El libro de Urantia
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URANTIA FOUNDATION
CHICAGO, ILLINOIS
2009 European Spanish Translation
Traducción al español Europea
Número de identificación en el texto: UF-ESP-724-2009-1.11
Sello de versión: UF-202201062053
El libro de Urantia se publicó por primera vez en 1993 por la Fundación Urantia.
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Alemán – Das Urantia Buch
Bulgaro – Книгата Урантия
Checo – Kniha Urantia
Coreano – 유란시아 서
Danés – Urantia Bogen
Estonio – Urantia raamat
Finés – Urantia-kirja
Francés – Le Livre d’Urantia
Griego – Το Βιβλίο της Ουράντια
Hebreo – הספר של אורנטיה
Holandés – Het Urantia Boek
Húngaro – Az Urantia könyv
Indonesio – Buku Urantia
Inglés – The Urantia Book
Italiano – Il Libro di Urantia
Japonés – ウランティア ブック
Lituano – Urantijos Knyga
Persa – کتاب یورنشیا
Polaco – Księga Urantii
Portugués – O Livro de Urântia
Rumano – Cartea Urantia
Ruso – Книга Урантии
Sueco – Urantiaboken
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El libro de Urantia (Edición Europea) es una traducción de The Urantia Book, una obra que la Fundación Urantia publicó en inglés en 1955. Esta es la primera edición de El libro de Urantia (Edición Europea). Es básicamente una traducción fiel del contenido de la versión inglesa Puesto que El libro de Urantia es producto del esfuerzo huano y por tanto imperfecto, debería consultarse el texto en inglés en caso de duda. La Fundación Urantia podría decidir refinar y mejorar esta traducción en ediciones posteriores.
“Urantia” y el son marcas de servicio y marcas de afiliación colectiva registradas de Urantia Foundation.
El libro de Urantia
Primera Parte [6]
Patrocinado por un Cuerpo de Personalidades Superuniversales de Uversa que actúa por autorización de los Ancianos de los Días de Orvonton.
Segunda Parte [7]
Patrocinado por un Cuerpo de Personalidades del Universo Local de Nebadon que actúa por autorización de Gabriel de Salvington.
Tercera Parte [8]
Estos documentos fueron patrocinados por un Cuerpo de Personalidades del Universo Local que actúa por autorización de Gabriel de Salvington.
Cuarta Parte [9]
Este grupo de documentos fue patrocinado por una comisión de doce intermedios de Urantia que actuaba bajo la supervisión de un Melquisedek director de la revelación.
La base de esta narración fue suministrada por un intermedio secundario que en otro tiempo estuvo asignado a la custodia superhumana del Apóstol Andrés.
El libro de Urantia
No.DocumentoAutorPágina
000Prólogo [10]Consejero Divino1
No.DocumentoAutorPágina
001El Padre Universal [11]Consejero Divino21
002La naturaleza de Dios [12]Consejero Divino33
003Los atributos de Dios [13]Consejero Divino44
004Las relaciones de Dios con el universo [14]Consejero Divino54
005Las relaciones de Dios con los individuos [15]Consejero Divino62
006El Hijo Eterno [16]Consejero Divino73
007Las relaciones del Hijo Eterno con el universo [17]Consejero Divino81
008El Espíritu Infinito [18]Consejero Divino90
009Las relaciones del Espíritu Infinito con el universo [19]Consejero Divino98
010La Trinidad del Paraíso [20]Censor Universal108
011La Isla Eterna del Paraíso [21]Perfeccionador de la Sabiduría118
012El universo de universos [22]Perfeccionador de la Sabiduría128
013Las esferas sagradas del Paraíso [23]Perfeccionador de la Sabiduría143
014El universo central y divino [24]Perfeccionador de la Sabiduría152
015Los siete superuniversos [25]Censor Universal164
016Los Siete Espíritus Maestros [26]Censor Universal184
017Los siete grupos de Espíritus Supremos [27]Consejero Divino197
018Las Personalidades Trinitarias Supremas [28]Consejero Divino207
019Los seres coordinados de origen trinitario [29]Consejero Divino214
020Los Hijos Paradisiacos de Dios [30]Perfeccionador de la Sabiduría223
021Los Hijos Creadores Paradisiacos [31]Perfeccionador de la Sabiduría234
022Los Hijos de Dios Trinitizados [32]Mensajero Poderoso243
023Los Mensajeros Solitarios [33]Consejero Divino256
024Las personalidades superiores del Espíritu Infinito [34]Consejero Divino264
025Las huestes de mensajeros del espacio [35]Un Elevado en Autoridad273
026Los espíritus ministrantes del universo central [36]Perfeccionador de la Sabiduría285
027El ministerio de los Supernafines Primarios [37]Perfeccionador de la Sabiduría298
028Los espíritus ministrantes de los superuniversos [38]Mensajero Poderoso306
029Los Directores del Poder Universal [39]Censor Universal319
030Las personalidades del gran universo [40]Mensajero Poderoso330
031El Cuerpo de la Finalidad [41]Consejero Divino y Un Sin Nombre ni Número345
No.DocumentoAutorPágina
032La evolución de los universos locales [42]Mensajero Poderoso357
033La administración del universo local [43]Jefe de los Arcángeles366
034El Espíritu Madre del universo local [44]Mensajero Poderoso374
035Los Hijos de Dios de los universos locales [45]Jefe de los Arcángeles384
036Los Portadores de Vida [46]Hijo Vorondadek396
037Las personalidades del universo local [47]Estrella Vespertina406
038Los espíritus ministrantes del universo local [48]Melquisedek418
039Las huestes seráficas [49]Melquisedek426
040Los Hijos ascendentes de Dios [50]Mensajero Poderoso443
041Aspectos físicos del universo local [51]Arcángel455
042La energía — la mente y la materia [52]Mensajero Poderoso467
043Las constelaciones [53]Malavatia Melquisedek485
044Los artesanos celestiales [54]Arcángel497
045La administración del sistema local [55]Melquisedek509
046La sede del sistema local [56]Arcángel519
047Los siete mundos de las mansiones [57]Estrella Vespertina530
048La vida morontial [58]Arcángel541
049Los mundos habitados [59]Melquisedek559
050Los Príncipes Planetarios [60]Lanonandek Secundario572
051Los Adanes Planetarios [61]Lanonandek Secundario580
052Las épocas planetarias de los mortales [62]Mensajero Poderoso589
053La rebelión de Lucifer [63]Manovandet Melquisedek601
054Los problemas de la rebelión de Lucifer [64]Mensajero Poderoso613
055Las esferas de luz y de vida [65]Mensajero Poderoso621
056La unidad universal [66]Mensajero Poderoso y Machiventa Melquisedek637
No.DocumentoAutorPágina
057El origen de Urantia [67]Portador de Vida651
058El establecimiento de la vida en Urantia [68]Portador de Vida664
059La era de la vida marina en Urantia [69]Portador de Vida672
060Urantia durante la era de la vida terrestre primitiva [70]Portador de Vida685
061La era de los mamíferos en Urantia [71]Portador de Vida693
062Las razas en los albores del hombre primitivo [72]Portador de Vida703
063La primera familia humana [73]Portador de Vida711
064Las razas evolutivas de color [74]Portador de Vida718
065El supercontrol de la evolución [75]Portador de Vida730
066El Príncipe Planetario de Urantia [76]Melquisedek741
067La rebelión planetaria [77]Melquisedek754
068Los albores de la civilización [78]Melquisedek763
069Las instituciones humanas primitivas [79]Melquisedek772
070La evolución del gobierno humano [80]Melquisedek783
071El desarrollo del Estado [81]Melquisedek800
072Un gobierno en un planeta vecino [82]Melquisedek808
073El Jardín del Edén [83]Solonia821
074Adán y Eva [84]Solonia828
075La falta de Adán y Eva [85]Solonia839
076El segundo Jardín [86]Solonia847
077Las criaturas intermedias [87]Arcángel855
078La raza violeta después de la época de Adán [88]Arcángel868
079La expansión andita en Oriente [89]Arcángel878
080La expansión andita en Occidente [90]Arcángel889
081El desarrollo de la civilización moderna [91]Arcángel900
082La evolución del matrimonio [92]Jefe de los Serafines913
083La institución del matrimonio [93]Jefe de los Serafines922
084El matrimonio y la vida familiar [94]Jefe de los Serafines931
085Los orígenes de la adoración [95]Estrella Vespertina944
086La evolución inicial de la religión [96]Estrella Vespertina950
087Los cultos a los fantasmas [97]Estrella Vespertina958
088Fetiches, amuletos y magia [98]Estrella Vespertina967
089Pecado, sacrificio y expiación [99]Estrella Vespertina974
090El chamanismo — los curanderos y los sacerdotes [100]Melquisedek986
091La evolución de la oración [101]Jefe de los seres intermedios994
092La evolución posterior de la religión [102]Melquisedek1003
093Maquiventa Melquisedek [103]Melquisedek1014
094Las enseñanzas de Melquisedek en Oriente [104]Melquisedek1027
095Las enseñanzas de Melquisedek en el Levante [105]Melquisedek1042
096Yahvé — el Dios de los hebreos [106]Melquisedek1052
097La evolución del concepto de Dios entre los hebreos [107]Melquisedek1062
098Las enseñanzas de Melquisedek en Occidente [108]Melquisedek1077
099Los problemas sociales de la religión [109]Melquisedek1086
100La religión en la experiencia humana [110]Melquisedek1094
101La naturaleza real de la religión [111]Melquisedek1104
102Los fundamentos de la fe religiosa [112]Melquisedek1118
103La realidad de la experiencia religiosa [113]Melquisedek1129
104El crecimiento del concepto de la Trinidad [114]Melquisedek1143
105La Deidad y la realidad [115]Melquisedek1152
106Los niveles de realidad del universo [116]Melquisedek1162
107El origen y la naturaleza de los Ajustadores del Pensamiento [117]Mensajero Solitario1176
108La misión y el ministerio de los Ajustadores del Pensamiento [118]Mensajero Solitario1185
109Relación de los Ajustadores con las criaturas del universo [119]Mensajero Solitario1195
110Relación de los Ajustadores con los mortales individuales [120]Mensajero Solitario1203
111El Ajustador y el alma [121]Mensajero Solitario1215
112La supervivencia de la personalidad [122]Mensajero Solitario1225
113Los guardianes seráficos del destino [123]Jefe de los Serafines1241
114El gobierno planetario de los serafines [124]Jefe de los Serafines1250
115El Ser Supremo [125]Mensajero Poderoso1260
116El Todopoderoso Supremo [126]Mensajero Poderoso1268
117Dios Supremo [127]Mensajero Poderoso1278
118El Supremo y el Último — el tiempo y el espacio [128]Mensajero Poderoso1294
119Las donaciones de Cristo Miguel [129]Jefe Estrellas Vespertinas1308
No.DocumentoAutorPágina
120La donación de Miguel en Urantia [130]Mantutia Melquisedek1323
121La época de la donación de Miguel [131]Comisión de Seres Intermedios1332
122El nacimiento y la infancia de Jesús [132]Comisión de Seres Intermedios1344
123Los primeros años de la infancia de Jesús [133]Comisión de Seres Intermedios1355
124Los últimos años de la infancia de Jesús [134]Comisión de Seres Intermedios1366
125Jesús en Jerusalén [135]Comisión de Seres Intermedios1377
126Los dos años cruciales [136]Comisión de Seres Intermedios1386
127Los años de adolescencia [137]Comisión de Seres Intermedios1395
128Los primeros años de la vida adulta de Jesús [138]Comisión de Seres Intermedios1407
129Continuación de la vida adulta de Jesús [139]Comisión de Seres Intermedios1419
130En el camino a Roma [140]Comisión de Seres Intermedios1427
131Las religiones del mundo [141]Comisión de Seres Intermedios1442
132La estancia en Roma [142]Comisión de Seres Intermedios1455
133El regreso de Roma [143]Comisión de Seres Intermedios1468
134Los años de transición [144]Comisión de Seres Intermedios1483
135Juan el Bautista [145]Comisión de Seres Intermedios1496
136El bautismo y los cuarenta días [146]Comisión de Seres Intermedios1509
137El tiempo de espera en Galilea [147]Comisión de Seres Intermedios1524
138La formación de los mensajeros del reino [148]Comisión de Seres Intermedios1538
139Los doce apóstoles [149]Comisión de Seres Intermedios1548
140La ordenación de los doce [150]Comisión de Seres Intermedios1568
141El comienzo de la obra pública [151]Comisión de Seres Intermedios1587
142La pascua en Jerusalén [152]Comisión de Seres Intermedios1596
143La travesía de Samaria [153]Comisión de Seres Intermedios1607
144En el Gilboa y la Decápolis [154]Comisión de Seres Intermedios1617
145Cuatro días memorables en Cafarnaúm [155]Comisión de Seres Intermedios1628
146La primera gira de predicación en Galilea [156]Comisión de Seres Intermedios1637
147El paréntesis de la visita a Jerusalén [157]Comisión de Seres Intermedios1647
148La preparación de los evangelistas en Betsaida [158]Comisión de Seres Intermedios1657
149La segunda gira de predicación [159]Comisión de Seres Intermedios1668
150La tercera gira de predicación [160]Comisión de Seres Intermedios1678
151Estancia y enseñanza a la orilla del mar [161]Comisión de Seres Intermedios1688
152Los acontecimientos que condujeron a la crisis de Cafarnaúm [162]Comisión de Seres Intermedios1698
153La crisis en Cafarnaúm [163]Comisión de Seres Intermedios1707
154Los últimos días en Cafarnaúm [164]Comisión de Seres Intermedios1717
155La huida por el norte de Galilea [165]Comisión de Seres Intermedios1725
156La estancia en Tiro y Sidón [166]Comisión de Seres Intermedios1734
157En Cesarea de Filipo [167]Comisión de Seres Intermedios1743
158El monte de la transfiguración [168]Comisión de Seres Intermedios1752
159La gira por la Decápolis [169]Comisión de Seres Intermedios1762
160Rodán de Alejandría [170]Comisión de Seres Intermedios1772
161Otras discusiones con Rodán [171]Comisión de Seres Intermedios1783
162En la fiesta de los tabernáculos [172]Comisión de Seres Intermedios1788
163La ordenación de los setenta en Magadán [173]Comisión de Seres Intermedios1800
164La fiesta de la consagración [174]Comisión de Seres Intermedios1809
165Comienza la misión en Perea [175]Comisión de Seres Intermedios1817
166La última visita a Perea del norte [176]Comisión de Seres Intermedios1825
167La visita a Filadelfia [177]Comisión de Seres Intermedios1833
168La resurrección de Lázaro [178]Comisión de Seres Intermedios1842
169La última enseñanza en Pella [179]Comisión de Seres Intermedios1850
170El reino de los cielos [180]Comisión de Seres Intermedios1858
171En el camino de Jerusalén [181]Comisión de Seres Intermedios1867
172La entrada en Jerusalén [182]Comisión de Seres Intermedios1878
173El lunes en Jerusalén [183]Comisión de Seres Intermedios1888
174El martes por la mañana en el templo [184]Comisión de Seres Intermedios1897
175El último discurso en el templo [185]Comisión de Seres Intermedios1905
176El martes por la noche en el Monte de los Olivos [186]Comisión de Seres Intermedios1912
177El miércoles, día de descanso [187]Comisión de Seres Intermedios1920
178El último día en el campamento [188]Comisión de Seres Intermedios1929
179La Última cena [189]Comisión de Seres Intermedios1936
180El discurso de despedida [190]Comisión de Seres Intermedios1944
181Las últimas recomendaciones y advertencias [191]Comisión de Seres Intermedios1953
182En Getsemaní [192]Comisión de Seres Intermedios1963
183La traición y el arresto de Jesús [193]Comisión de Seres Intermedios1971
184Ante el tribunal del sanedrín [194]Comisión de Seres Intermedios1978
185El juicio ante Pilatos [195]Comisión de Seres Intermedios1987
186Poco antes de la crucifixión [196]Comisión de Seres Intermedios1997
187La crucifixión [197]Comisión de Seres Intermedios2004
188El período en la tumba [198]Comisión de Seres Intermedios2012
189La resurrección [199]Comisión de Seres Intermedios2020
190Las apariciones morontiales de Jesús [200]Comisión de Seres Intermedios2029
191Las apariciones a los apóstoles y a otros discípulos principales [201]Comisión de Seres Intermedios2037
192Las apariciones en Galilea [202]Comisión de Seres Intermedios2045
193Las apariciones finales y la ascensión [203]Comisión de Seres Intermedios2052
194La donación del Espíritu de la Verdad [204]Comisión de Seres Intermedios2059
195Después de Pentecostés [205]Comisión de Seres Intermedios2069
196La fe de Jesús [206]Comisión de Seres Intermedios2087
El libro de Urantia
Contenido Página
Prólogo [207]1
I. Deidad y divinidad [208]2
II. Dios [209]3
III. La Fuente-Centro Primera [210]4
IV. La realidad del universo [211]6
V. Realidades de la personalidad [212]8
VI. Energía y arquetipo [213]9
VII. El Ser Supremo [214]10
VIII. Dios Séptuple [215]11
IX. Dios Último [216]12
X. Dios Absoluto [217]13
XI. Los tres Absolutos [218]13
XII. Las Trinidades [219]15
Contenido Página
1. El Padre Universal [220]21
1. El nombre del Padre [221]22
2. La realidad de Dios [222]23
3. Dios es un espíritu universal [223]25
4. El misterio de Dios [224]26
5. La personalidad del Padre Universal [225]27
6. La personalidad en el universo [226]29
7. El valor espiritual del concepto de la personalidad [227]31
2. La naturaleza de Dios [228]33
1. La infinidad de Dios [229]33
2. La perfección eterna del Padre [230]35
3. La justicia y la rectitud [231]36
4. La misericordia divina [232]38
5. El amor de Dios [233]38
6. La bondad de Dios [234]40
7. La verdad y la belleza divinas [235]42
3. Los atributos de Dios [236]44
1. La omnipresencia de Dios [237]44
2. El poder infinito de Dios [238]46
3. El conocimiento universal de Dios [239]48
4. Dios no tiene límites [240]49
5. El dominio supremo del Padre [241]50
6. La primacía del Padre [242]52
4. Las relaciones de Dios con el universo [243]54
1. La actitud del Padre hacia el universo [244]54
2. Dios y la naturaleza [245]56
3. El carácter invariable de Dios [246]57
4. La comprensión de Dios [247]58
5. Ideas erróneas sobre Dios [248]59
5. Las relaciones de Dios con los individuos [249]62
1. El camino de acceso a Dios [250]62
2. La presencia de Dios [251]64
3. La verdadera adoración [252]65
4. Dios en la religión [253]66
5. La conciencia de Dios [254]68
6. El Dios de la personalidad [255]70
6. El Hijo Eterno [256]73
1. La identidad del Hijo Eterno [257]73
2. La naturaleza del Hijo Eterno [258]74
3. El ministerio de amor del Padre [259]75
4. Los atributos del Hijo Eterno [260]76
5. Las limitaciones del Hijo Eterno [261]77
6. La mente del espíritu [262]78
7. La personalidad del Hijo Eterno [263]79
8. La comprensión del Hijo Eterno [264]79
7. Las relaciones del Hijo Eterno con el universo [265]81
1. El circuito de la gravedad espiritual [266]81
2. La administración del Hijo Eterno [267]83
3. Las relaciones del Hijo Eterno con los individuos [268]84
4. Los planes de perfección divina [269]85
5. El espíritu de donación [270]86
6. Los Hijos Paradisiacos de Dios [271]87
7. La revelación suprema del Padre [272]88
8. El Espíritu Infinito [273]90
1. El Dios de acción [274]90
2. La naturaleza del Espíritu Infinito [275]92
3. Las relaciones del Espíritu con el Padre y el Hijo [276]93
4. El espíritu del ministerio divino [277]94
5. La presencia de Dios [278]95
6. La personalidad del Espíritu Infinito [279]96
9. Las relaciones del Espíritu Infinito con el universo [280]98
1. Los atributos de la Fuente-Centro Tercera [281]98
2. El Espíritu omnipresente [282]100
3. El Manipulador Universal [283]101
4. La mente absoluta [284]102
5. El ministerio de la mente [285]102
6. El circuito de la gravedad mental [286]103
7. La reflectividad universal [287]105
8. Las personalidades del Espíritu Infinito [288]105
10. La Trinidad del Paraíso [289]108
1. La autodistribución de la Fuente-Centro Primera [290]108
2. La personalización de la Deidad [291]109
3. Las tres personas de la Deidad [292]110
4. La unión trinitaria de la Deidad [293]112
5. Las funciones de la Trinidad [294]113
6. Los Hijos Estacionarios de la Trinidad [295]114
7. El supercontrol de la Supremacía [296]115
8. La Trinidad más allá de lo finito [297]116
11. La Isla Eterna del Paraíso [298]118
1. La residencia divina [299]118
2. La naturaleza de la Isla Eterna [300]119
3. El Paraíso superior [301]120
4. El Paraíso periférico [302]121
5. El Paraíso inferior [303]122
6. La respiración del espacio [304]123
7. Las funciones espaciales del Paraíso [305]124
8. La gravedad del Paraíso [306]125
9. La unicidad del Paraíso [307]126
12. El universo de universos [308]128
1. Los niveles espaciales del universo maestro [309]128
2. Los dominios del Absoluto Incalificado [310]130
3. La gravedad universal [311]131
4. El espacio y el movimiento [312]133
5. El espacio y el tiempo [313]134
6. El supercontrol universal [314]135
7. La parte y el todo [315]137
8. La materia, la mente y el espíritu [316]139
9. Las realidades personales [317]141
13. Las esferas sagradas del Paraíso [318]143
1. Los siete mundos sagrados del Padre [319]144
2. Las relaciones en los mundos del Padre [320]147
3. Los mundos sagrados del Hijo Eterno [321]149
4. Los mundos del Espíritu Infinito [322]149
14. El universo central y divino [323]152
1. El sistema Paraíso-Havona [324]152
2. La composición de Havona [325]154
3. Los mundos de Havona [326]155
4. Las criaturas del universo central [327]156
5. La vida en Havona [328]158
6. La finalidad del universo central [329]160
15. Los siete superuniversos [330]164
1. El nivel espacial de los superuniversos [331]164
2. La organización de los superuniversos [332]165
3. El superuniverso de Orvonton [333]167
4. Las nebulosas -antepasadas de los universos [334]169
5. El origen de los cuerpos espaciales [335]170
6. Las esferas del espacio [336]172
7. Las esferas arquitectónicas [337]174
8. El control y la regulación de la energía [338]175
9. Los circuitos de los superuniversos . [339]176
10. Los gobernantes de los superuniversos [340]178
11. La asamblea deliberante [341]179
12. Los tribunales supremos [342]180
13. Los gobiernos de los sectores [343]181
14. Los objetivos de los siete superuniversos [344]181
16. Los Siete Espíritus Maestros [345]184
1. La relación con la Deidad trina [346]185
2. La relación con el Espíritu Infinito [347]185
3. Identidad y diversidad de los Espíritus Maestros [348]186
4. Atributos y funciones de los Espíritus Maestros [349]189
5. La relación con las criaturas [350]190
6. La mente cósmica [351]191
7. La moral, la virtud y la personalidad [352]192
8. La personalidad en Urantia [353]194
9. La realidad de la conciencia humana [354]195
17. Los siete grupos de Espíritus Supremos [355]197
1. Los Siete Ejecutivos Supremos [356]198
2. Majeston -el jefe de la reflectividad [357]199
3. Los Espíritus Reflectivos [358]200
4. Los Ayudantes Reflectivos de Imágenes [359]202
5. Los Siete Espíritus de los Circuitos [360]202
6. Los Espíritus Creativos de los universos locales [361]203
7. Los espíritus ayudantes de la mente [362]205
8. Las funciones de los Espíritus Supremos [363]205
18. Las Personalidades Trinitarias Supremas [364]207
1. Los Secretos Trinitizados de la Supremacía [365]207
2. Los Eternos de los Días [366]208
3. Los Ancianos de los Días [367]209
4. Los Perfecciones de los Días [368]210
5. Los Recientes de los Días [369]211
6. Los Uniones de los Días [370]212
7. Los Fieles de los Días [371]213
19. Los seres coordinados de origen trinitario [372]214
1. Los Hijos Instructores Trinitarios [373]214
2. Los Perfeccionadores de la Sabiduría [374]215
3. Los Consejeros Divinos [375]216
4. Los Censores Universales [376]217
5. Los Espíritus Inspirados Trinitarios [377]219
6. Los Nativos de Havona [378]221
7. Los Ciudadanos del Paraíso [379]222
20. Los Hijos Paradisiacos de Dios [380]223
1. Los Hijos descendentes de Dios [381]223
2. Los Hijos Magistrales [382]224
3. Las acciones judiciales [383]226
4. Las misiones magistrales [384]226
5. La donación de los Hijos Paradisiacos de Dios [385]227
6. Las carreras de donación como mortales [386]228
7. Los Hijos Instructores Trinitarios [387]230
8. El ministerio de los Daynales en los universos locales [388]231
9. El servicio planetario de los Daynales [389]231
10. El ministerio unido de los Hijos Paradisiacos [390]232
21. Los Hijos Creadores Paradisiacos [391]234
1. Origen y naturaleza de los Hijos Creadores [392]234
2. Los Creadores de los universos locales [393]235
3. La soberanía de un universo local [394]237
4. Las donaciones de los Migueles [395]239
5. La relación de los Hijos Maestros con el universo [396]240
6. El destino de los Migueles Maestros [397]241
22. Los Hijos de Dios Trinitizados [398]243
1. Los Hijos abrazados por la Trinidad [399]243
2. Los Mensajeros Poderosos [400]245
3. Los Elevados en Autoridad [401]246
4. Los que no tienen Nombre ni Número [402]246
5. Los Custodios Trinitizados [403]247
6. Los Embajadores Trinitizados [404]248
7. La técnica de la trinitización [405]249
8. Los hijos trinitizados por las criaturas [406]251
9. Los Guardianes Celestiales [407]252
10. Los Ayudantes de los Hijos Elevados [408]253
23. Los Mensajeros Solitarios [409]256
1. Naturaleza y origen de los Mensajeros Solitarios [410]256
2. Las funciones de los Mensajeros Solitarios [411]257
3. Los servicios de los Mensajeros Solitarios en el tiempo y el espacio [412]260
4. El ministerio especial de los Mensajeros Solitarios [413]262
24. Las personalidades superiores del Espíritu Infinito [414]264
1. Los Supervisores de los Circuitos Universales [415]265
2. Los Directores del Censo [416]266
3. Los Ayudantes Personales del Espíritu Infinito [417]268
4. Los Inspectores Asociados [418]268
5. Los Centinelas Asignados [419]268
6. Los Guías de los Graduados [420]269
7. El origen de los Guías de los Graduados [421]270
25. Las huestes de mensajeros del espacio [422]273
1. Los Servitales de Havona [423]273
2. Los Conciliadores Universales [424]275
3. El amplio servicio de los conciliadores [425]276
4. Los Asesores Técnicos [426]279
5. Los Custodios de los Archivos en el Paraíso [427]281
6. Los Registradores Celestiales [428]281
7. Los Compañeros Morontiales [429]282
8. Los Compañeros Paradisiacos [430]283
26. Los espíritus ministrantes del universo central [431]285
1. Los espíritus ministrantes [432]285
2. Los Poderosos Supernafines [433]286
3. Los Supernafines Terciarios [434]288
4. Los Supernafines Secundarios [435]289
5. Los Ayudantes de los Peregrinos [436]291
6. Los Guías de la Supremacía [437]292
7. Los Guías de la Trinidad [438]292
8. Los Descubridores del Hijo [439]293
9. Los Guías del Padre [440]294
10. Los consejeros y los asesores [441]295
11. Los Complementos del Descanso [442]296
27. El ministerio de los Supernafines Primarios [443]298
1. Los Instigadores del Descanso [444]299
2. Los Jefes de la Asignación [445]300
3. Los Intérpretes de la Ética [446]300
4. Los Directores de la Conducta [447]301
5. Los Custodios del Conocimiento [448]301
6. Los Maestros de Filosofía [449]302
7. Los Conductores de la Adoración [450]303
28. Los espíritus ministrantes de los superuniversos [451]306
1. Los Terciafines [452]306
2. Los Omniafines [453]307
3. Los Seconafines [454]307
4. Los Seconafines Primarios [455]307
5. Los Seconafines Secundarios [456]310
6. Los Seconafines Terciarios [457]313
7. El ministerio de los Seconafines [458]317
29. Los Directores del Poder Universal [459]319
1. Los siete Directores Supremos del Poder [460]320
2. Los Centros Supremos del Poder [461]320
3. El ámbito de los Centros del Poder [462]322
4. Los Controladores Físicos Maestros [463]324
5. Los Organizadores de la Fuerza Maestros [464]329
30. Las personalidades del gran universo [465]330
1. La clasificación paradisiaca de los seres vivientes [466]330
2. El registro de personalidades existente en Uversa [467]334
3. Las colonias de Cortesía [468]338
4. Los mortales ascendentes [469]340
31. El Cuerpo de la Finalidad [470]345
1. Los Nativos de Havona [471]346
2. Los Mensajeros de Gravedad [472]346
3. Los mortales glorificados [473]347
4. Los serafines adoptados [474]348
5. Los Hijos Materiales glorificados [475]349
6. Las criaturas intermedias glorificadas [476]349
7. Los evángeles de Luz [477]349
8. Los trascendentales [478]350
9. Los Arquitectos del universo maestro [479]351
10. La última aventura [480]352
Contenido Página
32. La evolución de los universos locales [481]357
1. Aparición física de los universos [482]357
2. Organización de los universos [483]358
3. La idea evolutiva [484]360
4. Las relaciones de Dios con un universo local [485]362
5. El propósito eterno y divino [486]364
33. La administración del universo local [487]366
1. Miguel de Nebadon [488]366
2. El Soberano de Nebadon [489]367
3. El Hijo y el Espíritu del universo [490]368
4. Gabriel — el Jefe Ejecutivo [491]369
5. Los Embajadores de la Trinidad [492]370
6. La administración general [493]371
7. Los tribunales de Nebadon [494]372
8. Las funciones legislativas y ejecutivas [495]373
34. El Espíritu Madre del universo local [496]374
1. La personalización del Espíritu Creativo [497]374
2. La naturaleza de la Ministra Divina [498]375
3. El Hijo y el Espíritu en el tiempo y el espacio [499]376
4. Los circuitos del universo local [500]377
5. El ministerio del Espíritu [501]379
6. El espíritu en el hombre [502]380
7. El espíritu y la carne [503]382
35. Los Hijos de Dios de los universos locales [504]384
1. El Padre Melquisedek [505]384
2. Los Hijos Melquisedeks [506]385
3. Los mundos de los Melquisedeks [507]387
4. El trabajo especial de los Melquisedeks [508]388
5. Los Hijos Vorondadeks [509]389
6. Los Padres de las Constelaciones [510]390
7. Los mundos Vorondadeks [511]391
8. Los Hijos Lanonandeks [512]392
9. Los gobernantes Lanonandeks [513]393
10. Los mundos Lanonandeks [514]394
36. Los Portadores de Vida [515]396
1. El origen y la naturaleza de los Portadores de Vida [516]396
2. Los mundos de los Portadores de Vida [517]397
3. El transplante de la vida [518]399
4. Los Portadores de Vida Melquisedeks [519]400
5. Los siete espíritus ayudantes de la mente [520]401
6. Las fuerzas vivientes [521]403
37. Las personalidades del universo local [522]406
1. Los Ayudantes del Universo [523]406
2. Las Brillantes Estrellas Vespertinas [524]407
3. Los Arcángeles [525]408
4. Los Asistentes Altísimos [526]409
5. Los Altos Comisionados [527]410
6. Los Supervisores Celestiales [528]412
7. Los educadores de los mundos de las mansiones [529]413
8. Las órdenes de espíritus superiores asignadas [530]413
9. Los ciudadanos permanentes del universo local [531]414
10. Otros grupos del universo local [532]416
38. Los espíritus ministrantes del universo local [533]418
1. El origen de los serafines [534]418
2. Las naturalezas angélicas [535]419
3. Los ángeles no revelados [536]420
4. Los mundos seráficos [537]420
5. La formación seráfica [538]420
6. La organización seráfica [539]421
7. Los querubines y los sanobines [540]422
8. La evolución de los querubines y los sanobines [541]423
9. Las criaturas intermedias [542]424
39. Las huestes seráficas [543]426
1. Los Serafines supremos [544]427
2. Los Serafines Superiores [545]429
3. Los Serafines Supervisores [546]432
4. Los Serafines Administradores [547]434
5. Los Ayudantes Planetarios [548]436
6. Los Ministros de las Transiciones [549]439
7. Los Serafines del Futuro [550]440
8. El destino de los Serafines [551]440
9. El Cuerpo de la Finalización Seráfica [552]441
40. Los Hijos ascendentes de Dios [553]443
1. Los Serafines evolutivos [554]443
2. Los Hijos Materiales ascendentes [555]444
3. Los Intermedios trasladados [556]444
4. Los Ajustadores Personalizados [557]444
5. Los Mortales del tiempo y del espacio [558]445
6. Los hijos de Dios por la fe [559]447
7. Los mortales fusionados con el Padre [560]448
8. Los mortales fusionados con el Hijo [561]449
9. Los mortales fusionados con el Espíritu [562]450
10. Los destinos ascendentes [563]452
41. Aspectos físicos del universo local [564]455
1. Los Centros de Poder de Nebadon [565]455
2. Los Controladores Físicos de Satania [566]456
3. Nuestros asociados estelares [567]458
4. La densidad del Sol [568]459
5. La radiación solar [569]460
6. El calcio — el vagabundo del espacio [570]461
7. Las fuentes de la energía solar [571]463
8. Las reacciones de la energía solar [572]464
9. La estabilidad de los soles [573]465
10. El origen de los mundos habitados [574]465
42. La energía — la mente y la materia [575]467
1. Las fuerzas y las energías del Paraíso [576]467
2. Los sistemas energéticos universales no espirituales
(las energías físicas) [577]469
3. Clasificación de la materia [578]471
4. Las transmutaciones de la energía y de la materia [579]472
5. Las manifestaciones de la energía ondulatoria [580]474
6. Los ultimatones, los electrones y los átomos [581]476
7. La materia atómica [582]477
8. La cohesión atómica [583]478
9. La filosofía natural [584]479
10. Los sistemas energéticos universales no espirituales
(los sistemas de le mente material) [585]480
11. Los mecanismos del universo [586]481
12. Los arquetipos y las formas — la dominación de la mente [587]483
43. Las constelaciones [588]485
1. La sede de la constelación [589]485
2. El gobierno de la constelación [590]487
3. Los Altísimos de Norlatiadek [591]488
4. El monte de la asamblea — El Fiel de los Días [592]489
5. Los Padres de Edentia desde la rebelión de Lucifer [593]490
6. Los jardines de Dios [594]492
7. Los univitatias [595]493
8. Los mundos formativos de Edentia [596]493
9. La ciudadanía en Edentia [597]495
44. Los artesanos celestiales [598]497
1. Los músicos celestiales [599]499
2. Los reproductores celestiales [600]500
3. Los constructores divinos [601]501
4. Los registradores del pensamiento [602]503
5. Los manipuladores de la energía [603]504
6. Los diseñadores y los embellecedores [604]506
7. Los trabajadores de la armonía [605]507
8. Las aspiraciones humanas y los logros morontiales [606]507
45. La administración del sistema local [607]509
1. Los mundos culturales de transición [608]509
2. El Soberano del Sistema [609]511
3. El gobierno del sistema [610]512
4. Los veinticuatro consejeros [611]513
5. Los Hijos Materiales [612]514
6. La educación adámica de los ascendentes [613]515
7. Las escuelas Melquisedeks [614]517
46. La sede del sistema local [615]519
1. Los aspectos físicos de Jerusem [616]519
2. Las características físicas de Jerusem [617]520
3. Las transmisiones de Jerusem [618]522
4. Las zonas residenciales y administrativas [619]522
5. Los círculos de Jerusem [620]523
6. Los cuadrados ejecutivo-administrativos [621]527
7. Los rectángulos — los espornagias [622]527
8. Los triángulos de Jerusem [623]528
47. Los siete mundos de las mansiones [624]530
1. El mundo de los finalitarios [625]530
2. La guardería probatoria [626]531
3. El primer mundo de las mansiones [627]532
4. El segundo mundo de las mansiones [628]534
5. El tercer mundo de las mansiones [629]535
6. El cuarto mundo de las mansiones [630]536
7. El quinto mundo de las mansiones [631]537
8. El sexto mundo de las mansiones [632]537
9. El séptimo mundo de las mansiones [633]538
10. La ciudadanía de Jerusem [634]539
48. La vida morontial [635]541
1. Los materiales morontiales [636]541
2. Los supervisores del poder morontial [637]542
3. Los compañeros morontiales [638]545
4. Los directores de la reversión [639]547
5. Los educadores de los mundos de las mansiones [640]550
6. Los serafines de los mundos morontiales — los ministros de transición [641]551
7. La mota morontial [642]556
8. Los progresores morontiales [643]557
49. Los mundos habitados [644]559
1. La vida planetaria [645]559
2. Los tipos físicos planetarios [646]560
3. Los mundos de los no respiradores [647]563
4. Las criaturas volitivas evolutivas [648]564
5. Las series planetarias de mortales [649]565
6. La salida del planeta [650]568
50. Los Príncipes Planetarios [651]572
1. La misión de los Príncipes [652]572
2. La administración planetaria [653]573
3. El estado mayor corpóreo del Príncipe [654]574
4. La sede y las escuelas planetarias [655]575
5. La civilización progresiva [656]576
6. La cultura planetaria [657]578
7. Las recompensas del aislamiento [658]578
51. Los Adanes Planetarios [659]580
1. El origen y la naturaleza de los Hijos Materiales de Dios [660]580
2. El transporte de los Adanes Planetarios [661]582
3. Las misiones adámicas [662]582
4. Las seis razas evolutivas [663]584
5. La amalgamación racial —
la donación de la sangre adámica [664]585
6. El régimen edénico [665]586
7. La administración unida [666]587
52. Las épocas planetarias de los mortales [667]589
1. El hombre primitivo [668]589
2. El hombre posterior al Príncipe Planetario [669]591
3. El hombre postadámico [670]592
4. El hombre posterior al Hijo Magistral [671]594
5. El hombre posterior al Hijo donador [672]595
6. La era posterior a la donación en Urantia [673]597
7. El hombre posterior a los Hijos Instructores [674]598
53. La rebelión de Lucifer [675]601
1. Los jefes de la rebelión [676]601
2. Las causas de la rebelión [677]602
3. El manifiesto de Lucifer [678]603
4. El comienzo de la rebelión [679]604
5. La naturaleza del conflicto [680]605
6. Un comandante seráfico leal [681]606
7. La historia de la rebelión [682]607
8. El Hijo del Hombre en Urantia [683]609
9. El estado actual de la rebelión [684]610
54. Los problemas de la rebelión de Lucifer [685]613
1. La verdadera y la falsa libertad [686]613
2. El robo de la libertad [687]614
3. La demora de la justicia [688]615
4. El intervalo de la misericordia [689]615
5. La sabiduría de la demora [690]617
6. El triunfo del amor [691]618
55. Las esferas de luz y de vida [692]621
1. El templo morontial [693]622
2. La muerte y el traslado [694]623
3. Las edades de oro [695]624
4. Los reajustes administrativos [696]626
5. El apogeo del desarrollo material [697]629
6. El mortal individual [698]630
7. La primera etapa o etapa planetaria [699]631
8. La segunda etapa o etapa del sistema [700]632
9. La tercera etapa o etapa de la constelación [701]633
10. La cuarta etapa o etapa del universo local [702]634
11. La etapa del sector menor y del sector mayor [703]635
12. La séptima etapa o etapa del superuniverso [704]636
56. La unidad universal [705]637
1. La coordinación física [706]637
2. La unidad intelectual [707]638
3. La unificación espiritual [708]639
4. La unificación de la personalidad [709]639
5. La unidad de la Deidad [710]640
6. La unificación de la Deidad evolutiva [711]641
7. Las repercusiones evolutivas universales [712]642
8. El Unificador Supremo [713]643
9. La unidad universal absoluta [714]644
10. La verdad, la belleza y la bondad [715]646
Contenido Página
57. El origen de Urantia [716]651
1. La nebulosa de Andronover [717]651
2. La etapa nebular primaria [718]652
3. La etapa nebular secundaria [719]653
4. Las etapas terciaria y cuaternaria [720]654
5. El origen de Monmatia — el sistema solar de Urantia [721]655
6. La etapa del sistema solar — La era de la formación de los planetas [722]657
7. La era meteórica — La época volcánica
La atmósfera planetaria primitiva [723]658
8. La estabilización de la corteza
La época de los terremotos
El océano mundial y el primer continente [724]660
58. El establecimiento de la vida en Urantia [725]664
1. Las condiciones previas para la vida física [726]664
2. La atmósfera de Urantia [727]665
3. El entorno espacial [728]666
4. La era de los albores de la vida [729]667
5. La deriva continental [730]668
6. El período de transición [731]669
7. El libro de la historia geológica [732]670
59. La era de la vida marina en Urantia [733]672
1. La vida marina primitiva en los mares poco profundos —
La época de los trilobites [734]673
2. La etapa de la primera inundación continental
La época de los animales invertebrados [735]674
3. La etapa de la segunda gran inundación
El período del coral — La época de los braquiópodos [736]676
4. La etapa del gran surgimiento de las tierras
El período de la vida terrestre vegetal
La época de los peces [737]678
5. La etapa de la deriva de la corteza
El período carbonífero de los bosques de helechos
La época de las ranas [738]680
60. Urantia durante la era de la vida terrestre primitiva [740]685
1. La época primitiva de los reptiles [741]685
2. La época posterior de los reptiles [742]687
3. La etapa cretácea
El período de las plantas floríferas
La época de las aves [743]688
4. El final del período cretáceo [744]691
61. La era de los mamíferos en Urantia [745]693
1. La nueva etapa de las tierras continentales
La época de los primeros mamíferos [746]693
2. La etapa reciente de las inundaciones
La época de los mamíferos avanzados [747]694
3. La etapa de las montañas modernas
La época del elefante y del caballo [748]696
4. La etapa reciente de la elevación continental
La última gran emigración de los mamíferos [749]698
5. El principio de la época glacial [750]699
6. El hombre primitivo en la época glacial [751]700
7. La continuación de la época glacial [752]700
62. Las razas en los albores del hombre primitivo [753]703
1. Los tipos primitivos de lémures [754]703
2. Los mamíferos precursores [755]703
3. Los mamíferos intermedios [756]704
4. Los primates [757]706
5. Los primeros seres humanos [758]707
6. La evolución de la mente humana [759]709
7. El reconocimiento como mundo habitado [760]709
63. La primera familia humana [761]711
1. Andón y Fonta [762]711
2. La huida de los gemelos [763]712
3. La familia de Andón [764]713
4. Los clanes andónicos [765]713
5. La dispersión de los andonitas [766]715
6. Onagar — el primer instructor de la verdad [767]715
7. La supervivencia de Andón y Fonta [768]717
64. Las razas evolutivas de color [769]718
1. Los aborígenes andónicos [770]718
2. Los pueblos de Foxhall [771]719
3. Las tribus de Badonán [772]720
4. Las razas de Neandertal [773]720
5. El origen de las razas de color [774]722
6. Las seis razas Sangik de Urantia [775]722
7. La dispersión de las razas de color [776]726
65. El supercontrol de la evolución [777]730
1. Las funciones de los Portadores de Vida [778]730
2. El panorama de la evolución [779]731
3. El fomento de la evolución [780]733
4. La aventura urantiana [781]734
5. Las vicisitudes de la evolución de la vida [782]736
6. Las técnicas evolutivas de la vida [783]737
7. Los niveles evolutivos de la mente [784]738
8. La evolución en el tiempo y el espacio [785]739
66. El Príncipe Planetario de Urantia [786]741
1. El Príncipe Caligastia [787]741
2. El estado mayor del Príncipe [788]742
3. Dalamatia — la ciudad del Príncipe [789]743
4. Los primeros días de los cien [790]743
5. La organización de los cien [791]745
6. El reinado del Príncipe [792]749
7. La vida en Dalamatia [793]750
8. Las desgracias de Caligastia [794]752
67. La rebelión planetaria [795]754
1. La traición de Caligastia [796]754
2. El comienzo de la rebelión [797]755
3. Los siete años decisivos [798]756
4. Los cien de Caligastia después de la rebelión [799]757
5. Los resultados inmediatos de la rebelión [800]758
6. Van — el inquebrantable [801]759
7. Las repercusiones lejanas del pecado [802]760
8. El héroe humano de la rebelión [803]761
68. Los albores de la civilización [804]763
1. La socialización protectora [805]763
2. Los factores del progreso social [806]764
3. La influencia socializadora del miedo a los fantasmas [807]766
4. La evolución de las costumbres [808]767
5. El uso del territorio — las artes para sustentarse [809]768
6. La evolución de la cultura [810]769
69. Las instituciones humanas primitivas [811]772
1. Las instituciones humanas fundamentales [812]772
2. Los albores de la industria [813]773
3. La especialización del trabajo [814]773
4. Los principios del comercio [815]775
5. Los principios del capital [816]775
6. El fuego en relación con la civilización [817]777
7. La utilización de los animales [818]778
8. La esclavitud como factor de la civilización [819]778
9. La propiedad privada [820]780
70. La evolución del gobierno humano [821]783
1. La génesis de la guerra [822]783
2. El valor social de la guerra [823]785
3. Las asociaciones humanas primitivas [824]787
4. Los clanes y las tribus [825]788
5. Los principios del gobierno [826]788
6. El gobierno monárquico [827]789
7. Los clubes primitivos y las sociedades secretas [828]790
8. Las clases sociales [829]792
9. Los derechos humanos [830]793
10. La evolución de la justicia [831]794
11. Las leyes y los tribunales [832]796
12. La asignación de la autoridad civil [833]797
71. El desarrollo del Estado [834]800
1. El Estado embrionario [835]800
2. La evolución del gobierno representativo [836]801
3. Los ideales del Estado [837]803
4. La civilización progresiva [838]804
5. La evolución de la competencia [839]805
6. El afán de lucro [840]805
7. La educación [841]806
8. El carácter del Estado [842]806
72. Un gobierno en un planeta vecino [843]808
1. La nación continental [844]808
2. La organización política [845]809
3. La vida de familia [846]811
4. El sistema educativo [847]812
5. La organización industrial [848]813
6. El seguro de vejez [849]814
7. El sistema tributario. [850]815
8. Los colegios especiales [851]816
9. El sistema del sufragio universal [852]817
10. El tratamiento del crimen [853]818
11. El estado de preparación militar [854]818
12. Las otras naciones [855]819
73. El Jardín del Edén [856]821
1. Los noditas y los amadonitas [857]821
2. Los proyectos para el Jardín [858]822
3. El emplazamiento del Jardín [859]823
4. El establecimiento del Jardín [860]823
5. El hogar del Jardín [861]824
6. El árbol de la vida [862]825
7. El destino del Edén [863]826
74. Adán y Eva [864]828
1. Adán y Eva en Jerusem [865]828
2. La llegada de Adán y Eva [866]829
3. Adán y Eva se informan sobre el planeta [867]830
4. El primer disturbio [868]832
5. La administración de Adán [869]833
6. La vida familiar de Adán y Eva [870]834
7. La vida en el Jardín [871]835
8. La leyenda de la creación [872]836
75. La falta de Adán y Eva [873]839
1. El problema de Urantia [874]839
2. La conspiración de Caligastia [875]840
3. La tentación de Eva [876]841
4. La toma de conciencia de la falta [877]842
5. Las repercusiones de la falta [878]843
6. Adán y Eva abandonan el Jardín [879]844
7. La degradación de Adán y Eva [880]845
8. La supuesta caída del hombre [881]845
76. El segundo Jardín [882]847
1. Los edenitas entran en Mesopotamia [883]847
2. Caín y Abel [884]848
3. La vida en Mesopotamia [885]849
4. La raza violeta [886]850
5. La muerte de Adán y Eva [887]851
6. La supervivencia de Adán y Eva [888]853
77. Las criaturas intermedias [889]855
1. Los intermedios primarios [890]855
2. La raza nodita [891]856
3. La torre de Babel [892]858
4. Los centros de civilización noditas [893]859
5. Adanson y Ratta [894]861
6. Los intermedios secundarios [895]862
7. Los intermedios rebeldes [896]863
8. Los intermedios unidos [897]864
9. Los ciudadanos permanentes de Urantia [898]865
78. La raza violeta después de la época de Adán [899]868
1. La distribución racial y cultural [900]868
2. Los adamitas en el segundo Jardín [901]869
3. Las primeras expansiones de los adamitas [902]870
4. Los anditas [903]871
5. Las emigraciones anditas [904]872
6. Las últimas dispersiones anditas [905]873
7. Las inundaciones en Mesopotamia [906]874
8. Los sumerios — los últimos anditas [907]875
79. La expansión andita en Oriente [908]878
1. Los anditas del Turquestán [909]878
2. La conquista andita de la India [910]879
3. La India dravidiana [911]881
4. La invasión aria de la India [912]882
5. Los hombres rojos y los hombres amarillos [913]883
6. Los albores de la civilización china [914]884
7. Los anditas entran en China [915]886
8. La civilización china posterior [916]887
80. La expansión andita en Occidente [917]889
1. Los adamitas entran en Europa [918]889
2. Los cambios climáticos y geológicos [919]890
3. El hombre azul de Cro-Magnon [920]891
4. Las invasiones anditas de Europa [921]892
5. La conquista andita de Europa septentrional [922]893
6. Los anditas a lo largo del Nilo [923]894
7. Los anditas de las islas del Mediterráneo [924]895
8. Los andonitas del Danubio [925]896
9. Las tres razas blancas [926]897
81. El desarrollo de la civilización moderna [927]900
1. La cuna de la civilización [928]900
2. Los instrumentos de la civilización [929]901
3. Las ciudades, la manufactura y el comercio [930]903
4. Las razas mezcladas [931]904
5. La sociedad cultural [932]905
6. La conservación de la civilización [933]906
82. La evolución del matrimonio [934]913
1. El instinto de apareamiento [935]913
2. Los tabúes restrictivos [936]914
3. Las costumbres matrimoniales primitivas [937]915
4. El matrimonio y las costumbres sobre la propiedad [938]917
5. La endogamia y la exogamia [939]918
6. Las mezclas raciales [940]919
83. La institución del matrimonio [941]922
1. El matrimonio como institución social [942]922
2. El cortejo y los esponsales [943]923
3. La compra y la dote [944]923
4. La ceremonia nupcial [945]924
5. Los matrimonios múltiples [946]925
6. La verdadera monogamia — el matrimonio de una pareja [947]927
7. La disolución del matrimonio [948]928
8. La idealización del matrimonio [949]929
84. El matrimonio y la vida familiar [950]931
1. Las asociaciones primitivas en pareja [951]931
2. El matriarcado primitivo [952]932
3. La familia bajo el dominio del padre [953]933
4. La situación de la mujer en la sociedad primitiva [954]935
5. La mujer bajo las costumbres en evolución [955]936
6. La asociación del hombre y la mujer [956]938
7. Los ideales de la vida familiar [957]939
8. Los peligros de la satisfacción de sí mismo [958]942
85. Los orígenes de la adoración [959]944
1. La adoración de las piedras y las colinas [960]944
2. La adoración de las plantas y los árboles [961]945
3. La adoración de los animales [962]946
4. La adoración de los elementos [963]946
5. La adoración de los cuerpos celestes [964]947
6. La adoración del hombre [965]948
7. Los ayudantes de la adoración y la sabiduría [966]948
86. La evolución inicial de la religión [967]950
1. La casualidad: la buena y la mala suerte [968]950
2. La personificación de la casualidad [969]951
3. La muerte — lo inexplicable [970]952
4. El concepto de la supervivencia después de la muerte [971]952
5. El concepto del alma fantasma [972]953
6. El entorno de espíritus y fantasmas [973]955
7. La función de la religión primitiva [974]956
87. Los cultos a los fantasmas [975]958
1. El miedo a los fantasmas [976]958
2. El apaciguamiento de los fantasmas [977]959
3. El culto a los antepasados [978]960
4. Los espíritus fantasmas buenos y malos [979]961
5. El culto progresivo a los fantasmas [980]962
6. La coacción y el exorcismo [981]963
7. La naturaleza del culto [982]965
88. Fetiches, amuletos y magia [983]967
1. La creencia en los fetiches [984]967
2. La evolución de los fetiches [985]968
3. El totemismo [986]970
4. La magia [987]970
5. Los amuletos mágicos [988]971
6. La práctica de la magia [989]972
89. Pecado, sacrificio y expiación [990]974
1. El tabú [991]974
2. El concepto del pecado [992]975
3. La renuncia y la humillación [993]976
4. Los orígenes del sacrificio [994]977
5. Los sacrificios y el canibalismo [995]978
6. La evolución de los sacrificios humanos [996]980
7. Las modificaciones de los sacrificios humanos [997]981
8. La redención y las alianzas [998]982
9. Los sacrificios y los sacramentos [999]983
10. El perdón de los pecados [1000]984
90. El chamanismo — los curanderos y los sacerdotes [1001]986
1. Los primeros chamanes — los curanderos [1002]986
2. Las prácticas chamanísticas [1003]987
3. La teoría chamánica de la enfermedad y la muerte [1004]989
4. La medicina bajo el dominio de los chamanes [1005]990
5. Los sacerdotes y los rituales [1006]992
91. La evolución de la oración [1007]994
1. La oración primitiva [1008]994
2. La oración en evolución [1009]995
3. La oración y el álter ego [1010]996
4. La oración ética [1011]997
5. Las repercusiones sociales de la oración [1012]998
6. La esfera de acción de la oración [1013]999
7. El misticismo, el éxtasis y la inspiración [1014]1000
8. La oración como experiencia personal [1015]1001
9. Condiciones para que la oración sea eficaz [1016]1002
92. La evolución posterior de la religión [1017]1003
1. La naturaleza evolutiva de la religión [1018]1003
2. La religión y las costumbres [1019]1004
3. La naturaleza de la religión evolutiva [1020]1005
4. El don de la revelación [1021]1007
5. Los grandes dirigentes religiosos [1022]1008
6. Las religiones compuestas [1023]1010
7. La evolución ulterior de la religión [1024]1012
93. Maquiventa Melquisedek [1025]1014
1. La encarnación de Maquiventa [1026]1014
2. El sabio de Salem [1027]1015
3. Las enseñanzas de Melquisedek [1028]1016
4. La religión de Salem [1029]1017
5. La elección de Abraham [1030]1018
6. La alianza de Melquisedek con Abraham [1031]1020
7. Los misioneros de Melquisedek [1032]1021
8. La partida de Melquisedek [1033]1022
9. Después de la partida de Melquisedek [1034]1022
10. El estado actual de Maquiventa Melquisedek [1035]1024
94. Las enseñanzas de Melquisedek en Oriente [1036]1027
1. Las enseñanzas de Salem en la India védica [1037]1027
2. El brahmanismo [1038]1028
3. La filosofía brahmánica [1039]1030
4. La religión hindú [1040]1031
5. La lucha por la verdad en China [1041]1032
6. Lao-Tse y Confucio [1042]1033
7. Siddharta Gautama [1043]1035
8. La fe budista [1044]1036
9. La difusión del budismo [1045]1037
10. La religión en el Tíbet [1046]1038
11. La filosofía budista [1047]1038
12. El concepto de Dios en el budismo [1048]1040
95. Las enseñanzas de Melquisedek en el Levante [1049]1042
1. La religión de Salem en Mesopotamia [1050]1042
2. La religión egipcia primitiva [1051]1043
3. La evolución de los conceptos morales [1052]1045
4. Las enseñanzas de Amenemope [1053]1046
5. El extraordinario Akenatón [1054]1047
6. Las doctrinas de Salem en Irán [1055]1049
7. Las enseñanzas de Salem en Arabia [1056]1050
96. Yahvé — el Dios de los hebreos [1057]1052
1. Los conceptos de la Deidad entre los semitas [1058]1052
2. Los pueblos semitas [1059]1054
3. El incomparable Moisés [1060]1055
4. La proclamación de Yahvé [1061]1056
5. Las enseñanzas de Moisés [1062]1057
6. El concepto de Dios después de la muerte de Moisés [1063]1059
7. Los salmos y el Libro de Job [1064]1060
97. La evolución del concepto de Dios entre los hebreos [1065]1062
1. Samuel — el primer profeta hebreo [1066]1062
2. Elías y Eliseo [1067]1064
3. Yahvé y Baal [1068]1064
4. Amós y Oseas [1069]1065
5. El primer Isaías [1070]1066
6. Jeremías el intrépido [1071]1067
7. El segundo Isaías [1072]1068
8. Historia sagrada e historia profana [1073]1070
9. La historia de los hebreos [1074]1071
10. La religión hebrea [1075]1075
98. Las enseñanzas de Melquisedek en Occidente [1076]1077
1. La religión de Salem entre los griegos [1077]1077
2. El pensamiento filosófico griego [1078]1078
3. Las enseñanzas de Melquisedek en Roma [1079]1080
4. Los cultos de misterio [1080]1081
5. El culto de Mitra [1081]1082
6. El mitracismo y el cristianismo [1082]1083
7. La religión cristiana [1083]1083
99. Los problemas sociales de la religión [1084]1086
1. La religión y la reconstrucción social [1085]1086
2. La debilidad de la religión institucional [1086]1087
3. La religión y las personas religiosas [1087]1088
4. Dificultades de transición [1088]1089
5. Los aspectos sociales de la religión [1089]1090
6. La religión institucional [1090]1092
7. Las aportaciones de la religión [1091]1092
100. La religión en la experiencia humana [1092]1094
1. El crecimiento religioso [1093]1094
2. El crecimiento espiritual [1094]1095
3. Los conceptos de valor supremo [1095]1096
4. Problemas de crecimiento [1096]1097
5. La conversión y el misticismo [1097]1098
6. Los signos de una vida religiosa [1098]1100
7. El apogeo de la vida religiosa [1099]1101
101. La naturaleza real de la religión [1100]1104
1. La verdadera religión [1101]1104
2. El hecho de la religión [1102]1105
3. Las características de la religión [1103]1107
4. Las limitaciones de la revelación [1104]1109
5. La religión ampliada por revelación [1105]1110
6. La experiencia religiosa progresiva [1106]1111
7. Una filosofía personal de la religión [1107]1113
8. La fe y la creencia [1108]1114
9. La religión y la moralidad [1109]1115
10. La religión como liberadora del hombre [1110]1116
102. Los fundamentos de la fe religiosa [1111]1118
1. Las seguridades de la fe [1112]1118
2. La religión y la realidad [1113]1119
3. El conocimiento, la sabiduría y la perspicacia [1114]1121
4. El hecho de la experiencia [1115]1123
5. La supremacía del potencial intencional [1116]1123
6. La certidumbre de la fe religiosa [1117]1124
7. La certidumbre de lo divino [1118]1126
8. Las pruebas de la religión [1119]1127
103. La realidad de la experiencia religiosa [1120]1129
1. La filosofía de la religión [1121]1129
2. La religión y el individuo [1122]1130
3. La religión y la raza humana [1123]1132
4. La comunión espiritual [1124]1133
5. El origen de los ideales [1125]1133
6. La coordinación filosófica [1126]1135
7. La ciencia y la religión [1127]1137
8. La filosofía y la religión [1128]1140
9. La esencia de la religión [1129]1140
104. El crecimiento del concepto de la Trinidad [1130]1143
1. Los conceptos urantianos de la Trinidad [1131]1143
2. La unidad de la Trinidad y la pluralidad de la Deidad [1132]1145
3. Las Trinidades y las triunidades [1133]1146
4. Las siete triunidades [1134]1147
5. Las triodidades [1135]1151
105. La Deidad y la realidad [1136]1152
1. El concepto filosófico del YO SOY [1137]1152
2. El YO SOY como trino y séptuple [1138]1153
3. Los siete Absolutos de la Infinidad [1139]1155
4. Unidad, dualidad y triunidad [1140]1157
5. La promulgación de la realidad finita [1141]1158
6. Las repercusiones de la realidad finita [1142]1159
7. La existenciación de los trascendentales [1143]1159
106. Los niveles de realidad del universo [1144]1162
1. La asociación primaria de los funcionales finitos [1145]1163
2. La integración secundaria suprema de lo finito [1146]1164
3. La asociación trascendental terciaria de la realidad [1147]1165
4. La integración última o de cuarta fase [1148]1166
5. La asociación coabsoluta o de quinta fase [1149]1167
6. La integración absoluta o de sexta fase [1150]1167
7. La finalidad del destino [1151]1168
8. La Trinidad de Trinidades [1152]1170
9. La unificación existencial infinita [1153]1173
107. El origen y la naturaleza de los Ajustadores del Pensamiento [1154]1176
1. El origen de los Ajustadores del Pensamiento [1155]1177
2. Clasificación de los Ajustadores [1156]1178
3. El hogar de los Ajustadores en Divinington [1157]1179
4. La naturaleza y la presencia de los Ajustadores [1158]1180
5. La dotación mental de los Ajustadores [1159]1181
6. Los Ajustadores como puros espíritus [1160]1182
7. Los Ajustadores y la personalidad [1161]1183
108. La misión y el ministerio de los Ajustadores del Pensamiento [1162]1185
1. Selección y asignación [1163]1185
2. Condiciones previas para que residan los Ajustadores [1164]1186
3. Organización y administración [1165]1188
4. Relación con otras influencias espirituales [1166]1190
5. La misión de los Ajustadores [1167]1191
6. Dios en el hombre [1168]1192
109. Relación de los Ajustadores con las criaturas del universo [1169]1195
1. Desarrollo de los Ajustadores [1170]1195
2. Los Ajustadores autónomos [1171]1196
3. Relación de los Ajustadores con los tipos de mortales [1172]1197
4. Los Ajustadores y la personalidad humana [1173]1198
5. Obstáculos materiales para la estancia de los Ajustadores [1174]1199
6. La permanencia de los verdaderos valores [1175]1200
7. El destino de los Ajustadores Personalizados [1176]1201
110. Relación de los Ajustadores con los mortales individuales [1177]1203
1. La estancia en la mente de los mortales [1178]1203
2. Los Ajustadores y la voluntad humana [1179]1204
3. La cooperación con el Ajustador [1180]1205
4. El trabajo del Ajustador en la mente [1181]1207
5. Conceptos erróneos sobre la guía de los Ajustadores [1182]1207
6. Los siete círculos psíquicos [1183]1209
7. La consecución de la inmortalidad [1184]1212
111. El Ajustador y el alma [1185]1215
1. El campo mental de la elección [1186]1216
2. La naturaleza del alma [1187]1217
3. El alma en evolución [1188]1218
4. La vida interior [1189]1219
5. La consagración de la elección [1190]1221
6. La paradoja humana [1191]1221
7. El problema del Ajustador [1192]1223
112. La supervivencia de la personalidad [1193]1225
1. La personalidad y la realidad [1194]1226
2. El yo [1195]1227
3. El fenómeno de la muerte [1196]1229
4. Los Ajustadores después de la muerte [1197]1231
5. La supervivencia del yo humano [1198]1232
6. El yo morontial [1199]1235
7. La fusión con el Ajustador [1200]1237
113. Los guardianes seráficos del destino [1201]1241
1. Los ángeles guardianes [1202]1241
2. Los guardianes del destino [1203]1242
3. Relación con otras influencias espirituales [1204]1244
4. Los campos de acción seráficos [1205]1245
5. El ministerio seráfico hacia los mortales [1206]1245
6. Los ángeles guardianes después de la muerte [1207]1246
7. Los serafines y la carrera ascendente [1208]1248
114. El gobierno planetario de los serafines [1209]1250
1. La soberanía de Urantia [1210]1250
2. La junta de supervisores planetarios [1211]1251
3. El gobernador general residente [1212]1252
4. El Altísimo observador [1213]1253
5. El gobierno planetario [1214]1254
6. Los serafines maestros de la supervisión planetaria [1215]1254
7. El cuerpo de reserva del destino [1216]1257
115. El Ser Supremo [1217]1260
1. Relatividad de los marcos conceptuales [1218]1260
2. La base absoluta para la supremacía [1219]1261
3. Lo original, lo manifestado y lo potencial [1220]1261
4. Los orígenes de la realidad Suprema [1221]1263
5. Relación del Supremo con la Trinidad del Paraíso [1222]1264
6. Relación del Supremo con las triodidades [1223]1265
7. La naturaleza del Supremo [1224]1266
116. El Todopoderoso Supremo [1225]1268
1. La mente Suprema [1226]1268
2. El Todopoderoso y Dios Séptuple [1227]1269
3. El Todopoderoso y la Deidad del Paraíso [1228]1270
4. El Todopoderoso y los Creadores Supremos [1229]1271
5. El Todopoderoso y los Controladores Séptuples [1230]1273
6. La dominación del espíritu [1231]1275
7. El organismo viviente del gran universo [1232]1276
117. Dios Supremo [1233]1278
1. La naturaleza del Ser Supremo [1234]1278
2. La fuente del crecimiento evolutivo [1235]1280
3. Significado del Supremo para las criaturas del universo [1236]1281
4. El Dios finito [1237]1283
5. La superalma de la creación [1238]1285
6. La búsqueda del Supremo [1239]1287
7. El futuro del Supremo [1240]1291
118. El Supremo y el Último — el tiempo y el espacio [1241]1294
1. El tiempo y la eternidad [1242]1295
2. La omnipresencia y la ubiquidad [1243]1296
3. Las relaciones entre el tiempo y el espacio [1244]1297
4. La causalidad primaria y secundaria [1245]1298
5. La omnipotencia y la compatibilidad [1246]1299
6. La omnipotencia y la omnifaciencia [1247]1299
7. La omnisciencia y la predestinación [1248]1300
8. El control y el supercontrol [1249]1301
9. Los mecanismos del universo [1250]1303
10. Las funciones de la Providencia [1251]1304
119. Las donaciones de Cristo Miguel [1252]1308
1. La primera donación [1253]1309
2. La segunda donación [1254]1310
3. La tercera donación [1255]1312
4. La cuarta donación [1256]1313
5. La quinta donación [1257]1314
6. La sexta donación [1258]1315
7. La séptima y última donación [1259]1316
8. El estado de Miguel después de sus donaciones [1260]1317
Contenido Página
120. La donación de Miguel en Urantia [1261]1323
1. Misión de la séptima donación [1262]1325
2. Las limitaciones de la donación [1263]1327
3. Consejos y advertencias adicionales [1264]1329
4. La encarnación — la unión de dos en uno [1265]1331
121. La época de la donación de Miguel [1266]1332
1. Occidente en el siglo primero después de Cristo [1267]1332
2. El pueblo judío [1268]1333
3. Entre los gentiles [1269]1334
4. La filosofía de los gentiles [1270]1335
5. Las religiones de los gentiles [1271]1336
6. La religión hebrea [1272]1338
7. Los judíos y los gentiles [1273]1339
8. Los escritos anteriores [1274]1341
122. El nacimiento y la infancia de Jesús [1275]1344
1. José y María [1276]1344
2. Gabriel se aparece a Isabel [1277]1345
3. La anunciación de Gabriel a María [1278]1346
4. El sueño de José [1279]1347
5. Los padres terrestres de Jesús [1280]1348
6. El hogar de Nazaret [1281]1349
7. El viaje a Belén [1282]1350
8. El nacimiento de Jesús [1283]1351
9. La presentación en el templo [1284]1352
10. Herodes actúa [1285]1353
123. Los primeros años de la infancia de Jesús [1286]1355
1. De regreso a Nazaret [1287]1356
2. El quinto año (año 2 a. de J.C.) [1288]1357
3. Los acontecimientos del sexto año (año 1 a. de J.C.) [1289]1359
4. El séptimo año (año 1 d. de J.C.) [1290]1361
5. Los años de escuela en Nazaret [1291]1362
6. Su octavo año (año 2 d. de J.C.) [1292]1364
124. Los últimos años de la infancia de Jesús [1293]1366
1. El noveno año de Jesús (año 3 d. de J.C.) [1294]1366
2. El décimo año (año 4 d. de J.C.) [1295]1368
3. El undécimo año (año 5 d. de J.C.) [1296]1369
4. El duodécimo año (año 6 d. de J.C.) [1297]1371
5. Su decimotercer año (año 7 d. de J.C.) [1298]1373
6. El viaje a Jerusalén [1299]1374
125. Jesús en Jerusalén [1300]1377
1. Jesús visita el templo [1301]1378
2. Jesús y la Pascua [1302]1379
3. La partida de José y María [1303]1381
4. El primer y segundo día en el templo [1304]1381
5. El tercer día en el templo [1305]1382
6. El cuarto día en el templo [1306]1383
126. Los dos años cruciales [1307]1386
1. Su decimocuarto año (año 8 d. de J.C.) [1308]1387
2. La muerte de José [1309]1388
3. El decimoquinto año (año 9 d. de J.C.) [1310]1389
4. El primer sermón en la sinagoga [1311]1391
5. La lucha financiera [1312]1392
127. Los años de adolescencia [1313]1395
1. El decimosexto año (año 10 d. de J.C.) [1314]1395
2. El decimoséptimo año (año 11 d. de J.C.) [1315]1396
3. El decimoctavo año (año 12 d. de J.C.) [1316]1398
4. El decimonoveno año (año 13 d. de J.C.) [1317]1401
5. Rebeca, la hija de Esdras [1318]1402
6. Su vigésimo año (año 14 d. de J.C) [1319]1403
128. Los primeros años de la vida adulta de Jesús [1320]1407
1. El vigésimo primer año (año 15 d. de J.C.) [1321]1407
2. El vigésimo segundo año (año 16 d. de J.C.) [1322]1409
3. El vigésimo tercer año (año 17 d. de J.C.) [1323]1411
4. El episodio de Damasco [1324]1412
5. El vigésimo cuarto año (año 18 d. de J.C.) [1325]1413
6. El vigésimo quinto año (año 19 d. de J.C.) [1326]1415
7. El vigésimo sexto año (año 20 d. de J.C.) [1327]1416
129. Continuación de la vida adulta de Jesús [1328]1419
1. El vigésimo séptimo año (año 21 d. de J.C.) [1329]1419
2. El vigésimo octavo año (año 22 d. de J.C.) [1330]1421
3. El vigésimo noveno año (año 23 d. de J.C.) [1331]1423
4. El Jesús humano [1332]1424
130. En el camino a Roma [1333]1427
1. En Jope — discurso sobre Jonás [1334]1428
2. En Cesarea [1335]1429
3. En Alejandría [1336]1432
4. El discurso sobre la realidad [1337]1433
5. En la isla de Creta [1338]1436
6. El joven que tenía miedo [1339]1437
7. En Cartago — el discurso sobre el tiempo y el espacio [1340]1438
8. En el camino a Neápolis y Roma [1341]1440
131. Las religiones del mundo [1342]1442
1. El cinismo [1343]1442
2. El judaísmo [1344]1444
3. El budismo [1345]1446
4. El hinduismo [1346]1447
5. El zoroastrismo [1347]1449
6. El suduanismo (el jainismo) [1348]1450
7. El sintoísmo [1349]1451
8. El taoísmo [1350]1451
9. El confucianismo [1351]1452
10. «Nuestra religión» [1352]1453
132. La estancia en Roma [1353]1455
1. Los verdaderos valores [1354]1456
2. El bien y el mal [1355]1457
3. La verdad y la fe [1356]1459
4. Ministerio personal [1357]1460
5. Consejos para el hombre rico [1358]1462
6. Ministerio social [1359]1465
7. Viajes fuera de Roma [1360]1466
133. El regreso de Roma [1361]1468
1. La misericordia y la justicia [1362]1468
2. El embarque en Tarento [1363]1470
3. En Corinto [1364]1471
4. Trabajo personal en Corinto [1365]1474
5. En Atenas — discurso sobre la ciencia [1366]1476
6. En Éfeso — discurso sobre el alma [1367]1477
7. La estancia en Chipre — discurso sobre la mente [1368]1479
8. En Antioquía [1369]1480
9. En Mesopotamia [1370]1481
134. Los años de transición [1371]1483
1. El trigésimo año (año 24 d. de J.C.) [1372]1483
2. El viaje en caravana hasta el Caspio [1373]1484
3. Las conferencias de Urmia [1374]1485
4. La soberanía — divina y humana [1375]1486
5. La soberanía política [1376]1487
6. La ley, la libertad y la soberanía [1377]1490
7. El trigésimo primer año (año 25 d. de J.C.) [1378]1492
8. La estancia en el monte Hermón [1379]1492
9. El período de espera [1380]1494
135. Juan el Bautista [1381]1496
1. Juan se hace nazareno [1382]1496
2. La muerte de Zacarías [1383]1497
3. La vida de un pastor [1384]1497
4. La muerte de Isabel [1385]1499
5. El reino de Dios [1386]1500
6. Juan empieza a predicar [1387]1501
7. Juan viaja hacia el norte [1388]1503
8. Encuentro de Jesús y de Juan [1389]1503
9. Cuarenta días de predicación [1390]1505
10. Juan viaja hacia el sur [1391]1506
11. Juan en la cárcel [1392]1506
12. La muerte de Juan el Bautista [1393]1508
136. El bautismo y los cuarenta días [1394]1509
1. Los conceptos del Mesías esperado [1395]1509
2. El bautismo de Jesús [1396]1510
3. Los cuarenta días [1397]1512
4. Los planes para la obra pública [1398]1514
5. La primera gran decisión [1399]1516
6. La segunda decisión [1400]1517
7. La tercera decisión [1401]1519
8. La cuarta decisión [1402]1520
9. La quinta decisión [1403]1521
10. La sexta decisión [1404]1523
137. El tiempo de espera en Galilea [1405]1524
1. La elección de los cuatro primeros apóstoles [1406]1524
2. La elección de Felipe y de Natanael [1407]1526
3. La visita a Cafarnaúm [1408]1527
4. Las bodas de Caná [1409]1528
5. De regreso a Cafarnaúm [1410]1531
6. Los acontecimientos de un sábado [1411]1532
7. Cuatro meses de formación [1412]1533
8. El sermón sobre el reino [1413]1535
138. La formación de los mensajeros del reino [1414]1538
1. Las instrucciones finales [1415]1538
2. La elección de los seis [1416]1539
3. El llamamiento de Mateo y de Simón [1417]1540
4. El llamamiento de los gemelos [1418]1541
5. El llamamiento de Tomás y de Judas [1419]1542
6. La semana de formación intensiva [1420]1542
7. Una nueva desilusión [1421]1543
8. El primer trabajo de los doce [1422]1545
9. Cinco meses de prueba [1423]1546
10. La organización de los doce [1424]1547
139. Los doce apóstoles [1425]1548
1. Andrés, el primer escogido [1426]1548
2. Simón Pedro [1427]1550
3. Santiago Zebedeo [1428]1552
4. Juan Zebedeo [1429]1553
5. Felipe el Curioso [1430]1556
6. El honrado Natanael [1431]1558
7. Mateo Leví [1432]1559
8. Tomás Dídimo [1433]1561
9. y 10. Santiago y Judas Alfeo [1434]1563
11. Simón el Celote [1435]1564
12. Judas Iscariote [1436]1565
140. La ordenación de los doce [1437]1568
1. La instrucción preliminar [1438]1568
2. La ordenación [1439]1569
3. El sermón de ordenación [1440]1570
4. Vosotros sois la sal de la Tierra [1441]1572
5. Amor paternal y amor fraternal [1442]1573
6. La noche de la ordenación [1443]1576
7. La semana después de la ordenación [1444]1578
8. El jueves por la tarde, en el lago [1445]1579
9. El día de la consagración [1446]1583
10. La noche después de la consagración [1447]1584
141. El comienzo de la obra pública [1448]1587
1. La salida de Galilea [1449]1587
2. La ley de Dios y la voluntad del Padre [1450]1588
3. La estancia en Amatus [1451]1589
4. La enseñanza sobre el Padre [1452]1590
5. La unidad espiritual [1453]1591
6. La última semana en Amatus [1454]1592
7. En Betania más allá del Jordán [1455]1593
8. Trabajo en Jericó [1456]1595
9. La partida hacia Jerusalén [1457]1595
142. La pascua en Jerusalén [1458]1596
1. La enseñanza en el templo [1459]1596
2. La ira de Dios [1460]1597
3. El concepto de Dios [1461]1598
4. Flavio y la cultura griega [1462]1600
5. El discurso sobre la seguridad [1463]1601
6. La conversación con Nicodemo [1464]1601
7. La lección sobre la familia [1465]1603
8. En Judea del sur [1466]1605
143. La travesía de Samaria [1467]1607
1. La predicación en Arquelais [1468]1607
2. La lección sobre el dominio de sí mismo [1469]1609
3. La diversión y el esparcimiento [1470]1610
4. Los judíos y los samaritanos [1471]1612
5. La mujer de Sicar [1472]1612
6. El renacimiento religioso en Samaria [1473]1615
7. Las enseñanzas sobre la oración y la adoración [1474]1616
144. En el Gilboa y la Decápolis [1475]1617
1. El campamento de Gilboa [1476]1617
2. El discurso sobre la oración [1477]1618
3. La oración del creyente [1478]1619
4. Más cosas sobre la oración [1479]1620
5. Otras formas de oración [1480]1621
6. La conferencia con los apóstoles de Juan [1481]1624
7. En las ciudades de la Decápolis [1482]1626
8. En el campamento cerca de Pella [1483]1626
9. La muerte de Juan el Bautista [1484]1627
145. Cuatro días memorables en Cafarnaúm [1485]1628
l. La redada de peces [1486]1628
2. La tarde en la sinagoga [1487]1629
3. La curación a la puesta del Sol [1488]1631
4. La noche siguiente [1489]1634
5. El domingo por la mañana temprano [1490]1634
146. La primera gira de predicación en Galilea [1491]1637
1. La predicación en Rimón [1492]1637
2. En Jotapata [1493]1638
3. La parada en Ramá [1494]1641
4. El evangelio en Irón [1495]1643
5. De vuelta en Caná [1496]1644
6. Naín y el hijo de la viuda [1497]1645
7. En Endor [1498]1646
147. El paréntesis de la visita a Jerusalén [1499]1647
1. El servidor del centurión [1500]1647
2. El viaje a Jerusalén [1501]1648
3. En el estanque de Betesda [1502]1649
4. La regla de vida [1503]1650
5. La visita a Simón el fariseo [1504]1651
6. El regreso a Cafarnaúm [1505]1653
7. De regreso en Cafarnaúm [1506]1655
8. La fiesta de la bondad espiritual [1507]1656
148. La preparación de los evangelistas en Betsaida [1508]1657
1. Una nueva escuela de profetas [1509]1657
2. El hospital de Betsaida [1510]1658
3. Los asuntos del Padre [1511]1659
4. El mal, el pecado y la iniquidad [1512]1659
5. La finalidad de la aflicción [1513]1661
6. El malentendido sobre el sufrimiento —
El discurso sobre Job [1514]1662
7. El hombre de la mano seca [1515]1664
8. La última semana en Betsaida [1516]1665
9. La curación del paralítico [1517]1666
149. La segunda gira de predicación [1518]1668
1. La extensa fama de Jesús [1519]1668
2. La actitud de la gente [1520]1670
3. La hostilidad de los jefes religiosos [1521]1672
4. El desarrollo de la gira de predicación [1522]1673
5. La lección sobre el contentamiento [1523]1674
6. El «temor al Señor» [1524]1675
7. El regreso a Betsaida [1525]1677
150. La tercera gira de predicación [1526]1678
1. El cuerpo de mujeres evangelistas [1527]1678
2. La parada en Magdala [1528]1679
3. Un sábado en Tiberiades [1529]1680
4. El envío de los apóstoles de dos en dos [1530]1681
5. ¿Qué debo hacer para salvarme? [1531]1682
6. Las lecciones vespertinas [1532]1683
7. La estancia en Nazaret [1533]1683
8. Los oficios del sábado [1534]1684
9. Nazaret rechaza a Jesús [1535]1686
151. Estancia y enseñanza a la orilla del mar [1536]1688
1. La parábola del sembrador [1537]1688
2. La interpretación de la parábola [1538]1689
3. Más cosas sobre las parábolas [1539]1691
4. Más parábolas al lado del mar [1540]1693
5. La visita a Jeresa [1541]1694
6. El lunático de Jeresa [1542]1695
152. Los acontecimientos que condujeron a la crisis de Cafarnaúm [1543]1698
1. En la casa de Jairo [1544]1699
2. La alimentación de los cinco mil [1545]1700
3. El episodio de la coronación [1546]1702
4. La visión nocturna de Simón Pedro [1547]1703
5. De regreso en Betsaida [1548]1703
6. En Genesaret [1549]1705
7. En Jerusalén [1550]1706
153. La crisis en Cafarnaúm [1551]1707
1. La preparación del escenario [1552]1707
2. El sermón memorable [1553]1709
3. Después de la reunión [1554]1712
4. Las últimas palabras en la sinagoga [1555]1713
5. El sábado por la tarde [1556]1715
154. Los últimos días en Cafarnaúm [1557]1717
1. Una semana de deliberaciones [1558]1717
2. Una semana de descanso [1559]1718
3. La segunda conferencia en Tiberiades [1560]1719
4. El sábado por la noche en Cafarnaúm [1561]1719
5. El memorable domingo por la mañana [1562]1720
6. Llega la familia de Jesús [1563]1721
7. La huida precipitada [1564]1723
155. La huida por el norte de Galilea [1565]1725
1. ¿Por qué están furiosos los paganos? [1566]1725
2. Los evangelistas en Corazín [1567]1726
3. En Cesarea de Filipo [1568]1727
4. En el camino de Fenicia [1569]1728
5. El discurso sobre la verdadera religión [1570]1728
6. El segundo discurso sobre la religión [1571]1730
156. La estancia en Tiro y Sidón [1572]1734
1. La mujer siria [1573]1734
2. La enseñanza en Sidón [1574]1735
3. El viaje subiendo por la costa [1575]1736
4. En Tiro [1576]1737
5. La enseñanza de Jesús en Tiro [1577]1737
6. El regreso de Fenicia [1578]1741
157. En Cesarea de Filipo [1579]1743
1. El recaudador de impuestos del templo [1580]1743
2. En Betsaida-Julias [1581]1744
3. La confesión de Pedro [1582]1745
4. La conversación sobre el reino [1583]1746
5. El nuevo concepto [1584]1748
6. La tarde siguiente [1585]1748
7. Las entrevistas de Andrés [1586]1750
158. El monte de la transfiguración [1587]1752
1. La transfiguración [1588]1752
2. El descenso de la montaña [1589]1754
3. El significado de la transfiguración [1590]1755
4. El muchacho epiléptico [1591]1755
5. Jesús cura al muchacho [1592]1757
6. En el jardín de Celsus [1593]1758
7. La protesta de Pedro [1594]1759
8. En la casa de Pedro [1595]1761
159. La gira por la Decápolis [1596]1762
1. El sermón sobre el perdón [1597]1762
2. El predicador extranjero [1598]1764
3. Las instrucciones para los educadores y los creyentes [1599]1765
4. La conversación con Natanael [1600]1767
5. La naturaleza positiva de la religión de Jesús [1601]1769
6. El regreso a Magadán [1602]1771
160. Rodán de Alejandría [1603]1772
1. La filosofía griega de Rodán [1604]1772
2. El arte de vivir [1605]1775
3. Los atractivos de la madurez [1606]1777
4. El equilibrio de la madurez [1607]1778
5. La religión del Ideal [1608]1780
161. Otras discusiones con Rodán [1609]1783
1. La personalidad de Dios [1610]1783
2. La naturaleza divina de Jesús [1611]1785
3. La mente humana y la mente divina de Jesús [1612]1787
162. En la fiesta de los tabernáculos [1613]1788
1. Los peligros de la visita a Jerusalén [1614]1788
2. El primer discurso en el templo [1615]1790
3. La mujer sorprendida en adulterio [1616]1792
4. La fiesta de los tabernáculos [1617]1793
5. El sermón sobre la luz del mundo [1618]1794
6. El discurso sobre el agua de la vida [1619]1795
7. El discurso sobre la libertad espiritual [1620]1796
8. La charla con Marta y María [1621]1797
9. En Belén con Abner [1622]1798
163. La ordenación de los setenta en Magadán [1623]1800
1. La ordenación de los setenta [1624]1800
2. El joven rico y otros casos [1625]1801
3. La discusión sobre la riqueza [1626]1803
4. La despedida de los setenta [1627]1804
5. El traslado del campamento a Pella [1628]1806
6. El regreso de los setenta [1629]1806
7. Los preparativos para la última misión [1630]1808
164. La fiesta de la consagración [1631]1809
1. La historia del buen samaritano [1632]1809
2. En Jerusalén [1633]1810
3. La curación del mendigo ciego [1634]1811
4. Josías ante el sanedrín [1635]1813
5. La enseñanza en el Pórtico de Salomón [1636]1815
165. Comienza la misión en Perea [1637]1817
1. En el campamento de Pella [1638]1817
2. El sermón sobre el buen pastor [1639]1818
3. El sermón del sábado en Pella [1640]1819
4. La división de la herencia [1641]1821
5. Las conversaciones con los apóstoles sobre la riqueza [1642]1823
6. La respuesta a la pregunta de Pedro [1643]1824
166. La última visita a Perea del norte [1644]1825
1. Los fariseos en Ragaba [1645]1825
2. Los diez leprosos [1646]1827
3. El sermón en Gerasa [1647]1828
4. La enseñanza sobre los accidentes [1648]1830
5. La congregación de Filadelfia [1649]1831
167. La visita a Filadelfia [1650]1833
1. El desayuno con los fariseos [1651]1833
2. La parábola de la gran cena [1652]1835
3. La mujer de carácter débil [1653]1835
4. El mensaje de Betania [1654]1836
5. En el camino de Betania [1655]1838
6. La bendición de los niños [1656]1839
7. La conversación sobre los ángeles [1657]1840
168. La resurrección de Lázaro [1658]1842
1. En la tumba de Lázaro [1659]1843
2. La resurrección de Lázaro [1660]1845
3. La reunión del sanedrín [1661]1847
4. La respuesta a la oración [1662]1848
5. ¿Qué fue de Lázaro? [1663]1849
169. La última enseñanza en Pella [1664]1850
1. La parábola del hijo perdido [1665]1850
2. La parábola del administrador sagaz [1666]1853
3. El hombre rico y el mendigo [1667]1854
4. El Padre y su reino [1668]1855
170. El reino de los cielos [1669]1858
1. Los conceptos del reino de los cielos [1670]1858
2. El concepto de Jesús sobre el reino [1671]1859
3. En relación con la rectitud [1672]1861
4. La enseñanza de Jesús sobre el reino [1673]1862
5. Las ideas posteriores sobre el reino [1674]1864
171. En el camino de Jerusalén [1675]1867
1. La partida de Pella [1676]1868
2. El cálculo del coste [1677]1869
3. La gira por Perea [1678]1870
4. La enseñanza en Livias [1679]1871
5. El ciego de Jericó [1680]1873
6. La visita a Zaqueo [1681]1873
7. «Mientras Jesús pasaba» [1682]1874
8. La parábola de las minas [1683]1875
172. La entrada en Jerusalén [1684]1878
1. El sábado en Betania [1685]1878
2. El domingo por la mañana con los apóstoles [1686]1880
3. La partida hacia Jerusalén [1687]1880
4. La visita al templo [1688]1883
5. La actitud de los apóstoles [1689]1883
173. El lunes en Jerusalén [1690]1888
1. La depuración del templo [1691]1888
2. El desafío a la autoridad del Maestro [1692]1891
3. La parábola de los dos hijos [1693]1893
4. La parábola del propietario ausente [1694]1893
5. La parábola del banquete de boda [1695]1894
174. El martes por la mañana en el templo [1696]1897
1. El perdón divino [1697]1898
2. Las preguntas de los dirigentes judíos [1698]1899
3. Los saduceos y la resurrección [1699]1900
4. El gran mandamiento [1700]1901
5. Los griegos indagadores [1701]1902
175. El último discurso en el templo [1702]1905
1. El discurso [1703]1905
2. La condición de los judíos [1704]1909
3. La nefasta reunión del sanedrín [1705]1909
4. La situación en Jerusalén [1706]1910
176. El martes por la noche en el Monte de los Olivos [1707]1912
1. La destrucción de Jerusalén [1708]1912
2. La segunda venida del Maestro [1709]1914
3. La conversación posterior en el campamento [1710]1916
4. El regreso de Miguel [1711]1918
177. El miércoles, día de descanso [1712]1920
1. Un día a solas con Dios [1713]1920
2. La infancia en el hogar [1714]1921
3. El día en el campamento [1715]1923
4. Judas y los jefes de los sacerdotes [1716]1924
5. Las últimas horas de reunión social [1717]1927
178. El último día en el campamento [1718]1929
1. El discurso sobre la filiación y la ciudadanía [1719]1929
2. Después del almuerzo [1720]1932
3. Camino de la cena [1721]1934
179. La Última cena [1722]1936
1. El deseo de ser preferido [1723]1936
2. El comienzo de la cena [1724]1937
3. El lavado de pies de los apóstoles [1725]1938
4. Las últimas palabras al traidor [1726]1940
5. El establecimiento de la cena del recuerdo [1727]1941
180. El discurso de despedida [1728]1944
1. El nuevo mandamiento [1729]1944
2. La vid y los sarmientos [1730]1945
3. La enemistad del mundo [1731]1946
4. El ayudante prometido [1732]1948
5. El Espíritu de la Verdad [1733]1949
6. La necesidad de partir [1734]1951
181. Las últimas recomendaciones y advertencias [1735]1953
1. Las últimas palabras de consuelo [1736]1953
2. Las recomendaciones personales de despedida [1737]1955
182. En Getsemaní [1738]1963
1. La última oración en grupo [1739]1963
2. Las últimas horas antes de la traición [1740]1966
3. A solas en Getsemaní [1741]1968
183. La traición y el arresto de Jesús [1742]1971
1. La voluntad del Padre [1743]1971
2. Judas en la ciudad [1744]1972
3. El arresto del Maestro [1745]1973
4. La discusión en el lagar [1746]1975
5. Camino del palacio del sumo sacerdote [1747]1977
184. Ante el tribunal del sanedrín [1748]1978
1. El interrogatorio de Anás [1749]1978
2. Pedro en el patio [1750]1980
3. Ante el tribunal de los sanedristas [1751]1982
4. La hora de la humillación [1752]1984
5. La segunda reunión del tribunal [1753]1985
185. El juicio ante Pilatos [1754]1987
1. Poncio Pilatos [1755]1987
2. Jesús comparece ante Pilatos [1756]1989
3. El interrogatorio privado de Pilatos [1757]1991
4. Jesús ante Herodes [1758]1992
5. Jesús vuelve ante Pilatos [1759]1993
6. El último llamamiento de Pilatos [1760]1994
7. La última entrevista con Pilatos [1761]1995
8. El trágico abandono de Pilatos [1762]1996
186. Poco antes de la crucifixión [1763]1997
1. El final de Judas Iscariote [1764]1997
2. La actitud del Maestro [1765]1999
3. El fiable David Zebedeo [1766]2000
4. Los preparativos para la crucifixión [1767]2001
5. Relación entre la muerte de Jesús y la Pascua [1768]2002
187. La crucifixión [1769]2004
1. Camino del Gólgota [1770]2004
2. La crucifixión [1771]2006
3. Los que vieron la crucifixión [1772]2008
4. El ladrón en la cruz [1773]2008
5. Las últimas horas en la cruz [1774]2010
6. Después de la crucifixión [1775]2011
188. El período en la tumba [1776]2012
1. El entierro de Jesús [1777]2012
2. La protección de la tumba [1778]2014
3. Durante el sábado [1779]2014
4. El significado de la muerte en la cruz [1780]2016
5. Las lecciones de la cruz [1781]2017
189. La resurrección [1782]2020
1. El tránsito morontial [1783]2020
2. El cuerpo material de Jesús [1784]2022
3. La resurrección dispensacional [1785]2024
4. El descubrimiento de la tumba vacía [1786]2025
5. Pedro y Juan en la tumba [1787]2027
190. Las apariciones morontiales de Jesús [1788]2029
1. Los anunciadores de la resurrección [1789]2029
2. La aparición de Jesús en Betania [1790]2031
3. En la casa de José [1791]2033
4. La aparición a los griegos [1792]2033
5. El paseo con los dos hermanos [1793]2034
191. Las apariciones a los apóstoles y a otros discípulos principales [1794]2037
1. La aparición a Pedro [1795]2039
2. La primera aparición a los apóstoles [1796]2040
3. Con los seres morontiales [1797]2040
4. La décima aparición (en Filadelfia) [1798]2041
5. La segunda aparición a los apóstoles [1799]2042
6. La aparición en Alejandría [1800]2044
192. Las apariciones en Galilea [1801]2045
1. La aparición cerca del lago [1802]2045
2. Las conversaciones con los apóstoles de dos en dos [1803]2047
3. En el monte de la ordenación [1804]2050
4. La reunión a la orilla del lago [1805]2050
193. Las apariciones finales y la ascensión [1806]2052
1. La aparición en Sicar [1807]2053
2. La aparición en Fenicia [1808]2054
3. La última aparición en Jerusalén [1809]2055
4. Las causas de la caída de Judas [1810]2055
5. La ascensión del Maestro [1811]2057
6. Pedro convoca una reunión [1812]2057
194. La donación del Espíritu de la Verdad [1813]2059
1. El sermón de Pentecostés [1814]2060
2. El significado de Pentecostés [1815]2060
3. Lo que sucedió en Pentecostés [1816]2062
4. Los principios de la iglesia cristiana [1817]2066
195. Después de Pentecostés [1818]2069
1. La influencia de los griegos [1819]2071
2. La influencia romana [1820]2072
3. Bajo el imperio romano [1821]2073
4. La edad de las tinieblas en Europa [1822]2074
5. El problema moderno [1823]2075
6. El materialismo [1824]2076
7. La vulnerabilidad del materialismo [1825]2078
8. El totalitarismo laico [1826]2081
9. El problema del cristianismo [1827]2082
10. El futuro [1828]2084
196. La fe de Jesús [1829]2087
1. Jesús — el hombre [1830]2090
2. La religión de Jesús [1831]2091
3. La supremacía de la religión [1832]2093
El libro de Urantia
0:0.1 (1.1) EN LA MENTE de los mortales de Urantia — éste es el nombre de vuestro mundo — existe una gran confusión en cuanto al significado de palabras tales como Dios, divinidad y deidad. Los seres humanos se sienten aún más confundidos e inseguros con respecto a las relaciones entre las personalidades divinas designadas con estos numerosos apelativos. Debido a esta pobreza conceptual acompañada de tanta confusión de ideas, se me ha encargado formular esta exposición preliminar para explicar los significados que deberán atribuirse a ciertos símbolos verbales que se van a utilizar más adelante en estos documentos, que el cuerpo de reveladores de la verdad, de Orvonton, ha sido autorizado a traducir al idioma inglés de Urantia.
