El libro de Urantia
Tercera Parte
Estos documentos fueron patrocinados por un Cuerpo de Personalidades del Universo Local que actúa por autorización de Gabriel de Salvington.
El libro de Urantia
Documento 57
57:0.1 (651.1) AL PRESENTAR estos extractos de los archivos de Jerusem para los anales de Urantia, relacionados con sus antecedentes y su historia primitiva, nos han ordenado que calculemos el tiempo según el uso corriente — el actual calendario bisiesto de 365¼ días por año. Por regla general, no haremos ningún intento por indicar los años exactos, aunque estén registrados. Utilizaremos los números enteros más aproximados, pues es el mejor método para presentar estos hechos históricos.
57:0.2 (651.2) Cuando hagamos referencia a un acontecimiento que tuvo lugar hace uno o dos millones de años, tenemos la intención de remontarnos ese número de años hasta ese suceso, partiendo de las primeras décadas del siglo veinte de la era cristiana. Describiremos así esos acontecimientos lejanos como si hubieran ocurrido en períodos exactos de miles, millones o miles de millones de años.
57:1.1 (651.3) Urantia tiene su origen en vuestro Sol, y vuestro Sol es uno de los múltiples frutos de la nebulosa de Andronover, que en otro tiempo fue organizada como parte componente del poder físico y de la sustancia material del universo local de Nebadon. Y esta misma gran nebulosa tuvo su origen en la carga de fuerza universal del espacio, en el superuniverso de Orvonton, hace muchísimo tiempo.
57:1.2 (651.4) En la época en que comienza esta narración, los Organizadores Maestros Primarios de Fuerza del Paraíso habían mantenido durante mucho tiempo el control completo de las energías espaciales que más tarde se organizarían bajo la forma de la nebulosa de Andronover.
57:1.3 (651.5) Hace 987.000.000.000 de años, el organizador de fuerza asociado, en aquel entonces inspector en funciones número 811.307 de la serie de Orvonton, que viajaba fuera de Uversa, informó a los Ancianos de los Días que las condiciones espaciales eran favorables para iniciar los fenómenos de materialización en cierto sector del segmento, entonces oriental, de Orvonton.
57:1.4 (651.6) Hace 900.000.000.000 de años, los archivos de Uversa revelan que se registró un permiso emitido por el Consejo del Equilibrio de Uversa para el gobierno del superuniverso, autorizando el envío de un organizador de fuerza y de su personal a la región anteriormente señalada por el inspector número 811.307. Las autoridades de Orvonton encargaron al primer explorador de este universo potencial que ejecutara el mandato de los Ancianos de los Días, el cual pedía que se organizara una nueva creación material.
57:1.5 (652.1) El registro de este permiso significa que el organizador de fuerza y su personal ya habían partido de Uversa para el largo viaje hacia ese sector oriental del espacio donde posteriormente emprenderían aquellas prolongadas actividades que culminarían en la aparición de una nueva creación física en Orvonton.
57:1.6 (652.2) Hace 875.000.000.000 de años, la enorme nebulosa de Andronover, número 876.926, fue debidamente iniciada. Sólo se necesitaba la presencia del organizador de fuerza y su personal de enlace para inaugurar el torbellino de energía que se convertiría finalmente en este inmenso ciclón del espacio. Después de iniciar estas rotaciones nebulares, los organizadores de fuerza vivientes simplemente se retiran en ángulo recto respecto al plano del disco en rotación, y desde ese momento en adelante, las cualidades inherentes a la energía aseguran la evolución progresiva y ordenada de este nuevo sistema físico.
57:1.7 (652.3) Hacia esta época, la narración pasa a ocuparse de las actividades de las personalidades del superuniverso. En realidad, la historia comienza propiamente en este punto — aproximadamente en el momento en que los organizadores de fuerza del Paraiso se disponen a retirarse, después de dejar preparadas las condiciones energéticas y espaciales para la acción de los directores de poder y los controladores físicos del superuniverso de Orvonton.
57:2.1 (652.4) Todas las creaciones materiales evolutivas nacen de nebulosas circulares y gaseosas, y todas estas nebulosas primarias son circulares durante la primera parte de su existencia gaseosa. A medida que envejecen se vuelven generalmente espirales, y cuando su función como formadoras de soles ha llegado a su fin, a menudo terminan como enjambres de estrellas o como soles enormes rodeados por un número variable de planetas, satélites y grupos más pequeños de materia, que en muchos aspectos se parecen a vuestro propio diminuto sistema solar.
57:2.2 (652.5) Hace 800.000.000.000 de años, la creación de Andronover estaba bien establecida como una de las magníficas nebulosas primarias de Orvonton. Cuando los astrónomos de los universos cercanos contemplaban este fenómeno del espacio, observaban muy poca cosa que atrajera su atención. Los cálculos aproximados de la gravedad, realizados en las creaciones adyacentes, indicaban que se estaban produciendo materializaciones espaciales en las regiones de Andronover, pero eso era todo.
57:2.3 (652.6) Hace 700.000.000.000 de años, el sistema de Andronover estaba alcanzando unas proporciones gigantescas, y se enviaron controladores físicos adicionales a nueve creaciones materiales circundantes para dar su apoyo y aportar su cooperación a los centros de poder de este nuevo sistema material que evolucionaba con tanta rapidez. En esta época lejana, todo el material legado a las creaciones posteriores estaba contenido dentro de los confines de esta gigantesca rueda espacial, que continuaba girando, y que después de haber alcanzado el máximo de su diámetro, giraba cada vez más deprisa a medida que continuaba condensándose y contrayéndose.
57:2.4 (652.7) Hace 600.000.000.000 de años se alcanzó el punto culminante del período de movilización energética de Andronover; la nebulosa había adquirido el máximo de su masa. En aquel momento era una gigantesca nube circular de gas, con una forma un poco parecida a la de un esferoide aplanado. Éste fue el período inicial de la formación diferencial de la masa y de la variación en la velocidad de rotación. La gravedad y otras influencias estaban a punto de empezar su labor, convirtiendo los gases del espacio en materia organizada.
57:3.1 (653.1) La enorme nebulosa empezó entonces a adoptar gradualmente la forma espiral y a volverse claramente visible incluso para los astrónomos de los universos lejanos. Ésta es la historia natural de la mayoría de las nebulosas; antes de empezar a arrojar soles y a emprender la tarea de construir un universo, estas nebulosas espaciales secundarias suelen observarse como fenómenos espirales.
57:3.2 (653.2) Cuando los investigadores de estrellas de aquella época lejana, que vivían en las proximidades, observaron esta metamorfosis de la nebulosa de Andronover, vieron exactamente lo que ven los astrónomos del siglo veinte cuando dirigen sus telescopios hacia el espacio y examinan las nebulosas espirales actuales del espacio exterior adyacente.
57:3.3 (653.3) Hacia la época en que se alcanzó el máximo de masa, el control gravitatorio del contenido gaseoso empezó a debilitarse, lo cual fue seguido por el período de escape de gas. El gas salía a chorros como dos brazos gigantescos y distintos que tenían su origen en los lados opuestos de la masa materna. Las rápidas rotaciones de este enorme núcleo central pronto confirieron un aspecto espiral a estos dos chorros de gas lanzados por la nebulosa. El enfriamiento y la condensación posterior de algunas porciones de estos brazos sobresalientes produjeron finalmente su apariencia nudosa. Estas porciones más densas eran enormes sistemas y subsistemas de materia física que giraban rápidamente en el espacio en medio de la nube gaseosa de la nebulosa, permaneciendo firmemente sujetos al control gravitatorio de la rueda madre.
57:3.4 (653.4) Pero la nebulosa había empezado a contraerse, y el aumento de su velocidad de rotación redujo aún más el control de la gravedad; en poco tiempo, las regiones gaseosas exteriores empezaron a escaparse realmente del abrazo inmediato del núcleo nebular, saliendo al espacio en circuitos de contorno irregular, regresando a las regiones nucleares para completar sus circuitos, y así sucesivamente. Pero esto no era más que una etapa temporal de la evolución nebular. La velocidad de rotación cada vez mayor pronto iba a arrojar al espacio unos soles enormes en circuitos independientes.
57:3.5 (653.5) Y esto fue lo que sucedió en Andronover hace muchos millones de años. La rueda de energía creció y creció hasta que llegó a su máxima expansión, y entonces, cuando empezó la contracción, continuó girando cada vez más deprisa hasta que alcanzó finalmente la etapa centrífuga crítica y empezó la gran desintegración.
57:3.6 (653.6) Hace 500.000.000.000 de años nació el primer sol de Andronover. Este haz resplandeciente se escapó del control de la gravedad materna y salió disparado al espacio hacia una aventura independiente en el cosmos de la creación. Su órbita quedó determinada por su trayectoria de escape. Estos soles tan jóvenes se vuelven rápidamente esféricos y empiezan su larga y extraordinaria carrera como estrellas del espacio. A excepción de los núcleos nebulares terminales, la inmensa mayoría de los soles de Orvonton han tenido un nacimiento semejante. Estos soles escapados pasan por diversos períodos de evolución y de servicio universal posterior.
57:3.7 (653.7) Hace 400.000.000.000 de años empezó el período de recaptación de la nebulosa de Andronover. Muchos de los soles más cercanos y pequeños fueron capturados de nuevo a consecuencia de la ampliación gradual y de la condensación ulterior del núcleo materno. Muy pronto se inauguró la fase terminal de la condensación nebular, el período que precede siempre a la segregación final de estos inmensos agregados espaciales de energía y de materia.
57:3.8 (654.1) Apenas un millón de años después de esta época, Miguel de Nebadon, un Hijo Creador Paradisiaco, escogió esta nebulosa en desintegración como escenario para su aventura de construir un universo. Casi inmediatamente se empezaron a edificar los mundos arquitectónicos de Salvington y los cien grupos de planetas que forman las sedes centrales de las constelaciones. Se necesitó casi un millón de años para terminar estas agrupaciones de mundos especialmente creados. Los planetas sede de los sistemas locales se construyeron durante un período que se extendió desde esta época hasta hace unos cinco mil millones de años.
57:3.9 (654.2) Hace 300.000.000.000 de años, los circuitos solares de Andronover estaban bien establecidos, y el sistema nebular estaba pasando por un período transitorio de relativa estabilidad física. Aproximadamente por esta época, el estado mayor de Miguel llegó a Salvington, y el gobierno de Orvonton en Uversa reconoció la existencia física del universo local de Nebadon.
57:3.10 (654.3) Hace 200.000.000.000 de años se pudo presenciar el avance de la contracción y la condensación de Andronover, con una enorme generación de calor en su cúmulo central o masa nuclear. El espacio relativo apareció incluso en las regiones cercanas a la rueda madre solar central. Las regiones exteriores se volvían más estables y mejor organizadas; algunos planetas que giraban alrededor de los soles recién nacidos se habían enfriado lo suficiente como para ser idóneos para la implantación de la vida. Los planetas habitados más antiguos de Nebadon datan de estos tiempos.
57:3.11 (654.4) Ahora empieza a funcionar por primera vez el mecanismo universal terminado de Nebadon, y la creación de Miguel es registrada en Uversa como un universo para la habitación y la ascensión progresiva de los mortales.
57:3.12 (654.5) Hace 100.000.000.000 de años, la tensión de la condensación nebular llegó a su apogeo; se había alcanzado el punto máximo de tensión calorífica. Esta etapa crítica de la lucha entre la gravedad y el calor a veces dura épocas enteras, pero tarde o temprano el calor gana la batalla contra la gravedad, y empieza el período espectacular de la dispersión de los soles. Esto señala el final de la carrera secundaria de una nebulosa del espacio.
57:4.1 (654.6) La etapa primaria de una nebulosa es circular; la secundaria, espiral; la etapa terciaria es la de la primera dispersión de los soles, mientras que la cuaternaria abarca el segundo y último ciclo de la dispersión solar, finalizando el núcleo madre como un cúmulo globular o como un sol solitario que funciona como centro de un sistema solar terminal.
57:4.2 (654.7) Hace 75.000.000.000 de años, esta nebulosa había alcanzado el punto culminante de su etapa de familia solar. Éste fue el apogeo del primer período de pérdidas de soles. Desde entonces, la mayoría de estos soles se han apoderado de extensos sistemas de planetas, satélites, islas oscuras, cometas, meteoros y nubes de polvo cósmico.
57:4.3 (654.8) Hace 50.000.000.000 de años, este primer período de dispersión de soles había concluido; la nebulosa terminaba rápidamente su ciclo terciario de existencia, durante el cual dio nacimiento a 876.926 sistemas solares.
57:4.4 (654.9) Hace 25.000.000.000 de años se pudo contemplar la finalización del ciclo terciario de la vida nebular, lo que produjo la organización y la estabilización relativa de los extensos sistemas estelares derivados de esta nebulosa madre. Pero el proceso de contracción física y de creciente producción de calor continuó en la masa central del remanente nebular.
57:4.5 (655.1) Hace 10.000.000.000 de años empezó el ciclo cuaternario de Andronover. La masa nuclear había alcanzado el máximo de temperatura; se acercaba el punto crítico de condensación. El núcleo madre original se convulsionaba bajo la presión combinada de la tensión de la condensación de su propio calor interno y la creciente atracción gravitatoria mareomotriz del enjambre de sistemas solares liberados que lo rodeaban. Las erupciones nucleares que iban a inaugurar el segundo ciclo nebular de dispersión solar eran inminentes. El ciclo cuaternario de existencia nebular estaba a punto de empezar.
57:4.6 (655.2) Hace 8.000.000.000 de años comenzó la enorme erupción terminal. Sólo los sistemas exteriores están a salvo en el momento de un cataclismo cósmico semejante. Éste fue el principio del fin de la nebulosa. La descarga final de soles se prolongó durante un período de casi dos mil millones de años.
57:4.7 (655.3) Hace 7.000.000.000 de años se pudo presenciar el punto culminante de la desintegración final de Andronover. Éste fue el período en que nacieron los soles terminales más grandes y el apogeo de las perturbaciones físicas locales.
57:4.8 (655.4) La época de hace 6.000.000.000 de años señala el final de la desintegración terminal y el nacimiento de vuestro Sol, el quincuagésimo sexto antes del último de la segunda familia solar de Andronover. Esta erupción final del núcleo nebular dio origen a 136.702 soles, la mayoría de ellos esferas solitarias. El número total de soles y de sistemas solares que tuvieron su origen en la nebulosa de Andronover fue de 1.013.628. El Sol del sistema solar es el número 1.013.572.
57:4.9 (655.5) Ahora, la gran nebulosa de Andronover ya no existe, pero continúa viviendo en los numerosos soles y sus familias planetarias que se originaron en esta nube madre del espacio. El último resto nuclear de esta magnífica nebulosa arde todavía con un resplandor rojizo, y continúa emitiendo una luz y un calor moderados a su familia planetaria residual de ciento sesenta y cinco mundos, que giran ahora en torno a esta venerable madre de dos poderosas generaciones de monarcas de luz.
57:5.1 (655.6) Hace 5.000.000.000 de años, vuestro Sol era una esfera llameante comparativamente aislada, que había atraído hacia sí la mayor parte de la materia cercana que circulaba por el espacio, los residuos del reciente cataclismo que había acompañado a su propio nacimiento.
57:5.2 (655.7) Vuestro Sol ha alcanzado hoy una estabilidad relativa, pero los ciclos de once años y medio de las manchas solares demuestran que era, en su juventud, una estrella variable. Durante los primeros tiempos de vuestro Sol, la contracción continua y el consiguiente aumento gradual de la temperatura iniciaron unas enormes convulsiones en su superficie. Estos levantamientos titánicos necesitaban tres días y medio para completar un ciclo de resplandor variable. Este estado variable, esta pulsación periódica, hicieron a vuestro Sol sumamente sensible a ciertas influencias externas que pronto iba a encontrar.
57:5.3 (655.8) El escenario del espacio local estaba así preparado para el origen excepcional de Monmatia, nombre de la familia planetaria de vuestro Sol, el sistema solar al que pertenece vuestro mundo. Menos del uno por ciento de los sistemas planetarios de Orvonton han tenido un origen semejante.
57:5.4 (655.9) Hace 4.500.000.000 de años, el enorme sistema de Angona empezó a aproximarse a los alrededores de este Sol solitario. El centro de este gran sistema era un gigante oscuro del espacio, sólido, muy cargado y con una enorme atracción gravitatoria.
57:5.5 (656.1) A medida que Angona se acercaba más al Sol, y en los momentos de la máxima expansión de las pulsaciones solares, unos chorros de material gaseoso salían lanzados hacia el espacio como gigantescas lenguas solares. Al principio, estas lenguas de gas llameantes volvían a caer invariablemente en el Sol, pero a medida que Angona se aproximaba cada vez más, la atracción gravitatoria del gigantesco visitante se hizo tan fuerte, que estas lenguas de gas se rompieron en algunos puntos; las raíces volvían a caer en el Sol mientras que las partes exteriores se separaban para formar cuerpos de materia independientes, meteoritos solares, que inmediatamente empezaban a girar alrededor del Sol en sus propias órbitas elípticas.
57:5.6 (656.2) A medida que el sistema de Angona se acercaba, las expulsiones solares se volvieron cada vez más grandes; una creciente cantidad de materia fue extraída del Sol para luego convertirse en cuerpos independientes que circulaban por el espacio circundante. Esta situación se desarrolló durante quinientos mil años, hasta que Angona alcanzó su punto más cercano al Sol; después de lo cual, y en conjunción con una de sus convulsiones periódicas internas, el Sol experimentó una ruptura parcial; enormes volúmenes de materia fueron arrojados simultáneamente por sus lados opuestos. Una inmensa columna de gases solares fue atraída hacia el lado de Angona; tenía los dos extremos más bien puntiagudos y el centro notablemente abultado, y se separó definitivamente del control gravitatorio inmediato del Sol.
57:5.7 (656.3) Esta gran columna de gases solares, que fue así separada del Sol, evolucionó posteriormente hasta convertirse en los doce planetas del sistema solar. Los gases expulsados por repercusión por el lado opuesto del Sol, en resonancia mareomotriz con la expulsión de este gigantesco antepasado del sistema solar, se han condensado desde entonces para formar los meteoros y el polvo espacial del sistema solar, aunque una gran cantidad de esta materia fue capturada de nuevo posteriormente por la gravedad solar a medida que el sistema de Angona se alejaba hacia el espacio distante.
57:5.8 (656.4) Aunque Angona consiguió extraer el material ancestral de los planetas del sistema solar y el enorme volumen de materia que ahora circula alrededor del Sol bajo la forma de asteroides y meteoros, no obtuvo para sí ninguna cantidad de esta materia solar. El sistema visitante no se acercó lo bastante como para robarle realmente alguna sustancia al Sol, pero sí pasó lo suficientemente cerca como para atraer hacia el espacio intermedio todo el material que compone el sistema solar actual.
57:5.9 (656.5) Los cinco planetas interiores y los cinco exteriores pronto se formaron en miniatura a partir de los núcleos que se iban enfriando y condensando en los extremos afilados y menos masivos de la gigantesca protuberancia gravitatoria que Angona había logrado separar del Sol, mientras que Saturno y Júpiter se formaron a partir de las porciones centrales más masivas y abultadas. La poderosa atracción gravitatoria de Júpiter y de Saturno pronto capturó la mayor parte del material robado a Angona, como lo atestigua el movimiento retrógrado de algunos de sus satélites.
57:5.10 (656.6) Como Júpiter y Saturno habían tenido su origen en el centro mismo de la enorme columna de gases solares sobrecalentados, contenían tanto material solar a alta temperatura que brillaban con una luz resplandeciente y emitían enormes cantidades de calor; durante un corto período de tiempo, después de su formación como cuerpos espaciales separados, fueron en realidad unos soles secundarios. Estos dos planetas, los más grandes del sistema solar, han continuado siendo ampliamente gaseosos hasta el día de hoy, pues aún no se han enfriado todavía hasta el punto de condensarse o de solidificarse por completo.
57:5.11 (656.7) Los núcleos gaseosos en contracción de los otros diez planetas pronto alcanzaron la etapa de la solidificación, y empezaron así a atraer hacia ellos cantidades crecientes de la materia meteórica que circulaba por el espacio cercano. Los mundos del sistema solar tuvieron pues un doble origen: fueron unos núcleos de condensación gaseosa, que más tarde aumentaron gracias a la captura de enormes cantidades de meteoros. De hecho, todavía continúan capturando meteoros, pero en cantidades mucho menores.
57:5.12 (657.1) Los planetas no dan vueltas alrededor del Sol en el plano ecuatorial de su madre solar, cosa que harían si hubieran sido arrojados por la rotación solar. Circulan más bien en el plano de la expulsión solar causada por Angona, plano que formaba un ángulo considerable con el del ecuador solar.
57:5.13 (657.2) Aunque Angona fue incapaz de capturar una mínima parte de la masa solar, vuestro Sol sí añadió a su familia planetaria en metamorfosis algunos materiales del sistema visitante que circulaban por el espacio. Debido al intenso campo gravitatorio de Angona, su familia planetaria tributaria describía sus órbitas a una distancia considerable del gigante oscuro. Poco después de la expulsión de la masa ancestral del sistema solar, y mientras Angona se encontraba todavía en las proximidades del Sol, tres de los planetas mayores del sistema de Angona pasaron tan cerca de este masivo antepasado del sistema solar, que su atracción gravitatoria, aumentada con la del Sol, fue suficiente para desequilibrar el control gravitatorio de Angona y separar definitivamente a estos tres tributarios del vagabundo celeste.
57:5.14 (657.3) Todo el material del sistema solar procedente del Sol estaba dotado originalmente de una órbita con una dirección homogénea, y si no hubiera sido por la intrusión de estos tres cuerpos espaciales extraños, todo el material del sistema solar continuaría manteniendo la misma dirección en su movimiento orbital. Sin embargo, el impacto de los tres tributarios de Angona inyectó unas fuerzas direccionales nuevas y extrañas en el sistema solar emergente, con la aparición resultante del movimiento retrógrado. En cualquier sistema astronómico, el movimiento retrógrado siempre es accidental y aparece siempre a consecuencia del impacto debido a la colisión de cuerpos espaciales extraños. Estas colisiones no siempre producen un movimiento retrógrado, pero nunca aparece un movimiento retrógrado como no sea en un sistema que contenga unas masas de orígenes diversos.
57:6.1 (657.4) El nacimiento del sistema solar fue seguido por un período de disminución de las descargas solares. Durante otros quinientos mil años, y de manera decreciente, el Sol continuó arrojando volúmenes de materia cada vez menores al espacio circundante. Pero durante estos tiempos primitivos de las órbitas erráticas, cuando los cuerpos circundantes se encontraban en su perihelio, la madre solar conseguía capturar de nuevo una gran parte de este material meteórico.
57:6.2 (657.5) Los planetas más cercanos al Sol fueron los primeros que aminoraron su rotación debido a la fricción mareomotriz. Estas influencias gravitatorias contribuyen también a la estabilización de las órbitas planetarias, ya que actúan como un freno sobre la velocidad de rotación axial del planeta; esto hace que un planeta gire cada vez más lentamente hasta que se detiene su rotación axial, quedando un hemisferio del planeta siempre vuelto hacia el Sol o el cuerpo más grande, tal como lo demuestran el planeta Mercurio y la Luna, la cual siempre presenta la misma cara a Urantia.
57:6.3 (657.6) Cuando las fricciones mareomotrices de la Luna y la Tierra se igualen, la Tierra siempre presentará el mismo hemisferio a la Luna, y el día y el mes serán análogos — con una duración de unos cuarenta y siete días. Cuando se alcance esta estabilización de las órbitas, las fricciones mareomotrices actuarán en sentido contrario, dejando de impulsar a la Luna lejos de la Tierra, y atrayendo gradualmente al satélite hacia el planeta. Entonces, cuando en ese futuro muy distante la Luna se acerque a unos dieciocho mil kilómetros de la Tierra, la acción gravitatoria de ésta última hará que la Luna estalle, y esta explosión ocasionada por la gravedad mareomotriz la hará añicos, convirtiéndola en pequeñas partículas que podrán reunirse alrededor del mundo como anillos de materia parecidos a los de Saturno, o ser atraídas gradualmente hacia la Tierra en forma de meteoros.
57:6.4 (658.1) Si el tamaño y la densidad de los cuerpos espaciales son similares, pueden producirse colisiones. Pero si dos cuerpos espaciales de densidad semejante tienen un tamaño relativamente desigual, y el más pequeño se acerca progresivamente al mayor, entonces el más pequeño se desintegrará cuando el radio de su órbita se vuelva inferior a dos veces y media al radio del cuerpo mayor. Las colisiones entre los gigantes del espacio son realmente raras, pero estas explosiones de los cuerpos menores debidas a la gravedad mareomotriz son muy frecuentes.
57:6.5 (658.2) Las estrellas fugaces se encuentran en enjambres porque son los fragmentos de cuerpos materiales más grandes, que han estallado a causa de la gravedad mareomotriz ejercida por cuerpos espaciales cercanos y mucho más grandes. Los anillos de Saturno son los fragmentos de un satélite que reventó. Una de las lunas de Júpiter se está acercando ahora peligrosamente a la zona crítica de desintegración mareomotriz, y dentro de algunos millones de años o bien será reclamada por el planeta, o sufrirá la desintegración causada por la gravedad mareomotriz. Hace muchísimo tiempo, el quinto planeta del sistema solar recorrió una órbita irregular, acercándose periódicamente cada vez más a Júpiter, hasta que entró en la zona crítica de desintegración gravitatoria mareomotriz; entonces se fragmentó rápidamente y se convirtió en el enjambre actual de asteroides.
57:6.6 (658.3) Hace 4.000.000.000 de años se pudo presenciar la organización de los sistemas de Júpiter y Saturno con una forma muy semejante a la que tienen hoy, a excepción de sus lunas, que continuaron aumentando de tamaño durante varios miles de millones de años. De hecho, todos los planetas y satélites del sistema solar siguen creciendo a consecuencia de las continuas capturas de meteoros.
57:6.7 (658.4) Hace 3.500.000.000 de años, los núcleos de condensación de los otros diez planetas estaban bien formados, y el centro de la mayoría de las lunas estaba intacto, aunque algunos satélites más pequeños se unieron posteriormente para formar las lunas actuales más grandes. Esta época se puede considerar como la era de la formación planetaria.
57:6.8 (658.5) Hace 3.000.000.000 de años, el sistema solar funcionaba de manera muy parecida a la de hoy. El tamaño de sus integrantes continuaba creciendo a medida que los meteoros del espacio seguían cayendo sobre los planetas y sus satélites a un ritmo prodigioso.
57:6.9 (658.6) Hacia esta época, vuestro sistema solar fue inscrito en el registro físico de Nebadon y se le dio el nombre de Monmatia.
57:6.10 (658.7) Hace 2.500.000.000 de años, el tamaño de los planetas había aumentado inmensamente. Urantia era una esfera bien desarrollada; tenía aproximadamente una décima parte de su masa actual y continuaba aumentando rápidamente por acreción meteórica.
57:6.11 (658.8) Toda esta enorme actividad forma parte normalmente de la construcción de un mundo evolutivo del tipo de Urantia, y constituye los preliminares astronómicos que preparan el terreno para el comienzo de la evolución física de estos mundos del espacio, como parte de los preparativos para las aventuras de la vida en el tiempo.
57:7.1 (658.9) Durante todos estos tiempos primitivos, las regiones espaciales del sistema solar estaban plagadas de pequeños cuerpos formados por fragmentación y condensación, y a falta de una atmósfera protectora que los quemara, estos cuerpos espaciales se estrellaban directamente en la superficie de Urantia. Estos impactos constantes mantenían la superficie del planeta más o menos caliente, y esta circunstancia, unida a la creciente actividad de la gravedad a medida que la esfera se agrandaba, empezó a poner en funcionamiento aquellas influencias que provocaron gradualmente que los elementos más pesados, como el hierro, se asentaran cada vez más en el centro del planeta.
57:7.2 (659.1) Hace 2.000.000.000 de años, la Tierra empezó a ganarle terreno decididamente a la Luna. El planeta siempre había sido más grande que su satélite, pero no había habido mucha diferencia de tamaño hasta esta época, durante la cual la Tierra capturó enormes cuerpos espaciales. Urantia tenía entonces aproximadamente una quinta parte de su tamaño actual y se había vuelto lo bastante grande como para retener la atmósfera primitiva que había empezado a aparecer a consecuencia de la lucha interna elemental entre el interior caliente y la corteza que se enfriaba.
57:7.3 (659.2) La actividad volcánica en firme data de estos tiempos. El calor interno de la Tierra continuaba aumentando debido al enterramiento cada vez más profundo de los elementos radiactivos, o más pesados, traídos del espacio por los meteoros. El estudio de estos elementos radiactivos revelará que la superficie de Urantia tiene más de mil millones de años. La datación por medio del radio es vuestro cronómetro más fiable para calcular científicamente la edad del planeta, pero todas estas estimaciones se quedan demasiado cortas, porque todos los materiales radiactivos disponibles para vuestro examen proceden de la superficie terrestre y representan por tanto unas adquisiciones de estos elementos, por parte de Urantia, relativamente recientes.
57:7.4 (659.3) Hace 1.500.000.000 de años, la Tierra tenía dos tercios de su tamaño actual, mientras que la Luna se acercaba a su masa de hoy. El hecho de que la Tierra adelantara en tamaño rápidamente a la Luna, le permitió empezar a robarle lentamente a su satélite la poca atmósfera que tenía al principio.
57:7.5 (659.4) La actividad volcánica está ahora en su apogeo. Toda la Tierra es un verdadero infierno de fuego; su superficie se parece a la de su primitivo estado fundido antes de que los metales más pesados gravitaran hacia el centro. Esla era de los volcanes. Sin embargo, una corteza compuesta principalmente de granito relativamente más ligero se está formando gradualmente. El escenario se está preparando en un planeta que algún día podrá mantener la vida.
57:7.6 (659.5) La atmósfera planetaria primitiva va evolucionando lentamente; en este momento contiene un poco de vapor de agua, monóxido de carbono, dióxido de carbono y cloruro de hidrógeno, pero hay poco o ningún nitrógeno libre u oxígeno libre. La atmósfera de un mundo en la era volcánica ofrece un espectáculo extraño. Además de los gases enumerados, está sobrecargada de numerosos gases volcánicos, y a medida que se forma el cinturón atmosférico, hay que añadir los productos de la combustión de las abundantes lluvias meteóricas que se precipitan constantemente sobre la superficie del planeta. Esta combustión meteórica mantiene el oxígeno atmosférico muy cerca del agotamiento, y el ritmo del bombardeo meteórico continúa siendo enorme.
57:7.7 (659.6) La atmósfera pronto se volvió más estable y se enfrió lo suficiente como para provocar precipitaciones de lluvia sobre la superficie rocosa caliente del planeta. Durante miles de años, Urantia estuvo envuelta en un continuo inmenso manto de vapor. Y durante estas épocas, el Sol no brilló nunca sobre la superficie de la Tierra.
57:7.8 (659.7) Una gran parte del carbono de la atmósfera fue extraído para formar los carbonatos de los diversos metales que abundaban en las capas superficiales del planeta. Más adelante, la prolífica vida vegetal primitiva consumió unas cantidades mucho mayores de estos gases carbónicos.
57:7.9 (660.1) Incluso en los períodos posteriores, las continuas corrientes de lava y las caídas de meteoros agotaron casi por completo el oxígeno del aire. Incluso los primeros depósitos del océano primitivo que pronto aparecería no contenían ni piedras coloreadas ni esquistos. Durante mucho tiempo después de que este océano apareciera, casi no hubo oxígeno libre en la atmósfera, y no apareció en cantidades significativas hasta que fue generado posteriormente por las algas marinas y otras formas de vida vegetal.
57:7.10 (660.2) La atmósfera planetaria primitiva de la era volcánica ofrece poca protección contra los impactos y colisiones de los enjambres meteóricos. Millones y millones de meteoros pueden penetrar en esta capa de aire para venir a estrellarse contra la corteza planetaria como cuerpos sólidos. Pero a medida que pasa el tiempo, hay cada vez menos meteoros que resulten lo bastante grandes para soportar el escudo de fricción, cada día más resistente, de la atmósfera enriquecida en oxígeno de las eras más tardías.
57:8.1 (660.3) Hace 1.000.000.000 de años comienza realmente la historia de Urantia. El planeta había alcanzado aproximadamente su tamaño actual. Por esta época fue inscrito en los registros físicos de Nebadon y se le dio el nombre de Urantia.
57:8.2 (660.4) La atmósfera, así como las constantes precipitaciones de humedad, facilitaron el enfriamiento de la corteza terrestre. La actividad volcánica igualó en poco tiempo la presión calorífica interna y la contracción de la corteza; y mientras los volcanes disminuían rápidamente, los terremotos hicieron su aparición a medida que avanzaba esta época de enfriamiento y de ajuste de la corteza.
57:8.3 (660.5) La verdadera historia geológica de Urantia comienza cuando la corteza terrestre se enfrió lo suficiente para provocar la formación del primer océano. La condensación del vapor de agua sobre la superficie de la Tierra que se enfriaba, una vez iniciada, continuó hasta que estuvo prácticamente concluida. Hacia el final de este período, el océano ocupaba el mundo entero, cubriendo todo el planeta con una profundidad media de casi dos kilómetros. Las mareas funcionaban de manera muy similar a la de hoy, pero este océano primitivo no era salado; era prácticamente una envoltura de agua dulce que cubría el mundo. En aquellos tiempos, la mayor parte del cloro estaba combinado con diversos metales, pero había suficiente cloro unido al hidrógeno para hacer que este agua fuera ligeramente ácida.
57:8.4 (660.6) Al comienzo de esta era lejana, Urantia podría considerarse como un planeta rodeado de agua. Más adelante, unas corrientes de lava más profundas, y por lo tanto más densas, brotaron en el fondo del actual Océano Pacífico, y esta parte de la superficie cubierta de agua se hundió considerablemente. La primera masa de suelo continental surgió del océano mundial para ajustar y compensar el equilibrio de la corteza terrestre que se volvía gradualmente más espesa.
57:8.5 (660.7) Hace 950.000.000 de años, Urantia ofrece la imagen de un solo gran continente y una sola gran extensión de agua, el Océano Pacífico. Los volcanes están todavía esparcidos por todas partes y los terremotos son a la vez frecuentes e intensos. Los meteoros continúan bombardeando la Tierra, pero van disminuyendo tanto en frecuencia como en tamaño. La atmósfera se va aclarando, pero la cantidad de dióxido de carbono sigue siendo elevada. La corteza terrestre se va estabilizando poco a poco.
57:8.6 (660.8) Aproximadamente por esta época, Urantia fue asignada al sistema de Satania para su administración planetaria, y fue inscrita en el registro de vida de Norlatiadek. Entonces empezó el reconocimiento administrativo de la pequeña e insignificante esfera que estaba destinada a convertirse en el planeta donde Miguel acometería posteriormente la formidable empresa de donación como mortal, y participaría en aquellas experiencias que han hecho que, desde entonces, Urantia sea conocida localmente como «el mundo de la cruz».
57:8.7 (661.1) Hace 900.000.000 de años, se pudo presenciar la llegada a Urantia del primer grupo explorador de Satania, enviado desde Jerusem para examinar el planeta y hacer un informe sobre su adaptación como centro experimental de vida. Esta comisión constaba de veinticuatro miembros e incluía Portadores de Vida, Hijos Lanonandeks, Melquisedeks, serafines y otras órdenes de vida celestial que están relacionadas con la organización y la administración planetarias de los primeros tiempos.
57:8.8 (661.2) Después de haber realizado una cuidadosa inspección del planeta, esta comisión regresó a Jerusem e informó favorablemente al Soberano del Sistema, recomendando que Urantia fuera inscrita en el registro de experimentación con la vida. En consecuencia, vuestro mundo quedó inscrito en Jerusem como planeta decimal, y se notificó a los Portadores de Vida que se les concedería un permiso para establecer nuevos modelos de movilización mecánica, química y eléctrica en el momento de su llegada posterior con el mandato de transplantar e implantar la vida.
57:8.9 (661.3) A su debido tiempo, la comisión mixta de los doce en Jerusem finalizó los preparativos para la ocupación del planeta, los cuales fueron aprobados por la comisión planetaria de los setenta en Edentia. Estos planes, propuestos por los consejeros consultivos de los Portadores de Vida, fueron finalmente aceptados en Salvington. Poco tiempo después, las transmisiones de Nebadon difundieron la declaración de que Urantia se convertiría en el escenario donde los Portadores de Vida ejecutarían, en Satania, su sexagésimo experimento destinado a ampliar y mejorar el tipo sataniano de los modelos de vida de Nebadon.
57:8.10 (661.4) Poco después de que las transmisiones universales hubieran reconocido a Urantia por primera vez ante todo Nebadon, se le concedió la plena pertenencia a este universo. Poco después de esto, fue inscrita en los registros de los planetas sede del sector menor y del sector mayor del superuniverso; y antes del final de esta época, Urantia había sido asentada en el registro de la vida planetaria de Uversa.
57:8.11 (661.5) Toda esta época estuvo caracterizada por tormentas frecuentes y violentas. La corteza terrestre primitiva estaba en un estado de cambio continuo. El enfriamiento de la superficie alternaba con inmensas corrientes de lava. En ninguna parte de la superficie del mundo se puede encontrar un vestigio de su corteza planetaria original. Todo se ha mezclado demasiadas veces con las lavas expulsadas desde sus profundos orígenes y entremezclado con los depósitos posteriores del océano mundial primitivo.
57:8.12 (661.6) En ninguna parte de la superficie del mundo se podrán encontrar más restos modificados de estas antiguas rocas preoceánicas que en el nordeste de Canadá, alrededor de la Bahía de Hudson. Esta extensa elevación de granito está compuesta de una roca que pertenece a los tiempos preoceánicos. Estas capas rocosas han sido calentadas, curvadas, torcidas, aplastadas y han pasado muchas veces por estas experiencias metamórficas deformadoras.
57:8.13 (661.7) A lo largo de todas las épocas oceánicas, enormes capas de roca estratificada desprovista de fósiles se depositaron en el fondo de este antiguo océano. (La piedra caliza puede formarse a consecuencia de una precipitación química; no toda la antigua piedra caliza fue producida por los depósitos de la vida marina.) En ninguna de estas antiguas formaciones rocosas se encontrarán indicios de vida; no contienen fósiles, a menos que los depósitos posteriores de las épocas acuáticas se hayan mezclado por casualidad con estas capas más antiguas anteriores a la vida.
57:8.14 (662.1) La corteza terrestre primitiva era muy inestable, pero las montañas no estaban en proceso de formación. A medida que se formaba, el planeta se contraía bajo la presión de la gravedad. Las montañas no son el resultado del hundimiento de la corteza en vías de enfriamiento de una esfera en contracción, sino que aparecen más tarde a consecuencia de la acción de la lluvia, la gravedad y la erosión.
57:8.15 (662.2) La masa terrestre continental de esta era aumentó hasta cubrir casi un diez por ciento de la superficie de la Tierra. Los intensos terremotos no empezaron hasta que la masa continental no se elevó a un buen nivel por encima del agua. Una vez que empezaron, fueron aumentando en frecuencia y en intensidad durante épocas enteras. Los terremotos van disminuyendo desde hace muchos millones de años, pero Urantia aún sufre una media de quince por día.
57:8.16 (662.3) Hace 850.000.000 de años que empezó realmente la primera época de la estabilización de la corteza terrestre. La mayoría de los metales más pesados se habían asentado en el centro del globo; la corteza en vías de enfriamiento había dejado de hundirse en unas proporciones tan extensas como en las épocas anteriores. Se había establecido un mejor equilibrio entre las extrusiones de tierra y el fondo más denso del océano. Debajo de la corteza, el flujo de la capa de lava se extendió casi por el mundo entero, lo que compensó y estabilizó las fluctuaciones debidas al enfriamiento, la contracción y los desplazamientos superficiales.
57:8.17 (662.4) Las erupciones volcánicas y los terremotos continuaron disminuyendo en frecuencia y en intensidad. La atmósfera se depuraba de los gases volcánicos y del vapor de agua, pero el porcentaje de dióxido de carbono continuaba siendo alto.
57:8.18 (662.5) Las perturbaciones eléctricas iban decreciendo también en el aire y en la tierra. Las corrientes de lava habían traído a la superficie una mezcla de elementos que diversificaron la corteza y aislaron mejor al planeta de ciertas energías espaciales. Todo esto contribuyó mucho a facilitar el control de la energía terrestre y a regular su circulación, como lo revela el funcionamiento de los polos magnéticos.
57:8.19 (662.6) Hace 800.000.000 de años se pudo presenciar la inauguración de la primera gran época terrestre, el período de una creciente elevación continental.
57:8.20 (662.7) Desde la condensación de la hidrosfera terrestre, primero como océano mundial y posteriormente como Océano Pacífico, pensad que esta última masa de agua cubría entonces las nueve décimas partes de la superficie de la Tierra. Los meteoros que caían al mar se acumulaban en el fondo del océano, y los meteoros están compuestos generalmente de materiales pesados. Los que caían en la tierra se oxidaban considerablemente, luego eran desgastados por la erosión y llevados hacia las cuencas oceánicas. Así pues, el fondo del océano se volvió cada vez más pesado, y a esto había que añadir el peso de una masa de agua que en algunas partes tenía una profundidad de dieciséis kilómetros.
57:8.21 (662.8) El creciente empuje hacia abajo del Océano Pacífico actuó para empujar ulteriormente hacia arriba la masa continental. Europa y África empezaron a elevarse de las profundidades del Pacífico, junto con las masas que ahora se llaman Australia, América del Norte y del Sur y el continente de la Antártida, mientras que el fondo del Océano Pacífico emprendió un ajuste compensatorio hundiéndose aún más. Hacia el final de este período, casi un tercio de la superficie del planeta se componía de tierra, toda en un solo bloque continental.
57:8.22 (662.9) Las primeras diferencias climáticas del planeta aparecieron con este aumento de la elevación de las tierras. La elevación del suelo, las nubes cósmicas y las influencias oceánicas son los factores principales de las fluctuaciones climáticas. En el momento de la máxima emergencia de las tierras, la espina dorsal de la masa terrestre asiática alcanzó una altura de casi quince kilómetros. Si hubiera habido mucha humedad en el aire que se cernía sobre estas regiones tan elevadas, se habrían formado enormes capas de hielo, y la época glacial hubiera llegado mucho antes. Transcurrieron varios cientos de millones de años antes de que volvieran a aparecer tantas tierras por encima del agua.
57:8.23 (663.1) Hace 750.000.000 años empezaron a aparecer las primeras fracturas en la masa continental, como por ejemplo la gran grieta norte-sur, que más tarde dejó entrar las aguas del océano y preparó el camino para la deriva hacia el oeste de los continentes de América del Norte y del Sur, incluyendo a Groenlandia. La larga hendidura este-oeste separó a África de Europa y apartó del continente asiático a las masas terrestres de Australia, las Islas del Pacífico y la Antártida.
57:8.24 (663.2) Hace 700.000.000 de años, Urantia se estaba acercando a las condiciones de madurez adecuadas para mantener la vida. La deriva continental continuaba; el océano penetraba cada vez más en la tierra en forma de largos brazos de mar, proporcionando las aguas poco profundas y las bahías protegidas tan apropiadas para el hábitat de la vida marina.
57:8.25 (663.3) Hace 650.000.000 de años se pudo presenciar una nueva separación de las masas terrestres y, en consecuencia, una nueva expansión de los mares continentales. Y estas aguas estaban alcanzando rápidamente el grado de salinidad imprescindible para la vida en Urantia.
57:8.26 (663.4) Estos mares y sus sucesores fueron los que establecieron los archivos vivientes de Urantia, tal como se descubrieron posteriormente en las páginas de piedra bien conservadas, volumen tras volumen, a medida que una era sucedía a la otra y una época daba nacimiento a la siguiente. Estos mares interiores de los tiempos antiguos fueron verdaderamente la cuna de la evolución.
57:8.27 (663.5) [Presentado por un Portador de Vida, miembro del Cuerpo original de Urantia y actualmente observador residente.]
El libro de Urantia
Documento 58
58:0.1 (664.1) EN TODO Satania sólo existen sesenta y un mundos similares a Urantia, planetas donde se ha modificado la vida. La mayoría de los mundos habitados están poblados de acuerdo con unas técnicas establecidas; en dichas esferas, los Portadores de Vida tienen poca libertad para planear la implantación de la vida. Pero uno de cada diez mundos aproximadamente es designado como planeta decimal y se le inscribe en el registro especial de los Portadores de Vida; en esos planetas se nos permite emprender ciertos experimentos con la vida para intentar modificar, o quizás mejorar, los tipos normales de seres vivos del universo.
58:1.1 (664.2) Hace 600.000.000 de años, la comisión de Portadores de Vida enviada desde Jerusem llegó a Urantia y empezó a estudiar las condiciones físicas preparatorias para desencadenar la vida en el mundo número 606 del sistema de Satania. Ésta iba a ser nuestra experiencia número seiscientos seis en la iniciación de los modelos de vida de Nebadon, en Satania, y nuestra sexagésima oportunidad para efectuar cambios y establecer modificaciones en los modelos de vida básicos y normales del universo local.
58:1.2 (664.3) Conviene aclarar que los Portadores de Vida no pueden iniciar la vida hasta que una esfera no se encuentra madura para la inauguración del ciclo evolutivo. Tampoco podemos prever un desarrollo de la vida más rápido del que puede sustentar y acomodar el progreso físico del planeta.
58:1.3 (664.4) Los Portadores de Vida de Satania habían proyectado un modelo de vida basado en el cloruro de sodio; por lo tanto, no se podía tomar ninguna medida para plantarlo hasta que las aguas del océano se hubieran vuelto suficientemente salobres. El tipo de protoplasma de Urantia sólo puede funcionar en una solución salina adecuada. Toda la vida ancestral — vegetal y animal — ha evolucionado en un hábitat de solución salina. Incluso los animales terrestres extremadamente organizados no podrían continuar viviendo si esta misma solución salina esencial no circulara por todo su cuerpo en la corriente sanguínea que baña abundantemente cada minúscula célula viviente, sumergiéndola literalmente en este «océano».
58:1.4 (664.5) Vuestros antepasados primitivos circulaban libremente por el océano salado; hoy, esta misma solución salina, semejante a la del océano, circula libremente por vuestro cuerpo, bañando cada célula individual en un líquido químico comparable, en todos los aspectos fundamentales, al agua salada que estimuló las primeras reacciones protoplásmicas de las primeras células vivientes que funcionaron en el planeta.
58:1.5 (664.6) Pero al comienzo de esta era, Urantia evoluciona en todos los sentidos hacia un estado favorable para el mantenimiento de las formas iniciales de la vida marina. Poco a poco, pero de manera segura, los acontecimientos físicos en la Tierra y en las regiones adyacentes del espacio van preparando el escenario para los intentos posteriores destinados a establecer esas formas de vida que habíamos decidido que se adaptarían mejor al entorno físico — tanto terrestre como espacial — en vías de desarrollo.
58:1.6 (665.1) Posteriormente, la comisión de Portadores de Vida de Satania regresó a Jerusem, prefiriendo esperar a que se separara ulteriormente la masa terrestre continental, lo que proporcionaría aún más mares interiores y bahías abrigadas, antes de empezar realmente la implantación de la vida.
58:1.7 (665.2) En un planeta donde la vida tiene un origen marino, las condiciones ideales para la implantación de la vida son suministradas por un gran número de mares interiores, por un extenso litoral de aguas poco profundas y de bahías abrigadas; y precisamente las aguas de la Tierra se estaban distribuyendo rápidamente de esta manera. Estos antiguos mares interiores tenían raramente más de ciento cincuenta o ciento ochenta metros de profundidad, y la luz del Sol puede penetrar en el agua del océano hasta más de ciento ochenta metros.
58:1.8 (665.3) Y desde estos litorales, pero en los climas templados y regulares de una época más tardía, la vida vegetal primitiva consiguió llegar hasta la tierra. Allí, el alto grado de carbono en la atmósfera proporcionó a las nuevas variedades de vida terrestre la oportunidad de crecer con rapidez y exuberancia. Aunque esta atmósfera era entonces ideal para el crecimiento de las plantas, contenía tanta cantidad de dióxido de carbono que ningún animal, y mucho menos el hombre, podría haber vivido en la superficie de la Tierra.
58:2.1 (665.4) La atmósfera planetaria filtra hasta la tierra aproximadamente una dos mil millonésima parte de la emanación luminosa total del Sol. Si la luz que cae sobre América del Norte se pagara a razón de dos centavos por kilovatio hora, la factura anual de la electricidad sobrepasaría los 800 mil billones de dólares. La factura de la luz solar de Chicago ascendería a una cantidad considerablemente superior a los 100 millones de dólares diarios. Y debéis recordar que recibís del Sol otras formas de energía — la luz no es la única contribución solar que llega hasta vuestra atmósfera. Numerosas energías solares entran a raudales en Urantia, abarcando unas longitudes de onda que se extienden tanto por encima como por debajo del alcance de la visión humana.
58:2.2 (665.5) La atmósfera de la Tierra es casi opaca para una gran parte de la radiación solar del extremo ultravioleta del espectro. La mayoría de estas longitudes de onda corta son absorbidas por una capa de ozono que existe por todo un nivel situado a unos dieciséis kilómetros por encima de la superficie de la Tierra, y que se extiende hacia el espacio otros dieciséis kilómetros más. Si el ozono que impregna esta región se encontrara en las condiciones que prevalecen en la superficie de la Tierra, formaría una capa de sólo dos milímetros y medio de espesor; sin embargo, esta cantidad de ozono relativamente pequeña y aparentemente insignificante protege a los habitantes de Urantia del exceso de estas radiaciones ultravioletas, peligrosas y destructivas, que están presentes en la luz del Sol. Pero si esta capa de ozono fuera un poquito más espesa, estaríais privados de esos rayos ultravioletas extremadamente importantes y saludables que llegan actualmente hasta la superficie de la Tierra, y que son primordiales para la formación de una de vuestras vitaminas más necesarias.
58:2.3 (665.6) No obstante, algunos de vuestros mecanicistas humanos menos imaginativos persisten en considerar la creación material y la evolución humana como un accidente. Los intermedios de Urantia han reunido más de cincuenta mil hechos físicos y químicos que estiman que son incompatibles con las leyes del azar y que, según afirman, demuestran de manera inequívoca la presencia de un propósito inteligente en la creación material. Y todo esto no tiene en cuenta su catálogo de más de cien mil hallazgos ajenos al campo de la física y la química que, según mantienen, prueban la presencia de una mente en la planificación, la creación y el mantenimiento del cosmos material.
58:2.4 (666.1) Vuestro Sol derrama un verdadero diluvio de rayos mortíferos, y vuestra agradable vida en Urantia se debe a la influencia «fortuita» de más de cuarenta actividades protectoras, aparentemente casuales, similares a la acción de esta capa de ozono única.
58:2.5 (666.2) Si no fuera por el efecto «invernadero» de la atmósfera durante la noche, el calor se perdería por radiación con tanta rapidez que sería imposible mantener la vida sin disposiciones artificiales.
58:2.6 (666.3) Los ocho o diez primeros kilómetros de la atmósfera terrestre constituyen la troposfera; esta es la región de los vientos y de las corrientes de aire que producen los fenómenos meteorológicos. Por encima de esta región se encuentra la ionosfera interior e inmediatamente por encima de ésta, la estratosfera. Subiendo desde la superficie de la Tierra, la temperatura disminuye continuamente durante diez o trece kilómetros, y a esta altura se registran alrededor de 57 grados C. bajo cero. Esta gama de temperaturas entre 54 y 57 grados C. bajo cero permanece invariable a medida que se suben sesenta y cuatro kilómetros más; esta zona de temperatura constante es la estratosfera. A una altura de setenta y dos u ochenta kilómetros, la temperatura empieza a elevarse, y este aumento continúa hasta el nivel en que se despliegan las auroras, donde se alcanza una temperatura de 650 grados C., y este calor intenso es el que ioniza el oxígeno. Pero la temperatura en una atmósfera tan enrarecida apenas se puede comparar con la estimación del calor en la superficie de la Tierra. Tened presente que la mitad de toda vuestra atmósfera se encuentra en los primeros cinco kilómetros. Las fajas de luz más altas de las auroras — a unos seiscientos cuarenta kilómetros — indican el punto culminante de la atmósfera de la Tierra.
58:2.7 (666.4) Los fenómenos de las auroras están directamente relacionados con las manchas del Sol, esos ciclones solares que giran en direcciones opuestas por encima y por debajo del ecuador del Sol, al igual que lo hacen los huracanes tropicales terrestres. Estas perturbaciones atmosféricas giran en sentidos contrarios según se produzcan por encima o por debajo del ecuador.
58:2.8 (666.5) El poder que poseen las manchas solares para alterar las frecuencias de la luz demuestra que estos centros de tormentas solares funcionan como enormes imanes. Estos campos magnéticos son capaces de lanzar las partículas cargadas desde los cráteres de las manchas solares, y a través del espacio, hasta la atmósfera exterior de la Tierra, donde su influencia ionizadora produce las espectaculares manifestaciones de las auroras. Por esta razón, los fenómenos de las auroras más espléndidas se producen cuando las manchas solares están en su apogeo — o poco tiempo después — , en aquellos momentos en que las manchas están situadas generalmente más cerca del ecuador.
58:2.9 (666.6) Incluso la aguja de la brújula es sensible a esta influencia solar, ya que se inclina ligeramente hacia el este cuando sale el Sol, y un poco hacia el oeste cuando el Sol está a punto de ponerse. Esto sucede todos los días, pero durante el apogeo de los ciclos de las manchas solares, esta variación de la brújula es dos veces mayor. Estas desviaciones diurnas de la brújula se producen en respuesta a la creciente ionización de la atmósfera superior, producida por la luz solar.
58:2.10 (666.7) La presencia de dos niveles diferentes de regiones conductoras electrizadas en la superestratosfera es la que explica la transmisión a larga distancia de vuestras emisiones de radio en onda corta y larga. Las terribles tormentas que rugen de vez en cuando en las zonas de estas ionosferas exteriores perturban algunas veces vuestras transmisiones.
58:3.1 (666.8) Durante los primeros tiempos de la materialización de un universo, las regiones del espacio están salpicadas de inmensas nubes de hidrógeno muy semejantes a los cúmulos astronómicos de polvo que caracterizan actualmente muchas regiones de todo el espacio lejano. Una gran parte de la materia organizada que los soles llameantes descomponen y dispersan en forma de energía radiante, se fabricaba originalmente en estas nubes espaciales de hidrógeno. En ciertas condiciones poco frecuentes, la desintegración de los átomos también se produce en el núcleo de las masas de hidrógeno más grandes. Y tal como sucede en las nebulosas extremadamente calientes, todos estos fenómenos de formación y de disolución atómica van seguidos de la aparición de una oleada torrencial de rayos espaciales cortos de energía radiante. Estas diversas radiaciones van acompañadas de una forma de energía espacial desconocida en Urantia.
58:3.2 (667.1) Esta carga energética de rayos cortos del espacio universal es cuatrocientas veces mayor que todas las demás formas de energía radiante que existen en los dominios organizados del espacio. La producción de rayos espaciales cortos, ya procedan de las nebulosas llameantes, de los campos eléctricos de alta tensión, del espacio exterior o de las inmensas nubes de polvo compuestas de hidrógeno, es modificada cualitativa y cuantitativamente por las fluctuaciones y los cambios repentinos de tensión en la temperatura, la gravedad y las presiones electrónicas.
58:3.3 (667.2) Estas eventualidades en el origen de los rayos espaciales están determinadas por muchos sucesos cósmicos así como por las órbitas de la materia circulante, cuyas formas varían desde los círculos modificados hasta las elipses extremadamente alargadas. Las condiciones físicas también pueden estar enormemente alteradas debido a que los electrones giran a veces en sentido contrario al del comportamiento de la materia más densa, incluso en la misma zona física.
58:3.4 (667.3) Las inmensas nubes de hidrógeno son verdaderos laboratorios químicos del cosmos, y albergan todas las fases de la energía en evolución y de la materia en metamorfosis. También se producen grandes actividades energéticas en los gases marginales de las grandes estrellas binarias, los cuales se superponen con mucha frecuencia y, por lo tanto, se mezclan ampliamente. Pero ninguna de estas enormes y extensas actividades energéticas del espacio ejerce la menor influencia sobre los fenómenos de la vida organizada — el plasma germinal de las criaturas y de los seres vivos. Estas condiciones energéticas del espacio guardan relación con el entorno necesario para el establecimiento de la vida, pero no tienen efecto sobre las modificaciones posteriores de los factores hereditarios del plasma germinal, como sí lo tienen algunos rayos más largos de la energía radiante. La vida implantada por los Portadores de Vida resiste plenamente todo este asombroso torrente de rayos espaciales cortos de la energía universal.
58:3.5 (667.4) Todas estas condiciones cósmicas esenciales tenían que evolucionar hacia un estado favorable antes de que los Portadores de Vida pudieran empezar realmente a establecer la vida en Urantia.
58:4.1 (667.5) El hecho de que nos llamemos Portadores de Vida no debe confundiros. Podemos llevar la vida hasta los planetas y lo hacemos, pero no trajimos ninguna vida hasta Urantia. La vida de Urantia es única, y tiene su origen en este planeta. Esta esfera es un mundo de modificación de la vida; toda la vida que ha aparecido sobre ella la formulamos aquí mismo en el planeta; y no hay ningún otro mundo en todo Satania, ni siquiera en todo Nebadon, donde la vida exista de una manera exactamente igual a la de Urantia.
58:4.2 (667.6) Hace 550.000.000 de años, el cuerpo de Portadores de Vida regresó a Urantia. En cooperación con los poderes espirituales y las fuerzas superfísicas, organizamos e iniciamos los modelos originales de vida de este mundo, y los plantamos en las aguas hospitalarias del planeta. Toda la vida planetaria (a excepción de las personalidades extraplanetarias) que existió hasta los tiempos de Caligastia, el Príncipe Planetario, tuvo su origen en nuestras tres implantaciones de vida marina, originales, idénticas y simultáneas. Estas tres implantaciones de vida han sido denominadas como sigue: la central o eurasiático-africana, la oriental o australasiática, y la occidental, que incluía a Groenlandia y las Américas.
58:4.3 (668.1) Hace 500.000.000 de años, la vida vegetal marina primitiva estaba bien establecida en Urantia. Groenlandia y la masa de tierra ártica, así como América del Norte y del Sur, empezaban su larga y lenta deriva hacia el oeste. África se desplazaba ligeramente hacia el sur, creando una depresión este-oeste, la cuenca del Mediterráneo, entre ella misma y el continente madre. La Antártida, Australia y la tierra indicada por las islas del Pacífico se separaron por el sur y el este, y desde entonces se han alejado considerablemente.
58:4.4 (668.2) Habíamos plantado la forma primitiva de la vida marina en las bahías tropicales abrigadas de los mares centrales de la hendidura este-oeste de la masa continental en vías de romperse. Al hacer las tres implantaciones de vida marina, nuestro objetivo era asegurarnos de que cada una de estas grandes masas de tierra se llevaría consigo esta vida, en sus cálidas aguas marinas, cuando las tierras se separaran posteriormente. Preveíamos que durante la era siguiente, cuando apareciera la vida terrestre, los grandes océanos separarían estas masas continentales a la deriva.
58:5.1 (668.3) La deriva continental continuaba. El núcleo de la Tierra se había vuelto tan denso y rígido como el acero, pues estaba sometido a una presión de unas 3.600 toneladas por centímetro cuadrado, y debido a la enorme presión de la gravedad, estaba y continúa estando muy caliente en las profundidades. La temperatura aumenta desde la superficie hacia abajo, hasta que en el centro es ligeramente superior a la temperatura superficial del Sol.
58:5.2 (668.4) Los mil seiscientos kilómetros exteriores de la masa terrestre están compuestos principalmente de diferentes clases de roca. Debajo se encuentran los elementos metálicos más densos y pesados. A lo largo de las épocas preatmosféricas primitivas, el mundo estaba tan cerca de ser fluido en su estado fundido y extremadamente caliente, que los metales más pesados se hundieron profundamente en el interior. Aquellos que hoy se encuentran cerca de la superficie representan el exudado de antiguos volcanes, de las grandes corrientes posteriores de lava y de los depósitos meteóricos más recientes.
58:5.3 (668.5) La corteza exterior tenía un espesor de unos sesenta y cinco kilómetros. Este caparazón exterior estaba sostenido por un mar de basalto fundido de un espesor variable, y descansaba directamente sobre él. Esta capa móvil de lava fundida se mantenía a alta presión, pero siempre tendía a fluir por aquí y por allá para equilibrar las presiones planetarias cambiantes, tendiendo así a estabilizar la corteza terrestre.
58:5.4 (668.6) Incluso hoy en día, los continentes continúan flotando sobre el cojín no cristalizado de este mar de basalto fundido. Si no existiera esta circunstancia protectora, los terremotos más fuertes sacudirían literalmente al mundo hasta hacerlo pedazos. El deslizamiento y los desplazamientos de la corteza sólida exterior son los que producen los terremotos, y no los volcanes.
58:5.5 (668.7) Las capas de lava de la corteza terrestre, una vez enfriadas, forman el granito. La densidad media de Urantia es un poco superior a cinco veces y media la del agua; la densidad del granito es casi tres veces superior a la del agua, y el núcleo de la Tierra es doce veces más denso que el agua.
58:5.6 (668.8) Los fondos marinos son más densos que las masas terrestres, y esto es lo que mantiene a los continentes por encima del agua. Cuando los fondos marinos son empujados por encima del nivel del mar, se descubre que están compuestos en su mayor parte de basalto, una forma de lava considerablemente más densa que el granito de las masas terrestres. Así pues, si los continentes no fueran más ligeros que el fondo de los océanos, la gravedad subiría el borde de los océanos por encima de la tierra, pero no se observa que ocurra este fenómeno.
58:5.7 (668.9) El peso de los océanos es también un factor que contribuye a aumentar la presión sobre el fondo de los mares. Los fondos oceánicos más bajos pero comparativamente más pesados, más el peso del agua que los cubre, tienen un peso que se aproxima al de los continentes, que son más altos pero mucho más ligeros. No obstante, todos los continentes tienden a deslizarse dentro de los océanos. La presión continental al nivel del fondo del océano es alrededor de 1.300 kilogramos por centímetro cuadrado. Es decir, ésta sería la presión de una masa continental que se elevara a 5.000 metros por encima del fondo del océano. La presión del agua en el fondo oceánico sólo es de unos 350 kilogramos por centímetro cuadrado. Estas presiones diferenciales tienden a hacer que los continentes se deslicen hacia el fondo de los océanos.
58:5.8 (669.1) El hundimiento del fondo del océano durante las épocas anteriores a la vida había elevado una masa continental solitaria hasta tal altura, que la presión lateral tendió a hacer que los bordes orientales, occidentales y meridionales se deslizaran cuesta abajo sobre los lechos subyacentes semiviscosos de lava, hasta las aguas circundantes del Océano Pacífico. Esto compensó tan plenamente la presión continental que no se produjo una amplia ruptura en la orilla oriental de este antiguo continente asiático, pero desde entonces, este litoral oriental se quedó suspendido sobre el precipicio de las profundidades oceánicas contiguas, amenazando con deslizarse hacia una tumba marina.
58:6.1 (669.2) Hace 450.000.000 de años se produjo la transición de la vida vegetal a lavida animal. Esta metamorfosis tuvo lugar en las aguas poco profundas de las bahías y las lagunas tropicales abrigadas, situadas en los extensos litorales de los continentes que se estaban separando. Esta evolución, enteramente inherente a los modelos originales de vida, se produjo paulatinamente. Hubo muchas etapas de transición entre las formas primitivas iniciales de la vida vegetal y los organismos animales posteriores bien definidos. Hoy sobreviven todavía los mohos de limo de la transición, y difícilmente se les puede clasificar como plantas o como animales.
58:6.2 (669.3) Se puede seguir la pista de la evolución de la vida vegetal a la vida animal, y se han encontrado series escalonadas de plantas y de animales que conducen progresivamente desde los organismos más simples hasta los más complejos y avanzados. Pero no podréis encontrar estos eslabones entre las grandes divisiones del reino animal, ni entre los tipos superiores de animales prehumanos y los hombres de los albores de las razas humanas. Estos supuestos «eslabones perdidos» continuarán perdidos para siempre, por la sencilla razón de que nunca han existido.
58:6.3 (669.4) Especies radicalmente nuevas de vida animal surgen de una era a otra. No evolucionan a consecuencia de la acumulación gradual de pequeñas variaciones, sino que aparecen como tipos de vida nuevos y desarrollados, y aparecen repentinamente.
58:6.4 (669.5) La aparición repentina de especies nuevas y de órdenes diversificadas de organismos vivientes es un fenómeno enteramente biológico, estrictamente natural. Estas mutaciones genéticas no tienen nada de sobrenatural.
58:6.5 (669.6) La vida animal evolucionó cuando los océanos alcanzaron el grado apropiado de salinidad, y fue relativamente sencillo hacer que las aguas salobres circularan por el cuerpo de los animales marinos. Pero cuando los océanos se contrajeron y aumentó considerablemente el porcentaje de sal, estos mismos animales desarrollaron la capacidad de reducir la salinidad de sus fluidos corporales, al igual que los organismos que aprendieron a vivir en el agua dulce adquirieron la capacidad de mantener el grado adecuado de cloruro sódico en sus fluidos corporales mediante técnicas ingeniosas para conservar la sal.
58:6.6 (669.7) El estudio de los fósiles de la vida marina, incrustados en la roca, revela las primeras luchas de estos organismos primitivos por adaptarse. Las plantas y los animales nunca dejan de hacer estas experiencias de adaptación. El entorno cambia continuamente, y los organismos vivientes siempre están procurando acomodarse a estas fluctuaciones interminables.
58:6.7 (670.1) El equipamiento fisiológico y la estructura anatómica de todos los nuevos tipos de vida existen como respuesta al funcionamiento de las leyes físicas, pero la dotación posterior de la mente es un don de los espíritus ayudantes de la mente de acuerdo con la capacidad innata del cerebro. Aunque la mente no proviene de la evolución física, depende por completo de la capacidad cerebral proporcionada por los desarrollos puramente físicos y evolutivos.
58:6.8 (670.2) A través de unos ciclos casi interminables de ganancias y pérdidas, de adaptaciones y readaptaciones, todos los organismos vivientes oscilan hacia adelante y hacia atrás de época en época. Los que alcanzan la unidad cósmica perduran, mientras que los que no consiguen esta meta dejan de existir.
58:7.1 (670.3) El amplio grupo de sistemas rocosos que constituían la corteza exterior del mundo durante los albores de la vida, o era proterozoica, actualmente no aparece en muchos puntos de la superficie terrestre. Y cuando emerge de la parte inferior de todas las acumulaciones de las épocas posteriores, sólo se encuentran los restos fósiles de la vida vegetal y de la vida animal primitiva inicial. Algunas de estas rocas más antiguas, depositadas por el agua, están mezcladas con estratos posteriores, y a veces revelan restos fósiles de algunas de las formas más iniciales de la vida vegetal, mientras que en los estratos superiores se pueden encontrar ocasionalmente algunas de las formas más primitivas de los primeros organismos animales marinos. En muchos lugares, estas capas rocosas estratificadas muy antiguas, que contienen los fósiles de la vida marina primitiva, tanto animal como vegetal, se pueden encontrar directamente encima de la roca indiferenciada más antigua.
58:7.2 (670.4) Los fósiles de esta era contienen algas, plantas semejantes al coral, protozoarios primitivos y organismos de transición parecidos a las esponjas. Pero la ausencia de estos fósiles en los estratos rocosos primitivos no prueba necesariamente que los organismos vivientes no existieran en otras partes en el momento en que aquellos se depositaron. La vida estuvo esparcida a lo largo de todos estos tiempos primitivos, y sólo lentamente se fue abriendo camino sobre la faz de la Tierra.
58:7.3 (670.5) Las rocas de esta antigua época se encuentran ahora en la superficie de la Tierra, o muy cerca de ella, sobre una octava parte aproximadamente de la superficie terrestre actual. El espesor medio de esta piedra de transición, las capas de roca estratificada más antiguas, es aproximadamente de dos kilómetros y medio. En algunos puntos, el espesor de estos antiguos sistemas rocosos alcanza seis kilómetros y medio, pero muchos estratos que se han atribuido a esta era pertenecen a períodos posteriores.
58:7.4 (670.6) En América del Norte, este estrato antiguo y primitivo de rocas fosilíferas aflora en las regiones orientales, centrales y septentrionales del Canadá. Existe también, de este a oeste, una cresta intermitente de esta roca que se extiende desde Pensilvania y las antiguas Montañas Adirondacks, hacia el oeste a través de Michigan, Wisconsin y Minesota. Otras cordilleras van desde Terranova hasta Alabama y desde Alaska hasta Méjico.
58:7.5 (670.7) Las rocas de esta era están al descubierto aquí y allá por todo el mundo, pero ninguna es tan fácil de interpretar como las de los alrededores del Lago Superior y del Gran Cañón del Río Colorado, donde estas rocas fosilíferas primitivas, existentes en diversos estratos, dan testimonio de los levantamientos y las fluctuaciones superficiales de aquellos tiempos lejanos.
58:7.6 (670.8) Esta capa de piedra, el estrato fosilífero más antiguo de la corteza terrestre, ha sido arrugada, plegada y retorcida grotescamente debido a los levantamientos causados por los terremotos y los primeros volcanes. Las corrientes de lava de esta época hicieron subir mucho hierro, cobre y plomo cerca de la superficie planetaria.
58:7.7 (670.9) Existen pocos lugares en la Tierra donde estas actividades se muestren de una manera más gráfica que en el Valle de Saint Croix, en Wisconsin. En esta región se produjeron ciento veintisiete inundaciones sucesivas de lava sobre una tierra que posteriormente fue sumergida en el agua, con el consiguiente depósito de rocas. Aunque una gran parte de la sedimentación rocosa superior y de los flujos intermitentes de lava están ausentes hoy en día, y aunque el fondo de este sistema está profundamente sepultado en la tierra, sin embargo alrededor de sesenta y cinco o setenta de estos archivos estratificados de las épocas pasadas están ahora expuestos a la vista.
58:7.8 (671.1) En estas épocas primitivas en las que una gran parte de la tierra estaba cerca del nivel del mar, se produjeron muchas sumersiones y surgimientos sucesivos. La corteza terrestre estaba entrando en su último período de estabilización relativa. Las ondulaciones, levantamientos y depresiones de la deriva continental anterior contribuyeron a la frecuencia de la inmersión periódica de las grandes masas terrestres.
58:7.9 (671.2) Durante estos tiempos de la vida marina primitiva, grandes superficies de las costas continentales se hundieron en los mares entre unos pocos metros y ochocientos metros de profundidad. Una gran parte de la arenisca y de los conglomerados más viejos representan las acumulaciones sedimentarias de estas riberas antiguas. Las rocas sedimentarias pertenecientes a esta estratificación primitiva descansan directamente sobre unos estratos que datan de mucho antes del origen de la vida, remontándose al principio de la aparición del océano mundial.
58:7.10 (671.3) Algunos estratos superiores de estos depósitos rocosos de transición contienen pequeñas cantidades de esquistos o pizarras de colores oscuros, que indican la presencia de carbono orgánico y atestiguan la existencia de los antepasados de aquellas formas de vida vegetal que invadieron la tierra durante la era siguiente, la era Carbonífera o del carbón. Una gran parte del cobre de estos estratos rocosos ha sido depositada por las aguas. Alguno se encuentra en las grietas de las rocas más antiguas y proviene de la concentración de las aguas pantanosas estancadas de algún antiguo litoral abrigado. Las minas de hierro de América del Norte y Europa están situadas en los depósitos y extrusiones que reposan en parte en las rocas no estratificadas más antiguas, y en parte en las rocas estratificadas posteriores de los períodos de transición de formación de la vida.
58:7.11 (671.4) Esta era es testigo de la propagación de la vida por todas las aguas del mundo; la vida marina ha quedado bien establecida en Urantia. Los fondos de los mares interiores, poco profundos y extensos, están siendo invadidos paulatinamente por un crecimiento de la vegetación profuso y exuberante, mientras que en las aguas de los litorales abundan las formas simples de la vida animal.
58:7.12 (671.5) Toda esta historia está contada de forma gráfica en las páginas fósiles del inmenso «libro de piedra» de los anales del mundo. Y las páginas de este gigantesco archivo biogeológico os dirán infaliblemente la verdad con que sólo adquiráis la habilidad de interpretarlas. Muchos de estos antiguos fondos marinos se encuentran ahora muy por encima del nivel de la tierra, y sus depósitos de una era tras otra cuentan la historia de las luchas por la vida durante aquellos tiempos primitivos. Como dijo vuestro poeta, es literalmente cierto que «El polvo que pisamos estuvo vivo en otro tiempo.»
58:7.13 (671.6) [Presentado por un miembro del Cuerpo de Portadores de Vida de Urantia, que reside actualmente en el planeta.]
El libro de Urantia
Documento 59
59:0.1 (672.1) CONSIDERAMOS que la historia de Urantia empezó hace unos mil millones de años y que se extiende a lo largo de cinco eras principales:
59:0.2 (672.2) 1. La era anterior a la vida se extiende sobre los primeros cuatrocientos cincuenta millones de años, desde casi el momento en que el planeta alcanzó su tamaño actual hasta el momento del establecimiento de la vida. Vuestros estudiosos han dado el nombre de Arqueozoico a este período.
59:0.3 (672.3) 2. La era de los albores de la vida se extiende sobre los ciento cincuenta millones de años siguientes. Esta época transcurre entre la era precedente anterior a la vida, o era de los cataclismos, y el período siguiente de la vida marina muy desarrollada. Vuestros investigadores conocen esta era con el nombre de Proterozoica.
59:0.4 (672.4) 3. La era de la vida marina abarca los doscientos cincuenta millones de años siguientes, y la conocéis mejor con el nombre de Paleozoica.
59:0.5 (672.5) 4. La era de la vida terrestre primitiva se extiende sobre los cien millones de años siguientes y se la conoce con el nombre de Mesozoica.
59:0.6 (672.6) 5. La era de los mamíferos ocupa los últimos cincuenta millones de años. Esta era de los tiempos recientes es conocida con el nombre de Cenozoica.
59:0.7 (672.7) La era de la vida marina abarca pues alrededor de una cuarta parte de la historia de vuestro planeta. Se la puede subdividir en seis largos períodos, cada uno de ellos caracterizado por ciertos desarrollos bien definidos tanto en el ámbito geológico como en el terreno biológico.
59:0.8 (672.8) Cuando comienza esta era, los fondos marinos, las grandes plataformas continentales y las numerosas cuencas poco profundas cerca de las costas están cubiertos de una vegetación prolífica. Las formas más simples y primitivas de la vida animal ya se han desarrollado a partir de los organismos vegetales anteriores, y los primeros organismos animales se han abierto camino gradualmente a lo largo de los extensos litorales de las diversas masas terrestres hasta que los numerosos mares interiores están abarrotados de vida marina primitiva. Como muy pocos de estos organismos primitivos tenían conchas, se han conservado muy pocos como fósiles. Sin embargo, la escena está preparada para los primeros capítulos del gran «libro de piedra» dedicado a la conservación de los anales de la vida, que las épocas siguientes fueron guardando de manera tan metódica.
59:0.9 (672.9) El continente de América del Norte posee una riqueza asombrosa en depósitos fosilíferos que abarcan toda la era de la vida marina. Las primeras capas más antiguas están separadas de los estratos más recientes del período anterior por grandes depósitos causados por la erosión, que dividen claramente estas dos etapas del desarrollo planetario.
59:1.1 (673.1) Al principio de este período de tranquilidad relativa en la superficie de la Tierra, la vida está confinada a los diversos mares interiores y al litoral oceánico; hasta este momento no ha evolucionado ninguna forma de organismo terrestre. Los animales marinos primitivos están bien establecidos y preparados para el próximo desarrollo evolutivo. Las amebas, que habían aparecido hacia el final del período de transición anterior, son las supervivientes simbólicas de esta etapa inicial de la vida animal.
59:1.2 (673.2) Hace 400.000.000 de años, la vida marina tanto vegetal como animal está bastante bien repartida por el mundo entero. El clima mundial se calienta ligeramente y se vuelve más uniforme. Se produce una inundación general de las costas de los diversos continentes, en particular de América del Norte y del Sur. Aparecen nuevos océanos, y las masas de agua más antiguas se agrandan considerablemente.
59:1.3 (673.3) La vegetación empieza ahora a trepar por primera vez sobre la tierra firme y no tarda en hacer progresos considerables en su adaptación a un hábitat no marino.
59:1.4 (673.4) De repente, los primeros animales multicelulares hacen su aparición sin que sus antepasados sufrieran cambios graduales. Los trilobites han sido producidos por evolución y dominan los mares durante épocas enteras. Desde el punto de vista de la vida marina, ésta es la era de los trilobites.
59:1.5 (673.5) Hacia el final de este período de tiempo, una gran parte de América del Norte y de Europa emergió del mar. La corteza terrestre estaba temporalmente estabilizada; las montañas, o más bien unas altas elevaciones de tierra, surgieron a lo largo de las costas del Atlántico y del Pacífico, en las Antillas y en el sur de Europa. Toda la región del Caribe estaba sumamente elevada.
59:1.6 (673.6) Hace 390.000.000 de años, la tierras continuaban estando elevadas. En algunas partes del este y del oeste de América y de Europa occidental se pueden encontrar los estratos de piedra que se depositaron durante estos tiempos; se trata de las rocas más antiguas que contienen fósiles de trilobites. Estas rocas fosilíferas se depositaron en los numerosos y largos brazos de mar que se adentraban en las masas continentales.
59:1.7 (673.7) Unos millones de años después, el Océano Pacífico empezó a invadir los continentes americanos. El hundimiento de las tierras se debió principalmente a un ajuste de la corteza, aunque la expansión lateral de las tierras, o deslizamiento continental, fue también una de las causas.
59:1.8 (673.8) Hace 380.000.000 de años, Asia se estaba sumergiendo y todos los demás continentes experimentaban un surgimiento de corta duración. Pero a medida que avanzaba esta época, el Océano Atlántico recién aparecido hizo grandes incursiones en todos los litorales adyacentes. El Atlántico Norte, o mares árticos, estaba entonces comunicado con las aguas del Golfo meridional. Cuando este mar del sur penetró en la depresión apalache, sus olas se rompieron en el este contra unas montañas tan altas como los Alpes, pero en general los continentes estaban formados de tierras bajas sin interés, totalmente desprovistas de belleza natural.
59:1.9 (673.9) Los depósitos sedimentarios de estas épocas son de cuatro clases:
59:1.10 (673.10) 1. Conglomerados — materiales depositados cerca de los litorales.
59:1.11 (673.11) 2. Areniscas — depósitos formados en las aguas poco profundas pero donde había suficientes olas para impedir que se asentara el lodo.
59:1.12 (673.12) 3. Esquistos — depósitos formados en unas aguas más profundas y más tranquilas.
59:1.13 (673.13) 4. Calizas — incluyen los depósitos de conchas de los trilobites en aguas profundas.
59:1.14 (673.14) Los fósiles de trilobites de esta época presentan ciertas uniformidades fundamentales unidas a ciertas variaciones bien marcadas. Los animales primitivos que se desarrollaron a partir de las tres implantaciones originales de vida eran característicos; los que aparecieron en el hemisferio occidental eran ligeramente diferentes a los del grupo eurasiático y a los del tipo australasiático o australantártico.
59:1.15 (674.1) Hace 370.000.000 de años se produjo la gran inmersión casi total de América del Norte y del Sur, seguida por el hundimiento de África y Australia. Sólo algunas partes de América del Norte permanecieron por encima de estos mares cámbricos poco profundos. Cinco millones de años más tarde, los mares se retiraron ante las tierras que se iban elevando. Todos estos fenómenos de hundimientos y levantamientos de tierras estaban exentos de dramatismo, pues se producían lentamente a lo largo de millones de años.
59:1.16 (674.2) Los estratos fosilíferos de trilobites de esta época afloran aquí y allá por todos los continentes, salvo en Asia central. Estas rocas son horizontales en muchas regiones, pero en las montañas están inclinadas y deformadas a causa de la presión y del plegamiento. En muchos lugares, esta presión ha cambiado el carácter original de estos depósitos. La arenisca se ha transformado en cuarzo, el esquisto ha sido cambiado en pizarra y la caliza se ha convertido en mármol.
59:1.17 (674.3) Hace 360.000.000 de años, las tierras continuaban levantándose. América del Norte y del Sur se encontraban bien elevadas. Europa occidental y las Islas Británicas estaban emergiendo, a excepción de algunas partes del País de Gales, que se hallaban profundamente sumergidas. Durante estas épocas no había grandes capas de hielo. Los supuestos depósitos glaciales que aparecen relacionados con estos estratos en Europa, África, China y Australia, se deben a los glaciares de montaña aislados o al desplazamiento de detritos glaciales de origen más reciente. El clima mundial era oceánico, no continental. Los mares del sur eran entonces más cálidos que hoy, y se extendían hacia el norte por encima de Norteamérica hasta las regiones polares. La Corriente del Golfo pasaba por la parte central de América del Norte y se desviaba hacia el este para bañar y calentar las costas de Groenlandia, convirtiendo este continente, ahora cubierto por un manto de hielo, en un verdadero paraíso tropical.
59:1.18 (674.4) La vida marina era muy semejante en todo el mundo y consistía en algas marinas, organismos unicelulares, esponjas simples, trilobites y otros crustáceos — camarones, cangrejos y langostas. Tres mil variedades de braquiópodos aparecieron al final de este período, de las cuales sólo han sobrevivido doscientas. Estos animales representan una variedad de la vida primitiva que ha llegado hasta la época actual prácticamente sin cambios.
59:1.19 (674.5) Pero los trilobites eran las criaturas vivientes dominantes. Eran animales sexuados y existían en muchas formas; como eran malos nadadores, flotaban perezosamente en el agua o se arrastraban por los fondos marinos, y se enroscaban para protegerse contra los ataques de sus enemigos que aparecieron más tarde. Alcanzaban una longitud entre cinco y treinta centímetros y se desarrollaron en cuatro grupos distintos: carnívoros, herbívoros, omnívoros y «comedores de lodo». La capacidad de este último grupo para alimentarse ampliamente de materia inorgánica — fueron los últimos animales multicelulares que pudieron hacerlo — explica su gran multiplicación y su larga supervivencia.
59:1.20 (674.6) Éste era el cuadro biogeológico de Urantia al final de aquel largo período de la historia del mundo, que abarcó cincuenta millones de años, y que vuestros geólogos han denominado Cámbrico.
59:2.1 (674.7) Los fenómenos periódicos de elevación y hundimiento de las tierras, característicos de estos tiempos, se producían todos de manera paulatina y sin ninguna espectacularidad, pues iban acompañados de poca o de ninguna actividad volcánica. Durante todas estas elevaciones y depresiones terrestres sucesivas, el continente asiático madre no compartió por completo la historia de las otras masas de tierra. Experimentó muchas inundaciones, sumergiéndose primero por un lado y luego por el otro, sobre todo durante su historia primitiva, pero no presenta los depósitos rocosos uniformes que se pueden descubrir en los otros continentes. En las épocas recientes, Asia ha sido la más estable de todas las masas terrestres.
59:2.2 (675.1) Hace 350.000.000 de años se pudo observar el principio del período de las grandes inundaciones de todos los continentes, salvo Asia central. Las masas terrestres quedaron cubiertas repetidas veces por el agua; sólo las tierras altas de la costa permanecieron por encima de estos mares interiores oscilantes poco profundos pero extendidos. Este período estuvo caracterizado por tres inundaciones de gran importancia, pero antes de que terminara, los continentes subieron de nuevo, y el total de las tierras emergidas llegó a ser un quince por ciento mayor que en la actualidad. La región del Caribe estaba muy elevada. Este período no se distingue bien en Europa porque las fluctuaciones terrestres fueron menores, mientras que la actividad volcánica fue más continua.
59:2.3 (675.2) Hace 340.000.000 de años se produjo otro extenso hundimiento terrestre, excepto en Asia y Australia. Las aguas de los océanos del mundo estaban mezcladas en general. Ésta fue la gran época de la piedra caliza; una gran parte de esta piedra fue depositada por las algas secretoras de cal.
59:2.4 (675.3) Algunos millones de años más tarde, grandes zonas de los continentes americanos y de Europa empezaron a emerger de las aguas. En el hemisferio occidental, sólo un brazo del Océano Pacífico permanecía sobre Méjico y las regiones actuales de las Montañas Rocosas, pero hacia el final de esta época, las costas del Atlántico y del Pacífico empezaron de nuevo a sumergirse.
59:2.5 (675.4) Hace 330.000.000 de años se observa el comienzo de un período de tranquilidad relativa en todo el mundo, con muchas tierras de nuevo por encima del agua. La única excepción que hubo durante este reinado de tranquilidad terrestre fue la erupción del gran volcán norteamericano al este de Kentucky, una de las actividades volcánicas aisladas más grandes que el mundo haya conocido jamás. Las cenizas de este volcán cubrieron mil trescientos kilómetros cuadrados, con una profundidad entre cinco y seis metros.
59:2.6 (675.5) Hace 320.000.000 de años se produjo la tercera inundación de gran importancia de este período. Las aguas de esta inundación cubrieron todas las tierras sumergidas por el diluvio anterior, y se extendieron además en muchas direcciones por todas las Américas y Europa. El este de Norteamérica y Europa occidental se encontraron entre 3.000 y 4.500 metros por debajo del agua.
59:2.7 (675.6) Hace 310.000.000 de años, las masas terrestres del mundo se hallaban de nuevo bien elevadas, a excepción de las partes meridionales de América del Norte. Méjico emergió, creando así el Mar del Golfo, que desde entonces ha conservado siempre su identidad.
59:2.8 (675.7) La vida continúa evolucionando durante este período. Una vez más, el mundo está tranquilo y relativamente apacible; el clima sigue siendo templado y uniforme; las plantas terrestres van emigrando cada vez más lejos de los litorales. Los modelos de vida están bien desarrollados, aunque pocos fósiles vegetales de estos tiempos se puedan encontrar.
59:2.9 (675.8) Ésta fue la gran época de la evolución de los organismos animales individuales, aunque muchos cambios fundamentales, tales como la transición de la planta al animal, se habían producido anteriormente. La fauna marina se desarrolló hasta el punto de que todos los tipos de vida inferiores a los vertebrados estuvieron representados en los fósiles de las rocas que se depositaron durante estos tiempos. Pero todos estos animales eran organismos marinos. Ningún animal terrestre había aparecido todavía, excepto algunos tipos de gusanos que excavaban la tierra a lo largo de las costas, y las plantas terrestres aún no se habían extendido sobre los continentes; había todavía demasiado dióxido de carbono en el aire como para permitir la existencia de los respiradores de aire. Principalmente, todos los animales, excepto algunos de los más primitivos, dependen directa o indirectamente de la vida vegetal para existir.
59:2.10 (676.1) Los trilobites seguían predominando. Estos pequeños animales existían en decenas de miles de especies, y fueron los predecesores de los crustáceos modernos. Algunos trilobites tenían entre veinticinco y cuatro mil ojos minúsculos, y otros tenían ojos malogrados. Al final de este período, los trilobites compartían el dominio de los mares con otras diversas formas de la vida invertebrada, pero perecieron por completo al principio del período siguiente.
59:2.11 (676.2) Las algas que secretaban cal estaban muy extendidas. Existían miles de especies de los antepasados primitivos de los corales. Abundaban los gusanos de mar y había muchas variedades de medusas que se han extinguido desde entonces. Evolucionaron los corales y los tipos más recientes de esponjas. Los cefalópodos estaban bien desarrollados y han sobrevivido en los nautilos, los pulpos, las jibias y los calamares de los tiempos modernos.
59:2.12 (676.3) Había muchas variedades de animales con conchas, pero entonces no las necesitaban tanto para defenderse como en las épocas siguientes. Los gasterópodos estaban presentes en las aguas de los mares antiguos, e incluían a los perforadores de una sola concha, los bígaros y los caracoles. Los gasterópodos bivalvos han atravesado los millones de años intermedios hasta llegar a nuestros días casi como existían entonces, y engloban a los mejillones, las almejas, las ostras y las veneras. Los organismos con concha de valva evolucionaron también, y estos braquiópodos vivieron en aquellas aguas antiguas poco más o menos como existen hoy; sus valvas estaban provistas incluso de charnelas, de muescas y de otros tipos de dispositivos protectores.
59:2.13 (676.4) Así termina la historia evolutiva del segundo gran período de la vida marina, que vuestros geólogos conocen con el nombre de Ordovícico.
59:3.1 (676.5) Hace 300.000.000 de años empezó otro gran período de inmersión de las tierras. El avance gradual de los antiguos mares silúricos hacia el norte y el sur los preparó para sumergir la mayor parte de Europa y América del Norte. Las tierras no estaban muy elevadas por encima del nivel del mar, de manera que no se produjeron muchos depósitos cerca de los litorales. Los mares rebosaban de vida con conchas calizas, y la caída de estas conchas hasta el fondo del mar fue formando gradualmente unas capas calcáreas muy espesas. Éste fue el primer depósito calcáreo ampliamente extendido, y cubre prácticamente toda Europa y América del Norte, pero sólo aparece en algunas partes de la superficie terrestre. El espesor medio de esta antigua capa rocosa es aproximadamente de trescientos metros, pero una gran parte de estos depósitos ha sido enormemente deformada desde entonces por las inclinaciones, los levantamientos y las fallas, y muchos se han transformado en cuarzo, en esquisto y en mármol.
59:3.2 (676.6) No se encuentran ni rocas ígneas ni lavas en las capas rocosas de este período, salvo las de los grandes volcanes del sur de Europa y del este de Maine, y los flujos de lava de Quebec. La actividad volcánica prácticamente había terminado. Éste fue el apogeo de los grandes depósitos marinos; se formaron pocas o ninguna cadena montañosa.
59:3.3 (676.7) Hace 290.000.000 de años, el mar se había retirado ampliamente de los continentes, y los fondos de los océanos circundantes se estaban hundiendo. Las masas terrestres habían cambiado poco hasta que se sumergieron de nuevo. Los primeros movimientos montañosos estaban empezando en todos los continentes, y los levantamientos más importantes de la corteza fueron los Himalayas en Asia y las grandes Montañas de Caledonia, que se extienden desde Irlanda hasta Spitzbergen, pasando por Escocia.
59:3.4 (677.1) Una gran parte del gas, el petróleo, el zinc y el plomo se encuentran en los depósitos de esta época; el gas y el petróleo proceden de las enormes acumulaciones de materia vegetal y animal que se depositaron durante la inmersión terrestre anterior, mientras que los depósitos minerales representan la sedimentación de masas de agua en calma. Muchos depósitos de sal gema corresponden a este período.
59:3.5 (677.2) Los trilobites declinaron rápidamente y los moluscos más grandes, o cefalópodos, pasaron a ocupar el primer plano. Estos animales alcanzaban un tamaño de cinco metros de largo por treinta centímetros de diámetro, y se convirtieron en los dueños de los mares. Esta especie animal apareció repentinamente y se hizo con el dominio de la vida marina.
59:3.6 (677.3) La gran actividad volcánica de esta época tuvo lugar en la zona europea. Desde hacía millones y millones de años no se habían producido unas erupciones volcánicas tan violentas y extensas como las que sucedieron ahora alrededor de la depresión del Mediterráneo, sobre todo en las cercanías de las Islas Británicas. Este flujo de lava sobre la región de las Islas Británicas aparece actualmente bajo la forma de capas alternas de lava y de roca con un espesor de unos 8.000 metros. Estas rocas fueron depositadas por las corrientes intermitentes de lava que se esparcieron sobre un lecho marino poco profundo, entremezclando así los depósitos de roca, y todo esto se elevó posteriormente a una gran altura sobre el nivel del mar. En el norte de Europa se produjeron violentos terremotos, particularmente en Escocia.
59:3.7 (677.4) El clima oceánico seguía siendo suave y uniforme, y los mares calientes bañaban las costas de las tierras polares. Los fósiles de los braquiópodos y de otras formas de vida marina se pueden encontrar en estos depósitos hasta en el mismo Polo Norte. Los gasterópodos, braquiópodos, esponjas y corales formadores de arrecifes continuaron aumentando.
59:3.8 (677.5) El final de esta época es testigo del segundo avance de los mares silúricos y de una nueva mezcla de las aguas oceánicas del norte y del sur. Los cefalópodos dominan la vida marina, mientras que las formas de vida asociadas se desarrollan y se diferencian progresivamente.
59:3.9 (677.6) Hace 280.000.000 de años, los continentes habían emergido en gran parte de la segunda inundación silúrica. Los depósitos rocosos de esta inmersión se conocen en América del Norte con el nombre de calizas del Niágara, porque las Cataratas del Niágara fluyen actualmente sobre el estrato de esta roca. Esta capa rocosa se extiende desde las montañas del este hasta la región del valle del Misisipí, pero no hacia el oeste de esta región sino hacia el sur. Varias capas se extienden sobre Canadá, zonas de América del Sur, Australia y la mayor parte de Europa; el espesor medio de esta serie de capas del Niágara es de unos doscientos metros. En muchas regiones se pueden encontrar, inmediatamente por encima de estos depósitos de tipo Niágara, un conjunto de conglomerados, esquistos y sal gema. Se trata de la acumulación de asentamientos secundarios. Esta sal se asentó en grandes lagunas que estuvieron abiertas alternativamente hacia el mar, y luego fueron separadas de él, de manera que la evaporación produjo los depósitos de sal junto con otras materias que estaban disueltas en el agua. En algunas regiones, estos lechos de sal gema tienen un espesor de veinte metros.
59:3.10 (677.7) El clima es suave y moderado, y los fósiles marinos se depositan en las regiones árticas. Pero al final de esta época, los mares están tan extremadamente salados que poca vida puede sobrevivir.
59:3.11 (677.8) Hacia el final de la última inmersión silúrica, los equinodermos — los lirios de mar — aumentan considerablemente, tal como lo demuestran los depósitos calcáreos crinoideos. Los trilobites casi han desaparecido, y los moluscos continúan siendo los reyes de los mares; la formación de arrecifes de coral se incrementa enormemente. Durante esta época, los escorpiones acuáticos primitivos evolucionan por primera vez en los lugares más favorables. Poco después, los auténticos escorpiones — los verdaderos respiradores de aire — hacen su aparición repentinamente.
59:3.12 (678.1) Estos progresos ponen fin al tercer período de la vida marina, que abarca veinticinco millones de años y que vuestros investigadores conocen con el nombre de Silúrico.
59:4.1 (678.2) En el transcurso de la lucha secular entre la tierra y el agua, los mares han ganado relativamente la batalla durante largos períodos, pero la hora de la victoria de la tierra está a punto de llegar. Las derivas continentales no han avanzado tanto y, a veces, prácticamente todas las tierras del mundo están conectadas por medio de delgados istmos y de estrechos puentes terrestres.
59:4.2 (678.3) Cuando las tierras emergen de la última inundación silúrica, un importante período del desarrollo del mundo y de la evolución de la vida llega a su fin. Es el principio de una nueva época en la Tierra. El paisaje desnudo y sin atractivo de los tiempos pasados empieza a vestirse con un verdor exuberante, y los primeros bosques espléndidos están a punto de aparecer.
59:4.3 (678.4) La vida marina de esta época era muy variada debido a la separación de las primeras especies, pero más adelante todos estos diversos tipos se mezclaron y se asociaron libremente. Los braquiópodos alcanzaron pronto su apogeo, luego les sucedieron los artrópodos, y los percebes aparecieron por primera vez. Pero el acontecimiento más grande de todos fue la aparición repentina de la familia de los peces. Esta época se convirtió en la era de los peces, ese período de la historia del mundo caracterizado por los tipos de animales vertebrados.
59:4.4 (678.5) Hace 270.000.000 de años, todos los continentes estaban por encima del agua. Desde hacía millones y millones de años, nunca había habido tantas tierras por encima del agua al mismo tiempo; fue una de las épocas más grandes de emergencia de tierras en toda la historia del mundo.
59:4.5 (678.6) Cinco millones de años después, las superficies de América del Norte y del Sur, Europa, África, el norte de Asia y Australia se inundaron durante corto tiempo; en uno u otro momento, la inmersión de América del Norte fue casi completa, y las capas calcáreas resultantes tienen un espesor que varía entre 150 y 1.500 metros. Estos diversos mares devonianos se extendieron primero en una dirección, y luego en otra, de manera que el inmenso mar interior ártico de América del Norte encontró una salida hacia el Océano Pacífico a través del norte de California.
59:4.6 (678.7) Hace 260.000.000 de años, hacia el final de esta época de depresión terrestre, América del Norte estaba parcialmente cubierta por unos mares que se comunicaban simultáneamente con las aguas del Pacífico, del Atlántico, del Ártico y del Golfo. Los depósitos de estas etapas más recientes de la primera inundación devoniana tienen un espesor medio de unos trescientos metros. Los arrecifes de coral que caracterizan esta época indican que los mares interiores eran transparentes y poco profundos. Estos depósitos de coral están puestos al descubierto en las orillas del río Ohio, cerca de Louisville (Kentucky), y tienen aproximadamente treinta metros de espesor, abarcando más de doscientas variedades. Estas formaciones coralinas se extienden a través del Canadá y el norte de Europa hasta las regiones árticas.
59:4.7 (678.8) Después de estas inmersiones, una gran parte de los litorales se elevó considerablemente, de manera que los depósitos primitivos fueron cubiertos de lodo o esquisto. También existe un estrato de arenisca roja que caracteriza una de las sedimentaciones devonianas, y esta capa roja se extiende por una gran parte de la superficie de la Tierra, encontrándose en América del Norte y del Sur, Europa, Rusia, China, África y Australia. Estos depósitos rojos evocan unas condiciones áridas o semiáridas, pero el clima de esta época continuó siendo templado y uniforme.
59:4.8 (679.1) A lo largo de todo este período, las tierras situadas al sudeste de la Isla de Cincinnati permanecieron completamente por encima del agua. Pero una gran parte de Europa occidental, incluyendo a las Islas Británicas, estaba sumergida. En el País de Gales, Alemania y otras partes de Europa, las rocas devonianas tienen un espesor de 6.000 metros.
59:4.9 (679.2) Hace 250.000.000 de años se pudo presenciar la aparición de la familia de los peces, los vertebrados, una de las etapas más importantes de toda la evolución prehumana.
59:4.10 (679.3) Los artrópodos, o crustáceos, fueron los antecesores de los primeros vertebrados. Los precursores de la familia de los peces fueron dos ascendientes artrópodos modificados; uno tenía un cuerpo largo que unía la cabeza y la cola, mientras que el otro era un pre-pez sin espina dorsal ni mandíbulas. Pero estos tipos preliminares fueron rápidamente aniquilados cuando los peces, los primeros vertebrados del mundo animal, aparecieron repentinamente procedentes del norte.
59:4.11 (679.4) Muchos de los peces auténticos más grandes pertenecen a esta época, y algunas variedades provistas de dientes tenían entre ocho y diez metros de largo; los tiburones de hoy en día son los supervivientes de estos peces antiguos. Los peces con pulmón y coraza alcanzaron la cumbre de su evolución, y antes de que hubiera terminado esta época, los peces se habían adaptado tanto al agua dulce como a la salada.
59:4.12 (679.5) Se pueden encontrar verdaderos lechos óseos de dientes y esqueletos de peces en los depósitos acumulados hacia el final de este período, y existen unos lechos ricos en fósiles que están situados a lo largo de la costa de California, puesto que muchas bahías abrigadas del Océano Pacífico penetraban en las tierras de esta región.
59:4.13 (679.6) Las nuevas clases de vegetación terrestre estaban invadiendo la Tierra rápidamente. Hasta ahora crecían pocas plantas en la tierra, salvo en los bordes del agua. Entonces, la prolífica familia de los helechos apareció repentinamente y se extendió muy deprisa por la superficie de las tierras que se elevaban con rapidez en todas las partes del mundo. Pronto se desarrollaron unos tipos de árboles de sesenta centímetros de grueso y doce metros de altura; más tarde evolucionaron las hojas, pero estas variedades primitivas sólo poseían un follaje rudimentario. Existían muchas plantas más pequeñas, pero sus fósiles no se pueden encontrar puesto que las bacterias, que habían aparecido anteriormente, solían destruirlas.
59:4.14 (679.7) Cuando las tierras se elevaron, América del Norte quedó unida a Europa por medio de unos puentes terrestres que se extendían hasta Groenlandia. Y en la actualidad, Groenlandia conserva los restos de estas plantas terrestres primitivas bajo su manto de hielo.
59:4.15 (679.8) Hace 240.000.000 de años, algunas partes de Europa y de América del Norte y del Sur empezaron a hundirse. Este hundimiento marcó la aparición de la última, y menos extensa, de todas las inundaciones devonianas. Los mares árticos se desplazaron de nuevo hacia el sur sobre una gran parte de Norteamérica; el Atlántico inundó gran parte de Europa y de Asia occidental, mientras que el Pacífico meridional cubría la mayoría de la India. Esta inundación fue tan lenta en aparecer como en retirarse. Las Montañas Catskill, situadas a lo largo del margen occidental del río Hudson, son uno de los mayores monumentos geológicos de esta época que se pueden encontrar en la superficie de América del Norte.
59:4.16 (679.9) Hace 230.000.000 de años, los mares continuaban retirándose. Una gran parte de América del Norte estaba por encima del agua, y en la región del San Lorenzo se produjo una importante actividad volcánica. El Monte Real, en Montreal, es la chimenea erosionada de uno de estos volcanes. Los depósitos de toda esta época están bien visibles en los Montes Apalaches de América del Norte, allí donde el río Susquehanna ha tallado un valle que pone al descubierto estas capas sucesivas que alcanzaron más de 4.000 metros de espesor.
59:4.17 (680.1) Los continentes continuaban elevándose y la atmósfera se iba enriqueciendo en oxígeno. La Tierra estaba cubierta de inmensos bosques de helechos de treinta metros de alto, y de los árboles característicos de aquellos tiempos, unos bosques silenciosos donde no se escuchaba el menor ruido, ni siquiera el susurro de una hoja, pues aquellos árboles carecían de hojas.
59:4.18 (680.2) Y así llegó a su fin uno de los períodos más largos de la evolución de la vida marina, la época de los peces. Este período de la historia del mundo duró casi cincuenta millones de años; vuestros investigadores lo conocen con el nombre de Devónico.
59:5.1 (680.3) La aparición de los peces durante el período anterior señala el punto culminante de la evolución de la vida marina. A partir de este momento, la evolución de la vida terrestre se vuelve cada vez más importante. Este período se inicia en unas condiciones casi ideales para la aparición de los primeros animales terrestres.
59:5.2 (680.4) Hace 220.000.000 de años, muchas zonas continentales, incluyendo la mayor parte de América del Norte, se encontraban por encima del agua. La Tierra estaba invadida por una vegetación exuberante; fue realmente la época de loshelechos. El dióxido de carbono continuaba presente en la atmósfera, pero en menor grado.
59:5.3 (680.5) Poco tiempo después se inundó la porción central de América del Norte, creando dos grandes mares interiores. Las regiones montañosas de las costas del Atlántico y del Pacífico estaban situadas un poco más allá de los litorales actuales. Estos dos mares se unieron pronto, mezclando sus diversas formas de vida, y la unión de esta fauna marina marcó el comienzo del rápido declive mundial de la vida marina, y el principio del período siguiente de la vida terrestre.
59:5.4 (680.6) Hace 210.000.000 de años, las cálidas aguas de los mares árticos cubrían la mayor parte de América del Norte y Europa. Las aguas polares del sur inundaban Sudamérica y Australia, mientras que África y Asia estaban muy elevadas.
59:5.5 (680.7) Cuando los mares alcanzaron su máximo nivel, un nuevo desarrollo evolutivo se produjo repentinamente. Los primeros animales terrestres aparecieron bruscamente. Numerosas especies de estos animales podían vivir tanto en la tierra como en el agua. Estos anfibios que respiraban aire se desarrollaron a partir de los artrópodos, cuyas vejigas natatorias se habían transformado en pulmones.
59:5.6 (680.8) Los caracoles, los escorpiones y las ranas salieron de las aguas salobres de los mares y avanzaron por la tierra. Actualmente, las ranas continúan poniendo sus huevos en el agua, y sus crías comienzan su existencia como pececillos, los renacuajos. Este período podría conocerse muy bien como la época de las ranas.
59:5.7 (680.9) Muy poco tiempo después aparecieron los insectos por primera vez, y pronto se extendieron por los continentes del mundo junto con las arañas, escorpiones, cucarachas, grillos y langostas. Las libélulas medían más de setenta y cinco centímetros de envergadura. Se desarrollaron mil especies de cucarachas, y algunas llegaron a medir diez centímetros de largo.
59:5.8 (680.10) Dos grupos de equinodermos se desarrollaron particularmente bien y son en realidad los fósiles guías de esta época. Los grandes tiburones que se alimentaban de animales con conchas también habían evolucionado mucho, y dominaron los océanos durante más de cinco millones de años. El clima era todavía templado y uniforme; la vida marina había cambiado poco. Los peces de agua dulce iban aumentando y los trilobites se acercaban a su extinción. Los corales eran escasos, y una gran parte de la caliza era elaborada por los crinoideos. Las calizas más finas para la construcción se depositaron durante esta época.
59:5.9 (681.1) Las aguas de muchos mares interiores estaban tan cargadas de cal y de otros minerales que dificultaron enormemente el progreso y el desarrollo de muchas especies marinas. Los mares se limpiaron finalmente a consecuencia de un extenso depósito de piedra que en algunas partes contenía zinc y plomo.
59:5.10 (681.2) Los depósitos de esta época carbonífera primitiva tienen entre 150 y 600 metros de espesor, y se componen de arenisca, esquisto y caliza. Los estratos más antiguos contienen fósiles de animales y plantas tanto terrestres como marinos, con mucha grava y sedimentos de las cuencas. Poco carbón explotable se encuentra en estos antiguos estratos. Los depósitos de este tipo, en toda Europa, son muy similares a los que se asentaron en América del Norte.
59:5.11 (681.3) Hacia el final de esta época, las tierras de América del Norte empezaron a elevarse. Hubo una breve interrupción, y el mar volvió a cubrir casi la mitad de sus lechos anteriores. Esta inundación fue de corta duración, y la mayor parte de las tierras se hallaron pronto muy por encima del agua. América del Sur estaba todavía conectada con Europa por medio de África.
59:5.12 (681.4) Esta época fue testigo del comienzo de la formación de los Vosgos, la Selva Negra y los Montes Urales. Las bases de otras montañas más antiguas se encuentran por toda Gran Bretaña y Europa.
59:5.13 (681.5) Hace 200.000.000 de años empezaron las etapas realmente activas del período carbonífero. Los primeros depósitos de carbón se fueron asentando durante los veinte millones de años anteriores a esta época, pero ahora estaban en curso unas actividades más extensas para formar el carbón. La duración de la época efectiva de los depósitos de carbón fue un poco superior a los veinticinco millones de años.
59:5.14 (681.6) Las tierras subían y bajaban periódicamente debido a las variaciones del nivel del mar, provocadas por las actividades en los fondos oceánicos. Esta inestabilidad de la corteza — el hundimiento y la elevación de las tierras — en unión con la prolífica vegetación de los pantanos costeros, contribuyó a la formación de los inmensos depósitos de carbón, lo que ha motivado que este período se conozca con el nombre de Carbonífero. El clima continuaba siendo templado en todo el mundo.
59:5.15 (681.7) Las capas de carbón alternaban con el esquisto, la piedra y el conglomerado. El espesor de estos yacimientos de carbón, en el centro y el este de los Estados Unidos, varía entre doce y quince metros. Pero muchos de estos depósitos fueron derrubiados durante las elevaciones terrestres posteriores. En algunas partes de América del Norte y Europa, los estratos carboníferos tienen 5.500 metros de espesor.
59:5.16 (681.8) La presencia de las raíces de los árboles que crecían en la arcilla que está debajo de los actuales yacimientos de hulla demuestra que el carbón se formó exactamente en el lugar donde se encuentra ahora. El carbón está constituido por los restos, conservados por el agua y modificados por la presión, de la vegetación exuberante que crecía en las ciénagas y en las orillas de los pantanos de esta época lejana. Los estratos de carbón contienen a menudo gas y petróleo a la vez. Los yacimientos de turba, restos de una antigua vegetación, se convertirían en un tipo de carbón si fueran sometidos a una presión y a una temperatura adecuadas. La antracita ha estado sometida a más presión y temperatura que otros tipos de carbón.
59:5.17 (681.9) En América del Norte, el número de las capas carboníferas de los distintos yacimientos, que indican la cantidad de veces que la tierra se hundió y se elevó, varía entre diez en Illinois, veinte en Pensilvania, treinta y cinco en Alabama, y setenta y cinco en Canadá. En los yacimientos de carbón se encuentran fósiles tanto de agua dulce como de agua salada.
59:5.18 (682.1) A lo largo de toda esta época, las montañas de América del Norte y del Sur estuvieron activas, elevándose tanto los Andes como las Montañas Rocosas ancestrales del sur. Las grandes regiones elevadas de las costas del Atlántico y del Pacífico empezaron a hundirse, volviéndose con el tiempo tan erosionadas y sumergidas que los litorales de los dos océanos se retiraron aproximadamente hasta sus posiciones actuales. Los depósitos de esta inundación tienen por término medio unos trescientos metros de espesor.
59:5.19 (682.2) Hace 190.000.000 de años, el mar carbonífero de América del Norte se extendió hacia el oeste sobre la región actual de las Montañas Rocosas, desaguando en el Océano Pacífico a través del norte de California. El carbón continuó asentándose en todas las Américas y Europa, capa tras capa, a medida que las regiones costeras se elevaban y descendían durante estas épocas de oscilación de los litorales.
59:5.20 (682.3) Hace 180.000.000 de años se terminó el período carbonífero, durante el cual el carbón se había formado en todo el mundo — en Europa, la India, China, África del norte y las Américas. Al final de este período de formación del carbón, el este del valle del Misisipí, en América del Norte, se elevó, y la mayor parte de esta región ha permanecido desde entonces por encima del nivel del mar. Este período de elevación terrestre señala el comienzo de las montañas modernas de América del Norte, tanto en la región de los Apalaches como en el oeste. Los volcanes estaban activos en Alaska y California, así como en las regiones de Europa y Asia donde se estaban formando montañas. El este de América y el oeste de Europa estaban conectados por el continente de Groenlandia.
59:5.21 (682.4) La elevación de las tierras empezó a modificar el clima oceánico de las épocas anteriores, y a sustituirlo por los inicios del clima continental, menos benigno y más variable.
59:5.22 (682.5) Las plantas de estos tiempos eran esporíferas, y el viento podía diseminarlas en todas las direcciones. El tronco de los árboles carboníferos tenía generalmente dos metros de diámetro y a menudo treinta y ocho metros de altura. Los helechos modernos son verdaderas reliquias de estas épocas pasadas.
59:5.23 (682.6) Éstas fueron, por lo general, las épocas en que se desarrollaron los organismos de agua dulce; la vida marina anterior sufrió pocos cambios. Pero la característica importante de este período fue la aparición repentina de las ranas y de sus múltiples primos. Las características de la vida de la época carbonífera fueron los helechos y las ranas.
59:6.1 (682.7) Este período señala el final del desarrollo evolutivo fundamental de la vida marina y el principio del período de transición que condujo a las épocas posteriores de los animales terrestres.
59:6.2 (682.8) Ésta fue una época de gran empobrecimiento de la vida. Miles de especies marinas perecieron, y la vida apenas estaba todavía bien establecida en la tierra. Fue un período de tribulaciones biológicas, una época en la que la vida casi desapareció de la faz de la Tierra y de las profundidades de los océanos. Hacia el final de la larga era de la vida marina, más de cien mil especies de criaturas vivientes existían en la Tierra. Al final de este período de transición, menos de quinientas habían sobrevivido.
59:6.3 (682.9) Las particularidades de este nuevo período no se debieron tanto al enfriamiento de la corteza terrestre o a la larga ausencia de la actividad volcánica como a una combinación inhabitual de influencias vulgares y preexistentes — el estrechamiento de los mares y la creciente elevación de enormes masas terrestres. El templado clima oceánico de los tiempos pasados estaba desapareciendo, y el tipo de clima continental más severo se extendía rápidamente.
59:6.4 (683.1) Hace 170.000.000 de años tuvieron lugar unas grandes adaptaciones y cambios evolutivos en toda la superficie de la Tierra. Los continentes se estaban elevando en todo el mundo a medida que los fondos oceánicos se hundían. Aparecieron cadenas montañosas aisladas. La parte oriental de América del Norte estaba muy por encima del mar; el oeste se elevaba lentamente. Los continentes estaban cubiertos de lagos salados grandes y pequeños, y de numerosos mares interiores que se comunicaban con los océanos por medio de angostos estrechos. Los estratos de este período de transición varían entre 300 y 2.100 metros de espesor.
59:6.5 (683.2) La corteza terrestre se plegó extensamente durante estas elevaciones de tierras. Fue una época de elevación continental, pero desaparecieron algunos puentes terrestres, incluyendo a los continentes que habían conectado durante tanto tiempo a América del Sur con África y a América del Norte con Europa.
59:6.6 (683.3) Los lagos y los mares interiores se iban secando gradualmente en todo el mundo. Empezaron a aparecer montañas aisladas y glaciares regionales, especialmente en el hemisferio sur, y el depósito glacial de estas formaciones de hielo locales se puede encontrar, en muchas regiones, incluso entre algunas capas superiores de los últimos depósitos de carbón. Aparecieron dos nuevos factores climáticos — la glaciación y la aridez. Muchas de las regiones más elevadas de la Tierra se habían vuelto áridas y estériles.
59:6.7 (683.4) A lo largo de todos estos tiempos de cambios climáticos se produjeron también grandes variaciones en las plantas terrestres. Las plantas con semillas aparecieron por primera vez y proporcionaron una mejor provisión de alimentos para la vida animal terrestre que se multiplicaría posteriormente. Los insectos sufrieron un cambio radical. Sus períodos de reposo evolucionaron para hacer frente a las exigencias de la suspensión de las funciones vitales durante el invierno y las sequías.
59:6.8 (683.5) Entre los animales terrestres, las ranas alcanzaron su punto culminante en la época anterior, y declinaron rápidamente, pero sobrevivieron porque podían vivir mucho tiempo incluso en las charcas y los estanques en vías de secarse de aquellos tiempos lejanos extremadamente duros. Durante esta época de decadencia de las ranas, el primer paso de su evolución hacia los reptiles se produjo en África. Como las masas continentales aún estaban conectadas entre sí, estas criaturas pre-reptiles que respiraban aire se diseminaron por todo el mundo. La atmósfera había cambiado tanto en esta época que servía admirablemente para mantener la respiración animal. Poco tiempo después de la llegada de estas ranas pre-reptiles, América del Norte se quedó temporalmente aislada, separada de Europa, Asia y América del Sur.
59:6.9 (683.6) El enfriamiento paulatino de las aguas oceánicas contribuyó mucho a la destrucción de la vida en los mares. Los animales marinos de aquellos tiempos se refugiaron temporalmente en tres lugares favorables: la región actual del Golfo de Méjico, la Bahía del Ganges en la India y la Bahía de Sicilia en la cuenca mediterránea. Desde estas tres regiones, las nuevas especies marinas, nacidas para afrontar la adversidad, salieron más tarde para repoblar los mares.
59:6.10 (683.7) Hace 160.000.000 de años, la Tierra estaba ampliamente cubierta de una vegetación adaptada al mantenimiento de la vida animal terrestre, y la atmósfera se había vuelto ideal para la respiración animal. Así terminan el período de reducción de la vida marina y los difíciles tiempos de adversidad biológica que eliminaron todas las formas de vida, salvo las que tenían un valor de supervivencia; por lo tanto, estas últimas merecieron ser los antepasados de la vida muy bien diferenciada que se desarrollaría con más rapidez durante las épocas siguientes de la evolución planetaria.
59:6.11 (684.1) El final de este período de tribulaciones biológicas, que vuestros estudiosos conocen con el nombre de Pérmico, señala igualmente el final de la larga era Paleozoica, que abarca una cuarta parte de la historia planetaria, o sea doscientos cincuenta millones de años.
59:6.12 (684.2) El inmenso criadero de vida que fueron los océanos de Urantia ha cumplido su objetivo. Durante las largas épocas en que las tierras eran inadecuadas para sostener la vida, antes de que la atmósfera contuviera el suficiente oxígeno para mantener a los animales terrestres superiores, el mar dio a luz a la vida primitiva del planeta y la alimentó. Ahora, la importancia biológica del mar disminuye progresivamente a medida que la segunda etapa de la evolución empieza a desarrollarse en la tierra firme.
59:6.13 (684.3) [Presentado por un Portador de Vida de Nebadon, miembro del cuerpo original asignado a Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 60
60:0.1 (685.1) LA ERA de la vida exclusivamente marina ha terminado. La elevación de las tierras, el enfriamiento de la corteza y de los océanos, el estrechamiento de los mares y, como consecuencia de esto, el hacerse cada vez más profundos, así como el gran aumento de las tierras en las latitudes septentrionales, contribuyeron todos enormemente a cambiar el clima del mundo en todas las regiones alejadas de la zona ecuatorial.
60:0.2 (685.2) Las épocas finales de la era anterior fueron en verdad la era de las ranas, pero estos antepasados de los vertebrados terrestres ya no eran dominantes pues habían sobrevivido en cantidades muy reducidas. Muy pocos tipos salieron con vida de las rigurosas pruebas del período anterior de tribulaciones biológicas. Incluso las plantas esporíferas estuvieron a punto de extinguirse.
60:1.1 (685.3) Los depósitos de erosión de este período eran principalmente conglomerados, esquisto y arenisca. Tanto en América como en Europa, el yeso y las capas rojas de todas estas sedimentaciones indican que el clima de estos continentes era árido. Estas regiones áridas estuvieron sometidas a una gran erosión causada por los aguaceros periódicos y violentos que caían en las altas tierras circundantes.
60:1.2 (685.4) En estas capas se encuentran pocos fósiles, pero en la arenisca se pueden observar numerosas huellas de los reptiles terrestres. En muchas regiones, los depósitos de arenisca roja de trescientos metros de espesor, correspondientes a este período, no contienen ningún fósil. Los animales terrestres sólo vivieron de manera continuada en algunas partes de África.
60:1.3 (685.5) El espesor de estos depósitos varía entre 900 y 3.000 metros, y alcanza incluso 5.500 metros en la costa del Pacífico. Más tarde, la lava se introdujo por la fuerza entre muchas de estas capas. Los Acantilados del Río Hudson fueron formados por la extrusión de lavas basálticas entre estos estratos triásicos. La actividad volcánica era extensa en diversas partes del mundo.
60:1.4 (685.6) Los depósitos de este período se pueden encontrar en Europa, especialmente en Alemania y Rusia. La nueva arenisca roja de Inglaterra pertenece a esta época. La caliza se depositó en los Alpes meridionales a consecuencia de una invasión del mar, y ahora se puede observar bajo la forma peculiar de los muros, picos y pilares de caliza dolomítica de esas regiones. Esta capa se encuentra en toda África y Australia. El mármol de Carrara procede de esta caliza modificada. No se encontrará nada de este período en las regiones meridionales de América del Sur, pues aquella parte del continente permaneció sumergida y, por lo tanto, sólo presenta un depósito acuático o marino sin interrupción entre las épocas anteriores y posteriores.
60:1.5 (686.1) Hace 150.000.000 de años comenzaron los primeros períodos de la vida terrestre en la historia del mundo. A la vida no le iba bien en general, pero le iba mejor que durante la etapa final, ardua y hostil, de la era de la vida marina.
60:1.6 (686.2) Al empezar esta era, las partes orientales y centrales de América del Norte, la mitad norte de América del Sur, la mayor parte de Europa y toda Asia están completamente por encima del agua. América del Norte se encuentra geográficamente aislada por primera vez, pero no por mucho tiempo, ya que el puente terrestre del Estrecho de Bering emerge pronto de nuevo, uniendo al continente con Asia.
60:1.7 (686.3) En América del Norte se formaron grandes depresiones paralelas a las costas del Atlántico y del Pacífico. En Connecticut apareció la gran falla oriental, y uno de sus lados se hundió con el tiempo más de tres kilómetros. Muchas de estas depresiones norteamericanas y muchas cuencas lacustres de agua dulce y salada de las regiones montañosas se llenaron posteriormente con depósitos de erosión. Más tarde, estas depresiones terrestres rellenas fueron elevadas considerablemente debido a las corrientes de lava que se produjeron bajo tierra. Los bosques petrificados de muchas regiones corresponden a esta época.
60:1.8 (686.4) La costa del Pacífico, que habitualmente permaneció por encima del agua durante las inmersiones continentales, se hundió, a excepción de la parte sur de California y de una gran isla que entonces existía en lo que hoy es el Océano Pacífico. Este antiguo mar de California era rico en vida marina y se extendía hacia el este hasta unirse con la vieja cuenca marítima de la región del mediooeste norteamericano.
60:1.9 (686.5) Hace 140.000.000 de años, y con el único indicio de los dos antepasados pre-reptiles que se habían desarrollado en África durante la época anterior, los reptiles aparecieron repentinamente con todos sus atributos. Se desarrollaron con rapidez, y pronto dieron nacimiento a los cocodrilos, a los reptiles con escamas y finalmente a las serpientes marinas y a los reptiles voladores. Sus antepasados de transición desaparecieron rápidamente.
60:1.10 (686.6) Estos dinosaurios reptiles que evolucionaban con rapidez se convirtieron pronto en los reyes de esta época. Ponían huevos y se distinguían de todos los demás animales por tener un cerebro pequeño, que pesaba menos de medio kilo y tenía que controlar un cuerpo que más adelante llegó a pesar cuarenta toneladas. Pero los primeros reptiles eran más pequeños, carnívoros, y caminaban sobre sus patas traseras igual que los canguros. Tenían los huesos huecos como las aves y posteriormente sólo desarrollaron tres dedos en sus patas traseras, por lo que muchas de sus huellas fosilizadas se han confundido con las de aves gigantes. Los dinosaurios herbívoros evolucionaron más tarde. Caminaban sobre las cuatro patas y una rama de este grupo desarrolló una coraza protectora.
60:1.11 (686.7) Los primeros mamíferos aparecieron varios millones de años después. No tenían placenta y rápidamente resultaron ser un fracaso; ninguno de ellos sobrevivió. Se trató de un esfuerzo experimental por mejorar los tipos de mamíferos, pero no tuvo éxito en Urantia.
60:1.12 (686.8) La vida marina de este período era escasa, pero mejoró rápidamente gracias a la nueva invasión de los mares, que produjo otra vez extensos litorales de aguas poco profundas. Como la cantidad de aguas poco profundas era mayor alrededor de Europa y Asia, los yacimientos más ricos en fósiles se encuentran cerca de estos continentes. Si hoy queréis estudiar la vida de esta época, examinad las regiones del Himalaya, Siberia y el Mediterráneo, así como la India y las islas de la cuenca del Pacífico Sur. Una característica destacada de la vida marina era la presencia de grandes cantidades de hermosos amonites, cuyos restos fósiles se encuentran por todo el mundo.
60:1.13 (686.9) Hace 130.000.000 de años, los mares habían cambiado muy poco. Siberia y América del Norte estaban unidas por el puente terrestre del Estrecho de Bering. Una vida marina abundante y excepcional apareció en la costa californiana del Pacífico, donde más de mil especies de amonites se desarrollaron a partir de los tipos superiores de cefalópodos. Durante este período, los cambios en la vida fueron realmente revolucionarios, a pesar de ser transitorios y graduales.
60:1.14 (687.1) Este período se prolongó durante veinticinco millones de años, y se le conoce con el nombre de Triásico.
60:2.1 (687.2) Hace 120.000.000 de años empezó una nueva fase de la época de los reptiles. El gran acontecimiento de este período fue la evolución y la decadencia de los dinosaurios. La vida animal terrestre alcanzó su máximo desarrollo en lo que se refiere al tamaño, y prácticamente había desaparecido de la faz de la Tierra al finalizar esta época. Evolucionaron dinosaurios de todos los tamaños, desde una especie que medía menos de sesenta centímetros hasta los enormes dinosaurios no carnívoros de casi veintitrés metros de longitud, cuya corpulencia no ha sido igualada nunca más por ninguna criatura viviente.
60:2.2 (687.3) Los dinosaurios más grandes tuvieron su origen en el oeste de América del Norte. Estos monstruosos reptiles están enterrados en todas las regiones de las Montañas Rocosas, a lo largo de toda la costa atlántica de América del Norte, en Europa occidental, África del Sur y la India, pero no en Australia.
60:2.3 (687.4) Estas criaturas macizas se volvieron menos activas y fuertes a medida que aumentaron de tamaño; pero necesitaban una cantidad de comida tan enorme y la Tierra estaba tan atestada de ellos, que se murieron literalmente de hambre y se extinguieron — les faltó la inteligencia necesaria para enfrentarse con la situación.
60:2.4 (687.5) En esta época, la mayor parte del este de América del Norte, que había estado mucho tiempo elevada, había sido rebajada de nivel y arrastrada hacia el Océano Atlántico, de tal manera que la costa se extendía varios cientos de kilómetros más allá que en la actualidad. La parte occidental del continente aún estaba elevada, pero estas mismas regiones fueron invadidas más tarde tanto por el mar del norte como por el Pacífico, que se extendió hacia el este hasta la región de Black Hills, en Dakota.
60:2.5 (687.6) Ésta fue una época de agua dulce caracterizada por numerosos lagos interiores, tal como lo demuestran los abundantes fósiles de agua dulce de los llamados yacimientos «Morrison» de Colorado, Montana y Wyoming. El espesor de estos depósitos combinados de agua dulce y salada varía entre 600 y 1.500 metros; pero muy poca caliza está presente en estas capas.
60:2.6 (687.7) El mismo mar polar que se extendió tan lejos hacia el sur sobre América del Norte, cubrió igualmente toda Sudamérica, a excepción de la cordillera de los Andes que acababa de aparecer. La mayor parte de China y Rusia estaba inundada, pero la invasión de las aguas fue más importante en Europa. Durante esta inmersión se sedimentó la hermosa piedra litográfica de Alemania del sur, unos estratos en los que se han conservado, como si se hubieran depositado ayer mismo, unos fósiles tales como las alas más delicadas de los antiguos insectos.
60:2.7 (687.8) La flora de esta época era muy similar a la de la anterior. Los helechos persistían, mientras que las coníferas y los pinos se parecían cada vez más a las variedades de hoy en día. Aún se estaba formando un poco de carbón a lo largo de las costas septentrionales del Mediterráneo.
60:2.8 (687.9) El regreso de los mares mejoró el clima. Los corales se extendieron por las aguas europeas, lo que demuestra que el clima era todavía templado y uniforme, pero nunca volvieron a aparecer en los mares polares que se enfriaban lentamente. La vida marina de estos tiempos mejoró y se desarrolló considerablemente, sobre todo en las aguas europeas. Tanto los corales como los crinoideos aparecieron temporalmente en mayores cantidades que antes, pero los amonites dominaban la vida invertebrada de los océanos; su tamaño medio oscilaba entre siete y diez centímetros, aunque una especie alcanzó un diámetro de dos metros y medio. Las esponjas estaban por todas partes, y tanto las jibias como las ostras continuaron evolucionando.
60:2.9 (688.1) Hace 110.000.000 de años, los potenciales de la vida marina continuaban desarrollándose. El erizo de mar fue una de las mutaciones sobresalientes de esta época. Los cangrejos, las langostas y otros tipos de crustáceos modernos se desarrollaron plenamente. Se produjeron cambios destacados en la familia de los peces, apareciendo por primera vez un tipo de esturión, pero las feroces serpientes de mar, descendientes de los reptiles terrestres, infestaban aún todos los mares y amenazaban con destruir la familia entera de los peces.
60:2.10 (688.2) Ésta continuaba siendo por excelencia la época de los dinosaurios. Invadieron la Tierra hasta tal punto que, durante el período anterior de invasión del mar, dos especies se habían adaptado al agua para subsistir. Estas serpientes de mar representan un paso atrás en la evolución. Mientras que algunas especies nuevas van progresando, ciertas cepas permanecen estacionarias y otras tienden a retroceder, volviendo a un estado anterior. Y esto es lo que sucedió cuando estos dos tipos de reptiles abandonaron la tierra firme.
60:2.11 (688.3) A medida que pasaba el tiempo, las serpientes de mar alcanzaron tales dimensiones que se volvieron muy lentas, y al final perecieron porque no tenían un cerebro lo bastante grande como para proteger sus inmensos cuerpos. Su cerebro pesaba menos de sesenta gramos, a pesar del hecho de que estos enormes ictiosaurios alcanzaban a veces quince metros de longitud, y la mayoría sobrepasaba los diez metros. Los cocodriloideos marinos fueron también una regresión del tipo de reptil terrestre, pero a diferencia de las serpientes marinas, estos animales siempre volvían a la tierra para poner sus huevos.
60:2.12 (688.4) Poco después de que dos especies de dinosaurios emigraran al agua en un intento vano por preservarse, otros dos tipos se vieron forzados a vivir en el aire debido a la lucha encarnizada por la vida en la tierra. Pero estos pterosaurios voladores no fueron los antepasados de las auténticas aves de las épocas posteriores; evolucionaron a partir de los dinosaurios saltadores de huesos huecos, y sus alas se parecían a las de los murciélagos, con una envergadura de seis a ocho metros. Estos antiguos reptiles voladores se desarrollaban hasta alcanzar tres metros de largo, y tenían unas mandíbulas separables muy parecidas a las de las serpientes modernas. Durante algún tiempo, estos reptiles voladores parecieron ser un éxito, pero no lograron evolucionar de manera que pudieran sobrevivir como navegantes aéreos. Representan las cepas extinguidas de los precursores de las aves.
60:2.13 (688.5) Las tortugas se multiplicaron durante este período, apareciendo por primera vez en América del Norte. Sus antepasados habían venido de Asia por el puente terrestre del norte.
60:2.14 (688.6) Hace cien millones de años, la época de los reptiles se acercaba a su fin. Los dinosaurios, a pesar de su enorme masa, eran unos animales casi sin cerebro, y carecían de la inteligencia suficiente para conseguir la comida necesaria a fin de alimentar unos cuerpos tan colosales. Por ese motivo, estos perezosos reptiles terrestres perecieron en cantidades cada vez mayores. De ahora en adelante, la evolución perseguirá el crecimiento del cerebro, y no la masa física; y el desarrollo del cerebro caracterizará cada época sucesiva de la evolución animal y del progreso planetario.
60:2.15 (688.7) Este período, que abarca el apogeo de los reptiles y el principio de su decadencia, duró casi veinticinco millones de años y se conoce con el nombre de Jurásico.
60:3.1 (688.8) El gran período cretáceo deriva su nombre del predominio en los mares de los prolíficos foraminíferos productores de creta. Este período conduce a Urantia cerca del final del largo dominio de los reptiles, y es testigo de la aparición en la Tierra de las plantas floríferas y las aves. Es también la época en que termina la deriva de los continentes hacia el oeste y el sur, acompañada de enormes deformaciones de la corteza junto con flujos de lava generalizados y grandes actividades volcánicas.
60:3.2 (689.1) Cerca del final del período geológico anterior, una gran parte de las tierras continentales estaban por encima de las aguas, aunque hasta ahora no había picos montañosos. Pero a medida que continuaba la deriva continental, ésta se encontró con el primer gran obstáculo en el fondo profundo del Pacífico. Esta contienda entre las fuerzas geológicas impulsó la formación de toda la enorme cordillera que se extiende en dirección norte-sur desde Alaska hasta el Cabo de Hornos, pasando por Méjico.
60:3.3 (689.2) En la historia geológica, este período se convierte así en la etapa de formación de las montañas modernas. Antes de esta época existían pocos picos montañosos, sólo había lomas elevadas de gran anchura. En aquel entonces, la cordillera costera del Pacífico empezaba a elevarse, pero estaba situada a 1.100 kilómetros al oeste del litoral actual. Las Sierras estaban comenzando a formarse, y sus estratos de cuarzo auríferos son el resultado de las corrientes de lava de esta época. En la parte este de América del Norte, la presión de las aguas del Atlántico actuaba también para provocar una elevación de las tierras.
60:3.4 (689.3) Hace 100.000.000 de años, el continente norteamericano y una parte de Europa estaban completamente por encima del agua. La deformación de los continentes americanos continuaba, produciendo la metamorfosis de los Andes sudamericanos y la elevación gradual de las llanuras occidentales de América del Norte. La mayor parte de Méjico se hundió bajo el mar, y el Atlántico meridional invadió la costa oriental de América del Sur, alcanzando finalmente el litoral actual. Los océanos Atlántico e Índico eran entonces más o menos como hoy.
60:3.5 (689.4) Hace 95.000.000 de años, las masas terrestres de América y Europa empezaron a hundirse de nuevo. Los mares del sur comenzaron a invadir América del Norte y se extendieron paulatinamente hacia el norte hasta comunicarse con el Océano Ártico, lo que constituyó la segunda gran inmersión del continente. Cuando este mar se retiró finalmente, dejó el continente casi como es en la actualidad. Antes de que empezara esta gran inmersión, las tierras altas del este de los Apalaches se habían desgastado casi por completo hasta el nivel del mar. Las capas policromas de arcilla pura que se utilizan ahora para fabricar objetos de barro se depositaron en las regiones costeras del Atlántico durante esta época, y tienen un espesor medio de unos 600 metros.
60:3.6 (689.5) Se produjeron grandes actividades volcánicas al sur de los Alpes y a lo largo de la cordillera costera actual de California. En Méjico tuvieron lugar las mayores deformaciones de la corteza que se habían observado durante millones y millones de años. También ocurrieron grandes cambios en Europa, Rusia, Japón y en la parte meridional de América del Sur. El clima se volvió cada vez más variado.
60:3.7 (689.6) Hace 90.000.000 de años, las angiospermas emergieron de estos mares cretáceos primitivos y pronto invadieron los continentes. Estas plantas terrestres aparecieron repentinamente junto con las higueras, las magnolias y los tulipaneros. Poco tiempo después, las higueras, los árboles del pan y las palmeras se extendieron sobre Europa y las llanuras occidentales de América del Norte. No apareció ningún nuevo animal terrestre.
60:3.8 (689.7) Hace 85.000.000 de años se cerró el Estrecho de Bering, aislando a las aguas de los mares nórdicos en vías de enfriarse. Hasta entonces, la vida marina de las aguas del Golfo y del Atlántico había diferido enormemente de la del Océano Pacífico debido a las variaciones de temperatura de estas dos masas de agua, que ahora se volvieron uniformes.
60:3.9 (689.8) Los depósitos de creta y de marga de arenisca verde dan su nombre a este período. Las sedimentaciones de esta época son abigarradas, y consisten en creta, esquisto, arenisca y pequeñas cantidades de caliza, junto con carbón de calidad inferior o lignito, y en muchas regiones contienen petróleo. El espesor de estas capas varía entre 60 metros en algunos lugares hasta 3.000 metros en el oeste de América del Norte y en muchas localidades de Europa. Estos depósitos se pueden observar en las estribaciones inclinadas de los bordes orientales de las Montañas Rocosas.
60:3.10 (690.1) Estos estratos están impregnados de creta en todo el mundo, y estas capas de semirroca porosa recogen el agua en los afloramientos inclinados y la transportan hacia abajo para proporcionar suministro de agua a una gran parte de las regiones actualmente áridas de la Tierra.
60:3.11 (690.2) Hace 80.000.000 de años se produjeron grandes perturbaciones en la corteza terrestre. El avance de la deriva continental hacia el oeste se estaba deteniendo, y la enorme energía de la pesada inercia de la masa continental interior desplomó el litoral Pacífico de las dos Américas, iniciándose como repercusión unos cambios profundos a lo largo de las costas asiáticas del Pacífico. Esta elevación de tierras alrededor del Pacífico, que culminó en las cadenas de montañas actuales, tiene más de cuarenta mil kilómetros de longitud. Los levantamientos que acompañaron su nacimiento fueron las mayores deformaciones de la superficie que han tenido lugar desde que la vida apareció en Urantia. Las corrientes de lava, tanto por encima como por debajo de la tierra, fueron extensas y generalizadas.
60:3.12 (690.3) La época de hace 75.000.000 de años señala el final de la deriva continental. Desde Alaska hasta el Cabo de Hornos, las largas cadenas de montañas de la costa del Pacífico estaban concluidas, pero aún había pocos picos.
60:3.13 (690.4) El deslizamiento hacia atrás causado por la detención de la deriva continental continuó elevando las llanuras occidentales de América del Norte, mientras que en el este, los desgastados Montes Apalaches de la región costera del Atlántico fueron proyectados directamente hacia arriba, con poca o ninguna inclinación.
60:3.14 (690.5) Hace 70.000.000 de años tuvieron lugar las deformaciones de la corteza relacionadas con la máxima elevación de la región de las Montañas Rocosas. Un gran segmento de roca fue empujado veinticuatro kilómetros sobre la superficie de la Columbia Británica; en este lugar las rocas cámbricas están tendidas oblicuamente sobre las capas cretáceas. Otro corrimiento espectacular se produjo en la vertiente oriental de las Montañas Rocosas, cerca de la frontera canadiense; aquí se pueden encontrar las capas de piedra anteriores a la vida colocadas encima de los depósitos cretáceos entonces recientes.
60:3.15 (690.6) Ésta fue una época de actividad volcánica en todo el mundo, que dio origen a numerosos pequeños conos volcánicos aislados. Unos volcanes submarinos estallaron en la región sumergida del Himalaya. Una gran parte del resto de Asia, incluyendo a Siberia, aún estaba también por debajo del agua.
60:3.16 (690.7) Hace 65.000.000 de años se produjo una de las mayores erupciones de lava de todos los tiempos. Las capas depositadas por estas erupciones de lava y otras anteriores se pueden encontrar en todas las Américas, África del norte y del sur, Australia y algunas partes de Europa.
60:3.17 (690.8) Los animales terrestres habían cambiado poco, pero se multiplicaron rápidamente debido a una mayor emergencia continental, sobre todo en América del Norte. Como la mayor parte de Europa estaba sumergida, América del Norte fue el gran campo donde evolucionaron los animales terrestres de aquellos tiempos.
60:3.18 (690.9) El clima continuaba siendo cálido y uniforme. Las regiones árticas disfrutaban de un tiempo muy parecido al del clima actual del centro y el sur de América del Norte.
60:3.19 (690.10) Una gran evolución se estaba produciendo en la vida vegetal. Las angiospermas predominaban entre las plantas terrestres y muchos árboles actuales aparecieron por primera vez, incluyendo a las hayas, abedules, robles, nogales, sicomoros, arces y palmeras modernas. Abundaban las frutas, las hierbas y los cereales, y estas hierbas y árboles semillíferos significaron para el mundo vegetal lo que los antepasados del hombre para el mundo animal — su importancia evolutiva sólo fue superada por la aparición del hombre mismo. Repentinamente y sin una gradación previa, la gran familia de las plantas floríferas apareció por mutación. Esta nueva flora se extendió pronto por el mundo entero.
60:3.20 (691.1) Hace 60.000.000 de años, aunque los reptiles terrestres estaban en decadencia, los dinosaurios continuaban siendo los reyes de la Tierra, y ahora pasaron a ocupar el primer lugar los tipos más ágiles y activos de dinosaurios carnívoros, pertenecientes a las variedades saltadoras más pequeñas, similares a los canguros. Pero algún tiempo antes habían aparecido unos nuevos tipos de dinosaurios herbívoros, que se multiplicaron rápidamente debido a la aparición de las plantas terrestres de la familia de las herbáceas. Uno de estos nuevos dinosaurios herbívoros era un verdadero cuadrúpedo, provisto de dos cuernos y un reborde parecido a una capa sobre la paletilla. Apareció el tipo de tortuga terrestre de seis metros de ancho, así como los cocodrilos modernos y las auténticas serpientes del tipo actual. También se estaban produciendo grandes cambios entre los peces y otras formas de vida marina.
60:3.21 (691.2) Las pre-aves zancudas y nadadoras de las épocas anteriores no habían prosperado en el aire, ni tampoco los dinosaurios voladores. Fueron unas especies efímeras que se extinguieron pronto. Sufrieron también el mismo destino que los dinosaurios, la destrucción, pues tenían muy poca sustancia cerebral en comparación con el tamaño de su cuerpo. Esta segunda tentativa por producir unos animales que pudieran navegar en la atmósfera fracasó, al igual que el intento frustrado por producir los mamíferos durante esta época y una época anterior.
60:3.22 (691.3) Hace 55.000.000 de años, la marcha de la evolución estuvo marcada por la aparición repentina de la primera auténtica ave, una pequeña criatura parecida a la paloma, que fue la antecesora de todas las aves. Era el tercer tipo de criatura voladora que aparecía en la Tierra; surgió directamente del grupo de los reptiles, y no de los dinosaurios voladores contemporáneos ni de los tipos anteriores de aves terrestres dentadas. Por eso a este período se le conoce como la época de lasaves así como la época de la decadencia de los reptiles.
60:4.1 (691.4) El gran período cretáceo se acercaba a su fin, y su terminación señala el final de las grandes invasiones marinas de los continentes. Esto es particularmente cierto en lo que se refiere a América del Norte, donde había habido exactamente veinticuatro grandes inundaciones. Aunque posteriormente se produjeron inmersiones de menor importancia, ninguna de ellas se puede comparar con las extensas y prolongadas invasiones marinas de esta época y de otras anteriores. Estos períodos en los que la tierra y el mar predominaban alternativamente se produjeron durante ciclos de millones de años. La elevación y el hundimiento de los fondos oceánicos y de los niveles de las tierras continentales se efectuaron siguiendo un ritmo secular. Estos mismos movimientos rítmicos de la corteza continuarán produciéndose durante toda la historia de la Tierra, pero con menos frecuencia y en menor grado.
60:4.2 (691.5) Este período presencia también el final de la deriva continental y la formación de las montañas modernas de Urantia. Pero la presión de las masas continentales y el impulso transversal de su deriva secular no son los únicos factores que influyen en la formación de las montañas. El factor principal y subyacente que determina el emplazamiento de una cordillera es la existencia previa de una tierra baja, o depresión, que se ha rellenado con los depósitos relativamente más ligeros de la erosión terrestre y con los terrenos de acarreo marinos de las épocas anteriores. Estas zonas de tierra más ligeras tienen a veces un espesor de 4.500 a 6.000 metros; por consiguiente, cuando la corteza es sometida a una presión de cualquier origen, estas zonas más ligeras son las primeras en desplomarse, plegarse y levantarse para equilibrar y compensar las fuerzas y presiones en conflicto y contrapuestas que actúan en la corteza terrestre o por debajo de ella. Estos levantamientos de tierras se producen a veces sin plegamientos. Pero en relación con la elevación de las Montañas Rocosas, se produjeron unos grandes plegamientos e inclinaciones, junto con enormes deslizamientos de las distintas capas, tanto superficiales como subterráneas.
60:4.3 (692.1) Las montañas más antiguas del mundo están situadas en Asia, Groenlandia y Europa septentrional, en medio de las de los antiguos sistemas este-oeste. Las montañas con una edad media se encuentran en el grupo que rodea al Pacífico y en el segundo sistema este-oeste europeo, que nació aproximadamente al mismo tiempo. Este gigantesco levantamiento tiene casi dieciséis mil kilómetros de largo, y se extiende desde Europa hasta las elevaciones terrestres de las Antillas. Las montañas más jóvenes se encuentran en el sistema de las Montañas Rocosas donde, durante épocas enteras, las elevaciones de tierras sólo se produjeron para ser cubiertas sucesivamente por el mar, aunque algunas de las tierras más altas permanecieron como islas. Después de formarse las montañas de edad media, se elevaron unas tierras altas realmente montañosas, y posteriormente estuvieron destinadas a ser esculpidas por el arte combinado de los elementos de la naturaleza, hasta convertirse en las Montañas Rocosas actuales.
60:4.4 (692.2) La región actual de las Montañas Rocosas de América del Norte no es la elevación terrestre original; aquella elevación había sido nivelada por la erosión desde hacía mucho tiempo, y luego fue elevada de nuevo. La actual cadena de montañas de la parte delantera es todo lo que queda de los restos de la cadena original que volvió a elevarse. Los picos Pikes y Longs son unos ejemplos destacados de esta actividad montañosa, que se extendió durante dos o más generaciones de la vida de las montañas. Estos dos picos conservaron sus cimas por encima del agua durante varias inundaciones anteriores.
60:4.5 (692.3) Tanto biológica como geológicamente, ésta fue una época memorable y activa en la tierra y bajo el agua. Los erizos de mar aumentaron, mientras que los corales y los crinoideos disminuyeron. Los amonites, que habían tenido una influencia predominante durante una época anterior, también declinaron rápidamente. En la tierra, los pinos y otros árboles modernos, incluyendo a las gigantescas secuoyas, reemplazaron en gran parte a los bosques de helechos. Hacia el final de este período, aunque los mamíferos placentarios no han evolucionado todavía, el escenario biológico está totalmente preparado para la aparición, en una época posterior, de los primeros antepasados de los futuros tipos de mamíferos.
60:4.6 (692.4) Así finaliza una larga era de la evolución mundial, que se extiende desde la primera aparición de la vida terrestre hasta los tiempos más recientes de los antepasados inmediatos de la especie humana y sus ramas colaterales. Esta época, llamada Cretácea, abarca cincuenta millones de años y pone fin a la era premamífera de la vida terrestre, que se prolonga durante un período de cien millones de años y se conoce con el nombre de Mesozoica.
60:4.7 (692.5) [Presentado por un Portador de Vida de Nebadon asignado a Satania, y que ahora ejerce su actividad en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 61
61:0.1 (693.1) LA ERA de los mamíferos se extiende desde la época de los primeros mamíferos placentarios hasta el final del período glacial, abarcando un poco menos de cincuenta millones de años.
61:0.2 (693.2) Durante esta época cenozoica, el paisaje del mundo ofrecía un aspecto atractivo — colinas onduladas, amplios valles, anchos ríos y grandes bosques. Durante este período de tiempo, el istmo de Panamá se elevó y se hundió dos veces, y el puente terrestre del Estrecho de Bering hizo tres veces lo mismo. Los tipos de animales eran muchos y variados a la vez. Los árboles rebosaban de pájaros y el mundo entero era un paraíso para los animales, a pesar de la lucha constante por la supremacía de las especies animales en evolución.
61:0.3 (693.3) Los depósitos acumulados durante los cinco períodos de esta era de cincuenta millones de años contienen los anales fosilizados de las dinastías sucesivas de mamíferos, y conducen directamente hasta los tiempos de la aparición misma del hombre.
61:1.1 (693.4) Hace 50.000.000 de años, las zonas terrestres del mundo se encontraban en general por encima del agua o sólo ligeramente sumergidas. Las formaciones y los depósitos de este período son terrestres y marinos a la vez, pero principalmente terrestres. Durante un tiempo considerable, las tierras se elevaron de manera gradual pero fueron erosionadas simultáneamente por las aguas hasta los niveles más bajos, y llevadas hacia los mares.
61:1.2 (693.5) Al principio de este período, los mamíferos del tipo placentario aparecieron repentinamente en América del Norte, constituyendo el desarrollo evolutivo más importante acaecido hasta ese momento. Anteriormente habían existido grupos de mamíferos no placentarios, pero este nuevo tipo surgió directa y repentinamente del antepasado reptil preexistente cuyos descendientes habían sobrevivido durante los tiempos de la decadencia de los dinosaurios. El padre de los mamíferos placentarios fue un dinosaurio pequeño muy activo, carnívoro, del tipo saltador.
61:1.3 (693.6) Los instintos fundamentales de los mamíferos empezaron a manifestarse en estos tipos primitivos. Los mamíferos poseen, sobre todas las demás formas de vida animal, una inmensa ventaja para sobrevivir, por el hecho de que pueden:
61:1.4 (693.7) 1. Dar nacimiento a unas crías relativamente maduras y bien desarrolladas.
61:1.5 (693.8) 2. Alimentar, enseñar y proteger a sus crías con una atención afectuosa.
61:1.6 (693.9) 3. Emplear su capacidad cerebral superior para perpetuarse.
61:1.7 (693.10) 4. Utilizar su mayor agilidad para escapar de sus enemigos.
61:1.8 (693.11) 5. Aplicar su inteligencia superior para ajustarse y adaptarse al medio.
61:1.9 (694.1) Hace 45.000.000 de años, las espinas dorsales de los continentes se elevaron, al mismo tiempo que se produjo un hundimiento generalizado de las regiones costeras. Los mamíferos evolucionaban con rapidez. Prosperó un pequeño tipo de mamífero reptil que ponía huevos, y los antepasados de los futuros canguros vagaban por Australia. Pronto hubo pequeños caballos, rinocerontes veloces, tapires con trompa, cerdos primitivos, ardillas, lémures, zarigüeyas y varias tribus de animales simiescos. Todos eran pequeños, primitivos y mejor adaptados para vivir en los bosques de las regiones montañosas. Unas grandes aves terrestres parecidas al avestruz se desarrollaron hasta alcanzar tres metros de altura y ponían huevos de veintitrés por treinta y tres centímetros. Fueron las antepasadas de las gigantescas aves de pasajeros más tardías, que eran tan extremadamente inteligentes y transportaban antiguamente a los seres humanos por los aires.
61:1.10 (694.2) Los mamíferos del principio de la era cenozoica vivían en la tierra, bajo el agua, en el aire y en las copas de los árboles. Tenían entre uno y once pares de glándulas mamarias y todos estaban cubiertos de abundante pelo. Al igual que los grupos que aparecerían más tarde, desarrollaban dos dentaduras sucesivas y poseían un gran cerebro en comparación con el tamaño de su cuerpo. Pero ninguna de las especies modernas figuraba entre ellos.
61:1.11 (694.3) Hace 40.000.000 de años, las regiones terrestres del hemisferio norte empezaron a elevarse, lo que produjo nuevos y extensos sedimentos y otras actividades terrestres, incluyendo corrientes de lava, deformaciones, formaciones lacustres y erosiones.
61:1.12 (694.4) La mayor parte de Europa estuvo sumergida al final de esta época. Después de una ligera elevación de las tierras, el continente se cubrió de lagos y bahías. El Océano Ártico se deslizó hacia el sur a través de la depresión de los Urales para comunicarse con el Mar Mediterráneo, que entonces se extendía hacia el norte, y las tierras altas de los Alpes, Cárpatos, Apeninos y Pirineos permanecieron por encima del agua como islas en medio del mar. El istmo de Panamá estaba emergido; los océanos Atlántico y Pacífico se encontraban separados. América del Norte estaba conectada con Asia por el puente terrestre del Estrecho de Bering, y con Europa a través de Groenlandia e Islandia. El circuito terrestre continental de las latitudes nórdicas sólo estaba cortado en los Estrechos de los Urales, que unían los mares árticos con un Mediterráneo más extenso.
61:1.13 (694.5) En las aguas europeas se depositaron grandes cantidades de caliza foraminífera. Actualmente, esta misma piedra se halla a una altura de 3.000 metros en los Alpes, a 4.900 metros en el Himalaya y a 6.000 metros en el Tíbet. Los depósitos de creta de este período se encuentran a lo largo de las costas de África y Australia, en la costa oeste de América del Sur y alrededor de las Antillas.
61:1.14 (694.6) A lo largo de todo este período llamado Eoceno, la evolución de los mamíferos y otras formas de vida emparentadas continuó con poca o ninguna interrupción. América del Norte estaba entonces comunicada por tierra con todos los continentes, excepto con Australia, y el mundo se llenaba paulatinamente de una fauna de diversos tipos de mamíferos primitivos.
61:2.1 (694.7) Este período estuvo caracterizado por una nueva y rápida evolución de los mamíferos placentarios, ya que las formas más progresivas de mamíferos se desarrollaron durante estos tiempos.
61:2.2 (694.8) Aunque los primeros mamíferos placentarios procedían de antepasados carnívoros, muy pronto se desarrollaron las ramificaciones herbívoras, y en poco tiempo surgieron también familias de mamíferos omnívoros. Las angiospermas constituían el alimento principal de los mamíferos que aumentaban con rapidez, pues la flora terrestre moderna, incluyendo a la mayoría de las plantas y de los árboles actuales, había aparecido durante los períodos anteriores.
61:2.3 (695.1) Hace 35.000.000 de años que empezó la época del dominio mundial de los mamíferos placentarios. El puente terrestre meridional era espacioso y conectaba de nuevo al inmenso continente antártico con América del Sur, Sudáfrica y Australia. A pesar de que las tierras estaban concentradas en las altas latitudes, el clima mundial continuaba siendo relativamente suave, porque el tamaño de los mares tropicales se había acrecentado enormemente y las tierras no se habían elevado lo suficiente como para producir glaciares. Grandes torrentes de lava tuvieron lugar en Groenlandia e Islandia, y cierta cantidad de carbón se depositó entre estas capas.
61:2.4 (695.2) En la fauna del planeta estaban ocurriendo cambios importantes. La vida marina sufría grandes modificaciones; la mayor parte de las especies actuales de animales marinos existía ya, y los foraminíferos continuaban desempeñando un papel importante. Los insectos se parecían mucho a los de la era anterior. Los yacimientos fósiles de Florissant, en Colorado, pertenecen a los últimos años de estos tiempos lejanos. La mayoría de las familias de insectos que viven en la actualidad se remontan a este período, pero muchas de las que existían entonces están ahora extinguidas, aunque permanecen sus fósiles.
61:2.5 (695.3) En la tierra firme, esta época fue por excelencia la de la renovación y expansión de los mamíferos. Entre los primeros mamíferos más primitivos, más de cien especies se habían extinguido antes de que finalizara este período. Incluso los mamíferos de gran tamaño y de cerebro pequeño perecieron pronto. El cerebro y la agilidad habían reemplazado a las corazas y al tamaño en el progreso de la supervivencia animal. Como la familia de los dinosaurios estaba en decadencia, los mamíferos asumieron poco a poco el dominio de la Tierra, destruyendo rápidamente y por completo al resto de sus antepasados reptiles.
61:2.6 (695.4) Junto con la desaparición de los dinosaurios, otros cambios importantes se produjeron en las diversas ramas de la familia de los saurios. Los miembros supervivientes de las primeras familias reptiles son las tortugas, las serpientes y los cocodrilos, así como las venerables ranas, el único grupo representativo que queda de los antepasados más lejanos del hombre.
61:2.7 (695.5) Varios grupos de mamíferos tuvieron su origen en un animal único, hoy extinto. Esta criatura carnívora era una especie de cruce entre el gato y la foca; podía vivir en la tierra o en el agua y era extremadamente inteligente y muy activa. En Europa apareció por evolución el predecesor de la familia canina, y pronto dio origen a numerosas especies de perros pequeños. Alrededor de la misma época aparecieron los roedores, incluyendo a los castores, ardillas, ardillas terrestres, ratones y conejos, y pronto se convirtieron en una forma de vida importante; muy pocos cambios se han producido después en esta familia. Los últimos depósitos de este período contienen los restos fósiles de perros, gatos, mapaches y comadrejas en su forma ancestral.
61:2.8 (695.6) Hace 30.000.000 de años empezaron a hacer su aparición los tipos de mamíferos modernos. La mayoría de los mamíferos había vivido anteriormente en los montes, pues eran del tipo montaraz; repentinamente empezó la evolución del tipo ungulado o de las llanuras, las especies que pastan, diferenciándose de los carnívoros con garras. Estos animales que pastaban descendían de un antepasado no diferenciado que tenía cinco dedos en las patas y cuarenta y cuatro dientes, el cual desapareció antes del final de esta época. A lo largo de todo este período, la evolución de los ungulados no progresó más allá de la etapa de los tres dedos.
61:2.9 (695.7) El caballo, un ejemplo sobresaliente de la evolución, vivió durante estos tiempos tanto en América del Norte como en Europa, pero su desarrollo no concluyó por completo hasta la época glacial posterior. Aunque la familia de los rinocerontes apareció al final de este período, su mayor expansión la experimentó posteriormente. Una pequeña criatura porcina se desarrolló igualmente, y se convirtió en el antepasado de las numerosas especies de cerdos, pecaríes e hipopótamos. Los camellos y las llamas tuvieron su origen en América del Norte hacia mediados de este período e invadieron las planicies del oeste. Más tarde, las llamas emigraron a Sudamérica, los camellos a Europa, y las dos especies se extinguieron pronto en América del Norte, aunque algunos camellos sobrevivieron hasta la era glacial.
61:2.10 (696.1) Alrededor de esta época se produjo un hecho importante en el oeste de Norteamérica: Los antepasados primitivos de los antiguos lémures aparecieron por primera vez. Aunque a esta familia no se la puede considerar como verdaderos lémures, su aparición marcó el establecimiento de la línea de la que surgirían posteriormente los verdaderos lémures.
61:2.11 (696.2) Así como las serpientes terrestres de una época anterior se habían adaptado a los mares, una tribu completa de mamíferos placentarios abandonó ahora la tierra para establecer su residencia en los océanos. Y desde entonces han permanecido en el mar, dando origen a las ballenas, delfines, marsopas, focas y leones marinos modernos.
61:2.12 (696.3) Las aves continuaron desarrollándose en el planeta, pero con pocos cambios evolutivos importantes. La mayoría de las aves modernas existía ya, incluyendo a las gaviotas, garzas, flamencos, buitres, halcones, águilas, buhos, codornices y avestruces.
61:2.13 (696.4) Hacia el final de este período Oligoceno, que abarca diez millones de años, la vida vegetal, al igual que la vida marina y los animales terrestres, había evolucionado mucho y se encontraba presente en la Tierra casi como lo está en la actualidad. Posteriormente ha aparecido una especialización considerable, pero las formas ancestrales de la mayoría de los seres vivos ya existían entonces.
61:3.1 (696.5) La elevación de las tierras y la separación de los mares estaban cambiando lentamente la meteorología del mundo; el tiempo se enfriaba progresivamente, pero el clima era todavía templado. Las secuoyas y las magnolias crecían en Groenlandia, pero las plantas subtropicales empezaban a emigrar hacia el sur. Hacia el final de este período, estas plantas y estos árboles de los climas calurosos habían desaparecido ampliamente de las latitudes septentrionales, siendo reemplazados por plantas más resistentes y por los árboles de hoja caduca.
61:3.2 (696.6) Las variedades de hierbas aumentaron enormemente, y los dientes de muchas especies de mamíferos se modificaron de manera gradual para ajustarse a los del tipo actual de animales herbívoros.
61:3.3 (696.7) Hace 25.000.000 de años que se produjo una ligera inmersión terrestre después de una larga época de elevación continental. La región de las Montañas Rocosas permaneció muy elevada, de manera que los materiales de erosión continuaron depositándose en todas las tierras bajas del este. Las Sierras volvieron a levantarse mucho; de hecho, han continuado elevándose desde entonces. La gran falla vertical de seis kilómetros y medio de la región de California data de estos tiempos.
61:3.4 (696.8) La época de hace 20.000.000 de años fue en verdad la edad de oro de los mamíferos. El puente terrestre del Estrecho de Bering se hallaba por encima del agua, y muchos grupos de animales emigraron desde Asia hasta América del Norte, incluyendo a los mastodontes con cuatro colmillos, los rinocerontes de patas cortas y muchas variedades de la familia de los felinos.
61:3.5 (696.9) Los primeros ciervos aparecieron, y en poco tiempo América del Norte se llenó de rumiantes — ciervos, bueyes, camellos, bisontes y diversas especies de rinocerontes — pero los cerdos gigantes, que medían dos metros de alto, se extinguieron.
61:3.6 (697.1) Los enormes elefantes de este período y de los siguientes tenían un gran cerebro así como un gran cuerpo, y pronto invadieron el mundo entero, a excepción de Australia. Por una vez el mundo estaba dominado por un animal enorme con un cerebro lo suficientemente grande como para permitirle seguir adelante. Comparado con la vida sumamente inteligente de aquellos tiempos, ningún animal del tamaño de un elefante podría haber sobrevivido a menos que poseyera un cerebro de gran tamaño y de calidad superior. En lo que se refiere a la inteligencia y a la facultad de adaptación, el caballo es el único que se acerca al elefante, el cual sólo es superado por el hombre mismo. Aun así, de las cincuenta especies de elefantes que existían al principio de este período, sólo han sobrevivido dos.
61:3.7 (697.2) Hace 15.000.000 de años, las regiones montañosas de Eurasia se estaban elevando, y había cierta actividad volcánica en todas estas regiones, pero no se podía comparar con los ríos de lava del hemisferio occidental. Estas condiciones inestables prevalecían en el mundo entero.
61:3.8 (697.3) El Estrecho de Gibraltar se cerró, y España quedó conectada con África por el viejo puente terrestre, pero el Mediterráneo desembocaba en el Atlántico a través de un estrecho canal que cruzaba toda Francia, y los picos montañosos y las tierras altas aparecían como si fueran islas por encima de este mar antiguo. Más tarde, estos mares europeos empezaron a retirarse. Más tarde aún, el Mediterráneo se unió con el Océano Índico, mientras que al final de este período la región de Suez se elevó de tal manera que el Mediterráneo se convirtió por un tiempo en un mar interior de agua salada.
61:3.9 (697.4) El puente terrestre de Islandia se sumergió, y las aguas árticas se mezclaron con las del Océano Atlántico. La costa atlántica de América del Norte se enfrió rápidamente, pero la costa del Pacífico seguía estando más caliente que en la actualidad. Las grandes corrientes oceánicas estaban en funcionamiento y afectaban al clima de una manera muy parecida a la de hoy.
61:3.10 (697.5) La vida de los mamíferos continuó evolucionando. Enormes manadas de caballos se juntaron con los camellos en las planicies occidentales de América del Norte; ésta fue, en verdad, la época de los caballos así como la de los elefantes. En calidad animal, el cerebro del caballo es el más cercano al del elefante, pero es indudablemente inferior en un aspecto: el caballo nunca ha vencido por completo su propensión profundamente arraigada a huir cuando está asustado. El caballo carece del control emocional del elefante, mientras que el elefante tiene la gran desventaja de su tamaño y de su falta de agilidad. Durante este período evolucionó un animal que se parecía un poco tanto al caballo como al elefante, pero pronto fue destruido por la familia de los felinos que se multiplicaba con rapidez.
61:3.11 (697.6) A medida que Urantia entra en la llamada «época sin caballos», deberíais hacer una pausa para considerar lo que este animal significó para vuestros antepasados. Al principio, los hombres utilizaron el caballo para alimentarse, luego para viajar y más tarde para la agricultura y la guerra. El caballo ha servido a la humanidad durante mucho tiempo y ha jugado un papel importante en el desarrollo de la civilización humana.
61:3.12 (697.7) Los desarrollos biológicos de este período contribuyeron mucho a preparar el terreno para la aparición posterior del hombre. En Asia central, los verdaderos tipos de monos primitivos así como de gorilas evolucionaron a partir de un antecesor común ya extinto. Pero ninguna de estas especies está relacionada con la línea de los seres vivos que habrían de convertirse, posteriormente, en los antepasados de la raza humana.
61:3.13 (697.8) La familia canina estaba representada por diversos grupos, principalmente por los lobos y los zorros; la tribu felina, por las panteras y los grandes tigres con dientes de sable; estos últimos aparecieron por primera vez en América del Norte. Las familias felina y canina modernas aumentaron en el mundo entero. Las comadrejas, martas, nutrias y mapaches prosperaron y se desarrollaron en todas las latitudes septentrionales.
61:3.14 (698.1) Las aves continuaron evolucionando, aunque se produjeron pocos cambios apreciables. Los reptiles eran similares a los tipos modernos — serpientes, cocodrilos y tortugas.
61:3.15 (698.2) Y así llegó a su fin un período memorable y muy interesante de la historia del mundo. Esta época del elefante y del caballo se conoce con el nombre de Mioceno.
61:4.1 (698.3) Este período es el de la elevación preglacial de las tierras en América del Norte, Europa y Asia. La topografía de la Tierra se modificó profundamente. Nacieron cadenas de montañas, los ríos cambiaron su curso y los volcanes aislados estallaron en el mundo entero.
61:4.2 (698.4) Hace 10.000.000 de años que empezó una época de depósitos terrestres locales diseminados por las tierras bajas de los continentes, pero la mayoría de estas sedimentaciones se desplazó posteriormente. En aquel momento, una gran parte de Europa estaba aún bajo el agua, incluyendo algunas zonas de Inglaterra, Bélgica y Francia, y el Mar Mediterráneo cubría una gran parte del norte de África. En América del Norte, unos extensos depósitos se acumularon al pie de las montañas, en los lagos y en las grandes cuencas terrestres. Estos depósitos sólo tienen un espesor medio de unos sesenta metros, están más o menos coloreados y contienen pocos fósiles. Dos grandes lagos de agua dulce existían en el oeste de Norteamérica. Las Sierras se estaban elevando y los Montes Shasta, Hood y Rainier estaban empezando su carrera. Pero el deslizamiento de América del Norte hacia la depresión atlántica no empezó hasta la época glacial posterior.
61:4.3 (698.5) Durante un corto período de tiempo, todas las tierras del mundo estuvieron unidas de nuevo a excepción de Australia, y entonces se produjo la última gran emigración animal a escala mundial. América del Norte estaba conectada con Sudamérica y Asia a la vez, y la vida animal procedió a intercambiarse libremente. Los perezosos, armadillos, antílopes y osos de Asia penetraron en América del Norte, mientras que los camellos norteamericanos se fueron a China. Los rinocerontes emigraron por el mundo entero a excepción de Australia y América del Sur, pero al final de este período se habían extinguido en el hemisferio occidental.
61:4.4 (698.6) En general, la vida del período anterior continuó evolucionando y extendiéndose. La familia felina dominaba la vida animal, y la vida marina se encontraba casi estancada. Muchos caballos tenían todavía tres dedos, pero los tipos modernos estaban a punto de llegar; las llamas y los camellos parecidos a las jirafas se mezclaban con los caballos en los pastizales de las llanuras. La jirafa apareció en África con un cuello tan largo como el de hoy. En América del Sur evolucionaron los perezosos, los armadillos, los osos hormigueros y los tipos sudamericanos de monos primitivos. Antes de que los continentes se quedaran definitivamente aislados, los mastodontes, aquellos animales macizos, emigraron a todas partes excepto a Australia.
61:4.5 (698.7) Hace 5.000.000 de años, el caballo alcanzó su estado de evolución actual y emigró desde América del Norte hacia el mundo entero. Pero el caballo se había extinguido en su continente de origen mucho antes de que llegara el hombre rojo.
61:4.6 (698.8) El clima se iba enfriando paulatinamente, y las plantas terrestres se desplazaban lentamente hacia el sur. Al principio, el creciente frío en el norte fue el que detuvo las emigraciones animales por los istmos nórdicos; estos puentes terrestres norteamericanos se hundieron posteriormente. Poco después, el lazo terrestre entre África y América del Sur se sumergió definitivamente, y el hemisferio occidental se quedó aislado de manera muy similar a como se encuentra hoy. A partir de este momento empezaron a desarrollarse unos tipos de vida distintos en el hemisferio oriental y en el hemisferio occidental.
61:4.7 (699.1) Y así se cerró este período de casi diez millones de años, sin que el antepasado del hombre hubiera aparecido todavía. A esta época se le conoce generalmente con el nombre de Plioceno.
61:5.1 (699.2) Al final del período anterior, las tierras de la parte nordeste de América del Norte y de Europa septentrional estaban sumamente elevadas en una gran proporción; amplias zonas de Norteamérica alcanzaban una altitud de 9.000 metros y más. En estas regiones nórdicas habían prevalecido anteriormente unos climas templados, y todas las aguas árticas estuvieron expuestas a la evaporación; estas aguas continuaron estando libres de hielo casi hasta el final del período glacial.
61:5.2 (699.3) Las corrientes oceánicas se desplazaron al mismo tiempo que se producían estas elevaciones terrestres, y los vientos estacionales cambiaron de dirección. A consecuencia de los movimientos de la atmósfera fuertemente saturada, estas condiciones produjeron finalmente una precipitación casi constante de humedad sobre las tierras altas septentrionales. La nieve empezó a caer sobre estas regiones elevadas, y por tanto frías, y continuó cayendo hasta alcanzar un espesor de 6.000 metros. Las zonas donde la nieve era más espesa, unido a la altitud, determinaron los puntos centrales de los flujos que se produjeron posteriormente debido a la presión glacial. El período glacial persistió mientras esta precipitación excesiva continuó cubriendo las tierras altas del norte con este enorme manto de nieve, que pronto se transformó en hielo compacto pero móvil.
61:5.3 (699.4) Todas las grandes capas de hielo de este período estaban situadas en las tierras altas, no en las regiones montañosas donde se encuentran hoy. La mitad del hielo glacial se encontraba en América del Norte, una cuarta parte en Eurasia y otra cuarta parte en otros lugares, principalmente en la Antártida. África se hallaba poco afectada por los hielos, pero Australia estaba casi totalmente cubierta por el manto de hielo antártico.
61:5.4 (699.5) Las regiones nórdicas de este mundo han sufrido seis invasiones glaciales distintas y separadas, aunque hubo decenas de avances y de retrocesos en unión con la actividad de cada capa de hielo individual. Los hielos de América del Norte se acumularon en dos centros, y más tarde en tres. Groenlandia estaba cubierta de hielo e Islandia completamente sepultada bajo un flujo helado. En Europa, el hielo cubrió en diversas ocasiones las Islas Británicas, a excepción de la costa meridional de Inglaterra, y se extendió por Europa occidental hasta Francia.
61:5.5 (699.6) Hace 2.000.000 de años, el primer glaciar norteamericano empezó a avanzar hacia el sur. La edad de hielo estaba ahora en gestación, y este glaciar empleó casi un millón de años en avanzar desde los centros nórdicos de presión y en retirarse de nuevo hacia ellos. La capa central de hielo se extendía hacia el sur hasta Kansas; los centros glaciares del este y del oeste no eran entonces tan extensos.
61:5.6 (699.7) Hace 1.500.000 años, el primer gran glaciar se estaba retirando hacia el norte. Mientras tanto, enormes cantidades de nieve habían caído sobre Groenlandia y la parte nordeste de América del Norte, y poco tiempo después esta masa oriental de hielo empezó a deslizarse hacia el sur. Ésta fue la segunda invasión glacial.
61:5.7 (699.8) Estas dos primeras invasiones de hielo no fueron muy extensas en Eurasia. Durante estas épocas primitivas del período glacial, América del Norte estaba plagada de mastodontes, mamuts lanudos, caballos, camellos, ciervos, bueyes almizcleros, bisontes, perezosos terrestres, castores gigantes, tigres con dientes de sable, perezosos tan grandes como elefantes y muchos grupos de las familias felina y canina. Pero a partir de esta época se fueron reduciendo rápidamente a consecuencia del frío creciente del período glacial. Hacia el final de la edad de hielo, la mayoría de estas especies animales se habían extinguido en Norteamérica.
61:5.8 (700.1) La vida terrestre y acuática que se encontraba alejada del hielo había cambiado poco en el mundo. Entre las invasiones glaciales, el clima era casi tan templado como en la actualidad, quizás un poco más caluroso. Después de todo, los glaciares eran fenómenos locales, aunque se extendieron hasta cubrir inmensas superficies. El clima costero varió enormemente entre los períodos de inactividad glacial y los períodos en que los enormes icebergs se deslizaban lejos de la costa de Maine hacia el Atlántico, o salían por Puget Sound hacia el Pacífico, o bien se desplomaban con estruendo en los fiordos noruegos camino del Mar del Norte.
61:6.1 (700.2) El gran acontecimiento de este período glacial fue la aparición por evolución del hombre primitivo. Un poco hacia el oeste de la India, en una tierra ahora sumergida y entre los descendientes de los antiguos tipos de lémures norteamericanos que emigraron a Asia, los mamíferos precursores del hombre aparecieron repentinamente. Estos pequeños animales caminaban principalmente sobre sus patas traseras; poseían un cerebro grande en proporción a su tamaño y en comparación con el cerebro de otros animales. En la septuagésima generación de esta orden de vida, un nuevo grupo de animales superiores se diferenció repentinamente. Estos nuevos mamíferos intermedios — que eran casi el doble de grandes que sus predecesores y poseían proporcionalmente una mayor capacidad cerebral — apenas acababan de establecerse bien cuando los primates, la tercera mutación vital, aparecieron repentinamente. (Al mismo tiempo, un desarrollo retrógrado dentro de la familia de los mamíferos intermedios dio origen a los antepasados de los simios; desde aquel día hasta la fecha, la rama humana ha progresado mediante una evolución paulatina, mientras que las tribus simias han permanecido estacionarias o han retrocedido realmente.)
61:6.2 (700.3) Hace 1.000.000 de años, Urantia fue registrada como mundo habitado. Una mutación dentro de la familia de los primates que progresaban produjo repentinamente dos seres humanos primitivos, los verdaderos antepasados de la humanidad.
61:6.3 (700.4) Este acontecimiento sucedió casi en la época en que empezó el tercer avance glacial; se puede observar así que vuestros primeros antepasados nacieron y se criaron en un entorno estimulante, vigorizante y difícil. Los únicos supervivientes de estos aborígenes de Urantia, los esquimales, prefieren vivir todavía hoy en los climas nórdicos muy fríos.
61:6.4 (700.5) Los seres humanos no habitaron en el hemisferio occidental hasta cerca del final de la era glacial. Pero durante las épocas interglaciares pasaron hacia el oeste rodeando el Mediterráneo y pronto invadieron el continente europeo. En las cuevas de Europa occidental se pueden encontrar huesos humanos mezclados con los restos de animales árticos y tropicales, lo que demuestra que el hombre vivió en estas regiones durante las últimas épocas del avance y del retroceso de los glaciares.
61:7.1 (700.6) A lo largo de todo el período glacial continuaron desarrollándose otras actividades, pero la acción de los hielos eclipsa todos los demás fenómenos en las latitudes nórdicas. Ninguna otra actividad terrestre deja unas pruebas tan características sobre la topografía. Los cantos rodados distintivos y las hendiduras superficiales tales como las marmitas de gigante, los lagos, las piedras desplazadas y las rocas pulverizadas, no están relacionados con ningún otro fenómeno de la naturaleza. El hielo es también responsable de esos abultamientos suaves, u ondulaciones del terreno, conocidos con el nombre de drumlins. A medida que avanza un glaciar, desplaza los ríos y modifica por completo la faz de la Tierra. Únicamente los glaciares dejan tras ellos unos derrubios reveladores — las morrenas básicas, laterales y terminales. Estos derrubios, sobre todo las morrenas básicas, se extienden en Norteamérica desde la costa oriental hacia el norte y el oeste, y también se encuentran en Europa y Siberia.
61:7.2 (701.1) Hace 750.000 años, la cuarta capa glacial formada por la unión de los campos de hielo del centro y del este de América del Norte estaba camino del sur; en su punto culminante alcanzó el sur de Illinois y desplazó el río Misisipí 80 kilómetros hacia el oeste, mientras que la parte oriental de la capa se extendió hacia el sur hasta el río Ohio y el centro de Pensilvania.
61:7.3 (701.2) En Asia, la capa de hielo siberiana llevó a cabo su invasión más meridional, mientras que el hielo que avanzaba en Europa se detuvo justamente delante de la barrera montañosa de los Alpes.
61:7.4 (701.3) Hace 500.000 años, durante el quinto avance de los hielos, un nuevo acontecimiento aceleró el curso de la evolución humana. Repentinamente, y en una sola generación, las seis razas de color aparecieron por mutación a partir de la familia humana aborigen. Esta fecha tiene una doble importancia puesto que señala también la llegada del Príncipe Planetario.
61:7.5 (701.4) En América del Norte, el quinto glaciar que avanzaba consistía en una invasión combinada de los tres centros de hielo. Sin embargo, el lóbulo oriental sólo se extendió a corta distancia por debajo del valle del San Lorenzo, y la capa de hielo occidental avanzó muy poco hacia el sur. Pero el lóbulo central alcanzó el sur hasta cubrir la mayor parte del estado de Iowa. En Europa, esta invasión de hielo no fue tan extensa como la anterior.
61:7.6 (701.5) Hace 250.000 años que empezó la sexta y última glaciación. A pesar del hecho de que las tierras altas del norte habían empezado a hundirse ligeramente, durante este período se acumularon los mayores depósitos de nieve en los campos helados septentrionales.
61:7.7 (701.6) En el transcurso de esta invasión, las tres grandes capas glaciares se unieron en una sola inmensa masa de hielo, y todas las montañas del oeste participaron en esta actividad glacial. De todas las invasiones glaciares, ésta fue la mayor que se produjo en Norteamérica; el hielo se desplazó hacia el sur hasta una distancia de más de dos mil cuatrocientos kilómetros de sus centros de presión, y América del Norte sufrió sus temperaturas más bajas.
61:7.8 (701.7) Hace 200.000 años, durante el avance del último glaciar, sucedió un episodio que tuvo mucho que ver con la marcha de los acontecimientos en Urantia — la rebelión de Lucifer.
61:7.9 (701.8) Hace 150.000 años, el sexto y último glaciar alcanzó los puntos más lejanos en su avance hacia el sur; la capa de hielo occidental atravesaba justo la frontera canadiense, la central llegaba hasta Kansas, Missouri e Illinois, y la capa oriental que avanzaba hacia el sur cubría la mayor parte de Pensilvania y Ohio.
61:7.10 (701.9) Éste es el glaciar que dejó las numerosas lenguas, o lóbulos de hielo, que esculpieron los lagos actuales, grandes y pequeños. El sistema norteamericano de los Grandes Lagos se produjo durante su retroceso. Los geólogos de Urantia han deducido con mucha exactitud las diversas etapas de esta evolución y han conjeturado correctamente que estas masas de agua desembocaron, en épocas diferentes, primero en el valle del Misisipí, luego hacia el este en el valle del Hudson, y finalmente, a través de una ruta septentrional, en el San Lorenzo. Hace treinta y siete mil años que el sistema comunicante de los Grandes Lagos empezó a verter sus aguas en la vía actual del Niágara.
61:7.11 (702.1) Hace 100.000 años, las inmensas capas de hielo polares empezaron a formarse durante el retroceso del último glaciar, y el centro de las acumulaciones de hielo se desplazó considerablemente hacia el norte. Mientras las regiones polares continúen cubiertas de hielo, es muy difícil que se produzca otra época glacial, independientemente de las elevaciones terrestres o de las modificaciones de las corrientes oceánicas que tengan lugar en el futuro.
61:7.12 (702.2) Este último glaciar estuvo avanzando durante cien mil años, y necesitó la misma cantidad de tiempo para completar su retroceso hacia el norte. Las regiones templadas han estado libres de los hielos desde hace poco más de cincuenta mil años.
61:7.13 (702.3) Los rigores del período glacial destruyeron numerosas especies y cambiaron radicalmente muchas otras. Muchas especies fueron profundamente cribadas durante las emigraciones de un lado para otro que el avance y el retroceso de los hielos hicieron necesarias. Los animales que siguieron a los glaciares de acá para allá sobre la Tierra fueron el oso, el bisonte, el reno, el buey almizclero, el mamut y el mastodonte.
61:7.14 (702.4) El mamut buscaba las praderas abiertas, pero el mastodonte prefería los márgenes abrigados de las regiones boscosas. Hasta una fecha reciente, el mamut estuvo vagando desde Méjico hasta Canadá; la variedad siberiana se cubrió de lana. El mastodonte permaneció en América del Norte hasta que fue exterminado por el hombre rojo de manera muy similar a como el hombre blanco destruyó más tarde al bisonte.
61:7.15 (702.5) Durante la última glaciación, el caballo, el tapir, la llama y el tigre con dientes de sable se extinguieron en América del Norte. Fueron reemplazados por los perezosos, los armadillos y los cerdos de agua que subieron desde América del Sur.
61:7.16 (702.6) Las emigraciones forzosas de la vida ante el avance de los hielos condujeron a una mezcla extraordinaria de plantas y de animales. Después del retroceso de la última invasión glacial, muchas especies árticas, tanto animales como vegetales, quedaron atrapadas en lo alto de algunos picos montañosos donde se habían refugiado para escapar de la destrucción por el glaciar. Por eso, estas plantas y estos animales desplazados se pueden encontrar hoy en lo alto de los Alpes en Europa e incluso en los Montes Apalaches de América del Norte.
61:7.17 (702.7) La época glacial es el último período geológico completo, el llamado Pleistoceno, y tuvo una duración de más de dos millones de años.
61:7.18 (702.8) Hace 35.000 años que terminó la gran época glacial, excepto en las regiones polares del planeta. Esta fecha también es significativa porque se aproxima mucho a la de la llegada de un Hijo y una Hija Materiales y al principio de la dispensación adámica, que coincide aproximadamente con el principio del período Holoceno o postglacial.
61:7.19 (702.9) Esta narración se extiende desde el nacimiento de los mamíferos hasta el retroceso de los hielos y los tiempos históricos, abarcando un período de casi cincuenta millones de años. Es el último período geológico — el actualmente vigente — y vuestros investigadores lo conocen con el nombre de Cenozoico o era de los tiempos recientes.
61:7.20 (702.10) [Patrocinado por un Portador de Vida residente.]
El libro de Urantia
Documento 62
62:0.1 (703.1) HACE casi un millón de años, los antepasados inmediatos del género humano hicieron su aparición mediante tres mutaciones repentinas y sucesivas en el tronco primitivo del tipo lémur de mamíferos placentarios. Los factores dominantes de estos lémures primitivos procedían del plasma vital evolutivo del grupo americano occidental o más reciente. Pero antes de establecer la línea directa del linaje humano, esta raza fue reforzada por las aportaciones de la implantación central de vida que había evolucionado en África. El grupo oriental de vida contribuyó poco o nada a la producción efectiva de la especie humana.
62:1.1 (703.2) Los lémures primitivos implicados en la ascendencia de la especie humana no estaban directamente emparentados con las tribus preexistentes de gibones y monos que vivían entonces en Eurasia y África del norte, y cuya progenie ha sobrevivido hasta la actualidad. Tampoco eran los descendientes del tipo moderno de lémur, aunque los dos procedían de un antepasado común que se había extinguido hacía mucho tiempo.
62:1.2 (703.3) Mientras estos lémures primitivos evolucionaban en el hemisferio occidental, los mamíferos antepasados directos de la humanidad se establecían en el suroeste de Asia, en la zona original de la implantación central de vida, pero en las fronteras de las regiones orientales. Hacía varios millones de años que los lémures del tipo norteamericano habían emigrado hacia el oeste por el puente terrestre de Bering, y habían avanzando lentamente hacia el suroeste a lo largo de la costa asiática. Estas tribus migratorias alcanzaron finalmente la región salubre situada entre el Mar Mediterráneo, entonces mucho más extenso, y las regiones montañosas en vías de elevarse de la península índica. En estas tierras situadas al oeste de la India se unieron con otras cepas favorables, y establecieron así la ascendencia de la raza humana.
62:1.3 (703.4) Con el paso del tiempo, el litoral de la India situado al suroeste de las montañas se sumergió progresivamente, y la vida de esta región quedó completamente aislada. Esta península mesopotámica o pérsica no tenía ninguna vía de acceso o de huida, salvo por el norte, y ésta fue cortada repetidas veces por las invasiones glaciares que se dirigían hacia el sur. Fue en esta zona, por aquel entonces casi paradisiaca, y a partir de los descendientes superiores de este tipo de mamíferos lémures, donde surgieron dos grandes grupos, las tribus simias de los tiempos modernos y la especie humana actual.
62:2.1 (703.5) Hace poco más de un millón de años que aparecieron repentinamente los mamíferos precursores mesopotámicos, los descendientes directos del tipo de lémur norteamericano de mamíferos placentarios. Eran unas criaturas pequeñas y activas, que medían casi un metro de altura; y aunque no caminaban habitualmente sobre las patas traseras, podían mantenerse fácilmente de pie. Eran peludas y ágiles y chillaban a la manera de los monos, pero al contrario que las tribus simias, eran carnívoras. Tenían un pulgar oponible primitivo, así como un dedo gordo prensil en el pie extremadamente útil. A partir de este momento, las especies prehumanas desarrollaron sucesivamente el pulgar oponible y fueron perdiendo de manera progresiva el poder prensor del dedo gordo del pie. Las tribus posteriores de monos conservaron el dedo gordo prensil del pie, pero nunca desarrollaron el tipo de pulgar humano.
62:2.2 (704.1) Estos mamíferos precursores alcanzaban su pleno desarrollo a los tres o cuatro años de edad, y la duración potencial de su vida era por término medio de unos veinte años. Por regla general tenían una sola cría a la vez, aunque a veces nacían gemelos.
62:2.3 (704.2) Los miembros de esta nueva especie tenían un cerebro más grande, en comparación con su tamaño, que cualquier otro animal que hubiera vivido hasta entonces en la Tierra. Experimentaban una gran parte de las emociones y compartían un buen número de los instintos que caracterizarían más tarde al hombre primitivo; eran extremadamente curiosos y manifestaban una gran alegría cuando tenían éxito en cualquier empresa. El apetito por la comida y el deseo sexual estaban bien desarrollados, y manifestaban una selección sexual definida mediante una forma tosca de cortejo y elección de la pareja. Eran capaces de luchar ferozmente para defender a los suyos; eran bastante tiernos en sus relaciones familiares, y poseían un sentido de la autodegradación que rayaba en la vergüenza y el remordimiento. Eran muy afectuosos y de una fidelidad conmovedora hacia su pareja, pero si las circunstancias los separaban, escogían una nueva compañía.
62:2.4 (704.3) Como eran de pequeña estatura y tenían una mente aguda para darse cuenta de los peligros de su hábitat boscoso, desarrollaron un temor extraordinario que les condujo a tomar las prudentes medidas de precaución que tanto contribuyeron a su supervivencia, entre ellas la construcción de toscos refugios en lo alto de los árboles, lo cual eliminaba muchos peligros de la vida en el suelo. El origen de las tendencias al miedo que tiene la humanidad data más específicamente de estos tiempos.
62:2.5 (704.4) Estos mamíferos precursores desarrollaron un espíritu tribal que nunca se había manifestado anteriormente. Eran en verdad muy gregarios, pero sin embargo se mostraban extremadamente belicosos cuando eran molestados de alguna manera en las ocupaciones corrientes de su vida rutinaria; y ponían de manifiesto un temperamento fogoso cuando se despertaba toda su cólera. Sin embargo, su naturaleza belicosa sirvió para una finalidad favorable; los grupos superiores no dudaban en hacer la guerra a sus vecinos inferiores, y de esta manera la especie mejoró paulatinamente mediante la supervivencia selectiva. Muy pronto dominaron la vida de las criaturas más pequeñas de esta región, y muy pocas de las antiguas tribus simiescas no carnívoras lograron sobrevivir.
62:2.6 (704.5) Estos pequeños animales agresivos se multiplicaron y se diseminaron por la península mesopotámica durante más de mil años, mejorando constantemente el tipo físico y la inteligencia general. Exactamente setenta generaciones después de que esta nueva tribu se hubiera originado en el tipo superior de antecesores lémures, se produjo el siguiente acontecimiento que hizo época — la repentina diferenciación de los predecesores de la siguiente etapa vital en la evolución de los seres humanos en Urantia.
62:3.1 (704.6) Al principio de la carrera de los mamíferos precursores, dos gemelos, un macho y una hembra, nacieron en la copa de un árbol en la morada de una pareja superior de estas ágiles criaturas. Comparadas con sus antepasados, eran unas pequeñas criaturas realmente hermosas. Tenían poco pelo en el cuerpo, pero esto no era ninguna desventaja puesto que vivían en un clima cálido y uniforme.
62:3.2 (705.1) Estas crías llegaron a medir poco más de un metro veinte de altura. Eran en todos los aspectos más grandes que sus progenitores, con piernas más largas y brazos más cortos. Tenían unos pulgares oponibles casi perfectos, que se adaptaban más o menos igual de bien a los trabajos más diversos que el pulgar de los humanos actuales. Caminaban erguidos, pues tenían unos pies casi tan adecuados para andar como los de las razas humanas posteriores.
62:3.3 (705.2) Su cerebro era inferior al de los seres humanos, y más pequeño, pero muy superior al de sus antepasados y relativamente mucho más grande. Los gemelos mostraron muy pronto una inteligencia superior y al poco tiempo fueron reconocidos como jefes de toda la tribu de los mamíferos precursores, instituyendo realmente una forma primitiva de organización social y una tosca división económica del trabajo. Este hermano y su hermana se aparearon y pronto disfrutaron de la compañía de veintiún hijos muy parecidos a ellos mismos, todos con más de un metro veinte de altura y superiores en todos los aspectos a la especie ancestral. Este nuevo grupo formó el núcleo de los mamíferos intermedios.
62:3.4 (705.3) Cuando aumentó el número de miembros de este grupo nuevo y superior, estalló la guerra, una guerra implacable; y cuando la terrible contienda terminó, no quedó vivo ni un solo individuo de la raza ancestral preexistente de mamíferos precursores. Los vástagos de la especie, menos numerosos pero más poderosos e inteligentes, habían sobrevivido a expensas de sus antepasados.
62:3.5 (705.4) Estas criaturas se convirtieron entonces en el terror de esta parte del mundo durante cerca de quince mil años (seiscientas generaciones). Todos los grandes animales feroces de los tiempos pasados habían perecido. Las grandes bestias originarias de estas regiones no eran carnívoras, y las especies más grandes de la familia felina, los leones y los tigres, aún no habían invadido este rincón particularmente protegido de la superficie de la Tierra. Por consiguiente, estos mamíferos intermedios se envalentonaron y subyugaron toda su parcela de la creación.
62:3.6 (705.5) Comparados con la especie ancestral, los mamíferos intermedios representaban una mejora en todos los sentidos. Incluso la duración potencial de su vida era más larga, siendo de unos veinticinco años. En esta nueva especie aparecieron algunas características humanas rudimentarias. Además de las propensiones innatas que mostraron sus antepasados, estos mamíferos intermedios eran capaces de manifestar repugnancia en ciertas situaciones repulsivas. Poseían también un instinto de atesoramiento bien definido; escondían la comida para utilizarla posteriormente y eran muy dados a coleccionar guijarros lisos y redondos y ciertos tipos de piedras redondas que les servían como munición defensiva y ofensiva.
62:3.7 (705.6) Estos mamíferos intermedios fueron los primeros que manifestaron una clara propensión a la construcción, tal como lo demuestra la rivalidad que tenían edificando casas en las copas de los árboles así como refugios subterráneos llenos de túneles; fueron la primera especie de mamíferos que buscó la seguridad tanto en los refugios arbóreos como subterráneos. Abandonaron en gran parte los árboles como lugar de residencia, viviendo en el suelo durante el día y durmiendo por la noche en las copas de los árboles.
62:3.8 (705.7) A medida que el tiempo pasaba, el aumento natural del número de miembros terminó por ocasionar una grave competición por la comida y una gran rivalidad sexual, lo que culminó en una serie de batallas de aniquilación mutua que destruyó casi toda la especie. Estas luchas continuaron hasta que sólo quedó vivo un grupo de menos de cien individuos. La paz reinó una vez más, y esta tribu solitaria superviviente volvió a construir sus dormitorios en las copas de los árboles y reanudó de nuevo una existencia normal y semipacífica.
62:3.9 (705.8) Apenas podéis imaginar cuán cerca estuvieron de la extinción una y otra vez vuestros antepasados prehumanos. Si la rana ancestral de toda la humanidad hubiera saltado en cierta ocasión cinco centímetros menos, todo el curso de la evolución hubiera cambiado notablemente. La madre directa, parecida a los lémures, de la especie de los mamíferos precursores, se libró por los pelos de la muerte al menos cinco veces antes de dar a luz al padre del nuevo orden de mamíferos superiores. Pero el mayor peligro de todos se produjo cuando un rayo cayó sobre el árbol donde dormía la futura madre de los gemelos primates. Los dos padres mamíferos intermedios sufrieron una fuerte conmoción y graves quemaduras, y tres de sus siete hijos murieron fulminados por este rayo caído del cielo. Estos animales en evolución eran casi supersticiosos. Esta pareja, cuyo refugio en la copa del árbol había sido golpeado por el rayo, era en realidad la pareja dirigente del grupo más progresivo de la especie de los mamíferos intermedios. Siguiendo su ejemplo, más de la mitad de la tribu, que incluía a las familias más inteligentes, se alejó a unos tres kilómetros de este lugar y empezó a construir sus nuevos domicilios en la copa de los árboles y nuevos refugios subterráneos — sus guaridas transitorias en caso de peligro repentino.
62:3.10 (706.1) Poco después de terminar su casa, esta pareja veterana de tantas batallas se convirtió en los padres orgullosos de unos gemelos, los animales más interesantes e importantes que habían nacido en el mundo hasta ese momento, pues eran los primeros representantes de la nueva especie de los Primates, y constituían la siguiente etapa vital de la evolución prehumana.
62:3.11 (706.2) En la misma época en que nacieron estos gemelos primates, otra pareja — un macho y una hembra particularmente retrasados de la tribu de los mamíferos intermedios, una pareja mental y físicamente inferior — también dio a luz a unos gemelos. Estos gemelos, un macho y una hembra, eran indiferentes a las conquistas; sólo se ocupaban de conseguir comida, y como no comían carne, pronto perdieron todo interés por buscar presas. Estos gemelos retrasados fueron los fundadores de las tribus simias modernas. Sus descendientes buscaron las regiones meridionales más cálidas, con sus climas templados y su abundancia en frutas tropicales, donde han continuado viviendo de manera muy parecida a la de aquella época, a excepción de las ramas que se aparearon con los tipos anteriores de gibones y monos, y que se deterioraron enormemente a consecuencia de ello.
62:3.12 (706.3) Así se puede ver fácilmente que el único parentesco entre el hombre y el mono reside en el hecho de que los dos descienden de los mamíferos intermedios, una tribu en la que se produjo el nacimiento contemporáneo y la separación posterior de dos parejas de gemelos: la pareja inferior destinada a engendrar los tipos modernos de monos, babuinos, chimpancés y gorilas, y la pareja superior destinada a continuar la línea ascendente que produjo por evolución al hombre mismo.
62:3.13 (706.4) El hombre moderno y los simios surgieron de la misma tribu y de la misma especie, pero no de los mismos padres. Los antepasados del hombre descendían de la cepa superior del resto seleccionado de esta tribu de mamíferos intermedios, mientras que los simios modernos (excepto algunos tipos preexistentes de lémures, gibones, monos y otras criaturas similares) son los descendientes de la pareja más inferior de este grupo de mamíferos intermedios, una pareja que sólo sobrevivió porque, en el transcurso de la última batalla encarnizada de su tribu, se ocultaron durante más de dos semanas en un refugio subterráneo donde almacenaban los alimentos, y no salieron hasta mucho después de que hubieran cesado las hostilidades.
62:4.1 (706.5) Regresemos al nacimiento de los gemelos superiores, un macho y una hembra, los dos miembros destacados de la tribu de los mamíferos intermedios. Estas crías eran de una clase excepcional; tenían aún menos pelo en el cuerpo que sus padres y desde muy pequeños insistieron en caminar erguidos. Sus antepasados siempre habían aprendido a caminar sobre sus patas traseras, pero estos gemelos primates estuvieron erguidos desde el principio. Alcanzaron una altura de más de un metro y medio, y sus cabezas eran más grandes en comparación con las de otros miembros de la tribu. Aprendieron muy pronto a comunicarse el uno con el otro por medio de señas y sonidos, pero nunca lograron que su pueblo comprendiera estos nuevos símbolos.
62:4.2 (707.1) Cuando tenían aproximadamente catorce años, huyeron de la tribu, dirigiéndose hacia el oeste para criar a su familia y fundar la nueva especie de los primates. A estas nuevas criaturas se les denomina muy adecuadamente Primates, puesto que fueron los antepasados animales directos e inmediatos de la familia humana misma.
62:4.3 (707.2) Así es como los primates llegaron a ocupar una región en la costa oeste de la península mesopotámica, que en aquella época se adentraba en el mar del sur, mientras que las tribus menos inteligentes y estrechamente emparentadas vivían en la punta de la península a lo largo de su costa oriental.
62:4.4 (707.3) Los primates eran más humanos y menos animales que los mamíferos intermedios que los precedieron. Las proporciones del esqueleto de esta nueva especie eran muy similares a las de las razas humanas primitivas. El tipo de mano y de pie humanos se había desarrollado plenamente, y estas criaturas podían caminar e incluso correr tan bien como cualquiera de sus descendientes humanos posteriores. Abandonaron casi por completo la vida en los árboles, aunque continuaron recurriendo a las copas de los árboles como medida de seguridad durante la noche, pues al igual que sus antepasados anteriores, estaban extremadamente dominadas por el miedo. La creciente utilización de sus manos contribuyó mucho al desarrollo de la capacidad inherente de su cerebro, pero aún no poseían una mente que se pudiera calificar realmente de humana.
62:4.5 (707.4) Aunque la naturaleza emocional de los primates difería poco de la de sus antepasados, mostraban una tendencia más humana en todas sus inclinaciones. Eran en verdad unos animales espléndidos y superiores; alcanzaban la madurez hacia los diez años de edad y la duración de su vida natural era de unos cuarenta años. Esto significa que podrían haber vivido cuarenta años si hubieran muerto de muerte natural, pero en aquellos tiempos primitivos muy pocos animales morían de muerte natural; la lucha por la existencia era demasiado fuerte.
62:4.6 (707.5) A continuación, después de casi novecientas generaciones de desarrollo, que abarcaron cerca de veintiún mil años desde la aparición de los mamíferos precursores, los primates dieron a luz repentinamente a dos asombrosas criaturas, los primeros seres verdaderamente humanos.
62:4.7 (707.6) Así es como los mamíferos precursores, que habían surgido del tipo norteamericano de lémures, dieron origen a los mamíferos intermedios, y estos últimos produjeron a su vez los primates superiores, que fueron los antepasados directos de la raza humana primitiva. Las tribus primates fueron el último eslabón vital en la evolución del hombre, pero en menos de cinco mil años no quedó ni un solo individuo de estas tribus extraordinarias.
62:5.1 (707.7) El nacimiento de los dos primeros seres humanos se produjo exactamente 993.419 años antes del año 1934 de la era cristiana.
62:5.2 (707.8) Estas dos criaturas extraordinarias eran unos seres verdaderamente humanos. Poseían un pulgar humano perfecto, como muchos de sus antepasados, y tenían unos pies tan perfectos como las razas humanas actuales. Estos seres caminaban y corrían, pero no trepaban; la función prensil del dedo gordo del pie ya no existía, había desaparecido por completo. Cuando el peligro los empujaba hacia las copas de los árboles, subían tal como lo harían los humanos de hoy. Subían por el tronco de los árboles como los osos y no como los chimpancés o los gorilas, balanceándose de rama en rama.
62:5.3 (708.1) Estos primeros seres humanos (y sus descendientes) alcanzaban la plena madurez a los doce años y la duración potencial de su vida era de unos setenta y cinco años.
62:5.4 (708.2) Pronto aparecieron muchas emociones nuevas en estos gemelos humanos. Sentían admiración tanto por los objetos como por los otros seres y daban muestras de una considerable vanidad. Pero el progreso más extraordinario en su desarrollo emocional fue la aparición repentina de un nuevo grupo de sentimientos realmente humanos, los sentimientos de adoración, que abarcaban el temor, la veneración, la humildad e incluso una forma primitiva de gratitud. El miedo, unido a la ignorancia de los fenómenos naturales, está a punto de dar nacimiento a la religión primitiva.
62:5.5 (708.3) En estos seres primitivos no sólo se manifestaban estos sentimientos humanos, sino que también estaban presentes, de manera rudimentaria, muchos sentimientos sumamente evolucionados. Conocían ligeramente la compasión, la vergüenza y el reproche, y tenían una aguda conciencia del amor, del odio y de la venganza; también eran propensos a experimentar unos celos muy acusados.
62:5.6 (708.4) Estos dos primeros humanos — los gemelos — fueron un gran tormento para sus padres primates. Eran tan curiosos y aventureros que estuvieron a punto de perder la vida en numerosas ocasiones antes de cumplir los ocho años. Sea como fuere, tenían bastantes cicatrices en el momento de cumplir los doce años.
62:5.7 (708.5) Aprendieron muy pronto a comunicarse verbalmente; a la edad de diez años habían elaborado un lenguaje perfeccionado de signos y palabras de casi cincuenta ideas, y habían mejorado y ampliado enormemente la técnica rudimentaria de comunicación de sus antepasados. Pero por mucho que se esforzaron, sólo lograron enseñar a sus padres algunos de sus signos y símbolos nuevos.
62:5.8 (708.6) Cuando tenían unos nueve años de edad, se alejaron un claro día río abajo y mantuvieron una conversación de gran importancia. Todas las inteligencias celestiales estacionadas en Urantia, incluido yo mismo, estaban presentes y observaban el desarrollo de esta cita al mediodía. Este día memorable llegaron al acuerdo de vivir el uno con el otro y el uno para el otro, y éste fue el primero de una serie de compromisos que culminaron finalmente en la decisión de huir de sus compañeros animales inferiores, y de partir hacia el norte, sin saber que de esta manera iban a fundar la raza humana.
62:5.9 (708.7) Aunque todos estábamos muy preocupados por los planes de estos dos pequeños salvajes, no teníamos poder para controlar el funcionamiento de sus mentes; no influimos arbitrariamente en sus decisiones — no podíamos hacerlo. Pero dentro de los límites permisibles de nuestras funciones planetarias, nosotros, los Portadores de Vida, junto con nuestros asociados, nos confabulamos para inducir a los gemelos humanos a que se dirigieran hacia el norte, lejos de sus parientes peludos que vivían parcialmente en los árboles. Y así, en virtud de su propia elección inteligente, los gemelos emigraron, y a causa de nuestra supervisión, emigraron hacia el norte, hacia una región aislada donde escaparon a la posibilidad de degradarse biológicamente mezclándose con sus parientes inferiores de las tribus de los primates.
62:5.10 (708.8) Poco antes de partir de su bosque natal, perdieron a su madre durante un ataque por sorpresa de los gibones. Aunque ella no poseía la misma inteligencia que ellos, como mamífero tenía por sus hijos un noble afecto de orden superior; y dio su vida valientemente intentando salvar a la pareja maravillosa. Su sacrificio no fue en vano, pues contuvo al enemigo hasta que el padre llegó con refuerzos y puso en fuga a los invasores.
62:5.11 (709.1) Poco después de que esta joven pareja abandonara a sus compañeros para fundar la raza humana, su padre primate se quedó desconsolado — tenía el corazón destrozado. Se negó a comer, incluso cuando sus otros hijos le llevaban la comida. Como había perdido a sus brillantes vástagos, la vida no le parecía digna de ser vivida al lado de sus mediocres semejantes; se alejó pues vagando por el bosque, fue atacado por unos gibones hostiles y éstos lo mataron a golpes.
62:6.1 (709.2) Nosotros, los Portadores de Vida que estábamos en Urantia, habíamos pasado por la larga vigilia de una espera vigilante desde el día en que plantamos por primera vez el plasma de vida en las aguas del planeta, y la aparición de los primeros seres realmente inteligentes y volitivos nos causó naturalmente una gran alegría y una satisfacción suprema.
62:6.2 (709.3) Habíamos estado observando el desarrollo mental de los gemelos mediante el funcionamiento de los siete espíritus ayudantes de la mente, asignados a Urantia en el momento de nuestra llegada al planeta. A lo largo de todo el desarrollo evolutivo de la vida planetaria, estos ministros incansables de la mente siempre habían registrado su creciente habilidad para ponerse en contacto con las capacidades cerebrales de los animales, las cuales se ampliaban sucesivamente a medida que las criaturas animales progresaban hacia niveles superiores.
62:6.3 (709.4) Al principio, únicamente el espíritu de la intuición pudo actuar sobre el comportamiento instintivo y reflejo de la vida animal primigenia. Cuando los tipos superiores se diferenciaron, el espíritu de la comprensión pudo dotar a estas criaturas con el don de asociar espontáneamente las ideas. Más tarde observamos que el espíritu de la valentía estaba en funcionamiento; los animales en evolución desarrollaron realmente una forma rudimentaria de conciencia protectora de sí mismos. Después de la aparición de los grupos de mamíferos, contemplamos que el espíritu del conocimiento se manifestaba cada vez más. La evolución de los mamíferos superiores permitió el funcionamiento del espíritu de consejo, con el consiguiente incremento del instinto gregario y los comienzos de un desarrollo social primitivo.
62:6.4 (709.5) El servicio creciente de los cinco primeros ayudantes lo habíamos observado cada vez más durante los tiempos de los mamíferos precursores, los mamíferos intermedios y los primates. Pero los dos últimos ayudantes, los ministros superiores de la mente, nunca habían podido funcionar en el tipo de mente evolutiva de Urantia.
62:6.5 (709.6) Imaginad nuestra alegría cuando un día — los gemelos tenían unos diez años — el espíritu de adoración se puso en contacto por primera vez con la mente de la gemela, y poco después con la del gemelo. Sabíamos que algo muy semejante a la mente humana se acercaba a su culminación; cerca de un año después, cuando resolvieron finalmente, debido a unos pensamientos meditados y a una decisión deliberada, huir del hogar y viajar hacia el norte, entonces el espíritu de la sabiduría empezó a funcionar en Urantia y en estas dos mentes humanas, ahora reconocidas como tales.
62:6.6 (709.7) Un nuevo tipo de movilización se produjo inmediatamente en los siete espíritus ayudantes de la mente. Estábamos llenos de expectación; nos dábamos cuenta de que se acercaba el momento tanto tiempo esperado; sabíamos que estábamos a las puertas de hacer realidad nuestro prolongado esfuerzo por producir mediante la evolución unas criaturas volitivas en Urantia.
62:7.1 (709.8) No tuvimos que esperar mucho tiempo. Al día siguiente de la huida de los gemelos, el primer destello de prueba de las señales del circuito universal se produjo al mediodía en el centro receptor planetario de Urantia. Todos estábamos, por supuesto, muy emocionados, pues nos dábamos cuenta de que un gran acontecimiento era inminente; pero como este mundo era una estación experimental de vida, no teníamos la menor idea de la manera exacta en que seríamos informados de que la vida inteligente había sido reconocida en el planeta. Pero no permanecimos mucho tiempo en la incertidumbre. Al tercer día de la fuga de los gemelos, y antes de que partiera el cuerpo de los Portadores de Vida, llegó el arcángel de Nebadon que estaba encargado de establecer los circuitos planetarios iniciales.
62:7.2 (710.1) Fue un día memorable en Urantia cuando nuestro pequeño grupo se reunió alrededor del polo planetario de las comunicaciones espaciales, y recibió el primer mensaje de Salvington en el circuito mental recién instalado en el planeta. Este primer mensaje, dictado por el jefe del cuerpo de los arcángeles, decía:
62:7.3 (710.2) «A los Portadores de Vida que están en Urantia — ¡Saludos! Transmitimos la certeza de que se ha experimentado un gran placer en Salvington, Edentia y Jerusem cuando en la sede central de Nebadon se registró la señal de que una mente con dignidad volitiva existía en Urantia. Se ha tomado nota de que los gemelos han decidido deliberadamente huir hacia el norte y apartar a sus descendientes de sus antepasados inferiores. Ésta es la primera decisión que toma una mente — una mente de tipo humano — en Urantia, y establece automáticamente el circuito de comunicación por el que este mensaje inicial de reconocimiento se está transmitiendo.»
62:7.4 (710.3) Luego llegaron los saludos, por este nuevo circuito, de los Altísimos de Edentia, que contenían instrucciones para los Portadores de Vida residentes, prohibiéndonos interferir en el modelo de vida que habíamos establecido. Se nos ordenó que no interviniéramos en los asuntos del progreso humano. No se debe deducir que los Portadores de Vida interfieren de manera arbitraria y mecánica en el proceso natural de los planes evolutivos de un planeta, porque no lo hacemos. Pero hasta ese momento se nos había permitido manipular el entorno y proteger el plasma vital de una manera especial; y esta supervisión extraordinaria, pero completamente natural, es la que tenía que terminar.
62:7.5 (710.4) Apenas habían dejado de hablar los Altísimos cuando el hermoso mensaje de Lucifer, entonces soberano del sistema de Satania, empezó a escucharse en el planeta. Los Portadores de Vida escucharon las palabras de bienvenida de su propio jefe y recibieron su permiso para regresar a Jerusem. Este mensaje de Lucifer contenía la aceptación oficial del trabajo de los Portadores de Vida en Urantia, y nos absolvía de toda crítica futura contra cualquiera de nuestros esfuerzos por mejorar los modelos de vida de Nebadon, tal como estaban establecidos en el sistema de Satania.
62:7.6 (710.5) Estos mensajes de Salvington, Edentia y Jerusem señalaron oficialmente el final de la supervisión secular del planeta por los Portadores de Vida. Habíamos estado de servicio durante épocas enteras, asistidos solamente por los siete espíritus ayudantes de la mente y los Controladores Físicos Maestros. Y ahora que la voluntad, la facultad para elegir la adoración y la ascensión, había aparecido en las criaturas evolutivas del planeta, comprendimos que nuestro trabajo había terminado, y nuestro grupo se preparó para partir. Como Urantia era un mundo de modificación de la vida, se nos concedió el permiso de dejar atrás a dos Portadores de Vida más antiguos con doce asistentes; fui escogido como miembro de este grupo, y desde entonces he permanecido en Urantia.
62:7.7 (710.6) Hace exactamente 993.408 años (antes del año 1934 d. de J.C.) que Urantia fue reconocida oficialmente como planeta para la habitación humana en el universo de Nebadon. La evolución biológica había logrado una vez más los niveles humanos de dignidad volitiva; el hombre había aparecido en el planeta 606 de Satania.
62:7.8 (710.7) [Patrocinado por un Portador de Vida de Nebadon, residente en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 63
63:0.1 (711.1) URANTIA fue registrada como mundo habitado cuando los dos primeros seres humanos — los gemelos — tenían once años, y antes de que se convirtieran en los padres del primogénito de la segunda generación de auténticos seres humanos. El mensaje arcangélico enviado desde Salvington en esta ocasión de reconocimiento oficial planetario terminaba con estas palabras:
63:0.2 (711.2) «La mente humana ha aparecido en el 606 de Satania, y los padres de esta nueva raza se llamarán Andón y Fonta. Todos los arcángeles ruegan para que estas criaturas puedan ser dotadas rápidamente con la presencia personal del don del espíritu del Padre Universal.»
63:0.3 (711.3) Andón es el nombre nebadónico que significa «la primera criatura semejante al Padre que muestra una sed humana de perfección». Fonta significa «la primera criatura semejante al Hijo que muestra una sed humana de perfección». Andón y Fonta nunca conocieron estos nombres hasta que les fueron atribuidos en el momento de fusionar con sus Ajustadores del Pensamiento. Durante toda su estancia como mortales en Urantia se llamaron el uno al otro Sonta-an y Sonta-en; Sonta-an significaba «amado por la madre» y Sonta-en «amado por el padre». Estos nombres se los pusieron ellos mismos y su significado expresa muy bien la consideración y el afecto mutuo que se tenían.
63:1.1 (711.4) Andón y Fonta fueron en muchos aspectos la pareja de seres humanos más extraordinaria que jamás ha vivido sobre la faz de la Tierra. Estos dos seres maravillosos, los verdaderos padres de toda la humanidad, fueron superiores en todos los sentidos a muchos de sus descendientes inmediatos, y radicalmente diferentes a todos sus antepasados tanto cercanos como lejanos.
63:1.2 (711.5) Los padres de esta primera pareja humana eran aparentemente poco diferentes del promedio de su tribu, aunque figuraban entre sus miembros más inteligentes, el primer grupo que aprendió a lanzar piedras y a emplear palos en los combates. También utilizaban puntas afiladas de piedra, de sílex y de hueso.
63:1.3 (711.6) Mientras vivía todavía con sus padres, Andón había amarrado un trozo afilado de sílex en la punta de un palo, utilizando para ello los tendones de un animal, y al menos en doce ocasiones utilizó bien este arma para salvar su propia vida y la de su hermana, que era tan curiosa y aventurera como él, y lo acompañaba indefectiblemente en todas sus excursiones exploratorias.
63:1.4 (711.7) La decisión de Andón y Fonta de huir de la tribu de los primates implica una calidad de mente que estaba muy por encima de la inteligencia más inferior que caracterizó a tantos descendientes posteriores suyos, los cuales se rebajaron hasta aparearse con sus primos retrasados de las tribus simias. Pero el sentimiento vago de ser algo más que unos simples animales era debido a que poseían una personalidad, y estaba acrecentado por la presencia interior de sus Ajustadores del Pensamiento.
63:2.1 (712.1) Después de que Andón y Fonta hubieron decidido huir hacia el norte, sucumbieron a sus miedos durante algún tiempo, principalmente al miedo de disgustar a su padre y a su familia inmediata. Imaginaron que podrían ser atacados por sus parientes hostiles y reconocieron así la posibilidad de encontrar la muerte a manos de los miembros de su tribu ya celosos de ellos. Cuando eran más pequeños, los gemelos habían pasado la mayor parte del tiempo en compañía el uno del otro, y por esta razón nunca habían sido demasiado populares entre sus primos animales de la tribu de los primates. El hecho de haber construido en los árboles un refugio separado y muy superior al de los demás tampoco había mejorado su posición en la tribu.
63:2.2 (712.2) En este nuevo hogar entre las copas de los árboles fue donde, después de haber sido despertados una noche por una violenta tormenta y mientras permanecían temerosa y cariñosamente abrazados, decidieron de manera firme y definitiva huir de su hábitat tribal y de su hogar arborícola.
63:2.3 (712.3) Ya habían preparado un tosco refugio en la copa de un árbol a casi media jornada de camino hacia el norte. Era su escondite seguro y secreto para el primer día que pasarían fuera de su bosque natal. Aunque los gemelos compartían con los primates el mismo miedo mortal a permanecer en el suelo durante la noche, se pusieron en camino hacia el norte poco antes del anochecer. Necesitaron un valor excepcional para emprender este viaje nocturno, incluso con Luna llena, pero dedujeron acertadamente que así era menos probable que los echaran de menos y que los persiguieran sus parientes y los miembros de su tribu. Y poco después de la medianoche llegaron sanos y salvos al lugar preparado de antemano.
63:2.4 (712.4) Mientras viajaban hacia el norte descubrieron un depósito de pedernal a cielo abierto, y como encontraron muchas piedras con formas adecuadas para diversos usos, cogieron una provisión para el futuro. Cuando Andón intentó tallar estos pedernales a fin de adaptarlos mejor para ciertas necesidades, descubrió sus propiedades chispeantes y concibió la idea de hacer fuego. Pero este pensamiento no se apoderó firmemente de él en aquel momento, pues el clima era todavía salubre y había poca necesidad de fuego.
63:2.5 (712.5) Pero el Sol del otoño bajaba continuamente en el cielo, y las noches se volvían cada vez más frías a medida que viajaban hacia el norte. Ya se habían visto obligados a servirse de las pieles de los animales para calentarse. Antes de llevar una luna fuera de su tierra natal, Andón indicó a su compañera que creía que podía hacer fuego con el pedernal. Durante dos meses intentaron utilizar la chispa del pedernal para encender un fuego, pero no lo consiguieron. Cada día, esta pareja golpeaba los pedernales y se esforzaba por prenderle fuego a la madera. Por fin una tarde, hacia la hora de ponerse el Sol, el secreto de la técnica se aclaró cuando a Fonta se le ocurrió subirse a un árbol cercano para coger el nido abandonado de un pájaro. El nido estaba seco y era muy inflamable, por lo que se encendió con una llamarada en cuanto la chispa cayó sobre él. Se quedaron tan sorprendidos y asustados de su éxito que estuvieron a punto de perder el fuego, pero lo salvaron añadiendo el combustible apropiado, y fue entonces cuando empezó la primera búsqueda de leña por parte de los padres de toda la humanidad.
63:2.6 (712.6) Éste fue uno de los momentos más felices de su corta pero agitada vida. Se quedaron levantados toda la noche viendo arder su fuego, comprendiendo vagamente que habían hecho un descubrimiento que les permitiría desafiar el clima y así ser independientes para siempre de sus parientes animales de las tierras del sur. Después de pasar tres días descansando y disfrutando del fuego, continuaron su viaje.
63:2.7 (712.7) Los antepasados primates de Andón habían conservado a menudo los fuegos que los rayos encendían, pero las criaturas de la Tierra nunca antes habían poseído un método para conseguir fuego a voluntad. Pero pasó mucho tiempo antes de que los gemelos aprendieran que el musgo seco y otros materiales servían igual de bien que los nidos de los pájaros para encender fuego.
63:3.1 (713.1) Habían transcurrido casi dos años, desde la noche en que los gemelos partieron de su hogar, cuando nació su primer hijo. Le llamaron Sontad; y Sontad fue la primera criatura nacida en Urantia que fue envuelta en una ropa protectora en el momento de nacer. La raza humana había empezado, y con esta nueva evolución apareció el instinto de cuidar adecuadamente a los niños cada vez más frágiles, un instinto que caracterizaría el desarrollo progresivo de la mente de tipo intelectual, en contraste con el tipo simplemente animal.
63:3.2 (713.2) Andón y Fonta tuvieron en total diecinueve hijos, y vivieron para disfrutar de la compañía de casi cincuenta nietos y media docena de biznietos. La familia residía en cuatro refugios rocosos contiguos, o semicavernas, de las cuales tres se comunicaban mediante galerías que habían sido excavadas en la caliza blanda con herramientas de sílex inventadas por los hijos de Andón.
63:3.3 (713.3) Estos primeros andonitas mostraban un espíritu de clan muy acusado; cazaban en grupo y nunca se alejaban demasiado de su lugar de residencia. Parecían darse cuenta de que formaban un grupo aislado y excepcional de seres vivos, y que por lo tanto debían evitar separarse. Este sentimiento de parentesco íntimo se debía sin duda a una intensificación del ministerio mental de los espíritus ayudantes.
63:3.4 (713.4) Andón y Fonta trabajaron sin cesar para alimentar y edificar su clan. Vivieron hasta la edad de cuarenta y dos años, y los dos murieron durante un terremoto a causa de la caída de una roca en voladizo. Cinco hijos suyos y once nietos perecieron con ellos, y casi veinte de sus descendientes sufrieron heridas graves.
63:3.5 (713.5) A la muerte de sus padres, Sontad, a pesar de un pie gravemente herido, asumió inmediatamente la dirección del clan con la hábil ayuda de su mujer, la mayor de sus hermanas. Su primera tarea consistió en subir rodando unas piedras para sepultar adecuadamente a sus padres, hermanos, hermanas e hijos muertos. No se debe conceder un significado indebido a este acto de enterramiento. Sus ideas sobre la supervivencia después de la muerte eran muy vagas e indefinidas, pues procedían en gran parte de sus sueños fantásticos y variados.
63:3.6 (713.6) Esta familia de Andón y Fonta permaneció unida hasta la vigésima generación, cuando la lucha por la comida y las fricciones sociales se combinaron para provocar el principio de la dispersión.
63:4.1 (713.7) Los hombres primitivos — los andonitas — tenían los ojos negros y la tez morena, algo así como un cruce entre la raza amarilla y la roja. La melanina es una sustancia colorante que se encuentra en la piel de todos los seres humanos. Es el pigmento original de la piel andónica. Por el aspecto general y el color de la piel, estos primeros andonitas se parecían más a los esquimales de hoy que a ningún otro tipo de seres humanos vivientes. Fueron las primeras criaturas que emplearon la piel de los animales para protegerse del frío; no tenían mucho más pelo en el cuerpo que los humanos de hoy.
63:4.2 (713.8) La vida tribal de los antepasados animales de estos primeros hombres había presagiado los principios de numerosos convencionalismos sociales. El desarrollo de las emociones y el aumento de la capacidad cerebral de estos seres produjeron un desarrollo inmediato de la organización social y una nueva división del trabajo en el clan. Eran sumamente imitativos, pero su instinto de juego apenas estaba desarrollado y su sentido del humor estaba casi totalmente ausente. El hombre primitivo sonreía alguna que otra vez, pero nunca se entregaba a una risa cordial. El humor fue un legado posterior de la raza adámica. Estos primeros seres humanos no eran tan sensibles al dolor ni tan reactivos a las situaciones desagradables como muchos de los mortales evolutivos posteriores. El parto no fue una prueba dolorosa o angustiosa para Fonta ni para su progenie inmediata.
63:4.3 (714.1) Formaban una tribu maravillosa. Los varones solían luchar heroicamente por la seguridad de sus compañeras y de su progenitura; las mujeres se consagraban cariñosamente a sus hijos. Pero su patriotismo se limitaba estrictamente a su clan inmediato. Eran muy leales a sus familias; estaban dispuestos a morir sin dudarlo para defender a sus hijos, pero no eran capaces de captar la idea de intentar hacer un mundo mejor para sus nietos. El altruismo no había nacido todavía en el corazón humano, aunque todas las emociones esenciales para el nacimiento de la religión se encontraban ya presentes en estos aborígenes de Urantia.
63:4.4 (714.2) Estos primeros hombres poseían un afecto conmovedor por sus camaradas y tenían ciertamente una idea real, aunque rudimentaria, de la amistad. En épocas posteriores fue muy común contemplar, durante las batallas que se repetían sin cesar contra las tribus inferiores, a uno de estos hombres primitivos luchar valientemente con una mano mientras continuaba esforzándose por proteger y salvar a un compañero de combate herido. Muchas de las características humanas más nobles y elevadas que se desarrollaron en el transcurso de la evolución posterior, se presagiaban de manera conmovedora en estos pueblos primitivos.
63:4.5 (714.3) El clan andónico original mantuvo una línea ininterrumpida de jefes hasta la vigésimo séptima generación, durante la cual, al no aparecer ningún vástago varón entre los descendientes directos de Sontad, dos miembros rivales del clan que aspiraban a la jefatura empezaron a luchar por la supremacía.
63:4.6 (714.4) Antes de la gran dispersión de los clanes andónicos, un lenguaje bien desarrollado había evolucionado a partir de los primeros esfuerzos por comunicarse entre ellos. Este lenguaje continuó enriqueciéndose y recibió aportaciones casi diarias debido a los nuevos inventos y a las adaptaciones al entorno que este pueblo activo, inquieto y curioso realizaba. Y este lenguaje se convirtió en la voz de Urantia, en la lengua de la familia humana primitiva, hasta la aparición posterior de las razas de color.
63:4.7 (714.5) A medida que el tiempo pasaba, los clanes andónicos aumentaron y el contacto entre estas familias en expansión empezó a producir fricciones y malentendidos. Sólo había dos cosas que llegaron a ocupar la mente de estos pueblos: cazar para obtener comida y combatir para vengarse de alguna injusticia o de algún insulto, real o supuesto, cometido por las tribus vecinas.
63:4.8 (714.6) Las disensiones familiares aumentaron, estallaron las guerras entre las tribus, y los mejores elementos de los grupos más capaces y avanzados sufrieron graves pérdidas. Algunas de estas pérdidas fueron irreparables; algunos de los elementos más valiosos en cuanto a capacidad e inteligencia se perdieron para siempre en el mundo. Estas guerras continuas entre los clanes amenazaron con extinguir a esta primera raza y a su civilización primitiva.
63:4.9 (714.7) Es imposible inducir a unos seres tan primitivos a que vivan juntos mucho tiempo en paz. El hombre desciende de animales combativos, y cuando la gente inculta está estrechamente asociada, se irritan y se ofenden mutuamente. Los Portadores de Vida conocen esta tendencia de las criaturas evolutivas y, por consiguiente, aseguran la separación final de los seres humanos en vías de desarrollo al menos en tres razas distintas y separadas, y más a menudo en seis.
63:5.1 (715.1) Las primeras razas andonitas no penetraron mucho en el interior de Asia, y al principio no entraron en África. La geografía de aquellos tiempos las orientó hacia el norte, y estos pueblos viajaron cada vez más hacia el norte hasta que el hielo del tercer glaciar, que avanzaba lentamente, se lo impidió.
63:5.2 (715.2) Antes de que esta extensa capa de hielo llegara hasta Francia y las Islas Británicas, los descendientes de Andón y Fonta habían avanzado hacia el oeste por Europa, y habían establecido más de mil poblados separados a lo largo de los grandes ríos que desembocaban en el Mar del Norte, cuyas aguas eran cálidas en aquel entonces.
63:5.3 (715.3) Estas tribus andónicas fueron los primeros habitantes de las riberas de Francia; vivieron a lo largo del río Somme durante decenas de miles de años. El Somme es el único río que los glaciares no cambiaron, y en aquellos tiempos corría hacia el mar poco más o menos como en la actualidad. Esto explica por qué se encuentran tantos indicios de los descendientes andónicos a lo largo del valle de este río.
63:5.4 (715.4) Estos aborígenes de Urantia no vivían en los árboles, aunque en caso de necesidad aún se subían a las copas. Residían normalmente al abrigo de los precipicios que sobresalían por encima de los ríos y en las grutas de las laderas, que les proporcionaban una buena vista sobre las vías de acceso y los protegían de los elementos. Así podían disfrutar de la comodidad de sus fogatas sin que el humo les incomodara demasiado. Tampoco eran verdaderos trogloditas, aunque en épocas posteriores las últimas capas de hielo que avanzaron hacia el sur obligaron a sus descendientes a refugiarse en las cavernas. Preferían acampar cerca de los límites de un bosque y al lado de un riachuelo.
63:5.5 (715.5) Pronto se volvieron extraordinariamente hábiles en camuflar sus moradas parcialmente abrigadas, y demostraron una gran destreza en la construcción de cabañas de piedra en forma de cúpula, que utilizaban como habitación para dormir, en las cuales entraban a gatas por la noche. La entrada de estas cabañas se cerraba rodando una piedra delante de ella, una piedra grande que se había colocado en el interior para este fin antes de poner en su sitio las últimas piedras del techo.
63:5.6 (715.6) Los andonitas eran unos cazadores audaces y afortunados; a excepción de las bayas silvestres y de ciertas frutas de los árboles, se alimentaban exclusivamente de carne. Así como Andón había inventado el hacha de piedra, sus descendientes no tardaron en descubrir la lanza y el arpón, y los utilizaron de manera eficaz. Por fin una mente capaz de crear herramientas funcionaba en conjunción con una mano capaz de utilizarlas, y estos primeros humanos se volvieron muy diestros en la fabricación de herramientas de sílex. Viajaban por todas partes buscando sílex, de manera muy similar a como los humanos de hoy viajan hasta los confines de la Tierra en busca de oro, platino y diamantes.
63:5.7 (715.7) Estas tribus andónicas manifestaron, en otros muchos aspectos, un grado de inteligencia que sus descendientes retrógrados no alcanzaron en medio millón de años, aunque volvieran a descubrir una y otra vez diversos métodos para encender el fuego.
63:6.1 (715.8) A medida que se extendía la dispersión andónica, el nivel cultural y espiritual de los clanes fue degenerando durante cerca de diez mil años hasta los tiempos de Onagar, el cual asumió la dirección de estas tribus, trajo la paz entre ellas y las condujo a todas, por primera vez, a la adoración de «Aquel que da el Aliento a los hombres y a los animales».
63:6.2 (716.1) La filosofía de Andón había sido muy confusa; le faltó muy poco para convertirse en un adorador del fuego a causa de la gran comodidad que le procuró su descubrimiento accidental. Sin embargo, la razón lo desvió de su propio descubrimiento y lo orientó hacia el Sol como fuente superior e imponente de luz y de calor; pero esta fuente estaba demasiado lejana, y Andón no se convirtió en un adorador del Sol.
63:6.3 (716.2) Los andonitas no tardaron en descubrir el miedo que les producían los elementos — trueno, relámpago, lluvia, nieve, granizo e hielo. Pero el hambre era el estímulo que reaparecía constantemente en aquellos tiempos primitivos, y como se alimentaban en gran parte de los animales, desarrollaron con el tiempo una especie de adoración a los animales. Para Andón, los animales comestibles más grandes eran símbolos de fuerza creativa y de poder sustentador. De vez en cuando, tenían la costumbre de designar a alguno de estos animales más grandes como objeto de adoración. Cuando estaba en boga un animal determinado, dibujaban toscamente sus contornos en las paredes de las cavernas, y más tarde, a medida que las artes continuaron progresando, este dios animal era grabado en diversos ornamentos.
63:6.4 (716.3) Muy pronto, los pueblos andónicos adquirieron la costumbre de abstenerse de comer la carne del animal que se veneraba en su tribu. Luego, para causar una impresión más adecuada en la mente de los jóvenes, desarrollaron una ceremonia de veneración que realizaban alrededor del cuerpo de uno de aquellos animales reverenciados; y más tarde aún, esta celebración primitiva se transformó en las ceremonias sacrificatorias más complicadas que practicaron sus descendientes. Éste es el origen de los sacrificios como parte del culto. Esta idea fue elaborada por Moisés en el ritual hebreo, y conservada en su esencia por el apóstol Pablo como la doctrina de la expiación de los pecados mediante el «derramamiento de sangre».
63:6.5 (716.4) La comida era la cosa más importante en la vida de estos seres humanos primitivos, tal como lo demuestra la oración que Onagar, su gran instructor, enseñó a esta gente sencilla. Esta oración decía así:
63:6.6 (716.5) «Oh Aliento de la Vida, danos hoy nuestro alimento de cada día, líbranos de la maldición del hielo, sálvanos de nuestros enemigos del bosque, y recíbenos con misericordia en el Gran Más Allá.»
63:6.7 (716.6) Onagar mantuvo su cuartel general en una población llamada Obán, situada en las orillas septentrionales del antiguo Mediterráneo, en la región actual del Mar Caspio. Esta población era un lugar de detención enclavado en el punto donde la ruta que conducía desde la Mesopotamia meridional hacia el norte, daba la vuelta hacia el oeste. Desde Obán, Onagar envió educadores a las poblaciones lejanas para difundir sus nuevas doctrinas sobre una sola Deidad y su concepto de la vida futura, que él llamaba el Gran Más Allá. Estos emisarios de Onagar fueron los primeros misioneros del mundo; fueron también los primeros seres humanos que asaron la carne, los primeros que utilizaron el fuego con regularidad para preparar la comida. Asaban la carne en la punta de unos palos y también sobre las piedras calientes; más tarde asaron grandes trozos al fuego, pero sus descendientes retrocedieron casi por completo al consumo de la carne cruda.
63:6.8 (716.7) Onagar nació 983.323 años antes del año 1934 de la era cristiana y vivió hasta los sesenta y nueve años de edad. La historia de las realizaciones de este maestro pensador y dirigente espiritual de los tiempos anteriores al Príncipe Planetario constituye un relato emocionante sobre la organización de estos pueblos primitivos en una verdadera sociedad. Instituyó un gobierno tribal eficaz que las generaciones sucesivas no lograron igualar en muchos milenios. Hasta la llegada del Príncipe Planetario, nunca más volvió a existir en la Tierra una civilización espiritual tan elevada. Esta gente sencilla tenía una verdadera religión, aunque fuera primitiva, pero sus descendientes en vías de degeneración la perdieron posteriormente.
63:6.9 (717.1) Aunque Andón y Fonta habían recibido Ajustadores del Pensamiento, así como muchos de sus descendientes, los Ajustadores y los serafines guardianes no llegaron en gran número a Urantia hasta los tiempos de Onagar. Esta época fue, en verdad, la edad de oro del hombre primitivo.
63:7.1 (717.2) Andón y Fonta, los espléndidos fundadores de la raza humana, recibieron su reconocimiento en el momento del juicio de Urantia, cuando llegó el Príncipe Planetario, y terminaron el régimen de los mundos de las mansiones a su debido tiempo con la categoría de ciudadanos de Jerusem. Aunque nunca han recibido autorización para regresar a Urantia, están al corriente de la historia de la raza que fundaron. Se afligieron por la traición de Caligastia, se entristecieron con el fracaso de Adán, pero se regocijaron extremadamente cuando se recibió la noticia de que Miguel había escogido su mundo como escenario para su última donación.
63:7.2 (717.3) Andón y Fonta fusionaron en Jerusem con sus Ajustadores del Pensamiento, tal como lo hicieron varios hijos suyos, entre ellos Sontad; pero la mayoría de sus descendientes, incluso inmediatos, sólo lograron fusionar con el Espíritu.
63:7.3 (717.4) Poco después de llegar a Jerusem, Andón y Fonta recibieron permiso del Soberano del Sistema para regresar al primer mundo de las mansiones, a fin de servir con las personalidades morontiales que acogen a los peregrinos del tiempo que llegan de Urantia a las esferas celestiales. Y han sido asignados a esta tarea por un tiempo indeterminado. Intentaron enviar sus saludos a Urantia en el momento de estas revelaciones, pero su petición fue sabiamente denegada.
63:7.4 (717.5) Y ésta es la narración del capítulo más heroico y fascinante de toda la historia de Urantia, el relato de la evolución, la lucha por la vida, la muerte y la supervivencia eterna de los padres excepcionales de toda la humanidad.
63:7.5 (717.6) [Presentado por un Portador de Vida residente en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 64
64:0.1 (718.1) ÉSTA es la historia de las razas evolutivas de Urantia desde los tiempos de Andón y Fonta, hace casi un millón de años, pasando por la época del Príncipe Planetario, hasta el final del período glacial.
64:0.2 (718.2) La raza humana tiene casi un millón de años de edad. La primera mitad de su historia corresponde aproximadamente a los tiempos anteriores al Príncipe Planetario de Urantia. La segunda mitad de la historia de la humanidad comienza en el momento de la llegada del Príncipe Planetario y de la aparición de las seis razas de color, y corresponde más o menos al período considerado generalmente como la antigua edad de piedra.
64:1.1 (718.3) El hombre primitivo hizo su aparición evolutiva en la Tierra hace poco menos de un millón de años, y tuvo una dura experiencia. Trató instintivamente de evitar el peligro de mezclarse con las tribus simias inferiores. Pero no pudo emigrar hacia el este debido a las altas tierras áridas del Tíbet, con sus 9.000 metros por encima del nivel del mar; tampoco pudo ir hacia el sur o el oeste, porque el Mar Mediterráneo era mucho más grande que hoy, extendiéndose entonces hacia el este hasta el Océano Índico; y cuando se dirigió hacia el norte, se encontró con el hielo que venía avanzando. Pero incluso cuando el hielo bloqueó su emigración ulterior, y aunque las tribus que se dispersaban se volvían cada vez más hostiles, los grupos más inteligentes nunca albergaron la idea de dirigirse hacia el sur para vivir entre sus primos arborícolas peludos con un intelecto inferior.
64:1.2 (718.4) Muchas de las emociones religiosas más antiguas del hombre nacieron de su sensación de impotencia ante el entorno cerrado de esta situación geográfica — montañas a la derecha, agua a la izquierda y el hielo al frente. Sin embargo, estos andonitas progresivos no querían volver atrás con sus parientes inferiores del sur que vivían en los árboles.
64:1.3 (718.5) Estos andonitas evitaban los bosques, en contraste con las costumbres de sus parientes no humanos. El hombre siempre ha degenerado en los bosques; la evolución humana sólo ha progresado en los espacios abiertos y en las latitudes más elevadas. El frío y el hambre que reinan en las tierras al descubierto estimulan la actividad, la invención y el ingenio. Mientras estas tribus andónicas producían a los pioneros de la raza humana actual en medio de las dificultades y privaciones de estos rigurosos climas nórdicos, sus primos atrasados disfrutaban en los bosques tropicales meridionales del país de su origen primitivo común.
64:1.4 (718.6) Estos acontecimientos se produjeron durante la época del tercer glaciar, el primero según el cálculo de los geólogos. Los dos primeros glaciares fueron poco extensos en Europa septentrional.
64:1.5 (718.7) Durante la mayor parte del período glacial, Inglaterra estuvo comunicada por tierra con Francia, mientras que más tarde África estuvo unida a Europa mediante el puente terrestre de Sicilia. En la época de las emigraciones andónicas, un camino terrestre continuo, que pasaba por Europa y Asia, conectaba a Inglaterra en el oeste con Java en el este; pero Australia estaba de nuevo aislada, lo que acentuó aún más el desarrollo de su propia fauna peculiar.
64:1.6 (719.1) Hace 950.000 años, los descendientes de Andón y Fonta habían emigrado muy lejos hacia el este y el oeste. En el oeste, cruzaron por Europa y llegaron hasta Francia e Inglaterra. En épocas posteriores penetraron hacia el este hasta llegar a Java, donde recientemente se han encontrado sus huesos — el llamado hombre de Java — y luego continuaron su viaje hasta Tasmania.
64:1.7 (719.2) Los grupos que fueron hacia el oeste se contaminaron menos con las cepas atrasadas de origen ancestral común que los que se dirigieron hacia el este, los cuales se mezclaron muy ampliamente con sus primos animales retrasados. Estos individuos no progresivos se encaminaron hacia el sur y se aparearon enseguida con las tribus inferiores. Más tarde, un número creciente de mestizos regresaron al norte y se emparejaron con los pueblos andónicos que se extendían con rapidez; estas uniones desafortunadas deterioraron infaliblemente la raza superior. Cada vez menos poblados primitivos conservaron la adoración de Aquél que da el Aliento. Esta civilización en sus albores estuvo amenazada de extinción.
64:1.8 (719.3) Siempre ha sido así en Urantia. Unas civilizaciones muy prometedoras se han deteriorado sucesivamente y han terminado por extinguirse debido a la locura de permitir que los individuos superiores procreen libremente con los inferiores.
64:2.1 (719.4) Hace 900.000 años, las artes de Andón y Fonta y la cultura de Onagar estaban desapareciendo de la faz de la Tierra; la cultura, la religión e incluso el trabajo del sílex se encontraban en su punto más bajo.
64:2.2 (719.5) Fue en estos tiempos cuando grandes grupos de mestizos inferiores, procedentes del sur de Francia, llegaron a Inglaterra. Estas tribus estaban tan cruzadas con las criaturas simiescas de los bosques que apenas eran humanas. No tenían ninguna religión, pero trabajaban el sílex de manera rudimentaria y poseían la suficiente inteligencia para encender el fuego.
64:2.3 (719.6) Estas tribus fueron seguidas, en Europa, por un pueblo prolífico y un poco superior, cuyos descendientes se diseminaron pronto por todo el continente, desde los hielos del norte hasta los Alpes y el Mediterráneo en el sur. Estas tribus formaban la llamada raza de Heidelberg.
64:2.4 (719.7) Durante este largo período de decadencia cultural, los pueblos de Foxhall en Inglaterra y las tribus de Badonán en el noroeste de la India continuaron manteniendo algunas tradiciones de Andón y ciertos restos de la cultura de Onagar.
64:2.5 (719.8) Los pueblos de Foxhall eran los más occidentales y lograron conservar una gran parte de la cultura andónica; también preservaron sus conocimientos sobre el trabajo del sílex y los trasmitieron a sus descendientes, los antiguos antepasados de los esquimales.
64:2.6 (719.9) Aunque los vestigios de los pueblos de Foxhall han sido los últimos que se han descubierto en Inglaterra, estos andonitas fueron en realidad los primeros seres humanos que vivieron en estas regiones. En aquella época, el puente terrestre unía todavía a Francia con Inglaterra; y como la mayoría de las primeras colonias de los descendientes de Andón estaban situadas a lo largo de los ríos y las costas de aquellos tiempos antiguos, actualmente se encuentran bajo las aguas del Canal de la Mancha y del Mar del Norte, pero unas tres o cuatro siguen todavía por encima del agua en la costa inglesa.
64:2.7 (720.1) Una gran parte de los pueblos de Foxhall más inteligentes y espirituales mantuvieron su superioridad racial y perpetuaron sus costumbres religiosas primitivas. Este pueblo se mezcló ulteriormente con razas más recientes, partió de Inglaterra hacia el oeste después de una invasión glaciar posterior, y ha sobrevivido como los esquimales actuales.
64:3.1 (720.2) Además de los pueblos de Foxhall en el oeste, otro centro combativo de cultura sobrevivió en el este. Este grupo estaba situado en las estribaciones de las tierras altas del noroeste de la India, entre las tribus de Badonán, un tataranieto de Andón. Estos pobladores fueron los únicos descendientes de Andón que nunca practicaron los sacrificios humanos.
64:3.2 (720.3) Estos badonitas de las tierras altas ocupaban una extensa meseta rodeada de bosques, atravesada por arroyos y provista de abundante caza. Al igual que algunos de sus primos del Tíbet, vivían en toscas cabañas de piedra, en grutas situadas en las laderas y en pasajes semisubterráneos.
64:3.3 (720.4) Mientras las tribus del norte tenían cada vez más miedo del hielo, las que vivían cerca de su tierra de origen sentían pánico del agua. Habían observado que la península mesopotámica se hundía paulatinamente en el océano, y aunque ésta emergió varias veces, las tradiciones de estas razas primitivas se forjaron alrededor de los peligros del mar y del miedo a un hundimiento periódico. Este miedo, unido a su experiencia con las inundaciones fluviales, explica por qué buscaron las tierras altas como lugar seguro para vivir.
64:3.4 (720.5) Al este de los pueblos de Badonán, en las colinas Siwalik del norte de la India, se pueden encontrar los fósiles que se acercan, más que ningún otro en la Tierra, a los tipos de transición entre el hombre y los diversos grupos prehumanos.
64:3.5 (720.6) Hace 850.000 años, las tribus superiores de Badonán empezaron una guerra de exterminio contra sus vecinos inferiores parecidos a los animales. En menos de mil años, la mayoría de los grupos animales de las fronteras de estas regiones habían sido destruídos o forzados a retroceder hasta los bosques del sur. Esta campaña para exterminar a los seres inferiores provocó un ligero mejoramiento de las tribus montañesas de aquella época. Los descendientes mezclados de este linaje badonita mejorado aparecieron en escena como un pueblo aparentemente nuevo, la raza de Neandertal.
64:4.1 (720.7) Los hombres de Neandertal eran excelentes luchadores y viajaron enormemente. Partiendo de las tierras altas del noroeste de la India, se diseminaron gradualmente hasta Francia en el oeste, China en el este, y descendieron incluso hasta el norte de África. Dominaron el mundo durante casi medio millón de años, hasta la época de la emigración de las razas evolutivas de color.
64:4.2 (720.8) Hace 800.000 años, la caza era abundante; muchas especies de ciervos, así como los elefantes y los hipopótamos, vagaban por Europa. Había gran cantidad de ganado; los caballos y los lobos estaban por todas partes. Los hombres de Neandertal eran grandes cazadores, y las tribus de Francia fueron las primeras que adoptaron la costumbre de conceder a los mejores cazadores el privilegio de elegir a las mujeres que deseaban como esposas.
64:4.3 (721.1) El reno fue extremadamente útil para estos pueblos neandertales, sirviéndoles de alimento, de vestido y para hacer herramientas, pues los cuernos y los huesos los empleaban para usos diversos. Tenían poca cultura, pero mejoraron tanto el trabajo del sílex que casi llegó a alcanzar los niveles de la época de Andón. Empezaron a utilizarse de nuevo los grandes sílex atados a unos mangos de madera que servían como hachas y piquetas.
64:4.4 (721.2) Hace 750.000 años, la cuarta capa de hielo había avanzado mucho hacia el sur. Con sus herramientas mejoradas, los neandertales hacían agujeros en el hielo que cubría los ríos nórdicos, y así podían arponear los peces que subían hasta estas aberturas. Estas tribus retrocedieron constantemente ante el hielo que avanzaba, el cual efectuaba en aquella época su invasión más extensa en Europa.
64:4.5 (721.3) En aquellos tiempos, el glaciar siberiano estaba realizando su máximo avance hacia el sur, obligando al hombre primitivo a retroceder en la misma dirección hacia su tierra de origen. Pero la especie humana se había diferenciado tanto, que el peligro de mezclarse de nuevo con sus parientes simios, incapaces de progresar, había disminuido enormemente.
64:4.6 (721.4) Hace 700.000 años que el cuarto glaciar, el más grande de todos en Europa, estaba retrocediendo; los hombres y los animales regresaban hacia el norte. El clima era fresco y húmedo, y el hombre primitivo prosperó de nuevo en Europa y Asia occidental. Los bosques se extendieron gradualmente hacia el norte sobre las tierras que el glaciar había cubierto tan recientemente.
64:4.7 (721.5) El gran glaciar había cambiado poco la vida de los mamíferos. Estos animales sobrevivieron en la estrecha franja de tierra situada entre el hielo y los Alpes, y cuando el glaciar retrocedió, volvieron a extenderse rápidamente por toda Europa. Los elefantes de colmillos rectos, los rinocerontes de hocico ancho, las hienas y los leones africanos llegaron de África por el puente terrestre de Sicilia; estos nuevos animales exterminaron prácticamente a los tigres con dientes de sable y a los hipopótamos.
64:4.8 (721.6) Hace 650.000 años el clima continuaba siendo templado. Hacia mediados del período interglacial se había vuelto tan cálido que los Alpes casi se despojaron del hielo y la nieve.
64:4.9 (721.7) Hace 600.000 años, el hielo había alcanzado entonces su máximo punto de retroceso hacia el norte, y después de una pausa de pocos miles de años, partió de nuevo en su quinto viaje hacia el sur. Pero el clima se modificó poco durante cincuenta mil años. Los hombres y los animales de Europa cambiaron muy poco. Disminuyó la ligera aridez del período anterior y los glaciares alpinos descendieron mucho hacia los valles de los ríos.
64:4.10 (721.8) Hace 550.000 años, el avance del glaciar empujó de nuevo a los hombres y a los animales hacia el sur. Pero en esta ocasión los hombres dispusieron de mucho espacio dentro de la ancha franja de tierra que se extendía hacia el nordeste de Asia, y que estaba situada entre la capa de hielo y el Mar Negro, una prolongación entonces muy dilatada del Mediterráneo.
64:4.11 (721.9) Esta época de los glaciares cuarto y quinto contempló una nueva propagación de la cultura rudimentaria de las razas neandertales. Pero los progresos eran tan pequeños, que parecía en verdad que la tentativa de producir un tipo nuevo y modificado de vida inteligente en Urantia estaba a punto de fracasar. Durante cerca de un cuarto de millón de años, estos pueblos primitivos fueron a la deriva, cazando y luchando, mejorando esporádicamente en algunos aspectos, pero en general, degenerando continuamente en comparación con sus antepasados andónicos superiores.
64:4.12 (721.10) Durante estos tiempos de tinieblas espirituales, la humanidad supersticiosa alcanzó sus niveles culturales más bajos. En realidad, la religión de los neandertales no iba más allá de una vergonzosa superstición. Tenían un miedo mortal de las nubes, y principalmente de las brumas y las nieblas. Se desarrolló gradualmente una religión primitiva basada en el miedo a las fuerzas naturales, mientras que la adoración de los animales declinó a medida que el mejoramiento de las herramientas y la abundancia de la caza permitieron que estos pueblos vivieran con menos ansiedad por la comida; las recompensas sexuales concedidas a los mejores cazadores contribuyeron a mejorar enormemente las técnicas de la caza. Esta nueva religión del miedo condujo a las tentativas por aplacar las fuerzas invisibles que estaban ocultas detrás de los elementos naturales, y más tarde culminó en los sacrificios humanos a fin de apaciguar estas fuerzas físicas invisibles y desconocidas. Esta práctica terrible de los sacrificios humanos se ha perpetuado entre los pueblos más atrasados de Urantia hasta el mismo siglo veinte.
64:4.13 (722.1) Estos primeros hombres de Neandertal difícilmente pueden ser calificados de adoradores del Sol. Vivían más bien con el temor a la oscuridad; tenían un terror mortal del anochecer. Mientras la Luna brillaba un poco, se las arreglaban para seguir adelante; pero cuando ésta se oscurecía, se llenaban de pánico y empezaban a sacrificar a sus mejores especímenes de hombres y mujeres en un esfuerzo por incitar a la Luna a que brillara de nuevo. Pronto aprendieron que el Sol reaparecía con regularidad, pero conjeturaban que la Luna sólo volvía porque sacrificaban a los miembros de su tribu. A medida que la raza progresaba, el objeto y la meta de los sacrificios cambiaron gradualmente, pero la ofrenda de sacrificios humanos como parte del ceremonial religioso perduró durante mucho tiempo.
64:5.1 (722.2) Hace 500.000 años, las tribus de Badonán de las tierras altas del noroeste de la India se enredaron en otra gran lucha racial. Esta guerra implacable hizo estragos durante más de cien años, y cuando la larga lucha terminó, sólo quedaban unas cien familias. Pero estos supervivientes eran los más inteligentes y deseables de todos los descendientes de Andón y Fonta que vivían entonces.
64:5.2 (722.3) Un acontecimiento nuevo y extraño se produjo entonces entre estos badonitas de las tierras altas. Un hombre y una mujer que vivían en la parte nordeste de la región de las tierras altas entonces habitadas, empezaron a producir repentinamente una familia de hijos excepcionalmente inteligentes. Fue la familia sangik, los antepasados de las seis razas de color de Urantia.
64:5.3 (722.4) Estos hijos sangiks, diecinueve en total, no sólo eran más inteligentes que sus semejantes, sino que su piel manifestaba una tendencia sin igual a ponerse de colores diferentes cuando permanecía expuesta a la luz del Sol. De estos diecinueve hijos, cinco eran rojos, dos anaranjados, cuatro amarillos, dos verdes, cuatro azules y dos índigos. Estos colores se volvieron más pronunciados a medida que los niños crecieron, y cuando estos jóvenes se casaron más tarde con otros miembros de su tribu, todos sus descendientes tendieron a coger el color de la piel de su progenitor sangik.
64:5.4 (722.5) Interrumpo ahora esta narración cronológica, después de llamar vuestra atención sobre la llegada del Príncipe Planetario alrededor de esta época, para examinar por separado las seis razas sangiks de Urantia.
64:6.1 (722.6) En un planeta evolutivo medio, las seis razas evolutivas de color aparecen de una en una; el hombre rojo es el primero que evoluciona, y vaga por el mundo durante épocas enteras antes de que aparezcan las siguientes razas de color. La aparición simultánea de las seis razas en Urantia, y dentro de una sola familia, fue totalmente excepcional.
64:6.2 (723.1) La temprana aparición de los andonitas en Urantia fue también algo nuevo en Satania. En ningún otro mundo del sistema local se ha desarrollado una raza así de criaturas volitivas con antelación a las razas evolutivas de color.
64:6.3 (723.2) 1. El hombre rojo. Estos pueblos fueron unos especímenes extraordinarios de la raza humana, superiores en muchos aspectos a Andón y Fonta. Formaron un grupo sumamente inteligente y fueron los primeros hijos sangiks que desarrollaron una civilización y un gobierno tribales. Siempre fueron monógamos, e incluso sus descendientes mezclados practicaron rara vez la poligamia.
64:6.4 (723.3) En tiempos posteriores tuvieron dificultades graves y prolongadas con sus hermanos amarillos en Asia. Les sirvió de ayuda el hecho de haber inventado pronto el arco y la flecha, pero desgraciadamente habían heredado una gran parte de la tendencia de sus antepasados a luchar entre ellos, y esto los debilitó de tal manera que las tribus amarillas pudieron expulsarlos del continente asiático.
64:6.5 (723.4) Hace aproximadamente ochenta y cinco mil años, los supervivientes relativamente puros de la raza roja pasaron en masa a América del Norte, y poco después el istmo terrestre de Bering se hundió, lo cual los aisló por completo. Ningún hombre rojo volvió nunca a Asia. Pero por toda Siberia, China, Asia central, la India y Europa, dejaron tras ellos a muchos descendientes suyos mezclados con las otras razas de color.
64:6.6 (723.5) Cuando el hombre rojo pasó a América, se llevó consigo muchas enseñanzas y tradiciones de su origen primero. Sus antepasados inmediatos habían estado en contacto con las últimas actividades de la sede mundial del Príncipe Planetario. Pero poco tiempo después de haber llegado a las Américas, el hombre rojo empezó a perder de vista estas enseñanzas y su cultura intelectual y espiritual sufrió una gran decadencia. Estos pueblos empezaron muy pronto a pelearse de nuevo entre ellos con tanta violencia, que pareció que estas guerras tribales ocasionarían la rápida extinción de este resto relativamente puro de la raza roja.
64:6.7 (723.6) Los hombres rojos parecían estar sentenciados a causa de este gran retroceso, cuando hace unos sesenta y cinco mil años apareció Onamonalontón como jefe y libertador espiritual. Trajo una paz temporal entre los hombres rojos americanos y restableció la adoración del «Gran Espíritu». Onamonalontón vivió hasta los noventa y seis años de edad, y mantuvo su cuartel general entre las grandes secoyas de California. Muchos de sus descendientes posteriores han llegado hasta los tiempos modernos entre los indios Pies Negros.
64:6.8 (723.7) A medida que el tiempo pasaba, las enseñanzas de Onamonalontón se convirtieron en tradiciones muy vagas. Las guerras de aniquilación mutua empezaron de nuevo, y después de la época de este gran educador, ningún otro jefe ha logrado nunca establecer una paz universal entre ellos. Los linajes más inteligentes perecieron cada vez más en estas luchas tribales; de lo contrario, estos hombres rojos capaces e inteligentes hubieran construido una gran civilización en el continente norteamericano.
64:6.9 (723.8) Después de pasar desde China a América, el hombre rojo del norte nunca más volvió a entrar en contacto con otras influencias mundiales (a excepción de los esquimales) hasta que fue descubierto más tarde por el hombre blanco. Es muy lamentable que el hombre rojo perdiera casi por completo la oportunidad de mejorar su raza mezclándose con los descendientes posteriores de Adán. Tal como estaban las cosas, el hombre rojo no podía dominar al hombre blanco, y no quería servirlo voluntariamente. En tales circunstancias, si las dos razas no se mezclan, una u otra está condenada.
64:6.10 (723.9) 2. El hombre anaranjado. La característica más destacada de esta raza fue su peculiar impulso de construir, de construir cualquier cosa, aunque sólo fuera apilar enormes montículos de piedra únicamente para ver qué tribu podía construir el montículo más grande. Aunque no fueron un pueblo progresivo, se beneficiaron mucho de las escuelas del Príncipe y enviaron allí a sus delegados para que se instruyeran.
64:6.11 (724.1) La raza anaranjada fue la primera que bajó por la costa hacia el sur en dirección a África a medida que el Mediterráneo se retiraba hacia el oeste. Pero nunca consiguieron establecerse en África y fueron aniquilados por la raza verde que llegó más tarde.
64:6.12 (724.2) Antes de que llegara su fin, este pueblo perdió una gran parte de sus fundamentos culturales y espirituales. Pero alcanzaron un gran renacimiento y una forma de vida superior a consecuencia de la sabia dirección de Porshunta, el cerebro principal de esta raza desafortunada, el cual les aportó su ministerio cuando tenían su cuartel general en Armagedón, hace unos trescientos mil años.
64:6.13 (724.3) La última gran batalla entre los hombres anaranjados y los verdes tuvo lugar en la región del bajo valle del Nilo, en Egipto. Esta guerra interminable se libró durante cerca de cien años, y cuando finalizó, muy pocos miembros de la raza anaranjada quedaban con vida. Los restos dispersos de este pueblo fueron absorbidos por los hombres verdes, y luego por los índigos que llegaron más tarde. Pero el hombre anaranjado dejó de existir como raza hace aproximadamente cien mil años.
64:6.14 (724.4) 3. El hombre amarillo. Las tribus amarillas primitivas fueron las primeras que abandonaron la caza, establecieron comunidades estables y desarrollaron una vida hogareña basada en la agricultura. Intelectualmente eran un poco inferiores al hombre rojo, pero social y colectivamente se mostraron superiores a todos los pueblos sangiks en cuanto al fomento de la civilización racial. Como las diversas tribus desarrollaron un espíritu fraternal y aprendieron a convivir en una paz relativa, fueron capaces de empujar a la raza roja por delante de ellas a medida que se extendieron por Asia.
64:6.15 (724.5) Se alejaron mucho de las influencias del centro espiritual del mundo y cayeron en una gran oscuridad después de la apostasía de Caligastia; pero este pueblo conoció una época brillante hace alrededor de cien mil años, cuando Singlangtón asumió la dirección de estas tribus y proclamó la adoración de la «Verdad Única».
64:6.16 (724.6) El número relativamente importante de supervivientes de la raza amarilla se debe a la paz que reinaba entre sus tribus. Desde la época de Singlangtón hasta los tiempos de la China moderna, la raza amarilla ha figurado entre las naciones más pacíficas de Urantia. Esta raza recibió un legado pequeño, pero poderoso, del linaje adámico importado posteriormente.
64:6.17 (724.7) 4. El hombre verde. La raza verde fue uno de los grupos menos capaces de hombres primitivos y se debilitaron enormemente a causa de sus grandes emigraciones en diferentes direcciones. Antes de dispersarse, estas tribus experimentaron un gran renacimiento cultural bajo la dirección de Fantad, hace unos trescientos cincuenta mil años.
64:6.18 (724.8) La raza verde se fraccionó en tres divisiones mayores: Las tribus del norte fueron vencidas, esclavizadas y absorbidas por las razas amarilla y azul. El grupo oriental se amalgamó con los pueblos de la India de aquellos tiempos, y aún subsisten algunos restos entre ellos. La nación meridional penetró en África, donde destruyeron a sus primos anaranjados casi tan inferiores como ellos.
64:6.19 (724.9) En muchos aspectos, los dos grupos se enfrentaron de manera equitativa en esta lucha, puesto que cada uno poseía descendientes del tipo gigante: muchos de sus jefes medían entre dos metros cuarenta y dos metros setenta de altura. Estas familias gigantes del hombre verde estuvieron limitadas principalmente a esta nación meridional o egipcia.
64:6.20 (725.1) Los supervivientes victoriosos de los hombres verdes fueron absorbidos posteriormente por la raza índiga, el último de los pueblos de color que se desarrolló y emigró desde el centro original de dispersión racial de los sangiks.
64:6.21 (725.2) 5. El hombre azul. Los hombres azules fueron un gran pueblo. Inventaron muy pronto la lanza y posteriormente elaboraron los rudimentos de muchas artes de la civilización moderna. El hombre azul tenía la capacidad cerebral del hombre rojo junto con el alma y los sentimientos del hombre amarillo. Los descendientes adámicos los prefirieron a todas las demás razas de color que subsistieron ulteriormente.
64:6.22 (725.3) Los primeros hombres azules fueron sensibles a las persuasiones de los instructores del estado mayor del Príncipe Caligastia, y cayeron en una gran confusión cuando estos jefes traidores desvirtuaron posteriormente sus propias enseñanzas. Al igual que otras razas primitivas, nunca se recuperaron por completo del trastorno provocado por la traición de Caligastia, y tampoco superaron nunca totalmente su tendencia a luchar entre ellos.
64:6.23 (725.4) Unos quinientos años después de la caída de Caligastia, se produjo un renacimiento generalizado del conocimiento y de la religión de tipo primitivo — aunque no por ello menos real y beneficioso. Orlandof se convirtió en un gran instructor de la raza azul y volvió a llevar a muchas tribus a la adoración del verdadero Dios bajo el nombre de «el Jefe Supremo». Éste fue el progreso más grande del hombre azul hasta las épocas más tardías en que su raza mejoró considerablemente gracias a la mezcla con la estirpe adámica.
64:6.24 (725.5) Las investigaciones y exploraciones europeas sobre la antigua edad de piedra han consistido ampliamente en la exhumación de herramientas, huesos y objetos de arte de estos antiguos hombres azules, puesto que permanecieron en Europa hasta una fecha reciente. Las llamadas razas blancas de Urantia son los descendientes de estos hombres azules, que primero fueron modificados por una ligera mezcla con los amarillos y los rojos, y más tarde mejoraron enormemente debido a la asimilación de la mayor parte de la raza violeta.
64:6.25 (725.6) 6. La raza índiga. Así como los hombres rojos fueron los más avanzados de todos los pueblos sangiks, los hombres negros fueron los menos progresivos. Fueron los últimos que emigraron de sus hogares de las tierras altas. Viajaron hasta África, tomaron posesión del continente y han permanecido allí desde entonces, excepto cuando han sido sacados a la fuerza, de siglo en siglo, para convertirlos en esclavos.
64:6.26 (725.7) Aislados en África, los pueblos índigos, al igual que los hombres rojos, recibieron poca o ninguna de la elevación racial que podrían haber obtenido de la inyección de la sangre adámica. Sola en África, la raza índiga hizo pocos progresos hasta los tiempos de Orvonón, durante los cuales experimentó un gran despertar espiritual. Más tarde olvidaron casi por completo al «Dios de los Dioses» proclamado por Orvonón, pero no perdieron del todo el deseo de adorar al Desconocido; al menos mantuvieron una forma de culto hasta hace pocos miles de años.
64:6.27 (725.8) A pesar de su atraso, estos pueblos índigos tienen exactamente la misma posición ante los poderes celestiales que cualquier otra raza de la Tierra.
64:6.28 (725.9) Fueron épocas de intensos combates entre las diversas razas, pero cerca de la sede central del Príncipe Planetario, los grupos más cultos y que habían sido instruidos en fechas más recientes convivieron en una armonía relativa; las razas del mundo aún no habían conseguido ninguna gran conquista cultural cuando este régimen quedó gravemente trastornado por el estallido de la rebelión de Lucifer.
64:6.29 (726.1) Todos estos diferentes pueblos experimentaron, de vez en cuando, renacimientos culturales y espirituales. Mansant fue un gran instructor de la época posterior al Príncipe Planetario. Pero sólo mencionamos a los dirigentes e instructores destacados que influyeron e inspiraron de manera notable a una raza entera. Con el paso del tiempo, numerosos educadores menos importantes aparecieron en distintas regiones; en conjunto, todos contribuyeron mucho a la suma total de influencias salvadoras que impidieron el hundimiento completo de la civilización cultural, sobre todo durante el largo período de oscurantismo entre la rebelión de Caligastia y la llegada de Adán.
64:6.30 (726.2) Existen muchas razones, buenas y suficientes, para llevar a cabo el proyecto de producir por evolución tres o seis razas de color en los mundos del espacio. Aunque los mortales de Urantia quizás no se encuentren en condiciones de apreciar plenamente todas estas razones, quisiéramos llamar la atención sobre los puntos siguientes:
64:6.31 (726.3) 1. La variedad es indispensable para permitir el amplio funcionamiento de la selección natural, la supervivencia diferencial de las cepas superiores.
64:6.32 (726.4) 2. Se obtienen razas mejores y más fuertes mediante el cruce entre los diversos pueblos, cuando esas razas diferentes son portadoras de factores hereditarios superiores. Las razas de Urantia se hubieran beneficiado pronto de una fusión semejante, si un pueblo así de amalgamado hubiera podido después ser mejorado eficazmente mezclándose por completo con la raza adámica superior. En las condiciones raciales actuales, cualquier intento por llevar a cabo un experimento de este tipo en Urantia sería extremadamente desastroso.
64:6.33 (726.5) 3. La diversificación de las razas incita a una sana competición.
64:6.34 (726.6) 4. Las diferencias de categoría entre las razas, y entre los grupos dentro de cada raza, son esenciales para el desarrollo de la tolerancia y del altruismo humanos.
64:6.35 (726.7) 5. La homogeneidad de la raza humana no es deseable hasta que los pueblos de un mundo evolutivo no alcanzan unos niveles relativamente elevados de desarrollo espiritual.
64:7.1 (726.8) Cuando los descendientes de color de la familia sangik empezaron a multiplicarse y a buscar la posibilidad de expandirse por los territorios vecinos, el quinto glaciar, el tercero según el cálculo de los geólogos, ya había avanzado mucho en su camino hacia el sur sobre Europa y Asia. Estas primeras razas de color sufrieron una prueba extraordinaria debido a los rigores y dificultades del período glaciar en el cual se originaron. Este glaciar era tan extenso en Asia, que la emigración hacia el este de Asia estuvo cortada durante miles de años. Y no les fue posible llegar a África hasta que el Mar Mediterráneo retrocedió posteriormente a consecuencia de la elevación de Arabia.
64:7.2 (726.9) Por este motivo, durante cerca de cien mil años, los pueblos sangiks se diseminaron alrededor de sus colinas y se mezclaron más o menos entre ellos, a pesar de las antipatías particulares, pero naturales, que se manifestaron desde el principio entre las diferentes razas.
64:7.3 (726.10) Entre la época del Príncipe Planetario y la de Adán, la India se convirtió en el hogar de la población más cosmopolita que se haya visto nunca sobre la faz de la Tierra. Pero es muy lamentable que esta mezcla contuviera tanta proporción de las razas verde, anaranjada e índiga. Estos pueblos sangiks secundarios encontraban la existencia más fácil y agradable en las tierras del sur, y muchos emigraron posteriormente a África. Los pueblos sangiks primarios, las razas superiores, evitaron los trópicos; el hombre rojo se dirigió hacia el nordeste hasta llegar a Asia, seguido de cerca por el hombre amarillo, mientras que la raza azul partió hacia el noroeste hasta entrar en Europa.
64:7.4 (727.1) Los hombres rojos empezaron pronto a emigrar hacia el nordeste, pisándole los talones a los hielos que retrocedían, rodearon las tierras altas de la India y ocuparon todo el nordeste de Asia. Fueron seguidos de cerca por las tribus amarillas, las cuales los echaron posteriormente de Asia hacia América del Norte.
64:7.5 (727.2) Cuando los restos relativamente puros de la raza roja abandonaron Asia, formaban once tribus y sumaban poco más de siete mil hombres, mujeres y niños. Estas tribus iban acompañadas de tres pequeños grupos de ascendencia mixta, y el más grande de ellos era una combinación de las razas anaranjada y azul. Estos tres grupos nunca fraternizaron por completo con los hombres rojos y pronto se dirigieron hacia el sur hasta Méjico y América Central, donde más tarde se unió a ellos un pequeño grupo de amarillos y rojos mezclados. Todos estos pueblos se casaron entre sí y fundaron una nueva raza amalgamada mucho menos belicosa que los hombres rojos de raza pura. En el espacio de cinco mil años, esta raza amalgamada se dividió en tres grupos, los cuales establecieron las civilizaciones respectivas de Méjico, América Central y América del Sur. La ramificación sudamericana recibió un ligero toque de la sangre de Adán.
64:7.6 (727.3) Los primeros hombres rojos y amarillos se mezclaron en Asia hasta cierto punto, y los descendientes de esta unión se dirigieron hacia el este y a lo largo de la costa meridional; con el tiempo, la raza amarilla que se multiplicaba con rapidez los empujó hacia las penínsulas y las islas cercanas. Son los hombres cobrizos de la actualidad.
64:7.7 (727.4) La raza amarilla ha continuado ocupando las regiones centrales de Asia oriental. De las seis razas de color, ésta es la que ha sobrevivido en mayor número. Aunque los hombres amarillos se enfrascaron de vez en cuando en guerras raciales, no mantuvieron las guerras de exterminio constantes e implacables que sostuvieron los hombres rojos, verdes y anaranjados. Estas tres razas se destruyeron prácticamente a sí mismas antes de ser finalmente casi aniquiladas por sus enemigos de las otras razas.
64:7.8 (727.5) Puesto que el quinto glaciar no se extendió mucho hacia el sur de Europa, estos pueblos sangiks tuvieron el camino parcialmente abierto para emigrar hacia el noroeste; cuando el hielo se retiró, los hombres azules, junto con otros grupos raciales pequeños, emigraron hacia el oeste siguiendo las antiguas pistas de las tribus de Andón. Invadieron Europa en oleadas sucesivas y ocuparon la mayor parte del continente.
64:7.9 (727.6) Pronto se encontraron en Europa con los descendientes neandertales de su antepasado primitivo común, Andón. Estos neandertales europeos más antiguos habían sido empujados hacia el sur y el este por el glaciar, y se hallaban así en condiciones de encontrar y absorber rápidamente a sus primos invasores de las tribus sangiks.
64:7.10 (727.7) Para empezar, las tribus sangiks eran en general más inteligentes que los descendientes degenerados de los primeros hombres andónicos de las llanuras, y muy superiores a ellos en casi todos los aspectos; la unión de estas tribus sangiks con los pueblos neandertales mejoró inmediatamente a la raza más antigua. Esta inyección de sangre sangik, principalmente la del hombre azul, fue la que produjo en los pueblos neandertales la mejora apreciable que se manifestó en las oleadas sucesivas de las tribus cada vez más inteligentes que se extendieron por Europa viniendo del este.
64:7.11 (727.8) Durante el período interglacial siguiente, esta nueva raza neandertal se extendió desde Inglaterra hasta la India. El resto de la raza azul que había permanecido en la antigua península pérsica se amalgamó más tarde con algunos otros, principalmente amarillos; la mezcla resultante, que posteriormente fue un poco mejorada por la raza violeta de Adán, ha sobrevivido bajo la forma de las tribus nómadas morenas de los árabes modernos.
64:7.12 (728.1) Todos los esfuerzos por identificar a los antepasados sangiks de los pueblos modernos han de tener en cuenta la mejora ulterior que los linajes raciales obtuvieron al mezclarse posteriormente con la sangre adámica.
64:7.13 (728.2) Las razas superiores buscaron los climas nórdicos o templados, mientras que las razas anaranjada, verde e índiga tendieron a dirigirse sucesivamente hacia África por el puente terrestre recién emergido que separaba al Mediterráneo, que se retiraba hacia el oeste, del Océano Índico.
64:7.14 (728.3) El hombre índigo fue el último pueblo sangik que emigró desde el centro de origen de las razas. Aproximadamente en la época en que el hombre verde exterminaba a la raza anaranjada en Egipto, debilitándose mucho él mismo al hacerlo, el gran éxodo negro se puso en camino hacia el sur a lo largo de la costa de Palestina. Más tarde, cuando estos pueblos índigos con un gran vigor físico invadieron Egipto, borraron de la existencia al hombre verde con la sola fuerza de su número. Estas razas índigas absorbieron los restos del hombre anaranjado y una gran parte de la raza del hombre verde, y algunas tribus índigas mejoraron considerablemente gracias a esta amalgamación racial.
64:7.15 (728.4) Se puede observar así que Egipto estuvo dominado en primer lugar por el hombre anaranjado, luego por el verde, seguido por el hombre índigo (negro), y más tarde aún por una raza mestiza de índigos, azules y hombres verdes modificados. Pero mucho antes de la llegada de Adán, los hombres azules de Europa y las razas mezcladas de Arabia habían arrojado a la raza índiga fuera de Egipto muy lejos hacia el sur del continente africano.
64:7.16 (728.5) A medida que las emigraciones sangiks se acercan a su fin, las razas verde y anaranjada ya no existen, el hombre rojo ocupa América del Norte, el hombre amarillo Asia oriental, el hombre azul Europa, y la raza índiga se ha dirigido a África. La India alberga una mezcla de las razas sangiks secundarias, y el hombre cobrizo, una mezcla del rojo y el amarillo, posee las islas que se encuentran a la altura de la costa asiática. Una raza amalgamada dotada de un potencial más bien superior ocupa las tierras altas de América del Sur. Los andonitas más puros viven en las regiones nórdicas extremas de Europa, en Islandia, Groenlandia y el nordeste de América del Norte.
64:7.17 (728.6) Durante los períodos de máximo avance glaciar, las tribus andonitas más occidentales estuvieron a punto de ser arrojadas al mar. Vivieron durante años en una estrecha franja de tierra al sur de la actual isla de Inglaterra. La tradición de estos repetidos avances glaciares fue la que los impulsó a hacerse a la mar cuando finalmente apareció el sexto y último glaciar. Fueron los primeros aventureros del mar. Construyeron unos barcos y partieron a la búsqueda de nuevas tierras con la esperanza de que estuvieran libres de las espantosas invasiones de hielo. Algunos llegaron a Islandia, otros a Groenlandia, pero la gran mayoría pereció de hambre y de sed en pleno mar.
64:7.18 (728.7) Hace poco más de ochenta mil años, poco después de que el hombre rojo penetrara por el noroeste en América del Norte, la congelación de los mares del norte y el avance de los campos de hielo locales en Groenlandia obligaron a estos descendientes esquimales de los aborígenes de Urantia a buscar una tierra mejor, un nuevo hogar. Y lo consiguieron, cruzando sanos y salvos los angostos estrechos que separaban entonces a Groenlandia de las masas terrestres del nordeste de Norteamérica. Alcanzaron el continente unos dos mil cien años después de que el hombre rojo llegara a Alaska. Posteriormente, algunos descendientes mestizos del hombre azul viajaron hacia el oeste y se amalgamaron con los esquimales más recientes, y esta unión fue ligeramente beneficiosa para las tribus esquimales.
64:7.19 (728.8) Hace unos cinco mil años, una tribu india y un grupo esquimal aislado se encontraron por casualidad en la costa sudeste de la Bahía de Hudson. Estas dos tribus tuvieron dificultades para comunicarse entre sí, pero muy pronto se casaron entre ellos con el resultado de que estos esquimales fueron absorbidos finalmente por los hombres rojos más numerosos. Éste es el único contacto que tuvo el hombre rojo norteamericano con otra raza humana hasta hace aproximadamente mil años, cuando el hombre blanco desembarcó casualmente por primera vez en la costa atlántica.
64:7.20 (729.1) Las luchas de estas épocas primitivas estuvieron caracterizadas por el coraje, la valentía e incluso el heroísmo. Todos lamentamos que tantos de aquellos rasgos robustos y excelentes de vuestros primeros antepasados se hayan perdido para las razas más recientes. Aunque apreciamos el valor de muchos refinamientos de la civilización que progresa, echamos de menos la magnífica obstinación y la espléndida dedicación de vuestros primeros antepasados, las cuales rayaban a veces en la grandeza y la sublimidad.
64:7.21 (729.2) [Presentado por un Portador de Vida, residente en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 65
65:0.1 (730.1) LA VIDA material evolutiva de base — la vida anterior a la mente — es formulada por los Controladores Físicos Maestros y conferida por el ministerio de los Siete Espíritus Maestros en asociación con los servicios activos de los Portadores de Vida encargados de ello. Debido al funcionamiento coordinado de esta triple actividad creadora, se desarrolla en el organismo una capacidad física para alojar a la mente — unos mecanismos materiales destinados a reaccionar de manera inteligente a los estímulos ambientales externos y, más tarde, a los estímulos internos, a esas influencias que se originan en la mente misma del organismo.
65:0.2 (730.2) Existen, pues, tres niveles distintos de producción y de evolución de la vida:
65:0.3 (730.3) 1. El ámbito físico-energético — la producción de la capacidad mental.
65:0.4 (730.4) 2. El ministerio mental de los espíritus ayudantes — que incide en la capacidad espiritual.
65:0.5 (730.5) 3. La dotación espiritual de la mente mortal — que culmina en el otorgamiento de los Ajustadores del Pensamiento.
65:0.6 (730.6) Los niveles maquinales y no enseñables de reacción al entorno que poseen los organismos pertenecen al ámbito de los controladores físicos. Los espíritus ayudantes de la mente activan y regulan los tipos de mentes adaptables o no maquinales y enseñables — esos mecanismos reactivos de los organismos que son capaces de aprender por experiencia. De la misma manera que los espíritus ayudantes manipulan así los potenciales de la mente, los Portadores de Vida ejercen un considerable control discrecional sobre los aspectos ambientales de los procesos evolutivos, hasta el momento en que aparece la voluntad humana — la capacidad para conocer a Dios y el poder de elegir adorarlo.
65:0.7 (730.7) El funcionamiento integrado de los Portadores de Vida, los controladores físicos y los espíritus ayudantes es el que condiciona el curso de la evolución orgánica en los mundos habitados. Por eso la evolución — en Urantia o en otro lugar — siempre es intencional y nunca accidental.
65:1.1 (730.8) Los Portadores de Vida están dotados de unos potenciales de metamorfosis de la personalidad que muy pocas clases de criaturas poseen. Estos Hijos del universo local son capaces de ejercer su actividad en tres fases diferentes de existencia. Normalmente desempeñan sus tareas como Hijos de la fase media, siendo éste su estado original. Pero un Portador de Vida en ese estado de existencia no podría actuar de ninguna manera en el ámbito electroquímico como transformador de las energías físicas y de las partículas materiales en unidades de existencia viviente.
65:1.2 (730.9) Los Portadores de Vida son capaces de actuar, y actúan de hecho, en los tres niveles siguientes:
65:1.3 (730.10) 1. El nivel físico de la electroquímica.
65:1.4 (730.11) 2. La fase media habitual de existencia casi morontial.
65:1.5 (730.12) 3. El nivel semiespiritual avanzado.
65:1.6 (731.1) Cuando los Portadores de Vida se preparan para emprender una implantación de vida, y después de haber escogido los emplazamientos para tal empresa, convocan a la comisión arcangélica para la transmutación de los Portadores de Vida. Este grupo está compuesto de diez órdenes de personalidades diversas, incluyendo a los controladores físicos y sus asociados, y lo preside el jefe de los arcángeles, que actúa con esta autoridad por mandato de Gabriel y con el permiso de los Ancianos de los Días. Cuando estos seres están situados en circuito de manera adecuada, pueden efectuar sobre los Portadores de Vida las modificaciones que les permitirán funcionar inmediatamente en los niveles físicos de la electroquímica.
65:1.7 (731.2) Después de que los modelos de vida se han formulado y las organizaciones materiales se han concluido debidamente, las fuerzas supermateriales implicadas en la propagación de la vida se activan enseguida, y la vida existe. Entonces, los Portadores de Vida son devueltos inmediatamente a su fase media normal de existencia de la personalidad, en cuyo estado pueden manipular las unidades vivientes y manejar los organismos en evolución, aunque están despojados de toda capacidad para organizar — para crear — nuevos modelos de materia viviente.
65:1.8 (731.3) Después de que la evolución orgánica ha alcanzado cierto nivel y el libre albedrío de tipo humano ha aparecido en los organismos evolutivos más elevados, los Portadores de Vida deben abandonar el planeta o bien hacer una promesa solemne de renuncia; es decir, que deben comprometerse a abstenerse de todo intento por influir posteriormente en el curso de la evolución orgánica. Cuando esta promesa es pronunciada voluntariamente por los Portadores de Vida que eligen permanecer en el planeta para aconsejar en el futuro a los que estarán encargados de favorecer a las criaturas volitivas recién aparecidas por evolución, se convoca una comisión de doce miembros, presidida por el jefe de las Estrellas Vespertinas, que actúa por autorización del Soberano del Sistema y con el permiso de Gabriel; y estos Portadores de Vida son transmutados inmediatamente a la tercera fase de existencia de la personalidad — al nivel semiespiritual de existencia. Y he trabajado en Urantia, en esta tercera fase de existencia, desde los tiempos de Andón y Fonta.
65:1.9 (731.4) Esperamos con ansia la época en que el universo estará establecido en la luz y la vida, y logremos un posible cuarto estado de existencia en el cual seremos totalmente espirituales; pero nunca se nos ha revelado la técnica por la cual podremos alcanzar ese estado deseable y avanzado.
65:2.1 (731.5) La historia de la ascensión del hombre desde las algas marinas hasta el dominio de la creación terrestre es, en verdad, una aventura de luchas biológicas y de supervivencia mental. Los antepasados primordiales del hombre fueron literalmente el limo y el cieno del fondo oceánico, depositados en las bahías y lagunas de aguas cálidas y tranquilas de los extensos litorales de los antiguos mares interiores, las mismas aguas en las que los Portadores de Vida establecieron las tres implantaciones independientes de vida en Urantia.
65:2.2 (731.6) Existen en la actualidad muy pocas especies de los primeros tipos de vegetales marinos que participaron en los cambios históricos que dieron como resultado los organismos situados en la frontera de la vida animal. Las esponjas son las supervivientes de uno de estos tipos intermedios primitivos, de esos organismos a través de los cuales se produjo la transición gradual del vegetal al animal. Estas primeras formas transitorias no eran idénticas a las esponjas modernas, pero sí muy similares a ellas; fueron unos organismos verdaderamente limítrofes — ni vegetales ni animales — pero condujeron finalmente al desarrollo de las verdaderas formas de vida animal.
65:2.3 (732.1) Las bacterias, unos simples organismos vegetales de naturaleza muy primitiva, han cambiado muy poco desde los primeros albores de la vida; incluso muestran cierto grado de retroceso en su comportamiento parasitario. Muchos hongos representan también un movimiento retrógrado en la evolución, pues se trata de plantas que han perdido su capacidad para fabricar clorofila y se han vuelto más o menos parasitarias. La mayoría de las bacterias que producen las enfermedades, y sus cuerpos auxiliares los virus, pertenecen en realidad a este grupo de hongos parasitarios renegados. Durante las épocas intermedias, todo el inmenso reino de la vida vegetal evolucionó a partir de unos antepasados de los que descienden también las bacterias.
65:2.4 (732.2) Pronto apareció, y apareció repentinamente, el tipo protozoario más elevado de la vida animal. La ameba, el típico organismo animal unicelular, ha llegado desde aquellos tiempos tan lejanos hasta nuestros días con pocas modificaciones. Hoy retoza de manera muy parecida a como lo hacía cuando era el último logro más importante de la evolución de la vida. Esta criatura diminuta y sus primos protozoarios son, para la creación animal, lo mismo que las bacterias para el reino vegetal; representan la supervivencia de las primeras etapas evolutivas en la diferenciación de la vida, así como un fracaso en su desarrollo posterior.
65:2.5 (732.3) Los primeros tipos de animales unicelulares no tardaron en asociarse en comunidades, al principio siguiendo la disposición del volvox, y luego a la manera de la hidra y la medusa. Más tarde aún aparecieron por evolución la estrella de mar, los crinoideos, erizos de mar, holoturias, ciempiés, insectos, arañas, crustáceos y los grupos estrechamente emparentados de los gusanos y las sanguijuelas, seguidos de cerca por los moluscos — la ostra, el pulpo y el caracol. Cientos y cientos de especies aparecieron y perecieron; sólo mencionamos a aquellas que sobrevivieron a la interminable lucha. Estos especímenes no progresivos, así como la familia de los peces que apareció más tarde, representan en la actualidad los tipos estacionarios de animales primitivos e inferiores, las ramas del árbol de la vida que no lograron progresar.
65:2.6 (732.4) El escenario estaba así preparado para la aparición de los primeros animales vertebrados, los peces. De esta familia de los peces surgieron dos modificaciones excepcionales: la rana y la salamandra. Y fue la rana la que empezó, dentro de la vida animal, la serie de diferenciaciones progresivas que culminaron finalmente en el hombre mismo.
65:2.7 (732.5) La rana es uno de los antepasados supervivientes más primitivos de la raza humana, pero tampoco logró progresar, y su aspecto de hoy se parece mucho al de aquellos tiempos lejanos. La rana es la única especie ancestral de los albores de las razas que vive hoy en día sobre la faz de la Tierra. La raza humana no posee ningún antepasado que haya sobrevivido entre la rana y el esquimal.
65:2.8 (732.6) Las ranas dieron nacimiento a los reptiles, una gran familia animal prácticamente extinguida, pero que antes de desaparecer dio origen a toda la familia de las aves y a las numerosas clases de mamíferos.
65:2.9 (732.7) El salto aislado más grande de toda la evolución prehumana se llevó a cabo probablemente cuando el reptil se convirtió en un ave. Los tipos de aves actuales — águilas, patos, palomas y avestruces — descienden todos de los enormes reptiles de los tiempos prehistóricos.
65:2.10 (732.8) El reino de los reptiles, descendiente de la familia de las ranas, está representado actualmente por cuatro divisiones supervivientes: dos no progresivas, las serpientes y los lagartos, junto con sus primos los cocodrilos y las tortugas; una parcialmente progresiva, la familia de las aves; y la cuarta representa a los antepasados de los mamíferos y a la línea que desciende directamente hasta la especie humana. Aunque los reptiles del pasado desaparecieron hace mucho tiempo, su aspecto macizo encontró resonancia en el elefante y el mastodonte, mientras que sus formas particulares se perpetuaron en los canguros saltadores.
65:2.11 (733.1) En Urantia sólo han aparecido catorce phyla, siendo los peces el último de ellas, y no se ha desarrollado ninguna clase nueva después de las aves y los mamíferos.
65:2.12 (733.2) Los mamíferos placentarios surgieron repentinamente de un ágil y pequeño dinosaurio reptil de hábitos carnívoros, pero provisto de un cerebro relativamente grande. Estos mamíferos se desarrollaron rápidamente y de muchas maneras diferentes, dando nacimiento no solamente a las variedades comunes modernas, sino que evolucionaron también hacia los tipos marinos tales como las ballenas y las focas, y hacia los navegantes aéreos como la familia de los murciélagos.
65:2.13 (733.3) El hombre se desarrolló pues a partir de los mamíferos superiores procedentes principalmente de la implantación occidental de vida que se había efectuado en los antiguos mares abrigados situados entre el este y el oeste. El grupo oriental y el grupo central de organismos vivientes pronto progresaron favorablemente hacia la conquista de niveles prehumanos de existencia animal. Pero a medida que pasaban las épocas, el foco oriental de vida no logró alcanzar un nivel satisfactorio de inteligencia prehumana, pues había sufrido tales pérdidas repetidas e irreparables en sus tipos superiores de plasma germinal, que quedó privado para siempre de la capacidad de rehabilitar sus potencialidades humanas.
65:2.14 (733.4) Como la calidad de la capacidad mental para desarrollarse, en este grupo oriental, era tan claramente inferior a la de los otros dos grupos, los Portadores de Vida, con la aprobación de sus superiores, manipularon el entorno de tal manera que circunscribieron aún más estas cepas prehumanas inferiores de la vida evolutiva. Según las apariencias exteriores, la eliminación de estos grupos inferiores de criaturas fue accidental, pero en realidad fue enteramente intencional.
65:2.15 (733.5) En una fecha posterior del desarrollo evolutivo de la inteligencia, los antepasados lémures de la especie humana estaban mucho más avanzados en Norteamérica que en otras regiones; por eso fueron inducidos a emigrar desde el área de implantación de vida occidental, pasando por el puente terrestre de Bering y a lo largo de la costa, hasta el sudoeste de Asia, donde continuaron evolucionando y se beneficiaron de la adición de ciertas cepas del grupo central de vida. El hombre evolucionó así a partir de ciertas cepas vitales del centro-oeste, pero en las regiones centrales y próximo-orientales.
65:2.16 (733.6) La vida que se había plantado en Urantia evolucionó de esta manera hasta el período glaciar, época en que el hombre mismo apareció por primera vez y empezó su agitada carrera planetaria. Esta aparición del hombre primitivo en la Tierra durante el período glaciar no fue precisamente un accidente; fue intencional. Los rigores y la severidad climática de la era glaciar se adaptaban en todos los aspectos a la finalidad de fomentar la producción de un tipo robusto de ser humano, dotado de una formidable capacidad para sobrevivir.
65:3.1 (733.7) Será muy difícil explicarle a la mente humana actual muchos sucesos extraños y aparentemente grotescos del progreso evolutivo inicial. A lo largo de todas estas evoluciones aparentemente extrañas de seres vivientes estaba funcionando un plan intencional, pero no nos está permitido intervenir arbitrariamente en el desarrollo de los modelos de vida una vez que se han activado.
65:3.2 (733.8) Los Portadores de Vida pueden emplear todos los recursos naturales posibles y utilizar todas y cada una de las circunstancias fortuitas que mejoren el progreso y el desarrollo del experimento de la vida, pero no nos está permitido intervenir mecánicamente en la evolución vegetal o animal, ni manipular arbitrariamente su conducta o su rumbo.
65:3.3 (733.9) Habéis sido informados de que los mortales de Urantia se desarrollaron pasando por la evolución de una rana primitiva, y que esta cepa ascendiente, contenida en potencia dentro de una sola rana, por poco se destruye en cierta ocasión. Pero no se debe deducir que la evolución de la humanidad hubiera terminado debido a un accidente en esta coyuntura. En aquel mismo momento estábamos observando y fomentando no menos de mil cepas de vida mutantes, diferentes y alejadas entre sí, que podían haber sido dirigidas hacia diversos modelos de desarrollo prehumano. Esta rana ancestral particular representaba nuestra tercera selección, pues las dos cepas de vida anteriores habían perecido a pesar de todos nuestros esfuerzos por conservarlas.
65:3.4 (734.1) Incluso la pérdida de Andón y Fonta antes de que tuvieran descendencia no hubiera impedido la evolución humana, aunque la habría retrasado. Después de la aparición de Andón y Fonta, y antes de que se agotaran los potenciales humanos en mutación de la vida animal, evolucionaron no menos de siete mil cepas favorables que podrían haber alcanzado alguna clase de desarrollo de tipo humano. Muchas de estas mejores cepas fueron asimiladas posteriormente por las diversas ramas de la especie humana en expansión.
65:3.5 (734.2) Mucho antes de que el Hijo y la Hija Materiales, los mejoradores biológicos, lleguen a un planeta, los potenciales humanos de las especies animales en evolución ya se han agotado. Este estado biológico de la vida animal es revelado a los Portadores de Vida mediante el fenómeno de la tercera fase de movilización de los espíritus ayudantes, que se produce automáticamente en el mismo momento en que toda la vida animal ha agotado su capacidad para dar nacimiento a los potenciales mutantes de los individuos prehumanos.
65:3.6 (734.3) La humanidad de Urantia debe resolver sus problemas de desarrollo mortal con los linajes humanos que posee — ninguna nueva raza volverá a aparecer en el futuro a partir de fuentes prehumanas. Pero este hecho no impide la posibilidad de alcanzar unos niveles muy superiores de desarrollo humano mediante el fomento inteligente de los potenciales evolutivos que residen todavía en las razas mortales. Aquello que nosotros, los Portadores de Vida, hacemos para fomentar y conservar las cepas de vida antes de que aparezca la voluntad humana, el hombre debe hacerlo por sí mismo después de ese acontecimiento, cuando ya nos hemos retirado de toda participación activa en la evolución. El destino evolutivo del hombre se encuentra de manera general en sus propias manos, y tarde o temprano la inteligencia científica debe reemplazar el funcionamiento aleatorio de una selección natural no controlada y de una supervivencia sometida a la casualidad.
65:3.7 (734.4) Y hablando de fomento de la evolución, no sería inoportuno indicar que si en el lejano futuro que tenéis por delante alguna vez os vinculáis a un cuerpo de Portadores de Vida, dispondréis de amplias y abundantes ocasiones para ofrecer vuestras sugerencias y aportar todas las mejoras posibles a los planes y técnicas de gestión y trasplante de la vida. ¡Tened paciencia! Si tenéis buenas ideas, si vuestra imaginación es fértil en mejores métodos de administración para cualquier parte de los dominios universales, tendréis ciertamente la oportunidad de presentarlos a vuestros asociados y compañeros administradores en las épocas venideras.
65:4.1 (734.5) No olvidéis el hecho de que Urantia nos fue asignada como mundo para experimentar con la vida. En este planeta efectuamos nuestro sexagésimo intento para modificar y mejorar, si fuera posible, la adaptación sataniana de los diseños de vida de Nebadon, y consta en los registros que realizamos numerosas modificaciones beneficiosas en los modelos de vida normales. Para ser precisos, en Urantia elaboramos e hicimos la demostración satisfactoria de no menos de veintiocho características de modificación de la vida, que serán útiles para todo Nebadon en todas las épocas venideras.
65:4.2 (735.1) Pero el establecimiento de la vida nunca es experimental en ningún mundo, en el sentido de intentar algo desconocido y que no se ha probado. La evolución de la vida es una técnica siempre progresiva, diferencial y variable, pero nunca fortuita, incontrolada ni totalmente experimental en el sentido accidental.
65:4.3 (735.2) Muchas características de la vida humana proporcionan abundantes pruebas de que el fenómeno de la existencia mortal fue planeado de manera inteligente, que la evolución orgánica no es un simple accidente cósmico. Cuando una célula viviente es lesionada, posee la capacidad de elaborar ciertas sustancias químicas que tienen la facultad de estimular y activar las células normales vecinas, de tal manera que éstas empiezan inmediatamente a secretar ciertas sustancias que facilitan los procesos curativos de la herida. Al mismo tiempo, estas células normales no lesionadas empiezan a proliferar — se ponen a trabajar realmente para crear nuevas células que reemplacen a todas las células semejantes que puedan haber sido destruidas por el accidente.
65:4.4 (735.3) Esta acción y esta reacción químicas implicadas en la curación de las heridas y en la reproducción de las células representan la elección, efectuada por los Portadores de Vida, de una fórmula que abarca más de cien mil fases y características de reacciones químicas y de repercusiones biológicas posibles. Los Portadores de Vida realizaron en sus laboratorios más de medio millón de experimentos específicos antes de decidirse finalmente por esta fórmula para experimentar con la vida en Urantia.
65:4.5 (735.4) Cuando los científicos de Urantia conozcan mejor estas sustancias químicas curativas, serán más eficaces en el tratamiento de las heridas, e indirectamente sabrán controlar mejor ciertas enfermedades graves.
65:4.6 (735.5) Desde que la vida se estableció en Urantia, los Portadores de Vida han mejorado esta técnica curativa introduciéndola en otro mundo de Satania, donde proporciona más alivio al dolor y ejerce un mejor control sobre la capacidad de proliferación de las células normales asociadas.
65:4.7 (735.6) Hubo muchas características excepcionales en el experimento con la vida en Urantia, pero los dos episodios más sobresalientes fueron la aparición de la raza andónica antes de la evolución de los seis pueblos de color y, más tarde, la aparición simultánea de los mutantes sangiks en una sola familia. Urantia es el primer mundo de Satania donde las seis razas de color nacieron de la misma familia humana. Normalmente suelen surgir, en linajes diversos, a partir de mutaciones independientes dentro de la cepa animal prehumana, y generalmente aparecen en el mundo de una en una y de manera sucesiva a lo largo de grandes períodos de tiempo, empezando por el hombre rojo y pasando por todos los colores hasta llegar al índigo.
65:4.8 (735.7) Otra variación sobresaliente de procedimiento fue la llegada tardía del Príncipe Planetario. Por regla general, el príncipe aparece en un planeta aproximadamente en el momento en que se desarrolla la voluntad; si este plan se hubiera seguido, Caligastia podría haber llegado a Urantia incluso durante la vida de Andón y Fonta, en lugar de hacerlo casi quinientos mil años después, simultáneamente con la aparición de las seis razas sangiks.
65:4.9 (735.8) En un mundo habitado normal, un Príncipe Planetario habría sido concedido a petición de los Portadores de Vida en el momento de la aparición de Andón y Fonta, o poco tiempo después. Pero como Urantia había sido designada como planeta de modificación de la vida, los observadores Melquisedeks, doce en total, fueron enviados por acuerdo previo como consejeros de los Portadores de Vida y como supervisores del planeta hasta la llegada posterior del Príncipe Planetario. Estos Melquisedeks llegaron en el momento en que Andón y Fonta tomaron las decisiones que permitieron a los Ajustadores del Pensamiento venir a residir en su mente mortal.
65:4.10 (736.1) Los esfuerzos realizados en Urantia por los Portadores de Vida para mejorar los modelos de vida de Satania tuvieron como resultado necesario la producción de numerosas formas de vida transitorias, aparentemente inútiles. Pero los beneficios ya acumulados son suficientes para justificar las modificaciones urantianas efectuadas en los diseños de vida normales.
65:4.11 (736.2) Teníamos la intención de producir una temprana manifestación de la voluntad en la vida evolutiva de Urantia, y lo conseguimos. La voluntad no surge habitualmente hasta mucho tiempo después del nacimiento de las razas de color, y generalmente aparece por primera vez entre los tipos superiores del hombre rojo. Vuestro mundo es el único planeta de Satania donde el tipo humano de voluntad ha aparecido en una raza anterior a las de color.
65:4.12 (736.3) Pero en nuestro esfuerzo por asegurar esta combinación y asociación de factores hereditarios que finalmente dieron origen a los antepasados mamíferos de la raza humana, nos enfrentamos con la necesidad de permitir que se produjeran cientos de miles de otras combinaciones y asociaciones de factores hereditarios relativamente inútiles. Cuando investiguéis el pasado del planeta, vuestra mirada se encontrará seguramente con muchos de estos subproductos, aparentemente extraños, de nuestros esfuerzos, y puedo comprender muy bien cuán enigmáticas deben ser algunas de estas cosas para el punto de vista limitado de los hombres.
65:5.1 (736.4) Para los Portadores de Vida supuso una gran pena que nuestros esfuerzos especiales por modificar la vida inteligente en Urantia encontraran tantos obstáculos debido a unas trágicas perversiones que estaban más allá de nuestro control: la traición de Caligastia y la falta de Adán.
65:5.2 (736.5) Pero durante toda esta aventura biológica, nuestra mayor decepción fue el retroceso de ciertas plantas primitivas hasta los niveles preclorofílicos de las bacterias parasitarias, y que se produjera a una escala tan grande e inesperada. Esta eventualidad en la evolución de la vida de las plantas ha causado muchas enfermedades desoladoras en los mamíferos superiores, principalmente en la especie humana más vulnerable. Cuando nos enfrentamos con esta complicada situación, disminuimos un poco las dificultades implícitas porque sabíamos que la dosis posterior del plasma vital adámico reforzaría de tal manera la capacidad de resistencia de la raza mezclada resultante, que la inmunizaría prácticamente contra todas las enfermedades producidas por este tipo de organismo vegetal. Pero nuestras esperanzas estaban condenadas a sufrir una decepción debido a la desgracia de la falta adámica.
65:5.3 (736.6) El universo de universos, incluido este pequeño mundo llamado Urantia, no está gobernado simplemente para recibir nuestra aprobación ni para adaptarse a nuestra conveniencia, y mucho menos para agradar nuestros caprichos y satisfacer nuestra curiosidad. Los seres sabios y todopoderosos que tienen la responsabilidad de administrar el universo saben, sin ninguna duda, exactamente lo que tienen que hacer. Por eso conviene a los Portadores de Vida e incumbe a la mente mortal alistarse, mediante una espera paciente y una cooperación sincera, con la regla de la sabiduría, el reino del poder y la marcha del progreso.
65:5.4 (736.7) Existen, por supuesto, ciertas compensaciones por las tribulaciones, tales como la donación de Miguel en Urantia. Pero independientemente de todas estas consideraciones, los supervisores celestiales más recientes de este planeta expresan su total confianza en el triunfo evolutivo último de la raza humana y en la justificación final de nuestros planes y modelos de vida originales.
65:6.1 (737.1) Es imposible determinar con precisión, y de manera simultánea, la posición exacta y la velocidad de un objeto en movimiento; cualquier intento por medir una de ellas implica inevitablemente una modificación de la otra. El hombre mortal se enfrenta con el mismo tipo de paradoja cuando emprende el análisis químico del protoplasma. El químico puede dilucidar la composición química del protoplasma muerto, pero no puede percibir la organización física ni el comportamiento dinámico del protoplasma vivo. El científico se acercará siempre cada vez más a los secretos de la vida, pero nunca los descubrirá por la sencilla razón de que debe matar al protoplasma para poder analizarlo. El protoplasma muerto pesa lo mismo que el protoplasma vivo, pero no es el mismo.
65:6.2 (737.2) Existe un don original de adaptación en las criaturas y los seres vivos. En cada célula viviente animal o vegetal, en cada organismo vivo — material o espiritual — existe un deseo insaciable por alcanzar una perfección cada vez mayor de ajuste al entorno, de adaptación del organismo, y de conseguir una vida mejor. Estos esfuerzos interminables de todas las criaturas vivientes demuestran que dentro de ellas existe una lucha innata por la perfección.
65:6.3 (737.3) La etapa más importante de la evolución vegetal fue el desarrollo de la capacidad para fabricar la clorofila, y el segundo avance en importancia fue la transformación evolutiva de la espora en una semilla compleja. La espora es extremadamente eficaz como agente reproductor, pero carece de los potenciales de variedad y versatilidad inherentes a la semilla.
65:6.4 (737.4) Uno de los episodios más útiles y complejos de la evolución de los tipos superiores de animales consistió en el desarrollo de la capacidad del hierro, dentro de los glóbulos que circulan en la sangre, para efectuar la doble tarea de transportar el oxígeno y eliminar el dióxido de carbono. Y esta labor de los glóbulos rojos ilustra la manera en que los organismos en evolución son capaces de adaptar sus funciones a un entorno variable o cambiante. Los animales superiores, incluído el hombre, oxigenan sus tejidos gracias a la acción del hierro contenido en los glóbulos rojos de la sangre, el cual transporta el oxígeno hasta las células vivas y, con la misma eficacia, elimina el dióxido de carbono. Sin embargo, se pueden utilizar otros metales para conseguir el mismo fin. La jibia emplea el cobre para esta función, y la ascidia utiliza el vanadio.
65:6.5 (737.5) La continuidad de estos ajustes biológicos queda ilustrada en la evolución de los dientes de los mamíferos superiores de Urantia. Los antepasados lejanos del hombre tuvieron hasta treinta y seis dientes, y luego empezó un reajuste adaptativo hacia los treinta y dos dientes del hombre primitivo y sus parientes cercanos. En la actualidad, la especie humana tiende lentamente a tener veintiocho dientes. El proceso de la evolución continúa progresando activamente y adaptándose a las circunstancias de este planeta.
65:6.6 (737.6) Pero muchos ajustes aparentemente misteriosos de los organismos vivientes son puramente químicos, totalmente físicos. En cualquier momento existe la posibilidad de que ocurran, en la corriente sanguínea de cualquier ser humano, más de 15.000.000 de reacciones químicas entre la producción hormonal de una docena de glándulas endocrinas.
65:6.7 (737.7) Las formas inferiores de la vida vegetal son totalmente sensibles al entorno físico, químico y eléctrico. Pero a medida que se asciende en la escala de la vida, los servicios mentales de los siete espíritus ayudantes entran en acción uno tras otro, y la mente tiende a ajustar, crear, coordinar y dominar cada vez más. La capacidad de los animales para adaptarse al aire, al agua y a la tierra no es un don sobrenatural, sino un ajuste superfísico.
65:6.8 (738.1) La física y la química solas no pueden explicar cómo surgió el ser humano por evolución a partir del protoplasma primitivo de los primeros mares. La capacidad para aprender, la memoria y la reacción diferencial al entorno, es un atributo de la mente. Las leyes de la física no son sensibles a la enseñanza; son inmutables e invariables. Las reacciones de la química no son modificadas por la educación; son uniformes y fiables. Aparte de la presencia del Absoluto Incalificado, las reacciones eléctricas y químicas son previsibles. Pero la mente puede beneficiarse de la experiencia, puede aprender de los hábitos reactivos del comportamiento en respuesta a la repetición de los estímulos.
65:6.9 (738.2) Los organismos preinteligentes reaccionan a los estímulos del entorno, pero los organismos que reaccionan al ministerio de la mente pueden ajustar y manipular el entorno mismo.
65:6.10 (738.3) El cerebro físico con su sistema nervioso asociado posee una capacidad innata para responder al ministerio de la mente, tal como la mente en desarrollo de una personalidad posee cierta capacidad innata para la receptividad espiritual, y contiene por tanto los potenciales para el progreso y la consecución espirituales. La evolución intelectual, social, moral y espiritual depende del ministerio mental de los siete espíritus ayudantes y sus asociados superfísicos.
65:7.1 (738.4) Los siete espíritus ayudantes de la mente son los polifacéticos ministros mentales para los seres inteligentes inferiores de un universo local. Este tipo de mente es administrada desde la sede del universo local o desde algún mundo conectado con ella, pero las capitales de los sistemas ejercen una dirección influyente sobre la función mental inferior.
65:7.2 (738.5) En un mundo evolutivo hay muchísimas cosas que dependen de la labor de estos siete ayudantes. Pero son ministros de la mente, y no se ocupan de la evolución física, que es el terreno de los Portadores de Vida. Sin embargo, la integración perfecta de estos dones del espíritu con el procedimiento natural y ordenado del régimen inherente, y en proceso de desarrollo, de los Portadores de Vida, es responsable de la incapacidad que tienen los mortales para discernir, en el fenómeno de la mente, otra cosa que la mano de la naturaleza y el trabajo de los procesos naturales, aunque a veces os sentís un poco confusos para poder explicar todo lo que está relacionado con las reacciones naturales de la mente cuando está asociada con la materia. Y si Urantia funcionara más en consonancia con los planes originales, observaríais aún menos cosas que atraerían vuestra atención sobre el fenómeno de la mente.
65:7.3 (738.6) Los siete espíritus ayudantes se parecen más a unos circuitos que a unas entidades, y en los mundos normales están conectados con otras funciones de ayuda que se efectúan en todo el universo local. Sin embargo, en los planetas donde se experimenta con la vida, están relativamente aislados. Y en Urantia, dada la naturaleza excepcional de los modelos de vida, los ayudantes inferiores tuvieron muchas más dificultades para ponerse en contacto con los organismos evolutivos que las que hubieran tenido con un tipo de dotación vital más normalizado.
65:7.4 (738.7) Por otra parte, en un mundo evolutivo medio, los siete espíritus ayudantes están mucho mejor sincronizados con las etapas progresivas del desarrollo animal de lo que lo estuvieron en Urantia. Para ponerse en contacto con la mente evolutiva de los organismos de Urantia, los ayudantes experimentaron las dificultades más grandes que han tenido nunca, con una sola excepción, en toda su actividad en todo el universo de Nebadon. En este mundo se desarrollaron muchas formas de fenómenos límites — de combinaciones confusas de reacciones orgánicas de tipo maquinal no enseñable y de tipo no maquinal enseñable.
65:7.5 (739.1) Los siete espíritus ayudantes no se ponen en contacto con los tipos de organismos que reaccionan al entorno de manera puramente maquinal. Esas reacciones preinteligentes de los organismos vivientes pertenecen exclusivamente a los dominios energéticos de los centros de poder, de los controladores físicos y de sus asociados.
65:7.6 (739.2) La adquisición del potencial de la capacidad para aprender por experiencia señala el comienzo del funcionamiento de los espíritus ayudantes, una actividad que ejercen desde las mentes más inferiores de los seres primitivos e invisibles, hasta los tipos superiores en la escala evolutiva de los seres humanos. Los ayudantes son la fuente y el modelo del comportamiento y de las rápidas reacciones que tiene la mente hacia el entorno material, un comportamiento por lo demás más o menos misterioso, y unas reacciones no comprendidas por completo. Estas influencias fieles y siempre seguras tienen que aportar largo tiempo su ministerio preliminar antes de que la mente animal alcance los niveles humanos de receptividad espiritual.
65:7.7 (739.3) Los ayudantes actúan exclusivamente en la evolución de la mente experiencial hasta el nivel de la sexta fase, el espíritu de adoración. En este nivel se produce una superposición inevitable de ministerios — el fenómeno en el que lo superior desciende para coordinarse con lo inferior, esperando alcanzar posteriormente unos niveles avanzados de desarrollo. Un ministerio espiritual todavía adicional acompaña la actividad del séptimo y último ayudante, el espíritu de la sabiduría. A lo largo de todo el ministerio del mundo del espíritu, el individuo nunca experimenta transiciones bruscas en la cooperación espiritual; estos cambios son siempre graduales y recíprocos.
65:7.8 (739.4) Los ámbitos de las reacciones físicas (electroquímicas) y mentales a los estímulos del entorno deberían ser siempre diferenciados, y todos deben reconocerse a su vez como fenómenos separados de las actividades espirituales. Los ámbitos de la gravedad física, mental y espiritual son distintos reinos de la realidad cósmica, a pesar de sus correlaciones íntimas.
65:8.1 (739.5) El tiempo y el espacio están indisolublemente enlazados; es una asociación innata. Los retrasos del tiempo son inevitables en presencia de ciertas condiciones del espacio.
65:8.2 (739.6) Si emplear tanto tiempo en efectuar los cambios evolutivos del desarrollo de la vida os produce perplejidad, os puedo decir que no podemos conseguir que los procesos de la vida se desarrollen más deprisa de lo que lo permiten las metamorfosis físicas de un planeta. Tenemos que esperar el desarrollo físico natural de un planeta; no tenemos absolutamente ningún control sobre la evolución geológica. Si las condiciones físicas lo permitieran, podríamos tomar medidas para que la evolución completa de la vida se efectuara en mucho menos de un millón de años. Pero todos estamos bajo la jurisdicción de los Gobernantes Supremos del Paraíso, y el tiempo no existe en el Paraíso.
65:8.3 (739.7) El patrón que utiliza una persona para medir el tiempo es la duración de su vida. Todas las criaturas están así condicionadas por el tiempo, y por eso consideran que la evolución es un proceso interminable. Para aquellos de nosotros cuya vida no está limitada por una existencia temporal, la evolución no parece ser una operación tan prolongada. En el Paraíso, donde el tiempo no existe, todas estas cosas están presentes en la mente de la Infinidad y en los actos de la Eternidad.
65:8.4 (739.8) De la misma manera que la evolución de la mente depende del lento desarrollo de las condiciones físicas, el cual la retrasa, el progreso espiritual depende de la expansión mental, y el retraso intelectual lo demora infaliblemente. Pero esto no significa que la evolución espiritual dependa de la educación, la cultura o la sabiduría. El alma puede evolucionar independientemente de la cultura mental, pero no en ausencia de la capacidad mental y del deseo — la elección de la supervivencia y la decisión de alcanzar una perfección siempre mayor — de hacer la voluntad del Padre que está en los cielos. Aunque la supervivencia pueda no depender de la posesión del conocimiento y la sabiduría, el progreso depende de ellos con toda seguridad.
65:8.5 (740.1) En los laboratorios evolutivos cósmicos la mente siempre domina a la materia, y el espíritu siempre está en correlación con la mente. Si estos diversos dones no logran sincronizarse y coordinarse, se pueden producir retrasos en el tiempo; pero si el individuo conoce realmente a Dios y desea encontrarlo y parecerse a él, entonces su supervivencia está asegurada, a pesar de los obstáculos del tiempo. El estado físico puede obstaculizar a la mente, y la perversidad mental puede retrasar la consecución espiritual, pero ninguno de estos obstáculos puede vencer la elección que la voluntad ha hecho con toda su alma.
65:8.6 (740.2) Cuando las condiciones físicas están maduras, se pueden producir evoluciones mentales repentinas; cuando el estado de la mente es propicio, pueden ocurrir transformaciones espirituales repentinas; cuando los valores espirituales reciben el reconocimiento adecuado, entonces los significados cósmicos se vuelven discernibles, y la personalidad se libera cada vez más de los obstáculos del tiempo y de las limitaciones del espacio.
65:8.7 (740.3) [Patrocinado por un Portador de Vida de Nebadon residente en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 66
66:0.1 (741.1) LA LLEGADA de un Hijo Lanonandek a un mundo normal significa que la voluntad, la capacidad para elegir el camino de la supervivencia eterna, se ha desarrollado en la mente del hombre primitivo. Pero el Príncipe Planetario llegó a Urantia casi medio millón de años después de la aparición de la voluntad humana.
66:0.2 (741.2) Caligastia, el Príncipe Planetario, llegó a Urantia hace unos quinientos mil años, coincidiendo con la aparición de las seis razas de color o razas sangiks. En el momento de llegar el Príncipe había en la Tierra cerca de quinientos millones de seres humanos primitivos, muy dispersos por Europa, Asia y África. La sede del Príncipe, que se estableció en Mesopotamia, estaba aproximadamente en el centro del mundo habitado.
66:1.1 (741.3) Caligastia era un Hijo Lanonandek, el número 9.344 de la orden secundaria. Tenía experiencia en la administración de los asuntos del universo local en general, y durante las épocas más recientes, en la gestión del sistema local de Satania en particular.
66:1.2 (741.4) Antes del reinado de Lucifer en Satania, Caligastia había estado destinado en el consejo de asesores de los Portadores de Vida en Jerusem. Lucifer ascendió a Caligastia a un puesto en su estado mayor personal, y cumplió adecuadamente cinco misiones sucesivas de honor y de confianza.
66:1.3 (741.5) Caligastia intentó conseguir muy pronto un nombramiento como Príncipe Planetario pero, en diversas ocasiones, cada vez que su petición había sido sometida a la aprobación de los consejos de la constelación, no había logrado recibir el consentimiento de los Padres de la Constelación. Caligastia parecía particularmente deseoso de ser enviado como gobernante planetario a un mundo decimal o de modificación de la vida. Después de haberse denegado su demanda varias veces, fue asignado finalmente a Urantia.
66:1.4 (741.6) Caligastia salió de Jerusem, para hacerse cargo del gobierno de un mundo, con un historial envidiable de lealtad y de dedicación al bienestar de su universo de origen y de residencia, a pesar de cierta impaciencia característica unida a su tendencia a discrepar, en ciertos asuntos menores, con el orden establecido.
66:1.5 (741.7) Yo estaba presente en Jerusem cuando el brillante Caligastia partió de la capital del sistema. Ningún príncipe planetario había emprendido nunca una carrera de gobernante mundial con una experiencia preparatoria más rica ni con unas perspectivas mejores que las de Caligastia en aquel día memorable de hace medio millón de años. Una cosa es segura: Mientras efectuaba mi tarea de difundir la narración de aquel acontecimiento en las transmisiones del universo local, en ningún momento se me ocurrió la idea de que este noble Lanonandek traicionaría tan pronto su sagrado deber como custodio planetario, y mancharía de manera tan horrible el hermoso nombre de su elevada orden de filiación del universo. Yo consideraba realmente que Urantia era uno de los cinco o seis planetas más afortunados de toda Satania porque iba a tener, al timón de sus asuntos mundiales, a un cerebro tan original, brillante y experimentado. No comprendía entonces que Caligastia se estaba enamorando insidiosamente de sí mismo; no entendía entonces plenamente las sutilezas del orgullo de la personalidad.
66:2.1 (742.1) El Príncipe Planetario de Urantia no fue enviado solo a su misión, sino que le acompañó el cuerpo habitual de asistentes y de auxiliares en administración.
66:2.2 (742.2) A la cabeza de este grupo se encontraba Daligastia, el asistente asociado del Príncipe Planetario. Daligastia era también un Hijo Lanonandek secundario, el número 319.407 de esta orden. Tenía rango de asistente en el momento de ser asignado como asociado de Caligastia.
66:2.3 (742.3) El estado mayor planetario incluía una gran cantidad de cooperadores angélicos y una multitud de otros seres celestiales encargados de hacer progresar los intereses y de promover el bienestar de las razas humanas. Pero desde vuestro punto de vista, el grupo más interesante de todos era el de los miembros corpóreos del estado mayor del Príncipe — que a veces se mencionan como loscien de Caligastia.
66:2.4 (742.4) Caligastia escogió a estos cien miembros rematerializados del estado mayor del Príncipe entre más de 785.000 ciudadanos ascendentes de Jerusem que se ofrecieron voluntarios para embarcarse en la aventura de Urantia. Cada uno de los cien elegidos provenía de un planeta diferente, y ninguno de ellos era de Urantia.
66:2.5 (742.5) Estos voluntarios jerusemitas fueron traídos por transporte seráfico directamente desde la capital del sistema hasta Urantia. Después de su llegada, permanecieron enserafinados hasta que se les pudo proporcionar unas formas personales con la doble naturaleza del servicio planetario especial, unos verdaderos cuerpos de carne y hueso que también estaban adaptados a los circuitos vitales del sistema.
66:2.6 (742.6) Algún tiempo antes de la llegada de estos cien ciudadanos de Jerusem, los dos Portadores de Vida supervisores que residían en Urantia y que habían perfeccionado previamente sus planes, pidieron permiso a Jerusem y Edentia para trasplantar el plasma vital de cien supervivientes seleccionados del linaje de Andón y Fonta en los cuerpos materiales que estaban en proyecto para los miembros corpóreos del estado mayor del Príncipe. La petición fue concedida en Jerusem y aprobada en Edentia.
66:2.7 (742.7) En consecuencia, los Portadores de Vida escogieron a cincuenta hombres y cincuenta mujeres entre los descendientes de Andón y Fonta, que representaban la supervivencia de los mejores linajes de esta raza única. A excepción de uno o dos, estos andonitas que contribuyeron al progreso de la raza no se conocían entre sí. Procedían de lugares muy alejados y fueron reunidos en el umbral de la sede del Príncipe gracias a la dirección de los Ajustadores del Pensamiento en coordinación con la guía seráfica. Aquí, los cien sujetos humanos fueron puestos en manos de la comisión sumamente experta de voluntarios procedentes de Avalon, que dirigió la extracción material de una porción del plasma vital de estos descendientes de Andón. Este material viviente se transfirió después a los cuerpos materiales que se construyeron para los cien miembros jerusemitas del estado mayor del Príncipe. Mientras tanto, estos ciudadanos recién llegados de la capital del sistema permanecieron en el sueño del transporte seráfico.
66:2.8 (742.8) Estas operaciones, así como la creación literal de unos cuerpos especiales para los cien de Caligastia, dieron origen a numerosas leyendas, muchas de las cuales se confundieron posteriormente con las tradiciones más tardías acerca de la instalación planetaria de Adán y Eva.
66:2.9 (743.1) Toda la operación de la repersonalización, desde el momento de la llegada de los transportes seráficos que traían a los cien voluntarios de Jerusem, hasta que recuperaron la conciencia como seres triples del reino, duró exactamente diez días.
66:3.1 (743.2) La sede del Príncipe Planetario estaba situada en la región del Golfo Pérsico de aquellos tiempos, en la zona correspondiente a la Mesopotamia posterior.
66:3.2 (743.3) El clima y el paisaje de la Mesopotamia de aquellos tiempos eran favorables, en todos los aspectos, para las empresas del estado mayor del Príncipe y sus asistentes, y muy diferentes de las condiciones que a veces han prevalecido desde entonces. Era necesario disponer de un clima tan favorable como parte del entorno natural destinado a incitar a los urantianos primitivos a que realizaran algunos progresos iniciales en la cultura y la civilización. La primera gran tarea de aquellas épocas consistía en transformar a aquellos cazadores en pastores, con la esperanza de que más tarde se convertirían en agricultores pacíficos y hogareños.
66:3.3 (743.4) La sede del Príncipe Planetario en Urantia era un ejemplo típico de este tipo de estaciones en una joven esfera en vías de desarrollo. El núcleo de la colonia del Príncipe era una ciudad muy sencilla pero muy hermosa, rodeada por una muralla de doce metros de altura. A este centro mundial de cultura se le llamó Dalamatia en honor a Daligastia.
66:3.4 (743.5) La ciudad estaba construida en diez subdivisiones, con los edificios de las sedes centrales de los diez consejos del estado mayor corpóreo situados en el centro de estas subdivisiones. En medio de la ciudad se encontraba el templo del Padre invisible. La sede administrativa del Príncipe y de sus asociados estaba repartida en doce salas agrupadas directamente alrededor del templo mismo.
66:3.5 (743.6) Todos los edificios de Dalamatia tenían un solo piso, a excepción de las sedes de los consejos, que tenían dos pisos, y el templo central del Padre de todos, que era pequeño pero tenía tres pisos.
66:3.6 (743.7) La ciudad se había construido con el mejor material de construcción de aquellos tiempos primitivos — el ladrillo. Se empleó muy poca piedra o madera. El ejemplo de Dalamatia mejoró considerablemente la construcción de las viviendas y la arquitectura de las aldeas de los habitantes de los alrededores.
66:3.7 (743.8) Cerca de la sede del Príncipe vivían seres humanos de todos los colores y estratos sociales. Los primeros estudiantes de las escuelas del Príncipe se reclutaron entre estas tribus vecinas. Aunque estas primeras escuelas de Dalamatia eran rudimentarias, proporcionaban todo lo que se podía hacer por los hombres y las mujeres de aquella época primitiva.
66:3.8 (743.9) El estado mayor corpóreo del Príncipe reunía continuamente a su alrededor a los individuos superiores de las tribus circundantes, y después de haber preparado e inspirado a estos estudiantes, los enviaban de vuelta como instructores y dirigentes de sus pueblos respectivos.
66:4.1 (743.10) La llegada del estado mayor del Príncipe produjo una profunda impresión. Aunque se necesitaron casi mil años para que las noticias se difundieran por todas partes, las enseñanzas y la conducta de los cien nuevos habitantes de Urantia influyeron enormemente en estas tribus próximas a la sede mesopotámica. Una gran parte de vuestra mitología posterior tuvo su origen en las leyendas confusas sobre aquellos primeros días en que estos miembros del estado mayor del Príncipe fueron repersonalizados como superhombres en Urantia.
66:4.2 (744.1) La tendencia de los mortales a considerar a estos maestros extraplanetarios como si fueran dioses obstaculiza gravemente su buena influencia; pero aparte de la técnica de su aparición en la Tierra, los cien de Caligastia — cincuenta hombres y cincuenta mujeres — no recurrieron ni a métodos sobrenaturales ni a manipulaciones sobrehumanas.
66:4.3 (744.2) Pero sin embargo, el estado mayor corpóreo era superhumano. Empezaron su misión en Urantia como unos seres extraordinarios de naturaleza triple:
66:4.4 (744.3) 1. Eran materiales y relativamente humanos, pues tenían incorporado el verdadero plasma vital de una de las razas humanas, el plasma vital andónico de Urantia.
66:4.5 (744.4) Estos cien miembros del estado mayor del Príncipe estaban divididos por igual en cuanto al sexo, y con arreglo a su estado mortal anterior. Cada persona de este grupo era capaz de convertirse en el co-progenitor de algún nuevo tipo de seres físicos, pero se les había ordenado cuidadosamente que no recurrieran a la procreación salvo en ciertas condiciones. El estado mayor corpóreo de un Príncipe Planetario tiene la costumbre de procrear a sus sucesores algún tiempo antes de retirarse del servicio planetario especial. Esto sucede habitualmente en el momento de la llegada del Adán y la Eva Planetarios, o poco tiempo después.
66:4.6 (744.5) Por consiguiente, estos seres especiales tenían poca o ninguna idea del tipo de criatura material que podría nacer de su unión sexual. Y nunca lo supieron, porque antes de llegar a esta etapa de su obra mundial, la rebelión había trastornado todo el régimen, y aquellos que desempeñaron más tarde el papel de progenitores habían sido aislados de las corrientes vitales del sistema.
66:4.7 (744.6) Estos miembros materializados del estado mayor de Caligastia tenían el color de la piel y el idioma de la raza andónica. Se alimentaban como los mortales del reino, con la diferencia de que los cuerpos recreados de este grupo se satisfacían plenamente con una dieta sin carne. Ésta fue una de las razones que condujeron a que residieran en una región cálida donde abundaban las frutas y las nueces. La práctica de alimentarse mediante un régimen no carnívoro data de los tiempos de los cien de Caligastia, pues esta costumbre se extendió por todas partes y afectó los hábitos alimenticios de muchas tribus circundantes, unos grupos que descendían de las razas evolutivas que en otro tiempo habían sido exclusivamente carnívoras.
66:4.8 (744.7) 2. Los cien eran seres materiales pero superhumanos, y habían sido reconstituidos en Urantia como hombres y mujeres únicos de un orden especial y elevado.
66:4.9 (744.8) Aunque este grupo disfrutaba de la ciudadanía provisional de Jerusem, sus miembros aún no habían fusionado con sus Ajustadores del Pensamiento; cuando se ofrecieron como voluntarios y fueron aceptados para el servicio planetario en unión con las órdenes descendentes de filiación, sus Ajustadores se separaron de ellos. Pero estos jerusemitas eran seres superhumanos — tenían un alma de crecimiento ascendente. Durante la vida como mortal en la carne, el alma está en estado embrionario; nace (resucita) en la vida morontial y experimenta su crecimiento a través de los mundos morontiales sucesivos. Y las almas de los cien de Caligastia se habían desarrollado de esta manera mediante las experiencias progresivas de los siete mundos de las mansiones, hasta alcanzar el estado de ciudadanos de Jerusem.
66:4.10 (744.9) Siguiendo las instrucciones que habían recibido, el estado mayor no procedió a la reproducción sexual, pero estudiaron con esmero su constitución personal y exploraron cuidadosamente todas las fases imaginables de unión intelectual (de la mente) y morontial (del alma). Durante el trigésimo tercer año de su estancia en Dalamatia, mucho antes de que se terminara la muralla, el número dos y el número siete del grupo danita descubrieron por casualidad un fenómeno que acompañaba la unión (supuestamente no sexual y no material) de sus yoes morontiales, y la consecuencia de esta aventura resultó ser la primera de las criaturas intermedias primarias. Este nuevo ser era totalmente visible para el estado mayor planetario y sus asociados celestiales, pero era invisible para los hombres y las mujeres de las diversas tribus humanas. Con la autorización del Príncipe Planetario, todo el estado mayor corpóreo emprendió la procreación de seres similares, y todos lo lograron siguiendo las instrucciones de la pareja pionera danita. Así es como el estado mayor del Príncipe trajo finalmente a la existencia al cuerpo original de 50.000 intermedios primarios.
66:4.11 (745.1) Estas criaturas de tipo intermedio prestaban un gran servicio llevando adelante los asuntos de la sede mundial. Eran invisibles para los seres humanos, pero a los residentes primitivos de Dalamatia se les enseñó la existencia de estos semiespíritus invisibles, y durante siglos constituyeron la totalidad del mundo espiritual para estos mortales en evolución.
66:4.12 (745.2) 3. Los cien de Caligastia eran personalmente inmortales, o imperecederos. Los complementos alexifármacos de las corrientes de vida del sistema circulaban por sus formas materiales, y si no hubieran perdido el contacto con los circuitos de vida a causa de la rebelión, habrían continuado viviendo indefinidamente hasta la llegada posterior de un Hijo de Dios, o hasta que hubieran sido liberados más tarde para reanudar el viaje interrumpido hacia Havona y el Paraíso.
66:4.13 (745.3) Los complementos alexifármacos de las corrientes de vida de Satania procedían del fruto del árbol de la vida, un arbusto de Edentia que los Altísimos de Norlatiadek habían enviado a Urantia en el momento de la llegada de Caligastia. En la época de Dalamatia, este árbol crecía en el patio central del templo del Padre invisible, y el fruto del árbol de la vida es el que permitía que los seres materiales, por otra parte mortales, del estado mayor del Príncipe continuaran viviendo indefinidamente mientras tuvieran acceso a él.
66:4.14 (745.4) Aunque no tenía ningún valor para las razas evolutivas, este superalimento era más que suficiente para conferir una vida continua a los cien de Caligastia y también a los cien andonitas modificados que estaban asociados con ellos.
66:4.15 (745.5) Conviene explicar a este respecto que cuando los cien andonitas aportaron su plasma germinativo humano a los miembros del estado mayor del Príncipe, los Portadores de Vida introdujeron en sus cuerpos mortales el complemento de los circuitos del sistema, y esto les permitió continuar viviendo simultáneamente con el estado mayor, siglo tras siglo, desafiando a la muerte física.
66:4.16 (745.6) A los cien andonitas se les informó finalmente acerca de su contribución a las nuevas formas de sus superiores, y estos mismos cien hijos de las tribus de Andón permanecieron en la sede como asistentes personales del estado mayor corpóreo del Príncipe.
66:5.1 (745.7) Los cien estaban organizados para el servicio en diez consejos autónomos de diez miembros cada uno. Cuando dos o más consejos de estos diez se reunían en sesión conjunta, estas asambleas de enlace eran presididas por Daligastia. Estos diez grupos estaban constituidos como sigue:
66:5.2 (745.8) 1. El consejo de la alimentación y el bienestar material. Ang presidía este grupo. Este cuerpo capaz fomentaba las cuestiones relacionadas con la alimentación, el agua, la ropa y el progreso material de la especie humana. Enseñaron la excavación de los pozos, el control de los manantiales y el riego. A los que venían de las altitudes más elevadas y de las zonas nórdicas les enseñaron mejores métodos para tratar las pieles destinadas a servir de vestidos, y los profesores de las artes y las ciencias introdujeron más tarde la tejeduría.
66:5.3 (746.1) Se realizaron grandes progresos en los métodos para almacenar los alimentos. La comida se conservó mediante la cocción, la desecación y el ahumado, convirtiéndose así en la primera forma de propiedad. Al hombre se le enseñó a prever los peligros de la escasez que diezmaba periódicamente al mundo.
66:5.4 (746.2) 2. El consejo de la domesticación y utilización de los animales. Este consejo estaba dedicado a la tarea de seleccionar y criar a aquellos animales que estaban mejor adaptados para ayudar a los seres humanos a llevar las cargas y trasportarlos a ellos mismos, para servir de alimento, y más adelante para utilizarlos en el cultivo de la tierra. Este cuerpo competente estaba dirigido por Bon.
66:5.5 (746.3) Se domesticaron diversos tipos de animales útiles ya extintos, así como otros que han continuado siendo animales domésticos hasta nuestros días. El hombre llevaba mucho tiempo viviendo en compañía del perro, y el hombre azul ya había logrado domar al elefante. La vaca había mejorado tanto gracias a una cría esmerada que se convirtió en una valiosa fuente de alimentación; la mantequilla y el queso se volvieron artículos corrientes en el régimen alimenticio humano. Los hombres aprendieron a emplear los bueyes para llevar las cargas, pero el caballo no fue domesticado hasta una fecha posterior. Los miembros de este cuerpo fueron los primeros que enseñaron a los hombres a utilizar la rueda para facilitar la tracción.
66:5.6 (746.4) Fue en esta época cuando se utilizaron por primera vez las palomas mensajeras; se llevaban en los viajes largos para enviar mensajes o pedir ayuda. El grupo de Bon consiguió amaestrar a los grandes fándores como aves de pasajeros, pero éstos se extinguieron hace más de treinta mil años.
66:5.7 (746.5) 3. Los consejeros encargados de vencer a los animales de rapiña. No era suficiente que el hombre primitivo intentara domesticar a ciertos animales, sino que también tenía que aprender a protegerse de la destrucción que podía causar el resto del mundo animal hostil. Este grupo estaba capitaneado por Dan.
66:5.8 (746.6) Las murallas de las ciudades antiguas tenían la finalidad de proteger contra las bestias feroces así como impedir los ataques por sorpresa de los humanos hostiles. Los que vivían fuera de las murallas y en el bosque dependían de los refugios en los árboles, de las cabañas de piedra y de las fogatas que alimentaban durante toda la noche. Por eso era muy natural que estos educadores consagraran mucho tiempo instruyendo a sus alumnos sobre cómo mejorar las viviendas humanas. Se realizaron grandes progresos en el sometimiento de los animales gracias al empleo de mejores técnicas y a la utilización de las trampas.
66:5.9 (746.7) 4. El cuerpo docente encargado de difundir y conservar el conocimiento. Este grupo organizó y dirigió los esfuerzos puramente educativos de aquellos tiempos primitivos. Estaba presidido por Fad. Los métodos educativos de Fad consistían en supervisar el trabajo al mismo tiempo que enseñaba mejores métodos para realizarlo. Fad formuló el primer alfabeto e introdujo un sistema de escritura. Este alfabeto contenía veinticinco caracteres. Estos pueblos primitivos utilizaban como material para escribir la corteza de los árboles, las tablillas de arcilla, las losas de piedra, un tipo de pergamino hecho de pieles machacadas y una especie de papel sin refinar que hacían con los nidos de las avispas. La biblioteca de Dalamatia, destruida poco después de la deslealtad de Caligastia, contenía más de dos millones de documentos distintos y era conocida como «la casa de Fad».
66:5.10 (746.8) El hombre azul tenía predilección por la escritura alfabética e hizo los mayores progresos en esta dirección. El hombre rojo prefería la escritura pictórica, mientras que las razas amarillas tendieron a utilizar símbolos para las palabras y las ideas, muy semejantes a los que emplean en la actualidad. Pero el alfabeto y otras muchas cosas se perdieron posteriormente para el mundo durante la confusión que acompañó a la rebelión. La deserción de Caligastia destruyó la esperanza mundial de tener un idioma universal, al menos durante incalculables milenios.
66:5.11 (747.1) 5. La comisión de la industria y el comercio. Este consejo estaba encargado de fomentar la industria dentro de las tribus y de promover el intercambio comercial entre los diversos grupos pacíficos. Su director era Nod. Este cuerpo estimuló todas las formas de manufactura primitiva. Contribuyeron directamente a elevar el nivel de vida proporcionando muchos productos nuevos para atraer la curiosidad de los hombres primitivos. Extendieron enormemente el comercio de una sal mejorada producida por el consejo de las ciencias y las artes.
66:5.12 (747.2) El crédito comercial se practicó por primera vez entre estos grupos instruidos, educados en las escuelas de Dalamatia. Adquirían unas fichas en una bolsa central de crédito que eran aceptadas en lugar de los objetos reales de trueque. El mundo no mejoró estos métodos comerciales hasta cientos de miles de años después.
66:5.13 (747.3) 6. La escuela de la religión revelada. Este cuerpo funcionó con lentitud. La civilización de Urantia se forjó literalmente entre el yunque de la necesidad y los martillos del miedo. Sin embargo, este grupo había hecho unos progresos considerables en sus esfuerzos por sustituir el temor a las criaturas (el culto de los fantasmas) por el temor al Creador, antes de que sus trabajos se vieran interrumpidos por la confusión posterior que acompañó al levantamiento separatista. El presidente de este consejo era Hap.
66:5.14 (747.4) Ningún miembro del estado mayor del Príncipe quiso ofrecer unas revelaciones que complicaran la evolución; sólo expusieron sus revelaciones como punto culminante cuando ya habían agotado las fuerzas de la evolución. Pero Hap cedió al deseo de los habitantes de la ciudad de que se estableciera una forma de servicio religioso. Su grupo proporcionó a los dalamatianos los siete cánticos del culto y también les dio la frase de alabanza diaria; luego les enseñó finalmente «la oración del Padre», que decía:
66:5.15 (747.5) «Padre de todos, cuyo Hijo honramos, míranos con favor. Líbranos del temor a todo, salvo a ti mismo. Haz que seamos una satisfacción para nuestros divinos maestros y pon siempre la verdad en nuestros labios. Líbranos de la violencia y de la ira; danos respeto por nuestros ancianos y por lo que pertenece a nuestro prójimo. Danos en esta época verdes pastos y rebaños abundantes para alegrarnos el corazón. Rogamos para que llegue pronto el mejorador prometido, y queremos hacer tu voluntad en este mundo al igual que otros la hacen en los mundos lejanos.»
66:5.16 (747.6) Aunque el estado mayor del Príncipe permaneció limitado a los medios naturales y a los métodos corrientes para mejorar las razas, les ofreció la promesa del don adámico de una nueva raza como meta del crecimiento evolutivo posterior cuando se alcanzara la cúspide del desarrollo biológico.
66:5.17 (747.7) 7. Los guardianes de la salud y la vida. Este consejo estaba encargado de introducir la sanidad y de promover una higiene primitiva; estaba dirigido por Lut.
66:5.18 (747.8) Sus miembros enseñaron muchas cosas que se perdieron durante la confusión de las épocas posteriores, y que nunca volvieron a descubrirse hasta el siglo veinte. Enseñaron a la humanidad que cocer, hervir y asar los alimentos eran medios de evitar las enfermedades; y también enseñaron que cocinar reducía enormemente la mortalidad infantil y facilitaba un pronto destete.
66:5.19 (747.9) Una gran parte de las primeras enseñanzas de los guardianes de la salud del grupo de Lut sobrevivieron entre las tribus de la Tierra hasta la época de Moisés, aunque de manera muy confusa y enormemente modificadas.
66:5.20 (748.1) El obstáculo principal para la promoción de la higiene entre estos pueblos ignorantes consistía en el hecho de que las verdaderas causas de muchas enfermedades eran demasiado pequeñas para poder verlas a simple vista, y también porque todos tenían un respeto supersticioso por el fuego. Se necesitaron miles de años para persuadirlos de que quemaran la basura. Mientras tanto se les insistió para que enterraran los desperdicios en descomposición. El gran progreso sanitario de esta época provino de la difusión del conocimiento relacionado con las propiedades saludables y curativas de la luz solar.
66:5.21 (748.2) Antes de la llegada del Príncipe, los baños habían sido un ceremonial exclusivamente religioso. Fue en verdad muy difícil persuadir a los hombres primitivos para que se lavaran el cuerpo como práctica de salud. Lut convenció finalmente a los educadores religiosos para que incluyeran las abluciones en las ceremonias de purificación que se practicaban una vez por semana durante las devociones del mediodía destinadas a la adoración del Padre de todos.
66:5.22 (748.3) Estos guardianes de la salud intentaron también introducir el apretón de manos para sustituir el intercambio de saliva o el beber la sangre como sello de amistad personal y símbolo de lealtad al grupo. Pero cuando se encontraron libres de la presión apremiante de las enseñanzas de sus jefes superiores, estos pueblos primitivos no tardaron en retroceder a sus antiguas prácticas ignorantes y supersticiosas que destruían la salud y multiplicaban las enfermedades.
66:5.23 (748.4) 8. El consejo planetario de las artes y las ciencias. Este cuerpo contribuyó mucho a mejorar las técnicas industriales del hombre primitivo y a elevar sus conceptos de la belleza. Su director se llamaba Mek.
66:5.24 (748.5) Las artes y las ciencias se encontraban en un nivel muy bajo en todo el mundo, pero a los dalamatianos se les enseñó los rudimentos de la física y la química. La alfarería avanzó, todas las artes decorativas mejoraron, y los ideales de la belleza humana aumentaron considerablemente. Pero la música progresó muy poco hasta después de la llegada de la raza violeta.
66:5.25 (748.6) A pesar de las reiteradas exhortaciones de sus educadores, estos hombres primitivos no consintieron en experimentar con la energía del vapor; nunca pudieron superar su enorme temor al poder explosivo del vapor confinado. Sin embargo, al final se dejaron persuadir para trabajar con los metales y el fuego, aunque un pedazo de metal al rojo era un objeto aterrador para el hombre primitivo.
66:5.26 (748.7) Mek contribuyó mucho a elevar la cultura de los andonitas y a mejorar las artes del hombre azul. Una mezcla de los hombres azules con el linaje de Andón produjo unos tipos de hombres dotados de talentos artísticos, y muchos de ellos se convirtieron en unos escultores maestros. No trabajaban ni la piedra ni el mármol, pero sus obras de arcilla, endurecidas por cocción, adornaban los jardines de Dalamatia.
66:5.27 (748.8) Las artes domésticas hicieron grandes progresos, pero la mayor parte se perdió durante las largas épocas sombrías de la rebelión, y nunca se volvieron a descubrir hasta los tiempos modernos.
66:5.28 (748.9) 9. Los gobernadores de las relaciones tribales avanzadas. Éste era el grupo encargado de la tarea de elevar la sociedad humana hasta el nivel de Estado. Su jefe era Tut.
66:5.29 (748.10) Estos dirigentes contribuyeron mucho a que se produjeran casamientos entre las diferentes tribus. Fomentaron el cortejo y el matrimonio después de haberlo pensado bien y de haber tenido amplias ocasiones para conocerse. Las danzas puramente guerreras fueron refinadas y puestas al servicio de valiosos fines sociales. Se introdujeron muchos juegos competitivos, pero estos pueblos antiguos eran serios; el humor no era una característica que adornara a estas tribus primitivas. Muy pocas de estas costumbres sobrevivieron a la desintegración posterior causada por la insurrección planetaria.
66:5.30 (749.1) Tut y sus compañeros se esforzaron por promover las asociaciones colectivas de naturaleza pacífica, por reglamentar y humanizar la guerra, por coordinar las relaciones intertribales y por mejorar los gobiernos tribales. En las cercanías de Dalamatia se desarrolló una cultura más avanzada, y estas relaciones sociales mejores tuvieron una influencia muy beneficiosa sobre las tribus más lejanas. Pero el modelo de civilización que prevalecía en la sede del Príncipe era muy diferente al de la sociedad bárbara que evolucionaba en otras partes, al igual que la sociedad del siglo veinte de la Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, es totalmente distinta a la cultura rudimentaria de los pequeños bosquimanos del norte.
66:5.31 (749.2) 10. El tribunal supremo de coordinación tribal y de cooperación racial. Este consejo supremo estaba dirigido por Van y servía como tribunal de apelación para las otras nueve comisiones especiales encargadas de supervisar los asuntos humanos. Este consejo tenía funciones muy amplias, pues se le habían confiado todos los asuntos terrestres que no dependían específicamente de los otros grupos. Este cuerpo selecto había sido aprobado por los Padres de la Constelación de Edentia antes de ser autorizado a asumir las funciones de tribunal supremo de Urantia.
66:6.1 (749.3) El grado de cultura de un mundo se mide por la herencia social de sus nativos, y la velocidad de la expansión cultural está totalmente determinada por la capacidad de sus habitantes para comprender las ideas nuevas y avanzadas.
66:6.2 (749.4) La esclavitud a la tradición produce la estabilidad y la cooperación enlazando sentimentalmente el pasado con el presente, pero al mismo tiempo ahoga la iniciativa y esclaviza los poderes creativos de la personalidad. El mundo entero estaba atrapado en el estancamiento de las costumbres atadas a la tradición cuando llegaron los cien de Caligastia y empezaron a proclamar el nuevo evangelio de la iniciativa individual dentro de los grupos sociales de aquellos tiempos. Pero este reinado benéfico se interrumpió tan pronto, que las razas nunca se han liberado por completo de la esclavitud a las costumbres; las maneras establecidas continúan dominando indebidamente en Urantia.
66:6.3 (749.5) Los cien de Caligastia — diplomados de los mundos de las mansiones de Satania — conocían muy bien las artes y la cultura de Jerusem, pero estos conocimientos casi no tienen valor en un planeta bárbaro poblado por unos humanos primitivos. Estos seres sabios sabían que no debían emprender la transformación repentina, o la elevación en masa, de las razas primitivas de aquella época. Comprendían muy bien la lenta evolución de la especie humana, y se abstuvieron prudentemente de cualquier intento radical por modificar la manera de vivir de los hombres en la Tierra.
66:6.4 (749.6) Cada una de las diez comisiones planetarias se dedicó a hacer avanzar, de manera lenta y natural, los intereses que se les habían confiado. Su plan consistió en atraer a las mejores inteligencias de las tribus circundantes, y después de haberlos enseñado, enviarlos de vuelta a sus pueblos respectivos como emisarios del progreso social.
66:6.5 (749.7) Nunca se enviaron emisarios extranjeros a una raza, a menos que el pueblo en cuestión lo solicitara expresamente. Aquellos que trabajaron por la elevación y el progreso de una tribu o de una raza determinada siempre fueron nativos de esa tribu o de esa raza. Los cien no trataron de imponer a una tribu los hábitos y las costumbres de otra raza, aunque fuera superior. Siempre trabajaron pacientemente para elevar y hacer avanzar las costumbres probadas por el tiempo de cada raza. Los pueblos sencillos de Urantia trajeron sus costumbres sociales a Dalamatia, no para cambiarlas por unas prácticas nuevas y mejores, sino para mejorarlas mediante el contacto con una cultura más elevada y en asociación con unas inteligencias superiores. El proceso fue lento pero muy eficaz.
66:6.6 (750.1) Los instructores de Dalamatia trataron de añadir una selección social consciente a la selección puramente natural de la evolución biológica. No trastornaron la sociedad humana, pero sí aceleraron notablemente su evolución normal y natural. Su móvil era la progresión a través de la evolución, y no la revolución por medio de la revelación. La raza humana había necesitado miles de años para adquirir el poco de religión y de moralidad que poseía, y estos superhombres se guardaron de robarle a la humanidad estos pequeños progresos, sumiéndola en la confusión y la consternación que siempre se producen cuando unos seres superiores e instruídos emprenden la elevación de las razas atrasadas, enseñándolas e iluminándolas con exceso.
66:6.7 (750.2) Cuando los misioneros cristianos van hasta el corazón de África, donde se supone que los hijos y las hijas deben permanecer bajo el control y la dirección de sus padres mientras éstos vivan, sólo provocan la confusión y la ruptura de toda autoridad cuando intentan reemplazar esta práctica, en una sola generación, enseñando que los hijos deben liberarse de toda sujeción paternal después de cumplir los veintiún años.
66:7.1 (750.3) La sede del Príncipe, aunque era exquisitamente hermosa y estaba concebida para atemorizar a los hombres primitivos de aquella época, era en conjunto modesta. Los edificios no eran particularmente grandes, ya que estos instructores importados tenían la intención de estimular con el tiempo el desarrollo de la agricultura mediante la introducción de la ganadería. Las reservas de tierra dentro de las murallas de la ciudad eran suficientes para que los pastos y la horticultura pudieran mantener a una población de casi veinte mil habitantes.
66:7.2 (750.4) Los interiores del templo central de adoración y de las diez mansiones de los consejos de los grupos supervisores de superhombres eran en verdad hermosas obras de arte. Los edificios residenciales eran modelos de pulcritud y de limpieza, pero todo era muy sencillo y totalmente primitivo en comparación con los desarrollos posteriores. En esta sede de la cultura no se empleó ningún método que no perteneciera de manera natural a Urantia.
66:7.3 (750.5) El estado mayor corpóreo del Príncipe residía en viviendas sencillas y ejemplares, que cuidaban como hogares destinados a inspirar e impresionar favorablemente a los estudiantes observadores que residían temporalmente en el centro social y sede educativa del mundo.
66:7.4 (750.6) El orden definido de la vida familiar y la costumbre de vivir una sola familia en una sola vivienda en un lugar relativamente estable, data de estos tiempos de Dalamatia y se debe principalmente al ejemplo y las enseñanzas de los cien y sus alumnos. El hogar como unidad social nunca tuvo éxito hasta que los superhombres y las supermujeres de Dalamatia enseñaron a la humanidad a amar a sus nietos y a los hijos de sus nietos, y a hacer planes para ellos. El hombre salvaje ama a sus hijos, pero el hombre civilizado ama también a sus nietos.
66:7.5 (750.7) Los miembros del estado mayor del Príncipe vivían en parejas como padres y madres. Es cierto que no tenían hijos propios, pero los cincuenta hogares modelo de Dalamatia nunca albergaron menos de quinientos niños adoptados, escogidos entre las familias superiores de las razas andónicas y sangiks; muchos de estos niños eran huérfanos. Se beneficiaban de la disciplina y la educación de estos superpadres, y luego, después de tres años en las escuelas del Príncipe (entraban entre los trece y los quince años), eran adecuados para el matrimonio y estaban preparados para recibir su nombramiento como emisarios del Príncipe ante las tribus necesitadas de sus razas respectivas.
66:7.6 (751.1) Fad patrocinó el plan de enseñanza de Dalamatia, que se llevó a cabo mediante una escuela industrial en la que los alumnos aprendían a través de la práctica y se abrían camino realizando diariamente tareas útiles. Este plan educativo no pasaba por alto el lugar que ocupa el pensamiento y los sentimientos en el desarrollo del carácter, pero daba prioridad a la formación manual. La enseñanza era individual y colectiva. A los alumnos los enseñaban tanto los hombres como las mujeres, y los dos trabajando conjuntamente. La mitad de esta instrucción colectiva se impartía por sexos, y la otra mitad era enseñanza mixta. A los estudiantes se les enseñaba individualmente la destreza manual y se les reunía en grupos o clases para socializar. Se les educaba para que fraternizaran con los grupos más jóvenes, con los grupos de más edad y con los adultos, así como a trabajar en equipo con los de su misma edad. También se les familiarizaba con las asociaciones tales como los grupos familiares, los equipos de juego y las clases escolares.
66:7.7 (751.2) Entre los últimos estudiantes que se formaron en Mesopotamia para trabajar con sus razas respectivas se encontraban los andonitas de las tierras altas de la India occidental y algunos representantes de los hombres rojos y de los hombres azules; más tarde aún también se admitió a un pequeño número de la raza amarilla.
66:7.8 (751.3) Hap ofreció a las razas primitivas una ley moral. Este código era conocido como «el Camino del Padre» y consistía en los siete mandamientos siguientes:
66:7.9 (751.4) 1. No temerás ni servirás a ningún Dios, salvo al Padre de todos.
66:7.10 (751.5) 2. No desobedecerás al Hijo del Padre, el soberano del mundo, ni mostrarás falta de respeto por sus asociados superhumanos.
66:7.11 (751.6) 3. No mentirás cuando seas convocado ante los jueces del pueblo.
66:7.12 (751.7) 4. No matarás a hombres, mujeres o niños.
66:7.13 (751.8) 5. No robarás los bienes ni el ganado de tu prójimo.
66:7.14 (751.9) 6. No tocarás a la esposa de tu amigo.
66:7.15 (751.10) 7. No mostrarás falta de respeto por tus padres ni por los ancianos de la tribu.
66:7.16 (751.11) Ésta fue la ley de Dalamatia durante cerca de trescientos mil años. Muchas de las piedras donde se inscribió esta ley yacen actualmente bajo las aguas a la altura de las costas de Mesopotamia y Persia. Se convirtió en una costumbre retener en la memoria uno de estos mandamientos por cada día de la semana, empleándose como saludo y como acción de gracias a la hora de comer.
66:7.17 (751.12) En esta época, el tiempo se medía por meses lunares, y este período se consideraba de veintiocho días. A excepción del día y de la noche, ésta era la única medida de tiempo que conocían estos pueblos primitivos. Los instructores de Dalamatia introdujeron la semana de siete días, que tuvo su origen en el hecho de que el número siete es la cuarta parte de veintiocho. El significado del número siete en el superuniverso les proporcionó sin duda alguna la oportunidad de introducir un recordatorio espiritual en el cálculo habitual del tiempo. Pero el período semanal no tiene un origen natural.
66:7.18 (751.13) El campo estaba muy bien colonizado en un radio de ciento sesenta kilómetros alrededor de la ciudad. En las inmediaciones de la ciudad, cientos de diplomados de las escuelas del Príncipe practicaban la ganadería o llevaban a cabo de otras maneras la enseñanza que habían recibido de su estado mayor y de sus numerosos colaboradores humanos. Unos cuantos se dedicaron a la agricultura y la horticultura.
66:7.19 (751.14) La humanidad no fue destinada al duro trabajo de la agricultura como castigo por un supuesto pecado. «Comerás el fruto de los campos con el sudor de tu frente» no fue un castigo pronunciado contra el hombre por haber participado en las locuras de la rebelión de Lucifer bajo la dirección del traidor Caligastia. El cultivo de la tierra es inherente al establecimiento de una civilización progresiva en los mundos evolutivos, y este mandato fue el centro de toda la enseñanza del Príncipe Planetario y de su estado mayor durante los trescientos mil años que transcurrieron entre su llegada a Urantia y los días trágicos en que Caligastia compartió su suerte con la del rebelde Lucifer. El trabajo de la tierra no es una maldición; es más bien la bendición más elevada para todos aquellos que pueden disfrutar así de la más humana de todas las actividades humanas.
66:7.20 (752.1) Cuando estalló la rebelión, Dalamatia tenía una población permanente de casi seis mil habitantes. Esta cifra incluye a los estudiantes asiduos, pero no engloba a los visitantes ni a los observadores, que siempre ascendían a más de mil. Pero difícilmente os podéis hacer una idea de los progresos maravillosos de aquellos tiempos tan lejanos; la terrible confusión y las abyectas tinieblas espirituales que siguieron a la catástrofe de engaño y sedición de Caligastia destruyeron prácticamente todos los asombrosos logros humanos de aquella época.
66:8.1 (752.2) Cuando reflexionamos sobre la larga carrera de Caligastia, sólo encontramos una característica sobresaliente en su conducta que podría haber llamado la atención: era extremadamente individualista. Tenía la tendencia de ponerse de parte de casi todos los grupos que protestaban y simpatizaba generalmente con aquellos que expresaban con moderación sus críticas implícitas. Detectamos la aparición temprana de esta tendencia a impacientarse ante la autoridad, a ofenderse ligeramente ante todo tipo de supervisión. Aunque estuviera algo resentido por los consejos de sus mayores y fuera un poco reacio a la autoridad de sus superiores, sin embargo, cada vez que había sido sometido a una prueba, siempre se había mostrado leal a los gobernantes del universo y obediente a los mandatos de los Padres de la Constelación. Nunca se había encontrado ninguna verdadera falta en él hasta el momento de su vergonzosa traición en Urantia.
66:8.2 (752.3) Es preciso señalar que tanto a Lucifer como a Caligastia se les había informado con paciencia, y advertido con amor, acerca de sus tendencias a la crítica y del desarrollo sutil de su orgullo personal, con la correspondiente exageración del sentido de la vanidad. Pero todos estos intentos por ayudarlos habían sido malinterpretados como críticas infundadas e injerencias injustificadas en sus libertades personales. Tanto Caligastia como Lucifer estimaron que sus bondadosos consejeros actuaban con los mismos móviles reprensibles que empezaban a dominar sus propios pensamientos retorcidos y sus propios planes descaminados. Juzgaron a sus generosos consejeros según la evolución de su propio egoísmo.
66:8.3 (752.4) Desde la llegada del Príncipe Caligastia, la civilización planetaria progresó de manera bastante normal durante cerca de trescientos mil años. Aparte de ser una esfera de modificación de la vida, y por tanto sujeta a numerosas irregularidades y a episodios insólitos de fluctuaciones evolutivas, Urantia progresó de forma muy satisfactoria en su carrera planetaria hasta el momento de la rebelión de Lucifer y la traición simultánea de Caligastia. Este desatino catastrófico, así como el fracaso posterior de Adán y Eva en la realización de su misión planetaria, modificaron definitivamente toda la historia ulterior del planeta.
66:8.4 (752.5) El Príncipe de Urantia cayó en las tinieblas en el momento de la rebelión de Lucifer, precipitando así al planeta en una larga confusión. Posteriormente fue privado de su autoridad soberana mediante la acción coordinada de los gobernantes de la constelación y otras autoridades del universo. Compartió las vicisitudes inevitables del aislamiento de Urantia hasta la época de la estancia de Adán en el planeta, y contribuyó en parte al aborto del plan destinado a elevar las razas mortales mediante la inyección de la sangre vital de la nueva raza violeta — los descendientes de Adán y Eva.
66:8.5 (753.1) La encarnación como mortal de Maquiventa Melquisedek, en la época de Abraham, redujo enormemente el poder que tenía el Príncipe caído para perturbar los asuntos humanos. Y posteriormente, durante la vida de Miguel en la carne, este Príncipe traidor fue finalmente despojado de toda autoridad en Urantia.
66:8.6 (753.2) Aunque la doctrina de un demonio personal en Urantia tenía algún fundamento debido a la presencia planetaria del traidor e inicuo Caligastia, sin embargo es totalmente ficticia cuando enseña que tal «demonio» puede influir en la mente humana normal en contra de su libre elección natural. Incluso antes de la donación de Miguel en Urantia, ni Caligastia ni Daligastia fueron nunca capaces de oprimir a los mortales o de coaccionar a un individuo normal a que realizara algún acto en contra de su voluntad humana. El libre albedrío del hombre es supremo en los asuntos morales; incluso el Ajustador del Pensamiento interior se niega a obligar al hombre a que tenga un solo pensamiento o realice un solo acto en contra de la elección de su propia voluntad.
66:8.7 (753.3) Y ahora, este rebelde del reino, despojado de todo poder para perjudicar a sus antiguos súbditos, aguarda la sentencia final de los Ancianos de los Días de Uversa para todos los que participaron en la rebelión de Lucifer.
66:8.8 (753.4) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 67
67:0.1 (754.1) ES IMPOSIBLE comprender los problemas relacionados con la existencia humana en Urantia si no se tiene conocimiento de ciertas grandes épocas del pasado, principalmente del acontecimiento y las consecuencias de la rebelión planetaria. Aunque esta sublevación no dificultó gravemente el progreso de la evolución orgánica, modificó de manera notable el curso de la evolución social y del desarrollo espiritual. Esta calamidad devastadora influyó profundamente en toda la historia superfísica del planeta.
67:1.1 (754.2) Caligastia llevaba trescientos mil años encargado de Urantia cuando Satanás, el asistente de Lucifer, hizo una de sus visitas periódicas de inspección. Cuando Satanás llegó al planeta, su aspecto no se parecía en nada a vuestras caricaturas de su infame majestad. Era, y sigue siendo, un Hijo Lanonandek de gran esplendor. «Y no os maravilléis, porque el mismo Satanás es una brillante criatura de luz.»
67:1.2 (754.3) En el transcurso de esta inspección, Satanás informó a Caligastia acerca de la «Declaración de Libertad» que Lucifer tenía entonces la intención de hacer, y tal como sabemos ahora, el Príncipe aceptó traicionar al planeta en cuanto se anunciara la rebelión. Las personalidades leales del universo consideran con un desdén particular al Príncipe Caligastia por esta traición premeditada de la confianza. El Hijo Creador expresó este desprecio cuando dijo: «Te pareces a tu jefe Lucifer, y has perpetuado pecaminosamente su iniquidad. Fue un falsificador desde que empezó a exaltarse a sí mismo, porque no permanecía en la verdad.»
67:1.3 (754.4) En todo el trabajo administrativo de un universo local, ningún cargo elevado se considera más sagrado que el que se confía a un Príncipe Planetario que asume la responsabilidad del bienestar y de la dirección de los mortales evolutivos de un mundo recién habitado. De todas las formas del mal, ninguna tiene un efecto más destructivo sobre la condición de la personalidad que la traición al deber y la deslealtad hacia unos amigos confiados. Al cometer este pecado deliberado, Caligastia deformó tanto su personalidad que su mente nunca más ha sido capaz de recuperar plenamente el equilibrio.
67:1.4 (754.5) Hay muchas maneras de considerar el pecado, pero desde el punto de vista filosófico del universo, el pecado es la actitud de una personalidad que se opone deliberadamente a la realidad cósmica. El error se puede considerar como una idea falsa o una deformación de la realidad. El mal es una comprensión parcial de las realidades del universo, o una inadaptación a ellas. Pero el pecado es una resistencia intencional a la realidad divina — una elección consciente de oponerse al progreso espiritual — mientras que la iniquidad consiste en desafiar de manera abierta y persistente la realidad reconocida, y representa tal grado de desintegración de la personalidad que raya en la locura cósmica.
67:1.5 (755.1) El error indica una falta de agudeza intelectual; el mal, una deficiencia de sabiduría; el pecado, una pobreza espiritual abyecta; pero la iniquidad indica que el control de la personalidad está desapareciendo.
67:1.6 (755.2) Cuando el pecado se ha elegido tantas veces y se ha repetido tan a menudo, puede convertirse en un hábito. Los pecadores empedernidos pueden volverse fácilmente inicuos, convertirse en unos rebeldes incondicionales contra el universo y todas sus realidades divinas. Aunque se pueden perdonar todas las clases de pecados, dudamos que el inicuo arraigado pueda experimentar nunca una aflicción sincera por sus fechorías o aceptar el perdón de sus pecados.
67:2.1 (755.3) Poco después de la inspección de Satanás, cuando la administración planetaria estaba en vísperas de realizar grandes cosas en Urantia, un día a mediados del invierno de los continentes septentrionales Caligastia mantuvo una larga conversación con su asociado Daligastia, después de la cual este último convocó a los diez consejos de Urantia en sesión extraordinaria. Esta asamblea se inició con la declaración de que el Príncipe Caligastia estaba a punto de proclamarse soberano absoluto de Urantia, y exigía que todos los grupos administrativos abdicaran y pusieran todas sus funciones y poderes en manos de Daligastia, designado como fideicomisario hasta que se reorganizara el gobierno planetario y se redistribuyeran posteriormente estos cargos de autoridad administrativa.
67:2.2 (755.4) La presentación de esta asombrosa exigencia fue seguida por el llamamiento magistral de Van, presidente del consejo supremo de coordinación. Este administrador eminente y experto jurista tildó la vía que proponía Caligastia como un acto que rayaba en la rebelión planetaria, y rogó a sus compañeros que se abstuvieran de toda participación hasta que se pudiera presentar una apelación ante Lucifer, el Soberano del Sistema de Satania; y Van consiguió el apoyo de todo el estado mayor. En consecuencia, se interpuso una apelación a Jerusem y llegaron inmediatamente las órdenes designando a Caligastia como soberano supremo de Urantia y ordenando una lealtad absoluta e incondicional a sus mandatos. En respuesta a este asombroso mensaje, el noble Van contestó con su memorable discurso de siete horas en el cual acusó oficialmente a Daligastia, Caligastia y Lucifer de despreciar la soberanía del universo de Nebadon; y apeló a los Altísimos de Edentia para recibir su apoyo y su confirmación.
67:2.3 (755.5) Entretanto, los circuitos del sistema habían sido cortados; Urantia estaba aislada. Todos los grupos de vida celestial presentes en el planeta se encontraron repentinamente aislados sin ser advertidos, totalmente privados de todo consejo y asesoramiento exterior.
67:2.4 (755.6) Daligastia proclamó oficialmente a Caligastia «Dios de Urantia y supremo por encima de todos». Ante esta proclamación, la alternativa estaba clara, y cada grupo se retiró para empezar sus deliberaciones, unas discusiones destinadas a determinar finalmente la suerte de todas las personalidades superhumanas que estaban en el planeta.
67:2.5 (755.7) Los serafines, los querubines y otros seres celestiales estuvieron implicados en las decisiones de esta lucha encarnizada, de este largo y pecaminoso conflicto. Muchos grupos superhumanos que se encontraban por casualidad en Urantia en el momento de ser aislada fueron retenidos aquí, y al igual que los serafines y sus asociados, se vieron obligados a elegir entre el pecado y la rectitud — entre el camino de Lucifer y la voluntad del Padre invisible.
67:2.6 (756.1) Esta lucha continuó durante más de siete años. Las autoridades de Edentia no quisieron interferir, y no intervinieron, hasta que todas las personalidades involucradas hubieron tomado una decisión final. Fue en ese momento cuando Van y sus leales asociados recibieron la justificación y la liberación de su prolongada ansiedad y de su intolerable incertidumbre.
67:3.1 (756.2) La noticia de que la rebelión había estallado en Jerusem, la capital de Satania, fue transmitida por el consejo de los Melquisedeks. Los Melquisedeks de emergencia fueron enviados inmediatamente a Jerusem, y Gabriel se ofreció voluntariamente para actuar como representante del Hijo Creador, cuya autoridad se había desafiado. El sistema fue puesto en cuarentena, quedó aislado de sus sistemas hermanos al mismo tiempo que se anunciaba el estado de rebelión en Satania. Había «guerra en el cielo», en la sede central de Satania, y esta guerra se extendió a todos los planetas del sistema local.
67:3.2 (756.3) En Urantia, cuarenta miembros del estado mayor corpóreo de los cien (Van incluido) rehusaron unirse a la insurrección. Muchos asistentes humanos (modificados y otros) del estado mayor eran también unos valientes y nobles defensores de Miguel y del gobierno de su universo. Hubo una terrible pérdida de personalidades entre los serafines y los querubines. Cerca de la mitad de los serafines administradores y de los serafines de transición asignados al planeta se unieron a su jefe y a Daligastia apoyando la causa de Lucifer. Cuarenta mil ciento diecinueve criaturas intermedias primarias se asociaron con Caligastia, pero el resto de estos seres permaneció fiel a su deber.
67:3.3 (756.4) El Príncipe traidor reunió a las criaturas intermedias desleales y a otros grupos de personalidades rebeldes y los organizó para que ejecutaran sus órdenes, mientras que Van congregó a los intermedios leales y a otros grupos fieles, y emprendió la gran batalla para salvar al estado mayor planetario y a las otras personalidades celestiales aisladas.
67:3.4 (756.5) Durante todo el tiempo de esta lucha, los leales residieron en una colonia mal protegida y sin murallas situada a unos kilómetros al este de Dalamatia, pero sus viviendas estaban custodiadas de día y de noche por las criaturas intermedias leales siempre alertas y vigilantes, y tenían en su poder el inestimable árbol de la vida.
67:3.5 (756.6) Cuando estalló la rebelión, unos querubines y serafines leales, con la ayuda de tres intermedios fieles, asumieron la custodia del árbol de la vida, y sólo permitieron que los cuarenta leales del estado mayor y sus asociados humanos modificados comieran del fruto y de las hojas de esta planta energética. Cincuenta y seis de estos asociados andonitas modificados estaban con Van, ya que dieciséis asistentes andonitas del estado mayor desleal se habían negado a seguir a sus jefes en la rebelión.
67:3.6 (756.7) A lo largo de los siete años decisivos de la rebelión de Caligastia, Van se consagró por completo a la tarea de atender a su ejército leal de hombres, intermedios y ángeles. La perspicacia espiritual y la constancia moral que permitieron a Van conservar esta actitud inquebrantable de lealtad al gobierno del universo fueron el resultado de un pensamiento claro, un razonamiento acertado, un juicio lógico, una motivación sincera, una intención desinteresada, una lealtad inteligente, una memoria experiencial, un carácter disciplinado y la consagración incondicional de su personalidad a hacer la voluntad del Padre que está en el Paraíso.
67:3.7 (756.8) Estos siete años de espera fueron un período de examen de conciencia y de disciplina del alma. Este tipo de crisis en los asuntos de un universo demuestran la enorme influencia de la mente como factor en la elección espiritual. La educación, la formación y la experiencia son factores que intervienen en la mayoría de las decisiones vitales de todas las criaturas morales evolutivas. Pero al espíritu interior le es totalmente posible ponerse en contacto directo con los poderes que determinan las decisiones de la personalidad humana, y facultar así a la voluntad plenamente consagrada de la criatura para que lleve a cabo unos actos asombrosos de devoción leal a la voluntad y al camino del Padre que está en el Paraíso. Y esto es precisamente lo que sucedió en la experiencia de Amadón, el asociado humano modificado de Van.
67:3.8 (757.1) Amadón es el héroe humano más destacado de la rebelión de Lucifer. Este descendiente varón de Andón y Fonta fue uno de los cien que aportaron su plasma vital al estado mayor del Príncipe, y desde aquel acontecimiento siempre había estado vinculado a Van en calidad de asociado y asistente humano. Amadón eligió permanecer con su jefe durante toda esta lucha prolongada y difícil. Fue un espectáculo inspirador contemplar a este hijo de las razas evolutivas permanecer impasible ante las sofisterías de Daligastia, mientras que durante los siete años de la lucha, él y sus compañeros leales resistieron con una inquebrantable entereza a todas las enseñanzas engañosas del brillante Caligastia.
67:3.9 (757.2) Caligastia, con un máximo de inteligencia y una inmensa experiencia en los asuntos del universo, se descarrió — abrazó el pecado. Amadón, con un mínimo de inteligencia y totalmente desprovisto de experiencia universal, permaneció firme al servicio del universo y leal a su asociado. Van empleó tanto la mente como el espíritu en una magnífica y eficaz combinación de resolución intelectual y de perspicacia espiritual, logrando así un nivel experiencial de desarrollo de la personalidad del tipo más elevado que se pueda conseguir. Cuando la mente y el espíritu están plenamente unidos, poseen el potencial de crear valores superhumanos, e incluso realidades morontiales.
67:3.10 (757.3) La narración de los acontecimientos conmovedores de aquellos trágicos días sería interminable. Pero por fin la última personalidad que quedaba tomó su decisión final y entonces, sólo entonces, fue cuando llegó un Altísimo de Edentia con los Melquisedeks de emergencia para asumir la autoridad en Urantia. Los archivos panorámicos del reinado de Caligastia fueron borrados en Jerusem, y empezó la época probatoria de la rehabilitación planetaria.
67:4.1 (757.4) Cuando finalmente se pasó lista, se descubrió que los miembros corpóreos del estado mayor del Príncipe se habían alineado como sigue: Van y todo su tribunal de coordinación habían permanecido leales. Ang y tres miembros del consejo de la alimentación habían sobrevivido. Todo el consejo de la ganadería se había unido a la rebelión así como todos los consejeros encargados de vencer a los animales. Fad y cinco miembros del cuerpo docente se habían salvado. Nod y toda la comisión de la industria y el comercio se habían unido a Caligastia. Hap y toda la escuela de la religión revelada permanecían leales a Van y a su noble grupo. Lut y todo el consejo de la salud se habían perdido. El consejo de las artes y las ciencias permanecía leal en su totalidad, pero Tut y toda la comisión encargada de los gobiernos tribales se habían descarriado. Así pues, de los cien se salvaron cuarenta, y más tarde fueron trasladados a Jerusem, donde reanudaron su carrera hacia el Paraíso.
67:4.2 (757.5) Los sesenta miembros del estado mayor planetario que entraron en la rebelión eligieron a Nod como jefe. Trabajaron con entusiasmo para el Príncipe rebelde, pero pronto descubrieron que estaban privados del alimento de los circuitos vitales del sistema. Se dieron cuenta del hecho de que habían sido degradados al estado de los seres mortales. Eran en verdad superhumanos, pero al mismo tiempo materiales y mortales. En un intento por acrecentar su número, Daligastia ordenó que recurrieran inmediatamente a la reproducción sexual, sabiendo muy bien que los sesenta originales y sus cuarenta y cuatro asociados andonitas modificados estaban condenados a morir tarde o temprano. Después de la caída de Dalamatia, el estado mayor desleal emigró hacia el norte y el este. Sus descendientes fueron conocidos durante mucho tiempo como los noditas y el lugar donde vivían como «la tierra de Nod».
67:4.3 (758.1) La presencia de estos superhombres y supermujeres extraordinarios, abandonados a su suerte debido a la rebelión y que luego se unieron con los hijos y las hijas de la Tierra, dio fácilmente nacimiento a los relatos tradicionales de los dioses que descendían del cielo para casarse con los mortales. Éste fue el origen de las mil y una leyendas de naturaleza mítica, pero basadas en los hechos de los tiempos posteriores a la rebelión, que se incorporaron más adelante en los cuentos y las tradiciones folclóricas de diversos pueblos, cuyos antepasados habían participado en estos contactos con los noditas y sus descendientes.
67:4.4 (758.2) Privados del alimento espiritual, los rebeldes del estado mayor murieron finalmente de muerte natural. Una gran parte de la idolatría posterior de las razas humanas tuvo su origen en el deseo de perpetuar la memoria de estos seres sumamente respetados de la época de Caligastia.
67:4.5 (758.3) Cuando vinieron a Urantia, los cien del estado mayor habían sido separados temporalmente de sus Ajustadores del Pensamiento. Inmediatamente después de la llegada de los síndicos Melquisedeks, las personalidades leales (a excepción de Van) fueron devueltas a Jerusem y reunidas con sus Ajustadores que los esperaban. No conocemos el destino de los sesenta rebeldes del estado mayor; sus Ajustadores permanecen todavía en Jerusem. Las cosas continuarán sin duda tal como están ahora hasta que se juzgue finalmente toda la rebelión de Lucifer y se decrete el destino de todos los participantes.
67:4.6 (758.4) A unos seres como los ángeles y los intermedios les resultaba muy difícil concebir que unos brillantes dirigentes de confianza como Caligastia y Daligastia pudieran extraviarse — cometieran un pecado de traición. Aquellos seres que cayeron en el pecado — que no se sumaron a la rebelión de manera deliberada o premeditada — fueron inducidos a error por sus superiores, engañados por sus jefes en quienes confiaban. También fue fácil conseguir el apoyo de los mortales evolutivos con mentalidad primitiva.
67:4.7 (758.5) La inmensa mayoría de los seres humanos y superhumanos que fueron víctimas de la rebelión de Lucifer en Jerusem y en los diversos planetas descarriados, hace mucho tiempo que se arrepintieron sinceramente de su locura. Y creemos de verdad que todos estos penitentes sinceros serán rehabilitados de alguna manera y reintegrados en cualquier fase del servicio del universo cuando los Ancianos de los Días terminen finalmente de juzgar los asuntos de la rebelión de Satania, cosa que han emprendido recientemente.
67:5.1 (758.6) Una gran confusión reinó en Dalamatia y en sus inmediaciones durante cerca de cincuenta años después de la instigación a la rebelión. Se intentó realizar una reorganización completa y radical del mundo entero; la revolución sustituyó a la evolución como política de progreso cultural y de mejoramiento racial. Apareció un progreso repentino en el nivel cultural de los alumnos superiores parcialmente educados que residían en Dalamatia y sus alrededores; pero cuando estos métodos nuevos y radicales se intentaron aplicar a los pueblos alejados, el resultado inmediato fue una confusión indescriptible y un pandemónium racial. La libertad fue transformada rápidamente en libertinaje por los hombres primitivos medio evolucionados de aquella época.
67:5.2 (758.7) Poco después de la rebelión, todo el estado mayor de la sedición estaba defendiendo enérgicamente la ciudad contra las hordas de semisalvajes que asediaban sus murallas a consecuencia de las doctrinas de libertad que se les habían enseñado prematuramente. Unos años antes de que la hermosa sede se sumergiera bajo las aguas del sur, las tribus equivocadas y mal instruidas de las tierras interiores de Dalamatia ya se habían precipitado en un asalto semisalvaje sobre la espléndida ciudad, arrojando hacia el norte al estado mayor secesionista y sus asociados.
67:5.3 (759.1) El proyecto de Caligastia de reconstruir inmediatamente la sociedad humana de acuerdo con sus ideas sobre las libertades individuales y colectivas resultó ser un fracaso inmediato y más o menos total. La sociedad volvió a hundirse rápidamente en su antiguo nivel biológico, y la lucha por el progreso empezó en todas partes partiendo de un punto no mucho más avanzado del que se encontraba al principio del régimen de Caligastia, ya que este levantamiento había dejado al mundo en la peor de las confusiones.
67:5.4 (759.2) Ciento sesenta y dos años después de la rebelión, una marejada barrió a Dalamatia y la sede planetaria se hundió bajo las aguas del mar; esta tierra no volvió a emerger hasta que casi todos los vestigios de la noble cultura de aquellas épocas espléndidas habían desaparecido.
67:5.5 (759.3) Cuando la primera capital del mundo se sumergió, sólo albergaba a los tipos más inferiores de las razas sangiks de Urantia, unos renegados que ya habían convertido el templo del Padre en un santuario dedicado a Nog, el falso dios de la luz y el fuego.
67:6.1 (759.4) Los partidarios de Van se retiraron muy pronto a las tierras altas del oeste de la India, donde estuvieron a salvo de los ataques de las razas confundidas de las tierras bajas; desde este lugar apartado proyectaron la rehabilitación del mundo, al igual que sus antiguos predecesores badonitas habían trabajado involuntariamente en otra época por el bienestar de la humanidad, justo antes de que nacieran las tribus sangiks.
67:6.2 (759.5) Antes de la llegada de los síndicos Melquisedeks, Van puso la administración de los asuntos humanos en las manos de diez comisiones de cuatro miembros cada una, unos grupos idénticos a los del régimen del Príncipe. Los Portadores de Vida residentes más antiguos asumieron la dirección temporal de este consejo de cuarenta miembros, que funcionó durante los siete años de espera. Unos grupos similares de amadonitas asumieron estas responsabilidades cuando los treinta y nueve miembros leales del estado mayor regresaron a Jerusem.
67:6.3 (759.6) Estos amadonitas procedían del grupo de 144 andonitas leales al que pertenecía Amadón, y a los cuales había dado su nombre. Este grupo constaba de treinta y nueve hombres y ciento cinco mujeres. De todos ellos, cincuenta y seis tenían el estado de inmortalidad, y todos fueron trasladados (a excepción de Amadón) en compañía de los miembros leales del estado mayor. El resto de este noble grupo continuó en la Tierra hasta el final de sus días como mortales bajo la dirección de Van y Amadón. Fueron la levadura biológica que se multiplicó y continuó asegurando la dirección del mundo durante las largas épocas tenebrosas de la era posterior a la rebelión.
67:6.4 (759.7) Van fue dejado en Urantia hasta la época de Adán, permaneciendo como jefe titular de todas las personalidades superhumanas que ejercían sus funciones en el planeta. Él y Amadón se sustentaron durante más de ciento cincuenta mil años mediante la técnica del árbol de la vida en unión con el ministerio vital especializado de los Melquisedeks.
67:6.5 (759.8) Los asuntos de Urantia fueron administrados durante mucho tiempo por un consejo de síndicos planetarios, doce Melquisedeks confirmados por orden del gobernante decano de la constelación, el Altísimo Padre de Norlatiadek. Un consejo asesor estaba asociado con los síndicos Melquisedeks, y se componía de: uno de los asistentes leales del Príncipe caído, los dos Portadores de Vida residentes, un Hijo Trinitizado en fase de aprendizaje, un Hijo Instructor voluntario, una Brillante Estrella Vespertina de Avalon (que venía periódicamente), los jefes de los serafines y los querubines, unos consejeros procedentes de dos planetas vecinos, el director general de la vida angélica subordinada y Van, el comandante en jefe de las criaturas intermedias. Urantia fue gobernada y administrada de esta manera hasta la llegada de Adán. No es de extrañar que al valiente y leal Van se le asignara una plaza en el consejo de los síndicos planetarios que administraron durante tanto tiempo los asuntos de Urantia.
67:6.6 (760.1) Los doce síndicos Melquisedeks de Urantia realizaron una labor heroica. Preservaron los restos de la civilización y su política planetaria fue ejecutada fielmente por Van. Cerca de mil años después de la rebelión, Van había dispersado más de trescientos cincuenta grupos avanzados por el mundo. Estos puestos avanzados de la civilización estaban compuestos en gran parte por los descendientes de los andonitas leales ligeramente mezclados con las razas sangiks, sobre todo con los hombres azules, y con los noditas.
67:6.7 (760.2) A pesar del terrible retroceso provocado por la rebelión, había muchos buenos linajes biológicamente prometedores en la Tierra. Bajo la supervisión de los síndicos Melquisedeks, Van y Amadón continuaron la tarea de fomentar la evolución natural de la raza humana, haciendo progresar la evolución física del hombre hasta que ésta alcanzó el punto culminante que justificó el envío de un Hijo y una Hija Materiales a Urantia.
67:6.8 (760.3) Van y Amadón permanecieron en la Tierra hasta poco después de la llegada de Adán y Eva. Algunos años más tarde fueron trasladados a Jerusem, donde Van se reunió con su Ajustador que lo esperaba. Van trabaja ahora al servicio de Urantia mientras espera la orden de continuar el larguísimo camino hacia la perfección del Paraíso y hacia el destino no revelado del Cuerpo de la Finalidad de los Mortales que está en proceso de formación.
67:6.9 (760.4) Debemos indicar que cuando Van apeló a los Altísimos de Edentia, después de que Lucifer apoyara a Caligastia en Urantia, los Padres de la Constelación enviaron inmediatamente una resolución apoyando a Van en todos los puntos en litigio. Este veredicto no logró llegar hasta Van porque los circuitos planetarios de comunicación fueron cortados mientras se estaba transmitiendo. Hace poco tiempo que se descubrió que esta orden efectiva se encontraba alojada en un transmisor repetidor de energía, donde había quedado bloqueada desde el aislamiento de Urantia. Sin este descubrimiento, realizado gracias a las investigaciones de los intermedios de Urantia, la comunicación de esta decisión hubiera tenido que esperar a que Urantia fuera restablecida en los circuitos de la constelación. Este accidente aparente en las comunicaciones interplanetarias se produjo porque los transmisores de energía pueden recibir y transmitir la información, pero no pueden iniciar las comunicaciones.
67:6.10 (760.5) El estado legal de Van en los archivos jurídicos de Satania no se pudo clarificar, de manera efectiva y definitiva, hasta que esta orden de los Padres de Edentia fue registrada en Jerusem.
67:7.1 (760.6) Las consecuencias personales (centrípetas) del rechazo voluntario y persistente de la luz por parte de una criatura, son a la vez inevitables e individuales, y sólo incumben a la Deidad y a la criatura personal en cuestión. Esta cosecha de iniquidad, que destruye el alma, es la siega interior de la criatura volitiva inicua.
67:7.2 (761.1) Pero no sucede lo mismo con las repercusiones externas del pecado: Las consecuencias impersonales (centrífugas) por haber abrazado el pecado son a la vez inevitables y colectivas, y atañen a todas las criaturas que ejercen su actividad dentro de la zona afectada por esos acontecimientos.
67:7.3 (761.2) Cincuenta mil años después del derrumbamiento de la administración planetaria, los asuntos terrenales estaban tan desorganizados y atrasados que la raza humana había ganado muy poco con respecto a la situación evolutiva general que existía en la época de la llegada de Caligastia, trescientos cincuenta mil años antes. Se habían hecho progresos en ciertos aspectos, y se había perdido mucho terreno en otras direcciones.
67:7.4 (761.3) Los efectos del pecado no son nunca puramente locales. Los sectores administrativos de los universos son como un organismo; la condición de una personalidad debe ser compartida, hasta cierto punto, por todos. Como el pecado es una actitud de la persona con respecto a la realidad, está destinado a manifestar su cosecha negativa inherente en todos y cada uno de los niveles relacionados de valores universales. Pero las plenas consecuencias del pensamiento erróneo, de la maldad o de los proyectos pecaminosos, sólo se experimentan en el nivel de la acción misma. La transgresión de la ley universal puede ser fatal en el ámbito físico, sin implicar gravemente a la mente ni deteriorar la experiencia espiritual. El pecado sólo está cargado de consecuencias fatales para la supervivencia de la personalidad cuando representa la actitud de todo el ser, cuando significa la elección de la mente y la voluntad del alma.
67:7.5 (761.4) El mal y el pecado infligen sus consecuencias en los ámbitos materiales y sociales, e incluso a veces pueden retrasar el progreso espiritual en ciertos niveles de la realidad universal, pero el pecado de un ser determinado jamás le roba a otro ser la realización del derecho divino a la supervivencia de la personalidad. Las decisiones de la mente y la elección del alma del individuo mismo son las únicas que pueden poner en peligro la supervivencia eterna.
67:7.6 (761.5) El pecado cometido en Urantia retrasó muy poco la evolución biológica, pero tuvo el efecto de privar a las razas mortales del beneficio completo de la herencia adámica. El pecado retrasa enormemente el desarrollo intelectual, el crecimiento moral, el progreso social y la consecución espiritual de las masas. Pero no impide que cualquier persona que escoja conocer a Dios y hacer sinceramente su voluntad divina consiga el logro espiritual más elevado.
67:7.7 (761.6) Caligastia se rebeló, Adán y Eva incumplieron su deber, pero ningún mortal que ha nacido posteriormente en Urantia ha sufrido en su experiencia espiritual personal a consecuencia de estos desatinos. Todos los mortales que han nacido en Urantia después de la rebelión de Caligastia han sido perjudicados de alguna manera en el tiempo, pero el bienestar futuro de sus almas jamás ha corrido el menor peligro en la eternidad. A ninguna persona se le obliga nunca a sufrir una privación espiritual esencial a causa del pecado de otra. El pecado es totalmente personal en lo que se refiere a la culpabilidad moral o a las consecuencias espirituales, a pesar de sus extensas repercusiones en los ámbitos administrativos, intelectuales y sociales.
67:7.8 (761.7) Aunque no podemos comprender la sabiduría que permite estas catástrofes, siempre podemos discernir los efectos benéficos de estos desórdenes locales a medida que se reflejan en el universo en general.
67:8.1 (761.8) Muchos seres valientes se opusieron a la rebelión de Lucifer en los diversos mundos de Satania; pero los archivos de Salvington describen a Amadón como el personaje más sobresaliente de todo el sistema por su glorioso rechazo a los torrentes de sedición y por su devoción inquebrantable a Van — los dos permanecieron inamovibles en su lealtad a la supremacía del Padre invisible y a la de su Hijo Miguel.
67:8.2 (762.1) En la época de estos importantes acontecimientos yo estaba destinado en Edentia, y todavía tengo conciencia de la alegría que experimenté cuando examiné las transmisiones de Salvington que contaban, día tras día, la increíble firmeza, la devoción trascendente y la exquisita lealtad de este antiguo semisalvaje surgido del linaje original y experimental de la raza andónica.
67:8.3 (762.2) Desde Edentia hasta Uversa, pasando por Salvington, y durante siete largos años, la primera pregunta de todos los seres celestiales subordinados con respecto a la rebelión de Satania era una y otra vez: «¿Qué sucede con Amadón de Urantia, continúa inamovible?»
67:8.4 (762.3) Si la rebelión de Lucifer ha perjudicado al sistema local y a sus mundos caídos, si la pérdida de este Hijo y de sus asociados descarriados ha obstaculizado temporalmente el progreso de la constelación de Norlatiadek, considerad por el contrario el efecto que tuvo la extensa exposición de la actuación inspiradora de este hijo único de la naturaleza y de su grupo resuelto de 143 camaradas, que abogaron inquebrantablemente por los conceptos más elevados de la gestión y la administración del universo, a pesar de la formidable presión adversa que ejercían sus superiores desleales. Permitidme aseguraros que esto ya ha hecho mucho más bien en el universo de Nebadon y el superuniverso de Orvonton, que lo que pueda pesar la suma total de todo el mal y la aflicción de la rebelión de Lucifer.
67:8.5 (762.4) Todo lo anterior ilustra de manera exquisitamente conmovedora y extraordinariamente magnífica la sabiduría del plan universal del Padre consistente en movilizar el Cuerpo de la Finalidad de los Mortales en el Paraíso, y en reclutar gran parte de este inmenso grupo de servidores misteriosos del futuro en la arcilla corriente de los mortales en progreso ascendente — precisamente en unos mortales como el inquebrantable Amadón.
67:8.6 (762.5) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 68
68:0.1 (763.1) HE AQUÍ el comienzo de la narración de la larguísima lucha hacia adelante de la especie humana, partiendo de un estado apenas mejor que el de la existencia animal, y pasando por las épocas intermedias hasta llegar a los tiempos más recientes durante los cuales una civilización real, aunque imperfecta, se ha desarrollado entre las razas superiores de la humanidad.
68:0.2 (763.2) La civilización es una adquisición racial; no es inherente a la biología; por eso todos los niños deben criarse en un entorno de cultura, mientras que la juventud de cada generación sucesiva debe recibir de nuevo su educación. Las cualidades superiores de la civilización — científicas, filosóficas y religiosas — no se transmiten de una generación a otra por herencia directa. Estos logros culturales sólo se pueden preservar mediante la conservación inteligente de la herencia social.
68:0.3 (763.3) Los instructores de Dalamatia introdujeron la evolución social de tipo cooperativo, y durante trescientos mil años, la humanidad fue educada en la idea de las actividades colectivas. El hombre azul se benefició más que los demás de estas primeras enseñanzas sociales, el hombre rojo hasta cierto punto, y el hombre negro menos que los demás. En tiempos más recientes, las razas amarilla y blanca han manifestado el desarrollo social más avanzado de Urantia.
68:1.1 (763.4) Cuando los hombres tienen que vivir estrechamente unidos, a menudo aprenden a amarse mutuamente, pero el hombre primitivo no rebosaba por naturaleza de sentimientos fraternales ni del deseo de tener contactos sociales con sus semejantes. Las razas primitivas aprendieron más bien a través de experiencias dolorosas que «la unión hace la fuerza»; y esta falta de atracción fraternal natural es la que obstaculiza actualmente la realización inmediata de la fraternidad entre los hombres en Urantia.
68:1.2 (763.5) La asociación se convirtió pronto en el precio de la supervivencia. El hombre solitario estaba indefenso, a menos que llevara una marca tribal que demostrara que pertenecía a un grupo, el cual se vengaría indudablemente de cualquier ataque contra él. Incluso en la época de Caín resultaba muy peligroso salir solo al exterior sin llevar alguna marca de asociación a un grupo. La civilización se ha convertido en el seguro del hombre contra una muerte violenta, y las primas que hay que pagar son el sometimiento a las numerosas exigencias legales de la sociedad.
68:1.3 (763.6) La sociedad primitiva se fundó así sobre las necesidades recíprocas y sobre el aumento de la seguridad que proporcionaba la asociación. La sociedad humana ha evolucionado durante ciclos milenarios como consecuencia de este temor al aislamiento y gracias a una cooperación ofrecida a disgusto.
68:1.4 (763.7) Los seres humanos primitivos aprendieron pronto que los grupos son mucho más grandes y más fuertes que la simple suma de los individuos que los componen. Cien hombres unidos y trabajando al unísono pueden mover una piedra muy grande; una veintena de guardianes de la paz bien entrenados pueden contener a una muchedumbre enfurecida. Así es como nació la sociedad, no de una simple asociación numérica, sino más bien como consecuencia de la organización de unos cooperadores inteligentes. Pero la cooperación no es una característica natural del hombre; éste aprende a cooperar, en primer lugar, a causa del miedo, y más tarde porque descubre que es muy beneficioso para hacer frente a las dificultades del tiempo y para protegerse contra los supuestos peligros de la eternidad.
68:1.5 (764.1) Los pueblos que pronto se organizaron así en una sociedad primitiva tuvieron más éxito en su lucha contra la naturaleza así como en su defensa contra sus semejantes; tenían mayores posibilidades de supervivencia; de ahí que la civilización haya progresado continuamente en Urantia, a pesar de sus múltiples retrocesos. Hasta ahora, el hecho de que los numerosos desatinos del hombre no hayan conseguido detener ni destruir la civilización humana se debe únicamente a que el valor de la supervivencia aumenta por medio de la asociación.
68:1.6 (764.2) La sociedad cultural contemporánea es más bien un fenómeno reciente, y este hecho está bien demostrado en la supervivencia actual de unas condiciones sociales tan primitivas como las que caracterizan a los aborígenes australianos y a los bosquimanos y pigmeos de África. Entre estos pueblos atrasados se puede observar algo de la antigua hostilidad tribal, la desconfianza personal y otros rasgos extremadamente antisociales tan característicos de todas las razas primitivas. Estos restos deplorables de los pueblos asociales de los tiempos antiguos atestiguan elocuentemente el hecho de que la tendencia individualista natural del hombre no puede competir con éxito con las organizaciones y asociaciones más potentes y poderosas que promueven el progreso social. Estas razas antisociales atrasadas y desconfiadas, que hablan un dialecto diferente cada sesenta u ochenta kilómetros, demuestran en qué tipo de mundo estaríais viviendo ahora si no hubiera sido por las enseñanzas combinadas del estado mayor corpóreo del Príncipe Planetario y los trabajos posteriores del grupo adámico de mejoradores raciales.
68:1.7 (764.3) La expresión moderna «regreso a la naturaleza» es una ilusión de la ignorancia, una creencia en la realidad de una antigua «edad de oro» ficticia. La única base que tiene la leyenda de la edad de oro es el hecho histórico de la existencia de Dalamatia y del Edén. Pero aquellas sociedades mejoradas estaban lejos de haber realizado los sueños utópicos.
68:2.1 (764.4) La sociedad civilizada es el resultado de los primeros esfuerzos del hombre por superar su aversión al aislamiento. Pero esto no indica necesariamente un afecto mutuo; y el estado turbulento actual de ciertos grupos primitivos ilustra muy bien las dificultades que tuvieron que vencer las primeras tribus. Pero aunque los individuos de una civilización puedan chocar entre sí y luchar entre ellos, y aunque la civilización misma pueda parecer un conjunto inconsistente de esfuerzos y de luchas, manifiesta de hecho un esfuerzo decidido, y no la monotonía mortal del estancamiento.
68:2.2 (764.5) Aunque el nivel de inteligencia ha contribuido considerablemente al ritmo del progreso cultural, la sociedad está fundamentalmente concebida para disminuir el elemento riesgo en el modo de vivir del individuo, y ha progresado con la misma rapidez que ha logrado disminuir el dolor y aumentar el elemento placer en la vida. Todo el cuerpo social avanza así lentamente hacia la meta de su destino — la supervivencia o la extinción — dependiendo de que esa meta sea la preservación de sí o la satisfacción propia. La preservación de sí da origen a la sociedad, mientras que el exceso de satisfacciones personales destruye la civilización.
68:2.3 (764.6) La sociedad se ocupa de perpetuarse, de conservarse y de satisfacerse, pero la autorrealización humana es digna de convertirse en el objetivo inmediato de muchos grupos culturales.
68:2.4 (765.1) El instinto gregario del hombre sencillo apenas es suficiente para explicar el desarrollo de una organización social como la que existe actualmente en Urantia. Aunque esta tendencia gregaria innata yace en la base de la sociedad humana, una gran parte de la sociabilidad del hombre es adquirida. El hambre y el deseo sexual fueron las dos grandes influencias que contribuyeron a que los seres humanos se asociaran pronto; el hombre comparte estos impulsos instintivos con el mundo animal. La vanidad y el temor, y más concretamente el miedo a los fantasmas, fueron otras dos emociones que empujaron a los seres humanos a unirse y a mantenerse unidos.
68:2.5 (765.2) La historia no es más que la narración de la lucha milenaria del hombre por la comida. El hombre primitivo sólo pensaba cuando tenía hambre; guardar la comida fue su primer acto de abnegación, de autodisciplina. Con el desarrollo de la sociedad, el hambre dejó de ser el único motivo para asociarse mutuamente. Otros muchos tipos de hambre, la satisfacción de diversas necesidades, condujeron a una asociación más estrecha de la humanidad. Pero la sociedad de hoy es inestable debido al crecimiento excesivo de unas supuestas necesidades humanas. La civilización occidental del siglo veinte se queja de cansancio bajo la enorme sobrecarga del lujo y la multiplicación desordenada de los deseos y anhelos humanos. La sociedad moderna sufre la tensión de una de sus fases más peligrosas debido a una extensa interasociación y a una interdependencia extremadamente complicada.
68:2.6 (765.3) La presión social del hambre, la vanidad y el miedo a los fantasmas era continua, pero el placer sexual era transitorio e irregular. El deseo sexual por sí solo no impulsó a los hombres y mujeres primitivos a asumir las pesadas cargas del mantenimiento de un hogar. El hogar primitivo estaba fundado en el desasosiego sexual que experimentaba el varón cuando estaba privado de satisfacciones frecuentes, y en el abnegado amor maternal de la mujer, que ésta comparte en cierta medida con las hembras de todos los animales superiores. La presencia de un bebé indefenso determinó la primera diferenciación entre las actividades masculinas y femeninas; la mujer tenía que mantener una residencia fija donde poder cultivar la tierra. Y desde los tiempos más primitivos, el lugar donde se halla la mujer siempre ha sido considerado como el hogar.
68:2.7 (765.4) De este modo, la mujer pronto se volvió indispensable para el sistema social en evolución, no tanto a causa de una pasión sexual efímera como a consecuencia de la necesidad de comida; la mujer era una asociada esencial para poder alimentarse. Era una proveedora de alimentos, una bestia de carga y una compañera que podía soportar grandes abusos sin resentimientos violentos, y además de todas estas características deseables, era un medio siempre presente de satisfacción sexual.
68:2.8 (765.5) Casi todos los valores duraderos de la civilización tienen sus raíces en la familia. La familia fue el primer grupo pacífico con éxito, pues el hombre y la mujer aprendieron a ajustar sus antagonismos al mismo tiempo que enseñaban a sus hijos ocupaciones pacíficas.
68:2.9 (765.6) La función del matrimonio, en la evolución, es asegurar la supervivencia de la raza, y no simplemente realizar la felicidad personal; la preservación y la perpetuación de sí mismo son los verdaderos objetivos del hogar. El placer personal es secundario y no es esencial salvo como estímulo para asegurar la asociación entre los sexos. La naturaleza exige la supervivencia, pero las artes de la civilización continúan acrecentando los placeres del matrimonio y las satisfacciones de la vida familiar.
68:2.10 (765.7) Si ampliamos la noción de vanidad hasta incluir el orgullo, la ambición y el honor, entonces podremos discernir no solamente la manera en que estas tendencias contribuyen a la formación de las asociaciones humanas, sino también cómo mantienen unidos a los hombres, puesto que estas emociones son inútiles sin un público ante quien poder alardear. A la vanidad se le unieron pronto otras emociones e impulsos que necesitaban un campo social donde poder exhibirse y satisfacerse. Este grupo de emociones dio nacimiento a las primeras manifestaciones de todas las artes, ceremoniales, y a todas las formas de juegos deportivos y competiciones.
68:2.11 (766.1) La vanidad contribuyó poderosamente al nacimiento de la sociedad; pero en el momento de estas revelaciones, los esfuerzos tortuosos de una generación jactanciosa amenazan con anegar y sumergir toda la complicada estructura de una civilización extremadamente especializada. Hace mucho tiempo que la necesidad de placer ha sustituido al hambre; los objetivos sociales legítimos de la preservación de sí se están transformando rápidamente en unas formas viles y amenazadoras de satisfacción egoísta. La preservación de sí edifica la sociedad; la satisfacción egoísta desenfrenada destruye infaliblemente la civilización.
68:3.1 (766.2) Los deseos primitivos produjeron la sociedad original, pero el miedo a los fantasmas la mantuvo unida y confirió a su existencia un aspecto extrahumano. El miedo corriente tenía un origen fisiológico: miedo al dolor físico, al hambre insatisfecha o a alguna calamidad terrestre; pero el miedo a los fantasmas era una clase de terror nueva y suprema.
68:3.2 (766.3) El factor individual más importante en la evolución de la sociedad humana fue probablemente soñar con fantasmas. Aunque la mayoría de los sueños inquietaba profundamente a la mente primitiva, soñar con fantasmas aterrorizó realmente a los hombres primitivos, y estos soñadores supersticiosos se echaron los unos en brazos de los otros dispuestos a asociarse en serio para protegerse mutuamente contra los peligros imaginarios, vagos e invisibles, del mundo de los espíritus. Soñar con fantasmas fue una de las primeras diferencias que aparecieron entre la mente animal y la mente humana. Los animales no se imaginan la supervivencia después de la muerte.
68:3.3 (766.4) A excepción de este factor de los fantasmas, toda la sociedad se construyó sobre las necesidades fundamentales y los instintos biológicos básicos. Pero el miedo a los fantasmas introdujo un nuevo factor en la civilización, un miedo que trascendía las necesidades elementales del individuo y que se elevaba muy por encima incluso de las luchas por conservar el grupo. El terror a los espíritus de los difuntos reveló una nueva y asombrosa forma de miedo, un terror espantoso y poderoso que contribuyó a fustigar a las clases sociales relajadas de los primeros tiempos para convertirlas en los grupos primitivos más completamente disciplinados y mejor controlados de los tiempos antiguos. Esta superstición insensata, que todavía sobrevive en parte, preparó la mente de los hombres, a través del miedo supersticioso a lo irreal y a lo sobrenatural, para el descubrimiento posterior del «temor al Señor, que es el comienzo de la sabiduría». Los miedos infundados de la evolución están destinados a ser sustituidos por el temor a la Deidad inspirado por la revelación. El culto primitivo del miedo a los fantasmas se convirtió en un poderoso lazo social, y desde aquel día tan lejano la humanidad siempre se ha estado más o menos esforzando por alcanzar la espiritualidad.
68:3.4 (766.5) El hambre y el amor obligaron a los hombres a juntarse; la vanidad y el miedo a los fantasmas los mantuvieron unidos. Pero estas emociones por sí solas, sin la influencia de las revelaciones que promueven la paz, son incapaces de soportar las tensiones de las desconfianzas e irritaciones de las interasociaciones humanas. Sin la ayuda de las fuentes superhumanas, la tensión social estalla cuando alcanza ciertos límites, y estas mismas influencias que movilizan a la sociedad — el hambre, el amor, la vanidad y el miedo — se conjuran para sumergir a la humanidad en la guerra y el derramamiento de sangre.
68:3.5 (766.6) La tendencia a la paz de la raza humana no es una dotación natural; tiene su origen en las enseñanzas de la religión revelada, en la experiencia acumulada de las razas progresivas, y principalmente en las enseñanzas de Jesús, el Príncipe de la Paz.
68:4.1 (767.1) Todas las instituciones sociales modernas proceden de la evolución de las costumbres primitivas de vuestros antepasados salvajes; los convencionalismos de hoy son las costumbres modificadas y ampliadas de ayer. Lo que el hábito es para el individuo, la costumbre lo es para el grupo; y las costumbres de los grupos se convierten en culturas populares o en tradiciones tribales — en los convencionalismos de las masas. Todas las instituciones de la sociedad humana actual tienen su origen humilde en estos primeros comienzos.
68:4.2 (767.2) Debe recordarse que las costumbres tuvieron su origen en el esfuerzo por adaptar la vida de los grupos a las condiciones de la existencia colectiva; las costumbres fueron la primera institución social del hombre. Todas estas reacciones tribales surgieron del esfuerzo por evitar el dolor y la humillación, procurando al mismo tiempo disfrutar del placer y del poder. El origen de las culturas populares, al igual que el origen de las lenguas, siempre es inconsciente y no deliberado, y por lo tanto siempre está envuelto en un velo de misterio.
68:4.3 (767.3) El miedo a los fantasmas condujo al hombre primitivo a imaginar lo sobrenatural, y estableció así unas bases sólidas para las poderosas influencias sociales de la ética y la religión, que a su vez preservaron intactas, de generación en generación, las costumbres y tradiciones de la sociedad. Al principio, la única cosa que estableció y cristalizó las costumbres fue la creencia de que los difuntos deseaban conservar celosamente la manera de vivir y de morir que habían tenido; por consiguiente, enviarían un castigo terrible a los mortales vivos que se atrevieran a tratar con un desprecio negligente las reglas de vida que ellos habían respetado cuando vivían en la carne. Todo esto está perfectamente ilustrado en la veneración que la raza amarilla tiene actualmente por sus antepasados. La religión primitiva que se desarrolló más tarde reforzó enormemente el miedo a los fantasmas mediante la estabilización de las costumbres, pero la civilización en progreso ha liberado cada vez más a la humanidad de la servidumbre del miedo y de la esclavitud de la superstición.
68:4.4 (767.4) Antes de las enseñanzas liberadoras y liberalizadoras de los instructores de Dalamatia, el hombre antiguo era una víctima indefensa del ritual de las costumbres; el salvaje primitivo estaba rodeado de un ceremonial interminable. Todo lo que hacía desde el momento en que se despertaba por la mañana hasta la hora de dormirse en su caverna por la noche, tenía que hacerlo exactamente de una manera determinada — de acuerdo con la cultura popular de su tribu. Era un esclavo de la tiranía de la usanza; su vida no contenía nada libre, espontáneo ni original. No había ningún progreso natural hacia una existencia mental, moral o social superior.
68:4.5 (767.5) El hombre primitivo estaba extremadamente sujeto a la costumbre; el salvaje era un verdadero esclavo de la usanza; pero de vez en cuando surgieron diferentes tipos de personas que se atrevieron a introducir nuevas maneras de pensar y mejores métodos de vida. Sin embargo, la inercia del hombre primitivo constituye el freno de seguridad biológico contra la acción de precipitarse demasiado repentinamente en las inadaptaciones ruinosas de una civilización que progresa demasiado deprisa.
68:4.6 (767.6) Sin embargo, estas costumbres no son un mal absoluto; su evolución debe continuar. Emprender su modificación global mediante una revolución radical es casi fatal para la continuación de la civilización. La costumbre ha sido el hilo de continuidad que ha mantenido unida a la civilización. El sendero de la historia humana está sembrado de restos de costumbres desechadas y de prácticas sociales obsoletas; pero ninguna civilización que haya abandonado sus costumbres ha perdurado, a menos que haya adoptado unas costumbres mejores y más adecuadas.
68:4.7 (767.7) La supervivencia de una sociedad depende principalmente de la evolución progresiva de sus costumbres. El proceso de la evolución de las costumbres surge del deseo de experimentar; se proponen ideas nuevas — y se origina la rivalidad. Una civilización que progresa abraza las ideas avanzadas y perdura; el tiempo y las circunstancias seleccionan finalmente al grupo más apto para sobrevivir. Pero esto no significa que cada uno de los distintos cambios aislados en la composición de la sociedad humana haya sido para mejorar. ¡No! ¡Claro que no!, pues ha habido muchísimos retrocesos en la larga lucha de la civilización de Urantia por el progreso.
68:5.1 (768.1) La tierra es el teatro de la sociedad; los hombres son los actores. El hombre debe adaptar constantemente su forma de actuar para ajustarse a las condiciones de la tierra. La evolución de las costumbres depende siempre de la proporción entre el hombre y la tierra. Esto es cierto, aunque sea difícil discernirlo. Las técnicas del hombre para utilizar el territorio, o artes para sustentarse, más su nivel de vida, son iguales a la suma total de las culturas populares, de las costumbres. Y la suma de la adaptación del hombre a las exigencias de la vida es igual a su civilización cultural.
68:5.2 (768.2) Las primeras culturas humanas aparecieron a lo largo de los ríos del hemisferio oriental, y hubo cuatro grandes etapas en la marcha hacia adelante de la civilización, a saber:
68:5.3 (768.3) 1. La etapa de la recogida. La coacción alimenticia, el hambre, condujo a la primera forma de organización industrial, a las filas primitivas para recoger alimentos. A veces, estas filas de caminantes hambrientos que atravesaban una región rebuscando alimentos medían quince kilómetros de longitud. Fue la etapa de la cultura nómada primitiva y es la forma de vida que siguen actualmente los bosquimanos de África.
68:5.4 (768.4) 2. La etapa de la caza. La invención de los utensilios para defenderse permitió al hombre convertirse en cazador y liberarse así considerablemente de la esclavitud de la comida. Un andonita reflexivo que se había magullado gravemente el puño en un violento combate redescubrió la idea de utilizar un largo palo en lugar de su brazo, y un trozo de duro sílex atado con tendones en la punta para reemplazar el puño. Muchas tribus hicieron descubrimientos independientes de esta índole, y estas diversas formas de martillos representaron uno de los grandes pasos hacia adelante de la civilización humana. En la actualidad, algunos indígenas australianos no han progresado mucho más allá de esta etapa.
68:5.5 (768.5) Los hombres azules se convirtieron en unos cazadores y tramperos expertos; cercaban los ríos y atrapaban grandes cantidades de peces, desecando el excedente para utilizarlo durante el invierno. Se empleaban muchas formas de cepos y trampas ingeniosos para atrapar las presas, pero las razas más primitivas no cazaban los animales más grandes.
68:5.6 (768.6) 3. La etapa del pastoreo. La domesticación de los animales hizo posible esta fase de la civilización. Los árabes y los indígenas de África figuran entre los pueblos pastores más recientes.
68:5.7 (768.7) La vida pastoril permitió un alivio adicional de la esclavitud de la comida; el hombre aprendió a vivir de los beneficios de su capital, del aumento de sus rebaños, y esto le proporcionó más tiempo libre para la cultura y el progreso.
68:5.8 (768.8) La sociedad prepastoril había sido una sociedad de cooperación entre los sexos, pero la diseminación de la ganadería sumió a la mujer en un abismo de esclavitud social. En las épocas más primitivas, el hombre tenía la obligación de garantizar la alimentación animal, y la mujer tenía la ocupación de proporcionar los comestibles vegetales. Por consiguiente, la dignidad de la mujer cayó enormemente cuando el hombre entró en la era pastoril de su existencia. La mujer tenía que continuar trabajando para producir los alimentos vegetales necesarios para la vida, mientras que el hombre sólo necesitaba recurrir a sus rebaños para proporcionar abundante comida animal. El hombre se volvió así relativamente independiente de la mujer; y la situación de la mujer declinó continuamente durante toda la época pastoril. Hacia el final de este período, la mujer apenas era más que un animal humano, relegada a trabajar y a dar a luz a la descendencia humana, en gran medida tal como se esperaba que los animales del rebaño trabajaran y parieran sus crías. Los hombres de la época pastoril tenían un gran amor por su ganado, y es aún más lamentable que no hayan sabido desarrollar un afecto más profundo por sus esposas.
68:5.9 (769.1) 4. La etapa agrícola. Esta era se originó debido a la aclimatación de las plantas, y representa el tipo más elevado de civilización material. Tanto Caligastia como Adán se esforzaron por enseñar la horticultura y la agricultura. Adán y Eva fueron horticultores y no pastores, pues el cultivo de la huerta era una forma avanzada de cultura en aquellos tiempos. El cultivo de las plantas ejerce una influencia ennoblecedora sobre todas las razas de la humanidad.
68:5.10 (769.2) La agricultura multiplicó por más de cuatro veces la proporción entre las tierras y los hombres en el mundo. Puede combinarse con las ocupaciones pastoriles de la etapa cultural anterior. Cuando las tres etapas se superponen, los hombres cazan y las mujeres cultivan la tierra.
68:5.11 (769.3) Siempre ha habido fricciones entre los pastores y los labradores. El cazador y el pastor eran belicosos, guerreros; el agricultor es más pacífico. El trato con los animales sugiere la lucha y la fuerza; la relación con las plantas inculca la paciencia, el sosiego y la paz. La agricultura y la industria son las actividades de la paz. Pero la debilidad de las dos, como actividades sociales mundiales, es que carecen de emoción y de aventura.
68:5.12 (769.4) La sociedad humana ha evolucionado desde la etapa de la caza, pasando por la de los pastores, hasta la etapa territorial de la agricultura. Cada etapa de esta civilización progresiva estuvo acompañada de una disminución constante del nomadismo; el hombre empezó a vivir cada vez más en el hogar.
68:5.13 (769.5) En la actualidad, la industria complementa a la agricultura, con el consiguiente aumento de la urbanización y la multiplicación de los grupos no agrícolas entre las clases de ciudadanos. Pero una era industrial no puede esperar sobrevivir si sus dirigentes no logran reconocer que los desarrollos sociales, incluso los más elevados, deben siempre descansar sobre una base agrícola sana.
68:6.1 (769.6) El hombre es una criatura de la tierra, un hijo de la naturaleza; por mucho ardor que ponga en intentar liberarse de la tierra, a fin de cuentas puede estar seguro de que no lo logrará. «Polvo eres y al polvo volverás» se aplica al pie de la letra a toda la humanidad. La lucha básica del hombre era, es y siempre será por la tierra. Las primeras asociaciones sociales de seres humanos primitivos tuvieron por objetivo ganar estas batallas por la tierra. La proporción entre la tierra y el hombre es la base de toda la civilización social.
68:6.2 (769.7) La inteligencia del hombre acrecentó el rendimiento de la tierra por medio de las artes y las ciencias; al mismo tiempo, el aumento natural de su descendencia se pudo controlar un poco, y así se dispuso de los medios para subsistir y del tiempo libre para construir una civilización cultural.
68:6.3 (769.8) La sociedad humana está regulada por una ley que decreta que la población debe variar en proporción directa a las artes de la tierra y en proporción inversa a un nivel de vida determinado. A lo largo de todas estas épocas primitivas, mucho más que en la actualidad, la ley de la oferta y la demanda, en lo concerniente a los hombres y la tierra, determinaba el valor aproximado de los dos. Durante los períodos en que las tierras abundaban — territorios despoblados — la necesidad de hombres era grande, y por consiguiente el valor de la vida humana era muy elevado; de ahí que las pérdidas de vidas fueran consideradas con más horror. Durante los períodos de escasez de tierras y de la correspondiente superpoblación, el precio de la vida humana era comparativamente más bajo, de manera que la guerra, el hambre y la peste se consideraban con menos inquietud.
68:6.4 (770.1) Cuando disminuye el rendimiento de la tierra o aumenta la población, la inevitable lucha comienza de nuevo, y los peores rasgos de la naturaleza humana emergen a la superficie. El aumento del rendimiento de la tierra, la extensión de las artes mecánicas y la reducción de la población tienden a fomentar el desarrollo del lado mejor de la naturaleza humana.
68:6.5 (770.2) Una sociedad de pioneros produce obreros no cualificados; las bellas artes y el verdadero progreso científico, junto con la cultura espiritual, han prosperado mejor en los centros habitados más grandes, cuando han estado sostenidos por una población agrícola e industrial ligeramente por debajo de la proporción entre la tierra y el hombre. Las ciudades siempre multiplican el poder de sus habitantes para bien o para mal.
68:6.6 (770.3) El nivel de vida siempre ha influido sobre el tamaño de la familia. Cuanto más alto es el nivel más pequeña es la familia, hasta que se llega al punto en que la familia se estabiliza o se extingue gradualmente.
68:6.7 (770.4) A lo largo de todos los tiempos, los niveles de vida han determinado la calidad de una población sobreviviente en contraste con la simple cantidad. Los niveles de vida de una clase local dan nacimiento a nuevas castas sociales, a nuevas costumbres. Cuando los niveles de vida se vuelven demasiado complicados o excesivamente lujosos, tienden rápidamente al suicidio. Las castas son el resultado directo de la intensa presión social de una fuerte competencia producida por la densidad de la población.
68:6.8 (770.5) Las razas primitivas recurrieron a menudo a prácticas destinadas a restringir la población; todas las tribus primitivas mataban a los niños deformes o enfermizos. Antes de la época en que se compraban a las esposas, a las recién nacidas las mataban con frecuencia. A los niños los estrangulaban a veces al nacer, pero el método favorito era el abandono. El padre de unos gemelos insistía generalmente para que se matara a uno de los dos, porque se creía que los nacimientos múltiples eran causados por la magia o la infidelidad. Sin embargo, a los gemelos del mismo sexo se les perdonaba generalmente la vida. Aunque estos tabúes sobre los gemelos fueron en otro tiempo casi universales, nunca formaron parte de las costumbres de los andonitas; estos pueblos siempre consideraron a los gemelos como presagios de buena suerte.
68:6.9 (770.6) Muchas razas aprendieron la técnica del aborto, y esta práctica se volvió muy común después de que se estableciera el tabú sobre el alumbramiento entre las no casadas. Las solteras tuvieron durante mucho tiempo la costumbre de matar a sus hijos, pero entre los grupos más civilizados estos hijos ilegítimos se ponían bajo la tutela de la madre de la joven. Muchos clanes primitivos estuvieron a punto de exterminarse debido a la práctica conjunta del aborto y el infanticidio. Sin embargo, a pesar de los dictados de las costumbres, a muy pocos niños les quitaban la vida una vez que habían sido amamantados — el amor maternal es demasiado fuerte.
68:6.10 (770.7) En el siglo veinte sobreviven todavía algunos restos de estas regulaciones primitivas de la población. Existe una tribu en Australia donde las madres se niegan a criar a más de dos o tres hijos. No hace mucho tiempo, una tribu caníbal se comía a cada quinto hijo que nacía. En Madagascar, algunas tribus siguen matando a todos los niños que nacen durante ciertos días nefastos, ocasionando la muerte de casi el veinticinco por ciento de todos los recién nacidos.
68:6.11 (770.8) Desde el punto de vista mundial, la superpoblación nunca ha sido un grave problema en el pasado, pero si las guerras disminuyen y la ciencia controla cada vez más las enfermedades humanas, puede convertirse en un problema serio en el futuro cercano. En ese momento se presentará la gran prueba de sabiduría para los dirigentes del mundo. Los gobernantes de Urantia ¿tendrán la perspicacia y la valentía de fomentar la multiplicación de los seres humanos de tipo medio o estabilizados, en lugar de favorecer la de los grupos extremos compuestos por los que son superiores a la normalidad y por los grupos cada vez más grandes de seres inferiores a la normalidad? Se debería fomentar el hombre normal; él es la espina dorsal de la civilización y la fuente de los genios mutantes de la raza. El hombre inferior a la normalidad debería estar sujeto al control de la sociedad; no se deberían tener más de los que se necesitan para atender los niveles inferiores de la industria, aquellas tareas que requieren una inteligencia por encima del nivel animal, pero que precisan unos esfuerzos tan pequeños que resultan una verdadera esclavitud y una servidumbre para los tipos superiores de la humanidad.
68:6.12 (771.1) [Presentado por un Melquisedek destinado en otro tiempo en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 69
69:0.1 (772.1) EN el plano emocional, el hombre trasciende a sus antepasados animales por su capacidad para apreciar el humor, el arte y la religión. En el plano social, el hombre muestra su superioridad fabricando herramientas, comunicándose con los demás y estableciendo instituciones.
69:0.2 (772.2) Cuando los seres humanos mantienen sus grupos sociales durante mucho tiempo, estos colectivos siempre ocasionan la creación de ciertas tendencias a la actividad que culminan en la institucionalización. La mayoría de las instituciones del hombre han demostrado que economizan trabajo y al mismo tiempo contribuyen en cierta medida a mejorar la seguridad colectiva.
69:0.3 (772.3) El hombre civilizado está muy orgulloso del carácter, la estabilidad y la continuidad de sus instituciones establecidas, pero todas las instituciones humanas son simplemente las costumbres acumuladas del pasado, tal como han sido conservadas por los tabúes y dignificadas por la religión. Estos legados se convierten en tradiciones, y las tradiciones se transforman finalmente en convenciones.
69:1.1 (772.4) Todas las instituciones humanas sirven para alguna necesidad social, pasada o presente, aunque su desarrollo excesivo resta méritos infaliblemente al individuo, eclipsando su personalidad y disminuyendo sus iniciativas. El hombre debería controlar sus instituciones, en lugar de dejarse dominar por estas creaciones de la civilización en progreso.
69:1.2 (772.5) Las instituciones humanas son generalmente de tres clases:
69:1.3 (772.6) 1. Las instituciones de autoconservación. Estas instituciones abarcan las prácticas nacidas del hambre y de sus instintos asociados de autopreservación. Incluyen a la industria, la propiedad, la guerra de intereses y toda la maquinaria reguladora de la sociedad. Tarde o temprano, el instinto del miedo fomenta el establecimiento de estas instituciones de supervivencia mediante los tabúes, las convenciones y las sanciones religiosas. Pero el miedo, la ignorancia y la superstición han jugado un papel sobresaliente en el origen inicial y en el desarrollo posterior de todas las instituciones humanas.
69:1.4 (772.7) 2. Las instituciones de autoperpetuación. Son las organizaciones de la sociedad que surgen del apetito sexual, del instinto maternal y de los sentimientos afectivos superiores de las razas. Abarcan las salvaguardias sociales del hogar y la escuela, de la vida familiar, la educación, la ética y la religión. Incluyen las costumbres matrimoniales, la guerra defensiva y el establecimiento del hogar.
69:1.5 (772.8) 3. Las instituciones de satisfacción personal. Son las prácticas que surgen de las tendencias a la vanidad y de los sentimientos de orgullo; abarcan las costumbres de la vestimenta y del adorno personal, las usanzas sociales, las guerras de prestigio, el baile, la diversión, los juegos y otras formas de placeres sensuales. Pero la civilización nunca ha producido por evolución unas instituciones definidas para las satisfacciones personales.
69:1.6 (773.1) Estos tres grupos de prácticas sociales están íntimamente interrelacionados y son minuciosamente interdependientes los unos de los otros. En Urantia representan una organización compleja que funciona como un solo mecanismo social.
69:2.1 (773.2) La industria primitiva se desarrolló lentamente como un seguro contra los terrores del hambre. Desde el principio de su existencia, el hombre empezó a tomar lecciones de algunos animales que almacenaban la comida durante las cosechas abundantes para los períodos de escasez.
69:2.2 (773.3) Antes de la aparición de la frugalidad inicial y de la industria primitiva, la suerte que corrían las tribus de tipo medio era la miseria y los auténticos sufrimientos. El hombre primitivo tenía que competir con todo el reino animal para conseguir su comida. La presión de la competitividad siempre arrastra al hombre hacia el nivel de la bestia; la pobreza es su estado natural y tiránico. La riqueza no es un don natural; es el resultado del trabajo, del conocimiento y de la organización.
69:2.3 (773.4) El hombre primitivo no tardó en reconocer las ventajas de la asociación. La asociación condujo a la organización, y el primer resultado de la organización fue la división del trabajo, con su ahorro inmediato de tiempo y de materiales. Estas especializaciones del trabajo surgieron de la adaptación a las presiones — siguiendo las líneas de menor resistencia. Los salvajes primitivos no realizaron nunca un trabajo real con alegría o de buena gana. La conformidad que tenían se debía a la fuerza de la necesidad.
69:2.4 (773.5) El hombre primitivo tenía aversión por el trabajo duro, y no se apresuraba a menos que tuviera que enfrentarse con algún peligro grave. El tiempo, considerado como un elemento del trabajo, la idea de realizar una tarea determinada dentro de un cierto límite de tiempo, es una noción totalmente moderna. Los antiguos nunca tenían prisa. La doble exigencia de la intensa lucha por la existencia y del progreso constante de los niveles de vida fue lo que empujó a las razas de hombres primitivos, ociosas por naturaleza, por los caminos de la industria.
69:2.5 (773.6) El trabajo, los esfuerzos creativos, distinguen al hombre de la bestia, cuyos esfuerzos son ampliamente instintivos. La necesidad de trabajar es la bendición suprema del hombre. Todo el estado mayor del Príncipe trabajaba; contribuyeron mucho a ennoblecer el trabajo físico en Urantia. Adán fue horticultor; el Dios de los hebreos trabajaba — era el creador y el sostén de todas las cosas. Los hebreos fueron la primera tribu que dio un valor supremo a la industria; fueron el primer pueblo que decretó que «el que no trabaje no comerá». Pero muchas religiones del mundo volvieron al ideal primitivo de la ociosidad. Júpiter era un juerguista y Buda se convirtió en un partidario meditabundo del ocio.
69:2.6 (773.7) Las tribus sangiks fueron bastante trabajadoras mientras residieron lejos de los trópicos. Pero hubo una larguísima lucha entre los adeptos perezosos de la magia y los apóstoles del trabajo — los que practicaban la previsión.
69:2.7 (773.8) La primera previsión humana tuvo como finalidad la conservación del fuego, el agua y la comida. Pero el hombre primitivo era un jugador nato; siempre quería obtener algo a cambio de nada, y durante aquellos tiempos primitivos, los éxitos procedentes de un trabajo asiduo se atribuían con demasiada frecuencia a los hechizos. La magia tardó mucho tiempo en ceder su lugar a la previsión, la abnegación y la industria.
69:3.1 (773.9) Las divisiones del trabajo, en la sociedad primitiva, estuvieron determinadas, primero, por las circunstancias naturales, y luego por las sociales. El orden primitivo de la especialización del trabajo fue el siguiente:
69:3.2 (774.1) 1. La especialización basada en el sexo. El trabajo de la mujer tuvo su origen en la presencia selectiva de los hijos; las mujeres, por naturaleza, aman a los bebés más que los hombres. La mujer se convirtió así en la trabajadora rutinaria, mientras que el hombre se hizo cazador y luchador, pasando por períodos muy diferenciados de trabajo y de descanso.
69:3.3 (774.2) A lo largo de todas las épocas, los tabúes han funcionado para mantener a la mujer estrictamente en su propio campo. El hombre ha escogido, de la manera más egoísta, el trabajo más agradable, dejando a la mujer el pesado trabajo rutinario. Al hombre siempre le ha avergonzado hacer el trabajo de la mujer, pero la mujer nunca ha mostrado la menor reticencia en hacer el trabajo del hombre. Y un hecho extraño a indicar es que tanto el hombre como la mujer siempre han trabajado juntos para construir y amueblar el hogar.
69:3.4 (774.3) 2. Las modificaciones debidas a la edad y las enfermedades. Estas diferencias determinaron la siguiente división del trabajo. A los ancianos y los lisiados los pusieron pronto a fabricar las herramientas y las armas. Más tarde se les asignó la construcción de las obras de regadío.
69:3.5 (774.4) 3. La diferenciación basada en la religión. Los curanderos fueron los primeros seres humanos que estuvieron exentos del trabajo físico; fueron los pioneros de las clases profesionales. Los herreros formaban un pequeño grupo que competía con los curanderos como magos. Su habilidad en el trabajo de los metales hizo que la gente tuviera miedo de ellos. Los «herreros blancos» (hojalateros) y los «herreros negros» (forjadores) dieron origen a las creencias primitivas en la magia blanca y la magia negra. Estas creencias se mezclaron más tarde con la superstición de los fantasmas buenos y malos, de los buenos y malos espíritus.
69:3.6 (774.5) Los herreros fueron el primer grupo no religioso que disfrutó de privilegios especiales. Eran considerados neutrales durante las guerras, y este tiempo libre adicional los llevó a convertirse, como clase, en los políticos de la sociedad primitiva. Pero debido a los grandes abusos que hicieron de estos privilegios, los herreros fueron odiados universalmente, y los curanderos se apresuraron en fomentar este odio por sus rivales. En esta primera contienda entre la ciencia y la religión, la religión (la superstición) fue la que triunfó. Después de ser arrojados fuera de los pueblos, los herreros mantuvieron las primeras posadas, las primeras casas de huéspedes públicas, en las afueras de las poblaciones.
69:3.7 (774.6) 4. Los amos y los esclavos. La siguiente diferenciación del trabajo tuvo su origen en las relaciones entre los conquistadores y los conquistados, lo que significó el comienzo de la esclavitud humana.
69:3.8 (774.7) 5. La diferenciación basada en los diversos dones físicos y mentales. Las diferencias intrínsecas entre los hombres favorecieron las nuevas divisiones del trabajo, pues todos los seres humanos no nacen iguales.
69:3.9 (774.8) Los primeros especialistas de la industria fueron los tallistas de sílex y los albañiles; a continuación vinieron los herreros. Posteriormente se desarrollaron las especializaciones colectivas; las familias y los clanes enteros se dedicaron a ciertos tipos de trabajos. El origen de una de las primeras castas sacerdotales, aparte de los curanderos tribales, se debió a la exaltación supersticiosa de una familia de expertos fabricantes de espadas.
69:3.10 (774.9) Los primeros especialistas colectivos de la industria fueron los exportadores de sal gema y los alfareros. Las mujeres fabricaban la alfarería sencilla y los hombres la de fantasía. En algunas tribus, la tejeduría y la costura las realizaban las mujeres, y en otras los hombres.
69:3.11 (774.10) Los primeros comerciantes fueron las mujeres; se las empleaba como espías, ejerciendo el comercio como actividad suplementaria. El comercio se expandió enseguida y las mujeres actuaron como intermediarias — como corredoras. Luego surgió la clase mercantil, que cobraba una comisión, un beneficio, por sus servicios. El crecimiento del trueque entre los grupos dio nacimiento al comercio, y al intercambio de las mercancías le siguió el intercambio de la mano de obra especializada.
69:4.1 (775.1) De la misma manera que el matrimonio por contrato siguió al matrimonio por captura, el comercio de trueque siguió a las incautaciones de los ataques por sorpresa. Pero transcurrió un largo período de piratería entre las primeras prácticas del trueque silencioso y el comercio posterior realizado con métodos de intercambio modernos.
69:4.2 (775.2) Los primeros trueques estuvieron dirigidos por comerciantes armados que dejaban sus mercancías en un sitio neutral. Las mujeres mantuvieron los primeros mercados; fueron las primeras comerciantes, y esto se produjo porque eran ellas las que llevaban las cargas; los hombres eran guerreros. Los mostradores de venta aparecieron muy pronto; se trataba de unos muros lo bastante anchos como para impedir que los comerciantes se alcanzaran con sus armas.
69:4.3 (775.3) Se utilizaba un fetiche para montar la guardia en los depósitos de mercancías destinados al trueque silencioso. Estos lugares de mercado estaban protegidos contra el robo; no se podía retirar nada, a menos que se hiciera mediante la permuta o la compra; con un fetiche de guardia, las mercancías siempre estaban a salvo. Los primeros comerciantes eran escrupulosamente honrados dentro de sus propias tribus, pero consideraban totalmente correcto engañar a los extraños que venían de lejos. Incluso los primeros hebreos admitían la utilización de un código ético distinto para sus transacciones con los gentiles.
69:4.4 (775.4) El trueque silencioso continuó existiendo durante miles de años, antes de que los hombres aceptaran reunirse sin armas en la plaza sagrada del mercado. Estas mismas plazas de los mercados se convirtieron en los primeros refugios, y en algunas regiones se conocieron más tarde como «ciudades de refugio». Cualquier fugitivo que alcanzara la plaza del mercado estaba a salvo y protegido contra todo ataque.
69:4.5 (775.5) Los primeros pesos que se utilizaron fueron los granos de trigo y de otros cereales. El primer medio de cambio fue un pescado o una cabra. Más tarde, la vaca se convirtió en una unidad de trueque.
69:4.6 (775.6) La escritura moderna tuvo su origen en los primeros registros comerciales; la primera literatura del hombre fue un documento de propaganda comercial, una publicidad para la sal. Muchas guerras primitivas se libraron por la posesión de los depósitos naturales, tales como el sílex, la sal y los metales. El primer tratado oficial entre tribus estuvo relacionado con la explotación en común de un depósito de sal. Estos lugares protegidos por un tratado proporcionaron la oportunidad, a las diversas tribus, de entremezclarse e intercambiar sus ideas de manera amistosa y pacífica.
69:4.7 (775.7) La escritura progresó desde las etapas del «bastón mensajero», las cuerdas anudadas, la pictografía, los jeroglíficos y los cinturones de cuentas de concha, hasta llegar a los primeros alfabetos simbólicos. El envío de los mensajes evolucionó desde las señales de humo primitivas hasta los corredores, los jinetes, los ferrocarriles y los aviones, así como el telégrafo, el teléfono y la comunicación radiofónica.
69:4.8 (775.8) Los comerciantes de la antigüedad llevaron nuevas ideas y métodos mejores por todo el mundo habitado. El comercio, unido a la aventura, condujo a la exploración y al descubrimiento. Y todo esto dio nacimiento al transporte. El comercio ha sido el gran civilizador al estimular la fecundación cruzada de las culturas.
69:5.1 (775.9) El capital es un trabajo realizado, al que se renuncia en el presente en favor del futuro. Los ahorros representan una forma de seguridad para poder mantenerse y sobrevivir. La acumulación de la comida desarrolló el autocontrol y creó los primeros problemas del capital y del trabajo. El hombre que tenía comida, a condición de que pudiera protegerla contra los ladrones, poseía una clara ventaja sobre el que no la tenía.
69:5.2 (775.10) El banquero primitivo era el hombre más valiente de la tribu. Guardaba en depósito los tesoros del grupo y todo el clan defendía su choza en caso de ataque. De esta manera, la acumulación del capital individual y de la riqueza colectiva condujo inmediatamente a la organización militar. Al principio, estas precauciones estaban destinadas a defender la propiedad contra los invasores exteriores; pero más tarde se estableció la costumbre de mantener entrenada a la organización militar efectuando ataques por sorpresa contra la propiedad y la riqueza de las tribus vecinas.
69:5.3 (776.1) Los impulsos fundamentales que condujeron a la acumulación del capital fueron los siguientes:
69:5.4 (776.2) 1. El hambre — asociada a la previsión. Guardar y conservar la comida significaba poder y comodidad para aquellos que tenían la suficiente previsión como para precaverse así contra las necesidades futuras. El almacenamiento de los alimentos era un seguro adecuado contra el hambre y los desastres. Todo el conjunto de las costumbres primitivas estaba realmente diseñado para ayudar al hombre a subordinar el presente al futuro.
69:5.5 (776.3) 2. El amor a la familia — el deseo de asegurar sus necesidades. El capital representa el ahorro de unos bienes a pesar de la presión de las necesidades del presente, a fin de asegurarse contra las exigencias del futuro. Una parte de estas necesidades futuras puede estar relacionada con la posteridad del interesado.
69:5.6 (776.4) 3. La vanidad — el vivo deseo de mostrar la acumulación de sus bienes. La ropa suplementaria fue uno de los primeros signos de distinción. La vanidad de coleccionar atrajo pronto el orgullo del hombre.
69:5.7 (776.5) 4. La posición social — el ansia de comprar el prestigio social y político. Pronto surgió una nobleza comercializada, y el ser admitido en ella dependía de la prestación de algún servicio especial a la realeza, o simplemente se concedía a cambio de dinero.
69:5.8 (776.6) 5. El poder — el ansia de ser el amo. Prestar tesoros se empleó como un medio de esclavizar, pues en aquellos tiempos antiguos el interés de los préstamos era del cien por cien al año. Los prestamistas se convertían en reyes al crearse un ejército permanente de deudores. Los criados hipotecados se encontraron entre las primeras formas de propiedad que se acumularon, y en la antigüedad, la esclavitud ocasionada por las deudas se extendía incluso hasta tener autoridad sobre el cuerpo después de la muerte.
69:5.9 (776.7) 6. El miedo a los fantasmas de los muertos — los honorarios que se pagaban a los sacerdotes para protegerse. Los hombres empezaron pronto a hacer regalos fúnebres a los sacerdotes con la idea de que estos bienes se utilizaran para facilitar su progreso en la próxima vida. Los sacerdotes se volvieron así muy ricos; fueron los principales capitalistas antiguos.
69:5.10 (776.8) 7. El impulso sexual — el deseo de comprar una o varias esposas. La primera forma de comercio entre los hombres fue el intercambio de mujeres; éste comenzó mucho tiempo antes que el comercio de los caballos. Pero el trueque de esclavos por motivos sexuales nunca ha hecho progresar a la sociedad; este tráfico era y es una vergüenza racial, porque obstaculizó el desarrollo de la vida familiar y, al mismo tiempo, contaminó la aptitud biológica de los pueblos superiores.
69:5.11 (776.9) 8. Las numerosas formas de placeres personales. Algunos buscaron las riquezas porque conferían poder; otros trabajaron duro para conseguir propiedades porque significaban una vida fácil. Los hombres primitivos (y otros después de ellos) tendían a derrochar sus recursos en lujos. Las bebidas alcohólicas y las drogas intrigaban a las razas primitivas.
69:5.12 (776.10) A medida que se desarrollaba la civilización, los hombres encontraron nuevos motivos para ahorrar; al hambre original se agregaron rápidamente otras nuevas necesidades. La pobreza se volvió tan detestable que se suponía que los ricos eran los únicos que iban directamente al cielo después de morir. La propiedad se volvió tan apreciada que bastaba dar un festín presuntuoso para borrar el deshonor de un nombre.
69:5.13 (777.1) La acumulación de las riquezas se convirtió pronto en el símbolo de la distinción social. En algunas tribus, los individuos acumulaban propiedades durante años únicamente para causar impresión quemándolas algún día de fiesta o repartiéndolas gratuitamente entre los miembros de su tribu. Esto los convertía en grandes hombres. Incluso los pueblos modernos se deleitan distribuyendo pródigamente los regalos de Navidad, mientras que los hombres ricos hacen donaciones a las grandes instituciones filantrópicas y educativas. Las técnicas del hombre varían, pero su naturaleza no cambia mucho.
69:5.14 (777.2) Pero es justo indicar que muchos hombres ricos de la antigüedad distribuyeron una gran parte de su fortuna a causa del miedo a que los mataran los que codiciaban sus tesoros. Los ricos sacrificaban generalmente docenas de esclavos para demostrar su desdén por las riquezas.
69:5.15 (777.3) Aunque el capital ha contribuido a liberar al hombre, ha complicado enormemente su organización social e industrial. El empleo abusivo del capital por parte de unos capitalistas injustos no invalida el hecho de que es la base de la sociedad industrial moderna. Gracias al capital y a los inventos, la generación actual disfruta de un alto grado de libertad que nunca se había alcanzado anteriormente en la Tierra. Esto lo hacemos constar como un hecho, y no para justificar los numerosos abusos que los custodios irreflexivos y egoístas hacen del capital.
69:6.1 (777.4) La sociedad primitiva con sus cuatro divisiones — industrial, reguladora, religiosa y militar — nació gracias al papel decisivo que jugaron el fuego, los animales, los esclavos y la propiedad.
69:6.2 (777.5) Saber encender el fuego separó para siempre, de un solo salto, al hombre del animal; es el invento o descubrimiento humano fundamental. El fuego permitió al hombre permanecer en el suelo durante la noche ya que todos los animales le temen. El fuego estimuló las relaciones sociales a la caída de la tarde; no solamente protegía del frío y de las bestias feroces, sino que también se empleaba como protección contra los fantasmas. Al principio se utilizaba más para alumbrar que para calentar; muchas tribus atrasadas se niegan a dormir a menos que esté ardiendo una llama durante toda la noche.
69:6.3 (777.6) El fuego fue un gran civilizador, proporcionando al hombre el primer medio para ser altruista sin perder nada, pues le permitía ofrecer unas brasas ardientes a un vecino sin despojarse de nada. El fuego de la casa, que era cuidado por la madre o la hija mayor, fue el primer educador, pues necesitaba vigilancia y seriedad. El hogar primitivo no era un edificio, sino que la familia se reunía alrededor del fuego, del hogar familiar. Cuando un hijo fundaba un nuevo hogar, se llevaba una tea del hogar familiar.
69:6.4 (777.7) Aunque Andón, el descubridor del fuego, evitó tratarlo como si fuera un objeto de adoración, muchos de sus descendientes consideraron la llama como un fetiche o un espíritu. No lograron cosechar los beneficios higiénicos del fuego porque no querían quemar los residuos. El hombre primitivo tenía miedo del fuego y siempre procuraba mantenerlo de buen humor, de ahí que lo rociara de incienso. Los antiguos no hubieran escupido en el fuego bajo ningún concepto, ni tampoco hubieran pasado nunca entre una persona y un fuego encendido. La humanidad primitiva tenía por sagrados incluso las piritas de hierro y los pedernales que se utilizaban para encender el fuego.
69:6.5 (777.8) Apagar una llama era un pecado; si una choza se incendiaba, se dejaba que se quemara. Los fuegos de los templos y de los santuarios eran sagrados y nunca se permitía que se apagaran, salvo que existía la costumbre de encender nuevos fuegos cada año o después de alguna calamidad. Las mujeres fueron escogidas como sacerdotisas porque eran las que custodiaban los fuegos caseros.
69:6.6 (778.1) Los primeros mitos sobre la manera en que el fuego descendió de los dioses nacieron de la observación de los incendios provocados por los rayos. Estas ideas sobre el origen sobrenatural del fuego condujeron directamente a su adoración, y la adoración del fuego llevó a la costumbre de «pasar por el fuego», una práctica que se conservó hasta los tiempos de Moisés. Todavía persiste la idea de que se pasa a través del fuego después de la muerte. El mito del fuego fue un gran vínculo en los tiempos primitivos, y aún perdura todavía en el simbolismo de los parsis.
69:6.7 (778.2) El fuego condujo a la cocción, y «come crudo» se convirtió en una expresión desdeñosa. La cocción disminuyó el gasto de energía vital necesaria para digerir la comida, y dejó así al hombre primitivo algunas fuerzas para cultivarse socialmente; al mismo tiempo, la cría de ganado redujo el esfuerzo necesario para conseguir alimentos, y proporcionó tiempo para las actividades sociales.
69:6.8 (778.3) Se debe recordar que el fuego abrió las puertas de la metalurgia y condujo al descubrimiento posterior de la energía del vapor y al empleo actual de la electricidad.
69:7.1 (778.4) Al principio, todo el reino animal era enemigo del hombre; los seres humanos tuvieron que aprender a protegerse de las bestias. El hombre empezó primero a comerse a los animales, pero más tarde aprendió a domesticarlos y a ponerlos a su servicio.
69:7.2 (778.5) La domesticación de los animales se produjo por casualidad. El salvaje cazaba las manadas poco más o menos como los indios norteamericanos cazaban el bisonte. Rodeaban la manada y podían mantener así el control de los animales, pudiendo matarlos entonces a medida que necesitaban comida. Más tarde construyeron corrales y capturaron manadas enteras.
69:7.3 (778.6) Fue fácil domar a algunos animales, pero muchos de ellos, al igual que el elefante, no se reproducían en cautividad. Posteriormente se descubrió además que algunas especies de animales se sometían a la presencia del hombre y se reproducían en cautividad. La domesticación de los animales se desarrolló así mediante la cría selectiva, un arte que ha hecho grandes progresos desde los tiempos de Dalamatia.
69:7.4 (778.7) El perro fue el primer animal que se domesticó, y la difícil experiencia de domarlo empezó cuando cierto perro, después de seguir a un cazador durante todo el día, lo acompañó efectivamente hasta su casa. Durante miles de años, los perros se utilizaron como alimento, para la caza y el transporte, y como animales de compañía. Al principio los perros se limitaban a aullar, pero más tarde aprendieron a ladrar. El agudo sentido del olfato del perro condujo a la idea de que podía ver los espíritus, y así es como surgieron los cultos de los perros fetiches. El empleo de perros guardianes permitió por primera vez que todo el clan pudiera dormir por la noche. Entonces se estableció la costumbre de emplear los perros guardianes para proteger el hogar contra los espíritus, así como contra los enemigos materiales. Cuando el perro ladraba, algún hombre o alguna bestia se acercaba, pero cuando aullaba, los espíritus andaban cerca. Incluso hoy en día, mucha gente cree todavía que el aullido de un perro por la noche es un presagio de muerte.
69:7.5 (778.8) Cuando el hombre era cazador, era bastante amable con la mujer, pero después de la domesticación de los animales, unido a la confusión ocasionada por Caligastia, muchas tribus trataron a sus mujeres de manera vergonzosa. Las trataron en conjunto de manera muy similar a como trataban a sus animales. El tratamiento brutal que los hombres han infligido a las mujeres constituye uno de los capítulos más sombríos de la historia humana.
69:8.1 (778.9) El hombre primitivo no dudó nunca en esclavizar a sus semejantes. La mujer fue la primera esclava, una esclava familiar. Los pastores esclavizaron a sus mujeres como si fueran unas compañeras sexuales inferiores. Este tipo de esclavitud sexual surgió directamente del hecho de que el hombre dependió cada vez menos de la mujer.
69:8.2 (779.1) No hace mucho tiempo, la esclavitud era el destino de los prisioneros de guerra que se negaban a aceptar la religión de sus conquistadores. En épocas anteriores, los prisioneros habían sido comidos, torturados hasta morir, obligados a luchar entre sí, sacrificados a los espíritus o esclavizados. La esclavitud fue un gran progreso sobre las masacres y el canibalismo.
69:8.3 (779.2) La esclavitud fue un paso hacia adelante en el tratamiento más clemente de los prisioneros de guerra. La emboscada de Hai, con la matanza total de hombres, mujeres y niños, en la que sólo se salvó el rey para satisfacer la vanidad del vencedor, es una imagen fiel de las masacres bárbaras que practicaban incluso los pueblos supuestamente civilizados. El ataque por sorpresa a Og, el rey de Basan, fue igual de brutal e impresionante. Los hebreos «destruían por completo» a sus enemigos, y se apoderaban de todos sus bienes como botín. Imponían un tributo a todas las ciudades, so pena de «destruir a todos los varones». Pero muchas tribus de la misma época, que tenían menos egoísmo tribal, habían empezado a practicar desde hacía mucho tiempo la adopción de los cautivos superiores.
69:8.4 (779.3) Los cazadores, al igual que los hombres rojos americanos, no practicaban la esclavitud. O bien adoptaban a sus cautivos, o los mataban. La esclavitud no estaba extendida entre los pueblos pastoriles porque necesitaban poca mano de obra. Durante las guerras, los pastores tenían la costumbre de matar a todos los hombres cautivos, y sólo se llevaban como esclavos a las mujeres y los niños. El código de Moisés contenía instrucciones específicas para que estas cautivas se convirtieran en esposas. Si no eran satisfactorias, podían echarlas, pero a los hebreos no se les permitía vender como esclavas a estas consortes rechazadas — al menos fue un progreso en la civilización. Aunque las normas sociales de los hebreos eran rudimentarias, estaban muy por encima de las de las tribus circundantes.
69:8.5 (779.4) Los pastores fueron los primeros capitalistas; sus rebaños representaban un capital, y vivían de los intereses — de los incrementos naturales. Estaban poco dispuestos a confiar esta riqueza a los esclavos o a las mujeres. Pero más adelante hicieron prisioneros varones y los forzaron a cultivar el suelo. Éste es el origen primitivo de la servidumbre — el hombre atado a la tierra. A los africanos se les podía enseñar fácilmente a cultivar la tierra, y por eso se convirtieron en la gran raza esclava.
69:8.6 (779.5) La esclavitud fue un eslabón indispensable en la cadena de la civilización humana. Fue el puente por el que la sociedad pasó del caos y la indolencia al orden y a las actividades civilizadas; obligó a los pueblos atrasados y perezosos a trabajar y a proporcionar así a sus superiores la riqueza y el tiempo libre necesarios para el progreso social.
69:8.7 (779.6) La institución de la esclavitud obligó al hombre a inventar el mecanismo regulador de la sociedad primitiva; dio nacimiento a los inicios del gobierno. La esclavitud necesita una fuerte reglamentación, y desapareció prácticamente durante la Edad Media europea porque los señores feudales no podían controlar a los esclavos. Las tribus atrasadas de los tiempos antiguos, al igual que los aborígenes australianos de hoy, nunca tuvieron esclavos.
69:8.8 (779.7) Es verdad que la esclavitud era opresiva, pero en las escuelas de la opresión es donde el hombre aprendió la diligencia. Los esclavos compartieron finalmente las ventajas de una sociedad superior que habían ayudado a crear de manera tan involuntaria. La esclavitud crea una organización de cultura y de logros sociales, pero pronto ataca insidiosamente a la sociedad desde el interior como la enfermedad social destructiva más grave de todas.
69:8.9 (779.8) Los inventos mecánicos modernos han dejado obsoleto al esclavo. La esclavitud, al igual que la poligamia, está desapareciendo porque no es rentable. Pero siempre ha sido desastroso liberar repentinamente a una gran cantidad de esclavos; su emancipación paulatina origina menos dificultades.
69:8.10 (780.1) Hoy día los hombres ya no son unos esclavos sociales, pero miles de ellos permiten que la ambición los haga esclavos de las deudas. La esclavitud involuntaria ha cedido el paso a una forma nueva y mejorada de servidumbre industrial modificada.
69:8.11 (780.2) Aunque el ideal de la sociedad sea la libertad universal, la ociosidad no debería tolerarse nunca. Todas las personas sanas deberían ser obligadas a realizar una cantidad de trabajo que al menos les permita vivir.
69:8.12 (780.3) La sociedad moderna está dando marcha atrás. La esclavitud casi ha desaparecido; los animales domésticos se están extinguiendo. La civilización está volviendo al fuego — al mundo inorgánico — en busca de energía. El hombre salió del estado salvaje por medio del fuego, los animales y la esclavitud; hoy vuelve hacia atrás, descartando la ayuda de los esclavos y la asistencia de los animales, e intentando arrebatar nuevos secretos y nuevas fuentes de riqueza y energía a los depósitos elementales de la naturaleza.
69:9.1 (780.4) Aunque la sociedad primitiva era prácticamente comunal, el hombre primitivo no practicaba las doctrinas modernas del comunismo. El comunismo de aquellos primeros tiempos no era una mera teoría o una doctrina social; era una adaptación automática simple y práctica. Aquel comunismo impedía el pauperismo y la miseria; la mendicidad y la prostitución eran casi desconocidas en aquellas tribus antiguas.
69:9.2 (780.5) El comunismo primitivo no niveló especialmente a los hombres por abajo, ni tampoco ensalzó a la mediocridad, pero sí dio un gran valor a la inactividad y a la pereza, y ahogó la diligencia y destruyó la ambición. El comunismo fue un andamiaje indispensable para el crecimiento de la sociedad primitiva, pero cedió el paso a la evolución de un orden social más elevado porque iba en contra de cuatro poderosas inclinaciones humanas:
69:9.3 (780.6) 1. La familia. El hombre no solamente anhela acumular propiedades, sino que desea legar sus bienes de equipo a sus descendientes. Pero en la sociedad comunal primitiva, el capital que un hombre dejaba a su muerte era consumido inmediatamente o bien se repartía entre los miembros del grupo. La propiedad no se heredaba — el impuesto sobre la herencia era del cien por cien. Las costumbres posteriores de acumular capitales y heredar propiedades representaron un progreso social indudable. Y esto es cierto a pesar de los grandes abusos posteriores que han acompañado al mal uso del capital.
69:9.4 (780.7) 2. Las tendencias religiosas. El hombre primitivo también quería conservar sus propiedades como base para empezar su vida en la siguiente existencia. Este motivo explica por qué existió durante tanto tiempo la costumbre de enterrar con el difunto sus efectos personales. Los antiguos creían que sólo los ricos sobrevivían a la muerte con algún tipo de placer y dignidad inmediatos. Los instructores de la religión revelada, y en particular los educadores cristianos, fueron los primeros que proclamaron que los pobres podían salvarse en las mismas condiciones que los ricos.
69:9.5 (780.8) 3. El deseo de libertad y de tiempo libre. En los primeros tiempos de la evolución social, el reparto de los ingresos individuales entre los miembros del grupo era prácticamente una forma de esclavitud; el trabajador se convertía en el esclavo del holgazán. La debilidad suicida de este comunismo fue que el imprevisor vivía habitualmente a expensas del ahorrativo. Incluso en los tiempos modernos, los imprevisores cuentan con el Estado (con los contribuyentes ahorrativos) para que cuide de ellos. Los que no tienen ningún capital esperan todavía que los que lo tienen les den de comer.
69:9.6 (780.9) 4. La necesidad de seguridad y de poder. El comunismo se destruyó finalmente debido a las estratagemas engañosas de los individuos prósperos y progresistas, que recurrieron a diversos subterfugios para evitar convertirse en los esclavos de los holgazanes indolentes de sus tribus. Pero al principio todo atesoramiento se hacía en secreto; la inseguridad que reinaba en los tiempos primitivos impedía que se acumulara abiertamente el capital. Incluso en una época más tardía fue sumamente peligroso amasar demasiadas riquezas; el rey no dejaría de inventar alguna acusación para confiscar las propiedades de un hombre rico; cuando un rico moría, los funerales se retrasaban hasta que la familia donaba una gran suma para el bienestar público o al rey, un impuesto sobre la herencia.
69:9.7 (781.1) En los tiempos más primitivos, las mujeres eran propiedad de la comunidad y la madre dominaba la familia. Los caciques primitivos poseían todas las tierras y eran propietarios de todas las mujeres; para casarse se necesitaba el consentimiento del jefe de la tribu. Cuando el comunismo desapareció, las mujeres se volvieron propiedad individual, y el padre asumió gradualmente el poder doméstico. Así es como nació el hogar, y las costumbres polígamas imperantes fueron reemplazadas paulatinamente por la monogamia. (La poligamia es la supervivencia del concepto de esclavitud femenina en el matrimonio. La monogamia es el ideal, libre de toda esclavitud, de la asociación incomparable entre un hombre y una mujer en la delicada empresa de formar un hogar, criar a los hijos, cultivarse mutuamente y mejorarse.)
69:9.8 (781.2) Al principio, todos los bienes, incluidas las herramientas y las armas, eran propiedad común de la tribu. La propiedad privada consistió en primer lugar en todas las cosas que había tocado una persona. Si un extraño bebía en una copa, desde ese momento en adelante la copa era suya. Más adelante, todo lugar donde se había derramado sangre se convirtió en la propiedad del herido o de su grupo.
69:9.9 (781.3) La propiedad privada se respetó así en un principio porque se suponía que estaba cargada con alguna parte de la personalidad de su dueño. La honradez con respecto a la propiedad descansaba sin peligro sobre este tipo de superstición; no se necesitaba ninguna policía para proteger los efectos personales. No había robos en el interior del grupo, pero los hombres no dudaban en apropiarse de los bienes de otras tribus. Las relaciones con la propiedad no terminaban con la muerte; al principio, los efectos personales se quemaban, luego se enterraban con el difunto, y más tarde los heredaban la familia sobreviviente o la tribu.
69:9.10 (781.4) Los efectos personales de tipo ornamental tuvieron su origen en el uso de los amuletos. La vanidad, unida al miedo de los fantasmas, condujeron al hombre primitivo a resistirse a todos los intentos por liberarlo de sus amuletos favoritos, ya que estas posesiones las valoraba por encima de sus necesidades vitales.
69:9.11 (781.5) Una de las primeras propiedades del hombre fue el lugar donde dormía. Más tarde, el domicilio familiar era asignado por el jefe de la tribu, el cual tenía en fideicomiso todos los bienes raíces del grupo. Luego, el lugar donde estaba un fuego confería su propiedad; y más tarde aún, un pozo constituyó un título de propiedad sobre las tierras adyacentes.
69:9.12 (781.6) Los abrevaderos y los pozos figuraron entre las primeras posesiones privadas. Se utilizaron todas las prácticas fetichistas para proteger los abrevaderos, los pozos, los árboles, los cultivos y la miel. Cuando desapareció la fe en los fetiches, se desarrollaron leyes para proteger las pertenencias privadas. Pero las leyes de la caza, el derecho a cazar, fueron muy anteriores a las leyes sobre los bienes raíces. El hombre rojo americano nunca entendió la propiedad privada de las tierras; no pudo comprender el punto de vista del hombre blanco.
69:9.13 (781.7) La propiedad privada pronto llevó la marca de la insignia familiar, y éste es el origen lejano de los emblemas familiares. Los bienes raíces también se podían poner bajo la custodia de los espíritus. Los sacerdotes «consagraban» un terreno, que luego quedaba bajo la protección de los tabúes mágicos erigidos sobre él. Se decía que los propietarios de estos terrenos poseían una «escritura de propiedad sacerdotal». Los hebreos tenían un gran respeto por estas marcas familiares: «Maldito sea el que quite la marca de su vecino». Estos indicadores de piedra llevaban las iniciales del sacerdote. Incluso los árboles se convertían en propiedad privada cuando se les ponían unas iniciales.
69:9.14 (782.1) En los tiempos primitivos, sólo los cultivos eran privados, pero las cosechas sucesivas conferían un derecho; la agricultura fue así la génesis de la propiedad privada de las tierras. Al principio los individuos sólo recibían un arrendamiento de por vida; a su muerte, la tierra volvía a ser de la tribu. Las primeras titularidades de tierras que las tribus concedieron a los individuos fueron las tumbas — los cementerios familiares. En tiempos posteriores, la tierra perteneció a quien la cercara. Pero las ciudades siempre reservaron cierta cantidad de tierras para pastos y para utilizarlas en caso de asedio; estos «ejidos» representan la supervivencia de las formas primitivas de propiedad colectiva.
69:9.15 (782.2) Con el tiempo, el Estado asignó la propiedad a los individuos, reservándose el derecho de cobrar impuestos. Una vez que habían asegurado sus títulos, los propietarios podían cobrar alquileres, y la tierra se convirtió en una fuente de ingresos — en un capital. Finalmente la tierra se volvió realmente negociable, con ventas, traspasos, hipotecas y ejecuciones hipotecarias.
69:9.16 (782.3) La propiedad privada acrecentó la libertad y aumentó la estabilidad; pero la propiedad privada de la tierra sólo recibió la aprobación social después de que el control y la dirección comunales hubieron fracasado, a lo cual pronto le siguió una sucesión de esclavos, de siervos y de clases sociales sin tierras. Pero el perfeccionamiento de las máquinas está liberando gradualmente al hombre del duro trabajo servil.
69:9.17 (782.4) El derecho a la propiedad no es absoluto; es puramente social. Pero todos los gobiernos, las leyes, el orden, los derechos civiles, las libertades sociales, las convenciones, la paz y la felicidad que disfrutan los pueblos modernos se han desarrollado alrededor de la propiedad privada de los bienes.
69:9.18 (782.5) El orden social actual no es necesariamente justo — no es ni divino ni sagrado — pero la humanidad hará bien en proceder lentamente a efectuar sus cambios. El sistema que tenéis es muy superior a todos los que conocieron vuestros antepasados. Cuando cambiéis el orden social, aseguraos de que lo cambiáis por otro mejor. No os dejéis persuadir de que hay que experimentar con las fórmulas desechadas por vuestros antecesores ¡Avanzad, no retrocedáis! ¡Dejad que continúe la evolución! ¡No deis un paso atrás!
69:9.19 (782.6) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 70
70:0.1 (783.1) EN cuanto el hombre resolvió parcialmente el problema de ganarse la vida, tuvo que hacer frente a la tarea de reglamentar las relaciones humanas. El desarrollo de la industria exigía unas leyes, orden y un ajuste social; la propiedad privada necesitaba un gobierno.
70:0.2 (783.2) En un mundo evolutivo, los antagonismos son naturales; la paz sólo se consigue mediante algún tipo de sistema social regulador. La reglamentación social es inseparable de la organización social; la asociación implica alguna autoridad que controle. El gobierno obliga a coordinar los antagonismos entre las tribus, los clanes, las familias y los individuos.
70:0.3 (783.3) El gobierno es un desarrollo inconsciente; evoluciona a base de aciertos y errores. Posee un valor de supervivencia, y por esta razón se vuelve tradicional. La anarquía aumentaba la miseria; por eso los gobiernos, la ley y el orden relativos, surgieron lentamente o están surgiendo. Las exigencias coactivas de la lucha por la existencia empujaron literalmente a la raza humana por el camino progresivo de la civilización.
70:1.1 (783.4) La guerra es el estado y la herencia naturales del hombre en evolución; la paz es la vara social que mide el progreso de la civilización. Antes de que las razas progresivas se socializaran parcialmente, el hombre era enormemente individualista, extremadamente desconfiado e increíblemente pendenciero. La violencia es la ley de la naturaleza, la hostilidad es la reacción automática de los hijos de la naturaleza, mientras que la guerra no es más que estas mismas actividades pero realizadas de manera colectiva. En todas las circunstancias en que las complicaciones del progreso de la sociedad ponen en tensión la estructura de la civilización, siempre se produce una vuelta inmediata y ruinosa a estos métodos primitivos para ajustar, por medio de la violencia, las irritaciones que se producen en las interasociaciones humanas.
70:1.2 (783.5) La guerra es una reacción animal ante los malentendidos y las irritaciones; la paz acompaña a la solución civilizada de todos estos problemas y dificultades. Las razas sangiks, así como los adamitas y los noditas degenerados posteriores, eran todos belicosos. A los andonitas se les enseñó pronto la regla de oro, y hoy todavía sus descendientes esquimales viven en gran parte siguiendo este código; las costumbres están muy arraigadas entre ellos y se encuentran relativamente libres de antagonismos violentos.
70:1.3 (783.6) Andón enseñó a sus hijos a resolver sus disputas golpeando cada uno de ellos un árbol con un palo, mientras maldecían el árbol; el primero que rompía el palo era el vencedor. Los andonitas posteriores tenían la costumbre de arreglar sus controversias organizando un espectáculo público, durante el cual los adversarios se reían del otro y se ridiculizaban mutuamente, mientras que el público decidía con sus aplausos quién era el ganador.
70:1.4 (783.7) Pero un fenómeno como la guerra no podía existir hasta que la sociedad hubiera evolucionado lo suficiente como para experimentar auténticos períodos de paz y aprobar las prácticas bélicas. El concepto mismo de la guerra implica cierto grado de organización.
70:1.5 (784.1) Con la aparición de las agrupaciones sociales, las irritaciones personales empezaron a sumergirse en los sentimientos colectivos, lo cual fomentó la tranquilidad dentro de las tribus, pero a costa de la paz entre ellas. Así pues, la paz se disfrutó primero dentro del grupo interno, o tribu, que siempre detestaba y odiaba al grupo externo, a los extranjeros. El hombre primitivo consideraba que derramar sangre extranjera era una virtud.
70:1.6 (784.2) Pero incluso esto no dio resultado al principio. Cuando los primeros jefes intentaron allanar los malentendidos, a menudo se vieron en la necesidad de autorizar los combates a pedradas en la tribu al menos una vez al año. El clan se dividía en dos grupos y emprendían una batalla que duraba todo el día, sin ninguna otra razón que la de divertirse; en verdad les gustaba pelear.
70:1.7 (784.3) La guerra continúa existiendo porque el hombre es humano, desciende por evolución del animal, y todos los animales son belicosos. Entre las primeras causas de la guerra figuran las siguientes:
70:1.8 (784.4) 1. El hambre — que conducía a los saqueos para conseguir alimentos. La escasez de tierras siempre ha llevado a la guerra, y durante estas luchas, las tribus pacíficas primitivas fueron prácticamente exterminadas.
70:1.9 (784.5) 2. La escasez de mujeres — el intento de mitigar la falta de ayuda doméstica. El rapto de las mujeres siempre ha provocado guerras.
70:1.10 (784.6) 3. La vanidad — el deseo de demostrar las proezas de la tribu. Los grupos superiores combatían para imponer su manera de vivir a los pueblos inferiores.
70:1.11 (784.7) 4. Los esclavos — la necesidad de nuevos miembros como mano de obra.
70:1.12 (784.8) 5. La venganza era un motivo de guerra cuando una tribu creía que otra tribu vecina había ocasionado la muerte de uno de los suyos. El luto se prolongaba hasta que se traía una cabeza a la tribu. La guerra por venganza ha estado bien vista hasta una época relativamente reciente.
70:1.13 (784.9) 6. El divertimiento — los jóvenes de aquellos tiempos antiguos consideraban la guerra como una forma de diversión. Cuando no surgía ningún pretexto válido y suficiente como para desencadenar una guerra, cuando la paz se volvía agobiante, las tribus vecinas tenían la costumbre de salir a combatir de manera semi-amistosa, emprendiendo una incursión de carácter festivo para disfrutar de una batalla simulada.
70:1.14 (784.10) 7. La religión — el deseo de hacer conversos a un culto. Todas las religiones primitivas aprobaban la guerra. La religión sólo ha empezado a desaprobar la guerra en los tiempos recientes. Por desgracia, los cleros primitivos estaban habitualmente aliados con el poder militar. Uno de los grandes pasos que se han dado en todos los tiempos a favor de la paz ha sido el intento de separar la iglesia del Estado.
70:1.15 (784.11) Estas tribus antiguas siempre hacían la guerra por orden de sus dioses, a petición de sus jefes o de sus curanderos. Los hebreos creían en este tipo de «Dios de las batallas», y la narración de su ataque repentino a los madianitas es un típico relato de la crueldad atroz de las antiguas guerras entre tribus; este ataque, con la masacre de todos los varones y la matanza posterior de todos los niños varones y de todas las mujeres que no eran vírgenes, hubiera hecho honor a las costumbres de un jefe tribal de hace doscientos mil años. Y todo esto se llevó a cabo en «nombre del Señor Dios de Israel».
70:1.16 (784.12) Esta narración describe la evolución de la sociedad — la solución natural de los problemas de las razas — el hombre elaborando su propio destino en la Tierra. La Deidad no instiga este tipo de atrocidades, a pesar de la tendencia del hombre a responsabilizar a sus dioses.
70:1.17 (784.13) La clemencia militar ha tardado en manifestarse en la humanidad. Incluso cuando una mujer, Débora, gobernaba a los hebreos, continuaba existiendo la misma crueldad sistemática. Cuando su general venció a los gentiles, hizo que «todo el ejército cayera bajo la espada; no quedó ni uno vivo.»
70:1.18 (785.1) Las armas envenenadas se utilizaron muy pronto en la historia de la raza. Se practicaron todo tipo de mutilaciones. Saúl no dudó en exigir a David cien prepucios de filisteos como dote a pagar por su hija Mical.
70:1.19 (785.2) Las primeras guerras tenían lugar entre tribus enteras, pero en épocas posteriores, cuando dos individuos de tribus diferentes tenían una disputa, en lugar de permitir que lucharan las dos tribus, los dos rivales se batían en duelo. También se estableció la costumbre de que dos ejércitos lo arriesgaran todo al resultado del combate entre los representantes escogidos por cada lado, como en el caso de David y Goliat.
70:1.20 (785.3) El primer refinamiento de la guerra fue hacer prisioneros. Después, a las mujeres se les eximió de las hostilidades, y luego vino el reconocimiento de los no combatientes. Pronto se desarrollaron las castas militares y los ejércitos permanentes para mantenerse al mismo ritmo que la creciente complejidad del combate. A estos guerreros se les prohibió pronto que se asociaran con las mujeres, y hace mucho tiempo que las mujeres dejaron de combatir, aunque siempre han alimentado y curado a los soldados y los han incitado a luchar.
70:1.21 (785.4) La práctica de declarar la guerra representó un gran progreso. Estas declaraciones de intención de combatir anunciaron la llegada de un sentido de la equidad, a lo cual le siguió el desarrollo gradual de las reglas de la guerra «civilizada». Muy pronto se estableció la costumbre de no combatir cerca de los lugares religiosos, y aún más tarde, de no luchar durante ciertos días sagrados. Luego vino el reconocimiento general del derecho de asilo; los refugiados políticos recibieron protección.
70:1.22 (785.5) La guerra evolucionó así paulatinamente desde la primitiva caza del hombre hasta el sistema un poco más ordenado de las naciones «civilizadas» más recientes. Pero la actitud social de amistad tarda mucho tiempo en reemplazar a la actitud de enemistad.
70:2.1 (785.6) En las épocas pasadas, una guerra feroz provocaba tales cambios sociales y facilitaba la adopción de tales nuevas ideas, que éstos no habrían aparecido de manera natural en diez mil años. El precio terrible que se pagaba por estas ventajas indudables de la guerra era el retroceso temporal de la sociedad al estado salvaje; la razón civilizada tenía que abdicar. La guerra es un remedio poderoso, muy costoso y sumamente peligroso; aunque cura a menudo ciertos males sociales, a veces mata al paciente, destruye la sociedad.
70:2.2 (785.7) La necesidad constante de la defensa nacional produce muchos ajustes sociales nuevos y avanzados. La sociedad disfruta hoy de los beneficios de una larga lista de innovaciones útiles que al principio eran totalmente militares; y a la guerra le debe incluso la danza, una de cuyas primeras formas fue un ejercicio militar.
70:2.3 (785.8) La guerra ha tenido un valor social para las civilizaciones pasadas porque:
70:2.4 (785.9) 1. Imponía la disciplina, forzaba a la cooperación.
70:2.5 (785.10) 2. Premiaba la entereza y la valentía.
70:2.6 (785.11) 3. Fomentaba y consolidaba el nacionalismo.
70:2.7 (785.12) 4. Destruía a los pueblos débiles e ineptos.
70:2.8 (785.13) 5. Deshacía la ilusión de la igualdad primitiva y estratificaba selectivamente a la sociedad.
70:2.9 (785.14) La guerra ha tenido cierto valor evolutivo y selectivo, pero al igual que la esclavitud, deberá abandonarse alguna vez a medida que la civilización progrese lentamente. Las guerras antiguas favorecían los viajes y los intercambios culturales; los métodos modernos de transporte y de comunicación sirven ahora mejor para estos fines. Las guerras de antaño fortalecían a las naciones, pero las luchas modernas trastornan la cultura civilizada. Las guerras antiguas conducían a diezmar a los pueblos inferiores; el resultado neto de los conflictos modernos es la destrucción selectiva de los mejores linajes humanos. Las guerras primitivas estimulaban la organización y la eficacia, pero éstas últimas se han convertido ahora en los objetivos de la industria moderna. Durante las épocas pasadas, la guerra era un fermento social que empujaba a la civilización hacia adelante; este resultado ahora se logra mejor mediante la ambición y la invención. Las guerras antiguas sostenían el concepto de un Dios de las batallas, pero al hombre moderno se le ha informado de que Dios es amor. La guerra ha servido para muchos fines valiosos en el pasado; ha sido un andamiaje indispensable para construir la civilización, pero se está declarando rápidamente en quiebra cultural — es incapaz de producir, en beneficios sociales, los dividendos de alguna forma proporcionales a las terribles pérdidas que acompañan a su invocación.
70:2.10 (786.1) En otra época, los médicos creían que la sangría curaba numerosas enfermedades, pero desde entonces han descubierto remedios más eficaces para la mayoría de estas dolencias. La sangría internacional de la guerra deberá también ceder el paso indudablemente al descubrimiento de mejores métodos para curar los males de las naciones.
70:2.11 (786.2) Las naciones de Urantia ya han emprendido la lucha gigantesca entre el militarismo nacionalista y el industrialismo, y este conflicto es análogo en muchos aspectos a la lucha secular entre los pastores-cazadores y los agricultores. Pero si el industrialismo ha de triunfar sobre el militarismo, debe evitar los peligros que le acechan. Los peligros para la industria incipiente de Urantia son:
70:2.12 (786.3) 1. La fuerte tendencia hacia el materialismo, la ceguera espiritual.
70:2.13 (786.4) 2. La adoración del poder de las riquezas, la deformación de los valores.
70:2.14 (786.5) 3. Los vicios del lujo, la inmadurez cultural.
70:2.15 (786.6) 4. Los peligros crecientes de la indolencia, la insensibilidad al servicio.
70:2.16 (786.7) 5. El desarrollo de una debilidad racial indeseable, la degeneración biológica.
70:2.17 (786.8) 6. La amenaza de una esclavitud industrial estandarizada, el estancamiento de la personalidad. El trabajo ennoblece, pero las faenas monótonas embrutecen.
70:2.18 (786.9) El militarismo es autocrático y cruel — salvaje. Favorece la organización social entre los vencedores, pero desintegra a los vencidos. El industrialismo es más civilizado y debería promoverse de tal manera que favorezca la iniciativa y estimule el individualismo. La sociedad debería fomentar la originalidad por todos los medios.
70:2.19 (786.10) No cometáis el error de glorificar la guerra; discernid más bien lo que ha hecho por la sociedad, para que podáis imaginar con más exactitud lo que deben proporcionar sus sustitutos a fin de que continúe el progreso de la civilización. Si no se proveen esos sustitutos adecuados, entonces podéis estar seguros de que la guerra continuará existiendo durante mucho tiempo.
70:2.20 (786.11) El hombre nunca aceptará la paz como una manera normal de vivir hasta que no se haya convencido repetidas veces y por completo de que la paz es lo mejor para su bienestar material, y hasta que la sociedad no haya facilitado sabiamente los sustitutos pacíficos para satisfacer la tendencia inherente a dar rienda suelta periódicamente al impulso colectivo destinado a liberar las emociones y energías que se acumulan constantemente, y que forman parte de las reacciones autopreservatorias de la especie humana.
70:2.21 (786.12) Pero la guerra debería ser reconocida, aunque sea de paso, como la escuela experiencial que ha obligado a una raza de individualistas arrogantes a someterse a una autoridad extremadamente concentrada — a un jefe ejecutivo. La guerra a la antigua usanza escogía como jefes a los hombres que eran eminentes por naturaleza, pero la guerra moderna ya no lo hace. Para descubrir a sus dirigentes, la sociedad debe recurrir ahora a las conquistas de la paz: la industria, la ciencia y las realizaciones sociales.
70:3.1 (787.1) En la sociedad más primitiva, la horda lo es todo; incluso los niños son su propiedad común. La familia evolutiva sustituyó a la horda en la crianza de los hijos, mientras que los clanes y las tribus emergentes la reemplazaron como unidad social.
70:3.2 (787.2) El apetito sexual y el amor maternal establecen la familia. Pero el gobierno real no aparece hasta que no se han empezado a formar los grupos superfamiliares. En los tiempos prefamiliares de la horda, los individuos escogidos sin ceremonias eran los que aseguraban el caudillaje. Los bosquimanos africanos nunca han sobrepasado este estado primitivo; no tienen jefes en la horda.
70:3.3 (787.3) Las familias se unieron por lazos de sangre en clanes, en conjuntos de parientes, y estos clanes se convirtieron más tarde en tribus, en comunidades territoriales. La guerra y la presión externa forzaron a los clanes de parientes a organizarse en tribus, pero el comercio y los negocios son los que mantuvieron unidos a estos grupos primitivos iniciales con cierto grado de paz interna.
70:3.4 (787.4) Las organizaciones comerciales internacionales favorecerán la paz en Urantia mucho más que toda la sofistería sensiblera de los planes quiméricos de paz. El desarrollo del lenguaje y los métodos más perfectos de comunicación, así como la mejora del transporte, han facilitado las relaciones comerciales.
70:3.5 (787.5) La ausencia de un lenguaje común siempre ha obstaculizado el crecimiento de los grupos pacíficos, pero el dinero se ha convertido en el lenguaje universal del comercio moderno. La sociedad moderna se mantiene unida en gran parte gracias al mercado industrial. El afán de lucro es un poderoso civilizador cuando contiene además el deseo de servir.
70:3.6 (787.6) En las épocas primitivas, cada tribu estaba rodeada por unos círculos concéntricos de miedo y de desconfianza crecientes; de ahí que en otro tiempo fuera costumbre matar a todos los extraños, y más adelante, esclavizarlos. La idea antigua de la amistad significaba la adopción por parte del clan; y se creía que uno continuaba perteneciendo al clan después de la muerte — fue uno de los primeros conceptos de la vida eterna.
70:3.7 (787.7) La ceremonia de adopción consistía en beber uno la sangre del otro. En algunos grupos se intercambiaban la saliva en lugar de beber la sangre, y éste es el antiguo origen de la costumbre de besarse en sociedad. Y todas las ceremonias de asociación, ya se tratara de casamientos o de adopciones, siempre terminaban en un banquete.
70:3.8 (787.8) En tiempos posteriores se utilizó la sangre diluida en vino tinto, y finalmente sólo se bebió el vino para sellar la ceremonia de adopción, la cual se notificaba poniendo en contacto las copas de vino y se consumaba tragando la bebida. Los hebreos emplearon una forma modificada de esta ceremonia de adopción. Sus antepasados árabes utilizaban un juramento que se prestaba mientras la mano del candidato descansaba en el órgano genital del nativo de la tribu. Los hebreos trataban a los extranjeros adoptados con amabilidad y fraternidad. «El extranjero que vive con vosotros será como alguien que ha nacido entre vosotros, y lo amaréis como a vosotros mismos.»
70:3.9 (787.9) «La amistad con los huéspedes» era una relación de hospitalidad temporal. Cuando los huéspedes que estaban de visita se marchaban, se rompía un plato en dos mitades y se entregaba una de ellas al amigo que partía, para que sirviera de introducción apropiada a una tercera persona que pudiera llegar de visita en el futuro. Existía la costumbre de que los huéspedes pagaran su estancia contando las historias de sus viajes y aventuras. Los narradores de antaño se volvieron tan populares, que las costumbres terminaron por prohibirles que ejercieran su actividad durante las temporadas de caza o de cosecha.
70:3.10 (788.1) Los primeros tratados de paz fueron los «lazos de sangre». Los embajadores de la paz de dos tribus en guerra se reunían, se rendían homenaje, y luego procedían a pincharse la piel hasta que ésta sangraba; después de lo cual se chupaban mutuamente la sangre y declaraban la paz.
70:3.11 (788.2) Las primeras misiones de paz consistieron en delegaciones de hombres que llevaban a sus doncellas escogidas para la satisfacción sexual de sus antiguos enemigos, y utilizaban este apetito sexual para combatir los impulsos bélicos. La tribu honrada de este modo devolvía la visita, con su ofrenda de doncellas; después de esto la paz se establecía firmemente. Al poco tiempo se autorizaban los matrimonios entre las familias de los jefes.
70:4.1 (788.3) El primer grupo pacífico fue la familia, luego el clan, la tribu, y más tarde la nación, que con el tiempo se convertiría en el Estado territorial moderno. Es sumamente alentador el hecho de que los grupos pacíficos de hoy en día se hayan ampliado desde hace mucho tiempo más allá de los lazos de sangre hasta englobar a las naciones, a pesar del hecho de que las naciones de Urantia continúan gastando inmensas sumas en preparativos de guerra.
70:4.2 (788.4) Los clanes eran los grupos consanguíneos dentro de la tribu, y debían su existencia a ciertos intereses comunes, tales como:
70:4.3 (788.5) 1. Su origen se remontaba a un antepasado común.
70:4.4 (788.6) 2. Eran leales a un tótem religioso común.
70:4.5 (788.7) 3. Hablaban el mismo dialecto.
70:4.6 (788.8) 4. Compartían un lugar de residencia común.
70:4.7 (788.9) 5. Temían a los mismos enemigos.
70:4.8 (788.10) 6. Tenían una experiencia militar común.
70:4.9 (788.11) Los jefes de los clanes estaban siempre subordinados al jefe de la tribu, y los primeros gobiernos tribales fueron una vaga confederación de clanes. Los aborígenes australianos nunca han desarrollado una forma de gobierno tribal.
70:4.10 (788.12) Los jefes pacíficos de los clanes gobernaban generalmente por la línea materna; los jefes guerreros de las tribus establecieron la línea paterna. Las cortes de los jefes tribales y de los primeros reyes estaban compuestas por los jefes de los clanes, y era costumbre invitarlos a que se presentaran ante el rey varias veces al año. Esto permitía a este último vigilarlos y asegurarse mejor su cooperación. Los clanes desempeñaron un valioso servicio en los gobiernos locales, pero retrasaron enormemente el desarrollo de naciones grandes y fuertes.
70:5.1 (788.13) Toda institución humana ha tenido un comienzo, y el gobierno civil es un producto de la evolución progresiva, al igual que lo son el matrimonio, la industria y la religión. A partir de los primeros clanes y de las tribus primitivas, se desarrollaron gradualmente los tipos sucesivos de gobiernos humanos que han aparecido y desaparecido, hasta llegar a las formas de reglamentación civil y social que caracterizan al segundo tercio del siglo veinte.
70:5.2 (788.14) Con la aparición gradual de las unidades familiares, las bases del gobierno se establecieron en la organización del clan, en la agrupación de las familias consanguíneas. El primer cuerpo verdaderamente gubernamental fue el consejode ancianos. Este grupo regulador estaba compuesto por los ancianos que se habían distinguido de alguna manera eficaz. Incluso el hombre bárbaro supo apreciar pronto la sabiduría y la experiencia, y el resultado fue un largo período de dominación por parte de los ancianos. Este reinado oligárquico de la edad se convirtió gradualmente en la idea del patriarcado.
70:5.3 (789.1) En el consejo primitivo de ancianos residía el potencial de todas las funciones gubernamentales: la ejecutiva, la legislativa y la judicial. Cuando el consejo interpretaba las costumbres vigentes, era un tribunal; cuando establecía las nuevas formas de usanzas sociales, era un cuerpo legislativo; en la medida en que hacía cumplir estos decretos y promulgaciones, era el poder ejecutivo. El presidente del consejo fue uno de los precursores del jefe tribal posterior.
70:5.4 (789.2) Algunas tribus tenían consejos femeninos y, de vez en cuando, muchas tribus fueron gobernadas por mujeres. Algunas tribus de hombres rojos conservaron la enseñanza de Onamonalontón consistente en seguir las decisiones unánimes del «consejo de los siete».
70:5.5 (789.3) A la humanidad le ha costado trabajo aprender que un club de debates no puede dirigir ni la guerra ni la paz. Las «palabrerías» primitivas raras veces fueron útiles. La raza aprendió pronto que un ejército dirigido por un grupo de jefes de clanes no tenía ninguna posibilidad ante un fuerte ejército mandado por un solo hombre. La guerra siempre ha producido reyes.
70:5.6 (789.4) Al principio, los jefes de guerra se elegían exclusivamente para el servicio militar, y solían renunciar a una parte de su autoridad durante los períodos de paz, cuando sus deberes tenían un carácter más bien social. Pero poco a poco empezaron a inmiscuirse en los intervalos de paz, tendiendo a continuar gobernando de una guerra a la siguiente. A menudo procuraron que una guerra no tardara mucho tiempo en seguir a la otra. A estos primitivos señores de la guerra no les gustaba la paz.
70:5.7 (789.5) En tiempos posteriores, algunos jefes fueron escogidos para otros servicios no militares, siendo seleccionados debido a una constitución física excepcional o a unas aptitudes personales sobresalientes. Los hombres rojos tenían a menudo dos clases de jefes — los sachems, o jefes de la paz, y los jefes de guerra hereditarios. Los jefes de la paz también eran jueces y educadores.
70:5.8 (789.6) Algunas comunidades primitivas estaban gobernadas por los curanderos, que a menudo ejercían como jefes. Un solo hombre desempeñaba las funciones de sacerdote, médico y jefe ejecutivo. Con mucha frecuencia, las primeras insignias reales habían sido al principio los símbolos o emblemas de las vestiduras sacerdotales.
70:5.9 (789.7) La rama ejecutiva del gobierno nació gradualmente a través de estas etapas. Los consejos de los clanes y de las tribus continuaron existiendo en calidad de asesores y como precursores de las ramas legislativa y judicial que aparecieron más tarde. Hoy día, en África, todas estas formas de gobiernos primitivos existen realmente entre las diversas tribus.
70:6.1 (789.8) El gobierno estatal eficaz sólo apareció con la llegada de un jefe que tenía plena autoridad ejecutiva. El hombre descubrió que sólo se podía tener un gobierno eficaz confiriendo el poder a una personalidad, y no sosteniendo una idea.
70:6.2 (789.9) La soberanía tuvo su origen en la idea de la autoridad o de la riqueza familiar. Cuando un reyezuelo patriarcal se convertía en un verdadero rey, a veces se le llamaba el «padre de su pueblo». Más adelante se creyó que los reyes habían surgido de los héroes. Y más tarde aún, la soberanía se volvió hereditaria, debido a la creencia en el origen divino de los reyes.
70:6.3 (789.10) La monarquía hereditaria evitó la anarquía que anteriormente había causado tantos estragos entre la muerte de un rey y la elección de su sucesor. La familia tenía un jefe biológico y el clan un jefe natural escogido; pero la tribu, y más tarde el Estado, no tenían ningún dirigente natural, y éste fue un motivo adicional para hacer que los jefes-reyes fueran hereditarios. La idea de las familias reales y de la aristocracia también estaba basada en las costumbres de «poseer un nombre» en los clanes.
70:6.4 (790.1) La sucesión de los reyes se consideró finalmente como sobrenatural, pues se creía que la sangre real se remontaba a los tiempos del estado mayor materializado del Príncipe Caligastia. Los reyes se convirtieron así en personalidades fetiche y se les tuvo un miedo desmesurado, adoptándose una forma especial de lenguaje para utilizarlo en la corte. Incluso en épocas recientes se ha creído que tocar a un rey curaba las enfermedades, y algunos pueblos de Urantia consideran todavía que sus soberanos han tenido un origen divino.
70:6.5 (790.2) Al rey fetiche primitivo se le mantenía a menudo aislado; se le consideraba demasiado sagrado como para ser visto, salvo los días de fiesta y los días sagrados. Habitualmente se escogía a un representante para que actuara en su lugar, y éste es el origen de los primeros ministros. El primer funcionario ministerial fue un administrador de alimentos; otros le siguieron poco después. Los soberanos nombraron pronto a unos representantes para que se encargaran del comercio y de la religión; el desarrollo de los gabinetes ministeriales supuso un paso directo hacia la despersonalización de la autoridad ejecutiva. Estos ayudantes de los primeros reyes se convirtieron en la nobleza reconocida, y la esposa del rey ascendió gradualmente a la dignidad de reina a medida que las mujeres gozaron de mayor estima.
70:6.6 (790.3) Los soberanos sin escrúpulos consiguieron un gran poder gracias al descubrimiento del veneno. La magia de las cortes primitivas era diabólica; los enemigos del rey morían pronto. Pero incluso el tirano más déspota se encontraba sometido a algunas restricciones; al menos se sentía refrenado por el miedo constante a ser asesinado. Los curanderos, los hechiceros y los sacerdotes han sido siempre un freno poderoso para los reyes. Los terratenientes, la aristocracia, ejercieron posteriormente una influencia restrictiva. Y de vez en cuando, los clanes y las tribus sencillamente se sublevaban y derrocaban a sus déspotas y tiranos. Cuando los soberanos depuestos eran condenados a muerte, a menudo se les concedía la alternativa de suicidarse, lo cual dio origen a la antigua moda social de suicidarse en ciertas circunstancias.
70:7.1 (790.4) La consanguinidad determinó los primeros grupos sociales; los clanes consanguíneos se agrandaron mediante la asociación. Los matrimonios entre los clanes fueron la etapa siguiente en la ampliación de los grupos, y la tribu compleja resultante fue el primer organismo verdaderamente político. El progreso siguiente en el desarrollo social fue la evolución de los cultos religiosos y de los clubes políticos. Éstos aparecieron primero como sociedades secretas e inicialmente eran totalmente religiosas; después se volvieron reguladoras. Al principio eran clubes de hombres; más tarde aparecieron grupos de mujeres. Luego se dividieron en dos clases: sociopolítica y místico-religiosa.
70:7.2 (790.5) Estas sociedades tenían muchas razones para permanecer secretas, tales como:
70:7.3 (790.6) 1. El temor a atraer la indignación de los dirigentes por haber violado algún tabú.
70:7.4 (790.7) 2. La finalidad de practicar unos ritos religiosos minoritarios.
70:7.5 (790.8) 3. La intención de preservar valiosos secretos «espirituales» o comerciales.
70:7.6 (790.9) 4. Disfrutar de algún hechizo o magia especial.
70:7.7 (790.10) El hecho mismo de que estas sociedades fueran secretas confería a todos sus miembros el poder del misterio frente al resto de la tribu. El secreto atrae también la vanidad; los iniciados formaban la aristocracia social de su época. Después de su iniciación, los muchachos cazaban con los hombres, mientras que anteriormente recogían las verduras con las mujeres. La humillación suprema, la deshonra ante la tribu, consistía en no lograr pasar las pruebas de la pubertad, y verse así obligado a permanecer fuera de la vivienda de los hombres en compañía de las mujeres y los niños, en ser considerado como afeminado. Además, a los no iniciados no se les permitía casarse.
70:7.8 (791.1) Los pueblos primitivos enseñaron muy pronto a sus jóvenes adolescentes a controlar sus impulsos sexuales. Se estableció la costumbre de separar a los muchachos de sus padres desde la pubertad hasta el matrimonio, confiando su educación y formación a las sociedades secretas de los hombres. Una de las funciones principales de estos clubes era conservar el control de los jóvenes adolescentes para evitar así los hijos ilegítimos.
70:7.9 (791.2) La prostitución comercializada empezó cuando estos clubes de hombres pagaron con dinero el derecho a utilizar las mujeres de otras tribus. Pero los grupos más primitivos permanecieron notablemente libres de laxitud sexual.
70:7.10 (791.3) La ceremonia de iniciación de la pubertad se prolongaba generalmente durante un período de cinco años. Estas ceremonias contenían muchas torturas y cortes dolorosos que se infligían a sí mismos. La circuncisión se practicó al principio como un rito de iniciación en una de estas cofradías secretas. Las marcas de la tribu se grababan en el cuerpo como parte de la iniciación de la pubertad; el tatuaje se originó así, como un símbolo de pertenencia. Estas torturas, así como muchas privaciones, estaban destinadas a endurecer a estos jóvenes, a inculcarles la realidad de la vida y sus penurias inevitables. Este objetivo se logra mejor mediante los juegos atléticos y las competiciones físicas que aparecieron más tarde.
70:7.11 (791.4) Pero las sociedades secretas intentaban mejorar de verdad la moral de los adolescentes; una de las metas principales de las ceremonias de la pubertad era inculcar a los muchachos que debían dejar en paz a las esposas de los otros hombres.
70:7.12 (791.5) Después de estos años de disciplina y entrenamiento rigurosos, y justo antes de casarse, a los jóvenes se les dejaba salir durante un corto período de ocio y de libertad, después del cual volvían para casarse y someterse a la sujeción de los tabúes de su tribu durante el resto de su vida. Esta antigua costumbre ha subsistido hasta los tiempos modernos en la idea descabellada de «correrla mientras se es joven».
70:7.13 (791.6) Muchas tribus posteriores autorizaron la formación de clubes secretos de mujeres, cuya finalidad consistía en preparar a las muchachas adolescentes para ser esposas y madres. Después de su iniciación, las jóvenes estaban capacitadas para el matrimonio y se les permitía asistir a la «presentación de las novias», la fiesta de presentación en sociedad de aquellos tiempos. Las órdenes de mujeres con votos de celibato empezaron a aparecer muy pronto.
70:7.14 (791.7) Los clubes no secretos hicieron luego su aparición cuando los grupos de hombres solteros y de mujeres no comprometidas formaron sus organizaciones separadas. Estas asociaciones fueron en realidad las primeras escuelas. Mientras que los clubes masculinos y femeninos se dedicaban con frecuencia a perseguirse mutuamente, algunas tribus avanzadas, después de haber estado en contacto con los educadores de Dalamatia, experimentaron con la enseñanza mixta, disponiendo de internados para ambos sexos.
70:7.15 (791.8) Las sociedades secretas contribuyeron a la formación de las castas sociales, principalmente debido al carácter misterioso de sus iniciaciones. Al principio, los miembros de estas sociedades utilizaban máscaras para asustar a los curiosos y alejarlos de sus ritos de duelo — el culto a los antepasados. Este ritual se convirtió más tarde en una seudo sesión de espiritismo en la que se suponía que aparecían fantasmas. Las antiguas sociedades del «nuevo nacimiento» utilizaban signos y empleaban un lenguaje secreto especial; también renunciaban solemnemente a ciertos alimentos y bebidas. Actuaban como policía nocturna y, por lo demás, ejercían sus funciones en una amplia gama de actividades sociales.
70:7.16 (792.1) Todas las asociaciones secretas imponían un juramento, prescribían la confianza entre sus miembros y enseñaban que había que guardar los secretos. Estas agrupaciones atemorizaban y controlaban a las muchedumbres; también actuaban como sociedades de vigilancia, y practicaban linchamientos. Fueron los primeros espías de las tribus que estaban en guerra y la primera policía secreta en tiempos de paz. Lo mejor de todo fue que mantuvieron a los reyes poco escrupulosos en un estado de inquietud. Para compensar este hecho, los reyes patrocinaron su propia policía secreta.
70:7.17 (792.2) Estas sociedades dieron nacimiento a los primeros partidos políticos. El primer gobierno partidista fue el de «los fuertes» contra «los débiles». En los tiempos antiguos, un cambio de administración sólo se producía después de una guerra civil, probando así sobradamente que los débiles se habían vuelto fuertes.
70:7.18 (792.3) Los comerciantes emplearon estos clubes para cobrar sus deudas, y los soberanos para recaudar sus impuestos. El sistema tributario ha supuesto una larga lucha, y una de sus primeras formas fue el diezmo, la décima parte de la caza o del botín. Al principio los impuestos se cobraban para mantener la casa del rey, pero se descubrió que era más fácil recaudarlos cuando se disfrazaban bajo la forma de ofrendas para sostener el servicio del templo.
70:7.19 (792.4) Estas asociaciones secretas se convirtieron después en las primeras organizaciones caritativas y más tarde evolucionaron en sociedades religiosas primitivas — las precursoras de las iglesias. Finalmente, algunas de estas sociedades se volvieron intertribales, formando las primeras cofradías internacionales.
70:8.1 (792.5) La desigualdad mental y física de los seres humanos asegura la aparición de las clases sociales. Los únicos mundos que no tienen estratos sociales son los más primitivos y los más avanzados. Una civilización en sus albores aún no ha empezado la diferenciación de los niveles sociales, mientras que un mundo establecido en la luz y la vida ha borrado en gran parte estas divisiones de la humanidad, tan características de todas las etapas evolutivas intermedias.
70:8.2 (792.6) A medida que la sociedad salió del salvajismo para entrar en la barbarie, sus componentes humanos tendieron a agruparse en clases por las razones generales siguientes:
70:8.3 (792.7) 1. Razones naturales — contacto, parentesco y matrimonio; las primeras distinciones sociales estuvieron basadas en el sexo, la edad y la sangre — en el parentesco con el jefe.
70:8.4 (792.8) 2. Razones personales — el reconocimiento de la capacidad, la resistencia, la habilidad y la entereza, a lo que pronto le siguió el reconocimiento del dominio del lenguaje, el saber y la inteligencia general.
70:8.5 (792.9) 3. Razones fortuitas — la guerra y la emigración ocasionaron la separación de los grupos humanos. Las conquistas, las relaciones entre los vencedores y los vencidos, influyeron poderosamente en la evolución de las clases, mientras que la esclavitud provocó la primera división general de la sociedad en hombres libres y cautivos.
70:8.6 (792.10) 4. Razones económicas — los ricos y los pobres. La riqueza y la posesión de esclavos fue una base que generó una de las clases de la sociedad.
70:8.7 (792.11) 5. Razones geográficas — ciertas clases surgieron a consecuencia del establecimiento de la población en zonas urbanas o rurales. Las ciudades y el campo han contribuido respectivamente a la diferenciación entre los pastores-agricultores y los comerciantes-industriales, con sus reacciones y puntos de vista divergentes.
70:8.8 (792.12) 6. Razones sociales — algunas clases se han formado gradualmente según la apreciación popular del valor social de diversos grupos. Entre las primeras divisiones de esta índole se encontraron las distinciones entre los sacerdotes-educadores, los gobernantes-guerreros, los capitalistas-comerciantes, los obreros comunes y los esclavos. El esclavo nunca podía convertirse en capitalista, pero a veces el asalariado podía optar por unirse a los capitalistas.
70:8.9 (793.1) 7. Razones profesionales — a medida que las profesiones se multiplicaron, tendieron a establecer castas y gremios. Los trabajadores se dividieron en tres grupos: las clases profesionales, incluídos los curanderos, luego los trabajadores especializados, seguidos de los obreros no especializados.
70:8.10 (793.2) 8. Razones religiosas — los primeros clubes de culto dieron nacimiento a sus propias clases dentro de los clanes y las tribus; la piedad y el misticismo de los sacerdotes las han perpetuado durante mucho tiempo como un grupo social distinto.
70:8.11 (793.3) 9. Razones raciales — la presencia de dos o más razas dentro de una nación o unidad territorial determinada produce generalmente castas de color. El sistema original de las castas de la India estaba basado en el color, así como el del antiguo Egipto.
70:8.12 (793.4) 10. Razones de edad — la juventud y la madurez. En las tribus, los niños permanecían bajo la custodia de su padre mientras éste vivía, y en cambio las niñas se quedaban a cargo de su madre hasta que se casaban.
70:8.13 (793.5) Unas clases sociales flexibles y cambiantes son indispensables para una civilización en evolución, pero cuando las clases se convierten en castas, cuando los niveles sociales se petrifican, el mejoramiento de la estabilidad social se consigue mediante la disminución de la iniciativa personal. La casta social resuelve el problema de encontrar uno su lugar en la industria, pero también reduce claramente el desarrollo del individuo e impide prácticamente la cooperación social.
70:8.14 (793.6) Como las clases de la sociedad se han formado de manera natural, continuarán existiendo hasta que el hombre consiga eliminarlas gradualmente por evolución mediante la manipulación inteligente de los recursos biológicos, intelectuales y espirituales de una civilización en progreso, tales como:
70:8.15 (793.7) 1. La renovación biológica de los linajes raciales — la eliminación selectiva de las cepas humanas inferiores. Esto tenderá a erradicar muchas desigualdades humanas.
70:8.16 (793.8) 2. La formación educativa de la mayor capacidad cerebral que surgirá de este mejoramiento biológico.
70:8.17 (793.9) 3. La estimulación religiosa de los sentimientos de parentesco y de fraternidad humanos.
70:8.18 (793.10) Pero estas medidas sólo pueden dar sus verdaderos frutos en los lejanos milenios del futuro, aunque la manipulación inteligente, sabia y paciente de estos factores aceleradores del progreso cultural producirá inmediatamente muchas mejoras sociales. La religión es la palanca poderosa que levanta a la civilización por encima del caos, pero se encuentra impotente sin el punto de apoyo de una mente sana y normal, que descanse firmemente sobre una herencia sana y normal.
70:9.1 (793.11) La naturaleza no le confiere ningún derecho al hombre; sólo le concede la vida y un mundo donde vivirla. La naturaleza ni siquiera le confiere el derecho de vivir, tal como se puede deducir si consideramos lo que le sucedería probablemente a un hombre desarmado que se encontrara frente a frente con un tigre hambriento en un bosque primitivo. El don fundamental que la sociedad le otorga al hombre es la seguridad.
70:9.2 (793.12) La sociedad ha afirmado gradualmente sus derechos y, en el momento presente, son los siguientes:
70:9.3 (793.13) 1. La seguridad en el abastecimiento de los alimentos.
70:9.4 (793.14) 2. La defensa militar — la seguridad mediante el estado de preparación.
70:9.5 (793.15) 3. La conservación de la paz interna — la prevención de la violencia personal y del desorden social.
70:9.6 (794.1) 4. El control sexual — el matrimonio, la institución de la familia.
70:9.7 (794.2) 5. La propiedad — el derecho de poseer.
70:9.8 (794.3) 6. El fomento de la competitividad entre los individuos y los grupos.
70:9.9 (794.4) 7. Las disposiciones para educar y formar a la juventud.
70:9.10 (794.5) 8. La promoción del intercambio y del comercio — el desarrollo industrial.
70:9.11 (794.6) 9. El mejoramiento de las condiciones y las remuneraciones de los trabajadores.
70:9.12 (794.7) 10. La garantía de la libertad de las prácticas religiosas para que la motivación espiritual pueda exaltar todas estas otras actividades sociales.
70:9.13 (794.8) Cuando los derechos son tan antiguos que no se conocen sus orígenes, a menudo se denominan derechos naturales. Pero los derechos humanos no son realmente naturales; son enteramente sociales. Son relativos y cambian continuamente, pues no son más que las reglas del juego — los ajustes admitidos en las relaciones que gobiernan los fenómenos siempre cambiantes de la competitividad humana.
70:9.14 (794.9) Aquello que se puede considerar como un derecho en una época, puede que no lo sea en otra. La supervivencia de un gran número de personas anormales y degeneradas no se debe a que tengan el derecho natural de sobrecargar la civilización del siglo veinte, sino simplemente porque la sociedad de la época, las costumbres, lo decretan así.
70:9.15 (794.10) La Edad Media europea reconocía pocos derechos humanos; todo hombre pertenecía entonces a algún otro, y los derechos no eran más que privilegios o favores concedidos por la iglesia o el Estado. La sublevación contra este error fue igualmente un error, ya que condujo a la creencia de que todos los hombres nacen iguales.
70:9.16 (794.11) Los débiles y los inferiores siempre han luchado por tener los mismos derechos que los demás; siempre han insistido para que el Estado obligue a los fuertes y superiores a satisfacer sus necesidades y a compensar de otras maneras aquellas carencias que son muy a menudo el resultado natural de su propia indiferencia e indolencia.
70:9.17 (794.12) Pero este ideal de igualdad es el fruto de la civilización; no se encuentra en la naturaleza. La cultura misma demuestra también de manera concluyente la desigualdad intrínseca que existe entre los hombres mediante el hecho de que poseen unas capacidades muy desiguales para asimilarla. La realización repentina y no evolutiva de una supuesta igualdad natural haría retroceder rápidamente al hombre civilizado a las costumbres rudimentarias de las épocas primitivas. La sociedad no puede ofrecer los mismos derechos a todos, pero puede comprometerse a administrar los derechos variables de cada uno con justicia y equidad. La sociedad tiene la obligación y el deber de proporcionar a los hijos de la naturaleza una oportunidad justa y pacífica para luchar por su autopreservación, para participar en su autoperpetuación, y para disfrutar al mismo tiempo de cierto grado de satisfacción, ya que la suma de estos tres factores constituye la felicidad humana.
70:10.1 (794.13) La justicia natural es una teoría elaborada por el hombre; no es una realidad. En la naturaleza, la justicia es puramente teórica, totalmente ficticia. La naturaleza sólo proporciona una clase de justicia — la adaptación inevitable de los resultados a las causas.
70:10.2 (794.14) La justicia, tal como la conciben los hombres, significa conseguir sus derechos, y por eso es una cuestión de evolución progresiva. El concepto de justicia puede muy bien formar parte constitutiva de una mente dotada de espíritu, pero no nace plenamente desarrollado en los mundos del espacio.
70:10.3 (794.15) El hombre primitivo atribuía todos los fenómenos a una persona. En caso de muerte, el salvaje no se preguntaba qué lo había matado, sino quién. Por consiguiente, el homicidio accidental no se reconocía, y cuando se castigaba un crimen, no se tenía en cuenta en absoluto el móvil del criminal; la sentencia se pronunciaba de acuerdo con los daños ocasionados.
70:10.4 (795.1) En las sociedades más primitivas, la opinión pública actuaba de manera directa; no se necesitaban agentes de la ley. En la vida primitiva no había ninguna intimidad. Los vecinos de un hombre eran responsables de su conducta; tenían pues derecho a entrometerse en sus asuntos personales. La sociedad estaba reglamentada sobre la teoría de que los miembros de un grupo debían interesarse por la conducta de cada individuo, y tener cierto grado de control sobre ella.
70:10.5 (795.2) Muy pronto se creyó que los fantasmas administraban la justicia por medio de los curanderos y los sacerdotes; estos grupos se constituyeron así en los primeros detectives y agentes de la ley. Sus métodos primitivos para descubrir los crímenes consistían en utilizar las ordalías del veneno, el fuego y el dolor. Estos suplicios salvajes no eran más que unas técnicas rudimentarias de arbitraje; no resolvían necesariamente las controversias de manera justa. Por ejemplo: cuando se administraba un veneno, si el acusado lo vomitaba, era inocente.
70:10.6 (795.3) El Antiguo Testamento relata una de estas ordalías, una prueba de culpabilidad matrimonial: Si un hombre sospechaba que su esposa le era infiel, la llevaba ante el sacerdote y exponía sus sospechas, después de lo cual el sacerdote preparaba un brebaje compuesto de agua bendita y barreduras del suelo del templo. Después de la debida ceremonia, que incluía maldiciones amenazadoras, a la esposa acusada se le hacía beber la repugnante pócima. Si era culpable, «el agua que causa la maldición entrará en ella y se volverá amarga, y su vientre se hinchará, y sus muslos se pudrirán, y la mujer será maldita para su pueblo.» Si, por casualidad, alguna mujer podía beber este inmundo brebaje sin manifestar síntomas de enfermedad física, era absuelta de las acusaciones presentadas por su marido celoso.
70:10.7 (795.4) Casi todas las tribus en evolución practicaron en una época u otra estos métodos atroces para detectar los crímenes. Batirse en duelo es una supervivencia moderna del juicio por medio de las ordalías.
70:10.8 (795.5) No tiene nada de extraño que los hebreos y otras tribus semicivilizadas practicaran hace tres mil años estas técnicas primitivas para administrar la justicia, pero es sumamente asombroso que unos hombres racionales conservaran posteriormente esta reliquia de la barbarie en las páginas de una colección de escritos sagrados. La simple reflexión debería clarificar que ningún ser divino ha dado nunca al hombre mortal unas instrucciones tan injustas sobre la detección y el juicio de unas supuestas infidelidades matrimoniales.
70:10.9 (795.6) La sociedad adoptó pronto la actitud de pagar con represalias: ojo por ojo, vida por vida. Todas las tribus en evolución reconocieron este derecho a la venganza sangrienta. La venganza se convirtió en la meta de la vida primitiva, pero desde entonces la religión ha modificado considerablemente estas prácticas tribales iniciales. Los instructores de la religión revelada siempre han proclamado: «‘La venganza es mía`, dice el Señor». Los asesinatos por venganza de los tiempos primitivos no eran tan diferentes de los que se cometen en la actualidad con el pretexto de la ley no escrita.
70:10.10 (795.7) El suicidio era una forma corriente de represalia. Si un hombre era incapaz de vengarse durante su vida, moría con la creencia de que podría volver como fantasma y descargar su ira sobre su enemigo. Puesto que esta creencia estaba generalizada, la amenaza de suicidarse en el umbral de un enemigo era habitualmente suficiente para hacerlo ceder. El hombre primitivo no apreciaba mucho la vida; el suicidio por nimiedades era corriente, pero las enseñanzas de los dalamatianos redujeron mucho esta costumbre, mientras que en los tiempos más recientes, el ocio, las comodidades, la religión y la filosofía se han unido para hacer la vida más agradable y más deseable. Sin embargo, las huelgas de hambre suponen la analogía moderna de estos métodos antiguos de represalias.
70:10.11 (796.1) Una de las primeras formulaciones de la ley tribal en progreso consistió en asumir la enemistad sangrienta como un asunto de la tribu. Pero por extraño que parezca, incluso entonces un hombre podía matar a su esposa sin ser castigado, a condición de que la hubiera pagado íntegramente. Sin embargo, los esquimales actuales permiten todavía que la familia perjudicada sea la que pronuncie y administre el castigo por un crimen, incluso si se trata de un asesinato.
70:10.12 (796.2) Otro progreso consistió en la imposición de multas por violar los tabúes, en la estipulación de penas pecuniarias. Estas multas constituyeron las primeras rentas públicas. La costumbre de pagar el «dinero compensatorio» también se puso de moda como sustituto de la venganza sangrienta. Estos daños se pagaban habitualmente en mujeres o en ganado; transcurrió mucho tiempo antes de que se impusieran unas multas reales, una compensación monetaria, como castigo por los crímenes. Puesto que la idea de castigo era esencialmente la de una compensación, todas las cosas, incluyendo la vida humana, terminaron por tener un precio que se podía pagar como daños y perjuicios. Los hebreos fueron los primeros que abolieron la práctica de pagar dinero a la familia de una víctima de asesinato. Moisés les enseñó que no debían «aceptar ninguna compensación a cambio de la vida de un asesino que fuera culpable de haber matado; será ejecutado con toda seguridad.»
70:10.13 (796.3) Así pues, la justicia fue administrada primero por la familia, luego por el clan y más tarde por la tribu. La administración de la verdadera justicia data del momento en que a los grupos privados y emparentados se les privó de la venganza para depositarla en manos del grupo social, del Estado.
70:10.14 (796.4) El castigo consistente en quemar vivo a alguien fue en otro tiempo una práctica común. Muchos jefes antiguos lo admitieron, incluyendo a Hamurabi y Moisés; éste último ordenó que muchos crímenes, en particular los de naturaleza sexual grave, se castigaran quemando al culpable en la hoguera. Si «la hija de un sacerdote» o de otro ciudadano importante se dedicaba a la prostitución pública, los hebreos tenían la costumbre de «quemarla en el fuego».
70:10.15 (796.5) La traición — el hecho de «vender» o traicionar a los miembros de la tribu — fue el primer crimen capital. El robo de ganado se castigaba universalmente con una ejecución sumaria, e incluso recientemente el robo de caballos se ha castigado de manera similar. Pero con el paso del tiempo se aprendió que la severidad del castigo no era tan válida para disuadir a los criminales, como la certidumbre y la rapidez en su ejecución.
70:10.16 (796.6) Cuando una sociedad no consigue castigar los crímenes, el resentimiento colectivo se afirma generalmente bajo la forma de linchamiento; el establecimiento de refugios fue un medio de eludir esta cólera colectiva repentina. El linchamiento y el batirse en duelo representan la resistencia del individuo a ceder su desagravio privado al Estado.
70:11.1 (796.7) Hacer distinciones nítidas entre las costumbres y las leyes es tan difícil como indicar en qué momento exacto del amanecer el día sucede a la noche. Las costumbres son las leyes y los reglamentos policiales en gestación. Cuando las costumbres no definidas llevan mucho tiempo establecidas, tienden a cristalizarse en leyes precisas, en reglas concretas y en convenciones sociales bien definidas.
70:11.2 (796.8) Al principio, la ley siempre es negativa y prohibitiva; en las civilizaciones que progresan se va volviendo cada vez más positiva y directiva. La sociedad primitiva funcionaba de manera negativa; concedía al individuo el derecho de vivir, imponiendo a todos los demás el mandamiento de «no matarás». Toda concesión de derechos o de libertades a un individuo implica una reducción de las libertades de todos los demás, y esto se lleva a cabo mediante el tabú, la ley primitiva. Toda la idea del tabú es intrínsecamente negativa, pues la organización de la sociedad primitiva era totalmente negativa, y la administración primitiva de la justicia consistía en la aplicación de los tabúes. Pero al principio, estas leyes sólo se aplicaban a los miembros de la tribu, tal como está ilustrado en los hebreos de los tiempos posteriores, que tenían un código ético diferente para tratar con los gentiles.
70:11.3 (797.1) El juramento tuvo su origen en los tiempos de Dalamatia en un esfuerzo por hacer que los testimonios fueran más verídicos. Estos juramentos consistían en pronunciar una maldición sobre sí mismo. En los tiempos pasados, ningún individuo quería testificar en contra de su grupo nativo.
70:11.4 (797.2) El crimen era un ataque a las costumbres de la tribu, el pecado era la transgresión de aquellos tabúes que gozaban de la aprobación de los fantasmas, y existió una larga confusión debido a que no se lograba separar el crimen del pecado.
70:11.5 (797.3) El interés personal estableció el tabú sobre el asesinato, la sociedad lo santificó como costumbre tradicional, mientras que la religión consagró esta costumbre como ley moral, y las tres cosas contribuyeron así a hacer la vida humana más segura y sagrada. La sociedad no habría podido mantenerse unida durante los primeros tiempos si los derechos no hubieran tenido la aprobación de la religión; la superstición fue la policía moral y social de las largas épocas evolutivas. Todos los antiguos afirmaban que los dioses habían dado a sus antepasados las viejas leyes que poseían, los tabúes.
70:11.6 (797.4) La ley es un registro codificado de la larga experiencia humana, la opinión pública cristalizada y legalizada. Las costumbres fueron la materia prima de la experiencia acumulada, a partir de la cual las inteligencias dirigentes posteriores formularon las leyes escritas. Los jueces antiguos no tenían leyes. Cuando anunciaban una decisión, decían simplemente: «Es la costumbre».
70:11.7 (797.5) En los fallos de los tribunales, la referencia a la jurisprudencia representa el esfuerzo de los jueces por adaptar las leyes escritas a las condiciones cambiantes de la sociedad. Esto asegura una adaptación progresiva a las condiciones sociales cambiantes, unido al carácter impresionante de la continuidad tradicional.
70:11.8 (797.6) Los litigios sobre la propiedad se trataban de muchas maneras, tales como:
70:11.9 (797.7) 1. Destruyendo la propiedad en discusión.
70:11.10 (797.8) 2. Por la fuerza — los contendientes luchaban hasta llegar a una decisión.
70:11.11 (797.9) 3. Por medio del arbitraje — una tercera persona decidía.
70:11.12 (797.10) 4. Apelando a los ancianos — y más tarde a los tribunales.
70:11.13 (797.11) Los primeros tribunales fueron encuentros pugilísticos reglamentados; los jueces no eran más que unos árbitros. Se encargaban de que la pelea se desarrollara de acuerdo con las reglas aprobadas. Antes de emprender un combate ante los tribunales, cada una de las partes entregaba una fianza al juez para pagar los gastos y la multa después de que uno hubiera sido derrotado por el otro. «La fuerza era todavía el derecho». Más adelante, los argumentos verbales sustituyeron a los golpes físicos.
70:11.14 (797.12) Todo el concepto de la justicia primitiva no consistía tanto en ser justo como en arreglar la controversia e impedir así el desorden público y la violencia privada. Pero el hombre primitivo no experimentaba mucho resentimiento por lo que hoy se consideraría como una injusticia; se daba por sentado que los que tenían el poder lo utilizarían de manera egoísta. No obstante, la categoría de cualquier civilización se puede determinar con mucha exactitud analizando la minuciosidad y la equidad de sus tribunales, y la integridad de sus jueces.
70:12.1 (797.13) En la evolución del gobierno, la gran lucha ha estado relacionada con la concentración del poder. Los administradores del universo han aprendido por experiencia que los pueblos evolutivos de los mundos habitados están mejor reglamentados por un gobierno civil de tipo representativo, cuando se mantiene un equilibrio de poder adecuado entre las ramas ejecutiva, legislativa y judicial bien coordinadas.
70:12.2 (798.1) Aunque la autoridad primitiva estaba basada en la fuerza, en el poder físico, el gobierno ideal es el sistema representativo donde la jefatura está basada en la capacidad; pero en los tiempos de la barbarie, había demasiadas guerras como para permitir que un gobierno representativo funcionara de manera eficaz. En la larga lucha entre la división de la autoridad y la unidad de mando, los dictadores fueron los que ganaron. Los poderes iniciales y difusos del consejo primitivo de ancianos se concentraron gradualmente en la persona de un monarca absoluto. Después de la llegada de los verdaderos reyes, los grupos de ancianos sobrevivieron como cuerpos consultivos casi legislativo-judiciales; más tarde aparecieron los cuerpos legislativos de carácter coordinado, y finalmente se establecieron los tribunales supremos de justicia, separados de los cuerpos legislativos.
70:12.3 (798.2) El rey hacía cumplir las costumbres, la ley original o no escrita. Más tarde hizo respetar los decretos legislativos, la cristalización de la opinión pública. La asamblea popular, como expresión de la opinión pública, apareció lentamente, pero supuso un gran progreso social.
70:12.4 (798.3) Los primeros reyes estaban enormemente limitados por las costumbres — por la tradición o la opinión pública. En una época más reciente, algunas naciones de Urantia han codificado estas costumbres en unas bases documentales que sirven para gobernar.
70:12.5 (798.4) Los mortales de Urantia tienen derecho a la libertad; deben crear sus sistemas de gobierno; deben adoptar sus constituciones u otras cartas constitucionales de autoridad civil y de procedimiento administrativo. Una vez hecho esto, deben elegir como jefes del ejecutivo a sus compañeros más competentes y dignos. Sólo deben elegir como representantes en la rama legislativa a aquellas personas intelectual y moralmente cualificadas para desempeñar estas responsabilidades sagradas. Como jueces de sus tribunales superiores y supremos sólo deben escoger a aquellas personas que estén dotadas de una aptitud natural y que hayan adquirido sabiduría a través de una profunda experiencia.
70:12.6 (798.5) Después de haber elegido su carta constitucional de libertad, si los hombres quieren conservar su libertad deben tomar sus precauciones para que esa carta sea interpretada de manera sabia, inteligente y audaz, a fin de poder impedir:
70:12.7 (798.6) 1. La usurpación de un poder injustificado por parte de la rama ejecutiva o legislativa.
70:12.8 (798.7) 2. Las maquinaciones de los agitadores ignorantes y supersticiosos.
70:12.9 (798.8) 3. El retraso del progreso científico.
70:12.10 (798.9) 4. El estancamiento debido al predominio de la mediocridad.
70:12.11 (798.10) 5. La dominación ejercida por minorías corrompidas.
70:12.12 (798.11) 6. El control por parte de los aspirantes a dictadores ambiciosos y hábiles.
70:12.13 (798.12) 7. Los trastornos desastrosos debidos al pánico.
70:12.14 (798.13) 8. La explotación por parte de hombres sin escrúpulos.
70:12.15 (798.14) 9. La transformación de los ciudadanos en esclavos fiscales del Estado.
70:12.16 (798.15) 10. La falta de justicia social y económica.
70:12.17 (798.16) 11. La unión de la iglesia y el Estado.
70:12.18 (798.17) 12. La pérdida de la libertad personal.
70:12.19 (798.18) Éstos son los objetivos y las metas de los tribunales constitucionales que actúan como reguladores sobre los mecanismos de un gobierno representativo en un mundo evolutivo.
70:12.20 (799.1) La lucha de la humanidad por perfeccionar el gobierno en Urantia consiste en optimizar los canales de la administración, en adaptarlos a las necesidades corrientes en continuo cambio, en mejorar la distribución de los poderes dentro del gobierno, y luego en seleccionar a unos dirigentes administrativos que sean realmente sabios. Aunque existe una forma de gobierno divina e ideal, no podemos revelarla, sino que debe ser descubierta de manera lenta y laboriosa por los hombres y las mujeres de cada planeta en todos los universos del tiempo y del espacio.
70:12.21 (799.2) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 71
71:0.1 (800.1) EL ESTADO es un desarrollo beneficioso de la civilización; representa el beneficio neto que la sociedad ha obtenido de los estragos y sufrimientos de la guerra. Incluso el arte de gobernar no es más que una acumulación de técnicas para ajustar las pruebas competitivas de fuerza entre las tribus y las naciones en lucha.
71:0.2 (800.2) El Estado moderno es la institución que ha sobrevivido a la larga lucha por el poder colectivo. Un poder superior ha prevalecido finalmente y ha dado nacimiento a una criatura de hecho — el Estado — junto con el mito moral de que el ciudadano tiene la obligación absoluta de vivir y morir por el Estado. Pero el Estado no tiene una génesis divina; ni siquiera ha sido causado por una acción humana volitivamente inteligente; es una institución puramente evolutiva y tuvo un origen totalmente automático.
71:1.1 (800.3) El Estado es una organización reguladora social y territorial, y el Estado más fuerte, más eficaz y más duradero está compuesto por una sola nación cuya población posee una lengua, unas costumbres y unas instituciones comunes.
71:1.2 (800.4) Los primeros Estados eran pequeños y todos fueron el resultado de las conquistas. No tuvieron su origen en las asociaciones voluntarias. Muchos fueron fundados por conquistadores nómadas que se precipitaban sobre los pastores pacíficos o los agricultores asentados para dominarlos y esclavizarlos. Estos Estados, productos de las conquistas, estaban forzosamente estratificados; las clases eran inevitables, y las luchas de clases siempre han sido selectivas.
71:1.3 (800.5) Las tribus nórdicas de hombres rojos americanos nunca consiguieron organizarse en un auténtico Estado. Nunca progresaron más allá de una vaga confederación de tribus, una forma de Estado muy primitiva. La que más se aproximó fue la federación de los iroqueses, pero este grupo de seis naciones nunca funcionó exactamente como un Estado, y no logró sobrevivir debido a la ausencia de ciertos elementos esenciales para la vida nacional moderna, tales como:
71:1.4 (800.6) 1. La adquisición y la herencia de la propiedad privada.
71:1.5 (800.7) 2. La existencia de ciudades, además de la agricultura y la industria.
71:1.6 (800.8) 3. Animales domésticos útiles.
71:1.7 (800.9) 4. Una organización familiar práctica. Estos hombres rojos se aferraban a la familia materna y a la herencia de tíos a sobrinos.
71:1.8 (800.10) 5. Un territorio definido.
71:1.9 (800.11) 6. Un jefe ejecutivo fuerte.
71:1.10 (800.12) 7. La esclavitud de los cautivos — los adoptaban o los mataban en masa.
71:1.11 (800.13) 8. Unas conquistas decisivas.
71:1.12 (800.14) Los hombres rojos eran demasiado democráticos; tenían un buen gobierno, pero fracasó. Con el tiempo habrían desarrollado un Estado si no hubieran tropezado prematuramente con la civilización más avanzada del hombre blanco, que empleaba los métodos gubernamentales de los griegos y los romanos.
71:1.13 (801.1) El éxito del Estado romano estuvo basado en:
71:1.14 (801.2) 1. La familia patriarcal.
71:1.15 (801.3) 2. La agricultura y la domesticación de los animales.
71:1.16 (801.4) 3. La concentración de la población — las ciudades.
71:1.17 (801.5) 4. La propiedad privada de las cosas y la tierra.
71:1.18 (801.6) 5. La esclavitud — las clases de ciudadanos.
71:1.19 (801.7) 6. La conquista y la reorganización de los pueblos débiles y atrasados.
71:1.20 (801.8) 7. Un territorio definido y con carreteras.
71:1.21 (801.9) 8. Unos gobernantes personales y fuertes.
71:1.22 (801.10) La gran debilidad de la civilización romana, y uno de los factores que contribuyeron a la caída final del imperio, fue la disposición supuestamente liberal y avanzada de emancipar a los muchachos a los veintiún años, y de liberar incondicionalmente a las jóvenes para que tuvieran la libertad de casarse con un hombre de su propia elección o recorrer el país dedicándose a la inmoralidad. El perjuicio para la sociedad no provino de estas reformas mismas, sino más bien de la manera repentina y general en que fueron adoptadas. La caída de Roma demuestra lo que se puede esperar cuando un Estado experimenta una expansión demasiado rápida, acompañada de una degeneración interna.
71:1.23 (801.11) La decadencia de los lazos consanguíneos a favor de los lazos territoriales hizo posible el Estado embrionario, y en general las conquistas cimentaban firmemente estas federaciones tribales. Aunque la característica del verdadero Estado es una soberanía que trasciende todas las luchas menores y todas las diferencias entre los grupos, sin embargo muchas clases y castas sobreviven en las organizaciones estatales posteriores, como vestigios de los clanes y las tribus de los tiempos pasados. Los Estados territoriales posteriores más grandes sostuvieron una larga lucha encarnizada contra estos grupos de clanes consanguíneos más pequeños, y el gobierno tribal resultó ser una valiosa transición entre la autoridad familiar y la del Estado. En épocas más tardías, muchos clanes tuvieron su origen en las asociaciones de profesionales y en otras asociaciones laborales.
71:1.24 (801.12) Cuando el Estado no logra integrarse, se produce un retroceso a las técnicas gubernamentales que prevalecían antes de la existencia del Estado, como sucedió con el feudalismo de la Edad Media europea. Durante estos siglos de tinieblas, el Estado territorial se desplomó y se produjo una reversión a los grupos pequeños de los castillos, a la reaparición de las etapas de desarrollo del clan y de la tribu. Incluso ahora existen unos semi-Estados similares en Asia y África, pero no todos son unas reversiones evolutivas; muchos de ellos forman los núcleos embrionarios de los Estados del futuro.
71:2.1 (801.13) Aunque la democracia sea un ideal, es un producto de la civilización, no de la evolución. ¡Id despacio! ¡Elegid con cuidado! Porque los peligros de la democracia son los siguientes:
71:2.2 (801.14) 1. La glorificación de la mediocridad.
71:2.3 (801.15) 2. La elección de unos gobernantes viles e ignorantes.
71:2.4 (801.16) 3. La incapacidad para reconocer los hechos fundamentales de la evolución social.
71:2.5 (801.17) 4. El peligro de un sufragio universal en manos de unas mayorías incultas e indolentes.
71:2.6 (801.18) 5. La esclavitud a la opinión pública; la mayoría no siempre tiene razón.
71:2.7 (802.1) La opinión pública, la opinión común y corriente, siempre ha retrasado la sociedad; sin embargo, es valiosa porque aunque frena la evolución social, protege la civilización. La educación de la opinión pública es el único método efectivo y seguro para acelerar la civilización; la fuerza no es más que un recurso temporal, y el desarrollo cultural se acelerará cada vez más a medida que las balas cedan su lugar a las papeletas electorales. La opinión pública, las costumbres, es la energía básica y primordial para la evolución social y el desarrollo del Estado, pero para que tenga un valor estatal, tiene que expresarse de manera no violenta.
71:2.8 (802.2) La medida del progreso de una sociedad está directamente determinada por el grado en que la opinión pública puede controlar la conducta personal y la reglamentación estatal sin tener que recurrir a la violencia. El gobierno realmente civilizado apareció cuando la opinión pública fue investida de los poderes del derecho al voto personal. Las elecciones populares puede que no siempre decidan las cosas como es debido, pero representan la manera correcta de cometer incluso un error. La evolución no produce de inmediato una perfección superlativa, sino más bien un ajuste práctico comparativo y progresivo.
71:2.9 (802.3) La evolución de una forma práctica y eficaz de gobierno representativo comporta las diez fases o etapas siguientes:
71:2.10 (802.4) 1. La libertad de la persona. La esclavitud, la servidumbre y todas las formas de cautiverio humano tienen que desaparecer.
71:2.11 (802.5) 2. La libertad de la mente. A menos que un pueblo libre esté educado — que le hayan enseñado a pensar con inteligencia y a hacer proyectos con sabiduría — la libertad hace generalmente más daño que bien.
71:2.12 (802.6) 3. El reinado de la ley. Sólo se puede disfrutar de la libertad cuando la voluntad y los caprichos de los gobernantes humanos son reemplazados por unos decretos legislativos conformes a la ley fundamental aceptada.
71:2.13 (802.7) 4. La libertad de expresión. Un gobierno representativo es impensable si las aspiraciones y las opiniones humanas no tienen la libertad de expresarse de todas las formas..
71:2.14 (802.8) 5. La seguridad de la propiedad. Ningún gobierno puede durar mucho tiempo si no logra asegurar el derecho a disfrutar, de alguna manera, de la propiedad personal. El hombre anhela tener el derecho de utilizar, controlar, conferir, vender, arrendar y legar su propiedad personal.
71:2.15 (802.9) 6. El derecho de petición. Un gobierno representativo asume el derecho que tienen los ciudadanos a ser escuchados. El privilegio de la petición es inherente a la ciudadanía libre.
71:2.16 (802.10) 7. El derecho de gobernar. No basta con ser escuchado; la fuerza de la petición debe ascender hasta la dirección misma del gobierno.
71:2.17 (802.11) 8. El sufragio universal. Un gobierno representativo presupone un electorado inteligente, eficiente y universal. El carácter de un gobierno semejante siempre estará determinado por el carácter y la capacidad de aquellos que lo componen. A medida que progrese la civilización, aunque el sufragio siga siendo universal para ambos sexos, será eficazmente modificado, reagrupado y diferenciado de otras maneras.
71:2.18 (802.12) 9. El control de los funcionarios públicos. Ningún gobierno civil será útil y eficaz a menos que los ciudadanos posean y utilicen unas técnicas acertadas para guiar y controlar a los titulares de los cargos públicos y a los funcionarios.
71:2.19 (802.13) 10. Unos representantes inteligentes y cualificados. La supervivencia de la democracia depende del éxito del gobierno representativo, y este éxito está condicionado por la práctica de elegir únicamente para los cargos públicos a aquellas personas que estén técnicamente cualificadas, y sean intelectualmente competentes, socialmente leales y moralmente idóneas. El gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo sólo se puede conservar mediante estas disposiciones.
71:3.1 (803.1) La forma política o administrativa de un gobierno tiene poca importancia con tal que proporcione los elementos esenciales del progreso civil: la libertad, la seguridad, la educación y la coordinación social. Lo que determina el curso de la evolución social es lo que el Estado hace, no lo que el Estado es. Después de todo, ningún Estado puede trascender los valores morales de sus ciudadanos, que se manifiestan en sus dirigentes escogidos. La ignorancia y el egoísmo aseguran la caída de cualquier gobierno, incluso del tipo más elevado.
71:3.2 (803.2) Por muy lamentable que sea, el egoísmo nacional ha sido esencial para la supervivencia social. La doctrina del pueblo elegido ha sido un factor primordial para unir a las tribus y edificar las naciones hasta los tiempos modernos. Pero ningún Estado puede alcanzar unos niveles ideales de funcionamiento hasta que todas las formas de intolerancia hayan sido dominadas; la intolerancia es la eterna enemiga del progreso humano. La mejor manera de combatirla es coordinando la ciencia, el comercio, las diversiones y la religión.
71:3.3 (803.3) El Estado ideal funciona con el impulso de tres poderosas fuerzas coordinadas:
71:3.4 (803.4) 1. Una lealtad amorosa nacida de la realización de la fraternidad humana.
71:3.5 (803.5) 2. Un patriotismo inteligente basado en unos ideales sabios.
71:3.6 (803.6) 3. Una perspicacia cósmica interpretada en función de los hechos, las necesidades y las metas planetarias.
71:3.7 (803.7) Las leyes del Estado ideal son poco numerosas; han dejado atrás la época negativa de los tabúes para entrar en la era del progreso positivo de una libertad individual que es consecuencia de un mejor autocontrol. Un Estado superior no solamente obliga a sus ciudadanos a trabajar, sino que también los incita a utilizar de manera provechosa y edificante el creciente tiempo libre que les proporciona la liberación de los trabajos agotadores, gracias a los progresos de una época de máquinas. El ocio debe producir además de consumir.
71:3.8 (803.8) Ninguna sociedad ha progresado mucho permitiendo la pereza o tolerando la miseria. Pero la pobreza y la dependencia nunca se podrán eliminar si se apoyan abundantemente los linajes defectuosos y degenerados, y se les permite que se reproduzcan sin restricción.
71:3.9 (803.9) Una sociedad moral debe aspirar a mantener la autoestima de sus ciudadanos, y proporcionar a todo individuo normal unas oportunidades adecuadas para autorrealizarse. Un proyecto así de realización social produciría una sociedad cultural del tipo más elevado. La evolución social debe ser estimulada por una supervisión gubernamental que ejerza un mínimo de control regulador. El mejor Estado es aquel que coordina más y gobierna menos.
71:3.10 (803.10) Los ideales del Estado deben alcanzarse por evolución, mediante el lento crecimiento de la conciencia cívica, el reconocimiento de que el servicio social es una obligación y un privilegio. Después del final de la administración de los oportunistas políticos, los hombres comienzan por asumir las cargas del gobierno como un deber, pero más tarde buscan este servicio como un privilegio, como el honor más grande. La capacidad de los ciudadanos que se ofrecen para aceptar las responsabilidades del Estado retrata fielmente la categoría de cualquier nivel de civilización.
71:3.11 (803.11) En un Estado auténtico de bien público, los expertos dirigen la tarea de gobernar las ciudades y las provincias, y éstas son administradas de la misma manera que todas las otras formas de asociaciones económicas y comerciales entre personas.
71:3.12 (803.12) En los Estados evolucionados, el servicio político es considerado como la entrega más elevada de los ciudadanos. La ambición suprema de los ciudadanos más sabios y nobles es conseguir el reconocimiento civil, ser elegido o nombrado para algún puesto gubernamental de confianza, y estos gobiernos confieren sus máximos honores, en reconocimiento por los servicios prestados, a sus funcionarios civiles y sociales. A continuación se conceden honores, en el orden que se menciona, a los filósofos, educadores, científicos, industriales y militares. A los padres se les recompensa debidamente por la excelencia de sus hijos; y como los dirigentes puramente religiosos son los embajadores de un reino espiritual, reciben sus verdaderas recompensas en otro mundo.
71:4.1 (804.1) La economía, la sociedad y el gobierno tienen que evolucionar si desean seguir existiendo. Las condiciones estáticas en un mundo evolutivo son signos de decadencia; sólo sobreviven aquellas instituciones que avanzan con la corriente evolutiva.
71:4.2 (804.2) El programa progresivo de una civilización en expansión abarca:
71:4.3 (804.3) 1. La conservación de las libertades individuales.
71:4.4 (804.4) 2. La protección del hogar.
71:4.5 (804.5) 3. La promoción de la seguridad económica.
71:4.6 (804.6) 4. La prevención de las enfermedades.
71:4.7 (804.7) 5. La educación obligatoria.
71:4.8 (804.8) 6. El empleo obligatorio.
71:4.9 (804.9) 7. La utilización provechosa del tiempo libre.
71:4.10 (804.10) 8. La asistencia a los desafortunados.
71:4.11 (804.11) 9. El mejoramiento de la raza.
71:4.12 (804.12) 10. El fomento de las ciencias y las artes.
71:4.13 (804.13) 11. El fomento de la filosofía — la sabiduría.
71:4.14 (804.14) 12. El aumento de la perspicacia cósmica — la espiritualidad.
71:4.15 (804.15) Estos progresos en las artes de la civilización conducen directamente a la realización de las metas humanas y divinas más elevadas que persiguen los mortales — la consecución social de la fraternidad de los hombres y la situación personal de ser consciente de Dios, la cual se manifiesta en el deseo supremo de cada individuo de hacer la voluntad del Padre que está en los cielos.
71:4.16 (804.16) La aparición de la auténtica fraternidad significa que ha llegado un orden social en el que todos los hombres se complacen en llevar las cargas de los demás; desean practicar realmente la regla de oro. Pero esta sociedad ideal no se puede llevar a cabo mientras los débiles o los malvados estén al acecho para aprovecharse de manera injusta e impía de aquellos que se sienten impulsados principalmente por su dedicación al servicio de la verdad, la belleza y la bondad. En una situación así sólo existe un camino práctico: los seguidores de la regla de oro pueden establecer una sociedad progresiva en la que puedan vivir de acuerdo con sus ideales, manteniendo al mismo tiempo una defensa adecuada contra sus compañeros ignorantes, que podrían intentar, o bien explotar sus predilecciones pacíficas, o destruir su civilización en progreso.
71:4.17 (804.17) El idealismo nunca puede sobrevivir en un planeta evolutivo si los idealistas de cada generación se dejan exterminar por los grupos más abyectos de la humanidad. La gran prueba del idealismo es la siguiente: Una sociedad avanzada, ¿puede mantener un estado de preparación militar que la proteja de todos los ataques de sus vecinos belicosos, sin caer en la tentación de emplear esta fuerza militar en operaciones ofensivas contra otros pueblos para obtener beneficios egoístas o un engrandecimiento nacional? La supervivencia nacional exige un estado de preparación, y únicamente el idealismo religioso puede impedir que la preparación se prostituya y se convierta en agresión. Sólo el amor, la fraternidad, puede impedir que los fuertes opriman a los débiles.
71:5.1 (805.1) La competencia es imprescindible para el progreso social, pero la competencia no regulada engendra violencia. En la sociedad actual, la competencia está desplazando lentamente a la guerra en la medida en que determina el lugar del individuo en la industria, al mismo tiempo que decreta la supervivencia de las industrias mismas. (El asesinato y la guerra ocupan lugares diferentes ante las costumbres; el asesinato fue declarado fuera de la ley desde los primeros días de la sociedad, mientras que la guerra nunca ha sido proscrita todavía por la totalidad de la humanidad.)
71:5.2 (805.2) Un Estado ideal no se encarga de regular la conducta social más que lo suficiente como para eliminar la violencia en la competencia entre los individuos e impedir la injusticia en la iniciativa personal. He aquí un gran problema para el Estado: ¿Cómo se puede garantizar la paz y la tranquilidad en la industria, pagar los impuestos para mantener el poder del Estado, y al mismo tiempo impedir que el sistema tributario obstaculice la industria y evitar que el Estado se vuelva parasitario o tiránico?
71:5.3 (805.3) Durante las épocas primitivas de un mundo cualquiera, la competencia es imprescindible para la civilización progresiva. A medida que progresa la evolución del hombre, la cooperación se vuelve cada vez más real. En las civilizaciones avanzadas, la cooperación es más eficaz que la competencia. La competencia estimula al hombre primitivo. La evolución primitiva está caracterizada por la supervivencia de los seres biológicamente capacitados, pero la mejor manera de fomentar las civilizaciones posteriores es a través de la cooperación inteligente, la fraternidad comprensiva y la hermandad espiritual.
71:5.4 (805.4) Es verdad que la competitividad en la industria es extremadamente despilfarradora y sumamente ineficaz, pero no se debería favorecer ningún intento por eliminar esta actividad económica desperdiciada, si tales ajustes ocasionan la más leve anulación de cualquiera de las libertades fundamentales del individuo.
71:6.1 (805.5) La economía actual, motivada por el lucro, está condenada al fracaso a menos que los móviles del servicio se añadan a los móviles del lucro. La competencia implacable, basada en el egoísmo de miras estrechas, termina finalmente por destruir aquellas mismas cosas que pretendía conservar. La motivación que busca un beneficio exclusivo para sí mismo es incompatible con los ideales cristianos — y mucho más con las enseñanzas de Jesús.
71:6.2 (805.6) En la economía, el móvil del lucro es con relación al móvil del servicio lo que, en la religión, el miedo es con relación al amor. Pero el afán de lucro no se debe destruir o eliminar de manera repentina; mantiene trabajando arduamente a muchos mortales que de otra manera serían perezosos. Sin embargo, no es necesario que los objetivos de este estimulador de la energía social sean permanentemente egoístas.
71:6.3 (805.7) En un tipo avanzado de sociedad, el afán de lucro en las actividades económicas es totalmente despreciable y enteramente indigno; sin embargo, es un factor indispensable durante todas las fases iniciales de la civilización. A los hombres no se les debe quitar el móvil del lucro hasta que posean firmemente unos móviles no lucrativos de tipo superior que puedan emplear en la competencia económica y en el servicio social — la motivación trascendente de una sabiduría superlativa, una fraternidad fascinante y una consecución espiritual magnífica.
71:7.1 (806.1) Un Estado duradero está basado en la cultura, dominado por los ideales y motivado por el servicio. La finalidad de la educación debería consistir en adquirir habilidad, buscar la sabiduría, desarrollar la individualidad y alcanzar los valores espirituales.
71:7.2 (806.2) En el Estado ideal, la educación continúa durante toda la vida, y la filosofía se convierte algunas veces en el objetivo principal de sus ciudadanos. Los ciudadanos de un Estado de bien público semejante buscan la sabiduría para comprender mejor el significado de las relaciones humanas, el sentido de la realidad, la nobleza de los valores, las metas de la vida y las glorias del destino cósmico.
71:7.3 (806.3) Los urantianos deberían tener una visión de una sociedad cultural nueva y superior. La educación se elevará a nuevos niveles de valor cuando desaparezca el sistema económico motivado puramente por el lucro. La educación ha sido demasiado tiempo provinciana, militarista, para exaltar el ego y buscar el éxito; con el tiempo deberá volverse mundial, idealista, para el desarrollo del individuo y la comprensión del cosmos.
71:7.4 (806.4) La educación ha pasado recientemente del control del clero al de los juristas y los hombres de negocios. Con el tiempo deberá ser confiada a los filósofos y a los científicos. Los educadores deben ser unos seres libres, unos auténticos dirigentes, para que la filosofía, la búsqueda de la sabiduría, pueda convertirse en el objetivo principal de la educación.
71:7.5 (806.5) La educación es la ocupación de la vida; debe continuar durante toda la vida para que la humanidad pueda experimentar gradualmente los niveles ascendentes de la sabiduría mortal, que son los siguientes:
71:7.6 (806.6) 1. El conocimiento de las cosas.
71:7.7 (806.7) 2. La comprensión de los significados.
71:7.8 (806.8) 3. La apreciación de los valores.
71:7.9 (806.9) 4. La nobleza del trabajo — el deber.
71:7.10 (806.10) 5. La motivación de las metas — la moralidad.
71:7.11 (806.11) 6. El amor al servicio — el carácter.
71:7.12 (806.12) 7. La perspicacia cósmica — el discernimiento espiritual.
71:7.13 (806.13) Luego, gracias a estos logros, muchas personas se elevarán hasta el nivel último que la mente humana puede alcanzar: la conciencia de Dios.
71:8.1 (806.14) La única característica sagrada de cualquier gobierno humano es la división del Estado en tres ámbitos, los de las funciones ejecutivas, legislativas y judiciales. El universo está administrado con arreglo a este plan que separa las funciones y la autoridad. Aparte de este concepto divino sobre la reglamentación social eficaz, o gobierno civil, poco importa la forma de Estado que un pueblo pueda elegir, con tal que los ciudadanos progresen siempre hacia la meta de un mayor autocontrol y un servicio social creciente. La agudeza intelectual, la sabiduría económica, la habilidad social y el vigor moral de un pueblo se reflejan fielmente en la categoría de su Estado.
71:8.2 (806.15) La evolución del Estado ocasiona un progreso de nivel en nivel, como sigue:
71:8.3 (806.16) 1. La creación de un gobierno triple, con sus ramas ejecutiva, legislativa y judicial.
71:8.4 (806.17) 2. La libertad de las actividades sociales, políticas y religiosas.
71:8.5 (807.1) 3. La abolición de todas las formas de esclavitud y de cautiverio humano.
71:8.6 (807.2) 4. La capacidad de los ciudadanos para controlar la recaudación de los impuestos.
71:8.7 (807.3) 5. El establecimiento de una educación universal — una enseñanza que abarque desde la cuna hasta la tumba.
71:8.8 (807.4) 6. El ajuste adecuado entre los gobiernos locales y el gobierno nacional.
71:8.9 (807.5) 7. El fomento de la ciencia y la derrota de las enfermedades.
71:8.10 (807.6) 8. El debido reconocimiento de la igualdad entre los sexos y el funcionamiento coordinado de los hombres y las mujeres en el hogar, la escuela y la iglesia, con servicios femeninos especializados en la industria y el gobierno.
71:8.11 (807.7) 9. La eliminación de la esclavitud del trabajo duro mediante la invención de máquinas y el dominio posterior de la época mecánica.
71:8.12 (807.8) 10. La victoria sobre los dialectos — el triunfo de una lengua universal.
71:8.13 (807.9) 11. El fin de las guerras — las sentencias internacionales sobre las discrepancias nacionales y raciales serán emitidas por los tribunales continentales de naciones, presididos por un tribunal supremo planetario reclutado automáticamente entre los presidentes de los tribunales continentales que se jubilan periódicamente. Los tribunales continentales tienen autoridad; el tribunal mundial es consultivo — moral.
71:8.14 (807.10) 12. La tendencia mundial a buscar la sabiduría — la exaltación de la filosofía. La evolución de una religión mundial, que presagiará la entrada del planeta en las fases iniciales del establecimiento en la luz y la vida.
71:8.15 (807.11) Éstos son los requisitos previos para un gobierno progresivo y las marcas distintivas de un Estado ideal. Urantia está lejos de hacer realidad estos ideales elevados, pero las razas civilizadas han empezado a caminar — la humanidad está en marcha hacia unos destinos evolutivos superiores.
71:8.16 (807.12) [Patrocinado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 72
72:0.1 (808.1) CON el permiso de Lanaforge y la aprobación de los Altísimos de Edentia, estoy autorizado para describir algunos aspectos de la vida social, moral y política de la raza humana más avanzada que vive en un planeta no muy alejado que pertenece al sistema de Satania.
72:0.2 (808.2) De todos los mundos de Satania que fueron aislados por haber participado en la rebelión de Lucifer, este planeta es el que ha experimentado una historia más similar a la de Urantia. La similitud entre las dos esferas explica sin duda por qué se concedió el permiso para que se hiciera esta exposición extraordinaria, ya que es muy poco frecuente que los gobernantes del sistema permitan que los asuntos de un planeta se relaten en otro.
72:0.3 (808.3) Este planeta, al igual que Urantia, fue descarriado por la deslealtad de su Príncipe Planetario en conexión con la rebelión de Lucifer. Recibió un Hijo Material poco después de la llegada de Adán a Urantia, y este Hijo tampoco cumplió con su deber, quedando la esfera aislada puesto que nunca se ha otorgado un Hijo Magistral a sus razas mortales.
72:1.1 (808.4) A pesar de todas estas desventajas planetarias, una civilización muy superior está evolucionando en un continente aislado que tiene aproximadamente el tamaño de Australia. Esta nación contiene unos 140 millones de habitantes. Su población es de raza mixta, con predominio de las razas azul y amarilla, teniendo una proporción de sangre violeta ligeramente superior a la llamada raza blanca de Urantia. Estas diferentes razas aún no se han mezclado por completo, pero fraternizan y se relacionan socialmente de manera muy aceptable. La duración media de la vida en este continente es ahora de noventa años, un quince por ciento superior a la de cualquier otro pueblo del planeta.
72:1.2 (808.5) El mecanismo industrial de esta nación disfruta de una gran ventaja debido a la topografía excepcional de su continente. Las altas montañas, sobre las que llueve torrencialmente durante ocho meses al año, están situadas en el centro mismo del país. Esta disposición natural favorece el empleo de la energía hidráulica y facilita enormemente el riego de la cuarta parte occidental más árida del continente.
72:1.3 (808.6) Este pueblo es autosuficiente, es decir, que puede vivir de manera indefinida sin importar nada de las naciones circundantes. Sus recursos naturales son abundantes, y han aprendido mediante técnicas científicas la manera de compensar sus carencias en elementos esenciales para la vida. Disfrutan de un comercio interior muy activo, pero tienen poco comercio exterior debido a la hostilidad universal de sus vecinos menos progresivos.
72:1.4 (808.7) Esta nación continental siguió, en términos generales, la tendencia evolutiva del planeta: Su desarrollo desde la etapa tribal hasta la aparición de unos jefes y reyes poderosos duró miles de años. A los monarcas absolutos les siguieron muchos tipos de gobiernos diferentes — las repúblicas frustradas, los estados comunales y los dictadores entraron y salieron en una profusión interminable. Este crecimiento continuó hasta hace aproximadamente quinientos años cuando, durante un período de fermentación política, uno de los poderosos triunviros-dictadores de la nación cambió de idea. Se ofreció a abdicar voluntariamente a condición de que uno de los otros gobernantes, el más vil de los dos que quedaban, renunciara también a su dictadura. De esta manera la soberanía del continente quedó depositada entre las manos de un solo gobernante. El Estado unificado progresó más de cien años bajo un fuerte régimen monárquico, y durante este período se confeccionó una carta magistral de libertades.
72:1.5 (809.1) La transición posterior entre la monarquía y una forma de gobierno representativo se produjo de manera gradual; los reyes permanecieron como simples figuras sociales o sentimentales, y finalmente desaparecieron cuando se extinguió la línea de sus descendientes varones. La república actual existe ahora desde hace exactamente doscientos años, durante los cuales ha progresado continuamente hacia las técnicas gubernamentales que estamos a punto de describir. Los últimos desarrollos en los ámbitos industrial y político se han efectuado en el transcurso de la década pasada.
72:2.1 (809.2) Esta nación continental posee ahora un gobierno representativo con una capital nacional situada en el centro del país. El gobierno central consiste en una sólida federación de cien Estados relativamente libres. Estos Estados eligen a sus gobernadores y legisladores por diez años, y ninguno de ellos puede ser reelegido. Los jueces estatales son nombrados de por vida por los gobernadores y confirmados por sus asambleas legislativas, que están compuestas de un representante por cada cien mil ciudadanos.
72:2.2 (809.3) Existen cinco tipos diferentes de gobiernos urbanos, dependiendo de las dimensiones de la ciudad, pero a ninguna ciudad se le permite sobrepasar el millón de habitantes. En general, estos modelos de gobiernos municipales son muy sencillos, directos y económicos. Los pocos cargos públicos de la administración urbana son muy anhelados por los tipos de ciudadanos más elevados.
72:2.3 (809.4) El gobierno federal contiene tres divisiones coordinadas: la ejecutiva, la legislativa y la judicial. El jefe del ejecutivo federal es elegido cada seis años por sufragio territorial universal. No puede ser reelegido salvo a petición de un mínimo de setenta y cinco asambleas legislativas estatales y la aprobación de sus gobernadores estatales respectivos, y en este caso sólo por un mandato más. Recibe el asesoramiento de un supergabinete que está compuesto por todos los antiguos jefes del ejecutivo que viven todavía.
72:2.4 (809.5) La división legislativa abarca tres cámaras:
72:2.5 (809.6) 1. La cámara alta es elegida por los grupos de trabajadores de la industria, las profesiones liberales, la agricultura y otros oficios, y votan según su función económica.
72:2.6 (809.7) 2. La cámara baja es elegida por ciertas organizaciones de la sociedad que abarcan a los grupos sociales, políticos y filosóficos no incluídos en la industria o en las otras profesiones. Todos los ciudadanos de buena reputación participan en la elección de las dos clases de representantes, pero se agrupan de manera diferente dependiendo de que la elección se refiera a la cámara alta o a la cámara baja.
72:2.7 (809.8) 3. La tercera cámara — los ancianos estadistas — engloba a los veteranos del servicio cívico e incluye a muchas personas ilustres nombradas por el jefe del ejecutivo, por los jefes ejecutivos regionales (subfederales), por el presidente del tribunal supremo y por los funcionarios que presiden cada una de las otras cámaras legislativas. Este grupo está limitado a cien personas, y sus miembros son elegidos por el voto mayoritario de los mismos ancianos estadistas. El nombramiento es de por vida, y cuando se produce una vacante, se elige debidamente a la persona que figura en la lista de candidatos y que recibe el mayor número de votos. Las competencias de este cuerpo son puramente consultivas, pero es un poderoso regulador de la opinión pública y ejerce una gran influencia sobre todas las ramas del gobierno.
72:2.8 (810.1) Una gran parte del trabajo administrativo federal es realizado por las diez autoridades regionales (subfederales), consistiendo cada una de ellas en la asociación de diez estados. Estas divisiones regionales son totalmente ejecutivas y administrativas, careciendo de funciones legislativas y judiciales. Los diez jefes ejecutivos regionales son nombrados personalmente por el jefe del ejecutivo federal, y la duración de sus mandatos coincide con la del suyo propio — seis años. El tribunal federal supremo aprueba el nombramiento de estos diez ejecutivos regionales, y aunque no pueden ser reelegidos, el ejecutivo saliente se convierte automáticamente en el asociado y consejero de su sucesor. Por otra parte, estos jefes regionales eligen sus propios gabinetes de funcionarios administrativos.
72:2.9 (810.2) La justicia se administra en esta nación mediante dos sistemas principales de tribunales — los tribunales de justicia y los tribunales socioeconómicos. Los tribunales de justicia funcionan en los tres niveles siguientes:
72:2.10 (810.3) 1. Los tribunales menores con jurisdicción local y municipal, cuyas decisiones pueden ser apeladas ante los tribunales estatales superiores.
72:2.11 (810.4) 2. Los tribunales supremos estatales, cuyas decisiones son definitivas en todas las cuestiones que no afectan al gobierno federal o pongan en peligro los derechos y las libertades de los ciudadanos. Los ejecutivos regionales están facultados para llevar inmediatamente cualquier caso ante el tribunal federal supremo.
72:2.12 (810.5) 3. El tribunal federal supremo — el alto tribunal que juzga las controversias nacionales y los casos apelados procedentes de los tribunales estatales. Este tribunal supremo está compuesto de doce hombres mayores de cuarenta años y menores de setenta y cinco, que han servido dos años o más en algún tribunal estatal, y que han sido nombrados para este alto cargo por el jefe del ejecutivo con la aprobación mayoritaria del supergabinete y de la tercera cámara de la asamblea legislativa. Todas las decisiones que toma este órgano judicial supremo necesitan al menos dos tercios de los votos.
72:2.13 (810.6) Los tribunales socioeconómicos funcionan en las tres divisiones siguientes:
72:2.14 (810.7) 1. Los tribunales de los padres, que están asociados con las divisiones legislativa y ejecutiva del sistema familiar y social.
72:2.15 (810.8) 2. Los tribunales de la enseñanza — los órganos jurídicos conectados con los sistemas escolares de los Estados y las regiones, y asociados con las ramas ejecutiva y legislativa del mecanismo administrativo de la enseñanza.
72:2.16 (810.9) 3. Los tribunales de la industria — los tribunales jurisdiccionales investidos con plena autoridad para arreglar todos los malentendidos económicos.
72:2.17 (810.10) El tribunal federal supremo no juzga los casos socioeconómicos, a menos que así lo decidan las tres cuartas partes de los votos de la tercera rama legislativa del gobierno nacional, la cámara de los ancianos estadistas. Por lo demás, todas las decisiones de los altos tribunales de los padres, de la enseñanza y de la industria son definitivas.
72:3.1 (811.1) En este continente, la ley prohíbe que dos familias vivan bajo el mismo techo. Puesto que las viviendas colectivas han sido proscritas, la mayoría de las casas de vecindad se han demolido. Pero los solteros viven todavía en los clubes, los hoteles y otras viviendas colectivas. El solar más pequeño que se permite para una vivienda debe tener unos cuatro mil seiscientos metros cuadrados de tierra. Todos los terrenos y otras propiedades destinados a viviendas están libres de impuestos hasta diez veces más de la superficie mínima permitida para una vivienda.
72:3.2 (811.2) La vida de familia de este pueblo ha mejorado enormemente durante el último siglo. Es obligatorio que tanto los padres como las madres asistan a las escuelas de puericultura para padres. Incluso los agricultores que residen en los pueblecitos del campo siguen estos cursos por correspondencia, desplazándose hasta los centros de instrucción oral más cercanos una vez cada diez días — cada dos semanas, pues la semana es de cinco días.
72:3.3 (811.3) Cada familia tiene una media de cinco hijos y éstos permanecen bajo la completa autoridad de sus padres, o en caso de fallecimiento de uno de ellos o de los dos, bajo la de los tutores designados por los tribunales de padres. Cualquier familia considera como un gran honor que se le conceda la tutela de un huérfano de padre y madre. Los padres se presentan a unas oposiciones y el huérfano es adjudicado al hogar de aquellos que muestran las mejores aptitudes paternales.
72:3.4 (811.4) Este pueblo considera el hogar como la institución fundamental de su civilización. Se espera que los padres proporcionen a sus hijos, en el hogar, la parte más valiosa de su educación y de la formación de su carácter, y los padres consagran casi tanta atención como las madres a la cultura de sus hijos.
72:3.5 (811.5) Los padres o los tutores legítimos imparten en el hogar toda la educación sexual. Los profesores ofrecen la enseñanza moral durante los períodos de descanso en los talleres escuela, pero no sucede lo mismo con la educación religiosa, que se estima que es el privilegio exclusivo de los padres, pues la religión es considerada como una parte integrante de la vida familiar. La enseñanza puramente religiosa sólo se imparte públicamente en los templos de filosofía, pues entre estas gentes no se han desarrollado unas instituciones exclusivamente religiosas como las iglesias de Urantia. En su filosofía, la religión es el esfuerzo por conocer a Dios y por manifestar el amor a los semejantes a través del servicio, pero esto no es característico de la condición religiosa de las otras naciones de este planeta. Para este pueblo, la religión es un asunto tan completamente familiar que no existen lugares públicos consagrados exclusivamente a las asambleas religiosas. Como suele decirse en Urantia, la iglesia y el Estado están, políticamente, totalmente separados, pero existe una extraña superposición entre la religión y la filosofía.
72:3.6 (811.6) Hasta hace veinte años, los instructores espirituales (comparables a los pastores de Urantia) que visitan periódicamente cada familia para examinar a los niños y comprobar si sus padres los han instruido de manera adecuada, estaban bajo la supervisión del gobierno. Estos consejeros y examinadores espirituales están ahora bajo la dirección de la Fundación del Progreso Espiritual, una institución recién creada y sostenida por aportaciones voluntarias. Es posible que esta institución no evolucione más hasta después de la llegada de un Hijo Magistral del Paraíso.
72:3.7 (811.7) Los niños permanecen sometidos legalmente a sus padres hasta la edad de quince años, momento en que tiene lugar su primera iniciación a las responsabilidades cívicas. Después, cada cinco años y durante cinco períodos sucesivos, se celebran unos ejercicios públicos similares para estos grupos de la misma edad, durante los cuales disminuyen sus obligaciones hacia los padres, mientras que asumen nuevas responsabilidades cívicas y sociales hacia el Estado. El derecho al voto se confiere a los veinte años, el derecho a casarse sin el consentimiento de los padres no se concede hasta los veinticinco años, y los hijos deben abandonar el hogar cuando llegan a la edad de treinta años.
72:3.8 (812.1) Las leyes del matrimonio y del divorcio son uniformes en toda la nación. El matrimonio antes de los veinte años — la edad de la emancipación civil — no está permitido. El permiso para casarse sólo se concede un año después de haber anunciado la intención de hacerlo, y después de que el novio y la novia han presentado los certificados que demuestran que han sido debidamente instruidos en las escuelas de padres acerca de las responsabilidades de la vida conyugal.
72:3.9 (812.2) Los reglamentos del divorcio son poco exigentes, pero la sentencia de separación que emite el tribunal de padres no se puede obtener hasta un año después de haberse registrado la solicitud, y los años de este planeta son considerablemente más largos que los de Urantia. A pesar de estas leyes que facilitan el divorcio, el índice actual de divorcios sólo es la décima parte del de las razas civilizadas de Urantia.
72:4.1 (812.3) El sistema educativo de esta nación es obligatorio y mixto en las escuelas preuniversitarias a las que los estudiantes asisten desde la edad de cinco años hasta los dieciocho. Estas escuelas son muy diferentes a las de Urantia. No hay aulas, se estudia una sola materia a la vez, y después de los tres primeros años, todos los alumnos se convierten en profesores auxiliares, enseñando a los que están por debajo de ellos. Los libros sólo se utilizan para conseguir la información que ayude a resolver los problemas que surgen en los talleres escuela y en las granjas escuela. En estos talleres se produce una gran parte de los muebles que se utilizan en el continente y numerosos aparatos mecánicos — es una gran época de inventos y de mecanización. Al lado de cada taller se encuentra una biblioteca laboral donde los estudiantes pueden consultar los libros de referencia necesarios. Durante todo el período educativo también se enseña la agricultura y la horticultura en las grandes granjas que lindan con todas las escuelas locales.
72:4.2 (812.4) A los débiles mentales sólo se les enseña la agricultura y la ganadería, y son internados de por vida en unas colonias tutelares especiales, donde se les separa por sexos para impedir la procreación, que está prohibida para todos los subnormales. Estas medidas restrictivas están en vigor desde hace setenta y cinco años; las sentencias de reclusión son promulgadas por los tribunales de padres.
72:4.3 (812.5) Todo el mundo coge un mes de vacaciones por año. El año tiene diez meses; las escuelas preuniversitarias funcionan durante nueve meses, y las vacaciones se pasan viajando con los padres o los amigos. Estos viajes forman parte del programa de educación de adultos y continúan durante toda la vida; los fondos para sufragar estos gastos se acumulan de la misma manera que los que se emplean para las pensiones de jubilación.
72:4.4 (812.6) Una cuarta parte del tiempo escolar se dedica a los juegos — a las competiciones atléticas — y los estudiantes progresan desde estos concursos locales, luego estatales y regionales, hasta las pruebas nacionales de habilidad y de proezas. Los concursos oratorios y musicales, así como los de ciencia y filosofía, ocupan igualmente la atención de los estudiantes desde las divisiones sociales inferiores hasta las competiciones con honores nacionales.
72:4.5 (812.7) La dirección de las escuelas es una réplica del gobierno nacional, con sus tres ramas correlacionadas, y el profesorado funciona como la tercera división legislativa, o consultiva. En este continente, el objetivo principal de la educación es hacer de cada alumno un ciudadano económicamente independiente.
72:4.6 (813.1) Todos los jóvenes que salen diplomados del sistema escolar preuniversitario a los dieciocho años son unos expertos artesanos. Entonces empieza el estudio de los libros y la búsqueda de los conocimientos especiales, ya sea en las escuelas de adultos o bien en las universidades. Cuando un estudiante brillante termina su trabajo antes de tiempo, se le concede como recompensa el tiempo y los medios para que pueda llevar a cabo algún proyecto favorito de su propia invención. Todo el sistema educativo está diseñado para formar adecuadamente al individuo.
72:5.1 (813.2) La situación industrial de este pueblo está muy lejos de sus ideales; el capital y los trabajadores tienen todavía sus conflictos, pero los dos se van ajustando a un proyecto de cooperación sincera. En este continente excepcional, los trabajadores se están convirtiendo cada vez más en los accionistas de todas las empresas industriales; todo trabajador inteligente se transforma lentamente en un pequeño capitalista.
72:5.2 (813.3) Los antagonismos sociales disminuyen, y la buena voluntad aumenta rápidamente. La abolición de la esclavitud (hace más de cien años) no ha provocado ningún problema económico grave, ya que esta adaptación se realizó gradualmente liberando cada año el dos por ciento de los esclavos. Aquellos esclavos que superaron satisfactoriamente unas pruebas físicas, mentales y morales, obtuvieron la cuidadanía; una gran parte de estos esclavos superiores eran prisioneros de guerra o hijos de estos cautivos. Esta nación deportó hace unos cincuenta años a los últimos esclavos inferiores, y aún más recientemente ha emprendido la tarea de reducir el número de las clases degeneradas y viciosas.
72:5.3 (813.4) Este pueblo ha desarrollado recientemente unas nuevas técnicas para solucionar los malentendidos industriales y para corregir los abusos económicos; representan unas mejoras apreciables frente a los antiguos métodos que empleaban para resolver estos problemas. La violencia ha sido proscrita como procedimiento para arreglar las discrepancias personales o industriales. Los salarios, los beneficios y otros problemas económicos no están rígidamente regulados, pero en general están controlados por los cuerpos legislativos industriales, mientras que todos los conflictos que surgen en la industria se deciden en los tribunales de la industria.
72:5.4 (813.5) Los tribunales de la industria sólo tienen treinta años de existencia, pero funcionan de manera muy satisfactoria. El progreso más reciente estipula que desde ahora en adelante los tribunales de la industria reconocerán que las remuneraciones legales están contempladas en tres divisiones:
72:5.5 (813.6) 1. Los tipos legales de interés sobre el capital invertido.
72:5.6 (813.7) 2. Los salarios razonables para los especialistas empleados en las obras industriales.
72:5.7 (813.8) 3. Los sueldos justos y equitativos para los obreros.
72:5.8 (813.9) Al principio, estas remuneraciones se pagarán con arreglo a un contrato, pero ante una disminución de los beneficios, compartirán una reducción transitoria proporcional. A partir de entonces, todos los beneficios que superen estas cargas fijas se considerarán como dividendos, y se repartirán proporcionalmente entre las tres divisiones indicadas: capital, especialistas y obreros.
72:5.9 (813.10) Los jefes ejecutivos regionales adaptan y decretan cada diez años las horas legales de trabajo diario remunerado. La industria funciona actualmente a base de semanas de cinco días, trabajando cuatro de ellos y descansando uno. Esta gente trabaja seis horas cada día laborable y, al igual que los estudiantes, durante nueve meses de los diez que tiene el año. Las vacaciones las suelen pasar viajando, y como recientemente se han desarrollado nuevos medios de transporte, toda la nación tiende a viajar. El clima favorece los viajes durante unos ocho meses al año, y los habitantes aprovechan al máximo sus oportunidades.
72:5.10 (813.11) Hace doscientos años, la industria estaba completamente dominada por el afán de lucro, pero hoy está siendo reemplazado rápidamente por otros impulsos superiores. La competencia es fuerte en este continente, pero una gran parte de ella se ha transferido de la industria a los juegos, a la destreza, a las realizaciones científicas y a los logros intelectuales. Está muy activa en los servicios sociales y en la lealtad al gobierno. Entre esta gente, el servicio público se está convirtiendo rápidamente en la meta principal de la ambición. El hombre más rico del continente trabaja seis horas diarias en la oficina de su taller mecánico, y luego se apresura a ir a la rama local de la escuela para estadistas, donde intenta capacitarse para el servicio público.
72:5.11 (814.1) El trabajo está siendo mejor considerado en este continente, y todos los ciudadanos sanos de más de dieciocho años trabajan o bien en su casa y en las granjas, o en alguna industria reconocida, o en las obras públicas que absorben a los desempleados temporales, o bien en el cuerpo de trabajadores obligatorios en las minas.
72:5.12 (814.2) Esta gente también ha empezado a experimentar una nueva forma de repugnancia social — la repugnancia por la ociosidad así como por la riqueza inmerecida. Están venciendo a sus máquinas de manera lenta pero segura. Ellos también lucharon en otro tiempo por la libertad política y posteriormente por la libertad económica. Ahora comienzan a disfrutar de las dos y además empiezan a apreciar sus ratos de ocio bien merecidos, los cuales pueden dedicarlos a autorrealizarse cada vez más.
72:6.1 (814.3) Esta nación está haciendo un esfuerzo decidido por reemplazar el tipo de caridad destructora de la autoestima por unas garantías de seguridad para la vejez basadas en unos seguros gubernamentales dignos. Esta nación proporciona una educación a todos los niños y un trabajo a todos los hombres, por lo que puede llevar a cabo con éxito este sistema de seguros que protege a los enfermizos y a los ancianos.
72:6.2 (814.4) En esta nación, todas las personas tienen que jubilarse de los trabajos remunerados a los sesenta y cinco años de edad, a menos que obtengan un permiso del comisario estatal de trabajo que les dé derecho a seguir trabajando hasta los setenta años. Este límite de edad no se aplica a los funcionarios públicos ni a los filósofos. Los discapacitados físicos o los lisiados permanentes pueden ser inscritos en la lista de jubilados a cualquier edad, necesitándose una orden judicial ratificada por el comisario de pensiones del gobierno regional.
72:6.3 (814.5) Los fondos para las pensiones de vejez proceden de cuatro fuentes:
72:6.4 (814.6) 1. El gobierno federal requisa el sueldo de un día por mes con esta finalidad, y en este país todo el mundo trabaja.
72:6.5 (814.7) 2. Los legados — muchos ciudadanos ricos entregan fondos con esta finalidad.
72:6.6 (814.8) 3. Los salarios del trabajo obligatorio en las minas del Estado. Después de que los trabajadores reclutados se mantienen a sí mismos y apartan las cuotas para su propia jubilación, todo los excedentes de los beneficios de su trabajo son entregados para este fondo de pensiones.
72:6.7 (814.9) 4. Los ingresos de los recursos naturales. El gobierno federal posee como depósito social todas las riquezas naturales del continente, y los ingresos de éstas se utilizan con fines sociales tales como la prevención de las enfermedades, la educación de los genios y los gastos de los individuos especialmente prometedores que estudian en las escuelas para estadistas. La mitad de los ingresos de los recursos naturales se destina al fondo de pensiones para la vejez.
72:6.8 (814.10) Aunque las fundaciones actuariales estatales y regionales proporcionan muchas formas de seguros protectores, las pensiones de vejez son administradas exclusivamente por el gobierno federal a través de los diez departamentos regionales.
72:6.9 (814.11) Estos fondos gubernamentales se han administrado honradamente desde hace mucho tiempo. Después de la traición y el asesinato, los castigos más severos que imponen los tribunales recaen sobre la traición a la confianza pública. La deslealtad social y política es ahora considerada como el más atroz de todos los crímenes.
72:7.1 (815.1) El gobierno federal sólo es paternalista en la administración de las pensiones para la vejez y en la promoción del talento y de la originalidad creativa; los gobiernos estatales se interesan un poco más por el ciudadano individual, mientras que los gobiernos locales son mucho más paternalistas o socialistas. La ciudad (o alguna de sus subdivisiones) se ocupa de los asuntos tales como la salud, la higiene, el urbanismo, el embellecimiento, el suministro de agua, el alumbrado, la calefacción, el esparcimiento, la música y las comunicaciones.
72:7.2 (815.2) En todas las industrias, la primera preocupación es la salud; ciertas fases del bienestar físico son consideradas como prerrogativas de la industria y de la comunidad, pero los problemas de la salud individual y familiar son cuestiones de interés exclusivamente personal. En la medicina, al igual que en todos los demás asuntos puramente personales, el plan del gobierno consiste en abstenerse cada vez más de intervenir.
72:7.3 (815.3) Las ciudades no tienen el poder de imponer tributos, y tampoco pueden contraer deudas. Reciben una subvención per cápita de la tesorería del Estado, y estos ingresos deben completarlos con los beneficios de sus empresas socializadas y mediante la concesión de licencias para las diversas actividades comerciales.
72:7.4 (815.4) Los servicios de ferrocarriles metropolitanos, que permiten ampliar considerablemente los límites de la ciudad, se encuentran bajo el control municipal. Las fundaciones de protección y seguros contra incendios son las que mantienen a los cuerpos de bomberos urbanos, y todos los edificios de la ciudad o del campo están a prueba de incendios — lo han estado desde hace más de setenta y cinco años.
72:7.5 (815.5) No existen agentes del orden público nombrados por los municipios; los cuerpos de policía son mantenidos por los gobiernos estatales. Los agentes de este departamento se reclutan casi exclusivamente entre los solteros de veinticinco a cincuenta años. La mayor parte de los Estados grava a los solteros con unos impuestos más bien importantes, pero todos los hombres que entran en la policía estatal están exonerados de pagarlos. En los Estados de tipo medio, el cuerpo de policía sólo tiene ahora una décima parte de los efectivos que tenía hace cincuenta años.
72:7.6 (815.6) Los sistemas tributarios de los cien Estados relativamente libres y soberanos tienen poca o ninguna uniformidad entre sí, ya que las condiciones económicas y de otro tipo varían enormemente en los diferentes sectores del continente. Cada Estado posee diez disposiciones constitucionales fundamentales que no se pueden modificar, salvo con el consentimiento del tribunal federal supremo, y uno de estos artículos impide que se pueda exigir un impuesto de más del uno por ciento por año sobre el valor de una propiedad cualquiera, y los solares urbanos o rurales para viviendas están exentos.
72:7.7 (815.7) El gobierno federal no puede contraer deudas, y para que un Estado pueda pedir un préstamo se necesita un referéndum con la mayoría de las tres cuartas partes de los votos, salvo por razones de guerra. Puesto que el gobierno federal no puede endeudarse, en caso de guerra el Consejo de la Defensa Nacional está facultado para exigir a los Estados que entreguen dinero, así como hombres y materiales, a medida que se necesiten. Pero ninguna deuda puede permanecer sin saldarse durante más de veinticinco años.
72:7.8 (815.8) Los ingresos destinados a sostener al gobierno federal proceden de las cinco fuentes siguientes:
72:7.9 (815.9) 1. Los derechos de importación. Todas las importaciones están sujetas a un arancel destinado a proteger el nivel de vida de este continente, que es mucho más elevado que el de cualquier otra nación del planeta. El tribunal superior de la industria es el que establece estos aranceles después de que las dos cámaras del congreso industrial han ratificado las recomendaciones del jefe ejecutivo de asuntos económicos, el cual es nombrado conjuntamente por estos dos cuerpos legislativos. La cámara alta industrial es elegida por los trabajadores, y la cámara baja por los capitalistas.
72:7.10 (816.1) 2. Los derechos de autor. El gobierno federal estimula la invención y las creaciones originales en los diez laboratorios regionales, ayudando a todos los tipos de genios — artistas, autores y científicos — y protegiendo sus patentes. El gobierno se queda a cambio con la mitad de los beneficios procedentes de todos estos inventos y creaciones, ya se trate de máquinas, libros, obras de arte, plantas o animales.