0:0.2 (1.2) En nuestro esfuerzo por aumentar la conciencia cósmica y elevar la percepción espiritual, nos resulta extremadamente difícil presentar unos conceptos más amplios y una verdad avanzada cuando estamos limitados por la utilización del lenguaje restringido de un planeta. Pero las instrucciones que hemos recibido nos recomiendan que realicemos todos los esfuerzos posibles para transmitir nuestros significados utilizando los símbolos verbales de la lengua inglesa. Se nos ha ordenado que sólo introduzcamos términos nuevos cuando el concepto a describir no encuentre en inglés ninguna terminología que se pueda emplear para expresar ese nuevo concepto, ya sea parcialmente o incluso distorsionando más o menos su significado.
0:0.3 (1.3) Con la esperanza de facilitar la comprensión y de impedir la confusión de cualquier mortal que pueda leer detenidamente estos documentos, estimamos oportuno presentar en esta exposición inicial un resumen de los significados que deberán atribuirse a las numerosas palabras inglesas que se van a emplear para designar a la Deidad y a ciertos conceptos asociados de las cosas, los significados y los valores de la realidad universal.
0:0.4 (1.4) Pero para poder formular este Prólogo de definiciones y limitaciones de terminología, es necesario indicar de antemano cómo se van a utilizar estas palabras en los documentos posteriores. Por consiguiente, este Prólogo no es una exposición completa en sí mismo; sólo es una guía de definiciones, diseñada para ayudar a aquellas personas que lean los documentos adjuntos, que tratan de la Deidad y del universo de universos, y que han sido formulados por una comisión de Orvonton enviada a Urantia con esta finalidad.
0:0.5 (1.5) Vuestro mundo, Urantia, es uno de los muchos planetas habitados similares que componen el universo local de Nebadon. Este universo, junto con otras creaciones semejantes, forman el superuniverso de Orvonton, cuya capital es Uversa, de donde procede nuestra comisión. Orvonton es uno de los siete superuniversos evolutivos del tiempo y del espacio que rodean al universo central de Havona, la creación sin principio ni fin de la perfección divina. En el núcleo de este universo central y eterno se encuentra la Isla estacionaria del Paraíso, centro geográfico de la infinidad y morada del Dios eterno.
0:0.6 (1.6) Llamamos generalmente gran universo a los siete superuniversos en evolución en asociación con el universo central y divino; éstas son las creaciones organizadas y habitadas actualmente. Todas forman parte del universo maestro, que engloba también a los universos del espacio exterior, deshabitados pero en vías de movilización.
0:1.1 (2.1) El universo de universos manifiesta los fenómenos de las actividades de la deidad en los diversos niveles de las realidades cósmicas, los significados mentales y los valores espirituales, pero todos estos ministerios — personales u otros — están divinamente coordinados.
0:1.2 (2.2) LA DEIDAD puede personalizarse como Dios; es prepersonal y superpersonal de maneras no del todo comprensibles para el hombre. La Deidad se caracteriza por la cualidad de la unidad — actual o potencial — en todos los niveles supermateriales de la realidad, y las criaturas comprenden mejor esta cualidad unificadora con el apelativo de divinidad.
0:1.3 (2.3) La Deidad desempeña sus funciones en los niveles personales, prepersonales y superpersonales. La Deidad Total está actuando en los siete niveles siguientes:
0:1.4 (2.4) 1. Estático — Deidad contenida en sí misma y existente por sí misma.
0:1.5 (2.5) 2. Potencial — Deidad con una voluntad y una finalidad propias.
0:1.6 (2.6) 3. Asociativo — Deidad que se ha personalizado a sí misma y divinamente fraternal.
0:1.7 (2.7) 4. Creativo — Deidad que se distribuye a sí misma y se revela de manera divina.
0:1.8 (2.8) 5. Evolutivo — Deidad que se expande a sí misma y está identificada con la criatura.
0:1.9 (2.9) 6. Supremo — Deidad que experimenta por sí misma y que unifica a la criatura con el Creador. Esta Deidad actúa en el primer nivel de identificación con las criaturas bajo la forma de los supercontroladores espacio-temporales del gran universo, y a veces se le llama Supremacía de la Deidad.
0:1.10 (2.10) 7. Último — Deidad que se proyecta a sí misma y que trasciende el tiempo y el espacio. Deidad omnipotente, omnisciente y omnipresente. Esta Deidad actúa en el segundo nivel de expresión unificadora de la divinidad bajo la forma de los supercontroladores eficaces y los sostenedores absonitos del universo maestro. Comparada con el ministerio de las Deidades en el gran universo, esta actividad absonita en el universo maestro equivale a un supercontrol y a un supersostén universales, a veces llamados Ultimidad de la Deidad.
0:1.11 (2.11) El nivel finito de la realidad está caracterizado por la vida de las criaturas y las limitaciones del espacio-tiempo. Las realidades finitas pueden no tener un final, pero siempre tienen un principio — son creadas. El nivel de Deidad de la Supremacía se puede concebir como una actividad relacionada con las existencias finitas.
0:1.12 (2.12) El nivel absonito de la realidad está caracterizado por las cosas y los seres sin principio ni fin, y por la trascendencia del tiempo y del espacio. Los absonitarios no son creados; son existenciados — simplemente existen. El nivel de Deidad de la Ultimidad implica una actividad relacionada con las realidades absonitas. Cada vez que se trasciende el tiempo y el espacio en cualquier parte del universo maestro, este fenómeno absonito es un acto de la Ultimidad de la Deidad.
0:1.13 (2.13) El nivel absoluto está desprovisto de principio, de fin, de tiempo y de espacio. Por ejemplo, en el Paraíso, el tiempo y el espacio no existen; el estado espacio-temporal del Paraíso es absoluto. Las Deidades del Paraíso alcanzan existencialmente este nivel por medio de la Trinidad, pero este tercer nivel de expresión unificadora de la Deidad no está unificado por completo experiencialmente. Los valores y los significados absolutos del Paraíso se manifiestan en cualquier momento, lugar y manera en que funciona el nivel absoluto de la Deidad.
0:1.14 (3.1) La Deidad puede ser existencial, como en el caso del Hijo Eterno; experiencial, como en el Ser Supremo; asociativa, como en Dios Séptuple; indivisa, como en la Trinidad del Paraíso.
0:1.15 (3.2) La Deidad es la fuente de todo lo que es divino. La Deidad es característica e invariablemente divina, pero todo lo que es divino no es necesariamente la Deidad, aunque estará coordinado con ella y tenderá hacia alguna fase de unidad — espiritual, mental o personal — con la Deidad.
0:1.16 (3.3) La DIVINIDAD es la cualidad característica, unificadora y coordinadora de la Deidad.
0:1.17 (3.4) La divinidad es comprensible para las criaturas como verdad, belleza y bondad; está correlacionada en la personalidad como amor, misericordia y ministerio; y se revela en los niveles impersonales como justicia, poder y soberanía.
0:1.18 (3.5) La Divinidad puede ser perfecta — completa — , como en los niveles existenciales y de los creadores, los niveles de la perfección del Paraíso; puede ser imperfecta, como en los niveles experienciales y de las criaturas, los niveles de la evolución espacio-temporal; o puede ser relativa, ni perfecta ni imperfecta, como sucede en ciertos niveles de Havona donde se relacionan lo existencial y lo experiencial.
0:1.19 (3.6) Cuando intentamos concebir la perfección en todas sus fases y formas de relatividad, nos encontramos con siete tipos imaginables:
0:1.20 (3.7) 1. Perfección absoluta en todos los aspectos.
0:1.21 (3.8) 2. Perfección absoluta en algunas fases y perfección relativa en todos los demás aspectos.
0:1.22 (3.9) 3. Aspectos absolutos, relativos e imperfectos en asociaciones variadas.
0:1.23 (3.10) 4. Perfección absoluta en algunos sentidos e imperfección en todos los demás.
0:1.24 (3.11) 5. Perfección absoluta en ninguna dirección y perfección relativa en todas las manifestaciones.
0:1.25 (3.12) 6. Perfección absoluta en ninguna fase, perfección relativa en algunas e imperfecta en las demás.
0:1.26 (3.13) 7. Perfección absoluta en ningún atributo e imperfección en todos.
0:2.1 (3.14) Las criaturas mortales evolutivas experimentan un impulso irresistible por simbolizar sus conceptos finitos de Dios. La conciencia del deber moral que tiene el hombre, y su idealismo espiritual, representan un nivel de valores — una realidad experiencial — que es difícil de simbolizar.
0:2.2 (3.15) La conciencia cósmica implica el reconocimiento de una Causa Primera, la sola y única realidad sin causa. Dios, el Padre Universal, actúa en tres niveles de personalidad de la Deidad, que tienen un valor subinfinito y expresan de manera relativa la divinidad:
0:2.3 (3.16) 1. Prepersonal — como en el ministerio de los fragmentos del Padre, tales como los Ajustadores del Pensamiento.
0:2.4 (3.17) 2. Personal — como en la experiencia evolutiva de los seres creados y procreados.
0:2.5 (3.18) 3. Superpersonal — como en las realidades existenciadas de ciertos seres absonitos y otros seres asociados.
0:2.6 (3.19) DIOS es un símbolo verbal con el que se designan todas las personalizaciones de la Deidad. Este vocablo necesita una definición diferente en cada nivel personal donde actúa la Deidad, y debe ser redefinido posteriormente dentro de cada uno de dichos niveles, porque esta palabra se puede utilizar para designar las diversas personalizaciones coordinadas y subordinadas de la Deidad, como por ejemplo los Hijos Creadores Paradisiacos — los padres de los universos locales.
0:2.7 (4.1) La palabra Dios, tal como la utilizamos, puede entenderse:
0:2.8 (4.2) Por designación — como Dios Padre.
0:2.9 (4.3) Por el contexto — como cuando se utiliza para hablar de algún nivel o asociación de la deidad. Cuando se tengan dudas sobre la interpretación exacta de la palabra Dios, sería aconsejable aplicarla a la persona del Padre Universal.
0:2.10 (4.4) La palabra Dios siempre indica la personalidad. La palabra Deidad puede referirse o no a las personalidades de la divinidad.
0:2.11 (4.5) La palabra DIOS se utiliza en estos documentos con los siguientes significados:
0:2.12 (4.6) 1. Dios Padre — Creador, Controlador y Sostén. El Padre Universal, la Primera Persona de la Deidad.
0:2.13 (4.7) 2. Dios Hijo — Creador Coordinado, Controlador del Espíritu y Administrador Espiritual. El Hijo Eterno, la Segunda Persona de la Deidad.
0:2.14 (4.8) 3. Dios Espíritu — Actor Conjunto, Integrador Universal y Donador de la Mente. El Espíritu Infinito, la Tercera Persona de la Deidad.
0:2.15 (4.9) 4. Dios Supremo — el Dios del tiempo y del espacio en proceso de actualización o evolución. La Deidad personal que está llevando a cabo, en asociación, la hazaña experiencial del espacio-tiempo: identificar a la criatura con el Creador. El Ser Supremo está experimentando y consiguiendo personalmente la unidad de la Deidad como Dios evolutivo y experiencial de las criaturas evolutivas del tiempo y del espacio.
0:2.16 (4.10) 5. Dios Séptuple — personalidad de la Deidad que actúa realmente en cualquier parte del espacio-tiempo. Se trata de las Deidades personales del Paraíso y de sus asociados creativos, que actúan dentro y fuera de las fronteras del universo central, y están personalizando el poder como Ser Supremo en el primer nivel de las criaturas donde se revela, en el tiempo y el espacio, la Deidad unificadora. Este nivel es el gran universo, la esfera donde las personalidades del Paraíso descienden al espacio-tiempo, en asociación recíproca con las criaturas evolutivas que ascienden del espacio-tiempo.
0:2.17 (4.11) 6. Dios Último — el Dios del supertiempo y del espacio trascendido, que se está existenciando. Es el segundo nivel experiencial donde se manifiesta la Deidad unificadora. Dios Último significa que se han hecho realidad los valores superpersonales-absonitos, los valores del espacio-tiempo trascendido y los valores experienciales existenciados, y que han sido sintetizados y coordinados en los niveles creativos finales de la realidad de la Deidad.
0:2.18 (4.12) 7. Dios Absoluto — el Dios de los valores superpersonales trascendidos y de los significados de la divinidad trascendidos, que se está volviendo experiencial pero que actualmente es existencial como Absoluto de la Deidad. Éste es el tercer nivel de expresión y de expansión de la Deidad unificadora. En este nivel supercreativo, la Deidad experimenta el agotamiento del potencial personalizable, encuentra la culminación de la divinidad y sufre la extenuación de su capacidad para revelarse en los niveles progresivos y sucesivos de cualquier otra personalización. Ahora la Deidad encuentra al Absoluto Incalificado, incide en él y experimenta su identidad con él.
0:3.1 (4.13) La realidad total e infinita es existencial en siete fases y bajo la forma de siete Absolutos coordinados:
0:3.2 (5.1) 1. La Fuente-Centro Primera.
0:3.3 (5.2) 2. La Fuente-Centro Segunda.
0:3.4 (5.3) 3. La Fuente-Centro Tercera.
0:3.5 (5.4) 4. La Isla del Paraíso.
0:3.6 (5.5) 5. El Absoluto de la Deidad.
0:3.7 (5.6) 6. El Absoluto Universal.
0:3.8 (5.7) 7. El Absoluto Incalificado.
0:3.9 (5.8) Dios, como Fuente y Centro Primera, es primordial — de manera incondicional — en relación con la realidad total. La Fuente-Centro Primera es infinita así como eterna, y por lo tanto sólo está limitada o condicionada por su volición.
0:3.10 (5.9) Dios — el Padre Universal — es la personalidad de la Fuente-Centro Primera, y como tal mantiene relaciones personales de control infinito sobre todas las fuentes y centros coordinados y subordinados. Este control es personal e infinito en potencia, aunque nunca lo ejerza realmente debido a la perfección con que actúan las citadas fuentes, centros y personalidades coordinados y subordinados.
0:3.11 (5.10) Por lo tanto, La Fuente-Centro Primera es primordial en todos los ámbitos: deificado y no deificado, personal o impersonal, actual o potencial, finito o infinito. Ninguna cosa o ser, ninguna relatividad o finalidad puede existir a menos que esté en relación directa o indirecta con la primacía de la Fuente-Centro Primera, y bajo su dependencia.
0:3.12 (5.11) La Fuente-Centro Primera está relacionada con el universo de las maneras siguientes:
0:3.13 (5.12) 1. Las fuerzas gravitatorias de los universos materiales convergen en el centro de gravedad situado en el bajo Paraíso. Por este motivo, el emplazamiento geográfico de su persona está eternamente fijo en relación absoluta con el centro de energía-fuerza del plano inferior o material del Paraíso. Pero la personalidad absoluta de la Deidad se encuentra en el plano superior o espiritual del Paraíso.
0:3.14 (5.13) 2. Las fuerzas mentales convergen en el Espíritu Infinito; la mente cósmica diferencial y divergente converge en los Siete Espíritus Maestros; la mente del Supremo, que se está volviendo real, converge como experiencia espacio-temporal en Majeston.
0:3.15 (5.14) 3. Las fuerzas espirituales del universo convergen en el Hijo Eterno.
0:3.16 (5.15) 4. La capacidad ilimitada de acción de la deidad reside en el Absoluto de la Deidad.
0:3.17 (5.16) 5. La capacidad ilimitada de reacción de la infinidad existe en el Absoluto Incalificado.
0:3.18 (5.17) 6. Los dos Absolutos — Calificado e Incalificado — están coordinados y unificados en el Absoluto Universal, y a través de él.
0:3.19 (5.18) 7. La personalidad potencial de un ser moral evolutivo, o de cualquier otro ser moral, está centrada en la personalidad del Padre Universal.
0:3.20 (5.19) La REALIDAD, tal como la comprenden los seres finitos, es parcial, relativa e imprecisa. La máxima realidad de la Deidad que pueden comprender plenamente las criaturas finitas evolutivas está contenida en el Ser Supremo. Sin embargo, existen realidades anteriores y eternas, realidades superfinitas, que son ancestrales a esta Deidad Suprema de las criaturas evolutivas del espacio-tiempo. Al intentar describir el origen y la naturaleza de la realidad universal, nos vemos obligados a emplear la técnica del razonamiento espacio-temporal para poder acercarnos al nivel de la mente finita. Por consiguiente, muchos acontecimientos simultáneos de la eternidad tenemos que presentarlos como operaciones secuenciales.
0:3.21 (6.1) Una criatura del espacio-tiempo percibiría el origen y la diferenciación de la Realidad de la manera siguiente: el eterno e infinito YO SOY, ejerciendo su libre albedrío inherente y eterno, consiguió liberar a la Deidad de las trabas de la infinidad incalificada, y esta separación de la infinidad incalificada produjo la primera tensión absoluta de la divinidad. Esta tensión, ocasionada por la diferenciación de la infinidad, la resuelve el Absoluto Universal, que se ocupa de unificar y coordinar la infinidad dinámica de la Deidad Total con la infinidad estática del Absoluto Incalificado.
0:3.22 (6.2) Con esta operación original, el YO SOY teórico consiguió hacer realidad la personalidad al convertirse en el Padre Eterno del Hijo Original, volviéndose simultáneamente la Fuente Eterna de la Isla del Paraíso. Coexistentes con la diferenciación entre el Hijo y el Padre, y en presencia del Paraíso, aparecieron la persona del Espíritu Infinito y el universo central de Havona. Con la aparición de la Deidad personal coexistente — el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito — el Padre evitó dispersarse, como personalidad, por todo el potencial de la Deidad Total, lo que de otra manera hubiera sido inevitable. Desde entonces, el Padre sólo llena todo el potencial de la Deidad cuando se encuentra en asociación Trinitaria con sus dos iguales en Deidad, mientras que la Deidad experiencial se está actualizando cada vez más en los niveles de divinidad de la Supremacía, la Ultimidad y la Absolutidad.
0:3.23 (6.3) El concepto del YO SOY es una concesión filosófica que hacemos a la mente finita del hombre, atada al tiempo y encadenada al espacio, a la imposibilidad de que las criaturas comprendan las existencias de la eternidad — las realidades y relaciones sin principio ni fin. Para las criaturas del espacio-tiempo, todas las cosas deben tener un principio, con la sola excepción de la ÚNICA SIN CAUSA — la causa primigenia de las causas. Por este motivo conceptuamos este nivel de valor filosófico como el YO SOY, y al mismo tiempo enseñamos a todas las criaturas que el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito son coeternos con el YO SOY; en otras palabras, que nunca ha existido un momento en el que el YO SOY no fuera el Padre del Hijo, y con él, del Espíritu.
0:3.24 (6.4) El concepto de Infinito lo utilizamos para indicar la plenitud — la finalidad — implícita en la primacía de la Fuente-Centro Primera. El YO SOY teórico es para la criatura una extensión filosófica de «la infinidad de la voluntad», pero el Infinito es un nivel de valor actual que representa la connotación, desde la eternidad, de la verdadera infinidad del libre albedrío absoluto y sin trabas del Padre Universal. Este concepto se denomina a veces el Infinito-Padre.
0:3.25 (6.5) Una gran parte de la confusión que experimentan todas las clases de seres superiores e inferiores, en sus esfuerzos por descubrir al Infinito-Padre, es inherente a sus limitaciones de comprensión. La primacía absoluta del Padre Universal no es evidente en los niveles subinfinitos; por ello, es probable que únicamente el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito conozcan realmente al Padre como infinidad; para todas las demás personalidades, este concepto representa un acto de fe.
0:4.1 (6.6) La realidad se actualiza de manera diferencial en diversos niveles del universo; la realidad tiene su origen en, y por medio de, la volición infinita del Padre Universal, y es comprensible en tres fases principales en muchos niveles diferentes de actualización del universo:
0:4.2 (6.7) 1. La realidad no deificada se extiende desde los ámbitos energéticos de lo no personal hasta los dominios de la realidad de los valores no personalizables de la existencia universal, e incluso hasta la presencia del Absoluto Incalificado.
0:4.3 (7.1) 2. La realidad deificada engloba todos los potenciales infinitos de la Deidad que se extienden a través de todos los ámbitos de la personalidad, desde el finito más inferior hasta el infinito más elevado, abarcando así el terreno de todo lo que es personalizable, y aún más — llegando incluso hasta la presencia del Absoluto de la Deidad.
0:4.4 (7.2) 3. La realidad interasociada. Se supone que la realidad del universo es deificada o no deificada, pero para los seres subdeificados, existe un inmenso campo de realidad interasociada, potencial y en vías de actualización, que resulta difícil de identificar. Una gran parte de esta realidad coordinada está incluida en los ámbitos del Absoluto Universal.
0:4.5 (7.3) He aquí el concepto primordial de la realidad original: El Padre inicia y mantiene la Realidad. Los diferenciales primordiales de la realidad consisten en lo deificado y lo no deificado — el Absoluto de la Deidad y el Absoluto Incalificado. La relación primordial que surge es la tensión entre los dos. Esta tensión de la divinidad, iniciada por el Padre, está perfectamente resuelta por el Absoluto Universal, y se eterniza como tal Absoluto.
0:4.6 (7.4) Desde el punto de vista del tiempo y del espacio, la realidad también se puede dividir como sigue:
0:4.7 (7.5) 1. Actual y Potencial. Son las realidades que existen en su plenitud de expresión, en contraste con las que contienen una capacidad no revelada para el crecimiento. El Hijo Eterno es una actualidad espiritual absoluta; el hombre mortal es en gran parte una potencialidad espiritual no realizada.
0:4.8 (7.6) 2. Absoluta y Subabsoluta. Las realidades absolutas son las existencias de la eternidad. Las realidades subabsolutas están proyectadas en dos niveles: Absonitas — las realidades que son relativas con respecto al tiempo y a la eternidad. Finitas — las realidades que se proyectan en el espacio y que se actualizan en el tiempo.
0:4.9 (7.7) 3. Existencial y Experiencial. La Deidad del Paraíso es existencial, pero el Supremo y el Último que emergen son experienciales.
0:4.10 (7.8) 4. Personal e Impersonal. La expansión de la Deidad, la expresión de la personali-dad y la evolución del universo están condicionadas para siempre por el acto voluntario del Padre, que separó definitivamente los significados y valores mentales, espirituales y personales, actuales y potenciales, centrados en el Hijo Eterno, de aquellas cosas que están centradas en la Isla eterna del Paraíso y son inherentes a ella.
0:4.11 (7.9) EL PARAÍSO es un término que incluye a los Absolutos focales, personales y no personales, de todas las fases de la realidad universal. El Paraíso, adecuadamente calificado, puede connotar todas y cada una de las formas de la realidad, la Deidad, la divinidad, la personalidad y la energía — espiritual, mental o material. Todas comparten el Paraíso como lugar de origen, de función y de destino en lo que se refiere a los valores, los significados y la existencia de hecho.
0:4.12 (7.10) La Isla del Paraíso — el Paraíso no calificado de otra manera — es el Absoluto del control de la gravedad material que ejerce la Fuente-Centro Primera. El Paraíso está inmóvil, y es la única cosa estacionaria en el universo de universos. La Isla del Paraíso tiene un emplazamiento en el universo pero ninguna posición en el espacio. Esta Isla eterna es la fuente real de los universos físicos — pasados, presentes y futuros. La Isla nuclear de Luz es un derivado de la Deidad, pero no es exactamente una Deidad; las creaciones materiales tampoco son una parte de la Deidad, sino una consecuencia.
0:4.13 (7.11) El Paraíso no es un creador; es el controlador sin igual de numerosas actividades del universo, siendo mucho más controlador que reactivo. En todos los universos materiales, el Paraíso influye en las reacciones y la conducta de todos los seres relacion-ados con la fuerza, la energía y el poder. Pero el Paraíso en sí mismo es único, exclusivo y está aislado en los universos. El Paraíso no representa a nada y nada representa al Paraíso. No es ni una fuerza ni una presencia, sino simplemente el Paraíso.
0:5.1 (8.1) La personalidad es un nivel de realidad deificada, y se extiende desde el nivel humano e intermedio de mayor activación mental de la adoración y la sabiduría, y asciende a través de los niveles morontiales y espirituales hasta alcanzar el estado definitivo de la personalidad. Ésta es la ascensión evolutiva de la personalidad de los mortales y de otras criaturas similares, pero existen otras muchas clases de personalidades en el universo.
0:5.2 (8.2) La realidad está sometida a la expansión universal, la personalidad a una diversificación infinita, y las dos son capaces de coordinarse casi ilimitadamente con la Deidad y de estabilizarse de manera eterna. Aunque el campo metamórfico de la realidad no personal está claramente limitado, no conocemos ninguna limitación a la evolución progresiva de las realidades de la personalidad.
0:5.3 (8.3) En los niveles experienciales conseguidos, todas las clases de personalidades y todos los valores de la personalidad son asociables e incluso cocreativos. Incluso Dios y el hombre pueden coexistir en una personalidad unificada, tal como lo demuestra de manera tan exquisita el estado actual de Cristo Miguel — Hijo del Hombre e Hijo de Dios.
0:5.4 (8.4) Todas las clases y fases subinfinitas de personalidad son accesibles mediante la asociación y son potencialmente cocreativas. Lo prepersonal, lo personal y lo super-personal están todos unidos por un potencial mutuo de consecución coordinada, de realización progresiva y de capacidad cocreativa. Pero lo impersonal nunca se transmuta directamente en personal. La personalidad nunca es espontánea; es el regalo del Padre Paradisiaco. La personalidad está superpuesta a la energía y sólo se encuentra asociada con los sistemas de energía vivientes; la identidad puede estar asociada con arquetipos de energía no vivientes.
0:5.5 (8.5) El Padre Universal es el secreto de la realidad de la personalidad, del otorgamiento de la personalidad y del destino de la personalidad. El Hijo Eterno es la personalidad absoluta, el secreto de la energía espiritual, de los espíritus morontiales y de los espíritus perfeccionados. El Actor Conjunto es la personalidad mental y espiritual, la fuente de la inteligencia, de la razón y de la mente universal. Pero la Isla del Paraíso es no personal y extraespiritual; es la esencia del cuerpo universal, la fuente y el centro de la materia física y el arquetipo maestro absoluto de la realidad material universal.
0:5.6 (8.6) Estas cualidades de la realidad universal se manifiestan en la experiencia humana de los urantianos en los niveles siguientes:
0:5.7 (8.7) 1. El cuerpo. El organismo físico o material del hombre. El mecanismo electroquímico viviente de naturaleza y origen animal.
0:5.8 (8.8) 2. La mente. El mecanismo del organismo humano que piensa, percibe y siente. La totalidad de la experiencia consciente e inconsciente. La inteligencia asociada con la vida emocional, que se eleva hasta el nivel del espíritu mediante la adoración y la sabiduría.
0:5.9 (8.9) 3. El espíritu. El espíritu divino que reside en la mente del hombre — el Ajustador del Pensamiento. Este espíritu inmortal es prepersonal — no es una personalidad, aunque está destinado a volverse una parte de la personalidad de la criatura mortal sobreviviente.
0:5.10 (8.10) 4. El alma. El alma del hombre es una adquisición experiencial. A medida que una criatura mortal elige «hacer la voluntad del Padre que está en los cielos», el espíritu interno se convierte en el padre de una nueva realidad en la experiencia humana. La mente mortal y material es la madre de esta misma realidad emergente. La sustancia de esta nueva realidad no es material ni espiritual — es morontial. Es el alma emergente e inmortal que está destinada a sobrevivir a la muerte física y a empezar la ascensión al Paraíso.
0:5.11 (9.1) La personalidad. La personalidad del hombre mortal no es ni el cuerpo, ni la mente ni el espíritu, y tampoco es el alma. La personalidad es la única realidad invariable en la experiencia por lo demás siempre cambiante de una criatura, y unifica todos los otros factores asociados de la individualidad. La personalidad es el don incomparable que el Padre Universal confiere a las energías vivientes y asociadas de la materia, la mente y el espíritu, y que sobrevive al sobrevivir el alma morontial.
0:5.12 (9.2) Morontia es un término que designa un inmenso nivel intermedio entre lo material y lo espiritual. Puede designar realidades personales o impersonales, energías vivientes o no vivientes. La urdimbre de la morontia es espiritual, su trama es material.
0:6.1 (9.3) Llamamos personal a todo lo que responde al circuito de personalidad del Padre. Llamamos espíritu a todo lo que responde al circuito espiritual del Hijo. Llamamos mente, mente como un atributo del Espíritu Infinito — la mente en todas sus fases — a todo lo que responde al circuito mental del Actor Conjunto. Llamamos materia — energía-materia en todos sus estados metamórficos — a todo lo que responde al circuito de gravedad material centrado en el bajo Paraíso.
0:6.2 (9.4) ENERGÍA es un término que lo incluye todo, y que lo utilizamos para aplicarlo a los reinos espirituales, mentales y materiales. Fuerza lo utilizamos también en términos generales. Poder se limita generalmente a designar el nivel electrónico de la materia, es decir, la materia sensible a la gravedad lineal en el gran universo. Poder también se emplea para designar la soberanía. No podemos adoptar vuestras definiciones generalmente aceptadas para la fuerza, la energía y el poder. Vuestro lenguaje es tan escaso que tenemos que asignar múltiples significados a estas palabras.
0:6.3 (9.5) Energía física es un término que indica todas las fases y formas del movimiento, la acción y el potencial que se manifiestan en el mundo de los fenómenos.
0:6.4 (9.6) Al hablar de las manifestaciones de la energía física, utilizamos en general los términos de fuerza cósmica, energía emergente y poder del universo. A menudo se emplean de la manera siguiente:
0:6.5 (9.7) 1. La fuerza cósmica abarca todas las energías derivadas del Absoluto Incalificado pero que aún no responden a la gravedad del Paraíso.
0:6.6 (9.8) 2. La energía emergente abarca aquellas energías que son sensibles a la gravedad del Paraíso, pero que aún no responden a la gravedad local o lineal. Es el nivel pre-electrónico de la energía-materia.
0:6.7 (9.9) 3. El poder del universo incluye todas las formas de energía que son directamente sensibles a la gravedad lineal, aunque todavía responden a la gravedad del Paraíso. Es el nivel electrónico de la energía-materia y de todas sus evoluciones posteriores.
0:6.8 (9.10) La mente es un fenómeno que implica la presencia y la actividad de un ministerio viviente además de diversos sistemas de energía, y esto es cierto a todos los niveles de la inteligencia. En la personalidad, la mente siempre media entre el espíritu y la materia; por consiguiente, el universo está iluminado por tres tipos de luz: la luz material, la perspicacia intelectual y la luminosidad espiritual.
0:6.9 (10.1) La luz — la luminosidad espiritual — es un símbolo verbal, una figura retórica, que implica la manifestación característica de la personalidad de las diversas clases de seres espirituales. Esta emanación luminosa no está relacionada de ninguna manera con el discernimiento intelectual ni con las manifestaciones de la luz física.
0:6.10 (10.2) UN ARQUETIPO puede ser proyectado con un aspecto material, espiritual o mental, o como cualquier combinación de estas energías. Puede impregnar las personalidades, las identidades, las entidades o la materia no viviente. Pero un arquetipo es un arquetipo y permanece siendo un arquetipo; sólo las copias se multiplican.
0:6.11 (10.3) El arquetipo puede dar forma a la energía, pero no la controla. La gravedad es la única que controla la energía-materia. Ni el espacio ni el arquetipo responden a la gravedad, pero no existe ninguna relación entre el espacio y el arquetipo; el espacio no es un arquetipo ni un arquetipo potencial. El arquetipo es una configuración de la realidad que ya ha pagado todo su débito a la gravedad; la realidad de cualquier arquetipo radica en sus energías, en sus componentes mentales, espirituales o materiales.
0:6.12 (10.4) En contraposición con el aspecto de lo total, el arquetipo revela el aspecto individual de la energía y de la personalidad. Las formas de la personalidad o de la identidad son arquetipos resultantes de la energía (física, espiritual o mental), pero no son inherentes a ella. Esa cualidad de la energía o de la personalidad que posibilita la aparición de un arquetipo puede atribuirse a Dios — a la Deidad — , a la dotación de fuerza del Paraíso, a la coexistencia de la personalidad y del poder.
0:6.13 (10.5) El arquetipo es un diseño maestro a partir del cual se realizan las copias. El Paraíso Eterno es el absoluto de los arquetipos; el Hijo Eterno es el arquetipo de la personalidad; el Padre Universal es el antecesor-fuente directo de los dos. Pero el Paraíso no confiere arquetipos y el Hijo no puede otorgar la personalidad.
0:7.1 (10.6) El mecanismo de Deidad del universo maestro es doble en lo que se refiere a las relaciones de la eternidad. Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu son eternos — son seres existenciales — mientras que Dios Supremo, Dios Último y Dios Absoluto son personalidades de la Deidad de las épocas posteriores a Havona, que se están actualizando en las esferas del espacio-tiempo y del espacio-tiempo trascendido, esferas en expansión evolutiva en el universo maestro. Estas personalidades de la Deidad, que están actualizándose, son eternas en el futuro desde el momento, y a medida que, adquieren personalidad y poder en los universos crecientes mediante la técnica de la actualización experiencial de los potenciales asociativo-creativos de las Deidades eternas del Paraíso.
0:7.2 (10.7) Por consiguiente, la presencia de la Deidad es doble:
0:7.3 (10.8) 1. Existencial — seres con una existencia eterna, pasada, presente y futura.
0:7.4 (10.9) 2. Experiencial — seres que se están actualizando en el presente post-havoniano, pero cuya existencia no tendrá fin en toda la eternidad futura.
0:7.5 (10.10) El Padre, el Hijo y el Espíritu son existenciales — existenciales en actualidad (aunque todos los potenciales sean probablemente experienciales). El Supremo y el Último son totalmente experienciales. El Absoluto de la Deidad es experiencial en actualización, pero existencial en potencialidad. La esencia de la Deidad es eterna, pero sólo las tres personas originales de la Deidad son incondicionalmente eternas. Todas las demás personalidades de la Deidad tienen un origen, pero su destino es eterno.
0:7.6 (10.11) Habiendo logrado expresar la Deidad existencial de sí mismo en el Hijo y el Espíritu, el Padre está consiguiendo ahora expresarse experiencialmente como Dios Supremo, Dios Último y Dios Absoluto en unos niveles de deidad hasta ahora impersonales y no revelados. Pero estas Deidades experienciales no existen actualmente en su plenitud; se encuentran en proceso de actualización.
0:7.7 (11.1) Dios Supremo en Havona es el reflejo espiritual personal de la Deidad trina del Paraíso. Esta relación asociativa de la Deidad se está expandiendo ahora creativamente hacia fuera en Dios Séptuple, y se está sintetizando, en el gran universo, en el poder experiencial del Todopoderoso Supremo. La Deidad del Paraíso, existencial en tres personas, está evolucionando así experiencialmente en dos fases de Supremacía, mientras que estas fases dobles se están unificando, en lo referente al poder y la personalidad, como un solo Señor, el Ser Supremo.
0:7.8 (11.2) El Padre Universal consigue liberarse voluntariamente de las cadenas de la infinidad y de las trabas de la eternidad mediante la técnica de la trinitización, la personalización triple de la Deidad. El Ser Supremo está evolucionando ahora mismo como unificación personal subeterna de la manifestación séptuple de la Deidad en los segmentos espacio-temporales del gran universo.
0:7.9 (11.3) El Ser Supremo no es un creador directo, salvo que es el padre de Majeston, pero es el coordinador que sintetiza todas las actividades universales de la criatura y del Creador. El Ser Supremo, que ahora se está actualizando en los universos evolutivos, es la Deidad que correlaciona y sintetiza la divinidad espacio-temporal, es decir, la Deidad trina del Paraíso en asociación experiencial con los Creadores Supremos del tiempo y del espacio. Cuando finalmente se haya actualizado, esta Deidad evolutiva constituirá la fusión eterna de lo finito y de lo infinito — la unión perpetua e indisoluble del poder experiencial y la personalidad espiritual.
0:7.10 (11.4) Toda la realidad finita del espacio-tiempo, bajo el impulso directivo del Ser Supremo evolutivo, está dedicada a una movilización siempre ascendente y a una unificación cada vez más perfecta (la síntesis del poder con la personalidad) de todas las fases y valores de la realidad finita, en asociación con fases diversas de la realidad del Paraíso, con el objeto y la finalidad de emprender posteriormente el intento de alcanzar los niveles absonitos donde se consigue el estado de supercriatura.
0:8.1 (11.5) Para resarcirlas por el estado finito y para compensar las limitaciones conceptuales de las criaturas, el Padre Universal ha establecido un séptuple acercamiento a la Deidad para las criaturas evolutivas:
0:8.2 (11.6) 1. Los Hijos Creadores Paradisiacos.
0:8.3 (11.7) 2. Los Ancianos de los Días.
0:8.4 (11.8) 3. Los Siete Espíritus Maestros.
0:8.5 (11.9) 4. El Ser Supremo.
0:8.6 (11.10) 5. Dios Espíritu.
0:8.7 (11.11) 6. Dios Hijo.
0:8.8 (11.12) 7. Dios Padre.
0:8.9 (11.13) Esta personalización séptuple de la Deidad en el tiempo y el espacio, y para los siete superuniversos, permite al hombre mortal alcanzar la presencia de Dios, que es espíritu. Para las criaturas finitas del espacio-tiempo, esta Deidad séptuple, cuyo poder y personalidad estarán integrados algún día en el Ser Supremo, es la Deidad funcional de las criaturas mortales evolutivas que emprenden la carrera de ascensión al Paraíso. Esta carrera de descubrimiento experiencial para comprender a Dios empieza por el reconocimiento de la divinidad del Hijo Creador del universo local, se eleva hasta los Ancianos de los Días del superuniverso, y mediante la persona de uno de los Siete Espíritus Maestros, logra descubrir y reconocer la personalidad divina del Padre Universal en el Paraíso.
0:8.10 (12.1) El gran universo es el triple dominio de Deidad de la Trinidad de Supremacía, Dios Séptuple y el Ser Supremo. Dios Supremo está en potencia en la Trinidad del Paraíso, de la que procede su personalidad y sus atributos espirituales, pero ahora está actualizándose en los Hijos Creadores, los Ancianos de los Días y los Espíritus Maestros, de quienes obtiene su poder como Todopoderoso para los superuniversos del tiempo y del espacio. Esta manifestación de poder del Dios inmediato de las criaturas evolutivas evoluciona realmente en el espacio-tiempo simultáneamente con ellas. El Todopoderoso Supremo, que evoluciona en el nivel de valor de las actividades no personales, y la persona espiritual de Dios Supremo, son una sola realidad — el Ser Supremo.
0:8.11 (12.2) En la asociación de Deidades de Dios Séptuple, los Hijos Creadores proporcionan el mecanismo por el cual lo mortal se vuelve inmortal y lo finito alcanza el abrazo de lo infinito. El Ser Supremo proporciona la técnica para la movilización del poder y la personalidad, la síntesis divina, de todas estas múltiples operaciones, facilitando así que lo finito alcance lo absonito y, a través de otras posibles actualizaciones futuras, intentar alcanzar al Último. Los Hijos Creadores y sus Ministras Divinas asociadas participan en esta movilización suprema, pero es probable que los Ancianos de los Días y los Siete Espíritus Maestros estén establecidos de manera eterna como administradores permanentes del gran universo.
0:8.12 (12.3) La actividad de Dios Séptuple data desde que se organizaron los siete superuniversos, y probablemente se ampliará cuando comience la evolución futura de las creaciones del espacio exterior. La organización de estos futuros universos en los niveles espaciales primario, secundario, terciario y cuaternario de evolución progresiva presenciará sin duda la inauguración del acercamiento trascendente y absonito a la Deidad.
0:9.1 (12.4) Al igual que el Ser Supremo evoluciona progresivamente a partir de la dotación de divinidad precedente que existe en el potencial de energía y de personalidad incluido en el gran universo, Dios Último se existencia a partir de los potenciales de divinidad que residen en los dominios del universo maestro donde el espacio-tiempo ha sido trascendido. La actualización de la Deidad Última señala la unificación absonita de la primera Trinidad experiencial, e indica la expansión de la Deidad que se unifica en el segundo nivel de autorrealización creativa. Esto constituye el equivalente, en personalidad y poder, de la actualización universal de las realidades absonitas del Paraíso bajo la forma de la Deidad experiencial, produciéndose todo ello en los niveles en vías de existenciarse de los valores espacio-temporales trascendidos. La finalización de este desarrollo experiencial proporcionará un destino y un servicio últimos a todas las criaturas espacio-temporales que hayan alcanzado los niveles absonitos mediante la comprensión completa del Ser Supremo y gracias al ministerio de Dios Séptuple.
0:9.2 (12.5) Dios Último designa a la Deidad personal que actúa en los niveles de divinidad de lo absonito y en las esferas universales del supertiempo y del espacio trascendido. El Último es una existenciación supersuprema de la Deidad. El Supremo es la unificación de la Trinidad tal como la comprenden los seres finitos; el Último es la unificación de la Trinidad del Paraíso tal como la comprenden los seres absonitos.
0:9.3 (13.1) Por medio del mecanismo de la Deidad evolutiva, el Padre Universal está efectuando realmente el acto formidable y asombroso de focalizar la personalidad y movilizar el poder de los valores de la realidad divina de lo finito, lo absonito e incluso lo absoluto, en sus respectivos niveles de significado universales.
0:9.4 (13.2) Las tres primeras Deidades del Paraíso — el Padre Universal, el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito — son eternas desde el pasado, y sus personalidades se complementarán en el eterno futuro mediante la actualización experiencial de las Deidades evolutivas asociadas — Dios Supremo, Dios Último y probablemente Dios Absoluto.
0:9.5 (13.3) Dios Supremo y Dios Último, que evolucionan ahora en los universos experienciales, no son existenciales — no son eternos desde el pasado, sino tan sólo eternos en el futuro; son eternos condicionados por el espacio-tiempo y por lo trascendental. Son Deidades que poseen una dotación suprema, última, y posiblemente supremo-última, pero que han experimentado orígenes históricos en el universo. Nunca tendrán fin, pero su personalidad sí ha tenido un principio. Son en verdad las actualizaciones de los potenciales eternos e infinitos de la Deidad, pero por sí mismos no son incondicionalmente eternos ni infinitos.
0:10.1 (13.4) La realidad eterna del Absoluto de la Deidad posee muchas características que no se pueden explicar plenamente a la mente finita del espacio-tiempo, pero la actualización de Dios Absoluto sería la consecuencia de la unificación de la segunda Trinidad experiencial, la Trinidad Absoluta. Esto supondría la realización experiencial de la divinidad absoluta, la unificación de los significados absolutos en los niveles absolutos. Pero no estamos seguros de que todos los valores absolutos estén incluídos, puesto que no se nos ha informado en ningún momento que el Absoluto Calificado sea el equivalente del Infinito. Los destinos superúltimos están implicados en los significados absolutos y la espiritualidad infinita, y si estas dos realidades están inacabadas, no podemos establecer valores absolutos.
0:10.2 (13.5) Dios Absoluto es la meta por alcanzar y realizar para todos los seres superabsonitos, pero el potencial de poder y de personalidad del Absoluto de la Deidad trasciende nuestros conceptos, y preferimos no hablar de estas realidades que están tan alejadas de la actualización experiencial.
0:11.1 (13.6) Cuando el pensamiento combinado del Padre Universal y del Hijo Eterno, actuando a través del Dios de Acción, estableció la creación del universo central y divino, el Padre llevó a cabo la expresión de su pensamiento por medio de la palabra de su Hijo y la acción de su Ejecutivo Conjunto, diferenciando su presencia en Havona de los potenciales de la infinidad. Estos potenciales infinitos no revelados permanecen espacialmente ocultos en el Absoluto Incalificado y divinamente disimulados en el Absoluto de la Deidad, mientras que estos dos últimos actúan como uno solo a través del Absoluto Universal, la unidad-infinidad no revelada del Padre Paradisiaco.
0:11.2 (13.7) Tanto la potencia de la fuerza cósmica como la potencia de la fuerza espiritual están en proceso de realización y revelación progresiva a medida que el crecimiento experiencial enriquece toda la realidad, y gracias a la correlación de lo experiencial con lo existencial por parte del Absoluto Universal. Debido a la presencia equilibradora del Absoluto Universal, la Fuente-Centro Primera efectúa un aumento del poder experiencial, disfruta de la identificación con sus criaturas evolutivas y logra expandir la Deidad experiencial en los niveles de la Supremacía, la Ultimidad y la Absolutidad.
0:11.3 (14.1) Cuando no es posible distinguir plenamente entre el Absoluto de la Deidad y el Absoluto Incalificado, a su probable labor conjunta o a su presencia coordinada se les denomina la acción del Absoluto Universal.
0:11.4 (14.2) 1. El Absoluto de la Deidad parece ser el activador omnipotente, mientras que el Absoluto Incalificado parece ser el mecanizador totalmente eficaz del universo de universos, e incluso de universos tras universos, supremamente unificados y coordinados de manera última, ya creados, en proceso de creación, o aún por crearse.
0:11.5 (14.3) El Absoluto de la Deidad no puede reaccionar de manera subabsoluta ante una situación cualquiera del universo, o al menos no lo hace. En cualquier situación determinada, cada respuesta de este Absoluto parece encaminada al bienestar de todas las cosas y seres de la creación, no sólo en su estado actual de existencia, sino también con vistas a las infinitas posibilidades de toda la eternidad futura.
0:11.6 (14.4) El Absoluto de la Deidad es ese potencial que fue separado de la realidad total e infinita por la libre elección del Padre Universal, y dentro de él tienen lugar todas las actividades de la divinidad — existenciales y experienciales. Éste es el Absoluto Calificado, en contraste con el Absoluto Incalificado; pero en la inclusión de todo el potencial absoluto, el Absoluto Universal está sobreañadido a los dos.
0:11.7 (14.5) 2. El Absoluto Incalificado es no personal, extradivino y no deificado. Este Absoluto carece por tanto de personalidad, de divinidad y de todas las prerrogativas de un creador. Ningún hecho o verdad, ninguna experiencia o revelación, ninguna filosofía o absonitidad serán capaces de comprender la naturaleza y el carácter de este Absoluto sin calificación en el universo.
0:11.8 (14.6) Debemos indicar claramente que el Absoluto Incalificado es una realidadpositiva que impregna el gran universo, y que al parecer se extiende con idéntica presencia espacial dentro y fuera de las actividades de fuerza y de las evoluciones premateriales de las vertiginosas extensiones de las regiones espaciales situadas más allá de los siete superuniversos. El Absoluto Incalificado no es el mero negativismo de un concepto filosófico, basado en las suposiciones de los sofismas metafísicos sobre la universalidad, el dominio y la primacía de lo incondicionado y lo incalificado. El Absoluto Incalificado es un supercontrol positivo del universo en la infinidad; este supercontrol es ilimitado sobre la fuerza y el espacio, pero está definitivamente condicionado por la presencia de la vida, la mente, el espíritu y la personalidad; y además está condicionado por las reacciones de la voluntad y los mandatos resueltos de la Trinidad del Paraíso.
0:11.9 (14.7) Estamos convencidos de que el Absoluto Incalificado no es una influencia indiferenciada que lo impregna todo, comparable a los conceptos panteístas de la metafísica o a la antigua hipótesis científica del éter. El Absoluto Incalificado es ilimitado en fuerza y está condicionado por la Deidad, pero no percibimos plenamente la relación de este Absoluto con las realidades espirituales de los universos.
0:11.10 (14.8) 3. El Absoluto Universal. Llegamos a la conclusión lógica de que este Absoluto era inevitable cuando el Padre Universal, mediante un acto de su libre albedrío absoluto, diferenció las realidades del universo en valores deificados y no deificados — personalizables y no personalizables. El Absoluto Universal es el fenómeno de la Deidad que indica que está resuelta la tensión que se produjo cuando el acto de libre albedrío diferenció así la realidad universal, y este Absoluto actúa como coordinador asociativo de estas sumas totales de potenciales existenciales.
0:11.11 (15.1) La presencia y la tensión del Absoluto Universal indican que la diferencia entre la realidad de la deidad y la realidad no deificada está ajustada. Esta diferencia era inherente a la separación entre la dinámica de la divinidad con libre albedrío y la estática de la infinidad incalificada.
0:11.12 (15.2) Recordad siempre que la infinidad potencial es absoluta e inseparable de la eternidad. La infinidad actual que aparece en el tiempo nunca puede ser más que parcial y por tanto debe ser no absoluta; la infinidad de la personalidad actual tampoco puede ser absoluta, excepto en la Deidad incalificada. La diferencia entre el potencial de infinidad del Absoluto Incalificado y el del Absoluto de la Deidad es lo que eterniza al Absoluto Universal, haciendo de este modo cósmicamente posible tener universos materiales en el espacio, y espiritualmente posible tener personalidades finitas en el tiempo.
0:11.13 (15.3) Lo finito sólo puede coexistir en el cosmos con lo Infinito a causa de la presencia asociativa del Absoluto Universal, que iguala tan perfectamente las tensiones entre el tiempo y la eternidad, la finitud y la infinidad, el potencial de la realidad y la actualidad de la realidad, el Paraíso y el espacio, el hombre y Dios. Asociativamente, el Absoluto Universal constituye la identificación de la zona de realidad evolutiva en progreso que existe en los universos del espacio-tiempo y del espacio-tiempo trascendido, donde se manifiesta la Deidad subinfinita.
0:11.14 (15.4) El Absoluto Universal es el potencial de la Deidad estático-dinámica que se puede hacer realidad funcionalmente en los niveles del tiempo y de la eternidad bajo la forma de valores finitos y absolutos, y que contiene la posibilidad de un acercamiento experiencial-existencial. Este aspecto incomprensible de la Deidad puede ser estático, potencial y asociativo, pero experiencialmente no es creativo ni evolutivo en lo que respecta a las personalidades inteligentes que actúan ahora en el universo maestro.
0:11.15 (15.5) El Absoluto. Aunque los dos Absolutos — calificado e incalificado — parecen actuar de manera tan divergente cuando son observados por las criaturas mentales, están perfecta y divinamente unificados en, y por, el Absoluto Universal. A fin de cuentas y para comprenderlo de manera final, los tres forman un solo Absoluto. En los niveles subinfinitos están diferenciados a causa de sus funciones, pero en la infinidad son UNO SOLO.
0:11.16 (15.6) Nunca utilizamos el término «Absoluto» como una negación de algo o para desmentir alguna cosa. Tampoco consideramos que el Absoluto Universal se determine a sí mismo, que sea una especie de Deidad impersonal y panteísta. En todo lo que concierne a la personalidad en el universo, lo Absoluto está estrictamente limitado por la Trinidad y dominado por la Deidad.
0:12.1 (15.7) La Trinidad original y eterna del Paraíso es existencial y era inevitable. Cuando la voluntad sin trabas del Padre diferenció lo personal de lo no personal, esta Trinidad sin principio era inherente a ese hecho, y se hizo real cuando la voluntad personal del Padre coordinó estas realidades dobles por medio de la mente. Las Trinidades posteriores a Havona son experienciales — son inherentes a la creación de los dos niveles subabsolutos y evolutivos en los que se manifiestan la personalidad y el poder en el universo maestro.
0:12.2 (15.8) La Trinidad del Paraíso — la unión de la Deidad eterna del Padre Universal, el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito — es existencial en actualidad, pero todos sus potenciales son experienciales. Por eso esta Trinidad constituye la única realidad de la Deidad que abarca la infinidad, y por eso se producen los fenómenos universales de la actualización de Dios Supremo, Dios Último y Dios Absoluto.
0:12.3 (15.9) La primera y segunda Trinidad experienciales, las Trinidades posteriores a Havona, no pueden ser infinitas porque contienen Deidades derivadas, unas Deidades que han evolucionado mediante la actualización experiencial de unas realidades creadas o existenciadas por la Trinidad existencial del Paraíso. La infinidad de la divinidad se está enriqueciendo constantemente, si no ampliando, gracias a la finitud y a la absonidad de la experiencia de las criaturas y de los Creadores.
0:12.4 (16.1) Las Trinidades son las verdades de las relaciones y los hechos de la manifestación coordinada de la Deidad. Las funciones de la Trinidad abarcan las realidades de la Deidad, y las realidades de la Deidad siempre tratan de realizarse y de manifestarse en la personalización. Por consiguiente, Dios Supremo, Dios Último e incluso Dios Absoluto son inevitabilidades divinas. Estas tres Deidades experienciales eran potenciales en la Trinidad existencial, la Trinidad del Paraíso, pero su aparición en el universo como personalidades de poder depende, por una parte, de su propia labor experiencial en los universos de poder y de personalidad, y por otra, de los logros experienciales de los Creadores y Trinidades posteriores a Havona.
0:12.5 (16.2) Las dos Trinidades experienciales post-havonianas, la Trinidad Última y la Trinidad Absoluta, no están ahora manifestadas por completo; se encuentran en proceso de realización en el universo. Estas asociaciones de la Deidad se pueden describir como sigue:
0:12.6 (16.3) 1. La Trinidad Última, ahora en evolución, constará finalmente del Ser Supremo, las Personalidades Creadoras Supremas y los Arquitectos absonitos del Universo Maestro, esos incomparables planificadores de universos que no son ni creadores ni criaturas. Dios Último adquirirá final e inevitablemente poder y personalidad como consecuencia, en la Deidad, de la unificación de esta Trinidad Última experiencial en el escenario en expansión del universo maestro casi ilimitado.
0:12.7 (16.4) 2. La Trinidad Absoluta — la segunda Trinidad experiencial — ahora en proceso de actualización, constará de Dios Supremo, Dios Último y el Consumador no revelado del Destino del Universo. Esta Trinidad ejerce sus funciones tanto en los niveles personales como en los superpersonales, llegando hasta las fronteras de lo no personal, y su unificación en universalidad haría experiencial a la Deidad Absoluta.
0:12.8 (16.5) La Trinidad Última se está unificando experiencialmente hasta su finalización, pero dudamos sinceramente que una unificación tan completa sea posible en el caso de la Trinidad Absoluta. Sin embargo, nuestro concepto de la Trinidad eterna del Paraíso es un recordatorio permanente de que la trinitización de la Deidad puede lograr lo que de otra manera es inalcanzable; de ahí que consideremos como un postulado la aparición algún día del Supremo-Último, y la posible trinitización-objetivación de Dios Absoluto.
0:12.9 (16.6) Los filósofos del universo consideran como postulado una Trinidad deTrinidades, una Trinidad Infinita existencial-experiencial, pero no son capaces de imaginar su personalización, que tal vez equivaldría a la persona del Padre Universal en el nivel conceptual del YO SOY. Pero independientemente de todo esto, la Trinidad original del Paraíso es potencialmente infinita, puesto que el Padre Universal es realmente infinito.
Agradecimiento
0:12.11 (16.8) Los documentos siguientes describen el carácter del Padre Universal y la naturaleza de sus asociados del Paraíso, junto con un intento por describir el perfecto universo central y los siete superuniversos que lo rodean. Para formularlos tenemos que guiarnos por las órdenes de los gobernantes del superuniverso que nos aconsejan que, en todos nuestros esfuerzos por revelar la verdad y coordinar el conocimiento fundamental, tenemos que dar preferencia a los conceptos humanos más elevados que existen relacionados con los temas que se van a presentar. Sólo podemos recurrir a la revelación pura cuando el concepto a presentar no haya sido expresado anteriormente de manera adecuada por la mente humana.
0:12.12 (17.1) Las revelaciones planetarias sucesivas de la verdad divina contienen invariablemente los conceptos más elevados que existen sobre los valores espirituales, como una parte de la coordinación nueva y mejor del conocimiento planetario. En consecuencia, para poder presentar a Dios y a sus asociados del universo, hemos seleccionado como base de estos documentos más de mil conceptos humanos que representan el conocimiento planetario más elevado y avanzado sobre los valores espirituales y los significados universales. Cuando estos conceptos humanos, recopilados entre los mortales del pasado y del presente que conocen a Dios, sean inadecuados para describir la verdad tal como se nos ha ordenado que la revelemos, los completaremos sin vacilar recurriendo para ello a nuestro propio conocimiento superior sobre la realidad y la divinidad de las Deidades del Paraíso y del universo trascendente donde residen.
0:12.13 (17.2) Conocemos plenamente las dificultades de nuestra misión; reconocemos la imposibilidad de traducir completamente el lenguaje de los conceptos de la divinidad y de la eternidad a los símbolos lingüísticos de los conceptos finitos de la mente mortal. Pero sabemos que un fragmento de Dios vive en la mente humana y que el Espíritu de la Verdad reside con el alma humana; y sabemos también que estas fuerzas espirituales conspiran para permitir que el hombre material capte la realidad de los valores espirituales y comprenda la filosofía de los significados universales. Pero sabemos incluso con mayor seguridad que estos espíritus de la Presencia Divina son capaces de ayudar al hombre para que se apropie espiritualmente de toda verdad que contribuya a realzar la realidad siempre en progreso de la experiencia religiosa personal — la conciencia de Dios.
0:12.14 (17.3) [Redactado por un Consejero Divino de Orvonton, Jefe del Cuerpo de las Personalidades Superuniversales designadas para describir, en Urantia, la verdad sobre las Deidades del Paraíso y el universo de universos.]
El libro de Urantia
Primera Parte
Patrocinado por un Cuerpo de Personalidades Superuniversales de Uversa que actúa por autorización de los Ancianos de los Días de Orvonton.
El libro de Urantia
Documento 1
1:0.1 (21.1) EL Padre Universal es el Dios de toda la creación, la Fuente-Centro Primera de todas las cosas y de todos los seres. Pensad primero en Dios como en un creador, luego como en un controlador y finalmente como en un sostén infinito. La verdad sobre el Padre Universal había empezado a despuntar sobre la humanidad cuando el profeta dijo: «Tú, Dios, eres único; no hay ninguno aparte de ti. Has creado el cielo y el cielo de los cielos, con todas sus huestes; tú los proteges y los controlas. Los universos han sido hechos por los Hijos de Dios. El Creador se cubre de luz como si fuera un vestido y extiende los cielos como una cortina». El concepto del Padre Universal — un solo Dios en lugar de muchos dioses — es el único que ha permitido al hombre mortal comprender al Padre como creador divino y controlador infinito.