72:7.11 (816.2) 3. El impuesto sobre sucesiones. El gobierno federal percibe un impuesto gradual sobre la herencia, que varía entre el uno y el cincuenta por ciento, dependiendo del tamaño de la fortuna así como de otras condiciones.
72:7.12 (816.3) 4. El equipo militar. El gobierno gana una cantidad considerable con el arrendamiento de los equipos militares y navales para usos comerciales y recreativos.
72:7.13 (816.4) 5. Los recursos naturales. Los ingresos procedentes de los recursos naturales, cuando no se necesitan en su totalidad para los fines específicos designados en la carta del Estado federal, se ingresan en el tesoro nacional.
72:7.14 (816.5) Las asignaciones federales, excepto los fondos de guerra gravados por el Consejo de la Defensa Nacional, se originan en la cámara legislativa alta, se acuerdan en la cámara baja, reciben la aprobación del jefe del ejecutivo, y son validadas finalmente por la comisión presupuestaria federal de los cien. Los cien miembros de esta comisión son nombrados por los gobernadores de los Estados y elegidos por los cuerpos legislativos estatales para prestar sus servicios durante veinticuatro años, eligiéndose a una cuarta parte de ellos cada seis años. Este cuerpo escoge como presidente a uno de sus miembros cada seis años por una mayoría de las tres cuartas partes de los votos, convirtiéndose de este modo en el director-controlador de la tesorería federal.
72:8.1 (816.6) Además del programa de educación básica obligatoria que se extiende desde los cinco hasta los dieciocho años, las escuelas especiales están organizadas como sigue:
72:8.2 (816.7) 1. Las escuelas para estadistas. Estas escuelas son de tres clases: nacionales, regionales y estatales. Las oficinas públicas de la nación están agrupadas en cuatro divisiones. La primera división del servicio público está relacionada principalmente con la administración nacional, y todos los funcionarios de este grupo tienen que ser diplomados de las escuelas para estadistas tanto regionales como nacionales. En la segunda división, los individuos pueden aceptar un cargo político, electivo o por nombramiento después de haberse diplomado en cualquiera de las diez escuelas regionales para estadistas; su trabajo está relacionado con las responsabilidades de la administración regional y de los gobiernos estatales. La tercera división incluye las responsabilidades estatales, y a estos funcionarios sólo se les exige que posean un título estatal de estadista. Los funcionarios de la cuarta y última división no necesitan un título de estadista, pues todos sus cargos son de libre designación. Representan los puestos menores de auxiliares, secretarios y técnicos, y son desempeñados por los miembros de las diversas profesiones liberales que trabajan en calidad de administradores gubernamentales.
72:8.3 (816.8) Los jueces de los tribunales menores y estatales poseen un título de las escuelas estatales para estadistas. Los jueces de los tribunales jurisdiccionales para asuntos sociales, educativos e industriales poseen un título de las escuelas regionales. Los jueces del tribunal federal supremo deben estar licenciados en todas estas escuelas para estadistas.
72:8.4 (817.1) 2. Las escuelas de filosofía. Estas escuelas están afiliadas a los templos de filosofía y están más o menos asociadas con la religión como función pública.
72:8.5 (817.2) 3. Las instituciones científicas. Estas escuelas técnicas se encuentran más coordinadas con la industria que con el sistema educativo, y están administradas en quince divisiones.
72:8.6 (817.3) 4. Las escuelas de formación profesional. Estas instituciones especiales proporcionan la formación técnica de las diversas profesiones liberales, las cuales son doce en total.
72:8.7 (817.4) 5. Las escuelas militares y navales. Cerca del cuartel general nacional y en los veinticinco centros militares costeros están en funcionamiento unas instituciones dedicadas a la preparación militar de los ciudadanos voluntarios entre dieciocho y treinta años de edad. Los menores de veinticinco años necesitan el consentimiento de los padres para ser admitidos en estas escuelas.
72:9.1 (817.5) Aunque todos los cargos públicos están reservados para los candidatos diplomados en las escuelas para estadistas tanto estatales como regionales o federales, los dirigentes progresivos de esta nación descubrieron un defecto grave en su sistema de sufragio universal, y hace unos cincuenta años prepararon una disposición constitucional para adoptar un sistema de votación modificado que contiene las características siguientes:
72:9.2 (817.6) 1. Cada hombre y cada mujer de más de veinte años posee un voto. Cuando llegan a esta edad, todos los ciudadanos tienen que aceptar pertenecer a dos grupos de votantes: Se inscribirán en el primero de acuerdo con su función económica — industrial, profesional, agrícola o comercial; y entrarán en el segundo grupo según sus inclinaciones políticas, filosóficas y sociales. Todos los trabajadores pertenecen así a algún grupo electoral económico, y al igual que las asociaciones no económicas, estos gremios poseen unos reglamentos muy similares a los del gobierno nacional con su triple división de poderes. La inscripción en estos grupos no se puede cambiar durante doce años.
72:9.3 (817.7) 2. A propuesta de los gobernadores estatales o de los jefes ejecutivos regionales, y por mandato de los consejos regionales supremos, las personas que han prestado un gran servicio a la sociedad o que han demostrado una sabiduría extraordinaria al servicio del gobierno, pueden disponer de votos adicionales, pero sólo una vez cada cinco años y sin que estos votos adicionales sobrepasen de nueve. El máximo número de votos que posee cualquier votante múltiple es de diez. Los científicos, inventores, educadores, filósofos y dirigentes espirituales también son reconocidos y honrados de esta manera con un mayor poder político. Los consejos supremos estatales y regionales confieren estos elevados privilegios cívicos de manera muy similar a los títulos que otorgan los colegios especiales, y los beneficiarios se sienten orgullosos de añadir estos símbolos de reconocimiento cívico, junto con sus otros títulos, a la lista de sus logros personales.
72:9.4 (817.8) 3. Todos los individuos condenados al trabajo obligatorio en las minas y todos los funcionarios del gobierno que perciben sus sueldos de los fondos procedentes de los impuestos, pierden su derecho al voto durante los períodos en que realizan estos servicios. Esto no se aplica a las personas mayores que cobran una pensión después de haberse jubilado a los sesenta y cinco años.
72:9.5 (817.9) 4. Hay cinco categorías de sufragio que reflejan los impuestos anuales medios que se han pagado durante cada período quinquenal. Los contribuyentes que han pagado más reciben votos adicionales hasta un máximo de cinco. Esta concesión es independiente de cualquier otro reconocimiento, pero una persona no puede disponer en ningún caso de más de diez votos.
72:9.6 (818.1) 5. En el momento en que se adoptó este plan electoral, el método territorial de votar fue abandonado a favor del sistema económico o funcional. Todos los ciudadanos votan ahora como miembros de sus grupos industriales, sociales o profesionales, independientemente de donde residan. El electorado está compuesto así de grupos consolidados, unificados e inteligentes, que eligen únicamente a sus mejores miembros para los puestos de confianza y de responsabilidad gubernamental. Este sistema de sufragio funcional o colectivo contiene una excepción: La elección del jefe del ejecutivo federal cada seis años se lleva a cabo mediante una votación nacional en la que ningún ciudadano dispone de más de un voto.
72:9.7 (818.2) Las agrupaciones económicas, profesionales, intelectuales y sociales de ciudadanos ejercen de esta manera el sufragio, salvo para elegir al jefe del ejecutivo. El Estado ideal es orgánico, y cada grupo libre e inteligente de ciudadanos representa un órgano vital y funcional dentro del organismo gubernamental más grande.
72:9.8 (818.3) Las escuelas para estadistas tienen el poder de emprender cualquier proceso en los tribunales estatales para que se prive del derecho al voto a todo individuo anormal, perezoso, indiferente o criminal. Este pueblo reconoce que cuando el cincuenta por ciento de una nación es inferior o anormal y posee el derecho de voto, esa nación está condenada. Creen que el dominio de la mediocridad significa la ruina de cualquier nación. Votar es obligatorio, y se imponen multas importantes a todos aquellos que no depositan su papeleta.
72:10.1 (818.4) Los métodos que utiliza este pueblo para enfrentarse con el crimen, la locura y la degeneración, aunque en algunos aspectos agradarán a la mayoría de los urantianos, en otros les resultarán sin duda espantosos. Los criminales corrientes y los anormales son colocados por sexos en las diferentes colonias agrícolas, donde viven sobradamente con sus propios recursos. Los criminales empedernidos más peligrosos y los locos incurables son condenados por los tribunales a morir en las cámaras de gas letal. Numerosos crímenes, además del asesinato, incluyendo la traición a la confianza del gobierno, sufren también la pena de muerte, y el castigo de la justicia es rápido y seguro.
72:10.2 (818.5) Este pueblo está saliendo de la era negativa de la ley para entrar en la era positiva. Recientemente han llegado al extremo de intentar prevenir el crimen condenando al trabajo de por vida, en las colonias de detención, a aquellos que se cree que podrían ser asesinos potenciales y criminales importantes. Si estos presidiarios demuestran posteriormente que se han vuelto más normales, pueden ser puestos en libertad condicional o bien indultados. El índice de homicidios en este continente sólo representa el uno por ciento del de las otras naciones.
72:10.3 (818.6) Hace más de cien años que se emprendieron esfuerzos para impedir la procreación de los criminales y los anormales, y ya han dado resultados satisfactorios. No existen cárceles ni hospitales para los locos. Y esto es así por una buena razón, ya que estos grupos sólo representan aproximadamente el diez por ciento de los que se encuentran en Urantia.
72:11.1 (818.7) El presidente del Consejo de la Defensa Nacional puede nombrar a los diplomados de las escuelas militares federales como «guardianes de la civilización» en siete grados, según la capacidad y la experiencia. Este consejo está compuesto de veinticinco miembros, nombrados por los tribunales de padres, educativos e industriales más elevados, confirmados por el tribunal federal supremo, y está presidido de oficio por el jefe del estado mayor de los asuntos militares coordinados. Estos miembros prestan su servicio hasta la edad de setenta años.
72:11.2 (819.1) Los cursos que siguen estos oficiales designados duran cuatro años y están relacionados invariablemente con el dominio de algún oficio o profesión. La formación militar nunca se imparte sin esta enseñanza industrial, científica o profesional asociada. Cuando termina la preparación militar, el interesado ha recibido, durante sus cuatro años de cursos, la mitad de la educación que se imparte en cualquier escuela especial, donde los cursos duran también cuatro años. De esta manera se evita la creación de una clase militar profesional, proporcionando a una gran cantidad de hombres la oportunidad de ganarse la vida al mismo tiempo que adquieren la primera mitad de una formación técnica o profesional.
72:11.3 (819.2) El servicio militar en tiempos de paz es puramente voluntario, y el alistamiento en todas las ramas del servicio es por cuatro años, durante los cuales todo hombre sigue algún tipo de estudio especial, además del dominio de las tácticas militares. La formación musical es una de las ocupaciones principales de las escuelas militares centrales y de los veinticinco campos de entrenamiento repartidos por la periferia del continente. Durante los períodos de inactividad industrial, muchos miles de desempleados son utilizados automáticamente para reforzar las defensas militares del continente tanto en la tierra como en el mar y en el aire.
72:11.4 (819.3) Aunque esta nación mantiene una poderosa organización militar para defenderse de las invasiones de los pueblos hostiles que la rodean, se puede indicar a su favor que desde hace más de cien años no ha empleado estos recursos militares en ninguna guerra ofensiva. Se han civilizado hasta tal punto que pueden defender vigorosamente su civilización sin caer en la tentación de utilizar su poder militar con fines agresivos. No se ha producido ninguna guerra civil desde que se estableció el Estado continental unificado, pero durante los dos últimos siglos, este pueblo se ha visto obligado a sostener nueve conflictos defensivos encarnizados, tres de ellos contra poderosas confederaciones de potencias mundiales. Aunque esta nación mantiene una defensa adecuada contra cualquier ataque de sus vecinos hostiles, consagra mucha más atención a la formación de sus estadistas, científicos y filósofos.
72:11.5 (819.4) Cuando está en paz con el mundo, todos los mecanismos móviles de defensa se emplean íntegramente en los negocios, el comercio y el esparcimiento. Cuando se declara la guerra, toda la nación se moviliza. Durante el período de las hostilidades, todas las industrias pagan a sus empleados un salario militar, y los jefes de todos los departamentos militares se convierten en miembros del gabinete del jefe del ejecutivo.
72:12.1 (819.5) Aunque la sociedad y el gobierno de este pueblo excepcional son superiores en muchos aspectos a los de las naciones de Urantia, debemos indicar que en los otros continentes (hay once en este planeta), los gobiernos son decididamente inferiores a los de las naciones más avanzadas de Urantia.
72:12.2 (819.6) En el momento actual, este gobierno superior tiene el proyecto de establecer relaciones diplomáticas con los pueblos inferiores, y ha surgido por primera vez un gran jefe religioso que recomienda el envío de misioneros a estas naciones circundantes. Nos tememos que estén a punto de cometer el mismo error que tantos otros han realizado intentando imponer una cultura y una religión superiores a otras razas. ¡Qué cosa tan admirable se podría hacer en este mundo si esta nación continental, con una cultura avanzada, se limitara a salir al exterior para traer hasta su territorio a los mejores elementos de los pueblos vecinos, y luego, después de haberlos educado, enviarlos de vuelta como emisarios de cultura a sus hermanos sumidos en la ignorancia! Si un Hijo Magistral viniera pronto a esta nación avanzada, es indudable que se podrían producir grandes acontecimientos en este mundo.
72:12.3 (820.1) Esta narración de los asuntos de un planeta vecino se lleva a cabo debido a un permiso especial y con la intención de hacer progresar la civilización y acelerar la evolución gubernamental en Urantia. Se podrían narrar muchas más cosas que interesarían y sorprenderían sin duda a los urantianos, pero esta revelación abarca los límites que nos marca el mandato que hemos recibido.
72:12.4 (820.2) Sin embargo, los urantianos deberían tomar nota de que su esfera hermana en la familia de Satania no se ha beneficiado ni de las misiones magistrales ni de las misiones de donación de los Hijos Paradisiacos. Los diversos pueblos de Urantia tampoco están separados los unos de los otros por la disparidad cultural que diferencia a esta nación continental de sus vecinos planetarios.
72:12.5 (820.3) El derramamiento del Espíritu de la Verdad proporciona la base espiritual para llevar a cabo grandes logros a favor de la raza humana del mundo sobre el que se otorga. Urantia está por lo tanto mucho mejor preparada para hacer realidad más inmediatamente un gobierno planetario con sus leyes, mecanismos, símbolos, convenciones e idioma — lo cual podría contribuir de manera muy poderosa al establecimiento de una paz mundial bajo el imperio de la ley, y podría conducir algún día a los albores de una verdadera época de esfuerzos espirituales. Una época así es el umbral planetario hacia las épocas utópicas de luz y de vida.
72:12.6 (820.4) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 73
73:0.1 (821.1) LA decadencia cultural y la pobreza espiritual que se derivaron de la caída de Caligastia y de la consiguiente confusión social, tuvieron poco efecto sobre el estado físico o biológico de los pueblos de Urantia. La evolución orgánica continuó a paso acelerado, sin tener en cuenta para nada la regresión cultural y moral que siguió tan rápidamente a la deslealtad de Caligastia y Daligastia. Hace casi cuarenta mil años, hubo un momento en la historia planetaria en que los Portadores de Vida de servicio observaron que, desde un punto de vista puramente biológico, el progreso del desarrollo de las razas de Urantia se acercaba a su culminación. Los síndicos Melquisedeks coincidieron con esta opinión y aceptaron unirse enseguida a los Portadores de Vida para hacer una petición a los Altísimos de Edentia solicitándoles que Urantia fuera inspeccionada con vistas a que se autorizara el envío de los mejoradores biológicos, un Hijo y una Hija Materiales.
73:0.2 (821.2) Esta petición se dirigió a los Altísimos de Edentia porque habían ejercido una jurisdicción directa sobre muchos asuntos de Urantia desde la caída de Caligastia y la ausencia temporal de autoridad en Jerusem.
73:0.3 (821.3) Tabamantia, el supervisor soberano de la serie de mundos decimales o experimentales, vino a inspeccionar el planeta, y después de examinar el progreso racial, recomendó debidamente que se concedieran unos Hijos Materiales a Urantia. Poco menos de cien años después de esta inspección, Adán y Eva, un Hijo y una Hija Materiales del sistema local, llegaron y emprendieron la difícil tarea de intentar desenredar los asuntos confusos de un planeta atrasado por la rebelión y que permanecía proscrito por el aislamiento espiritual.
73:1.1 (821.4) En un planeta normal, la llegada del Hijo Material anuncia generalmente la proximidad de una gran era de invención, de progreso material y de iluminación intelectual. En la mayoría de los mundos, la era postadámica es la gran época científica, pero no fue así en Urantia. Aunque el planeta estaba poblado de razas físicamente capacitadas, las tribus languidecían en el abismo del salvajismo y del estancamiento moral.
73:1.2 (821.5) Diez mil años después de la rebelión, todos los beneficios de la administración del Príncipe habían prácticamente desaparecido; las razas del mundo estaban poco mejor que si este Hijo descaminado no hubiera venido nunca a Urantia. Las tradiciones de Dalamatia y la cultura del Príncipe Planetario sólo perduraron entre los noditas y los amadonitas.
73:1.3 (821.6) Los noditas eran los descendientes de los miembros rebeldes del estado mayor del Príncipe, y su nombre provenía de su primer jefe, Nod, el antiguo presidente de la comisión de la industria y el comercio de Dalamatia. Losamadonitas eran los descendientes de aquellos andonitas que escogieron permanecer leales con Van y Amadón. «Amadonita» es más bien una denominación cultural y religiosa que un término racial; desde el punto de vista racial, los amadonitas eran esencialmente andonitas. «Nodita» es un término tanto cultural como racial, ya que los mismos noditas constituyeron la octava raza de Urantia.
73:1.4 (822.1) Existía una enemistad tradicional entre los noditas y los amadonitas. Este odio hereditario afloraba constantemente cada vez que los descendientes de estos dos grupos intentaban participar en alguna empresa común. Incluso más tarde, les resultó extremadamente difícil trabajar juntos en paz en los asuntos del Edén.
73:1.5 (822.2) Poco después de la destrucción de Dalamatia, los seguidores de Nod se dividieron en tres grupos principales. El grupo central permaneció en las inmediaciones de su tierra natal, cerca de la cabecera del Golfo Pérsico. El grupo oriental emigró hacia las regiones de las tierras altas de Elam, justo al este del valle del Éufrates. El grupo occidental estaba situado en las costas sirias del nordeste del Mediterráneo y en el territorio adyacente.
73:1.6 (822.3) Estos noditas se habían casado frecuentemente con las razas sangiks y habían dejado tras ellos una progenitura capaz. Algunos descendientes de los rebeldes dalamatianos se unieron posteriormente a Van y a sus leales seguidores en las tierras situadas al norte de Mesopotamia. Aquí, en las proximidades del Lago Van y en la región sur del Mar Caspio, los noditas se unieron y se mezclaron con los amadonitas, y fueron contados entre los «poderosos hombres de la antigüedad».
73:1.7 (822.4) Antes de la llegada de Adán y Eva, estos grupos — los noditas y los amadonitas — eran las razas más avanzadas y cultas de la Tierra.
73:2.1 (822.5) Durante cerca de cien años antes de la inspección de Tabamantia, Van y sus asociados habían predicado, desde su sede de ética y de cultura mundial situada en las tierras altas, la venida de un Hijo prometido de Dios, mejorador de la raza, instructor de la verdad y digno sucesor del traidor Caligastia. La mayoría de los habitantes del mundo, en aquellos tiempos, mostró poco o ningún interés por estas predicciones, pero aquellos que estaban en contacto inmediato con Van y Amadón se tomaron en serio estas enseñanzas y empezaron a hacer planes para recibir adecuadamente al Hijo prometido.
73:2.2 (822.6) Van contó a sus asociados más allegados la historia de los Hijos Materiales de Jerusem, lo que había conocido de ellos antes de venir a Urantia. Sabía muy bien que estos Hijos Adámicos vivían siempre en hogares sencillos pero encantadores rodeados de jardines. Ochenta y tres años antes de la llegada de Adán y Eva, propuso que se dedicaran a proclamar la venida de estos Hijos Materiales y a preparar un hogar jardín para recibirlos.
73:2.3 (822.7) Desde su cuartel general en las tierras altas y desde sesenta y una colonias muy dispersas, Van y Amadón reclutaron un cuerpo de más de tres mil trabajadores dispuestos y entusiastas; en una asamblea solemne, se comprometieron para esta misión de preparar la llegada del Hijo prometido — o al menos esperado.
73:2.4 (822.8) Van dividió a sus voluntarios en cien compañías, con un capitán al mando de cada una de ellas y un asociado que servía en su estado mayor personal como oficial de enlace, reteniendo a Amadón como asociado personal. Todas estas delegaciones empezaron en serio su trabajo preliminar, y la comisión encargada del emplazamiento del Jardín salió a buscar el lugar ideal.
73:2.5 (822.9) Aunque Caligastia y Daligastia habían sido despojados de una gran parte de su poder para hacer el mal, hicieron todo lo posible por impedir y obstaculizar el trabajo de preparar el Jardín. Pero sus maquinaciones perversas fueron compensadas ampliamente con las fieles actividades de casi diez mil criaturas intermedias leales, que trabajaron infatigablemente para que progresara la empresa.
73:3.1 (823.1) La comisión encargada del emplazamiento estuvo ausente durante cerca de tres años. Realizó un informe favorable sobre tres emplazamientos posibles: El primero era una isla del Golfo Pérsico; el segundo era un emplazamiento fluvial que fue ocupado más tarde por el segundo jardín; y el tercero era una península larga y estrecha — casi una isla — que sobresalía hacia el oeste desde las costas orientales del Mar Mediterráneo.
73:3.2 (823.2) La comisión apoyó casi por unanimidad la tercera solución. Se escogió este lugar, y se tardaron dos años en trasladar la sede cultural del mundo, incluyendo el árbol de la vida, a esta península mediterránea. Todos los habitantes de la península, a excepción de un solo grupo, se marcharon pacíficamente cuando llegaron Van y sus compañeros.
73:3.3 (823.3) Esta península mediterránea tenía un clima salubre y una temperatura uniforme; este tiempo estable se debía a las montañas que la rodeaban y al hecho de que esta zona era casi una isla en un mar interior. Llovía abundantemente en las tierras altas circundantes, pero rara vez en el propio Edén. Pero cada noche «se levantaba una niebla», procedente de la extensa red de canales artificiales de riego, que refrescaba la vegetación del Jardín.
73:3.4 (823.4) El litoral de esta masa de tierra estaba considerablemente elevado, y el istmo que la unía al continente sólo tenía cuarenta y tres kilómetros de ancho en el punto más estrecho. El gran río que regaba el Jardín descendía de las tierras más altas de la península, corría hacia el este por el istmo peninsular hasta llegar al continente, y desde allí atravesaba las tierras bajas de Mesopotamia hasta el lejano mar. Estaba alimentado por cuatro afluentes que se originaban en las colinas costeras de la península edénica, y éstas eran las «cuatro cabeceras» del río que «salía del Edén», y que más tarde se confundieron con los brazos de los ríos que rodeaban al segundo jardín.
73:3.5 (823.5) Las piedras preciosas y los metales abundaban en las montañas que rodeaban al Jardín, aunque les prestaron muy poca atención. La idea predominante debía ser la glorificación de la horticultura y la exaltación de la agricultura.
73:3.6 (823.6) El lugar que se escogió para el Jardín era probablemente el paraje más hermoso de este tipo que había en el mundo entero, y el clima era entonces ideal. En ninguna otra parte había un lugar que se pudiera prestar de manera tan perfecta para convertirse en un paraíso semejante de expresión botánica. La flor y nata de la civilización de Urantia se estaba congregando en este lugar de reunión. Fuera de allí y aún más lejos, el mundo vivía en las tinieblas, la ignorancia y el salvajismo. Edén era el único punto luminoso de Urantia; era por naturaleza un sueño de belleza, y pronto se convirtió en un poema donde la gloria de los paisajes era exquisita y perfecta.
73:4.1 (823.7) Cuando los Hijos Materiales, los mejoradores biológicos, empiezan su estancia temporal en un mundo evolutivo, su lugar de residencia se llama con frecuencia el Jardín del Edén, porque está caracterizado por la belleza floral y el esplendor botánico de Edentia, la capital de la constelación. Van conocía bien estas costumbres y dispuso en consecuencia que toda la península se consagrara al Jardín. Se hicieron proyectos para el pastoreo y la cría de ganado en las tierras contiguas del continente. En el parque sólo se encontraban, del reino animal, los pájaros y las diversas especies de animales domesticados. Van había ordenado que el Edén debía ser un jardín y sólo un jardín. Nunca se mató a ningún animal dentro de su recinto. Toda la carne que comieron los trabajadores del Jardín durante todos los años que duró su construcción procedía de los rebaños que se custodiaban en el continente.
73:4.2 (824.1) La primera tarea consistió en construir una muralla de ladrillo a través del istmo de la península. Una vez que se terminó, pudieron emprender sin estorbos el trabajo real de embellecer el paisaje y construir las viviendas.
73:4.3 (824.2) Se creó un jardín zoológico construyendo una muralla más pequeña justo más allá de la muralla principal; el espacio intermedio, ocupado por todo tipo de bestias salvajes, servía de protección adicional contra los ataques hostiles. Esta casa de fieras estaba organizada en doce grandes divisiones, con caminos amurallados que conducían entre estos grupos hasta las doce puertas del Jardín; el río y sus pastos adyacentes ocupaban la zona central.
73:4.4 (824.3) Sólo se emplearon trabajadores voluntarios para preparar el Jardín; nunca se contrató a ningún asalariado. Cultivaban el Jardín y cuidaban sus rebaños para poder vivir; también recibían aportaciones de alimentos de los creyentes cercanos. Y esta gran empresa se llevó a buen fin a pesar de las dificultades que la acompañaron debido al estado confuso del mundo durante estos tiempos turbulentos.
73:4.5 (824.4) Como no sabía cuánto tiempo tardarían en venir el Hijo y la Hija esperados, Van causó una gran desilusión cuando sugirió que también se adiestrara a la joven generación en el trabajo de continuar con la empresa, por si acaso se retrasaba la llegada de estos Hijos. Esta sugerencia pareció una confesión de falta de fe por parte de Van, lo que provocó una inquietud considerable, produciéndose numerosas deserciones; pero Van siguió adelante con su plan de preparación, mientras cubría los puestos de los desertores con otros voluntarios más jóvenes.
73:5.1 (824.5) En el centro de la península edénica se encontraba el exquisito templo de piedra del Padre Universal, el santuario sagrado del Jardín. La sede administrativa se estableció en el norte; las casas para los obreros y sus familias se construyeron en el sur; en el oeste se reservó una parcela de terreno para las escuelas en proyecto del sistema educativo del Hijo esperado, mientras que al «este del Edén» se construyeron las viviendas destinadas al Hijo prometido y a su descendencia inmediata. Los planes arquitectónicos del Edén preveían viviendas y tierras abundantes para un millón de seres humanos.
73:5.2 (824.6) En el momento de la llegada de Adán sólo se había terminado una cuarta parte del Jardín, pero ya había miles de kilómetros de canales de riego y cerca de veinte mil kilómetros de caminos y carreteras pavimentados. Había un poco más de cinco mil edificios de ladrillo en los diversos sectores, y los árboles y las plantas eran casi innumerables. Cualquier grupo de viviendas del parque no podía contener más de siete casas. Y aunque las estructuras del Jardín eran sencillas, eran muy artísticas. Las carreteras y los caminos estaban bien construidos, y el paisaje era exquisito.
73:5.3 (824.7) Las disposiciones sanitarias del Jardín eran muy avanzadas con respecto a todo lo que se había intentado hasta entonces en Urantia. En el Edén, el agua para beber se mantenía potable gracias al estricto cumplimiento de los reglamentos sanitarios destinados a conservar su pureza. Durante estos tiempos primitivos, el incumplimiento de estas reglas ocasionaba muchos problemas, pero Van inculcó gradualmente a sus compañeros la importancia de no permitir que cayera nada en el suministro de agua del Jardín.
73:5.4 (825.1) Antes de la instalación posterior de un sistema de depuración de las aguas residuales, los edenitas practicaron el entierro escrupuloso de todos los residuos o materiales en descomposición. Los inspectores de Amadón hacían su ronda diaria en busca de posibles causas de enfermedades. Los urantianos no han vuelto a tener conciencia de la importancia de la lucha preventiva contra las enfermedades humanas hasta finales del siglo diecinueve y en el siglo veinte. Antes de la desorganización del régimen adámico, se había construido un alcantarillado cubierto de ladrillos que pasaba por debajo de los muros y desembocaba en el río del Edén, aproximadamente un kilómetro y medio más allá del muro exterior o menor del Jardín.
73:5.5 (825.2) En la época de la llegada de Adán, la mayor parte de las plantas de esta región del mundo crecían en el Edén. Muchos frutos, cereales y nueces ya habían sido mejorados notablemente. Aquí se cultivaron por primera vez muchas legumbres y cereales modernos; pero decenas de variedades de plantas nutritivas se perdieron posteriormente para el mundo.
73:5.6 (825.3) Aproximadamente el cinco por ciento del Jardín estaba sometido a un cultivo artificial intensivo, el quince por ciento estaba parcialmente cultivado, y el resto se dejó en un estado más o menos natural hasta que llegara Adán, pues se consideraba que era mejor terminar el parque de acuerdo con sus ideas.
73:5.7 (825.4) Así es como se preparó el Jardín del Edén para recibir al Adán prometido y a su esposa. Este Jardín habría hecho honor a un mundo que hubiera estado bajo una administración perfeccionada y un control normal. Adán y Eva quedaron muy complacidos con el diseño general del Edén, aunque hicieron muchos cambios en el mobiliario de su residencia personal.
73:5.8 (825.5) Aunque el trabajo de embellecimiento no estaba terminado del todo en el momento de la llegada de Adán, el lugar ya era una joya de belleza botánica; y durante los primeros días de su estancia en el Edén, todo el Jardín tomó una nueva forma y asumió nuevas proporciones de belleza y de esplendor. Urantia no ha albergado nunca, ni antes ni después de esta época, una exposición de horticultura y agricultura tan hermosa y tan completa.
73:6.1 (825.6) En el centro del templo del Jardín, Van plantó el árbol de la vida que había guardado durante tanto tiempo, cuyas hojas servían para «curar a las naciones», y cuyos frutos lo habían sustentado durante tanto tiempo en la Tierra. Van sabía muy bien que Adán y Eva dependerían también de este regalo de Edentia para mantenerse con vida una vez que hubieran aparecido en Urantia con una forma material.
73:6.2 (825.7) En las capitales de los sistemas, los Hijos Materiales no necesitan el árbol de la vida para subsistir. Sólo dependen de este complemento, para ser físicamente inmortales, cuando se repersonalizan en los planetas.
73:6.3 (825.8) El «árbol del conocimiento del bien y del mal» puede ser una figura retórica, una descripción simbólica que abarca una multitud de experiencias humanas, pero el «árbol de la vida» no era un mito; era real y estuvo presente durante mucho tiempo en Urantia. Cuando los Altísimos de Edentia aprobaron el nombramiento de Caligastia como Príncipe Planetario de Urantia y el de los cien ciudadanos de Jerusem como su estado mayor administrativo, enviaron al planeta un arbusto de Edentia por medio de los Melquisedeks, y esta planta creció en Urantia hasta convertirse en el árbol de la vida. Esta forma de vida no inteligente es originaria de las esferas sede de las constelaciones y también se encuentra en los mundos sede de los universos locales y de los superuniversos, así como en las esferas de Havona, pero no en las capitales de los sistemas.
73:6.4 (826.1) Esta superplanta almacenaba ciertas energías espaciales que servían de antídoto contra los elementos que producen la vejez en la existencia animal. El fruto del árbol de la vida se parecía a una batería de acumuladores superquímicos que, cuando se comía, liberaba misteriosamente la fuerza del universo que prolonga la vida. Esta forma de sustento era completamente ineficaz para los seres evolutivos normales de Urantia, pero sí era expresamente útil para los cien miembros materializados del estado mayor de Caligastia y para los cien andonitas modificados que habían contribuído con su plasma vital al estado mayor del Príncipe, y que habían recibido a cambio un complemento de vida que les permitía utilizar el fruto del árbol de la vida para prolongar indefinidamente su existencia que, de otra manera, hubiera sido mortal.
73:6.5 (826.2) Durante la época del gobierno del Príncipe, el árbol crecía en la tierra del patio circular central del templo del Padre. Cuando estalló la rebelión, Van y sus asociados lo hicieron crecer de nuevo, a partir de su núcleo central, en su campamento provisional. Este arbusto de Edentia fue trasladado posteriormente a su refugio en las tierras altas, donde sirvió a Van y Amadón durante más de ciento cincuenta mil años.
73:6.6 (826.3) Cuando Van y sus asociados prepararon el Jardín para Adán y Eva, trasplantaron el árbol de Edentia al Jardín del Edén, donde creció una vez más en el patio circular central de otro templo del Padre. Adán y Eva comían periódicamente su fruto para mantener su forma dual de vida física.
73:6.7 (826.4) Cuando los planes del Hijo Material se desviaron del camino recto, Adán y su familia no obtuvieron la autorización de llevarse del Jardín el núcleo del árbol. Cuando los noditas invadieron el Edén, les contaron que se volverían como «dioses si comían el fruto del árbol». Para gran sorpresa suya, lo encontraron sin protección. Durante años comieron abundantemente su fruto, pero no les produjo ningún efecto; todos eran mortales materiales del reino; carecían del factor que actuaba como complemento del fruto del árbol. Su incapacidad para beneficiarse del árbol de la vida los enfureció, y durante una de sus guerras internas, tanto el templo como el árbol quedaron destruidos por el fuego; sólo permaneció de pie la muralla de piedra, hasta que posteriormente se sumergió el Jardín. Éste fue el segundo templo del Padre que se destruyó.
73:6.8 (826.5) Y ahora, todos los seres de Urantia han de seguir el curso natural de la vida y la muerte. Adán, Eva, sus hijos y los hijos de sus hijos, así como sus asociados, todos murieron con el transcurso del tiempo, quedando así sometidos al plan de ascensión del universo local, en el que la resurrección en los mundos de las mansiones sigue a la muerte física.
73:7.1 (826.6) Después de que Adán se marchara del primer jardín, éste fue ocupado de manera diversa por los noditas, cutitas y suntitas. Más tarde se convirtió en el lugar de residencia de los noditas del norte, que se oponían a cooperar con los adamitas. Después de que Adán dejara el Jardín, estos noditas inferiores ocuparon la península durante cerca de cuatro mil años; entonces, en combinación con una violenta actividad de los volcanes circundantes y la sumersión del puente terrestre que unía Sicilia con África, el fondo oriental del Mar Mediterráneo se hundió, arrastrando bajo las aguas a toda la península edénica. Al mismo tiempo que se producía esta extensa sumersión, la costa oriental del Mediterráneo se elevó considerablemente. Y éste fue el final de la creación natural más hermosa que Urantia haya albergado jamás. El hundimiento no fue repentino, sino que se necesitaron varios cientos de años para que toda la península se sumergiera por completo.
73:7.2 (827.1) No podemos considerar de ninguna manera esta desaparición del Jardín como una consecuencia del aborto de los planes divinos, o como resultado de los errores de Adán y Eva. Consideramos que la sumersión del Edén no fue más que un acontecimiento natural, pero nos parece que el hundimiento del Jardín fue calculado para que se produjera aproximadamente en el momento en que la acumulación de las reservas de la raza violeta eran suficientes para emprender la tarea de rehabilitar los pueblos del mundo.
73:7.3 (827.2) Los Melquisedeks aconsejaron a Adán que no iniciara el programa de mejoramiento y mezcla de las razas hasta que su propia familia no contara con medio millón de miembros. Nunca se tuvo la intención de que el Jardín fuera el hogar permanente de los adamitas. Tenían que convertirse en los emisarios de una nueva vida para el mundo entero; tenían que movilizarse para llevar a cabo una donación desinteresada a las razas necesitadas de la Tierra.
73:7.4 (827.3) Las instrucciones que los Melquisedeks dieron a Adán implicaban que debería establecer unos centros raciales, continentales y divisionarios que estarían a cargo de sus hijos e hijas inmediatos, mientras que él y Eva tendrían que repartir su tiempo entre estas diversas capitales del mundo como consejeros y coordinadores del ministerio mundial para el mejoramiento biológico, el progreso intelectual y la rehabilitación moral.
73:7.5 (827.4) [Presentado por Solonia, la «voz seráfica en el Jardín».]
El libro de Urantia
Documento 74
74:0.1 (828.1) ADÁN y Eva llegaron a Urantia 37.848 años antes del año 1934 de la era cristiana. Llegaron a mediados de la temporada en la que el Jardín estaba en plena floración. A las doce en punto del mediodía, y sin ser anunciados, los dos transportes seráficos, acompañados del personal de Jerusem encargado de trasladar a los mejoradores biológicos hasta Urantia, se posaron suavemente en la superficie del planeta en rotación en las proximidades del templo del Padre Universal. Todo el trabajo de rematerialización de los cuerpos de Adán y Eva se llevó a cabo dentro del recinto de este santuario recién creado. Desde el momento de su llegada, transcurrieron diez días antes de que fueran recreados con una forma humana dual, para ser presentados como los nuevos dirigentes del mundo. Recuperaron la conciencia de manera simultánea. Los Hijos e Hijas Materiales siempre sirven juntos. En todo tiempo y lugar, la esencia de su servicio consiste en no estar nunca separados. Están destinados a trabajar en parejas; rara vez ejercen su actividad a solas.
74:1.1 (828.2) El Adán y la Eva planetarios de Urantia eran miembros del cuerpo decano de Hijos Materiales de Jerusem; y figuraban inscritos conjuntamente con el número 14.311. Pertenecían a la tercera serie física y medían unos dos metros y medio de altura.
74:1.2 (828.3) En la época en que fue escogido para para venir a Urantia, Adán estaba trabajando con su cónyuge en los laboratorios de pruebas y ensayos físicos de Jerusem. Llevaban más de quince mil años como directores del departamento de energía experimental aplicada a la modificación de las formas vivientes. Mucho tiempo antes de esto, habían sido instructores en las escuelas de ciudadanía para los recién llegados a Jerusem. Todo esto debe tenerse presente en la memoria en relación con la narración de su conducta posterior en Urantia.
74:1.3 (828.4) Cuando se emitió la proclamación que pedía voluntarios para la misión de la aventura adámica en Urantia, todo el cuerpo decano de Hijos e Hijas Materiales se ofreció como voluntario. Los examinadores Melquisedeks, con la aprobación de Lanaforge y los Altísimos de Edentia, eligieron finalmente al Adán y la Eva que posteriormente vinieron a ejercer sus funciones como mejoradores biológicos en Urantia.
74:1.4 (828.5) Adán y Eva habían permanecido leales a Miguel durante la rebelión de Lucifer; sin embargo, la pareja fue convocada ante el Soberano del Sistema y todo su gabinete para ser examinada y recibir instrucciones. Les dieron a conocer en detalle todos los asuntos de Urantia; les informaron minuciosamente de los planes que debían seguir al aceptar la responsabilidad de gobernar un mundo tan desgarrado por los conflictos. Prestaron un juramento conjunto de lealtad a los Altísimos de Edentia y a Miguel de Salvington. Se les advirtió debidamente que se consideraran sometidos al cuerpo de los síndicos Melquisedeks de Urantia, hasta que este órgano gobernante estimara oportuno renunciar al mando del mundo donde habían sido asignados.
74:1.5 (829.1) Esta pareja de Jerusem dejó tras ella, en la capital de Satania y en otras partes, a cien descendientes — cincuenta hijos y cincuenta hijas — , unas criaturas magníficas que habían evitado los escollos de la evolución y que estaban todas en servicio activo como fieles administradores de confianza del universo en el momento en que sus padres partieron para Urantia. Todos estaban presentes en el hermoso templo de los Hijos Materiales para asistir a los actos de despedida asociados con las últimas ceremonias de aceptación de la donación. Estos hijos acompañaron a sus padres a la sede de desmaterialización de su orden, y fueron los últimos en despedirse de ellos y en desearles un éxito divino, mientras se quedaban dormidos durante la pérdida de conciencia de la personalidad que precede a la preparación para el transporte seráfico. Los hijos pasaron algún tiempo juntos en reunión familiar, regocijándose de que sus padres fueran a convertirse pronto en los jefes visibles, en realidad en los únicos gobernantes, del planeta 606 del sistema de Satania.
74:1.6 (829.2) Así es como Adán y Eva dejaron Jerusem en medio de las aclamaciones y los buenos deseos de sus ciudadanos. Partieron hacia sus nuevas responsabilidades debidamente equipados y plenamente instruidos de todos los deberes y peligros que encontrarían en Urantia.
74:2.1 (829.3) Adán y Eva se quedaron dormidos en Jerusem y cuando despertaron en el templo del Padre, en Urantia, en presencia de la gran multitud reunida para darles la bienvenida, se encontraron delante de dos seres de los que habían oído hablar mucho: Van y su fiel asociado Amadón. Estos dos héroes de la secesión de Caligastia fueron los primeros en darles la bienvenida a su nuevo hogar jardín.
74:2.2 (829.4) El idioma del Edén era el dialecto andónico que hablaba Amadón. Van y Amadón habían mejorado notablemente esta lengua creando un nuevo alfabeto de veinticuatro letras, y esperaban que se convertiría en el idioma de Urantia a medida que la cultura del Edén se extendiera por el mundo. Adán y Eva habían adquirido el pleno dominio de este dialecto humano antes de salir de Jerusem, de manera que este hijo de Andón oyó al eminente gobernante de su mundo dirigirse a él en su propia lengua.
74:2.3 (829.5) Aquel día hubo una gran animación y alegría en todo el Edén, mientras que los corredores se apresuraban en llegar al lugar donde se encontraban las palomas mensajeras reunidas de todas partes, exclamando: «Soltad las palomas; que lleven la noticia de que el Hijo prometido ha llegado.» Año tras año, cientos de colonias de creyentes habían mantenido fielmente la cantidad necesaria de palomas criadas en sus hogares precísamente para esta ocasión.
74:2.4 (829.6) A medida que la noticia de la llegada de Adán se difundía por todas partes, miles de miembros de las tribus cercanas aceptaron las enseñanzas de Van y Amadón, y durante muchos meses, los peregrinos continuaron llegando en masa al Edén para dar la bienvenida a Adán y Eva y rendir homenaje a su Padre invisible.
74:2.5 (829.7) Poco después de despertarse, Adán y Eva fueron escoltados hasta la recepción oficial en el gran montículo situado al norte del templo. Esta colina natural había sido ampliada y preparada para la instalación de los nuevos dirigentes del mundo. Es aquí donde, a mediodía, el comité de recepción de Urantia dio la bienvenida a este Hijo y a esta Hija del sistema de Satania. Amadón era el presidente de este comité, que estaba compuesto por los doce miembros siguientes: un representante de cada una de las seis razas sangiks; el jefe en ejercicio de los intermedios; Annán, una hija leal y portavoz de los noditas; Noé, el hijo del arquitecto y constructor del Jardín, y ejecutor de los proyectos de su padre fallecido; y los dos Portadores de Vida residentes.
74:2.6 (830.1) Durante el acto siguiente, el Melquisedek decano, jefe del consejo de los síndicos de Urantia, entregó la responsabilidad de la custodia del planeta a Adán y Eva. El Hijo y la Hija Materiales prestaron juramento de fidelidad a los Altísimos de Norlatiadek y a Miguel de Nebadon, y Van los proclamó gobernadores de Urantia, renunciando así a la autoridad nominal que había tenido durante más de ciento cincuenta mil años en virtud de una decisión de los síndicos Melquisedeks.
74:2.7 (830.2) Adán y Eva fueron revestidos con túnicas reales en esta ocasión, la de su instalación oficial como gobernadores del planeta. No todas las artes de Dalamatia se habían perdido en el mundo; la tejeduría aún se practicaba en la época del Edén.
74:2.8 (830.3) Entonces se escuchó la proclamación de los arcángeles, y la voz transmitida de Gabriel ordenó que se pasara lista para el segundo juicio de Urantia y la resurrección de los supervivientes dormidos de la segunda dispensación de gracia y misericordia del planeta 606 de Satania. La dispensación del Príncipe ha pasado; la era de Adán, la tercera época planetaria, se inicia en medio de unas escenas de sencilla grandiosidad; y los nuevos dirigentes de Urantia empiezan su reinado en unas condiciones aparentemente favorables, a pesar de la confusión mundial ocasionada por la falta de cooperación de su predecesor en autoridad en el planeta.
74:3.1 (830.4) Ahora, después de su instalación oficial, Adán y Eva se dieron terriblemente cuenta de su aislamiento planetario. Las transmisiones que les eran familiares estaban silenciosas, y todos los circuitos de comunicación extraplanetaria estaban ausentes. Sus compañeros de Jerusem habían ido a unos planetas donde todo marchaba bien, con un Príncipe Planetario bien establecido y un estado mayor experimentado dispuesto a recibirlos y calificado para cooperar con ellos durante su experiencia inicial en esos mundos. Pero en Urantia la rebelión lo había cambiado todo. Aquí, la presencia del Príncipe Planetario se notaba demasiado, y aunque estaba privado de la mayor parte de su poder para hacer el mal, continuaba siendo capaz de dificultar la tarea de Adán y Eva, y de hacerla hasta cierto punto arriesgada. Aquella noche, mientras se paseaban por el Jardín bajo la luz de la Luna llena, hablando de los planes para el día siguiente, el Hijo y la Hija de Jerusem estaban serios y desilusionados.
74:3.2 (830.5) Así es como terminó el primer día de Adán y Eva en la aislada Urantia, el planeta confundido por la traición de Caligastia; pasearon y conversaron hasta muy avanzada la noche, su primera noche en la Tierra — y se sintieron muy solos.
74:3.3 (830.6) Adán pasó su segundo día en la Tierra reunido con los síndicos planetarios y el consejo consultivo. Los Melquisedeks y sus asociados enseñaron a Adán y Eva más detalles acerca de la rebelión de Caligastia y el efecto de esta sublevación sobre el progreso del mundo. Este largo relato sobre la mala administración de los asuntos del planeta fue, en conjunto, una historia desalentadora. Se enteraron de todos los hechos relacionados con el derrumbamiento total de los planes de Caligastia para acelerar el proceso de la evolución social. También llegaron a darse cuenta plenamente de que es una locura intentar conseguir el avance planetario independientemente del plan divino de la evolución. Y así es como terminó un día triste pero instructivo — su segundo día en Urantia.
74:3.4 (831.1) El tercer día lo dedicaron a inspeccionar el Jardín. Desde las grandes aves de pasajeros — los fándores — Adán y Eva contemplaron las inmensas extensiones del Jardín mientras surcaban los aires por encima del paraje más hermoso de la Tierra. Este día de inspección terminó con un enorme banquete en honor de todos los que habían trabajado para crear este jardín de una belleza y una grandiosidad edénicas. Y una vez más, el Hijo y su compañera se pasearon por el Jardín hasta horas avanzadas de la noche de su tercer día, y hablaron de la inmensidad de sus problemas.
74:3.5 (831.2) El cuarto día, Adán y Eva pronunciaron un discurso ante la asamblea del Jardín. Desde el montículo inaugural, hablaron al pueblo acerca de sus planes para rehabilitar el mundo y esbozaron los métodos que emplearían para tratar de rescatar la cultura social de Urantia de los bajos niveles en los que había caído a consecuencia del pecado y la rebelión. Fue un gran día, y concluyó con un banquete para el consejo de los hombres y las mujeres que habían sido seleccionados para asumir sus responsabilidades en la nueva administración de los asuntos del mundo. ¡Prestad atención! En este grupo había tanto mujeres como hombres, y era la primera vez que ocurría una cosa así en la Tierra desde los tiempos de Dalamatia. Fue una innovación asombrosa contemplar a Eva, una mujer, compartir con un hombre los honores y las responsabilidades de los asuntos del mundo. Así es como terminó el cuarto día en la Tierra.
74:3.6 (831.3) El quinto día se ocuparon de la organización del gobierno provisional, la administración que debería funcionar hasta que los síndicos Melquisedeks se marcharan de Urantia.
74:3.7 (831.4) El sexto día lo dedicaron a inspeccionar los numerosos tipos de hombres y de animales. Adán y Eva fueron acompañados todo el día a lo largo de las murallas orientales del Edén, observando la vida animal del planeta y llegando a comprender mejor lo que había que hacer para poner orden en la confusión de un mundo habitado por tal variedad de criaturas vivientes.
74:3.8 (831.5) Los que lo acompañaban en esta excursión se quedaron enormemente sorprendidos al observar que Adán comprendía plenamente la naturaleza y la función de los miles y miles de animales que le mostraban. En cuanto echaba una ojeada a un animal, indicaba su naturaleza y su comportamiento. Adán podía, a primera vista, ponerles nombres que describían su origen, su naturaleza y su función a todas las criaturas materiales que veía. Aquellos que lo conducían en esta visita de inspección no sabían que el nuevo gobernante del mundo era uno de los anatomistas más expertos de toda Satania; y Eva era igual de versada. Adán asombró a sus asociados cuando les describió una multitud de seres vivientes demasiado pequeños para ser vistos por los ojos humanos.
74:3.9 (831.6) Cuando el sexto día de su estancia en la Tierra concluyó, Adán y Eva descansaron por primera vez en su nuevo hogar «al este del Edén». Los primeros seis días de la aventura de Urantia habían sido muy atareados, y estaban deseando con gran placer pasar un día entero desprovisto de toda actividad.
74:3.10 (831.7) Pero las circunstancias dispusieron las cosas de otra manera. La experiencia del día anterior en la que Adán había analizado con tanta inteligencia y minuciosidad la vida animal de Urantia, unida a su magistral discurso inaugural y a sus modales encantadores, habían conquistado el corazón y subyugado el intelecto de los habitantes del Jardín de tal manera, que no sólo estaban sinceramente decididos a aceptar como gobernantes al Hijo y a la Hija recién llegados de Jerusem, sino que la mayoría estaba casi dispuesta a postrarse y adorarlos como si fueran dioses.
74:4.1 (832.1) Aquella noche, la noche que siguió al sexto día, mientras Adán y Eva dormían, se estaban produciendo cosas extrañas en las proximidades del templo del Padre, en el sector central del Edén. Allí, bajo la suave luz de la Luna, cientos de hombres y mujeres entusiastas y excitados escucharon durante horas los alegatos apasionados de sus dirigentes. Tenían buenas intenciones, pero simplemente no podían comprender la sencillez de los modales fraternales y democráticos de sus nuevos gobernantes. Mucho antes del amanecer, los nuevos administradores provisionales de los asuntos del mundo llegaron a la conclusión casi unánime de que Adán y su compañera eran demasiado modestos y recatados. Determinaron que la Divinidad había descendido a la Tierra en forma corporal, que Adán y Eva eran dioses en realidad, o estaban tan cerca de serlo, que eran dignos de una adoración reverente.
74:4.2 (832.2) Los asombrosos acontecimientos de los seis primeros días de Adán y Eva en la Tierra sobrepasaban por completo las mentes no preparadas de los hombres del mundo, incluso de los mejores. La cabeza les daba vueltas; estaban entusiasmados con la proposición de llevar al mediodía a la noble pareja hasta el templo del Padre, para que todos pudieran inclinarse en respetuosa adoración y postrarse en humilde sumisión. Y los habitantes del Jardín eran realmente sinceros al hacer todo esto.
74:4.3 (832.3) Van protestó. Amadón se encontraba ausente, pues estaba encargado de la guardia de honor que había permanecido con Adán y Eva durante toda la noche. Pero la protesta de Van fue rechazada. Le dijeron que él era también demasiado modesto, demasiado recatado; que él mismo no estaba lejos de ser un dios, o si no, ¿cómo había vivido tanto tiempo en la Tierra, y cómo había llevado a cabo un acontecimiento tan importante como la venida de Adán? Cuando los excitados edenitas estaban a punto de cogerlo y subirlo al montículo para adorarlo, Van se alejó abriéndose paso entre la multitud, y como podía comunicarse con los intermedios, envió a su jefe a toda prisa para que fuera a ver a Adán.
74:4.4 (832.4) Se acercaba el amanecer de su séptimo día en la Tierra cuando Adán y Eva escucharon la sorprendente noticia de la proposición de aquellos mortales bienintencionados, pero descaminados. Entonces, mientras las aves de pasajeros se acercaban velozmente para llevarlos al templo, los intermedios, que son capaces de hacer estas cosas, transportaron a Adán y Eva hasta el templo del Padre. Este séptimo día por la mañana temprano, desde el montículo donde habían sido recibidos tan recientemente, Adán ofreció una explicación de las órdenes de filiación divina e indicó claramente a estas mentes terrenales que sólo se debe adorar al Padre y a aquellos que él designe. Adán manifestó con claridad que aceptaría cualquier honor y recibiría todo tipo de respetos, pero que nunca consentiría la adoración.
74:4.5 (832.5) Fue un día de gran importancia. Poco antes del mediodía, casi en el momento en que llegaba un mensajero seráfico trayendo de Jerusem el reconocimiento de la instalación de los gobernantes del mundo, Adán y Eva se apartaron de la multitud, señalaron el templo del Padre, y dijeron: «Id ahora hacia el símbolo material de la presencia invisible del Padre, e inclinaos para adorar a Aquel que nos ha creado a todos y nos mantiene con vida. Que este acto sea la promesa sincera de que nunca más tendréis la tentación de adorar a otro que no sea Dios.» Todos hicieron lo que Adán les había ordenado. El Hijo y la Hija Materiales permanecieron solos en el montículo, con la cabeza inclinada, mientras que el pueblo se postraba alrededor del templo.
74:4.6 (832.6) Así es como se originó la tradición del día del sábado. El séptimo día siempre se dedicó, en el Edén, a la asamblea del mediodía en el templo; la costumbre de consagrar este día a la cultura personal subsistió durante mucho tiempo. La mañana se dedicaba al mejoramiento físico, el mediodía al culto espiritual, la tarde a la cultura de la mente, mientras que el anochecer se pasaba en celebraciones sociales. Esto nunca fue una ley en el Edén, pero tuvieron la costumbre de hacerlo mientras la administración adámica gobernó en la Tierra.
74:5.1 (833.1) Los síndicos Melquisedeks permanecieron de servicio durante cerca de siete años después de la llegada de Adán, pero finalmente llegó el momento en que entregaron la administración de los asuntos del mundo a Adán y regresaron a Jerusem.
74:5.2 (833.2) La despedida de los síndicos ocupó un día entero; durante el anochecer, cada Melquisedek dio a Adán y Eva sus consejos de despedida y les expresó sus mejores deseos. Adán había pedido varias veces a sus consejeros que permanecieran con él en la Tierra, pero estas peticiones siempre fueron denegadas. Había llegado el momento en que los Hijos Materiales tenían que asumir la plena responsabilidad de la conducta de los asuntos del mundo. Así pues, los transportes seráficos de Satania partieron del planeta a medianoche con catorce seres hacia Jerusem, ya que el traslado de Van y Amadón se produjo al mismo tiempo que la partida de los doce Melquisedeks.
74:5.3 (833.3) Todo marchó bastante bien en Urantia durante algún tiempo, y parecía que Adán podría desarrollar finalmente algún plan para promover la expansión gradual de la civilización edénica. Siguiendo los consejos de los Melquisedeks, empezó fomentando las artes de la manufactura con la idea de desarrollar las relaciones comerciales con el mundo exterior. Cuando el Edén se desorganizó, más de cien instalaciones manufactureras primitivas estaban en funcionamiento, y se habían establecido amplias relaciones comerciales con las tribus cercanas.
74:5.4 (833.4) Durante miles de años, a Adán y Eva les habían enseñado la técnica de mejorar un mundo y de prepararlo para recibir sus contribuciones especializadas para el avance de la civilización evolutiva. Pero ahora tenían que hacer frente a unos problemas apremiantes, tales como el establecimiento del orden público en un mundo de salvajes, bárbaros y seres humanos semicivilizados. Aparte de la flor y nata de la población de la Tierra congregada en el Jardín, sólo unos pocos grupos dispersos estaban algo preparados para recibir la cultura adámica.
74:5.5 (833.5) Adán realizó un esfuerzo heróico y decidido para establecer un gobierno mundial, pero se encontró a cada paso con una resistencia obstinada. Adán ya había puesto en funcionamiento un sistema de control colectivo en todo el Edén, y había federado todos estos grupos en una liga edénica. Pero cuando salió del Jardín y trató de aplicar estas ideas a las tribus exteriores, se produjeron problemas, unos problemas muy graves. En cuanto los asociados de Adán empezaron a trabajar fuera del Jardín, se encontraron con la resistencia directa y bien organizada de Caligastia y Daligastia. El Príncipe caído había sido depuesto como gobernante del mundo, pero no había sido retirado del planeta. Continuaba estando presente en la Tierra y con el poder de oponerse, al menos hasta cierto punto, a todos los planes de Adán para rehabilitar la sociedad humana. Adán intentó prevenir a las razas contra Caligastia, pero la tarea era muy difícil porque su enemigo acérrimo era invisible para los ojos de los mortales.
74:5.6 (833.6) Incluso entre los edenitas había mentes confusas que se inclinaban hacia la enseñanza de Caligastia sobre la libertad personal desenfrenada, y causaron a Adán unos problemas sin fin; siempre estaban desbaratando los planes mejor preparados para un progreso ordenado y un desarrollo sustancial. Finalmente, Adán se vio obligado a renunciar a su programa destinado a la socialización inmediata, y volvió al método de organización de Van, dividiendo a los edenitas en compañías de cien miembros, con un capitán para cada una de ellas y un teniente encargado de cada grupo de diez.
74:5.7 (834.1) Adán y Eva habían venido para establecer un gobierno representativo en lugar de un gobierno monárquico, pero no encontraron ningún gobierno digno de este nombre en toda la faz de la Tierra. Por el momento, Adán abandonó todo esfuerzo por establecer un gobierno representativo, y antes del derrumbamiento del régimen edénico, logró establecer cerca de un centenar de centros comerciales y sociales alejados, donde unos representantes enérgicos gobernaban en su nombre. La mayoría de estos centros habían sido organizados anteriormente por Van y Amadón.
74:5.8 (834.2) El envío de embajadores de una tribu a otra data de los tiempos de Adán. Fue un gran paso hacia adelante en la evolución del gobierno.
74:6.1 (834.3) Las tierras de la familia adámica abarcaban poco más de mil trescientas hectáreas. En los alrededores inmediatos de este domicilio familiar se habían tomado disposiciones para cuidar de más de trescientos mil descendientes en línea directa. Pero sólo se construyó la primera unidad de los edifícios en proyecto. Antes de que la familia adámica hubiera crecido más allá de estas previsiones, todo el plan edénico se había desbaratado y el Jardín había sido desocupado.
74:6.2 (834.4) Adanson fue el primogénito de la raza violeta de Urantia, seguido de una hermana y luego de Evason, el segundo hijo de Adán y Eva. Antes de que se marcharan los Melquisedeks, Eva era madre de cinco hijos — tres niños y dos niñas. Los dos siguientes fueron gemelos. Antes de la falta, había tenido sesenta y tres hijos, treinta y dos hembras y treinta y un varones. Cuando Adán y Eva dejaron el Jardín, su familia constaba de cuatro generaciones que ascendían a 1.647 descendientes en línea directa. Tuvieron cuarenta y dos hijos después de abandonar el Jardín, además de los dos descendientes de linaje conjunto con la estirpe mortal de la Tierra. Estas cifras no incluyen la descendencia adámica entre los noditas y las razas evolutivas.
74:6.3 (834.5) Los hijos de Adán no tomaban leche animal cuando dejaban de alimentarse con el pecho de su madre a la edad de un año. Eva tenía acceso a la leche de una gran variedad de nueces y a los jugos de numerosas frutas, y como conocía perfectamente la química y la energía de estos alimentos, los combinaba adecuadamente para alimentar a sus hijos hasta la aparición de los dientes.
74:6.4 (834.6) Aunque la cocción se empleaba de manera universal fuera del sector adámico cercano al Edén, en el hogar de Adán no se cocinaba nada. Encontraban sus alimentos ya preparados — frutas, nueces y cereales — a medida que maduraban. Comían una vez al día, poco después del mediodía. Adán y Eva también absorbían directamente «luz y energía» de ciertas emanaciones espaciales en conjunción con el ministerio del árbol de la vida.
74:6.5 (834.7) Los cuerpos de Adán y Eva despedían una luz tenue, pero siempre se vestían de acuerdo con la costumbre de sus asociados. Aunque llevaban poca ropa durante el día, al anochecer se ponían unas mantas. El origen de la aureola tradicional que rodea la cabeza de los hombres supuestamente piadosos y santos data de los tiempos de Adán y Eva. Puesto que los vestidos ocultaban una gran parte de las emanaciones luminosas de sus cuerpos, sólo se percibía el resplandor que irradiaban sus cabezas. Los descendientes de Adanson siempre describieron de esta manera su concepto de las personas que se creía que tenían un desarrollo espiritual extraordinario.
74:6.6 (834.8) Adán y Eva podían comunicarse el uno con el otro, y con sus hijos directos, hasta una distancia de unos ochenta kilómetros. Este intercambio de pensamientos se efectuaba mediante las delicadas cavidades de gas situadas muy cerca de sus estructuras cerebrales. Por medio de este mecanismo podían enviar y recibir las vibraciones del pensamiento. Pero este poder se interrumpió instantáneamente en cuanto abandonaron su mente a la discordia y a los trastornos del mal.
74:6.7 (835.1) Los hijos de Adán asistían a sus propias escuelas hasta que cumplían los dieciséis años, y los mayores enseñaban a los más jóvenes. Los pequeños cambiaban de actividad cada treinta minutos, y los más grandes cada hora. Fue sin duda un espectáculo nuevo en Urantia observar cómo jugaban estos hijos de Adán y Eva, realizando unas actividades alegres y estimulantes por la pura diversión de hacerlas. Los juegos y el humor de las razas actuales proceden en gran parte de la estirpe adámica. Todos los adamitas apreciaban mucho la música y tenían también un agudo sentido del humor.
74:6.8 (835.2) La edad media para prometerse en matrimonio era a los dieciocho años, y estos jóvenes empezaban entonces un curso de formación de dos años que los preparaba para asumir las responsabilidades matrimoniales. A los veinte años tenían derecho a casarse, y después de hacerlo empezaban el trabajo de su vida o iniciaban una preparación especial para el mismo.
74:6.9 (835.3) La costumbre que tuvieron algunas naciones posteriores de permitir que en las familias reales, supuestamente descendientes de los dioses, los hermanos se casaran con las hermanas, data de las tradiciones de los hijos de Adán — que no tenían más remedio que casarse entre ellos. Adán y Eva siempre celebraron las ceremonias matrimoniales de la primera y segunda generación del Jardín.
74:7.1 (835.4) Los hijos de Adán vivían y trabajaban «al este del Edén», excepto durante los cuatro años que asistían a las escuelas del oeste. Recibían una formación intelectual según los métodos de las escuelas de Jerusem hasta que tenían dieciséis años. Desde los dieciséis hasta los veinte se instruían en las escuelas de Urantia al otro extremo del Jardín, donde también ejercían como profesores en los cursos inferiores.
74:7.2 (835.5) La adaptación a la sociedad era el único objetivo que tenía el sistema escolar del oeste del Jardín. Los períodos de recreo matinales se dedicaban a la horticultura y la agricultura prácticas, y los de la tarde a los juegos competitivos. El anochecer se empleaba para las relaciones sociales y el cultivo de las amistades personales. La educación religiosa y sexual se consideraba que incumbía al hogar, que era un deber de los padres.
74:7.3 (835.6) La enseñanza en estas escuelas incluía una formación acerca de:
74:7.4 (835.7) 1. La salud y el cuidado del cuerpo.
74:7.5 (835.8) 2. La regla de oro, la norma para las relaciones sociales.
74:7.6 (835.9) 3. La relación de los derechos individuales con los derechos colectivos y las obligaciones comunitarias.
74:7.7 (835.10) 4. La historia y la cultura de las diversas razas de la Tierra.
74:7.8 (835.11) 5. Los métodos para hacer progresar y mejorar el comercio mundial.
74:7.9 (835.12) 6. La coordinación de los deberes y las emociones en conflicto.
74:7.10 (835.13) 7. El cultivo de los juegos, el humor y los sustitutos competitivos de las luchas físicas.
74:7.11 (835.14) Las escuelas, y de hecho todas las actividades del Jardín, siempre estaban abiertas para los visitantes. Los observadores sin armas eran admitidos libremente en el Edén durante cortas visitas. Para residir en el Jardín, cualquier urantiano tenía que ser «adoptado». Recibía información sobre el proyecto y la finalidad de la donación adámica, expresaba su intención de unirse a esta misión, y luego hacía una declaración de lealtad a las reglas sociales de Adán y a la soberanía espiritual del Padre Universal.
74:7.12 (836.1) Las leyes del Jardín estaban basadas en los antiguos códigos de Dalamatia y se promulgaron en siete títulos:
74:7.13 (836.2) 1. Las leyes de la salud y la higiene.
74:7.14 (836.3) 2. Las reglas sociales del Jardín.
74:7.15 (836.4) 3. El código del intercambio y el comercio.
74:7.16 (836.5) 4. Las leyes del juego limpio y la competición.
74:7.17 (836.6) 5. Las leyes de la vida familiar.
74:7.18 (836.7) 6. Los códigos civiles de la regla de oro.
74:7.19 (836.8) 7. Los siete mandamientos de la regla moral suprema.
74:7.20 (836.9) La ley moral del Edén difería poco de los siete mandamientos de Dalamatia, pero los adamitas enseñaban numerosas razones adicionales para justificarlos; por ejemplo, en lo que se refiere al mandato contra el homicidio, la presencia interior del Ajustador del Pensamiento se ofrecía como motivo adicional para no destruir la vida humana. Enseñaban que «quienquiera que derrama la sangre del hombre, su sangre será derramada por el hombre, porque Dios hizo al hombre a su imagen.»
74:7.21 (836.10) El culto público en el Edén tenía lugar a mediodía, y el culto familiar se realizaba a la puesta del Sol. Adán hizo todo lo que pudo por evitar el empleo de oraciones estereotipadas, enseñando que una oración eficaz debe ser totalmente personal, que debe representar «el deseo del alma»; pero los edenitas continuaron empleando las oraciones y los modelos establecidos, transmitidos desde la época de Dalamatia. Adán también se esforzó por sustituir los sacrificios sangrientos de las ceremonias religiosas por las ofrendas de los frutos de la tierra, pero había hecho pocos progresos en este sentido antes de la desorganización del Jardín.
74:7.22 (836.11) Adán intentó enseñar a las razas la igualdad de los sexos. La manera en que Eva trabajaba al lado de su marido causó una profunda impresión en todos los habitantes del Jardín. Adán les enseñó claramente que la mujer aporta, de igual modo que el hombre, los factores de la vida que se unen para formar un nuevo ser. La humanidad había supuesto, hasta ese momento, que toda la procreación residía en las «costillas del padre». Habían considerado a la madre como un simple recurso para nutrir al nonato y amamantar al recién nacido.
74:7.23 (836.12) Adán enseñó a sus contemporáneos todo lo que podían comprender, pero comparativamente hablando, no fue gran cosa. Sin embargo, las razas más inteligentes de la Tierra esperaban con impaciencia el momento en que se les permitiría casarse con los hijos y las hijas superiores de la raza violeta. ¡Qué mundo tan diferente hubiera sido Urantia si se hubiera llevado a cabo este gran proyecto para mejorar las razas! Aún así, la pequeña cantidad de sangre que los pueblos evolutivos obtuvieron fortuitamente de esta raza importada ha producido unos beneficios extraordinarios.
74:7.24 (836.13) Así es como Adán trabajó por el bienestar y la elevación del mundo donde residió. Pero conducir a estos pueblos mezclados y mestizos por el mejor camino era una tarea muy difícil.
74:8.1 (836.14) La historia de la creación de Urantia en seis días estaba basada en la tradición de que Adán y Eva habían pasado precísamente seis días inspeccionando inicialmente el Jardín. Esta circunstancia dió una justificación casi sagrada al período de tiempo de la semana, que había sido introducida en un principio por los dalamatianos. El hecho de que Adán pasara seis días inspeccionando el Jardín y formulando los planes preliminares para su organización no fue preparado de antemano; fue elaborado día a día. La elección del séptimo día para el culto fue algo totalmente casual según los hechos que acabamos de narrar.
74:8.2 (837.1) La leyenda de la creación del mundo en seis días fue una idea posterior que, de hecho, surgió más de treinta mil años después. Una característica de esta narración, la aparición repentina del Sol y la Luna, puede haber tenido su origen en las tradiciones que contaban que, en el pasado, el mundo había surgido repentinamente de una densa nube espacial compuesta de materia diminuta, que había ocultado durante mucho tiempo tanto al Sol como a la Luna.
74:8.3 (837.2) La historia de la creación de Eva a partir de una costilla de Adán es un resumen confuso de la llegada de Adán y de la cirugía celestial efectuada durante el intercambio de sustancias vivientes que tuvo lugar cuando vino el estado mayor corpóreo del Príncipe Planetario, más de cuatrocientos cincuenta mil años antes.
74:8.4 (837.3) La mayoría de los pueblos del mundo ha sido influida por la tradición de que Adán y Eva poseían unas formas físicas que habían sido creadas para ellos en el momento de llegar a Urantia. La creencia de que el hombre había sido creado del barro era casi universal en el hemisferio oriental; esta tradición se puede encontrar en todas partes, desde las Islas Filipinas hasta África. Muchos grupos aceptaron esta historia de que el hombre había surgido del barro mediante alguna forma de creación especial, en lugar de sus creencias anteriores en la creación progresiva — en la evolución.
74:8.5 (837.4) Lejos de las influencias de Dalamatia y del Edén, la humanidad tendía a creer en la ascensión gradual de la raza humana. El hecho de la evolución no es un descubrimiento moderno; los antiguos comprendían el lento carácter evolutivo del progreso humano. Los primeros griegos tenían unas ideas claras sobre esto, a pesar de su proximidad con Mesopotamia. Aunque las diversas razas de la Tierra se confundieron lamentablemente en sus teorías sobre la evolución, sin embargo muchas tribus primitivas creían y enseñaban que eran los descendientes de diversos animales. Los pueblos primitivos tenían la costumbre de elegir como «tótem» a los animales que suponían habían tenido por ascendientes. Algunas tribus de indios norteamericanos creían que se habían originado en los castores y los coyotes. Ciertas tribus africanas enseñan que descienden de la hiena, una tribu malaya del lémur y un grupo de Nueva Guinea del loro.
74:8.6 (837.5) A causa de su contacto directo con los restos de la civilización de los adamitas, los babilonios ampliaron y embellecieron la historia de la creación del hombre, y enseñaron que el hombre había descendido directamente de los dioses. Se aferraron al origen aristocrático de la raza, lo cual era incompatible incluso con la doctrina de la creación a partir del barro.
74:8.7 (837.6) El relato de la creación en el Antiguo Testamento data de mucho tiempo después de la época de Moisés; éste nunca enseñó a los hebreos una historia tan deformada. Pero sí presentó a los israelitas un relato sencillo y condensado de la creación, esperando realzar así su llamamiento a la adoración del Creador, el Padre Universal, a quien él llamaba el Señor Dios de Israel.
74:8.8 (837.7) En sus primeras enseñanzas, Moisés no intentó, con mucho juicio, remontarse más atrás de la época de Adán, y puesto que Moisés era el instructor supremo de los hebreos, las historias de Adán se asociaron íntimamente con las de la creación. Las tradiciones más antiguas reconocían una civilización preadámica, lo que está claramente demostrado en el hecho de que los redactores posteriores, cuando intentaron eliminar toda referencia a los asuntos humanos anteriores a la época de Adán, olvidaron suprimir la referencia reveladora de la emigración de Caín a la «tierra de Nod», donde se casó.
74:8.9 (838.1) Los hebreos no tuvieron ningún lenguaje escrito de uso común durante mucho tiempo después de llegar a Palestina. Aprendieron a utilizar el alfabeto gracias a sus vecinos los filisteos, que eran refugiados políticos de la civilización superior de Creta. Los hebreos escribieron poco hasta cerca del año 900 a. de J.C.; como no dispusieron de un lenguaje escrito hasta esta fecha tan tardía, diversas historias de la creación circularon entre ellos, pero después de la cautividad en Babilonia tendieron más a aceptar una versión mesopotámica modificada.
74:8.10 (838.2) La tradición judía se cristalizó alrededor de Moisés, y como éste se había esforzado en hacer remontar el linaje de Abraham hasta Adán, los judíos supusieron que Adán era el primer hombre de toda la humanidad. Yahvé era el creador, y como se creía que Adán era el primer hombre, Yahvé tenía que haber creado el mundo poco antes de hacer a Adán. Luego, la tradición de los seis días de Adán se entrelazó en la historia, con el resultado de que cerca de mil años después de la estancia de Moisés en la Tierra, la tradición de la creación en seis días se puso por escrito y posteriormente se le atribuyó a Moisés.
74:8.11 (838.3) Cuando los sacerdotes judíos regresaron a Jerusalén, ya habían terminado de escribir su relato sobre el comienzo de las cosas. Pronto afirmaron que esta narración era una historia de la creación escrita por Moisés y descubierta recientemente. Pero los hebreos contemporáneos de los alrededores del año 500 a. de J.C. no consideraban que estas escrituras fueran revelaciones divinas; las contemplaban poco más o menos como los pueblos posteriores consideran los relatos mitológicos.
74:8.12 (838.4) Este documento apócrifo, que tenía fama de ser las enseñanzas de Moisés, atrajo la atención de Ptolomeo, el rey griego de Egipto, que lo mandó traducir al griego por una comisión de setenta eruditos para su nueva biblioteca de Alejandría. Este relato encontró así un lugar entre los escritos que más tarde formaron parte de las colecciones posteriores de «escrituras sagradas» de las religiones hebrea y cristiana. Debido a su identificación con estos sistemas teológicos, estos conceptos influyeron profundamente durante mucho tiempo en la filosofía de numerosos pueblos occidentales.
74:8.13 (838.5) Los instructores cristianos perpetuaron la creencia de que la raza humana había sido creada por decreto, y todo ello condujo directamente a formar la hipótesis de que en otro tiempo había existido una edad de oro de felicidad utópica, y a la teoría de la caída del hombre o del superhombre, la cual explicaba la condición nada utópica de la sociedad. Estos puntos de vista sobre la vida y el lugar del hombre en el universo eran, en el mejor de los casos, desalentadores, puesto que estaban basados en una creencia en la regresión más bien que en la progresión, y además implicaban una Deidad vengativa que había descargado su ira contra la raza humana como justo castigo por los errores de algunos antiguos administradores planetarios.
74:8.14 (838.6) La «edad de oro» es un mito, pero el Edén fue un hecho, y la civilización del Jardín se derrumbó realmente. Adán y Eva continuaron en el Jardín durante ciento diecisiete años, y entonces, a causa de la impaciencia de Eva y de los errores de juicio de Adán, se atrevieron a desviarse del camino ordenado, y atrajeron rápidamente un desastre sobre sí mismos y un retraso ruinoso sobre el desarrollo progresivo de toda Urantia.
74:8.15 (838.7) [Narrado por Solonia, la «voz seráfica en el Jardín».]
El libro de Urantia
Documento 75
75:0.1 (839.1) DESPUÉS de más de cien años de esfuerzos en Urantia, Adán podía observar muy pocos progresos fuera del Jardín; el mundo en general no parecía mejorar mucho. La realización de la mejora de las razas parecía estar muy lejana, y la situación daba la impresión de ser tan desesperada como para necesitar algún tipo de ayuda no contemplada en los planes originales. Al menos esto es lo que pasaba a menudo por la mente de Adán, y así se lo expresó muchas veces a Eva. Adán y su pareja eran leales, pero estaban aislados de los de su misma orden, y profundamente afligidos por la triste situación de su mundo.
75:1.1 (839.2) La misión adámica en Urantia, un planeta experimental, marcado por la rebelión y aislado, era una tarea monumental. El Hijo y la Hija Materiales no tardaron en darse cuenta de la dificultad y la complejidad de su misión planetaria. Sin embargo, emprendieron valientemente la tarea de resolver sus múltiples problemas. Pero cuando se dispusieron a realizar el trabajo tan importante de eliminar a los anormales y degenerados de los linajes humanos, se quedaron totalmente consternados. No lograban encontrar ninguna salida al dilema, y tampoco podían consultar a sus superiores de Jerusem ni de Edentia. Aquí estaban pues, aislados y teniendo que afrontar cada día algún enredo nuevo y complicado, algún problema que parecía insoluble.
75:1.2 (839.3) En condiciones normales, la primera tarea de un Adán y una Eva Planetarios hubiera sido la coordinación y la mezcla de las razas. Pero en Urantia este proyecto parecía casi irrealizable, pues aunque las razas estaban biológicamente preparadas, nunca habían sido depuradas de sus linajes atrasados y defectuosos.
75:1.3 (839.4) Adán y Eva se encontraban en una esfera que no estaba de ninguna manera preparada para la proclamación de la fraternidad de los hombres, en un mundo que andaba a tientas en una oscuridad espiritual abyecta, y afligido por una confusión que era aún más grave debido al fracaso de la misión de la administración anterior. La mente y la moralidad se encontraban en un nivel bajo, y en lugar de emprender la tarea de llevar a cabo la unidad religiosa, tenían que empezar de nuevo todo el trabajo de convertir a los habitantes a las formas más simples de creencias religiosas. En lugar de encontrarse con un idioma ya preparado para ser adoptado, tenían que enfrentarse con la confusión mundial de cientos y cientos de dialectos locales. Ningún Adán del servicio planetario había sido depositado jamás en un mundo más difícil; los obstáculos parecían insuperables y los problemas insolubles para una criatura.
75:1.4 (839.5) Estaban aislados, y el enorme sentimiento de soledad que pesaba sobre ellos se acrecentó aún más con la partida prematura de los síndicos Melquisedeks. Sólo a través de las órdenes angélicas podían comunicarse indirectamente con cualquier ser que estuviera fuera del planeta. Poco a poco su valentía se debilitaba, sus ánimos decaían, y a veces su fe casi vacilaba.
75:1.5 (840.1) Ésta es la verdadera imagen de la consternación que sentían estas dos nobles almas mientras reflexionaban sobre las tareas con las que se enfrentaban. Los dos eran profundamente conscientes de la enorme empresa que implicaba la ejecución de su misión planetaria.
75:1.6 (840.2) Es probable que ninguno de los Hijos Materiales de Nebadon tuvo que enfrentarse nunca con una tarea tan difícil, y aparentemente tan desesperada, como la que tenían Adán y Eva ante la triste situación de Urantia. Pero algún día hubieran conseguido el éxito si hubieran sido más perspicaces y pacientes. Los dos, y sobre todo Eva, eran demasiado impacientes; no estaban dispuestos a acomodarse a la larguísima prueba de resistencia. Querían ver algunos resultados inmediatos, y los vieron, pero los resultados que consiguieron así fueron sumamente desastrosos tanto para ellos como para su mundo.
75:2.1 (840.3) Caligastia visitó con frecuencia el Jardín y tuvo muchas conversaciones con Adán y Eva, pero éstos se mostraron inflexibles ante todas sus sugerencias de compromisos y de atajos aventureros. Tenían ante ellos bastantes resultados de la rebelión como para estar inmunizados de manera eficaz contra todas estas proposiciones insinuantes. Incluso las propuestas de Daligastia ejercían poca influencia sobre los jóvenes descendientes de Adán. Y por supuesto, ni Caligastia ni su asociado tenían poder para influir sobre un individuo cualquiera en contra de su voluntad, y mucho menos para persuadir a los hijos de Adán a que obraran mal.
75:2.2 (840.4) Conviene recordar que Caligastia era todavía el Príncipe Planetario titular de Urantia, un Hijo descaminado, pero a pesar de todo un Hijo elevado, del universo local. No fue depuesto finalmente hasta la época en que Cristo Miguel estuvo en Urantia.
75:2.3 (840.5) Pero el Príncipe caído era perseverante y decidido. Pronto renunció a convencer a Adán, y decidió intentar un astuto ataque indirecto contra Eva. El maligno llegó a la conclusión de que la única esperanza de tener éxito residía en la hábil utilización de las personas adecuadas que pertenecían a los estratos superiores del grupo nodita, los descendientes de sus antiguos asociados del estado mayor corpóreo. Y preparó sus planes en consecuencia para coger en una trampa a la madre de la raza violeta.
75:2.4 (840.6) Eva nunca tuvo la menor intención de hacer nada que estuviera en contra de los planes de Adán o que pusiera en peligro su deber planetario. Como conocían la tendencia de la mujer a buscar resultados inmediatos en lugar de hacer planes con visión de futuro y con efectos más lejanos, los Melquisedeks, antes de partir, habían advertido especialmente a Eva de los peligros específicos que amenazaban su situación aislada en el planeta, y le habían aconsejado en particular que nunca se apartara del lado de su marido, es decir, que no intentara métodos personales o secretos para fomentar sus empresas comunes. Eva había seguido escrupulosamente estas instrucciones durante más de cien años, y no se le ocurrió que hubiera ningún peligro en las conversaciones cada vez más privadas y confidenciales que disfrutaba con cierto jefe nodita llamado Serapatatia. Todo el asunto se desarrolló de manera tan gradual y natural que a Eva la cogió desprevenida.
75:2.5 (840.7) Los habitantes del Jardín habían estado en contacto con los noditas desde los primeros días del Edén. Habían recibido una ayuda valiosa y mucha cooperación de estos descendientes mixtos de los miembros rebeldes del estado mayor de Caligastia, y ahora el régimen edénico iba a encontrar a través de ellos su completa ruina y su destrucción final.
75:3.1 (841.1) Adán acababa de terminar sus primeros cien años en la Tierra cuando Serapatatia, a la muerte de su padre, asumió el mando de la confederación occidental o siria de las tribus noditas. Serapatatia era un hombre de piel morena, un brillante descendiente del antiguo jefe de la comisión sanitaria de Dalamatia, el cual se había casado con una de las mentes femeninas superiores de la raza azul de aquellos tiempos lejanos. Esta familia había ostentado la autoridad a lo largo de los siglos y había ejercido una gran influencia entre las tribus noditas del oeste.
75:3.2 (841.2) Serapatatia había visitado varias veces el Jardín y le había impresionado profundamente la rectitud de la causa de Adán. Poco después de asumir el mando de los noditas sirios, anunció su intención de establecer una relación muy estrecha con el trabajo de Adán y Eva en el Jardín. La mayoría de su pueblo se unió a él en este programa, y Adán se regocijó con la noticia de que la más poderosa y la más inteligente de todas las tribus vecinas había decidido casi en masa apoyar el programa para mejorar el mundo; era indudablemente alentador. Poco después de este gran acontecimiento, Adán y Eva recibieron a Serapatatia y a su nuevo estado mayor en su propia casa.
75:3.3 (841.3) Serapatatia se convirtió en uno de los lugartenientes de Adán más capaces y eficaces. Era totalmente honrado y completamente sincero en todas sus actividades; nunca fue consciente, ni siquiera posteriormente, de que el astuto Caligastia lo estaba utilizando como instrumento accesorio.
75:3.4 (841.4) Serapatatia se convirtió pronto en el presidente asociado de la comisión edénica para las relaciones tribales, y se prepararon numerosos planes para continuar más enérgicamente la tarea de conseguir que las tribus lejanas se interesaran por la causa del Jardín.
75:3.5 (841.5) Mantuvo muchas entrevistas con Adán y Eva — sobre todo con Eva — y hablaron de muchos proyectos para mejorar sus métodos. Un día, durante una conversación con Eva, a Serapatatia se le ocurrió que mientras esperaban el reclutamiento de una gran cantidad de representantes de la raza violeta, sería muy beneficioso que entretanto se pudiera hacer algo por el progreso inmediato de las tribus necesitadas que aguardaban. Serapatatia afirmó que si los noditas, en calidad de la raza más progresiva y cooperativa, pudieran tener un jefe que naciera entre ellos con una parte de sangre violeta, esto constituiría un vínculo poderoso que uniría más estrechamente a estos pueblos con el Jardín. Se consideró sensata y honestamente que todo esto sería beneficioso para el mundo, ya que este niño, que sería criado y educado en el Jardín, ejercería una gran influencia benéfica sobre el pueblo de su padre.
75:3.6 (841.6) Conviene recalcar de nuevo que Serapatatia era completamente honesto y totalmente sincero en todas sus proposiciones. Nunca sospechó que estaba haciendo el juego de Caligastia y Daligastia. Serapatatia era totalmente leal al proyecto de acumular una gran reserva de la raza violeta antes de intentar el mejoramiento mundial de los pueblos desorientados de Urantia. Pero esto último necesitaría cientos de años para llevarse a cabo, y él era impaciente; quería ver algunos resultados inmediatos — algo que se produjera durante su propia vida. Indicó claramente a Eva que Adán estaba a menudo desanimado por lo poco que se había logrado para mejorar el mundo.
75:3.7 (841.7) Estos planes se maduraron en secreto durante más de cinco años. Al final se desarrollaron hasta tal punto que Eva consintió en tener una entrevista secreta con Cano, la mente más brillante y el jefe más activo de la colonia cercana de noditas amistosos. Cano simpatizaba mucho con el régimen adámico; de hecho era el guía espiritual sincero de los noditas vecinos que apoyaban las relaciones amistosas con el Jardín.
75:3.8 (842.1) La reunión fatídica se produjo durante las horas del crepúsculo de una tarde de otoño, cerca de la casa de Adán. Eva nunca se había encontrado antes con el hermoso y entusiasta Cano — que era un magnífico ejemplar sobreviviente de la constitución física superior y del intelecto sobresaliente de sus lejanos progenitores del estado mayor del Príncipe. Cano creía también plenamente en la rectitud del proyecto de Serapatatia. (La poligamia se practicaba de manera habitual fuera del Jardín.)
75:3.9 (842.2) Influida por los halagos, el entusiasmo y una gran persuasión personal, Eva accedió enseguida a embarcarse en la empresa tan discutida, a añadir su propio pequeño proyecto de salvación del mundo al plan divino más amplio y de más largo alcance. Antes de darse plenamente cuenta de lo que sucedía, el paso fatal se había dado. Ya estaba hecho.
75:4.1 (842.3) La vida celestial del planeta estaba en efervescencia. Adán reconoció que algo iba mal y le pidió a Eva que fuera con él a un lado del Jardín. Adán escuchó entonces, por primera vez, toda la historia del plan madurado durante largo tiempo para acelerar el progreso del mundo, actuando simultáneamente en dos direcciones: la continuación del plan divino junto con la ejecución del proyecto de Serapatatia.
75:4.2 (842.4) Mientras el Hijo y la Hija Materiales conversaban así en el Jardín iluminado por la Luna, «la voz en el Jardín» les reprochó su desobediencia. Aquella voz no era otra que mi propio anuncio a la pareja edénica de que habían transgredido el pacto del Jardín, que habían desobedecido las instrucciones de los Melquisedeks, que habían fracasado en la ejecución del juramento de confianza que habían prestado al soberano del universo.
75:4.3 (842.5) Eva había consentido en participar en la práctica del bien y del mal. El bien es la realización de los planes divinos; el pecado es una transgresión deliberada de la voluntad divina; el mal es la inadaptación de los planes y el desajuste de las técnicas que acaban provocando la falta de armonía en el universo y la confusión planetaria.
75:4.4 (842.6) Cada vez que la pareja del Jardín había comido del fruto del árbol de la vida, el arcángel guardián les había advertido que se abstuvieran de ceder a las sugerencias de Caligastia tendentes a combinar el bien y el mal. Habían sido prevenidos en los términos siguientes: «El día que mezcléis el bien y el mal, os volveréis sin duda como los mortales del mundo; moriréis con toda seguridad.»
75:4.5 (842.7) En el momento fatídico de su encuentro secreto, Eva le había contado a Cano esta advertencia tantas veces repetida, pero Cano, que no conocía ni la importancia ni el significado de estos avisos, le había asegurado que los hombres y las mujeres con móviles buenos e intenciones sinceras no podían obrar mal, que ella seguramente no moriría, sino que más bien viviría de nuevo en la persona del hijo de los dos, el cual crecería para bendecir y estabilizar el mundo.
75:4.6 (842.8) Aunque este proyecto para modificar el plan divino se había concebido y ejecutado con toda sinceridad y únicamente con los móviles más elevados para el bienestar del mundo, constituía un mal porque representaba la manera equivocada de conseguir unos fines justos, porque se apartaba del camino recto, del plan divino.
75:4.7 (843.1) Es verdad que Eva había encontrado atractivo a Cano, y experimentó todo lo que le prometía su seductor, pasando por «un conocimiento nuevo y mayor de los asuntos humanos y una comprensión más viva de la naturaleza humana como complemento de la comprensión de la naturaleza adámica.»
75:4.8 (843.2) Aquella noche estuve hablando en el Jardín con el padre y la madre de la raza violeta, como era mi deber en aquellas tristes circunstancias. Escuché el relato completo de todo lo que había conducido a la Madre Eva a cometer la falta, y les di a los dos asesoramiento y consejos respecto a la situación inmediata. Algunos de estos consejos los siguieron, y otros los pasaron por alto. Esta entrevista aparece en vuestros anales como «el Señor Dios llamó a Adán y Eva en el Jardín y les preguntó: ‘¿Dónde estáis?`». Las generaciones posteriores tenían la costumbre de atribuir todo lo que era insólito y extraordinario, ya fuera físico o espiritual, a la intervención personal directa de los Dioses.
75:5.1 (843.3) La desilusión de Eva fue realmente patética. Adán percibió toda la difícil situación, y aunque tenía el corazón destrozado y estaba abatido, sólo albergaba compasión y simpatía por su compañera equivocada.
75:5.2 (843.4) Al día siguiente del tropiezo de Eva, desesperado por su conciencia del fracaso, Adán buscó a Laotta, la brillante nodita que dirigía las escuelas occidentales del Jardín, y cometió con premeditación la misma locura que Eva. Pero no os equivoquéis. Adán no fue seducido; sabía exactamente lo que hacía; escogió deliberadamente compartir el mismo destino que Eva. Amaba a su compañera con un afecto sobrehumano, y la idea de la posibilidad de una vigilia solitaria sin ella en Urantia sobrepasaba lo que podía soportar.
75:5.3 (843.5) Cuando se enteraron de lo que le había sucedido a Eva, los habitantes enfurecidos del Jardín se volvieron inmanejables; declararon la guerra a la colonia nodita vecina. Salieron rápidamente por las puertas del Edén y cayeron sobre esta población desprevenida, destruyéndola por completo — no se salvó ni un solo hombre, mujer o niño. Cano, el padre de Caín aún por nacer, también pereció.
75:5.4 (843.6) Cuando se dio cuenta de lo que había sucedido, Serapatatia se hundió en la consternación; el miedo y los remordimientos lo pusieron fuera de sí, y al día siguiente se ahogó en el gran río.
75:5.5 (843.7) Los hijos de Adán trataron de consolar a su madre aturdida, mientras su padre vagaba en la soledad durante treinta días. Al final de este período se impuso el juicio; Adán regresó a su hogar y empezó a hacer planes para su futura línea de conducta.
75:5.6 (843.8) Las consecuencias de las locuras de unos padres descaminados son compartidas con mucha frecuencia por sus hijos inocentes. Los nobles y honrados hijos e hijas de Adán y Eva estaban abrumados por la inexplicable tristeza de la tragedia increíble que tan repentina y despiadadamente se había precipitado sobre ellos. Los hijos mayores tardaron más de cincuenta años en recuperarse del dolor y la tristeza de aquellos días trágicos, sobre todo del terror de aquel período de treinta días durante los cuales su padre estuvo ausente del hogar, mientras su madre aturdida ignoraba por completo cuál era su paradero o la suerte que había corrido.
75:5.7 (843.9) Estos mismos treinta días fueron para Eva como largos años de dolor y sufrimiento. Esta noble alma nunca se recuperó plenamente de los efectos de aquel período insoportable de sufrimiento mental y de tristeza espiritual. Ningún aspecto de sus privaciones y dificultades materiales posteriores pudo compararse nunca, en la memoria de Eva, con aquellos días terribles y aquellas noches espantosas de soledad y de incertidumbre insoportable. Se enteró del acto irreflexivo de Serapatatia y no sabía si su marido se había suicidado de dolor o había sido sacado del planeta como castigo por la falta de ella. Cuando Adán regresó, Eva sintió la satisfacción de una alegría y una gratitud que nunca se borró durante su larga y difícil vida conyugal de duro servicio.
75:5.8 (844.1) El tiempo pasaba, pero Adán no estuvo seguro de la naturaleza de su infracción hasta setenta días después de la falta de Eva, cuando los síndicos Melquisedeks regresaron a Urantia y asumieron la jurisdicción sobre los asuntos del mundo. Entonces supo que habían fracasado.
75:5.9 (844.2) Pero aún se estaban preparando más dificultades: La noticia de la aniquilación de la colonia nodita cercana al Edén no tardó en llegar hasta las tribus de origen de Serapatatia situadas en el norte, y pronto se congregó un gran ejército para dirigirse hacia el Jardín. Éste fue el principio de una larga guerra encarnizada entre los adamitas y los noditas, ya que estas hostilidades continuaron hasta mucho tiempo después de que Adán y sus seguidores emigraran al segundo jardín en el valle del Éufrates. Hubo una «enemistad intensa y duradera entre aquel hombre y la mujer, entre la descendencia de él y la descendencia de ella.»
75:6.1 (844.3) Cuando Adán se enteró de que los noditas estaban en marcha, buscó el asesoramiento de los Melquisedeks, pero éstos se negaron a aconsejarle; sólo le dijeron que hiciera lo que estimara más conveniente, y le prometieron su cooperación amistosa, en la medida de lo posible, en la línea de conducta que decidiera. A los Melquisedeks se les había prohibido que se entrometieran en los planes personales de Adán y Eva.
75:6.2 (844.4) Adán sabía que él y Eva habían fracasado; la presencia de los síndicos Melquisedeks se lo indicaba, aunque aún no sabía nada sobre su situación personal y su destino futuro. Mantuvo una reunión durante toda la noche con unos mil doscientos seguidores leales que se habían comprometido a seguir a su jefe, y al día siguiente al mediodía, estos peregrinos salieron del Edén en busca de un nuevo hogar. A Adán no le agradaba la guerra, y eligió en consecuencia dejar el primer jardín a los noditas sin oponer resistencia.
75:6.3 (844.5) Al tercer día de salir del Jardín, la caravana edénica fue detenida por la llegada de los transportes seráficos de Jerusem. A Adán y Eva se les informó por primera vez sobre cuál sería el destino de sus hijos. Mientras los transportes permanecían preparados, aquellos hijos que habían llegado a la edad de elegir (veinte años) recibieron la opción de permanecer en Urantia con sus padres, o de convertirse en los pupilos de los Altísimos de Norlatiadek. Dos tercios escogieron ir a Edentia, y casi un tercio eligió permanecer con sus padres. Todos los hijos menores de veinte años fueron llevados a Edentia. Nadie podría haber contemplado la dolorosa separación entre este Hijo y esta Hija Materiales y sus hijos, sin darse cuenta de que el camino del transgresor es duro. Estos descendientes de Adán y Eva se encuentran ahora en Edentia; no sabemos cómo se dispondrá de ellos.
75:6.4 (844.6) Fue una caravana muy triste la que se preparó para continuar su viaje. ¡Nada podía haber sido más trágico! ¡Haber venido a un mundo con tan grandes esperanzas, haber sido recibidos tan favorablemente, y luego salir con oprobio del Edén, para perder además a más de las tres cuartas partes de sus hijos incluso antes de haber encontrado un nuevo lugar donde residir!
75:7.1 (845.1) Mientras la caravana edénica estaba detenida, a Adán y Eva se les informó sobre la naturaleza de sus transgresiones y se les comunicó el destino que les esperaba. Gabriel apareció para pronunciar la sentencia, y éste fue el veredicto: El Adán y la Eva Planetarios de Urantia son declarados en falta; han violado el pacto de su cargo de confianza como dirigentes de este mundo habitado.
75:7.2 (845.2) Aunque estaban abatidos por el sentimiento de culpabilidad, a Adán y Eva les animó enormemente el anuncio de que sus jueces de Salvington los habían absuelto de todos los cargos de «desacato al gobierno del universo». No habían sido declarados culpables de rebelión.
75:7.3 (845.3) A la pareja edénica se le informó que ellos mismos se habían degradado al estado de los mortales del planeta, y que de ahora en adelante deberían comportarse como un hombre y una mujer de Urantia, considerando el futuro de las razas del mundo como el suyo propio.
75:7.4 (845.4) Mucho antes de que Adán y Eva salieran de Jerusem, sus instructores les habían explicado minuciosamente las consecuencias de cualquier desviación fundamental de los planes divinos. Yo les había advertido personalmente en muchas ocasiones, tanto antes como después de que llegaran a Urantia, que la degradación al estado mortal sería el resultado indudable, el castigo seguro, que acompañaría infaliblemente a cualquier negligencia en la ejecución de su misión planetaria. Pero es esencial comprender el estado de inmortalidad de la orden material de filiación para entender con claridad las consecuencias que acompañaron a la falta de Adán y Eva.
75:7.5 (845.5) 1. Adán y Eva, al igual que sus semejantes de Jerusem, mantenían su estado inmortal mediante una asociación intelectual con el circuito de gravedad mental del Espíritu. Cuando este sostén vital se rompe debido a una separación mental, entonces, sin tener en cuenta el nivel espiritual de existencia de la criatura, el estado de inmortalidad se pierde. El estado mortal, seguido de la disolución física, era la consecuencia inevitable de la falta intelectual de Adán y Eva.
75:7.6 (845.6) 2. El Hijo y la Hija Materiales de Urantia también estaban personalizados en la similitud de la carne mortal de este mundo, y dependían además del mantenimiento de un sistema circulatorio doble, el primer sistema derivado de sus naturalezas físicas, y el segundo de la superenergía acumulada en el fruto del árbol de la vida. El arcángel guardián siempre había advertido a Adán y Eva que un incumplimiento del deber culminaría en la degradación de su condición, y después de la falta se les negó el acceso a esta fuente de energía.
75:7.7 (845.7) Caligastia logró hacer caer en la trampa a Adán y Eva, pero no consiguió su objetivo de conducirlos a una rebelión abierta contra el gobierno del universo. Lo que habían hecho estaba realmente mal, pero nunca fueron culpables de despreciar la verdad, ni tampoco se rebelaron deliberadamente contra el justo gobierno del Padre Universal y su Hijo Creador.
75:8.1 (845.8) Adán y Eva cayeron de su estado superior de filiación material hasta la humilde condición de los hombres mortales. Pero ésta no fue la caída del hombre. La raza humana ha sido mejorada a pesar de las consecuencias inmediatas de la falta adámica. Aunque el plan divino consistente en otorgar la raza violeta a los pueblos de Urantia fracasó, las razas mortales se han beneficiado enormemente de la contribución limitada que Adán y sus descendientes aportaron a las razas de Urantia.
75:8.2 (846.1) No ha habido ninguna «caída del hombre». La historia de la raza humana es una historia de evolución progresiva, y la donación adámica dejó a los pueblos del mundo enormemente mejorados en relación con su condición biológica anterior. Los linajes superiores de Urantia contienen ahora unos factores hereditarios que proceden como mínimo de cuatro fuentes diferentes: andonita, sangik, nodita y adámica.
75:8.3 (846.2) Adán no debería ser considerado como la causa de la maldición de la raza humana. Aunque fracasó en llevar adelante el plan divino, aunque transgredió su pacto con la Deidad, aunque él y su compañera fueron degradados con toda seguridad en su categoría como criaturas, a pesar de todo esto, su contribución a la raza humana hizo progresar mucho la civilización en Urantia.
75:8.4 (846.3) En el momento de estimar los resultados de la misión adámica en vuestro mundo, la justicia exige que se reconozca la condición del planeta. Adán se enfrentó con una tarea casi desesperada cuando fue transportado, con su hermosa compañera, desde Jerusem hasta este planeta sombrío y confuso. Pero si hubieran seguido los consejos de los Melquisedeks y sus asociados, si hubieran sido más pacientes, habrían triunfado con el tiempo. Pero Eva escuchó la propaganda insidiosa a favor de la libertad personal y de la independencia de acción en el planeta. Fue inducida a experimentar con el plasma vital de la orden material de filiación, en el sentido de que permitió que este depósito de vida se mezclara prematuramente con el del tipo entonces ya mixto del proyecto original de los Portadores de Vida, que anteriormente se había combinado con el de los seres reproductores ligados en otro tiempo al estado mayor del Príncipe Planetario.
75:8.5 (846.4) En toda vuestra ascensión hacia el Paraíso, nunca ganaréis nada intentando sortear impacientemente el plan divino establecido por medio de atajos, invenciones personales u otras estratagemas para mejorar el camino de la perfección, hacia la perfección y para la perfección eterna.
75:8.6 (846.5) Considerándolo todo, es probable que nunca haya habido un error de sabiduría más descorazonador en ningún planeta de todo Nebadon. Pero no es de sorprender que estos pasos en falso se produzcan en los asuntos de los universos evolutivos. Formamos parte de una creación gigantesca, y no es de extrañar que todo no funcione a la perfección. Nuestro universo no fue creado perfecto; la perfección es nuestra meta eterna, no nuestro origen.
75:8.7 (846.6) Si éste fuera un universo mecánico, si la Gran Fuente-Centro Primera sólo fuera una fuerza y no tambíén una personalidad, si toda la creación fuera un inmenso conjunto de materia física dominado por leyes precisas caracterizadas por actividades energéticas invariables, entonces podría prevalecer la perfección, a pesar incluso del estado incompleto del universo. No habría ningún desacuerdo; no habría ninguna fricción. Pero en nuestro universo evolutivo de perfección e imperfección relativas, nos alegramos de que los desacuerdos y los malentendidos sean posibles, porque aportan la prueba del hecho y de la actividad de la personalidad en el universo. Y si nuestra creación es una existencia dominada por la personalidad, entonces podéis estar seguros de que la supervivencia, el progreso y la consecución de la personalidad son posibles; podemos confiar en el crecimiento, la experiencia y la aventura de la personalidad. ¡Qué universo tan magnífico, porque es personal y progresivo, y no simplemente mecánico o incluso pasivamente perfecto!
75:8.8 (846.7) [Presentado por Solonia, la «voz seráfica en el Jardín».]
El libro de Urantia
Documento 76
76:0.1 (847.1) CUANDO Adán eligió dejar el primer jardín a los noditas sin oponer resistencia, no podía ir con sus seguidores hacia el oeste, porque los edenitas no disponían de barcos adecuados para esa aventura marina. No podían ir hacia el norte, pues los noditas del norte ya estaban en marcha hacia el Edén. Temían dirigirse hacia el sur, porque las colinas de aquella región estaban infestadas de tribus hostiles. La única vía abierta era hacia el este, y por eso viajaron hacia el este y las regiones entonces agradables situadas entre los ríos Tigris y Éufrates. Muchos de los que se habían quedado atrás viajaron más tarde hacia el este para unirse con los adamitas en su nueva residencia del valle.
76:0.2 (847.2) Caín y Sansa nacieron antes de que la caravana adámica hubiera alcanzado su destino entre los dos ríos de Mesopotamia. Laotta, la madre de Sansa, murió al nacer su hija; Eva sufrió mucho, pero sobrevivió debido a su fortaleza superior. Eva amamantó a Sansa, la hija de Laotta, y la crió con Caín. Sansa creció y llegó a ser una mujer de grandes aptitudes. Se convirtió en la esposa de Sargán, el jefe de las razas azules del norte, y contribuyó al progreso de los hombres azules de aquellos tiempos.
76:1.1 (847.3) La caravana de Adán necesitó casi un año entero para llegar al río Éufrates. Como lo encontraron crecido, permanecieron acampados casi seis semanas en las llanuras del oeste del río antes de atravesarlo para entrar en las tierras situadas entre los dos ríos, las cuales iban a convertirse en el segundo jardín.
76:1.2 (847.4) Cuando los habitantes del territorio del segundo jardín recibieron la noticia de que el rey y sumo sacerdote del Jardín del Edén marchaba hacia ellos, huyeron precipitadamente a las montañas del este. Cuando Adán llegó, encontró que todo el territorio que deseaba estaba desocupado. Aquí, en este nuevo lugar, Adán y sus colaboradores se pusieron a trabajar para construir sus nuevos hogares y establecer un nuevo centro de cultura y de religión.
76:1.3 (847.5) Adán sabía que este sitio era uno de los tres primeros lugares elegidos por la comisión encargada de escoger los posibles emplazamientos para el Jardín que Van y Amadón habían propuesto. Los dos ríos mismos formaban una buena defensa natural en aquellos tiempos; a poca distancia hacia el norte del segundo jardín, el Éufrates y el Tigris se acercaban mucho, de manera que se podía construir una muralla defensiva de noventa kilómetros para proteger el territorio hacia el sur y entre los mismos ríos.
76:1.4 (847.6) Después de instalarse en el nuevo Edén, se vieron en la necesidad de adoptar métodos de vida rudimentarios; parecía totalmente cierto que la tierra estuviera maldita. La naturaleza seguía de nuevo su curso. Ahora los adamitas se vieron obligados a arrebatarle a una tierra no preparada lo suficiente para vivir, y a enfrentarse con las realidades de la vida en medio de las hostilidades e incompatibilidades naturales de la existencia humana. Habían encontrado el primer jardín parcialmente preparado para ellos, pero el segundo tenía que ser creado con el trabajo de sus propias manos y con el «sudor de su frente».
76:2.1 (848.1) Abel nació menos de dos años después que Caín, y fue el primer hijo de Adán y Eva que nació en el segundo jardín. Cuando Abel cumplió los doce años, eligió convertirse en pastor; Caín había escogido dedicarse a la agricultura.
76:2.2 (848.2) Ahora bien, en aquellos tiempos existía la costumbre de hacer ofrendas al clero de las cosas que se tenían a mano. Los pastores ofrecían los animales de sus rebaños, y los campesinos los frutos de los campos; de conformidad con esta costumbre, Caín y Abel hacían también ofrendas periódicas a los sacerdotes. Los dos muchachos habían discutido muchas veces sobre los méritos relativos de sus profesiones, y Abel no tardó en señalar que se mostraba preferencia por sus sacrificios de animales. Caín recurría en vano a las tradiciones del primer Edén, a la antigua preferencia por los frutos del campo. Abel no lo admitía, y se mofaba del desconcierto de su hermano mayor.
76:2.3 (848.3) En los tiempos del primer Edén, Adán había procurado efectivamente no fomentar las ofrendas de animales sacrificados, de manera que Caín tenía un precedente que justificaba sus argumentos. Sin embargo, era difícil organizar la vida religiosa del segundo Edén. Adán estaba agobiado con mil y un detalles relacionados con los trabajos de la construcción, la defensa y la agricultura. Como estaba muy deprimido espiritualmente, confió la organización del culto y de la educación a los colaboradores de origen nodita que habían desempeñado estas funciones en el primer jardín; incluso en un plazo de tiempo tan corto, los sacerdotes noditas oficiantes empezaron a volver a las normas y reglas de los tiempos preadámicos.
76:2.4 (848.4) Los dos muchachos nunca se llevaron bien, y este asunto de los sacrificios contribuyó además a acrecentar el odio entre ellos. Abel sabía que era hijo de Adán y Eva, y nunca dejó de recalcarle a Caín que Adán no era su padre. Caín no era de pura raza violeta, puesto que su padre pertenecía a la raza nodita, que más tarde se había mezclado con los hombres azules y rojos y con la estirpe andónica aborigen. Todo esto, unido a la herencia belicosa natural de Caín, le indujo a alimentar un odio creciente hacia su hermano menor.
76:2.5 (848.5) Los muchachos tenían dieciocho y veinte años respectivamente cuando la tensión entre ellos se resolvió de manera definitiva; un día, las burlas de Abel enfurecieron tanto a su belicoso hermano, que Caín se revolvió airado contra él y lo mató.
76:2.6 (848.6) El análisis de la conducta de Abel demuestra el valor del entorno y de la educación como factores en el desarrollo del carácter. Abel tenía una herencia ideal, y la herencia yace en el fondo de todo carácter; pero la influencia de un ambiente inferior neutralizó prácticamente esta herencia magnífica. Abel estuvo profundamente influído por su medio ambiente desfavorable, sobre todo durante sus primeros años. Se habría convertido en una persona totalmente diferente si hubiera vivido hasta los veinticinco o los treinta años; su herencia excelente se habría manifestado entonces. Aunque un buen entorno no puede contribuir mucho a vencer realmente las desventajas que una herencia inferior tiene para el carácter, un ambiente malo puede estropear de manera muy eficaz una herencia excelente, al menos durante los primeros años de la vida. Un buen entorno social y una educación adecuada constituyen el terreno y la atmósfera indispensables para sacar el mayor partido de una buena herencia.
76:2.7 (849.1) Los padres de Abel supieron que había muerto cuando sus perros llevaron los rebaños a la casa sin su dueño. Para Adán y Eva, Caín se iba convirtiendo rápidamente en el siniestro recuerdo de la locura que habían cometido, y lo animaron en su decisión de abandonar el jardín.
76:2.8 (849.2) La vida de Caín en Mesopotamia no había sido precisamente feliz, ya que era de manera tan peculiar el símbolo de la falta. No es que sus compañeros fueran poco amables con él, sino que él no ignoraba el resentimiento subconsciente que causaba su presencia. Pero Caín no tenía ninguna marca tribal, y sabía que lo matarían los primeros hombres de las tribus vecinas que se encontraran con él por casualidad. El miedo y cierto remordimiento le indujeron a arrepentirse. Caín nunca había tenido un Ajustador; siempre había desafiado la disciplina familiar y despreciado la religión de su padre. Pero ahora fue a ver a Eva, su madre, para pedirle ayuda y orientación espiritual, y en cuanto buscó sinceramente la asistencia divina, un Ajustador vino a residir dentro de él. Este Ajustador, que residía en el interior y miraba hacia el exterior, confirió a Caín una clara ventaja de superioridad que lo relacionó con la muy temida tribu de Adán.
76:2.9 (849.3) Caín partió pues hacia la tierra de Nod, al este del segundo Edén. Se convirtió en un gran jefe de uno de los grupos del pueblo de su padre, y realizó hasta cierto punto las predicciones de Serapatatia, pues durante toda su vida fomentó la paz entre esta división de los noditas y los adamitas. Caín se casó con Remona, su prima lejana, y su primer hijo, Enoc, se convirtió en el jefe de los noditas elamitas. Los elamitas y los adamitas continuaron viviendo en paz durante cientos de años.
76:3.1 (849.4) A medida que pasaba el tiempo en el segundo jardín, las consecuencias de la falta se volvían cada vez más evidentes. Adán y Eva echaban mucho de menos su antiguo hogar de belleza y tranquilidad, así como a sus hijos que habían sido deportados a Edentia. Resultaba realmente patético observar a esta pareja magnífica reducida a la condición de la naturaleza humana corriente del planeta; pero soportaron su estado disminuido con gracia y entereza.
76:3.2 (849.5) Adán pasaba juiciosamente la mayor parte del tiempo enseñando a sus hijos y a sus asociados la administración pública, los métodos educativos y las devociones religiosas. Si no hubiera sido por esta previsión, en el momento de su muerte se habría desencadenado un pandemónium. Tal como fueron las cosas, la muerte de Adán modificó muy poco la conducta de los asuntos de su pueblo. Pero mucho antes de fallecer, Adán y Eva reconocieron que sus hijos y seguidores habían aprendido gradualmente a olvidar sus días de gloria en el Edén. Para la mayoría de sus seguidores era mejor que olvidaran la grandiosidad del Edén, pues así no era probable que experimentaran un descontento excesivo hacia su entorno menos afortunado.
76:3.3 (849.6) Los gobernantes civiles de los adamitas descendían hereditariamente de los hijos del primer jardín. El primer hijo de Adán, Adanson (Adán ben Adán), fundó un centro secundario de la raza violeta al norte del segundo Edén. El segundo hijo de Adán, Evason, se convirtió en un dirigente y administrador magistral; fue el gran asistente de su padre. Evason no vivió tanto tiempo como Adán, y su hijo mayor, Jansad, se volvió el sucesor de Adán como jefe de las tribus adamitas.
76:3.4 (849.7) Los dirigentes religiosos, o sacerdotes, surgieron con Set, el hijo mayor sobreviviente de Adán y Eva nacido en el segundo jardín. Nació ciento veintinueve años después de la llegada de Adán a Urantia. Set se centró en la tarea de mejorar el estado espiritual del pueblo de su padre, convirtiéndose en el jefe de los nuevos sacerdotes del segundo jardín. Su hijo, Enós, fundó la nueva orden de culto, y su nieto, Cainán, instituyó el servicio exterior de misioneros para las tribus circundantes, cercanas y lejanas.
76:3.5 (850.1) El clero setita fue una empresa triple que abarcaba la religión, la salud y la educación. A los sacerdotes de esta orden se les enseñaba a oficiar en las ceremonias religiosas, a ejercer como médicos e inspectores sanitarios, y a trabajar como profesores en las escuelas del jardín.
76:3.6 (850.2) La caravana de Adán había transportado con ella las semillas y los bulbos de cientos de plantas y cereales del primer jardín hasta la tierra situada entre los dos ríos; también habían llevado consigo grandes rebaños y algunos ejemplares de todos los animales domesticados. Esto les proporcionaba grandes ventajas sobre las tribus que los rodeaban. Disfrutaban de muchos beneficios de la cultura anterior del Jardín original.
76:3.7 (850.3) Hasta el momento de abandonar el primer jardín, Adán y su familia siempre se habían alimentado de frutas, cereales y nueces. Camino de Mesopotamia habían comido por primera vez legumbres y verduras. El consumo de carne se introdujo pronto en el segundo jardín, pero Adán y Eva nunca comieron carne como parte de su dieta habitual. Adanson, Evason, y los demás hijos de la primera generación del primer jardín tampoco se volvieron carnívoros.
76:3.8 (850.4) Los adamitas superaban enormemente a los pueblos circundantes en realizaciones culturales y en desarrollo intelectual. Elaboraron el tercer alfabeto, y además sentaron las bases precursoras de una gran parte del arte, la ciencia y la literatura modernas. Aquí, en las tierras situadas entre el Tigris y el Éufrates, conservaron las artes de la escritura, el trabajo de los metales, la alfarería y la tejeduría, y realizaron un tipo de arquitectura que no fue superado durante miles de años.
76:3.9 (850.5) La vida familiar de los pueblos violetas era ideal para aquellos tiempos y aquella época. Los niños estaban sometidos a cursos de formación en agricultura, artesanía y ganadería, o bien se les educaba para desempeñar las triples obligaciones de los setitas: ser sacerdote, médico e instructor.
76:3.10 (850.6) Cuando penséis en los sacerdotes setitas, no confundáis a aquellos nobles y altruístas instructores de la salud y la religión, a aquellos verdaderos educadores, con los cleros envilecidos y comerciantes de las tribus posteriores y de las naciones circundantes. Sus conceptos religiosos de la Deidad y del universo eran avanzados y más o menos exactos, sus medidas de prevención sanitarias eran excelentes para su época, y sus métodos educativos jamás han sido superados desde entonces.
76:4.1 (850.7) Adán y Eva fueron los fundadores de la raza de hombres violetas, la novena raza humana que apareció en Urantia. Adán y sus descendientes tenían los ojos azules, y los pueblos violetas se caracterizaban por tener la tez clara y el cabello rubio — amarillo, rojo y castaño.
76:4.2 (850.8) Eva no sufría dolores de parto, y tampoco los padecían las razas evolutivas primitivas. Sólo las razas mezcladas, surgidas de la unión de los hombres evolutivos con los noditas y más tarde con los adamitas, sufrieron los intensos dolores del parto.
76:4.3 (851.1) Adán y Eva, al igual que sus hermanos de Jerusem, obtenían su energía de una doble nutrición, manteniéndose a base de alimentos y de luz a la vez, con el complemento de ciertas energías superfísicas no reveladas en Urantia. Sus descendientes de Urantia no heredaron de sus padres el don de la absorción de la energía y de circulación de la luz. Poseían una sola circulación, el tipo humano de alimentación sanguínea. Eran deliberadamente mortales pero vivían mucho tiempo, aunque su longevidad tendía hacia las normas humanas con cada generación sucesiva.
76:4.4 (851.2) Adán y Eva y sus hijos de la primera generación no utilizaban la carne de los animales para alimentarse. Se mantenían totalmente a base de «los frutos de los árboles». Después de la primera generación, todos los descendientes de Adán empezaron a tomar productos lácteos, pero muchos de ellos continuaron con un régimen no carnívoro. Muchas tribus del sur con las que se unieron posteriormente tampoco eran carnívoras. Más tarde, la mayoría de estas tribus vegetarianas emigraron hacia el este y sobrevivieron en los pueblos actualmente mezclados de la India.
76:4.5 (851.3) Tanto la visión física como la visión espiritual de Adán y Eva eran muy superiores a la de los pueblos de hoy. Sus sentidos especiales eran mucho más agudos; eran capaces de ver a los intermedios y a las huestes angélicas, a los Melquisedeks y a Caligastia, el Príncipe caído que vino varias veces a conferenciar con su noble sucesor. Conservaron la capacidad de ver a estos seres celestiales durante más de cien años después de la falta. Estos sentidos especiales estaban menos aguzados en sus hijos y tendieron a disminuir con cada generación sucesiva.
76:4.6 (851.4) Los hijos adámicos tenían generalmente un Ajustador interior, puesto que todos poseían una capacidad indudable de supervivencia. Estos descendientes superiores no estaban tan sometidos al miedo como los hijos de la evolución. Las razas actuales de Urantia continúan teniendo tanto miedo porque vuestros antepasados recibieron muy poco plasma vital de Adán, debido al fracaso prematuro de los planes destinados al mejoramiento físico de las razas.
76:4.7 (851.5) Las células del cuerpo de los Hijos Materiales y de su progenie son mucho más resistentes a las enfermedades que las de los seres evolutivos originarios del planeta. Las células del cuerpo de las razas nativas son similares a los organismos vivientes microscópicos y ultramicroscópicos del planeta que producen las enfermedades. Estos hechos explican por qué los pueblos de Urantia tienen que hacer tantos esfuerzos en el campo científico para resistir tantos desórdenes físicos. Seríais mucho más resistentes a las enfermedades si vuestras razas llevaran más sangre adámica.
76:4.8 (851.6) Después de haberse establecido en el segundo jardín junto al Éufrates, Adán decidió dejar tras él la mayor cantidad posible de su plasma vital para que el mundo se beneficiara después de su muerte. En consecuencia, Eva fue nombrada a la cabeza de una comisión de doce miembros para la mejora de la raza, y antes de la muerte de Adán, esta comisión había elegido a 1.682 mujeres del tipo más elevado de Urantia, y todas fueron fecundadas con el plasma vital adámico. Todos sus hijos llegaron hasta la madurez, a excepción de 112, de manera que el mundo se benefició así de la adición de 1.570 hombres y mujeres superiores. Aunque estas madres candidatas fueron elegidas entre todas las tribus circundantes y representaban a la mayor parte de las razas de la Tierra, la mayoría fue escogida entre los linajes superiores de los noditas, y formaron los orígenes iniciales de la poderosa raza andita. Estos niños nacieron y se criaron en el entorno tribal de sus madres respectivas.
76:5.1 (851.7) Poco tiempo después del establecimiento del segundo Edén, a Adán y Eva se les informó debidamente que su arrepentimiento era aceptable, y que, aunque estaban condenados a sufrir el destino de los mortales de su mundo, serían admitidos indudablemente en las filas de los supervivientes dormidos de Urantia. Creyeron plenamente en este evangelio de resurrección y rehabilitación que los Melquisedeks les proclamaron de manera tan conmovedora. Su transgresión había sido un error de juicio, y no el pecado de una rebelión consciente y deliberada.
76:5.2 (852.1) Cuando eran ciudadanos de Jerusem, Adán y Eva no tenían Ajustadores del Pensamiento, y tampoco estuvieron habitados por un Ajustador en Urantia cuando trabajaron en el primer jardín. Pero poco después de su degradación al estado mortal, se volvieron conscientes de una nueva presencia dentro de ellos, y cayeron en la cuenta de que el estado humano, acompañado de un arrepentimiento sincero, habían hecho posible que los Ajustadores vinieran a residir dentro de ellos. El hecho de saber que estaban habitados por un Ajustador animó enormemente a Adán y Eva durante el resto de sus vidas; sabían que habían fracasado como Hijos Materiales de Satania, pero también sabían que la carrera hacia el Paraíso permanecía abierta para ellos como hijos ascendentes del universo.
76:5.3 (852.2) Adán conocía la resurrección dispensacional que se había producido en el momento de su llegada al planeta, y creía que él y su compañera serían repersonalizados probablemente en conexión con la venida de la siguiente orden de filiación. No sabía que Miguel, el soberano de este universo, iba a aparecer tan pronto en Urantia; suponía que el siguiente Hijo que llegaría sería de la orden de los Avonales. Aún así, para Adán y Eva siempre fue un consuelo meditar sobre el único mensaje personal que recibieron de Miguel, aunque para ellos fuera un poco difícil de comprender. Este mensaje, entre otras expresiones de amistad y de aliento, decía: «He tomado en consideración las circunstancias de vuestra falta; he recordado el deseo de vuestro corazón de ser siempre leales a la voluntad de mi Padre, y seréis llamados del abrazo del sueño mortal cuando yo llegue a Urantia, si los Hijos subordinados de mi universo no os envían a buscar antes de ese momento.»
76:5.4 (852.3) Fue un gran misterio para Adán y Eva. En este mensaje podían comprender la promesa velada de una posible resurrección especial, y esta posibilidad les animó enormemente, pero no podían captar el significado de la indicación de que podrían descansar hasta el momento de una resurrección relacionada con la aparición personal de Miguel en Urantia. Así pues, la pareja edénica siempre proclamó que algún día vendría un Hijo de Dios, y a sus seres queridos comunicaron la creencia, o al menos la ardiente esperanza, de que el mundo de sus graves errores y de sus penas quizás se convertiría en la esfera donde el soberano de este universo decidiera actuar como Hijo donador del Paraíso. Parecía demasiado hermoso para ser verdad, pero Adán albergaba la idea de que Urantia, desgarrada por los conflictos, podría llegar a ser después de todo el mundo más afortunado del sistema de Satania, el planeta más envidiado de todo Nebadon.
76:5.5 (852.4) Adán vivió 530 años; murió de lo que se podría llamar vejez. Su mecanismo físico simplemente se desgastó; el proceso de desintegración le ganó terreno progresivamente al proceso de reparación, y el final inevitable llegó. Eva había muerto diecinueve años antes de una insuficiencia cardíaca. Los dos fueron enterrados en el centro del templo del servicio divino, que se había construido de acuerdo con sus planes poco después de haberse terminado la muralla de la colonia. Éste fue el origen de la costumbre de enterrar a los hombres y mujeres notables y piadosos bajo el suelo de los lugares de culto.
76:5.6 (852.5) El gobierno supermaterial de Urantia continuó bajo la dirección de los Melquisedeks, pero el contacto físico directo con las razas evolutivas se había roto. Los representantes físicos del gobierno del universo habían estado destacados en el planeta desde los tiempos lejanos de la llegada del estado mayor corpóreo del Príncipe Planetario, pasando por la época de Van y Amadón, hasta la llegada de Adán y Eva. Pero este régimen llegó a su fin con la falta adámica, después de haberse prolongado durante un período de más de cuatrocientos cincuenta mil años. En el ámbito espiritual, los ayudantes angélicos continuaron luchando en unión con los Ajustadores del Pensamiento, trabajando los dos heróicamente para salvar al individuo; pero ningún plan global para el bienestar a largo plazo del mundo se promulgó a los mortales de la Tierra hasta la llegada de Maquiventa Melquisedek en la época de Abraham. Con el poder, la paciencia y la autoridad de un Hijo de Dios, Maquiventa sentó las bases para la elevación ulterior y la rehabilitación espiritual de la desdichada Urantia.
76:5.7 (853.1) Sin embargo, la desgracia no ha sido el único destino de Urantia; este planeta ha sido también el más afortunado del universo local de Nebadon. Los urantianos deberían considerar como un beneficio que los desatinos de sus antepasados y los errores de los primeros gobernantes de este mundo sumieran al planeta en un estado de confusión tan desesperada, intensificada además por el mal y el pecado, que este mismo trasfondo de tinieblas atrajo tanto la atención de Miguel de Nebadon que escogió este mundo como escenario para revelar la personalidad amorosa del Padre que está en los cielos. No se trata de que Urantia necesitara a un Hijo Creador para poner en orden sus asuntos enredados, sino que el mal y el pecado en Urantia proporcionaron al Hijo Creador un trasfondo más llamativo para revelar el amor, la misericordia y la paciencia incomparables del Padre Paradisiaco.
76:6.1 (853.2) Adán y Eva se sumieron en su descanso mortal con una sólida fe en las promesas que les habían hecho los Melquisedeks de que algún día se despertarían del sueño de la muerte para volver a la vida en los mundos de las mansiones, unos mundos tan familiares para ellos en los tiempos anteriores a su misión en la carne física de la raza violeta de Urantia.
76:6.2 (853.3) No permanecieron mucho tiempo en el olvido del sueño inconsciente de los mortales del reino. Al tercer día de la muerte de Adán, dos días después de su respetuoso entierro, Lanaforge ordenó que se pasara una lista especial para los supervivientes notables de la falta adámica en Urantia. Sus órdenes, apoyadas por el Altísimo de Edentia en funciones y ratificadas por el Unión de los Días de Salvington, que actuaba en nombre de Miguel, fueron entregadas a Gabriel. De conformidad con este mandato de resurrección especial, el número veintiséis de la serie de Urantia, Adán y Eva fueron repersonalizados y reconstruídos en las salas de resurrección de los mundos de las mansiones de Satania junto con 1.316 asociados suyos de la experiencia del primer jardín. Muchas otras almas leales ya habían sido trasladadas en el momento de la llegada de Adán, que estuvo acompañada de un juicio dispensacional de los supervivientes dormidos y de los ascendentes vivientes cualificados.
76:6.3 (853.4) Adán y Eva pasaron rápidamente por los mundos de ascensión progresiva hasta que alcanzaron la ciudadanía de Jerusem, convirtiéndose una vez más en residentes de su planeta de origen, pero esta vez como miembros de una orden diferente de personalidades del universo. Habían partido de Jerusem como ciudadanos permanentes — como Hijos de Dios, y volvieron como ciudadanos ascendentes — como hijos del hombre. Fueron destinados inmediatamente al servicio de Urantia en la capital del sistema, y más tarde pasaron a ser miembros del consejo de los veinticuatro que funciona actualmente como órgano de control consultivo de Urantia.
76:6.4 (854.1) Así termina la historia del Adán y la Eva Planetarios de Urantia, una historia de pruebas, tragedias y triunfos, al menos de triunfo personal para vuestro Hijo y vuestra Hija Materiales bienintencionados pero engañados; y al final será sin duda una historia de triunfo último para su mundo y sus habitantes sacudidos por la rebelión y acosados por el mal. En resumidas cuentas, Adán y Eva contribuyeron poderosamente a favorecer la civilización y a acelerar el progreso biológico de la raza humana. Dejaron una gran cultura en la Tierra, pero esta civilización tan avanzada no pudo sobrevivir en presencia de la dilución prematura y la sumersión final de la herencia adámica. Son los pueblos los que hacen las civilizaciones; las civilizaciones no hacen a los pueblos.
76:6.5 (854.2) [Presentado por Solonia, la «voz seráfica en el Jardín».]
El libro de Urantia
Documento 77
77:0.1 (855.1) LA MAYORÍA de los mundos habitados de Nebadon albergan uno o más grupos de seres singulares que existen en un nivel de actividad de los seres vivientes situado aproximadamente a medio camino entre el nivel de los mortales de los planetas y el de las órdenes angélicas, y por eso los llamamos criaturas intermedias. Parecen ser un accidente del tiempo, pero se encuentran tan extendidos y son unos colaboradores tan valiosos, que todos los hemos aceptado desde hace mucho tiempo como uno de los grupos esenciales de nuestro servicio planetario combinado.
77:0.2 (855.2) En Urantia funcionan dos órdenes distintas de intermedios: el cuerpo primario o más antiguo, que nació en los tiempos de Dalamatia, y el grupo secundario o más joven, cuyo origen se remonta a la época de Adán.
77:1.1 (855.3) Los intermedios primarios de Urantia tienen su génesis en una asociación singular entre lo material y lo espiritual. Sabemos que existen criaturas similares en otros mundos y en otros sistemas, pero se han originado mediante técnicas diferentes.
77:1.2 (855.4) Es conveniente tener siempre presente que las donaciones sucesivas de los Hijos de Dios en un planeta evolutivo producen unos cambios notables en la economía espiritual de ese mundo, y a veces modifican tanto el funcionamiento de la asociación entre los agentes espirituales y materiales de un planeta, que se crean situaciones realmente difíciles de comprender. El estatus de los cien miembros corpóreos del estado mayor del Príncipe Caligastia ilustra precisamente una interasociación singular de este tipo: Como ciudadanos morontiales ascendentes de Jerusem, eran criaturas supermateriales sin prerrogativas reproductoras. Como servidores planetarios descendentes en Urantia, eran criaturas materiales sexuadas capaces de procrear una descendencia material (tal como algunos de ellos hicieron más tarde). Lo que no podemos explicar de una manera satisfactoria es cómo estos cien miembros pudieron desempeñar la función de padres en un nivel supermaterial, pero esto es exactamente lo que sucedió. La unión supermaterial (no sexual) de un hombre y una mujer del estado mayor corpóreo tuvo como resultado la aparición del primogénito de los intermedios primarios.
77:1.3 (855.5) Inmediatamente se descubrió que una criatura de esta índole, a medio camino entre el nivel humano y el nivel angélico, sería de una gran utilidad para llevar adelante los asuntos de la sede del Príncipe; en consecuencia, cada pareja del estado mayor corpóreo recibió la autorización de engendrar un ser similar. Este esfuerzo tuvo como resultado el primer grupo de cincuenta criaturas intermedias.
77:1.4 (855.6) Después de observar durante un año el trabajo de este grupo singular, el Príncipe Planetario autorizó la reproducción sin restricción de los intermedios. Este plan se llevó a cabo mientras duró la facultad de crear, y así es como surgió el cuerpo original de 50.000 intermedios.
77:1.5 (856.1) Entre el nacimiento de cada intermedio transcurría un período de medio año, y cuando cada pareja hubo engendrado mil seres de este tipo, ya no nació ninguno más. No existe ninguna explicación válida que nos indique por qué se agotó este poder cuando apareció el milésimo descendiente. Todos los intentos posteriores resultaron un fracaso.
77:1.6 (856.2) Estas criaturas constituyeron el cuerpo que recogía la información para la administración del Príncipe. Se diseminaron por todas partes, estudiando y observando a las razas del mundo, y prestando otros servicios inestimables al Príncipe y a su estado mayor en la tarea de influir sobre la sociedad humana que se encontraba alejada de la sede planetaria.
77:1.7 (856.3) Este régimen continuó hasta los trágicos días de la rebelión planetaria, que cogió en la trampa a un poco más de las cuatro quintas partes de los intermedios primarios. El cuerpo leal se puso al servicio de los síndicos Melquisedeks y funcionó bajo la dirección titular de Van hasta la época de Adán.
77:2.1 (856.4) Aunque ésta es la narración del origen, la naturaleza y las funciones de las criaturas intermedias de Urantia, el parentesco entre las dos órdenes — la primaria y la secundaria — hace necesario interrumpir en este punto la historia de los intermedios primarios para poder seguir el linaje descendente de los miembros rebeldes del estado mayor corpóreo del Príncipe Caligastia, desde los tiempos de la rebelión planetaria hasta la época de Adán. Esta línea hereditaria fue la que proporcionó, durante los primeros tiempos del segundo jardín, la mitad de los antepasados de la orden secundaria de criaturas intermedias.
77:2.2 (856.5) Los miembros corpóreos del estado mayor del Príncipe habían sido materializados como criaturas sexuadas para que pudieran participar en el proyecto de procrear una descendencia que incorporara las cualidades combinadas de su orden especial unidas a las de los linajes seleccionados de las tribus andónicas, y todo ello con miras a la aparición posterior de Adán. Los Portadores de Vida habían proyectado un nuevo tipo de mortales que englobarían la unión de los descendientes conjuntos del estado mayor del Príncipe con los hijos de Adán y Eva de la primera generación. Habían diseñado así un proyecto que contemplaba un nuevo tipo de criaturas planetarias, y esperaban que se convertirían en los dirigentes e instructores de la sociedad humana. Estos seres estaban destinados a la soberanía social, no a la soberanía civil. Pero como este proyecto fracasó casi por completo, nunca sabremos la clase de aristocracia de dirigentes benéficos y el tipo de cultura incomparable que se perdió así en Urantia. Porque cuando los miembros del estado mayor corpóreo se reprodujeron más tarde, lo hicieron después de la rebelión y tras haber sido privados de su conexión con las corrientes vitales del sistema.
77:2.3 (856.6) La era posterior a la rebelión en Urantia fue testigo de muchos sucesos inhabituales. Una gran civilización — la cultura de Dalamatia — se desmoronaba. «Los nefilim (los noditas) estaban en la Tierra en aquellos días, y cuando estos hijos de los dioses fueron hasta las hijas de los hombres y tuvieron relaciones con ellas, sus hijos fueron ‘los poderosos hombres de la antigüedad`, ‘los varones de renombre`». Aunque no eran del todo «hijos de los dioses», el estado mayor y sus primeros descendientes fueron considerados como tales por los mortales evolutivos de aquellos tiempos lejanos; incluso su estatura fue exagerada por la tradición. Éste es, pues, el origen del relato folclórico casi universal de los dioses que descendieron a la Tierra y engendraron allí, con las hijas de los hombres, una antigua raza de héroes. Toda esta leyenda se volvió aún más confusa con las mezclas raciales de los adamitas que nacieron posteriormente en el segundo jardín.
77:2.4 (857.1) Puesto que los cien miembros corpóreos del estado mayor del Príncipe tenían el plasma germinal de los linajes humanos andónicos, si emprendían la reproducción sexual se podía esperar de manera natural que sus descendientes se parecieran por completo a los hijos de los otros padres andonitas. Pero cuando los sesenta rebeldes del estado mayor, los seguidores de Nod, emprendieron de hecho la reproducción sexual, sus hijos resultaron ser muy superiores en casi todos los aspectos tanto a los pueblos andonitas como a los pueblos sangiks. Esta superioridad inesperada no solamente se refería a sus cualidades físicas e intelectuales, sino también a sus capacidades espirituales.
77:2.5 (857.2) Estas características mutantes que aparecieron en la primera generación nodita se debían a ciertos cambios que se habían producido en la configuración y en los componentes químicos de los factores hereditarios del plasma germinal andónico. Estos cambios habían sido causados por la presencia, en el cuerpo de los miembros del estado mayor, de los poderosos circuitos de conservación de la vida del sistema de Satania. Estos circuitos vitales hicieron que los cromosomas del modelo especializado de Urantia se reorganizaran más a la manera de los modelos de la especialización normalizada en Satania de las manifestaciones vitales decretadas para Nebadon. La técnica de esta metamorfosis del plasma germinal, producida por la acción de las corrientes vitales del sistema, se parece a los procedimientos que emplean los científicos de Urantia para modificar el plasma germinal de las plantas y los animales mediante la utilización de los rayos X.
77:2.6 (857.3) Los pueblos noditas surgieron así de ciertas modificaciones particulares e inesperadas que se produjeron en el plasma vital que los cirujanos de Avalon habían trasladado desde el cuerpo de los cooperadores andonitas hasta el de los miembros del estado mayor corpóreo.
77:2.7 (857.4) Se debe recordar que los cien andonitas que contribuyeron con su plasma germinal recibieron a su vez el complemento orgánico del árbol de la vida, de manera que las corrientes vitales de Satania se extendieron igualmente por sus cuerpos. Los cuarenta y cuatro andonitas modificados que siguieron al estado mayor en la rebelión también se casaron entre ellos e hicieron una gran contribución a los mejores linajes del pueblo nodita.
77:2.8 (857.5) Estos dos grupos, que comprendían 104 individuos portadores del plasma germinal andonita modificado, fueron los antepasados de los noditas, la octava raza que apareció en Urantia. Esta nueva característica de la vida humana en Urantia representa otra fase del proceso del plan original consistente en utilizar este planeta como mundo de modificación de la vida, salvo que en esta ocasión se trató de un acontecimiento no previsto.
77:2.9 (857.6) Los noditas de pura cepa eran una raza magnífica, pero se mezclaron gradualmente con los pueblos evolutivos de la Tierra, y al poco tiempo se había producido una gran degeneración. Diez mil años después de la rebelión habían perdido tanto terreno que la duración media de su vida sólo era un poco superior a la de las razas evolutivas.
77:2.10 (857.7) Cuando los arqueólogos desentierran los registros en tablillas de arcilla de los últimos descendientes sumerios de los noditas, descubren unas listas de reyes sumerios que se remontan a varios miles de años; a medida que estos anales se internan en el pasado, el reinado de cada rey se prolonga desde unos veinticinco o treinta años hasta ciento cincuenta años o más. Esta prolongación del reinado de estos reyes antiguos significa que algunos de los primeros jefes noditas (los descendientes inmediatos del estado mayor del Príncipe) vivieron más tiempo que sus sucesores más recientes, y también indica un esfuerzo por remontar sus dinastías hasta la época de Dalamatia.
77:2.11 (857.8) Los datos sobre estos personajes tan longevos se deben también a la confusión entre los meses y los años como períodos de tiempo. Este hecho también se puede observar en la genealogía bíblica de Abraham y en los archivos primitivos de los chinos. La confusión entre el mes, o período de veintiocho días, y el año de más de trescientos cincuenta días que se introdujo más tarde, es responsable de la tradición de estas vidas humanas tan largas. Existen relatos de un hombre que vivió más de novecientos «años». Este período no representa en realidad más de setenta años, pero estas vidas fueron consideradas durante siglos como muy largas, y más adelante se las denominó como «sesenta años más diez».
77:2.12 (858.1) El cálculo del tiempo por meses de veintiocho días sobrevivió mucho tiempo después de la época de Adán. Pero cuando los egipcios emprendieron la reforma del calendario, hace aproximadamente siete mil años, lo hicieron con una gran precisión, introduciendo el año de 365 días.
77:3.1 (858.2) Después de la sumersión de Dalamatia, los noditas se dirigieron hacia el norte y el este y fundaron enseguida la nueva ciudad de Dilmun como su centro racial y cultural. Cerca de cincuenta mil años después de la muerte de Nod, los descendientes del estado mayor del Príncipe se habían vuelto demasiado numerosos como para poder subsistir en las tierras que rodeaban directamente su nueva ciudad de Dilmun. Después de extenderse hacia el exterior para casarse con las tribus andonitas y sangiks contiguas a sus fronteras, a sus dirigentes se les ocurrió que había que hacer algo para preservar su unidad racial. Por consiguiente, se convocó un consejo de tribus, y después de muchas deliberaciones, se aceptó el plan de Bablot, un descendiente de Nod.
77:3.2 (858.3) Bablot proponía erigir un templo pretencioso de glorificación racial en el centro del territorio que ocupaban en aquel entonces. Este templo debía tener una torre como el mundo no hubiera visto nunca otra igual. Tenía que ser un enorme monumento conmemorativo a su grandeza pasada. Muchos de ellos deseaban que este monumento se erigiera en Dilmun, pero otros afirmaban, recordando las tradiciones del hundimiento de Dalamatia, su primera capital, que una estructura tan grande debería colocarse a una distancia prudencial de los peligros del mar.
77:3.3 (858.4) Bablot tenía pensado que los nuevos edificios se convertirían en el núcleo del futuro centro de la cultura y la civilización noditas. Su opinión terminó por prevalecer, y se empezó a construir de acuerdo con sus planes. La nueva ciudad se llamaría Bablot en honor al arquitecto y constructor de la torre. Este lugar se conoció más adelante con el nombre de Bablod, y finalmente como Babel.
77:3.4 (858.5) Pero la opinión de los noditas continuaba estando un poco dividida en cuanto a los planes y la finalidad de esta empresa. Sus dirigentes tampoco estaban totalmente de acuerdo en cuanto a los planos de la construcción y la utilización de los edificios una vez construidos. Después de cuatro años y medio de trabajos, se originó una gran discusión sobre el objeto y el motivo de la construcción de la torre. La controversia se puso tan enconada que se detuvo todo el trabajo. Los portadores de alimentos difundieron la noticia de la disensión, y un gran número de tribus empezaron a reunirse en el lugar de las obras. Se proponían tres puntos de vista diferentes sobre la finalidad de la construcción de la torre.
77:3.5 (858.6) 1. El grupo más grande, aproximadamente la mitad, deseaba que la torre se construyera como un monumento conmemorativo a la historia y la superioridad racial de los noditas. Pensaban que debía ser una estructura grande e imponente que provocara la admiración de todas las generaciones futuras.
77:3.6 (858.7) 2. La siguiente facción en orden de importancia quería que la torre se destinara a conmemorar la cultura de Dilmun. Preveían que Bablot se convertiría en un gran centro de comercio, arte y manufactura.
77:3.7 (859.1) 3. El contingente más pequeño y minoritario sostenía que la construcción de la torre ofrecía una oportunidad para expiar la locura de sus progenitores que habían participado en la rebelión de Caligastia. Opinaban que la torre debería consagrarse a la adoración del Padre de todos, que toda la finalidad de la nueva ciudad debería consistir en sustituir a Dalamatia — en funcionar como un centro cultural y religioso para los bárbaros de los alrededores.
77:3.8 (859.2) El grupo religioso fue rápidamente derrotado por votación. La mayoría rechazó la doctrina de que sus antepasados habían sido culpables de rebelión; les indignaba este estigma racial. Habiéndose librado de uno de los tres puntos de vista de la discusión, y no logrando arreglar los otros dos por medio del debate, recurrieron a la guerra. Los seguidores de la religión, los no combatientes, huyeron a sus casas del sur, mientras que sus compañeros lucharon hasta destruirse casi por completo.
77:3.9 (859.3) Hace unos doce mil años se efectuó un segundo intento por construir la torre de Babel. Las razas mezcladas de los anditas (noditas y adamitas) se propusieron levantar un nuevo templo sobre las ruinas del primer edificio, pero la empresa no recibió el apoyo suficiente; sucumbió bajo el peso de su propia pretensión. Esta región se conoció durante mucho tiempo como la tierra de Babel.
77:4.1 (859.4) La consecuencia inmediata del conflicto de aniquilación recíproca debido a la torre de Babel fue la dispersión de los noditas. Esta guerra interna redujo considerablemente el número de los noditas más puros, y fue responsable en muchos aspectos de que no lograran establecer una gran civilización preadámica. A partir de este momento, la cultura nodita declinó durante más de ciento veinte mil años, hasta que fue elevada por la inyección adámica. Pero incluso en los tiempos de Adán, los noditas continuaban siendo un pueblo capaz. Muchos de sus descendientes mixtos figuraron entre los constructores del Jardín, y varios capitanes de los grupos de Van eran noditas. Algunos de los cerebros más competentes que prestaron sus servicios en el estado mayor de Adán pertenecían a esta raza.
77:4.2 (859.5) Inmediatamente después del conflicto de Bablot se establecieron tres de los cuatro grandes centros noditas:
77:4.3 (859.6) 1. Los noditas occidentales o sirios. Los restos del grupo nacionalista, o partidarios del monumento racial, se dirigieron hacia el norte donde se unieron con los andonitas y fundaron los centros noditas ulteriores del noroeste de Mesopotamia. Éste fue el grupo más numeroso de noditas en dispersión, y contribuyeron mucho a la aparición de la estirpe asiria posterior.
77:4.4 (859.7) 2. Los noditas orientales o elamitas. Los defensores de la cultura y del comercio emigraron en grandes cantidades hacia Elam en el este y allí se unieron con las tribus sangiks mestizas. Los elamitas de hace treinta o cuarenta mil años se habían vuelto ampliamente de carácter sangik, aunque continuaron manteniendo una civilización superior a la de los bárbaros circundantes.
77:4.5 (859.8) Después del establecimiento del segundo jardín, era habitual referirse a esta colonia nodita cercana como «la tierra de Nod». Durante el largo período de paz relativa entre este grupo de noditas y los adamitas, las dos razas se mezclaron ampliamente, porque los Hijos de Dios (los adamitas) cogieron cada vez más la costumbre de casarse con las hijas de los hombres (los noditas).
77:4.6 (860.1) 3. Los noditas centrales o presumerios. En la desembocadura de los ríos Tigris y Éufrates hubo un pequeño grupo que conservó mejor su integridad racial. Sobrevivieron durante miles de años y proporcionaron con el tiempo los antepasados noditas que se mezclaron con los adamitas para fundar los pueblos sumerios de los tiempos históricos.
77:4.7 (860.2) Todo esto explica la manera en que los sumerios aparecieron tan repentina y misteriosamente en la esfera de acción de Mesopotamia. Los investigadores nunca podrán descubrir el rastro de estas tribus y seguirlo hasta el principio de los sumerios, que tuvieron su origen hace doscientos mil años después de la sumersión de Dalamatia. Sin un rastro de su origen en otras partes del mundo, estas tribus antiguas aparecieron repentinamente sobre el horizonte de la civilización con una cultura superior y plenamente desarrollada, que incluía templos, trabajo de los metales, agricultura, ganadería, alfarería, tejeduría, derecho mercantil, códigos civiles, un ceremonial religioso y un antiguo sistema de escritura. Al principio de la era histórica, hacía mucho tiempo que habían perdido el alfabeto de Dalamatia, y habían adoptado el sistema de escritura particular originario de Dilmun. El idioma sumerio, aunque prácticamente perdido para el mundo, no era semítico; tenía muchas cosas en común con las llamadas lenguas arias.
77:4.8 (860.3) Los escritos detallados que dejaron los sumerios describen el emplazamiento de una colonia extraordinaria situada en el Golfo Pérsico cerca de la antigua ciudad de Dilmun. Los egipcios llamaban Dilmat a esta ciudad de antigua gloria, mientras que los sumerios adamizados posteriores confundieron la primera y la segunda ciudad noditas con Dalamatia, y llamaron Dilmun a las tres. Los arqueólogos ya han encontrado estas antiguas tablillas sumerias de arcilla que hablan de este paraíso terrenal «donde los dioses bendijeron por primera vez a la humanidad con el ejemplo de una vida civilizada y culta». Estas tablillas que describen a Dilmun, el paraíso de los hombres y de Dios, descansan ahora en el silencio de las estanterías polvorientas de muchos museos.
77:4.9 (860.4) Los sumerios conocían muy bien el primero y el segundo Edén, pero a pesar del gran número de matrimonios mixtos que tuvieron con los adamitas, continuaron considerando a los habitantes del jardín que vivían en el norte como una raza extraña. El orgullo que sentían los sumerios de la cultura nodita más antigua les indujo a no hacer caso de estas nuevas perspectivas de gloria, inclinándose a favor de la grandeza y las tradiciones paradisiacas de la ciudad de Dilmun.
77:4.10 (860.5) 4. Los noditas y amadonitas del norte — los vanitas. Este grupo surgió antes del conflicto de Bablot. Estos noditas más septentrionales descendían de aquellos que se habían separado de la dirección de Nod y sus sucesores para unirse a Van y Amadón.
77:4.11 (860.6) Algunos de los primeros asociados de Van se instalaron posteriormente cerca de las orillas del lago que aún lleva su nombre, y sus tradiciones nacieron alrededor de este lugar. El Ararat se convirtió en su montaña sagrada, que para los vanitas más recientes tuvo casi el mismo significado que el Monte Sinaí para los hebreos. Hace diez mil años, los antepasados vanitas de los asirios enseñaban que su ley moral de siete mandamientos había sido entregada a Van por los Dioses en el Monte Ararat. Creían firmemente que Van y su asociado Amadón habían sido sacados vivos del planeta mientras estaban en lo alto de la montaña dedicados a la adoración.
77:4.12 (860.7) El Monte Ararat era la montaña sagrada del norte de Mesopotamia, y como una gran parte de vuestras tradiciones sobre aquellos tiempos antiguos fue tomada en conexión con la historia babilónica del diluvio, no es de extrañar que el Monte Ararat y su región se entrelazaran posteriormente en la historia judía de Noé y el diluvio universal.
77:4.13 (860.8) Hacia el año 35.000 a. de J.C., Adanson visitó una de las antiguas colonias vanitas más orientales para fundar allí su centro de civilización.
77:5.1 (861.1) Después de describir los antecedentes noditas del linaje de los intermedios secundarios, esta narración va a tratar ahora de la mitad adámica de dichos antepasados, porque los intermedios secundarios son también nietos de Adanson, el primogénito de la raza violeta de Urantia.
77:5.2 (861.2) Adanson formaba parte de aquel grupo de hijos de Adán y Eva que escogieron permanecer en la Tierra con su padre y su madre. Pues bien, este hijo mayor de Adán había escuchado a menudo a Van y Amadón contar la historia de su hogar en las tierras altas del norte, y algún tiempo después del establecimiento del segundo jardín decidió ir en busca de esta tierra de sus sueños juveniles.
77:5.3 (861.3) Adanson tenía entonces 120 años y había sido padre de treinta y dos hijos de pura sangre violeta en el primer jardín. Quería quedarse con sus padres y ayudarlos a preparar el segundo jardín, pero estaba profundamente perturbado por la pérdida de su compañera y de sus hijos, que habían elegido todos ir a Edentia con los otros hijos adámicos que escogieron convertirse en los pupilos de los Altísimos.
77:5.4 (861.4) Adanson no quería abandonar a sus padres en Urantia, estaba poco dispuesto a huir de las dificultades y los peligros, pero opinaba que las relaciones en el segundo jardín eran muy poco satisfactorias. Se esforzó mucho por promover las actividades iniciales de defensa y construcción, pero decidió marcharse hacia el norte en la primera ocasión. Aunque la despedida fue muy agradable, Adán y Eva estaban muy apenados por la pérdida de su hijo mayor, porque se aventurara en un mundo extraño y hostil de donde temían que no regresara nunca.
77:5.5 (861.5) Un grupo de veintisiete compañeros siguió a Adanson en su viaje hacia el norte en busca de los pueblos de sus fantasías infantiles. En poco más de tres años, el grupo encontró realmente el objetivo de su aventura, y Adanson descubrió entre aquella gente a una hermosa y maravillosa mujer de veinte años que afirmaba ser la última descendiente de pura cepa del estado mayor del Príncipe. Esta mujer, llamada Ratta, decía que todos sus antepasados descendían de dos miembros apóstatas del estado mayor del Príncipe. Ella era la última de su raza, pues no tenía hermanos ni hermanas vivos. Casi había decidido no casarse, casi había resuelto morir sin descendencia, pero se enamoró del majestuoso Adanson. Cuando oyó la historia del Edén y la manera en que las predicciones de Van y Amadón se habían hecho realidad, cuando escuchó el relato de la falta del Jardín, un solo pensamiento ocupó su mente — el de casarse con este hijo y heredero de Adán. La idea maduró rápidamente dentro de Adanson, y en poco más de tres meses se casaron.
77:5.6 (861.6) Adanson y Ratta tuvieron una familia de sesenta y siete hijos. Dieron origen a un gran linaje de dirigentes del mundo, pero hicieron algo más. Conviene recordar que estos dos seres eran realmente superhumanos. Cada cuarto hijo que nacía era de una clase única: a menudo se volvía invisible. Nunca había ocurrido una cosa así en la historia del mundo. Ratta estaba profundamente perturbada — e incluso se volvió supersticiosa — pero Adanson conocía bien la existencia de los intermedios primarios, y llegó a la conclusión de que algo similar se estaba produciendo delante de sus ojos. Cuando nació el segundo hijo con este comportamiento extraño, decidió casarlos, pues uno era varón y el otro hembra, y éste es el origen de la orden de los intermedios secundarios. En menos de cien años, y antes de que cesara este fenómeno, habían nacido casi dos mil de ellos.
77:5.7 (862.1) Adanson vivió 396 años. Volvió muchas veces a visitar a su padre y a su madre. Cada siete años viajaba con Ratta hacia el sur para ir al segundo jardín, y entretanto los intermedios lo mantenían informado sobre el bienestar de su pueblo. Durante la vida de Adanson prestaron un gran servicio en la construcción de un nuevo centro mundial independiente a favor de la verdad y la rectitud.
77:5.8 (862.2) Adanson y Ratta tuvieron así a su disposición este cuerpo de asistentes maravillosos que trabajó con ellos durante sus largas vidas, ayudándoles a propagar una verdad avanzada y a difundir unos criterios superiores de vida espiritual, intelectual y física. Los resultados de este esfuerzo por mejorar el mundo nunca fueron completamente eclipsados por los retrocesos posteriores.
77:5.9 (862.3) Los adansonitas mantuvieron una cultura elevada durante cerca de siete mil años a partir de la época de Adanson y Ratta. Más tarde se mezclaron con los noditas y andonitas vecinos, y fueron también incluídos entre los «poderosos hombres de la antigüedad». Algunos progresos de aquella época sobrevivieron y se volvieron una parte latente del potencial cultural que más tarde se convirtió en la civilización europea.
77:5.10 (862.4) Este centro de civilización estaba situado en la región que se encuentra al este del extremo meridional del Mar Caspio, cerca del Kopet Dagh. Los vestigios de lo que en otro tiempo fue la sede adansonita de la raza violeta se encuentran a poca altura de las estribaciones del Turquestán. En estos parajes de las tierras altas, situados en un antiguo y estrecho cinturón fértil emplazado en las estribaciones más bajas de la cordillera del Kopet, surgieron sucesivamente en diversos períodos cuatro culturas distintas, fomentadas respectivamente por cuatro grupos diferentes de descendientes de Adanson. El segundo de estos grupos fue el que emigró hacia el oeste hasta Grecia y las islas del Mediterráneo. El resto de los descendientes de Adanson emigraron hacia el norte y el oeste, entrando en Europa con el linaje mixto de la última oleada andita que salió de Mesopotamia, y también figuraron entre los invasores andita-arios de la India.
77:6.1 (862.5) Aunque los intermedios primarios tuvieron un origen casi superhumano, la orden secundaria es la progenie de la raza adámica pura unida con una descendiente humanizada de unos antepasados comunes a los progenitores del cuerpo más antiguo.
77:6.2 (862.6) Entre los hijos de Adanson, los progenitores peculiares de los intermedios secundarios fueron exactamente dieciséis. Estos hijos singulares estaban divididos por igual entre los dos sexos, y cada pareja era capaz de engendrar un intermedio secundario cada setenta días mediante una técnica combinada de unión sexual y no sexual. Este fenómeno nunca había sido posible en la Tierra antes de esta época, ni ha vuelto a producirse desde entonces.
77:6.3 (862.7) Estos dieciséis hijos vivieron y murieron como los mortales del planeta (a excepción de sus características especiales), pero sus descendientes, cuya fuente de energía es la electricidad, viven de manera indefinida, sin estar sometidos a las limitaciones de la carne mortal.
77:6.4 (862.8) Cada una de las ocho parejas engendró finalmente 248 intermedios, surgiendo así a la existencia el cuerpo secundario original de 1.984 miembros. Existen ocho subgrupos de intermedios secundarios. Se les denomina a-b-c el primero, el segundo, el tercero, y así sucesivamente. Y luego están d-e-f el primero, el segundo, y así sucesivamente.
77:6.5 (862.9) Después de la falta de Adán, los intermedios primarios regresaron al servicio de los síndicos Melquisedeks; el grupo secundario permaneció ligado al centro de Adanson hasta la muerte de éste. Treinta y tres de estos intermedios secundarios, los jefes de su organización cuando murió Adanson, intentaron dar un giro a la orden entera para ponerla al servicio de los Melquisedeks y unirse así al cuerpo primario. Pero como no lograron realizar este proyecto, abandonaron a sus compañeros y pasaron en masa al servicio de los síndicos planetarios.
77:6.6 (863.1) Después de la muerte de Adanson, el resto de los intermedios secundarios ejerció una extraña influencia desorganizada e independiente en Urantia. Desde aquel momento, y hasta la época de Maquiventa Melquisedek, llevaron una existencia irregular y desorganizada. Este Melquisedek los puso parcialmente bajo control, pero continuaron produciendo muchos perjuicios hasta los tiempos de Cristo Miguel. Durante su estancia en la Tierra, todos tomaron sus decisiones definitivas en cuanto a su destino futuro, y la mayoría leal se puso entonces bajo el mando de los intermedios primarios.
77:7.1 (863.2) La mayoría de los intermedios primarios cayeron en el pecado en la época de la rebelión de Lucifer. Cuando se hizo el cálculo de la devastación de la rebelión planetaria se descubrió, entre otras pérdidas, que 40.119 intermedios primarios, de los 50.000 originales, se habían unido a la secesión de Caligastia.
77:7.2 (863.3) El número inicial de intermedios secundarios era de 1.984; 873 de ellos no se alinearon con el gobierno de Miguel y fueron debidamente internados en el momento del juicio planetario de Urantia el día de Pentecostés. Nadie puede pronosticar el futuro de estas criaturas caídas.
77:7.3 (863.4) Los dos grupos de intermedios rebeldes están ahora detenidos en espera del juicio final de los asuntos de la rebelión sistémica. Pero realizaron muchas cosas extrañas en la Tierra antes de iniciarse la dispensación planetaria actual.
77:7.4 (863.5) Estos intermedios desleales eran capaces de manifestarse a los ojos de los mortales en ciertas circunstancias, y era especialmente el caso de los asociados de Belcebú, el jefe de los intermedios secundarios apóstatas. Pero estas criaturas singulares no se deben confundir con algunos querubines y serafines rebeldes que estuvieron también en la Tierra hasta la época de la muerte y resurrección de Cristo. Algunos de los escritores más antiguos designaron a estas criaturas intermedias rebeldes con el nombre de espíritus malignos y demonios, y a los serafines apóstatas con el de ángeles malos.
77:7.5 (863.6) Los espíritus malignos no pueden poseer la mente de un mortal, en ningún mundo, después de que un Hijo donador Paradisiaco ha vivido allí. Pero antes de la estancia de Cristo Miguel en Urantia — antes de la llegada universal de los Ajustadores del Pensamiento y del derramamiento del espíritu del Maestro sobre toda la humanidad — estos intermedios rebeldes eran capaces de influir realmente sobre la mente de ciertos mortales inferiores y controlar un poco sus actos. Todo esto lo realizaban de manera muy similar a como lo hacen las criaturas intermedias leales cuando prestan sus servicios como eficaces guardianes de contacto de las mentes humanas que pertenecen al cuerpo urantiano de reserva del destino, en aquellas ocasiones en que el Ajustador está separado realmente de la personalidad durante un período de contacto con las inteligencias superhumanas.
77:7.6 (863.7) No es una simple figura retórica aquello que indican los escritos: «Y le trajeron todo tipo de enfermos, los que estaban poseídos por los demonios y los que eran lunáticos.» Jesús sabía y reconocía la diferencia entre la demencia y la posesión demoníaca, aunque la mente de aquellos que vivieron en su época y generación confundía mucho estos estados.
77:7.7 (863.8) Incluso antes de Pentecostés, ningún espíritu rebelde podía dominar una mente humana normal, y desde aquel día, las débiles mentes de los mortales inferiores también están libres de esta posibilidad. Desde la llegada del Espíritu de la Verdad, los supuestos exorcismos contra los demonios han consistido en confundir una creencia en la posesión demoníaca con la histeria, la locura y la debilidad mental. La donación de Miguel ha liberado para siempre a todas las mentes humanas de Urantia de la posibilidad de la posesión demoníaca, pero no imaginéis que este riesgo no era real en los tiempos pasados.
77:7.8 (864.1) Todo el grupo de intermedios rebeldes está actualmente encarcelado por orden de los Altísimos de Edentia. Ya no vagan por este mundo abrigando malas intenciones. Independientemente de la presencia de los Ajustadores del Pensamiento, el derramamiento del Espíritu de la Verdad sobre todo el género humano impide para siempre que los espíritus desleales de cualquier tipo o clase puedan invadir de nuevo ni siquiera la mente humana más débil. Desde el día de Pentecostés, una cosa como la posesión demoníaca nunca podrá volver a suceder.
77:8.1 (864.2) Durante el último juicio de este mundo, cuando Miguel trasladó a los supervivientes dormidos del tiempo, las criaturas intermedias fueron dejadas atrás para que ayudaran en el trabajo espiritual y semiespiritual del planeta. Ahora actúan como un solo cuerpo que engloba a las dos órdenes y asciende a 10.992 miembros. En la actualidad, el miembro más antiguo de cada orden gobierna alternativamente a Los Intermedios Unidos de Urantia. Este régimen ha prevalecido desde su fusión en un solo grupo poco después de Pentecostés.
77:8.2 (864.3) Los miembros de la orden más antigua, o primaria, se conocen generalmente por números; a menudo se les dan nombres tales como 1-2-3 el primero, 4-5-6 el primero, y así sucesivamente. A los intermedios adámicos se les denomina alfabéticamente en Urantia con objeto de distinguirlos de la denominación numérica de los intermedios primarios.
77:8.3 (864.4) Los seres de las dos órdenes son inmateriales en lo que se refiere a la nutrición y la absorción de la energía, pero comparten muchas características humanas y pueden disfrutar y practicar vuestro humor así como vuestra adoración. Cuando están vinculados a los mortales, entran en el espíritu del trabajo, el descanso y el entretenimiento humanos. Pero los intermedios no duermen ni poseen la facultad de procrearse. En cierto sentido, los miembros del grupo secundario se diferencian según las características masculinas y femeninas, y a menudo se habla de ellos como «él» o «ella». Trabajan juntos con frecuencia en parejas de este tipo.
77:8.4 (864.5) Los intermedios no son hombres y tampoco son ángeles, pero los intermedios secundarios se encuentran por naturaleza más cerca de los hombres que de los ángeles; pertenecen en cierto modo a vuestras razas y por eso son tan comprensivos y compasivos en sus contactos con los seres humanos; son inestimables para los serafines en el trabajo que éstos realizan para las diversas razas de la humanidad y con ellas, y las dos órdenes son imprescindibles para los serafines que ejercen como guardianes personales de los mortales.
77:8.5 (864.6) Los Intermedios Unidos de Urantia están organizados para servir con los serafines planetarios, según sus dones innatos y su habilidad adquirida, en los cuatro grupos siguientes:
77:8.6 (864.7) 1. Los mensajeros intermedios. Los miembros de este grupo tienen nombres; forman un cuerpo pequeño y son de una gran ayuda, en un mundo evolutivo, en el servicio de las comunicaciones personales rápidas y seguras.
77:8.7 (864.8) 2. Los centinelas planetarios. Los intermedios son los guardianes, los centinelas, de los mundos del espacio. Efectúan la importante función de observadores de los numerosos fenómenos y tipos de comunicaciones que tienen importancia para los seres sobrenaturales de la esfera. Son los que patrullan el ámbito espiritual invisible del planeta.
77:8.8 (865.1) 3. Las personalidades de contacto. Las criaturas intermedias siempre se emplean para establecer contacto con los seres mortales de los mundos materiales, tales como los que se efectuaron con el sujeto a través del cual se transmitieron estas comunicaciones. Son un factor esencial en estas conexiones entre el nivel espiritual y el nivel material.
77:8.9 (865.2) 4. Los ayudantes del progreso. Éstas son las criaturas intermedias más espirituales, y están repartidas como asistentes entre las diversas órdenes de serafines que ejercen su actividad en grupos especiales en el planeta.
77:8.10 (865.3) Los intermedios varían considerablemente en sus aptitudes para establecer contacto con los serafines por encima de ellos y con sus primos humanos por debajo de ellos. Por ejemplo, a los intermedios primarios les resulta extremadamente difícil ponerse en contacto directo con los organismos materiales. Están mucho más cerca de los seres de tipo angélico y por eso son asignados habitualmente a trabajar con las fuerzas espirituales residentes en el planeta y a aportarles su ayuda. Actúan como compañeros y guías de los visitantes celestiales y de los estudiantes temporales, mientras que las criaturas secundarias están ligadas casi exclusivamente al ministerio de los seres materiales del planeta.
77:8.11 (865.4) Los 1.111 intermedios secundarios leales están ocupados en importantes misiones en la Tierra. Comparados con sus asociados primarios, son indudablemente materiales. Existen un poco más allá del campo de la visión humana y poseen una libertad de adaptación suficiente como para establecer contacto físico a voluntad con lo que los seres humanos llaman «cosas materiales». Estas criaturas únicas tienen ciertos poderes determinados sobre las cosas del tiempo y del espacio, sin excluir a los animales del planeta.
77:8.12 (865.5) Una gran parte de los fenómenos más tangibles que se atribuyen a los ángeles han sido ejecutados por las criaturas intermedias secundarias. Cuando los primeros instructores del evangelio de Jesús fueron encarcelados por los jefes religiosos ignorantes de aquella época, un verdadero «ángel del Señor» «abrió por la noche las puertas de la cárcel y los sacó». Pero en el caso de la liberación de Pedro, después de la muerte de Santiago por orden de Herodes, fue un intermedio secundario el que llevó a cabo el trabajo que se atribuyó a un ángel.
77:8.13 (865.6) La tarea principal que realizan actualmente consiste en ser los asociados desapercibidos de enlace personal de los hombres y las mujeres que componen el cuerpo de reserva planetario del destino. La labor de este grupo secundario, hábilmente apoyada por algunos miembros del cuerpo primario, fue la que produjo en Urantia la coordinación de las personalidades y de las circunstancias que indujeron finalmente a los supervisores celestiales del planeta a tomar la iniciativa de unas peticiones que condujeron a la concesión de las autorizaciones que hicieron posible la serie de revelaciones de las que esta presentación forma parte. Pero debemos indicar claramente que las criaturas intermedias no están implicadas en los sórdidos espectáculos que tienen lugar bajo la denominación general de «espiritismo». Todos los intermedios que residen actualmente en Urantia tienen una reputación honorable, y no están relacionados con los fenómenos de la llamada «mediumnidad»; habitualmente no permiten que los humanos sean testigos de sus actividades físicas a veces necesarias, o de sus otros contactos con el mundo material, tal como los sentidos humanos los perciben.
77:9.1 (865.7) Los intermedios se pueden considerar como el primer grupo de habitantes permanentes que se encuentran en los diversos tipos de mundos de los universos, en contraste con los ascendentes evolutivos tales como las criaturas mortales y las huestes angélicas. Estos ciudadanos permanentes se encuentran en diversos puntos de la ascensión hacia el Paraíso.
77:9.2 (866.1) A diferencia de las diversas órdenes de seres celestiales que están destinadas a servir en un planeta, los intermedios viven en un mundo habitado. Los serafines van y vienen, pero las criaturas intermedias se quedan y se quedarán, y el hecho de haber nacido en el planeta no les impide servir en él como ministros; ellos aseguran el único régimen continuo que armoniza y enlaza las administraciones cambiantes de las huestes seráficas.
77:9.3 (866.2) Como verdaderos ciudadanos de Urantia, los intermedios tienen un interés de familia por el destino de esta esfera. Forman una asociación decidida que trabaja continuamente por el progreso de su planeta natal. El lema de su orden evoca la determinación que poseen: «Aquello que los Intermedios Unidos emprenden, los Intermedios Unidos lo realizan».
77:9.4 (866.3) Aunque la capacidad que tienen para atravesar los circuitos energéticos hace posible que cualquier intermedio pueda marcharse del planeta, se han comprometido individualmente a no dejar el planeta hasta que las autoridades del universo los liberen algún día de sus obligaciones. Los intermedios están anclados en un planeta hasta las épocas estabilizadas de luz y de vida. A excepción de 1-2-3 el primero, ninguna criatura intermedia leal ha partido nunca de Urantia.
77:9.5 (866.4) 1-2-3 el primero, el decano de la orden primaria, fue liberado de sus deberes planetarios inmediatos poco después de Pentecostés. Este noble intermedio se mantuvo inquebrantable con Van y Amadón durante los trágicos días de la rebelión planetaria, y su intrépido liderazgo contribuyó a reducir las bajas en su orden. Actualmente presta sus servicios en Jerusem como miembro del consejo de los veinticuatro, y desde Pentecostés ya ha desempeñado una vez la función de gobernador general de Urantia.
77:9.6 (866.5) Los intermedios están atados al planeta, pero de la misma manera que los mortales hablan con los viajeros que vienen de lejos y se informan así sobre los lugares lejanos del planeta, los intermedios conversan también con los viajeros celestiales para informarse sobre los lugares alejados del universo. Así se familiarizan con este sistema y este universo local, e incluso con Orvonton y sus creaciones hermanas, y de esta forma se preparan para la ciudadanía en los niveles superiores de existencia de las criaturas.
77:9.7 (866.6) Aunque los intermedios fueron traídos a la existencia plenamente desarrollados — sin experimentar ningún período de crecimiento o de desarrollo desde la inmadurez — nunca dejan de crecer en sabiduría y experiencia. Al igual que los mortales, son criaturas evolutivas y poseen una cultura que es una auténtica consecución evolutiva. Hay muchas grandes inteligencias y espíritus poderosos en el cuerpo de intermedios de Urantia.
77:9.8 (866.7) Desde un punto de vista más amplio, la civilización de Urantia es el producto conjunto de los mortales y los intermedios de este planeta, y esto es así a pesar de la diferencia actual entre los dos niveles de cultura, una diferencia que no se compensará antes de las épocas de luz y de vida.
77:9.9 (866.8) Como la cultura de los intermedios es el producto de unos ciudadanos planetarios inmortales, es relativamente inmune a las vicisitudes temporales que acosan a la civilización humana. Las generaciones de los hombres olvidan; el cuerpo de los intermedios recuerda, y esta memoria es la mina de oro de las tradiciones de vuestro mundo habitado. La cultura de un planeta permanece así siempre presente en ese planeta, y en las circunstancias adecuadas, estos recuerdos atesorados de los acontecimientos pasados vuelven a estar disponibles; así es como los intermedios de Urantia dieron a sus primos carnales la historia de la vida y las enseñanzas de Jesús.
77:9.10 (867.1) Los intermedios son los expertos ministros que compensan la laguna que apareció después de la muerte de Adán y Eva entre los asuntos materiales y los asuntos espirituales de Urantia. Son también vuestros hermanos mayores, vuestros compañeros en la larga lucha por alcanzar un estado permanente de luz y de vida en Urantia. Los Intermedios Unidos son un cuerpo que ha sido sometido a la prueba de la rebelión, y cumplirán fielmente su función en la evolución planetaria hasta que este mundo alcance la meta de todos los tiempos, hasta ese lejano día en que la paz reine de hecho en la Tierra y haya de verdad buena voluntad en el corazón de los hombres.
77:9.11 (867.2) Debido al valioso trabajo realizado por estos intermedios, hemos llegado a la conclusión de que forman una parte realmente esencial de la organización espiritual de los mundos. Allí donde la rebelión no ha echado a perder los asuntos de un planeta, son de una ayuda mucho mayor para los serafines.
77:9.12 (867.3) Toda la organización de los espíritus superiores, las huestes angélicas y los compañeros intermedios se dedica con entusiasmo a fomentar el plan del Paraíso para la ascensión progresiva y la conquista de la perfección de los mortales evolutivos, una de las ocupaciones supremas del universo — el grandioso plan de la supervivencia consistente en hacer bajar a Dios hasta los hombres y luego, mediante una especie de asociación sublime, hacer subir a los hombres hasta Dios y hacia una eternidad de servicio y la consecución de la divinidad — tanto para los mortales como para los intermedios.
77:9.13 (867.4) [Presentado por un Arcángel de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 78
78:0.1 (868.1) EL SEGUNDO Edén fue la cuna de la civilización durante cerca de treinta mil años. Los pueblos adámicos se mantuvieron allí en Mesopotamia, y enviaron a su progenie hasta los confines de la Tierra; más tarde se amalgamaron con las tribus noditas y sangiks y fueron conocidos con el nombre de anditas. De esta región salieron los hombres y las mujeres que iniciaron las actividades de los tiempos históricos y que aceleraron tan enormemente el progreso cultural de Urantia.
78:0.2 (868.2) Este documento describe la historia planetaria de la raza violeta, partiendo desde poco después de la falta de Adán, cerca de 35.000 años a. de J.C., pasando por su fusión con las razas nodita y sangiks hacia el año 15.000 a. de J.C. para formar los pueblos anditas, y continuando hasta su desaparición final de las tierras natales de Mesopotamia, aproximadamente 2.000 años a. de J.C.
78:1.1 (868.3) Aunque la vida mental y la moralidad de las razas estaban en un bajo nivel en el momento de la llegada de Adán, la evolución física había continuado sin verse afectada en absoluto por la crisis de la rebelión de Caligastia. La contribución que Adán hizo a la condición biológica de las razas, a pesar del fracaso parcial de la empresa, mejoró enormemente a los pueblos de Urantia.
78:1.2 (868.4) Adán y Eva también aportaron muchas cosas valiosas al progreso social, moral e intelectual de la humanidad; la presencia de sus descendientes aceleró enormemente la civilización. Pero hace treinta y cinco mil años, el mundo en general poseía poca cultura. Algunos centros de civilización existían aquí y allá, pero la mayor parte de Urantia languidecía en un estado salvaje. La distribución racial y cultural era la siguiente:
78:1.3 (868.5) 1. La raza violeta — los adamitas y los adansonitas. El centro principal de la cultura adamita se encontraba en el segundo jardín, ubicado en el triángulo de los ríos Tigris y Éufrates; ésta fue realmente la cuna de las civilizaciones occidental e india. El centro secundario o septentrional de la raza violeta era la sede adansonita, situada al este de la costa meridional del Mar Caspio, cerca de los montes Kopet. La cultura y el plasma vital que vivificaron inmediatamente a todas las razas se extendieron desde estos dos centros hacia los países circundantes.
78:1.4 (868.6) 2. Los presumerios y otros noditas. En Mesopotamia también estaban presentes, cerca de la desembocadura de los ríos, los restos de la antigua cultura de la época de Dalamatia. A medida que los milenios pasaron, este grupo se mezcló por completo con los adamitas del norte, pero nunca perdió totalmente sus tradiciones noditas. Otros diversos grupos de noditas que se habían asentado en el Levante fueron absorbidos en general por la raza violeta cuando ésta se expandió posteriormente.
78:1.5 (869.1) 3. Los andonitas mantenían cinco o seis colonias bastante representativas al norte y al este de la sede de Adanson. También estaban diseminados por todo el Turquestán, y algunos grupos aislados sobrevivieron en toda Eurasia, sobre todo en las regiones montañosas. Estos aborígenes continuaban ocupando las tierras nórdicas del continente eurasiático así como Islandia y Groenlandia, pero hacía mucho tiempo que habían sido expulsados de las llanuras de Europa por los hombres azules, y de los valles fluviales de la lejana Asia por la raza amarilla en expansión.
78:1.6 (869.2) 4. Los hombres rojos ocupaban las Américas después de haber sido expulsados de Asia más de cincuenta mil años antes de la llegada de Adán.
78:1.7 (869.3) 5. La raza amarilla. Los pueblos chinos controlaban muy bien todo el este de Asia. Sus colonias más avanzadas estaban situadas al noroeste de la China moderna, en las regiones limítrofes con el Tíbet.
78:1.8 (869.4) 6. La raza azul. Los hombres azules estaban diseminados por toda Europa, pero sus mejores centros de cultura estaban situados en los valles entonces fértiles de la cuenca mediterránea y en el noroeste de Europa. La absorción de los neandertales había retrasado enormemente la cultura de los hombres azules, pero aparte de esto eran los más dinámicos, aventureros y exploradores de todos los pueblos evolutivos de Eurasia.
78:1.9 (869.5) 7. La India pre-dravidiana. La mezcla compleja de las razas de la India — que englobaba a todas las razas de la Tierra, pero sobre todo a la verde, la anaranjada y la negra — mantenía una cultura ligeramente superior a la de las regiones exteriores.
78:1.10 (869.6) 8. La civilización sahariana. Los elementos superiores de la raza índiga tenían sus colonias más progresivas en lo que hoy es el gran desierto del Sahara. Este grupo índigo-negro contenía numerosos linajes de las razas anaranjada y verde sumergidas.
78:1.11 (869.7) 9. La cuenca del Mediterráneo. La raza más mezclada fuera de la India ocupaba lo que actualmente es la cuenca mediterránea. Los hombres azules del norte y los saharianos del sur se encontraron y se mezclaron aquí con los noditas y los adamitas del este.
78:1.12 (869.8) Ésta era la imagen del mundo antes de que empezaran las grandes expansiones de la raza violeta, hace aproximadamente veinticinco mil años. La esperanza de una civilización futura se encontraba en el segundo jardín, entre los ríos de Mesopotamia. Aquí, en el suroeste de Asia, existía el potencial de una gran civilización, la posibilidad de difundir por el mundo las ideas y los ideales que se habían salvado desde los tiempos de Dalamatia y la época del Edén.
78:1.13 (869.9) Adán y Eva habían dejado detrás una progenie limitada pero poderosa, y los observadores celestiales que estaban en Urantia esperaban ansiosamente descubrir cómo se desenvolverían estos descendientes del Hijo y la Hija Materiales desviados.
78:2.1 (869.10) Los hijos de Adán trabajaron durante miles de años a lo largo de los ríos de Mesopotamia, resolviendo sus problemas de riego y de control de las inundaciones en el sur, perfeccionando sus defensas en el norte, e intentando preservar sus tradiciones de la gloria del primer Edén.
78:2.2 (869.11) El heroísmo que mostraron en la dirección del segundo jardín constituye una de las epopeyas asombrosas e inspiradoras de la historia de Urantia. Estas almas espléndidas nunca perdieron de vista por completo el objetivo de la misión adámica, y por eso rechazaron valientemente las influencias de las tribus circundantes e inferiores, mientras que enviaron voluntariamente a sus hijos e hijas más escogidos en una oleada ininterrumpida como emisarios entre las razas de la Tierra. Esta expansión agotaba a veces su cultura natal, pero estos pueblos superiores siempre lograron recobrarse.
78:2.3 (870.1) La civilización, la sociedad y la condición cultural de los adamitas estaban muy por encima del nivel general de las razas evolutivas de Urantia. Sólo había una civilización comparable a ella en todos los aspectos, y se encontraba entre las antiguas colonias de Van y Amadón y entre los adansonitas. Pero la civilización del segundo Edén era una estructura artificial — no había sidoproducida por la evolución — y por esta razón estaba condenada a deteriorarse hasta alcanzar un nivel evolutivo natural.
78:2.4 (870.2) Adán dejó tras él una gran cultura intelectual y espiritual, pero no era avanzada en dispositivos mecánicos ya que toda civilización está limitada por los recursos naturales disponibles, el genio inherente y el tiempo libre suficiente para asegurar la realización de los inventos. La civilización de la raza violeta estaba basada en la presencia de Adán y en las tradiciones del primer Edén. Después de la muerte de Adán y a medida que estas tradiciones se difuminaban con el paso de los milenios, el nivel cultural de los adamitas se deterioró continuamente hasta que alcanzó un estado de equilibrio recíproco entre la condición de los pueblos circundantes y las capacidades culturales de la raza violeta que evolucionaban de manera natural.
78:2.5 (870.3) Sin embargo, hacia el año 19.000 a. de J.C., los adamitas formaban una verdadera nación que ascendía a cuatro millones y medio de habitantes, y ya habían derramado a millones de sus descendientes entre los pueblos de los alrededores.
78:3.1 (870.4) La raza violeta conservó las tradiciones pacíficas del Edén durante muchos milenios, lo que explica el gran retraso en llevar a cabo conquistas territoriales. Cuando sufrían la tensión de la superpoblación, en lugar de hacer la guerra para conseguir más territorios, enviaban el excedente de sus habitantes como instructores a las otras razas. El efecto cultural de estas primeras emigraciones no fue duradero, pero la absorción de los educadores, comerciantes y exploradores adamitas fortaleció biológicamente a los pueblos circundantes.
78:3.2 (870.5) Algunos adamitas viajaron pronto hacia el oeste hasta el valle del Nilo; otros se dirigieron hacia el este y penetraron en Asia, pero éstos fueron una minoría. El movimiento en masa de las épocas más tardías se dirigió ampliamente hacia el norte y desde allí hacia el oeste. Se trató, en general, de un avance gradual pero continuo hacia el norte; la mayoría se dirigió hacia el norte, y luego dio la vuelta hacia el oeste alrededor del Mar Caspio hasta penetrar en Europa.
78:3.3 (870.6) Hace aproximadamente veinticinco mil años, un gran número de los elementos adamitas más puros estaban de camino en su largo viaje hacia el norte. A medida que avanzaban en esta dirección se volvieron cada vez menos adámicos, y en la época en que ocuparon el Turquestán, se habían mezclado por completo con las otras razas, principalmente con los noditas. Muy pocos pueblos violetas de pura cepa penetraron profundamente en Europa o Asia.
78:3.4 (870.7) Desde cerca del año 30.000 hasta el 10.000 a. de J.C., en todo el suroeste de Asia se produjeron unas mezclas raciales que hicieron época. Los habitantes de las tierras altas del Turquestán eran un pueblo viril y vigoroso. Una gran parte de la cultura de los tiempos de Van sobrevivía en el noroeste de la India. Más al norte de estas colonias se había conservado lo mejor de los andonitas primitivos. Y estas dos razas, con una cultura y un carácter superiores, fueron absorbidas por los adamitas que se desplazaban hacia el norte. Esta fusión condujo a la adopción de muchas ideas nuevas; facilitó el progreso de la civilización e hizo avanzar considerablemente todas las fases del arte, las ciencias y la cultura social.
78:3.5 (871.1) Cuando el período de las primeras emigraciones adámicas terminó hacia el año 15.000 a. de J.C., ya había más descendientes de Adán en Europa y Asia central que en cualquier otra parte del mundo, incluida Mesopotamia. Las razas azules europeas habían sido ampliamente impregnadas. Todas las regiones meridionales de los países que ahora se llaman Rusia y Turquestán estaban ocupadas por una gran reserva de adamitas mezclados con noditas, andonitas y sangiks rojos y amarillos. Europa del sur y la franja del Mediterráneo estaban ocupadas por una raza mixta de pueblos andonitas y sangiks — anaranjados, verdes e índigos — con una pequeña parte del linaje adamita. Asia Menor y los países de Europa central y oriental estaban habitados por tribus predominantemente andonitas.
78:3.6 (871.2) Una raza mixta de color, enormemente reforzada hacia esta época por la gente que llegaba de Mesopotamia, se había establecido en Egipto y se preparaba para tomar posesión de la cultura en vías de desaparición del valle del Éufrates. Los pueblos negros se adentraban cada vez más en el sur de África y, al igual que la raza roja, estaban prácticamente aislados.
78:3.7 (871.3) La civilización sahariana se había desorganizado a causa de las sequías, y la de la cuenca del Mediterráneo debido a las inundaciones. Las razas azules no habían conseguido desarrollar hasta ese momento una cultura avanzada. Los andonitas continuaban diseminados por las regiones árticas y las de Asia central. Las razas verde y anaranjada habían sido exterminadas como tales. La raza índiga se dirigía hacia el sur de África para empezar allí su lenta degeneración racial que continuó durante mucho tiempo.
78:3.8 (871.4) Los pueblos de la India permanecían estancados, con una civilización que no progresaba; los hombres amarillos consolidaban sus posesiones en Asia central; los hombres cobrizos aún no habían iniciado su civilización en las islas cercanas del Pacífico.
78:3.9 (871.5) Estas distribuciones raciales, unidas a los extensos cambios climáticos, prepararon el escenario del mundo para la inauguración de la era andita de la civilización urantiana. Estas primeras emigraciones abarcaron un período de diez mil años, desde el año 25.000 hasta el 15.000 a. de J.C. Las emigraciones posteriores o anditas se extendieron desde cerca del año 15.000 hasta el 6000 a. de J.C.
78:3.10 (871.6) Las primeras oleadas de adamitas tardaron tanto tiempo en atravesar Eurasia, que una gran parte de su cultura se perdió por el camino. Sólo los anditas más tardíos se desplazaron con la rapidez suficiente como para conservar la cultura edénica a grandes distancias de Mesopotamia.
78:4.1 (871.7) Las razas anditas constituían las mezclas primitivas entre la pura raza violeta y los noditas, más los pueblos evolutivos. Se puede considerar que los anditas contenían en general un porcentaje de sangre adámica mucho mayor que las razas modernas. El término andita se utiliza generalmente para designar a aquellos pueblos cuya herencia racial era entre una sexta y una octava parte violeta. Los urantianos modernos, incluso los de las razas blancas del norte, contienen un porcentaje mucho menor de la sangre de Adán.
78:4.2 (871.8) Los primeros pueblos anditas tuvieron su origen en las regiones colindantes con Mesopotamia hace más de veinticinco mil años, y consistieron en una mezcla de adamitas y noditas. El segundo jardín estaba rodeado de zonas concéntricas donde los habitantes poseían cada vez menos sangre violeta, y la raza andita nació precisamente en la periferia de este crisol racial. Más adelante, cuando los adamitas y los noditas en plena emigración entraron en las regiones entonces fértiles del Turquestán, se mezclaron rápidamente con sus habitantes superiores, y la mezcla racial resultante extendió el tipo andita hacia el norte.
78:4.3 (872.1) Los anditas eran, en todos los campos, la mejor raza humana que había aparecido en Urantia desde los tiempos de los pueblos de puro linaje violeta. Contenían la mayor parte de los tipos superiores de los restos sobrevivientes de las razas adamita y nodita y, más tarde, algunos de los mejores linajes de los hombres amarillos, azules y verdes.
78:4.4 (872.2) Estos primeros anditas no eran arios, sino prearios. No eran blancos, sino preblancos. No eran un pueblo occidental ni un pueblo oriental. Pero la herencia andita es la que confiere a la mezcla políglota de las llamadas razas blancas esa homogeneidad generalizada que ha sido denominada caucasoide.
78:4.5 (872.3) Los descendientes más puros de la raza violeta habían conservado la tradición adámica de buscar la paz, lo que explica por qué los primeros desplazamientos raciales habían tenido más bien el carácter de emigraciones pacíficas. Pero a medida que los adamitas se unieron con los linajes noditas, que ya eran entonces una raza belicosa, sus descendientes anditas se convirtieron, para su época, en los militaristas más hábiles y sagaces que hayan vivido jamás en Urantia. A partir de entonces, los desplazamientos de los mesopotámicos fueron teniendo un carácter cada vez más militar, y se asemejaron más a auténticas conquistas.
78:4.6 (872.4) Estos anditas eran aventureros; tenían inclinaciones errantes. Un aumento de sangre sangik o andonita tendió a estabilizarlos. Pero incluso así, sus descendientes más tardíos no se detuvieron hasta haber circunnavegado el globo y descubierto el último continente lejano.
78:5.1 (872.5) La cultura del segundo jardín sobrevivió durante veinte mil años, pero sufrió un declive continuo hasta cerca del año 15.000 a. de J.C., cuando la regeneración del clero setita y la jefatura de Amosad inauguraron una era brillante. Las oleadas masivas de civilización que se extendieron más tarde por Eurasia siguieron de cerca al gran renacimiento del Jardín, que fue una consecuencia de las numerosas uniones de los adamitas con los noditas mixtos circundantes, lo cual dio origen a los anditas.
78:5.2 (872.6) Estos anditas introdujeron nuevos progresos en toda Eurasia y África del norte. La cultura andita dominaba desde Mesopotamia hasta el Sinkiang, y las emigraciones constantes hacia Europa eran continuamente compensadas con la nueva gente que llegaba de Mesopotamia. Pero no es muy exacto hablar de los anditas como de una raza en la propia Mesopotamia hasta cerca del comienzo de las emigraciones finales de los descendientes mixtos de Adán. Para entonces, las razas mismas del segundo jardín se habían mezclado de tal manera que ya no se podían considerar como adamitas.
78:5.3 (872.7) La civilización del Turquestán se avivaba y renovaba constantemente gracias a la gente que llegaba de Mesopotamia, y principalmente a los jinetes anditas posteriores. La llamada lengua madre aria estaba en proceso de formación en las tierras altas del Turquestán; era una mezcla del dialecto andónico de aquella región con el idioma de los adansonitas y los anditas posteriores. Muchas lenguas modernas se derivan de este lenguaje primitivo de las tribus de Asia central que conquistaron Europa, la India y las regiones superiores de las llanuras de Mesopotamia. Este antiguo idioma dio a las lenguas occidentales esa semejanza que se designa con el apelativo de aria.
78:5.4 (872.8) Hacia el año 12.000 a. de J.C., tres cuartas partes de los descendientes anditas del mundo residían en el norte y el este de Europa, y cuando más tarde se produjo el éxodo final desde Mesopotamia, el sesenta y cinco por ciento de estas últimas oleadas migratorias penetraron en Europa.
78:5.5 (873.1) Los anditas no solamente emigraron hacia Europa sino también hacia el norte de China y la India, mientras que muchos grupos se desplazaron hasta los confines de la Tierra como misioneros, educadores y comerciantes. Efectuaron una aportación considerable a los grupos de pueblos sangiks del norte del Sahara. Pero sólo unos pocos instructores y comerciantes penetraron en África más al sur de la cabecera del Nilo. Más tarde, los anditas mestizos y los egipcios descendieron por las costas orientales y occidentales de África muy por debajo del ecuador, pero no llegaron hasta Madagascar.
78:5.6 (873.2) Estos anditas fueron los conquistadores llamados dravidianos, y más tarde arios, de la India, y su presencia en Asia central mejoró considerablemente a los antepasados de los turanianos. Muchos miembros de esta raza viajaron hasta China tanto por el Sinkiang como por el Tíbet, y añadieron cualidades deseables a los linajes chinos posteriores. De vez en cuando, pequeños grupos se dirigieron hacia el Japón, Formosa, las Indias Orientales y el sur de China, aunque muy pocos entraron en el sur de China por la ruta costera.
78:5.7 (873.3) Ciento treinta y dos miembros de esta raza se embarcaron en una flotilla de barcos pequeños en el Japón y llegaron finalmente hasta América del Sur; por medio de matrimonios mixtos con los nativos de los Andes, dieron nacimiento a los antepasados de los soberanos posteriores de los Incas. Atravesaron el Pacífico en pequeñas etapas, deteniéndose en las numerosas islas que encontraron por el camino. Las islas de Polinesia eran entonces más numerosas y más grandes que en la actualidad, y estos marineros anditas, junto con otros que los siguieron, modificaron biológicamente a su paso a los grupos indígenas. Como consecuencia de la penetración andita, muchos centros florecientes de civilización se desarrollaron en estas tierras ahora sumergidas. La Isla de Pascua fue durante mucho tiempo el centro religioso y administrativo de uno de estos grupos desaparecidos. Pero de todos los anditas que navegaron por el Pacífico en aquellos tiempos lejanos, los ciento treinta y dos mencionados fueron los únicos que llegaron al continente de las Américas.
78:5.8 (873.4) Las conquistas migratorias de los anditas continuaron hasta sus últimas dispersiones entre los años 8000 y 6000 a. de J.C. A medida que salían en masa de Mesopotamia, agotaban continuamente las reservas biológicas de sus tierras natales, al mismo tiempo que fortalecían notablemente a los pueblos circundantes. A todas las naciones donde llegaron aportaron el humor, el arte, la aventura, la música y la manufactura. Eran unos hábiles domesticadores de animales y unos agricultores expertos. Al menos en esta época, su presencia mejoraba generalmente las creencias religiosas y las prácticas morales de las razas más antiguas. Así es como la cultura de Mesopotamia se difundió tranquilamente por Europa, la India, China, África del norte y las Islas del Pacífico.
78:6.1 (873.5) Las tres últimas oleadas de anditas salieron en masa de Mesopotamia entre los años 8000 y 6000 a. de J.C. Estas tres grandes oleadas culturales fueron forzadas a salir de Mesopotamia a causa de la presión de las tribus de las colinas del este y al hostigamiento de los hombres de las llanuras del oeste. Los habitantes del valle del Éufrates y de los territorios adyacentes emprendieron su éxodo final en diversas direcciones:
78:6.2 (873.6) El sesenta y cinco por ciento entró en Europa por la ruta del Mar Caspio para conquistar a las razas blancas que acababan de aparecer — la mezcla de los hombres azules con los primeros anditas — y fusionarse con ellas.
78:6.3 (873.7) El diez por ciento, incluyendo un amplio grupo de sacerdotes setitas, se dirigió hacia el este a través de las tierras altas elamitas hasta la meseta iraní y el Turquestán. Posteriormente, muchos de sus descendientes fueron expulsados con sus hermanos arios desde las regiones del norte hacia la India.
78:6.4 (874.1) El diez por ciento de los mesopotámicos que viajaban hacia el norte se desviaron hacia el este para entrar en el Sinkiang, donde se fusionaron con sus habitantes anditas y amarillos mezclados. La mayoría de los hábiles descendientes de esta unión racial penetró posteriormente en China y contribuyó mucho al mejoramiento inmediato de la rama nórdica de la raza amarilla.
78:6.5 (874.2) El diez por ciento de estos anditas que huían atravesaron Arabia y entraron en Egipto.
78:6.6 (874.3) El cinco por ciento de los anditas, que poseía la cultura más superior del territorio costero cercano a la desembocadura de los ríos Tigris y Éufrates, había evitado mezclarse con los miembros inferiores de las tribus vecinas, y se negaron a abandonar sus hogares. Este grupo representaba la supervivencia de numerosos linajes noditas y adamitas superiores.
78:6.7 (874.4) Los anditas habían evacuado casi por completo esta región hacia el año 6000 a. de J.C., aunque sus descendientes, ampliamente mezclados con las razas sangiks circundantes y los andonitas de Asia Menor, permanecieron allí para presentar batalla a los invasores del norte y del este en una fecha mucho más tardía.
78:6.8 (874.5) La infiltración creciente de los linajes inferiores circundantes puso fin a la época cultural del segundo jardín. La civilización se desplazó hacia el oeste hasta el Nilo y las islas del Mediterráneo, donde continuó prosperando y progresando mucho tiempo después de que su fuente se hubiera deteriorado en Mesopotamia. Esta afluencia sin obstáculos de los pueblos inferiores preparó el camino para la conquista posterior de toda Mesopotamia por los bárbaros del norte, los cuales expulsaron a los linajes capacitados que quedaban. Incluso años después, a los elementos cultos restantes les seguía molestando la presencia de estos invasores ignorantes y toscos.
78:7.1 (874.6) Los habitantes ribereños estaban acostumbrados a que los ríos se desbordaran en ciertas estaciones; estas inundaciones periódicas eran un acontecimiento anual en sus vidas. Pero nuevos peligros amenazaron al valle de Mesopotamia a consecuencia de unos cambios geológicos progresivos que se habían producido en el norte.
78:7.2 (874.7) Durante miles de años después del hundimiento del primer Edén, las montañas cercanas a la costa oriental del Mediterráneo y las del noroeste y nordeste de Mesopotamia continuaron elevándose. Esta elevación de las tierras altas se aceleró enormemente hacia el año 5000 a. de J.C., y este factor, unido a unas nevadas mucho más abundantes en las montañas del norte, produjo cada primavera unas inundaciones sin precedentes en todo el valle del Éufrates. Estas inundaciones primaverales empeoraron cada vez más, de manera que los habitantes de las regiones fluviales fueron empujados con el tiempo hacia las tierras altas del este. Durante cerca de mil años, decenas de ciudades se quedaron prácticamente abandonadas a causa de estos grandes diluvios.
78:7.3 (874.8) Cerca de cinco mil años más tarde, cuando los sacerdotes hebreos cautivos en Babilonia trataron de hacer remontar el origen del pueblo judío hasta los tiempos de Adán, encontraron muchas dificultades para juntar las partes de la historia; entonces a uno de ellos se le ocurrió renunciar al esfuerzo, dejar que el mundo entero se ahogara en su perversidad en la época del diluvio de Noé, y encontrarse así en mejores condiciones para hacer remontar el origen de Abraham directamente hasta uno de los tres hijos sobrevivientes de Noé.
78:7.4 (875.1) Las tradiciones que hablan de una época en que las aguas cubrían toda la superficie de la Tierra son universales. Muchas razas conservan la historia de un diluvio mundial que tuvo lugar en algún momento de las épocas pasadas. La historia bíblica de Noé, el arca y el diluvio es un invento del clero hebreo durante su cautividad en Babilonia. Nunca ha habido un diluvio universal desde que la vida se estableció en Urantia. La única vez que la superficie de la Tierra estuvo completamente cubierta de agua fue durante las épocas arqueozoicas, antes de que la tierra firme empezara a aparecer.
78:7.5 (875.2) Pero Noé vivió realmente; era un viticultor de Aram, una colonia ribereña cerca de Erec. Año tras año conservaba sus anotaciones escritas sobre los períodos de las crecidas del río. Fue objeto de una gran irrisión mientras recorría el valle del río de arriba abajo recomendando que todas las casas se construyeran de madera, en forma de barco, y que los animales de la familia se subieran a bordo todas las noches cuando se acercara la estación de las inundaciones. Cada año se desplazaba hasta las colonias ribereñas vecinas y les avisaba de la fecha en que se producirían las inundaciones. Finalmente llegó un año en que las inundaciones anuales aumentaron considerablemente debido a fuertes aguaceros poco habituales, de manera que la crecida repentina de las aguas destruyó todo el pueblo; sólo Noé y su familia directa se salvaron en su casa flotante.
78:7.6 (875.3) Estas inundaciones terminaron de disgregar la civilización andita. Al final de este período de diluvios, el segundo jardín había dejado de existir. Sólo subsistió algún rastro de su antigua gloria en el sur y entre los sumerios.
78:7.7 (875.4) Los restos de esta civilización, una de las más antiguas, se pueden encontrar en estas regiones de Mesopotamia así como al nordeste y al noroeste de ellas. Pero los vestigios aún más antiguos de la época de Dalamatia existen bajo las aguas del Golfo Pérsico, y el primer Edén yace sumergido bajo el extremo oriental del Mar Mediterráneo.
78:8.1 (875.5) Cuando la última dispersión de los anditas rompió la espina dorsal biológica de la civilización mesopotámica, una pequeña minoría de esta raza superior permaneció en su tierra natal cerca de la desembocadura de los ríos. Eran los sumerios; hacia el año 6000 a. de J.C., su linaje se había vuelto en gran parte andita, aunque el carácter de su cultura era más exactamente nodita, y se aferraban a las antiguas tradiciones de Dalamatia. Sin embargo, estos sumerios de las regiones costeras eran los últimos anditas de Mesopotamia. Pero en esta fecha tardía las razas de Mesopotamia ya estaban completamente mezcladas, tal como lo demuestran los tipos de cráneos encontrados en las tumbas de esta época.
78:8.2 (875.6) Susa prosperó enormemente durante los tiempos de las inundaciones. La primera ciudad, la más baja, se inundó, de manera que la segunda ciudad, o más alta, sucedió a la primera como centro de las artesanías particulares de aquella época. Cuando estas inundaciones disminuyeron posteriormente, Ur se convirtió en el centro de la industria alfarera. Hace unos siete mil años, Ur se encontraba en el Golfo Pérsico; desde entonces los depósitos de aluvión han elevado las tierras hasta sus límites actuales. Estas colonias sufrieron menos los efectos de las inundaciones debido a sus obras de protección más adecuadas y al ensanchamiento de la desembocadura de los ríos.
78:8.3 (875.7) Los pacíficos cultivadores de cereales de los valles del Tigris y el Éufrates habían sido acosados durante mucho tiempo por las correrías de los bárbaros del Turquestán y de la meseta iraní. Pero en aquella época, la creciente sequía de los pastos de las tierras altas provocó una invasión concertada del valle del Éufrates. Esta invasión fue aún más grave porque estos pastores y cazadores de los alrededores poseían una gran cantidad de caballos domados. La posesión de los caballos les dio una enorme superioridad militar sobre sus ricos vecinos del sur. En poco tiempo invadieron toda Mesopotamia y expulsaron a las últimas oleadas de cultura, que se esparcieron por toda Europa, Asia occidental y África del norte.
78:8.4 (876.1) Estos conquistadores de Mesopotamia llevaban entre sus filas a un gran número de los mejores descendientes anditas de las razas mixtas nórdicas del Turquestán, incluyendo a algunos linajes adansonitas. Estas tribus del norte, menos avanzadas pero más vigorosas, asimilaron rápida y voluntariamente los restos de la civilización mesopotámica, y pronto se convirtieron en los pueblos mixtos que se encontraban en el valle del Éufrates al principio de los tiempos históricos. Restablecieron rápidamente muchas fases de la civilización moribunda de Mesopotamia, adoptando las artes de las tribus del valle y una gran parte de la cultura de los sumerios. Trataron incluso de construir una tercera torre de Babel, y más tarde adoptaron este nombre para designar a su nación.
78:8.5 (876.2) Cuando estos jinetes bárbaros procedentes del nordeste invadieron todo el valle del Éufrates, no lograron conquistar a los supervivientes anditas que vivían cerca de la desembocadura del río en el Golfo Pérsico. Estos sumerios fueron capaces de defenderse gracias a su inteligencia superior, a sus mejores armas y al extenso sistema de canales militares que habían añadido a sus métodos de riego por estanques comunicantes. Formaban un pueblo unido porque tenían una religión colectiva uniforme. De esta manera pudieron mantener su integridad racial y nacional hasta mucho tiempo después de que sus vecinos del noroeste se dividieran en ciudades-Estado aisladas. Ninguno de estos grupos urbanos fue capaz de vencer a los sumerios unidos.
78:8.6 (876.3) Los invasores del norte aprendieron pronto a confiar en estos sumerios amantes de la paz y a apreciar sus aptitudes como educadores y administradores. Fueron muy respetados y solicitados como instructores de las artes y la industria, como directores comerciales y como gobernantes civiles por todos los pueblos del norte, y desde Egipto en el oeste hasta la India en el este.
78:8.7 (876.4) Después de la desintegración de la primera confederación sumeria, las ciudades-Estado posteriores fueron gobernadas por los descendientes apóstatas de los sacerdotes setitas. Estos sacerdotes sólo se dieron el nombre de reyes cuando conquistaron las ciudades vecinas. Los reyes posteriores de estas ciudades no lograron formar unas confederaciones poderosas antes de la época de Sargón porque eran celosos de sus deidades. Cada ciudad creía que su dios municipal era superior a todos los demás dioses, y por tanto se negaban a someterse a un jefe común.
78:8.8 (876.5) Sargón, el sacerdote de Kish, terminó con este largo período de gobiernos débiles de los sacerdotes urbanos; se proclamó rey y emprendió la conquista de toda Mesopotamia y de los países limítrofes. Esto puso fin, por el momento, a las ciudades-Estado gobernadas y tiranizadas por los sacerdotes, donde cada ciudad tenía su propio dios municipal y sus prácticas ceremoniales particulares.
78:8.9 (876.6) A la desintegración de esta confederación de Kish le siguió un largo período de continuas guerras por la supremacía entre estas ciudades del valle. La soberanía alternó de manera diversa entre Sumer, Accad, Kish, Erec, Ur y Susa.
78:8.10 (876.7) Cerca del año 2500 a. de J.C., los sumerios sufrieron graves derrotas a manos de los suitas y los guitas del norte. Lagash, la capital sumeria construida sobre montículos aluviales, cayó. Erec resistió durante treinta años después de la caída de Accad. En la época del establecimiento del reinado de Hamurabi, los sumerios habían sido absorbidos en la masa de los semitas del norte, y los anditas de Mesopotamia desaparecieron de las páginas de la historia.
78:8.11 (877.1) Entre los años 2500 y 2000 a. de J.C., los nómadas anduvieron destrozándolo todo a su paso desde el Atlántico hasta el Pacífico. Los neritas constituyeron la emanación final del grupo caspio de los descendientes mesopotámicos de las razas andonitas y anditas mezcladas. Los cambios climáticos posteriores consiguieron realizar aquello que los bárbaros no lograron hacer para llevar a cabo la ruina de Mesopotamia.
78:8.12 (877.2) Y ésta es la historia de la raza violeta después de la época de Adán, y del destino de su tierra natal entre el Tigris y el Éufrates. Su antigua civilización cayó finalmente debido a la emigración de los pueblos superiores y a la inmigración de sus vecinos inferiores. Pero mucho antes de que los jinetes bárbaros conquistaran el valle, una gran parte de la cultura del jardín se había extendido por Asia, África y Europa, para producir allí los fermentos que dieron como resultado la civilización urantiana del siglo veinte.
78:8.13 (877.3) [Presentado por un Arcángel de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 79
79:0.1 (878.1) ASIA es la cuna de la raza humana. Andón y Fonta nacieron precisamente en una península del sur de este continente, y en las regiones montañosas de lo que hoy es Afganistán, su descendiente Badonán fundó un centro primitivo de cultura que sobrevivió durante más de medio millón de años. Aquí, en este centro oriental de la raza humana, los pueblos sangiks se diferenciaron del linaje andonita, y Asia fue su primer hogar, su primer territorio de caza, su primer campo de batalla. El suroeste de Asia fue testigo de las civilizaciones sucesivas de dalamatianos, noditas, adamitas y anditas, y los potenciales de la civilización moderna se extendieron desde estas regiones hacia todo el mundo.
79:1.1 (878.2) Durante más de veinticinco mil años, hasta cerca del año 2000 a. de J.C., el corazón de Eurasia fue predominantemente andita, aunque esta influencia fue disminuyendo. En las tierras bajas del Turquestán, los anditas se desviaron hacia el oeste alrededor de los lagos interiores para entrar en Europa, mientras que desde las tierras altas de esta región se infiltraron hacia el este. El Turquestán oriental (Sinkiang), y en menor grado el Tíbet, fueron las antiguas puertas por las que estos pueblos de Mesopotamia penetraron en las montañas que conducían hacia las tierras nórdicas de los hombres amarillos. La infiltración andita en la India partió de las regiones montañosas del Turquestán hasta entrar en el Punjab, y de los pastos iraníes a través del Baluchistán. Estas emigraciones primitivas no tuvieron en ningún sentido el carácter de conquistas; se trataron más bien del desplazamiento continuo de las tribus anditas hacia el oeste de la India y China.
79:1.2 (878.3) Los centros de la cultura mixta andita sobrevivieron durante cerca de quince mil años en la cuenca del río Tarim en el Sinkiang, y hacia el sur en las regiones montañosas del Tíbet, donde los anditas y los andonitas se habían mezclado ampliamente. El valle del Tarim era el puesto oriental más avanzado de la verdadera cultura andita. Aquí establecieron sus colonias y empezaron a tener relaciones comerciales con los chinos progresivos hacia el este y con los andonitas hacia el norte. En aquella época, la región del Tarim poseía tierras fértiles y las lluvias eran abundantes. Hacia el este, el Gobi era una extensa pradera donde los pastores se iban transformando gradualmente en agricultores. Esta civilización pereció cuando los vientos de las lluvias cambiaron hacia el sudeste, pero en su momento rivalizó con la misma Mesopotamia.
79:1.3 (878.4) Hacia el año 8000 a. de J.C., la aridez lentamente creciente de las regiones montañosas de Asia central empezó a arrojar a los anditas hacia el fondo de los valles y las costas marítimas. Esta sequía cada vez mayor no solamente los empujó hacia los valles del Nilo, del Éufrates, del Indo y del Río Amarillo, sino que produjo un nuevo desarrollo en la civilización andita. Una nueva clase de hombres, los comerciantes, empezó a aparecer en grandes cantidades.
79:1.4 (879.1) Cuando las condiciones climáticas hicieron que la caza fuera poco provechosa para los anditas en plena emigración, éstos no siguieron la trayectoria evolutiva de las razas más antiguas convirtiéndose en pastores. El comercio y la vida urbana hicieron su aparición. Desde Egipto, Mesopotamia y el Turquestán hasta los ríos de China y la India, las tribus más civilizadas empezaron a congregarse en ciudades dedicadas a la manufactura y el comercio. Adonia, situada cerca de la ciudad actual de Ashjabad, se convirtió en la metrópolis comercial de Asia central. El comercio de las piedras, los metales, la madera y la alfarería se desarrolló rápidamente tanto por vía terrestre como por vía fluvial.
79:1.5 (879.2) Pero la creciente sequía provocó gradualmente el gran éxodo andita desde las tierras situadas al sur y al este del Mar Caspio. El flujo migratorio hacia el norte empezó a dirigirse hacia el sur, y la caballería de Babilonia empezó a entrar en Mesopotamia.
79:1.6 (879.3) La aridez creciente en Asia central contribuyó además a reducir la población y a hacer que estos pueblos fueran menos belicosos; y cuando las lluvias cada vez más escasas en el norte forzaron a los andonitas nómadas a dirigirse hacia el sur, se produjo un enorme éxodo de anditas desde el Turquestán. Ésta fue la penetración final de los pueblos llamados arios en el Levante y la India. Marcó el punto culminante de la larga dispersión de los descendientes mixtos de Adán, durante la cual estas razas superiores mejoraron hasta cierto punto a todos los pueblos asiáticos y a la mayoría de los pueblos insulares del Pacífico.
79:1.7 (879.4) Así, mientras se dispersaban por el hemisferio oriental, los anditas fueron desposeídos de sus tierras natales de Mesopotamia y del Turquestán, ya que este inmenso desplazamiento de los andonitas hacia el sur fue el que diluyó a los anditas en Asia central hasta el punto de casi hacerlos desaparecer.
79:1.8 (879.5) Pero incluso en el siglo veinte después de Cristo, aún quedan restos de sangre andita entre los pueblos turanianos y tibetanos, tal como se puede observar en los tipos rubios que se encuentran de vez en cuando en estas regiones. Los anales chinos primitivos describen la presencia de nómadas pelirrojos al norte de las pacíficas colonias del Río Amarillo, y aún se conservan pinturas que representan fielmente la presencia tanto del tipo rubio andita como del moreno mongol en la cuenca del Tarim de otros tiempos.
79:1.9 (879.6) La última gran manifestación del genio militar latente de los anditas de Asia central se produjo en el año 1200 d. de J.C. cuando los mongoles, bajo el mando de Gengis Kan, empezaron la conquista de la mayor parte del continente asiático. Y al igual que los antiguos anditas, estos guerreros proclamaron la existencia de «un solo Dios en el cielo». La desintegración prematura de su imperio retrasó durante mucho tiempo el intercambio cultural entre Oriente y Occidente, y obstaculizó enormemente el crecimiento de un concepto monoteísta en Asia.
79:2.1 (879.7) La India es el único lugar donde todas las razas de Urantia estaban mezcladas, y la invasión andita añadió el último linaje. Las razas sangiks surgieron a la existencia en las regiones montañosas del noroeste de la India, y en sus comienzos, los miembros de cada raza penetraron sin excepción en el subcontinente de la India, dejando tras ellos la mezcla de razas más heterogénea que jamás haya existido en Urantia. La India antigua fue como un territorio sin salida para las razas que emigraban. La base de la península era antiguamente un poco más angosta que ahora, pues una gran parte de los deltas del Indo y del Ganges se ha formado en los últimos cincuenta mil años.
79:2.2 (879.8) Las primeras mezclas raciales en la India consistieron en una fusión de las razas migratorias roja y amarilla con los aborígenes andonitas. Este grupo se debilitó más tarde debido a la absorción de la mayor parte de los pueblos verdes orientales ahora extintos, así como de una gran cantidad de individuos de la raza anaranjada; mejoró ligeramente gracias a una mezcla limitada con el hombre azul, pero se deterioró extremadamente al asimilar un gran número de miembros de la raza índiga. Pero los llamados aborígenes de la India apenas son representativos de estos pueblos primitivos; forman más bien la franja más inferior del sur y del este, que nunca fue completamente absorbida por los primeros anditas ni por sus primos arios que aparecieron más tarde.
79:2.3 (880.1) Hacia el año 20.000 a. de J.C., la población del oeste de la India ya se había impregnado de sangre adámica, y ningún otro pueblo, en toda la historia de Urantia, combinó nunca tantas razas diferentes. Pero es lamentable que predominaran los linajes sangiks secundarios, y fue una auténtica calamidad que los hombres rojos y azules estuvieran tan poco representados en este crisol racial del pasado lejano. Una mayor cantidad de linajes sangiks primarios hubiera contribuido mucho a realzar una civilización que podría haber sido mucho más importante. Tal como se desarrollaron las cosas, los hombres rojos se destruían en las Américas, los hombres azules retozaban en Europa, y los primeros hijos de Adán (así como la mayoría de sus descendientes) mostraban pocos deseos de mezclarse con los pueblos de color más oscuro, ya fuera en la India, en África o en otras partes.
79:2.4 (880.2) Hacia el año 15.000 a. de J.C., la presión creciente de la población en todo el Turquestán e Irán produjo la primera emigración realmente importante de los anditas hacia la India. Durante más de quince siglos, estos pueblos superiores entraron en masa a través de las regiones montañosas del Baluchistán, diseminándose por los valles del Indo y del Ganges y desplazándose lentamente hacia el sur dentro del Decán. Esta presión andita procedente del noroeste expulsó a muchos pueblos inferiores del sur y del este hacia Birmania y el sur de China, pero no lo suficiente como para salvar a los invasores de la extinción racial.
79:2.5 (880.3) La India no consiguió su hegemonía sobre Eurasia debido principalmente a un problema de topografía. La presión de los pueblos que venían del norte se limitó a empujar a la mayoría de la gente hacia el sur, hacia el territorio cada vez más pequeño del Decán, rodeado por el mar por todas partes. Si hubiera habido tierras adyacentes para la emigración, entonces los pueblos inferiores se hubieran diseminado en todas direcciones, y los linajes superiores habrían establecido una civilización más elevada.
79:2.6 (880.4) Tal como se desarrollaron las cosas, estos conquistadores anditas primitivos hicieron un esfuerzo desesperado por conservar su identidad y detener la marea de la sumersión racial, estableciendo restricciones rígidas para los matrimonios mixtos. A pesar de todo, hacia el año 10.000 a. de J.C., los anditas habían sido absorbidos, pero toda la masa de la población había mejorado notablemente gracias a esta absorción.
79:2.7 (880.5) Las mezclas raciales siempre son ventajosas, ya que favorecen una cultura polifacética y contribuyen al progreso de la civilización, pero si predominan los elementos inferiores de los linajes raciales, estos logros serán de corta duración. Una cultura políglota sólo se puede conservar si los linajes superiores se reproducen con un margen de seguridad sobre los inferiores. La multiplicación incontrolada de los inferiores, unida a la reproducción decreciente de los superiores, conduce infaliblemente al suicidio de la civilización cultural.
79:2.8 (880.6) Si los conquistadores anditas hubieran sido tres veces más numerosos de lo que lo fueron, o si hubieran expulsado o destruido a la tercera parte menos deseable de los habitantes anaranjados, verdes e índigos mezclados, entonces la India se hubiera convertido en uno de los principales centros mundiales de la civilización cultural, y hubiera atraído indudablemente a una mayor cantidad de las oleadas posteriores de mesopotámicos que inundaron el Turquestán y desde allí se dirigieron hacia el norte hasta llegar a Europa.
79:3.1 (881.1) La mezcla de los conquistadores anditas de la India con el linaje nativo se tradujo finalmente en la aparición de los pueblos mixtos que han sido llamados dravidianos. Los primeros dravidianos más puros poseían una gran capacidad para los logros culturales, que se debilitó continuamente a medida que su herencia andita se atenuó de manera progresiva. Y esto fue lo que condenó al fracaso a la civilización en ciernes de la India hace cerca de doce mil años. Pero incluso la inyección de esta pequeña cantidad de sangre de Adán produjo una aceleración apreciable del desarrollo social. Este linaje compuesto dio inmediatamente nacimiento a la civilización más polifacética que existía entonces en la Tierra.
79:3.2 (881.2) Poco tiempo después de conquistar la India, los anditas dravidianos perdieron su contacto racial y cultural con Mesopotamia, pero estas relaciones se restablecieron gracias a la apertura posterior de las líneas marítimas y de las rutas de las caravanas. En los últimos diez mil años, la India no ha estado en ningún momento totalmente desconectada de Mesopotamia en el oeste y de China en el este, aunque las barreras montañosas favorecían enormemente el intercambio con el oeste.
79:3.3 (881.3) La cultura superior y las tendencias religiosas de los pueblos de la India datan de los primeros tiempos de la dominación dravidiana y se deben, en parte, al hecho de que un gran número de sacerdotes setitas entró en la India tanto con las primeras invasiones anditas como con las invasiones arias posteriores. El hilo conductor de monoteísmo que atraviesa la historia religiosa de la India proviene así de las enseñanzas de los adamitas en el segundo jardín.
79:3.4 (881.4) En una fecha tan temprana como el año 16.000 a. de J.C., un grupo de cien sacerdotes setitas penetró en la India y estuvo a punto de conquistar religiosamente la mitad occidental de este pueblo políglota, pero su religión no sobrevivió. En el espacio de cinco mil años, sus doctrinas sobre la Trinidad del Paraíso habían degenerado en el símbolo trino del dios del fuego.
79:3.5 (881.5) Pero durante más de siete mil años y hasta el final de las emigraciones anditas, el nivel religioso de los habitantes de la India fue muy superior al del resto del mundo. Durante aquellos tiempos, la India prometía dar nacimiento a la civilización cultural, religiosa, filosófica y comercial más avanzada del mundo. Si los anditas no hubieran sido completamente absorbidos por los pueblos del sur, este destino probablemente se hubiera realizado.
79:3.6 (881.6) Los centros culturales dravidianos estaban situados en los valles de los ríos, principalmente del Indo y del Ganges, y en el Decán a lo largo de los tres grandes ríos que fluyen a través de los Ghates orientales hacia el mar. Las colonias a lo largo de la costa de los Ghates occidentales debieron su importancia a las relaciones marítimas con Sumeria.
79:3.7 (881.7) Los dravidianos figuran entre los primeros pueblos que construyeron ciudades y que se dedicaron a un extenso comercio de importaciones y exportaciones, tanto por tierra como por mar. Hacia el año 7000 a. de J.C., las caravanas de camellos viajaban regularmente hasta la lejana Mesopotamia. Los barcos dravidianos navegaban a lo largo de la costa a través del mar de Arabia hasta las ciudades sumerias del Golfo Pérsico, y se aventuraban en las aguas del Golfo de Bengala hasta las Indias Orientales. Estos navegantes y mercaderes importaron de Sumeria un alfabeto así como el arte de la escritura.
79:3.8 (881.8) Estas relaciones comerciales contribuyeron enormemente a diversificar aún más una cultura ya cosmopolita, provocando la rápida aparición de una gran parte de los refinamientos, e incluso de los lujos, de la vida urbana. Cuando los arios que llegaron más tarde entraron en la India, no reconocieron en los dravidianos a sus primos anditas ya absorbidos por las razas sangiks, pero sí encontraron una civilización bien desarrollada. A pesar de sus limitaciones biológicas, los dravidianos habían fundado una civilización superior que se había difundido por toda la India y que ha sobrevivido en el Decán hasta los tiempos modernos.
79:4.1 (882.1) La segunda penetración andita en la India fue la invasión aria que tuvo lugar durante un período de casi quinientos años a mediados del tercer milenio a. de J.C. Esta emigración marcó el éxodo final de los anditas desde sus tierras natales del Turquestán.
79:4.2 (882.2) Los primeros centros arios estaban diseminados por la mitad norte de la India, sobre todo en el noroeste. Estos invasores no completaron nunca la conquista del país, y esta negligencia causó posteriormente su ruina porque su inferioridad numérica los hizo vulnerables a la absorción por los dravidianos del sur, que invadieron más tarde toda la península, a excepción de las provincias del Himalaya.
79:4.3 (882.3) Los arios dejaron muy poca huella racial en la India, salvo en las provincias del norte. Su influencia en el Decán fue cultural y religiosa más bien que racial. La permanencia más prolongada de la llamada sangre aria en el norte de la India no se debe solamente a su presencia más numerosa en estas regiones, sino también al hecho de que fueron reforzados por los conquistadores, comerciantes y misioneros posteriores. Hasta el primer siglo antes de Cristo hubo una continua infiltración de sangre aria en el Punjab, y la última afluencia se produjo en el momento de las campañas de los pueblos helénicos.
79:4.4 (882.4) Los arios y los dravidianos se mezclaron finalmente en las llanuras del Ganges y dieron nacimiento a una cultura elevada; este centro fue reforzado más tarde con las aportaciones del nordeste procedentes de China.
79:4.5 (882.5) En la India florecieron de vez en cuando muchos tipos de organizaciones sociales, desde los sistemas semidemocráticos de los arios hasta las formas de gobierno despóticas y monárquicas. Pero el rasgo más característico de la sociedad fue la persistencia de las grandes castas sociales instituidas por los arios en un esfuerzo por perpetuar su identidad racial. Este elaborado sistema de castas se ha conservado hasta la época actual.
79:4.6 (882.6) De las cuatro grandes castas existentes, todas, a excepción de la primera, fueron establecidas con la inútil finalidad de impedir la fusión racial de los conquistadores arios con sus súbditos inferiores. Pero la casta principal, la de los sacerdotes-instructores, proviene de los setitas. Los brahmanes del siglo veinte después de Cristo son los descendientes culturales en línea directa de los sacerdotes del segundo jardín, aunque sus enseñanzas difieren enormemente de las de sus ilustres predecesores.
79:4.7 (882.7) Cuando los arios penetraron en la India, llevaban consigo sus conceptos de la Deidad tal como éstos se habían conservado en las tradiciones sobrevivientes de la religión del segundo jardín. Pero los sacerdotes brahmanes nunca fueron capaces de oponerse al ímpetu pagano fortalecido por el contacto repentino con las religiones inferiores del Decán después de la desaparición racial de los arios. La gran mayoría de la población cayó así en el cautiverio de las supersticiones esclavizantes de las religiones inferiores; y así es como la India no logró producir la civilización elevada que se había presagiado en épocas anteriores.
79:4.8 (882.8) El despertar espiritual del siglo sexto antes de Cristo no sobrevivió en la India, e incluso había desaparecido antes de la invasión mahometana. Pero algún día es posible que surja un Gautama aún más grande que conduzca a toda la India a la búsqueda del Dios viviente, y entonces el mundo podrá observar la realización de los potenciales culturales de un pueblo multifacético que ha permanecido tanto tiempo en coma bajo la influencia paralizante de una visión espiritual no progresiva.
79:4.9 (883.1) La cultura descansa sobre una base biológica, pero las castas por sí solas no podían perpetuar la cultura aria, porque la religión, la verdadera religión, es la fuente indispensable de esa energía más elevada que impulsa a los hombres a establecer una civilización superior basada en la fraternidad humana.
79:5.1 (883.2) Mientras que la historia de la India es la historia de la conquista de los anditas y de su absorción final por los pueblos evolutivos más antiguos, la historia de Asia oriental es más bien la historia de los sangiks primarios, en particular de los hombres rojos y amarillos. Estas dos razas evitaron en gran parte mezclarse con el linaje degradado de Neandertal que tanto retrasó a los hombres azules en Europa, conservando así el potencial superior del tipo sangik primario.
79:5.2 (883.3) Los primeros hombres de Neandertal se habían extendido a todo lo ancho de Eurasia, pero la rama oriental era la que estaba más contaminada con las cepas animales degradadas. Estos tipos subhumanos fueron empujados hacia el sur por el quinto glaciar, por la misma capa de hielo que bloqueó durante tanto tiempo la emigración sangik hacia el este de Asia. Cuando el hombre rojo se dirigió hacia el nordeste bordeando las regiones montañosas de la India, encontró que el nordeste de Asia estaba libre de estos tipos subhumanos. Las razas rojas se organizaron en tribus más pronto que todos los demás pueblos, y fueron las primeras que emigraron del centro sangik de Asia central. Los linajes inferiores de Neandertal fueron destruidos o expulsados del continente por las tribus amarillas que emigraron más tarde. Pero el hombre rojo había reinado de manera suprema en el este de Asia durante cerca de cien mil años antes de que llegaran las tribus amarillas.
79:5.3 (883.4) Hace más de trescientos mil años, la masa principal de la raza amarilla entró en China bajo la forma de emigrantes que subían por la costa desde el sur. Cada milenio penetraron más hacia el interior, pero no entablaron contacto con sus hermanos tibetanos migratorios hasta una época relativamente reciente.
79:5.4 (883.5) La presión creciente de la población hizo que la raza amarilla que se desplazaba hacia el norte empezara a penetrar en los territorios de caza del hombre rojo. Esta intrusión, unida a un antagonismo racial natural, culminó en hostilidades crecientes, y así empezó la lucha decisiva por las tierras fértiles del Asia lejana.
79:5.5 (883.6) El relato de esta contienda secular entre las razas roja y amarilla es una epopeya de la historia de Urantia. Durante más de doscientos mil años, estas dos razas superiores libraron una guerra encarnizada e incesante. Los hombres rojos vencieron generalmente en las primeras batallas y sus incursiones hicieron estragos entre las colonias amarillas. Pero los hombres amarillos eran unos buenos alumnos en el arte de la guerra, y pronto manifestaron una destacada capacidad para vivir en paz con sus compatriotas. Los chinos fueron los primeros en aprender que la unión hace la fuerza. Las tribus rojas continuaron con sus conflictos de aniquilación mutua, y pronto empezaron a sufrir repetidas derrotas a manos de los agresivos e implacables chinos, que continuaban su marcha inexorable hacia el norte.
79:5.6 (883.7) Hace cien mil años, las tribus diezmadas de la raza roja se encontraban luchando de espaldas a los hielos del último glaciar en retroceso, y cuando el pasaje terrestre hacia el este por el istmo de Bering se hizo transitable, estas tribus no tardaron en abandonar las costas inhóspitas del continente asiático. Hace ahora ochenta y cinco mil años que los últimos hombres rojos de raza pura partieron de Asia, pero la larga lucha dejó su huella genética sobre la raza amarilla victoriosa. Los pueblos chinos del norte, junto con los siberianos andonitas, asimilaron una gran parte del linaje rojo y obtuvieron con ello un beneficio considerable.
79:5.7 (884.1) Los indios norteamericanos nunca se pusieron en contacto ni siquiera con los descendientes anditas de Adán y Eva, ya que habían sido desposeídos de sus tierras natales de Asia unos cincuenta mil años antes de la llegada de Adán. Durante la época de las emigraciones anditas, los linajes rojos puros se estaban diseminando por América del Norte como tribus nómadas, como cazadores que practicaban la agricultura en pequeña medida. Estas razas y grupos culturales permanecieron casi completamente aislados del resto del mundo desde su llegada a las Américas hasta el final del primer milenio de la era cristiana, cuando fueron descubiertos por las razas blancas de Europa. Hasta ese momento, los esquimales eran lo más parecido a un hombre blanco que las tribus nórdicas de hombres rojos hubieran visto nunca.
79:5.8 (884.2) Las razas roja y amarilla son las únicas razas humanas que alcanzaron un alto grado de civilización fuera de la influencia de los anditas. El centro cultural amerindio más antiguo fue el de Onamonalontón, en California, pero en el año 35.000 a. de J.C. hacía mucho tiempo que había desaparecido. En Méjico, en América Central y en las montañas de América del Sur, las civilizaciones posteriores y más duraderas fueron fundadas por una raza predominantemente roja, pero que contenía una mezcla considerable de componentes amarillos, anaranjados y azules.
79:5.9 (884.3) Estas civilizaciones fueron un producto evolutivo de los sangiks, aunque una pequeña cantidad de sangre andita llegó hasta el Perú. A excepción de los esquimales en América del Norte y de algunos anditas polinesios en América del Sur, los pueblos del hemisferio occidental no tuvieron ningún contacto con el resto del mundo hasta el final del primer milenio después de Cristo. En el plan original de los Melquisedeks para mejorar las razas de Urantia se había establecido que un millón de descendientes en línea directa de Adán irían hasta las Américas para elevar a los hombres rojos.
79:6.1 (884.4) Algún tiempo después de haber expulsado a los hombres rojos hacia América del Norte, los chinos en expansión echaron a los andonitas de los valles fluviales del este de Asia, empujándolos hacia Siberia en el norte y hacia el Turquestán en el oeste, donde pronto se pondrían en contacto con la cultura superior de los anditas.
79:6.2 (884.5) Las culturas de la India y de China se unieron y se mezclaron en Birmania y en la península de Indochina para dar nacimiento a las civilizaciones sucesivas de estas regiones. Aquí, la raza verde desaparecida ha subsistido en mayor proporción que en cualquier otra parte del mundo.
79:6.3 (884.6) Muchas razas diferentes ocuparon las islas del Pacífico. En general, las islas del sur, que eran entonces más grandes, estaban habitadas por pueblos que tenían un alto porcentaje de sangre verde e índiga. Las islas del norte estaban dominadas por los andonitas, y más tarde por razas que contenían una gran proporción de los linajes rojos y amarillos. Los antepasados del pueblo japonés no fueron arrojados del continente hasta el año 12.000 a. de J.C., momento en que fueron expulsados debido a la poderosa presión de las tribus chinas nórdicas que se dirigían hacia el sur a lo largo de la costa. Su éxodo final no se debió tanto a la presión de la población como a la iniciativa de un cacique a quien llegaron a considerar como un personaje divino.
79:6.4 (885.1) Al igual que los pueblos de la India y del Levante, las tribus victoriosas de los hombres amarillos establecieron sus primeros centros a lo largo de la costa y remontando el curso de los ríos. A las colonias costeras les fue mal en los años posteriores a medida que las inundaciones crecientes y el curso cambiante de los ríos hicieron insostenible la vida en las ciudades de las tierras bajas.
79:6.5 (885.2) Hace veinte mil años, los antepasados de los chinos habían construido una docena de poderosos centros de cultura y enseñanza primitivas, especialmente a lo largo del Río Amarillo y del Yang-tsé. Estos centros empezaron luego a reforzarse con la llegada de una corriente continua de pueblos mixtos superiores procedentes del Sinkiang y del Tíbet. La emigración desde el Tíbet hacia el valle del Yang-tsé no fue tan grande como en el norte, y los centros tibetanos tampoco eran tan avanzados como los de la cuenca del Tarim. Pero los dos movimientos migratorios llevaron cierta cantidad de sangre andita hacia las colonias ribereñas del este.
79:6.6 (885.3) La superioridad de la antigua raza amarilla se debía a cuatro grandes factores:
79:6.7 (885.4) 1. El factor genético. A diferencia de sus primos azules de Europa, tanto la raza roja como la amarilla se habían librado ampliamente de mezclarse con los linajes humanos degradados. Los chinos del norte, ya reforzados con pequeñas cantidades de los linajes rojos y andonitas superiores, iban a beneficiarse pronto de una afluencia considerable de sangre andita. A los chinos del sur no les fue tan bien en este sentido; ya habían sufrido durante mucho tiempo las consecuencias de la absorción de la raza verde, y más tarde se debilitaron aún más debido a la infiltración de una multitud de pueblos inferiores que fueron expulsados de la India por la invasión andito-dravidiana. Hoy día existe en China una clara diferencia entre las razas del norte y las del sur.
79:6.8 (885.5) 2. El factor social. La raza amarilla aprendió muy pronto el valor de vivir en paz entre ellos. Su pacifismo interno contribuyó de tal manera a aumentar la población, que aseguró la diseminación de su civilización entre millones de personas. Desde el año 25.000 hasta el 5000 a. de J.C., la mayor cantidad de hombres civilizados de Urantia se encontraba en el centro y norte de China. El hombre amarillo fue el primero que logró una solidaridad racial — el primero que alcanzó una civilización cultural, social y política a gran escala.
79:6.9 (885.6) Los chinos del año 15.000 a. de J.C. eran unos militaristas enérgicos; no se habían debilitado a causa de un respeto excesivo por el pasado, y como eran menos de doce millones, formaban una masa compacta que hablaba un idioma común. Durante esta época construyeron una verdadera nación, mucho más unida y homogénea que sus uniones políticas de los tiempos históricos.
79:6.10 (885.7) 3. El factor espiritual. Durante la era de las emigraciones anditas, los chinos se encontraban entre los pueblos más espirituales de la Tierra. Su prolongada adhesión al culto de la Verdad Única proclamada por Singlangtón los mantuvo por delante de la mayoría de las otras razas. El estímulo de una religión avanzada y progresiva es a menudo un factor decisivo en el desarrollo cultural. Mientras la India languidecía, China hacía grandes progresos bajo el estímulo vigorizador de una religión en la que la verdad se conservaba como si fuera la Deidad suprema.
79:6.11 (885.8) Esta adoración de la verdad estimulaba la investigación y la exploración intrépida de las leyes de la naturaleza y los potenciales de la humanidad. Incluso los chinos de hace seis mil años continuaban siendo unos estudiantes agudos y dinámicos en su búsqueda de la verdad.
79:6.12 (885.9) 4. El factor geográfico. China está protegida al oeste por las montañas y al este por el Pacífico. La única vía abierta para los ataques se encuentra en el norte, y desde los tiempos de los hombres rojos hasta la llegada de los descendientes posteriores de los anditas, el norte nunca estuvo ocupado por una raza agresiva.
79:6.13 (886.1) Si no hubiera sido por las barreras montañosas y la decadencia posterior de su cultura espiritual, la raza amarilla habría atraído sin duda hacia ella la mayor parte de la emigración andita del Turquestán e, indiscutiblemente, hubiera dominado rápidamente la civilización del mundo.
79:7.1 (886.2) Hace unos quince mil años, los anditas atravesaron en grandes cantidades el desfiladero de Ti Tao y se diseminaron por el valle superior del Río Amarillo entre las colonias chinas de Kansu. Luego penetraron hacia el este hasta llegar a Honan, donde se encontraban las colonias más progresivas. Esta infiltración procedente del oeste fue casi mitad andonita y mitad andita.
79:7.2 (886.3) Los centros culturales del norte, situados a lo largo del Río Amarillo, siempre habían sido más progresivos que las colonias meridionales del Yang-tsé. Pocos miles de años después de la llegada de estos mortales superiores, aunque fueran poco numerosos, las colonias del Río Amarillo habían adelantado a los pueblos del Yang-tsé y habían alcanzado una posición avanzada sobre sus hermanos del sur, que han conservado desde entonces.
79:7.3 (886.4) Los anditas no fueron muy numerosos y su cultura no era tan superior, pero la fusión con ellos produjo un linaje más polifacético. Los chinos del norte recibieron la suficiente sangre andita como para estimular ligeramente la capacidad innata de sus mentes, pero no la suficiente como para encender la inquieta curiosidad exploratoria tan característica de las razas blancas del norte. Esta inyección más limitada de herencia andita fue menos perturbadora para la estabilidad innata del tipo sangik.
79:7.4 (886.5) Las oleadas posteriores de anditas trajeron consigo algunos progresos culturales de Mesopotamia; esto es particularmente cierto en lo que se refiere a las últimas oleadas migratorias procedentes del oeste. Éstas mejoraron enormemente las prácticas económicas y educativas de los chinos del norte, y aunque su influencia sobre la cultura religiosa de la raza amarilla fue efímera, sus descendientes posteriores contribuyeron mucho a que se produjera un despertar espiritual ulterior. Pero las tradiciones anditas de la belleza del Edén y Dalamatia influyeron en las tradiciones chinas. Las primeras leyendas chinas sitúan «la tierra de los dioses» en el oeste.
79:7.5 (886.6) El pueblo chino no empezó a construir ciudades y a dedicarse a la manufactura hasta después del año 10.000 a. de J.C., con posterioridad a los cambios climáticos en el Turquestán y a la llegada de los últimos inmigrantes anditas. La inyección de esta sangre nueva no añadió gran cosa a la civilización de los hombres amarillos, pero sí estimuló un nuevo y rápido desarrollo de las tendencias latentes de los linajes superiores chinos. Desde Honan hasta Shensi, los potenciales de una civilización avanzada empezaron a manifestarse. El trabajo de los metales y todas las artes de la manufactura datan de esta época.
79:7.6 (886.7) Las similitudes entre algunos métodos de los chinos y mesopotámicos primitivos para el cálculo del tiempo, la astronomía y la administración gubernamental se debían a las relaciones comerciales entre estos dos centros tan alejados entre sí. Incluso en los tiempos de los sumerios, los mercaderes chinos recorrían las rutas terrestres que atravesaban el Turquestán hasta llegar a Mesopotamia. Este intercambio no fue unilateral — el valle del Éufrates se benefició considerablemente de él así como los pueblos de la llanura del Ganges. Pero los cambios climáticos y las invasiones nómadas del tercer milenio antes de Cristo redujeron enormemente el volumen del comercio que pasaba por las pistas de las caravanas de Asia central.
79:8.1 (887.1) Mientras que los hombres rojos sufrieron las consecuencias de haber tenido demasiadas guerras, no es del todo incorrecto decir que la minuciosa conquista de Asia retrasó el desarrollo del Estado entre los chinos. Tenían un gran potencial de solidaridad racial que no llegó a desarrollarse adecuadamente porque les faltó el continuo estímulo impulsor del peligro siempre presente de una agresión procedente del exterior.
79:8.2 (887.2) El antiguo Estado militar se desintegró gradualmente cuando finalizó la conquista de Asia oriental — las guerras del pasado fueron olvidadas. De las luchas épicas contra la raza roja sólo subsistió la vaga tradición de un antiguo enfrentamiento con los pueblos de los arqueros. Los chinos se orientaron pronto hacia los trabajos agrícolas, lo cual acrecentó sus tendencias pacíficas, y el hecho de que la proporción entre los hombres y las tierras fuera muy baja para una población agrícola contribuyó aún más a que la vida fuera cada vez más sosegada en el país.
79:8.3 (887.3) La conciencia de los éxitos del pasado (un poco atenuada en la actualidad), el conservadurismo de un pueblo en su inmensa mayoría agrícola y una vida familiar bien desarrollada dieron nacimiento a la veneración de los antepasados, que culminó en la costumbre de honrar a los hombres del pasado hasta el punto de rayar en la adoración. Una actitud muy similar prevaleció entre las razas blancas de Europa durante cerca de quinientos años después de la desintegración de la civilización grecorromana.
79:8.4 (887.4) La creencia y la adoración de la «Verdad Única», tal como la había enseñado Singlangtón, nunca desapareció por completo; pero a medida que el tiempo pasaba, la tendencia creciente a venerar lo que ya estaba establecido eclipsó la búsqueda de una verdad nueva y más elevada. El genio de la raza amarilla se desvió lentamente de la búsqueda de lo desconocido hacia la conservación de lo conocido. Y ésta es la razón del estancamiento de lo que había sido la civilización que había progresado más rápidamente en el mundo.
79:8.5 (887.5) La reunificación política de la raza amarilla se consumó entre los años 4000 y 500 a. de J.C., pero la unión cultural entre los centros del Yang-tsé y del Río Amarillo ya se había efectuado. Esta reunificación política de los últimos grupos tribales no se llevó a cabo sin conflictos, pero la sociedad tenía una mala opinión de la guerra. El culto de los antepasados, el aumento de los dialectos y la ausencia de llamamientos para las acciones militares durante miles y miles de años habían vuelto a este pueblo ultrapacífico.
79:8.6 (887.6) A pesar de que no logró cumplir la promesa de desarrollar rápidamente un Estado avanzado, la raza amarilla avanzó progresivamente en la realización de las artes de la civilización, especialmente en los campos de la agricultura y la horticultura. Los problemas hidráulicos con los que se enfrentaban los agricultores de Shensi y Honan necesitaban una cooperación colectiva para poder solucionarlos. Estas dificultades relacionadas con el riego y la conservación del suelo contribuyeron en gran parte al desarrollo de la interdependencia, con el consiguiente fomento de la paz entre los grupos agrícolas.
79:8.7 (887.7) El rápido desarrollo de la escritura, junto con la creación de escuelas, contribuyeron a diseminar el conocimiento a una escala desconocida hasta entonces. Pero la naturaleza engorrosa del sistema de escritura ideográfica limitó el número de las clases cultas, a pesar de la aparición temprana de la imprenta. El proceso de uniformación social y la dogmatización religioso-filosófica continuó rápidamente por encima de todo lo demás. El desarrollo religioso de la veneración de los antepasados se complicó aún más debido a un torrente de supersticiones que incluían la adoración de la naturaleza, pero los vestigios sobrevivientes de un verdadero concepto de Dios permanecieron conservados en la adoración imperial de Shang-ti.
79:8.8 (888.1) La gran debilidad de la veneración de los antepasados consiste en que fomenta una filosofía centrada en el pasado. Por muy acertado que sea cosechar la sabiduría del pasado, es una locura considerar que el pasado es la fuente exclusiva de la verdad. La verdad es relativa y expansiva; vive siempre en el presente, alcanzando nuevas expresiones en cada generación de hombres — e incluso en cada vida humana.
79:8.9 (888.2) La gran fuerza de la veneración de los antepasados es el valor que esta actitud atribuye a la familia. La estabilidad y la persistencia asombrosas de la cultura china son una consecuencia de la posición suprema en que sitúan a la familia, porque la civilización depende directamente del funcionamiento eficaz de la familia. La familia alcanzó en China una importancia social, e incluso un significado religioso, que muy pocos pueblos han sabido alcanzar.
79:8.10 (888.3) La devoción filial y la lealtad familiar que exigía el culto creciente de la adoración de los antepasados aseguró el establecimiento de unas relaciones familiares superiores y de unos grupos familiares duraderos, todo lo cual facilitó los siguientes factores protectores de la civilización:
79:8.11 (888.4) 1. La conservación de los bienes y de la riqueza.
79:8.12 (888.5) 2. La puesta en común de la experiencia de diversas generaciones.
79:8.13 (888.6) 3. La educación eficaz de los niños en las artes y las ciencias del pasado.
79:8.14 (888.7) 4. El desarrollo de un fuerte sentido del deber, la elevación de la moralidad y el aumento de la sensibilidad ética.
79:8.15 (888.8) El período formativo de la civilización china, que empieza con la llegada de los anditas, continúa hasta el gran despertar ético, moral y semirreligioso del siglo sexto antes de Cristo. Y la tradición china conserva la información nebulosa del pasado evolutivo; la transición de la familia matriarcal a la familia patriarcal, el establecimiento de la agricultura, el desarrollo de la arquitectura, el comienzo de la industria — todo esto se narra de manera sucesiva. Esta historia presenta, con mayor precisión que cualquier otro relato similar, la imagen de la magnífica ascensión de un pueblo superior a partir de los niveles de la barbarie. Durante este período, los chinos pasaron de una sociedad agrícola primitiva a una organización social más elevada que abarcaba la construcción de ciudades, la manufactura, el trabajo de los metales, el intercambio comercial, un gobierno, la escritura, las matemáticas, el arte, la ciencia y la imprenta.
79:8.16 (888.9) Así es como la antigua civilización de la raza amarilla ha perdurado a través de los siglos. Hace cerca de cuarenta mil años que se produjeron los primeros progresos importantes en la cultura china, y aunque ha habido muchos retrocesos, la civilización de los hijos de Han es la que presenta, mejor que cualquier otra, una imagen ininterrumpida de progreso continuo que llega hasta la época del siglo veinte. Los desarrollos religiosos y mecánicos de las razas blancas han sido de un orden elevado, pero nunca han superado a los chinos en lealtad familiar, en ética colectiva o en moralidad personal.
79:8.17 (888.10) Esta antigua cultura ha contribuido mucho a la felicidad humana; millones de seres humanos han vivido y han muerto bendecidos por sus logros. Esta gran civilización ha reposado durante siglos sobre los laureles del pasado, pero en este momento se está despertando de nuevo para visualizar otra vez las metas trascendentes de la existencia mortal, para reanudar una vez más la lucha incesante por el progreso sin fin.
79:8.18 (888.11) [Presentado por un Arcángel de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 80
80:0.1 (889.1) AUNQUE el hombre azul europeo no alcanzó por sí mismo una gran civilización cultural, suministró una base biológica impregnada de linajes adamizados; cuando éstos se mezclaron con los invasores anditas posteriores, produjeron una de las razas más poderosas capaces de conseguir una civilización dinámica como no había aparecido otra en Urantia desde los tiempos de la raza violeta y de sus sucesores anditas.
80:0.2 (889.2) Los pueblos blancos modernos contienen los linajes sobrevivientes de la estirpe adámica que se mezclaron con las razas sangiks, es decir con algunos hombres rojos y amarillos, pero sobre todo con los hombres azules. Todas las razas blancas contienen un porcentaje considerable del linaje andonita original y aún mucho más de las primeras estirpes noditas.
80:1.1 (889.3) Antes de que los últimos anditas fueran expulsados del valle del Éufrates, muchos hermanos suyos habían penetrado en Europa como aventureros, educadores, comerciantes y guerreros. Durante los primeros tiempos de la raza violeta, la depresión mediterránea estaba protegida por el istmo de Gibraltar y el puente terrestre de Sicilia. Una parte del comercio marítimo inicial del hombre se estableció en estos lagos interiores, donde los hombres azules del norte y los saharianos del sur se encontraron con los noditas y los adamitas del este.
80:1.2 (889.4) Los noditas habían establecido uno de sus centros culturales más extensos en la depresión oriental del Mediterráneo, y desde allí habían penetrado un poco en el sur de Europa pero principalmente en el norte de África. Los sirios nodito-andonitas de cabeza ancha introdujeron muy pronto la alfarería y la agricultura en sus colonias del delta del Nilo, el cual se elevaba lentamente. Importaron también ovejas, cabras, ganado y otros animales domésticos, e introdujeron métodos muy perfeccionados para trabajar los metales, ya que Siria era entonces el centro de esta industria.
80:1.3 (889.5) Egipto recibió durante más de treinta mil años una oleada continua de mesopotámicos que trajeron su arte y su cultura para enriquecer la del valle del Nilo. Pero la entrada de una gran cantidad de pueblos del Sahara deterioró enormemente la antigua civilización que existía a lo largo del Nilo, de manera que Egipto alcanzó su nivel cultural más bajo hace unos quince mil años.
80:1.4 (889.6) Pero en tiempos anteriores, los adamitas habían encontrado pocos obstáculos que impidieran su emigración hacia el oeste. El Sahara era un pastizal abierto sembrado de pastores y agricultores. Estos saharianos nunca se dedicaron a la manufactura, ni tampoco fueron constructores de ciudades. Formaban un grupo índigo-negro que poseía abundantes linajes de las razas verde y anaranjada ya extintas. Pero recibieron una cantidad muy limitada de la herencia violeta antes de que el levantamiento de las tierras y el cambio de los vientos cargados de humedad dispersaran los restos de esta civilización próspera y pacífica.
80:1.5 (890.1) La sangre de Adán ha sido compartida por la mayoría de las razas humanas, pero algunas han recibido más que otras. Las razas mezcladas de la India y los pueblos más oscuros de África no eran atractivos para los adamitas. Se hubieran mezclado libremente con los hombres rojos si éstos no hubieran estado tan alejados en las Américas, y estaban favorablemente dispuestos hacia los hombres amarillos, pero también era difícil acceder a ellos en la lejana Asia. Por consiguiente, cuando los adamitas se sentían impulsados por la aventura o el altruismo, o cuando fueron expulsados del valle del Éufrates, escogieron unirse de manera muy natural con las razas azules de Europa.
80:1.6 (890.2) Los hombres azules, que entonces dominaban en Europa, no tenían unas prácticas religiosas que repelieran a los primeros emigrantes adamitas, y existía una gran atracción sexual entre la raza violeta y la raza azul. Los mejores hombres azules consideraban como un gran honor que se les permitiera casarse con las adamitas. Todo hombre azul abrigaba la ambición de volverse lo bastante hábil y artístico como para ganar el afecto de una mujer adamita, y la mayor aspiración de una mujer azul superior era recibir las atenciones de un adamita.
80:1.7 (890.3) Estos hijos migratorios del Edén se unieron lentamente con los tipos superiores de la raza azul, estimulando sus prácticas culturales mientras que exterminaban implacablemente los linajes retrasados de la raza neandertal. Esta técnica para mezclar las razas, combinada con la eliminación de los linajes inferiores, produjo una docena o más de grupos viriles y progresivos de hombres azules superiores, uno de los cuales habéis denominado Cro-Magnon.
80:1.8 (890.4) Por estas y otras razones, y no era la menos importante que se trataba de las rutas más favorables para la emigración, las primeras oleadas de cultura mesopotámica se dirigieron casi exclusivamente hacia Europa. Estas circunstancias fueron las que determinaron los antecedentes de la civilización europea moderna.
80:2.1 (890.5) La expansión inicial de la raza violeta por Europa fue interrumpida bruscamente por ciertos cambios climáticos y geológicos más bien repentinos. Con el retroceso de los campos de hielo septentrionales, los vientos que traían las lluvias del oeste cambiaron hacia el norte, convirtiendo gradualmente las grandes regiones de pastos abiertos del Sahara en un desierto estéril. Esta sequía dispersó a los habitantes morenos de pequeña estatura, ojos negros y cabezas alargadas, que vivían en la gran meseta del Sahara.
80:2.2 (890.6) Los elementos índigos más puros se dirigieron hacia los bosques de África central en el sur, donde han permanecido desde entonces. Los grupos más mezclados se dispersaron en tres direcciones: las tribus superiores del oeste emigraron a España y desde allí a las regiones adyacentes de Europa, formando el núcleo de las razas mediterráneas posteriores de cabeza alargada y color moreno. La rama menos progresiva del este de la meseta del Sahara emigró a Arabia y desde allí, a través del norte de Mesopotamia y la India, hasta la lejana Ceilán. El grupo central se dirigió hacia el norte y el este hasta el valle del Nilo y penetró en Palestina.
80:2.3 (890.7) Este sustrato sangik secundario es el que sugiere cierto grado de parentesco entre los pueblos modernos esparcidos desde el Decán, pasando por Irán y Mesopotamia, hasta las dos orillas del mar Mediterráneo.
80:2.4 (890.8) Hacia la época de estos cambios climáticos en África, Inglaterra se separó del continente y Dinamarca surgió del mar, mientras que el istmo de Gibraltar, que protegía la cuenca occidental del Mediterráneo, se hundió a consecuencia de un terremoto, elevando rápidamente este lago interior hasta el nivel del Océano Atlántico. Poco después se hundió el puente terrestre de Sicilia, creando así un solo Mar Mediterráneo y conectándolo con el Océano Atlántico. Este cataclismo de la naturaleza inundó decenas de poblaciones humanas y causó la mayor pérdida de vidas por inundación de toda la historia del mundo.
80:2.5 (891.1) Este hundimiento de la cuenca mediterránea redujo inmediatamente los desplazamientos de los adamitas hacia el oeste, mientras que la gran afluencia de saharianos los indujo a buscar salidas para su creciente población hacia el norte y el este del Edén. A medida que los descendientes de Adán dejaban los valles del Tigris y el Éufrates y viajaban hacia el norte, se encontraron con las barreras montañosas y el Mar Caspio, que era entonces más extenso. Durante muchas generaciones, los adamitas cazaron, cuidaron sus rebaños y cultivaron la tierra alrededor de sus colonias desparramadas por todo el Turquestán. Este pueblo magnífico amplió lentamente su territorio hacia Europa. Pero ahora, los adamitas entran en Europa por el este y encuentran que la cultura del hombre azul está miles de años más atrasada que la de Asia, puesto que esta región casi no ha tenido ningún contacto con Mesopotamia.
80:3.1 (891.2) Los antiguos centros de cultura de los hombres azules estaban situados a lo largo de todos los ríos de Europa, pero el Somme es el único que fluye todavía por el mismo cauce que tenía en la época preglacial.
80:3.2 (891.3) Aunque decimos que el hombre azul ocupaba el continente europeo, había decenas de tipos raciales. Hace incluso treinta y cinco mil años, las razas azules europeas ya eran un pueblo muy mezclado que contenía linajes tanto rojos como amarillos, mientras que en las costas atlánticas y en las regiones de la Rusia actual habían absorbido una cantidad considerable de sangre andonita, y hacia el sur estaban en contacto con los pueblos saharianos. Pero sería inútil intentar enumerar estos diversos grupos raciales.
80:3.3 (891.4) La civilización europea de este período postadámico inicial era una mezcla única del vigor y el arte de los hombres azules con la imaginación creativa de los adamitas. Los hombres azules eran una raza de gran vigor, pero deterioraron enormemente el estado cultural y espiritual de los adamitas. A estos últimos les resultaba muy difícil inculcar su religión a los cro-mañones, porque muchos de éstos tenían la tendencia de engañar y pervertir a las muchachas. La religión en Europa se mantuvo en el punto más bajo durante diez mil años en comparación con su desarrollo en la India y Egipto.
80:3.4 (891.5) Los hombres azules eran completamente honrados en todas sus transacciones y estaban totalmente libres de los vicios sexuales de los adamitas mezclados. Respetaban la virginidad y sólo practicaban la poligamia cuando la guerra causaba una falta de hombres.
80:3.5 (891.6) Los pueblos de Cro-Magnon eran una raza valiente y previsora. Poseían un eficaz sistema de educación para los niños. Los dos padres participaban en estas tareas, y se utilizaba plenamente la ayuda de los hijos mayores. A todos los niños se les enseñaba cuidadosamente a ocuparse de las cavernas, a practicar las artes y a trabajar el sílex. Desde una edad temprana, las mujeres eran muy versadas en las artes domésticas y en una agricultura rudimentaria, mientras que los hombres eran hábiles cazadores y guerreros intrépidos.
80:3.6 (891.7) Los hombres azules eran cazadores, pescadores, colectores de alimento y expertos constructores de barcos. Fabricaban hachas de piedra, cortaban árboles y construían cabañas de troncos parcialmente subterráneas y con techos de pieles. Existen pueblos en Siberia que todavía construyen cabañas similares. Los cro-mañones del sur vivían generalmente en cavernas y grutas.
80:3.7 (892.1) Durante los rigores del invierno, no era raro que sus centinelas murieran congelados mientras permanecían de vigilancia nocturna a la entrada de las cavernas. Eran valientes, pero por encima de todo eran artistas; la mezcla con la sangre de Adán aceleró repentinamente su imaginación creativa. El arte del hombre azul tuvo su punto culminante hace unos quince mil años, antes de la época en que las razas de piel más oscura subieran de África hacia el norte a través de España.
80:3.8 (892.2) Hace unos quince mil años, los bosques alpinos se estaban extendiendo ampliamente. Los cazadores europeos eran empujados hacia los valles fluviales y las orillas del mar por las mismas coacciones climáticas que habían transformado los territorios de caza paradisíacos del mundo en desiertos secos y estériles. A medida que los vientos que traían las lluvias cambiaban hacia el norte, las grandes tierras abiertas de pastoreo de Europa se cubrieron de bosques. Estas grandes modificaciones climáticas, relativamente repentinas, forzaron a las razas de Europa que practicaban la caza en los espacios abiertos a convertirse en pastores y, hasta cierto punto, en pescadores y labradores.
80:3.9 (892.3) Aunque estos cambios ocasionaron progresos culturales, produjeron ciertas degeneraciones biológicas. Durante la era anterior de la caza, las tribus superiores se habían casado con los prisioneros de guerra de tipo superior y habían destruido invariablemente a los que consideraban inferiores. Pero a medida que empezaron a establecer poblados y a dedicarse a la agricultura y el comercio, comenzaron a conservar a muchos cautivos mediocres como esclavos. La progenie de estos esclavos fue la que tanto deterioró posteriormente todo el tipo Cro-Magnon. La cultura continuó degenerando hasta que recibió un nuevo impulso procedente del este cuando la masiva invasión final de mesopotámicos se extendió por Europa, absorbiendo rápidamente la cultura y el tipo Cro-Magnon e iniciando la civilización de las razas blancas.
80:4.1 (892.4) Aunque los anditas afluyeron a Europa en una corriente continua, se produjeron siete invasiones principales, y los últimos en llegar vinieron a caballo en tres grandes oleadas. Algunos entraron en Europa por las islas del mar Egeo y remontando el valle del Danubio, pero la mayoría de los primeros linajes más puros emigraron al noroeste de Europa por la ruta del norte a través de las tierras de pastoreo del Volga y el Don.
80:4.2 (892.5) Entre la tercera y la cuarta invasión, una horda de andonitas penetró en Europa por el norte después de venir desde Siberia por los ríos rusos y el Báltico. Fueron asimilados inmediatamente por las tribus anditas del norte.
80:4.3 (892.6) Las expansiones iniciales de la raza violeta más pura fueron mucho más pacíficas que las de sus descendientes anditas posteriores, que eran semimilitares y amantes de las conquistas. Los adamitas eran pacíficos, y los noditas, belicosos. La unión de estos dos linajes, tal como se mezclaron más adelante con las razas sangiks, dio nacimiento a los hábiles y agresivos anditas que llevaron a cabo auténticas conquistas militares.
80:4.4 (892.7) El caballo fue el factor evolutivo que determinó el dominio de los anditas en occidente. El caballo proporcionó a los anditas en plena dispersión la ventaja hasta entonces inexistente de la movilidad, permitiendo a los últimos grupos de jinetes anditas avanzar rápidamente alrededor del Mar Caspio para invadir toda Europa. Todas las oleadas anteriores de anditas se habían desplazado tan lentamente que tenían tendencia a disgregarse cuando se alejaban mucho de Mesopotamia. Pero estas oleadas posteriores avanzaron tan rápidamente que llegaron a Europa en grupos coherentes, conservando en cierta medida su cultura superior.
80:4.5 (893.1) Desde hacía diez mil años, todo el mundo habitado, aparte de China y la región del Éufrates, había hecho progresos culturales muy limitados cuando los duros jinetes anditas hicieron su aparición en el séptimo y sexto milenio antes de Cristo. A medida que se desplazaban hacia el oeste a través de las llanuras rusas, absorbiendo lo mejor de los hombres azules y exterminando lo peor, se mezclaron hasta formar un solo pueblo. Fueron los ascendientes de las llamadas razas nórdicas, los antepasados de los pueblos escandinavos, germánicos y anglosajones.
80:4.6 (893.2) No pasó mucho tiempo antes de que los linajes azules superiores fueran totalmente absorbidos por los anditas en todo el norte de Europa. Sólo en Laponia (y hasta cierto punto en Bretaña) los antiguos andonitas conservaron una apariencia de identidad racial.
80:5.1 (893.3) Las tribus del norte de Europa eran continuamente reforzadas y mejoradas por la oleada constante de mesopotámicos que emigraban a través de las regiones del Turquestán y el sur de Rusia. Cuando las últimas oleadas de la caballería andita se extendieron por Europa, ya había en esta región más hombres con herencia andita que en cualquier otra parte del mundo.
80:5.2 (893.4) El cuartel general militar de los anditas del norte estuvo situado en Dinamarca durante tres mil años. Las oleadas sucesivas de conquista partieron desde este punto central, pero fueron perdiendo paulatinamente su carácter andita y con el paso de los siglos se volvieron cada vez más blancas a medida que se producía la mezcla final de los conquistadores mesopotámicos con los pueblos conquistados.
80:5.3 (893.5) Aunque los hombres azules habían sido absorbidos en el norte y habían sucumbido finalmente ante la caballería de los invasores blancos que penetraban en el sur, las tribus invasoras de la raza blanca mezclada se encontraron con la resistencia obstinada y prolongada de los cro-mañones; pero la inteligencia superior de la raza blanca y sus reservas biológicas en constante aumento le permitieron destruir por completo a la raza más antigua.
80:5.4 (893.6) Las batallas decisivas entre el hombre blanco y el hombre azul se libraron en el valle del Somme. Aquí, la flor y nata de la raza azul luchó encarnizadamente contra los anditas que avanzaban hacia el sur, y estos cro-mañones defendieron con éxito sus territorios durante más de quinientos años antes de sucumbir ante la estrategia militar superior de los invasores blancos. Thor, el jefe victorioso de los ejércitos del norte en la batalla final del Somme, se convirtió en el héroe de las tribus blancas septentrionales, y más tarde fue venerado como un dios por algunas de ellas.
80:5.5 (893.7) Las plazas fuertes de los hombres azules que resistieron más tiempo se encontraban en el sur de Francia, pero la última gran resistencia militar fue vencida a lo largo del Somme. La conquista posterior se efectuó mediante la penetración comercial, la presión de la población a lo largo de los ríos y los casamientos continuos con los elementos superiores, unido a la exterminación implacable de los inferiores.
80:5.6 (893.8) Cuando el consejo tribal andita de los ancianos declaraba inepto a un cautivo inferior, lo entregaba a los sacerdotes chamanes durante una ceremonia complicada, y éstos lo escoltaban hasta el río donde le administraban los ritos de iniciación hacia los «territorios de caza paradisíacos» — el ahogamiento. Los invasores blancos de Europa exterminaron de esta manera a todos los pueblos que encontraron y que no fueron rápidamente absorbidos en sus propias filas; así es como los hombres azules llegaron a su fin — y lo hicieron rápidamente.
80:5.7 (893.9) El hombre azul de Cro-Magnon constituyó la base biológica de las razas europeas modernas, pero sólo sobrevivió en la medida en que fue absorbido por los enérgicos conquistadores posteriores de sus tierras natales. El linaje azul aportó muchas características robustas y mucho vigor físico a las razas blancas de Europa, pero el humor y la imaginación de los pueblos mezclados europeos procedían de los anditas. Esta unión entre los anditas y los hombres azules, que tuvo como resultado las razas blancas nórdicas, produjo una caída inmediata de la civilización andita, un retraso de naturaleza transitoria. Al final, la superioridad latente de estos bárbaros nórdicos se manifestó y culminó en la civilización europea actual.
80:5.8 (894.1) Hacia el año 5000 a. de J.C., las razas blancas en evolución dominaban toda Europa septentrional, incluyendo el norte de Alemania, el norte de Francia y las Islas Británicas. Europa central estuvo controlada durante cierto tiempo por el hombre azul y los andonitas de cabeza redonda. Estos últimos estaban situados principalmente en el valle del Danubio y nunca fueron completamente desplazados por los anditas.
80:6.1 (894.2) La cultura declinó en el valle del Éufrates desde la época de las emigraciones anditas finales, y el centro inmediato de la civilización se trasladó al valle del Nilo. Egipto se convirtió en el sucesor de Mesopotamia como centro del grupo más avanzado de la Tierra.
80:6.2 (894.3) El valle del Nilo empezó a sufrir inundaciones poco antes que los valles de Mesopotamia, pero le fue mucho mejor. Este contratiempo inicial estuvo más que compensado por la oleada continua de inmigrantes anditas, de manera que la cultura de Egipto, aunque provenía en realidad de la región del Éufrates, parecía hacer grandes progresos. Pero en el año 5000 a. de J.C., durante el período de las inundaciones en Mesopotamia, había siete grupos distintos de seres humanos en Egipto, y todos salvo uno procedían de Mesopotamia.
80:6.3 (894.4) Cuando se produjo el último éxodo del valle del Éufrates, Egipto tuvo la fortuna de recibir un gran número de los artistas y artesanos más hábiles. Estos artesanos anditas se encontraron como en su casa ya que estaban completamente familiarizados con la vida fluvial, sus inundaciones, el riego y las épocas de sequía. Disfrutaban de la situación protegida del valle del Nilo, donde estaban mucho menos expuestos a los ataques y las incursiones hostiles que en las riberas del Éufrates. Acrecentaron enormemente la habilidad de los egipcios en el trabajo de los metales. Aquí trabajaron los minerales de hierro procedentes del monte Sinaí en lugar de los de las regiones del Mar Negro.
80:6.4 (894.5) Los egipcios reunieron muy pronto a sus deidades locales en un complicado sistema nacional de dioses. Desarrollaron una extensa teología y tuvieron un clero igualmente extenso pero gravoso. Varios jefes diferentes trataron de resucitar los restos de las primeras enseñanzas religiosas de los setitas, pero estos esfuerzos fueron efímeros. Los anditas construyeron las primeras estructuras de piedra en Egipto. La primera pirámide de piedra, y la más exquisita, fue levantada por Imhotep, un genio arquitectónico andita, mientras ejercía como primer ministro. Los edificios anteriores habían sido construidos de ladrillo, y aunque se habían levantado muchas estructuras de piedra en diferentes partes del mundo, ésta fue la primera en Egipto. Pero el arte de la construcción declinó sin cesar después de los tiempos de este gran arquitecto.
80:6.5 (894.6) Esta brillante época de cultura se interrumpió bruscamente debido a las guerras internas a lo largo del Nilo, y el país fue pronto invadido, como lo había sido Mesopotamia, por las tribus inferiores de la inhóspita Arabia y por los negros del sur. Como consecuencia de ello, el progreso social declinó constantemente durante más de quinientos años.
80:7.1 (895.1) Durante la decadencia de la cultura en Mesopotamia, una civilización superior subsistió durante algún tiempo en las islas del Mediterráneo oriental.
80:7.2 (895.2) Hacia el año 12.000 a. de J.C., una brillante tribu de anditas emigró a Creta. Ésta fue la única isla colonizada tan pronto por un grupo tan superior, y transcurrieron casi dos mil años antes de que los descendientes de estos navegantes se diseminaran por las islas vecinas. Este grupo estaba compuesto por los anditas de cabeza estrecha y estatura pequeña que se habían casado con la rama vanita de los noditas del norte. Todos medían menos de un metro ochenta de altura y habían sido literalmente expulsados del continente por sus compañeros más altos pero inferiores. Estos emigrantes que fueron a Creta eran muy hábiles en la tejeduría, los metales, la alfarería, la instalación de cañerías y el empleo de la piedra como material de construcción. Utilizaban la escritura y vivían del pastoreo y la agricultura.
80:7.3 (895.3) Cerca de dos mil años después de la colonización de Creta, un grupo de descendientes de Adanson, de alta estatura, se dirigió por las islas del norte hasta Grecia, viniendo casi directamente desde su hogar en las tierras altas del norte de Mesopotamia. Estos antepasados de los griegos fueron conducidos hacia el oeste por Sato, un descendiente directo de Adanson y Ratta.
80:7.4 (895.4) El grupo que se estableció finalmente en Grecia estaba compuesto por trescientas setenta y cinco personas escogidas y superiores que formaban parte del resto de la segunda civilización de los adansonitas. Estos hijos más recientes de Adanson poseían los linajes entonces más valiosos de las razas blancas emergentes. Tenían un nivel intelectual superior y eran, desde el punto de vista físico, los hombres más hermosos que habían existido desde la época del primer Edén.
80:7.5 (895.5) Grecia y las islas del mar Egeo sucedieron enseguida a Mesopotamia y Egipto como centro occidental del comercio, el arte y la cultura. Pero tal como había ocurrido en Egipto, prácticamente todo el arte y la ciencia del mundo egeo procedían una vez más de Mesopotamia, excepto la cultura de los precursores adansonitas de los griegos. Todo el arte y la genialidad de este último pueblo son un legado directo de la posteridad de Adanson, el primer hijo de Adán y Eva, y de su extraordinaria segunda esposa, una hija descendiente en línea ininterrumpida del puro estado mayor nodita del Príncipe Caligastia. No es de extrañar que los griegos tuvieran las tradiciones mitológicas de que descendían directamente de los dioses y de seres superhumanos.
80:7.6 (895.6) La región egea pasó por cinco etapas culturales diferentes, cada una de ellas menos espiritual que la anterior. Antes de mucho tiempo, la última época de gloria artística pereció bajo el peso de los descendientes mediocres, que se multiplicaban rápidamente, de los esclavos del Danubio que habían sido importados por las generaciones posteriores de griegos.
80:7.7 (895.7) El culto a la madre de los descendientes de Caín alcanzó su apogeo en Creta durante esta época. Este culto glorificaba a Eva en la adoración de la «gran madre». Había imágenes de Eva por todas partes. Se erigieron miles de santuarios públicos por toda Creta y Asia Menor. Este culto a la madre perduró hasta los tiempos de Cristo, y más tarde fue incorporado en la religión cristiana primitiva bajo la forma de la glorificación y la adoración de María, la madre terrestre de Jesús.
80:7.8 (895.8) Hacia el año 6500 a. de J.C. se había producido una gran decadencia en la herencia espiritual de los anditas. Los descendientes de Adán estaban extremadamente dispersos y habían sido prácticamente absorbidos por las razas humanas más antiguas y numerosas. Esta decadencia de la civilización andita, unida a la desaparición de sus normas religiosas, dejó a las razas espiritualmente empobrecidas del mundo en un estado deplorable.
80:7.9 (896.1) Hacia el año 5000 a. de J.C., los tres linajes más puros de los descendientes de Adán se encontraban en Sumeria, el norte de Europa y Grecia. Toda Mesopotamia se deterioraba lentamente debido al torrente de razas mezcladas y más oscuras que se infiltraba desde Arabia. La llegada de estos pueblos inferiores contribuyó aún más a la dispersión del residuo biológico y cultural de los anditas. Los pueblos más aventureros salieron en masa de todo el fértil creciente hacia las islas del oeste. Estos emigrantes cultivaban los cereales y las legumbres, y trajeron consigo a sus animales domésticos.
80:7.10 (896.2) Hacia el año 5000 a. de J.C., una inmensa multitud de mesopotámicos progresivos salió del valle del Éufrates y se instaló en la isla de Chipre. Esta civilización fue aniquilada unos dos mil años después por las hordas bárbaras del norte.
80:7.11 (896.3) Otra gran colonia se estableció en el Mediterráneo cerca del emplazamiento posterior de Cartago. Partiendo del norte de África, un gran número de anditas entró en España y más tarde se mezcló en Suiza con sus hermanos que habían salido anteriormente de las islas egeas para instalarse en Italia.
80:7.12 (896.4) Cuando Egipto siguió a Mesopotamia en su decadencia cultural, muchas familias de las más capaces y avanzadas se refugiaron en Creta, aumentando así considerablemente esta civilización ya avanzada. Cuando la llegada de los grupos inferiores procedentes de Egipto amenazó posteriormente la civilización de Creta, las familias más cultas partieron hacia Grecia en el oeste.
80:7.13 (896.5) Los griegos no fueron solamente unos grandes educadores y artistas, sino que fueron también los comerciantes y colonizadores más grandes del mundo. Antes de sucumbir ante la avalancha de inferioridad que sepultó finalmente su arte y su comercio, lograron establecer en el oeste tantos puestos avanzados de cultura, que una gran parte de los progresos de la civilización griega primitiva sobrevivió en los pueblos posteriores del sur de Europa, y muchos descendientes mixtos de estos adansonitas fueron incorporados en las tribus de las tierras continentales adyacentes.
80:8.1 (896.6) Los pueblos anditas del valle del Éufrates emigraron hacia el norte hasta Europa para mezclarse con los hombres azules, y hacia el oeste hasta las regiones mediterráneas para unirse con los restos de los saharianos mezclados y los hombres azules del sur. Estas dos ramas de la raza blanca estaban, y continúan estando, ampliamente separadas por los supervivientes montañeses de cabeza ancha de las primeras tribus andonitas que habían vivido durante mucho tiempo en estas regiones centrales.
80:8.2 (896.7) Estos descendientes de Andón estaban dispersos por la mayoría de las regiones montañosas del centro y sudeste de Europa. Fueron reforzados a menudo por aquellos que llegaban de Asia Menor, una región que ocupaban en gran número. Los antiguos hititas provenían directamente de la estirpe andonita; su piel pálida y su cabeza ancha eran típicas de esta raza. Los antepasados de Abraham contenían este linaje, el cual contribuyó mucho al aspecto facial característico de sus descendientes judíos posteriores; éstos tenían una cultura y una religión derivadas de los anditas, pero hablaban una lengua muy diferente. Su idioma era claramente andonita.
80:8.3 (897.1) Las tribus que vivían en casas construidas sobre pilotes o pilares de troncos en los lagos de Italia, Suiza y Europa meridional pertenecían a la periferia en expansión de las emigraciones africanas, egeas y sobre todo danubianas.
80:8.4 (897.2) Los danubianos eran andonitas, eran los agricultores y pastores que habían entrado en Europa por la península balcánica y que se habían desplazado lentamente hacia el norte por la ruta del valle del Danubio. Eran alfareros, cultivaban la tierra y preferían vivir en los valles. La colonia más septentrional de los danubianos se encontraba en Lieja, en Bélgica. Estas tribus degeneraron rápidamente a medida que se alejaron del centro y fuente de su cultura. La mejor cerámica que fabricaron es el producto de las colonias más primitivas.
80:8.5 (897.3) Los danubianos se convirtieron en adoradores de la madre a consecuencia de la labor de los misioneros de Creta. Estas tribus se fusionaron más tarde con grupos de marineros andonitas que vinieron por barco desde la costa de Asia Menor, y que también eran adoradores de la madre. Una gran parte de Europa central fue así colonizada inicialmente por estos tipos mixtos de razas blancas de cabeza ancha que practicaban el culto a la madre y el rito religioso de incinerar a los muertos, ya que los practicantes del culto a la madre tenían la costumbre de quemar a sus muertos en cabañas de piedra.
80:9.1 (897.4) Hacia el final de las emigraciones anditas, las mezclas raciales en Europa se habían generalizado en las tres razas blancas siguientes:
80:9.2 (897.5) 1. La raza blanca del norte. Esta raza llamada nórdica estaba compuesta principalmente por los hombres azules más los anditas, pero también contenía una cantidad considerable de sangre andonita, así como cantidades más pequeñas de sangre sangik roja y amarilla. La raza blanca del norte englobaba así los cuatro linajes humanos más deseables, pero su herencia más importante provenía del hombre azul. El nórdico típico primitivo tenía la cabeza alargada, era alto y rubio. Pero hace mucho tiempo que esta raza se mezcló por completo con todas las ramas de los pueblos blancos.
80:9.3 (897.6) La cultura primitiva que los invasores nórdicos encontraron en Europa era la de los danubianos en retroceso, mezclados con el hombre azul. La cultura nórdico-danesa y la cultura danubiano-andonita se encontraron y se mezclaron en el Rin, tal como lo atestigua la existencia de dos grupos raciales en la Alemania de hoy.
80:9.4 (897.7) Los nórdicos continuaron con el comercio del ámbar desde la costa báltica, estableciendo un gran intercambio, a través del Paso del Brenner, con los habitantes de cabeza ancha del valle del Danubio. Este amplio contacto con los danubianos condujo a estos habitantes del norte al culto a la madre, y la incineración de los muertos fue casi universal en toda Escandinavia durante varios miles de años. Esto explica por qué no se pueden encontrar los restos de las razas blancas primitivas, aunque están enterrados por toda Europa — sólo se encuentran sus cenizas en urnas de piedra o de arcilla. Estos hombres blancos también construían viviendas; nunca vivieron en cavernas. Y esto explica también por qué hay tan pocas pruebas de la cultura primitiva del hombre blanco, a pesar de que el tipo Cro-Magnon que lo precedió se encuentra bien conservado allí donde sus restos quedaron bien protegidos en cavernas y grutas. Tal como fueron las cosas, un día encontramos en el norte de Europa una cultura primitiva de danubianos en retroceso y de hombres azules, y al día siguiente hallamos la de unos hombres blancos que aparecen repentinamente y son inmensamente superiores.
80:9.5 (897.8) 2. La raza blanca central. Aunque este grupo contiene linajes azules, amarillos y anditas, es predominantemente andonita. Estos pueblos son de cabeza ancha, morenos y rechonchos. Están introducidos como una cuña entre la raza nórdica y las razas mediterráneas, con su extensa base apoyada en Asia y el vértice penetrando en el este de Francia.
80:9.6 (898.1) Durante cerca de veinte mil años, los anditas habían empujado a los andonitas cada vez más lejos hacia el norte de Asia central. Hacia el año 3000 a. de J.C., la aridez creciente hizo retroceder a estos andonitas hacia el Turquestán. Este empuje andonita hacia el sur continuó durante más de mil años, se dividió alrededor del Mar Caspio y del Mar Negro, y penetró en Europa tanto por los Balcanes como por Ucrania. Esta invasión incluía a los grupos restantes de descendientes de Adanson, y durante la segunda mitad del período de invasión, trajo con ella a un gran número de anditas iraníes así como a muchos descendientes de los sacerdotes setitas.
80:9.7 (898.2) Hacia el año 2500 a. de J.C., el empuje que efectuaban los andonitas hacia el oeste llegó hasta Europa. Esta invasión de toda Mesopotamia, Asia Menor y la cuenca del Danubio por parte de los bárbaros de las colinas del Turquestán constituyó la regresión cultural más grave y duradera de todas las sucedidas hasta entonces. Estos invasores andonizaron claramente el carácter de las razas centroeuropeas, que desde entonces han continuado siendo característicamente alpinas.
80:9.8 (898.3) 3. La raza blanca del sur. Esta raza morena mediterránea estaba compuesta por una mezcla de anditas y de hombres azules, con un linaje andonita menos importante que en el norte. Este grupo absorbió también, a través de los saharianos, una cantidad considerable de sangre sangik secundaria. En tiempos posteriores, unos poderosos elementos anditas procedentes del Mediterráneo oriental se fusionaron con esta rama meridional de la raza blanca.
80:9.9 (898.4) Sin embargo, las regiones costeras del Mediterráneo no se poblaron de anditas hasta la época de las grandes invasiones nómadas del año 2500 a. de J.C.. El transporte y el comercio terrestre permanecieron prácticamente interrumpidos durante estos siglos en que los nómadas invadieron las regiones orientales del Mediterráneo. Esta obstrucción de los viajes por tierra provocó la gran expansión del transporte y el comercio por mar; el comercio marítimo por el Mediterráneo estaba en pleno apogeo hace aproximadamente cuatro mil quinientos años. Este desarrollo del tráfico marítimo condujo a la expansión repentina de los descendientes de los anditas por todo el territorio costero de la cuenca mediterránea.
80:9.10 (898.5) Estas mezclas raciales establecieron los fundamentos de la raza europea del sur, la más mezclada de todas. Desde aquella época, esta raza ha sufrido además otras mezclas, principalmente con los pueblos azules-amarillos-anditas de Arabia. Esta raza mediterránea está de hecho tan mezclada con los pueblos circundantes que es prácticamente indiscernible como tipo aparte, pero sus miembros son en general bajos, de cabeza alargada y morenos.
80:9.11 (898.6) En el norte, los anditas eliminaron a los hombres azules por medio de la guerra y los matrimonios, pero los hombres azules sobrevivieron en gran número en el sur. Los vascos y los bereberes representan la supervivencia de dos ramas de esta raza, pero incluso estos pueblos se han mezclado por completo con los saharianos.
80:9.12 (898.7) Ésta es la imagen que ofrecía la mezcla de razas en Europa central hacia el año 3000 a. de J.C. A pesar de la falta parcial de Adán, los tipos superiores se habían mezclado.
80:9.13 (898.8) Eran los tiempos del Neolítico, que coincidían en parte con la Edad del Bronce que se aproximaba. En Escandinavia se estaba viviendo la Edad del Bronce asociada con el culto a la madre. El sur de Francia y España se hallaban en el Neolítico asociado con el culto al Sol. Fue la época en que se construyeron los templos circulares y sin techo dedicados al Sol. Los miembros de las razas blancas europeas eran unos constructores activos, y les encantaba colocar grandes piedras como símbolos del Sol, tal como lo hicieron sus descendientes posteriores en Stonehenge. La moda de la adoración del Sol indica que éste fue un gran período de agricultura en Europa del sur.
80:9.14 (899.1) Las supersticiones de esta era relativamente reciente de adoración del Sol continúan existiendo hoy en día en las costumbres de Bretaña. Aunque fueron cristianizados hace más de mil quinientos años, los bretones conservan todavía los amuletos del Neolítico para evitar el mal de ojo. Siguen guardando las piedras del trueno en sus chimeneas para protegerse contra el rayo. Los bretones nunca se mezclaron con los nórdicos de Escandinavia. Son los supervivientes de los habitantes andonitas originales de Europa occidental, mezclados con el linaje mediterráneo.
80:9.15 (899.2) Es un error pretender clasificar a los pueblos blancos en nórdicos, alpinos y mediterráneos. Ha habido, en conjunto, demasiadas mezclas como para permitir este agrupamiento. En cierto momento la raza blanca estaba dividida de manera bastante bien definida en estas clases, pero se han producido desde entonces unas mezclas muy extensas, y ya no es posible identificar estas distinciones con claridad. Incluso en el año 3000 a. de J.C., los antiguos grupos sociales ya no formaban parte de una sola raza, al igual que sucede con los habitantes actuales de América del Norte.
80:9.16 (899.3) Esta cultura europea continuó creciendo, y hasta cierto punto entremezclándose, durante cinco mil años. Pero la barrera del idioma impidió la plena reciprocidad entre las diversas naciones occidentales. Durante el siglo pasado, esta cultura experimentó la mejor oportunidad que tenía para mezclarse en la población cosmopolita de América del Norte; y el futuro de este continente estará determinado por la calidad de los factores raciales que se permita que entren en su población presente y futura, así como por el nivel de cultura social que se mantenga.
80:9.17 (899.4) [Presentado por un Arcángel de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 81
81:0.1 (900.1) A PESAR de los altibajos sufridos debido al fracaso de los planes para el mejoramiento del mundo previstos en las misiones de Caligastia y Adán, la evolución orgánica básica de la especie humana continuó llevando a las razas hacia adelante en la escala del progreso humano y del desarrollo racial. Es posible retrasar la evolución, pero no puede ser detenida.
81:0.2 (900.2) Aunque los miembros de la raza violeta fueron menos numerosos de lo que se había planeado, su influencia produjo, desde la época de Adán, un avance en la civilización que sobrepasó con mucho el progreso que la humanidad había hecho a lo largo de toda su existencia anterior de casi un millón de años.
81:1.1 (900.3) Durante cerca de treinta y cinco mil años después de la época de Adán, la cuna de la civilización estuvo en el suroeste de Asia, extendiéndose desde el valle del Nilo hacia el este y ligeramente hacia el norte a través del norte de Arabia, por toda Mesopotamia y continuando hasta el Turquestán. El clima fue el factor decisivo para el establecimiento de la civilización en esta zona.
81:1.2 (900.4) Los grandes cambios climáticos y geológicos que se produjeron en África del norte y en el oeste de Asia fueron los que pusieron fin a las emigraciones iniciales de los adamitas, impidiéndoles llegar a Europa debido a la expansión del Mediterráneo, y desviando la oleada de emigrantes hacia el norte y el este hasta el Turquestán. Hacia la época en que finalizaron estas elevaciones de tierras y los cambios climáticos asociados, en torno al año 15.000 a. de J.C., la civilización había llegado en el mundo entero a un punto muerto, a excepción de los fermentos culturales y de las reservas biológicas de los anditas, los cuales permanecían confinados al este por las montañas de Asia y al oeste por los bosques en expansión de Europa.
81:1.3 (900.5) La evolución climática estaba a punto de conseguir ahora lo que todos los demás esfuerzos no habían logrado realizar, es decir, obligar al hombre eurasiático a abandonar la caza a favor de las ocupaciones más avanzadas del pastoreo y la agricultura. La evolución puede ser lenta, pero es enormemente eficaz.
81:1.4 (900.6) Puesto que los primeros agricultores utilizaban esclavos de manera muy generalizada, los campesinos eran menospreciados tanto por los cazadores como por los pastores. Durante miles de años se consideró que el cultivo de la tierra era una ocupación inferior; de ahí la idea de que el trabajo de la tierra es una maldición, aunque se trata de la más grande de todas las bendiciones. Incluso en la época de Caín y Abel, los sacrificios de la vida pastoril se tenían en mucha mayor estima que las ofrendas de la agricultura.
81:1.5 (900.7) El hombre evolucionó, en general, del estado de cazador al de agricultor, pasando por un período de transición como pastor, y esto mismo sucedió también entre los anditas; pero mucho más a menudo, la coacción evolutiva de las necesidades climáticas hizo que las tribus enteras pasaran directamente del estado de cazadores al de agricultores prósperos. Pero este fenómeno de pasar inmediatamente de la caza a la agricultura sólo se produjo en aquellas regiones donde había un alto grado de mezcla racial con el linaje violeta.