1:0.2 (21.2) Todas las miríadas de sistemas planetarios fueron hechos para ser finalmente habitados por numerosos tipos diferentes de criaturas inteligentes, de seres que pudieran conocer a Dios, recibir el afecto divino y amarle a cambio. El universo de universos es la obra de Dios y el lugar donde residen sus diversas criaturas. «Dios creó los cielos y formó la Tierra; estableció el universo y no creó este mundo en vano; lo formó para que fuera habitado».
1:0.3 (21.3) Todos los mundos iluminados reconocen y adoran al Padre Universal, el autor eterno y el sostén infinito de toda la creación. Las criaturas volitivas de un universo tras otro han emprendido el larguísimo viaje hacia el Paraíso, la lucha fascinante de la aventura eterna para alcanzar a Dios Padre. La meta trascendente de los hijos del tiempo es encontrar al Dios eterno, comprender la naturaleza divina, reconocer al Padre Universal. Las criaturas que conocen a Dios sólo tienen una ambición suprema, un solo deseo ardiente, y es volverse, tal como ellas son en sus esferas, semejantes a como él es en su perfección paradisiaca de personalidad y en su esfera universal de justa supremacía. Del Padre Universal que habita la eternidad ha salido el mandato supremo: «Sed perfectos como yo soy perfecto». Con amor y misericordia, los mensajeros del Paraíso han llevado esta exhortación divina a través de los tiempos y de los universos, incluso hasta las criaturas de origen animal tan humildes como las razas humanas de Urantia.
1:0.4 (22.1) Este magnífico mandato universal de esforzarse por alcanzar la perfección de la divinidad es el primer deber, y debería ser la más alta ambición, de todas las criaturas que luchan en la creación del Dios de perfección. Esta posibilidad de alcanzar la perfección divina es el destino cierto y final de todo el eterno progreso espiritual del hombre.
1:0.5 (22.2) Los mortales de Urantia difícilmente pueden esperar ser perfectos en el sentido infinito, pero a los seres humanos les es enteramente posible, poniéndose en camino como lo hacen en este planeta, alcanzar la meta celestial y divina que el Dios infinito ha fijado para el hombre mortal; y cuando alcancen este destino serán tan completos en su esfera de perfección divina, en todo aquello que se refiere a la autorrealización y a la consecución mental, como Dios mismo lo es en su esfera de infinidad y de eternidad. Una perfección así puede no ser universal en el sentido material, ni ilimitada en comprensión intelectual, ni final en experiencia espiritual, pero es final y completa en todos los aspectos finitos relacionados con la divinidad de la voluntad, la perfección de la motivación de la personalidad, y la conciencia de Dios.
1:0.6 (22.3) Éste es el verdadero significado del mandato divino: «Sed perfectos como yo soy perfecto», que impulsa constantemente al hombre mortal hacia adelante y lo atrae hacia el interior en esa larga y fascinante lucha por alcanzar unos niveles de valores espirituales y unos verdaderos significados universales cada vez más elevados. Esta búsqueda sublime del Dios de los universos es la aventura suprema de los habitantes de todos los mundos del tiempo y del espacio.
1:1.1 (22.4) De todos los nombres con que se conoce a Dios Padre en todos los universos, aquellos que se encuentran con más frecuencia son los que lo designan como la Fuente Primera y el Centro del Universo. Al Padre Primero se le conoce por diversos nombres en diferentes universos y en diferentes sectores del mismo universo. Los nombres que las criaturas le asignan al Creador dependen mucho del concepto que las criaturas tengan del Creador. La Fuente Primera y el Centro del Universo no se ha revelado nunca por su nombre, sino sólo por su naturaleza. Si creemos que somos los hijos de este Creador, es muy natural que acabemos por llamarle Padre. Pero éste es un nombre de nuestra propia elección, y tiene su origen en el reconocimiento de nuestra relación personal con la Fuente-Centro Primera.
1:1.2 (22.5) El Padre Universal no impone nunca ninguna forma de reconocimiento arbitrario, de adoración formal, ni de servicio servil a las criaturas volitivas inteligentes de los universos. Los habitantes evolutivos de los mundos del tiempo y del espacio deben reconocerlo, amarlo y adorarlo voluntariamente — en su propio corazón — por sí mismos. El Creador se niega a coaccionar el libre albedrío espiritual de sus criaturas materiales o forzarlas a que se sometan. La dedicación afectuosa de la voluntad humana a hacer la voluntad del Padre es el regalo más selecto que el hombre puede hacerle a Dios; de hecho, una consagración así de la voluntad de la criatura constituye el único obsequio posible de verdadero valor que el hombre puede hacerle al Padre Paradisiaco. En Dios, el hombre vive, se mueve y tiene su existencia; no hay nada que el hombre pueda darle a Dios, salvo esta elección de someterse a la voluntad del Padre, y estas decisiones, efectuadas por las criaturas volitivas inteligentes de los universos, constituyen la realidad de esa verdadera adoración que tanto satisface la naturaleza del Padre Creador, dominada por el amor.
1:1.3 (22.6) Una vez que os hayáis vuelto verdaderamente conscientes de Dios, después de que hayáis descubierto realmente al majestuoso Creador y hayáis empezado a experimentar la conciencia de la presencia interior del controlador divino, entonces, según vuestra iluminación y de acuerdo con la manera y el método que los Hijos divinos utilizan para revelar a Dios, encontraréis un nombre para el Padre Universal, que expresará de manera adecuada vuestro concepto de la Gran Fuente-Centro Primera. Así es como en diferentes mundos y en diversos universos, al Creador se le conoce por numerosas denominaciones, que en el espíritu de las relaciones todas significan lo mismo pero que, en las palabras y los símbolos, cada nombre representa el grado, la profundidad, de su entronización en el corazón de sus criaturas de un reino determinado.
1:1.4 (23.1) Cerca del centro del universo de universos, al Padre Universal se le conoce generalmente por unos nombres que se pueden considerar como que significan la Fuente Primera. Cuando nos alejamos hacia los universos del espacio, los términos que se emplean para designar al Padre Universal significan con más frecuencia el Centro Universal. Aún más lejos en la creación estrellada, como en el mundo sede de vuestro universo local, se le conoce como la Primera Fuente Creativa y el Centro Divino. En una constelación cercana, a Dios se le llama el Padre de los Universos. En otra, el Sostén Infinito, y hacia el este, el Controlador Divino. También ha sido llamado el Padre de las Luces, el Don de la Vida y el Único Todopoderoso.
1:1.5 (23.2) En aquellos mundos donde un Hijo Paradisiaco ha vivido una vida de donación, a Dios se le conoce generalmente por algún nombre que indica una relación personal, un tierno afecto y una devoción paternal. En la sede de vuestra constelación se refieren a Dios como el Padre Universal, y en diferentes planetas de vuestro sistema local de mundos habitados se le conoce de manera diversa como el Padre de los Padres, el Padre Paradisiaco, el Padre Havoniano y el Padre Espiritual. Aquellos que conocen a Dios gracias a las revelaciones de las donaciones de los Hijos Paradisiacos, ceden finalmente al atractivo sentimental de la conmovedora relación que supone la asociación entre el Creador y la criatura, y se refieren a Dios como «nuestro Padre».
1:1.6 (23.3) En un planeta de criaturas sexuadas, en un mundo donde los impulsos de la emoción parental son inherentes al corazón de sus seres inteligentes, el término Padre se vuelve un nombre muy expresivo y apropiado para el Dios eterno. En vuestro planeta Urantia, es mejor conocido, más universalmente reconocido, con el nombre de Dios. El nombre que se le dé tiene poca importancia; lo importante es que lo conozcáis y aspiréis a pareceros a él. Vuestros profetas de antaño lo llamaron con razón «el Dios eterno», y se refirieron a él como aquel que «vive en la eternidad».
1:2.1 (23.4) Dios es la realidad primordial en el mundo del espíritu; Dios es la fuente de la verdad en las esferas de la mente; Dios cubre con su sombra todas las partes de los reinos materiales. Para todas las inteligencias creadas, Dios es una personalidad, y para el universo de universos, es la Fuente-Centro Primera de la realidad eterna. Dios no se parece ni a un hombre ni a una máquina. El Padre Primero es un espíritu universal, la verdad eterna, la realidad infinita y una personalidad paternal.
1:2.2 (23.5) El Dios eterno es infinitamente más que la realidad idealizada o el universo personalizado. Dios no es simplemente el deseo supremo del hombre, la búsqueda humana objetivada. Dios tampoco es un simple concepto, el potencial de poder de la rectitud. El Padre Universal no es un sinónimo de la naturaleza, ni tampoco la ley natural personificada. Dios es una realidad trascendente, y no simplemente el concepto humano tradicional de los valores supremos. Dios no es una focalización psicológica de los significados espirituales, ni tampoco «la obra más noble del hombre». Dios puede ser todos o cualquiera de estos conceptos en la mente de los hombres, pero es aún más. Es una persona salvadora y un Padre amoroso para todos los que disfrutan de la paz espiritual en la Tierra, y que anhelan experimentar la supervivencia de la personalidad en el momento de la muerte.
1:2.3 (24.1) La realidad de la existencia de Dios está demostrada en la experiencia humana mediante la divina presencia interior, el Monitor espiritual enviado desde el Paraíso para vivir en la mente mortal del hombre y ayudarle allí a desarrollar el alma inmortal que sobrevive eternamente. Tres fenómenos experienciales revelan la presencia de este Ajustador divino en la mente humana:
1:2.4 (24.2) 1. La capacidad intelectual para conocer a Dios — la conciencia de Dios.
1:2.5 (24.3) 2. El impulso espiritual de encontrar a Dios — la búsqueda de Dios.
1:2.6 (24.4) 3. El anhelo de la personalidad por parecerse a Dios — el deseo sincero de hacer la voluntad del Padre.
1:2.7 (24.5) La existencia de Dios nunca se podrá demostrar mediante los experimentos científicos ni las deducciones lógicas de la razón pura. Dios sólo se puede comprender en las esferas de la experiencia humana; sin embargo, el verdadero concepto de la realidad de Dios es razonable para la lógica, plausible para la filosofía, esencial para la religión e indispensable para cualquier esperanza de supervivencia de la personalidad.
1:2.8 (24.6) Aquellos que conocen a Dios han experimentado el hecho de su presencia; estos mortales que conocen a Dios poseen, en su experiencia personal, la única prueba positiva de la existencia del Dios viviente que un ser humano pueda ofrecer a otro. La existencia de Dios sobrepasa por completo toda posibilidad de demostración, excepto en lo que se refiere al contacto entre la conciencia de Dios que posee la mente humana y la presencia de Dios representada por el Ajustador del Pensamiento que reside en el intelecto mortal, y que es otorgado al hombre en calidad de regalo gratuito del Padre Universal.
1:2.9 (24.7) En teoría, podéis pensar en Dios como Creador, y es el Creador personal del Paraíso y del universo central de perfección, pero los universos del tiempo y del espacio son todos creados y organizados por el cuerpo paradisiaco de los Hijos Creadores. El Padre Universal no es el creador personal del universo local de Nebadon; el universo en el que vivís es la creación de su Hijo Miguel. Aunque el Padre no crea personalmente los universos evolutivos, los controla en muchas de sus relaciones universales y en algunas de sus manifestaciones de energía física, mental y espiritual. Dios Padre es el creador personal del universo Paradisiaco y, en asociación con el Hijo Eterno, el creador de todos los demás Creadores personales de universos.
1:2.10 (24.8) Como controlador físico en el universo de universos material, la Fuente-Centro Primera ejerce su actividad en los arquetipos de la Isla eterna del Paraíso, y a través de este centro de gravedad absoluto, el Dios eterno ejerce un supercontrol cósmico sobre el nivel físico tanto en el universo central como en todo el universo de universos. Como mente, Dios actúa por medio de la Deidad del Espíritu Infinito; como espíritu, Dios se manifiesta en la persona del Hijo Eterno y en las personas de los hijos divinos del Hijo Eterno. Estas relaciones mutuas de la Fuente-Centro Primera con las Personas y los Absolutos coordinados del Paraíso no impiden en lo más mínimo la acción personal directa del Padre Universal en toda la creación y en todos los niveles de ésta. Por medio de la presencia de su espíritu fragmentado, el Padre Creador mantiene un contacto inmediato con sus hijos criaturas y con sus universos creados.
1:3.1 (25.1) «Dios es espíritu». Es una presencia espiritual universal. El Padre Universal es una realidad espiritual infinita; es «el único verdadero Dios soberano, eterno, inmortal e invisible». Aunque seáis «la progenitura de Dios», no deberíais pensar que el Padre se parece a vosotros en la forma y el físico porque se os haya dicho que habéis sido creados «a su imagen» — habitados por los Monitores de Misterio enviados desde la residencia central de su presencia eterna. Los seres espirituales son reales, a pesar de que sean invisibles para los ojos humanos; aunque no sean de carne y hueso.
1:3.2 (25.2) El antiguo vidente dijo: «¡He aquí!, camina a mi lado, y no lo veo; continúa también su camino, pero no lo percibo». Podemos observar constantemente las obras de Dios, podemos ser muy conscientes de las pruebas materiales de su comportamiento majestuoso, pero raras veces podemos contemplar la manifestación visible de su divinidad, y ni siquiera percibir la presencia de su espíritu delegado que reside en los hombres.
1:3.3 (25.3) El Padre Universal no es invisible porque se esconda de las criaturas humildes con obstáculos materiales y dones espirituales limitados. La situación es más bien la siguiente: «No podéis ver mi rostro, porque ningún mortal puede verme y vivir». Ningún hombre material podría contemplar al espíritu de Dios y conservar su existencia mortal. A los grupos inferiores de seres espirituales o a cualquier clase de personalidades materiales les es imposible acercarse a la gloria y al brillo espiritual de la presencia de la personalidad divina. La luminosidad espiritual de la presencia personal del Padre es una «luz a la que ningún hombre mortal puede acercarse; que ninguna criatura material ha visto o puede ver». Pero no es necesario ver a Dios con los ojos de la carne, para percibirlo con la visión de la fe de la mente espiritualizada.
1:3.4 (25.4) El Padre Universal comparte plenamente su naturaleza espiritual con su yo coexistente, el Hijo Eterno del Paraíso. De la misma manera, tanto el Padre como el Hijo comparten plenamente y sin reservas el espíritu universal y eterno con su personalidad conjunta y coordinada, el Espíritu Infinito. El espíritu de Dios es, en sí mismo y por sí mismo, absoluto; en el Hijo es incalificado, en el Espíritu es universal, y en todos ellos y por todos ellos es infinito.
1:3.5 (25.5) Dios es un espíritu universal; Dios es la persona universal. La realidad personal suprema de la creación finita es espíritu; la realidad última del cosmos personal es espíritu absonito. Sólo los niveles de la infinidad son absolutos, y sólo en esos niveles existe una unidad final entre la materia, la mente y el espíritu.
1:3.6 (25.6) En los universos, Dios Padre es, en potencia, el supercontrolador de la materia, la mente y el espíritu. Dios sólo trata directamente con las personalidades de su inmensa creación de criaturas volitivas por medio de su extenso circuito de personalidad, pero (fuera del Paraíso) sólo se puede contactar con él en las presencias de sus entidades fragmentadas, la voluntad de Dios fuera en los universos. Este espíritu paradisiaco, que reside en la mente de los mortales del tiempo y fomenta allí la evolución del alma inmortal de las criaturas supervivientes, tiene la naturaleza y la divinidad del Padre Universal. Pero la mente de estas criaturas evolutivas tiene su origen en los universos locales, y debe conseguir la perfección divina llevando a cabo aquellas transformaciones experienciales de alcance espiritual que se producen inevitablemente cuando la criatura elige hacer la voluntad del Padre que está en los cielos.
1:3.7 (26.1) En la experiencia interior del hombre, la mente está unida a la materia. Estas mentes vinculadas a la materia no pueden sobrevivir a la muerte física. La técnica de la supervivencia está incluida en aquellos ajustes de la voluntad humana y en aquellas transformaciones en la mente mortal mediante los cuales ese intelecto consciente de Dios se deja enseñar gradualmente por el espíritu y se deja conducir finalmente por él. Esta evolución de la mente humana desde la asociación con la materia hasta la unión con el espíritu tiene como resultado la transmutación de las fases potencialmente espirituales de la mente mortal en las realidades morontiales del alma inmortal. La mente mortal subordinada a la materia está destinada a volverse cada vez más material y, en consecuencia, a sufrir la extinción final de la personalidad; la mente sometida al espíritu está destinada a volverse cada vez más espiritual y a alcanzar finalmente la unidad con el espíritu divino que sobrevive y la guía, consiguiendo de esta manera la supervivencia y la existencia eterna de la personalidad.
1:3.8 (26.2) Procedo del Eterno, y he regresado muchas veces a la presencia del Padre Universal. Conozco la realidad y la personalidad de la Fuente-Centro Primera, el Padre Eterno y Universal. Sé que aunque el gran Dios es absoluto, eterno e infinito, es también bueno, divino y misericordioso. Conozco la verdad de las grandes declaraciones: «Dios es espíritu» y «Dios es amor», y estos dos atributos son revelados al universo de la manera más completa en el Hijo Eterno.
1:4.1 (26.3) La infinidad de la perfección de Dios es tal, que hace eternamente de él un misterio. Y el más grande de todos los misterios insondables de Dios es el fenómeno de la residencia divina en la mente de los mortales. La manera en que el Padre Universal reside en las criaturas del tiempo es el más profundo de todos los misterios del universo; la presencia divina en la mente del hombre es el misterio de los misterios.
1:4.2 (26.4) Los cuerpos físicos de los mortales son «los templos de Dios». Aunque los Hijos Creadores Soberanos se acercan a las criaturas de sus mundos habitados y «atraen a todos los hombres hacia ellos»; aunque «permanecen en la puerta» de la conciencia «y llaman» y les encanta entrar en todos aquellos que «abren la puerta de su corazón»; aunque existe de hecho esta íntima comunión personal entre los Hijos Creadores y sus criaturas mortales, sin embargo, los hombres mortales poseen algo de Dios mismo que reside realmente dentro de ellos; sus cuerpos son su templo.
1:4.3 (26.5) Cuando hayáis terminado aquí abajo, cuando hayáis finalizado vuestro recorrido en vuestra forma temporal en la Tierra, cuando concluya vuestro viaje de prueba en la carne, cuando el polvo que compone el tabernáculo mortal «regrese a la tierra de donde salió»; entonces, así se ha revelado, «el Espíritu» que vive en vosotros «regresará a Dios que lo concedió». Dentro de cada ser moral de este planeta reside un fragmento de Dios, una parte de la divinidad. Todavía no es vuestro por derecho de posesión, pero está intencionalmente destinado a ser una sola cosa con vosotros si sobrevivís a la existencia mortal.
1:4.4 (26.6) Nos enfrentamos constantemente a este misterio de Dios; estamos perplejos ante el despliegue creciente del panorama sin fin de la verdad de su bondad infinita, su misericordia interminable, su sabiduría incomparable y su carácter extraordinario.
1:4.5 (26.7) El misterio divino consiste en la diferencia inherente que existe entre lo finito y lo infinito, lo temporal y lo eterno, la criatura espacio-temporal y el Creador Universal, lo material y lo espiritual, la imperfección del hombre y la perfección de la Deidad del Paraíso. El Dios del amor universal se manifiesta infaliblemente a cada una de sus criaturas hasta la plenitud de la capacidad de esa criatura para captar espiritualmente las cualidades de la verdad, la belleza y la bondad divinas.
1:4.6 (27.1) A todo ser espiritual y a toda criatura mortal, en cada esfera y en cada mundo del universo de universos, el Padre Universal revela todo aquello de su yo misericordioso y divino que puede ser discernido o comprendido por esos seres espirituales y esas criaturas mortales. Dios no hace acepción de personas, ya sean espirituales o materiales. La presencia divina que puede disfrutar cualquier hijo del universo en un momento dado sólo está limitada por la capacidad de esa criatura para recibir y discernir las realidades espirituales del mundo supermaterial.
1:4.7 (27.2) Como realidad en la experiencia espiritual humana, Dios no es un misterio. Pero cuando las realidades del mundo del espíritu se intentan poner de manifiesto a las mentes físicas de tipo material, el misterio aparece: unos misterios tan sutiles y tan profundos, que sólo la captación por la fe del mortal que conoce a Dios puede conseguir el milagro filosófico del reconocimiento del Infinito por medio de lo finito, el discernimiento del Dios eterno por parte de los mortales evolutivos de los mundos materiales del tiempo y del espacio.
1:5.1 (27.3) No permitáis que la magnitud de Dios, su infinidad, oscurezca o eclipse su personalidad. «Aquel que diseñó el oído, ¿no oirá? Aquel que formó el ojo, ¿no verá?» El Padre Universal es la cúspide de la personalidad divina; él es el origen y el destino de la personalidad en toda la creación. Dios es a la vez infinito y personal; es una personalidad infinita. El Padre es verdaderamente una personalidad, a pesar de que la infinidad de su persona lo sitúa para siempre más allá de la plena comprensión de los seres materiales y finitos.
1:5.2 (27.4) Dios es mucho más que una personalidad, tal como la mente humana entiende la personalidad; es incluso mucho más que cualquier concepto posible de una superpersonalidad. Pero es totalmente inútil discutir estos conceptos incomprensibles de la personalidad divina con las mentes de las criaturas materiales, cuyo máximo concepto de la realidad del ser consiste en la idea y en el ideal de la personalidad. El concepto más elevado posible que posee la criatura material sobre el Creador Universal está contenido en los ideales espirituales de la idea elevada de la personalidad divina. Por eso, aunque podáis saber que Dios debe ser mucho más que el concepto humano de la personalidad, sabéis igualmente muy bien que el Padre Universal no puede ser menos, de ninguna manera, que una personalidad eterna, infinita, verdadera, buena y bella.
1:5.3 (27.5) Dios no se oculta a ninguna de sus criaturas. Sólo es inaccesible para tantas órdenes de seres porque «reside en una luz a la que ninguna criatura material puede acercarse». La inmensidad y la grandiosidad de la personalidad divina se encuentran más allá del alcance de la mente imperfecta de los mortales evolutivos. Él «mide las aguas con el hueco de su mano, mide un universo con la palma de su mano. Él es el que está sentado sobre la órbita de la Tierra, el que extiende los cielos como una cortina y los despliega como un universo para ser habitado». «Levantad vuestros ojos hacia arriba y contemplad quién ha creado todas estas cosas, quién pone de manifiesto el número de sus mundos y los llama a todos por sus nombres»; así pues es cierto que «las cosas invisibles de Dios son parcialmente comprendidas por las cosas que están hechas». Hoy, tal como sois, debéis discernir al Hacedor invisible a través de su creación múltiple y diversa, así como por medio de la revelación y el ministerio de sus Hijos y de sus numerosos subordinados.
1:5.4 (28.1) Aunque los mortales materiales no pueden ver la persona de Dios, deberían regocijarse en la seguridad de que es una persona; aceptar por la fe la verdad que indica que el Padre Universal ha amado tanto al mundo que ha tomado precauciones para el progreso espiritual eterno de sus humildes habitantes; que «se deleita en sus hijos». Dios no carece de ninguno de esos atributos superhumanos y divinos que constituyen la personalidad perfecta, eterna, amorosa e infinita del Creador.
1:5.5 (28.2) En las creaciones locales (a excepción del personal de los superuniversos) Dios no tiene ninguna manifestación personal o residencial aparte de la de los Hijos Creadores Paradisiacos, que son los padres de los mundos habitados y los soberanos de los universos locales. Si la fe de la criatura fuera perfecta, sabría con seguridad que habiendo visto a un Hijo Creador ha visto al Padre Universal; al buscar al Padre, no pediría ni esperaría ver otra cosa que al Hijo. El hombre mortal no puede simplemente ver a Dios hasta que no lleve a cabo una transformación espiritual completa y alcance realmente el Paraíso.
1:5.6 (28.3) La naturaleza de los Hijos Creadores Paradisiacos no abarca todos los potenciales incalificados de la absolutidad universal de la naturaleza infinita de la Gran Fuente-Centro Primera, pero el Padre Universal está divinamente presente de todas las maneras en los Hijos Creadores. El Padre y sus Hijos son una sola cosa. Estos Hijos Paradisiacos de la orden de los Migueles son unas personalidades perfectas, e incluso el modelo para todas las personalidades del universo local, desde la Radiante Estrella Matutina hasta las criaturas humanas más humildes de la evolución animal progresiva.
1:5.7 (28.4) Sin Dios, y exceptuando su persona magnífica y central, no habría ninguna personalidad en todo el inmenso universo de universos. Dios es personalidad.
1:5.8 (28.5) A pesar de que Dios es un poder eterno, una presencia majestuosa, un ideal trascendente y un espíritu glorioso, aunque es todo esto e infinitamente más, sin embargo es verdadera y eternamente una personalidad perfecta de Creador, una persona que puede «conocer y ser conocida», que puede «amar y ser amada», alguien que puede manifestarnos amistad; y a vosotros se os puede conocer, como a otros humanos les ha sucedido, como amigos de Dios. Él es un espíritu real y una realidad espiritual.
1:5.9 (28.6) Cuando vemos al Padre Universal revelado en todo su universo; cuando lo discernimos habitando en las miríadas de sus criaturas; cuando lo contemplamos en las personas de sus Hijos Soberanos; cuando seguimos sintiendo su presencia divina aquí y allá, cerca y lejos, no dudemos ni pongamos en tela de juicio la primacía de su personalidad. A pesar de todas estas extensas distribuciones, continúa siendo una verdadera persona y mantiene perpetuamente una conexión personal con la multitud incontable de sus criaturas diseminadas por todo el universo de universos.
1:5.10 (28.7) La idea de la personalidad del Padre Universal es un concepto más amplio y verdadero de Dios, que ha llegado principalmente a la humanidad a través de la revelación. La razón, la sabiduría y la experiencia religiosa infieren e implican la personalidad de Dios, pero no la validan por completo. Incluso el Ajustador del Pensamiento interior es prepersonal. La verdad y la madurez de cualquier religión es directamente proporcional a su concepto de la personalidad infinita de Dios y a su captación de la unidad absoluta de la Deidad. La idea de una Deidad personal se convierte entonces en la medida de la madurez religiosa, después de que la religión ha formulado previamente el concepto de la unidad de Dios.
1:5.11 (29.1) La religión primitiva tenía muchos dioses personales, y estaban forjados a imagen del hombre. La revelación afirma la validez del concepto de la personalidad de Dios, que no es más que una posibilidad en el postulado científico de una Causa Primera, y sólo está provisionalmente insinuado en la idea filosófica de la Unidad Universal. Una persona sólo puede empezar a comprender la unidad de Dios mediante el enfoque de la personalidad. Negar la personalidad de la Fuente-Centro Primera sólo deja una elección entre los dos dilemas filosóficos: el materialismo o el panteísmo.
1:5.12 (29.2) Al reflexionar sobre la Deidad, el concepto de la personalidad ha de ser despojado de la idea de corporeidad. Tanto en el hombre como en Dios, un cuerpo material no es indispensable para la personalidad. El error de la corporeidad aparece en los dos extremos de la filosofía humana. En el materialismo, el hombre deja de existir como personalidad puesto que pierde su cuerpo al morir; en el panteísmo, puesto que Dios no tiene cuerpo, por consiguiente no es una persona. El tipo superhumano de personalidad progresiva ejerce su actividad en una unión de mente y de espíritu.
1:5.13 (29.3) La personalidad no es simplemente un atributo de Dios; representa más bien la totalidad de la naturaleza infinita coordinada y de la voluntad divina unificada que se manifiesta en una expresión perfecta eterna y universal. En el sentido supremo, la personalidad es la revelación de Dios al universo de universos.
1:5.14 (29.4) Puesto que Dios es eterno, universal, absoluto e infinito, no crece en conocimiento ni aumenta en sabiduría. Dios no adquiere experiencia tal como el hombre finito podría suponerlo o comprenderlo, pero en el ámbito de su propia personalidad eterna, disfruta en verdad de esas expansiones continuas de la realización de sí mismo que son en cierto modo comparables y análogas a la adquisición de una experiencia nueva por parte de las criaturas finitas de los mundos evolutivos.
1:5.15 (29.5) La perfección absoluta del Dios infinito le conduciría a sufrir las terribles limitaciones de la finalidad incalificada de la perfección, si no fuera un hecho que el Padre Universal participa directamente en las luchas de la personalidad de todas las almas imperfectas del extenso universo, que buscan ascender, con la ayuda divina, a los mundos espiritualmente perfectos de arriba. Esta experiencia progresiva de cada ser espiritual y de cada criatura mortal, en todo el universo de universos, es una parte de la conciencia de Deidad en constante expansión que tiene el Padre respecto al círculo divino sin fin de la realización incesante de sí mismo.
1:5.16 (29.6) Es literalmente cierto que: «en todas vuestras aflicciones, él está afligido». «En todos vuestros triunfos, él triunfa en vosotros y con vosotros». Su espíritu divino prepersonal es una parte real de vosotros. La Isla del Paraíso reacciona a todas las metamorfosis físicas del universo de universos; el Hijo Eterno incluye todos los impulsos espirituales de toda la creación; el Actor Conjunto abarca todas las expresiones mentales del cosmos en expansión. El Padre Universal es consciente, en la plenitud de la conciencia divina, de toda la experiencia individual de las luchas progresivas de las mentes en expansión y de los espíritus ascendentes de cada entidad, ser y personalidad de toda la creación evolutiva del tiempo y del espacio. Y todo esto es literalmente cierto, porque «en Él todos vivimos, nos movemos y tenemos nuestra existencia».
1:6.1 (29.7) La personalidad humana es la sombra-imagen espacio-temporal proyectada por la personalidad divina del Creador. Y ninguna realidad se puede comprender nunca de manera adecuada mediante el examen de su sombra. Las sombras deben interpretarse en función de la verdadera sustancia.
1:6.2 (30.1) Para la ciencia, Dios es una causa; para la filosofía, una idea; para la religión, una persona e incluso el Padre amoroso y celestial. Para los científicos, Dios es una fuerza primordial; para los filósofos, una hipótesis de unidad; para las personas religiosas, una experiencia espiritual viviente. El concepto inadecuado del hombre sobre la personalidad del Padre Universal sólo puede mejorar mediante el progreso espiritual del hombre en el universo, y sólo se volverá verdaderamente adecuado cuando los peregrinos del tiempo y del espacio alcancen finalmente el abrazo divino del Dios viviente en el Paraíso.
1:6.3 (30.2) No olvidéis nunca que los puntos de vista de la personalidad, concebidos por Dios y por el hombre, se encuentran en las antípodas los unos de los otros. El hombre considera y comprende la personalidad mirando desde lo finito hacia lo infinito; Dios mira desde lo infinito hacia lo finito. El hombre posee el tipo de personalidad más baja, y Dios, la más elevada, siendo incluso suprema, última y absoluta. Por eso los mejores conceptos sobre la personalidad divina han tenido que esperar pacientemente la aparición de mejores ideas sobre la personalidad humana, en especial la elevada revelación tanto de la personalidad humana como de la divina en la vida de donación de Miguel, el Hijo Creador, en Urantia.
1:6.4 (30.3) El espíritu divino prepersonal que reside en la mente mortal aporta, con su sola presencia, la prueba válida de su existencia real, pero el concepto de la personalidad divina sólo se puede captar mediante la perspicacia espiritual de la auténtica experiencia religiosa personal. Cualquier persona, humana o divina, puede ser conocida y comprendida, independientemente por completo de las reacciones externas o de la presencia material de esa persona.
1:6.5 (30.4) Para una amistad entre dos personas, cierto grado de afinidad moral y de armonía espiritual es esencial; una personalidad amorosa difícilmente se puede revelar a una persona desprovista de amor. Incluso para acercarse al conocimiento de una personalidad divina, el hombre debe consagrar enteramente a ese esfuerzo todos los dones de su personalidad; una devoción parcial y poco entusiasta será ineficaz.
1:6.6 (30.5) Cuanto mejor se comprende el hombre a sí mismo y más aprecia los valores de la personalidad de sus semejantes, más anhelará conocer a la Personalidad Original, y con más ardor luchará ese ser humano que conoce a Dios por parecerse a la Personalidad Original. Podéis discutir sobre las opiniones acerca de Dios, pero la experiencia con él y en él existe por encima y más allá de toda controversia humana y de la simple lógica intelectual. El hombre que conoce a Dios no describe sus experiencias espirituales para convencer a los incrédulos, sino para la edificación y la satisfacción mutua de los creyentes.
1:6.7 (30.6) Asumir que el universo puede ser conocido, que es inteligible, es asumir que el universo está hecho por la mente y dirigido por la personalidad. La mente del hombre sólo puede percibir los fenómenos mentales de otras mentes, ya sean humanas o superhumanas. Si la personalidad del hombre puede experimentar el universo, hay una mente divina y una personalidad real ocultas en alguna parte de ese universo.
1:6.8 (30.7) Dios es espíritu — una personalidad espiritual; el hombre es también un espíritu — una personalidad espiritual potencial. Jesús de Nazaret alcanzó la plena realización de este potencial de la personalidad espiritual en la experiencia humana; por eso su vida, en la que llevó a cabo la voluntad del Padre, se ha convertido para el hombre en la revelación más real e ideal de la personalidad de Dios. Aunque la personalidad del Padre Universal sólo se puede captar en una experiencia religiosa efectiva, la vida terrestre de Jesús nos inspira mediante la demostración perfecta de esta comprensión y de esta revelación de la personalidad de Dios en una experiencia verdaderamente humana.
1:7.1 (31.1) Cuando Jesús hablaba del «Dios vivo», se refería a una Deidad personal — al Padre que está en los cielos. El concepto de la personalidad de la Deidad facilita la comunión; favorece la adoración inteligente; fomenta la confianza reconfortante. Entre cosas no personales puede haber interacción, pero no comunión. No se puede disfrutar de una relación de comunión entre padre e hijo, como entre Dios y el hombre, a menos que los dos sean personas. Sólo las personalidades pueden comunicarse entre sí, aunque la presencia de una entidad impersonal como el Ajustador del Pensamiento puede facilitar enormemente esta comunión personal.
1:7.2 (31.2) El hombre no lleva a cabo su unión con Dios como una gota de agua podría encontrar su unidad con el océano. El hombre consigue la unión divina mediante una comunión espiritual progresiva y recíproca, mediante unas relaciones de personalidad con el Dios personal, alcanzando cada vez más la naturaleza divina mediante una conformidad sincera e inteligente a la voluntad divina. Una relación tan sublime sólo puede existir entre personalidades.
1:7.3 (31.3) El concepto de la verdad quizás podría concebirse separado de la personalidad, el concepto de la belleza puede existir sin la personalidad, pero el concepto de la bondad divina sólo es comprensible en relación con la personalidad. Sólo una persona puede amar y ser amada. Incluso la belleza y la verdad estarían separadas de la esperanza de la supervivencia si no fueran atributos de un Dios personal, de un Padre amoroso.
1:7.4 (31.4) No podemos comprender plenamente cómo Dios puede ser primordial, invariable, todopoderoso y perfecto, y al mismo tiempo estar rodeado de un universo en constante cambio y aparentemente limitado por las leyes, un universo evolutivo con imperfecciones relativas. Pero podemos conocer esta verdad en nuestra propia experiencia personal, puesto que todos conservamos la identidad de nuestra personalidad y la unidad de nuestra voluntad a pesar de los cambios constantes tanto en nosotros mismos como en nuestro entorno.
1:7.5 (31.5) Las matemáticas, la lógica o la filosofía no pueden captar la realidad última del universo, sólo puede hacerlo la experiencia personal que se conforma progresivamente a la voluntad divina de un Dios personal. Ni la ciencia, ni la filosofía ni la teología pueden validar la personalidad de Dios. Sólo la experiencia personal de los hijos por la fe del Padre celestial puede llevar a cabo la verdadera comprensión espiritual de la personalidad de Dios.
1:7.6 (31.6) Los conceptos más elevados sobre la personalidad en el universo implican: identidad, conciencia de sí mismo, voluntad propia y la posibilidad de revelarse. Y estas características implican además una hermandad con otras personalidades semejantes, tal como existe en las asociaciones de personalidad de las Deidades del Paraíso. La unidad absoluta de estas asociaciones es tan perfecta que la divinidad es conocida por su indivisibilidad, por su unidad. «El Señor Dios es uno solo». La indivisibilidad de la personalidad no interfiere con el hecho de que Dios otorgue su espíritu para que viva en el corazón de los hombres mortales. La indivisibilidad de la personalidad de un padre humano no impide la reproducción de hijos e hijas mortales.
1:7.7 (31.7) Este concepto de la indivisibilidad, en asociación con el concepto de la unidad, implica la trascendencia tanto del tiempo como del espacio por parte de la Ultimidad de la Deidad; por lo tanto, ni el tiempo ni el espacio pueden ser absolutos o infinitos. La Fuente-Centro Primera es esa infinidad que trasciende de una manera incalificada toda mente, toda materia y todo espíritu.
1:7.8 (31.8) El hecho de la Trinidad del Paraíso no viola de ninguna manera la verdad de la unidad divina. Las tres personalidades de la Deidad del Paraíso son como una sola en todas sus reacciones a la realidad universal y en todas sus relaciones con las criaturas. La existencia de estas tres personas eternas tampoco viola la verdad de la indivisibilidad de la Deidad. Soy plenamente consciente de que no tengo a mi disposición ningún idioma adecuado para explicar claramente a la mente mortal cómo estos problemas del universo se nos presentan a nosotros. Pero no debéis desanimaros; todas estas cosas no están totalmente claras ni siquiera para las altas personalidades que pertenecen a mi grupo de seres paradisiacos. Tened siempre presente que estas profundas verdades relacionadas con la Deidad se clarificarán cada vez más a medida que vuestra mente se espiritualice progresivamente durante las épocas sucesivas de la larga ascensión de los mortales hacia el Paraíso.
1:7.9 (32.1) [Presentado por un Consejero Divino, miembro de un grupo de personalidades celestiales designadas por los Ancianos de los Días de Uversa, sede del séptimo superuniverso, para supervisar aquellas partes de la revelación que sigue a continuación y que están relacionadas con los asuntos que sobrepasan las fronteras del universo local de Nebadon. Estoy encargado de patrocinar aquellos documentos que describen la naturaleza y los atributos de Dios, porque represento la fuente de información más elevada que se encuentra disponible para tal fin en cualquier mundo habitado. He servido como Consejero Divino en cada uno de los siete superuniversos y he residido durante mucho tiempo en el centro paradisiaco de todas las cosas. He disfrutado muchas veces del placer supremo de permanecer en la presencia personal inmediata del Padre Universal. Describo la realidad y la verdad de la naturaleza y de los atributos del Padre con una autoridad indiscutible; sé de lo que hablo.]
El libro de Urantia
Documento 2
2:0.1 (33.1) PUESTO que el concepto más elevado posible que el hombre tiene de Dios está contenido dentro de la idea y del ideal humanos de una personalidad primordial e infinita, es lícito, y puede resultar útil, estudiar ciertas características de la naturaleza divina que constituyen el carácter de la Deidad. La naturaleza de Dios se puede comprender mejor mediante la revelación del Padre que Miguel de Nebadon desarrolló en sus múltiples enseñanzas y en su magnífica vida humana en la carne. El hombre también puede comprender mejor la naturaleza divina si se considera a sí mismo como un hijo de Dios y aprecia al Creador Paradisiaco como un verdadero Padre espiritual.
2:0.2 (33.2) La naturaleza de Dios puede ser estudiada en una revelación de ideas supremas, el carácter divino puede ser contemplado como una descripción de ideales celestiales, pero de todas las revelaciones de la naturaleza divina, la más instructiva y la más espiritualmente edificante ha de buscarse en la comprensión de la vida religiosa de Jesús de Nazaret, tanto antes como después de haber alcanzado la plena conciencia de su divinidad. Si la vida encarnada de Miguel la tomamos como trasfondo de la revelación de Dios al hombre, podemos intentar poner en símbolos verbales humanos ciertas ideas e ideales sobre la naturaleza divina que quizás puedan contribuir a iluminar y a unificar mejor el concepto humano de la naturaleza y del carácter de la personalidad del Padre Universal.
2:0.3 (33.3) En todos nuestros esfuerzos por ampliar y espiritualizar el concepto humano de Dios, nos vemos enormemente obstaculizados por la capacidad limitada de la mente mortal. También encontramos serias dificultades en la ejecución de nuestra tarea debido a las limitaciones del lenguaje y a la pobreza del material que podemos utilizar, a efectos de aclarar o de comparar, en nuestros esfuerzos por describir los valores divinos y presentar los significados espirituales a la mente mortal y finita del hombre. Todos nuestros esfuerzos por ampliar el concepto humano de Dios serían casi inútiles si no fuera por el hecho de que la mente mortal está habitada por el Ajustador otorgado del Padre Universal e impregnada por el Espíritu de la Verdad del Hijo Creador. Contando pues con la presencia de estos espíritus divinos en el corazón del hombre para que me ayuden a ampliar el concepto de Dios, emprendo alegremente la ejecución del mandato que he recibido de intentar describir más ampliamente la naturaleza de Dios a la mente del hombre.
2:1.1 (33.4) «En lo tocante al Infinito, no podemos descubrirlo. Los pasos divinos no se conocen». «Su comprensión es infinita y su grandeza es insondable». La luz cegadora de la presencia del Padre es tal, que para sus criaturas humildes parece «residir en espesas tinieblas». No solamente sus pensamientos y sus planes son insondables, sino que «hace una multitud de cosas grandes y maravillosas». «Dios es grande; no lo comprendemos, ni se puede averiguar el número de sus años». «¿Vivirá Dios en verdad en la Tierra? Mirad, el cielo (el universo) y el cielo de los cielos (el universo de universos) no pueden contenerlo». «¡Cuán insondables son sus juicios e indescubribles sus caminos!»
2:1.2 (34.1) «No hay más que un solo Dios, el Padre infinito, que es también un Creador fiel». «El Creador divino es también el Determinador Universal, la fuente y el destino de las almas. Él es el Alma Suprema, la Mente Primordial, y el Espíritu Ilimitado de toda la creación». «El gran Controlador no comete errores. Resplandece de majestad y de gloria». «El Dios Creador está totalmente desprovisto de temor y de enemistad. Es inmortal, eterno, existente por sí mismo, divino y generoso». «¡Cuán puro y hermoso, cuán profundo e insondable es el Antepasado celestial de todas las cosas!» «El Infinito es muy excelente, ya que se da a sí mismo a los hombres. Es el principio y el fin, el Padre de toda intención buena y perfecta». «Con Dios todas las cosas son posibles; el Creador eterno es la causa de las causas».
2:1.3 (34.2) A pesar de la infinidad de las manifestaciones prodigiosas de la personalidad eterna y universal del Padre, él es incondicionalmente consciente de su infinidad y de su eternidad; asimismo, conoce plenamente su perfección y su poder. Aparte de sus divinos coordinados, es el único ser en el universo que experimenta una evaluación perfecta, adecuada y completa de sí mismo.
2:1.4 (34.3) El Padre satisface de manera constante e infalible las necesidades de la demanda diferencial que se tiene de él a medida que ésta cambia de vez en cuando en las diversas secciones de su universo maestro. El gran Dios se conoce y se comprende; es infinitamente consciente de todos sus atributos primordiales de perfección. Dios no es un accidente cósmico ni un experimentador de universos. Los Soberanos de los Universos pueden emprender aventuras; los Padres de las Constelaciones pueden hacer experimentos; los jefes de los sistemas pueden entrenarse; pero el Padre Universal ve el fin desde el principio; su plan divino y su propósito eterno abarcan y comprenden realmente todos los experimentos y todas las aventuras de todos sus subordinados, en todos los mundos, sistemas y constelaciones de todos los universos de sus inmensos dominios.
2:1.5 (34.4) Ninguna cosa es nueva para Dios, y ningún acontecimiento cósmico se produce nunca por sorpresa; él habita el círculo de la eternidad. Sus días no tienen principio ni fin. Para Dios no existe el pasado, el presente o el futuro; todo el tiempo está presente en cualquier momento dado. Él es el gran y único YO SOY.
2:1.6 (34.5) El Padre Universal es infinito en todos sus atributos de una manera absoluta y sin restricción; y este hecho, en sí mismo y por sí mismo, lo aísla automáticamente de toda comunicación personal directa con los seres materiales finitos y otras inteligencias inferiores creadas.
2:1.7 (34.6) Para ponerse en contacto y en comunicación con sus múltiples criaturas, todo esto necesita las siguientes medidas que han sido ordenadas: En primer lugar, la personalidad de los Hijos Paradisiacos de Dios que, aunque son perfectos en divinidad, también comparten a menudo la misma naturaleza de carne y hueso de las razas planetarias, volviéndose uno de vosotros y uno con vosotros; de esta manera, Dios se vuelve por así decirlo hombre, como sucedió en la donación de Miguel, que fue llamado indistintamente Hijo de Dios e Hijo del Hombre. En segundo lugar se encuentran las personalidades del Espíritu Infinito, las diversas órdenes de huestes seráficas y otras inteligencias celestiales, que se acercan a los seres materiales de origen humilde y los ayudan y los sirven de tantas maneras. Y en tercer lugar están los Monitores de Misterio impersonales, los Ajustadores del Pensamiento, el don efectivo del gran Dios mismo, enviados para residir en unos seres tales como los humanos de Urantia, enviados sin previo aviso ni explicación. Desde las alturas de la gloria descienden en una profusión interminable para honrar y residir en las mentes humildes de aquellos mortales que poseen la capacidad o el potencial de tener conciencia de Dios.
2:1.8 (35.1) De esta forma y de muchas otras, de unas maneras desconocidas para vosotros y que sobrepasan por completo la comprensión finita, el Padre Paradisiaco reduce voluntaria y amorosamente su infinidad, y la modifica, la diluye y la atenúa de otras maneras a fin de poder acercarse a la mente finita de sus hijos creados. Y así, mediante una serie de distribuciones cada vez menos absolutas de su personalidad, el Padre infinito consigue disfrutar de un estrecho contacto con las diversas inteligencias de los numerosos reinos de su extenso universo.
2:1.9 (35.2) Todo esto lo ha hecho, lo hace ahora y continuará haciéndolo eternamente, sin disminuir en lo más mínimo el hecho y la realidad de su infinidad, su eternidad y su primacía. Estas cosas son absolutamente ciertas a pesar de la dificultad para comprenderlas, del misterio en el que están envueltas, o de la imposibilidad de que unas criaturas como las que viven en Urantia puedan entenderlas plenamente.
2:1.10 (35.3) Puesto que el Padre Primero es infinito en sus planes y eterno en sus propósitos, a cualquier ser finito le es inherentemente imposible captar o comprender nunca en su plenitud estos planes y estos propósitos divinos. El hombre mortal sólo puede vislumbrar los propósitos del Padre de vez en cuando, aquí y allá, a medida que se revelan en relación con el desarrollo del plan de ascensión de las criaturas en sus niveles sucesivos de progresión en el universo. Aunque el hombre no puede abarcar el significado de la infinidad, el Padre infinito comprende plenamente y engloba amorosamente, con toda seguridad, toda la finitud de todos sus hijos en todos los universos.
2:1.11 (35.4) El Padre comparte la divinidad y la eternidad con un gran número de seres superiores del Paraíso, pero nos preguntamos si la infinidad y la primacía universal consiguiente las comparte plenamente con otros que no sean sus asociados coordinados de la Trinidad del Paraíso. La infinidad de la personalidad debe englobar forzosamente toda finitud de la personalidad; de ahí la verdad — una verdad literal — de la enseñanza que afirma que «en Él vivimos, nos movemos y tenemos nuestra existencia». El fragmento de pura Deidad del Padre Universal que reside en el hombre mortal es una parte de la infinidad de la Gran Fuente-Centro Primera, el Padre de los Padres.
2:2.1 (35.5) Incluso vuestros antiguos profetas comprendieron la eterna naturaleza circular, sin principio ni fin, del Padre Universal. Dios está literal y eternamente presente en su universo de universos. Habita el momento presente con toda su majestad absoluta y su grandeza eterna. «El Padre tiene la vida en sí mismo, y esta vida es la vida eterna». A lo largo de las épocas eternas, el Padre ha sido el que «da la vida a todos». Existe una perfección infinita en la integridad divina. «Yo soy el Señor; yo no cambio». Nuestro conocimiento del universo de universos no solamente revela que él es el Padre de las luces, sino también que en su dirección de los asuntos interplanetarios «no hay variabilidad ni sombra de cambio». Él «proclama el fin desde el principio». Dice: «Mi parecer perdurará; haré todo lo que me complace» «de acuerdo con el propósito eterno que me propuse en mi Hijo». Los planes y los propósitos de la Fuente-Centro Primera son pues como ella misma: eternos, perfectos y siempre invariables.
2:2.2 (35.6) Existe una perfección final y una plenitud completa en los mandatos del Padre. «Todo lo que Dios hace será para siempre; no se puede añadir nada ni quitar nada». El Padre Universal no se arrepiente de sus propósitos originales de sabiduría y de perfección. Sus planes son firmes, su parecer es inmutable, mientras que sus actos son divinos e infalibles. «Mil años a sus ojos son como el día de ayer cuando ha pasado, y como una vigilia nocturna». La perfección de la divinidad y la magnitud de la eternidad están para siempre más allá de la plena comprensión de la mente circunscrita del hombre mortal.
2:2.3 (36.1) Las reacciones de un Dios invariable, en la ejecución de su propósito eterno, pueden parecer que varían con arreglo a la actitud cambiante y a las mentes variables de las inteligencias que ha creado; es decir, que dichas reacciones pueden variar de manera aparente y superficial; pero por debajo de la superficie y debajo de todas las manifestaciones exteriores, continúa estando presente el propósito invariable, el plan perpetuo, del Dios eterno.
2:2.4 (36.2) Fuera, en los universos, la perfección ha de ser necesariamente un término relativo, pero en el universo central y especialmente en el Paraíso, la perfección es pura; en ciertas fases es incluso absoluta. Las manifestaciones de la Trinidad alteran la demostración de la perfección divina, pero no la atenúan.
2:2.5 (36.3) La perfección primordial de Dios no consiste en una rectitud ficticia, sino más bien en la perfección inherente de la bondad de su naturaleza divina. Él es final, completo y perfecto. A la belleza y a la perfección de su carácter recto no les falta nada. Todo el proyecto de las existencias vivientes en los mundos del espacio está centrado en el propósito divino de elevar a todas las criaturas volitivas hasta el alto destino de la experiencia de compartir la perfección paradisiaca del Padre. Dios no es ni egocéntrico ni autosuficiente; no deja nunca de darse a todas las criaturas conscientes de sí mismas en el inmenso universo de universos.
2:2.6 (36.4) Dios es eterna e infinitamente perfecto, no puede conocer personalmente la imperfección como experiencia propia, pero sí comparte la conciencia de toda la experiencia con la imperfección que tienen todas las criaturas que luchan en los universos evolutivos de todos los Hijos Creadores Paradisiacos. El toque personal y liberador del Dios de la perfección cubre con su sombra el corazón, y pone en su circuito la naturaleza, de todas aquellas criaturas mortales que se han elevado hasta el nivel universal del discernimiento moral. De esta manera, así como a través de los contactos de la presencia divina, el Padre Universal participa realmente en la experiencia con la inmadurez y la imperfección en la carrera evolutiva de todos los seres morales del universo entero.
2:2.7 (36.5) Las limitaciones humanas, el mal potencial, no forman parte de la naturaleza divina, pero la experiencia humana con el mal y todas las relaciones del hombre con él forman parte con toda seguridad de la autorrealización en constante expansión que Dios efectúa en los hijos del tiempo — unas criaturas con responsabilidad moral que han sido creadas o desarrolladas por cada Hijo Creador que sale del Paraíso.
2:3.1 (36.6) Dios es recto; por consiguiente es justo. «El Señor es recto en todos sus caminos». «‘No he hecho sin razón todo lo que he hecho`, dice el Señor». «Los juicios del Señor son totalmente verdaderos y rectos». La justicia del Padre Universal no puede ser influida por los actos ni las obras de sus criaturas, «porque no hay iniquidad en el Señor nuestro Dios, ni acepción de personas, ni aceptación de regalos».
2:3.2 (36.7) ¡Cuán inútil es hacer peticiones pueriles a un Dios semejante para que modifique sus decretos inmutables a fin de que podamos evitar las justas consecuencias del funcionamiento de sus sabias leyes naturales y de sus justos mandatos espirituales! «No os engañéis; uno no puede burlarse de Dios, porque aquello que un hombre siembra, eso también recogerá». En verdad, incluso al recoger en justicia la cosecha de las maldades, esta justicia divina siempre está templada de misericordia. La sabiduría infinita es el árbitro eterno que determina las proporciones de justicia y de misericordia que se repartirán en cualquier circunstancia dada. El castigo más grande (que es en realidad una consecuencia inevitable) por la maldad y la rebelión deliberada contra el gobierno de Dios es la pérdida de la existencia como súbdito individual de ese gobierno. El resultado final del pecado deliberado es la aniquilación. A fin de cuentas, esos individuos identificados con el pecado se han destruido a sí mismos al volverse completamente irreales por haber abrazado la iniquidad. Sin embargo, la desaparición real de esas criaturas siempre se retrasa hasta que los mandatos ordenados de la justicia, vigentes en ese universo, se han cumplido plenamente.
2:3.3 (37.1) El cese de la existencia se decreta habitualmente en el momento del juicio dispensacional, o juicio de época, del planeta o de los planetas. En un mundo como Urantia tiene lugar al final de una dispensación planetaria. El cese de la existencia se puede decretar en esos momentos mediante la acción coordinada de todos los tribunales con jurisdicción que se extienden desde el consejo planetario, pasando por las cortes del Hijo Creador, hasta los tribunales de juicio de los Ancianos de los Días. El mandato de disolución parte de las cortes superiores del superuniverso después de una confirmación ininterrumpida de la acusación que se originó en la esfera de residencia del malhechor; luego, cuando la sentencia de extinción ha sido confirmada en las alturas, la ejecución se lleva a cabo mediante la acción directa de aquellos jueces que residen en la sede del superuniverso y que actúan desde allí.
2:3.4 (37.2) Cuando esta sentencia se confirma definitivamente, el ser identificado con el pecado se vuelve instantáneamente como si no hubiera existido. Este destino no conlleva ninguna resurrección; es perpetuo y eterno. Los factores energéticos vivientes de la identidad se disipan, mediante las transformaciones del tiempo y las metamorfosis del espacio, en los potenciales cósmicos de donde habían surgido anteriormente. En cuanto a la personalidad del ser inicuo, se queda privada de un vehículo vital continuo porque la criatura no ha logrado hacer aquellas elecciones ni ha tomado aquellas decisiones finales que le habrían asegurado la vida eterna. Cuando la mente asociada ha abrazado continuamente el pecado hasta el punto de culminar en una identificación completa del yo con la iniquidad, entonces, después del cese de la vida y de la disolución cósmica, esa personalidad aislada es absorbida en la superalma de la creación, volviéndose una parte de la experiencia evolutiva del Ser Supremo. Nunca más volverá a aparecer como una personalidad; su identidad se vuelve como si nunca hubiera existido. En el caso de una personalidad habitada por un Ajustador, los valores espirituales experienciales sobreviven en la realidad del Ajustador que sigue existiendo.
2:3.5 (37.3) En cualquier controversia universal entre los niveles manifestados de la realidad, la personalidad del nivel superior terminará por triunfar sobre la personalidad del nivel inferior. Este resultado inevitable de las controversias en el universo es inherente al hecho de que la calidad divina es igual al grado de realidad o de manifestación de cualquier criatura volitiva. El mal no diluido, el error completo, el pecado deliberado y la iniquidad rematada son inherente y automáticamente autodestructivos. Tales actitudes de irrealidad cósmica sólo pueden sobrevivir en el universo debido a una tolerancia misericordiosa transitoria, en espera de la acción de los mecanismos de los tribunales universales de juicio en rectitud, los cuales determinan la justicia y descubren lo que es equitativo.
2:3.6 (37.4) El deber de los Hijos Creadores en los universos locales consiste en crear y en espiritualizar. Estos Hijos se dedican a ejecutar eficazmente el plan paradisiaco de la ascensión progresiva de los mortales, a rehabilitar a los rebeldes y a los pensadores equivocados, pero cuando todos estos esfuerzos amorosos son rechazados de manera definitiva y para siempre, las fuerzas que actúan bajo la jurisdicción de los Ancianos de los Días ejecutan el decreto final de disolución.
2:4.1 (38.1) La misericordia es simplemente la justicia, templada por esa sabiduría que procede del conocimiento perfecto y del pleno reconocimiento de la debilidad natural y de los obstáculos ambientales de las criaturas finitas. «Nuestro Dios está lleno de compasión, es benévolo, paciente y abundante en misericordia». Por eso «quienquiera que recurra al Señor será salvado», «porque él perdonará en abundancia». «La misericordia del Señor va de eternidad en eternidad»; sí, «su misericordia perdura para siempre». «Yo soy el Señor que lleva a cabo la bondad, el juicio y la rectitud en la Tierra, porque me deleito en estas cosas». «No aflijo voluntariamente ni apeno a los hijos de los hombres», porque yo soy «el Padre de las misericordias y el Dios de todo consuelo».
2:4.2 (38.2) Dios es inherentemente bondadoso, compasivo por naturaleza y perpetuamente misericordioso. Nunca es necesario ejercer ninguna influencia sobre el Padre para suscitar su bondad. La necesidad de las criaturas es enteramente suficiente para asegurar todo el caudal de la tierna misericordia del Padre y de su gracia salvadora. Puesto que Dios lo sabe todo acerca de sus hijos, le resulta fácil perdonar. Cuanto mejor comprende el hombre a su prójimo, más fácil le resulta perdonarlo, e incluso amarlo.
2:4.3 (38.3) Sólo el discernimiento de una sabiduría infinita permite a un Dios recto administrar la justicia y la misericordia al mismo tiempo y en cualquier situación dada del universo. El Padre celestial nunca se siente desgarrado por actitudes conflictivas hacia sus hijos del universo; Dios nunca es víctima de antagonismos en su actitud. La omnisciencia de Dios dirige infaliblemente su libre albedrío en la elección de esa conducta universal que satisface de manera perfecta, simultánea y por igual las exigencias de todos sus atributos divinos y las cualidades infinitas de su naturaleza eterna.
2:4.4 (38.4) La misericordia es el fruto natural e inevitable de la bondad y del amor. La naturaleza bondadosa de un Padre amoroso no podría negar de ninguna manera el sabio ministerio de la misericordia a cada miembro de cada grupo de sus hijos del universo. La justicia eterna y la misericordia divina unidas constituyen lo que en la experiencia humana se llamaría equidad.
2:4.5 (38.5) La misericordia divina representa una técnica de equidad para ajustar los niveles de perfección y de imperfección del universo. La misericordia es la justicia de la Supremacía adaptada a las situaciones de lo finito en evolución, la rectitud de la eternidad modificada para satisfacer los intereses superiores y el bienestar universal de los hijos del tiempo. La misericordia no es una violación de la justicia, sino más bien una interpretación comprensiva de las exigencias de la justicia suprema, tal como ésta es aplicada con equidad a los seres espirituales subordinados y a las criaturas materiales de los universos evolutivos. La misericordia es la justicia de la Trinidad del Paraíso, aplicada con sabiduría y amor a las múltiples inteligencias de las creaciones del tiempo y del espacio, tal como esta justicia es formulada por la sabiduría divina y determinada por la mente omnisciente y el libre albedrío soberano del Padre Universal y de todos sus Creadores asociados.
2:5.1 (38.6) «Dios es amor»; por eso su única actitud personal hacia los asuntos del universo es siempre una reacción de afecto divino. El Padre nos ama lo suficiente como para concedernos su vida. «Hace salir su Sol sobre los malos y los buenos, y envía su lluvia sobre los justos y los injustos».
2:5.2 (39.1) Es falso pensar que los sacrificios de sus Hijos o la intercesión de sus criaturas subordinadas convenzan a Dios para que ame a sus hijos, «porque el Padre mismo os ama». En respuesta a este afecto paternal, Dios envía a los maravillosos Ajustadores para que residan en la mente de los hombres. El amor de Dios es universal; «cualquiera que lo desee puede venir». Él querría «que todos los hombres se salvaran por medio del conocimiento de la verdad». «No desea que ninguno perezca».
2:5.3 (39.2) Los Creadores son los primeros que intentan salvar al hombre de los resultados desastrosos de sus insensatas transgresiones de las leyes divinas. El amor de Dios es por naturaleza un afecto paternal; por eso a veces «nos castiga por nuestro propio bien, para que podamos compartir su santidad». Incluso durante vuestras pruebas más duras, recordad que «en todas nuestras aflicciones, está afligido con nosotros».
2:5.4 (39.3) Dios es divinamente bondadoso con los pecadores. Cuando los rebeldes vuelven a la rectitud, son recibidos con misericordia, «porque nuestro Dios perdonará en abundancia». «Yo soy aquel que borra vuestras transgresiones por mi propia complacencia, y no me acordaré de vuestros pecados». «Mirad la clase de amor que el Padre nos ha otorgado para que nos llamen hijos de Dios».
2:5.5 (39.4) Después de todo, la prueba más grande de la bondad de Dios y la razón suprema para amarlo es el don interior del Padre — el Ajustador que espera tan pacientemente la hora en que él y vosotros seréis eternamente una sola cosa. Aunque no podáis encontrar a Dios por medio de la investigación, si os sometéis a las directrices del espíritu interior, seréis guiados infaliblemente paso a paso, vida tras vida, de un universo a otro, y era tras era, hasta que os encontréis finalmente en la presencia de la personalidad paradisiaca del Padre Universal.
2:5.6 (39.5) Cuán irrazonable es que no adoréis a Dios porque las limitaciones de la naturaleza humana y los obstáculos de vuestra creación material os impiden verlo. Entre vosotros y Dios hay una enorme distancia (de espacio físico) que hay que atravesar. Existe igualmente un gran abismo de diferencia espiritual que hay que colmar; pero a pesar de todo lo que os separa física y espiritualmente de la presencia personal de Dios en el Paraíso, deteneos a reflexionar sobre el hecho solemne de que Dios vive dentro de vosotros; a su propia manera ya ha tendido un puente sobre el abismo. Ha enviado de sí mismo su espíritu para que viva en vosotros y trabaje con vosotros mientras continuáis vuestra carrera eterna en el universo.
2:5.7 (39.6) Encuentro fácil y agradable adorar a alguien que es tan grande, y que al mismo tiempo se dedica tan afectuosamente al ministerio de elevar a sus humildes criaturas. Amo de manera natural a alguien que es tan poderoso como para crear y controlar su creación, y que sin embargo es tan perfecto en su bondad y tan fiel en la benevolencia que nos cubre constantemente con su sombra. Creo que amaría a Dios de igual forma si no fuera tan grande ni tan poderoso, con tal que siga siendo tan bueno y misericordioso. Todos amamos más al Padre por su naturaleza que en reconocimiento de sus atributos asombrosos.
2:5.8 (39.7) Cuando observo a los Hijos Creadores y a sus administradores subordinados luchando tan valientemente contra las múltiples dificultades del tiempo inherentes a la evolución de los universos del espacio, descubro que tengo un afecto grande y profundo por esos gobernantes menores de los universos. Después de todo, creo que todos nosotros, incluídos los mortales de los mundos, amamos al Padre Universal y a todos los demás seres divinos o humanos porque percibimos que esas personalidades nos aman verdaderamente. La experiencia de amar es en gran medida una respuesta directa a la experiencia de ser amado. Sabiendo que Dios me ama, debería continuar amándolo de manera suprema, aunque estuviera despojado de todos sus atributos de supremacía, ultimidad y absolutidad.
2:5.9 (40.1) El amor del Padre nos sigue ahora y a lo largo del círculo sin fin de las eras eternas. Cuando meditéis sobre la naturaleza amorosa de Dios, sólo hay una reacción razonable y natural de la personalidad: amaréis a vuestro Hacedor cada vez más; tendréis por Dios un afecto análogo al que un niño siente por su padre terrestre; porque al igual que un padre, un padre real, un verdadero padre, ama a sus hijos, el Padre Universal ama a sus hijos e hijas creados y busca constantemente su bienestar.
2:5.10 (40.2) Pero el amor de Dios es un afecto parental inteligente y previsor. El amor divino actúa en asociación unificada con la sabiduría divina y con todas las otras características infinitas de la naturaleza perfecta del Padre Universal. Dios es amor, pero el amor no es Dios. La mayor manifestación del amor divino por los seres mortales se puede observar en la concesión de los Ajustadores del Pensamiento, pero vuestra mayor revelación del amor del Padre se puede contemplar en la vida de donación de su Hijo Miguel cuando vivió en la Tierra la vida espiritual ideal. El Ajustador interior es el que individualiza el amor de Dios para cada alma humana.
2:5.11 (40.3) A veces casi me apena verme obligado a describir el afecto divino del Padre celestial por sus hijos del universo utilizando el símbolo verbal humano amor. Aunque este término conlleva el concepto más elevado que tiene el hombre sobre las relaciones humanas de respeto y de devoción, designa con tanta frecuencia tantas cosas de las relaciones humanas, que es completamente innoble y totalmente inadecuado que sean conocidas con una palabra que se utiliza también para indicar el afecto incomparable del Dios viviente por sus criaturas del universo. Es lamentable que no pueda utilizar un término exclusivo y celestial que pudiera transmitir a la mente del hombre la verdadera naturaleza y el significado exquisitamente hermoso del afecto divino del Padre Paradisiaco.
2:5.12 (40.4) Cuando el hombre pierde de vista el amor de un Dios personal, el reino de Dios se vuelve simplemente el reino del bien. A pesar de la unidad infinita de la naturaleza divina, el amor es la característica dominante de todas las relaciones personales de Dios con sus criaturas.
2:6.1 (40.5) La belleza divina la podemos ver en el universo físico, la verdad eterna podemos discernirla en el mundo intelectual, pero la bondad de Dios se encuentra solamente en el mundo espiritual de la experiencia religiosa personal. La religión es, en su verdadera esencia, una fe mezclada de confianza en la bondad de Dios. En la filosofía, Dios podría ser grande y absoluto, e incluso de algún modo inteligente y personal; pero en la religión Dios ha de ser también moral; debe ser bueno. El hombre podría temer a un gran Dios, pero sólo ama y tiene confianza en un Dios bueno. Esta bondad de Dios forma parte de la personalidad de Dios, y su plena revelación sólo aparece en la experiencia religiosa personal de los hijos creyentes de Dios.
2:6.2 (40.6) La religión implica que el mundo superior de naturaleza espiritual tiene conocimiento de las necesidades fundamentales del mundo humano, y responde a ellas. La religión evolutiva puede volverse ética, pero sólo la religión revelada se vuelve verdadera y espiritualmente moral. El antiguo concepto de que Dios es una Deidad dominada por una moralidad regia fue elevado por Jesús hasta el nivel afectuosamente conmovedor de la moralidad familiar íntima de la relación entre padres e hijos, no existiendo ninguna más tierna ni más hermosa en la experiencia de los mortales.
2:6.3 (41.1) La «abundancia de la bondad de Dios conduce al hombre equivocado al arrepentimiento». «Todo don bueno y todo don perfecto proceden del Padre de las luces». «Dios es bueno; es el refugio eterno del alma de los hombres». «El Señor Dios es misericordioso y benevolente. Es paciente y abunda en bondad y en verdad». «¡Probad y ved que el Señor es bueno! Bendito sea el hombre que confía en él». «El Señor es bondadoso y está lleno de compasión. Es el Dios de la salvación». «Cura los corazones destrozados y venda las heridas del alma. Es el benefactor todopoderoso del hombre».
2:6.4 (41.2) Aunque el concepto de Dios como rey-juez fomentó un nivel moral elevado y creó un pueblo respetuoso de la ley como grupo, dejaba al creyente individual en una triste posición de inseguridad respecto a su condición en el tiempo y en la eternidad. Los profetas hebreos más tardíos proclamaron que Dios era un Padre para Israel; Jesús reveló a Dios como el Padre de cada ser humano. Todo el concepto humano de Dios está iluminado de manera trascendente por la vida de Jesús. El desinterés es inherente al amor parental. Dios no ama igual que un padre, sino como un padre. Él es el Padre Paradisiaco de cada personalidad del universo.
2:6.5 (41.3) La rectitud implica que Dios es la fuente de la ley moral del universo. La verdad muestra a Dios como revelador, como instructor. Pero el amor da afecto y lo desea ardientemente, busca una comunión comprensiva tal como la que existe entre padres e hijos. La rectitud puede ser el pensamiento divino, pero el amor es la actitud de un padre. La suposición errónea de que la rectitud de Dios era incompatible con el amor desinteresado del Padre celestial presuponía una falta de unidad en la naturaleza de la Deidad, y condujo directamente a la elaboración de la doctrina de la expiación, que es un ataque filosófico tanto a la unidad como al libre albedrío de Dios.
2:6.6 (41.4) El afectuoso Padre celestial, cuyo espíritu reside en sus hijos de la Tierra, no es una personalidad dividida — una de justicia y otra de misericordia — ni tampoco se necesita un mediador para conseguir el favor o el perdón del Padre. La rectitud divina no está dominada por una estricta justicia retributiva; Dios como padre trasciende a Dios como juez.
2:6.7 (41.5) Dios nunca es vengativo, ni está colérico ni enojado. Es verdad que la sabiduría refrena a menudo su amor, a la vez que la justicia condiciona su misericordia cuando ésta es rechazada. Su amor por la rectitud no puede evitar manifestarse como un odio equivalente por el pecado. El Padre no es una personalidad contradictoria; la unidad divina es perfecta. Existe una unidad absoluta en la Trinidad del Paraíso, a pesar de la identidad eterna de los correlacionados de Dios.
2:6.8 (41.6) Dios ama al pecador y detesta el pecado: esta afirmación es filosóficamente cierta, pero Dios es una personalidad trascendente, y las personas sólo pueden amar y odiar a otras personas. El pecado no es una persona. Dios ama al pecador porque es una realidad personal (potencialmente eterna), mientras que Dios no adopta ninguna actitud personal hacia el pecado, porque el pecado no es una realidad espiritual; no es personal; por eso sólo la justicia de Dios tiene en cuenta su existencia. El amor de Dios salva al pecador; la ley de Dios destruye el pecado. Esta actitud de la naturaleza divina cambiaría en apariencia si el pecador terminara por identificarse totalmente con el pecado, al igual que esta misma mente mortal puede identificarse plenamente también con el Ajustador espiritual interior. La naturaleza de un mortal identificado así con el pecado se volvería entonces completamente antiespiritual (y, por tanto, personalmente irreal) y experimentaría la extinción final de su ser. La irrealidad, e incluso el estado incompleto de la naturaleza de las criaturas, no pueden existir para siempre en un universo que progresa en realidad y que crece en espiritualidad.
2:6.9 (42.1) De cara al mundo de la personalidad, se descubre que Dios es una persona amorosa; de cara al mundo espiritual, es un amor personal; en la experiencia religiosa es las dos cosas. El amor identifica la voluntad volitiva de Dios. La bondad de Dios descansa en el fondo del libre albedrío divino — la tendencia universal a amar, a mostrar misericordia, a manifestar paciencia y a ofrecer el perdón.
2:7.1 (42.2) Todo conocimiento finito y toda comprensión por parte de las criaturas son relativos. La información y los datos, aunque procedan de fuentes elevadas, sólo son relativamente completos, localmente exactos y personalmente verdaderos.
2:7.2 (42.3) Los hechos físicos son bastante uniformes, pero la verdad es un factor viviente y flexible en la filosofía del universo. Las comunicaciones de las personalidades evolutivas sólo son parcialmente sabias y relativamente verídicas. Sólo pueden estar seguras dentro de lo que alcanza su experiencia personal. Aquello que puede parecer enteramente cierto en un lugar, sólo puede ser relativamente cierto en otro segmento de la creación.
2:7.3 (42.4) La verdad divina, la verdad final, es uniforme y universal, pero la historia de las cosas espirituales, tal como la cuentan numerosas personalidades procedentes de esferas diversas, puede variar a veces en los detalles debido a esta relatividad en la totalidad del conocimiento y en la plenitud de la experiencia personal, así como en la longitud y la extensión de esa experiencia. Las leyes y los decretos, los pensamientos y las actitudes de la Gran Fuente-Centro Primera son eterna, infinita y universalmente verdaderos, pero al mismo tiempo su aplicación y su adaptación a cada universo, sistema, mundo e inteligencia creada concuerdan con los planes y la técnica de los Hijos Creadores tal como éstos actúan en sus respectivos universos, y también están en armonía con los planes y los procedimientos locales del Espíritu Infinito y de todas las demás personalidades celestiales asociadas.
2:7.4 (42.5) La falsa ciencia del materialismo condenaría al hombre mortal a convertirse en un proscrito en el universo. Un conocimiento así de parcial es potencialmente malo; es un conocimiento compuesto a la vez de bien y de mal. La verdad es hermosa porque es a la vez completa y simétrica. Cuando el hombre busca la verdad, persigue aquello que es divinamente real.
2:7.5 (42.6) Los filósofos cometen su error más grave cuando se extravían en el sofisma de la abstracción, en la práctica de enfocar la atención sobre un aspecto de la realidad, y luego declarar que ese aspecto aislado constituye la verdad total. El filósofo sabio buscará siempre el propósito creativo que se encuentra detrás de, y es anterior a, todos los fenómenos del universo. El pensamiento del creador precede invariablemente a la acción creativa.
2:7.6 (42.7) La conciencia intelectual puede descubrir la belleza de la verdad, su calidad espiritual, no sólo por la coherencia filosófica de sus conceptos, sino con más certeza y seguridad por la respuesta infalible del Espíritu de la Verdad siempre presente. La felicidad es el resultado del reconocimiento de la verdad porque ésta puede exteriorizarse; puede vivirse. La decepción y la tristeza acompañan al error porque, como éste no es una realidad, no se puede llevar a cabo en la experiencia. La verdad divina se conoce mejor por su saborespiritual.
2:7.7 (42.8) La búsqueda eterna es con vistas a la unificación, a la coherencia divina. El extenso universo físico encuentra su coherencia en la Isla del Paraíso; el universo intelectual halla su coherencia en el Dios de la mente, el Actor Conjunto; el universo espiritual es coherente en la personalidad del Hijo Eterno. Pero los mortales aislados del tiempo y del espacio encuentran su coherencia en Dios Padre a través de la relación directa entre el Ajustador del Pensamiento interior y el Padre Universal. El Ajustador del hombre es un fragmento de Dios y busca perpetuamente la unificación divina; es coherente con la Deidad Paradisiaca de la Fuente-Centro Primera, y en ella.
2:7.8 (43.1) Discernir la belleza suprema es descubrir e integrar la realidad: Discernir la bondad divina en la verdad eterna, esa es la belleza última. Incluso el encanto del arte humano consiste en la armonía de su unidad.
2:7.9 (43.2) El gran error de la religión hebrea consistió en que no logró asociar la bondad de Dios con las verdades objetivas de la ciencia y la belleza atractiva del arte. A medida que la civilización progresaba, y puesto que la religión insistía en seguir el mismo camino insensato de acentuar con exceso la bondad de Dios, excluyendo relativamente la verdad y descuidando la belleza, ciertos tipos de hombres desarrollaron una tendencia creciente a desviarse del concepto abstracto y disociado de la bondad aislada. La moralidad aislada y exagerada de la religión moderna, que no logra retener la devoción y la lealtad de muchos hombres del siglo veinte, se rehabilitaría si, además de sus mandatos morales, concediera una consideración equivalente a las verdades de la ciencia, la filosofía y la experiencia espiritual, a las bellezas de la creación física, al encanto del arte intelectual y a la grandeza de la consecución de un carácter auténtico.
2:7.10 (43.3) El desafío religioso de la época actual es para aquellos hombres y mujeres previsores, con visión de futuro y con perspicacia espiritual, que se atrevan a construir una nueva y atrayente filosofía de la vida a partir de los conceptos modernos ampliados y exquisitamente integrados de la verdad cósmica, la belleza universal y la bondad divina. Una visión así nueva y justa de la moralidad atraerá todo lo que hay de bueno en la mente del hombre y desafiará lo que hay de mejor en el alma humana. La verdad, la belleza y la bondad son realidades divinas, y a medida que el hombre asciende la escala de la vida espiritual, estas cualidades supremas del Eterno se coordinan y se unifican cada vez más en Dios, que es amor.
2:7.11 (43.4) Toda verdad — material, filosófica o espiritual — es a la vez bella y buena. Toda belleza real — el arte material o la simetría espiritual — es a la vez verdadera y buena. Toda bondad auténtica — ya se trate de la moralidad personal, la equidad social o el ministerio divino — es igualmente verdadera y bella. La salud, la cordura y la felicidad son integraciones de la verdad, la belleza y la bondad tal como se encuentran combinadas en la experiencia humana. Estos niveles de vida eficaz llegan a conseguirse mediante la unificación de los sistemas energéticos, los sistemas de las ideas y los sistemas del espíritu.
2:7.12 (43.5) La verdad es coherente, la belleza es atractiva y la bondad es estabilizadora. Cuando estos valores de lo que es real se coordinan en la experiencia de la personalidad, el resultado es un elevado tipo de amor condicionado por la sabiduría y capacitado por la lealtad. La verdadera finalidad de toda la educación en el universo consiste en coordinar de la mejor manera a los hijos aislados de los mundos con las realidades más amplias de su experiencia en expansión. La realidad es finita en el nivel humano, y es infinita y eterna en los niveles superiores y divinos.
2:7.13 (43.6) [Presentado por un Consejero Divino, que actúa por autoridad de los Ancianos de los Días de Uversa]
El libro de Urantia
Documento 3
3:0.1 (44.1) Dios está presente en todas partes; el Padre Universal gobierna el círculo de la eternidad. Pero en los universos locales gobierna por medio de las personas de sus Hijos Creadores Paradisiacos, al igual que concede la vida a través de estos Hijos. «Dios nos ha dado la vida eterna, y esta vida se encuentra en sus Hijos». Estos Hijos Creadores de Dios son la expresión personal de él mismo en los sectores del tiempo y para los hijos de los planetas que giran en los universos evolutivos del espacio.
3:0.2 (44.2) Las órdenes inferiores de inteligencias creadas pueden percibir claramente a los Hijos de Dios altamente personalizados, y éstos compensan así la invisibilidad del Padre, que es infinito, y por lo tanto menos perceptible. Los Hijos Creadores Paradisiacos del Padre Universal son una revelación de un ser que, por otra parte, es invisible, y es invisible a causa de la absolutidad y de la infinidad inherentes al círculo de la eternidad y a las personalidades de las Deidades del Paraíso.
3:0.3 (44.3) La facultad de crear no es exactamente un atributo de Dios; es más bien el conjunto de su naturaleza activa. Y esta función universal creadora se manifiesta eternamente a medida que es condicionada y controlada por todos los atributos coordinados de la realidad divina e infinita de la Fuente-Centro Primera. Ponemos sinceramente en duda que una característica cualquiera de la naturaleza divina pueda ser considerada como anterior a las demás, pero si éste fuera el caso, entonces la naturaleza creadora de la Deidad tendría prioridad sobre todas sus demás naturalezas, actividades y atributos. Y la facultad creadora de la Deidad culmina en la verdad universal de la Paternidad de Dios.
3:1.1 (44.4) La capacidad del Padre Universal para estar presente al mismo tiempo en todas partes constituye su omnipresencia. Sólo Dios puede estar en dos lugares, o en una multitud de lugares, a la vez. Dios está simultáneamente presente «arriba en los cielos y abajo en la Tierra»; tal como el salmista exclamó: «¿Adónde iré lejos de tu espíritu? o ¿adónde huiré de tu presencia?».
3:1.2 (44.5) «Soy un Dios al alcance de la mano, y también muy lejano», dice el Señor. «¿Acaso no lleno los cielos y la Tierra?». El Padre Universal está constantemente presente en todas las partes y en todos los corazones de su extensa creación. Él es «la plenitud de aquel que lo llena todo en todo», y «que lo efectúa todo en todo», y además el concepto de su personalidad es tal, que «el cielo (el universo) y el cielo de los cielos (el universo de universos) no pueden contenerlo». Es literalmente cierto que Dios lo es todo y se encuentra en todo, pero ni siquiera esto es la totalidad de Dios. Sólo la infinidad puede revelar finalmente al Infinito; la causa nunca puede ser plenamente comprendida por un análisis de los efectos; el Dios vivo es inconmensurablemente más grande que la suma total de la creación que ha surgido a la existencia como resultado de los actos creativos de su libre albedrío sin trabas. Dios está revelado en todo el cosmos, pero el cosmos nunca podrá contener o abarcar la totalidad de la infinidad de Dios.
3:1.3 (45.1) La presencia del Padre patrulla sin cesar el universo maestro. «Aparece por el principio de los cielos y da la vuelta hasta el final de éstos; y no hay nada que pueda ocultarse a su luz».
3:1.4 (45.2) La criatura no solamente existe en Dios, sino que Dios vive también en la criatura. «Sabemos que vivimos en él porque él vive en nosotros; nos ha dado su espíritu. Este don del Padre Paradisiaco es el compañero inseparable del hombre». «Es el Dios siempre presente que lo impregna todo». «El espíritu del Padre eterno está escondido en la mente de cada hijo mortal». «El hombre sale en busca de un amigo, cuando ese mismo amigo vive dentro de su propio corazón». «El verdadero Dios no está lejos, forma parte de nosotros, su espíritu habla desde nuestro interior». «El Padre vive en el hijo. Dios siempre está con nosotros. Él es el espíritu guía del destino eterno».
3:1.5 (45.3) Se ha dicho con razón de la raza humana: «Sois de Dios» porque «aquel que vive en el amor vive en Dios y Dios en él». Sin embargo, cuando hacéis el mal atormentáis al don interior de Dios, pues el Ajustador del Pensamiento ha de sufrir las consecuencias de los malos pensamientos junto con la mente humana donde está encarcelado.
3:1.6 (45.4) La omnipresencia de Dios forma parte en realidad de su naturaleza infinita; el espacio no constituye una barrera para la Deidad. Dios sólo está presente de manera perceptible, en su perfección y sin limitaciones, en el Paraíso y en el universo central. Así pues, su presencia no se puede observar en las creaciones que rodean a Havona, porque Dios ha limitado su presencia directa y efectiva en reconocimiento de la soberanía y de las prerrogativas divinas de los creadores y gobernantes coordinados de los universos del tiempo y del espacio. Por eso el concepto de la presencia divina debe tener en cuenta una amplia gama de formas y de canales de manifestación que abarcan los circuitos presenciales del Hijo Eterno, del Espíritu Infinito y de la Isla del Paraíso. Tampoco es siempre posible distinguir entre la presencia del Padre Universal y los actos de sus agentes y coordinados eternos, ya que éstos cumplen a la perfección todas las exigencias infinitas de su propósito invariable. Pero no sucede lo mismo con el circuito de la personalidad y los Ajustadores; en estas materias, Dios actúa de manera única, directa y exclusiva.
3:1.7 (45.5) El Controlador Universal está potencialmente presente en los circuitos de gravedad de la Isla del Paraíso, en todas las partes del universo, en todo momento y con la misma intensidad, de conformidad con la masa, en respuesta a las demandas físicas de su presencia, y a causa de la naturaleza inherente a toda la creación que hace que todas las cosas se adhieran a él y consistan en él. La Fuente-Centro Primera está asimismo potencialmente presente en el Absoluto Incalificado, el depósito de los universos increados del eterno futuro. Dios impregna así potencialmente los universos físicos del pasado, del presente y del futuro. La creación llamada material es coherente porque él es su fundamento primordial. Este potencial no espiritual de la Deidad se manifiesta aquí y allá, en todo el nivel de las existencias físicas, mediante la intrusión inexplicable de alguno de sus agentes exclusivos en el campo de acción del universo.
3:1.8 (45.6) La presencia mental de Dios está correlacionada con la mente absoluta del Actor Conjunto, el Espíritu Infinito. Pero en las creaciones finitas, esta presencia se percibe mejor en el funcionamiento omnipresente de la mente cósmica de los Espíritus Maestros del Paraíso. Al igual que la Fuente-Centro Primera está potencialmente presente en los circuitos mentales del Actor Conjunto, también está potencialmente presente en las tensiones del Absoluto Universal. Pero la mente de tipo humano es un don de las Hijas del Actor Conjunto, las Ministras Divinas de los universos en evolución.
3:1.9 (46.1) El espíritu omnipresente del Padre Universal está coordinado con la actividad de la presencia espiritual universal del Hijo Eterno y con el potencial divino perpetuo del Absoluto de la Deidad. Pero ni la actividad espiritual del Hijo Eterno y de sus Hijos Paradisiacos, ni las donaciones mentales del Espíritu Infinito parecen excluir la acción directa de los Ajustadores del Pensamiento, los fragmentos interiores de Dios, en el corazón de sus hijos creados.
3:1.10 (46.2) En lo que se refiere a la presencia de Dios en un planeta, un sistema, una constelación o un universo, el grado de dicha presencia en cualquier unidad creada mide el grado de la presencia evolutiva del Ser Supremo. Este grado está determinado por el reconocimiento masivo de Dios y la lealtad hacia él por parte de la inmensa organización universal, que se extiende hacia abajo hasta los sistemas y los planetas mismos. Por esta razón, y a veces con la esperanza de conservar y de salvaguardar estas fases de la preciosa presencia de Dios, cuando algunos planetas (o incluso algunos sistemas) se han hundido profundamente en las tinieblas espirituales, han sido puestos en cierto modo en cuarentena, o han sido parcialmente aislados sin poder relacionarse con las unidades más grandes de la creación. Todo esto, tal como sucede con Urantia, es una reacción espiritualmente defensiva de la mayoría de los mundos para protegerse, en la medida de lo posible, de sufrir las consecuencias del aislamiento ocasionado por los actos alienantes de una minoría testaruda, perversa y rebelde.
3:1.11 (46.3) Aunque el Padre incluye paternalmente en su circuito a todos sus hijos — a todas las personalidades — su influencia sobre ellos es limitada porque tienen un origen alejado de la Segunda y Tercera Personas de la Deidad; esta influencia aumenta a medida que logran su destino y se acercan a esos niveles. El hecho de la presencia de Dios en la mente de las criaturas está determinado por la circunstancia de que estén o no habitadas por los fragmentos del Padre, tales como los Monitores de Misterio, pero la presencia eficaz de Dios está determinada por el grado de cooperación que estos Ajustadores interiores reciben de las mentes donde residen.
3:1.12 (46.4) Las fluctuaciones de la presencia del Padre no se deben a la variabilidad de Dios. El Padre no se retira a un lugar aislado porque ha sido menospreciado; su afecto no se enajena porque la criatura haya actuado mal. En lugar de eso, como sus hijos han sido dotados del poder de elegir (en lo que se refiere a Él), son ellos los que, al ejercer esta elección, determinan directamente el grado y las limitaciones de la influencia divina del Padre en sus propios corazones y en sus propias almas. El Padre se ha dado gratuitamente a nosotros sin límites ni favoritismos. Él no hace acepción de personas, de planetas, de sistemas ni de universos. En los sectores del tiempo, sólo confiere honores diferenciales a las personalidades paradisiacas de Dios Séptuple, los creadores correlacionados de los universos finitos.
3:2.1 (46.5) Todos los universos saben que «el Señor Dios omnipotente reina». Los asuntos de este mundo y de los otros mundos están divinamente supervisados. «Él actúa según su voluntad en los ejércitos del cielo y entre los habitantes de la Tierra». Es eternamente cierto que «no existe más poder que el de Dios».
3:2.2 (46.6) Dentro de los límites de lo que es conforme con la naturaleza divina, es literalmente cierto que «con Dios todas las cosas son posibles». Los procesos evolutivos interminables de los pueblos, los planetas y los universos están perfectamente controlados por los creadores y administradores universales, y se desarrollan según el propósito eterno del Padre Universal, avanzando en orden y armonía de acuerdo con el plan infinitamente sabio de Dios. Sólo hay un legislador. Él sostiene los mundos en el espacio y hace girar los universos alrededor del círculo sin fin del circuito eterno.
3:2.3 (47.1) De todos los atributos divinos, su omnipotencia es la mejor comprendida, especialmente tal como predomina en los universos materiales. Visto como un fenómeno no espiritual, Dios es energía. Esta afirmación de un hecho físico está basada en la verdad incomprensible de que la Fuente-Centro Primera es la causa primordial de los fenómenos físicos universales de todo el espacio. Toda la energía física y las demás manifestaciones materiales se derivan de esta actividad divina. La luz, es decir, la luz sin calor, es otra de las manifestaciones no espirituales de las Deidades. Y existe además otra forma de energía no espiritual que es prácticamente desconocida en Urantia; hasta ahora no ha sido reconocida.
3:2.4 (47.2) Dios controla todo el poder; ha trazado «un camino para el rayo»; ha ordenado los circuitos de todas las energías. Ha decretado el momento y la manera de manifestarse de todas las formas de energía-materia. Y todas estas cosas se mantienen para siempre bajo su perpetuo dominio — bajo el control gravitatorio centrado en el bajo Paraíso. La luz y la energía del Dios eterno giran así constantemente alrededor de su circuito majestuoso, la procesión ordenada y sin fin de las multitudes de estrellas que componen el universo de universos. Toda la creación gira eternamente alrededor del centro paradisiaco y personal de todas las cosas y de todos los seres.
3:2.5 (47.3) La omnipotencia del Padre está relacionada con el predominio omnipresente del nivel absoluto, donde las tres energías, la material, la mental y la espiritual, no pueden distinguirse cuando se encuentran tan cerca de él — la Fuente de todas las cosas. Como la mente de la criatura no es la monota ni el espíritu del Paraíso, no responde directamente al Padre Universal. Dios se ajusta a la mente imperfecta — a los mortales de Urantia a través de los Ajustadores del Pensamiento.
3:2.6 (47.4) El Padre Universal no es una fuerza transitoria, un poder cambiante o una energía fluctuante. El poder y la sabiduría del Padre son totalmente adecuados para hacer frente a todas las exigencias del universo. Cuando surgen situaciones críticas en la experiencia humana, él las ha previsto todas, y por eso no reacciona de manera indiferente a los asuntos del universo, sino más bien de acuerdo con los dictados de la sabiduría eterna y en consonancia con los mandatos de su juicio infinito. A pesar de las apariencias, el poder de Dios no funciona como una fuerza ciega en el universo.
3:2.7 (47.5) A veces surgen situaciones en las que parece que se han tomado decisiones de emergencia, que se han suspendido leyes naturales, que se han reconocido inadaptaciones, y que se está haciendo un esfuerzo por rectificar la situación; pero éste no es el caso. Estos conceptos de Dios tienen su origen en el campo limitado de vuestro punto de vista, en la finitud de vuestra comprensión, y en la esfera circunscrita de vuestra visión de conjunto; este concepto erróneo de Dios se debe a la profunda ignorancia que tenéis acerca de la existencia de las leyes superiores del reino, la magnitud del carácter del Padre, la infinidad de sus atributos, y el hecho de su libre albedrío.
3:2.8 (47.6) Las criaturas planetarias habitadas por un espíritu de Dios, diseminadas aquí y allá por todos los universos del espacio, están tan cerca de ser infinitas en número y en clases, sus intelectos son tan diversos, sus mentes son tan limitadas y a veces tan toscas, su visión es tan reducida y tan localizada, que es casi imposible formular leyes generales que expresen adecuadamente los atributos infinitos del Padre, y que al mismo tiempo sean hasta cierto punto comprensibles para esas inteligencias creadas. Por esta razón, para vosotros las criaturas, muchos actos del Creador todopoderoso parecen arbitrarios, indiferentes y no raras veces despiadados y crueles. Pero os aseguro de nuevo que esto no es verdad. Todos los actos de Dios son decididos, inteligentes, sabios, generosos y tienen eternamente en cuenta el mayor bien, no siempre de un ser individual, una raza concreta, un planeta particular o incluso un universo determinado, sino que persiguen el bienestar y el mayor bien de todos los interesados, desde los más humildes hasta los más elevados. En las épocas del tiempo, a veces puede parecer que el bienestar de la parte difiere del bienestar del todo; en el círculo de la eternidad, estas diferencias aparentes no existen.
3:2.9 (48.1) Todos formamos parte de la familia de Dios, y por eso a veces tenemos que participar en la disciplina de familia. Muchos actos de Dios que nos perturban y nos confunden tanto son el resultado de las decisiones y los fallos finales de la omnisciencia, la cual faculta al Actor Conjunto para llevar a cabo las elecciones de la voluntad infalible de la mente infinita, para hacer respetar las decisiones de la personalidad perfecta cuya vista de conjunto, visión y cuidados abarcan el bienestar eterno más elevado de toda su enorme y extensa creación.
3:2.10 (48.2) Así es como vuestro punto de vista aislado, particular, finito, tosco y extremadamente materialista, y las limitaciones inherentes a la naturaleza de vuestro ser, constituyen tal obstáculo que sois incapaces de ver, comprender o conocer la sabiduría y la bondad de muchos actos divinos que os parecen cargados de una crueldad tan aplastante, y que parecen estar caracterizados por una indiferencia tan total hacia la comodidad y el bienestar, hacia la felicidad planetaria y la prosperidad personal de vuestros semejantes. A causa de las limitaciones de la visión humana, debido a vuestro entendimiento circunscrito y a vuestra comprensión finita, interpretáis mal los móviles de Dios y desvirtuáis sus propósitos. Pero en los mundos evolutivos suceden muchas cosas que no son la obra personal del Padre Universal.
3:2.11 (48.3) La omnipotencia divina está perfectamente coordinada con los demás atributos de la personalidad de Dios. Generalmente, el poder de Dios sólo está limitado, en sus manifestaciones espirituales universales, por tres condiciones o situaciones:
3:2.12 (48.4) 1. Por la naturaleza de Dios, especialmente por su amor infinito, por la verdad, la belleza y la bondad.
3:2.13 (48.5) 2. Por la voluntad de Dios, por su ministerio de misericordia y sus relaciones paternales con las personalidades del universo.
3:2.14 (48.6) 3. Por la ley de Dios, por la rectitud y la justicia de la Trinidad eterna del Paraíso.
3:2.15 (48.7) Dios tiene un poder ilimitado, una naturaleza divina, una voluntad final, unos atributos infinitos, una sabiduría eterna y es una realidad absoluta. Todas estas características del Padre Universal están unificadas en la Deidad y se expresan de manera universal en la Trinidad del Paraíso y en los Hijos divinos de esta Trinidad. Por lo demás, fuera del Paraíso y del universo central de Havona, todo lo referente a Dios está limitado por la presencia evolutiva del Supremo, condicionado por la presencia en vías de existenciación del Último, y coordinado por los tres Absolutos existenciales — el Absoluto de la Deidad, el Absoluto Universal y el Absoluto Incalificado. La presencia de Dios está limitada así porque esa es la voluntad de Dios.
3:3.1 (48.8) «Dios conoce todas las cosas». La mente divina es consciente de los pensamientos de toda la creación y está familiarizada con ellos. Su conocimiento de los acontecimientos es universal y perfecto. Las entidades divinas que salen de él son una parte de él; aquel que «equilibra las nubes» es también «perfecto en conocimiento». «Los ojos del Señor están en todas partes». Vuestro gran maestro dijo de los gorriones insignificantes: «Ni uno de ellos caerá al suelo sin que lo sepa mi Padre», y también: «Los cabellos mismos de vuestras cabezas están contados». «Él sabe el número de las estrellas, y las llama a todas por sus nombres».
3:3.2 (49.1) El Padre Universal es la única personalidad en todo el universo que sabe realmente el número de las estrellas y de los planetas del espacio. Todos los mundos de cada universo están constantemente en la conciencia de Dios. Él dice también: «He visto ciertamente la aflicción de mi pueblo, he oído su llanto y conozco sus penas». Porque «el Señor mira desde los cielos; observa a todos los hijos de los hombres; desde el lugar donde reside contempla a todos los habitantes de la Tierra». Todo hijo de criatura puede decir en verdad: «Él conoce el camino que tomo, y cuando me haya puesto a prueba, resaltaré como el oro». «Dios conoce nuestros avances y nuestros retrocesos, comprende nuestros pensamientos desde lejos y conoce todos nuestros caminos». «Todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel con quien tratamos». Y para todo ser humano debería ser un verdadero consuelo comprender que «él conoce vuestra estructura; se acuerda de que sois polvo». Hablando del Dios vivo, Jesús dijo: «Vuestro Padre sabe lo que necesitáis incluso antes de que se lo pidáis».
3:3.3 (49.2) Dios posee un poder ilimitado para conocer todas las cosas; su conciencia es universal. Su circuito personal abarca a todas las personalidades, y su conocimiento de las criaturas, incluidas las humildes, lo completa indirectamente mediante la serie descendente de los Hijos divinos, y directamente a través de los Ajustadores del Pensamiento interiores. Además, el Espíritu Infinito está constantemente presente en todas partes.
3:3.4 (49.3) No estamos totalmente seguros de si Dios elige o no conocer de antemano los casos de pecado. Pero aunque Dios conociera de antemano los actos del libre albedrío de sus hijos, esta presciencia no abrogaría en absoluto la libertad de sus criaturas. Una cosa es segura: a Dios nunca le coge nada por sorpresa.
3:3.5 (49.4) La omnipotencia no implica el poder de hacer lo irrealizable, un acto no divino. La omnisciencia tampoco implica conocer lo incognoscible. Pero no es fácil hacer comprender estas afirmaciones a la mente finita. La criatura difícilmente puede comprender el alcance y las limitaciones de la voluntad del Creador.
3:4.1 (49.5) Las donaciones sucesivas de Dios a los universos, a medida que éstos surgen a la existencia, no disminuye de ningún modo el potencial de poder ni la reserva de sabiduría que continúan residiendo y descansando en la personalidad central de la Deidad. El potencial de fuerza, de sabiduría y de amor que posee el Padre nunca ha disminuido en nada, ni tampoco se ha despojado de ningún atributo de su gloriosa personalidad, como resultado de haberse dado sin límites a los Hijos Paradisiacos, a sus creaciones subordinadas, y a las múltiples criaturas de éstas.
3:4.2 (49.6) La creación de cada nuevo universo necesita un nuevo ajuste de la gravedad; pero aunque la creación continuara creciendo indefinidamente, eternamente, incluso hasta la infinidad, de tal manera que la creación material existiera finalmente sin límites, aún así se descubriría que el poder de control y de coordinación que reside en la Isla del Paraíso estaría a la altura y sería adecuado para dominar, controlar y coordinar ese universo infinito. Después de esta donación de fuerza y de poder ilimitados sobre un universo sin límites, el Infinito continuaría todavía sobrecargado con el mismo grado de fuerza y de energía; el Absoluto Incalificado estaría todavía sin disminuir; Dios poseería todavía el mismo potencial infinito, exactamente como si su fuerza, su energía y su poder nunca hubieran sido derramados para dotar a unos universos tras otros.
3:4.3 (50.1) Lo mismo sucede con la sabiduría: El hecho de que la mente sea tan abundantemente distribuida a los seres pensantes de los mundos no empobrece de ningún modo la fuente central de la sabiduría divina. A medida que se multiplican los universos y que el número de seres de los mundos va creciendo hasta los límites de la comprensión, aunque la mente continúe siendo otorgada sin fin a estos seres de rango superior e inferior, la personalidad central de Dios seguirá abarcando todavía la misma mente eterna, infinita y omnisapiente.
3:4.4 (50.2) El hecho de que envíe mensajeros espirituales procedentes de sí mismo para que residan en los hombres y las mujeres de vuestro mundo y de otros mundos, no disminuye de ningún modo su capacidad para actuar como una personalidad espiritual divina y todopoderosa; no existe absolutamente ningún límite en cuanto a la cantidad o al número de estos Monitores espirituales que Dios puede y desea enviar. Este don de sí mismo a sus criaturas crea para estos mortales divinamente dotados una posibilidad futura ilimitada y casi inconcebible de existencias progresivas y sucesivas. Esta pródiga distribución de sí mismo bajo la forma de estas entidades espirituales ministrantes no disminuye de ninguna manera la sabiduría y la perfección de la verdad y del conocimiento que descansan en la persona del Padre omnisciente, omnipotente y omnisapiente.
3:4.5 (50.3) Para los mortales del tiempo hay un futuro, pero Dios vive en la eternidad. Aunque vengo de las proximidades del lugar mismo donde reside la Deidad, no puedo atreverme a hablar con una comprensión perfecta sobre la infinidad de muchos atributos divinos. Sólo la infinidad de mente puede comprender plenamente la infinidad de existencia y la eternidad de acción.
3:4.6 (50.4) El hombre mortal no puede conocer de ninguna manera la infinitud del Padre celestial. La mente finita no puede examinar a fondo un hecho absoluto o una verdad absoluta de este tipo. Pero este mismo ser humano finito puede sentir realmente — puede experimentar literalmente — el impacto completo y no disminuido del AMOR de un Padre así de infinito. Este amor se puede experimentar realmente, pero aunque la calidad de esta experiencia es ilimitada, su cantidad está estrictamente limitada por la capacidad humana para la receptividad espiritual y por la capacidad asociada para amar al Padre en recíproca correspondencia.
3:4.7 (50.5) La apreciación finita de las cualidades infinitas trasciende de lejos las capacidades lógicamente limitadas de las criaturas debido al hecho de que el hombre mortal ha sido creado a imagen de Dios — un fragmento de la infinidad vive dentro de él. Por eso el acercamiento más íntimo y más afectuoso del hombre a Dios ha de realizarlo por amor y a través del amor, porque Dios es amor. La totalidad de esta relación única es una experiencia real en la sociología cósmica, la relación entre el Creador y la criatura — el afecto entre Padre e hijo.
3:5.1 (50.6) En su contacto con las creaciones posteriores a Havona, el Padre Universal no ejerce su poder infinito y su autoridad final por transmisión directa, sino más bien a través de sus Hijos y de las personalidades subordinadas a ellos. Dios hace todo esto por su propio libre albedrío. Si se presentara el caso, si la mente divina lo eligiera así, cualquiera de estos poderes delegados podría ser ejercido directamente; pero por regla general un acto así sólo tiene lugar cuando la personalidad delegada no ha logrado satisfacer la confianza divina. En esos momentos, en presencia de tal negligencia y dentro de los límites de la reserva del poder y del potencial divinos, el Padre actúa de manera independiente y de acuerdo con los mandatos de su propia elección; y esta elección siempre muestra una perfección infalible y una sabiduría infinita.
3:5.2 (51.1) El Padre gobierna por medio de sus Hijos; a través de toda la organización universal existe una cadena ininterrumpida de gobernantes que termina en los Príncipes Planetarios, los cuales dirigen los destinos de las esferas evolutivas de los inmensos dominios del Padre. Las exclamaciones siguientes no son simples expresiones poéticas: «La Tierra pertenece al Señor en toda su plenitud». «Destrona a los reyes y establece a los reyes». «Los Altísimos gobiernan en los reinos de los hombres».
3:5.3 (51.2) En las cuestiones del corazón de los hombres puede ser que el Padre Universal no siempre consiga sus fines, pero en lo que se refiere a la dirección y al destino de un planeta, es el plan divino el que prevalece; el propósito eterno de sabiduría y de amor es el que triunfa.
3:5.4 (51.3) Jesús dijo: «Mi Padre, que me los ha dado, es más grande que todos; y nadie puede arrancarlos de la mano de mi Padre». Cuando vislumbráis las múltiples obras de Dios y contempláis la asombrosa inmensidad de su creación casi ilimitada, vuestro concepto de su primacía puede titubear, pero no deberíais dejar de aceptar a Dios como entronizado perpetuamente y con seguridad en el centro paradisiaco de todas las cosas, y como Padre benefactor de todos los seres inteligentes. No hay más que «un solo Dios y Padre de todos, que está por encima de todo y en todos», y «existe antes que todas las cosas, y todas las cosas consisten en él».
3:5.5 (51.4) Las incertidumbres de la vida y las vicisitudes de la existencia no contradicen de ninguna manera el concepto de la soberanía universal de Dios. La vida de cualquier criatura evolutiva está asaltada por ciertas inevitabilidades. Examinad las siguientes:
3:5.6 (51.5) 1. La valentía — la fuerza de carácter — ¿es deseable? Entonces el hombre debe educarse en un entorno donde sea necesario luchar contra las dificultades y reaccionar ante las decepciones.
3:5.7 (51.6) 2. El altruismo — el servicio a los semejantes — ¿es deseable? Entonces la experiencia de la vida debe proporcionar situaciones donde se encuentren desigualdades sociales.
3:5.8 (51.7) 3. La esperanza — la grandeza de la confianza — ¿es deseable? Entonces la existencia humana debe enfrentarse continuamente con inseguridades e incertidumbres recurrentes.
3:5.9 (51.8) 4. La fe — la afirmación suprema del pensamiento humano — ¿es deseable? Entonces la mente del hombre ha de encontrarse en esa situación incómoda en la que siempre sabe menos de lo que puede creer.
3:5.10 (51.9) 5. El amor a la verdad — y la buena disposición a seguirla dondequiera que conduzca — ¿es deseable? Entonces el hombre debe crecer en un mundo donde el error esté presente y la falsedad sea siempre posible.
3:5.11 (51.10) 6. El idealismo — el concepto que se acerca a lo divino — ¿es deseable? Entonces el hombre debe luchar en un entorno de bondad y de belleza relativas, en un ambiente que estimule la aspiración incontenible hacia cosas mejores.
3:5.12 (51.11) 7. La lealtad — la devoción al deber más elevado — ¿es deseable? Entonces el hombre debe caminar entre las posibilidades de traición y de deserción. El valor de la devoción al deber consiste en el peligro implícito de incumplirlo.
3:5.13 (51.12) 8. El desinterés — el espíritu del olvido de sí mismo — ¿es deseable? Entonces el hombre mortal debe vivir cara a cara con las reivindicaciones incesantes de un ego ineludible que pide reconocimiento y honores. El hombre no podría elegir dinámicamente la vida divina si no hubiera ninguna vida egoísta a la que renunciar. El hombre nunca podría aferrarse a la rectitud para salvarse si no existiera ningún mal potencial para exaltar y diferenciar el bien por contraste.
3:5.14 (51.13) 9. El placer — la satisfacción de la felicidad — ¿es deseable? Entonces el hombre debe vivir en un mundo donde la alternativa del dolor y la probabilidad del sufrimiento son posibilidades experienciales siempre presentes.
3:5.15 (52.1) En todo el universo, cada unidad está considerada como una parte del todo. La supervivencia de la parte depende de su cooperación con el plan y la intención del todo, del deseo sincero y del consentimiento perfecto de hacer la voluntad divina del Padre. Si existiera un mundo evolutivo sin errores (sin la posibilidad de juicios imprudentes), sería un mundo sin inteligencia libre. En el universo de Havona hay mil millones de mundos perfectos con sus habitantes perfectos, pero es necesario que el hombre en evolución sea falible si ha de ser libre. Una inteligencia libre e inexperimentada no puede ser de ninguna manera uniformemente sabia al principio. La posibilidad de un juicio erróneo (el mal) sólo se vuelve pecado cuando la voluntad humana acepta conscientemente y abraza deliberadamente un juicio inmoral premeditado.
3:5.16 (52.2) La plena apreciación de la verdad, la belleza y la bondad es inherente a la perfección del universo divino. Los habitantes de los mundos de Havona no necesitan el potencial de los niveles de valor relativo para estimular sus elecciones; estos seres perfectos son capaces de identificar y de elegir el bien en ausencia de toda situación moral que sirva de contraste y obligue a pensar. Pero todos estos seres perfectos poseen esa naturaleza moral y ese estado espiritual en virtud del hecho de su existencia. Sólo han conseguido avanzar experiencialmente en el interior de su estado inherente. El hombre mortal consigue incluso su estado de candidato a la ascensión mediante su propia fe y esperanza. Todas las cosas divinas que la mente humana capta y que el alma humana consigue son consecuciones experienciales; son realidades de la experiencia personal y son, por lo tanto, posesiones únicas, en contraste con la bondad y la rectitud inherentes a las personalidades infalibles de Havona.
3:5.17 (52.3) Las criaturas de Havona son valientes por naturaleza, pero no son valerosas en el sentido humano. Son amables y consideradas de forma innata, pero difícilmente altruistas a la manera humana. Esperan un futuro agradable, pero no tienen esperanzas a la manera exquisita de los mortales confiados de las esferas evolutivas inciertas. Tienen fe en la estabilidad del universo, pero desconocen totalmente esa fe salvadora por la cual el hombre mortal se eleva desde el estado de animal hasta las puertas del Paraíso. Aman la verdad, pero no saben nada de sus cualidades que salvan el alma. Son idealistas, pero han nacido así; ignoran por completo el éxtasis de llegar a serlo mediante elecciones estimulantes. Son leales, pero nunca han experimentado la emoción que produce la devoción sincera e inteligente al deber frente a la tentación de no cumplirlo. Son desinteresadas, pero nunca han conseguido estos niveles experienciales mediante la magnífica victoria sobre un yo beligerante. Disfrutan del placer, pero no comprenden el dulzor de escapar por medio del placer al potencial del dolor.
3:6.1 (52.4) Con un desinterés divino, con una generosidad consumada, el Padre Universal renuncia a su autoridad y delega su poder, pero continúa siendo primordial; su mano descansa sobre la poderosa palanca de las circunstancias de los reinos universales; se ha reservado todas las decisiones finales y ejerce infaliblemente el cetro todopoderoso del veto de su propósito eterno con una autoridad indiscutible sobre el bienestar y el destino de la extensa creación que gira en las órbitas perpetuas.
3:6.2 (52.5) La soberanía de Dios es ilimitada; es el hecho fundamental de toda la creación. El universo no era inevitable. El universo no es un accidente, ni existe por sí mismo. El universo es un trabajo de creación y por eso está totalmente sujeto a la voluntad del Creador. La voluntad de Dios es la verdad divina, el amor viviente; por esa razón, las creaciones que se perfeccionan en los universos evolutivos están caracterizadas por la bondad — acercamiento a la divinidad — y por el mal potencial — alejamiento de la divinidad.
3:6.3 (53.1) Tarde o temprano, todas las filosofías religiosas llegan al concepto de un gobierno universal unificado, de un solo Dios. Las causas universales no pueden ser inferiores a los efectos universales. La fuente de las corrientes de la vida universal y de la mente cósmica tiene que estar por encima de los niveles de su manifestación. La mente humana no puede ser explicada de manera coherente en términos de los tipos inferiores de existencia. La mente del hombre sólo se puede comprender realmente cuando se reconoce la realidad de unos tipos superiores de pensamiento y de voluntad intencional. El hombre como ser moral no tiene explicación, a menos que se reconozca la realidad del Padre Universal.
3:6.4 (53.2) Los filósofos mecanicistas pretenden rechazar la idea de una voluntad universal y soberana, y veneran profundamente la actividad de esa misma voluntad soberana que ha elaborado las leyes del universo. ¡Qué homenaje involuntario rinde el mecanicista al Creador de las leyes, cuando concibe que tales leyes actúan y se explican por sí solas!
3:6.5 (53.3) Es un gran disparate humanizar a Dios, salvo en el concepto del Ajustador del Pensamiento interior, pero incluso esto no es tan insensato como mecanizar por completo la idea de la Gran Fuente-Centro Primera.
3:6.6 (53.4) ¿Sufre el Padre Paradisiaco? No lo sé. Los Hijos Creadores pueden sufrir con toda seguridad y a veces sufren, como les sucede a los mortales. El Hijo Eterno y el Espíritu Infinito sufren en un sentido modificado. Creo que el Padre Universal sufre, pero no puedo comprender cómo; quizás sea a través del circuito de la personalidad, o por medio de la individualidad de los Ajustadores del Pensamiento y de las otras donaciones de su naturaleza eterna. Él ha dicho de las razas mortales: «En todas vuestras aflicciones estoy afligido». Él experimenta indiscutiblemente una comprensión paternal y compasiva; puede ser que sufra realmente, pero no comprendo la naturaleza de ese sufrimiento.
3:6.7 (53.5) El Gobernante eterno e infinito del universo de universos es poder, forma, energía, proceso, arquetipo, principio, presencia y realidad idealizada. Pero es mucho más: es personal; ejerce una voluntad soberana, experimenta la conciencia de su divinidad, ejecuta los mandatos de una mente creadora, persigue la satisfacción de realizar un proyecto eterno, y manifiesta el amor y el afecto de un Padre por sus hijos del universo. Todas estas características más personales del Padre se comprenden mejor observándolas tal como fueron reveladas en la vida de donación de Miguel, vuestro Hijo Creador, cuando estuvo encarnado en Urantia.
3:6.8 (53.6) Dios Padre ama a los hombres; Dios Hijo sirve a los hombres; Dios Espíritu inspira a los hijos del universo hacia la aventura siempre ascendente de encontrar a Dios Padre por los caminos ordenados por Dios Hijos a través del ministerio de la gracia de Dios Espíritu.
3:6.9 (53.7) [Siendo el Consejero Divino designado para presentar la revelación del Padre Universal, he continuado con esta exposición de los atributos de la Deidad.]
El libro de Urantia
Documento 4
4:0.1 (54.1) EL PADRE Universal tiene un propósito eterno relacionado con los fenómenos materiales, intelectuales y espirituales del universo de universos, y lo lleva a cabo constantemente. Dios creó los universos por su propia voluntad libre y soberana, y los creó de acuerdo con su propósito omnisapiente y eterno. Es dudoso que nadie, salvo las Deidades del Paraíso y sus asociados más elevados, sepa realmente mucho sobre el propósito eterno de Dios. Incluso los ciudadanos elevados del Paraíso tienen opiniones muy diversas acerca de la naturaleza del propósito eterno de las Deidades.
4:0.2 (54.2) Es fácil deducir que al crear el perfecto universo central de Havona, el propósito era satisfacer puramente la naturaleza divina. Havona puede servir como creación modelo para todos los demás universos, y como escuela final para los peregrinos del tiempo en su camino hacia el Paraíso; sin embargo, esta creación celestial debe existir principalmente para el placer y la satisfacción de los Creadores perfectos e infinitos.
4:0.3 (54.3) El plan asombroso para perfeccionar a los mortales evolutivos y, después de que han alcanzado el Paraíso y el Cuerpo de la Finalidad, para proporcionarles una formación adicional con vistas a un trabajo futuro no revelado, parece ser actualmente uno de los intereses principales de los siete superuniversos y de sus numerosas subdivisiones; pero este programa de ascensión para espiritualizar y educar a los mortales del tiempo y del espacio no es de ninguna manera la ocupación exclusiva de las inteligencias del universo. Existen en verdad otras muchas tareas fascinantes que ocupan el tiempo y reclutan las energías de las huestes celestiales.
4:1.1 (54.4) Durante siglos, los habitantes de Urantia no han comprendido la providencia de Dios. En vuestro mundo existe una providencia de elaboración divina, pero no se trata del ministerio infantil, arbitrario y material que muchos mortales han concebido. La providencia de Dios consiste en las actividades entrelazadas de los seres celestiales y de los espíritus divinos que, de acuerdo con la ley cósmica, trabajan sin cesar por el honor de Dios y por el progreso espiritual de sus hijos del universo.
4:1.2 (54.5) ¿No podéis elevar vuestro concepto sobre las relaciones de Dios con el hombre hasta el punto de reconocer que la consigna del universo es el progreso? La raza humana ha luchado durante largas épocas para alcanzar su estado actual. A lo largo de todos esos milenios, la Providencia ha estado realizando el plan de la evolución progresiva. Estas dos ideas no son opuestas en la práctica, sino únicamente en los conceptos erróneos del hombre. La providencia divina no se opone nunca al verdadero progreso humano, ya sea temporal o espiritual. La providencia está siempre de acuerdo con la naturaleza perfecta e invariable del Legislador supremo.
4:1.3 (55.1) «Dios es fiel» y «todos sus mandamientos son justos». «Su fidelidad está establecida en los mismos cielos». «Oh Señor, tu palabra está establecida para siempre en los cielos. Tu fidelidad es para todas las generaciones; has establecido la Tierra, y ésta permanece». «Él es un Creador fiel».
4:1.4 (55.2) Las fuerzas y las personalidades que el Padre puede utilizar para hacer respetar su propósito y sostener a sus criaturas no tienen límites. «El Dios eterno es nuestro refugio, y por debajo están sus brazos eternos». «Aquel que habita en el lugar secreto del Altísimo permanecerá bajo la sombra del Todopoderoso». «Mirad, aquel que nos cuida no dormitará ni se dormirá». «Sabemos que todas las cosas trabajan unidas por el bien de aquellos que aman a Dios», «porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos están abiertos a sus oraciones».
4:1.5 (55.3) Dios sostiene «todas las cosas con la palabra de su poder». Y cuando nacen nuevos mundos, «envía a sus Hijos y esos mundos son creados». Dios no solamente crea, sino que «los protege a todos». Dios sostiene constantemente todas las cosas materiales y a todos los seres espirituales. Los universos son eternamente estables. Existe una estabilidad en medio de una inestabilidad aparente. Existe un orden y una seguridad subyacentes en medio de las agitaciones energéticas y de los cataclismos físicos de los reinos cuajados de estrellas.
4:1.6 (55.4) El Padre Universal no se ha retirado de la dirección de los universos; no es una Deidad inactiva. Si Dios se retirara como sostén actual de toda la creación, se produciría inmediatamente un derrumbamiento universal. Exceptuando a Dios, no existiría nada que pudiera calificarse de realidad. En este mismo momento, así como durante las épocas lejanas del pasado y en el eterno futuro, Dios continúa sosteniendo. El alcance divino se extiende por todo el círculo de la eternidad. Al universo no se le da cuerda como a un reloj para que ande durante cierto tiempo y luego deje de funcionar; todas las cosas se renuevan constantemente. El Padre derrama sin cesar energía, luz y vida. El trabajo de Dios es tangible así como espiritual. «Extiende el norte sobre el espacio vacío y cuelga la Tierra en la nada».
4:1.7 (55.5) Un ser de mi orden es capaz de descubrir una armonía última y de detectar una coordinación trascendental y profunda en los asuntos rutinarios de la administración universal. Muchas cosas que parecen inconexas y fortuitas para la mente mortal, aparecen ordenadas y constructivas para mi comprensión. Pero suceden muchas cosas en los universos que no comprendo plenamente. He estudiado durante mucho tiempo y estoy más o menos familiarizado con las fuerzas, las energías, las mentes, las morontias, los espíritus y las personalidades reconocidas de los universos locales y de los superuniversos. Tengo una comprensión general de cómo funcionan estos agentes y personalidades, y conozco íntimamente los trabajos de las inteligencias espirituales acreditadas del gran universo. A pesar de mi conocimiento de los fenómenos de los universos, me enfrento constantemente con reacciones cósmicas que no puedo comprender plenamente. Encuentro continuamente confabulaciones aparentemente fortuitas de interasociaciones de fuerzas, energías, intelectos y espíritus que no puedo explicar de manera satisfactoria.
4:1.8 (55.6) Soy enteramente competente para descubrir y analizar el funcionamiento de todos los fenómenos que se derivan directamente de la actividad del Padre Universal, del Hijo Eterno, del Espíritu Infinito y, en gran medida, de la Isla del Paraíso. Mi perplejidad aparece cuando me encuentro con lo que parece ser la actuación de sus misteriosos coordinados, los tres Absolutos de potencialidad. Estos Absolutos parecen reemplazar la materia, trascender la mente y sobrevenir al espíritu. Me siento constantemente confundido y a menudo perplejo debido a mi incapacidad para comprender estas complejas operaciones, que atribuyo a la presencia y a la actividad del Absoluto Incalificado, del Absoluto de la Deidad y del Absoluto Universal.
4:1.9 (56.1) Estos Absolutos deben ser las presencias no plenamente reveladas fuera en el universo que, en lo referente a los fenómenos de la potencia espacial y a la función de otros superúltimos, hacen que a los físicos, a los filósofos e incluso a las personas religiosas les resulte imposible predecir con certeza de qué manera los orígenes primordiales de la fuerza, del concepto o del espíritu reaccionarán a unas demandas efectuadas en una situación de realidad compleja, que implican ajustes supremos y valores últimos.
4:1.10 (56.2) Existe también una unidad orgánica en los universos del tiempo y del espacio que parece servir de base a toda la estructura de los acontecimientos cósmicos. Esta presencia viviente del Ser Supremo en evolución, esta Inmanencia del Incompleto Proyectado, se manifiesta inexplicablemente de vez en cuando mediante lo que parece ser una coordinación asombrosamente fortuita de acontecimientos universales aparentemente no relacionados entre sí. Debe tratarse de la función de la Providencia — el ámbito del Ser Supremo y del Actor Conjunto.
4:1.11 (56.3) Me inclino a creer que este extenso control, generalmente imposible de reconocer, que coordina e interasocia todas las fases y formas de la actividad universal, es el que hace que esta mezcla variada y en apariencia desesperadamente confusa de fenómenos físicos, mentales, morales y espirituales, trabaje tan infaliblemente para la gloria de Dios y para el bien de los hombres y de los ángeles.
4:1.12 (56.4) Pero en un sentido más amplio, los «accidentes» aparentes del cosmos forman parte sin duda del drama finito de la aventura espacio-temporal del Infinito en su eterna manipulación de los Absolutos.
4:2.1 (56.5) La naturaleza es, en un sentido limitado, la constitución física de Dios. El comportamiento, o la acción de Dios, se encuentra atenuado y provisionalmente modificado por los planes experimentales y las configuraciones evolutivas de un universo local, una constelación, un sistema o un planeta. Dios actúa de acuerdo con una ley bien definida, invariable e inmutable, en todo el extenso universo maestro; pero modifica las pautas de su acción para poder contribuir al comportamiento coordinado y equilibrado de cada universo, constelación, sistema, planeta y personalidad, de conformidad con los objetivos, las intenciones y los planes locales de los proyectos finitos de desarrollo evolutivo.
4:2.2 (56.6) Por eso la naturaleza, tal como la comprende el hombre mortal, presenta la base subyacente y el trasfondo fundamental de una Deidad invariable y de sus leyes inmutables, las cuales son modificadas, fluctúan y experimentan trastornos debido al funcionamiento de los planes, los objetivos, las configuraciones y las condiciones locales que las fuerzas y las personalidades del universo local, de la constelación, del sistema y del planeta han introducido y están llevando a cabo. Por ejemplo: las leyes de Dios que han sido ordenadas para Nebadon son modificadas por los planes establecidos por el Hijo Creador y el Espíritu Creativo de este universo local; y además de todo esto, el funcionamiento de estas leyes ha sufrido la influencia adicional de los errores, las negligencias y las insurrecciones de ciertos seres residentes en vuestro planeta y que pertenecen a vuestro propio sistema planetario de Satania.
4:2.3 (56.7) La naturaleza es la resultante espacio-temporal de dos factores cósmicos: en primer lugar, la inmutabilidad, la perfección y la rectitud de la Deidad del Paraíso, y en segundo lugar, los planes experimentales, los desatinos de ejecución, los errores insurreccionales, el desarrollo incompleto y la sabiduría imperfecta de las criaturas extraparadisiacas, desde las más elevadas hasta las más humildes. La naturaleza contiene por tanto un hilo de perfección uniforme, invariable, majestuoso y maravilloso que proviene del círculo de la eternidad; pero en cada universo, en cada planeta y en cada vida individual, esta naturaleza se encuentra modificada, atenuada y quizás desfigurada debido a los actos, los errores y las deslealtades de las criaturas de los sistemas y de los universos evolutivos; por eso la naturaleza ha de estar siempre de humor cambiante, además de ser caprichosa, aunque en el fondo sea estable, y varíe de acuerdo con los procedimientos operativos de un universo local.
4:2.4 (57.1) La naturaleza es la perfección del Paraíso, dividida por el estado incompleto, el mal y el pecado de los universos inacabados. Este cociente expresa así a la vez lo perfecto y lo parcial, lo eterno y lo temporal. La evolución contínua modifica la naturaleza mediante el aumento del contenido de la perfección paradisiaca y la disminución del contenido del mal, del error y de la falta de armonía de la realidad relativa.
4:2.5 (57.2) Dios no está personalmente presente ni en la naturaleza ni en ninguna de las fuerzas de la naturaleza, porque el fenómeno de la naturaleza es la superposición de las imperfecciones de la evolución progresiva y, a veces, de las consecuencias de una rebelión insurreccional, sobre los fundamentos paradisiacos de la ley universal de Dios. Tal como aparece en un mundo como Urantia, la naturaleza no puede ser nunca la expresión adecuada, la verdadera representación, el fiel retrato, de un Dios omnisapiente e infinito.
4:2.6 (57.3) En vuestro mundo, la naturaleza representa las leyes de la perfección, atenuadas por los planes evolutivos del universo local. ¡Qué parodia adorar la naturaleza porque esté impregnada de Dios en un sentido limitado y restringido; porque sea una fase del poder universal y, por lo tanto, del poder divino! La naturaleza es también una manifestación de los procesos inacabados, incompletos e imperfectos del desarrollo, del crecimiento y del progreso de un experimento universal en la evolución cósmica.
4:2.7 (57.4) Los defectos aparentes del mundo natural no indican ningún defecto correspondiente de ese tipo en el carácter de Dios. Las imperfecciones que se observan son más bien las simples detenciones inevitables que se producen durante la exposición de la bobina siempre en movimiento de la película infinita. Estas mismas interrupciones-defectos de la continuidad de la perfección son las que hacen posible que la mente finita del hombre material capte un vislumbre fugaz de la realidad divina en el tiempo y el espacio. Las manifestaciones materiales de la divinidad sólo parecen defectuosas para la mente evolutiva del hombre porque el hombre mortal insiste en mirar los fenómenos de la naturaleza con los ojos físicos, con la visión humana sin la ayuda de la mota morontial o de la revelación, que son sus sustitutos compensatorios en los mundos del tiempo.
4:2.8 (57.5) Y la naturaleza está desfigurada, su hermoso rostro está marcado, sus rasgos están marchitos por la rebelión, la mala conducta y los pensamientos erróneos de las miríadas de criaturas que forman parte de la naturaleza, pero que han contribuido a desfigurarla en el tiempo. No, la naturaleza no es Dios. La naturaleza no es un objeto de adoración.
4:3.1 (57.6) El hombre ha creído durante demasiado tiempo que Dios se parecía a él. Dios no tiene, no ha tenido nunca, y nunca tendrá celos del hombre o de cualquier otro ser del universo de universos. Sabiendo que el Hijo Creador tenía la intención de hacer del hombre la obra maestra de la creación planetaria, el soberano de toda la Tierra, cuando ve que su ser se encuentra dominado por sus propias pasiones más bajas, el espectáculo de verlo doblegado ante los ídolos de madera, de piedra, de oro y de su ambición egoísta — estas sórdidas escenas incitan a Dios y a sus Hijos a estar celosos por el hombre, pero nunca del hombre.
4:3.2 (57.7) El Dios eterno es incapaz de cólera y de ira en el sentido de estas emociones humanas y tal como el hombre comprende estas reacciones. Estos sentimientos son mezquinos y despreciables; apenas son dignos de ser llamados humanos, y mucho menos divinos; estas actitudes son totalmente ajenas a la naturaleza perfecta y al carácter misericordioso del Padre Universal.
4:3.3 (58.1) Una parte, una gran parte de las dificultades que tienen los mortales de Urantia para comprender a Dios se debe a las consecuencias trascendentales de la rebelión de Lucifer y de la traición de Caligastia. En los mundos no aislados por el pecado, las razas evolutivas son capaces de hacerse unas ideas mucho mejores sobre el Padre Universal; sufren menos confusión, deformación y perversión en sus conceptos.
4:3.4 (58.2) Dios no se arrepiente de nada de lo que ha hecho antes, de lo que hace ahora, o de lo que hará en el futuro. Es omnisapiente así como omnipotente. La sabiduría del hombre surge de las pruebas y de los errores de la experiencia humana; la sabiduría de Dios consiste en la perfección incalificada de su perspicacia universal infinita, y este preconocimiento divino dirige eficazmente su libre albedrío creativo.
4:3.5 (58.3) El Padre Universal nunca hace nada que produzca tristeza o pesar posteriormente, pero las criaturas volitivas que han sido planeadas y creadas por sus Personalidades Creadoras en los universos exteriores efectúan elecciones desacertadas y, a veces, producen emociones de divina tristeza en la personalidad de sus padres Creadores. Pero aunque el Padre no comete errores, ni tiene penas, ni experimenta tristezas, es un ser con un afecto de padre, y su corazón se aflige indudablemente cuando sus hijos no logran alcanzar los niveles espirituales que son capaces de conseguir con la ayuda que les ha sido proporcionada tan abundantemente mediante los planes de consecución espiritual y las políticas universales para la ascensión de los mortales.
4:3.6 (58.4) La bondad infinita del Padre se encuentra más allá de la comprensión de la mente finita del tiempo; de ahí que deba proporcionarse siempre un contraste con el mal relativo (no con el pecado) para mostrar efectivamente todas las fases de la bondad relativa. La perspicacia imperfecta de los mortales sólo puede discernir la perfección de la bondad divina porque ésta se halla en una asociación de contraste con la imperfección relativa en las relaciones del tiempo y la materia en los movimientos del espacio.
4:3.7 (58.5) El carácter de Dios es infinitamente superhumano; por eso esta naturaleza de la divinidad ha de ser personalizada, como en los Hijos divinos, antes incluso de que pueda ser captada mediante la fe por la mente finita del hombre.
4:4.1 (58.6) Dios es el único ser estacionario, autosuficiente e invariable en todo el universo de universos, y no tiene exterior, ni más allá, ni pasado ni futuro. Dios es energía intencional (espíritu creador) y voluntad absoluta, y estos atributos existen por sí mismos y son universales.
4:4.2 (58.7) Puesto que Dios existe por sí mismo, es absolutamente independiente. La identidad misma de Dios es contraria al cambio. «Yo, el Señor, no cambio». Dios es inmutable; pero hasta que no alcancéis el estado paradisiaco, ni siquiera podréis empezar a comprender cómo Dios puede pasar de la simplicidad a la complejidad, de la identidad a la variación, de la quietud al movimiento, de la infinidad a la finitud, de lo divino a lo humano, y de la unidad a la dualidad y a la triunidad. Dios puede modificar así las manifestaciones de su absolutidad porque la inmutabilidad divina no implica la inmovilidad; Dios tiene voluntad — él es voluntad.
4:4.3 (58.8) Dios es el ser que se determina absolutamente a sí mismo; no existen límites a sus reacciones en el universo, salvo aquellos que se impone a sí mismo, y los actos de su libre albedrío sólo están condicionados por aquellas cualidades divinas y aquellos atributos perfectos que caracterizan de manera inherente su naturaleza eterna. Por eso la relación de Dios con el universo es la de un ser de bondad final más la de un libre albedrío de infinidad creativa.
4:4.4 (58.9) El Absoluto-Padre es el creador del universo central y perfecto, y el Padre de todos los demás Creadores. Dios comparte con el hombre y con otros seres la personalidad, la bondad y otras muchas características, pero la infinidad de voluntad es sólo suya. Dios sólo está limitado en sus actos creadores por los sentimientos de su naturaleza eterna y por los dictados de su sabiduría infinita. Dios sólo elige personalmente aquello que es infinitamente perfecto, de ahí la perfección celestial del universo central; y aunque los Hijos Creadores comparten plenamente su divinidad, e incluso algunas fases de su absolutidad, no están totalmente limitados por esa sabiduría final que dirige la voluntad infinita del Padre. En consecuencia, el libre albedrío creativo se vuelve incluso más activo, totalmente divino y casi último, si no absoluto, en la orden de filiación de los Migueles. El Padre es infinito y eterno, pero negar la posibilidad de que pueda limitarse voluntariamente a sí mismo equivale a negar el concepto mismo de su absolutidad volitiva.
4:4.5 (59.1) La absolutidad de Dios impregna cada uno de los siete niveles de la realidad universal. La totalidad de esta naturaleza absoluta está sujeta a la relación entre el Creador y su familia universal de criaturas. La precisión puede caracterizar a la justicia trinitaria en el universo de universos, pero en todas sus extensas relaciones familiares con las criaturas del tiempo, el Dios de los universos está gobernado por el sentimiento divino. En primer y en último lugar — eternamente — el Dios infinito es un Padre. De todos los títulos posibles con los que podría ser conocido de manera apropiada, se me ha encargado describir al Dios de toda la creación como el Padre Universal.
4:4.6 (59.2) En Dios Padre, las acciones de su libre albedrío no están dirigidas por el poder ni guiadas por el solo intelecto; la personalidad divina se puede definir como que consiste en un espíritu y se manifiesta a los universos como amor. Por eso, en todas sus relaciones personales con las personalidades de las criaturas de los universos, la Fuente-Centro Primera es siempre y consecuentemente un Padre amoroso. Dios es un Padre en el sentido más elevado del término. Está eternamente motivado por el idealismo perfecto del amor divino, y esta tierna naturaleza encuentra su expresión más poderosa y su mayor satisfacción en el hecho de amar y ser amado.
4:4.7 (59.3) En la ciencia, Dios es la Causa Primera; en la religión, el Padre universal y amoroso; en la filosofía, el único ser que existe por sí mismo, no dependiendo de ningún otro ser para existir, pero que confiere benéficamente la realidad de la existencia a todas las cosas y a todos los demás seres. Pero se necesita la revelación para mostrar que la Causa Primera de la ciencia y la Unidad existente por sí misma de la filosofía son el Dios de la religión, lleno de misericordia y de bondad, y empeñado en llevar a cabo la supervivencia eterna de sus hijos terrestres.
4:4.8 (59.4) Anhelamos el concepto del Infinito, pero adoramos la idea-experiencia de Dios, nuestra capacidad para captar en cualquier momento y lugar los factores de personalidad y de divinidad de nuestro concepto más elevado de la Deidad.
4:4.9 (59.5) La conciencia de llevar una vida humana victoriosa en la Tierra nace de esa fe de la criatura que, cuando se enfrenta con el terrible espectáculo de las limitaciones humanas, se atreve a desafiar cada episodio recurrente de la existencia, declarando infaliblemente: Aunque yo no pueda hacer esto, alguien vive en mí que puede hacerlo y lo hará, una parte del Absoluto-Padre del universo de universos. Ésta es «la victoria que triunfa sobre el mundo, vuestra fe misma».
4:5.1 (59.6) La tradición religiosa es la historia imperfectamente conservada de las experiencias de los hombres que conocían a Dios en las épocas pasadas, pero estos relatos son poco fiables como guías para llevar una vida religiosa, o como fuentes de información verídica sobre el Padre Universal. Estas creencias antiguas han sido invariablemente alteradas por el hecho de que el hombre primitivo era un creador de mitos.
4:5.2 (60.1) Una de las mayores fuentes de confusión en Urantia acerca de la naturaleza de Dios proviene de que vuestros libros sagrados no han logrado distinguir claramente entre las personalidades de la Trinidad del Paraíso ni entre la Deidad del Paraíso y los creadores y administradores de los universos locales. Durante las dispensaciones pasadas en las que existía una comprensión parcial, vuestros sacerdotes y profetas no lograron diferenciar claramente entre los Príncipes Planetarios, los Soberanos de los Sistemas, los Padres de las Constelaciones, los Hijos Creadores, los Gobernantes de los Superuniversos, el Ser Supremo y el Padre Universal. Muchos mensajes de personalidades subordinadas, tales como los Portadores de Vida y diversas órdenes de ángeles, han sido presentados en vuestros escritos como procedentes de Dios mismo. El pensamiento religioso urantiano confunde todavía las personalidades asociadas de la Deidad con el propio Padre Universal, de manera que todos están incluídos bajo una misma denominación.
4:5.3 (60.2) Los habitantes de Urantia continúan sufriendo la influencia de los conceptos primitivos sobre Dios. Los dioses que se comportan de manera violenta en la tormenta, que hacen temblar la tierra en su cólera y fulminan a los hombres en su ira; que infligen el juicio de su descontento en las épocas de escasez y de inundaciones — éstos son los dioses de la religión primitiva; no son los Dioses que viven y gobiernan en los universos. Estos conceptos son una reliquia de los tiempos en que los hombres suponían que el universo estaba dirigido y dominado por los caprichos de estos dioses imaginarios. Pero el hombre mortal empieza a darse cuenta de que vive en un universo de ley y de orden relativos en lo que se refiere a la política y a la conducta administrativas de los Creadores Supremos y de los Controladores Supremos.
4:5.4 (60.3) La idea bárbara de apaciguar a un Dios enojado, de hacerse propicio a un Señor ofendido, de obtener los favores de la Deidad mediante sacrificios y penitencias e incluso por medio del derramamiento de sangre, representa una religión totalmente pueril y primitiva, una filosofía indigna de una época iluminada por la ciencia y la verdad. Estas creencias son completamente repulsivas para los seres celestiales y los gobernantes divinos que sirven y reinan en los universos. Es una afrenta a Dios creer, sostener o enseñar que hace falta derramar sangre inocente para ganar su favor o desviar una cólera divina ficticia.
4:5.5 (60.4) Los hebreos creían que «sin derramamiento de sangre no podía haber remisión de los pecados». No se habían liberado de la antigua idea pagana de que sólo la vista de la sangre podía apaciguar a los Dioses, aunque Moisés había realizado un progreso notable cuando prohibió los sacrificios humanos y los sustituyó por los sacrificios ceremoniales de animales, apropiados para la mentalidad primitiva de sus seguidores que eran beduinos infantiles.
4:5.6 (60.5) La donación de un Hijo Paradisiaco en vuestro mundo fue inherente a la situación de cierre de una era planetaria; fue inevitable y no era obligatoria para conseguir el favor de Dios. También dio la casualidad de que esta donación fue el acto final personal de un Hijo Creador en su larga aventura por lograr la soberanía experiencial de su universo. La enseñanza de que el corazón paternal de Dios, en toda su frialdad y dureza austeras, era tan insensible a las desgracias y tristezas de sus criaturas que su tierna misericordia no podía manifestarse hasta que viera a su Hijo irreprochable sangrar y morir en la cruz del Calvario, ¡qué parodia del carácter infinito de Dios!
4:5.7 (60.6) Pero los habitantes de Urantia han de encontrar la manera de liberarse de estos antiguos errores y de estas supersticiones paganas respecto a la naturaleza del Padre Universal. La revelación de la verdad sobre Dios está empezando a aparecer, y la raza humana está destinada a conocer al Padre Universal en toda esa belleza de carácter y ese encanto de atributos que fueron tan magníficamente presentados por el Hijo Creador que residió en Urantia como Hijo del Hombre e Hijo de Dios.
4:5.8 (61.1) [Presentado por un Consejero Divino de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 5
5:0.1 (62.1) SI LA mente finita del hombre es incapaz de comprender cómo un Dios tan grande y tan majestuoso como el Padre Universal puede descender de su residencia eterna de perfección infinita para fraternizar con las criaturas humanas individuales, entonces ese intelecto finito debe basar su seguridad de comunión divina en la verdad del hecho de que un fragmento real del Dios viviente reside en el intelecto de cada mortal de Urantia provisto de una mente normal y de una conciencia moral. Los Ajustadores del Pensamiento interiores son una parte de la Deidad eterna del Padre Paradisiaco. El hombre no tiene necesidad de ir más allá de su propia experiencia interior, donde el alma contempla la presencia de esta realidad espiritual, para encontrar a Dios y tratar de comulgar con él.
5:0.2 (62.2) Dios ha distribuido la infinidad de su naturaleza eterna en todas las realidades existenciales de sus seis coordinados absolutos, pero en cualquier momento puede establecer un contacto directo y personal con cualquier parte, o fase, o tipo de creación por mediación de sus fragmentos prepersonales. Y el Dios eterno también se ha reservado la prerrogativa de conceder la personalidad a los Creadores divinos y a las criaturas vivientes del universo de universos, mientras que además se ha reservado la prerrogativa de mantener un contacto directo y paternal con todos estos seres personales a través del circuito de la personalidad.
5:1.1 (62.3) La incapacidad de las criaturas finitas para acercarse al Padre infinito no es inherente a la actitud distante del Padre, sino a la finitud y a las limitaciones materiales de los seres creados. La magnitud de la diferencia espiritual entre la más alta personalidad que existe en el universo y los grupos inferiores de inteligencias creadas es inconcebible. Si a los tipos de inteligencias inferiores les fuera posible ser transportados instantáneamente ante la presencia del Padre mismo, no sabrían que se encuentran allí. Se hallarían allí tan inconscientes de la presencia del Padre Universal como donde se encuentran ahora. El hombre mortal tiene por delante un larguísimo camino antes de que pueda solicitar, de manera coherente y dentro de lo posible, un salvoconducto que le permita llegar ante la presencia paradisiaca del Padre Universal. El hombre ha de ser trasladado espiritualmente muchas veces antes de que pueda alcanzar un plano que le proporcione la visión espiritual adecuada para ver siquiera a uno solo de los Siete Espíritus Maestros.
5:1.2 (62.4) Nuestro Padre no se oculta; no se encuentra en un retiro arbitrario. Ha movilizado los recursos de su sabiduría divina en un esfuerzo sin fin por revelarse a los hijos de sus dominios universales. La majestad de su amor lleva unidas una grandeza infinita y una generosidad inexpresable que le inducen a anhelar asociarse con cada ser creado que pueda comprenderlo, amarlo o acercarse a él; por consiguiente, vuestras limitaciones inherentes, inseparables de vuestra personalidad finita y de vuestra existencia material, son las que determinan el momento, el lugar y las circunstancias en que podréis alcanzar la meta del viaje de la ascensión humana, y encontraros en la presencia del Padre en el centro de todas las cosas.
5:1.3 (63.1) Aunque para acercaros a la presencia del Padre en el Paraíso debéis esperar a haber alcanzado los niveles finitos más elevados de la progresión espiritual, deberíais regocijaros en el reconocimiento de la posibilidad siempre presente de poder comulgar inmediatamente con el espíritu otorgado por el Padre, tan íntimamente asociado con vuestra alma interior y con vuestro yo en vías de espiritualización.
5:1.4 (63.2) Los mortales de los mundos del tiempo y del espacio pueden diferir enormemente en sus capacidades innatas y en sus dones intelectuales, pueden disfrutar de entornos excepcionalmente favorables para el avance social y el progreso moral, o pueden sufrir la carencia de casi toda ayuda humana para cultivarse y avanzar supuestamente en las artes de la civilización; pero las posibilidades para el progreso espiritual en la carrera de la ascensión son iguales para todos; los niveles crecientes de perspicacia espiritual y de significados cósmicos se alcanzan con absoluta independencia de todos los diferenciales sociomorales de los entornos materiales diversificados de los mundos evolutivos.
5:1.5 (63.3) Por mucho que difieran los mortales de Urantia en sus oportunidades y en sus dones intelectuales, sociales, económicos e incluso morales, no olvidéis que su dotación espiritual es uniforme y única. Todos disfrutan de la misma presencia divina del don procedente del Padre, y todos gozan del mismo privilegio de poder buscar una íntima comunión personal con este espíritu interior de origen divino, mientras que todos pueden elegir igualmente aceptar las directrices espirituales uniformes de estos Monitores de Misterio.
5:1.6 (63.4) Si un hombre mortal está motivado de manera sincera y espiritual, consagrado sin reservas a hacer la voluntad del Padre, entonces, puesto que está dotado espiritualmente de forma tan cierta y tan eficaz de un Ajustador divino interior, no puede dejar de materializarse en la experiencia de ese individuo la conciencia sublime de conocer a Dios y la seguridad celestial de sobrevivir para encontrar a Dios mediante la experiencia progresiva de volverse cada vez más semejante a él.
5:1.7 (63.5) El hombre está habitado espiritualmente por un Ajustador del Pensamiento que sobrevive. Si esa mente humana está sincera y espiritualmente motivada, si ese alma humana desea conocer a Dios y volverse semejante a él, si quiere hacer honradamente la voluntad del Padre, no existe ninguna influencia negativa de privaciones mortales ni ningún auténtico poder de interferencia posible que pueda impedir a ese alma divinamente motivada ascender con toda seguridad hasta las puertas del Paraíso.
5:1.8 (63.6) El Padre desea que todas sus criaturas estén en comunión personal con él. Tiene un lugar en el Paraíso para recibir a todos aquellos cuyo estado de supervivencia y cuya naturaleza espiritual hagan posible esta consecución. Por lo tanto, inscribid en vuestra filosofía, ahora y para siempre, que: para cada uno de vosotros y para todos nosotros, Dios es accesible, el Padre es alcanzable, el camino está abierto; las fuerzas del amor divino y los medios de la administración divina están todos entrelazados en un esfuerzo por facilitar el progreso de todas las inteligencias dignas de todos los universos hasta la presencia del Padre Universal en el Paraíso.
5:1.9 (63.7) El hecho de que se necesite un tiempo considerable para alcanzar a Dios no hace menos real la presencia y la personalidad del Infinito. Vuestra ascensión es una parte del circuito de los siete superuniversos, y aunque dais la vuelta a su alrededor un número incontable de veces, podéis esperar, en espíritu y en estado, que avanzaréis siempre hacia el interior. Podéis contar con que seréis trasladados de esfera en esfera, desde los circuitos exteriores siempre acercándoos al centro interior, y algún día, no lo dudéis, os encontraréis ante la presencia divina y central, y la veréis, hablando en lenguaje figurado, cara a cara. Es una cuestión de alcanzar los niveles espirituales reales y tangibles; y estos niveles espirituales son accesibles para cualquier ser que haya sido habitado por un Monitor de Misterio, y que haya fusionado posteriormente de manera eterna con ese Ajustador del Pensamiento.
5:1.10 (64.1) El Padre no se encuentra en un escondite espiritual, pero muchas de sus criaturas se han escondido en las brumas de sus propias decisiones obstinadas, y por el momento se han separado de la comunión con su espíritu y con el espíritu de su Hijo porque han elegido sus propios caminos perversos y porque han dado rienda suelta a la presunción de sus mentes intolerantes y de sus naturalezas no espirituales.
5:1.11 (64.2) El hombre mortal puede acercarse a Dios y alejarse repetidas veces de la voluntad divina durante tanto tiempo como conserve su poder de elección. El destino final del hombre no se decide hasta que ha perdido el poder de elegir la voluntad del Padre. El Padre no cierra nunca su corazón a las necesidades y a las súplicas de sus hijos. Es su progenitura la que cierra su corazón para siempre al poder de atracción del Padre cuando pierde final y definitivamente el deseo de hacer su voluntad divina — la de conocerle y ser semejante a él. El destino eterno del hombre está igualmente asegurado cuando su fusión con el Ajustador proclama al universo que este ascendente ha hecho la elección final e irrevocable de vivir la voluntad del Padre.
5:1.12 (64.3) El gran Dios se pone en contacto directo con el hombre mortal y le concede una parte de su yo infinito, eterno e incomprensible para que viva y resida dentro de él. Dios se ha embarcado en la aventura eterna con el hombre. Si os sometéis a las directrices de las fuerzas espirituales que están en vosotros y alrededor de vosotros, no podréis dejar de alcanzar el alto destino que un Dios amoroso ha establecido como meta universal para sus criaturas ascendentes de los mundos evolutivos del espacio.
5:2.1 (64.4) La presencia física del Infinito es la realidad del universo material. La presencia mental de la Deidad ha de estar determinada por la profundidad de la experiencia intelectual individual y por el nivel evolutivo de la personalidad. La presencia espiritual de la Divinidad debe ser forzosamente diferencial en el universo. Está determinada por la capacidad espiritual de receptividad y por el grado en que la voluntad de la criatura está consagrada a hacer la voluntad divina.
5:2.2 (64.5) Dios vive en cada uno de sus hijos nacidos del espíritu. Los Hijos Paradisiacos siempre tienen acceso a la presencia de Dios, «a la derecha del Padre», y todas las personalidades de sus criaturas tienen acceso al «seno del Padre». Esto se refiere al circuito de la personalidad, cuando, dónde y comoquiera que se contacte con él, o suponga por lo demás un contacto y una comunión personal y consciente con el Padre Universal, ya sea en su residencia central o en cualquier otro lugar designado, como por ejemplo una de las siete esferas sagradas del Paraíso.
5:2.3 (64.6) Sin embargo, la presencia divina no se puede descubrir en ninguna parte de la naturaleza, ni siquiera en la vida de los mortales que conocen a Dios, de una manera tan plena y tan segura como en vuestro intento de comunión con el Monitor de Misterio interior, el Ajustador del Pensamiento del Paraíso. ¡Qué error soñar con un Dios lejano en los cielos, cuando el espíritu del Padre Universal vive dentro de vuestra propia mente!
5:2.4 (64.7) Debido a este fragmento de Dios que reside en vosotros, y a medida que os armonicéis progresivamente con las directrices espirituales del Ajustador, podéis esperar discernir más plenamente la presencia y el poder transformador de aquellas otras influencias espirituales que os rodean e inciden en vosotros, pero que no funcionan como una parte integrante de vosotros. El hecho de que no seáis intelectualmente conscientes de un contacto estrecho e íntimo con el Ajustador interior no refuta en lo más mínimo una experiencia tan elevada. La prueba de la fraternidad con el Ajustador divino reside enteramente en la naturaleza y la extensión de los frutos del espíritu que produce la experiencia de la vida del creyente individual. «Por sus frutos los conoceréis».
5:2.5 (65.1) A la mente material escasamente espiritualizada del hombre mortal le resulta extremadamente difícil experimentar una conciencia notable de las actividades espirituales de unas entidades divinas tales como los Ajustadores Paradisiacos. A medida que el alma creada conjuntamente por la mente y el Ajustador se vuelve cada vez más real, también se desarrolla una nueva fase de la conciencia del alma que es capaz de experimentar la presencia de los Monitores de Misterio, y de reconocer sus directrices espirituales y sus otras actividades supermateriales.
5:2.6 (65.2) Toda la experiencia de la comunión con el Ajustador implica poseer un estado moral, una motivación mental y una experiencia espiritual. La conciencia personal de un logro semejante permanece limitada principalmente, aunque no exclusivamente, al ámbito de la conciencia del alma, pero las pruebas aparecen pronto y son abundantes, manifestándose mediante los frutos del espíritu en la vida de todos aquellos que se ponen en contacto con este espíritu interior.
5:3.1 (65.3) Desde el punto de vista universal, las Deidades del Paraíso son como una sola, pero en sus relaciones espirituales con los seres como los que viven en Urantia son también tres personas distintas y separadas. Existe una diferencia entre las Divinidades en aquellas cuestiones relacionadas con las súplicas personales, la comunión y otras relaciones íntimas. En el sentido más elevado, adoramos al Padre Universal y sólo a él. Es verdad que podemos adorar y adoramos al Padre tal como se manifiesta en sus Hijos Creadores, pero es el Padre, directa o indirectamente, el que es venerado y adorado.
5:3.2 (65.4) Las súplicas de todo tipo pertenecen al ámbito del Hijo Eterno y de la organización espiritual del Hijo. Las oraciones, todas las comunicaciones formales, todo, salvo la adoración y la veneración del Padre Universal, son cuestiones que conciernen al universo local; normalmente no sobrepasan el ámbito jurisdiccional de un Hijo Creador. Pero la adoración es incluida sin duda en un circuito y enviada a la persona del Creador por medio del circuito de la personalidad del Padre. Creemos además que este registro del homenaje de una criatura habitada por un Ajustador es facilitado por la presencia del espíritu del Padre. Existe una enorme cantidad de pruebas que justifican esta creencia, y sé que todos los tipos de fragmentos del Padre poseen la facultad de registrar aceptablemente en la presencia del Padre Universal la adoración auténtica de sus súbditos. Los Ajustadores también utilizan indudablemente unos canales prepersonales directos de comunicación con Dios, y son igualmente capaces de utilizar los circuitos de la gravedad espiritual del Hijo Eterno.
5:3.3 (65.5) La adoración tiene su razón de ser en sí misma; la oración incorpora un elemento de interés personal o para sí mismo; ésta es la gran diferencia entre la adoración y la oración. La verdadera adoración no contiene en absoluto ninguna petición para sí mismo ni ningún otro elemento de interés personal; adoramos simplemente a Dios por lo que comprendemos que él es. La adoración no pide nada ni espera nada para el adorador. No adoramos al Padre porque podamos obtener algo de esa veneración; le rendimos esa devoción y nos dedicamos a esa adoración como reacción espontánea y natural al reconocimiento de la personalidad incomparable del Padre y a causa de su naturaleza encantadora y de sus atributos adorables.
5:3.4 (65.6) En el momento en que un elemento de interés personal se introduce en la adoración, la devoción pasa de la adoración a la oración, y sería más conveniente dirigirla a la persona del Hijo Eterno o del Hijo Creador. Pero en la experiencia religiosa práctica no existe ninguna razón por la que la oración no pueda dirigirse a Dios Padre como parte de una verdadera adoración.