81:1.6 (901.1) Los pueblos evolutivos (principalmente los chinos) aprendieron pronto a plantar semillas y a cultivar las cosechas mediante la observación del crecimiento de las semillas que se humedecían accidentalmente, o que habían sido colocadas en las tumbas como alimento para los fallecidos. Pero en todo el suroeste de Asia, a lo largo de los fértiles fondos fluviales y de las llanuras adyacentes, los anditas llevaron a cabo las técnicas agrícolas perfeccionadas que habían heredado de sus antepasados, los cuales habían tenido la agricultura y la horticultura como ocupación principal dentro de los límites del segundo jardín.
81:1.7 (901.2) Durante miles de años, los descendientes de Adán habían cultivado el trigo y la cebada, que habían mejorado en el Jardín, en todas las tierras altas del borde superior de Mesopotamia. Los descendientes de Adán y Adanson se reunían allí, comerciaban y se relacionaban socialmente.
81:1.8 (901.3) Estos cambios forzosos en las condiciones de vida fueron los que provocaron que una proporción tan grande de la raza humana practicara un régimen alimenticio omnívoro. La combinación de una dieta de trigo, arroz y legumbres con la carne de los rebaños marcó un gran paso hacia adelante en la salud y el vigor de estos pueblos antiguos.
81:2.1 (901.4) El crecimiento de la cultura está basado en el desarrollo de los instrumentos de la civilización. Y los instrumentos que el hombre utilizó para salir del estado salvaje fueron eficaces en la medida exacta en que liberaron las capacidades del hombre para poder realizar otras tareas más elevadas.
81:2.2 (901.5) Vosotros que vivís ahora en un ambiente moderno de cultura en ciernes y de progreso incipiente en asuntos sociales, vosotros que disponéis realmente de algunos ratos libres para pensar acerca de la sociedad y la civilización, no debéis pasar por alto el hecho de que vuestros antepasados primitivos tenían poco o ningún tiempo libre para poder dedicarlo a la reflexión cuidadosa y a la meditación social.
81:2.3 (901.6) Los cuatro primeros grandes progresos de la civilización humana fueron:
81:2.4 (901.7) 1. El dominio del fuego.
81:2.5 (901.8) 2. La domesticación de los animales.
81:2.6 (901.9) 3. La esclavización de los cautivos.
81:2.7 (901.10) 4. La propiedad privada.
81:2.8 (901.11) Aunque el fuego, el primer gran descubrimiento, abrió finalmente las puertas del mundo científico, en ese sentido tenía poco valor para el hombre primitivo. Éste se negaba a reconocer que las causas naturales explican los fenómenos vulgares.
81:2.9 (901.12) Cuando se le preguntaba de dónde venía el fuego, la simple historia de Andón y el pedernal fue rápidamente sustituida por la leyenda de cómo cierto Prometeo lo había robado del cielo. Los antiguos buscaban una explicación sobrenatural para todos los fenómenos naturales que no se encontraban al alcance de su comprensión personal, y muchos modernos continúan haciendo lo mismo. La despersonalización de los fenómenos llamados naturales ha necesitado miles de años, y aún no ha finalizado. Pero la búsqueda sincera, honrada y audaz de las causas verdaderas dio origen a la ciencia moderna: convirtió la astrología en astronomía, la alquimia en química y la magia en medicina.
81:2.10 (901.13) Durante la era anterior a las máquinas, la única manera que tenía el hombre de realizar un trabajo sin hacerlo él mismo consistía en utilizar un animal. La domesticación de los animales puso en sus manos unas herramientas vivientes cuya utilización inteligente preparó el camino para la agricultura y el transporte. Sin estos animales, el hombre no podría haberse elevado desde su estado primitivo hasta los niveles de la civilización posterior.
81:2.11 (902.1) La mayoría de los animales que convenían mejor para la domesticación se encontraban en Asia, especialmente en las regiones centrales y del suroeste. Ésta fue una de las razones por las cuales la civilización progresó más rápidamente en esta zona que en otras partes del mundo. Muchos de estos animales habían sido domesticados anteriormente dos veces, y en la época de los anditas fueron domesticados una vez más. Pero el perro había permanecido con los cazadores desde que había sido adoptado por el hombre azul muchísimo tiempo antes.
81:2.12 (902.2) Los anditas del Turquestán fueron los primeros pueblos que domesticaron una gran cantidad de caballos, y ésta es otra razón por la que su cultura predominó durante tanto tiempo. Hacia el año 5000 a. de J.C., los campesinos de Mesopotamia, el Turquestán y China habían empezado a criar ovejas, cabras, vacas, camellos, caballos, aves de corral y elefantes. Empleaban como bestias de carga el buey, el camello, el caballo y el yak. El hombre mismo fue en cierto momento la bestia de carga. Un jefe de la raza azul tuvo en cierta ocasión una colonia de porteadores de cargas de cien mil hombres.
81:2.13 (902.3) El establecimiento de la esclavitud y la propiedad privada de la tierra llegó con la agricultura. La esclavitud elevó el nivel de vida de los amos y les procuró más tiempo libre para cultivarse socialmente.
81:2.14 (902.4) El salvaje es un esclavo de la naturaleza, pero la civilización científica está confiriendo lentamente una mayor libertad a la humanidad. El hombre se ha liberado, y continuará liberándose, de la necesidad de trabajar sin descanso gracias a los animales, el fuego, el viento, el agua, la electricidad y otras fuentes de energía no descubiertas. A pesar de las dificultades transitorias ocasionadas por la invención prolífica de maquinarias, los beneficios finales que se derivarán de estos inventos mecánicos son inestimables. La civilización nunca puede florecer, y mucho menos establecerse, hasta que el hombre no dispone de tiempo libre para pensar, planear e imaginar formas nuevas y mejores de hacer las cosas.
81:2.15 (902.5) Al principio, el hombre se apropió simplemente de su refugio, vivía debajo de las cornisas o habitaba en las cuevas. Luego adaptó los materiales naturales, tales como la madera y la piedra, para construir sus cabañas familiares. Finalmente entró en la etapa creativa de la construcción de viviendas, y aprendió a fabricar ladrillos y otros materiales de construcción.
81:2.16 (902.6) Entre las razas más modernas, los pueblos de las regiones montañosas del Turquestán fueron los primeros que construyeron sus viviendas de madera; sus casas se parecían mucho a las primeras cabañas de troncos de los pioneros americanos. En todas las llanuras, las viviendas humanas estaban hechas de ladrillos, y más tarde de ladrillos cocidos.
81:2.17 (902.7) Las antiguas razas fluviales construían sus cabañas clavando en la tierra unos palos altos en forma de círculo; luego juntaban los extremos superiores de los palos, formando así el armazón para la cabaña, el cual lo entrelazaban con cañas transversales, de manera que el conjunto se parecía a un enorme cesto invertido. Esta estructura se podía recubrir entonces con arcilla, y después de secarse al Sol, formaba una vivienda muy práctica y resistente a la intemperie.
81:2.18 (902.8) La idea posterior de trenzar todo tipo de cestos se originó independientemente a partir de estas cabañas primitivas. La idea de fabricar objetos de alfarería surgió en uno de los grupos al observar los efectos que se producían cuando estos armazones de palos se untaban con arcilla húmeda. La práctica de endurecer la cerámica mediante la cocción se descubrió cuando una de estas cabañas primitivas cubiertas de arcilla se incendió accidentalmente. Las artes de la antigüedad tenían muchas veces su origen en los sucesos fortuitos que acompañaban la vida diaria de los pueblos primitivos. Al menos esto es casi totalmente cierto en lo que se refiere al progreso evolutivo de la humanidad hasta la llegada de Adán.
81:2.19 (903.1) Aunque el estado mayor del Príncipe había introducido la alfarería por primera vez hace aproximadamente medio millón de años, la fabricación de recipientes de arcilla se había interrumpido prácticamente durante más de ciento cincuenta mil años. Sólo los noditas presumerios de la costa del golfo continuaron fabricando recipientes de arcilla. El arte de la alfarería se restableció durante la época de Adán. La diseminación de este arte tuvo lugar al mismo tiempo que se extendían las áreas desérticas de África, Arabia y Asia central, y se propagó en oleadas sucesivas con unas técnicas cada vez mejores desde Mesopotamia hacia el hemisferio oriental.
81:2.20 (903.2) No siempre se puede seguir la pista de estas civilizaciones de la época andita por las etapas de su alfarería o de sus otras artes. Los regímenes de Dalamatia y del Edén complicaron enormemente el curso tranquilo de la evolución humana. A menudo sucede que las vasijas y los utensilios más tardíos son inferiores a los productos anteriores de los pueblos anditas más puros.
81:3.1 (903.3) La destrucción climática de las ricas praderas abiertas de caza y de las tierras de pastoreo del Turquestán, que empezó hacia el año 12.000 a. de J.C., obligó a los hombres de estas regiones a recurrir a nuevas formas de industria y de manufacturas rudimentarias. Algunos se orientaron hacia la cría de rebaños domesticados, otros se volvieron agricultores o colectores de alimentos de origen acuático, pero los tipos superiores de intelectos anditas escogieron dedicarse al comercio y la manufactura. Algunas tribus enteras cogieron la costumbre de dedicarse al desarrollo de una sola industria. Desde el valle del Nilo hasta el Hindu-Kusch y desde el Ganges hasta el Río Amarillo, la ocupación principal de las tribus superiores se volvió el cultivo del suelo, con el comercio como actividad suplementaria.
81:3.2 (903.4) El incremento del comercio y de la transformación de las materias primas en diversos artículos comerciales jugó directamente un papel decisivo en el nacimiento de las primeras comunidades semipacíficas que tuvieron tanta influencia en la diseminación de la cultura y las artes de la civilización. Antes de la era de un abundante comercio mundial, las comunidades sociales eran tribales — eran grupos familiares ampliados. El comercio llevó a los diferentes tipos de seres humanos a asociarse, contribuyendo así a una fecundación cruzada más rápida de la cultura.
81:3.3 (903.5) Hace unos doce mil años, la era de las ciudades independientes estaba en sus albores. Estas ciudades primitivas, comerciantes y manufactureras, siempre estaban rodeadas de zonas de agricultura y ganadería. Aunque es cierto que la elevación del nivel de vida fomentó la industria, no debéis haceros una idea falsa de los refinamientos de la vida urbana inicial. Las razas primitivas no eran demasiado pulcras ni limpias, y las comunidades medias primitivas se elevaban entre treinta y sesenta centímetros cada veinticinco años a consecuencia de la simple acumulación de la suciedad y la basura. Algunas de estas ciudades antiguas también se elevaron muy rápidamente por encima de las tierras circundantes porque sus cabañas de barro no cocido duraban poco tiempo, y tenían la costumbre de construir sus nuevas viviendas directamente sobre las ruinas de las anteriores.
81:3.4 (903.6) El empleo generalizado de los metales fue una de las características de esta era de las primeras ciudades industriales y comerciales. Ya habéis descubierto en el Turquestán una cultura del bronce que es anterior al año 9000 a. de J.C., y los anditas aprendieron pronto a trabajar también el hierro, el oro y el cobre. Pero lejos de los centros más avanzados de la civilización, las condiciones eran muy diferentes. No había períodos bien diferenciados como la Edad de Piedra, del Bronce y del Hierro; los tres existían simultáneamente en diferentes localidades.
81:3.5 (904.1) El oro fue el primer metal que buscaron los hombres; era fácil de trabajar y al principio sólo se utilizó como adorno. Luego se empleó el cobre, pero no de manera abundante hasta que se mezcló con el estaño para fabricar el bronce más duro. El descubrimiento de la mezcla del cobre con el estaño para hacer el bronce fue realizado por un adansonita del Turquestán, cuya mina de cobre en las tierras altas se encontraba situada por casualidad al lado de un yacimiento de estaño.
81:3.6 (904.2) Con la aparición de una manufactura rudimentaria y de una industria incipiente, el comercio se convirtió rápidamente en la influencia más poderosa para la diseminación de la civilización cultural. La apertura de las rutas comerciales por tierra y por mar facilitó enormemente los viajes y la mezcla de las culturas, así como la fusión de las civilizaciones. Hacia el año 5000 a. de J.C., el caballo era de uso común en todos los países civilizados y semicivilizados. Estas razas más recientes no sólo poseían caballos domesticados, sino también diversos tipos de carros y carrozas. La rueda se utilizaba desde hacía miles de años, pero ahora los vehículos provistos de ruedas se emplearon de manera universal tanto en el comercio como en la guerra.
81:3.7 (904.3) Los comerciantes viajeros y los exploradores errantes hicieron más por el progreso de la civilización histórica que todas las demás influencias combinadas. Las conquistas militares, la colonización y las empresas misioneras patrocinadas por las religiones posteriores fueron también otros factores que contribuyeron a la difusión de la cultura; pero todos ellos fueron secundarios en comparación con las relaciones comerciales, continuamente en aumento gracias a las artes y las ciencias de la industria que se desarrollaban con rapidez.
81:3.8 (904.4) La inyección del linaje adámico en las razas humanas no sólo aceleró el ritmo de la civilización sino que también estimuló enormemente sus tendencias a la aventura y la exploración, de manera que la mayor parte de Eurasia y el norte de África se encontraron pronto ocupadas por los descendientes mixtos de los anditas que se multiplicaban rápidamente.
81:4.1 (904.5) En el momento de contactar con los albores de los tiempos históricos, toda Eurasia, el norte de África y las islas del Pacífico están pobladas por las razas compuestas de la humanidad. Y estas razas actuales son el resultado de la mezcla y la remezcla de los cinco linajes humanos básicos de Urantia.
81:4.2 (904.6) Cada una de las razas de Urantia se podía identificar por ciertas características físicas distintivas. Los adamitas y los noditas tenían la cabeza alargada; los andonitas eran de cabeza ancha. Las razas sangiks tenían una cabeza mediana, aunque los hombres amarillos y azules tendían a ser de cabeza ancha. Cuando las razas azules se mezclaban con los linajes andonitas, eran claramente de cabeza ancha. Los sangiks secundarios tenían una cabeza entre mediana y alargada.
81:4.3 (904.7) Aunque estas dimensiones craneanas ayudan a descifrar los orígenes raciales, el esqueleto en su totalidad es mucho más fiable. En el desarrollo primitivo de las razas de Urantia había originalmente cinco tipos distintos de estructuras esqueléticas:
81:4.4 (904.8) 1. Andonitas — los aborígenes de Urantia.
81:4.5 (904.9) 2. Sangiks primarios — rojos, amarillos y azules.
81:4.6 (904.10) 3. Sangiks secundarios — anaranjados, verdes e índigos.
81:4.7 (904.11) 4. Noditas — los descendientes de los dalamatianos.
81:4.8 (904.12) 5. Adamitas — la raza violeta.
81:4.9 (904.13) A medida que estos cinco grandes grupos raciales se entremezclaron ampliamente, las mezclas continuas tendieron a eclipsar el tipo andonita debido al predominio de la herencia sangik. Los lapones y los esquimales son una mezcla de andonitas y de la raza azul sangik. La estructura de su esqueleto es la que conserva mejor el tipo andónico aborigen. Pero los adamitas y los noditas se han mezclado tanto con las otras razas que sólo se pueden detectar como un tipo caucasoide generalizado.
81:4.10 (905.1) Por consiguiente, a medida que se desentierren los restos humanos de los últimos veinte mil años, será imposible, en general, distinguir claramente los cinco tipos originales. El estudio de las estructuras de estos esqueletos revelará que la humanidad está dividida ahora aproximadamente en tres clases:
81:4.11 (905.2) 1. La caucasoide — la mezcla andita de los linajes noditas y adamitas, modificada además por la unión con los sangiks primarios y (una parte de los) secundarios y por un cruce considerable con los andonitas. Las razas blancas occidentales, junto con algunos pueblos hindúes y turanianos, están incluidas en este grupo. El factor unificante de esta división es la mayor o menor proporción de herencia andita.
81:4.12 (905.3) 2. La mongoloide — el tipo sangik primario, que incluye a las razas roja, amarilla y azul originales. Los chinos y los amerindios pertenecen a este grupo. En Europa, el tipo mongoloide se ha modificado mediante una mezcla con los sangiks secundarios y los andonitas, y más aún debido a la inyección andita. Los malayos y otros pueblos indonesios están incluídos en esta clasificación, aunque contienen un porcentaje elevado de sangre sangik secundaria.
81:4.13 (905.4) 3. La negroide — el tipo sangik secundario, que incluía originalmente a las razas anaranjada, verde e índiga. El mejor ejemplo de este tipo es el negro, y se puede encontrar en África, la India e Indonesia, en todos los lugares donde se establecieron las razas sangiks secundarias.
81:4.14 (905.5) En el norte de China existe cierta mezcla de los tipos caucasoide y mongoloide; en el Levante, los caucasoides y los negroides se han entremezclado; en la India, así como en América del Sur, los tres tipos están representados. Las características del esqueleto de los tres tipos sobrevivientes subsisten todavía y ayudan a identificar a los antepasados más recientes de las razas humanas de hoy.
81:5.1 (905.6) La evolución biológica y la civilización cultural no están necesariamente correlacionadas; en cualquier época, la evolución orgánica puede seguir adelante sin obstáculos en medio mismo de una decadencia cultural. Pero cuando se examinan largos períodos de la historia humana, se puede observar que al final la evolución y la cultura se encuentran conectadas como causa y efecto. La evolución puede avanzar en ausencia de la cultura, pero la civilización cultural no florece sin un trasfondo adecuado de progreso racial anterior. Adán y Eva no introdujeron ningún arte de la civilización ajeno al progreso de la sociedad humana, pero la sangre adámica aumentó la capacidad inherente de las razas y aceleró el ritmo del desarrollo económico y del progreso industrial. La donación de Adán mejoró la capacidad cerebral de las razas, acelerando así enormemente los procesos de la evolución natural.
81:5.2 (905.7) Gracias a la agricultura, la domesticación de los animales y a una arquitectura más perfeccionada, la humanidad se liberó gradualmente de las peores fases de la lucha constante por la vida, y empezó a buscar el modo de dulcificar su manera de vivir; éste fue el principio de sus esfuerzos por conseguir unos niveles de bienestar material cada vez más elevados. Por medio de la manufactura y la industria, el hombre está aumentando gradualmente el contenido placentero de su vida como mortal.
81:5.3 (906.1) Pero la sociedad cultural no es ninguna gran asociación benéfica de privilegios heredados, en la que todos los hombres nacen con el derecho adquirido de pertenecer a ella y con una igualdad total. Es más bien una corporación elevada y progresiva de trabajadores terrestres, que sólo admite en sus filas a los operarios más nobles que se esfuerzan por hacer del mundo un lugar mejor en el que sus hijos, y los hijos de sus hijos, puedan vivir y avanzar en los siglos por venir. Y esta corporación de la civilización exige unos derechos de admisión muy costosos, impone unas disciplinas estrictas y rigurosas, inflige grandes penalizaciones a todos los disidentes y no conformistas, mientras que confiere pocas licencias o privilegios personales, excepto los de una seguridad creciente contra los peligros comunes y los riesgos raciales.
81:5.4 (906.2) La asociación social es una forma de seguro de supervivencia, y los seres humanos han aprendido que es beneficiosa; por eso la mayoría de los individuos está dispuesta a pagar las primas de sacrificio de sí mismo y de reducción de la libertad personal que la sociedad exige a sus miembros, a cambio de esta protección colectiva cada vez mayor. En resumen, el mecanismo social de hoy en día es un plan de seguro a base de ensayos y errores, destinado a proporcionar cierto grado de seguridad y protección contra un retorno a las terribles condiciones antisociales que caracterizaban las experiencias iniciales de la raza humana.
81:5.5 (906.3) La sociedad se convierte así en un sistema cooperativo que sirve para asegurar la libertad civil a través de las instituciones, la libertad económica a través del capital y la invención, la libertad social a través de la cultura, y la protección contra la violencia a través de la reglamentación penal.
81:5.6 (906.4) La fuerza no crea el derecho, pero hace respetar los derechos comúnmentereconocidos de cada generación sucesiva. La misión principal del gobierno consiste en definir el derecho, la reglamentación justa y equitativa de las diferencias de clases, y la aplicación de una igualdad de oportunidades bajo el imperio de la ley. Cada derecho humano está asociado a un deber social; el privilegio colectivo es el mecanismo de un seguro que exige infaliblemente el pago total de las primas rigurosas de servicio al grupo. Y los derechos colectivos, así como los del individuo, deben ser protegidos, incluida la reglamentación de las inclinaciones sexuales.
81:5.7 (906.5) La libertad sometida a las reglas colectivas es la meta legítima de la evolución social. La libertad sin restricción es el sueño vano e imaginario de las mentes humanas inestables y caprichosas.
81:6.1 (906.6) Aunque la evolución biológica ha continuado siempre hacia adelante, una gran parte de la evolución cultural salió del valle del Éufrates en unas oleadas que se debilitaron sucesivamente con el paso del tiempo, hasta que por fin la totalidad de los descendientes de puro linaje adámico hubo salido para enriquecer las civilizaciones de Asia y Europa. Las razas no se mezclaron por completo, pero sus civilizaciones sí lo hicieron en una medida considerable. La cultura se extendió lentamente por todo el mundo. Y esta civilización debe ser conservada y fomentada, porque hoy ya no existen nuevas fuentes de cultura, ni anditas que fortifiquen y estimulen el lento progreso de la evolución de la civilización.
81:6.2 (906.7) La civilización que se desarrolla actualmente en Urantia tuvo su origen, y está basada, en los factores siguientes:
81:6.3 (906.8) 1. Las circunstancias naturales. La naturaleza y el alcance de una civilización material están determinados en gran medida por los recursos naturales disponibles. El clima, el tiempo atmosférico y numerosas condiciones físicas son factores en la evolución de la cultura.
81:6.4 (907.1) Al principio de la era andita sólo había dos zonas abiertas de caza, extensas y fértiles, en todo el mundo. Una se encontraba en América del Norte y estaba ocupada por los amerindios; la otra se hallaba al norte del Turquestán y estaba parcialmente ocupada por una raza andónico-amarilla. Los factores decisivos en la evolución de una cultura superior en el suroeste de Asia fueron la raza y el clima. Los anditas eran un gran pueblo, pero el factor decisivo que determinó el curso de su civilización fue la aridez creciente del Irán, el Turquestán y el Sinkiang, que los forzó a inventar y a adoptar métodos nuevos y avanzados para arrancarle el sustento a sus tierras cada vez menos fértiles.
81:6.5 (907.2) La configuración de los continentes y otras disposiciones geográficas ejercen una gran influencia en la determinación de la paz o la guerra. Muy pocos urantianos han tenido nunca una oportunidad tan favorable para desarrollarse de manera continua y tranquila como la que disfrutaron los pueblos de América del Norte — protegidos prácticamente por todos lados por inmensos océanos.
81:6.6 (907.3) 2. Los bienes de equipo. La cultura no se desarrolla nunca en situaciones de pobreza; el tiempo libre es esencial para el progreso de la civilización. Los individuos pueden adquirir un carácter con un valor moral y espiritual en ausencia de riquezas materiales, pero una civilización cultural sólo puede derivarse de unas condiciones de prosperidad material que favorezcan los momentos de ocio combinados con la ambición.
81:6.7 (907.4) Durante los tiempos primitivos, la vida en Urantia era un asunto serio y grave. La humanidad tendió constantemente a encaminarse hacia los climas salubres de los trópicos precisamente para escapar de esta lucha incesante y de este trabajo interminable. Aunque estas zonas más cálidas para vivir disminuyeron un poco la intensa lucha por la existencia, las razas y las tribus que buscaron así la facilidad raras veces utilizaron su tiempo libre no ganado para hacer avanzar la civilización. El progreso social ha venido invariablemente de las ideas y los proyectos de las razas que han aprendido, por medio de sus esfuerzos inteligentes, a arrancarle a la tierra su sustento con menos esfuerzo y jornadas de trabajo reducidas, pudiendo disfrutar así de un margen beneficioso de tiempo libre bien merecido.
81:6.8 (907.5) 3. Los conocimientos científicos. Los aspectos materiales de la civilización deben siempre esperar la acumulación de los datos científicos. Después del descubrimiento del arco y la flecha y de la utilización de los animales como fuerza motriz, pasó mucho tiempo antes de que el hombre aprendiera la manera de aprovechar la fuerza del viento y el agua, seguidos después por el empleo del vapor y la electricidad. Sin embargo, los instrumentos de la civilización mejoraron lentamente. La tejeduría, la alfarería, la domesticación de los animales y el trabajo de los metales fueron seguidos por una era de escritura y de imprenta.
81:6.9 (907.6) El conocimiento es poder. Los inventos preceden siempre la aceleración del desarrollo cultural a escala mundial. La ciencia y la invención fueron las que más se beneficiaron de las máquinas de imprimir, y la interacción de todas estas actividades culturales e inventivas ha acelerado enormemente el ritmo del progreso cultural.
81:6.10 (907.7) La ciencia enseña al hombre a hablar el nuevo lenguaje de las matemáticas y disciplina sus pensamientos según unas líneas de precisión rigurosa. La ciencia estabiliza también la filosofía mediante la eliminación de los errores, y al mismo tiempo purifica la religión gracias a la destrucción de las supersticiones.
81:6.11 (907.8) 4. Los recursos humanos. Un gran número de hombres es indispensable para la diseminación de la civilización. En igualdad de condiciones en todos los aspectos, un pueblo numeroso dominará la civilización de una raza más reducida. En consecuencia, si una nación no logra aumentar el número de sus habitantes hasta cierto punto, eso le impedirá realizar plenamente su destino nacional, pero llega un momento en que un crecimiento adicional de la densidad de la población se vuelve suicida. La multiplicación de los habitantes más allá de la proporción óptima normal entre los hombres y las tierras disponibles significa o bien una disminución del nivel de vida, o una expansión inmediata de las fronteras territoriales mediante la penetración pacífica o la conquista militar — la ocupación por la fuerza.
81:6.12 (908.1) A veces os sentís impresionados por los estragos de la guerra, pero deberíais reconocer que es necesario que nazca un gran número de mortales para permitir que el desarrollo social y moral tenga una amplia oportunidad de manifestarse; pero con esta fecundidad planetaria surge pronto el grave problema de la superpoblación. La mayoría de los mundos habitados son pequeños. Urantia está dentro de la media, quizás un poco más pequeña de lo normal. La estabilización óptima de la población nacional aumenta la cultura e impide la guerra. Y es sabia la nación que sabe cuándo detener su crecimiento.
81:6.13 (908.2) Pero el continente más rico en depósitos naturales y el más avanzado en equipos mecánicos hará pocos progresos si la inteligencia de su pueblo está en decadencia. El conocimiento se puede obtener mediante la educación, pero la sabiduría, que es indispensable para la verdadera cultura, sólo se puede conseguir a través de la experiencia y por parte de unos hombres y mujeres que son inteligentes de manera innata. Un pueblo así es capaz de aprender por experiencia, y puede volverse realmente sabio.
81:6.14 (908.3) 5. La eficacia de los recursos materiales. Muchas cosas dependen de la sabiduría demostrada en la utilización de los recursos naturales, el conocimiento científico, los bienes de equipo y los potenciales humanos. El factor principal de la civilización primitiva era la fuerza que ejercían los sabios jefes sociales; los hombres primitivos tenían la civilización que les imponían literalmente sus contemporáneos superiores. Las minorías superiores y bien organizadas han gobernado ampliamente este mundo.
81:6.15 (908.4) La fuerza no crea el derecho, pero la fuerza crea lo que existe y lo que ha existido en la historia. Urantia acaba de alcanzar recientemente el punto en que la sociedad está dispuesta a discutir la ética de la fuerza y del derecho.
81:6.16 (908.5) 6. La eficacia del idioma. La civilización tiene que esperar al idioma para diseminarse. Las lenguas vivas y que se enriquecen aseguran la expansión de las ideas y los proyectos civilizados. Durante las épocas primitivas se hicieron progresos importantes en el lenguaje. Hoy existe la gran necesidad de un desarrollo lingüístico adicional que facilite la expresión del pensamiento en evolución.
81:6.17 (908.6) El idioma surgió en las asociaciones colectivas, donde cada grupo local desarrolló su propio sistema de intercambio de palabras. El lenguaje creció a través de los gestos, los signos, los gritos, los sonidos imitativos, la entonación y el acento, hasta llegar a la vocalización de los alfabetos posteriores. El idioma es la herramienta para pensar más importante y útil que posee el hombre, pero sólo pudo florecer cuando los grupos sociales consiguieron tener algún tiempo libre. La tendencia a jugar con el lenguaje desarrolla nuevas palabras — el argot. Si la mayoría adopta el argot, entonces el uso lo convierte en idioma. Un ejemplo del origen de los dialectos es la condescendencia a «hablar como los niños» dentro de un grupo familiar.
81:6.18 (908.7) Las diferencias de idiomas siempre han sido el obstáculo principal para la extensión de la paz. La diseminación de una cultura sobre una raza, un continente o un mundo entero debe estar precedida por la eliminación de los dialectos. Un lenguaje universal favorece la paz, asegura la cultura y aumenta la felicidad. Incluso cuando las lenguas de un mundo se reducen a unas pocas, su dominio por parte de los pueblos cultos dirigentes influye poderosamente sobre la realización de la paz y la prosperidad mundiales.
81:6.19 (908.8) Urantia ha hecho muy pocos progresos en el desarrollo de un idioma internacional, pero se han logrado muchas cosas gracias al establecimiento de un intercambio comercial internacional. Todas estas relaciones internacionales deberían fomentarse, ya se trate de los idiomas, el comercio, el arte, la ciencia, los juegos competitivos o la religión.
81:6.20 (909.1) 7. La eficacia de los dispositivos mecánicos. El progreso de la civilización está relacionado directamente con el desarrollo y la posesión de las herramientas, las máquinas y los canales de distribución. Unas herramientas mejores, unas máquinas ingeniosas y eficaces, determinan la supervivencia de los grupos competidores en el marco de la civilización que progresa.
81:6.21 (909.2) En los tiempos primitivos, la única energía que se empleaba para cultivar la tierra era la energía humana. Fue precisa una larga lucha para sustituir a los hombres por los bueyes, ya que esto le quitaba el trabajo a los hombres. Más recientemente, las máquinas han empezado a reemplazar a los hombres, y cada avance de este tipo contribuye directamente al progreso de la sociedad, porque libera la energía humana para la realización de tareas más valiosas.
81:6.22 (909.3) La ciencia, guiada por la sabiduría, puede convertirse en la gran liberadora social del hombre. Una época mecánica sólo puede resultar desastrosa para aquella nación cuyo nivel intelectual es demasiado bajo como para descubrir los métodos sabios y las técnicas acertadas que le permitan adaptarse con éxito a las dificultades de transición que aparecen a consecuencia de la pérdida repentina de un gran número de empleos debido a la invención demasiado rápida de nuevos tipos de máquinas que economizan mano de obra.
81:6.23 (909.4) 8. El carácter de los abanderados. La herencia social permite al hombre subirse en los hombros de todos los que lo han precedido y que han contribuido en algo a la suma de la cultura y el conocimiento. En esta tarea de pasar la antorcha cultural a la generación siguiente, el hogar será siempre la institución fundamental. Vienen a continuación el esparcimiento y la vida social, con la escuela en último lugar, pero igualmente indispensable en una sociedad compleja y muy bien organizada.
81:6.24 (909.5) Los insectos nacen plenamente educados y equipados para la vida — una existencia en verdad muy limitada y puramente instintiva. El bebé humano nace sin educación; por consiguiente, al controlar la formación educativa de las generaciones más jóvenes, el hombre posee el poder de modificar enormemente el curso evolutivo de la civilización.
81:6.25 (909.6) Las influencias más importantes que contribuyen en el siglo veinte al fomento de la civilización y al progreso de la cultura son el incremento notable de los viajes por el mundo y las mejoras sin precedentes de los métodos de comunicación. Pero el desarrollo de la educación no ha seguido el mismo ritmo que la estructura social en expansión; la apreciación moderna de la ética tampoco se ha desarrollado en proporción al crecimiento de los ámbitos más puramente intelectuales y científicos. Y la civilización moderna se encuentra estancada en su desarrollo espiritual y en la salvaguardia de la institución del hogar.
81:6.26 (909.7) 9. Los ideales raciales. Los ideales de una generación labran los canales del destino para la posteridad inmediata. La calidad de los abanderados sociales determinará si la civilización avanza o retrocede. Los hogares, las iglesias y las escuelas de una generación determinan de antemano la tendencia del carácter de la generación siguiente. El impulso moral y espiritual de una raza o una nación determina en gran parte la velocidad cultural de esa civilización.
81:6.27 (909.8) Los ideales elevan la fuente de la corriente social. Y ninguna corriente puede elevarse por encima de su fuente, cualquiera que sea la técnica de presión o el control direccional que se pueda emplear. La fuerza motriz de los aspectos incluso más materiales de una civilización cultural reside en las realizaciones menos materiales de la sociedad. La inteligencia puede controlar el mecanismo de la civilización, la sabiduría puede dirigirlo, pero el idealismo espiritual es la energía que eleva realmente la cultura humana y la hace progresar de un nivel de realización al siguiente.
81:6.28 (910.1) Al principio, la vida era una lucha por la existencia; hoy es una lucha por el nivel de vida, y en el futuro lo será por la calidad del pensamiento, la próxima meta terrestre de la existencia humana.
81:6.29 (910.2) 10. La coordinación de los especialistas. La civilización ha avanzado enormemente gracias a la temprana división del trabajo y a su corolario posterior de la especialización. La civilización depende ahora de la coordinación eficaz de los especialistas. A medida que se expande la sociedad, se deberá encontrar algún método que agrupe a los diversos especialistas.
81:6.30 (910.3) Los especialistas en los temas sociales, artísticos, técnicos e industriales continuarán multiplicando y acrecentando su habilidad y su destreza. Esta diversificación de las aptitudes y esta diferencia de trabajos debilitará y desintegrará finalmente la sociedad humana si no se desarrollan unos medios eficaces de coordinación y cooperación. Pero unas inteligencias que son capaces de tal inventiva y de una especialización semejante deberían ser enteramente competentes para idear unos métodos adecuados de control y de adaptación para todos los problemas derivados del rápido crecimiento de la invención y del ritmo acelerado de la expansión cultural.
81:6.31 (910.4) 11. Los mecanismos para encontrar empleo. La próxima época de desarrollo social estará materializada en una cooperación y una coordinación mejores y más eficaces de la creciente especialización en plena expansión. A medida que el trabajo se diversifique cada vez más, será preciso idear alguna técnica para dirigir a los individuos hacia un empleo adecuado. Las máquinas no son la única causa de desempleo entre los pueblos civilizados de Urantia. La complejidad económica y el incremento continuo de la especialización industrial y profesional se añaden a los problemas de la colocación laboral.
81:6.32 (910.5) No es suficiente con preparar a los hombres para el trabajo; una sociedad compleja debe proporcionar también unos métodos eficaces para encontrar empleo. Antes de formar a los ciudadanos en las técnicas sumamente especializadas de ganarse la vida, se les debería enseñar uno o más métodos de trabajo, oficios o profesiones no especializados, que podrían utilizar cuando estuvieran desempleados temporalmente en sus oficios especializados. Ninguna civilización que alberga grandes clases de desempleados puede sobrevivir durante mucho tiempo. Con el tiempo, la aceptación de la ayuda del Tesoro público deformará y desmoralizará incluso a los mejores ciudadanos. La caridad privada misma se vuelve perniciosa cuando se concede mucho tiempo a unos ciudadanos sanos.
81:6.33 (910.6) Una sociedad tan sumamente especializada no aceptará con gusto las antiguas prácticas comunales y feudales de los pueblos antiguos. Es verdad que muchos servicios comunes pueden ser socializados de manera aceptable y beneficiosa, pero la mejor manera de dirigir a unos seres humanos extremadamente capacitados y ultraespecializados es mediante una técnica de cooperación inteligente. La coordinación modernizada y la reglamentación fraternal producirán una cooperación más duradera que los métodos comunistas más antiguos y primitivos o que las instituciones reguladoras dictatoriales basadas en la fuerza.
81:6.34 (910.7) 12. La buena voluntad para cooperar. Uno de los grandes obstáculos para el progreso de la sociedad humana es el conflicto entre los intereses y el bienestar de los grupos humanos más grandes y socializados, y los de las asociaciones humanas más pequeñas con ideas contrarias y asociales, sin mencionar a los individuos aislados con una mentalidad antisocial.
81:6.35 (910.8) Ninguna civilización nacional dura mucho tiempo a menos que sus métodos educativos y sus ideales religiosos inspiren un patriotismo inteligente y una devoción nacional de tipo elevado. Sin este tipo de patriotismo inteligente y de solidaridad cultural, todas las naciones tienden a desintegrarse a consecuencia de los celos regionales y de los egoísmos locales.
81:6.36 (911.1) Para mantener una civilización mundial es preciso que los seres humanos aprendan a vivir juntos en paz y fraternidad. Sin una coordinación eficaz, la civilización industrial se encuentra en peligro a causa de los riesgos de la ultraespecialización: la monotonía, la estrechez de miras y la tendencia a engendrar la desconfianza y los celos.
81:6.37 (911.2) 13. Los dirigentes sabios y eficaces. La civilización depende mucho, muchísimo, de un espíritu de cooperación entusiasta y eficaz. Diez hombres no valen mucho más que uno solo para levantar un gran peso, a menos que lo levanten todos juntos — todos al mismo tiempo. Este trabajo de equipo — la cooperación social — depende de los dirigentes. Las civilizaciones culturales del pasado y del presente han estado basadas en la cooperación inteligente de los ciudadanos con unos jefes sabios y progresivos; y hasta que el hombre no alcance por evolución unos niveles más elevados, la civilización continuará dependiendo de una autoridad sabia y vigorosa.
81:6.38 (911.3) Las civilizaciones elevadas nacen de la correlación sagaz entre la riqueza material, la grandeza intelectual, el valor moral, la habilidad social y la perspicacia cósmica.
81:6.39 (911.4) 14. Los cambios sociales. La sociedad no es una institución divina; es un fenómeno de la evolución progresiva. Una civilización que progresa siempre sufre retrasos cuando sus dirigentes son lentos en efectuar los cambios esenciales en la organización social que le permitan seguir el mismo ritmo que los desarrollos científicos de esa época. Sin embargo, no se deben menospreciar ciertas cosas simplemente porque sean viejas, ni tampoco hay que abrazar incondicionalmente una idea sólo porque sea nueva y original.
81:6.40 (911.5) El hombre debería experimentar sin miedo con los mecanismos de la sociedad. Pero estas aventuras de adaptación cultural deberían estar siempre controladas por aquellos que conocen plenamente la historia de la evolución social; y estos innovadores deberían estar siempre aconsejados por la sabiduría de aquellos que tienen una experiencia práctica en el ámbito del experimento social o económico en proyecto. No se debería intentar ningún gran cambiosocial o económico de manera repentina. El tiempo es esencial para todos los tipos de adaptaciones humanas — físicas, sociales o económicas. Únicamente los ajustes morales y espirituales se pueden efectuar bajo el impulso del momento, e incluso éstos también necesitan el paso del tiempo para que se manifiesten plenamente sus repercusiones sociales y materiales. Los ideales de la raza son el apoyo y la seguridad principales durante los períodos críticos en que una civilización se encuentra en tránsito entre un nivel y el siguiente.
81:6.41 (911.6) 15. Las medidas preventivas contra los desmoronamientos en los períodosde transición. La sociedad es el fruto de innumerables épocas de ensayos y errores; representa lo que ha sobrevivido a los ajustes y reajustes selectivos en las etapas sucesivas de la ascensión secular de la humanidad desde el nivel animal hasta el nivel humano de categoría planetaria. El gran peligro para cualquier civilización — en cualquier momento — es la amenaza de su derrumbamiento durante el período de transición entre los métodos establecidos del pasado y los procedimientos nuevos y mejores, pero aún no probados, del futuro.
81:6.42 (911.7) El liderazgo es vital para el progreso. La sabiduría, la perspicacia y la previsión son indispensables para que duren las naciones. La civilización nunca está realmente en peligro hasta que sus dirigentes capaces empiezan a desaparecer. Y la cantidad de estos jefes sabios nunca ha sobrepasado el uno por ciento de la población.
81:6.43 (911.8) La civilización se ha elevado por estos peldaños de la escala evolutiva hasta alcanzar el nivel en que se podían poner en marcha las poderosas influencias que han culminado en la cultura en rápida expansión del siglo veinte. Los hombres sólo pueden esperar mantener sus civilizaciones actuales por medio de su adhesión a estos elementos esenciales, y asegurando al mismo tiempo su continuo desarrollo y su supervivencia indudable.
81:6.44 (912.1) Ésta es la esencia de la larguísima lucha de los pueblos de la Tierra por establecer la civilización desde la época de Adán. La cultura de hoy en día es el resultado neto de esta ardua evolución. Antes del descubrimiento de la imprenta, el progreso era relativamente lento porque los hombres de una generación no podían beneficiarse tan rápidamente de los logros de sus predecesores. Pero actualmente la sociedad humana se lanza hacia adelante con la fuerza del impulso acumulado de todas las épocas durante las cuales ha luchado la civilización.
81:6.45 (912.2) [Patrocinado por un Arcángel de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 82
82:0.1 (913.1) EL MATRIMONIO — el emparejamiento — surge de la bisexualidad. El matrimonio es la reacción del hombre para adaptarse a esta bisexualidad, mientras que la vida familiar es el total resultante de todos estos ajustes evolutivos y adaptativos. El matrimonio es duradero; no es inherente a la evolución biológica, pero es la base de toda la evolución social, y por eso la continuidad de su existencia está asegurada de alguna manera. El matrimonio ha dado el hogar a la humanidad, y el hogar es la gloria que corona toda la larga y ardua lucha evolutiva.
82:0.2 (913.2) Aunque las instituciones religiosas, sociales y educativas son todas esenciales para la supervivencia de la civilización cultural, la familia es la civilizadoraprincipal. Un niño aprende de su familia y de sus vecinos la mayor parte de las cosas esenciales de la vida.
82:0.3 (913.3) Los humanos de los tiempos pasados no poseían una civilización social muy rica, pero aquella que tenían la pasaban de manera fiel y eficaz a las generaciones siguientes. Y debéis reconocer que la mayoría de estas civilizaciones del pasado continuaron evolucionando con un mínimo estricto de otras influencias institucionales, porque el hogar funcionaba de manera eficaz. Hoy, las razas humanas poseen una rica herencia social y cultural, que debería ser pasada sabia y eficazmente a las generaciones venideras. La familia, como institución educativa, debe conservarse.
82:1.1 (913.4) A pesar del abismo que existe entre la personalidad del hombre y la de la mujer, el impulso sexual es suficiente para asegurar su unión con vistas a la reproducción de la especie. Este instinto funcionaba eficazmente mucho antes de que los humanos experimentaran una gran parte de lo que más tarde se ha llamado amor, devoción y fidelidad conyugal. El apareamiento es una propensión innata, y el matrimonio es su repercusión social evolutiva.
82:1.2 (913.5) El interés y el deseo sexuales no eran pasiones dominantes en los pueblos primitivos; simplemente los daban por sentados. Toda la experiencia reproductora estaba desprovista de embellecimientos imaginativos. La pasión sexual absorbente de los pueblos más civilizados se debe principalmente a las mezclas de razas, especialmente allí donde la naturaleza evolutiva fue estimulada por la imaginación asociativa y la apreciación de la belleza de los noditas y los adamitas. Pero las razas evolutivas absorbieron tan poca cantidad de herencia andita, que ésta no logró proporcionar el suficiente autocontrol sobre las pasiones animales así despertadas y estimuladas a consecuencia de la dotación de una conciencia más aguda del sexo y de unos impulsos de apareamiento más intensos. De todas las razas evolutivas, el hombre rojo es el que tenía el código sexual más elevado.
82:1.3 (913.6) La reglamentación sexual en relación con el matrimonio indica:
82:1.4 (913.7) 1. El progreso relativo de la civilización. La civilización ha exigido cada vez más que la satisfacción sexual se canalice de una manera útil y de acuerdo con las costumbres.
82:1.5 (914.1) 2. La cantidad de sangre andita en un pueblo cualquiera. En estos grupos, el sexo se ha vuelto la expresión más alta y más baja tanto de la naturaleza física como de la naturaleza emocional.
82:1.6 (914.2) Las razas sangiks tenían pasiones animales normales, pero mostraban poca imaginación o apreciación por la belleza y el atractivo físico del sexo opuesto. Aquello que se denomina atractivo sexual está prácticamente ausente incluso entre las razas primitivas de hoy en día; estos pueblos no mezclados poseen un instinto de apareamiento bien definido, pero una atracción sexual insuficiente como para crear problemas serios que necesiten un control social.
82:1.7 (914.3) El instinto de apareamiento es una de las fuerzas físicas dominantes que impulsan a los seres humanos; es la única emoción que, bajo la apariencia de una satisfacción individual, engaña eficazmente al hombre egoísta para que coloque el bienestar y la perpetuación de la raza muy por encima de la comodidad individual y de la ausencia de responsabilidades personales.
82:1.8 (914.4) Desde sus primeros comienzos hasta los tiempos modernos, el matrimonio como institución describe la evolución social de la tendencia biológica a perpetuarse. La perpetuación de la especie humana en evolución está asegurada por la presencia de este impulso racial al apareamiento, una necesidad que se denomina vagamente atracción sexual. Esta gran necesidad biológica se vuelve el eje impulsor de todo tipo de instintos, emociones y costumbres asociadas — físicas, intelectuales, morales y sociales.
82:1.9 (914.5) Entre los salvajes, el acopio de alimentos era la motivación impulsora, pero cuando la civilización asegura una abundancia de alimentos, el deseo sexual se vuelve muchas veces un impulso dominante, y por eso necesita siempre una reglamentación social. En los animales, la periodicidad instintiva refrena la propensión al apareamiento, pero como el hombre es un ser que se controla en gran parte a sí mismo, el deseo sexual no es del todo periódico; por eso es necesario que la sociedad imponga a los individuos el control sobre sí mismos.
82:1.10 (914.6) Ninguna emoción o impulso a los que el ser humano se entregue sin freno y con exceso puede producir tanto daño y aflicción como esta poderosa necesidad sexual. El sometimiento inteligente de este impulso a las reglamentaciones de la sociedad es la prueba suprema de la realidad de cualquier civilización. El autocontrol, un autocontrol cada vez mayor, es lo que necesita cada vez más la humanidad que progresa. El secreto, la falta de sinceridad y la hipocresía pueden ocultar los problemas sexuales, pero no proporcionan soluciones ni mejoran la ética.
82:2.1 (914.7) La historia de la evolución del matrimonio es simplemente la historia del control sexual bajo la presión de las restricciones sociales, religiosas y civiles. La naturaleza apenas reconoce a los individuos; no tiene en cuenta la llamada moralidad; está única y exclusivamente interesada en la reproducción de la especie. La naturaleza insiste irresistiblemente en la reproducción, pero deja con indiferencia que la sociedad resuelva los problemas consiguientes, creando así un problema enorme y siempre presente para la humanidad evolutiva. Este conflicto social consiste en una guerra sin fin entre los instintos básicos y la ética en evolución.
82:2.2 (914.8) Las relaciones entre los sexos estaban poco o nada reglamentadas entre las razas primitivas. Debido a esta licencia sexual, la prostitución no existía. Actualmente, los pigmeos y otras tribus atrasadas no poseen la institución del matrimonio; el estudio de estos pueblos revela las simples costumbres de emparejamiento que practicaban las razas primitivas. Pero siempre hay que estudiar y juzgar a todos los pueblos antiguos a la luz de las reglas morales de las costumbres de su propia época.
82:2.3 (915.1) Sin embargo, el amor libre nunca ha tenido buena reputación entre los pueblos que se encuentran por encima de la escala del salvajismo más completo. Los códigos matrimoniales y las restricciones conyugales comenzaron a desarrollarse en cuanto los grupos sociales empezaron a formarse. El emparejamiento ha progresado así a través de una multitud de transiciones, desde el estado de un libertinaje sexual casi total hasta los criterios morales del siglo veinte que implican una restricción sexual relativamente completa.
82:2.4 (915.2) En las primeras etapas del desarrollo tribal, las costumbres y los tabúes restrictivos eran muy rudimentarios, pero mantenían separados a los sexos — lo cual favorecía la tranquilidad, el orden y la laboriosidad — y la larga evolución del matrimonio y del hogar había empezado. Las costumbres de la vestimenta, el adorno y las prácticas religiosas, según el sexo, tuvieron su origen en estos tabúes primitivos que definieron el alcance de las libertades sexuales y terminaron así por crear los conceptos de vicio, crimen y pecado. Pero la costumbre de suspender todas las reglamentaciones sexuales durante los días de fiesta importantes, especialmente el Primero de Mayo, perduró durante mucho tiempo.
82:2.5 (915.3) Las mujeres siempre han estado sometidas a unos tabúes más restrictivos que los hombres. Las costumbres primitivas concedían a las mujeres no casadas el mismo grado de libertad sexual que a los hombres, pero siempre se ha exigido a las esposas que sean fieles a sus maridos. El matrimonio primitivo no restringía mucho las libertades sexuales del hombre, pero sí hacía que una mayor licencia sexual fuera tabú para la mujer. Las mujeres casadas siempre han llevado alguna marca que las destacaba como una clase aparte, tales como el peinado, la vestimenta, el velo, el aislamiento, los adornos y los anillos.
82:3.1 (915.4) El matrimonio es la respuesta institucional del organismo social a la tensión biológica siempre presente del instinto de reproducción — la multiplicación de sí mismo — que el hombre experimenta sin cesar. El apareamiento es universalmente natural, y a medida que la sociedad evolucionó de lo simple a lo complejo, hubo una evolución correspondiente de las costumbres relacionadas con el emparejamiento, la génesis de la institución matrimonial. Dondequiera que la evolución social ha progresado hasta la etapa en que se generan las costumbres, el matrimonio se podrá encontrar como una institución evolutiva.
82:3.2 (915.5) En el matrimonio siempre ha habido, y siempre habrá, dos ámbitos diferentes: las costumbres, las leyes que regulan los aspectos exteriores del emparejamiento, y las relaciones por otra parte secretas y personales entre los hombres y las mujeres. El individuo siempre se ha rebelado contra las reglamentaciones sexuales impuestas por la sociedad, y he aquí la razón de este problema sexual secular: la preservación de sí mismo es individual, pero está sostenida por la colectividad; la perpetuación de sí mismo es social, pero está asegurada por el impulso individual.
82:3.3 (915.6) Cuando las costumbres son respetadas, poseen un amplio poder para restringir y controlar el impulso sexual, tal como se ha demostrado en todas las razas. Los criterios sobre el matrimonio siempre han sido un indicador verídico del poder presente de las costumbres y de la integridad funcional del gobierno civil. Pero las costumbres primitivas relacionadas con el sexo y el emparejamiento eran una masa de reglamentaciones contradictorias y rudimentarias. Los padres, los hijos, los parientes y la sociedad, todos tenían intereses contrapuestos en la reglamentación del matrimonio. Pero a pesar de todo esto, las razas que ensalzaron y practicaron el matrimonio evolucionaron con naturalidad hasta unos niveles más elevados y sobrevivieron en mayor número.
82:3.4 (915.7) En los tiempos primitivos, el matrimonio era el precio de la posición social; la posesión de una esposa era un símbolo de distinción. El salvaje consideraba que el día de su boda señalaba el comienzo de sus responsabilidades y de su madurez. En cierta época, el matrimonio fue considerado como un deber social; en otra, como una obligación religiosa; y en otra aún, como una necesidad política para proporcionar ciudadanos al Estado.
82:3.5 (916.1) Muchas tribus primitivas exigían que se llevara a cabo un robo notable como requisito para poder casarse; los pueblos posteriores sustituyeron estos saqueos e incursiones por los concursos atléticos y los juegos competitivos. Los vencedores de estas competiciones recibían el primer premio — la posibilidad de elegir entre las novias del momento. Entre los cazadores de cabezas, un joven no podía casarse hasta que poseyera al menos una cabeza, aunque a veces se podían comprar estos cráneos. A medida que decayó la costumbre de comprar a las esposas, éstas se consiguieron mediante concursos de adivinanzas, una práctica que sobrevive todavía en muchos grupos de hombres negros.
82:3.6 (916.2) Con el avance de la civilización, algunas tribus pusieron en manos de las mujeres las duras pruebas matrimoniales de resistencia masculina; las mujeres pudieron así favorecer a los hombres de su elección. Estas pruebas matrimoniales incluían la habilidad en la caza, en la lucha y la capacidad para mantener una familia. Durante mucho tiempo se exigió que el novio viviera con la familia de la novia al menos un año, para trabajar allí y demostrar que era digno de la esposa que deseaba.
82:3.7 (916.3) Los requisitos de una esposa consistían en la aptitud para realizar los trabajos penosos y para tener hijos. Se le exigía que ejecutara cierta cantidad de trabajo agrícola en un período de tiempo determinado. Y si había tenido un hijo antes de casarse, era mucho más valiosa, porque su fertilidad estaba así asegurada.
82:3.8 (916.4) El hecho de que los pueblos antiguos consideraran como una deshonra, e incluso como un pecado, el no estar casado, explica el origen de los matrimonios entre los niños; puesto que uno tenía que casarse, cuanto antes lo hiciera, mejor. También existía la creencia generalizada de que las personas solteras no podían entrar en el mundo de los espíritus, y esto fue un motivo adicional para casar a los niños incluso en el momento de nacer, y a veces antes, en espera del sexo que tuvieran. Los antiguos creían que incluso los muertos tenían que estar casados. Los casamenteros originales se empleaban para gestionar los matrimonios de las personas fallecidas. Uno de los padres encargaba a estos intermediarios que llevaran a cabo el casamiento entre un hijo muerto y la hija muerta de otra familia.
82:3.9 (916.5) Entre los pueblos más recientes, la pubertad era la edad normal para casarse, pero esta edad ha avanzado en proporción directa a los progresos de la civilización. Al principio de la evolución social surgieron unas órdenes peculiares, tanto de hombres como de mujeres, que practicaban el celibato; estas órdenes fueron creadas y mantenidas por personas más o menos desprovistas de necesidades sexuales normales.
82:3.10 (916.6) Muchas tribus permitían que los miembros de su grupo dirigente tuvieran relaciones sexuales con la novia poco antes de que fuera entregada a su marido. Cada uno de estos hombres le entregaba un regalo a la muchacha, y éste es el origen de la costumbre de hacer los regalos de boda. Algunos grupos contaban con que la joven se ganaría su propia dote, la cual consistía en los regalos que recibía como recompensa por sus servicios sexuales en la sala de exhibición de las novias.
82:3.11 (916.7) Algunas tribus casaban a los muchachos con las viudas y las mujeres de edad, y luego, cuando más tarde se quedaban viudos, les permitían casarse con las chicas jóvenes. De esta manera se aseguraban, según decían, de que los dos padres no serían unos insensatos, tal como pensaban que ocurriría si permitían que se casaran dos jóvenes. Otras tribus limitaban el emparejamiento a los grupos que tenían una edad similar. Esta limitación del matrimonio a los grupos de una edad determinada fue la que primero dio origen a las ideas de incesto. (En la India no existe, incluso en la actualidad, ningún límite de edad para casarse.)
82:3.12 (916.8) Según ciertas costumbres, la viudedad era algo muy de temer, ya que las viudas eran ejecutadas o bien se les permitía que se suicidaran sobre las tumbas de sus maridos, pues se creía que debían entrar con sus esposos en el mundo de los espíritus. A la viuda sobreviviente se le culpaba casi invariablemente de la muerte de su marido. Algunas tribus las quemaban vivas. Si una viuda seguía viviendo, llevaba una vida de luto continuo y de restricciones sociales insoportables, ya que un nuevo casamiento se veía generalmente con desaprobación.
82:3.13 (917.1) En los tiempos antiguos se fomentaban muchas prácticas que ahora se consideran como inmorales. No era raro que las esposas primitivas se enorgullecieran de las aventuras de sus maridos con otras mujeres. La castidad de las muchachas era un gran obstáculo para casarse; dar a luz a un hijo antes del matrimonio incrementaba considerablemente el atractivo de una joven como esposa, puesto que el hombre estaba seguro de tener una compañera fértil.
82:3.14 (917.2) Muchas tribus primitivas autorizaban el matrimonio a prueba hasta que la mujer se quedaba embarazada, y entonces se llevaba a cabo la ceremonia regular de la boda; en otros grupos, la boda no se celebraba hasta que nacía el primer hijo. Si una esposa era estéril, sus padres tenían que recuperarla, y el matrimonio era anulado. Las costumbres exigían que cada pareja tuviera hijos.
82:3.15 (917.3) Estos matrimonios a prueba primitivos estaban enteramente desprovistos de toda semejanza de licencia; se trataban simplemente de unas pruebas sinceras de fecundidad. Las personas contrayentes se casaban de manera permanente en cuanto quedaba probada la fertilidad. Cuando las parejas modernas se casan con la idea, en el fondo de su mente, de divorciarse cómodamente si su vida conyugal no les satisface plenamente, contraen en realidad una forma de matrimonio a prueba, que además es muy inferior al de las honradas aventuras de sus antepasados menos civilizados.
82:4.1 (917.4) El matrimonio siempre ha estado estrechamente vinculado con la propiedad y la religión. La propiedad ha estabilizado el matrimonio, y la religión lo ha moralizado.
82:4.2 (917.5) El matrimonio primitivo era una inversión, una especulación económica; era más una cuestión comercial que un asunto de coqueteo. Los antiguos se casaban en beneficio y por el bienestar del grupo; por esta razón sus matrimonios eran planeados y concertados por el grupo, por los padres y los ancianos. Las costumbres relacionadas con la propiedad estabilizaban eficazmente la institución matrimonial, y esto está corroborado por el hecho de que el matrimonio era más permanente entre las tribus primitivas que entre muchos pueblos modernos.
82:4.3 (917.6) A medida que la civilización avanzó y que la propiedad privada consiguió un reconocimiento mayor dentro de las costumbres, el robo se convirtió en el crimen más grave. El adulterio se consideraba como una forma de robo, una violación de los derechos de propiedad del marido; por eso no se menciona de manera específica en los códigos y costumbres primitivos. La mujer empezaba siendo propiedad de su padre, quien transfería sus derechos al marido, y todas las relaciones sexuales legalizadas surgieron de estos derechos de propiedad preexistentes. El Antiguo Testamento trata a las mujeres como una forma de propiedad. El Corán enseña su inferioridad. El hombre tenía el derecho de prestar su esposa a un amigo o a un invitado, y esta costumbre prevalece todavía entre algunos pueblos.
82:4.4 (917.7) Los celos sexuales modernos no son innatos; son un producto de las costumbres en evolución. El hombre primitivo no tenía celos de su mujer; se limitaba a defender su propiedad. La razón de mantener a la esposa en una consideración sexual más estricta que al marido se debía a que su infidelidad conyugal implicaba una descendencia y una herencia. En la marcha de la civilización, el hijo ilegítimo cayó muy pronto en descrédito. Al principio sólo la mujer era castigada por el adulterio; más tarde, las costumbres decretaron también que se castigara a su compañero, y durante muchos milenios, el marido ofendido o el padre protector tuvieron el pleno derecho de matar al transgresor masculino. Los pueblos modernos conservan estas costumbres, las cuales reconocen los llamados crímenes de honor en el derecho consuetudinario.
82:4.5 (917.8) Puesto que el tabú de la castidad tuvo su origen como una fase de las costumbres relacionadas con la propiedad, al principio se aplicó a las mujeres casadas, pero no a las jóvenes solteras. En años posteriores, la castidad fue más una exigencia del padre que del pretendiente; una virgen era un activo comercial para el padre — representaba un precio más elevado. A medida que aumentó la demanda de la castidad, se estableció la costumbre de pagarle al padre una recompensa nupcial en reconocimiento por el servicio de haber educado adecuadamente a una novia casta para el futuro marido. Una vez que surgió esta idea de la castidad femenina, se arraigó tanto en las razas que emprendieron la costumbre de enjaular literalmente a las muchachas, de encarcelarlas realmente durante años a fin de asegurar su virginidad. Así es como los principios morales más recientes y las pruebas de virginidad dieron origen automáticamente a las clases de prostitutas profesionales; eran las novias rechazadas, las mujeres que las madres de los novios habían descubierto que no eran vírgenes.
82:5.1 (918.1) Los salvajes observaron muy pronto que las mezclas raciales mejoraban la calidad de la descendencia. No se trataba de que la endogamia fuera siempre mala, sino que la exogamia era siempre comparativamente mejor; por eso las costumbres tendieron a cristalizar la restricción de las relaciones sexuales entre los parientes cercanos. Se reconoció que la exogamia acrecentaba enormemente las oportunidades selectivas para la variación y el progreso evolutivos. Los individuos nacidos de matrimonios exogámicos eran más polifacéticos y tenían una mayor capacidad para sobrevivir en un mundo hostil; los engendrados por endogamia, así como sus costumbres, desaparecieron gradualmente. Todo esto se desarrolló lentamente; los salvajes no razonaban conscientemente sobre estos problemas. Pero los pueblos progresivos posteriores sí lo hicieron, y observaron también que la endogamia excesiva a veces provocaba una debilidad generalizada.
82:5.2 (918.2) Aunque una endogamia con buenos linajes produjo a veces la formación de fuertes tribus, los casos espectaculares de los malos resultados observados en la endogamia de los anormales hereditarios se grabaron con más fuerza en la mente de los hombres, lo que provocó que las costumbres progresivas formularan cada vez más tabúes contra todos los matrimonios entre parientes cercanos.
82:5.3 (918.3) La religión ha sido mucho tiempo una barrera eficaz contra la exogamia; muchas enseñanzas religiosas han proscrito los matrimonios fuera de la fe. La mujer ha favorecido generalmente la práctica de la endogamia, y el hombre la de la exogamia. La propiedad siempre ha influido sobre el matrimonio, y a veces, en un esfuerzo por conservar las propiedades en el interior de un clan, han surgido costumbres que obligaban a las mujeres a elegir sus maridos dentro de la tribu de sus padres. Las reglas de este tipo condujeron a una gran multiplicación de los matrimonios entre primos. La endogamia también se practicó en un esfuerzo por preservar los secretos artesanales; los artesanos expertos trataban de conservar el conocimiento de su oficio dentro de su familia.
82:5.4 (918.4) Cuando los grupos superiores se encontraban aislados, volvían siempre a los emparejamientos consanguíneos. Durante más de ciento cincuenta mil años, los noditas fueron uno de los grandes grupos endogámicos. Las costumbres endogámicas más recientes sufrieron la enorme influencia de las tradiciones de la raza violeta, en la que los emparejamientos se producían al principio, forzosamente, entre hermanos y hermanas. Los matrimonios entre hermanos y hermanas fueron frecuentes en el Egipto primitivo, Siria, Mesopotamia, y en todos los países ocupados en otro tiempo por los anditas. Los egipcios practicaron mucho tiempo los matrimonios entre hermanos y hermanas en un esfuerzo por conservar la pureza de la sangre real, una costumbre que sobrevivió más tiempo aún en Persia. Antes de la época de Abraham, los matrimonios entre primos eran obligatorios en Mesopotamia; los primos tenían el derecho prioritario de casarse con sus primas. Abraham mismo se casó con su hermanastra, pero las costumbres posteriores de los judíos ya no permitieron estas uniones.
82:5.5 (919.1) Los primeros pasos para suprimir los matrimonios entre hermanos y hermanas se dieron bajo la influencia de las costumbres polígamas, porque la esposa-hermana solía dominar con arrogancia a la otra u otras esposas. Algunas costumbres tribales prohibían el matrimonio con la viuda de un hermano muerto, pero exigían que el hermano vivo engendrara los hijos de su hermano fallecido. No existe ningún instinto biológico que vaya en contra de algún grado de endogamia; tales restricciones son únicamente una cuestión de tabúes.
82:5.6 (919.2) La exogamia terminó por dominar porque los hombre la preferían; conseguir una esposa en el exterior les aseguraba una mayor libertad con respecto a su familia política. La familiaridad produce el menosprecio; así pues, a medida que el factor de la elección individual empezó a dominar el emparejamiento, se estableció la costumbre de elegir a la pareja fuera de la tribu.
82:5.7 (919.3) Muchas tribus prohibieron finalmente el matrimonio dentro del clan, y otras limitaron el emparejamiento a ciertas castas. El tabú en contra del matrimonio con una mujer del mismo tótem que el interesado impulsó la costumbre de raptar a las mujeres de las tribus vecinas. Posteriormente, los matrimonios se reglamentaron más de acuerdo con la residencia territorial que según el parentesco. La evolución de la endogamia pasó por muchas etapas hasta transformarse en las prácticas modernas de la exogamia. Incluso después de que el tabú sobre la endogamia pesara sobre la gente del pueblo, a los jefes y los reyes les estaba permitido casarse con sus parientes cercanos a fin de conservar la sangre real concentrada y pura. Las costumbres han permitido generalmente a los dirigentes soberanos ciertas licencias en materia sexual.
82:5.8 (919.4) La presencia de los pueblos anditas posteriores tuvo mucho que ver con el aumento del deseo de las razas sangiks de casarse fuera de sus propias tribus. Pero a la exogamia no le fue posible volverse predominante hasta que los grupos vecinos aprendieron a convivir en una paz relativa.
82:5.9 (919.5) La exogamia en sí misma promovía la paz; los matrimonios entre tribus reducían las hostilidades. La exogamia condujo a la coordinación tribal y a las alianzas militares; se volvió predominante porque proporcionaba un aumento de fuerzas; fue una constructora de naciones. Las relaciones comerciales crecientes también favorecieron enormemente la exogamia; la aventura y la exploración contribuyeron a ampliar los límites del emparejamiento y facilitaron mucho la fecundación cruzada de las culturas raciales.
82:5.10 (919.6) Las contradicciones, por otra parte inexplicables, de las costumbres raciales sobre el matrimonio se deben ampliamente a esta tradición de la exogamia, acompañada del rapto y la compra de las esposas en las tribus ajenas, todo lo cual se tradujo en una mezcla de las distintas costumbres tribales. Estos tabúes sobre la endogamia eran sociológicos y no biológicos, y este hecho está bien ilustrado en los tabúes sobre los matrimonios entre parientes, los cuales abarcaban muchos grados de relaciones con las familias políticas, en unos casos en los que no existía ningún parentesco consanguíneo.
82:6.1 (919.7) Hoy ya no existe ninguna raza pura en el mundo. Los primeros pueblos originales y evolutivos de color sólo tienen dos razas representativas que sobreviven en el mundo — los hombres amarillos y los hombres negros — e incluso estas dos razas están muy mezcladas con los pueblos de color ya desaparecidos. Aunque la llamada raza blanca desciende predominantemente de los antiguos hombres azules, está más o menos mezclada con todas las demás razas, al igual que los hombres rojos de las Américas.
82:6.2 (919.8) De las seis razas sangiks de color, tres eran primarias y tres secundarias. Aunque las razas primarias — azul, roja y amarilla — eran superiores en muchos aspectos a los tres pueblos secundarios, se debe recordar que estas razas secundarias poseían muchas características deseables que habrían mejorado considerablemente a los pueblos primarios si éstos hubieran podido absorber sus mejores linajes.
82:6.3 (920.1) Los prejuicios actuales contra los «mestizos», los «híbridos» y los «mixtos» han surgido porque la mayor parte de los cruces raciales modernos se producen entre los linajes extremadamente inferiores de las razas interesadas. También se consigue una progenie poco satisfactoria cuando los linajes degenerados de la misma raza se casan entre sí.
82:6.4 (920.2) Si las razas actuales de Urantia pudieran liberarse de la maldición de sus estratos más bajos de especímenes degenerados, antisociales, mentalmente débiles y marginados, habría pocas objeciones para llevar a cabo una fusión racial limitada. Y si estas mezclas raciales pudieran producirse entre los tipos más elevados de las diversas razas, habría aún menos objeciones.
82:6.5 (920.3) La hibridación de los linajes superiores y diferentes es el secreto para crear estirpes nuevas y más vigorosas, y esto es tan cierto para las plantas y los animales como para la especie humana. La hibridación aumenta el vigor y acrecienta la fecundidad. Las mezclas raciales de los estratos medios o superiores de los diversos pueblos aumentan considerablemente el potencial creativo, tal como está demostrado en la población actual de los Estados Unidos de América del Norte. Cuando estos emparejamientos tienen lugar entre los estratos inferiores o más bajos, la creatividad disminuye, tal como se puede observar en los pueblos de hoy en día del sur de la India.
82:6.6 (920.4) La mezcla de las razas contribuye enormemente a la aparición repentina de características nuevas, y si esta hibridación es la unión de los linajes superiores, entonces estas nuevas características serán también peculiaridades superiores.
82:6.7 (920.5) Mientras las razas actuales continúen tan sobrecargadas de linajes inferiores y degenerados, las mezclas raciales a gran escala serán sumamente perjudiciales, pero la mayoría de las objeciones a estos experimentos están basadas en prejuicios sociales y culturales más bien que en consideraciones biológicas. Incluso entre las estirpes inferiores, los híbridos son con frecuencia una mejora con respecto a sus antepasados. La hibridación contribuye a mejorar la especie debido al papel de los genes dominantes. La mezcla racial aumenta la probabilidad de que un mayor número de dominantes deseables estén presentes en el híbrido.
82:6.8 (920.6) En los últimos cien años ha tenido lugar más hibridación racial en Urantia de la que se había producido durante miles de años. Se ha exagerado mucho el peligro de que surjan grandes discordancias a causa de los cruces de los linajes humanos. Las dificultades principales de los «mestizos» se deben a los prejuicios sociales.
82:6.9 (920.7) El experimento de Pitcairn, consistente en mezclar las razas blanca y polinesia, salió bastante bien porque los hombres blancos y las mujeres polinesias poseían unos linajes raciales relativamente buenos. El cruce entre los tipos más elevados de las razas blanca, roja y amarilla traería inmediatamente a la existencia muchas características nuevas y biológicamente eficaces. Estos tres pueblos pertenecen a las razas sangiks primarias. Los resultados inmediatos de las mezclas entre las razas blanca y negra no son tan deseables, ni sus descendientes mulatos son tan inaceptables como pretenden hacerlo creer los prejuicios sociales y raciales. Estos híbridos blanco-negros son, físicamente, unos excelentes especímenes de la humanidad, a pesar de su ligera inferioridad en algunos otros aspectos.
82:6.10 (920.8) Cuando una raza sangik primaria se fusiona con una raza sangik secundaria, esta última mejora considerablemente a expensas de la primera. Y a pequeña escala — que se extienda durante largos períodos de tiempo — esta contribución sacrificatoria de las razas primarias para mejorar a los grupos secundarios debe encontrar pocos inconvenientes serios. Desde el punto de vista biológico, los sangiks secundarios eran, en algunos aspectos, superiores a las razas primarias.
82:6.11 (921.1) Después de todo, el verdadero riesgo para la especie humana reside en la multiplicación desmedida de los linajes inferiores y degenerados de los diversos pueblos civilizados, más bien que en el supuesto peligro de sus cruces raciales.
82:6.12 (921.2) [Presentado por el Jefe de los Serafines estacionado en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 83
83:0.1 (922.1) ÉSTA es la narración de los primeros comienzos de la institución del matrimonio. Éste ha progresado continuamente desde los apareamientos licenciosos y promiscuos dentro de la horda, pasando por muchas variaciones y adaptaciones, hasta la aparición de las normas matrimoniales que culminaron finalmente en la realización de las uniones en parejas, la unión de un hombre y una mujer para establecer un hogar del orden social más elevado.
83:0.2 (922.2) El matrimonio ha estado muchas veces en peligro, y las costumbres matrimoniales han recurrido muy a menudo tanto a la propiedad privada como a la religión en busca de apoyo; pero la verdadera influencia que protege constantemente al matrimonio y a la familia resultante es el hecho biológico simple e innato de que los hombres y las mujeres no pueden vivir realmente los unos sin los otros, ya se trate de los salvajes más primitivos o de los mortales más cultos.
83:0.3 (922.3) A causa del impulso sexual, el hombre egoísta es atraído a convertirse en algo mejor que un animal fuera de sí. Las relaciones sexuales gratificantes y dignas implican las consecuencias seguras de la abnegación, y aseguran la asunción de deberes altruistas y de numerosas responsabilidades familiares beneficiosas para la raza. En esto es en lo que el sexo ha sido el civilizador desconocido e insospechado de los salvajes, porque este mismo impulso sexual obliga al hombre automática e infaliblemente a pensary lo conduce finalmente a amar.
83:1.1 (922.4) El matrimonio es el mecanismo que la sociedad ha concebido para regular y controlar las múltiples relaciones humanas que se originan por el hecho físico de la bisexualidad. Como tal institución, el matrimonio funciona en dos direcciones:
83:1.2 (922.5) 1. En la reglamentación de las relaciones sexuales personales.
83:1.3 (922.6) 2. En la reglamentación de la descendencia, la herencia, la sucesión y el orden social, siendo ésta su función original más antigua.
83:1.4 (922.7) La familia, que nace del matrimonio, es en sí misma una estabilizadora de la institución matrimonial, junto con las costumbres sobre la propiedad. Otros factores poderosos en la estabilidad del matrimonio son el orgullo, la vanidad, la caballerosidad, el deber y las convicciones religiosas. Pero, aunque los matrimonios puedan ser aprobados o desaprobados en las alturas, difícilmente se concluyen en el cielo. La familia humana es una institución claramente humana, un desarrollo evolutivo. El matrimonio es una institución de la sociedad, no un negociado de la iglesia. Es verdad que la religión debería influir poderosamente sobre él, pero no debería intentar controlarlo y reglamentarlo de manera exclusiva.
83:1.5 (922.8) El matrimonio primitivo era principalmente laboral, e incluso en los tiempos modernos, es a menudo un asunto social o comercial. Gracias a la influencia de la mezcla del linaje andita y a consecuencia de las costumbres de la civilización progresiva, el matrimonio se está volviendo lentamente mutuo, romántico, parental, poético, afectuoso, ético e incluso idealista. Sin embargo, la elección y el amor llamado romántico jugaban un papel mínimo en el emparejamiento primitivo. En los tiempos antiguos, el marido y la mujer no pasaban mucho tiempo juntos; ni siquiera comían juntos muy a menudo. Pero entre los antiguos, el afecto personal no estaba estrechamente vinculado con la atracción sexual; se tomaban cariño el uno al otro debido principalmente a la vida y al trabajo en común.
83:2.1 (923.1) Los matrimonios primitivos eran siempre planeados por los padres del muchacho y de la joven. La etapa de transición entre esta costumbre y la de la época de la libre elección estuvo ocupada por los agentes matrimoniales o casamenteros profesionales. Al principio, estos casamenteros fueron los barberos, y más adelante los sacerdotes. El matrimonio fue, originariamente, un asunto del grupo, y luego una cuestión familiar; sólo recientemente se ha convertido en una aventura individual.
83:2.2 (923.2) La coacción, y no la atracción, era el camino de acceso al matrimonio primitivo. En los tiempos antiguos, la mujer no tenía ninguna actitud sexual distante, sino únicamente la inferioridad sexual que le inculcaban las costumbres. De la misma manera que las incursiones precedieron al comercio, el matrimonio por captura precedió al matrimonio por contrato. Algunas mujeres fingían ser capturadas para escapar de la dominación de los hombres más viejos de su tribu. Preferían caer en manos de los hombres de su propia edad pertenecientes a otra tribu. Estas supuestas fugas fueron la etapa de transición entre la captura por la fuerza y el posterior cortejo por atracción.
83:2.3 (923.3) Había un tipo primitivo de ceremonia nupcial que consistía en la huida fingida, una especie de simulacro de fuga que en otro tiempo se había practicado habitualmente. Más tarde, la captura simulada se convirtió en una parte de la ceremonia regular de la boda. Las pretensiones que manifiesta una chica moderna de oponerse a la «captura», de mostrarse reticente al matrimonio, no son más que reliquias de costumbres antiguas. Cruzar el umbral con la novia en brazos es una reminiscencia de numerosas prácticas antiguas, entre otras las de los tiempos en que se robaban las esposas.
83:2.4 (923.4) A la mujer se le negó durante mucho tiempo la plena libertad de decidir por sí misma en el asunto del matrimonio, pero las mujeres más inteligentes siempre han sido capaces de burlar esta restricción mediante el hábil ejercicio de su ingenio. El hombre ha tomado generalmente la delantera en el cortejo, pero no siempre. La mujer, unas veces formalmente y otras de manera encubierta, inicia el proceso del casamiento. Y a medida que la civilización ha progresado, las mujeres han participado cada vez más en todas las fases del cortejo y del matrimonio.
83:2.5 (923.5) El amor, el romanticismo y la elección personal crecientes del cortejo prenupcial son una aportación de los anditas a las razas del mundo. Las relaciones entre los sexos evolucionan favorablemente; muchos pueblos progresivos están sustituyendo gradualmente los antiguos móviles de la utilidad y la propiedad por los conceptos un poco idealizados de la atracción sexual. El impulso sexual y los sentimientos afectivos están empezando a desplazar a la manera fría y calculadora de elegir a los compañeros de vida.
83:2.6 (923.6) Al principio, los esponsales equivalían al matrimonio, y entre los pueblos primitivos, las relaciones sexuales eran habituales durante el noviazgo. En tiempos más recientes, la religión ha establecido un tabú sexual sobre el período comprendido entre los esponsales y el casamiento.
83:3.1 (923.7) Los antiguos desconfiaban del amor y de las promesas; pensaban que las uniones duraderas tenían que estar garantizadas por alguna seguridad tangible, por la propiedad. Por este motivo, el precio de adquisición de una esposa era considerado como una prenda o depósito, que el marido estaba condenado a perder en caso de divorcio o abandono. Una vez que se había pagado el precio de adquisición de una novia, muchas tribus permitían que le pusieran con hierro candente la marca del marido. Los africanos todavía compran a sus esposas. A una esposa que se casa por amor, o a la esposa de un hombre blanco, la comparan con un gato porque no cuesta nada.
83:3.2 (924.1) Los desfiles de novias eran un motivo para vestir elegantemente y adornar a las hijas, a fin de mostrarlas en público con la idea de conseguir un precio más alto como esposas. Pero no las vendían como animales — en las tribus más tardías, estas esposas no eran transferibles. Su adquisición tampoco era siempre una transacción monetaria efectuada a sangre fría; los servicios prestados equivalían al dinero en efectivo en la adquisición de una esposa. Si un hombre, por otra parte deseable, no podía pagar el precio de su esposa, podía ser adoptado como hijo por el padre de la muchacha, y luego podía casarse. Y si un hombre pobre aspiraba a tener una esposa y no podía satisfacer el precio exigido por un padre codicioso, los ancianos solían con frecuencia presionar al padre para que éste modificara sus exigencias, o de lo contrario su hija podía fugarse.
83:3.3 (924.2) A medida que progresó la civilización, los padres no quisieron dar la impresión de que vendían a sus hijas, y así, aunque continuaban aceptando el precio de adquisición de la novia, introdujeron la costumbre de dar a la pareja unos regalos valiosos que equivalían prácticamente al dinero de la compra. Más tarde, cuando se dejó de pagar para obtener una esposa, estos regalos se convirtieron en la dote de la novia.
83:3.4 (924.3) La idea de la dote consistía en transmitir la impresión de que la novia era independiente, en insinuar que se estaba muy lejos de los tiempos de las esposas esclavas y de las compañeras consideradas como una propiedad. Un hombre no podía divorciarse de una esposa con dote sin devolver toda la dote. En algunas tribus se entregaba un depósito mutuo a los padres del novio y de la novia, el cual se perdía en caso de que uno de ellos abandonara al otro; se trataba en verdad de una fianza matrimonial. Durante el período de transición entre la compra y la dote, si la esposa había sido comprada, los hijos pertenecían al padre; en caso contrario pertenecían a la familia de la madre.
83:4.1 (924.4) La ceremonia de la boda surgió del hecho de que el matrimonio era en un principio un asunto de la comunidad, y no simplemente la culminación de una decisión de dos personas. El emparejamiento era una preocupación del grupo, así como un acto personal.
83:4.2 (924.5) Toda la vida de los antiguos estaba rodeada de magia, de rituales y de ceremonias, y el matrimonio no era una excepción. A medida que avanzó la civilización, a medida que el matrimonio se consideró con más seriedad, la ceremonia de la boda se volvió cada vez más presuntuosa. El matrimonio primitivo era un factor en los intereses relacionados con la propiedad, tal como lo es hoy en día, y por eso necesitaba una ceremonia legal, mientras que la posición social de los hijos por venir exigía la mayor publicidad posible. El hombre primitivo no tenía archivos; por eso la ceremonia del matrimonio tenía que ser presenciada por muchas personas.
83:4.3 (924.6) Al principio, la ceremonia nupcial tenía más bien el carácter de unos esponsales, y sólo consistía en la notificación pública de la intención de vivir juntos; más tarde consistió en compartir formalmente una comida. En algunas tribus los padres se limitaban a entregar su hija al marido; en otros casos, la única ceremonia era el intercambio formal de los regalos, después de lo cual el padre de la novia la entregaba al novio. Muchos pueblos levantinos tenían la costumbre de prescindir de toda formalidad, y el matrimonio se consumaba mediante las relaciones sexuales. El hombre rojo fue el primero que desarrolló las celebraciones nupciales más elaboradas.
83:4.4 (924.7) Se tenía mucho miedo a no tener hijos, y como la esterilidad se atribuía a las maquinaciones de los espíritus, los esfuerzos por asegurar la fecundidad condujeron también a asociar el matrimonio con ciertos ceremoniales mágicos o religiosos. En este esfuerzo por asegurar un matrimonio fecundo y feliz se empleaban muchos hechizos; incluso se consultaba a los astrólogos para que averiguaran las estrellas de la buena suerte bajo las que habían nacido las partes contrayentes. En cierta época, los sacrificios humanos fueron una característica habitual en todas las bodas de la gente adinerada.
83:4.5 (925.1) Se buscaban los días que traían suerte, y el jueves se consideraba como el más favorable; se creía que las bodas que se celebraban en Luna llena eran excepcionalmente afortunadas. Muchos pueblos del Cercano Oriente tenían la costumbre de arrojar granos sobre los recién casados; era un rito mágico que se suponía que aseguraba la fecundidad. Algunos pueblos orientales utilizaban el arroz con esta finalidad.
83:4.6 (925.2) El fuego y el agua siempre fueron considerados como los mejores medios de oponer resistencia a los fantasmas y a los espíritus malignos; en consecuencia, los fuegos sobre el altar y las velas encendidas, así como las aspersiones bautismales con agua bendita, estaban generalmente de manifiesto en las bodas. Durante mucho tiempo se tuvo la costumbre de fijar un día falso para la boda, y luego se aplazaba repentinamente el acontecimiento para despistar a los fantasmas y los espíritus.
83:4.7 (925.3) Todas las tomaduras de pelo a los recién casados y las bromas que se gastan a las parejas en luna de miel son reliquias de aquellos días lejanos en que se pensaba que era mejor parecer desgraciado e incómodo a los ojos de los espíritus, para evitar despertar su envidia. El uso del velo nupcial es una reliquia de los tiempos en que se consideraba necesario disfrazar a la novia para que los fantasmas no pudieran reconocerla, y también para ocultar su belleza a las miradas, por otra parte celosas y envidiosas, de los espíritus. Los pies de la novia nunca debían tocar el suelo justo antes de la ceremonia. Incluso en el siglo veinte sigue siendo tradición, bajo las costumbres cristianas, extender una alfombra desde el vehículo nupcial hasta el altar de la iglesia.
83:4.8 (925.4) Una de las formas más antiguas de la ceremonia nupcial consistía en que un sacerdote bendijera el lecho nupcial para asegurar la fecundidad de la unión; esto se hacía mucho tiempo antes de que se estableciera cualquier rito nupcial formal. Durante este período de la evolución de las costumbres matrimoniales, se contaba con que los invitados a la boda desfilarían de noche por la cámara nupcial, convirtiéndose así en los testigos legales de la consumación del matrimonio.
83:4.9 (925.5) El elemento suerte, que hacía que algunos matrimonios salieran mal a pesar de todas las pruebas prenupciales, condujo al hombre primitivo a buscar una seguridad para protegerse contra el fracaso matrimonial, induciéndole a recurrir a los sacerdotes y la magia. Este movimiento culminó directamente en los casamientos modernos en la iglesia. Pero durante mucho tiempo se admitió generalmente que el matrimonio consistía en la decisión de los padres contratantes — y más tarde de la pareja — mientras que en los últimos quinientos años, la iglesia y el Estado han asumido la jurisdicción y se atreven a hacer pronunciamientos sobre el matrimonio.
83:5.1 (925.6) Al principio de la historia del matrimonio, las mujeres solteras pertenecían a los hombres de la tribu. Más tarde, las mujeres sólo tenían un marido a la vez. Esta práctica de un-solo-hombre-a-la-vez fue el primer paso para alejarse de la promiscuidad de la horda. Aunque a la mujer sólo se le permitía tener un solo hombre, su marido podía romper a voluntad estas relaciones temporales. Pero estas asociaciones reglamentadas de manera imprecisa fueron el primer paso hacia la vida en pareja, en contraste con la vida en la horda. En esta etapa del desarrollo del matrimonio, los hijos pertenecían generalmente a la madre.
83:5.2 (925.7) El paso siguiente en la evolución del emparejamiento fue el matrimoniocolectivo. Esta fase comunal del matrimonio tuvo que existir en el desarrollo de la vida familiar, porque las costumbres matrimoniales no eran todavía lo bastante fuertes como para hacer que las asociaciones en pareja fueran permanentes. Los matrimonios de hermanos y hermanas pertenecieron a este grupo; cinco hermanos de una familia solían casarse con cinco hermanas de otra. En todo el mundo, las formas más imprecisas de matrimonios comunales se transformaron gradualmente en diversos tipos de matrimonios colectivos. Estas asociaciones colectivas fueron reglamentadas principalmente por las costumbres del tótem. La vida familiar se desarrolló de manera lenta y segura porque la reglamentación del sexo y del matrimonio favoreció la supervivencia de la tribu misma al asegurar la supervivencia de un mayor número de niños.
83:5.3 (926.1) Los matrimonios colectivos fueron reemplazados gradualmente por las prácticas emergentes de la poligamia — la poliginia y la poliandria — en las tribus más avanzadas. Pero la poliandria nunca estuvo generalizada, limitándose normalmente a las reinas y a las mujeres ricas; además, se trataba habitualmente de un asunto de familia, una esposa para varios hermanos. Las restricciones económicas y de casta hicieron a veces necesario que varios hombres se contentaran con una sola esposa. Incluso entonces, la mujer sólo se casaba con uno, y los otros eran tolerados vagamente como «tíos» de la progenie conjunta.
83:5.4 (926.2) La costumbre judía de exigir que un hombre se uniera con la viuda de su hermano fallecido a fin de «conseguir una descendencia para su hermano», era una costumbre que existía en más de la mitad del mundo antiguo. Era una reliquia de la época en que el matrimonio era un asunto de familia más bien que una asociación individual.
83:5.5 (926.3) La institución de la poliginia reconoció, en épocas diversas, cuatro tipos de esposas:
83:5.6 (926.4) 1. Las esposas ceremoniales o legales.
83:5.7 (926.5) 2. Las esposas amadas y permitidas.
83:5.8 (926.6) 3. Las concubinas, las esposas contractuales.
83:5.9 (926.7) 4. Las esposas esclavas.
83:5.10 (926.8) La verdadera poliginia, en la que todas las esposas tenían la misma categoría y todos los hijos eran iguales, ha sido muy rara. Habitualmente, incluso en los matrimonios múltiples, el hogar estaba dominado por la esposa principal, la compañera reconocida. Sólo ella tenía derecho a la ceremonia de boda ritual, y sólo los hijos de esta esposa comprada o con dote podían heredar, a menos que se hiciera un acuerdo especial con ella.
83:5.11 (926.9) La esposa legal no era necesariamente la esposa amada; en los tiempos primitivos generalmente no lo era. La esposa amada, o dulce amor, no apareció hasta que las razas hubieron avanzado considerablemente, y más específicamente después de la mezcla de las tribus evolutivas con los noditas y los adamitas.
83:5.12 (926.10) La esposa tabú — la única esposa con una situación legal — creó las costumbres de las concubinas. Bajo estas costumbres, un hombre sólo podía tener una esposa, pero podía mantener relaciones sexuales con un número indeterminado de concubinas. El concubinato fue el trampolín hacia la monogamia, el primer paso para alejarse de la franca poliginia. Las concubinas de los judíos, los romanos y los chinos eran con mucha frecuencia las criadas de la esposa. Más tarde, tal como sucedió entre los judíos, la esposa legal fue considerada como la madre de todos los hijos engendrados por el marido.
83:5.13 (926.11) Los antiguos tabúes sobre las relaciones sexuales con una esposa embarazada o lactante tendieron a fomentar enormemente la poliginia. Las mujeres primitivas envejecían muy pronto debido a sus frecuentes maternidades unidas al duro trabajo que realizaban. (Estas esposas sobrecargadas sólo se las ingeniaban para existir gracias al hecho de que se las aislaba una semana por mes cuando no estaban embarazadas). Estas esposas se cansaban con frecuencia de tener hijos y le pedían a su marido que tomara una segunda esposa más joven, capaz de ayudar tanto en la procreación como en el trabajo doméstico. Por esta razón, las nuevas esposas eran acogidas generalmente con regocijo por las más antiguas; no existía nada que se pareciera a los celos sexuales.
83:5.14 (926.12) El número de esposas sólo estaba limitado por la capacidad del hombre para mantenerlas. Los hombres ricos y capaces querían un gran número de hijos, y como la mortalidad infantil era muy elevada, se necesitaba un grupo de esposas para conseguir una familia numerosa. Muchas de estas esposas múltiples eran simples trabajadoras, esposas esclavas.
83:5.15 (927.1) Las costumbres humanas evolucionan, pero muy lentamente. La finalidad del harén consistía en crear un grupo fuerte y numeroso de parientes consanguíneos para que apoyaran el trono. Cierto jefe se convenció una vez de que no debía tener un harén, de que debía contentarse con una sola esposa; así pues, se deshizo inmediatamente de su harén. Las esposas descontentas regresaron a sus hogares, y sus parientes ofendidos se abalanzaron enfurecidos sobre el jefe y lo mataron de inmediato.
83:6.1 (927.2) La monogamia es un monopolio; es buena para aquellos que alcanzan este estado deseable, pero tiende a causar dificultades biológicas a aquellos que no son tan afortunados. Pero independientemente de su efecto sobre el individuo, la monogamia es indudablemente lo mejor para los hijos.
83:6.2 (927.3) La monogamia más primitiva se debía a la fuerza de las circunstancias, a la pobreza. La monogamia es cultural y social, artificial y antinatural, es decir, antinatural para el hombre evolutivo. Era totalmente natural para los noditas y adamitas más puros y ha sido de un gran valor cultural para todas las razas avanzadas.
83:6.3 (927.4) Las tribus caldeas reconocían el derecho que tenía una esposa de imponer a su marido la promesa prenupcial de que no tomaría una segunda esposa o una concubina. Tanto los griegos como los romanos favorecieron el matrimonio monógamo. El culto a los antepasados ha fomentado siempre la monogamia, así como el error cristiano de considerar el matrimonio como un sacramento. Incluso la elevación del nivel de vida ha militado firmemente en contra de las esposas múltiples. En la época de la venida de Miguel a Urantia, prácticamente todo el mundo civilizado había alcanzado el nivel de la monogamia teórica. Pero esta monogamia pasiva no significaba que la humanidad se hubiera habituado a la práctica de los verdaderos matrimonios en pareja.
83:6.4 (927.5) Al mismo tiempo que persigue la meta monógama del matrimonio ideal en pareja, que se parece, después de todo, a una asociación sexual monopolizadora, la sociedad no debe pasar por alto la situación poco envidiable de aquellos hombres y mujeres desafortunados que no logran encontrar su lugar en este orden social nuevo y mejor, incluso después de haber hecho todo lo posible por cooperar con sus exigencias y cumplir con ellas. La imposibilidad de conseguir una pareja en el terreno social de la competencia puede deberse a dificultades insuperables o a restricciones múltiples que han sido impuestas por las costumbres corrientes. En verdad, la monogamia es ideal para aquellos que están dentro de ella, pero ha de causar inevitablemente grandes dificultades a aquellos que se quedan fuera en el frío de una existencia solitaria.
83:6.5 (927.6) Unos pocos desafortunados siempre han tenido que sufrir para que la mayoría pueda avanzar bajo las costumbres en desarrollo de la civilización evolutiva; pero la mayoría favorecida debería mirar siempre con bondad y consideración a sus compañeros menos afortunados, que deben pagar el precio de no conseguir entrar en las filas de esas asociaciones sexuales ideales que proporcionan la satisfacción de todos los impulsos biológicos bajo la autorización de las costumbres más elevadas de la evolución social en progreso.
83:6.6 (927.7) La monogamia ha sido siempre, es ahora, y será siempre, la meta idealista de la evolución sexual humana. Este ideal del verdadero matrimonio en pareja implica la abnegación, y por eso fracasa tan a menudo, simplemente porque una de las partes contrayentes, o las dos, carecen de la más grande de todas las virtudes humanas: el riguroso control de sí mismo.
83:6.7 (927.8) La monogamia es la vara que mide el avance de la civilización social, en contraste con la evolución puramente biológica. La monogamia no es necesariamente biológica o natural, pero es indispensable para el mantenimiento inmediato y el desarrollo ulterior de la civilización social. Contribuye a una delicadeza de sentimientos, a un refinamiento del carácter moral y a un crecimiento espiritual que son totalmente imposibles en la poligamia. Una mujer no puede convertirse nunca en una madre ideal cuando se ve todo el tiempo obligada a competir por el afecto de su marido.
83:6.8 (928.1) El matrimonio en pareja favorece y fomenta la comprensión íntima y la cooperación eficaz, que son las mejores cosas para la felicidad de los padres, el bienestar de los hijos y la eficiencia social. El matrimonio, que empezó siendo una vulgar coacción, evoluciona gradualmente hacia una magnífica institución de refinamiento de sí mismo, de autocontrol, de expresión personal y de perpetuación de sí mismo.
83:7.1 (928.2) En la evolución primitiva de las costumbres maritales, el matrimonio era una unión vaga que podía finalizar a voluntad, y los hijos siempre seguían a la madre; el vínculo entre la madre y el hijo es instintivo y ha funcionado sin tener en cuenta el grado de desarrollo de las costumbres.
83:7.2 (928.3) En los pueblos primitivos, aproximadamente sólo la mitad de los matrimonios resultaban satisfactorios. La causa más frecuente de separación era la esterilidad, de la que siempre se culpaba a la esposa; y se creía que las esposas sin hijos se volvían serpientes en el mundo del espíritu. Bajo las costumbres más primitivas, el divorcio se concedía únicamente a petición del hombre, y estas normas han subsistido en algunos pueblos hasta el siglo veinte.
83:7.3 (928.4) A medida que evolucionaron las costumbres, algunas tribus desarrollaron dos tipos de matrimonios: el matrimonio corriente, que permitía el divorcio, y el matrimonio ante un sacerdote, que no autorizaba la separación. La introducción de la compra y de la dote de las esposas contribuyó mucho a reducir las separaciones, mediante la imposición de una multa sobre la propiedad por el fracaso del matrimonio. Y en verdad, muchas uniones modernas están estabilizadas gracias a este antiguo factor de la propiedad.
83:7.4 (928.5) La presión social ejercida por la posición dentro de la comunidad y por los privilegios que otorga la propiedad siempre ha tenido el poder de mantener los tabúes y las costumbres sobre el matrimonio. A lo largo de las épocas, el matrimonio ha hecho progresos continuos y se encuentra en una posición avanzada en el mundo moderno, a pesar de que está siendo atacado de manera amenazadora por una insatisfacción generalizada en aquellos pueblos donde la elección individual — una nueva libertad — juega un papel preponderante. Aunque estos trastornos de adaptación aparecen entre las razas más progresivas a consecuencia de la aceleración repentina de la evolución social, el matrimonio continúa prosperando y mejorando lentamente entre los pueblos menos avanzados, bajo la dirección de las antiguas costumbres.
83:7.5 (928.6) La sustitución nueva y repentina, en el matrimonio, del antiguo móvil de la propiedad establecido durante mucho tiempo, por el móvil del amor, más ideal pero extremadamente individualista, ha provocado inevitablemente una inestabilidad temporal en la institución del matrimonio. Los móviles del hombre para casarse han trascendido siempre de lejos la moral matrimonial efectiva, y en los siglos diecinueve y veinte, el ideal occidental del matrimonio ha sobrepasado repentinamente con mucho los impulsos sexuales egocéntricos, pero sólo parcialmente controlados, de las razas. La presencia en cualquier sociedad de una gran cantidad de personas no casadas indica la crisis temporal o la transición de las costumbres.
83:7.6 (928.7) A lo largo de todas las épocas, la verdadera prueba del matrimonio ha sido esa continua intimidad que es inevitable en toda vida familiar. Dos jóvenes mimados y consentidos, educados para contar con todo tipo de complacencias y la plena satisfacción de su vanidad y su ego, difícilmente pueden esperar tener un gran éxito en su matrimonio y en la construcción de un hogar — una asociación para toda una vida de abnegación, compromiso, devoción y dedicación desinteresada a la educación de los hijos.
83:7.7 (929.1) El alto grado de imaginación y de romanticismo fantástico que se introducen en el noviazgo es en gran parte responsable de las tendencias crecientes al divorcio de los pueblos occidentales modernos, todo lo cual se complica aún más debido a la mayor libertad personal de la mujer y a su independencia económica creciente. El divorcio fácil, cuando es el resultado de una falta de autocontrol o de un fallo de adaptación normal de la personalidad, sólo conduce directamente a las antiguas etapas sociales rudimentarias de las que el hombre ha surgido tan recientemente como consecuencia de tantas angustias personales y sufrimientos raciales.
83:7.8 (929.2) Pero mientras la sociedad no logre educar convenientemente a los niños y a los jóvenes, mientras el orden social no consiga proporcionar una formación prematrimonial adecuada, y mientras el idealismo de una juventud sin sabiduría ni madurez sea el árbitro para entrar en el matrimonio, el divorcio continuará predominando. En la medida en que el grupo social no consiga proporcionar una preparación matrimonial a los jóvenes, el divorcio deberá funcionar como una válvula de seguridad de la sociedad para impedir situaciones aún peores durante los períodos de rápido crecimiento de las costumbres en evolución.
83:7.9 (929.3) Los antiguos parecen haber considerado el matrimonio casi con tanta seriedad como algunos pueblos actuales. Y muchos matrimonios apresurados y fracasados de los tiempos modernos no parecen ser una mejora con respecto a las prácticas antiguas que capacitaban a los chicos y las chicas para el emparejamiento. La gran contradicción de la sociedad moderna consiste en ensalzar el amor e idealizar el matrimonio, desaprobando al mismo tiempo un examen profundo de los dos.
83:8.1 (929.4) El matrimonio que culmina en un hogar es en verdad la institución más sublime del hombre, pero es esencialmente humano; nunca debería haber sido calificado de sacramento. Los sacerdotes setitas hicieron del matrimonio un ritual religioso; pero durante miles de años después del Edén, el emparejamiento continuó siendo una institución puramente social y civil.
83:8.2 (929.5) La comparación entre las asociaciones humanas y las asociaciones divinas es sumamente desacertada. La unión del marido y la mujer en la relación del matrimonio y del hogar es una función material de los mortales de los mundos evolutivos. Es verdad, naturalmente, que se pueden conseguir muchos progresos espirituales a consecuencia de los sinceros esfuerzos humanos del marido y la mujer por evolucionar, pero esto no significa que el matrimonio sea necesariamente sagrado. El progreso espiritual acompaña a la dedicación sincera en otros campos del empeño humano.
83:8.3 (929.6) El matrimonio tampoco puede compararse realmente con la relación entre el Ajustador y el hombre, ni con la fraternidad entre Cristo Miguel y sus hermanos humanos. Estas relaciones apenas son comparables en ningún punto con la asociación entre marido y mujer. Y es muy lamentable que el concepto erróneo humano de estas relaciones haya producido tanta confusión en lo referente al estado del matrimonio.
83:8.4 (929.7) También es lamentable que ciertos grupos de mortales hayan imaginado que el matrimonio era consumado por un acto divino. Estas creencias conducen directamente al concepto de la indisolubilidad del estado matrimonial, sin tener en cuenta las circunstancias o los deseos de las partes contrayentes. Pero el hecho mismo de que el matrimonio pueda disolverse indica que la Deidad no es una parte conjunta de estas uniones. Una vez que Dios ha unido dos cosas o dos personas cualquiera, éstas permanecerán unidas así hasta el momento en que la voluntad divina decrete su separación. Pero en lo que se refiere al matrimonio, que es una institución humana, ¿quién se atreverá a juzgarlo para decir cuáles son las uniones que pueden ser aprobadas por los supervisores del universo, en contraste con aquellas cuya naturaleza y origen son puramente humanos?
83:8.5 (930.1) Sin embargo, existe un ideal del matrimonio en las esferas de las alturas. En la capital de cada sistema local, los Hijos e Hijas Materiales de Dios describen de hecho el punto culminante de los ideales de la unión de un hombre y una mujer en los lazos del matrimonio y con la finalidad de procrear y criar una descendencia. Después de todo, el matrimonio ideal de los mortales es humanamente sagrado.
83:8.6 (930.2) El matrimonio ha sido siempre, y continua siendo, el sueño supremo del ideal temporal del hombre. Aunque este hermoso sueño se realiza muy pocas veces en su totalidad, perdura como un glorioso ideal, atrayendo siempre a la humanidad en evolución hacia unos esfuerzos más grandes por la felicidad humana. Pero a los jóvenes de ambos sexos se les debería enseñar algunas cosas sobre las realidades del matrimonio, antes de sumergirse en las exigencias rigurosas de las interasociaciones de la vida familiar; la idealización juvenil debería ser moderada con cierto grado de desilusión prematrimonial.
83:8.7 (930.3) Sin embargo, la idealización juvenil del matrimonio no debería ser desalentada; estos sueños constituyen la visualización de la meta futura de la vida familiar. Esta actitud es estimulante y útil a la vez, a condición de que no produzca una insensibilidad para llevar a cabo las exigencias prácticas y corrientes del matrimonio y de la vida familiar ulterior.
83:8.8 (930.4) Los ideales del matrimonio han hecho recientemente grandes progresos; en algunos pueblos, la mujer disfruta prácticamente de los mismos derechos que su consorte. La familia se está convirtiendo, al menos en concepto, en una asociación leal para criar a los hijos, acompañada de fidelidad sexual. Pero incluso esta versión más nueva del matrimonio no tiene necesidad de atreverse a llegar hasta el extremo de conferir un monopolio mutuo de toda la personalidad y la individualidad. El matrimonio no es simplemente un ideal individualista; es la asociación social evolutiva de un hombre y una mujer, que existe y funciona bajo las costumbres admitidas, limitada por los tabúes y reforzada por las leyes y las reglamentaciones de la sociedad.
83:8.9 (930.5) Los matrimonios del siglo veinte se encuentran en un nivel elevado en comparación con los de los tiempos pasados, a pesar de que la institución del hogar está pasando actualmente por una dura prueba a causa de los problemas que el aumento precipitado de las libertades de la mujer ha impuesto tan repentinamente a la organización social, unos derechos que le han sido negados durante tanto tiempo a lo largo de la lenta evolución de las costumbres de las generaciones pasadas.
83:8.10 (930.6) [Presentado por el Jefe de los Serafines estacionado en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 84
84:0.1 (931.1) LA NECESIDAD material fundó el matrimonio, el apetito sexual lo embelleció, la religión lo aprobó y lo ensalzó, el Estado lo exigió y lo reglamentó, mientras que en tiempos más recientes, el amor en evolución empieza a justificar y a glorificar el matrimonio como el antepasado y el creador de la institución más útil y sublime de la civilización: el hogar. La formación del hogar debería ser el centro y la esencia de todos los esfuerzos educativos.
84:0.2 (931.2) El apareamiento es puramente un acto de perpetuación de sí mismo, asociado con grados variables de satisfacción de sí mismo; el matrimonio, la formación de un hogar, es en gran parte una cuestión de preservación de sí mismo, e implica la evolución de la sociedad. La sociedad misma es la estructura global de las unidades familiares. Como factores planetarios, los individuos son muy transitorios — sólo las familias son los agentes continuos en la evolución social. La familia es el canal por el que fluye el río de la cultura y del conocimiento de una generación a la siguiente.
84:0.3 (931.3) El hogar es básicamente una institución sociológica. El matrimonio surgió de la cooperación para sustentarse y de la asociación para perpetuarse, siendo la satisfacción de sí mismo un elemento ampliamente accesorio. Sin embargo, el hogar abarca las tres funciones esenciales de la existencia humana, mientras que la propagación de la vida lo convierte en la institución fundamental humana, y el sexo lo separa de todas las demás actividades sociales.
84:1.1 (931.4) El matrimonio no se construyó sobre las relaciones sexuales; éstas eran accesorias en el mismo. El hombre primitivo no tenía necesidad del matrimonio; daba rienda suelta libremente a su apetito sexual sin cargarse con las responsabilidades de una esposa, unos hijos y un hogar.
84:1.2 (931.5) A causa de su apego físico y emocional a sus hijos, la mujer depende de la cooperación del hombre, y esto la incita a buscar el refugio protector del matrimonio. Pero ningún impulso biológico directo condujo al hombre al matrimonio — y mucho menos lo retuvo allí. El amor no fue lo que hizo atractivo el matrimonio para el hombre; fue el hambre lo que atrajo primero al hombre salvaje hacia la mujer y hacia el refugio primitivo que compartía con sus hijos.
84:1.3 (931.6) El matrimonio ni siquiera fue ocasionado por la comprensión consciente de las obligaciones que se derivan de las relaciones sexuales. El hombre primitivo no comprendía la conexión existente entre la satisfacción sexual y el nacimiento posterior de un niño. Antiguamente se creía de manera universal que una virgen podía quedarse embarazada. Los salvajes concibieron muy pronto la idea de que los bebés se originaban en el mundo de los espíritus; se creía que el embarazo era el resultado de la introducción de un espíritu, de un fantasma en evolución, dentro de la mujer. También se creía que tanto la alimentación como el mal de ojo podían dejar embarazada a una virgen o a una mujer no casada, mientras que las creencias posteriores asociaron el comienzo de la vida con el aliento y con la luz del Sol.
84:1.4 (932.1) Muchos pueblos primitivos asociaban a los fantasmas con el mar, y por eso se imponían grandes restricciones a los baños de las vírgenes; las chicas jóvenes tenían mucho más miedo de bañarse en el mar con la marea alta que mantener relaciones sexuales. Los bebés deformes o prematuros eran considerados como las crías de unos animales que habían encontrado la manera de entrar en el cuerpo de una mujer a consecuencia de un baño imprudente o debido a la actividad malévola de un espíritu. A los salvajes, por supuesto, no les suponía nada estrangular a estos bebés en el momento de nacer.
84:1.5 (932.2) El primer paso aclaratorio se produjo con la creencia de que las relaciones sexuales abrían el camino al fantasma fecundador para entrar en la mujer. El hombre ha descubierto desde entonces que el padre y la madre contribuyen por igual a los factores hereditarios vivientes que dan comienzo a la progenie. Pero incluso en el siglo veinte, muchos padres se esfuerzan todavía por mantener a sus hijos en una mayor o menor ignorancia sobre el origen de la vida humana.
84:1.6 (932.3) El hecho de que la función reproductora trae consigo la relación entre madre e hijo aseguró la existencia de una especie de familia simple. El amor materno es instintivo; no tuvo su origen en las costumbres como fue el caso del matrimonio. El amor materno de todos los mamíferos es el don inherente de los espíritus ayudantes de la mente del universo local; la fuerza y la devoción de este amor siempre son directamente proporcionales a la duración de la infancia indefensa de las especies.
84:1.7 (932.4) La relación entre madre e hijo es natural, fuerte e instintiva, y por eso es una relación que obligó a las mujeres primitivas a someterse a muchas condiciones extrañas y a soportar dificultades indecibles. Este amor materno imperioso es la emoción obstaculizadora que siempre ha colocado a la mujer en una desventaja tan enorme en todas sus luchas con el hombre. A pesar de todo, el instinto materno no es irresistible en la especie humana; puede ser contrarrestado por la ambición, el egoísmo y las convicciones religiosas.
84:1.8 (932.5) Aunque la asociación entre madre e hijo no es el matrimonio ni el hogar, es el núcleo a partir del cual nacieron los dos. El gran progreso en la evolución del emparejamiento se produjo cuando estas asociaciones temporales duraron lo suficiente como para criar a la descendencia resultante, pues en esto consiste la creación de un hogar.
84:1.9 (932.6) Sin tener en cuenta los antagonismos de estas parejas primitivas, y a pesar de la falta de firmeza de su asociación, las posibilidades de supervivencia mejoraron enormemente gracias a estas asociaciones entre un varón y una hembra. Un hombre y una mujer que cooperan, incluso aparte de la familia y de los hijos, son muy superiores en casi todos los aspectos a dos hombres o dos mujeres. Este emparejamiento de los sexos incrementó la supervivencia y fue el principio mismo de la sociedad humana. La división del trabajo entre los sexos también contribuyó a la comodidad y a una felicidad creciente.
84:2.1 (932.7) La hemorragia periódica de la mujer y su pérdida de sangre adicional en el momento del parto pronto hicieron creer que la sangre era la creadora del hijo (e incluso la sede del alma) y dieron origen al concepto de los lazos de sangre en las relaciones humanas. En los tiempos primitivos, toda la descendencia se contaba según el linaje femenino, porque era la única parte de la herencia de la que se estaba totalmente seguro.
84:2.2 (932.8) La familia primitiva, que nació del vínculo sanguíneo biológico e instintivo entre la madre y el hijo, fue inevitablemente un matriarcado; muchas tribus mantuvieron durante mucho tiempo esta organización. El matriarcado fue la única transición posible entre la etapa del matrimonio colectivo en la horda y la vida hogareña posterior y mejor de las familias patriarcales polígamas y monógamas. El matriarcado era natural y biológico; el patriarcado es social, económico y político. La supervivencia del matriarcado entre los hombres rojos de América del Norte es una de las razones principales por las cuales los iroqueses, por lo demás progresivos, no fundaron nunca un verdadero Estado.
84:2.3 (933.1) Bajo las costumbres matriarcales, la madre de la esposa gozaba en el hogar de una autoridad prácticamente suprema; incluso los hermanos de la esposa y los hijos de éstos eran más activos que el marido en la supervisión de la familia. A los padres les cambiaban a menudo el nombre por el de uno de sus propios hijos.
84:2.4 (933.2) Las razas más primitivas daban poco crédito al padre, pues consideraban que el niño provenía enteramente de la madre. Creían que los hijos se parecían al padre a causa de la asociación, o que estaban «marcados» de esta manera porque la madre deseaba que tuvieran el aspecto del padre. Más tarde, cuando se efectuó el cambio del matriarcado al patriarcado, el padre se atribuyó todo el mérito del hijo, y muchos tabúes sobre la mujer embarazada se extendieron posteriormente hasta incluir a su marido. Cuando se acercaba el alumbramiento, el futuro padre dejaba de trabajar, y en el momento del parto se acostaba con su mujer, permaneciendo en la cama entre tres y ocho días. La esposa podía levantarse al día siguiente y emprender su duro trabajo, pero el marido continuaba en la cama para recibir las felicitaciones; todo esto formó parte de las costumbres primitivas destinadas a establecer el derecho del padre sobre el hijo.
84:2.5 (933.3) Al principio, la costumbre exigía que el hombre se fuera a vivir con la familia de su mujer, pero en tiempos posteriores, una vez que el hombre había pagado en dinero o con su trabajo el precio de la novia, podía llevarse a su esposa y a sus hijos con su propia familia. La transición entre el matriarcado y el patriarcado explica las prohibiciones, por lo demás sin sentido, de algunos tipos de matrimonios entre primos, mientras que otros con el mismo parentesco eran aprobados.
84:2.6 (933.4) Con la desaparición de las costumbres de los cazadores, cuando el pastoreo dio al hombre el control sobre la principal fuente de alimentación, el matriarcado llegó a su fin rápidamente. Simplemente fracasó porque no podía competir con éxito con la nueva familia gobernada por el padre. El poder depositado en los parientes masculinos de la madre no podía competir con el poder concentrado en el marido-padre. La mujer no tenía fuerzas para las tareas combinadas de dar a luz a los hijos y de ejercer una autoridad continua y un poder doméstico cada vez mayor. La aparición del robo de las esposas y la compra posterior de las mujeres aceleraron la desaparición del matriarcado.
84:2.7 (933.5) El cambio prodigioso del matriarcado al patriarcado es uno de los cambios adaptativos más radicales y completos que haya realizado nunca la raza humana. Este cambio condujo inmediatamente a una expresión social más grande y a una aventura familiar cada vez mayor.
84:3.1 (933.6) Puede ser que el instinto maternal condujera a la mujer al matrimonio, pero la fuerza superior del hombre, unida a la influencia de las costumbres, fueron las que la obligaron prácticamente a permanecer casada. La vida pastoril tendió a crear un nuevo sistema de costumbres, el tipo patriarcal de vida familiar; y la base de la unidad familiar bajo las costumbres de los pastores y de los agricultores primitivos era la autoridad incuestionable y arbitraria del padre. Toda la sociedad, ya sea nacional o familiar, pasó por la etapa de la autoridad autocrática de tipo patriarcal.
84:3.2 (934.1) La poca cortesía que se manifestaba a las mujeres durante la era del Antiguo Testamento es un auténtico reflejo de las costumbres de los pastores. Todos los patriarcas hebreos eran pastores, tal como lo demuestra el dicho: «El Señor es mi pastor».
84:3.3 (934.2) Pero el hombre no era más culpable de la baja opinión que tenía de la mujer, durante las épocas pasadas, que la mujer misma. Ella no logró obtener el reconocimiento social durante los tiempos primitivos porque no actuaba en caso de emergencia; no era una heroína espectacular ni sobresalía en caso de crisis. La maternidad era una clara desventaja en la lucha por la existencia; el amor materno era un impedimento para las mujeres a la hora de defender la tribu.
84:3.4 (934.3) Las mujeres primitivas también crearon involuntariamente su dependencia del varón mediante la admiración y la alabanza que manifestaban por su belicosidad y virilidad. Esta exaltación del guerrero elevó el ego masculino y disminuyó en igual medida el de la mujer, haciéndola más dependiente; un uniforme militar excita poderosamente todavía las emociones femeninas.
84:3.5 (934.4) Entre las razas más avanzadas, las mujeres no son tan grandes ni tan fuertes como los hombres. Al ser la más débil, la mujer se volvió por tanto más discreta; pronto aprendió a aprovecharse de sus encantos sexuales. Se volvió más despierta y conservadora que el hombre, aunque ligeramente menos profunda. El hombre era superior a la mujer en el campo de batalla y en la caza; pero en el hogar, la mujer ha superado generalmente incluso al más primitivo de los hombres.
84:3.6 (934.5) El pastor cuidaba de sus rebaños para poder sustentarse, pero durante todas estas épocas pastoriles, la mujer tuvo que seguir suministrando los alimentos vegetales. El hombre primitivo rehuía el trabajo de la tierra, que era demasiado pacífico, muy poco arriesgado. Había también una antigua superstición que aseguraba que las mujeres podían conseguir mejores plantas; eran madres. En muchas tribus atrasadas de hoy en día, los hombres cocinan la carne y las mujeres las verduras. Cuando las tribus primitivas de Australia se trasladan de un lado a otro, las mujeres no cazan nunca, mientras que un hombre no se agacharía para desenterrar una raíz.
84:3.7 (934.6) La mujer siempre ha tenido que trabajar; ha sido una verdadera productora, al menos hasta los tiempos modernos. El hombre ha elegido habitualmente el camino más fácil, y esta desigualdad ha existido durante toda la historia de la raza humana. La mujer siempre ha sido la portadora de las cargas; transportaba las propiedades de la familia y se ocupaba de los hijos, dejando así las manos libres al hombre para combatir o cazar.
84:3.8 (934.7) La primera liberación de la mujer tuvo lugar cuando el hombre consintió en cultivar la tierra, cuando consintió en hacer lo que hasta ese momento se había considerado como un trabajo de la mujer. Se produjo un gran paso hacia adelante cuando los prisioneros masculinos ya no fueron ejecutados, sino que fueron esclavizados como agricultores. Esto provocó la liberación de la mujer, que así pudo dedicar más tiempo a ocuparse de la casa y de la educación de los hijos.
84:3.9 (934.8) El suministro de leche para los pequeños condujo a un destete más prematuro de los bebés, y por tanto, las madres así liberadas de estos períodos de esterilidad temporal pudieron tener más hijos, mientras que el empleo de la leche de vaca y de cabra redujo considerablemente la mortalidad infantil. Antes de la etapa pastoril de la sociedad, las madres solían amamantar a sus bebés hasta la edad de cuatro o cinco años.
84:3.10 (934.9) La disminución de las guerras primitivas redujo enormemente la disparidad entre la división del trabajo basada en el sexo. Pero las mujeres tuvieron que seguir haciendo el trabajo real, mientras que los hombres se dedicaban a la tarea de vigilar. Ningún campamento o aldea podía quedarse sin vigilancia ni de día ni de noche, pero incluso esta tarea fue aliviada por la domesticación del perro. La aparición de la agricultura aumentó en general el prestigio y la posición social de la mujer; al menos esto fue así hasta el momento en que el hombre mismo se volvió agricultor. En cuanto el hombre mismo se puso a cultivar la tierra, inmediatamente se produjo un gran progreso en los métodos agrícolas, que se prolongó durante las generaciones sucesivas. El hombre había aprendido el valor de la organización en la caza y en la guerra; estas técnicas las introdujo en la industria y, más tarde, cuando se hizo cargo de una gran parte de las tareas de la mujer, mejoró considerablemente sus métodos de trabajo poco precisos.
84:4.1 (935.1) En términos generales, la situación de la mujer en una época cualquiera constituye un criterio acertado del progreso evolutivo del matrimonio como institución social, mientras que el progreso del matrimonio mismo es un indicador razonablemente preciso de los avances de la civilización humana.
84:4.2 (935.2) La situación de la mujer ha sido siempre una paradoja social; siempre ha sabido dirigir hábilmente a los hombres; siempre ha sacado partido del impulso sexual más fuerte del hombre a favor de sus propios intereses y de su propio ascenso. Explotando sutilmente sus encantos sexuales, a menudo ha sido capaz de ejercer un poder dominante sobre el hombre, incluso cuando éste la mantenía en una esclavitud abyecta.
84:4.3 (935.3) La mujer primitiva no era para el hombre una amiga, un dulce amor, una amante y una compañera, sino más bien una parte de su propiedad, una sirvienta o una esclava y, más tarde, una asociada económica, un juguete y una productora de hijos. Sin embargo, las relaciones sexuales adecuadas y satisfactorias han requerido siempre el elemento de la elección y la cooperación de la mujer, y esto siempre ha proporcionado a las mujeres inteligentes una influencia considerable sobre su situación personal e inmediata, sin tener en cuenta su posición social como sexo. Pero el hecho de que las mujeres se vieran constantemente obligadas a recurrir a la astucia en un esfuerzo por aliviar su esclavitud no ayudó a disipar el recelo y la desconfianza del hombre.
84:4.4 (935.4) Los sexos han tenido grandes dificultades para comprenderse mutuamente. El hombre ha encontrado difícil comprender a la mujer, y la miraba con una extraña mezcla de desconfianza ignorante y de fascinación temerosa, cuando no con recelo y desdén. Muchas tradiciones tribales y raciales relegan todas las dificultades a Eva, Pandora o alguna otra representante del sexo femenino. Estos relatos siempre fueron desvirtuados para dar la impresión de que la mujer había traído el mal sobre el hombre; y todo esto indica que la desconfianza hacia la mujer fue en otro tiempo universal. Entre las razones que se alegaban a favor del celibato de los sacerdotes, la principal era la bajeza de la mujer. El hecho de que la mayoría de las supuestas brujas fueran mujeres no mejoró la antigua reputación de este sexo.
84:4.5 (935.5) Los hombres han considerado durante mucho tiempo a las mujeres como extrañas, e incluso anormales. Han creído incluso que las mujeres no tenían alma, y por esta razón no les ponían un nombre. Durante los tiempos primitivos existía un gran temor a la primera relación sexual con una mujer; por eso se estableció la costumbre de que un sacerdote tuviera el primer contacto sexual con una virgen. Se pensaba que incluso la sombra de una mujer era peligrosa.
84:4.6 (935.6) En otros tiempos se consideraba generalmente que la maternidad volvía peligrosa e impura a una mujer. Muchas costumbres tribales decretaron que la madre debía pasar por largas ceremonias de purificación después del nacimiento de un hijo. Excepto en aquellos grupos donde el hombre participaba en el parto, la futura madre era rechazada, la dejaban sola. Los antiguos evitaban incluso que el niño naciera dentro de la casa. Finalmente se permitió que las mujeres de edad asistieran a la madre durante el parto, y esta práctica dio origen a la profesión de comadrona. Durante el parto se decían y se hacían decenas de tonterías para facilitar el alumbramiento. Tenían la costumbre de rociar al recién nacido con agua bendita para impedir la injerencia de los fantasmas.
84:4.7 (935.7) El parto era relativamente fácil entre las tribus de sangre pura, necesitándose sólo dos o tres horas; es raro que sea tan fácil entre las razas mezcladas. Si una mujer moría de parto, especialmente durante el alumbramiento de gemelos, se creía que había sido culpable de adulterio con un espíritu. Posteriormente, las tribus más evolucionadas consideraron la muerte durante el parto como la voluntad del cielo; se estimaba que estas madres habían perecido por una noble causa.
84:4.8 (936.1) La supuesta modestia de las mujeres con respecto a la ropa y a mostrar su persona nació del miedo mortal a ser observadas durante el período menstrual. Dejarse ver en este estado era un grave pecado, la violación de un tabú. Bajo las costumbres de los tiempos antiguos, toda mujer, desde la adolescencia hasta la menopausia, estaba sometida a una cuarentena familiar y social completa durante una semana entera cada mes. Todas las cosas que pudiera tocar, o sobre las que se había sentado a acostado, estaban «manchadas». Durante mucho tiempo se tuvo la costumbre de golpear brutalmente a las muchachas después de cada período menstrual, para intentar expulsar de su cuerpo al espíritu maligno. Pero cuando una mujer pasaba la menopausia, la trataban generalmente con más consideración, concediéndole más derechos y privilegios. En vista de todo esto, no es de extrañar que las mujeres fueran contempladas con desprecio. Incluso los griegos consideraban que la mujer con la menstruación era una de las tres grandes causas de contaminación, siendo las otras dos la carne de cerdo y el ajo.
84:4.9 (936.2) Por muy descabelladas que fueran estas ideas antiguas, hicieron algún bien, puesto que concedieron a las mujeres sobrecargadas de trabajo, al menos durante su juventud, una semana cada mes para dedicarla a un bienvenido descanso y a meditaciones provechosas. Así pudieron aguzar su ingenio para tratar con sus compañeros masculinos el resto del tiempo. Esta cuarentena de las mujeres también protegió a los hombres contra los excesos sexuales, contribuyendo indirectamente de este modo a restringir la población y a aumentar el dominio de sí mismo.
84:4.10 (936.3) Un gran progreso tuvo lugar cuando se le negó al hombre el derecho de matar a su mujer a voluntad. También se realizó un paso hacia adelante cuando la mujer tuvo el derecho de poseer sus regalos de boda. Más tarde consiguió el derecho legal de poseer, controlar e incluso disponer de sus propiedades, pero estuvo mucho tiempo privada del derecho a ocupar un puesto en la iglesia o el Estado. La mujer siempre ha sido tratada más o menos como una propiedad hasta el siglo veinte después de Cristo, y durante este mismo siglo. Todavía no ha conseguido liberarse, a nivel mundial, de la exclusión impuesta por el control del hombre. Incluso entre los pueblos avanzados, el intento del hombre por proteger a la mujer ha sido siempre una afirmación tácita de superioridad.
84:4.11 (936.4) Pero las mujeres primitivas no se compadecían de sí mismas, como sus hermanas más recientemente liberadas acostumbran a hacer. Después de todo, se sentían realmente felices y satisfechas; no se atrevían a imaginar una forma de existencia diferente o mejor.
84:5.1 (936.5) En la perpetuación de sí mismo, la mujer está en un plano de igualdad con el hombre, pero en la asociación para sustentarse, trabaja con una clara desventaja, y este obstáculo de la maternidad forzada sólo puede ser compensado por las costumbres iluminadas de una civilización progresiva, y por la adquisición de un sentido creciente de la equidad por parte del hombre.
84:5.2 (936.6) A medida que evolucionó la sociedad, los criterios sexuales de las mujeres se elevaron más porque también sufrían más las consecuencias de la transgresión de las costumbres sexuales. Los criterios sexuales del hombre sólo están mejorando tardíamente a consecuencia del puro sentido de esa equidad que exige la civilización. La naturaleza no sabe nada de equidad — hace que la mujer sufra sola los dolores del parto.
84:5.3 (936.7) La idea moderna de la igualdad de los sexos es hermosa, y digna de una civilización en expansión, pero no se encuentra en la naturaleza. Cuando la fuerza es el derecho, el hombre domina a la mujer; cuando la justicia, la paz y la equidad prevalecen más, la mujer emerge gradualmente de la esclavitud y la oscuridad. La posición social de la mujer ha variado generalmente de manera inversa al grado de militarismo existente en cualquier época o nación.
84:5.4 (937.1) Pero el hombre no se apoderó de forma consciente e intencional de los derechos de la mujer, para luego devolvérselos gradualmente a regañadientes; todo esto fue un episodio inconsciente e imprevisto de la evolución social. Cuando llegó realmente el momento en que la mujer tenía que disfrutar de unos derechos adicionales, los obtuvo, y sin tener en cuenta para nada la actitud consciente del hombre. Las costumbres cambian de manera lenta pero segura para proporcionar los ajustes sociales que forman parte de la evolución continua de la civilización. Las costumbres progresivas proporcionaron lentamente un trato cada vez mejor a las mujeres; las tribus que continuaron tratándolas con crueldad no sobrevivieron.
84:5.5 (937.2) Los adamitas y los noditas concedieron a las mujeres un reconocimiento cada vez mayor, y los grupos que fueron influidos por los anditas migratorios tendieron a adoptar las enseñanzas edénicas relacionadas con el lugar de las mujeres en la sociedad.
84:5.6 (937.3) Los antiguos chinos y los griegos trataron a las mujeres mejor que la mayoría de los pueblos circundantes. Pero los hebreos desconfiaban extremadamente de ellas. En occidente, la mujer ha tenido un ascenso difícil debido a las doctrinas paulinas que se enlazaron con el cristianismo, aunque el cristianismo hizo progresar las costumbres imponiendo a los hombres unas obligaciones sexuales más rigurosas. El estado de la mujer es poco menos que desesperado ante la degradación especial que sufre en el mahometismo, y le va aún peor bajo las enseñanzas de otras diversas religiones orientales.
84:5.7 (937.4) La ciencia, y no la religión, ha emancipado realmente a la mujer; la fábrica moderna es la que la ha liberado principalmente de los límites del hogar. Las aptitudes físicas del hombre ya no son un elemento esencial en el nuevo mecanismo para sustentarse; la ciencia ha cambiado tanto las condiciones de vida que la fuerza masculina ya no es tan superior a la fuerza femenina.
84:5.8 (937.5) Estos cambios han tendido a liberar a la mujer de la esclavitud doméstica, y han producido tal modificación en su situación, que actualmente disfruta de un grado de libertad personal y de decisión sexual que son prácticamente iguales a las del hombre. En otro tiempo, el valor de una mujer consistía en su capacidad para producir alimentos, pero los inventos y la prosperidad le han permitido crear un nuevo mundo en el cual actuar — el ámbito de la gracia y el encanto. La industria ha ganado así su batalla inconsciente y no intencional para la emancipación social y económica de la mujer. La evolución ha logrado hacer una vez más lo que ni siquiera la revelación pudo realizar.
84:5.9 (937.6) La reacción de los pueblos progresistas ante las costumbres injustas que gobernaban la posición de la mujer en la sociedad ha oscilado en verdad de un extremo a otro como un péndulo. Entre las razas industrializadas, la mujer ha recibido casi todos los derechos y disfruta de la exención de numerosas obligaciones, tales como el servicio militar. Cada disminución de la lucha por la existencia ha contribuido a liberar a la mujer, y ésta se ha beneficiado directamente de todos los progresos hacia la monogamia. Los más débiles siempre obtienen unos beneficios desproporcionados en cada ajuste de las costumbres en la evolución progresiva de la sociedad.
84:5.10 (937.7) En cuanto a los ideales del matrimonio en pareja, la mujer ha conseguido finalmente reconocimiento, dignidad, independencia, igualdad y educación; pero, ¿se mostrará merecedora de todos estos logros nuevos y sin precedentes? ¿Responderá la mujer moderna a esta gran liberación social con la pereza, la indiferencia, la esterilidad y la infidelidad? ¡Hoy, en el siglo veinte, la mujer está pasando por la prueba decisiva de su larga existencia en el mundo!
84:5.11 (938.1) La mujer participa en un plano de igualdad con el hombre en la reproducción de la raza, por lo que es tan importante como él en el desarrollo de la evolución racial; por esta razón la evolución ha trabajado cada vez más por hacer realidad los derechos de la mujer. Pero los derechos de la mujer no son de ninguna manera los derechos del hombre. La mujer no puede progresar a costa de los derechos del hombre, como el hombre tampoco puede prosperar a expensas de los derechos de la mujer.
84:5.12 (938.2) Cada sexo tiene su propia esfera de existencia particular, con sus propios derechos dentro de dicha esfera. Si la mujer aspira a disfrutar literalmente de todos los derechos del hombre, entonces una competencia despiadada y desprovista de sentimientos reemplazará con seguridad, tarde o temprano, esa caballerosidad y esa consideración especial que muchas mujeres disfrutan en la actualidad, y que han conseguido tan recientemente de los hombres.
84:5.13 (938.3) La civilización nunca podrá eliminar el abismo que existe entre la conducta de los dos sexos. Las costumbres cambian de una época a la siguiente, pero el instinto jamás. El amor materno innato nunca permitirá a la mujer emancipada rivalizar seriamente con el hombre en la industria. Cada sexo permanecerá siempre supremo en su propio ámbito, un ámbito determinado por la diferenciación biológica y la disparidad mental.
84:5.14 (938.4) Cada sexo tendrá siempre su propia esfera especial, aunque de vez en cuando se superpongan. Los hombres y las mujeres sólo competirán en términos de igualdad en el terreno social.
84:6.1 (938.5) El impulso reproductor reúne infaliblemente a los hombres y las mujeres para perpetuarse, pero, por sí solo, no asegura que permanecerán juntos en una cooperación mutua — para la fundación de un hogar.
84:6.2 (938.6) Toda institución humana coronada de éxito contiene unos antagonismos de intereses personales que han sido ajustados para conseguir una armonía práctica de trabajo, y la creación del hogar no es una excepción. El matrimonio, la base para formar un hogar, es la manifestación más elevada de esa cooperación antagonista que caracteriza con tanta frecuencia los contactos entre la naturaleza y la sociedad. El conflicto es inevitable. El emparejamiento es inherente, es natural. El matrimonio sin embargo no es biológico, es sociológico. La pasión asegura que el hombre y la mujer se reunirán, pero el instinto parental más débil y las costumbres sociales son las que los mantienen unidos.
84:6.3 (938.7) Considerados en la práctica, el hombre y la mujer son dos variedades distintas de la misma especie, que viven en una asociación íntima y estrecha. Sus puntos de vista y todas sus reacciones ante la vida son esencialmente diferentes; son totalmente incapaces de comprenderse plena y realmente el uno al otro. La comprensión completa entre los sexos es imposible de alcanzar.
84:6.4 (938.8) Las mujeres parecen tener más intuición que los hombres, pero también parecen ser un poco menos lógicas. Sin embargo, la mujer ha sido siempre la abanderada moral y la dirigente espiritual de la humanidad. La mano que mece la cuna fraterniza todavía con el destino.
84:6.5 (938.9) Las diferencias de naturaleza, reacción, puntos de vista y pensamientos entre los hombres y las mujeres, en lugar de producir inquietud, deberían ser consideradas como altamente beneficiosas para la humanidad, tanto individual como colectivamente. Muchas órdenes de criaturas del universo son creadas en fases duales de manifestación de la personalidad. Entre los mortales, los Hijos Materiales y los midsonitarios, esta diferencia se describe como masculina y femenina; entre los serafines, los querubines y los Compañeros Morontiales, ha sido denominada positiva o dinámica, y negativa o reservada. Estas asociaciones duales multiplican enormemente la diversidad de talentos y vencen las limitaciones inherentes, tal como lo hacen ciertas asociaciones trinas en el sistema Paraíso-Havona.
84:6.6 (939.1) Los hombres y las mujeres se necesitan mutuamente en sus carreras morontiales y espirituales tanto como en sus carreras como mortales. Las diferencias de puntos de vista entre el varón y la hembra subsisten incluso más allá de la primera vida y a lo largo de toda la ascensión del universo local y del superuniverso. Incluso en Havona, los peregrinos que en otro tiempo fueron hombres y mujeres continuarán ayudándose unos a otros en el ascenso al Paraíso. Hasta en el Cuerpo de la Finalidad, la metamorfosis de la criatura nunca será tan grande como para borrar las tendencias de la personalidad que los humanos llaman masculinas y femeninas; estas dos variantes fundamentales de la humanidad siempre continuarán intrigándose, estimulándose, alentándose y ayudándose una a la otra; siempre dependerán mutuamente de su cooperación para resolver los complicados problemas del universo y para superar las numerosas dificultades cósmicas.
84:6.7 (939.2) Aunque los sexos nunca pueden esperar comprenderse plenamente el uno al otro, son efectivamente complementarios, y aunque su cooperación sea a menudo más o menos antagonista en el plano personal, es capaz de mantener y reproducir la sociedad. El matrimonio es una institución destinada a ajustar las diferencias sexuales, llevando a cabo al mismo tiempo la continuación de la civilización y asegurando la reproducción de la raza.
84:6.8 (939.3) El matrimonio es la madre de todas las instituciones humanas, pues conduce directamente a la fundación y al mantenimiento del hogar, que es la base estructural de la sociedad. La familia está unida vitalmente al mecanismo de la preservación de sí mismo; constituye la única esperanza de perpetuar la raza bajo las costumbres de la civilización, mientras que al mismo tiempo proporciona de manera muy eficaz ciertas formas altamente satisfactorias de placer personal. La familia es la realización puramente humana más importante del hombre, pues combina, tal como lo hace, la evolución de las relaciones biológicas entre el varón y la hembra con las relaciones sociales entre el marido y la mujer.
84:7.1 (939.4) La unión sexual es instintiva, los hijos son el resultado natural, y la familia nace así de manera automática. Según sean las familias de una raza o nación, así será su sociedad. Si las familias son buenas, la sociedad será igualmente buena. La gran estabilidad cultural de los pueblos judío y chino reside en la fuerza de sus grupos familiares.
84:7.2 (939.5) El instinto femenino de amar y cuidar a los hijos se confabuló para hacer de la mujer la parte interesada en promover el matrimonio y la vida familiar primitiva. Sólo la presión de las costumbres y las convenciones sociales posteriores obligaron al hombre a formar el hogar; fue lento en interesarse por el establecimiento del matrimonio y el hogar porque el acto sexual no conlleva ninguna consecuencia biológica para él.
84:7.3 (939.6) La asociación sexual es natural, pero el matrimonio es social y siempre ha estado reglamentado por las costumbres. Las costumbres (religiosas, morales y éticas), así como la propiedad, el orgullo y la caballerosidad, estabilizan las instituciones del matrimonio y la familia. Cada vez que fluctúan las costumbres se produce una oscilación en la estabilidad de la institución hogar-matrimonio. El matrimonio está saliendo ahora de la etapa de la propiedad para entrar en la era de lo personal. Antiguamente, el hombre protegía a la mujer porque era su pertenencia, y ella obedecía por la misma razón. Independientemente de sus méritos, este sistema proporcionaba estabilidad. Ahora, la mujer ya no es considerada como una propiedad, y están surgiendo nuevas costumbres destinadas a estabilizar la institución matrimonio-hogar:
84:7.4 (939.7) 1. El nuevo papel de la religión — la enseñanza de que la experiencia parental es esencial, la idea de procrear ciudadanos cósmicos, la comprensión más amplia del privilegio de la procreación — dar hijos al Padre.
84:7.5 (940.1) 2. El nuevo papel de la ciencia — la procreación se está volviendo cada vez más voluntaria, sometida al control del hombre. En los tiempos antiguos, la falta de conocimientos aseguraba la aparición de los hijos en ausencia de todo deseo de tenerlos.
84:7.6 (940.2) 3. La nueva función del aliciente del placer — esto introduce un nuevo factor en la supervivencia racial; los antiguos dejaban morir a los hijos no deseados; los modernos se niegan a traerlos al mundo.
84:7.7 (940.3) 4. La mejora del instinto parental. Cada generación tiende ahora a eliminar de la corriente reproductora de la raza a aquellos individuos cuyo instinto parental no es lo suficientemente fuerte como para asegurar la procreación de hijos, los futuros padres de la siguiente generación.
84:7.8 (940.4) Pero el hogar como institución, la asociación entre un solo hombre y una sola mujer, data más específicamente de los tiempos de Dalamatia, hace aproximadamente medio millón de años, ya que las costumbres monógamas de Andón y sus descendientes inmediatos habían sido abandonadas mucho tiempo antes. Sin embargo, la vida familiar no era muy digna de alabanza antes de la época de los noditas y de los adamitas que llegaron después. Adán y Eva ejercieron una influencia duradera sobre toda la humanidad; por primera vez en la historia del mundo se pudo observar a los hombres y las mujeres trabajando juntos en el Jardín. El ideal edénico, toda la familia trabajando como horticultores, era una idea nueva en Urantia.
84:7.9 (940.5) La familia primitiva englobaba a un grupo relacionado por el trabajo, que incluía a los esclavos, y todos vivían en una sola vivienda. El matrimonio y la vida familiar no siempre han sido la misma cosa, pero han estado necesariamente muy asociados. La mujer siempre ha deseado una familia individual, y al final se salió con la suya.
84:7.10 (940.6) El amor a los hijos es casi universal y tiene un claro valor de supervivencia. Los antiguos sacrificaban siempre los intereses de la madre a favor del bienestar del hijo; las madres esquimales lamen todavía a sus bebés en lugar de lavarlos. Pero las madres primitivas sólo alimentaban y cuidaban a sus hijos mientras eran muy pequeños; al igual que hacen los animales, en cuanto crecían se desentendían de ellos. Las asociaciones humanas duraderas y continuas nunca han estado basadas en el solo afecto biológico. Los animales aman a sus crías; el hombre — el hombre civilizado — ama a los hijos de sus hijos. Cuanto más elevada es una civilización, mayor es la alegría de los padres ante el progreso y el éxito de sus hijos; así es como surge una conciencia nueva y superior del orgullo del apellido.
84:7.11 (940.7) Entre los pueblos antiguos, las familias grandes no eran necesariamente el resultado del afecto. Se deseaban muchos hijos porque:
84:7.12 (940.8) 1. Eran valiosos como trabajadores.
84:7.13 (940.9) 2. Eran un seguro para la vejez.
84:7.14 (940.10) 3. Las hijas se podían vender.
84:7.15 (940.11) 4. El orgullo familiar exigía la extensión del apellido.
84:7.16 (940.12) 5. Los hijos proporcionaban protección y defensa.
84:7.17 (940.13) 6. El miedo a los fantasmas engendró el temor a la soledad.
84:7.18 (940.14) 7. Algunas religiones exigían una descendencia.
84:7.19 (940.15) Los practicantes del culto a los antepasados consideran el no tener hijos como la calamidad suprema de todos los tiempos y de la eternidad. Desean por encima de todo tener hijos para que oficien en los festines post mortem, para que ofrezcan los sacrificios necesarios para el progreso del fantasma a través del mundo del espíritu.
84:7.20 (941.1) Los antiguos salvajes empezaban muy pronto a disciplinar a sus hijos; los niños no tardaban en comprender que la desobediencia significaba el fracaso o incluso la muerte, exactamente igual que para los animales. La civilización protege al niño contra las consecuencias naturales de una conducta insensata, y esto es lo que contribuye tanto a la insubordinación moderna.
84:7.21 (941.2) Los niños esquimales se desarrollan con tan poca necesidad de disciplina y corrección simplemente porque son por naturaleza unos pequeños animales dóciles; tanto los hijos de los hombres rojos como los de los amarillos son casi igual de manejables. Pero en las razas que contienen la herencia andita, los niños no son tan apacibles; estos jóvenes más imaginativos y aventureros necesitan más educación y disciplina. Los problemas modernos de la educación de los niños se han vuelto cada vez más difíciles debido a:
84:7.22 (941.3) 1. El alto grado de las mezclas raciales.
84:7.23 (941.4) 2. La educación artificial y superficial.
84:7.24 (941.5) 3. La incapacidad de los niños para cultivarse imitando a sus padres — éstos están ausentes de la escena familiar una gran parte del tiempo.
84:7.25 (941.6) Las antiguas ideas sobre la disciplina familiar eran biológicas y tenían su origen en la comprensión de que los padres eran los creadores del ser del hijo. Los ideales progresivos de la vida familiar conducen al concepto de que traer un hijo al mundo, en lugar de conferir ciertos derechos a los padres, implica la responsabilidad suprema de la existencia humana.
84:7.26 (941.7) La civilización considera que los padres asumen todos los deberes, y que el hijo tiene todos los derechos. El respeto del hijo por sus padres no surge del conocimiento de la obligación implícita que conlleva la procreación parental, sino que crece de manera natural a consecuencia de los cuidados, la educación y el afecto que manifiestan con amor ayudando al hijo a ganar la batalla de la vida. Los padres auténticos están dedicados a un continuo ministerio de servicio que el hijo juicioso termina por reconocer y apreciar.
84:7.27 (941.8) En la era industrial y urbana actual, la institución del matrimonio está evolucionando por unas vías económicas nuevas. La vida familiar se ha vuelto cada vez más costosa, mientras que los hijos, que solían ser un activo, se han convertido en un pasivo económico. Pero la seguridad de la civilización misma depende todavía de la buena voluntad creciente de cada generación en invertir en el bienestar de la próxima generación y de las siguientes. Cualquier intento por transferir la responsabilidad parental al Estado o la iglesia resultará suicida para el bienestar y el progreso de la civilización.
84:7.28 (941.9) El matrimonio, con los hijos y la vida familiar consiguiente, estimula los potenciales más elevados de la naturaleza humana, y proporciona simultáneamente el canal ideal para expresar los atributos avivados de la personalidad mortal. La familia asegura la perpetuación biológica de la especie humana. El hogar es el marco social natural donde los hijos que crecen pueden captar la ética de la fraternidad de la sangre. La familia es la unidad fundamental de fraternidad donde los padres y los hijos aprenden las lecciones de paciencia, altruismo, tolerancia e indulgencia que son tan esenciales para realizar la fraternidad entre todos los hombres.
84:7.29 (941.10) La sociedad humana mejoraría enormemente si las razas civilizadas volvieran de manera más general a las costumbres de los consejos de familia de los anditas. Éstos no mantenían la forma patriarcal o autocrática de gobierno familiar. Eran muy fraternales y asociativos, discutiendo con franqueza y libertad todas las propuestas y reglamentaciones de naturaleza familiar. Eran idealmente fraternales en todos sus gobiernos de familia. En una familia ideal, tanto el afecto filial como el amor de los padres aumentan a través de la devoción fraternal.
84:7.30 (942.1) La vida familiar es el progenitor de la verdadera moralidad, el antepasado de la conciencia de la lealtad al deber. Las asociaciones forzosas de la vida familiar estabilizan la personalidad y estimulan su crecimiento mediante la obligación de amoldarse necesariamente a otras personalidades diferentes. Pero hay aún más: una verdadera familia — una buena familia — revela a los padres procreadores la actitud del Creador hacia sus hijos, mientras que al mismo tiempo estos auténticos padres representan para sus hijos la primera de una larga serie de revelaciones progresivas acerca del amor del Padre Paradisiaco de todos los hijos del universo.
84:8.1 (942.2) El gran peligro que acecha a la vida familiar reside en la amenazadora marea creciente de la satisfacción de sí mismo, en la manía moderna del placer. El aliciente principal que llevaba al matrimonio solía ser el económico; la atracción sexual era secundaria. El matrimonio, basado en la preservación de sí mismo, conducía a la perpetuación de sí mismo y proporcionaba al mismo tiempo una de las formas más deseables de satisfacción de sí mismo. Es la única institución de la sociedad humana que abarca los tres grandes alicientes de la vida.
84:8.2 (942.3) En un principio, la propiedad era la institución fundamental para sustentarse, mientras que el matrimonio funcionaba como la única institución para perpetuarse. Aunque la satisfacción de las necesidades alimenticias, las diversiones y el humor, junto con la gratificación sexual periódica, eran medios de satisfacerse, sigue siendo un hecho que las costumbres en evolución no han logrado crear una institución bien determinada para la satisfacción de sí mismo. Debido a este fracaso en desarrollar unas técnicas especializadas para los placeres agradables, todas las instituciones humanas están completamente impregnadas de esta búsqueda del placer. La acumulación de los bienes se está convirtiendo en un instrumento para aumentar todas las formas de satisfacción de sí mismo, mientras que el matrimonio a menudo se considera únicamente como un medio de placer. Esta indulgencia excesiva, esta manía tan extendida del placer, constituye en la actualidad la amenaza más grande que se haya dirigido jamás contra la institución social evolutiva de la vida familiar: el hogar.
84:8.3 (942.4) La raza violeta introdujo en la experiencia de la humanidad una característica nueva y aún no realizada por completo — el instinto de la diversión unido al sentido del humor. Este instinto existía en cierta medida en los sangiks y los andonitas, pero la estirpe adámica elevó esta tendencia primitiva hasta el nivel de un potencial de placer, una forma nueva y glorificada de satisfacción de sí mismo. Aparte del aplacamiento del hambre, el tipo básico de satisfacción de sí mismo es la gratificación sexual, y esta forma de placer sensual fue acrecentada enormemente por la mezcla de los sangiks y los anditas.
84:8.4 (942.5) La combinación de la impaciencia, la curiosidad, la aventura y el abandono a los placeres, característica de las razas posteriores a los anditas, comporta un verdadero peligro. Los placeres físicos no pueden satisfacer el hambre del alma; la búsqueda insensata del placer no aumenta el amor por el hogar y los hijos. Aunque agotéis los recursos del arte, el color, el sonido, el ritmo, la música y el adorno personal, no podéis esperar de ese modo elevar el alma o alimentar el espíritu. La vanidad y la moda no pueden ayudar a establecer el hogar ni a educar a los hijos; el orgullo y la rivalidad son impotentes para realzar las cualidades de supervivencia de las generaciones venideras.
84:8.5 (942.6) Todos los seres celestiales que progresan disfrutan del descanso y del ministerio de los directores de la reversión. Todos los esfuerzos por conseguir una diversión sana y por dedicarse a un entretenimiento que eleve son acertados; el sueño reparador, el descanso, el esparcimiento y todos los pasatiempos que impiden el aburrimiento de la monotonía valen la pena. Los juegos competitivos, la narración de historias e incluso la afición a la buena comida pueden servir como formas de satisfacerse. (Cuando empleáis la sal para dar sabor a los alimentos, deteneos a pensar que durante cerca de un millón de años, el hombre sólo podía obtener la sal metiendo sus alimentos en las cenizas.)
84:8.6 (943.1) Que los hombres disfruten de la vida; que la raza humana encuentre placer de mil y una maneras; que la humanidad evolutiva explore todas las formas de satisfacciones legítimas, los frutos de su larga lucha biológica por elevarse. El hombre se ha ganado bien algunas de sus alegrías y placeres de hoy. ¡Pero mirad bien por la meta del destino! Los placeres son realmente suicidas si consiguen destruir la propiedad, que se ha convertido en la institución para la preservación de sí mismo; y la satisfacción de sí mismo habrá costado en verdad un precio funesto si ocasiona el derrumbamiento del matrimonio, la decadencia de la vida familiar y la destrucción del hogar — la adquisición evolutiva suprema del hombre y la única esperanza de supervivencia de la civilización.
84:8.7 (943.2) [Presentado por el Jefe de Serafines estacionado en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 85
85:0.1 (944.1) LA RELIGIÓN primitiva tuvo un origen biológico, un desarrollo evolutivo natural, al margen de las asociaciones morales y aparte de toda influencia espiritual. Los animales superiores tienen miedos, pero no ilusiones, y en consecuencia ninguna religión. El hombre crea sus religiones primitivas de sus miedos y por medio de sus ilusiones.
85:0.2 (944.2) En la evolución de la especie humana, las manifestaciones primitivas de la adoración aparecen mucho antes de que la mente del hombre sea capaz de formular los conceptos más complejos sobre la vida presente y en el más allá que merezcan el nombre de religión. La naturaleza de la religión primitiva era completamente intelectual y estaba basada íntegramente en circunstancias asociativas. Los objetos de adoración eran totalmente evocadores; consistían en las cosas de la naturaleza que estaban al alcance de la mano, o que tenían mucha importancia en la experiencia corriente de los urantianos primitivos y sencillos.
85:0.3 (944.3) Una vez que la religión evolucionó más allá de la adoración de la naturaleza, adquirió raíces de origen espiritual, pero sin embargo siempre estuvo condicionada por el entorno social. A medida que se desarrolló la adoración de la naturaleza, el hombre imaginó la idea de una división del trabajo en el mundo supermortal; había espíritus de la naturaleza para los lagos, los árboles, las cascadas, la lluvia y centenares de otros fenómenos terrestres corrientes.
85:0.4 (944.4) El hombre mortal ha adorado, en uno u otro momento, todo lo que se encuentra sobre la faz de la Tierra, incluyéndose a sí mismo. También ha adorado todo lo que podía imaginar que se encontraba en el cielo y bajo la superficie de la Tierra. El hombre primitivo temía todas las manifestaciones de poder; adoraba todos los fenómenos naturales que no podía comprender. La observación de las poderosas fuerzas de la naturaleza tales como las tormentas, las inundaciones, los terremotos, los corrimientos de tierras, los volcanes, el fuego, el calor y el frío, causaban una enorme impresión en la mente humana en expansión. Las cosas inexplicables de la vida todavía reciben el nombre de «actos de Dios» y de «dispensaciones misteriosas de la Providencia».
85:1.1 (944.5) El primer objeto que adoró el hombre en evolución fue una piedra. En la actualidad, el pueblo kateri del sur de la India adora todavía una piedra, tal como lo hacen numerosas tribus del norte de la India. Jacob durmió sobre una piedra porque la veneraba; incluso llegó a ungirla. Raquel escondía numerosas piedras sagradas en su tienda.
85:1.2 (944.6) Las piedras impresionaron primero al hombre primitivo como si fueran objetos extraordinarios debido a la manera en que aparecían tan repentinamente en la superficie de un campo cultivado o de una pradera. Los hombres no tenían en cuenta ni la erosión ni los resultados de remover la tierra. Las piedras también impresionaban profundamente a los pueblos primitivos a causa de su frecuente parecido con los animales. La atención del hombre civilizado se detiene ante las numerosas formaciones rocosas de las montañas que tanto se parecen a las facciones de los animales e incluso de los hombres. Pero las piedras meteóricas fueron las que ejercieron la influencia más profunda; los humanos primitivos las veían pasar a toda velocidad por la atmósfera con un esplendor llameante. Las estrellas fugaces aterrorizaban al hombre primitivo, y éste creía con facilidad que estas señales brillantes indicaban el paso de un espíritu camino de la Tierra. No es de extrañar que los hombres se sintieran inducidos a adorar estos fenómenos, especialmente cuando más tarde descubrieron los meteoros. Esto condujo a una mayor veneración por todas las demás piedras. En Bengala, mucha gente adora un meteoro que cayó en la Tierra en el año 1880 d.de J.C.
85:1.3 (945.1) Todos los clanes y tribus antiguos tenían sus piedras sagradas, y la mayoría de los pueblos modernos manifiestan cierto grado de veneración por algunos tipos de piedras — sus joyas. En la India se veneraba un grupo de cinco piedras; en Grecia era un grupo de treinta; entre los hombres rojos se trataba generalmente de un círculo de piedras. Los romanos siempre tiraban una piedra al aire cuando invocaban a Júpiter. En la India, incluso hoy en día, se puede utilizar una piedra como testigo. En algunas regiones se puede emplear una piedra como talismán de la ley y, por su prestigio, un delincuente puede ser llevado ante el tribunal. Pero los mortales sencillos no siempre identifican a la Deidad con un objeto de culto reverente. Estos fetiches son muchas veces simples símbolos del verdadero objeto de adoración.
85:1.4 (945.2) Los antiguos tenían una consideración especial por los agujeros en las piedras. Se suponía que estas rocas porosas eran excepcionalmente eficaces para curar las enfermedades. Las orejas no se las perforaban para colgarse unas piedras, pero éstas sí se las colocaban en los agujeros de las orejas para mantenerlos abiertos. Incluso en los tiempos modernos, las personas supersticiosas hacen un agujero en las monedas. En África, los nativos hacen mucho ruido alrededor de sus piedras fetiches. De hecho, todas las tribus y pueblos atrasados conservan todavía una veneración supersticiosa por las piedras. Incluso en la actualidad, la adoración de las piedras está muy difundida por el mundo. Las lápidas sepulcrales son un símbolo sobreviviente de las imágenes y los ídolos que se esculpían en las piedras en conexión con las creencias en los fantasmas y los espíritus de los compañeros fallecidos.
85:1.5 (945.3) La adoración de las colinas siguió a la de las piedras, y las primeras colinas que se veneraron fueron las grandes formaciones rocosas. Poco después se cogió la costumbre de creer que los dioses vivían en las montañas, de manera que las altas elevaciones de tierra fueron adoradas por esta razón adicional. A medida que pasó el tiempo, algunas montañas fueron asociadas con ciertos dioses, y por lo tanto se volvieron sagradas. Los aborígenes ignorantes y supersticiosos creían que las cuevas conducían al infierno, con sus espíritus y demonios malignos, en contraste con las montañas, que eran identificadas con los conceptos que evolucionaron posteriormente sobre las deidades y los espíritus buenos.
85:2.1 (945.4) Las plantas fueron primero temidas, y después adoradas, a causa de los licores embriagadores que se obtenían de ellas. El hombre primitivo creía que la embriaguez lo volvía a uno divino. Se suponía que esta experiencia tenía algo de inhabitual y de sagrado. Incluso en los tiempos modernos, las bebidas alcohólicas se conocen con el nombre de «bebidas espirituosas».
85:2.2 (945.5) El hombre primitivo miraba con temor y respeto supersticioso los granos que germinaban. El apóstol Pablo no fue el primero en extraer profundas lecciones espirituales de los granos que brotaban, y en basar en ellos unas creencias religiosas.
85:2.3 (945.6) Los cultos de la adoración de los árboles se encuentran en los grupos religiosos más antiguos. Todas las bodas primitivas se celebraban debajo de los árboles, y cuando las mujeres deseaban tener hijos, a veces se las podía encontrar en el bosque abrazando afectuosamente a un robusto roble. Muchas plantas y árboles eran venerados a causa de sus poderes medicinales reales o imaginarios. Los salvajes creían que todos los efectos químicos se debían a la actividad directa de la fuerzas sobrenaturales.
85:2.4 (945.7) Las ideas sobre los espíritus de los árboles variaban considerablemente entre las diferentes tribus y razas. Algunos árboles estaban habitados por espíritus bondadosos; otros contenían espíritus engañosos y crueles. Los finlandeses creían que la mayoría de los árboles estaban ocupados por espíritus benévolos. Los suizos desconfiaron durante mucho tiempo de los árboles, creyendo que contenían espíritus astutos. Los habitantes de la India y de la Rusia oriental consideran que los espíritus de los árboles son crueles. Los patagones adoran todavía a los árboles, tal como lo hacían los semitas primitivos. Mucho tiempo después de que los hebreos dejaran de adorar a los árboles, continuaron venerando a sus diversas deidades en los bosquecillos. Salvo en China, en otro tiempo existió un culto universal al árbol de la vida.
85:2.5 (946.1) La creencia de que el agua o los metales preciosos que se encuentran debajo de la superficie de la Tierra se pueden detectar con una varilla adivinatoria de madera es una reliquia de los antiguos cultos a los árboles. El mayo, los árboles de Navidad y la práctica supersticiosa de tocar madera perpetúan algunas costumbres antiguas de adoración de los árboles y de los cultos más recientes a los árboles.
85:2.6 (946.2) Muchas de estas formas iniciales de veneración de la naturaleza se mezclaron con las técnicas de adoración que evolucionaron más tarde, pero los primeros tipos de adoración activados por los espíritus ayudantes de la mente funcionaban mucho antes de que la naturaleza religiosa recién despierta de la humanidad se volviera plenamente sensible al estímulo de las influencias espirituales.
85:3.1 (946.3) El hombre primitivo tenía un sentimiento peculiar de compañerismo hacia los animales superiores. Sus antepasados habían vivido con ellos e incluso se habían apareado con ellos. En el sur de Asia se creyó muy pronto que las almas de los hombres volvían a la Tierra en forma de animales. Esta creencia era una supervivencia de la costumbre aún más antigua de adorar a los animales.
85:3.2 (946.4) Los hombres primitivos veneraban a los animales por su fuerza y su astucia. Creían que el agudo sentido del olfato y la vista penetrante de algunas bestias denotaban que estaban guiadas por los espíritus. Todos los animales han sido adorados por una u otra raza, en uno u otro momento. Entre estos objetos de adoración figuraban criaturas que eran consideradas como mitad humanas y mitad animales, tales como los centauros y las sirenas.
85:3.3 (946.5) Los hebreos adoraron a las serpientes hasta la época del rey Ezequías, y los hindúes mantienen todavía relaciones amistosas con sus serpientes domésticas. La adoración de los chinos por el dragón es una supervivencia de los cultos a las serpientes. La sabiduría de la serpiente era un símbolo de la medicina griega y los médicos modernos lo emplean todavía como emblema. El arte de encantar las serpientes ha sido trasmitido desde los tiempos del culto del amor a las serpientes de las mujeres chamanes, las cuales estaban inmunizadas a consecuencia de las mordeduras diarias de las serpientes; de hecho, se volvían auténticas adictas al veneno y no podían prescindir de esta ponzoña.
85:3.4 (946.6) La adoración de los insectos y de otros animales fue fomentada por una falsa interpretación posterior de la regla de oro — hacer a los demás (a todas las formas de vida) lo que queréis que os hagan a vosotros. Los antiguos creían en otro tiempo que todos los vientos eran producidos por las alas de los pájaros, y por lo tanto temían y adoraban a la vez a todas las criaturas aladas. Los nórdicos primitivos pensaban que los eclipses eran causados por un lobo que devoraba una parte del Sol o de la Luna. Los hindúes muestran con frecuencia a Vichnú con una cabeza de caballo. Un símbolo animal representa muchas veces a un dios olvidado o un culto desaparecido. Al principio de la religión evolutiva, el cordero se convirtió en el típico animal sacrificatorio y la paloma en el símbolo de la paz y del amor.
85:3.5 (946.7) En la religión, el simbolismo puede ser bueno o malo en la medida exacta en que el símbolo sustituya o no a la idea original de adoración. Y no se debe confundir el simbolismo con la idolatría directa, en la cual el objeto material es adorado de manera directa y real.
85:4.1 (946.8) La humanidad ha adorado la tierra, el aire, el agua y el fuego. Las razas primitivas veneraban los manantiales y adoraban los ríos. En Mongolia florece, incluso en la actualidad, un influyente culto a los ríos. El bautismo se volvió un ceremonial religioso en Babilonia, y los creeks practicaban el baño ritual anual. A los antiguos les resultaba fácil imaginar que los espíritus vivían en los manantiales burbujeantes, en las fuentes que brotaban, en los ríos que fluían y en los torrentes impetuosos. Las aguas en movimiento impresionaban intensamente a estas mentes sencillas, haciéndoles creer que estaban animadas por los espíritus y que tenían poderes sobrenaturales. A veces se negaban a socorrer a un hombre que se ahogaba por temor a ofender a algún dios del río.
85:4.2 (947.1) Muchas cosas y numerosos acontecimientos han actuado como estímulos religiosos para diferentes pueblos en distintas épocas. Muchas tribus de las colinas de la India adoran todavía el arco iris. Tanto en la India como en África se cree que el arco iris es una gigantesca serpiente celeste; los hebreos y los cristianos lo consideran como «el arco de la promesa». Del mismo modo, unas influencias consideradas como benéficas en una parte del mundo, pueden ser contempladas como perjudiciales en otras regiones. El viento del este es un dios en América del Sur porque trae la lluvia; en la India es un demonio porque trae el polvo y provoca la sequía. Los antiguos beduinos creían que un espíritu de la naturaleza producía los remolinos de arena, e incluso en la época de Moisés, la creencia en los espíritus de la naturaleza era lo suficientemente fuerte como para asegurar su perpetuación en la teología hebrea bajo la forma de los ángeles del fuego, del agua y del aire.
85:4.3 (947.2) Las nubes, la lluvia y el granizo han sido todos temidos y adorados por numerosas tribus primitivas y en muchos cultos iniciales de la naturaleza. Las tempestades con truenos y relámpagos aterrorizaban al hombre primitivo. Estas perturbaciones de los elementos le impresionaban tanto que el trueno era considerado como la voz de un dios encolerizado. La adoración del fuego y el miedo al relámpago estaban enlazados y muy difundidos entre numerosos grupos primitivos.
85:4.4 (947.3) El fuego y la magia estaban mezclados en la mente de los mortales primitivos dominados por el miedo. Los partidarios de la magia recordarán vívidamente un resultado positivo obtenido por casualidad mediante la práctica de sus fórmulas mágicas, mientras que olvidan con indiferencia decenas de resultados negativos, de fracasos totales. La veneración del fuego alcanzó su punto culminante en Persia, donde sobrevivió durante mucho tiempo. Algunas tribus adoraban el fuego como una deidad en sí misma, otras lo reverenciaban como el símbolo llameante del espíritu purificador y purgador de las deidades que veneraban. Las vírgenes vestales tenían el deber de vigilar los fuegos sagrados, y en el siglo veinte se siguen encendiendo cirios como parte del ritual de muchos servicios religiosos.
85:5.1 (947.4) La adoración de las piedras, las colinas, los árboles y los animales progresó de manera natural a través de la veneración temerosa de los elementos hasta llegar a la deificación del Sol, la Luna y las estrellas. En la India y en otros lugares, las estrellas eran consideradas como las almas glorificadas de los grandes hombres que habían dejado la vida en la carne. Los adeptos caldeos del culto a las estrellas pensaban que eran hijos del padre cielo y de la madre Tierra.
85:5.2 (947.5) La adoración de la Luna precedió a la del Sol. La veneración de la Luna alcanzó su apogeo durante la era de la caza, mientras que la adoración del Sol se convirtió en la ceremonia religiosa principal de las épocas agrícolas posteriores. La adoración del Sol se arraigó primero ampliamente en la India, y es allí donde sobrevivió más tiempo. En Persia, la veneración del Sol dio origen al culto mitríaco posterior. Muchos pueblos consideraban al Sol como el antepasado de sus reyes. Los caldeos colocaban al Sol en el centro de «los siete círculos del universo». Las civilizaciones más tardías honraron al Sol poniendo su nombre al primer día de la semana.
85:5.3 (947.6) Se suponía que el dios Sol era el padre místico de los hijos del destino nacidos de una virgen, y se creía que éstos se donaban de vez en cuando como salvadores a las razas favorecidas. Estos niños sobrenaturales siempre eran abandonados a la deriva en algún río sagrado, para ser salvados de una manera extraordinaria y crecer a continuación hasta convertirse en unas personalidades milagrosas y en los libertadores de sus pueblos.
85:6.1 (948.1) Después de haber adorado todo lo que se encontraba en la superficie de la Tierra y arriba en los cielos, el hombre no dudó en honrarse a sí mismo con esta adoración. El salvaje de mente sencilla no distingue claramente entre los animales, los hombres y los dioses.
85:6.2 (948.2) El hombre primitivo consideraba que todas las personas fuera de lo común eran sobrehumanas, y tenía tanto miedo de estos seres que les manifestaba un temor reverencial; en cierta medida, los adoraba literalmente. El hecho mismo de tener gemelos era considerado como una gran suerte o una gran desgracia. Los lunáticos, los epilépticos y los débiles mentales eran a menudo adorados por sus compañeros mentalmente normales, los cuales creían que estos seres anormales estaban habitados por los dioses. Se adoraba a los sacerdotes, los reyes y los profetas; se pensaba que los hombres santos de la antigüedad estaban inspirados por las deidades.
85:6.3 (948.3) Los jefes tribales morían y luego eran deificados. Más tarde se canonizó a las almas eminentes que habían pasado a mejor vida. La evolución, sin ayuda, nunca ha inventado unos dioses que fueran superiores a los espíritus glorificados, ensalzados y evolucionados de los humanos fallecidos. Al principio de la evolución, la religión crea sus propios dioses. En el transcurso de la revelación, los Dioses formulan la religión. La religión evolutiva crea sus dioses a imagen y semejanza del hombre mortal; la religión revelada intenta que el hombre mortal evolucione y se transforme a imagen y semejanza de Dios.
85:6.4 (948.4) Los dioses fantasmas, que tienen un supuesto origen humano, deben distinguirse de los dioses de la naturaleza, pues la adoración de la naturaleza produjo un panteón — los espíritus de la naturaleza elevados a la posición de dioses. Los cultos de la naturaleza continuaron desarrollándose junto con los cultos a los fantasmas que aparecieron más tarde, y cada uno ejerció su influencia sobre el otro. Muchos sistemas religiosos contenían un doble concepto de la deidad: los dioses de la naturaleza y los dioses fantasmas; en algunas teologías estos dos conceptos están entrelazados de manera confusa, tal como sucede en el ejemplo de Thor, el héroe fantasma que era también el señor del rayo.
85:6.5 (948.5) Pero la adoración del hombre por el hombre alcanzó su punto culminante cuando los gobernantes temporales ordenaron a sus súbditos que los veneraran así y, para justificar estas exigencias, pretendieron que habían descendido de la deidad.
85:7.1 (948.6) La adoración de la naturaleza puede parecer que surgió de manera natural y espontánea en la mente de los hombres y las mujeres primitivos, y así es como ocurrió; pero durante todo este tiempo estuvo actuando en estas mismas mentes primitivas el sexto espíritu ayudante, que había sido conferido a estos pueblos como influencia directriz para esta fase de la evolución humana. Este espíritu estimulaba constantemente el impulso a la adoración en la especie humana, por muy primitivas que fueran sus primeras manifestaciones. El espíritu de adoración dio claramente origen al impulso humano de adorar, a pesar de que el miedo animal fue el que motivó la expresión de la adoración, y de que sus prácticas iniciales se centraron en las cosas de la naturaleza.
85:7.2 (948.7) Debéis recordar que fue el sentimiento, y no el pensamiento, la influencia que dirigió y controló todo el desarrollo evolutivo. Para la mente primitiva existe poca diferencia entre tener miedo, rehuir, honrar y adorar.
85:7.3 (948.8) Cuando el impulso de adoración está animado y dirigido por la sabiduría — por el pensamiento meditativo y experiencial — entonces empieza a convertirse en el fenómeno de la verdadera religión. Cuando el séptimo espíritu ayudante, el espíritu de la sabiduría, consigue ejercer eficazmente su ministerio, el hombre empieza entonces a desviar su adoración de la naturaleza y de los objetos naturales, para dirigirla hacia el Dios de la naturaleza y hacia el Creador eterno de todas las cosas naturales.
85:7.4 (949.1) [Presentado por una Brillante Estrella Vespertina de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 86
86:0.1 (950.1) LA EVOLUCIÓN de la religión a partir del impulso precedente y primitivo a la adoración no depende de la revelación. El funcionamiento normal de la mente humana bajo la influencia directriz del sexto y séptimo ayudantes de la mente, que son una parte de la concesión universal del espíritu, es enteramente suficiente para asegurar dicho desarrollo.
86:0.2 (950.2) El miedo prerreligioso inicial del hombre a las fuerzas de la naturaleza se volvió gradualmente religioso a medida que la naturaleza fue personalizada, convertida en espíritu y finalmente deificada en la conciencia humana. La religión de tipo primitivo fue por tanto una consecuencia biológica natural de la inercia psicológica de la mente animal en evolución, después de que esta mente hubo albergado por primera vez el concepto de lo sobrenatural.
86:1.1 (950.3) Aparte del impulso natural a la adoración, la religión evolutiva primitiva tuvo sus raíces originales en las experiencias humanas con la casualidad: la llamada suerte, los acontecimientos corrientes. El hombre primitivo cazaba para alimentarse. Los resultados de la caza son siempre necesariamente variables, y esto da origen inevitablemente a esas experiencias que el hombre interpreta como buena suerte y mala suerte. La desgracia era un factor importante en la vida de unos hombres y mujeres que vivían constantemente al borde de una existencia precaria y agobiada.
86:1.2 (950.4) El horizonte intelectual limitado del salvaje concentra tanto la atención en la casualidad que la suerte se vuelve un factor constante en su vida. Los urantianos primitivos luchaban por la existencia, no por un nivel de vida; vivían una vida llena de peligros en la que la casualidad jugaba un papel importante. La aprensión constante de que se produjera una calamidad desconocida e invisible se cernía sobre estos salvajes como una nube de desesperación que eclipsaba eficazmente todos los placeres; vivían con el miedo constante de hacer algo que atrajera la mala suerte. Los salvajes supersticiosos siempre temían una racha de buena suerte; consideraban esta buena fortuna como un presagio seguro de calamidades.
86:1.3 (950.5) Este terror siempre presente a la mala suerte era paralizante. ¿Para qué trabajar duro y cosechar la mala suerte — dar algo por nada — cuando uno puede dejarse llevar por los acontecimientos y encontrar la buena suerte — obtener algo por nada? Los hombres irreflexivos olvidan la buena suerte — la dan por sentada — pero recuerdan dolorosamente la mala suerte.
86:1.4 (950.6) El hombre primitivo vivía en la incertidumbre y el miedo constante a la casualidad — a la mala suerte. La vida era un emocionante juego de azar; la existencia era una lotería. No es de extrañar que la gente parcialmente civilizada crea todavía en la casualidad y manifieste una predisposición persistente por los juegos de azar. El hombre primitivo alternaba entre dos poderosos intereses: la pasión de conseguir algo por nada y el temor a no conseguir nada por algo. Este juego de azar de la existencia era el interés principal y la fascinación suprema de la mente salvaje primitiva.
86:1.5 (951.1) Más tarde, los pastores tuvieron el mismo punto de vista sobre la casualidad y la suerte, mientras que los agricultores aun más tardíos fueron cada vez más conscientes de que las cosechas sufrían la influencia inmediata de muchos factores sobre los que el hombre tenía poco o ningún control. Los campesinos eran víctimas de la sequía, las inundaciones, el granizo, las tormentas, las plagas y las enfermedades de las plantas, así como del calor y del frío. Y en la medida en que todas estas influencias naturales afectaban la prosperidad individual, eran consideradas como buena o mala suerte.
86:1.6 (951.2) Este concepto de la casualidad y la suerte impregnó poderosamente la filosofía de todos los pueblos antiguos. Incluso en una época reciente, en la sabiduría de Salomón se dice: «Me volví y observé que la carrera no es de los ligeros, ni la batalla de los fuertes, ni tampoco de los sabios el pan, ni de los entendidos las riquezas, ni de los hábiles el favor; sino que el destino y la casualidad les acontece a todos. Porque el hombre no conoce su destino; al igual que los peces son cogidos en una red destructora, y los pájaros atrapados con el lazo, los hijos de los hombres caen en la trampa de una mala época cuando ésta les sobreviene de repente.»
86:2.1 (951.3) La ansiedad era el estado natural de la mente salvaje. Cuando los hombres y las mujeres caen víctimas de una ansiedad excesiva, vuelven simplemente al estado natural de sus lejanos antepasados; y cuando la ansiedad se vuelve realmente dolorosa, inhibe la actividad y produce infaliblemente cambios evolutivos y adaptaciones biológicas. El dolor y el sufrimiento son esenciales para la evolución progresiva.
86:2.2 (951.4) La lucha por la vida es tan dolorosa que incluso en la actualidad algunas tribus atrasadas dan alaridos y se lamentan cada nuevo amanecer. El hombre primitivo se preguntaba constantemente: «¿Quién me atormenta?». Al no encontrar la fuente material de sus sufrimientos, se decidió por la explicación de que eran causados por los espíritus. La religión nació así del miedo a lo misterioso, del temor a lo invisible y del terror a lo desconocido. El miedo a la naturaleza se volvió así un factor en la lucha por la existencia, primero debido a la casualidad y luego a causa del misterio.
86:2.3 (951.5) La mente primitiva era lógica, pero contenía pocas ideas para asociarlas de manera inteligente; la mente del salvaje era inculta, totalmente ingenua. Si un acontecimiento seguía a otro, el salvaje los consideraba como causa y efecto. Aquello que el hombre civilizado considera como una superstición, sólo era pura ignorancia en el salvaje. La humanidad ha sido lenta en aprender que no hay necesariamente una relación entre las intenciones y los resultados. Los seres humanos acaban de empezar a darse cuenta de que las reacciones de la existencia aparecen entre los actos y sus consecuencias. El salvaje se esfuerza por personalizar todo lo que es intangible y abstracto, y así es como la naturaleza y la casualidad fueron personalizadas como fantasmas — espíritus — y más tarde como dioses.
86:2.4 (951.6) El hombre tiende a creer de manera natural en aquello que considera lo mejor para él, en aquello que forma parte de sus intereses cercanos o lejanos; el interés personal oscurece ampliamente la lógica. La diferencia entre la mente del salvaje y la del hombre civilizado reside más en el contenido que en la naturaleza, en el grado más bien que en la calidad.
86:2.5 (951.7) Pero continuar atribuyendo las cosas difíciles de comprender a las causas sobrenaturales no es más que una manera perezosa y cómoda de evitar todas las formas de esfuerzo intelectual. La suerte es simplemente un término acuñado para abarcar lo inexplicable en cualquier época de la existencia humana; designa aquellos fenómenos que los hombres son incapaces o no tienen deseos de descubrir. La casualidad es una palabra que significa que el hombre es demasiado ignorante o demasiado indolente como para determinar las causas. Los hombres sólo consideran un acontecimiento natural como un accidente o como mala suerte cuando están desprovistos de curiosidad e imaginación, cuando las razas carecen de iniciativa y de espíritu aventurero. La investigación de los fenómenos de la vida destruye tarde o temprano la creencia del hombre en la casualidad, la suerte y los supuestos accidentes, sustituyéndola por un universo de ley y de orden donde todos los efectos están precedidos por unas causas definidas. El miedo a la existencia es así reemplazado por la alegría de vivir.
86:2.6 (952.1) El salvaje consideraba que toda la naturaleza estaba viva, poseída por algo. El hombre civilizado todavía maldice y da un puntapié a los objetos inanimados con los que se tropieza en su camino. El hombre primitivo nunca consideraba que algo fuera accidental; todo era siempre intencional. Para el hombre primitivo, el ámbito del destino, la función de la suerte, el mundo de los espíritus, estaban tan desorganizados y dirigidos al azar como la sociedad primitiva. La suerte era considerada como la reacción caprichosa y temperamental del mundo de los espíritus y, más tarde, como el estado de ánimo de los dioses.
86:2.7 (952.2) Pero no todas las religiones se desarrollaron a partir del animismo. Otros conceptos de lo sobrenatural fueron contemporáneos del animismo, y estas creencias condujeron también a la adoración. El naturalismo no es una religión — es el fruto de la religión.
86:3.1 (952.3) La muerte era para el hombre evolutivo el impacto supremo, la combinación más confusa de casualidad y de misterio. No fue la santidad de la vida, sino el horror a la muerte, lo que inspiró el miedo y fomentó así eficazmente la religión. Entre los pueblos salvajes, la muerte se debía generalmente a la violencia, de manera que la muerte no violenta se volvió cada vez más misteriosa. La muerte como fin natural y esperado de la vida no estaba clara en la conciencia de la gente primitiva, y el hombre ha necesitado siglos y siglos para darse cuenta de su inevitabilidad.
86:3.2 (952.4) El hombre primitivo aceptaba la vida como un hecho, mientras que consideraba la muerte como algún tipo de castigo. Todas las razas tienen sus leyendas sobre hombres que no han muerto, tradiciones residuales de la actitud inicial ante la muerte. En la mente humana ya existía el concepto nebuloso de un mundo espiritual vago y desorganizado, un ámbito de donde procedía todo lo que es inexplicable en la vida humana, y la muerte se añadió a esta larga lista de fenómenos inexplicados.
86:3.3 (952.5) Al principio se creía que todas las enfermedades humanas y la muerte natural se debían a la influencia de los espíritus. Incluso en la época actual, algunas razas civilizadas consideran que la enfermedad ha sido producida por «el enemigo», y cuentan con las ceremonias religiosas para llevar a cabo la curación. Algunos sistemas teológicos más recientes y complejos continúan atribuyendo la muerte a la acción del mundo de los espíritus, y todo ello ha conducido a doctrinas tales como el pecado original y la caída del hombre.
86:3.4 (952.6) La comprensión de su impotencia ante las fuerzas poderosas de la naturaleza, junto con el reconocimiento de la debilidad humana ante los azotes de la enfermedad y la muerte, fue lo que impulsó al salvaje a buscar ayuda en el mundo supermaterial, que él imaginaba vagamente como la fuente de estas misteriosas vicisitudes de la vida.
86:4.1 (952.7) El concepto de una fase supermaterial de la personalidad mortal nació de la asociación inconsciente y puramente accidental entre los acontecimientos de la vida diaria y el hecho de soñar con los fantasmas. El hecho de que varios miembros de una tribu soñaran simultáneamente con un jefe fallecido parecía constituir una prueba convincente de que el viejo jefe había regresado realmente bajo alguna forma. Todo esto era muy real para el salvaje, que solía despertarse de estos sueños bañado en sudor, temblando y gritando.
86:4.2 (953.1) El origen onírico de la creencia en una existencia futura explica la tendencia a imaginar siempre las cosas invisibles en términos de las cosas visibles. Este nuevo concepto de la vida futura, surgido de los sueños con los fantasmas, pronto empezó a servir de antídoto eficaz contra el miedo a la muerte asociado al instinto biológico de conservación.
86:4.3 (953.2) El hombre primitivo también se preocupaba mucho por su respiración, especialmente en los climas fríos, donde ésta aparecía como un vaho en el momento de exhalar. El aliento de la vida fue considerado como el único fenómeno que diferenciaba a los vivos de los muertos. El hombre primitivo sabía que su aliento podía abandonar su cuerpo, y sus sueños, en los que hacía todo tipo de cosas extrañas mientras dormía, le convencieron de que el ser humano poseía algo inmaterial. La idea más primitiva del alma humana, el fantasma, tuvo su origen en el sistema de ideas relacionado con el sueño y la respiración.
86:4.4 (953.3) El salvaje se imaginó finalmente a sí mismo como un ser doble — cuerpo y aliento. El aliento menos el cuerpo equivalía a un espíritu, a un fantasma. Aunque los fantasmas, o los espíritus, tuvieron un origen humano muy preciso, se les consideraba como superhumanos. Esta creencia en la existencia de espíritus incorpóreos parecía explicar la presencia de lo insólito, lo extraordinario, lo infrecuente y lo inexplicable.
86:4.5 (953.4) La doctrina primitiva de la supervivencia después de la muerte no era necesariamente una creencia en la inmortalidad. Unos seres que no sabían contar más allá de veinte difícilmente podían concebir la infinidad y la eternidad; pensaban más bien en encarnaciones periódicas.
86:4.6 (953.5) La raza anaranjada tenía una inclinación especial por la creencia en la transmigración y la reencarnación. Esta idea de la reencarnación tuvo su origen en la observación del parecido hereditario y de los rasgos entre los descendientes y sus antepasados. La costumbre de poner a los niños el nombre de sus abuelos y de otros antepasados se debía a la creencia en la reencarnación. Algunas razas más recientes creían que el hombre moría entre tres y siete veces. Esta creencia (residuo de las enseñanzas de Adán sobre los mundos de las mansiones), y otros muchos vestigios de la religión revelada, se pueden encontrar entre las doctrinas, por otra parte absurdas, de los bárbaros del siglo veinte.
86:4.7 (953.6) El hombre primitivo no albergaba ninguna idea sobre el infierno o los castigos futuros. El salvaje consideraba que la vida futura era exactamente como ésta, menos toda la mala suerte. Más tarde se concibió un destino separado para los buenos y los malos fantasmas — el cielo y el infierno. Pero como muchas razas primitivas creían que el hombre empezaba en la vida siguiente en el mismo estado en que había dejado ésta, no les hacía ninguna gracia la idea de volverse viejos y decrépitos. Los ancianos preferían con mucho que los mataran antes de volverse demasiado débiles.
86:4.8 (953.7) Casi todos los grupos tenían ideas diferentes sobre el destino del alma fantasma. Los griegos creían que los hombres débiles debían tener almas débiles; así pues inventaron el Hades como lugar adecuado para recibir estas almas anémicas; también suponían que estos especímenes poco vigorosos tenían unas sombras más pequeñas. Los primeros anditas pensaban que sus fantasmas volvían a las tierras natales de sus antepasados. Los chinos y los egipcios creyeron en otro tiempo que el alma y el cuerpo permanecían juntos. Esto condujo a los egipcios a construir cuidadosamente las tumbas y a esforzarse por preservar los cuerpos. Incluso los pueblos modernos tratan de detener la descomposición de los muertos. Los hebreos imaginaban que una réplica fantasmal del individuo bajaba al Sheol, y no podía regresar al mundo de los vivos. Hicieron este progreso importante en la doctrina de la evolución del alma.
86:5.1 (953.8) La parte no material del hombre ha sido llamada diversamente fantasma, espíritu, sombra, aparecido, espectro, y más recientemente alma. Cuando el hombre primitivo soñaba, el alma era su doble; era en todos los aspectos exactamente igual al mortal mismo, salvo que no era sensible al tacto. La creencia en los dobles oníricos condujo directamente a la idea de que todas las cosas animadas e inanimadas tenían un alma, igual que los hombres. Este concepto tendió a perpetuar durante mucho tiempo las creencias en los espíritus de la naturaleza. Los esquimales piensan todavía que todas las cosas de la naturaleza tienen un espíritu.
86:5.2 (954.1) El alma fantasma podía verse y oírse, pero no se podía tocar. La vida onírica de la raza desarrolló y amplió gradualmente las actividades de este mundo evolutivo de los espíritus hasta el punto de que la muerte fue finalmente considerada como «entregar el alma». Todas las tribus primitivas, salvo aquellas que apenas se encontraban por encima de los animales, han desarrollado algún concepto del alma. A medida que avanza la civilización, este concepto supersticioso del alma es destruido, y el hombre depende enteramente de la revelación y de la experiencia religiosa personal para hacerse una nueva idea del alma como creación conjunta de la mente mortal que conoce a Dios y del espíritu divino que la habita, el Ajustador del Pensamiento.
86:5.3 (954.2) Los mortales primitivos no lograban generalmente diferenciar los conceptos de un espíritu interior y de un alma de naturaleza evolutiva. El salvaje tenía mucha confusión en cuanto a si el alma fantasma existía de manera innata en el cuerpo o se trataba de un agente externo en posesión del cuerpo. La ausencia de un pensamiento razonado en presencia de la perplejidad explica las grandes contradicciones del punto de vista de los salvajes sobre las almas, los fantasmas y los espíritus.
86:5.4 (954.3) Se creía que el alma estaba asociada al cuerpo como el perfume a la flor. Los antiguos creían que el alma podía abandonar el cuerpo de diversas maneras, tales como:
86:5.5 (954.4) 1. El desmayo corriente y transitorio.
86:5.6 (954.5) 2. Durmiendo, durante el sueño natural.
86:5.7 (954.6) 3. El coma y la inconsciencia que acompañan a la enfermedad y los accidentes.
86:5.8 (954.7) 4. La muerte, la partida definitiva.
86:5.9 (954.8) El salvaje consideraba que el estornudo era un intento frustrado del alma por escapar del cuerpo. Como estaba despierto y vigilante, el cuerpo era capaz de impedir el intento de huida del alma. Más tarde, los estornudos siempre estuvieron acompañados de alguna expresión religiosa, tales como «¡Jesús, María y José!»
86:5.10 (954.9) Al principio de la evolución, el sueño era considerado como la prueba de que el alma fantasma podía ausentarse del cuerpo, y se creía que se la podía hacer regresar diciendo o gritando el nombre de la persona que dormía. En otras formas de inconsciencia, se pensaba que el alma se había alejado más, intentando quizás escaparse para siempre — la muerte inminente. Se estimaba que los sueños eran las experiencias del alma mientras ésta se encontraba temporalmente ausente del cuerpo que dormía. El salvaje cree que sus sueños son tan reales como cualquier otra parte de su experiencia consciente. Los antiguos tenían la costumbre de despertar gradualmente a las personas que dormían, para que el alma tuviera tiempo de regresar al cuerpo.
86:5.11 (954.10) A lo largo de todas las épocas, los hombres han tenido un miedo pavoroso a las apariciones durante el período nocturno, y los hebreos no fueron una excepción. Creían realmente que Dios les hablaba en sueños, a pesar de los preceptos de Moisés en contra de esta idea. Y Moisés tenía razón, porque los sueños ordinarios no son los métodos que emplean las personalidades del mundo espiritual cuando intentan comunicarse con los seres materiales.
86:5.12 (954.11) Los antiguos creían que las almas podían introducirse en los animales e incluso en los objetos inanimados. Esto culminó en las ideas de la identificación con los animales, como por ejemplo la del hombre lobo. Una persona podía ser un ciudadano respetuoso de las leyes durante el día, pero cuando se dormía, su alma podía meterse en un lobo o en cualquier otro animal y merodear cometiendo depredaciones nocturnas.
86:5.13 (955.1) Los hombres primitivos creían que el alma estaba asociada a la respiración, y que sus cualidades se podían comunicar o transferir por medio del aliento. El jefe valeroso solía echar su aliento sobre el niño recién nacido para conferirle la valentía. Entre los primeros cristianos, la ceremonia de donación del Espíritu Santo estaba acompañada de un soplo sobre los candidatos. El salmista dijo: «Los cielos han sido creados por la palabra del Señor, y todas las huestes que lo componen por el soplo de su boca.» Durante mucho tiempo, el hijo mayor tuvo la costumbre de intentar atrapar el último suspiro de su padre moribundo.
86:5.14 (955.2) Más tarde se llegó a temer y a venerar la sombra de la misma manera que el aliento. La imagen de sí mismo reflejada en el agua también era considerada a veces como prueba de la dualidad del ser, y los espejos eran contemplados con un temor supersticioso. Incluso hoy en día, muchas personas civilizadas vuelven el espejo hacia la pared en caso de muerte. Algunas tribus atrasadas creen todavía que hacer retratos, dibujos, modelos o imágenes saca toda el alma del cuerpo, o una parte de ella, y por eso este tipo de cosas están prohibidas.
86:5.15 (955.3) Se creía generalmente que el alma estaba identificada con el aliento, pero diversos pueblos la situaron también en la cabeza, el cabello, el corazón, el hígado, la sangre y la grasa. «La sangre de Abel que clama desde la tierra» expresa la antigua creencia en la presencia del fantasma en la sangre. Los semitas enseñaban que el alma residía en la grasa del cuerpo, y para muchas tribus era tabú comer la grasa animal. Cazar cabezas era un método de apresar el alma del enemigo, tal como lo era quitarle el cuero cabelludo. En tiempos más recientes, los ojos han sido considerados como las ventanas del alma.
86:5.16 (955.4) Aquellos que sostenían la doctrina de que existían tres o cuatro almas creían que la pérdida de una de ellas significaba malestar, la pérdida de dos, enfermedad, y la pérdida de tres, la muerte. Un alma vivía en el aliento, otra en la cabeza, otra en el cabello y otra en el corazón. Se aconsejaba a los enfermos que se pasearan al aire libre con la esperanza de recuperar sus almas extraviadas. Se suponía que los curanderos más importantes intercambiaban el alma sin salud de una persona enferma por un alma nueva, el «nuevo nacimiento».
86:5.17 (955.5) Los hijos de Badonán desarrollaron la creencia en dos almas: el aliento y la sombra. Las primeras razas noditas estimaban que el hombre consistía en dos personas: el alma y el cuerpo. Esta filosofía de la existencia humana se reflejó más tarde en el punto de vista griego. Los griegos mismos creían en tres almas; la vegetativa residía en el estómago, la animal en el corazón y la intelectual en la cabeza. Los esquimales creen que el hombre está compuesto de tres partes: el cuerpo, el alma y el nombre.
86:6.1 (955.6) El hombre heredó un entorno natural, adquirió un entorno social e imaginó un entorno fantasmal. El Estado es la reacción del hombre hacia su entorno natural, el hogar, hacia su entorno social, y la iglesia, hacia su entorno ilusorio de fantasmas.
86:6.2 (955.7) Al principio de la historia de la humanidad, la creencia en las realidades del mundo imaginario de los fantasmas y los espíritus se volvió universal, y este mundo de espíritus recién imaginado se convirtió en una fuerza en la sociedad primitiva. La vida mental y moral de toda la humanidad fue modificada para siempre mediante la aparición de este nuevo factor en el pensamiento y la actuación de los hombres.
86:6.3 (955.8) El miedo humano ha amontonado todas las supersticiones y religiones posteriores de los pueblos primitivos dentro de esta premisa principal de ilusiones e ignorancia. Ésta fue la única religión del hombre hasta los tiempos de la revelación, y hoy en día, muchas razas del mundo sólo poseen esta religión evolutiva rudimentaria.
86:6.4 (955.9) A medida que progresó la evolución, la buena suerte fue relacionada con los buenos espíritus y la mala suerte con los espíritus malignos. La incomodidad de tener que adaptarse a la fuerza a un entorno cambiante era considerada como mala suerte, el desagrado de los fantasmas espíritus. El hombre primitivo desarrolló lentamente la religión a partir de su impulso innato a la adoración y de su concepto erróneo sobre la casualidad. El hombre civilizado establece unos sistemas de seguros para vencer estos sucesos del azar; la ciencia moderna coloca un actuario versado en cálculos matemáticos en el lugar de los espíritus ficticios y los dioses caprichosos.
86:6.5 (956.1) Cada generación que pasa sonríe ante las supersticiones descabelladas de sus antepasados, mientras que continúa manteniendo aquellos sofismas de pensamiento y de adoración que harán sonreír a su vez a la posteridad más ilustrada.
86:6.6 (956.2) Pero, por fin, la mente del hombre primitivo estaba ocupada con unas ideas que trascendían todos sus impulsos biológicos inherentes; por fin el hombre estaba a punto de desarrollar un arte de vivir basado en algo más que la reacción a los estímulos materiales. Los principios de un primitivo sistema filosófico de vida empezaban a emerger. Un criterio de vida sobrenatural estaba a punto de aparecer porque, si el fantasma espíritu infligía la mala suerte cuando estaba enojado, y la buena suerte cuando estaba contento, entonces la conducta humana tenía que regularse en consecuencia. El concepto del bien y del mal había aparecido finalmente por evolución; y todo ello mucho antes de que se efectuara ninguna revelación en la Tierra.
86:6.7 (956.3) Con la aparición de estos conceptos empezó la larga lucha ruinosa por apaciguar a los espíritus siempre descontentos, la esclavitud servil al miedo religioso evolutivo, esa larga pérdida de esfuerzos humanos en tumbas, templos, sacrificios y sacerdotes. El precio que hubo que pagar fue terrible y espantoso, pero valió la pena todo lo que costó, porque gracias a ello el hombre alcanzó una conciencia natural del bien y del mal relativos; ¡la ética humana había nacido!
86:7.1 (956.4) El salvaje sentía la necesidad de un seguro, y por lo tanto pagaba gustosamente sus onerosas primas de miedo, superstición, terror y regalos a los sacerdotes por su póliza de seguro mágico contra la mala suerte. La religión primitiva consistía simplemente en el pago de las primas del seguro contra los peligros del bosque; el hombre civilizado paga unas primas materiales contra los accidentes de la industria y las exigencias de las formas de vida modernas.
86:7.2 (956.5) La sociedad moderna le está quitando el negocio de los seguros al dominio de los sacerdotes y de la religión, para colocarlo en el ámbito de la economía. La religión se interesa cada vez más por el seguro de vida más allá de la tumba. Los hombres modernos, al menos aquellos que piensan, ya no pagan unas primas ruinosas para controlar la suerte. La religión está ascendiendo lentamente a unos niveles filosóficos más elevados, en contraste con su antigua función como sistema de seguro contra la mala suerte.
86:7.3 (956.6) Pero estas antiguas ideas religiosas impidieron que los hombres se volvieran fatalistas y desesperadamente pesimistas; creían que al menos podían hacer algo para influir sobre el destino. La religión del miedo a los fantasmas inculcó a los hombres que debían reglamentar su conducta, que existía un mundo supermaterial que controlaba el destino humano.
86:7.4 (956.7) Las razas civilizadas modernas están empezando a salir del miedo a los fantasmas como explicación de la suerte y de las desigualdades corrientes de la existencia. La humanidad está logrando emanciparse de la esclavitud a los espíritus-fantasmas como explicación de la mala suerte. Pero al mismo tiempo que los hombres abandonan la doctrina errónea de que las vicisitudes de la vida están causadas por los espíritus, manifiestan una inclinación sorprendente a aceptar una enseñanza casi igual de falaz que les invita a atribuir todas las desigualdades humanas a la mala adaptación política, a la injusticia social y a la competencia industrial. Pero una nueva legislación, una filantropía cada vez mayor y una reorganización industrial más extensa, por muy buenas que sean en sí mismas y por sí mismas, no remediarán los hechos del nacimiento ni los accidentes de la vida. Únicamente la comprensión de los hechos y una sabia manipulación dentro de los límites de las leyes de la naturaleza, permitirán al hombre conseguir lo que quiere y evitar lo que no desea. El conocimiento científico, que conduce a la acción científica, es el único antídoto que existe contra las llamadas desgracias accidentales.
86:7.5 (957.1) La industria, la guerra, la esclavitud y el gobierno civil aparecieron en respuesta a la evolución social del hombre en su entorno natural. La religión surgió igualmente como la respuesta del hombre al entorno ilusorio del mundo imaginario de los fantasmas. La religión fue un desarrollo evolutivo de la preservación de sí mismo, y surtió efecto, a pesar de que al principio partió de un concepto erróneo y era totalmente ilógica.
86:7.6 (957.2) Gracias a la fuerza poderosa e impresionante del falso miedo, la religión primitiva preparó el terreno de la mente humana para la concesión de una auténtica fuerza espiritual de origen sobrenatural, el Ajustador del Pensamiento. Y los Ajustadores divinos han trabajado siempre desde entonces para transmutar el temor de Dios en amor por Dios. La evolución puede ser lenta, pero es infaliblemente eficaz.
86:7.7 (957.3) [Presentado por una Estrella Vespertina de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 87
87:0.1 (958.1) EL CULTO a los fantasmas se desarrolló como una compensación a los riesgos de la mala suerte; sus prácticas religiosas primitivas fueron el resultado de la preocupación por la mala suerte y del miedo desmesurado a los muertos. Ninguna de estas religiones primitivas tuvo mucho que ver con el reconocimiento de la Deidad ni con la veneración de lo sobrehumano; sus ritos eran principalmente negativos, destinados a evitar, expulsar o coaccionar a los fantasmas. El culto a los fantasmas no era ni más ni menos que un seguro contra los desastres; no tenía nada que ver con una inversión destinada a conseguir unos ingresos más elevados en el futuro.
87:0.2 (958.2) El hombre ha sostenido una larga y encarnizada lucha contra el culto a los fantasmas. No hay nada en la historia humana que despierte más compasión que esta imagen de la esclavitud abyecta del hombre al miedo a los espíritus-fantasmas. Con el nacimiento de este miedo mismo, la humanidad empezó a subir la pendiente de la evolución religiosa. La imaginación humana abandonó las orillas del yo y no volverá a echar el ancla hasta llegar al concepto de una verdadera Deidad, de un Dios real.
87:1.1 (958.3) Se tenía miedo a la muerte porque la muerte significaba que otro fantasma se había liberado de su cuerpo físico. Los antiguos hacían todo lo que podían por impedir la muerte, por evitar el problema de tener que luchar con otro fantasma más. Siempre estaban ansiosos por inducir al fantasma a que abandonara el escenario de la defunción y emprendiera el viaje hacia el reino de los muertos. Al fantasma se le temía más que nada durante el supuesto período de transición entre su aparición en el momento de la muerte y su partida posterior hacia la tierra de los fantasmas, un concepto vago y primitivo de un supuesto cielo.
87:1.2 (958.4) Aunque los salvajes atribuían a los fantasmas unos poderes sobrenaturales, apenas imaginaban que tuvieran una inteligencia sobrenatural. Se practicaban muchos trucos y estratagemas en un esfuerzo por engañar y burlar a los fantasmas; el hombre civilizado deposita todavía mucha fe en la esperanza de que una manifestación exterior de piedad engañará de alguna manera a una Deidad incluso omnisciente.
87:1.3 (958.5) Los primitivos temían la enfermedad porque habían observado que era con frecuencia precursora de la muerte. Si el curandero de la tribu no lograba curar al afligido, normalmente sacaban al enfermo de la cabaña familiar y lo llevaban a otra más pequeña o lo dejaban al aire libre para que muriera solo. Habitualmente destruían la casa donde se había producido una defunción; si no lo hacían, siempre la esquivaban, y este miedo impidió que el hombre primitivo construyera viviendas duraderas. También obró en contra del establecimiento de pueblos y ciudades permanentes.
87:1.4 (958.6) Cuando un miembro del clan moría, los salvajes permanecían levantados toda la noche conversando; tenían miedo de morir también si se quedaban dormidos cerca de un cadáver. El contagio del cadáver justificaba el miedo a los muertos, y todos los pueblos, en uno u otro momento, han empleado complicadas ceremonias de purificación destinadas a limpiar a los individuos después del contacto con los muertos. Los antiguos creían que se debía suministrar luz a un cadáver; nunca se permitía que un cuerpo muerto permaneciera en la oscuridad. En el siglo veinte se siguen encendiendo cirios en las cámaras mortuorias, y los hombres continúan velando a los muertos. El hombre llamado civilizado aún no ha eliminado por completo de su filosofía de la vida el miedo a los cadáveres.
87:1.5 (959.1) Pero a pesar de todo este miedo, los hombres siguieron intentando engañar a los fantasmas. Si la cabaña donde alguien había muerto no era destruida, el cadáver se sacaba por un agujero en la pared, pero nunca por la puerta. Estas medidas se tomaban para confundir al fantasma, para impedir que se rezagara, y para asegurarse contra su regreso. Los dolientes también volvían del entierro por un camino diferente para que el fantasma no los siguiera. Se practicaba el caminar de espaldas y decenas de otras tácticas para asegurarse de que el fantasma no regresaría de la tumba. A menudo se intercambiaban la ropa entre los sexos con objeto de engañar al fantasma. Los vestidos de luto estaban destinados a disfrazar a los supervivientes y, más tarde, a mostrar respeto por los muertos y apaciguar así a los fantasmas.
87:2.1 (959.2) En la religión, el programa negativo del apaciguamiento de los fantasmas precedió de lejos al programa positivo de la coacción y la súplica a los espíritus. Los primeros actos de adoración humana fueron fenómenos de defensa, no de veneración. El hombre moderno estima que es sabio asegurarse contra los incendios; el salvaje pensaba también que la mejor sabiduría consistía en asegurarse contra la mala suerte provocada por los fantasmas. Los esfuerzos por conseguir esta protección dieron forma a las técnicas y los rituales del culto a los fantasmas.
87:2.2 (959.3) Antiguamente se pensaba que el deseo más grande de un fantasma consistía en ser «conjurado» rápidamente a fin de poder dirigirse tranquilamente hacia el reino de los muertos. Cualquier error de ejecución u omisión por parte de los vivos en los actos del ritual para conjurar al fantasma, retrasaba ciertamente su marcha hacia el reino de los fantasmas. Se creía que esto desagradaba al fantasma, y se suponía que un fantasma enojado era una fuente de calamidades, desgracias e infelicidad.
87:2.3 (959.4) Los funerales tuvieron su origen en el esfuerzo del hombre por inducir al alma fantasmal a partir hacia su futuro hogar, y el sermón fúnebre estuvo en un principio destinado a instruir al nuevo fantasma sobre la manera de llegar hasta allí. Se tenía la costumbre de suministrar alimentos y vestidos para el viaje del fantasma, y estos artículos se colocaban dentro o cerca de la tumba. Los salvajes creían que se necesitaban de tres días a un año para «conjurar al fantasma» — para apartarlo de los alrededores de la tumba. Los esquimales creen todavía que el alma permanece con el cuerpo durante tres días.
87:2.4 (959.5) Después de un fallecimiento se guardaba silencio o luto para que el fantasma no se sintiera atraído a regresar al hogar. Una forma corriente de luto consistía en torturarse a sí mismo — en hacerse heridas. Muchos educadores avanzados intentaron poner fin a esta práctica, pero no lo consiguieron. Se pensaba que el ayuno y otras formas de abnegación agradaban a los fantasmas, que disfrutaban con la aflicción de los vivos durante el período de transición en que rondaban por los alrededores antes de su partida real hacia el reino de los muertos.
87:2.5 (959.6) Uno de los grandes obstáculos para el progreso de la civilización fueron los largos y frecuentes períodos de inactividad debidos al luto. Cada año se malgastaban semanas e incluso meses en estos lutos improductivos e inútiles. El hecho de que se contrataran plañideras profesionales para los acontecimientos fúnebres indica que el luto era un rito, no una prueba de tristeza. Los modernos tal vez lleven luto por respeto a los muertos y a causa de la pérdida sufrida, pero los antiguos lo hacían por miedo.
87:2.6 (959.7) Los nombres de los muertos no se pronunciaban nunca. De hecho, a menudo se les desterraba del idioma. Estos nombres se volvían tabúes, y los idiomas se empobrecieron constantemente de esta manera. Esto produjo finalmente una multiplicación de palabras simbólicas y de expresiones figuradas tales como «el nombre o el día que nunca se menciona».
87:2.7 (960.1) Los antiguos tenían tanta ansia por deshacerse de un fantasma que le ofrecían todo lo que hubiera podido desear durante su vida. Los fantasmas querían esposas y criados; un salvaje acaudalado esperaba que al menos una esposa esclava sería enterrada viva con él cuando muriera. Más tarde se convirtió en costumbre que la viuda se suicidara sobre la tumba de su marido. Cuando un niño moría se estrangulaba con frecuencia a la madre, una tía o la abuela para que un fantasma adulto pudiera acompañar y cuidar al fantasma infantil. Aquellos que renunciaban así a su vida lo hacían generalmente de buena gana; en verdad, si hubieran vivido violando esta costumbre, su miedo a la cólera del fantasma habría despojado su vida de los pocos placeres que podían disfrutar los primitivos.
87:2.8 (960.2) Se tenía la costumbre de matar a un gran número de súbditos para que acompañaran a un jefe difunto; los esclavos eran ejecutados cuando moría su amo para que pudieran servirle en el reino de los fantasmas. Los indígenas de Borneo todavía suministran un compañero que sirva de guía; se atraviesa a un esclavo con una lanza para que haga el viaje fantasmal con su amo fallecido. Se creía que a los fantasmas de las personas asesinadas les encantaba tener como esclavos a los fantasmas de sus asesinos; esta idea incitó a los hombres a convertirse en cazadores de cabezas.
87:2.9 (960.3) Se suponía que los fantasmas disfrutaban con el olor de la comida; las ofrendas de alimentos en los banquetes fúnebres fueron en otro tiempo universales. El método primitivo de acción de gracias consistía en arrojar al fuego un trozo de alimento, antes de comer, a fin de apaciguar a los espíritus, murmurando al mismo tiempo una fórmula mágica.
87:2.10 (960.4) Se creía que los muertos utilizaban los fantasmas de las herramientas y las armas que habían poseído en vida. Romper uno de estos objetos significaba «matarlo», lo cual liberaba a su fantasma para que pasara a ser utilizado en el reino de los fantasmas. Los bienes también se sacrificaban, quemándolos o enterrándolos. El despilfarro en los funerales antiguos era enorme. Las razas posteriores fabricaron modelos de papel, y a las personas y los objetos reales los sustituyeron por dibujos en estos sacrificios mortuorios. La civilización realizó un gran progreso cuando la herencia destinada a los familiares reemplazó al incendio y al entierro de los bienes. Los indios iroqueses efectuaron muchas reformas en los despilfarros fúnebres. Esta conservación de la propiedad les permitió convertirse en los hombres rojos más poderosos del norte. Se supone que los hombres modernos no temen a los fantasmas, pero las costumbres son poderosas, y todavía se consumen muchas riquezas terrestres en ritos fúnebres y ceremonias mortuorias.
87:3.1 (960.5) El culto progresivo a los fantasmas hizo inevitable el culto a los antepasados, pues se convirtió en el lazo de unión entre los fantasmas corrientes y los espíritus más elevados, los dioses en evolución. Los dioses primitivos eran simplemente los humanos difuntos glorificados.
87:3.2 (960.6) Al principio, el culto a los antepasados estaba mucho más compuesto de miedo que de adoración, pero estas creencias contribuyeron definitivamente a la propagación ulterior del miedo y la adoración a los fantasmas. Los partidarios de los cultos primitivos a los fantasmas de los antepasados tenían incluso miedo de bostezar, por temor a que un fantasma maligno aprovechara ese momento para entrar en su cuerpo.
87:3.3 (960.7) La costumbre de adoptar a los niños surgió para asegurarse de que alguien realizaría las ofrendas, después de la muerte, por la paz y el progreso del alma. El salvaje vivía con el miedo a los fantasmas de sus semejantes, y pasaba su tiempo libre haciendo planes para la protección de su propio fantasma después de la muerte.
87:3.4 (960.8) La mayoría de las tribus instituyeron una fiesta de todas las almas al menos una vez al año. Los romanos tenían cada año doce fiestas para los fantasmas, con sus ceremonias correspondientes. La mitad de los días del año estaba dedicada a algún tipo de ceremonia relacionada con estos cultos antiguos. Un emperador romano intentó reformar estas prácticas reduciendo el número de días festivos anuales a 135.
87:3.5 (961.1) El culto a los fantasmas evolucionó continuamente. A medida que se imaginó que los fantasmas pasaban de una fase incompleta a otra fase superior de existencia, el culto progresó finalmente hasta la adoración de los espíritus, e incluso de los dioses. Pero sin tener en cuenta las creencias variables en espíritus más avanzados, todas las tribus y razas creyeron en otro tiempo en los fantasmas.
87:4.1 (961.2) El miedo a los fantasmas fue la fuente de todas las religiones del mundo; muchas tribus se aferraron durante miles de años a la vieja creencia en una sola clase de fantasmas. Enseñaban que el hombre tenía buena suerte cuando el fantasma estaba contento, y mala suerte cuando estaba enojado.
87:4.2 (961.3) A medida que se extendió el culto del miedo a los fantasmas, se produjo el reconocimiento de tipos superiores de espíritus, unos espíritus que no eran claramente identificables con ningún individuo humano. Se trataba de fantasmas diplomados o glorificados que habían progresado más allá del ámbito del reino de los fantasmas hasta los reinos superiores donde residen los espíritus.
87:4.3 (961.4) El concepto de dos tipos de espíritus fantasmas se desarrolló de manera lenta pero segura en todo el mundo. Este nuevo espiritismo doble no tuvo que extenderse de tribu en tribu; nació de forma independiente en todas partes. Para influir sobre la mente evolutiva en expansión, el poder de una idea no reside en su realidad o en su sensatez, sino más bien en su intensidad y en su pronta y simple aplicación universal.
87:4.4 (961.5) Más tarde aún, la imaginación del hombre concibió el concepto de agentes sobrenaturales buenos y malos; algunos fantasmas no evolucionaban nunca hasta el nivel de los espíritus buenos. El monoespiritismo primitivo del miedo a los fantasmas evolucionó gradualmente hacia un espiritismo doble, hacia un concepto nuevo del control invisible de los asuntos terrestres. Finalmente se llegó a imaginar que la buena y la mala suerte tenían sus controladores respectivos. Y se creía que, de las dos clases, el grupo que traía la mala suerte era el más activo y numeroso.
87:4.5 (961.6) Cuando la doctrina de los espíritus buenos y malos maduró finalmente, se convirtió en la creencia religiosa más difundida y persistente de todas. Este dualismo representaba un gran avance filosófico-religioso porque permitía al hombre explicar tanto la buena como la mala suerte, creyendo al mismo tiempo en unos seres supermortales que tenían un comportamiento hasta cierto punto coherente. Se podía contar con que los espíritus eran buenos o malos; ya no se pensaba que fueran totalmente caprichosos como los primeros fantasmas del monoespiritismo de la mayoría de las religiones primitivas. El hombre era capaz por fin de concebir unas fuerzas supermortales que tenían un comportamiento coherente, y éste fue uno de los descubrimientos más importantes de la verdad en toda la historia de la evolución de la religión y en la expansión de la filosofía humana.
87:4.6 (961.7) Sin embargo, la religión evolutiva ha pagado un precio terrible por el concepto del doble espiritismo. La filosofía primitiva del hombre sólo podía conciliar la invariabilidad de los espíritus con las vicisitudes de la fortuna temporal admitiendo la existencia de dos tipos de espíritus, uno bueno y otro malo. Esta creencia permitió al hombre conciliar las variables de la casualidad con un concepto de fuerzas supermortales inmutables, pero esta doctrina siempre ha hecho difícil desde entonces que las personas religiosas puedan concebir la unidad cósmica. Los dioses de la religión evolutiva se han encontrado generalmente con la oposición de las fuerzas de las tinieblas.
87:4.7 (962.1) La tragedia de todo esto reside en el hecho de que cuando estas ideas echaban raíces en la mente primitiva del hombre, no había en realidad ningún espíritu malo o discordante en todo el mundo. Esta situación lamentable no se desarrolló hasta después de la rebelión de Caligastia y sólo duró hasta Pentecostés. Incluso en el siglo veinte, el concepto del bien y del mal como semejantes cósmicos permanece muy vivo en la filosofía humana; la mayor parte de las religiones del mundo llevan todavía esta marca cultural de nacimiento de los tiempos lejanos cuando surgieron los cultos a los fantasmas.
87:5.1 (962.2) El hombre primitivo consideraba que los espíritus y los fantasmas tenían unos derechos casi ilimitados, pero ningún deber; se pensaba que los espíritus estimaban que el hombre tenía numerosos deberes, pero ningún derecho. Se creía que los espíritus menospreciaban a los hombres porque éstos fracasaban constantemente en el cumplimiento de sus deberes espirituales. La humanidad creía en general que los fantasmas imponían un tributo continuo de servicio como precio a pagar por no interferir en los asuntos humanos, y la más pequeña desgracia se atribuía a las actividades de los fantasmas. Los humanos primitivos tenían tanto miedo de pasar por alto algún honor que le debieran a los dioses que, después de haber hecho sacrificios a todos los espíritus conocidos, hacían otra serie de ellos a los «dioses desconocidos», sólo para sentirse completamente a salvo.
87:5.2 (962.3) El culto simple a los fantasmas fue seguido después por las prácticas del culto más avanzado y relativamente complejo a los espíritus-fantasmas, el servicio y la adoración a los espíritus superiores tal como éstos evolucionaban en la imaginación primitiva del hombre. El ceremonial religioso tenía que seguir el mismo ritmo que la evolución y el progreso de los espíritus. Este culto ampliado no era más que el arte de la preservación de sí mismo practicado en relación con la creencia en unos seres sobrenaturales, una adaptación del yo a un entorno de espíritus. Las organizaciones industriales y militares eran adaptaciones al entorno natural y social. Y de la misma manera que el matrimonio surgió para satisfacer las exigencias de la bisexualidad, la organización religiosa se desarrolló en respuesta a la creencia en unas fuerzas y unos seres espirituales superiores. La religión representa la adaptación del hombre a sus ilusiones sobre el misterio de la casualidad. El miedo a los espíritus, y su adoración posterior, fueron adoptados como un seguro contra las desgracias, como una póliza de prosperidad.
87:5.3 (962.4) Los salvajes imaginan que los espíritus buenos se dedican a sus asuntos, y que exigen pocas cosas a los seres humanos. Los fantasmas y los espíritus malos son los que hay que mantener de buen humor. En consecuencia, los pueblos primitivos prestaban más atención a sus fantasmas malévolos que a sus espíritus benévolos.
87:5.4 (962.5) Se suponía que la prosperidad humana provocaba especialmente la envidia de los espíritus malignos, y que su método de represalias consistía en devolver el golpe a través de un agente humano y mediante la técnica del mal de ojo. Esta fase del culto consistente en evitar a los espíritus se preocupaba mucho por las maquinaciones del mal de ojo, y el miedo al mal de ojo se volvió casi mundial. A las mujeres bonitas se las cubría con un velo para protegerlas contra el mal de ojo; posteriormente, muchas mujeres que deseaban ser consideradas como hermosas adoptaron esta práctica. Debido a este miedo a los malos espíritus, a los niños raramente se les permitía salir al exterior después del anochecer, y las oraciones primitivas siempre incluían la súplica: «líbranos del mal de ojo».
87:5.5 (962.6) El Corán contiene un capítulo entero dedicado al mal de ojo y a los sortilegios mágicos, y los judíos creían plenamente en ellos. Todo el culto fálico se desarrolló como una protección contra el mal de ojo. Se creía que los órganos de la reproducción eran el único fetiche que podía volverlo ineficaz. El mal de ojo dio origen a las primeras supersticiones sobre las marcas prenatales de los niños, las señales maternas, y este culto fue en cierto momento casi universal.
87:5.6 (963.1) La envidia es una característica humana profundamente arraigada; por eso los hombres primitivos la atribuyeron a sus dioses iniciales. Puesto que el hombre ya había practicado el engaño con los fantasmas, pronto empezó a engañar a los espíritus. Se dijo a sí mismo: «Si los espíritus están celosos de nuestra belleza y prosperidad, nos afearemos y hablaremos a la ligera de nuestros éxitos.» La humildad primitiva no era pues una degradación del ego, sino más bien un intento por frustrar y engañar a los espíritus envidiosos.
87:5.7 (963.2) Para impedir que los espíritus se sintieran celosos de la prosperidad humana, se adoptó el método de llenar de injurias a una cosa o persona afortunada o muy amada. La costumbre de menospreciar los comentarios halagadores sobre uno mismo o su familia se originó de esta manera, y con el tiempo se transformó en la modestia, la moderación y la cortesía civilizadas. Por el mismo motivo se puso de moda parecer feo. La belleza despertaba la envidia de los espíritus; denotaba un orgullo humano pecaminoso. El salvaje trataba de encontrar un nombre feo. Esta característica del culto obstaculizó enormemente el progreso de las artes, y mantuvo al mundo durante mucho tiempo sombrío y feo.
87:5.8 (963.3) Durante la época del culto a los espíritus, la vida era como mucho una lotería, el resultado del control de los espíritus. El futuro de una persona no dependía de sus esfuerzos, su laboriosidad o su talento, salvo que pudiera utilizarlos para influir sobre los espíritus. Las ceremonias de propiciación de los espíritus constituyeron una carga pesada e hicieron la vida tediosa y prácticamente insoportable. De época en época y de generación en generación, las razas han intentado mejorar, unas tras otras, esta doctrina de los superfantasmas, pero ninguna generación se ha atrevido todavía a rechazarla por completo.
87:5.9 (963.4) La intención y la voluntad de los espíritus se estudiaban por medio de los presagios, los oráculos y los signos. Estos mensajes de los espíritus se interpretaban mediante la adivinación, las predicciones, la magia, las ordalías y la astrología. Todo el culto era un programa destinado a apaciguar, satisfacer y comprar a los espíritus mediante este soborno disfrazado.
87:5.10 (963.5) Así es como nació una visión del mundo nueva y más amplia que consistía en:
87:5.11 (963.6) 1. El deber — las cosas que se deben hacer para mantener a los espíritus en una disposición favorable, o al menos neutral.
87:5.12 (963.7) 2. El derecho — la conducta y las ceremonias correctas destinadas a poner activamente a los espíritus a favor de nuestros intereses personales.
87:5.13 (963.8) 3. La verdad — la comprensión exacta de los espíritus y la actitud correcta hacia ellos, y en consecuencia, hacia la vida y la muerte.
87:5.14 (963.9) Los antiguos no trataban de conocer el futuro simplemente por curiosidad; querían esquivar la mala suerte. La adivinación era simplemente un intento por evitar las dificultades. En aquellos tiempos los sueños se consideraban como proféticos, y todo lo que se salía de lo normal era estimado como un presagio. Incluso hoy en día, las razas civilizadas están aquejadas de la creencia en los signos, las señales y otros vestigios supersticiosos del antiguo culto progresivo a los fantasmas. El hombre es lento, muy lento en abandonar aquellos métodos que le sirvieron para ascender de manera tan penosa y gradual por la escala evolutiva de la vida.
87:6.1 (963.10) Cuando los hombres sólo creían en los fantasmas, el ritual religioso era más personal, menos organizado, pero el reconocimiento de unos espíritus más elevados necesitó el empleo de unos «métodos espirituales superiores» para relacionarse con ellos. Esta tentativa por mejorar y ampliar la técnica de la propiciación de los espíritus condujo directamente a la creación de unas defensas contra los espíritus. En verdad, el hombre se sentía impotente ante las fuerzas incontrolables que actuaban en la vida terrestre, y su sentimiento de inferioridad le llevó a intentar encontrar alguna adaptación compensatoria, alguna técnica para nivelar las probabilidades en esta lucha unilateral del hombre contra el cosmos.
87:6.2 (964.1) En los primeros tiempos del culto, los esfuerzos del hombre por influir sobre la actividad de los fantasmas se limitaban a la propiciación, a los intentos de soborno para librarse de la mala suerte. A medida que la evolución del culto a los fantasmas progresó hasta el concepto de los espíritus tanto buenos como malos, estas ceremonias se transformaron en tentativas de naturaleza más positiva, en esfuerzos por atraer la buena suerte. La religión del hombre ya no era completamente negativa, ni el hombre tampoco se detuvo en sus esfuerzos por conseguir la buena suerte; poco después empezó a idear proyectos para forzar a los espíritus a cooperar. Las personas religiosas ya no están indefensas ante las exigencias incesantes de los fantasmas espíritus imaginados por ellas mismas; el salvaje empieza a inventar armas para obligar a los espíritus a actuar y forzarlos a que le ayuden.
87:6.3 (964.2) Los primeros esfuerzos defensivos del hombre estuvieron dirigidos contra los fantasmas. A medida que pasaron los siglos, los vivos empezaron a inventar métodos para oponer resistencia a los muertos. Se desarrollaron muchas técnicas para asustar y alejar a los fantasmas, entre las cuales se pueden citar las siguientes:
87:6.4 (964.3) 1. Cortar la cabeza y atar el cuerpo en la tumba.
87:6.5 (964.4) 2. Apedrear la casa donde se había producido la defunción.
87:6.6 (964.5) 3. Castrar el cadáver o quebrarle las piernas.
87:6.7 (964.6) 4. Enterrarlo debajo de las piedras, uno de los orígenes de las lápidas sepulcrales modernas.
87:6.8 (964.7) 5. Incinerarlo, un invento más tardío para impedir los problemas causados por los fantasmas.
87:6.9 (964.8) 6. Arrojar el cuerpo al mar.
87:6.10 (964.9) 7. Dejar el cuerpo al descubierto para que se lo comieran los animales salvajes.
87:6.11 (964.10) Se suponía que a los fantasmas les molestaba y asustaba el ruido, que los gritos, las campanas y los tambores los alejaban de los vivos; estos métodos antiguos están todavía de moda en los «velatorios» de los muertos. Se utilizaban mezclas nauseabundas para ahuyentar a los espíritus inoportunos. Se construían imágenes espantosas de los espíritus para que éstos huyeran apresuradamente cuando se contemplaran a sí mismos. Se creía que los perros podían detectar la proximidad de los fantasmas, y que lo avisaban mediante aullidos; que los gallos solían cantar cuando los fantasmas estaban cerca. El empleo del gallo como veleta es una perpetuación de esta superstición.
87:6.12 (964.11) El agua se consideraba como la mejor protección contra los fantasmas. El agua bendita era superior a todas las demás; era el agua donde los sacerdotes se habían lavado los pies. Se creía que tanto el fuego como el agua constituían unas barreras infranqueables para los fantasmas. Los romanos daban tres vueltas con agua alrededor de un cadáver; en el siglo veinte, los cadáveres se rocían con agua bendita, y los judíos conservan todavía el ritual de lavarse las manos en el cementerio. El bautismo fue una característica del ritual posterior del agua. Los baños primitivos eran una ceremonia religiosa. El baño sólo se ha convertido en una práctica higiénica en los tiempos recientes.
87:6.13 (964.12) Pero el hombre no se contentó con coaccionar a los fantasmas; pronto intentó forzar a los espíritus a actuar mediante los rituales religiosos y otras prácticas. El exorcismo consistía en emplear un espíritu para que controlara o desterrara a otro, y estas tácticas se utilizaron también para asustar a los fantasmas y los espíritus. El concepto de las fuerzas buenas y malas, contenido en el doble espiritismo, ofreció al hombre amplias ocasiones para intentar oponer un agente a otro, porque si un hombre fuerte podía vencer a uno más débil, entonces un espíritu poderoso podía dominar sin duda a un fantasma inferior. Las maldiciones primitivas eran una práctica coercitiva destinada a intimidar a los espíritus menores. Más tarde, esta costumbre se utilizó como base para proferir maldiciones contra los enemigos.
87:6.14 (965.1) Durante mucho tiempo se creyó que a los espíritus y semidioses se les podía forzar a actuar de manera deseable si se volvía a los usos de las costumbres más antiguas. El hombre moderno es culpable de emplear el mismo procedimiento. Os dirigís los unos a los otros en el lenguaje corriente de todos los días, pero cuando os ponéis a rezar, recurrís al estilo anticuado de otra generación, al estilo llamado solemne.
87:6.15 (965.2) Esta doctrina explica también muchas reversiones religioso-rituales de naturaleza sexual, tales como la prostitución en los templos. Estas reversiones a las costumbres primitivas se consideraban como protecciones seguras contra muchas calamidades. Entre estos pueblos sencillos, todas estas actuaciones estaban totalmente libres de lo que el hombre moderno podría llamar promiscuidad.
87:6.16 (965.3) Luego surgió la costumbre de los votos rituales, seguida poco después de los compromisos religiosos y los juramentos sagrados. Casi todos estos juramentos iban acompañados de torturas y mutilaciones que se infligían a sí mismos, y más tarde aún, de ayunos y oraciones. La abnegación fue considerada posteriormente como un método coercitivo seguro; esto era especialmente cierto en materia de continencia sexual. Así es como el hombre primitivo desarrolló pronto una austeridad resuelta en sus prácticas religiosas, una creencia en la eficacia de la tortura de sí mismo y la abnegación como ritos capaces de forzar a los espíritus mal dispuestos a reaccionar favorablemente ante todos estos sufrimientos y privaciones.
87:6.17 (965.4) El hombre moderno ya no intenta coaccionar abiertamente a los espíritus, aunque todavía manifiesta cierta predisposición a negociar con la Deidad. Y continúa blasfemando, tocando madera, cruzando los dedos y diciendo una frase trivial después de una expectoración; en otro tiempo era una fórmula mágica.
87:7.1 (965.5) La organización social de tipo cultual perduró porque proporcionaba un simbolismo que preservaba y estimulaba los sentimientos morales y las lealtades religiosas. El culto tuvo su origen en las tradiciones de las «antiguas familias» y se perpetuó como institución establecida; todas las familias tienen un culto de algún tipo. Todo ideal inspirador se apodera de algún simbolismo que lo perpetúe — busca alguna técnica de manifestación cultural que asegure su supervivencia y aumente su desarrollo — y el culto consigue esta finalidad mediante el fomento y la satisfacción de las emociones.
87:7.2 (965.6) Desde los albores de la civilización, todo movimiento atractivo de cultura social o de progreso religioso ha desarrollado un ritual, un ceremonial simbólico. Cuanto más inconsciente ha sido el crecimiento de este ritual, más intensamente ha cautivado a sus adeptos. El culto preservaba los sentimientos y satisfacía las emociones, pero siempre ha sido el mayor obstáculo para la reconstrucción social y el progreso espiritual.
87:7.3 (965.7) A pesar de que el culto siempre ha retrasado el progreso social, es lamentable que tantos creyentes modernos en las normas morales y en los ideales espirituales no posean un simbolismo adecuado — un culto donde apoyarse mutuamente — nada a lo que puedan pertenecer. Pero un culto religioso no se puede fabricar; tiene que crecer. Y los cultos de dos grupos distintos nunca serán idénticos, a menos que sus rituales sean uniformados arbitrariamente por alguna autoridad.
87:7.4 (965.8) El culto cristiano primitivo era el más eficaz, atractivo y duradero de todos los rituales que se hayan concebido o inventado jamás, pero una gran parte de su valor ha sido aniquilada en la era científica mediante la destrucción de muchos de sus principios originales subyacentes. El culto cristiano se ha debilitado debido a la pérdida de muchas ideas fundamentales.
87:7.5 (965.9) En el pasado, la verdad ha crecido rápidamente y se ha extendido con libertad cuando el culto ha sido flexible, y el simbolismo expansible. Una verdad abundante y un culto adaptable han favorecido la rapidez del progreso social. Un culto sin sentido vicia la religión cuando intenta suplantar la filosofía y esclavizar la razón; un culto auténtico crece.
87:7.6 (966.1) A pesar de los inconvenientes y las desventajas, cada nueva revelación de la verdad ha dado nacimiento a un nuevo culto, e incluso la nueva exposición de la religión de Jesús debe desarrollar un simbolismo nuevo y apropiado. El hombre moderno debe encontrar un simbolismo adecuado para sus nuevos ideales, ideas y lealtades en expansión. Este símbolo realzado debe surgir de la vida religiosa, de la experiencia espiritual. Este simbolismo superior de una civilización más elevada debe estar basado en el concepto de la Paternidad de Dios y estar cargado del poderoso ideal de la fraternidad de los hombres.
87:7.7 (966.2) Los antiguos cultos eran demasiado egocéntricos; el nuevo culto debe ser la consecuencia del amor aplicado. Al igual que los antiguos, el nuevo culto debe favorecer los sentimientos, satisfacer las emociones y promover la lealtad; pero debe hacer algo más: Debe facilitar el progreso espiritual, realzar los significados cósmicos, aumentar los valores morales, animar el desarrollo social y estimular un tipo elevado de vida religiosa personal. El nuevo culto debe proporcionar unos objetivos supremos de vida que sean temporales y eternos a la vez — sociales y espirituales.
87:7.8 (966.3) Ningún culto puede durar ni contribuir al progreso de la civilización social y a la consecución espiritual individual a menos que esté basado en la importancia biológica, sociológica y religiosa del hogar. Un culto que sobrevive debe simbolizar aquello que es permanente en presencia del cambio continuo; debe glorificar aquello que unifica la corriente de las metamorfosis sociales en constante cambio. Debe reconocer los verdaderos significados, ensalzar las relaciones hermosas y alabar los valores buenos de la auténtica nobleza.
87:7.9 (966.4) Pero la gran dificultad que existe para encontrar un simbolismo nuevo y satisfactorio reside en que los hombres modernos, como grupo, se adhieren a la actitud científica, evitan las supersticiones y aborrecen la ignorancia, mientras que como individuos, todos ansían el misterio y veneran lo desconocido. Ningún culto puede sobrevivir a menos que incorpore un misterio dominante y oculte una meta inaccesible digna de alcanzarse. Además, el nuevo simbolismo no sólo debe ser significativo para el grupo, sino que también debe tener sentido para el individuo. Las formas de cualquier simbolismo útil deben ser aquellas que el individuo pueda llevar a cabo por su propia iniciativa, y que también pueda disfrutar con sus semejantes. Si el nuevo culto pudiera ser dinámico en lugar de estático, podría efectuar una contribución realmente valiosa al progreso tanto temporal como espiritual de la humanidad.
87:7.10 (966.5) Pero un culto — un simbolismo de ritos, lemas u objetivos — no funcionará si es demasiado complejo. Y debe estar presente la exigencia de la devoción, la respuesta de la lealtad. Toda religión eficaz desarrolla infaliblemente un simbolismo valioso, y sus partidarios harían bien en impedir que ese ritual se cristalice en ceremoniales estereotipados obstaculizadores, deformantes y sofocantes, que lo único que pueden hacer es perjudicar y retrasar todo progreso social, moral y espiritual. No existe un culto que pueda sobrevivir si retrasa el crecimiento moral y no logra fomentar el progreso espiritual. El culto es la estructura esquelética alrededor de la cual crece el cuerpo vivo y dinámico de la experiencia espiritual personal — la verdadera religión.
87:7.11 (966.6) [Presentado por una Brillante Estrella Vespertina de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 88
88:0.1 (967.1) EL CONCEPTO de la introducción de un espíritu en un objeto inanimado, un animal o un ser humano, es una creencia muy antigua y respetable que ha prevalecido desde el comienzo de la evolución de la religión. Esta doctrina de la posesión por los espíritus no es más ni menos que el fetichismo. El salvaje no adora necesariamente al fetiche; adora y venera con mucha lógica al espíritu que reside en el fetiche.
88:0.2 (967.2) Al principio se creía que el espíritu de un fetiche era el fantasma de un hombre fallecido; más tarde se supuso que los espíritus superiores residían en los fetiches. El culto a los fetiches terminó así por incorporar todas las ideas primitivas sobre los fantasmas, las almas, los espíritus y la posesión demoníaca.
88:1.1 (967.3) El hombre primitivo necesitaba siempre convertir todas las cosas extraordinarias en un fetiche; la casualidad dio origen pues a muchos fetiches. Un hombre está enfermo, sucede algo, y recupera la salud. Esto mismo ocurre también con la fama de numerosos medicamentos y con los métodos casuales para tratar las enfermedades. Los objetos que aparecían en los sueños tenían la posibilidad de ser convertidos en fetiches. Los volcanes, pero no las montañas, los cometas, pero no las estrellas, se volvieron fetiches. El hombre primitivo consideraba que las estrellas fugaces y los meteoros indicaban la llegada a la Tierra de unos espíritus visitantes especiales.
88:1.2 (967.4) Los primeros fetiches fueron los guijarros que tenían unas marcas peculiares, y el hombre ha buscado siempre desde entonces las «piedras sagradas»; un collar era en otro tiempo una colección de piedras sagradas, una serie de amuletos. Muchas tribus tenían piedras fetiches, pero pocas han sobrevivido como la Caaba y la Piedra de Scone. El fuego y el agua figuraron también entre los primeros fetiches, y la adoración del fuego, así como la creencia en el agua bendita, sobreviven todavía.
88:1.3 (967.5) Los árboles fetiches aparecieron más tarde, pero en algunas tribus, la persistencia de la adoración de la naturaleza condujo a la creencia en los amuletos habitados por algún tipo de espíritu de la naturaleza. Cuando las plantas y las frutas se convertían en fetiches, eran tabúes como alimento. La manzana fue una de las primeras en caer en esta categoría; los pueblos levantinos no la comían jamás.
88:1.4 (967.6) Si un animal comía carne humana, se volvía un fetiche. El perro se convirtió de esta manera en el animal sagrado de los parsis. Si el fetiche es un animal y el fantasma reside en él de manera permanente, el fetichismo puede rayar en la reencarnación. Los salvajes envidiaban a los animales en muchos aspectos; no se sentían superiores a ellos y a menudo se ponían el nombre de sus bestias favoritas.
88:1.5 (967.7) Cuando los animales se volvieron fetiches, surgieron los tabúes sobre la consumición de la carne de dichos animales. A causa de su parecido con el hombre, los monos y los simios se volvieron pronto animales fetiches; más tarde, las serpientes, los pájaros y los cerdos fueron considerados también de la misma manera. La vaca fue un fetiche en cierta época, y su leche era tabú mientras que sus excrementos eran muy apreciados. La serpiente era venerada en Palestina, especialmente por los fenicios que, junto con los judíos, la consideraban como el portavoz de los espíritus malignos. Muchas personas modernas creen aún en los poderes mágicos de los reptiles. La serpiente ha sido venerada desde Arabia, pasando por la India, hasta la danza de la serpiente de la tribu moqui de los hombres rojos.
88:1.6 (968.1) Ciertos días de la semana eran fetiches. El viernes ha sido considerado durante miles de años como el día de la mala suerte, y el número trece como nefasto. Los números afortunados tres y siete procedían de revelaciones posteriores; el cuatro era el número de la suerte de los hombres primitivos y tuvo su origen en el reconocimiento temprano de los cuatro puntos cardinales. Se consideraba que el hecho de contar el ganado u otras posesiones traía mala suerte; los antiguos siempre se opusieron al empadronamiento, a «contar al pueblo».
88:1.7 (968.2) El hombre primitivo no hizo del sexo un fetiche indebido; la función reproductora sólo recibió una atención limitada. El salvaje tenía una mentalidad natural, que no era ni obscena ni lasciva.
88:1.8 (968.3) La saliva era un poderoso fetiche; se podían expulsar los demonios de una persona escupiendo sobre ella. El mayor cumplido que alguien podía recibir era que un anciano o un superior escupiera sobre él. Algunas partes del cuerpo humano fueron consideradas como fetiches potenciales, en particular el cabello y las uñas. Las largas uñas de los jefes eran muy apreciadas, y sus recortes constituían unos poderosos fetiches. La creencia en las calaveras como fetiches explica una gran parte de la actividad posterior de los cazadores de cabezas. El cordón umbilical era un fetiche muy apreciado, y así es como se considera en África incluso en la actualidad. El primer juguete de la humanidad fue un cordón umbilical conservado. Adornado con perlas, tal como se hacía a menudo, fue el primer collar que tuvo el hombre.
88:1.9 (968.4) Los niños jorobados y tullidos eran considerados como fetiches; se creía que los locos estaban influidos por la Luna. El hombre primitivo no podía distinguir entre el genio y la locura; a los tontos los golpeaban hasta morir o eran venerados como personalidades fetiches. La histeria confirmó cada vez más la creencia popular en la brujería; los epilépticos eran con frecuencia sacerdotes y curanderos. La embriaguez se consideraba como una forma de posesión por los espíritus; cuando un salvaje se iba de juerga, se colocaba una hoja en el pelo con el fin de negarse a aceptar la responsabilidad de sus actos. Los venenos y las bebidas alcohólicas se volvieron fetiches; se suponía que estaban poseídos.
88:1.10 (968.5) Mucha gente consideraba que los genios eran personalidades fetiches poseídas por un espíritu sabio. Estos humanos talentosos aprendieron pronto a recurrir al fraude y al engaño para promover sus intereses egoístas. Se creía que un hombre fetiche era más que humano; era divino, e incluso infalible. Así es como los jefes, reyes, sacerdotes, profetas y dirigentes de la iglesia consiguieron finalmente un gran poder y ejercieron una autoridad ilimitada.
88:2.1 (968.6) Se suponía que los fantasmas preferían residir en un objeto que les había pertenecido cuando vivían en la carne. Esta creencia explica la eficacia de muchas reliquias modernas. Los antiguos siempre veneraban los huesos de sus dirigentes, y muchas personas contemplan todavía los restos óseos de los santos y los héroes con un temor supersticioso. Incluso hoy en día se hacen peregrinajes a la tumba de los grandes hombres.
88:2.2 (968.7) La creencia en las reliquias es una consecuencia del antiguo culto a los fetiches. Las reliquias de las religiones modernas representan una tentativa por racionalizar los fetiches de los salvajes, y elevarlos así a una posición de dignidad y respetabilidad en los sistemas religiosos modernos. La creencia en los fetiches y en la magia se considera como pagana, pero se supone que es muy correcto aceptar las reliquias y los milagros.
88:2.3 (969.1) El hogar — el sitio donde estaba el fuego — se convirtió más o menos en un fetiche, en un lugar sagrado. Los santuarios y los templos fueron al principio unos lugares fetiches porque los muertos eran enterrados allí. La cabaña fetiche de los hebreos fue elevada por Moisés a la posición de albergar un superfetiche, el concepto entonces existente de la ley de Dios. Pero los israelitas no abandonaron nunca la creencia peculiar de los cananeos en los altares de piedra: «Y esta piedra que he levantado como un pilar será la casa de Dios.» Creían sinceramente que el espíritu de su Dios residía en estos altares de piedra, que en realidad eran fetiches.
88:2.4 (969.2) Las primeras imágenes se hicieron para conservar la apariencia y la memoria de los muertos ilustres; en realidad eran monumentos. Los ídolos fueron un refinamiento del fetichismo. Los primitivos creían que una ceremonia de consagración hacía que el espíritu entrara en la imagen; del mismo modo, cuando se bendecían ciertos objetos, éstos se volvían amuletos.
88:2.5 (969.3) Cuando Moisés añadió el segundo mandamiento al antiguo código moral de Dalamatia, lo hizo en un esfuerzo por controlar la adoración de los fetiches entre los hebreos. Les ordenó cuidadosamente que no debían hacer ningún tipo de imágenes que pudieran ser consagradas como fetiches. Les indicó claramente: «No haréis imágenes talladas ni ningún retrato de lo que se encuentra arriba en el cielo, ni abajo en la Tierra, ni en las aguas de la Tierra.» Aunque este mandamiento contribuyó mucho a retrasar el arte entre los judíos, redujo la adoración de los fetiches. Pero Moisés era demasiado sabio como para intentar desplazar repentinamente los antiguos fetiches, y consintió pues en colocar ciertas reliquias al lado de la ley en el arca, que era una mezcla de altar de guerra y santuario religioso.
88:2.6 (969.4) Las palabras se volvieron finalmente fetiches, en particular aquellas que se consideraban como las palabras de Dios; los libros sagrados de muchas religiones se han convertido de esta manera en prisiones fetichistas que encarcelan la imaginación espiritual de los hombres. El esfuerzo mismo de Moisés contra los fetiches se convirtió en un supremo fetiche; su mandamiento fue utilizado más tarde para aniquilar el arte y retrasar el disfrute y la adoración de lo hermoso.
88:2.7 (969.5) En los tiempos antiguos, la palabra de autoridad fetiche era una doctrina que inspiraba temor, el más terrible de todos los tiranos que esclavizan al hombre. Un fetiche doctrinal conducirá al hombre mortal a echarse en las garras de la mojigatería, el fanatismo, la superstición, la intolerancia y las crueldades bárbaras más atroces. El respeto moderno por la sabiduría y la verdad no es más que una huida reciente de la tendencia a crear fetiches hacia unos niveles más elevados de pensamiento y razonamiento. En lo que concierne a los escritos fetiches acumulados que diversos practicantes de la religión consideran como libros sagrados, no solamente creen que lo que figura en el libro es verdad, sino que el libro contiene toda la verdad. Si uno de estos libros sagrados dice por casualidad que la Tierra es plana, entonces, durante largas generaciones, los hombres y las mujeres por otra parte sensatos se negarán a aceptar las pruebas positivas de que el planeta es redondo.
88:2.8 (969.6) La costumbre de abrir uno de estos libros sagrados para leer un pasaje al azar cuya puesta en práctica podría condicionar importantes decisiones o proyectos de vida, no es ni más ni menos que un fetichismo redomado. Prestar juramento sobre «un libro sagrado», o jurar por algún objeto de veneración suprema, es una forma de fetichismo refinado.
88:2.9 (969.7) En cambio, sí representa un progreso evolutivo real pasar del miedo fetichista de los recortes de uñas de un jefe salvaje a la adoración de una espléndida colección de cartas, leyes, leyendas, alegorías, mitos, poemas y crónicas que, después de todo, reflejan la sabiduría moral cribada de muchos siglos, al menos hasta el día y la hora en que fueron reunidos en un «libro sagrado».
88:2.10 (970.1) Para volverse fetiches, las palabras tenían que ser consideradas como inspiradas, y la invocación de unos escritos supuestamente inspirados por la divinidad condujo directamente al establecimiento de la autoridad de la iglesia, mientras que la evolución de las formas civiles condujo a la instauración de la autoridad del Estado.
88:3.1 (970.2) El fetichismo estuvo presente en todos los cultos primitivos, desde las primeras creencias en las piedras sagradas, pasando por la idolatría, el canibalismo y la adoración de la naturaleza, hasta el totemismo.
88:3.2 (970.3) El totemismo es una combinación de prácticas sociales y religiosas. Al principio se creía que respetar al animal totémico, que era el supuesto progenitor biológico de la tribu, aseguraba la provisión de alimentos. Los tótemes eran al mismo tiempo los símbolos de los grupos y su dios. Dicho dios era el clan personificado. El totemismo fue una fase de la tentativa por socializar la religión que, por lo demás, es personal. El tótem evolucionó con el tiempo hasta convertirse en la bandera, o símbolo nacional de los diversos pueblos modernos.
88:3.3 (970.4) Una bolsa fetiche, una bolsa de medicinas, era un saquito que contenía un acreditado surtido de artículos impregnados por los fantasmas, y el curandero de la antigüedad nunca permitía que su bolsa, el símbolo de su poder, tocara el suelo. Los pueblos civilizados del siglo veinte procuran que sus banderas, emblemas de la conciencia nacional, tampoco toquen nunca el suelo.
88:3.4 (970.5) Las insignias de los cargos sacerdotales y reales fueron consideradas finalmente como fetiches, y el fetiche del Estado supremo ha pasado por muchas fases de desarrollo: de los clanes a las tribus, del señorío feudal a la soberanía, de los tótemes a las banderas. Los reyes fetiches han gobernado por «derecho divino», y han prevalecido otras muchas formas de gobierno. Los hombres han hecho también un fetiche de la democracia, la exaltación y adoración de las ideas del hombre de la calle, cuando son calificadas colectivamente de «opinión pública». La opinión aislada de un hombre solo no se considera que tenga mucho valor, pero cuando muchos hombres actúan colectivamente en democracia, este mismo juicio mediocre es considerado como el árbitro de la justicia y el modelo de la rectitud.
88:4.1 (970.6) El hombre civilizado se enfrenta a los problemas de un entorno real a través de su ciencia; el hombre salvaje intentaba resolver los problemas reales de un entorno ilusorio de fantasmas por medio de la magia. La magia era una técnica para manipular el entorno imaginario de espíritus cuyas maquinaciones explicaban interminablemente lo inexplicable; era el arte de obtener la cooperación voluntaria de los espíritus y de forzarlos a ofrecer su ayuda involuntaria mediante la utilización de los fetiches u otros espíritus más poderosos.
88:4.2 (970.7) El objetivo de la magia, la brujería y la nigromancia era doble:
88:4.3 (970.8) 1. Obtener un atisbo del futuro.
88:4.4 (970.9) 2. Influir favorablemente sobre el entorno.
88:4.5 (970.10) Las metas de la ciencia son idénticas a las de la magia. La humanidad progresa de la magia a la ciencia, no por medio de la meditación y la razón, sino más bien de manera gradual y penosa a través de una larga experiencia. El hombre llega paulatinamente de espaldas a la verdad; empieza en el error, progresa en el error, y alcanza finalmente el umbral de la verdad. Sólo se ha puesto a mirar hacia adelante con la llegada del método científico. Pero el hombre primitivo tenía que experimentar o perecer.
88:4.6 (970.11) La fascinación de las supersticiones primitivas fue la madre de la curiosidad científica posterior. En estas supersticiones primitivas había una emoción dinámica progresista — miedo además de curiosidad; la antigua magia poseía una fuerza motriz progresista. Estas supersticiones representaban la aparición del deseo humano por conocer y controlar el entorno planetario.
88:4.7 (971.1) La magia consiguió un dominio tan fuerte sobre los salvajes porque éstos no podían captar el concepto de la muerte natural. La idea posterior del pecado original ayudó mucho a debilitar el poder de la magia sobre la raza, porque explicaba la muerte natural. En cierta época, no era raro que diez personas inocentes fueran ejecutadas porque se suponía que eran responsables de una muerte natural. Ésta es una de las razones por las cuales los pueblos antiguos no crecieron más rápidamente, y aún sigue sucediendo en algunas tribus africanas. El individuo acusado confesaba generalmente su culpabilidad, aún sabiendo que se enfrentaba a la muerte.
88:4.8 (971.2) La magia es natural para un salvaje. Cree que se puede matar realmente a un enemigo practicando la brujería sobre un mechón de sus cabellos o unos recortes de sus uñas. La muerte por mordedura de serpiente se atribuía a la magia del brujo. La dificultad para combatir la magia surge del hecho de que el miedo puede matar. Los pueblos primitivos temían tanto la magia que ésta mataba realmente, y estos resultados eran suficientes para justificar esta creencia errónea. En caso de fracaso, siempre existía alguna explicación plausible; el remedio para una magia defectuosa era más magia.
88:5.1 (971.3) Puesto que todo lo relacionado con el cuerpo podía volverse un fetiche, la magia más primitiva tuvo que ver con el cabello y las uñas. El secreto que acompaña las excreciones corporales nació del miedo a que un enemigo pudiera tomar posesión de algo que procediera del cuerpo y emplearlo en una magia perjudicial; por lo tanto, todos los excrementos del cuerpo se enterraban cuidadosamente. La gente se abstenía de escupir en público por miedo a que la saliva se pudiera utilizar en una magia mortífera; el escupitajo siempre se tapaba. Incluso los restos de comida, la ropa y los adornos podían volverse instrumentos de la magia. Los salvajes nunca dejaban restos de comida en la mesa. Todo esto lo hacían por miedo a que los enemigos pudieran utilizar estas cosas en sus ritos mágicos, y no porque apreciaran el valor higiénico de estas prácticas.
88:5.2 (971.4) Los amuletos mágicos se preparaban mezclando una gran variedad de cosas: carne humana, garras de tigre, dientes de cocodrilo, semillas de plantas venenosas, veneno de serpiente y cabellos humanos. Los huesos de los muertos eran muy mágicos. Incluso el polvo de las pisadas se podía utilizar en la magia. Los antiguos creían mucho en los amuletos de amor. La sangre y otras formas de secreciones corporales eran capaces de asegurar la influencia mágica del amor.
88:5.3 (971.5) Se suponía que las imágenes eran eficaces en la magia. Se hacían efigies y, cuando se las trataba bien o mal, se creía que estos mismos efectos alcanzaban a la persona real. Cuando iban a comprar, las personas supersticiosas masticaban un trozo de madera dura para ablandar el corazón del vendedor.
88:5.4 (971.6) La leche de una vaca negra era sumamente mágica, así como los gatos negros. El palo o varita eran mágicos, junto con los tambores, las campanas y los nudos. Todos los objetos antiguos eran amuletos mágicos. Las costumbres de una civilización nueva o más elevada eran consideradas con desaprobación a causa de su supuesta naturaleza mágica nociva. La escritura, los impresos y las imágenes fueron considerados así durante mucho tiempo.
88:5.5 (971.7) El hombre primitivo creía que los nombres debían ser tratados con respeto, especialmente los nombres de los dioses. El nombre era considerado como una entidad, una influencia distinta a la de la personalidad física; se le tenía en la misma estima que al alma y a la sombra. El nombre se empeñaba para obtener un préstamo; un hombre no podía utilizar su nombre hasta que lo hubiera desempeñado pagando el préstamo. Hoy en día la gente firma con su nombre en los pagarés. El nombre de una persona no tardó en volverse importante en la magia. El salvaje tenía dos nombres; el más importante se consideraba demasiado sagrado como para utilizarlo en circunstancias corrientes, de ahí el segundo nombre o nombre de todos los días — un apodo. El salvaje nunca decía su verdadero nombre a los extraños. Cualquier experiencia de naturaleza insólita le inducía a cambiar de nombre; a veces lo hacía en un esfuerzo por curar una enfermedad o detener la mala suerte. El salvaje podía conseguir un nuevo nombre comprándoselo al jefe de la tribu. Los hombres todavía invierten dinero en títulos y rangos. Pero en las tribus más primitivas, tales como los bosquimanos de África, los nombres individuales no existen.
88:6.1 (972.1) La magia se practicaba mediante la utilización de varitas, rituales «medicinales» y conjuros, y el curandero tenía la costumbre de trabajar desnudo. Entre los magos primitivos, las mujeres eran más numerosas que los hombres. En magia, la palabra «medicina» significa misterio, no tratamiento. El salvaje nunca se curaba a sí mismo; nunca tomaba medicamentos a menos que se lo aconsejaran los especialistas en magia. Los médicos vudúes del siglo veinte son un ejemplo típico de los magos antiguos.
88:6.2 (972.2) La magia tenía una fase pública y una fase privada. Se suponía que la magia practicada por el curandero, el chamán o el sacerdote era para el bien de toda la tribu. Las brujas, los brujos y los hechiceros realizaban la magia privada, la magia personal y egoísta que se empleaba como método coercitivo para perjudicar a los enemigos. El concepto del doble espiritismo, de los espíritus buenos y malos, dio nacimiento a las creencias posteriores en la magia blanca y la magia negra. A medida que la religión evolucionó, el término magia se aplicó a las operaciones con los espíritus ajenas al culto propio, y también se refirió a las creencias más antiguas en los fantasmas.
88:6.3 (972.3) Las combinaciones de palabras, el ritual de los cantos y los conjuros, eran extremadamente mágicos. Algunos conjuros primitivos se transformaron finalmente en oraciones. La magia imitativa se practicó pronto; las oraciones se representaban; las danzas mágicas no eran más que oraciones teatrales. La oración desplazó gradualmente a la magia como asociada en los sacrificios.
88:6.4 (972.4) Como los gestos eran más antiguos que el habla, eran más sagrados y mágicos, y se creía que la mímica poseía un fuerte poder mágico. Los hombres rojos ponían a menudo en escena una danza del búfalo en la que uno de ellos interpretaba el papel del búfalo que, al ser capturado, aseguraba el éxito de la caza inminente. Las celebraciones sexuales del Primero de Mayo eran simplemente una magia imitativa, un llamamiento sugestivo a las pasiones sexuales del mundo vegetal. Las muñecas fueron empleadas al principio como talismanes mágicos por las esposas estériles.
88:6.5 (972.5) La magia fue la rama que salió del árbol religioso evolutivo y que dio finalmente el fruto de la era científica. La creencia en la astrología condujo al desarrollo de la astronomía; la creencia en la piedra filosofal llevó al dominio de los metales, mientras que la creencia en los números mágicos fundó la ciencia de las matemáticas.
88:6.6 (972.6) Pero un mundo tan lleno de hechizos contribuyó mucho a destruir toda ambición e iniciativa personal. Los frutos del trabajo suplementario o de la diligencia eran considerados como mágicos. Si un hombre tenía en su campo más grano que su vecino, lo podían llevar a rastras ante el jefe y acusarlo de que atraía este grano adicional del campo de su vecino indolente. En verdad, en los tiempos de la barbarie era peligroso saber demasiado; siempre existía la posibilidad de ser ejecutado como practicante de la magia negra.
88:6.7 (972.7) La ciencia elimina gradualmente de la vida el factor de juego de azar. Pero si los métodos modernos de educación fracasaran, se produciría una vuelta casi inmediata a las creencias primitivas en la magia. Estas supersticiones subsisten todavía en la mente de muchas personas llamadas civilizadas. El lenguaje contiene muchos fósiles que revelan que la raza ha estado impregnada durante mucho tiempo de la superstición mágica, teniendo palabras tales como hechizado, augurio, poseso, inspiración, desaparecer como por arte de magia, genial, encantador, adivinanza y embrujo. Los seres humanos inteligentes creen todavía en la buena suerte, el mal de ojo y la astrología.
88:6.8 (973.1) La magia antigua fue el capullo de la ciencia moderna, indispensable en su tiempo pero inútil en la actualidad. Los fantasmas de la superstición ignorante agitaron así la mente primitiva de los hombres hasta que los conceptos de la ciencia pudieron nacer. Urantia se encuentra hoy en el crepúsculo de esta evolución intelectual. Una mitad del mundo se aferra ávidamente a la luz de la verdad y a los hechos de los descubrimientos científicos, mientras que la otra mitad languidece en los brazos de las antiguas supersticiones y de una magia apenas disfrazada.
88:6.9 (973.2) [Presentado por una Brillante Estrella Vespertina de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 89
89:0.1 (974.1) EL HOMBRE primitivo se consideraba como endeudado con los espíritus, como teniendo necesidad de redención. Desde el punto de vista de los salvajes, los espíritus les podían haber enviado con justa razón mucha más mala suerte. Con el paso del tiempo, este concepto se transformó en la doctrina del pecado y la salvación. Se consideraba que el alma venía al mundo con una deuda — el pecado original. El alma tenía que ser redimida; había que proporcionar un chivo expiatorio. Los cazadores de cabezas, además de practicar el culto de la adoración a las calaveras, podían proporcionar una víctima propiciatoria como sustituta de sus propias vidas.
89:0.2 (974.2) El salvaje se obsesionó muy pronto con la idea de que los espíritus obtenían una satisfacción suprema con el espectáculo de la miseria, el sufrimiento y la humillación humanos. Al principio el hombre sólo se inquietó por los pecados de obra, pero más tarde se preocupó por los pecados de omisión. Todo el sistema sacrificatorio posterior se desarrolló alrededor de estas dos ideas. Este nuevo ritual estaba relacionado con el cumplimiento de las ceremonias propiciatorias de los sacrificios. El hombre primitivo creía que había que hacer algo especial para ganarse el favor de los dioses; sólo una civilización avanzada reconoce a un Dios coherentemente ecuánime y benévolo. La propiciación era un seguro contra la mala suerte cercana, en lugar de ser una inversión para una dicha futura. Todos los ritos de evitación, exorcismo, coacción y propiciación se fundieron los unos en los otros.
89:1.1 (974.3) El acatamiento de un tabú era el esfuerzo del hombre por esquivar la mala suerte, por evitar ofender a los fantasmas espíritus absteniéndose de hacer algo. Al principio los tabúes no eran religiosos, pero muy pronto consiguieron la aprobación de los fantasmas o los espíritus, y cuando estuvieron reforzados de esta manera, se convirtieron en los legisladores y constructores de las instituciones. El tabú es la fuente de las reglas ceremoniales y el predecesor del autocontrol primitivo. Fue la primera forma de reglamentación social y, durante mucho tiempo, la única; todavía sigue siendo un elemento básico de la estructura regulativa social.
89:1.2 (974.4) El respeto que infundían estas prohibiciones en la mente de los salvajes equivalía exactamente al miedo que tenían a los poderes que supuestamente las imponían. Los tabúes surgieron primero a causa de las experiencias casuales con la mala suerte. Más tarde fueron propuestos por los jefes y los chamanes — los hombres fetiches que, según se creía, estaban dirigidos por un fantasma espíritu, o incluso por un dios. El miedo al castigo de los espíritus es tan grande en la mente de un primitivo, que a veces muere de miedo cuando ha violado un tabú, y estos episodios dramáticos refuerzan enormemente el poder del tabú sobre la mente de los supervivientes.
89:1.3 (974.5) Entre las primeras prohibiciones se encontraron las restricciones sobre la apropiación de las mujeres y otros bienes. A medida que la religión empezó a jugar un papel más importante en la evolución del tabú, el objeto que estaba prohibido era considerado como impuro, y posteriormente como profano. Los anales de los hebreos están repletos de menciones sobre cosas puras e impuras, sagradas y profanas, pero sus creencias en este sentido eran mucho menos engorrosas y abundantes que las de otros muchos pueblos.
89:1.4 (975.1) Los siete mandamientos de Dalamatia y Edén, así como los diez mandatos de los hebreos, eran unos tabúes precisos, todos expresados de la misma forma negativa que la mayoría de las prohibiciones antiguas. Pero estos códigos más nuevos eran realmente emancipadores, ya que sustituían a miles de tabúes preexistentes. Y además de esto, estos mandamientos más tardíos prometían claramente algo a cambio de la obediencia.
89:1.5 (975.2) Los tabúes primitivos sobre la comida se originaron en el fetichismo y el totemismo. El cerdo era sagrado para los fenicios, y la vaca para los hindúes. El tabú egipcio sobre la carne de cerdo se ha perpetuado en la fe hebrea e islámica. Una variante del tabú sobre la comida era la creencia de que una mujer embarazada podía pensar tanto en cierto alimento que, cuando naciera el hijo, sería el reflejo de ese alimento. Tales viandas serían tabúes para el niño.
89:1.6 (975.3) Las maneras de comer pronto se volvieron tabúes, y así es como se originó el protocolo antiguo y moderno en la mesa. Los sistemas de castas y los niveles sociales son vestigios residuales de las prohibiciones antiguas. Los tabúes fueron muy eficaces para organizar la sociedad, pero fueron enormemente gravosos; el sistema negativo de la prohibición no solamente mantenía unas reglas útiles y constructivas, sino también unos tabúes anticuados, caducos e inútiles.
89:1.7 (975.4) Sin embargo, ninguna sociedad civilizada podría criticar al hombre primitivo salvo por estos tabúes extensos y variados, y los tabúes nunca hubieran perdurado si no hubieran tenido la aprobación y el apoyo de la religión primitiva. Muchos factores esenciales para la evolución del hombre han sido extremadamente costosos, han costado inmensos tesoros en esfuerzos, sacrificios y abnegación, pero estos logros en el dominio de sí mismo fueron los verdaderos peldaños por los que el hombre subió la escala ascendente de la civilización.
89:2.1 (975.5) El miedo a la casualidad y el terror a la mala suerte empujaron literalmente al hombre a inventar la religión primitiva como un supuesto seguro contra estas calamidades. Partiendo de la magia y los fantasmas, la religión evolucionó pasando por los espíritus y los fetiches hasta los tabúes. Todas las tribus primitivas tenían su árbol del fruto prohibido, literalmente la manzana, pero en sentido figurado consistía en un millar de ramas sobrecargadas de todo tipo de tabúes. Y el árbol prohibido siempre decía: «No harás».
89:2.2 (975.6) Cuando la mente del salvaje evolucionó hasta el punto de imaginar tanto a los buenos como a los malos espíritus, y cuando el tabú recibió la solemne aprobación de la religión en evolución, todo el escenario estuvo preparado para la aparición del nuevo concepto del pecado. La idea del pecado se estableció en el mundo de manera universal antes de que entrara la religión revelada. La muerte natural sólo se volvió lógica para la mente primitiva gracias al concepto del pecado. El pecado era la transgresión del tabú, y la muerte era el castigo del pecado.
89:2.3 (975.7) El pecado era ritual, no racional; era un acto, no un pensamiento. Las tradiciones sobrevivientes de Dilmun y de los tiempos de un pequeño paraíso en la Tierra fomentaron todo este concepto del pecado. La tradición de Adán y del Jardín del Edén también dio consistencia a la ilusión de una antigua «era de oro» en los albores de las razas. Todo esto confirmaba las ideas expresadas más tarde en la creencia de que el hombre tenía su origen en una creación especial, de que había empezado su carrera siendo perfecto, y que la transgresión de los tabúes — el pecado — lo había rebajado a su triste condición posterior.
89:2.4 (976.1) La violación habitual de un tabú se volvió un vicio; la ley primitiva hizo del vicio un crimen; la religión determinó que era un pecado. Entre las tribus primitivas, la violación de un tabú era una combinación de crimen y de pecado. Las calamidades que caían sobre la comunidad siempre eran consideradas como un castigo por un pecado de la tribu. Para aquellos que creían que la prosperidad y la rectitud iban unidas, la aparente prosperidad de los malvados causó tanta preocupación que fue necesario inventar los infiernos para castigar a los que violaban los tabúes; el número de estos lugares de castigo futuro ha variado de uno a cinco.
89:2.5 (976.2) La idea de confesión y de perdón apareció pronto en la religión primitiva. Los hombres solían pedir perdón en una reunión pública por los pecados que tenían la intención de cometer la semana siguiente. La confesión era simplemente un rito de remisión, y también una notificación pública de deshonra, un ritual que consistía en gritar «¡impuro, impuro!». Luego venían a continuación todas las formas rituales de purificación. Todos los pueblos antiguos practicaban estas ceremonias sin sentido. Muchas costumbres aparentemente higiénicas de las tribus primitivas eran sobre todo ceremoniales.
89:3.1 (976.3) La renuncia fue la etapa siguiente de la evolución religiosa; el ayuno se practicaba de manera habitual. Pronto se estableció la costumbre de renunciar a muchas formas de placer físico, especialmente de naturaleza sexual. El ritual del ayuno estaba profundamente arraigado en muchas religiones antiguas, y ha sido transmitido prácticamente a todos los sistemas teológicos modernos de pensamiento.
89:3.2 (976.4) Justo en la época en que los hombres bárbaros se recobraban de la práctica ruinosa consistente en quemar y enterrar los bienes con los muertos, justo en el momento en que la estructura económica de las razas empezaba a tomar forma, apareció esta nueva doctrina religiosa de la renuncia, y decenas de miles de almas sinceras empezaron a buscar la pobreza. Los bienes fueron considerados como un obstáculo espiritual. Estas ideas sobre los peligros espirituales de las posesiones materiales estaban ampliamente difundidas en los tiempos de Filón y Pablo, y desde entonces han influido notablemente sobre la filosofía europea.
89:3.3 (976.5) La pobreza era simplemente una parte del ritual de la mortificación de la carne que, lamentablemente, quedó incorporada en los escritos y las enseñanzas de muchas religiones, principalmente del cristianismo. La penitencia es la forma negativa de este ritual, a menudo insensato, de la renuncia. Pero todo esto enseñó a los salvajes el dominio de sí mismo, y constituyó un progreso digno de consideración en la evolución social. La abnegación y el dominio de sí mismo fueron dos de los beneficios sociales más importantes procedentes de la religión evolutiva primitiva. El dominio de sí mismo proporcionó al hombre una nueva filosofía de la vida; le enseñó el arte de aumentar su fracción de vida disminuyendo el denominador de las exigencias personales, en lugar de intentar acrecentar siempre el numerador de las satisfacciones egoístas.
89:3.4 (976.6) Estas ideas antiguas sobre la autodisciplina incluían la flagelación y todo tipo de torturas físicas. Los sacerdotes del culto a la madre eran especialmente activos enseñando la virtud de los sufrimientos físicos, y daban ejemplo sometiéndose a la castración. Los hebreos, los hindúes y los budistas eran unos partidarios sinceros de esta doctrina de la humillación física.
89:3.5 (976.7) A lo largo de todos los tiempos antiguos, los hombres trataron de conseguir por estos medios unos saldos adicionales a su favor en los libros contables sobre la abnegación que llevaban sus dioses. Cuando se experimentaba alguna tensión emocional, en otros tiempos se tenía la costumbre de hacer votos de abnegación y de tortura de sí mismo. Con el tiempo, estos votos adoptaron la forma de contratos con los dioses y, en este sentido, representaron un verdadero progreso evolutivo, ya que se suponía que los dioses harían algo concreto en recompensa por esta tortura y mortificación de la carne. Los votos eran tanto negativos como positivos. Las promesas de esta naturaleza tan nociva y extrema se pueden observar hoy mucho mejor en algunos grupos de la India.
89:3.6 (977.1) Era muy natural que el culto de la renuncia y la humillación prestara atención a las satisfacciones sexuales. El culto de la continencia se originó como un ritual que practicaban los soldados antes de entrar en combate; en épocas posteriores se convirtió en la práctica de los «santos». Este culto sólo toleraba el matrimonio como un mal menor que la fornicación. Muchas grandes religiones del mundo han sufrido la influencia desfavorable de este antiguo culto, pero ninguna de manera más acusada que el cristianismo. El apóstol Pablo era un adepto de este culto, y sus opiniones personales están reflejadas en las enseñanzas que introdujo en la teología cristiana: «Es bueno para el hombre no tocar ninguna mujer.» «Quisiera que todos los hombres fueran como yo.» «Digo pues a los no casados y a las viudas que es bueno para ellos permanecer como yo.» Pablo sabía muy bien que estas enseñanzas no formaban parte del evangelio de Jesús, y así lo reconoció, tal como queda demostrado en su declaración: «Digo esto por concesión, no por mandato.» Pero este culto condujo a Pablo a menospreciar a las mujeres. La pena de todo esto es que sus opiniones personales han influido durante mucho tiempo sobre las enseñanzas de una gran religión mundial. Si los consejos de este instructor y fabricante de tiendas fueran obedecidos de manera literal y universal, la raza humana llegaría a un fin repentino e ignominioso. Además, la relación de una religión con el antiguo culto de la continencia conduce directamente a una guerra contra el matrimonio y el hogar, que son los verdaderos fundamentos de la sociedad y las instituciones básicas del progreso humano. No es de extrañar que todas estas creencias favorecieran la formación de cleros célibes en las diversas religiones de distintos pueblos.
89:3.7 (977.2) Algún día, el hombre deberá aprender a disfrutar de la libertad sin licencia, de la alimentación sin glotonería, y del placer sin libertinaje. Para regular el comportamiento personal, el dominio de sí mismo es una política humana mucho mejor que la abnegación extrema. Jesús tampoco enseñó nunca estas ideas desrazonables a sus seguidores.
89:4.1 (977.3) Al igual que otros muchos rituales de adoración, el sacrificio, como parte de las devociones religiosas, no tuvo un origen simple y único. La tendencia a doblegarse ante el poder y a postrarse en devota adoración en presencia del misterio se encuentra prefigurada en el servilismo del perro ante su amo. Entre el impulso a adorar y el acto del sacrificio no hay más que un paso. El hombre primitivo medía el valor de su sacrificio por el dolor que padecía. Cuando la idea de sacrificio se vinculó por primera vez al ceremonial religioso, no se concebía ninguna ofrenda que no produjera dolor. Los primeros sacrificios consistieron en actos tales como arrancarse los cabellos, cortarse, mutilarse, partirse los dientes y amputarse los dedos. A medida que avanzó la civilización, estos conceptos rudimentarios del sacrificio fueron elevados al nivel de los rituales de la abnegación, el ascetismo, el ayuno, las privaciones y la doctrina cristiana posterior de la santificación a través de la tristeza, el sufrimiento y la mortificación de la carne.
89:4.2 (977.4) Al principio de la evolución de la religión existieron dos concepciones del sacrificio: la idea del sacrificio mediante las ofrendas, que implicaba una actitud de acción de gracias, y el sacrificio debido a la deuda, que englobaba la idea de redención. Más adelante se desarrolló el concepto de la sustitución.
89:4.3 (977.5) Más tarde aún, el hombre concibió que cualquiera que fuera la naturaleza de su sacrificio, podría servir como portador de un mensaje ante los dioses; podría ser como un aroma agradable para el olfato de la deidad. Esto introdujo la utilización del incienso y otras características estéticas en los rituales de los sacrificios, los cuales se convirtieron con el tiempo en unas fiestas religiosas sacrificatorias que se volvieron cada vez más elaboradas y adornadas.
89:4.4 (978.1) A medida que la religión evolucionó, los ritos sacrificatorios de la conciliación y la propiciación reemplazaron a los métodos más antiguos de la evitación, el apaciguamiento y el exorcismo.
89:4.5 (978.2) La idea inicial del sacrificio fue la de un gravamen de neutralidad impuesto por los espíritus ancestrales; la idea de la expiación sólo se desarrolló más tarde. A medida que el hombre se alejó de la noción del origen evolutivo de la raza, a medida que las tradiciones de la época del Príncipe Planetario y de la estancia de Adán fueron filtradas por el tiempo, el concepto del pecado y del pecado original se difundió ampliamente, de manera que el sacrificio por un pecado accidental y personal evolucionó hacia la doctrina del sacrificio para expiar el pecado racial. La expiación por medio del sacrificio era un mecanismo de seguro a todo riesgo que protegía incluso contra el rencor y los celos de un dios desconocido.
89:4.6 (978.3) Rodeado de tantos espíritus susceptibles y dioses codiciosos, el hombre primitivo se enfrentaba con tal multitud de deidades acreedoras que se necesitaban todos los sacerdotes, el ritual y los sacrificios de una vida entera para liberarlo de sus deudas espirituales. La doctrina del pecado original, o de la culpabilidad racial, hacía que cada persona empezara su vida con una deuda importante hacia los poderes espirituales.
89:4.7 (978.4) A los hombres les entregan regalos y sobornos; pero cuando éstos son ofrecidos a los dioses, se les califica de consagrados, sagrados, o se les llama sacrificios. La renuncia era la forma negativa de la propiciación; el sacrificio se volvió la forma positiva. El acto de la propiciación incluía la alabanza, la glorificación, la adulación e incluso la diversión. Los restos de estas prácticas positivas del antiguo culto de la propiciación son los que constituyen las formas modernas de adoración divina. Las formas actuales de adoración son simplemente la ritualización de estas antiguas técnicas sacrificatorias de la propiciación positiva.
89:4.8 (978.5) El sacrificio de un animal significaba para el hombre primitivo mucho más de lo que podría significar nunca para las razas modernas. Aquellos bárbaros consideraban a los animales como sus verdaderos parientes cercanos. A medida que pasó el tiempo, el hombre se volvió más astuto en sus sacrificios y dejó de ofrecer sus animales de trabajo. Al principio sacrificaba lo mejor de todo, incluyendo a sus animales domésticos.
89:4.9 (978.6) Cierto soberano egipcio no se jactaba en vano cuando afirmaba que había sacrificado 113.433 esclavos, 493.386 cabezas de ganado, 88 barcos, 2.756 imágenes de oro, 331.702 jarras de miel y de aceite, 228.380 jarras de vino, 680.714 gansos, 6.744.428 barras de pan y 5.740.352 sacos de monedas. Para poder hacer esto no había tenido más remedio que gravar con enormes impuestos a sus fatigados súbditos.
89:4.10 (978.7) La pura necesidad forzó finalmente a estos semisalvajes a comerse la parte material de sus sacrificios, pues los dioses ya habían disfrutado del alma de los mismos. Esta costumbre se vio justificada bajo el pretexto del antiguo banquete sagrado, un culto de comunión según los usos modernos.
89:5.1 (978.8) Las ideas modernas sobre el canibalismo primitivo son totalmente falsas; éste formaba parte de las costumbres de la sociedad primitiva. Aunque el canibalismo es tradicionalmente horrible para la civilización moderna, formaba parte de la estructura social y religiosa de la sociedad primitiva. Los intereses colectivos dictaron la práctica del canibalismo. Surgió debido al impulso de la necesidad y perduró a causa de la esclavitud a la superstición y a la ignorancia. Era una costumbre social, económica, religiosa y militar.
89:5.2 (979.1) El hombre primitivo era caníbal. Disfrutaba con la carne humana, y por eso la ofrecía como ofrenda alimenticia a los espíritus y a sus dioses primitivos. Puesto que los espíritus fantasmas no eran más que hombres modificados, y puesto que la comida era la necesidad más grande del hombre, entonces la comida debía ser también la necesidad más grande de un espíritu.
89:5.3 (979.2) El canibalismo fue en otro tiempo casi universal entre las razas en evolución. Todos los sangiks eran caníbales, pero al principio los andonitas no lo eran, ni tampoco los noditas ni los adamitas; los anditas no lo fueron hasta después de mezclarse enormemente con las razas evolutivas.
89:5.4 (979.3) El gusto por la carne humana aumenta. Una vez que se ha empezado a comer carne humana debido al hambre, la amistad, la venganza, o el ritual religioso, llega a convertirse en un canibalismo habitual. La antropofagia surgió a causa de la escasez de alimentos, aunque ésta ha sido raras veces la razón fundamental. Sin embargo, los esquimales y los andonitas primitivos muy pocas veces fueron caníbales, salvo en períodos de escasez. Los hombres rojos, especialmente en América Central, eran caníbales. Las madres primitivas tuvieron en otro tiempo la costumbre general de matar y comerse a sus propios hijos a fin de renovar las fuerzas que habían perdido en el parto; en Queensland, al hijo primogénito todavía se le mata y se le devora así con frecuencia. En tiempos recientes, muchas tribus africanas han recurrido deliberadamente al canibalismo como medida de guerra, como una especie de atrocidad para aterrorizar a sus vecinos.
89:5.5 (979.4) Cierto canibalismo fue el resultado de la degeneración de algunos linajes en otro tiempo superiores, pero éste predominaba principalmente entre las razas evolutivas. La antropofagia empezó en una época en que los hombres experimentaban unas intensas y amargas emociones hacia sus enemigos. Comer carne humana llegó a formar parte de una ceremonia solemne de venganza; se creía que, de esta manera, el fantasma de un enemigo se podía destruir o fusionar con el de la persona que se lo comía. La creencia de que los hechiceros conseguían sus poderes comiendo carne humana estuvo en otro tiempo muy extendida.
89:5.6 (979.5) Algunos grupos de antropófagos solían consumir únicamente a los miembros de sus propias tribus, una endogamia seudoespiritual que acentuaba supuestamente la solidaridad tribal. Pero también se comían a los enemigos para vengarse, con la idea de apropiarse de su fuerza. Se consideraba que para el alma de un amigo o de un compañero de tribu era un honor que su cuerpo fuera comido, mientras que devorar así a un enemigo no era más que infligirle un justo castigo. La mente del salvaje no tenía ninguna pretensión de ser coherente.
89:5.7 (979.6) En algunas tribus, los padres ancianos solían aspirar a ser comidos por sus hijos; en otras tenían la costumbre de abstenerse de comer a los parientes cercanos; sus cuerpos se vendían o se intercambiaban por los de los desconocidos. Existía un comercio considerable de mujeres y niños que eran engordados para la matanza. Cuando la enfermedad o la guerra no lograban restringir la población, el excedente era comido sin ceremonias.
89:5.8 (979.7) El canibalismo ha desaparecido paulatinamente debido a las influencias siguientes:
89:5.9 (979.8) 1. A veces se convertía en una ceremonia comunal, en la asunción de la responsabilidad colectiva para infligir la pena de muerte a un miembro de la misma tribu. La culpabilidad de la sangre deja de ser un crimen cuando todos participan en ella, cuando participa la sociedad. En Asia, la última manifestación de canibalismo fue la de comerse a estos criminales ajusticiados.
89:5.10 (979.9) 2. El canibalismo se convirtió muy pronto en un rito religioso, pero el miedo creciente a los fantasmas no siempre surtió el efecto de reducir la antropofagia.
89:5.11 (979.10) 3. Con el tiempo progresó hasta el punto en que sólo se comían ciertas partes u órganos del cuerpo, aquellas partes que se suponía que contenían el alma o porciones del espíritu. Beber sangre se volvió algo corriente, y existía la costumbre de mezclar las partes «comestibles» del cuerpo con medicinas.
89:5.12 (980.1) 4. Fue limitado a los hombres; a las mujeres se les prohibió que comieran carne humana.
89:5.13 (980.2) 5. Luego fue limitado a los jefes, sacerdotes y chamanes.
89:5.14 (980.3) 6. Después se volvió tabú entre las tribus superiores. El tabú sobre la antropofagia tuvo su origen en Dalamatia y se difundió lentamente por el mundo. Los noditas fomentaron la incineración como medio de combatir el canibalismo, ya que en otro tiempo era práctica normal desenterrar a los cadáveres para comerlos.
89:5.15 (980.4) 7. Los sacrificios humanos anunciaron el fin del canibalismo. Como la carne humana se había convertido en el alimento de los hombres superiores, de los jefes, finalmente fue reservada para los espíritus aún más superiores; y así, la ofrenda de los sacrificios humanos puso fin eficazmente al canibalismo, excepto entre las tribus más inferiores. Cuando los sacrificios humanos estuvieron plenamente establecidos, la antropofagia se volvió tabú; la carne humana sólo era una comida para los dioses; los hombres sólo podían comer un pequeño trozo ceremonial, un sacramento.
89:5.16 (980.5) Finalmente se generalizó la práctica de emplear animales como sustitutos para los fines sacrificatorios; los perros eran comidos incluso entre las tribus más atrasadas, lo que redujo considerablemente la antropofagia. El perro era el primer animal que se había domesticado, y se tenía en gran estima como animal doméstico y como alimento.
89:6.1 (980.6) Los sacrificios humanos fueron un resultado indirecto del canibalismo, así como su curación. El hecho de proporcionar un séquito de espíritus al mundo de los espíritus condujo también a la disminución de la antropofagia, porque nunca se tuvo la costumbre de comer estos muertos sacrificados. Ninguna raza ha estado completamente exenta de la práctica de los sacrificios humanos en alguna de sus formas y en algún momento, aunque los andonitas, los noditas y los adamitas fueron los menos adictos al canibalismo.
89:6.2 (980.7) Los sacrificios humanos han sido prácticamente universales; sobrevivieron en las costumbres religiosas de los chinos, hindúes, egipcios, hebreos, mesopotámicos, griegos, romanos y otros muchos pueblos, y en los tiempos recientes se encuentran todavía entre las tribus atrasadas de África y Australia. Los indios americanos más recientes tuvieron una civilización surgida del canibalismo y, por ello, sumida en los sacrificios humanos, sobre todo en América Central y del Sur. Los caldeos fueron de los primeros que abandonaron los sacrificios humanos en circunstancias corrientes, sustituyéndolos por animales. Hace unos dos mil años, un compasivo emperador japonés introdujo las imágenes de arcilla para sustituir a los sacrificios humanos, pero hace sólo menos de mil años que estos sacrificios desaparecieron del norte de Europa. En ciertas tribus atrasadas, el sacrificio humano es practicado todavía por algunos voluntarios, como una especie de suicidio religioso o ritual. Un chamán ordenó en cierta ocasión el sacrificio de un anciano muy respetado de cierta tribu. El pueblo se sublevó; se negó a obedecer. Entonces el anciano hizo que su propio hijo lo matara; los antiguos creían realmente en esta costumbre.
89:6.3 (980.8) Entre las historias que ilustran las controversias desgarradoras entre las antiguas costumbres religiosas consagradas por la tradición y las exigencias contrarias de la civilización en progreso, no existe un relato más trágico y patético que la narración hebrea de Jefté y su única hija. Siguiendo la costumbre habitual, este hombre bienintencionado había hecho una promesa descabellada, había negociado con el «dios de las batallas», aceptando pagar cierto precio por la victoria sobre sus enemigos. Este precio consistía en sacrificar lo primero que saliera de su casa a su encuentro cuando volviera al hogar. Jefté pensó que uno de sus esclavos leales se acercaría para recibirlo, pero resultó que su hija, la única que tenía, salió para darle la bienvenida al hogar. Así pues, incluso en esta fecha reciente y en un pueblo supuestamente civilizado, esta hermosa doncella, después de dos meses lamentándose sobre su destino, fue ofrecida realmente como sacrificio humano por su padre, y con la aprobación de los hombres de su tribu. Todo esto se llevó a cabo a pesar de los estrictos mandatos de Moisés contra las ofrendas de sacrificios humanos. Pero los hombres y las mujeres son adictos a hacer votos insensatos e inútiles, y los hombres de la antigüedad consideraban que todas estas promesas solemnes eran sumamente sagradas.
89:6.4 (981.1) Cuando en los tiempos antiguos se empezaba a construir un edificio de alguna importancia, la costumbre exigía que se matara a un ser humano como «sacrificio fundacional». Esto suministraba un espíritu fantasma para que vigilara y protegiera la estructura. Cuando los chinos se disponían a fundir una campana, la costumbre decretaba que se sacrificara al menos una doncella con el fin de mejorar el tono de la campana; la muchacha seleccionada era arrojada viva en el metal fundido.
89:6.5 (981.2) Numerosos grupos tuvieron durante mucho tiempo la costumbre de empotrar vivos a los esclavos en las murallas importantes. En tiempos posteriores, las tribus del norte de Europa se limitaron a emparedar la sombra de un transeúnte para sustituir la costumbre de sepultar vivas a las personas entre los muros de los nuevos edificios. Los chinos enterraban en un muro a aquellos obreros que habían muerto mientras lo construían.
89:6.6 (981.3) En el momento de construir las murallas de Jericó, un reyezuelo de Palestina «echó los cimientos sobre Abiram, su hijo primogénito, y edificó las puertas sobre Segub, su hijo menor». En esta fecha tan tardía, este padre no solamente puso a dos de sus hijos vivos en los agujeros de los cimientos de las puertas de la ciudad, sino que su acción fue también registrada como «conforme a la palabra del Señor». Moisés había prohibido estos sacrificios fundacionales, pero los israelitas volvieron a practicarlos poco después de su muerte. Las ceremonias del siglo veinte consistentes en depositar baratijas y recuerdos en la piedra angular de un nuevo edificio, es una reminiscencia de los sacrificios fundacionales primitivos.
89:6.7 (981.4) Numerosos pueblos tuvieron durante mucho tiempo la costumbre de dedicar a los espíritus los primeros frutos. Todas estas prácticas, ahora más o menos simbólicas, son supervivencias de las ceremonias primitivas que incluían los sacrificios humanos. La idea de ofrecer al hijo primogénito como sacrificio estaba muy extendida entre los antiguos, especialmente entre los fenicios, que fueron los últimos en abandonarla. En el momento del sacrificio se solía decir: «una vida por una vida». Ahora decís después de una muerte: «el polvo vuelve al polvo».
89:6.8 (981.5) Aunque resulte chocante para la sensibilidad civilizada, el espectáculo de Abraham obligado a sacrificar a su hijo Isaac no era una idea nueva o extraña para los hombres de aquella época. En los momentos de una gran tensión emocional, los padres habían recurrido durante mucho tiempo a la práctica frecuente de sacrificar a sus hijos primogénitos. Muchos pueblos poseen una tradición análoga a esta historia, pues antiguamente existía la creencia profunda y generalizada de que era necesario ofrecer un sacrificio humano cada vez que sucedía algo extraordinario o fuera de lo común.
89:7.1 (981.6) Moisés intentó poner fin a los sacrificios humanos, introduciendo el rescate como sustituto. Estableció un programa sistemático que permitía a su pueblo eludir las peores consecuencias de sus promesas imprudentes e insensatas. Las tierras, las propiedades y los hijos se podían recomprar de acuerdo con los honorarios establecidos, que se pagaban a los sacerdotes. Aquellos grupos que dejaron de sacrificar a sus primogénitos pronto poseyeron grandes ventajas sobre sus vecinos menos avanzados que continuaron practicando estas atrocidades. Muchas tribus atrasadas de este tipo no sólo se debilitaron enormemente debido a esta pérdida de sus hijos, sino que a menudo se rompió incluso la línea de sucesión en el mando.
89:7.2 (982.1) Una consecuencia del sacrificio pasajero de los hijos fue la costumbre de manchar con sangre las jambas de la puerta de la casa para proteger a los primogénitos. Esto se hacía a menudo en conexión con una de las fiestas sagradas del año, y esta ceremonia prevaleció en otro tiempo en la mayor parte del mundo, desde Méjico hasta Egipto.
89:7.3 (982.2) Incluso después de que la mayoría de los grupos hubieron dejado de practicar el asesinato ritual de los niños, conservaron la costumbre de abandonar a un niño en el desierto o en una pequeña embarcación en el agua. Si el niño sobrevivía, se creía que los dioses habían intervenido para protegerlo, como en las tradiciones de Sargón, Moisés, Ciro y Rómulo. Luego se estableció la práctica de consagrar a los hijos primogénitos como sagrados o sacrificatorios, permitiéndoles crecer y después los exiliaban en lugar de quitarles la vida; éste fue el origen de la colonización. Los romanos adoptaron esta costumbre en sus proyectos de colonización.