5:3.5 (66.1) Cuando os ocupáis de los asuntos prácticos de vuestra vida diaria, estáis en manos de las personalidades espirituales que tienen su origen en la Fuente-Centro Tercera; cooperáis con los agentes del Actor Conjunto. Así es como adoráis a Dios, oráis al Hijo y comulgáis con él, y resolvéis los detalles de vuestra estancia terrestre en conexión con las inteligencias del Espíritu Infinito que trabajan en vuestro mundo y en todo vuestro universo.
5:3.6 (66.2) Los Hijos Creadores o Hijos Soberanos que presiden los destinos de los universos locales ocupan el lugar tanto del Padre Universal como del Hijo Eterno del Paraíso. Estos Hijos de los Universos reciben en nombre del Padre la adoración del culto, y prestan oído a las súplicas de sus súbditos que oran en todas las partes de sus creaciones respectivas. A efectos prácticos, un Hijo Miguel es Dios para los hijos de su universo local. Es la personificación del Padre Universal y del Hijo Eterno en el universo local. El Espíritu Infinito mantiene un contacto personal con los hijos de esos reinos a través de los Espíritus del Universo, las asociadas administrativas y creativas de los Hijos Creadores Paradisiacos.
5:3.7 (66.3) La adoración sincera implica la movilización de todos los poderes de la personalidad humana bajo la dominación del alma evolutiva, y sujetos a la dirección divina del Ajustador del Pensamiento asociado. La mente, con sus limitaciones materiales, nunca puede volverse extremadamente consciente del significado real de la verdadera adoración. La comprensión humana de la realidad de la experiencia de la adoración está determinada principalmente por el estado de desarrollo de su alma inmortal en evolución. El crecimiento espiritual del alma tiene lugar de manera totalmente independiente de la conciencia intelectual de sí mismo.
5:3.8 (66.4) La experiencia de la adoración consiste en el intento sublime del Ajustador prometido por comunicar al Padre divino los anhelos inexpresables y las aspiraciones indecibles del alma humana — creación conjunta de la mente mortal que busca a Dios y del Ajustador inmortal que revela a Dios. Por consiguiente, la adoración es el acto mediante el cual la mente material consiente que su yo en vías de espiritualizarse intente comunicarse con Dios, bajo la dirección del espíritu asociado, como hijo por la fe del Padre Universal. La mente mortal consiente en adorar; el alma inmortal anhela e inicia la adoración; la presencia divina del Ajustador dirige esta adoración en nombre de la mente mortal y del alma inmortal evolutiva. A fin de cuentas, la verdadera adoración se convierte en una experiencia que se lleva a cabo en cuatro niveles cósmicos: el intelectual, el morontial, el espiritual y el personal — la conciencia de la mente, del alma y del espíritu, y su unificación en la personalidad.
5:4.1 (66.5) La moralidad de las religiones evolutivas empuja a los hombres hacia adelante en la búsqueda de Dios mediante la fuerza motriz del miedo. Las religiones de la revelación atraen a los hombres hacia la búsqueda de un Dios de amor porque anhelan volverse semejantes a él. Pero la religión no es simplemente un sentimiento pasivo de «dependencia absoluta» y de «certeza de la supervivencia»; es una experiencia viviente y dinámica consistente en alcanzar la divinidad, basada en el servicio a la humanidad.
5:4.2 (66.6) El gran servicio inmediato de la verdadera religión es el establecimiento de una unidad duradera en la experiencia humana, una paz constante y una seguridad profunda. Entre los hombres primitivos, incluso el politeísmo es una unificación relativa del concepto evolutivo de la Deidad; el politeísmo es el monoteísmo en formación. Tarde o temprano, Dios está destinado a ser comprendido como la realidad de los valores, la sustancia de los significados y la vida de la verdad.
5:4.3 (67.1) Dios no es solamente el que determina el destino; él es el destino eterno del hombre. Todas las actividades humanas no religiosas intentan doblegar el universo al servicio deformante del yo; el individuo verdaderamente religioso intenta identificar su yo con el universo, y luego dedicar las actividades de ese yo unificado al servicio de la familia universal de sus semejantes, humanos y superhumanos.
5:4.4 (67.2) Los dominios de la filosofía y del arte se interponen entre las actividades religiosas y no religiosas del yo humano. A través del arte y la filosofía, el hombre con mentalidad materialista se siente persuadido a contemplar las realidades espirituales y los valores universales que tienen significados eternos.
5:4.5 (67.3) Todas las religiones enseñan la adoración de la Deidad y alguna doctrina de salvación humana. La religión budista promete salvar del sufrimiento, una paz sin fin; la religión judía promete salvar de las dificultades, una prosperidad basada en la rectitud; la religión griega prometía salvar de la falta de armonía, de la fealdad, gracias al reconocimiento de la belleza; el cristianismo promete salvar del pecado, la santidad; el mahometismo ofrece liberaros de las rigurosas reglas morales del judaísmo y del cristianismo. La religión de Jesús salva del yo, libera de los males del aislamiento de la criatura en el tiempo y en la eternidad.
5:4.6 (67.4) Los hebreos basaban su religión en la bondad; los griegos, en la belleza; las dos religiones buscaban la verdad. Jesús reveló un Dios de amor, y el amor engloba totalmente a la verdad, la belleza y la bondad.
5:4.7 (67.5) Los zoroástricos tenían una religión de moralidad; los hindúes, una religión de metafísica; los confucionistas, una religión de ética. Jesús vivió una religión de servicio. Todas estas religiones son valiosas en la medida en que se aproximan válidamente a la religión de Jesús. La religión está destinada a convertirse en la realidad de la unificación espiritual de todo lo que es bueno, hermoso y verdadero en la experiencia humana.
5:4.8 (67.6) La religión griega tenía un lema: «Conócete a ti mismo»; los hebreos centraban su enseñanza en «Conoced a vuestro Dios»; los cristianos predican un evangelio dirigido al «conocimiento del Señor Jesucristo»; Jesús proclamó la buena nueva de «conoce a Dios y conócete a ti mismo como hijo de Dios». Estos conceptos diferentes sobre la meta de la religión determinan la actitud del individuo en las diversas situaciones de la vida, y presagian la profundidad de su adoración y la naturaleza de sus hábitos personales de oración. El estado espiritual de cualquier religión se puede determinar por la naturaleza de sus oraciones.
5:4.9 (67.7) El concepto de un Dios semihumano y celoso es una transición inevitable entre el politeísmo y el sublime monoteísmo. Un elevado antropomorfismo es el nivel más alto que puede alcanzar una religión puramente evolutiva. El cristianismo ha elevado el concepto del antropomorfismo desde el ideal de lo humano hasta el concepto trascendente y divino de la persona del Cristo glorificado. Éste es el antropomorfismo más elevado que el hombre pueda concebir jamás.
5:4.10 (67.8) El concepto cristiano de Dios es un intento por combinar tres enseñanzas diferentes:
5:4.11 (67.9) 1. El concepto hebreo — Dios como defensor de los valores morales, un Dios justo.
5:4.12 (67.10) 2. El concepto griego — Dios como unificador, un Dios de sabiduría.
5:4.13 (68.1) 3. El concepto de Jesús — Dios como amigo viviente, un Padre amoroso, la presencia divina.
5:4.14 (68.2) Por lo tanto, ha de ser evidente que la teología compuesta cristiana encuentra grandes dificultades para conseguir la coherencia. Estas dificultades se agravan aún más por el hecho de que las doctrinas del cristianismo primitivo estaban basadas generalmente en la experiencia religiosa personal de tres personas diferentes: Filón de Alejandría, Jesús de Nazaret y Pablo de Tarso.
5:4.15 (68.3) Cuando estudiéis la vida religiosa de Jesús, consideradlo de manera positiva. No penséis tanto en que estaba libre de pecado, sino en su rectitud, en su servicio amoroso. Jesús elevó el amor pasivo, revelado en el concepto hebreo del Padre celestial, hasta el afecto activo superior, amoroso por sus criaturas, de un Dios que es el Padre de todos los individuos, incluso de los malhechores.
5:5.1 (68.4) El hecho de ser consciente de sí mismo da origen a la moralidad; ésta es superanimal pero totalmente evolutiva. La evolución humana abarca en su desarrollo todos los dones que preceden a la concesión de los Ajustadores y al derramamiento del Espíritu de la Verdad. Pero alcanzar los niveles de la moralidad no libera al hombre de las luchas reales de su vida como mortal. El entorno físico del hombre implica la lucha por la existencia; el medio ambiente social necesita ajustes éticos; las situaciones morales requieren que se hagan elecciones en las esferas más elevadas de la razón; la experiencia espiritual (una vez que se tiene conciencia de Dios) exige que el hombre lo encuentre y se esfuerce sinceramente por parecerse a él.
5:5.2 (68.5) La religión no está basada en los hechos de la ciencia, ni en las obligaciones de la sociedad, ni en las suposiciones de la filosofía, ni en los deberes implícitos de la moralidad. La religión es un campo independiente de reacción humana a las situaciones de la vida, y aparece infaliblemente en todas las fases del desarrollo humano posteriores a la moral. La religión puede impregnar los cuatro niveles de la comprensión de los valores y del disfrute de la fraternidad universal: el nivel físico o material de la preservación de sí mismo; el nivel social o emocional de la fraternidad; el nivel moral de la razón o del deber; y el nivel espiritual de la conciencia de la fraternidad universal mediante la adoración divina.
5:5.3 (68.6) El científico que busca los hechos concibe a Dios como la Causa Primera, un Dios de fuerza. El artista emotivo ve a Dios como el ideal de la belleza, un Dios de estética. El filósofo razonador se siente a veces inclinado a proponer un Dios de unidad universal, e incluso una Deidad panteísta. La persona religiosa que tiene fe cree en un Dios que patrocina la supervivencia, el Padre que está en los cielos, el Dios de amor.
5:5.4 (68.7) La conducta moral precede siempre a la religión evolutiva e incluso es una parte de la religión revelada, pero nunca es la totalidad de la experiencia religiosa. El servicio social es el resultado de una manera moral de pensar y religiosa de vivir. La moralidad no conduce biológicamente a los niveles espirituales más elevados de la experiencia religiosa. La adoración de la belleza abstracta no es la veneración de Dios; la exaltación de la naturaleza o la veneración de la unidad tampoco son la adoración de Dios.
5:5.5 (68.8) La religión evolutiva es la madre de la ciencia, del arte y de la filosofía que han elevado al hombre hasta el nivel en que es receptivo a la religión revelada, incluyendo la concesión de los Ajustadores y la venida del Espíritu de la Verdad. El cuadro evolutivo de la existencia humana comienza y termina con la religión, aunque con calidades muy diferentes de religión, una evolutiva y biológica, la otra revelada y periódica. Así pues, aunque la religión es normal y natural para el hombre, es también opcional. El hombre no tiene por qué ser religioso en contra de su voluntad.
5:5.6 (69.1) Como la experiencia religiosa es esencialmente espiritual, nunca puede ser plenamente comprendida por la mente material; de ahí la función de la teología, que es la psicología de la religión. La doctrina fundamental de la comprensión humana de Dios crea una paradoja en el entendimiento finito. A la lógica humana y a la razón finita les resulta casi imposible armonizar el concepto de la inmanencia divina, un Dios interior que forma parte de cada individuo, con la idea de la trascendencia de Dios, la dominación divina del universo de universos. Estos dos conceptos esenciales de la Deidad deben ser unificados mediante la captación por la fe del concepto de la trascendencia de un Dios personal y la comprensión de la presencia interior de un fragmento de ese Dios, con el objeto de justificar la adoración inteligente y validar la esperanza de la supervivencia de la personalidad. Las dificultades y las paradojas de la religión son inherentes al hecho de que las realidades de la religión sobrepasan por completo la capacidad de comprensión intelectual de los mortales.
5:5.7 (69.2) El hombre mortal obtiene tres grandes satisfacciones de su experiencia religiosa, incluso durante los días de su estancia temporal en la Tierra:
5:5.8 (69.3) 1. Intelectualmente, adquiere la satisfacción de una conciencia humana más unificada.
5:5.9 (69.4) 2. Filosóficamente, disfruta de la justificación de sus ideales de los valores morales.
5:5.10 (69.5) 3. Espiritualmente, crece en la experiencia del compañerismo divino, en las satisfacciones espirituales de la verdadera adoración.
5:5.11 (69.6) La conciencia de Dios, tal como la experimentan los mortales evolutivos de los mundos, debe consistir en tres factores variables, en tres niveles diferenciales de comprensión de la realidad. En primer lugar está la conciencia mental — la comprensión de la idea de Dios. Luego le sigue la conciencia del alma — la comprensión del ideal de Dios. Finalmente despunta la conciencia del espíritu — la comprensión de la realidad espiritual de Dios. Mediante la unificación de estos factores de la comprensión divina, por muy incompleta que ésta sea, la personalidad mortal despliega constantemente, sobre todos los niveles conscientes, una comprensión de la personalidad de Dios. En aquellos mortales que han alcanzado el Cuerpo de la Finalidad, todo esto conducirá en su momento a la comprensión de la supremacía de Dios, y puede traducirse posteriormente en la comprensión de la ultimidad de Dios, una fase de la superconciencia absonita del Padre Paradisiaco.
5:5.12 (69.7) La experiencia de la conciencia de Dios sigue siendo la misma de generación en generación, pero a medida que avanza el conocimiento humano en cada época, el concepto filosófico y las definiciones teológicas de Dios deben cambiar. El conocimiento sobre Dios, la conciencia religiosa, es una realidad universal, pero por muy válida (real) que sea la experiencia religiosa, debe estar dispuesta a someterse a la crítica inteligente y a una interpretación filosófica razonable; no debe tratar de ser una cosa separada de la totalidad de la experiencia humana.
5:5.13 (69.8) La supervivencia eterna de la personalidad depende enteramente de la elección de la mente mortal, cuyas decisiones determinan el potencial de supervivencia del alma inmortal. Cuando la mente cree en Dios y el alma conoce a Dios, cuando con el Ajustador que estimula todos desean a Dios, entonces la supervivencia está asegurada. Las limitaciones del intelecto, las restricciones de la educación, la privación de cultura, el empobrecimiento de la posición social e incluso unos criterios morales humanos inferiores ocasionados por la falta desafortunada de ventajas educativas, culturales y sociales, no pueden invalidar la presencia del espíritu divino en esos individuos desafortunados y humanamente perjudicados, pero creyentes. La presencia interior del Monitor de Misterio constituye el comienzo, y asegura la posibilidad, del potencial de crecimiento y de supervivencia del alma inmortal.
5:5.14 (70.1) La capacidad de los padres mortales para procrear no está basada en su nivel educativo, cultural, social o económico. La unión de los factores parentales en condiciones naturales es completamente suficiente para dar comienzo a una descendencia. Una mente humana que discierne el bien y el mal y que posee la capacidad de adorar a Dios, en unión con un Ajustador divino, es todo lo que necesita ese mortal para dar comienzo y fomentar el nacimiento de su alma inmortal con sus cualidades de supervivencia, si ese individuo dotado de espíritu busca a Dios y desea sinceramente volverse como él, elige honradamente hacer la voluntad del Padre que está en los cielos.
5:6.1 (70.2) El Padre Universal es el Dios de las personalidades. El campo de la personalidad en el universo, desde las criaturas mortales y materiales más humildes con estatus de personalidad hasta las personas más elevadas con dignidad de creadores y con estatus divino, tiene su centro y su circunferencia en el Padre Universal. Dios Padre es el que concede y conserva cada personalidad. Y el Padre Paradisiaco es igualmente el destino de todas aquellas personalidades finitas que eligen sinceramente hacer la voluntad divina, de aquellos que aman a Dios y anhelan parecerse a él.
5:6.2 (70.3) La personalidad es uno de los misterios no resueltos de los universos. Podemos formarnos unos conceptos adecuados de los factores que entran en la composición de los diversos tipos y niveles de personalidades, pero no comprendemos plenamente la naturaleza real de la personalidad misma. Percibimos claramente los numerosos factores que, una vez reunidos, constituyen el vehículo de la personalidad humana, pero no comprendemos plenamente la naturaleza y el significado de esa personalidad finita.
5:6.3 (70.4) La personalidad es potencial en todas las criaturas que poseen una dotación mental comprendida entre el mínimo de conciencia de sí mismo hasta el máximo de conciencia de Dios. Pero la dotación mental por sí sola no es la personalidad, ni tampoco lo es el espíritu ni la energía física. La personalidad es esa cualidad y ese valor, dentro de la realidad cósmica, que es concedida exclusivamente por Dios Padre a aquellos sistemas vivientes donde las energías de la materia, la mente y el espíritu están asociadas y coordinadas. La personalidad tampoco es una consecución progresiva. La personalidad puede ser material o espiritual, pero la personalidad está o no está. Aquello que es distinto a lo personal nunca alcanza el nivel de lo personal, salvo mediante un acto directo del Padre Paradisiaco.
5:6.4 (70.5) La concesión de la personalidad es una ocupación exclusiva del Padre Universal, es la personalización de los sistemas energéticos vivientes, a los cuales dota de los atributos de una conciencia creativa relativa y del control de la misma por medio del libre albedrío. No hay ninguna personalidad que no provenga de Dios Padre, y no existe ninguna personalidad si no es gracias a Dios Padre. Los atributos fundamentales de la individualidad humana, así como el Ajustador, núcleo absoluto de la personalidad humana, son dones del Padre Universal actuando en su terreno exclusivamente personal de ministerio cósmico.
5:6.5 (70.6) Los Ajustadores, cuyo estado es prepersonal, residen en numerosos tipos de criaturas mortales, asegurando así a estos mismos seres la posibilidad de sobrevivir a la muerte física para personalizarse como criaturas morontiales, con el potencial de alcanzar el estado espiritual último. Porque, cuando la mente de una criatura dotada de personalidad está habitada por un fragmento del espíritu del Dios eterno, el don prepersonal del Padre personal, entonces esa personalidad finita posee el potencial de lo divino y de lo eterno, y aspira a un destino semejante al del Último, tendiendo incluso hacia la comprensión del Absoluto.
5:6.6 (71.1) La capacidad para recibir la personalidad divina es inherente al Ajustador prepersonal; la capacidad para recibir la personalidad humana existe en potencia en la dotación mental cósmica del ser humano. Pero la personalidad experiencial del hombre mortal no es observable como realidad activa y funcional hasta después de que el vehículo vital material de la criatura mortal ha sido tocado por la divinidad liberadora del Padre Universal, siendo lanzada así a los mares de la experiencia como una personalidad consciente de sí misma, capaz (relativamente) de determinarse y de crearse a sí misma. El yo material es verdaderamente personal sin ninguna restricción.
5:6.7 (71.2) El yo material posee una personalidad y una identidad, una identidad temporal; el Ajustador espiritual prepersonal posee también una identidad, una identidad eterna. Esta personalidad material y esta prepersonalidad espiritual son capaces de unir sus atributos creadores como para traer a la existencia la identidad sobreviviente del alma inmortal.
5:6.8 (71.3) Una vez que ha asegurado así el crecimiento del alma inmortal y que ha liberado al yo interior del hombre de las cadenas de la dependencia absoluta a la causalidad precedente, el Padre se retira. Así pues, una vez que el hombre ha sido liberado así de las cadenas de la reacción a la causalidad, al menos en lo relacionado con el destino eterno, y que se ha facilitado el crecimiento del yo inmortal, el alma, queda en manos del hombre mismo el querer o el impedir la creación de ese yo sobreviviente y eterno que será suyo si así lo elige. Ningún otro ser, ninguna fuerza, ningún creador o agente en todo el extenso universo de universos puede interferir en ninguna medida en la soberanía absoluta del libre albedrío humano, tal como éste funciona dentro del campo de la elección, en lo referente al destino eterno de la personalidad del mortal que escoge. En lo que concierne a la supervivencia eterna, Dios ha decretado que la voluntad material y humana es soberana, y este decreto es absoluto.
5:6.9 (71.4) La concesión de la personalidad a las criaturas les confiere una liberación relativa respecto a la reacción servil a la causalidad precedente, y la personalidad de todos estos seres morales, evolutivos u otros, está centrada en la personalidad del Padre Universal. Siempre es atraída hacia su presencia en el Paraíso por ese parentesco de existencia que constituye el inmenso círculo familiar universal y el circuito fraternal del Dios eterno. Existe un parentesco de espontaneidad divina en toda personalidad.
5:6.10 (71.5) El circuito de personalidad del universo de universos está centrado en la persona del Padre Universal, y el Padre Paradisiaco es personalmente consciente de todas las personalidades de todos los niveles de existencia consciente, y se mantiene en contacto personal con ellas. Esta conciencia sobre las personalidades de toda la creación existe independientemente de la misión de los Ajustadores del Pensamiento.
5:6.11 (71.6) Al igual que toda la gravedad está incluida en el circuito de la Isla del Paraíso, toda mente en el circuito del Actor Conjunto y todo espíritu en el Hijo Eterno, del mismo modo toda personalidad está incluida en el circuito de la presencia personal del Padre Universal, y este circuito transmite infaliblemente la adoración de todas las personalidades a la Personalidad Original y Eterna.
5:6.12 (71.7) En cuanto a aquellas personalidades que no están habitadas por un Ajustador, el Padre Universal también les ha concedido el atributo de la libertad de elección, y estas personas están incluidas igualmente en el gran circuito del amor divino, el circuito de personalidad del Padre Universal. Dios asegura la elección soberana a todas las verdaderas personalidades. Ninguna criatura personal puede ser forzada a emprender la aventura eterna; la puerta de la eternidad sólo se abre en respuesta a la libre elección de los hijos con libre albedrío del Dios del libre albedrío.
5:6.13 (72.1) Esto representa mis esfuerzos por exponer las relaciones del Dios viviente con los hijos del tiempo. Y cuando todo ha sido dicho y hecho, no puedo hacer nada más útil que reiterar que Dios es vuestro Padre en el universo, y que todos sois sus hijos planetarios.
5:6.14 (72.2) [Este documento es el quinto y último de la serie que describe al Padre Universal, presentada por un Consejero Divino de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 6
6:0.1 (73.1) EL Hijo Eterno es la expresión perfecta y final del «primer» concepto personal y absoluto del Padre Universal. Por consiguiente, en cualquier momento y de cualquier manera que el Padre se exprese de forma personal y absoluta, lo hace a través de su Hijo Eterno, que siempre ha sido, es ahora, y será siempre el Verbo viviente y divino. Este Hijo Eterno reside en el centro de todas las cosas en asociación con el Padre Eterno y Universal cuya presencia personal envuelve directamente.
6:0.2 (73.2) Hablamos del «primer» pensamiento de Dios y aludimos a un imposible origen del Hijo Eterno en el tiempo con el objeto de lograr acceder a los canales de pensamiento del intelecto humano. Estas deformaciones de lenguaje representan nuestros mejores esfuerzos por llegar a un compromiso que permita ponernos en contacto con la mente de las criaturas mortales atadas al tiempo. En sentido secuencial, el Padre Universal no ha podido tener nunca un primer pensamiento, ni el Hijo Eterno un principio. Pero me han ordenado describir las realidades de la eternidad a la mente de los mortales limitada por el tiempo con estos símbolos de pensamiento, y designar las relaciones de la eternidad mediante estos conceptos temporales de secuencia.
6:0.3 (73.3) El Hijo Eterno es la personalización espiritual del concepto universal e infinito del Padre Paradisiaco sobre la realidad divina, el espíritu incalificado y la personalidad absoluta. Por eso el Hijo constituye la revelación divina de la identidad como creador del Padre Universal. La personalidad perfecta del Hijo revela que el Padre es realmente la fuente eterna y universal de todos los significados y valores de aquello que es espiritual, volitivo, intencional y personal.
6:0.4 (73.4) En un esfuerzo por permitir que la mente finita del tiempo se forme un concepto secuencial de las relaciones entre los seres eternos e infinitos de la Trinidad del Paraíso, utilizamos licencias de concepción tales como la de referirnos al «primer concepto personal, universal e infinito del Padre». Me resulta imposible transmitirle a la mente humana una idea adecuada de las relaciones eternas entre las Deidades; por eso empleo unos términos que le den a la mente finita alguna idea de las relaciones de estos seres eternos en las eras posteriores del tiempo. Creemos que el Hijo surgió del Padre; nos enseñan que los dos son incondicionalmente eternos. Por lo tanto es evidente que ninguna criatura temporal podrá nunca comprender plenamente este misterio de un Hijo que desciende del Padre, y que sin embargo es coordinadamente eterno con el Padre mismo.
6:1.1 (73.5) El Hijo Eterno es el Hijo original y unigénito de Dios. Es Dios Hijo, la Segunda Persona de la Deidad y el creador asociado de todas las cosas. Así como el Padre es la Gran Fuente-Centro Primera, el Hijo Eterno es la Gran Fuente-Centro Segunda.
6:1.2 (74.1) El Hijo Eterno es el centro espiritual y el administrador divino del gobierno espiritual del universo de universos. El Padre Universal es en primer lugar un creador y luego un controlador; el Hijo Eterno es en primer lugar un cocreador y luego un administrador espiritual. «Dios es espíritu», y el Hijo es una revelación personal de ese espíritu. La Fuente-Centro Primera es el Absoluto Volitivo; la Fuente-Centro Segunda es el Absoluto de la Personalidad.
6:1.3 (74.2) El Padre Universal no actúa nunca personalmente como creador, excepto en conjunción con el Hijo o con la acción coordinada del Hijo. Si el autor del Nuevo Testamento se hubiera referido al Hijo Eterno, habría dicho la verdad cuando escribió: «En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Todas las cosas fueron hechas por él, y sin él no se habría hecho nada de lo que se ha hecho».
6:1.4 (74.3) Cuando un Hijo del Hijo Eterno apareció en Urantia, aquellos que fraternizaron con este ser divino en su forma humana se refirieron a él como «Aquel que existía desde el principio, a quien hemos oído, a quien hemos visto con nuestros ojos, a quien hemos contemplado, y que nuestras manos han tocado, el Verbo mismo de la vida». Y este Hijo donador provenía del Padre tan ciertamente como el Hijo Original, tal como lo sugirió en una de sus oraciones terrestres: «Y ahora, Padre mío, glorifícame con tu propio ser, con la gloria que tenía contigo antes de que existiera este mundo».
6:1.5 (74.4) Al Hijo Eterno se le conoce por distintos nombres en los diversos universos. En el universo central se le conoce como la Fuente Coordinada, el Cocreador, y el Absoluto Asociado. En Uversa, sede de vuestro superuniverso, designamos al Hijo como el Centro Espiritual Coordinado y como el Administrador Espiritual Eterno. En Salvington, sede de vuestro universo local, este Hijo es conocido como la Eterna Fuente-Centro Segunda. Los Melquisedeks se refieren a él como el Hijo de los Hijos. En vuestro mundo, pero no en vuestro sistema de esferas habitadas, este Hijo Original ha sido confundido con un Hijo Creador coordinado, con Miguel de Nebadon, que se donó a las razas mortales de Urantia.
6:1.6 (74.5) Aunque a todos los Hijos Paradisiacos se les puede llamar apropiadamente Hijos de Dios, tenemos la costumbre de reservar el nombre de «Hijo Eterno» a este Hijo Original, la Fuente-Centro Segunda, cocreador con el Padre Universal del universo central de poder y de perfección, y cocreador de todos los otros Hijos divinos que descienden de las Deidades infinitas.
6:2.1 (74.6) El Hijo Eterno es tan invariable y tan infinitamente digno de confianza como el Padre Universal. Es también tan espiritual como el Padre, un espíritu tan verdaderamente ilimitado como él. Para vosotros que sois de origen humilde, el Hijo parecería ser más personal puesto que se encuentra, en accesibilidad, un paso más cerca de vosotros que el Padre Universal.
6:2.2 (74.7) El Hijo Eterno es el Verbo eterno de Dios. Es enteramente semejante al Padre; de hecho, el Hijo Eterno es Dios Padre manifestado personalmente al universo de universos. Y así se ha podido, se puede, y se podrá decir siempre del Hijo Eterno y de todos los Hijos Creadores coordinados: «El que ha visto al Hijo, ha visto al Padre».
6:2.3 (74.8) La naturaleza del Hijo es enteramente semejante a la del Padre espiritual. Cuando adoramos al Padre Universal, adoramos realmente al mismo tiempo a Dios Hijo y a Dios Espíritu. La naturaleza de Dios Hijo es tan divinamente real y eterna como la de Dios Padre.
6:2.4 (75.1) El Hijo no sólo posee toda la rectitud infinita y trascendente del Padre, sino que el Hijo refleja también toda la santidad de carácter del Padre. El Hijo comparte la perfección del Padre y comparte de manera conjunta la responsabilidad de ayudar a todas las criaturas imperfectas en sus esfuerzos espirituales por alcanzar la perfección divina.
6:2.5 (75.2) El Hijo Eterno posee todo el carácter divino y todos los atributos espirituales del Padre. El Hijo es la plenitud de la absolutidad de Dios en lo referente a la personalidad y al espíritu, y el Hijo revela estas cualidades en su dirección personal del gobierno espiritual del universo de universos.
6:2.6 (75.3) Dios es en verdad un espíritu universal; Dios es espíritu; y esta naturaleza espiritual del Padre está focalizada y personalizada en la Deidad del Hijo Eterno. En el Hijo, todas las características espirituales están en apariencia enormemente realzadas por diferenciación con la universalidad de la Fuente-Centro Primera. Y al igual que el Padre comparte su naturaleza espiritual con el Hijo, juntos comparten el espíritu divino plenamente y sin reservas con el Actor Conjunto, el Espíritu Infinito.
6:2.7 (75.4) En el amor a la verdad y en la creación de la belleza, el Padre y el Hijo son iguales, salvo que el Hijo parece dedicarse más a la realización de la belleza exclusivamente espiritual de los valores universales.
6:2.8 (75.5) En la bondad divina, no discierno ninguna diferencia entre el Padre y el Hijo. El Padre ama a sus hijos del universo como un padre; el Hijo Eterno contempla a todas las criaturas como padre y como hermano a la vez.
6:3.1 (75.6) El Hijo comparte la justicia y la rectitud de la Trinidad, pero la personalización infinita del amor y de la misericordia del Padre eclipsan estas características de la divinidad; el Hijo es la revelación del amor divino a los universos. Al igual que Dios es amor, el Hijo es misericordia. El Hijo no puede amar más que el Padre, pero puede mostrar misericordia a las criaturas de una manera adicional, porque no sólo es un creador primordial como el Padre, sino que es también el Hijo Eterno de ese mismo Padre, participando así en la experiencia de filiación de todos los otros hijos del Padre Universal.
6:3.2 (75.7) El Hijo Eterno es el gran ministro de la misericordia para toda la creación. La misericordia es la esencia del carácter espiritual del Hijo. Cuando los mandatos del Hijo Eterno salen por los circuitos espirituales de la Fuente-Centro Segunda, están afinados a los tonos de la misericordia.
6:3.3 (75.8) Para comprender el amor del Hijo Eterno debéis percibir primero su fuente divina, el Padre, que es amor, y luego contemplar el despliegue de este afecto infinito en el extenso ministerio del Espíritu Infinito y de su multitud casi ilimitada de personalidades ministrantes.
6:3.4 (75.9) El ministerio del Hijo Eterno está consagrado a la revelación del Dios de amor al universo de universos. Este Hijo divino no se dedica a la tarea innoble de tratar de persuadir a su Padre benevolente para que ame a sus humildes criaturas y manifieste misericordia a los malhechores temporales. ¡Qué error imaginar al Hijo Eterno suplicándole al Padre Universal para que muestre misericordia a sus humildes criaturas de los mundos materiales del espacio! Estos conceptos de Dios son vulgares y grotescos. Deberíais daros cuenta más bien de que todos los servicios misericordiosos de los Hijos de Dios son una revelación directa del corazón del Padre, lleno de amor universal y de compasión infinita. El amor del Padre es la fuente real y eterna de la misericordia del Hijo.
6:3.5 (75.10) Dios es amor, el Hijo es misericordia. La misericordia es el amor aplicado, el amor del Padre en acción en la persona de su Hijo Eterno. El amor de este Hijo universal es igualmente universal. Tal como el amor se comprende en un planeta sexuado, el amor de Dios es más comparable con el amor de un padre, mientras que el amor del Hijo Eterno se parece más al afecto de una madre. Estos ejemplos son realmente burdos, pero los empleo con la esperanza de transmitir a la mente humana la idea de que existe una diferencia, no en el contenido divino, sino en la calidad y en la técnica de expresión, entre el amor del Padre y el amor del Hijo.
6:4.1 (76.1) El Hijo Eterno motiva el nivel espiritual de la realidad cósmica; el poder espiritual del Hijo es absoluto en relación con todas las realidades del universo. Ejerce un control perfecto sobre la interasociación de toda la energía espiritual indiferenciada y sobre toda la realidad espiritual manifestada gracias a su dominio absoluto de la gravedad espiritual. Todo espíritu puro no fragmentado y todos los seres y valores espirituales son sensibles al poder de atracción infinito del Hijo original del Paraíso. Y si el eterno futuro tuviera que presenciar la aparición de un universo ilimitado, la gravedad espiritual y el poder espiritual del Hijo Original resultarían enteramente adecuados para controlar espiritualmente y administrar eficazmente esa creación sin límites.
6:4.2 (76.2) El Hijo sólo es omnipotente en el ámbito espiritual. En la eterna economía de la administración del universo nunca se encuentra una repetición de funciones derrochadora e innecesaria; las Deidades no son dadas a duplicar inútilmente su ministerio universal.
6:4.3 (76.3) La omnipresencia del Hijo Original constituye la unidad espiritual del universo de universos. La cohesión espiritual de toda la creación descansa en la presencia ubicua y activa del espíritu divino del Hijo Eterno. Cuando concebimos la presencia espiritual del Padre, nos resulta difícil diferenciarla en nuestro pensamiento de la presencia espiritual del Hijo Eterno. El espíritu del Padre reside eternamente en el espíritu del Hijo.
6:4.4 (76.4) El Padre debe estar espiritualmente omnipresente, pero esta omnipresencia parece ser inseparable de las actividades espirituales ubicuas del Hijo Eterno. Creemos sin embargo que en todas las situaciones en que la presencia del Padre y del Hijo tiene una naturaleza espiritual doble, el espíritu del Hijo está coordinado con el espíritu del Padre.
6:4.5 (76.5) En su contacto con las personalidades, el Padre actúa por medio del circuito de la personalidad. En su contacto personal y detectable con la creación espiritual, el Padre aparece en los fragmentos de la totalidad de su Deidad, y estos fragmentos del Padre tienen una función solitaria, única y exclusiva cada vez que aparecen en cualquier lugar de los universos. En todas estas situaciones, el espíritu del Hijo está coordinado con la función espiritual de la presencia fragmentada del Padre Universal.
6:4.6 (76.6) Espiritualmente, el Hijo Eterno es omnipresente. El espíritu del Hijo Eterno está con toda seguridad con vosotros y alrededor de vosotros, pero no dentro de vosotros ni formando parte de vosotros como el Monitor de Misterio. El fragmento interior del Padre ajusta la mente humana a las actitudes progresivamente divinas, con lo cual esta mente ascendente se vuelve cada vez más sensible al poder de atracción espiritual del todopoderoso circuito de gravedad espiritual de la Fuente-Centro Segunda.
6:4.7 (76.7) El Hijo Original es universal y espiritualmente consciente de sí mismo. En sabiduría, el Hijo es plenamente igual al Padre. En los dominios del conocimiento, de la omnisciencia, no podemos distinguir entre las Fuentes Primera y Segunda; al igual que el Padre, el Hijo lo sabe todo; ningún acontecimiento del universo le coge nunca por sorpresa; comprende el fin desde el principio.
6:4.8 (77.1) El Padre y el Hijo conocen realmente el número y el paradero de todos los espíritus y de todos los seres espiritualizados del universo de universos. El Hijo no solamente conoce todas las cosas en virtud de su propio espíritu omnipresente, sino que el Hijo, al igual que el Padre y el Actor Conjunto, conoce plenamente el extenso servicio de información por reflectividad del Ser Supremo, y este servicio de información es consciente en todo momento de todas las cosas que suceden en todos los mundos de los siete superuniversos. Y la omnisciencia del Hijo Paradisiaco está asegurada además por otros medios.
6:4.9 (77.2) El Hijo Eterno, como personalidad espiritual amorosa, misericordiosa y ministrante, es exacta e infinitamente igual al Padre Universal, mientras que en todos sus contactos personales misericordiosos y afectuosos con los seres ascendentes de las esferas inferiores, el Hijo Eterno es tan bondadoso y considerado, tan paciente y tolerante como sus Hijos Paradisiacos de los universos locales, esos Hijos que se donan con tanta frecuencia a los mundos evolutivos del tiempo.
6:4.10 (77.3) Es innecesario extenderse más sobre los atributos del Hijo Eterno. Con las excepciones indicadas, es suficiente con estudiar los atributos espirituales de Dios Padre para comprender y evaluar correctamente los atributos de Dios Hijo.
6:5.1 (77.4) El Hijo Eterno no actúa personalmente en los dominios físicos, ni tampoco ejerce su actividad en los niveles del ministerio mental hacia los seres creados, salvo a través del Actor Conjunto. Pero, por otra parte, estas restricciones no limitan de ninguna manera al Hijo Eterno en el pleno y libre ejercicio de todos sus atributos divinos de omnisciencia, omnipresencia y omnipotencia espirituales.
6:5.2 (77.5) El Hijo Eterno no impregna personalmente los potenciales espirituales inherentes a la infinidad del Absoluto de la Deidad, pero a medida que estos potenciales se van manifestando, entran dentro de la todopoderosa atracción del circuito de gravedad espiritual del Hijo.
6:5.3 (77.6) La personalidad es el don exclusivo del Padre Universal. El Hijo Eterno deriva su personalidad del Padre, pero no confiere la personalidad sin el Padre. El Hijo da origen a una inmensa multitud de espíritus, pero estas derivaciones no son personalidades. Cuando el Hijo crea una personalidad, lo hace en conjunción con el Padre o con el Creador Conjunto, que puede actuar por el Padre en estas relaciones. El Hijo Eterno es así un cocreador de personalidades, pero no confiere la personalidad a ningún ser; a solas y por sí mismo nunca crea seres personales. Sin embargo, esta limitación en su actividad no priva al Hijo de la capacidad de crear cualquier tipo de realidad distinta a la personal.
6:5.4 (77.7) El Hijo Eterno está limitado en la transmisión de las prerrogativas de creador. El Padre, al eternizar al Hijo Original, le otorgó el poder y el privilegio de unirse posteriormente a él en el acto divino de engendrar otros Hijos que poseyeran atributos creadores, y esto lo han hecho y lo siguen haciendo. Pero una vez que estos Hijos coordinados han sido engendrados, parece ser que las prerrogativas creadoras no pueden transmitirse más allá. El Hijo Eterno sólo transmite los poderes creativos a la personalización primera o directa. Por consiguiente, cuando el Padre y el Hijo se unen para personalizar a un Hijo Creador, consiguen su propósito; pero el Hijo Creador traído así a la existencia nunca puede transmitir o delegar las prerrogativas creadoras a las diversas órdenes de Hijos que pueda crear posteriormente, a pesar de que en los Hijos superiores del universo local aparece un reflejo muy limitado de los atributos creativos de un Hijo Creador.
6:5.5 (78.1) El Hijo Eterno, como ser infinito y exclusivamente personal, no puede fragmentar su naturaleza, no puede distribuir ni otorgar porciones individualizadas de su yo a otras personas o entidades como lo hacen el Padre Universal y el Espíritu Infinito. Pero el Hijo puede donarse y se dona como espíritu ilimitado para bañar toda la creación y atraer incesantemente hacia él a todas las personalidades de espíritu y a todas las realidades espirituales.
6:5.6 (78.2) Recordad siempre que el Hijo Eterno es el retrato personal del Padre espiritual para toda la creación. El Hijo es personal y nada más que personal en el sentido de la Deidad; esta personalidad divina y absoluta no puede disgregarse ni fragmentarse. Dios Padre y Dios Espíritu son verdaderamente personales, pero son también todo lo demás además de ser estas personalidades de la Deidad.
6:5.7 (78.3) Aunque el Hijo Eterno no puede participar personalmente en la concesión de los Ajustadores del Pensamiento, en el eterno pasado se sentó en consejo con el Padre Universal, y aprobó el plan y prometió una cooperación sin fin cuando el Padre, al proyectar la concesión de los Ajustadores del Pensamiento, le propuso al Hijo: «Hagamos al hombre mortal a nuestra propia imagen». Y al igual que el fragmento espiritual del Padre habita en vosotros, la presencia espiritual del Hijo os envuelve, y los dos trabajan constantemente como uno solo para vuestro progreso espiritual.
6:6.1 (78.4) El Hijo Eterno es espíritu y posee una mente, pero no una mente o un espíritu que la mente humana pueda comprender. El hombre mortal percibe la mente en los niveles finito, cósmico, material y personal. El hombre observa también los fenómenos mentales en los organismos vivientes que funcionan en el nivel subpersonal (animal), pero le resulta difícil captar la naturaleza de la mente cuando ésta se encuentra asociada a los seres supermateriales y forma parte de unas personalidades exclusivamente espirituales. Sin embargo, la mente ha de ser definida de manera diferente cuando se refiere al nivel espiritual de existencia, y cuando se emplea para indicar las funciones espirituales de la inteligencia. El tipo de mente que está unida directamente al espíritu no es comparable ni con la mente que coordina el espíritu y la materia, ni con la mente que sólo está unida a la materia.
6:6.2 (78.5) El espíritu es siempre consciente, está dotado de mente y posee diversas fases de identidad. Sin una mente de algún tipo, no existiría ninguna conciencia espiritual en la fraternidad de los seres espirituales. El equivalente de la mente, la capacidad para conocer y ser conocido, es natural en la Deidad. La Deidad puede ser personal, prepersonal, superpersonal o impersonal, pero la Deidad nunca está desprovista de mente, es decir, nunca carece de la capacidad de comunicarse, al menos con entidades, seres o personalidades similares.
6:6.3 (78.6) La mente del Hijo Eterno es semejante a la del Padre, pero diferente a cualquier otra mente en el universo, y junto con la mente del Padre, es la antepasada de las extensas mentes diversas del Actor Conjunto. La mente del Padre y del Hijo, ese intelecto que es ancestral a la mente absoluta de la Fuente-Centro Tercera, quizás se encuentra mejor ilustrada en la premente de un Ajustador del Pensamiento, porque, aunque estos fragmentos del Padre están totalmente fuera de los circuitos mentales del Actor Conjunto, poseen alguna forma de premente; conocen y son conocidos; disfrutan del equivalente del pensamiento humano.
6:6.4 (78.7) El Hijo Eterno es totalmente espiritual; el hombre es casi enteramente material; por eso muchas cosas relacionadas con la personalidad espiritual del Hijo Eterno, con sus siete esferas espirituales que rodean al Paraíso, y con la naturaleza de las creaciones impersonales del Hijo Paradisiaco, tendrán que esperar a que alcancéis el estado espiritual después de culminar vuestra ascensión morontial del universo local de Nebadon. Luego, cuando paséis por el superuniverso y continuéis hasta Havona, muchos de estos misterios ocultos del espíritu se clarificarán a medida que empecéis a estar dotados de la «mente del espíritu» — la perspicacia espiritual.
6:7.1 (79.1) El Hijo Eterno es esa personalidad infinita que sufre las trabas de la personalidad incalificada, de las que el Padre Universal se escapó mediante la técnica de la trinitización, y en virtud de la cual ha continuado donándose desde entonces con una prodigalidad sin fin a su universo, en constante expansión, de Creadores y de criaturas. El Hijo es la personalidad absoluta; Dios es la personalidad paternal — la fuente de la personalidad, el donador de la personalidad, la causa de la personalidad. Cada ser personal obtiene su personalidad del Padre Universal, tal como el Hijo Original obtiene eternamente su personalidad del Padre Paradisiaco.
6:7.2 (79.2) La personalidad del Hijo Paradisiaco es absoluta y puramente espiritual, y esta personalidad absoluta es también el arquetipo divino y eterno, en primer lugar, de la concesión de la personalidad por parte del Padre al Actor Conjunto y, posteriormente, de la concesión de la personalidad a las miríadas de sus criaturas en todo un extenso universo.
6:7.3 (79.3) El Hijo Eterno es verdaderamente un ministro misericordioso, un espíritu divino, un poder espiritual y una personalidad real. El Hijo es la naturaleza espiritual y personal de Dios manifestada a los universos — la suma y la sustancia de la Fuente-Centro Primera, despojadas de todo lo que es no personal, extradivino, no espiritual y puro potencial. Pero es imposible transmitir a la mente humana una descripción gráfica de la belleza y la grandiosidad de la personalidad celestial del Hijo Eterno. Todo lo que tiende a oscurecer al Padre Universal ejerce una influencia casi equivalente para impedir reconocer conceptualmente al Hijo Eterno. Tendréis que esperar a alcanzar el Paraíso, y entonces comprenderéis por qué he sido incapaz de describir el carácter de esta personalidad absoluta a la comprensión de la mente finita.
6:8.1 (79.4) En lo que se refiere a la identidad, la naturaleza y otros atributos de la personalidad, el Hijo Eterno es el pleno equivalente, el complemento perfecto y la contrapartida eterna del Padre Universal. En el mismo sentido que Dios es el Padre Universal, el Hijo es la Madre Universal. Y todos nosotros, elevados y humildes, constituimos su familia universal.
6:8.2 (79.5) Para apreciar el carácter del Hijo, deberíais estudiar la revelación del carácter divino del Padre; los dos son eterna e inseparablemente uno solo. Como personalidades divinas son prácticamente indistinguibles por las órdenes inferiores de inteligencia. A aquellos que tienen su origen en los actos creadores de las Deidades mismas no les resulta tan difícil reconocerlos por separado. Los seres nacidos en el universo central y en el Paraíso disciernen al Padre y al Hijo no solamente como una unidad personal de control universal, sino también como dos personalidades distintas que ejercen su actividad en ámbitos concretos de la administración del universo.
6:8.3 (79.6) Como personas, podéis concebir al Padre Universal y al Hijo Eterno como individuos distintos, pues en verdad lo son; pero en la administración de los universos, están tan entrelazados e interrelacionados que no siempre es posible distinguir entre ellos. Cuando encontramos, en los asuntos de los universos, al Padre y al Hijo en interasociaciones desconcertantes, no siempre es útil intentar separar sus actividades; recordad simplemente que Dios es el pensamiento iniciador y que el Hijo es el verbo expresivo. En cada universo local, esta inseparabilidad está personalizada en la divinidad del Hijo Creador, que representa tanto al Padre como al Hijo para las criaturas de diez millones de mundos habitados.
6:8.4 (80.1) El Hijo Eterno es infinito, pero es accesible a través de las personas de sus Hijos Paradisiacos y por medio del paciente ministerio del Espíritu Infinito. Sin el servicio donador de los Hijos Paradisiacos y sin el ministerio amoroso de las criaturas del Espíritu Infinito, los seres de origen material difícilmente podrían esperar alcanzar al Hijo Eterno. Y es igualmente cierto que, con la ayuda y la guía de estos agentes celestiales, los mortales conscientes de Dios alcanzarán indudablemente el Paraíso y algún día se encontrarán en la presencia personal de este majestuoso Hijo de Hijos.
6:8.5 (80.2) Aunque el Hijo Eterno es el arquetipo que deberán alcanzar las personalidades mortales, encontraréis más fácil captar la realidad del Padre y del Espíritu, porque el Padre es el verdadero donador de vuestra personalidad humana, y el Espíritu Infinito es la fuente absoluta de vuestra mente mortal. Pero a medida que os elevéis en el sendero paradisiaco del progreso espiritual, la personalidad del Hijo Eterno se volverá cada vez más real para vosotros, y la realidad de su mente infinitamente espiritual se hará más discernible para vuestra mente en vías de espiritualización progresiva.
6:8.6 (80.3) El concepto del Hijo Eterno nunca podrá brillar intensamente en vuestra mente material ni en vuestra mente morontial posterior; hasta que no seáis un espíritu y comencéis vuestra ascensión espiritual, la comprensión de la personalidad del Hijo Eterno no empezará a igualar la intensidad de vuestro concepto sobre la personalidad del Hijo Creador originario del Paraíso, el cual, en persona y como persona, se encarnó y vivió en otro tiempo en Urantia como un hombre entre los hombres.
6:8.7 (80.4) Durante toda vuestra experiencia en el universo local, el Hijo Creador, cuya personalidad es comprensible para el hombre, deberá compensar vuestra incapacidad para captar todo el significado del Hijo Eterno del Paraíso, que es más exclusivamente espiritual, pero sin embargo personal. Cuando progreséis a través de Orvonton y de Havona, a medida que dejéis atrás la imagen intensa y los profundos recuerdos del Hijo Creador de vuestro universo local, la desaparición de esta experiencia material y morontial será compensada con unos conceptos siempre más amplios y una comprensión más intensa del Hijo Eterno del Paraíso, cuya realidad y cercanía aumentarán constantemente a medida que progreséis hacia el Paraíso.
6:8.8 (80.5) El Hijo Eterno es una personalidad grandiosa y gloriosa. Aunque captar la realidad de la personalidad de este ser infinito sobrepasa la capacidad de la mente mortal y material, no lo dudéis, es una persona. Sé de lo que hablo. He permanecido en la presencia divina de este Hijo Eterno en ocasiones casi innumerables, y luego he viajado hasta el universo para llevar a cabo sus bondadosos mandatos.
6:8.9 (80.6) [Redactado por un Consejero Divino designado para formular esta exposición que describe al Hijo Eterno del Paraíso.]
El libro de Urantia
Documento 7
7:0.1 (81.1) EL HIJO Original se ocupa constantemente de ejecutar los aspectos espirituales del propósito eterno del Padre, a medida que éste se desarrolla progresivamente en los fenómenos de los universos evolutivos con sus múltiples grupos de seres vivientes. Nosotros no comprendemos plenamente este plan eterno, pero el Hijo Paradisiaco lo comprende sin duda alguna.
7:0.2 (81.2) El Hijo es semejante al Padre en el sentido de que trata de dar todo lo que le es posible de sí mismo a sus Hijos coordinados y a los Hijos subordinados a ellos. Y el Hijo comparte la naturaleza autodistributiva del Padre en la donación ilimitada de sí mismo al Espíritu Infinito, su ejecutivo conjunto.
7:0.3 (81.3) Como sostén de las realidades espirituales, la Fuente-Centro Segunda es el eterno contrapeso de la Isla del Paraíso, que sostiene tan magníficamente todas las cosas materiales. La Fuente-Centro Primera se revela así eternamente en la belleza material de los arquetipos exquisitos de la Isla central, y en los valores espirituales de la personalidad celestial del Hijo Eterno.
7:0.4 (81.4) El Hijo Eterno es el sostén efectivo de la inmensa creación de realidades de espíritu y de seres espirituales. El mundo del espíritu es el hábito, la conducta personal del Hijo, y las realidades impersonales de naturaleza espiritual son siempre sensibles a la voluntad y al propósito de la personalidad perfecta del Hijo Absoluto.
7:0.5 (81.5) Sin embargo, el Hijo no es personalmente responsable de la conducta de todas las personalidades espirituales. La voluntad de las criaturas personales es relativamente libre y, por lo tanto, determina las acciones de esos seres volitivos. Por consiguiente, el mundo espiritual del libre albedrío no siempre representa verdaderamente el carácter del Hijo Eterno, al igual que la naturaleza en Urantia no revela verdaderamente la perfección y la inmutabilidad del Paraíso y de la Deidad. Pero cualesquiera que sean las características de los actos libres de un hombre o de un ángel, el dominio eterno del Hijo sobre el control gravitatorio universal de todas las realidades espirituales continúa siendo absoluto.
7:1.1 (81.6) Todo lo que ha sido enseñado acerca de la inmanencia de Dios, su omnipresencia, omnipotencia y omnisciencia, es igualmente cierto del Hijo en el ámbito espiritual. La gravedad espiritual pura y universal de toda la creación, ese circuito exclusivamente espiritual, conduce directamente de vuelta a la persona de la Fuente-Centro Segunda en el Paraíso. Él preside el control y el funcionamiento de esa atracción espiritual siempre presente e infalible sobre todos los verdaderos valores espirituales. El Hijo Eterno ejerce así una soberanía espiritual absoluta. Mantiene literalmente, por así decirlo, en el hueco de su mano, todas las realidades espirituales y todos los valores espiritualizados. El control de la gravedad espiritual universal es la soberanía espiritual universal.
7:1.2 (82.1) Este control gravitatorio de las cosas espirituales funciona independientemente del tiempo y del espacio; por eso la energía espiritual no disminuye cuando es transmitida. La gravedad espiritual nunca sufre los retrasos del tiempo ni tampoco experimenta las disminuciones causadas por el espacio. No decrece con arreglo al cuadrado de la distancia en que es transmitida; la masa de la creación material no retrasa los circuitos del poder espiritual puro. Esta trascendencia del tiempo y del espacio por parte de las energías espirituales puras es inherente a la absolutidad del Hijo; no se debe a la interposición de las fuerzas antigravitatorias de la Fuente-Centro Tercera.
7:1.3 (82.2) Las realidades del espíritu reaccionan al poder de atracción del centro de la gravedad espiritual con arreglo a su valor cualitativo, a su grado efectivo de naturaleza espiritual. La sustancia espiritual (calidad) es tan sensible a la gravedad espiritual como la energía organizada de la materia física (cantidad) lo es a la gravedad física. Los valores espirituales y las fuerzas espirituales son reales. Desde el punto de vista de la personalidad, el espíritu es el alma de la creación; la materia es el oscuro cuerpo físico.
7:1.4 (82.3) Las reacciones y fluctuaciones de la gravedad espiritual siempre son fieles al contenido en valores espirituales, al estado espiritual cualitativo de un individuo o de un mundo. Este poder de atracción responde instantáneamente a los valores inter e intraespirituales de cualquier situación universal o condición planetaria. Cada vez que una realidad espiritual se manifiesta en los universos, ese cambio necesita el reajuste inmediato e instantáneo de la gravedad espiritual. Ese nuevo espíritu forma parte realmente de la Fuente-Centro Segunda; y con la misma certeza que el hombre mortal se vuelve un ser espiritualizado, alcanzará al Hijo espiritual, el centro y la fuente de la gravedad espiritual.
7:1.5 (82.4) El poder de atracción espiritual del Hijo es inherente, en menor grado, a muchas órdenes paradisiacas de filiación. Pues existen de hecho, dentro del circuito absoluto de la gravedad espiritual, aquellos sistemas locales de atracción espiritual que funcionan en las unidades más pequeñas de la creación. Estas focalizaciones subabsolutas de la gravedad espiritual forman parte de la divinidad de las personalidades Creadoras del tiempo y del espacio, y están correlacionadas con el supercontrol experiencial emergente del Ser Supremo.
7:1.6 (82.5) La atracción de la gravedad espiritual, y la respuesta a la misma, funcionan como un todo no solamente en el universo, sino también entre los individuos y los grupos de individuos. Existe una cohesión espiritual entre las personalidades espirituales y espiritualizadas de cualquier mundo, raza, nación o grupo de creyentes. Existe una atracción directa de naturaleza espiritual entre las personas con mentalidad espiritual que tienen gustos y anhelos semejantes. El término almas gemelas no es enteramente una figura retórica.
7:1.7 (82.6) Al igual que la gravedad material del Paraíso, la gravedad espiritual del Hijo Eterno es también absoluta. El pecado y la rebelión pueden dificultar el funcionamiento de los circuitos de un universo local, pero nada puede interrumpir la gravedad espiritual del Hijo Eterno. La rebelión de Lucifer ocasionó muchos cambios en vuestro sistema de mundos habitados y en Urantia, pero no observamos que la cuarentena espiritual resultante de vuestro planeta haya afectado en lo más mínimo a la presencia y al funcionamiento del espíritu omnipresente del Hijo Eterno ni del circuito de la gravedad espiritual asociado.
7:1.8 (82.7) Todas las reacciones del circuito de la gravedad espiritual del gran universo son previsibles. Reconocemos todas las acciones y reacciones del espíritu omnipresente del Hijo Eterno, y comprobamos que son fiables. Siguiendo unas leyes bien conocidas, podemos medir la gravedad espiritual, y lo hacemos, exactamente igual que los hombres intentan calcular los efectos de la gravedad física finita. El espíritu del Hijo responde de manera invariable a todas las cosas, seres y personas espirituales, y esta respuesta siempre está de acuerdo con el grado de manifestación (con el grado cualitativo de realidad) de todos esos valores espirituales.
7:1.9 (83.1) Pero al lado de este funcionamiento tan fiable y previsible de la presencia espiritual del Hijo Eterno, se encuentran fenómenos cuyas reacciones no son tan previsibles. Estos fenómenos indican probablemente la acción coordinada del Absoluto de la Deidad en los dominios de los potenciales espirituales emergentes. Sabemos que la presencia espiritual del Hijo Eterno es la influencia de una personalidad majestuosa e infinita, pero difícilmente consideramos como personales las reacciones asociadas a las supuestas actividades del Absoluto de la Deidad.
7:1.10 (83.2) Considerados desde el punto de vista de la personalidad, y por las personas, el Hijo Eterno y el Absoluto de la Deidad parecen estar relacionados de la manera siguiente: el Hijo Eterno domina el ámbito de los valores espirituales manifestados, mientras que el Absoluto de la Deidad parece impregnar el inmenso dominio de los valores espirituales potenciales. Todo valor manifestado de naturaleza espiritual encuentra su sitio en la atracción gravitatoria del Hijo Eterno, pero si es potencial, entonces encuentra aparentemente su lugar en la presencia del Absoluto de la Deidad.
7:1.11 (83.3) El espíritu parece surgir de los potenciales del Absoluto de la Deidad; el espíritu evolutivo encuentra su correlación en la atracción experiencial e incompleta del Supremo y del Último; el espíritu encuentra en definitiva su destino final en la atracción absoluta de la gravedad espiritual del Hijo Eterno. Éste parece ser el ciclo del espíritu experiencial, pero el espíritu existencial es inherente a la infinidad de la Fuente-Centro Segunda.
7:2.1 (83.4) En el Paraíso, la presencia y la actividad personal del Hijo Original es profunda, es absoluta en el sentido espiritual. Cuando salimos del Paraíso a través de Havona y entramos en los dominios de los siete superuniversos, detectamos cada vez menos la actividad personal del Hijo Eterno. En los universos posteriores a Havona, la presencia del Hijo Eterno está personalizada en los Hijos Paradisiacos, condicionada por las realidades experienciales del Supremo y del Último, y coordinada con el potencial espiritual ilimitado del Absoluto de la Deidad.
7:2.2 (83.5) En el universo central, la actividad personal del Hijo Original se puede discernir en la exquisita armonía espiritual de la creación eterna. Havona es tan maravillosamente perfecto que el estado espiritual y las condiciones energéticas de este universo modelo se encuentran en un equilibrio perfecto y perpetuo.
7:2.3 (83.6) En los superuniversos, el Hijo no está personalmente presente ni reside en ellos; en estas creaciones sólo mantiene una representación superpersonal. Estas manifestaciones espirituales del Hijo no son personales; no están incluidas en el circuito de la personalidad del Padre Universal. No conocemos ningún término mejor para designarlas que el nombre de superpersonalidades; y son seres finitos; no son ni absonitos ni absolutos.
7:2.4 (83.7) Como la administración del Hijo Eterno en los superuniversos es exclusivamente espiritual y superpersonal, no es discernible por las persona-lidades de las criaturas. No obstante, el estímulo espiritual omnipresente de la influencia personal del Hijo se encuentra en todas las fases de las actividades de todos los sectores de los dominios de los Ancianos de los Días. Sin embargo, observamos que en los universos locales el Hijo Eterno está personalmente presente en las personas de los Hijos Paradisiacos. Aquí, el Hijo infinito ejerce su actividad de manera espiritual y creadora por medio de las personas del cuerpo majestuoso de los Hijos Creadores coordinados.
7:3.1 (84.1) Durante la ascensión del universo local, los mortales del tiempo consideran al Hijo Creador como el representante personal del Hijo Eterno. Pero cuando empiezan a elevarse en el régimen educativo del superuniverso, los peregrinos del tiempo detectan cada vez más la presencia celestial del espíritu inspirador del Hijo Eterno, y son capaces de beneficiarse de ella mediante el consumo de este ministerio de vigorización espiritual. En Havona, los ascendentes se vuelven aún más conscientes del abrazo amoroso del espíritu omnipresente del Hijo Original. El espíritu del Hijo Eterno no reside en la mente o en el alma de los peregrinos del tiempo en ninguna etapa de toda su ascensión como mortales, pero su acción benéfica siempre está cercana y se ocupa siempre del bienestar y de la seguridad espiritual de los hijos del tiempo que progresan.
7:3.2 (84.2) La atracción de la gravedad espiritual del Hijo Eterno constituye el secreto inherente a la ascensión al Paraíso de las almas humanas sobrevivientes. Todos los valores espirituales auténticos y todos los individuos sinceros espiritualizados son mantenidos en la atracción infalible de la gravedad espiritual del Hijo Eterno. Por ejemplo, la mente mortal inicia su carrera como un mecanismo material, y finalmente es enrolada en el Cuerpo de la Finalidad como una existencia espiritual casi perfeccionada, volviéndose progresivamente menos sujeta a la gravedad material y, en consecuencia, más sensible durante toda esta experiencia al impulso de atracción hacia el interior de la gravedad espiritual. El circuito de la gravedad espiritual tira literalmente del alma del hombre hacia el Paraíso.
7:3.3 (84.3) El circuito de la gravedad espiritual es el canal fundamental para transmitir las oraciones sinceras del corazón humano creyente, desde el nivel de la conciencia humana hasta la conciencia efectiva de la Deidad. Aquella parte de vuestras peticiones que representa un verdadero valor espiritual será captada por el circuito universal de la gravedad espiritual, y pasará inmediata y simultáneamente a todas las personalidades divinas interesadas. Cada una de ellas se ocupará de lo que pertenece a su incumbencia personal. Por eso en vuestra experiencia religiosa práctica, cuando dirigís vuestras súplicas es indiferente que visualicéis al Hijo Creador de vuestro universo local o al Hijo Eterno en el centro de todas las cosas.
7:3.4 (84.4) El funcionamiento discriminatorio del circuito de la gravedad espiritual podría compararse quizás con las funciones de los circuitos neuronales del cuerpo humano material: las sensaciones viajan hacia el interior por los nervios; algunas son detenidas por los centros automáticos inferiores espinales, los cuales reaccionan; otras continúan hasta los centros del cerebro inferior, menos automáticos pero entrenados por la costumbre, mientras que los mensajes entrantes más importantes y vitales atraviesan velozmente estos centros subordinados y se registran inmediatamente en los niveles superiores de la conciencia humana.
7:3.5 (84.5) Pero ¡cuánto más perfecta es la técnica magnífica del mundo espiritual! Si algo que se origine en vuestra conciencia contiene un valor espiritual supremo, una vez que lo hayáis expresado, ningún poder en el universo podrá impedir que sea transmitido directamente como un relámpago a la Personalidad Espiritual Absoluta de toda la creación.
7:3.6 (84.6) Por el contrario, si vuestras súplicas son puramente materiales y totalmente egocéntricas, no existe ningún plan que permita que esas oraciones indignas puedan encontrar un lugar en el circuito espiritual del Hijo Eterno. El contenido de toda petición que no esté «dictada por el espíritu» no puede encontrar ningún lugar en el circuito espiritual universal; esos ruegos puramente egoístas y materiales caen muertos; no ascienden por los circuitos de los verdaderos valores espirituales. Esas palabras son como «cobres que resuenan y platillos que tintinean».
7:3.7 (85.1) El pensamiento motivador, el contenido espiritual, es lo que valida la súplica humana. Las palabras carecen de valor.
7:4.1 (85.2) El Hijo Eterno está unido perpetuamente al Padre para llevar a cabo con éxito el plan divino de progreso: el plan universal para la creación, la evolución, la ascensión y la perfección de las criaturas volitivas. Y en fidelidad divina, el Hijo es eternamente igual al Padre.
7:4.2 (85.3) El Padre y su Hijo actúan como uno solo para formular y llevar a cabo este gigantesco plan de consecución destinado a hacer avanzar a los seres materiales del tiempo hasta la perfección de la eternidad. Este proyecto para elevar espiritualmente a las almas ascendentes del espacio es una creación conjunta del Padre y del Hijo, y, con la cooperación del Espíritu Infinito, se ocupan de ejecutar en asociación su propósito divino.
7:4.3 (85.4) Este plan divino para alcanzar la perfección abarca tres empresas únicas, aunque maravillosamente correlacionadas, de aventuras universales:
7:4.4 (85.5) 1. El plan de consecución progresiva. Es el plan del Padre Universal para la ascensión por evolución, un programa aceptado sin reservas por el Hijo Eterno cuando estuvo de acuerdo con la propuesta del Padre: «Hagamos a las criaturas mortales a nuestra propia imagen». Esta disposición para elevar a las criaturas del tiempo implica que el Padre concede los Ajustadores del Pensamiento y dota a las criaturas materiales de las prerrogativas de la personalidad.
7:4.5 (85.6) 2. El plan de donación. El plan universal siguiente es la gran empresa del Hijo Eterno y de sus Hijos coordinados destinada a revelar al Padre. Es la propuesta del Hijo Eterno, y consiste en su donación de los Hijos de Dios a las creaciones evolutivas para personalizar y convertir allí en un hecho, para encarnar y hacer real, el amor del Padre y la misericordia del Hijo a las criaturas de todos los universos. Inherente al plan de donación, y como característica provisional de este ministerio de amor, los Hijos Paradisiacos actúan como rehabilitadores de aquello que la voluntad desviada de las criaturas ha puesto en peligro espiritual. En cualquier momento y lugar en que se produce un retraso en el funcionamiento del plan de consecución, si por azar una rebelión estropea o complica esta empresa, entonces las disposiciones de emergencia del plan de donación entran inmediatamente en acción. Los Hijos Paradisiacos permanecen comprometidos y dispuestos a actuar como recuperadores, a entrar en el terreno mismo de la rebelión y restablecer allí el estado espiritual de las esferas. Un Hijo Creador coordinado efectuó este tipo de servicio heroico en Urantia en conexión con su carrera experiencial de donación para adquirir la soberanía.
7:4.6 (85.7) 3. El plan del ministerio de misericordia. Cuando el plan de consecución y el plan de donación fueron formulados y proclamados, el Espíritu Infinito, solo y de sí mismo, proyectó y puso en marcha la enorme empresa universal del ministerio de misericordia. Este servicio es esencial para el funcionamiento práctico y eficaz tanto de la empresa de consecución como de la empresa de donación, y todas las personalidades espirituales de la Fuente-Centro Tercera comparten el espíritu del ministerio de misericordia que tanto forma parte de la naturaleza de la Tercera Persona de la Deidad. El Espíritu Infinito actúa verdadera y literalmente como ejecutivo conjunto del Padre y del Hijo no sólo en la creación, sino también en la administración.
7:4.7 (86.1) El Hijo Eterno es el depositario personal, el custodio divino, del plan universal del Padre para la ascensión de las criaturas. Después de haber promulgado el mandato universal «Sed perfectos como yo soy perfecto», el Padre confió la ejecución de esta empresa extraordinaria al Hijo Eterno; y el Hijo Eterno comparte la promoción de esta empresa celestial con su coordinado divino, el Espíritu Infinito. Las Deidades cooperan así eficazmente en el trabajo de creación, control, evolución, revelación y ministerio — y, si es necesario, en el de restablecimiento y rehabilitación.
7:5.1 (86.2) El Hijo Eterno se unió sin reservas al Padre Universal para transmitir este mandato extraordinario a toda la creación: «Sed perfectos como vuestro Padre en Havona es perfecto». Y desde entonces, este mandato-invitación ha motivado todos los planes de supervivencia y todos los proyectos de donación del Hijo Eterno y de su inmensa familia de Hijos coordinados y asociados. Por medio de estas mismas donaciones, los Hijos de Dios se han convertido en «el camino, la verdad y la vida» para todas las criaturas evolutivas.
7:5.2 (86.3) El Hijo Eterno no puede ponerse en contacto directo con los seres humanos como lo hace el Padre a través del don de los Ajustadores del Pensamiento prepersonales, pero el Hijo Eterno se acerca a las personalidades creadas mediante una serie de gradaciones descendentes de filiación divina hasta que le resulta posible permanecer en presencia del hombre y, a veces, como un hombre mismo.
7:5.3 (86.4) La naturaleza puramente personal del Hijo Eterno no puede fragmentarse. El Hijo Eterno ejerce su ministerio como una influencia espiritual o como una persona, pero nunca de otra manera. Al Hijo le resulta imposible convertirse en una parte de la experiencia de la criatura a la manera en que el Ajustador del Padre participa en ella, pero el Hijo Eterno compensa esta limitación mediante la técnica de la donación. Para el Hijo Eterno, las experiencias de encarnación de los Hijos Paradisiacos significan lo mismo que la experiencia de las entidades fragmentadas para el Padre Universal.
7:5.4 (86.5) El Hijo Eterno no llega hasta el hombre mortal bajo la forma de la voluntad divina, del Ajustador del Pensamiento que reside en la mente humana, pero el Hijo Eterno sí llegó hasta el hombre mortal de Urantia cuando la personalidad divina de su hijo, Miguel de Nebadon, se encarnó en la naturaleza humana de Jesús de Nazaret. Para compartir la experiencia de las personalidades creadas, los Hijos Paradisiacos de Dios deben adoptar la misma naturaleza que dichas criaturas y encarnar su personalidad divina bajo la forma real de las criaturas mismas. La encarnación, el secreto de Sonarington, es la técnica que utiliza el Hijo para escapar del absolutismo de la personalidad que, de otra manera, lo encadenaría por completo.
7:5.5 (86.6) Hace muchísimo tiempo, el Hijo Eterno se donó en cada uno de los circuitos de la creación central para iluminar y hacer progresar a todos los habitantes y peregrinos de Havona, incluyendo a los peregrinos ascendentes del tiempo. En ninguna de estas siete donaciones actuó como un ascendente o como un habitante de Havona, sino que vivió como él mismo. Su experiencia fue única; no la hizo con un humano ni como un humano u otro peregrino, sino que fue de algún modo asociativa en el sentido superpersonal.
7:5.6 (86.7) Tampoco pasó por el reposo que media entre el circuito interior de Havona y las orillas del Paraíso. A un ser absoluto como él no le es posible interrumpir la conciencia de la personalidad, porque en él están centradas todas las líneas de la gravedad espiritual. Durante los períodos de estas donaciones, el emplazamiento paradisiaco central de la luminosidad espiritual no se oscureció, y tampoco disminuyó el control del Hijo sobre la gravedad espiritual universal.
7:5.7 (87.1) Las donaciones del Hijo Eterno en Havona se encuentran fuera del alcance de la imaginación humana; fueron trascendentales. En aquel momento y posteriormente aumentó la experiencia de todo Havona, pero no sabemos si añadió algo a la supuesta capacidad experiencial de su naturaleza existencial. Esto caería dentro del misterio de las donaciones de los Hijos Paradisiacos. Creemos sin embargo que todo lo que el Hijo Eterno adquirió en estas misiones de donación lo ha conservado desde entonces, pero no sabemos de qué se trata.
7:5.8 (87.2) Cualquiera que sea nuestra dificultad para comprender las donaciones de la Segunda Persona de la Deidad, comprendemos muy bien la donación en Havona de un Hijo del Hijo Eterno, que pasó literalmente por los circuitos del universo central y compartió realmente las experiencias que constituyen la preparación de un ascendente para alcanzar la Deidad. Se trata del Miguel original, del Hijo Creador primogénito, que pasó por las experiencias de vida de los peregrinos ascendentes, de circuito en circuito, atravesando personalmente con ellos una etapa de cada círculo en los tiempos de Grandfanda, el primer mortal que llegó a Havona.
7:5.9 (87.3) Aparte de cualquier otra cosa que revelara este Miguel original, hizo real la donación trascendente del Hijo-Madre Original para las criaturas de Havona. La hizo tan real que cada peregrino del tiempo que se esfuerza en la aventura de atravesar los circuitos de Havona se siente alentado y fortalecido para siempre jamás por el conocimiento seguro de que el Hijo Eterno de Dios renunció siete veces al poder y a la gloria del Paraíso para participar en las experiencias de los peregrinos del espacio-tiempo en los siete circuitos de consecución progresiva de Havona.
7:5.10 (87.4) El Hijo Eterno es la inspiración ejemplar para todos los Hijos de Dios en sus ministerios de donación en todos los universos del tiempo y del espacio. Los Hijos Creadores coordinados y los Hijos Magistrales asociados, junto con otras órdenes no reveladas de filiación, comparten todos esta maravillosa buena disposición para donarse a las diversas órdenes de vida de las criaturas y bajo la forma de las criaturas mismas. Por esta razón, en espíritu, y a causa de su parentesco de naturaleza así como al hecho de su origen, se vuelve cierto que, por medio de las donaciones de cada Hijo de Dios en los mundos del espacio, en ellas, a través de ellas y gracias a ellas, el Hijo Eterno se ha donado él mismo a las criaturas volitivas inteligentes de los universos.
7:5.11 (87.5) En espíritu y en naturaleza, si no en todos sus atributos, cada Hijo Paradisiaco es un retrato divinamente perfecto del Hijo Original. Es literalmente cierto que cualquiera que ha visto a un Hijo Paradisiaco ha visto al Hijo Eterno de Dios.
7:6.1 (87.6) La carencia de conocimientos acerca de los múltiples Hijos de Dios es una fuente de gran confusión en Urantia. Esta ignorancia persiste a pesar de las declaraciones tales como el relato de un cónclave de estas personalidades divinas: «Cuando los Hijos de Dios proclamaban la alegría y todas las Estrellas Matutinas cantaban juntas». Cada milenio del tiempo oficial de un sector, las diversas órdenes de Hijos divinos se reúnen para celebrar sus cónclaves periódicos.
7:6.2 (87.7) El Hijo Eterno es la fuente personal de los adorables atributos de misericordia y de servicio que caracterizan tan abundantemente a todas las órdenes de Hijos descendentes de Dios cuando ejercen su actividad en toda la creación. El Hijo Eterno transmite infaliblemente toda su naturaleza divina, si no toda la infinidad de sus atributos, a los Hijos Paradisiacos que salen de la Isla eterna para revelar su carácter divino al universo de universos.
7:6.3 (88.1) El Hijo Eterno y Original es la persona-descendiente del «primer» pensamiento completo e infinito del Padre Universal. Cada vez que el Padre Universal y el Hijo Eterno proyectan conjuntamente un pensamiento personal nuevo, original, idéntico, único y absoluto, en ese mismo instante esta idea creativa se personaliza de manera perfecta y final en el ser y la personalidad de un Hijo Creador nuevo y original. En naturaleza espiritual, sabiduría divina y poder creador coordinado, estos Hijos Creadores son potencialmente iguales a Dios Padre y a Dios Hijo.
7:6.4 (88.2) Los Hijos Creadores salen del Paraíso hacia los universos del tiempo y, con la cooperación de los agentes controladores y creadores de la Fuente-Centro Tercera, finalizan la organización de los universos locales de evolución progresiva. Estos Hijos no están conectados ni relacionados con los controles centrales y universales de la materia, la mente y el espíritu. De ahí que estén limitados en sus actos creadores por la preexistencia, la prioridad y la primacía de la Fuente-Centro Primera y de sus Absolutos coordinados. Estos Hijos sólo pueden administrar aquello que traen a la existencia. La administración absoluta es inherente a la prioridad de existencia e inseparable de la eternidad de presencia. El Padre permanece primordial en los universos.
7:6.5 (88.3) Los Hijos Creadores son personalizados por el Padre y el Hijo, y los HijosMagistrales son personalizados de manera muy similar por el Hijo y el Espíritu. Éstos son los Hijos que, en sus experiencias de encarnación como criaturas, se ganan el derecho de servir como jueces de la supervivencia en las creaciones del tiempo y del espacio.
7:6.6 (88.4) El Padre, el Hijo y el Espíritu se unen también para personalizar a los HijosInstructores Trinitarios, que están dotados de múltiples talentos y recorren el gran universo como instructores celestiales de todas las personalidades, humanas y divinas. Y existen otras muchas órdenes de filiación paradisiaca de las que no se ha informado a los mortales de Urantia.