89:7.4 (982.3) Muchas asociaciones peculiares entre el libertinaje sexual y la adoración primitiva tuvieron su origen en conexión con los sacrificios humanos. En los tiempos antiguos, si una mujer se encontraba con los cazadores de cabezas, podía salvar su vida entregándose sexualmente a ellos. Más tarde, una doncella destinada a ser sacrificada a los dioses podía elegir recomprar su vida, dedicando su cuerpo de por vida al servicio sexual sagrado del templo; de esta manera podía ganar el dinero de su redención. Los antiguos consideraban que era algo muy elevado mantener relaciones sexuales con una mujer dedicada así a rescatar su vida. Tener trato con estas doncellas sagradas era una ceremonia religiosa, y todo este ritual proporcionaba además una excusa aceptable para las satisfacciones sexuales corrientes. Era una manera sutil de engañarse a sí mismo, que tanto a las doncellas como a sus parejas les encantaba practicar. Las costumbres siempre se quedan rezagadas con respecto al progreso evolutivo de la civilización, tolerando así las prácticas sexuales más primitivas y salvajes de las razas en evolución.
89:7.5 (982.4) La prostitución en los templos se extendió finalmente por toda Europa del sur y Asia. El dinero que ganaban las prostitutas de los templos era considerado como sagrado por todos los pueblos — un regalo valioso para ofrecerlo a los dioses. Las mujeres de tipo superior atestaban el mercado sexual del templo y dedicaban sus ganancias a todo tipo de servicios sagrados y de obras de utilidad pública. Muchas mujeres de las mejores clases acumulaban su dote mediante un servicio sexual temporal en los templos, y la mayoría de los hombres preferían tener como esposas a estas mujeres.
89:8.1 (982.5) La redención sacrificatoria y la prostitución en los templos eran en realidad modificaciones de los sacrificios humanos. Después se estableció el sacrificio simulado de las hijas. Esta ceremonia consistía en una sangría, acompañada de la dedicación a la virginidad durante toda la vida, y fue una reacción moral contra la antigua prostitución en los templos. En una época más reciente, las vírgenes se dedicaron al servicio de vigilar los fuegos sagrados de los templos.
89:8.2 (982.6) Los hombres concibieron finalmente la idea de que la ofrenda de una parte del cuerpo podía sustituir al antiguo sacrificio humano completo. Se consideró que la mutilación física era también un sustituto aceptable. Se sacrificaban los cabellos, las uñas, la sangre e incluso los dedos de las manos y de los pies. El antiguo rito posterior y casi universal de la circuncisión fue una consecuencia del culto del sacrificio parcial; era simplemente sacrificatorio y no se le atribuía ninguna finalidad higiénica. A los hombres los circuncidaban y a las mujeres les agujereaban las orejas.
89:8.3 (983.1) Posteriormente se estableció la costumbre de atarse los dedos en lugar de amputárselos. Afeitarse la cabeza y cortarse el pelo fueron igualmente unas formas de devoción religiosa. La castración fue al principio una modificación de la idea de los sacrificios humanos. En África se practica todavía el agujerear la nariz y los labios, y el tatuaje es una evolución artística de las brutales cicatrices que primitivamente se hacían en el cuerpo.
89:8.4 (983.2) Como consecuencia de enseñanzas más avanzadas, la costumbre de los sacrificios se asoció finalmente con la idea de la alianza. Al final se concibió que los dioses efectuaban verdaderos acuerdos con los hombres; éste fue un paso importante en la estabilización de la religión. La ley, una alianza, sustituyó a la suerte, al miedo y a la superstición.
89:8.5 (983.3) El hombre nunca había podido soñar siquiera con celebrar un contrato con la Deidad hasta que su concepto de Dios hubo avanzado hasta el nivel en que imaginó que los controladores del universo eran dignos de confianza. La idea primitiva que el hombre tenía de Dios era tan antropomorfa que fue incapaz de concebir una Deidad digna de confianza hasta que él mismo no se volvió relativamente digno de confianza, moral y ético.
89:8.6 (983.4) Pero la idea de efectuar un pacto con los dioses acabó por llegar. El hombreevolutivo adquirió finalmente la dignidad moral suficiente como para atreversea negociar con sus dioses. Y así, el asunto de ofrecer sacrificios se transformó gradualmente en el juego del regateo filosófico del hombre con Dios. Todo esto representaba una nueva estratagema para asegurarse contra la mala suerte, o más bien una técnica mejor para obtener con más seguridad la prosperidad. No alberguéis la idea errónea de que estos sacrificios primitivos eran regalos que se ofrecían gratuitamente a los dioses, unas ofrendas espontáneas de gratitud o de acción de gracias; no eran expresiones de auténtica adoración.
89:8.7 (983.5) Las formas primitivas de oración no eran ni más ni menos que unos regateos con los espíritus, una discusión con los dioses. Era una especie de trueque en el que las súplicas y la persuasión fueron sustituidas por algo más tangible y costoso. El desarrollo del comercio entre las razas había inculcado el espíritu comercial y había desarrollado la astucia en los trueques; estas características empezaron a aparecer entonces en los métodos de adoración del hombre. Al igual que algunos hombres eran mejores comerciantes que otros, también se consideraba que algunos rezadores eran mejores que otros. La oración de un hombre justo se tenía en gran estima. El hombre justo era aquel que había saldado todas sus deudas con los espíritus, que había cumplido plenamente con todas sus obligaciones rituales hacia los dioses.
89:8.8 (983.6) La oración primitiva se parecía poco a la adoración; era una petición negociadora para conseguir la salud, la riqueza y la vida. En numerosos aspectos, las oraciones no han cambiado mucho con el paso de los siglos. Continúan leyéndose en voz alta en los libros, recitándose de manera solemne, y copiándose para colocarlas en las ruedas y colgarlas en los árboles, donde el soplido de los vientos ahorra al hombre la molestia de emplear su propio aliento.
89:9.1 (983.7) En el transcurso de la evolución de los rituales urantianos, los sacrificios humanos han progresado desde las manifestaciones sangrientas de la antropofagia hasta unos niveles superiores y más simbólicos. Los ritos primitivos de los sacrificios engendraron las ceremonias posteriores de los sacramentos. En tiempos más recientes, el sacerdote era el único que tomaba un trozo del sacrificio caníbal o una gota de sangre humana, y luego todos los asistentes comían el animal sustitutorio. Estas ideas primitivas sobre el rescate, la redención y las alianzas han evolucionado hasta convertirse en los servicios sacramentales de nuestros días. Toda esta evolución ceremonial ha ejercido una enorme influencia socializadora.
89:9.2 (984.1) En conexión con el culto de la Madre de Dios, en Méjico y en otros lugares se utilizó finalmente un sacramento de pasteles y vino, en lugar de la carne y la sangre de los antiguos sacrificios humanos. Los hebreos practicaron durante mucho tiempo este ritual como parte de sus ceremonias pascuales, y en este ceremonial es donde tuvo su origen la versión cristiana posterior del sacramento.
89:9.3 (984.2) Las antiguas fraternidades sociales estaban basadas en el rito de beber sangre; la fraternidad judía primitiva era un sacrificio de sangre. Pablo empezó a construir un nuevo culto cristiano sobre «la sangre de la alianza eterna». Y aunque haya sobrecargado innecesariamente el cristianismo con enseñanzas sobre la sangre y el sacrificio, puso fin de una vez por todas a las doctrinas de la redención a través de los sacrificios humanos o de animales. Sus compromisos teológicos indican que incluso la revelación debe someterse al control gradual de la evolución. Según Pablo, Cristo fue el sacrificio humano último y definitivo; el Juez divino está ahora plenamente satisfecho para siempre.
89:9.4 (984.3) Y así, después de largos milenios, el culto del sacrificio se ha convertido por evolución en el culto del sacramento. Los sacramentos de las religiones modernas son así los sucesores legítimos de aquellas horribles ceremonias primitivas de sacrificios humanos y de los rituales caníbales aún más primitivos. Muchas personas cuentan todavía con la sangre para salvarse, pero ésta se ha vuelto al menos figurativa, simbólica y mística.
89:10.1 (984.4) Los hombres antiguos sólo llegaban a tener conciencia del favor de Dios a través del sacrificio. Los hombres modernos deben desarrollar unas técnicas nuevas para alcanzar la conciencia personal de la salvación. La conciencia del pecado subsiste en la mente de los mortales, pero los modelos de pensamiento sobre cómo salvarse del pecado se han vuelto caducos y anticuados. La realidad de la necesidad espiritual subsiste, pero el progreso intelectual ha destruido las antiguas maneras de conseguir la paz y el consuelo para la mente y el alma.
89:10.2 (984.5) Hay que volver a definir el pecado como una deslealtad deliberada haciala Deidad. Existen diversos grados de deslealtad: la lealtad parcial debida a la indecisión; la lealtad dividida debida a los conflictos; la lealtad moribunda debida a la indiferencia y la muerte de la lealtad, que se manifiesta en la consagración a los ideales impíos.
89:10.3 (984.6) El sentido o sentimiento de culpa es la conciencia de haber violado las costumbres; no es necesariamente un pecado. No existe pecado real en ausencia de una deslealtad consciente hacia la Deidad.
89:10.4 (984.7) La posibilidad de reconocer el sentimiento de culpa es una señal de distinción trascendente para la humanidad. No califica al hombre de despreciable, sino más bien lo separa como una criatura de una grandeza potencial y de una gloria siempre ascendente. Ese sentimiento de indignidad es el estímulo inicial que debería conducir de manera rápida y segura a esas conquistas de la fe que trasladan a la mente mortal a los magníficos niveles de la nobleza moral, la perspicacia cósmica y la vida espiritual; todos los significados de la existencia humana cambian así de lo temporal a lo eterno, y todos los valores se elevan de lo humano a lo divino.
89:10.5 (984.8) La confesión del pecado es un rechazo valiente de la deslealtad, pero no atenúa de ninguna manera las consecuencias espacio-temporales de esa deslealtad. Pero la confesión — el reconocimiento sincero de la naturaleza del pecado — es esencial para el crecimiento religioso y el progreso espiritual.
89:10.6 (985.1) Cuando los pecados son perdonados por la Deidad, se produce la reanudación de las relaciones leales después de un período durante el cual el hombre es consciente de la interrupción de dichas relaciones como consecuencia de una rebelión consciente. No es necesario buscar el perdón, sino únicamente recibirlo teniendo conciencia del restablecimiento de las relaciones leales entre la criatura y el Creador. Y todos los hijos leales de Dios son felices, aman el servicio y progresan constantemente en la ascensión hacia el Paraíso.
89:10.7 (985.2) [Presentado por una Brillante Estrella Vespertina de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 90
90:0.1 (986.1) LA EVOLUCIÓN de las prácticas religiosas progresó desde el apaciguamiento, la evitación, el exorcismo, la coacción, la conciliación y la propiciación hasta el sacrificio, la expiación y la redención. La técnica del ritual religioso pasó desde las formas del culto primitivo, a través de los fetiches, hasta la magia y los milagros. A medida que el ritual se volvió más complejo en respuesta al concepto cada vez más complejo que el hombre se formaba de los reinos supermateriales, estuvo inevitablemente dominado por los curanderos, los chamanes y los sacerdotes.
90:0.2 (986.2) El hombre primitivo terminó por considerar, en sus conceptos progresivos, que el mundo de los espíritus era insensible hacia los mortales corrientes. Únicamente los seres humanos excepcionales podían atraer la atención de los dioses; sólo el hombre o la mujer extraordinarios podían ser escuchados por los espíritus. La religión entra así en una nueva fase, en una etapa en la que se vuelve gradualmente de segunda mano; un curandero, un chamán o un sacerdote interviene siempre entre la persona religiosa y el objeto de su adoración. Hoy día, la mayor parte de los sistemas urantianos de creencias religiosas organizadas están pasando por este nivel de desarrollo evolutivo.
90:0.3 (986.3) La religión evolutiva nace de un miedo simple y todopoderoso, el miedo que se apodera de la mente humana cuando ésta se enfrenta a lo desconocido, lo inexplicable y lo incomprensible. La religión alcanza finalmente la comprensión profundamente sencilla de un amor todopoderoso, el amor que invade irresistiblemente el alma humana cuando ésta se despierta a la idea del afecto ilimitado del Padre Universal por los hijos del universo. Pero entre el comienzo y la consumación de la evolución religiosa se encuentran las largas épocas de los chamanes, los cuales se atreven a colocarse entre el hombre y Dios como intermediarios, intérpretes e intercesores.
90:1.1 (986.4) El chamán era el curandero de mayor categoría, el hombre fetiche de las ceremonias y la personalidad central en todas las prácticas de la religión evolutiva. En muchos grupos, el chamán estaba jerárquicamente por encima del jefe militar, señalando el comienzo del dominio de la iglesia sobre el Estado. El chamán actuaba a veces como sacerdote e incluso como sacerdote-rey. Algunas tribus posteriores tuvieron al mismo tiempo a los chamanes-curanderos (videntes) iniciales y a los chamanes-sacerdotes que aparecieron después. En muchos casos, el cargo de chamán se volvió hereditario.
90:1.2 (986.5) Puesto que en los tiempos antiguos cualquier cosa anormal era atribuida a la posesión por los espíritus, cualquier anormalidad mental o física notable constituía una aptitud para ser curandero. Muchos de estos hombres eran epilépticos, muchas mujeres eran histéricas, y estos dos tipos explican una gran parte de la inspiración antigua así como la posesión por los espíritus y los demonios. Un gran número de estos sacerdotes más primitivos pertenecían a una clase que desde entonces se ha denominado paranoica.
90:1.3 (987.1) Aunque puedan haber practicado el engaño en asuntos menores, la gran mayoría de los chamanes creían en el hecho de que estaban poseídos por los espíritus. Las mujeres que eran capaces de caer en trance o en un ataque cataléptico se volvieron poderosas chamanesas; más tarde, estas mujeres fueron profetisas y médiums espiritistas. Sus trances catalépticos consistían habitualmente en supuestas comunicaciones con los fantasmas de los muertos. Muchas chamanesas eran también bailarinas profesionales.
90:1.4 (987.2) Pero no todos los chamanes se engañaban a sí mismos; muchos eran unos estafadores hábiles y astutos. A medida que se desarrolló la profesión, a los principiantes se les exigió que hicieran un aprendizaje de diez años de dificultades y de abnegación para capacitarse como curanderos. Los chamanes desarrollaron una manera profesional de vestirse y adoptaban una conducta misteriosa. Empleaban drogas con frecuencia para provocar ciertos estados físicos que solían impresionar y desconcertar a los miembros de su tribu. La gente común consideraba que las proezas de la prestidigitación eran sobrenaturales, y algunos sacerdotes astutos utilizaron por primera vez la ventriloquia. Muchos chamanes antiguos descubrieron sin querer el hipnotismo; otros se provocaban la autohipnosis mirándose fijamente el ombligo durante largo tiempo.
90:1.5 (987.3) Aunque muchos de ellos recurrieron a estos trucos y engaños, su reputación como clase se basaba después de todo en sus éxitos aparentes. Cuando un chamán fracasaba en su empresa, si no podía presentar una coartada plausible, lo degradaban o bien lo mataban. Así pues, los chamanes honrados perecieron pronto; sólo sobrevivieron los actores astutos.
90:1.6 (987.4) El chamanismo fue el que quitó a los ancianos y a los fuertes la dirección exclusiva de los asuntos de la tribu, y la puso en manos de los astutos, los hábiles y los perspicaces.
90:2.1 (987.5) El conjuro de los espíritus era un procedimiento muy preciso y bastante complicado, comparable a los rituales eclesiásticos actuales dirigidos en una lengua antigua. La raza humana buscó muy pronto la ayuda sobrehumana, la revelación, y los hombres creían que los chamanes recibían realmente estas revelaciones. Aunque los chamanes utilizaban en su trabajo el gran poder de la sugestión, se trataba casi invariablemente de una sugestión negativa; la técnica de la sugestión positiva sólo se ha empleado en tiempos muy recientes. Al principio del desarrollo de su profesión, los chamanes empezaron a especializarse en labores tales como provocar la lluvia, curar las enfermedades y detectar los crímenes. Sin embargo, curar las enfermedades no era la ocupación principal de un curandero chamánico; ésta consistía más bien en conocer y controlar los riesgos de la vida.
90:2.2 (987.6) La antigua magia negra, tanto religiosa como laica, se llamaba magia blanca cuando la practicaban los sacerdotes, los videntes, los chamanes o los curanderos. Los que practicaban la magia negra eran calificados de brujos, magos, hechiceros, brujas, encantadores, nigromantes, prestidigitadores y adivinos. A medida que pasó el tiempo, todos estos pretendidos contactos con lo sobrenatural fueron clasificados como brujería o bien como chamanismo.
90:2.3 (987.7) La brujería abarcaba la magia que realizaban los espíritus primitivos, irregulares y no identificados; el chamanismo estaba relacionado con los milagros que realizaban los espíritus regulares y los dioses reconocidos de la tribu. En tiempos posteriores, las brujas fueron relacionadas con el diablo, y el escenario estuvo así preparado para las numerosas manifestaciones relativamente recientes de intolerancia religiosa. La brujería era una religión para muchas tribus primitivas.
90:2.4 (987.8) Los chamanes creían profundamente en la misión de la casualidad como reveladora de la voluntad de los espíritus; con frecuencia lo echaban a suertes para llegar a una decisión. Las supervivencias modernas de esta tendencia a echarlo a suertes no sólo se encuentran en los numerosos juegos de azar, sino también en las canciones «eliminatorias» infantiles bien conocidas. Antiguamente, la persona eliminada debía morir; ahora se limitan a decir túte quedas en algunos juegos infantiles. Aquello que constituía un asunto serio para los hombres primitivos, ha sobrevivido como una diversión para los niños modernos.
90:2.5 (988.1) Los curanderos tenían una gran confianza en los signos y los presagios tales como «Cuando oigas el ruido de un susurro en las copas de las moreras, entonces muévete.» Muy pronto en la historia de la raza, los chamanes dirigieron su atención hacia las estrellas. La astrología primitiva se creía y se practicaba en todo el mundo; la interpretación de los sueños también se difundió ampliamente. Todo esto fue pronto seguido por la aparición de las chamanesas inestables que pretendían poder comunicarse con los espíritus de los muertos.
90:2.6 (988.2) Aunque su origen es antiguo, los artífices de la lluvia, o chamanes del tiempo, han sobrevivido a lo largo de todas las épocas. Una grave sequía significaba la muerte para los agricultores primitivos; controlar el tiempo era el objetivo de una gran parte de la magia antigua. Los hombres civilizados aún hacen del tiempo un tema corriente de conversación. Todos los pueblos antiguos creían en el poder del chamán como artífice de la lluvia, pero tenían la costumbre de matarlo cuando fracasaba, a menos que pudiera ofrecer una excusa plausible que justificara su fracaso.
90:2.7 (988.3) Los césares desterraron a los astrólogos una y otra vez, pero éstos volvieron invariablemente a causa de la creencia popular en sus poderes. No pudieron expulsarlos, e incluso en el siglo dieciséis después de Cristo, los administradores de la iglesia y de los Estados occidentales eran los patrocinadores de la astrología. Miles de personas supuestamente inteligentes creen todavía que uno puede nacer bajo el dominio de una buena o mala estrella, que la yuxtaposición de los cuerpos celestes determina el resultado de las diversas aventuras terrestres. Los adivinos cuentan todavía con el favor de los crédulos.
90:2.8 (988.4) Los griegos creían en la eficacia del consejo de los oráculos, los chinos utilizaban la magia para protegerse contra los demonios, el chamanismo floreció en la India, y todavía sobrevive abiertamente en Asia central. Es una práctica que sólo se ha abandonado recientemente en una gran parte del mundo.
90:2.9 (988.5) De vez en cuando surgieron auténticos profetas e instructores para denunciar y desenmascarar al chamanismo. Incluso los hombres rojos en vías de desaparición tuvieron un profeta de este tipo en los últimos cien años, el tenskwatawa shawnee, que predijo el eclipse de Sol de 1806 y denunció los vicios del hombre blanco. Muchos verdaderos educadores han aparecido en las diversas tribus y razas durante las largas épocas de la historia evolutiva. Y continuarán apareciendo siempre para desafiar a los chamanes o los sacerdotes de cualquier época que se opongan a la educación general e intenten contrarrestar el progreso científico.
90:2.10 (988.6) Los antiguos chamanes establecieron su reputación como voces de Dios y guardianes de la providencia de muchas maneras y por métodos tortuosos. Asperjaban con agua a los recién nacidos y les conferían el nombre; circuncidaban a los varones. Presidían todas las ceremonias fúnebres y anunciaban debidamente la feliz llegada de los muertos al reino de los espíritus.
90:2.11 (988.7) Los sacerdotes y curanderos chamánicos se volvieron a menudo muy ricos debido a la acumulación de sus diversos honorarios que eran, aparentemente, ofrendas para los espíritus. No era raro que un chamán acumulara prácticamente toda la riqueza material de su tribu. Cuando moría un hombre rico, se tenía la costumbre de dividir sus bienes por igual entre el chamán y alguna empresa pública u obra de beneficencia. Esta práctica existe todavía en algunas partes del Tíbet, donde la mitad de la población masculina pertenece a esta clase de no productores.
90:2.12 (989.1) Los chamanes se vestían bien y tenían generalmente varias esposas; fueron la aristocracia original, y estaban exentos de todas las restricciones tribales. Su mente y su moral eran con mucha frecuencia de baja calidad. Suprimían a sus rivales acusándolos de brujas o brujos, y ascendían muy a menudo a tales posiciones de influencia y de poder que podían dominar a los jefes o a los reyes.
90:2.13 (989.2) El hombre primitivo consideraba al chamán como un mal necesario; le tenía miedo pero no le amaba. El hombre primitivo respetaba el conocimiento; honraba y premiaba la sabiduría. El chamán era la mayoría de las veces un impostor, pero la veneración por el chamanismo ilustra muy bien el gran valor que se daba a la sabiduría en la evolución de la raza.
90:3.1 (989.3) Puesto que el hombre de la antigüedad consideraba que él mismo y su entorno material eran directamente sensibles a los caprichos de los fantasmas y a los antojos de los espíritus, no es de extrañar que su religión se ocupara tan exclusivamente de los asuntos materiales. El hombre moderno ataca directamente sus problemas materiales; reconoce que la materia es sensible a la manipulación inteligente de la mente. El hombre primitivo deseaba también modificar, e incluso controlar, la vida y las energías del ámbito físico; y puesto que su comprensión limitada del cosmos le condujo a creer que los fantasmas, los espíritus y los dioses se ocupaban personal y directamente del control pormenorizado de la vida y la materia, dirigió lógicamente sus esfuerzos a conseguir el favor y el apoyo de estos agentes superhumanos.
90:3.2 (989.4) Considerado desde este punto de vista, una gran parte de los elementos inexplicables e irracionales de los cultos antiguos se vuelve comprensible. Las ceremonias del culto eran las tentativas del hombre primitivo por controlar el mundo material en el cual se encontraba. Y una gran parte de sus esfuerzos estaban dirigidos hacia el objetivo de prolongar la vida y asegurar la salud. Puesto que todas las enfermedades y la muerte misma fueron consideradas en un principio como fenómenos causados por los espíritus, era inevitable que los chamanes, a la vez que ejercían como curanderos y sacerdotes, trabajaran también como médicos y cirujanos.
90:3.3 (989.5) La mente primitiva puede encontrarse en situación de inferioridad por falta de datos, pero a pesar de todo ello es lógica. Cuando los hombres reflexivos observan la enfermedad y la muerte, se dedican a determinar las causas de estas calamidades, y de acuerdo con su comprensión, los chamanes y los científicos han propuesto las siguientes teorías sobre la aflicción:
90:3.4 (989.6) 1. Los fantasmas — las influencias directas de los espíritus. La hipótesis más primitiva que se ofreció para explicar la enfermedad y la muerte fue que los espíritus causaban las enfermedades atrayendo el alma fuera del cuerpo; si ésta no regresaba, se producía la muerte. Los antiguos temían tanto la actividad malévola de los fantasmas productores de enfermedades, que solían abandonar a menudo a las personas enfermas sin dejarles siquiera ni alimentos ni agua. Sin tener en cuenta las bases erróneas de estas creencias, éstas aislaban eficazmente a las personas aquejadas e impedían la propagación de las enfermedades contagiosas.
90:3.5 (989.7) 2. La violencia — las causas evidentes. Las causas de algunos accidentes y fallecimientos eran tan fáciles de identificar que fueron pronto eliminadas de la categoría de las actividades de los fantasmas. Las calamidades y las heridas que acompañaban a la guerra, los combates con los animales y otros agentes fácilmente identificables fueron consideradas como sucesos naturales. Pero durante mucho tiempo se creyó que los espíritus seguían siendo responsables del retraso de las curaciones o de la infección de las heridas producidas incluso por una causa «natural». Si no se podía descubrir ningún agente natural observable, los fantasmas espíritus seguían siendo considerados como responsables de la enfermedad y la muerte.
90:3.6 (990.1) Hoy se pueden encontrar, en África y en otros lugares, pueblos primitivos que matan a alguien cada vez que se produce una muerte no violenta. Sus curanderos les indican quiénes son los individuos culpables. Si una madre muere de parto, el niño es estrangulado inmediatamente — vida por vida.
90:3.7 (990.2) 3. La magia — la influencia de los enemigos. Se creía que muchas enfermedades eran causadas por los hechizos, por la acción del mal de ojo y la inclinación mágica señalando a alguien. En cierta época era realmente peligroso señalar con el dedo a una persona; todavía se considera que señalar es de mala educación. En los casos de enfermedad y de muerte poco claras, los antiguos solían realizar una investigación oficial, diseccionaban el cuerpo y, basándose en algún descubrimiento, decidían que éste era la causa de la muerte; de lo contrario, la muerte solía atribuírse a la brujería, siendo necesario ejecutar entonces a la bruja responsable. Estas antiguas investigaciones judiciales salvaron la vida de muchas supuestas brujas. En algunas tribus se creía que un hombre podía morir a consecuencia de su propia brujería, en cuyo caso no se acusaba a nadie.
90:3.8 (990.3) 4. El pecado — el castigo por la violación de un tabú. En una época relativamente reciente se ha creído que la enfermedad es un castigo por el pecado, personal o racial. Entre los pueblos que atraviesan este nivel de evolución, la teoría predominante es que uno no puede sufrir a menos que haya violado un tabú. Una forma típica de estas creencias consiste en considerar que la enfermedad y el sufrimiento son las «flechas del Todopoderoso dentro del cuerpo». Los chinos y los mesopotámicos consideraron durante mucho tiempo que la enfermedad era el resultado de la actividad de los demonios malignos, aunque los caldeos también estimaban que las estrellas eran la causa del sufrimiento. Esta teoría de que la enfermedad es la consecuencia de la cólera divina predomina todavía entre muchos grupos de urantianos supuestamente civilizados.
90:3.9 (990.4) 5. Las causas naturales. La humanidad ha aprendido muy lentamente los secretos materiales de la relación entre las causas y los efectos en los ámbitos físicos de la energía, la materia y la vida. Los antiguos griegos, que habían conservado las tradiciones de las enseñanzas de Adanson, figuran entre los primeros en reconocer que todas las enfermedades son el resultado de unas causas naturales. El desarrollo de la era científica está destruyendo de manera lenta pero segura las teorías seculares del hombre sobre la enfermedad y la muerte. La fiebre fue uno de los primeros malestares humanos que se eliminaron de la categoría de los desórdenes sobrenaturales, y la era de la ciencia ha roto progresivamente las cadenas de la ignorancia que tanto tiempo han aprisionado a la mente humana. La comprensión de la vejez y del contagio está destruyendo gradualmente el miedo del hombre a los fantasmas, los espíritus y los dioses como autores personales de las desgracias humanas y del sufrimiento de los mortales.
90:3.10 (990.5) La evolución consigue infaliblemente sus fines: Infunde al hombre ese temor supersticioso a lo desconocido y ese terror a lo invisible que constituyen el andamiaje para alcanzar el concepto de Dios. Y después de haber presenciado el nacimiento de una comprensión avanzada de la Deidad, mediante la acción coordinada de la revelación, esta misma técnica de la evolución pone entonces infaliblemente en movimiento esas fuerzas del pensamiento que destruirán inexorablemente el andamiaje, que ha cumplido con su misión.
90:4.1 (990.6) Toda la vida de los hombres antiguos estaba basada en la prevención; su religión era en gran medida una técnica para prevenir las enfermedades. A pesar del error de sus teorías, las ponían sinceramente en práctica; tenían una fe ilimitada en sus métodos de tratamiento y esto, en sí mismo, es un poderoso remedio.
90:4.2 (991.1) La fe que se necesitaba para restablecerse con los cuidados descabellados de uno de estos antiguos chamanes no era, después de todo, materialmente diferente de la que se necesita para experimentar la curación por obra de alguno de sus sucesores más recientes que se dedican a tratar las enfermedades de manera no científica.
90:4.3 (991.2) Las tribus más primitivas tenían mucho miedo a los enfermos, y durante largas épocas los evitaron cuidadosamente, los desatendieron vergonzosamente. El humanitarismo avanzó enormemente cuando la evolución del chamanismo dio nacimiento a sacerdotes y curanderos que consintieron en tratar las enfermedades. Entonces todo el clan cogió la costumbre de reunirse en el cuarto del enfermo para ayudar al chamán a expulsar a gritos a los fantasmas de la enfermedad. No era raro que el chamán que hacía el diagnóstico fuera una mujer, mientras que un hombre administraba el tratamiento. El método habitual para diagnosticar las enfermedades consistía en examinar las entrañas de un animal.
90:4.4 (991.3) La enfermedad se trataba por medio de cantos, gritos, imposiciones de manos, soplando sobre el paciente y otras muchas técnicas. En tiempos posteriores se recurrió a que el enfermo durmiera en el templo, suponiéndose que durante ese período se producía la curación, y esta costumbre se difundió mucho. Los curanderos terminaron por intentar verdaderas operaciones quirúrgicas en conexión con el sueño en el templo; una de las primeras operaciones consistió en trepanar el cráneo para permitir que huyera el espíritu que producía el dolor de cabeza. Los chamanes aprendieron a tratar las fracturas y las dislocaciones, a abrir los furúnculos y los abscesos; las chamanesas se volvieron comadronas expertas.
90:4.5 (991.4) Un método corriente de tratamiento consistía en frotar alguna cosa mágica sobre una parte infectada o manchada del cuerpo, arrojar fuera el amuleto, y suponer que se producía la curación. Si alguien recogía por casualidad el amuleto desechado, se creía que contraía inmediatamente la infección o la mancha. Pasó mucho tiempo antes de que se introdujeran las hierbas y otros verdaderos medicamentos. El masaje se desarrolló en conexión con el conjuro, frotando el cuerpo para expulsar al espíritu, y estuvo precedido por los esfuerzos para aplicar los medicamentos mediante fricciones, al igual que los modernos intentan hacer penetrar los linimentos frotando. Se creía que aplicar ventosas y chupar las partes afectadas, así como la sangría, eran valiosos para desembarazarse de un espíritu causante de enfermedades.
90:4.6 (991.5) Puesto que el agua era un poderoso fetiche, se utilizaba en el tratamiento de muchos malestares. Durante mucho tiempo se creyó que el espíritu que causaba la enfermedad se podía eliminar a través del sudor. Los baños de vapor eran muy apreciados; los manantiales naturales de agua caliente florecieron pronto como balnearios primitivos. El hombre primitivo descubrió que el calor solía aliviar el dolor; utilizó la luz del Sol, los órganos de los animales recién sacrificados, la arcilla caliente y las piedras recalentadas, y muchos de estos métodos se emplean todavía. Los ritmos se practicaban en un esfuerzo por influir sobre los espíritus; los tantanes eran universales.
90:4.7 (991.6) Algunos pueblos creían que la enfermedad era causada por una conspiración perversa entre los espíritus y los animales. Esto dio nacimiento a la creencia de que existía un remedio vegetal benéfico para cada una de las enfermedades causadas por los animales. Los hombres rojos eran especialmente fieles a la teoría de las plantas como remedios universales; siempre ponían una gota de sangre en el agujero que dejaba la raíz cuando arrancaban una planta.
90:4.8 (991.7) El ayuno, la dieta y los revulsivos se utilizaban a menudo como medidas curativas. Las secreciones humanas, como eran claramente mágicas, se tenían en gran estima; la sangre y la orina figuraron pues entre los primeros medicamentos, y pronto se añadieron las raíces y diversas sales. Los chamanes creían que se podía expulsar del cuerpo a los espíritus de la enfermedad con medicamentos nauseabundos y de mal gusto. Los purgantes se convirtieron muy pronto en un tratamiento rutinario, y los valores del cacao y de la quinina puros figuraron entre los primeros descubrimientos farmacéuticos.
90:4.9 (992.1) Los griegos fueron los primeros que desarrollaron unos métodos realmente racionales para curar a los enfermos. Tanto los griegos como los egipcios recibieron sus conocimientos médicos del valle del Éufrates. El aceite y el vino se utilizaron muy pronto como medicinas para curar las heridas; los sumerios empleaban el aceite de ricino y el opio. Muchos de estos remedios secretos, antiguos y eficaces, perdieron su poder cuando fueron conocidos; el secreto siempre ha sido esencial para practicar con éxito el engaño y la superstición. Sólo los hechos y la verdad buscan la plena luz de la comprensión y se regocijan con la iluminación y la aclaración de la investigación científica.
90:5.1 (992.2) La esencia del ritual consiste en la perfección de su ejecución; entre los salvajes ha de practicarse con una precisión exacta. La ceremonia sólo posee un poder irresistible sobre los espíritus cuando el ritual ha sido realizado correctamente. Si el ritual es defectuoso, lo único que hace es despertar la ira y el resentimiento de los dioses. Por consiguiente, puesto que la mente en lenta evolución del hombre concebía que la técnica del ritual era el factor decisivo para su eficacia, era inevitable que los primeros chamanes se convirtieran tarde o temprano en un clero entrenado para dirigir la práctica meticulosa del ritual. Y así, durante decenas de miles de años, los rituales interminables han obstaculizado a la sociedad y han afligido a la civilización, han sido una carga intolerable para cada acto de la vida, para cada empresa racial.
90:5.2 (992.3) El ritual es la técnica para santificar la costumbre; el ritual crea y perpetúa los mitos, al mismo tiempo que contribuye a conservar las costumbres sociales y religiosas. Además, el ritual mismo ha sido engendrado por los mitos. Al principio los rituales son a menudo sociales, luego se vuelven económicos y finalmente adquieren la santidad y la dignidad de un ceremonial religioso. La práctica del ritual puede ser personal o colectiva — o las dos — tal como lo ilustran la oración, la danza y las manifestaciones dramáticas.
90:5.3 (992.4) Las palabras se volvieron una parte del ritual, con la utilización de términos tales como amén y selah. La costumbre de decir palabrotas, la blasfemia, representa una prostitución de la antigua repetición ritual de los nombres sagrados. El hacer peregrinajes a los santuarios sagrados es un ritual muy antiguo. Los rituales se convirtieron después en complicadas ceremonias de purificación, limpieza y santificación. Las ceremonias de iniciación de las sociedades secretas de las tribus primitivas eran en realidad un rito religioso rudimentario. La técnica de adoración de los antiguos cultos de misterio era simplemente una larga representación de rituales religiosos acumulados. El ritual se convirtió finalmente en los tipos modernos de ceremonias sociales y de cultos religiosos, unos servicios que abarcan la oración, los cánticos, la lectura con respuestas y otras devociones espirituales individuales y colectivas.
90:5.4 (992.5) Los sacerdotes evolucionaron desde los chamanes, pasando por los oráculos, adivinos, cantores, bailarines, artífices del tiempo, guardianes de las reliquias religiosas, custodios de los templos y pronosticadores de acontecimientos, hasta el estado de auténticos directores del culto religioso. El cargo se volvió finalmente hereditario, y así surgió una casta sacerdotal permanente.
90:5.5 (992.6) A medida que evolucionaba la religión, los sacerdotes empezaron a especializarse de acuerdo con sus talentos innatos o sus predilecciones especiales. Algunos se volvieron cantores, otros rezadores y otros aún sacrificadores; más tarde aparecieron los oradores — los predicadores. Y cuando la religión se institucionalizó, estos sacerdotes pretendieron «poseer las llaves del cielo».
90:5.6 (992.7) Los sacerdotes siempre han intentado impresionar y atemorizar a la gente corriente, dirigiendo el ritual religioso en una lengua muerta y haciendo diversos pases mágicos tanto para desconcertar a los fieles como para realzar su propia piedad y autoridad. El gran peligro que tiene todo esto es que el ritual tiende a convertirse en el sustituto de la religión.
90:5.7 (993.1) Los cleros han contribuido mucho a retrasar el desarrollo científico y a entorpecer el progreso espiritual, pero han contribuido a estabilizar la civilización y a realzar ciertos tipos de cultura. Sin embargo, muchos sacerdotes modernos han dejado de ejercer como directores del ritual de la adoración de Dios, y han desviado su atención hacia la teología — el intento por definir a Dios.
90:5.8 (993.2) No se puede negar que los sacerdotes han sido una piedra de molino atada al cuello de las razas, pero los verdaderos dirigentes religiosos han resultado inestimables señalando el camino hacia otras realidades más elevadas y mejores.
90:5.9 (993.3) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 91
91:0.1 (994.1) LA ORACIÓN, como actividad de la religión, surgió de unas expresiones anteriores no religiosas consistentes en monólogos y diálogos. Cuando el hombre primitivo alcanzó la conciencia de sí mismo, se produjo la consecuencia inevitable de la conciencia de los demás, el doble potencial de la reacción hacia la sociedad y el reconocimiento de Dios.
91:0.2 (994.2) Las primeras formas de oración no estaban dirigidas a la Deidad. Estas expresiones se parecían mucho a lo que le diríais a un amigo en el momento de emprender una empresa importante: «Deséame suerte». El hombre primitivo era esclavo de la magia; la suerte, buena o mala, formaba parte de todos los asuntos de la vida. Al principio, estas peticiones de suerte eran monólogos — una especie de reflexión en voz alta del practicante de la magia. Luego, estos creyentes en la suerte buscaron el apoyo de sus amigos y familias, y poco después se realizaron ciertas formas de ceremonias que incluían a todo el clan o la tribu.
91:0.3 (994.3) Cuando los conceptos de los fantasmas y los espíritus evolucionaron, estas peticiones se dirigieron a las fuerzas superhumanas, y con la aparición de la conciencia de los dioses, estas expresiones alcanzaron los niveles de auténticas oraciones. Como ejemplo de esto, en algunas tribus de Australia las oraciones religiosas primitivas precedieron a la creencia en los espíritus y en las personalidades superhumanas.
91:0.4 (994.4) La tribu de los Todas de la India conserva actualmente esta práctica de no rezarle a nadie en particular, tal como lo hacían los pueblos primitivos antes de la época de la conciencia religiosa. Pero entre los Todas, esto representa un retroceso de su religión degenerativa hacia este nivel primitivo. Los rituales actuales de los sacerdotes lecheros de los Todas no equivalen a una ceremonia religiosa, ya que estas oraciones impersonales no contribuyen en nada a conservar ni a elevar los valores sociales, morales o espirituales.
91:0.5 (994.5) La oración prerreligiosa formaba parte de las prácticas mana de los melanesios, de las creencias oudah de los pigmeos africanos y de las supersticiones manitú de los indios norteamericanos. Las tribus baganda de África acaban de salir recientemente del nivel de oración mana. Durante esta confusión evolutiva primitiva, los hombres rezan a los dioses — locales y nacionales — a los fetiches, los amuletos, los fantasmas, los gobernantes y a la gente corriente.
91:1.1 (994.6) La función de la religión evolutiva primitiva consiste en conservar y aumentar los valores sociales, morales y espirituales esenciales que van tomando forma lentamente. La humanidad no observa conscientemente esta misión de la religión, pero es llevada a cabo principalmente por la función de la oración. La práctica de la oración representa el esfuerzo no deliberado, pero sin embargo personal y colectivo, de un grupo cualquiera por asegurar (por realizar) esta conservación de los valores superiores. Sin la salvaguardia de la oración, todos los días de fiesta volverían rápidamente a la categoría de simples días de vacaciones.
91:1.2 (995.1) La religión y sus actividades, la principal de las cuales es la oración, sólo están aliadas con aquellos valores que gozan de un reconocimiento social general, de una aprobación colectiva. Por ello, cuando el hombre primitivo intentaba satisfacer sus emociones más bajas o conseguir sus ambiciones egoístas desenfrenadas, se quedaba privado del consuelo de la religión y de la ayuda de la oración. Si el individuo pretendía realizar algo antisocial, estaba obligado a buscar la ayuda de la magia no religiosa, a recurrir a los brujos y privarse así de la ayuda de la oración. Por consiguiente, la oración se volvió muy pronto una poderosa promotora de la evolución social, el progreso moral y la consecución espiritual.
91:1.3 (995.2) Pero la mente primitiva no era ni lógica ni coherente. Los hombres primitivos no percibían que las cosas materiales no pertenecían al ámbito de la oración. Estas almas sencillas razonaban que la comida, el refugio, la lluvia, la caza y otros bienes materiales acrecentaban el bienestar social, y por eso empezaron a rogar por estas bendiciones físicas. Aunque esto constituía una desnaturalización de la oración, estimulaba el esfuerzo por conseguir estos objetivos materiales mediante acciones sociales y éticas. Aunque esta prostitución de la oración degradaba los valores espirituales de un pueblo, sin embargo elevaba directamente sus costumbres económicas, sociales y éticas.
91:1.4 (995.3) La oración solamente es un monólogo para el tipo de mente más primitivo. Pronto se vuelve un diálogo y se amplía rápidamente hasta el nivel de culto colectivo. La oración significa que los conjuros premágicos de la religión primitiva han evolucionado hasta el nivel en que la mente humana reconoce la realidad de unos poderes o seres benéficos que son capaces de realzar los valores sociales y aumentar los ideales morales, y además, que estas influencias son superhumanas y distintas del ego humano consciente de sí mismo y sus compañeros mortales. Por lo tanto, la verdadera oración no aparece hasta que la acción del ministerio religioso llega a ser imaginada como personal.
91:1.5 (995.4) La oración está poco relacionada con el animismo, pero estas creencias pueden existir al lado de los sentimientos religiosos emergentes. Muchas veces, la religión y el animismo han tenido orígenes totalmente distintos.
91:1.6 (995.5) Para aquellos mortales que no se han liberado de la esclavitud primitiva del miedo, existe un verdadero peligro de que todas las oraciones puedan conducir a un sentido mórbido del pecado, a unas convicciones injustificadas de culpabilidad, real o imaginaria. Pero en los tiempos modernos es poco probable que muchas personas dediquen el suficiente tiempo a la oración como para llegar a estas reflexiones perjudiciales sobre su indignidad o culpabilidad. Los peligros que acompañan a la distorsión y la perversión de la oración consisten en la ignorancia, la superstición, la cristalización, la desvitalización, el materialismo y el fanatismo.
91:2.1 (995.6) Las primeras oraciones fueron unos simples anhelos expresados con palabras, la expresión de unos deseos sinceros. La oración se volvió después una técnica para conseguir la cooperación de los espíritus. Luego alcanzó la función superior de ayudar a la religión a conservar todos los valores dignos de consideración.
91:2.2 (995.7) La oración y la magia surgieron como resultado de las reacciones adaptativas humanas al entorno urantiano. Pero aparte de esta relación general, tienen pocas cosas en común. La oración siempre ha indicado una acción positiva por parte del ego que oraba; siempre ha sido psíquica y a veces espiritual. La magia ha significado generalmente un intento por manipular la realidad sin afectar al ego del manipulador, al practicante de la magia. A pesar de sus orígenes independientes, la magia y la oración han estado relacionadas con frecuencia en sus períodos posteriores de desarrollo. Mediante la elevación de sus objetivos, la magia a veces ha ascendido desde las fórmulas, pasando por los rituales y los conjuros, hasta el umbral de la verdadera oración. La oración se ha vuelto a veces tan materialista que ha degenerado en una técnica seudomágica para evitar el empleo del esfuerzo que se necesita para solucionar los problemas de Urantia.
91:2.3 (996.1) Cuando el hombre aprendió que la oración no podía coaccionar a los dioses, entonces ésta se convirtió más a menudo en una petición, en la búsqueda de un favor. Pero la oración más auténtica es en realidad una comunión entre el hombre y su Hacedor.
91:2.4 (996.2) La aparición de la idea de sacrificio en cualquier religión reduce infaliblemente la eficacia superior de la verdadera oración, ya que los hombres intentan sustituir la ofrenda de consagrar su propia voluntad a hacer la voluntad de Dios por las ofrendas de las posesiones materiales.
91:2.5 (996.3) Cuando la religión se encuentra despojada de un Dios personal, sus oraciones se trasladan a los niveles de la teología y la filosofía. Cuando el concepto más elevado de Dios que tiene una religión es el de una Deidad impersonal, como sucede en el idealismo panteísta, aunque este concepto proporcione las bases para ciertas formas de comunión mística, resulta funesto para el poder de la verdadera oración, que siempre representa la comunión del hombre con un ser personal y superior.
91:2.6 (996.4) En la experiencia cotidiana de los mortales corrientes durante los primeros tiempos de la evolución racial, e incluso en la actualidad, la oración es en gran medida un fenómeno de relaciones entre el hombre y su propio subconsciente. Pero también existe un ámbito en la oración en el que la persona intelectualmente despierta y espiritualmente progresiva consigue más o menos contactar con los niveles superconscientes de la mente humana, el dominio del Ajustador del Pensamiento interior. Además, existe una fase espiritual concreta de la verdadera oración que incumbe a su recepción y reconocimiento por parte de las fuerzas espirituales del universo, y que es totalmente distinta a todas las asociaciones humanas e intelectuales.
91:2.7 (996.5) La oración contribuye enormemente al desarrollo del sentimiento religioso de una mente humana en evolución. Es una influencia poderosa que actúa para impedir el aislamiento de la personalidad.
91:2.8 (996.6) La oración representa una técnica asociada a las religiones naturales de la evolución racial, que también forma parte de los valores experienciales de las religiones superiores con una ética excelente, las religiones reveladas.
91:3.1 (996.7) Cuando los niños aprenden por primera vez a utilizar el lenguaje, tienen tendencia a pensar en voz alta, a expresar sus pensamientos en palabras, aunque no haya nadie para escucharlos. En los albores de su imaginación creativa, manifiestan la tendencia a conversar con unos compañeros imaginarios. De esta manera, el ego en ciernes trata de mantenerse en comunión con un álter ego ficticio. El niño aprende pronto, por medio de esta técnica, a convertir sus conversaciones a base de monólogos en unos seudodiálogos en los que este álter ego contesta a sus pensamientos verbales y a la expresión de sus deseos. Una gran parte de las reflexiones de los adultos se lleva a cabo mentalmente bajo la forma de conversaciones.
91:3.2 (996.8) La forma de oración inicial y primitiva se parecía mucho a las recitaciones semimágicas de la tribu de los Todas de hoy en día, unas oraciones que no se dirigían a nadie en particular. Pero estas técnicas de oración tienden a transformarse en un tipo de comunicación dialogada gracias a la aparición de la idea del álter ego. Con el tiempo, el concepto del álter ego es elevado a una posición superior de dignidad divina, y la oración como acto religioso hace su aparición. Este tipo primitivo de oración está destinado a evolucionar a través de muchas fases y durante largas épocas, antes de alcanzar el nivel de la oración inteligente y realmente ética.
91:3.3 (997.1) Tal como lo conciben las generaciones sucesivas de mortales que practican la oración, el álter ego evoluciona desde los fantasmas, los fetiches y los espíritus hasta los dioses politeístas, y finalmente hasta el Dios Único, un ser divino que personifica los ideales superiores y las aspiraciones más elevadas del ego en oración. La oración funciona así como la acción más poderosa de la religión para conservar los valores e ideales superiores de las personas que oran. Desde el momento en que se concibe un álter ego hasta la aparición del concepto de un Padre divino y celestial, la oración es siempre una práctica socializadora, moralizadora y espiritualizadora.
91:3.4 (997.2) La oración sencilla de la fe demuestra una poderosa evolución en la experiencia humana, por medio de la cual las antiguas conversaciones con el símbolo ficticio del álter ego de la religión primitiva se han elevado hasta el nivel de la comunión con el espíritu del Infinito, y hasta el de una auténtica conciencia de la realidad del Dios eterno y Padre Paradisiaco de toda la creación inteligente.
91:3.5 (997.3) Aparte de todo lo que supone el yo superior en la experiencia de la oración, se debe recordar que la oración ética es una manera magnífica de elevar el propio ego y de reforzar el yo con vistas a una vida mejor y a unas consecuciones más elevadas. La oración induce al ego humano a buscar asistencia en dos direcciones: ayuda material en el depósito subconsciente de la experiencia humana, e inspiración y guía en las fronteras superconscientes donde lo material se pone en contacto con lo espiritual, con el Monitor de Misterio.
91:3.6 (997.4) La oración ha sido siempre, y siempre será, una experiencia humana doble: es un procedimiento psicológico, interasociado con una técnica espiritual. Estas dos funciones de la oración nunca se pueden separar por completo.
91:3.7 (997.5) La oración iluminada no solamente debe reconocer a un Dios externo y personal, sino también a una Divinidad interna e impersonal, el Ajustador interior. Cuando el hombre reza, es muy conveniente que se esfuerce por captar el concepto del Padre Universal del Paraíso; pero, para la mayoría de los efectos prácticos, la técnica más eficaz consistirá en volver al concepto del álter ego cercano, tal como solía hacer la mente primitiva, y luego reconocer que la idea de este álter ego ha evolucionado desde la simple ficción hasta la verdad de que Dios reside en el hombre mortal mediante la presencia real del Ajustador, de manera que el hombre puede hablar cara a cara, por así decirlo, con un divino álter ego real y auténtico que reside en él, y que es la presencia y la esencia mismas del Dios vivo, del Padre Universal.
91:4.1 (997.6) Ninguna oración puede ser ética cuando el suplicante busca una ventaja egoísta sobre sus semejantes. La oración egoísta y materialista es incompatible con las religiones éticas que están basadas en el amor desinteresado y divino. Todas estas oraciones poco éticas vuelven a los niveles primitivos de la seudomagia, y son indignas de las civilizaciones que progresan y de las religiones iluminadas. La oración egoísta viola el espíritu de todas las éticas basadas en una justicia amorosa.
91:4.2 (997.7) La oración nunca debe prostituirse hasta el punto de convertirse en un sustituto de la acción. Toda oración ética es un estímulo para la acción y una guía para la lucha progresiva por las metas idealistas que desea alcanzar el yo superior.
91:4.3 (998.1) En todas vuestras oraciones, sed equitativos; no esperéis que Dios muestre predilecciones, que os ame más que a sus otros hijos, vuestros amigos, vecinos e incluso vuestros enemigos. Pero la oración de las religiones naturales o evolucionadas no empieza siendo ética, como lo es en las religiones reveladas posteriores. Toda oración, ya sea individual o comunal, puede ser egoísta o altruista. Es decir, que la oración puede estar centrada en el yo o en los demás. Cuando la oración no busca nada para el que reza ni para sus semejantes, esta actitud del alma tiende entonces hacia los niveles de la verdadera adoración. Las oraciones egoístas incluyen confesiones y súplicas, y a menudo consisten en peticiones de favores materiales. La oración es un poco más ética cuando se ocupa del perdón y busca la sabiduría para acrecentar el dominio de sí mismo.
91:4.4 (998.2) Mientras que la oración de tipo altruista fortalece y consuela, la oración materialista está destinada a aportar decepción y desilusión a medida que los descubrimientos científicos en progreso demuestran que el hombre vive en un universo físico de ley y de orden. La infancia de un individuo o de una raza está caracterizada por oraciones primitivas, egoístas y materialistas. Y, hasta cierto punto, todas estas súplicas son eficaces, ya que conducen invariablemente a los esfuerzos y diligencias que contribuyen a conseguir las respuestas a esas oraciones. La verdadera oración de la fe siempre contribuye a mejorar la técnica de vida, aunque estas peticiones no sean dignas del reconocimiento espiritual. Pero las personas espiritualmente avanzadas deberían proceder con gran cautela al intentar recomendar a las mentes primitivas o inmaduras que no efectúen este tipo de oraciones.
91:4.5 (998.3) Recordad que, aunque la oración no cambia a Dios, realiza con mucha frecuencia unos cambios importantes y duraderos en aquel que ora con fe y una esperanza confiada. La oración ha engendrado mucha paz mental, alegría, calma, valor, dominio de sí mismo y equidad en los hombres y las mujeres de las razas en evolución.
91:5.1 (998.4) En el culto a los antepasados, la oración conduce a cultivar los ideales ancestrales. Pero como característica del culto a la Deidad, la oración trasciende todas las demás prácticas de este tipo, ya que conduce a cultivar los ideales divinos. A medida que el concepto del álter ego de la oración se vuelve supremo y divino, los ideales del hombre se elevan en consecuencia desde el nivel simplemente humano hacia los niveles celestiales y divinos, y el resultado de todas estas oraciones es el realce del carácter humano y la profunda unificación de la personalidad humana.
91:5.2 (998.5) Pero no es necesario que la oración sea siempre individual. La oración en grupo o en asamblea es muy eficaz ya que sus repercusiones son extremadamente socializadoras. Cuando un grupo se dedica a orar en común por el acrecentamiento moral y la elevación espiritual, estas devociones producen efecto en los individuos que componen el grupo; todos se vuelven mejores gracias a esta participación. Estas devociones piadosas pueden incluso ayudar a una ciudad entera o a toda una nación. La confesión, el arrepentimiento y la oración han conducido a los individuos, las ciudades, las naciones y las razas enteras a extraordinarios esfuerzos de reforma y a acciones intrépidas realizadas con valentía.
91:5.3 (998.6) Si deseáis realmente vencer la costumbre de criticar a un amigo, la manera más rápida y segura de conseguir este cambio de actitud consiste en establecer la costumbre de rezar por esa persona cada día de vuestra vida. Pero las repercusiones sociales de estas oraciones dependen en gran parte de dos condiciones:
91:5.4 (998.7) 1. La persona por la que se reza debe saber que se reza por ella.
91:5.5 (999.1) 2. La persona que reza debe entrar en contacto social íntimo con la persona por la que reza.
91:5.6 (999.2) La oración es la técnica por la cual toda religión se convierte tarde o temprano en una institución. Y con el tiempo, la oración se asocia a numerosas acciones secundarias, algunas útiles y otras decididamente perjudiciales, tales como los sacerdotes, los libros sagrados, los rituales de adoración y las ceremonias.
91:5.7 (999.3) Pero las mentes con una mayor iluminación espiritual deberían ser pacientes y tolerantes con los intelectos menos dotados que desean ardientemente un simbolismo para movilizar su débil perspicacia espiritual. Los fuertes no deben mirar con desdén a los débiles. Aquellos que son conscientes de Dios sin necesidad de simbolismos no deben negarle el ministerio de gracia de los símbolos a aquellos que encuentran difícil adorar a la Deidad y venerar la verdad, la belleza y la bondad sin formas ni ritos. En la adoración piadosa, la mayoría de los mortales imaginan algún símbolo del objeto y meta de sus devociones.
91:6.1 (999.4) La oración, a menos que esté coordinada con la voluntad y las actividades de las fuerzas espirituales personales y de los supervisores materiales de un mundo, no puede tener ningún efecto directo sobre vuestro entorno físico. Aunque existe un límite muy definido en el terreno de las peticiones de la oración, estos límites no se aplican por igual a la fe de aquellos que oran.
91:6.2 (999.5) La oración no es una técnica para curar las enfermedades orgánicas reales, pero ha contribuido enormemente al disfrute de una salud abundante y a la curación de numerosos malestares mentales, emocionales y nerviosos. Incluso en el caso de enfermedades bacterianas reales, la oración ha acrecentado muchas veces la eficacia de otros procedimientos curativos. La oración ha transformado a muchos inválidos irritables y quejumbrosos en modelos de paciencia, y ha hecho de ellos una inspiración para todos los demás enfermos humanos.
91:6.3 (999.6) Por muy difícil que sea conciliar las dudas científicas sobre la eficacia de la oración con el impulso siempre presente de buscar la ayuda y la guía de las fuentes divinas, no olvidéis nunca que la oración sincera de la fe es una fuerza poderosa para fomentar la felicidad personal, el autocontrol individual, la armonía social, el progreso moral y los logros espirituales.
91:6.4 (999.7) La oración, incluso como práctica puramente humana, como un diálogo con vuestro álter ego, constituye una técnica de aproximación de las más eficaces para hacer realidad aquellos poderes de reserva de la naturaleza humana que están almacenados y conservados en las zonas inconscientes de la mente humana. La oración es una práctica psicológica sana, aparte de sus implicaciones religiosas y de su significado espiritual. Es un hecho de la experiencia humana que la mayoría de las personas, si se sienten lo bastante apremiadas, rezan de alguna manera a alguna fuente de ayuda.
91:6.5 (999.8) No seáis tan perezosos como para pedirle a Dios que resuelva vuestras dificultades, pero no dudéis nunca en pedirle sabiduría y fuerza espiritual para que os guíen y os sostengan mientras atacáis con resolución y valor los problemas diarios.
91:6.6 (999.9) La oración ha sido un factor indispensable para el progreso y la conservación de la civilización religiosa, y todavía puede contribuir enormemente a una mayor elevación y espiritualización de la sociedad si aquellos que oran lo hacen a la luz de los hechos científicos, la sabiduría filosófica, la sinceridad intelectual y la fe espiritual. Orad como Jesús lo enseñaba a sus discípulos — con sinceridad, desinterés, equidad, y sin dudar.
91:6.7 (1000.1) Pero la eficacia de la oración en la experiencia espiritual personal de aquel que ora no depende de ninguna manera de la comprensión intelectual de dicho fiel, de su perspicacia filosófica, su nivel social, su situación cultural o de sus otros conocimientos humanos. Los efectos psicológicos y espirituales que acompañan a la oración de la fe son inmediatos, personales y experienciales. No existe ninguna otra técnica que permita a cualquier hombre, sin tener en cuenta todos sus demás logros mortales, acercarse de manera tan inmediata y eficaz al umbral de ese reino donde puede comunicarse con su Hacedor, donde la criatura se pone en contacto con la realidad del Creador, con el Ajustador del Pensamiento interior.
91:7.1 (1000.2) El misticismo, como técnica para cultivar la conciencia de la presencia de Dios, es totalmente digno de elogio, pero cuando tales prácticas conducen al aislamiento social y culminan en el fanatismo religioso, son casi censurables. Con demasiada frecuencia, aquello que el místico sobreexcitado interpreta como una inspiración divina es algo que emerge de su propia mente profunda. Aunque una meditación ferviente favorece a menudo el contacto de la mente mortal con su Ajustador interior, el servicio sincero y amoroso de un ministerio desinteresado hacia vuestros semejantes lo facilita con más frecuencia.
91:7.2 (1000.3) Los grandes educadores religiosos y los profetas de las épocas pasadas no eran místicos extremos. Eran hombres y mujeres que conocían a Dios y que servían mejor a su Dios ayudando desinteresadamente a sus compañeros mortales. Jesús se llevaba con frecuencia a sus apóstoles a solas durante cortos períodos para dedicarse a meditar y a orar, pero la mayor parte del tiempo los mantenía en contacto servicial con las multitudes. El alma del hombre tiene necesidad de ejercicio espiritual así como de alimento espiritual.
91:7.3 (1000.4) El éxtasis religioso es aceptable cuando resulta de unos antecedentes sanos, pero estas experiencias son con más frecuencia la consecuencia de influencias puramente emocionales que la manifestación de un carácter espiritual profundo. Las personas religiosas no deben considerar cada presentimiento psicológico fuerte y cada experiencia emocional intensa como una revelación divina o una comunicación espiritual. El éxtasis espiritual auténtico está generalmente acompañado de una gran calma exterior y de un control emocional casi perfecto. Pero la verdadera visión profética es un presentimiento super-psicológico. Estas experiencias no son ni seudo-alucinaciones ni éxtasis semejantes a los trances.
91:7.4 (1000.5) La mente humana puede actuar en respuesta a la pretendida inspiración cuando es sensible a lo que emerge del subconsciente o al estímulo del superconsciente. En cualquiera de los dos casos, al individuo le parece que estos incrementos del contenido de la conciencia son más o menos exteriores. El entusiasmo místico desmedido y el éxtasis religioso desenfrenado no son las cartas credenciales de la inspiración, las cartas credenciales supuestamente divinas.
91:7.5 (1000.6) La prueba práctica para todas estas extrañas experiencias religiosas de misticismo, éxtasis e inspiración consiste en observar si estos fenómenos hacen que un individuo:
91:7.6 (1000.7) 1. Disfrute de una salud física mejor y más completa.
91:7.7 (1000.8) 2. Actúe de una manera más práctica y eficaz en su vida mental.
91:7.8 (1000.9) 3. Adapte su experiencia religiosa con más plenitud y alegría a la vida social.
91:7.9 (1000.10) 4. Espiritualice de una forma más completa su vida cotidiana, mientras cumple fielmente con los deberes corrientes de la existencia humana rutinaria.
91:7.10 (1001.1) 5. Aumente su amor y su apreciación de la verdad, la belleza y la bondad.
91:7.11 (1001.2) 6. Conserve los valores sociales, morales, éticos y espirituales generalmente reconocidos.
91:7.12 (1001.3) 7. Incremente su perspicacia espiritual — su conciencia de Dios.
91:7.13 (1001.4) Pero la oración no está relacionada realmente con estas experiencias religiosas excepcionales. Cuando la oración se vuelve demasiado estética, cuando consiste casi exclusivamente en una hermosa y feliz contemplación de la divinidad paradisiaca, pierde una gran parte de su influencia socializadora y tiende hacia el misticismo y el aislamiento de sus adeptos. El exceso de oración en privado implica cierto peligro que se puede corregir e impedir mediante la oración en grupo, las devociones colectivas.
91:8.1 (1001.5) La oración posee un aspecto realmente espontáneo, pues el hombre primitivo empezó a orar mucho antes de que tuviera un concepto claro de un Dios. Los primeros hombres solían rezar en dos situaciones diferentes: cuando tenían una necesidad extrema, experimentaban el impulso de buscar ayuda; y cuando se sentían alborozados, daban rienda suelta a la expresión impulsiva de su alegría.
91:8.2 (1001.6) La oración no es una evolución de la magia; cada una de ellas surgió de manera independiente. La magia era un intento por adaptar la Deidad a las circunstancias; la oración es el esfuerzo por adaptar la personalidad a la voluntad de la Deidad. La verdadera oración es al mismo tiempo moral y religiosa; la magia no es ninguna de las dos.
91:8.3 (1001.7) La oración puede convertirse en una costumbre establecida; muchas personas rezan porque otras lo hacen. Otras rezan también porque temen que pueda sucederles algo terrible si no presentan sus súplicas habituales.
91:8.4 (1001.8) Para algunos individuos, la oración es la expresión sosegada de la gratitud; para otros, una expresión colectiva de alabanza, las devociones sociales; a veces consiste en la imitación de la religión de otras personas, mientras que la verdadera oración es la comunicación sincera y confiada entre la naturaleza espiritual de la criatura y la presencia ubicua del espíritu del Creador.
91:8.5 (1001.9) La oración puede ser una expresión espontánea de la conciencia de Dios, o una recitación sin sentido de fórmulas teológicas. Puede ser la alabanza extática de un alma que conoce a Dios, o el homenaje servil de un mortal dominado por el miedo. A veces consiste en la expresión patética de un anhelo espiritual, y a veces en el grito estridente de unas frases piadosas. La oración puede ser una alabanza gozosa o una humilde petición de perdón.
91:8.6 (1001.10) La oración puede ser la petición infantil de lo imposible, o la súplica madura por el crecimiento moral y el poder espiritual. Una petición puede ser por el pan de cada día, o puede expresar el anhelo sincero de encontrar a Dios y hacer su voluntad. Puede tratarse de un ruego totalmente egoísta, o de un gesto sincero y magnífico hacia la realización de la fraternidad desinteresada.
91:8.7 (1001.11) La oración puede ser un grito airado de venganza, o una intercesión misericordiosa por vuestros enemigos. Puede ser la expresión de la esperanza de cambiar a Dios, o la técnica poderosa de cambiarse a sí mismo. Puede ser la súplica acobardada de un pecador perdido ante un Juez supuestamente severo, o la alegre expresión de un hijo, liberado, del Padre celestial vivo y misericordioso.
91:8.8 (1001.12) El hombre moderno se siente desconcertado ante la idea de hablar de sus asuntos con Dios de una manera puramente personal. Muchos han abandonado la oración asidua; sólo rezan cuando se encuentran bajo una presión inhabitual — en casos de urgencia. El hombre no debería tener miedo de hablar con Dios, pero sólo una persona espiritualmente infantil intentaría persuadir, o atreverse a cambiar, a Dios.
91:8.9 (1002.1) Pero la verdadera oración alcanza de hecho la realidad. Incluso cuando las corrientes de aire son ascendentes, ningún pájaro puede elevarse a menos que extienda sus alas. La oración eleva al hombre porque es una técnica para progresar mediante la utilización de las corrientes espirituales ascendentes del universo.
91:8.10 (1002.2) La oración auténtica aumenta el crecimiento espiritual, modifica las actitudes y produce la satisfacción que proviene de la comunión con la divinidad. Es una explosión espontánea de conciencia de Dios.
91:8.11 (1002.3) Dios contesta a la oración del hombre dándole una mayor revelación de la verdad, una apreciación realzada de la belleza, y un concepto acrecentado de la bondad. La oración es un gesto subjetivo, pero se pone en contacto con unas poderosas realidades objetivas en los niveles espirituales de la experiencia humana; es un intento significativo de lo humano por alcanzar los valores superhumanos. Es el estímulo más poderoso para el crecimiento espiritual.
91:8.12 (1002.4) Las palabras no tienen ninguna importancia en el rezo; son simplemente el canal intelectual por el que fluye casualmente el río de la súplica espiritual. El valor verbal de una plegaria es puramente autosugestivo en las devociones privadas, y sociosugestivo en las devociones colectivas. Dios responde a la actitud del alma, no a las palabras.
91:8.13 (1002.5) La oración no es una técnica para huir de los conflictos, sino más bien un estímulo para crecer en presencia misma de los conflictos. Orad sólo por los valores, no por las cosas; por el crecimiento, no por la satisfacción.
91:9.1 (1002.6) Si queréis orar de manera eficaz, debéis tener en cuenta las leyes de las peticiones comunes:
91:9.2 (1002.7) 1. Tenéis que capacitaros como rezadores poderosos, enfrentándoos sincera y valientemente con los problemas de la realidad universal. Debéis poseer vigor cósmico.
91:9.3 (1002.8) 2. Tenéis que haber agotado honradamente todas las capacidades humanas de adaptación. Tenéis que haber sido laboriosos.
91:9.4 (1002.9) 3. Tenéis que abandonar todos los deseos de la mente y todos los anhelos del alma al abrazo transformador del crecimiento espiritual. Tenéis que haber experimentado un realce de los significados y una elevación de los valores.
91:9.5 (1002.10) 4. Tenéis que elegir sinceramente la voluntad divina. Tenéis que eliminar el punto muerto de la indecisión.
91:9.6 (1002.11) 5. No solamente reconocéis la voluntad del Padre y escogéis hacerla, sino que habéis efectuado una consagración incondicional y una dedicación dinámica a hacer realmente la voluntad del Padre.
91:9.7 (1002.12) 6. Vuestra oración estará dirigida exclusivamente a obtener sabiduría divina para resolver los problemas humanos específicos que encontraréis en la ascensión al Paraíso — la conquista de la perfección divina.
91:9.8 (1002.13) 7. Y debéis tener fe — una fe viviente.
91:9.9 (1002.14) [Presentado por el Jefe de los Intermedios de Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 92
92:0.1 (1003.1) EL HOMBRE poseía una religión de origen natural, que formaba parte de su experiencia evolutiva, mucho antes de que se hiciera cualquier revelación sistemática en Urantia. Pero esta religión de origen natural era, en sí misma, el producto de los dones superanimales del hombre. La religión evolutiva surgió lentamente a lo largo de todos los milenios de la carrera experiencial de la humanidad gracias al ministerio de las influencias siguientes, que actuaban en el interior del hombre salvaje, del bárbaro y del civilizado, e incidían en ellos:
92:0.2 (1003.2) 1. El ayudante de la adoración — la aparición en la conciencia animal de unos potenciales superanimales destinados a percibir la realidad. Esto podría denominarse el instinto humano primordial de búsqueda de la Deidad.
92:0.3 (1003.3) 2. El ayudante de la sabiduría — la manifestación en una mente adoradora de la tendencia a dirigir su adoración en unos canales superiores de expresión y hacia unos conceptos siempre más amplios de la realidad de la Deidad.
92:0.4 (1003.4) 3. El Espíritu Santo — éste es el don supermental inicial y aparece infaliblemente en todas las personalidades humanas de buena fe. Este ministerio crea en la mente anhelante de adoración y deseosa de sabiduría la capacidad de desarrollar por sí misma el postulado de la supervivencia humana, a la vez como concepto teológico y como una experiencia real y objetiva de la personalidad.
92:0.5 (1003.5) El funcionamiento coordinado de estos tres ministerios divinos es totalmente suficiente para iniciar y llevar a cabo el crecimiento de la religión evolutiva. Estas influencias reciben la ayuda posterior de los Ajustadores del Pensamiento, los serafines y el Espíritu de la Verdad, y todos ellos aceleran el ritmo del desarrollo religioso. Estos agentes funcionan desde hace mucho tiempo en Urantia, y continuarán aquí mientras este planeta siga siendo una esfera habitada. Una gran parte del potencial de estos agentes divinos nunca ha tenido todavía la oportunidad de expresarse; muchas cosas se revelarán en las épocas venideras a medida que la religión de los mortales se eleve, de nivel en nivel, hacia las alturas celestiales de los valores morontiales y de las verdades espirituales.
92:1.1 (1003.6) La evolución de la religión se remonta al miedo primitivo y a los fantasmas, y ha pasado por numerosas etapas sucesivas de desarrollo, incluyendo los esfuerzos que se hicieron, primero para coaccionar a los espíritus, y luego para engatusarlos. Los fetiches de las tribus se convirtieron en los tótemes y los dioses tribales; las fórmulas mágicas se transformaron en las oraciones modernas. La circuncisión, que al principio era un sacrificio, se volvió un procedimiento higiénico.
92:1.2 (1003.7) A lo largo de la infancia salvaje de las razas, la religión progresó desde la adoración de la naturaleza hasta el fetichismo, pasando por el culto a los fantasmas. En los albores de la civilización, la raza humana abrazó las creencias más místicas y simbólicas, mientras que ahora, al acercarse a su madurez, la humanidad se prepara para apreciar la verdadera religión, e incluso un comienzo de la revelación de la verdad misma.
92:1.3 (1004.1) La religión surge como una reacción biológica de la mente a las creencias espirituales y al entorno; es lo último que perece o cambia en una raza. La religión es la adaptación de la sociedad, en cualquier época, a aquello que es misterioso. Como institución social abarca ritos, símbolos, cultos, escrituras, altares, santuarios y templos. El agua bendita, las reliquias, los fetiches, los amuletos, las vestiduras, las campanas, los tambores y los sacerdotes son frecuentes en todas las religiones. Es imposible separar por completo la religión puramente evolutiva de la magia o la brujería.
92:1.4 (1004.2) El misterio y el poder siempre han estimulado los sentimientos y los temores religiosos, mientras que la emoción ha funcionado continuamente como un poderoso factor que ha condicionado el desarrollo de ambos. El miedo ha sido siempre el estímulo religioso fundamental. El miedo da forma a los dioses de la religión evolutiva y motiva el ritual religioso de los creyentes primitivos. A medida que avanza la civilización, el temor es modificado por la veneración, la admiración, el respeto y la simpatía, y luego es condicionado además por el remordimiento y el arrepentimiento.
92:1.5 (1004.3) Un pueblo asiático enseñaba que «Dios es un gran temor»; éste es el resultado de la religión puramente evolutiva. Jesús, la revelación del tipo más elevado de vida religiosa, proclamó que «Dios es amor».
92:2.1 (1004.4) La religión es la más rígida e inflexible de todas las instituciones humanas, pero se adapta con retraso a la sociedad cambiante. La religión evolutiva refleja finalmente las costumbres cambiantes que, a su vez, pueden haber sido afectadas por la religión revelada. De una manera lenta, segura, pero a regañadientes, la religión (el culto) sigue las huellas de la sabiduría — del conocimiento dirigido por la razón experiencial e iluminado por la revelación divina.
92:2.2 (1004.5) La religión se aferra a las costumbres; aquello que era es antiguo y supuestamente sagrado. Es por esta razón, y no por otra, por la que las herramientas de piedra sobrevivieron durante mucho tiempo en la edad del bronce y del hierro. Vuestros archivos contienen esta declaración: «Y si me hacéis un altar de piedra, no lo construyáis con piedras talladas, porque si utilizáis vuestras herramientas para hacerlo, lo habréis profanado.» Incluso hoy en día, los hindúes encienden el fuego de sus altares utilizando un instrumento primitivo para hacer fuego. En el transcurso de la religión evolutiva, la novedad siempre ha sido considerada como un sacrilegio. El sacramento debe estar compuesto, no de alimentos nuevos y manufacturados, sino de las viandas más primitivas: «La carne asada al fuego y el pan sin levadura servido con hierbas amargas.» Todos los tipos de usos sociales, e incluso los procedimientos legales, se aferran a las formas antiguas.
92:2.3 (1004.6) Cuando el hombre moderno se asombra de que las escrituras de diferentes religiones presenten tantos pasajes que se podrían juzgar como obscenos, debería detenerse a considerar que las generaciones que pasan han temido eliminar lo que sus antepasados creían que era santo y sagrado. Una generación puede estimar como obscenas muchas cosas que las generaciones precedentes consideraban como una parte de sus costumbres aceptadas, e incluso como rituales religiosos aprobados. Una gran cantidad de controversias religiosas han tenido lugar debido a los intentos sin fin por conciliar las prácticas antiguas, pero censurables, con los nuevos progresos de la razón, por encontrar unas teorías plausibles que justifiquen la perpetuación, en los credos, de unas costumbres antiguas y caducas.
92:2.4 (1004.7) Pero tratar de acelerar con demasiada rapidez el crecimiento religioso no es más que una insensatez. Una raza o una nación sólo puede asimilar, de cualquier religión avanzada, aquello que es razonablemente coherente y compatible con su estado evolutivo en curso, además de su don especial para adaptarse. Todas las condiciones sociales, climáticas, políticas y económicas ejercen su influencia para determinar el curso y el progreso de la evolución religiosa. La moralidad social no está determinada por la religión, es decir, por la religión evolutiva; la moralidad racial es más bien la que dicta las formas de la religión.
92:2.5 (1005.1) Las razas de los hombres sólo aceptan una religión nueva y extraña de forma superficial; en realidad, la adaptan a sus costumbres y a sus antiguas maneras de creer. Este hecho está bien ilustrado en el ejemplo de una tribu de Nueva Zelanda cuyos sacerdotes, después de haber aceptado nominalmente el cristianismo, afirmaron haber recibido unas revelaciones directas de Gabriel especificando que esta misma tribu se había convertido en el pueblo elegido de Dios, y ordenando que se permitiera a sus miembros entregarse libremente a las relaciones sexuales licenciosas y a otras muchas de sus costumbres antiguas y censurables. Todos los cristianos recién convertidos se pasaron inmediatamente a esta versión nueva y menos exigente del cristianismo.
92:2.6 (1005.2) La religión ha autorizado, en una época u otra, todo tipo de comportamientos contrarios e inconsecuentes, ha aprobado en algún momento prácticamente todo lo que ahora se considera como inmoral o pecaminoso. La conciencia, sin la enseñanza de la experiencia ni la ayuda de la razón, no ha sido nunca y nunca podrá ser una guía infalible y segura para la conducta humana. La conciencia no es una voz divina que le habla al alma humana. Es solamente la suma total del contenido moral y ético de las costumbres de cualquier etapa corriente de la existencia; representa simplemente la reacción ideal concebida por el ser humano en cualquier conjunto dado de circunstancias.
92:3.1 (1005.3) El estudio de la religión humana es el examen de los estratos sociales fosilíferos de las épocas pasadas. Las costumbres de los dioses antropomórficos son un reflejo fiel de la moral de los hombres que concibieron por primera vez estas deidades. Las religiones antiguas y la mitología describen fielmente las creencias y tradiciones de unos pueblos perdidos desde hace mucho tiempo en la oscuridad. Estas antiguas prácticas cultuales sobreviven al lado de las costumbres económicas y los desarrollos sociales nuevos y, por supuesto, parecen enormemente contradictorias. Los restos de un culto ofrecen una imagen auténtica de las religiones raciales del pasado. Recordad siempre que los cultos no se forman para descubrir la verdad, sino más bien para promulgar sus credos.
92:3.2 (1005.4) La religión ha sido siempre sobre todo un asunto de ritos, rituales, prácticas, ceremonias y dogmas. Normalmente se ha contaminado con un error sembrador de discordias permanentes, la ilusión del pueblo elegido. Todas las ideas religiosas cardinales — conjuro, inspiración, revelación, propiciación, arrepentimiento, expiación, intercesión, sacrificio, oración, confesión, adoración, supervivencia después de la muerte, sacramento, ritual, rescate, salvación, redención, alianza, impureza, purificación, profecía, pecado original — se remontan a los tiempos primitivos del miedo primordial a los fantasmas.
92:3.3 (1005.5) La religión primitiva no es ni más ni menos que la lucha por la existencia material, ampliada hasta abarcar la existencia más allá de la tumba. Las prácticas de este credo representaban la extensión de la lucha por la subsistencia hasta el ámbito de un mundo imaginario de espíritus fantasmas. Pero cuando tengáis la tentación de criticar la religión evolutiva, tened cuidado. Recordad que ella representa lo que sucedió; es un hecho histórico. Y recordad también que el poder de una idea cualquiera no reside en su certidumbre o en su verdad, sino más bien en su fuerza de atracción sobre los hombres.
92:3.4 (1006.1) La religión evolutiva no prevé llevar a cabo cambios o revisiones; a diferencia de la ciencia, no asegura su propia corrección progresiva. La religión evolucionada infunde respeto porque sus seguidores creen que es La Verdad; «la fe entregada a los santos en otro tiempo» debe ser, en teoría, definitiva e infalible a la vez. El culto se resiste al desarrollo porque el auténtico progreso modificará o destruirá con toda seguridad al culto mismo; por eso la revisión siempre ha de serle impuesta.
92:3.5 (1006.2) Únicamente dos influencias pueden modificar y elevar los dogmas de la religión natural: la presión de las costumbres que progresan lentamente y la iluminación periódica de las revelaciones de época. Y no es de extrañar que el progreso haya sido lento; en los tiempos antiguos, ser progresista o inventivo significaba ser ejecutado como brujo. El culto avanza lentamente a través de las épocas generacionales y los ciclos seculares. Pero avanza de hecho. La creencia evolutiva en los fantasmas colocó los cimientos para una filosofía de la religión revelada que destruirá con el tiempo la superstición que le dio origen.
92:3.6 (1006.3) La religión ha obstaculizado el desarrollo social de muchas maneras, pero sin religión no habría habido ninguna moral ni ética duraderas, ninguna civilización digna de ese nombre. La religión dio nacimiento a mucha cultura no religiosa: la escultura se originó en la fabricación de los ídolos, la arquitectura en la construcción de los templos, la poesía en los conjuros, la música en los cantos de adoración, el teatro en las interpretaciones para conseguir la guía de los espíritus, y la danza en los festivales estacionales de adoración.
92:3.7 (1006.4) Pero, aunque llamamos la atención sobre el hecho de que la religión fue esencial para el desarrollo y la preservación de la civilización, hay que indicar que la religión natural también ha contribuido mucho a paralizar y detener a la misma civilización que por otra parte fomentaba y mantenía. La religión ha obstaculizado las actividades industriales y el desarrollo económico; ha desperdiciado el trabajo y ha malgastado el capital; no siempre ha ayudado a la familia; no ha fomentado de manera adecuada la paz y la buena voluntad; a veces ha descuidado la educación y retrasado la ciencia; ha empobrecido indebidamente la vida a cambio de un supuesto enriquecimiento de la muerte. La religión evolutiva, la religión humana, ha sido realmente culpable de todas estas equivocaciones, errores y desatinos, y de muchos más; sin embargo, ha mantenido una ética cultural, una moralidad civilizada, y una cohesión social, y ha hecho posible que la religión revelada posterior compensara estos numerosos defectos evolutivos.
92:3.8 (1006.5) La religión evolutiva ha sido la institución humana más costosa, pero su eficacia ha sido incomparable. La religión humana sólo se puede justificar a la luz de la civilización evolutiva. Si el hombre no fuera el producto ascendente de la evolución animal, entonces este recorrido del desarrollo religioso permanecería sin justificación.
92:3.9 (1006.6) La religión facilitó la acumulación del capital; fomentó ciertos tipos de trabajos; el tiempo libre de los sacerdotes favoreció el arte y el conocimiento; al final, la raza ganó mucho como consecuencia de todos estos errores iniciales de la técnica ética. Los chamanes, honrados y fraudulentos, fueron enormemente costosos, pero valieron la pena todo lo que costaron. Las profesiones liberales y la ciencia misma surgieron de los cleros parasitarios. La religión fomentó la civilización y facilitó la continuidad social; ha sido la policía moral de todos los tiempos. La religión proporcionó la disciplina humana y el dominio de sí mismo que hicieron posible la sabiduría. La religión es el látigo eficaz de la evolución que obliga implacablemente a la humanidad indolente y sufriente a salir de su estado natural de inercia intelectual y a elevarse hasta los niveles superiores de la razón y la sabiduría.
92:3.10 (1006.7) La religión evolutiva, esta herencia sagrada de la ascensión animal, debe continuar siempre refinándose y ennobleciéndose por medio de la censura constante de la religión revelada y del horno ardiente de la ciencia auténtica.
92:4.1 (1007.1) La revelación es evolutiva pero siempre progresiva. A lo largo de las épocas de la historia de un mundo, las revelaciones de la religión son cada vez más extensas y sucesivamente más instructivas. La misión de la revelación consiste en clasificar y censurar las religiones sucesivas de la evolución. Pero si la revelación ha de engrandecer y elevar las religiones de la evolución, entonces estas visitas divinas deben presentar unas enseñanzas que no estén demasiado alejadas de las ideas y reacciones de la época en que son presentadas. Por eso la revelación debe mantenerse siempre en contacto con la evolución, y lo hace de hecho. La religión revelada ha de estar siempre limitada por la capacidad del hombre para recibirla.
92:4.2 (1007.2) Pero sin tener en cuenta sus conexiones o derivaciones aparentes, las religiones reveladas siempre están caracterizadas por una creencia en alguna Deidad de valor final y en algún concepto de la supervivencia de la identidad de la personalidad después de la muerte.
92:4.3 (1007.3) La religión evolutiva es sentimental, pero no lógica. Es la reacción del hombre a la creencia en un mundo hipotético de espíritus fantasmas — el reflejo humano en forma de creencia provocado por la conciencia de, y el miedo a, lo desconocido. La religión revelada es presentada por el verdadero mundo espiritual; es la respuesta del cosmos superintelectual a la sed que tienen los mortales de creer y confiar en las Deidades universales. La religión evolutiva describe los titubeos tortuosos de la humanidad en busca de la verdad; la religión revelada es esa verdad misma.
92:4.4 (1007.4) Se han producido muchos casos de revelaciones religiosas, pero sólo cinco han tenido una importancia que ha hecho época. Y fueron los siguientes:
92:4.5 (1007.5) 1. Las enseñanzas de Dalamatia. El verdadero concepto de la Fuente-Centro Primera fue promulgado por primera vez en Urantia por los cien miembros corpóreos del estado mayor del Príncipe Caligastia. Esta revelación creciente de la Deidad duró más de trescientos mil años, hasta que fue interrumpida repentinamente por la secesión planetaria y la ruptura del régimen educativo. A excepción del trabajo de Van, la influencia de la revelación dalamatiana se perdió prácticamente para el mundo entero. Incluso los noditas habían olvidado esta verdad en la época de la llegada de Adán. De todos aquellos que recibieron las enseñanzas de los cien, los hombres rojos fueron los que las conservaron durante más tiempo, pero la idea del Gran Espíritu no era más que un concepto nebuloso en la religión amerindia cuando el contacto con el cristianismo lo clarificó y lo reforzó enormemente.
92:4.6 (1007.6) 2. Las enseñanzas del Edén. Adán y Eva describieron de nuevo el concepto del Padre de todos a los pueblos evolutivos. La disgregación del primer Edén detuvo el curso de la revelación adámica antes de que hubiera empezado a efectuarse plenamente. Pero los sacerdotes setitas continuaron las enseñanzas abortadas de Adán, y algunas de estas verdades nunca se han perdido por completo para el mundo. Toda la tendencia de la evolución religiosa levantina fue modificada por las enseñanzas de los setitas. Pero hacia el año 2500 a. de J. C., la humanidad había perdido ampliamente de vista la revelación patrocinada en los tiempos del Edén.
92:4.7 (1007.7) 3. Melquisedek de Salem. Este Hijo de Nebadon, enviado en misión de urgencia al planeta, inauguró la tercera revelación de la verdad en Urantia. Los preceptos cardinales de sus enseñanzas fueron la confianza y la fe. Enseñó la confianza en la beneficencia omnipotente de Dios y proclamó que la fe era el acto por el cual los hombres conseguían el favor de Dios. Sus enseñanzas se mezclaron gradualmente con las creencias y las prácticas de diversas religiones evolutivas, y finalmente se convirtieron en los sistemas teológicos presentes en Urantia al principio del primer milenio después de Cristo.
92:4.8 (1008.1) 4. Jesús de Nazaret. Cristo Miguel presentó por cuarta vez en Urantia el concepto de Dios como Padre Universal, y esta enseñanza ha perdurado en general desde entonces. La esencia de su enseñanza era el amor y el servicio, la adoración amorosa que un hijo creado ofrece voluntariamente en reconocimiento al ministerio afectuoso de su Padre Dios, y en respuesta al mismo; el servicio por propia voluntad que estos hijos creados dispensan a sus hermanos, con la alegre comprensión de que mediante este servicio están sirviendo igualmente a Dios Padre.
92:4.9 (1008.2) 5. Los documentos de Urantia. Los documentos, de los cuales éste mismo forma parte, constituyen la presentación más reciente de la verdad a los mortales de Urantia. Estos documentos difieren de todas las revelaciones anteriores, ya que no son el trabajo de una sola personalidad del universo, sino una presentación compuesta realizada por numerosos seres. Pero ninguna revelación puede ser nunca completa hasta que no se alcanza al Padre Universal. Todos los demás ministerios celestiales no son más que parciales, transitorios y prácticamente adaptados a las condiciones locales en el tiempo y el espacio. Aunque una confesión como ésta quizás pueda reducir la fuerza y la autoridad inmediatas de todas las revelaciones, ha llegado la hora en que es conveniente hacer estas sinceras declaraciones incluso a riesgo de debilitar la influencia y la autoridad futuras de esta obra, que es la revelación más reciente de la verdad para las razas mortales de Urantia.
92:5.1 (1008.3) En la religión evolutiva se concibe que los dioses existen a imagen y semejanza de los hombres; en la religión revelada se enseña a los hombres que son hijos de Dios — que incluso están hechos a la imagen finita de la divinidad; en las creencias sintetizadas compuestas por las enseñanzas de la revelación y los productos de la evolución, el concepto de Dios es una mezcla de:
92:5.2 (1008.4) 1. Las ideas preexistentes de los cultos evolutivos.
92:5.3 (1008.5) 2. Los ideales sublimes de la religión revelada.
92:5.4 (1008.6) 3. Los puntos de vista personales de los grandes dirigentes religiosos, los profetas e instructores de la humanidad.
92:5.5 (1008.7) La mayor parte de las grandes épocas religiosas han sido inauguradas por la vida y las enseñanzas de alguna personalidad sobresaliente; las directrices de un jefe han originado la mayoría de los movimientos morales, dignos de consideración, de la historia. Los hombres siempre han tenido la tendencia de venerar al dirigente, incluso a costa de sus enseñanzas; de reverenciar su personalidad, incluso perdiendo de vista las verdades que proclamaba. Y esto no sucede sin razón; el corazón del hombre evolutivo posee el deseo instintivo de recibir la ayuda de arriba y del más allá. Este anhelo está diseñado para esperar la aparición en la Tierra del Príncipe Planetario y de los Hijos Materiales posteriores. En Urantia, los hombres han estado privados de estos jefes y gobernantes superhumanos, y por eso intentan constantemente compensar esta pérdida envolviendo a sus dirigentes humanos en leyendas relacionadas con sus orígenes sobrenaturales y sus carreras milagrosas.
92:5.6 (1008.8) Muchas razas han imaginado que sus dirigentes habían nacido de vírgenes; sus carreras están generosamente salpicadas de episodios milagrosos, y sus grupos respectivos continúan esperando su retorno. Los miembros de las tribus de Asia central esperan todavía el regreso de Gengis Kan; en el Tíbet, China y la India esperan a Buda, y en el islam, a Mahoma; entre los amerindios, a Hesunanín Onamonalontón; entre los hebreos se trataba en general del regreso de Adán como gobernante material. En Babilonia, el dios Marduc era una perpetuación de la leyenda de Adán, la idea del hijo de Dios, el eslabón entre el hombre y Dios. Después de la aparición de Adán en la Tierra, los supuestos hijos de Dios fueron frecuentes entre las razas del mundo.
92:5.7 (1009.1) Pero sin tener en cuenta el temor supersticioso que a menudo inspiraban, sigue siendo un hecho que estos instructores fueron las personalidades temporales que sirvieron de puntos de apoyo sobre los que dependieron las palancas de la verdad revelada para hacer progresar la moralidad, la filosofía y la religión de la humanidad.
92:5.8 (1009.2) Ha habido centenares de dirigentes religiosos a lo largo del millón de años de la historia humana de Urantia, desde Onagar hasta el Gurú Nanek. Durante este tiempo se han producido muchos flujos y reflujos en la marea de la verdad religiosa y de la fe espiritual, y cada renacimiento de la religión urantiana ha estado identificado, en el pasado, con la vida y las enseñanzas de algún dirigente religioso. Al examinar los instructores de los tiempos recientes, puede resultar útil agruparlos en siete épocas religiosas mayores de la Urantia postadámica:
92:5.9 (1009.3) 1. El período setita. Los sacerdotes setitas, regenerados bajo la dirección de Amosad, se convirtieron en los grandes educadores postadámicos. Ejercieron su actividad en todas las tierras de los anditas, y su influencia sobrevivió durante más tiempo entre los griegos, los sumerios y los hindúes. Entre estos últimos han continuado hasta la época actual bajo la forma de los brahmanes de la fe hindú. Los setitas y sus seguidores nunca perdieron por completo el concepto de la Trinidad revelado por Adán.
92:5.10 (1009.4) 2. La era de los misioneros de Melquisedek. La religión de Urantia fue regenerada en gran medida por los esfuerzos de los educadores que fueron nombrados por Maquiventa Melquisedek cuando éste vivía y enseñaba en Salem, cerca de dos mil años antes de Cristo. Estos misioneros proclamaron que la fe era el precio del favor de Dios, y aunque sus enseñanzas no produjeron la aparición inmediata de religiones, sin embargo formaron las bases sobre las cuales los instructores posteriores de la verdad construyeron las religiones de Urantia.
92:5.11 (1009.5) 3. La era posterior a Melquisedek. Tanto Amenemope como Akenatón enseñaron durante este período, pero el genio religioso sobresaliente de la era posterior a Melquisedek fue el jefe de un grupo de beduinos levantinos, el fundador de la religión hebrea — Moisés. Moisés enseñó el monoteísmo. Dijo: «Escucha, oh Israel, el Señor nuestro Dios es un solo Dios.» «Es el Señor el que es Dios. No hay ningún otro además de él.» Trató insistentemente de desarraigar de su pueblo los vestigios del culto a los fantasmas, llegando incluso a establecer la pena de muerte para los que lo practicaran. El monoteísmo de Moisés fue adulterado por sus sucesores, pero en tiempos posteriores éstos volvieron a muchas de sus enseñanzas. La grandeza de Moisés reside en su sabiduría y su sagacidad. Otros hombres han tenido unos conceptos más grandes de Dios, pero ninguno ha tenido nunca tanto éxito convenciendo a grandes cantidades de personas para que adoptaran unas creencias tan avanzadas.
92:5.12 (1009.6) 4. El siglo sexto antes de Cristo. Éste fue uno de los siglos de despertar religioso más grandes que se haya visto jamás en Urantia. Muchos hombres surgieron para proclamar la verdad, y entre ellos se puede citar a Gautama, Confucio, Lao-Tse, Zoroastro y los educadores jainistas. Las enseñanzas de Gautama se han difundido ampliamente por Asia, y millones de personas lo veneran como Buda. Confucio supuso para la moral china lo mismo que Platón para la filosofía griega, y aunque las enseñanzas de los dos tuvieron repercusiones religiosas, ninguno de ellos era en realidad un educador religioso; Lao-Tse concibió más cosas sobre Dios en el Tao que Confucio en las humanidades o que Platón en el idealismo. Aunque Zoroastro estaba muy afectado por el concepto predominante del dualismo espiritual, de los espíritus buenos y malos, al mismo tiempo exaltó claramente la idea de una Deidad eterna y de la victoria final de la luz sobre la oscuridad.
92:5.13 (1010.1) 5. El primer siglo después de Cristo. Como instructor religioso, Jesús de Nazaret partió del culto que había establecido Juan el Bautista y se alejó tanto como pudo de los ayunos y las formas. Aparte de Jesús, Pablo de Tarso y Filón de Alejandría fueron los educadores más grandes de esta era. Sus conceptos de la religión han jugado un papel predominante en la evolución de la fe que lleva el nombre de Cristo.
92:5.14 (1010.2) 6. El siglo sexto después de Cristo. Mahoma fundó una religión que era superior a muchos credos de su época. Su religión fue una protesta contra las exigencias sociales de las doctrinas extranjeras y contra la incoherencia de la vida religiosa de su propio pueblo.
92:5.15 (1010.3) 7. El siglo quince después de Cristo. Este período presenció dos movimientos religiosos: la ruptura de la unidad del cristianismo en occidente y la síntesis de una nueva religión en oriente. En Europa, el cristianismo institucionalizado había alcanzado el grado de rigidez que hacía que cualquier crecimiento adicional resultara incompatible con la unidad. En oriente, las enseñanzas combinadas del Islam, el hinduismo y el budismo fueron sintetizadas por Nanek y sus seguidores en el sijismo, una de las religiones más avanzadas de Asia.
92:5.16 (1010.4) El futuro de Urantia estará caracterizado sin duda por la aparición de instructores de la verdad religiosa — la Paternidad de Dios y la fraternidad de todas las criaturas. Pero es de esperar que los esfuerzos ardientes y sinceros de esos futuros profetas estén menos dirigidos hacia el reforzamiento de las barreras entre las religiones, y más encaminados hacia el acrecentamiento de una fraternidad religiosa de adoración espiritual entre los numerosos seguidores de las diferentes teologías intelectuales que tanto caracterizan al planeta Urantia de Satania.
92:6.1 (1010.5) Las religiones urantianas del siglo veinte ofrecen un estudio interesante sobre la evolución social del impulso humano a la adoración. Muchas doctrinas han progresado muy poco desde los tiempos del culto a los fantasmas. Los pigmeos de África no tienen reacciones religiosas como tales, aunque algunos de ellos creen un poco en un entorno de espíritus. Hoy están exactamente en el punto en que se encontraba el hombre primitivo cuando empezó la evolución de la religión. La creencia fundamental de la religión primitiva era la supervivencia después de la muerte. La idea de adorar a un Dios personal indica un desarrollo evolutivo avanzado, e incluso la primera etapa de la revelación. Los dayacs sólo han desarrollado las prácticas religiosas más primitivas. Los esquimales y amerindios relativamente recientes tenían unos conceptos muy pobres de Dios; creían en los fantasmas y tenían una idea imprecisa de algún tipo de supervivencia después de la muerte. Los indígenas australianos de hoy en día sólo tienen el miedo a los fantasmas, el temor a la oscuridad y una veneración rudimentaria de los antepasados. Los zulúes están precisamente desarrollando una religión de miedo a los fantasmas y de sacrificios. Muchas tribus africanas, excepto aquellas que han recibido el trabajo misionero de los cristianos y los mahometanos, no han sobrepasado todavía el estado fetichista de la evolución religiosa. Pero algunos grupos se han mantenido fieles durante mucho tiempo a la idea del monoteísmo, como los antiguos tracios, que también creían en la inmortalidad.
92:6.2 (1010.6) En Urantia, la religión evolutiva y la religión revelada progresan una al lado de la otra, mezclándose y fundiéndose en los diversos sistemas teológicos que se encontraban en el mundo en la época de la redacción de estos documentos. Estas religiones, las del siglo veinte de Urantia, se pueden enumerar como sigue:
92:6.3 (1011.1) 1. El hinduismo — la más antigua.
92:6.4 (1011.2) 2. La religión hebrea.
92:6.5 (1011.3) 3. El budismo.
92:6.6 (1011.4) 4. Las enseñanzas de Confucio.
92:6.7 (1011.5) 5. Las creencias taoistas.
92:6.8 (1011.6) 6. El zoroastrismo.
92:6.9 (1011.7) 7. El sintoísmo.
92:6.10 (1011.8) 8. El jainismo.
92:6.11 (1011.9) 9. El cristianismo.
92:6.12 (1011.10) 10. El islam.
92:6.13 (1011.11) 11. El sijismo — la más reciente.
92:6.14 (1011.12) Las religiones más avanzadas de los tiempos antiguos eran el judaísmo y el hinduismo, y cada una de ellas ha tenido respectivamente una gran influencia sobre el curso del desarrollo religioso en oriente y occidente. Tanto los hindúes como los hebreos creían que sus religiones eran inspiradas y reveladas, y que todas las demás eran formas decadentes de la única fe verdadera.
92:6.15 (1011.13) La India está dividida entre los hindúes, los sijs, los mahometanos y los jaínes, y cada uno describe a Dios, al hombre y al universo según sus conceptos diferentes. China sigue las enseñanzas del Tao y de Confucio; el sintoísmo se venera en el Japón.
92:6.16 (1011.14) Las grandes doctrinas internacionales, interraciales, son la hebrea, la budista, la cristiana y la islámica. El budismo se extiende desde Ceilán y Birmania, a través del Tíbet y China, hasta el Japón. Ha demostrado una facultad de adaptación a las costumbres de numerosos pueblos que sólo ha sido igualada por el cristianismo.
92:6.17 (1011.15) La religión hebrea engloba la transición filosófica entre el politeísmo y el monoteísmo; es un eslabón evolutivo entre las religiones de la evolución y las religiones reveladas. Los hebreos fueron el único pueblo occidental que siguió a sus dioses evolutivos primitivos desde el principio hasta el fin, hasta el Dios de la revelación. Pero esta verdad nunca fue ampliamente aceptada hasta la época de Isaías, que enseñó de nuevo la idea mixta de una deidad racial fusionada con un Creador Universal: «Oh Señor de los ejércitos, Dios de Israel, tú eres Dios, sólo tú lo eres; tú has creado el cielo y la Tierra.» En un momento dado, la esperanza de supervivencia de la civilización occidental residió en los sublimes conceptos hebreos de la bondad y en los avanzados conceptos helénicos de la belleza.
92:6.18 (1011.16) La religión cristiana es la religión acerca de la vida y las enseñanzas de Cristo, basada en la teología del judaísmo, modificada además por la asimilación de algunas enseñanzas de Zoroastro y de la filosofía griega, y formulada principalmente por tres personalidades: Filón, Pedro y Pablo. Ha pasado por muchas fases en su evolución desde los tiempos de Pablo, y se ha occidentalizado tanto que muchos pueblos no europeos consideran naturalmente al cristianismo como la extraña revelación de un Dios extraño, destinada a los extraños.
92:6.19 (1011.17) El islam es la conexión religioso-cultural entre África del norte, el Levante y el sudeste de Asia. La teología judía, en unión con las enseñanzas cristianas posteriores, fue la que hizo monoteísta al islam. Los seguidores de Mahoma tropezaron con las enseñanzas avanzadas sobre la Trinidad; no podían comprender la doctrina de tres personalidades divinas y una sola Deidad. Siempre es difícil inducir a la mente evolutiva a que acepte repentinamente una verdad revelada avanzada. El hombre es una criatura evolutiva y, en general, debe conseguir su religión por medio de técnicas evolutivas.
92:6.20 (1012.1) El culto a los antepasados constituyó antiguamente un progreso indudable en la evolución religiosa, pero es a la vez sorprendente y lamentable que este concepto primitivo continúe existiendo en China, el Japón y la India en medio de otras creencias relativamente más avanzadas, tales como el budismo y el hinduismo. En occidente, el culto a los antepasados se convirtió en la veneración de los dioses nacionales y en el respeto por los héroes de la raza. En el siglo veinte, esta religión nacionalista de veneración de los héroes hace su aparición en los diversos laicismos radicales y nacionalistas que caracterizan a muchas razas y naciones occidentales. Esta misma actitud se encuentra también en gran parte en las grandes universidades y en las comunidades industriales más importantes de los pueblos de habla inglesa. La idea de que la religión no es más que «una búsqueda en común de la buena vida» no difiere mucho de estos conceptos. Las «religiones nacionales» no son más que una reversión a la adoración primitiva romana de los emperadores, y al sintoísmo — la adoración del Estado en la familia imperial.
92:7.1 (1012.2) La religión no puede volverse nunca un hecho científico. La filosofía puede descansar en verdad sobre una base científica, pero la religión seguirá siendo siempre evolutiva o revelada, o una posible combinación de las dos, tal como sucede en el mundo de hoy en día.
92:7.2 (1012.3) No se pueden inventar nuevas religiones; o éstas se desarrollan por evolución, o son reveladas repentinamente. Todas las religiones evolutivas nuevas son simplemente las expresiones progresivas de creencias antiguas, nuevas adaptaciones y nuevos ajustes. Lo antiguo no deja de existir; está fundido en lo nuevo, tal como el sijismo brotó y floreció de la tierra y las formas del hinduismo, el budismo, el islam y otros cultos contemporáneos. La religión primitiva era muy democrática; el salvaje prestaba o pedía prestado rápidamente. El egotismo teológico autocrático e intolerante sólo apareció con la religión revelada.
92:7.3 (1012.4) Las numerosas religiones de Urantia son todas buenas en la medida en que llevan al hombre hacia Dios y aportan al hombre la comprensión del Padre. Es una falacia, para cualquier grupo de personas religiosas, imaginar que su credo es La Verdad; esta actitud demuestra más arrogancia teológica que certidumbre en la fe. No existe una religión en Urantia que no pueda estudiar y asimilar provechosamente lo mejor de las verdades contenidas en todas las otras doctrinas, porque todas contienen verdades. Los practicantes de la religión harían mejor en tomar prestado lo mejor de la fe espiritual viviente de sus vecinos, en lugar de denunciar lo peor de sus supersticiones sobrevivientes y de sus rituales anticuados.
92:7.4 (1012.5) Todas estas religiones han surgido como consecuencia de la reacción intelectual variable de los hombres a sus directrices espirituales idénticas. Los hombres nunca pueden esperar alcanzar una uniformidad de credos, dogmas y ritos — pues éstos son intelectuales; pero sí pueden, y algún día lo lograrán, conseguir la unidad en la adoración sincera del Padre de todos, porque ésta es espiritual, y es eternamente cierto que en espíritu todos los hombres son iguales.
92:7.5 (1012.6) La religión primitiva era sobre todo una conciencia de los valores materiales, pero la civilización eleva los valores religiosos, porque la verdadera religión es la dedicación del yo al servicio de los valores significativos y supremos. A medida que evoluciona la religión, la ética se convierte en la filosofía de la moral, y la moralidad se vuelve la disciplina del yo gracias a los criterios de los significados superiores y de los valores supremos — de los ideales divinos y espirituales. La religión se convierte así en una devoción espontánea y delicada, en la experiencia viviente de la fidelidad del amor.
92:7.6 (1013.1) La calidad de una religión se puede apreciar por:
92:7.7 (1013.2) 1. La altura de sus valores — las fidelidades.
92:7.8 (1013.3) 2. La profundidad de sus significados — la sensibilización del individuo a la apreciación idealista de estos valores superiores.
92:7.9 (1013.4) 3. La intensidad de la consagración — el grado de devoción a estos valores divinos.
92:7.10 (1013.5) 4. El progreso sin trabas de la personalidad en este camino cósmico de vida espiritual idealista, de comprensión de la filiación con Dios y de ciudadanía progresiva sin fin en el universo.
92:7.11 (1013.6) Los significados religiosos progresan en la conciencia personal cuando el niño transfiere sus ideas de la omnipotencia desde sus padres hasta Dios. Toda la experiencia religiosa de ese niño dependerá considerablemente de si la relación con sus padres ha estado dominada por el miedo o por el amor. Los esclavos siempre han tenido grandes dificultades para transformar el miedo a sus amos en conceptos de amor por Dios. La civilización, la ciencia y las religiones avanzadas deben liberar a la humanidad de los miedos procedentes del temor a los fenómenos naturales. Una cultura más amplia debería liberar así a los mortales instruidos de tener que depender totalmente de los intermediarios para comulgar con la Deidad.
92:7.12 (1013.7) Estas etapas intermedias de titubeo idólatra en el proceso de transferir la veneración de lo humano y visible a lo divino e invisible son inevitables, pero la conciencia de las facilidades aportadas por el ministerio del espíritu divino interior debería abreviar estas etapas. Sin embargo, el hombre ha sido profundamente influido no sólo por sus conceptos sobre la Deidad, sino también por el carácter de los héroes que ha escogido honrar. Es muy lamentable que aquellos que han llegado a venerar al Cristo divino y resucitado hayan pasado por alto al hombre — al héroe valiente e intrépido — a Josué ben José.
92:7.13 (1013.8) El hombre moderno tiene una conciencia suficiente de la religión, pero sus costumbres devotas están confusas y desacreditadas debido a su metamorfosis social acelerada y a sus desarrollos científicos sin precedentes. Los hombres y las mujeres pensantes quieren que la religión sea definida de nuevo, y esta exigencia obligará a la religión a volverse a evaluar a sí misma.
92:7.14 (1013.9) El hombre moderno se enfrenta a la tarea de hacer más reajustes en los valores humanos en una sola generación que en dos mil años. Y todo esto influye sobre la actitud social hacia la religión, porque la religión es una manera de vivir así como una técnica de pensamiento.
92:7.15 (1013.10) La verdadera religión debe ser siempre y al mismo tiempo el eterno fundamento y la estrella orientadora de todas las civilizaciones duraderas.
92:7.16 (1013.11) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 93
93:0.1 (1014.1) LOS Melquisedeks son muy conocidos como Hijos de emergencia, porque se dedican a una asombrosa gama de actividades en los mundos de un universo local. Cuando surge algún problema extraordinario o cuando hay que intentar algo fuera de lo normal, es un Melquisedek el que acepta muy a menudo la misión. La capacidad de los Hijos Melquisedeks para actuar en los casos de urgencia y en niveles muy divergentes del universo, incluso en el nivel físico de manifestación de la personalidad, es típica de esta orden. Sólo los Portadores de Vida comparten hasta cierto punto esta gama metamórfica de actividades de la personalidad.
93:0.2 (1014.2) La orden Melquisedek de filiación del universo ha sido extremadamente activa en Urantia. Un cuerpo de doce miembros sirvió conjuntamente con los Portadores de Vida. Otro cuerpo posterior de doce se convirtió en los síndicos de vuestro mundo poco después de la secesión de Caligastia, y continuó al mando hasta la época de Adán y Eva. Estos doce Melquisedeks volvieron a Urantia después de la falta de Adán y Eva, y luego continuaron como síndicos planetarios hasta el día en que Jesús de Nazaret se convirtió, como Hijo del Hombre, en el Príncipe Planetario titular de Urantia.
93:1.1 (1014.3) La verdad revelada estuvo amenazada de desaparición durante los milenios que siguieron al fracaso de la misión adámica en Urantia. Aunque las razas humanas hacían progresos intelectuales, perdían lentamente terreno en el campo espiritual. Hacia el año 3000 a. de J. C., el concepto de Dios se había vuelto muy vago en la mente de los hombres.
93:1.2 (1014.4) Los doce síndicos Melquisedeks conocían la donación inminente de Miguel en el planeta, pero no sabían cuándo se produciría; por consiguiente, se reunieron en consejo solemne y pidieron a los Altísimos de Edentia que se tomara alguna disposición para mantener la luz de la verdad en Urantia. Esta petición fue desestimada con el mandato de que «la conducta de los asuntos en la 606 de Satania está plenamente entre las manos de los custodios Melquisedeks.» Los síndicos recurrieron entonces a la ayuda del Padre Melquisedek, pero sólo recibieron el mensaje de que debían continuar sosteniendo la verdad de la manera que ellos mismos escogieran «hasta la llegada de un Hijo donador» que «salvaría los títulos planetarios de la pérdida y la incertidumbre.»
93:1.3 (1014.5) A consecuencia de tener que valerse tan completamente por sí mismos, Maquiventa Melquisedek, uno de los doce síndicos planetarios, se ofreció como voluntario para hacer lo que sólo se había efectuado seis veces en toda la historia de Nebadon: personalizarse en la Tierra como un hombre temporal del planeta, donarse como Hijo de emergencia para ayudar al mundo. Las autoridades de Salvington concedieron el permiso para esta aventura, y la encarnación efectiva de Maquiventa Melquisedek se consumó cerca del lugar que llegaría a convertirse en la ciudad de Salem, en Palestina. Toda la operación de la materialización de este Hijo Melquisedek fue completada por los síndicos planetarios con la cooperación de los Portadores de Vida, de algunos Controladores Físicos Maestros y de otras personalidades celestiales residentes en Urantia.
93:2.1 (1015.1) Maquiventa se donó a las razas humanas de Urantia 1.973 años antes del nacimiento de Jesús. Su llegada no fue espectacular; su materialización no fue contemplada por los ojos humanos. La primera vez que un hombre mortal lo observó fue el día memorable en que entró en la tienda de Amdón, un pastor caldeo de origen sumerio. Y la proclamación de su misión estuvo sintetizada en la simple declaración que le hizo a este pastor: «Soy Melquisedek, sacerdote de El Elyón, el Altísimo, el solo y único Dios.»
93:2.2 (1015.2) Cuando el pastor se hubo recobrado de su sorpresa, y después de acosar a este desconocido con muchas preguntas, le pidió a Melquisedek que cenara con él. Ésta fue la primera vez, en su larga carrera universal, que Maquiventa consumió comida material, el alimento que habría de sustentarlo durante los noventa y cuatro años de su vida como ser material.
93:2.3 (1015.3) Aquella noche, mientras conversaban fuera bajo las estrellas, Melquisedek empezó su misión de revelar la verdad de la realidad de Dios cuando, con un amplio movimiento de su brazo, se volvió hacia Amdón y le dijo: «El Elyón, el Altísimo, es el divino creador de las estrellas del firmamento e incluso de esta misma Tierra donde vivimos, y es también el Dios supremo del cielo.»
93:2.4 (1015.4) En pocos años, Melquisedek había reunido a su alrededor a un grupo de alumnos, discípulos y creyentes que formaron el núcleo de la comunidad posterior de Salem. Pronto fue conocido en toda Palestina como el sacerdote de El Elyón, el Altísimo, y como el sabio de Salem. En algunas tribus circundantes, a menudo se referían a él como el jeque, o el rey, de Salem. Salem era el lugar que, después de la desaparición de Melquisedek, se convirtió en la ciudad de Jebús, y más tarde fue llamada Jerusalén.
93:2.5 (1015.5) Melquisedek se parecía, en su apariencia personal, a los pueblos noditas y sumerios entonces mezclados; medía casi un metro ochenta de alto y tenía una presencia imponente. Hablaba el caldeo y media docena de otras lenguas. Se vestía poco más o menos como los sacerdotes cananeos, salvo que llevaba en su pecho un emblema de tres círculos concéntricos, el símbolo de la Trinidad del Paraíso vigente en Satania. En el transcurso de su ministerio, sus seguidores llegaron a considerar tan sagrada esta insignia de los tres círculos concéntricos, que nunca se atrevieron a utilizarla, y con el paso de algunas generaciones fue pronto olvidada.
93:2.6 (1015.6) Aunque Maquiventa vivió a la manera de los hombres del planeta, nunca se casó, ni podría haber dejado descendencia en la Tierra. Su cuerpo físico se parecía al de un varón humano, pero pertenecía en realidad al tipo de cuerpos especialmente construídos que habían utilizado los cien miembros materializados del estado mayor del Príncipe Caligastia, salvo que no contenía el plasma vital de ninguna raza humana. El árbol de la vida tampoco estaba disponible en Urantia. Si Maquiventa hubiera permanecido un largo período de tiempo en la Tierra, su mecanismo físico se habría deteriorado paulatinamente; tal como sucedieron las cosas, terminó su misión de donación en noventa y cuatro años, mucho antes de que su cuerpo material empezara a desintegrarse.
93:2.7 (1016.1) Este Melquisedek encarnado recibió un Ajustador del Pensamiento que residió en su personalidad superhumana como monitor del tiempo y mentor de la carne, consiguiendo así aquella experiencia e introducción práctica a los problemas de Urantia y a la técnica de residir en un Hijo encarnado que permitió a este espíritu del Padre ejercer su actividad tan valientemente en la mente humana de Miguel, el Hijo de Dios que apareció más tarde en la Tierra en la similitud de la carne mortal. Éste es el único Ajustador del Pensamiento que ha trabajado en dos mentes en Urantia, pero las dos mentes eran divinas a la vez que humanas.
93:2.8 (1016.2) Maquiventa permaneció durante su encarnación en completo contacto con sus once compañeros del cuerpo de guardianes planetarios, pero no podía comunicarse con otras órdenes de personalidades celestiales. Aparte de los síndicos Melquisedeks, no tenía más contacto con las inteligencias superhumanas que un ser humano.
93:3.1 (1016.3) Después de pasar una década, Melquisedek organizó sus escuelas en Salem según el modelo del antiguo sistema que había sido desarrollado por los primeros sacerdotes setitas del segundo Edén. Incluso la idea de un sistema de diezmo, que fue introducido por Abraham, su converso posterior, también provenía de las tradiciones supervivientes de los métodos de los antiguos setitas.
93:3.2 (1016.4) Melquisedek enseñó el concepto de un solo Dios, de una Deidad universal, pero permitió que la gente asociara esta enseñanza con el Padre de la Constelación de Norlatiadek, a quien llamaba El Elyón — el Altísimo. Melquisedek casi no dijo nada sobre la situación de Lucifer y el estado de los asuntos de Jerusem. Lanaforge, el Soberano del Sistema, tuvo que ocuparse poco de Urantia hasta después de que Miguel terminara su donación. Para la mayoría de los estudiantes de Salem, Edentia era el cielo y el Altísimo, Dios.
93:3.3 (1016.5) El símbolo de los tres círculos concéntricos, que Melquisedek adoptó como insignia de su donación, fue interpretado por la mayoría de la gente como que representaba tres reinos, el reino de los hombres, de los ángeles y de Dios. Se les permitió que continuaran con esta creencia; muy pocos de sus seguidores supieron nunca que estos tres círculos eran el símbolo de la infinidad, la eternidad y la universalidad de la Trinidad del Paraíso que lo mantiene y lo dirige todo de manera divina; incluso Abraham consideraba que este símbolo representaba más bien a los tres Altísimos de Edentia, pues se le había enseñado que los tres Altísimos actuaban como uno solo. Melquisedek enseñó el concepto de la Trinidad, simbolizado en su insignia, hasta el punto de que lo asociaba generalmente con los tres gobernantes Vorondadeks de la constelación de Norlatiadek.
93:3.4 (1016.6) Para la masa de sus seguidores, no hizo ningún esfuerzo por presentarles unas enseñanzas que sobrepasaran la realidad del gobierno de los Altísimos de Edentia — los Dioses de Urantia. Pero Melquisedek enseñó a algunos una verdad superior que abarcaba la conducta y la organización del universo local, mientras que a su brillante discípulo Nordán el Kenita y a su grupo de estudiantes aplicados les enseñó las verdades del superuniverso e incluso de Havona.
93:3.5 (1016.7) Los miembros de la familia de Katro, con quien Melquisedek vivió más de treinta años, conocían muchas de estas verdades superiores y las perpetuaron durante mucho tiempo en su familia, incluso hasta la época de su ilustre descendiente Moisés; éste contó así con una convincente tradición de los tiempos de Melquisedek que le había sido transmitida por esta rama, la de su padre, así como por otras fuentes pertenecientes al linaje de su madre.
93:3.6 (1016.8) Melquisedek enseñó a sus seguidores todo lo que fueron capaces de recibir y asimilar. Incluso muchas ideas religiosas modernas sobre el cielo y la Tierra, el hombre, Dios y los ángeles no están muy alejadas de estas enseñanzas de Melquisedek. Pero este gran maestro lo subordinó todo a la doctrina de un solo Dios, una Deidad universal, un Creador celestial, un Padre divino. Hizo hincapié en esta enseñanza con el fin de atraer la adoración del hombre y de preparar el camino para la aparición posterior de Miguel como Hijo de este mismo Padre Universal.
93:3.7 (1017.1) Melquisedek enseñó que en algún momento del futuro otro Hijo de Dios vendría a encarnarse como él, pero que nacería de una mujer; por esta razón numerosos educadores posteriores sostuvieron que Jesús era un sacerdote, o un ministro, «para siempre a la manera de Melquisedek».
93:3.8 (1017.2) Melquisedek preparó así el camino y organizó el terreno monoteísta de la tendencia del mundo para la donación de un verdadero Hijo Paradisiaco del Dios único que él describía tan gráficamente como el Padre de todos, y que presentó a Abraham como un Dios que acepta al hombre con la simple condición de la fe personal. Y cuando Miguel apareció en la Tierra, confirmó todo lo que Melquisedek había enseñado sobre el Padre Paradisiaco.
93:4.1 (1017.3) Las ceremonias del culto de Salem eran muy sencillas. Toda persona que firmaba o ponía una marca en las listas de las tablillas de arcilla de la iglesia de Melquisedek aprendía de memoria, y suscribía, la siguiente creencia:
93:4.2 (1017.4) 1. Creo en El Elyón, el Dios Altísimo, el único Padre Universal y Creador de todas las cosas.
93:4.3 (1017.5) 2. Acepto la alianza de Melquisedek con el Altísimo, la cual me otorga el favor de Dios por mi fe, y no por los sacrificios ni los holocaustos.
93:4.4 (1017.6) 3. Prometo obedecer los siete mandamientos de Melquisedek y divulgar a todos los hombres la buena nueva de esta alianza con el Altísimo.
93:4.5 (1017.7) Éste era todo el credo de la colonia de Salem. Pero incluso una declaración de fe tan simple y tan corta era totalmente excesiva y demasiado avanzada para los hombres de aquella época. Simplemente no podían captar la idea de conseguir el favor divino a cambio de nada — sólo por la fe. Tenían demasiado arraigada la creencia de que el hombre había nacido con los derechos perdidos ante los dioses. Habían ofrecido sacrificios y habían hecho regalos a los sacerdotes durante demasiado tiempo y con demasiada seriedad como para ser capaces de comprender la buena nueva de que la salvación, el favor divino, era un regalo gratuito para todos los que quisieran creer en la alianza de Melquisedek. Pero Abraham creyó aunque con poco entusiasmo, e incluso esto le fue «contado en justicia».
93:4.6 (1017.8) Los siete mandamientos promulgados por Melquisedek estaban modelados según las ideas de la antigua ley suprema de Dalamatia, y se parecían mucho a los siete mandamientos que habían sido enseñados en el primero y segundo Edén. Estos mandamientos de la religión de Salem eran los siguientes:
93:4.7 (1017.9) 1. No servirás a ningún Dios salvo al Creador Altísimo del cielo y de la Tierra.
93:4.8 (1017.10) 2. No dudarás de que la fe es el único requisito para la salvación eterna.
93:4.9 (1017.11) 3. No levantarás falsos testimonios.
93:4.10 (1017.12) 4. No matarás.
93:4.11 (1017.13) 5. No robarás.
93:4.12 (1018.1) 6. No cometerás adulterio.
93:4.13 (1018.2) 7. No mostrarás falta de respeto por tus padres y tus mayores.
93:4.14 (1018.3) Aunque no se permitía ningún sacrificio dentro de la colonia, Melquisedek sabía muy bien lo difícil que es eliminar repentinamente unas costumbres establecidas durante mucho tiempo y, en consecuencia, ofreció sabiamente a este pueblo sustituir el antiguo sacrificio de carne y sangre por un sacramento de pan y vino. Está escrito que «Melquisedek, rey de Salem, trajo pan y vino». Pero incluso esta prudente innovación no tuvo un éxito completo; todas las diversas tribus mantenían unos centros auxiliares en las afueras de Salem donde ofrecían sacrificios y holocaustos. El mismo Abraham recurrió a esta práctica bárbara después de su victoria sobre Kedorlaomer; sencillamente no se sentía tranquilo del todo hasta haber ofrecido un sacrificio convencional. Melquisedek nunca consiguió erradicar plenamente esta tendencia a los sacrificios de las prácticas religiosas de sus seguidores, ni siquiera de Abraham.
93:4.15 (1018.4) Al igual que Jesús, Melquisedek se ocupó estrictamente de cumplir la misión de su donación. No intentó reformar las costumbres, cambiar los hábitos del mundo, ni promulgar siquiera unas prácticas higiénicas avanzadas o unas verdades científicas. Vino para realizar dos tareas: Mantener viva en la Tierra la verdad del Dios único, y preparar el camino para la donación humana posterior de un Hijo Paradisiaco de ese Padre Universal.
93:4.16 (1018.5) Melquisedek enseñó en Salem una verdad revelada elemental a lo largo de noventa y cuatro años, y durante este tiempo Abraham asistió a la escuela de Salem en tres ocasiones diferentes. Finalmente se convirtió a las enseñanzas de Salem, volviéndose uno de los alumnos más brillantes y uno de los partidarios principales de Melquisedek.
93:5.1 (1018.6) Aunque pueda ser un error hablar de «pueblo elegido», no es una equivocación referirse a Abraham como un individuo elegido. Melquisedek confió a Abraham la responsabilidad de mantener viva la verdad de un Dios único, distinguiéndolo de la creencia predominante en unas deidades múltiples.
93:5.2 (1018.7) La elección de Palestina como sede de las actividades de Maquiventa estuvo basada en parte en el deseo de establecer contacto con una familia humana que llevara incorporados los potenciales de mando. En la época de la encarnación de Melquisedek, muchas familias de la Tierra estaban tan bien preparadas como la de Abraham para recibir la doctrina de Salem. Había familias igualmente dotadas entre los hombres rojos, los hombres amarillos y los descendientes de los anditas del oeste y del norte. Pero, una vez más, ninguno de estos lugares estaba tan favorablemente situado como la costa oriental del Mar Mediterráneo para la aparición posterior de Miguel en la Tierra. La misión de Melquisedek en Palestina y la aparición ulterior de Miguel en el pueblo hebreo estuvieron determinadas en gran parte por la geografía, por el hecho de que Palestina ocupaba un emplazamiento central con relación al comercio, los viajes y la civilización existentes en el mundo de entonces.
93:5.3 (1018.8) Los síndicos Melquisedeks habían estado observando durante algún tiempo a los antepasados de Abraham, y estaban convencidos de que en alguna generación nacería un descendiente que estaría caracterizado por la inteligencia, la iniciativa, la sagacidad y la sinceridad. Los hijos de Téraj, el padre de Abraham, respondían en todos los aspectos a estas expectativas. La posibilidad de ponerse en contacto con estos hijos polifacéticos de Téraj fue la que tuvo tanto que ver con la aparición de Maquiventa en Salem y no en Egipto, China, la India o en las tribus del norte.
93:5.4 (1019.1) Téraj y toda su familia creían a medias en la religión de Salem, que se había predicado en Caldea; habían oído hablar de Melquisedek a través de los sermones de Ovidio, un educador fenicio que proclamó en Ur las doctrinas de Salem. Salieron de Ur con la intención de ir directamente a Salem, pero Najor, el hermano de Abraham, que no había visto a Melquisedek, era poco entusiasta y los persuadió para que se quedaran en Jarán. Después de su llegada a Palestina, pasó mucho tiempo antes de que estuvieran dispuestos a destruir todos los dioses lares que habían traído con ellos; fueron lentos en renunciar a los numerosos dioses de Mesopotamia en favor del Dios único de Salem.
93:5.5 (1019.2) Pocas semanas después de la muerte de Téraj, el padre de Abraham, Melquisedek envió a uno de sus estudiantes, Yaram el Hitita, para que llevara a Abraham y a Najor la siguiente invitación: «Venid a Salem, donde escucharéis nuestras enseñanzas sobre la verdad del Creador eterno, y el mundo entero será bendecido en vuestra progenie iluminada, la de los dos hermanos.» Pero Najor no había aceptado por completo el evangelio de Melquisedek; se quedó atrás y construyó una poderosa ciudad-Estado que llevó su nombre; pero Lot, el sobrino de Abraham, decidió acompañar a su tío hasta Salem.
93:5.6 (1019.3) Cuando llegaron a Salem, Abraham y Lot escogieron una fortaleza en las colinas, cerca de la ciudad, donde podían defenderse de los numerosos ataques por sorpresa de los ladrones del norte. En esta época, los hititas, asirios, filisteos y otros grupos asaltaban constantemente las tribus del centro y el sur de Palestina. Desde su plaza fuerte en las colinas, Abraham y Lot hicieron frecuentes peregrinajes a Salem.
93:5.7 (1019.4) Poco después de haberse establecido cerca de Salem, Abraham y Lot viajaron al valle del Nilo para conseguir víveres, pues en aquel momento había una sequía en Palestina. Durante su breve estancia en Egipto, Abraham encontró a un pariente lejano en el trono egipcio, y sirvió como comandante de dos expediciones militares con mucho éxito para este rey. Durante la última parte de su estancia al borde del Nilo, Abraham y su esposa Sara vivieron en la corte, y cuando se marchó de Egipto, recibió una parte del botín de sus campañas militares.
93:5.8 (1019.5) Abraham necesitó una gran resolución para renunciar a los honores de la corte egipcia y volver al trabajo más espiritual patrocinado por Maquiventa. Pero Melquisedek era respetado incluso en Egipto, y cuando informaron de toda la historia al faraón, éste incitó firmemente a Abraham a que regresara para cumplir sus promesas a favor de la causa de Salem.
93:5.9 (1019.6) Abraham ambicionaba ser rey, y en el camino de vuelta de Egipto, expuso a Lot su plan de someter a todo Canaán y poner a su gente bajo el dominio de Salem. Lot sentía más inclinación por los negocios, de manera que, después de un desacuerdo posterior, se dirigió a Sodoma para dedicarse al comercio y a la ganadería. A Lot no le gustaba ni la vida militar ni la vida de pastor.
93:5.10 (1019.7) Después de regresar con su familia a Salem, Abraham empezó a madurar sus proyectos militares. Pronto fue reconocido como gobernante civil del territorio de Salem y había confederado bajo su mando a siete tribus cercanas. Melquisedek tuvo en verdad grandes dificultades para frenar a Abraham, que estaba inflamado con el ardor de salir y reunir a las tribus vecinas con la espada, para que así pudieran conocer más rápidamente las verdades de Salem.
93:5.11 (1019.8) Melquisedek mantenía relaciones pacíficas con todas las tribus circundantes; no era militarista y nunca fue atacado por ninguno de los ejércitos en sus movimientos de avance o retroceso. Estaba totalmente dispuesto a que Abraham formulara una política defensiva para Salem, tal como la que se puso en práctica posteriormente, pero no aprobaba los ambiciosos proyectos de conquista de su alumno; se produjo pues una ruptura amistosa de relaciones, y Abraham se trasladó a Hebrón para establecer su capital militar.
93:5.12 (1020.1) Debido a su estrecha relación con el ilustre Melquisedek, Abraham poseía una gran ventaja sobre los reyezuelos de los alrededores; todos respetaban a Melquisedek y temían indebidamente a Abraham. Abraham conocía este miedo y sólo esperaba una ocasión favorable para atacar a sus vecinos; el pretexto se presentó cuando algunos de estos soberanos se atrevieron a asaltar las propiedades de su sobrino Lot, que residía en Sodoma. Al enterarse de esto, Abraham, a la cabeza de sus siete tribus confederadas, avanzó sobre el enemigo. Su propia escolta de 318 hombres dirigió el ejército de más de 4.000 soldados que atacaron en esta ocasión.
93:5.13 (1020.2) Cuando Melquisedek se enteró de que Abraham había declarado la guerra, salió para disuadirlo, pero sólo lo alcanzó cuando su antiguo discípulo volvía victorioso de la batalla. Abraham se empeñó en que el Dios de Salem le había dado la victoria sobre sus enemigos, e insistió en entregar una décima parte de su botín al tesoro de Salem. El noventa por ciento restante lo trasladó a su capital en Hebrón.
93:5.14 (1020.3) Después de esta batalla de Siddim, Abraham se convirtió en el jefe de una segunda confederación de once tribus, y no solamente pagaba el diezmo a Melquisedek, sino que se aseguró de que todos los demás de aquella región hicieran lo mismo. Sus relaciones diplomáticas con el rey de Sodoma, junto con el temor que generalmente le tenían, tuvieron como resultado que el rey de Sodoma y otros se unieran a la confederación militar de Hebrón; Abraham estaba realmente en vías de establecer un poderoso Estado en Palestina.
93:6.1 (1020.4) Abraham tenía la intención de conquistar todo Canaán. Su determinación sólo estaba debilitada por el hecho de que Melquisedek no quería aprobar la empresa. Pero Abraham casi había decidido embarcarse en el proyecto cuando empezó a preocuparle la idea de que no tenía un hijo para sucederle como soberano de este futuro reino. Preparó otra conferencia con Melquisedek; y en el transcurso de esta entrevista fue cuando el sacerdote de Salem, el Hijo visible de Dios, persuadió a Abraham para que abandonara su proyecto de conquistas materiales y de reinado temporal a favor del concepto espiritual del reino de los cielos.
93:6.2 (1020.5) Melquisedek explicó a Abraham la inutilidad de luchar contra la confederación amorita, pero también le indicó con claridad que estos clanes atrasados estaban suicidándose indudablemente a causa de sus prácticas insensatas, de manera que en pocas generaciones estarían tan debilitados que los descendientes de Abraham, que habrían aumentado considerablemente mientras tanto, podrían vencerlos fácilmente.
93:6.3 (1020.6) Melquisedek hizo una alianza formal con Abraham en Salem. Le dijo a Abraham: «Mira ahora los cielos y cuenta las estrellas si puedes; tu descendencia será tan numerosa como ellas.» Abraham creyó a Melquisedek, «y esto le fue contado en justicia.» Melquisedek le contó entonces a Abraham la historia de la futura ocupación de Canaán por sus descendientes después de su estancia en Egipto.
93:6.4 (1020.7) Esta alianza de Melquisedek con Abraham representa el gran acuerdo urantiano entre la divinidad y la humanidad, según el cual Dios acepta hacerlo todo, y el hombre sólo acepta creer en las promesas de Dios y seguir sus instrucciones. Hasta ese momento se había creído que la salvación sólo se podía conseguir por medio de las obras — los sacrificios y las ofrendas; ahora, Melquisedek traía de nuevo a Urantia la buena nueva de que la salvación, el favor de Dios, se puede obtener por la fe. Pero este evangelio de la simple fe en Dios era demasiado avanzado; los hombres de las tribus semíticas prefirieron volver posteriormente a los antiguos sacrificios y a la expiación de los pecados mediante el derramamiento de sangre.
93:6.5 (1021.1) No mucho tiempo después del establecimiento de esta alianza fue cuando nació Isaac, el hijo de Abraham, de acuerdo con la promesa de Melquisedek. Después del nacimiento de Isaac, Abraham adoptó una actitud muy seria hacia su alianza con Melquisedek, y se desplazó hasta Salem para consignarla por escrito. Durante esta aceptación pública y oficial de la alianza fue cuando cambió su nombre de Abram por el de Abraham.
93:6.6 (1021.2) La mayor parte de los creyentes de Salem habían practicado la circuncisión, aunque Melquisedek nunca la había hecho obligatoria. Pues bien, Abraham se había opuesto siempre tanto a la circuncisión que en esta ocasión decidió celebrar el acontecimiento aceptando solemnemente este rito como prueba de la ratificación de la alianza de Salem.
93:6.7 (1021.3) A consecuencia de esta renuncia pública y real a sus ambiciones personales en favor de los planes más amplios de Melquisedek, los tres seres celestiales se aparecieron a Abraham en las llanuras de Mambré. Esta aparición fue una realidad, a pesar de haberse asociado posteriormente con las narraciones inventadas relacionadas con la destrucción natural de Sodoma y Gomorra. Estas leyendas de los acontecimientos de aquellos tiempos indican lo retrasadas que estaban la moral y la ética en una época tan relativamente reciente.
93:6.8 (1021.4) Con la consumación de esta alianza solemne, la reconciliación entre Abraham y Melquisedek fue completa. Abraham asumió de nuevo la jefatura civil y militar de la colonia de Salem, y las listas de la fraternidad de Melquisedek contaban en su apogeo con más de cien mil contribuyentes regulares que pagaban el diezmo. Abraham mejoró enormemente el templo de Salem y suministró nuevas tiendas para toda la escuela. No sólo amplió el sistema del diezmo, sino que también instituyó numerosos métodos más perfeccionados para dirigir los asuntos de la escuela, además de contribuir considerablemente a gobernar mejor el departamento de propaganda misionera. También contribuyó mucho a mejorar los rebaños y a reorganizar los proyectos de la industria lechera de Salem. Abraham era un hombre de negocios sagaz y eficaz, un hombre rico para su época; no era demasiado piadoso, pero era totalmente sincero y creía realmente en Maquiventa Melquisedek.
93:7.1 (1021.5) Melquisedek continuó durante algunos años enseñando a sus estudiantes y preparando a los misioneros de Salem, que penetraron en todas las tribus de los alrededores, especialmente en Egipto, Mesopotamia y Asia Menor. A medida que pasaban las décadas, estos educadores se alejaron cada vez más de Salem, llevando con ellos el evangelio de Maquiventa sobre la creencia y la fe en Dios.
93:7.2 (1021.6) Los descendientes de Adanson, agrupados alrededor de las orillas del lago Van, escucharon de buena gana a los educadores hititas del culto de Salem. Desde este antiguo centro andita se enviaron instructores a las regiones lejanas de Europa y Asia. Los misioneros de Salem penetraron en toda Europa, incluidas las Islas Británicas. Un grupo fue por el camino de las Islas Feroe hasta los andonitas de Islandia, mientras que otro grupo atravesó China y llegó hasta los japoneses de las islas orientales. La vida y las experiencias de los hombres y mujeres que se arriesgaron a salir de Salem, Mesopotamia y el lago Van para iluminar a las tribus del hemisferio oriental representan un capítulo heroico en los anales de la raza humana.
93:7.3 (1022.1) Pero la tarea era tan grande y las tribus estaban tan atrasadas que los resultados fueron vagos e imprecisos. El evangelio de Salem fue acogido aquí y allá de generación en generación pero, a excepción de Palestina, la idea de un solo Dios nunca fue capaz de conseguir la lealtad continuada de una tribu o de una raza enteras. Mucho antes de la llegada de Jesús, las enseñanzas de los primeros misioneros de Salem se habían sumergido generalmente en las supersticiones y creencias más antiguas y universales. El evangelio original de Melquisedek había sido absorbido casi enteramente por las creencias en la Gran Madre, el Sol y otros cultos antiguos.
93:7.4 (1022.2) Vosotros que hoy disfrutáis de las ventajas del arte de la imprenta, no podéis comprender muy bien lo difícil que era perpetuar la verdad durante estos tiempos antiguos, y lo fácil que resultaba perder de vista una nueva doctrina de una generación a la siguiente. La nueva doctrina siempre tenía tendencia a ser absorbida por el conjunto más antiguo de enseñanzas religiosas y de prácticas mágicas. Una nueva revelación siempre se contamina con las creencias evolutivas más antiguas.
93:8.1 (1022.3) Poco después de la destrucción de Sodoma y Gomorra, Maquiventa decidió poner fin a su donación de emergencia en Urantia. La decisión de Melquisedek de terminar su estancia en la carne estuvo influida por numerosas circunstancias, siendo la principal la tendencia creciente de las tribus circundantes, e incluso de sus asociados inmediatos, a considerarlo como un semidiós, a mirarlo como un ser sobrenatural, cosa que era en realidad; pero habían empezado a venerarlo indebidamente y con un temor extremadamente supersticioso. Además de estas razones, Melquisedek deseaba abandonar el escenario de sus actividades terrestres lo suficientemente antes de la muerte de Abraham como para asegurarse de que la verdad de un solo y único Dios se establecería firmemente en la mente de sus seguidores. En consecuencia, Maquiventa se retiró una noche a su tienda de Salem, después de haber deseado las buenas noches a sus compañeros humanos, y cuando éstos fueron a llamarlo por la mañana, ya no estaba allí, pues sus semejantes se lo habían llevado.
93:9.1 (1022.4) La desaparición tan repentina de Melquisedek fue una gran prueba para Abraham. Aunque Maquiventa había advertido plenamente a sus seguidores de que algún día tendría que irse como había llegado, éstos no se habían resignado a perder a su maravilloso jefe. La gran organización que se había establecido en Salem casi desapareció, aunque Moisés se basó en las tradiciones de esta época para conducir a los esclavos hebreos fuera de Egipto.
93:9.2 (1022.5) La pérdida de Melquisedek produjo una tristeza en el corazón de Abraham de la que nunca se repuso por completo. Había abandonado Hebrón cuando renunció a la ambición de construir un reino material; y ahora, después de perder a su asociado en la edificación del reino espiritual, partió de Salem y se dirigió hacia el sur para vivir cerca de sus intereses en Guerar.
93:9.3 (1022.6) Inmediatamente después de la desaparición de Melquisedek, Abraham se volvió temeroso y asustadizo. Ocultó su identidad cuando llegó a Guerar, de manera que Abimélek se apropió de su esposa. (Poco después de casarse con Sara, Abraham había sorprendido cierta noche una conspiración para asesinarlo y quitarle su brillante esposa. Este temor se convirtió en terror para este dirigente por otra parte valiente y atrevido; toda su vida temió que alguien lo matara en secreto para llevarse a Sara. Esto explica por qué, en tres ocasiones diferentes, este hombre valeroso dio muestras de una auténtica cobardía.)
93:9.4 (1023.1) Pero Abraham no iba a permanecer mucho tiempo desanimado en su misión como sucesor de Melquisedek. Pronto hizo conversiones entre los filisteos y el pueblo de Abimélek, firmó un tratado con ellos, y se contaminó a su vez con muchas de sus supersticiones, en particular con su práctica de sacrificar a los hijos primogénitos. Abraham se convirtió así otra vez en un gran dirigente en Palestina. Todos los grupos lo respetaban y todos los reyes lo honraban. Era el jefe espiritual de todas las tribus circundantes, y su influencia perduró algún tiempo después de su muerte. Durante los últimos años de su vida volvió una vez más a Hebrón, el escenario de sus primeras actividades y el lugar donde había trabajado en asociación con Melquisedek. El último acto de Abraham consistió en enviar a unos criados leales a la ciudad de su hermano Najor, en la frontera de Mesopotamia, para conseguir una mujer de su propio pueblo como esposa para su hijo Isaac. El pueblo de Abraham había tenido durante mucho tiempo la costumbre de casarse entre primos. Y Abraham murió confiando en la fe en Dios que había aprendido de Melquisedek en las escuelas desaparecidas de Salem.
93:9.5 (1023.2) La generación siguiente tuvo dificultades para comprender la historia de Melquisedek; en menos de quinientos años, muchos consideraron todo el relato como un mito. Isaac conservó bastante bien las enseñanzas de su padre y fomentó el evangelio de la colonia de Salem, pero a Jacob le resultó más difícil captar el significado de estas tradiciones. José creía firmemente en Melquisedek y, debido principalmente a esto, sus hermanos lo consideraban como un soñador. Los honores que le concedieron a José en Egipto se debieron principalmente a la memoria de su bisabuelo Abraham. A José le ofrecieron el mando militar de los ejércitos egipcios, pero como era un creyente tan firme en las tradiciones de Melquisedek y en las enseñanzas posteriores de Abraham e Isaac, eligió servir como administrador civil, creyendo que así podría trabajar mejor por el progreso del reino de los cielos.
93:9.6 (1023.3) La enseñanza de Melquisedek fue plena y completa, pero los anales de estos tiempos parecieron imposibles y fantásticos a los sacerdotes hebreos posteriores, aunque muchos de ellos comprendieron en parte estas memorias, al menos hasta la época en que los documentos del Antiguo Testamento fueron redactados en masa en Babilonia.
93:9.7 (1023.4) Lo que los escritos del Antiguo Testamento describen como conversaciones entre Abraham y Dios, eran en realidad entrevistas entre Abraham y Melquisedek. Los escribas posteriores consideraron que el término Melquisedek era sinónimo de Dios. El relato de los múltiples contactos de Abraham y Sara con «el ángel del Señor» se refieren a sus numerosas conversaciones con Melquisedek.
93:9.8 (1023.5) Las narraciones hebreas sobre Isaac, Jacob y José son mucho más fiables que las que se refieren a Abraham, aunque también contienen muchas desviaciones de los hechos, unas alteraciones que los sacerdotes hebreos hicieron tanto intencionalmente como sin intención en la época de la compilación de estas historias durante la cautividad en Babilonia. Queturá no fue una esposa de Abraham; fue simplemente una concubina como Agar. Todas las propiedades de Abraham fueron heredadas por Isaac, el hijo de Sara, la esposa legal. Abraham no era tan viejo como lo indican los relatos, y su esposa era mucho más joven. Sus edades fueron cambiadas deliberadamente a fin de asegurar el supuesto nacimiento milagroso posterior de Isaac.
93:9.9 (1023.6) El ego nacional de los judíos estaba enormemente deprimido debido a la cautividad en Babilonia. En su reacción contra su inferioridad nacional oscilaron hacia el otro extremo del egotismo nacional y racial, desvirtuando y desnaturalizando sus tradiciones con el objeto de elevarse por encima de todas las razas como pueblo elegido de Dios; por lo tanto corrigieron cuidadosamente todos sus documentos para elevar a Abraham y a sus otros jefes nacionales muy por encima de todas las demás personas, sin exceptuar al mismo Melquisedek. Los escribas hebreos destruyeron pues todos los archivos que pudieron encontrar sobre aquellos tiempos trascendentales, conservando únicamente el relato del encuentro de Abraham con Melquisedek después de la batalla de Siddim, que según ellos hacía recaer un gran honor sobre Abraham.
93:9.10 (1024.1) Y así, al perder de vista a Melquisedek, también perdieron de vista la enseñanza de este Hijo de emergencia en lo que se refiere a la misión espiritual del Hijo donador prometido; perdieron de vista la naturaleza de esta misión de una manera tan plena y completa, que muy pocos de sus descendientes pudieron o quisieron reconocer y recibir a Miguel cuando éste apareció encarnado en la Tierra tal como Maquiventa lo había predicho.
93:9.11 (1024.2) Pero uno de los escritores del Libro de los Hebreos comprendió la misión de Melquisedek, pues está escrito: «Este Melquisedek, sacerdote del Altísimo, era también un rey de paz; sin padre, ni madre, ni genealogía, sin comienzo de días ni fin de vida, asemejado al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre.» Este escritor identificó a Melquisedek como un modelo de la donación posterior de Miguel, afirmando que Jesús era «un sacerdote para siempre, a semejanza de Melquisedek.» Aunque esta comparación no es del todo afortunada, es literalmente cierto que Cristo recibió el título provisional de Urantia «a petición de los doce síndicos Melquisedeks» de servicio en la época de su donación en este mundo.
93:10.1 (1024.3) Durante los años de la encarnación de Maquiventa, los síndicos Melquisedeks de Urantia ejercieron su actividad en número de once. Cuando Maquiventa consideró que su misión como Hijo de emergencia había terminado, señaló este hecho a sus once asociados y éstos prepararon inmediatamente la técnica por la cual sería liberado de la carne y restablecido a salvo en su estado original como Melquisedek. Al tercer día después de su desaparición de Salem, apareció entre sus once compañeros de misión en Urantia y reanudó su carrera interrumpida como uno de los síndicos planetarios de la 606 de Satania.
93:10.2 (1024.4) Maquiventa terminó su donación como criatura de carne y hueso de una manera tan brusca y repentina como la había empezado. Tanto su aparición como su partida no estuvieron acompañadas de ningún anuncio o demostración fuera de lo común; su aparición en Urantia no estuvo marcada por un llamamiento a la resurrección ni por el final de una dispensación planetaria; la suya fue una donación de urgencia. Pero Maquiventa no puso fin a su estancia en la similitud de los seres humanos hasta que no fue debidamente liberado por el Padre Melquisedek, e informado de que su donación de emergencia había recibido la aprobación de Gabriel de Salvington, el jefe ejecutivo de Nebadon.
93:10.3 (1024.5) Maquiventa Melquisedek continuó tomándose un gran interés por los asuntos de los descendientes de los hombres que habían creído en sus enseñanzas mientras vivía en la carne. Pero los descendientes de Abraham a través de Isaac, que se casaron con los kenitas, fueron el único linaje que continuó manteniendo durante mucho tiempo un concepto claro de las enseñanzas de Salem.
93:10.4 (1024.6) Este mismo Melquisedek siguió colaborando durante los diecinueve siglos siguientes con numerosos profetas y videntes, esforzándose así por mantener vivas las verdades de Salem hasta que Miguel apareciera a su debido tiempo en la Tierra.
93:10.5 (1025.1) Maquiventa continuó como síndico planetario hasta la época del triunfo de Miguel en Urantia. Posteriormente se le destinó al servicio de Urantia en Jerusem como uno de los veinticuatro directores, y recientemente acaba de ser elevado a la categoría de embajador personal del Hijo Creador en Jerusem, con el título de Príncipe Planetario Vicegerente de Urantia. Creemos que, mientras Urantia siga siendo un planeta habitado, Maquiventa Melquisedek no volverá a ejercer plenamente los deberes de su orden de filiación, sino que seguirá siendo siempre, hablando en términos temporales, un ministro planetario representante de Cristo Miguel.
93:10.6 (1025.2) Como su misión en Urantia fue una donación de emergencia, los archivos no indican cuál podrá ser el futuro de Maquiventa. Puede suceder que el cuerpo de los Melquisedeks de Nebadon haya sufrido la pérdida permanente de uno de sus miembros. Unas resoluciones recientes, transmitidas por los Altísimos de Edentia y confirmadas después por los Ancianos de los Días de Uversa, sugieren enormemente que este Melquisedek donador está destinado a sustituir a Caligastia, el Príncipe Planetario caído. Si nuestras conjeturas a este respecto son correctas, es totalmente posible que Maquiventa Melquisedek reaparezca en persona en Urantia y, de alguna manera modificada, reasuma las funciones del Príncipe Planetario destronado; o bien aparezca en la Tierra para ejercer su actividad como Príncipe Planetario vicegerente, representando a Cristo Miguel, que actualmente posee el título de Príncipe Planetario de Urantia. Aunque no está nada claro para nosotros cuál podrá ser el destino de Maquiventa, sin embargo, unos acontecimientos que han tenido lugar muy recientemente sugieren poderosamente que las conjeturas anteriormente mencionadas no están probablemente muy lejos de la verdad.
93:10.7 (1025.3) Comprendemos muy bien la manera en que, debido a su triunfo en Urantia, Miguel se volvió el sucesor de Caligastia y de Adán; la manera en que se convirtió en el Príncipe planetario de la Paz y en el segundo Adán. Y ahora observamos que a este Melquisedek se le confiere el título de Príncipe Planetario Vicegerente de Urantia. ¿Será nombrado también Hijo Material Vicegerente de Urantia? ¿O existe la posibilidad de que se produzca un acontecimiento inesperado y sin precedentes, como el regreso en algún momento al planeta de Adán y Eva o de algunos de sus descendientes, como representantes de Miguel y con los títulos de vicegerentes del segundo Adán de Urantia?
93:10.8 (1025.4) Todas estas especulaciones, unidas a la certidumbre de que tanto los Hijos Magistrales como los Hijos Instructores Trinitarios aparecerán en el futuro, conjuntamente con la promesa explícita del Hijo Creador de regresar algún día, convierten a Urantia en un planeta de incierto futuro y hacen que resulte una de las esferas más interesantes y fascinantes de todo el universo de Nebadon. Es totalmente posible que en alguna época futura, cuando Urantia se aproxime a la era de luz y de vida, después de que se hayan juzgado finalmente los asuntos de la rebelión de Lucifer y de la secesión de Caligastia, podamos contemplar la presencia simultánea en Urantia de Maquiventa, Adán, Eva y Cristo Miguel, así como de un Hijo Magistral o incluso de los Hijos Instructores Trinitarios.
93:10.9 (1025.5) Nuestra orden ha tenido mucho tiempo la opinión de que la presencia de Maquiventa en el cuerpo de los veinticuatro consejeros, los directores de Urantia en Jerusem, es una prueba suficiente para justificar la creencia de que Maquiventa está destinado a seguir a los mortales de Urantia a través de todo el programa universal de progresión y de ascensión, incluso hasta el Cuerpo Paradisiaco de la Finalidad. Sabemos que Adán y Eva están destinados a acompañar así a sus compañeros terrestres en la aventura hacia el Paraíso cuando Urantia se haya establecido en la luz y la vida.
93:10.10 (1025.6) Hace menos de mil años, este mismo Maquiventa Melquisedek, el antiguo sabio de Salem, estuvo presente de manera invisible en Urantia durante un período de cien años, desempeñando sus funciones como gobernador general residente del planeta; y si el sistema que se emplea actualmente para dirigir los asuntos planetarios continúa, deberá regresar para ocupar el mismo cargo en poco más de mil años.
93:10.11 (1026.1) Ésta es la historia de Maquiventa Melquisedek, uno de los personajes más extraordinarios que hayan estado jamás relacionados con la historia de Urantia, y una personalidad que puede estar destinada a jugar un papel importante en la experiencia futura de vuestro mundo irregular y poco común.
93:10.12 (1026.2) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 94
94:0.1 (1027.1) LOS primeros educadores de la religión de Salem penetraron hasta las tribus más apartadas de África y Eurasia, predicando constantemente el evangelio enseñado por Maquiventa de la fe y la confianza del hombre en un solo Dios universal como único precio a pagar para obtener el favor divino. La alianza de Melquisedek con Abraham sirvió de modelo para toda la propaganda inicial que salió de Salem y de otros centros. Urantia nunca ha tenido, en ninguna religión, unos misioneros más entusiastas y dinámicos que estos nobles hombres y mujeres que llevaron las enseñanzas de Melquisedek por todo el hemisferio oriental. Estos misioneros fueron reclutados entre numerosos pueblos y razas, y difundieron sus enseñanzas principalmente por medio de los indígenas convertidos. Establecieron centros de educación en diferentes partes del mundo, donde enseñaron a los nativos la religión de Salem, y luego encargaron a estos alumnos que ejercieran como educadores en sus propios pueblos.
94:1.1 (1027.2) En los tiempos de Melquisedek, la India era un país cosmopolita que había caído recientemente bajo el dominio político y religioso de los invasores ario-anditas procedentes del norte y del oeste. En esta época, sólo las partes nórdica y occidental de la península habían sido ampliamente impregnadas por los arios. Estos recién llegados védicos habían traído con ellos sus numerosas deidades tribales. Las formas religiosas de su culto seguían de cerca las prácticas ceremoniales de sus antiguos antepasados anditas, ya que el padre seguía actuando como sacerdote y la madre como sacerdotisa, y el fogón familiar se utilizaba todavía como altar.
94:1.2 (1027.3) El culto védico estaba entonces en proceso de crecimiento y metamorfosis bajo la dirección de la casta brahmánica de sacerdotes-educadores, los cuales asumían gradualmente el control del ritual de adoración en vías de desarrollo. La fusión de las antiguas treinta y tres deidades arias estaba muy avanzada cuando los misioneros de Salem penetraron en el norte de la India.
94:1.3 (1027.4) El politeísmo de estos arios representaba una degeneración de su monoteísmo anterior, causada por su separación en unidades tribales, donde cada tribu veneraba a su propio dios. Esta degeneración del monoteísmo y del trinitarismo originales de la Mesopotamia andita estaba pasando por un nuevo proceso de síntesis en los primeros siglos del segundo milenio antes de Cristo. Los numerosos dioses estaban organizados en un panteón bajo la dirección trina de Dyaus pitar, el señor de los cielos, de Indra, el tempestuoso señor de la atmósfera, y de Agni, el dios tricéfalo del fuego, señor de la Tierra y símbolo rudimentario de un concepto más antiguo de la Trinidad.
94:1.4 (1027.5) Unos desarrollos claramente henoteístas estaban preparando el camino para un monoteísmo evolucionado. Agni, la deidad más antigua, era ensalzada a menudo como padre-jefe de todo el panteón. El principio de la deidad-padre, a veces llamado Prajapati y otras veces denominado Brahma, quedó sumergido en la batalla teológica que los sacerdotes brahmánicos libraron más tarde contra los educadores de Salem. El principio de energía-divinidad que activaba todo el panteón védico era concebido como El Brahmán.
94:1.5 (1028.1) Los misioneros de Salem predicaban el Dios único de Melquisedek, el Altísimo que está en el cielo. Esta descripción no era del todo discordante con el concepto emergente del Brahma-Padre como fuente de todos los dioses, pero la doctrina de Salem no era ritualista y por lo tanto se oponía directamente a los dogmas, tradiciones y enseñanzas del clero brahmánico. Los sacerdotes brahmánicos no quisieron aceptar nunca la enseñanza de Salem sobre la salvación a través de la fe, el favor de Dios sin prácticas ritualistas ni ceremoniales sacrificatorios.
94:1.6 (1028.2) El rechazo del evangelio de la confianza en Dios y de la salvación por medio de la fe, predicado por Melquisedek, marcó un hito capital para la India. Los misioneros de Salem habían contribuido mucho a que se perdiera la fe en todos los antiguos dioses védicos, pero los dirigentes, los sacerdotes del vedismo, se negaron a aceptar la enseñanza de Melquisedek sobre un solo Dios y una sola y sencilla fe.
94:1.7 (1028.3) Los brahmanes seleccionaron los escritos sagrados de su época en un esfuerzo por combatir a los educadores de Salem, y esta compilación, tal como fue revisada más tarde, ha llegado hasta los tiempos modernos bajo la forma del Rig-Veda, uno de los libros sagrados más antiguos. El segundo, tercero y cuarto Vedas vinieron después a medida que los brahmanes intentaron cristalizar, formalizar y fijar sus rituales de adoración y de sacrificios para la gente de aquellos tiempos. En aquello que poseen de mejor, estos escritos son equivalentes a cualquier otra obra de carácter similar en lo que se refiere a la belleza de los conceptos y al discernimiento de la verdad. Pero a medida que esta religión superior se contaminó con los millares de supersticiones, cultos y rituales de la India meridional, se transformó progresivamente en el sistema teológico más abigarrado que el hombre mortal haya desarrollado jamás. Un examen de los Vedas revelará algunos de los conceptos más elevados sobre la Deidad, y otros entre los más degradados, que se hayan concebido jamás.
94:2.1 (1028.4) A medida que los misioneros de Salem penetraron hacia el sur en el Decán dravidiano, se encontraron con un sistema de castas cada vez mayor, el proyecto de los arios para impedir que se perdiera su identidad racial ante una marea creciente de pueblos sangiks secundarios. Puesto que la casta sacerdotal brahmánica era la esencia misma de este sistema, este orden social retrasó enormemente el progreso de los instructores de Salem. Este sistema de castas no consiguió salvar a la raza aria, pero sí logró perpetuar a los brahmanes, los cuales, a su vez, han mantenido su hegemonía religiosa en la India hasta la época actual.
94:2.2 (1028.5) Luego, con el debilitamiento del vedismo debido al rechazo de una verdad superior, el culto de los arios estuvo sometido a crecientes incursiones procedentes del Decán. En un esfuerzo desesperado por detener la marea de la extinción racial y la destrucción religiosa, la casta brahmánica trató de elevarse por encima de todo lo demás. Enseñaron que el sacrificio a la deidad era en sí mismo totalmente eficaz, que su fuerza era completamente irresistible. Proclamaron que, de los dos principios divinos esenciales del universo, uno era la deidad Brahmán y el otro el clero brahmánico. Los sacerdotes no se han atrevido, en ningún otro pueblo de Urantia, a elevarse por encima incluso de sus dioses, a atribuirse los honores debidos a sus dioses. Pero llegaron tan absurdamente lejos en estas afirmaciones presuntuosas, que todo este sistema precario se derrumbó ante los cultos degradantes que entraban a raudales procedentes de las civilizaciones circundantes menos avanzadas. El inmenso clero védico mismo tropezó y se hundió en la tenebrosa inundación de inercia y pesimismo que su propia presunción egoísta e insensata había provocado en toda la India.
94:2.3 (1029.1) La concentración excesiva en el yo condujo inevitablemente a temer la perpetuación no evolutiva del yo en un círculo sin fin de encarnaciones sucesivas como hombre, animal o hierba. De todas las creencias contaminantes que podían haberse adherido a lo que podría haber sido un monoteísmo emergente, ninguna fue tan embrutecedora como esta creencia en la transmigración — la doctrina de la reencarnación de las almas — que procedía del Decán dravidiano. Esta creencia en una serie monótona y agotadora de transmigraciones repetidas quitó a los mortales combativos su esperanza largamente acariciada de encontrar en la muerte la liberación y el avance espiritual que habían formado parte de la fe védica anterior.
94:2.4 (1029.2) A esta enseñanza filosóficamente debilitadora pronto le siguió la invención de la doctrina de que uno puede librarse eternamente de su yo sumergiéndose en el descanso y la paz universales de la unión absoluta con Brahmán, la superalma de toda la creación. Los deseos de los mortales y las ambiciones humanas fueron eficazmente eliminados y prácticamente destruidos. Durante más de dos mil años, los mejores cerebros de la India han intentado evitar todo deseo, y la puerta estaba así totalmente abierta para la entrada de los cultos y las enseñanzas posteriores que han atado prácticamente el alma de muchos pueblos hindúes a las cadenas de la desesperación espiritual. De todas las civilizaciones, la védico-aria fue la que pagó el precio más terrible por haber rechazado el evangelio de Salem.
94:2.5 (1029.3) Las castas por sí solas no podían perpetuar el sistema religioso-cultural ario, y a medida que las religiones inferiores del Decán penetraban en el norte, se desarrolló una era de desconsuelo y desesperación. El culto de no quitarle la vida a ninguna criatura surgió durante esta época sombría, y ha sobrevivido desde entonces. Muchos de estos nuevos cultos eran francamente ateos, y afirmaban que toda salvación que se pudiera alcanzar sólo podía provenir de los propios esfuerzos del hombre sin ayuda exterior. Sin embargo, a lo largo de una gran parte de toda esta filosofía desafortunada, se pueden encontrar los vestigios deformados de las enseñanzas de Melquisedek e incluso de Adán.
94:2.6 (1029.4) Ésta fue la época de la compilación de las escrituras más recientes de la fe hindú, los Brahmanas y los Upanishads. Después de haber rechazado las enseñanzas de la religión personal consistente en la experiencia de la fe personal con el Dios único, y después de haberse contaminado con la inundación de los cultos y credos degradantes y debilitantes del Decán, con sus antropomorfismos y reencarnaciones, el clero brahmánico experimentó una violenta reacción contra estas creencias corruptoras; existió un esfuerzo preciso por buscar y encontrar la verdadera realidad. Los brahmanes empezaron a desantropomorfizar el concepto indio de la deidad, pero al hacerlo cometieron el grave error de despersonalizar el concepto de Dios, y salieron de esta situación, no con un ideal elevado y espiritual del Padre Paradisiaco, sino con la idea distante y metafísica de un Absoluto que lo abarca todo.
94:2.7 (1029.5) En sus esfuerzos por protegerse, los brahmanes habían rechazado al Dios único de Melquisedek, y ahora se encontraban con la hipótesis del Brahmán, ese yo filosófico impreciso e ilusorio, ese algo impersonal e impotente, que ha dejado desamparada y postrada la vida espiritual de la India desde aquella época desdichada hasta el siglo veinte.
94:2.8 (1029.6) El budismo apareció en la India durante los tiempos en que se escribieron los Upanishads. Pero a pesar de sus mil años de éxito, no pudo competir con el hinduismo posterior; a pesar de su moralidad superior, su descripción inicial de Dios estaba incluso menos bien definida que la del hinduismo, el cual disponía de deidades menores y personales. El budismo cedió finalmente, en el norte de la India, ante los ataques violentos de un islam militante con su concepto bien definido de Alá como Dios supremo del universo.
94:3.1 (1030.1) Aunque la fase más elevada del brahmanismo apenas era una religión, constituyó realmente uno de los intentos más nobles de la mente mortal por alcanzar los dominios de la filosofía y la metafísica. Después de ponerse en camino para descubrir la realidad final, la mente india no se detuvo hasta haber especulado sobre casi todas las fases de la teología, a excepción del doble concepto esencial de la religión: la existencia del Padre Universal de todas las criaturas del universo, y el hecho de la experiencia ascendente en el universo de estas mismas criaturas mientras tratan de alcanzar al Padre eterno, el cual les ha ordenado que sean perfectas como él mismo es perfecto.
94:3.2 (1030.2) En el concepto del Brahmán, la mente de aquella época captaba realmente la idea de algún Absoluto que lo impregnaba todo, ya que a este postulado se le identificaba al mismo tiempo como energía creativa y reacción cósmica. Se pensaba que el Brahmán estaba más allá de toda definición, que sólo se podía comprender mediante la negación sucesiva de todas las cualidades finitas. Se trataba claramente de una creencia en un ser absoluto e incluso infinito, pero este concepto estaba ampliamente desprovisto de los atributos de la personalidad y, por lo tanto, no era experimentable por las personas religiosas individuales.
94:3.3 (1030.3) Al Brahmán-Narayana se le concibió como el Absoluto, el infinito ELLO ES, la fuerza creativa primordial del cosmos potencial, el Yo Universal que existe en el estado estático y potencial a lo largo de toda la eternidad. Si los filósofos de aquellos tiempos hubieran sido capaces de dar el siguiente paso en la concepción de la deidad, si hubieran sido capaces de concebir al Brahmán como asociativo y creador, como una personalidad alcanzable por los seres creados y evolutivos, entonces esta enseñanza podría haberse convertido en la descripción más avanzada de la Deidad en Urantia, puesto que habría abarcado los cinco primeros niveles de la función total de la deidad, y quizás hubiera imaginado los dos restantes.
94:3.4 (1030.4) En algunas fases, el concepto de la Única Superalma Universal como totalidad de la suma de la existencia de todas las criaturas, condujo a los filósofos indios muy cerca de la verdad del Ser Supremo, pero esta verdad no les sirvió de nada porque no lograron desarrollar una vía de acceso personal, razonable o racional, para poder alcanzar su meta monoteísta teórica del Brahmán-Narayana.
94:3.5 (1030.5) El principio kármico de la continuidad causal se encuentra también muy cerca de la verdad de que todas las acciones espacio-temporales repercuten, en forma de síntesis, en la presencia de la Deidad del Supremo; pero este postulado nunca aseguró que, paralelamente a todo lo anterior, el practicante individual de la religión pudiera alcanzar personalmente la Deidad, asegurando tan sólo la sumersión última de todas las personalidades en la Superalma Universal.
94:3.6 (1030.6) La filosofía del brahmanismo también se acercó mucho al descubrimiento de que los Ajustadores del Pensamiento residen en los hombres, pero este concepto se desvirtuó a causa de una idea falsa de la verdad. La enseñanza de que el alma es la morada del Brahmán hubiera preparado el camino para una religión avanzada, si este concepto no se hubiera contaminado por completo con la creencia de que no existe ninguna individualidad humana fuera de esta presencia interna del Uno Universal.
94:3.7 (1030.7) En la doctrina de que el alma individual se funde con la Superalma, los teólogos de la India no lograron prever la supervivencia de algo humano, de algo nuevo y único, de algo nacido de la unión de la voluntad del hombre y la voluntad de Dios. La enseñanza sobre el regreso del alma al Brahmán es estrechamente paralela a la verdad del regreso del Ajustador al seno del Padre Universal, pero hay algo distinto al Ajustador que sobrevive también, el duplicado morontial de la personalidad mortal. Este concepto vital estaba desgraciadamente ausente en la filosofía brahmánica.
94:3.8 (1031.1) La filosofía brahmánica se ha aproximado a muchos hechos del universo y se ha acercado a numerosas verdades cósmicas, pero con demasiada frecuencia ha caído víctima del error de no conseguir diferenciar entre los diversos niveles de la realidad, tales como el absoluto, el trascendental y el finito. No ha logrado tener en cuenta que aquello que puede ser finito e ilusorio en el nivel absoluto, puede ser absolutamente real en el nivel finito. Tampoco ha tenido en cuenta la personalidad esencial del Padre Universal, con quien se puede contactar personalmente en todos los niveles, desde el de la experiencia limitada de la criatura evolutiva con Dios, hasta el de la experiencia ilimitada del Hijo Eterno con el Padre Paradisiaco.
94:4.1 (1031.2) Con el paso de los siglos, el pueblo de la India volvió hasta cierto punto a los antiguos rituales de los Vedas, tal como éstos habían sido modificados por las enseñanzas de los misioneros de Melquisedek y cristalizados por el clero brahmánico posterior. Esta religión, la más antigua y la más cosmopolita del mundo, ha sufrido cambios adicionales en respuesta al budismo, al jainismo, y a las influencias del mahometismo y el cristianismo que aparecieron después. Pero cuando llegaron las enseñanzas de Jesús, ya estaban tan occidentalizadas que sólo eran una «religión del hombre blanco», por lo tanto extrañas y ajenas para la mente hindú.
94:4.2 (1031.3) En la actualidad, la teología hindú describe cuatro niveles descendentes de la deidad y la divinidad:
94:4.3 (1031.4) 1. El Brahmán, el Absoluto, el Uno Infinito, el ELLO ES.
94:4.4 (1031.5) 2. La Trimurti, la trinidad suprema del hinduismo. Se piensa que el primer miembro de esta asociación, Brahma, se ha creado a sí mismo a partir del Brahmán — de la infinidad. Si no fuera por su estrecha identificación con el Uno Infinito panteísta, Brahma podría constituir el fundamento de un concepto del Padre Universal. A Brahma también se le identifica con el destino.
94:4.5 (1031.6) La adoración de Siva y Vichnú, el segundo y tercer miembros, surgió en el primer milenio después de Cristo. Siva es el señor de la vida y la muerte, el dios de la fertilidad y el amo de la destrucción. Vichnú es extremadamente popular debido a la creencia de que se encarna periódicamente en forma humana. De esta manera, Vichnú se vuelve real y viviente en la imaginación de los indios. Algunos consideran que Siva y Vichnú son supremos por encima de todo.
94:4.6 (1031.7) 3. Las deidades védicas y postvédicas. Muchos dioses antiguos de los arios, tales como Agni, Indra y Soma, han sobrevivido como dioses de menor importancia que los tres miembros de la Trimurti. Numerosos dioses adicionales han surgido desde los primeros tiempos de la India védica, y éstos también han sido incorporados en el panteón hindú.
94:4.7 (1031.8) 4. Los semidioses: superhombres, semidioses, héroes, demonios, fantasmas, espíritus malignos, hadas, monstruos, duendes, y santos de los cultos más recientes.
94:4.8 (1031.9) Aunque el hinduismo no ha logrado vivificar al pueblo indio durante mucho tiempo, ha sido generalmente a la vez una religión tolerante. Su gran fuerza reside en el hecho de que ha demostrado ser la religión más adaptable y amorfa que ha aparecido en Urantia. Es capaz de cambiar de una manera casi ilimitada y posee un nivel inhabitual de adaptación flexible, desde las especulaciones elevadas y semimonoteístas de los brahmanes intelectuales, hasta el fetichismo redomado y las prácticas cultuales primitivas de las clases degradadas y deprimidas de creyentes ignorantes.
94:4.9 (1032.1) El hinduismo ha sobrevivido porque es esencialmente una parte integrante del tejido social básico de la India. No posee una importante jerarquía que pueda ser perturbada o destruida; está entremezclado en la forma de vida del pueblo. Posee una adaptabilidad a las condiciones cambiantes que supera a todos los demás cultos, y muestra una actitud tolerante de adopción hacia otras muchas religiones, pretendiendo que Gautama Buda e incluso el mismo Cristo fueron encarnaciones de Vichnú.
94:4.10 (1032.2) Hoy, la India tiene la gran necesidad de una presentación del evangelio de Jesús — la Paternidad de Dios y la filiación de todos los hombres, con la fraternidad consiguiente, que se lleva a cabo personalmente mediante el ministerio amoroso y el servicio social. En la India, el armazón filosófico existe, la estructura del culto está presente; lo único que se necesita es la chispa vivificante del amor dinámico descrito en el evangelio original del Hijo del Hombre, despojado de los dogmas y las doctrinas occidentales que han tendido a hacer de la donación vital de Miguel una religión del hombre blanco.
94:5.1 (1032.3) A medida que los misioneros de Salem pasaron por Asia, divulgando la doctrina del Dios Altísimo y la salvación por medio de la fe, absorbieron una gran parte de la filosofía y el pensamiento religioso de los diversos países que atravesaron. Pero los educadores enviados por Melquisedek y sus sucesores no dejaron de cumplir con su deber; penetraron en todos los pueblos del continente eurasiático, y a mediados del segundo milenio antes de Cristo fue cuando llegaron a China. Los salemitas mantuvieron su sede en Si Fuch durante más de cien años, y allí instruyeron a los educadores chinos que enseñaron en todos los territorios de la raza amarilla.
94:5.2 (1032.4) La primera forma de taoísmo apareció en China a consecuencia directa de esta enseñanza, pero se trataba de una religión enormemente diferente a la que lleva este nombre hoy en día. El taoísmo primitivo, o prototaoísmo, estaba compuesto de los siguientes factores:
94:5.3 (1032.5) 1. Las enseñanzas sobrevivientes de Singlangtón, que subsistieron en el concepto de Shang-ti, el Dios del Cielo. En los tiempos de Singlangtón, el pueblo chino se volvió prácticamente monoteísta; concentraron su adoración en la Verdad Única, conocida más tarde como el Espíritu del Cielo, el soberano del universo. La raza amarilla nunca perdió por completo este concepto inicial de la Deidad, aunque en siglos posteriores muchos dioses y espíritus subordinados se deslizaron insidiosamente dentro de su religión.
94:5.4 (1032.6) 2. La religión salemita de una Altísima Deidad Creadora que otorgaría su favor a la humanidad en respuesta a la fe del hombre. Pero es demasiado cierto que, en la época en que los misioneros de Melquisedek penetraron en las tierras de la raza amarilla, su mensaje original se había apartado considerablemente de las simples doctrinas de Salem de los tiempos de Maquiventa.
94:5.5 (1032.7) 3. El concepto del Brahmán-Absoluto de los filósofos indios, unido al deseo de escapar a todo mal. En la diseminación hacia el este de la religión de Salem, la influencia externa más importante la ejercieron quizás los instructores indios de la fe védica, que introdujeron su concepto del Brahmán — el Absoluto — en el pensamiento salvacionista de los salemitas.
94:5.6 (1033.1) Esta creencia compuesta se difundió por los países de las razas amarilla y cobriza como una influencia subyacente en el pensamiento filosófico-religioso. En el Japón, este prototaoísmo fue conocido con el nombre de sintoísmo, y los pueblos de este país, muy alejado de Salem en Palestina, se enteraron de la encarnación de Maquiventa Melquisedek, que vivió en la Tierra para que la humanidad no olvidara el nombre de Dios.
94:5.7 (1033.2) En China, todas estas creencias se confundieron y se mezclaron más tarde con el culto en constante crecimiento de la adoración a los antepasados. Pero desde los tiempos de Singlangtón, los chinos nunca llegaron a ser unos esclavos desamparados del clericalismo. La raza amarilla fue la primera que emergió de la esclavitud barbárica y que entró en una civilización ordenada, porque fue la primera que se liberó en cierta medida del miedo abyecto a los dioses, y ni siquiera llegó a temer a los fantasmas de los muertos como les sucedió a las otras razas. China fracasó porque no logró progresar más allá de su emancipación inicial de los sacerdotes, porque cayó en un error casi igual de calamitoso: el del culto a los antepasados.
94:5.8 (1033.3) Pero los salemitas no trabajaron en vano. Sobre los fundamentos de su evangelio, los grandes filósofos de la China del siglo sexto a. de J.C. construyeron sus enseñanzas. La atmósfera moral y los sentimientos espirituales de los tiempos de Lao-Tse y Confucio tuvieron su origen en las enseñanzas que los misioneros de Salem habían predicado en una época anterior.
94:6.1 (1033.4) Unos seiscientos años antes de la llegada de Miguel, Melquisedek, que se había ido de este mundo hacía mucho tiempo, tuvo la impresión de que la pureza de su enseñanza en la Tierra se encontraba indebidamente en peligro a causa de su absorción general por las creencias más antiguas de Urantia. Durante un tiempo pareció que su misión como precursor de Miguel podía estar en peligro de fracaso. Y en el siglo sexto antes de Cristo, gracias a una coordinación excepcional de influencias espirituales, que ni siquiera los supervisores planetarios llegan a comprender plenamente, Urantia fue testigo de una presentación sumamente inhabitual de una verdad religiosa variada. Por mediación de diversos educadores humanos, el evangelio de Salem fue expuesto de nuevo y revitalizado, y una gran parte de lo que se presentó entonces ha sobrevivido hasta la época del presente escrito.
94:6.2 (1033.5) Este siglo incomparable de progreso espiritual estuvo caracterizado por la aparición de grandes instructores religiosos, morales y filosóficos en todo el mundo civilizado. En China, los dos maestros sobresalientes fueron Lao-Tse y Confucio.
94:6.3 (1033.6) Lao-Tse construyó directamente sobre los conceptos de las tradiciones de Salem cuando declaró que el Tao era la Única Causa Primera de toda la creación. Lao era un hombre de una gran visión espiritual. Enseñó que «el destino eterno del hombre era la unión perpetua con el Tao, Dios Supremo y Rey Universal.» Su comprensión de la causalidad última era muy perspicaz, ya que escribió: «La Unidad se origina en el Tao Absoluto, de la Unidad aparece la Dualidad cósmica, de esta Dualidad brota a la existencia la Trinidad, y la Trinidad es la fuente primordial de toda la realidad.» «Toda la realidad está siempre en equilibrio entre los potenciales y los actuales del cosmos, y éstos son eternamente armonizados por el espíritu de la divinidad.»
94:6.4 (1033.7) Lao-Tse fue también uno de los primeros que presentó la doctrina de devolver bien por mal: «La bondad engendra la bondad, pero para aquel que es verdaderamente bueno, el mal engendra también la bondad.»
94:6.5 (1033.8) Enseñó el regreso de la criatura hacia el Creador y describió la vida como el surgimiento de una personalidad a partir de los potenciales cósmicos, mientras que la muerte se parecía al regreso al hogar de la personalidad de esa criatura. Su concepto de la verdadera fe era poco común, y él también lo comparó a la «actitud de un niño».
94:6.6 (1034.1) Su comprensión del propósito eterno de Dios era clara, ya que dijo: «La Deidad Absoluta no lucha, pero siempre vence; no coacciona a la humanidad, pero siempre está dispuesta a responder a sus deseos sinceros; la voluntad de Dios tiene una paciencia eterna y la inevitabilidad de su expresión es eterna.» Al expresar la verdad de que es más bienaventurado dar que recibir, Lao-Tse dijo acerca de la persona auténticamente religiosa: «El hombre bueno no trata de retener la verdad para sí mismo, sino que intenta más bien regalar estas riquezas a sus semejantes, ya que esto es hacer realidad la verdad. La voluntad del Dios Absoluto siempre beneficia, y nunca destruye; la intención del verdadero creyente es actuar siempre, y no coaccionar nunca.»
94:6.7 (1034.2) La enseñanza de Lao sobre la no resistencia, y la distinción que hizo entre la acción y la coacción, fueron desvirtuadas más tarde en las creencias de «no ver, no hacer y no pensar nada». Pero Lao nunca enseñó este error, aunque su presentación de la no resistencia ha sido un factor en el desarrollo ulterior de la predilección de los pueblos chinos por la paz.
94:6.8 (1034.3) Pero el taoísmo popular de la Urantia del siglo veinte tiene muy poco en común con los sentimientos elevados y los conceptos cósmicos del viejo filósofo, que enseñó la verdad tal como la percibía, es decir, que la fe en el Dios Absoluto es la fuente de la energía divina que reconstruirá el mundo, y por medio de la cual el hombre asciende hacia la unión espiritual con el Tao, la Deidad Eterna y el Creador Absoluto de los universos.
94:6.9 (1034.4) Confucio (Kung-Fu-Tze) era un joven contemporáneo de Lao en la China del siglo sexto a. de J.C. Confucio basó sus doctrinas en las mejores tradiciones morales de la larga historia de la raza amarilla, y sufrió también un poco la influencia de las tradiciones sobrevivientes de los misioneros de Salem. Su trabajo principal consistió en compilar los sabios refranes de los filósofos antiguos. Fue rechazado como instructor durante su vida, pero sus escritos y enseñanzas han ejercido desde entonces una gran influencia en China y en Japón. Confucio marcó una nueva pauta para los chamanes, ya que colocó a la moralidad en el lugar de la magia. Pero construyó demasiado bien; hizo del orden un nuevo fetiche y estableció un respeto por la conducta de los antepasados que los chinos veneran todavía en el momento del presente escrito.
94:6.10 (1034.5) Confucio predicaba la moralidad basándose en la teoría de que el camino terrenal es la sombra deformada del camino celestial, de que el verdadero modelo de la civilización temporal es el reflejo del orden eterno del cielo. El concepto potencial de Dios, en el confucianismo, estaba subordinado casi por completo al énfasis que puso en el Camino del Cielo, el arquetipo del cosmos.
94:6.11 (1034.6) Las enseñanzas de Lao se han perdido para todos, salvo para una minoría de Oriente, pero los escritos de Confucio han constituido desde entonces la base del tejido moral de la cultura de casi un tercio de los urantianos. Estos preceptos de Confucio, aunque perpetuaban lo mejor del pasado, iban un poco en contra del mismo espíritu de investigación chino que había conseguido unos logros tan venerados. La influencia de estas doctrinas fue combatida sin éxito por los esfuerzos imperiales de Tsin-Chi-Hoang-Ti y por las enseñanzas de Mo-Ti, el cual proclamó una fraternidad basada en el amor a Dios y no en el deber ético. Trató de reanimar la antigua búsqueda de las verdades nuevas, pero sus enseñanzas fracasaron ante la vigorosa oposición de los discípulos de Confucio.
94:6.12 (1034.7) Al igual que otros muchos educadores espirituales y morales, Confucio y Lao-Tse fueron finalmente deificados por sus seguidores durante las edades de tinieblas espirituales que envolvieron a China entre la decadencia y la perversión de la fe taoísta, y la llegada de los misioneros budistas procedentes de la India. Durante estos siglos de decadencia espiritual, la religión de la raza amarilla degeneró en una teología lamentable donde pululaban los diablos, los dragones y los espíritus malignos, denotando todos ellos el regreso de los miedos de la mente humana poco ilustrada. Y China, en otro tiempo a la cabeza de la sociedad humana gracias a su religión avanzada, se quedó entonces atrás por su incapacidad temporal para progresar en el verdadero camino del desarrollo de esa conciencia de Dios que es indispensable para el verdadero progreso, no solamente de los mortales individuales, sino también de las civilizaciones intrincadas y complejas que caracterizan el avance de la cultura y de la sociedad en un planeta evolutivo del tiempo y el espacio.
94:7.1 (1035.1) Contemporáneo de Lao-Tse y de Confucio en China, otro gran instructor de la verdad surgió en la India. Siddharta Gautama nació en el siglo sexto antes de Cristo en la provincia del Nepal, al norte de la India. Sus seguidores lo presentaron más tarde como el hijo de un gobernante fabulosamente rico, pero era en verdad el heredero forzoso al trono de un cacique sin importancia que gobernaba por consentimiento tácito un pequeño valle montañoso aislado al sur del Himalaya.
94:7.2 (1035.2) Después de practicar inútilmente el yoga durante seis años, Gautama formuló las teorías que se convirtieron en la filosofía del budismo. Siddharta libró una batalla decidida pero infructuosa contra el sistema creciente de las castas. Este joven príncipe profeta poseía una gran sinceridad y una generosidad extraordinaria que atraían enormemente a los hombres de aquella época. Le restó valor a la práctica de buscar la salvación individual por medio de la aflicción física y del sufrimiento personal, y exhortó a sus seguidores a que llevaran su evangelio por todo el mundo.
94:7.3 (1035.3) Las enseñanzas más sensatas y más moderadas de Gautama llegaron como un alivio refrescante en medio de la confusión y las prácticas cultuales extremas de la India. Denunció a los dioses, a los sacerdotes y a sus sacrificios, pero él tampoco logró percibir la personalidad del Uno Universal. Puesto que no creía en la existencia de las almas humanas individuales, Gautama luchó valientemente, por supuesto, contra la creencia consagrada por la tradición en la transmigración de las almas. Hizo un noble esfuerzo por liberar a los hombres del miedo, por hacer que se sintieran cómodos y a gusto en el gran universo, pero no logró mostrarles el camino hacia el auténtico hogar celestial de los mortales ascendentes — el Paraíso — y hacia el servicio creciente de la existencia eterna.
94:7.4 (1035.4) Gautama era un verdadero profeta, y si hubiera hecho caso de la enseñanza del ermitaño Godad, podría haber despertado a toda la India gracias a la inspiración que hubiera aportado el restablecimiento del evangelio de Salem consistente en la salvación por medio de la fe. Godad descendía de una familia que nunca había perdido las tradiciones de los misioneros de Melquisedek.
94:7.5 (1035.5) Gautama fundó su escuela en Benarés, y durante su segundo año de funcionamiento, un alumno llamado Baután comunicó a su maestro las tradiciones de los misioneros de Salem acerca de la alianza de Melquisedek con Abraham. Aunque Siddharta no tenía un concepto muy claro del Padre Universal, adoptó una actitud avanzada en lo referente a la salvación por medio de la fe — de la simple creencia. Así lo declaró ante sus seguidores, y empezó a enviar a sus discípulos en grupos de sesenta para que proclamaran a los habitantes de la India «la buena nueva de la salvación gratuita; que todos los hombres, de todas las clases, pueden alcanzar la felicidad gracias a la fe en la rectitud y la justicia.»
94:7.6 (1035.6) La esposa de Gautama creía en el evangelio de su marido y fue la fundadora de una orden de monjas. Su hijo se convirtió en su sucesor y difundió mucho el culto; captó la nueva idea de la salvación por la fe, pero en sus últimos años vaciló ante el evangelio de Salem que prometía el favor divino a cambio únicamente de la fe, y en su vejez, las últimas palabras que pronunció antes de morir fueron: «Elaborad vuestra propia salvación.»
94:7.7 (1036.1) Cuando fue proclamado en su mejor momento, el evangelio de la salvación universal enseñado por Gautama, exento de sacrificios, torturas, rituales y sacerdotes, fue una doctrina revolucionaria y asombrosa para su tiempo. Estuvo sorprendentemente cerca de convertirse en un renacimiento del evangelio de Salem. Ayudó a millones de almas desesperadas, y a pesar de la grotesca desnaturalización que sufrió durante los siglos posteriores, sigue siendo todavía la esperanza de millones de seres humanos.
94:7.8 (1036.2) Siddharta enseñó muchas más verdades de las que han sobrevivido en los cultos modernos que llevan su nombre. El budismo moderno no refleja las enseñanzas de Siddharta Gautama mucho más de lo que el cristianismo lo hace con las enseñanzas de Jesús de Nazaret.
94:8.1 (1036.3) Para hacerse budista, uno simplemente hacía una profesión pública de fe recitando el Refugio: «Me refugio en el Buda; me refugio en la Doctrina; me refugio en la Fraternidad.»
94:8.2 (1036.4) El budismo tuvo su origen en una personalidad histórica, no en un mito. Los seguidores de Gautama lo llamaban Sasta, que significaba maestro o instructor. Aunque no manifestó ninguna pretensión superhumana ni para él mismo ni para sus enseñanzas, sus discípulos empezaron pronto a llamarle el iluminado, el Buda, y más tarde Sakya-Muni Buda.
94:8.3 (1036.5) El evangelio original de Gautama estaba basado en cuatro nobles verdades:
94:8.4 (1036.6) 1. Las nobles verdades del sufrimiento.
94:8.5 (1036.7) 2. Los orígenes del sufrimiento.
94:8.6 (1036.8) 3. La destrucción del sufrimiento.
94:8.7 (1036.9) 4. El camino para destruir el sufrimiento.
94:8.8 (1036.10) La filosofía del Sendero Óctuple estaba estrechamente vinculada a la doctrina del sufrimiento y a la manera de eludirlo: opiniones justas, aspiraciones justas, palabras justas, conducta justa, sustento justo, esfuerzo justo, atención justa y contemplación justa. Gautama no tenía la intención de intentar destruir todo esfuerzo, deseo y afecto mediante el acto de eludir el sufrimiento; su enseñanza estaba destinada más bien a describir al hombre mortal la futilidad de poner todas sus esperanzas y aspiraciones en las metas temporales y los objetivos materiales. No se trataba tanto de evitar amar a sus semejantes como de que el verdadero creyente debía mirar también más allá de las asociaciones de este mundo material, hacia las realidades del futuro eterno.
94:8.9 (1036.11) Los mandamientos morales de los sermones de Gautama eran cinco:
94:8.10 (1036.12) 1. No matarás.
94:8.11 (1036.13) 2. No robarás.
94:8.12 (1036.14) 3. No serás impúdico.
94:8.13 (1036.15) 4. No mentirás.
94:8.14 (1036.16) 5. No beberás bebidas embriagadoras.
94:8.15 (1036.17) Había diversos mandamientos adicionales o secundarios cuyo cumplimiento era facultativo para los creyentes.
94:8.16 (1036.18) Siddharta apenas creía en la inmortalidad de la personalidad humana; su filosofía sólo preveía una especie de continuidad funcional. Nunca definió claramente qué es lo que se proponía incluir en la doctrina del Nirvana. El hecho de que se pudiera experimentar teóricamente durante la existencia mortal indicaría que el nirvana no era considerado como un estado de aniquilación completa. Implicaba un estado de iluminación suprema y de felicidad celestial, en el que todas las cadenas que ataban al hombre al mundo material se habían roto; uno se sentía libre de los deseos de la vida mortal y liberado de todo peligro de tener que experimentar una nueva encarnación.
94:8.17 (1037.1) Según las enseñanzas originales de Gautama, la salvación se consigue con el esfuerzo humano, independientemente de la ayuda divina; no hay lugar ni para la fe salvadora ni para las oraciones a los poderes superhumanos. En su intento por minimizar las supersticiones de la India, Gautama se esforzó por desviar a los hombres de las llamativas afirmaciones de una salvación milagrosa. Pero al hacer este esfuerzo, dejó la puerta totalmente abierta para que sus sucesores malinterpretaran su enseñanza y proclamaran que todos los esfuerzos humanos por conseguir algo son desagradables y dolorosos. Sus seguidores pasaron por alto el hecho de que la felicidad suprema está unida a la persecución inteligente y entusiasta de unas metas nobles, y que estos logros constituyen un verdadero progreso en la autorrealización cósmica.
94:8.18 (1037.2) La gran verdad de la enseñanza de Siddharta fue su proclamación de un universo de justicia absoluta. Enseñó la mejor filosofía atea que un hombre mortal haya inventado jamás; era el humanismo ideal, y eliminó muy eficazmente todas las razones para las supersticiones, los rituales mágicos y el miedo a los fantasmas o los demonios.
94:8.19 (1037.3) La gran debilidad del evangelio original del budismo consistió en que no engendró una religión de servicio social desinteresado. La fraternidad budista no fue, durante mucho tiempo, una hermandad de creyentes, sino más bien una comunidad de instructores estudiosos. Gautama les prohibió que recibieran dinero y de esta manera intentó impedir el desarrollo de tendencias jerárquicas. Gautama mismo era extremadamente sociable; su vida fue en verdad mucho más grande que su predicación.
94:9.1 (1037.4) El budismo prosperó porque ofrecía la salvación a través de la creencia en Buda, el iluminado. Era más representativo de las verdades de Melquisedek que cualquier otro sistema religioso que se pudiera encontrar en toda Asia oriental. Pero el budismo no se difundió mucho como religión hasta que un monarca de baja casta, Asoka, lo adoptó para protegerse a sí mismo; después de Akenatón en Egipto, Asoka fue uno de los gobernantes civiles más notables entre la época de Melquisedek y la de Miguel. Asoka construyó un gran imperio indio gracias a la propaganda de sus misioneros budistas. Durante un período de veinticinco años educó a más de diecisiete mil misioneros y los envió hasta las fronteras más alejadas de todo el mundo conocido. En una sola generación hizo del budismo la religión dominante de la mitad del mundo. Ésta se asentó pronto en el Tíbet, Cachemira, Ceilán, Birmania, Java, Siam, Corea, China y Japón. En términos generales, era una religión enormemente superior a aquellas que sustituyó o mejoró.
94:9.2 (1037.5) La difusión del budismo desde su tierra natal en la India hacia toda Asia es una de las historias más emocionantes de la devoción espiritual y la perseverancia misionera de unas personas religiosas sinceras. Los instructores del evangelio de Gautama no solamente desafiaron los riesgos de las rutas de las caravanas por tierra, sino que se enfrentaron a los peligros de los mares de China mientras proseguían su misión en el continente asiático, llevando a todos los pueblos el mensaje de su fe. Pero este budismo ya no era la simple doctrina de Gautama; era un evangelio lleno de milagros que hacía de Siddharta un dios. Y a medida que el budismo se alejaba más de su hogar en las tierras altas de la India, más distinto se volvía de las enseñanzas de Gautama, y más se parecía a las religiones que reemplazaba.
94:9.3 (1038.1) Más tarde, el taoísmo en China, el sintoísmo en Japón y el cristianismo en el Tíbet afectaron mucho al budismo. En la India, después de mil años, el budismo simplemente se marchitó y expiró. Se brahmanizó y más tarde se rindió servilmente ante el islam, mientras que en una gran parte del resto de oriente degeneró en un ritual que Siddharta Gautama no hubiera reconocido nunca.
94:9.4 (1038.2) En el sur, el estereotipo fundamentalista de las enseñanzas de Siddharta sobrevivió en Ceilán, Birmania y en la península de Indochina. Ésta es la rama hinayana del budismo, que se aferra a la doctrina primitiva o asocial.
94:9.5 (1038.3) Pero incluso antes de su derrumbamiento en la India, los grupos de seguidores de Gautama del norte de la India y de China habían empezado a desarrollar la enseñanza mahayana del «Camino Mayor» hacia la salvación, en contraste con los puristas del sur que se aferraban al hinayana o «Camino Menor». Estos mahayanistas se liberaron de las limitaciones sociales inherentes a la doctrina budista, y esta rama septentrional del budismo ha continuado evolucionando desde entonces en China y en Japón.
94:9.6 (1038.4) El budismo es hoy una religión viviente y creciente porque consigue conservar una gran parte de los valores morales más elevados de sus adeptos. Fomenta la calma y el dominio de sí mismo, aumenta la serenidad y la felicidad, y contribuye mucho a impedir la tristeza y la aflicción. Aquellos que creen en esta filosofía viven una vida mejor que muchos de los que no creen en ella.
94:10.1 (1038.5) En el Tíbet se puede encontrar la asociación más extraña de las enseñanzas de Melquisedek combinadas con el budismo, el hinduismo, el taoísmo y el cristianismo. Cuando los misioneros budistas entraron en el Tíbet, encontraron un estado de salvajismo primitivo muy similar a aquel que hallaron los primeros misioneros cristianos en las tribus nórdicas de Europa.
94:10.2 (1038.6) Estos tibetanos sencillos no querían renunciar íntegramente a su antigua magia ni a sus amuletos. El examen de las ceremonias religiosas de los rituales tibetanos de hoy en día revela la existencia de una cofradía excesivamente numerosa de sacerdotes con la cabeza rapada, que practican un ritual detallado que abarca campanas, cantos, incienso, procesiones, rosarios, imágenes, amuletos, pinturas, agua bendita, vestiduras magníficas y coros primorosos. Poseen dogmas rígidos y credos cristalizados, ritos místicos y ayunos especiales. Su jerarquía contiene monjes, monjas, abades y el Gran Lama. Rezan a los ángeles, a los santos, a una Madre Sagrada y a los dioses. Practican la confesión y creen en el purgatorio. Sus monasterios son enormes y sus catedrales magníficas. Mantienen una repetición interminable de rituales sagrados y creen que estas ceremonias confieren la salvación. Clavan sus oraciones en una rueda, y creen que cuando ésta gira sus súplicas se vuelven eficaces. En ningún otro pueblo de los tiempos modernos se puede encontrar la observancia de tantas cosas provenientes de tantas religiones; y es inevitable que esta liturgia acumulada se vuelva excesivamente incómoda e intolerablemente pesada.
94:10.3 (1038.7) Los tibetanos poseen alguna cosa de todas las religiones principales del mundo, excepto las simples enseñanzas del evangelio de Jesús: la filiación con Dios, la fraternidad entre los hombres y la ciudadanía siempre ascendente en el universo eterno.
94:11.1 (1038.8) El budismo penetró en China en el primer milenio después de Cristo, y se adaptó bien a las costumbres religiosas de la raza amarilla. En su culto a los antepasados, habían dirigido sus oraciones durante mucho tiempo a los muertos; ahora también podían rezar por ellos. El budismo pronto se fusionó con las prácticas ritualistas sobrevivientes del taoísmo en desintegración. Esta nueva religión sintética, con sus templos para la adoración y un ceremonial religioso definido, pronto se convirtió en el culto generalmente aceptado por los pueblos de China, Corea y Japón.
94:11.2 (1039.1) En algunos aspectos, es lamentable que el budismo no fuera enseñado al mundo hasta después de que los seguidores de Gautama hubieron desvirtuado tanto las tradiciones y las enseñanzas del culto, que habían hecho de Siddharta un ser divino. Sin embargo este mito de su vida humana, embellecido como lo fue por una multitud de milagros, resultó muy atractivo para los oyentes del evangelio nórdico, o mahayana, del budismo.
94:11.3 (1039.2) Algunos de sus seguidores posteriores enseñaron que el espíritu de Sakya-Muni Buda regresaba periódicamente a la Tierra como Buda viviente, abriendo así el camino a una perpetuación indefinida de imágenes de Buda, templos, rituales y falsos «Budas vivientes». Así es como la religión del gran protestatario indio se encontró finalmente encadenada a las mismas prácticas ceremoniales y conjuros ritualistas contra los que había luchado tan audazmente y que tan valientemente había denunciado.
94:11.4 (1039.3) El gran progreso que aportó la filosofía budista consistió en comprender que toda verdad es relativa. A través del mecanismo de esta hipótesis, los budistas han sido capaces de conciliar y correlacionar las divergencias internas de sus propias escrituras religiosas, así como las diferencias entre las suyas y muchas otras. Se enseñaba que las verdades pequeñas eran para las mentes limitadas, y las grandes verdades para las mentes sobresalientes.
94:11.5 (1039.4) Esta filosofía sostenía también que la naturaleza (divina) de Buda residía en todos los hombres; que el hombre, por medio de sus propios esfuerzos, podía alcanzar la comprensión de esta divinidad interior. Esta enseñanza es una de las presentaciones más claras de la verdad acerca de los Ajustadores internos que ninguna otra religión de Urantia haya realizado jamás.
94:11.6 (1039.5) Pero el evangelio original de Siddharta, tal como lo interpretaban sus seguidores, comportaba una gran limitación, ya que intentaba liberar completamente al yo humano de todas las limitaciones de la naturaleza mortal a través de la técnica de aislar al yo de la realidad objetiva. La auténtica autorrealización cósmica se obtiene como resultado de la identificación del yo con la realidad cósmica y con el cosmos finito de energía, mente y espíritu, limitado por el espacio y condicionado por el tiempo.
94:11.7 (1039.6) Aunque las ceremonias y las prácticas exteriores del budismo se contaminaron terriblemente con las de los países por los que viajaron, esta degeneración no tuvo plenamente lugar en la vida filosófica de los grandes pensadores que, de vez en cuando, abrazaron este sistema de pensamiento y creencia. Durante más de dos mil años, muchos de los mejores cerebros de Asia se han concentrado en el problema de averiguar la verdad absoluta y la verdad del Absoluto.
94:11.8 (1039.7) La evolución de un concepto elevado del Absoluto se consiguió a través de muchos canales de pensamiento y por medio de tortuosos caminos de razonamiento. El proceso ascendente de esta doctrina de la infinidad no estaba tan claramente definido como la evolución del concepto de Dios en la teología hebrea. Sin embargo, las inteligencias budistas alcanzaron ciertos niveles extensos, se detuvieron en ellos, y los atravesaron en su camino hacia la concepción de la Fuente Primordial de los universos:
94:11.9 (1039.8) 1. La leyenda de Gautama. En la base del concepto se encontraba el hecho histórico de la vida y las enseñanzas de Siddharta, el príncipe profeta de la India. Esta leyenda se convirtió en mito a medida que viajó a través de los siglos y por los extensos países de Asia, hasta que sobrepasó el nivel de la idea de Gautama como iluminado y empezó a recibir atributos adicionales.
94:11.10 (1040.1) 2. Los numerosos Budas. Se razonaba que, si Gautama había venido a los pueblos de la India, entonces las razas de la humanidad habían sido bendecidas en el lejano pasado con otros instructores de la verdad, y lo serían de nuevo indudablemente en el lejano futuro. Esto dio origen a la enseñanza de que había muchos Budas, un número ilimitado e infinito, e incluso que cualquiera podía aspirar a ser uno de ellos — a alcanzar la divinidad de un Buda.
94:11.11 (1040.2) 3. El Buda Absoluto. En el momento en que se creyó que el número de Budas se acercaba a la infinidad, las mentes de aquella época tuvieron necesidad de reunificar este concepto difícil de manejar. Por consiguiente, se empezó a enseñar que todos los Budas no eran más que la manifestación de alguna esencia superior, de algún Uno Eterno con una existencia infinita e incondicional, de alguna Fuente Absoluta de toda la realidad. A partir de entonces el concepto budista de la Deidad, en su forma más elevada, quedó separado de la persona humana de Siddharta Gautama, y se liberó de las limitaciones antropomórficas que lo habían mantenido atado. Esta concepción final del Buda Eterno se puede identificar muy bien con el Absoluto, y a veces incluso con el infinito YO SOY.
94:11.12 (1040.3) Aunque esta idea de la Deidad Absoluta nunca encontró un gran favor popular entre los pueblos de Asia, permitió que los intelectuales de estos países unificaran su filosofía y armonizaran su cosmología. El concepto del Buda Absoluto es a veces casi personal, a veces totalmente impersonal — e incluso una fuerza creadora infinita. Aunque estos conceptos son útiles para la filosofía, no son vitales para el desarrollo religioso. Incluso un Yahvé antropomórfico tiene un valor religioso mucho mayor que el Absoluto infinitamente lejano del budismo o del brahmanismo.
94:11.13 (1040.4) A veces se llegó incluso a pensar que el Absoluto estaba contenido dentro del infinito YO SOY. Pero estas especulaciones aportaban un frío consuelo a las multitudes hambrientas que anhelaban escuchar palabras de promesa, escuchar el simple evangelio de Salem anunciando que la fe en Dios aseguraba el favor divino y la supervivencia eterna.
94:12.1 (1040.5) La gran debilidad de la cosmología del budismo era doble: se había contaminado con numerosas supersticiones de la India y China, y había sublimado a Gautama, primero como iluminado y luego como Buda Eterno. De la misma manera que el cristianismo ha padecido la absorción de mucha filosofía humana errónea, el budismo lleva también su marca de nacimiento humana. Pero las enseñanzas de Gautama han continuado evolucionando durante los últimos dos mil quinientos años. Para un budista instruido, el concepto de Buda ya no es lo mismo que la personalidad humana de Gautama, al igual que para un cristiano instruido el concepto de Jehová tampoco es idéntico al espíritu demoníaco del Horeb. La escasez de terminología, unida a la conservación sentimental de una nomenclatura antigua, a menudo impide comprender el verdadero significado de la evolución de los conceptos religiosos.
94:12.2 (1040.6) El concepto de Dios, en contraste con el del Absoluto, empezó a aparecer gradualmente en el budismo. Sus orígenes se remontan a los primeros tiempos en que los seguidores del Camino Menor se diferenciaron de los del Camino Mayor. En esta última rama del budismo fue donde la doble concepción de Dios y del Absoluto terminó por madurar. El concepto de Dios ha evolucionado paso a paso y siglo tras siglo hasta que gracias a las enseñanzas de Ryonin, Honen Shonin y Shinran en el Japón, este concepto fructificó finalmente en la creencia en Amida Buda.
94:12.3 (1041.1) Entre estos creyentes se enseña que el alma, después de pasar por la muerte, puede elegir disfrutar de una estancia en el Paraíso antes de entrar en el Nirvana, la existencia definitiva. Proclaman que esta nueva salvación se consigue por la fe en las misericordias divinas y en los cuidados amorosos de Amida, el Dios del Paraíso en occidente. En su filosofía, los amidistas creen en una Realidad Infinita que está más allá de toda comprensión mortal finita; en su religión, se aferran a la fe en un Amida totalmente misericordioso que ama tanto al mundo, que no puede tolerar que un solo mortal que invoque su nombre con una fe sincera y un corazón puro, deje de conseguir la felicidad celestial del Paraíso.
94:12.4 (1041.2) La gran fuerza del budismo reside en que sus adeptos son libres de escoger la verdad en todas las religiones; esta libertad de elección ha caracterizado raras veces a una doctrina urantiana. A este respecto, la secta Shin del Japón se ha convertido en uno de los grupos religiosos más progresivos del mundo; ha reanimado el antiguo espíritu misionero de los seguidores de Gautama, y ha empezado a enviar educadores a otros pueblos. Esta buena disposición a apropiarse de la verdad, cualquiera que sea la fuente de donde proceda, es una tendencia realmente recomendable que aparece entre los creyentes religiosos de la primera mitad del siglo veinte después de Cristo.
94:12.5 (1041.3) El budismo mismo está experimentando un renacimiento en el siglo veinte. Debido a su contacto con el cristianismo, los aspectos sociales del budismo han mejorado enormemente. El deseo de aprender se ha vuelto a encender en el corazón de los monjes sacerdotes de la hermandad, y la difusión de la educación en toda esta comunidad doctrinal provocará indudablemente nuevos progresos en la evolución religiosa.
94:12.6 (1041.4) En el momento en que escribo estas líneas, una gran parte de Asia tiene puestas sus esperanzas en el budismo. Esta noble fe, que ha atravesado tan valientemente las edades de las tinieblas del pasado, ¿sabrá recibir de nuevo la verdad de unas realidades cósmicas más amplias, tal como los discípulos del gran instructor de la India escucharon en otro tiempo su proclamación de una verdad nueva? Esta antigua fe, ¿responderá una vez más al estímulo vigorizante de la presentación de unos nuevos conceptos de Dios y del Absoluto que ha buscado durante tanto tiempo?
94:12.7 (1041.5) Toda Urantia está esperando la proclamación del mensaje ennoblecedor de Miguel, sin las trabas de las doctrinas y los dogmas acumulados durante diecinueve siglos de contacto con las religiones de origen evolutivo. Ha llegado la hora de presentar al budismo, al cristianismo, al hinduismo, e incluso a los pueblos de todas las religiones, no el evangelio acerca de Jesús, sino la realidad viviente y espiritual del evangelio de Jesús.
94:12.8 (1041.6) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 95
95:0.1 (1042.1) AL IGUAL que la India dio origen a muchas religiones y filosofías de Asia oriental, el Levante fue la cuna de las creencias del mundo occidental. Los misioneros de Salem se desparramaron por todo el suroeste de Asia, a través de Palestina, Mesopotamia, Egipto, Irán y Arabia, proclamando por todas partes la buena nueva del evangelio de Maquiventa Melquisedek. En algunos de estos países sus enseñanzas dieron frutos; en otros tuvieron un éxito variable. Sus fracasos se debieron a veces a una falta de sabiduría, y otras veces a circunstancias que estaban más allá de su control.
95:1.1 (1042.2) Hacia el año 2000 a. de J. C., las religiones de Mesopotamia casi habían perdido las enseñanzas de los setitas, y se encontraban ampliamente bajo la influencia de las creencias primitivas de dos grupos de invasores: los beduinos semitas que se habían infiltrado desde el desierto occidental, y los jinetes bárbaros que habían descendido desde el norte.
95:1.2 (1042.3) Pero la costumbre que tenían los primeros pueblos adamitas de honrar el séptimo día de la semana nuna desapareció por completo en Mesopotamia. Sólo que, durante la era de Melquisedek, el séptimo día era considerado como el de mayor mala suerte. Estaba dominado por los tabúes; durante este nefasto séptimo día era ilegal partir de viaje, cocinar alimentos o hacer fuego. Los judíos trajeron de vuelta a Palestina un gran número de tabúes mesopotámicos que habían encontrado en Babilonia y que estaban basados en la observancia del séptimo día, el sabatum.
95:1.3 (1042.4) Aunque los educadores de Salem contribuyeron mucho a refinar y elevar las religiones de Mesopotamia, no consiguieron que los diversos pueblos reconocieran de manera permanente a un Dios único. Estas enseñanzas conservaron la supremacía durante más de ciento cincuenta años, y luego cedieron el paso gradualmente a la creencia más antigua en una multiplicidad de deidades.
95:1.4 (1042.5) Los educadores de Salem redujeron enormemente el número de dioses de Mesopotamia, y en cierto momento limitaron las principales deidades a siete: Belo, Samas, Nabu, Anu, Ea, Marduc y Sin. En el apogeo de la nueva enseñanza ensalzaron a tres de estos dioses por encima de todos los demás, la tríada babilónica compuesta por Belo, Ea y Anu, los dioses de la tierra, del mar y del cielo. Otras tríadas surgieron también en diferentes localidades; todas ellas evocaban las enseñanzas trinitarias de los anditas y los sumerios, y estaban basadas en la creencia de los salemitas en la insignia de los tres círculos de Melquisedek.
95:1.5 (1042.6) Los educadores de Salem nunca vencieron totalmente la popularidad de Istar, madre de los dioses y espíritu de la fertilidad sexual. Hicieron mucho por refinar la adoración de esta diosa, pero los babilonios y sus vecinos nunca habían perdido por completo sus formas disfrazadas de adoración del sexo. En toda Mesopotamia se había establecido la práctica universal de que todas las mujeres se sometieran, al menos una vez en su juventud, al abrazo de un desconocido; se pensaba que esto era una devoción exigida por Istar, y se creía que la fertilidad dependía en gran parte de este sacrificio sexual.
95:1.6 (1043.1) Los primeros progresos de la enseñanza de Melquisedek fueron muy satisfactorios hasta que Nabodad, el jefe de la escuela de Kish, decidió lanzar un ataque concertado contra las prácticas predominantes de la prostitución en los templos. Pero los misioneros de Salem fracasaron en su esfuerzo por llevar a cabo esta reforma social, y todas sus enseñanzas espirituales y filosóficas más importantes sucumbieron en este naufragio.
95:1.7 (1043.2) Este fracaso del evangelio de Salem fue seguido inmediatamente por un gran incremento del culto a Istar, un ritual que ya había invadido Palestina con el nombre de Astaroth, Egipto con el de Isis, Grecia con el de Afrodita y las tribus del norte con el de Astarté. En conexión con este renacimiento de la adoración de Istar, los sacerdotes babilónicos volvieron otra vez a la observación de las estrellas; la astrología experimentó su último gran renacimiento en Mesopotamia, los adivinos se pusieron de moda, y el clero degeneró durante siglos cada vez más.
95:1.8 (1043.3) Melquisedek había advertido a sus seguidores que enseñaran la doctrina de un solo Dios, el Padre y Creador de todos, y que se limitaran a predicar el evangelio de la obtención del favor divino a través de la fe sola. Pero los instructores de una nueva verdad han cometido a menudo el error de intentar abarcar demasiado, de intentar sustituir la lenta evolución por la revolución repentina. Los misioneros de Melquisedek en Mesopotamia propusieron un nivel moral demasiado elevado para el pueblo; intentaron abarcar demasiado, y su noble causa terminó en el fracaso. Les habían encargado que predicaran un evangelio concreto, que proclamaran la verdad de la realidad del Padre Universal, pero se enredaron en la causa aparentemente meritoria de reformar las costumbres, y su gran misión fue así dejada de lado, perdiéndose prácticamente en la frustración y el olvido.
95:1.9 (1043.4) La sede central de Salem en Kish llegó a su fin en una sola generación, y la propaganda a favor de la creencia en un solo Dios dejó prácticamente de existir en toda Mesopotamia. Sin embargo, los vestigios de las escuelas de Salem sobrevivieron. Pequeños grupos dispersos aquí y allá continuaron creyendo en un solo Creador y lucharon contra la idolatría y la inmoralidad de los sacerdotes mesopotámicos.
95:1.10 (1043.5) Los misioneros salemitas del período siguiente al rechazo de sus enseñanzas fueron los que escribieron un gran número de salmos del Antiguo Testamento, grabándolos en las piedras, donde los sacerdotes hebreos posteriores los encontraron durante la cautividad y los incorporaron más tarde en la colección de himnos atribuídos a autores judíos. Estos hermosos salmos de Babilonia no fueron escritos en los templos de Belo-Marduc; fueron obra de los descendientes de los primeros misioneros salemitas, y ofrecen un contraste notable con las colecciones mágicas de los sacerdotes babilónicos. El libro de Job es un reflejo bastante bueno de las enseñanzas de la escuela salemita de Kish y de toda Mesopotamia.
95:1.11 (1043.6) Una gran parte de la cultura religiosa mesopotámica consiguió entrar en la literatura y la liturgia hebreas pasando por Egipto y gracias al trabajo de Amenemope y Akenatón. Los egipcios conservaron extraordinariamente bien las enseñanzas sobre las obligaciones sociales procedentes de los primeros mesopotámicos anditas, unas enseñanzas que los babilonios posteriores que ocuparon el valle del Éufrates habían perdido ampliamente.
95:2.1 (1043.7) Las enseñanzas originales de Melquisedek echaron realmente sus raíces más profundas en Egipto, y desde allí se extendieron posteriormente hacia Europa. La religión evolutiva del valle del Nilo creció periódicamente debido a la llegada de linajes superiores de noditas, adamitas y de pueblos anditas más tardíos procedentes del valle del Éufrates. Muchos administradores civiles egipcios fueron de vez en cuando sumerios. Al igual que la India de aquellos tiempos albergaba la mayor mezcla de razas del mundo, Egipto favoreció el tipo de filosofía religiosa más completamente mezclado que se haya podido encontrar en Urantia, y desde el valle del Nilo se extendió hacia numerosas partes del mundo. Los judíos recibieron de los babilonios una gran parte de sus ideas sobre la creación del mundo, pero el concepto de la Providencia divina lo obtuvieron de los egipcios.
95:2.2 (1044.1) Las tendencias políticas y morales, en lugar de las inclinaciones filosóficas o religiosas, fueron las que hicieron que Egipto resultara más favorable que Mesopotamia para las enseñanzas de Salem. Cada jefe tribal de Egipto, después de luchar para conseguir el trono, trataba de perpetuar su dinastía proclamando que su dios tribal era la deidad original y el creador de todos los demás dioses. De esta manera, los egipcios se acostumbraron gradualmente a la idea de un superdios, que sirvió de trampolín para la doctrina posterior de una Deidad creadora universal. La idea del monoteísmo se tambaleó de acá para allá en Egipto durante muchos siglos; la creencia en un solo Dios siempre ganó terreno, pero nunca dominó por completo los conceptos evolutivos del politeísmo.
95:2.3 (1044.2) Los pueblos egipcios se habían dedicado durante miles de años a la adoración de los dioses de la naturaleza; cada una de las cuarenta tribus diferentes tenía más específicamente un dios especial para su grupo: una adoraba al toro, otra al león, una tercera al carnero, y así sucesivamente. Anteriormente habían sido unas tribus con tótemes, muy semejantes a los amerindios.
95:2.4 (1044.3) Los egipcios observaron con el tiempo que los cadáveres colocados en las tumbas sin ladrillos permanecían conservados — embalsamados — por la acción de la arena impregnada de sosa, mientras que los que estaban enterrados en bóvedas de ladrillos se descomponían. Estas observaciones condujeron a los experimentos que dieron como resultado la práctica posterior de embalsamar a los muertos. Los egipcios creían que la conservación del cuerpo facilitaba la travesía de la vida futura. Para que el individuo pudiera ser adecuadamente identificado en el futuro lejano después de la descomposición del cuerpo, colocaban una estatua fúnebre en la tumba al lado del cadáver, y esculpían un retrato en el ataúd. La confección de estas estatuas fúnebres condujo a una gran mejora del arte egipcio.
95:2.5 (1044.4) Durante siglos, los egipcios pusieron su confianza en las tumbas para salvaguardar los cuerpos y la consiguiente supervivencia agradable después de la muerte. La evolución posterior de las prácticas mágicas, aunque fueron incómodas para la vida desde la cuna hasta la tumba, los liberó eficazmente de la religión de las tumbas. Los sacerdotes solían escribir en los ataúdes unos textos mágicos que se creía que protegían al hombre contra el peligro de que «le quitaran el corazón en el otro mundo». Poco después se coleccionó y se conservó un variado surtido de estos textos mágicos con el nombre de El Libro de los Muertos. Pero, en el valle del Nilo, el ritual mágico se mezcló muy pronto con el ámbito de la conciencia y del carácter hasta un grado pocas veces alcanzado por los rituales de aquella época. Posteriormente se confió más, para la salvación, en estos ideales éticos y morales que en las tumbas tan elaboradas.
95:2.6 (1044.5) Las supersticiones de estos tiempos se encuentran bien ilustradas en la creencia general en la eficacia del escupitajo como agente curativo, una idea que tenía su origen en Egipto y que se había difundido desde allí hasta Arabia y Mesopotamia. En la legendaria batalla entre Horus y Set, el joven dios perdió un ojo, pero después de la derrota de Set, el ojo fue restablecido por el sabio dios Thot, que escupió sobre la herida y la curó.
95:2.7 (1044.6) Los egipcios creyeron durante mucho tiempo que las estrellas que centelleaban en el cielo nocturno representaban la supervivencia de las almas de los muertos virtuosos; pensaban que los otros supervivientes eran absorbidos por el Sol. Durante cierto período, la veneración solar se convirtió en una especie de culto a los antepasados. El pasadizo de entrada inclinado de la gran pirámide señalaba directamente hacia la estrella polar para que el alma del rey, cuando surgiera de la tumba, pudiera ir en línea recta a las constelaciones estacionarias y establecidas de las estrellas fijas, la supuesta morada de los reyes.
95:2.8 (1045.1) Cuando se observaba que los rayos oblicuos del Sol llegaban hasta la Tierra a través de una abertura en las nubes, se creía que anunciaban el descenso de una escalera celestial por la que el rey y otras almas justas podían ascender. «El rey Pepi ha puesto su resplandor como una escalera debajo de sus pies para ascender hasta su madre.»
95:2.9 (1045.2) Cuando Melquisedek apareció en persona, los egipcios tenían una religión muy superior a la de los pueblos circundantes. Creían que un alma separada del cuerpo, si estaba armada adecuadamente de fórmulas mágicas, podía evitar a los espíritus malignos intermedios y abrirse camino hasta la sala de juicios de Osiris, donde sería admitida en los reinos de la felicidad si era inocente de «asesinato, robo, falsedad, adulterio, hurto y egoísmo». Si este alma era pesada en las balanzas y se la encontraba deficiente, era enviada al infierno, a la Devoradora. Éste era un concepto relativamente avanzado de la vida futura, en comparación con las creencias de muchos pueblos circundantes.
95:2.10 (1045.3) El concepto de un juicio en el más allá por los pecados cometidos en la vida carnal en la Tierra fue introducido en la teología hebrea procedente de Egipto. La palabra juicio no aparece más que una vez en todo el Libro hebreo de los Salmos, y este salmo concreto fue escrito por un egipcio.
95:3.1 (1045.4) Aunque la cultura y la religión de Egipto procedían principalmente de la Mesopotamia andita y fueron transmitidas ampliamente a las civilizaciones posteriores a través de los hebreos y los griegos, una parte muy importante del idealismo social y ético de los egipcios surgió en el valle del Nilo como un desarrollo puramente evolutivo. A pesar de la importación de una gran parte de la verdad y de la cultura de origen andita, en Egipto se desarrolló, como un progreso puramente humano, más cultura moral de la que apareció mediante técnicas naturales similares en cualquier otra zona circunscrita antes de la donación de Miguel.
95:3.2 (1045.5) La evolución moral no depende totalmente de la revelación. La propia experiencia del hombre puede dar nacimiento a unos conceptos morales elevados. El hombre puede incluso desarrollar los valores espirituales y obtener la perspicacia cósmica partiendo de su vida personal experiencial, porque un espíritu divino reside en su interior. Estos desarrollos naturales de la conciencia y del carácter fueron acrecentados también por la llegada periódica de instructores de la verdad procedentes, en los tiempos antiguos, del segundo Edén, y más tarde de la sede central de Melquisedek en Salem.
95:3.3 (1045.6) Miles de años antes de que el evangelio de Salem penetrara en Egipto, sus dirigentes morales enseñaban la justicia, la equidad y que había que evitar la avaricia. Tres mil años antes de que se redactaran las escrituras hebreas, los egipcios tenían el lema: «Sólido es el hombre cuya regla es la rectitud, y que camina según esta línea de conducta.» Enseñaban la amabilidad, la moderación y la discreción. Uno de los grandes instructores de esta época dejó este mensaje: «Actuad con rectitud y tratad a todos con justicia.» La tríada egipcia de estos tiempos era la Verdad, la Justicia y la Rectitud. De todas las religiones puramente humanas de Urantia, ninguna ha superado nunca los ideales sociales y la grandeza moral de este antiguo humanismo del valle del Nilo.
95:3.4 (1045.7) Las doctrinas supervivientes de la religión de Salem florecieron en el terreno de estas ideas éticas y de estos ideales morales en evolución. Los conceptos del bien y del mal encontraron una rápida respuesta en el corazón de un pueblo que creía que «la vida se concede a los pacíficos, y la muerte a los culpables.» «El pacífico es aquel que hace lo que es agradable; el culpable es aquel que hace lo que es detestable.» Los habitantes del valle del Nilo habían vivido durante siglos de acuerdo con estas normas éticas y sociales emergentes antes de albergar los conceptos posteriores de lo justo y lo injusto — del bien y del mal.
95:3.5 (1046.1) Egipto era un país intelectual y moral, pero no excesivamente espiritual. En seis mil años sólo surgieron cuatro grandes profetas entre los egipcios. A Amenemope lo siguieron durante una temporada; a Okhbán lo asesinaron; aceptaron a Akenatón, aunque sin entusiasmo, durante una corta generación, y rechazaron a Moisés. Una vez más, las circunstancias políticas, más bien que las religiosas, fueron las que hicieron que a Abraham, y más tarde a José, les resultara fácil ejercer una gran influencia en todo Egipto a favor de las enseñanzas salemitas sobre un solo Dios. Pero cuando los misioneros de Salem entraron por primera vez en Egipto, encontraron que esta cultura evolutiva altamente ética estaba mezclada con las normas morales modificadas de los inmigrantes mesopotámicos. Estos educadores iniciales del valle del Nilo fueron los primeros que proclamaron que la conciencia era el mandamiento de Dios, la voz de la Deidad.
95:4.1 (1046.2) A su debido tiempo surgió en Egipto un instructor que muchos llamaron el «hijo del hombre», y otros Amenemope. Este vidente ensalzó la conciencia hasta convertirla en el árbitro supremo entre el bien y el mal, enseñó que los pecados serían castigados, y proclamó que la salvación se obtenía recurriendo a la deidad solar.
95:4.2 (1046.3) Amenemope enseñó que las riquezas y la fortuna eran dones de Dios, y este concepto influyó profundamente en la filosofía hebrea que apareció más tarde. Este noble instructor creía que la conciencia de Dios era el factor determinante de toda conducta; que había que vivir cada momento siendo consciente de la presencia de Dios y de nuestra responsabilidad hacia él. Las enseñanzas de este sabio fueron traducidas posteriormente al hebreo y se convirtieron en el libro sagrado de este pueblo mucho antes de que el Antiguo Testamento fuera consignado por escrito. El sermón principal de este hombre de bien consistió en instruir a su hijo sobre la rectitud y la honradez en los puestos de confianza gubernamentales, y estos nobles sentimientos de hace mucho tiempo honrarían a cualquier estadista moderno.
95:4.3 (1046.4) Este sabio del Nilo enseñó que «las riquezas cogen alas y emprenden el vuelo» — que todas las cosas terrestres son efímeras. Su oración principal era «líbrame del temor». Exhortó a todos a que se apartaran de las «palabras de los hombres» y se volvieran hacia «los actos de Dios». Enseñó en esencia que el hombre propone, pero que Dios dispone. Sus enseñanzas, traducidas al hebreo, determinaron la filosofía del Libro de los Proverbios del Antiguo Testamento. Traducidas al griego, influyeron en toda la filosofía religiosa helénica posterior. Filón, el filósofo ulterior de Alejandría, poseía un ejemplar del Libro de la Sabiduría.
95:4.4 (1046.5) Amenemope ejerció su actividad para conservar la ética de la evolución y la moral de la revelación, y en sus escritos las transmitió tanto a los hebreos como a los griegos. No fue el instructor religioso más grande de esta época, pero fue el más influyente en el sentido de que dejó su huella en el pensamiento posterior de dos eslabones vitales para el crecimiento de la civilización occidental — los hebreos, entre los cuales se produjo el apogeo de la fe religiosa occidental, y los griegos, que desarrollaron el pensamiento filosófico puro hasta sus niveles europeos más elevados.
95:4.5 (1046.6) En el Libro de los Proverbios hebreos, los capítulos quince, diecisiete, veinte, y desde el capítulo veintidós versículo diecisiete hasta el capítulo veinticuatro versículo veintidós, fueron cogidos casi literalmente del Libro de la Sabiduría de Amenemope. El salmo primero del Libro hebreo de los Salmos fue escrito por Amenemope y es la esencia de las enseñanzas de Akenatón.
95:5.1 (1047.1) Las enseñanzas de Amenemope perdían lentamente su dominio sobre la mente egipcia cuando, gracias a la influencia de un médico salemita egipcio, una mujer de la familia real abrazó las enseñanzas de Melquisedek. Esta mujer convenció a su hijo Akenatón, faraón de Egipto, para que aceptara estas doctrinas de Un Solo Dios.
95:5.2 (1047.2) Desde la desaparición física de Melquisedek, ningún ser humano había poseído hasta ese momento un concepto tan asombrosamente claro de la religión revelada de Salem como Akenatón. En algunos aspectos, este joven rey egipcio es una de las personas más extraordinarias de la historia humana. Durante esta época de creciente depresión espiritual en Mesopotamia, Akenatón conservó viva en Egipto la doctrina de El Elyón, el Dios Único, manteniendo así abierto el canal filosófico monoteísta que fue fundamental para el trasfondo religioso de la entonces futura donación de Miguel. Y fue en reconocimiento de esta proeza, entre otras razones, por lo que el niño Jesús fue llevado a Egipto, donde algunos sucesores espirituales de Akenatón le vieron, y comprendieron hasta cierto punto algunas fases de su misión divina en Urantia.
95:5.3 (1047.3) Moisés, el personaje más importante aparecido entre Melquisedek y Jesús, fue el regalo conjunto que dieron al mundo la raza hebrea y la familia real egipcia. Si Akenatón hubiera poseído la diversidad de talentos y la capacidad de Moisés, si hubiera manifestado una genialidad política comparable a su sorprendente autoridad religiosa, Egipto se habría convertido entonces en la gran nación monoteísta de esta época; y si esto hubiera sucedido, es muy posible que Jesús hubiera vivido la mayor parte de su vida mortal en Egipto.
95:5.4 (1047.4) Ningún rey procedió nunca en toda la historia a hacer que una nación entera cambiara tan metódicamente del politeísmo al monoteísmo como lo hizo este extraordinario Akenatón. Con la más asombrosa determinación, este joven soberano rompió con el pasado, cambió su nombre, abandonó su capital, construyó una ciudad totalmente nueva, y creó una literatura y un arte nuevos para todo un pueblo. Pero fue demasiado deprisa; construyó demasiado, más de lo que podía perdurar después de su partida. Además, no logró asegurar la estabilidad y la prosperidad material de sus súbditos, los cuales reaccionaron desfavorablemente contra sus enseñanzas religiosas cuando las aguas posteriores de la adversidad y la opresión asolaron a los egipcios.
95:5.5 (1047.5) Si este hombre con una perspicacia asombrosamente clara y una resolución extraordinaria hubiera tenido la sagacidad política de Moisés, habría cambiado toda la historia de la evolución de la religión y de la revelación de la verdad en el mundo occidental. Durante su vida fue capaz de refrenar las actividades de los sacerdotes, a los cuales desacreditó en general, pero éstos mantuvieron sus cultos en secreto y se lanzaron a la acción en cuanto el joven rey desapareció del poder; y no tardaron en relacionar todas las dificultades posteriores de Egipto con el establecimiento del monoteísmo durante su reinado.
95:5.6 (1047.6) Akenatón trató muy sabiamente de establecer el monoteísmo bajo la apariencia del dios Sol. Esta decisión de enfocar la adoración del Padre Universal absorbiendo a todos los dioses en la adoración del Sol se debió al consejo del médico salemita. Akenatón cogió las doctrinas generalizadas de la religión entonces existente de Atón sobre la paternidad y la maternidad de la Deidad, y creó una religión que reconocía una relación íntima de adoración entre el hombre y Dios.
95:5.7 (1048.1) Akenatón fue lo bastante sabio como para mantener la adoración exterior de Atón, el dios Sol, mientras que condujo a sus asociados a la adoración disfrazada del Dios único, el creador de Atón y el Padre supremo de todos. Este joven rey-instructor fue un escritor prolífico, siendo el autor de la exposición titulada «El Dios Único», un libro de treinta y un capítulos que los sacerdotes destruyeron por completo cuando recuperaron el poder. Akenatón escribió también ciento treinta y siete himnos, doce de los cuales se conservan actualmente en el Libro de los Salmos del Antiguo Testamento, atribuídos a autores hebreos.
95:5.8 (1048.2) La palabra suprema de la religión de Akenatón en la vida diaria era «rectitud», y amplió rápidamente el concepto de la acción correcta hasta abarcar tanto la ética internacional como la nacional. Ésta fue una generación de una piedad personal asombrosa y estuvo caracterizada por la sincera aspiración, entre los hombres y las mujeres más inteligentes, de encontrar a Dios y conocerlo. En aquella época, la posición social o la riqueza no concedía a ningún egipcio ninguna ventaja a los ojos de la ley. La vida familiar de Egipto contribuyó mucho a conservar y aumentar la cultura moral, y sirvió posteriormente de inspiración para la magnífica vida familiar de los judíos en Palestina.
95:5.9 (1048.3) La debilidad fatídica del evangelio de Akenatón consistió en su verdad más grande, la enseñanza de que Atón no sólo era el creador de Egipto, sino también del «mundo entero, de los hombres y los animales, y de todos los países extranjeros, incluídos Siria y Cush, además de esta tierra de Egipto. A todos los coloca en su lugar y satisface sus necesidades.» Estos conceptos de la Deidad eran elevados y sublimes, pero no eran nacionalistas. Estos sentimientos internacionalistas en materia religiosa no lograban aumentar la moral del ejército egipcio en el campo de batalla, mientras que proporcionaban a los sacerdotes unas armas eficaces que podían utilizar en contra del joven rey y de su nueva religión. Tenía un concepto de la Deidad muy por encima del de los hebreos posteriores, pero era demasiado avanzado para servir los objetivos del constructor de una nación.
95:5.10 (1048.4) Aunque el ideal monoteísta sufrió con la desaparición de Akenatón, la idea de un solo Dios sobrevivió en la mente de muchos grupos. El yerno de Akenatón estuvo de acuerdo con los sacerdotes, volvió a la adoración de los antiguos dioses y cambió su nombre por el de Tut-Ank-Ammon. La capital regresó a Tebas y los sacerdotes se enriquecieron con las tierras, llegando finalmente a poseer una séptima parte de todo Egipto; poco después, un miembro de esta misma orden de sacerdotes se atrevió a apoderarse del trono.
95:5.11 (1048.5) Pero los sacerdotes no pudieron vencer por completo la oleada monoteísta. Se vieron obligados a reunir y fusionar progresivamente a sus dioses; la familia de dioses se contrajo cada vez más. Akenatón había asociado el disco llameante de los cielos con el Dios creador, y esta idea continuó ardiendo en el corazón de los hombres, incluso de los sacerdotes, mucho tiempo después de la muerte del joven reformador. El concepto del monoteísmo no desapareció nunca del corazón de los hombres de Egipto ni del mundo. Sobrevivió incluso hasta la llegada del Hijo Creador de este mismo Padre divino, el Dios único que Akenatón había proclamado con tanto entusiasmo para que todo Egipto lo adorara.
95:5.12 (1048.6) La debilidad de la doctrina de Akenatón residía en el hecho de que proponía una religión tan avanzada, que sólo los egipcios instruidos podían comprender plenamente sus enseñanzas. La masa de los obreros agrícolas nunca captó realmente su evangelio, y por lo tanto se encontraba preparada para volver, con los sacerdotes, a la antigua adoración de Isis y de su consorte Osiris, el cual se suponía que había sido resucitado milagrosamente de una muerte cruel a manos de Set, el dios de las tinieblas y del mal.
95:5.13 (1049.1) La enseñanza de que todos los hombres podían alcanzar la inmortalidad era demasiado avanzada para los egipcios. Sólo se prometía la resurrección a los reyes y a los ricos; por esta razón, embalsamaban y conservaban tan cuidadosamente sus cuerpos en las tumbas para el día del juicio. Pero la democracia de la salvación y la resurrección, tal como la enseñó Akenatón, terminó por prevalecer, incluso hasta el punto de que los egipcios creyeron posteriormente en la supervivencia de los animales.
95:5.14 (1049.2) Aunque el esfuerzo de este soberano egipcio por imponer a su pueblo la adoración de un solo Dios pareció fracasar, debemos indicar que las repercusiones de su obra sobrevivieron durante siglos tanto en Palestina como en Grecia, y que Egipto se convirtió así en el agente que transmitió la cultura evolutiva combinada del Nilo y la religión revelada del Éufrates a todos los pueblos occidentales posteriores.
95:5.15 (1049.3) La gloria de esta gran era de desarrollo moral y de crecimiento espiritual en el valle del Nilo fue desapareciendo rápidamente hacia la época en que empezó la vida nacional de los hebreos; como resultado de su estancia en Egipto, estos beduinos se llevaron una gran parte de estas enseñanzas y perpetuaron numerosas doctrinas de Akenatón en su religión racial.
95:6.1 (1049.4) Desde Palestina, algunos misioneros de Melquisedek atravesaron Mesopotamia y llegaron hasta la gran meseta iraní. Durante más de quinientos años, los educadores de Salem hicieron progresos en Irán, y toda la nación estaba oscilando hacia la religión de Melquisedek cuando un cambio de gobernantes precipitó una implacable persecución que puso prácticamente fin a las enseñanzas monoteístas del culto de Salem. La doctrina de la alianza con Abraham estaba a punto de extinguirse en Persia cuando, en el siglo sexto antes de Cristo, aquel gran siglo de renacimiento moral, Zoroastro apareció para reanimar las ascuas ardientes del evangelio de Salem.
95:6.2 (1049.5) Este fundador de una nueva religión era un joven enérgico y aventurero que, en su primera peregrinación a Ur en Mesopotamia, había oído hablar de las tradiciones de Caligastia y de la rebelión de Lucifer — junto con otras muchas tradiciones — todo lo cual había impresionado poderosamente su naturaleza religiosa. Por consiguiente, a consecuencia de un sueño que tuvo en Ur, estableció el programa de regresar a su hogar en el norte para emprender la reforma de la religión de su pueblo. Se había impregnado de la idea hebrea de un Dios de justicia, el concepto mosaico de la divinidad. La idea de un Dios supremo estaba clara en su mente y consideró a todos los otros dioses como diablos, los relegó a la categoría de demonios, sobre los cuales había oído hablar en Mesopotamia. Se había enterado de la historia de los Siete Espíritus Maestros cuya tradición subsistía en Ur y, en consecuencia, creó una constelación de siete dioses supremos con Ahura-Mazda a la cabeza. Estos dioses subordinados los asoció con la idealización de la Ley Justa, el Buen Pensamiento, el Gobierno Noble, el Carácter Santo, la Salud y la Inmortalidad.
95:6.3 (1049.6) Esta nueva religión era una religión de acción — de trabajo — no de oraciones ni rituales. Su Dios era un ser supremamente sabio y el protector de la civilización; era una filosofía religiosa militante que se atrevió a combatir el mal, la inactividad y el atraso.
95:6.4 (1049.7) Zoroastro no enseñó la adoración del fuego, sino que trató de utilizar la llama como símbolo del Espíritu puro y sabio que predomina de manera suprema y universal. (Es desgraciadamente cierto que sus seguidores posteriores veneraron y adoraron este fuego simbólico). Finalmente, después de la conversión de un príncipe iraní, esta nueva religión fue difundida por la espada. Y Zoroastro murió luchando heroicamente por lo que creía que era la «verdad del Señor de la luz».
95:6.5 (1050.1) El zoroastrismo es el único credo urantiano que perpetúa las enseñanzas edénicas y dalamatianas sobre los Siete Espíritus Maestros. Aunque no logró desarrollar el concepto de la Trinidad, se acercó en cierto modo al de Dios Séptuple. El zoroastrismo original no era un puro dualismo; aunque las enseñanzas iniciales describían al mal como un coordinado temporal de la bondad, en la eternidad estaba claramente sumergido en la realidad última del bien. La creencia de que el bien y el mal luchaban en igualdad de condiciones sólo mereció crédito en tiempos posteriores.
95:6.6 (1050.2) Las tradiciones judías sobre el cielo y el infierno y la doctrina sobre los demonios, tal como están registradas en las escrituras hebreas, aunque estaban basadas en las tradiciones sobrevivientes de Lucifer y Caligastia, procedían principalmente de los zoroastrianos durante la época en que los judíos estuvieron bajo el dominio político y cultural de los persas. Al igual que los egipcios, Zoroastro enseñó el «día del juicio», pero este acontecimiento lo relacionó con el fin del mundo.
95:6.7 (1050.3) Incluso la religión que sucedió en Persia al zoroastrismo recibió una notable influencia de éste. Cuando los sacerdotes iraníes trataron de destruir las enseñanzas de Zoroastro, resucitaron el antiguo culto de Mitra. Y el mitracismo se difundió por todas las regiones del Levante y del Mediterráneo, siendo algún tiempo contemporáneo tanto del judaísmo como del cristianismo. Las enseñanzas de Zoroastro dejaron así su huella sucesivamente en tres grandes religiones: el judaísmo, el cristianismo y, a través de ellos, el mahometismo.
95:6.8 (1050.4) Pero existe un gran abismo entre las enseñanzas sublimes y los nobles salmos de Zoroastro, y las tergiversaciones modernas de su evangelio llevadas a cabo por los parsis, con su gran temor a los muertos, unido al mantenimiento de la creencia en unos sofismas que Zoroastro nunca se rebajó a aceptar.
95:6.9 (1050.5) Este gran hombre formó parte de aquel grupo incomparable que surgió en el siglo sexto antes de Cristo para evitar que finalmente se extinguiera por completo la luz de Salem que brillaba tan débilmente para mostrar a los hombres, en su mundo ensombrecido, el camino luminoso que conduce a la vida eterna.
95:7.1 (1050.6) Las enseñanzas de Melquisedek sobre un solo Dios se establecieron en el desierto de Arabia en una fecha relativamente reciente. Al igual que les sucedió en Grecia, los misioneros de Salem fracasaron en Arabia debido a que habían comprendido mal las instrucciones de Maquiventa relacionadas con el exceso de organización. Pero no les entorpeció la interpretación que hicieron de su advertencia en contra de todo esfuerzo por extender el evangelio mediante la fuerza militar o la coacción civil.
95:7.2 (1050.7) Las enseñanzas de Melquisedek no fracasaron ni siquiera en China o en Roma de una manera más completa que en esta región desértica tan cercana a la misma Salem. Mucho tiempo después de que la mayoría de los pueblos orientales y occidentales se hubieran vuelto budistas y cristianos respectivamente, los del desierto de Arabia continuaban viviendo como hacía miles de años. Cada tribu adoraba a su antiguo fetiche, y muchas familias tenían sus propios dioses lares particulares. La lucha continuó durante mucho tiempo entre la Istar babilónica, el Yahvé hebreo, el Ahura iraní y el Padre cristiano del Señor Jesucristo. Ninguno de estos conceptos fue nunca capaz de desplazar completamente a los otros.
95:7.3 (1051.1) En toda Arabia había familias y clanes aquí y allá que se aferraban a la vaga idea de un solo Dios. Estos grupos guardaban como un tesoro las tradiciones de Melquisedek, Abraham, Moisés y Zoroastro. Había numerosos centros que podían haber respondido al evangelio de Jesús, pero los misioneros cristianos de los países desérticos formaban un grupo austero e inflexible, en contraste con los misioneros innovadores y dispuestos a hacer compromisos que ejercieron su actividad en los países mediterráneos. Si los seguidores de Jesús se hubieran tomado más en serio su mandato de «ir por todo el mundo para predicar el evangelio», y si hubieran sido más amables en esta predicación, menos estrictos en las exigencias sociales colaterales inventadas por ellos mismos, entonces muchos países hubieran recibido con agrado el simple evangelio del hijo del carpintero, entre ellos Arabia.
95:7.4 (1051.2) A pesar del hecho de que los grandes monoteísmos levantinos no lograron arraigar en Arabia, esta tierra desértica fue capaz de dar nacimiento a una religión que, aunque era menos exigente en sus requisitos sociales, sin embargo era monoteísta.
95:7.5 (1051.3) Las creencias primitivas y desorganizadas del desierto sólo tenían un factor de naturaleza tribal, racial o nacional, y era el respeto especial y general que casi todas las tribus árabes estaban dispuestas a manifestar a cierta piedra negra fetiche situada en cierto templo de la Meca. Este punto de contacto y de veneración comunes condujo posteriormente al establecimiento de la religión islámica. La piedra de la Caaba se volvió para los árabes lo que Yahvé, el espíritu del volcán, era para sus primos los judíos semitas.
95:7.6 (1051.4) La fuerza del islam ha residido en su presentación clara y bien definida de Alá como la sola y única Deidad; su debilidad ha consistido en utilizar la fuerza militar para promulgar su religión, junto con la degradación de las mujeres. Pero el islam se ha mantenido inquebrantablemente fiel a su presentación de la Única Deidad Universal de todos, «que conoce lo invisible y lo visible. Él es el misericordioso y el compasivo.» «En verdad, Dios concede su bondad en abundancia a todos los hombres.» «Y cuando estoy enfermo, él es el que me cura.» «Porque cada vez que tres personas se reúnen para hablar, Dios está presente como una cuarta», porque ¿acaso no es «el primero y el último, y también el visible y el oculto»?
95:7.7 (1051.5) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 96
96:0.1 (1052.1) AL HACERSE un concepto de la Deidad, el hombre empieza por incluir a todos los dioses, luego subordina todos los dioses extranjeros a su deidad tribal, y finalmente los excluye a todos salvo al Dios único de valor final y supremo. Los judíos sintetizaron a todos los dioses en su concepto más sublime del Señor Dios de Israel. Los hindúes fusionaron igualmente a sus múltiples deidades en «la espiritualidad única de los dioses» descrita en el Rig Veda, mientras que los mesopotámicos redujeron a sus dioses al concepto más centralizado de Belo-Marduc. Estas ideas monoteístas maduraron en el mundo entero poco después de la aparición de Maquiventa Melquisedek en Salem, en Palestina. Pero el concepto de la Deidad predicado por Melquisedek era diferente al de la filosofía evolutiva de inclusión, subordinación y exclusión; estaba basado exclusivamente en el poder creador, y muy pronto influyó sobre los conceptos más elevados de la deidad que existían en Mesopotamia, la India y Egipto.
96:0.2 (1052.2) La religión de Salem fue venerada como una tradición por los kenitas y otras diversas tribus cananeas. Uno de los objetivos de la encarnación de Melquisedek fue fomentar una religión de un solo Dios de tal manera que preparara el camino para la donación en la Tierra de un Hijo de este Dios único. Miguel difícilmente podía venir a Urantia antes de que existiera un pueblo que creyera en el Padre Universal, en medio del cual poder aparecer.
96:0.3 (1052.3) La religión de Salem sobrevivió como credo de los kenitas de Palestina, y esta religión, tal como los hebreos la adoptaron más tarde, fue influida primero por las enseñanzas morales de los egipcios, más adelante por el pensamiento teológico babilónico, y finalmente por los conceptos iraníes sobre el bien y el mal. Objetivamente, la religión hebrea está basada en la alianza entre Abraham y Maquiventa Melquisedek; evolutivamente, es la consecuencia de muchas circunstancias debidas a situaciones extraordinarias, pero culturalmente se ha apropiado libremente de la religión, la moralidad y la filosofía de todo el Levante. Una gran parte de la moralidad y del pensamiento religioso de Egipto, Mesopotamia e Irán fue transmitida a los pueblos occidentales a través de la religión hebrea.
96:1.1 (1052.4) Los primeros semitas consideraban que todas las cosas estaban habitadas por un espíritu. Tenían los espíritus del mundo animal y del mundo vegetal; los espíritus de las estaciones del año, el señor de la progenie; los espíritus del fuego, el agua y el aire; un verdadero panteón de espíritus para temer y adorar. Las enseñanzas de Melquisedek referentes a un Creador Universal nunca destruyeron por completo la creencia en estos espíritus subordinados o dioses de la naturaleza.
96:1.2 (1052.5) El progreso que hicieron los hebreos desde el politeísmo hasta el monoteísmo, pasando por el henoteísmo, no fue un desarrollo conceptual continuo e ininterrumpido. Sufrieron muchos retrocesos en la evolución de sus conceptos sobre la Deidad, mientras que en una época cualquiera existieron ideas variables sobre Dios entre los diferentes grupos de creyentes semitas. De vez en cuando aplicaron numerosos términos a sus conceptos de Dios, y con el fin de impedir la confusión, definiremos estas diversas denominaciones de la Deidad tal como están relacionadas con la evolución de la teología judía:
96:1.3 (1053.1) 1. Yahvé era el dios de las tribus palestinas del sur, que asociaron este concepto de la deidad con el Monte Horeb, el volcán del Sinaí. Yahvé era simplemente uno de los cientos de miles de dioses de la naturaleza que retenían la atención y reclamaban la adoración de las tribus y los pueblos semitas.
96:1.4 (1053.2) 2. El Elyón. Después de la estancia de Melquisedek en Salem, su doctrina de la Deidad sobrevivió durante siglos en diversas versiones, pero generalmente connotaban el término de El Elyón, el Dios Altísimo del cielo. Muchos semitas, incluyendo a los descendientes inmediatos de Abraham, adoraron en distintas épocas a Yahvé y a El Elyón al mismo tiempo.
96:1.5 (1053.3) 3. El Shaddai. Es difícil explicar lo que representaba El Shaddai. Esta idea de Dios era un compuesto procedente de las enseñanzas del Libro de la Sabiduría de Amenemope, modificadas por la doctrina de Atón enseñada por Akenatón, e influidas además por las enseñanzas de Melquisedek que estaban incorporadas en el concepto de El Elyón. Pero a medida que el concepto de El Shaddai impregnó el pensamiento hebreo, sufrió la profunda influencia de las creencias que había en el desierto sobre Yahvé.
96:1.6 (1053.4) Una de las ideas predominantes de la religión de esta era fue el concepto egipcio de la Providencia divina, la enseñanza de que la prosperidad material era una recompensa por haber servido a El Shaddai.
96:1.7 (1053.5) 4. El. En medio de toda esta confusión de terminología y de vaguedad de conceptos, muchos creyentes devotos se esforzaron sinceramente por adorar todas estas ideas evolutivas de la divinidad, y se estableció la costumbre de referirse a esta Deidad compuesta como El. Este término incluía además otros dioses de la naturaleza adorados por los beduinos.
96:1.8 (1053.6) 5. Elohim. En Kish y en Ur subsistieron durante mucho tiempo unos grupos sumerio-caldeos que enseñaron un concepto de Dios de tres en uno basado en las tradiciones de los tiempos de Adán y de Melquisedek. Esta doctrina fue llevada a Egipto, donde se adoró a esta Trinidad con el nombre de Elohim, o Eloah en singular. Los círculos filosóficos de Egipto y los educadores alejandrinos posteriores de origen hebreo enseñaron esta unidad de dioses plurales. En la época del éxodo, muchos consejeros de Moisés creían en esta Trinidad. Pero el concepto del Elohim trinitario nunca formó realmente parte de la teología hebrea hasta después de sufrir la influencia política de los babilonios.
96:1.9 (1053.7) 6. Nombres diversos. A los semitas no les gustaba pronunciar el nombre de su Deidad, por lo que de vez en cuando recurrieron a numerosas denominaciones tales como: el Espíritu de Dios, el Señor, el Ángel del Señor, el Todopoderoso, el Santo, el Altísimo, Adonai, el Anciano de los Días, el Señor Dios de Israel, el Creador del Cielo y de la Tierra, Kyrios, Jah, el Señor de los Ejércitos y el Padre que está en los Cielos.
96:1.10 (1053.8) Jehová es un término que se ha empleado en tiempos recientes para designar el concepto definitivo de Yahvé que apareció finalmente por evolución en la larga experiencia de los hebreos. Pero el nombre de Jehová no se empezó a utilizar hasta mil quinientos años después de la época de Jesús.
96:1.11 (1054.1) Hasta cerca del año 2000 a. de J. C., el Monte Sinaí fue un volcán intermitentemente activo donde se produjeron erupciones ocasionales hasta la época de la estancia de los israelitas en esta región. El fuego y el humo, junto con las detonaciones estruendosas que acompañaban a las erupciones de esta montaña volcánica, impresionaban y atemorizaban a los beduinos de las regiones circundantes, provocándoles un gran temor de Yahvé. Este espíritu del Monte Horeb se convirtió más tarde en el dios de los semitas hebreos, los cuales terminaron por creer que era supremo por encima de todos los demás dioses.
96:1.12 (1054.2) Los cananeos habían venerado durante mucho tiempo a Yahvé, y aunque muchos kenitas creían más o menos en El Elyón, el superdios de la religión de Salem, la mayoría de los cananeos se mantenía vagamente fiel a la adoración de las antiguas deidades tribales. Estaban poco dispuestos a abandonar a sus deidades nacionales a favor de un Dios internacional, por no decir interplanetario. No se sentían inclinados hacia una deidad universal, y por eso estas tribus continuaron adorando a sus deidades tribales, incluyendo a Yahvé y a los becerros de plata y de oro que simbolizaban el concepto que tenían los pastores beduinos del espíritu del volcán del Sinaí.
96:1.13 (1054.3) Aunque los sirios adoraban a sus dioses, también creían en el Yahvé de los hebreos, porque sus profetas le habían dicho al rey de Siria: «Sus dioses son dioses de las colinas; por eso fueron más fuertes que nosotros; pero luchemos contra ellos en la llanura, y seguramente seremos más fuertes que ellos.»
96:1.14 (1054.4) A medida que el hombre posee más cultura, los dioses menores quedan subordinados a una deidad suprema; el gran Júpiter sólo sobrevive como una exclamación. Los monoteístas conservan a sus dioses subordinados como espíritus, demonios, Parcas, Nereidas, hadas, duendes, enanos, hadas malignas y el mal de ojo. Los hebreos pasaron por el henoteísmo y creyeron durante mucho tiempo en la existencia de otros dioses diferentes a Yahvé, pero consideraron cada vez más que estas deidades extranjeras estaban subordinadas a Yahvé. Admitían la existencia de Quemos, el dios de los amoritas, pero sostenían que estaba subordinado a Yahvé.
96:1.15 (1054.5) De todas las teorías humanas sobre Dios, la idea de Yahvé es la que ha sufrido el desarrollo más extenso. Su evolución progresiva sólo se puede comparar con la metamorfosis del concepto de Buda en Asia, que al final condujo al concepto del Absoluto Universal, al igual que el concepto de Yahvé condujo finalmente a la idea del Padre Universal. Pero se debe comprender como un hecho histórico que, aunque los judíos cambiaron así sus ideas sobre la Deidad desde el dios tribal del Monte Horeb hasta el Padre Creador amante y misericordioso de los tiempos posteriores, no cambiaron su nombre; a este concepto evolutivo de la Deidad continuaron llamándole siempre Yahvé.
96:2.1 (1054.6) Los semitas del este eran unos jinetes bien organizados y bien dirigidos que invadieron las regiones orientales de la medialuna fértil y allí se unieron con los babilonios. Los caldeos cercanos a Ur figuraban entre los semitas orientales más avanzados. Los fenicios eran un grupo superior y bien organizado de semitas mezclados que ocupaban la región occidental de Palestina, a lo largo de la costa mediterránea. Desde el punto de vista racial, los semitas se encontraban entre los pueblos más mezclados de Urantia, pues contenían factores hereditarios de casi todas las nueve razas del mundo.
96:2.2 (1054.7) Los semitas árabes penetraron combatiendo una y otra vez en el norte de la Tierra Prometida, la tierra que «abundaba en leche y miel», pero todas las veces fueron expulsados por los semitas y los hititas del norte mejor organizados y mucho más civilizados. Más tarde, durante una hambruna excepcionalmente grave, estos beduinos errantes entraron en gran número en Egipto como obreros contratados para los trabajos públicos egipcios, y terminaron padeciendo la amarga experiencia de la esclavitud en el duro trabajo diario de los obreros corrientes y oprimidos del valle del Nilo.
96:2.3 (1055.1) Únicamente después de la época de Maquiventa Melquisedek y Abraham fue cuando algunas tribus de semitas, debido a sus creencias religiosas particulares, fueron llamadas hijos de Israel y, más tarde aún, hebreos, judíos y el «pueblo elegido». Abraham no era el padre racial de todos los hebreos; no fue siquiera ni el antepasado de todos los beduinos semitas que fueron retenidos cautivos en Egipto. Es verdad que cuando sus descendientes salieron de Egipto, formaron el núcleo del pueblo judío posterior, pero la inmensa mayoría de los hombres y mujeres que se unieron a los clanes de Israel no habían vivido nunca en Egipto. Se trataba simplemente de nómadas como ellos que escogieron seguir el liderazgo de Moisés cuando los hijos de Abraham y sus compañeros semitas de Egipto viajaban por el norte de Arabia.
96:2.4 (1055.2) La enseñanza de Melquisedek sobre El Elyón, el Altísimo, y la alianza del favor divino a través de la fe, se habían olvidado ampliamente en la época en que los egipcios esclavizaron a los pueblos semitas que pronto iban a formar la nación hebrea. Pero durante todo este período de cautividad, estos nómadas árabes conservaron una creencia tradicional sobreviviente en Yahvé, su deidad racial.
96:2.5 (1055.3) Más de cien tribus árabes diferentes adoraban a Yahvé, y a excepción del matiz existente en el concepto de El Elyón enseñado por Melquisedek, un concepto que sobrevivió entre las clases más instruidas de Egipto, incluyendo a los linajes hebreos y egipcios mezclados, la religión de la masa de esclavos hebreos cautivos era una versión modificada del antiguo ritual de magia y de sacrificios de Yahvé.
96:3.1 (1055.4) El comienzo de la evolución de los conceptos y de los ideales hebreos acerca de un Creador Supremo data de la salida de Egipto de los semitas bajo la dirección de ese gran jefe, instructor y organizador llamado Moisés. Su madre pertenecía a la familia real de Egipto; su padre era un oficial de enlace semita entre el gobierno y los beduinos cautivos. Moisés poseía así unas cualidades procedentes de unos orígenes raciales superiores; su linaje estaba tan extremadamente mezclado que es imposible clasificarlo en un grupo racial determinado. Si no hubiera pertenecido a este tipo mixto, nunca hubiera demostrado la variedad de talentos y la adaptabilidad poco comunes que le permitieron dirigir a la horda diversificada que terminó por unirse a los beduinos semitas que huían de Egipto bajo su mando hacia el desierto de Arabia.
96:3.2 (1055.5) A pesar de los atractivos de la cultura del reino del Nilo, Moisés escogió compartir la suerte del pueblo de su padre. En la época en que este gran organizador estaba formulando sus planes para la liberación final del pueblo de su padre, los beduinos cautivos apenas tenían una religión digna de este nombre; carecían prácticamente de un verdadero concepto de Dios y no tenían esperanzas en el mundo.
96:3.3 (1055.6) Ningún jefe emprendió nunca la reforma y la elevación de un grupo de seres humanos más desesperados, abatidos, descorazonados e ignorantes. Pero estos esclavos contenían unas posibilidades latentes de desarrollo en sus linajes hereditarios, y Moisés había entrenado a un número suficiente de dirigentes instruidos como parte de los preparativos para que el día de la sublevación y del ataque por la libertad formaran un cuerpo de organizadores eficaces. Estos hombres superiores habían sido empleados como supervisores indígenas de su pueblo, y habían recibido cierta educación debido a la influencia de Moisés entre los dirigentes egipcios.
96:3.4 (1056.1) Moisés se esforzó por negociar diplomáticamente la libertad de sus compañeros semitas. Él y su hermano hicieron un pacto con el rey de Egipto por el cual se les concedía la autorización de abandonar pacíficamente el valle del Nilo para dirigirse al desierto de Arabia. Iban a recibir un modesto pago en dinero y mercancías como muestra de su largo servicio en Egipto. Los hebreos por su parte hicieron el acuerdo de mantener relaciones amistosas con los faraones y de no formar parte de ninguna alianza contra Egipto. Pero más tarde, el rey estimó conveniente rechazar este tratado, ofreciendo como razón la excusa de que sus espías habían descubierto que los esclavos beduinos eran desleales. Alegó que buscaban la libertad con la intención de dirigirse al desierto para organizar a los nómadas en contra de Egipto.
96:3.5 (1056.2) Pero Moisés no se desanimó; esperó su momento oportuno y, en menos de un año, cuando las fuerzas militares egipcias estaban totalmente ocupadas resistiendo los violentos ataques simultáneos de una fuerte ofensiva libia por el sur y de una invasión naval griega por el norte, este intrépido organizador condujo a sus compatriotas fuera de Egipto en una fuga nocturna espectacular. Esta huida hacia la libertad fue planeada cuidadosamente y ejecutada con habilidad. Y tuvieron éxito, a pesar de que fueron seguidos de cerca por el faraón y un pequeño grupo de egipcios, los cuales cayeron todos ante las defensas de los fugitivos, dejándoles mucho botín, el cual aumentó debido al saqueo de la multitud de esclavos que avanzaban huyendo hacia su hogar ancestral en el desierto.
96:4.1 (1056.3) La evolución y la elevación de la enseñanza de Moisés han influido sobre casi la mitad del mundo, y aún continúan influyendo incluso en el siglo veinte. Aunque Moisés comprendía la filosofía religiosa egipcia más avanzada, los esclavos beduinos sabían poco de estas enseñanzas, pero nunca habían olvidado por completo al dios del Monte Horeb, a quien sus antepasados habían llamado Yahvé.
96:4.2 (1056.4) Moisés había oído hablar de las enseñanzas de Maquiventa Melquisedek tanto por su padre como por su madre, y esta creencia religiosa común explica la unión insólita entre una mujer de sangre real y un hombre de una raza cautiva. El suegro de Moisés era un kenita adorador de El Elyón, pero los padres del emancipador creían en El Shaddai. Moisés fue educado pues como un el shaddaísta, pero debido a la influencia de su suegro se convirtió en un el elyonísta; y cuando los hebreos acamparon cerca del Monte Sinaí después de la huida de Egipto, había formulado un nuevo concepto ampliado de la Deidad (derivado de todas sus creencias anteriores), que decidió sabiamente proclamar a su pueblo como un concepto más desarrollado de Yahvé, su antiguo dios tribal.
96:4.3 (1056.5) Moisés se había esforzado por enseñar a estos beduinos la idea de El Elyón, pero antes de dejar Egipto se había convencido de que nunca comprenderían plenamente esta doctrina. Por esta razón, optó deliberadamente por el compromiso de adoptar a su dios tribal del desierto como el solo y único dios de sus seguidores. Moisés no enseñó específicamente que otros pueblos y naciones no pudieran tener otros dioses, pero mantuvo resueltamente, especialmente para los hebreos, que Yahvé estaba por encima de todos. Pero siempre se sintió atormentado por la difícil situación de tener que presentar a aquellos esclavos ignorantes su idea nueva y superior de la Deidad bajo la apariencia de la antigua denominación de Yahvé, el cual siempre había estado simbolizado por el becerro de oro de las tribus beduinas.
96:4.4 (1056.6) El hecho de que Yahvé fuera el Dios de los hebreos que huían explica por qué permanecieron tanto tiempo delante de la montaña sagrada del Sinaí, y por qué recibieron allí los Diez Mandamientos que Moisés promulgó en nombre de Yahvé, el dios del Horeb. Durante esta prolongada estancia delante del Sinaí, los ceremoniales religiosos del culto hebreo recién nacido fueron perfeccionados aún más.
96:4.5 (1057.1) No parece que Moisés hubiera logrado nunca establecer su culto ceremonial un tanto avanzado, ni mantener intactos a sus seguidores durante un cuarto de siglo, si no hubiera sido por la violenta erupción del Horeb durante la tercera semana de su estancia de adoración en la base del monte. «La montaña de Yahvé se consumía en el fuego, y el humo subía como el humo de un horno, y toda la montaña temblaba enormemente.» En vista de este cataclismo, no es de sorprender que Moisés pudiera inculcar a sus hermanos la enseñanza de que su Dios era «poderoso, terrible, un fuego devorador, temible y todopoderoso».
96:4.6 (1057.2) Moisés proclamó que Yahvé era el Señor Dios de Israel, que había escogido a los hebreos como su pueblo elegido; estaba construyendo una nueva nación, y nacionalizó sabiamente sus enseñanzas religiosas diciendo a sus seguidores que Yahvé era muy estricto y exigente, un «Dios celoso». Pero a pesar de todo, intentó ampliar su concepto de la divinidad cuando les enseñó que Yahvé era el «Dios de los espíritus de todo el género humano», y cuando dijo «El Dios eterno es tu refugio, y por debajo de ti están los brazos eternos». Moisés enseñó que Yahvé era un Dios que mantenía su alianza; que «no os abandonará, ni os destruirá, ni olvidará la alianza de vuestros padres, porque el Señor os ama y no olvidará el juramento que hizo a vuestros padres.»
96:4.7 (1057.3) Moisés hizo un esfuerzo heroico por elevar a Yahvé a la dignidad de una Deidad suprema cuando lo presentó como el «Dios de la verdad, sin iniquidad, justo y equitativo en toda su conducta». Y sin embargo, a pesar de esta enseñanza elevada, la comprensión limitada de sus seguidores hizo necesario que hablara de Dios a imagen y semejanza del hombre, como si estuviera sujeto a ataques de ira, cólera y severidad, e incluso que era vengativo y fácilmente influenciable por la conducta del hombre.
96:4.8 (1057.4) Gracias a las enseñanzas de Moisés, Yahvé, este dios tribal de la naturaleza, se convirtió en el Señor Dios de Israel, que siguió a los hebreos en el desierto e incluso en el exilio, donde pronto fue concebido como el Dios de todos los pueblos. La cautividad posterior que esclavizó a los judíos en Babilonia liberó finalmente el concepto evolutivo de Yahvé hasta asumir el papel monoteísta de Dios de todas las naciones.
96:4.9 (1057.5) La característica más singular y asombrosa de la historia religiosa de los hebreos es esta evolución continua del concepto de la Deidad, que empezó con el dios primitivo del Monte Horeb, avanzó gracias a las enseñanzas de sus dirigentes espirituales sucesivos, y llegó hasta el alto grado de desarrollo descrito en las doctrinas de los dos Isaías sobre la Deidad, los cuales proclamaron el magnífico concepto del Padre Creador amante y misericordioso.
96:5.1 (1057.6) Moisés era una mezcla extraordinaria de jefe militar, organizador social y educador religioso. Fue el instructor y el jefe individual más importante del mundo entre la época de Maquiventa y la de Jesús. Moisés intentó introducir muchas reformas en Israel de las que no queda ningún registro escrito. En el espacio de una sola vida humana, sacó de la esclavitud y de un vagabundeo incivilizado a la horda políglota de los llamados hebreos, y sentó las bases para el nacimiento posterior de una nación y la perpetuación de una raza.
96:5.2 (1057.7) Existen muy pocos datos sobre la gran obra de Moisés porque los hebreos no tenían un lenguaje escrito en la época del éxodo. Los relatos de los tiempos y de las actividades de Moisés tuvieron su origen en las tradiciones que existían más de mil años después de la muerte de este gran dirigente.
96:5.3 (1058.1) Una gran parte de los progresos que Moisés aportó por encima de la religión de los egipcios y de las tribus levantinas circundantes se debieron a las tradiciones kenitas de la época de Melquisedek. Sin la enseñanza de Maquiventa a Abraham y a sus contemporáneos, los hebreos hubieran salido de Egipto en una ignorancia desesperante. Moisés y su suegro Jetro reunieron los restos de las tradiciones de los tiempos de Melquisedek, y estas enseñanzas, unidas a la erudición de los egipcios, guiaron a Moisés en la creación de la religión y el ritual más perfeccionados de los israelitas. Moisés era un organizador; seleccionó lo mejor que poseían la religión y las costumbres de Egipto y Palestina, asoció estas prácticas con las tradiciones de las enseñanzas de Melquisedek, y organizó el sistema ceremonial de adoración hebreo.
96:5.4 (1058.2) Moisés creía en la Providencia; estaba totalmente contaminado por las doctrinas egipcias sobre el control sobrenatural del Nilo y de los otros elementos de la naturaleza. Tenía una gran visión de Dios, pero era totalmente sincero cuando enseñó a los hebreos que si obedecían a Dios, «os amará, os bendecirá y os multiplicará. Multiplicará el fruto de vuestro vientre y el fruto de vuestra tierra — el trigo, el vino, el aceite y vuestros rebaños. Vuestra prosperidad será superior a la de todos los pueblos, y el Señor vuestro Dios apartará de vosotros toda enfermedad y no os impondrá ninguna de las plagas malignas de Egipto.» Moisés dijo incluso: «Recordad al Señor vuestro Dios, porque él es el que os da el poder de conseguir las riquezas.» «Prestaréis a muchas naciones, pero no pediréis prestado. Reinaréis sobre muchas naciones, pero ellas no reinarán sobre vosotros.»
96:5.5 (1058.3) Pero era realmente lastimoso observar a Moisés, este gran pensador, intentando adaptar su concepto sublime de El Elyón, el Altísimo, a la comprensión de los hebreos ignorantes y analfabetos. A sus dirigentes reunidos les decía con estruendo: «El Señor vuestro Dios es un Dios único; no hay ninguno aparte de él», mientras que a la multitud variopinta le preguntaba: «¿Quién es igual a vuestro Dios entre todos los dioses?» Moisés se alzó de una manera valiente y con un éxito parcial en contra de los fetiches y la idolatría, declarando: «No visteis ninguna imagen el día que vuestro Dios os habló en el Horeb en medio del fuego.» También prohibió la realización de imágenes de todo tipo.
96:5.6 (1058.4) Moisés temía proclamar la misericordia de Yahvé, y prefirió atemorizar a su pueblo con el miedo a la justicia de Dios, diciendo: «El Señor vuestro Dios es el Dios de los Dioses, el Señor de los Señores, un gran Dios, un Dios poderoso y terrible que no tiene consideración con los hombres.» Además, intentó controlar a los clanes turbulentos cuando afirmó que «vuestro Dios mata cuando le desobedecéis; cura y da la vida cuando le obedecéis». Pero Moisés enseñó a estas tribus que sólo se convertirían en el pueblo elegido de Dios a condición de que «guardaran todos sus mandamientos y obedecieran todos sus decretos.»
96:5.7 (1058.5) Durante estos primeros tiempos, a los hebreos se les enseñó poco acerca de la misericordia de Dios. Se enteraron de que Dios era «el Todopoderoso; el Señor es un guerrero, el Dios de las batallas, con un poder glorioso, que hace pedazos a sus enemigos.» «El Señor vuestro Dios camina en medio del campamento para liberaros.» Los israelitas pensaban que su Dios era alguien que les amaba, pero que también había «endurecido el corazón del faraón» y «maldecido a sus enemigos».
96:5.8 (1058.6) Aunque Moisés presentó a los hijos de Israel un vislumbre fugaz de una Deidad universal y benéfica, su concepto cotidiano de Yahvé sólo era, en general, el de un Dios un poco mejor que los dioses tribales de los pueblos circundantes. Su concepto de Dios era primitivo, burdo y antropomórfico; cuando Moisés falleció, estas tribus beduinas volvieron rápidamente a las ideas semibárbaras de sus antiguos dioses del Horeb y del desierto. La visión ampliada y más sublime de Dios que Moisés presentaba de vez en cuando a sus dirigentes fue pronto perdida de vista, mientras que la mayoría de la gente volvió a la adoración de sus becerros de oro fetiches, el símbolo de Yahvé para los pastores palestinos.
96:5.9 (1059.1) Cuando Moisés entregó el mando de los hebreos a Josué, ya había reunido a miles de descendientes colaterales de Abraham, Najor, Lot y otras tribus emparentadas, y los había fustigado a convertirse en una nación de guerreros pastoriles capaces de sustentarse y de reglamentarse parcialmente.
96:6.1 (1059.2) Después de la muerte de Moisés, su elevado concepto de Yahvé degeneró rápidamente. Josué y los dirigentes de Israel siguieron conservando las tradiciones mosaicas del Dios infinitamente sabio, benéfico y todopoderoso, pero la gente común volvió rápidamente a la antigua idea de Yahvé que tenían en el desierto. Este movimiento hacia atrás del concepto de la Deidad continuó aumentando bajo el gobierno sucesivo de los diversos jeques tribales, los llamados Jueces.
96:6.2 (1059.3) El hechizo de la personalidad extraordinaria de Moisés había mantenido viva en el corazón de sus seguidores la inspiración de un concepto cada vez más amplio de Dios; pero una vez que llegaron a las tierras fértiles de Palestina, estos pastores nómadas se convirtieron rápidamente en agricultores establecidos y en cierto modo tranquilos. Esta evolución de las costumbres de vida y este cambio de punto de vista religioso exigieron una transformación más o menos completa del carácter de la idea que tenían sobre la naturaleza de su Dios Yahvé. Durante la época en que empezó la transmutación del dios del desierto del Sinaí, austero, burdo, exigente y estruendoso, en el concepto que apareció más tarde de un Dios de amor, justicia y misericordia, los hebreos casi perdieron de vista las elevadas enseñanzas de Moisés. Estuvieron a punto de perder todo concepto de monoteísmo; casi perdieron la oportunidad de convertirse en el pueblo que serviría de eslabón fundamental para la evolución espiritual de Urantia, en el grupo que conservaría la enseñanza de Melquisedek sobre un solo Dios hasta la época de la encarnación de un Hijo donador de este Padre de todos.
96:6.3 (1059.4) Josué trató desesperadamente de mantener en la mente de los hombres de las tribus el concepto de un Yahvé supremo, que inducía a que se proclamara: «Al igual que estuve con Moisés, estaré con vosotros; no os defraudaré ni os abandonaré.» Josué estimó necesario predicar un evangelio severo a su pueblo incrédulo, un pueblo demasiado dispuesto a creer en su antigua religión indígena, pero poco deseoso de avanzar en la religión de la fe y la rectitud. La idea central de la enseñanza de Josué fue: «Yahvé es un Dios santo; es un Dios celoso; no perdonará vuestras transgresiones ni vuestros pecados.» El concepto más elevado de esta época describía a Yahvé como un «Dios de poder, de juicio y de justicia».
96:6.4 (1059.5) Pero incluso en esta época sombría, un instructor solitario aparecía de vez en cuando para proclamar el concepto mosaico de la divinidad: «Vosotros, hijos de la perversidad, no podéis servir al Señor, porque él es un Dios santo». «¿Será el hombre mortal más justo que Dios? ¿Será un hombre más puro que su Creador?». «¿Podéis encontrar a Dios, buscándolo? ¿Podéis descubrir al Todopoderoso en su perfección? Mirad, Dios es grande y no lo conocemos. Aunque toquemos al Todopoderoso, no podemos descubrirlo.»
96:7.1 (1060.1) Bajo la dirección de sus jeques y sacerdotes, los hebreos se establecieron de forma dispersa por Palestina. Pero pronto se dejaron llevar por las creencias ignorantes del desierto y se contaminaron con las prácticas religiosas menos avanzadas de los cananeos. Se volvieron idólatras y licenciosos, y su idea de la Deidad cayó muy por debajo de los conceptos egipcios y mesopotámicos sobre Dios que mantenían ciertos grupos salemitas supervivientes, y que están registrados en algunos salmos y en el llamado Libro de Job.
96:7.2 (1060.2) Los salmos son la obra de una veintena o más de autores; muchos de ellos fueron escritos por educadores egipcios y mesopotámicos. Durante estos tiempos en que el Levante adoraba a los dioses de la naturaleza, seguía existiendo un gran número de personas que creían en la supremacía de El Elyón, el Altísimo.
96:7.3 (1060.3) Ninguna colección de escritos religiosos expresa una riqueza de devoción y de ideas inspiradoras sobre Dios como el Libro de los Salmos. Al leer atentamente esta maravillosa colección de literatura piadosa, sería muy útil tomar en consideración la fuente y la cronología de cada himno aislado de alabanza y de adoración, teniendo en cuenta que ninguna otra colección individual abarca un período tan largo de tiempo. Este Libro de los Salmos es el registro de los conceptos variables sobre Dios que albergaban los creyentes de la religión de Salem en todo el Levante, y abarca todo el período existente entre Amenemope e Isaías. En los salmos se representa a Dios en todas las fases de concepción, desde la idea rudimentaria de una deidad tribal hasta el ideal sumamente desarrollado de los hebreos más tardíos, donde se describe a Yahvé como un soberano amoroso y un Padre misericordioso.
96:7.4 (1060.4) Considerados de esta manera, este grupo de salmos constituye la gama más valiosa y útil de sentimientos piadosos que los hombres hayan reunido jamás hasta la época del siglo veinte. El espíritu de adoración de esta colección de himnos trasciende al de todos los otros libros sagrados del mundo.
96:7.5 (1060.5) La imagen variada de la Deidad que se presenta en el Libro de Job es el producto de más de veinte educadores religiosos de Mesopotamia a lo largo de un período de casi trescientos años. Cuando leáis los conceptos elevados de la divinidad que se encuentran en esta compilación de creencias mesopotámicas, reconoceréis que en las cercanías de Ur, en Caldea, fue donde la idea de un Dios real se conservó mejor durante la edad de las tinieblas en Palestina.
96:7.6 (1060.6) Los palestinos captaron a menudo la sabiduría y la omnipresencia de Dios, pero raras veces su amor y su misericordia. El Yahvé de estos tiempos «envía a los espíritus malignos para que dominen el alma de sus enemigos»; favorece a sus propios hijos obedientes, mientras que maldice e inflige terribles castigos a todos los demás. «Frustra los proyectos de los astutos; coge a los hábiles en sus propios engaños».
96:7.7 (1060.7) Solamente en Ur se elevó una voz para pregonar la misericordia de Dios, diciendo: «Orará a Dios y encontrará su favor y verá su rostro con alegría, porque Dios concederá al hombre la rectitud divina». La salvación, el favor divino, por la fe, se predica así desde Ur: «Es misericordioso con el que se arrepiente, y dice: ‘Líbralo de bajar al infierno, porque he encontrado una redención`. Si alguien dice: ‘He pecado y he pervertido lo que era justo, y no me ha beneficiado`, Dios impedirá que su alma vaya al infierno, y verá la luz». Desde los tiempos de Melquisedek, el mundo levantino no había oído un mensaje tan sonoro y esperanzador de salvación humana como esta enseñanza extraordinaria de Eliju, profeta de Ur y sacerdote de los creyentes salemitas, es decir, de los restos de la antigua colonia de Melquisedek en Mesopotamia.
96:7.8 (1061.1) Así es como los misioneros de Salem que quedaban en Mesopotamia mantuvieron la luz de la verdad durante el período de la desorganización de los pueblos hebreos, hasta que apareció el primero de la larga serie de instructores de Israel, que nunca se detuvieron en su construcción, concepto tras concepto, hasta que consiguieron hacer realidad el ideal del Padre Universal y Creador de todos, la cumbre de la evolución del concepto de Yahvé.
96:7.9 (1061.2) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 97
97:0.1 (1062.1) LOS dirigentes espirituales de los hebreos llevaron a cabo lo que nadie había logrado nunca realizar antes que ellos — desantropomorfizar su concepto de Dios, sin convertirlo en una abstracción de la Deidad comprensible únicamente por los filósofos. Incluso la gente corriente era capaz de considerar el concepto maduro de Yahvé como un Padre, si no del individuo, al menos de la raza.
97:0.2 (1062.2) Aunque el concepto de la personalidad de Dios había sido enseñado claramente en Salem en la época de Melquisedek, era vago e impreciso en el momento de la huida de Egipto, y sólo evolucionó gradualmente en la mente hebrea, de generación en generación, en respuesta a las enseñanzas de los dirigentes espirituales. La percepción de la personalidad de Yahvé siguió una evolución progresiva mucho más continua que la de cualquier otro atributo de la Deidad. Desde Moisés hasta Malaquías, en la mente hebrea se produjo un crecimiento casi ininterrumpido de las ideas sobre la personalidad de Dios, y este concepto fue finalmente realzado y glorificado por las enseñanzas de Jesús sobre el Padre que está en los cielos.
97:1.1 (1062.3) La presión hostil de los pueblos que rodeaban a Palestina enseñó muy pronto a los jeques hebreos que no podían esperar sobrevivir a menos que confederaran sus organizaciones tribales en un gobierno centralizado. Y esta centralización de la autoridad administrativa proporcionó a Samuel una mejor ocasión para ejercer como instructor y reformador.
97:1.2 (1062.4) Samuel surgió de una larga serie de educadores salemitas que habían continuado manteniendo las verdades de Melquisedek como una parte de sus formas de culto. Este instructor era un hombre enérgico y resuelto. Únicamente su gran devoción, unida a su extraordinaria determinación, le permitieron resistir la oposición casi universal que encontró cuando empezó a llevar de nuevo a todo Israel a la adoración del Yahvé supremo de la época de Moisés. E incluso entonces sólo tuvo un éxito parcial; sólo recuperó para el servicio del concepto superior de Yahvé a la mitad más inteligente de los hebreos; la otra mitad continuó adorando a los dioses tribales del país y manteniendo sus conceptos inferiores de Yahvé.
97:1.3 (1062.5) Samuel era un tipo de hombre tosco, un reformador práctico capaz de salir un día con sus compañeros y derribar una veintena de lugares reservados a Baal. Los progresos que consiguió se debieron a la pura fuerza de la coacción; predicó poco, enseñó aún menos, pero sí actuó. Un día se burlaba del sacerdote de Baal, y al día siguiente despedazaba a un rey cautivo. Creía con devoción en el Dios único, y tenía un concepto claro de ese Dios único como creador del cielo y de la Tierra: «Las columnas de la Tierra pertenecen al Señor, y ha puesto al mundo sobre ellas.»
97:1.4 (1063.1) Pero la gran contribución que Samuel hizo al desarrollo del concepto de la Deidad fue su declaración resonante de que Yahvé era invariable, de que personificaba constantemente la misma perfección y divinidad infalibles. En aquella época se concebía a Yahvé como un Dios caprichoso lleno de antojos envidiosos, lamentándose siempre de haber hecho esto o aquello. Pero ahora, por primera vez desde que habían salido de Egipto, los hebreos escuchaban estas palabras sorprendentes: «La Fuerza de Israel no miente ni se arrepiente, porque no es un hombre que tenga que arrepentirse». La estabilidad en las relaciones con la Divinidad se había proclamado. Samuel reiteró la alianza de Melquisedek con Abraham y afirmó que el Señor Dios de Israel era la fuente de toda verdad, estabilidad y constancia. Los hebreos siempre habían considerado a su Dios como un hombre, un superhombre, un espíritu elevado de origen desconocido; pero ahora escuchaban cómo el antiguo espíritu del Horeb era ensalzado como un Dios inmutable en su perfección creadora. Samuel ayudó a que el concepto evolutivo de Dios se elevara muy por encima del estado cambiante de la mente de los hombres y de las vicisitudes de la existencia mortal. Gracias a su enseñanza, el Dios de los hebreos empezó a ascender desde una idea parecida a la de los dioses tribales hasta el ideal del Creador y Supervisor todopoderoso e invariable de toda la creación.
97:1.5 (1063.2) Predicó de nuevo el concepto de la sinceridad de Dios, de su fiabilidad en el mantenimiento de sus alianzas. Samuel dijo: «El Señor no abandonará a su pueblo». «Ha hecho con nosotros una alianza perpetua, ordenada y segura en todas las cosas». Así es como resonaba en toda Palestina la llamada para volver a adorar al Yahvé supremo. Este enérgico educador proclamaba constantemente: «Eres grande, oh Señor Dios, pues no hay nadie como tú, ni tampoco hay ningún Dios aparte de ti».
97:1.6 (1063.3) Hasta ese momento, los hebreos habían considerado el favor de Yahvé principalmente en términos de prosperidad material. Cuando Samuel se atrevió a hacer la proclamación siguiente, produjo una gran conmoción en Israel, y casi le cuesta la vida: «El Señor enriquece y empobrece; humilla y eleva. Levanta del polvo a los pobres y eleva a los mendigos para colocarlos entre los príncipes y hacerles heredar el trono de la gloria». Unas promesas tan alentadoras para los humildes y los menos afortunados no se habían proclamado desde los tiempos de Moisés, y miles de desesperados, entre los pobres, empezaron a tener la esperanza de que podían mejorar su estado espiritual.
97:1.7 (1063.4) Pero Samuel no progresó mucho más allá del concepto de un dios tribal. Proclamó a un Yahvé que había creado a todos los hombres, pero que se ocupaba principalmente de los hebreos, su pueblo elegido. Incluso así, al igual que en los tiempos de Moisés, el concepto de Dios describía una vez más a una Deidad santa y justa. «No hay nadie tan santo como el Señor. ¿Quién puede ser comparado con este santo Señor Dios?»
97:1.8 (1063.5) A medida que pasaban los años, el viejo dirigente entrecano progresó en su comprensión de Dios, pues declaró: «El Señor es un Dios de conocimiento, y él es el que pesa las acciones. El Señor juzgará los confines de la Tierra, mostrando misericordia a los misericordiosos, y también será justo con el hombre justo». Aquí se encuentran ya los albores de la misericordia, aunque limitada a aquellos que son misericordiosos. Posteriormente avanzó un paso más cuando exhortó a su pueblo en la adversidad: «Pongámonos ahora en manos del Señor, porque su compasión es grande». «El Señor no tiene ninguna limitación para salvar a muchos o a pocos».
97:1.9 (1063.6) Este desarrollo gradual del concepto del carácter de Yahvé continuó bajo el ministerio de los sucesores de Samuel. Intentaron presentar a Yahvé como un Dios que cumplía sus alianzas, pero apenas mantuvieron el ritmo marcado por Samuel; no lograron desarrollar la idea de la misericordia de Dios tal como Samuel la había concebido en sus últimos años. Se produjo un retroceso continuo hacia el reconocimiento de otros dioses, a pesar de mantener que Yahvé estaba por encima de todos. «Tuyo es el reino, oh Señor, y eres ensalzado como jefe por encima de todos».
97:1.10 (1064.1) La idea central de esta época era el poder divino; los profetas de estos tiempos predicaban una religión destinada a favorecer al rey que estaba en el trono hebreo. «Tuya es, oh Señor, la grandeza, el poder, la gloria, la victoria y la majestad. En tu mano se encuentra el poder y la fuerza, y tú puedes engrandecer y fortalecer a todos». Éste era el estado del concepto de Dios durante la época de Samuel y de sus sucesores inmediatos.
97:2.1 (1064.2) En el siglo décimo antes de Cristo, la nación hebrea se dividió en dos reinos. En estas dos divisiones políticas, muchos instructores de la verdad se esforzaron por detener la marea reaccionaria de decadencia espiritual que había empezado a subir, y que continuó desastrosamente después de la guerra de separación. Pero estos esfuerzos por hacer progresar la religión hebrea no prosperaron hasta que Elías, el guerrero resuelto y audaz de la rectitud, empezó sus enseñanzas. Elías restableció en el reino del norte un concepto de Dios comparable al que había existido en los tiempos de Samuel. Elías dispuso de pocas ocasiones para presentar un concepto avanzado de Dios; al igual que Samuel antes que él, estaba muy ocupado derribando los altares de Baal y destruyendo los ídolos de los falsos dioses. Y llevó adelante sus reformas a pesar de la oposición de un monarca idólatra; su tarea fue aún más gigantesca y difícil que la que Samuel había afrontado.
97:2.2 (1064.3) Cuando Elías fue llamado a otro lugar, Eliseo, su fiel compañero, se encargó de su obra, y con la ayuda inestimable de Miqueas, un profeta poco conocido, mantuvo viva la luz de la verdad en Palestina.
97:2.3 (1064.4) Pero ésta no fue una época de progreso en el concepto de la Deidad. Los hebreos ni siquiera se habían elevado todavía a la altura del ideal de Moisés. La era de Elías y Eliseo se cerró con el regreso de las mejores clases de hebreos a la adoración del Yahvé supremo, y presenció cómo se restablecía la idea del Creador Universal en el punto aproximado en que Samuel la había dejado.
97:3.1 (1064.5) La controversia interminable entre los creyentes en Yahvé y los seguidores de Baal era un conflicto socioeconómico de ideologías, más bien que una diferencia de creencias religiosas.
97:3.2 (1064.6) Los habitantes de Palestina tenían actitudes diferentes en cuanto a la propiedad privada de la tierra. Las tribus meridionales o errantes de Arabia (los yahveítas) consideraban la tierra como algo inalienable — como un don de la Deidad al clan. Estimaban que la tierra no se podía vender ni hipotecar. «Yahvé habló y dijo: ‘La tierra no se venderá, porque la tierra me pertenece`».
97:3.3 (1064.7) Los cananeos del norte, más establecidos, (los baalitas) compraban, vendían e hipotecaban libremente sus tierras. La palabra Baal significa propietario. El culto de Baal estaba basado en dos doctrinas principales: primero, la validación del intercambio, los contratos y los pactos sobre la propiedad — el derecho a comprar y vender las tierras; y segundo, se suponía que Baal enviaba la lluvia — era el dios de la fertilidad del suelo. Las buenas cosechas dependían del favor de Baal. El culto estaba ampliamente relacionado con la tierra, su posesión y su fertilidad.
97:3.4 (1065.1) Los baalitas poseían generalmente casas, tierras y esclavos. Eran los propietarios aristócratas y vivían en las ciudades. Cada Baal tenía su lugar sagrado, su clero y sus «santas mujeres», las prostitutas rituales.
97:3.5 (1065.2) Los profundos antagonismos en las actitudes sociales, económicas, morales y religiosas que manifestaban los cananeos y los hebreos se produjeron a causa de esta diferencia fundamental relacionada con la tierra. Esta controversia socioeconómica no se convirtió en un asunto claramente religioso hasta la época de Elías. A partir de los tiempos de este dinámico profeta, el asunto se resolvió luchando en un campo más estrictamente religioso — Yahvé contra Baal — y terminó con la victoria de Yahvé y el impulso posterior hacia el monoteísmo.
97:3.6 (1065.3) Elías trasladó la controversia entre Yahvé y Baal desde la cuestión de las tierras al aspecto religioso de las ideologías hebrea y cananea. Cuando Ajab asesinó a los Nabot en el transcurso de la intriga para conseguir sus tierras, Elías convirtió las antiguas costumbres sobre las tierras en un problema moral y lanzó su vigorosa campaña contra los baalitas. Fue también una lucha de la gente del campo contra la dominación que ejercían las ciudades. Yahvé se convirtió en Elohim principalmente bajo la influencia de Elías. El profeta empezó como reformador agrario y terminó realzando a la Deidad. Había muchos Baales, pero Yahvé era uno solo — el monoteísmo triunfó sobre el politeísmo.
97:4.1 (1065.4) Amós franqueó una etapa importante en la transición entre el dios tribal — el dios al que habían servido durante tanto tiempo mediante sacrificios y ceremonias, el Yahvé de los primeros hebreos — y un Dios que castigaría el crimen y la inmoralidad incluso de su propio pueblo. Amós apareció procedente de las colinas del sur para denunciar la criminalidad, la embriaguez, la opresión y la inmoralidad de las tribus del norte. Desde los tiempos de Moisés no se habían proclamado unas verdades tan resonantes en Palestina.
97:4.2 (1065.5) Amós no se limitó simplemente a restaurar o a reformar; descubrió también unos nuevos conceptos de la Deidad. Proclamó muchas cosas sobre Dios que habían sido anunciadas por sus predecesores, y atacó valientemente la creencia en un Ser Divino que aprobara el pecado de su propio pueblo llamado elegido. Por primera vez desde la época de Melquisedek, los oídos humanos escucharon la denuncia del doble criterio de la justicia y la moralidad nacionales. Los oídos hebreos escucharon por primera vez en su historia que su propio Dios, Yahvé, ya no toleraría el crimen y el pecado en sus vidas, como tampoco lo toleraría en cualquier otro pueblo. Amós imaginó al Dios severo y justo de Samuel y Elías, pero también vio a un Dios que no consideraba a los hebreos de manera diferente a cualquier otra nación cuando se trataba de castigar la maldad. Era un ataque directo contra la doctrina egoísta del «pueblo elegido», y muchos hebreos de aquella época se sintieron enormemente ofendidos.
97:4.3 (1065.6) Amós dijo: «Buscad al que ha formado las montañas y ha creado el viento, al que ha formado las siete estrellas y Orión, que transforma la sombra de la muerte en un amanecer, y pone el día tan oscuro como la noche». Al denunciar a sus contemporáneos semirreligiosos, oportunistas y a veces inmorales, intentó describir la justicia inexorable de un Yahvé invariable cuando dijo de los malhechores: «Aunque se hundan en el infierno, allí los cogeré; aunque suban trepando a los cielos, los haré bajar de allí». «Y aunque vayan al cautiverio delante de sus enemigos, allí dirigiré la espada de la justicia, y ella los matará». Amós asustó aún más a sus oyentes cuando los señaló con un dedo acusador y reprobatorio, y declaró en nombre de Yahvé: «Estad seguros de que nunca olvidaré ninguna de vuestras obras». «Y pasaré por la criba a la casa de Israel entre todas las naciones, como el trigo se criba en un tamiz».
97:4.4 (1066.1) Amós proclamó que Yahvé era el «Dios de todas las naciones» y advirtió a los israelitas que el ritual no debía sustituir a la rectitud. Antes de que este valiente educador fuera lapidado, había difundido suficiente levadura de la verdad como para salvar la doctrina del Yahvé supremo; había asegurado la evolución ulterior de la revelación de Melquisedek.
97:4.5 (1066.2) Oseas siguió a Amós y a su doctrina de un Dios universal de justicia resucitando el concepto mosaico de un Dios de amor. Oseas predicó el perdón a través del arrepentimiento, y no por medio del sacrificio. Proclamó un evangelio de bondad y de misericordia divina, diciendo: «Os desposaré conmigo para siempre; sí, os desposaré conmigo en rectitud y en juicio, en bondad y en misericordia. Incluso os desposaré conmigo en fidelidad». «Los amaré abundantemente, pues mi cólera se ha desviado».
97:4.6 (1066.3) Oseas continuó fielmente las advertencias morales de Amós, diciendo de Dios: «Los castigaré cuando lo desee». Pero los israelitas consideraron como una crueldad que rayaba en la traición las palabras que dijo: «Diré a aquellos que no eran mi pueblo: ‘Vosotros sois mi pueblo`, y ellos dirán: ‘Tú eres nuestro Dios`». Continuó predicando el arrepentimiento y el perdón, diciendo: «Yo curaré su apostasía; los amaré abundantemente, pues mi cólera se ha desviado». Oseas proclamó constantemente la esperanza y el perdón. La idea central de su mensaje fue siempre: «Tendré misericordia de mi pueblo. No conocerán a ningún Dios salvo a mí, porque no hay ningún salvador aparte de mí».
97:4.7 (1066.4) Amós estimuló la conciencia nacional de los hebreos para que reconocieran que Yahvé no perdonaría ni el crimen ni el pecado entre ellos porque fueran supuestamente el pueblo elegido, mientras que Oseas hizo sonar las notas de apertura en los acordes misericordiosos posteriores de la compasión y la bondad divinas, que fueron cantados de manera tan exquisita por Isaías y sus compañeros.
97:5.1 (1066.5) Ésta fue una época en que algunos proclamaban amenazas de castigo para los pecados personales y los crímenes nacionales de los clanes del norte, mientras que otros predecían calamidades como castigo por las transgresiones del reino del sur. Después de este despertar de la conciencia y del conocimiento en las naciones hebreas, el primer Isaías hizo su aparición.
97:5.2 (1066.6) Isaías continuó predicando la naturaleza eterna de Dios, su sabiduría infinita, la fiabilidad de su perfección invariable. Representó al Dios de Israel, diciendo: «El juicio lo pondré también como vara de medir, y la rectitud como plomada». «El Señor os hará descansar de vuestras penas, de vuestros miedos, y de la dura servidumbre en la que el hombre ha sido puesto». «Vuestros oídos escucharán una palabra detrás de vosotros, diciendo: ‘éste es el camino, seguidlo`». «Mirad, Dios es mi salvación; confiaré y no tendré miedo, porque el Señor es mi fuerza y mi canción». «‘Venid ahora y razonemos juntos`, dice el Señor: si vuestros pecados son como la escarlata, se volverán tan blancos como la nieve; si son rojos como el carmesí, se volverán como la lana`».
97:5.3 (1066.7) Hablándole a las almas hambrientas de los hebreos dominados por el miedo, este profeta dijo: «Levantaos y resplandeced, porque vuestra luz ha llegado, y la gloria del Señor se ha alzado sobre vosotros». «El espíritu del Señor está en mí porque me ha ungido para que predique la buena nueva a los mansos; me ha enviado para vendar a los que tienen el corazón destrozado, para proclamar la libertad a los cautivos y la apertura de las prisiones a los que están atados». «Me regocijaré profundamente en el Señor, mi alma estará contenta en mi Dios, porque me ha vestido con las ropas de la salvación y me ha cubierto con su manto de rectitud». «En todas sus aflicciones, él estaba afligido, y el ángel de su presencia los salvó. Con su amor y su compasión los ha redimido.»
97:5.4 (1067.1) Este Isaías fue seguido de Miqueas y Abdías, que confirmaron y embellecieron su evangelio que satisfacía el alma. Estos dos valientes mensajeros denunciaron audazmente el ritual de los hebreos, dominado por los sacerdotes, y atacaron intrépidamente todo el sistema sacrificatorio.
97:5.5 (1067.2) Miqueas criticó a «los jefes que juzgan por una recompensa, los sacerdotes que enseñan por un salario y los profetas que adivinan por dinero». Enseñó la llegada de un día en que se estaría libre de las supersticiones y del clericalismo, diciendo: «Cada hombre se sentará debajo de su propia vid, y nadie le infundirá temor, porque cada cual vivirá de acuerdo con su comprensión de Dios».
97:5.6 (1067.3) La idea central del mensaje de Miqueas fue siempre: «¿Me presentaré ante Dios con holocaustos? ¿Le agradarán al Señor mil carneros o diez mil ríos de aceite? ¿Entregaré a mi primogénito por mi transgresión, el fruto de mi cuerpo por el pecado de mi alma? Él me ha mostrado, oh hombre, lo que es bueno; y qué exige el Señor de vosotros sino que actuéis con justicia, que améis la misericordia y que caminéis humildemente con vuestro Dios». Fue una gran época; fueron en verdad unos tiempos de grandes cambios durante los cuales los hombres mortales escucharon, y algunos incluso creyeron, estos mensajes emancipadores hace más de dos milenios y medio. Y si no hubiera sido por la resistencia obstinada de los sacerdotes, estos educadores habrían eliminado todo el ceremonial sangriento del ritual de adoración de los hebreos.
97:6.1 (1067.4) Aunque diversos instructores continuaron exponiendo el evangelio de Isaías, le perteneció a Jeremías dar el siguiente paso audaz en la internacionalización de Yahvé, Dios de los hebreos.
97:6.2 (1067.5) Jeremías declaró intrépidamente que Yahvé no estaba del lado de los hebreos en sus contiendas militares con otras naciones. Afirmó que Yahvé era el Dios de toda la Tierra, de todas las naciones y de todos los pueblos. La enseñanza de Jeremías representó el crescendo del movimiento ascendente hacia la internacionalización del Dios de Israel; este intrépido predicador proclamó de una vez por todas que Yahvé era el Dios de todas las naciones, y que no existía ni Osiris para los egipcios, ni Belo para los babilonios, ni Asur para los asirios, ni Dagón para los filisteos. La religión de los hebreos participó así en el renacimiento del monoteísmo que tuvo lugar en todo el mundo alrededor de esta época y después de ella; por fin, el concepto de Yahvé se había elevado a un nivel de Deidad de dignidad planetaria e incluso cósmica. Pero muchos compañeros de Jeremías encontraron difícil concebir a Yahvé separado de la nación hebrea.
97:6.3 (1067.6) Jeremías predicó también sobre el Dios justo y amoroso descrito por Isaías, declarando: «Sí, os he amado con un amor eterno; por eso os he atraído con mi bondad». «Pues él no aflige voluntariamente a los hijos de los hombres».
97:6.4 (1067.7) Este intrépido profeta dijo: «Nuestro Señor es justo, grande en sus consejos y poderoso en sus obras. Sus ojos están abiertos a todas las conductas de todos los hijos de los hombres, para darle a cada uno según su conducta y de acuerdo con el fruto de sus acciones». Pero se consideró como una traición blasfema cuando dijo, durante el asedio de Jerusalén: «Y ahora he puesto estas tierras en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, mi servidor». Cuando Jeremías aconsejó que se rindiera la ciudad, los sacerdotes y los gobernantes civiles lo arrojaron al hoyo cenagoso de una lúgubre mazmorra.
97:7.1 (1068.1) La destrucción de la nación hebrea y su cautividad en Mesopotamia habrían resultado de gran provecho para su teología en expansión si no hubiera sido por la acción decidida de sus sacerdotes. La nación hebrea había caído ante los ejércitos de Babilonia, y su Yahvé nacionalista había padecido los sermones internacionalistas de los dirigentes espirituales. El resentimiento por la pérdida de su dios nacional fue lo que condujo a los sacerdotes judíos a inventar tantas fábulas y a multiplicar tantos acontecimientos de apariencia milagrosa en la historia hebrea, en un esfuerzo por restablecer a los judíos como el pueblo elegido de incluso la idea nueva y ampliada de un Dios internacional de todas las naciones.
97:7.2 (1068.2) Las tradiciones y leyendas babilónicas influyeron mucho sobre los judíos durante su cautividad, aunque debe tenerse en cuenta que mejoraron constantemente el carácter moral y el significado espiritual de las historias caldeas que adoptaron, a pesar de que deformaron invariablemente estas leyendas para hacer recaer el honor y la gloria sobre la ascendencia y la historia de Israel.
97:7.3 (1068.3) Estos sacerdotes y escribas hebreos tenían una sola idea en su mente: la rehabilitación de la nación judía, la glorificación de las tradiciones hebreas y la exaltación de su historia racial. Si se tiene resentimiento por el hecho de que estos sacerdotes imprimieran sus ideas erróneas en una parte tan amplia del mundo occidental, debe recordarse que no lo hicieron intencionalmente; no pretendieron escribir por inspiración; no hicieron ninguna declaración de estar escribiendo un libro sagrado. Estaban simplemente preparando un libro de texto destinado a reforzar el ánimo decreciente de sus compañeros de cautiverio. Tenían el propósito concreto de mejorar el espíritu y el estado de ánimo nacional de sus compatriotas. Los hombres de una época posterior fueron los que reunieron estos y otros escritos en un libro guía cuyas enseñanzas eran supuestamente infalibles.
97:7.4 (1068.4) Los sacerdotes judíos utilizaron libremente estos escritos después de la cautividad, pero su influencia sobre sus compañeros cautivos fue considerablemente obstaculizada por la presencia de un profeta joven e indomable, el segundo Isaías, que se había convertido plenamente al Dios de justicia, amor, rectitud y misericordia del Isaías anterior. Creía también, junto con Jeremías, que Yahvé se había convertido en el Dios de todas las naciones. Predicó estas teorías sobre la naturaleza de Dios con un efecto tan contundente, que hizo conversos por igual entre los judíos y sus captores. Este joven predicador dejó sus enseñanzas por escrito, pero los sacerdotes hostiles e implacables intentaron separarlas de toda conexión con él, aunque el puro respeto por su belleza y su grandeza condujo a su incorporación entre los escritos del primer Isaías. Y así, los escritos de este segundo Isaías se pueden encontrar en el libro que lleva este nombre, abarcando desde el capítulo cuarenta hasta el capítulo cincuenta y cinco, ambos inclusive.
97:7.5 (1068.5) Desde Maquiventa hasta la época de Jesús, ningún profeta o educador religioso alcanzó el alto concepto de Dios que el segundo Isaías proclamó durante este período de cautiverio. El Dios que proclamó este dirigente espiritual no era ningún Dios pequeño, antropomorfo o fabricado por el hombre. «Mirad, levanta las islas como si fueran diminutas». «Al igual que los cielos son más elevados que la Tierra, mis caminos son más elevados que los vuestros, y mis pensamientos más elevados que vuestros pensamientos».
97:7.6 (1069.1) Maquiventa Melquisedek podía por fin contemplar a unos educadores humanos que proclamaban un verdadero Dios a los hombres mortales. Al igual que el primer Isaías, este dirigente predicaba un Dios que creaba y sostenía el universo. «He creado la Tierra y he puesto al hombre sobre ella. No la he creado en vano; la he formado para que sea habitada». «Yo soy el primero y el último; no hay ningún Dios aparte de mí». Hablando en nombre del Señor Dios de Israel, este nuevo profeta dijo: «Los cielos pueden desaparecer y la Tierra envejecer, pero mi rectitud perdurará siempre y mi salvación se extenderá de generación en generación». «No temáis, porque estoy con vosotros; no os desalentéis, porque yo soy vuestro Dios». «No hay ningún Dios aparte de mí — un Dios justo y un Salvador».
97:7.7 (1069.2) A los cautivos judíos les confortó, como ha confortado a miles y miles de personas desde entonces, el escuchar unas palabras tales como: «Así dice el Señor: ‘Yo os he creado, os he redimido, os he llamado por vuestro nombre; sois míos». «Cuando paséis por las dificultades, yo estaré con vosotros, puesto que sois inapreciables a mis ojos». ¿Puede una mujer olvidar a su hijo lactante y no tener compasión por su hijo? Sí, ella puede olvidar, pero yo no olvidaré a mis hijos, porque mirad, los he grabado en la palma de mis manos; los he cubierto incluso con la sombra de mis manos». «Que el perverso abandone sus caminos y el hombre inicuo sus pensamientos; que vuelvan al Señor, y él tendrá misericordia de ellos; que regresen a nuestro Dios, pues él perdonará abundantemente».
97:7.8 (1069.3) Escuchad de nuevo el evangelio de esta nueva revelación del Dios de Salem: «Apacentará a su rebaño como un pastor; cogerá a los corderos en sus brazos y los llevará en su seno. Da energía a los débiles y acrecienta el vigor de los que no tienen fuerzas. Aquellos que esperan en el Señor renovarán su vigor; se elevarán con alas como las águilas; correrán y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán».
97:7.9 (1069.4) Este Isaías dirigió una extensa propaganda evangélica del concepto ampliado de un Yahvé supremo. Rivalizó con Moisés en la elocuencia con que describió al Señor Dios de Israel como Creador Universal. Su descripción de los atributos infinitos del Padre Universal fue poética. Nunca se han vuelto a efectuar unas declaraciones más hermosas sobre el Padre celestial. Los escritos de Isaías, al igual que los Salmos, figuran entre las presentaciones más sublimes y verdaderas del concepto espiritual de Dios que hayan escuchado nunca los oídos de los hombres mortales antes de la llegada de Miguel a Urantia. Escuchad su descripción de la Deidad: «Yo soy el elevado y el sublime que habita la eternidad». «Yo soy el primero y el último, y aparte de mí no existe ningún otro Dios». «La mano del Señor no es tan corta que no pueda salvar, ni su oído tan duro que no pueda escuchar». Para el pueblo judío fue una doctrina nueva que este profeta benigno, pero con autoridad, insistiera en predicar la constancia divina, la fidelidad de Dios. Declaró que «Dios no olvidará, no abandonará».
97:7.10 (1069.5) Este instructor atrevido proclamó que el hombre estaba estrechamente relacionado con Dios, diciendo: «Todos aquellos que son llamados por mi nombre, los he creado para mi gloria, y ellos proclamarán mi alabanza. Yo, soy yo el que borra sus trasgresiones por mi propia satisfacción, y no me acordaré de sus pecados».
97:7.11 (1069.6) Escuchad cómo este gran hebreo echa por tierra el concepto de un Dios nacional, mientras que proclama gloriosamente la divinidad del Padre Universal, del cual dice: «Los cielos son mi trono, y la Tierra es mi escabel». Y el Dios de Isaías era sin embargo santo, majestuoso, justo e inescrutable. El concepto del Yahvé encolerizado, vengativo y celoso de los beduinos del desierto casi se ha desvanecido. Un nuevo concepto del Yahvé supremo y universal ha aparecido en la mente del hombre mortal, para no ser perdido de vista nunca más por la humanidad. La comprensión de la justicia divina ha empezado a destruir la magia primitiva y el miedo biológico. Por fin se le presenta al hombre un universo de ley y de orden, y un Dios universal con unos atributos fiables y finales.
97:7.12 (1070.1) Este predicador de un Dios celestial nunca dejó de proclamar este Dios deamor. «Vivo en el lugar alto y santo, y también con aquel que tiene un espíritu humilde y contrito». Este gran instructor dijo también nuevas palabras de consuelo a sus contemporáneos: «El Señor os guiará continuamente y satisfará vuestra alma. Seréis como un jardín regado y como un manantial donde no faltan las aguas. Y si el enemigo llega como una inundación, el espíritu del Señor levantará una defensa contra él». El evangelio de Melquisedek, destructor del miedo, y la religión de Salem, que engendraba la confianza, brillaron una vez más para bendición de la humanidad.
97:7.13 (1070.2) El valiente y perspicaz Isaías eclipsó eficazmente al Yahvé nacionalista mediante su descripción sublime de la majestad y la omnipotencia universal del Yahvé supremo, Dios de amor, soberano del universo y Padre afectuoso de toda la humanidad. Desde aquellos días memorables, el concepto más elevado de Dios en occidente ha englobado siempre la justicia universal, la misericordia divina y la rectitud eterna. En un lenguaje magnífico y con una elegancia incomparable, este gran instructor describió al Creador todopoderoso como un Padre infinitamente amoroso.
97:7.14 (1070.3) Este profeta de la cautividad predicó a su pueblo y a la gente de muchas naciones que le escuchaban cerca del río en Babilonia. Este segundo Isaías contribuyó mucho a contrarrestar los numerosos conceptos erróneos y racialmente egoístas sobre la misión del Mesías prometido. Pero sus esfuerzos no tuvieron un éxito completo. Si los sacerdotes no se hubieran dedicado a la tarea de construir un nacionalismo mal entendido, las enseñanzas de los dos Isaías hubieran preparado el terreno para el reconocimiento y el recibimiento del Mesías prometido.
97:8.1 (1070.4) La costumbre de considerar el relato de las experiencias de los hebreos como historia sagrada, y las actividades del resto del mundo como historia profana, es responsable de una gran parte de la confusión que existe en la mente humana en cuanto a la interpretación de la historia. Esta dificultad aparece porque no existe una historia laica de los judíos. Durante el exilio en Babilonia, los sacerdotes prepararon su nuevo relato sobre las relaciones supuestamente milagrosas entre Dios y los hebreos, la historia sagrada de Israel tal como figura en el Antiguo Testamento. Luego destruyeron de manera cuidadosa y por completo los archivos existentes de los asuntos hebreos — los libros tales como «Los Actos de los reyes de Israel» y «Los Actos de los reyes de Judá», así como otros diversos documentos más o menos precisos de la historia hebrea.
97:8.2 (1070.5) La presión devastadora y la coacción inevitable de la historia laica aterrorizaban tanto a los judíos cautivos y gobernados por los extranjeros, que intentaron reescribir y refundir completamente su historia. Para poder comprender esto, deberíamos examinar brevemente el relato de su complicada experiencia nacional. Se debe recordar que los judíos no lograron desarrollar una adecuada filosofía no teológica de la vida. Lucharon contra su concepto egipcio original de las recompensas divinas por la rectitud, unidas a los terribles castigos por el pecado. La historia dramática de Job fue en cierto modo una protesta contra esta filosofía errónea. El pesimismo manifiesto del Eclesiastés fue una sabia reacción mundana contra estas creencias excesivamente optimistas en la Providencia.
97:8.3 (1071.1) Pero quinientos años de soberanía por parte de unos gobernantes extranjeros eran demasiados incluso para los pacientes y resignados judíos. Los profetas y los sacerdotes empezaron a exclamar: «¿Hasta cuándo, oh Señor, hasta cuándo?» Cuando los judíos honrados indagaban en las Escrituras, su confusión se volvía aún más profunda. Un antiguo vidente había prometido que Dios protegería y liberaría a su «pueblo elegido». Amós había amenazado con que Dios abandonaría a Israel a menos que restablecieran sus criterios de rectitud nacional. El escriba del Deuteronomio había descrito la Gran Elección — entre el bien y el mal, entre la bendición y la maldición. El primer Isaías había predicado sobre un rey liberador benéfico. Jeremías había proclamado una era de rectitud interior — la alianza escrita en las tablillas del corazón. El segundo Isaías había hablado de la salvación por medio del sacrificio y la redención. Ezequiel había proclamado la liberación a través del servicio consagrado, y Esdras había prometido la prosperidad mediante la observancia de la ley. Pero a pesar de todo esto, continuaban siendo esclavos y la liberación se retrasaba. Daniel presentó entonces el drama de la «crisis» inminente — la destrucción de la gran estatua y el establecimiento inmediato del reinado perpetuo de la rectitud, el reino mesiánico.
97:8.4 (1071.2) Todas estas falsas esperanzas condujeron a tal grado de decepción y de frustración raciales, que los dirigentes de los judíos se sintieron confundidos hasta el punto de no lograr reconocer ni aceptar la misión y el ministerio de un Hijo divino del Paraíso cuando éste vino poco después hacia ellos en la similitud de la carne mortal — encarnado como Hijo del Hombre.
97:8.5 (1071.3) Todas las religiones modernas han cometido un grave error cuando han intentado dar una interpretación milagrosa a ciertas épocas de la historia humana. Aunque es cierto que Dios ha tendido muchas veces una mano paternal interviniendo providencialmente en la corriente de los asuntos humanos, es un error considerar a los dogmas teológicos y a las supersticiones religiosas como una sedimentación sobrenatural que aparece mediante una intervención milagrosa en esta corriente de la historia humana. El hecho de que «los Altísimos gobiernen en los reinos de los hombres» no convierte la historia laica en una historia supuestamente sagrada.
97:8.6 (1071.4) Los autores del Nuevo Testamento y los escritores cristianos posteriores complicaron aún más la deformación de la historia hebrea mediante sus intentos bien intencionados por presentar a los profetas judíos como trascendentes. La historia hebrea ha sido así explotada desastrosamente por los escritores judíos y cristianos a la vez. La historia laica de los hebreos ha sido completamente dogmatizada. Ha sido convertida en una ficción de historia sagrada y ha sido inextricablemente relacionada con los conceptos morales y las enseñanzas religiosas de las naciones llamadas cristianas.
97:8.7 (1071.5) Una breve exposición de los puntos sobresalientes de la historia hebrea ilustrará la manera en que los hechos que figuraban en los archivos fueron tan alterados por los sacerdotes judíos en Babilonia, que la historia laica cotidiana de su pueblo la transformaron en una historia sagrada ficticia.
97:9.1 (1071.6) Nunca existieron doce tribus de israelitas — sólo tres o cuatro tribus se establecieron en Palestina. La nación hebrea apareció como resultado de la unión de los llamados israelitas con los cananeos. «Y los hijos de Israel habitaron entre los cananeos. Y tomaron a sus hijas por esposas y dieron a sus hijas a los hijos de los cananeos». Los hebreos nunca expulsaron a los cananeos de Palestina, a pesar de que el relato efectuado por los sacerdotes sobre estos hechos afirmaba sin vacilar que lo hicieron.
97:9.2 (1071.7) La conciencia israelita tuvo su origen en la región montañosa de Efraín; la conciencia judía posterior se originó en el clan meridional de Judá. Los judíos (los judaítas) siempre intentaron difamar y denigrar la historia de los israelitas del norte (los efraimitas).
97:9.3 (1072.1) La pretenciosa historia de los hebreos empieza con Saúl cuando reunió a los clanes del norte para resistir un ataque de los ammonitas contra los miembros de una tribu hermana — los galaaditas — al este del Jordán. Con un ejército de poco más de tres mil hombres derrotó al enemigo, y esta hazaña fue la que condujo a las tribus de las colinas a hacerlo rey. Cuando los sacerdotes exiliados reescribieron esta historia, aumentaron el ejército de Saúl a 330.000 soldados, y añadieron «Judá» a la lista de las tribus que habían participado en la batalla.
97:9.4 (1072.2) Inmediatamente después de la derrota de los ammonitas, Saúl se convirtió en rey por elección popular de sus tropas. Ningún sacerdote o profeta participó en este asunto. Pero más tarde, los sacerdotes consignaron en las crónicas que Saúl había sido coronado rey por el profeta Samuel siguiendo las instrucciones divinas. Actuaron de esta manera a fin de establecer una «línea divina de descendencia» para la monarquía judaíta de David.
97:9.5 (1072.3) De todas las deformaciones de la historia judía, la mayor de ellas estuvo relacionada con David. Después de la victoria de Saúl sobre los ammonitas (que él atribuyó a Yahvé), los filisteos se alarmaron y empezaron a atacar a los clanes del norte. David y Saúl no lograron nunca ponerse de acuerdo. David estableció una alianza con los filisteos y subió por la costa con seiscientos hombres hasta Esdraelón. En Gat, los filisteos le ordenaron a David que dejara el campo de batalla; temían que pudiera aliarse con Saúl. David se retiró; los filisteos atacaron y derrotaron a Saúl. No habrían podido conseguirlo si David hubiera permanecido leal a Israel. El ejército de David era un conjunto políglota de descontentos, compuesto en su mayor parte de inadaptados sociales y fugitivos de la justicia.
97:9.6 (1072.4) La trágica derrota de Saúl en Gilboa a manos de los filisteos disminuyó la importancia que tenía Yahvé entre los dioses a los ojos de los cananeos vecinos. Normalmente, la derrota de Saúl habría sido imputada a una apostasía de Yahvé, pero en esta ocasión los redactores judaítas la atribuyeron a errores de ritual. Necesitaban la tradición de Saúl y Samuel como trasfondo para el reinado de David.
97:9.7 (1072.5) David estableció su cuartel general con su pequeño ejército en la ciudad no hebrea de Hebrón. Sus compatriotas no tardaron en proclamarlo rey del nuevo reino de Judá. Judá estaba compuesto principalmente por elementos no hebreos — kenitas, calebitas, jebuseos y otros cananeos. Eran nómadas — pastores — y por lo tanto partidarios de la idea hebrea sobre la propiedad de la tierra. Conservaban las ideologías de los clanes del desierto.
97:9.8 (1072.6) La diferencia entre la historia sagrada y la historia profana está bien ilustrada en los dos relatos diferentes acerca de la coronación de David como rey, que figuran en el Antiguo Testamento. Los sacerdotes dejaron por inadvertencia en los archivos una parte de la historia profana sobre la manera en que los seguidores inmediatos de David (su ejército) lo hicieron rey, y posteriormente prepararon el largo y prosaico relato de la historia sagrada, en el que se describe cómo el profeta Samuel, por instrucción divina, escogió a David entre sus hermanos y procedió a ungirlo oficialmente, por medio de ceremonias solemnes y elaboradas, como rey de los hebreos, y luego lo proclamó sucesor de Saúl.
97:9.9 (1072.7) Después de preparar sus relatos ficticios sobre las relaciones milagrosas entre Dios e Israel, los sacerdotes olvidaron muchas veces suprimir por completo las afirmaciones claras y realistas que ya existían en dichos documentos.
97:9.10 (1072.8) David intentó mejorar su posición política casándose primero con la hija de Saúl, luego con la viuda de Nabal, el rico edomita, y después con la hija de Talmai, el rey de Geshur. Tomó seis esposas entre las mujeres de Jebus, sin mencionar a Betsabé, la esposa del hitita.
97:9.11 (1073.1) Por medio de estos métodos y de estas personas fue como David construyó la ficción de un reino divino de Judá, que era el sucesor de la herencia y las tradiciones del reino septentrional del Israel efraimita en vías de desaparición. La tribu cosmopolita de David, llamada Judá, estaba compuesta por más gentiles que judíos; sin embargo, los ancianos oprimidos de Efraín bajaron de sus montañas y «le ungieron como rey de Israel». Después de una amenaza militar, David hizo entonces un pacto con los jebuseos y estableció su capital del reino unido en Jebus (Jerusalén), que era una ciudad fuertemente amurallada a medio camino entre Judá e Israel. Los filisteos se sublevaron y no tardaron en atacar a David. Después de una violenta batalla fueron derrotados, y Yahvé fue establecido una vez más como «el Señor Dios de los Ejércitos».
97:9.12 (1073.2) Pero Yahvé tenía que compartir forzosamente una parte de esta gloria con los dioses cananeos, pues la mayor parte del ejército de David no era hebrea. Por eso aparece en vuestras escrituras esta declaración reveladora (que los redactores judaítas pasaron por alto): «Yahvé ha derribado a mis enemigos delante de mí. Por eso le ha puesto a aquel lugar el nombre de Baal-Perazim». Actuaron así porque el ochenta por ciento de los soldados de David eran baalitas.
97:9.13 (1073.3) David explicó la derrota de Saúl en Gilboa haciendo observar que Saúl había atacado la ciudad cananea de Gibeón, cuya población tenía un tratado de paz con los efraimitas. A causa de esto, Yahvé lo había abandonado. Incluso en los tiempos de Saúl, David había defendido la ciudad cananea de Keila contra los filisteos, y luego estableció su capital en una ciudad cananea. Siguiendo su política de compromiso con los cananeos, David entregó siete descendientes de Saúl a los gibeonitas para que los ahorcaran.
97:9.14 (1073.4) Después de la derrota de los filisteos, David tomó posesión del «arca de Yahvé», la llevó a Jerusalén e instaló oficialmente el culto a Yahvé en su reino. Luego impuso fuertes tributos a las tribus vecinas — edomitas, moabitas, ammonitas y sirios.
97:9.15 (1073.5) La maquinaria política corrupta de David empezó a apoderarse personalmente de las tierras del norte, violando las costumbres hebreas, y poco después logró controlar los aranceles de las caravanas, anteriormente recaudados por los filisteos. Luego se produjo una serie de atrocidades que culminaron en el asesinato de Urías. Todas las apelaciones judiciales se juzgaban en Jerusalén; «los ancianos» ya no podían administrar la justicia. No es de extrañar que estallara la rebelión. Hoy se calificaría a Absalón de demagogo; su madre era cananea. Había media docena de aspirantes al trono además de Salomón, el hijo de Betsabé.
97:9.16 (1073.6) Después de la muerte de David, Salomón purgó la maquinaria política de todas las influencias nórdicas, pero continuó con toda la tiranía y el sistema tributario del régimen de su padre. Salomón arruinó la nación con los lujos de su corte y su detallado programa de construcciones, entre ellas la casa del Líbano, el palacio de la hija del faraón, el templo de Yahvé, el palacio del rey y la restauración de las murallas de muchas ciudades. Salomón creó una enorme flota hebrea, dirigida por marineros sirios, que comerciaba con el mundo entero. Su harén estaba compuesto por cerca de mil mujeres.
97:9.17 (1073.7) El templo de Yahvé en Silo cayó en descrédito hacia esta época, y todo el culto de la nación fue centralizado en la espléndida capilla real de Jebus. El reino del norte volvió más a la adoración de Elohim. Disfrutaban del favor de los faraones, que más tarde esclavizaron a Judá, sometiendo al reino del sur a pagar tributo.
97:9.18 (1073.8) Hubo altibajos — guerras entre Israel y Judá. Después de cuatro años de guerra civil y de tres dinastías, Israel cayó bajo el dominio de los déspotas de la ciudad, que empezaron a comerciar con las tierras. Incluso el rey Omri intentó comprar las propiedades de Semer. Pero el fin se acercó rápidamente cuando Salmanasar III decidió controlar la costa mediterránea. Ajab, el rey de Efraín, reunió a otros diez grupos y resistió en Karkar; la batalla terminó en un empate. Detuvieron a los asirios, pero los aliados quedaron diezmados. Esta gran batalla ni siquiera se menciona en el Antiguo Testamento.
97:9.19 (1074.1) Surgieron nuevos problemas cuando el rey Ajab intentó comprar las tierras de Nabot. Su esposa fenicia falsificó la firma de Ajab en los documentos que ordenaban la confiscación de las tierras de Nabot, acusado de haber blasfemado contra los nombres de «Elohim y del rey». Él y sus hijos fueron rápidamente ejecutados. El enérgico Elías apareció en escena denunciando a Ajab por el asesinato de los Nabot. Así es como Elías, uno de los profetas más grandes, empezó su enseñanza como defensor de las antiguas costumbres sobre la tierra y en contra de la actitud de los baalitas de vender las tierras, contra la tentativa de las ciudades por dominar el campo. Pero la reforma no tuvo éxito hasta que el terrateniente Jehú unió sus fuerzas a las del cacique gitano Yonadab para destruir a los profetas (agentes inmobiliarios) de Baal en Samaria.
97:9.20 (1074.2) Una nueva vida apareció cuando Joás y su hijo Jeroboam liberaron a Israel de sus enemigos. Pero en esta época gobernaba en Samaria una nobleza de bandidos cuyas depredaciones rivalizaban con las de la dinastía de David de los tiempos antiguos. El Estado y la iglesia estaban de común acuerdo. El intento por suprimir la libertad de expresión condujo a Elías, Amós y Oseas a empezar a escribir en secreto, y éste fue el auténtico comienzo de las Biblias judía y cristiana.
97:9.21 (1074.3) Pero el reino del norte no desapareció de la historia hasta que el rey de Israel conspiró con el rey de Egipto y se negó a continuar pagando tributo a Asiria. Entonces empezó un asedio de tres años, seguido por la dispersión total del reino del norte. Efraín (Israel) desapareció de esta manera. Judá — los judíos, «el resto de Israel» — había empezado a concentrar las tierras entre las manos de unos pocos, tal como dijo Isaías: «Acumulando una casa tras otra y un campo tras otro». Pronto hubo en Jerusalén un templo de Baal al lado del templo de Yahvé. Este reinado de terror terminó en una sublevación monoteísta dirigida por el rey niño Joás, que hizo una cruzada a favor de Yahvé durante treinta y cinco años.
97:9.22 (1074.4) El rey siguiente, Amasías, tuvo dificultades con los contribuyentes edomitas rebeldes y con sus vecinos. Después de una victoria notable, se dirigió a atacar a sus vecinos del norte y sufrió una derrota igualmente notable. Luego se rebelaron los campesinos; asesinaron al rey y pusieron en el trono a su hijo Azarías, de dieciséis años, llamado Ozías por Isaías. Después de Ozías, las cosas fueron de mal en peor, y Judá vivió durante cien años pagando tributo a los reyes de Asiria. El primer Isaías les dijo que como Jerusalén era la ciudad de Yahvé, no caería nunca. Pero Jeremías no dudó en proclamar su caída.
97:9.23 (1074.5) La verdadera ruina de Judá fue llevada a cabo por una banda de ricos políticos corruptos que actuaba bajo el gobierno del rey niño Manasés. La economía cambiante favoreció la vuelta a la adoración de Baal, cuyas transacciones privadas con las tierras estaban en contra de la ideología de Yahvé. La caída de Asiria y la ascensión de Egipto trajeron la liberación de Judá durante un tiempo, y los campesinos tomaron el poder. Bajo Josías, destruyeron la banda de políticos corruptos de Jerusalén.
97:9.24 (1074.6) Pero esta era llegó a su fin trágicamente cuando Josías se atrevió a salir para interceptar al poderoso ejército de Nekó que subía por la costa desde Egipto para ayudar a Asiria contra Babilonia. Josías fue arrasado, y Judá tuvo que pagar tributo a Egipto. El partido político de Baal volvió al poder en Jerusalén, y así es como empezó la verdadera esclavitud hacia Egipto. Luego siguió un período durante el cual los políticos de Baal controlaron tanto los tribunales como el clero. El culto a Baal era un sistema económico y social que se ocupaba de los derechos de propiedad y también tenía que ver con la fertilidad del suelo.
97:9.25 (1075.1) Con la derrota de Nekó a manos de Nabucodonosor, Judá cayó bajo el dominio de Babilonia y se le concedieron diez años de gracia, pero pronto se rebeló. Cuando Nabucodonosor vino contra ellos, los judaítas pusieron en marcha algunas reformas sociales, tales como la liberación de los esclavos, para influir sobre Yahvé. El ejército babilonio se retiró temporalmente, y los hebreos se regocijaron porque las virtudes de sus reformas los habían salvado. Durante este período fue cuando Jeremías les anunció la ruina inminente que les esperaba, y poco después volvió Nabucodonosor.
97:9.26 (1075.2) El fin de Judá sobrevino así repentinamente. La ciudad fue destruida y la población llevada a Babilonia. La lucha entre Yahvé y Baal terminó en la cautividad. Y la conmoción de la cautividad llevó al resto de Israel al monoteísmo.
97:9.27 (1075.3) En Babilonia, los judíos llegaron a la conclusión de que no podían existir en Palestina como un pequeño grupo, con sus propias costumbres sociales y económicas particulares, y que si sus ideologías habían de prevalecer, tenían que convertir a los gentiles. Así es como se originó su nuevo concepto del destino — la idea de que los judíos debían convertirse en los servidores elegidos de Yahvé. La religión judía del Antiguo Testamento evolucionó realmente durante la cautividad en Babilonia.
97:9.28 (1075.4) La doctrina de la inmortalidad también tomó forma en Babilonia. Los judíos habían creído que la idea de la vida futura reducía la importancia de su evangelio de justicia social. Ahora, por primera vez, la teología desplazaba a la sociología y a la economía. La religión estaba tomando forma como sistema de pensamiento y de conducta humanos, separándose cada vez más de la política, la sociología y la economía.
97:9.29 (1075.5) Y así, la verdad sobre el pueblo judío revela que muchas cosas que han sido consideradas como historia sagrada no son mucho más que la crónica de una historia profana común y corriente. El judaísmo fue el terreno donde creció el cristianismo, pero los judíos no eran un pueblo milagroso.
97:10.1 (1075.6) Sus dirigentes habían enseñado a los israelitas que eran un pueblo elegido, no por una complacencia y un monopolio especiales del favor divino, sino para el servicio especial de llevar la verdad del Dios único y supremo a todas las naciones. Y habían prometido a los judíos que, si cumplían con este destino, se convertirían en los dirigentes espirituales de todos los pueblos, y que el Mesías venidero reinaría sobre ellos y sobre el mundo entero como Príncipe de la Paz.
97:10.2 (1075.7) Cuando los judíos fueron liberados por los persas, sólo regresaron a Palestina para caer en la esclavitud de su propio código de leyes, sacrificios y rituales dominado por los sacerdotes. Y al igual que los clanes hebreos rechazaron la maravillosa historia de Dios presentada en el discurso de despedida de Moisés a favor de los rituales de sacrificio y de penitencia, estos restos de la nación hebrea rechazaron también el magnífico concepto del segundo Isaías a favor de las reglas, las reglamentaciones y los rituales de su clero en crecimiento.
97:10.3 (1075.8) El egotismo nacional, la falsa confianza en un Mesías prometido y mal comprendido, así como la esclavitud y la tiranía crecientes de los sacerdotes, silenciaron para siempre las voces de los dirigentes espirituales (exceptuando a Daniel, Ezequiel, Ageo y Malaquías); y desde aquel tiempo hasta la época de Juan el Bautista, todo Israel experimentó un retroceso espiritual cada vez mayor. Pero los judíos no perdieron nunca el concepto del Padre Universal; han continuado manteniendo este concepto de la Deidad incluso hasta el siglo veinte después de Cristo.
97:10.4 (1076.1) Desde Moisés hasta Juan el Bautista existió una línea ininterrumpida de fieles educadores que pasaron la antorcha de la luz monoteísta de una generación a la siguiente, al mismo tiempo que reprendían sin cesar a los gobernantes sin escrúpulos, denunciaban a los sacerdotes mercantilistas y exhortaban siempre al pueblo a que cumplieran con la adoración del Yahvé supremo, el Señor Dios de Israel.
97:10.5 (1076.2) Los judíos terminaron por perder su identidad política como nación, pero la religión hebrea de la creencia sincera en el Dios único y universal continúa viviendo en el corazón de los exiliados dispersos. Esta religión sobrevive porque ha desempeñado eficazmente su función de conservar los valores más elevados de sus seguidores. La religión judía logró preservar los ideales de un pueblo, pero no consiguió fomentar el progreso ni estimular el descubrimiento filosófico creativo en los ámbitos de la verdad. La religión judía tenía muchos defectos — era deficiente en filosofía y estaba casi desprovista de cualidades estéticas — pero sí conservó los valores morales; por eso sobrevivió. Comparado con otros conceptos de la Deidad, el concepto del Yahvé supremo era claro, intenso, personal y moral.
97:10.6 (1076.3) Los judíos amaban la justicia, la sabiduría, la verdad y la rectitud como pocos pueblos lo han hecho, pero contribuyeron menos que todos los demás pueblos a la comprensión intelectual y al entendimiento espiritual de estas cualidades divinas. Aunque la teología hebrea se negó a crecer, jugó un papel importante en el desarrollo de otras dos religiones mundiales: el cristianismo y el mahometismo.
97:10.7 (1076.4) La religión judía sobrevivió también a causa de sus instituciones. Es difícil que la religión sobreviva cuando sólo es la práctica privada de unos individuos aislados. Los dirigentes religiosos siempre han cometido el siguiente error: Al observar los males de la religión institucionalizada, tratan de destruir la técnica de las actividades en grupo. En lugar de destruir todo el ritual, harían mejor en reformarlo. A este respecto, Ezequiel fue más sabio que sus contemporáneos; aunque se unió a ellos para insistir en la responsabilidad moral personal, también se dedicó a establecer el fiel cumplimiento de un ritual superior y purificado.
97:10.8 (1076.5) Así es como los educadores sucesivos de Israel llevaron a cabo, en la evolución de la religión, la hazaña más grande que se haya realizado jamás en Urantia: la transformación gradual pero continua del concepto bárbaro del demonio salvaje Yahvé, el dios espíritu celoso y cruel del volcán fulminante del Sinaí, en el concepto posterior sublime y celestial de un Yahvé supremo, creador de todas las cosas y Padre amante y misericordioso de toda la humanidad. Este concepto hebreo de Dios fue la imagen humana más elevada que se tuvo del Padre Universal hasta el momento en que fue aún más ampliada y exquisitamente desarrollada mediante las enseñanzas personales y el ejemplo de la vida de su Hijo, Miguel de Nebadon.
97:10.9 (1076.6) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 98
98:0.1 (1077.1) LAS enseñanzas de Melquisedek penetraron en Europa por muchos caminos, pero llegaron principalmente a través de Egipto y fueron incorporadas en la filosofía occidental después de haber sido completamente helenizadas y más tarde cristianizadas. Los ideales del mundo occidental eran esencialmente socráticos, y su filosofía religiosa posterior llegó a ser la de Jesús, pero con las modificaciones y los compromisos debidos al contacto con la filosofía y la religión occidentales en evolución, culminando todo ello en la iglesia cristiana.
98:0.2 (1077.2) Los misioneros de Salem continuaron sus actividades durante mucho tiempo en Europa, y fueron absorbidos gradualmente por los numerosos cultos y grupos rituales que surgían periódicamente. Entre aquellos que mantuvieron las enseñanzas de Salem en su forma más pura se debe mencionar a los cínicos. Estos predicadores de la fe y la confianza en Dios ejercían todavía su actividad en la Europa romana del siglo primero después de Cristo, y más tarde fueron incorporados en la religión cristiana que estaba empezando a formarse.
98:0.3 (1077.3) Una gran parte de la doctrina de Salem fue difundida en Europa por los soldados mercenarios judíos que participaron en tantos combates militares en Occidente. En los tiempos antiguos, los judíos eran famosos tanto por su valor militar como por sus peculiaridades teológicas.
98:0.4 (1077.4) Las doctrinas fundamentales de la filosofía griega, de la teología judía y de la ética cristiana fueron esencialmente repercusiones de las enseñanzas anteriores de Melquisedek.
98:1.1 (1077.5) Los misioneros de Salem podrían haber construido una gran estructura religiosa entre los griegos si no hubieran interpretado tan estrictamente su juramento de ordenación, un compromiso impuesto por Maquiventa que prohibía organizar congregaciones exclusivas para el culto, y que exigía la promesa de cada educador de no ejercer nunca como sacerdote, de no recibir nunca honorarios por sus servicios religiosos, sino únicamente alimentos, vestidos y un techo. Cuando los instructores de Melquisedek penetraron en la Grecia prehelénica, encontraron a un pueblo que fomentaba todavía las tradiciones de Adanson y de los tiempos de los anditas, pero estas enseñanzas habían sido enormemente adulteradas por los conceptos y las creencias de las hordas de esclavos inferiores que habían sido traídos en cantidades crecientes hasta las costas griegas. Esta adulteración produjo un retorno a un animismo burdo con ritos sangrientos, donde las clases inferiores llegaban incluso a convertir en una ceremonia la ejecución de los criminales condenados.
98:1.2 (1077.6) La influencia inicial de los educadores de Salem fue casi destruida por la invasión llamada aria procedente de Europa meridional y de Oriente. Estos invasores helénicos trajeron con ellos unos conceptos antropomórficos de Dios similares a los que sus hermanos arios habían llevado hasta la India. Esta importación inauguró la evolución de la familia griega de dioses y diosas. Esta nueva religión estaba basada en parte en los cultos de los bárbaros helénicos recién llegados, pero también compartía los mitos de los antiguos habitantes de Grecia.
98:1.3 (1078.1) Los griegos helenos encontraron el mundo mediterráneo ampliamente dominado por el culto a la madre, e impusieron a estos pueblos su dios-hombre Dyaus-Zeus, que ya se había convertido, al igual que Yahvé entre los semitas henoteístas, en el jefe de todo el panteón griego de dioses subordinados. Los griegos habrían llegado finalmente a un verdadero monoteísmo con el concepto de Zeus si no hubieran conservado la idea de que la Suerte lo controlaba todo. Un Dios de valor final debe ser él mismo el árbitro de la suerte y el creador del destino.
98:1.4 (1078.2) Como consecuencia de estos factores en la evolución religiosa, pronto se desarrolló la creencia popular en los dioses despreocupados del Monte Olimpo, unos dioses más humanos que divinos, unos dioses que los griegos inteligentes nunca se tomaron muy en serio. Ni amaban ni temían mucho a estas divinidades que ellos mismos habían creado. Tenían un sentimiento patriótico y racial hacia Zeus y su familia de semihombres y semidioses, pero apenas los veneraban ni los adoraban.
98:1.5 (1078.3) Los helenos se impregnaron tanto de las doctrinas anticlericales de los primeros educadores de Salem, que en Grecia nunca surgió ningún clero de importancia. Incluso la fabricación de imágenes de los dioses se convirtió más en un trabajo artístico que en una materia de culto.
98:1.6 (1078.4) Los dioses olímpicos ilustran el antropomorfismo típico del hombre. Pero la mitología griega era más estética que ética. La religión griega era útil en el sentido de que describía un universo gobernado por un grupo de deidades. Pero la moral, la ética y la filosofía griegas avanzaron enseguida mucho más allá del concepto teísta, y este desequilibrio entre el crecimiento intelectual y el desarrollo espiritual fue tan peligroso para Grecia como lo había sido para la India.
98:2.1 (1078.5) Una religión superficial y considerada a la ligera no puede perdurar, principalmente cuando no posee ningún clero que fomente sus formas y llene de temor y respeto el corazón de sus adeptos. La religión del Olimpo no prometía la salvación ni aplacaba la sed espiritual de sus creyentes; por eso estaba condenada a perecer. Menos de un milenio después de su nacimiento casi había desaparecido, y los griegos se quedaron sin una religión nacional, ya que los dioses del Olimpo habían perdido su influencia sobre los mejores pensadores.
98:2.2 (1078.6) Ésta era la situación cuando en el siglo sexto antes de Cristo, Oriente y el Levante experimentaron un renacimiento de la conciencia espiritual y un nuevo despertar al reconocimiento del monoteísmo. Pero Occidente no tomó parte en este nuevo desarrollo; ni Europa ni el norte de África participaron ampliamente en este renacimiento religioso. Sin embargo, los griegos emprendieron un magnífico progreso intelectual. Habían empezado a dominar el miedo y ya no buscaban la religión como antídoto del mismo, pero no percibían que la verdadera religión cura el hambre del alma, la inquietud espiritual y la desesperación moral. Buscaban el consuelo del alma en el pensamiento profundo — en la filosofía y la metafísica. Se apartaron de la contemplación de la preservación de sí mismo — la salvación — y se volvieron hacia la autorrealización y el conocimiento de sí mismo.
98:2.3 (1078.7) Por medio de una reflexión rigurosa, los griegos intentaron alcanzar la conciencia de una seguridad que pudiera sustituir a la creencia en la supervivencia, pero fracasaron por completo. Sólo las personas más inteligentes de las clases superiores de los pueblos helénicos pudieron captar esta nueva enseñanza; la masa de los descendientes de los esclavos de las generaciones anteriores no tenía ninguna capacidad para recibir este nuevo sustituto de la religión.
98:2.4 (1079.1) Los filósofos desdeñaban todas las formas de culto, a pesar de que prácticamente todos ellos se mantenían vagamente fieles al trasfondo de una creencia en la doctrina de Salem sobre la «Inteligencia del universo», «la idea de Dios» y «la Gran Fuente». En la medida en que los filósofos griegos reconocían lo divino y lo superfinito, eran claramente monoteístas; daban un escaso reconocimiento a toda la constelación de dioses y diosas del Olimpo.
98:2.5 (1079.2) Los poetas griegos de los siglos sexto y quinto antes de Cristo, principalmente Píndaro, intentaron reformar la religión griega. Elevaron los ideales de esta última, pero eran más artistas que personas religiosas. No lograron desarrollar una técnica para fomentar y conservar los valores supremos.
98:2.6 (1079.3) Jenófanes enseñó la doctrina de un Dios único, pero su concepto de la deidad era demasiado panteísta como para poder ser un Padre personal para el hombre mortal. Anaxágoras era un mecanicista, excepto que reconocía una Causa Primera, una Mente Inicial. Sócrates y sus sucesores, Platón y Aristóteles, enseñaron que la virtud es el conocimiento, que la bondad es la salud del alma, que es mejor sufrir la injusticia que ser culpable de ella, que es un error devolver mal por mal, y que los dioses son sabios y buenos. Sus virtudes cardinales eran la sabiduría, el valor, la moderación y la justicia.
98:2.7 (1079.4) La evolución de la filosofía religiosa en los pueblos helénicos y hebreos proporciona un ejemplo contrastante de la función de la iglesia como institución en el desarrollo del progreso cultural. En Palestina, el pensamiento humano estaba tan controlado por los sacerdotes y tan dirigido por las escrituras, que la filosofía y la estética estaban totalmente sumergidas en la religión y la moralidad. En Grecia, la ausencia casi total de sacerdotes y de «escrituras sagradas» dejó libre y sin trabas a la mente humana, produciéndose un desarrollo sorprendente en la profundidad de pensamiento. Pero la religión, como experiencia personal, no logró seguir el mismo ritmo que la investigación intelectual de la naturaleza y de la realidad del cosmos.
98:2.8 (1079.5) En Grecia, la creencia estaba subordinada al pensamiento; en Palestina, el pensamiento se mantenía sometido a la creencia. Una gran parte de la fuerza del cristianismo se debe a que ha tomado prestadas muchas cosas tanto de la moralidad hebrea como del pensamiento griego.
98:2.9 (1079.6) En Palestina, el dogma religioso se cristalizó tanto que puso en peligro el crecimiento ulterior; en Grecia, el pensamiento humano se volvió tan abstracto que el concepto de Dios se disipó en un vapor nebuloso de especulaciones panteístas, no muy diferentes a la Infinidad impersonal de los filósofos brahmánicos.
98:2.10 (1079.7) Pero los hombres corrientes de aquellos tiempos no podían captar, ni tampoco les interesaba mucho, la filosofía griega de la autorrealización y de una Deidad abstracta; anhelaban más bien promesas de salvación, unidas a un Dios personal que pudiera escuchar sus oraciones. Exiliaron a los filósofos, persiguieron a los adeptos que quedaban del culto de Salem, ya que las dos doctrinas se habían mezclado mucho, y se prepararon para la terrible inmersión orgiástica en los desatinos de los cultos de misterio que entonces estaban extendiéndose por los países mediterráneos. Los misterios eleusinos crecieron dentro del panteón olímpico, y eran una versión griega del culto a la fertilidad; floreció el culto dionisíaco a la naturaleza; el mejor culto de todos era la fraternidad órfica, cuyos sermones morales y promesas de salvación ofrecían un gran atractivo para muchas personas.
98:2.11 (1080.1) Toda Grecia se dedicó a estos nuevos métodos de conseguir la salvación, a estos ceremoniales ardientes y emotivos. Ninguna nación alcanzó nunca unas cotas tan altas de filosofía artística en un tiempo tan corto; ninguna creó nunca un sistema ético tan avanzado, prácticamente sin una Deidad y totalmente desprovisto de promesas de salvación humana. Ninguna nación se hundió nunca tan rápida, profunda y violentamente en un abismo semejante de estancamiento intelectual, depravación moral y pobreza espiritual como estos mismos pueblos griegos cuando se arrojaron al torbellino insensato de los cultos de misterio.
98:2.12 (1080.2) Las religiones han podido durar mucho tiempo sin apoyo filosófico, pero pocas filosofías han sobrevivido mucho, como tales, sin identificarse de alguna manera con una religión. La filosofía es a la religión lo que la idea es a la acción. Pero el estado ideal humano es aquél en el que la filosofía, la religión y la ciencia están soldadas en una unidad significativa gracias a la acción conjunta de la sabiduría, la fe y la experiencia.
98:3.1 (1080.3) Después de tener su origen en las primitivas formas religiosas de adoración de los dioses familiares, y de pasar por la veneración tribal de Marte, el dios de la guerra, era natural que la religión posterior de los latinos fuera mucho más una observancia política que los sistemas intelectuales de los griegos y de los brahmanes, o que las religiones más espirituales de otros diversos pueblos.
98:3.2 (1080.4) Durante el gran renacimiento monoteísta del evangelio de Melquisedek que se produjo en el siglo sexto antes de Cristo, muy pocos misioneros de Salem penetraron en Italia, y aquellos que lo hicieron fueron incapaces de vencer la influencia del clero etrusco en rápida expansión, con su nueva constelación de dioses y templos, los cuales quedaron todos integrados en la religión estatal romana. Esta religión de las tribus latinas no era banal y corrupta como la de los griegos, ni tampoco austera y tiránica como la de los hebreos; consistía principalmente en la simple observancia de las formas, los votos y los tabúes.
98:3.3 (1080.5) La religión romana sufrió la profunda influencia de las abundantes importaciones culturales procedentes de Grecia. La mayor parte de los dioses olímpicos fueron finalmente trasplantados e incorporados en el panteón latino. Los griegos adoraron durante mucho tiempo la lumbre del fuego familiar — Hestia era la diosa virgen del fuego familiar; Vesta era la diosa romana del hogar. Zeus se convirtió en Júpiter, Afrodita se transformó en Venus, y así sucesivamente con las numerosas deidades del Olimpo.
98:3.4 (1080.6) La iniciación religiosa de los jóvenes romanos era la ocasión en que se consagraban solemnemente al servicio del Estado. Los juramentos y el reconocimiento como ciudadanos eran en realidad ceremonias religiosas. Los pueblos latinos mantenían templos, altares y santuarios y, en caso de crisis, solían consultar a los oráculos. Conservaban los huesos de los héroes y, más tarde, los de los santos cristianos.
98:3.5 (1080.7) Esta forma oficial y poco emotiva de patriotismo seudorreligioso estaba condenada a derrumbarse, al igual que la adoración extremadamente intelectual y artística de los griegos había sucumbido ante la adoración ferviente y profundamente emotiva de los cultos de misterio. El más importante de estos cultos devastadores era la religión de misterio de la secta de la Madre de Dios, que en aquellos tiempos tenía su sede en el lugar exacto de la actual iglesia de San Pedro, en Roma.
98:3.6 (1080.8) El Estado romano emergente fue políticamente conquistador, pero fue conquistado a su vez por los cultos, rituales, misterios y conceptos sobre dios de Egipto, Grecia y el Levante. Estos cultos importados continuaron floreciendo en todo el Estado romano hasta la época de Augusto, quien por razones puramente políticas y cívicas hizo un esfuerzo heroico, y en cierto modo con éxito, por destruir los misterios y restablecer la antigua religión política.
98:3.7 (1081.1) Uno de los sacerdotes de la religión estatal le contó a Augusto las tentativas anteriores de los educadores de Salem por diseminar la doctrina de un solo Dios, de una Deidad final que gobernaba a todos los seres sobrenaturales; esta idea se apoderó tan firmemente del emperador que construyó numerosos templos, los abasteció abundantemente con hermosas imágenes, reorganizó el clero del Estado, restableció la religión estatal, se nombró a sí mismo sumo sacerdote en ejercicio de todos y, como emperador, no dudó en proclamarse dios supremo.
98:3.8 (1081.2) Esta nueva religión del culto a Augusto floreció y fue respetada en todo el imperio durante su vida, excepto en Palestina, la patria de los judíos. Esta época de dioses humanos continuó hasta que el culto oficial romano contuvo una lista de más de cuarenta deidades humanas que se habían encumbrado a sí mismas, alegando todas ellas nacimientos milagrosos y otros atributos sobrehumanos.
98:3.9 (1081.3) Un ferviente grupo de predicadores, los cínicos, opuso la última resistencia que presentó la agrupación decreciente de creyentes salemitas; exhortaron a los romanos a que abandonaran sus rituales religiosos salvajes e insensatos y a que volvieran a una forma de culto que incluyera el evangelio de Melquisedek, tal como éste se había modificado y contaminado a causa de su contacto con la filosofía de los griegos. Pero el pueblo en general rechazó a los cínicos; prefirieron sumergirse en los rituales de los misterios, que no solamente ofrecían esperanzas de salvación personal, sino que también satisfacían el deseo de diversión, de emociones y de distracción.
98:4.1 (1081.4) Como la mayoría de los habitantes del mundo grecorromano habían perdido sus religiones primitivas familiares y estatales, y como eran incapaces o no deseaban captar el significado de la filosofía griega, desviaron su atención hacia los cultos de misterio espectaculares y emotivos de Egipto y del Levante. La gente común y corriente deseaba ardientemente promesas de salvación — un consuelo religioso para hoy y las seguridades de una esperanza de inmortalidad para después de la muerte.
98:4.2 (1081.5) Los tres cultos de misterio que se volvieron más populares fueron:
98:4.3 (1081.6) 1. El culto frigio de Cibeles y su hijo Atis.
98:4.4 (1081.7) 2. El culto egipcio de Osiris y su madre Isis.
98:4.5 (1081.8) 3. El culto iraní de la adoración de Mitra como salvador y redentor de la humanidad pecadora.
98:4.6 (1081.9) Los misterios frigio y egipcio enseñaban que el hijo divino (Atis y Osiris respectivamente) había pasado por la muerte y había sido resucitado por el poder divino, y que además todos los que eran iniciados adecuadamente en el misterio y celebraran respetuosamente el aniversario de la muerte y la resurrección del dios, compartirían de este modo su naturaleza divina y su inmortalidad.
98:4.7 (1081.10) Las ceremonias frigias eran impresionantes pero degradantes; sus fiestas sangrientas indican hasta qué punto se degradaron y se volvieron primitivos estos misterios levantinos. El día más sagrado era el Viernes Negro, el «día de la sangre», que conmemoraba la muerte voluntaria de Atis. Después de celebrar durante tres días el sacrificio y la muerte de Atis, la fiesta se convertía en un regocijo en honor de su resurrección.
98:4.8 (1082.1) Los ritos del culto de Isis y Osiris eran más refinados e impresionantes que los del culto frigio. Este rito egipcio estaba construido alrededor de la leyenda del antiguo dios del Nilo, un dios que murió y fue resucitado; este concepto provenía de la observación de que el crecimiento de la vegetación se detiene periódicamente cada año, y es seguido por el restablecimiento de todas las plantas vivientes durante la primavera. La observancia frenética de estos cultos de misterio y las orgías de sus ceremonias, que conducían supuestamente al «entusiasmo» de la comprensión de la divinidad, eran a veces sumamente repugnantes.
98:5.1 (1082.2) Los misterios frigios y egipcios desaparecieron finalmente ante el culto de misterio más importante de todos, la adoración de Mitra. El culto mitríaco resultaba atractivo para una amplia gama de temperamentos humanos y sustituyó gradualmente a sus dos predecesores. El mitracismo se extendió por el imperio romano gracias a la propaganda de las legiones romanas reclutadas en el Levante, donde esta religión estaba de moda, pues los soldados llevaban esta creencia por dondequiera que iban. Este nuevo rito religioso supuso un gran progreso sobre los cultos de misterio anteriores.
98:5.2 (1082.3) El culto de Mitra surgió en Irán y sobrevivió durante mucho tiempo en su tierra natal a pesar de la oposición militante de los seguidores de Zoroastro. Pero en la época en que el mitracismo llegó a Roma, había mejorado considerablemente debido a la absorción de numerosas enseñanzas de Zoroastro. La religión de Zoroastro ejerció su influencia sobre el cristianismo que apareció más tarde principalmente a través del culto mitríaco.
98:5.3 (1082.4) El culto mitríaco describía a un dios belicoso que había tenido su origen en una gran roca, que realizaba valientes hazañas, y que hacía brotar agua de una roca golpeándola con sus flechas. Había un diluvio del que se había salvado un hombre en un barco especialmente construido, y una última cena que Mitra celebraba con el dios Sol antes de ascender al cielo. Este dios Sol, o Sol Invictus, era una degeneración de Ahura-Mazda, el concepto de la deidad en el zoroastrismo. A Mitra se le concebía como el campeón sobreviviente del dios Sol en su lucha contra el dios de las tinieblas. En reconocimiento por haber matado al toro mítico sagrado, Mitra fue hecho inmortal, siendo elevado a la posición de intercesor por la raza humana ante los dioses del cielo.
98:5.4 (1082.5) Los adeptos de este culto lo practicaban en cuevas y en otros lugares secretos, donde cantaban himnos, murmuraban palabras mágicas, comían la carne de los animales sacrificados y bebían su sangre. Adoraban tres veces al día, con ceremonias semanales especiales el día del dios Sol, y la celebración más esmerada de todas tenía lugar durante la fiesta anual de Mitra, el veinticinco de diciembre. Se creía que compartir el sacramento aseguraba la vida eterna, el paso inmediato, después de la muerte, al seno de Mitra, donde se permanecía en la dicha hasta el día del juicio. Ese día, las llaves mitríacas del cielo abrirían las puertas del Paraíso para recibir a los fieles; entonces, todos los no bautizados entre los vivos y los muertos serían aniquilados en el momento del regreso de Mitra a la Tierra. Se enseñaba que cuando un hombre moría iba a la presencia de Mitra para ser juzgado, y que al final del mundo, Mitra llamaría a todos los muertos de sus tumbas para que afrontaran el juicio final. Los malvados serían destruidos por el fuego, y los justos reinarían con Mitra para siempre.
98:5.5 (1082.6) Al principio sólo era una religión para hombres, y los creyentes podían iniciarse sucesivamente en siete órdenes diferentes. Más tarde, las esposas y las hijas de los creyentes fueron admitidas en los templos de la Gran Madre, que estaban contiguos a los templos mitríacos. El culto de las mujeres era una mezcla del ritual mitríaco y de las ceremonias del culto frigio de Cibeles, la madre de Atis.
98:6.1 (1083.1) Antes de la llegada de los cultos de misterio y del cristianismo, la religión personal apenas se había desarrollado como institución independiente en los países civilizados de África del norte y de Europa; era más bien un asunto de familia, de ciudad-Estado, de política y de imperio. Los griegos helénicos no desarrollaron nunca un sistema de culto centralizado; el ritual era local; no tenían ni clero ni «libro sagrado». Casi al igual que los romanos, sus instituciones religiosas carecían de un poderoso agente motor que sirviera para preservar los valores morales y espirituales más elevados. Aunque es cierto que la institucionalización de la religión ha reducido generalmente su calidad espiritual, es también un hecho que ninguna religión ha logrado sobrevivir hasta ahora sin la ayuda de algún tipo de organización institucional, más grande o más pequeña.
98:6.2 (1083.2) La religión occidental languideció así hasta la época de los escépticos, los cínicos, los epicúreos y los estoicos, pero muy en particular hasta los tiempos de la gran controversia entre el mitracismo y la nueva religión cristiana de Pablo.
98:6.3 (1083.3) Durante el siglo tercero después de Cristo, las iglesias mitríaca y cristiana eran muy similares tanto en su apariencia como en el carácter de sus rituales. La mayoría de sus lugares de culto eran subterráneos, y las dos contenían altares cuyos trasfondos representaban de manera variada los sufrimientos del salvador que había traído la salvación a una raza humana maldita por el pecado.
98:6.4 (1083.4) Los adoradores de Mitra siempre habían tenido la costumbre de mojar sus dedos en agua bendita al entrar en el templo. Y como en algunos barrios había personas que pertenecían al mismo tiempo a las dos religiones, introdujeron esta costumbre en la mayoría de las iglesias cristianas cercanas a Roma. La dos religiones empleaban el bautismo y compartían el sacramento del pan y del vino. La única gran diferencia entre el mitracismo y el cristianismo, aparte del carácter de Mitra y de Jesús, consistía en que el primero estimulaba el militarismo mientras que el segundo era ultrapacífico. La tolerancia del mitracismo hacia otras religiones (excepto hacia el cristianismo posterior) le condujo a su ruina final. Pero el factor decisivo en la lucha entre los dos fue la admisión de las mujeres como miembros de pleno derecho en la comunidad de la fe cristiana.
98:6.5 (1083.5) La fe cristiana nominal terminó por dominar en Occidente. La filosofía griega suministró los conceptos de valor ético, el mitracismo aportó el ritual de la observancia del culto, y el cristianismo como tal proporcionó la técnica para conservar los valores morales y sociales.
98:7.1 (1083.6) Un Hijo Creador no se encarnó en la similitud de la carne mortal ni se donó a la humanidad de Urantia para reconciliarla con un Dios enojado, sino más bien para conseguir que todos los hombres reconocieran el amor del Padre y fueran conscientes de su filiación con Dios. Después de todo, incluso el gran defensor de la doctrina de la expiación comprendió una parte de esta verdad, pues declaró que «Dios estaba, en Cristo, reconciliando el mundo consigo mismo».
98:7.2 (1084.1) No es incumbencia de este documento tratar sobre el origen y la difusión de la religión cristiana. Es suficiente con decir que está construida alrededor de la persona de Jesús de Nazaret, el Hijo Miguel de Nebadon encarnado como ser humano, conocido en Urantia como el Cristo, el ungido. El cristianismo fue difundido por todo el Levante y Occidente por los seguidores de este galileo, y su entusiasmo misionero igualó al de sus ilustres predecesores, los setitas y los salemitas, así como al de sus fervientes contemporáneos asiáticos, los educadores budistas.
98:7.3 (1084.2) La religión cristiana, como sistema de creencia urantiano, surgió de la combinación de las enseñanzas, influencias, creencias, cultos y actitudes individuales personales siguientes:
98:7.4 (1084.3) 1. Las enseñanzas de Melquisedek, que son un factor fundamental en todas las religiones que han surgido en Oriente y Occidente durante los últimos cuatro mil años.
98:7.5 (1084.4) 2. El sistema hebreo de moralidad, ética, teología y creencia tanto en la Providencia como en el Yahvé supremo.
98:7.6 (1084.5) 3. El concepto zoroastriano de la lucha entre el bien y el mal cósmicos, que ya había dejado su huella tanto en el judaísmo como en el mitracismo. Debido al contacto prolongado que acompañó a las luchas entre el mitracismo y el cristianismo, las doctrinas del profeta iraní fueron un factor poderoso en la determinación de la apariencia y la estructura teológicas y filosóficas de los dogmas, los principios y la cosmología de las versiones helenizada y latinizada de las enseñanzas de Jesús.
98:7.7 (1084.6) 4. Los cultos de misterio, especialmente el mitracismo, pero también la adoración de la Gran Madre en el culto frigio. Incluso las leyendas sobre el nacimiento de Jesús en Urantia fueron contaminadas por la versión romana del nacimiento milagroso de Mitra, el héroe-salvador iraní, cuya venida a la Tierra sólo había sido supuestamente presenciada por un puñado de pastores cargados de regalos que habían sido informados de este acontecimiento inminente por los ángeles.
98:7.8 (1084.7) 5. El hecho histórico de la vida humana de Josué ben José, la realidad de Jesús de Nazaret como Cristo glorificado, el Hijo de Dios.
98:7.9 (1084.8) 6. El punto de vista personal de Pablo de Tarso. Y hay que señalar que el mitracismo era la religión dominante en Tarso durante su adolescencia. Pablo poco podía imaginar que sus cartas bienintencionadas a sus conversos serían algún día consideradas por los cristianos posteriores como la «palabra de Dios». Los educadores bienintencionados como Pablo no deben ser considerados responsables del uso que sus sucesores más tardíos han hecho de sus escritos.
98:7.10 (1084.9) 7. El pensamiento filosófico de los pueblos helenos, desde Alejandría y Antioquía, pasando por Grecia, hasta Siracusa y Roma. La filosofía de los griegos estaba más en armonía con la versión paulina del cristianismo que con cualquier otro sistema religioso en curso, y llegó a ser un factor importante en el éxito del cristianismo en Occidente. La filosofía griega, unida a la teología de Pablo, forma todavía la base de la ética europea.
98:7.11 (1084.10) A medida que las enseñanzas originales de Jesús penetraron en Occidente, fueron occidentalizadas, y a medida que fueron occidentalizadas, empezaron a perder su atracción potencialmente universal para todas las razas y tipos de hombres. El cristianismo de hoy se ha convertido en una religión bien adaptada a las costumbres sociales, económicas y políticas de las razas blancas. Hace tiempo que dejó de ser la religión de Jesús, aunque todavía presenta valientemente una hermosa religión acerca de Jesús a aquellas personas que intentan seguir sinceramente el camino de sus enseñanzas. El cristianismo ha glorificado a Jesús como Cristo, el ungido mesiánico de Dios, pero ha olvidado ampliamente el evangelio personal del Maestro: la Paternidad de Dios y la fraternidad universal de todos los hombres.
98:7.12 (1085.1) Ésta es la larga historia de las enseñanzas de Maquiventa Melquisedek en Urantia. Hace cerca de cuatro mil años que este Hijo de emergencia de Nebadon se donó en Urantia, y durante este tiempo las enseñanzas del «sacerdote de El Elyón, el Dios Altísimo», han penetrado en todas las razas y pueblos. Y Maquiventa consiguió el objetivo de su donación excepcional: cuando Miguel se preparó para aparecer en Urantia, el concepto de Dios estaba presente en el corazón de los hombres y las mujeres, el mismo concepto de Dios que vuelve a brillar otra vez en la experiencia espiritual viviente de los numerosos hijos del Padre Universal, a medida que viven sus enigmáticas vidas temporales en los planetas que giran en el espacio.
98:7.13 (1085.2) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 99
99:0.1 (1086.1) LA RELIGIÓN consigue aportar su ministerio social más elevado cuando posee una conexión mínima con las instituciones laicas de la sociedad. En las épocas pasadas, puesto que las reformas sociales estaban limitadas principalmente al terreno moral, la religión no tenía que ajustar su actitud a los grandes cambios de los sistemas económicos y políticos. El problema principal de la religión consistía en intentar reemplazar el mal por el bien dentro del orden social existente de la cultura política y económica. La religión ha tendido así a perpetuar indirectamente el orden establecido de la sociedad, a fomentar el mantenimiento del tipo de civilización existente.
99:0.2 (1086.2) Pero la religión no debería ocuparse directamente de crear nuevos órdenes sociales ni de conservar los antiguos. La verdadera religión se opone a la violencia como técnica de evolución social, pero no se opone a los esfuerzos inteligentes de la sociedad por adaptar sus costumbres y ajustar sus instituciones a las nuevas condiciones económicas y exigencias culturales.
99:0.3 (1086.3) La religión aprobó las reformas sociales ocasionales de los siglos pasados, pero en el siglo veinte está obligada a enfrentarse con los ajustes que ha de realizar ante una reconstrucción social amplia y continuada. Las condiciones de vida cambian con tanta rapidez que hay que acelerar enormemente las modificaciones institucionales y, por consiguiente, la religión debe apresurar su adaptación a este nuevo orden social en constante cambio.
99:1.1 (1086.4) Las invenciones mecánicas y la diseminación del conocimiento están modificando la civilización; si se quiere evitar un desastre cultural, es imperioso efectuar ciertos ajustes económicos y cambios sociales. Este nuevo orden social que se aproxima no se establecerá afablemente durante un milenio. La raza humana debe aceptar una serie de cambios, ajustes y reajustes. La humanidad está en marcha hacia un nuevo destino planetario no revelado.
99:1.2 (1086.5) La religión debe ejercer una poderosa influencia a favor de la estabilidad moral y del progreso espiritual, desempeñando dinámicamente sus funciones en medio de estas condiciones cambiantes y de estos ajustes económicos sin fin.
99:1.3 (1086.6) La sociedad de Urantia nunca puede esperar estabilizarse como en las épocas pasadas. El navío social ha zarpado de las bahías abrigadas de la tradición establecida, y ha empezado a navegar en el alta mar del destino evolutivo; el alma del hombre necesita, como nunca antes en toda la historia del mundo, escudriñar cuidadosamente sus mapas de moralidad y observar esmeradamente la brújula de su orientación religiosa. La misión suprema de la religión, como influencia social, consiste en estabilizar los ideales de la humanidad durante esos peligrosos períodos de transición entre una fase de civilización y la siguiente, entre un nivel de cultura y el siguiente.
99:1.4 (1087.1) La religión no tiene ningún deber nuevo que cumplir, pero se le pide que actúe urgentemente como guía sabia y consejera experimentada en todas estas nuevas situaciones humanas que cambian con rapidez. La sociedad se está volviendo más mecánica, más compacta, más compleja y más críticamente interdependiente. La religión debe ejercer su actividad para impedir que estas nuevas interasociaciones íntimas se vuelvan mutuamente retrógradas o incluso destructivas. La religión debe actuar como la sal cósmica que impide que los fermentos del progreso destruyan el sabor cultural de la civilización. Únicamente el ministerio de la religión puede conducir a estas relaciones sociales y agitaciones económicas nuevas hacia una fraternidad duradera.
99:1.5 (1087.2) Humanamente hablando, un humanitarismo ateo es un noble gesto, pero la verdadera religión es la única fuerza que puede acrecentar de forma duradera la sensibilidad de un grupo social hacia las necesidades y los sufrimientos de otros grupos. En el pasado, la religión institucional podía permanecer pasiva mientras las capas superiores de la sociedad hacían oídos sordos a los sufrimientos y la opresión de las capas inferiores desamparadas, pero en los tiempos modernos, estas clases sociales inferiores ya no son tan abyectamente ignorantes ni están políticamente tan indefensas.
99:1.6 (1087.3) La religión no debe implicarse orgánicamente en el trabajo laico de la reconstrucción social ni de la reorganización económica. Pero debe seguir activamente el mismo ritmo que todos estos progresos de la civilización, repitiendo con claridad y energía sus mandatos morales y sus preceptos espirituales, su filosofía progresiva de la vida humana y de la supervivencia trascendente. El espíritu de la religión es eterno, pero la forma de expresarlo debe ser expuesta de nuevo cada vez que se revise el diccionario de la lengua humana.
99:2.1 (1087.4) La religión institucional no puede proporcionar inspiración ni ofrecer directrices para esta reconstrucción social y esta reorganización económica inminentes a escala mundial, porque se ha vuelto desgraciadamente una parte más o menos orgánica del orden social y del sistema económico que están destinados a ser reconstruidos. Sólo la verdadera religión de la experiencia espiritual personal puede ejercer sus funciones de manera útil y creativa en la crisis actual de la civilización.
99:2.2 (1087.5) La religión institucional está ahora atrapada en el punto muerto de un círculo vicioso. No puede reconstruir la sociedad sin reconstruirse primero a sí misma; y como es una parte integrante tan grande del orden establecido, no puede reconstruirse a sí misma hasta que la sociedad haya sido radicalmente reconstruida.
99:2.3 (1087.6) Las personas religiosas deben ejercer su actividad en la sociedad, en la industria y en la política como individuos, no como grupos, partidos o instituciones. Un grupo religioso que se permite actuar como tal fuera de sus actividades religiosas, se convierte inmediatamente en un partido político, una organización económica o una institución social. El colectivismo religioso debe limitar sus esfuerzos a fomentar las causas religiosas.
99:2.4 (1087.7) Las personas religiosas no tienen más valor que las personas no religiosas en las tareas de la reconstrucción social, excepto en la medida en que su religión les haya conferido una mayor previsión cósmica y las haya dotado de esa sabiduría social superior nacida del deseo sincero de amar a Dios de manera suprema, y de amar a cada hombre como a un hermano en el reino celestial. El orden social ideal es aquél en el que cada hombre ama a su prójimo tal como se ama a sí mismo.
99:2.5 (1087.8) La iglesia institucionalizada puede dar la apariencia de haber servido a la sociedad en el pasado glorificando el orden político y económico establecido, pero si desea sobrevivir, debe poner fin rápidamente a toda actividad de este tipo. Su única actitud adecuada consiste en enseñar la no violencia, la doctrina de la evolución pacífica en lugar de la revolución violenta — la paz en la Tierra y la buena voluntad entre todos los hombres.
99:2.6 (1088.1) Si la religión moderna encuentra difícil ajustar su actitud a las transformaciones sociales que varían con rapidez, es únicamente porque se ha permitido volverse completamente tradicional, dogmatizada e institucionalizada. La religión de la experiencia viviente no encuentra ninguna dificultad en mantenerse por delante de todos esos desarrollos sociales y agitaciones económicas, desempeñando siempre su actividad en medio de ellos como estabilizadora moral, guía social y piloto espiritual. La verdadera religión transporta de una época a la siguiente la cultura que merece la pena y esa sabiduría que ha nacido de la experiencia de conocer a Dios y de esforzarse por parecerse a él.
99:3.1 (1088.2) El cristianismo primitivo estaba totalmente libre de los enredos civiles, los compromisos sociales y las alianzas económicas. Sólo el cristianismo institucionalizado posterior se convirtió en una parte orgánica de la estructura política y social de la civilización occidental.
99:3.2 (1088.3) El reino de los cielos no es ni un orden social ni un orden económico; es una fraternidad exclusivamente espiritual de individuos que conocen a Dios. Es verdad que esta fraternidad constituye en sí misma un fenómeno social nuevo y sorprendente, que va acompañado de unas repercusiones políticas y económicas asombrosas.
99:3.3 (1088.4) La persona religiosa no es indiferente al sufrimiento social, ni hace caso omiso de la injusticia civil, ni está aislada del pensamiento económico, ni es insensible a la tiranía política. La religión influye directamente sobre la reconstrucción social porque espiritualiza y proporciona unos ideales al ciudadano individual. La civilización cultural está influida indirectamente por la actitud de estas personas religiosas individuales a medida que se convierten en miembros activos e influyentes de los diversos grupos sociales, morales, económicos y políticos.
99:3.4 (1088.5) Para conseguir una civilización cultural elevada se necesita, en primer lugar, el tipo ideal de ciudadano, y a continuación unos mecanismos sociales ideales y adecuados con los que estos ciudadanos puedan controlar las instituciones económicas y políticas de esa sociedad humana avanzada.
99:3.5 (1088.6) Debido a un exceso de falso sentimentalismo, la iglesia ha socorrido durante mucho tiempo a los desvalidos y a los infelices, y todo eso ha estado muy bien, pero este mismo sentimentalismo ha conducido a la perpetuación imprudente de unos linajes racialmente degenerados que han retrasado enormemente el progreso de la civilización.
99:3.6 (1088.7) Aunque muchos reconstructores sociales individuales rechazan con vehemencia la religión institucionalizada, son, después de todo, unos religiosos entusiastas a la hora de propagar sus reformas sociales. Así es como una motivación religiosa personal y más o menos no reconocida juega un papel importante en el programa actual de reconstrucción social.
99:3.7 (1088.8) La gran debilidad de todo este tipo de actividad religiosa no reconocida e inconsciente reside en que es incapaz de sacar provecho de una crítica religiosa abierta y de alcanzar, por medio de ella, unos niveles beneficiosos de autocorrección. Es un hecho que la religión no progresa a menos que esté disciplinada por la crítica constructiva, ampliada por la filosofía, purificada por la ciencia y alimentada por una camaradería leal.
99:3.8 (1088.9) Siempre existe el gran peligro de que la religión se deforme y se desnaturalice y empiece a perseguir metas erróneas, como sucede en los tiempos de guerra, cuando cada nación en conflicto prostituye su religión transformándola en propaganda militar. El fervor sin amor siempre es perjudicial para la religión, mientras que la persecución desvía las actividades de la religión hacia la realización de alguna campaña sociológica o teológica.
99:3.9 (1089.1) La religión sólo puede mantenerse libre de las alianzas laicas profanas por medio de:
99:3.10 (1089.2) 1. Una filosofía críticamente correctiva.
99:3.11 (1089.3) 2. La independencia de toda alianza social, económica y política.
99:3.12 (1089.4) 3. Unas comunidades creativas, reconfortantes y que expandan el amor.
99:3.13 (1089.5) 4. El aumento progresivo de la perspicacia espiritual y de la apreciación de los valores cósmicos.
99:3.14 (1089.6) 5. La prevención del fanatismo mediante las compensaciones que ofrece una actitud mental científica.
99:3.15 (1089.7) Las personas religiosas, como grupo, nunca deben ocuparse de otra cosa que no sea de religión, aunque cada una de estas personas, como ciudadano individual, puede convertirse en el dirigente destacado de algún movimiento de reconstrucción social, económica o política.
99:3.16 (1089.8) La tarea de la religión consiste en crear, sostener e inspirar en el ciudadano individual la lealtad cósmica que lo dirija a lograr el éxito en el progreso de todos estos servicios sociales difíciles, pero deseables.
99:4.1 (1089.9) La religión auténtica hace que la persona religiosa resulte socialmente fragante y crea la comprensión de la hermandad humana. Pero la formalización de los grupos religiosos destruye muchas veces los valores mismos para la promoción de los cuales el grupo se había organizado. La amistad humana y la religión divina se ayudan mutuamente y se iluminan de modo significativo si cada una de ellas crece con equilibrio y armonía. La religión da un nuevo sentido a todas las asociaciones de grupo — familias, escuelas y clubes. Confiere nuevos valores a las diversiones y ensalza el verdadero humor.
99:4.2 (1089.10) La perspicacia espiritual transforma a los dirigentes sociales; la religión impide que todos los movimientos colectivos pierdan de vista sus verdaderos objetivos. La religión, junto con los niños, es la gran unificadora de la vida familiar, a condición de que se trate de una fe viviente y creciente. No se puede tener una vida familiar sin niños; una vida así se puede vivir sin religión, pero esta desventaja multiplica enormemente las dificultades de esta íntima asociación humana. Durante las primeras décadas del siglo veinte, la vida familiar, junto con la experiencia religiosa personal, es la que más sufre la decadencia resultante de la transición entre las antiguas lealtades religiosas y los nuevos significados y valores emergentes.
99:4.3 (1089.11) La verdadera religión es una manera significativa de vivir dinámicamente enfrentándose a las realidades corrientes de la vida diaria. Pero si la religión ha de estimular el desarrollo individual del carácter y acrecentar la integración de la personalidad, no debe ser uniformizada. Si ha de alentar la evaluación de la experiencia y servir como un aliciente de valor, no debe ser estereotipada. Si la religión ha de fomentar las lealtades supremas, no debe ser formalista.
99:4.4 (1089.12) Cualesquiera que sean los trastornos que puedan acompañar al crecimiento social y económico de la civilización, la religión es auténtica y valiosa si fomenta en el individuo una experiencia en la que prevalece la soberanía de la verdad, la belleza y la bondad, porque éste es el verdadero concepto espiritual de la realidad suprema. Y a través del amor y de la adoración, todo esto adquiere significado bajo la forma de la hermandad con los hombres y la filiación con Dios.
99:4.5 (1090.1) Después de todo, lo que uno cree, más bien que lo que uno sabe, es lo que determina la conducta y domina las acciones personales. El conocimiento basado puramente en los hechos ejerce muy poca influencia sobre el hombre medio, a menos que sea activado emocionalmente. Pero la activación de la religión es superemocional, unificando toda la experiencia humana en unos niveles trascendentes por medio del contacto y la liberación de las energías espirituales en la vida mortal.
99:4.6 (1090.2) Durante los tiempos psicológicamente agitados del siglo veinte, en medio de los trastornos económicos, las contracorrientes morales y las mareas sociológicas desgarradoras de las transiciones ciclónicas de una era científica, miles y miles de hombres y de mujeres se han dislocado humanamente; están ansiosos, inquietos, temerosos, inseguros e inestables; necesitan, más que nunca en la historia del mundo, el consuelo y la estabilidad de una religión sana. Existe un estancamiento espiritual y un caos filosófico en presencia de unos logros científicos y de unos desarrollos mecánicos sin precedentes.
99:4.7 (1090.3) No existe ningún peligro en que la religión se vuelva cada vez más un asunto privado — una experiencia personal — con tal que no pierda de vista su motivación de servicio social desinteresado y amoroso. La religión ha sufrido muchas influencias secundarias: la mezcla repentina de las culturas, la entremezcla de los credos, la disminución de la autoridad eclesiástica, la modificación de la vida familiar, así como la urbanización y la mecanización.
99:4.8 (1090.4) El mayor peligro espiritual para el hombre consiste en el progreso parcial, en la difícil situación de un crecimiento incompleto: en abandonar las religiones evolutivas del miedo sin aferrarse inmediatamente a la religión revelada del amor. La ciencia moderna, y en particular la psicología, sólo ha debilitado a aquellas religiones que dependen tan ampliamente del miedo, la superstición y las emociones.
99:4.9 (1090.5) Una transición siempre va acompañada de confusión, y el mundo religioso disfrutará de poca tranquilidad hasta que no finalice la gran lucha entre las tres filosofías de la religión que están en conflicto:
99:4.10 (1090.6) 1. La creencia espiritista (en una Deidad providencial) de muchas religiones.
99:4.11 (1090.7) 2. La creencia humanista e idealista de muchas filosofías.
99:4.12 (1090.8) 3. Las ideas mecanicistas y naturalistas de muchas ciencias.
99:4.13 (1090.9) Estas tres aproximaciones parciales a la realidad del cosmos deberán armonizarse finalmente gracias a la presentación revelatoria de la religión, la filosofía y la cosmología, que describe la existencia trina del espíritu, la mente y la energía que provienen de la Trinidad del Paraíso y que alcanzan su unificación espacio-temporal dentro de la Deidad del Supremo.
99:5.1 (1090.10) Aunque la religión es exclusivamente una experiencia espiritual personal — conocer a Dios como Padre — el corolario de esta experiencia — conocer al hombre como hermano — implica la adaptación del yo a otros yoes, y esto supone el aspecto social o colectivo de la vida religiosa. La religión es en primer lugar una adaptación interior o personal, y luego se convierte en un asunto de servicio social o de adaptación a un grupo. El hecho de la tendencia gregaria del hombre provoca forzosamente el nacimiento de los grupos religiosos. Lo que les suceda a esos grupos religiosos depende mucho de la inteligencia de sus dirigentes. En las sociedades primitivas, el grupo religioso no siempre es muy diferente de los grupos económicos o políticos. La religión ha sido siempre una conservadora de la moral y una estabilizadora de la sociedad. Y esto continua siendo cierto a pesar de que muchos socialistas y humanistas modernos enseñan lo contrario.
99:5.2 (1091.1) Recordad siempre que la verdadera religión consiste en conocer a Dios como vuestro Padre y al hombre como vuestro hermano. La religión no es una creencia servil en unas amenazas de castigo o en las promesas mágicas de unas recompensas místicas futuras.
99:5.3 (1091.2) La religión de Jesús es la influencia más dinámica que haya activado nunca a la raza humana. Jesús hizo pedazos las tradiciones, destruyó los dogmas e invitó a la humanidad a que realizara sus ideales más elevados en el tiempo y en la eternidad — a ser perfecta como el Padre que está en los cielos es perfecto.
99:5.4 (1091.3) La religión tiene pocas posibilidades de ejercer su actividad hasta que el grupo religioso no se separe de todos los demás grupos — hasta que forme la asociación social de los miembros espirituales del reino de los cielos.
99:5.5 (1091.4) La doctrina de la depravación total del hombre ha destruido una gran parte del potencial que tenía la religión para llevar a cabo unas repercusiones sociales de naturaleza elevadora y de valor inspirador. Jesús trató de restablecer la dignidad del hombre cuando declaró que todos los hombres son hijos de Dios.
99:5.6 (1091.5) Cualquier creencia religiosa que logre espiritualizar al creyente no dejará de producir unas repercusiones poderosas en la vida social de esa persona. La experiencia religiosa produce infaliblemente los «frutos del espíritu» en la vida diaria del mortal dirigido por el espíritu.
99:5.7 (1091.6) Con la misma seguridad con que los hombres comparten sus creencias religiosas, crean también un grupo religioso de algún tipo que acaba creando unas metas comunes. Las personas religiosas se unirán algún día y se pondrán a cooperar realmente sobre la base de la unidad de los ideales y los objetivos, en lugar de intentar hacerlo sobre la base de las opiniones psicológicas y de las creencias teológicas. Son las metas, en lugar de los credos, las que deberían unir a las personas religiosas. Puesto que la verdadera religión es un asunto de experiencia espiritual personal, es inevitable que cada persona religiosa individual posea su propia interpretación personal sobre la manera de efectuar esta experiencia espiritual. La palabra «fe» debería representar la relación del individuo con Dios, en lugar de ser la expresión de un credo sobre el que un grupo de mortales ha conseguido ponerse de acuerdo como actitud religiosa común. «¿Tenéis fe? Entonces tenedla por vosotros mismos».
99:5.8 (1091.7) La fe sólo se ocupa de captar los valores ideales, y esto queda demostrado en la definición del Nuevo Testamento donde se afirma que la fe es la sustancia de las cosas que se esperan y la prueba de las que no se ven.
99:5.9 (1091.8) El hombre primitivo hacía pocos esfuerzos por expresar en palabras sus convicciones religiosas. Su religión era danzada más que pensada. Los hombres modernos han elaborado muchas creencias y han creado muchas pruebas de la fe religiosa. Las personas religiosas futuras deberán vivir su religión, dedicarse al servicio sincero de la fraternidad de los hombres. Ya es hora de que los hombres tengan una experiencia religiosa tan personal y tan sublime, que sólo se pueda comprender y expresar mediante unos «sentimientos que se encuentran demasiado profundos como para ser dichos con palabras».
99:5.10 (1091.9) Jesús no exigía a sus seguidores que se reunieran periódicamente para recitar un conjunto de palabras que indicaran sus creencias comunes. Sólo les ordenó que se reunieran para hacer algo concreto — participar en una cena común en recuerdo de su vida de donación en Urantia.
99:5.11 (1091.10) ¡Qué error cometen los cristianos cuando, después de presentar a Cristo como el guía espiritual ideal y supremo, se atreven a exigir a los hombres y a las mujeres conscientes de Dios que rechacen el liderazgo histórico de los hombres que conocían a Dios y que han contribuido a iluminar a su nación o a su raza particular durante las épocas pasadas!
99:6.1 (1092.1) El sectarismo es una enfermedad de la religión institucional, y el dogmatismo es una esclavitud de la naturaleza espiritual. Es mucho mejor tener una religión sin iglesia que una iglesia sin religión. El desorden religioso del siglo veinte no denota, en sí mismo y por sí mismo, una decadencia espiritual. La confusión aparece tanto antes del crecimiento como antes de la destrucción.
99:6.2 (1092.2) La socialización de la religión posee un objetivo real. La finalidad de las actividades religiosas colectivas consiste en representar dramáticamente la lealtad hacia la religión; magnificar los atractivos de la verdad, la belleza y la bondad; fomentar la atracción de los valores supremos; realzar el servicio de una hermandad desinteresada; glorificar los potenciales de la vida familiar; promover la educación religiosa; proporcionar consejos sabios y orientación espiritual; y estimular el culto colectivo. Todas las religiones vivientes estimulan la amistad humana, conservan la moralidad, promueven el bienestar de la vecindad y facilitan la difusión del evangelio esencial contenido en sus respectivos mensajes de salvación eterna.
99:6.3 (1092.3) Pero a medida que la religión se institucionaliza, su poder para hacer el bien se reduce mientras que las posibilidades de hacer el mal se multiplican enormemente. Los peligros de una religión formalista son los siguientes: fijación de las creencias y cristalización de los sentimientos; acumulación de los derechos adquiridos con un incremento de la secularización; tendencia a uniformizar y a fosilizar la verdad; la religión se desvía del servicio a Dios hacia el servicio a la iglesia; inclinación de los dirigentes a convertirse en administradores en lugar de ministros; tendencia a formar sectas y divisiones competitivas; establecimiento de una autoridad eclesiástica opresiva; creación de la actitud aristocrática de «pueblo elegido»; fomento de las ideas falsas y exageradas sobre la santidad; rutinización de la religión y petrificación del culto; tendencia a venerar el pasado ignorando las necesidades del presente; incapacidad para dar una interpretación moderna de la religión; enredos con las funciones de las instituciones laicas; la religión formalista crea la discriminación nefasta de las castas religiosas; se convierte en un juez intolerante de la ortodoxia; no logra conservar el interés de la juventud aventurera, y pierde gradualmente el mensaje salvador del evangelio de la salvación eterna.
99:6.4 (1092.4) La religión oficial frena a los hombres en sus actividades espirituales personales, en lugar de liberarlos para un servicio más elevado como constructores del reino.
99:7.1 (1092.5) Aunque las iglesias y todos los demás grupos religiosos deberían mantenerse apartados de toda actividad laica, al mismo tiempo la religión no debe hacer nada por entorpecer o retrasar la coordinación social de las instituciones humanas. El significado de la vida debe continuar creciendo; el hombre debe seguir adelante con su reforma de la filosofía y su clarificación de la religión.
99:7.2 (1092.6) La ciencia política debe llevar a cabo la reconstrucción de la economía y de la industria mediante las técnicas que aprende de las ciencias sociales, y mediante la perspicacia y los móviles suministrados por la vida religiosa. En toda reconstrucción social, la religión proporciona una lealtad estabilizadora hacia un objeto trascendente, hacia una meta estable situada más allá y por encima del objetivo inmediato y temporal. En medio de la confusión de un entorno que cambia rápidamente, el hombre mortal necesita el apoyo de una amplia perspectiva cósmica.
99:7.3 (1093.1) La religión inspira al hombre a vivir con valentía y alegría sobre la faz de la Tierra; une la paciencia a la pasión, la perspicacia al entusiasmo, la compasión al poder y los ideales a la energía.
99:7.4 (1093.2) El hombre nunca puede tomar una decisión sabia sobre los asuntos temporales, ni trascender el egoísmo de los intereses personales, a menos que medite en presencia de la soberanía de Dios y tenga en cuenta las realidades de los significados divinos y de los valores espirituales.
99:7.5 (1093.3) La interdependencia económica y la hermandad social conducirán finalmente a la fraternidad. El hombre es un soñador por naturaleza, pero la ciencia lo está aleccionando, de manera que la religión podrá pronto activarlo con mucho menos peligro de precipitar unas reacciones fanáticas. Las necesidades económicas atan al hombre a la realidad, y la experiencia religiosa personal conduce a este mismo hombre a enfrentarse con las realidades eternas de una ciudadanía cósmica en constante expansión y progreso.
99:7.6 (1093.4) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 100
100:0.1 (1094.1) LA EXPERIENCIA de una vida religiosa dinámica transforma a un individuo mediocre en una personalidad con un poder idealista. La religión contribuye al progreso de todos fomentando el progreso de cada individuo, y el progreso de cada uno aumenta con el logro de todos.
100:0.2 (1094.2) La asociación íntima con otras personas religiosas estimula mutuamente el crecimiento espiritual. El amor suministra el terreno para el crecimiento religioso — una atracción objetiva en lugar de una satisfacción subjetiva — y sin embargo proporciona la satisfacción subjetiva suprema. La religión ennoblece el pesado trabajo común de la vida diaria.
100:1.1 (1094.3) Aunque la religión produce el crecimiento de los significados y el realce de los valores, cuando las evaluaciones puramente personales son elevadas a unos niveles absolutos, el resultado siempre es un mal. El niño evalúa la experiencia con arreglo a su contenido de placer; la madurez es proporcional a la sustitución del placer personal por los significados superiores, e incluso por la lealtad a los conceptos más elevados de las situaciones diversificadas de la vida y de las relaciones cósmicas.
100:1.2 (1094.4) Algunas personas están demasiado ocupadas para crecer y se encuentran por tanto en un grave peligro de inmovilismo espiritual. Se deben tomar disposiciones para el crecimiento de los significados en las distintas edades, en las culturas sucesivas y en las etapas pasajeras de la civilización progresiva. Los principales inhibidores del crecimiento son los prejuicios y la ignorancia.
100:1.3 (1094.5) Concededle a cada niño que crece la oportunidad de desarrollar su propia experiencia religiosa; no le impongáis una experiencia adulta ya hecha. Recordad que el progreso, año tras año, a través de un régimen de enseñanza establecido, no significa necesariamente progreso intelectual y mucho menos crecimiento espiritual. Ampliación del vocabulario no quiere decir desarrollo del carácter. El crecimiento no está indicado realmente por los simples resultados, sino más bien por el progreso. El verdadero desarrollo educativo está indicado por el realce de los ideales, la apreciación creciente de los valores, los nuevos significados de los valores y una lealtad mayor a los valores supremos.
100:1.4 (1094.6) A los niños sólo les impresiona de manera permanente la lealtad de sus compañeros adultos; los preceptos, e incluso el ejemplo, no les influye de manera duradera. Las personas leales son personas que crecen, y el crecimiento es una realidad que impresiona e inspira. Vivid lealmente hoy — creced — y mañana será otro día. La manera más rápida que tiene un renacuajo de convertirse en una rana consiste en vivir lealmente cada instante como un renacuajo.
100:1.5 (1094.7) El terreno fundamental para el crecimiento religioso presupone una vida progresiva de autorrealización, la coordinación de las tendencias naturales, el ejercicio de la curiosidad y el placer de las aventuras razonables, el experimentar sentimientos de satisfacción, el funcionamiento del miedo para estimular la atención y la conciencia, la atracción de lo maravilloso, y una conciencia normal de nuestra pequeñez, la humildad. El crecimiento también está basado en el descubrimiento del yo, acompañado de autocrítica — de conciencia — pues la conciencia es realmente la crítica de uno mismo por nuestra propia escala de valores, los ideales personales.
100:1.6 (1095.1) La salud física, el temperamento heredado y el entorno social influyen notablemente sobre la experiencia religiosa. Pero estas condiciones temporales no impiden el progreso espiritual interior de un alma dedicada a hacer la voluntad del Padre que está en los cielos. En todos los mortales normales existen ciertos impulsos innatos hacia el crecimiento y la autorrealización, que funcionan si no están específicamente reprimidos. La técnica segura para fomentar esta dotación constitutiva del potencial del crecimiento espiritual consiste en mantener una actitud de consagración sincera a los valores supremos.
100:1.7 (1095.2) La religión no se puede dar, recibir, prestar, aprender o perder. Es una experiencia personal que crece en proporción a la búsqueda creciente de los valores finales. El crecimiento cósmico acompaña pues a la acumulación de los significados y a la constante elevación de los valores. Pero la nobleza misma siempre es un crecimiento inconsciente.
100:1.8 (1095.3) La manera religiosa de pensar y de actuar contribuye a la economía del crecimiento espiritual. Uno puede desarrollar unas predisposiciones religiosas para reaccionar favorablemente a los estímulos espirituales, una especie de reflejo espiritual condicionado. Los hábitos que favorecen el crecimiento religioso engloban: el cultivo de la sensibilidad a los valores divinos, el reconocimiento de la vida religiosa de los demás, la meditación reflexiva sobre los significados cósmicos, la solución de los problemas utilizando la adoración, compartir vuestra vida espiritual con vuestros semejantes, evitar el egoísmo, negarse a abusar de la misericordia divina, y vivir como si se estuviera en presencia de Dios. Los factores del crecimiento religioso pueden ser intencionales, pero el crecimiento mismo es invariablemente inconsciente.
100:1.9 (1095.4) Sin embargo, la naturaleza inconsciente del crecimiento religioso no significa que se trate de una actividad que se desarrolla en el ámbito supuestamente subconsciente del intelecto humano; significa más bien que las actividades creativas tienen lugar en los niveles superconscientes de la mente mortal. La experiencia de comprender la realidad de que el crecimiento religioso es inconsciente, es la única prueba positiva de la existencia funcional de la superconciencia.
100:2.1 (1095.5) El desarrollo espiritual depende, en primer lugar, del mantenimiento de una conexión espiritual viviente con las verdaderas fuerzas espirituales y, en segundo lugar, de la producción continua de los frutos espirituales, ofreciendo a vuestros semejantes la ayuda que habéis recibido de vuestros benefactores espirituales. El progreso espiritual está basado en el reconocimiento intelectual de nuestra pobreza espiritual, unido a la conciencia personal del hambre de perfección, el deseo de conocer a Dios y de parecerse a él, la intención sincera de hacer la voluntad del Padre que está en los cielos.
100:2.2 (1095.6) El crecimiento espiritual es, en primer lugar, un despertar a las necesidades, luego un discernimiento de los significados, y finalmente un descubrimiento de los valores. La prueba del verdadero desarrollo espiritual consiste en la manifestación de una personalidad humana motivada por el amor, activada por el servicio desinteresado y dominada por la adoración sincera de los ideales de perfección de la divinidad. Toda esta experiencia constituye la realidad de la religión, en contraste con las simples creencias teológicas.
100:2.3 (1095.7) La religión puede progresar hasta ese nivel de experiencia en el que se convierte en una técnica sabia e iluminada de reacción espiritual al universo. Esa religión glorificada puede ejercer su actividad en tres niveles de la personalidad humana: el intelectual, el morontial y el espiritual; en la mente, en el alma evolutiva y con el espíritu interior.
100:2.4 (1096.1) La espiritualidad indica inmediatamente vuestra proximidad a Dios y la medida de vuestra utilidad para vuestros semejantes. La espiritualidad realza la aptitud para descubrir la belleza en las cosas, para reconocer la verdad en los significados y para descubrir la bondad en los valores. El desarrollo espiritual está determinado por la capacidad para llevarlo a cabo y es directamente proporcional a la eliminación de los elementos egoístas del amor.
100:2.5 (1096.2) El verdadero estado espiritual representa la medida en que se ha alcanzado la Deidad, la armonización con el Ajustador. Conseguir la finalidad de la espiritualidad equivale a alcanzar el máximo de realidad, el máximo de semejanza con Dios. La vida eterna es la búsqueda interminable de los valores infinitos.
100:2.6 (1096.3) La meta de la autorrealización humana debería ser espiritual, no material. Las únicas realidades por las que vale la pena luchar son divinas, espirituales y eternas. El hombre mortal tiene derecho al disfrute de los placeres físicos y a la satisfacción de los afectos humanos; se beneficia de la lealtad a las asociaciones humanas y a las instituciones temporales; pero éstos no son los cimientos eternos sobre los que ha de construir la personalidad inmortal que deberá trascender el espacio, vencer el tiempo y alcanzar el destino eterno de la perfección divina y del servicio como finalitario.
100:2.7 (1096.4) Jesús describió la profunda seguridad del mortal que conoce a Dios cuando dijo: «Para un creyente en el reino que conoce a Dios, ¿que importa si todas las cosas terrenales se derrumban?» Las seguridades temporales son vulnerables, pero las certezas espirituales son inquebrantables. Cuando las mareas de la adversidad, el egoísmo, la crueldad, el odio, la maldad y los celos humanos sacuden el alma de los mortales, podéis tener la seguridad de que existe un bastión interior, la ciudadela del espíritu, que es absolutamente inatacable; al menos esto es cierto para todo ser humano que ha confiado la custodia de su alma al espíritu interior del Dios eterno.
100:2.8 (1096.5) Después de este logro espiritual, conseguido por medio de un crecimiento gradual o de una crisis específica, se produce una nueva orientación de la personalidad así como el desarrollo de una nueva escala de valores. Estas personas nacidas del espíritu tienen tales motivaciones nuevas en la vida que pueden mantenerse tranquilamente al margen mientras perecen sus ambiciones más queridas y se derrumban sus esperanzas más profundas; saben positivamente que estas catástrofes no son más que cataclismos rectificadores que destruyen nuestras creaciones temporales, preludiando la construcción de las realidades más nobles y duraderas de un nivel nuevo y más sublime de consecución universal.
100:3.1 (1096.6) La religión no es una técnica para conseguir una paz mental estática y feliz; es un impulso destinado a organizar el alma para un servicio dinámico. Es el reclutamiento de la totalidad del yo para el servicio leal de amar a Dios y servir a los hombres. La religión paga cualquier precio que sea necesario para conseguir la meta suprema, la recompensa eterna. La lealtad religiosa conlleva una consagración tan completa que es magníficamente sublime. Y esta lealtad es socialmente eficaz y espiritualmente progresiva.
100:3.2 (1096.7) Para la persona religiosa, la palabra Dios se convierte en un símbolo que significa el acercamiento a la realidad suprema y el reconocimiento del valor divino. Las preferencias y las aversiones humanas no son las que determinan el bien y el mal; los valores morales no tienen su origen en la satisfacción de los deseos o en las frustraciones emocionales.
100:3.3 (1096.8) Cuando meditéis sobre los valores, debéis distinguir entre lo que es un valor y lo que tiene un valor. Debéis reconocer la relación que existe entre las actividades agradables y su sensata integración así como su creciente realización en los niveles progresivamente más elevados de la experiencia humana.
100:3.4 (1097.1) El significado es algo que la experiencia añade al valor; es la conciencia apreciativa de los valores. Un placer aislado y puramente egoísta puede connotar una verdadera desvalorización de los significados, un disfrute sin sentido que linda con el mal relativo. Los valores son experienciales cuando las realidades son significativas y están mentalmente asociadas, cuando tales relaciones son reconocidas y apreciadas por la mente.
100:3.5 (1097.2) Los valores nunca pueden ser estáticos; la realidad significa cambio, crecimiento. El cambio sin crecimiento, sin expansión de los significados y sin exaltación de los valores, no tiene ningún valor — es un mal potencial. Cuanto mayor sea la calidad de la adaptación cósmica, más significado posee una experiencia cualquiera. Los valores no son ilusiones conceptuales; son reales, pero siempre dependen del hecho de las relaciones. Los valores son siempre tanto actuales como potenciales — no representan lo que era, sino lo que es y lo que será.
100:3.6 (1097.3) La asociación de los actuales con los potenciales equivale al crecimiento, a la realización experiencial de los valores. Pero el crecimiento no es el simple progreso. El progreso siempre es significativo, pero no tiene relativamente ningún valor en ausencia de crecimiento. El valor supremo de la vida humana consiste en el crecimiento de los valores, en el progreso en los significados y en la realización de la correlación cósmica entre estas dos experiencias. Una experiencia así equivale a tener conciencia de Dios. Un mortal así, aunque no es sobrenatural, se está volviendo realmente sobrehumano; un alma inmortal está evolucionando.
100:3.7 (1097.4) El hombre no puede provocar el crecimiento, pero puede suministrar las condiciones favorables. El crecimiento siempre es inconsciente, ya sea físico, intelectual o espiritual. El amor crece así; no se puede crear, ni fabricar ni comprar; debe crecer. La evolución es una técnica cósmica de crecimiento. El crecimiento social no se puede conseguir por medio de la legislación, y el crecimiento moral no se obtiene mediante una administración mejor. El hombre puede fabricar una máquina, pero su valor real debe provenir de la cultura humana y de la apreciación personal. La única contribución que el hombre puede hacer al crecimiento es la movilización de todos los poderes de su personalidad — su fe viviente.
100:4.1 (1097.5) Una vida religiosa es una vida dedicada, y una vida dedicada es una vida creativa, original y espontánea. Aquellos conflictos que ponen en marcha la elección de unas maneras de reaccionar nuevas y mejores, en lugar de las antiguas formas inferiores de reaccionar, son los que hacen surgir las nuevas perspicacias religiosas. Los nuevos significados sólo emergen en medio de los conflictos; y un conflicto sólo persiste cuando nos negamos a adoptar los valores más elevados implicados en los significados superiores.
100:4.2 (1097.6) Las perplejidades religiosas son inevitables; no puede existir ningún crecimiento sin conflicto psíquico y sin agitación espiritual. La organización de un modelo filosófico de vida ocasiona una conmoción considerable en el terreno filosófico de la mente. La lealtad hacia lo grande, lo bueno, lo verdadero y lo noble no se ejerce sin lucha. La clarificación de la visión espiritual y el realce de la perspicacia cósmica van acompañados de esfuerzo. Y el intelecto humano protesta cuando se le quita el sustento de las energías no espirituales de la existencia temporal. La mente indolente animal se rebela ante el esfuerzo que exige la lucha para resolver los problemas cósmicos.
100:4.3 (1097.7) Pero el gran problema de la vida religiosa consiste en la tarea de unificar los poderes del alma, inherentes a la personalidad, mediante el dominio del amor. La salud, la eficacia mental y la felicidad resultan de la unificación de los sistemas físicos, de los sistemas mentales y de los sistemas espirituales. El hombre entiende mucho de salud y de juicio, pero ha comprendido realmente muy pocas cosas sobre la felicidad. La felicidad más grande está indisolublemente enlazada con el progreso espiritual. El crecimiento espiritual produce una alegría duradera, una paz que sobrepasa toda comprensión.
100:4.4 (1098.1) En la vida física, los sentidos comunican la existencia de las cosas; la mente descubre la realidad de los significados; pero la experiencia espiritual revela al individuo los verdaderos valores de la vida. Estos niveles elevados de vida humana se alcanzan mediante el amor supremo a Dios y el amor desinteresado a los hombres. Si amáis a vuestros semejantes, es porque habéis descubierto sus valores. Jesús amaba tanto a los hombres porque les atribuía un alto valor. Podéis descubrir mejor los valores de vuestros compañeros descubriendo sus motivaciones. Si alguien os irrita, os produce sentimientos de rencor, deberíais tratar de discernir con simpatía su punto de vista, las razones de su comportamiento censurable. En cuanto comprendéis a vuestro prójimo, os volvéis tolerantes, y esta tolerancia se convierte en amistad y madura en amor.
100:4.5 (1098.2) Tratad de ver con los ojos de la imaginación el retrato de uno de vuestros antepasados primitivos de los tiempos de las cavernas — un hombre bajo, contrahecho, sucio, corpulento y gruñón, que permanece con las piernas abiertas, levantando un garrote, respirando odio y animosidad, mientras mira ferozmente delante de él. Esta imagen difícilmente representa la dignidad divina del hombre. Pero ampliemos el cuadro. Delante de este humano animado se encuentra agazapado un tigre con dientes de sable. Detrás del hombre hay una mujer y dos niños. Reconocéis inmediatamente que esta imagen representa los principios de muchas cosas hermosas y nobles de la raza humana, pero el hombre es el mismo en los dos cuadros. Sólo que en el segundo esbozo contáis con la ayuda de un horizonte más amplio. En él discernís la motivación de este mortal evolutivo. Su actitud se vuelve digna de elogio porque lo comprendéis. Si tan sólo pudierais sondear los móviles de vuestros compañeros, cuánto mejor los comprenderíais. Si tan sólo pudierais conocer a vuestros semejantes, terminaríais por enamoraros de ellos.
100:4.6 (1098.3) No podéis amar realmente a vuestros compañeros con un simple acto de voluntad. El amor sólo nace de una comprensión completa de los móviles y sentimientos de vuestros semejantes. Amar hoy a todos los hombres no es tan importante como aprender cada día a amar a un ser humano más. Si cada día o cada semana lográis comprender a uno más de vuestros compañeros, y si éste es el límite de vuestra capacidad, entonces estáis sin duda haciendo sociable y espiritualizando realmente vuestra personalidad. El amor es contagioso, y cuando la devoción humana es inteligente y sabia, el amor es más contagioso que el odio. Pero sólo el amor auténtico y desinteresado es verdaderamente contagioso. Si tan sólo cada mortal pudiera convertirse en un foco de afecto dinámico, este virus benigno del amor pronto impregnaría la corriente de emoción sentimental de la humanidad hasta tal punto que toda la civilización quedaría envuelta en el amor, y ésta sería la realización de la fraternidad de los hombres.
100:5.1 (1098.4) El mundo está lleno de almas perdidas, no perdidas en el sentido teológico, sino perdidas en el sentido de la dirección, vagando confusas entre las doctrinas en ismo y los cultos de una era filosófica frustrada. Muy pocas de ellas han aprendido a instalar una filosofía de vida en el lugar de la autoridad religiosa. (Los símbolos de la religión socializada no deben ser menospreciados como canales de crecimiento, aunque el lecho del río no sea el río mismo.)
100:5.2 (1098.5) La evolución del crecimiento religioso conduce, por medio del conflicto, del estancamiento a la coordinación, de la inseguridad a la fe convencida, de la confusión de la conciencia cósmica a la unificación de la personalidad, del objetivo temporal al objetivo eterno, de la esclavitud del miedo a la libertad de la filiación divina.
100:5.3 (1099.1) Debemos indicar claramente que las declaraciones de lealtad a los ideales supremos — el darse cuenta psíquica, emocional y espiritualmente de tener conciencia de Dios — pueden ser el resultado de un crecimiento natural y gradual, o a veces se pueden experimentar en ciertas coyunturas tales como una crisis. El apóstol Pablo experimentó precisamente una conversión repentina y espectacular de este tipo aquel día memorable en el camino de Damasco. Siddharta Gautama tuvo una experiencia similar la noche en que se sentó a solas para tratar de penetrar en el misterio de la verdad final. Otras muchas personas han tenido experiencias similares, y muchos creyentes sinceros han progresado en el espíritu sin conversión repentina.
100:5.4 (1099.2) La mayoría de los fenómenos espectaculares relacionados con las conversiones llamadas religiosas son de naturaleza totalmente psicológica, pero de vez en cuando se producen experiencias que tienen también un origen espiritual. Cuando la movilización mental es absolutamente total en un nivel cualquiera de la expansión psíquica hacia la consecución espiritual, cuando las motivaciones humanas de lealtad a la idea divina son perfectas, entonces se produce con mucha frecuencia un descenso repentino del espíritu interior para sincronizarse con el objetivo concentrado y consagrado de la mente superconsciente del mortal creyente. Estas experiencias de unificación de los fenómenos intelectuales y espirituales son las que constituyen la conversión, la cual consiste en unos factores que sobrepasan las implicaciones puramente psicológicas.
100:5.5 (1099.3) Pero la emoción sola es una conversión falsa; hace falta tanto la fe como el sentimiento. En el grado en que esta movilización psíquica sea parcial, y en la medida en que estos móviles de la lealtad humana sean incompletos, la experiencia de la conversión será una realidad intelectual, emocional y espiritual mixta.
100:5.6 (1099.4) Si uno está dispuesto a admitir, como hipótesis práctica de trabajo, la existencia de una mente subconsciente teórica en la vida intelectual por lo demás unificada, entonces, para ser coherente, uno debería dar por sentado la existencia de un nivel superconsciente similar y correspondiente de actividad intelectual ascendente, la zona de contacto inmediato con la entidad espiritual interior, el Ajustador del Pensamiento. El gran peligro de todas estas especulaciones psíquicas consiste en que las visiones y otras experiencias llamadas místicas, así como los sueños extraordinarios, pueden ser considerados como comunicaciones divinas a la mente humana. En los tiempos pasados, los seres divinos se han revelado a ciertas personas que conocían a Dios, no a causa de sus trances místicos o de sus visiones enfermizas, sino a pesar de todos esos fenómenos.
100:5.7 (1099.5) En contraste con la búsqueda de la conversión, la mejor manera de acercarse a las zonas morontiales de posible contacto con el Ajustador del Pensamiento debería ser a través de la fe viviente y de la adoración sincera, de una oración incondicional y desinteresada. En conjunto, una parte demasiado grande de los recuerdos que afluyen desde los niveles inconscientes de la mente humana ha sido confundida con revelaciones divinas y directrices espirituales.
100:5.8 (1099.6) La práctica habitual del ensueño religioso va acompañada de un gran peligro; el misticismo puede convertirse en una técnica para eludir la realidad, aunque a veces ha sido un medio de comunión espiritual auténtica. Los cortos períodos de retiro del escenario activo de la vida pueden no ser gravemente peligrosos, pero el aislamiento prolongado de la personalidad es sumamente indeseable. El estado de conciencia visionaria semejante al trance no debería cultivarse en ninguna circunstancia como experiencia religiosa.
100:5.9 (1099.7) La característica del estado místico consiste en una conciencia difusa, con islotes intensos de atención focalizada que operan en un intelecto relativamente pasivo. Todo esto hace que la conciencia gravite hacia el subconsciente, en lugar de dirigirse hacia la zona del contacto espiritual, el superconsciente. Muchos místicos han llevado su disociación mental hasta el nivel de las manifestaciones mentales anormales.
100:5.10 (1100.1) La actitud más sana de meditación espiritual se halla en la adoración reflexiva y en la oración de acción de gracias. La comunión directa con el Ajustador del Pensamiento, tal como sucedió en los últimos años de la vida de Jesús en la carne, no debería confundirse con estas experiencias llamadas místicas. Los factores que contribuyen al inicio de la comunión mística indican el peligro de estos estados psíquicos. El estado místico es favorecido por circunstancias tales como el cansancio físico, el ayuno, la disociación psíquica, las experiencias estéticas profundas, los impulsos sexuales intensos, el miedo, la ansiedad, la furia y el baile frenético. Muchos elementos que aparecen como resultado de esta preparación preliminar tienen su origen en la mente subconsciente.
100:5.11 (1100.2) Por muy favorables que pudieran ser las condiciones para los fenómenos místicos, se debería comprender claramente que Jesús de Nazaret no recurrió nunca a estos métodos para comunicarse con el Padre Paradisiaco. Jesús no tenía alucinaciones subconscientes ni ilusiones superconscientes.
100:6.1 (1100.3) Las religiones evolutivas y las religiones reveladas pueden diferir notablemente en cuanto a sus métodos, pero sus móviles tienen una gran similitud. La religión no es una función específica de la vida; es más bien una manera de vivir. La verdadera religión es una devoción incondicional hacia una realidad que la persona religiosa considera que tiene un valor supremo para él y para toda la humanidad. Las características sobresalientes de todas las religiones son: una lealtad incondicional y una devoción sincera hacia los valores supremos. Esta devoción religiosa hacia los valores supremos se manifiesta en la relación de una madre supuestamente irreligiosa con su hijo, y en la lealtad ferviente de las personas no religiosas hacia la causa que han abrazado.
100:6.2 (1100.4) El valor supremo aceptado por la persona religiosa puede ser degradante o incluso falso, pero no obstante es religioso. Una religión es auténtica en la medida exacta en que el valor que considera supremo es verdaderamente una realidad cósmica con un valor espiritual auténtico.
100:6.3 (1100.5) Los signos de la reacción humana a los impulsos religiosos abarcan las cualidades de la nobleza y la grandeza. La persona religiosa sincera tiene conciencia de ser ciudadana del universo y se da cuenta de que se pone en contacto con unas fuentes de poder sobrehumano. Se siente emocionada y estimulada ante la seguridad de pertenecer a una hermandad superior y ennoblecida de hijos de Dios. La conciencia de la propia valía se ha acrecentado mediante el estímulo de la búsqueda de los objetivos universales más elevados — las metas supremas.
100:6.4 (1100.6) El yo se ha abandonado al impulso misterioso de una motivación que lo abarca todo, que impone una autodisciplina más intensa, disminuye los conflictos emocionales y hace que la vida mortal sea digna de ser vivida. El reconocimiento pesimista de las limitaciones humanas se transforma en una conciencia natural de los defectos humanos, unida a la determinación moral y a la aspiración espiritual de alcanzar las metas más elevadas del universo y del superuniverso. Esta intensa lucha por alcanzar los ideales supermortales está siempre caracterizada por un aumento de la paciencia, la indulgencia, la fortaleza y la tolerancia.
100:6.5 (1100.7) Pero la verdadera religión es un amor viviente, una vida de servicio. El desapego de la persona religiosa hacia muchas cosas que son puramente temporales y banales no conduce nunca al aislamiento social, y no debería destruir el sentido del humor. La auténtica religión no le quita nada a la existencia humana, sino que añade de hecho unos nuevos significados al conjunto de la vida; genera nuevos tipos de entusiasmo, fervor y valentía. Puede incluso engendrar el espíritu de cruzada, que es más que peligroso si no está controlado por la perspicacia espiritual y la consagración leal a las obligaciones sociales comunes de las lealtades humanas.
100:6.6 (1101.1) Una de las características más asombrosas de la vida religiosa es esa paz dinámica y sublime, esa paz que sobrepasa toda comprensión humana, esa serenidad cósmica que revela la ausencia de toda duda y de toda agitación. Esos niveles de estabilidad espiritual son inmunes a la decepción. Tales personas religiosas se parecen al apóstol Pablo, que decía: «Estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni los poderes, ni las cosas presentes, ni las cosas por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa podrá separarnos del amor de Dios.»
100:6.7 (1101.2) Existe un sentimiento de seguridad, unido al reconocimiento de una gloria triunfante, que reside en la conciencia de la persona religiosa que ha captado la realidad del Supremo y que persigue la meta del Último.
100:6.8 (1101.3) Incluso la religión evolutiva posee esta misma lealtad y grandeza porque es una experiencia auténtica. Pero la religión revelada es excelente a la vez que auténtica. Las nuevas lealtades debidas a una visión espiritual más amplia crean nuevos niveles de amor y de devoción, de servicio y de hermandad; y toda esta perspectiva social realzada produce una mayor conciencia de la Paternidad de Dios y de la fraternidad de los hombres.
100:6.9 (1101.4) La diferencia característica entre la religión evolutiva y la religión revelada consiste en una nueva calidad de sabiduría divina que se añade a la sabiduría humana puramente experiencial. Pero la experiencia en y con las religiones humanas es la que desarrolla la capacidad para recibir posteriormente los dones crecientes de la sabiduría divina y de la perspicacia cósmica.
100:7.1 (1101.5) Aunque el mortal medio de Urantia no puede esperar alcanzar la elevada perfección de carácter que adquirió Jesús de Nazaret mientras permaneció en la carne, a todo creyente mortal le es totalmente posible desarrollar una personalidad fuerte y unificada según el modelo perfeccionado de la personalidad de Jesús. La característica incomparable de la personalidad del Maestro no era tanto su perfección como su simetría, su exquisita unificación equilibrada. La presentación más eficaz de Jesús consiste en seguir el ejemplo de aquel que dijo, mientras hacía un gesto hacia el Maestro que permanecía de pie delante de sus acusadores: «¡He aquí al hombre!»
100:7.2 (1101.6) La amabilidad constante de Jesús conmovía el corazón de los hombres, pero la firmeza de su fuerza de carácter asombraba a sus seguidores. Era realmente sincero; no había nada de hipócrita en él. Estaba exento de simulación; era siempre tan refrescantemente auténtico. Nunca se rebajó a fingir, y nunca recurrió a la impostura. Vivía la verdad tal como la enseñaba. Él era la verdad. Estaba obligado a proclamar la verdad salvadora a su generación, aunque esta sinceridad a veces causara sufrimiento. Era incondicionalmente leal a toda verdad.
100:7.3 (1101.7) Pero el Maestro era tan razonable, tan accesible. Era tan práctico en todo su ministerio, mientras que todos sus planes estaban caracterizados por un sentido común santificado. Estaba libre de toda tendencia extravagante, errática y excéntrica. Nunca era caprichoso, antojadizo o histérico. En toda su enseñanza y en todas las cosas que hacía siempre había una discriminación exquisita, asociada a un extraordinario sentido de la corrección.
100:7.4 (1102.1) El Hijo del Hombre siempre fue una personalidad bien equilibrada. Incluso sus enemigos le tenían un respeto saludable; temían incluso su presencia. Jesús no tenía miedo. Estaba sobrecargado de entusiasmo divino, pero nunca se volvió fanático. Era emocionalmente activo, pero nunca caprichoso. Era imaginativo pero siempre práctico. Se enfrentaba con franqueza a las realidades de la vida, pero nunca era insulso ni prosaico. Era valiente pero nunca temerario; prudente, pero nunca cobarde. Era compasivo pero no sensiblero; excepcional pero no excéntrico. Era piadoso pero no beato. Estaba tan bien equilibrado porque estaba perfectamente unificado.
100:7.5 (1102.2) Jesús no reprimía su originalidad. No estaba atado a la tradición ni obstaculizado por la esclavitud a los convencionalismos estrechos. Hablaba con una confianza indudable y enseñaba con una autoridad absoluta. Pero su magnífica originalidad no le inducía a pasar por alto las perlas de verdad contenidas en las enseñanzas de sus predecesores o de sus contemporáneos. Y la más original de sus enseñanzas fue el énfasis que puso en el amor y la misericordia, en lugar del miedo y el sacrificio.
100:7.6 (1102.3) Jesús tenía un punto de vista muy amplio. Exhortaba a sus seguidores a que predicaran el evangelio a todos los pueblos. Estaba exento de toda estrechez de miras. Su corazón compasivo abarcaba a toda la humanidad e incluso a un universo. Su invitación siempre era: «Quienquiera que lo desee, puede venir».
100:7.7 (1102.4) De Jesús se ha dicho en verdad: «Confiaba en Dios». Como hombre entre los hombres, confiaba de la manera más sublime en el Padre que está en los cielos. Confiaba en su Padre como un niño pequeño confía en su padre terrenal. Su fe era perfecta pero nunca presuntuosa. Por muy cruel o indiferente que la naturaleza pareciera ser para el bienestar de los hombres en la Tierra, Jesús no titubeó nunca en su fe. Era inmune a las decepciones e insensible a las persecuciones. Los fracasos aparentes no le afectaban.
100:7.8 (1102.5) Amaba a los hombres como hermanos, reconociendo al mismo tiempo cuánto diferían en dones innatos y en cualidades adquiridas. «Iba de un sitio para otro haciendo el bien».
100:7.9 (1102.6) Jesús era una persona excepcionalmente alegre, pero no era un optimista ciego e irracional. Sus palabras constantes de exhortación eran: «Tened buen ánimo». Podía mantener esta actitud convencida debido a su confianza inquebrantable en Dios y a su fe férrea en los hombres. Siempre manifestaba una consideración conmovedora a todos los hombres porque los amaba y creía en ellos. Pero siempre se mantuvo fiel a sus convicciones y magníficamente firme en su consagración a hacer la voluntad de su Padre.
100:7.10 (1102.7) El Maestro siempre fue generoso. Nunca se cansó de decir: «Es más bienaventurado dar que recibir». Y también: «Habéis recibido gratuitamente, dad gratuitamente». Y sin embargo, a pesar de su generosidad ilimitada, nunca fue derrochador ni extravagante. Enseñó que tenéis que creer para recibir la salvación. «Pues todo aquel que busca, recibirá».
100:7.11 (1102.8) Era sincero, pero siempre amable. Decía: «Si no fuera así, os lo habría dicho». Era franco, pero siempre amistoso. Expresaba claramente su amor por los pecadores y su odio por el pecado. Pero en toda esta franqueza sorprendente, era infaliblemente equitativo.
100:7.12 (1102.9) Jesús siempre estaba alegre, a pesar de que a veces bebió profundamente en la copa de las tristezas humanas. Se enfrentó con intrepidez a las realidades de la existencia, y sin embargo estaba lleno de entusiasmo por el evangelio del reino. Pero controlaba su entusiasmo; éste nunca lo dominó a él. Estaba consagrado sin reservas a «los asuntos del Padre». Este entusiasmo divino condujo a sus hermanos no espirituales a pensar que estaba fuera de sí, pero el universo que lo contemplaba lo valoraba como el modelo de la cordura y el arquetipo de la devoción mortal suprema a los criterios elevados de la vida espiritual. Su entusiasmo controlado era contagioso; sus compañeros se veían obligados a compartir su divino optimismo.
100:7.13 (1103.1) Este hombre de Galilea no era un hombre de tristezas; era un alma de alegría. Siempre estaba diciendo: «Regocijaos y estad llenos de alegría». Pero cuando el deber lo exigió, estuvo dispuesto a atravesar valientemente el «valle de la sombra de la muerte». Era alegre pero al mismo tiempo humilde.
100:7.14 (1103.2) Su valor sólo era igualado por su paciencia. Cuando le presionaban para que actuara prematuramente, se limitaba a responder: «Mi hora aún no ha llegado». Nunca tenía prisa; su serenidad era sublime. Pero a menudo se indignaba contra el mal, no toleraba el pecado. Con frecuencia se sintió impulsado a oponerse enérgicamente a aquello que iba en contra del bienestar de sus hijos en la Tierra. Pero su indignación contra el pecado nunca le condujo a enojarse con los pecadores.
100:7.15 (1103.3) Su valor era magnífico, pero nunca fue temerario. Su lema era: «No temáis». Su valentía era altiva y su coraje a menudo heroico. Pero su coraje estaba unido a la discreción y controlado por la razón. Era un coraje nacido de la fe, no la temeridad de una presunción ciega. Era realmente valiente pero nunca atrevido.
100:7.16 (1103.4) El Maestro era un modelo de veneración. Su oración, incluso en su juventud, empezaba por: «Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre». Respetaba incluso el culto erróneo de sus semejantes. Pero esto no le impedía luchar contra las tradiciones religiosas o atacar los errores de las creencias humanas. Veneraba la verdadera santidad, y sin embargo podía apelar con razón a sus semejantes, diciendo: «¿Quien de vosotros me declarará culpable de pecado?».
100:7.17 (1103.5) Jesús era grande porque era bueno, y sin embargo fraternizaba con los niños pequeños. Era amable y modesto en su vida personal, y sin embargo era el hombre perfeccionado de un universo. Sus compañeros le llamaban Maestro por propia iniciativa.
100:7.18 (1103.6) Jesús era la personalidad humana perfectamente unificada. Y hoy, como en Galilea, continúa unificando la experiencia mortal y coordinando los esfuerzos humanos. Unifica la vida, ennoblece el carácter y simplifica la experiencia. Entra en la mente humana para elevarla, transformarla y transfigurarla. Es literalmente cierto que: «Si un hombre tiene a Cristo Jesús dentro de él, es una criatura nueva; las cosas viejas van desapareciendo; y mirad, todas las cosas se vuelven nuevas.»
100:7.19 (1103.7) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 101
101:0.1 (1104.1) LA RELIGIÓN, como experiencia humana, se extiende desde la esclavitud del miedo primitivo de los salvajes en evolución hasta la libertad sublime y admirable de la fe de los mortales civilizados que son magníficamente conscientes de su filiación con el Dios eterno.
101:0.2 (1104.2) La religión es la antecesora de la ética y de la moral avanzadas de la evolución social progresiva. Pero la religión, como tal, no es simplemente un movimiento moral, aunque sus manifestaciones exteriores y sociales estén poderosamente influidas por el impulso ético y moral de la sociedad humana. La religión es siempre la inspiradora de la naturaleza evolutiva del hombre, pero no es el secreto de dicha evolución.
101:0.3 (1104.3) La religión, la fe-convencimiento de la personalidad, siempre puede triunfar sobre la lógica superficialmente contradictoria de la desesperación, una lógica nacida en la mente material no creyente. Existe realmente una voz interior verdadera y auténtica, esa «luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene al mundo». Y esta guía espiritual es distinta de las incitaciones éticas de la conciencia humana. La sensación de la seguridad religiosa es más que un sentimiento emotivo. La seguridad de la religión trasciende la razón de la mente e incluso la lógica de la filosofía. La religión es fe, confianza y seguridad.
101:1.1 (1104.4) La verdadera religión no es un sistema de creencias filosóficas que se pueda entender y justificar mediante pruebas naturales, y tampoco es una experiencia fantástica y mística de indescriptibles sentimientos de éxtasis que sólo puedan disfrutar los adeptos románticos del misticismo. La religión no es el producto de la razón, pero vista desde dentro, es totalmente razonable. La religión no proviene de la lógica de la filosofía humana, pero como experiencia de los mortales es totalmente lógica. La religión es la experimentación de la divinidad en la conciencia de un ser moral de origen evolutivo; representa una experiencia auténtica con las realidades eternas en el tiempo, la realización de las satisfacciones espirituales mientras se vive todavía en la carne.
101:1.2 (1104.5) El Ajustador del Pensamiento no posee ningún mecanismo especial para poder expresarse; no existe ninguna facultad religiosa mística para recibir o expresar las emociones religiosas. Estas experiencias son asequibles a través del mecanismo naturalmente ordenado de la mente mortal. Y en esto se halla una explicación de las dificultades que encuentra el Ajustador para ponerse en comunicación directa con la mente material donde reside constantemente.
101:1.3 (1104.6) El espíritu divino no se pone en contacto con el hombre mortal por medio de los sentimientos o las emociones, sino en el ámbito de los pensamientos más elevados y más espiritualizados. Son vuestros pensamientos, y no vuestros sentimientos, los que os conducen hacia Dios. La naturaleza divina sólo se puede percibir con los ojos de la mente. Pero la mente que discierne realmente a Dios, que escucha al Ajustador interior, es la mente pura. «Sin santidad, ningún hombre puede ver a Dios». Toda comunión interna y espiritual de este tipo se califica de perspicacia espiritual. Estas experiencias religiosas son el resultado de la impresión producida en la mente del hombre por las operaciones combinadas del Ajustador y del Espíritu de la Verdad, a medida que actúan entre y sobre las ideas, los ideales, las percepciones y los esfuerzos espirituales de los hijos evolutivos de Dios.
101:1.4 (1105.1) Así pues, la religión no vive y prospera mediante la vista y los sentimientos, sino más bien mediante la fe y la perspicacia. La religión no consiste en el descubrimiento de nuevos hechos o en el hallazgo de una experiencia excepcional, sino más bien en el descubrimiento de nuevos significados espirituales en los hechos ya bien conocidos por la humanidad. La experiencia religiosa más elevada no depende de unos actos previos guiados por la creencia, la tradición y la autoridad; la religión no es tampoco el fruto de unos sentimientos sublimes y de unas emociones puramente místicas. Es más bien una experiencia profundamente grande y real de comunión espiritual con las influencias espirituales que residen en la mente humana. Y en la medida en que esta experiencia se puede definir en términos psicológicos, consiste simplemente en la experiencia de sentir que la realidad de creer en Dios es la realidad de esa experiencia puramente personal.
101:1.5 (1105.2) Aunque la religión no es el producto de las especulaciones racionalistas de una cosmología material, sin embargo es la creación de una perspicacia totalmente racional que se origina en la experiencia mental del hombre. La religión no nace ni de las meditaciones místicas ni de las contemplaciones solitarias, aunque sea siempre más o menos misteriosa y siempre indefinible e inexplicable en términos de la razón puramente intelectual y de la lógica filosófica. Los gérmenes de la verdadera religión se originan en el ámbito de la conciencia moral del hombre, y se revelan en el crecimiento de la perspicacia espiritual del hombre, esa facultad de la personalidad humana que se adquiere como consecuencia de la presencia del Ajustador del Pensamiento que revela a Dios en la mente mortal hambrienta de Dios.
101:1.6 (1105.3) La fe une la perspicacia moral al discernimiento concienzudo de los valores, y el sentido evolutivo preexistente del deber completa el linaje de la verdadera religión. La experiencia de la religión produce finalmente la conciencia cierta de Dios y la seguridad indudable de la supervivencia de la personalidad creyente.
101:1.7 (1105.4) Se puede ver así que los anhelos religiosos y los impulsos espirituales no son de tal naturaleza que se limiten a conducir a los hombres a querer creer en Dios, sino que son más bien de tal naturaleza y poder que inculcan profundamente en los hombres el convencimiento de que deberían creer en Dios. El sentido del deber evolutivo y las obligaciones resultantes de la iluminación de la revelación producen una impresión tan profunda en la naturaleza moral del hombre que éste llega finalmente a esa situación mental y a esa actitud del alma en las que concluye que no tiene ningún derecho a no creer en Dios. La sabiduría elevada y superfilosófica de estas personas iluminadas y disciplinadas les enseña finalmente que dudar de Dios o desconfiar de su bondad sería mostrarse infieles hacia el objeto más real y más profundo que reside en la mente y el alma humanas — el Ajustador divino.
101:2.1 (1105.5) El hecho de la religión consiste enteramente en la experiencia religiosa de los seres humanos racionales y corrientes. Éste es el único sentido en el que la religión puede ser considerada como científica o incluso psicológica. La prueba de que la revelación es revelación consiste en este mismo hecho de la experiencia humana: el hecho de que la revelación sintetiza las ciencias aparentemente divergentes de la naturaleza y la teología de la religión en una filosofía del universo coherente y lógica, en una explicación coordinada e ininterrumpida tanto de la ciencia como de la religión, creando así una armonía mental y una satisfacción espiritual que contesta, en la experiencia humana, a aquellos interrogantes de la mente mortal que ansía saber de qué manera el Infinito pone en práctica su voluntad y realiza sus planes en la materia, con las mentes y sobre el espíritu.
101:2.2 (1106.1) La razón es el método de la ciencia; la fe es el método de la religión; la lógica es la técnica que intenta utilizar la filosofía. La revelación compensa la ausencia del punto de vista morontial, proporcionando una técnica para conseguir unificar la comprensión de la realidad y de las relaciones entre la materia y el espíritu por mediación de la mente. La verdadera revelación nunca hace antinatural a la ciencia, irrazonable a la religión o ilógica a la filosofía.
101:2.3 (1106.2) Por medio del estudio de la ciencia, la razón puede conducir, a través de la naturaleza, hacia una Causa Primera, pero se necesita la fe religiosa para transformar la Causa Primera de la ciencia en un Dios de salvación; y la revelación se necesita además para validar esta fe, esta perspicacia espiritual.
101:2.4 (1106.3) Existen dos razones fundamentales para creer en un Dios que fomenta la supervivencia humana:
101:2.5 (1106.4) 1. La experiencia humana, la seguridad personal, la esperanza y la confianza que se reflejan de una u otra forma y que son desencadenadas por el Ajustador del Pensamiento interior.
101:2.6 (1106.5) 2. La revelación de la verdad, ya sea mediante el ministerio personal directo del Espíritu de la Verdad, mediante la donación de los Hijos divinos en el mundo, o a través de las revelaciones escritas.
101:2.7 (1106.6) La ciencia termina su investigación, por medio de la razón, en la hipótesis de una Causa Primera. La religión no se detiene en su trayectoria de fe hasta estar segura de la existencia de un Dios de salvación. Los estudios discriminatorios de la ciencia sugieren lógicamente la realidad y la existencia de un Absoluto. La religión cree sin reservas en la existencia y en la realidad de un Dios que fomenta la supervivencia de la personalidad. Aquello que la metafísica no logra hacer de ninguna manera, y aquello que incluso la filosofía sólo logra hacer parcialmente, la revelación lo consigue: es decir, afirmar que esta Causa Primera de la ciencia y que el Dios de salvación de la religión son una sola y misma Deidad.
101:2.8 (1106.7) La razón es la prueba de la ciencia, la fe es la prueba de la religión, la lógica es la prueba de la filosofía, pero la revelación sólo es validada por la experiencia humana. La ciencia proporciona el conocimiento; la religión proporciona la felicidad; la filosofía proporciona la unidad; la revelación confirma la armonía experiencial de este acercamiento trino a la realidad universal.
101:2.9 (1106.8) La contemplación de la naturaleza sólo puede revelar a un Dios de la naturaleza, a un Dios de movimiento. La naturaleza sólo muestra la materia, el movimiento y la animación — la vida. Bajo ciertas condiciones, la materia más la energía se manifiestan como formas vivientes, pero mientras que la vida natural es así un fenómeno relativamente continuo, es totalmente transitorio para los individuos. La naturaleza no proporciona una base para una creencia lógica en la supervivencia de la personalidad humana. El hombre religioso que encuentra a Dios en la naturaleza ya ha encontrado primero a este mismo Dios personal en su propia alma.
101:2.10 (1106.9) La fe revela a Dios en el alma. La revelación, sustituta de la perspicacia morontial en un mundo evolutivo, permite al hombre ver en la naturaleza al mismo Dios que la fe le muestra en su alma. La revelación consigue así colmar con éxito el abismo existente entre lo material y lo espiritual, e incluso entre la criatura y el Creador, entre el hombre y Dios.
101:2.11 (1107.1) La contemplación de la naturaleza señala lógicamente hacia la existencia de una dirección inteligente, e incluso de una supervisión viviente, pero no revela de ninguna manera satisfactoria a un Dios personal. Por otra parte, la naturaleza no revela nada que impida considerar al universo como la obra del Dios de la religión. No se puede encontrar a Dios a través de la naturaleza sola, pero una vez que el hombre lo ha encontrado de otra manera, el estudio de la naturaleza se vuelve totalmente coherente con una interpretación más elevada y más espiritual del universo.
101:2.12 (1107.2) La revelación, como fenómeno que hace época, es periódica; como experiencia personal humana, es continua. La divinidad actúa en la personalidad de los mortales bajo la forma del Ajustador, el don del Padre, bajo la forma del Espíritu de la Verdad del Hijo, y bajo la forma del Espíritu Santo del Espíritu del Universo, mientras que estas tres dotaciones supermortales están unificadas en la evolución experiencial humana bajo la forma del ministerio del Supremo.
101:2.13 (1107.3) La verdadera religión es hacerse una idea de la realidad, el producto por la fe de la conciencia moral, y no un simple asentimiento intelectual a un conjunto cualquiera de doctrinas dogmáticas. La verdadera religión consiste en la experiencia de que «el Espíritu mismo da testimonio con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios». La religión no consiste en proposiciones teológicas, sino en la perspicacia espiritual y en la sublimidad de la confianza del alma.
101:2.14 (1107.4) Vuestra naturaleza más profunda — el Ajustador divino — crea dentro de vosotros un hambre y una sed de rectitud, cierto anhelo de perfección divina. La religión es el acto de fe por el cual se reconoce este impulso interior por alcanzar la divinidad; y así se originan esa confianza y esa seguridad del alma de las que tomáis conciencia como el camino de la salvación, la técnica para la supervivencia de la personalidad y de todos aquellos valores que habéis llegado a considerar como verdaderos y buenos.
101:2.15 (1107.5) La comprensión de la religión no ha dependido nunca, y nunca dependerá, de un gran saber o de una lógica ingeniosa. La religión es una perspicacia espiritual, y ésta es precisamente la razón por la que algunos de los más grandes educadores religiosos del mundo, e incluso los profetas, han poseído a veces tan poca sabiduría del mundo. La fe religiosa está al alcance tanto de los eruditos como de los ignorantes.
101:2.16 (1107.6) La religión debe ser siempre su propio crítico y su propio juez; nunca puede ser observada, y mucho menos comprendida, desde el exterior. Vuestra única seguridad acerca de un Dios personal consiste en vuestra propia perspicacia sobre vuestra creencia en las cosas espirituales, así como vuestra experiencia con ellas. Para todos vuestros semejantes que han tenido una experiencia similar, no es necesario ningún argumento sobre la personalidad o la realidad de Dios, mientras que para todos los demás hombres que no tienen esta seguridad de Dios, ningún argumento posible será nunca realmente convincente.
101:2.17 (1107.7) La psicología puede en verdad intentar estudiar los fenómenos de las reacciones religiosas ante el entorno social, pero nunca puede esperar penetrar en los móviles y en los efectos reales e internos de la religión. Únicamente la teología, la esfera de la fe y la técnica de la revelación, puede proporcionar algún tipo de explicación inteligente sobre la naturaleza y el contenido de la experiencia religiosa.
101:3.1 (1107.8) La religión es tan vital que sobrevive en ausencia de erudición. Vive a pesar de contaminarse con cosmologías erróneas y falsas filosofías; sobrevive incluso a la confusión de la metafísica. A través de todas las vicisitudes históricas de la religión, siempre sobrevive aquello que es indispensable para el progreso y la supervivencia humanos: la conciencia ética y el conocimiento moral.
101:3.2 (1108.1) La perspicacia de la fe, o intuición espiritual, es la dotación de la mente cósmica en asociación con el Ajustador del Pensamiento, que es el regalo del Padre al hombre. La razón espiritual, la inteligencia del alma, es la dotación del Espíritu Santo, el regalo del Espíritu Creativo al hombre. La filosofía espiritual, la sabiduría de las realidades espirituales, es la dotación del Espíritu de la Verdad, el regalo combinado de los Hijos donadores a los hijos de los hombres. La coordinación y la interasociación de estas dotaciones espirituales hacen que el hombre tenga un destino potencial como personalidad espiritual.
101:3.3 (1108.2) Esta misma personalidad espiritual, bajo una forma primitiva y embrionaria, es la que, poseída por el Ajustador, sobrevive a la muerte natural en la carne. Por medio del camino viviente proporcionado por los Hijos divinos, esta entidad combinada de origen espiritual, en asociación con la experiencia humana, está capacitada para sobrevivir (bajo la custodia del Ajustador) a la disolución del yo físico compuesto de mente y de materia, cuando esta asociación transitoria de lo material y lo espiritual se destruye debido al cese del movimiento vital.
101:3.4 (1108.3) El alma del hombre se revela por medio de la fe religiosa, y demuestra la divinidad potencial de su naturaleza emergente por la manera característica en que induce a la personalidad mortal a reaccionar ante ciertas situaciones intelectuales y sociales duras y difíciles. La fe espiritual auténtica (la verdadera conciencia moral) se revela en que:
101:3.5 (1108.4) 1. Provoca el progreso de la ética y de la moral a pesar de las tendencias animales inherentes y adversas.
101:3.6 (1108.5) 2. Produce una confianza sublime en la bondad de Dios, en medio incluso de amargas decepciones y de derrotas aplastantes.
101:3.7 (1108.6) 3. Genera un valor y una confianza profundos a pesar de las adversidades naturales y de las calamidades físicas.
101:3.8 (1108.7) 4. Muestra una serenidad inexplicable y una tranquilidad continua a pesar de las enfermedades desconcertantes e incluso de los sufrimientos físicos agudos.
101:3.9 (1108.8) 5. Mantiene a la personalidad en una calma y un equilibrio misteriosos en medio de los malos tratos y de las injusticias más flagrantes.
101:3.10 (1108.9) 6. Mantiene una confianza divina en la victoria final, a pesar de las crueldades de un destino aparentemente ciego y de la aparente indiferencia total de las fuerzas naturales hacia el bienestar humano.
101:3.11 (1108.10) 7. Insiste en creer inquebrantablemente en Dios a pesar de todas las demostraciones contrarias de la lógica, y resiste con éxito a todos los demás sofismas intelectuales.
101:3.12 (1108.11) 8. Continúa mostrando una fe intrépida en la supervivencia del alma, sin tener en cuenta las enseñanzas engañosas de la falsa ciencia ni las ilusiones persuasivas de una filosofía errónea.
101:3.13 (1108.12) 9. Vive y triunfa a pesar de la sobrecarga abrumadora de las civilizaciones complejas y parciales de los tiempos modernos.
101:3.14 (1108.13) 10. Contribuye a la supervivencia continua del altruismo a pesar del egoísmo humano, los antagonismos sociales, las avaricias industriales y los desajustes políticos.
101:3.15 (1108.14) 11. Se adhiere firmemente a una creencia sublime en la unidad universal y en la guía divina, sin tener en cuenta la presencia desconcertante del mal y del pecado.
101:3.16 (1108.15) 12. Continúa muy acertadamente adorando a Dios a pesar de todo y por encima de todo. Se atreve a declarar: «Aunque Él me mate, seguiré sirviéndole».
101:3.17 (1108.16) Sabemos pues, por tres fenómenos, que el hombre posee un espíritu o unos espíritus divinos que residen dentro de él: primero, por la experiencia personal — la fe religiosa; segundo, por la revelación — personal y racial; y tercero, por la manifestación asombrosa de unas reacciones extraordinarias y poco naturales hacia el entorno material, tal como ha quedado ilustrado en la relación anterior de doce comportamientos de tipo espiritual en presencia de unas situaciones concretas y difíciles de la existencia humana real. Y aún hay otros más.
101:3.18 (1109.1) Esta actuación esencial y vigorosa de la fe en el ámbito de la religión es precisamente la que le da al hombre mortal el derecho de aseverar la posesión personal y la realidad espiritual de este don supremo de la naturaleza humana: la experiencia religiosa.
101:4.1 (1109.2) Puesto que vuestro mundo ignora generalmente el origen de las cosas, incluso de las cosas físicas, ha parecido sabio proporcionarle de vez en cuando conocimientos de cosmología. Esto siempre ha causado problemas para el futuro. Las leyes de la revelación nos obstaculizan enormemente porque prohíben comunicar conocimientos inmerecidos o prematuros. Toda cosmología presentada como parte de una religión revelada está destinada a quedarse atrás en muy poco tiempo. Por consiguiente, los estudiosos futuros de esa revelación se sienten tentados a desechar cualquier elemento de verdad religiosa auténtica que pueda contener, porque descubren errores a primera vista en las cosmologías asociadas que se presentan en ella.
101:4.2 (1109.3) La humanidad debería comprender que nosotros, que participamos en la revelación de la verdad, estamos muy rigurosamente limitados por las instrucciones de nuestros superiores. No tenemos libertad para anticipar los descubrimientos científicos que se producirán en mil años. Los reveladores deben actuar con arreglo a las instrucciones que forman parte del mandato de revelar. No vemos ninguna manera de salvar esta dificultad, ni ahora ni en ningún momento del futuro. Sabemos muy bien que los hechos históricos y las verdades religiosas de esta serie de presentaciones revelatorias permanecerán en los anales de las épocas venideras, pero dentro de pocos años muchas de nuestras afirmaciones relacionadas con las ciencias físicas necesitarán una revisión a consecuencia de los desarrollos científicos adicionales y de los nuevos descubrimientos. Estos nuevos desarrollos los prevemos incluso desde ahora, pero se nos prohíbe incluir en nuestros escritos revelatorios esos hechos aún no descubiertos por la humanidad. Que quede muy claro que las revelaciones no son necesariamente inspiradas. La cosmología que figura en estas revelaciones no es inspirada. Está limitada por el permiso que nos han concedido para coordinar y clasificar el conocimiento de hoy en día. Aunque la perspicacia divina o espiritual sea un don, la sabiduría humana tiene que evolucionar.
101:4.3 (1109.4) La verdad siempre es una revelación: es una autorrevelación cuando emerge como resultado del trabajo del Ajustador interior, y es una revelación que hace época cuando es presentada mediante la actuación de algún otro agente, grupo o personalidad celestial.
101:4.4 (1109.5) A fin de cuentas, la religión ha de ser juzgada por sus frutos, con arreglo a la manera y a la amplitud en que manifiesta su propia excelencia inherente y divina.
101:4.5 (1109.6) La verdad puede ser sólo relativamente inspirada, aunque la revelación sea invariablemente un fenómeno espiritual. Las afirmaciones referentes a la cosmología nunca son inspiradas, pero estas revelaciones tienen un inmenso valor ya que al menos clarifican transitoriamente los conocimientos mediante:
101:4.6 (1109.7) 1. La reducción de la confusión, eliminando con autoridad los errores.
101:4.7 (1109.8) 2. La coordinación de los hechos y de las observaciones conocidos o a punto de ser conocidos.
101:4.8 (1110.1) 3. El restablecimiento de importantes fragmentos de conocimientos perdidos relacionados con acontecimientos históricos del pasado lejano.
101:4.9 (1110.2) 4. El suministro de una información que colma las lagunas vitales existentes en los conocimientos adquiridos de otras maneras.
101:4.10 (1110.3) 5. La presentación de unos datos cósmicos de tal forma que ilumine las enseñanzas espirituales contenidas en la revelación que las acompaña.
101:5.1 (1110.4) La revelación es una técnica que permite ahorrar grandes períodos de tiempo en el trabajo necesario de clasificar y separar los errores de la evolución de las verdades conseguidas por medio del espíritu.
101:5.2 (1110.5) La ciencia se ocupa de los hechos; la religión sólo se interesa por los valores. A través de una filosofía iluminada, la mente se esfuerza por unir los significados de los hechos y de los valores para llegar así a un concepto de la realidad total. Recordad que la ciencia es el ámbito del conocimiento, la filosofía el campo de la sabiduría y la religión la esfera de la experiencia de la fe. Pero la religión presenta sin embargo dos fases de manifestación:
101:5.3 (1110.6) 1. La religión evolutiva. La experiencia de la adoración primitiva, la religión que procede de la mente.
101:5.4 (1110.7) 2. La religión revelada. La actitud hacia el universo que procede del espíritu; la seguridad y la creencia de que las realidades eternas se conservan, de que la personalidad sobrevive y de que finalmente se alcanza la Deidad cósmica, cuyo propósito ha hecho posible todo esto. Tarde o temprano, la religión evolutiva está destinada a recibir la expansión espiritual de la revelación; esto forma parte del plan del universo.
101:5.5 (1110.8) Tanto la ciencia como la religión emprenden su camino suponiendo ciertas bases generalmente aceptadas para poder hacer deducciones lógicas. Así pues, la filosofía debe empezar también su carrera suponiendo la realidad de tres cosas:
101:5.6 (1110.9) 1. El cuerpo material.
101:5.7 (1110.10) 2. La fase supermaterial del ser humano, el alma o incluso el espíritu interior.
101:5.8 (1110.11) 3. La mente humana, el mecanismo para la intercomunicación y la interasociación entre el espíritu y la materia, entre lo material y lo espiritual.
101:5.9 (1110.12) Los científicos reúnen los hechos, los filósofos coordinan las ideas, mientras que los profetas ensalzan los ideales. Los sentimientos y las emociones acompañan invariablemente a la religión, pero no son la religión. La religión puede ser el sentimiento de la experiencia, pero es difícilmente la experiencia de los sentimientos. Ni la lógica (la racionalización) ni las emociones (los sentimientos) son una parte esencial de la experiencia religiosa, aunque las dos pueden estar diversamente asociadas al ejercicio de la fe para favorecer la perspicacia espiritual de la realidad, todo ello de acuerdo con el estado y las tendencias temperamentales de la mente individual.
101:5.10 (1110.13) La religión evolutiva es la manifestación exterior del don del ayudante mental del universo local encargado de crear y de fomentar la característica de la adoración en el hombre evolutivo. Estas religiones primitivas se interesan directamente por la ética y la moral, por el sentido del deber humano. Estas religiones están basadas en la seguridad de la conciencia y conducen a la estabilización de unas civilizaciones relativamente éticas.
101:5.11 (1111.1) Las religiones personalmente reveladas están patrocinadas por los espíritus donados que representan a las tres personas de la Trinidad del Paraíso, y se ocupan especialmente de la expansión de la verdad. La religión evolutiva introduce a fondo en el individuo la idea del deber personal; la religión revelada hace cada vez más hincapié en el amor, en la regla de oro.
101:5.12 (1111.2) La religión evolutiva descansa enteramente sobre la fe. La revelación posee la seguridad adicional de presentar extensamente las verdades de la divinidad y de la realidad, y el testimonio aun más valioso de la experiencia real que se acumula como consecuencia de la unión práctica activa entre la fe de la evolución y la verdad de la revelación. Esta unión activa entre la fe humana y la verdad divina constituye la posesión de un carácter que está bien encaminado hacia la adquisición efectiva de una personalidad morontial.
101:5.13 (1111.3) La religión evolutiva sólo proporciona la certidumbre basada en la fe y la confirmación de la conciencia; la religión revelada proporciona la certidumbre basada en la fe más la verdad de una experiencia viviente con las realidades de la revelación. La tercera etapa de la religión, o tercera fase de la experiencia religiosa, está relacionada con el estado morontial, con la comprensión más firme de la mota. Durante la progresión morontial, las verdades de la religión revelada se amplían de manera creciente; conoceréis cada vez mejor la verdad de los valores supremos, las bondades divinas, las relaciones universales, las realidades eternas y los destinos finales.
101:5.14 (1111.4) A lo largo de la progresión morontial, la seguridad de la verdad reemplaza cada vez más a la seguridad de la fe. Cuando seáis enrolados finalmente en el verdadero mundo espiritual, entonces las seguridades de la pura perspicacia espiritual actuarán en lugar de la fe y de la verdad, o más bien conjuntamente con ellas y superponiéndose a estas antiguas técnicas de seguridad de la personalidad.
101:6.1 (1111.5) La fase morontial de la religión revelada está relacionada con la experienciade la supervivencia, y su gran motivación consiste en alcanzar la perfección del espíritu. También se encuentra presente el estímulo superior de la adoración, unido a la llamada impelente de un servicio ético creciente. La perspicacia morontial trae consigo una conciencia cada vez mayor del Séptuple, del Supremo e incluso del Último.
101:6.2 (1111.6) A lo largo de toda la experiencia religiosa, desde sus primeros comienzos en el nivel material hasta el momento en que se alcanza el pleno estado espiritual, el Ajustador es el secreto para la comprensión personal de la realidad de la existencia del Supremo; y este mismo Ajustador posee también los secretos de vuestra fe en el logro trascendental del Último. La personalidad experiencial del hombre en evolución, unida a la esencia bajo la forma de Ajustador procedente del Dios existencial, constituye la culminación potencial de la existencia suprema, y es por naturaleza la base para la existenciación superfinita de la personalidad trascendental.
101:6.3 (1111.7) La voluntad moral engloba las decisiones basadas en el conocimiento razonado, acrecentadas por la sabiduría y aprobadas por la fe religiosa. Estas elecciones son actos de naturaleza moral y prueban la existencia de una personalidad moral, la precursora de la personalidad morontial y, finalmente, del verdadero estado espiritual.
101:6.4 (1111.8) El tipo evolutivo de conocimiento no es más que la acumulación del material protoplásmico de la memoria; ésta es la forma más primitiva de conciencia que tienen las criaturas. La sabiduría engloba las ideas formuladas a partir de la memoria protoplásmica mediante un proceso de asociaciones y recombinaciones, y estos fenómenos son los que diferencian a la mente humana de la simple mente animal. Los animales tienen conocimientos, pero sólo el hombre posee capacidad para la sabiduría. La verdad se vuelve accesible para el individuo dotado de sabiduría porque a dicha mente se le conceden los espíritus del Padre y de los Hijos: el Ajustador del Pensamiento y el Espíritu de la Verdad.
101:6.5 (1112.1) Cuando Cristo Miguel se donó en Urantia, vivió bajo el reinado de la religión evolutiva hasta la época de su bautismo. Desde aquel momento hasta el acontecimiento de su crucifixión incluido, llevó adelante su obra mediante la guía conjunta de la religión evolutiva y de la religión revelada. Desde la mañana de su resurrección hasta su ascensión, atravesó las múltiples fases de la vida morontial de transición humana desde el mundo de la materia hasta el mundo del espíritu. Después de su ascensión, Miguel adquirió el dominio de la experiencia de la Supremacía, la comprensión del Supremo; y como era la única persona de Nebadon que poseía una capacidad ilimitada para experimentar la realidad del Supremo, alcanzó inmediatamente el estado de la soberanía de supremacía en, y sobre, su universo local.
101:6.6 (1112.2) En el hombre, la fusión final con el Ajustador interior y la unidad resultante — la síntesis del hombre y de la esencia de Dios en una personalidad — hacen de él, en potencia, una parte viviente del Supremo, y aseguran a este antiguo ser mortal el derecho de nacimiento eterno a perseguir interminablemente la finalidad del servicio universal con y para el Supremo.
101:6.7 (1112.3) La revelación enseña al hombre mortal que para emprender esta aventura tan magnífica y fascinante a través del espacio y por medio de la progresión del tiempo, debe empezar por organizar sus conocimientos en ideas-decisiones; luego debe ordenarle a la sabiduría que trabaje sin cesar en su noble tarea de transformar las ideas que posee en ideales cada vez más prácticos, pero no obstante celestiales, e incluso en aquellos conceptos que son tan razonables como ideas, y tan lógicos como ideales, que el Ajustador se atreva a combinarlos y espiritualizarlos de tal manera que se encuentren disponibles para esa asociación, en la mente finita, que los convertirá en el verdadero complemento humano ya preparado para la actividad del Espíritu de la Verdad de los Hijos, las manifestaciones espacio-temporales de la verdad del Paraíso — de la verdad universal. La coordinación de las ideas-decisiones, de los ideales lógicos y de la verdad divina constituye la posesión de un carácter justo, el requisito previo para que un mortal sea admitido en las realidades en constante expansión y cada vez más espirituales de los mundos morontiales.
101:6.8 (1112.4) Las enseñanzas de Jesús constituyeron la primera religión urantiana que abarcó tan plenamente una coordinación armoniosa de conocimiento, sabiduría, fe, verdad y amor, que proporcionó de manera total y simultánea la tranquilidad temporal, la certidumbre intelectual, la iluminación moral, la estabilidad filosófica, la sensibilidad ética, la conciencia de Dios y la firme seguridad de la supervivencia personal. La fe de Jesús señalaba el camino hacia la finalidad de la salvación humana, hacia lo máximo que pueden alcanzar los mortales en el universo, puesto que aseguraba:
101:6.9 (1112.5) 1. La liberación de las trabas materiales mediante la comprensión personal de la filiación con Dios, que es espíritu.
101:6.10 (1112.6) 2. La liberación de la esclavitud intelectual: el hombre conocerá la verdad, y la verdad lo hará libre.
101:6.11 (1112.7) 3. La liberación de la ceguera espiritual, la comprensión humana de la fraternidad de los seres mortales y la conciencia morontial de la hermandad de todas las criaturas del universo; el descubrimiento de la realidad espiritual a través del servicio, y la revelación de la bondad de los valores espirituales por medio del ministerio.
101:6.12 (1113.1) 4. La liberación del estado incompleto del yo mediante el hecho de alcanzar los niveles espirituales del universo y a través de la comprensión final de la armonía de Havona y de la perfección del Paraíso.
101:6.13 (1113.2) 5. La liberación del yo, escapando a las limitaciones de la conciencia de sí mismo mediante el hecho de alcanzar los niveles cósmicos de la mente Suprema y gracias a la coordinación con los logros de todos los demás seres conscientes de sí mismos.
101:6.14 (1113.3) 6. La liberación del tiempo, la consecución de una vida eterna de progreso sin fin para reconocer a Dios y al servicio de Dios.
101:6.15 (1113.4) 7. La liberación de lo finito, la unión perfeccionada con la Deidad en el Supremo y a través de él, mediante la cual la criatura intenta descubrir trascendentalmente al Último en los niveles postfinalitarios de lo absonito.
101:6.16 (1113.5) Esta liberación séptuple equivale a realizar de manera completa y perfecta la experiencia última del Padre Universal. Todo esto está contenido en potencia dentro de la realidad de la fe de la experiencia religiosa humana. Y puede estar contenido así, ya que la fe de Jesús estaba alimentada por unas realidades que se encuentran incluso más allá de lo último, y su fe revelaba dichas realidades; la fe de Jesús se acercaba a la categoría de un absoluto universal en la medida en que esto se puede manifestar en el cosmos espacio-temporal en evolución.
101:6.17 (1113.6) El hombre mortal, cuando se apropia de la fe de Jesús, puede probar de antemano, en el tiempo, las realidades de la eternidad. Jesús descubrió en la experiencia humana al Padre Final, y sus hermanos encarnados en la vida mortal pueden seguirlo en esta misma experiencia de descubrimiento del Padre. En esta experiencia con el Padre pueden incluso conseguir, tal como son, la misma satisfacción que Jesús consiguió tal como él era. En el universo de Nebadon se actualizaron unos nuevos potenciales a consecuencia de la donación final de Miguel, y uno de ellos fue la nueva iluminación del camino de la eternidad que conduce al Padre de todos, y que puede ser recorrido incluso por los mortales materiales de carne y hueso durante su vida inicial en los planetas del espacio. Jesús era y es la nueva vía viviente por la que el hombre puede recibir la herencia divina que el Padre ha decretado que será suya con tal que la pida. En Jesús se encuentran abundantemente demostrados tanto los comienzos como las finalizaciones de la experiencia con la fe de la humanidad, incluso de la humanidad divina.
101:7.1 (1113.7) Una idea no es más que un plan teórico de acción, mientras que una decisión firme es un plan de acción validado. Un estereotipo es un plan de acción aceptado sin validación. Los materiales con los que se puede construir una filosofía personal de la religión proceden tanto de la experiencia interior como de la experiencia del individuo con su entorno. La posición social, las condiciones económicas, las oportunidades educativas, las inclinaciones morales, las influencias institucionales, los desarrollos políticos, las tendencias raciales y las enseñanzas religiosas de la época y del lugar donde uno vive se convierten todos en factores que afectan a la formulación de una filosofía personal de la religión. Incluso el temperamento inherente y las inclinaciones intelectuales determinan notablemente el tipo de filosofía religiosa. La vocación, el matrimonio y los parientes influyen todos sobre la evolución de las normas de vida personales.
101:7.2 (1113.8) Una filosofía de la religión se desarrolla a partir de un crecimiento básico de las ideas, más la vida experimental, siendo ambos modificados por la tendencia a imitar a los semejantes. La validez de las conclusiones filosóficas depende de una manera de pensar aguda, honrada y juiciosa, en unión con la sensibilidad a los significados y la exactitud en la evaluación. Las personas moralmente cobardes nunca consiguen unos niveles elevados de pensamiento filosófico; hace falta valor para meterse en nuevos niveles de experiencia e intentar explorar los terrenos desconocidos de la vida intelectual.
101:7.3 (1114.1) Dentro de poco aparecerán nuevos sistemas de valores; se conseguirán nuevas formulaciones de principios y criterios; se reformarán las costumbres y los ideales; se alcanzará cierta idea de un Dios personal, seguida de unos conceptos más amplios sobre las relaciones con esta idea.
101:7.4 (1114.2) La gran diferencia entre una filosofía religiosa y una filosofía no religiosa de la vida consiste en la naturaleza y el nivel de los valores reconocidos, y en el objeto de las lealtades. La evolución de la filosofía religiosa comporta cuatro fases: Una experiencia así puede volverse simplemente conformista, resignada a someterse a la tradición y a la autoridad. O puede satisfacerse con pequeños logros, los suficientes como para estabilizar la vida diaria, por lo que pronto se queda detenida en este nivel atrasado. Estos mortales creen que es mejor dejar las cosas como están. Un tercer grupo progresa hasta el nivel de la intelectualidad lógica, pero se estancan allí a consecuencia de la esclavitud cultural. Es verdaderamente lamentable contemplar a unos intelectos gigantes totalmente sometidos al dominio cruel de la servidumbre cultural. Es igualmente patético observar a aquellos que cambian su esclavitud cultural por las cadenas materialistas de una ciencia calificada erróneamente de esta manera. El cuarto nivel de la filosofía consigue liberarse de todos los obstáculos convencionales y tradicionales, y se atreve a pensar, actuar y vivir de manera honrada, leal, intrépida y veraz.
101:7.5 (1114.3) La prueba decisiva para cualquier filosofía religiosa consiste en saber si distingue o no entre las realidades del mundo material y las del mundo espiritual, reconociendo al mismo tiempo su unificación en el esfuerzo intelectual y el servicio social. Una buena filosofía religiosa no confunde las cosas de Dios con las cosas del César. Y tampoco reconoce que el culto estético a las puras maravillas sea un sustituto de la religión.
101:7.6 (1114.4) La filosofía transforma la religión primitiva, que era principalmente un cuento de hadas de la conciencia, en una experiencia viviente de los valores ascendentes de la realidad cósmica.
101:8.1 (1114.5) La creencia alcanza el nivel de la fe cuando motiva la vida y modela la manera de vivir. La aceptación de una enseñanza como verdadera no es la fe; es una simple creencia. La certidumbre y la convicción tampoco son la fe. Un estado mental sólo alcanza los niveles de la fe cuando domina realmente la manera de vivir. La fe es un atributo viviente de la experiencia religiosa personal auténtica. Uno cree en la verdad, admira la belleza y respeta la bondad, pero no las adora; una actitud así de fe salvadora está centrada solamente en Dios, que es la personificación de todas estas cosas e infinitamente más.
101:8.2 (1114.6) La creencia limita y ata siempre; la fe expande y desata. La creencia fija, la fe libera. Pero la fe religiosa viviente es más que una asociación de creencias nobles; es más que un sistema elevado de filosofía; es una experiencia viviente que se interesa por los significados espirituales, los ideales divinos y los valores supremos; conoce a Dios y sirve a los hombres. Las creencias pueden llegar a ser propiedad de un grupo, pero la fe ha de ser personal. Las creencias teológicas se pueden sugerir a un grupo, pero la fe sólo puede surgir en el corazón de la persona religiosa individual.
101:8.3 (1114.7) La fe falsifica su misión de confianza cuando se atreve a negar las realidades y a conferir a sus adeptos un conocimiento ficticio. La fe se vuelve traidora cuando fomenta la traición de la integridad intelectual y desprecia la lealtad a los valores supremos y a los ideales divinos. La fe nunca rehuye el deber de resolver los problemas de la vida mortal. La fe viviente no fomenta el fanatismo, la persecución o la intolerancia.
101:8.4 (1115.1) La fe no encadena la imaginación creadora ni tampoco mantiene prejuicios irrazonables hacia los descubrimientos de la investigación científica. La fe vitaliza la religión y obliga a la persona religiosa a vivir heroicamente la regla de oro. El fervor de la fe está en armonía con el conocimiento, y sus esfuerzos son el preludio de una paz sublime.
101:9.1 (1115.2) Ninguna supuesta revelación de la religión puede ser considerada como auténtica si no logra reconocer las exigencias del deber de las obligaciones éticas que han sido creadas y fomentadas por la religión evolutiva anterior. La revelación amplía infaliblemente el horizonte ético de la religión evolutiva, extendiendo simultánea e indefectiblemente las obligaciones morales de todas las revelaciones anteriores.
101:9.2 (1115.3) Cuando os atrevéis a hacer un juicio crítico sobre la religión primitiva del hombre (o sobre la religión del hombre primitivo), deberíais recordar que hay que juzgar a aquellos salvajes, y evaluar su experiencia religiosa, de acuerdo con sus luces y su nivel de conciencia. No cometáis el error de juzgar la religión de otras personas según vuestros propios criterios sobre el conocimiento y la verdad.
101:9.3 (1115.4) La verdadera religión es ese convencimiento sublime y profundo, dentro del alma, que advierte irresistiblemente al hombre que sería malo para él no creer en esas realidades morontiales que constituyen sus conceptos éticos y morales más elevados, su interpretación más elevada de los valores más grandes de la vida y de las realidades más profundas del universo. Una religión así es simplemente la experiencia de abandonar la lealtad intelectual a los dictados más elevados de la conciencia espiritual.
101:9.4 (1115.5) La búsqueda de la belleza sólo forma parte de la religión en la medida en que es ética y en el grado en que enriquece el concepto de la moral. El arte sólo es religioso cuando se difunde con una intención derivada de una elevada motivación espiritual.
101:9.5 (1115.6) La conciencia espiritual iluminada del hombre civilizado no se interesa tanto por una creencia intelectual específica, o por una manera particular de vivir, como por descubrir la verdad de la vida, la técnica buena y correcta de reaccionar ante las situaciones constantemente recurrentes de la existencia mortal. La conciencia moral es simplemente un nombre que se aplica al reconocimiento y al conocimiento humanos de esos valores éticos y de esos valores morontiales emergentes respecto a los cuales el sentido del deber exige que el hombre se atenga a ellos para controlar y dirigir su conducta diaria.
101:9.6 (1115.7) Aunque reconocemos que la religión es imperfecta, existen al menos dos manifestaciones prácticas de su naturaleza y de su función:
101:9.7 (1115.8) 1. El impulso espiritual y la presión filosófica de la religión tienden a hacer que el hombre proyecte su apreciación de los valores morales directamente hacia afuera, hacia los asuntos de sus semejantes — la reacción ética de la religión.
101:9.8 (1115.9) 2. La religión crea para la mente humana una conciencia espiritualizada de la realidad divina, basada en unos conceptos precedentes de los valores morales, derivada por la fe de dichos conceptos, y coordinada con unos conceptos superpuestos de los valores espirituales. La religión se vuelve así una censora de los asuntos humanos, una forma de esperanza y de confianza moral glorificada en la realidad, en las realidades elevadas del tiempo y en las realidades más duraderas de la eternidad.
101:9.9 (1116.1) La fe se convierte en la conexión entre la conciencia moral y el concepto espiritual de la realidad duradera. La religión se vuelve el camino por el que el hombre escapa de las limitaciones materiales del mundo temporal y natural hacia las realidades celestiales del mundo eterno y espiritual por medio de la técnica de la salvación, de la transformación morontial progresiva.
101:10.1 (1116.2) El hombre inteligente sabe que es un hijo de la naturaleza, una parte del universo material; asimismo, no discierne ninguna supervivencia de la personalidad individual en los movimientos y tensiones del nivel matemático del universo energético. El hombre tampoco puede discernir nunca la realidad espiritual a través del examen de las causas y de los efectos físicos.
101:10.2 (1116.3) Un ser humano se da cuenta también de que es una parte del cosmos ideacional, pero aunque un concepto puede perdurar más allá de la duración de la vida de un mortal, no hay nada inherente al concepto que indique la supervivencia personal de la personalidad que lo concibe. El agotamiento de las posibilidades de la lógica y de la razón tampoco revelará nunca al lógico o al razonador la verdad eterna de la supervivencia de la personalidad.
101:10.3 (1116.4) El nivel material de la ley asegura la continuidad de la causalidad, la reacción interminable de los efectos a unas acciones precedentes; el nivel mental sugiere la perpetuación de la continuidad de las ideas, el flujo incesante de la potencialidad conceptual procedente de las ideas preexistentes. Pero ninguno de estos niveles del universo revela al mortal inquisitivo una vía por donde poder escapar de su estado parcial y de la intolerable incertidumbre de ser una realidad transitoria en el universo, una personalidad temporal condenada a extinguirse cuando se agoten las energías limitadas de la vida.
101:10.4 (1116.5) Sólo a través del camino morontial, que conduce a la perspicacia espiritual, es como el hombre podrá romper alguna vez las cadenas inherentes a su estado mortal en el universo. La energía y la mente sí conducen de vuelta hacia el Paraíso y la Deidad, pero ni la dotación energética ni la dotación mental del hombre proceden directamente de esta Deidad del Paraíso. El hombre sólo es un hijo de Dios en el sentido espiritual. Y esto es así porque sólo en el sentido espiritual es como el hombre está dotado y habitado en este momento por el Padre Paradisiaco. La humanidad nunca podrá descubrir a la divinidad salvo a través del camino de la experiencia religiosa y mediante el ejercicio de la fe verdadera. La aceptación, por la fe, de la verdad de Dios, permite al hombre escapar de las fronteras circunscritas de las limitaciones materiales, y le proporciona una esperanza racional de conseguir un salvoconducto para salir del mundo material, donde existe la muerte, hacia el mundo espiritual, donde está la vida eterna.
101:10.5 (1116.6) La finalidad de la religión no es satisfacer la curiosidad sobre Dios, sino más bien proporcionar la constancia intelectual y la seguridad filosófica, estabilizar y enriquecer la vida humana mezclando lo mortal con lo divino, lo parcial con lo perfecto, el hombre y Dios. Es a través de la experiencia religiosa como los conceptos humanos de la idealidad son dotados de realidad.
101:10.6 (1116.7) Nunca podrá haber pruebas científicas o lógicas de la divinidad. La razón por sí sola nunca podrá validar los valores y las bondades de la experiencia religiosa. Pero siempre seguirá siendo cierto que cualquiera que desee hacer la voluntad de Dios comprenderá la validez de los valores espirituales. Ésta es la mayor aproximación que se puede efectuar en el nivel mortal en el sentido de ofrecer una prueba de la realidad de la experiencia religiosa. Una fe así proporciona la única manera de escapar de las garras mecánicas del mundo material y de las deformaciones causadas por los errores que se encuentran en el estado incompleto del mundo intelectual; es la única solución que se ha descubierto para salir del atolladero en que se encuentra el pensamiento mortal en lo que se refiere a la supervivencia continua de la personalidad individual. Es el único pasaporte para culminar la realidad y para la eternidad de vida en una creación universal de amor, ley, unidad y alcance progresivo de la Deidad.
101:10.7 (1117.1) La religión cura eficazmente el sentimiento humano de aislamiento idealista o de soledad espiritual; concede al creyente el derecho de hijo de Dios, de ciudadano de un universo nuevo y significativo. La religión le asegura al hombre que, cuando sigue el destello de rectitud discernible en su alma, se identifica de este modo con el plan del Infinito y el objetivo del Eterno. Un alma así liberada empieza a sentirse inmediatamente como en su casa en este nuevo universo, su universo.
101:10.8 (1117.2) Cuando experimentáis esta transformación por la fe, ya no sois una parte servil del cosmos matemático, sino más bien un hijo volitivo liberado del Padre Universal. Este hijo liberado ya no lucha solo contra el destino inexorable que pone fin a la existencia temporal; ya no combate contra toda la naturaleza, con las probabilidades totalmente en contra suya; ya no se tambalea debido al miedo paralizante de que quizás haya puesto su confianza en una ilusión sin esperanzas, o colocado su fe en un error de su fantasía.
101:10.9 (1117.3) Ahora, los hijos de Dios se han alistado juntos para librar la batalla del triunfo de la realidad sobre las sombras parciales de la existencia. Por fin todas las criaturas se vuelven conscientes del hecho de que Dios y todas las huestes divinas de un universo casi ilimitado están de su lado en la lucha celestial por alcanzar la vida eterna y el estado divino. Por supuesto, estos hijos liberados por la fe se han alistado en las luchas del tiempo al lado de las fuerzas supremas y de las personalidades divinas de la eternidad; incluso las estrellas en su trayectoria combaten ahora por ellos; por fin contemplan el universo desde dentro, desde el punto de vista de Dios, y las incertidumbres del aislamiento material se transforman en las certezas de la progresión espiritual eterna. Incluso el tiempo mismo se vuelve una mera sombra de la eternidad, proyectada por las realidades del Paraíso sobre la panoplia móvil del espacio.
101:10.10 (1117.4) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 102
102:0.1 (1118.1) PARA el materialista no creyente, el hombre es simplemente un accidente evolutivo. Sus esperanzas de supervivencia están engarzadas en una ficción de su imaginación como ser mortal; sus miedos, amores, anhelos y creencias no son más que la reacción de la yuxtaposición fortuita de ciertos átomos de materia sin vida. Ningún despliegue de energía y ninguna expresión de confianza pueden transportarlo más allá de la tumba. Las obras piadosas y el talento inspirador de los mejores hombres están condenados a perecer en la muerte, en esa larga noche solitaria del olvido eterno y de la extinción del alma. Una desesperación sin nombre es la única recompensa que recibe el hombre por vivir y trabajar sin descanso bajo el sol temporal de la existencia mortal. Cada día de la vida aprieta de manera lenta y segura el nudo de un destino despiadado que un universo de materia, hostil e implacable, ha decretado como insulto supremo para todo lo que es hermoso, noble, elevado y bueno en los deseos humanos.
102:0.2 (1118.2) Pero éste no es el fin ni el destino eterno del hombre; esta visión no es más que el grito de desesperación lanzado por un alma errante que se ha perdido en las tinieblas espirituales, y que continúa luchando valientemente en medio de los sofismas mecanicistas de una filosofía material cegada por la confusión y la deformación de una erudición compleja. Toda esta condena a las tinieblas y todo este destino de desesperación se disipan para siempre mediante un valiente despliegue de fe por parte del hijo de Dios más humilde e inculto que viva en la Tierra.
102:0.3 (1118.3) Esta fe salvadora nace en el corazón humano cuando la conciencia moral del hombre se da cuenta de que, en la experiencia mortal, los valores humanos pueden ser trasladados de lo material a lo espiritual, de lo humano a lo divino, del tiempo a la eternidad.
102:1.1 (1118.4) El trabajo del Ajustador del Pensamiento explica la transformación del sentido primitivo y evolutivo del deber del hombre en una fe superior y más segura en las realidades eternas de la revelación. El corazón del hombre ha de tener hambre de perfección para que le asegure la capacidad de comprender los caminos de la fe que conducen al logro supremo. Si un hombre elige hacer la voluntad divina, conocerá el camino de la verdad. Es literalmente cierto que «hay que conocer las cosas humanas para poder amarlas, pero hay que amar las cosas divinas para poder conocerlas». Las dudas honradas y las preguntas sinceras no son un pecado; estas actitudes representan simplemente un retraso en el viaje progresivo hacia el logro de la perfección. La confianza semejante a la de un niño le asegura al hombre su entrada en el reino de la ascensión celestial, pero el progreso depende enteramente del ejercicio vigoroso de la fe robusta y convencida del hombre adulto.
102:1.2 (1119.1) La razón de la ciencia está basada en los hechos observables del tiempo; la fe de la religión presenta sus razonamientos basándose en el programa espiritual de la eternidad. Lo que el conocimiento y la razón no pueden hacer por nosotros, la verdadera sabiduría nos exhorta a que permitamos que la fe lo realice a través de la perspicacia religiosa y la transformación espiritual.
102:1.3 (1119.2) Debido al aislamiento causado por la rebelión, la revelación de la verdad en Urantia se ha mezclado demasiado a menudo con las declaraciones de cosmologías parciales y transitorias. La verdad permanece invariable de generación en generación, pero las enseñanzas que la acompañan concernientes al mundo físico varían de día en día y de año en año. La verdad eterna no debería ser despreciada porque se la encuentre por casualidad en compañía de ideas obsoletas sobre el mundo material. Cuanta más ciencia conocéis, menos seguros estáis; cuanto más religión poseéis, más certidumbre tenéis.
102:1.4 (1119.3) Las certidumbres de la ciencia proceden totalmente del intelecto; las certezas de la religión se originan en los fundamentos mismos de la totalidad de lapersonalidad. La ciencia apela a la comprensión de la mente; la religión apela a la lealtad y a la devoción del cuerpo, la mente y el espíritu, e incluso de toda la personalidad.
102:1.5 (1119.4) Dios es tan real y absoluto que no se puede ofrecer, como testimonio de su realidad, ningún signo material de prueba ni ninguna demostración de supuestos milagros. Siempre llegaremos a conocerlo porque confiamos en él, y nuestra creencia en él está totalmente basada en nuestra participación personal en las manifestaciones divinas de su realidad infinita.
102:1.6 (1119.5) El Ajustador del Pensamiento interior despierta infaliblemente en el alma humana una auténtica hambre de búsqueda de la perfección así como una enorme curiosidad, que sólo se pueden satisfacer adecuadamente mediante la comunión con Dios, la fuente divina de ese Ajustador. El alma hambrienta del hombre se niega a satisfacerse con cualquier otra cosa que sea inferior a la comprensión personal del Dios viviente. Aunque Dios pueda ser mucho más que una personalidad moral elevada y perfecta, en nuestro concepto hambriento y finito no puede ser nada menos.
102:2.1 (1119.6) Las mentes observadoras y las almas exigentes conocen la religión cuando la encuentran en la vida de sus semejantes. La religión no necesita ninguna definición; todos conocemos sus frutos sociales, intelectuales, morales y espirituales. Todo esto se deriva del hecho de que la religión es propiedad de la raza humana; no es un producto de la cultura. Es verdad que la percepción de la religión sigue siendo humana y que está sujeta por ello a la servidumbre de la ignorancia, a la esclavitud de la superstición, a los engaños de la sofisticación y a las ilusiones de las falsas filosofías.
102:2.2 (1119.7) Una de las peculiaridades características de la auténtica seguridad religiosa consiste en que, a pesar del carácter absoluto de sus afirmaciones y de la firmeza de su actitud, el espíritu de su expresión es tan equilibrado y templado que nunca transmite la menor impresión de presunción o de exaltación egoísta. La sabiduría de la experiencia religiosa es en cierto modo una paradoja, ya que es de origen humano y procede al mismo tiempo del Ajustador. La fuerza religiosa no es producto de las prerrogativas personales del individuo, sino más bien la manifestación de la asociación sublime entre el hombre y la fuente eterna de toda sabiduría. Así es como las palabras y los actos de la religión verdadera y no contaminada poseen una autoridad irresistible para todos los mortales iluminados.
102:2.3 (1119.8) Es difícil identificar y analizar los factores de una experiencia religiosa, pero no es difícil observar que los practicantes religiosos viven y se comportan como si ya estuvieran en presencia del Eterno. Los creyentes reaccionan ante esta vida temporal como si la inmortalidad estuviera ya al alcance de sus manos. En la vida de estos mortales se puede observar una originalidad válida y una espontaneidad de expresión que los separa para siempre de aquellos semejantes suyos que sólo se han impregnado de la sabiduría del mundo. Las personas religiosas parecen vivir eficazmente liberadas del acoso de la prisa y de la tensión dolorosa de las vicisitudes inherentes a las corrientes transitorias del tiempo; manifiestan una estabilidad en su personalidad y una tranquilidad de carácter que las leyes de la fisiología, la psicología y la sociología no pueden explicar.
102:2.4 (1120.1) El tiempo es un elemento invariable para adquirir el conocimiento; la religión hace que sus dones sean inmediatamente asequibles, aunque existe el factor importante del crecimiento en la gracia, de un progreso preciso en todas las fases de la experiencia religiosa. El conocimiento es una búsqueda eterna; siempre estaréis aprendiendo, pero nunca seréis capaces de llegar al conocimiento completo de la verdad absoluta. El conocimiento por sí solo nunca puede proporcionar una certeza absoluta, sino únicamente una probabilidad aproximada creciente; pero el alma religiosa espiritualmente iluminada sabe, y sabe ahora. Y sin embargo, esta certidumbre profunda y positiva no conduce a esta persona religiosa mentalmente sana a interesarse menos por los altibajos del progreso de la sabiduría humana, la cual está unida en sus objetivos materiales a los desarrollos de una ciencia que avanza lentamente.
102:2.5 (1120.2) Incluso los descubrimientos de la ciencia no son verdaderamente reales en la conciencia de la experiencia humana hasta que no son desenmarañados y correlacionados, hasta que sus hechos pertinentes no tienen un significado efectivo gracias a su inclusión en las corrientes de pensamiento de la mente. El hombre mortal percibe incluso su entorno físico desde el nivel mental, desde la perspectiva de su registro psicológico. Por eso no es de extrañar que el hombre interprete el universo de una manera extremadamente unificada, y luego intente identificar esta unidad energética de su ciencia con la unidad espiritual de su experiencia religiosa. La mente es unidad; la conciencia mortal vive en el nivel mental y percibe las realidades universales a través de los ojos de la dotación mental. La perspectiva mental no proporcionará la unidad existencial de la fuente de la realidad, la Fuente-Centro Primera, pero puede presentar, y alguna vez presentará al hombre, la síntesis experiencial de la energía, la mente y el espíritu en el Ser Supremo y como Ser Supremo. Pero la mente nunca podrá conseguir esta unificación de la diversidad de la realidad, a menos que dicha mente sea firmemente consciente de las cosas materiales, los significados intelectuales y los valores espirituales; sólo existe unidad en la armonía de la trinidad de la realidad funcional, y la satisfacción que proporciona a la personalidad la comprensión de la constancia y de la coherencia cósmicas sólo se hallan en la unidad.
102:2.6 (1120.3) En la experiencia humana, la unidad se encuentra mejor a través de la filosofía. Y aunque el conjunto del pensamiento filosófico debe estar basado siempre en los hechos materiales, la perspicacia espiritual humana es el alma y la energía de la verdadera dinámica filosófica.
102:2.7 (1120.4) Al hombre evolutivo no le entusiasma por naturaleza el trabajo duro. En la experiencia de su vida, para mantenerse al mismo ritmo que las exigencias impelentes y los impulsos irresistibles de una experiencia religiosa creciente, necesita tener una actividad incesante en el crecimiento espiritual, la expansión intelectual, el desarrollo basado en los hechos y el servicio social. No existe ninguna verdadera religión sin una personalidad extremadamente activa. Por eso los hombres más indolentes intentan a menudo evitar los rigores de las actividades verdaderamente religiosas mediante una especie de autoengaño ingenioso, recurriendo a retirarse al falso refugio de las doctrinas y de los dogmas religiosos estereotipados. Pero la verdadera religión está viva. La cristalización intelectual de los conceptos religiosos equivale a la muerte espiritual. No podéis concebir una religión sin ideas, pero una vez que la religión se reduce únicamente a una idea, ya no es una religión; se ha convertido simplemente en una especie de filosofía humana.
102:2.8 (1121.1) Además, existen otros tipos de almas inestables y mal disciplinadas que suelen utilizar las ideas sentimentales de la religión como camino para eludir las exigencias enojosas de la vida. Cuando ciertos mortales vacilantes y asustadizos intentan escapar de la presión incesante de la vida evolutiva, la religión, tal como ellos la conciben, parece ofrecerles el refugio más cercano, la mejor escapatoria. Pero la religión tiene la misión de preparar al hombre para enfrentarse de manera valiente, e incluso heroica, a las vicisitudes de la vida. La religión es el don supremo del hombre evolutivo, la única cosa que le permite seguir adelante y «aguantar como si viera a Aquel que es invisible». Sin embargo, el misticismo es a menudo una especie de retirada de la vida, siendo abrazado por aquellos humanos que no disfrutan con las actividades más vigorosas de una vida religiosa vivida en las esferas abiertas de la sociedad y del comercio humanos. La verdadera religión debe actuar. El comportamiento es una consecuencia de la religión cuando el hombre tiene realmente una, o más bien cuando el hombre permite que la religión lo posea verdaderamente. La religión nunca se sentirá satisfecha con unos simples pensamientos o con unos sentimientos pasivos.
102:2.9 (1121.2) No ignoramos el hecho de que la religión actúa a menudo de manera insensata e incluso irreligiosa, pero actúa. Las aberraciones de algunas convicciones religiosas han conducido a persecuciones sangrientas, pero la religión siempre hace algo; ¡es dinámica!
102:3.1 (1121.3) Las deficiencias intelectuales o las carencias educativas obstaculizan inevitablemente los logros religiosos más elevados, porque un entorno de naturaleza espiritual tan empobrecido le roba a la religión su canal principal de contacto filosófico con el mundo de los conocimientos científicos. Los factores intelectuales de la religión son importantes, pero a veces su desarrollo excesivo es del mismo modo muy perjudicial y embarazoso. La religión debe trabajar continuamente bajo una necesidad paradójica: la necesidad de emplear eficazmente el pensamiento, y al mismo tiempo no hacer caso de la utilidad espiritual de todo pensamiento.
102:3.2 (1121.4) Las especulaciones religiosas son inevitables, pero siempre son perjudiciales; la especulación desvirtúa invariablemente su objeto. La especulación tiende a transformar la religión en algo material o humanista, y así, a la vez que interfiere directamente con la claridad del pensamiento lógico, hace indirectamente que la religión aparezca como una función del mundo temporal, del mundo mismo con el que debería estar en eterna contraposición. Por consiguiente, la religión siempre estará caracterizada por las paradojas, las paradojas ocasionadas por la ausencia de conexión experiencial entre el nivel material y el nivel espiritual del universo — de la mota morontial, la sensibilidad superfilosófica que permite discernir la verdad y percibir la unidad.
102:3.3 (1121.5) Los sentimientos materiales, las emociones humanas, conducen directamente a las acciones materiales, a los actos egoístas. La perspicacia religiosa, las motivaciones espirituales, conducen directamente a las acciones religiosas, a los actos desinteresados de servicio social y de generosidad altruista.
102:3.4 (1121.6) El deseo religioso es la búsqueda ávida de la realidad divina. La experiencia religiosa es tener conciencia de haber encontrado a Dios. Y cuando un ser humano encuentra a Dios, el alma de ese ser experimenta tal agitación indescriptible por el triunfo de su descubrimiento, que se ve impulsado a buscar un contacto de servicio afectuoso con sus semejantes menos iluminados, no para revelar que ha encontrado a Dios, sino más bien para permitir que el desbordamiento de bondad eterna que brota de su propia alma refresque y ennoblezca a sus semejantes. La auténtica religión conduce a un servicio social cada vez mayor.
102:3.5 (1122.1) La ciencia, el conocimiento, conduce a la conciencia de los hechos; la religión, la experiencia, conduce a la conciencia de los valores; la filosofía, la sabiduría, conduce a la conciencia coordinada; la revelación (la sustituta de la mota morontial) conduce a la conciencia de la verdadera realidad; mientras que la coordinación de la conciencia de los hechos, los valores y la verdadera realidad constituye el tener conciencia de la realidad de la personalidad, lo máximo del ser, junto con la creencia en la posibilidad de la supervivencia de esta misma personalidad.
102:3.6 (1122.2) El conocimiento conduce a situar a los hombres, a originar las capas y las castas sociales. La religión conduce a servir a los hombres, creando así la ética y el altruismo. La sabiduría conduce a una asociación mejor y más elevada tanto de las ideas como con los semejantes. La revelación libera a los hombres y los pone en camino hacia la aventura eterna.
102:3.7 (1122.3) La ciencia clasifica a los hombres; la religión ama a los hombres, incluso como a vosotros mismos; la sabiduría hace justicia a los distintos hombres; pero la revelación glorifica al hombre y revela su capacidad para asociarse con Dios.
102:3.8 (1122.4) La ciencia se esfuerza en vano por crear la fraternidad de la cultura; la religión engendra la fraternidad del espíritu. La filosofía lucha por la fraternidad de la sabiduría; la revelación describe la fraternidad eterna, el Cuerpo Paradisiaco de la Finalidad.
102:3.9 (1122.5) El conocimiento produce orgullo en el hecho de la personalidad; la sabiduría es la conciencia del significado de la personalidad; la religión es la experiencia del conocimiento del valor de la personalidad; la revelación es la seguridad de la supervivencia de la personalidad.
102:3.10 (1122.6) La ciencia trata de identificar, analizar y clasificar las partes segmentadas del cosmos ilimitado. La religión capta la idea del todo, el cosmos total. La filosofía intenta identificar los segmentos materiales de la ciencia con el concepto del todo basado en la perspicacia espiritual del todo. Allí donde la filosofía fracasa en este intento, la revelación tiene éxito, afirmando que el círculo cósmico es universal, eterno, absoluto e infinito. Este cosmos del Infinito YO SOY es por tanto interminable, ilimitado, y lo incluye todo — sin tiempo, sin espacio e incalificado. Y atestiguamos que el Infinito YO SOY es también el Padre de Miguel de Nebadon y el Dios de la salvación humana.
102:3.11 (1122.7) La ciencia alude a la Deidad como un hecho; la filosofía presenta la idea de un Absoluto; la religión presenta la imagen de Dios como una personalidadespiritual amorosa. La revelación afirma que existe unidad entre el hecho de la Deidad, la idea del Absoluto y la personalidad espiritual de Dios; y además presenta este concepto bajo la forma de nuestro Padre — el hecho universal de la existencia, la idea eterna de la mente y el espíritu infinito de la vida.
102:3.12 (1122.8) La persecución del conocimiento constituye la ciencia; la búsqueda de la sabiduría es la filosofía; el amor a Dios es la religión; el hambre de la verdad es una revelación. Pero el Ajustador del Pensamiento interior es el que conecta el sentimiento de la realidad con la perspicacia espiritual humana del cosmos.
102:3.13 (1122.9) En la ciencia, la idea precede a la expresión de su realización; en la religión, la experiencia de la realización precede a la expresión de la idea. Existe una inmensa diferencia entre la voluntad evolutiva de creer y el producto de la razón iluminada, la perspicacia religiosa y la revelación — la voluntad que cree.
102:3.14 (1122.10) En la evolución, la religión conduce con frecuencia al hombre a crear sus conceptos de Dios; la revelación manifiesta el fenómeno de Dios haciendo evolucionar al hombre mismo, mientras que en la vida terrestre de Cristo Miguel contemplamos el fenómeno de Dios revelándose al hombre. La evolución tiende a hacer a Dios semejante al hombre; la revelación tiende a hacer al hombre semejante a Dios.
102:3.15 (1122.11) La ciencia sólo se satisface con las causas primeras, la religión con la personalidad suprema, y la filosofía con la unidad. La revelación afirma que las tres son una sola, y que todas son buenas. Lo real eterno es el bien del universo, y no las ilusiones temporales del mal espacial. En la experiencia espiritual de todas las personalidades, siempre es cierto que lo real es el bien y que el bien es lo real.
102:4.1 (1123.1) Debido a la presencia del Ajustador del Pensamiento en vuestra mente, para vosotros no es más misterioso conocer la mente de Dios que estar seguros de que tenéis conciencia de conocer cualquier otra mente, humana o superhumana. La religión y la conciencia social tienen esto en común: están basadas en la conciencia de que existen otras mentes. La técnica que utilizáis para aceptar como vuestra la idea de otra persona, es la misma que podéis emplear para «dejar que la mente que estaba en Cristo esté también en vosotros».
102:4.2 (1123.2) ¿Qué es la experiencia humana? Es simplemente cualquier interacción entre un yo activo e inquisitivo y cualquier otra realidad activa y externa. La cantidad de experiencia está determinada por la profundidad de los conceptos más la totalidad del reconocimiento de la realidad de lo exterior. El movimiento de la experiencia es igual a la fuerza de la imaginación expectante más la agudeza del descubrimiento sensorial de las cualidades externas de la realidad contactada. El hecho de la experiencia se encuentra en la conciencia de sí mismo y de que hay otras existencias — otras cosas, otras mentes y otros espíritus.
102:4.3 (1123.3) El hombre se vuelve muy pronto consciente de que no está solo en el mundo o en el universo. Se desarrolla una conciencia natural y espontánea de que existen otras mentes en el entorno del individuo. La fe transforma esta experiencia natural en religión, en el reconocimiento de Dios como realidad — como fuente, naturaleza y destino — de las otras mentes. Pero este conocimiento de Dios siempre es una realidad de la experiencia personal. Si Dios no fuera una personalidad, no podría convertirse en una parte viviente de la experiencia religiosa real de una personalidad humana.
102:4.4 (1123.4) El elemento de error presente en la experiencia religiosa humana es directamente proporcional al contenido de materialismo que contamina el concepto espiritual del Padre Universal. La progresión pre-espiritual del hombre en el universo consiste en la experiencia de despojarse de estas ideas erróneas sobre la naturaleza de Dios y sobre la realidad del espíritu puro y verdadero. La Deidad es más que espíritu, pero el acercamiento espiritual es el único posible para el hombre ascendente.
102:4.5 (1123.5) La oración es en verdad una parte de la experiencia religiosa, pero las religiones modernas han hecho hincapié erróneamente en ella, descuidando en gran parte la comunión más esencial de la adoración. La adoración intensifica y amplía los poderes reflexivos de la mente. La oración puede enriquecer la vida, pero la adoración ilumina el destino.
102:4.6 (1123.6) La religión revelada es el elemento unificador de la existencia humana. La revelación unifica la historia, coordina la geología, la astronomía, la física, la química, la biología, la sociología y la psicología. La experiencia espiritual es la verdadera alma del cosmos del hombre.
102:5.1 (1123.7) Aunque el establecimiento del hecho de la creencia no equivale a establecer el hecho de aquello en lo que se cree, sin embargo, la progresión evolutiva desde las formas simples de vida hasta el estado de la personalidad demuestra bien el hecho de la existencia, desde un principio, del potencial de la personalidad. Y en los universos del tiempo, lo potencial siempre es supremo con respecto a lo manifestado. En el cosmos evolutivo, lo potencial es lo que va a ser, y lo que va a ser es el desarrollo de los mandatos deliberados de la Deidad.
102:5.2 (1124.1) Esta misma supremacía intencional está expresada en la evolución de la ideación mental cuando el miedo animal primitivo se transmuta en una veneración constantemente más profunda hacia Dios y en un temor creciente hacia el universo. El hombre primitivo tenía más miedo religioso que fe, y la supremacía de los potenciales espirituales sobre los actuales mentales queda demostrada cuando este miedo cobarde se transforma en una fe viviente en las realidades espirituales.
102:5.3 (1124.2) Podéis interpretar psicológicamente la religión evolutiva, pero no la religión de origen espiritual basada en la experiencia personal. La moralidad humana puede reconocer los valores, pero sólo la religión puede conservar, ensalzar y espiritualizar esos valores. Pero a pesar de estas acciones, la religión es algo más que una moralidad basada en las emociones. La religión es a la moral lo que el amor es al deber, lo que la filiación es a la servidumbre, lo que la esencia es a la sustancia. La moralidad revela a un Controlador todopoderoso, a una Deidad a quien servir; la religión revela a un Padre lleno de amor, a un Dios a quien adorar y amar. Y esto se debe una vez más a que el potencial espiritual de la religión domina a la moralidad evolutiva basada en el sentido del deber.
102:6.1 (1124.3) La eliminación filosófica del miedo religioso y el progreso continuo de la ciencia aumentan enormemente la mortandad de los falsos dioses; y aunque esta desaparición de las deidades creadas por los hombres pueda nublar momentáneamente la visión espiritual, termina por destruir la ignorancia y la superstición que tanto tiempo ocultaron al Dios viviente del amor eterno. La relación entre la criatura y el Creador es una experiencia viviente, una fe religiosa dinámica, que no está sujeta a una definición precisa. Aislar una parte de la vida y llamarla religión es desintegrar la vida y desvirtuar la religión. Ésta es precisamente la razón por la que el Dios de la adoración exige una fidelidad total, o ninguna.
102:6.2 (1124.4) Los dioses de los hombres primitivos puede que no fueran más que las sombras de aquellos mismos hombres; el Dios viviente es la luz divina cuyas interrupciones forman las sombras de la creación en todo el espacio.
102:6.3 (1124.5) La persona religiosa con alcance filosófico tiene fe en un Dios personal de salvación personal, en algo más que una realidad, un valor, un nivel de consecución, un proceso elevado, una trasmutación, el último del espacio-tiempo, una idealización, la personificación de la energía, la entidad de la gravedad, una proyección humana, la idealización del yo, el ensalzamiento de la naturaleza, la tendencia a la bondad, el impulso hacia adelante de la evolución, o una hipótesis sublime. La persona religiosa tiene fe en un Dios de amor. El amor es la esencia de la religión y el manantial de las civilizaciones superiores.
102:6.4 (1124.6) La fe transforma al Dios filosófico de la probabilidad en el Dios salvador de la seguridad en la experiencia religiosa personal. El escepticismo puede desafiar las teorías de la teología, pero la confianza en la fiabilidad de la experiencia personal afirma la verdad de esa creencia que se ha convertido en fe.
102:6.5 (1124.7) Se puede llegar a convicciones sobre Dios a través de un sabio razonamiento, pero el individuo sólo llega a conocer a Dios por medio de la fe, a través de la experiencia personal. Hay que contar con las probabilidades en muchas cosas relacionadas con la vida, pero se puede experimentar la certeza cuando, al contactar con la realidad cósmica, uno se acerca a esos significados y valores por medio de la fe viviente. El alma que conoce a Dios se atreve a decir «yo sé», incluso cuando este conocimiento de Dios es puesto en duda por el no creyente, que niega esta certeza porque no está totalmente respaldada por la lógica intelectual. El creyente se limita a contestar a todos estos escépticos: «¿Cómo sabes que yo no sé?».
102:6.6 (1125.1) Aunque la razón siempre puede dudar de la fe, la fe puede siempre complementar tanto a la razón como a la lógica. La razón crea esa probabilidad que la fe puede transformar en una certeza moral, e incluso en una experiencia espiritual. Dios es la primera verdad y el último hecho; por eso toda verdad tiene su origen en él, mientras que todos los hechos existen en relación con él. Dios es la verdad absoluta. Uno puede conocer a Dios bajo la forma de verdad, pero para comprender a Dios — para explicarlo — hay que explorar el hecho del universo de universos. El inmenso abismo que existe entre la experiencia de la verdad de Dios y la ignorancia del hecho de Dios sólo se puede colmar mediante la fe viviente. La razón sola no puede llevar a cabo la armonía entre la verdad infinita y los hechos universales.
102:6.7 (1125.2) La creencia puede ser incapaz de resistir a la duda y de soportar el miedo, pero la fe siempre triunfa sobre la duda, porque la fe es a la vez positiva y viviente. Lo positivo siempre tiene ventaja sobre lo negativo, la verdad sobre el error, la experiencia sobre la teoría, las realidades espirituales sobre los hechos aislados del tiempo y del espacio. La prueba convincente de esta certeza espiritual consiste en los frutos sociales del espíritu que estos creyentes, las personas con fe, producen como resultado de esta experiencia espiritual auténtica. Jesús dijo: «Si amáis a vuestros semejantes como yo os he amado, entonces todos los hombres sabrán que sois mis discípulos.»
102:6.8 (1125.3) Para la ciencia, Dios es una posibilidad; para la psicología, una cosa deseable; para la filosofía, una probabilidad; para la religión, una certeza, una realidad de la experiencia religiosa. La razón exige que una filosofía que no puede encontrar al Dios de la probabilidad debería ser muy respetuosa con esa fe religiosa que puede, y encuentra, al Dios de la certidumbre. La ciencia tampoco debería descartar la experiencia religiosa por motivos de credulidad, al menos mientras se aferre a la suposición de que los dones intelectuales y filosóficos del hombre surgieron de unas inteligencias cada vez menores a medida que se alejan más en el pasado, teniendo finalmente su origen en la vida primitiva que estaba totalmente desprovista de todo pensamiento y de todo sentimiento.
102:6.9 (1125.4) Los hechos de la evolución no se deben utilizar en contra de la verdad de que la experiencia espiritual de la vida religiosa de un mortal que conoce a Dios es realmente una certeza. Los hombres inteligentes deberían dejar de razonar como niños e intentar utilizar la lógica coherente de los adultos — la lógica que tolera el concepto de la verdad al lado de la observación de los hechos. El materialismo científico se declara en quiebra cuando, en presencia de cada fenómeno universal recurrente, se empeña en consolidar sus objeciones habituales achacando aquello que está admitido como superior a aquello que está admitido como inferior. La coherencia exige que se reconozcan las actividades de un Creador intencional.
102:6.10 (1125.5) La evolución orgánica es un hecho; la evolución intencional o progresiva es una verdad que vuelve coherentes los fenómenos, de otra manera contradictorios, de los logros siempre ascendentes de la evolución. Cuanto más progresa un científico en la ciencia que ha escogido, más abandona las teorías de los hechos materialistas a favor de la verdad cósmica del predominio de la Mente Suprema. El materialismo degrada la vida humana; el evangelio de Jesús realza enormemente a todos los mortales y los eleva de manera celestial. Hay que imaginar que la existencia mortal consiste en la experiencia misteriosa y fascinante de llevar a cabo la realidad del encuentro entre el ser humano que tiende su mano hacia arriba y la divinidad que tiende su mano salvadora hacia abajo.
102:7.1 (1126.1) Puesto que el Padre Universal existe por sí mismo, también se explica por sí mismo; vive realmente en todo mortal racional. Pero no podéis estar seguros de Dios a menos que lo conozcáis; la filiación es la única experiencia que asegura la paternidad. El universo está sufriendo cambios por todas partes. Un universo que cambia es un universo dependiente; una creación así no puede ser final ni absoluta. Un universo finito depende totalmente del Último y del Absoluto. El universo y Dios no son idénticos; uno es la causa y el otro el efecto. La causa es absoluta, infinita, eterna e invariable; el efecto es espacio-temporal y trascendental, pero siempre cambiante, siempre en crecimiento.
102:7.2 (1126.2) Dios es el solo y único hecho en el universo causado por sí mismo. Él es el secreto del orden, del plan y de la finalidad de toda la creación de cosas y de seres. El universo que cambia por todas partes está regulado y estabilizado por unas leyes absolutamente invariables, los hábitos de un Dios invariable. El hecho de Dios, la ley divina, no cambia; la verdad de Dios, su relación con el universo, es una revelación relativa que siempre es adaptable al universo en constante evolución.
102:7.3 (1126.3) Aquellos que desearían inventar una religión sin Dios se parecen a los que quisieran cosechar frutos sin árboles, o tener hijos sin padres. No se pueden obtener efectos sin causas; sólo el YO SOY carece de causa. El hecho de la experiencia religiosa implica un Dios, y este Dios de la experiencia personal debe ser una Deidad personal. No podéis orar a una fórmula química, suplicar a una ecuación matemática, adorar a una hipótesis, confiar en un postulado, comulgar con un proceso, servir a una abstracción o mantener una camaradería afectuosa con una ley.
102:7.4 (1126.4) Es verdad que muchas características aparentemente religiosas pueden tener su origen en raíces no religiosas. Un hombre puede negar a Dios intelectualmente y, sin embargo, ser moralmente bueno, leal, filial, honrado e incluso idealista. El hombre puede injertar muchas ramas puramente humanistas en su naturaleza espiritual básica, y probar así aparentemente sus opiniones a favor de una religión sin Dios, pero esta experiencia está desprovista de valores de supervivencia, de conocimiento de Dios y de ascensión hacia Dios. En una experiencia humana de este tipo sólo se producen frutos sociales, no espirituales. El injerto determina la naturaleza del fruto, a pesar de que el alimento viviente se extraiga de las raíces de la dotación divina original tanto mental como espiritual.
102:7.5 (1126.5) La marca distintiva intelectual de la religión es la certeza; su característica filosófica es la coherencia; sus frutos sociales son el amor y el servicio.
102:7.6 (1126.6) La persona que conoce a Dios no es alguien que no vea las dificultades o que no piense en los obstáculos que se alzan en el camino para encontrar a Dios en el laberinto de las supersticiones, las tradiciones y las tendencias materialistas de los tiempos modernos. Ha encontrado todos esos frenos y ha triunfado sobre ellos, los ha superado mediante la fe viviente, y ha alcanzado las tierras altas de la experiencia espiritual a pesar de ellos. Pero es cierto que muchas personas interiormente seguras de Dios temen afirmar estos sentimientos de certeza a causa de la multiplicidad y la habilidad de aquellos que acumulan objeciones y exageran las dificultades sobre el hecho de creer en Dios. No se necesita una gran profundidad intelectual para encontrar fallos, hacer preguntas o poner objeciones. Pero sí hace falta una mente brillante para contestar esas preguntas y resolver esas dificultades; la certeza de la fe es la mejor técnica para tratar todas esas opiniones superficiales.
102:7.7 (1127.1) Si la ciencia, la filosofía o la sociología se atreven a volverse dogmáticas en su enfrentamiento con los profetas de la verdadera religión, entonces los hombres que conocen a Dios deberían replicar a ese dogmatismo injustificado con el dogmatismo más clarividente de la certeza de la experiencia espiritual personal: «Sé lo que he experimentado porque soy un hijo del YO SOY». Si la experiencia personal de una persona que tiene fe es puesta en duda por un dogma, entonces ese hijo del Padre experimentable, nacido por la fe, puede contestar con este dogma indiscutible, la declaración de su filiación real con el Padre Universal.
102:7.8 (1127.2) Sólo una realidad incalificada, un absoluto, puede atreverse a ser coherentemente dogmática. Aquellos que pretenden ser dogmáticos, si son coherentes, deben ser conducidos tarde o temprano a los brazos del Absoluto de la energía, del Universal de la verdad, y del Infinito del amor.
102:7.9 (1127.3) Si los enfoques no religiosos de la realidad cósmica se atreven a poner en duda la certidumbre de la fe a causa de su estado no demostrado, entonces aquel que experimenta el espíritu puede recurrir también a poner dogmáticamente en tela de juicio los hechos de la ciencia y las creencias de la filosofía por las razones de que éstos tampoco están demostrados, ya que se trata igualmente de unas experiencias que tienen lugar en la conciencia del científico o del filósofo.
102:7.10 (1127.4) Dios es la más ineludible de todas las presencias, el más real de todos los hechos, la más viva de todas las verdades, el más afectuoso de todos los amigos y el más divino de todos los valores; de Dios tenemos derecho a estar más seguros que de cualquier otra experiencia universal.
102:8.1 (1127.5) La mejor prueba de la realidad y de la eficacia de la religión consiste en el hecho de la experiencia humana; a saber, que el hombre, temeroso y desconfiado por naturaleza, dotado de forma innata de un fuerte instinto de conservación y anhelando sobrevivir después de la muerte, está dispuesto a confiar plenamente los intereses más profundos de su presente y de su futuro al cuidado y a la dirección de ese poder y de esa persona que su fe designa como Dios. Ésta es la única verdad central de toda religión. En cuanto a lo que ese poder o esa persona exige al hombre a cambio de este cuidado y de esta salvación final, no existen dos religiones que estén de acuerdo; de hecho, todas están más o menos en desacuerdo.
102:8.2 (1127.6) En lo que se refiere a la situación de cualquier religión en la escala evolutiva, la mejor manera de considerarla es por sus juicios morales y sus normas éticas. Cuanto más elevada es la naturaleza de cualquier religión, más alienta una moralidad social y una cultura ética en constante progreso, y más alentada es por ellas. No podemos juzgar a una religión por el estado de la civilización que la acompaña; es mejor que apreciemos la verdadera naturaleza de una civilización por la pureza y la nobleza de su religión. Muchos de los educadores religiosos más notables del mundo fueron prácticamente incultos. La sabiduría del mundo no es necesaria para ejercer una fe salvadora en las realidades eternas.
102:8.3 (1127.7) La diferencia entre las religiones de las diversas épocas depende totalmente de la manera diferente en que los hombres comprenden la realidad, y de la forma distinta en que reconocen los valores morales, las relaciones éticas y las realidades espirituales.
102:8.4 (1127.8) La ética es el eterno espejo social o racial que refleja fielmente el progreso, por otra parte inobservable, de los desarrollos espirituales y religiosos internos. El hombre siempre ha pensado en Dios en función de lo mejor que conocía, de sus ideas más profundas y de sus ideales más elevados. Incluso la religión histórica siempre ha creado sus conceptos de Dios a partir de sus valores reconocidos más elevados. Toda criatura inteligente da el nombre de Dios al ser más elevado y mejor que conoce.
102:8.5 (1128.1) Cuando la religión ha quedado reducida a los términos de la razón y de la expresión intelectual, siempre se ha atrevido a criticar la civilización y el progreso evolutivo, juzgándolos con sus propios criterios sobre la cultura ética y el progreso moral.
102:8.6 (1128.2) Aunque la religión personal precede a la evolución de la moral humana, hay que indicar lamentablemente que la religión institucional se ha quedado invariablemente rezagada detrás de las costumbres lentamente cambiantes de las razas humanas. La religión organizada ha demostrado ser conservadoramente lenta. Los profetas han conducido generalmente a los pueblos hacia un desarrollo religioso; los teólogos habitualmente los han frenado. Puesto que la religión es un asunto de experiencia interior o personal, nunca puede desarrollarse con mucha anticipación sobre la evolución intelectual de las razas.
102:8.7 (1128.3) Pero la religión nunca es realzada cuando se recurre a los pretendidos milagros. La búsqueda de los milagros es un retroceso a las religiones primitivas de la magia. La verdadera religión no tiene nada que ver con los supuestos milagros, y la religión revelada nunca se apoya en los milagros como prueba de su autoridad. La religión está siempre arraigada y basada en la experiencia personal. Y vuestra religión más elevada, la vida de Jesús, fue precisamente una experiencia personal de este tipo: el hombre, el hombre mortal, buscando a Dios y encontrándolo plenamente en el transcurso de una corta vida en la carne, mientras que en esta misma experiencia humana Dios se manifestó buscando al hombre y encontrándolo, para la plena satisfacción del alma perfecta de la supremacía infinita. Esto es la religión, la más elevada que se haya revelado hasta ahora en el universo de Nebadon — la vida terrestre de Jesús de Nazaret.
102:8.8 (1128.4) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 103
103:0.1 (1129.1) TODAS las reacciones verdaderamente religiosas del hombre están patrocinadas por el ministerio inicial del ayudante de la adoración, y censuradas por el ayudante de la sabiduría. La primera dotación supermental del hombre es la de la inclusión de su personalidad en el circuito del Espíritu Santo del Espíritu Creativo del Universo; y mucho antes de las donaciones de los Hijos divinos o de la donación universal de los Ajustadores, esta influencia actúa para ampliar el punto de vista del hombre sobre la ética, la religión y la espiritualidad. Después de las donaciones de los Hijos Paradisiacos, el Espíritu de la Verdad liberado contribuye poderosamente a aumentar la capacidad humana para percibir las verdades religiosas. A medida que progresa la evolución en un mundo habitado, los Ajustadores del Pensamiento participan cada vez más en el desarrollo de los tipos superiores de perspicacia religiosa humana. El Ajustador del Pensamiento es la ventana cósmica a través de la cual la criatura finita puede vislumbrar, por la fe, las certidumbres y divinidades de la Deidad ilimitada, el Padre Universal.
103:0.2 (1129.2) Las tendencias religiosas de las razas humanas son innatas; se manifiestan universalmente y tienen un origen aparentemente natural; las religiones primitivas son siempre evolutivas en su génesis. A medida que la experiencia religiosa natural continúa progresando, las revelaciones periódicas de la verdad se intercalan en el curso, por otra parte lento, de la evolución planetaria.
103:0.3 (1129.3) En Urantia existen actualmente cuatro tipos de religión:
103:0.4 (1129.4) 1. La religión natural o evolutiva.
103:0.5 (1129.5) 2. La religión sobrenatural o revelatoria.
103:0.6 (1129.6) 3. La religión práctica o corriente, una mezcla en mayor o menor grado de religiones naturales y sobrenaturales.
103:0.7 (1129.7) 4. Las religiones filosóficas, las doctrinas teológicas fabricadas por el hombre o elaboradas por la filosofía, y las religiones creadas por la razón.
103:1.1 (1129.8) La unidad de la experiencia religiosa de un grupo social o racial proviene de la naturaleza idéntica del fragmento de Dios que reside en el individuo. Esta partícula divina en el hombre es la que origina su interés generoso por el bienestar de los demás hombres. Pero, puesto que la personalidad es única — no hay dos mortales que sean iguales — la consecuencia inevitable es que no hay dos seres humanos que puedan interpretar de la misma manera las directrices y los impulsos del espíritu de la divinidad que vive en sus mentes. Un grupo de mortales puede experimentar la unidad espiritual, pero nunca podrá alcanzar la uniformidad filosófica. Esta diversidad de interpretación del pensamiento y de la experiencia religiosos está demostrada en el hecho de que los teólogos y los filósofos del siglo veinte han formulado más de quinientas definiciones diferentes de la religión. En realidad, cada ser humano define la religión desde el punto de vista de su propia interpretación experiencial de los impulsos divinos que emanan del espíritu de Dios que reside en él, y por lo tanto esta interpretación ha de ser única y totalmente diferente de la filosofía religiosa de todos los demás seres humanos.
103:1.2 (1130.1) Cuando un mortal está plenamente de acuerdo con la filosofía religiosa de otro compañero mortal, ese fenómeno indica que estos dos seres han tenido una experiencia religiosa similar en lo referente a las materias implicadas en su interpretación filosófica semejante de la religión.
103:1.3 (1130.2) Aunque vuestra religión es un asunto de experiencia personal, es sumamente importante que lleguéis a conocer una gran cantidad de otras experiencias religiosas (las diversas interpretaciones de otros mortales diferentes) a fin de que podáis impedir que vuestra vida religiosa se vuelva egocéntrica — circunscrita, egoísta e insociable.
103:1.4 (1130.3) El racionalismo se equivoca cuando supone que la religión es, en primer lugar, una creencia primitiva en algo, que va seguida después de la búsqueda de los valores. La religión es ante todo una búsqueda de los valores, y luego formula un sistema de creencias interpretativas. Para los hombres es mucho más fácil ponerse de acuerdo sobre los valores religiosos — las metas — que sobre las creencias — las interpretaciones. Esto explica cómo la religión puede coincidir en los valores y las metas, y mostrar al mismo tiempo el fenómeno desconcertante de mantener una creencia en cientos de creencias contrarias — los credos. Esto explica también por qué una persona determinada puede mantener su experiencia religiosa a pesar de abandonar o de cambiar muchas de sus creencias religiosas. La religión subsiste a pesar de los cambios revolucionarios en las creencias religiosas. La teología no engendra la religión; es la religión la que da nacimiento a la filosofía teológica.
103:1.5 (1130.4) El hecho de que las personas religiosas hayan creído en tantas cosas falsas no invalida la religión, porque la religión está basada en el reconocimiento de los valores y es validada por la fe de la experiencia religiosa personal. La religión se basa pues en la experiencia y en el pensamiento religioso; la teología, la filosofía de la religión, es un intento sincero por interpretar esa experiencia. Estas creencias interpretativas pueden ser correctas o erróneas, o una mezcla de verdad y de error.
103:1.6 (1130.5) Llevar a cabo el reconocimiento de los valores espirituales es una experiencia que sobrepasa la ideación. Ningún idioma humano posee una palabra que se pueda emplear para designar esa «sensación», «sentimiento», «intuición» o «experiencia» que hemos elegido llamar la conciencia de Dios. El espíritu de Dios que reside en el hombre no es personal — el Ajustador es prepersonal — pero este Monitor presenta un valor, exhala un aroma de divinidad, que es personal en el sentido más elevado e infinito. Si Dios no fuera al menos personal, no podría ser consciente, y si no fuera consciente, entonces sería infrahumano.
103:2.1 (1130.6) La religión es funcional en la mente humana y se lleva a cabo en la experiencia antes de aparecer en la conciencia humana. Un niño existe durante cerca de nueve meses antes de experimentar el nacimiento. Pero el «nacimiento» de la religión no es repentino, es más bien una aparición gradual. Sin embargo, tarde o temprano hay un «día de nacimiento». No entráis en el reino de los cielos a menos que hayáis «nacido de nuevo» — nacido del Espíritu. Muchos nacimientos espirituales van acompañados de una gran angustia espiritual y de perturbaciones psicológicas acentuadas, al igual que muchos nacimientos físicos están caracterizados por un «parto difícil» y otras anormalidades del «alumbramiento». Otros nacimientos espirituales suponen un crecimiento normal y natural del reconocimiento de los valores supremos con un incremento de la experiencia espiritual, aunque no se produce ningún desarrollo religioso sin un esfuerzo consciente y unas resoluciones positivas e individuales. La religión nunca es una experiencia pasiva, una actitud negativa. Lo que se llama el «nacimiento de la religión» no está directamente relacionado con las experiencias llamadas de conversión que caracterizan habitualmente a los episodios religiosos que se producen más tarde en la vida a consecuencia de conflictos mentales, represiones emocionales y trastornos temperamentales.
103:2.2 (1131.1) Pero aquellas personas que han sido criadas por sus padres de tal manera que han crecido con la conciencia de ser los hijos de un Padre celestial amoroso, no deberían mirar con recelo a sus compañeros mortales que sólo han podido alcanzar esta conciencia de comunión con Dios a través de una crisis psicológica, de un trastorno emocional.
103:2.3 (1131.2) El terreno evolutivo de la mente del hombre donde germina la semilla de la religión revelada es la naturaleza moral que da origen tan pronto a una conciencia social. Las primeras incitaciones de la naturaleza moral de un niño no están relacionadas con el sexo, la culpa o el orgullo personal, sino más bien con los impulsos de justicia, equidad y unos vivos deseos de bondad — de servicio eficaz hacia sus semejantes. Cuando se alimentan estos despertares morales iniciales, se produce un desarrollo gradual de la vida religiosa que está relativamente libre de conflictos, trastornos y crisis.
103:2.4 (1131.3) Todo ser humano experimenta muy pronto algún tipo de conflicto entre sus impulsos egoístas y sus impulsos altruistas, y muchas veces, la primera experiencia de tener conciencia de Dios se puede alcanzar como resultado de buscar una ayuda superhumana para la tarea de resolver estos conflictos morales.
103:2.5 (1131.4) La psicología de un niño es positiva por naturaleza, no negativa. Hay tantos mortales que son negativos porque han sido educados así. Cuando decimos que los niños son positivos nos referimos a sus impulsos morales, a esos poderes mentales cuya aparición señala la llegada del Ajustador del Pensamiento.
103:2.6 (1131.5) Cuando surge la conciencia religiosa con ausencia de enseñanzas erróneas, la mente del niño normal avanza positivamente hacia la rectitud moral y el servicio social, en lugar de alejarse negativamente del pecado y la culpa. Puede o no haber conflicto en el desarrollo de la experiencia religiosa, pero siempre están presentes las inevitables decisiones, esfuerzos y actuaciones de la voluntad humana.
103:2.7 (1131.6) La elección moral está normalmente acompañada de un mayor o menor conflicto moral. Este primer conflicto de la mente infantil tiene lugar entre los vivos deseos del egoísmo y los impulsos del altruismo. El Ajustador del Pensamiento no desprecia los valores que los móviles egoístas tienen para la personalidad, pero trabaja para conceder una ligera preferencia a los impulsos altruistas que conducen a la meta de la felicidad humana y a las alegrías del reino de los cielos.
103:2.8 (1131.7) Cuando un ser moral escoge ser desinteresado al enfrentarse con el impulso de ser egoísta, lleva a cabo una experiencia religiosa primitiva. Ningún animal puede hacer esta elección; esta decisión es a la vez humana y religiosa. Abarca el hecho de la conciencia de Dios y manifiesta el impulso hacia el servicio social, la base de la fraternidad de los hombres. Cuando la mente escoge, mediante un acto de libre albedrío, un juicio moral justo, esta decisión constituye una experiencia religiosa.
103:2.9 (1131.8) Pero antes de que un niño se haya desarrollado lo suficiente como para adquirir una capacidad moral y, por lo tanto, ser capaz de escoger el servicio altruista, ya ha desarrollado una naturaleza egoísta fuerte y bien unificada. Esta situación de hecho es la que da origen a la teoría de la lucha entre la naturaleza «superior» y la naturaleza «inferior», entre el «antiguo hombre pecador» y la «nueva naturaleza» de la gracia. Un niño normal empieza a aprender muy pronto en la vida que es «más bienaventurado dar que recibir».
103:2.10 (1131.9) El hombre tiende a identificar el impulso de servirse a sí mismo con su ego — con su yo. Por contraste, se siente inclinado a identificar la voluntad de ser altruista con alguna influencia exterior a él — Dios. Y en verdad este juicio es correcto, pues todos estos deseos altruistas tienen realmente su origen en las directrices del Ajustador del Pensamiento interior, y este Ajustador es un fragmento de Dios. La conciencia humana reconoce el impulso del Monitor espiritual como la incitación a ser altruista, a preocuparse por los semejantes. Ésta es al menos la experiencia inicial y fundamental de la mente del niño. Cuando el niño que crece no consigue unificar su personalidad, el impulso altruista puede superdesarrollarse hasta el punto de perjudicar seriamente el bienestar del yo. Una conciencia descaminada puede volverse responsable de muchos conflictos, preocupaciones, tristezas y un sinfín de desgracias humanas.
103:3.1 (1132.1) Aunque todas las creencias en los espíritus, los sueños y otras diversas supersticiones han jugado un papel en el origen evolutivo de las religiones primitivas, no deberíais pasar por alto la influencia del espíritu de solidaridad del clan o de la tribu. En las relaciones de grupo estaba presente la situación social exacta que proporcionaba el estímulo para el conflicto entre el egoísmo y el altruismo en la naturaleza moral de la mente humana primitiva. A pesar de su creencia en los espíritus, los australianos primitivos centran todavía su religión en el clan. Con el tiempo, estos conceptos religiosos tienden a personalizarse, primero como animales, y más tarde bajo la forma de un superhombre o un Dios. Incluso las razas inferiores como los bosquimanos de África, que ni siquiera creen en los tótemes, reconocen la diferencia entre el interés personal y el interés colectivo, una distinción primitiva entre los valores seculares y los valores sagrados. Pero el grupo social no es la fuente de la experiencia religiosa. Independientemente de la influencia de todas estas contribuciones primitivas a la religión inicial del hombre, sigue siendo un hecho que el verdadero impulso religioso tiene su origen en las presencias espirituales auténticas que activan la voluntad de ser desinteresado.
103:3.2 (1132.2) La religión ulterior se presagia en la creencia primitiva en las maravillas y los misterios naturales, el mana impersonal. Pero tarde o temprano, la religión en evolución exige que el individuo haga algún sacrificio personal por el bien de su grupo social, haga algo para que otras personas sean más felices y mejores. Al final, la religión está destinada a convertirse en el servicio de Dios y de los hombres.
103:3.3 (1132.3) La religión está diseñada para cambiar el entorno del hombre, pero una gran parte de la religión que poseen los mortales de hoy se ha vuelto incapaz de hacerlo. El entorno es el que ha dominado con demasiada frecuencia a la religión.
103:3.4 (1132.4) Recordad que en la religión de todas las épocas, la experiencia más importante es el sentimiento relacionado con los valores morales y los significados sociales, y no el pensamiento relativo a los dogmas teológicos o a las teorías filosóficas. La religión evoluciona favorablemente a medida que el elemento de la magia es reemplazado por el concepto de la moral.
103:3.5 (1132.5) El hombre ha evolucionado desde las supersticiones del mana, la magia, la adoración de la naturaleza, el miedo a los espíritus y la adoración de los animales, hasta los diversos ceremoniales mediante los cuales las actitudes religiosas del individuo se convirtieron en las reacciones colectivas del clan. Luego estas ceremonias se focalizaron y cristalizaron en las creencias tribales, y finalmente estos miedos y credos se personalizaron en dioses. Pero en toda esta evolución religiosa, el elemento moral nunca ha estado totalmente ausente. El impulso de Dios dentro del hombre siempre ha sido fuerte. Estas poderosas influencias — una humana y la otra divina — aseguraron la supervivencia de la religión a través de las vicisitudes de los siglos, a pesar de que muy a menudo estuvo amenazada de extinción debido a cientos de tendencias subversivas y antagonismos hostiles.
103:4.1 (1133.1) La diferencia característica entre una reunión social y una asamblea religiosa consiste en que, en contraste con la mundana, la religiosa está impregnada de una atmósfera de comunión. De esta manera, la asociación humana engendra un sentimiento de compañerismo con lo divino, y éste es el comienzo del culto colectivo. Compartir una comida común fue el primer tipo de comunión social, y las religiones primitivas estipularon así que una parte del sacrificio ceremonial fuera consumida por los fieles. Incluso en el cristianismo, el pan eucarístico conserva esta forma de comunión. La atmósfera de la comunión proporciona un período de tregua reconfortante y reparador en el conflicto entre el ego egoísta y el impulso altruista del Monitor espiritual interior. Éste es el preludio de la verdadera adoración — la práctica de la presencia de Dios, que conduce a la aparición de la fraternidad de los hombres.
103:4.2 (1133.2) Cuando el hombre primitivo sentía que su comunión con Dios se había interrumpido, recurría a algún tipo de sacrificio en un esfuerzo por expiar su falta, por restablecer las relaciones amistosas. El hambre y la sed de rectitud conducen al descubrimiento de la verdad, y la verdad acrecienta los ideales, y esto crea nuevos problemas para las personas religiosas individuales, pues nuestros ideales tienden a crecer en progresión geométrica, mientras que nuestra capacidad para vivir a su altura sólo aumenta en progresión aritmética.
103:4.3 (1133.3) El sentimiento de culpa (no la conciencia del pecado) proviene, o bien de la interrupción de la comunión espiritual, o de la disminución de los ideales morales. Uno sólo puede liberarse de esta difícil situación comprendiendo bien que nuestros ideales morales más elevados no son necesariamente sinónimos de la voluntad de Dios. El hombre no puede esperar vivir a la altura de sus ideales más elevados, pero puede ser fiel a su intención de encontrar a Dios y de parecerse cada vez más a él.
103:4.4 (1133.4) Jesús suprimió todas las ceremonias de sacrificios y de expiación. Destruyó las bases de toda esta culpabilidad ficticia y de este sentimiento de aislamiento en el universo al afirmar que el hombre es un hijo de Dios; la relación entre la criatura y el Creador fue puesta sobre la base de una relación entre padre e hijo. Dios se convierte en un Padre amoroso para sus hijos e hijas mortales. Todas las ceremonias que no formen parte legítima de esta relación familiar íntima están abolidas para siempre.
103:4.5 (1133.5) Dios Padre no se relaciona con el hombre, su hijo, sobre la base de sus virtudes o de sus méritos reales, sino sobre el reconocimiento de los móviles del hijo — el propósito y la intención de la criatura. Esta relación es una asociación entre padre e hijo, y está impulsada por el amor divino.
103:5.1 (1133.6) La mente evolutiva primitiva da origen a un sentimiento de deber social y de obligación moral derivado principalmente del miedo emocional. El deseo más positivo de servicio social y el idealismo altruista proceden del impulso directo del espíritu divino que reside en la mente humana.
103:5.2 (1133.7) Esta idea-ideal de hacer el bien a los demás — el impulso de negarle algo al ego en beneficio de nuestro prójimo — está al principio muy circunscrita. El hombre primitivo sólo considera como prójimos a las personas más cercanas a él, a aquellos que lo tratan con amistad; a medida que avanza la civilización religiosa, el concepto de prójimo se expande hasta abarcar el clan, la tribu, o la nación. Luego, Jesús amplió el ámbito del prójimo hasta englobar al conjunto de la humanidad, y que deberíamos amar incluso a nuestros enemigos. Hay algo en el interior de cada ser humano normal que le dice que esta enseñanza es moral — es justa. Incluso aquellos que practican menos este ideal admiten que es justo en teoría.
103:5.3 (1134.1) Todos los hombres reconocen la moralidad de este impulso humano universal a ser desinteresados y altruistas. El humanista atribuye el origen de este impulso al funcionamiento natural de la mente material; la persona religiosa reconoce más correctamente que este impulso verdaderamente desinteresado de la mente mortal es una respuesta a las directrices espirituales internas del Ajustador del Pensamiento.
103:5.4 (1134.2) Pero la interpretación que el hombre hace de estos conflictos iniciales entre la voluntad que busca el bien del yo y la voluntad que busca el bien de los demás no siempre es fiable. Sólo una personalidad bastante bien unificada puede arbitrar las controversias multiformes entre los anhelos del ego y la conciencia social en ciernes. Nuestro yo tiene sus derechos así como nuestros prójimos tienen los suyos. Ninguno de los dos debe reclamar en exclusiva la atención y el servicio del individuo. La incapacidad para resolver este problema da origen al tipo más primitivo de sentimientos humanos de culpa.
103:5.5 (1134.3) La felicidad humana sólo se consigue cuando el deseo egoísta del yo y el impulso altruista del yo superior (del espíritu divino) están coordinados y conciliados mediante la voluntad unificada de la personalidad que integra y supervisa. La mente del hombre evolutivo se enfrenta constantemente al complejo problema de arbitrar el combate entre la expansión natural de los impulsos emocionales y el crecimiento moral de las incitaciones altruistas basadas en la perspicacia espiritual — en la reflexión religiosa auténtica.
103:5.6 (1134.4) El intento por conseguir la misma cantidad de bien para el yo que para el mayor número de otros yoes representa un problema que no siempre se puede resolver satisfactoriamente dentro de un marco espacio-temporal. En el transcurso de una vida eterna, estos antagonismos se pueden resolver, pero en una corta vida humana es imposible solucionarlos. Jesús se refirió a esta paradoja cuando dijo: «Aquel que salve su vida la perderá, pero aquel que pierda su vida por amor al reino, la encontrará.»
103:5.7 (1134.5) La persecución del ideal — la lucha por parecerse a Dios — es un esfuerzo continuo antes y después de la muerte. La vida después de la muerte no es diferente, en sus aspectos esenciales, a la existencia mortal. Todo lo bueno que hacemos en esta vida contribuye directamente a realzar la vida futura. La verdadera religión no favorece la indolencia moral ni la pereza espiritual fomentando la vana esperanza de recibir todas las virtudes de un carácter noble por el simple hecho de atravesar las puertas de la muerte natural. La verdadera religión no minimiza los esfuerzos del hombre por progresar durante su estancia en la vida como arrendatario mortal. Todo logro humano contribuye directamente a enriquecer las primeras etapas de la experiencia de la supervivencia inmortal.
103:5.8 (1134.6) Es funesto para el idealismo humano enseñarle al hombre que todos sus impulsos altruistas son simplemente el desarrollo de sus instintos gregarios naturales. Pero el hombre se siente ennoblecido y poderosamente estimulado cuando se entera de que estos impulsos superiores de su alma emanan de las fuerzas espirituales que residen en su mente mortal.
103:5.9 (1134.7) Una vez que el hombre comprende plenamente que algo eterno y divino vive y se esfuerza dentro de él, esto lo eleva por encima y más allá de sí mismo. Así es como una fe viviente en el origen superhumano de nuestros ideales valida nuestra creencia de que somos hijos de Dios y hace reales nuestras convicciones altruistas, los sentimientos de la fraternidad de los hombres.
103:5.10 (1134.8) El hombre, en su ámbito espiritual, posee realmente un libre albedrío. El hombre mortal no es un esclavo desamparado de la soberanía inflexible de un Dios todopoderoso, ni una víctima de la fatalidad desesperante de un determinismo cósmico mecanicista. El hombre es verdaderamente el arquitecto de su propio destino eterno.
103:5.11 (1135.1) Pero las presiones no salvan ni ennoblecen al hombre. El crecimiento espiritual surge del interior del alma en evolución. La presión puede deformar la personalidad, pero nunca estimula el crecimiento. Incluso la presión educativa sólo es negativamente útil, en el sentido de que puede ayudar a impedir las experiencias desastrosas. El crecimiento espiritual es mucho mayor cuando todas las presiones externas se reducen al mínimo. «Allí donde está el espíritu del Señor, hay libertad». El hombre se desarrolla mejor cuando las presiones del hogar, la comunidad, la iglesia y el Estado son menores. Pero no se debe interpretar que esto signifique que en una sociedad progresiva no haya cabida para el hogar, las instituciones sociales, la iglesia y el Estado.
103:5.12 (1135.2) Cuando un miembro de un grupo social religioso ha cumplido con los requisitos de dicho grupo, se le debería animar a disfrutar de la libertad religiosa, expresando plenamente su propia interpretación personal de las verdades de la creencia religiosa y de los hechos de la experiencia religiosa. La seguridad de un grupo religioso depende de su unidad espiritual, no de su uniformidad teológica. Los miembros de un grupo religioso deberían poder disfrutar de la libertad de pensar libremente, sin tener que convertirse en «librepensadores». Existe una gran esperanza para toda iglesia que adore al Dios viviente, valide la fraternidad de los hombres y se atreva a suprimir la presión de todo credo entre sus miembros.
103:6.1 (1135.3) La teología es el estudio de las acciones y reacciones del espíritu humano; nunca podrá convertirse en una ciencia, ya que siempre deberá estar más o menos combinada con la psicología para expresarse de forma personal, y con la filosofía para ser descrita de manera sistemática. La teología es siempre el estudio de vuestra religión; el estudio de la religión de los demás es la psicología.
103:6.2 (1135.4) Cuando el hombre aborda el estudio y el examen de su universo desde el exterior, da nacimiento a las diversas ciencias físicas; cuando aborda la investigación de sí mismo y del universo desde el interior, da origen a la teología y a la metafísica. El arte posterior de la filosofía se desarrolla en un esfuerzo por armonizar las numerosas discrepancias que al principio están destinadas a aparecer entre los hallazgos y las enseñanzas de estas dos maneras diametralmente opuestas de acercarse al universo de cosas y de seres.
103:6.3 (1135.5) La religión tiene que ver con el punto de vista espiritual, con la conciencia de la interioridad de la experiencia humana. La naturaleza espiritual del hombre le proporciona a éste la oportunidad de darle la vuelta al universo desde fuera hacia dentro. Por lo tanto es cierto que, vista exclusivamente desde la interioridad de la experiencia de la personalidad, toda la creación parece ser de naturaleza espiritual.
103:6.4 (1135.6) Cuando el hombre inspecciona analíticamente el universo a través de los dones materiales de sus sentidos físicos y de su percepción mental asociada, el cosmos parece ser mecánico y energético-material. Esta técnica para estudiar la realidad consiste en darle la vuelta al universo desde dentro hacia fuera.
103:6.5 (1135.7) No se puede construir un concepto filosófico lógico y coherente del universo sobre los postulados del materialismo o del espiritismo, pues estos dos sistemas de pensamiento, cuando se aplican de forma universal, se ven obligados a ver el cosmos de manera deformada, ya que el primero contacta con un universo vuelto desde dentro hacia fuera, y el segundo reconoce la naturaleza de un universo vuelto desde fuera hacia dentro. Así pues, ni la ciencia ni la religión solas, en sí mismas y por sí mismas, nunca podrán esperar conseguir una comprensión adecuada de las verdades y las relaciones universales sin la guía de la filosofía humana y la iluminación de la revelación divina.
103:6.6 (1136.1) El espíritu interior del hombre tendrá que depender siempre, para poder expresarse y autorrealizarse, del mecanismo y la técnica de la mente. La experiencia exterior del hombre con la realidad material deberá basarse igualmente en la conciencia mental de la personalidad que experimenta. Por esta razón, las experiencias humanas espirituales y materiales — interiores y exteriores — están siempre correlacionadas con la función mental, y condicionadas, en cuanto a su comprensión consciente, por la actividad de la mente. El hombre experimenta la materia en su mente; experimenta la realidad espiritual en su alma, pero se hace consciente de esta experiencia en su mente. El intelecto es el armonizador siempre presente que condiciona y cualifica la suma total de la experiencia mortal. Tanto las cosas-energía como los valores espirituales están teñidos por la interpretación que realizan los medios mentales de la conciencia.
103:6.7 (1136.2) La dificultad que tenéis para conseguir una coordinación más armoniosa entre la ciencia y la religión se debe a vuestra ignorancia total sobre el ámbito intermedio del mundo morontial de cosas y de seres. El universo local consta de tres grados, o estados, de manifestación de la realidad: la materia, la morontia y el espíritu. El ángulo de aproximación morontial borra toda divergencia entre los hallazgos de las ciencias físicas y el funcionamiento del espíritu de la religión. La razón es la técnica de comprensión de las ciencias; la fe es la técnica de perspicacia de la religión; la mota es la técnica del nivel morontial. La mota es una sensibilidad supermaterial a la realidad, que empieza a compensar el crecimiento incompleto; tiene por sustancia el conocimiento-razón y por esencia la fe-perspicacia. La mota es una reconciliación superfilosófica de las percepciones divergentes de la realidad, y las personalidades materiales no la pueden alcanzar; está basada en parte en la experiencia de haber sobrevivido a la vida material en la carne. Pero muchos mortales han reconocido la conveniencia de poseer algún método que reconcilie la interacción entre los campos ampliamente separados de la ciencia y la religión; y la metafísica es el resultado del intento infructuoso del hombre por tender un puente sobre este abismo bien reconocido. Pero la metafísica humana ha resultado ser más desconcertante que iluminadora. La metafísica representa el esfuerzo bien intencionado, pero inútil, del hombre por compensar la ausencia de la mota morontial.
103:6.8 (1136.3) La metafísica ha resultado ser un fracaso; el hombre no puede percibir la mota. La revelación es la única técnica que puede compensar, en un mundo material, la ausencia de la sensibilidad de la mota a la verdad. La revelación clarifica con autoridad la confusión de la metafísica desarrollada por la razón en una esfera evolutiva.
103:6.9 (1136.4) La ciencia es el intento del hombre por estudiar su entorno físico, el mundo de la energía-materia; la religión es la experiencia del hombre con el cosmos de los valores espirituales; la filosofía ha sido desarrollada por el esfuerzo mental del hombre por organizar y correlacionar los hallazgos de estos conceptos ampliamente separados en algo semejante a una actitud razonable y unificada ante el cosmos. La filosofía, clarificada por la revelación, funciona aceptablemente en ausencia de la mota y en presencia del derrumbamiento y el fracaso de la metafísica, creada por la razón del hombre para sustituir a la mota.
103:6.10 (1136.5) El hombre primitivo no diferenciaba entre el nivel de la energía y el nivel del espíritu. La raza violeta y sus sucesores anditas fueron los primeros que intentaron separar lo matemático de lo volitivo. El hombre civilizado ha seguido cada vez más los pasos de los primeros griegos y de los sumerios, los cuales distinguían entre lo animado y lo inanimado. A medida que progrese la civilización, la filosofía tendrá que colmar los abismos cada vez más grandes entre el concepto del espíritu y el concepto de la energía. Pero, en el tiempo del espacio, estas divergencias están unificadas en el Supremo.
103:6.11 (1137.1) La ciencia debe basarse siempre en la razón, aunque la imaginación y las conjeturas ayudan a extender sus fronteras. La religión depende para siempre de la fe, aunque la razón es una influencia estabilizadora y una sirviente útil. Siempre ha habido y siempre habrá interpretaciones engañosas de los fenómenos del mundo natural y del mundo espiritual, las ciencias y las religiones llamadas así equivocadamente.
103:6.12 (1137.2) Basándose en su comprensión incompleta de la ciencia, en su débil dominio de la religión y en sus tentativas frustradas en metafísica, el hombre ha intentado construir sus formulaciones filosóficas. El hombre moderno construiría en verdad una filosofía valiosa y atractiva de sí mismo y de su universo si no fuera por la ruptura de su importantísima e indispensable conexión metafísica entre los mundos de la materia y del espíritu, ya que la metafísica no ha logrado tender un puente sobre el abismo morontial entre lo físico y lo espiritual. Al hombre mortal le falta el concepto de la mente y la materia morontiales, y la revelación es la única técnica que existe para reparar esta carencia de datos conceptuales que el hombre necesita tan urgentemente para poder construir una filosofía lógica del universo y para llegar a comprender satisfactoriamente el lugar seguro y establecido que ocupa en este universo.
103:6.13 (1137.3) La revelación es la única esperanza que tiene el hombre evolutivo para tender un puente sobre el abismo morontial. La fe y la razón, sin la ayuda de la mota, no pueden concebir ni construir un universo lógico. Sin la perspicacia de la mota, el hombre mortal no puede discernir la bondad, el amor y la verdad en los fenómenos del mundo material.
103:6.14 (1137.4) Cuando la filosofía del hombre se inclina intensamente hacia el mundo de la materia, se vuelve racionalista o naturalista. Cuando la filosofía se inclina especialmente hacia el nivel espiritual, se vuelve idealista e incluso mística. Cuando la filosofía tiene el desacierto de apoyarse en la metafísica, se vuelve infaliblemente escéptica, confusa. En las épocas pasadas, la mayor parte del conocimiento y de las evaluaciones intelectuales del hombre han caído en una de estas tres deformaciones de la percepción. La filosofía no se atreve a proyectar sus interpretaciones de la realidad de manera lineal como lo hace la lógica; nunca debe olvidar tener en cuenta la simetría elíptica de la realidad y la curvatura esencial de todos los conceptos de relación.
103:6.15 (1137.5) La filosofía más elevada que puede alcanzar el hombre mortal debe estar basada lógicamente en la razón de la ciencia, la fe de la religión y la perspicacia de la verdad que proporciona la revelación. Mediante esta unión, el hombre puede compensar un poco su fracaso en desarrollar una metafísica adecuada y su incapacidad para comprender la mota de la morontia.
103:7.1 (1137.6) La ciencia está sostenida por la razón, y la religión por la fe. Aunque la fe no está basada en la razón, es razonable; aunque sea independiente de la lógica, sin embargo está estimulada por una lógica sana. La fe ni siquiera puede ser alimentada por una filosofía ideal; la fe es en verdad, junto con la ciencia, la fuente misma de dicha filosofía. La fe, la perspicacia religiosa humana, sólo puede ser dirigida de manera segura por la revelación, sólo puede ser elevada con seguridad por la experiencia personal de los mortales con la presencia espiritual, bajo la forma de Ajustador, del Dios que es espíritu.
103:7.2 (1137.7) La verdadera salvación es la técnica de la evolución divina de la mente mortal, desde su identificación con la materia, pasando por los mundos de enlace morontial, hasta el estado universal superior de la correlación espiritual. De la misma manera que, en la evolución terrestre, el instinto intuitivo material precede a la aparición del conocimiento razonado, la manifestación de la perspicacia intuitiva espiritual presagia la aparición posterior de la razón y de la experiencia morontial y espiritual en el excelso programa de la evolución celestial, que consiste en transmutar los potenciales del hombre temporal en la realidad y la divinidad del hombre eterno, de un finalitario del Paraíso.
103:7.3 (1138.1) Pero a medida que el hombre ascendente se dirige hacia el interior y hacia el Paraíso para efectuar su experiencia con Dios, se dirigirá igualmente hacia fuera y hacia el espacio para comprender, en términos energéticos, el cosmos material. La progresión de la ciencia no está limitada a la vida terrestre del hombre; su experiencia de ascensión en el universo y en el superuniverso será en gran medida el estudio de la transmutación de la energía y de la metamorfosis de la materia. Dios es espíritu, pero la Deidad es unidad, y la unidad de la Deidad engloba no solamente los valores espirituales del Padre Universal y del Hijo Eterno, sino que conoce también los hechos energéticos del Controlador Universal y de la Isla del Paraíso, mientras que estas dos fases de la realidad universal están perfectamente correlacionadas en las relaciones mentales del Actor Conjunto y unificadas, en el nivel finito, en la Deidad emergente del Ser Supremo.
103:7.4 (1138.2) La unión de la actitud científica y de la perspicacia religiosa, por mediación de la filosofía experiencial, forma parte de la larga experiencia humana de ascensión al Paraíso. Las aproximaciones de las matemáticas y las certezas de la perspicacia necesitarán siempre la función armonizadora de la lógica mental en todos los niveles experienciales inferiores a la máxima consecución del Supremo.
103:7.5 (1138.3) Pero la lógica nunca podrá conseguir armonizar los hallazgos de la ciencia y las percepciones de la religión, a menos que los aspectos científicos y religiosos de una personalidad estén dominados por la verdad, estén sinceramente deseosos de seguir a la verdad dondequiera que los conduzca, sin tener en cuenta las conclusiones a las que los pueda llevar.
103:7.6 (1138.4) La lógica es la técnica de la filosofía, su método de expresión. Dentro del ámbito de la ciencia verdadera, la razón siempre es sensible a la lógica auténtica; dentro del ámbito de la verdadera religión, la fe siempre es lógica cuando es contemplada desde la base de un punto de vista interior, aunque esta fe pueda parecer totalmente sin fundamento desde el punto de vista del enfoque científico, que la contempla desde fuera hacia dentro. Mirando desde fuera hacia dentro, el universo puede parecer material; mirando desde dentro hacia fuera, el mismo universo parece ser totalmente espiritual. La razón surge de la conciencia material, la fe, de la conciencia espiritual, pero gracias a la mediación de una filosofía reforzada por la revelación, la lógica puede confirmar tanto el punto de vista interior como el exterior, estabilizando de este modo tanto a la ciencia como a la religión. Así, a través de un contacto común con la lógica de la filosofía, la ciencia y la religión pueden volverse cada vez más tolerantes la una con la otra, cada vez menos escépticas.
103:7.7 (1138.5) Lo que la ciencia y la religión en desarrollo necesitan es una autocrítica más penetrante y audaz, una mayor conciencia de la condición incompleta de sus estados evolutivos. Los instructores de la ciencia y de la religión están a menudo, en conjunto, demasiado seguros de sí mismos y son demasiado dogmáticos. La ciencia y la religión sólo pueden autocriticar sus propios hechos. A partir del momento en que se apartan del marco de los hechos, la razón abdica o bien degenera rápidamente en un compañero de falsa lógica.
103:7.8 (1138.6) La verdad — la comprensión de las relaciones cósmicas, los hechos universales y los valores espirituales — puede conseguirse mejor a través del ministerio del Espíritu de la Verdad, y puede ser criticada mejor por la revelación. Pero la revelación no da origen a una ciencia ni a una religión; su función consiste en coordinar la ciencia y la religión con la verdad de la realidad. En ausencia de revelación, o a falta de aceptarla o de comprenderla, el hombre mortal siempre ha recurrido a su inútil gesto hacia la metafísica, ya que ésta es la única sustituta humana de la revelación de la verdad o de la mota de la personalidad morontial.
103:7.9 (1139.1) La ciencia del mundo material permite al hombre controlar, y hasta cierto punto dominar, su entorno físico. La religión de la experiencia espiritual es la fuente del impulso hacia la fraternidad que permite a los hombres convivir en las complejidades de la civilización de una era científica. La metafísica, pero con más seguridad la revelación, proporciona un terreno de encuentro común para los descubrimientos de la ciencia y de la religión, y hace posible el intento humano por correlacionar lógicamente estas esferas del pensamiento, separadas pero interdependientes, en una filosofía bien equilibrada impregnada de estabilidad científica y de certidumbre religiosa.
103:7.10 (1139.2) En el estado mortal no hay nada que se pueda probar de manera absoluta; tanto la ciencia como la religión están basadas en suposiciones. En el nivel morontial, los postulados de la ciencia y de la religión se pueden probar parcialmente mediante la lógica de la mota. En el nivel espiritual representado por el estado máximo, la necesidad de una prueba finita se desvanece gradualmente ante la experiencia efectiva de, y con, la realidad; pero incluso entonces existen muchas cosas más allá de lo finito que permanecen sin poderse probar.
103:7.11 (1139.3) Todas las divisiones del pensamiento humano están basadas en ciertas suposiciones que, aunque no están probadas, son aceptadas por la sensibilidad constitutiva a la realidad de la dotación mental del hombre. La ciencia inicia su carrera de razonamiento tan alabada suponiendo la realidad de tres cosas: la materia, el movimiento y la vida. La religión se pone en marcha con la suposición de la validez de tres cosas: la mente, el espíritu y el universo — el Ser Supremo.
103:7.12 (1139.4) La ciencia se convierte en el campo de reflexión de las matemáticas, de la energía y la materia temporales en el espacio. La religión no sólo pretende ocuparse del espíritu finito y temporal, sino también del espíritu de la eternidad y de la supremacía. Estas dos maneras extremas de percibir el universo sólo pueden llegar a proporcionar unas interpretaciones análogas sobre los orígenes, las funciones, las relaciones, las realidades y los destinos a través de una larga experiencia con la mota. La divergencia entre la energía y el espíritu encuentra su máxima armonización en el circuito de los Siete Espíritus Maestros; la primera unificación de esta divergencia se produce en la Deidad del Supremo, y la unidad de su finalidad, en la infinidad de la Fuente-Centro Primera, el YO SOY.
103:7.13 (1139.5) La razón es el acto de reconocer las conclusiones de la conciencia en relación con la experiencia en, y con, el mundo físico de energía y de materia. La fe es el acto de reconocer la validez de la conciencia espiritual — algo que no se puede probar humanamente de otra manera. La lógica es la progresión sintética, mediante la búsqueda de la verdad, de la unidad de la fe y la razón, y está basada en los dones mentales constitutivos de los seres mortales, el reconocimiento innato de las cosas, los significados y los valores.
103:7.14 (1139.6) La presencia del Ajustador del Pensamiento aporta una verdadera prueba de la realidad espiritual, pero la validez de esta presencia no es demostrable para el mundo exterior, sino solamente para aquel que experimenta así la existencia interior de Dios. La conciencia de tener un Ajustador está basada en la recepción intelectual de la verdad, en la percepción supermental de la bondad, y en la motivación de la personalidad para amar.
103:7.15 (1139.7) La ciencia descubre el mundo material, la religión lo evalúa, y la filosofía se esfuerza por interpretar sus significados a la vez que coordina el punto de vista científico material con el concepto religioso espiritual. Pero la historia es un terreno donde la ciencia y la religión quizás no se pongan nunca plenamente de acuerdo.
103:8.1 (1140.1) Aunque la ciencia y la filosofía puedan suponer la probabilidad de Dios mediante su razón y su lógica, sólo la experiencia religiosa personal de un hombre conducido por el espíritu puede afirmar con certeza que esta Deidad suprema y personal existe. Mediante la técnica de encarnar así la verdad viviente, la hipótesis filosófica de la probabilidad de Dios se convierte en una realidad religiosa.
103:8.2 (1140.2) La confusión en torno a la experiencia de la certidumbre sobre Dios proviene de las interpretaciones y relaciones desiguales que las distintas personas y las diferentes razas de hombres tienen de esta experiencia. El experimentar a Dios puede ser totalmente válido, pero la disertación sobre Dios, como es intelectual y filosófica, es divergente y a menudo desconcertantemente falaz.
103:8.3 (1140.3) Un hombre bueno y noble puede estar totalmente enamorado de su esposa, pero ser completamente incapaz de pasar satisfactoriamente un examen escrito sobre la psicología del amor conyugal. Otro hombre, que tenga poco o ningún amor por su esposa, podría pasar este examen de una manera muy aceptable. La idea imperfecta que se hace el enamorado sobre la verdadera naturaleza del ser amado no invalida en lo más mínimo la realidad o la sinceridad de su amor.
103:8.4 (1140.4) Si creéis realmente en Dios — si lo conocéis y lo amáis por la fe — no permitáis que la realidad de esta experiencia sea disminuida o empañada de ninguna manera por las insinuaciones dubitativas de la ciencia, los reparos de la lógica, los postulados de la filosofía, o las sugerencias ingeniosas de las almas bien intencionadas que quisieran crear una religión sin Dios.
103:8.5 (1140.5) La certidumbre de la persona religiosa que conoce a Dios no debería alterarse por la incertidumbre de los materialistas incrédulos; la fe profunda y la certeza inquebrantable del creyente experiencial son más bien las que deberían constituir un poderoso desafío para la incertidumbre del no creyente.
103:8.6 (1140.6) La filosofía, para poder prestar el mayor servicio tanto a la ciencia como a la religión, debería evitar los extremos del materialismo y del panteísmo. Sólo una filosofía que reconoce la realidad de la personalidad — la permanencia en presencia del cambio — puede tener un valor moral para el hombre, puede servir de enlace entre las teorías de la ciencia material y las de la religión espiritual. La revelación viene a compensar la fragilidad de la filosofía en evolución.
103:9.1 (1140.7) La teología se ocupa del contenido intelectual de la religión, y la metafísica (la revelación) trata de los aspectos filosóficos. La experiencia religiosa es el contenido espiritual de la religión. A pesar de las extravagancias mitológicas y las ilusiones psicológicas del contenido intelectual de la religión, de las suposiciones metafísicas erróneas y las técnicas para engañarse a sí mismo, de las deformaciones políticas y las perversiones socioeconómicas del contenido filosófico de la religión, la experiencia espiritual de la religión personal sigue siendo auténtica y válida.
103:9.2 (1140.8) La religión tiene que ver con el sentimiento, la acción y la vida, y no simplemente con el pensamiento. El pensamiento está más estrechamente relacionado con la vida material y debería estar dominado en general, aunque no del todo, por la razón y los hechos de la ciencia y, en sus tendencias inmateriales hacia los mundos del espíritu, por la verdad. Por muy ilusoria y errónea que sea vuestra teología, vuestra religión puede ser totalmente auténtica y eternamente verdadera.
103:9.3 (1141.1) El budismo, en su forma original, es una de las mejores religiones sin Dios que han aparecido en toda la historia evolutiva de Urantia, aunque esta doctrina no permaneció atea en el transcurso de su desarrollo. Una religión sin fe es una contradicción; una religión sin Dios es una inconsecuencia filosófica y un absurdo intelectual.
103:9.4 (1141.2) El origen mágico y mitológico de la religión natural no invalida la realidad y la verdad de las religiones revelatorias posteriores ni el evangelio salvador consumado de la religión de Jesús. La vida y las enseñanzas de Jesús despojaron finalmente a la religión de las supersticiones de la magia, de las ilusiones de la mitología y de la esclavitud del dogmatismo tradicional. Pero esta magia y esta mitología primitivas habían preparado muy eficazmente el camino para una religión posterior y superior mediante la suposición de la existencia y la realidad de los valores y los seres supermateriales.
103:9.5 (1141.3) Aunque la experiencia religiosa es un fenómeno subjetivo puramente espiritual, esta experiencia engloba una actitud de fe positiva y viviente hacia los reinos más elevados de la realidad objetiva universal. El ideal de la filosofía religiosa es una fe-confianza capaz de conducir al hombre a depender sin reservas del amor absoluto del Padre infinito del universo de universos. Esta experiencia religiosa auténtica trasciende de lejos la objetivación filosófica de los deseos idealistas; da realmente por descontada la salvación y sólo se preocupa por saber y hacer la voluntad del Padre que está en el Paraíso. Las marcas distintivas de una religión así son: la fe en una Deidad suprema, la esperanza de una supervivencia eterna, y el amor, especialmente el amor a los semejantes.
103:9.6 (1141.4) Cuando la teología domina a la religión, la religión muere; se convierte en una doctrina en lugar de ser una vida. La misión de la teología consiste simplemente en facilitar la toma de conciencia de la experiencia espiritual personal. La teología constituye el esfuerzo religioso por definir, clarificar, exponer y justificar las afirmaciones experienciales de la religión que, a fin de cuentas, sólo pueden ser validadas por una fe viviente. En la filosofía superior del universo, la sabiduría, al igual que la razón, se alía con la fe. La razón, la sabiduría y la fe son los logros más elevados del hombre. La razón introduce al hombre en el mundo de los hechos, de las cosas; la sabiduría lo introduce en el mundo de la verdad, de las relaciones; la fe lo hace entrar en el mundo de la divinidad, de la experiencia espiritual.
103:9.7 (1141.5) La fe arrastra con mucho gusto a la razón hasta donde la razón puede llegar; luego la fe continúa con la sabiduría hasta el máximo límite filosófico; y después se atreve a lanzarse a un viaje sin límites y sin fin por el universo en compañía únicamente de la verdad.
103:9.8 (1141.6) La ciencia (el conocimiento) está basada en la suposición inherente (ocasionada por el espíritu ayudante) de que la razón es válida, de que el universo puede ser comprendido. La filosofía (la comprensión coordinada) está basada en la suposición inherente (ocasionada por el espíritu de la sabiduría) de que la sabiduría es válida, de que el universo material puede ser coordinado con el espiritual. La religión (la verdad de la experiencia espiritual personal) está basada en la suposición inherente (ocasionada por el Ajustador del Pensamiento) de que la fe es válida, de que Dios puede ser conocido y alcanzado.
103:9.9 (1141.7) La comprensión completa de la realidad de la vida mortal consiste en un consentimiento progresivo a creer en estas suposiciones de la razón, la sabiduría y la fe. Una vida así está motivada por la verdad y dominada por el amor; estos son los ideales de la realidad cósmica objetiva, cuya existencia no se puede demostrar materialmente.
103:9.10 (1142.1) Una vez que la razón reconoce lo verdadero y lo falso, da muestras de sabiduría; cuando la sabiduría escoge entre lo verdadero y lo falso, entre la verdad y el error, demuestra la guía del espíritu. Así es como las funciones de la mente, el alma y el espíritu están siempre estrechamente unidas y funcionalmente interasociadas. La razón se ocupa del conocimiento basado en los hechos; la sabiduría se ocupa de la filosofía y la revelación; la fe se ocupa de la experiencia espiritual viviente. El hombre alcanza la belleza a través de la verdad, y por medio del amor espiritual asciende hacia la bondad.
103:9.11 (1142.2) La fe conduce a conocer a Dios, y no simplemente a un sentimiento místico de la presencia divina. La fe no debe estar influida excesivamente por sus consecuencias emotivas. La verdadera religión es una experiencia de creencia y de conocimiento, así como una satisfacción de los sentimientos.
103:9.12 (1142.3) Existe una realidad, en la experiencia religiosa, que es proporcional a su contenido espiritual, y esta realidad trasciende la razón, la ciencia, la filosofía, la sabiduría y todos los demás logros humanos. Las convicciones de esta experiencia son inatacables; la lógica de la vida religiosa es indiscutible; la certidumbre de este conocimiento es superhumana; las satisfacciones son magníficamente divinas, la valentía es indomable, las dedicaciones son incondicionales, las lealtades son supremas y los destinos son finales — eternos, últimos y universales.
103:9.13 (1142.4) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 104
104:0.1 (1143.1) EL CONCEPTO de la Trinidad de la religión revelada no se debe confundir con las creencias en las tríadas de las religiones evolutivas. Las ideas de las tríadas surgieron de muchas relaciones sugerentes, pero principalmente porque los dedos tenían tres articulaciones, porque se necesitaba un mínimo de tres patas para estabilizar un taburete, porque tres puntos de apoyo podían sostener una tienda; además, el hombre primitivo no supo contar durante mucho tiempo más allá de tres.
104:0.2 (1143.2) Aparte de ciertos pareados naturales tales como el pasado y el presente, el día y la noche, el calor y el frío, lo masculino y lo femenino, el hombre tiende generalmente a pensar en tríadas: ayer, hoy y mañana; amanecer, mediodía y atardecer; padre, madre e hijo. Se dan tres vítores al vencedor. Los muertos son enterrados al tercer día, y se apacigua al fantasma mediante tres abluciones de agua.
104:0.3 (1143.3) La tríada hizo su aparición en la religión como consecuencia de estas asociaciones naturales en la experiencia humana, y esto sucedió mucho antes de que la Trinidad de las Deidades del Paraíso, o incluso algunos de sus representantes, fueran revelados a la humanidad. Más tarde, los persas, hindúes, griegos, egipcios, babilonios, romanos y escandinavos, todos tuvieron dioses que formaban tríadas, pero éstas no eran todavía verdaderas trinidades. Todas las deidades en tríadas tuvieron un origen natural y aparecieron en un momento u otro en la mayoría de los pueblos inteligentes de Urantia. A veces el concepto de una tríada evolutiva se ha mezclado con el de la Trinidad revelada; en estos casos, a menudo es imposible distinguir la una de la otra.
104:1.1 (1143.4) La primera revelación urantiana que condujo a la comprensión de la Trinidad del Paraíso fue efectuada por el estado mayor del Príncipe Caligastia hace aproximadamente medio millón de años. Este primer concepto de la Trinidad se perdió para el mundo durante los tiempos agitados que siguieron a la rebelión planetaria.
104:1.2 (1143.5) La segunda presentación de la Trinidad fue realizada por Adán y Eva en el primero y segundo jardín. Estas enseñanzas no se habían perdido por completo ni siquiera en los tiempos de Maquiventa Melquisedek, cerca de treinta y cinco mil años más tarde, pues el concepto de los setitas sobre la Trinidad sobrevivió tanto en Mesopotamia como en Egipto, pero más especialmente en la India, donde fue perpetuado durante mucho tiempo en Agni, el dios védico tricéfalo del fuego.
104:1.3 (1143.6) La tercera presentación de la Trinidad fue efectuada por Maquiventa Melquisedek, y esta doctrina estaba simbolizada por los tres círculos concéntricos que el sabio de Salem llevaba en su pecho. Pero a Maquiventa le resultó muy difícil enseñarle cosas a los beduinos palestinos sobre el Padre Universal, el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito. La mayoría de sus discípulos pensaban que la Trinidad consistía en los tres Altísimos de Norlatiadek; unos pocos concibieron que la Trinidad estaba compuesta por el Soberano del Sistema, el Padre de la Constelación y la Deidad Creadora del universo local; y aún menos discípulos todavía captaron remotamente la idea de la asociación paradisiaca del Padre, el Hijo y el Espíritu.
104:1.4 (1144.1) Las enseñanzas de Melquisedek sobre la Trinidad se difundieron gradualmente por una gran parte de Eurasia y el norte de África gracias a las actividades de los misioneros de Salem. A menudo es difícil distinguir entre las tríadas y las trinidades en la época más tardía de los anditas y en los tiempos posteriores a Melquisedek, cuando ambos conceptos se entremezclaron y fundieron hasta cierto punto.
104:1.5 (1144.2) Entre los hindúes, el concepto trinitario se arraigó bajo la forma de Ser, Inteligencia y Alegría. (Un concepto indio posterior fue el de Brahma, Siva y Vichnú.) Aunque las primeras descripciones de la Trinidad fueron llevadas hasta la India por los sacerdotes setitas, las ideas más recientes sobre la Trinidad fueron importadas por los misioneros de Salem y desarrolladas por los intelectos nativos de la India mediante una combinación de estas doctrinas con los conceptos evolutivos de la tríada.
104:1.6 (1144.3) La fe budista desarrolló dos doctrinas de naturaleza trinitaria: la primera fue Maestro, Ley y Fraternidad. Ésta fue la presentación realizada por Siddharta Gautama. La idea posterior, que se desarrolló en la rama septentrional de los seguidores de Buda, englobaba al Señor Supremo, al Espíritu Santo y al Salvador Encarnado.
104:1.7 (1144.4) Estas ideas de los hindúes y los budistas eran unos postulados realmente trinitarios, es decir, la idea de la triple manifestación de un Dios monoteísta. Un concepto verdaderamente trinitario no consiste simplemente en agrupar a tres dioses separados.
104:1.8 (1144.5) Los hebreos conocían el concepto de la Trinidad por medio de las tradiciones kenitas de los tiempos de Melquisedek, pero su ardor monoteísta por el Dios único Yahvé había eclipsado de tal manera todas estas enseñanzas, que en el momento de la aparición de Jesús la doctrina de los Elohim había sido prácticamente erradicada de la teología judía. La mente hebrea no podía conciliar el concepto trinitario con la creencia monoteísta en el Señor Único, el Dios de Israel.
104:1.9 (1144.6) Los seguidores de la fe islámica tampoco lograron captar la idea de la Trinidad. A un monoteísmo emergente siempre le resulta difícil tolerar el trinitarismo cuando se enfrenta con el politeísmo. La idea de la trinidad se afianza mejor en aquellas religiones que poseen una firme tradición monoteísta unida a una flexibilidad doctrinal. Los grandes monoteístas, los hebreos y los mahometanos, encontraron difícil distinguir entre la adoración de tres dioses (el politeísmo) y el trinitarismo, la adoración de una sola Deidad que existe bajo una manifestación trina de divinidad y de personalidad.
104:1.10 (1144.7) Jesús enseñó a sus apóstoles la verdad sobre las personas de la Trinidad del Paraíso, pero pensaron que les hablaba de manera figurada y simbólica. Como habían sido educados en el monoteísmo hebreo, les resultó difícil albergar cualquier creencia que pareciera estar en conflicto con su concepto dominante de Yahvé. Los primeros cristianos heredaron el prejuicio hebreo contra el concepto de la Trinidad.
104:1.11 (1144.8) La primera Trinidad del cristianismo fue proclamada en Antioquía y estaba compuesta por Dios, su Verbo y su Sabiduría. Pablo conocía la Trinidad paradisiaca del Padre, el Hijo y el Espíritu, pero raramente predicó sobre ella y sólo la mencionó en algunas de sus epístolas a las iglesias que se estaban formando. Incluso así, tal como les sucedió a sus compañeros apóstoles, Pablo confundió a Jesús, el Hijo Creador del universo local, con la Segunda Persona de la Deidad, el Hijo Eterno del Paraíso.
104:1.12 (1144.9) El concepto cristiano de la Trinidad, que empezó a conseguir reconocimiento hacia finales del siglo primero después de Cristo, incluía al Padre Universal, el Hijo Creador de Nebadon y la Divina Ministra de Salvington — el Espíritu Madre del universo local y la consorte creativa del Hijo Creador.
104:1.13 (1145.1) Desde los tiempos de Jesús, la verdadera identidad de la Trinidad del Paraíso no se ha conocido en Urantia (exceptuando a algunas personas a quienes les fue especialmente revelada) hasta la publicación de estas revelaciones. Pero aunque el concepto cristiano de la Trinidad estaba equivocado de hecho, era prácticamente verdadero en lo que se refiere a las relaciones espirituales. Este concepto sólo estaba confundido en sus implicaciones filosóficas y en sus consecuencias cosmológicas: A muchas personas con una mentalidad cósmica les ha resultado difícil creer que la Segunda Persona de la Deidad, el segundo miembro de una Trinidad infinita, residiera una vez en Urantia; y aunque esto sea cierto en espíritu, no es un hecho en la realidad. Los Migueles Creadores personifican plenamente la divinidad del Hijo Eterno, pero no son la personalidad absoluta.
104:2.1 (1145.2) El monoteísmo surgió como una protesta filosófica contra la inconsistencia del politeísmo. Primero se desarrolló a través de unas organizaciones de tipo panteón con una división departamental de las actividades sobrenaturales, luego a través de la exaltación henoteísta de un solo dios por encima de otros muchos, y finalmente excluyendo a todos los dioses excepto al Dios Único de valor final.
104:2.2 (1145.3) El trinitarismo tiene su origen en la protesta experiencial contra la imposibilidad de concebir la unicidad de una Deidad solitaria desprovista de antropomorfismo y de conexión con los significados universales. Con el tiempo suficiente, la filosofía tiende a hacer caso omiso de las cualidades personales contenidas en el concepto sobre la Deidad del puro monoteísmo, reduciendo así esta idea de un Dios inconexo al estado de un Absoluto panteísta. Siempre ha sido difícil comprender la naturaleza personal de un Dios que no tiene relaciones personales, en un pie de igualdad, con otros seres personales coordinados. La personalidad, en la Deidad, exige que dicha Deidad exista en relación con otra Deidad personal e igual.
104:2.3 (1145.4) Por medio del reconocimiento del concepto de la Trinidad, la mente del hombre puede esperar captar alguna cosa de las relaciones recíprocas entre el amor y la ley en las creaciones del espacio-tiempo. Por medio de la fe espiritual, el hombre consigue hacerse una idea del amor de Dios, pero pronto descubre que esta fe espiritual no tiene ninguna influencia sobre las leyes ordenadas del universo material. Independientemente de que el hombre crea con firmeza que Dios es su Padre Paradisiaco, los horizontes cósmicos en expansión exigen que reconozca también la realidad de que la Deidad del Paraíso es la ley universal, que reconozca la soberanía de la Trinidad, la cual se extiende desde el Paraíso hacia fuera y eclipsa incluso los universos locales evolutivos de los Hijos Creadores y de las Hijas Creativas de las tres personas eternas, cuya unión en deidad es el hecho, la realidad y la indivisibilidad eterna de la Trinidad del Paraíso.
104:2.4 (1145.5) Esta misma Trinidad del Paraíso es una entidad real — no es una personalidad, pero sin embargo es una realidad verdadera y absoluta; no es una personalidad, pero sin embargo es compatible con las personalidades coexistentes — las personalidades del Padre, el Hijo y el Espíritu. La Trinidad es una realidad de la Deidad que supera la suma de sus componentes, y que surge de la conjunción de las tres Deidades del Paraíso. Las cualidades, características y funciones de la Trinidad no son la simple suma de los atributos de las tres Deidades del Paraíso; las funciones de la Trinidad son algo único, original y no del todo previsibles mediante el análisis de los atributos del Padre, el Hijo y el Espíritu.
104:2.5 (1146.1) Por ejemplo, cuando el Maestro estaba en la Tierra, advirtió a sus seguidores que la justicia nunca es un acto personal; siempre es una función colectiva. Los Dioses, como personas, tampoco administran la justicia, pero ejercen esta misma función como un todo colectivo, como la Trinidad del Paraíso.
104:2.6 (1146.2) La comprensión conceptual de la asociación trinitaria del Padre, el Hijo y el Espíritu prepara la mente humana para la presentación ulterior de otras ciertas relaciones triples. La razón teológica puede satisfacerse plenamente con el concepto de la Trinidad del Paraíso, pero la razón filosófica y cosmológica exige el reconocimiento de las otras asociaciones trinas de la Fuente-Centro Primera, de aquellas triunidades en las que el Infinito funciona en diversas capacidades no paternales de manifestación universal — las relaciones del Dios de la fuerza, la energía, el poder, la causalidad, la reacción, la potencialidad, la actualidad, la gravedad, la tensión, el arquetipo, el principio y la unidad.
104:3.1 (1146.3) Aunque a veces la humanidad ha intentado comprender la Trinidad de las tres personas de la Deidad, la coherencia exige que el intelecto humano perciba que existen ciertas relaciones entre los siete Absolutos. Pero todo aquello que es cierto respecto a la Trinidad del Paraíso, no lo es necesariamente respecto a una triunidad, pues una triunidad es algo distinto a una trinidad. En algunos aspectos funcionales, una triunidad puede ser análoga a una trinidad, pero su naturaleza nunca es homóloga a la de una trinidad.
104:3.2 (1146.4) El hombre mortal está pasando en Urantia por una gran era de expansión de los horizontes y de ampliación de los conceptos, y la evolución de su filosofía cósmica debe acelerarse para mantenerse al mismo ritmo que la expansión del campo intelectual del pensamiento humano. A medida que se amplía la conciencia cósmica del hombre mortal, éste percibe la estrecha vinculación existente entre todo lo que encuentra en su ciencia material, su filosofía intelectual y su perspicacia espiritual. Sin embargo, junto con toda esta creencia en la unidad del cosmos, el hombre se percata de la diversidad de todo lo que existe. A pesar de todos los conceptos relacionados con la inmutabilidad de la Deidad, el hombre se da cuenta de que vive en un universo en constante cambio y en crecimiento experiencial. A pesar de que el hombre comprende que los valores espirituales sobrevivirán, siempre tiene que contar con las matemáticas y las prematemáticas de la fuerza, la energía y la potencia.
104:3.3 (1146.5) La eterna plenitud de la infinidad debe ser conciliada de alguna manera con el crecimiento temporal de los universos en evolución y con el estado incompleto de sus habitantes experienciales. El concepto de la infinitud total debe ser en cierto modo segmentado y limitado de tal manera, que el intelecto mortal y el alma morontial puedan captar este concepto de valor final y de significado espiritualizador.
104:3.4 (1146.6) Aunque la razón exige una unidad monoteísta de la realidad cósmica, la experiencia finita necesita el postulado de una pluralidad de Absolutos y de su coordinación en las relaciones cósmicas. La diversidad de las relaciones absolutas no tiene ninguna posibilidad de aparecer sin unas existencias coordinadas, y los factores diferenciales, variables, modificadores, atenuadores, limitadores o reductores no tienen ninguna probabilidad de funcionar.
104:3.5 (1146.7) La realidad total (la infinidad) ha sido presentada en estos documentos tal como existe en los siete Absolutos:
104:3.6 (1146.8) 1. El Padre Universal.
104:3.7 (1146.9) 2. El Hijo Eterno.
104:3.8 (1146.10) 3. El Espíritu Infinito.
104:3.9 (1147.1) 4. La Isla del Paraíso.
104:3.10 (1147.2) 5. El Absoluto de la Deidad.
104:3.11 (1147.3) 6. El Absoluto Universal.
104:3.12 (1147.4) 7. El Absoluto Incalificado.
104:3.13 (1147.5) La Fuente-Centro Primera, que es Padre para el Hijo Eterno, es también Arquetipo para la Isla del Paraíso. Es personalidad incalificada en el Hijo, pero personalidad potencial en el Absoluto de la Deidad. El Padre es energía revelada en el Paraíso-Havona y al mismo tiempo energía oculta en el Absoluto Incalificado. El Infinito se revela siempre en los actos incesantes del Actor Conjunto, mientras que ejerce eternamente sus funciones en las actividades compensadoras, pero disimuladas, del Absoluto Universal. Así pues, el Padre está relacionado con los seis Absolutos coordinados, y el conjunto de los siete abarca así el círculo de la infinidad a lo largo de todos los ciclos interminables de la eternidad.
104:3.14 (1147.6) Parece ser que las relaciones absolutas conducen inevitablemente a una triunidad. Las personalidades tratan de asociarse con otras personalidades tanto en los niveles absolutos como en todos los otros niveles. Y la asociación de las tres personalidades paradisiacas eterniza la primera triunidad, la unión entre las personalidades del Padre, el Hijo y el Espíritu. Pues cuando estas tres personas se unen, como personas, para actuar de manera unida, constituyen de este modo una triunidad de unidad funcional; no es una trinidad — una entidad orgánica — pero no obstante sí es una triunidad, una triple unanimidad colectiva funcional.
104:3.15 (1147.7) La Trinidad del Paraíso no es una triunidad; no es una unanimidad funcional; es más bien una Deidad indivisa e indivisible. El Padre, el Hijo y el Espíritu (como personas) pueden mantener relaciones con la Trinidad del Paraíso, porque la Trinidad es su Deidad indivisa. El Padre, el Hijo y el Espíritu no mantienen este tipo de relaciones personales con la primera triunidad, porque ésta es su unión funcional como tres personas. Sólo como Trinidad — como una Deidad indivisa — mantienen colectivamente una relación externa con la triunidad de su unión personal.
104:3.16 (1147.8) Así es como la Trinidad del Paraíso es única entre todas las relaciones absolutas; hay varias triunidades existenciales, pero sólo una Trinidad existencial. Una triunidad no es una entidad. Es más bien funcional que orgánica. Sus miembros son asociados más bien que corporativos. Los componentes de las triunidades pueden ser entidades, pero la triunidad misma es una asociación.
104:3.17 (1147.9) Existe sin embargo un punto de comparación entre una trinidad y una triunidad: las dos terminan en funciones que son otra cosa distinta a la suma discernible de los atributos de los miembros que las componen. Pero aunque se puedan comparar así desde un punto de vista funcional, no manifiestan por lo demás ninguna relación categórica. Están más o menos relacionadas como la relación que existe entre la función y la estructura. Pero la función de una asociación triunitaria no es la función de una estructura o entidad trinitaria.
104:3.18 (1147.10) Sin embargo, las triunidades son reales; son muy reales. En ellas, la realidad total está funcionalizada, y a través de ellas, el Padre Universal ejerce un control inmediato y personal sobre las actividades principales de la infinidad.