7:6.7 (88.5) Existe un canal de comunicación directo y exclusivo entre el Hijo Madre Original y estas multitudes de Hijos Paradisiacos dispersos por toda la creación, un canal cuya función es inherente a la calidad del parentesco espiritual que los une mediante lazos de asociación espiritual casi absoluta. Este circuito interfilial es totalmente diferente al circuito universal de la gravedad espiritual, que también está centrado en la persona de la Fuente-Centro Segunda. Todos los Hijos de Dios que tienen su origen en las personas de las Deidades del Paraíso están en comunicación directa y constante con el Hijo Madre Eterno. Y esta comunicación es instantánea; es independiente del tiempo, aunque a veces está condicionada por el espacio.
7:6.8 (88.6) El Hijo Eterno no solamente tiene en todo momento un conocimiento perfecto del estado, los pensamientos y las múltiples actividades de todas las órdenes de filiación paradisiaca, sino que tiene también un conocimiento perfecto, en todo momento, de todo aquello que posee un valor espiritual en el corazón de todas las criaturas de la creación primaria central de la eternidad, y de las creaciones temporales secundarias de los Hijos Creadores coordinados.
7:7.1 (88.7) El Hijo Eterno es una revelación completa, exclusiva, universal y final del espíritu y de la personalidad del Padre Universal. Todo conocimiento y toda información acerca del Padre deben provenir del Hijo Eterno y de sus Hijos Paradisiacos. El Hijo Eterno procede de la eternidad y es uno con el Padre, totalmente y sin restricción espiritual. En personalidad divina, están coordinados; en naturaleza espiritual, son iguales; en divinidad, son idénticos.
7:7.2 (89.1) El carácter de Dios no podría mejorar intrínsecamente de ninguna manera en la persona del Hijo, pues el Padre divino es infinitamente perfecto, pero este carácter y esta personalidad, al ser despojados de aquello que no es personal ni espiritual, se amplifican para ser revelados a los seres creados. La Fuente-Centro Primera es mucho más que una personalidad, pero todas las cualidades espirituales de la personalidad paternal de la Fuente-Centro Primera están espiritualmente presentes en la personalidad absoluta del Hijo Eterno.
7:7.3 (89.2) El Hijo primordial y sus Hijos están dedicados a efectuar una revelación universal de la naturaleza espiritual y personal del Padre a toda la creación. En el universo central, los superuniversos, los universos locales o los planetas habitados, es un Hijo Paradisiaco el que revela el Padre Universal a los hombres y a los ángeles. El Hijo Eterno y sus Hijos revelan el camino por el que las criaturas pueden acceder al Padre Universal. E incluso nosotros, que tenemos un origen elevado, comprendemos mucho más plenamente al Padre a medida que estudiamos la revelación de su carácter y de su personalidad en el Hijo Eterno y en los Hijos del Hijo Eterno.
7:7.4 (89.3) El Padre sólo desciende hacia vosotros como personalidad a través de los Hijos divinos del Hijo Eterno. Y vosotros alcanzáis al Padre por este mismo camino viviente; ascendéis hacia el Padre mediante la guía de este grupo de Hijos divinos. Y esto sigue siendo cierto, a pesar de que vuestra personalidad misma sea un don directo del Padre Universal.
7:7.5 (89.4) En todas estas extensas actividades de la vasta administración espiritual del Hijo Eterno, no olvidéis que el Hijo es una persona tan real y auténtica como el Padre. En verdad, a los seres que en otro tiempo fueron humanos les será más fácil acercarse al Hijo Eterno que al Padre Universal. Al progresar como peregrinos del tiempo a través de los circuitos de Havona, seréis capaces de alcanzar al Hijo mucho antes de que estéis preparados para discernir al Padre.
7:7.6 (89.5) Deberíais comprender más cosas sobre el carácter y la naturaleza misericordiosa del Hijo Eterno de la misericordia a medida que reflexionéis sobre la revelación de estos atributos divinos, efectuada como servicio amoroso por vuestro propio Hijo Creador, en otro tiempo Hijo del Hombre en la Tierra, y ahora soberano exaltado de vuestro universo local — el Hijo del Hombre y el Hijo de Dios.
7:7.7 (89.6) [Redactado por un Consejero Divino designado para formular esta declaración que describe al Hijo Eterno del Paraíso.]
El libro de Urantia
Documento 8
8:0.1 (90.1) ALLÁ por la eternidad, cuando el «primer» pensamiento infinito y absoluto del Padre Universal encuentra en el Hijo Eterno un verbo tan perfecto y adecuado para su expresión divina, se produce a continuación tanto en el Dios-Pensamiento como en el Dios-Verbo el deseo supremo de tener un agente universal e infinito que los exprese mutuamente y actúe de manera combinada.
8:0.2 (90.2) En los albores de la eternidad, tanto el Padre como el Hijo se vuelven infinitamente conscientes de su mutua interdependencia, de su unidad eterna y absoluta; por consiguiente, establecen una alianza infinita y perpetua de asociación divina. Este acuerdo sin fin se efectúa para llevar a cabo sus conceptos unidos a lo largo de todo el círculo de la eternidad; y desde este acontecimiento sucedido en la eternidad, el Padre y el Hijo continúan con esta unión divina.
8:0.3 (90.3) Nos encontramos ahora frente a frente con el origen en la eternidad del Espíritu Infinito, la Tercera Persona de la Deidad. En el mismo instante en que Dios Padre y Dios Hijo conciben conjuntamente una acción idéntica e infinita — la ejecución de un plan-pensamiento absoluto — en ese mismo momento el Espíritu Infinito surge en toda su plenitud a la existencia.
8:0.4 (90.4) Al exponer de esta manera el orden del origen de las Deidades, lo hago así solamente para permitiros pensar en sus relaciones. En realidad, las tres existen desde la eternidad; son existenciales. No tienen ni principio ni fin en el tiempo; están coordinadas y son supremas, últimas, absolutas e infinitas. Existen, han existido siempre y siempre existirán. Son tres personas claramente individualizadas pero eternamente asociadas: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu.
8:1.1 (90.5) En la eternidad del pasado, con la personalización del Espíritu Infinito el ciclo divino de la personalidad se vuelve perfecto y completo. El Dios de Acción existe, y el inmenso escenario del espacio está preparado para el prodigioso drama de la creación — para la aventura universal — para el panorama divino de las eras eternas.
8:1.2 (90.6) El primer acto del Espíritu Infinito consiste en examinar y reconocer a sus padres divinos, el Padre-Padre y el Hijo-Madre. Él, el Espíritu, los identifica a los dos sin reserva. Es plenamente consciente de sus personalidades distintas y de sus atributos infinitos, así como de su naturaleza combinada y de su acción unida. Luego, voluntariamente, con una buena disposición trascendente y una espontaneidad inspiradora, la Tercera Persona de la Deidad, a pesar de su igualdad con la Primera y Segunda Personas, promete una lealtad eterna a Dios Padre y reconoce su dependencia perpetua de Dios Hijo.
8:1.3 (90.7) El ciclo de la eternidad queda establecido; es inherente a la naturaleza de esta operación, al reconocimiento mutuo de la independencia de la personalidad de cada una de las Deidades, y a la unión ejecutiva de las tres. La Trinidad del Paraíso ya existe. El escenario del espacio universal está preparado para el múltiple panorama sin fin donde el propósito del Padre Universal se despliega de forma creativa a través de la personalidad del Hijo Eterno y gracias a la actividad ejecutiva del Dios de Acción, el agente que ejecuta las acciones, en la realidad, de la asociación creadora Padre-Hijo.
8:1.4 (91.1) El Dios de Acción actúa y las bóvedas inertes del espacio se ponen en movimiento. Mil millones de esferas perfectas surgen de inmediato a la existencia. Antes de este momento hipotético de la eternidad, las energías espaciales inherentes al Paraíso ya existen y están potencialmente operativas, pero aún no se han manifestado; la gravedad física tampoco se puede medir si no es mediante la reacción de las realidades materiales a su atracción incesante. No existe ningún universo material en este (supuesto) momento eternamente lejano, pero en el mismo instante en que se materializan mil millones de mundos, se pone de manifiesto una gravedad suficiente y adecuada para mantenerlos bajo la atracción perpetua del Paraíso.
8:1.5 (91.2) Ahora centellea por toda la creación de los Dioses la segunda forma de energía, y este espíritu que mana a raudales es atraído instantáneamente por la gravedad espiritual del Hijo Eterno. Y así, el universo dos veces abrazado por la gravedad es tocado por la energía de la infinidad y sumergido en el espíritu de la divinidad. De esta forma, el terreno de la vida está preparado para la conciencia de la mente, puesta de manifiesto en los circuitos de inteligencia asociados del Espíritu Infinito.
8:1.6 (91.3) Sobre estas semillas de existencia potencial, difundidas por toda la creación central de los Dioses, el Padre actúa, y la personalidad de las criaturas aparece. Luego, la presencia de las Deidades del Paraíso ocupa todo el espacio organizado y empieza a atraer eficazmente a todas las cosas y a todos los seres hacia el Paraíso.
8:1.7 (91.4) El Espíritu Infinito se eterniza al mismo tiempo que nacen los mundos de Havona, siendo este universo central creado por él, con él y en él, de conformidad con los conceptos combinados y las voluntades unidas del Padre y del Hijo. La Tercera Persona se deifica mediante este acto mismo de creación conjunta, convirtiéndose así para siempre en el Creador Conjunto.
8:1.8 (91.5) Son los tiempos grandiosos e impresionantes de la expansión creadora del Padre y del Hijo por medio de, y en la acción de, su asociado conjunto y ejecutivo exclusivo, la Fuente-Centro Tercera. No existe ningún archivo de estos tiempos agitados. Sólo disponemos de las escasas revelaciones del Espíritu Infinito para justificar estas poderosas operaciones, y él se limita a confirmar el hecho de que el universo central y todo lo relacionado con éste se eternizó al mismo tiempo que él conseguía la personalidad y la existencia consciente.
8:1.9 (91.6) En resumen, el Espíritu Infinito declara que, puesto que él es eterno, el universo central también lo es. Éste es el punto de partida tradicional de la historia del universo de universos. No se sabe absolutamente nada, y no existen archivos, respecto a cualquier acontecimiento o actividad anterior a esta prodigiosa erupción de energía creativa y de sabiduría administrativa que cristalizó el inmenso universo que existe y que funciona tan exquisitamente en el centro de todas las cosas. Más allá de este acontecimiento se extienden las operaciones impenetrables de la eternidad y las profundidades de la infinidad — misterio absoluto.
8:1.10 (91.7) Describimos de esta forma el origen secuencial de la Fuente-Centro Tercera como una condescendencia interpretativa hacia la mente de las criaturas mortales, atada al tiempo y condicionada por el espacio. La mente del hombre necesita tener un punto de partida para poder imaginarse la historia del universo, y se me ha ordenado que proporcione esta técnica para que pueda acceder al concepto histórico de la eternidad. Para la mente material, la coherencia exige que exista una Causa Primera; por eso consideramos como un postulado que el Padre Universal es la Fuente Primera y el Centro Absoluto de toda la creación, al mismo tiempo que enseñamos a la mente de todas las criaturas que el Hijo y el Espíritu son coeternos con el Padre en todas las fases de la historia universal y en todos los ámbitos de la actividad creadora. Y hacemos esto sin descuidar de ninguna manera la realidad y la eternidad de la Isla del Paraíso y de los Absolutos Incalificado, Universal y de la Deidad.
8:1.11 (92.1) Ya es suficiente con que la mente material de los hijos del tiempo sea capaz de concebir al Padre en la eternidad. Sabemos que todo niño puede relacionarse mejor con la realidad dominando primero las relaciones de la situación padre-hijo, y ampliando después este concepto hasta abarcar a la familia como un todo. Posteriormente, la mente en desarrollo del niño será capaz de ajustarse al concepto de las relaciones familiares, de las relaciones de la comunidad, la raza y el mundo, y luego a las del universo, del superuniverso e incluso del universo de universos.
8:2.1 (92.2) El Creador Conjunto existe desde la eternidad y es uno, de manera total y sin restricción, con el Padre Universal y el Hijo Eterno. El Espíritu Infinito refleja a la perfección no solamente la naturaleza del Padre Paradisiaco, sino también la del Hijo Original.
8:2.2 (92.3) A la Fuente-Centro Tercera se le conoce por numerosos títulos: el Espíritu Universal, el Guía Supremo, el Creador Conjunto, el Ejecutivo Divino, la Mente Infinita, el Espíritu de los Espíritus, el Espíritu Madre Paradisiaco, el Actor Conjunto, el Coordinador Final, el Espíritu Omnipresente, la Inteligencia Absoluta, la Acción Divina; y en Urantia se le confunde a veces con la mente cósmica.
8:2.3 (92.4) Es totalmente adecuado denominar Espíritu Infinito a la Tercera Persona de la Deidad, porque Dios es espíritu. Pero las criaturas materiales, que tienden a cometer el error de considerar la materia como la realidad fundamental, y la mente, así como el espíritu, como postulados enraizados en la materia, comprenderían mejor a la Fuente-Centro Tercera si lo llamaran la Realidad Infinita, el Organizador Universal o el Coordinador de la Personalidad.
8:2.4 (92.5) El Espíritu Infinito, como revelación universal de la divinidad, es insondable y está totalmente fuera de la comprensión humana. Para percibir la absolutidad del Espíritu, sólo necesitáis contemplar la infinidad del Padre Universal y sentiros asombrados por la eternidad del Hijo Original.
8:2.5 (92.6) Hay misterio en verdad en la persona del Espíritu Infinito, pero no tanto como en el Padre y el Hijo. De todos los aspectos de la naturaleza del Padre, es su infinidad la que el Creador Conjunto revela de manera más notable. Aunque el universo maestro se extienda finalmente hasta la infinidad, la presencia espiritual, el control energético y el potencial mental del Actor Conjunto serán adecuados para satisfacer las exigencias de esa creación ilimitada.
8:2.6 (92.7) Aunque el Espíritu Infinito comparte en todos los sentidos la perfección, la rectitud y el amor del Padre Universal, siente inclinación hacia los atributos de misericordia del Hijo Eterno, convirtiéndose así en el ministro de la misericordia de las Deidades del Paraíso para el gran universo. Para siempre jamás — de manera universal y eterna — el Espíritu es un ministro de misericordia, porque al igual que los Hijos divinos revelan el amor de Dios, el Espíritu divino describe la misericordia de Dios.
8:2.7 (93.1) No es posible que el Espíritu pueda tener más bondad que el Padre, puesto que toda bondad tiene su origen en el Padre, pero esta bondad la podemos comprender mejor en los actos del Espíritu. La fidelidad del Padre y la constancia del Hijo se hacen muy reales para los seres espirituales y las criaturas materiales de las esferas gracias al ministerio amoroso y al servicio incesante de las personalidades del Espíritu Infinito.
8:2.8 (93.2) El Creador Conjunto hereda toda la belleza de pensamiento y todo el carácter veraz del Padre. Estas características sublimes de la divinidad están coordinadas en los niveles casi supremos de la mente cósmica, la cual está subordinada a la sabiduría eterna e infinita de la mente incondicionada e ilimitada de la Fuente-Centro Tercera.
8:3.1 (93.3) Al igual que el Hijo Eterno es la expresión verbal del «primer» pensamiento absoluto e infinito del Padre Universal, el Actor Conjunto es la ejecución perfecta del «primer» concepto, o plan creador completo, para efectuar la acción combinada de la asociación entre las personalidades del Padre y del Hijo, compuesta por la unión absoluta entre el pensamiento y el verbo. La Fuente-Centro Tercera se eterniza al mismo tiempo que la creación central, hecha por decreto, y sólo esta creación central tiene una existencia eterna entre los universos.
8:3.2 (93.4) Desde la personalización de la Fuente Tercera, la Fuente Primera ya no participa personalmente en la creación del universo. El Padre Universal delega todo aquello que es posible a su Hijo Eterno; de igual manera, el Hijo Eterno deposita toda la autoridad y todo el poder posibles en el Creador Conjunto.
8:3.3 (93.5) El Hijo Eterno y el Creador Conjunto han planeado y formado, como asociados y por medio de sus personalidades coordinadas, todos los universos que han sido traídos a la existencia después de Havona. En todas las creaciones posteriores, el Espíritu mantiene con el Hijo la misma relación personal que el Hijo mantiene con el Padre en la primera creación central.
8:3.4 (93.6) Un Hijo Creador del Hijo Eterno y un Espíritu Creativo del Espíritu Infinito os han creado, a vosotros y a vuestro universo; y aunque el Padre sostiene fielmente aquello que han organizado, a este Hijo Universal y a este Espíritu Universal les incumbe fomentar y sostener su obra, así como aportar su ministerio a las criaturas creadas por ellos mismos.
8:3.5 (93.7) El Espíritu Infinito es el agente eficaz del Padre amoroso y del Hijo misericordioso que ejecuta su proyecto conjunto de atraer hacia ellos a todas las almas que aman la verdad en todos los mundos del tiempo y del espacio. En el mismo instante en que el Hijo Eterno aceptó el plan de su Padre consistente en que las criaturas de los universos alcanzaran la perfección, en el momento en que el proyecto de ascensión se convirtió en un plan del Padre y del Hijo, en ese instante el Espíritu Infinito se convirtió en el administrador conjunto del Padre y del Hijo para llevar a cabo su propósito eterno y unido. Al hacer esto, el Espíritu Infinito prometió al Padre y al Hijo todos los recursos de su presencia divina y de sus personalidades espirituales; lo ha dedicado todo al prodigioso plan de elevar a las criaturas volitivas sobrevivientes a las alturas divinas de la perfección paradisiaca.
8:3.6 (93.8) El Espíritu Infinito es una revelación completa, exclusiva y universal del Padre Universal y de su Hijo Eterno. Todo conocimiento relacionado con la asociación Padre-Hijo ha de adquirirse a través del Espíritu Infinito, el representante conjunto de la unión divina entre el pensamiento y el verbo.
8:3.7 (93.9) El Hijo Eterno es el único camino de acceso al Padre Universal, y el Espíritu Infinito es el único medio de alcanzar al Hijo Eterno. Los seres ascendentes del tiempo sólo pueden descubrir al Hijo por medio del paciente ministerio del Espíritu.
8:3.8 (94.1) El Espíritu Infinito es la primera de las Deidades del Paraíso que alcanzan los peregrinos ascendentes en el centro de todas las cosas. La Tercera Persona envuelve a la Segunda y a la Primera Personas, y por eso siempre ha de ser reconocida primero por todos los candidatos que desean ser presentados al Hijo y a su Padre.
8:3.9 (94.2) El Espíritu representa igualmente y sirve de forma similar al Padre y al Hijo de otras muchas maneras.
8:4.1 (94.3) Paralelamente al universo físico donde la gravedad del Paraíso mantiene unidas todas las cosas, existe el universo espiritual donde la palabra del Hijo interpreta el pensamiento de Dios, y cuando este verbo «se hace carne», demuestra la misericordia amorosa de la naturaleza combinada de los Creadores asociados. Pero en toda esta creación material y espiritual, y a través de ella, existe un inmenso escenario en el que el Espíritu Infinito y su progenitura espiritual dan a conocer la misericordia, la paciencia y el afecto perpetuo combinados de los padres divinos hacia los hijos inteligentes que han concebido y creado en cooperación. La esencia del carácter divino del Espíritu es servir perpetuamente a la mente. Y toda la descendencia espiritual del Actor Conjunto participa en este deseo de ofrecer su ministerio, en este impulso divino a servir.
8:4.2 (94.4) Dios es amor, el Hijo es misericordia, el Espíritu es ministerio — el ministerio del amor divino y de la misericordia sin fin para toda la creación inteligente. El Espíritu es la personificación del amor del Padre y de la misericordia del Hijo; en él están los dos eternamente unidos para el servicio universal. El Espíritu es el amor aplicado para la creación compuesta de criaturas, el amor combinado del Padre y del Hijo.
8:4.3 (94.5) En Urantia, el Espíritu Infinito es conocido como una influencia omnipresente, una presencia universal, pero en Havona lo conoceréis como una presencia personal de verdadero servicio. Aquí, el ministerio del Espíritu del Paraíso es el modelo ejemplar e inspirador para cada uno de sus Espíritus coordinados y de sus personalidades subordinadas que sirven a los seres creados en los mundos del tiempo y del espacio. En este universo divino, el Espíritu Infinito participó plenamente en las siete apariciones trascendentales del Hijo Eterno; también participó con el Hijo Miguel original en las siete donaciones sobre los circuitos de Havona, convirtiéndose así en el ministro espiritual compasivo y comprensivo para cada peregrino del tiempo que atraviesa estos círculos perfectos de las alturas.
8:4.4 (94.6) Cuando un Hijo de Dios Creador acepta la responsabilidad de crear un universo local en proyecto, las personalidades del Espíritu Infinito se comprometen a ser los ministros incansables de este Hijo Miguel cuando emprende su misión de aventura creadora. Al Espíritu Infinito lo encontramos especialmente en las personas de las Hijas Creativas, los Espíritus Madres de los universos locales, y lo encontramos dedicado a la tarea de fomentar la ascensión de las criaturas materiales hacia unos niveles cada vez más elevados de consecución espiritual. Todo este trabajo de servicio hacia las criaturas es efectuado en perfecta armonía con los objetivos, y en estrecha asociación con las personalidades, de los Hijos Creadores de estos universos locales.
8:4.5 (94.7) Al igual que los Hijos de Dios se ocupan de la gigantesca tarea de revelar a un universo la personalidad amorosa del Padre, el Espíritu Infinito se dedica al ministerio interminable de revelar el amor combinado del Padre y del Hijo a las mentes individuales de todos los hijos de cada universo. En estas creaciones locales, el Espíritu no desciende hasta las razas materiales en la similitud de la carne mortal como lo hacen algunos Hijos de Dios, sino que el Espíritu Infinito y sus Espíritus coordinados rebajan su categoría, experimentan alegremente una serie asombrosa de atenuaciones de su divinidad, hasta que aparecen como ángeles para estar a vuestro lado y guiaros por los humildes caminos de la existencia terrestre.
8:4.6 (95.1) Mediante esta misma serie decreciente, el Espíritu Infinito se acerca realmente mucho, como persona, a cada ser de las esferas de origen animal. Y el Espíritu hace todo esto sin invalidar en lo más mínimo su existencia como Tercera Persona de la Deidad en el centro de todas las cosas.
8:4.7 (95.2) El Creador Conjunto es verdaderamente y para siempre la gran personalidad ministrante, el ministro universal de la misericordia. Para comprender el ministerio del Espíritu, reflexionad sobre la verdad de que él es el retrato combinado del amor interminable del Padre y de la misericordia eterna del Hijo. Sin embargo, el ministerio del Espíritu no está únicamente limitado a representar al Hijo Eterno y al Padre Universal. El Espíritu Infinito posee también el poder de servir a las criaturas del universo en su propio nombre y derecho; la Tercera Persona tiene una dignidad divina y dispensa también el ministerio universal de la misericordia por su propia cuenta.
8:4.8 (95.3) A medida que el hombre aprenda más cosas sobre el ministerio amoroso e infatigable de las órdenes inferiores de la familia de criaturas de este Espíritu Infinito, admirará y adorará más la naturaleza trascendente y el carácter incomparable de esta Acción combinada del Padre Universal y del Hijo Eterno. En verdad, este Espíritu es «los ojos del Señor que están siempre sobre los justos» y «los oídos divinos que siempre están abiertos a sus oraciones».
8:5.1 (95.4) El atributo sobresaliente del Espíritu Infinito es su omnipresencia. En todo el universo de universos está presente en todas partes este espíritu que lo impregna todo, y que es tan semejante a la presencia de una mente universal y divina. Tanto la Segunda Persona como la Tercera Persona de la Deidad están representadas en todos los mundos por sus espíritus siempre presentes.
8:5.2 (95.5) El Padre es infinito y, por consiguiente, sólo está limitado por su volición. En la concesión de los Ajustadores y en la incorporación de la personalidad a su circuito, el Padre actúa solo, pero en el contacto de las fuerzas espirituales con los seres inteligentes utiliza los espíritus y las personalidades del Hijo Eterno y del Espíritu Infinito. Está espiritualmente presente a voluntad, y de igual manera, con el Hijo o con el Actor Conjunto; está presente con el Hijo y en el Espíritu. El Padre está presente con toda seguridad en todas partes, y nosotros discernimos su presencia por y a través de todas estas fuerzas, influencias y presencias diversas pero asociadas.
8:5.3 (95.6) En vuestras escrituras sagradas, el término Espíritu de Dios parece haber sido empleado para designar indistintamente tanto al Espíritu Infinito del Paraíso como al Espíritu Creativo de vuestro universo local. El Espíritu Santo es el circuito espiritual de esta Hija Creativa del Espíritu Infinito del Paraíso. El Espíritu Santo es un circuito autóctono de cada universo local y está limitado al ámbito espiritual de esa creación; pero el Espíritu Infinito es omnipresente.
8:5.4 (95.7) Existen muchas influencias espirituales, y todas funcionan como una sola. Incluso el trabajo de los Ajustadores del Pensamiento, aunque es independiente de todas las otras influencias, coincide invariablemente con el ministerio espiritual de las influencias combinadas del Espíritu Infinito y del Espíritu Madre de un universo local. Estas presencias espirituales, tal como funcionan en la vida de los urantianos, no se pueden separar. Actúan en vuestra mente y sobre vuestra alma como un solo espíritu, a pesar de sus orígenes diversos. Y a medida que experimentáis este ministerio espiritual unido, para vosotros se convierte en la influencia del Supremo, «que siempre es capaz de evitar que falléis y de presentaros irreprochables ante vuestro Padre en las alturas».
8:5.5 (96.1) Recordad siempre que el Espíritu Infinito es el Actor Conjunto; tanto el Padre como el Hijo actúan en él y a través de él; está presente no sólo como él mismo, sino también como Padre y como Hijo, y como Padre-Hijo. En reconocimiento de este hecho y por muchas razones adicionales, a la presencia espiritual del Espíritu Infinito se la califica a menudo de «el espíritu de Dios».
8:5.6 (96.2) También sería coherente referirse a la coordinación de todo el ministerio espiritual como el espíritu de Dios, porque esta coordinación es realmente la unión de los espíritus de Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu y Dios Séptuple — el espíritu mismo de Dios Supremo.
8:6.1 (96.3) No permitáis que la donación tan difundida y la extensa distribución de la Fuente-Centro Tercera oscurezcan o disminuyan de otra manera el hecho de su personalidad. El Espíritu Infinito es una presencia universal, una acción eterna, un poder cósmico, una influencia sagrada y una mente universal; es todo esto e infinitamente más, pero es también una verdadera personalidad divina.
8:6.2 (96.4) El Espíritu Infinito es una personalidad completa y perfecta, el coordinado y el igual divino del Padre Universal y del Hijo Eterno. El Creador Conjunto es tan real y visible para las inteligencias superiores de los universos como el Padre y el Hijo; en verdad lo es más, porque es el Espíritu el que todos los ascendentes deben alcanzar antes de poder acercarse al Padre a través del Hijo.
8:6.3 (96.5) El Espíritu Infinito, la Tercera Persona de la Deidad, posee todos los atributos que vosotros asociáis con la personalidad. El Espíritu está dotado de una mente absoluta: «El Espíritu sondea todas las cosas, incluso las cosas profundas de Dios». El Espíritu no sólo está dotado de mente, sino también de voluntad. A propósito de la concesión de sus dones, está escrito: «Pero todas estas cosas las hace el solo y mismo Espíritu, repartiendo a cada cual individualmente y como él quiere».
8:6.4 (96.6) «El amor del Espíritu» es real, como lo son también sus tristezas; por ello, «no aflijáis al Espíritu de Dios». Cuando observamos al Espíritu Infinito, ya sea como una Deidad del Paraíso o como el Espíritu Creativo de un universo local, descubrimos que el Creador Conjunto no es solamente la Fuente-Centro Tercera sino también una persona divina. Esta personalidad divina reacciona también ante el universo como una persona. El Espíritu os dice: «Aquel que tenga oídos, que escuche lo que dice el Espíritu». «El Espíritu mismo intercede por vosotros». El Espíritu ejerce una influencia personal y directa sobre los seres creados, «porque todos aquellos que son conducidos por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios».
8:6.5 (96.7) Aunque contemplemos el fenómeno del ministerio del Espíritu Infinito en los mundos lejanos del universo de universos, aunque imaginemos a esta misma Deidad coordinadora actuando en, y por medio de, las legiones incalculables de los múltiples seres que tienen su origen en la Fuente-Centro Tercera, aunque reconozcamos la omnipresencia del Espíritu, sin embargo seguimos afirmando que esta misma Fuente-Centro Tercera es una persona, el Creador Conjunto de todas las cosas, de todos los seres y de todos los universos.
8:6.6 (96.8) En la administración de los universos, el Padre, el Hijo y el Espíritu están perfecta y eternamente interasociados. Aunque cada uno de ellos está consagrado a un ministerio personal hacia toda la creación, los tres están divina y absolutamente entrelazados en un servicio de creación y de control que los convierte para siempre en uno solo.
8:6.7 (97.1) En la persona del Espíritu Infinito, el Padre y el Hijo están siempre mutuamente presentes con una perfección incalificada, porque el Espíritu se parece al Padre y se parece al Hijo, y también se parece al Padre y al Hijo, ya que los dos son eternamente uno solo.
8:6.8 (97.2) [Presentado en Urantia por un Consejero Divino de Uversa, encargado por los Ancianos de los Días de describir la naturaleza y el trabajo del Espíritu Infinito.]
El libro de Urantia
Documento 9
9:0.1 (98.1) CUANDO el Padre Universal y el Hijo Eterno se unieron para personalizarse en presencia del Paraíso, se produjo una cosa extraña. Nada, en esta situación de la eternidad, inducía a presagiar que el Actor Conjunto se personalizaría como una espiritualidad ilimitada, coordinada con la mente absoluta y dotada de prerrogativas únicas para manipular la energía. Su nacimiento termina de liberar al Padre de las cadenas de la perfección centralizada y de las trabas del absolutismo de la personalidad. Esta liberación está manifestada en el asombroso poder del Creador Conjunto para crear seres bien adaptados que servirán como espíritus ministrantes incluso a las criaturas materiales de los universos que evolucionarán posteriormente.
9:0.2 (98.2) El Padre es infinito en amor y en volición, en pensamiento y en propósito espirituales; es el sostén universal. El Hijo es infinito en sabiduría y en verdad, en expresión y en interpretación espirituales; es el revelador universal. El Paraíso es infinito en potencial para dotar de fuerza y en capacidad para dominar la energía; es el estabilizador universal. El Actor Conjunto posee prerrogativas únicas de síntesis, una capacidad infinita para coordinar todas las energías existentes en el universo, todos los espíritus reales del universo y todos los verdaderos intelectos del universo; la Fuente-Centro Tercera es el unificador universal de las múltiples energías y de las diversas creaciones que han aparecido como resultado del plan divino y del propósito eterno del Padre Universal.
9:0.3 (98.3) El Espíritu Infinito, el Creador Conjunto, es un ministro universal y divino. El Espíritu administra sin cesar la misericordia del Hijo y el amor del Padre, en armonía con la justicia estable, invariable y recta de la Trinidad del Paraíso. Su influencia y sus personalidades siempre están cerca de vosotros; os conocen realmente y os comprenden verdaderamente.
9:0.4 (98.4) En todos los universos, los agentes del Actor Conjunto manipulan sin cesar las fuerzas y las energías de todo el espacio. Al igual que la Fuente-Centro Primera, el Centro Tercero es sensible tanto a lo espiritual como a lo material. El Actor Conjunto es la revelación de la unidad de Dios, en quien todas las cosas consisten — cosas, significados y valores; energías, mentes y espíritus.
9:0.5 (98.5) El Espíritu Infinito impregna todo el espacio; habita el círculo de la eternidad; y el Espíritu, al igual que el Padre y el Hijo, es perfecto e invariable — absoluto.
9:1.1 (98.6) A la Fuente-Centro Tercera se le conoce por muchos nombres, y todos ellos designan relaciones y reconocen funciones: como Dios Espíritu, es la personalidad coordinada y el divino igual de Dios Hijo y de Dios Padre. Como Espíritu Infinito, es una influencia espiritual omnipresente. Como Manipulador Universal, es el antepasado de las criaturas que controlan el poder, y el activador de las fuerzas cósmicas del espacio. Como Actor Conjunto, es el representante colectivo y el ejecutivo de la asociación compuesta por el Padre y el Hijo. Como Mente Absoluta, es la fuente de la donación del intelecto en todos los universos. Como Dios de Acción, es el antepasado aparente del movimiento, del cambio y de las relaciones.
9:1.2 (99.1) Algunos atributos de la Fuente-Centro Tercera proceden del Padre, otros del Hijo, pero se observa que existen otros atributos que no están activa y personalmente presentes ni en el Padre ni en el Hijo — unos atributos que difícilmente se pueden explicar salvo suponiendo que la asociación Padre-Hijo, que eterniza a la Fuente-Centro Tercera, ejerce sus funciones de manera coherente en consonancia con el hecho eterno de la absolutidad del Paraíso, y en reconocimiento de dicho hecho. El Creador Conjunto personifica la plenitud de los conceptos combinados e infinitos de la Primera y de la Segunda Personas de la Deidad.
9:1.3 (99.2) Cuando imagináis al Padre como un creador original y al Hijo como un administrador espiritual, deberíais pensar en la Fuente-Centro Tercera como en un coordinador universal, un ministro que coopera de manera ilimitada. El Actor Conjunto es el que pone en correlación toda la realidad manifestada; es la Deidad depositaria del pensamiento del Padre y de la palabra del Hijo, y cuando actúa, es eternamente respetuoso con la absolutidad material de la Isla central. La Trinidad del Paraíso ha decretado la orden universal del progreso, y la providencia de Dios es el ámbito del Creador Conjunto y del Ser Supremo en evolución. Ninguna realidad manifestada o en vías de manifestarse puede eludir una relación final con la Fuente-Centro Tercera.
9:1.4 (99.3) El Padre Universal preside los dominios de la preenergía, del preespíritu y de la personalidad; el Hijo Eterno domina las esferas de las actividades espirituales; la presencia de la Isla del Paraíso unifica el dominio de la energía física y del poder que se materializa; el Actor Conjunto actúa no solamente como un espíritu infinito que representa al Hijo, sino también como manipulador universal de las fuerzas y de las energías del Paraíso, trayendo así a la existencia a la mente universal y absoluta. El Actor Conjunto ejerce su actividad en todo el gran universo como una personalidad verdadera y bien diferenciada, especialmente en las esferas superiores de los valores espirituales, de las relaciones entre la energía y la materia, y de los verdaderos significados mentales. Ejerce sus funciones específicamente en cualquier momento y lugar donde la energía y el espíritu se asocian e interactúan; domina todas las reacciones con la mente, ejerce un gran poder en el mundo espiritual y efectúa una poderosa influencia sobre la energía y la materia. La Fuente Tercera expresa en todo momento la naturaleza de la Fuente-Centro Primera.
9:1.5 (99.4) La Fuente-Centro Tercera comparte de manera perfecta y sin restricciones la omnipresencia de la Fuente-Centro Primera, y a veces se le llama el Espíritu Omnipresente. El Dios de la mente comparte de una forma especial y muy personal la omnisciencia del Padre Universal y de su Hijo Eterno; el conocimiento del Espíritu es profundo y completo. El Creador Conjunto manifiesta ciertas fases de la omnipotencia del Padre Universal, pero sólo es realmente omnipotente en el ámbito de la mente. La Tercera Persona de la Deidad es el centro intelectual y el administrador universal de los dominios de la mente; en esto es absoluto — su soberanía es incalificada.
9:1.6 (99.5) El Actor Conjunto parece estar motivado por la asociación Padre-Hijo, pero todos sus actos parecen reconocer la relación Padre-Paraíso. A veces, y en ciertas funciones, parece compensar el desarrollo incompleto de las Deidades experienciales — Dios Supremo y Dios Último.
9:1.7 (100.1) Y en esto reside un misterio infinito: el Infinito reveló simultáneamente su infinidad en el Hijo y bajo la forma del Paraíso, y entonces surge a la existencia un ser igual a Dios en divinidad, que refleja la naturaleza espiritual del Hijo y es capaz de activar el arquetipo del Paraíso, un ser provisionalmente subordinado en soberanía, pero aparentemente el más polifacético, de muchas maneras, en la acción. Esta superioridad aparente en la acción se revela en un atributo de la Fuente-Centro Tercera que es superior incluso a la gravedad física — la manifestación universal de la Isla del Paraíso.
9:1.8 (100.2) Además de este supercontrol de la energía y de las cosas físicas, el Espíritu Infinito está magníficamente dotado de esos atributos de paciencia, de misericordia y de amor que se revelan tan exquisitamente en su ministerio espiritual. El Espíritu es supremamente competente para dar amor y eclipsar la justicia con la misericordia. Dios Espíritu posee toda la bondad celestial y todo el afecto misericordioso del Hijo Original y Eterno. El universo de vuestro origen se está forjando entre el yunque de la justicia y el martillo del sufrimiento; pero aquellos que manejan el martillo son los hijos de la misericordia, la progenitura espiritual del Espíritu Infinito.
9:2.1 (100.3) Dios es espíritu en un sentido triple: él mismo es espíritu; en su Hijo aparece como un espíritu sin restricción y en el Actor Conjunto como un espíritu aliado a la mente. Además de estas realidades espirituales, creemos discernir unos niveles de fenómenos espirituales experienciales — los espíritus del Ser Supremo, de la Deidad Última y del Absoluto de la Deidad.
9:2.2 (100.4) El Espíritu Infinito complementa al Hijo Eterno como el Hijo complementa al Padre Universal. El Hijo Eterno es una personalización espiritualizada del Padre; el Espíritu Infinito es una espiritualización personalizada del Hijo Eterno y del Padre Universal.
9:2.3 (100.5) Existen muchas líneas ilimitadas de fuerza espiritual y muchas fuentes de poder supermaterial que conectan directamente a la población de Urantia con las Deidades del Paraíso. Existe la conexión directa de los Ajustadores del Pensamiento con el Padre Universal, la influencia general del impulso de la gravedad espiritual del Hijo Eterno, y la presencia espiritual del Creador Conjunto. Existe una diferencia de función entre el espíritu del Hijo y el espíritu del Espíritu. En su ministerio espiritual, la Tercera Persona puede ejercer su actividad como mente más espíritu, o como espíritu solamente.
9:2.4 (100.6) Además de estas presencias paradisiacas, los urantianos se benefician de las influencias y de las actividades espirituales del universo local y del superuniverso, con su serie casi interminable de personalidades amorosas que conducen siempre a los seres con intenciones sinceras y honrados de corazón hacia arriba y hacia dentro, hacia los ideales de la divinidad y la meta de la perfección suprema.
9:2.5 (100.7) Conocemos la presencia del espíritu universal del Hijo Eterno — podemos reconocerla de manera inequívoca. Incluso el hombre mortal puede conocer la presencia del Espíritu Infinito, la Tercera Persona de la Deidad, porque las criaturas materiales pueden experimentar realmente la beneficencia de esta influencia divina que actúa bajo la forma del Espíritu Santo del universo local que es otorgado a las razas de la humanidad. Los seres humanos también pueden volverse conscientes en cierta medida del Ajustador, la presencia impersonal del Padre Universal. Todos estos espíritus divinos que trabajan por la elevación y la espiritualización del hombre actúan al unísono y en perfecta cooperación. Se comportan como uno solo en la aplicación espiritual de los planes para que los mortales asciendan y alcancen la perfección.
9:3.1 (101.1) La Isla del Paraíso es la fuente y la sustancia de la gravedad física; y esto debería ser suficiente para informaros de que la gravedad es una de las cosas más reales y eternamente fiables en todo el universo de universos físico. La gravedad no se puede modificar ni anular, excepto por parte de las fuerzas y energías patrocinadas conjuntamente por el Padre y el Hijo, las cuales han sido confiadas a la persona de la Fuente-Centro Tercera, con el que están funcionalmente asociadas.
9:3.2 (101.2) El Espíritu Infinito posee un poder único y asombroso — la antigravedad. Este poder no está presente de manera funcional (observable) ni en el Padre ni en el Hijo. Esta capacidad inherente a la Fuente Tercera de resistir a la atracción de la gravedad material se revela en las reacciones personales del Actor Conjunto ante ciertas fases de las relaciones universales. Y este atributo único es transmisible a algunas personalidades superiores del Espíritu Infinito.
9:3.3 (101.3) La antigravedad puede anular la gravedad dentro de un marco local; lo hace mediante el ejercicio de una presencia de fuerza equivalente. Sólo funciona con relación a la gravedad material, y no es una acción de la mente. El fenómeno de un giroscopio resistiéndose a la gravedad es un buen ejemplo del efecto de la antigravedad, pero no sirve para ilustrar la causa de la antigravedad.
9:3.4 (101.4) El Actor Conjunto muestra además otros poderes que pueden trascender la fuerza y neutralizar la energía. Estos poderes funcionan aminorando la velocidad de la energía hasta el punto de la materialización, y mediante otras técnicas desconocidas por vosotros.
9:3.5 (101.5) El Creador Conjunto no es la energía, ni la fuente de la energía, ni el destino de la energía; es el manipulador de la energía. El Creador Conjunto es acción — movimiento, cambio, modificación, coordinación, estabilización y equilibrio. Las energías sometidas al control directo o indirecto del Paraíso son sensibles por naturaleza a los actos de la Fuente-Centro Tercera y de sus múltiples agentes.
9:3.6 (101.6) El universo de universos está penetrado por las criaturas de la Fuente-Centro Tercera que controlan el poder: controladores físicos, directores del poder, centros del poder y otros representantes del Dios de Acción que tienen que ver con la regulación y la estabilización de las energías físicas. Todas estas criaturas únicas en cuanto a sus funciones físicas poseen atributos variables para controlar el poder, tales como la antigravedad, que utilizan en sus esfuerzos por establecer el equilibrio físico de la materia y de las energías del gran universo.
9:3.7 (101.7) Todas estas actividades materiales del Dios de Acción parecen relacionar su obra con la Isla del Paraíso, y en verdad todos los agentes encargados del poder son respetuosos con la absolutidad de la Isla eterna, e incluso dependen de ésta. Pero el Actor Conjunto no actúa por el Paraíso ni en respuesta al Paraíso. Actúa personalmente por el Padre y el Hijo. El Paraíso no es una persona. Todas las actividades no personales, impersonales y distintas a las no personales de la Fuente-Centro Tercera son actos volitivos del Actor Conjunto mismo; no son reflejos, derivaciones ni repercusiones de nada ni de nadie.
9:3.8 (101.8) El Paraíso es el arquetipo de la infinidad; el Dios de Acción es el activador de ese arquetipo. El Paraíso es el punto de apoyo material de la infinidad; los agentes de la Fuente-Centro Tercera son las palancas inteligentes que motivan el nivel material e inyectan la espontaneidad en el mecanismo de la creación física.
9:4.1 (102.1) La Fuente-Centro Tercera posee una naturaleza intelectual que es distinta de sus atributos físicos y espirituales. Es difícil ponerse en contacto con esta naturaleza, pero ésta es asociable — intelectualmente, aunque no de manera personal. En los niveles donde funciona la mente, se la puede distinguir de los atributos físicos y del carácter espiritual de la Tercera Persona, pero para las personalidades que tratan de discernirla, esta naturaleza no actúa nunca independientemente de las manifestaciones físicas o espirituales.
9:4.2 (102.2) La mente absoluta es la mente de la Tercera Persona; es inseparable de la personalidad de Dios Espíritu. En los seres que desempeñan su actividad, la mente no está separada de la energía o del espíritu, o de los dos. La mente no es inherente a la energía; la energía es receptiva y sensible a la mente; la mente puede ser superpuesta a la energía, pero la conciencia no es inherente al nivel puramente material. No es preciso que la mente sea añadida al espíritu puro, porque el espíritu es consciente de manera innata y capaz de identificar. El espíritu es siempre inteligente, de alguna forma está dotado de mente. Puede tratarse de este o de aquel tipo de mente, puede tratarse de una premente o de una supermente, e incluso de una mente espiritual, pero la facultad en cuestión equivale a pensar y a conocer. La perspicacia del espíritu trasciende, sobreviene y es teóricamente anterior a la conciencia de la mente.
9:4.3 (102.3) El Creador Conjunto sólo es absoluto en el ámbito de la mente, en el terreno de la inteligencia universal. La mente de la Fuente-Centro Tercera es infinita; trasciende por completo los circuitos mentales activos y funcionales del universo de universos. La dotación mental de los siete superuniversos procede de los Siete Espíritus Maestros, las personalidades primarias del Creador Conjunto. Estos Espíritus Maestros distribuyen la mente por el gran universo bajo la forma de mente cósmica, y vuestro universo local está impregnado de la variante nebadónica del tipo de mente cósmica de Orvonton.
9:4.4 (102.4) La mente infinita ignora el tiempo, la mente última trasciende el tiempo, la mente cósmica está condicionada por el tiempo. Y lo mismo sucede con el espacio: la Mente Infinita es independiente del espacio, pero a medida que se desciende desde el nivel infinito hasta los niveles de los ayudantes de la mente, el intelecto debe tener cada vez más en cuenta el hecho y las limitaciones del espacio.
9:4.5 (102.5) La fuerza cósmica reacciona a la mente al igual que la mente cósmica reacciona al espíritu. El espíritu es el propósito divino, y la mente espiritual es el propósito divino en acción. La energía es una cosa, la mente es un significado, el espíritu es un valor. Incluso en el tiempo y el espacio, la mente establece esas relaciones relativas entre la energía y el espíritu que sugieren su parentesco mutuo en la eternidad.
9:4.6 (102.6) La mente transmuta los valores del espíritu en los significados del intelecto; la volición tiene el poder de hacer que los significados de la mente fructifiquen tanto en los dominios materiales como en los espirituales. La ascensión al Paraíso implica un crecimiento relativo y diferencial en espíritu, mente y energía. La personalidad es la unificadora de estos componentes de la individualidad experiencial.
9:5.1 (102.7) La mente de la Fuente-Centro Tercera es infinita. Si el universo tuviera que crecer hasta la infinidad, su potencial mental continuaría siendo adecuado para dotar a un número ilimitado de criaturas de una mente apropiada y de otros requisitos previos del intelecto.
9:5.2 (102.8) En el ámbito de la mente creada, la Tercera Persona, con sus asociados coordinados y subordinados, gobierna de manera suprema. El campo de la mente de las criaturas tiene su origen exclusivo en la Fuente-Centro Tercera; él es el que concede la mente. Incluso a los fragmentos del Padre les resulta imposible habitar la mente de los hombres hasta que el camino no ha sido debidamente preparado para ellos mediante la acción mental y la actividad espiritual del Espíritu Infinito.
9:5.3 (103.1) La característica excepcional de la mente es que puede ser conferida a una gran variedad de vida. A través de sus creadores y de sus criaturas asociadas, la Fuente-Centro Tercera aporta su ministerio a todas las mentes en todas las esferas. Aporta su ministerio a los intelectos humanos y subhumanos a través de los ayudantes de los universos locales y, por mediación de los controladores físicos, aporta incluso su ministerio a las entidades más inferiores de los tipos más primitivos de seres vivos incapaces de experimentar. La dirección de la mente es siempre un ministerio de las personalidades dotadas de una mente asociada al espíritu o de una mente asociada a la energía.
9:5.4 (103.2) Puesto que la Tercera Persona de la Deidad es la fuente de la mente, es perfectamente natural que a las criaturas volitivas evolutivas les resulte más fácil formarse unos conceptos comprensibles sobre el Espíritu Infinito que sobre el Hijo Eterno o el Padre Universal. La realidad del Creador Conjunto se revela imperfectamente en la existencia misma de la mente humana. El Creador Conjunto es el antecesor de la mente cósmica, y la mente del hombre es un circuito individualizado, una porción impersonal, de esa mente cósmica tal como es otorgada en un universo local por una Hija Creativa de la Fuente-Centro Tercera.
9:5.5 (103.3) Puesto que la Tercera Persona es la fuente de la mente, no os atreváis a suponer que todos los fenómenos mentales son divinos. El intelecto humano está enraizado en el origen material de las razas animales. La inteligencia en el universo no es una verdadera revelación de Dios, que es mente, como la naturaleza física tampoco es una verdadera revelación de la belleza y la armonía del Paraíso. La perfección está en la naturaleza, pero la naturaleza no es perfecta. El Creador Conjunto es la fuente de la mente, pero la mente no es el Creador Conjunto.
9:5.6 (103.4) En Urantia, la mente es un término medio entre la esencia de la perfección del pensamiento y la mentalidad evolutiva de vuestra naturaleza humana inmadura. El plan concebido para vuestra evolución intelectual es en verdad de una perfección sublime, pero estáis muy lejos de esa meta divina mientras ejercéis vuestra actividad en el tabernáculo de la carne. La mente es realmente de origen divino, y tiene de hecho un destino divino, pero vuestra mente humana no tiene todavía una dignidad divina.
9:5.7 (103.5) Muy a menudo, demasiado a menudo, desfiguráis vuestra mente con la falta de sinceridad y la marchitáis con la injusticia; la sometéis al miedo animal y la desvirtuáis con ansiedades inútiles. Por lo tanto, aunque la fuente de la mente sea divina, la mente, tal como la conocéis en vuestro mundo ascensional, difícilmente puede convertirse en el objeto de una gran admiración, y mucho menos de adoración o de culto. La contemplación del intelecto humano inmaduro e inactivo sólo debería conducir a reacciones de humildad.
9:6.1 (103.6) La Fuente-Centro Tercera, la inteligencia universal, es personalmente consciente de cada mente, de cada intelecto, en toda la creación, y mantiene un contacto personal y perfecto con todas estas criaturas físicas, morontiales y espirituales dotadas de mente en los extensos universos. Todas estas actividades mentales están incluidas en el circuito absoluto de la gravedad mental que se encuentra focalizado en la Fuente-Centro Tercera y que forma parte de la conciencia personal del Espíritu Infinito.
9:6.2 (103.7) Al igual que el Padre tira de todas las personalidades hacia él, y que el Hijo atrae toda la realidad espiritual, el Actor Conjunto ejerce un poder de atracción sobre todas las mentes; domina y controla sin restricción el circuito mental universal. Todos los valores intelectuales auténticos y verdaderos, todos los pensamientos divinos y todas las ideas perfectas son infaliblemente atraídos hacia este circuito absoluto de la mente.
9:6.3 (104.1) La gravedad mental puede funcionar independientemente de la gravedad material y de la espiritual, pero en cualquier momento y lugar en que estas dos últimas entran en contacto, la gravedad mental funciona siempre. Cuando las tres están asociadas, la gravedad de la personalidad puede abrazar a la criatura material — física o morontial, finita o absonita. Pero independientemente de esto, el don de la mente, incluso a los seres impersonales, los capacita para pensar y los dota de conciencia a pesar de la ausencia total de personalidad.
9:6.4 (104.2) Sin embargo, la individualidad con dignidad de personalidad, humana o divina, inmortal o potencialmente inmortal, no tiene su origen ni en el espíritu, ni en la mente ni en la materia; es el don del Padre Universal. La interacción de la gravedad espiritual, mental y material tampoco es un requisito previo para la aparición de la gravedad de la personalidad. El circuito del Padre puede abrazar a un ser mental-material que es insensible a la gravedad espiritual, o puede incluir a un ser mental-espiritual que es insensible a la gravedad material. El funcionamiento de la gravedad de la personalidad es siempre un acto volitivo del Padre Universal.
9:6.5 (104.3) Aunque la mente está asociada a la energía en los seres puramente materiales, y asociada al espíritu en las personalidades puramente espirituales, innumerables órdenes de personalidades, incluyendo a los humanos, poseen una mente que está asociada tanto a la energía como al espíritu. Los aspectos espirituales de la mente de las criaturas reaccionan infaliblemente a la atracción de la gravedad espiritual del Hijo Eterno; las formas materiales reaccionan al impulso gravitatorio del universo material.
9:6.6 (104.4) Cuando la mente cósmica no está asociada ni a la energía ni al espíritu, tampoco está sometida a las exigencias gravitatorias de los circuitos materiales o espirituales. La mente pura sólo está sometida a la atracción gravitatoria universal del Actor Conjunto. La mente pura es la pariente más cercana de la mente infinita, y la mente infinita (la coordinada teórica de los absolutos del espíritu y de la energía) es aparentemente una ley en sí misma.
9:6.7 (104.5) Cuanto mayor es la divergencia entre el espíritu y la energía, mayor es la función observable de la mente; cuanto menor es la diversidad entre la energía y el espíritu, menor es la función observable de la mente. La función máxima de la mente cósmica se encuentra aparentemente en los universos temporales del espacio. La mente parece funcionar aquí en una zona intermedia entre la energía y el espíritu, pero esto no es cierto en lo que se refiere a los niveles superiores de la mente; en el Paraíso, la energía y el espíritu son esencialmente una sola cosa.
9:6.8 (104.6) El circuito de la gravedad mental es fiable; emana de la Tercera Persona de la Deidad del Paraíso, pero no toda la función observable de la mente es previsible. Paralelamente a este circuito mental, en toda la creación conocida existe una presencia poco comprendida cuya función no es previsible. Creemos que esta imprevisibilidad se puede atribuir en parte a la función del Absoluto Universal. No sabemos en qué consiste esta función; sólo podemos conjeturar qué es lo que la pone en movimiento; y en lo que concierne a su relación con las criaturas, sólo podemos especular.
9:6.9 (104.7) Algunas fases de la imprevisibilidad de la mente finita pueden deberse al estado incompleto del Ser Supremo, y existe una extensa zona de actividad donde el Actor Conjunto y el Absoluto Universal quizás pueden ser tangentes. Hay muchas cosas que se desconocen acerca de la mente, pero estamos seguros de esto: el Espíritu Infinito es la expresión perfecta de la mente del Creador para todas las criaturas; el Ser Supremo es la expresión evolutiva de las mentes de todas las criaturas para su Creador.
9:7.1 (105.1) El Actor Conjunto es capaz de coordinar todos los niveles de la realidad universal de tal manera que hace posible el reconocimiento simultáneo de lo mental, lo material y lo espiritual. Éste es el fenómeno de la reflectividaduniversal, ese poder único e inexplicable para ver, oír, sentir y conocer todas las cosas a medida que suceden en todo un superuniverso, y luego focalizar por reflectividad toda esta información y todo este conocimiento en un punto deseado cualquiera. La acción de la reflectividad se manifiesta a la perfección en cada uno de los mundos sede de los siete superuniversos. Funciona también en todos los sectores de los superuniversos y dentro de las fronteras de los universos locales. La reflectividad se focaliza finalmente en el Paraíso.
9:7.2 (105.2) El fenómeno de la reflectividad, tal como se puede observar en las acciones asombrosas de las personalidades reflectantes estacionadas en los mundos sede de los superuniversos, representa la interasociación más compleja de todas las fases de existencia que se pueden encontrar en toda la creación. Las líneas del espíritu se pueden hacer remontar hasta el Hijo, la energía física hasta el Paraíso, y la mente hasta la Fuente Tercera; pero en el fenómeno extraordinario de la reflectividad universal existe una unificación única y excepcional de las tres, que están asociadas así para permitir que los gobernantes del universo conozcan instantáneamente las circunstancias lejanas en el momento mismo en que se producen.
9:7.3 (105.3) Comprendemos una gran parte de la técnica de la reflectividad, pero hay muchas fases que nos desconciertan realmente. Sabemos que el Actor Conjunto es el centro universal del circuito mental, que es el antecesor de la mente cósmica, y que la mente cósmica funciona bajo la dominación de la gravedad mental absoluta de la Fuente-Centro Tercera. Sabemos además que los circuitos de la mente cósmica influyen sobre los niveles intelectuales de todas las existencias conocidas; contienen las noticias universales del espacio, que están centradas con toda seguridad en los Siete Espíritus Maestros y convergen en la Fuente-Centro Tercera.
9:7.4 (105.4) La relación entre la mente cósmica finita y la mente divina absoluta parece estar evolucionando en la mente experiencial del Supremo. Se nos enseña que en los albores del tiempo, el Espíritu Infinito concedió esta mente experiencial al Supremo, y sospechamos que ciertas características del fenómeno de la reflectividad sólo se pueden explicar admitiendo la actividad de la Mente Suprema. Si el Supremo no está implicado en la reflectividad, no sabemos cómo explicar las complicadas actuaciones y las operaciones infalibles de esta conciencia del cosmos.
9:7.5 (105.5) La reflectividad parece ser la omnisciencia dentro de los límites de lo finito experiencial, y puede representar la aparición de la presencia-conciencia del Ser Supremo. Si esta suposición es cierta, entonces la utilización de la reflectividad en cualquiera de sus fases equivale a un contacto parcial con la conciencia del Supremo.
9:8.1 (105.6) El Espíritu Infinito posee el pleno poder de transmitir una gran parte de sus poderes y prerrogativas a sus personalidades y agentes coordinados y subordinados.
9:8.2 (105.7) El primer acto creativo del Espíritu Infinito como Deidad, actuando independientemente de la Trinidad pero asociado de alguna forma no revelada con el Padre y el Hijo, se personalizó en la existencia de los Siete Espíritus Maestros del Paraíso, los distribuidores del Espíritu Infinito para los universos.
9:8.3 (106.1) No existe ningún representante directo de la Fuente-Centro Tercera en la sede central de un superuniverso. Cada una de estas siete creaciones depende de uno de los Espíritus Maestros del Paraíso, que actúa a través de los siete Espíritus Reflectantes situados en la capital de cada superuniverso.
9:8.4 (106.2) La actividad creativa siguiente y continua del Espíritu Infinito se revela de vez en cuando en el acto de engendrar a los Espíritus Creativos. Cada vez que el Padre Universal y el Hijo Eterno se vuelven padres de un Hijo Creador, el Espíritu Infinito se convierte en el progenitor del Espíritu Creativo de un universo local, y dicho Espíritu se transforma en el íntimo asociado de ese Hijo Creador en toda la experiencia posterior de ese universo.
9:8.5 (106.3) Al igual que es necesario distinguir entre el Hijo Eterno y los Hijos Creadores, también es necesario diferenciar entre el Espíritu Infinito y los Espíritus Creativos, los coordinados de los Hijos Creadores en los universos locales. Un Espíritu Creativo representa para un universo local lo mismo que el Espíritu Infinito para la creación total.
9:8.6 (106.4) La Fuente-Centro Tercera está representada en el gran universo por una inmensa serie de espíritus ministrantes, mensajeros, educadores, jueces, ayudantes y consejeros, así como por los supervisores de ciertos circuitos de naturaleza física, morontial y espiritual. No todos estos seres son personalidades en el estricto sentido de la palabra. La personalidad perteneciente a la variedad de las criaturas finitas está caracterizada por:
9:8.7 (106.5) 1. La conciencia subjetiva de sí misma.
9:8.8 (106.6) 2. La reacción objetiva al circuito de personalidad del Padre.
9:8.9 (106.7) Existen personalidades de creadores y personalidades de criaturas, y además de estos dos tipos fundamentales, existen las personalidades de la Fuente-CentroTercera, unos seres que son personales para el Espíritu Infinito, pero que no son incondicionalmente personales para las criaturas. Estas personalidades de la Fuente Tercera no forman parte del circuito de personalidad del Padre. Las personalidades de la Fuente Primera y las personalidades de la Fuente Tercera pueden ponerse mutuamente en contacto; toda personalidad es contactable.
9:8.10 (106.8) El Padre concede la personalidad por su libre albedrío personal. Sólo podemos conjeturar por qué lo hace, y no sabemos cómo lo hace. Tampoco sabemos por qué la Fuente Tercera confiere la personalidad no procedente del Padre, pero el Espíritu Infinito hace esto en su propio nombre, en conjunción creativa con el Hijo Eterno y de numerosas maneras desconocidas para vosotros. El Espíritu Infinito puede actuar también por el Padre para conceder la personalidad de tipo Fuente Primera.
9:8.11 (106.9) Existen numerosos tipos de personalidades procedentes de la Fuente Tercera. El Espíritu Infinito concede la personalidad de tipo Fuente Tercera a numerosos grupos que no están incluidos en el circuito de personalidad del Padre, tales como algunos directores del poder. El Espíritu Infinito trata igualmente como personalidades a numerosos grupos de seres, tales como los Espíritus Creativos, que componen una clase por sí mismos en sus relaciones con las criaturas incluidas en el circuito del Padre.
9:8.12 (106.10) Tanto las personalidades de la Fuente Primera como las de la Fuente Tercera están dotadas de todo aquello que el hombre asocia con el concepto de la personalidad, e incluso de más aún; poseen una mente que abarca la memoria, la razón, el juicio, la imaginación creativa, la asociación de ideas, la decisión, la elección y numerosos poderes intelectuales adicionales totalmente desconocidos por los mortales. Con pocas excepciones, las órdenes que os han sido reveladas poseen una forma y una individualidad bien determinada; son seres reales. La mayoría de ellos son visibles para todas las órdenes de espíritus existentes.
9:8.13 (107.1) Incluso vosotros seréis capaces de ver a vuestros asociados espirituales de las órdenes inferiores tan pronto como seáis liberados de la visión limitada de vuestros ojos materiales actuales, y hayáis sido dotados de una forma morontial con su mayor sensibilidad a la realidad de las cosas espirituales.
9:8.14 (107.2) La familia funcional de la Fuente-Centro Tercera, tal como está revelada en estas narraciones, se divide en tres grandes grupos:
9:8.15 (107.3) I. Los Espíritus Supremos. Un grupo de origen compuesto que abarca, entre otras, a las órdenes siguientes:
9:8.16 (107.4) 1. Los Siete Espíritus Maestros del Paraíso.
9:8.17 (107.5) 2. Los Espíritus Reflectantes de los Superuniversos.
9:8.18 (107.6) 3. Los Espíritus Creativos de los Universos Locales.
9:8.19 (107.7) II. Los Directores del Poder. Un grupo de criaturas y de agentes de control que ejerce su actividad en todo el espacio organizado.
9:8.20 (107.8) III. Las Personalidades del Espíritu Infinito. Esta designación no implica necesariamente que estos seres sean personalidades de la Fuente Tercera, aunque algunos de ellos son únicos como criaturas volitivas. Habitualmente están agrupados en tres clasificaciones principales:
9:8.21 (107.9) 1. Las Personalidades Superiores del Espíritu Infinito.
9:8.22 (107.10) 2. Las Huestes de Mensajeros del Espacio.
9:8.23 (107.11) 3. Los Espíritus Ministrantes del Tiempo.
9:8.24 (107.12) Estos grupos sirven en el Paraíso, en el universo central o residencial y en los superuniversos, y engloban a las órdenes que ejercen su actividad en los universos locales, e incluso en las constelaciones, los sistemas y los planetas.
9:8.25 (107.13) Las personalidades espirituales de la inmensa familia del Espíritu Divino e Infinito están dedicadas para siempre al servicio del ministerio del amor de Dios y de la misericordia del Hijo hacia todas las criaturas inteligentes de los mundos evolutivos del tiempo y del espacio. Estos seres espirituales constituyen la escala viviente por la que el hombre mortal se eleva desde el caos hasta la gloria.
9:8.26 (107.14) [Revelado en Urantia por un Consejero Divino de Uversa, encargado por los Ancianos de los Días para describir la naturaleza y el trabajo del Espíritu Infinito.]
El libro de Urantia
Documento 10
10:0.1 (108.1) LA Trinidad Paradisiaca de las Deidades eternas facilita que el Padre pueda liberarse del absolutismo de la personalidad. La Trinidad asocia perfectamente la expresión ilimitada de la voluntad personal infinita de Dios con la absolutidad de la Deidad. El Hijo Eterno y los diversos Hijos de origen divino, junto con el Actor Conjunto y sus hijos universales, facilitan eficazmente que el Padre pueda liberarse de las limitaciones por lo demás inherentes a la primacía, la perfección, la invariabilidad, la eternidad, la universalidad, la absolutidad y la infinidad.
10:0.2 (108.2) La Trinidad del Paraíso asegura eficazmente la plena expresión y la revelación perfecta de la naturaleza eterna de la Deidad. Los Hijos Estacionarios de la Trinidad proporcionan igualmente una revelación plena y perfecta de la justicia divina. La Trinidad es la unidad de la Deidad, y esta unidad descansa eternamente sobre los fundamentos absolutos de la unidad divina de las tres personalidades originales, coordinadas y coexistentes: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu.
10:0.3 (108.3) Partiendo de la situación presente en el círculo de la eternidad, y mirando hacia atrás en el pasado interminable, sólo podemos descubrir una inevitabilidad ineludible en los asuntos del universo, y es la Trinidad del Paraíso. Creo que la Trinidad era inevitable. Cuando examino el pasado, el presente y el futuro del tiempo, considero que ninguna otra cosa en todo el universo de universos era inevitable. El universo maestro actual, visto en retrospectiva o en perspectiva, es impensable sin la Trinidad. Con la Trinidad del Paraíso, podemos admitir maneras alternativas o incluso formas múltiples de hacer todas las cosas, pero sin la Trinidad del Padre, el Hijo y el Espíritu somos incapaces de concebir cómo el Infinito podría lograr una personalización triple y coordinada ante la unidad absoluta de la Deidad. Ningún otro concepto de la creación está a la altura de los niveles de la Trinidad, donde el estado completo de la absolutidad inherente a la unidad de la Deidad está unido a la plenitud de la liberación volitiva inherente a la personalización triple de la Deidad.
10:1.1 (108.4) Parece ser que el Padre, allá por la eternidad, inauguró una política de profunda distribución de sí mismo. Hay algo inherente a la naturaleza desinteresada, amorosa y adorable del Padre Universal que le induce a reservarse solamente el ejercicio de aquellos poderes y de aquella autoridad que al parecer le resulta imposible delegar o conceder.
10:1.2 (108.5) El Padre Universal se ha despojado desde el principio de todas las parcelas de sí mismo que podía conferir a cualquier otro Creador o criatura. Ha delegado en sus Hijos divinos y en las inteligencias asociadas a ellos todo el poder y toda la autoridad que se podía delegar. Ha transferido realmente a sus Hijos Soberanos, en sus universos respectivos, todas las prerrogativas de autoridad administrativa que eran transferibles. En los asuntos de un universo local ha hecho a cada Hijo Creador Soberano tan perfecto, competente y con autoridad como el Hijo Eterno lo es en el universo central y original. Junto con la dignidad y la santidad que supone la posesión de la personalidad, ha distribuido, ha dado realmente todo de sí mismo y todos sus atributos, todas las cosas de las que posiblemente podía despojarse, de todas las maneras, en todas las épocas, en todos los lugares, a todas las personas y en todos los universos, salvo en el de su residencia central.
10:1.3 (109.1) La personalidad divina no es egocéntrica; la distribución de sí misma y el compartir la personalidad caracterizan la individualidad divina con libre albedrío. Las criaturas anhelan asociarse con otras criaturas personales; los Creadores se sienten inducidos a compartir la divinidad con sus hijos del universo; la personalidad del Infinito se revela bajo la forma de Padre Universal, el cual comparte la realidad de su ser y la igualdad de su yo con dos personalidades coordinadas, el Hijo Eterno y el Actor Conjunto.
10:1.4 (109.2) Para conocer la personalidad del Padre y sus atributos divinos, siempre dependeremos de las revelaciones del Hijo Eterno, porque cuando el acto conjunto de creación se llevó a cabo, cuando la Tercera Persona de la Deidad surgió a la existencia como personalidad y ejecutó los conceptos combinados de sus padres divinos, el Padre dejó de existir como personalidad incalificada. Con la aparición del Actor Conjunto y la materialización del núcleo central de la creación, tuvieron lugar ciertos cambios eternos. Dios se dio como personalidad absoluta a su Hijo Eterno. Así es como el Padre concede la «personalidad de la infinidad» a su Hijo unigénito, mientras que los dos otorgan la «personalidad conjunta» de su unión eterna al Espíritu Infinito.
10:1.5 (109.3) Por estas y otras razones que sobrepasan los conceptos de la mente finita, a las criaturas humanas les resulta extremadamente difícil comprender la infinita personalidad paternal de Dios, excepto tal como está revelada universalmente en el Hijo Eterno y, con el Hijo, es universalmente activa en el Espíritu Infinito.
10:1.6 (109.4) Puesto que los Hijos Paradisiacos de Dios visitan los mundos evolutivos y a veces incluso residen en ellos en la similitud de la carne mortal, y puesto que estas donaciones hacen posible que el hombre mortal pueda conocer realmente algo de la naturaleza y del carácter de la personalidad divina, las criaturas de las esferas planetarias deben recurrir pues a las donaciones de estos Hijos Paradisiacos para obtener una información segura y digna de confianza sobre el Padre, el Hijo y el Espíritu.
10:2.1 (109.5) El Padre se despoja, mediante la técnica de la trinitización, de esa personalidad espiritual incalificada que es el Hijo, pero al hacerlo, se constituye como Padre de este mismo Hijo, teniendo así la capacidad ilimitada de convertirse en el Padre divino de todos los tipos de criaturas volitivas inteligentes posteriormente creadas, existenciadas o personalizadas de otra manera. Como personalidadabsoluta e incalificada, el Padre sólo puede actuar bajo la forma del Hijo y con el Hijo, pero como Padre personal, continúa concediendo la personalidad a las multitudes diversas de los diferentes niveles de criaturas volitivas inteligentes, y mantiene para siempre unas relaciones personales de asociación amorosa con esta inmensa familia de hijos universales.
10:2.2 (109.6) Después de que el Padre hubo donado la plenitud de sí mismo a la personalidad de su Hijo, y cuando este acto de donación de sí mismo fue completo y perfecto, los asociados eternos recurrieron a la naturaleza y al poder infinitos que existen así en la unión Padre-Hijo, y confirieron conjuntamente las cualidades y los atributos que formaron a otro ser parecido a ellos; esta personalidad conjunta, el Espíritu Infinito, completa la personalización existencial de la Deidad.
10:2.3 (110.1) El Hijo es indispensable para la paternidad de Dios. El Espíritu es indispensable para la fraternidad entre la Segunda y la Tercera Personas. Tres personas forman un grupo social mínimo, pero ésta es la menor de todas las múltiples razones para creer en la inevitabilidad del Actor Conjunto.
10:2.4 (110.2) La Fuente-Centro Primera es la personalidad-padre infinita, la personalidad original ilimitada. El Hijo Eterno es el absoluto-personalidad incalificado, ese ser divino que permanece a través de todos los tiempos y de la eternidad como la revelación perfecta de la naturaleza personal de Dios. El Espíritu Infinito es la personalidad conjunta, la consecuencia personal única de la unión perpetua entre el Padre y el Hijo.
10:2.5 (110.3) La personalidad de la Fuente-Centro Primera es la personalidad de la infinidad menos la personalidad absoluta del Hijo Eterno. La personalidad de la Fuente-Centro Tercera es la consecuencia sobreañadida de la unión entre la personalidad liberada del Padre y la personalidad absoluta del Hijo.
10:2.6 (110.4) El Padre Universal, el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito son personas únicas; ninguno de ellos es una copia; cada cual es original; todos están unidos.
10:2.7 (110.5) Únicamente el Hijo Eterno experimenta la plenitud de las relaciones divinas de la personalidad, la conciencia tanto de su filiación con el Padre como de su paternidad con respecto al Espíritu, y su igualdad divina tanto con el Padre antecesor como con el Espíritu asociado. El Padre conoce la experiencia de tener un Hijo que es igual a él, pero el Padre no conoce antecedentes ancestrales. El Hijo Eterno tiene la experiencia de la filiación, el reconocimiento de un progenitor de su personalidad, y al mismo tiempo el Hijo es consciente de ser el padre conjunto del Espíritu Infinito. El Espíritu Infinito es consciente de la doble ascendencia de su personalidad, pero no es el padre de una personalidad coordinada de la Deidad. El ciclo existencial de la personalización de la Deidad alcanza su culminación con el Espíritu; las personalidades primarias de la Fuente-Centro Tercera son experienciales y su número es de siete.
10:2.8 (110.6) Tengo mi origen en la Trinidad del Paraíso. Conozco la Trinidad como Deidad unificada; sé también que el Padre, el Hijo y el Espíritu existen y actúan según sus capacidades personales definidas. Sé afirmativamente que no sólo actúan de manera personal y colectiva, sino que también coordinan sus acciones en diversas agrupaciones, de manera que al final ejercen su actividad en siete capacidades diferentes, individuales y plurales. Y puesto que estas siete asociaciones agotan las posibilidades de estas combinaciones de la divinidad, es inevitable que las realidades del universo aparezcan en siete variaciones de valores, de significados y de personalidad.
10:3.1 (110.7) A pesar de que hay una sola Deidad, existen tres personalizaciones verdaderas y divinas de la Deidad. En lo que se refiere a los Ajustadores divinos con los que los hombres han sido dotados, el Padre ha dicho: «Hagamos al hombre mortal a nuestra propia imagen». Esta referencia a los actos y a las actividades de una Deidad plural aparece repetidas veces en todas las escrituras urantianas, mostrando claramente que se reconoce la existencia y el trabajo de las tres Fuentes y Centros.
10:3.2 (110.8) Nos enseñan que el Hijo y el Espíritu mantienen con el Padre unas relaciones idénticas de igualdad en la asociación de la Trinidad. En la eternidad y como Deidades lo hacen sin duda alguna, pero en el tiempo y como personalidades revelan ciertamente unas relaciones de naturaleza muy diversa. Mirando desde el Paraíso hacia los universos, estas relaciones parecen muy similares, pero cuando son observadas desde los dominios del espacio, parecen totalmente diferentes.
10:3.3 (111.1) Los Hijos divinos son en verdad el «Verbo de Dios», pero los hijos del Espíritu son verdaderamente el «Acto de Dios». Dios habla a través del Hijo y, con el Hijo, actúa a través del Espíritu Infinito, mientras que en todas las actividades del universo, el Hijo y el Espíritu son exquisitamente fraternales y trabajan como dos hermanos iguales con admiración y amor por un Padre común venerado y divinamente respetado.
10:3.4 (111.2) El Padre, el Hijo y el Espíritu son ciertamente iguales en naturaleza, están coordinados en existencia, pero hay diferencias inequívocas en sus acciones universales, y cuando cada persona de la Deidad actúa sola, está aparentemente limitada en su absolutidad.
10:3.5 (111.3) Antes de despojarse voluntariamente de la personalidad, de los poderes y de los atributos que constituyen al Hijo y al Espíritu, el Padre Universal parece haber sido (considerado filosóficamente) una Deidad incalificada, absoluta e infinita. Pero esta Fuente-Centro Primera teórica sin un Hijo no podía ser considerada, en ningún sentido de la palabra, el Padre Universal; la paternidad no es real sin filiación. Además, para que el Padre haya sido absoluto en un sentido total, debe haber existido solo en algún momento eternamente lejano. Pero nunca ha tenido esa existencia solitaria; tanto el Hijo como el Espíritu son coeternos con el Padre. La Fuente-Centro Primera ha sido siempre, y siempre será, el Padre eterno del Hijo Original y, con el Hijo, el progenitor eterno del Espíritu Infinito.
10:3.6 (111.4) Observamos que el Padre se ha despojado de todas las manifestaciones directas de su absolutidad, excepto de la paternidad absoluta y de la volición absoluta. No sabemos si la volición es un atributo inalienable del Padre; sólo podemos observar que no se ha despojado de su volición. Esta infinidad de voluntad debe haber sido eternamente inherente a la Fuente-Centro Primera.
10:3.7 (111.5) Al concederle la absolutidad de la personalidad al Hijo Eterno, el Padre Universal se libera de las trabas del absolutismo de la personalidad, pero al hacer esto, toma una medida que le impide para siempre actuar solo como absoluto de la personalidad. Y con la personalización final de la Deidad coexistente — el Actor Conjunto — se produce la interdependencia trinitaria crítica de las tres personalidades divinas con relación al funcionamiento total de la Deidad en el sentido absoluto.
10:3.8 (111.6) Dios es el Absoluto-Padre de todas las personalidades del universo de universos. El Padre es personalmente absoluto en cuanto a su libertad de acción, pero en los universos del tiempo y del espacio ya creados, creándose y todavía por crearse, no se puede discernir que el Padre sea absoluto como Deidad total, salvo en la Trinidad del Paraíso.
10:3.9 (111.7) Fuera de Havona, la Fuente-Centro Primera ejerce su actividad en los universos fenoménicos de la manera siguiente:
10:3.10 (111.8) 1. Como creador, a través de los Hijos Creadores, sus nietos.
10:3.11 (111.9) 2. Como controlador, a través del centro de gravedad del Paraíso.
10:3.12 (111.10) 3. Como espíritu, a través del Hijo Eterno.
10:3.13 (111.11) 4. Como mente, a través del Creador Conjunto.
10:3.14 (111.12) 5. Como Padre, mantiene un contacto parental con todas las criaturas a través de su circuito de personalidad.
10:3.15 (111.13) 6. Como persona, actúa directamente en toda la creación por medio de sus fragmentos exclusivos — en el hombre mortal, mediante los Ajustadores del Pensamiento.
10:3.16 (111.14) 7. Como Deidad total, sólo ejerce su actividad en la Trinidad del Paraíso.
10:3.17 (112.1) Todas estas renuncias y delegaciones de jurisdicción por parte del Padre Universal son totalmente voluntarias y autoimpuestas. El Padre todopoderoso asume intencionalmente estas limitaciones de su autoridad en el universo.
10:3.18 (112.2) El Hijo Eterno parece actuar como uno solo con el Padre en todos los aspectos espirituales, salvo en la concesión de los fragmentos de Dios y en otras actividades prepersonales. El Hijo tampoco está íntimamente identificado con las actividades intelectuales de las criaturas materiales ni con las actividades energéticas de los universos materiales. Como absoluto, el Hijo ejerce su actividad como una persona y solamente en el ámbito del universo espiritual.
10:3.19 (112.3) El Espíritu Infinito es asombrosamente universal e increíblemente polifacético en todas sus operaciones. Actúa en las esferas de la mente, la materia y el espíritu. El Actor Conjunto representa la asociación Padre-Hijo, pero también actúa como él mismo. No está directamente relacionado con la gravedad física, la gravedad espiritual o el circuito de la personalidad, pero participa más o menos en todas las demás actividades del universo. Aunque depende aparentemente de tres controles gravitatorios existenciales y absolutos, el Espíritu Infinito parece ejercer tres supercontroles. Este triple don lo emplea de muchas maneras para trascender, y al parecer incluso para neutralizar, las manifestaciones de las fuerzas y de las energías primarias hasta las fronteras superúltimas de la absolutidad. En ciertas situaciones, estos supercontroles trascienden absolutamente incluso las manifestaciones primordiales de la realidad cósmica.
10:4.1 (112.4) De todas las asociaciones absolutas, la Trinidad del Paraíso (la primera triunidad) es única como asociación exclusiva de la Deidad personal. Dios sólo actúa como Dios con relación a Dios y a aquellos que pueden conocer a Dios, pero como Deidad absoluta sólo actúa en la Trinidad del Paraíso y con relación a la totalidad del universo.
10:4.2 (112.5) La Deidad eterna está perfectamente unificada; sin embargo, existen tres personas de la Deidad perfectamente individualizadas. La Trinidad del Paraíso hace posible la expresión simultánea de toda la diversidad de los rasgos de carácter y de los poderes infinitos de la Fuente-Centro Primera y sus eternos coordinados, y de toda la unidad divina de las funciones universales de la Deidad indivisa.
10:4.3 (112.6) La Trinidad es una asociación de personas infinitas que actúan en una capacidad no personal, pero sin estar en contra de la personalidad. El ejemplo es rudimentario, pero un padre, un hijo y un nieto podrían formar una entidad corporativa que sería no personal, pero que sin embargo estaría sujeta a sus voluntades personales.
10:4.4 (112.7) La Trinidad del Paraíso es real. Existe como la unión del Padre, del Hijo y del Espíritu bajo la forma de Deidad; sin embargo, el Padre, el Hijo o el Espíritu, o dos cualquiera de ellos, pueden ejercer su actividad con relación a esta misma Trinidad del Paraíso. El Padre, el Hijo y el Espíritu pueden colaborar de una manera no trinitaria, pero no como tres Deidades. Como personas pueden colaborar como escojan hacerlo, pero eso no es la Trinidad.
10:4.5 (112.8) Recordad siempre que aquello que lleva a cabo el Espíritu Infinito es la ocupación del Actor Conjunto. Tanto el Padre como el Hijo ejercen su actividad en él, a través de él y como él. Pero sería inútil tratar de dilucidar el misterio de la Trinidad: tres como uno y en uno, y uno como dos y actuando por dos.
10:4.6 (112.9) La Trinidad está tan relacionada con los asuntos del universo total que debemos contar con ella cuando intentamos explicar la totalidad de cualquier acontecimiento cósmico o relación de personalidad aislados. La Trinidad ejerce su actividad en todos los niveles del cosmos, y el hombre mortal está limitado al nivel finito; por eso el hombre debe contentarse con un concepto finito de la Trinidad como Trinidad.
10:4.7 (113.1) Como mortales en la carne, deberíais contemplar la Trinidad según vuestras luces individuales y en armonía con las reacciones de vuestra mente y de vuestra alma. Podéis saber muy pocas cosas sobre la absolutidad de la Trinidad, pero a medida que ascendáis hacia el Paraíso, os asombraréis muchas veces ante las revelaciones sucesivas y los descubrimientos inesperados sobre la supremacía y la ultimidad, si no sobre la absolutidad, de la Trinidad.
10:5.1 (113.2) Las Deidades personales tienen atributos, pero no es muy coherente decir que la Trinidad tiene atributos. Se puede considerar con más propiedad que esta asociación de seres divinos tiene funciones, tales como la administración de la justicia, las actitudes de totalidad, la acción coordinada y el supercontrol cósmico. Estas funciones son activamente supremas, últimas y (dentro de los límites de la Deidad) absolutas, en la medida en que conciernen a todas las realidades vivientes con valor de personalidad.
10:5.2 (113.3) Las funciones de la Trinidad del Paraíso no son simplemente la suma de la aparente dotación de divinidad del Padre, más aquellos atributos especializados que son únicos en la existencia personal del Hijo y del Espíritu. La asociación de las tres Deidades del Paraíso bajo la forma de Trinidad tiene como resultado la evolución, la existenciación y la divinización de unos nuevos significados, valores, poderes y capacidades para la revelación, la acción y la administración universales. Las asociaciones vivientes, las familias humanas, los grupos sociales o la Trinidad del Paraíso no aumentan mediante la simple suma aritmética. El potencial del grupo es siempre muy superior a la simple suma de los atributos de los individuos que lo componen.
10:5.3 (113.4) La Trinidad mantiene una actitud única, como Trinidad, hacia el universo total del pasado, del presente y del futuro. Y las funciones de la Trinidad se pueden examinar mejor en relación con las actitudes de la Trinidad hacia el universo. Dichas actitudes son simultáneas y pueden ser múltiples con respecto a cualquier situación o acontecimiento aislado:
10:5.4 (113.5) 1. Actitud hacia lo Finito. La limitación máxima que la Trinidad se impone es su actitud hacia lo finito. La Trinidad no es una persona, ni el Ser Supremo es una personalización exclusiva de la Trinidad, pero el Supremo es la máxima aproximación a una focalización de la Trinidad, bajo la forma del poder más la personalidad, que pueden comprender las criaturas finitas. Por eso cuando se habla de la Trinidad en relación con lo finito, a veces se la califica de Trinidad de Supremacía.
10:5.5 (113.6) 2. Actitud hacia lo Absonito. La Trinidad del Paraíso tiene consideración con aquellos niveles de existencia que son más que finitos pero menos que absolutos, y a esta relación se la denomina a veces Trinidad de Ultimidad. Ni el Último ni el Supremo representan totalmente a la Trinidad del Paraíso, pero en un sentido limitado y para sus niveles respectivos, cada uno de ellos parece representar a la Trinidad durante las eras prepersonales en que se desarrolla el poder experiencial.
10:5.6 (113.7) 3. La Actitud Absoluta de la Trinidad del Paraíso está en relación con las existencias absolutas y culmina en la acción de la Deidad total.
10:5.7 (113.8) La Trinidad Infinita supone la acción coordinada de todas las relaciones triunitarias de la Fuente-Centro Primera — no deificadas así como deificadas — y por eso es muy difícil de captar por las personalidades. Al examinar la Trinidad como infinita, no olvidéis las siete triunidades; así se pueden evitar ciertas dificultades de comprensión, y algunas paradojas se pueden resolver parcialmente.
10:5.8 (114.1) Pero no dispongo de un lenguaje que me permita transmitir a la mente humana limitada la verdad completa y el significado eterno de la Trinidad del Paraíso, ni la naturaleza de la interasociación interminable de los tres seres infinitamente perfectos.
10:6.1 (114.2) Toda ley tiene su origen en la Fuente-Centro Primera; él es la ley. La administración de la ley espiritual es inherente a la Fuente-Centro Segunda. La revelación de la ley, la promulgación y la interpretación de los decretos divinos, es la ocupación de la Fuente-Centro Tercera. La aplicación de la ley, la justicia, es incumbencia de la Trinidad del Paraíso y es llevada a cabo por ciertos Hijos de la Trinidad.
10:6.2 (114.3) La justicia es inherente a la soberanía universal de la Trinidad del Paraíso, pero la bondad, la misericordia y la verdad son el ministerio universal de las personalidades divinas, cuya unión en la Deidad constituye la Trinidad. La justicia no es la actitud del Padre, del Hijo o del Espíritu. La justicia es la actitud trinitaria de estas personalidades de amor, misericordia y ministerio. Ninguna de las Deidades del Paraíso promueve la administración de la justicia. La justicia no es nunca una actitud personal; siempre es una función plural.
10:6.3 (114.4) Las pruebas, la base de la equidad (la justicia en armonía con la misericordia), son proporcionadas por las personalidades de la Fuente-Centro Tercera, el representante conjunto del Padre y del Hijo en todos los universos y para la mente de los seres inteligentes de toda la creación.
10:6.4 (114.5) El juicio, la aplicación final de la justicia de acuerdo con las pruebas presentadas por las personalidades del Espíritu Infinito, es la tarea de los Hijos Estacionarios de la Trinidad, unos seres que comparten la naturaleza trinitaria del Padre, el Hijo y el Espíritu unidos.
10:6.5 (114.6) Este grupo de Hijos de la Trinidad abarca las personalidades siguientes:
10:6.6 (114.7) 1. Los Secretos Trinitizados de la Supremacía.
10:6.7 (114.8) 2. Los Eternos de los Días.
10:6.8 (114.9) 3. Los Ancianos de los Días.
10:6.9 (114.10) 4. Los Perfecciones de los Días.
10:6.10 (114.11) 5. Los Recientes de los Días.
10:6.11 (114.12) 6. Los Uniones de los Días.
10:6.12 (114.13) 7. Los Fieles de los Días.
10:6.13 (114.14) 8. Los Perfeccionadores de la Sabiduría.
10:6.14 (114.15) 9. Los Consejeros Divinos.
10:6.15 (114.16) 10. Los Censores Universales.
10:6.16 (114.17) Somos los hijos de las tres Deidades del Paraíso actuando como Trinidad, pues da la casualidad de que pertenezco a la décima orden de este grupo, los Censores Universales. Estas órdenes no representan la actitud de la Trinidad en un sentido universal; sólo representan esta actitud colectiva de la Deidad en el ámbito del juicio ejecutivo — la justicia. Fueron concebidos específicamente por la Trinidad para el trabajo preciso al que están asignados, y sólo representan a la Trinidad en aquellas funciones para las que fueron personalizados.
10:6.17 (115.1) Los Ancianos de los Días y sus asociados de origen trinitario distribuyen el juicio justo de la equidad suprema a los siete superuniversos. En el universo central, estas funciones sólo existen en teoría; allí, la equidad es evidente en su perfección, y la perfección de Havona excluye toda posibilidad de falta de armonía.
10:6.18 (115.2) La justicia es la idea colectiva de la rectitud; la misericordia es su expresión personal. La misericordia es la actitud del amor; el funcionamiento de la ley está caracterizado por la precisión; el juicio divino es el alma de la equidad, conformándose siempre a la justicia de la Trinidad, satisfaciendo siempre el amor divino de Dios. Cuando la justicia recta de la Trinidad y el amor misericordioso del Padre Universal son percibidos plenamente y comprendidos por completo, coinciden. Pero el hombre no tiene esta plena comprensión de la justicia divina. Así pues, en la Trinidad, tal como el hombre la concibe, las personalidades del Padre, del Hijo y del Espíritu están ajustadas para coordinar el ministerio del amor y de la ley en los universos experienciales del tiempo.
10:7.1 (115.3) La Primera, la Segunda y la Tercera Personas de la Deidad son iguales entre sí y forman una sola. «El Señor nuestro Dios es un solo Dios». Existe un propósito perfecto y una unidad de ejecución en la Trinidad divina de las Deidades eternas. El Padre, el Hijo y el Actor Conjunto son verdadera y divinamente uno solo. Se ha escrito en verdad: «Yo soy el primero y el último, y fuera de mí no hay ningún Dios».
10:7.2 (115.4) Tal como las cosas aparecen para los mortales en el nivel finito, la Trinidad del Paraíso, al igual que el Ser Supremo, sólo se interesa por lo total — planeta total, universo total, superuniverso total, gran universo total. Esta actitud de totalidad existe porque la Trinidad es el total de la Deidad, y por otras muchas razones.
10:7.3 (115.5) El Ser Supremo es algo menos que la Trinidad, y algo distinto a ella, ejerciendo su actividad en los universos finitos; pero dentro de ciertos límites, y durante la presente era en que la personalización y el poder están incompletos, esta Deidad evolutiva parece reflejar la actitud de la Trinidad de Supremacía. El Padre, el Hijo y el Espíritu no actúan personalmente con el Ser Supremo, pero durante la presente era del universo, colaboran con él como Trinidad. Comprendemos que mantienen una relación similar con el Último. A menudo conjeturamos sobre cuál será la relación personal entre las Deidades del Paraíso y Dios Supremo cuando este último haya finalizado su evolución, pero no lo sabemos realmente.
10:7.4 (115.6) Comprobamos que el supercontrol de la Supremacía no es totalmente previsible. Además, esta imprevisibilidad parece estar caracterizada por cierto estado incompleto de desarrollo, sin duda una marca distintiva del estado incompleto del Supremo y de la reacción finita incompleta a la Trinidad del Paraíso.
10:7.5 (115.7) La mente humana puede imaginar inmediatamente mil y una cosas — acontecimientos físicos catastróficos, accidentes espantosos, desastres horribles, enfermedades dolorosas y plagas mundiales — y preguntarse si estas calamidades están correlacionadas con las maniobras desconocidas de esta actividad probable del Ser Supremo. Francamente, no lo sabemos; no estamos realmente seguros. Pero sí observamos que a medida que pasa el tiempo, todas estas situaciones difíciles y más o menos misteriosas siempre se resuelven para el bienestar y el progreso de los universos. Puede ser que la actividad del Supremo y el supercontrol de la Trinidad entremezclen todas las circunstancias de la existencia y todas las vicisitudes inexplicables de la vida en una configuración significativa de alto valor.
10:7.6 (116.1) Como hijos de Dios, podéis discernir la actitud personal de amor de Dios Padre en todos sus actos. Pero no siempre seréis capaces de comprender cuántos actos universales de la Trinidad del Paraíso redundan en beneficio de los mortales individuales en los mundos evolutivos del espacio. En el progreso de la eternidad, los actos de la Trinidad se revelarán como completamente significativos y considerados, pero no siempre aparecen así a las criaturas del tiempo.
10:8.1 (116.2) Muchas verdades y hechos relacionados con la Trinidad del Paraíso sólo se pueden comprender, aunque sea parcialmente, reconociendo una función que trasciende lo finito.
10:8.2 (116.3) Sería poco aconsejable hablar de las funciones de la Trinidad de Ultimidad, pero podemos revelar que Dios Último es la manifestación de la Trinidad tal como la comprenden los Trascendentales. Nos inclinamos a creer que la unificación del universo maestro es el acto existenciador del Último y refleja probablemente algunas fases, pero no todas, del supercontrol absonito de la Trinidad del Paraíso. El Último es una manifestación limitada de la Trinidad en relación con lo absonito, pero sólo en el sentido en que el Supremo representa así parcialmente a la Trinidad en relación con lo finito.
10:8.3 (116.4) El Padre Universal, el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito son en cierto sentido las personalidades que constituyen la Deidad total. Su unión en la Trinidad del Paraíso y la función absoluta de la Trinidad equivalen a las funciones de la Deidad total. Esta culminación de la Deidad trasciende tanto lo finito como lo absonito.
10:8.4 (116.5) Aunque ninguna persona individual de las Deidades del Paraíso llena realmente todo el potencial de la Deidad, colectivamente lo llenan las tres. Tres personas infinitas parecen ser el número mínimo de seres que se necesitan para activar el potencial prepersonal y existencial de la Deidad total — del Absoluto de la Deidad.
10:8.5 (116.6) Conocemos al Padre Universal, al Hijo Eterno y al Espíritu Infinito como personas, pero no conozco personalmente al Absoluto de la Deidad. Amo y adoro a Dios Padre; respeto y honro al Absoluto de la Deidad.
10:8.6 (116.7) Una vez residí en un universo donde cierto grupo de seres enseñaba que, en la eternidad, los finalitarios se convertirían finalmente en los hijos del Absoluto de la Deidad. Pero no estoy dispuesto a aceptar esta solución al misterio que envuelve al futuro de los finalitarios.
10:8.7 (116.8) El Cuerpo de la Finalidad engloba, entre otros, a aquellos mortales del tiempo y del espacio que han alcanzado la perfección en todo lo que se refiere a la voluntad de Dios. Como criaturas, y dentro de los límites de la capacidad de las criaturas, conocen plena y verdaderamente a Dios. Habiendo encontrado así a Dios como Padre de todas las criaturas, estos finalitarios deberán empezar algún día la búsqueda del Padre superfinito. Pero esta búsqueda implica que hay que captar la naturaleza absonita de los atributos y del carácter últimos del Padre Paradisiaco. La eternidad revelará si esta consecución es posible, pero estamos convencidos de que incluso si los finalitarios logran captar este estado último de la divinidad, probablemente serán incapaces de alcanzar los niveles superúltimos de la Deidad absoluta.
10:8.8 (116.9) Es posible que los finalitarios alcancen parcialmente al Absoluto de la Deidad, pero incluso si lo consiguen, el problema del Absoluto Universal continuará todavía, en la eternidad de las eternidades, intrigando, desorientando, desconcertando y desafiando a los finalitarios que asciendan y progresen, porque percibimos que las relaciones cósmicas insondables del Absoluto Universal tenderán a crecer en la proporción en que los universos materiales y su administración espiritual continúen expandiéndose.
10:8.9 (117.1) Sólo la infinidad puede revelar al Padre-Infinito.
10:8.10 (117.2) [Patrocinado por un Censor Universal que actúa por autorización de los Ancianos de los Días que residen en Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 11
11:0.1 (118.1) EL Paraíso es el centro eterno del universo de universos y el lugar donde residen el Padre Universal, el Hijo Eterno, el Espíritu Infinito y sus coordinados y asociados divinos. Esta Isla central es el cuerpo organizado de realidad cósmica más gigantesco de todo el universo maestro. El Paraíso es una esfera material así como una morada espiritual. Toda la creación inteligente del Padre Universal está domiciliada en moradas materiales; por eso el centro de control absoluto debe ser también material, tangible. Y hay que reiterar de nuevo que las cosas de espíritu y los seres espirituales son reales.
11:0.2 (118.2) La belleza material del Paraíso consiste en la magnificencia de su perfección física; la grandiosidad de la Isla de Dios se manifiesta en los logros intelectuales y en el desarrollo mental magníficos de sus habitantes; la gloria de la Isla central se manifiesta en la donación infinita de la personalidad espiritual divina — la luz de la vida. Pero la intensidad de la belleza espiritual y las maravillas de este conjunto magnífico sobrepasan por completo la comprensión de la mente finita de las criaturas materiales. La gloria y el esplendor espiritual de la morada divina son imposibles de comprender por los mortales. Y el Paraíso existe desde la eternidad; no hay ni archivos ni tradiciones respecto al origen de esta Isla nuclear de Luz y de Vida.
11:1.1 (118.3) El Paraíso sirve para muchos fines en la administración de los reinos universales, pero para los seres creados, existe principalmente como lugar donde vive la Deidad. La presencia personal del Padre Universal reside en el centro mismo de la superficie superior de esta morada casi circular, pero no esférica, de las Deidades. Esta presencia paradisiaca del Padre Universal está rodeada directamente por la presencia personal del Hijo Eterno, mientras que los dos están envueltos por la gloria indecible del Espíritu Infinito.
11:1.2 (118.4) Dios vive, ha vivido y vivirá perpetuamente en esta misma morada central y eterna. Siempre lo hemos encontrado allí, y allí lo encontraremos siempre. El Padre Universal está cósmicamente focalizado, espiritualmente personalizado y reside geográficamente en este centro del universo de universos.
11:1.3 (118.5) Todos conocemos el camino directo a seguir para encontrar al Padre Universal. No sois capaces de comprender muchas cosas acerca de la residencia divina debido a que está muy alejada de vosotros y a que el espacio intermedio es inmenso, pero aquellos que pueden comprender el significado de estas distancias enormes, conocen el emplazamiento y la residencia de Dios tan cierta y literalmente como vosotros conocéis el emplazamiento de Nueva York, Londres, Roma o Singapur, ciudades geográficamente situadas con precisión en Urantia. Si fuerais unos navegantes inteligentes, equipados con un barco, unos mapas y una brújula, podríais encontrar fácilmente estas ciudades. De la misma manera, si tuvierais el tiempo y los medios de paso, si estuvierais cualificados espiritualmente y contarais con la orientación necesaria, podríais ser guiados de universo en universo y de circuito en circuito, viajando siempre hacia el interior a través de los reinos estelares, hasta que al fin os encontraríais delante del resplandor central de la gloria espiritual del Padre Universal. Provistos de todo lo necesario para el viaje, es tan posible descubrir la presencia personal de Dios en el centro de todas las cosas como encontrar ciudades lejanas en vuestro propio planeta. El hecho de que no hayáis visitado esos lugares no refuta de ninguna manera su realidad o su existencia efectiva. El hecho de que tan pocas criaturas del universo hayan encontrado a Dios en el Paraíso no refuta de ninguna forma la realidad de su existencia ni la realidad de su persona espiritual en el centro de todas las cosas.
11:1.4 (119.1) Al Padre siempre se le puede encontrar en este emplazamiento central. Si se trasladara, se produciría un pandemónium universal, porque las líneas universales de la gravedad convergen en él, desde los confines de la creación, en este centro residencial. Que remontemos el circuito de la personalidad a través de los universos o que sigamos a las personalidades ascendentes que viajan hacia el interior hasta el Padre; que sigamos la pista de las líneas de la gravedad material hasta el Paraíso inferior o que sigamos los ciclos crecientes de la fuerza cósmica; que sigamos la pista de las líneas de la gravedad espiritual hasta el Hijo Eterno o que sigamos la procesión hacia el interior de los Hijos Paradisiacos de Dios; que descubramos el rastro de los circuitos mentales o que sigamos a los billones y billones de seres celestiales que proceden del Espíritu Infinito — cualquiera de estas observaciones o el conjunto de ellas nos conducirá directamente a la presencia del Padre, a su morada central. Aquí, Dios está personal, literal y realmente presente. Y de su ser infinito fluyen las corrientes torrenciales de la vida, la energía y la personalidad hacia todos los universos.
11:2.1 (119.2) Puesto que empezáis a vislumbrar la enormidad del universo material discernible incluso desde vuestro emplazamiento astronómico, desde vuestra posición espacial en los sistemas estelares, debería ser evidente para vosotros que un universo material tan asombroso ha de tener una capital adecuada y digna de él, una sede central proporcionada a la dignidad y a la infinitud del Soberano universal de toda esta inmensa y extensa creación de reinos materiales y de seres vivientes.
11:2.2 (119.3) El Paraíso difiere, en su forma, de los cuerpos espaciales habitados: no es esférico. Es claramente elipsoide; su diámetro norte-sur es una sexta parte más largo que su diámetro este-oeste. La Isla central es esencialmente plana, y la distancia entre la superficie superior y la superficie inferior es una décima parte del diámetro este-oeste.
11:2.3 (119.4) Estas diferencias en sus dimensiones, unidas a su estado estacionario y a una mayor presión exterior de la energía-fuerza en el extremo norte de la Isla, permiten establecer direcciones absolutas en el universo maestro.
11:2.4 (119.5) La Isla central está dividida geográficamente en tres campos de actividad:
11:2.5 (119.6) 1. El Paraíso Superior.
11:2.6 (119.7) 2. El Paraíso Periférico.
11:2.7 (119.8) 3. El Paraíso Inferior.
11:2.8 (119.9) A la superficie del Paraíso que está ocupada con las actividades de la personalidad la denominamos parte superior, y a la superficie opuesta parte inferior. En la periferia del Paraíso se mantienen actividades que no son ni estrictamente personales ni no personales. La Trinidad parece dominar el plano personal o superior, y el Absoluto Incalificado el plano impersonal o inferior. Al Absoluto Incalificado difícilmente lo concebimos como una persona, pero imaginamos que la presencia espacial funcional de este Absoluto está focalizada en el Paraíso inferior.
11:2.9 (120.1) La Isla eterna está compuesta de una sola forma de materialización — de sistemas estacionarios de realidad. Esta sustancia tangible del Paraíso es una organización homogénea de potencia espacial que no se encuentra en ninguna otra parte de todo el extenso universo de universos. Ha recibido muchos nombres en diferentes universos, y los Melquisedeks de Nebadon la han llamado desde hace mucho tiempo absolutum. Esta materia fuente del Paraíso no está muerta ni viva; es la expresión original no espiritual de la Fuente-Centro Primera; es el Paraíso, y el Paraíso no tiene copias.
11:2.10 (120.2) A nosotros nos parece que la Fuente-Centro Primera ha concentrado en el Paraíso todo el potencial absoluto de la realidad cósmica como parte de su técnica para liberarse de las limitaciones de la infinidad, como un medio para hacer posible la creación subinfinita e incluso la creación espacio-temporal. Pero de esto no se deduce que el Paraíso esté limitado por el espacio-tiempo, solamente porque el universo de universos revele estas cualidades. El Paraíso existe sin el tiempo y no está ubicado en el espacio.
11:2.11 (120.3) A grandes rasgos, el espacio se origina aparentemente justo por debajo del Paraíso inferior, y el tiempo justo por encima del Paraíso superior. El tiempo, tal como vosotros lo comprendéis, no es una característica de la existencia en el Paraíso, aunque los habitantes de la Isla Central son plenamente conscientes de la secuencia intemporal de los acontecimientos. El movimiento no es inherente al Paraíso; es volitivo. Pero el concepto de la distancia, e incluso de la distancia absoluta, tiene un gran significado pues puede ser aplicado a emplazamientos relativos en el Paraíso. El Paraíso es no espacial; de ahí que sus áreas sean absolutas y, por consiguiente, utilizables de muchas maneras que sobrepasan los conceptos de la mente humana.
11:3.1 (120.4) En el Paraíso superior existen tres grandes esferas de actividad: la presenciade la Deidad, la Esfera Santísima y el Área Santa. La inmensa región que rodea directamente la presencia de las Deidades se encuentra aparte como Esfera Santísima y está reservada para las funciones de la adoración, la trinitización y la consecución espiritual superior. En esta zona no existen estructuras materiales ni creaciones puramente intelectuales; no podrían existir allí. Es inútil intentar por mi parte describirle a la mente humana la naturaleza divina y la hermosa grandiosidad de la Esfera Santísima del Paraíso. Esta zona es totalmente espiritual, y vosotros sois casi enteramente materiales. Para un ser puramente material, una realidad puramente espiritual es aparentemente inexistente.
11:3.2 (120.5) Aunque no hay materializaciones físicas en el área Santísima, en los sectores de la Tierra Santa existen abundantes recuerdos de vuestros días materiales, y hay aún más en las áreas históricas de reminiscencia del Paraíso periférico.
11:3.3 (120.6) El Área Santa, la región exterior o residencial, está dividida en siete zonas concéntricas. Al Paraíso se le llama a veces «la Casa del Padre», puesto que es su residencia eterna, y a estas siete zonas se las denomina con frecuencia «las mansiones paradisiacas del Padre». La zona primera o interior está ocupada por los Ciudadanos del Paraíso y por los nativos de Havona que residen circunstancialmente en el Paraíso. La zona siguiente o segunda es el área residencial de los nativos de los siete superuniversos del tiempo y del espacio. Una parte de esta segunda zona está subdividida en siete inmensas divisiones, el hogar paradisiaco de los seres espirituales y de las criaturas ascendentes que proceden de los universos de progresión evolutiva. Cada uno de estos sectores está dedicado exclusivamente al bienestar y al progreso de las personalidades de un solo superuniverso, pero estas instalaciones sobrepasan casi infinitamente las necesidades de los siete superuniversos actuales.
11:3.4 (121.1) Cada uno de los siete sectores del Paraíso está subdividido en unidades residenciales adecuadas para albergar la sede de mil millones de grupos de trabajo individuales y glorificados. Mil unidades de éstas constituyen una división. Cien mil divisiones son iguales a una congregación. Diez millones de congregaciones constituyen una asamblea. Mil millones de asambleas componen una gran unidad. Y esta serie ascendente continúa con la segunda gran unidad, la tercera y así sucesivamente hasta la séptima gran unidad. Siete grandes unidades forman las unidades maestras, y siete unidades maestras constituyen una unidad superior; y así, por grupos de siete, las series ascendentes se amplían a unidades superiores, supersuperiores, celestiales y supercelestiales, hasta las unidades supremas. Pero incluso esto no llega a ocupar todo el espacio disponible. Este número asombroso de denominaciones residenciales en el Paraíso, un número que sobrepasa vuestros conceptos, ocupa mucho menos del uno por ciento del área asignada de la Tierra Santa. Hay todavía mucho sitio para aquellos que caminan hacia el interior, e incluso para aquellos que no empezarán la ascensión al Paraíso hasta las épocas del eterno futuro.
11:4.1 (121.2) La Isla central termina bruscamente en la periferia, pero su tamaño es tan enorme que este ángulo terminal es relativamente imperceptible desde el interior de un área circunscrita cualquiera. La superficie periférica del Paraíso está ocupada en parte por los campos de aterrizaje y de partida de diversos grupos de personalidades espirituales. Puesto que las zonas de espacio no penetrado casi entran en contacto con la periferia, todos los transportes de personalidades destinados al Paraíso aterrizan en estas regiones. Los supernafines trasportadores o los otros tipos de seres que atraviesan el espacio no pueden acceder ni al Paraíso superior ni al Paraíso inferior.
11:4.2 (121.3) Los Siete Espíritus Maestros tienen su sede personal de poder y de autoridad en las siete esferas del Espíritu, que giran alrededor del Paraíso en el espacio situado entre los orbes brillantes del Hijo y el circuito interior de los mundos de Havona, pero mantienen unas sedes centrales de fuerza en la periferia del Paraíso. Aquí, las presencias de los Siete Directores Supremos del Poder circulan lentamente e indican la posición de las siete estaciones que transmiten ciertas energías del Paraíso que salen hacia los siete superuniversos.
11:4.3 (121.4) Aquí, en el Paraíso periférico, se encuentran las enormes áreas de exposiciones históricas y proféticas asignadas a los Hijos Creadores, dedicadas a los universos locales del tiempo y del espacio. Hay exactamente siete billones de estas reservas históricas ya instaladas o en reserva, pero todas estas instalaciones reunidas ocupan solamente alrededor de un cuatro por ciento de la porción del área periférica que les está asignada. Deducimos que estas inmensas reservas pertenecen a las creaciones que algún día estarán situadas más allá de las fronteras de los siete superuniversos conocidos y habitados en la actualidad.
11:4.4 (121.5) La porción del Paraíso que ha sido designada para el uso de los universos existentes sólo está ocupada entre el uno y el cuatro por ciento, mientras que el área asignada a estas actividades es al menos un millón de veces mayor que la que se necesita realmente para esa finalidad. El Paraíso es lo bastante grande como para acomodar las actividades de una creación casi infinita.
11:4.5 (121.6) Pero cualquier intento adicional por haceros imaginar las glorias del Paraíso sería inútil. Tenéis que esperar, y ascender mientras esperáis, porque en verdad «el ojo no ha visto, el oído no ha percibido, ni la mente del hombre mortal ha concebido las cosas que el Padre Universal ha preparado para aquellos que sobreviven a la vida en la carne en los mundos del tiempo y del espacio».
11:5.1 (122.1) En cuanto al Paraíso inferior, sólo sabemos lo que nos han revelado; las personalidades no residen allí. No tiene ninguna relación en absoluto con los asuntos de las inteligencias espirituales, y el Absoluto de la Deidad tampoco ejerce allí su actividad. Se nos informa que todos los circuitos de la energía física y de la fuerza cósmica tienen su origen en el Paraíso inferior, y que éste está formado como sigue:
11:5.2 (122.2) 1. Directamente debajo del emplazamiento de la Trinidad, en la parte central del Paraíso inferior, se encuentra la Zona desconocida y no revelada de la Infinidad.
11:5.3 (122.3) 2. Esta Zona está directamente rodeada por un área sin nombre.
11:5.4 (122.4) 3. Los margenes exteriores de la superficie inferior están ocupados por una región que está relacionada principalmente con la potencia del espacio y la energía-fuerza. Las actividades de este inmenso centro de fuerza elíptico no se pueden identificar con las funciones conocidas de ninguna triunidad, pero la carga primordial de fuerza del espacio parece estar focalizada en este área. Este centro consta de tres zonas elípticas concéntricas: la más interior es el punto focal de las actividades de la energía-fuerza del Paraíso mismo; la más exterior posiblemente se puede identificar con las funciones del Absoluto Incalificado, pero no estamos seguros en cuanto a las funciones espaciales de la zona intermedia.
11:5.5 (122.5) La zona interior de este centro de fuerza parece actuar como un corazón gigantesco cuyas pulsaciones dirigen las corrientes hacia los límites más exteriores del espacio físico. Dirige y modifica las energías-fuerza, pero no las conduce del todo. La presencia-presión de realidad de esta fuerza primordial es claramente mayor en el extremo norte del centro paradisiaco que en las regiones del sur; es una diferencia que está uniformemente registrada. La fuerza madre del espacio parece entrar a raudales por el sur y salir por el norte gracias al funcionamiento de algún sistema circulatorio desconocido que está relacionado con la difusión de esta forma fundamental de energía-fuerza. De vez en cuando se producen también diferencias notables en las presiones este-oeste. Las fuerzas que emanan de esta zona no responden a la gravedad física observable, pero siempre obedecen a la gravedad del Paraíso.
11:5.6 (122.6) La zona intermedia del centro de fuerza rodea directamente este área. Esta zona intermedia parece ser estática, salvo que se expande y se contrae a lo largo de tres ciclos de actividad. La más pequeña de estas pulsaciones se produce en dirección este-oeste y la siguiente en dirección norte-sur, mientras que la fluctuación más grande tiene lugar en todas direcciones, una expansión y una contracción generalizadas. La función de este área intermedia nunca ha sido realmente identificada, pero debe tener algo que ver con los ajustes recíprocos entre las zonas interior y exterior del centro de fuerza. Muchos creen que la zona intermedia es el mecanismo que controla las zonas de espacio intermedio, o zonas tranquilas, que separan a los niveles espaciales sucesivos del universo maestro, pero no existe ninguna prueba o revelación que lo confirme. Esta deducción se deriva del conocimiento de que este área intermedia está relacionada de alguna manera con el funcionamiento del mecanismo del espacio no penetrado del universo maestro.
11:5.7 (122.7) La zona exterior es la más grande y la más activa de los tres cinturones concéntricos y elípticos del potencial espacial no identificado. Este área es el escenario de unas actividades inimaginables, el punto central de un circuito de emanaciones que se dirigen hacia el espacio en todas direcciones hasta los límites más alejados de los siete superuniversos, y que continúan más allá hasta extenderse sobre los enormes dominios incomprensibles de todo el espacio exterior. Esta presencia espacial es enteramente impersonal, a pesar de que de alguna manera no revelada parece responder indirectamente a la voluntad y a los mandatos de las Deidades infinitas cuando éstas actúan como Trinidad. Se cree que ésta es la focalización central, el centro paradisiaco, de la presencia espacial del Absoluto Incalificado.
11:5.8 (123.1) Todas las formas de fuerza y todas las fases de la energía parecen estar integradas en circuitos; circulan por todos los universos y regresan por rutas precisas. Pero en lo que se refiere a las emanaciones de la zona activada del Absoluto Incalificado, parece que se produce o una salida o una entrada — pero nunca las dos a la vez. Esta zona exterior palpita en ciclos seculares de proporciones gigantescas. Durante un poco más de mil millones de años de Urantia, la fuerza espacial de este centro sale hacia el exterior; luego, durante un período de tiempo similar, estará entrando. Y las manifestaciones de la fuerza espacial de este centro son universales; se extienden por todo el espacio penetrable.
11:5.9 (123.2) Toda fuerza física, toda energía y toda materia son una sola cosa. Toda energía-fuerza procede originalmente del Paraíso inferior y regresará finalmente allí después de completar su circuito espacial. Pero no todas las energías y organizaciones materiales del universo de universos provinieron del Paraíso inferior en sus estados fenoménicos actuales; el espacio es la cuna de diversas formas de materia y de premateria. Aunque la zona exterior del centro de fuerza del Paraíso es la fuente de las energías del espacio, el espacio no se origina allí. El espacio no es ni fuerza, ni energía, ni poder. Las pulsaciones de esta zona tampoco explican la respiración del espacio, pero las fases de entrada y de salida de esta zona están sincronizadas con los ciclos de expansión y de contracción del espacio que duran dos mil millones de años.
11:6.1 (123.3) No conocemos el mecanismo concreto de la respiración del espacio; simplemente observamos que todo el espacio se contrae y se expande alternativamente. Esta respiración afecta tanto a la extensión horizontal del espacio penetrado como a las extensiones verticales del espacio no penetrado que existen en los inmensos depósitos de espacio que se hallan por encima y por debajo del Paraíso. Para intentar imaginar la silueta volumétrica de estos depósitos de espacio, podríais pensar en un reloj de arena.
11:6.2 (123.4) Cuando los universos de la extensión horizontal del espacio penetrado se dilatan, los depósitos de la extensión vertical del espacio no penetrado se contraen, y viceversa. Existe una confluencia de espacio penetrado y no penetrado justo por debajo del Paraíso inferior. Los dos tipos de espacio fluyen allí a través de los canales reguladores que los transmutan, donde se producen cambios que hacen penetrable el espacio no penetrable, y viceversa, durante los ciclos de contracción y de expansión del cosmos.
11:6.3 (123.5) Espacio «no penetrado» significa: no penetrado por aquellas fuerzas, energías, poderes y presencias que se sabe que existen en el espacio penetrado. No sabemos si el espacio vertical (depósito) está destinado a funcionar siempre como contrapeso del espacio horizontal (universo); no sabemos si existe una intención creativa con respecto al espacio no penetrado; sabemos realmente muy poco acerca de los depósitos de espacio, simplemente que existen y que parecen contrapesar los ciclos de expansión y de contracción espaciales del universo de universos.
11:6.4 (123.6) Los ciclos de la respiración del espacio duran en cada fase poco más de mil millones de años de Urantia. Durante una fase los universos se expanden; durante la siguiente se contraen. El espacio penetrado se está acercando ahora al punto medio de su fase de expansión, mientras que el espacio no penetrado se aproxima al punto medio de su fase de contracción, y nos han informado que los límites extremos de las dos extensiones de espacio se encuentran teóricamente en la actualidad casi equidistantes del Paraíso. Los depósitos de espacio no penetrado se extienden ahora verticalmente por encima del Paraíso superior y por debajo del Paraíso inferior a la misma distancia que el espacio penetrado del universo se extiende horizontalmente hacia el exterior del Paraíso periférico hasta el cuarto nivel del espacio exterior, e incluso más allá.
11:6.5 (124.1) Durante mil millones de años del tiempo de Urantia, los depósitos de espacio se contraen mientras que el universo maestro y las actividades de fuerza de todo el espacio horizontal se expanden. Hace falta pues poco más de dos mil millones de años de Urantia para completar todo el ciclo de expansión-contracción.
11:7.1 (124.2) El espacio no existe en ninguna de las superficies del Paraíso. Si uno «mirara» directamente hacia arriba desde la superficie superior del Paraíso, no «vería» nada más que el espacio no penetrado llegando o saliendo, y en este momento llega. El espacio no toca el Paraíso; sólo las zonas en reposo del espaciointermedio entran en contacto con la Isla central.
11:7.2 (124.3) El Paraíso es el núcleo realmente inmóvil de las zonas relativamente inactivas que existen entre el espacio penetrado y el espacio no penetrado. Geográficamente, estas zonas parecen ser una extensión relativa del Paraíso, pero es probable que tengan algún movimiento. Sabemos muy poco acerca de ellas, pero observamos que estas zonas de movimiento espacial reducido separan el espacio penetrado del espacio no penetrado. En otro tiempo existieron unas zonas similares entre los niveles del espacio penetrado, pero ahora se encuentran menos inactivas.
11:7.3 (124.4) La sección transversal vertical del espacio total se parecería un poco a una cruz de Malta, donde los brazos horizontales representarían el espacio penetrado (el universo) y los brazos verticales el espacio no penetrado (el depósito). Las áreas entre los cuatro brazos los separarían en cierto modo, como las zonas de espacio intermedio separan al espacio penetrado del espacio no penetrado. Estas zonas inactivas del espacio intermedio se agrandan cada vez más a medida que se distancian del Paraíso, envolviendo finalmente los bordes de todo el espacio y encerrando por completo tanto los depósitos de espacio como toda la extensión horizontal del espacio penetrado.
11:7.4 (124.5) El espacio no es ni un estado subabsoluto dentro del Absoluto Incalificado, ni la presencia de éste, ni tampoco es una función del Último. Es un don del Paraíso, y se cree que el espacio del gran universo y el de todas las regiones exteriores está realmente penetrado por la potencia espacial ancestral del Absoluto Incalificado. Este espacio penetrado se extiende horizontalmente desde las proximidades del Paraíso periférico hacia el exterior por todo el cuarto nivel de espacio y más allá de la periferia del universo maestro, pero no sabemos cuánto más allá.
11:7.5 (124.6) Si os imagináis un plano en forma de V, finito pero inconcebiblemente grande, situado en ángulo recto con respecto a las superficies superior e inferior del Paraíso, con su punta casi tangente al Paraíso periférico, y luego visualizáis este plano rotando elípticamente alrededor del Paraíso, su rotación esbozaría aproximadamente el volumen del espacio penetrado.
11:7.6 (124.7) El espacio horizontal tiene un límite superior y un límite inferior con relación a cualquier posición dada en los universos. Si alguien pudiera desplazarse lo bastante lejos en ángulo recto con respecto al plano de Orvonton, ya sea hacia arriba o hacia abajo, encontraría finalmente el límite superior o inferior del espacio penetrado. Dentro de las dimensiones conocidas del universo maestro, estos límites se separan cada vez más a medida que se alejan del Paraíso; el espacio se espesa, y se espesa un poco más deprisa que el plano de la creación, es decir, que los universos.
11:7.7 (125.1) Las zonas relativamente tranquilas que se encuentran entre los niveles de espacio, como la que separa a los siete superuniversos del primer nivel del espacio exterior, son unas enormes regiones elípticas donde las actividades espaciales están en reposo. Estas zonas separan las inmensas galaxias que giran con rapidez en procesión ordenada alrededor del Paraíso. Podéis visualizar el primer nivel del espacio exterior, donde incalculables universos están ahora en proceso de formación, como una enorme procesión de galaxias que giran alrededor del Paraíso, limitadas por arriba y por abajo por las zonas en reposo del espacio intermedio, y limitadas en los márgenes interior y exterior por las zonas de espacio relativamente tranquilas.
11:7.8 (125.2) Un nivel de espacio funciona pues como una región de movimiento elíptica, rodeada por todas partes por una inmovilidad relativa. Estas relaciones entre el movimiento y la quietud forman un camino espacial curvo de menor resistencia al movimiento, un camino que es seguido universalmente por la fuerza cósmica y la energía emergente a medida que giran eternamente alrededor de la Isla del Paraíso.
11:7.9 (125.3) Estas zonas alternas del universo maestro, en unión con la circulación alterna de las galaxias en el sentido de las agujas del reloj y en el sentido contrario, es un factor para la estabilización de la gravedad física, destinado a impedir que la presión de la gravedad se acentúe hasta el punto de producirse actividades disruptivas y de dispersión. Esta medida ejerce una influencia antigravitatoria y actúa como un freno sobre unas velocidades que de otra manera serían peligrosas.
11:8.1 (125.4) La atracción ineludible de la gravedad sujeta eficazmente todos los mundos de todos los universos de todo el espacio. La gravedad es la atracción todopoderosa de la presencia física del Paraíso. La gravedad es el hilo omnipotente al que están atados los soles resplandecientes, las estrellas brillantes y las esferas que giran, los cuales constituyen el adorno físico universal del Dios eterno, que lo es todo, que lo llena todo, y en quien todas las cosas consisten.
11:8.2 (125.5) El centro y el punto focal de la gravedad material absoluta es la Isla del Paraíso, complementada por los cuerpos de gravedad oscuros que rodean a Havona, y equilibrada por los depósitos de espacio situados por encima y por debajo. Todas las emanaciones conocidas del Paraíso inferior reaccionan invariable e infaliblemente a la atracción de la gravedad central, que actúa sobre los circuitos sin fin de los niveles espaciales elípticos del universo maestro. Toda forma conocida de realidad cósmica tiene la inclinación de los siglos, la tendencia del círculo, el recorrido de la gran elipse.
11:8.3 (125.6) El espacio es insensible a la gravedad, pero actúa como una fuerza equilibrante sobre la gravedad. Sin el colchón del espacio, la acción explosiva sacudiría a los cuerpos espaciales circundantes. El espacio penetrado ejerce también una influencia antigravitatoria sobre la gravedad física o lineal; el espacio puede neutralizar realmente esta acción de la gravedad, aunque no puede retrasarla. La gravedad absoluta es la gravedad del Paraíso. La gravedad local o lineal es propia del estado eléctrico de la energía o de la materia; actúa dentro del universo central, de los superuniversos y de los universos exteriores, dondequiera que haya tenido lugar una materialización adecuada.
11:8.4 (125.7) Las numerosas formas de la fuerza cósmica, de la energía física, del poder del universo y de las diversas materializaciones, revelan tres etapas generales de reacción, aunque no perfectamente definidas, a la gravedad del Paraíso:
11:8.5 (126.1) 1. Las Etapas de la Pregravedad (Fuerza). Éste es el primer paso de la individuación de la potencia espacial hacia las formas preenergéticas de la fuerza cósmica. Este estado es análogo al concepto de la carga de fuerza primordial del espacio, llamada a veces energía pura o segregata.
11:8.6 (126.2) 2. Las Etapas de la Gravedad (Energía). La actividad de los organizadores de fuerza del Paraíso produce esta modificación en la carga de fuerza del espacio. Señala la aparición de los sistemas de energía que reaccionan a la atracción de la gravedad del Paraíso. Esta energía emergente es originalmente neutra, pero a consecuencia de metamorfosis ulteriores, manifestará las cualidades llamadas positivas y negativas. A estas etapas las denominamos ultimata.
11:8.7 (126.3) 3. Las Etapas de la Postgravedad (Poder del Universo). En esta etapa, la energía-materia revela que reacciona al control de la gravedad lineal. En el universo central, estos sistemas físicos son unas organizaciones triples conocidas como triata. Son los sistemas del superpoder que dan nacimiento a las creaciones del tiempo y del espacio. Los sistemas físicos de los superuniversos son movilizados por los Directores del Poder Universal y sus asociados. Estas organizaciones materiales tienen una constitución doble y se conocen como gravita. Los cuerpos de gravedad oscuros que rodean a Havona no están hechos ni de triata ni de gravita, y su poder de atracción revela las dos formas de la gravedad física, la lineal y la absoluta.
11:8.8 (126.4) La potencia del espacio no está sometida a las interacciones de ninguna forma de gravitación. Este don primordial del Paraíso no es un nivel efectivo de realidad, pero es ancestral a todas las realidades relativas funcionales no espirituales — a todas las manifestaciones de energía-fuerza y a la organización del poder y de la materia. La potencia del espacio es un término difícil de definir. No indica aquello que es ancestral al espacio; su significado debería expresar la idea de las potencias y de los potenciales que existen dentro del espacio. Se puede concebir más o menos como que incluye todas las influencias y potenciales absolutos que emanan del Paraíso y que constituyen la presencia espacial del Absoluto Incalificado.
11:8.9 (126.5) El Paraíso es la fuente absoluta y el punto focal eterno de toda la energía-materia en el universo de universos. El Absoluto Incalificado es el revelador, el regulador y el depositario de aquello que tiene su fuente y su origen en el Paraíso. La presencia universal del Absoluto Incalificado parece ser equivalente al concepto de que la extensión de la gravedad es potencialmente infinita, de que es una tensión elástica de la presencia del Paraíso. Este concepto nos ayuda a comprender el hecho de que todo es atraído hacia el interior, hacia el Paraíso. El ejemplo es rudimentario, pero sin embargo puede ser útil. También explica por qué la gravedad actúa siempre preferentemente en el plano perpendicular a la masa, un fenómeno que indica que las dimensiones del Paraíso y de las creaciones que lo rodean son diferenciales.
11:9.1 (126.6) El Paraíso es único en el sentido de que es la esfera de origen primordial y la meta de destino final de todas las personalidades espirituales. Aunque es cierto que no todos los seres espirituales inferiores de los universos locales son destinados inmediatamente al Paraíso, el Paraíso sigue siendo la meta deseada por todas las personalidades supermateriales.
11:9.2 (126.7) El Paraíso es el centro geográfico de la infinidad; no es una parte de la creación universal, y ni siquiera forma parte real del eterno universo de Havona. Normalmente nos referimos a la Isla central como si perteneciera al universo divino, pero en realidad no es así. El Paraíso es una existencia eterna y exclusiva.
11:9.3 (127.1) En la eternidad del pasado, cuando el Padre Universal expresó la personalidad infinita de su yo espiritual en el ser del Hijo Eterno, reveló simultáneamente el potencial de infinidad de su yo no personal bajo la forma del Paraíso. El Paraíso no personal y no espiritual parece haber sido la repercusión inevitable de la voluntad y del acto del Padre que eternizó al Hijo Original. El Padre proyectó así la realidad en dos fases concretas — la personal y la no personal, la espiritual y la no espiritual. La tensión entre ellas, en presencia de la voluntad de acción del Padre y del Hijo, dio la existencia al Actor Conjunto y al universo central de mundos materiales y de seres espirituales.
11:9.4 (127.2) Cuando la realidad está diferenciada entre lo personal y lo no personal (entre el Hijo Eterno y el Paraíso), no es muy correcto llamar «Deidad» a aquello que es no personal, a menos que esté capacitado de alguna manera. A la energía y a las repercusiones materiales de los actos de la Deidad difícilmente se les podría llamar Deidad. La Deidad puede ser la causa de muchas cosas que no son Deidad, y el Paraíso no es una Deidad, ni tampoco es consciente a la manera en que el hombre mortal podría llegar a comprender este término.
11:9.5 (127.3) El Paraíso no es ancestral a ningún ser o entidad viviente; no es un creador. La personalidad y las relaciones entre la mente y el espíritu son transmisibles, pero el arquetipo no lo es. Los arquetipos nunca son reflejos; son copias — reproducciones. El Paraíso es el absoluto de los arquetipos; Havona es una muestra de estos potenciales hechos manifiestos.
11:9.6 (127.4) La residencia de Dios es central y eterna, gloriosa e ideal. Su hogar es el hermoso arquetipo para todos los mundos sede del universo; y el universo central donde reside realmente es el arquetipo para los ideales, la organización y el destino último de todos los universos.
11:9.7 (127.5) El Paraíso es la sede universal de todas las actividades de la personalidad y la fuente-centro de todas las manifestaciones de la energía y de la fuerza espacial. Todo lo que ha existido, existe ahora o está todavía por existir, ha surgido, surge ahora o surgirá después de este lugar central donde residen los Dioses eternos. El Paraíso es el centro de toda la creación, la fuente de todas las energías y el lugar de origen primordial de todas las personalidades.
11:9.8 (127.6) Después de todo, la cosa más importante para los mortales, en lo que concierne al Paraíso eterno, es el hecho de que esta morada perfecta del Padre Universal es el destino real y lejano de las almas inmortales de los hijos mortales y materiales de Dios, las criaturas ascendentes de los mundos evolutivos del tiempo y del espacio. Cada mortal que conoce a Dios y que ha abrazado la carrera de hacer la voluntad del Padre, ya se ha embarcado en el larguísimo camino hacia el Paraíso a la búsqueda de la divinidad y del logro de la perfección. Y cuando un ser así de origen animal se halla ante los Dioses del Paraíso después de haber ascendido desde las esferas humildes del espacio, como actualmente lo hace un número incontable de sus semejantes, esa hazaña representa la realidad de una transformación espiritual que linda con los límites de la supremacía.
11:9.9 (127.7) [Presentado por un Perfeccionador de la Sabiduría, encargado por los Ancianos de los Días de Uversa para llevar a cabo esta tarea.]
El libro de Urantia
Documento 12
12:0.1 (128.1) LA inmensidad de la extensa creación del Padre Universal sobrepasa por completo el alcance de la imaginación finita; la enormidad del universo maestro hace que se tambaleen incluso los conceptos de los seres de mi orden. Pero se pueden enseñar muchas cosas a la mente mortal sobre el plan y la disposición de los universos; podéis conocer algo de su organización física y de su maravillosa administración; podéis aprender muchas cosas sobre los diversos grupos de seres inteligentes que viven en los siete superuniversos del tiempo y en el universo central de la eternidad.
12:0.2 (128.2) En principio, es decir, en potencial eterno, concebimos que la creación material es infinita porque el Padre Universal es realmente infinito, pero a medida que estudiamos y observamos la creación material total, sabemos que es limitada en cualquier momento dado del tiempo, aunque para vuestras mentes finitas sea comparativamente ilimitada, prácticamente sin confines.
12:0.3 (128.3) Por el estudio de las leyes físicas y por la observación de los reinos estelares, estamos convencidos de que el Creador infinito no ha manifestado todavía el carácter definitivo de su expresión cósmica, que una gran parte del potencial cósmico del Infinito sigue estando contenida en él mismo y sin revelarse. El universo maestro puede parecer casi infinito para los seres creados, pero está lejos de encontrarse terminado; la creación material tiene todavía límites físicos, y la revelación experiencial del propósito eterno sigue su curso.
12:1.1 (128.4) El universo de universos no es ni un plano infinito, ni un cubo ilimitado, ni un círculo sin confines; tiene dimensiones con toda seguridad. Las leyes de la organización física y de la administración prueban de manera concluyente que todo el inmenso agregado de energía-fuerza y de poder-materia funciona finalmente como una unidad espacial, como un todo organizado y coordinado. El comportamiento observable de la creación material constituye una evidencia de que el universo físico tiene unos límites definidos. La prueba final de que el universo es circular y está delimitado la proporciona el hecho bien conocido por nosotros de que todas las formas de energía básica giran siempre alrededor de la trayectoria curva de los niveles espaciales del universo maestro, obedeciendo a la atracción incesante y absoluta de la gravedad del Paraíso.
12:1.2 (128.5) Los niveles espaciales sucesivos del universo maestro forman las divisiones principales del espacio penetrado — de la creación total organizada y parcialmente habitada, o aún por organizarse y habitarse. Si el universo maestro no fuera una serie de niveles espaciales elípticos con una resistencia reducida al movimiento, alternándose con zonas de quietud relativa, creemos que observaríamos que algunas energías cósmicas saldrían disparadas a escala infinita, disparadas en línea recta hacia un espacio sin explorar; pero nunca observamos que la fuerza, la energía o la materia se comporten de esta manera; dan vueltas constantemente, girando siempre en las trayectorias de los grandes circuitos del espacio.
12:1.3 (129.1) Partiendo desde el Paraíso hacia el exterior a través de la extensión horizontal del espacio penetrado, el universo maestro existe en seis elipses concéntricas, los niveles espaciales que rodean a la Isla central:
12:1.4 (129.2) 1. El universo central — Havona.
12:1.5 (129.3) 2. Los siete superuniversos.
12:1.6 (129.4) 3. El primer nivel del espacio exterior.
12:1.7 (129.5) 4. El segundo nivel del espacio exterior.
12:1.8 (129.6) 5. El tercer nivel del espacio exterior.
12:1.9 (129.7) 6. El cuarto nivel del espacio exterior, el más alejado.
12:1.10 (129.8) Havona, el universo central, no es una creación temporal; es una existencia eterna. Este universo sin comienzo ni fin consta de mil millones de esferas de una perfección sublime y está rodeado por los enormes cuerpos gravitatorios oscuros. En el centro de Havona se encuentra la Isla del Paraíso, estacionaria y absolutamente estabilizada, rodeada por sus veintiún satélites. Debido a las enormes masas de los cuerpos gravitatorios oscuros que circulan cerca de los bordes del universo central, el contenido másico de esta creación central es muy superior a la masa total conocida de los siete sectores del gran universo.
12:1.11 (129.9) El sistema Paraíso-Havona, el universo eterno que rodea a la Isla eterna, constituye el núcleo perfecto y eterno del universo maestro; los siete superuniversos y todas las regiones del espacio exterior giran en órbitas establecidas alrededor del gigantesco agregado central compuesto por los satélites del Paraíso y las esferas de Havona.
12:1.12 (129.10) Los siete superuniversos no son unas organizaciones físicas primarias; sus fronteras no dividen en ninguna parte a una familia nebular, ni tampoco atraviesan un universo local, una unidad creativa fundamental. Cada superuniverso es simplemente un enjambre geográfico espacial que contiene aproximadamente una séptima parte de la creación organizada y parcialmente habitada posterior a Havona, y cada uno de ellos es casi equivalente en cuanto al número de universos locales que contiene y al espacio que ocupa. Nebadon, vuestro universo local, es una de las creaciones más recientes de Orvonton, el séptimo superuniverso.
12:1.13 (129.11) El gran universo es la creación organizada y habitada actual. Está compuesto por los siete superuniversos, con un potencial evolutivo total de unos siete billones de planetas habitados, sin mencionar las esferas eternas de la creación central. Pero este cálculo aproximado no tiene en cuenta las esferas arquitectónicas administrativas, ni tampoco incluye a los grupos exteriores de universos no organizados. El borde actual irregular del gran universo, su periferia desigual y sin acabar, junto con el estado enormemente inestable de todo el terreno astronómico, sugieren a nuestros astrónomos que incluso los siete superuniversos están todavía por terminarse. Cuando partimos desde el interior, desde el centro divino hacia cualquier dirección del exterior, llegamos finalmente a los límites exteriores de la creación organizada y habitada; llegamos a los límites exteriores del gran universo. Y es cerca de este borde exterior, en un rincón remoto de esta creación tan magnífica, donde vuestro universo local tiene su existencia agitada.
12:1.14 (129.12) Los niveles del espacio exterior. A lo lejos en el espacio, a una enorme distancia de los siete superuniversos habitados, se están acumulando unos inmensos circuitos increíblemente formidables de fuerza y de energías en proceso de materialización. Existe una zona espacial de quietud relativa entre los circuitos de energía de los siete superuniversos y este gigantesco cinturón exterior de actividades de fuerza, una zona que varía en anchura pero que alcanza un promedio de casi cuatrocientos mil años-luz. Estas zonas espaciales están libres de polvo estelar — de niebla cósmica. Aquellos de nosotros que estudian estos fenómenos tienen sus dudas en cuanto al estado exacto de las fuerzas espaciales que existen en esta zona de calma relativa que rodea a los siete superuniversos. Pero cerca de medio millón de años-luz más allá de la periferia del gran universo actual, observamos los comienzos de una zona de actividades energéticas increíbles cuyo volumen e intensidad aumentan durante más de veinticinco millones de años-luz. Estas enormes ruedas de fuerzas energizadoras están situadas en el primer nivel del espacio exterior, un cinturón continuo de actividad cósmica que rodea a toda la creación conocida, organizada y habitada.
12:1.15 (130.1) Más allá de estas regiones están teniendo lugar unas actividades aún más grandes, pues los físicos de Uversa han detectado indicios iniciales de manifestaciones de fuerza a más de cincuenta millones de años-luz más allá de las zonas más exteriores de los fenómenos del primer nivel del espacio exterior. Estas actividades presagian sin duda la organización de las creaciones materiales del segundo nivel del espacio exterior del universo maestro.
12:1.16 (130.2) El universo central es la creación de la eternidad; los siete superuniversos son las creaciones del tiempo; los cuatro niveles del espacio exterior están destinados sin duda a desarrollar-existenciar la ultimidad de la creación. Y algunos sostienen que el Infinito nunca podrá alcanzar su plena expresión, salvo en la infinidad; admiten por tanto una creación adicional y no revelada mas allá del cuarto y último nivel del espacio exterior, un posible universo infinito, interminable y en constante expansión. En teoría, no sabemos cómo limitar la infinidad del Creador ni la infinidad potencial de la creación, pero consideramos que el universo maestro, tal como existe y está administrado, tiene limitaciones, está claramente delimitado y confinado en sus margenes exteriores por el espacio abierto.
12:2.1 (130.3) Cuando los astrónomos de Urantia miran a través de sus telescopios cada vez más potentes las misteriosas extensiones del espacio exterior, y perciben allí la asombrosa evolución de unos universos físicos casi incontables, deberían comprender que están contemplando el poderoso desarrollo de los planes insondables de los Arquitectos del Universo Maestro. Es verdad que poseemos pruebas que sugieren la presencia de ciertas influencias de personalidades paradisiacas aquí y allá en todas las inmensas manifestaciones de energía que caracterizan actualmente a estas regiones exteriores, pero desde un punto de vista más amplio, se reconoce generalmente que las regiones espaciales que se extienden más allá de los límites exteriores de los siete superuniversos constituyen los dominios del Absoluto Incalificado.
12:2.2 (130.4) Aunque el ojo humano sólo puede ver a simple vista dos o tres nebulosas más allá de las fronteras del superuniverso de Orvonton, vuestros telescopios revelan literalmente millones y millones de estos universos físicos en proceso de formación. La mayoría de los reinos estelares expuestos a la investigación visual de vuestros telescopios modernos se encuentran en Orvonton, pero con la técnica fotográfica, los telescopios más potentes penetran mucho más allá de las fronteras del gran universo, llegando hasta los dominios del espacio exterior donde innumerables universos están en proceso de organización. Y existen además otros millones de universos que están fuera del alcance de vuestros instrumentos actuales.
12:2.3 (130.5) En un futuro poco lejano, los nuevos telescopios revelarán a la mirada asombrada de los astrónomos urantianos no menos de 375 millones de nuevas galaxias en las lejanas extensiones del espacio exterior. Al mismo tiempo, estos telescopios más potentes revelarán que muchos universos islas que anteriormente se creía que estaban en el espacio exterior, forman parte en realidad del sistema galáctico de Orvonton. Los siete superuniversos están creciendo todavía; la periferia de cada uno de ellos se expande gradualmente; constantemente se estabilizan y organizan nuevas nebulosas; y algunas nebulosas que los astrónomos urantianos consideran como extragalácticas, se encuentran en realidad en los margenes de Orvonton y viajan junto con nosotros.
12:2.4 (131.1) Los astrónomos de Uversa observan que el gran universo está rodeado por los antepasados de una serie de enjambres estelares y planetarios que envuelven por completo a la creación actualmente habitada como anillos concéntricos compuestos de numerosos universos exteriores. Los físicos de Uversa calculan que la energía y la materia de estas regiones exteriores inexploradas igualan muchas veces ya el total de la masa material y de la carga energética que contienen los siete superuniversos. Nos han informado que la metamorfosis de la fuerza cósmica en estos niveles del espacio exterior es una actividad de los organizadores de fuerza del Paraíso. Sabemos también que estas fuerzas son ancestrales a las energías físicas que activan actualmente al gran universo. Sin embargo, los directores del poder de Orvonton no tienen nada que ver con estos reinos tan lejanos, y los movimientos energéticos que se producen allí tampoco están conectados de manera discernible con los circuitos de poder de las creaciones organizadas y habitadas.
12:2.5 (131.2) Sabemos muy poca cosa sobre el significado de estos fenómenos extraordinarios del espacio exterior. Una creación futura más grande está en proceso de formación. Podemos observar su inmensidad, discernir su extensión y percibir sus dimensiones majestuosas, pero aparte de esto, sobre estos reinos sabemos poco más que lo que conocen los astrónomos de Urantia. Por lo que sabemos, en este anillo exterior de nebulosas, soles y planetas no existen ni seres materiales de la orden de los humanos, ni ángeles u otras criaturas espirituales. Este lejano territorio se encuentra más allá de la jurisdicción y de la administración de los gobiernos de los superuniversos.
12:2.6 (131.3) En todo Orvonton se cree que se está gestando un nuevo tipo de creación, una clase de universos destinada a convertirse en el escenario de las actividades futuras del Cuerpo de la Finalidad que se está agrupando; y si nuestras suposiciones son correctas, entonces el futuro interminable puede deparar a todos vosotros los mismos espectáculos cautivadores que el pasado sin fin reservó a vuestros mayores y a vuestros predecesores.
12:3.1 (131.4) Todas las formas de la energía-fuerza — material, mental o espiritual — están sometidas de la misma manera a esas atracciones, a esas presencias universales, que llamamos gravedad. La personalidad también es sensible a la gravedad — al circuito exclusivo del Padre; pero aunque este circuito es exclusivo del Padre, no está excluido de los otros circuitos; el Padre Universal es infinito y actúa en los cuatro circuitos de gravedad absoluta del universo maestro, en todos ellos:
12:3.2 (131.5) 1. La gravedad de personalidad del Padre Universal.
12:3.3 (131.6) 2. La gravedad espiritual del Hijo Eterno.
12:3.4 (131.7) 3. La gravedad mental del Actor Conjunto.
12:3.5 (131.8) 4. La gravedad cósmica de la Isla del Paraíso.
12:3.6 (131.9) Estos cuatro circuitos no están relacionados con el centro de fuerza del Paraíso inferior; no son circuitos de fuerza, ni de energía, ni de poder. Son circuitos de presencia absolutos y, al igual que Dios, son independientes del tiempo y del espacio.
12:3.7 (132.1) A este respecto, es interesante hacer constar algunas observaciones realizadas en Uversa durante los recientes milenios por el cuerpo de investigadores de la gravedad. Este experto grupo de trabajadores ha llegado a las conclusiones siguientes en relación con los diferentes sistemas de gravedad del universo maestro:
12:3.8 (132.2) 1. La gravedad física. Después de formular una estimación del total de toda la capacidad que tiene el gran universo para la gravedad física, han efectuado laboriosamente una comparación entre este descubrimiento y el total estimado para la presencia de la gravedad absoluta actualmente en vigor. Estos cálculos indican que la acción total de la gravedad en el gran universo es una parte muy pequeña de la atracción de la gravedad estimada del Paraíso, calculada sobre la base de la reacción gravitatoria de las unidades físicas básicas de la materia universal. Estos investigadores llegan a la asombrosa conclusión de que el universo central y los siete superuniversos que lo rodean sólo están utilizando actualmente alrededor de un cinco por ciento del funcionamiento activo de la atracción gravitatoria absoluta del Paraíso. En otras palabras: en el momento actual, cerca del noventa y cinco por ciento de la acción activa de la Isla del Paraíso sobre la gravedad cósmica, calculada según esta teoría de totalidad, está dedicada a controlar unos sistemas materiales situados mas allá de las fronteras de los universos organizados actuales. Todos estos cálculos se refieren a la gravedad absoluta; la gravedad lineal es un fenómeno interactivo que sólo se puede calcular conociendo la gravedad efectiva del Paraíso.
12:3.9 (132.3) 2. La gravedad espiritual. Utilizando la misma técnica de estimación y de cálculo comparativos, estos investigadores han explorado la capacidad de reacción actual de la gravedad espiritual y, con la cooperación de los Mensajeros Solitarios y de otras personalidades espirituales, han llegado a la suma total de la gravedad espiritual activa de la Fuente-Centro Segunda. Y es muy instructivo señalar que encuentran casi el mismo valor para la presencia real y funcional de la gravedad espiritual en el gran universo que lo que dan por sentado con respecto al total actual de la gravedad espiritual activa. Dicho de otra manera: en el momento actual, prácticamente toda la gravedad espiritual del Hijo Eterno, calculada según esta teoría de totalidad, se puede observar funcionando en el gran universo. Si estos resultados son fiables, podemos concluir que los universos que evolucionan ahora en el espacio exterior son en el momento presente enteramente no espirituales. Y si esto es así, explicaría satisfactoriamente por qué los seres dotados de espíritu poseen tan poca o ninguna información sobre estas enormes manifestaciones de energía, aparte de conocer el hecho de su existencia física.
12:3.10 (132.4) 3. La gravedad mental. Utilizando estos mismos principios del cálculo comparativo, estos expertos han atacado el problema de la presencia de la gravedad mental y de la reacción a la misma. La unidad mental de estimación se consiguió calculando el promedio de tres tipos de mentalidad material y tres tipos de mentalidad espiritual, aunque el tipo de mente que se encontró en los directores del poder y en sus asociados resultó ser un factor perturbador en el esfuerzo por llegar a una unidad básica para poder estimar la gravedad mental. Había pocas cosas que impidieran estimar la capacidad actual de la Fuente-Centro Tercera para actuar sobre la gravedad mental de acuerdo con esta teoría de totalidad. Aunque en este caso los resultados no son tan concluyentes como en las estimaciones de la gravedad física y espiritual, considerados comparativamente son muy instructivos e incluso curiosos. Estos investigadores deducen que cerca del ochenta y cinco por ciento de la respuesta de la gravedad mental a la atracción intelectual del Actor Conjunto tiene su origen en el gran universo existente. Esto sugeriría la posibilidad de que hay actividades mentales que están implicadas en las actividades físicas observables que se encuentran ahora en curso en todas las regiones del espacio exterior. Aunque esta estimación está probablemente lejos de ser exacta, concuerda en principio con nuestra creencia de que los organizadores de fuerza inteligentes dirigen ahora la evolución del universo en los niveles espaciales situados más allá de los límites exteriores actuales del gran universo. Cualquiera que sea la naturaleza de esta supuesta inteligencia, no parece sensible a la gravedad espiritual.
12:3.11 (133.1) Pero todos estos cálculos son, en el mejor de los casos, unas estimaciones basadas en supuestas leyes. Creemos que son bastante fiables. Aunque algunos seres espirituales estuvieran situados en el espacio exterior, su presencia colectiva no influiría notablemente sobre estos cálculos que implican unas mediciones tan enormes.
12:3.12 (133.2) La Gravedad de Personalidad no es calculable. Reconocemos el circuito, pero no podemos medir ninguna realidad cualitativa o cuantitativa que responda a él.
12:4.1 (133.3) Todas las unidades de la energía cósmica están en rotación primaria, están dedicadas a ejecutar su misión mientras giran alrededor de la órbita universal. Los universos del espacio y los sistemas y los mundos que los componen son todos esferas que giran, que circulan a lo largo de los circuitos sin fin de los niveles espaciales del universo maestro. Nada en absoluto es estacionario en todo el universo maestro, salvo el centro mismo de Havona, la Isla eterna del Paraíso, el centro de la gravedad.
12:4.2 (133.4) El Absoluto Incalificado está funcionalmente limitado al espacio, pero no estamos tan seguros en cuanto a la relación de este Absoluto con el movimiento. ¿Es el movimiento inherente a él? No lo sabemos. Sabemos que el movimiento no es inherente al espacio; incluso los movimientos del espacio no son innatos. Pero no estamos tan seguros en cuanto a la relación del Incalificado con el movimiento. ¿Quién, o qué, es realmente responsable de las gigantescas actividades consistentes en las transmutaciones de la energía-fuerza que se están produciendo ahora más allá de las fronteras de los siete superuniversos actuales? En lo que concierne al origen del movimiento, tenemos las opiniones siguientes:
12:4.3 (133.5) 1. Creemos que el Actor Conjunto da comienzo al movimiento en el espacio.
12:4.4 (133.6) 2. Si el Actor Conjunto es el que produce los movimientos del espacio, no podemos probarlo.
12:4.5 (133.7) 3. El Absoluto Universal no causa el movimiento inicial, pero sí iguala y controla todas las tensiones originadas por el movimiento.
12:4.6 (133.8) En el espacio exterior, los organizadores de la fuerza parecen ser los responsables de la producción de las gigantescas ruedas de universos que se encuentran ahora en proceso de evolución estelar, pero su capacidad para actuar así debe haber sido posibilitada por alguna modificación de la presencia espacial del Absoluto Incalificado.
12:4.7 (133.9) Desde el punto de vista humano, el espacio es la nada — negativo; sólo existe en relación con algo positivo y no espacial. Sin embargo, el espacio es real. Contiene y condiciona el movimiento. E incluso se mueve. Los movimientos del espacio se pueden clasificar más o menos como sigue:
12:4.8 (133.10) 1. El movimiento primario — la respiración del espacio, el movimiento del espacio mismo.
12:4.9 (133.11) 2. El movimiento secundario — las rotaciones direccionales alternas de los niveles espaciales sucesivos.
12:4.10 (133.12) 3. Los movimientos relativos — relativos en el sentido de que no son evaluados tomando como punto de base al Paraíso. Los movimientos primario y secundario son absolutos, son el movimiento en relación con el Paraíso inmóvil.
12:4.11 (133.13) 4. El movimiento compensatorio o correlativo destinado a coordinar todos los demás movimientos.
12:4.12 (134.1) Las relaciones actuales entre vuestro Sol y sus planetas asociados, aunque revelan muchos movimientos relativos y absolutos en el espacio, tienden a dar la impresión a los observadores astronómicos de que estáis comparativamente estacionarios en el espacio y de que los enjambres y corrientes de estrellas circundantes están lanzados en una huida hacia el exterior a velocidades siempre crecientes a medida que vuestros cálculos alcanzan espacios más alejados. Pero éste no es el caso. Olvidáis reconocer que las creaciones físicas de todo el espacio penetrado se encuentran actualmente en una expansión uniforme hacia el exterior. Vuestra propia creación local (Nebadon) participa en este movimiento de expansión universal hacia el exterior. La totalidad de los siete superuniversos, junto con las regiones exteriores del universo maestro, participan en los ciclos de dos mil millones de años de la respiración del espacio.
12:4.13 (134.2) Cuando los universos se expanden y se contraen, las masas materiales del espacio penetrado se mueven alternativamente a favor o en contra de la atracción de la gravedad del Paraíso. El trabajo que se efectúa al mover la masa energética material de la creación es un trabajo del espacio, y no un trabajo de la energía-poder.
12:4.14 (134.3) Aunque vuestras estimaciones espectroscópicas de las velocidades astro-nómicas son bastante fiables cuando se aplican a los reinos estelares pertenecientes a vuestro superuniverso y a los superuniversos asociados, estos cálculos carecen por completo de fiabilidad cuando se refieren a los dominios del espacio exterior. Las líneas espectrales se desplazan desde lo normal hacia el violeta para una estrella que se acerca; estas líneas se desplazan igualmente hacia el rojo para una estrella que se aleja. Muchas influencias se interponen para dar la impresión de que la velocidad de recesión de los universos exteriores aumenta a razón de más de ciento sesenta kilómetros por segundo por cada millón de años-luz que aumente la distancia. Después de que se perfeccionen unos telescopios más potentes, con este método de cálculo parecerá que estos sistemas tan remotos se alejan de esta parte del universo a la velocidad increíble de cerca de cincuenta mil kilómetros por segundo. Pero esta velocidad aparente de recesión no es real; es el resultado de numerosos factores erróneos entre los que se incluyen los ángulos de observación y otras distorsiones del espacio-tiempo.
12:4.15 (134.4) Pero la más importante de todas estas distorsiones se produce porque los inmensos universos del espacio exterior, situados en los reinos próximos a los dominios de los siete superuniversos, parecen girar en dirección contraria a la del gran universo. Es decir, esas miríadas de nebulosas, y los soles y las esferas que las acompañan, giran en la actualidad en el sentido de las agujas del reloj alrededor de la creación central. Los siete superuniversos giran alrededor del Paraíso en dirección opuesta a las agujas del reloj. Parece ser que el segundo universo exterior de galaxias, al igual que los siete superuniversos, gira en sentido opuesto a las agujas del reloj alrededor del Paraíso. Y los observadores astronómicos de Uversa creen haber detectado la prueba de movimientos rotatorios, en un tercer cinturón exterior de espacio muy lejano, que están empezando a manifestar la tendencia a orientarse en el sentido de las agujas del reloj.