104:4.1 (1147.11) Al intentar describir las siete triunidades, dirigimos la atención hacia el hecho de que el Padre Universal es el miembro fundamental de cada una de ellas. Él es, era y siempre será el Primer Padre-Fuente Universal, el Centro Absoluto, la Causa Primordial, el Controlador Universal, el Activador Ilimitado, la Unidad Original, el Sostén Incalificado, la Primera Persona de la Deidad, el Arquetipo Cósmico Primordial y la Esencia de la Infinidad. El Padre Universal es la causa personal de los Absolutos; él es el absoluto de los Absolutos.
104:4.2 (1148.1) La naturaleza y el significado de las siete triunidades se pueden indicar como sigue:
104:4.3 (1148.2) La Primera Triunidad — la triunidad personal e intencional. Es la agrupación de las tres personalidades de la Deidad:
104:4.4 (1148.3) 1. El Padre Universal.
104:4.5 (1148.4) 2. El Hijo Eterno.
104:4.6 (1148.5) 3. El Espíritu Infinito.
104:4.7 (1148.6) Es la triple unión del amor, la misericordia y el ministerio — la asociación intencional y personal de las tres personalidades eternas del Paraíso. Es la asociación divinamente fraternal, que ama a las criaturas, actúa paternalmente y fomenta la ascensión. Las personalidades divinas de esta primera triunidad son los Dioses que transmiten la personalidad, conceden el espíritu y donan la mente.
104:4.8 (1148.7) Es la triunidad de la volición infinita; actúa a lo largo del eterno presente y en todo el transcurso pasado-presente-futuro del tiempo. Esta asociación produce la infinidad volitiva y proporciona los mecanismos a través de los cuales la Deidad personal puede revelarse a las criaturas del cosmos evolutivo.
104:4.9 (1148.8) La Segunda Triunidad — la triunidad de la potencia y el arquetipo. Ya se trate de un minúsculo ultimatón, de una estrella resplandeciente o de una nebulosa en rotación, e incluso del universo central o de los superuniversos, desde las organizaciones materiales más pequeñas hasta las más grandes, el arquetipo físico — la configuración cósmica — procede siempre de la actividad de esta triunidad. Esta asociación consta de:
104:4.10 (1148.9) 1. El Padre-Hijo.
104:4.11 (1148.10) 2. La Isla del Paraíso.
104:4.12 (1148.11) 3. El Actor Conjunto.
104:4.13 (1148.12) La energía es organizada por los agentes cósmicos de la Fuente-Centro Tercera; la energía es moldeada según el arquetipo del Paraíso, que es la materialización absoluta; pero detrás de toda esta manipulación incesante se encuentra la presencia del Padre-Hijo, cuya unión activó por primera vez el arquetipo del Paraíso provocando la aparición de Havona que estuvo acompañada por el nacimiento del Espíritu Infinito, el Actor Conjunto.
104:4.14 (1148.13) En la experiencia religiosa, las criaturas se ponen en contacto con el Dios que es amor, pero esta perspicacia espiritual nunca debe eclipsar el reconocimiento inteligente del hecho universal de que el Paraíso es un arquetipo. Las personalidades del Paraíso consiguen la adoración voluntaria de todas las criaturas mediante el poder irresistible del amor divino, y conducen a todas estas personalidades nacidas del espíritu a las delicias celestiales del servicio interminable de los hijos finalitarios de Dios. La segunda triunidad es el arquitecto del escenario espacial donde se desarrollan estas actividades; ella determina los arquetipos de la configuración cósmica.
104:4.15 (1148.14) El amor puede caracterizar a la divinidad de la primera triunidad, pero el arquetipo es la manifestación galáctica de la segunda triunidad. La primera triunidad es para las personalidades evolutivas lo que la segunda es para los universos en evolución. El arquetipo y la personalidad son dos de las grandes manifestaciones de las actividades de la Fuente-Centro Primera; y por muy difícil que sea de comprender, sin embargo es cierto que la potencia-arquetipo y la persona amorosa son una sola y misma realidad universal; la Isla del Paraíso y el Hijo Eterno son revelaciones coordinadas, pero antípodas, de la naturaleza insondable del Padre-Fuerza Universal.
104:4.16 (1149.1) La Tercera Triunidad — la triunidad que hace evolucionar el espíritu. La totalidad de la manifestación espiritual tiene su principio y su final en esta asociación, que está compuesta de:
104:4.17 (1149.2) 1. El Padre Universal.
104:4.18 (1149.3) 2. El Hijo-Espíritu.
104:4.19 (1149.4) 3. El Absoluto de la Deidad.
104:4.20 (1149.5) Desde la potencia espiritual hasta el espíritu paradisiaco, todo espíritu encuentra la expresión de su realidad en esta asociación trina entre la pura esencia espiritual del Padre, los valores espirituales activos del Hijo-Espíritu, y los potenciales espirituales ilimitados del Absoluto de la Deidad. Los valores existenciales del espíritu tienen su génesis primordial, su manifestación completa y su destino final en esta triunidad.
104:4.21 (1149.6) El Padre existe antes que el espíritu; el Hijo-Espíritu actúa como espíritu creador activo; el Absoluto de la Deidad existe como espíritu que lo engloba todo, incluyendo lo que está más allá del espíritu.
104:4.22 (1149.7) La Cuarta Triunidad — la triunidad de la infinidad energética. Dentro de esta triunidad se eternizan los principios y los finales de toda realidad energética, desde la potencia espacial hasta la monota. Esta agrupación contiene los miembros siguientes:
104:4.23 (1149.8) 1. El Padre-Espíritu.
104:4.24 (1149.9) 2. La Isla del Paraíso.
104:4.25 (1149.10) 3. El Absoluto Incalificado.
104:4.26 (1149.11) El Paraíso es el centro que activa, mediante la energía-fuerza, el cosmos — el emplazamiento universal de la Fuente-Centro Primera, el punto focal cósmico del Absoluto Incalificado, y la fuente de toda energía. El potencial energético del cosmos infinito se encuentra existencialmente presente en esta triunidad; el gran universo y el universo maestro sólo son manifestaciones parciales de dicho potencial.
104:4.27 (1149.12) La cuarta triunidad controla absolutamente las unidades fundamentales de la energía cósmica, y las libera del control del Absoluto Incalificado de manera directamente proporcional a la aparición, en las Deidades experienciales, de la capacidad subabsoluta para controlar y estabilizar el cosmos en metamorfosis.
104:4.28 (1149.13) Esta triunidad es la fuerza y la energía. Las posibilidades ilimitadas del Absoluto Incalificado están centradas alrededor del absolutum de la Isla del Paraíso, de donde emanan unas agitaciones inimaginables procedentes de la quietud, por otra parte estática, del Incalificado. Las palpitaciones interminables del Paraíso, corazón material del cosmos infinito, laten en armonía con el arquetipo insondable y el plan impenetrable del Activador Infinito, la Fuente-Centro Primera.
104:4.29 (1149.14) La Quinta Triunidad — la triunidad de la infinidad reactiva. Esta asociación consta de:
104:4.30 (1149.15) 1. El Padre Universal.
104:4.31 (1149.16) 2. El Absoluto Universal.
104:4.32 (1149.17) 3. El Absoluto Incalificado.
104:4.33 (1149.18) Esta agrupación eterniza la realización funcional, en la infinidad, de todo lo que es manifestable dentro del ámbito de la realidad no deificada. Esta triunidad manifiesta una capacidad de reacción ilimitada a las acciones y presencias volitivas, causativas, tensionales y arquetípicas de las otras triunidades.
104:4.34 (1150.1) La Sexta Triunidad — la triunidad de la Deidad en asociación cósmica. Este grupo está compuesto por:
104:4.35 (1150.2) 1. El Padre Universal.
104:4.36 (1150.3) 2. El Absoluto de la Deidad.
104:4.37 (1150.4) 3. El Absoluto Universal.
104:4.38 (1150.5) Ésta es la asociación de la Deidad-en-el-cosmos, la inmanencia de la Deidad en conjunción con la trascendencia de la Deidad. Es la última extensión de la divinidad, en los niveles de la infinidad, hacia aquellas realidades que se encuentran fuera del ámbito de la realidad deificada.
104:4.39 (1150.6) La Séptima Triunidad — la triunidad de la unidad infinita. Ésta es la unidad de la infinidad, manifiesta funcionalmente en el tiempo y en la eternidad, la unificación coordinada de los actuales y los potenciales. Este grupo consta de:
104:4.40 (1150.7) 1. El Padre Universal.
104:4.41 (1150.8) 2. El Actor Conjunto.
104:4.42 (1150.9) 3. El Absoluto Universal.
104:4.43 (1150.10) El Actor Conjunto integra universalmente los aspectos funcionales variables de toda la realidad efectiva en todos los niveles de manifestación, desde los finitos y los trascendentales hasta los absolutos. El Absoluto Universal compensa perfectamente los diferenciales inherentes a los aspectos variables de toda la realidad incompleta, desde las potencialidades ilimitadas de la realidad activo-volitiva y causativa de la Deidad, hasta las posibilidades sin límites de la realidad estática, reactiva y no deificada en los ámbitos incomprensibles del Absoluto Incalificado.
104:4.44 (1150.11) Tal como actúan en esta triunidad, el Actor Conjunto y el Absoluto Universal son igualmente sensibles tanto a la presencia de la Deidad como a la de la no deidad, al igual que lo es también la Fuente-Centro Primera, la cual, en esta relación, es prácticamente imposible de distinguir conceptualmente del YO SOY.
104:4.45 (1150.12) Estas aproximaciones son suficientes para dilucidar el concepto de las triunidades. Como no conocéis el nivel último de las triunidades, no podéis comprender plenamente los siete primeros. Aunque no estimamos que sea acertado intentar ofrecer una explicación adicional, podemos indicar que existen quince asociaciones trinas de la Fuente-Centro Primera, ocho de las cuales no se han revelado en estos documentos. Estas asociaciones no reveladas se ocupan de unas realidades, manifestaciones y potencialidades que se encuentran más allá del nivel experiencial de la supremacía.
104:4.46 (1150.13) Las triunidades son el timón funcional de la infinidad, la unificación de la unicidad de los Siete Absolutos de la Infinidad. La presencia existencial de las triunidades es la que permite al Padre-YO SOY experimentar la unidad funcional de la infinidad, a pesar de la diversificación de la infinidad en siete Absolutos. La Fuente-Centro Primera es el miembro unificador de todas las triunidades; en él todas las cosas tienen su comienzo incalificado, su existencia eterna y su destino infinito — «en él, todas las cosas consisten».
104:4.47 (1150.14) Aunque estas asociaciones no puedan aumentar la infinidad del Padre-YO SOY, parece que hacen posible las manifestaciones subinfinitas y subabsolutas de su realidad. Las siete triunidades multiplican la diversidad de talentos, eternizan nuevas profundidades, deifican nuevos valores, desvelan nuevas potencialidades, revelan nuevos significados. Todas estas manifestaciones diversificadas en el tiempo y el espacio, y en el cosmos eterno, tienen su existencia en la estasis hipotética de la infinidad original del YO SOY.
104:5.1 (1151.1) Existen algunas otras relaciones trinas que no contienen al Padre en su constitución, pero no son verdaderas triunidades, y están siempre diferenciadas de las triunidades del Padre. Se les llama de manera diversa triunidades asociadas, triunidades coordinadas y triodidades. Son una consecuencia de la existencia de las triunidades. Dos de estas asociaciones están constituidas como sigue:
104:5.2 (1151.2) La Triodidad de lo Manifestado. Esta triodidad consiste en las relaciones recíprocas entre los tres actuales absolutos:
104:5.3 (1151.3) 1. El Hijo Eterno.
104:5.4 (1151.4) 2. La Isla del Paraíso.
104:5.5 (1151.5) 3. El Actor Conjunto.
104:5.6 (1151.6) El Hijo Eterno es el absoluto de la realidad espiritual, la personalidad absoluta. La Isla del Paraíso es el absoluto de la realidad cósmica, el arquetipo absoluto. El Actor Conjunto es el absoluto de la realidad mental, el coordinado de la realidad espiritual absoluta y la síntesis existencial, bajo la forma de Deidad, de la personalidad y el poder. Esta asociación trina produce la coordinación de la suma total de la realidad efectiva — espiritual, cósmica o mental. Su estado de manifestación es incalificado.
104:5.7 (1151.7) La Triodidad de Potencialidad. Esta triodidad consiste en la asociación de los tres Absolutos de potencialidad:
104:5.8 (1151.8) 1. El Absoluto de la Deidad.
104:5.9 (1151.9) 2. El Absoluto Universal.
104:5.10 (1151.10) 3. El Absoluto Incalificado.
104:5.11 (1151.11) Los depósitos infinitos de toda la realidad energética latente — espiritual, mental o cósmica — se encuentran interasociados de esta manera. Esta asociación produce la integración de toda la realidad energética latente. Su potencial es infinito.
104:5.12 (1151.12) Al igual que las triunidades se ocupan sobre todo de unificar funcionalmente la infinidad, las triodidades están implicadas en la aparición cósmica de las Deidades experienciales. Las triunidades se ocupan indirectamente de las Deidades experienciales — Suprema, Última y Absoluta — pero las triodidades se ocupan directamente de ellas. Aparecen en la síntesis emergente compuesta por el poder y la personalidad del Ser Supremo. Para las criaturas temporales del espacio, el Ser Supremo es una revelación de la unidad del YO SOY.
104:5.13 (1151.13) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 105
105:0.1 (1152.1) INCLUSO para las órdenes elevadas de inteligencias del universo, la infinidad sólo es parcialmente comprensible y la finalidad de la realidad sólo es relativamente inteligible. Cuando la mente humana trata de penetrar en el misterio y la eternidad del origen y el destino de todo lo que llamamos real, puede resultarle útil abordar el problema imaginando la eternidad y la infinidad como una elipse casi ilimitada producida por una sola causa absoluta, que ejerce su actividad en todo este círculo universal de diversificación interminable persiguiendo siempre algún potencial de destino absoluto e infinito.
105:0.2 (1152.2) Cuando el intelecto mortal intenta captar el concepto de la totalidad de la realidad, esa mente finita se encuentra cara a cara con la realidad de la infinidad. La totalidad de la realidad es la infinidad, y por eso nunca puede ser plenamente comprendida por una mente que posea una capacidad conceptual subinfinita.
105:0.3 (1152.3) La mente humana no se puede formar un concepto muy adecuado de las existencias eternas, y a falta de esta comprensión, nos resulta imposible describir nuestros propios conceptos sobre la totalidad de la realidad. Sin embargo, podemos intentar presentarlos, aunque somos plenamente conscientes de que nuestros conceptos deberán sufrir una profunda deformación en el proceso de traducción y modificación para ponerlos al nivel de comprensión de la mente mortal.
105:1.1 (1152.4) Los filósofos del universo atribuyen la causalidad original absoluta en la infinidad al Padre Universal, actuando como el YO SOY infinito, eterno y absoluto.
105:1.2 (1152.5) Presentar al intelecto mortal esta idea de un YO SOY infinito comporta muchos factores de peligro, ya que este concepto está tan alejado de la comprensión experiencial humana que ocasiona una grave deformación de los significados y una idea falsa de los valores. Sin embargo, el concepto filosófico del YO SOY proporciona a los seres finitos una base para intentar acceder a la comprensión parcial de los orígenes absolutos y de los destinos infinitos. Pero en todos nuestros esfuerzos por dilucidar la génesis y la fructificación de la realidad debemos indicar claramente que, en todo lo referente a los significados y valores de la personalidad, este concepto del YO SOY es sinónimo de la Primera Persona de la Deidad, el Padre Universal de todas las personalidades. Sin embargo, este postulado del YO SOY no es tan fácil de identificar en los ámbitos no deificados de la realidad universal.
105:1.3 (1152.6) El YO SOY es el Infinito; el YO SOY es también la infinidad. Desde el punto de vista temporal o secuencial, toda la realidad tiene su origen en el infinito YO SOY, cuya existencia solitaria en la infinita eternidad del pasado ha de ser el primer postulado filosófico de las criaturas finitas. El concepto del YO SOY implica una infinidad incalificada, la realidad no diferenciada de todo lo que podría existir alguna vez en toda una eternidad infinita.
105:1.4 (1153.1) Como concepto existencial, el YO SOY no es ni deificado ni no deificado, ni actual ni potencial, ni personal ni impersonal, ni estático ni dinámico. No se puede aplicar ningún calificativo al Infinito, salvo afirmar que el YO SOY es. El postulado filosófico del YO SOY es un concepto universal algo más difícil de comprender que el del Absoluto Incalificado.
105:1.5 (1153.2) Para la mente finita debe haber simplemente un principio, y aunque la realidad nunca ha tenido realmente un principio, sin embargo la realidad manifiesta ciertas relaciones de origen con la infinidad. La situación primordial en la eternidad, anterior a la realidad, se puede imaginar más o menos como sigue: En un momento hipotético e infinitamente lejano de la eternidad pasada, se podría concebir al YO SOY como cosa y no cosa, como causa y efecto, como volición y reacción. En ese momento hipotético de la eternidad no existe ninguna diferenciación en toda la infinidad. La infinidad está colmada por el Infinito; el Infinito envuelve a la infinidad. Es el momento estático hipotético de la eternidad; los actuales están todavía contenidos en sus potenciales, y los potenciales aún no han aparecido dentro de la infinidad del YO SOY. Pero incluso en esa situación hipotética, debemos suponer que existe la posibilidad de la voluntad autónoma.
105:1.6 (1153.3) Recordad siempre que la comprensión humana del Padre Universal es una experiencia personal. Dios, como vuestro Padre espiritual, puede ser comprendido por vosotros y por todos los demás mortales. Pero vuestroconcepto cultual experiencial del Padre Universal siempre será menor quevuestro postulado filosófico de la infinidad de la Fuente-Centro Primera, elYO SOY. Cuando hablamos del Padre, nos referimos a Dios tal como puede ser comprendido por sus criaturas tanto humildes como elevadas, pero la Deidad contiene muchas más cosas que son incomprensibles para las criaturas del universo. Dios, vuestro Padre y mi Padre, es esa fase del Infinito que percibimos en nuestra personalidad como una realidad experiencial efectiva, pero el YO SOY sigue siendo como nuestra hipótesis de todo lo que sentimos que es incognoscible en la Fuente-Centro Primera. E incluso esta hipótesis se encuentra probablemente muy por debajo de la infinidad insondable de la realidad original.
105:1.7 (1153.4) El universo de universos, con su innumerable multitud de personalidades que lo habitan, es un organismo inmenso y complejo, pero la Fuente-Centro Primera es infinitamente más compleja que los universos y las personalidades que han surgido a la realidad en respuesta a sus mandatos deliberados. Cuando contempláis con temor la magnitud del universo maestro, deteneos a considerar que incluso esta creación inconcebible no puede ser más que una revelación parcial del Infinito.
105:1.8 (1153.5) La infinidad está en verdad muy lejos del nivel experiencial de la comprensión mortal, pero incluso en esta época de Urantia vuestros conceptos sobre la infinidad están creciendo, y continuarán creciendo durante toda vuestra carrera sin fin que se extiende hacia adelante en la eternidad futura. La infinidad incalificada carece de sentido para las criaturas finitas, pero la infinidad es capaz de autolimitarse y es susceptible de expresar la realidad en todos los niveles de las existencias universales. Y el rostro que muestra el Infinito a todas las personalidades del universo es el rostro de un Padre, el Padre Universal del amor.
105:2.1 (1153.6) Al examinar la génesis de la realidad, tened siempre presente que toda la realidad absoluta procede de la eternidad y que su existencia no tiene principio. Cuando decimos realidad absoluta, nos referimos a las tres personas existenciales de la Deidad, a la Isla del Paraíso y a los tres Absolutos. Estas siete realidades son eternas de una manera coordinada, a pesar de que recurrimos al lenguaje del espacio-tiempo para presentar sus orígenes secuenciales a los seres humanos.
105:2.2 (1154.1) Al seguir la descripción cronológica de los orígenes de la realidad, debe existir un supuesto momento teórico en el que se produce la «primera» expresión volitiva y la «primera» reacción repercusiva dentro del YO SOY. En nuestro intento por describir la génesis y la generación de la realidad, esta etapa se puede concebir como aquella en la que El Uno Infinito se diferencia de LaInfinitud, pero el postulado de esta relación doble debe siempre ampliarse hasta un concepto trino mediante el reconocimiento del continuum eterno de LaInfinidad, del YO SOY.
105:2.3 (1154.2) Esta autometamorfosis del YO SOY culmina en la múltiple diferenciación de la realidad deificada y de la realidad no deificada, de la realidad potencial y actual, y de algunas otras realidades que apenas pueden clasificarse de esta manera. Estas diferenciaciones del YO SOY teórico y monista están eternamente integradas gracias a las relaciones simultáneas que surgen dentro del mismo YO SOY — la prerrealidad prepotencial, preactual, prepersonal y de un solo elemento que, aún siendo infinita, se revela como absoluta en la presencia de la Fuente-Centro Primera, y como personalidad en el amor ilimitado del Padre Universal.
105:2.4 (1154.3) Por medio de estas metamorfosis internas, el YO SOY establece las bases para una relación séptuple consigo mismo. Ahora, el concepto filosófico (temporal) del YO SOY solitario y el concepto transitorio (temporal) del YO SOY como trino se pueden ampliar hasta abarcar al YO SOY como séptuple. Esta naturaleza séptuple — o de siete fases — se puede sugerir mejor relacionándola con los Siete Absolutos de la Infinidad:
105:2.5 (1154.4) 1. El Padre Universal. YO SOY el padre del Hijo Eterno. Ésta es la relación original de personalidad entre las realidades. La personalidad absoluta del Hijo hace absoluto el hecho de la paternidad de Dios y establece la filiación potencial de todas las personalidades. Esta relación demuestra la personalidad del Infinito y culmina su revelación espiritual en la personalidad del Hijo Original. Incluso los mortales que viven todavía en la carne pueden experimentar parcialmente, en los niveles espirituales, esta fase del YO SOY, puesto que pueden adorar a nuestro Padre.
105:2.6 (1154.5) 2. El Controlador Universal. YO SOY la causa del Paraíso eterno. Ésta es la relación primordial impersonal entre las realidades, la asociación original no espiritual. El Padre Universal es Dios-como-amor; el Controlador Universal es Dios-como-arquetipo. Esta relación establece el potencial de las formas — de las configuraciones — y determina el arquetipo maestro de las relaciones impersonales y no espirituales — el arquetipo maestro que sirve para crear todas las copias.
105:2.7 (1154.6) 3. El Creador Universal. YO SOY uno con el Hijo Eterno. Esta unión del Padre y del Hijo (en presencia del Paraíso) pone en marcha el ciclo creativo, el cual culmina en la aparición de la personalidad conjunta y del universo eterno. Desde el punto de vista de los mortales finitos, la realidad tiene sus verdaderos comienzos con la aparición, en la eternidad, de la creación de Havona. Este acto creativo de la Deidad lo efectúa y se produce a través del Dios de Acción, que es en esencia la unidad del Padre y del Hijo, manifestada en y para todos los niveles de lo actual. Por consiguiente, la creatividad divina está caracterizada infaliblemente por la unidad, y esta unidad es el reflejo exterior de la unicidad absoluta de la dualidad Padre-Hijo y de la Trinidad Padre-Hijo-Espíritu.
105:2.8 (1155.1) 4. El Sostén Infinito. YO SOY autoasociable. Ésta es la asociación primordial de los aspectos estáticos y potenciales de la realidad. En esta relación, todos los factores calificados e incalificados están compensados. Esta fase del YO SOY se comprende mejor como Absoluto Universal — el unificador del Absoluto de la Deidad y del Absoluto Incalificado.
105:2.9 (1155.2) 5. El Potencial Infinito. YO SOY autocalificado. Éste es el punto de referencia de la infinidad que atestigua eternamente que el YO SOY se ha limitado voluntariamente, en virtud de lo cual ha conseguido expresarse y revelarse de forma triple. Esta fase del YO SOY se comprende generalmente como Absoluto de la Deidad.
105:2.10 (1155.3) 6. La Capacidad Infinita. YO SOY estático-reactivo. Ésta es la matriz sin fin, la posibilidad de todas las expansiones cósmicas futuras. La mejor manera de concebir esta fase del YO SOY es quizás la presencia supergravitatoria del Absoluto Incalificado.
105:2.11 (1155.4) 7. El Uno Universal de la Infinidad. El YO SOY como YO SOY. Ésta es la estasis o relación de la Infinidad consigo misma, el hecho eterno de la realidad de la infinidad y la verdad universal de la infinidad de la realidad. En la medida en que esta relación es discernible como personalidad, es revelada a los universos en el Padre divino de toda personalidad — incluso de la personalidad absoluta. En la medida en que es posible expresar esta relación de manera impersonal, el universo contacta con ella bajo la forma de la coherencia absoluta de la energía pura y del puro espíritu en presencia del Padre Universal. En la medida en que esta relación es concebible como un absoluto, es revelada en la primacía de la Fuente-Centro Primera; en ella todos vivimos, nos movemos y tenemos nuestra existencia, desde las criaturas del espacio hasta los ciudadanos del Paraíso. Y esto es tan cierto para el universo maestro como para el ultimatón infinitesimal, tan cierto para lo que va a ser como para lo que es y para lo que ha sido.
105:3.1 (1155.5) Las siete relaciones primordiales dentro del YO SOY se eternizan bajo la forma de los Siete Absolutos de la Infinidad. Pero, aunque podemos describir los orígenes de la realidad y la diferenciación de la infinidad mediante una narración secuencial, de hecho los siete Absolutos son eternos de una manera incalificada y coordinada. La mente mortal quizás necesite concebir que han tenido un principio, pero este concepto debería estar siempre eclipsado por la comprensión de que los siete Absolutos no han tenido un principio; son eternos y, como tales, han existido siempre. Los siete Absolutos son la premisa de la realidad, y han sido descritos en estos documentos como sigue:
105:3.2 (1155.6) 1. La Fuente-Centro Primera. La Primera Persona de la Deidad y el arquetipo principal de lo que no es deidad, Dios, el Padre Universal, creador, controlador y sostén; el amor universal, el espíritu eterno y la energía infinita; el potencial de todos los potenciales y la fuente de todos los actuales; la estabilidad de todo lo estático y el dinamismo de todos los cambios; la fuente del arquetipo y el Padre de las personas. Los siete Absolutos equivalen colectivamente a la infinidad, pero el mismo Padre Universal es realmente infinito.
105:3.3 (1155.7) 2. La Fuente-Centro Segunda. La Segunda Persona de la Deidad, el Hijo Eterno y Original; las realidades personales absolutas del YO SOY y la base para la realización y la revelación del «YO SOY personalidad». Ninguna personalidad puede esperar alcanzar al Padre Universal si no es a través de su Hijo Eterno; la personalidad tampoco puede alcanzar los niveles de existencia espirituales sin la acción y la ayuda de este arquetipo absoluto de todas las personalidades. En la Fuente-Centro Segunda el espíritu es incalificado mientras que la personalidad es absoluta.
105:3.4 (1156.1) 3. El Paraíso como Fuente-Centro. Segundo arquetipo de lo que no es deidad, la Isla eterna del Paraíso; la base para la revelación y la realización del «YO SOY fuerza» y el fundamento para establecer el control gravitatorio en todos los universos. El Paraíso es el absoluto de los arquetipos con respecto a toda la realidad manifestada, no espiritual, impersonal y no volitiva. Al igual que la energía espiritual está relacionada con el Padre Universal a través de la personalidad absoluta del Hijo-Madre, toda la energía cósmica está sujeta al control gravitatorio de la Fuente-Centro Primera a través del arquetipo absoluto de la Isla del Paraíso. El Paraíso no está en el espacio; el espacio existe en relación con el Paraíso, y la cronicidad del movimiento está determinada por medio de su relación con el Paraíso. La Isla eterna está totalmente en reposo; todas las demás energías organizadas, o en vías de organizarse, están en eterno movimiento. La presencia del Absoluto Incalificado es la única que permanece inmóvil en todo el espacio, y el Incalificado está coordinado con el Paraíso. El Paraíso existe en el centro del espacio, el Incalificado lo impregna y toda existencia relativa tiene su ser dentro de este ámbito.
105:3.5 (1156.2) 4. La Fuente-Centro Tercera. La Tercera Persona de la Deidad, el Actor Conjunto; el integrador infinito de las energías cósmicas del Paraíso con las energías espirituales del Hijo Eterno; el coordinador perfecto de los móviles de la voluntad y de los mecanismos de la fuerza; el unificador de toda la realidad actual o en vías de actualizarse. El Espíritu Infinito revela la misericordia del Hijo Eterno mediante el servicio de sus múltiples hijos, y actúa al mismo tiempo como manipulador infinito, tejiendo para siempre el arquetipo del Paraíso en las energías del espacio. Este mismo Actor Conjunto, este Dios de Acción, es la expresión perfecta de los planes y de los propósitos ilimitados del Padre y del Hijo, actuando a la vez como fuente de la mente y donador del intelecto a las criaturas de un extenso cosmos.
105:3.6 (1156.3) 5. El Absoluto de la Deidad. Las posibilidades causativas potencialmente personales de la realidad universal, la totalidad de todo el potencial de la Deidad. El Absoluto de la Deidad es el que atenúa deliberadamente las realidades incalificadas, absolutas y no divinas. El Absoluto de la Deidad es el que atenúa lo absoluto y hace absoluto lo restringido — es el iniciador del destino.
105:3.7 (1156.4) 6. El Absoluto Incalificado. Estático, reactivo y en reposo; la infinidad cósmica no revelada del YO SOY; la totalidad de la realidad no deificada y la finalidad de todo el potencial no personal. El espacio limita la actividad del Incalificado, pero la presencia del Incalificado no tiene límites, es infinita. Existe un concepto de periferia para el universo maestro, pero la presencia del Incalificado no tiene límites; ni siquiera la eternidad puede agotar la quietud ilimitada de este Absoluto que no es deidad.
105:3.8 (1156.5) 7. El Absoluto Universal. Unificador de lo deificado y de lo no deificado; correlaciona lo absoluto y lo relativo. El Absoluto Universal (al ser estático, potencial y asociativo) compensa la tensión entre lo que existe desde siempre y lo inacabado.
105:3.9 (1156.6) Los Siete Absolutos de la Infinidad constituyen los comienzos de la realidad. Desde la perspectiva de la mente mortal, la Fuente-Centro Primera parecería ser anterior a todos los absolutos. Pero aunque este postulado sea útil, está invalidado por la coexistencia en la eternidad del Hijo, del Espíritu, de los tres Absolutos y de la Isla del Paraíso.
105:3.10 (1157.1) Es una verdad que los Absolutos son manifestaciones del YO SOY-Fuente-Centro Primera; es un hecho que estos Absolutos nunca han tenido un principio, sino que son los eternos coordinados de la Fuente-Centro Primera. Las relaciones entre los Absolutos en la eternidad no siempre se pueden presentar sin que ocasionen paradojas en el lenguaje del tiempo y en los modelos conceptuales del espacio. Pero independientemente de cualquier confusión relacionada con el origen de los Siete Absolutos de la Infinidad, es a la vez un hecho y una verdad que toda la realidad está basada en sus existencias en la eternidad y en sus relaciones en la infinidad.
105:4.1 (1157.2) Los filósofos del universo dan por sentado que la existencia del YO SOY en la eternidad es la fuente primordial de toda la realidad. Junto con esto admiten el postulado de que el YO SOY se segmenta en unas relaciones primarias consigo mismo — las siete fases de la infinidad. Y simultáneamente con esta suposición efectúan el tercer postulado — la aparición en la eternidad de los Siete Absolutos de la Infinidad, y la eternización de la asociación de dualidad entre las siete fases del YO SOY y estos siete Absolutos.
105:4.2 (1157.3) La autorrevelación del YO SOY empieza así por su yo estático, pasa por su autosegmentación y las relaciones consigo mismo, y culmina en las relaciones absolutas, en las relaciones con unos Absolutos derivados de sí mismo. La dualidad surge así a la existencia mediante la asociación eterna entre los Siete Absolutos de la Infinidad y la séptuple infinidad de las fases autosegmentadas del YO SOY que se autorrevela. Estas relaciones duales, que para los universos se eternizan bajo la forma de los siete Absolutos, hacen eternas las bases fundamentales de toda la realidad universal.
105:4.3 (1157.4) A veces se ha afirmado que la unidad engendra la dualidad, que ésta produce la triunidad, y que la triunidad es el eterno antepasado de todas las cosas. Existen en verdad tres grandes clases de relaciones primordiales, que son las siguientes:
105:4.4 (1157.5) 1. Las relaciones de unidad. Las relaciones que existen dentro del YO SOY, cuando esta unidad se concibe como una diferenciación trina, y después séptuple, de sí mismo.
105:4.5 (1157.6) 2. Las relaciones de dualidad. Las relaciones que existen entre el YO SOY como séptuple y los Siete Absolutos de la Infinidad.
105:4.6 (1157.7) 3. Las relaciones de triunidad. Son las asociaciones funcionales de los Siete Absolutos de la Infinidad.
105:4.7 (1157.8) Las relaciones de triunidad surgen sobre unos fundamentos de dualidad porque la interasociación entre los Absolutos es inevitable. Estas asociaciones triunitarias eternizan el potencial de toda la realidad; abarcan a la vez la realidad deificada y la no deificada.
105:4.8 (1157.9) El YO SOY es la infinidad incalificada bajo la forma de unidad. Las dualidades eternizan los fundamentos de la realidad. Las triunidades existencian la realización de la infinidad como una función universal.
105:4.9 (1157.10) Los preexistenciales se vuelven existenciales en los siete Absolutos, y los existenciales se vuelven funcionales en las triunidades, que son las asociaciones fundamentales de los Absolutos. Al mismo tiempo que se eternizan las triunidades, el escenario universal está preparado — los potenciales existen y los actuales están presentes — y la plenitud de la eternidad contempla la diversificación de la energía cósmica, el despliegue del espíritu del Paraíso y la atribución de la mente junto con la concesión de la personalidad, en virtud de la cual todos estos derivados de la Deidad y del Paraíso están unificados experiencialmente en el nivel de las criaturas, y también lo están mediante otras técnicas en el nivel por encima de las criaturas.
105:5.1 (1158.1) Al igual que la diversificación original del YO SOY debe atribuirse a una volición inherente y autónoma, la promulgación de la realidad finita debe imputarse a los actos volitivos de la Deidad del Paraíso y a los ajustes repercusivos de las triunidades funcionales.
105:5.2 (1158.2) Antes de dotar a lo finito de una deidad, parecería que toda la diversificación de la realidad tuvo lugar en los niveles absolutos; pero el acto volitivo de promulgar la realidad finita conlleva una atenuación de la absolutidad e implica la aparición de las relatividades.
105:5.3 (1158.3) Aunque presentamos esta narración de manera secuencial y describimos la aparición histórica de lo finito como un derivado directo de lo absoluto, se debe tener en cuenta que los trascendentales son al mismo tiempo anteriores y posteriores a todo lo finito. Los trascendentales últimos son, en relación con lo finito, tanto la causa como la culminación.
105:5.4 (1158.4) La posibilidad de lo finito es inherente al Infinito, pero la transformación de la posibilidad en probabilidad y en inevitabilidad debe atribuirse al libre albedrío existente por sí mismo de la Fuente-Centro Primera, que activa todas las asociaciones triunitarias. Únicamente la infinidad de la voluntad del Padre podía atenuar de tal manera el nivel de existencia absoluto como para existenciar un nivel último o crear un nivel finito.
105:5.5 (1158.5) Con la aparición de la realidad relativa y atenuada surge a la existencia un nuevo ciclo de la realidad — el ciclo del crecimiento — un majestuoso descenso desde las alturas de la infinidad hasta el ámbito de lo finito, que oscila eternamente hacia el Paraíso y la Deidad, buscando siempre unos destinos superiores proporcionados a una fuente infinita.
105:5.6 (1158.6) Estas operaciones inconcebibles señalan el principio de la historia del universo, indican el nacimiento del tiempo mismo. Para una criatura, el comienzo de lo finito es la génesis de la realidad; tal como lo percibe la mente de la criatura, no existe ninguna realidad imaginable que sea anterior a la finita. Esta realidad finita recién aparecida existe en dos fases originales:
105:5.7 (1158.7) 1. Los máximos primarios, la realidad supremamente perfecta, el tipo de universo y de criaturas de Havona.
105:5.8 (1158.8) 2. Los máximos secundarios, la realidad supremamente perfeccionada, el tipo de creación y de criaturas superuniversales.
105:5.9 (1158.9) Éstas son pues las dos manifestaciones originales: la perfecta por constitución y la perfeccionada por evolución. Las dos están coordinadas en las relaciones de la eternidad, pero dentro de los límites del tiempo son aparentemente diferentes. El factor tiempo significa crecimiento para aquello que crece; los finitos secundarios crecen; por eso aquellos que crecen deben aparecer como incompletos en el tiempo. Pero estas diferencias, que son tan importantes en este lado del Paraíso, no existen en la eternidad.
105:5.10 (1158.10) Hablamos de lo perfecto y de lo perfeccionado como máximos primarios y secundarios, pero existe además otro tipo de máximo: Las relaciones trinitizadoras y de otros tipos entre los primarios y los secundarios producen la aparición de los máximos terciarios — las cosas, los significados y los valores que no son ni perfectos ni perfeccionados, pero que sin embargo están coordinados con estos dos factores ancestrales.
105:6.1 (1159.1) Toda la promulgación de las existencias finitas representa un trasvase desde los potenciales hasta los actuales en el interior de las asociaciones absolutas de la infinidad funcional. Entre las numerosas repercusiones que produjo la manifestación creativa de lo finito, se pueden citar las siguientes:
105:6.2 (1159.2) 1. La reacción de la deidad, la aparición de los tres niveles de la supremacía experiencial: la realidad de la supremacía del espíritu personal en Havona, el potencial para la supremacía del poder personal en el gran universo en proyecto, y la capacidad de la mente experiencial para efectuar una actividad desconocida en un nivel de supremacía del futuro universo maestro.
105:6.3 (1159.3) 2. La reacción en el universo implicaba una activación de los planes arquitectónicos para el nivel espacial superuniversal, y esta evolución continúa todavía en toda la organización física de los siete superuniversos.
105:6.4 (1159.4) 3. La repercusión con respecto a las criaturas de la promulgación de la realidad finita tuvo como resultado la aparición de los seres perfectos del orden de los habitantes eternos de Havona, y de los ascendentes evolutivos perfeccionados procedentes de los siete superuniversos. Pero la experiencia evolutiva (creativa en el tiempo) de alcanzar la perfección implica tener como punto de partida algo distinto a la perfección. Así es como aparece la imperfección en las creaciones evolutivas. Y éste es el origen del mal potencial. Los defectos de adaptación, la falta de armonía y los conflictos, todas estas cosas son inherentes al crecimiento evolutivo, desde los universos físicos hasta las criaturas personales.
105:6.5 (1159.5) 4. La reacción de la divinidad ante la imperfección inherente al retraso temporal de la evolución se revela en la presencia compensadora de Dios Séptuple, cuyas actividades integran aquello que está perfeccionándose con lo perfecto y con lo perfeccionado. Este retraso temporal es inseparable de la evolución, que es la creatividad en el tiempo. A causa de esto, y también por otras razones, el poder todopoderoso del Supremo está basado en los éxitos divinos de Dios Séptuple. Este retraso temporal hace posible la participación de las criaturas en la creación divina, permitiendo que las personalidades creadas se asocien con la Deidad para alcanzar el máximo desarrollo. Incluso la mente material de la criatura mortal se asocia así con el Ajustador divino para dualizar el alma inmortal. Dios Séptuple proporciona también las técnicas que compensan las limitaciones experienciales de la perfección inherente, compensando además las limitaciones preascensionales de la imperfección.
105:7.1 (1159.6) Los trascendentales son subinfinitos y subabsolutos, pero son superiores a los finitos y a las criaturas. Los trascendentales se existencian como un nivel integrador que correlaciona los supervalores de los absolutos con los valores máximos de los finitos. Desde el punto de vista de las criaturas, aquello que es trascendental parecería haberse existenciado como una consecuencia de lo finito, y desde el punto de vista de la eternidad, como una anticipación de lo finito; y existen aquellos que lo han considerado como una «prerresonancia» de lo finito.
105:7.2 (1159.7) Lo trascendental no es necesariamente algo que no se desarrolla, pero es superevolutivo en el sentido finito; tampoco es no experiencial, pero sí es una superexperiencia en la medida en que esta palabra tiene un significado para las criaturas. El mejor ejemplo de esta paradoja es quizás el universo central de perfección: Havona no es del todo absoluto — únicamente la Isla del Paraíso es realmente absoluta en el sentido «materializado». Tampoco es una creación evolutiva finita como los siete superuniversos. Havona es eterno, pero no invariable en el sentido de ser un universo donde el crecimiento no existe. Está habitado por unas criaturas (los nativos de Havona) que nunca han sido realmente creadas, ya que existen desde toda la eternidad. Havona es así un ejemplo de algo que no es exactamente finito ni tampoco absoluto. Havona actúa además como amortiguador entre el Paraíso absoluto y las creaciones finitas, ilustrando así nuevamente la función de los trascendentales. Pero Havona mismo no es un trascendental — es solamente Havona.
105:7.3 (1160.1) Al igual que el Supremo está asociado con los finitos, el Último está identificado con los trascendentales. Pero aunque comparamos así al Supremo con el Último, son diferentes por algo más que el grado; su diferencia es también una cuestión de calidad. El Último es algo más que un super-Supremo proyectado en el nivel trascendental. El Último es todo eso, pero también más: el Último es la existenciación de nuevas realidades de la Deidad, la atenuación de nuevas fases de lo que hasta entonces era incalificado.
105:7.4 (1160.2) Entre las realidades que están asociadas con el nivel trascendental, se encuentran las siguientes:
105:7.5 (1160.3) 1. La presencia de la Deidad del Último.
105:7.6 (1160.4) 2. El concepto del universo maestro.
105:7.7 (1160.5) 3. Los Arquitectos del Universo Maestro.
105:7.8 (1160.6) 4. Los dos grupos de organizadores de fuerza del Paraíso.
105:7.9 (1160.7) 5. Ciertas modificaciones en la potencia espacial.
105:7.10 (1160.8) 6. Ciertos valores del espíritu.
105:7.11 (1160.9) 7. Ciertos significados de la mente.
105:7.12 (1160.10) 8. Las cualidades y las realidades absonitas.
105:7.13 (1160.11) 9. La omnipotencia, la omnisciencia y la omnipresencia.
105:7.14 (1160.12) 10. El espacio.
105:7.15 (1160.13) Podemos imaginar que el universo donde vivimos ahora existe en los niveles finito, trascendental y absoluto. Es el escenario cósmico donde se representa el drama interminable de las actividades de la personalidad y de las metamorfosis de la energía.
105:7.16 (1160.14) Todas estas múltiples realidades están unificadas de manera absoluta por las diversas triunidades, de manera funcional por los Arquitectos del Universo Maestro, y de manera relativa por los Siete Espíritus Maestros, los coordinadores subsupremos de la divinidad de Dios Séptuple.
105:7.17 (1160.15) Dios Séptuple representa la revelación de la personalidad y de la divinidad del Padre Universal a las criaturas que se encuentran en el estado máximo y submáximo, pero la Fuente-Centro Primera mantiene otras relaciones séptuples que no están relacionadas con la manifestación del divino ministerio espiritual del Dios que es espíritu.
105:7.18 (1160.16) En la eternidad del pasado, las fuerzas de los Absolutos, los espíritus de las Deidades y las personalidades de los Dioses se pusieron en movimiento en respuesta a la voluntad autónoma primordial de la voluntad autónoma existente por sí misma. En esta era del universo, todos estamos presenciando las prodigiosas repercusiones del inmenso panorama cósmico de las manifestaciones subabsolutas de los potenciales ilimitados de todas esas realidades. Es enteramente posible que la diversificación continua de la realidad original de la Fuente-Centro Primera siga aumentando y exteriorizándose a lo largo de las épocas, cada vez más, hasta las extensiones lejanas e inconcebibles de la infinidad absoluta.
105:7.19 (1161.1) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 106
106:0.1 (1162.1) No es suficiente con que los mortales ascendentes conozcan algo sobre las relaciones de la Deidad con la génesis y las manifestaciones de la realidad cósmica; también deberían comprender algo acerca de las relaciones que existen entre ellos mismos y los numerosos niveles de realidades existenciales y experienciales, de realidades potenciales y actuales. La orientación del hombre en la Tierra, su perspicacia cósmica y la dirección de su conducta espiritual se vuelven más elevadas gracias a una mejor comprensión de las realidades del universo y de sus técnicas de interasociación, integración y unificación.
106:0.2 (1162.2) El gran universo de la época actual y el universo maestro emergente están compuestos por numerosas formas y fases de la realidad, que existen a su vez en diversos niveles de actividad funcional. Estas múltiples formas y fases existentes y latentes han sido indicadas anteriormente en estos documentos, y ahora las agrupamos para facilitar su concepción en las categorías siguientes:
106:0.3 (1162.3) 1. Finitos incompletos. Éste es el estado presente de las criaturas ascendentes del gran universo, el estado presente de los mortales de Urantia. Este nivel abarca la existencia de las criaturas desde los humanos planetarios hasta, pero no incluídos, aquellos que han alcanzado su destino. Caracteriza a los universos desde sus primeros comienzos físicos hasta, pero no incluido, su establecimiento en la luz y la vida. Este nivel constituye la periferia actual de la actividad creativa en el tiempo y el espacio. Parece que se desplaza desde el Paraíso hacia el exterior, porque cuando termine la presente era del universo, que contemplará cómo el gran universo alcanza el estado de luz y vida, presenciará seguramente también cómo aparece algún nuevo tipo de desarrollo y de crecimiento en el primer nivel del espacio exterior.
106:0.4 (1162.4) 2. Finitos máximos. Éste es el estado presente de todas las criaturas experienciales que han alcanzado su destino — tal como este destino ha sido revelado dentro del marco de la presente era del universo. Incluso los universos pueden conseguir su estado máximo, tanto espiritual como físicamente. Pero la palabra «máximo» es en sí misma un término relativo — ¿máximo con respecto a qué? Lo que es máximo y aparentemente final en la presente era del universo, puede no ser más que un verdadero principio desde el punto de vista de las eras por venir. Algunas fases de Havona parecen hallarse en el orden máximo.
106:0.5 (1162.5) 3. Trascendentales. Este nivel superfinito sigue al del progreso finito (precediéndolo). Dicho nivel implica la génesis prefinita de los comienzos finitos, y el significado postfinito de todas las terminaciones o destinos aparentemente finitos. Muchos elementos del Paraíso y Havona parecen pertenecer al orden trascendental.
106:0.6 (1162.6) 4. Últimos. Este nivel abarca aquello que tiene un significado para el universo maestro y establece contacto con el nivel de destino del universo maestro acabado. El Paraíso-Havona (y sobre todo el circuito de los mundos del Padre) tiene en muchos aspectos un significado último.
106:0.7 (1163.1) 5. Coabsolutos. Este nivel supone la proyección de los experienciales en un campo de expresión creativa que sobrepasa el universo maestro.
106:0.8 (1163.2) 6. Absolutos. Este nivel implica la presencia en la eternidad de los siete Absolutos existenciales. También puede suponer cierto grado de realización experiencial asociada, pero si es así, no comprendemos cómo, quizás a través del potencial de contacto de la personalidad.
106:0.9 (1163.3) 7. Infinidad. Este nivel es preexistencial y postexperiencial. La unidad incalificada de la infinidad es una realidad hipotética anterior a todos los comienzos y posterior a todos los destinos.
106:0.10 (1163.4) Estos niveles de realidad son unos símbolos prácticos aceptables sobre la presente era del universo y para la perspectiva de los mortales. Existen otras maneras de contemplar la realidad desde una perspectiva distinta a la de los mortales y desde el punto de vista de otras eras universales. Se debería reconocer así que los conceptos presentados aquí son totalmente relativos, en el sentido de que están condicionados y limitados por:
106:0.11 (1163.5) 1. Las limitaciones del lenguaje humano.
106:0.12 (1163.6) 2. Las limitaciones de la mente humana.
106:0.13 (1163.7) 3. El desarrollo limitado de los siete superuniversos.
106:0.14 (1163.8) 4. Vuestra ignorancia sobre los seis objetivos primordiales del desarrollo superuniversal, que no están relacionados con la ascensión de los mortales al Paraíso.
106:0.15 (1163.9) 5. Vuestra incapacidad para captar un punto de vista, aunque sea parcial, de la eternidad.
106:0.16 (1163.10) 6. La imposibilidad de describir la evolución y el destino cósmicos en relación con todas las eras universales, y no simplemente con respecto a la presente era del desarrollo evolutivo de los siete superuniversos.
106:0.17 (1163.11) 7. La incapacidad de todas las criaturas para captar el significado real de lo preexistencial y de lo postexperiencial — de aquello que está situado antes de los comienzos y después de los destinos.
106:0.18 (1163.12) El crecimiento de la realidad está condicionado por las circunstancias de las eras sucesivas del universo. El universo central no experimentó ningún cambio evolutivo durante la era de Havona, pero en las épocas actuales de la era superuniversal está experimentando ciertos cambios progresivos inducidos por su coordinación con los superuniversos evolutivos. Los siete superuniversos que evolucionan en la actualidad alcanzarán algún día el estado permanente de luz y vida, conseguirán el límite del crecimiento establecido para la presente era del universo. Pero no hay duda de que la era siguiente, la era del primer nivel del espacio exterior, liberará a los superuniversos de aquello que limita su destino en la era actual. La repleción se superpone continuamente a la terminación.
106:0.19 (1163.13) Éstas son algunas de las limitaciones que encontramos al intentar presentar un concepto unificado del crecimiento cósmico de las cosas, los significados y los valores, y de su síntesis en unos niveles de realidad siempre ascendentes.
106:1.1 (1163.14) Las fases primarias, o de origen espiritual, de la realidad finita encuentran su expresión inmediata en los niveles de las criaturas bajo la forma de las personalidades perfectas, y en los niveles del universo bajo la forma de la perfecta creación de Havona. Incluso la Deidad experiencial está expresada de esta manera en la persona espiritual de Dios Supremo en Havona. Pero las fases secundarias de lo finito, evolutivas y condicionadas por el tiempo y la materia, sólo se integran cósmicamente como resultado del crecimiento y de los logros. Todos los finitos secundarios, o en vías de perfeccionarse, han de alcanzar finalmente un nivel equivalente al de la perfección primaria, pero este destino está sujeto a una demora temporal, una restricción constitutiva que se encuentra en los superuniversos pero que no se encuentra de manera innata en la creación central. (Sabemos que existen los finitos terciarios, pero la técnica para su integración no se ha revelado todavía.)
106:1.2 (1164.1) Este retraso temporal que se encuentra en los superuniversos, este obstáculo para alcanzar la perfección, asegura la participación de las criaturas en el crecimiento evolutivo. Esto hace posible que las criaturas puedan asociarse con el Creador para evolucionar ellas mismas. Y durante este período de crecimiento expansivo, lo inacabado está en correlación con lo perfecto a través del ministerio de Dios Séptuple.
106:1.3 (1164.2) Dios Séptuple significa que la Deidad del Paraíso reconoce las barreras del tiempo en los universos evolutivos del espacio. Por muy lejos que se halle del Paraíso el origen de una personalidad material superviviente, por muy profundamente que esté en el espacio, Dios Séptuple se encontrará allí presente y dedicado a su afectuoso y misericordioso ministerio de verdad, belleza y bondad para esa criatura inacabada, combativa y evolutiva. El ministerio de la divinidad que ejerce el Séptuple se extiende hacia el interior a través del Hijo Eterno hasta el Padre Paradisiaco, y hacia el exterior a través de los Ancianos de los Días hasta los Padres de los universos — los Hijos Creadores.
106:1.4 (1164.3) El hombre, como es personal y se eleva mediante el progreso espiritual, encuentra la divinidad personal y espiritual de la Deidad Séptuple; pero existen otras fases del Séptuple que no están implicadas en el progreso de la personalidad. Los aspectos de divinidad de esta agrupación de la Deidad están actualmente integrados en la coordinación existente entre los Siete Espíritus Maestros y el Actor Conjunto, pero están destinados a unificarse eternamente en la personalidad emergente del Ser Supremo. Las otras fases de la Deidad Séptuple están diversamente integradas en la presente era del universo, pero todas están igualmente destinadas a unificarse en el Supremo. El Séptuple es, en todas las fases, la fuente de la unidad relativa de la realidad funcional del gran universo actual.
106:2.1 (1164.4) Al igual que Dios Séptuple coordina funcionalmente la evolución finita, el Ser Supremo sintetiza finalmente la consecución del destino. El Ser Supremo es la culminación, bajo la forma de deidad, de la evolución del gran universo — una evolución física alrededor de un núcleo espiritual, y el predominio final del núcleo espiritual sobre las esferas de la evolución física que lo envuelven y giran a su alrededor. Todo esto tiene lugar de acuerdo con los mandatos de la personalidad: la personalidad paradisiaca en el sentido más elevado, la personalidad del Creador en el sentido del universo, la personalidad mortal en el sentido humano, y la personalidad Suprema en el sentido culminante o totalizador de la experiencia.
106:2.2 (1164.5) El concepto del Supremo debe servir para reconocer la diferencia entre la persona espiritual, el poder evolutivo y la síntesis del poder y la personalidad — la unificación del poder evolutivo con la personalidad espiritual, y el predominio de ésta sobre aquel.
106:2.3 (1164.6) A fin de cuentas, el espíritu viene del Paraíso a través de Havona. La energía-materia parece evolucionar en las profundidades del espacio, y es organizada bajo la forma de poder por los hijos del Espíritu Infinito en colaboración con los Hijos Creadores de Dios. Todo esto es experiencial; es una operación que se efectúa en el tiempo y el espacio e implica a una amplia gama de seres vivientes, incluyendo a las divinidades Creadoras y a las criaturas evolutivas. El dominio del poder por parte de las divinidades Creadoras se extiende lentamente por el gran universo hasta que abarque el establecimiento y la estabilización evolutiva de las creaciones espacio-temporales, y así se producirá el florecimiento del poder experiencial de Dios Séptuple. Este poder abarca toda la gama de las realizaciones de la divinidad en el tiempo y el espacio, desde la donación de los Ajustadores por parte del Padre Universal hasta la donación de la vida por parte de los Hijos Paradisiacos. Se trata de un poder ganado, de un poder demostrado, de un poder experiencial, que contrasta con el poder de la eternidad, con el poder insondable, con el poder existencial de las Deidades del Paraíso.
106:2.4 (1165.1) Este poder experiencial, que procede de los logros como divinidad del mismo Dios Séptuple, manifiesta las cualidades cohesivas de la divinidad al sintetizarse — al totalizarse — bajo la forma del poder todopoderoso del dominio experiencial adquirido sobre las creaciones evolutivas. Este poder todopoderoso encuentra a su vez la cohesión entre la personalidad y el espíritu en la esfera piloto del cinturón exterior de los mundos de Havona, uniéndose con la personalidad espiritual, presente en Havona, de Dios Supremo. La Deidad experiencial lleva así a su culminación la larga lucha evolutiva, confiriendo al producto del poder del tiempo y del espacio la presencia espiritual y la personalidad divina que residen en la creación central.
106:2.5 (1165.2) Así es como el Ser Supremo consigue englobar finalmente todo lo que evoluciona en el tiempo y el espacio, confiriéndole a esas cualidades una personalidad espiritual. Puesto que las criaturas, incluidas las mortales, participan como personalidades en esta majestuosa operación, es indudable que conseguirán la capacidad de conocer al Supremo y de percibirlo como verdaderos hijos de esta Deidad evolutiva.
106:2.6 (1165.3) Miguel de Nebadon es semejante al Padre Paradisiaco porque comparte su perfección paradisiaca; los mortales evolutivos conseguirán algún día emparentarse así con el Supremo experiencial, porque compartirán realmente su perfección evolutiva.
106:2.7 (1165.4) Dios Supremo es experiencial; por consiguiente, es completamente experimentable. Las realidades existenciales de los siete Absolutos no son perceptibles mediante la técnica de la experiencia; la personalidad de la criatura finita sólo puede captar las realidades de la personalidad del Padre, del Hijo y del Espíritu mediante la actitud de la oración y la adoración.
106:2.8 (1165.5) Cuando la síntesis del poder y la personalidad del Ser Supremo haya terminado, dentro de dicha síntesis estará asociada toda la absolutidad de las diversas triodidades que pueda asociarse así, y esta majestuosa personalidad de la evolución será alcanzable y comprensible experiencialmente por todas las personalidades finitas. Cuando los ascendentes alcancen el supuesto séptimo estado de existencia espiritual, experimentarán en él el desarrollo de un nuevo valor o significado de la absolutidad y de la infinidad de las triodidades, tal como esto se encuentra revelado en los niveles subabsolutos en el Ser Supremo, el cual es experimentable. Pero para alcanzar estas etapas de desarrollo máximo, habrá que esperar probablemente a que todo el gran universo esté establecido de manera coordinada en la luz y la vida.
106:3.1 (1165.6) Los arquitectos absonitos establecen el proyecto; los Creadores Supremos lo traen a la existencia; el Ser Supremo lo llevará a su plenitud tal como fue creado en el tiempo por los Creadores Supremos, y tal como fue previsto en el espacio por los Arquitectos Maestros.
106:3.2 (1165.7) Durante la presente era del universo, los Arquitectos del Universo Maestro se ocupan de coordinar administrativamente el universo maestro. Pero la aparición del Todopoderoso Supremo al final de la presente era del universo significará que lo finito evolutivo ha alcanzado la primera etapa del destino experiencial. Este acontecimiento conducirá indudablemente al funcionamiento total de la primera Trinidad experiencial — la unión de los Creadores Supremos, el Ser Supremo y los Arquitectos del Universo Maestro. Esta Trinidad está destinada a llevar a cabo la integración evolutiva ulterior de la creación maestra.
106:3.3 (1166.1) La Trinidad del Paraíso es realmente la Trinidad de la infinidad, y una Trinidad no puede ser de ninguna manera infinita si no incluye a esta Trinidad original. Pero la Trinidad original es una eventualidad de la asociación exclusiva de las Deidades absolutas; los seres subabsolutos no tuvieron nada que ver con esta asociación primordial. Las Trinidades experienciales que aparecieron posteriormente engloban incluso las aportaciones de las personalidades creadas. Esto es cierto sin duda en lo que concierne a la Trinidad Última, donde la presencia misma de los Hijos Creadores Maestros entre sus miembros Creadores Supremos revela la presencia concomitante de la experiencia real y auténtica de las criaturas dentro de esta asociación de la Trinidad.
106:3.4 (1166.2) La primera Trinidad experiencial asegura el logro colectivo de las eventualidades últimas. Las asociaciones colectivas permiten anticiparse a, e incluso trascender, las capacidades individuales; y esto es así incluso más allá del nivel finito. En las eras venideras, después de que los siete superuniversos estén establecidos en la luz y la vida, el Cuerpo de la Finalidad difundirá sin duda los objetivos de las Deidades del Paraíso tal como sean dictados por la Trinidad Última, y tal como estén unificados bajo la forma del poder y la personalidad en el Ser Supremo.
106:3.5 (1166.3) Detectamos la expansión de los elementos comprensibles del Padre Universal a través de todos los gigantescos desarrollos universales de la eternidad pasada y futura. Consideramos como un postulado filosófico que el Padre, como YO SOY, impregna toda la infinidad, pero ninguna criatura es capaz de abarcar este postulado por experiencia. A medida que se expanden los universos, a medida que la gravedad y el amor se extienden por el espacio que se organiza en el tiempo, somos capaces de comprender cada vez más cosas de la Fuente-Centro Primera. Observamos que la acción de la gravedad penetra la presencia espacial del Absoluto Incalificado, y detectamos que las criaturas espirituales evolucionan y se desarrollan dentro de la presencia de divinidad del Absoluto de la Deidad, mientras que la evolución tanto cósmica como espiritual se está unificando, por medio de la mente y de la experiencia, en los niveles finitos de la deidad bajo la forma del Ser Supremo, y se está coordinando en los niveles trascendentales como Trinidad Última.
106:4.1 (1166.4) La Trinidad del Paraíso coordina indudablemente en el sentido último, pero desempeña su actividad en este aspecto como un absoluto que se ha atenuado a sí mismo; la Trinidad Última experiencial, como trascendental que es, coordina lo trascendental. Cuando aumente su unidad en el eterno futuro, esta Trinidad experiencial activará aún más la presencia en vías de existenciarse de la Deidad Última.
106:4.2 (1166.5) Aunque la Trinidad Última está destinada a coordinar la creación maestra, Dios Último es la personalización trascendental del poder que determina la meta hacia la que se dirige todo el universo maestro. La existenciación total del Último significará que la creación maestra ha llegado a su culminación, y traerá consigo la plena emergencia de esta Deidad trascendental.
106:4.3 (1166.6) No conocemos los cambios que se producirán cuando el Último emerja plenamente. Pero al igual que el Supremo está ahora personal y espiritualmente presente en Havona, el Último también lo está pero en el sentido absonito y superpersonal. Y habéis sido informados de la existencia de los Vicegerentes Calificados del Último, aunque no se os ha indicado cuál es su paradero o su función actual.
106:4.4 (1167.1) Pero sin tener en cuenta las repercusiones administrativas que acompañarán a la aparición de la Deidad Última, los valores personales de su divinidad trascendental serán experimentables por todas las personalidades que hayan participado en la manifestación de este nivel de la Deidad. La trascendencia de lo finito sólo puede conducir a alcanzar lo último. Dios Último existe en la trascendencia del tiempo y del espacio, pero sin embargo es subabsoluto, a pesar de su capacidad inherente para asociarse funcionalmente con los absolutos.
106:5.1 (1167.2) El Último es la cima de la realidad trascendental, al igual que el Supremo es la coronación de la realidad evolutivo-experiencial. La aparición efectiva de estas dos Deidades experienciales coloca los fundamentos para la segunda Trinidad experiencial. Se trata de la Trinidad Absoluta, la unión de Dios Supremo, Dios Último y el Consumador no revelado del Destino del Universo. Esta Trinidad tiene la capacidad teórica de activar los Absolutos de potencialidad — los Absolutos de la Deidad, Universal e Incalificado. Pero esta Trinidad Absoluta no puede formarse por completo hasta que concluya la evolución de todo el universo maestro, desde Havona hasta el cuarto nivel más alejado del espacio exterior.
106:5.2 (1167.3) Debemos indicar claramente que estas Trinidades experienciales relacionan entre sí no solamente las cualidades de personalidad de la Divinidad experiencial, sino también todas las cualidades distintas a las personales que caracterizan a la unidad de Deidad que han alcanzado. Aunque esta exposición trata principalmente de las fases personales de la unificación del cosmos, no es menos cierto que los aspectos impersonales del universo de universos están igualmente destinados a experimentar la unificación, tal como lo ilustra la síntesis del poder y la personalidad que se está produciendo actualmente en conexión con la evolución del Ser Supremo. Las cualidades personales y espirituales del Supremo son inseparables de las prerrogativas de poder del Todopoderoso, y las dos son complementadas por el potencial desconocido de la mente Suprema. Dios Último, como persona, tampoco puede ser examinado separadamente de los aspectos distintos a los personales de la Deidad Última. Y en el nivel absoluto, los Absolutos de la Deidad e Incalificado son inseparables e indistinguibles en presencia del Absoluto Universal.
106:5.3 (1167.4) Las Trinidades, en sí mismas y por sí mismas, no son personales, pero tampoco están en contra de la personalidad. Más bien la engloban y la correlacionan, en un sentido colectivo, con las funciones impersonales. Así pues, las Trinidades son siempre una realidad de la deidad, pero nunca una realidad de la personalidad. Los aspectos de una trinidad relacionados con la personalidad son inherentes a sus miembros individuales, y como personas individuales no son esa trinidad. Sólo son una trinidad como grupo; esa colectividad es una trinidad. Pero la trinidad siempre incluye a toda la deidad que engloba; la trinidad es la unidad de la deidad.
106:5.4 (1167.5) Los tres Absolutos — de la Deidad, Universal e Incalificado — no son una trinidad, porque no todos son deidades. Sólo lo que está deificado puede volverse una trinidad; todas las demás asociaciones son triunidades o triodidades.
106:6.1 (1167.6) El potencial actual del universo maestro no es del todo absoluto, aunque pueda muy bien estar cerca del último, y creemos que es imposible conseguir revelar plenamente los valores y significados absolutos dentro del marco de un cosmos subabsoluto. Nos encontramos pues con unas dificultades considerables cuando intentamos concebir una expresión total de las posibilidades ilimitadas de los tres Absolutos, e incluso cuando tratamos de visualizar la personalización experiencial de Dios Absoluto en el nivel, actualmente impersonal, del Absoluto de la Deidad.
106:6.2 (1168.1) El escenario espacial del universo maestro parece ser adecuado para la realización del Ser Supremo, para la formación y el pleno funcionamiento de la Trinidad Última, para la existenciación de Dios Último e incluso para el comienzo de la Trinidad Absoluta. Pero nuestros conceptos sobre el pleno funcionamiento de esta segunda Trinidad experiencial parecen implicar unos factores que se encuentra más allá incluso del universo maestro en vías de expansión.
106:6.3 (1168.2) Si suponemos la existencia de un cosmos infinito — de una especie de cosmos ilimitado más allá del universo maestro — y si concebimos que los desarrollos finales de la Trinidad Absoluta tendrán lugar en ese campo de acción superúltimo, entonces es posible conjeturar que la función total de esta Trinidad conseguirá expresarse de manera final en las creaciones de la infinidad, y completará la manifestación absoluta de todos los potenciales. La integración y la asociación de los segmentos cada vez más amplios de la realidad se acercarán al estado absoluto en proporción a la inclusión de toda la realidad dentro de los segmentos así asociados.
106:6.4 (1168.3) Dicho de otra manera: la función total de la Trinidad Absoluta, tal como lo indica su nombre, es realmente absoluta. No sabemos cómo una función absoluta puede conseguir expresarse de manera total sobre una base atenuada, limitada o restringida de otras maneras. Por eso debemos suponer que cualquier función de totalidad de este tipo será incondicionada (en potencia). También podría parecer que lo incondicionado sería asimismo ilimitado, al menos desde un punto de vista cualitativo, aunque no estamos tan seguros en lo que se refiere a las relaciones cuantitativas.
106:6.5 (1168.4) Sin embargo, estamos seguros de una cosa: la Trinidad existencial del Paraíso es infinita y la Trinidad experiencial Última es subinfinita, pero la Trinidad Absoluta no es tan fácil de clasificar. Aunque su génesis y su constitución sean experienciales, se pone claramente en contacto con los Absolutos existenciales de potencialidad.
106:6.6 (1168.5) Aunque es poco provechoso para la mente humana intentar captar estos conceptos lejanos y superhumanos, sugerimos la idea de que la acción de la Trinidad Absoluta, en la eternidad, culmina en algún tipo de experiencialización de los Absolutos de potencialidad. Ésta parecería ser una conclusión razonable en lo que respecta al Absoluto Universal, y posiblemente también al Absoluto Incalificado; al menos sabemos que el Absoluto Universal no es solamente estático y potencial, sino también asociativo en el sentido en que estas palabras conciernen a la Deidad total. Pero en cuanto a los valores concebibles de la divinidad y de la personalidad, estos supuestos acontecimientos implican la personalización del Absoluto de la Deidad y la aparición de aquellos valores superpersonales y de aquellos significados ultrapersonales inherentes al acabamiento de la personalidad de Dios Absoluto — la tercera y última Deidad experiencial.
106:7.1 (1168.6) Algunas dificultades que existen para formarse un concepto de la integración de la realidad infinita son inherentes al hecho de que todas estas ideas contienen alguna cosa de la finalidad del desarrollo universal, una especie de realización experiencial de todo lo que podría existir algún día. Y es inconcebible que la finalidad de la infinidad cuantitativa pueda realizarse nunca por completo. En los tres Absolutos potenciales deben quedar siempre unas posibilidades sin explorar que ninguna cantidad de desarrollo experiencial podrá nunca agotar. La eternidad misma, aunque es absoluta, no es más que absoluta.
106:7.2 (1169.1) Incluso un concepto provisional de integración final es inseparable de las fructificaciones de la eternidad incalificada y, por consiguiente, este concepto es prácticamente irrealizable en cualquier época futura que se pueda concebir.
106:7.3 (1169.2) El acto volitivo de las Deidades que componen la Trinidad del Paraíso es el que establece el destino; el destino está establecido en la inmensidad de los tres grandes potenciales, cuya absolutidad engloba las posibilidades de todo desarrollo futuro; el acto del Consumador del Destino del Universo es probablemente el que consuma el destino, y es probable que en este acto estén implicados el Supremo y el Último, que forman parte de la Trinidad Absoluta. Las criaturas que experimentan pueden comprender, al menos parcialmente, cualquier destino experiencial; pero un destino que roza los existenciales infinitos es difícilmente comprensible. El destino en la finalidad es una realización existencial-experiencial que parece implicar al Absoluto de la Deidad. Pero el Absoluto de la Deidad mantiene relaciones de eternidad con el Absoluto Incalificado debido al Absoluto Universal. Y estos tres Absolutos, que tienen la posibilidad de volverse experienciales, son realmente existenciales y mucho más, ya que no tienen límites, ni tiempo, ni espacio, ni confines, ni medidas — son verdaderamente infinitos.
106:7.4 (1169.3) La improbabilidad de que se alcance la meta no impide sin embargo teorizar filosóficamente sobre estos destinos hipotéticos. La manifestación del Absoluto de la Deidad, como un Dios absoluto que se pueda alcanzar, quizás sea imposible de realizar en la práctica; sin embargo, esta fructificación de la finalidad sigue siendo una posibilidad teórica. La participación del Absoluto Incalificado en un tipo de cosmos infinito inconcebible puede estar inconmensurablemente lejana en el futuro de la eternidad sin fin, pero sin embargo se trata de una hipótesis válida. Los mortales, los morontiales, los espíritus, los finalitarios, los trascendentales y otros, así como los universos mismos y todas las demás fases de la realidad, tienen ciertamente un destino potencialmente final cuyo valor esabsoluto; pero dudamos de que algún ser o universo pueda alcanzar nunca por completo todos los aspectos de un destino semejante.
106:7.5 (1169.4) Por mucho que pueda crecer vuestra comprensión del Padre, vuestra mente se tambaleará siempre ante la infinidad no revelada del Padre-YO SOY, una infinidad cuya inmensidad sin explorar permanecerá siempre insondable e incomprensible durante todos los ciclos de la eternidad. Por mucha parte de Dios que podáis alcanzar, siempre habrá una parte mucho más grande de él que ni siquiera sospecharéis que existía. Y creemos que esto es tan cierto en los niveles trascendentales como en el ámbito de la existencia finita. ¡La búsqueda de Dios no tiene fin!
106:7.6 (1169.5) Esta incapacidad para alcanzar a Dios en el sentido final no debería desanimar de ninguna manera a las criaturas del universo; es verdad que podéis alcanzar, y alcanzáis de hecho, los niveles de Deidad del Séptuple, del Supremo y del Último, los cuales significan para vosotros lo mismo que significa la comprensión infinita de Dios Padre para el Hijo Eterno y el Actor Conjunto en sus estados absolutos de existencia en la eternidad. La infinidad de Dios, en lugar de abrumar a las criaturas, debería ser la seguridad suprema de que a lo largo de todo el interminable futuro, toda personalidad ascendente tendrá delante de sí unas posibilidades para desarrollar su personalidad y para asociarse con la Deidad que ni siquiera la eternidad podrá agotar o ponerle término.
106:7.7 (1169.6) Para las criaturas finitas del gran universo, el concepto del universo maestro parece ser casi infinito, pero no hay duda de que sus arquitectos absonitos perciben su relación con los desarrollos futuros e inimaginables dentro del YO SOY sin fin. Incluso el espacio mismo no es más que un estado último, un estado atenuado dentro de la absolutidad relativa de las zonas tranquilas de espacio intermedio.
106:7.8 (1170.1) En un momento inconcebiblemente lejano de la eternidad futura, cuando todo el universo maestro esté finalmente acabado, no hay duda de que todos contemplaremos retrospectivamente su historia completa como un simple comienzo, como la simple creación de ciertos fundamentos finitos y trascendentales con vistas a unas metamorfosis mucho más grandes y más cautivadoras en la infinidad sin explorar. En ese momento futuro de la eternidad, el universo maestro parecerá todavía joven; en verdad, siempre será joven ante las posibilidades ilimitadas de la eternidad interminable.
106:7.9 (1170.2) Es improbable que se alcance un destino infinito, pero eso no impide en lo más mínimo albergar ideas sobre ese destino, y no dudamos en afirmar que si los tres potenciales absolutos pudieran alguna vez manifestarse por completo, sería posible concebir la integración final de la realidad total. Esta realización, producto del desarrollo, está basada en la manifestación total de los Absolutos Incalificado, Universal y de la Deidad, las tres potencialidades cuya unión constituye el estado latente del YO SOY, las realidades en suspenso de la eternidad, las posibilidades en reposo de todo el futuro, y mucho más.
106:7.10 (1170.3) Lo menos que podemos decir es que estas eventualidades están más bien lejanas; sin embargo, en los mecanismos, las personalidades y las asociaciones de las tres Trinidades creemos detectar la posibilidad teórica de la reunión de las siete fases absolutas del Padre-YO SOY. Esto nos sitúa cara a cara con el concepto de la triple Trinidad, que engloba a la Trinidad del Paraíso, cuyo estado es existencial, y a las dos Trinidades que aparecen posteriormente, cuya naturaleza y origen es experiencial.
106:8.1 (1170.4) Es difícil describir a la mente humana la naturaleza de la Trinidad de Trinidades; es la suma real de la totalidad de la infinidad experiencial, tal como ésta se manifiesta en una infinidad teórica de realización en la eternidad. En la Trinidad de Trinidades, lo infinito experiencial logra identificarse con lo infinito existencial, y los dos forman uno solo en el YO SOY preexperiencial y preexistencial. La Trinidad de Trinidades es la expresión final de todo lo que contienen las quince triunidades y las triodidades asociadas. Las finalidades son difíciles de comprender para los seres relativos, ya sean éstas existenciales o experienciales; por eso siempre han de ser presentadas bajo la forma de relatividades.
106:8.2 (1170.5) La Trinidad de Trinidades existe en diversas fases. Contiene posibilidades, probabilidades e inevitabilidades que desconciertan la imaginación de los seres situados muy por encima del nivel humano. Contiene repercusiones probablemente insospechadas por los filósofos celestiales, pues estas repercusiones se encuentran en las triunidades, y las triunidades son, a fin de cuentas, insondables.
106:8.3 (1170.6) Se puede describir de diversas maneras la Trinidad de Trinidades. Escogemos presentar este concepto en tres niveles, que son los siguientes:
106:8.4 (1170.7) 1. El nivel de las tres Trinidades.
106:8.5 (1170.8) 2. El nivel de la Deidad experiencial.
106:8.6 (1170.9) 3. El nivel del YO SOY.
106:8.7 (1170.10) Se trata de unos niveles que reflejan una unificación creciente. En realidad, la Trinidad de Trinidades es el primer nivel, mientras que el segundo y el tercero son derivados y unificaciones del primero.
106:8.8 (1171.1) EL PRIMER NIVEL: Se cree que en este nivel de asociación inicial, las tres Trinidades funcionan como agrupaciones perfectamente sincronizadas, aunque distintas, de personalidades de la Deidad.
106:8.9 (1171.2) 1. La Trinidad del Paraíso, la asociación de las tres Deidades del Paraíso — el Padre, el Hijo y el Espíritu. Hay que recordar que la Trinidad del Paraíso posee una triple función — una función absoluta, una función trascendental (la Trinidad de Ultimacía) y una función finita (la Trinidad de Supremacía). La Trinidad del Paraíso es cualquiera de estas funciones y todas a la vez, en cualquier momento y en todo momento.
106:8.10 (1171.3) 2. La Trinidad Última. Es la asociación de deidades compuesta por los Creadores Supremos, Dios Supremo y los Arquitectos del Universo Maestro. Aunque ésta es una presentación adecuada de los aspectos de la divinidad de esta Trinidad, hay que indicar que esta Trinidad posee otras fases que parecen sin embargo coordinarse perfectamente con los aspectos de la divinidad.
106:8.11 (1171.4) 3. La Trinidad Absoluta. Es la agrupación de Dios Supremo, Dios Último y el Consumador del Destino del Universo con respecto a todos los valores de la divinidad. Algunas otras fases de esta agrupación trina tienen relación con los valores que reflejan algo distinto a la divinidad en el cosmos en expansión. Pero estos valores se están unificando con las fases de la divinidad, al igual que los aspectos del poder y de la personalidad de las Deidades experienciales están ahora en proceso de síntesis experiencial.
106:8.12 (1171.5) La asociación de estas tres Trinidades en la Trinidad de Trinidades proporciona la posibilidad de una integración ilimitada de la realidad. Esta agrupación contiene las causas, los estados intermedios y los efectos finales; los iniciadores, los realizadores y los consumadores; los comienzos, las existencias y los destinos. La asociación del Padre y el Hijo se ha convertido en la asociación del Hijo y el Espíritu, luego en la del Espíritu y el Supremo, después en la del Supremo y el Último, más tarde en la del Último y el Absoluto, y finalmente en la del Absoluto y el Padre-Infinito — la culminación del ciclo de la realidad. Del mismo modo, pero en otras fases que no están tan directamente relacionadas con la divinidad y la personalidad, la Gran Fuente-Centro Primera realiza en sí misma la no limitación de la realidad en torno al círculo de la eternidad, desde la absolutidad de la autoexistencia, pasando por la perpetuidad de la autorrevelación, hasta la finalidad de la autorrealización — desde el absoluto de los existenciales hasta la finalidad de los experienciales.
106:8.13 (1171.6) EL SEGUNDO NIVEL: La coordinación de las tres Trinidades supone inevitablemente la unión asociativa de las Deidades experienciales que están genéticamente asociadas con estas Trinidades. La naturaleza de este segundo nivel ha sido presentada a veces como sigue:
106:8.14 (1171.7) 1. El Supremo. Es la consecuencia en forma de deidad de la unidad de la Trinidad del Paraíso en conexión experiencial con los Hijos Creadores y las Hijas Creativas de las Deidades del Paraíso. El Supremo es la personificación, en forma de deidad, de la finalización de la primera etapa de la evolución finita.
106:8.15 (1171.8) 2. El Último. Es la consecuencia en forma de deidad de la unidad existenciada de la segunda Trinidad, la personificación trascendental y absonita de la divinidad. El Último consiste en una unidad, variablemente considerada, de numerosas cualidades, y el concepto humano del mismo haría bien en incluir al menos aquellas fases de la ultimacía que dirigen el control, que son experimentables personalmente y que unifican mediante tensiones, pero la Deidad existenciada contiene otros muchos aspectos no revelados. Aunque el Último y el Supremo son comparables, no son idénticos, y el Último no es tampoco una simple amplificación del Supremo.
106:8.16 (1172.1) 3. El Absoluto. Existen muchas teorías sobre el carácter del tercer miembro del segundo nivel de la Trinidad de Trinidades. Dios Absoluto está sin duda implicado en esta asociación como consecuencia, bajo la forma de personalidad, de la función final de la Trinidad Absoluta, y sin embargo el Absoluto de la Deidad es una realidad existencial que pertenece por su estado a la eternidad.
106:8.17 (1172.2) La dificultad para concebir este tercer miembro es inherente al hecho de que presuponer su presencia como miembro significa realmente que no hay más que un solo Absoluto. Teóricamente, si un acontecimiento así pudiera ocurrir, contemplaríamos la unificación experiencial de los tres Absolutos en uno solo. Y nos enseñan que, en la infinidad y existencialmente, hay un solo Absoluto. Aunque la identidad de este tercer miembro está muy poco clara, a menudo se supone que puede consistir en alguna forma de conexión inimaginable y de manifestación cósmica de los Absolutos de la Deidad, Universal e Incalificado. Es cierto que la Trinidad de Trinidades difícilmente podría conseguir ejercer su completa actividad sin la unificación total de los tres Absolutos, y los tres Absolutos difícilmente se pueden unificar sin que todos los potenciales infinitos se hayan realizado por completo.
106:8.18 (1172.3) Si se concibe al Absoluto Universal como el tercer miembro de la Trinidad de Trinidades, esto representará probablemente una mínima deformación de la verdad, con tal que este concepto imagine al Universal no solamente como estático y potencial, sino también como asociativo. Pero no percibimos todavía cómo está relacionado con los aspectos creativos y evolutivos de la función de la Deidad total.
106:8.19 (1172.4) Aunque es difícil formarse un concepto completo de la Trinidad de Trinidades, no es tan difícil hacerse una idea limitada. Si concebimos el segundo nivel de la Trinidad de Trinidades como esencialmente personal, es completamente posible suponer que la unión de Dios Supremo, Dios Último y Dios Absoluto es la repercusión personal de la unión de las Trinidades personales que son ancestrales a estas Deidades experienciales. Aventuramos la opinión de que estas tres Deidades experienciales se unificarán seguramente en el segundo nivel como consecuencia directa de la unidad creciente de sus Trinidades ancestrales y causativas, las cuales componen el primer nivel.
106:8.20 (1172.5) El primer nivel está compuesto de tres Trinidades; el segundo nivel existe como la asociación de personalidad que engloba a las personalidades experiencial-evolucionadas, experiencial-existenciadas y experiencial-existenciales de la Deidad. Independientemente de cualquier dificultad conceptual para comprender a la Trinidad de Trinidades en su totalidad, la asociación personal de estas tres Deidades en el segundo nivel se ha manifestado en nuestra propia época universal en el fenómeno de convertir a Majeston en una deidad, el cual se hizo real en este segundo nivel gracias al Absoluto de la Deidad, que actuó a través del Último y en respuesta al mandato creativo inicial del Ser Supremo.
106:8.21 (1172.6) EL TERCER NIVEL. La relación recíproca entre todas las fases de todos los tipos de realidad que existen, han existido o pudieran existir en la totalidad de la infinidad, está incluida en la hipótesis incalificada del segundo nivel de la Trinidad de Trinidades. El Ser Supremo no sólo es espíritu, sino también mente, poder y experiencia. El Último es todo esto y mucho más, mientras que en el concepto conjunto de la unicidad de los Absolutos de la Deidad, Universal e Incalificado, dicho concepto incluye la finalidad absoluta de toda la realización de la realidad.
106:8.22 (1172.7) En la unión que forman el Supremo, el Último y el Absoluto concluído, podría producirse la reunión funcional de aquellos aspectos de la infinidad que al principio fueron segmentados por el YO SOY y que ocasionaron la aparición de los Siete Absolutos de la Infinidad. Aunque los filósofos del universo estiman que se trata de una probabilidad sumamente lejana, sin embargo a menudo nos hacemos la pregunta siguiente: Si el segundo nivel de la Trinidad de Trinidades pudiera alcanzar alguna vez una unidad trinitaria, ¿qué sucedería entonces como consecuencia de esta unidad de deidad? No lo sabemos, pero estamos convencidos de que conduciría directamente a reconocer que el YO SOY podría ser alcanzado por experiencia. Desde el punto de vista de los seres personales, esto podría significar que el incognoscible YO SOY se ha vuelto accesible a la experiencia como Padre-Infinito. Lo que estos destinos absolutos puedan significar desde un punto de vista no personal es otra cuestión que sólo la eternidad podrá posiblemente clarificar. Pero cuando consideramos estas eventualidades lejanas como criaturas personales, deducimos que el destino final de todas las personalidades es conocer de manera final al Padre Universal de esas mismas personalidades.
106:8.23 (1173.1) El YO SOY, tal como lo concebimos filosóficamente en la eternidad pasada, está solo, no hay nadie más que él. Cuando miramos hacia la eternidad futura, no vemos la posibilidad de que el YO SOY, como existencial, pueda cambiar, pero nos inclinamos a pronosticar una enorme diferencia experiencial. Este concepto del YO SOY implica la completa realización de sí mismo — abarca al conjunto ilimitado de personalidades que habrán participado volitivamente en la autorrevelación del YO SOY, y que permanecerán eternamente como partes volitivas absolutas de la totalidad de la infinidad, los hijos finales del Padre absoluto.
106:9.1 (1173.2) En el concepto de la Trinidad de Trinidades, admitimos la posible unificación experiencial de la realidad ilimitada, y a veces teorizamos que todo esto podría suceder en la inmensa lejanía de la distante eternidad. Pero existe no obstante una unificación presente y real de la infinidad en esta misma era, como en todas las eras pasadas y futuras del universo; esta unificación es existencial en la Trinidad del Paraíso. La unificación de la infinidad como realidad experiencial está inconcebiblemente lejana, pero una unidad incalificada de la infinidad domina ahora el momento presente de la existencia universal, y une las divergencias de toda la realidad con una majestad existencial absoluta.
106:9.2 (1173.3) Cuando las criaturas finitas intentan concebir la unificación infinita en los niveles de finalidad de la eternidad consumada, se encuentran cara a cara con las limitaciones intelectuales inherentes a sus existencias finitas. El tiempo, el espacio y la experiencia constituyen unas barreras para la comprensión de las criaturas; y sin embargo, sin el tiempo, aparte del espacio y a excepción de la experiencia, ninguna criatura podría conseguir siquiera una comprensión limitada de la realidad universal. Sin la sensibilidad al tiempo, ninguna criatura evolutiva podría percibir de ninguna manera las relaciones secuenciales. Sin la percepción espacial, ninguna criatura podría comprender las relaciones de simultaneidad. Sin la experiencia, ninguna criatura evolutiva podría existir siquiera; sólo los Siete Absolutos de la Infinidad trascienden realmente la experiencia, e incluso ellos mismos pueden ser experienciales en algunas fases.
106:9.3 (1173.4) El tiempo, el espacio y la experiencia son los mayores auxiliares del hombre para percibir, de manera relativa, la realidad, y son sin embargo sus obstáculos más formidables para percibir, de manera completa, la realidad. Los mortales, y otras muchas criaturas del universo, necesitan pensar en los potenciales como que se hacen reales en el espacio y evolucionan hasta su fructificación en el tiempo, pero todo este proceso es un fenómeno espacio-temporal que no ocurre realmente en el Paraíso ni en la eternidad. En el nivel absoluto no existe ni el tiempo ni el espacio; todos los potenciales se pueden percibir allí como actuales.
106:9.4 (1173.5) El concepto de la unificación de toda la realidad, ya se produzca en esta era o en cualquier otra era del universo, es básicamente doble: existencial y experiencial. Esta unidad está en proceso de realizarse experiencialmente en la Trinidad de Trinidades, pero el grado de manifestación aparente de esta triple Trinidad es directamente proporcional a la desaparición de las atenuaciones e imperfecciones de la realidad en el cosmos. Sin embargo, la integración total de la realidad está presente de manera incalificada, eterna y existencial en la Trinidad del Paraíso, dentro de la cual la realidad infinita está absolutamente unificada en este mismo momento del universo.
106:9.5 (1174.1) Los puntos de vista experiencial y existencial crean una paradoja inevitable que está basada en parte en el hecho de que la Trinidad del Paraíso y la Trinidad de Trinidades son, cada una de ellas, un conjunto de relaciones que ha existido desde la eternidad, y que los mortales sólo pueden percibir como una relatividad espacio-temporal. El concepto humano sobre la manifestación experiencial gradual de la Trinidad de Trinidades — el punto de vista temporal — debe ser completado con el postulado adicional de que esto es ya una realidad factual — el punto de vista de la eternidad. Pero, ¿cómo se pueden conciliar estos dos puntos de vista? Sugerimos a los mortales finitos que acepten la verdad de que la Trinidad del Paraíso es la unificación existencial de la infinidad, y que la incapacidad para detectar la presencia efectiva y la manifestación completa de la Trinidad de Trinidades experiencial, se debe en parte a las deformaciones recíprocas causadas por:
106:9.6 (1174.2) 1. El limitado punto de vista humano, la incapacidad para captar el concepto de la eternidad incalificada.
106:9.7 (1174.3) 2. El estado imperfecto humano, la lejanía de los experienciales respecto al nivel absoluto.
106:9.8 (1174.4) 3. El propósito de la existencia humana, el hecho de que la humanidad está diseñada para evolucionar mediante la técnica de la experiencia y, por consiguiente, tiene que depender de la experiencia de manera inherente y constitutiva. Sólo un Absoluto puede ser a la vez existencial y experiencial.
106:9.9 (1174.5) El Padre Universal, en la Trinidad del Paraíso, es el YO SOY de la Trinidad de Trinidades, y las limitaciones finitas son las que impiden experimentar al Padre como infinito. El concepto del YO SOY existencial, solitario, pretrinitario e inaccesible, y el postulado del YO SOY experiencial, accesible y posterior a la Trinidad de Trinidades, no son más que una sola y misma hipótesis; ningún cambio real se ha producido en el Infinito; todos los desarrollos aparentes se deben a las capacidades crecientes para abarcar la realidad y para comprender el cosmos.
106:9.10 (1174.6) A fin de cuentas, el YO SOY debe existir antes que todos los existenciales y después de todos los experienciales. Aunque estas ideas no puedan clarificar en la mente humana las paradojas de la eternidad y de la infinidad, al menos deberían estimular a los intelectos finitos a intentar resolver de nuevo estos problemas sin fin, unos problemas que continuarán intrigándoos en Salvington y más tarde como finalitarios, y después durante todo el futuro interminable de vuestra carrera eterna en los universos en vías de expansión.
106:9.11 (1174.7) Tarde o temprano todas las personalidades del universo empiezan a darse cuenta de que la búsqueda final de la eternidad es la exploración sin fin de la infinidad, el viaje interminable de descubrimiento dentro de la absolutidad de la Fuente-Centro Primera. Tarde o temprano todos nos volvemos conscientes de que todo crecimiento de las criaturas es proporcional a su identificación con el Padre. Llegamos a comprender que vivir la voluntad de Dios es el pasaporte eterno para las posibilidades sin fin de la misma infinidad. Los mortales se darán cuenta algún día de que el éxito en la búsqueda del Infinito es directamente proporcional a la semejanza que se alcance con el Padre, y que durante esta era del universo, las realidades del Padre están reveladas en las cualidades de la divinidad. Y las criaturas del universo se apoderan personalmente de estas cualidades de la divinidad mediante la experiencia de vivir divinamente, y vivir divinamente significa vivir realmente la voluntad de Dios.
106:9.12 (1175.1) Para las criaturas materiales, evolutivas y finitas, una vida basada en vivir la voluntad del Padre conduce directamente a alcanzar la supremacía espiritual en el ámbito de la personalidad, y lleva a estas criaturas a avanzar un paso más en la comprensión del Padre-Infinito. Una vida centrada así en el Padre está basada en la verdad, es sensible a la belleza y está dominada por la bondad. La persona que conoce así a Dios está interiormente iluminada por la adoración, y exteriormente consagrada de todo corazón al servicio de la fraternidad universal de todas las personalidades, un ministerio de servicio lleno de misericordia y motivado por el amor, mientras que todas estas cualidades de vida están unificadas en la personalidad evolutiva en unos niveles siempre ascendentes de sabiduría cósmica, de autorrealización, de descubrimiento de Dios y de adoración del Padre.
106:9.13 (1175.2) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon].
El libro de Urantia
Documento 107
107:0.1 (1176.1) AUNQUE el Padre Universal reside personalmente en el Paraíso, en el centro mismo de los universos, también está realmente presente en los mundos del espacio en la mente de sus innumerables hijos del tiempo, ya que vive dentro de ellos bajo la forma de los Monitores de Misterio. El Padre eterno es el que se encuentra más lejos de sus hijos mortales planetarios, y es al mismo tiempo el que está más íntimamente asociado con ellos.
107:0.2 (1176.2) Los Ajustadores son la realidad del amor del Padre, encarnado en el alma de los hombres; son la verdadera promesa de la carrera eterna del hombre, encarcelada dentro de la mente mortal; son la esencia de la personalidad finalitaria perfeccionada del hombre, que éste puede saborear de antemano en el tiempo a medida que domina progresivamente la técnica divina de lograr vivir la voluntad del Padre, paso a paso, a través de la ascensión de un universo tras otro, hasta que alcanza realmente la presencia divina de su Padre Paradisiaco.
107:0.3 (1176.3) Dios, después de ordenarle al hombre que sea perfecto como Él mismo es perfecto, ha descendido en forma de Ajustador para convertirse en el asociado experiencial del hombre a fin de lograr el destino celestial que ha sido así ordenado. El fragmento de Dios que reside en la mente del hombre es la garantía absoluta e incalificada de que el hombre puede encontrar al Padre Universal en asociación con este Ajustador divino, el cual salió de Dios para encontrar al hombre y hacer de él su hijo incluso durante sus días en la carne.
107:0.4 (1176.4) Cualquier mortal que ha visto a un Hijo Creador ha visto al Padre Universal, y aquel que está habitado por un Ajustador divino está habitado por el Padre Paradisiaco. Todo mortal que sigue, consciente o inconscientemente, las directrices de su Ajustador interior, vive de acuerdo con la voluntad de Dios. La conciencia de la presencia del Ajustador es la conciencia de la presencia de Dios. La fusión eterna del Ajustador con el alma evolutiva del hombre es la experiencia objetiva de la unión eterna con Dios en calidad de asociado universal de la Deidad.
107:0.5 (1176.5) El Ajustador es el que crea, dentro del hombre, ese anhelo insaciable y ese ansia incesante de ser semejante a Dios, de alcanzar el Paraíso, y allí, delante de la persona real de la Deidad, de adorar a la fuente infinita de este don divino. El Ajustador es la presencia viviente que conecta realmente al hijo mortal con su Padre Paradisiaco y le acerca cada vez más al Padre. El Ajustador es para nosotros aquello que nivela de manera compensatoria la enorme tensión universal creada por la distancia que separa al hombre de Dios, y por el grado de parcialidad del hombre en contraste con la universalidad del Padre eterno.
107:0.6 (1176.6) El Ajustador es una esencia absoluta de un ser infinito, encarcelada en la mente de una criatura finita que, dependiendo de la elección de dicho mortal, puede consumar finalmente esta unión temporal entre Dios y el hombre y hacer verdaderamente real una nueva clase de ser para un servicio universal sin fin. El Ajustador es la realidad universal divina que convierte en un hecho la verdad de que Dios es el Padre del hombre. El Ajustador es la brújula cósmica infalible del hombre, que orienta siempre e infaliblemente el alma hacia Dios.
107:0.7 (1177.1) En los mundos evolutivos, las criaturas volitivas atraviesan tres etapas generales de desarrollo del ser: desde la llegada del Ajustador hasta el pleno desarrollo relativo, alrededor de los veinte años de edad en Urantia, los Monitores se denominan a veces Cambiadores del Pensamiento. Desde este momento hasta que se alcanza la edad del juicio, hacia los cuarenta años, los Monitores de Misterio se llaman Ajustadores del Pensamiento. Desde que se alcanza el juicio hasta la liberación de la carne, a menudo se les califica de Controladores del Pensamiento. Estas tres fases de la vida mortal no tienen ninguna relación con las tres etapas del progreso de los Ajustadores en la duplicación de la mente y en la evolución del alma.
107:1.1 (1177.2) Puesto que los Ajustadores del Pensamiento forman parte de la esencia de la Deidad original, nadie puede atreverse a disertar con autoridad sobre su naturaleza y origen; yo sólo puedo comunicar las tradiciones de Salvington y las creencias de Uversa; sólo puedo explicar cómo consideramos a estos Monitores de Misterio y a sus entidades asociadas en todo el gran universo.
107:1.2 (1177.3) Aunque circulan opiniones diversas sobre la manera en que se conceden los Ajustadores del Pensamiento, no existen tales diferencias en lo que se refiere a su origen; todos están de acuerdo en que proceden directamente del Padre Universal, la Fuente-Centro Primera. No son seres creados; son entidades fragmentadas que representan la presencia de hecho del Dios infinito. Al igual que sus numerosos asociados no revelados, los Ajustadores son de una divinidad pura y sin mezcla, partes incalificadas y no atenuadas de la Deidad; son de Dios y, en la medida en que podemos discernirlo, son Dios.
107:1.3 (1177.4) En cuanto al momento en que empiezan su existencia separada fuera de la absolutidad de la Fuente-Centro Primera, no lo sabemos; y tampoco conocemos su número. Sabemos muy poco sobre sus carreras hasta que llegan a los planetas del tiempo para residir en las mentes humanas, pero desde ese momento en adelante, estamos más o menos familiarizados con su progresión cósmica hasta, e incluyendo, la culminación de su destino trino, es decir: la obtención de la personalidad mediante la fusión con un ascendente mortal, la obtención de la personalidad por mandato del Padre Universal, o la liberación de los Ajustadores del Pensamiento de sus tareas conocidas.
107:1.4 (1177.5) Aunque no lo sabemos, suponemos que los Ajustadores son continuamente individualizados a medida que se amplía el universo y que crece el número de candidatos destinados a fusionar con un Ajustador. Pero también es igualmente posible que cometamos un error al intentar atribuir una magnitud numérica a los Ajustadores; al igual que Dios mismo, estos fragmentos de su naturaleza insondable pueden ser existencialmente infinitos.
107:1.5 (1177.6) La técnica del origen de los Ajustadores del Pensamiento es una de las funciones no reveladas del Padre Universal. Tenemos todas las razones para creer que ninguno de los otros asociados absolutos de la Fuente-Centro Primera tiene nada que ver con la producción de los fragmentos del Padre. Los Ajustadores son simple y eternamente unos dones divinos; son de Dios, proceden de Dios y son semejantes a Dios.
107:1.6 (1177.7) En sus relaciones con las criaturas con las que fusionan, revelan un amor celestial y un ministerio espiritual que confirman profundamente la declaración de que Dios es espíritu. Pero además de este ministerio trascendente, hay muchas cosas que tienen lugar y que nunca se han revelado a los mortales de Urantia. Tampoco comprendemos por completo qué sucede realmente cuando el Padre Universal da algo de sí mismo para que forme parte de la personalidad de una criatura temporal. La progresión ascendente de los finalitarios del Paraíso tampoco ha revelado todavía todas las posibilidades inherentes a esta asociación celestial entre el hombre y Dios. A fin de cuentas, los fragmentos del Padre deben ser un don del Dios absoluto a aquellas criaturas cuyo destino abarca la posibilidad de alcanzar a Dios como absoluto.
107:1.7 (1178.1) Al igual que el Padre Universal fragmenta su Deidad prepersonal, el Espíritu Infinito individualiza porciones de su espíritu premental para que residan y fusionen realmente con las almas evolutivas de los mortales supervivientes de la serie que fusiona con el espíritu. Pero la naturaleza del Hijo Eterno no se puede fragmentar así; el espíritu del Hijo Original es o bien difuso o diferenciadamente personal. Las criaturas fusionadas con el Hijo están unidas a los dones individualizados del espíritu de los Hijos Creadores del Hijo Eterno.
107:2.1 (1178.2) Los Ajustadores son individualizados como entidades vírgenes, y todos están destinados a convertirse en Monitores liberados, fusionados o Personalizados. Tenemos entendido que existen siete órdenes de Ajustadores del Pensamiento, aunque no comprendemos del todo estas divisiones. A menudo nos referimos a estas diferentes órdenes como sigue:
107:2.2 (1178.3) 1. Los Ajustadores vírgenes, aquellos que sirven durante su misión inicial en la mente de los candidatos evolutivos a la supervivencia eterna. La naturaleza divina de los Monitores de Misterio es eternamente uniforme. Su naturaleza experiencial también es uniforme cuando salen por primera vez de Divinington; su diferenciación experiencial posterior es el resultado de su experiencia efectiva en el ministerio universal.
107:2.3 (1178.4) 2. Los Ajustadores avanzados, aquellos que han servido durante uno o más períodos con las criaturas volitivas en los mundos donde la fusión final tiene lugar entre la identidad de la criatura temporal y una porción individualizada del espíritu de la manifestación en el universo local de la Fuente-Centro Tercera.
107:2.4 (1178.5) 3. Los Ajustadores supremos, aquellos Monitores que han servido en la aventura del tiempo en los mundos evolutivos, pero cuyos asociados humanos han rechazado por alguna razón la supervivencia eterna, y aquellos Monitores que han sido destinados posteriormente a otras aventuras en otros mortales y en otros mundos evolutivos. Un Ajustador supremo no es más divino que un Monitor virgen, pero ha tenido más experiencia y puede hacer cosas en la mente humana que un Ajustador menos experimentado no podría hacer.
107:2.5 (1178.6) 4. Los Ajustadores desaparecidos. Aquí se produce una laguna en nuestros esfuerzos por seguir la carrera de los Monitores de Misterio. Existe una cuarta fase de servicio sobre la que no estamos seguros. Los Melquisedeks enseñan que los Ajustadores de la cuarta fase están realizando misiones independientes, deambulando por el universo de universos. Los Mensajeros Solitarios tienden a creer que están unidos a la Fuente-Centro Primera, disfrutando de un período de asociación reconfortante con el Padre mismo. Y es totalmente posible que un Ajustador pueda estar deambulando por el universo maestro, y estar simultáneamente unido al Padre omnipresente.
107:2.6 (1178.7) 5. Los Ajustadores liberados, los Monitores de Misterio que han sido liberados eternamente del servicio temporal para con los mortales de las esferas en evolución. No sabemos el tipo de actividad que desempeñan.
107:2.7 (1179.1) 6. Los Ajustadores fusionados — los finalitarios — aquellos que se han vuelto una sola cosa con las criaturas ascendentes de los superuniversos, los asociados para la eternidad de los ascendentes temporales del Cuerpo Paradisiaco de la Finalidad. Los Ajustadores del Pensamiento fusionan generalmente con los mortales ascendentes del tiempo, y son registrados a su entrada y a su salida de Ascendington con estos mortales supervivientes; siguen el camino de los seres ascendentes. Después de fusionar con un alma ascendente evolutiva, parece que el Ajustador se traslada del nivel existencial absoluto del universo al nivel experiencial finito de la asociación funcional con una personalidad ascendente. Aunque conserva todo el carácter de la naturaleza existencial divina, un Ajustador fusionado se une indisolublemente a la carrera ascendente de un mortal superviviente.
107:2.8 (1179.2) 7. Los Ajustadores personalizados, aquellos que han servido con los Hijos Paradisiacos encarnados, así como muchos otros que han conseguido distinguirse de manera excepcional durante su estancia en un mortal, pero cuyos sujetos han rechazado la supervivencia. Tenemos razones para creer que estos Ajustadores son personalizados por recomendación de los Ancianos de los Días del superuniverso donde han estado asignados.
107:2.9 (1179.3) Estos misteriosos fragmentos de Dios pueden ser clasificados de muchas maneras: según su tarea en el universo, según el grado de su éxito residiendo en un mortal individual, o incluso según la ascendencia racial del candidato mortal a la fusión.
107:3.1 (1179.4) Todas las actividades universales relacionadas con el envío, la gestión, la dirección y el regreso de los Monitores de Misterio en servicio en los siete superuniversos parecen estar centradas en la esfera sagrada de Divinington. Que yo sepa, nadie, salvo los Ajustadores y otras entidades del Padre, ha estado en esta esfera. Parece probable que numerosas entidades prepersonales no reveladas compartan Divinington con los Ajustadores como esfera de origen. Conjeturamos que estas entidades semejantes pueden estar asociadas de alguna manera con el ministerio presente y futuro de los Monitores de Misterio. Pero en realidad no lo sabemos.
107:3.2 (1179.5) Cuando los Ajustadores del Pensamiento regresan al Padre, vuelven a Divinington, al mundo de su supuesto origen; y existe probablemente, como parte de esta experiencia, un contacto real con la personalidad paradisiaca del Padre, así como con la manifestación especializada de la divinidad del Padre que dicen que está situada en esta esfera secreta.
107:3.3 (1179.6) Aunque sabemos algo sobre las siete esferas secretas del Paraíso, sabemos menos de Divinington que de las demás. Los seres de las órdenes espirituales elevadas sólo reciben tres mandatos divinos, que son los siguientes:
107:3.4 (1179.7) 1. Mostrar siempre un respeto adecuado por la experiencia y los dones de sus mayores y superiores.
107:3.5 (1179.8) 2. Mostrar siempre consideración por las limitaciones y la inexperiencia de los más jóvenes y subordinados.
107:3.6 (1179.9) 3. No intentar nunca aterrizar en las orillas de Divinington.
107:3.7 (1179.10) A menudo he pensado que sería totalmente inútil para mí ir a Divinington; probablemente sería incapaz de ver a ninguno de sus residentes, excepto a los seres tales como los Ajustadores Personalizados, que ya he visto en otras partes. Estoy muy seguro de que no hay nada en Divinington que posea un verdadero valor o beneficio para mí, nada esencial para mi crecimiento y desarrollo, pues si no, no me habrían prohibido ir allí.
107:3.8 (1180.1) Puesto que Divinington nos permite aprender poco o nada sobre la naturaleza y el origen de los Ajustadores, nos vemos obligados a recoger información de mil y una fuentes diferentes, y es necesario reunir, asociar y correlacionar estos datos acumulados para que dicho conocimiento pueda ser informativo.
107:3.9 (1180.2) El valor y la sabiduría que manifiestan los Ajustadores del Pensamiento sugieren que han sufrido un entrenamiento de una amplitud y de una variedad extraordinarias. Puesto que no son personalidades, esta preparación debe ser impartida en las instituciones educativas de Divinington. Los excepcionales Ajustadores Personalizados constituyen sin duda el personal de las escuelas de formación para Ajustadores de Divinington. Y sabemos que este cuerpo central y supervisor está presidido por el Ajustador, actualmente Personalizado, del primer Hijo Paradisiaco de la Orden de los Migueles que completó su séptuple donación sobre las razas y pueblos de los mundos de su universo.
107:3.10 (1180.3) Sabemos en realidad muy poca cosa sobre los Ajustadores no personalizados; sólo nos ponemos en contacto y nos comunicamos con las órdenes personalizadas. A estos Ajustadores se les pone un nombre en Divinington, y siempre son conocidos por su nombre y no por su número. Los Ajustadores Personalizados tienen su domicilio permanente en Divinington; esta esfera sagrada es su hogar. Sólo salen de esta residencia por voluntad del Padre Universal. Se encuentran muy pocos en las esferas de los universos locales, pero están presentes en gran número en el universo central.
107:4.1 (1180.4) Decir que un Ajustador del Pensamiento es divino es reconocer simplemente la naturaleza de su origen. Es muy probable que esta pureza de su divinidad abarque la esencia del potencial de todos los atributos de la Deidad que pueden estar contenidos dentro de un fragmento así de la esencia absoluta de la presencia universal del Padre Paradisiaco eterno e infinito.
107:4.2 (1180.5) La fuente real del Ajustador debe ser infinita, y antes de fusionar con el alma inmortal de un mortal evolutivo, la realidad del Ajustador debe lindar con la absolutidad. Los Ajustadores no son absolutos en el sentido universal, en el sentido de la Deidad, pero probablemente son verdaderos absolutos dentro de las potencialidades de sus naturalezas fragmentadas. Están restringidos en cuanto a su universalidad, pero no en cuanto a su naturaleza. Son limitados en extensión, pero en intensidad de significado, de valor y de hecho son absolutos. Por esta razón, a estos dones divinos a veces les llamamos los fragmentos restringidos absolutos del Padre.
107:4.3 (1180.6) Ningún Ajustador ha sido nunca desleal hacia el Padre Paradisiaco; las órdenes más humildes de criaturas personales a veces tienen que luchar con compañeros desleales, pero nunca con los Ajustadores; son supremos e infalibles en su esfera celestial de ministerio hacia las criaturas y de función en el universo.
107:4.4 (1180.7) Los Ajustadores no personalizados sólo son visibles para los Ajustadores Personalizados. Mi orden, la de los Mensajeros Solitarios, así como los Espíritus Inspirados de la Trinidad, pueden detectar la presencia de los Ajustadores por medio de unos fenómenos de reacción espiritual; incluso los serafines pueden a veces discernir la luminosidad espiritual supuestamente asociada a la presencia de los Monitores en la mente material de los hombres; pero ninguno de nosotros es capaz de discernir verdaderamente la presencia real de los Ajustadores, a menos que hayan sido personalizados, aunque sus naturalezas son perceptibles en unión con las personalidades fusionadas de los mortales ascendentes de los mundos evolutivos. La invisibilidad universal de los Ajustadores sugiere poderosamente que su origen y su naturaleza son elevados y exclusivamente divinos.
107:4.5 (1181.1) Existe una luz característica, una luminosidad espiritual, que acompaña a esta presencia divina, y que ha sido generalmente asociada con los Ajustadores del Pensamiento. En el universo de Nebadon, esta luminosidad paradisiaca es ampliamente conocida como la «luz piloto»; en Uversa se le llama la «luz de la vida». En Urantia, a veces se ha hecho referencia a este fenómeno como «la verdadera luz que ilumina a todo hombre que llega al mundo».
107:4.6 (1181.2) Los Ajustadores del Pensamiento Personalizados son visibles para todos los seres que han alcanzado al Padre Universal. Los Ajustadores de todas las etapas, así como todos los demás seres, entidades, espíritus, personalidades y manifestaciones espirituales, son siempre discernibles por las Personalidades Creadoras Supremas que tienen su origen en las Deidades del Paraíso, y que presiden los gobiernos principales del gran universo.
107:4.7 (1181.3) ¿Podéis daros cuenta realmente del verdadero significado que tiene la presencia interior del Ajustador? ¿Podéis comprender realmente lo que significa tener un fragmento absoluto de la Deidad absoluta e infinita, el Padre Universal, que reside en vosotros y que fusiona con vuestra naturaleza mortal finita? Cuando el hombre mortal fusiona con un fragmento real de la Causa existencial del cosmos total, ya no se puede poner ningún límite al destino de esta asociación inimaginable y sin precedentes. El hombre descubrirá en la eternidad no solamente la infinidad de la Deidad objetiva, sino también la potencialidad sin fin del fragmento subjetivo de este mismo Dios. El Ajustador estará revelando siempre a la personalidad mortal la maravilla de Dios, y esta revelación celestial nunca podrá tener fin, porque el Ajustador viene de Dios y es como Dios para el hombre mortal.
107:5.1 (1181.4) Los mortales evolutivos tienden a considerar que la mente es como una mediación cósmica entre el espíritu y la materia, ya que éste es en verdad el ministerio principal de la mente tal como vosotros podéis discernirlo. Por eso a los humanos les resulta muy difícil percibir que los Ajustadores del Pensamiento tengan una mente, pues los Ajustadores son fragmentaciones de Dios en un nivel absoluto de realidad que no solamente es prepersonal, sino también anterior a toda divergencia entre la energía y el espíritu. En un nivel monista anterior a la diferenciación entre la energía y el espíritu no podría haber ninguna función mediadora de la mente, puesto que no existen divergencias para tener que mediar entre ellas.
107:5.2 (1181.5) Puesto que los Ajustadores pueden planificar, trabajar y amar, deben tener unos poderes en su individualidad proporcionales a la mente. Todos los tipos de Monitores que se encuentran por encima del primer grupo, o grupo virgen, poseen la capacidad ilimitada de comunicarse entre sí. En cuanto a la naturaleza y el contenido de sus intercomunicaciones, podemos revelar muy poco, porque no lo sabemos. Sabemos además que deben estar dotados de alguna forma de mente, porque si no, nunca podrían ser personalizados.
107:5.3 (1181.6) La dotación mental del Ajustador del Pensamiento es semejante a la dotaciónmental del Padre Universal y del Hijo Eterno — que son ancestrales a las mentes que han surgido del Actor Conjunto.
107:5.4 (1181.7) El tipo de mente que se da por sentado en un Ajustador debe ser similar a la dotación mental de otras numerosas órdenes de entidades prepersonales que probablemente se originan de la misma manera en la Fuente-Centro Primera. Aunque muchas de estas órdenes no han sido reveladas en Urantia, todas muestran cualidades mentales. A estas individualizaciones de la Deidad original también les resulta posible unificarse con numerosos tipos evolutivos de seres no mortales, e incluso con un número limitado de seres no evolutivos que han desarrollado la capacidad de fusionarse con estos fragmentos de la Deidad.
107:5.5 (1182.1) Cuando un Ajustador del Pensamiento ha fusionado con el alma morontial inmortal en evolución del humano superviviente, la mente del Ajustador sólo se puede identificar como separada de la mente de la criatura hasta que el mortal ascendente alcanza los niveles espirituales de la progresión universal.
107:5.6 (1182.2) Cuando estos espíritus del sexto grado alcanzan los niveles finalitarios de la experiencia ascendente, parecen transmutar un factor mental que representa la unión de ciertas fases de la mente del mortal y de la mente del Ajustador que habían funcionado anteriormente como vínculo entre las fases humana y divina de estas personalidades ascendentes. Esta cualidad mental experiencial probablemente se «suprematiza», y acrecienta posteriormente la dotación experiencial de la Deidad evolutiva — del Ser Supremo.
107:6.1 (1182.3) Los Ajustadores del Pensamiento, tal como se pueden encontrar en la experiencia de las criaturas, revelan la presencia y la guía de una influencia espiritual. El Ajustador es en verdad un espíritu, un espíritu puro, pero más que un espíritu. Nunca hemos sido capaces de clasificar satisfactoriamente a los Monitores de Misterio; todo lo que se puede decir con certeza de ellos es que son verdaderamente semejantes a Dios.
107:6.2 (1182.4) El Ajustador es la posibilidad que tiene el hombre de lograr la eternidad; el hombre es la posibilidad que tiene el Ajustador de lograr la personalidad. Vuestro Ajustador individual trabaja para espiritualizaros con la esperanza de eternizar vuestra identidad temporal. Los Ajustadores están saturados del hermoso amor del Padre de los espíritus, un amor que se dona por sí mismo. Os aman de manera real y divina; son los prisioneros de una esperanza espiritual, confinados en la mente de los hombres. Desean ardientemente que vuestra mente mortal alcance la divinidad para que pueda terminar su soledad, para poder ser liberados con vosotros de las limitaciones de la investidura material y del ropaje del tiempo.
107:6.3 (1182.5) Vuestro camino hacia el Paraíso es el camino del logro espiritual, y la naturaleza del Ajustador os descubrirá fielmente la revelación de la naturaleza espiritual del Padre Universal. Más allá de la ascensión al Paraíso y en las etapas postfinalitarias de la carrera eterna, es posible que el Ajustador se ponga en contacto con su antiguo compañero humano para llevar a cabo un ministerio distinto al espiritual; pero la ascensión al Paraíso y la carrera finalitaria representan la asociación entre el mortal que conoce a Dios y se espiritualiza, y el ministerio espiritual del Ajustador que revela a Dios.
107:6.4 (1182.6) Sabemos que los Ajustadores del Pensamiento son espíritus, espíritus puros, probablemente espíritus absolutos. Pero el Ajustador debe ser también algo más que una realidad espiritual exclusiva. Además de la presumible dotación mental, también están presentes los factores de energía pura. Si recordáis que Dios es la fuente de la energía pura y del puro espíritu, no será tan difícil percibir que sus fragmentos puedan ser ambas cosas. Es un hecho que los Ajustadores atraviesan el espacio por los circuitos de gravedad instantáneos y universales de la Isla del Paraíso.
107:6.5 (1182.7) El hecho de que los Monitores de Misterio estén así asociados con los circuitos materiales del universo de universos es en verdad un enigma. Pero sigue siendo un hecho que atraviesan como un relámpago todo el gran universo por los circuitos de la gravedad material. Es perfectamente posible que puedan incluso penetrar en los niveles del espacio exterior; seguramente podrían seguir la presencia gravitatoria del Paraíso en estas regiones, y aunque mi orden de personalidades puede atravesar también los circuitos mentales del Actor Conjunto más allá de los confines del gran universo, nunca hemos estado seguros de detectar la presencia de los Ajustadores en las regiones inexploradas del espacio exterior.
107:6.6 (1183.1) Y sin embargo, aunque los Ajustadores utilizan los circuitos de la gravedad material, no están sujetos a ella como lo está la creación material. Los Ajustadores son fragmentos del predecesor de la gravedad, no consecuencias de la gravedad; se han segmentado en un nivel universal de existencia que es hipotéticamente anterior a la aparición de la gravedad.
107:6.7 (1183.2) Los Ajustadores del Pensamiento no disfrutan de ningún descanso desde el momento de su donación hasta el día en que son liberados y pueden partir hacia Divinington después de la muerte natural de su sujeto mortal. Y aquellos Ajustadores cuyos sujetos no pasan por las puertas de la muerte natural, ni siquiera experimentan este respiro temporal. Los Ajustadores del Pensamiento no necesitan consumir energía; ellos son energía, una energía del tipo más elevado y más divino.
107:7.1 (1183.3) Los Ajustadores del Pensamiento no son personalidades, pero son entidades reales; están verdadera y perfectamente individualizados, aunque nunca están realmente personalizados mientras residen en los mortales. Los Ajustadores del Pensamiento no son verdaderas personalidades; son verdaderas realidades, unas realidades del tipo más puro que se conoce en el universo de universos — son la presencia divina. Aunque no son personales, a estos maravillosos fragmentos del Padre se les califica generalmente de seres, y a veces, en vista de las fases espirituales de su presente ministerio hacia los mortales, de entidades espirituales.
107:7.2 (1183.4) Si los Ajustadores del Pensamiento no son unas personalidades que posean las prerrogativas de la voluntad y de los poderes de elección, ¿cómo pueden entonces elegir a sus sujetos mortales y ofrecerse para residir en estas criaturas de los mundos evolutivos? Es una pregunta fácil de hacer, pero probablemente ningún ser en el universo de universos ha encontrado nunca la respuesta precisa. Incluso mi orden de personalidades, los Mensajeros Solitarios, no comprende plenamente la dotación de voluntad, de elección y de amor en unas entidades que no son personales.
107:7.3 (1183.5) A menudo hemos especulado que los Ajustadores del Pensamiento deben tener una volición en todos los niveles prepersonales de elección. Se ofrecen como voluntarios para habitar en los seres humanos, hacen planes para la carrera eterna del hombre, los adaptan, modifican y sustituyen de acuerdo con las circunstancias, y estas actividades implican una volición auténtica. Sienten afecto por los mortales, desempeñan su actividad en las crisis del universo, siempre están preparados para actuar de manera decisiva de acuerdo con la elección humana, y todas estas reacciones son extremadamente volitivas. En todas las situaciones no relacionadas con el ámbito de la voluntad humana, manifiestan indiscutiblemente una conducta que revela el ejercicio de unos poderes que equivalen en todos los sentidos a la voluntad, al máximo de decisión.
107:7.4 (1183.6) Si los Ajustadores del Pensamiento poseen una volición, ¿por qué están sometidos entonces a la voluntad de los mortales? Creemos que esto se debe a que la naturaleza de la volición del Ajustador es absoluta, pero su manifestación es prepersonal. La voluntad humana ejerce su actividad en el nivel de personalidad de la realidad universal y, en todo el cosmos, lo impersonal — lo no personal, lo subpersonal y lo prepersonal — siempre es sensible a la voluntad y a los actos de la personalidad existente.
107:7.5 (1183.7) En todo el universo de los seres creados y de las energías no personales, no observamos que la voluntad, la volición, la elección y el amor se manifiesten con independencia de la personalidad. No vemos que estos atributos de la personalidad funcionen en asociación con las realidades impersonales, salvo en los Ajustadores y en otras entidades similares. No sería correcto indicar que un Ajustador es subpersonal, ni tampoco sería apropiado aludir a esta entidad como superpersonal, pero sería totalmente lícito calificar a este ser de prepersonal.
107:7.6 (1184.1) Para nuestras órdenes de seres, estos fragmentos de la Deidad son conocidos como dones divinos. Reconocemos que los Ajustadores tienen un origen divino, y que constituyen la prueba y la demostración probables de que el Padre Universal se ha reservado la posibilidad de comunicarse de manera directa e ilimitada con todas y cada una de las criaturas materiales de todos sus reinos prácticamente infinitos, y todo esto independientemente por completo de su presencia en las personalidades de sus Hijos Paradisiacos o de su ministerio indirecto a través de las personalidades del Espíritu Infinito.
107:7.7 (1184.2) No existen seres creados que no estén encantados de ser los anfitriones de los Monitores de Misterio, pero ninguna orden de seres está así habitada, salvo las criaturas volitivas y evolutivas con un destino finalitario.
107:7.8 (1184.3) [Presentado por un Mensajero Solitario de Orvonton.]
El libro de Urantia
Documento 108
108:0.1 (1185.1) LA MISIÓN de los Ajustadores del Pensamiento a favor de las razas humanas consiste en representar, en ser, el Padre Universal para las criaturas mortales del tiempo y del espacio; éste es el trabajo fundamental de los dones divinos. Su misión consiste también en elevar la mente mortal y en trasladar el alma inmortal de los hombres a las alturas divinas y a los niveles espirituales de la perfección del Paraíso. En la experiencia de transformar así la naturaleza humana de las criaturas temporales en la naturaleza divina de los finalitarios eternos, los Ajustadores dan nacimiento a un tipo único de seres, a unos seres compuestos por la unión eterna entre el Ajustador perfecto y la criatura perfeccionada, que sería imposible de reproducir por medio de cualquier otra técnica del universo.
108:0.2 (1185.2) En todo el universo no hay nada que pueda sustituir el hecho de la experiencia en los niveles no existenciales. El Dios infinito está, como siempre, repleto y completo, e incluye infinitamente a todas las cosas, excepto el mal y la experiencia de las criaturas. Dios no puede hacer el mal; es infalible. Dios no puede conocer experiencialmente lo que no ha experimentado nunca personalmente. El preconocimiento de Dios es existencial. Por eso el espíritu del Padre desciende del Paraíso para participar con los mortales finitos en cada experiencia de buena fe de la carrera ascendente; únicamente mediante este método es como el Dios existencial podía convertirse, en verdad y de hecho, en el Padre experiencial del hombre. La infinidad del Dios eterno abarca el potencial para la experiencia finita, el cual se vuelve real en verdad en el ministerio de los fragmentos Ajustadores, que comparten realmente las experiencias de las vicisitudes de la vida de los seres humanos.
108:1.1 (1185.3) Cuando los Ajustadores son enviados desde Divinington para servir a los mortales, su dotación de divinidad existencial es idéntica, pero sus cualidades experienciales varían en proporción a sus contactos anteriores con las criaturas evolutivas y en ellas. No podemos explicar en qué se basan para asignar a los Ajustadores, pero suponemos que estos dones divinos son otorgados de acuerdo con algún tipo de política sabia y eficaz relacionada con la capacidad eterna de adaptación a la personalidad en la que residirán. Observamos que los Ajustadores más experimentados residen con frecuencia en los tipos de mentes humanas más elevados; la herencia humana debe ser por lo tanto un factor importante para determinar la selección y la asignación de los Ajustadores.
108:1.2 (1185.4) Aunque no lo sabemos con seguridad, creemos firmemente que todos los Ajustadores del Pensamiento son voluntarios. Pero antes de ofrecerse como voluntarios, poseen todos los datos relacionados con el candidato en el que residirán. Los bocetos seráficos sobre la ascendencia del candidato y los modelos proyectados sobre su conducta en la vida son trasmitidos, pasando por el Paraíso, hasta el cuerpo de reserva de los Ajustadores en Divinington mediante la técnica de la reflectividad, la cual se extiende hacia el interior desde las capitales de los universos locales hasta las sedes de los superuniversos. Este pronóstico abarca no solamente los antecedentes hereditarios del candidato mortal, sino también la estimación de sus dotes intelectuales y de su capacidad espiritual probables. Los Ajustadores se ofrecen así como voluntarios para residir en unas mentes cuyas naturalezas íntimas conocen por completo.
108:1.3 (1186.1) El Ajustador voluntario está interesado particularmente en tres aptitudes del candidato humano:
108:1.4 (1186.2) 1. La capacidad intelectual. ¿La mente es normal? ¿Cuál es el potencial intelectual, la capacidad de la inteligencia? ¿Podrá convertirse el individuo en una criatura volitiva de buena fe? ¿Tendrá la sabiduría la posibilidad de manifestarse?
108:1.5 (1186.3) 2. La percepción espiritual. Las perspectivas de desarrollo de la veneración, el nacimiento y el crecimiento de la naturaleza religiosa. ¿Cuál es el potencial del alma, su capacidad de receptividad espiritual probable?
108:1.6 (1186.4) 3. Los poderes intelectuales y espirituales combinados. El grado en que estas dos dotaciones quizás puedan asociarse, combinarse, como para producir un fuerte carácter humano y contribuir a la evolución segura de un alma inmortal con valor de supervivencia.
108:1.7 (1186.5) Creemos que, con estos hechos ante ellos, los Monitores se ofrecen libremente como voluntarios para la misión. Existe probablemente más de un Ajustador que ofrece sus servicios; quizás las órdenes personalizadas supervisoras escogen, en este grupo de Ajustadores voluntarios, al más indicado para la tarea de espiritualizar y eternizar la personalidad del candidato mortal. (Para la asignación y el servicio de los Ajustadores, el sexo de la criatura no se tiene en cuenta.)
108:1.8 (1186.6) El corto período de tiempo que transcurre entre su ofrecimiento como voluntario y el envío real del Ajustador se emplea probablemente en las escuelas de los Monitores Personalizados en Divinington, donde un modelo de trabajo de la mente mortal en espera se utiliza para enseñar al Ajustador asignado los planes más eficaces que puede utilizar para abordar la personalidad y espiritualizar la mente. Este modelo de mente se puede formular gracias a una combinación de datos suministrados por el servicio de reflectividad del superuniverso. Esto es al menos lo que comprendemos, y tenemos esta creencia debido a que los Mensajeros Solitarios, en el transcurso de su larga carrera universal, han reunido toda esta información por medio de sus contactos con muchos Ajustadores Personalizados.
108:1.9 (1186.7) Una vez que los Ajustadores son enviados efectivamente desde Divinington, no transcurre prácticamente ningún tiempo entre ese momento y el de su aparición en la mente de sus sujetos escogidos. La duración media del tránsito de un Ajustador entre Divinington y Urantia es de 117 horas, 42 minutos y 7 segundos. Todo este tiempo se emplea prácticamente en el registro en Uversa.
108:2.1 (1186.8) Aunque los Ajustadores se ofrecen como voluntarios para el servicio tan pronto como los pronósticos sobre una personalidad han sido transmitidos a Divinington, no son asignados realmente hasta que el sujeto humano ha efectuado su primera decisión moral como personalidad. La primera elección moral de un niño humano es indicada de manera automática en el séptimo ayudante de la mente y se registra instantáneamente, a través del Espíritu Creativo del universo local, en el circuito universal de la gravedad mental del Actor Conjunto y en presencia del Espíritu Maestro que posee la jurisdicción sobre el superuniverso interesado, quien envía inmediatamente esta información a Divinington. Por término medio, los Ajustadores llegan a sus sujetos humanos en Urantia justo antes de que cumplan los seis años. En la presente generación están llegando a los cinco años, diez meses y cuatro días, es decir, a los 2.134 días de la vida terrestre del niño.
108:2.2 (1187.1) Los Ajustadores no pueden invadir la mente mortal hasta que ésta no ha sido debidamente preparada por el ministerio interior de los espíritus ayudantes de la mente, e incorporada en el circuito del Espíritu Santo. El funcionamiento coordinado de los siete ayudantes es necesario para capacitar así a la mente humana a fin de recibir un Ajustador. La mente de la criatura debe manifestar la tendencia a la adoración e indicar el funcionamiento de la sabiduría, mostrando su aptitud para escoger entre los valores emergentes del bien y el mal — la elección moral.
108:2.3 (1187.2) Así es como el escenario de la mente humana está preparado para recibir a los Ajustadores, pero por regla general, éstos no aparecen inmediatamente para residir en dichas mentes, salvo en aquellos mundos donde el Espíritu de la Verdad ejerce su función como coordinador espiritual de estos diferentes ministerios espirituales. Si este espíritu de los Hijos donadores está presente, los Ajustadores llegan infaliblemente en el momento en que el séptimo espíritu ayudante de la mente empieza a funcionar y señala al Espíritu Madre del Universo que ha logrado coordinar en potencia a los seis ayudantes asociados que ejercían anteriormente su ministerio en este intelecto mortal. Por lo tanto, desde el día de Pentecostés, los Ajustadores divinos han sido otorgados universalmente en Urantia a todas las mentes normales que poseen una condición moral.
108:2.4 (1187.3) Incluso en una mente dotada del Espíritu de la Verdad, el Ajustador no puede invadir arbitrariamente el intelecto mortal antes de la aparición de una decisión moral. Pero cuando se ha efectuado esta decisión moral, este asistente espiritual asume su jurisdicción directamente desde Divinington. No existen intermediarios ni otras autoridades o poderes intermedios que actúen entre los Ajustadores divinos y sus sujetos humanos; Dios y el hombre están relacionados directamente.
108:2.5 (1187.4) Antes de la época en que el Espíritu de la Verdad es derramado sobre los habitantes de un mundo evolutivo, parece ser que la donación de los Ajustadores está determinada por numerosas influencias espirituales y actitudes de la personalidad. No comprendemos plenamente las leyes que gobiernan estas donaciones; no entendemos con exactitud qué es lo que determina la salida de los Ajustadores que se han ofrecido como voluntarios para residir en dichas mentes en evolución. Pero sí observamos numerosas influencias y condiciones que parecen estar asociadas con la llegada de los Ajustadores a estas mentes antes de la donación del Espíritu de la Verdad, y son las siguientes:
108:2.6 (1187.5) 1. La asignación de guardianes seráficos personales. Si un mortal no ha sido previamente habitado por un Ajustador, la asignación de un guardián personal hace que el Ajustador llegue enseguida. Existe una relación muy precisa, pero desconocida, entre el ministerio de los Ajustadores y el ministerio de los guardianes seráficos personales.
108:2.7 (1187.6) 2. El hecho de alcanzar el tercer círculo de consecución intelectual y de realización espiritual. He observado que los Ajustadores llegan a la mente mortal en el momento de la conquista del tercer círculo, antes incluso de que este logro haya sido señalado a las personalidades del universo local encargadas de estos asuntos.
108:2.8 (1187.7) 3. En el momento de tomar una decisión suprema de importancia espiritual excepcional. Un comportamiento humano semejante, durante una crisis planetaria en la que se ve implicada la persona, va acompañado generalmente de la llegada inmediata del Ajustador en espera.
108:2.9 (1187.8) 4. El espíritu de fraternidad. Independientemente de la conquista de los círculos psíquicos y de la asignación de unos guardianes personales — en ausencia de algo que se parezca a la decisión tomada en una crisis — cuando un mortal en evolución empieza a estar dominado por el amor a sus semejantes y se consagra a un ministerio desinteresado hacia sus hermanos en la carne, el Ajustador que espera desciende invariablemente para residir en la mente de ese ministro mortal.
108:2.10 (1188.1) 5. La declaración de la intención de hacer la voluntad de Dios. Observamos que muchos mortales de los mundos del espacio pueden estar aparentemente preparados para recibir Ajustadores, y sin embargo los Monitores no aparecen. Continuamos observando a dichas criaturas en su vida diaria, y poco después llegan de manera tranquila y casi inconsciente a la decisión de empezar a intentar hacer la voluntad del Padre que está en los cielos. Entonces observamos el envío inmediato de los Ajustadores del Pensamiento.
108:2.11 (1188.2) 6. La influencia del Ser Supremo. En los mundos donde los Ajustadores no fusionan con las almas evolutivas de los habitantes mortales, observamos que a veces se conceden Ajustadores en respuesta a unas influencias que están totalmente más allá de nuestra comprensión. Suponemos que estas donaciones están determinadas por alguna acción refleja cósmica que tiene su origen en el Ser Supremo. En cuanto a las razones por las cuales estos Ajustadores no pueden fusionar, o no fusionan, con estos tipos particulares de mentes mortales evolutivas, no las sabemos. Estas operaciones nunca nos han sido reveladas.
108:3.1 (1188.3) Por lo que sabemos, los Ajustadores están organizados como una unidad independiente de trabajo en el universo de universos, y están aparentemente bajo la administración directa de Divinington. Son uniformes en los siete superuniversos, y todos los universos locales disfrutan del servicio de unos tipos idénticos de Monitores de Misterio. Sabemos, por lo que hemos observado, que existen numerosas series de Ajustadores que suponen una organización consecutiva que se extiende a través de las razas, por encima de las dispensaciones, y para los mundos, los sistemas y los universos. Sin embargo, es extremadamente difícil seguirle la pista a estos dones divinos, puesto que funcionan de manera intercambiable en todo el gran universo.
108:3.2 (1188.4) La lista completa de los Ajustadores sólo existe (fuera de Divinington) en las sedes de los siete superuniversos. El número y la orden de cada Ajustador que reside en cada criatura ascendente son indicados por las autoridades del Paraíso a la sede del superuniverso, y desde allí se comunican a la sede del universo local interesado, trasmitiéndose después al planeta particular correspondiente. Pero los archivos del universo local no revelan el número completo de los Ajustadores del Pensamiento; los archivos de Nebadon sólo contienen el número de su asignación al universo local, tal como así ha sido indicado por los representantes de los Ancianos de los Días. El significado real del número completo de un Ajustador sólo se conoce en Divinington.
108:3.3 (1188.5) A los sujetos humanos se les conoce a menudo por el número de su Ajustador; los mortales no reciben su verdadero nombre universal hasta después de fusionar con el Ajustador, una unión que queda señalada cuando el guardián del destino confiere un nuevo nombre a la nueva criatura.
108:3.4 (1188.6) Aunque conocemos los archivos de los Ajustadores del Pensamiento en Orvonton, y aunque no tenemos ninguna autoridad en absoluto sobre ellos y ninguna conexión administrativa con ellos, creemos firmemente que existe una conexión administrativa muy estrecha entre los mundos individuales de los universos locales y la morada central de los dones divinos en Divinington. Sabemos que después de la aparición de un Hijo donador del Paraíso en un mundo evolutivo, un Ajustador Personalizado es asignado a ese mundo como supervisor planetario de los Ajustadores.
108:3.5 (1189.1) Es interesante observar que cuando los inspectores del universo local efectúan el examen de un planeta, siempre se dirigen al jefe planetario de los Ajustadores del Pensamiento, al igual que entregan sus encargos a los jefes de los serafines y a los dirigentes de otras órdenes de seres vinculados a la administración de un mundo en evolución. No hace mucho tiempo, Urantia sufrió una inspección periódica de este tipo por parte de Tabamantia, el supervisor soberano de todos los planetas que experimentan con la vida en el universo de Nebadon. Y los archivos revelan que además de expresar sus amonestaciones y críticas a los diversos jefes de las personalidades superhumanas, también expresó el siguiente reconocimiento al jefe de los Ajustadores, el cual podía hallarse en el planeta, en Salvington, en Uversa o en Divinington, no lo sabemos con seguridad, pero Tabamantia dijo:
108:3.6 (1189.2) «Ahora me presento ante vosotros, superiores que estáis muy por encima de mí, como alguien que ha recibido una autoridad temporal sobre la serie de planetas experimentales; y vengo a expresar mi admiración y mi profundo respeto por este grupo magnífico de ministros celestiales, los Monitores de Misterio, que se han ofrecido como voluntarios para servir en esta esfera irregular. Por muy difíciles que sean las crisis, nunca vaciláis. Nunca se ha presentado, ni en los registros de Nebadon ni ante las comisiones de Orvonton, una acusación contra un Ajustador divino. Habéis sido leales a vuestras obligaciones; habéis sido divinamente fieles. Habéis ayudado a rectificar los errores y a compensar los defectos de todos los que trabajan en este confuso planeta. Sois unos seres maravillosos, los guardianes del bien en las almas de este mundo atrasado. Os presento mis respetos aunque estéis aparentemente bajo mi jurisdicción como ministros voluntarios. Me inclino ante vosotros en humilde reconocimiento de vuestro desinterés exquisito, de vuestro ministerio comprensivo y de vuestra devoción imparcial. Merecéis el nombre de servidores divinos de los habitantes mortales de este mundo destrozado por los conflictos, acongojado, y afligido por las enfermedades. ¡Os rindo homenaje! ¡Casi os adoro!»
108:3.7 (1189.3) Como consecuencia de numerosos indicios que lo indican, creemos que los Ajustadores están perfectamente organizados, que existe una administración profundamente inteligente y eficaz que dirige a estos dones divinos desde alguna fuente central muy lejana, probablemente Divinington. Sabemos que vienen desde Divinington a los mundos, y vuelven indudablemente allí después de la muerte de sus sujetos.
108:3.8 (1189.4) Es extremadamente difícil descubrir los mecanismos administrativos de las órdenes superiores de espíritus. Aunque las personalidades de mi orden nos dedicamos a cumplir nuestros deberes específicos, participamos sin duda de manera inconsciente con otros numerosos grupos personales e impersonales, situados por debajo de la Deidad, que actúan de forma unida para poner en correlación el inmenso universo. Sospechamos que servimos así porque somos el único grupo de criaturas personalizadas (aparte de los Ajustadores Personalizados) que es uniformemente consciente de la presencia de numerosas órdenes de entidades prepersonales.
108:3.9 (1189.5) Somos conscientes de la presencia de los Ajustadores, que son los fragmentos de la Deidad prepersonal de la Fuente-Centro Primera. Sentimos la presencia de los Espíritus Inspirados de la Trinidad, que son las expresiones superpersonales de la Trinidad del Paraíso. También detectamos infaliblemente la presencia espiritual de ciertas órdenes no reveladas que descienden del Hijo Eterno y del Espíritu Infinito. Y no somos totalmente insensibles a otras entidades más que no os han sido reveladas.
108:3.10 (1190.1) Los Melquisedeks de Nebadon enseñan que los Mensajeros Solitarios son los coordinadores, como personalidades, de estas diversas influencias a medida que se registran en la Deidad en expansión del Ser Supremo evolutivo. Es muy posible que estemos participando en la unificación experiencial de muchos fenómenos inexplicados del tiempo, pero no tenemos conscientemente la certeza de actuar de esta manera.
108:4.1 (1190.2) Aparte de su posible coordinación con otros fragmentos de la Deidad, los Ajustadores están totalmente solos en su esfera de actividad en la mente de los mortales. Aunque el Padre haya renunciado aparentemente a ejercer todo poder y autoridad personales y directos en todo el gran universo, a pesar de este acto de abnegación a favor de los Creadores Supremos, los hijos de las Deidades del Paraíso, los Monitores de Misterio demuestran elocuentemente el hecho de que el Padre se ha reservado sin duda para sí mismo el derecho indiscutible de estar presente en la mente y el alma de sus criaturas evolutivas, a fin de actuar de tal manera que pueda atraer hacia él a todas las criaturas de la creación, en coordinación con la gravedad espiritual de los Hijos Paradisiacos. Cuando vuestro Hijo donador Paradisiaco estaba todavía en Urantia, dijo: «Si soy elevado, atraeré a todos los hombres.» Reconocemos y comprendemos este poder de atracción espiritual de los Hijos Paradisiacos y de sus asociadas creativas, pero no comprendemos tan plenamente los métodos del Padre infinitamente sabio cuando ejerce su actividad en, y a través de, estos Monitores de Misterio que viven y trabajan con tanta valentía dentro de la mente humana.
108:4.2 (1190.3) Aunque estas misteriosas presencias no estén subordinadas, coordinadas ni aparentemente relacionadas con el trabajo del universo de universos, aunque actúen independientemente en la mente de los hijos de los hombres, incitan sin cesar a las criaturas en las que habitan hacia los ideales divinos, atrayéndolas constantemente hacia arriba en dirección a los objetivos y las metas de una vida futura y mejor. Estos Monitores de Misterio ayudan continuamente a establecer el dominio espiritual de Miguel en todo el universo de Nebadon, contribuyendo misteriosamente a estabilizar la soberanía de los Ancianos de los Días en Orvonton. Los Ajustadores son la voluntad de Dios, y puesto que los Creadores Supremos, los hijos de Dios, encarnan personalmente también esa misma voluntad, es inevitable que las actividades de los Ajustadores y la soberanía de los gobernantes del universo sean mutuamente interdependientes. Aunque no estén aparentemente conectadas, la presencia del Padre a través de los Ajustadores y la soberanía del Padre a través de Miguel de Nebadon deben ser manifestaciones diferentes de la misma divinidad.
108:4.3 (1190.4) Los Ajustadores del Pensamiento parecen ir y venir de forma totalmente independiente a cualquier otra presencia espiritual; parecen actuar de acuerdo con unas leyes universales completamente distintas a las que gobiernan y controlan las actividades de todas las demás influencias espirituales. Pero a pesar de esta independencia aparente, las observaciones a largo plazo revelan indiscutiblemente que los Ajustadores ejercen su actividad en la mente humana en perfecto sincronismo y coordinación con todos los demás ministerios espirituales, incluídos los espíritus ayudantes de la mente, el Espíritu Santo, el Espíritu de la Verdad y otras influencias.
108:4.4 (1190.5) Cuando un mundo es aislado a causa de la rebelión, cuando a un planeta se le corta de todos los circuitos de comunicación con el exterior, como le sucedió a Urantia después del levantamiento de Caligastia, sólo queda, aparte de los mensajeros personales, una sola posibilidad de comunicarse directamente con los planetas o con el universo, y es a través de la conexión con los Ajustadores de las esferas. Suceda lo que suceda en un mundo o en un universo, a los Ajustadores nunca les afecta directamente. El aislamiento de un planeta no afecta de ninguna manera a los Ajustadores ni a su capacidad para comunicarse con cualquier parte del universo local, del superuniverso o del universo central. Ésta es la razón por la que se establece contacto con tanta frecuencia, en los mundos en cuarentena, con los Ajustadores supremos y autónomos del cuerpo de reserva del destino. Se recurre a esta técnica como medio de eludir los obstáculos del aislamiento planetario. El circuito de los arcángeles ha funcionado en Urantia en los últimos años, pero este medio de comunicación está limitado principalmente a las actividades del propio cuerpo de los arcángeles.
108:4.5 (1191.1) Conocemos muchos fenómenos espirituales que tienen lugar en el vasto universo y que no sabemos cómo comprender plenamente. Todavía no dominamos todo lo que sucede a nuestro alrededor; y creo que una gran parte de este trabajo inescrutable es efectuado por los Mensajeros de Gravedad y por ciertos tipos de Monitores de Misterio. No creo que los Ajustadores se dediquen exclusivamente a rehacer la mente de los mortales. Estoy persuadido de que los Monitores Personalizados y otras órdenes de espíritus prepersonales no revelados representan el contacto directo e inexplicado del Padre Universal con las criaturas de los mundos.
108:5.1 (1191.2) Los Ajustadores aceptan un trabajo difícil cuando se ofrecen como voluntarios para residir en unos seres compuestos como los que viven en Urantia. Pero han asumido la tarea de existir en vuestra mente, de recibir allí las recomendaciones de las inteligencias espirituales de los reinos, y luego intentar dictar o traducir estos mensajes espirituales a la mente material; son indispensables para la ascensión al Paraíso.
108:5.2 (1191.3) Aquello que el Ajustador del Pensamiento no puede utilizar en vuestra vida actual, aquellas verdades que no puede transmitir con éxito al hombre de sus esponsales, las conservará fielmente para utilizarlas en vuestro próximo estado de existencia, al igual que ahora transfiere de círculo en círculo aquellos detalles que no logra registrar en la experiencia de su sujeto humano, debido a la incapacidad o al fracaso de la criatura en ofrecer un grado suficiente de cooperación.
108:5.3 (1191.4) Podéis contar con una cosa: los Ajustadores nunca perderán nada de lo que ha sido confiado a su cuidado; nunca hemos escuchado que estos ayudantes espirituales hayan fallado. Los ángeles y otros tipos elevados de seres espirituales, sin exceptuar a los tipos de Hijos del universo local, pueden abrazar ocasionalmente el mal, pueden desviarse a veces del camino divino, pero los Ajustadores no titubean jamás. Son absolutamente fiables, y esto es igualmente cierto para cada uno de los siete grupos.
108:5.4 (1191.5) Vuestro Ajustador es el potencial de vuestra nueva y próxima orden de existencia, el don por adelantado de vuestra filiación eterna con Dios. Por medio del consentimiento de vuestra voluntad, y con él, el Ajustador tiene el poder de someter las tendencias de la mente material de la criatura a las acciones transformadoras de las motivaciones y los objetivos del alma morontial emergente.
108:5.5 (1191.6) Los Monitores de Misterio no son ayudantes del pensamiento; son ajustadores del pensamiento. Trabajan con la mente material a fin de construir, mediante ajuste y espiritualización, una nueva mente para vuestra carrera futura en los nuevos mundos y con un nuevo nombre. Su misión está relacionada principalmente con la vida futura, no con esta vida. Se les llama ayudantes celestiales, no ayudantes terrenales. No están interesados en hacer fácil la carrera mortal; se ocupan más bien de hacer vuestra vida razonablemente difícil y dura a fin de estimular y multiplicar vuestras decisiones. La presencia de un gran Ajustador del Pensamiento no proporciona una vida fácil ni os libera de tener que pensar intensamente, pero este don divino os conferirá una sublime paz mental y una magnífica tranquilidad de espíritu.
108:5.6 (1192.1) Vuestras emociones pasajeras y siempre cambiantes de alegría y de tristeza son generalmente reacciones puramente humanas y materiales a vuestro estado psíquico interior y a vuestro entorno material exterior. No contéis pues con el Ajustador para recibir consuelos egoístas y comodidades humanas. La tarea del Ajustador consiste en prepararos para la aventura eterna, asegurar vuestra supervivencia. El Monitor de Misterio no tiene la misión de suavizar vuestros sentimientos agitados o de socorrer vuestro orgullo herido; la preparación de vuestra alma para la larga carrera ascendente es lo que retiene la atención y ocupa el tiempo del Ajustador.
108:5.7 (1192.2) Dudo de ser capaz de explicaros exactamente qué es lo que hacen los Ajustadores en vuestra mente y por vuestra alma. No sé si conozco por completo qué es lo que ocurre realmente en la asociación cósmica entre un Monitor divino y una mente humana. Todo esto es en cierto modo un misterio para nosotros, no en cuanto al plan y la finalidad, sino en cuanto a la manera real de llevarlo a cabo. Ésta es precisamente la razón por la que nos enfrentamos con la dificultad de encontrar un nombre apropiado para estos dones celestiales otorgados a los hombres mortales.
108:5.8 (1192.3) A los Ajustadores del Pensamiento les gustaría cambiar vuestros sentimientos de temor en convicciones de amor y confianza; pero no pueden hacer estas cosas de manera mecánica y arbitraria; esa es tarea vuestra. Cuando efectuáis aquellas decisiones que os liberan de las cadenas del miedo, suministráis literalmente el punto de apoyo psíquico sobre el que el Ajustador podrá aplicar posteriormente la palanca espiritual de una iluminación elevada y progresiva.
108:5.9 (1192.4) Cuando se trata de conflictos agudos y bien definidos entre las tendencias superiores e inferiores de las razas, entre lo que es realmente bueno o malo (y no simplemente entre aquello que podéis llamar bueno y malo), podéis confiar en que el Ajustador participará siempre de alguna manera clara y activa en dichas experiencias. El hecho de que el compañero humano pueda ser inconsciente de esta actividad del Ajustador no disminuye en lo más mínimo su valor y su realidad.
108:5.10 (1192.5) Si tenéis un guardián personal del destino y no lográis sobrevivir, ese ángel guardián deberá ser juzgado con objeto de recibir la justificación de la ejecución fiel de su deber. Pero a los Ajustadores del Pensamiento no se les somete así a una investigación cuando sus sujetos no logran sobrevivir. Todos sabemos que un ángel quizás no puede cumplir con perfección su ministerio, pero los Ajustadores del Pensamiento trabajan a la manera de la perfección del Paraíso; su ministerio está caracterizado por una técnica sin defectos que está más allá de la posibilidad de recibir las críticas de cualquier ser fuera de Divinington. Tenéis unos guías perfectos; por consiguiente, la meta de la perfección es ciertamente alcanzable.
108:6.1 (1192.6) Es en verdad una maravilla de condescendencia divina que los sublimes y perfectos Ajustadores se ofrezcan para existir efectivamente en la mente de las criaturas materiales, tales como los mortales de Urantia, para consumar realmente una unión probatoria con los seres terrestres de origen animal.
108:6.2 (1193.1) Cualquiera que sea el estado anterior de los habitantes de un mundo, después de la donación de un Hijo divino y después de la donación del Espíritu de la Verdad a todos los humanos, los Ajustadores acuden en masa a dicho mundo para residir en la mente de todas las criaturas volitivas normales. Después de finalizar la misión de un Hijo donador Paradisiaco, estos Monitores se convierten verdaderamente en el «reino de los cielos dentro de vosotros». A través de la donación de los dones divinos, el Padre se acerca tanto como le es posible al mal y al pecado, pues es literalmente cierto que el Ajustador ha de coexistir en la mente mortal en medio mismo de la iniquidad humana. Los pensamientos puramente sórdidos y egoístas atormentan particularmente a los Ajustadores interiores; se sienten afligidos por la falta de respeto hacia aquello que es hermoso y divino, y casi frustrados en su trabajo debido a los muchos e insensatos miedos animales y ansiedades infantiles del hombre.
108:6.3 (1193.2) Los Monitores de Misterio son indudablemente el don del Padre Universal, el reflejo de la imagen de Dios en el universo. Un gran educador exhortó en otro tiempo a los hombres a que se renovaran en el espíritu de su mente; a que se convirtieran en hombres nuevos, semejantes a Dios, creados en la rectitud y en la consumación de la verdad. El Ajustador es la marca de la divinidad, la presencia de Dios. La «imagen de Dios» no se refiere al parecido físico ni a las limitaciones circunscritas de los atributos de la criatura material, sino más bien al regalo de la presencia espiritual del Padre Universal en la donación celestial de los Ajustadores del Pensamiento a las humildes criaturas de los universos.
108:6.4 (1193.3) El Ajustador es la fuente, dentro de vosotros, del logro espiritual y la esperanza de adquirir un carácter divino. Es el poder, el privilegio y la posibilidad de la supervivencia, que os distingue por completo y para siempre de las criaturas simplemente animales. Es el estímulo espiritual del pensamiento, verdaderamente interno y superior, en contraste con los estímulos físicos y externos que llegan hasta la mente a través del mecanismo de la energía nerviosa del cuerpo material.
108:6.5 (1193.4) Estos fieles guardianes de la carrera futura hacen infaliblemente una copia de cada creación mental en un duplicado espiritual; así os van recreando de manera lenta y segura tal como sois realmente (sólo en espíritu) para la resurrección en los mundos de supervivencia. Todas estas exquisitas recreaciones espirituales se conservan en la realidad emergente de vuestra alma evolutiva e inmortal, de vuestro yo morontial. Estas realidades están efectivamente ahí, a pesar de que el Ajustador raras veces puede ensalzar lo suficiente estas creaciones duplicadas como para mostrarlas a la luz de la conciencia.
108:6.6 (1193.5) Al igual que vosotros sois los padres humanos, el Ajustador es el padre divino de vuestro verdadero yo, vuestro yo superior y progresivo, vuestro mejor yo morontial y vuestro futuro yo espiritual. Este alma morontial evolutiva es la que disciernen los jueces y los censores cuando decretan vuestra supervivencia y os elevan a los nuevos mundos y a una existencia sin fin en unión eterna con vuestro fiel asociado — Dios, el Ajustador.
108:6.7 (1193.6) Los Ajustadores son los progenitores eternos, los originales divinos, de vuestra alma inmortal en evolución; son el impulso incesante que conduce al hombre a intentar dominar la existencia material actual a la luz de la futura carrera espiritual. Los Monitores son los prisioneros de una esperanza imperecedera, las fuentes de una progresión perpetua. ¡Y cuánto disfrutan comunicándose con sus sujetos a través de unos canales más o menos directos! ¡Cuánto se regocijan cuando pueden prescindir de los símbolos y de otros métodos indirectos, y transmitir sus mensajes directamente al intelecto de sus asociados humanos!
108:6.8 (1194.1) Vosotros, los humanos, habéis empezado el despliegue interminable de un panorama casi infinito, una expansión ilimitada en unas esferas de oportunidades sin fin en constante aumento, donde llevar a cabo un servicio estimulante, aventuras incomparables, incertidumbres sublimes y logros sin límites. Cuando las nubes se acumulan sobre vuestras cabezas, vuestra fe debería aceptar el hecho de la presencia del Ajustador interior, y así deberíais ser capaces de mirar más allá de las brumas de las incertidumbres mortales, hacia el claro resplandor del sol de la rectitud eterna que ilumina las alturas atrayentes de los mundos de las mansiones de Satania.
108:6.9 (1194.2) [Presentado por un Mensajero Solitario de Orvonton.]
El libro de Urantia
Documento 109
109:0.1 (1195.1) LOS Ajustadores del Pensamiento son los hijos de la carrera universal, y en verdad, los Ajustadores vírgenes deben adquirir experiencia mientras las criaturas mortales crecen y se desarrollan. Al igual que la personalidad del niño humano se desarrolla para las luchas de la existencia evolutiva, el Ajustador crece durante los ensayos que efectúa para la próxima etapa de la vida ascendente. Así como el niño adquiere una flexibilidad de adaptación para sus actividades como adulto a través de la vida social y de juego de su primera infancia, el Ajustador interior adquiere destreza para la siguiente etapa de la vida cósmica mediante la planificación y el ensayo preparatorios, con los mortales, de aquellas actividades que están relacionadas con la carrera morontial. La existencia humana constituye un período de prácticas que el Ajustador utiliza eficazmente como preparación para las responsabilidades crecientes y las oportunidades más importantes de una vida futura. Pero los esfuerzos del Ajustador, mientras vive dentro de vosotros, no están muy relacionados con los asuntos de la vida temporal y de la existencia planetaria. Por decirlo así, los Ajustadores del Pensamiento están ensayando hoy las realidades de la carrera universal en la mente evolutiva de los seres humanos.
109:1.1 (1195.2) Debe existir un plan detallado y de gran amplitud para preparar y desarrollar a los Ajustadores vírgenes antes de ser enviados desde Divinington, pero en realidad no sabemos gran cosa sobre este asunto. Existe también indudablemente un amplio sistema para volver a entrenar a los Ajustadores que han tenido la experiencia de residir en un mortal, antes de embarcarse en una nueva misión para asociarse con otro mortal, pero de nuevo no lo sabemos realmente.
109:1.2 (1195.3) Los Ajustadores Personalizados me han indicado que cada vez que un mortal habitado por un Monitor no logra sobrevivir, el Ajustador es sometido a un amplio curso de entrenamiento cuando regresa a Divinington. Esta formación adicional resulta posible debido a la experiencia de haber residido en un ser humano, y siempre se imparte antes de enviar de nuevo al Ajustador a los mundos evolutivos del tiempo.
109:1.3 (1195.4) La experiencia viviente real no tiene ningún sustituto cósmico. La perfección de la divinidad de un Ajustador del Pensamiento recién formado no dota de ninguna manera a ese Monitor de Misterio de la capacidad para llevar a cabo un experto ministerio. La experiencia es inseparable de la existencia viviente; es la única cosa que ninguna cantidad de dotación divina puede dispensaros de la necesidad de conseguir mediante la vida real. Por consiguiente, al igual que todos los seres que viven y ejercen su actividad dentro del ámbito actual del Supremo, los Ajustadores del Pensamiento deben adquirir experiencia; deben evolucionar desde los grupos inferiores e inexpertos hasta los grupos superiores y más experimentados.
109:1.4 (1196.1) Los Ajustadores pasan por una carrera concreta de desarrollo en la mente mortal; alcanzan una realidad de consecución que les pertenece de manera eterna. Adquieren progresivamente su capacidad y su destreza como Ajustadores a consecuencia de cada uno y de todos sus contactos con las razas materiales, independientemente de la supervivencia o no de sus sujetos mortales particulares. También están asociados en términos de igualdad con la mente humana para fomentar la evolución del alma inmortal con capacidad de supervivencia.
109:1.5 (1196.2) El Ajustador alcanza su primer grado de evolución cuando fusiona con el alma sobreviviente de un ser mortal. Así, mientras vosotros evolucionáis por naturaleza hacia dentro y hacia arriba, desde el hombre hasta Dios, los Ajustadores evolucionan por naturaleza hacia fuera y hacia abajo, desde Dios hasta el hombre; y así, el producto final de esta unión de la divinidad y de la humanidad será eternamente el hijo del hombre y el hijo de Dios.
109:2.1 (1196.3) Habéis sido informados sobre la clasificación de los Ajustadores según su experiencia — vírgenes, avanzados y supremos. Deberíais reconocer también cierta clasificación funcional — los Ajustadores autónomos. Un Ajustador autónomo es aquel que:
109:2.2 (1196.4) 1. Ha tenido cierta experiencia necesaria en la vida evolutiva de una criatura volitiva, ya sea como habitante temporal en un tipo de mundo donde los Ajustadores sólo son prestados a los sujetos mortales, o en un planeta donde se fusiona realmente, pero cuyo ser humano no ha logrado sobrevivir. Ese Monitor es un Ajustador avanzado o un Ajustador supremo.
109:2.3 (1196.5) 2. Ha adquirido el equilibrio del poder espiritual en un humano que ha alcanzado el tercer círculo psíquico y al cual se le ha asignado un guardián seráfico personal.
109:2.4 (1196.6) 3. Tiene un sujeto que ha tomado la decisión suprema, que ha contraído un compromiso sincero y solemne con el Ajustador. El Ajustador contempla por adelantado el momento de la fusión real y considera la unión como un hecho.
109:2.5 (1196.7) 4. Tiene un sujeto que ha sido enrolado en uno de los cuerpos de reserva del destino, en un mundo evolutivo de ascensión humana.
109:2.6 (1196.8) 5. En un momento dado, durante el sueño humano, se ha separado temporalmente de la mente del mortal donde estaba encarcelado, para llevar a cabo alguna proeza de conexión, contacto, reinscripción u otro servicio extrahumano relacionado con la administración espiritual del mundo donde está destinado.
109:2.7 (1196.9) 6. Ha servido, durante un período de crisis, en la experiencia de algún ser humano que era el complemento material de una personalidad espiritual encargada de realizar alguna proeza cósmica esencial para la economía espiritual del planeta.
109:2.8 (1196.10) Los Ajustadores autónomos parecen poseer un notable grado de voluntad en todos los asuntos que no conciernen a las personalidades humanas en las que habitan directamente, tal como lo indican sus numerosas proezas tanto dentro como fuera de los sujetos mortales a los que están vinculados. Estos Ajustadores participan en numerosas actividades del planeta, pero actúan con más frecuencia como habitantes desapercibidos de los tabernáculos terrestres que ellos mismos han elegido.
109:2.9 (1196.11) Estos tipos de Ajustadores más elevados y más experimentados pueden comunicarse indudablemente con aquellos que se encuentran en otros mundos. Pero aunque los Ajustadores autónomos se comunican así entre ellos, sólo lo hacen en los niveles de su trabajo mutuo y con la finalidad de conservar los datos entregados a su custodia, esenciales para que los Ajustadores efectúen su ministerio en los mundos donde residen, aunque se sabe que en ciertas ocasiones han actuado en asuntos interplanetarios durante las épocas de crisis.
109:2.10 (1197.1) Los Ajustadores supremos y autónomos pueden dejar el cuerpo humano a voluntad. Estos habitantes no son una parte orgánica o biológica de la vida mortal; están superpuestos divinamente a la vida. Los Ajustadores estaban previstos en los planes originales de vida, pero no son indispensables para la existencia material. Sin embargo, debemos indicar que muy raras veces dejan, ni siquiera temporalmente, sus tabernáculos mortales una vez que han establecido allí su residencia.
109:2.11 (1197.2) Los Ajustadores que actúan de manera superior son aquellos que han ejecutado triunfalmente las tareas que les fueron encomendadas, y sólo esperan la disolución del vehículo de la vida material o el traslado del alma inmortal.
109:3.1 (1197.3) Las características del trabajo detallado de los Monitores de Misterio varían de acuerdo con la naturaleza de su misión, según sean Ajustadores de enlace o Ajustadores de fusión. Algunos Ajustadores son simplemente prestados durante la vida temporal de sus sujetos; otros son otorgados como candidatos a la personalidad, con el permiso de fusionar perpetuamente si sus sujetos sobreviven. Su trabajo comporta también una ligera variación entre los distintos tipos planetarios así como en los diferentes sistemas y universos. Pero su labor es en general extraordinariamente uniforme, más uniforme que los deberes de cualquier otra orden creada de seres celestiales.
109:3.2 (1197.4) En ciertos mundos primitivos (el grupo de la primera serie), el Ajustador reside en la mente de la criatura como entrenamiento experiencial, principalmente para cultivarse y desarrollarse progresivamente. Los Ajustadores vírgenes se envían habitualmente a esos mundos durante los períodos iniciales en que los hombres primitivos llegan al valle de las decisiones, pero cuando relativamente pocos de ellos escogen ascender a las alturas morales que sobrepasan las colinas del dominio de sí mismo y de la adquisición del carácter, para alcanzar los niveles superiores de la espiritualidad emergente. (Sin embargo, muchos humanos que no logran fusionar con su Ajustador sobreviven como ascendentes fusionados con el Espíritu). Los Ajustadores reciben un entrenamiento valioso y adquieren una experiencia maravillosa durante su asociación transitoria con las mentes primitivas, y posteriormente son capaces de utilizar esta experiencia en beneficio de los seres superiores de otros mundos. En todo el extenso universo,nunca se pierde nada que tenga un valor de supervivencia.
109:3.3 (1197.5) En otro tipo de mundos (el grupo de la segunda serie), los Ajustadores son simplemente prestados a los seres mortales. Aquí, los Monitores nunca pueden alcanzar la personalidad por medio de la fusión residiendo así en estos mortales, pero sí proporcionan una gran ayuda a sus sujetos humanos durante la vida mortal, mucho más de la que son capaces de dar a los mortales de Urantia. Los Ajustadores son prestados aquí a las criaturas mortales durante una sola vida como modelos para sus logros espirituales superiores, unos ayudantes temporales en la tarea fascinante de perfeccionar un carácter de supervivencia. Los Ajustadores no regresan después de la muerte natural; estos mortales sobrevivientes alcanzan la vida eterna mediante la fusión con el Espíritu.
109:3.4 (1197.6) En los mundos tales como Urantia (el grupo de la tercera serie), existen unos verdaderos esponsales con los dones divinos, un compromiso para la vida y la muerte. Si sobrevivís, se producirá una unión eterna, una fusión perpetua, la transformación del hombre y del Ajustador en un solo ser.
109:3.5 (1197.7) En los mortales tricerebrales de esta serie de mundos, los Ajustadores son capaces de establecer un contacto mucho más real con sus sujetos durante la vida temporal que en los tipos con uno o dos cerebros. Pero después de la muerte, el tipo tricerebral continúa su carrera exactamente igual que el tipo con un cerebro y los pueblos con dos cerebros — las razas de Urantia.
109:3.6 (1198.1) En los mundos donde los humanos tienen dos cerebros, y después de la estancia de un Hijo donador Paradisiaco, los Ajustadores vírgenes son asignados raramente a las personas que tienen una capacidad indiscutible para sobrevivir. Creemos que en esos mundos, prácticamente todos los Ajustadores que residen en los hombres y las mujeres inteligentes con capacidad de supervivencia pertenecen al tipo avanzado o al tipo supremo.
109:3.7 (1198.2) En muchas razas evolutivas primitivas de Urantia había tres grupos de seres. Existían aquellos que estaban tan animalizados que carecían por completo de la capacidad de recibir un Ajustador. Estaban aquellos que mostraban una capacidad indudable para recibir a los Ajustadores, y los recibían de inmediato en cuanto alcanzaban la edad de la responsabilidad moral. Había una tercera clase que ocupaba una posición fronteriza; tenían capacidad para recibir un Ajustador, pero los Monitores sólo podían residir en sus mentes a petición personal de cada individuo.
109:3.8 (1198.3) Muchos Ajustadores vírgenes han adquirido una valiosa experiencia preliminar poniéndose en contacto con la mente evolutiva de unos seres prácticamente incapacitados para sobrevivir debido a las taras hereditarias de unos antepasados incapaces e inferiores; estos Ajustadores se han vuelto así más competentes para ser asignados posteriormente a unas mentes de tipo superior en algún otro mundo.
109:4.1 (1198.4) Los Ajustadores interiores facilitan enormemente las formas superiores de intercomunicación inteligente entre los seres humanos. Los animales tienen sentimientos de compañerismo, pero no se comunican conceptos entre sí; pueden expresar emociones, pero no ideas ni ideales. Los hombres de origen animal tampoco experimentan un intercambio intelectual de tipo superior ni una comunión espiritual con sus semejantes hasta que no se les conceden los Ajustadores del Pensamiento; sin embargo, cuando estas criaturas evolutivas desarrollan el habla, están en buen camino para recibir los Ajustadores.
109:4.2 (1198.5) Los animales se comunican entre sí de manera rudimentaria, pero hay poca o ninguna personalidad en estos contactos primitivos. Los Ajustadores no son la personalidad; son seres prepersonales. Pero proceden de la fuente de la personalidad, y su presencia aumenta las manifestaciones cualitativas de la personalidad humana; esto es especialmente cierto si el Ajustador ha tenido una experiencia previa.
109:4.3 (1198.6) El tipo de Ajustador tiene mucho que ver con el potencial de expresión de la personalidad humana. A lo largo de todas las épocas, muchos grandes dirigentes intelectuales y espirituales de Urantia han ejercido su influencia principalmente debido a la superioridad y a la experiencia previa de sus Ajustadores interiores.
109:4.4 (1198.7) Los Ajustadores interiores han cooperado en gran medida con otras influencias espirituales para transformar y humanizar a los descendientes de los hombres primitivos de los tiempos antiguos. Si los Ajustadores que residen en la mente de los habitantes de Urantia fueran retirados, el mundo volvería lentamente a muchos actos y prácticas de los hombres de las épocas primitivas; los Monitores divinos son uno de los verdaderos potenciales de la civilización progresiva.
109:4.5 (1198.8) He observado a un Ajustador del Pensamiento que reside en una mente de Urantia que, según los archivos de Uversa, ha habitado anteriormente en quince mentes de Orvonton. No sabemos si este Monitor ha tenido experiencias similares en otros superuniversos, pero lo supongo. Se trata de un Ajustador maravilloso y es una de las fuerzas más útiles y poderosas que se encuentran en Urantia durante la época actual. Aquello que otros han perdido por haberse negado a sobrevivir, este ser humano (y todo vuestro mundo) lo gana ahora. A aquel que no posee cualidades de supervivencia se le quitará incluso el Ajustador experimentado que posee ahora, mientras que a aquel que tiene posibilidades de supervivencia se le dará incluso el Ajustador con experiencia previa de un desertor indolente.
109:4.6 (1199.1) En cierto sentido, los Ajustadores pueden fomentar cierto grado de fecundación cruzada a nivel planetario en los ámbitos de la verdad, la belleza y la bondad. Pero en pocas ocasiones se les concede la experiencia de residir dos veces en el mismo planeta; ningún Ajustador que sirve actualmente en Urantia ha estado previamente en este mundo. Sé de lo que hablo, pues tenemos sus números y sus datos en los archivos de Uversa.
109:5.1 (1199.2) A menudo, los Ajustadores supremos y autónomos son capaces de aportar factores de importancia espiritual a la mente humana cuando éstos fluyen libremente en los canales liberados, pero controlados, de la imaginación creativa. En esos momentos, y a veces durante el sueño, el Ajustador puede detener las corrientes mentales, frenar el flujo, y luego desviar la procesión de las ideas; todo esto está destinado a efectuar profundas transformaciones espirituales en las partes recónditas superiores de la superconciencia. Las fuerzas y las energías de la mente están así más plenamente ajustadas a la clave de los tonos de contacto del nivel espiritual del presente y del futuro.
109:5.2 (1199.3) A veces es posible que se ilumine la mente, que se escuche la voz divina que habla continuamente dentro de vosotros, de manera que podéis volveros parcialmente conscientes de la sabiduría, la verdad, la bondad y la belleza de la personalidad potencial que reside constantemente dentro de vosotros.
109:5.3 (1199.4) Pero vuestras actitudes mentales inestables y rápidamente cambiantes conducen con frecuencia a desbaratar los planes y a interrumpir el trabajo de los Ajustadores. La naturaleza innata de las razas mortales no sólo interfiere su tarea, sino que vuestras propias opiniones preconcebidas, ideas fijas y prejuicios de muchos años retrasan también enormemente este ministerio. Debido a estos obstáculos, muchas veces sus creaciones inacabadas son las únicas que emergen a la conciencia, y la confusión de los conceptos es inevitable. Por consiguiente, al examinar a fondo las situaciones mentales, la seguridad sólo reside en el rápido reconocimiento de cada pensamiento y de cada experiencia justo por lo que real y fundamentalmente es, despreocupándose por completo de lo que podría haber sido.
109:5.4 (1199.5) El gran problema de la vida consiste en ajustar las tendencias ancestrales de la vida a las exigencias de los impulsos espirituales iniciados por la presencia divina del Monitor de Misterio. Aunque en las carreras del universo y del superuniverso ningún hombre puede servir a dos señores a la vez, en la vida que ahora vivís en Urantia cada hombre debe servir forzosamente a dos señores. Debe volverse experto en el arte de practicar un compromiso humano continuo y temporal, concediendo al mismo tiempo su lealtad espiritual a un solo señor; esta es la razón por la que tantas personas titubean y fracasan, se cansan y sucumben ante la tensión de la lucha evolutiva.
109:5.5 (1199.6) Aunque el legado hereditario de la dotación cerebral y el del supercontrol electroquímico actúan para delimitar la esfera de actividad eficaz del Ajustador, ninguna desventaja hereditaria impide nunca (en las mentes normales) el logro espiritual final. La herencia puede interferir en la velocidad de conquista de la personalidad, pero no impide la consumación final de la aventura ascendente. Si queréis cooperar con vuestro Ajustador, el don divino hará que tarde o temprano se desarrolle el alma morontial inmortal y, después de fusionar con ella, presentará a la nueva criatura ante el Hijo Maestro soberano del universo local y, a fin de cuentas, ante el Padre de los Ajustadores en el Paraíso.
109:6.1 (1200.1) Los Ajustadores no fallan nunca; nunca se pierde nada que sea digno de sobrevivir; todo valor significativo de toda criatura volitiva sobrevivirá con toda seguridad, sin tener en cuenta la supervivencia o no de la personalidad que ha descubierto o evaluado dicho significado. Así pues, una criatura mortal puede rechazar la supervivencia; sin embargo, la experiencia de su vida no se pierde; el Ajustador eterno se lleva las características valiosas de esa vida aparentemente fracasada a algún otro mundo, y esos significados y valores sobrevivientes los confiere allí a un tipo más elevado de mente mortal, a una mente con capacidad para sobrevivir. Ninguna experiencia valiosa sucede nunca en vano; ningún significado verdadero o ningún valor real perece jamás.
109:6.2 (1200.2) En lo que se refiere a los candidatos a la fusión, si un Monitor de Misterio es abandonado por su asociado mortal, si el compañero humano se niega a continuar la carrera ascendente, cuando el Ajustador es liberado debido a la muerte natural (o antes de ella), se lleva todo lo que posee un valor de supervivencia que haya evolucionado en la mente de esa criatura no sobreviviente. Si un Ajustador no logra conseguir repetidas veces la personalidad por medio de la fusión a causa de la no supervivencia de sus sujetos humanos sucesivos, y si ese Monitor fuera personalizado posteriormente, toda la experiencia adquirida por haber habitado y dominado todas estas mentes mortales pasaría a ser la posesión real de ese Ajustador recién Personalizado, una dotación que disfrutará y podrá utilizar en todas las épocas futuras. Un Ajustador Personalizado de esta orden es un conjunto compuesto de todas las características supervivientes de todas las criaturas anteriores que fueron anfitrionas suyas.
109:6.3 (1200.3) Cuando los Ajustadores con una larga experiencia universal se ofrecen como voluntarios para habitar en los Hijos divinos en misión de donación, saben muy bien que nunca podrán conseguir la personalidad a través de este servicio. Pero el Padre de los espíritus concede a menudo la personalidad a estos voluntarios y los establece como directores de su misma especie. Éstas son las personalidades honradas con autoridad en Divinington. Sus naturalezas singulares incorporan la humanidad variopinta de sus múltiples experiencias como residentes en los mortales, y también la transcripción espiritual de la divinidad humana del Hijo donador Paradisiaco en el que han residido como experiencia final.
109:6.4 (1200.4) Las actividades de los Ajustadores en vuestro universo local están dirigidas por el Ajustador Personalizado de Miguel de Nebadon, el mismo Monitor que lo guió paso a paso cuando vivió su vida humana en la carne de Josué ben José. Este Ajustador extraordinario fue fiel a su deber, este valiente Monitor dirigió sabiamente la naturaleza humana del Hijo Paradisiaco, guiando constantemente su mente mortal para que eligiera el camino de la voluntad perfecta del Padre. Este Ajustador había servido anteriormente en Maquiventa Melquisedek en los tiempos de Abraham, y había llevado a cabo proezas extraordinarias tanto antes de esta estancia como entre estas experiencias de donación.
109:6.5 (1200.5) Este Ajustador triunfó realmente en la mente humana de Jesús — en aquella mente que, en cada una de las situaciones recurrentes de la vida, mantuvo una dedicación consagrada a la voluntad del Padre, diciendo: «Que no se haga mi voluntad, sino la tuya.» Esta consagración decisiva constituye el verdadero pasaporte que conduce desde las limitaciones de la naturaleza humana hasta la finalidad donde se alcanza la divinidad.
109:6.6 (1200.6) Este mismo Ajustador refleja ahora, en la naturaleza inescrutable de su poderosa personalidad, la humanidad anterior al bautismo de Josué ben José, la transcripción eterna y viviente de los valores eternos y vivientes que el más grande de todos los urantianos hizo surgir de las humildes circunstancias de una vida corriente, tal como fue vivida hasta el agotamiento total de los valores espirituales alcanzables en la experiencia de un mortal.
109:6.7 (1201.1) Todo aquello que tiene un valor permanente y que ha sido confiado a un Ajustador tiene asegurada la supervivencia eterna. En ciertos casos, el Monitor conserva estas posesiones para regalarlas en el futuro a la mente mortal donde residirá; en otros casos, y después de ser personalizadas, estas realidades sobrevivientes y conservadas las guardan en depósito para utilizarlas en el futuro al servicio de los Arquitectos del Universo Maestro.
109:7.1 (1201.2) No podemos afirmar si los fragmentos no Ajustadores del Padre son personalizables o no, pero se os ha informado que la personalidad es la donación soberana del libre albedrío del Padre Universal. Por lo que sabemos, los fragmentos del Padre del tipo Ajustador sólo consiguen la personalidad adquiriendo los atributos personales a través de un ministerio de servicio hacia un ser personal. Estos Ajustadores Personalizados tienen su hogar en Divinington, donde enseñan y dirigen a sus asociados prepersonales.
109:7.2 (1201.3) Los Ajustadores del Pensamiento Personalizados, libres de trabas y de destino, son los estabilizadores y compensadores soberanos del inmenso universo de universos. Combinan la experiencia del Creador y de las criaturas — lo existencial y lo experiencial. Son seres conjuntos del tiempo y de la eternidad. Asocian lo prepersonal y lo personal en la administración del universo.
109:7.3 (1201.4) Los Ajustadores Personalizados son los poderosos ejecutivos infinitamente sabios de los Arquitectos del Universo Maestro. Son los agentes personales del ministerio completo del Padre Universal — personal, prepersonal y superpersonal. Son los ministros personales de lo extraordinario, lo inhabitual y lo inesperado en todos los ámbitos de las esferas trascendentales absonitas de los dominios de Dios Último, e incluso en los niveles de Dios Absoluto.
109:7.4 (1201.5) Son los únicos seres de los universos que contienen dentro de sí mismos todas las relaciones conocidas de la personalidad; son omnipersonales — son anteriores a la personalidad, son la personalidad y son posteriores a la personalidad. Al igual que en el pasado eterno, ministran la personalidad del Padre Universal en el presente eterno y en el futuro eterno.
109:7.5 (1201.6) El Padre concedió al Hijo Eterno una personalidad existencial de un orden infinito y absoluto, pero escogió reservarse para su propio ministerio la personalidad experiencial del tipo de los Ajustadores Personalizados, la cual la otorga a los Ajustadores existenciales prepersonales; las dos están así destinadas a la futura superpersonalidad eterna del ministerio trascendental en los reinos absonitos del Último, del Supremo-Último, e incluso hasta los niveles del Último-Absoluto.
109:7.6 (1201.7) En general, a los Ajustadores Personalizados raras veces se les ve en los universos. De vez en cuando consultan con los Ancianos de los Días, y los Ajustadores Personalizados de los Hijos Creadores séptuples vienen a veces a los mundos centrales de las constelaciones para conferenciar con los gobernantes Vorondadeks.
109:7.7 (1201.8) Cuando el observador Vorondadek planetario de Urantia — el Altísimo custodio que no hace mucho tiempo asumió urgentemente la regencia de vuestro mundo — afirmó su autoridad en presencia del gobernador general residente, empezó su administración urgente de Urantia con todo el personal de su propia elección. A todos sus asociados y asistentes les asignó inmediatamente sus deberes planetarios. Pero no eligió a los tres Ajustadores Personalizados que aparecieron ante él en el momento de asumir la regencia. Ni siquiera sabía que aparecerían de esta manera, pues no habían manifestado su presencia divina durante la época de una regencia anterior. El Altísimo regente no asignó ningún servicio ni encargó ningún deber a estos Ajustadores Personalizados voluntarios. Sin embargo, estos tres seres omnipersonales figuraban entre los más activos de las numerosas órdenes de seres celestiales que por entonces servían en Urantia.
109:7.8 (1202.1) Los Ajustadores Personalizados realizan una amplia gama de servicios para numerosas órdenes de personalidades del universo, pero no nos está permitido hablar de estos ministerios a las criaturas evolutivas habitadas por un Ajustador. Estas extraordinarias divinidades humanas se encuentran entre las personalidades más notables de todo el gran universo, y nadie se atreve a predecir cuáles podrán ser sus misiones futuras.
109:7.9 (1202.2) [Presentado por un Mensajero Solitario de Orvonton.]
El libro de Urantia
Documento 110
110:0.1 (1203.1) DOTAR de libertad a unos seres imperfectos implica tragedias inevitables, y es propio de la perfecta Deidad ancestral compartir de forma universal y afectuosa esos sufrimientos en amoroso compañerismo.
110:0.2 (1203.2) En la medida en que estoy familiarizado con los asuntos de un universo, el amor y la devoción de un Ajustador del Pensamiento los considero como el afecto más verdaderamente divino de toda la creación. El amor que manifiestan los Hijos en su ministerio hacia las razas es magnífico, pero la devoción de un Ajustador hacia el individuo es conmovedoramente sublime, divinamente semejante a la del Padre. El Padre Paradisiaco se ha reservado aparentemente esta forma de contacto personal con sus criaturas individuales como una prerrogativa exclusiva de Creador. En todo el universo de universos no hay nada exactamente comparable al maravilloso ministerio de estas entidades impersonales que residen de una manera tan fascinante en los hijos de los planetas evolutivos.
110:1.1 (1203.3) No se debe pensar que los Ajustadores viven en el cerebro material de los seres humanos. No son una parte orgánica de las criaturas físicas de los mundos. Se puede concebir de manera más apropiada que el Ajustador del Pensamiento reside en la mente mortal del hombre, en lugar de existir dentro de los confines de un órgano físico determinado. El Ajustador se comunica constantemente, de forma indirecta y sin ser reconocido, con el sujeto humano, especialmente durante las experiencias sublimes en las que la mente se pone en contacto de adoración con el espíritu en la superconciencia.
110:1.2 (1203.4) Desearía que me fuera posible ayudar a los mortales evolutivos a conseguir comprender mejor y a alcanzar una apreciación más completa del trabajo desinteresado y magnífico de los Ajustadores que viven dentro de ellos, y que son tan devotamente fieles a la tarea de fomentar el bienestar espiritual del hombre. Estos Monitores aportan su ministerio eficaz a las fases superiores de la mente de los hombres; manipulan con sabiduría y experiencia el potencial espiritual del intelecto humano. Estos ayudantes celestiales están dedicados a la prodigiosa tarea de guiaros con seguridad hacia dentro y hacia arriba hasta el refugio celestial de la felicidad. Estos trabajadores incansables están consagrados a la personificación futura del triunfo de la verdad divina en vuestra vida eterna. Son los obreros vigilantes que pilotan la mente humana consciente de Dios, alejándola de los escollos del mal mientras guían hábilmente el alma evolutiva del hombre hacia los puertos divinos de la perfección en las costas eternas y lejanas. Los Ajustadores son unos conductores amorosos, vuestros guías seguros y dignos de confianza a través de los laberintos oscuros e inciertos de vuestra breve carrera terrestre; son los pacientes educadores que impulsan constantemente a sus sujetos a avanzar por los caminos de la perfección progresiva. Son los guardianes cuidadosos de los valores sublimes del carácter de las criaturas. Desearía que pudierais amarlos más, cooperar más ampliamente con ellos y quererlos con más afecto.
110:1.3 (1204.1) Aunque los habitantes divinos se preocupan principalmente de vuestra preparación espiritual para la próxima etapa de la existencia sin fin, también se interesan profundamente por vuestro bienestar temporal y por vuestros logros reales en la Tierra. Les encanta contribuir a vuestra salud, felicidad y verdadera prosperidad. No son indiferentes a vuestro éxito en todos los asuntos relacionados con vuestro avance planetario que no sean contrarios a vuestra vida futura de progreso eterno.
110:1.4 (1204.2) A los Ajustadores les interesan y les preocupan vuestras actividades diarias y los múltiples detalles de vuestra vida en la medida exacta en que éstos influyen en la determinación de vuestras elecciones temporales significativas y de vuestras decisiones espirituales vitales y que son, en consecuencia, unos factores en la solución del problema de la supervivencia y del progreso eterno de vuestra alma. Aunque el Ajustador es pasivo en lo que se refiere a vuestro bienestar puramente temporal, es divinamente activo en todos los asuntos relacionados con vuestro futuro eterno.
110:1.5 (1204.3) El Ajustador permanece con vosotros en todos los desastres y durante todas las enfermedades que no destruyen por completo las funciones mentales. Pero cuán cruel es manchar a sabiendas o contaminar deliberadamente de otras maneras el cuerpo físico que debe servir de tabernáculo terrestre a este don maravilloso de Dios. Todos los venenos físicos retrasan considerablemente los esfuerzos del Ajustador por elevar la mente material, mientras que los venenos mentales del miedo, la cólera, la envidia, los celos, la desconfianza y la intolerancia obstaculizan también enormemente el progreso espiritual del alma evolutiva.
110:1.6 (1204.4) Actualmente estáis atravesando el período en que vuestro Ajustador os corteja; y si os limitáis a mostraros fieles a la confianza depositada en vosotros por el espíritu divino que busca vuestra mente y vuestra alma para una unión eterna, finalmente se producirá esa unidad morontial, esa armonía celestial, esa coordinación cósmica, esa sintonización divina, esa fusión celestial, esa mezcla interminable de identidad, esa unidad de existencia que será tan perfecta y final, que ni siquiera las personalidades más experimentadas podrán nunca separar o reconocer a los dos asociados fusionados — el hombre mortal y el Ajustador divino — como identidades separadas.
110:2.1 (1204.5) Cuando los Ajustadores del Pensamiento habitan en la mente humana, traen consigo las carreras modelo, las vidas ideales que han sido determinadas y preordenadas por ellos mismos y por los Ajustadores Personalizados de Divinington, y certificadas por el Ajustador Personalizado de Urantia. Empiezan pues a trabajar con un plan definido y predeterminado para el desarrollo intelectual y espiritual de sus sujetos humanos, pero ningún ser humano está obligado a aceptar este plan. Todos sois sujetos predestinados, pero no está ordenado de antemano que tengáis que aceptar esta predestinación divina; tenéis plena libertad para rechazar cualquier parte o todo el programa de los Ajustadores del Pensamiento. Su misión es efectuar los cambios mentales y los ajustes espirituales que autoricéis de manera voluntaria e inteligente, a fin de conseguir más influencia sobre la orientación de vuestra personalidad; pero estos Monitores divinos no se aprovechan de vosotros en ninguna circunstancia ni influyen arbitrariamente de ninguna manera en vuestras elecciones y decisiones. Los Ajustadores respetan la soberanía de vuestra personalidad; siempre están subordinados a vuestra voluntad.
110:2.2 (1204.6) Son perseverantes, ingeniosos y perfectos en sus métodos de trabajo, pero no violentan nunca la individualidad volitiva de sus anfitriones. Ningún ser humano será nunca espiritualizado en contra de su voluntad por un Monitor divino; la supervivencia es un don de los Dioses que ha de ser deseado por las criaturas del tiempo. A fin de cuentas, cualquier cosa que el Ajustador haya logrado hacer por vosotros, los archivos mostrarán que esa transformación ha sido realizada con vuestro consentimiento cooperativo; habréis sido un asociado voluntario del Ajustador para alcanzar cada etapa de la enorme transformación de la carrera ascendente.
110:2.3 (1205.1) El Ajustador no trata de controlar vuestro pensamiento como tal, sino más bien de espiritualizarlo, de eternizarlo. Ni los ángeles ni los Ajustadores se dedican directamente a influir sobre el pensamiento humano; ésta es una prerrogativa exclusiva de vuestra personalidad. Los Ajustadores se dedican a mejorar, modificar, ajustar y coordinar vuestros procesos mentales; pero se consagran más especial y específicamente a la tarea de construir las contrapartidas espirituales de vuestra carrera, las transcripciones morontiales de vuestro verdadero yo en progreso, a fin de hacerlo sobrevivir.
110:2.4 (1205.2) Los Ajustadores trabajan en las esferas de los niveles superiores de la mente humana, tratando sin cesar de producir los duplicados morontiales de cada concepto del intelecto mortal. Existen pues dos realidades que inciden y están centradas en los circuitos de la mente humana: una es un yo mortal surgido por evolución de los planes originales de los Portadores de Vida, y la otra es una entidad inmortal procedente de las altas esferas de Divinington, un don interior de Dios. Pero el yo mortal es también un yo personal; tiene una personalidad.
110:2.5 (1205.3) Vosotros, como criaturas personales, tenéis una mente y una voluntad. El Ajustador, como criatura prepersonal, tiene una premente y una prevoluntad. Si os ajustáis tan plenamente con la mente del Ajustador como para ver con los mismos ojos, entonces vuestras mentes se volverán una sola, y recibiréis el refuerzo de la mente del Ajustador. Posteriormente, si vuestra voluntad ordena e impone la ejecución de las decisiones de esta mente nueva o combinada, la voluntad prepersonal del Ajustador conseguirá expresarse como personalidad a través de vuestra decisión, y en la medida en que afecta a este proyecto particular, vosotros y el Ajustador seréis una sola cosa. Vuestra mente habrá alcanzado la sintonización con la divinidad, y la voluntad del Ajustador habrá logrado expresarse como personalidad.
110:2.6 (1205.4) En la medida en que se realiza esta identidad, os acercáis mentalmente al tipo de existencia morontial. El término mente morontial significa la sustancia y la suma total de unas mentes de naturaleza diversamente material y espiritual en cooperación. El intelecto morontial implica por lo tanto, en el universo local, una mente doble dominada por una sola voluntad. Para los mortales se trata de una voluntad de origen humano que se vuelve divina a medida que el hombre identifica su mente humana con la dotación mental de Dios.
110:3.1 (1205.5) Los Ajustadores juegan el juego magnífico y sagrado de todos los tiempos; están metidos en una de las aventuras supremas del tiempo en el espacio. Y qué felices se sienten cuando vuestra cooperación les permite prestaros ayuda en vuestras breves luchas temporales, mientras continúan llevando a cabo sus tareas eternas más amplias. Pero cuando vuestro Ajustador intenta comunicarse con vosotros, su mensaje se pierde generalmente en las corrientes materiales de los flujos de energía de la mente humana; sólo de vez en cuando captáis un eco, un eco débil y distante, de la voz divina.
110:3.2 (1205.6) El éxito de vuestro Ajustador en la empresa de guiaros a través de la vida mortal y de conseguir vuestra supervivencia no depende tanto de las teorías de vuestras creencias como de vuestras decisiones, determinaciones, y de vuestra fe inquebrantable. Todos estos movimientos del crecimiento de la personalidad se convierten en unas poderosas influencias que contribuyen a vuestro progreso porque os ayudan a cooperar con el Ajustador; os ayudan a dejar de oponerle resistencia. Los Ajustadores del Pensamiento tienen éxito o fracasan en apariencia en sus empresas terrestres en la medida exacta en que los mortales logran o no logran cooperar con el programa destinado a hacerlos avanzar a lo largo del camino ascendente que lleva a alcanzar la perfección. El secreto de la supervivencia está envuelto en el supremo deseo humano de ser semejante a Dios, y en la buena voluntad asociada de hacer y de ser todas las cosas que son esenciales para alcanzar finalmente ese deseo dominante.
110:3.3 (1206.1) Cuando hablamos del éxito o del fracaso de un Ajustador, hablamos desde el punto de vista de la supervivencia humana. Los Ajustadores no fracasan nunca; son de esencia divina y siempre salen triunfantes de cada una de sus empresas.
110:3.4 (1206.2) No puedo sino observar que muchos de vosotros empleáis mucho tiempo y esfuerzos mentales en las cosas insignificantes de la vida, mientras que pasáis por alto casi por completo las realidades más esenciales de importancia eterna, aquellos logros que están precisamente relacionados con el desarrollo de un acuerdo de trabajo más armonioso entre vosotros y vuestro Ajustador. La gran meta de la existencia humana consiste en sintonizarse con la divinidad del Ajustador interior; el gran logro de la vida mortal consiste en alcanzar una verdadera consagración comprensiva a los objetivos eternos del espíritu divino que espera y trabaja dentro de vuestra mente. Pero un esfuerzo ferviente y determinado por hacer realidad el destino eterno es enteramente compatible con una vida despreocupada y alegre, y con una carrera lograda y honorable en la Tierra. La cooperación con el Ajustador del Pensamiento no implica que haya que torturarse, fingir piedad o autodegradarse de manera hipócrita y ostentosa; la vida ideal consiste en servir con amor, en lugar de llevar una existencia de aprensión temerosa.
110:3.5 (1206.3) La confusión, el sentirse desconcertado e incluso a veces desalentado y perturbado, no significa necesariamente resistencia a las directrices del Ajustador interior. Estas actitudes implican a veces una falta de cooperación activa con el Monitor divino y, por lo tanto, pueden retrasar un poco el progreso espiritual, pero estas dificultades emotivas intelectuales no obstaculizan en lo más mínimo la supervivencia segura del alma que conoce a Dios. La ignorancia por sí sola nunca puede impedir la supervivencia, así como tampoco las dudas confusas o la incertidumbre temerosa. Sólo la resistencia consciente a la guía del Ajustador puede impedir la supervivencia del alma inmortal en evolución.
110:3.6 (1206.4) No debéis considerar que la cooperación con vuestro Ajustador es un proceso particularmente consciente, porque no lo es; pero vuestros móviles y decisiones, vuestras fieles determinaciones y vuestros deseos supremos constituyen de hecho una cooperación real y eficaz. Podéis acrecentar conscientemente la armonía con el Ajustador:
110:3.7 (1206.5) 1. Escogiendo responder a la guía divina; basando sinceramente vuestra vida humana en vuestra conciencia más elevada sobre la verdad, la belleza y la bondad, y luego coordinar estas cualidades de la divinidad mediante la sabiduría, la adoración, la fe y el amor.
110:3.8 (1206.6) 2. Amando a Dios y deseando pareceros a él — el auténtico reconocimiento de la paternidad divina y la adoración amorosa del Padre celestial.
110:3.9 (1206.7) 3. Amando a los hombres y deseando sinceramente servirles — el reconocimiento sincero de la fraternidad de los hombres, unido a un afecto inteligente y sabio por cada uno de vuestros semejantes mortales.
110:3.10 (1206.8) 4. Aceptando alegremente la ciudadanía cósmica — el reconocimiento honrado de vuestras obligaciones progresivas hacia el Ser Supremo, la conciencia de la interdependencia del hombre evolutivo y de la Deidad en evolución. Es el nacimiento de la moralidad cósmica y la comprensión naciente del deber universal.
110:4.1 (1207.1) Los Ajustadores son capaces de recibir la corriente continua de inteligencia cósmica que llega por los principales circuitos del tiempo y del espacio; están plenamente en contacto con la inteligencia y la energía espirituales de los universos. Pero estos poderosos habitantes interiores son incapaces de transmitir una gran parte de esta riqueza de sabiduría y de verdad a la mente de sus sujetos mortales, debido a la falta de naturaleza común y a la ausencia de reconocimiento sensible.
110:4.2 (1207.2) El Ajustador del Pensamiento está ocupado en un esfuerzo constante por espiritualizar vuestra mente de tal manera que pueda hacer evolucionar vuestra alma morontial; pero vosotros mismos sois generalmente inconscientes de este ministerio interior. Sois totalmente incapaces de distinguir entre el producto de vuestro propio intelecto material y el de las actividades conjuntas de vuestra alma y el Ajustador.
110:4.3 (1207.3) Algunas presentaciones súbitas de pensamientos, conclusiones y otras imágenes mentales son a veces la obra directa o indirecta del Ajustador; pero se trata, mucho más a menudo, de la aparición repentina en la conciencia de unas ideas que se han agrupado por sí solas en los niveles mentales subconscientes, los sucesos naturales y cotidianos de la función psíquica normal y ordinaria inherente a los circuitos de la mente animal en evolución. (A diferencia de estas emanaciones subconscientes, las revelaciones del Ajustador aparecen a través del ámbito de la superconciencia.)
110:4.4 (1207.4) Confiad a la custodia de los Ajustadores todos los asuntos mentales que sobrepasan el nivel adormecido de la conciencia de sí. A su debido tiempo os darán buena cuenta de su gestión, si no en este mundo pues entonces en los mundos de las mansiones, y harán aparecer finalmente aquellos significados y valores que fueron confiados a su cargo y cuidado. Si sobrevivís, resucitarán cada tesoro valioso de vuestra mente mortal.
110:4.5 (1207.5) Existe un inmenso abismo entre lo humano y lo divino, entre el hombre y Dios. Las razas de Urantia están tan ampliamente controladas eléctrica y químicamente, su comportamiento común se parece tanto al de los animales, sus reacciones habituales son tan emotivas, que a los Monitores les resulta extremadamente difícil guiarlas y dirigirlas. Estáis tan desprovistos de decisiones valientes y de una cooperación consagrada, que a vuestros Ajustadores interiores les resulta casi imposible comunicarse directamente con la mente humana. Incluso cuando les es posible transmitir un destello de verdad nueva al alma mortal evolutiva, a menudo esta revelación espiritual ciega tanto a la criatura que provoca una conmoción de fanatismo o desencadena algún otro trastorno intelectual que resulta desastroso. Muchas religiones nuevas y extraños «ismos» han nacido como consecuencia de las comunicaciones abortadas, imperfectas, mal comprendidas y confusas de los Ajustadores del Pensamiento.
110:4.6 (1207.6) Durante muchos miles de años, y así lo muestran los archivos de Jerusem, en cada generación han vivido cada vez menos seres que podían trabajar sin peligro con los Ajustadores autónomos. Esto es un cuadro alarmante, y las personalidades supervisoras de Satania consideran favorablemente las propuestas de algunos de vuestros supervisores planetarios más inmediatos que recomiendan la introducción de medidas destinadas a fomentar y conservar los tipos espirituales más elevados de las razas de Urantia.
110:5.1 (1207.7) No confundáis ni mezcléis la misión y la influencia del Ajustador con lo que se llama habitualmente la conciencia moral; no están directamente relacionadas. La conciencia moral es una reacción humana y puramente psíquica. No hay que menospreciarla, pero difícilmente es la voz de Dios para el alma, como lo sería en verdad la voz del Ajustador si pudiera ser escuchada. La conciencia moral os exhorta, con razón, a obrar bien; pero el Ajustador se esfuerza además por deciros cuál es realmente el bien; es decir, en el momento y la medida en que sois capaces de percibir la guía del Monitor.
110:5.2 (1208.1) Las experiencias oníricas del hombre, ese desfile desordenado y desconectado de la mente dormida no coordinada, ofrecen una prueba adecuada del fracaso de los Ajustadores en armonizar y asociar los factores divergentes de la mente del hombre. Los Ajustadores simplemente no pueden, en una sola vida, coordinar y sincronizar arbitrariamente dos tipos de pensamiento tan distintos y diferentes como el humano y el divino. Cuando lo hacen, como a veces lo han hecho, dichas almas son transferidas directamente a los mundos de las mansiones sin necesidad de pasar por la experiencia de la muerte.
110:5.3 (1208.2) Durante los períodos del sueño, el Ajustador sólo trata de llevar a cabo aquello que la voluntad de la personalidad habitada ha aprobado previamente por completo mediante las decisiones y las elecciones efectuadas durante los momentos en que la conciencia estaba plenamente despierta, unas decisiones y elecciones que se han alojado por ello en las zonas supermentales, el campo de conexión de las relaciones recíprocas entre lo humano y lo divino.
110:5.4 (1208.3) Mientras sus anfitriones mortales duermen, los Ajustadores tratan de registrar sus creaciones en los niveles superiores de la mente material, y algunos de vuestros sueños grotescos indican que los Ajustadores no han logrado establecer un contacto eficaz. Los absurdos de la vida onírica no demuestran solamente la presión de las emociones no expresadas, sino que también atestiguan que las representaciones de los conceptos espirituales presentados por los Ajustadores son horriblemente deformadas. Vuestras propias pasiones, impulsos y otras tendencias innatas se trasladan a la imagen mental, y sus deseos inexpresados sustituyen a los mensajes divinos que los habitantes interiores se esfuerzan por introducir en los registros psíquicos durante el sueño inconsciente.
110:5.5 (1208.4) Es extremadamente peligroso hacer suposiciones sobre lo que, en la vida onírica, procede de los Ajustadores. Los Ajustadores trabajan de hecho durante el sueño, pero vuestras experiencias oníricas ordinarias son unos fenómenos puramente fisiológicos y psicológicos. Asimismo, es arriesgado intentar diferenciar entre el registro de los conceptos del Ajustador y la recepción más o menos continua y consciente de los dictados de la conciencia moral humana. Éstos son unos problemas que deberán resolverse mediante el discernimiento individual y las decisiones personales. Pero un ser humano haría mejor en equivocarse, rechazando la expresión de un Ajustador por creer que se trata de una experiencia puramente humana, que cometer el error de elevar una reacción de la mente mortal a la esfera de dignidad divina. Recordad que la influencia de un Ajustador del Pensamiento es en su mayor parte, aunque no del todo, una experiencia superconsciente.
110:5.6 (1208.5) Vosotros os comunicáis con vuestro Ajustador en grados variables y de forma creciente a medida que ascendéis los círculos psíquicos, a veces directamente, pero más a menudo de manera indirecta. Pero es peligroso albergar la idea de que cada nuevo concepto que se origina en la mente humana es dictado por el Ajustador. Con más frecuencia, y en los seres de vuestra orden, aquello que aceptáis como la voz del Ajustador es en realidad la emanación de vuestro propio intelecto. El terreno es peligroso, y cada ser humano debe resolver estos problemas por sí mismo de acuerdo con su sabiduría humana natural y su perspicacia superhumana.
110:5.7 (1208.6) El Ajustador del ser humano a través del cual se transmite esta comunicación disfruta de un campo de acción tan amplio debido principalmente a que este humano manifiesta una indiferencia casi completa por toda manifestación exterior de la presencia interior del Ajustador; es en verdad una suerte que permanezca de forma consciente completamente indiferente a todo el proceso. Posee uno de los Ajustadores más experimentados de su época y de su generación, y sin embargo el guardián del destino declara que su reacción pasiva y su falta de preocupación por los fenómenos asociados a la presencia en su mente de este polifacético Ajustador es una reacción rara y fortuita. Todo esto constituye una favorable coordinación de influencias, favorable tanto para el Ajustador en su esfera superior de acción como para el asociado humano desde el punto de vista de la salud, la eficacia y la tranquilidad.
110:6.1 (1209.1) La suma total de la realización de la personalidad en un mundo material está contenida en la conquista sucesiva de los siete círculos psíquicos de potencialidad mortal. La entrada en el séptimo círculo señala el comienzo del verdadero funcionamiento de la personalidad humana. La culminación del primer círculo indica la madurez relativa del ser mortal. Aunque atravesar los siete círculos de crecimiento cósmico no equivale a la fusión con el Ajustador, el dominio de estos círculos revela que se han alcanzado las etapas preliminares para fusionar con el Ajustador.
110:6.2 (1209.2) El Ajustador es vuestro asociado en un plano de igualdad para alcanzar los siete círculos — para lograr una madurez humana relativa. El Ajustador asciende los círculos con vosotros desde el séptimo hasta el primero, pero progresa hacia el estado de actividad autónoma y de supremacía de forma totalmente independiente a la cooperación activa de la mente mortal.
110:6.3 (1209.3) Los círculos psíquicos no son exclusivamente intelectuales ni totalmente morontiales; tienen que ver con el estado de la personalidad, los logros de la mente, el crecimiento del alma y la sintonización con el Ajustador. La travesía con éxito de estos niveles requiere el funcionamiento armónico de toda lapersonalidad, y no simplemente de algunas de sus fases. El crecimiento de las partes no equivale a la verdadera maduración del todo; las partes crecen realmente en proporción a la expansión del yo completo — de todo el yo — material, intelectual y espiritual.
110:6.4 (1209.4) Cuando el desarrollo de la naturaleza intelectual avanza más deprisa que el de la espiritual, esta situación hace que la comunicación con el Ajustador del Pensamiento resulte difícil y peligrosa. Asimismo, un desarrollo espiritual excesivo tiende a ocasionar una interpretación fanática y desnaturalizada de las directrices espirituales del habitante divino. La falta de capacidad espiritual hace muy difícil transmitir a un intelecto material las verdades espirituales situadas en la superconciencia más elevada. A una mente perfectamente equilibrada, alojada en un cuerpo de costumbres sanas, de energías nerviosas estabilizadas y de funciones químicas equilibradas — cuando los poderes físicos, mentales y espirituales se desarrollan en armonía trina — es a la que se le puede comunicar un máximo de luz y de verdad con un mínimo de peligro o de riesgo temporales para el bienestar real de dicho ser. El hombre asciende los círculos de la progresión planetaria uno tras otro, desde el séptimo hasta el primero, gracias a este crecimiento equilibrado.
110:6.5 (1209.5) Los Ajustadores siempre están cerca de vosotros y en vosotros, pero es raro que os puedan hablar directamente como lo haría otro ser. Círculo tras círculo, vuestras decisiones intelectuales, elecciones morales y desarrollo espiritual aumentan la capacidad del Ajustador para funcionar en vuestra mente; círculo tras círculo os eleváis así desde los estados inferiores de asociación y de sintonización mental con el Ajustador, de manera que éste se encuentra cada vez más capacitado para registrar sus imágenes del destino, con una intensidad y una convicción crecientes, en la conciencia evolutiva de esta mente-alma que busca a Dios.
110:6.6 (1210.1) Cada decisión que tomáis impide o facilita la función del Ajustador; esas mismas decisiones determinan igualmente vuestro avance en los círculos de la consecución humana. Es cierto que la supremacía de una decisión, su relación con una crisis, tiene mucho que ver con su influencia para franquear los círculos; sin embargo, el número de decisiones, las repeticiones frecuentes, las repeticiones persistentes, son esenciales también para tener la certeza de que tales reacciones se convertirán en hábitos.
110:6.7 (1210.2) Es difícil definir con precisión los siete niveles de la progresión humana, ya que estos niveles son personales; varían para cada individuo y están aparentemente determinados por la capacidad de crecimiento de cada ser humano. La conquista de estos niveles de evolución cósmica se refleja de tres maneras:
110:6.8 (1210.3) 1. La sintonización con el Ajustador. La mente que se espiritualiza se acerca a la presencia del Ajustador de manera proporcional a la conquista de los círculos.
110:6.9 (1210.4) 2. La evolución del alma. La aparición del alma morontial indica la extensión y la profundidad del dominio de los círculos.
110:6.10 (1210.5) 3. La realidad de la personalidad. La conquista de los círculos determina directamente el grado de realidad de la individualidad. Las personas se vuelven más reales a medida que se elevan desde el séptimo hasta el primer nivel de la existencia mortal.
110:6.11 (1210.6) A medida que el niño nacido de la evolución material atraviesa los círculos, se convierte en un humano maduro con una potencialidad inmortal. La realidad indistinta de la naturaleza embrionaria de un hombre que se encuentra en el séptimo círculo da paso a la manifestación más clara de la naturaleza morontial emergente de un ciudadano del universo local.
110:6.12 (1210.7) Aunque es imposible definir con precisión los siete niveles, o círculos psíquicos, del crecimiento humano, podemos sugerir los límites mínimos y máximos de estas etapas de realización de la madurez:
110:6.13 (1210.8) El séptimo círculo. Los seres humanos entran en este nivel cuando desarrollan los poderes de la elección personal, la decisión individual, la responsabilidad moral y la capacidad para alcanzar la individualidad espiritual. Esto indica el funcionamiento unido de los siete espíritus ayudantes de la mente bajo la dirección del espíritu de la sabiduría, la inclusión de la criatura mortal en los circuitos de influencia del Espíritu Santo y, en Urantia, el funcionamiento inicial del Espíritu de la Verdad, junto con la recepción de un Ajustador del Pensamiento por parte de la mente mortal. La entrada en el séptimo círculo convierte a una criatura mortal en un verdadero ciudadano potencial del universo local.
110:6.14 (1210.9) El tercer círculo. El trabajo del Ajustador es mucho más eficaz después de que el ascendente humano alcanza el tercer círculo y recibe un guardián seráfico personal del destino. Aunque en apariencia no existen unos esfuerzos concertados entre el Ajustador y el guardián seráfico, sin embargo se puede observar una mejora evidente en todas las fases de consecución cósmica y de desarrollo espiritual después de la asignación del asistente seráfico personal. Cuando se alcanza el tercer círculo, el Ajustador se esfuerza por morontializar la mente del hombre durante el resto de su vida como mortal, por conquistar los círculos restantes y por alcanzar la etapa final de la asociación humano-divina antes de que la muerte natural disuelva esta asociación excepcional.
110:6.15 (1210.10) El primer círculo. Habitualmente, el Ajustador no puede hablar de manera directa e inmediata con vosotros hasta que alcanzáis el círculo primero y final de consecución mortal progresiva. Este nivel representa el máximo desarrollo posible al que pueden llegar las relaciones entre la mente y el Ajustador durante la experiencia humana, antes de que el alma morontial en evolución sea liberada de las vestiduras del cuerpo material. En lo que se refiere a la mente, las emociones y la perspicacia cósmica, alcanzar el primer círculo psíquico representa el acercamiento más grande posible entre la mente material y el Ajustador espiritual en la experiencia humana.
110:6.16 (1211.1) Estos círculos psíquicos de progresión mortal quizás deberían denominarse mejor niveles cósmicos — unos niveles donde se captan realmente los significados y se comprenden los valores del acercamiento progresivo a la conciencia morontial de la relación inicial entre el alma evolutiva y el Ser Supremo emergente. Esta misma relación es la que hace imposible para siempre explicar plenamente el significado de los círculos cósmicos a la mente material. La conquista de estos círculos sólo tiene una relación relativa con la conciencia de Dios. Una persona que se encuentra en el séptimo o sexto círculo puede conocer a Dios — ser consciente de su filiación — casi tan bien como aquella que esté en el segundo o el primer círculo, pero estos seres de los círculos inferiores son mucho menos conscientes de su relación experiencial con el Ser Supremo, de su ciudadanía universal. La conquista de estos círculos cósmicos formará parte de la experiencia de los ascendentes en los mundos de las mansiones, si no han logrado alcanzarlos antes de la muerte natural.
110:6.17 (1211.2) La motivación de la fe convierte en experiencial la realización completa de la filiación del hombre con Dios, pero la acción, la consumación de las decisiones, es esencial para alcanzar por evolución la conciencia del parentesco progresivo con la realidad cósmica del Ser Supremo. En el mundo espiritual, la fe transmuta los potenciales en actuales, pero los potenciales sólo se vuelven actuales, en los reinos finitos del Supremo, llevando a cabo la experiencia de la elección y a través de ella. Escoger hacer la voluntad de Dios une la fe espiritual con las decisiones materiales en los actos de la personalidad, proporcionando así un punto de apoyo divino y espiritual para que la palanca humana y material del hambre de Dios funcione con más eficacia. Esta sabia coordinación de las fuerzas materiales y espirituales acrecienta considerablemente tanto el entendimiento cósmico del Supremo como la comprensión morontial de las Deidades del Paraíso.
110:6.18 (1211.3) El dominio de los círculos cósmicos está relacionado con el crecimiento cuantitativo del alma morontial, la comprensión de los significados supremos. Pero el estado cualitativo de este alma inmortal depende totalmente de que la fe viviente capte el valor del hecho, potencial y paradisiaco, de que el hombre mortal es un hijo del Dios eterno. Por eso aquellas personas que están en el séptimo círculo van a los mundos de las mansiones para alcanzar una realización cuantitativa adicional en su crecimiento cósmico, exactamente como las que se encuentran en el segundo o incluso en el primer círculo.
110:6.19 (1211.4) Sólo existe una relación indirecta entre la conquista de los círculos cósmicos y la experiencia religiosa espiritual real; estos logros son recíprocos y por lo tanto mutuamente beneficiosos. El desarrollo puramente espiritual puede tener muy poca relación con la prosperidad material planetaria, pero la conquista de los círculos acrecienta siempre el potencial del éxito humano y de los logros mortales.
110:6.20 (1211.5) Desde el séptimo hasta el tercer círculo, los siete espíritus ayudantes de la mente ejercen una acción creciente y unificada para liberar a la mente mortal de su dependencia de las realidades de los mecanismos de la vida material, con miras a introducirla cada vez más en los niveles morontiales de experiencia. Desde el tercer círculo en adelante, la influencia de los ayudantes disminuye progresivamente.
110:6.21 (1211.6) Los siete círculos abarcan la experiencia mortal que se extiende desde el nivel puramente animal más elevado hasta el nivel de conciencia morontial de contacto real más bajo como experiencia de la personalidad. El dominio del primer círculo cósmico señala que se ha alcanzado la madurez mortal premorontial, e indica la finalización del ministerio conjunto de los espíritus ayudantes de la mente como influencia exclusiva de acción mental en la personalidad humana. Más allá del primer círculo, la mente se vuelve cada vez más semejante a la inteligencia del estado morontial de evolución, el ministerio conjunto de la mente cósmica y de la dotación superayudante del Espíritu Creativo de un universo local.
110:6.22 (1212.1) Los grandes días en la carrera individual de los Ajustadores son los siguientes: primero, cuando el sujeto humano irrumpe en el tercer círculo psíquico, lo cual asegura la actividad autónoma y una gama creciente de funciones del Monitor (siempre que el habitante interior no fuera ya autónomo); luego, cuando el compañero humano alcanza el primer círculo psíquico, lo cual les permite comunicarse entre ellos, al menos hasta cierto punto; y finalmente, cuando fusionan de manera eterna y definitiva.
110:7.1 (1212.2) La conquista de los siete círculos cósmicos no equivale a la fusión con el Ajustador. Hay muchos mortales que viven en Urantia que han alcanzado sus círculos; pero la fusión depende además de otros logros espirituales más grandes y más sublimes, del hecho de conseguir una sintonización final y completa entre la voluntad mortal y la voluntad de Dios, tal como ésta reside en el Ajustador del Pensamiento.
110:7.2 (1212.3) Cuando un ser humano ha terminado los círculos de consecución cósmica, y además, cuando la elección final de la voluntad mortal permite al Ajustador completar la asociación entre la identidad humana y el alma morontial durante la vida física evolutiva, entonces estos enlaces consumados del alma y del Ajustador pasan independientemente a los mundos de las mansiones, y desde Uversa se emite el mandato que asegura la fusión inmediata del Ajustador y del alma morontial. Esta fusión durante la vida física consume instantáneamente el cuerpo material; los seres humanos que pudieran presenciar este espectáculo sólo observarían que el mortal en vías de ser transferido desaparece «en carros de fuego».
110:7.3 (1212.4) La mayor parte de los Ajustadores que han trasladado a sus sujetos fuera de Urantia eran muy experimentados y hay constancia de que habían residido anteriormente en numerosos mortales de otras esferas. Recordad que los Ajustadores adquieren una valiosa experiencia como habitantes interiores en los planetas donde sólo son prestados; de esto no hay que deducir que los Ajustadores sólo adquieren experiencia, para realizar un trabajo avanzado, en aquellos sujetos mortales que no logran sobrevivir.
110:7.4 (1212.5) Después de fusionar con vosotros los mortales, los Ajustadores comparten vuestro destino y vuestra experiencia; ellos son vosotros. Después de la fusión del alma morontial inmortal con el Ajustador asociado, toda la experiencia y todos los valores de uno se vuelven finalmente propiedad del otro, de manera que los dos forman realmente una sola entidad. En cierto sentido, este nuevo ser pertenece al pasado eterno y existe para el eterno futuro. Todo lo que una vez fue humano en el alma sobreviviente, y todo lo que es experiencialmente divino en el Ajustador, se convierten ahora en la propiedad real de la nueva personalidad universal siempre ascendente. Pero en cada nivel del universo, el Ajustador sólo puede dotar a la nueva criatura de aquellos atributos que tienen un significado y un valor en ese nivel. La unidad absoluta con el Monitor divino, el agotamiento completo de la dotación de un Ajustador, sólo se puede lograr en la eternidad después de haber alcanzado finalmente al Padre Universal, el Padre de los espíritus, la fuente permanente de estos dones divinos.
110:7.5 (1212.6) Cuando el alma evolutiva y el Ajustador divino han fusionados de manera eterna y final, cada uno de ellos adquiere todas las cualidades experimentables del otro. Esta personalidad coordinada posee toda la memoria experiencial de la supervivencia, conservada en otro tiempo por la mente mortal ancestral, y luego existente en el alma morontial; además de esto, este finalitario potencial contiene toda la memoria experiencial que el Ajustador ha acumulado a lo largo de sus estancias en los mortales durante todos los tiempos. Pero el Ajustador necesitará la eternidad del futuro para dotar plenamente esta asociación de personalidad con los significados y los valores que el Monitor divino aporta desde la eternidad del pasado.
110:7.6 (1213.1) Pero en la gran mayoría de los urantianos, el Ajustador debe esperar pacientemente la llegada de la liberación por medio de la muerte; debe esperar que el alma emergente se libere de la dominación casi completa de los modelos energéticos y de las fuerzas químicas inherentes a vuestra orden material de existencia. La principal dificultad que experimentáis para poneros en contacto con vuestro Ajustador consiste en esta misma naturaleza material inherente. Hay tan pocos mortales que sean verdaderos pensadores; no desarrolláis ni disciplináis espiritualmente vuestra mente hasta el punto de establecer una conexión favorable con los Ajustadores divinos. La mente humana hace casi oídos sordos a las súplicas espirituales que el Ajustador traduce de los múltiples mensajes de las transmisiones universales de amor procedentes del Padre de las misericordias. Al Ajustador le resulta casi imposible registrar estas directrices espirituales inspiradoras en una mente animal tan completamente dominada por las fuerzas químicas y eléctricas inherentes a vuestra naturaleza física.
110:7.7 (1213.2) Los Ajustadores se regocijan de ponerse en contacto con la mente mortal; pero deben tener paciencia a través de los largos años de estancia silenciosa durante los cuales son incapaces de romper la resistencia animal y de comunicarse directamente con vosotros. Cuanto más se elevan los Ajustadores del Pensamiento en la escala del servicio, más eficaces se vuelven. Pero mientras permanecéis en la carne, nunca pueden saludaros con el mismo afecto pleno, comprensivo y lleno de expresión con que lo harán cuando los discernáis, de mente a mente, en los mundos de las mansiones.
110:7.8 (1213.3) Durante la vida mortal, el cuerpo y la mente materiales os separan de vuestro Ajustador e impiden la libre comunicación con él; después de la muerte y de la fusión eterna, vosotros y el Ajustador seréis una sola cosa — no se os podrá distinguir como seres separados — y ya no existirá ninguna necesidad de comunicación tal como vosotros la entendéis.
110:7.9 (1213.4) Aunque la voz del Ajustador está siempre dentro de vosotros, la mayoría de vosotros la escuchará raramente durante la vida. Los seres humanos que se encuentran por debajo del tercero y del segundo círculos de consecución escuchan raras veces la voz directa del Ajustador, excepto en los momentos de un deseo supremo, en una situación suprema, o a consecuencia de una decisión suprema.
110:7.10 (1213.5) Durante el período en que se establece y se rompe el contacto entre la mente humana de un reservista del destino y los supervisores planetarios, el Ajustador interior se encuentra situado a veces de tal manera que le es posible transmitir un mensaje a su asociado mortal. No hace mucho tiempo, en Urantia, un Ajustador autónomo trasmitió un mensaje de este tipo a su asociado humano, miembro del cuerpo de reserva del destino. El mensaje empezaba con estas palabras: «Ahora, sin perjuicio ni peligro para el sujeto de mi devoción solícita, y sin ninguna intención de desanimarlo o de castigarlo con exceso, registrad por mí esta súplica que le dirijo.» Luego seguía una exhortación hermosamente conmovedora y atractiva. El Ajustador pedía, entre otras cosas, «que me conceda más fielmente su cooperación sincera, soporte más alegremente las tareas de mi posición, lleve a cabo más fielmente el programa planeado por mí, pase más pacientemente por las pruebas que he escogido, camine de manera más perseverante y alegre por el sendero que he elegido, reciba más humildemente el crédito que pueda derivarse como consecuencia de mis esfuerzos incesantes — trasmitid así mi exhortación al hombre en el que habito. Le obsequio con la devoción y el afecto supremos de un espíritu divino. Y decidle además a mi amado sujeto que actuaré con sabiduría y poder hasta el final, hasta que el último esfuerzo terrestre haya terminado; seré fiel a la personalidad que me ha sido confiada. Y le exhorto a sobrevivir, a que no me decepcione, a que no me prive de la recompensa de mi lucha paciente e intensa. Dependemos de la voluntad humana para conseguir la personalidad. Círculo tras círculo he elevado pacientemente esta mente humana, y tengo el testimonio de que el jefe de mi orden me concede su aprobación. Círculo tras círculo paso por un juicio. Espero con placer y sin aprensión el llamamiento nominal del destino; estoy preparado para someterlo todo a los tribunales de los Ancianos de los Días.»
110:7.11 (1214.1) [Presentado por un Mensajero Solitario de Orvonton.]
El libro de Urantia
Documento 111
111:0.1 (1215.1) LA PRESENCIA del Ajustador divino en la mente humana hace que a la ciencia o a la filosofía les resulte eternamente imposible alcanzar una comprensión satisfactoria del alma evolutiva de la personalidad humana. El alma morontial es hija del universo y sólo se la puede conocer realmente a través de la perspicacia cósmica y del descubrimiento espiritual.
111:0.2 (1215.2) El concepto de un alma y de un espíritu interior no es nuevo en Urantia; ha aparecido con frecuencia en los diversos sistemas de creencias planetarias. Muchas religiones orientales, así como algunas doctrinas occidentales, han percibido que el hombre posee una herencia divina al igual que tiene una herencia humana. El sentimiento de la presencia interior, además de la omnipresencia exterior de la Deidad, ha formado parte largo tiempo de muchas religiones urantianas. Los hombres han creído durante mucho tiempo que hay algo que crece dentro de la naturaleza humana, algo vital destinado a perdurar más allá del corto espacio de una vida temporal.
111:0.3 (1215.3) Antes de que el hombre se diera cuenta de que su alma evolutiva era engendrada por un espíritu divino, se creía que ésta residía en diversos órganos físicos — el ojo, el hígado, el riñón, el corazón y, más tarde, el cerebro. El salvaje asociaba el alma con la sangre, la respiración, las sombras y con su propia imagen reflejada en el agua.
111:0.4 (1215.4) En su concepto del atman, los educadores hindúes se acercaron realmente a una apreciación de la naturaleza y de la presencia del Ajustador, pero no lograron distinguir la presencia concomitante del alma evolutiva potencialmente inmortal. Los chinos reconocieron sin embargo dos aspectos del ser humano, el yang y el yin, el alma y el espíritu. Los egipcios y muchas tribus africanas también creían en dos factores, el ka y el ba; generalmente no se creía que el alma fuera preexistente, sino sólo el espíritu.
111:0.5 (1215.5) Los habitantes del valle del Nilo creían que a todo individuo favorecido le concedían en el momento de su nacimiento, o poco después, un espíritu protector al que llamaban el ka. Enseñaban que este espíritu guardián permanecía con el sujeto mortal durante toda la vida y pasaba antes que él al estado futuro. En los muros de un templo de Luxor, donde se describe el nacimiento de Amenjótep III, el pequeño príncipe está representado en los brazos del dios del Nilo, y cerca de él se encuentra otro niño, de apariencia idéntica al príncipe, que simboliza esa entidad que los egipcios llamaban el ka. Esta escultura fue acabada en el siglo quince antes de Cristo.
111:0.6 (1215.6) Se creía que el ka era un genio espiritual superior que deseaba guiar al alma mortal asociada hacia los mejores caminos de la vida temporal, pero sobre todo influir sobre la suerte del sujeto humano en el más allá. Cuando un egipcio de este período moría, se contaba con que su ka lo estaría esperando al otro lado del Gran Río. Al principio, se suponía que sólo los reyes poseían un ka, pero poco después se creyó que todos los hombres justos tenían uno. Un gobernante egipcio, al hablar del ka interior de su corazón, dijo: «No hice caso omiso de sus palabras; temía transgredir su guía. Por eso prosperé enormemente; triunfé así en virtud de lo que me indujo que hiciera; fui distinguido por su guía». Muchos creían que el ka era un «oráculo de Dios que residía en toda la gente». Muchos creían que iban a «pasar la eternidad con el corazón alegre en el favor del Dios que está en vosotros».
111:0.7 (1216.1) Cada raza de mortales evolutivos de Urantia tiene una palabra que equivale al concepto del alma. Muchos pueblos primitivos creían que el alma observaba el mundo a través de los ojos humanos; por eso temían tan cobardemente la malevolencia del mal de ojo. Durante mucho tiempo creyeron que «el espíritu del hombre es la lámpara del Señor». El Rig Veda dice: «Mi mente habla a mi corazón».
111:1.1 (1216.2) Aunque el trabajo de los Ajustadores es de naturaleza espiritual, deben efectuar forzosamente toda su tarea sobre una base intelectual. La mente es el terreno humano a partir del cual el Monitor espiritual debe hacer evolucionar el alma morontial, con la cooperación de la personalidad en la que habita.
111:1.2 (1216.3) Existe una unidad cósmica en los diversos niveles mentales del universo de universos. Los yoes intelectuales tienen su origen en la mente cósmica de manera muy parecida a como las nebulosas tienen su origen en las energías cósmicas del espacio universal. En el nivel humano (así pues personal) de los yoes intelectuales, el potencial de evolución espiritual se vuelve dominante, con el consentimiento de la mente mortal, debido a las dotaciones espirituales de la personalidad humana, junto con la presencia creativa de un objeto-entidad de valor absoluto en esos yoes humanos. Pero este dominio del espíritu sobre la mente material está condicionado por dos experiencias: esta mente debe haber evolucionado gracias al ministerio de los siete espíritus ayudantes de la mente, y el yo material (personal) debe escoger cooperar con el Ajustador interior para crear y fomentar el yo morontial, el alma evolutiva potencialmente inmortal.
111:1.3 (1216.4) La mente material es el ámbito en el que viven las personalidades humanas, son conscientes de sí mismas, toman sus decisiones, escogen o abandonan a Dios, se eternizan o se destruyen a sí mismas.
111:1.4 (1216.5) La evolución material os ha proporcionado una máquina viviente, vuestro cuerpo; el Padre mismo os ha dotado de la realidad espiritual más pura que se conoce en el universo, vuestro Ajustador del Pensamiento. Pero la mente ha sido puesta en vuestras manos, sometida a vuestras propias decisiones, y es a través de la mente como vivís o morís. Con esta mente y dentro de esta mente es donde tomáis las decisiones morales que os permiten volveros semejantes al Ajustador, es decir semejantes a Dios.
111:1.5 (1216.6) La mente mortal es un sistema intelectual temporal prestado a los seres humanos para ser utilizado durante una vida material, y según la manera en que utilicen esta mente, estarán aceptando o rechazando el potencial de la existencia eterna. La mente es casi todo lo que poseéis de la realidad universal que está sometido a vuestra voluntad, y el alma — el yo morontial — describirá fielmente la cosecha de decisiones temporales que habrá tomado el yo mortal. La conciencia humana descansa suavemente sobre el mecanismo electroquímico situado debajo, y toca delicadamente el sistema energético morontial-espiritual situado encima. El ser humano nunca es completamente consciente de ninguno de estos dos sistemas durante su vida mortal; por eso tiene que trabajar en la mente, de la cual sí es consciente. Lo que asegura la supervivencia no es tanto lo que la mente comprende como lo que la mente desea comprender; lo que constituye la identificación con el espíritu no es tanto cómo es la mente sino cómo la mente se esfuerza por ser. Lo que conduce a la ascensión por el universo no es tanto que el hombre sea consciente de Dios como que el hombre anhele a Dios. Lo que sois hoy no es tan importante como lo que vais siendo día tras día y en la eternidad.
111:1.6 (1217.1) La mente es el instrumento cósmico donde la voluntad humana puede tocar las disonancias de la destrucción, o en el cual esta misma voluntad puede producir las exquisitas melodías de la identificación con Dios y de la consiguiente supervivencia eterna. A fin de cuentas, el Ajustador otorgado al hombre es impermeable al mal e incapaz de pecar, pero las maquinaciones pecaminosas de una voluntad humana perversa y egoísta pueden realmente deformar, desvirtuar y volver malvada y fea la mente mortal. Del mismo modo, esta mente puede volverse noble, hermosa, verdadera y buena — realmente grande — en conformidad con la voluntad iluminada por el espíritu de un ser humano que conoce a Dios.
111:1.7 (1217.2) La mente evolutiva sólo es plenamente estable y fiable cuando se manifiesta en los dos extremos de la intelectualidad cósmica — totalmente mecanizada o enteramente espiritualizada. Entre los extremos intelectuales del puro control mecánico y de la verdadera naturaleza espiritual, se encuentra ese enorme grupo de mentes que evolucionan y ascienden, cuya estabilidad y tranquilidad dependen de las elecciones de su personalidad y de su identificación con el espíritu.
111:1.8 (1217.3) Pero el hombre no abandona su voluntad al Ajustador de una manera pasiva y servil. Elige más bien seguir de forma activa, positiva y cooperativa la guía del Ajustador cuando, y en la medida en que, esta guía difiere conscientemente de los deseos e impulsos de la mente mortal natural. Los Ajustadores manipulan la mente del hombre, pero nunca la dominan en contra de su voluntad; para los Ajustadores, la voluntad humana es suprema. La consideran y la respetan así mientras se esfuerzan por alcanzar las metas espirituales de ajuste del pensamiento y de transformación del carácter en el campo casi ilimitado del intelecto humano en evolución.
111:1.9 (1217.4) La mente es vuestro buque, el Ajustador es vuestro piloto, la voluntad humana es el capitán. El dueño del navío mortal debería tener la sabiduría de confiar en el piloto divino para que guíe su alma ascendente hacia los puertos morontiales de la supervivencia eterna. La voluntad del hombre sólo puede rechazar la guía de un piloto tan amoroso por egoísmo, pereza y maldad, y hacer naufragar finalmente su carrera como mortal en los nefastos bancos de arena del rechazo de la misericordia y en los arrecifes del abrazo del pecado. Con vuestro consentimiento, este piloto fiel os llevará de manera segura a través de las barreras del tiempo y de los obstáculos del espacio, hasta la fuente misma de la mente divina e incluso más allá, hasta el Padre Paradisiaco de los Ajustadores.
111:2.1 (1217.5) En todas las funciones mentales de la inteligencia cósmica, la totalidad de la mente domina las fracciones de la función intelectual. La mente, en su esencia, es una unidad funcional; por eso la mente nunca deja de manifestar esta unidad constitutiva, incluso cuando se encuentra obstaculizada y entorpecida por las elecciones y los actos insensatos de un yo descaminado. Esta unidad de la mente busca invariablemente la coordinación con el espíritu en todos los niveles en que está asociada con unos yoes con dignidad volitiva y prerrogativas de ascensión.
111:2.2 (1217.6) La mente material del hombre mortal es el telar cósmico que contiene los tejidos morontiales sobre los cuales el Ajustador del Pensamiento interior entreteje las formas espirituales de un carácter universal compuesto de valores duraderos y de significados divinos — un alma sobreviviente con un destino último y una carrera sin fin, un finalitario potencial.
111:2.3 (1218.1) La personalidad humana se identifica con la mente y el espíritu, unidos por la vida en una relación funcional en un cuerpo material. Esta relación funcional entre la mente y el espíritu no da como resultado una combinación de las cualidades o atributos de la mente y del espíritu, sino más bien un valor universal enteramente nuevo, original y único, con una duración potencialmente eterna: el alma.
111:2.4 (1218.2) Existen tres factores, y no dos, en la creación evolutiva de este alma inmortal. Estos tres antecedentes del alma morontial humana son los siguientes:
111:2.5 (1218.3) 1. La mente humana y todas las influencias cósmicas que la preceden e inciden sobre ella.
111:2.6 (1218.4) 2. El espíritu divino que reside en esta mente humana, y todos los potenciales inherentes a este fragmento de espiritualidad absoluta, junto con todas las influencias y factores espirituales asociados en la vida humana.
111:2.7 (1218.5) 3. La relación entre la mente material y el espíritu divino, que conlleva un valor y comporta un significado que no se encuentran en ninguno de los factores que contribuyen a esta asociación. La realidad de esta relación singular no es ni material ni espiritual, sino morontial. Es el alma.
111:2.8 (1218.6) Hace mucho tiempo que las criaturas intermedias han denominado mente intermedia a este alma evolutiva del hombre, para distinguirla de la mente inferior o material y de la mente superior o cósmica. Esta mente intermedia es en realidad un fenómeno morontial, ya que existe en la zona que se encuentra entre lo material y lo espiritual. El potencial de esta evolución morontial es inherente a los dos impulsos universales de la mente: el impulso de la mente finita de la criatura por conocer a Dios y alcanzar la divinidad del Creador, y el impulso de la mente infinita del Creador por conocer al hombre y llevar a cabo la experiencia de la criatura.
111:2.9 (1218.7) Esta operación celestial de desarrollar por evolución el alma inmortal es posible porque la mente mortal es en primer lugar personal, y en segundo lugar porque está en contacto con unas realidades superanimales; posee una dotación supermaterial de ministerio cósmico que asegura la evolución de una naturaleza moral capaz de tomar decisiones morales, llevando a cabo así un auténtico contacto creativo con los ministerios espirituales asociados y con el Ajustador del Pensamiento interior.
111:2.10 (1218.8) El resultado inevitable de esta espiritualización, por contacto, de la mente humana es el nacimiento gradual de un alma, la progenitura conjunta de una mente ayudante dominada por una voluntad humana que anhela conocer a Dios, y que trabaja en unión con las fuerzas espirituales del universo que están bajo el supercontrol de un fragmento real del Dios mismo de toda la creación — el Monitor de Misterio. Y así, la realidad material y mortal del yo trasciende las limitaciones temporales de la máquina de la vida física, y alcanza una nueva expresión y una nueva identificación en el vehículo evolutivo que deberá asegurar la continuidad de la individualidad: el alma morontial e inmortal.
111:3.1 (1218.9) Los errores de la mente mortal y las equivocaciones de la conducta humana pueden retrasar notablemente la evolución del alma, aunque no pueden inhibir este fenómeno morontial una vez que ha sido iniciado por el Ajustador interior con el consentimiento de la voluntad de la criatura. Pero en cualquier momento anterior a la muerte física, esta misma voluntad material y humana tiene el poder de anular dicha elección y de rechazar la supervivencia. Incluso después de haber sobrevivido, el mortal ascendente conserva todavía esta prerrogativa de escoger rechazar la vida eterna; en cualquier momento antes de la fusión con el Ajustador, la criatura evolutiva y ascendente puede decidir abandonar la voluntad del Padre Paradisiaco. La fusión con el Ajustador señala el hecho de que el mortal ascendente ha elegido de manera eterna y sin reservas hacer la voluntad del Padre.
111:3.2 (1219.1) Durante la vida en la carne, el alma en evolución tiene la capacidad de reforzar las decisiones supermateriales de la mente mortal. Como es supermaterial, el alma no funciona por sí misma en el nivel material de la experiencia humana. Sin la colaboración de un espíritu de la Deidad, como el Ajustador, este alma subespiritual tampoco puede funcionar por encima del nivel morontial. El alma tampoco toma decisiones finales hasta que la muerte o el traslado la separan de su asociación material con la mente mortal, a menos que esta mente material delegue libre y voluntariamente dicha autoridad a su alma morontial con quien funciona de manera asociada. Durante la vida, la voluntad mortal, el poder de decisión y de elección de la personalidad, reside en los circuitos materiales de la mente; a medida que avanza el crecimiento del mortal en la Tierra, este yo, con sus inestimables poderes de elección, se identifica cada vez más con la entidad emergente del alma morontial; después de la muerte y de la resurrección en el mundo de las mansiones, la personalidad humana está completamente identificada con el yo morontial. El alma es así el embrión del futuro vehículo morontial de la identidad de la personalidad.
111:3.3 (1219.2) Este alma inmortal tiene al principio una naturaleza totalmente morontial, pero posee tal capacidad de desarrollo, que se eleva invariablemente hasta los verdaderos niveles espirituales que poseen un valor de fusión con los espíritus de la Deidad, habitualmente con el mismo espíritu del Padre Universal que desencadenó este fenómeno creativo en la mente de la criatura.
111:3.4 (1219.3) Tanto la mente humana como el Ajustador divino son conscientes de la presencia y de la naturaleza diferencial del alma en evolución — el Ajustador lo es plenamente, y la mente parcialmente. El alma se vuelve cada vez más consciente de la mente y del Ajustador, como identidades asociadas, de manera proporcional a su propio crecimiento evolutivo. El alma comparte las cualidades de la mente humana y del espíritu divino, pero evoluciona constantemente hacia un acrecentamiento del control espiritual y del predominio divino mediante el fomento de una función mental cuyos significados tratan de coordinarse con los verdaderos valores espirituales.
111:3.5 (1219.4) La carrera mortal, la evolución del alma, es no tanto un período de prueba como un período de educación. La fe en la supervivencia de los valores supremos es el corazón de la religión; la experiencia religiosa auténtica consiste en unir los valores supremos y los significados cósmicos como una comprensión de la realidad universal.
111:3.6 (1219.5) La mente conoce la cantidad, la realidad, los significados. Pero la calidad — los valores — se siente. Aquello que siente es la creación conjunta de la mente que conoce y del espíritu asociado que lo convierte en una realidad.
111:3.7 (1219.6) En la medida en que el alma morontial evolutiva del hombre se impregna de verdad, de belleza y de bondad como realización del valor de la conciencia de Dios, el ser resultante se vuelve indestructible. Si no existe ninguna supervivencia de los valores eternos en el alma evolutiva del hombre, entonces la existencia mortal no tiene sentido, y la vida misma es una trágica ilusión. Pero es eternamente cierto que aquello que empezáis en el tiempo, lo terminaréis ciertamente en la eternidad — si vale la pena terminarlo.
111:4.1 (1219.7) El reconocimiento es un proceso intelectual que consiste en encajar las impresiones sensoriales recibidas del mundo exterior en las configuraciones de la memoria del individuo. La comprensión implica que esas impresiones sensoriales reconocidas, y sus configuraciones de memoria asociadas, han sido integradas u organizadas en una red dinámica de principios.
111:4.2 (1220.1) Los significados proceden de la combinación del reconocimiento y de la comprensión. Los significados no existen en un mundo totalmente sensorial o material. Los significados y los valores sólo se perciben en las esferas interiores o supermateriales de la experiencia humana.
111:4.3 (1220.2) Todos los progresos de la verdadera civilización nacen en este mundo interior de la humanidad. Sólo la vida interior es realmente creativa. La civilización difícilmente puede progresar cuando la mayoría de la juventud de una generación cualquiera consagra sus intereses y sus energías a la persecución materialista del mundo sensorial o exterior.
111:4.4 (1220.3) El mundo interior y el mundo exterior tienen un conjunto de valores diferentes. Cualquier civilización está en peligro cuando las tres cuartas partes de su juventud se meten en profesiones materialistas y se dedican a buscar las actividades sensoriales del mundo exterior. La civilización está en peligro cuando la juventud deja de interesarse por la ética, la sociología, la eugenesia, la filosofía, las bellas artes, la religión y la cosmología.
111:4.5 (1220.4) Únicamente en los niveles superiores de la mente superconsciente, a medida que ésta incide en el ámbito espiritual de la experiencia humana, podréis encontrar aquellos conceptos superiores asociados a los modelos maestros eficaces que contribuirán a construir una civilización mejor y más duradera. La personalidad es intrínsecamente creativa, pero sólo funciona de esta manera en la vida interior del individuo.
111:4.6 (1220.5) Los cristales de nieve siempre tienen una forma hexagonal, pero nunca hay dos que sean iguales. Los niños se ajustan a los tipos, pero nunca hay dos que sean exactamente iguales, ni siquiera en el caso de los gemelos. La personalidad sigue unos tipos, pero siempre es única.
111:4.7 (1220.6) La felicidad y la alegría tienen su origen en la vida interior. No podéis experimentar una verdadera alegría completamente solos. Una vida solitaria es fatal para la felicidad. Incluso las familias y las naciones disfrutarán más de la vida si la comparten con las demás.
111:4.8 (1220.7) No podéis controlar por completo el mundo exterior — el entorno. La creatividad del mundo interior es la que está más sujeta a vuestra dirección, porque vuestra personalidad se encuentra allí ampliamente liberada de las trabas de las leyes de la causalidad precedente. La personalidad lleva asociada una soberanía volitiva limitada.
111:4.9 (1220.8) Puesto que esta vida interior del hombre es verdaderamente creativa, cada persona tiene la responsabilidad de elegir si esta creatividad será espontánea y totalmente fortuita, o si estará controlada, dirigida y será constructiva. Una imaginación creativa, ¿cómo puede producir resultados valiosos, si el escenario sobre el que actúa ya está ocupado por los prejuicios, el odio, los miedos, los resentimientos, la venganza y los fanatismos?
111:4.10 (1220.9) Las ideas pueden tener su origen en los estímulos del mundo exterior, pero los ideales sólo nacen en los reinos creativos del mundo interior. Las naciones del mundo están dirigidas actualmente por hombres que tienen una superabundancia de ideas, pero que carecen de ideales. Ésta es la explicación de la pobreza, los divorcios, las guerras y los odios raciales.
111:4.11 (1220.10) El problema es el siguiente: si el hombre con libre albedrío está dotado en su fuero interno de los poderes de la creatividad, entonces tenemos que reconocer que la libre creatividad contiene el potencial de la libre destructividad. Y cuando la creatividad se orienta hacia la destructividad, os encontráis cara a cara con las devastaciones del mal y del pecado — opresiones, guerras y destrucciones. El mal es una creatividad parcial que tiende hacia la desintegración y la destrucción final. Todo conflicto es malo en el sentido de que inhibe la función creativa de la vida interior — es una especie de guerra civil en la personalidad.
111:4.12 (1221.1) La creatividad interior contribuye a ennoblecer el carácter mediante la integración de la personalidad y la unificación de la individualidad. Es eternamente cierto que el pasado es incambiable; sólo el futuro puede ser modificado mediante el ministerio de la creatividad del yo interior en el momento presente.
111:5.1 (1221.2) Hacer la voluntad de Dios es ni más ni menos que una manifestación de la buena voluntad de la criatura por compartir su vida interior con Dios — con el mismo Dios que ha hecho posible la vida de esa criatura con sus valores y significados interiores. Compartir es parecerse a Dios — es divino. Dios lo comparte todo con el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito, y éstos a su vez comparten todas las cosas con los Hijos divinos y las Hijas espirituales de los universos.
111:5.2 (1221.3) Imitar a Dios es la clave de la perfección; hacer su voluntad es el secreto de la supervivencia y de la perfección en la supervivencia.
111:5.3 (1221.4) Los mortales viven en Dios, y por eso Dios ha querido vivir en los mortales. Al igual que los hombres confían en él, él ha confiado — el primero — una parte de sí mismo para que esté con los hombres; ha consentido en vivir en los hombres y en habitar en los hombres, sometido a la voluntad humana.
111:5.4 (1221.5) La paz en esta vida, la supervivencia en la muerte, la perfección en la próxima vida, el servicio en la eternidad — todo esto se logra desde ahora (en espíritu) cuando la personalidad de la criatura consiente — elige — someter su voluntad a la voluntad del Padre. El Padre ya ha elegido someter un fragmento de sí mismo a la voluntad de la personalidad de la criatura.
111:5.5 (1221.6) Esta elección de la criatura no supone un abandono de la voluntad. Es una consagración de la voluntad, una expansión de la voluntad, una glorificación de la voluntad, un perfeccionamiento de la voluntad; una elección así eleva la voluntad de la criatura desde el nivel de los significados temporales hasta ese estado superior en el que la personalidad del hijo creado comulga con la personalidad del Padre espíritu.
111:5.6 (1221.7) Este hecho de elegir la voluntad del Padre es el descubrimiento espiritual del Padre espíritu por parte del hombre mortal, aunque tenga que transcurrir una era antes de que el hijo creado pueda estar verdaderamente delante de la presencia real de Dios en el Paraíso. Esta elección no consiste tanto en la negación de la voluntad de la criatura — «Que no se haga mi voluntad sino la tuya» — sino más bien en la afirmación categórica de la criatura: «Es mi voluntad que se haga tu voluntad.» Si hace esta elección, el hijo que ha escogido a Dios encontrará tarde o temprano la unión interior (la fusión) con el fragmento de Dios que vive en él, mientras que este mismo hijo que se perfecciona encontrará la satisfacción suprema de la personalidad en la comunión adoradora entre la personalidad del hombre y la personalidad de su Hacedor, dos personalidades cuyos atributos creativos se han unido eternamente en una reciprocidad de expresión deseada — el nacimiento de una asociación eterna más entre la voluntad del hombre y la voluntad de Dios.
111:6.1 (1221.8) Muchas dificultades temporales del hombre mortal proceden de su doble relación con el cosmos. El hombre es una parte de la naturaleza — existe en la naturaleza — y sin embargo es capaz de trascenderla. El hombre es finito, pero está habitado por una chispa de la infinidad. Esta situación dual no solamente proporciona el potencial para el mal, sino que engendra también numerosas situaciones sociales y morales cargadas de muchas incertidumbres y de no pocas inquietudes.
111:6.2 (1222.1) La valentía que se necesita para llevar a cabo la conquista de la naturaleza y para trascenderse a sí mismo es una valentía que puede sucumbir a las tentaciones del orgullo. El mortal que puede trascender su yo podría ceder a la tentación de deificar su propia conciencia de sí mismo. El dilema mortal consiste en el doble hecho de que el hombre está esclavizado a la naturaleza, mientras que al mismo tiempo posee una libertad única — la libertad de elegir y de actuar espiritualmente. En los niveles materiales, el hombre se encuentra subordinado a la naturaleza, mientras que en los niveles espirituales triunfa sobre la naturaleza y sobre todas las cosas temporales y finitas. Esta paradoja es inseparable de las tentaciones, del mal potencial, de los errores de decisión, y cuando el yo se vuelve orgulloso y arrogante, el pecado puede aparecer.
111:6.3 (1222.2) El problema del pecado no existe por sí mismo en el mundo finito. El hecho de ser finito no es malo ni pecaminoso. El mundo finito ha sido hecho por un Creador infinito — es la obra de sus Hijos divinos — y por lo tanto debe ser bueno. Lo que da origen al mal y al pecado es el mal uso, la deformación y la desnaturalización de lo finito.
111:6.4 (1222.3) El espíritu puede dominar la mente; del mismo modo, la mente puede controlar la energía. Pero la mente sólo puede controlar la energía mediante su propia manipulación inteligente de los potenciales metamórficos inherentes al nivel matemático de las causas y los efectos de los dominios físicos. La mente de la criatura no controla de manera inherente la energía; esto es una prerrogativa de la Deidad. Pero la mente de la criatura puede manipular la energía, y lo hace de hecho, en la medida exacta en que ha llegado a dominar los secretos energéticos del mundo físico.
111:6.5 (1222.4) Cuando el hombre desea modificar la realidad física, ya se trate de él mismo o de su entorno, lo consigue en la medida en que ha descubierto los caminos y los medios de controlar la materia y de dirigir la energía. La mente sin ayuda es impotente para influir sobre algo material, salvo sobre su propio mecanismo físico, con el que se encuentra inevitablemente vinculada. Pero mediante el empleo inteligente del mecanismo corporal, la mente puede crear otros mecanismos, e incluso relaciones energéticas y relaciones vivientes, y al utilizarlos, esta mente puede controlar cada vez más, e incluso dominar, su nivel físico en el universo.
111:6.6 (1222.5) La ciencia es la fuente de los hechos, y la mente no puede trabajar sin los hechos. En la construcción de la sabiduría, los hechos son los ladrillos que están colocados con el cemento de la experiencia de la vida. El hombre puede encontrar el amor de Dios sin los hechos, y el hombre puede descubrir las leyes de Dios sin el amor, pero el hombre nunca puede empezar a apreciar la simetría infinita, la armonía celestial, la exquisita plenitud de la naturaleza inclusiva de la Fuente-Centro Primera, hasta que no ha encontrado la ley divina y el amor divino y los ha unificado experiencialmente en su propia filosofía cósmica en evolución.
111:6.7 (1222.6) La expansión de los conocimientos materiales permite una mayor apreciación intelectual de los significados de las ideas y de los valores de los ideales. Un ser humano puede encontrar la verdad en su experiencia interior, pero necesita un claro conocimiento de los hechos para aplicar su descubrimiento personal de la verdad a las exigencias implacablemente prácticas de la vida diaria.
111:6.8 (1222.7) Es muy natural que el hombre mortal se sienta acosado por sentimientos de inseguridad cuando se ve inextricablemente atado a la naturaleza, mientras que posee unos poderes espirituales que trascienden por completo todas las cosas temporales y finitas. Sólo la confianza religiosa — la fe viviente — puede sostener al hombre en medio de estos problemas difíciles y desconcertantes.
111:6.9 (1223.1) De todos los peligros que acechan a la naturaleza mortal del hombre y ponen en peligro su integridad espiritual, el orgullo es el peor. La intrepidez es valerosa, pero el egotismo es vanaglorioso y suicida. Una confianza razonable en sí mismo no es deplorable. La capacidad del hombre para trascenderse es la única cosa que lo distingue del reino animal.
111:6.10 (1223.2) El orgullo es engañoso, embriagador, y engendra el pecado, ya sea en un individuo, un grupo, una raza o una nación. Es literalmente cierto que «el orgullo precede a la caída».
111:7.1 (1223.3) La incertidumbre en la seguridad es la esencia de la aventura hacia el Paraíso — incertidumbre en el tiempo y en la mente, incertidumbre en cuanto a los acontecimientos del desarrollo de la ascensión hacia el Paraíso; seguridad en espíritu y en la eternidad, seguridad en la confianza sin reserva del hijo creado en la compasión divina y en el amor infinito del Padre Universal; incertidumbre como ciudadano inexperto del universo; seguridad como hijo ascendente en las mansiones universales de un Padre infinitamente poderoso, sabio y amoroso.
111:7.2 (1223.4) ¿Puedo exhortaros a que prestéis atención al eco lejano de la llamada fiel que el Ajustador hace a vuestra alma? El Ajustador interior no puede detener ni tampoco cambiar materialmente las luchas de vuestra carrera en el tiempo; el Ajustador no puede disminuir las dificultades de la vida mientras viajáis a través de este mundo de trabajo penoso. El habitante divino sólo puede abstenerse pacientemente mientras libráis la batalla de la vida tal como ésta se vive en vuestro planeta; pero a medida que trabajáis y os preocupáis, lucháis y os afanáis, podríais permitir — si tan sólo quisierais — que el valiente Ajustador luchara con vosotros y por vosotros. Podríais sentiros tan reconfortados e inspirados, tan cautivados e intrigados, si tan sólo permitierais que el Ajustador os presentara constantemente las imágenes del verdadero motivo, de la meta final y del objetivo eterno de esta lucha difícil y penosa con los problemas corrientes de vuestro mundo material actual.
111:7.3 (1223.5) ¿Por qué no ayudáis al Ajustador en la tarea de mostraros la contrapartida espiritual de todos estos intensos esfuerzos materiales? ¿Por qué no permitís que el Ajustador os fortalezca con las verdades espirituales del poder cósmico, mientras lucháis contra las dificultades temporales de la existencia de las criaturas? ¿Por qué no incitáis al ayudante celestial a que os reconforte con la clara visión del panorama eterno de la vida universal, mientras contempláis con perplejidad los problemas del momento que pasa? ¿Por qué os negáis a ser iluminados e inspirados por el punto de vista del universo, mientras os afanáis en medio de los obstáculos del tiempo y camináis con dificultad por el laberinto de las incertidumbres que asaltan vuestro viaje por la vida mortal? ¿Por qué no permitís que el Ajustador espiritualice vuestros pensamientos, aunque vuestros pies tengan que caminar por los senderos materiales de los esfuerzos terrestres?
111:7.4 (1223.6) Las razas humanas superiores de Urantia están mezcladas de manera compleja; son una combinación de numerosas razas y linajes de orígenes diferentes. Esta naturaleza compuesta hace que a los Monitores les resulte extremadamente difícil trabajar con eficacia durante la vida, y aumenta claramente los problemas del Ajustador y del serafín guardián después de la muerte. No hace mucho tiempo me hallaba en Salvington, y escuché a un guardián del destino presentar una declaración formal para excusar las dificultades que había encontrado mientras servía a su sujeto mortal. Este serafín decía:
111:7.5 (1223.7) «Una gran parte de mis dificultades se debían al conflicto interminable entre las dos naturalezas de mi sujeto: la indolencia animal oponiéndose al impulso de la ambición; los ideales de un pueblo superior contrariados por los instintos de una raza inferior; los objetivos elevados de una gran mente neutralizados por el impulso de una herencia primitiva; la visión a largo plazo de un Monitor previsor contrarrestada por la miopía de una criatura del tiempo; los planes progresivos de un ser ascendente modificados por los deseos y los anhelos de una naturaleza material; los destellos de la inteligencia universal anulados por los mandatos energético-químicos de la raza en evolución; las emociones de un animal oponiéndose al impulso de los ángeles; el entrenamiento de un intelecto anulado por las tendencias del instinto; las tendencias acumuladas de la raza oponiéndose a la experiencia del individuo; las metas de lo mejor eclipsadas por los objetivos de lo peor; el vuelo de la genialidad neutralizado por la gravedad de la mediocridad; el progreso de lo bueno retrasado por la inercia de lo malo; el arte de lo hermoso manchado por la presencia del mal; el empuje de la salud neutralizado por la debilidad de la enfermedad; la fuente de la fe contaminada por los venenos del miedo; el manantial de la alegría envenenado por las aguas de la tristeza; la felicidad de la anticipación desilusionada por la amargura de la realización; las alegrías de la vida siempre amenazadas por las tristezas de la muerte. ¡Qué vida y en qué planeta! Y sin embargo, debido a la ayuda y al impulso siempre presentes del Ajustador del Pensamiento, este alma ha alcanzado un buen grado de felicidad y de éxito, y ya ha ascendido a las salas de juicio de mansonia.»
111:7.6 (1224.1) [Presentado por un Mensajero Solitario de Orvonton.]
El libro de Urantia
Documento 112
112:0.1 (1225.1) LOS PLANETAS evolutivos son las esferas de origen de los hombres, los mundos iniciales de la carrera humana ascendente. Urantia es vuestro punto de partida; aquí es donde os juntáis con vuestro divino Ajustador del Pensamiento en una unión temporal. Habéis sido dotados de un guía perfecto; así pues, si queréis participar sinceramente en la carrera del tiempo y alcanzar la meta final de la fe, la recompensa de los siglos será vuestra; os uniréis eternamente con vuestro Ajustador interior. Entonces empezará vuestra vida real, la vida ascendente, de la cual vuestro presente estado mortal no es más que el preludio. Entonces comenzará vuestra misión sublime y progresiva como finalitarios en la eternidad que se despliega ante vosotros. Durante todas estas épocas y etapas sucesivas de crecimiento evolutivo, una parte de vosotros permanece absolutamente inalterable, y es la personalidad — la permanencia en presencia del cambio.
112:0.2 (1225.2) Aunque sería presuntuoso intentar definir la personalidad, puede resultar útil recordar algunas cosas que se conocen sobre ella:
112:0.3 (1225.3) 1. La personalidad es esa cualidad, dentro de la realidad, que es otorgada por el mismo Padre Universal, o por el Actor Conjunto actuando en nombre del Padre.
112:0.4 (1225.4) 2. Puede ser atribuida a cualquier sistema energético viviente que contenga la mente o el espíritu.
112:0.5 (1225.5) 3. No está totalmente sometida a las trabas de la causalidad antecedente. Es relativamente creativa o cocreativa.
112:0.6 (1225.6) 4. Cuando se concede a las criaturas materiales evolutivas, hace que el espíritu se esfuerce por dominar la energía-materia por mediación de la mente.
112:0.7 (1225.7) 5. Aunque está desprovista de identidad, la personalidad puede unificar la identidad de cualquier sistema energético viviente.
112:0.8 (1225.8) 6. Su reacción al circuito de la personalidad sólo es cualitativa, en contraste con las tres energías que muestran una reacción cualitativa y cuantitativa a la gravedad.
112:0.9 (1225.9) 7. La personalidad es invariable en presencia del cambio.
112:0.10 (1225.10) 8. Puede hacer un regalo a Dios — dedicar su libre albedrío a hacer la voluntad de Dios.
112:0.11 (1225.11) 9. Está caracterizada por la moralidad — la conciencia de la relatividad de las relaciones con otras personas. Discierne los niveles de comportamiento, y discrimina selectivamente entre ellos.
112:0.12 (1225.12) 10. La personalidad es única, absolutamente única: es única en el tiempo y en el espacio; es única en la eternidad y en el Paraíso; es única cuando es otorgada — no existen copias de ella; es única durante todos los momentos de la existencia; es única con respecto a Dios — que no hace acepción de personas, pero que tampoco las suma, porque no son adicionables — son asociables, pero no totalizables.
112:0.13 (1226.1) 11. La personalidad reacciona directamente a la presencia de otra personalidad.
112:0.14 (1226.2) 12. Es un elemento que puede ser añadido al espíritu, ilustrando así la primacía del Padre con respecto al Hijo. (No es necesario añadir la mente al espíritu).
112:0.15 (1226.3) 13. La personalidad puede sobrevivir a la muerte física con la identidad que se encuentra en el alma sobreviviente. El Ajustador y la personalidad son invariables; la relación entre ambos (en el alma) no es más que cambio, evolución continua; y si este cambio (el crecimiento) cesara, el alma dejaría de existir.
112:0.16 (1226.4) 14. La personalidad tiene una conciencia única del tiempo, que es diferente a la percepción que la mente o el espíritu tienen del mismo.
112:1.1 (1226.5) El Padre Universal confiere la personalidad a sus criaturas como un don potencialmente eterno. Este don divino está diseñado para funcionar en numerosos niveles y en situaciones universales sucesivas que se extienden desde el finito más humilde hasta el absonito más elevado, e incluso hasta las fronteras del absoluto. La personalidad actúa así en tres planos cósmicos o en tres fases del universo:
112:1.2 (1226.6) 1. El estado de situación. La personalidad ejerce su actividad con la misma eficacia en el universo local, en el superuniverso y en el universo central.
112:1.3 (1226.7) 2. El estado de significado. La personalidad actúa eficazmente en los niveles de lo finito, lo absonito e incluso incide en lo absoluto.
112:1.4 (1226.8) 3. El estado de valor. La personalidad se puede realizar experiencialmente en los reinos progresivos de lo material, lo morontial y lo espiritual.
112:1.5 (1226.9) La personalidad posee un campo de acción perfeccionado de dimensiones cósmicas. La personalidad finita tiene tres dimensiones que funcionan más o menos como sigue:
112:1.6 (1226.10) 1. La longitud representa la dirección y la naturaleza del progreso — el movimiento a través del espacio y de acuerdo con el tiempo — la evolución.
112:1.7 (1226.11) 2. La profundidad vertical abarca los impulsos y las actitudes del organismo, los niveles variables de autorrealización y el fenómeno general de reacción al entorno.
112:1.8 (1226.12) 3. La anchura abarca el ámbito de la coordinación, la asociación y la organización de la individualidad.
112:1.9 (1226.13) El tipo de personalidad otorgado a los mortales de Urantia posee un potencial de siete dimensiones de expresión del yo, o de realización de la persona. Estos fenómenos dimensionales son comprensibles a razón de tres en el nivel finito, tres en el nivel absonito y uno en el nivel absoluto. En los niveles subabsolutos, esta séptima dimensión, o dimensión de totalidad, puede ser experimentada como el hecho de la personalidad. Esta dimensión suprema es un absoluto asociable y, aunque no es infinita, posee un potencial dimensional que permite la penetración subinfinita de lo absoluto.
112:1.10 (1226.14) Las dimensiones finitas de la personalidad están relacionadas con la longitud, la profundidad y la anchura cósmicas. La longitud indica el significado; la profundidad señala el valor; y la anchura abarca la perspicacia — la capacidad de experimentar una conciencia indiscutible de la realidad cósmica.
112:1.11 (1227.1) En el nivel morontial, todas estas dimensiones finitas del nivel material se encuentran muy realzadas, y se pueden realizar ciertos nuevos valores dimensionales. Todas estas experiencias dimensionales ampliadas del nivel morontial están maravillosamente articuladas con la dimensión suprema, o dimensión de la personalidad, gracias a la influencia de la mota y también a causa de la contribución de las matemáticas morontiales.
112:1.12 (1227.2) Muchas dificultades que experimentan los mortales en su estudio de la personalidad humana se podrían evitar si la criatura finita recordara que los niveles dimensionales y los niveles espirituales no están coordinados en la realización experiencial de la personalidad.
112:1.13 (1227.3) La vida es en realidad un proceso que tiene lugar entre el organismo (la individualidad) y su entorno. La personalidad comunica un valor de identidad y unos significados de continuidad a esta asociación entre un organismo y su entorno. Se reconocerá así que el fenómeno de la reacción a los estímulos no es un simple proceso mecánico, puesto que la personalidad actúa como factor en la situación total. Es permanentemente cierto que los mecanismos son pasivos de forma innata, y los organismos inherentemente activos.
112:1.14 (1227.4) La vida física es un proceso que tiene lugar, no tanto dentro del organismo, como entre el organismo y el entorno. Todo proceso de este tipo tiende a crear y a establecer unos modelos de reacción del organismo a ese entorno. Todos estos modelos directivos ejercen una gran influencia en la elección de la meta.
112:1.15 (1227.5) El yo y el entorno establecen un contacto significativo por mediación de la mente. La capacidad y la buena disposición del organismo para efectuar estos contactos significativos con el entorno (para reaccionar a los estímulos) representa la actitud de toda la personalidad.
112:1.16 (1227.6) La personalidad no puede trabajar muy bien cuando está aislada. El hombre es de manera innata una criatura sociable; está dominado por el ardiente deseo de la pertenencia. Es literalmente cierto que «ningún hombre vive para sí mismo».
112:1.17 (1227.7) Pero el concepto de la personalidad, en el sentido de la totalidad de la criatura que vive y actúa, significa mucho más que la integración de unas relaciones; significa la unificación de todos los factores de la realidad, así como la coordinación de las relaciones. Entre dos objetos existen relaciones, pero tres objetos o más producen un sistema, y este sistema representa mucho más que una relación ampliada o compleja. Esta distinción es fundamental, porque en un sistema cósmico los miembros individuales no están conectados entre sí salvo en relación con el todo, y gracias a la individualidad de ese todo.
112:1.18 (1227.8) En el organismo humano, la suma de las partes constituye el yo — la individualidad — pero este proceso no tiene absolutamente nada que ver con la personalidad, que unifica todos estos factores en sus relaciones con las realidades cósmicas.
112:1.19 (1227.9) En los conjuntos, las partes están sumadas; en los sistemas, las partes estánpuestas en orden. Los sistemas son significativos debido a su organización — a sus valores de posición. En un buen sistema, todos los factores están en posición cósmica. En un mal sistema, hay algo que falta o que está desplazado — desordenado. En el sistema humano, la personalidad es la que unifica todas las actividades y comunica a la vez las cualidades de identidad y de creatividad.
112:2.1 (1227.10) En el estudio de la individualidad, sería útil recordar:
112:2.2 (1227.11) 1. Que los sistema físicos están subordinados.
112:2.3 (1227.12) 2. Que los sistemas intelectuales están coordinados.
112:2.4 (1227.13) 3. Que la personalidad está superordenada.
112:2.5 (1227.14) 4. Que la fuerza espiritual interior es potencialmente directiva.
112:2.6 (1228.1) En todos los conceptos sobre la individualidad se debería reconocer que el hecho de la vida viene en primer lugar, y que su evaluación o interpretación viene después. El niño humano primero vive, y posteriormente reflexiona sobre su vida. En la economía cósmica, la perspicacia precede a la previsión.
112:2.7 (1228.2) El hecho universal de Dios volviéndose hombre ha cambiado para siempre todos los significados y ha alterado todos los valores de la personalidad humana. En el verdadero sentido de la palabra, el amor implica una estima mutua entre personalidades completas, ya sean humanas o divinas, o humanas y divinas. Las partes componentes del yo pueden funcionar de numerosas maneras — pensando, sintiendo, deseando — pero sólo los atributos coordinados de la personalidad completa están enfocados hacia una acción inteligente; y todos estos poderes están asociados con la dotación espiritual de la mente mortal cuando un ser humano ama sincera y desinteresadamente a otro ser, ya sea humano o divino.
112:2.8 (1228.3) Todos los conceptos humanos sobre la realidad están basados en la suposición de que la personalidad humana es real; todos los conceptos sobre las realidades superhumanas están basados en la experiencia de la personalidad humana con, y en, las realidades cósmicas de ciertas entidades espirituales y personalidades divinas asociadas. Todo lo que no es espiritual en la experiencia humana, salvo la personalidad, es un medio para conseguir un fin. Toda verdadera relación del hombre mortal con otras personas — humanas o divinas — es un fin en sí misma. Y una comunión así con la personalidad de la Deidad es la meta eterna de la ascensión por el universo.
112:2.9 (1228.4) La posesión de una personalidad identifica al hombre como un ser espiritual, puesto que la unidad de la individualidad y la conciencia de tener una personalidad son dones del mundo supermaterial. El hecho mismo de que un mortal materialista pueda negar la existencia de las realidades supermateriales demuestra, en sí mismo y por sí mismo, que la síntesis espiritual y la conciencia cósmica están presentes y funcionando en su mente humana.
112:2.10 (1228.5) Existe un gran abismo cósmico entre la materia y el pensamiento, y este abismo es inconmensurablemente mayor entre la mente material y el amor espiritual. La conciencia, y mucho menos la conciencia de sí mismo, no puede ser explicada por ninguna teoría de asociación electrónica mecánica ni por ningún fenómeno de energía materialista.
112:2.11 (1228.6) A medida que la mente persigue la realidad hasta su análisis final, la materia desaparece para los sentidos materiales, pero puede seguir siendo real para la mente. Cuando la perspicacia espiritual persigue esta realidad que permanece después de desaparecer la materia, y la persigue hasta su análisis final, esta realidad desaparece para la mente, pero la perspicacia del espíritu puede percibir todavía unas realidades cósmicas y unos valores supremos de naturaleza espiritual. Por consiguiente, la ciencia cede el paso a la filosofía, mientras que la filosofía debe rendirse ante las conclusiones inherentes a la experiencia espiritual auténtica. El pensamiento se rinde ante la sabiduría, y la sabiduría se pierde en una adoración iluminada y reflexiva.
112:2.12 (1228.7) En la ciencia, el yo humano observa el mundo material; la filosofía es la observación de esta observación del mundo material; la religión, la verdadera experiencia espiritual, es la comprensión experiencial de la realidad cósmica de la observación de la observación de toda esta síntesis relativa de los elementos energéticos del tiempo y del espacio. Construir una filosofía sobre el universo basada exclusivamente en el materialismo es ignorar el hecho de que todas las cosas materiales son concebidas inicialmente como reales en la experiencia de la conciencia humana. El observador no puede ser la cosa observada; la evaluación necesita que se trascienda un poco a la cosa evaluada.
112:2.13 (1228.8) En el tiempo, el pensamiento conduce a la sabiduría y la sabiduría conduce a la adoración; en la eternidad, la adoración conduce a la sabiduría, y la sabiduría conduce a la finalidad del pensamiento.
112:2.14 (1229.1) La posibilidad de unificar el yo en evolución es inherente a las cualidades de sus factores constitutivos, que son: las energías básicas, los tejidos principales, el supercontrol químico fundamental, las ideas supremas, los móviles supremos, las metas supremas y el espíritu divino otorgado desde el Paraíso — el secreto de la conciencia de la naturaleza espiritual del hombre.
112:2.15 (1229.2) La finalidad de la evolución cósmica consiste en alcanzar la unidad de la personalidad mediante el dominio creciente del espíritu, una reacción volitiva a las enseñanzas y directrices del Ajustador del Pensamiento. La personalidad, tanto humana como superhumana, está caracterizada por una cualidad cósmica inherente que podríamos llamar «la evolución del dominio», la expansión del control sobre sí mismo y sobre el entorno.
112:2.16 (1229.3) Una personalidad ascendente, en otro tiempo humana, pasa por dos grandes fases de dominio volitivo creciente sobre el yo y en el universo:
112:2.17 (1229.4) 1. La experiencia prefinalitaria, o de la búsqueda de Dios, consistente en acrecentar la autorrealización mediante una técnica de expansión y de manifestación de la identidad, junto con la solución de los problemas cósmicos y el consiguiente dominio del universo.
112:2.18 (1229.5) 2. La experiencia postfinalitaria, o para revelar a Dios, en la que la autorrealización experimenta una expansión creativa mediante la revelación del Ser Supremo experiencial a las inteligencias que buscan a Dios, pero que aún no han alcanzado los niveles divinos en que son semejantes a Dios.
112:2.19 (1229.6) Las personalidades descendentes pasan por experiencias análogas durante sus diversas aventuras en el universo a medida que tratan de aumentar su capacidad para averiguar y ejecutar las voluntades divinas de las Deidades Suprema, Última y Absoluta.
112:2.20 (1229.7) Durante la vida física, el yo material, la entidad-ego de la identidad humana, depende del funcionamiento continuo del vehículo vital material, de la existencia continua del equilibrio inestable entre las energías y el intelecto, a lo que se le ha dado el nombre de vida en Urantia. Pero la individualidad con valor de supervivencia, la individualidad que puede trascender la experiencia de la muerte, sólo evoluciona efectuando un traslado potencial de la sede de la identidad de la personalidad evolutiva desde el vehículo transitorio de la vida — el cuerpo material — hasta el alma morontial de naturaleza más duradera e inmortal, y luego más allá, hasta aquellos niveles en que el alma se impregna de la realidad espiritual y alcanza finalmente el estado de una realidad espiritual. Este traslado efectivo desde una asociación material hasta una identificación morontial se lleva a cabo mediante la sinceridad, la perseverancia y la firmeza de las decisiones de la criatura humana que busca a Dios.
112:3.1 (1229.8) Los urantianos sólo reconocen en general un tipo de muerte, el cese físico de las energías vitales; pero en lo que se refiere a la supervivencia de la personalidad, existen en realidad tres tipos de muerte:
112:3.2 (1229.9) 1. La muerte espiritual (del alma). Si el hombre mortal rechaza la supervivencia, y cuando la ha rechazado definitivamente, cuando ha sido declarado espiritualmente insolvente, morontialmente en quiebra, según la opinión conjunta del Ajustador y del serafín de la supervivencia, cuando este informe coordinado ha sido registrado en Uversa, y después de que los Censores y sus asociados reflectantes han verificado estas conclusiones, los gobernantes de Orvonton ordenan la liberación inmediata del Monitor interior. Pero esta puesta en libertad del Ajustador no afecta de ninguna manera a los deberes del serafín personal o colectivo que se ocupa de ese individuo abandonado por el Ajustador. Este tipo de muerte tiene un significado definitivo, independientemente de la continuación temporal de las energías vivientes de los mecanismos físicos y mentales. Desde el punto de vista cósmico, el interesado ya está muerto; la continuación de su vida indica simplemente la persistencia del impulso material de las energías cósmicas.
112:3.3 (1230.1) 2. La muerte intelectual (de la mente). Cuando los circuitos vitales del ministerio ayudante superior se rompen debido a las aberraciones del intelecto o a causa de la destrucción parcial del mecanismo cerebral, y si estas condiciones sobrepasan cierto punto crítico irreparable, el Ajustador interior es liberado inmediatamente y parte hacia Divinington. En los archivos del universo se considera que una personalidad mortal ha encontrado la muerte cuando los circuitos mentales esenciales de la acción volitiva humana se han destruido. Esto también es la muerte, independientemente de que el mecanismo viviente del cuerpo físico continúe funcionando. El cuerpo menos la mente volitiva ya no es humano, pero el alma de dicho individuo puede sobrevivir de acuerdo con la elección anterior de su voluntad humana.
112:3.4 (1230.2) 3. La muerte física (del cuerpo y de la mente). Cuando la muerte sorprende a un ser humano, el Ajustador permanece en la ciudadela de la mente hasta que ésta deja de funcionar como mecanismo inteligente, aproximadamente en el momento en que las energías medibles del cerebro detienen sus pulsaciones rítmicas vitales. Después de esta disolución, el Ajustador se despide de la mente en vías de desaparición con tan poca ceremonia como había entrado en ella años atrás, y se dirige a Divinington pasando por Uversa.
112:3.5 (1230.3) Después de la muerte, el cuerpo material regresa al mundo elemental del cual provenía, pero dos factores no materiales de la personalidad sobreviviente permanecen: el Ajustador del Pensamiento preexistente, con la transcripción de la memoria de la carrera mortal, que se dirige a Divinington; y también subsiste el alma morontial inmortal del humano fallecido, que permanece bajo la custodia del guardián del destino. Estas fases y aspectos del alma, estas fórmulas de la identidad anteriormente cinéticas y ahora estáticas, son esenciales para la repersonalización en los mundos morontiales; la reunión del Ajustador y del alma es lo que reensambla la personalidad sobreviviente, lo que os devuelve la conciencia en el momento del despertar morontial.
112:3.6 (1230.4) Para aquellos que no tienen guardianes seráficos personales, los conservadores colectivos efectúan fiel y eficazmente el mismo servicio de custodia de la identidad y de resurrección de la personalidad. Los serafines son indispensables para reensamblar la personalidad.
112:3.7 (1230.5) En el momento de la muerte, el Ajustador del Pensamiento pierde temporalmente la personalidad, pero no la identidad; el sujeto humano pierde temporalmente la identidad, pero no la personalidad; en los mundos de las mansiones, los dos se reúnen en una manifestación eterna. Un Ajustador del Pensamiento que se ha ido no regresa nunca a la Tierra como si fuera el ser donde había residido anteriormente; la personalidad nunca se manifiesta sin la voluntad humana; y un ser humano separado de su Ajustador después de la muerte jamás manifiesta una identidad activa ni establece ningún tipo de comunicación con los seres que viven en la Tierra. Estas almas separadas de su Ajustador están total y absolutamente inconscientes durante el largo o corto sueño de la muerte. No puede haber ningún tipo de manifestación de la personalidad ni puede existir ninguna capacidad para ponerse en comunicación con otras personalidades hasta después de haberse consumado la supervivencia. A aquellos que van a los mundos de las mansiones no se les permite enviar mensajes de vuelta a sus seres queridos. En todos los universos existe la política de prohibir este tipo de comunicaciones durante el período de la dispensación en curso.
112:4.1 (1231.1) Cuando se produce la muerte, ya sea de naturaleza material, intelectual o espiritual, el Ajustador se despide de su anfitrión mortal y parte hacia Divinington. Desde las sedes del universo local y del superuniverso se establece un contacto reflectante con los supervisores de ambos gobiernos, y el Monitor es quitado de los registros con el mismo número que se le asignó cuando entró en los dominios del tiempo.
112:4.2 (1231.2) De alguna manera que no comprendemos plenamente, los Censores Universales son capaces de apoderarse del resumen de la vida humana que se encuentra incorporado en la transcripción duplicada, efectuada por el Ajustador, de los valores espirituales y de los significados morontiales de la mente en la que residió. Los Censores pueden apoderarse de la versión del Ajustador sobre el carácter de supervivencia y las cualidades espirituales del humano fallecido, y todos estos datos, junto con los archivos seráficos, están disponibles para ser presentados en el momento del juicio del individuo interesado. Esta información también se utiliza para confirmar las órdenes superuniversales que hacen posible que ciertos ascendentes puedan empezar inmediatamente su carrera morontial, después de su disolución mortal, y dirigirse a los mundos de las mansiones antes de terminar oficialmente la dispensación planetaria.
112:4.3 (1231.3) Después de la muerte física, y salvo para los individuos trasladados de entre los vivos, el Ajustador liberado se dirige inmediatamente a su esfera natal de Divinington. Los detalles de lo que sucede en ese mundo durante el período en que espera la reaparición efectiva del mortal sobreviviente depende principalmente de si el ser humano asciende a los mundos de las mansiones por su propio derecho individual, o aguarda el llamamiento dispensacional de los supervivientes dormidos de una era planetaria.
112:4.4 (1231.4) Si el asociado mortal pertenece a un grupo que será repersonalizado al final de una dispensación, el Ajustador no regresará de inmediato al mundo de las mansiones del antiguo sistema donde sirvió, sino que, según su elección, emprenderá una de las siguientes tareas temporales:
112:4.5 (1231.5) 1. Alistarse en las filas de los Monitores desaparecidos para llevar a cabo unos servicios no revelados.
112:4.6 (1231.6) 2. Ser destinado durante un tiempo a la observación del régimen del Paraíso.
112:4.7 (1231.7) 3. Inscribirse en una de las numerosas escuelas de formación de Divinington.
112:4.8 (1231.8) 4. Colocarse durante un tiempo como observador estudiantil en una de las otras seis esferas sagradas que constituyen el circuito de los mundos paradisiacos del Padre.
112:4.9 (1231.9) 5. Ser destinado al servicio de mensajeros de los Ajustadores Personalizados.
112:4.10 (1231.10) 6. Convertirse en instructor adjunto en las escuelas de Divinington dedicadas a la formación de los Monitores que pertenecen al grupo virgen.
112:4.11 (1231.11) 7. Ser designado para seleccionar un grupo de mundos posibles donde poder servir en caso de que existieran motivos razonables para creer que su asociado humano podría haber rechazado la supervivencia.
112:4.12 (1231.12) Si en el momento en que la muerte os sorprende habéis alcanzado el tercer círculo o un nivel superior y, por lo tanto, os han asignado un guardián personal del destino; si la transcripción final del resumen de vuestro carácter de supervivencia presentado por el Ajustador es certificada incondicionalmente por el guardián del destino — si tanto el serafín como el Ajustador están esencialmente de acuerdo en cada detalle de sus informes y recomendaciones sobre vuestra vida — ; si los Censores Universales y sus asociados reflectantes en Uversa confirman estos datos y lo hacen sin ambigüedad ni reservas, en ese caso, los Ancianos de los Días transmiten la orden de avanzar de posición por los circuitos de comunicación que van a Salvington; hecho esto, los tribunales del Soberano de Nebadon decretarán el paso inmediato del alma sobreviviente a las salas de resurrección de los mundos de las mansiones.
112:4.13 (1232.1) Se me ha informado que si el individuo humano sobrevive sin demora, el Ajustador se inscribe en Divinington, se dirige hacia la presencia paradisiaca del Padre Universal, regresa inmediatamente para ser abrazado por los Ajustadores Personalizados del superuniverso y del universo local donde está asignado, recibe el reconocimiento del jefe de los Monitores Personalizados de Divinington, y luego pasa inmediatamente a la «realización de la transición de la identidad»; desde allí es convocado para que al tercer período, y en el mundo de las mansiones, habite la forma real de la personalidad preparada para recibir el alma sobreviviente del mortal terrestre, tal como esta forma ha sido proyectada por el guardián del destino.
112:5.1 (1232.2) La individualidad es una realidad cósmica, ya sea material, morontial o espiritual. La realidad del estado personal es un don del Padre Universal que actúa en Sí mismo y por Sí mismo o a través de sus múltiples agentes universales. Decir que un ser es personal es reconocer la individuación relativa de ese ser dentro del organismo cósmico. El cosmos viviente es un agregado casi infinitamente integrado de unidades reales, y todas ellas están relativamente sujetas al destino del conjunto. Pero las unidades personales han sido dotadas de la facultad real de elegir entre aceptar o rechazar su destino.
112:5.2 (1232.3) Aquello que procede del Padre es eterno como el Padre, y esto es tan cierto en lo que concierne a la personalidad, que Dios concede por su propio libre albedrío, como en lo que se refiere al divino Ajustador del Pensamiento, un fragmento real de Dios. La personalidad del hombre es eterna, pero en cuanto a su identidad, es una realidad eterna condicionada. Después de aparecer en respuesta a la voluntad del Padre, la personalidad alcanzará su destino que es la Deidad, pero el hombre debe elegir si estará o no presente en el momento de alcanzar ese destino. En ausencia de esta elección, la personalidad alcanzará directamente la Deidad experiencial, volviéndose una parte del Ser Supremo. El ciclo está preordenado, pero la participación del hombre en dicho ciclo es opcional, personal y experiencial.
112:5.3 (1232.4) La identidad mortal es una condición transitoria de la vida temporal en el universo; sólo es real en la medida en que la personalidad elige volverse un fenómeno continuo en el universo. Ésta es la diferencia esencial entre el hombre y un sistema energético: el sistema energético ha de continuar, no tiene elección; pero el hombre tiene mucho que ver con la determinación de su propio destino. El Ajustador es verdaderamente el camino hacia el Paraíso, pero el hombre mismo debe seguir ese camino por su propia decisión, por la elección de su libre albedrío.
112:5.4 (1232.5) Los seres humanos sólo poseen la identidad en el sentido material. La mente material expresa estas cualidades del yo a medida que funciona en el sistema energético del intelecto. Cuando se dice que el hombre tiene una identidad, se reconoce que posee un circuito mental que ha sido subordinado a los actos y las elecciones de la voluntad de la personalidad humana. Pero esto es una manifestación material y puramente temporal, al igual que el embrión humano es una etapa parasitaria transitoria de la vida humana. Desde una perspectiva cósmica, los seres humanos nacen, viven y mueren relativamente en un instante; no son duraderos. Pero la personalidad mortal, por su propia elección, posee el poder de trasladar la sede de su identidad desde el sistema pasajero intelectual material al sistema superior del alma morontial, el cual, en asociación con el Ajustador del Pensamiento, es creado como nuevo vehículo para la manifestación de la personalidad.
112:5.5 (1233.1) Este mismo poder de elección, esta insignia universal de las criaturas con libre albedrío, es lo que constituye la oportunidad más grande del hombre y su responsabilidad cósmica suprema. El destino eterno del futuro finalitario depende de la integridad de la volición humana; el Ajustador divino depende de la sinceridad del libre albedrío humano para adquirir la personalidad eterna; el Padre Universal depende de la fidelidad de la elección humana para hacer realidad un nuevo hijo ascendente; el Ser Supremo depende de la constancia y de la sabiduría de las acciones y decisiones para llevar a cabo la evolución experiencial.
112:5.6 (1233.2) Los círculos cósmicos de crecimiento de la personalidad deben ser alcanzados finalmente, pero si los accidentes del tiempo y los obstáculos de la existencia material os impiden dominar, sin que haya culpa por vuestra parte, estos niveles en vuestro planeta natal, si vuestras intenciones y deseos tienen un valor de supervivencia, se promulgarán unos decretos para prolongar vuestro período de prueba. Se os concederá un tiempo adicional para que demostréis vuestra valía.
112:5.7 (1233.3) Si existen dudas en algún momento sobre la conveniencia de hacer avanzar una identidad humana a los mundos de las mansiones, los gobiernos del universo deciden invariablemente a favor de los intereses personales de ese individuo; elevan sin vacilar ese alma al estado de ser transicional, mientras continúan sus observaciones sobre sus intenciones morontiales y sus propósitos espirituales emergentes. Así, la justicia divina se cumple con certeza, y la misericordia divina tiene una nueva oportunidad para extender su ministerio.
112:5.8 (1233.4) Los gobiernos de Orvonton y de Nebadon no pretenden haber alcanzado una perfección absoluta en el funcionamiento detallado del plan universal de repersonalización de los mortales, pero sí pretenden manifestar paciencia, tolerancia, comprensión y una compasión misericordiosa, y lo hacen realmente. Preferimos asumir el riesgo de una rebelión en un sistema antes que correr el peligro de privar a un solo mortal, que lucha en cualquier mundo evolutivo, de la alegría eterna de continuar la carrera ascendente.
112:5.9 (1233.5) Esto no significa en absoluto que los seres humanos tengan que disfrutar de una segunda oportunidad después de haber rechazado la primera. Pero sí significa que todas las criaturas volitivas han de tener una verdadera oportunidad para efectuar una elección indudable, consciente y definitiva. Los Jueces soberanos de los universos no privarán del estado de personalidad a ningún ser que no haya hecho su elección eterna de manera plena y definitiva; el alma del hombre debe recibir, y recibirá, una plena y amplia oportunidad para revelar su verdadera intención y su propósito real.
112:5.10 (1233.6) Cuando los mortales cósmica y espiritualmente más avanzados mueren, pasan inmediatamente a los mundos de las mansiones; esta disposición funciona generalmente para aquellos que han tenido asignado un guardián seráfico personal. Otros mortales pueden ser detenidos hasta el momento en que el juicio de sus asuntos ha terminado, después de lo cual pueden pasar a los mundos de las mansiones, o ser destinados a las filas de los supervivientes dormidos que serán repersonalizados en masa al final de la dispensación planetaria en curso.
112:5.11 (1233.7) Hay dos dificultades que obstaculizan mis esfuerzos para explicar qué le sucede exactamente al yo en la muerte, al yo sobreviviente que es distinto al Ajustador que se va. Una de ellas consiste en la imposibilidad de transmitir a vuestro nivel de comprensión una descripción adecuada sobre una operación que tiene lugar en la frontera de los reinos físico y morontial. La otra se debe a las restricciones aplicadas por las autoridades celestiales que gobiernan Urantia sobre mi misión como revelador de la verdad. Hay muchos detalles interesantes que se podrían presentar, pero los omito por consejo de vuestros supervisores planetarios inmediatos. Pero dentro de los límites de lo que me está permitido, puedo decir lo siguiente:
112:5.12 (1234.1) Hay algo real, algo procedente de la evolución humana, algo adicional al Monitor de Misterio, que sobrevive a la muerte. Esta entidad recién aparecida es el alma, y sobrevive a la muerte de vuestro cuerpo físico y de vuestra mente material. Esta entidad es la hija conjunta de la vida y de los esfuerzos combinados del yo humano en unión con el yo divino, el Ajustador. Esta hija de ascendencia humana y divina constituye el elemento sobreviviente de origen terrestre; es el yo morontial, el alma inmortal.
112:5.13 (1234.2) Esta hija, con un significado que perdura y con un valor de supervivencia, está totalmente inconsciente durante el período que transcurre entre la muerte y la repersonalización, y permanece bajo la custodia del guardián seráfico del destino durante todo este período de espera. Después de la muerte, no actuaréis como ser consciente hasta que hayáis conseguido la nueva conciencia morontial en los mundos de las mansiones de Satania.
112:5.14 (1234.3) En el momento de la muerte, la identidad funcional asociada a la personalidad humana se desbarata debido al cese del movimiento vital. Aunque la personalidad humana trasciende sus partes constituyentes, depende de ellas para su identidad funcional. La detención de la vida destruye las estructuras cerebrales físicas necesarias para la dotación mental, y el deterioro de la mente pone fin a la conciencia mortal. La conciencia de esa criatura no puede volver a aparecer posteriormente hasta que se haya preparado una situación cósmica que permita a esa misma personalidad humana ejercer de nuevo su actividad en relación con la energía viviente.
112:5.15 (1234.4) Durante la transición de los mortales sobrevivientes entre su mundo de origen y los mundos de las mansiones, ya sea que experimenten el reensamblaje de su personalidad al tercer período o que asciendan en el momento de una resurrección colectiva, el registro de la constitución de la personalidad es conservado fielmente por los arcángeles en sus mundos de actividades especiales. Estos seres no son los custodios de la personalidad (como los serafines guardianes lo son del alma), pero no es menos cierto que cada factor identificable de la personalidad está salvaguardado eficazmente bajo la custodia de estos fiables depositarios de la supervivencia mortal. En cuanto al paradero exacto de la personalidad mortal durante el período intermedio entre la muerte y la supervivencia, no lo sabemos.
112:5.16 (1234.5) La situación que hace posible la repersonalización tiene lugar en las salas de resurrección de los planetas receptores morontiales de un universo local. Aquí, en estas cámaras de ensamblaje de la vida, las autoridades supervisoras proporcionan esa relación de energía universal — morontial, mental y espiritual — que permite devolver la conciencia al sobreviviente dormido. La reunión de las partes constituyentes de una personalidad en otro tiempo material implica:
112:5.17 (1234.6) 1. La fabricación de una forma adecuada, de un modelo energético morontial, con el que el nuevo sobreviviente puede ponerse en contacto con la realidad no espiritual, y dentro del cual se puede poner en circuito la variante morontial de la mente cósmica.
112:5.18 (1234.7) 2. El regreso del Ajustador a la criatura morontial en espera. El Ajustador es el conservador eterno de vuestra identidad ascendente; vuestro Monitor representa la seguridad absoluta de que seréis vosotros mismos, y no otra persona, los que ocuparéis la forma morontial creada para el despertar de vuestra personalidad. Y el Ajustador estará presente en el reensamblaje de vuestra personalidad para asumir de nuevo el papel de guía paradisíaco de vuestro yo sobreviviente.
112:5.19 (1235.1) 3. Cuando estas condiciones previas para la repersonalización se han reunido, el conservador seráfico de las potencialidades del alma inmortal dormida, con la asistencia de numerosas personalidades cósmicas, confiere esta entidad morontial a la forma corporal y mental morontial que está esperando, mientras confía esta hija evolutiva del Supremo a la asociación eterna con el Ajustador que espera. Y esto completa la repersonalización, el reensamblaje de la memoria, de la perspicacia y de la conciencia — la identidad.
112:5.20 (1235.2) El hecho de la repersonalización consiste en que el yo humano que se despierta se apodera de la fase morontial de la mente cósmica recién separada e incorporada en los circuitos. El fenómeno de la personalidad depende de la continuidad de la identidad de reacción de la individualidad al entorno universal; y esto sólo se puede llevar a cabo por medio de la mente. La individualidad se conserva a pesar de un cambio continuo en todos los factores que componen el yo; en la vida física, el cambio es gradual; después de la muerte y de la repersonalización, el cambio es repentino. La verdadera realidad de toda individualidad (personalidad) es capaz de actuar con sensibilidad a las condiciones del universo debido a los cambios incesantes de sus partes constituyentes; el estancamiento acaba inevitablemente en la muerte. La vida humana es un cambio sin fin de los factores de la vida, unificados por la estabilidad de la personalidad invariable.
112:5.21 (1235.3) Cuando os despertéis así en los mundos de las mansiones de Jerusem, estaréis tan cambiados, vuestra transformación espiritual será tan grande que, si no fuera por vuestro Ajustador del Pensamiento y el guardián del destino, que conectarán tan plenamente vuestra nueva vida en los nuevos mundos con vuestra antigua vida en el primer mundo, al principio tendríais dificultades para relacionar vuestra nueva conciencia morontial con la memoria restablecida de vuestra identidad anterior. A pesar de la continuidad de la individualidad personal, una gran parte de vuestra vida mortal parecerá al principio un sueño vago y nebuloso. Pero el tiempo clarificará muchas asociaciones humanas.
112:5.22 (1235.4) El Ajustador del Pensamiento sólo os recordará y enumerará aquellos recuerdos y experiencias que forman parte de, y son esenciales para, vuestra carrera universal. Si el Ajustador ha participado como asociado en la evolución de alguna cosa en la mente humana, estas experiencias valiosas sobrevivirán en la conciencia eterna del Ajustador. Pero una gran parte de vuestra vida pasada y de sus recuerdos, que no tienen un significado espiritual ni un valor morontial, perecerán con el cerebro material; muchas experiencias materiales desaparecerán como antiguos andamiajes que os sirvieron de puente para pasar al nivel morontial, pero que ya no tienen utilidad en el universo. Pero la personalidad y las relaciones entre personalidades nunca son andamiajes; la memoria mortal de las relaciones entre personalidades tiene un valor cósmico y sobrevivirá. En los mundos de las mansiones conoceréis y seréis conocidos, y aún más, recordaréis a, y seréis recordados por, vuestros antiguos asociados en la corta pero misteriosa vida en Urantia.
112:6.1 (1235.5) Al igual que una mariposa emerge del estado de oruga, la verdadera personalidad de los seres humanos emergerá en los mundos de las mansiones, manifestándose por primera vez separada de su antigua envoltura de carne material. La carrera morontial en el universo local está relacionada con la elevación continua del mecanismo de la personalidad, desde el nivel morontial inicial de existencia del alma hasta el nivel morontial final de espiritualidad progresiva.
112:6.2 (1235.6) Es difícil informaros acerca de las formas morontiales de vuestra personalidad para la carrera en el universo local. Seréis provistos de unas formas morontiales capaces de manifestar la personalidad, y se trata de unas investiduras que, a fin de cuentas, están más allá de vuestra comprensión. Estas formas, aunque son totalmente reales, no son unas configuraciones energéticas del tipo material que comprendéis ahora. Sin embargo, tienen la misma finalidad en los mundos del universo local que vuestros cuerpos materiales en los planetas donde nacen los humanos.
112:6.3 (1236.1) La apariencia de la forma del cuerpo material es sensible, hasta cierto punto, al carácter de la identidad de la personalidad; el cuerpo físico refleja algo de la naturaleza inherente de la personalidad, pero de una forma limitada. La forma morontial la refleja aún más. En la vida física, los mortales pueden ser hermosos por fuera pero desagradables por dentro; en la vida morontial, y de manera creciente en sus niveles superiores, la forma de la personalidad variará directamente de acuerdo con la naturaleza de la persona interior. En el nivel espiritual, la forma exterior y la naturaleza interior empiezan a acercarse a una identificación completa, que se perfecciona cada vez más en los niveles espirituales cada vez más elevados.
112:6.4 (1236.2) En el estado morontial, el mortal ascendente es dotado de la modificación nebadónica del don de la mente cósmica del Espíritu Maestro de Orvonton. El intelecto mortal, como tal, ha perecido, ha dejado de existir como entidad universal focalizada separada de los circuitos mentales indiferenciados del Espíritu Creativo. Pero los significados y valores de la mente mortal no han perecido. Ciertas fases de la mente subsisten en el alma sobreviviente; el Ajustador conserva ciertos valores experienciales de la antigua mente humana; y la historia de la vida humana, tal como fue vivida en la carne, se conserva en el universo local junto con ciertos registros vivientes en los numerosos seres que se ocupan de la evaluación final del mortal ascendente, unos seres que se extienden desde los serafines hasta los Censores Universales, y probablemente más allá hasta llegar al Supremo.
112:6.5 (1236.3) La volición de una criatura no puede existir sin la mente, pero subsiste a pesar de la pérdida del intelecto material. Durante los tiempos inmediatamente siguientes a la supervivencia, la personalidad ascendente se rige en gran medida por los patrones de carácter heredados de su vida humana, y por la acción recién aparecida de la mota morontial. Estas pautas de conducta, en mansonia, funcionan aceptablemente en las primeras etapas de la vida morontial y antes de que aparezca la voluntad morontial como expresión volitiva plenamente desarrollada de la personalidad ascendente.
112:6.6 (1236.4) En la carrera del universo local no existen influencias comparables a los siete espíritus ayudantes de la mente de la existencia humana. La mente morontial ha de evolucionar por contacto directo con la mente cósmica, tal como esta mente cósmica ha sido modificada y traducida por la fuente creativa del intelecto del universo local — la Ministra Divina.
112:6.7 (1236.5) Antes de la muerte, la mente mortal tiene conciencia de ser independiente de la presencia del Ajustador; para poder funcionar, la mente que está bajo la influencia de los ayudantes sólo necesita la configuración energético-material que está asociada con ella. Pero el alma morontial, como está por encima de la influencia de los ayudantes, no retiene la conciencia de sí misma sin el Ajustador cuando es privada del mecanismo de la mente material. Este alma evolutiva posee sin embargo un carácter continuado procedente de las decisiones de su antigua mente asociada que estaba bajo la influencia de los ayudantes, y este carácter se convierte en una memoria activa cuando sus configuraciones son estimuladas por el Ajustador que regresa.
112:6.8 (1236.6) La persistencia de la memoria es una prueba de que la identidad de la individualidad original se conserva; es esencial para tener la plena conciencia de la continuidad y de la expansión de la personalidad. Aquellos mortales que ascienden sin Ajustador dependen de la enseñanza de sus asociados seráficos para reconstruir su memoria humana; las almas morontiales de los mortales fusionados con el Espíritu no tienen más limitaciones que ésta. La configuración de la memoria subsiste en el alma, pero esta configuración necesita la presencia del antiguo Ajustador para hacerse inmediatamente reconocible como memoria continuada. Sin el Ajustador, el sobreviviente mortal necesita un tiempo considerable para volver a explorar y a aprender, para recuperar la memoria consciente de los significados y los valores de una existencia anterior.
112:6.9 (1237.1) El alma con valor de supervivencia refleja fielmente las acciones y las motivaciones tanto cualitativas como cuantitativas del intelecto material, sede anterior de la identidad de la individualidad. Al escoger la verdad, la belleza y la bondad, la mente mortal entra en su carrera universal premorontial bajo la tutela de los siete espíritus ayudantes de la mente, unificados bajo la dirección del espíritu de la sabiduría. Posteriormente, después de completarse los siete círculos de consecución premorontial, el don de la mente morontial se superpone a la mente que está bajo la influencia de los ayudantes, lo que inicia la carrera preespiritual o morontial de progresión en el universo local.
112:6.10 (1237.2) Cuando una criatura deja su planeta natal, deja tras ella el ministerio de los ayudantes y ya sólo depende del intelecto morontial. Cuando un ascendente deja el universo local, ha alcanzado el nivel espiritual de existencia, puesto que ha sobrepasado el nivel morontial. Esta entidad espiritual recién aparecida se sintoniza entonces con el ministerio directo de la mente cósmica de Orvonton.
112:7.1 (1237.3) La fusión con el Ajustador del Pensamiento concede a la personalidad unas realidades eternas que anteriormente sólo eran potenciales. Entre estas nuevas dotaciones se pueden citar: la fijación de la cualidad de divinidad, la experiencia y la memoria de la eternidad pasada, la inmortalidad, y una fase de absolutidad potencial limitada.
112:7.2 (1237.4) Cuando hayáis corrido la carrera terrestre en vuestra forma temporal, os despertaréis en las orillas de un mundo mejor, y seréis unidos finalmente a vuestro fiel Ajustador en un abrazo eterno. Esta fusión constituye el misterio de hacer de Dios y del hombre un solo ser, el misterio de la evolución de la criatura finita, pero esto es eternamente cierto. La fusión es el secreto de la esfera sagrada de Ascendington, y ninguna criatura, salvo las que han experimentado la fusión con el espíritu de la Deidad, puede comprender el verdadero significado de los valores reales que se asocian cuando la identidad de una criatura del tiempo se une eternamente con el espíritu de la Deidad del Paraíso.
112:7.3 (1237.5) La fusión con el Ajustador se efectúa habitualmente mientras el ascendente reside en su sistema local. Puede producirse en su planeta natal como trascendencia de la muerte natural; puede tener lugar en cualquiera de los mundos de las mansiones o en la sede del sistema; se puede retrasar incluso hasta el momento de la estancia en la constelación; o, en casos especiales, puede no llegar a consumarse hasta que el ascendente se encuentra en la capital del universo local.
112:7.4 (1237.6) Cuando se ha llevado a cabo la fusión con el Ajustador, la carrera eterna de esa personalidad ya no corre ningún peligro futuro. Los seres celestiales pasan por una larga experiencia para ser puestos a prueba, pero los mortales pasan por unas pruebas relativamente cortas e intensas en los mundos evolutivos y morontiales.
112:7.5 (1237.7) La fusión con el Ajustador no se produce nunca hasta que los mandatos del superuniverso han declarado que la naturaleza humana ha efectuado una elección definitiva e irrevocable a favor de la carrera eterna. Es la autorización para la unión que, una vez emitida, constituye el permiso competente para que la personalidad fusionada deje finalmente los confines del universo local para dirigirse en su momento a la sede del superuniverso; desde allí, y en un futuro lejano, un seconafín envolverá al peregrino del tiempo para el largo vuelo hacia el universo central de Havona y la aventura de la Deidad.
112:7.6 (1238.1) En los mundos evolutivos, la individualidad es material; es una cosa en el universo y, como tal, está sometida a las leyes de la existencia material. Es un hecho en el tiempo y es sensible a las vicisitudes del mismo. Las decisiones sobrela supervivencia han de ser expresadas aquí. En el estado morontial, el yo se ha convertido en una realidad universal nueva y más duradera, y su crecimiento continuo está basado en una sintonización creciente con los circuitos mentales y espirituales de los universos. Las decisiones sobre la supervivencia debenconfirmarse ahora. Cuando el yo alcanza el nivel espiritual, se ha vuelto un valor seguro en el universo, y este nuevo valor está basado en el hecho de que lasdecisiones sobre la supervivencia se han tomado, un hecho que está atestiguado por la fusión eterna con el Ajustador del Pensamiento. Después de haber alcanzado el estado de un verdadero valor en el universo, la criatura se vuelve potencialmente libre de buscar el valor universal más elevado — Dios.
112:7.7 (1238.2) Las reacciones universales de estos seres fusionados son dobles: Son unos individuos morontiales distintos, no del todo diferentes a los serafines, y son también unos seres que pertenecen potencialmente a la orden de los finalitarios del Paraíso.
112:7.8 (1238.3) Pero el individuo fusionado es en realidad una sola personalidad, un solo ser, cuya unidad desafía todos los intentos de análisis por parte de cualquier inteligencia de los universos. Y así, después de haber pasado ante los tribunales del universo local, desde los más modestos hasta los más elevados, sin que ninguno de ellos haya sido capaz de identificar por separado al hombre o al Ajustador, seréis conducidos finalmente ante el Soberano de Nebadon, el Padre de vuestro universo local. Allí, de las manos mismas del ser cuya paternidad creativa en este universo temporal ha hecho posible el hecho de vuestra vida, recibiréis las credenciales que os darán derecho a continuar finalmente vuestra carrera en el superuniverso en busca del Padre Universal.
112:7.9 (1238.4) El Ajustador victorioso, ¿ha conseguido la personalidad gracias a su magnífico servicio a la humanidad, o es el valiente humano el que ha alcanzado la inmortalidad mediante sus sinceros esfuerzos por lograr parecerse al Ajustador?. No es ni lo uno ni lo otro, sino que los dos juntos han llevado a cabo la evolución de un miembro de uno de los tipos excepcionales de personalidades ascendentes del Supremo, un ser que siempre hallaréis servicial, fiel y eficaz, un candidato a un crecimiento y a un desarrollo adicionales siempre dirigidos hacia arriba, sin detenerse nunca en su ascensión celestial hasta haber atravesado los siete circuitos de Havona, y el alma de antiguo origen terrestre permanezca en adoración reconociendo la personalidad real del Padre en el Paraíso.
112:7.10 (1238.5) Durante toda esta magnífica ascensión, el Ajustador del Pensamiento es la garantía divina de la estabilización espiritual futura y completa del mortal ascendente. Entretanto, la presencia del libre albedrío humano proporciona al Ajustador un canal eterno para liberar la naturaleza divina e infinita. Estas dos identidades se han vuelto ahora una sola; ningún acontecimiento del tiempo o de la eternidad puede ya separar al hombre y al Ajustador; son inseparables, han fusionado para la eternidad.
112:7.11 (1238.6) En los mundos donde se fusiona con el Ajustador, el destino del Monitor de Misterio es idéntico al del mortal ascendente — el Cuerpo Paradisiaco de la Finalidad. Ni el Ajustador ni el mortal pueden alcanzar esta meta única sin la plena cooperación y la ayuda fiel del otro. Esta asociación extraordinaria es uno de los fenómenos cósmicos más fascinantes y asombrosos de la presente era del universo.
112:7.12 (1239.1) Desde el momento de la fusión con el Ajustador, la condición del ascendente es la de una criatura evolutiva. El miembro humano fue el primero en disfrutar de la personalidad y, por consiguiente, es superior al Ajustador en todas las cuestiones relacionadas con el reconocimiento de la personalidad. La sede paradisiaca de este ser fusionado es Ascendington, y no Divinington; esta combinación única de Dios y de hombre se considera como un mortal ascendente durante todo el camino hasta llegar al Cuerpo de la Finalidad.
112:7.13 (1239.2) Una vez que un Ajustador fusiona con un mortal ascendente, el número de ese Ajustador es borrado de los archivos del superuniverso. En cuanto a lo que sucede con los archivos de Divinington, no lo sé, pero supongo que el registro de ese Ajustador es trasladado a los círculos secretos de las cortes interiores de Grandfanda, el director en funciones del Cuerpo de la Finalidad.
112:7.14 (1239.3) Con la fusión del Ajustador, el Padre Universal ha cumplido su promesa de darse a sí mismo a sus criaturas materiales; ha cumplido la promesa y ha consumado el plan de la donación eterna de la divinidad a la humanidad. Ahora empieza la tentativa humana por comprender y llevar a cabo las posibilidades ilimitadas inherentes a la asociación celestial con Dios, una asociación que se ha convertido así en un hecho.
112:7.15 (1239.4) El destino actualmente conocido de los mortales sobrevivientes es el Cuerpo Paradisiaco de la Finalidad; ésta es también la meta final para todos los Ajustadores del Pensamiento que se han unido de manera eterna con sus compañeros mortales. Los finalitarios del Paraíso trabajan actualmente en numerosas tareas en todo el gran universo, pero todos suponemos que tendrán otras tareas más celestiales que realizar en el lejano futuro, después de que los siete superuniversos se hayan establecido en la luz y la vida, y el Dios finito haya surgido finalmente del misterio que ahora rodea a esta Deidad Suprema.
112:7.16 (1239.5) Se os ha informado hasta cierto punto acerca de la organización y del personal del universo central, los superuniversos y los universos locales; se os han contado algunas cosas sobre el carácter y el origen de algunas de las diversas personalidades que gobiernan actualmente estas extensas creaciones. También se os ha informado que unas inmensas galaxias de universos están en proceso de organización mucho más allá de la periferia del gran universo, en el primer nivel del espacio exterior. En el transcurso de estas narraciones también se os ha indicado que el Ser Supremo desvelará su actividad terciaria no revelada en estas regiones actualmente inexploradas del espacio exterior; y también se os ha dicho que los finalitarios del cuerpo paradisiaco son los hijos experienciales del Supremo.
112:7.17 (1239.6) Creemos que los mortales fusionados con su Ajustador, así como sus asociados finalitarios, están destinados a ejercer su actividad de alguna manera en la administración de los universos del primer nivel del espacio exterior. No tenemos la menor duda de que, a su debido tiempo, estas enormes galaxias se convertirán en universos habitados. Y estamos igualmente convencidos de que entre sus administradores se encontrarán los finalitarios paradisiacos, cuyas naturalezas son la consecuencia cósmica de la mezcla de la criatura y del Creador.
112:7.18 (1239.7) ¡Qué aventura! ¡Qué gesta! Una creación gigantesca que será administrada por los hijos del Supremo, esos Ajustadores personalizados y humanizados, esos mortales eternizados y unidos a sus Ajustadores, esas combinaciones misteriosas y esas asociaciones eternas entre la manifestación más elevada que se conoce de la esencia de la Fuente-Centro Primera, y la forma más humilde de vida inteligente capaz de comprender y de alcanzar al Padre Universal. Pensamos que estos seres amalgamados, estas asociaciones entre el Creador y la criatura, se convertirán en unos gobernantes magníficos, unos administradores incomparables y unos directores comprensivos y compasivos para todas y cada una de las formas de vida inteligente que puedan llegar a existir en todos esos futuros universos del primer nivel del espacio exterior.
112:7.19 (1240.1) Es verdad que vosotros, los mortales, sois de origen terrestre, de origen animal; vuestro cuerpo es ciertamente de polvo. Pero si queréis realmente, si verdaderamente lo deseáis, es seguro que la herencia de los siglos será vuestra, y que algún día serviréis en todos los universos en vuestra verdadera condición — la de hijos del Dios Supremo de la experiencia e hijos divinos del Padre Paradisiaco de todas las personalidades.
112:7.20 (1240.2) [Presentado por un Mensajero Solitario de Orvonton.]
El libro de Urantia
Documento 113
113:0.1 (1241.1) DESPUÉS de haber presentado las narraciones sobre los Espíritus Ministrantes del Tiempo y las Huestes de Mensajeros del Espacio, llegamos al estudio de los ángeles guardianes, los serafines dedicados al ministerio de los mortales individuales, para cuya elevación y perfección se ha preparado todo el inmenso sistema de la supervivencia y de la progresión espiritual. Durante las épocas pasadas en Urantia, estos guardianes del destino eran casi el único grupo conocido de ángeles. Los serafines planetarios son en verdad los espíritus ministrantes enviados para servir a aquellas personas que sobrevivirán. Estos serafines acompañantes han desempeñado sus funciones como asistentes espirituales del hombre mortal en todos los grandes acontecimientos del pasado y del presente. En muchas revelaciones, «la palabra fue pronunciada por los ángeles»; muchos mandatos del cielo han sido «recibidos por el ministerio de los ángeles».
113:0.2 (1241.2) Los serafines son los ángeles tradicionales del cielo; son los espíritus ministrantes que viven tan cerca de vosotros y hacen tanto por vosotros. Han servido en Urantia desde los primeros tiempos de la inteligencia humana.
113:1.1 (1241.3) La enseñanza sobre los ángeles guardianes no es un mito; algunos grupos de seres humanos tienen realmente ángeles personales. En reconocimiento de este hecho, Jesús, cuando habló de los niños del reino celestial, dijo: «Tened cuidado de no menospreciar a ninguno de estos pequeños, pues os digo que sus ángeles perciben continuamente la presencia del espíritu de mi Padre.»
113:1.2 (1241.4) En un principio, los serafines fueron asignados claramente a las distintas razas de Urantia. Pero desde la donación de Miguel son asignados con arreglo a la inteligencia, la espiritualidad y el destino humanos. Intelectualmente, la humanidad está dividida en tres clases:
113:1.3 (1241.5) 1. Los humanos con una mente subnormal — aquellos que no ejercen un poder normal de voluntad; aquellos que no toman decisiones ordinarias. Esta clase abarca a los que no pueden comprender a Dios; les falta capacidad para adorar inteligentemente a la Deidad. Los seres subnormales de Urantia tienen asignado un cuerpo de serafines, una compañía, con un batallón de querubines, encargados de servirlos y de vigilar que se les manifieste justicia y misericordia en las luchas por la vida en la esfera.
113:1.4 (1241.6) 2. El tipo medio o normal de mente humana. Desde el punto de vista del ministerio seráfico, la mayor parte de los hombres y de las mujeres están agrupados en siete clases de acuerdo con el estado que han conseguido superando los círculos del progreso humano y del desarrollo espiritual.
113:1.5 (1241.7) 3. Los humanos con una mente supernormal — aquellas personas con un gran poder de decisión y con un potencial indudable de logros espirituales; los hombres y las mujeres que disfrutan de un mayor o menor contacto con su Ajustador interior; los miembros de los diversos cuerpos de reserva del destino. Cualquiera que sea el círculo en el que se encuentre un ser humano, si ese individuo es alistado en cualquiera de los diversos cuerpos de reserva del destino, se le asigna inmediatamente un serafín personal, y desde ese momento hasta que termine su carrera terrestre, ese mortal disfrutará del ministerio continuo y de los cuidados incesantes de un ángel guardián. También, cuando un ser humano toma la decisión suprema, cuando establece un verdadero compromiso con el Ajustador, un guardián personal se asigna inmediatamente a ese alma.
113:1.6 (1242.1) En el ministerio hacia los llamados seres normales, las asignaciones seráficas se efectúan de acuerdo con los círculos de intelectualidad y de espiritualidad que los seres humanos han alcanzado. Os ponéis en camino investidos de vuestra mente mortal en el séptimo círculo y viajáis hacia el interior en la tarea de comprenderos, conquistaros y dominaros a vosotros mismos; avanzáis círculo tras círculo (si la muerte natural no termina con vuestra carrera, transfiriendo vuestras luchas a los mundos de las mansiones) hasta que alcanzáis el primer círculo, o círculo interno de contacto y de comunión relativos con el Ajustador interior.
113:1.7 (1242.2) En el círculo inicial, o séptimo círculo, los seres humanos tienen un ángel guardián con una compañía de querubines auxiliares encargados del cuidado y de la custodia de mil mortales. En el sexto círculo, una pareja seráfica con una compañía de querubines está destinada a guiar a estos mortales ascendentes en grupos de quinientos. Cuando se alcanza el quinto círculo, los seres humanos son agrupados en compañías de unas cien personas, y una pareja de serafines guardianes con un grupo de querubines se encargan de ellas. Cuando alcanzan el cuarto círculo, los seres mortales son reunidos en grupos de diez, y una pareja de serafines, asistida por una compañía de querubines, se encarga nuevamente de ellos.
113:1.8 (1242.3) Cuando una mente mortal rompe la inercia de la herencia animal y alcanza el tercer círculo de intelectualidad humana y de espiritualidad adquirida, desde ese momento en adelante un ángel personal (en realidad dos) se dedicará total y exclusivamente a ese mortal ascendente. Además de los Ajustadores del Pensamiento interiores siempre presentes y cada vez más eficaces, estas almas humanas reciben así la ayuda indivisa de estos guardianes personales del destino en todos sus esfuerzos por terminar el tercer círculo, atravesar el segundo y alcanzar el primero.
113:2.1 (1242.4) A los serafines no se les conoce como guardianes del destino hasta el momento en que son nombrados para asociarse a un alma humana que ha realizado uno o más de estos tres logros: ha tomado la decisión suprema de volverse semejante a Dios, ha entrado en el tercer círculo, o ha sido enrolada en uno de los cuerpos de reserva del destino.
113:2.2 (1242.5) En la evolución de las razas, un guardián del destino es asignado al primer ser humano que alcanza el círculo de conquista requerido. En Urantia, el primer mortal que consiguió un guardián personal fue Rantowoc, un sabio de la raza roja de hace mucho tiempo.
113:2.3 (1242.6) Todas las asignaciones angélicas se llevan a cabo en un grupo de serafines voluntarios, y estos nombramientos siempre están de acuerdo con las necesidades humanas y con relación al estado de la pareja angélica — a la luz de la experiencia, la habilidad y la sabiduría seráficas. Únicamente los serafines que han servido durante mucho tiempo, los tipos más experimentados y probados, son asignados como guardianes del destino. Muchos guardianes han conseguido una gran experiencia valiosa en los mundos pertenecientes a la serie donde no se fusiona con el Ajustador. Al igual que lo hacen los Ajustadores, los serafines acompañan a estos seres durante una sola vida, y luego son liberados para realizar una nueva misión. Muchos guardianes de Urantia han tenido esta experiencia práctica previa en otros mundos.
113:2.4 (1243.1) Cuando los seres humanos no logran sobrevivir, sus guardianes personales o colectivos pueden servir repetidas veces en calidad similar en el mismo planeta. Los serafines desarrollan una estima sentimental por los mundos individuales y albergan un afecto especial por ciertas razas y tipos de criaturas mortales con las que han estado tan estrecha e íntimamente asociados.
113:2.5 (1243.2) Los ángeles desarrollan un afecto duradero por sus asociados humanos; y si pudierais visualizar a los serafines, desarrollaríais también un cálido afecto por ellos. Despojados de vuestros cuerpos materiales y provistos de formas espirituales, estaríais muy cerca de los ángeles en muchos atributos de la personalidad. Comparten la mayoría de vuestras emociones y experimentan algunas más. La única emoción que os impulsa y que es para ellos un poco difícil de comprender es la herencia del miedo animal que ocupa un lugar tan importante en la vida mental del habitante medio de Urantia. A los ángeles les resulta verdaderamente difícil de comprender por qué permitís de manera tan insistente que vuestros poderes intelectuales superiores, e incluso vuestra fe religiosa, estén tan dominados por el miedo, tan completamente desmoralizados por el pánico irreflexivo del temor y la ansiedad.
113:2.6 (1243.3) Todos los serafines tienen sus nombres individuales, pero en los registros de asignación al servicio de un mundo, se les designa con frecuencia por sus números planetarios. En la sede del universo están registrados con su nombre y su número. El guardián del destino del sujeto humano utilizado en esta comunicación de contacto es el número 3 del grupo 17, de la compañía 126, del batallón 4, de la unidad 384, de la legión 6, de la hueste 37, del ejército seráfico 182.314 de Nebadon. El número actual de asignación planetaria de este serafín en Urantia, y para este sujeto humano, es el 3.641.852.
113:2.7 (1243.4) En el ministerio de la tutela personal, en la asignación de los ángeles como guardianes del destino, los serafines siempre ofrecen voluntariamente sus servicios. En la ciudad donde efectuamos esta visita, cierto mortal fue admitido recientemente en el cuerpo de reserva del destino, y puesto que los ángeles guardianes acompañan personalmente a este tipo de humanos, más de cien serafines cualificados se ofrecieron para la misión. El director planetario seleccionó a doce entre los individuos más experimentados, y posteriormente nombró al serafín que ellos escogieron como el mejor adaptado para guiar a este ser humano durante su viaje por la vida. Es decir, escogieron a cierta pareja de serafines igualmente cualificados; uno de los miembros de esta pareja seráfica estará siempre de servicio.
113:2.8 (1243.5) Las tareas seráficas pueden ser incesantes, pero uno de los miembros de la pareja angélica puede desprenderse de todas las responsabilidades del ministerio. Al igual que los querubines, los serafines sirven generalmente en parejas, pero a diferencia de sus asociados menos avanzados, los serafines trabajan a veces solos. Pueden ejercer su actividad como individuos en prácticamente todos sus contactos con los seres humanos. Los dos ángeles sólo se necesitan para la comunicación y el servicio en los circuitos superiores de los universos.
113:2.9 (1243.6) Cuando una pareja seráfica acepta la misión de guardianes, sirven así durante el resto de la vida de ese ser humano. El complemento del ser (uno de los dos ángeles) se convierte en el registrador de la empresa. Estos serafines complementarios son los ángeles registradores de los mortales de los mundos evolutivos. Los registros son conservados por la pareja de querubines (un querubín y un sanobín) que están siempre asociados a los guardianes seráficos, pero estos registros siempre están patrocinados por uno de los serafines.
113:2.10 (1244.1) El guardián es reemplazado periódicamente por su complemento con el objeto de descansar y de recargarse con la energía vital de los circuitos del universo, y durante su ausencia, el querubín asociado actúa como registrador, tal como es también el caso cuando el serafín complementario se encuentra igualmente ausente.
113:3.1 (1244.2) Una de las cosas más importantes que un guardián del destino hace por su sujeto mortal es efectuar una coordinación personal de las numerosas influencias espirituales impersonales que habitan, rodean e inciden en la mente y en el alma de la criatura material en evolución. Los seres humanos son personalidades, y a los espíritus no personales y a las entidades prepersonales les resulta extremadamente difícil ponerse en contacto directo con unas mentes tan sumamente materiales y tan diferenciadamente personales. El ministerio del ángel guardián unifica más o menos todas estas influencias y las hace más fácilmente apreciables por la naturaleza moral en expansión de la personalidad humana evolutiva.
113:3.2 (1244.3) El guardián seráfico puede correlacionar más especialmente los numerosos agentes e influencias del Espíritu Infinito que se extienden desde los dominios de los controladores físicos y de los espíritus ayudantes de la mente, hasta el Espíritu Santo de la Ministra Divina y hasta la presencia del Espíritu Omnipresente de la Fuente-Centro Tercera del Paraíso. Una vez que ha unificado así y ha hecho más personales estos amplios ministerios del Espíritu Infinito, el serafín se encarga entonces de correlacionar esta influencia integrada del Actor Conjunto con las presencias espirituales del Padre y del Hijo.
113:3.3 (1244.4) El Ajustador es la presencia del Padre; el Espíritu de la Verdad es la presencia de los Hijos. El ministerio de los serafines guardianes unifica y coordina estos dones divinos en los niveles inferiores de la experiencia espiritual humana. Los servidores angélicos tienen el don de combinar el amor del Padre y la misericordia del Hijo en su ministerio para con las criaturas mortales.
113:3.4 (1244.5) En esto se revela la razón por la que el guardián seráfico se vuelve finalmente el conservador personal de los modelos mentales, de las fórmulas de la memoria y de las realidades del alma del superviviente mortal durante el intervalo entre la muerte física y la resurrección morontial. Nadie, salvo los hijos ministrantes del Espíritu Infinito, podría actuar así a favor de la criatura humana durante esta fase de transición entre un nivel del universo y otro nivel más elevado. Incluso cuando emprendéis vuestro sueño de transición final, cuando pasáis del tiempo a la eternidad, un alto supernafín comparte igualmente el tránsito con vosotros como custodio de vuestra identidad de criatura y como garantía de vuestra integridad personal.
113:3.5 (1244.6) En el nivel espiritual, los serafines convierten en personales muchos ministerios del universo por otra parte impersonales y prepersonales; son coordinadores. En el nivel intelectual, ponen en correlación la mente y la morontia; son intérpretes. Y en el nivel físico, manipulan el entorno terrestre gracias a su conexión con los Controladores Físicos Maestros y a través del ministerio cooperativo de las criaturas intermedias.
113:3.6 (1244.7) Esto es un relato de las funciones múltiples y complicadas de un serafín acompañante; pero este tipo de personalidad angélica subordinada, creada tan sólo un poco por encima del nivel universal de la humanidad, ¿cómo puede hacer estas cosas tan difíciles y complejas? En realidad no lo sabemos, pero suponemos que este ministerio extraordinario es facilitado de alguna manera no desvelada por el trabajo no reconocido y no revelado del Ser Supremo, la Deidad en vías de manifestación de los universos evolutivos del tiempo y del espacio. A lo largo de todo el ámbito de la supervivencia progresiva, dentro y a través del Ser Supremo, los serafines son una parte esencial del progreso continuo de los mortales.
113:4.1 (1245.1) Los serafines guardianes no son la mente, aunque proceden del Espíritu Creativo, la misma fuente que da origen también a la mente mortal. Los serafines son estimuladores de la mente; intentan continuamente provocar en la mente humana las decisiones que conducen a superar los círculos. No lo hacen como los Ajustadores, que actúan desde el interior y a través del alma, sino más bien desde el exterior hacia el interior, trabajando a través del entorno social, ético y moral de los seres humanos. Los serafines no son la atracción divina bajo la forma del Ajustador del Padre Universal, pero ejercen su actividad como agentes personales del ministerio del Espíritu Infinito.
113:4.2 (1245.2) El hombre mortal, sujeto a las directrices del Ajustador, es también sensible a la guía seráfica. El Ajustador es la esencia de la naturaleza eterna del hombre; el serafín es el educador de la naturaleza evolutiva del hombre — de la mente mortal en esta vida, y del alma morontial en la siguiente. En los mundos de las mansiones seréis conscientes y tendréis conocimiento de los instructores seráficos, pero en la primera vida los hombres no son generalmente conscientes de ellos.
113:4.3 (1245.3) Los serafines actúan como educadores de los hombres, guiando los pasos de la personalidad humana por los caminos de las experiencias nuevas y progresivas. Aceptar la guía de un serafín raras veces significa disfrutar de una vida cómoda. Si seguís esta guía, encontraréis con toda seguridad las escarpadas colinas de la elección moral y del progreso espiritual, y si tenéis valentía, las atravesaréis.
113:4.4 (1245.4) El impulso a la adoración se origina principalmente en las incitaciones espirituales de los ayudantes superiores de la mente, reforzados por las directrices del Ajustador. Pero el impulso a la oración que experimentan tan a menudo los mortales conscientes de Dios surge con mucha frecuencia como resultado de la influencia seráfica. El serafín guardián manipula continuamente el entorno humano con objeto de aumentar la perspicacia cósmica del ascendente humano, a fin de que este candidato a la supervivencia pueda adquirir una conciencia acrecentada de la presencia del Ajustador interior y sea capaz de ofrecer así una mayor cooperación con la misión espiritual de la presencia divina.
113:4.5 (1245.5) Aunque no existe en apariencia ninguna comunicación entre los Ajustadores interiores y los serafines que rodean al hombre, siempre parecen trabajar en perfecta armonía y exquisito acuerdo. Los guardianes son más activos en los momentos en que los Ajustadores lo son menos, pero el ministerio de los dos está de alguna manera extrañamente correlacionado. Una cooperación tan magnífica difícilmente podría ser accidental o fortuita.
113:4.6 (1245.6) La personalidad ministrante del serafín guardián, la presencia de Dios bajo la forma del Ajustador interior, la acción en circuito del Espíritu Santo, y la conciencia del Hijo bajo la forma del Espíritu de la Verdad están todas divinamente correlacionadas en una unidad significativa de ministerio espiritual en la personalidad mortal y para la misma. Aunque proceden de orígenes diferentes y de niveles diferentes, todas estas influencias celestiales están integradas en la presencia envolvente y evolutiva del Ser Supremo.
113:5.1 (1245.7) Los ángeles no invaden la santidad de la mente humana; no manipulan la voluntad de los mortales; tampoco se ponen en contacto directo con los Ajustadores interiores. El guardián del destino os influye de todas las maneras posibles que estén de acuerdo con la dignidad de vuestra personalidad; estos ángeles no interfieren bajo ninguna circunstancia en la acción libre de la voluntad humana. Ni los ángeles ni ninguna otra orden de personalidad del universo tienen poder o autoridad para reducir o limitar las prerrogativas de la elección humana.
113:5.2 (1246.1) Los ángeles están tan cerca de vosotros y os cuidan con tanta ternura que de manera figurada «lloran a causa de vuestra intolerancia y testarudez obstinadas». Los serafines no derraman lágrimas físicas; no tienen cuerpos físicos, y tampoco poseen alas. Pero sí tienen emociones espirituales, y experimentan sensaciones y sentimientos de naturaleza espiritual que son en cierto modo comparables a las emociones humanas.
113:5.3 (1246.2) Los serafines actúan a vuestro favor independientemente por completo de vuestras peticiones directas; ejecutan las órdenes de sus superiores y ejercen así su actividad sin tener en cuenta vuestros caprichos pasajeros o vuestro humor cambiante. Esto no implica que no podáis hacer sus tareas más fáciles o más difíciles, sino más bien que los ángeles no se ocupan directamente de vuestras peticiones ni de vuestras oraciones.
113:5.4 (1246.3) En la vida en la carne, la inteligencia de los ángeles no está a la disposición directa de los hombres mortales. No son ni jefes supremos ni directores; son simplemente guardianes. Los serafines os protegen; no tratan de influiros directamente; debéis trazar vuestros propios derroteros, y estos ángeles actúan entonces para hacer el mejor uso posible del camino que habéis elegido. No intervienen (generalmente) de manera arbitraria en los asuntos rutinarios de la vida humana. Pero cuando reciben instrucciones de sus superiores para ejecutar alguna proeza inhabitual, podéis estar seguros de que estos guardianes encontrarán alguna manera de llevar a cabo esos mandatos. Por consiguiente, no se entrometen en la representación del drama humano excepto en casos de urgencia, y entonces lo hacen generalmente por orden directa de sus superiores. Son los seres que os van a seguir durante muchas épocas, y están recibiendo así una introducción a su trabajo futuro y a su asociación de personalidad.
113:5.5 (1246.4) En ciertas circunstancias, los serafines pueden ejercer sus funciones como ministros materiales para los seres humanos, pero su actividad en esta calidad es muy rara. Con la ayuda de las criaturas intermedias y de los controladores físicos, pueden ejercer una gran variedad de actividades a favor de los seres humanos, e incluso ponerse en contacto real con la humanidad, pero estos acontecimientos son muy poco frecuentes. En la mayoría de los casos, las circunstancias del reino material se desarrollan sin ser alteradas por la acción seráfica, aunque han surgido ocasiones en las que los eslabones vitales de la cadena de la evolución humana corrían peligro, y entonces los guardianes seráficos han actuado, y adecuadamente, por su propia iniciativa.
113:6.1 (1246.5) Después de haberos dicho algo sobre el ministerio de los serafines durante la vida física, intentaré informaros acerca de la conducta de los guardianes del destino en el momento de la disolución mortal de sus asociados humanos. Después de vuestra muerte, vuestros registros, vuestras especificaciones de identidad y la entidad morontial del alma humana — desarrollada conjuntamente por el ministerio de la mente mortal y del Ajustador divino — son fielmente conservados por el guardián del destino, junto con todos los otros valores relacionados con vuestra existencia futura, todo lo que constituye vuestro yo, vuestro yo real, excepto la identidad de la existencia continua, representada por el Ajustador que se va, y la realidad de la personalidad.
113:6.2 (1246.6) En cuanto desaparece la luz piloto en la mente humana, la luminosidad espiritual que los serafines asocian a la presencia del Ajustador, el ángel acompañante se presenta en persona a los ángeles que están al mando sucesivamente del grupo, la compañía, el batallón, la unidad, la legión y la hueste; y después de haber sido debidamente inscrito para la aventura final del tiempo y del espacio, dicho ángel recibe un certificado del jefe planetario de los serafines para presentarlo ante la Estrella Vespertina (u otro lugarteniente de Gabriel) que manda el ejército seráfico de ese candidato a la ascensión del universo. Cuando el comandante de esta suprema unidad organizada le concede el permiso, ese guardián del destino se dirige al primer mundo de las mansiones y espera allí a que se restablezca la conciencia de su antiguo pupilo en la carne.
113:6.3 (1247.1) En el caso de que el alma humana no logre sobrevivir después de haber recibido la asignación de un ángel personal, el serafín acompañante debe dirigirse a la sede del universo local para atestiguar sobre la exactitud de los datos completos que su complemento ha presentado anteriormente. A continuación se presenta ante los tribunales de los arcángeles para ser absuelto de culpa por el fracaso de su sujeto en el asunto de la supervivencia; y luego regresa a los mundos para ser asignado de nuevo a otro mortal con potencial de ascensión o a alguna otra división del ministerio seráfico.
113:6.4 (1247.2) Pero los ángeles sirven a las criaturas evolutivas de muchas maneras, además de los servicios de la tutela personal y colectiva. Los guardianes personales cuyos sujetos no van de inmediato a los mundos de las mansiones, no permanecen allí en la ociosidad esperando el llamamiento nominal dispensacional del juicio; son destinados de nuevo a numerosas misiones ministrantes por todo el universo.
113:6.5 (1247.3) El serafín guardián es el fideicomisario que custodia los valores de supervivencia del alma dormida del hombre mortal, al igual que el Ajustador ausente es la identidad de ese ser inmortal del universo. Cuando los dos colaboran en las salas de resurrección de mansonia conjuntamente con la forma morontial recién fabricada, se produce la reunión de los factores constituyentes de la personalidad del ascendente mortal.
113:6.6 (1247.4) El Ajustador os identificará; el serafín guardián os repersonalizará y luego os presentará de nuevo al fiel Monitor de vuestros días terrestres.
113:6.7 (1247.5) Y así, cuando termina una época planetaria, cuando se reúne a aquellos que se encuentran en los círculos inferiores de realización humana, sus guardianes colectivos son los que los reensamblan en las salas de resurrección de las esferas de las mansiones, tal como lo dicen vuestras escrituras: «Y él enviará a sus ángeles con una voz poderosa y reunirá a sus escogidos desde un extremo al otro del reino.»
113:6.8 (1247.6) La técnica de la justicia exige que los guardianes personales o colectivos respondan al llamamiento nominal dispensacional en nombre de todas las personalidades no sobrevivientes. Los Ajustadores de esos no sobrevivientes no regresan, y cuando se pasa lista, los serafines responden, pero los Ajustadores no contestan. Esto constituye la «resurrección de los injustos», en realidad el reconocimiento oficial del cese de la existencia de la criatura. Este llamamiento nominal de la justicia siempre tiene lugar inmediatamente después del llamamiento nominal de la misericordia, la resurrección de los supervivientes dormidos. Pero estos asuntos no incumben a nadie más que a los Jueces supremos y omniscientes de los valores de supervivencia. Estos problemas de decisiones judiciales no nos conciernen realmente.
113:6.9 (1247.7) Los guardianes colectivos pueden servir en un planeta durante una época tras otra, y convertirse finalmente en los conservadores de las almas dormidas de miles y miles de supervivientes dormidos. Pueden servir así en muchos mundos diferentes de un sistema determinado, puesto que la respuesta de la resurrección tiene lugar en los mundos de las mansiones.
113:6.10 (1247.8) Todos los guardianes personales y colectivos del sistema de Satania que se extraviaron durante la rebelión de Lucifer han de permanecer detenidos en Jerusem hasta el juicio final de la rebelión, a pesar de que muchos se arrepintieron sinceramente de su locura. Los Censores Universales ya han quitado arbitrariamente a estos guardianes desobedientes e infieles todos los aspectos de sus fideicomisos de almas, y han depositado la protección de estas realidades morontiales bajo la custodia de los seconafines voluntarios.
113:7.1 (1248.1) Este primer despertar en las orillas del mundo de las mansiones constituye en verdad un momento inolvidable en la carrera de un mortal ascendente; ver allí realmente por primera vez a vuestros compañeros angélicos, tanto tiempo amados y siempre presentes, de vuestros días en la Tierra; haceros también allí verdaderamente conscientes de la identidad y de la presencia del Monitor divino que durante tanto tiempo residió en vuestra mente en la Tierra. Una experiencia así constituye un despertar glorioso, una verdadera resurrección.
113:7.2 (1248.2) En las esferas morontiales, los serafines acompañantes (hay dos de ellos) son abiertamente vuestros compañeros. Estos ángeles no solamente se asocian con vosotros a medida que progresáis en la carrera de los mundos de transición, ayudándoos de todas las maneras posibles a adquirir el estado morontial y espiritual, sino que también aprovechan la ocasión para avanzar ellos mismos por medio del estudio en las escuelas de divulgación para serafines evolutivos que existen en los mundos de las mansiones.
113:7.3 (1248.3) La raza humana fue creada apenas un poco por debajo de los tipos más sencillos de órdenes angélicas. Por eso, en el momento en que alcancéis la conciencia de la personalidad después de haber sido liberados de los vínculos de la carne, vuestra primera tarea en la vida morontial consistirá en ayudar a los serafines en el trabajo inmediato que espera.
113:7.4 (1248.4) Antes de dejar los mundos de las mansiones, todos los mortales tendrán unos asociados o guardianes seráficos permanentes. Y a medida que ascendáis las esferas morontiales, los guardianes seráficos serán finalmente los que atestiguarán y certificarán los decretos de vuestra unión eterna con el Ajustador del Pensamiento. Juntos han establecido la identidad de vuestra personalidad como hijo de la carne procedente de los mundos del tiempo. Luego, cuando alcancéis la madurez del estado morontial, os acompañarán a través de Jerusem y de los mundos asociados de progreso y de cultura del sistema. Después de esto, irán con vosotros a Edentia y a sus setenta esferas de vida social avanzada, y posteriormente os guiarán hasta los Melquisedeks y os seguirán a lo largo de la magnífica carrera en los mundos sede del universo. Cuando hayáis aprendido la sabiduría y la cultura de los Melquisedeks, os llevarán a Salvington, donde os encontraréis cara a cara con el Soberano de todo Nebadon. Estos guías seráficos os seguirán además a través del sector menor y de los sectores mayores del superuniverso, y continuarán hasta los mundos receptores de Uversa, permaneciendo con vosotros hasta que un seconafín os envuelva finalmente para el largo viaje a Havona.
113:7.5 (1248.5) Algunos guardianes del destino vinculados a los peregrinos ascendentes durante la carrera humana siguen el recorrido de éstos a través de Havona. Los demás se despiden temporalmente de sus asociados humanos de largo tiempo, y luego, mientras estos mortales atraviesan los círculos del universo central, sus guardianes del destino superan los círculos de Serafington. Y estarán esperando en las orillas del Paraíso cuando sus asociados mortales se despierten del último sueño temporal de tránsito a las nuevas experiencias de la eternidad. Estos serafines ascendentes emprenden posteriormente diferentes servicios en el cuerpo finalitario y en el Cuerpo Seráfico de la Finalización.
113:7.6 (1248.6) El hombre y el ángel pueden estar o no reunidos en el servicio eterno, pero dondequiera que sus misiones seráficas puedan llevarlos, los serafines siempre están en comunicación con sus antiguos pupilos de los mundos evolutivos, los mortales ascendentes del tiempo. Las asociaciones íntimas y los vínculos afectuosos de los mundos de origen humano no se olvidan nunca ni tampoco se rompen por completo. En las épocas eternas, los hombres y los ángeles cooperarán en el servicio divino tal como lo hicieron en la carrera del tiempo.
113:7.7 (1249.1) Para los serafines, la manera más segura de llegar hasta las Deidades del Paraíso consiste en guiar con éxito a un alma de origen evolutivo hasta las puertas del Paraíso. Por eso la misión como guardián del destino es la función seráfica más apreciada.
113:7.8 (1249.2) Sólo los guardianes del destino son enrolados en el Cuerpo primario, o mortal, de la Finalidad, y estas parejas han emprendido la aventura suprema de unificar sus identidades; los dos seres han conseguido la biunificación espiritual en Serafington antes de ser admitidos en el cuerpo finalitario. En esta experiencia, las dos naturalezas angélicas, tan complementarias en todas sus funciones universales, consiguen la unidad espiritual última de ser dos en uno, lo cual repercute en una nueva capacidad para recibir un fragmento no Ajustador del Padre Paradisiaco y fusionar con él. Y así, algunos de vuestros amorosos asociados seráficos en el tiempo se convierten también en vuestros asociados finalitarios en la eternidad, hijos del Supremo e hijos perfeccionados del Padre Paradisiaco.
113:7.9 (1249.3) [Presentado por el Jefe de los Serafines estacionados en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 114
114:0.1 (1250.1) LOS ALTÍSIMOS gobiernan en los reinos de los hombres por medio de muchas fuerzas y agentes celestiales, pero principalmente a través del ministerio de los serafines.
114:0.2 (1250.2) Hoy al mediodía, la lista nominal de ángeles planetarios, guardianes y otros en Urantia contenía 501.234.619 parejas de serafines. Estaban destinadas a mi mando doscientas huestes seráficas — 597.196.800 parejas de serafines o 1.194.393.600 ángeles individuales. El registro muestra sin embargo a 1.002.469.238 individuos; de ello se deduce por tanto que 191.294.362 ángeles estaban ausentes de este mundo en servicios relacionados con el transporte, los mensajes o la muerte. (En Urantia hay aproximadamente el mismo número de querubines que de serafines, y están organizados de manera similar.)
114:0.3 (1250.3) Los serafines y sus querubines asociados tienen mucho que ver con los detalles del gobierno superhumano de un planeta, especialmente en los mundos que han sido aislados por la rebelión. Los ángeles, ayudados hábilmente por los intermedios, ejercen su actividad en Urantia como verdaderos ministros supermateriales que ejecutan las órdenes del gobernador general residente y de todos sus asociados y subordinados. Los serafines, como clase, se ocupan de muchas tareas distintas a las de la custodia personal o colectiva.
114:0.4 (1250.4) Urantia no carece de una supervisión apropiada y eficaz por parte de los gobernantes de su sistema, su constelación y su universo. Pero su gobierno planetario es diferente al de cualquier otro mundo del sistema de Satania, e incluso de todo Nebadon. La singularidad de vuestro plan de supervisión se debe a una serie de circunstancias poco comunes:
114:0.5 (1250.5) 1. El estado de Urantia, donde la vida ha sido modificada.
114:0.6 (1250.6) 2. Las exigencias de la rebelión de Lucifer.
114:0.7 (1250.7) 3. Los trastornos ocasionados por la falta adámica.
114:0.8 (1250.8) 4. Las irregularidades derivadas del hecho de que Urantia ha sido uno de los mundos de donación del Soberano del Universo. Miguel de Nebadon es el Príncipe Planetario de Urantia.
114:0.9 (1250.9) 5. La función especial de los veinticuatro directores planetarios.
114:0.10 (1250.10) 6. El emplazamiento en el planeta de un circuito de arcángeles.
114:0.11 (1250.11) 7. El nombramiento más reciente de Maquiventa Melquisedek, en otro tiempo encarnado en Urantia, como Príncipe Planetario vicegerente.
114:1.1 (1250.12) La soberanía original de Urantia estaba en manos del soberano del sistema de Satania. Éste la delegó en primer lugar a una comisión mixta de Melquisedeks y de Portadores de Vida, y este grupo funcionó en Urantia hasta la llegada de un Príncipe Planetario debidamente nombrado. Después de la caída del Príncipe Caligastia, en la época de la rebelión de Lucifer, Urantia no tuvo unas relaciones seguras y estables con el universo local y sus divisiones administrativas hasta que Miguel no finalizó su donación en la carne, cuando el Unión de los Días lo proclamó Príncipe Planetario de Urantia. Esta proclamación fijó para siempre, en principio y con seguridad, el estado de vuestro mundo, pero el Hijo Creador Soberano no hizo ningún gesto en la práctica para administrar personalmente el planeta, aparte de establecer en Jerusem una comisión de veinticuatro antiguos urantianos con autoridad para representarlo en el gobierno de Urantia y de todos los demás planetas en cuarentena del sistema. Un miembro de este consejo reside ahora permanentemente en Urantia como gobernador general residente.
114:1.2 (1251.1) La autoridad como vicegerente para actuar en nombre de Miguel como Príncipe Planetario se ha conferido recientemente a Maquiventa Melquisedek, pero este Hijo del universo local no ha tomado la más pequeña medida para modificar el régimen planetario actual de las administraciones sucesivas de los gobernadores generales residentes.
114:1.3 (1251.2) Existen pocas probabilidades de que se lleve a cabo un cambio notable en el gobierno de Urantia durante la presente dispensación, a menos que el Príncipe Planetario vicegerente llegue para asumir las responsabilidades de su título. Algunos de nuestros asociados piensan que, en algún momento del cercano futuro, el plan de enviar a uno de los veinticuatro consejeros a Urantia para actuar como gobernador general será reemplazado por la llegada oficial de Maquiventa Melquisedek con el mandato de vicegerente de la soberanía de Urantia. Como Príncipe Planetario en funciones, continuará indudablemente a cargo del planeta hasta la sentencia final de la rebelión de Lucifer, y probablemente más allá hasta la época lejana del establecimiento del planeta en la luz y la vida.
114:1.4 (1251.3) Algunos creen que Maquiventa no vendrá a hacerse cargo de la dirección personal de los asuntos de Urantia hasta el final de la dispensación en curso. Otros sostienen que el Príncipe vicegerente no puede venir, como tal, hasta que Miguel regrese algún día a Urantia tal como lo prometió cuando vivía todavía en la carne. Otros aún, incluyendo a este narrador, esperan que Melquisedek aparezca en cualquier momento.
114:2.1 (1251.4) Desde la época de la donación de Miguel en vuestro mundo, la administración general de Urantia fue confiada a un grupo especial de veinticuatro antiguos urantianos en Jerusem. Los requisitos para ser miembro de esta comisión no los conocemos, pero hemos observado que todos aquellos que han sido nombrados así han contribuido a ampliar la soberanía del Supremo en el sistema de Satania. Todos eran, por naturaleza, auténticos dirigentes cuando ejercían su actividad en Urantia, y (a excepción de Maquiventa Melquisedek) estas dotes de mando se han acrecentado aún más mediante la experiencia en los mundos de las mansiones, y se han completado con el entrenamiento de la ciudadanía de Jerusem. Los miembros son designados para la junta de los veinticuatro por el gabinete de Lanaforge, apoyados por los Altísimos de Edentia, aprobados por el Centinela Designado de Jerusem, y nombrados por Gabriel de Salvington de acuerdo con los mandatos de Miguel. Las personas designadas con carácter temporal ejercen sus funciones de la misma manera plena que los miembros permanentes de esta comisión de supervisores especiales.
114:2.2 (1251.5) Esta junta de directores planetarios se ocupa especialmente de supervisar las actividades de este mundo derivadas del hecho de que Miguel experimentó aquí su donación final. Se mantienen en contacto estrecho e inmediato con Miguel mediante las actividades de enlace de cierta Brillante Estrella Vespertina, el mismo ser que acompañó a Jesús durante toda su donación como mortal.
114:2.3 (1252.1) En el momento actual, un tal Juan, conocido por vosotros como «el Bautista», preside este consejo cuando celebra sus sesiones en Jerusem. Pero el jefe de oficio de este consejo es el Centinela Designado de Satania, el representante directo y personal del Inspector Asociado de Salvington y del Ejecutivo Supremo de Orvonton.
114:2.4 (1252.2) Los miembros de esta misma comisión de antiguos urantianos también actúan como supervisores consultivos de los otros treinta y seis mundos del sistema aislados por la rebelión; efectúan un servicio muy valioso manteniendo a Lanaforge, el Soberano del Sistema, en contacto estrecho y compasivo con los asuntos de estos planetas que permanecen todavía más o menos bajo el supercontrol de los Padres de la Constelación de Norlatiadek. Estos veinticuatro consejeros viajan con frecuencia de forma individual a cada uno de los planetas en cuarentena, especialmente a Urantia.
114:2.5 (1252.3) Cada uno de los otros mundos aislados está asesorado por unas comisiones similares de tamaño variable compuestas por sus antiguos habitantes, pero estas otras comisiones están subordinadas al grupo urantiano de los veinticuatro. Aunque los miembros de esta última comisión están activamente interesados así en todas las fases del progreso humano de cada mundo en cuarentena de Satania, se preocupan de manera especial y particular por el bienestar y el progreso de las razas mortales de Urantia, pues no supervisan inmediata y directamente los asuntos de ninguno de los otros planetas, exceptuando a Urantia, e incluso aquí su autoridad no es completa, salvo en algunas cuestiones relacionadas con la supervivencia de los mortales.
114:2.6 (1252.4) Nadie sabe cuánto tiempo seguirán estos veinticuatro consejeros de Urantia en su estado actual, separados del programa regular de actividades universales. Continuarán sirviendo sin duda en su calidad actual hasta que se produzca algún cambio en la situación planetaria, tal como el final de una dispensación, la toma de posesión de toda la autoridad por parte de Maquiventa Melquisedek, la sentencia final de la rebelión de Lucifer o la reaparición de Miguel en el mundo de su donación final. El actual gobernador general residente de Urantia parece inclinado a pensar que todos, salvo Maquiventa, podrían ser liberados para ascender hacia el Paraíso en el momento en que el sistema de Satania sea restablecido en los circuitos de la constelación. Pero existen también otras opiniones.
114:3.1 (1252.5) El cuerpo de los veinticuatro supervisores planetarios de Jerusem designa cada cien años del tiempo de Urantia a uno de sus miembros para que resida en vuestro mundo y actúe como su representante ejecutivo, como gobernador general residente. Este director ejecutivo fue cambiado durante la época en que se preparaban estas narraciones, y el vigésimo gobernador en asegurar este servicio reemplazó al décimo noveno. No os indicamos el nombre del supervisor planetario actual porque el hombre mortal es muy propenso a venerar, e incluso a deificar, a sus compatriotas extraordinarios y a sus superiores superhumanos.
114:3.2 (1252.6) El gobernador general residente no tiene ninguna autoridad personal real para dirigir los asuntos del mundo, salvo como representante de los veinticuatro consejeros de Jerusem. Actúa como coordinador de la administración superhumana y es el jefe respetado y el dirigente universalmente reconocido de los seres celestiales que ejercen sus funciones en Urantia. Todas las órdenes de huestes angélicas lo consideran como su director coordinador, mientras que los intermedios unidos, desde la partida de 1-2-3 el primero para convertirse en uno de los veinticuatro consejeros, consideran realmente a los gobernadores generales sucesivos como sus padres planetarios.
114:3.3 (1253.1) Aunque el gobernador general no posee una autoridad real y personal sobre el planeta, emite cada día decenas de fallos y decisiones que son aceptados como finales por todas las personalidades interesadas. Es mucho más un consejero paternal que un jefe técnico. En ciertos aspectos ejerce sus funciones como lo haría un Príncipe Planetario, pero su administración se parece mucho más a la de los Hijos Materiales.
114:3.4 (1253.2) El gobierno de Urantia está representado en los consejos de Jerusem con arreglo a un convenio mediante el cual el gobernador general que regresa participa como miembro temporal en el gabinete de los Príncipes Planetarios del Soberano del Sistema. Cuando Maquiventa fue nombrado Príncipe vicegerente, se esperaba que ocuparía inmediatamente su lugar en el consejo de los Príncipes Planetarios de Satania, pero hasta ahora no ha hecho ningún gesto en este sentido.
114:3.5 (1253.3) El gobierno supermaterial de Urantia no mantiene una relación orgánica muy estrecha con las unidades superiores del universo local. En cierto modo, el gobernador general residente representa a Salvington así como a Jerusem, puesto que actúa en nombre de los veinticuatro consejeros que representan directamente a Miguel y Gabriel. Y como es un ciudadano de Jerusem, el gobernador planetario puede ejercer su actividad como portavoz del Soberano del Sistema. Las autoridades de la constelación están representadas directamente por un Hijo Vorondadek, el observador de Edentia.
114:4.1 (1253.4) La soberanía de Urantia está complicada además por el hecho de que, poco después de la rebelión planetaria, el gobierno de Norlatiadek se incautó arbitrariamente en el pasado de la autoridad planetaria. Un Hijo Vorondadek reside todavía en Urantia como observador de los Altísimos de Edentia y, en ausencia de una acción directa por parte de Miguel, como fideicomisario de la soberanía planetaria. El observador Altísimo actual (y antiguo regente) es el vigesimotercero que sirve así en Urantia.
114:4.2 (1253.5) Ciertos grupos de problemas planetarios permanecen todavía bajo el control de los Altísimos de Edentia, pues la jurisdicción sobre ellos se empezó a ejercer en la época de la rebelión de Lucifer. Un Hijo Vorondadek, el observador de Norlatiadek, ejerce la autoridad sobre estos asuntos y mantiene relaciones consultivas muy estrechas con los supervisores planetarios. Los comisionados raciales son muy activos en Urantia, y sus diversos jefes de grupo están oficiosamente sujetos al observador Vorondadek residente, que actúa como su director consultivo.
114:4.3 (1253.6) En caso de crisis, el jefe real y soberano del gobierno, excepto en algunos asuntos puramente espirituales, sería este Hijo Vorondadek de Edentia actualmente de servicio como observador. (En estos problemas exclusivamente espirituales y en ciertos asuntos puramente personales, la autoridad suprema parece corresponder al arcángel comandante vinculado al cuartel general divisionario de esta orden, recientemente establecido en Urantia.)
114:4.4 (1253.7) Un observador Altísimo está facultado para hacerse cargo, a su juicio, del gobierno planetario en tiempos de grave crisis planetaria, y los archivos indican que esto ha sucedido treinta y tres veces en la historia de Urantia. En tales momentos, el observador Altísimo desempeña las funciones de regente Altísimo, ejerciendo una autoridad indiscutida sobre todos los ministros y administradores que residen en el planeta, exceptuando solamente a la organización divisionaria de los arcángeles.
114:4.5 (1253.8) Las regencias de los Vorondadeks no son típicas de los planetas aislados por la rebelión, ya que los Altísimos pueden intervenir en cualquier momento en los asuntos de los mundos habitados, interponiendo la sabiduría superior de los gobernantes de la constelación en los asuntos de los reinos de los hombres.
114:5.1 (1254.1) La administración actual de Urantia es realmente difícil de describir. No existe un gobierno oficial a la manera de la organización del universo, con sus departamentos legislativo, ejecutivo y judicial separados. Los veinticuatro consejeros es lo que más se parece a la rama legislativa del gobierno planetario. El gobernador general es un jefe ejecutivo provisional y consultivo, pero el derecho al veto reside en el observador Altísimo. No hay ningún poder judicial con una autoridad absoluta que funcione en el planeta — sólo existen las comisiones de conciliación.
114:5.2 (1254.2) La mayoría de los problemas que surgen entre los serafines y los intermedios son resueltos, por consentimiento mutuo, por el gobernador general. Pero todas las decisiones de éste último, excepto cuando expresan los mandatos de los veinticuatro consejeros, están sujetas a apelación ante las comisiones de conciliación, ante las autoridades locales constituidas para el funcionamiento planetario, o incluso ante el Soberano del Sistema de Satania.
114:5.3 (1254.3) La ausencia del estado mayor corpóreo de un Príncipe Planetario y del régimen material de un Hijo y una Hija Adámicos está compensada parcialmente por el ministerio especial de los serafines y por los servicios excepcionales de las criaturas intermedias. La ausencia del Príncipe Planetario está eficazmente compensada por la presencia trina de los arcángeles, el observador Altísimo y el gobernador general.
114:5.4 (1254.4) Este gobierno planetario, organizado de una manera más bien imprecisa y administrado de una forma en cierto modo personal, es más eficaz de lo que se esperaba a causa del ahorro de tiempo que supone la ayuda de los arcángeles y su circuito siempre disponible, el cual se utiliza con mucha frecuencia en caso de emergencia planetaria o de dificultades administrativas. Técnicamente, el planeta está todavía espiritualmente aislado de los circuitos de Norlatiadek, pero en caso de emergencia, este obstáculo se puede ahora evitar utilizando el circuito de los arcángeles. El aislamiento planetario afecta poco, por supuesto, a los mortales individuales desde que el Espíritu de la Verdad fue derramado sobre todo el género humano hace mil novecientos años.
114:5.5 (1254.5) Cada jornada administrativa en Urantia empieza con una conferencia consultiva a la que asisten el gobernador general, el jefe planetario de los arcángeles, el observador Altísimo, el supernafín supervisor, el jefe de los Portadores de Vida residentes, y los huéspedes invitados escogidos entre los Hijos elevados del universo o algunos de los visitantes estudiantiles que pueden estar residiendo por casualidad en el planeta.
114:5.6 (1254.6) El gabinete administrativo directo del gobernador general está compuesto por doce serafines, los jefes en funciones de los doce grupos de ángeles especiales que ejercen su actividad como directores superhumanos inmediatos del progreso y de la estabilidad planetarios.
114:6.1 (1254.7) Cuando el primer gobernador general llegó a Urantia, coincidiendo con la efusión del Espíritu de la Verdad, venía acompañado de doce cuerpos de serafines especiales, graduados de Serafington, que fueron asignados inmediatamente a ciertos servicios planetarios especiales. Estos ángeles elevados son conocidos con el nombre de serafines maestros de la supervisión planetaria y, aparte del supercontrol del Altísimo observador planetario, se encuentran bajo la dirección inmediata del gobernador general residente.
114:6.2 (1255.1) Estos doce grupos de ángeles, aunque desempeñan su actividad bajo la supervisión general del gobernador general residente, están dirigidos directamente por el consejo seráfico de los doce, por los jefes en funciones de cada grupo. Este consejo sirve también como gabinete voluntario del gobernador general residente.
114:6.3 (1255.2) Presido este consejo de jefes seráficos como jefe planetario de los serafines, y soy un supernafín voluntario de la orden primaria, que sirve en Urantia como sucesor del antiguo jefe de las huestes angélicas del planeta que se rebeló en la época de la secesión de Caligastia.
114:6.4 (1255.3) Los doce cuerpos de serafines maestros de la supervisión planetaria funcionan en Urantia como sigue:
114:6.5 (1255.4) 1. Los ángeles de la época. Son los ángeles de la época en curso, el grupo dispensacional. Estos ministros celestiales están encargados de vigilar y dirigir los asuntos de cada generación tal como están destinados a adaptarse al mosaico de la época en la que se producen. El cuerpo actual de ángeles de la época que sirve en Urantia es el tercer grupo asignado al planeta durante la dispensación en curso.
114:6.6 (1255.5) 2. Los ángeles del progreso. Estos serafines tienen encomendada la tarea de iniciar el progreso evolutivo de las épocas sociales sucesivas. Fomentan el desarrollo de la tendencia progresiva inherente a las criaturas evolutivas; trabajan sin cesar para hacer que las cosas sean como debieran ser. El grupo que está ahora de servicio es el segundo que ha sido asignado al planeta.
114:6.7 (1255.6) 3. Los guardianes de la religión. Son los «ángeles de las iglesias», los ardientes luchadores por lo que es y por lo que ha sido. Se esfuerzan por mantener los ideales de lo que ha sobrevivido, para que los valores morales puedan pasar con seguridad de una época a la siguiente. Son los jaque y mate de los ángeles del progreso, e intentan transferir constantemente, de una generación a la siguiente, los valores imperecederos de las formas antiguas y pasajeras a los modelos de pensamiento y de conducta nuevos y, por consiguiente, menos estabilizados. Estos ángeles luchan por las formas espirituales, pero no son la fuente del sectarismo excesivo ni de las polémicas divisiones sin sentido de las personas supuestamente religiosas. El cuerpo que trabaja ahora en Urantia es el quinto que sirve así.
114:6.8 (1255.7) 4. Los ángeles de la vida nacional. Son los «ángeles de las trompetas», los directores de las realizaciones políticas de la vida nacional en Urantia. El grupo que asegura actualmente el supercontrol de las relaciones internacionales es el cuarto cuerpo que sirve en el planeta. El ministerio de esta división seráfica es el que hace particularmente posible que «los Altísimos gobiernen en los reinos de los hombres».
114:6.9 (1255.8) 5. Los ángeles de las razas. Son aquellos que trabajan para conservar las razas evolutivas del tiempo, sin tener en cuenta sus enredos políticos ni sus agrupaciones religiosas. En Urantia existen restos de nueve razas humanas que se han mezclado y combinado para formar los pueblos de los tiempos modernos. Estos serafines están estrechamente asociados al ministerio de los comisionados raciales, y el grupo que sirve actualmente en Urantia es el cuerpo original asignado al planeta poco después del día de Pentecostés.
114:6.10 (1255.9) 6. Los ángeles del futuro. Son los ángeles de los proyectos, que pronostican una época futura y hacen planes para que se realicen las mejores cosas de una dispensación nueva y progresiva; son los arquitectos de las eras sucesivas. El grupo que se encuentra actualmente en el planeta ha funcionado así desde el comienzo de la dispensación en curso.
114:6.11 (1256.1) 7. Los ángeles de la iluminación. Urantia recibe actualmente la ayuda del tercer cuerpo de serafines dedicados a fomentar la educación planetaria. Estos ángeles se ocupan de la formación mental y moral relacionada con los individuos, las familias, los grupos, las escuelas, las comunidades, las naciones y las razas enteras.
114:6.12 (1256.2) 8. Los ángeles de la salud. Son los ministros seráficos destinados a ayudar a aquellos agentes humanos que están consagrados a promover la salud y a prevenir las enfermedades. El cuerpo actual es el sexto grupo que sirve durante esta dispensación.
114:6.13 (1256.3) 9. Los serafines del hogar. Urantia disfruta actualmente de los servicios del quinto grupo de ministros angélicos dedicados a preservar y a hacer progresar el hogar, la institución fundamental de la civilización humana.
114:6.14 (1256.4) 10. Los ángeles de la industria. Este grupo seráfico se ocupa de fomentar el desarrollo industrial y de mejorar las condiciones económicas entre los pueblos de Urantia. Este cuerpo ha sido reemplazado siete veces desde la donación de Miguel.
114:6.15 (1256.5) 11. Los ángeles de la diversión. Son los serafines que fomentan los valores del entretenimiento, el humor y el descanso. Intentan elevar continuamente las diversiones recreativas del hombre y promover así la utilización más provechosa del tiempo libre humano. El cuerpo actual es el tercero de esta orden que ejerce su ministerio en Urantia.
114:6.16 (1256.6) 12. Los ángeles del ministerio superhumano. Son los ángeles de los ángeles, los serafines que están destinados al ministerio de todas las otras vidas superhumanas que residen de manera temporal o permanente en el planeta. Este cuerpo ha servido desde el comienzo de la dispensación actual.
114:6.17 (1256.7) Cuando estos grupos de serafines maestros no están de acuerdo en materia de política o de procedimiento planetarios, el gobernador general resuelve habitualmente sus diferencias, pero todas las decisiones de este último están sujetas a apelación, según sea la naturaleza y la gravedad de los asuntos implicados en el desacuerdo.
114:6.18 (1256.8) Ninguno de estos grupos angélicos ejerce un control directo o arbitrario sobre el ámbito de su asignación. No pueden controlar totalmente los asuntos de sus campos de acción respectivos, pero pueden manipular las condiciones planetarias y asociar las circunstancias de tal manera, y de hecho lo hacen, que pueden influir favorablemente sobre las esferas de la actividad humana a las que están vinculados.
114:6.19 (1256.9) Los serafines maestros de la supervisión planetaria utilizan numerosos agentes para cumplir sus misiones. Actúan como cámaras de compensación para las ideas, como focalizadores de la mente y como promotores de proyectos. Son incapaces de introducir conceptos nuevos y más elevados en la mente humana, pero actúan con frecuencia para intensificar algún ideal superior que ya ha aparecido en un intelecto humano.
114:6.20 (1256.10) Pero aparte de estas numerosas formas de acción positiva, los serafines maestros aseguran el progreso planetario contra los peligros vitales mediante la movilización, la preparación y el mantenimiento del cuerpo de reserva del destino. La función principal de estos reservistas consiste en proteger el progreso evolutivo contra una interrupción; ellos representan las precauciones que las fuerzas celestiales han tomado contra las sorpresas; son una garantía contra los desastres.
114:7.1 (1257.1) El cuerpo de reserva del destino está compuesto por hombres y mujeres que viven y que han sido admitidos al servicio especial de la administración superhumana de los asuntos del mundo. Este cuerpo se compone de los hombres y las mujeres de cada generación que son escogidos por los directores espirituales del planeta para ayudar a conducir el ministerio de misericordia y de sabiduría hasta los hijos del tiempo en los mundos evolutivos. En la dirección de los asuntos relacionados con los planes de ascensión, la costumbre general es de empezar a utilizar este enlace de criaturas volitivas mortales en cuanto son competentes y dignas de confianza para asumir estas responsabilidades. Por consiguiente, tan pronto como los hombres y las mujeres aparecen en el escenario de la acción temporal con una capacidad mental suficiente, un estado moral adecuado y la espiritualidad requerida, son rápidamente asignados como enlaces humanos, como ayudantes mortales, al grupo celestial apropiado de personalidades planetarias.
114:7.2 (1257.2) Cuando los seres humanos son elegidos como protectores del destino planetario, cuando se convierten en individuos esenciales en los planes que llevan a cabo los administradores del mundo, en ese momento el jefe planetario de los serafines confirma su vinculación temporal al cuerpo seráfico, y designa a unos guardianes personales del destino para que sirvan con estos reservistas mortales. Todos los reservistas tienen Ajustadores conscientes de sí mismos, y la mayoría de ellos ejercen su actividad en los círculos cósmicos superiores de consecución intelectual y de conquista espiritual.
114:7.3 (1257.3) Los mortales del planeta son escogidos para servir en el cuerpo de reserva del destino de los mundos habitados por las razones siguientes:
114:7.4 (1257.4) 1. Una capacidad especial para ser preparados en secreto para numerosas posibles misiones de emergencia en la dirección de las diversas actividades de los asuntos del mundo.
114:7.5 (1257.5) 2. Una dedicación incondicional a alguna causa especial social, económica, política, espiritual u otra, unida a la buena voluntad de servir sin esperar reconocimiento ni recompensas humanas.
114:7.6 (1257.6) 3. Poseer un Ajustador del Pensamiento con una extraordinaria variedad de talentos y con una probable experiencia preurantiana para enfrentarse a las dificultades planetarias y luchar contra situaciones inminentes de emergencia mundial.
114:7.7 (1257.7) Cada división del servicio celestial planetario tiene derecho a un cuerpo de enlace compuesto por estos mortales del destino. Un mundo habitado de tipo medio emplea setenta cuerpos del destino diferentes, que están íntimamente conectados con la dirección superhumana en curso de los asuntos de ese mundo. En Urantia hay doce cuerpos de reserva del destino, uno para cada uno de los grupos planetarios de supervisión seráfica.
114:7.8 (1257.8) Los doce grupos de reservistas urantianos del destino están compuestos por habitantes mortales de la esfera, que han sido formados para ocupar numerosas posiciones cruciales en la Tierra y se mantienen preparados para actuar en las posibles emergencias planetarias. Este cuerpo combinado consta ahora de 962 personas. El cuerpo más pequeño asciende a 41, y el más grande a 172. A excepción de menos de una veintena de personalidades de contacto, los miembros de este grupo único no tienen ninguna conciencia de estar preparados para una posible actuación en ciertas crisis planetarias. Estos reservistas mortales son elegidos por el cuerpo al que están respectivamente vinculados, y son entrenados y preparados de la misma manera en su mente profunda mediante la técnica combinada del ministerio del Ajustador del Pensamiento así como del guardián seráfico. Muchas veces, otras numerosas personalidades celestiales participan en este entrenamiento inconsciente, y en toda esta preparación especial los intermedios prestan unos servicios valiosos e indispensables.
114:7.9 (1258.1) En muchos mundos, las criaturas intermedias secundarias mejor adaptadas son capaces de establecer diversos grados de contacto con los Ajustadores del Pensamiento de ciertos mortales favorablemente constituidos, penetrando hábilmente en la mente donde reside el Ajustador. (Estas revelaciones fueron materializadas en la lengua inglesa de Urantia debido precisamente a este tipo de combinación fortuita de ajustes cósmicos.) Estos mortales con potencial de contacto de los mundos evolutivos son movilizados en los numerosos cuerpos de reserva y, hasta cierto punto, la civilización espiritual avanza y los Altísimos pueden gobernar en los reinos de los hombres gracias a estos pequeños grupos de personalidades con visión de futuro. Los hombres y las mujeres de estos cuerpos de reserva del destino tienen así diversos grados de contacto con sus Ajustadores a través del ministerio intermedio de las criaturas intermedias; pero estos mismos mortales son poco conocidos por sus semejantes, salvo en aquellas raras emergencias sociales y urgencias espirituales en las que estas personalidades de reserva actúan para impedir la interrupción de la cultura evolutiva o la extinción de la luz de la verdad viviente. En Urantia, estos reservistas del destino raramente han sido ensalzados en las páginas de la historia humana.
114:7.10 (1258.2) Los reservistas actúan inconscientemente como conservadores de los conocimientos planetarios esenciales. Muchas veces, en el momento de la muerte de un reservista se efectúa un trasvase de ciertos datos vitales, desde la mente del reservista moribundo hasta un sucesor más joven, por medio de una conexión entre sus dos Ajustadores del Pensamiento. Los Ajustadores ejercen sin duda su actividad con estos cuerpos de reserva de otras muchas maneras desconocidas para nosotros.
114:7.11 (1258.3) Aunque el cuerpo de reserva del destino no tiene un jefe permanente en Urantia, tiene sus propios consejos permanentes que constituyen su organización gubernamental. Éstos abarcan el consejo judicial, el consejo de la historicidad, el consejo de la soberanía política y otros muchos. De vez en cuando, y de acuerdo con la organización del cuerpo, estos consejos permanentes han nombrado a unos jefes titulares (mortales) de todo el cuerpo de reserva para una función específica. La ocupación de estos jefes reservistas es un asunto que dura generalmente pocas horas, estando limitada a la realización de alguna tarea específica e inmediata.
114:7.12 (1258.4) El cuerpo de reserva de Urantia tuvo su mayor número de miembros en los tiempos de los adamitas y los anditas, disminuyendo constantemente con la dilución de la sangre violeta, y alcanzando su punto más bajo hacia la época de Pentecostés; desde entonces, los miembros del cuerpo de reserva han aumentado constantemente.
114:7.13 (1258.5) (El cuerpo de reserva cósmico de ciudadanos conscientes del universo en Urantia asciende actualmente a más de mil mortales, cuya perspicacia de la ciudadanía cósmica trasciende de lejos la esfera de su residencia terrestre, pero me está prohibido revelar la verdadera naturaleza de la función de este grupo excepcional de seres humanos vivientes.)
114:7.14 (1258.6) Los mortales de Urantia no deberían permitir que el aislamiento espiritual relativo de su mundo respecto a ciertos circuitos del universo local les produzca un sentimiento de abandono cósmico o de orfandad planetaria. En el planeta se encuentra operativa una supervisión superhumana muy definida y eficaz de los asuntos del mundo y de los destinos humanos.
114:7.15 (1258.7) Pero es cierto que, en el mejor de los casos, sólo podéis tener una idea insuficiente de un gobierno planetario ideal. Desde los primeros tiempos del Príncipe Planetario, Urantia ha sufrido el aborto del plan divino para el crecimiento del mundo y el desarrollo racial. Los mundos habitados leales de Satania no están gobernados como Urantia. Sin embargo, en comparación con los otros mundos aislados, vuestros gobiernos planetarios no han sido tan inferiores; se puede decir que sólo en uno o dos mundos son peores, y que en unos pocos pueden ser ligeramente mejores, pero la mayoría se encuentran en un nivel de igualdad con vosotros.
114:7.16 (1259.1) Nadie parece saber, en el universo local, cuándo terminará el estado inestable de la administración planetaria. Los Melquisedeks de Nebadon tienden a opinar que se producirán pocos cambios en el gobierno y la administración del planeta hasta la segunda venida personal de Miguel a Urantia. Es indudable que en ese momento, si no antes, se realizarán unos cambios radicales en la gestión del planeta. Pero en cuanto a la naturaleza de estas modificaciones en la administración del mundo, nadie parece ser capaz de hacer ni siquiera una conjetura. No existe ningún precedente de un episodio así en toda la historia de los mundos habitados del universo de Nebadon. Entre las numerosas cosas difíciles de comprender acerca del futuro gobierno de Urantia, una de las más sobresalientes es la instalación en el planeta de un circuito y de un cuartel general divisionario de arcángeles.
114:7.17 (1259.2) Vuestro mundo aislado no está olvidado en los consejos del universo. Urantia no es una huérfana cósmica estigmatizada por el pecado y excluida, por la rebelión, de los vigilantes cuidados divinos. Desde Uversa hasta Salvington y continuando hacia abajo hasta Jerusem, e incluso en Havona y en el Paraíso, todos saben que estamos aquí; y vosotros los mortales que vivís actualmente en Urantia, sois amados con el mismo afecto y cuidados, con la misma fidelidad, e incluso más, que si esta esfera no hubiera sido nunca traicionada por un Príncipe Planetario desleal. Es eternamente cierto que «el Padre mismo os ama.»
114:7.18 (1259.3) [Presentado por el Jefe de los Serafines estacionados en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 115
115:0.1 (1260.1) CON Dios Padre, la gran relación que existe es la filiación. Con Dios Supremo, la realización es el requisito previo para conseguir una posición — uno tiene que hacer algo, así como ser algo.
115:1.1 (1260.2) Los intelectos parciales, incompletos y evolutivos se encontrarían impotentes en el universo maestro, serían incapaces de formar el más mínimo modelo de pensamiento racional si no fuera porque todas las mentes, superiores o inferiores, tienen la capacidad innata de construir un marco universal dentro del cual poder pensar. Si la mente no puede sacar conclusiones, si no puede penetrar hasta los verdaderos orígenes, entonces dicha mente dará infaliblemente por sentadas las conclusiones y se inventará los orígenes a fin de poder tener un medio de pensamiento lógico dentro del marco de esos postulados creados por la mente. Aunque estos marcos universales para el pensamiento de las criaturas son indispensables para las operaciones intelectuales racionales, todos son erróneos en mayor o menor grado, sin ninguna excepción.
115:1.2 (1260.3) Los marcos conceptuales del universo sólo son relativamente verdaderos; son unos andamios útiles que al final deben ceder el paso a la expansión de una comprensión cósmica más amplia. Las maneras de comprender la verdad, la belleza y la bondad, la moral, la ética, el deber, el amor, la divinidad, el origen, la existencia, la finalidad, el destino, el tiempo, el espacio, e incluso la Deidad, sólo son relativamente exactas. Dios es mucho, mucho más que un Padre, pero el Padre es el concepto humano más elevado de Dios; no obstante, la descripción de las relaciones entre el Creador y la criatura, como las que existen entre el Padre y el Hijo, se acrecentará gracias a los conceptos supermortales de la Deidad que se alcanzarán en Orvonton, en Havona y en el Paraíso. El hombre está obligado a pensar dentro de un marco universal humano, pero esto no significa que no pueda imaginar otros marcos más elevados dentro de los cuales pueda tener lugar el pensamiento.
115:1.3 (1260.4) Con el objeto de facilitar la comprensión humana del universo de universos, los diversos niveles de la realidad cósmica han sido denominados finito, absonito y absoluto. De todos ellos, sólo el nivel absoluto es incondicionalmente eterno, realmente existencial. Los absonitos y los finitos son derivados, modificaciones, limitaciones y atenuaciones de la realidad absoluta, original y primordial, de la infinidad.
115:1.4 (1260.5) Los reinos de lo finito existen en virtud del propósito eterno de Dios. Las criaturas finitas, superiores e inferiores, pueden proponer teorías, y así lo han hecho, sobre la necesidad de lo finito en la economía cósmica, pero a fin de cuentas lo finito existe porque Dios lo ha querido así. El universo no tiene explicación, y una criatura finita tampoco puede ofrecer un motivo racional para su propia existencia individual sin recurrir a los actos anteriores y a la volición preexistente de unos seres ancestrales, Creadores o procreadores.
115:2.1 (1261.1) Desde el punto de vista existencial, nada nuevo puede suceder en ninguna de las galaxias, pues la perfección de la infinidad inherente al YO SOY está eternamente presente en los siete Absolutos, funcionalmente asociada en las triunidades y asociada de manera transmisible en las triodidades. Pero el hecho de que la infinidad esté así existencialmente presente en estas asociaciones absolutas no impide de ninguna manera dar nacimiento a nuevos seres experienciales cósmicos. Desde el punto de vista de las criaturas finitas, la infinidad contiene muchas cosas que son potenciales, muchas cosas que pertenecen a las posibilidades futuras, en lugar de ser unas realidades presentes.
115:2.2 (1261.2) El valor es un elemento único en la realidad universal. No comprendemos cómo el valor de algo que es infinito y divino tendría la posibilidad de crecer. Pero descubrimos que los significados se pueden modificar, si no acrecentar, incluso en las relaciones de la Deidad infinita. Para los universos experienciales, incluso los valores divinos crecen en forma de manifestaciones gracias a una mayor comprensión de los significados de la realidad.
115:2.3 (1261.3) Todo el proyecto de la creación y de la evolución universales, en todos los niveles experienciales, es aparentemente una cuestión de conversión de las potencialidades en manifestaciones; y esta transmutación concierne por igual a los dominios de la potencia espacial, de la potencia mental y de la potencia espiritual.
115:2.4 (1261.4) El método aparente por medio del cual las posibilidades del cosmos surgen a la existencia real varía de nivel en nivel; en el finito, se trata de la evolución experiencial, y en el absonito, de la existenciación experiencial. La infinidad existencial lo incluye verdaderamente todo sin restricción, y esta misma omni-inclusividad debe abarcar forzosamente incluso la posibilidad de efectuar experiencias evolutivas finitas. La posibilidad de este crecimiento experiencial se convierte en una realidad universal gracias a las relaciones de triodidad que inciden en el Supremo.
115:3.1 (1261.5) Conceptualmente hablando, el cosmos absoluto no tiene límites; definir la extensión y la naturaleza de esta realidad primordial es ponerle limitaciones a la infinidad y atenuar el puro concepto de la eternidad. La idea de lo infinito eterno, de lo eterno infinito, es incalificada en extensión y absoluta de hecho. No existe un lenguaje en Urantia pasado, presente o futuro que sea adecuado para expresar la realidad de la infinidad o la infinidad de la realidad. El hombre, una criatura finita dentro de un cosmos infinito, tiene que contentarse con reflejos distorsionados y conceptos atenuados de esa existencia sin límites, sin trabas, sin principio ni fin, que sobrepasa realmente su capacidad de comprensión.
115:3.2 (1261.6) La mente no puede nunca esperar captar el concepto de un Absoluto sin intentar primero fragmentar la unidad de esa realidad. La mente unifica todas las divergencias, pero en ausencia total de tales divergencias, la mente no encuentra ninguna base para intentar formular conceptos comprensibles.
115:3.3 (1261.7) La estasis primordial de la infinidad necesita ser segmentada antes de que el ser humano intente comprenderla. La infinidad posee una unidad que en estos documentos ha sido denominada el YO SOY — el primer postulado de la mente de las criaturas. Pero una criatura nunca podrá comprender cómo puede ser que esta unidad se convierta en una dualidad, una triunidad y una diversidad, y continúe siendo al mismo tiempo una unidad incalificada. El hombre se encuentra con un problema similar cuando se detiene a contemplar la Deidad indivisa de la Trinidad al lado de la personalización múltiple de Dios.
115:3.4 (1262.1) La distancia que separa al hombre de la infinidad es la única que ocasiona que este concepto sea expresado en una sola palabra. Aunque la infinidad es por una parte una UNIDAD, por otra es una DIVERSIDAD sin fin ni límites. La infinidad, tal como es observada por las inteligencias finitas, es la máxima paradoja de la filosofía de las criaturas y de la metafísica finita. Aunque la naturaleza espiritual del hombre se eleva, en la experiencia de la adoración, hacia el Padre que es infinito, la capacidad de comprensión intelectual del hombre queda agotada ante el concepto máximo del Ser Supremo. Más allá del Supremo, los conceptos se convierten cada vez más en simples nombres; cada vez definen con menos veracidad la realidad, y se transforman cada vez más en la proyección de la comprensión finita de las criaturas hacia lo superfinito.
115:3.5 (1262.2) Una concepción básica del nivel absoluto implica un postulado de tres fases:
115:3.6 (1262.3) 1. Lo Original. El concepto incalificado de la Fuente-Centro Primera, esa manifestación original del YO SOY de la que surge toda la realidad.
115:3.7 (1262.4) 2. Lo Manifestado. La unión de los tres Absolutos manifestados, los Orígenes-Centros Segundo, Tercero y Paradisíaco. Esta triodidad compuesta por el Hijo Eterno, el Espíritu Infinito y la Isla del Paraíso constituye la revelación manifestada de la originalidad de la Fuente-Centro Primera.
115:3.8 (1262.5) 3. Lo Potencial. La unión de los tres Absolutos de potencialidad, los Absolutos de la Deidad, Incalificado y Universal. Esta triodidad de potencialidad existencial constituye la revelación potencial de la originalidad de la Fuente-Centro Primera.
115:3.9 (1262.6) La interasociación de lo Original, lo Manifestado y lo Potencial produce las tensiones, dentro de la infinidad, que dan como resultado la posibilidad de todo crecimiento universal; y el crecimiento es la naturaleza del Séptuple, del Supremo y del Último.
115:3.10 (1262.7) En la asociación de los Absolutos de la Deidad, Universal e Incalificado, la potencialidad es absoluta mientras que la manifestación es emergente; en la asociación de los Orígenes-Centros Segundo, Tercero y Paradisíaco, la manifestación es absoluta mientras que la potencialidad es emergente; en la originalidad de la Fuente-Centro Primera, no podemos decir si la manifestación o la potencialidad son existentes o emergentes — el Padre es.
115:3.11 (1262.8) Desde el punto de vista temporal, lo Manifestado es lo que era y lo que es; lo Potencial es lo que está surgiendo y lo que será; lo Original es lo que es. Desde el punto de vista de la eternidad, las diferencias entre lo Original, lo Manifestado y lo Potencial no son tan evidentes. Estas cualidades trinas no se distinguen así en los niveles de eternidad del Paraíso. En la eternidad, todo es — sólo que todo aún no ha sido revelado en el tiempo y el espacio.
115:3.12 (1262.9) Desde el punto de vista de las criaturas, lo manifestado es la sustancia y la potencialidad es la capacidad. Lo manifestado existe en el centro mismo y desde allí se expande hacia la infinidad periférica; la potencialidad viene desde la periferia de la infinidad hacia el interior y converge en el centro de todas las cosas. La originalidad es aquello que primero causa y luego equilibra los dobles movimientos del ciclo de la metamorfosis de la realidad, transformando los potenciales en manifestaciones y convirtiendo en potencialidades las manifestaciones existentes.
115:3.13 (1262.10) Los tres Absolutos de potencialidad actúan en el nivel puramente eterno del cosmos, y por lo tanto nunca ejercen su actividad como tales en los niveles subabsolutos. En los niveles descendentes de la realidad, la triodidad de potencialidad se manifiesta con el Último y después del Supremo. Lo potencial quizás no logre manifestarse en el tiempo con respecto a una parte en algún nivel subabsoluto, pero nunca sucede así en el conjunto. La voluntad de Dios prevalece al final, no siempre en lo que concierne al individuo, pero invariablemente en lo que se refiere a la totalidad.
115:3.14 (1263.1) Todo lo que existe en el cosmos tiene su centro en la triodidad de lo manifestado; ya se trate del espíritu, de la mente o de la energía, todos están centrados en esta asociación compuesta por el Hijo, el Espíritu y el Paraíso. La personalidad del Hijo espiritual es el arquetipo maestro para todas las personalidades en todos los universos. La sustancia de la Isla del Paraíso es el arquetipo maestro del que Havona es una revelación perfecta, y los superuniversos una revelación en vías de perfeccionarse. El Actor Conjunto es al mismo tiempo el activador mental de la energía cósmica, el que transforma en conceptos las intenciones espirituales, y el que integra las causas y los efectos matemáticos de los niveles materiales con las intenciones y los móviles volitivos del nivel espiritual. En y para un universo finito, el Hijo, el Espíritu y el Paraíso ejercen su función en y sobre el Último, tal como éste se encuentra condicionado y atenuado en el Supremo.
115:3.15 (1263.2) La manifestación (de la Deidad) es lo que el hombre busca en su ascensión al Paraíso. La potencialidad (de la divinidad humana) es lo que el hombre desarrolla en esa búsqueda. Lo Original es lo que hace posible la coexistencia y la integración del hombre manifestado, del hombre potencial y del hombre eterno.
115:3.16 (1263.3) La dinámica final del cosmos consiste en trasvasar continuamente la realidad desde el estado potencial al estado manifestado. En teoría, esta metamorfosis debería tener un final, pero de hecho eso es imposible, porque tanto lo Potencial como lo Manifestado forman parte del circuito de lo Original (del YO SOY), y esta identificación impide para siempre ponerle límites al desarrollo progresivo del universo. Todo lo que está identificado con el YO SOY no puede dejar de progresar nunca, porque la manifestación de los potenciales del YO SOY es absoluta, y la potencialidad de las manifestaciones también lo es. Las manifestaciones siempre estarán abriendo nuevos caminos para que los potenciales, hasta entonces imposibles, se conviertan en realidades — cada decisión humana no sólo hace que se manifieste una nueva realidad en la experiencia humana, sino que desarrolla también una nueva capacidad para el crecimiento humano. En cada niño vive un hombre, y en el hombre maduro que conoce a Dios reside el ascendente morontial.
115:3.17 (1263.4) La estática en el crecimiento nunca puede aparecer en la totalidad del cosmos, porque la base para el crecimiento — las manifestaciones absolutas — es incalificada, y porque las posibilidades para el crecimiento — los potenciales absolutos — son ilimitadas. Desde un punto de vista práctico, los filósofos del universo han llegado a la conclusión de que no existe nada que se pueda considerar como un final.
115:3.18 (1263.5) Desde una visión circunscrita, existen en realidad muchas finalizaciones, muchas terminaciones de actividad, pero desde el punto de vista más amplio de un nivel superior del universo, no hay nada que termine, sino simplemente transiciones entre una fase de desarrollo y la siguiente. La cronicidad principal del universo maestro concierne a las diversas épocas del universo, las eras de Havona, de los superuniversos y de los universos exteriores. Pero incluso estas divisiones básicas de las relaciones secuenciales no pueden ser más que balizas relativas en la autovía interminable de la eternidad.
115:3.19 (1263.6) Para la criatura que progresa, la penetración final de la verdad, la belleza y la bondad del Ser Supremo sólo puede revelar aquellas cualidades absonitas de la divinidad última que están situadas más allá de los niveles conceptuales de la verdad, la belleza y la bondad.
115:4.1 (1263.7) Cualquier análisis de los orígenes de Dios Supremo debe empezar por la Trinidad del Paraíso, porque la Trinidad es la Deidad original, mientras que el Supremo es una Deidad derivada. Cualquier estudio sobre el crecimiento del Supremo debe tomar en consideración a las triodidades existenciales, porque éstas abarcan todo lo manifestado absoluto y toda la potencialidad infinita (en conjunción con la Fuente-Centro Primera). El Supremo evolutivo es el foco culminante y personalmente volitivo de la transmutación — la transformación — de los potenciales en manifestaciones en y sobre el nivel de existencia finito. Las dos triodidades, la manifestada y la potencial, abarcan la totalidad de las relaciones recíprocas del crecimiento en los universos.
115:4.2 (1264.1) La fuente del Supremo se encuentra en la Trinidad del Paraíso — en la Deidad eterna, manifestada e indivisa. El Supremo es ante todo una persona espiritual, y esta persona espiritual se deriva de la Trinidad. Pero el Supremo es en segundo lugar una Deidad de crecimiento — de crecimiento evolutivo — y este crecimiento procede de las dos triodidades, la manifestada y la potencial.
115:4.3 (1264.2) Si es difícil comprender que las triodidades infinitas pueden ejercer su actividad en el nivel finito, deteneos a considerar que esta misma infinidad debe contener en sí misma la potencialidad de lo finito; la infinidad abarca todas las cosas que se extienden desde la existencia finita más humilde y limitada hasta las realidades incondicionalmente absolutas más elevadas.
115:4.4 (1264.3) No es tan difícil comprender que lo infinito contiene de hecho a lo finito, sino entender exactamente de qué manera ese infinito se manifiesta realmente a lo finito. Pero los Ajustadores del Pensamiento que residen en los hombres mortales son una de las pruebas eternas de que incluso el Dios absoluto (como absoluto) puede ponerse en contacto directo, y así lo hace, incluso con las criaturas volitivas más humildes e insignificantes de todo el universo.
115:4.5 (1264.4) Las triodidades que abarcan colectivamente lo manifestado y lo potencial se manifiestan en el nivel finito en conjunción con el Ser Supremo. La técnica que emplean para manifestarse así es a la vez directa e indirecta: es directa en la medida en que las relaciones trioditarias repercuten directamente en el Supremo, e indirecta en la medida en que se derivan del nivel existenciado de lo absonito.
115:4.6 (1264.5) La realidad Suprema, que es la realidad finita total, está en proceso de crecimiento dinámico entre los potenciales incalificados del espacio exterior y las manifestaciones incalificadas que se encuentran en el centro de todas las cosas. El dominio finito se convierte así en un hecho gracias a la cooperación de los agentes absonitos del Paraíso y las Personalidades Creadoras Supremas del tiempo. El acto de hacer madurar las posibilidades restringidas de los tres grandes Absolutos potenciales es la ocupación absonita de los Arquitectos del Universo Maestro y de sus asociados trascendentales. Cuando estas eventualidades han alcanzado cierto grado de madurez, las Personalidades Creadoras Supremas salen del Paraíso para emprender la tarea secular de traer a la existencia real a los universos evolutivos.
115:4.7 (1264.6) El crecimiento de la Supremacía se deriva de las triodidades, y la persona espiritual del Supremo, de la Trinidad; pero las prerrogativas de poder del Todopoderoso están basadas en los logros divinos de Dios Séptuple, mientras que la unión de las prerrogativas de poder del Todopoderoso Supremo y la persona espiritual de Dios Supremo tiene lugar en virtud del ministerio del Actor Conjunto, que donó la mente del Supremo como factor de unión en esta Deidad evolutiva.
115:5.1 (1264.7) El Ser Supremo depende de manera absoluta de la existencia y de los actos de la Trinidad del Paraíso para que su naturaleza personal y espiritual sean reales. Aunque el crecimiento del Supremo es una cuestión de relación con las triodidades, la personalidad espiritual de Dios Supremo depende, y se deriva, de la Trinidad del Paraíso, que siempre seguirá siendo la fuente-centro absoluta de la estabilidad perfecta e infinita alrededor de la cual se desarrolla progresivamente el crecimiento evolutivo del Supremo.
115:5.2 (1265.1) La actividad de la Trinidad está relacionada con la actividad del Supremo, porque la Trinidad actúa en todos los niveles (en la totalidad de ellos), incluido el nivel de actividad de la Supremacía. Pero al igual que la era de Havona cede el paso a la era de los superuniversos, la acción discernible de la Trinidad, como creadora inmediata, cede el paso a los actos creativos de los hijos de las Deidades del Paraíso.
115:6.1 (1265.2) La triodidad de lo manifestado continúa actuando directamente en las épocas posteriores a Havona; la gravedad del Paraíso sujeta las unidades básicas de la existencia material, la gravedad espiritual del Hijo Eterno actúa directamente sobre los valores fundamentales de la existencia espiritual, y la gravedad mental del Actor Conjunto aferra infaliblemente todos los significados vitales de la existencia intelectual.
115:6.2 (1265.3) Pero a medida que cada etapa de la actividad creativa avanza en el espacio inexplorado, dicha actividad existe y se ejerce cada vez más lejos de la acción directa de las fuerzas creativas y de las personalidades divinas del emplazamiento central — la Isla absoluta del Paraíso y las Deidades infinitas que residen allí. Estos niveles sucesivos de existencia cósmica dependen por lo tanto cada vez más de los desarrollos que se produzcan dentro de las tres potencialidades absolutas de la infinidad.
115:6.3 (1265.4) El Ser Supremo contiene unas posibilidades para el ministerio cósmico que no están aparentemente manifestadas en el Hijo Eterno, en el Espíritu Infinito, o en las realidades no personales de la Isla del Paraíso. Hacemos esta afirmación con la debida consideración por la absolutidad de estas tres manifestaciones fundamentales, pero el crecimiento del Supremo no está basado solamente en estas manifestaciones de la Deidad y del Paraíso, sino que también está implicado en los desarrollos internos de los Absolutos de la Deidad, Universal e Incalificado.
115:6.4 (1265.5) El Supremo no crece solamente a medida que los Creadores y las criaturas de los universos evolutivos logran parecerse a Dios, sino que esta Deidad finita también experimenta el crecimiento como resultado del dominio que los Creadores y las criaturas han conseguido sobre las posibilidades finitas del gran universo. El movimiento del Supremo es doble: hacia el interior, es decir, hacia el Paraíso y la Deidad, y hacia el exterior, es decir, hacia lo ilimitado de los Absolutos de lo potencial.
115:6.5 (1265.6) En la era actual del universo, este doble movimiento se revela en las personalidades descendentes y ascendentes del gran universo. Las Personalidades Creadoras Supremas y todos sus asociados divinos reflejan el movimiento hacia el exterior y divergente del Supremo, mientras que los peregrinos ascendentes de los siete superuniversos indican la tendencia hacia el interior y convergente de la Supremacía.
115:6.6 (1265.7) La Deidad finita busca siempre una doble correlación: hacia el interior, es decir, hacia el Paraíso y sus Deidades, y hacia el exterior, es decir, hacia la infinidad y los Absolutos que se hallan en ella. La poderosa erupción de la divinidad creativa del Paraíso, que se personaliza en los Hijos Creadores y manifiesta su poder en los controladores de poder, indica la enorme oleada de Supremacía hacia los dominios de la potencialidad, mientras que la interminable procesión de las criaturas ascendentes del gran universo atestigua la poderosa oleada de Supremacía hacia la unidad con la Deidad del Paraíso.
115:6.7 (1265.8) Los seres humanos han aprendido que a veces se puede discernir el movimiento de lo invisible observando sus efectos sobre lo visible; y nosotros hace tiempo que hemos aprendido a detectar en los universos los movimientos y las tendencias de la Supremacía, observando las repercusiones de esas evoluciones en las personalidades y los modelos del gran universo.
115:6.8 (1266.1) Aunque no estamos seguros, creemos que el Supremo, como reflejo finito de la Deidad del Paraíso, ha emprendido un progreso eterno en el espacio exterior; pero como atenuación de los tres Absolutos potenciales del espacio exterior, este Ser Supremo busca constantemente la coherencia con el Paraíso. Este doble movimiento parece explicar la mayor parte de las actividades fundamentales que tienen lugar en los universos actualmente organizados.
115:7.1 (1266.2) En la Deidad del Supremo, el Padre-YO SOY ha conseguido una liberación relativamente completa de las limitaciones inherentes al estado infinito, a la existencia eterna y a la naturaleza absoluta. Pero Dios Supremo sólo se ha liberado de todas las limitaciones existenciales sometiéndose a las restricciones experienciales de una función universal. Al conseguir la capacidad para la experiencia, el Dios finito se somete también a la necesidad de adquirirla; al lograr liberarse de la eternidad, el Todopoderoso se encuentra con las barreras del tiempo; y el Supremo sólo podía conocer el crecimiento y el desarrollo como consecuencia de una existencia parcial y de una naturaleza incompleta, las de un ser no absoluto.
115:7.2 (1266.3) Todo esto debe ser conforme con el plan del Padre, que ha basado el progreso finito en el esfuerzo, los logros de la criatura en la perseverancia, y el desarrollo de la personalidad en la fe. Al ordenar así la evolución experiencial del Supremo, el Padre ha hecho posible que las criaturas finitas puedan existir en los universos y que algún día consigan alcanzar la divinidad de la Supremacía por medio del progreso experiencial.
115:7.3 (1266.4) Toda la realidad es relativa, incluyendo al Supremo e incluso al Último, a excepción de los valores incalificados de los siete Absolutos. El hecho de la Supremacía está basado en el poder del Paraíso, en la personalidad del Hijo y en la acción del Conjunto, pero el crecimiento del Supremo está incluido en el Absoluto de la Deidad, el Absoluto Incalificado y el Absoluto Universal. Esta Deidad sintetizadora y unificadora — Dios Supremo — es la personificación de la sombra finita proyectada a través del gran universo por la unidad infinita de la naturaleza insondable del Padre Paradisiaco, la Fuente-Centro Primera.
115:7.4 (1266.5) En la medida en que las triodidades funcionan directamente en el nivel finito, entran en contacto con el Supremo, que es la focalización bajo la forma de Deidad y la suma cósmica total de las atenuaciones finitas de las naturalezas de lo Manifestado Absoluto y de lo Potencial Absoluto.
115:7.5 (1266.6) Se considera que la Trinidad del Paraíso es la inevitabilidad absoluta; los Siete Espíritus Maestros son aparentemente las inevitabilidades de la Trinidad; la manifestación del poder, la mente, el espíritu y la personalidad del Supremo debe ser la inevitabilidad evolutiva.
115:7.6 (1266.7) Dios Supremo no parece haber sido inevitable en la infinidad incalificada, pero parece serlo en todos los niveles de la relatividad. El Supremo es indispensable para focalizar, resumir y englobar la experiencia evolutiva, unificando eficazmente en su naturaleza de Deidad los resultados de esta manera de percibir la realidad. Y parece llevar a cabo todo esto con el fin de contribuir a la aparición de la existenciación inevitable, la manifestación superexperiencial y superfinita de Dios Último.
115:7.7 (1267.1) No se puede comprender plenamente al Ser Supremo sin tomar en consideración su fuente, su función y su destino: sus relaciones con la Trinidad que le dio origen, el universo donde ejerce su actividad y la Trinidad Última como destino inmediato.
115:7.8 (1267.2) Mediante el proceso de totalizar la experiencia evolutiva, el Supremo conecta lo finito con lo absonito, de la misma manera que la mente del Actor Conjunto integra la espiritualidad divina del Hijo personal con las energías inmutables del arquetipo Paradisíaco, y de la misma forma que la presencia del Absoluto Universal unifica la activación del Absoluto de la Deidad con la reactividad del Incalificado. Esta unidad debe ser una revelación del trabajo no detectado de la unidad original de la Primera Causa-Padre y Primer Arquetipo-Fuente de todas las cosas y de todos los seres.
115:7.9 (1267.3) [Patrocinado por un Poderoso Mensajero que reside temporalmente en Urantia].
El libro de Urantia
Documento 116
116:0.1 (1268.1) SI EL HOMBRE reconociera que sus Creadores — sus supervisores inmediatos — aunque sean divinos son también finitos, y que el Dios del tiempo y del espacio es una Deidad evolutiva y no absoluta, las contradicciones de las desigualdades temporales dejarían de ser profundas paradojas religiosas. La fe religiosa ya no se prostituiría fomentando la presunción social de los afortunados, y sirviendo sólo para estimular una resignación estoica entre las víctimas desafortunadas de las privaciones sociales.
116:0.2 (1268.2) Cuando contemplamos las esferas exquisitamente perfectas de Havona, es a la vez razonable y lógico creer que fueron hechas por un Creador perfecto, infinito y absoluto. Pero cuando cualquier persona honrada observa la confusión, las imperfecciones y las injusticias de Urantia, este mismo razonamiento y esta misma lógica la obligará a llegar a la conclusión de que vuestro mundo ha sido hecho y está dirigido por unos Creadores subabsolutos, preinfinitos y no necesariamente perfectos.
116:0.3 (1268.3) El crecimiento experiencial implica una asociación entre la criatura y el Creador — Dios y el hombre asociados. El crecimiento es la marca distintiva de la Deidad experiencial: Havona no ha crecido; Havona existe y ha existido siempre; es existencial como los Dioses eternos que son su fuente. Por el contrario, el crecimiento caracteriza al gran universo.
116:0.4 (1268.4) El Todopoderoso Supremo es una Deidad viviente y evolutiva con poder y personalidad. Su campo de acción actual, el gran universo, es también un dominio que va creciendo en poder y en personalidad. El destino del Todopoderoso es la perfección, pero su experiencia actual abarca los elementos que crecen y que se encuentran en un estado incompleto.
116:0.5 (1268.5) El Ser Supremo ejerce sus funciones primarias en el universo central como una personalidad espiritual, y sus funciones secundarias en el gran universo como Dios Todopoderoso, una personalidad con poder. La función terciaria del Supremo en el universo maestro está ahora latente, y sólo existe como un potencial mental desconocido. Nadie sabe con exactitud qué es lo que revelará este tercer desarrollo del Ser Supremo. Algunos creen que cuando los superuniversos se establezcan en la luz y la vida, el Supremo ejercerá sus funciones desde Uversa como soberano todopoderoso y experiencial del gran universo, a la vez que ampliará su poder como super-omnipotente de los universos exteriores. Otros especulan que el tercer estado de la Supremacía consistirá en el tercer nivel de manifestación de la Deidad. Pero ninguno de nosotros lo sabe realmente.
116:1.1 (1268.6) La experiencia de la personalidad de cada criatura evolutiva es una fase de la experiencia del Todopoderoso Supremo. El sometimiento inteligente de cada segmento físico de los superuniversos es una parte del control creciente del Todopoderoso Supremo. La síntesis creativa del poder y de la personalidad es una parte del impulso creador de la Mente Suprema, y constituye la esencia misma del crecimiento evolutivo de la unidad en el Ser Supremo.
116:1.2 (1269.1) La Mente Suprema tiene la función de unir los atributos del poder y de la personalidad de la Supremacía; el resultado de la evolución total del Todopoderoso Supremo será una Deidad unificada y personal — y no una asociación de atributos divinos vagamente coordinada. Desde una perspectiva más amplia, no habrá ningún Todopoderoso aparte del Supremo, y ningún Supremo aparte del Todopoderoso.
116:1.3 (1269.2) Durante todas las épocas evolutivas, el potencial físico del poder del Supremo está depositado en los Siete Directores Supremos de Poder, y su potencial mental descansa en los Siete Espíritus Maestros. La Mente Infinita es la función del Espíritu Infinito; la mente cósmica es el ministerio de los Siete Espíritus Maestros; la mente Suprema está en proceso de manifestarse en la coordinación del gran universo y en asociación funcional con la revelación y los logros de Dios Séptuple.
116:1.4 (1269.3) La mente espacio-temporal, la mente cósmica, funciona de manera diferente en los siete superuniversos, pero está coordinada en el Ser Supremo mediante una técnica asociativa desconocida. El supercontrol del Todopoderoso sobre el gran universo no es exclusivamente físico y espiritual. En los siete superuniversos es principalmente material y espiritual, pero también están presentes otros fenómenos del Supremo que son tanto intelectuales como espirituales.
116:1.5 (1269.4) Sabemos menos en realidad sobre la mente de la Supremacía que sobre cualquier otro aspecto de esta Deidad evolutiva. Su mente está indiscutiblemente activa en todo el gran universo, y se cree que posee un destino potencial que abarcará extensas funciones en el universo maestro. Pero sí sabemos lo siguiente: Mientras que lo físico puede alcanzar un crecimiento completo y el espíritu puede conseguir la perfección de su desarrollo, la mente no deja nunca de progresar — es la técnica experiencial del progreso sin fin. El Supremo es una Deidad experiencial y, por consiguiente, nunca logrará completar su perfeccionamiento mental.
116:2.1 (1269.5) La aparición de la presencia del poder universal del Todopoderoso coincide con la aparición, en el escenario de la acción cósmica, de los elevados creadores y controladores de los superuniversos evolutivos.
116:2.2 (1269.6) Dios Supremo obtiene los atributos de su espíritu y de su personalidad de la Trinidad del Paraíso, pero está haciendo realidad su poder a través de las actividades de los Hijos Creadores, los Ancianos de los Días y los Espíritus Maestros, cuyos actos colectivos son la fuente de su creciente poder como soberano todopoderoso para los siete superuniversos y en ellos.
116:2.3 (1269.7) La Deidad Incalificada del Paraíso es incomprensible para las criaturas evolutivas del tiempo y del espacio. La eternidad y la infinidad conllevan un nivel de realidad de la deidad que las criaturas espacio-temporales no pueden comprender. La infinidad de la deidad y la soberanía absoluta son inherentes a la Trinidad del Paraíso, y la Trinidad es una realidad que está situada un poco más allá de la comprensión del hombre mortal. Las criaturas del espacio-tiempo necesitan orígenes, relatividades y destinos para captar las relaciones universales y comprender los valores significativos de la divinidad. Por eso la Deidad del Paraíso atenúa y limita de otras maneras las personalizaciones extraparadisíacas de la divinidad, trayendo así a la existencia a los Creadores Supremos y a sus asociados, que llevan continuamente la luz de la vida cada vez más lejos de su fuente Paradisíaca hasta que ésta encuentra su expresión más hermosa y lejana en la vida terrestre de los Hijos donadores en los mundos evolutivos.
116:2.4 (1270.1) Éste es el origen de Dios Séptuple, cuyos niveles sucesivos los va encontrando el hombre mortal en el orden siguiente:
116:2.5 (1270.2) 1. Los Hijos Creadores (y los Espíritus Creativos).
116:2.6 (1270.3) 2. Los Ancianos de los Días.
116:2.7 (1270.4) 3. Los Siete Espíritus Maestros.
116:2.8 (1270.5) 4. El Ser Supremo.
116:2.9 (1270.6) 5. El Actor Conjunto.
116:2.10 (1270.7) 6. El Hijo Eterno.
116:2.11 (1270.8) 7. El Padre Universal.
116:2.12 (1270.9) Los tres primeros niveles son los Creadores Supremos, y los tres últimos las Deidades del Paraíso. El Supremo interviene siempre como la personalización espiritual experiencial de la Trinidad del Paraíso, y como el foco experiencial del omnipotente poder evolutivo de los hijos creadores de las Deidades del Paraíso. En la presente era del universo, el Ser Supremo es la máxima revelación de la Deidad para los siete superuniversos.
116:2.13 (1270.10) Mediante la técnica de la lógica humana se podría deducir que la reunificación experiencial de los actos colectivos de los tres primeros niveles de Dios Séptuple equivaldría al nivel de la Deidad del Paraíso, pero esto no es así. La Deidad del Paraíso es una Deidad existencial. Los Creadores Supremos, en su unidad divina de poder y de personalidad, constituyen y expresan un nuevo potencial de poder de la Deidad experiencial. Este potencial de poder, de origen experiencial, se encuentra ineludible e inevitablemente unido a la Deidad experiencial que tiene su origen en la Trinidad — el Ser Supremo.
116:2.14 (1270.11) Dios Supremo no es la Trinidad del Paraíso, ni tampoco es uno de los Creadores superuniversales o el conjunto de ellos, cuyas actividades funcionales sintetizan realmente su poder todopoderoso en evolución. Aunque Dios Supremo tiene su origen en la Trinidad, sólo se manifiesta a las criaturas evolutivas como una personalidad de poder a través de las funciones coordinadas de los tres primeros niveles de Dios Séptuple. El Todopoderoso Supremo se está convirtiendo ahora en un hecho, en el tiempo y el espacio, gracias a las actividades de las Personalidades Creadoras Supremas, al igual que en la eternidad el Actor Conjunto surgió instantáneamente a la existencia por voluntad del Padre Universal y del Hijo Eterno. Estos seres de los tres primeros niveles de Dios Séptuple constituyen la naturaleza y la fuente mismas del poder del Todopoderoso Supremo; por eso deben siempre acompañar y sostener sus actos administrativos.
116:3.1 (1270.12) Las Deidades del Paraíso no sólo actúan directamente en sus circuitos de gravedad por todo el gran universo, sino que también ejercen su actividad a través de sus diversos agentes y de otras manifestaciones tales como:
116:3.2 (1270.13) 1. Las focalizaciones mentales de la Fuente-Centro Tercera. Los dominios finitos de la energía y del espíritu se mantienen literalmente unidos gracias a las presencias mentales del Actor Conjunto. Esto es así desde el Espíritu Creativo en un universo local, pasando por los Espíritus Reflectantes de un superuniverso, hasta los Espíritus Maestros en el gran universo. Los circuitos mentales que emanan de estos diversos centros de inteligencia representan el marco cósmico donde las criaturas efectúan sus elecciones. La mente es esa realidad flexible que las criaturas y los Creadores pueden manejar con tanta facilidad; es el eslabón vital que conecta la materia y el espíritu. La donación mental de la Fuente-Centro Tercera unifica la persona espiritual de Dios Supremo con el poder experiencial del Todopoderoso evolutivo.
116:3.3 (1271.1) 2. Las revelaciones como personalidad de la Fuente-Centro Segunda. Las presencias mentales del Actor Conjunto unifican el espíritu de la divinidad con el arquetipo de la energía. Las encarnaciones donadoras del Hijo Eterno y de sus Hijos Paradisíacos unifican, fusionan realmente, la naturaleza divina de un Creador con la naturaleza evolutiva de una criatura. El Supremo es a la vez criatura y creador, y la posibilidad de ser ambas cosas se revela en los actos donadores del Hijo Eterno y de sus Hijos coordinados y subordinados. Las órdenes de filiación que se donan, los Migueles y los Avonales, acrecientan realmente su naturaleza divina con la auténtica naturaleza de las criaturas, la cual se vuelve suya viviendo la vida real de las criaturas en los mundos evolutivos. Cuando la divinidad se vuelve semejante a la humanidad, esta relación contiene la posibilidad inherente de que la humanidad pueda volverse divina.
116:3.4 (1271.2) 3. Las presencias internas de la Fuente-Centro Primera. La mente unifica las causalidades espirituales con las reacciones energéticas; el ministerio donador unifica los descensos de la divinidad con la ascensión de las criaturas; y los fragmentos internos del Padre Universal unifican realmente a las criaturas evolutivas con Dios en el Paraíso. Existen muchas presencias parecidas del Padre que habitan en numerosas órdenes de personalidades, y en el hombre mortal, estos fragmentos divinos de Dios son los Ajustadores del Pensamiento. Los Monitores de Misterio son para los seres humanos lo que la Trinidad del Paraíso es para el Ser Supremo. Los Ajustadores son unos cimientos absolutos, y sobre estos cimientos absolutos las elecciones del libre albedrío pueden hacer que evolucione la realidad divina de una naturaleza que se eterniza, una naturaleza finalitaria en el caso del hombre, y una naturaleza de Deidad en Dios Supremo.
116:3.5 (1271.3) Las donaciones como criaturas de las órdenes paradisiacas de filiación permiten a estos Hijos divinos enriquecer su personalidad adquiriendo la naturaleza real de las criaturas del universo, mientras que estas donaciones revelan infaliblemente a las criaturas mismas el camino paradisiaco para alcanzar la divinidad. Las donaciones del Padre Universal, bajo la forma de Ajustadores, le permiten atraer hacia él a las personalidades de las criaturas volitivas. En todas estas relaciones que se producen en los universos finitos, el Actor Conjunto es la fuente siempre presente del ministerio mental que hace posible estas actividades.
116:3.6 (1271.4) Las Deidades del Paraíso participan de ésta y de otras muchas maneras en las evoluciones del tiempo a medida que se despliegan en los planetas que giran en el espacio, y a medida que culminan en la aparición de la personalidad del Supremo, consecuencia de toda la evolución.
116:4.1 (1271.5) La unidad del Todo Supremo depende de la unificación progresiva de las partes finitas; la manifestación del Supremo es el resultado y la causa de estas mismas unificaciones de los factores de la supremacía — los creadores, criaturas, inteligencias y energías de los universos.
116:4.2 (1272.1) Durante las épocas en que la soberanía de la Supremacía está experimentando su desarrollo en el tiempo, el poder todopoderoso del Supremo depende de los actos de divinidad de Dios Séptuple, mientras que parece existir una relación particularmente estrecha entre el Ser Supremo y el Actor Conjunto, al igual que con sus personalidades primarias, los Siete Espíritus Maestros. El Espíritu Infinito, como Actor Conjunto, ejerce su actividad de muchas maneras que compensan el estado incompleto de la Deidad evolutiva, y mantiene relaciones muy estrechas con el Supremo. Los Siete Espíritus Maestros comparten en cierto modo la intimidad de esta relación, pero especialmente el Espíritu Maestro Número Siete, que habla en nombre del Supremo. Este Espíritu Maestro conoce al Supremo — está en contacto personal con él.
116:4.3 (1272.2) Cuando empezó a concebirse el proyecto de la creación superuniversal, los Espíritus Maestros se unieron con la Trinidad ancestral para cocrear los cuarenta y nueve Espíritus Reflectantes, y al mismo tiempo el Ser Supremo actuó creativamente para llevar a su culminación los actos conjuntos de la Trinidad del Paraíso y de los hijos creativos de la Deidad del Paraíso. Majeston apareció, y desde entonces ha focalizado la presencia cósmica de la Mente Suprema, mientras que los Espíritus Maestros continúan siendo los orígenes y centros del extenso ministerio de la mente cósmica.
116:4.4 (1272.3) Pero los Espíritus Maestros continúan supervisando a los Espíritus Reflectantes. El Séptimo Espíritu Maestro (en su supervisión global de Orvonton desde el universo central) está en contacto personal con los siete Espíritus Reflectantes situados en Uversa (y tiene el supercontrol de los mismos). En su administración y control dentro de su superuniverso y entre los superuniversos, está en contacto reflectante con los Espíritus Reflectantes de su propio tipo situados en cada una de las capitales superuniversales.
116:4.5 (1272.4) Estos Espíritus Maestros no solamente apoyan y acrecientan la soberanía de la Supremacía, sino que son afectados a su vez por los propósitos creativos del Supremo. Las creaciones colectivas de los Espíritus Maestros son generalmente de tipo casi material (directores de poder, etc.), mientras que sus creaciones individuales son de tipo espiritual (supernafines, etc.). Pero cuando los Espíritus Maestros engendraron colectivamente a los Siete Espíritus de los Circuitos en respuesta a la voluntad y al proyecto del Ser Supremo, hay que señalar que los frutos de este acto creativo fueron espirituales, y no materiales o casi materiales.
116:4.6 (1272.5) Lo mismo que sucede con los Espíritus Maestros de los superuniversos, también sucede con los gobernantes trinos de estas supercreaciones — los Ancianos de los Días. Estas personificaciones del juicio y la justicia de la Trinidad, en el tiempo y el espacio, son los puntos de apoyo sobre el terreno destinados a movilizar el poder todopoderoso del Supremo, sirviendo como puntos focales séptuples para la evolución de la soberanía trinitaria en los dominios del tiempo y del espacio. Desde el lugar que ocupan, a medio camino entre el Paraíso y los mundos evolutivos, estos soberanos de origen Trinitario ven, conocen y coordinan los dos caminos.
116:4.7 (1272.6) Pero los universos locales son los verdaderos laboratorios en los que se elaboran los experimentos mentales, las aventuras galácticas, los despliegues de la divinidad y los progresos de la personalidad; la totalidad cósmica de estos factores constituye la base real sobre la que el Supremo está llevando a cabo, en y por experiencia, su evolución como deidad.
116:4.8 (1272.7) En los universos locales, los Creadores también evolucionan: la presencia del Actor Conjunto evoluciona desde un centro viviente de poder hasta el estado de la divina personalidad de un Espíritu Madre del Universo; el Hijo Creador evoluciona desde la naturaleza de una divinidad paradisíaca existencial hasta la naturaleza experiencial de la soberanía suprema. Los universos locales son los puntos de partida de la verdadera evolución, los semilleros de las personalidades imperfectas de buena fe dotadas de la libre elección de volverse cocreadoras de sí mismas tal como deseen llegar a ser.
116:4.9 (1273.1) En sus donaciones sobre los mundos evolutivos, los Hijos Magistrales adquieren finalmente una naturaleza que expresa la divinidad del Paraíso en unión experiencial con los valores espirituales más elevados de la naturaleza material humana. Mediante éstas y otras donaciones, los Migueles Creadores adquieren igualmente la naturaleza y el punto de vista cósmico de sus propios hijos del universo local. Estos Hijos Creadores Maestros se acercan a la culminación de la experiencia subsuprema, y cuando la soberanía sobre su universo local se amplía hasta englobar a los Espíritus Creativos asociados, se puede decir que se aproximan a los límites de la supremacía dentro de los potenciales actuales del gran universo en evolución.
116:4.10 (1273.2) Cuando los Hijos donadores revelan los nuevos caminos para que los hombres encuentren a Dios, no crean estos senderos que permiten alcanzar la divinidad; iluminan más bien las autovías eternas de progreso que conducen, a través de la presencia del Supremo, hasta la persona del Padre Paradisiaco.
116:4.11 (1273.3) El universo local es el punto de partida para aquellas personalidades que se encuentran más lejos de Dios, y que pueden experimentar así el mayor grado de ascensión espiritual en el universo, pueden conseguir la máxima participación experiencial en la cocreación de sí mismas. Estos mismos universos locales proporcionan también la profundidad experiencial más grande posible para las personalidades descendentes, las cuales consiguen así algo que para ellas es tan significativo como la ascensión al Paraíso lo es para una criatura evolutiva.
116:4.12 (1273.4) El hombre mortal parece ser necesario para el pleno funcionamiento de Dios Séptuple, tal como esta agrupación de divinidad culmina en el Supremo en vías de manifestarse. Existen otras muchas órdenes de personalidades universales que son igualmente necesarias para la evolución del poder todopoderoso del Supremo, pero esta descripción la presentamos para la edificación de los seres humanos, y por eso está en gran parte limitada a aquellos factores que actúan en la evolución de Dios Séptuple y que están relacionados con el hombre mortal.
116:5.1 (1273.5) Habéis sido informados sobre las relaciones de Dios Séptuple con el Ser Supremo, y ahora deberíais reconocer que el Séptuple abarca a los controladores así como a los creadores del gran universo. Los controladores séptuples del gran universo son los siguientes:
116:5.2 (1273.6) 1. Los Controladores Físicos Maestros.
116:5.3 (1273.7) 2. Los Centros Supremos de Poder.
116:5.4 (1273.8) 3. Los Directores Supremos de Poder.
116:5.5 (1273.9) 4. El Todopoderoso Supremo.
116:5.6 (1273.10) 5. El Dios de Acción — el Espíritu Infinito.
116:5.7 (1273.11) 6. La Isla del Paraíso.
116:5.8 (1273.12) 7. La Fuente del Paraíso — el Padre Universal.
116:5.9 (1273.13) Estos siete grupos son funcionalmente inseparables de Dios Séptuple, y componen el nivel del control físico de esta asociación de Deidad.
116:5.10 (1273.14) La bifurcación de la energía y el espíritu (que provienen de la presencia conjunta del Hijo Eterno y de la Isla del Paraíso), quedó simbolizada en sentido superuniversal cuando los Siete Espíritus Maestros emprendieron juntos su primer acto de creación colectiva. Este episodio fue testigo de la aparición de los Siete Directores Supremos de Poder. Simultáneamente, los circuitos espirituales de los Espíritus Maestros se diferenciaron, por contraste, de las actividades físicas de supervisión de los directores de poder, y la mente cósmica apareció inmediatamente como un nuevo factor que coordinaba la materia y el espíritu.
116:5.11 (1274.1) El Todopoderoso Supremo evoluciona como supercontrolador del poder físico del gran universo. En la era actual del universo, este potencial de poder físico parece estar centrado en los Siete Directores Supremos de Poder, que funcionan a través de los emplazamientos fijos de los centros de poder y por medio de las presencias móviles de los controladores físicos.
116:5.12 (1274.2) Los universos temporales no son perfectos; ése es su destino. La lucha por la perfección no solamente es propia de los niveles intelectuales y espirituales, sino también del nivel físico de la energía y la masa. El establecimiento de los siete superuniversos en la luz y la vida presupone que han alcanzado la estabilidad física. Y se supone que cuando se consiga finalmente el equilibrio material, la evolución del control físico del Todopoderoso habrá concluido.
116:5.13 (1274.3) En los primeros tiempos de la construcción de un universo, incluso los Creadores Paradisíacos se preocupan principalmente del equilibrio material. La constitución de un universo local no sólo va tomando forma como resultado de las actividades de los centros de poder, sino también a causa de la presencia espacial del Espíritu Creativo. Durante todas estas épocas iniciales de la construcción de un universo local, el Hijo Creador manifiesta un atributo de control material poco comprendido, y no deja su planeta capital hasta que se ha establecido el equilibrio total del universo local.
116:5.14 (1274.4) A fin de cuentas, toda la energía reacciona a la mente, y los controladores físicos son los hijos del Dios de la mente, que es el activador del arquetipo del Paraíso. Los directores de poder dedican sin cesar su inteligencia a la tarea de conseguir el control material. Su lucha por dominar físicamente las relaciones de la energía y los movimientos de la masa no termina nunca hasta que consiguen la victoria finita sobre las energías y las masas que constituyen sus esferas perpetuas de actividad.
116:5.15 (1274.5) Las luchas espirituales del tiempo y del espacio tienen que ver con la evolución del dominio del espíritu sobre la materia por mediación de la mente (personal); la evolución física (no personal) de los universos tiene que ver con poner la energía cósmica en armonía con los conceptos mentales equilibrados sometidos al supercontrol del espíritu. La evolución total de todo el gran universo es un asunto de unificación, por medio de la personalidad, de la mente que controla la energía con el intelecto coordinado con el espíritu; esta unificación se revelará en la plena aparición del poder todopoderoso del Supremo.
116:5.16 (1274.6) La dificultad para lograr un estado de equilibrio dinámico es inherente al hecho del crecimiento del cosmos. Los circuitos establecidos de la creación física están continuamente en peligro debido a la aparición de nuevas energías y de nuevas masas. Un universo que crece es un universo inestable; por eso, ninguna parte del conjunto cósmico puede conseguir una estabilidad real hasta que la plenitud de los tiempos sea testigo de la terminación material de los siete superuniversos.
116:5.17 (1274.7) En los universos establecidos en la luz y la vida no se producen acontecimientos físicos inesperados de mayor importancia. Se ha conseguido un control relativamente completo sobre la creación material; sin embargo, los problemas de las relaciones entre los universos estabilizados y los universos en evolución continúan desafiando la habilidad de los Directores Universales de Poder. Pero estos problemas desaparecerán gradualmente cuando disminuyan las actividades creativas nuevas, a medida que el gran universo se acerque a la culminación de su expresión evolutiva.
116:6.1 (1275.1) La energía-materia domina en los superuniversos evolutivos, salvo en la personalidad, donde el espíritu lucha, por mediación de la mente, para conseguir la superioridad. La meta de los universos evolutivos es someter la energía-materia a la acción de la mente, coordinar la mente con el espíritu, y conseguir todo ello en virtud de la presencia creativa y unificadora de la personalidad. Así pues, en relación con la personalidad, los sistemas físicos se vuelven subordinados, los sistemas mentales, coordinados, y los sistemas espirituales, directivos.
116:6.2 (1275.2) En los niveles de la deidad, esta unión del poder y de la personalidad se expresa en, y bajo la forma de, el Supremo. Pero la verdadera evolución de la dominación del espíritu es un crecimiento que está basado en los actos voluntarios de los Creadores y de las criaturas del gran universo.
116:6.3 (1275.3) En los niveles absolutos, la energía y el espíritu son una sola cosa. Pero en cuanto nos apartamos de estos niveles absolutos, aparecen las diferencias, y a medida que la energía y el espíritu se desplazan desde el Paraíso hacia el espacio, aumenta el abismo entre ellos hasta que, en los universos locales, se han vuelto totalmente divergentes. Han dejado de ser idénticos, tampoco son semejantes, y la mente tiene que intervenir para relacionarlos entre sí.
116:6.4 (1275.4) El hecho de que la energía pueda ser dirigida por la acción de la personalidad de los controladores revela que la energía es sensible a la acción de la mente. Que la masa pueda ser estabilizada gracias a la actividad de estas mismas entidades controladoras indica que la masa es sensible a la presencia generadora de orden de la mente. Y que el espíritu mismo, en una personalidad volitiva, pueda esforzarse por dominar la energía-materia a través de la mente, revela la unidad potencial de toda la creación finita.
116:6.5 (1275.5) En todo el universo de universos existe una interdependencia entre todas las fuerzas y personalidades. Los Hijos Creadores y los Espíritus Creativos dependen de la actividad cooperativa de los centros de poder y de los controladores físicos para organizar los universos; los Directores Supremos de Poder están incompletos sin el supercontrol de los Espíritus Maestros. En un ser humano, el mecanismo de la vida física es sensible en parte a los mandatos de la mente (personal). Esta misma mente puede estar dominada a su vez por las directrices de un espíritu resuelto, y el resultado de un desarrollo evolutivo semejante es la producción de un nuevo hijo del Supremo, una nueva unificación personal de los diversos tipos de realidades cósmicas.
116:6.6 (1275.6) Lo mismo que sucede con las partes, sucede con el todo; la persona espiritual de la Supremacía necesita el poder evolutivo del Todopoderoso para lograr completar su Deidad y alcanzar su destino de asociación con la Trinidad. El esfuerzo lo realizan las personalidades del tiempo y del espacio, pero la culminación y la consumación de este esfuerzo es tarea del Todopoderoso Supremo. Puesto que el crecimiento del todo es así la suma del crecimiento colectivo de las partes, de ello se deriva igualmente que la evolución de las partes es un reflejo segmentado del crecimiento intencional del todo.
116:6.7 (1275.7) En el Paraíso, la monota y el espíritu forman una sola cosa — sólo se pueden distinguir por el nombre. En Havona, aunque la materia y el espíritu son notablemente diferentes, poseen al mismo tiempo una armonía innata. Sin embargo, en los siete superuniversos existe una gran divergencia; existe un gran abismo entre la energía cósmica y el espíritu divino; hay por lo tanto un mayor potencial experiencial para que la actividad de la mente armonice y unifique finalmente la forma física con los objetivos espirituales. En los universos del espacio que evolucionan en el tiempo, la divinidad está más atenuada, los problemas por resolver son más difíciles, y su solución proporciona mayores ocasiones para adquirir experiencia. Toda esta situación superuniversal crea un campo más amplio, en la existencia evolutiva, en el que la posibilidad de las experiencias cósmicas se encuentra disponible por igual para la criatura y el Creador — e incluso para la Deidad Suprema.
116:6.8 (1276.1) La dominación del espíritu, que es existencial en los niveles absolutos, se convierte en una experiencia evolutiva en los niveles finitos y en los siete superuniversos. Y esta experiencia la comparten todos del mismo modo, desde el hombre mortal hasta el Ser Supremo. Todos se esfuerzan, se esfuerzan personalmente, por perfeccionarse; todos participan, participan personalmente, en el destino.
116:7.1 (1276.2) El gran universo no es solamente una creación material de grandiosidad física, de sublimidad espiritual y de magnitud intelectual, sino que es también un organismo viviente magnífico y sensible. Existe una vida real que palpita en todo el mecanismo de la inmensa creación del vibrante cosmos. La realidad física de los universos simboliza la realidad perceptible del Todopoderoso Supremo; este organismo material y viviente está penetrado por circuitos de inteligencia, al igual que el cuerpo humano está atravesado por una red de conductos nerviosos sensibles. El universo físico está impregnado de canales de energía que activan eficazmente la creación material, al igual que el cuerpo humano es alimentado y vigorizado por la distribución circulatoria de los productos energéticos asimilables de la comida. El inmenso universo no está desprovisto de aquellos centros coordinadores que efectúan un magnífico supercontrol, y que pueden compararse con el delicado sistema de control químico del mecanismo humano. Si tan sólo supierais algo sobre la constitución de un centro de poder, podríamos contaros, por analogía, muchas más cosas sobre el universo físico.
116:7.2 (1276.3) Al igual que los mortales cuentan con la energía solar para mantenerse con vida, el gran universo depende de las energías inagotables que emanan del bajo Paraíso para sostener las actividades materiales y los movimientos cósmicos del espacio.
116:7.3 (1276.4) La mente ha sido concedida a los mortales para que con ella puedan volverse conscientes de la identidad y de la personalidad; una mente — e incluso una Mente Suprema — ha sido otorgada a la totalidad de lo finito, por medio de la cual el espíritu de esta personalidad emergente del cosmos se esfuerza siempre por dominar la energía-materia.
116:7.4 (1276.5) El hombre mortal es sensible a la guía del espíritu, al igual que el gran universo reacciona a la extensa atracción de la gravedad espiritual del Hijo Eterno, la cohesión supermaterial universal de los valores espirituales eternos de todas las creaciones que componen el cosmos finito del tiempo y del espacio.
116:7.5 (1276.6) Los seres humanos son capaces de identificarse para siempre con la realidad total e indestructible del universo — fusionar con el Ajustador del Pensamiento interior. Del mismo modo, el Supremo depende eternamente de la estabilidad absoluta de la Deidad Original, la Trinidad del Paraíso.
116:7.6 (1276.7) El vivo deseo que siente el hombre por la perfección del Paraíso, sus esfuerzos por alcanzar a Dios, crean en el cosmos viviente una verdadera tensión de divinidad que sólo puede resolverse mediante la evolución de un alma inmortal; esto es lo que sucede en la experiencia de una criatura humana individual. Pero cuando todas las criaturas y todos los Creadores se esfuerzan del mismo modo en el gran universo por alcanzar a Dios y la perfección divina, se establece una profunda tensión cósmica que sólo encuentra su resolución en la síntesis sublime del poder todopoderoso con la persona espiritual del Dios evolutivo de todas las criaturas, el Ser Supremo.
116:7.7 (1277.1) (Patrocinado por un Poderoso Mensajero que reside temporalmente en Urantia.)
El libro de Urantia
Documento 117
117:0.1 (1278.1) EN LA medida en que hacemos la voluntad de Dios en cualquier lugar del universo donde podamos tener nuestra existencia, el potencial todopoderoso del Supremo se manifiesta un paso más. La voluntad de Dios es el propósito de la Fuente-Centro Primera tal como se ha potencializado en los tres Absolutos, personalizado en el Hijo Eterno, unido para la actividad universal en el Espíritu Infinito, y eternizado en los arquetipos perpetuos del Paraíso. Y Dios Supremo se está convirtiendo en la manifestación finita más elevada de la voluntad total de Dios.
117:0.2 (1278.2) Si todos los habitantes del gran universo consiguieran relativamente alguna vez vivir plenamente la voluntad de Dios, entonces las creaciones del espacio-tiempo se establecerían en la luz y la vida, y el Todopoderoso, el potencial bajo la forma de deidad de la Supremacía, se volvería entonces un hecho mediante la aparición de la personalidad divina de Dios Supremo.
117:0.3 (1278.3) Cuando una mente en evolución se sintoniza con los circuitos de la mente cósmica, cuando un universo en evolución se estabiliza a la manera del modelo del universo central, cuando un espíritu que progresa se pone en contacto con el ministerio unificado de los Espíritus Maestros, cuando la personalidad de un mortal ascendente se sintoniza finalmente con las directrices divinas de su Ajustador interior, entonces la manifestación del Supremo se vuelve un grado más real en los universos; la divinidad de la Supremacía ha avanzado entonces un paso más hacia su realización cósmica.
117:0.4 (1278.4) Las partes y los individuos del gran universo evolucionan como un reflejo de la evolución total del Supremo, mientras que el Supremo es a su vez la totalidad acumulativa sintética de toda la evolución del gran universo. Desde el punto de vista de los mortales, las dos cosas son fenómenos evolutivos y experienciales recíprocos.
117:1.1 (1278.5) El Supremo es la belleza de la armonía física, la verdad de los significados intelectuales y la bondad de los valores espirituales. Es el dulzor del éxito verdadero y la alegría de los logros perpetuos. Es la superalma del gran universo, la conciencia del cosmos finito, la culminación de la realidad finita, y la personificación de la experiencia del Creador y la criatura. A lo largo de toda la eternidad futura, Dios Supremo expresará la realidad de la experiencia volitiva en las relaciones trinitarias de la Deidad.
117:1.2 (1278.6) En las personas de los Creadores Supremos, los Dioses han descendido del Paraíso a los dominios del tiempo y del espacio para crear y hacer evolucionar allí a unas criaturas capaces de alcanzar el Paraíso y de ascender hasta allí en busca del Padre. Esta procesión universal de Creadores descendentes que revelan a Dios y de criaturas ascendentes que buscan a Dios revela la evolución, bajo la forma de Deidad, del Supremo, en quien tanto los descendentes como los ascendentes consiguen comprenderse mutuamente, descubren la fraternidad eterna y universal. El Ser Supremo se convierte así en la síntesis finita de la experiencia que reúne la causa producida por el Creador perfecto y la reacción que tienen las criaturas que se perfeccionan.
117:1.3 (1279.1) El gran universo contiene la posibilidad de unificarse por completo, siendo algo que busca constantemente, y esto se deriva del hecho de que esta existencia cósmica es una consecuencia de los actos creativos y de los mandatos de poder de la Trinidad del Paraíso, que es la unidad incalificada. Esta misma unidad trinitaria se expresa en el cosmos finito en el Supremo, cuya realidad se vuelve cada vez más evidente a medida que los universos alcanzan el máximo nivel de identificación con la Trinidad.
117:1.4 (1279.2) La voluntad del Creador y la voluntad de la criatura son cualitativamente diferentes, pero son también experiencialmente semejantes, pues el Creador y la criatura pueden colaborar para conseguir la perfección universal. El hombre puede trabajar en unión con Dios y así crear juntos un finalitario eterno. Dios puede trabajar incluso a la manera humana mediante las encarnaciones de sus Hijos, que consiguen así la supremacía de la experiencia de las criaturas.
117:1.5 (1279.3) El Creador y la criatura están unidos, en el Ser Supremo, en una sola Deidad cuya voluntad es la expresión de una sola personalidad divina. Esta voluntad del Supremo es algo más que la voluntad de la criatura o del Creador, al igual que la voluntad soberana del Hijo Maestro de Nebadon es actualmente algo más que una combinación de las voluntades de la divinidad y de la humanidad. La unión de la perfección del Paraíso y de la experiencia espacio-temporal produce un nuevo valor significativo en los niveles de deidad de la realidad.
117:1.6 (1279.4) La divina naturaleza evolutiva del Supremo se está convirtiendo en una fiel descripción de la experiencia incomparable de todas las criaturas y de todos los Creadores en el gran universo. En el Supremo, las naturalezas del creador y de la criatura están de acuerdo; están unidas para siempre por la experiencia nacida de las vicisitudes que acompañan a la solución de los numerosos problemas que acosan a toda la creación finita, a medida que ésta recorre el camino eterno buscando la perfección y la liberación de las trabas del estado incompleto.
117:1.7 (1279.5) La verdad, la belleza y la bondad están correlacionadas en el ministerio del Espíritu, la grandiosidad del Paraíso, la misericordia del Hijo y la experiencia del Supremo. Dios Supremo es la verdad, la belleza y la bondad, ya que estos conceptos de la divinidad representan lo máximo que los seres finitos pueden concebir por experiencia. Los orígenes eternos de estas cualidades trinas de la divinidad están situados en unos niveles superfinitos, y una criatura sólo podría concebir estos orígenes como superverdad, superbelleza y superbondad.
117:1.8 (1279.6) Miguel, que es un creador, reveló el amor divino del Padre Creador por sus hijos terrestres. Una vez que han descubierto y recibido este afecto divino, los hombres pueden aspirar a revelar este amor a sus hermanos en la carne. Este afecto de las criaturas es un verdadero reflejo del amor del Supremo.
117:1.9 (1279.7) El Supremo es simétricamente inclusivo. La Fuente-Centro Primera es potencial en los tres grandes Absolutos, y está manifestada en el Paraíso, en el Hijo y en el Espíritu; pero el Supremo es a la vez manifestado y potencial, es un ser con una supremacía personal y un poder todopoderoso, sensible por igual al esfuerzo de la criatura y al propósito del Creador; actúa por sí mismo sobre el universo y reacciona en sí mismo a la suma total del universo; es al mismo tiempo el creador supremo y la criatura suprema. La Deidad de Supremacía expresa así la suma total de todo lo finito.
117:2.1 (1280.1) El Supremo es Dios en el tiempo; suyo es el secreto del crecimiento de las criaturas en el tiempo; suya es también la conquista del presente incompleto y la consumación del futuro que se está perfeccionando. Y he aquí el fruto final de todo el crecimiento finito: el poder estará controlado por el espíritu a través de la mente, debido a la presencia unificadora y creativa de la personalidad. La consecuencia culminante de todo este crecimiento es el Ser Supremo.
117:2.2 (1280.2) Para el hombre mortal, existir equivale a crecer. Y parece ser que esto es así incluso en el sentido más amplio del universo, porque la existencia dirigida por el espíritu parece tener como resultado el crecimiento experiencial — una elevación del estado. Sin embargo, hemos considerado durante mucho tiempo que el crecimiento actual que caracteriza a la existencia de las criaturas en la presente era del universo es una función del Supremo. Sostenemos igualmente que este tipo de crecimiento es propio de la era del crecimiento del Supremo, y que terminará cuando concluya el crecimiento del Supremo.
117:2.3 (1280.3) Considerad el estado de los hijos trinitizados por las criaturas: Han nacido y viven en la presente era del universo; poseen una personalidad así como unas dotaciones mentales y espirituales. Tienen experiencias y las recuerdan, pero no crecen como los ascendentes. Creemos e interpretamos que estos hijos trinitizados por las criaturas, aunque se encuentran en la presente era del universo, pertenecen en realidad a la siguiente era universal — la era que seguirá a la finalización del crecimiento del Supremo. Por eso no están en el Supremo, cuyo estado actual es incompleto y en consecuencia está creciendo. Así pues, no participan en el crecimiento experiencial de la presente era del universo, y se mantienen en reserva para la próxima era universal.
117:2.4 (1280.4) Los Poderosos Mensajeros de mi propia orden, como han sido abrazados por la Trinidad, no participan en el crecimiento de la era actual del universo. En cierto sentido, nuestro estado pertenece a la era anterior del universo, como sucede de hecho con los Hijos Estacionarios de la Trinidad. Una cosa es segura: nuestro estado es fijo debido al abrazo de la Trinidad, y nuestra experiencia ya no se traduce en crecimiento.
117:2.5 (1280.5) Esto no sucede con los finalitarios ni con ninguna de las otras órdenes evolutivas y experienciales que participan en el proceso de desarrollo del Supremo. Vosotros, los mortales que vivís actualmente en Urantia y que podéis aspirar a alcanzar el Paraíso y el estado de finalitarios, deberíais comprender que ese destino sólo se puede conseguir porque estáis en el Supremo, formáis parte de él, y por lo tanto estáis participando en el ciclo del crecimiento del Supremo.
117:2.6 (1280.6) Algún día llegará el final del desarrollo del Supremo; su estado alcanzará su culminación (en el sentido espiritual y energético). La terminación de la evolución del Supremo presenciará también el final de la evolución de las criaturas como partes de la Supremacía. No sabemos qué tipo de desarrollo caracterizará a los universos del espacio exterior. Pero estamos muy seguros de que se tratará de algo muy diferente a todo lo que se ha visto en la presente era de la evolución de los siete superuniversos. Los ciudadanos evolutivos del gran universo tendrán sin duda la ocupación de compensar a los habitantes del espacio exterior por esta privación del crecimiento de la Supremacía.
117:2.7 (1280.7) El Ser Supremo, tal como exista cuando culmine la presente era universal, ejercerá su actividad como soberano experiencial en el gran universo. Los habitantes del espacio exterior — los ciudadanos de la siguiente era universal — tendrán un potencial de crecimiento postsuperuniversal, una capacidad para la consecución evolutiva que presupondrá la soberanía del Todopoderoso Supremo, excluyendo por lo tanto la participación de tales criaturas en la síntesis del poder y la personalidad de la presente era del universo.
117:2.8 (1281.1) Así pues, el estado incompleto del Supremo puede ser considerado como una ventaja, puesto que hace posible el crecimiento evolutivo de las criaturas creadas de los universos actuales. El vacío tiene en verdad sus ventajas, pues puede ser llenado con la experiencia.
117:2.9 (1281.2) Una de las preguntas más fascinantes de la filosofía finita es la siguiente: ¿El Ser Supremo se hace manifiesto en respuesta a la evolución del gran universo, o bien este cosmos finito evoluciona progresivamente en respuesta a la manifestación gradual del Supremo? ¿O es posible que sean mutuamente interdependientes para desarrollarse, que sean recíprocos evolutivos, poniendo en marcha cada cual el crecimiento del otro? Estamos seguros de una cosa: las criaturas y los universos, de todas las clases, están evolucionando dentro del Supremo, y a medida que evolucionan, está apareciendo la suma unificada de toda la actividad finita de esta era del universo. Y ésta es la aparición del Ser Supremo, que para todas las personalidades es la evolución del poder todopoderoso de Dios Supremo.
117:3.1 (1281.3) La realidad cósmica que denominamos de manera diversa el Ser Supremo, Dios Supremo y el Todopoderoso Supremo, es la síntesis compleja y universal de las fases emergentes de todas las realidades finitas. La extensa diversificación de la energía eterna, el espíritu divino y la mente universal alcanza su culminación finita en la evolución del Supremo, que es la suma total de todo el crecimiento finito, llevado a cabo en los niveles de deidad del máximo acabamiento finito.
117:3.2 (1281.4) El Supremo es el canal divino por el que fluye la infinidad creativa de las triodidades, que se cristaliza en el panorama galáctico del espacio, donde tiene lugar el magnífico drama de las personalidades del tiempo: la conquista espiritual de la energía-materia por mediación de la mente.
117:3.3 (1281.5) Jesús dijo: «Yo soy el camino viviente», y él es en verdad el camino viviente que conduce desde el nivel material de la conciencia de sí hasta el nivel espiritual de la conciencia de Dios. Al igual que Jesús es este camino viviente que asciende desde el yo hasta Dios, el Supremo es el camino viviente que conduce desde la conciencia finita hasta la trascendencia de la conciencia, e incluso hasta la perspicacia de la absonitidad.
117:3.4 (1281.6) Vuestro Hijo Creador puede ser realmente este canal viviente entre la humanidad y la divinidad, puesto que ha experimentado personalmente la plenitud de la travesía de este camino universal de progreso, desde la verdadera humanidad de Josué ben José, el Hijo del Hombre, hasta la divinidad paradisiaca de Miguel de Nebadon, el Hijo del Dios infinito. Del mismo modo, el Ser Supremo puede ejercer su actividad como camino de acceso universal para trascender las limitaciones finitas, porque es la expresión efectiva y el resumen personal de toda la evolución, del progreso y de la espiritualización de las criaturas. Incluso las experiencias que efectúan las personalidades descendentes del Paraíso en el gran universo forman esa parte de la experiencia del Supremo que se complementa con la suma de las experiencias ascendentes de los peregrinos del tiempo.
117:3.5 (1281.7) El hombre mortal está hecho a imagen de Dios de una forma más que figurada. Desde un punto de vista físico, esta afirmación no es del todo cierta, pero en lo que se refiere a ciertas potencialidades universales, es un hecho real. En la raza humana se está desarrollando una parte del mismo drama de consecución evolutiva que está teniendo lugar, en una escala enormemente más grande, en el universo de universos. El hombre, una personalidad volitiva, se vuelve creativo en unión con un Ajustador, una entidad impersonal, en presencia de las potencialidades finitas del Supremo, y el resultado es el florecimiento de un alma inmortal. En los universos, las personalidades Creadoras del tiempo y del espacio trabajan en unión con el espíritu impersonal de la Trinidad del Paraíso, y se vuelven así creadoras de un nuevo potencial de poder de la realidad de la Deidad.
117:3.6 (1282.1) El hombre mortal, como es una criatura, no es exactamente semejante al Ser Supremo, que es una deidad, pero la evolución del hombre se parece en algunos aspectos al crecimiento del Supremo. El hombre crece conscientemente desde lo material hacia lo espiritual mediante la fuerza, el poder y la perseverancia de sus propias decisiones; también crece a medida que su Ajustador del Pensamiento desarrolla nuevas técnicas para descender desde los niveles espirituales hasta los niveles morontiales del alma; y una vez que el alma ha nacido, empieza a crecer en sí misma y por sí misma.
117:3.7 (1282.2) Esto se parece un poco a la forma en que se desarrolla el Ser Supremo. Su soberanía crece y se deriva de los actos y las realizaciones de las Personalidades Creadoras Supremas; es la evolución de la majestad de su poder como gobernante del gran universo. Su naturaleza como deidad depende igualmente de la unidad preexistente de la Trinidad del Paraíso. Pero la evolución de Dios Supremo presenta además otro aspecto: no sólo evoluciona gracias a los Creadores y se deriva de la Trinidad, sino que también evoluciona por sí mismo y se deriva de sí mismo. Dios Supremo mismo participa de manera volitiva y creativa en la realización de su propia deidad. El alma morontial humana es igualmente una asociada volitiva y cocreativa de su propia inmortalización.
117:3.8 (1282.3) El Padre colabora con el Actor Conjunto para manipular las energías del Paraíso y hacerlas sensibles al Supremo. El Padre colabora con el Hijo Eterno para engendrar las personalidades Creadoras cuyas actividades culminarán algún día en la soberanía del Supremo. El Padre colabora con el Hijo y el Espíritu para crear las personalidades trinitarias destinadas a ejercer su actividad como gobernantes del gran universo hasta el momento en que la evolución completa del Supremo lo capacite para asumir esta soberanía. El Padre coopera de éstas y de otras muchas maneras con sus coordinados, ya sean Deidades o no Deidades, para favorecer la evolución de la Supremacía, pero también actúa a solas en estos asuntos. Su labor solitaria se revela probablemente mejor en el ministerio de los Ajustadores del Pensamiento y de sus entidades asociadas.
117:3.9 (1282.4) La Deidad es una unidad, existencial en la Trinidad, experiencial en el Supremo y, en los mortales, las criaturas consiguen dicha unidad fusionando con el Ajustador. La presencia de los Ajustadores del Pensamiento en los hombres mortales revela la unidad esencial del universo, ya que el hombre, el tipo más humilde posible de personalidad universal, contiene dentro de sí un fragmento real de la realidad eterna más elevada, el Padre original de todas las personalidades.
117:3.10 (1282.5) El Ser Supremo evoluciona en virtud de su conexión con la Trinidad del Paraíso y a consecuencia de los éxitos de la divinidad de los hijos creadores y administradores de esta Trinidad. El alma inmortal del hombre desarrolla su propio destino eterno asociándose con la presencia divina del Padre Paradisiaco y de acuerdo con las decisiones que la mente humana lleva a cabo como personalidad. La Trinidad significa para Dios Supremo lo mismo que el Ajustador para el hombre en evolución.
117:3.11 (1282.6) Durante la presente era del universo, el Ser Supremo es en apariencia incapaz de actuar directamente como creador, salvo en aquellos casos en que los agentes creativos del tiempo y del espacio han agotado las posibilidades de acción finitas. Hasta ahora, esto sólo ha sucedido una vez en la historia del universo; cuando se agotaron las posibilidades de acción finita en materia de reflectividad universal, el Supremo actuó como culminador creativo de todas las acciones creadoras anteriores. Y creemos que ejercerá de nuevo su actividad como culminador en las épocas futuras cuando el conjunto de los creadores anteriores haya completado un ciclo apropiado de actividad creativa.
117:3.12 (1283.1) El Ser Supremo no ha creado al hombre, pero el hombre fue creado literalmente a partir de la potencialidad del Supremo, y su misma vida deriva de esta potencialidad. El Supremo tampoco hace evolucionar al hombre, y sin embargo el Supremo es la esencia misma de la evolución. Desde el punto de vista finito, vivimos, nos movemos y tenemos realmente nuestra existencia dentro de la inmanencia del Supremo.
117:3.13 (1283.2) El Supremo no puede iniciar aparentemente una causalidad original, pero parece ser el catalizador de todo el crecimiento universal y parece estar destinado a culminar por completo el destino de todos los seres evolutivos y experienciales. El Padre da origen al concepto de un cosmos finito; los Hijos Creadores convierten en un hecho esta idea en el tiempo y el espacio con el consentimiento y la cooperación de los Espíritus Creativos; el Supremo lleva a su culminación la totalidad finita y establece las relaciones de esta totalidad con el destino de lo absonito.
117:4.1 (1283.3) Cuando vemos las luchas incesantes de las criaturas de toda la creación por alcanzar el estado perfecto y la divinidad de existencia, no podemos más que creer que estos esfuerzos interminables demuestran la lucha continua del Supremo por lograr su propia realización divina. Dios Supremo es la Deidad finita, y tiene que hacer frente a los problemas de lo finito en el sentido total de esta palabra. Nuestras luchas contra las vicisitudes del tiempo en las evoluciones del espacio son un reflejo de sus esfuerzos por conseguir la realidad de su yo y la culminación de su soberanía, dentro de la esfera de acción que su naturaleza evolutiva está ampliando hasta los límites extremos de lo posible.
117:4.2 (1283.4) El Supremo lucha por expresarse en todo el gran universo. Su evolución divina está basada en cierta medida en las acciones y la sabiduría de cada personalidad que existe. Cuando un ser humano escoge la supervivencia eterna, está cocreando su destino; y el Dios finito encuentra, en la vida de ese mortal ascendente, un aumento de la autorrealización de su personalidad y una ampliación de su soberanía experiencial. Pero si una criatura rechaza la carrera eterna, aquella parte del Supremo que dependía de la elección de dicha criatura experimenta un retraso inevitable, una privación que ha de ser compensada con una experiencia sustitutiva o colateral. En cuanto a la personalidad del no sobreviviente, es absorbida en la superalma de la creación, volviéndose una parte de la Deidad del Supremo.
117:4.3 (1283.5) Dios es tan confiado, tan amoroso, que pone una parte de su naturaleza divina en las manos de los seres humanos para que la custodien y se autorrealicen. La naturaleza del Padre, la presencia del Ajustador, es indestructible, sin tener en cuenta la elección del ser mortal. El hijo del Supremo, el yo en evolución, puede ser destruido, aunque la personalidad potencialmente unificadora de ese yo descaminado subsista como un factor de la Deidad de Supremacía.
117:4.4 (1283.6) La personalidad humana puede destruir realmente la individualidad de su condición como criatura, y aunque subsista todo aquello que vale la pena en la vida de esa suicida cósmica, esas cualidades no sobrevivirán como una criaturaindividual. El Supremo encontrará una nueva expresión entre las criaturas del universo, pero nunca más bajo la forma de aquella persona particular; la personalidad única de un no ascendente regresa al Supremo como una gota de agua vuelve al mar.
117:4.5 (1284.1) Cualquier acción aislada de las partes personales de lo finito tiene relativamente poca importancia para la aparición final del Todo Supremo, pero el todo depende no obstante de la totalidad de los actos de sus múltiples partes. La personalidad de un mortal individual es insignificante en presencia del total de la Supremacía, pero la personalidad de cada ser humano representa un significado y un valor irreemplazables en lo finito; una vez que la personalidad ha sido expresada, nunca más hallará una expresión idéntica salvo en la existencia continua de esa personalidad viviente.
117:4.6 (1284.2) Y así, a medida que nos esforzamos por expresar nuestro yo, el Supremo se esfuerza en nosotros y con nosotros por expresar la deidad. Al igual que nosotros encontramos al Padre, el Supremo encuentra de nuevo al Creador Paradisiaco de todas las cosas. A medida que dominamos los problemas de nuestra autorrealización, el Dios de la experiencia consigue la supremacía todopoderosa en los universos del tiempo y del espacio.
117:4.7 (1284.3) La humanidad no asciende sin esfuerzo en el universo, y el Supremo tampoco evoluciona sin una actividad decidida e inteligente. Las criaturas no alcanzan la perfección mediante la simple pasividad, y el espíritu de la Supremacía no puede convertir en un hecho el poder del Todopoderoso sin un continuo ministerio de servicio hacia la creación finita.
117:4.8 (1284.4) La relación temporal entre el hombre y el Supremo es la base de la moralidad cósmica, la sensibilidad universal al deber, y su aceptación. Se trata de una moralidad que trasciende el sentido temporal del bien y del mal relativos; es una moralidad basada directamente en la apreciación por parte de la criatura consciente de sí misma de una obligación experiencial hacia la Deidad experiencial. El hombre mortal y todas las demás criaturas finitas son creados a partir del potencial viviente de energía, de mente y de espíritu que existe en el Supremo. El ascendente mortal provisto de un Ajustador extrae del Supremo los recursos para crear el carácter inmortal y divino de un finalitario. El Ajustador teje en la realidad misma del Supremo, con el consentimiento de la voluntad humana, los modelos de la naturaleza eterna de un hijo ascendente de Dios.
117:4.9 (1284.5) La evolución de los progresos que realiza el Ajustador para espiritualizar y eternizar a una personalidad humana producen directamente un aumento de la soberanía del Supremo. Estos logros de la evolución humana son al mismo tiempo unos logros para la manifestación evolutiva del Supremo. Aunque es cierto que las criaturas no podrían evolucionar sin el Supremo, es probable que también sea cierto que la evolución del Supremo nunca podrá alcanzar su plenitud sin que todas las criaturas finalicen su evolución. La gran responsabilidad cósmica de las personalidades conscientes de sí mismas radica en que la Deidad Suprema depende en cierto sentido de la elección de la voluntad humana. Y los mecanismos inescrutables de la reflectividad universal indican de manera fiel y completa a los Ancianos de los Días el progreso recíproco de la evolución de las criaturas y de la evolución del Supremo.
117:4.10 (1284.6) El gran desafío que ha sido lanzado a los hombres mortales es el siguiente: ¿Decidiréis personalizar en vuestra propia individualidad evolutiva los significados válidos y experimentables del cosmos? O al rechazar la supervivencia, ¿permitiréis que estos secretos de la Supremacía permanezcan inactivos, en espera de la acción de otra criatura que en alguna otra época intente contribuir a su manera, como criatura, a la evolución del Dios finito?. Pero entonces se tratará de su contribución al Supremo, no de la vuestra.
117:4.11 (1284.7) La gran lucha de esta era del universo tiene lugar entre lo potencial y lo manifestado — todo lo que hasta ahora no se ha expresado, trata de manifestarse. Cuando el hombre mortal avanza en la aventura del Paraíso, sigue los movimientos del tiempo que fluyen como corrientes en el río de la eternidad; cuando el hombre mortal rechaza la carrera eterna, se mueve en contra de la corriente de los acontecimientos de los universos finitos. La creación mecánica se mueve inexorablemente de acuerdo con el objetivo en vías de revelarse del Padre Paradisiaco, pero la creación volitiva tiene la elección de aceptar o rechazar el papel de la participación de la personalidad en la aventura de la eternidad. El hombre mortal no puede destruir los valores supremos de la existencia humana, pero puede impedir muy claramente la evolución de esos valores en su propia experiencia personal. En la medida en que el yo humano rehúsa así participar en la ascensión al Paraíso, en esa misma medida el Supremo sufre un retraso en conseguir expresar su divinidad en el gran universo.
117:4.12 (1285.1) El hombre mortal ha recibido a su cuidado no solamente la presencia del Padre Paradisiaco bajo la forma de Ajustador, sino también el control sobre el destino de una fracción infinitesimal del futuro del Supremo. Porque al igual que el hombre alcanza su destino humano, el Supremo consigue su destino en los niveles de la deidad.
117:4.13 (1285.2) Así pues, la decisión os espera a cada uno de vosotros, como en otro tiempo nos esperó a cada uno de nosotros: ¿Le fallaréis al Dios del tiempo, que depende tanto de las decisiones de la mente finita? ¿Le fallaréis a la personalidad Suprema de los universos mediante la pereza de la regresión animal? ¿Le fallaréis al gran hermano de todas las criaturas, que tanto depende de cada criatura? ¿Podéis permitiros pasar al reino de lo irrealizado, cuando se encuentra delante de vosotros la perspectiva encantadora de la carrera universal — el divino descubrimiento del Padre Paradisiaco y la divina participación en la búsqueda y la evolución del Dios de la Supremacía?
117:4.14 (1285.3) Los dones de Dios — sus donaciones de la realidad — no son separaciones de sí mismo; él no aparta a la creación de sí mismo, pero ha establecido tensiones en las creaciones que rodean al Paraíso. Dios es el primero que ama al hombre y le confiere el potencial de la inmortalidad — la realidad eterna. A medida que el hombre ama a Dios, el hombre se vuelve eterno en manifestación. Y he aquí un misterio: cuanto más estrechamente se acerca el hombre a Dios a través del amor, mayor es la realidad — la manifestación — de ese hombre. Cuanto más se aleja el hombre de Dios, más cerca se aproxima a la no realidad — al cese de la existencia. Cuando el hombre consagra su voluntad a hacer la voluntad del Padre, cuando el hombre da a Dios todo lo que tiene, entonces Dios hace que ese hombre sea más de lo que es.
117:5.1 (1285.4) El gran Supremo es la superalma cósmica del gran universo. Las cualidades y cantidades del cosmos encuentran en él su reflejo de deidad; su naturaleza de deidad es un mosaico compuesto por la inmensa totalidad de todas las naturalezas de los Creadores y las criaturas de todos los universos en evolución. Y el Supremo es también una Deidad en vías de manifestación, que incorpora una voluntad creativa que abarca un objetivo universal en evolución.
117:5.2 (1285.5) Los yoes intelectuales, potencialmente personales, de lo finito emergen de la Fuente-Centro Tercera y logran su síntesis finita espacio-temporal como Deidad en el Supremo. Cuando la criatura se somete a la voluntad del Creador, no sumerge ni renuncia a su personalidad; las personalidades individuales que participan en el proceso de la manifestación del Dios finito no pierden su individualidad volitiva por actuar así. Estas personalidades crecen más bien progresivamente mediante su participación en esta gran aventura de la Deidad; mediante esta unión con la divinidad, el hombre eleva, enriquece, espiritualiza y unifica su yo en evolución hasta el umbral mismo de la supremacía.
117:5.3 (1286.1) El alma inmortal y evolutiva del hombre, creación conjunta de la mente material y del Ajustador, asciende como tal hasta el Paraíso, y cuando es enrolada posteriormente en el Cuerpo de la Finalidad, se conecta de alguna nueva manera con el circuito de la gravedad espiritual del Hijo Eterno mediante una técnica experiencial conocida con el nombre de trascendenciafinalitaria. Estos finalitarios se convierten entonces en candidatos aceptables para ser reconocidos experiencialmente como personalidades de Dios Supremo. Cuando estos intelectos mortales alcancen la séptima etapa de la existencia espiritual en las misiones futuras no reveladas del Cuerpo de la Finalidad, sus mentes duales se volverán trinas. Estas dos mentes sintonizadas, la humana y la divina, serán glorificadas en unión con la mente experiencial del Ser Supremo, que para entonces ya estará manifestado.
117:5.4 (1286.2) En el eterno futuro, Dios Supremo estará manifestado — creativamente expresado y espiritualmente descrito — en la mente espiritualizada, en el alma inmortal, del hombre ascendente, al igual que el Padre Universal fue revelado así en la vida terrestre de Jesús.
117:5.5 (1286.3) El hombre no se une con el Supremo y sumerge su identidad personal, pero las repercusiones universales de la experiencia de todos los hombres forman una parte de la experimentación divina del Supremo. «El acto es nuestro, pero sus consecuencias pertenecen a Dios».
117:5.6 (1286.4) La personalidad en progreso deja un rastro de realidad manifestada a medida que atraviesa los niveles ascendentes de los universos. Las creaciones crecientes del tiempo y del espacio, ya sean mentales, espirituales o energéticas, son modificadas por el progreso de la personalidad a través de sus dominios. Cuando el hombre actúa, el Supremo reacciona, y esta operación constituye el hecho del progreso.
117:5.7 (1286.5) Los grandes circuitos de la energía, la mente y el espíritu no son nunca una propiedad permanente de la personalidad ascendente; estos ministerios son siempre una parte de la Supremacía. En la experiencia mortal, el intelecto humano reside en las pulsaciones rítmicas de los espíritus ayudantes de la mente, y efectúa sus decisiones dentro del campo causado por su inclusión en el circuito de este ministerio. Después de la muerte física, el yo humano es separado para siempre del circuito de los ayudantes. Parece ser que estos ayudantes nunca transmiten la experiencia de una personalidad a otra, pero las repercusiones impersonales de las acciones y decisiones pueden transmitirlas, y de hecho lo hacen, hasta Dios Supremo a través de Dios Séptuple. (Al menos esto es así en lo que concierne a los ayudantes de la adoración y de la sabiduría).
117:5.8 (1286.6) Lo mismo sucede con los circuitos espirituales: el hombre los utiliza durante su ascensión por los universos, pero nunca llega a poseerlos como parte de su personalidad eterna. Estos circuitos del ministerio espiritual, ya sea el Espíritu de la Verdad, el Espíritu Santo o las presencias espirituales superuniversales, son receptivos y reactivos a los valores emergentes de la personalidad ascendente, y estos valores son transmitidos fielmente al Supremo a través del Séptuple.
117:5.9 (1286.7) Aunque estas influencias espirituales, como el Espíritu Santo y el Espíritu de la Verdad, sean unos ministerios de los universos locales, su guía no está confinada totalmente a los límites geográficos de una creación local determinada. A medida que el mortal ascendente pasa más allá de las fronteras de su universo local de origen, no se encuentra privado por completo del ministerio del Espíritu de la Verdad que lo ha guiado y enseñado constantemente a través de los laberintos filosóficos de los mundos materiales y morontiales, dirigiendo infaliblemente al peregrino del Paraíso en cada crisis de la ascensión, diciéndole siempre: «Éste es el camino». Cuando dejéis los dominios del universo local, el espíritu directivo reconfortante de los Hijos Paradisiacos de Dios que se donan continuará guiando vuestra ascensión hacia el Paraíso por medio del ministerio del espíritu del Ser Supremo emergente y mediante las disposiciones de la reflectividad superuniversal.
117:5.10 (1287.1) Estos múltiples circuitos del ministerio cósmico, ¿cómo registran en el Supremo los significados, los valores y los hechos de la experiencia evolutiva? No estamos totalmente seguros, pero creemos que este registro tiene lugar a través de las personas de los Creadores Supremos de origen Paradisiaco, que son los donadores directos de estos circuitos del tiempo y del espacio. La experiencia mental acumulada de los siete espíritus ayudantes de la mente durante su ministerio en el nivel físico del intelecto es una parte de la experiencia de la Ministra Divina en el universo local, y a través de este Espíritu Creativo llega probablemente a registrarse en la mente de la Supremacía. Las experiencias de los mortales con el Espíritu de la Verdad y el Espíritu Santo también se registran probablemente mediante técnicas similares en la persona de la Supremacía.
117:5.11 (1287.2) Incluso la experiencia del hombre y del Ajustador debe encontrar su resonancia en la divinidad de Dios Supremo, pues los Ajustadores se parecen al Supremo en la manera de obtener su experiencia, y el alma evolutiva del hombre mortal es creada a partir de la posibilidad preexistente dentro del Supremo para llevar a cabo esta experiencia.
117:5.12 (1287.3) De esta manera, las múltiples experiencias de toda la creación se vuelven una parte de la evolución de la Supremacía. Las criaturas se limitan a utilizar las cualidades y cantidades de lo finito a medida que ascienden hacia el Padre; las consecuencias impersonales de esta utilización forman parte para siempre del cosmos viviente, de la persona Suprema.
117:5.13 (1287.4) Aquello que el hombre se lleva consigo como posesión de su personalidad son las consecuencias sobre su carácter de la experiencia de haber utilizado los circuitos mentales y espirituales del gran universo durante su ascensión al Paraíso. Cuando el hombre toma una decisión, y consuma esta decisión en una acción, el hombre efectúa una experiencia; los significados y valores de esta experiencia forman parte para siempre de su carácter eterno en todos los niveles, desde el finito hasta el final. Un carácter cósmicamente moral y divinamente espiritual representa la acumulación capital de las decisiones personales de la criatura, unas decisiones que han sido iluminadas por la adoración sincera, glorificadas por el amor inteligente, y consumadas en el servicio fraternal.
117:5.14 (1287.5) El Supremo en evolución compensará finalmente a las criaturas finitas por su incapacidad para conseguir algo más que un contacto experiencial limitado con el universo de universos. Las criaturas pueden alcanzar al Padre Paradisiaco, pero como sus mentes evolutivas son finitas, son incapaces de comprender realmente al Padre infinito y absoluto. Pero, puesto que todas las experiencias de las criaturas se registran en el Supremo y forman parte de él, cuando todas las criaturas alcancen el nivel final de la existencia finita, y después de que el desarrollo total del universo les permita alcanzar a Dios Supremo como presencia manifestada de la divinidad, entonces, el hecho de este contacto llevará implícito el ponerse en contacto con la totalidad de la experiencia. Lo finito del tiempo contiene en sí mismo las semillas de la eternidad; y nos han enseñado que cuando la plenitud de la evolución agote la capacidad para el crecimiento cósmico, la totalidad de lo finito se embarcará en las fases absonitas de la carrera eterna en busca del Padre como Último.
117:6.1 (1287.6) Buscamos al Supremo en los universos, pero no lo encontramos. «Él es el interior y el exterior de todas las cosas y de todos los seres, en movimiento y en reposo. Irreconocible en su misterio, está próximo aunque lejano». El Todopoderoso Supremo es «la forma de lo que aún no se ha formado, el arquetipo de lo que aún no se ha creado». El Supremo es vuestro hogar universal, y cuando lo encontréis, será como regresar al hogar. Es vuestro padre experiencial, y al igual que en la experiencia de los seres humanos, el Supremo ha crecido en la experiencia de la paternidad divina. Os conoce porque se parece a una criatura así como a un creador.
117:6.2 (1288.1) Si deseáis de verdad encontrar a Dios, no podréis evitar que nazca en vuestra mente la conciencia del Supremo. Al igual que Dios es vuestro Padre divino, el Supremo es vuestra Madre divina, de quien os alimentáis durante toda vuestra vida como criaturas del universo. «¡Cuán universal es el Supremo — está en todas partes! Las criaturas ilimitadas de la creación dependen de su presencia para vivir, y a ninguna se les rehúsa».
117:6.3 (1288.2) El Supremo es para el cosmos finito lo mismo que Miguel para Nebadon; su Deidad es la gran avenida por la que fluye exteriormente el amor del Padre hacia toda la creación, y él es la gran avenida por la que las criaturas finitas pasan hacia el interior en busca del Padre, que es amor. Incluso los Ajustadores del Pensamiento están relacionados con el Supremo; en su naturaleza y divinidad originales se parecen al Padre, pero cuando experimentan las operaciones del tiempo en los universos del espacio, se vuelven semejantes al Supremo.
117:6.4 (1288.3) El acto de la criatura consistente en escoger hacer la voluntad del Creador es un valor cósmico y posee un significado universal ante los cuales reacciona inmediatamente una fuerza de coordinación no revelada, pero omnipresente, que es probablemente la actividad cada vez más extensa del Ser Supremo.
117:6.5 (1288.4) El alma morontial de un mortal evolutivo es realmente la hija de la acción del Padre Universal a través del Ajustador, y la hija de la reacción cósmica del Ser Supremo, la Madre Universal. La influencia materna domina la personalidad humana durante toda la infancia, en el universo local, del alma en crecimiento. La influencia de los padres Divinos se hace más equivalente después de fusionar con el Ajustador y durante la carrera en el superuniverso, pero cuando las criaturas del tiempo empiezan la travesía del eterno universo central, la naturaleza Paterna se pone de manifiesto cada vez más, alcanzando el apogeo de su manifestación finita después de reconocer al Padre Universal y de ser admitidas en el Cuerpo de la Finalidad.
117:6.6 (1288.5) Durante la experiencia de alcanzar el estado finalitario, el contacto y la inyección de la presencia espiritual del Hijo Eterno y de la presencia mental del Espíritu Infinito afectan enormemente a las cualidades maternas experienciales del yo ascendente. Luego aparece, en todos los campos de actividad finalitaria en el gran universo, un nuevo despertar del potencial materno latente del Supremo, una nueva comprensión de los significados experienciales, y una nueva síntesis de los valores experienciales de toda la carrera ascendente. Parece ser que esta realización del yo continuará durante la carrera universal de los finalitarios de la sexta fase hasta que la herencia materna del Supremo consiga una sincronía finita con la herencia del Padre, representada por el Ajustador. Este período de actividad fascinante en el gran universo representa la continuación de la carrera adulta del mortal ascendente perfeccionado.
117:6.7 (1288.6) Cuando se culmine la sexta fase de la existencia y se entre en la séptima y última fase del estado espiritual, empezarán probablemente las épocas progresivas durante las cuales la experiencia se enriquecerá, la sabiduría madurará y la divinidad se hará más comprensible. Esto equivaldrá probablemente, en la naturaleza del finalitario, a la finalización total de la lucha mental por autorrealizarse espiritualmente, a la coordinación definitiva entre la naturaleza humana ascendente y la naturaleza divina del Ajustador, dentro de los límites de las posibilidades finitas. Este magnífico yo universal se vuelve así el hijo finalitario eterno del Padre Paradisiaco así como el hijo universal eterno del Supremo Madre, un yo universal capacitado para representar tanto al Padre como a la Madre de los universos y de las personalidades en cualquier actividad o empresa relacionada con la administración finita de las cosas y los seres creados, creadores o evolutivos.
117:6.8 (1289.1) Todos los humanos cuyas almas evolucionan son literalmente los hijos evolutivos de Dios Padre y de Dios Madre, el Ser Supremo. Pero hasta el momento en que el hombre mortal se vuelve consciente en su alma de su herencia divina, esta seguridad de su parentesco con la Deidad debe obtenerla por medio de la fe. La experiencia de la vida humana es el capullo cósmico donde los dones universales del Ser Supremo y la presencia universal del Padre Universal (unos dones y una presencia que no son personalidades), hacen evolucionar el alma morontial del tiempo y el carácter finalitario humano-divino que tienen un destino universal y un servicio eterno.
117:6.9 (1289.2) Los hombres olvidan demasiado a menudo que Dios es la experiencia más grande de la existencia humana. Las otras experiencias están limitadas en su naturaleza y en su contenido, pero la experiencia de Dios no tiene límites, salvo los de la capacidad de comprensión de las criaturas, y esta experiencia misma amplía por sí misma dicha capacidad. Cuando los hombres buscan a Dios, lo están buscando todo. Cuando encuentran a Dios, lo han encontrado todo. La búsqueda de Dios es la donación ilimitada de amor que viene acompañada del asombroso descubrimiento de un nuevo amor más grande que otorgar.
117:6.10 (1289.3) Todo amor verdadero procede de Dios, y el hombre recibe el afecto divino a medida que ofrece este amor a sus semejantes. El amor es dinámico. Nunca puede ser apresado; es vivo, libre, emocionante y está siempre en movimiento. El hombre nunca puede coger el amor del Padre y encarcelarlo dentro de su corazón. El amor del Padre sólo puede volverse real para el hombre mortal cuando pasa a través de la personalidad de ese hombre a medida que otorga a su vez este amor a sus semejantes. El gran circuito del amor procede del Padre, pasa de los hijos a los hermanos, y de ahí se dirige al Supremo. El amor del Padre aparece en la personalidad del mortal mediante el ministerio del Ajustador interior. Este hijo que conoce a Dios revela este amor a sus hermanos del universo, y este afecto fraternal es la esencia del amor del Supremo.
117:6.11 (1289.4) La única forma de acercarse al Supremo es a través de la experiencia, y en las épocas actuales de la creación sólo existen tres caminos para que las criaturas se aproximen a la Supremacía:
117:6.12 (1289.5) 1. Los Ciudadanos del Paraíso descienden de la Isla eterna a través de Havona, donde adquieren la capacidad de comprender la Supremacía observando el diferencial de realidad entre el Paraíso y Havona, y descubriendo por exploración las múltiples actividades de las Personalidades Creadoras Supremas que van desde los Espíritus Maestros hasta los Hijos Creadores.
117:6.13 (1289.6) 2. Los ascendentes espacio-temporales que suben de los universos evolutivos de los Creadores Supremos se acercan mucho al Supremo durante la travesía de Havona, como paso preliminar hacia una apreciación creciente de la unidad de la Trinidad del Paraíso.
117:6.14 (1289.7) 3. Los nativos de Havona adquieren una comprensión del Supremo a través de los contactos con los peregrinos descendentes del Paraíso y con los peregrinos ascendentes de los siete superuniversos. Los nativos de Havona se encuentran de manera inherente en la posición de armonizar los puntos de vista esencialmente diferentes de los ciudadanos de la Isla eterna y de los ciudadanos de los universos evolutivos.
117:6.15 (1290.1) Las criaturas evolutivas disponen de siete grandes maneras de acercarse al Padre Universal, y cada una de estas vías de ascensión al Paraíso pasa por la divinidad de uno de los Siete Espíritus Maestros; la criatura puede realizar cada uno de estos acercamientos porque ha servido en el superuniverso que refleja la naturaleza de ese Espíritu Maestro, y ha conseguido una ampliación de su receptividad experiencial. La suma total de estas siete experiencias constituye el límite actualmente conocido que puede tener la conciencia de una criatura sobre la realidad y la manifestación de Dios Supremo.
117:6.16 (1290.2) Las limitaciones propias del hombre no son las únicas que le impiden encontrar al Dios finito; es también el estado incompleto del universo; incluso el estado incompleto de todas las criaturas — pasadas, presentes y futuras — hace que el Supremo sea inaccesible. Cualquier persona que ha alcanzado el nivel divino de parecerse a Dios puede encontrar a Dios Padre, pero ninguna criatura individual podrá descubrir nunca personalmente a Dios Supremo hasta el momento lejano en que todas las criaturas lo encontrarán simultáneamente después de haberse alcanzado la perfección universal.
117:6.17 (1290.3) A pesar del hecho de que en esta era del universo no podéis encontrar personalmente al Supremo como podéis y encontraréis al Padre, al Hijo y al Espíritu, sin embargo la ascensión al Paraíso y la carrera universal posterior crearán gradualmente en vuestra conciencia el reconocimiento de la presencia universal y de la actividad cósmica del Dios de toda la experiencia. Los frutos del espíritu son la sustancia del Supremo tal como éste es comprensible en la experiencia humana.
117:6.18 (1290.4) El hecho de que el hombre alcance algún día al Supremo es una consecuencia de su fusión con el espíritu de la Deidad del Paraíso. Para los urantianos, este espíritu es la presencia del Ajustador del Padre Universal; y aunque el Monitor de Misterio procede del Padre y es como el Padre, dudamos de que incluso este don divino pueda conseguir la tarea imposible de revelar la naturaleza del Dios infinito a una criatura finita. Sospechamos que lo que los Ajustadores revelarán a los futuros finalitarios de la séptima fase será la divinidad y la naturaleza de Dios Supremo. Y esta revelación representará para una criatura finita lo mismo que la revelación del Infinito para un ser absoluto.
117:6.19 (1290.5) El Supremo no es infinito, pero abarca probablemente toda aquella parte de la infinidad que una criatura finita pueda llegar a entender nunca realmente. ¡Comprender más que el Supremo es ser más que finito!
117:6.20 (1290.6) Todas las creaciones experienciales dependen unas de otras para hacer realidad su destino. Sólo la realidad existencial está contenida en sí misma y existe por sí misma. Havona y los siete superuniversos se necesitan mutuamente para alcanzar el máximo de consecución finita; y algún día dependerán también de los universos futuros del espacio exterior para trascender lo finito.
117:6.21 (1290.7) Un ascendente humano puede encontrar al Padre; Dios es existencial y por lo tanto real, sin tener en cuenta el estado de la experiencia en el universo total. Pero ningún ascendente individual encontrará nunca al Supremo hasta que todos los ascendentes hayan alcanzado la máxima madurez universal que los capacite para participar simultáneamente en este descubrimiento.
117:6.22 (1290.8) El Padre no hace acepción de personas; trata a cada uno de sus hijos ascendentes como individuos cósmicos. El Supremo tampoco hace acepción de personas; trata a sus hijos experienciales como una sola totalidad cósmica.
117:6.23 (1290.9) El hombre puede descubrir al Padre en su corazón, pero tendrá que buscar al Supremo en el corazón de todos los demás hombres; y cuando todas las criaturas revelen perfectamente el amor del Supremo, éste se convertirá entonces en una realidad universal para todas las criaturas. Esto es simplemente otra manera de decir que los universos se habrán establecido en la luz y la vida.
117:6.24 (1291.1) El hecho de alcanzar una autorrealización perfeccionada por parte de todas las personalidades, más el logro del equilibrio perfeccionado en todos los universos, equivale a alcanzar al Supremo y atestigua que toda la realidad finita se ha liberado de las limitaciones de la existencia incompleta. Este agotamiento de todos los potenciales finitos permite alcanzar completamente al Supremo, y se puede definir de otra manera como la completa manifestación evolutiva del Ser Supremo mismo.
117:6.25 (1291.2) Los hombres no encuentran al Supremo de una manera espectacular y repentina como un terremoto que abre abismos entre las rocas, sino que lo encuentran lenta y pacientemente como un río que desgasta suavemente el lecho subyacente.
117:6.26 (1291.3) Cuando encontréis al Padre, habréis encontrado la gran causa de vuestra ascensión espiritual por los universos; cuando encontréis al Supremo, descubriréis el gran resultado de vuestra carrera de progreso hacia el Paraíso.
117:6.27 (1291.4) Pero ningún mortal que conoce a Dios estará nunca solo en su viaje por el cosmos, porque sabe que el Padre camina a su lado en cada etapa del camino, mientras que el camino mismo que atraviesa es la presencia del Supremo.
117:7.1 (1291.5) La realización completa de todos los potenciales finitos equivale a la culminación de la realización de toda la experiencia evolutiva. Esto sugiere la aparición final del Supremo como presencia todopoderosa de la Deidad en los universos. Creemos que el Supremo, en este estado de su desarrollo, estará tan diferenciadamente personalizado como lo está el Hijo Eterno, tan concretamente dotado de poder como lo está la Isla del Paraíso, tan completamente unificado como lo está el Actor Conjunto, y todo ello dentro de los límites de las posibilidades finitas de la Supremacía en el momento de culminar la presente era del universo.
117:7.2 (1291.6) Aunque esto representa un concepto totalmente adecuado del futuro del Supremo, desearíamos llamar la atención sobre ciertos problemas inherentes a este concepto:
117:7.3 (1291.7) 1. Los Supervisores Incalificados del Supremo difícilmente podrían ser dotados de deidad en una fase anterior a la evolución consumada del Supremo, y sin embargo estos mismos supervisores ejercen actualmente la soberanía de la supremacía, de manera limitada, en los universos establecidos en la luz y la vida.
117:7.4 (1291.8) 2. El Supremo difícilmente podría ejercer sus funciones en la Trinidad Última hasta que no haya alcanzado la manifestación completa de su estado universal, y sin embargo la Trinidad Última es actualmente una realidad limitada, y habéis sido informados de la existencia de los Vicegerentes Calificados del Último.
117:7.5 (1291.9) 3. El Supremo no es completamente real para las criaturas del universo, pero existen numerosas razones para deducir que es totalmente real para la Deidad Séptuple, que abarca desde el Padre Universal en el Paraíso hasta los Hijos Creadores y los Espíritus Creativos de los universos locales.
117:7.6 (1291.10) Puede ser que en los límites superiores de lo finito, donde el tiempo se une con el tiempo trascendido, exista una especie de difuminación y de mezcla de las secuencias. Puede ser que el Supremo sea capaz de proyectar su presencia universal en esos niveles supertemporales, y luego anticiparse en un grado limitado a su evolución futura, reflejando esta previsión futura hacia atrás sobre los niveles creados como Inmanencia del Incompleto Proyectado. Estos fenómenos se pueden observar dondequiera que lo finito se pone en contacto con lo superfinito, como sucede en las experiencias de los seres humanos que están habitados por los Ajustadores del Pensamiento, los cuales son verdaderas predicciones de los futuros logros universales del hombre durante toda la eternidad.
117:7.7 (1292.1) Cuando los ascendentes mortales son admitidos en el cuerpo finalitario del Paraíso, prestan juramento a la Trinidad del Paraíso, y al prestar este juramento de lealtad, están prometiendo con ello fidelidad eterna a Dios Supremo, que es la Trinidad tal como la pueden comprender todas las personalidades creadas finitas. Posteriormente, cuando las compañías de finalitarios ejercen su actividad en todos los universos en evolución, sólo están sometidas a las órdenes procedentes del Paraíso hasta la época memorable en que los universos locales se establecen en la luz y la vida. A medida que las nuevas organizaciones gubernamentales de estas creaciones perfeccionadas empiezan a reflejar la soberanía emergente del Supremo, observamos que las compañías dispersas de finalitarios reconocen entonces la autoridad jurisdiccional de estos nuevos gobiernos. Parece ser que Dios Supremo evoluciona como unificador del Cuerpo evolutivo de la Finalidad, pero es muy probable que el destino eterno de estos siete cuerpos esté dirigido por el Supremo como miembro que es de la Trinidad Última.
117:7.8 (1292.2) El Ser Supremo contiene tres posibilidades superfinitas de manifestación en el universo:
117:7.9 (1292.3) 1. La colaboración absonita en la primera Trinidad experiencial.
117:7.10 (1292.4) 2. La relación coabsoluta en la segunda Trinidad experiencial.
117:7.11 (1292.5) 3. La participación coinfinita en la Trinidad de Trinidades, pero no tenemos ningún concepto satisfactorio de lo que esto significa realmente.
117:7.12 (1292.6) Ésta es una de las hipótesis generalmente aceptadas sobre el futuro del Supremo, pero existen también muchas especulaciones sobre sus relaciones con el gran universo actual, después de que éste haya alcanzado el estado de luz y de vida.
117:7.13 (1292.7) La meta actual de los superuniversos, tal como son y dentro del límite de sus potenciales, es volverse perfectos como Havona. Esta perfección es propia de la consecución física y espiritual, e incluso del desarrollo de la administración, del gobierno y de la fraternidad. Se cree que en las eras por venir, las posibilidades de que exista falta de armonía, desajustes e inadaptaciones desaparecerán finalmente de los superuniversos. Los circuitos energéticos estarán perfectamente equilibrados y sometidos por completo a la mente, mientras que el espíritu, en presencia de la personalidad, habrá conseguido dominar la mente.
117:7.14 (1292.8) Se supone que en esa época tan lejana, la persona espiritual del Supremo y el poder que habrá alcanzado el Todopoderoso habrán logrado un desarrollo coordinado, y que los dos, unificados en y por la Mente Suprema, se volverán un hecho como Ser Supremo, una realidad consumada en los universos — una realidad que será observable por todas las inteligencias de las criaturas, ante la cual reaccionarán todas las energías creadas, estará coordinada en todas las entidades espirituales, y será experimentada por todas las personalidades del universo.
117:7.15 (1292.9) Este concepto implica la soberanía efectiva del Supremo en el gran universo. Es muy probable que los administradores actuales de la Trinidad continúen como vicegerentes del Supremo, pero creemos que las demarcaciones actuales entre los siete superuniversos desaparecerán gradualmente, y que todo el gran universo funcionará como un conjunto perfeccionado.
117:7.16 (1292.10) Es posible que el Supremo resida entonces personalmente en Uversa, la sede central de Orvonton, desde donde dirigirá la administración de las creaciones temporales, pero en realidad esto no es más que una suposición. Sin embargo, es cierto que se podrá contactar claramente con la personalidad del Ser Supremo en un lugar concreto, aunque la ubiquidad de su presencia como Deidad continuará impregnando probablemente el universo de universos. No sabemos qué tipo de relación existirá entre los ciudadanos superuniversales de esa era y el Supremo, pero podría tratarse de algo parecido a las relaciones actuales entre los nativos de Havona y la Trinidad del Paraíso.
117:7.17 (1293.1) El gran universo perfeccionado de esas épocas del futuro será enormemente diferente a lo que es en la actualidad. Habrán terminado las aventuras emocionantes de la organización de las galaxias del espacio, de la implantación de la vida en los mundos inciertos del tiempo, y de la evolución de la armonía a partir del caos, de la belleza a partir de los potenciales, de la verdad a partir de los significados y de la bondad a partir de los valores. ¡Los universos del tiempo habrán logrado realizar su destino finito! Y quizás habrá descanso durante un espacio de tiempo, una disminución de la lucha secular por conseguir la perfección evolutiva. ¡Pero no será por mucho tiempo! El enigma de la Deidad emergente de Dios Último desafiará de manera cierta, segura e inexorable a estos ciudadanos perfeccionados de los universos estabilizados, al igual que la búsqueda de Dios Supremo desafió en otro tiempo a sus antepasados luchadores y evolutivos. La cortina del destino cósmico se descorrerá para revelar la grandeza trascendente de la atractiva búsqueda absonita para alcanzar al Padre Universal en los niveles nuevos y superiores donde se revela el aspecto último de la experiencia de las criaturas.
117:7.18 (1293.2) [Patrocinado por un Poderoso Mensajero que reside temporalmente en Urantia].
El libro de Urantia
Documento 118
118:0.1 (1294.1) EN RELACIÓN con las diversas naturalezas de la Deidad, se puede decir que:
118:0.2 (1294.2) 1. El Padre es un yo que existe por sí mismo.
118:0.3 (1294.3) 2. El Hijo es un yo coexistente.
118:0.4 (1294.4) 3. El Espíritu es un yo que existe conjuntamente.
118:0.5 (1294.5) 4. El Supremo es un yo evolutivo-experiencial.
118:0.6 (1294.6) 5. El Séptuple es una divinidad autodistributiva.
118:0.7 (1294.7) 6. El Último es un yo trascendental-experiencial.
118:0.8 (1294.8) 7. El Absoluto es un yo existencial-experiencial.
118:0.9 (1294.9) Aunque Dios Séptuple es indispensable para alcanzar evolutivamente al Supremo, el Supremo es también indispensable para la aparición final del Último. Y la doble presencia del Supremo y del Último constituye la asociación básica de la Deidad subabsoluta y derivada, porque los dos son interdependientemente complementarios para alcanzar el destino. Juntos constituyen el puente experiencial que conecta los comienzos y las terminaciones de todo crecimiento creativo en el universo maestro.
118:0.10 (1294.10) El crecimiento creativo es interminable pero siempre satisfactorio, inacabable en extensión pero siempre puntualizado por aquellos momentos, satisfactorios para la personalidad, en que se alcanza una meta transitoria y que sirven tan eficazmente como preludios para la movilización hacia nuevas aventuras de crecimiento cósmico, de exploración del universo y de alcance de la Deidad.
118:0.11 (1294.11) Aunque el ámbito de las matemáticas está lleno de limitaciones cualitativas, proporciona a la mente finita una base conceptual para examinar la infinidad. Los números no tienen ninguna limitación cuantitativa, ni siquiera en la comprensión de la mente finita. Por muy grande que sea el número que se ha concebido, siempre podéis imaginar uno más a añadir. Podéis comprender también que esto es menor que la infinidad, pues por muchas veces que repitáis esta adición, siempre se podrá añadir un número más.
118:0.12 (1294.12) Al mismo tiempo, la serie infinita se puede totalizar en un punto dado cualquiera, y este total (o más bien este subtotal) proporciona a una persona determinada, en un momento dado y en un estado determinado, la plenitud del dulzor de haber alcanzado una meta. Pero tarde o temprano esta misma persona empieza a tener hambre y anhelo de metas nuevas y más grandes, y estas aventuras de crecimiento aparecerán constantemente en la plenitud de los tiempos y en los ciclos de la eternidad.
118:0.13 (1294.13) Cada época universal sucesiva es la antecámara de la era siguiente de crecimiento cósmico, y cada época del universo proporciona un destino inmediato para todas las etapas anteriores. Havona es, en sí misma y por sí misma, una creación perfecta, pero limitada por su perfección; la perfección de Havona, que se extiende hacia los superuniversos evolutivos, no solamente encuentra un destino cósmico sino también la liberación de las limitaciones de la existencia preevolutiva.
118:1.1 (1295.1) Al hombre le es útil conseguir, para su orientación cósmica, la máxima comprensión posible de la relación de la Deidad con el cosmos. Aunque la naturaleza de la Deidad absoluta es eterna, los Dioses están relacionados con el tiempo como una experiencia en la eternidad. En los universos evolutivos, la eternidad es la perpetuidad temporal — el eterno ahora.
118:1.2 (1295.2) La personalidad de la criatura mortal puede eternizarse mediante su identificación con el espíritu interior por medio de la técnica de escoger hacer la voluntad del Padre. Esta consagración de la voluntad equivale a llevar a cabo una intención real y eterna. Esto significa que la intención de la criatura se ha vuelto invariable en relación con la sucesión de los momentos; dicho de otra manera, que la sucesión de los momentos no presenciará ningún cambio en la intención de la criatura. Un millón o mil millones de momentos no supondrán ninguna diferencia. Los números han dejado de tener significado en lo que se refiere a la intención de la criatura. Y así, la elección de la criatura más la elección de Dios se traducen en las realidades eternas de la unión interminable entre el espíritu de Dios y la naturaleza del hombre para el servicio perpetuo de los hijos de Dios y de su Padre Paradisiaco.
118:1.3 (1295.3) Existe una relación directa entre la madurez y la unidad de la conciencia del tiempo que tiene cualquier intelecto dado. La unidad de tiempo puede ser un día, un año o un período más largo, pero es inevitablemente el criterio mediante el cual el yo consciente evalúa las circunstancias de la vida, y mediante el cual el intelecto que concibe mide y evalúa los hechos de la existencia temporal.
118:1.4 (1295.4) La experiencia, la sabiduría y el juicio son los fenómenos que acompañan a la prolongación de la unidad de tiempo en la experiencia de los mortales. A medida que la mente humana retrocede en el pasado, evalúa la experiencia pasada con objeto de hacer que influya sobre una situación presente. Cuando la mente se introduce en el futuro, intenta evaluar el significado futuro de una posible acción. Una vez que ha tenido en cuenta así tanto la experiencia como la sabiduría, la voluntad humana ejerce su juicio y su decisión en el presente, y el plan de acción nacido así del pasado y del futuro surge a la existencia.
118:1.5 (1295.5) En la madurez del yo en desarrollo, el pasado y el futuro se reúnen para iluminar el verdadero significado del presente. A medida que el yo madura, se aleja cada vez más en el pasado en busca de experiencia, mientras que sus previsiones de sabiduría tratan de penetrar cada vez más profundamente en el futuro desconocido. Y a medida que el yo que concibe extiende su alcance cada vez más lejos tanto en el pasado como en el futuro, su juicio depende cada vez menos del presente pasajero. Las acciones y decisiones empiezan de esta manera a liberarse de las trabas del presente en movimiento, mientras que se comienza a aceptar los aspectos de importancia pasado-futura.
118:1.6 (1295.6) Aquellos mortales cuyas unidades de tiempo son cortas practican la paciencia; la verdadera madurez trasciende la paciencia mediante una tolerancia nacida de una verdadera comprensión.
118:1.7 (1295.7) Madurar significa vivir más intensamente en el presente, eludiendo al mismo tiempo las limitaciones del presente. Los planes de la madurez, basados en la experiencia pasada, nacen en el presente de tal manera que realzan los valores del futuro.
118:1.8 (1295.8) La unidad de tiempo de la inmadurez concentra los significados y los valores en el momento presente de tal manera, que separa el presente de su verdadera relación con el no presente — con el pasado-futuro. La unidad de tiempo de la madurez está proporcionada para revelar la relación coordinada del pasado-presente-futuro de tal forma que el yo empieza a hacerse una idea de la totalidad de los acontecimientos, empieza a ver el paisaje del tiempo desde la perspectiva panorámica de unos horizontes más amplios, empieza quizás a sospechar la existencia del continuo eterno sin comienzo ni fin, cuyos fragmentos se llaman tiempo.
118:1.9 (1296.1) En los niveles de lo infinito y de lo absoluto, el momento presente contiene todo el pasado así como todo el futuro. YO SOY significa también YO ERA y YO SERÉ. Y esto representa nuestro mejor concepto de la eternidad y de lo eterno.
118:1.10 (1296.2) En el nivel absoluto y eterno, la realidad potencial es tan significativa como la realidad manifestada. Sólo en el nivel finito, y para las criaturas atadas al tiempo, parece existir una diferencia tan enorme. Para Dios, como absoluto, un mortal ascendente que ha tomado la decisión eterna es ya un finalitario del Paraíso. Pero el Padre Universal, gracias a los Ajustadores del Pensamiento interiores, no está limitado así en su conocimiento, sino que también puede conocer y participar en todas las luchas temporales con los problemas de la ascensión de las criaturas, desde los niveles de existencia en que se parecen a los animales hasta los niveles de existencia en que se parecen a Dios.
118:2.1 (1296.3) La ubiquidad de la Deidad no se debe confundir con la ultimidad de la omnipresencia divina. Es voluntad del Padre Universal que el Supremo, el Último y el Absoluto compensen, coordinen y unifiquen su ubiquidad espacio-temporal y su omnipresencia en el espacio-tiempo trascendido con su presencia universal y absoluta sin tiempo y sin espacio. Y deberíais recordar que aunque la ubiquidad de la Deidad pueda estar asociada con tanta frecuencia al espacio, no está necesariamente condicionada por el tiempo.
118:2.2 (1296.4) Como ascendentes mortales y morontiales, discernís progresivamente a Dios a través del ministerio de Dios Séptuple. A Dios Supremo lo descubrís a través de Havona. En el Paraíso lo encontráis como persona y luego, como finalitarios, pronto intentaréis conocerlo como Último. Siendo finalitarios, parece ser que después de haber alcanzado al Último sólo habría un camino a seguir, y sería empezar la búsqueda del Absoluto. Ningún finalitario se sentirá perturbado por las incertidumbres que le asaltarán para alcanzar al Absoluto de la Deidad, puesto que al final de las ascensiones suprema y última había encontrado a Dios Padre. Estos finalitarios creerán sin duda que, aunque consiguieran encontrar a Dios Absoluto, sólo estarían descubriendo al mismo Dios, al Padre Paradisiaco manifestándose en unos niveles más cercanos a lo infinito y a lo universal. El hecho de alcanzar a Dios en lo absoluto revelaría sin duda al Antepasado Primordial de los universos así como al Padre Final de las personalidades.
118:2.3 (1296.5) Dios Supremo puede no ser una demostración de la omnipresencia espacio-temporal de la Deidad, pero es literalmente una manifestación de la ubiquidad divina. Entre la presencia espiritual del Creador y las manifestaciones materiales de la creación se encuentra el inmenso dominio del devenir ubicuo — la aparición universal de la Deidad evolutiva.
118:2.4 (1296.6) Si Dios Supremo asume alguna vez el control directo de los universos del tiempo y del espacio, estamos convencidos de que esta administración de la Deidad funcionará bajo el supercontrol del Último. En tal caso, Dios Último empezaría a volverse manifiesto para los universos del tiempo como Todopoderoso trascendental (el Omnipotente), ejerciendo el supercontrol del supertiempo y del espacio trascendido sobre las funciones administrativas del Todopoderoso Supremo.
118:2.5 (1297.1) La mente mortal se puede preguntar, al igual que lo hacemos nosotros: Si la evolución de Dios Supremo hacia la autoridad administrativa en el gran universo viene acompañada de manifestaciones crecientes de Dios Último, la aparición correspondiente de Dios Último en los presupuestos universos del espacio exterior, ¿vendrá acompañada de revelaciones similares y crecientes de Dios Absoluto? En realidad no lo sabemos.
118:3.1 (1297.2) La Deidad sólo podía unificar sus manifestaciones espacio-temporales para la concepción finita por medio de la ubiquidad, ya que el tiempo es una sucesión de instantes, mientras que el espacio es un sistema de puntos asociados. Después de todo, vosotros percibís el tiempo por análisis y el espacio por síntesis. Coordináis y asociáis estas dos concepciones desiguales mediante la perspicacia integradora de la personalidad. De todo el mundo animal, sólo el hombre posee esta manera de percibir el espacio-tiempo. Para un animal, el movimiento tiene un significado, pero el movimiento sólo representa un valor para una criatura con categoría de personalidad.
118:3.2 (1297.3) Las cosas están condicionadas por el tiempo, pero la verdad está fuera del tiempo. Cuanta más verdad conocéis, más verdad sois, más cosas podéis entender del pasado y comprender del futuro.
118:3.3 (1297.4) La verdad es inamovible — está eternamente exenta de todas las vicisitudes transitorias, aunque nunca está muerta ni es formalista, sino siempre vibrante y adaptable — radiantemente viva. Pero cuando la verdad se une a los hechos, entonces el tiempo y el espacio condicionan sus significados y correlacionan sus valores. Estas realidades de la verdad, enlazadas con los hechos, se vuelven conceptos y son relegadas en consecuencia al ámbito de las realidades cósmicas relativas.
118:3.4 (1297.5) La unión de la verdad absoluta y eterna del Creador con la experiencia objetiva de la criatura finita y temporal produce un nuevo valor emergente del Supremo. El concepto del Supremo es esencial para coordinar el mundo superior divino e invariable con el mundo inferior finito y en constante cambio.
118:3.5 (1297.6) De todas las cosas no absolutas, el espacio es el que está más cerca de ser absoluto. El espacio es en apariencia absolutamente último. La verdadera dificultad que tenemos para comprender el espacio en el nivel material se debe al hecho de que, aunque los cuerpos materiales existen en el espacio, el espacio también existe en esos mismos cuerpos materiales. Aunque hay muchas cosas relacionadas con el espacio que son absolutas, eso no quiere decir que el espacio sea absoluto.
118:3.6 (1297.7) Para comprender las relaciones espaciales, puede ser útil suponer que, hablando en términos relativos, el espacio es, después de todo, una propiedad de todos los cuerpos materiales. Por eso cuando un cuerpo se mueve por el espacio, también lleva consigo todas sus propiedades, incluido el espacio que está dentro de ese cuerpo en movimiento y forma parte de él.
118:3.7 (1297.8) Todas las formas de la realidad ocupan espacio en los niveles materiales, pero las formas espirituales sólo existen en relación con el espacio; no ocupan ni desplazan espacio, y tampoco lo contienen. Pero para nosotros, el enigma principal del espacio está relacionado con la forma de una idea. Cuando penetramos en el ámbito de la mente, nos encontramos con muchos rompecabezas. La forma — la realidad — de una idea, ¿ocupa espacio? En realidad no lo sabemos, aunque estamos seguros de que la forma de una idea no contiene espacio. Pero no sería muy prudente dar por sentado que lo inmaterial es siempre no espacial.
118:4.1 (1298.1) Muchas dificultades teológicas y dilemas metafísicos del hombre mortal se deben al hecho de que el hombre no sitúa bien la personalidad de la Deidad y, en consecuencia, asigna atributos infinitos y absolutos a la Divinidad subordinada y a la Deidad evolutiva. No debéis olvidar que, aunque existe realmente una verdadera Causa Primera, hay también una multitud de causas coordinadas y subordinadas, unas causas tanto asociadas como secundarias.
118:4.2 (1298.2) La distinción vital entre las causas primeras y las causas segundas reside en el hecho de que las causas primeras producen unos efectos originales que están libres de la herencia de cualquier factor derivado de toda causalidad anterior. Las causas secundarias producen unos efectos que muestran invariablemente la herencia de otra causalidad precedente.
118:4.3 (1298.3) Los potenciales puramente estáticos inherentes al Absoluto Incalificado reaccionan a aquellas causalidades del Absoluto de la Deidad que son producidas por las acciones de la Trinidad del Paraíso. En presencia del Absoluto Universal, estos potenciales estáticos, impregnados de causalidad, se vuelven inmediatamente activos y sensibles a la influencia de ciertos agentes trascendentales cuyas acciones dan como resultado la transmutación de estos potenciales activados al estado de verdaderas posibilidades universales para el desarrollo, de unas capacidades efectivas para el crecimiento. Y sobre estos potenciales maduros, los creadores y los controladores del gran universo representan el drama interminable de la evolución cósmica.
118:4.4 (1298.4) Sin tener en cuenta a los existenciales, la causalidad tiene una constitución básicamente triple. Tal como funciona en esta era del universo y en lo que se refiere al nivel finito de los siete superuniversos, se la puede concebir como sigue:
118:4.5 (1298.5) 1. La activación de los potenciales estáticos. Es el establecimiento del destino en el Absoluto Universal mediante las acciones del Absoluto de la Deidad, el cual funciona en el Absoluto Incalificado, y sobre él, como consecuencia de los mandatos volitivos de la Trinidad del Paraíso.
118:4.6 (1298.6) 2. La existenciación de las capacidades universales. Esto implica la transformación de los potenciales no diferenciados en unos planes separados y definidos. Es el acto de la Ultimidad de la Deidad y de los múltiples agentes del nivel trascendental. Estos actos se anticipan perfectamente a las necesidades futuras de todo el universo maestro. En conexión con la separación de los potenciales, los Arquitectos del Universo Maestro existen como verdaderas personificaciones del concepto que se tiene de la Deidad en los universos. Sus planes parecen estar, de manera última, espacialmente limitados en extensión por la periferia conceptual del universo maestro, pero, como planes, no están condicionados de otra manera por el tiempo o el espacio.
118:4.7 (1298.7) 3. La creación y la evolución de las manifestaciones universales. Los Creadores Supremos actúan sobre un cosmos impregnado por la presencia productora de capacidad de la Ultimidad de la Deidad, para llevar a cabo las transmutaciones temporales de los potenciales maduros en manifestaciones experienciales. Dentro del universo maestro, toda manifestación de la realidad potencial está limitada por la capacidad última para el desarrollo, y está condicionada espacio-temporalmente en las etapas finales de su emergencia. Los Hijos Creadores que salen del Paraíso son, en realidad, creadores transformadores en el sentido cósmico. Pero esto no invalida de ninguna manera el concepto que el hombre tiene de ellos como creadores; desde el punto de vista finito, por supuesto que pueden crear, y de hecho lo hacen.
118:5.1 (1299.1) La omnipotencia de la Deidad no implica el poder de hacer lo que no es factible. Dentro del marco del espacio-tiempo, y desde el punto de referencia intelectual de la comprensión humana, incluso el Dios infinito no puede crear círculos cuadrados ni producir un mal que sea inherentemente bueno. Dios no puede hacer cosas no divinas. Esta contradicción de términos filosóficos equivale a una no entidad e implica que nada es creado así. Un rasgo de la personalidad no puede ser al mismo tiempo semejante a Dios y no semejante a Dios. La compatibilidad es innata en el poder divino. Y todo esto se deriva del hecho de que la omnipotencia no sólo crea cosas con una naturaleza, sino que también da origen a la naturaleza de todas las cosas y de todos los seres.
118:5.2 (1299.2) Al principio, el Padre lo hace todo, pero a medida que se despliega el panorama de la eternidad en respuesta a la voluntad y a los mandatos del Infinito, se hace cada vez más evidente que las criaturas, e incluso los hombres, han de convertirse en los asociados de Dios para llevar a cabo la finalidad del destino. Y esto es cierto incluso en la vida en la carne; cuando el hombre y Dios forman una asociación, no se puede poner ninguna limitación a las posibilidades futuras de esa asociación. Cuando el hombre se da cuenta de que el Padre Universal es su asociado en la progresión eterna, cuando fusiona con la presencia interior del Padre, ha roto en espíritu las cadenas del tiempo y ya ha entrado en las progresiones de la eternidad en busca del Padre Universal.
118:5.3 (1299.3) La conciencia humana pasa de los hechos a los significados, y luego a los valores. La conciencia del Creador parte del valor que aparece en el pensamiento, pasa por el significado que se manifiesta en la palabra, y llega al hecho de la acción. Dios siempre tiene que actuar para romper el punto muerto de la unidad incalificada inherente a la infinidad existencial. La Deidad tiene siempre que proporcionar el universo modelo, las personalidades perfectas, la verdad, la belleza y la bondad originales que todas las creaciones subdivinas se esfuerzan por conseguir. Dios debe siempre encontrar primero al hombre, para que el hombre pueda más tarde encontrar a Dios. Siempre debe haber un Padre Universal antes de que pueda existir una filiación universal y la fraternidad universal resultante.
118:6.1 (1299.4) Dios es realmente omnipotente, pero no es omnifaciente, — no hace personalmente todo lo que se hace. La omnipotencia abarca el potencial de poder del Todopoderoso Supremo y del Ser Supremo, pero los actos volitivos de Dios Supremo no son las acciones personales del Dios Infinito.
118:6.2 (1299.5) Defender la omnifaciencia de la Deidad primordial equivaldría a quitarle sus derechos a casi un millón de Hijos Creadores Paradisiacos, sin mencionar las innumerables huestes de otras diversas órdenes de ayudantes creativos simultáneos. Sólo hay una Causa sin causa en todo el universo. Todas las demás causas se derivan de esta única Gran Fuente-Centro Primera. Y nada en esta filosofía va en contra del libre albedrío de los innumerables hijos de la Deidad diseminados por un inmenso universo.
118:6.3 (1299.6) Dentro de un marco local, la volición puede parecer que funciona como una causa sin causa, pero manifiesta infaliblemente unos factores hereditarios que establecen su relación con las Primeras Causas únicas, originales y absolutas.
118:6.4 (1299.7) Toda volición es relativa. En el sentido original, sólo el Padre-YO SOY posee la finalidad de la volición; en el sentido absoluto, sólo el Padre, el Hijo y el Espíritu muestran las prerrogativas de una volición no condicionada por el tiempo ni limitada por el espacio. El hombre mortal está dotado de libre albedrío, del poder de elegir, y aunque esta elección no sea absoluta, sin embargo es relativamente final en el nivel finito y en lo que concierne al destino de la personalidad que elige.
118:6.5 (1300.1) La volición en cualquier nivel, excepto en el absoluto, encuentra unas limitaciones que forman parte constituyente de la personalidad misma que ejerce el poder de elección. El hombre no puede elegir más allá de la gama de lo que es elegible. Por ejemplo, no puede escoger ser otra cosa que un ser humano, salvo que puede elegir llegar a ser más que un hombre; puede escoger embarcarse en el viaje de la ascensión del universo, pero esto se debe a que se da la circunstancia de que la elección humana y la voluntad divina coinciden en este punto. Y aquello que un hijo desea y el Padre quiere, sucederá con toda seguridad.
118:6.6 (1300.2) En la vida humana se abren y se cierran continuamente líneas de conducta diferenciales, y durante el tiempo en que la elección es posible, la personalidad humana decide constantemente entre esas numerosas líneas de acción. La volición temporal está ligada al tiempo, y debe esperar el paso del tiempo para encontrar la oportunidad de expresarse. La volición espiritual ha empezado a saborear la liberación de las cadenas del tiempo, pues ha logrado evadirse parcialmente de la secuencia del tiempo, y esto se debe a que la volición espiritual se va identificando con la voluntad de Dios.
118:6.7 (1300.3) La volición, el acto de escoger, ha de ejercerse dentro del marco universal que se ha hecho realidad en respuesta a una elección anterior y más elevada. Todo el campo de la voluntad humana está estrictamente limitado a lo finito, salvo en un detalle particular: cuando el hombre escoge encontrar a Dios y parecerse a él, esta elección es superfinita; sólo la eternidad podrá revelar si esta elección es también superabsonita.
118:6.8 (1300.4) Reconocer la omnipotencia de la Deidad es gozar de la seguridad en vuestra experiencia de la ciudadanía cósmica, es poseer la certeza de la seguridad en el largo viaje hacia el Paraíso. Pero aceptar la falacia de la omnifaciencia es abrazar el error colosal del panteísmo.
118:7.1 (1300.5) En el gran universo, la función de la voluntad del Creador y de la voluntad de la criatura se ejerce dentro de los límites establecidos por los Arquitectos Maestros, y de acuerdo con las posibilidades determinadas por ellos. Sin embargo, la predeterminación de estos límites máximos no reduce en lo más mínimo la soberanía de la voluntad de la criatura dentro de esas fronteras. El preconocimiento último — la plena tolerancia hacia todas las elecciones finitas — tampoco constituye una abrogación de la volición finita. Un ser humano maduro y perspicaz podría ser capaz de prever con mucha exactitud la decisión de un asociado más joven, pero este preconocimiento no le quita ninguna libertad ni autenticidad a la decisión misma. Los Dioses han limitado sabiamente el campo de acción de la voluntad inmadura, pero sin embargo, dentro de esos límites definidos, es una verdadera voluntad.
118:7.2 (1300.6) Incluso la correlación suprema de todas las elecciones pasadas, presentes y futuras no invalida la autenticidad de dichas elecciones. Indica más bien la tendencia predeterminada del cosmos, y sugiere el preconocimiento de aquellos seres volitivos que pueden o no escoger convertirse en partes contribuyentes de la manifestación experiencial de toda la realidad.
118:7.3 (1300.7) El error en la elección finita está ligado al tiempo y limitado por éste. Sólo puede existir en el tiempo y dentro de la presencia evolutiva del Ser Supremo. Esta elección errónea es posible en el tiempo e indica (además del estado incompleto del Supremo) esa cierta gama de elección con la que deben estar dotadas las criaturas inmaduras a fin de disfrutar de la progresión en el universo poniéndose voluntariamente en contacto con la realidad.
118:7.4 (1301.1) El pecado, en el espacio condicionado por el tiempo, prueba claramente la libertad temporal — e incluso el libertinaje — de la voluntad finita. El pecado representa la inmadurez deslumbrada por la libertad de la voluntad relativamente soberana de la personalidad, que al mismo tiempo no logra percibir las obligaciones y los deberes supremos de la ciudadanía cósmica.
118:7.5 (1301.2) La iniquidad, en los dominios finitos, revela la realidad transitoria de toda individualidad no identificada con Dios. Una criatura sólo se vuelve verdaderamente real en los universos a medida que se identifica con Dios. La personalidad finita no se crea a sí misma, pero en el campo superuniversal de la elección, ella misma determina su destino.
118:7.6 (1301.3) La concesión de la vida hace que los sistemas energético-materiales sean capaces de perpetuarse, de propagarse y de adaptarse. La concesión de la personalidad confiere a los organismos vivientes las prerrogativas adicionales de la autodeterminación, la evolución y la identificación de sí mismos con un espíritu de la Deidad capaz de fusionar con ellos.
118:7.7 (1301.4) Los seres vivos subpersonales indican que una mente activa la energía-materia, primero bajo la forma de controladores físicos y luego como espíritus ayudantes de la mente. El don de la personalidad procede del Padre y confiere al sistema viviente unas prerrogativas únicas de elección. Pero si la personalidad tiene la prerrogativa de ejercer la elección volitiva de identificarse con la realidad, y si esta elección es sincera y libre, entonces la personalidad evolutiva ha de tener también la posible elección de confundirse, de trastornarse y de destruirse. La posibilidad de destruirse cósmicamente no se puede evitar si la personalidad en evolución ha de ser verdaderamente libre en el ejercicio de su voluntad finita.
118:7.8 (1301.5) Por eso existe una seguridad creciente cuando se reducen los límites de la elección de la personalidad en todos los niveles inferiores de existencia. La elección se libera cada vez más a medida que se asciende en los universos; la elección se acerca finalmente a la libertad divina cuando la personalidad ascendente alcanza el estado de divinidad, la supremacía de la consagración a los objetivos del universo, la consecución total de la sabiduría cósmica, y la identificación final de la criatura con la voluntad y el camino de Dios.
118:8.1 (1301.6) En las creaciones del espacio-tiempo, el libre albedrío está rodeado de restricciones, de limitaciones. La evolución de la vida material es al principio maquinal, luego es activada por la mente y (después de la concesión de la personalidad) puede dejarse dirigir por el espíritu. En los mundos habitados, los potenciales de las implantaciones originales de vida física de los Portadores de Vida limitan físicamente la evolución orgánica.
118:8.2 (1301.7) El hombre mortal es una máquina, un mecanismo viviente; sus raíces se encuentran realmente en el mundo físico de la energía. Muchas reacciones humanas son de naturaleza maquinal; una gran parte de la vida se parece a una máquina. Pero el hombre, un mecanismo, es mucho más que una máquina; está dotado de una mente y habitado por un espíritu; y aunque durante toda su vida material no pueda librarse nunca del mecanismo electroquímico de su existencia, puede aprender a subordinar cada vez más esta máquina de vida física a la sabiduría directriz de la experiencia, mediante el proceso de consagrar la mente humana a ejecutar los impulsos espirituales del Ajustador del Pensamiento interior.
118:8.3 (1301.8) El espíritu libera el funcionamiento de la voluntad, y el mecanismo lo limita. La elección imperfecta, no controlada por el mecanismo ni identificada con el espíritu, es peligrosa e inestable. El predominio mecánico asegura la estabilidad a expensas del progreso; la alianza con el espíritu libera a la elección del nivel físico y asegura al mismo tiempo la estabilidad divina producida por una perspicacia universal acrecentada y una mayor comprensión cósmica.
118:8.4 (1302.1) El gran peligro que acecha a la criatura, cuando consigue liberarse de las cadenas del mecanismo de la vida, es que no logre compensar esta pérdida de estabilidad llevando a cabo una armoniosa unión de trabajo con el espíritu. Cuando la elección de la criatura se libera relativamente de la estabilidad maquinal, puede intentar liberarse aún más con independencia de una mayor identificación con el espíritu.
118:8.5 (1302.2) Todo el principio de la evolución biológica hace imposible que el hombre primitivo aparezca en los mundos habitados provisto de un gran dominio de sí mismo. Por esta razón, el mismo diseño creativo que planeó la evolución provee igualmente aquellas restricciones externas de tiempo y de espacio, de hambre y de miedo, que circunscriben eficazmente el campo de las elecciones subespirituales de estas criaturas poco cultas. A medida que la mente del hombre sobrepasa con éxito unas barreras cada vez más difíciles, este mismo diseño creativo también ha previsto la lenta acumulación de la herencia racial de una sabiduría experiencial penosamente adquirida — en otras palabras, el mantenimiento de un equilibrio entre las restricciones externas que disminuyen y las restricciones internas que aumentan.
118:8.6 (1302.3) La lentitud de la evolución, del progreso cultural humano, demuestra la eficacia de ese freno — la inercia material — que actúa con tanta eficiencia para retrasar las velocidades peligrosas del progreso. El tiempo mismo amortigua y distribuye así los resultados, por otra parte mortales, del hecho de librarse prematuramente de las barreras que rodean de cerca la actividad humana. Pues cuando la cultura avanza demasiado deprisa, cuando los logros materiales van más rápidos que la evolución de la sabiduría y la adoración, la civilización contiene en sí misma las semillas del retroceso; y a menos que esa civilización sea reforzada por un rápido aumento de la sabiduría experiencial, esas sociedades humanas descenderán desde los niveles elevados, pero prematuros, que han alcanzado, y las «edades de las tinieblas» del interregno de la sabiduría presenciarán el restablecimiento inexorable del desequilibrio entre la libertad del yo y el dominio de sí mismo.
118:8.7 (1302.4) La iniquidad de Caligastia consistió en desviar el regulador temporal de la liberación humana progresiva — la destrucción gratuita de las barreras restrictivas, unas barreras que las mentes de los mortales de aquellos tiempos no habían sobrepasado por experiencia.
118:8.8 (1302.5) La mente que puede llevar a cabo una reducción parcial del tiempo y del espacio prueba, mediante este acto mismo, que posee en sí misma las semillas de sabiduría que pueden servir eficazmente en lugar de la barrera restrictiva que ha trascendido.
118:8.9 (1302.6) Lucifer intentó destruir del mismo modo el regulador temporal que frenaba la obtención prematura de ciertas libertades en el sistema local. Un sistema local asentado en la luz y la vida ha conseguido experiencialmente los puntos de vista y la perspicacia que hacen posible el funcionamiento de numerosas técnicas que serían perjudiciales y destructivas durante las eras anteriores al asentamiento de ese mismo reino.
118:8.10 (1302.7) A medida que el hombre se deshace de las trabas del miedo, a medida que recorre los continentes y los océanos con sus máquinas, y las generaciones y los siglos con sus escritos, debe sustituir cada restricción trascendida por una restricción nueva voluntariamente asumida de acuerdo con los dictados morales de la sabiduría humana en expansión. Estas restricciones autoimpuestas son a la vez los más poderosos y los más sutiles de todos los factores de la civilización humana — los conceptos de la justicia y los ideales de la fraternidad. El hombre se capacita incluso para llevar las vestimentas restrictivas de la misericordia cuando se atreve a amar a sus semejantes, mientras que alcanza los principios de la fraternidad espiritual cuando escoge tratarlos como le gustaría ser tratado, e incluso tratarlos como imagina que Dios los trataría.
118:8.11 (1303.1) Una reacción universal automática es estable y, de alguna forma, tiene una continuidad en el cosmos. Una personalidad que conoce a Dios y que desea hacer su voluntad, que tiene perspicacia espiritual, es divinamente estable y existe eternamente. La gran aventura universal del hombre consiste en la transición de su mente mortal entre la estabilidad de la estática mecánica y la divinidad de la dinámica espiritual, y esta transformación la consigue mediante la fuerza y la constancia de las decisiones de su propia personalidad, declarando en cada situación de la vida: «Es mi voluntad que se haga tu voluntad».
118:9.1 (1303.2) El tiempo y el espacio son un mecanismo conjunto del universo maestro. Son los dispositivos que permiten a las criaturas finitas coexistir con el Infinito en el cosmos. Las criaturas finitas están eficazmente aisladas de los niveles absolutos por el tiempo y el espacio. Pero estos medios de aislamiento, sin los cuales ningún mortal podría existir, funcionan directamente para limitar el campo de la acción finita. Sin ellos ninguna criatura podría actuar, pero a causa de ellos, los actos de cada criatura están claramente limitados.
118:9.2 (1303.3) Los mecanismos creados por las mentes superiores funcionan para liberar sus fuentes creativas pero, hasta cierto punto, limitan invariablemente la acción de todas las inteligencias subordinadas. Para las criaturas de los universos, esta limitación se hace evidente bajo la forma del mecanismo de los universos. El hombre no posee un libre albedrío sin trabas; el alcance de su elección tiene unos límites, pero dentro del radio de esta elección, su voluntad es relativamente soberana.
118:9.3 (1303.4) El mecanismo vital de la personalidad mortal, el cuerpo humano, es el producto de un diseño creativo supermortal; por eso nunca puede ser perfectamente controlado por el hombre mismo. Sólo cuando el hombre ascendente, en unión con el Ajustador fusionado, cree por sí mismo el mecanismo destinado a expresar su personalidad, conseguirá controlarlo a la perfección.
118:9.4 (1303.5) El gran universo es un mecanismo así como un organismo, mecánico y viviente — un mecanismo viviente activado por una Mente Suprema, que se coordina con un Espíritu Supremo, y que encuentra su expresión en los máximos niveles de unificación del poder con la personalidad bajo la forma de Ser Supremo. Pero negar el mecanismo de la creación finita es negar un hecho y no hacer caso de la realidad.
118:9.5 (1303.6) Los mecanismos son el producto de una mente, de una mente creativa que actúa sobre los potenciales cósmicos y en ellos. Los mecanismos son las cristalizaciones fijas del pensamiento del Creador, y siempre funcionan de conformidad con el concepto volitivo que les dio origen. Pero la finalidad de cualquier mecanismo se encuentra en su origen, no en su función.
118:9.6 (1303.7) No se debería pensar que estos mecanismos limitan la acción de la Deidad; la verdad es más bien que mediante estos mismos mecanismos la Deidad ha llevado a cabo una fase de expresión eterna. Los mecanismos básicos del universo han surgido a la existencia en respuesta a la voluntad absoluta de la Fuente-Centro Primera y, en consecuencia, funcionarán de manera eterna en perfecta armonía con el plan del Infinito; son en verdad los arquetipos no volitivos de este mismo plan.
118:9.7 (1303.8) Comprendemos un poco la manera en que el mecanismo del Paraíso está correlacionado con la personalidad del Hijo Eterno; ésta es la función del Actor Conjunto. Y tenemos teorías sobre las operaciones del Absoluto Universal con respecto a los mecanismos teóricos del Incalificado y a la persona potencial del Absoluto de la Deidad. Pero observamos que, en las Deidades evolutivas del Supremo y del Último, ciertas fases impersonales se están uniendo realmente con sus contrapartidas volitivas, y se está desarrollando así una nueva relación entre el arquetipo y la persona.
118:9.8 (1304.1) En la eternidad del pasado, el Padre y el Hijo encontraron su unión en la unidad de expresión del Espíritu Infinito. Si en la eternidad del futuro los Hijos Creadores y los Espíritus Creativos de los universos locales del tiempo y del espacio alcanzan una unión creativa en los reinos del espacio exterior, ¿qué es lo que crearía esta unidad como expresión combinada de sus naturalezas divinas? Puede ser muy bien que presenciemos una manifestación hasta ahora no revelada de la Deidad Última, un superadministrador de un nuevo tipo. Estos seres poseerían unas prerrogativas de personalidad excepcionales, ya que serían la unión del Creador personal, del Espíritu Creativo impersonal, de la experiencia como criatura mortal y de la personalización progresiva de la Ministra Divina. Estos seres podrían ser últimos, en el sentido de que englobarían la realidad personal e impersonal, mientras que combinarían las experiencias del Creador y de la criatura. Cualesquiera que sean los atributos de estas terceras personas que formarán parte de estas supuestas trinidades funcionales de las creaciones del espacio exterior, mantendrán con sus Padres Creadores y sus Madres Creativas una relación un poco semejante a la que el Espíritu Infinito mantiene con el Padre Universal y el Hijo Eterno.
118:9.9 (1304.2) Dios Supremo es la personalización de toda la experiencia universal, la focalización de toda la evolución finita, el punto máximo de toda la realidad de las criaturas, la consumación de la sabiduría cósmica, la personificación de la belleza armoniosa de las galaxias del tiempo, la verdad de los significados de la mente cósmica y la bondad de los valores espirituales supremos. Y Dios Supremo sintetizará, en el eterno futuro, estas múltiples diversidades finitas en un conjunto experiencialmente significativo, tal como se encuentran ahora existencialmente unidas en los niveles absolutos en la Trinidad del Paraíso.
118:10.1 (1304.3) La providencia no significa que Dios ha decidido todas las cosas para nosotros y por adelantado. Dios nos ama demasiado como para hacer esto, pues esto no sería más que una tiranía cósmica. El hombre posee unos poderes de elección relativos. Y el amor divino tampoco es ese afecto miope que mimaría y consentiría a los hijos de los hombres.
118:10.2 (1304.4) El Padre, el Hijo y el Espíritu — como Trinidad — no son el Todopoderoso Supremo, pero la supremacía del Todopoderoso nunca puede manifestarse sin ellos. El crecimiento del Todopoderoso está centrado en los Absolutos de manifestación y basado en los Absolutos de potencialidad. Pero las funciones del Todopoderoso Supremo están relacionadas con las funciones de la Trinidad del Paraíso.
118:10.3 (1304.5) Parece ser que la personalidad de esta Deidad experiencial está reuniendo parcialmente todas las fases de la actividad universal en el Ser Supremo. Por consiguiente, cuando deseamos ver a la Trinidad como un solo Dios, y si limitamos este concepto al gran universo actual conocido y organizado, descubrimos que el Ser Supremo en evolución es la descripción parcial de la Trinidad del Paraíso. Y comprobamos además que esta Deidad Suprema está evolucionando, en forma de personalidad, como la síntesis de la materia, la mente y el espíritu finitos en el gran universo.
118:10.4 (1304.6) Los Dioses tienen atributos, pero la Trinidad tiene funciones y, al igual que la Trinidad, la providencia es una función, el compuesto del supercontrol, distinto al personal, del universo de universos, que se extiende desde los niveles evolutivos del Séptuple, los cuales se sintetizan en el poder del Todopoderoso, y se eleva a través de los reinos trascendentales de la Ultimidad de la Deidad.
118:10.5 (1304.7) Dios ama a cada criatura como a un hijo, y este amor cubre con su sombra a cada criatura a través de todos los tiempos y de toda la eternidad. La providencia funciona con respecto a la totalidad y se ocupa de la función de cualquier criatura en la medida en que esa función está relacionada con la totalidad. La intervención providencial con respecto a un ser determinado indica la importancia de la función de ese ser en lo que concierne al crecimiento evolutivo de alguna totalidad; dicha totalidad puede ser la raza total, la nación total, el planeta total o incluso un total superior. La importancia de la función de la criatura es la que provoca la intervención providencial, y no la importancia de la criatura como persona.
118:10.6 (1305.1) Sin embargo el Padre, como persona, puede interponer en cualquier momento una mano paternal en la corriente de los acontecimientos cósmicos de acuerdo totalmente con la voluntad de Dios, en consonancia con la sabiduría de Dios, y motivada por el amor de Dios.
118:10.7 (1305.2) Pero lo que el hombre llama providencia es con demasiada frecuencia el producto de su propia imaginación, la yuxtaposición fortuita de las circunstancias del azar. Existe, sin embargo, una providencia real y emergente en el reino finito de la existencia universal, una verdadera correlación, en vías de manifestarse, de las energías del espacio, los movimientos del tiempo, los pensamientos del intelecto, los ideales del carácter, los deseos de las naturalezas espirituales y los actos volitivos deliberados de las personalidades evolutivas. Las circunstancias de las creaciones materiales encuentran su integración finita final en las presencias entrelazadas del Supremo y del Último.
118:10.8 (1305.3) La providencia se vuelve cada vez más discernible a medida que los mecanismos del gran universo se perfeccionan hasta un punto de precisión final mediante el supercontrol de la mente, a medida que la mente de las criaturas se eleva a la perfección de haber alcanzado la divinidad mediante una integración perfeccionada con el espíritu y, por consiguiente, a medida que el Supremo emerge como unificador efectivo de todos estos fenómenos del universo.
118:10.9 (1305.4) Algunas condiciones asombrosamente fortuitas que prevalecen ocasionalmente en los mundos evolutivos pueden deberse a la presencia gradualmente emergente del Supremo, a la anticipación de sus actividades universales futuras. La mayor parte de las cosas que un mortal llamaría providenciales, no lo son; su juicio en estos asuntos está muy obstaculizado por la falta de una visión perspicaz de los verdaderos significados de las circunstancias de la vida. Muchas cosas que un mortal llamaría buena suerte, pueden ser en realidad mala suerte; la sonrisa de la fortuna, que proporciona un tiempo libre no ganado y una riqueza inmerecida, puede ser la mayor de las aflicciones humanas; la crueldad aparente de un destino perverso que acumula tribulaciones sobre un mortal sufriente, puede ser en realidad el fuego templador que está transmutando el hierro dulce de la personalidad inmadura en el acero templado de un verdadero carácter.
118:10.10 (1305.5) Existe una providencia en los universos evolutivos, y las criaturas pueden descubrirla en la medida exacta en que han alcanzado la capacidad de percibir la finalidad de los universos en evolución. La capacidad total para discernir los objetivos del universo equivale a la culminación evolutiva de la criatura, y se puede expresar de otra manera diciendo que ha alcanzado al Supremo dentro de los límites del estado actual de los universos incompletos.
118:10.11 (1305.6) El amor del Padre actúa directamente en el corazón del individuo, independientemente de las acciones o reacciones de todos los demás individuos; la relación es personal — el hombre y Dios. La presencia impersonal de la Deidad (el Todopoderoso Supremo y la Trinidad del Paraíso) manifiesta su consideración por el todo, no por la parte. La providencia del supercontrol de la Supremacía se vuelve cada vez más evidente a medida que las partes sucesivas del universo progresan en la conquista de sus destinos finitos. A medida que los sistemas, las constelaciones, los universos y los superuniversos se establecen en la luz y la vida, el Supremo emerge cada vez más como correlacionador significativo de todo lo que sucede, mientras que el Último emerge gradualmente como unificador trascendental de todas las cosas.
118:10.12 (1306.1) En los comienzos de un mundo evolutivo, los sucesos naturales de tipo material y los deseos personales de los seres humanos parecen ser con frecuencia antagónicos. Muchas cosas que suceden en un mundo en evolución son más bien difíciles de comprender para el hombre mortal — la ley natural es muy a menudo aparentemente cruel, despiadada e indiferente hacia todo lo que es verdadero, bello y bueno para la comprensión humana. Pero a medida que la humanidad progresa en su desarrollo planetario, observamos que este punto de vista es modificado por los siguientes factores:
118:10.13 (1306.2) 1. La visión acrecentada del hombre — su comprensión creciente del mundo en el que vive; su capacidad más amplia para comprender los hechos materiales del tiempo, las ideas significativas del pensamiento, y los ideales valiosos de la perspicacia espiritual. Mientras los hombres se limiten a medir con la vara de las cosas de la naturaleza física, nunca pueden esperar encontrar la unidad en el tiempo y el espacio.
118:10.14 (1306.3) 2. El control creciente del hombre — la acumulación gradual del conocimiento de las leyes del mundo material, los objetivos de la existencia espiritual y las posibilidades de coordinar filosóficamente estas dos realidades. El hombre salvaje se encontraba desamparado ante los violentos ataques de las fuerzas naturales, era un esclavo del dominio cruel de sus propios miedos internos. El hombre semicivilizado empieza a abrir el almacén de los secretos de los reinos naturales, y su ciencia destruye de manera lenta pero eficaz sus supersticiones, mientras que al mismo tiempo le proporciona una base objetiva nueva y más amplia para comprender los significados de la filosofía y los valores de la verdadera experiencia espiritual. El hombre civilizado alcanzará algún día el dominio relativo de las fuerzas físicas de su planeta; el amor de Dios que reside en su corazón se derramará eficazmente bajo la forma de amor por sus semejantes, mientras que los valores de la existencia humana se acercarán a los límites de la capacidad mortal.
118:10.15 (1306.4) 3. La integración del hombre en el universo — el acrecentamiento de la perspicacia humana más el incremento de los logros experienciales humanos llevan al hombre hacia una armonía más estrecha con las presencias unificadoras de la Supremacía — la Trinidad del Paraíso y el Ser Supremo. Y esto es lo que establece la soberanía del Supremo en los mundos asentados desde hace mucho tiempo en la luz y la vida. Estos planetas avanzados son en verdad unos poemas de armonía, unas imágenes de la belleza de la bondad alcanzada, conseguida a base de buscar la verdad cósmica. Si estas cosas pueden suceder en un planeta, entonces otras mucho más grandes pueden suceder en un sistema y en las unidades más amplias del gran universo, a medida que consigan también una estabilidad indicativa de que los potenciales para el crecimiento finito se han agotado.
118:10.16 (1306.5) En un planeta de este tipo avanzado, la providencia se ha vuelto una realidad, las circunstancias de la vida están correlacionadas, pero esto no sólo se debe a que el hombre ha llegado a dominar los problemas materiales de su mundo; se debe también a que ha empezado a vivir de acuerdo con la tendencia de los universos; sigue el camino de la Supremacía que le conduce a alcanzar al Padre Universal.
118:10.17 (1306.6) El reino de Dios está en el corazón de los hombres; y cuando este reino se convierte en una realidad en el corazón de cada individuo de un mundo, entonces el reinado de Dios se ha vuelto real en ese planeta; y ésta es la soberanía conseguida del Ser Supremo.
118:10.18 (1306.7) Para hacer realidad la providencia en el tiempo, el hombre debe llevar a cabo la tarea de conseguir la perfección. Pero el hombre puede incluso ahora conocer de antemano esta providencia en sus significados eternos cuando reflexiona sobre el hecho universal de que todas las cosas, ya sean buenas o malas, trabajan unidas para el progreso de los mortales que conocen a Dios, en su búsqueda del Padre de todos.
118:10.19 (1306.8) La providencia se discierne cada vez más a medida que los hombres se elevan de lo material a lo espiritual. Alcanzar una completa perspicacia espiritual permite a la personalidad ascendente detectar armonía donde hasta entonces sólo había caos. Incluso la mota morontial representa un progreso real en esta dirección.
118:10.20 (1307.1) La providencia es en parte el supercontrol del Supremo incompleto, manifestado en los universos incompletos, y por lo tanto siempre deberá ser:
118:10.21 (1307.2) 1. Parcial — debido a que la manifestación del Ser Supremo se encuentra en un estado incompleto, e
118:10.22 (1307.3) 2. Imprevisible — debido a las fluctuaciones de la actitud de las criaturas, que siempre varía de nivel en nivel, causando así una reacción recíproca aparentemente variable en el Supremo.
118:10.23 (1307.4) Cuando los hombres ruegan para que se produzca una intervención providencial en las circunstancias de la vida, muchas veces la respuesta a sus oraciones es su propio cambio de actitud hacia la vida. Pero la providencia no es caprichosa, y tampoco es fantástica ni mágica. Es la aparición lenta y segura del poderoso soberano de los universos finitos, cuya presencia majestuosa es detectada ocasionalmente por las criaturas evolutivas en su progreso universal. La providencia es la marcha cierta y segura de las galaxias del espacio y de las personalidades del tiempo hacia las metas de la eternidad, primero en el Supremo, luego en el Último, y quizás en el Absoluto. Creemos que esta misma providencia existe en la infinidad, y que se trata de la voluntad, las acciones y el propósito de la Trinidad del Paraíso, que motiva así el panorama cósmico de unos universos tras otros.
118:10.24 (1307.5) [Patrocinado por un Poderoso Mensajero que reside temporalmente en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 119
119:0.1 (1308.1) ME LLAMO Gavalia, soy el Jefe de las Estrellas Vespertinas de Nebadon, y estoy destinado en Urantia por Gabriel con la misión de revelar la historia de las siete donaciones de Miguel de Nebadon, el Soberano de este universo. En el transcurso de esta presentación, me atendré estrictamente a las limitaciones impuestas por mi cometido.
119:0.2 (1308.2) El atributo de la donación es inherente a los Hijos Paradisiacos del Padre Universal. En su deseo de acercarse a las experiencias de la vida de sus criaturas vivientes subordinadas, las diversas órdenes de Hijos Paradisiacos reflejan la naturaleza divina de sus padres del Paraíso. El Hijo Eterno de la Trinidad del Paraíso mostró el camino en esta práctica donándose siete veces en los siete circuitos de Havona en la época de la ascensión de Grandfanda y de los primeros peregrinos del tiempo y del espacio. Y el Hijo Eterno continúa donándose en los universos locales del espacio en las personas de sus representantes, los Hijos Migueles y los Hijos Avonales.
119:0.3 (1308.3) Cuando el Hijo Eterno concede un Hijo Creador a un universo local en proyecto, ese Hijo Creador asume la plena responsabilidad de acabar, controlar y componer ese nuevo universo, incluyendo el solemne juramento a la Trinidad eterna de no asumir la plena soberanía de la nueva creación hasta que sus siete donaciones bajo la forma de sus criaturas hayan sido terminadas con éxito y certificadas por los Ancianos de los Días del superuniverso interesado. Cada Hijo Miguel que se ofrece como voluntario para salir del Paraíso y emprender la organización y la creación de un universo, asume esta obligación.
119:0.4 (1308.4) La finalidad de estas encarnaciones bajo la forma de criaturas consiste en capacitar a estos Creadores para que se conviertan en unos soberanos sabios, compasivos, justos y comprensivos. Estos Hijos divinos son justos de manera innata, pero se vuelven comprensivamente misericordiosos como resultado de estas experiencias sucesivas de donación; son misericordiosos por naturaleza, pero estas experiencias los hacen misericordiosos de una forma nueva y adicional. Estas donaciones son las últimas etapas de su educación y de su formación para la tarea sublime de gobernar los universos locales con rectitud divina y un juicio justo.
119:0.5 (1308.5) Aunque estas donaciones aportan numerosos beneficios secundarios a los diversos mundos, sistemas y constelaciones, así como a las diferentes órdenes de inteligencias universales a quienes afectan y benefician, sin embargo están destinadas principalmente a completar la formación personal y la educación universal de un Hijo Creador mismo. Estas donaciones no son imprescindibles para dirigir un universo local de manera sabia, justa y eficaz, pero son absolutamente necesarias para administrar de forma equitativa, misericordiosa y comprensiva esa creación, que rebosa de diversas formas de vida y de innumerables criaturas inteligentes pero imperfectas.
119:0.6 (1308.6) Los Hijos Migueles empiezan su trabajo de organización universal con una comprensión justa y completa de las diversas órdenes de seres que han creado. Tienen unas enormes reservas de misericordia para todas estas diferentes criaturas, e incluso compasión por aquellas que se equivocan y se tambalean en el lodo egoísta que ellas mismas han fabricado. Pero los Ancianos de los Días estiman que estos dones de justicia y de rectitud no son suficientes. Estos gobernantes trinos de los superuniversos nunca certificarán que un Hijo Creador es el Soberano de su universo hasta que no haya adquirido realmente el punto de vista de sus propias criaturas mediante una experiencia efectiva en el entorno donde existen y bajo la forma de esas mismas criaturas. De esta manera, estos Hijos se convierten en unos gobernantes inteligentes y comprensivos; llegan a conocer a los diversos grupos a los que gobiernan y sobre los que ejercen su autoridad universal. Adquieren por medio de la experiencia viviente una misericordia práctica, un juicio equitativo, y la paciencia nacida de la existencia experiencial de la criaturas.
119:0.7 (1309.1) El universo local de Nebadon está ahora gobernado por un Hijo Creador que ha terminado su servicio de donación; reina con una supremacía justa y misericordiosa sobre todos los inmensos dominios de su universo en vías de evolución y de perfeccionamiento. Miguel de Nebadon es la 611.121ª donación del Hijo Eterno sobre los universos del tiempo y del espacio, y empezó la organización de vuestro universo local hace unos cuatrocientos mil millones de años. Miguel se preparó para su primera aventura de donación hacia la época en que Urantia estaba adquiriendo su forma actual, hace mil millones de años. Sus donaciones se han producido cada ciento cincuenta millones de años aproximadamente, y la última tuvo lugar en Urantia hace mil novecientos años. Ahora procederé a exponer la naturaleza y el carácter de estas donaciones de una manera tan plena como me lo permita mi cometido.
119:1.1 (1309.2) Se produjo un acontecimiento solemne en Salvington cuando, hace casi mil millones de años, la asamblea de directores y de jefes del universo de Nebadon escuchó a Miguel anunciar que su hermano mayor, Emmanuel, asumiría pronto la autoridad de Nebadon mientras que él (Miguel) se ausentaría para llevar a cabo una misión no explicada. No se hizo ninguna otra declaración acerca de esta operación, salvo que en la transmisión de despedida a los Padres de la Constelación, se decía entre otras instrucciones: «Y durante este período os pongo al cargo y cuidado de Emmanuel, mientras voy a hacer lo que me pide mi Padre Paradisiaco».
119:1.2 (1309.3) Después de enviar esta transmisión de despedida, Miguel apareció en el campo de partida de Salvington exactamente igual que en muchas ocasiones anteriores cuando se había preparado para partir hacia Uversa o el Paraíso, excepto que esta vez venía solo. Terminó su declaración de partida con estas palabras: «Sólo os dejo durante un corto período de tiempo. Sé que muchos de vosotros querrían venir conmigo, pero allá donde voy no podéis venir. Esto que estoy a punto de hacer no podéis hacerlo. Voy a hacer la voluntad de las Deidades del Paraíso, y cuando haya terminado mi misión y haya adquirido esta experiencia, volveré a ocupar mi lugar entre vosotros». Después de hablar así, Miguel de Nebadon desapareció de la vista de todos aquellos que estaban reunidos y no volvió a aparecer durante veinte años del tiempo oficial. En todo Salvington, sólo la Ministra Divina y Emmanuel sabían lo que estaba sucediendo, y el Unión de los Días sólo compartió su secreto con Gabriel, el jefe ejecutivo del universo, la Radiante Estrella Matutina.
119:1.3 (1309.4) Todos los habitantes de Salvington y aquellos que residían en los mundos sede de las constelaciones y de los sistemas se reunieron alrededor de sus respectivas estaciones receptoras de la información universal, esperando recibir alguna noticia sobre la misión y el paradero del Hijo Creador. No se recibió ningún mensaje de posible importancia hasta el tercer día después de la partida de Miguel. Ese día se registró en Salvington, procedente de la esfera Melquisedek, la sede de esta orden en Nebadon, una comunicación que describía simplemente esta operación extraordinaria que nunca se había oído anteriormente: «Hoy al mediodía ha aparecido en el campo de recepción de este mundo un extraño Hijo Melquisedek, que no es de los nuestros, pero que se parece enteramente a los de nuestra orden. Venía acompañado de un omniafín solitario que traía las credenciales de Uversa y que presentó unas instrucciones dirigidas a nuestro jefe, procedentes de los Ancianos de los Días y con el acuerdo de Emmanuel de Salvington, ordenando que este nuevo Hijo Melquisedek sea recibido en nuestra orden y destinado al servicio de urgencia de los Melquisedeks de Nebadon. Así hemos ordenado que se haga, y así se ha hecho».
119:1.4 (1310.1) Esto es casi todo lo que aparece en los archivos de Salvington con respecto a la primera donación de Miguel. No aparece nada más hasta cien años después, según el tiempo de Urantia, cuando se registró el hecho de que Miguel regresó y volvió a asumir, sin anunciarlo, la dirección de los asuntos del universo. Pero se puede encontrar una extraña inscripción en el mundo Melquisedek, un relato del servicio de este Hijo Melquisedek excepcional del cuerpo de urgencia de aquella época. Este informe se conserva en un sencillo templo que ocupa actualmente el primer término del hogar del Padre Melquisedek, y contiene la narración del servicio de este Hijo Melquisedek transitorio en relación con su tarea en veinticuatro misiones de urgencia en el universo. Este informe, que he vuelto a examinar tan recientemente, termina así:
119:1.5 (1310.2) «A mediodía de hoy, sin previo anuncio y observado solamente por tres miembros de nuestra fraternidad, este Hijo visitante de nuestra orden ha desaparecido de nuestro mundo tal como había llegado, acompañado solamente por un omniafín solitario; este informe se cierra ahora con la certificación de que este visitante ha vivido como un Melquisedek, ha trabajado como un Melquisedek en la similitud de un Melquisedek, y ha cumplido fielmente todas sus misiones como Hijo de urgencia de nuestra orden. Por consentimiento universal se ha convertido en el jefe de los Melquisedeks, habiéndose ganado nuestro amor y nuestra adoración con su sabiduría incomparable, su amor supremo y su magnífica devoción al deber. Él nos ha amado, nos ha comprendido y ha servido con nosotros, y seremos para siempre sus fieles y leales compañeros Melquisedeks, pues este desconocido en nuestro mundo se ha vuelto ahora, y para la eternidad, un ministro universal de naturaleza Melquisedek».
119:1.6 (1310.3) Esto es todo lo que se me permite deciros sobre la primera donación de Miguel. Comprendemos plenamente, por supuesto, que este extraño Melquisedek que sirvió tan misteriosamente con los Melquisedeks hace mil millones de años, no era otro que Miguel, encarnado durante la misión de su primera donación. Los archivos no afirman específicamente que este Melquisedek excepcional y eficaz fuera Miguel, pero se cree universalmente que lo era. Es probable que la afirmación concreta de este hecho no se pueda encontrar fuera de los archivos de Sonarington, y los registros de este mundo secreto no están abiertos para nosotros. Los misterios de la encarnación y de la donación sólo se conocen plenamente en este mundo sagrado de los Hijos divinos. Todos conocemos los hechos de las donaciones de Miguel, pero no comprendemos cómo se realizan. No sabemos de qué forma el gobernante de un universo, el creador de los Melquisedeks, puede convertirse de manera tan repentina y misteriosa en uno de ellos y, como uno de ellos, vivir en medio de ellos y trabajar como un Hijo Melquisedek durante cien años. Pero esto es lo que ocurrió.
119:2.1 (1310.4) Durante cerca de ciento cincuenta millones de años después de la donación de Miguel como Melquisedek, todo fue bien en el universo de Nebadon hasta que empezaron a surgir dificultades en el sistema 11 de la constelación 37. Este conflicto consistía en un malentendido por parte de un Hijo Lanonandek, un Soberano Sistémico; el conflicto había sido juzgado por los Padres de la Constelación y su fallo había sido aprobado por el Fiel de los Días, el consejero del Paraíso en aquella constelación, pero el Soberano Sistémico que protestaba no estaba plenamente conforme con el veredicto. Después de más de cien años de descontento, condujo a sus asociados a una de las rebeliones más extendidas y desastrosas, en contra de la soberanía del Hijo Creador, que jamás se haya fomentado en el universo de Nebadon, una rebelión que fue juzgada y terminó hace mucho tiempo gracias a la actuación de los Ancianos de los Días de Uversa.
119:2.2 (1311.1) Lutentia, el Soberano Sistémico rebelde, reinó de manera suprema en el planeta donde tenía su sede durante más de veinte años del tiempo oficial de Nebadon, después de lo cual, los Altísimos, con la aprobación de Uversa, ordenaron su aislamiento y solicitaron a los gobernantes de Salvington que designaran a un nuevo Soberano Sistémico para que asumiera la dirección de este sistema de mundos habitados confuso y desgarrado por los conflictos.
119:2.3 (1311.2) Al mismo tiempo que se recibía esta petición en Salvington, Miguel anunció la segunda de aquellas extraordinarias proclamaciones de intención de ausentarse de la sede del universo con el fin de «hacer el mandato de mi Padre Paradisiaco», prometiendo «regresar en el momento adecuado», y concentrando toda la autoridad en las manos de Emmanuel, su hermano del Paraíso, el Unión de los Días.
119:2.4 (1311.3) Luego, empleando la misma técnica que se observó en el momento de su partida para la donación como Melquisedek, Miguel se despidió de nuevo de la esfera de su sede central. Tres días después de esta despedida inexplicada, un nuevo miembro desconocido apareció en el cuerpo de reserva de los Hijos Lanonandeks primarios de Nebadon. Este nuevo Hijo apareció al mediodía, sin anunciarse y acompañado de un terciafín solitario que llevaba las credenciales de los Ancianos de los Días de Uversa, certificadas por Emmanuel de Salvington, ordenando que este nuevo Hijo fuera destinado al sistema 11 de la constelación 37 como sucesor del depuesto Lutentia, y con plena autoridad como Soberano en funciones del Sistema hasta que se nombrara un nuevo soberano.
119:2.5 (1311.4) Durante más de diecisiete años del tiempo universal, este gobernante provisional extraño y desconocido administró los asuntos y juzgó sabiamente las dificultades de este sistema local confuso y desmoralizado. Ningún Soberano Sistémico fue nunca más ardientemente amado u honrado y respetado de manera más generalizada. Este nuevo gobernante puso en orden con justicia y misericordia el turbulento sistema, mientras servía cuidadosamente a todos sus súbditos, ofreciéndole incluso a su predecesor rebelde el privilegio de compartir el trono de autoridad del sistema con que sólo presentara sus excusas a Emmanuel por sus imprudencias. Pero Lutentia despreció estos ofrecimientos de misericordia, sabiendo muy bien que este nuevo y extraño Soberano del Sistema no era otro que Miguel, el dirigente universal mismo a quien tan recientemente había desafiado. Pero millones de seguidores suyos descaminados y engañados aceptaron el perdón de este nuevo gobernante, conocido en aquella época como el Soberano Salvador del sistema de Palonia.
119:2.6 (1311.5) Luego llegó el día memorable en que se presentó el Soberano Sistémico recién nombrado, designado por las autoridades universales como sucesor permanente del depuesto Lutentia, y toda Palonia lamentó la partida del gobernante sistémico más noble y más benigno que Nebadon hubiera conocido jamás. Era amado por todo el sistema y adorado por sus compañeros de todos los grupos de Hijos Lanonandeks. Su partida no tuvo lugar sin ceremonias; se organizó una gran celebración cuando dejó la sede central del sistema. Incluso su predecesor equivocado le envió este mensaje: «Eres justo y recto en todas tus acciones. Aunque continúo rechazando el gobierno del Paraíso, me veo obligado a confesar que eres un administrador justo y misericordioso».
119:2.7 (1312.1) Entonces, este gobernante provisional del sistema rebelde se despidió del planeta de su breve estancia administrativa, y al tercer día después de esto, Miguel apareció en Salvington y asumió de nuevo la dirección del universo de Nebadon. Poco después se produjo la tercera proclamación de Uversa sobre la extensión jurisdiccional de la soberanía y de la autoridad de Miguel. La primera proclamación tuvo lugar en el momento de su llegada a Nebadon, la segunda se había emitido poco después de concluir su donación como Melquisedek, y ahora seguía la tercera al terminar la segunda misión, o misión Lanonandek.
119:3.1 (1312.2) El consejo supremo de Salvington acababa de estudiar la petición de los Portadores de Vida del planeta 217 del sistema 87 de la constelación 61 para que se enviara en su ayuda a un Hijo Material. Ahora bien, este planeta estaba situado en un sistema de mundos habitados donde otro Soberano Sistémico se había descarriado, la segunda rebelión de este tipo en todo Nebadon hasta aquel momento.
119:3.2 (1312.3) La respuesta a la solicitud de los Portadores de Vida de este planeta fue aplazada, a petición de Miguel, hasta que Emmanuel la estudiara y presentara su informe. Se trataba de un procedimiento irregular, y recuerdo muy bien que todos nos esperábamos algo fuera de lo normal, y no tuvimos que permanecer mucho tiempo en la incertidumbre. Miguel procedió a poner la dirección del universo en manos de Emmanuel, mientras que confió el mando de las fuerzas celestiales a Gabriel; una vez que traspasó así sus responsabilidades administrativas, se despidió del Espíritu Madre del Universo y desapareció del campo de partida de Salvington exactamente tal como lo había hecho en las dos ocasiones anteriores.
119:3.3 (1312.4) Como se podía esperar, un Hijo Material desconocido apareció tres días después, sin haberse anunciado, en el mundo central del sistema 87 de la constelación 61, acompañado de un seconafín solitario, acreditado por los Ancianos de los Días de Uversa y certificado por Emmanuel de Salvington. El Soberano en funciones del Sistema nombró inmediatamente a este nuevo y misterioso Hijo Material como Príncipe Planetario en ejercicio del mundo 217, y los Altísimos de la constelación 61 confirmaron enseguida esta designación.
119:3.4 (1312.5) Este Hijo Material excepcional empezó así su difícil carrera en un mundo en secesión, en rebelión y en cuarentena, situado en un sistema aislado sin ninguna comunicación directa con el universo exterior, y allí trabajó solo durante una generación entera del tiempo planetario. Este Hijo Material de urgencia consiguió el arrepentimiento y la recuperación del Príncipe Planetario rebelde y de todo su estado mayor, y presenció el restablecimiento del planeta al servicio leal del gobierno del Paraíso tal como éste está establecido en los universos locales. Un Hijo y una Hija Materiales llegaron a su debido tiempo a este mundo rejuvenecido y redimido, y después de haber sido debidamente instalados como gobernantes planetarios visibles, el Príncipe Planetario provisional o de urgencia se despidió oficialmente y desapareció un día al mediodía. Tres días después, Miguel apareció en su lugar acostumbrado en Salvington, y las transmisiones del superuniverso difundieron muy pronto la cuarta proclamación de los Ancianos de los Días, anunciando el nuevo avance de la soberanía de Miguel en Nebadon.
119:3.5 (1312.6) Lamento no tener permiso para narrar la paciencia, la fortaleza y la habilidad con que este Hijo Material hizo frente a las difíciles situaciones de este confuso planeta. La recuperación de este mundo aislado es uno de los capítulos más hermosos y conmovedores en los anales de la salvación de todo Nebadon. Hacia el final de esta misión, para todo Nebadon se había vuelto evidente por qué su amado gobernante escogía embarcarse en estas repetidas donaciones en la similitud de alguna orden subordinada de seres inteligentes.
119:3.6 (1313.1) Las donaciones de Miguel primero como Hijo Melquisedek, luego como Hijo Lanonandek y después como Hijo Material, son todas igualmente misteriosas y se encuentran más allá de toda explicación. En cada caso apareció repentinamente y como un individuo plenamente desarrollado del grupo de la donación. El misterio de estas encarnaciones no será nunca conocido, salvo por aquellos que tienen acceso al círculo interior de los archivos de la esfera sagrada de Sonarington.
119:3.7 (1313.2) Desde esta maravillosa donación como Príncipe Planetario de un mundo aislado y en rebelión, ninguno de los Hijos o Hijas Materiales de Nebadon ha caído nunca en la tentación de quejarse de sus tareas o de criticar las dificultades de sus misiones planetarias. Los Hijos Materiales saben para siempre que en el Hijo Creador del universo tienen a un soberano comprensivo y a un amigo compasivo, a alguien que ha «sido probado y comprobado en todos los aspectos», tal como ellos han de ser también probados y comprobados.
119:3.8 (1313.3) A cada una de estas misiones le siguió una era de servicio y de lealtad crecientes por parte de todas las inteligencias celestiales de origen universal, mientras que cada era donadora sucesiva estuvo caracterizada por un progreso y una mejora en todos los métodos de la administración universal y en todas las técnicas de gobierno. Desde esta donación, ningún Hijo o Hija Material se ha unido nunca deliberadamente a una rebelión en contra de Miguel; lo aman y lo honran con demasiada devoción como para rechazarlo nunca conscientemente. Los Adanes de los tiempos recientes sólo se han desviado debido a los engaños y sofismas de personalidades rebeldes de tipo más elevado.
119:4.1 (1313.4) Al final de uno de los periódicos llamamientos nominales milenarios de Uversa, Miguel procedió a poner el gobierno de Nebadon en las manos de Emmanuel y Gabriel y, por supuesto, al recordar lo que había sucedido en tiempos pasados después de una acción como ésta, todos nos preparamos para presenciar la desaparición de Miguel a fin de emprender su cuarta misión de donación; y no tuvimos que esperar mucho tiempo, ya que pronto se dirigió al campo de partida de Salvington y lo perdimos de vista.
119:4.2 (1313.5) Al tercer día después de esta desaparición donadora, observamos esta noticia significativa, en las transmisiones universales hacia Uversa, procedente de la sede seráfica de Nebadon: «Informamos de la llegada no anunciada de un serafín desconocido, acompañado de un supernafín solitario y de Gabriel de Salvington. Este serafín no registrado satisface los requisitos de la orden de Nebadon y trae las credenciales de los Ancianos de los Días de Uversa, certificadas por Emmanuel de Salvington. Este serafín demuestra pertenecer a la orden suprema de ángeles de un universo local, y ya ha sido destinado al cuerpo de consejeros docentes».
119:4.3 (1313.6) Miguel estuvo ausente de Salvington para esta donación seráfica durante un período de más de cuarenta años del tiempo oficial del universo. Durante este tiempo estuvo vinculado como consejero seráfico docente, lo que podríais denominar un secretario particular, a veintiséis instructores superiores diferentes que ejercían su actividad en veintidós mundos distintos. Su tarea última o final fue como consejero y asistente destinado en una misión donadora de un Hijo Instructor Trinitario en el mundo 462 del sistema 84 de la constelación 3 del universo de Nebadon.
119:4.4 (1314.1) Durante los siete años de esta misión, este Hijo Instructor Trinitario nunca estuvo plenamente persuadido de la identidad de su asociado seráfico. Es verdad que durante aquel período todos los serafines fueron considerados con un interés y una minuciosidad particulares. Todos sabíamos muy bien que nuestro amado Soberano estaba fuera en el universo bajo la apariencia de un serafín, pero nunca pudimos estar seguros de su identidad. Nunca fue identificado totalmente hasta el momento de ser destinado a la misión donadora de este Hijo Instructor Trinitario. Pero a lo largo de este período, los serafines supremos siempre fueron tratados con una solicitud especial, por temor a que cualquiera de nosotros pudiera descubrir que había sido, sin saberlo, el anfitrión del Soberano del universo en misión de donación bajo la forma de una criatura. Así pues, en lo que se refiere a los ángeles, se ha vuelto eternamente cierto que su Creador y Gobernante ha sido «probado y comprobado, en todos los aspectos, en la similitud de una personalidad seráfica».
119:4.5 (1314.2) A medida que estas donaciones sucesivas compartían de manera creciente la naturaleza de las formas más humildes de la vida universal, Gabriel se convirtió cada vez más en un asociado de estas aventuras de encarnación, actuando como enlace universal entre Miguel, que se estaba donando, y Emmanuel, el gobernante en funciones del universo.
119:4.6 (1314.3) Miguel ha pasado ahora por la experiencia donadora de tres órdenes de Hijos universales creados por él: los Melquisedeks, los Lanonandeks y los Hijos Materiales. Luego condesciende a personalizarse en la similitud de la vida angélica como un serafín supremo, antes de dirigir su atención hacia las diversas fases de la carrera ascendente de las formas más humildes de criaturas volitivas: los mortales evolutivos del tiempo y del espacio.
119:5.1 (1314.4) Hace poco más de trescientos millones de años, tal como el tiempo se calcula en Urantia, fuimos testigos de otra de aquellas transmisiones de autoridad universal a Emmanuel y observamos que Miguel se preparó para partir. Esta vez fue diferente a las anteriores, en el sentido de que anunció que su destino sería Uversa, la sede central del superuniverso de Orvonton. Nuestro Soberano partió a su debido tiempo, pero las transmisiones del superuniverso no mencionaron nunca la llegada de Miguel a las cortes de los Ancianos de los Días. Poco después de su partida de Salvington, en las transmisiones de Uversa apareció esta declaración significativa: «Hoy ha llegado un peregrino ascendente de origen mortal, sin anunciarse y sin número, procedente del universo de Nebadon, certificado por Emmanuel de Salvington y acompañado por Gabriel de Nebadon. Este ser no identificado presenta el estado de un verdadero espíritu y ha sido recibido en nuestra comunidad».
119:5.2 (1314.5) Si hoy pudierais visitar Uversa, escucharíais el relato de los tiempos en que Eventod residió allí, pues a este peregrino especial y desconocido del tiempo y del espacio se le conoce en Uversa por este nombre. Este mortal ascendente, o al menos esta magnífica personalidad exactamente semejante a los mortales ascendentes de la fase espiritual, vivió y ejerció su actividad en Uversa durante un período de once años del tiempo oficial de Orvonton. Este ser recibió las misiones y cumplió los deberes de un mortal espiritual de la misma manera que sus compañeros procedentes de los diversos universos locales de Orvonton. «Fue probado y comprobado en todos los aspectos, al igual que sus compañeros», y en todas las ocasiones se mostró digno de la confianza y de la fe de sus superiores, al mismo tiempo que inspiró infaliblemente el respeto y la admiración leal de sus compañeros espirituales.
119:5.3 (1315.1) En Salvington seguimos la carrera de este peregrino espiritual con un gran interés, sabiendo muy bien, por la presencia de Gabriel, que este espíritu peregrino modesto y sin número no era otro que el gobernante, en misión de donación, de nuestro universo local. Esta primera aparición de Miguel, encarnado en el papel de una fase de la evolución mortal, fue un acontecimiento que emocionó y cautivó a todo Nebadon. Habíamos oído hablar de estas cosas, pero ahora las contemplábamos. Miguel apareció en Uversa como un mortal espiritual plenamente desarrollado y perfectamente entrenado, y continuó su carrera como tal hasta el momento en que un grupo de mortales ascendentes avanzó hacia Havona; después de lo cual, mantuvo una conversación con los Ancianos de los Días y se despidió inmediatamente de Uversa, en compañía de Gabriel, de manera repentina y sin ceremonias, apareciendo poco después en su lugar acostumbrado en Salvington.
119:5.4 (1315.2) Hasta que no terminó esta donación, no caímos finalmente en la cuenta de que Miguel iba probablemente a encarnarse en la similitud de sus diversas órdenes de personalidades del universo, desde los Melquisedeks más elevados, bajando en la escala hasta los mortales de carne y hueso de los mundos evolutivos del tiempo y del espacio. Hacia esta época, las escuelas de los Melquisedeks empezaron a enseñar la probabilidad de que Miguel se encarnaría algún día como un mortal en la carne, y se hicieron muchas especulaciones sobre la posible técnica de una donación tan inexplicable. El hecho de que Miguel hubiera representado en persona el papel de un mortal ascendente confirió un nuevo interés adicional a todo el programa del progreso de las criaturas a través del universo local y del superuniverso.
119:5.5 (1315.3) Sin embargo, la técnica de estas donaciones sucesivas continuaba siendo un misterio. Gabriel mismo confiesa que no comprende el método por el cual este Hijo Paradisiaco y Creador del universo puede, a voluntad, asumir la personalidad y vivir la vida de una de sus propias criaturas subordinadas.
119:6.1 (1315.4) Ahora que todo Salvington estaba familiarizado con los preparativos de una donación inminente, Miguel convocó a los residentes de su planeta sede y, por primera vez, reveló el resto de su plan de encarnación, anunciando que pronto iba a dejar Salvington con el fin de asumir la carrera de un mortal morontial en las cortes de los Altísimos Padres en el planeta sede de la quinta constelación. Y entonces escuchamos por primera vez el anuncio de que su séptima y última donación se llevaría a cabo en la similitud de la carne mortal en algún mundo evolutivo.
119:6.2 (1315.5) Antes de salir de Salvington para su sexta donación, Miguel dirigió la palabra a los habitantes reunidos de la esfera y partió a la vista de todos, acompañado de un serafín solitario y de la Radiante Estrella Matutina de Nebadon. Aunque la dirección del universo se había confiado de nuevo a Emmanuel, las responsabilidades administrativas habían sido distribuidas más ampliamente.
119:6.3 (1315.6) Miguel apareció en la sede de la quinta constelación como un mortal morontial de estado ascendente, plenamente desarrollado. Lamento que me esté prohibido revelar los detalles de esta carrera de un mortal morontial sin numerar, pues se trata de una de las épocas más extraordinarias y asombrosas de la experiencia donadora de Miguel, sin exceptuar siquiera su estancia dramática y trágica en Urantia. Pero entre las numerosas restricciones que se me impusieron al aceptar esta misión, se encuentra una que me prohíbe intentar revelar los detalles de esta maravillosa carrera de Miguel como mortal morontial de Endantun.
119:6.4 (1316.1) Cuando Miguel regresó de esta donación morontial, fue evidente para todos nosotros que nuestro Creador se había vuelto uno de nuestros semejantes, que el Soberano del Universo era también el amigo y el ayudante compasivo incluso de las formas de inteligencias creadas más humildes de sus reinos. La adquisición progresiva del punto de vista de las criaturas, el cual se reflejaba en la administración del universo, ya la habíamos notado antes de esto, pues había ido apareciendo gradualmente, pero se hizo más evidente después de terminar su donación como mortal morontial, y mucho más aún después de regresar de su carrera como hijo del carpintero en Urantia.
119:6.5 (1316.2) Gabriel nos había informado de antemano sobre el momento en que Miguel sería liberado de su donación morontial, y preparamos en consecuencia una recepción adecuada en Salvington. Se reunieron millones y millones de seres procedentes de los mundos sede de las constelaciones de Nebadon, y la mayoría de los residentes de los mundos adyacentes a Salvington se reunieron para darle la bienvenida a su regreso al gobierno del universo. En respuesta a nuestros numerosos discursos de bienvenida y expresiones de apreciación hacia un Soberano tan sumamente interesado en sus criaturas, Miguel se limitó a contestar: «Simplemente me he ocupado de los asuntos de mi Padre. Sólo hago lo que complace a los Hijos Paradisiacos que aman y desean ardientemente comprender a sus criaturas».
119:6.6 (1316.3) Pero desde aquel día hasta el momento en que Miguel emprendió su aventura como Hijo del Hombre en Urantia, todo Nebadon continuó hablando de las numerosas proezas de su Gobernante Soberano cuando éste ejercía su actividad en Endantun, donándose a través de la encarnación de un mortal morontial en proceso de ascensión evolutiva, y siendo probado en todos los aspectos como sus compañeros allí reunidos procedentes de los mundos materiales de toda la constelación donde residía.
119:7.1 (1316.4) Durante decenas de miles de años, todos esperamos con ansia la séptima y última donación de Miguel. Gabriel nos había informado que esta donación final se llevaría a cabo en la similitud de la carne mortal, pero ignorábamos por completo el momento, el lugar y la manera de esta aventura culminante.
119:7.2 (1316.5) El anuncio público de que Miguel había escogido Urantia como teatro para su donación final se efectuó poco después de que nos enteráramos de la falta de Adán y Eva. Y así, durante más de treinta y cinco mil años, vuestro mundo ocupó un lugar muy notable en los consejos de todo el universo. Ninguna etapa de la donación en Urantia (aparte del misterio de la encarnación) se mantuvo en secreto. Desde el principio hasta el fin, incluido el regreso triunfante y final de Miguel a Salvington como Soberano supremo del Universo, todo lo que sucedió en vuestro pequeño, pero sumamente honrado mundo, recibió la más completa publicidad universal.
119:7.3 (1316.6) Nunca supimos, hasta el momento mismo del acontecimiento, que Miguel aparecería en la Tierra como un niño indefenso del reino, aunque creíamos que éste sería el método. Hasta ese momento siempre había aparecido como un individuo plenamente desarrollado del grupo de personalidades escogido para la donación; por eso la transmisión enviada desde Salvington informando que el bebé de Belén había nacido en Urantia fue una noticia emocionante.
119:7.4 (1316.7) Entonces no solamente nos dimos cuenta de que nuestro Creador y amigo estaba dando el paso más precario de toda su carrera, arriesgando aparentemente su posición y su autoridad en esta donación como niño indefenso, sino que comprendimos también que su experiencia en esta donación final como mortal lo colocaría eternamente en el trono como soberano indiscutible y supremo del universo de Nebadon. Durante un tercio de siglo del tiempo terrestre, todas las miradas de todas las partes de este universo local estuvieron clavadas en Urantia. Todas las inteligencias se dieron cuenta de que la última donación estaba en curso, y como conocíamos desde hacía mucho tiempo la rebelión de Lucifer en Satania y el descontento de Caligastia en Urantia, comprendimos muy bien la intensidad de la lucha que se originaría cuando nuestro gobernante condescendiera a encarnarse en Urantia en la humilde forma y en la similitud de la carne mortal.
119:7.5 (1317.1) Josué ben José, el bebé judío, fue concebido y nació en el mundo exactamente igual que todos los demás bebés antes y después que él, salvo que este bebé en particular era la encarnación de Miguel de Nebadon, un Hijo divino Paradisiaco y el creador de todo este universo local de cosas y de seres. Este misterio de la encarnación de la Deidad en la forma humana de Jesús, por lo demás de origen natural en el mundo, permanecerá para siempre sin resolverse. Nunca conoceréis, ni siquiera en la eternidad, la técnica y el método de la encarnación del Creador en la forma y la similitud de sus criaturas. Es el secreto de Sonarington, y estos misterios son propiedad exclusiva de los Hijos divinos que han pasado por la experiencia de la donación.
119:7.6 (1317.2) Algunos hombres sabios de la Tierra conocían la llegada inminente de Miguel. Mediante los contactos entre mundos, estos hombres sabios con perspicacia espiritual se enteraron de la próxima donación de Miguel en Urantia. Y los serafines lo anunciaron, a través de las criaturas intermedias, a un grupo de sacerdotes caldeos cuyo dirigente era Ardnón. Estos hombres de Dios visitaron al niño recién nacido. El único acontecimiento sobrenatural relacionado con el nacimiento de Jesús fue este anuncio a Ardnón y a sus compañeros por parte de los serafines que habían estado vinculados anteriormente a Adán y Eva en el primer jardín.
119:7.7 (1317.3) Los padres humanos de Jesús eran unas personas de tipo medio de su época y generación, y este Hijo encarnado de Dios nació así de una mujer y fue criado de la misma manera que los niños de aquella raza y de aquel tiempo.
119:7.8 (1317.4) La historia de la estancia de Miguel en Urantia, el relato de la donación humana del Hijo Creador en vuestro mundo, es un asunto que sobrepasa la incumbencia y la finalidad de esta narración.
119:8.1 (1317.5) Después de la donación final y con éxito de Miguel en Urantia, no solamente fue aceptado por los Ancianos de los Días como gobernante soberano de Nebadon, sino que también fue reconocido por el Padre Universal como director establecido del universo local creado por él mismo. A su regreso a Salvington, este Miguel, Hijo del Hombre e Hijo de Dios, fue proclamado gobernante establecido de Nebadon. La octava proclamación de la soberanía de Miguel se recibió desde Uversa, mientras que desde el Paraíso llegó la declaración conjunta del Padre Universal y del Hijo Eterno constituyendo a esta unión de Dios y del hombre como jefe exclusivo del universo, y ordenando al Unión de los Días destinado en Salvington que indicara su intención de retirarse al Paraíso. Los Fieles de los Días de las sedes de las constelaciones también recibieron la orden de retirarse de los consejos de los Altísimos. Pero Miguel no quiso consentir la renuncia de los Hijos Trinitarios como consejeros y cooperadores. Los reunió en Salvington y les rogó personalmente que permanecieran de servicio para siempre en Nebadon. Éstos indicaron a sus directores en el Paraíso el deseo de obedecer esta petición, y poco después se promulgaron los mandatos que separaban del Paraíso y destinaban para siempre a estos Hijos del universo central a la corte de Miguel de Nebadon.
119:8.2 (1318.1) Se necesitaron casi mil millones de años del tiempo de Urantia para terminar la carrera donadora de Miguel y llevar a cabo el establecimiento definitivo de su autoridad suprema en el universo que él mismo había creado. Miguel nació como creador, fue educado como administrador, formado como dirigente, pero se le exigió que ganara su soberanía por experiencia. Vuestro pequeño mundo ha sido así conocido en todo Nebadon como el lugar donde Miguel terminó la experiencia que se le exige a todo Hijo Creador Paradisiaco antes de concedérsele la dirección y el control ilimitados sobre el universo creado por él mismo. A medida que ascendáis en el universo local, aprenderéis más cosas sobre los ideales de las personalidades implicadas en las donaciones anteriores de Miguel.
119:8.3 (1318.2) Al concluir sus donaciones como criatura, Miguel no sólo establecía su propia soberanía, sino que también acrecentaba la soberanía evolutiva de Dios Supremo. En el transcurso de estas donaciones, el Hijo Creador no solamente se dedicó a una exploración descendente de las diversas naturalezas de la personalidad de las criaturas, sino que también consiguió revelar las voluntades variadamente diversificadas de las Deidades del Paraíso, cuya unidad sintética, tal como la revelan los Creadores Supremos, pone de manifiesto la voluntad del Ser Supremo.
119:8.4 (1318.3) Estos diversos aspectos volitivos de las Deidades están eternamente personalizados en las diferentes naturalezas de los Siete Espíritus Maestros, y cada una de las donaciones de Miguel reveló de manera particular una de estas manifestaciones de la divinidad. En su donación como Melquisedek manifestó la voluntad unida del Padre, el Hijo y el Espíritu; en su donación como Lanonandek, la voluntad del Padre y del Hijo; en la donación adámica reveló la voluntad del Padre y del Espíritu; en la donación seráfica, la voluntad del Hijo y del Espíritu; en la donación como mortal en Uversa describió la voluntad del Actor Conjunto; en la donación como mortal morontial, la voluntad del Hijo Eterno; y en la donación material en Urantia vivió la voluntad del Padre Universal, incluso como un mortal de carne y hueso.
119:8.5 (1318.4) La finalización de estas siete donaciones condujo a la liberación de la soberanía suprema de Miguel y también a crear la posibilidad de la soberanía del Supremo en Nebadon. Miguel no reveló a Dios Supremo en ninguna de sus donaciones, pero la suma total de las siete donaciones es una nueva revelación del Ser Supremo en Nebadon.
119:8.6 (1318.5) En la experiencia de descender desde Dios hasta el hombre, Miguel experimentó al mismo tiempo la ascensión desde la posibilidad de manifestarse parcialmente hasta la supremacía de la acción finita y la liberación final de su potencial para actuar de manera absonita. Miguel, el Hijo Creador, es un creador espacio-temporal, pero Miguel, el Hijo Maestro séptuple, es un miembro de uno de los cuerpos divinos que componen la Trinidad Última.
119:8.7 (1318.6) Al pasar por la experiencia de revelar las voluntades de los Siete Espíritus Maestros surgidos de la Trinidad, el Hijo Creador ha pasado por la experiencia de revelar la voluntad del Supremo. Al actuar como revelador de la voluntad de la Supremacía, Miguel, junto con todos los demás Hijos Maestros, se ha identificado eternamente con el Supremo. En esta era del universo, Miguel revela al Supremo y participa en el proceso de hacer que se manifieste la soberanía de la Supremacía. Pero en la próxima era del universo, creemos que colaborará con el Ser Supremo en la primera Trinidad experiencial a favor de los universos del espacio exterior y en ellos.
119:8.8 (1319.1) Urantia es el santuario sentimental de todo Nebadon, la esfera principal entre diez millones de mundos habitados, el hogar humano de Cristo Miguel, soberano de todo Nebadon, ministro Melquisedek para los reinos, salvador de un sistema, liberador adámico, compañero seráfico, asociado de los espíritus ascendentes, progresor morontial, Hijo del Hombre en la similitud de la carne mortal y Príncipe Planetario de Urantia. Vuestras escrituras dicen la verdad cuando afirman que este mismo Jesús ha prometido regresar algún día al mundo de su donación final, al Mundo de la Cruz.
119:8.9 (1319.2) [Este documento, que describe las siete donaciones de Cristo Miguel, es el sexagésimo tercero de una serie de presentaciones, patrocinadas por numerosas personalidades, que narran la historia de Urantia hasta la época de la aparición de Miguel en la Tierra en la similitud de la carne mortal. Estos documentos fueron autorizados por una comisión de doce seres de Nebadon que actuaron bajo la dirección de Mantutia Melquisedek. Redactamos estas narraciones y las tradujimos a la lengua inglesa mediante una técnica autorizada por nuestros superiores, en el año 1935 d. de J.C. del tiempo de Urantia.]