12:4.16 (134.5) Es probable que estas direcciones alternas de las sucesivas procesiones espaciales de los universos tengan alguna relación con la técnica de la gravedad empleada por el Absoluto Universal en el interior del universo maestro, una técnica que consiste en coordinar las fuerzas y en igualar las tensiones espaciales. El movimiento, al igual que el espacio, es un complemento o un equilibrador de la gravedad.
12:5.1 (134.6) Al igual que el espacio, el tiempo es un don del Paraíso, pero no en el mismo sentido, sino sólo indirectamente. El tiempo surge en virtud del movimiento y porque la mente es inherentemente consciente de las secuencias. Desde un punto de vista práctico, el movimiento es esencial para el tiempo, pero no existe ninguna unidad de tiempo universal basada en el movimiento, salvo en la medida en que el día oficial del Paraíso-Havona es reconocido arbitrariamente como tal unidad. La totalidad de la respiración del espacio destruye su valor local como fuente del tiempo.
12:5.2 (135.1) El espacio no es infinito, aunque tenga su origen en el Paraíso; no es absoluto, pues está penetrado por el Absoluto Incalificado. No conocemos los límites absolutos del espacio, pero sí sabemos que el absoluto del tiempo es la eternidad.
12:5.3 (135.2) El tiempo y el espacio sólo son inseparables en las creaciones del espacio-tiempo, en los siete superuniversos. El espacio intemporal (el espacio sin tiempo) existe teóricamente, pero el único lugar verdaderamente intemporal es el área del Paraíso. El tiempo no espacial (el tiempo sin espacio) existe en la mente del nivel funcional del Paraíso.
12:5.4 (135.3) Las zonas relativamente inmóviles de espacio intermedio que entran en contacto con el Paraíso y que separan al espacio penetrado del espacio no penetrado son las zonas de transición entre el tiempo y la eternidad, de ahí la necesidad de que los peregrinos que se dirigen hacia el Paraíso se vuelvan inconscientes durante este tránsito cuando ha de culminar en la ciudadanía del Paraíso. Los visitantes conscientes del tiempo pueden ir al Paraíso sin dormir de esta manera, pero siguen siendo criaturas del tiempo.
12:5.5 (135.4) Las relaciones con el tiempo no existen sin un movimiento en el espacio, pero la conciencia del tiempo sí existe. Las secuencias pueden llevar a la conciencia del tiempo incluso en ausencia de movimiento. La mente del hombre está menos atada al tiempo que al espacio debido a la naturaleza inherente de la mente. Incluso durante los tiempos de la vida terrestre en la carne, aunque la mente del hombre esté rígidamente atada al espacio, la imaginación creativa humana está comparativamente libre del tiempo. Pero el tiempo mismo no es genéticamente una cualidad de la mente.
12:5.6 (135.5) Existen tres niveles diferentes de conocimiento del tiempo:
12:5.7 (135.6) 1. El tiempo percibido por la mente — la conciencia de las secuencias, del movimiento y un sentido de la duración.
12:5.8 (135.7) 2. El tiempo percibido por el espíritu — la percepción del movimiento hacia Dios y la conciencia del movimiento ascendente hacia niveles de divinidad creciente.
12:5.9 (135.8) 3. La personalidad crea un sentido único del tiempo mediante su percepción de la Realidad, más una conciencia de la presencia y un conocimiento de la duración.
12:5.10 (135.9) Los animales no espirituales sólo conocen el pasado y viven en el presente. Los hombres habitados por el espíritu tienen poderes de previsión (perspicacia); pueden visualizar el futuro. Sólo las actitudes progresistas y orientadas hacia adelante son personalmente reales. La ética estática y la moralidad tradicional sólo superan ligeramente el nivel animal. El estoicismo tampoco es un tipo elevado de autorrealización. La ética y la moral se vuelven verdaderamente humanas cuando son dinámicas y progresistas, sensibles a la realidad universal.
12:5.11 (135.10) La personalidad humana no es simplemente una cosa que acompaña a los acontecimientos del tiempo y del espacio; la personalidad humana también puede actuar como causa cósmica de esos acontecimientos.
12:6.1 (135.11) El universo no es estático. La estabilidad no es el resultado de la inercia, sino más bien el producto de unas energías equilibradas, unas mentes que cooperan, unas morontias coordinadas, un supercontrol del espíritu y una unificación de la personalidad. La estabilidad siempre es enteramente proporcional a la divinidad.
12:6.2 (135.12) En el control físico del universo maestro, el Padre Universal ejerce su prioridad y su primacía por medio de la Isla del Paraíso; Dios es absoluto en la administración espiritual del cosmos mediante la persona del Hijo Eterno. En lo que se refiere al terreno de la mente, el Padre y el Hijo actúan de manera coordinada a través del Actor Conjunto.
12:6.3 (136.1) La Fuente-Centro Tercera ayuda a mantener el equilibrio y la coordinación de las energías y de las organizaciones físicas y espirituales combinadas mediante la absolutidad de su control sobre la mente cósmica y mediante el ejercicio de sus complementos inherentes y universales de gravedad física y espiritual. En cualquier momento y lugar en que se produce una conexión entre lo material y lo espiritual, este fenómeno mental es un acto del Espíritu Infinito. Sólo la mente puede interasociar las fuerzas y las energías físicas del nivel material con los poderes y los seres espirituales del nivel del espíritu.
12:6.4 (136.2) Cada vez que examinéis los fenómenos universales, aseguraos de que tomáis en consideración la interrelación de las energías físicas, intelectuales y espirituales, y de que tenéis debidamente en cuenta los fenómenos inesperados que aparecen a causa de su unificación por medio de la personalidad, y los fenómenos imprevisibles producidos por las acciones y reacciones de la Deidad experiencial y de los Absolutos.
12:6.5 (136.3) El universo sólo es muy previsible en el sentido cuantitativo o de medición de la gravedad; incluso las fuerzas físicas fundamentales no responden a la gravedad lineal, ni tampoco lo hacen los significados mentales superiores ni los verdaderos valores espirituales de las realidades últimas del universo. Cualitativamente, el universo no es muy previsible en cuanto a las nuevas asociaciones de fuerzas, ya sean físicas, mentales o espirituales, aunque muchas de estas combinaciones de energías o de fuerzas se vuelven parcialmente previsibles cuando son sometidas a una observación crítica. Cuando la materia, la mente y el espíritu están unificados por la personalidad de una criatura, somos incapaces de predecir plenamente las decisiones de ese ser dotado de libre albedrío.
12:6.6 (136.4) Todas las fases de la fuerza primordial, del espíritu naciente y de otras ultimidades no personales parecen reaccionar de acuerdo con ciertas leyes relativamente estables pero desconocidas, y están caracterizadas por una amplitud de actuación y una flexibilidad de reacción que son a menudo desconcertantes cuando se las encuentra en los fenómenos de una situación circunscrita y aislada. ¿Cuál es la explicación de que estas realidades universales emergentes revelen esta imprevisible libertad de reacción? Estos sucesos imprevisibles, desconocidos e insondables — ya se trate del comportamiento de una unidad primordial de fuerza, de la reacción de un nivel mental no identificado, o del fenómeno de un inmenso preuniverso en potencia en los dominios del espacio exterior — revelan probablemente las actividades del Último y las actuaciones de la presencia de los Absolutos, que son anteriores a la actividad de todos los Creadores universales.
12:6.7 (136.5) No lo sabemos realmente, pero suponemos que una variedad de talentos tan asombrosa y una coordinación tan profunda significan que los Absolutos están presentes y actúan, y que esta diversidad de reacciones, en presencia de una causalidad aparentemente uniforme, revela la reacción de los Absolutos no sólo a la causalidad inmediata de una situación, sino también a todas las otras causalidades relacionadas, en todas partes del universo maestro.
12:6.8 (136.6) Los individuos tienen sus guardianes del destino; los planetas, sistemas, constelaciones, universos y superuniversos tienen cada uno de ellos sus gobernantes respectivos que trabajan por el bien de sus dominios. Havona e incluso el gran universo están cuidados por aquellos a quienes se les han confiado estas elevadas responsabilidades. Pero ¿quién fomenta y se ocupa de las necesidades fundamentales del universo maestro como un todo, desde el Paraíso hasta el cuarto y último nivel del espacio exterior? Existencialmente, este cuidado se puede atribuir probablemente a la Trinidad del Paraíso, pero desde un punto de vista experiencial, la aparición de los universos posteriores a Havona depende:
12:6.9 (136.7) 1. De los Absolutos en cuanto al potencial.
12:6.10 (136.8) 2. Del Último en cuanto a la dirección.
12:6.11 (137.1) 3. Del Supremo en cuanto a la coordinación evolutiva.
12:6.12 (137.2) 4. De los Arquitectos del Universo Maestro en cuanto a la administración anterior a la aparición de los gobernantes específicos.
12:6.13 (137.3) El Absoluto Incalificado penetra todo el espacio. No tenemos del todo claro el estado exacto del Absoluto de la Deidad y del Absoluto Universal, pero sabemos que este último ejerce su actividad dondequiera que actúan el Absoluto de la Deidad y el Absoluto Incalificado. El Absoluto de la Deidad puede estar universalmente presente, pero difícilmente está presente en el espacio. El Último está presente en el espacio, o lo estará alguna vez, hasta los margenes exteriores del cuarto nivel de espacio. Dudamos que el Último esté nunca espacialmente presente más allá de la periferia del universo maestro, pero dentro de estos límites, el Último está integrando progresivamente la organización creativa de los potenciales de los tres Absolutos.
12:7.1 (137.4) Existe una ley inexorable e impersonal que está en vigor a lo largo de todo el tiempo y del espacio y con respecto a toda realidad de cualquier naturaleza que sea; esta ley equivale al funcionamiento de una providencia cósmica. La misericordia caracteriza la actitud amorosa de Dios por el individuo; la imparcialidad motiva la actitud de Dios hacia la totalidad. La voluntad de Dios no prevalece necesariamente en la parte — en el corazón de una personalidad determinada — pero su voluntad gobierna realmente el todo, el universo de universos.
12:7.2 (137.5) En todas las relaciones de Dios con todos sus seres, es cierto que sus leyes no son inherentemente arbitrarias. Para vosotros, con vuestra visión limitada y vuestro punto de vista finito, los actos de Dios deben parecer a menudo dictatoriales y arbitrarios. Las leyes de Dios son simplemente los hábitos de Dios, su manera de hacer las cosas repetidas veces; y él siempre hace bien todas las cosas. Observáis que Dios hace la misma cosa de la misma manera, repetidas veces, sencillamente porque esa es la mejor manera de hacer esa cosa particular en una circunstancia dada; y la mejor manera es la manera correcta. Por eso la sabiduría infinita ordena siempre que se haga de esa manera precisa y perfecta. Deberíais recordar también que la naturaleza no es el acto exclusivo de la Deidad; otras influencias están presentes en esos fenómenos que el hombre llama naturaleza.
12:7.3 (137.6) Sufrir cualquier tipo de deterioro o permitir que un acto puramente personal se ejecute alguna vez de manera inferior, es incompatible con la naturaleza divina. Sin embargo debemos indicar claramente que, si en la divinidad de cualquier situación, en el extremo de cualquier circunstancia, si en cualquier caso en que la línea de la sabiduría suprema pudiera indicar que se exige una conducta diferente — si las exigencias de la perfección ordenaran por alguna razón otro método de reacción, uno mejor, el Dios omnisapiente actuaría inmediatamente de esa manera mejor y más adecuada. Esto supondría la expresión de una ley superior, y no la revocación de una ley inferior.
12:7.4 (137.7) Dios no es un esclavo atado por la costumbre a la repetición crónica de sus propios actos voluntarios. No existe ningún conflicto entre las leyes del Infinito; todas son perfecciones de su naturaleza infalible; todas son los actos incuestionables que expresan unas decisiones sin defecto. La ley es la reacción invariable de una mente infinita, perfecta y divina. Todos los actos de Dios son volitivos, a pesar de esta uniformidad aparente. En Dios «no existe ni variabilidad ni sombra de cambio». Pero todo esto que se puede decir en verdad del Padre Universal, no se puede decir con igual certeza de todas sus inteligencias subordinadas o de sus criaturas evolutivas.
12:7.5 (137.8) Puesto que Dios es invariable, podéis contar pues con que hará lo mismo, en todas las circunstancias corrientes, de la misma manera idéntica y habitual. Dios es la seguridad de la estabilidad para todas las cosas y todos los seres creados. Él es Dios, por consiguiente no cambia.
12:7.6 (138.1) Toda esta conducta constante y toda esta acción uniforme es personal, consciente y altamente volitiva, porque el gran Dios no es un esclavo indefenso de su propia perfección e infinidad. Dios no es una fuerza automática que actúa por sí sola; no es un poder servil atado a la ley. Dios no es ni una ecuación matemática ni una fórmula química. Es una personalidad primordial y con libre albedrío. Es el Padre Universal, un ser sobrecargado de personalidad y la fuente universal de la personalidad de todas las criaturas.
12:7.7 (138.2) La voluntad de Dios no prevalece de manera uniforme en el corazón de los mortales materiales que buscan a Dios, pero si se amplía el marco del tiempo más allá del momento presente hasta abarcar la totalidad de la primera vida, entonces la voluntad de Dios se hace cada vez más discernible en los frutos del espíritu producidos en la vida de los hijos de Dios guiados por el espíritu. Luego, si la vida humana se amplía aún más hasta incluir la experiencia morontial, se observa que la voluntad divina brilla de manera cada vez más intensa en los actos cada vez más espirituales de las criaturas del tiempo que han empezado a saborear las delicias divinas de experimentar la relación de la personalidad del hombre con la personalidad del Padre Universal.
12:7.8 (138.3) La Paternidad de Dios y la fraternidad de los hombres presentan la paradoja de la parte y del todo al nivel de la personalidad. Dios ama a cada individuo como a un hijo particular de la familia celestial. Sin embargo, Dios ama así a todos los individuos; no hace acepción de personas, y la universalidad de su amor engendra una relación de totalidad, la fraternidad universal.
12:7.9 (138.4) El amor del Padre individualiza de manera absoluta a cada personalidad como hijo único del Padre Universal, un hijo sin duplicado en la infinidad, una criatura volitiva irreemplazable en toda la eternidad. El amor del Padre glorifica a cada hijo de Dios, iluminando a cada miembro de la familia celestial, destacando claramente la naturaleza única de cada ser personal, frente a los niveles impersonales situados fuera del círculo fraternal del Padre de todos. El amor de Dios describe de manera impresionante el valor trascendente de cada criatura volitiva, revela inequívocamente el alto valor que el Padre Universal ha atribuido a todos y a cada uno de sus hijos, desde la más alta personalidad creadora con rango paradisiaco hasta la personalidad más humilde con dignidad volitiva entre las tribus salvajes de hombres en los albores de la especie humana en algún mundo evolutivo del tiempo y del espacio.
12:7.10 (138.5) El mismo amor de Dios por el individuo engendra la familia divina de todos los individuos, la fraternidad universal de los hijos del Padre Paradisiaco dotados de libre albedrío. Y como esta fraternidad es universal, es una relación de totalidad. Cuando la fraternidad es universal, no revela la relación con cadauno, sino la relación con todos. La fraternidad es una realidad de la totalidad, y revela por tanto las cualidades del conjunto en contraste con las cualidades de la parte.
12:7.11 (138.6) La fraternidad constituye una relación de hecho entre todas las personalidades en la existencia universal. Ninguna persona puede evitar los beneficios o los perjuicios que pueden surgir como resultado de una relación con otras personas. La parte se beneficia o sufre en proporción con el todo. El buen esfuerzo de cada hombre beneficia a todos los hombres; el error o el mal de cada hombre aumenta las tribulaciones de todos los hombres. Así como se mueve la parte se mueve el todo. Según sea el progreso del todo, así será el progreso de la parte. Las velocidades relativas de la parte y del todo determinan si la parte se retrasa por la inercia del todo, o si es conducida hacia adelante por el impulso de la fraternidad cósmica.
12:7.12 (139.1) Es un misterio que Dios sea un ser extremadamente personal y consciente de sí mismo con una sede central residencial, y que al mismo tiempo esté personalmente presente en un universo tan inmenso y en contacto personal con un número de seres casi infinito. El hecho de que este fenómeno sea un misterio que sobrepasa la comprensión humana no debería disminuir en lo más mínimo vuestra fe. No permitáis que la magnitud de la infinidad, la inmensidad de la eternidad y la grandiosidad y la gloria del carácter incomparable de Dios os intimiden, os hagan vacilar u os desanimen, pues el Padre no está muy lejos de ninguno de vosotros; vive dentro de vosotros, y en él todos nos movemos literalmente, vivimos realmente y tenemos verdaderamente nuestra existencia.
12:7.13 (139.2) Aunque el Padre Paradisiaco actúa a través de sus creadores divinos y de sus hijos creados, disfruta también del contacto interior más íntimo con vosotros, un contacto tan sublime, tan sumamente personal, que se encuentra incluso más allá de mi comprensión — se trata de esa misteriosa comunión de un fragmento del Padre con el alma humana y con la mente mortal donde habita realmente. Sabiendo lo que sabéis sobre estos dones de Dios, sabéis por lo tanto que el Padre está en contacto íntimo no sólo con sus asociados divinos, sino también con sus hijos mortales evolutivos del tiempo. El Padre reside realmente en el Paraíso, pero su presencia divina habita también en la mente de los hombres.
12:7.14 (139.3) Aunque el espíritu de un Hijo haya sido derramado sobre todo el género humano, aunque un Hijo haya vivido en otro tiempo con vosotros en la similitud de la carne mortal, aunque los serafines os guarden y os guíen personalmente, ¿cómo puede esperar nunca cualquiera de estos seres divinos de los Centros Segundo y Tercero acercarse tanto a vosotros o comprenderos tan plenamente como el Padre, que ha dado una parte de sí mismo para que esté en vosotros, para que sea vuestro yo real y divino e incluso vuestro yo eterno?
12:8.1 (139.4) «Dios es espíritu», pero el Paraíso no lo es. El universo material es siempre el terreno donde tienen lugar todas las actividades espirituales; los seres espirituales y los ascendentes espirituales viven y trabajan en esferas físicas de realidad material.
12:8.2 (139.5) La concesión de la fuerza cósmica, el ámbito de la gravedad cósmica, es una función de la Isla del Paraíso. Toda la energía-fuerza original procede del Paraíso, y la materia destinada a formar innumerables universos circula actualmente por todo el universo maestro bajo la forma de una presencia supergravitatoria que representa la carga de fuerza del espacio penetrado.
12:8.3 (139.6) Cualesquiera que sean las transformaciones de la fuerza en los universos exteriores, una vez que la fuerza ha salido del Paraíso continúa su viaje sometida a la atracción interminable, siempre presente e infalible, de la Isla eterna, dando vueltas para siempre de forma obediente e inherente alrededor de las órbitas espaciales eternas de los universos. La energía física es la única realidad que obedece de manera fiel y constante a la ley universal. Únicamente en el terreno de la volición de las criaturas es donde ha habido desviaciones de los caminos divinos y de los planes originales. El poder y la energía son las pruebas universales de la estabilidad, la constancia y la eternidad de la Isla central del Paraíso.
12:8.4 (139.7) La concesión del espíritu y la espiritualización de las personalidades, el terreno de la gravedad espiritual, es el dominio del Hijo Eterno. Y esta gravedad espiritual del Hijo, que atrae constantemente a todas las realidades espirituales hacia él, es tan real y absoluta como la todopoderosa atracción material de la Isla del Paraíso. Pero el hombre con mentalidad materialista está, de manera natural, más familiarizado con las manifestaciones materiales de naturaleza física que con las operaciones igualmente reales y poderosas de naturaleza espiritual que sólo la perspicacia espiritual del alma es capaz de discernir.
12:8.5 (140.1) A medida que la mente de cualquier personalidad del universo se vuelve más espiritual — más semejante a Dios — es menos sensible a la gravedad material. La realidad, medida por su respuesta a la gravedad física, es la antítesis de la realidad determinada por la calidad de su contenido espiritual. La acción de la gravedad física es un determinador cuantitativo de la energía no espiritual; la acción de la gravedad espiritual es la medida cualitativa de la energía viviente de la divinidad.
12:8.6 (140.2) Aquello que el Paraíso significa para la creación física, y aquello que el Hijo Eterno significa para el universo espiritual, el Actor Conjunto lo significa para el ámbito de la mente — para el universo inteligente de los seres y de las personalidades materiales, morontiales y espirituales.
12:8.7 (140.3) El Actor Conjunto reacciona tanto a las realidades materiales como a las espirituales, y se convierte por tanto, de forma inherente, en el ministro universal para todos los seres inteligentes, unos seres que pueden representar una unión de las fases materiales y espirituales de la creación. El don de la inteligencia, el ministerio aportado a lo material y a lo espiritual en el fenómeno de la mente, es el dominio exclusivo del Actor Conjunto, que se convierte así en el asociado de la mente espiritual, en la esencia de la mente morontial y en la sustancia de la mente material de las criaturas evolutivas del tiempo.
12:8.8 (140.4) La mente es la técnica por medio de la cual las realidades espirituales se vuelven experienciales para las personalidades de las criaturas. A fin de cuentas, las posibilidades unificadoras de la mente humana misma, la capacidad para coordinar las cosas, las ideas y los valores, es supermaterial.
12:8.9 (140.5) Aunque a la mente mortal apenas le resulte posible comprender los siete niveles de la realidad cósmica relativa, el intelecto humano debería ser capaz de captar una gran parte del significado de los tres niveles funcionales de la realidad finita:
12:8.10 (140.6) 1. La materia. La energía organizada que está sujeta a la gravedad lineal, excepto cuando es modificada por el movimiento y está condicionada por la mente.
12:8.11 (140.7) 2. La mente. La conciencia organizada que no está totalmente sometida a la gravedad material, y que se vuelve realmente libre cuando es modificada por el espíritu.
12:8.12 (140.8) 3. El espíritu. La realidad personal más elevada. El verdadero espíritu no está sujeto a la gravedad física, pero se vuelve finalmente la influencia motivadora de todos los sistemas energéticos evolutivos que poseen la dignidad de la personalidad.
12:8.13 (140.9) La meta de la existencia de todas las personalidades es el espíritu; las manifestaciones materiales son relativas, y la mente cósmica sirve de mediadora entre estos opuestos universales. La concesión de la mente y el ministerio del espíritu son obra de las personas asociadas de la Deidad, el Espíritu Infinito y el Hijo Eterno. La realidad total de la Deidad no es la mente sino la mente-espíritu — el espíritu-mente unificado por la personalidad. Sin embargo, los absolutos tanto del espíritu como de las cosas convergen en la persona del Padre Universal.
12:8.14 (140.10) En el Paraíso, las tres energías física, mental y espiritual están coordinadas. En el cosmos evolutivo, la energía-materia es la que domina, excepto en la personalidad, donde el espíritu se esfuerza por conseguir la supremacía por mediación de la mente. El espíritu es la realidad fundamental de la experiencia de la personalidad de todas las criaturas, porque Dios es espíritu. El espíritu es invariable y, por lo tanto, en todas las relaciones entre personalidades, trasciende tanto a la mente como a la materia, que son variables experienciales de consecución progresiva.
12:8.15 (140.11) En la evolución cósmica, la materia se vuelve una sombra filosófica proyectada por la mente en presencia de la luminosidad espiritual de la iluminación divina, pero esto no invalida la realidad de la energía-materia. La mente, la materia y el espíritu son igualmente reales, pero en lo referente a alcanzar la divinidad no tienen el mismo valor para la personalidad. La conciencia de la divinidad es una experiencia espiritual progresiva.
12:8.16 (141.1) Cuanto más intenso es el brillo de la personalidad espiritualizada (del Padre en el universo, del fragmento de la personalidad espiritual potencial en la criatura individual) mayor es la sombra proyectada por la mente intermedia sobre su investidura material. En el tiempo, el cuerpo del hombre es tan real como la mente o el espíritu, pero cuando llega la muerte, tanto la mente (la identidad) como el espíritu sobreviven, mientras que el cuerpo no sobrevive. Una realidad cósmica puede no existir en la experiencia de la personalidad. Por eso vuestra figura retórica griega — la materia es la sombra de la sustancia espiritual más real — tiene de hecho un significado filosófico.
12:9.1 (141.2) El espíritu es la realidad personal fundamental en los universos, y la personalidad es fundamental para todas las experiencias progresivas con la realidad espiritual. Cada fase de la experiencia de la personalidad en cada nivel sucesivo de progresión universal rebosa de indicios que conducen al descubrimiento de atractivas realidades personales. El verdadero destino del hombre consiste en crear metas nuevas y espirituales, y luego en responder a los atractivos cósmicos de esas metas celestiales que tienen un valor no material.
12:9.2 (141.3) El amor es el secreto de las asociaciones beneficiosas entre personalidades. No podéis conocer realmente a una persona como resultado de un solo encuentro. No podéis apreciar la música por medio de deducciones matemáticas, aunque la música sea una forma de ritmo matemático. El número que tiene asignado un abonado telefónico no identifica de ninguna manera a la personalidad de ese abonado, ni indica nada sobre su carácter.
12:9.3 (141.4) Las matemáticas, la ciencia material, es indispensable para discutir de manera inteligente los aspectos materiales del universo, pero este conocimiento no forma parte necesariamente de una comprensión más elevada de la verdad o de una apreciación personal de las realidades espirituales. No solamente en el terreno de la vida, sino también en el mundo de la energía física, la suma de dos o más cosas es muy a menudo algo más que, o algo diferente a, las consecuencias previsibles de la adición de esas uniones. Toda la ciencia de las matemáticas, el ámbito total de la filosofía, la física o la química más avanzadas, no podían predecir ni saber que la unión de dos átomos gaseosos de hidrógeno con un átomo gaseoso de oxígeno daría como resultado una sustancia nueva y cualitativamente sobreañadida — el agua líquida. El conocimiento comprensivo de este solo fenómeno físico-químico debería haber impedido el desarrollo de la filosofía materialista y de la cosmología mecanicista.
12:9.4 (141.5) El análisis técnico no revela lo que una persona o una cosa pueden hacer. Por ejemplo: el agua se emplea eficazmente para apagar el fuego. Que el agua apaga el fuego es un hecho de la experiencia cotidiana, pero ningún análisis del agua podría haber revelado nunca que posee esta propiedad. El análisis determina que el agua está compuesta de hidrógeno y de oxígeno; un estudio adicional de estos elementos revelaría que el oxígeno es el verdadero soporte de la combustión y que el hidrógeno mismo arde libremente.
12:9.5 (141.6) Vuestra religión se está volviendo real porque está saliendo de la esclavitud del miedo y de la servidumbre de la superstición. Vuestra filosofía se esfuerza por emanciparse de los dogmas y de la tradición. Vuestra ciencia está enfrascada en la contienda secular entre la verdad y el error, mientras lucha por liberarse de la servidumbre de la abstracción, de la esclavitud de las matemáticas y de la ceguera relativa del materialismo mecanicista.
12:9.6 (142.1) El hombre mortal posee un núcleo espiritual. La mente es un sistema energético personal que existe alrededor de un núcleo espiritual divino y que funciona en un entorno material. Esta relación viviente entre la mente personal y el espíritu constituye el potencial universal de la personalidad eterna. Los conflictos reales, las decepciones duraderas, los fracasos importantes o la muerte inevitable sólo pueden producirse cuando los conceptos del yo se atreven a reemplazar por completo el poder dominante del núcleo espiritual central, trastornando así el plan cósmico de la identidad de la personalidad.
12:9.7 (142.2) [Presentado por un Perfeccionador de la Sabiduría, que actúa por autorización de los Ancianos de los Días.]
El libro de Urantia
Documento 13
13:0.1 (143.1) ENTRE la Isla central del Paraíso y el circuito planetario más interior de Havona se encuentran situados en el espacio tres circuitos menores de esferas especiales. El circuito más interior está formado por las siete esferas secretas del Padre Universal; el segundo grupo está compuesto por los siete mundos luminosos del Hijo Eterno; en el más exterior se encuentran las siete esferas inmensas del Espíritu Infinito, los mundos sede ejecutivos de los Siete Espíritus Maestros.
13:0.2 (143.2) Estos tres circuitos de siete mundos del Padre, del Hijo y del Espíritu son unas esferas de una grandiosidad insuperable y de una gloria inimaginable. Incluso su composición física o material es de una índole que no os ha sido revelada. La materia de cada circuito es distinta, y cada mundo de cada circuito es diferente, excepto los siete mundos del Hijo, cuya constitución física es semejante. Las veintiuna esferas son enormes, y cada grupo de siete está eternizado de manera diferente. Por lo que sabemos han existido siempre; son eternas como el Paraíso. No hay ni archivos ni tradiciones sobre su origen.
13:0.3 (143.3) Las siete esferas secretas del Padre Universal, que circulan alrededor del Paraíso muy cerca de la Isla eterna, reflejan intensamente la luminosidad espiritual del resplandor central de las Deidades eternas, derramando esta luz de la gloria divina por todo el Paraíso e incluso sobre los siete circuitos de Havona.
13:0.4 (143.4) En los siete mundos sagrados del Hijo Eterno parecen tener su origen las energías impersonales de la luminosidad espiritual. Ningún ser personal puede residir en ninguno de estos siete reinos resplandecientes. Iluminan con una gloria espiritual todo el Paraíso y Havona, y dirigen la luminosidad pura del espíritu hacia los siete superuniversos. Estas esferas brillantes del segundo circuito emiten igualmente su luz (una luz sin calor) hacia el Paraíso y hacia los mil millones de mundos de los siete circuitos del universo central.
13:0.5 (143.5) Los Siete Espíritus Maestros, que presiden los destinos de los siete superuniversos, ocupan los siete mundos del Espíritu Infinito, y envían la iluminación espiritual de la Tercera Persona de la Deidad hacia estas creaciones del tiempo y del espacio. Y todo Havona, pero no la Isla del Paraíso, está bañada en estas influencias espiritualizantes.
13:0.6 (143.6) Aunque los mundos del Padre son unas esferas cuyo estado es último para todas las personalidades dotadas por el Padre, ésta no es su ocupación exclusiva. Muchos seres y entidades distintas a las personales residen en estos mundos. Cada mundo del circuito del Padre y del circuito del Espíritu tiene un tipo distinto de ciudadanos permanentes, pero creemos que los mundos del Hijo están habitados por tipos uniformes de seres distintos a los personales. Los fragmentos del Padre forman parte de los nativos de Divinington; las otras órdenes de ciudadanos permanentes no os han sido reveladas.
13:0.7 (143.7) Los veintiún satélites del Paraíso sirven para muchos fines tanto en el universo central como en los superuniversos, unos fines no revelados en estas narraciones. Sois capaces de comprender tan poca cosa sobre la vida de estas esferas, que no podéis esperar conseguir nada que se parezca a una visión realista de ellas ni en cuanto a su naturaleza ni en cuanto a su función; allí tienen lugar miles de actividades que no os son reveladas. Estas veintiuna esferas abarcan los potenciales de la función del universo maestro. Estos documentos sólo proporcionan un vislumbre fugaz de ciertas actividades circunscritas relacionadas con la presente era universal del gran universo — o más bien, de uno de los siete sectores del gran universo.
13:1.1 (144.1) El circuito del Padre compuesto por las esferas de la vida sagrada contiene los únicos secretos inherentes a la personalidad en el universo de universos. Estos satélites del Paraíso, que forman el circuito más interior de los tres, son los únicos dominios prohibidos en lo que se refiere a la personalidad en el universo central. El Paraíso inferior y los mundos del Hijo están cerrados igualmente a las personalidades, pero ninguno de estos reinos se ocupa de ninguna forma directamente de la personalidad.
13:1.2 (144.2) Los mundos paradisiacos del Padre están gobernados por la orden más elevada de los Hijos Estacionarios de la Trinidad, los Secretos Trinitizados de Supremacía. De estos mundos puedo decir muy poco; y de sus múltiples actividades puedo decir aún menos. Una información así sólo concierne a aquellos seres que trabajan y que salen de allí. Y aunque estoy un poco familiarizado con seis de estos mundos especiales, nunca he aterrizado en Divinington; ese mundo me está totalmente prohibido.
13:1.3 (144.3) Una de las razones por las cuales estos mundos son secretos es que cada una de estas esferas sagradas disfruta de una representación, o manifestación, especializada de las Deidades que componen la Trinidad del Paraíso; no se trata de una personalidad, sino de una presencia única de la Divinidad, que sólo pueden apreciar y comprender los grupos especiales de inteligencias que residen en esa esfera particular, o que son admitidos en ella. Los Secretos Trinitizados de Supremacía son los agentes personales de estas presencias especializadas e impersonales de la Divinidad. Y los Secretos de la Supremacía son unos seres extremadamente personales, magníficamente dotados y maravillosamente adaptados a su tarea elevada y exigente.
13:1.4 (144.4) 1. DIVININGTON. Este mundo es, en un sentido muy especial, el «seno del Padre», la esfera de comunión personal del Padre Universal, y en él se encuentra una manifestación especial de su divinidad. Divinington es el punto de reunión paradisiaco de los Ajustadores del Pensamiento, pero es también el hogar de otras muchas entidades, personalidades y otros seres que tienen su origen en el Padre Universal. Muchas personalidades, además del Hijo Eterno, tienen su origen directo en los actos solitarios del Padre Universal. En esta residencia sólo fraternizan y ejercen su actividad los fragmentos del Padre y las personalidades y los otros seres que tienen su origen directo y exclusivo en el Padre Universal.
13:1.5 (144.5) Los secretos de Divinington incluyen el secreto de la donación y de la misión de los Ajustadores del Pensamiento. Su naturaleza, su origen y la técnica de su contacto con las criaturas humildes de los mundos evolutivos son un secreto de esta esfera paradisiaca. Estas operaciones asombrosas no nos conciernen personalmente a los demás, y por eso las Deidades consideran oportuno ocultar a nuestra plena comprensión algunas características de este gran ministerio divino. En la medida en que nos ponemos en contacto con esta fase de la actividad divina, se nos permite conocer plenamente estas operaciones, pero en lo que se refiere a los detalles íntimos de esta gran donación, no estamos informados por completo.
13:1.6 (145.1) Esta esfera contiene también los secretos de la naturaleza, el propósito y las actividades de todas las otras formas de fragmentos del Padre, de los Mensajeros de Gravedad y de una multitud de otros seres que no os han sido revelados. Es muy probable que si las verdades que se me ocultan sobre Divinington me fueran reveladas, no harían más que confundirme y obstaculizarme en mi trabajo actual, y además, quizás se encuentren más allá de la capacidad conceptual de mi orden de seres.
13:1.7 (145.2) 2. SONARINGTON. Esta esfera es el «seno del Hijo», el mundo receptor personal del Hijo Eterno. Es la sede paradisiaca de los Hijos de Dios descendentes y ascendentes a partir del momento en que son plenamente acreditados y finalmente aprobados. Este mundo es el hogar paradisiaco para todos los Hijos del Hijo Eterno y de sus Hijos coordinados y asociados. Hay numerosas órdenes de filiación divina vinculadas a esta morada celestial que no han sido reveladas a los mortales, puesto que no están relacionadas con los planes del programa ascensional de la progresión espiritual humana a través de los universos y hasta el Paraíso.
13:1.8 (145.3) Los secretos de Sonarington incluyen el secreto de la encarnación de los Hijos divinos. Cuando un Hijo de Dios se convierte en un Hijo del Hombre, cuando nace literalmente de una mujer como sucedió en vuestro mundo hace mil novecientos años, es un misterio universal. Esto está ocurriendo constantemente en todos los universos, y es un secreto de Sonarington relacionado con la filiación divina. Los Ajustadores son un misterio de Dios Padre. La encarnación de los Hijos divinos es un misterio de Dios Hijo; es un secreto encerrado en el séptimo sector de Sonarington, una zona donde nadie penetra salvo aquellos que han pasado personalmente por esta experiencia única. Sólo os han sido comunicadas aquellas fases de la encarnación que tienen que ver con vuestra carrera de ascensión. Existen otras muchas fases del misterio de la encarnación de los tipos no revelados de Hijos Paradisiacos en misiones de servicio universal que no os han sido indicadas. Y Sonarington encierra además otros misterios.
13:1.9 (145.4) 3. SPIRITINGTON. Este mundo es el «seno del Espíritu», el hogar paradisiaco de los seres superiores que representan exclusivamente al Espíritu Infinito. Aquí se reúnen los Siete Espíritus Maestros y algunos de sus descendientes procedentes de todos los universos. En esta morada celestial también se pueden encontrar numerosas órdenes no reveladas de personalidades espirituales, de seres asignados a las múltiples actividades del universo que no están asociadas con los planes destinados a elevar a las criaturas mortales del tiempo hasta los niveles paradisiacos de la eternidad.
13:1.10 (145.5) Los secretos de Spiritington incluyen los misterios impenetrables de la reflectividad. Os hablamos del extenso fenómeno universal de la reflectividad, y más en particular tal como funciona en los mundos sede de los siete superuniversos, pero nunca explicamos plenamente este fenómeno porque no lo entendemos por completo. Comprendemos una gran parte, una grandísima parte, pero muchos detalles fundamentales son todavía un misterio para nosotros. La reflectividad es un secreto de Dios Espíritu. Habéis sido informados de las funciones de la reflectividad en relación con el programa ascensional de la supervivencia humana, y en efecto funciona así, pero la reflectividad es también una característica indispensable del trabajo normal de otras numerosas fases de la actividad universal. Este don del Espíritu Infinito se utiliza también en otros canales distintos a los que sirven para recoger datos y difundir información. Y Spiritington contiene otros secretos.
13:1.11 (145.6) 4. VICEGERINGTON. Este planeta es el «seno del Padre y del Hijo» y es la esfera secreta de ciertos seres no revelados que tienen su origen en los actos del Padre y del Hijo. Es también el hogar paradisiaco de muchos seres glorificados cuya ascendencia es compleja, de aquellos cuyo origen es complicado debido a las muy diversas técnicas que funcionan en los siete superuniversos. En este mundo se reúnen muchos grupos de seres cuya identidad no ha sido revelada a los mortales de Urantia.
13:1.12 (146.1) Los secretos de Vicegerington incluyen los secretos de la trinitización, y la trinitización constituye el secreto de la autoridad para poder representar a la Trinidad, para actuar como vicegerentes de los Dioses. La autorización para representar a la Trinidad sólo se concede a aquellos seres revelados y no revelados que son trinitizados, creados, existenciados o eternizados por dos personas cualquiera de la Trinidad del Paraíso, o por las tres. Las personalidades engendradas por los actos trinitizantes de ciertos tipos de criaturas glorificadas no representan nada más que el potencial conceptual movilizado en esa trinitización, aunque esas criaturas pueden elevarse por el camino del abrazo de la Deidad que está abierto a todas las de su clase.
13:1.13 (146.2) Los seres no trinitizados no comprenden plenamente la técnica de la trinitización empleada por dos o tres Creadores o por ciertas criaturas. Nunca comprenderéis plenamente este fenómeno, a menos que en el lejano futuro de vuestra carrera glorificada intentéis esta aventura y tengáis éxito en ella, porque de otra manera estos secretos de Vicegerington estarán siempre vedados para vosotros. Pero para mí, que soy un ser elevado de origen trinitario, todos los sectores de Vicegerington están abiertos. Comprendo plenamente el secreto de mi origen y de mi destino, y lo protejo igualmente de una manera plena y sagrada.
13:1.14 (146.3) Existen además otras formas y fases de la trinitización que no han sido indicadas a los pueblos de Urantia, y estas experiencias, en sus aspectos personales, están debidamente protegidas en el sector secreto de Vicegerington.
13:1.15 (146.4) 5. SOLITARINGTON. Este mundo es el «seno del Padre y del Espíritu» y es el lugar de reunión de una magnífica multitud de seres no revelados que tienen su origen en los actos conjuntos del Padre Universal y del Espíritu Infinito, unos seres que comparten las características del Padre además de su herencia del Espíritu.
13:1.16 (146.5) Éste es también el hogar de los Mensajeros Solitarios y de otras personalidades de las órdenes superangélicas. Conocéis a muy pocos de estos seres; existe un gran número de órdenes no reveladas en Urantia. El hecho de que estén domiciliados en el quinto mundo no implica necesariamente que el Padre haya tenido algo que ver con la creación de los Mensajeros Solitarios o de sus asociados superangélicos, pero en esta era del universo, el Padre está relacionado con sus actividades. Durante la presente era del universo, ésta es también la esfera a la que pertenecen los Directores del Poder Universal.
13:1.17 (146.6) Existen numerosas órdenes adicionales de personalidades espirituales, de seres desconocidos para el hombre mortal, que consideran a Solitarington como su esfera paradisiaca natal. Se debe recordar que todas las divisiones y niveles de las actividades universales están tan plenamente provistos de ministros espirituales como el ámbito que está ocupado en ayudar al hombre mortal a ascender hasta su destino divino en el Paraíso.
13:1.18 (146.7) Los secretos de Solitarington. Además de ciertos secretos de la trinitización, este mundo contiene los secretos de la relación personal entre el Espíritu Infinito y ciertos descendientes superiores de la Fuente-Centro Tercera. En Solitarington se guardan los misterios de la asociación íntima de numerosas órdenes no reveladas con los espíritus del Padre, del Hijo y del Espíritu, con el triple espíritu de la Trinidad, y con los espíritus del Supremo, del Último y del Supremo-Último.
13:1.19 (146.8) 6. SERAFINGTON. Esta esfera es el «seno del Hijo y del Espíritu», y es el mundo de origen de las inmensas multitudes de seres no revelados creados por el Hijo y el Espíritu. Es también la esfera de destino de todas las órdenes ministrantes de las huestes angélicas, incluyendo a los supernafines, los seconafines y los serafines. En el universo central y en los universos de la periferia sirven también muchas órdenes de espíritus magníficos que no son «espíritus ministrantes para aquellos que heredarán la salvación». Todos estos trabajadores espirituales, en todos los ámbitos y niveles de las actividades universales, consideran a Serafington como su hogar paradisiaco.
13:1.20 (147.1) Los secretos de Serafington incluyen un triple misterio, y sólo puedo mencionar uno de ellos — el misterio de los transportes seráficos. La capacidad que poseen diversas órdenes de serafines y de seres espirituales semejantes para envolver dentro de sus formas espirituales a todas las órdenes de personalidades no materiales y transportarlas durante larguísimos viajes interplanetarios, es un secreto encerrado en los sectores sagrados de Serafington. Los serafines transportadores comprenden este misterio, pero no lo comunican al resto de nosotros, o quizás no pueden. Los otros misterios de Serafington están relacionados con las experiencias personales de tipos de servidores espirituales no revelados hasta ahora a los mortales. Nos abstenemos de hablar de los secretos de estos seres estrechamente relacionados porque casi podéis comprender estas órdenes tan cercanas de existencia, y presentar nuestros conocimientos, incluso parciales, de estos fenómenos sería similar a una traición de la confianza.
13:1.21 (147.2) 7. ASCENDINGTON. Este mundo singular es «el seno del Padre, del Hijo y del Espíritu», el lugar de reunión de las criaturas ascendentes del espacio, la esfera receptora de los peregrinos del tiempo que pasan por el universo de Havona en su camino hacia el Paraíso. Ascendington es el verdadero hogar paradisiaco de las almas ascendentes del tiempo y del espacio hasta que alcanzan el estatus del Paraíso. Vosotros los mortales pasaréis la mayor parte de vuestras «vacaciones» de Havona en Ascendington. Durante vuestra vida en Havona, Ascendington significará para vosotros lo mismo que significaron los directores de la reversión durante la ascensión del universo local y del superuniverso. Aquí os ocuparéis de miles de actividades que sobrepasan el alcance de la imaginación humana. Y al igual que en cada uno de los progresos anteriores de vuestra ascensión hacia Dios, vuestro yo humano emprenderá aquí nuevas relaciones con vuestro yo divino.
13:1.22 (147.3) Los secretos de Ascendington incluyen el misterio de la construcción gradual y segura, en la mente mortal y material, de una contrapartida espiritual y potencialmente inmortal del carácter y de la identidad. Este fenómeno constituye uno de los misterios más desconcertantes de los universos — la evolución de un alma inmortal en la mente de una criatura mortal y material.
13:1.23 (147.4) Nunca comprenderéis plenamente esta misteriosa operación hasta que lleguéis a Ascendington. Esta es la razón por la que todo Ascendington estará abierto a vuestras miradas de asombro. Una séptima parte de Ascendington me está prohibida — ese sector relacionado con este mismo secreto que es (o será) la experiencia y la propiedad exclusivas de vuestro tipo de seres. Esta experiencia pertenece a vuestra orden humana de existencia. Mi orden de personalidad no está relacionada directamente con estas operaciones. Por eso a mí me están prohibidas y a vosotros os serán finalmente reveladas. Pero incluso después de que os sean reveladas, por alguna razón seguirá siendo siempre vuestro secreto. No lo revelaréis ni a nosotros ni a ninguna otra orden de seres. Estamos enterados de la fusión eterna de un Ajustador divino con un alma inmortal de origen humano, pero los finalitarios ascendentes conocen esta misma experiencia como una realidad absoluta.
13:2.1 (147.5) Estos mundos que sirven de hogar para las diversas órdenes de seres espirituales son unas esferas enormes y prodigiosas, y su belleza incomparable y su gloria magnífica son iguales a las del Paraíso. Son mundos de encuentro, esferas para reunirse, que sirven como domicilios cósmicos permanentes. Como finalitarios tendréis vuestro domicilio en el Paraíso, pero Ascendington será vuestra dirección particular en todos los tiempos, incluso cuando empecéis a servir en el espacio exterior. Durante toda la eternidad consideraréis a Ascendington como el hogar de vuestros recuerdos sentimentales y de vuestras memorias del pasado. Cuando os convirtáis en seres espirituales de la séptima fase, es posible que renunciéis a vuestro estado residencial en el Paraíso.
13:2.2 (148.1) Puesto que los universos exteriores están en proceso de formación, y si han de ser habitados por criaturas temporales con potencial de ascensión, entonces deducimos que estos hijos del futuro también estarán destinados a considerar a Ascendington como el mundo de su hogar paradisiaco.
13:2.3 (148.2) Cuando lleguéis al Paraíso, Ascendington es la única esfera sagrada que podréis inspeccionar abiertamente y sin reservas. Vicegerington es la única esfera sagrada que está abierta por completo y sin reservas a mi examen. Aunque sus secretos están relacionados con mi origen, en esta era del universo no considero a Vicegerington como mi hogar. Los seres que tienen su origen en la Trinidad y los seres trinitizados no son la misma cosa.
13:2.4 (148.3) Los seres que tienen su origen en la Trinidad no comparten plenamente los mundos del Padre; tienen su hogar exclusivo en la Isla del Paraíso muy cerca de la Esfera Santísima. A menudo aparecen en Ascendington, «el seno del Padre, del Hijo y del Espíritu», donde fraternizan con sus hermanos que han ascendido desde los mundos humildes del espacio.
13:2.5 (148.4) Podríais suponer que puesto que los Hijos Creadores tienen su origen en el Padre y el Hijo, deberían considerar a Vicegerington como su hogar, pero éste no es el caso en la presente era del universo dominada por las actividades de Dios Séptuple. Y existen muchos problemas similares que os dejarán perplejos, porque encontraréis con seguridad muchas dificultades cuando intentéis comprender estas cosas tan cercanas al Paraíso. Estas cuestiones tampoco las podréis investigar con éxito; sabéis tan poco. Si supierais más cosas sobre los mundos del Padre, encontraríais simplemente más dificultades hasta que lo supiérais todo sobre ellos. La pertenencia a cualquiera de estos mundos secretos se adquiere mediante el servicio así como mediante la naturaleza del origen, y las sucesivas eras del universo pueden redistribuir algunas de estas agrupaciones de personalidades, como de hecho lo hacen.
13:2.6 (148.5) Los mundos del circuito interior son mundos realmente fraternales o de estatus, más que esferas residenciales efectivas. Los mortales alcanzarán algún tipo de estatus en cada uno de los mundos del Padre, salvo en uno. Por ejemplo: cuando vosotros los mortales llegáis a Havona, se os concede el permiso de visitar Ascendington, donde sois muy bien acogidos, pero no se os permite visitar los otros seis mundos sagrados. Después de vuestro paso por el régimen del Paraíso y después de haber sido admitidos en el Cuerpo de la Finalidad, recibís la autorización de ir a Sonarington, puesto que sois hijos de Dios así como ascendentes — y sois incluso más. Pero siempre habrá una séptima parte de Sonarington, el sector de los secretos de la encarnación de los Hijos divinos, que no estará abierta a vuestra inspección. Estos secretos nunca serán revelados a los hijos ascendentes de Dios.
13:2.7 (148.6) Al final podréis acceder plenamente a Ascendington y tendréis un acceso relativo a las otras esferas del Padre, salvo a Divinington. Pero después de que seáis finalitarios, aunque se os conceda el permiso de aterrizar en cinco esferas secretas adicionales, no se os autorizará a visitar todos los sectores de esos mundos. Tampoco se os permitirá aterrizar en las orillas de Divinington, el «seno del Padre», aunque os halléis repetidas veces con toda seguridad «a la diestra del Padre». En toda la eternidad, nunca surgirá ninguna necesidad de que estéis presentes en el mundo de los Ajustadores del Pensamiento.
13:2.8 (149.1) Estos mundos de encuentro de la vida espiritual son territorios prohibidos hasta el punto de que se nos pide que no tratemos de penetrar en aquellas fases de estas esferas que están totalmente fuera del ámbito de nuestra experiencia. Podéis llegar a ser unas criaturas perfectas al igual que el Padre Universal es una deidad perfecta, pero no podéis conocer todos los secretos experienciales de todas las demás órdenes de personalidades del universo. Cuando el Creador comparte con su criatura un secreto experiencial de la personalidad, el Creador conserva ese secreto en una confidencia eterna.
13:2.9 (149.2) Todos estos secretos son probablemente conocidos por el cuerpo colectivo de los Secretos Trinitizados de Supremacía. Estos seres sólo son plenamente conocidos por los grupos especiales de sus mundos; son poco comprendidos por otras órdenes. Después de que alcancéis el Paraíso, conoceréis y amaréis ardientemente a los diez Secretos de Supremacía que dirigen Ascendington. A excepción de Divinington, también conseguiréis comprender parcialmente a los Secretos de Supremacía de los otros mundos del Padre, aunque no tan perfectamente como a los de Ascendington.
13:2.10 (149.3) Los Secretos Trinitizados de Supremacía, como sugiere su nombre, están relacionados con el Supremo; están relacionados igualmente con el Último y con el futuro Supremo-Último. Estos secretos de Supremacía son los secretos del Supremo y también los secretos del Último, e incluso los secretos del Supremo-Último.
13:3.1 (149.4) Las siete esferas luminosas del Hijo Eterno son los mundos de las siete fases de la existencia puramente espiritual. Estos orbes resplandecientes son la fuente de la triple luz del Paraíso y de Havona, y su influencia está ampliamente limitada, pero no del todo, al universo central.
13:3.2 (149.5) La personalidad no está presente en estos satélites del Paraíso; por eso podemos presentar muy poca cosa a la personalidad mortal y material acerca de estas residencias puramente espirituales. Nos enseñan que estos mundos rebosan de vida distinta a la personal de los seres del Hijo Eterno. Deducimos que estas entidades están siendo agrupadas para ejercer su ministerio en los nuevos universos en proyecto del espacio exterior. Los filósofos del Paraíso sostienen que cada ciclo del Paraíso, que dura unos dos mil millones de años del tiempo de Urantia, presencia la creación de reservas adicionales de estas órdenes en los mundos secretos del Hijo Eterno.
13:3.3 (149.6) Según mis informaciones, ninguna personalidad ha estado nunca en ninguna de estas esferas del Hijo Eterno. En toda mi larga experiencia dentro y fuera del Paraíso, nunca he sido designado para visitar uno de estos mundos. Ni siquiera las personalidades cocreadas por el Hijo Eterno van a estos mundos. Deducimos que todos los tipos de espíritus impersonales — cualquiera que sea su origen — son admitidos en estas moradas espirituales. Como yo soy una persona y tengo una forma espiritual, no hay duda de que un mundo así me parecería vacío y abandonado, aunque se me permitiera hacerle una visita. Las personalidades espirituales superiores no son dadas a satisfacer curiosidades sin objeto, aventuras puramente inútiles. En conjunto, existen en todo momento demasiadas aventuras fascinantes y útiles como para permitirnos el desarrollo de cualquier gran interés por unos proyectos inútiles o irreales.
13:4.1 (149.7) Los siete orbes del Espíritu Infinito circulan entre el circuito interior de Havona y las esferas resplandecientes del Hijo Eterno; se trata de unos mundos habitados por los descendientes del Espíritu Infinito, por los hijos trinitizados de las personalidades creadas glorificadas, y por otros tipos de seres no revelados encargados de administrar eficazmente las numerosas empresas de los diversos campos de actividad del universo.
13:4.2 (150.1) Los Siete Espíritus Maestros son los representantes supremos y últimos del Espíritu Infinito. Mantienen sus emplazamientos personales, sus centros de poder, en la periferia del Paraíso, pero todas las operaciones relacionadas con su gestión y dirección del gran universo están dirigidas desde estas siete esferas ejecutivas especiales del Espíritu Infinito. Los Siete Espíritus Maestros son en realidad el volante mental-espiritual del universo de universos, un poder centralizado que lo engloba todo, lo abarca todo y lo coordina todo.
13:4.3 (150.2) Los Espíritus Maestros actúan desde estas siete esferas especiales para igualar y estabilizar los circuitos de la mente cósmica del gran universo. También tienen que ver con la actitud y la presencia espiritual diferencial de las Deidades en todo el gran universo. Las reacciones físicas son uniformes, invariables, y siempre instantáneas y automáticas. Pero la presencia espiritual experiencial está de acuerdo con las condiciones o los estados subyacentes de receptividad espiritual inherentes a cada mente individual de los reinos.
13:4.4 (150.3) La autoridad, la presencia y la actividad físicas son invariables en todos los universos, grandes o pequeños. En lo que se refiere a la presencia — o a la reacción — espiritual, el factor discordante es el diferencial fluctuante con que las criaturas volitivas reconocen y reciben dicha presencia. Aunque a la presencia espiritual de la Deidad absoluta y existencial no le influyen de ninguna manera las actitudes leales o desleales de los seres creados, al mismo tiempo es cierto que a la presencia funcional de la Deidad subabsoluta y experiencial le influyen clara y directamente las decisiones, las elecciones y las actitudes volitivas de estas criaturas finitas — la lealtad y la devoción de cada ser, planeta, sistema, constelación o universo individual. Pero esta presencia espiritual de la divinidad no es caprichosa ni arbitraria; su variación experiencial es inherente al don del libre albedrío con que están dotadas las criaturas personales.
13:4.5 (150.4) El factor que determina el diferencial de la presencia espiritual existe en vuestro propio corazón y en vuestra propia mente, y consiste en vuestra propia manera de elegir, en las decisiones de vuestra mente y en la determinación de vuestra propia voluntad. Este diferencial es inherente a las reacciones libres de los seres personales inteligentes, unos seres a quienes el Padre Universal ha ordenado que ejerzan esta libertad de elección. Las Deidades son siempre fieles a los flujos y reflujos de sus espíritus para poder conocer y satisfacer las condiciones y las exigencias de este diferencial en la elección de las criaturas, ya sea otorgando más su presencia en respuesta a un sincero deseo de la misma, o bien retirándose de la escena cuando sus criaturas deciden lo contrario en el ejercicio de la libertad de elección que les ha sido concedida de manera divina. El espíritu de la divinidad se vuelve así humildemente obediente a la elección de las criaturas de los reinos.
13:4.6 (150.5) Las residencias ejecutivas de los Siete Espíritus Maestros son en realidad las sedes paradisiacas de los siete superuniversos y de sus segmentos correlacionados del espacio exterior. Cada Espíritu Maestro preside un superuniverso, y cada uno de estos siete mundos está exclusivamente asignado a uno de los Espíritus Maestros. No existe literalmente ninguna fase de la administración subparadisiaca de los siete superuniversos que no esté atendida en estos mundos ejecutivos. Estos últimos no son tan exclusivos como las esferas del Padre o las del Hijo, y aunque el estado de residente está limitado a los seres nativos y a aquellos que trabajan allí, estos siete planetas administrativos siempre están abiertos a todos los seres que deseen visitarlos y que puedan disponer de los medios de transporte necesarios.
13:4.7 (151.1) Para mí, estos mundos ejecutivos son los lugares más interesantes y fascinantes que se encuentran fuera del Paraíso. En ninguna otra parte del vasto universo se pueden observar unas actividades tan variadas, que afectan a tantas órdenes diferentes de seres vivientes, relacionadas con operaciones que se efectúan en tantos niveles diferentes, unas ocupaciones que son a la vez materiales, intelectuales y espirituales. Cuando me conceden un período de descanso de mis tareas, si tengo la suerte de estar en el Paraíso o en Havona, me dirijo habitualmente a uno de estos mundos atareados de los Siete Espíritus Maestros para que mi mente se inspire allí con aquellos espectáculos de iniciativa, devoción, lealtad, sabiduría y eficacia. En ninguna otra parte de los siete niveles de la realidad universal puedo observar una interasociación tan asombrosa de realizaciones de la personalidad. Siempre me siento estimulado por las actividades de aquellos que saben muy bien cómo hacer su trabajo, y que tanto disfrutan haciéndolo.
13:4.8 (151.2) [Presentado por un Perfeccionador de la Sabiduría, nombrado para esta tarea por los Ancianos de los Días de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 14
14:0.1 (152.1) EL universo perfecto y divino ocupa el centro de toda la creación; es el núcleo eterno alrededor del cual giran las inmensas creaciones del tiempo y del espacio. El Paraíso es la gigantesca Isla nuclear con estabilidad absoluta que reposa inmóvil en el corazón mismo del magnífico universo eterno. Esta familia planetaria central se llama Havona y se encuentra muy alejada del universo local de Nebadon. Sus dimensiones son enormes, su masa es casi increíble, y está compuesta de mil millones de esferas que poseen una belleza inimaginable y una grandiosidad espléndida, pero la verdadera magnitud de esta inmensa creación sobrepasa realmente el alcance de la comprensión de la mente humana.
14:0.2 (152.2) Éste es el único conjunto de mundos estabilizado, perfecto y establecido. Es un universo totalmente creado y perfecto; no se ha desarrollado por evolución. Es el núcleo eterno de la perfección, alrededor del cual da vueltas la procesión interminable de universos que constituyen el extraordinario experimento evolutivo, la audaz aventura de los Hijos Creadores de Dios, los cuales aspiran a copiar en el tiempo y a reproducir en el espacio el universo modelo, el ideal de la culminación divina, de la finalidad suprema, de la realidad última y de la perfección eterna.
14:1.1 (152.3) Desde la periferia del Paraíso hasta las fronteras interiores de los siete superuniversos se encuentran las siete condiciones y movimientos espaciales siguientes:
14:1.2 (152.4) 1. Las zonas en reposo del espacio intermedio que entran en contacto con el Paraíso.
14:1.3 (152.5) 2. La procesión en el sentido de las agujas del reloj de los tres circuitos del Paraíso y de los siete circuitos de Havona.
14:1.4 (152.6) 3. La zona semitranquila de espacio que separa a los circuitos de Havona de los cuerpos gravitatorios oscuros del universo central.
14:1.5 (152.7) 4. El cinturón interior de los cuerpos gravitatorios oscuros, que se mueve en sentido contrario a las agujas del reloj.
14:1.6 (152.8) 5. La segunda zona de espacio, única en su género, que divide las dos trayectorias espaciales de los cuerpos gravitatorios oscuros.
14:1.7 (152.9) 6. El cinturón exterior de los cuerpos gravitatorios oscuros, que gira en el sentido de las agujas del reloj alrededor del Paraíso.
14:1.8 (152.10) 7. Una tercera zona espacial — una zona semitranquila — que separa al cinturón exterior de los cuerpos gravitatorios oscuros de los circuitos más interiores de los siete superuniversos.
14:1.9 (152.11) Los mil millones de mundos de Havona están dispuestos en siete circuitos concéntricos que rodean directamente a los tres circuitos de satélites del Paraíso. Hay más de treinta y cinco millones de mundos en el circuito más interior de Havona, y más de doscientos cuarenta y cinco millones en el más exterior, con cantidades proporcionales intermedias. Cada circuito es diferente, pero todos están perfectamente equilibrados y exquisitamente organizados, y cada uno de ellos está impregnado de una representación especializada del Espíritu Infinito, de uno de los Siete Espíritus de los Circuitos. Además de otras funciones, este Espíritu impersonal coordina la conducta de los asuntos celestiales en todas las partes de cada circuito.
14:1.10 (153.1) Los circuitos planetarios de Havona no están superpuestos; sus mundos se suceden unos a otros en una procesión lineal ordenada. El universo central gira alrededor de la Isla estacionaria del Paraíso en un inmenso plano compuesto de diez unidades concéntricas estabilizadas — los tres circuitos de las esferas del Paraíso y los siete circuitos de los mundos de Havona. Desde el punto de vista físico, los circuitos de Havona y del Paraíso forman un solo sistema; los separamos en reconocimiento de su división funcional y administrativa.
14:1.11 (153.2) El tiempo no se cuenta en el Paraíso; la secuencia de los acontecimientos sucesivos es inherente al concepto que poseen los nativos de la Isla central. Pero el tiempo guarda relación con los circuitos de Havona y con los numerosos seres de origen celestial y terrestre que residen allí. Cada mundo de Havona tiene su propio tiempo local, determinado por su circuito. Todos los mundos de un circuito dado tienen un año de la misma duración, puesto que giran uniformemente alrededor del Paraíso, y la duración de estos años planetarios disminuye desde el circuito más exterior hasta el más interior.
14:1.12 (153.3) Además del tiempo de los circuitos de Havona, existe el día oficial del Paraíso-Havona y otras denominaciones temporales que están determinadas por los siete satélites paradisiacos del Espíritu Infinito, y emitidas desde allí. El día oficial del Paraíso-Havona está basado en la cantidad de tiempo que necesitan las moradas planetarias del primer circuito, o circuito interior de Havona, para completar una revolución alrededor de la Isla del Paraíso; y aunque su velocidad es enorme debido a que están situadas entre los cuerpos gravitatorios oscuros y el gigantesco Paraíso, estas esferas necesitan casi mil años para completar su circuito. Habéis leído la verdad sin saberlo cuando vuestros ojos se posaron sobre la afirmación: «Mil años es como un día con Dios, como una vigilia en la noche». Un día del Paraíso-Havona es exactamente como mil años del calendario bisiesto actual de Urantia, menos siete minutos, tres segundos y un octavo de segundo.
14:1.13 (153.4) Este día del Paraíso-Havona es la medida oficial de tiempo para los siete superuniversos, aunque cada uno de ellos mantiene sus propios criterios internos de tiempo.
14:1.14 (153.5) En las afueras de este inmenso universo central, mucho más allá del séptimo cinturón de mundos de Havona, circula una cantidad increíble de enormes cuerpos gravitatorios oscuros. Estas innumerables masas oscuras son totalmente distintas en muchos aspectos a los otros cuerpos espaciales; son muy diferentes incluso en la forma. Estos cuerpos gravitatorios oscuros no reflejan ni absorben la luz; no reaccionan a la luz de la energía física, y rodean y envuelven tan completamente a Havona que la ocultan a la vista de los universos habitados del tiempo y del espacio, incluso de los más cercanos.
14:1.15 (153.6) El gran cinturón de los cuerpos gravitatorios oscuros está dividido en dos circuitos elípticos iguales por una intrusión de espacio única en su género. El cinturón exterior gira en el sentido de las agujas del reloj, y el cinturón interior en sentido contrario. Estas direcciones alternas del movimiento, unidas a la masa extraordinaria de los cuerpos oscuros, igualan las líneas de la gravedad de Havona de una manera tan eficaz que convierten al universo central en una creación físicamente equilibrada y perfectamente estabilizada.
14:1.16 (153.7) La procesión interior de los cuerpos gravitatorios oscuros está dispuesta de forma tubular y consiste en tres agrupaciones circulares. Un corte transversal de este circuito mostraría tres círculos concéntricos con una densidad casi igual. El circuito exterior de los cuerpos gravitatorios oscuros está organizado perpendicularmente y es diez mil veces más alto que el circuito interior. El diámetro vertical del circuito exterior es cincuenta mil veces mayor que el diámetro transversal.
14:1.17 (154.1) El espacio intermedio que existe entre estos dos circuitos de cuerpos gravitatorios es único, puesto que no se encuentra nada semejante en ninguna otra parte de todo el extenso universo. Esta zona está caracterizada por enormes movimientos ondulatorios de naturaleza vertical y está impregnada de actividades energéticas extraordinarias de tipo desconocido.
14:1.18 (154.2) En nuestra opinión, la evolución futura de los niveles del espacio exterior no estará caracterizada por nada que se parezca a los cuerpos gravitatorios oscuros del universo central; consideramos que estas procesiones alternas de los prodigiosos cuerpos equilibradores de la gravedad son únicas en el universo maestro.
14:2.1 (154.3) Los seres espirituales no viven en un espacio nebuloso; no residen en unos mundos etéreos; están domiciliados en unas esferas concretas de naturaleza material, en unos mundos tan reales como aquellos donde viven los mortales. Los mundos de Havona son reales y tangibles, aunque su sustancia tangible difiere de la organización material de los planetas de los siete superuniversos.
14:2.2 (154.4) Las realidades físicas de Havona representan un tipo de organización energética radicalmente diferente a cualquier otro que predomine en los universos evolutivos del espacio. Las energías de Havona son triples; las unidades de la energía-materia de los superuniversos contienen una carga energética doble, aunque existe una forma de energía con las fases positiva y negativa. La creación del universo central es triple (procede de la Trinidad); la creación de un universo local es (directamente) doble, efectuada por un Hijo Creador y un Espíritu Creativo.
14:2.3 (154.5) La materia de Havona está compuesta exactamente de la organización de mil elementos químicos básicos y del funcionamiento equilibrado de las siete formas de energía de Havona. Cada una de estas energías básicas manifiesta siete fases de excitación, de manera que los nativos de Havona responden a cuarenta y nueve estímulos sensoriales diferentes. En otras palabras, visto desde un punto de vista puramente físico, los nativos del universo central poseen cuarenta y nueve formas especializadas de sensaciones. Los sentidos morontiales ascienden a setenta, y los tipos espirituales superiores de respuestas reactivas varían, en las diferentes clases de seres, entre setenta y doscientas diez.
14:2.4 (154.6) Ninguno de los seres físicos del universo central sería visible para los urantianos. Y ninguno de los estímulos físicos de esos mundos lejanos provocaría tampoco ninguna reacción en vuestros órganos sensoriales rudimentarios. Si un mortal de Urantia pudiera ser transportado hasta Havona, estaría allí sordo, ciego y desprovisto por completo de todas las demás reacciones sensoriales; sólo podría actuar como un ser limitado consciente de sí mismo, privado de todos los estímulos ambientales y de toda reacción a los mismos.
14:2.5 (154.7) En la creación central se producen numerosos fenómenos físicos y reacciones espirituales que son desconocidos en los mundos tales como Urantia. La organización básica de una creación triple es totalmente distinta a la constitución doble de los universos creados del tiempo y del espacio.
14:2.6 (154.8) Todas las leyes naturales están coordinadas sobre una base enteramente diferente a la de los sistemas energéticos duales de las creaciones evolutivas. Todo el universo central está organizado con arreglo a un triple sistema de control perfecto y simétrico. En la totalidad del sistema Paraíso-Havona se mantiene un equilibrio perfecto entre todas las realidades cósmicas y todas las fuerzas espirituales. El Paraíso, con su control absoluto sobre la creación material, regula y mantiene perfectamente las energías físicas de este universo central; el Hijo Eterno, como parte de su atracción espiritual que lo abarca todo, sostiene de la manera más perfecta el estado espiritual de todos los que viven en Havona. En el Paraíso nada es experimental, y el sistema Paraíso-Havona es una unidad de perfección creativa.
14:2.7 (155.1) La gravedad espiritual universal del Hijo Eterno es asombrosamente activa en todo el universo central. Todos los valores de espíritu y todas las personalidades espirituales son atraídos incesantemente hacia el interior, hacia la residencia de los Dioses. Este impulso hacia Dios es intenso e ineludible. La ambición de alcanzar a Dios es más fuerte en el universo central, no porque la gravedad espiritual sea allí más fuerte que en los universos exteriores, sino porque los seres que han llegado hasta Havona están más plenamente espiritualizados y, en consecuencia, son más sensibles a la acción siempre presente de la atracción universal de la gravedad espiritual del Hijo Eterno.
14:2.8 (155.2) El Espíritu Infinito atrae igualmente todos los valores intelectuales hacia el Paraíso. La gravedad mental del Espíritu Infinito funciona en todo el universo central en unión con la gravedad espiritual del Hijo Eterno, y las dos juntas forman el impulso combinado que sienten las almas ascendentes de encontrar a Dios, alcanzar la Deidad, llegar al Paraíso y conocer al Padre.
14:2.9 (155.3) Havona es un universo espiritualmente perfecto y físicamente estable. El control y la estabilidad equilibrada del universo central parecen ser perfectos. Todo aquello que es físico o espiritual es perfectamente previsible, pero los fenómenos mentales y la volición de la personalidad no lo son. Deducimos que se puede considerar que es imposible que se produzca el pecado, pero lo deducimos sobre la base de que las criaturas nativas de Havona, dotadas de libre albedrío, nunca han sido culpables de transgredir la voluntad de la Deidad. Durante toda la eternidad, estos seres celestiales han sido firmemente leales a los Eternos de los Días. El pecado tampoco ha aparecido en ninguna criatura que ha entrado como peregrino en Havona. Nunca ha habido un ejemplo de mala conducta por parte de ninguna criatura de ningún grupo de personalidades creadas o admitidas en el universo central de Havona. Los métodos y los medios de selección de los universos del tiempo son tan perfectos y tan divinos que nunca se ha cometido un error en la historia de Havona; nunca se han producido equivocaciones; ningún alma ascendente ha sido nunca prematuramente admitida en el universo central.
14:3.1 (155.4) En cuanto al gobierno del universo central, no existe ninguno. Havona es tan exquisitamente perfecto que no se necesita ningún sistema intelectual de gobierno. No existen tribunales regularmente constituidos, ni tampoco hay asambleas legislativas; Havona sólo necesita una dirección administrativa. Aquí se puede observar la cima de los ideales del verdadero dominio de sí mismo.
14:3.2 (155.5) No hay necesidad de gobierno entre estas inteligencias perfectas y casi perfectas. No tienen ninguna necesidad de reglamentación, porque se trata de unos seres nacidos perfectos, entremezclados con criaturas evolutivas que han pasado hace mucho tiempo el examen de los tribunales supremos de los superuniversos.
14:3.3 (155.6) La administración de Havona no es automática, pero es maravillosamente perfecta y divinamente eficaz. Es principalmente planetaria y está a cargo del Eterno de los Días residente, pues cada esfera de Havona está dirigida por una de estas personalidades de origen trinitario. Los Eternos de los Días no son creadores, pero son unos administradores perfectos. Enseñan con una habilidad suprema y dirigen a sus hijos planetarios con una sabiduría tan perfecta que linda con la absolutidad.
14:3.4 (156.1) Los mil millones de esferas del universo central constituyen los mundos educativos de las altas personalidades nativas del Paraíso y de Havona, y sirven además como terreno de prueba final para las criaturas ascendentes de los mundos evolutivos del tiempo. A fin de llevar a cabo el gran plan del Padre Universal para la ascensión de las criaturas, los peregrinos del tiempo son desembarcados en los mundos receptores del circuito exterior, el séptimo, y después de acrecentar su formación y de ampliar su experiencia, avanzan progresivamente hacia el interior, planeta tras planeta y círculo tras círculo, hasta que alcanzan finalmente a las Deidades y consiguen residir en el Paraíso.
14:3.5 (156.2) En la actualidad, aunque las esferas de los siete circuitos se mantienen en toda su gloria celestial, sólo se utiliza cerca del uno por ciento de toda la capacidad planetaria para la tarea de fomentar el plan universal del Padre para la ascensión de los mortales. Cerca de una décima parte del uno por ciento de la superficie de estos mundos enormes está dedicada a la vida y a las actividades del Cuerpo de la Finalidad, compuesto por unos seres establecidos eternamente en la luz y la vida, que residen a menudo en los mundos de Havona y ejercen allí su ministerio. Estos seres elevados tienen su residencia personal en el Paraíso.
14:3.6 (156.3) La construcción planetaria de las esferas de Havona es totalmente diferente a la de los mundos y sistemas evolutivos del espacio. No es conveniente utilizar unas esferas tan enormes como mundos habitados en ninguna otra parte de todo el gran universo. Su constitución física triata, unida al efecto equilibrador de los inmensos cuerpos gravitatorios oscuros, hace posible igualar de manera tan perfecta las fuerzas físicas y equilibrar de forma tan exquisita las diversas fuerzas de atracción de esta creación extraordinaria. La antigravedad también se emplea para organizar las funciones materiales y las actividades espirituales de estos mundos enormes.
14:3.7 (156.4) La arquitectura, la iluminación y el calentamiento, así como el embellecimiento biológico y artístico de las esferas de Havona sobrepasan por completo los mayores esfuerzos que pueda hacer la imaginación humana. No os puedo decir mucho sobre Havona; para comprender su belleza y su grandiosidad tenéis que verla. Pero hay ríos y lagos verdaderos en estos mundos perfectos.
14:3.8 (156.5) Espiritualmente, estos mundos están equipados de manera ideal; están apropiadamente adaptados a su meta de alojar a las numerosas órdenes de seres diferentes que ejercen su actividad en el universo central. En estos mundos magníficos tienen lugar numerosas actividades que están mucho más allá de la comprensión humana.
14:4.1 (156.6) En los mundos de Havona hay siete formas fundamentales de cosas y de seres vivientes, y cada una de estas formas fundamentales existe bajo tres fases distintas. Cada una de estas tres fases se divide en setenta divisiones mayores, y cada división mayor está compuesta de mil divisiones menores con otras subdivisiones a su vez, y así sucesivamente. Estos grupos fundamentales de vida podrían clasificarse como sigue:
14:4.2 (156.7) 1. Materiales.
14:4.3 (156.8) 2. Morontiales.
14:4.4 (156.9) 3. Espirituales.
14:4.5 (156.10) 4. Absonitos.
14:4.6 (156.11) 5. Últimos.
14:4.7 (156.12) 6. Coabsolutos.
14:4.8 (156.13) 7. Absolutos.
14:4.9 (157.1) El deterioro y la muerte no forman parte del ciclo de la vida en los mundos de Havona. En el universo central, las criaturas vivientes inferiores sufren la transmutación de la materialización. Cambian de forma y de manifestación, pero no se descomponen mediante el proceso del deterioro y de la muerte celular.
14:4.10 (157.2) Los nativos de Havona descienden todos de la Trinidad del Paraíso. Sus progenitores no han sido las criaturas, y son seres que no se reproducen. No podemos describir la creación de estos ciudadanos del universo central, unos seres que nunca fueron creados. Toda la historia de la creación de Havona es un intento por hacer espacio-temporal un hecho de la eternidad que no tiene ninguna relación con el tiempo ni con el espacio, tal como el hombre mortal los comprende. Pero debemos concederle a la filosofía humana un punto de origen; incluso las personalidades que están muy por encima del nivel humano necesitan el concepto de un «comienzo». Sin embargo, el sistema Paraíso-Havona es eterno.
14:4.11 (157.3) Los nativos de Havona viven en los mil millones de esferas del universo central en el mismo sentido en que otras órdenes de ciudadanos permanentes residen en sus esferas respectivas de nacimiento. Al igual que la orden material de filiación dirige la economía material, intelectual y espiritual de los mil millones de sistemas locales de un superuniverso, en un sentido más amplio los nativos de Havona viven y ejercen su actividad en los mil millones de mundos del universo central. Quizás podríais considerar a estos habitantes de Havona como criaturas materiales en el sentido en que la palabra «material» se pudiera ampliar para poder describir las realidades físicas del universo divino.
14:4.12 (157.4) Havona posee una vida autóctona que tiene un significado en sí misma y por sí misma. Los habitantes de Havona ofrecen su ministerio de muchas maneras a los que descienden desde el Paraíso y a los ascendentes de los superuniversos, pero viven también unas vidas que son únicas en el universo central y que tienen un significado relativo con total independencia del Paraíso o de los superuniversos.
14:4.13 (157.5) Al igual que la adoración de los hijos por la fe de los mundos evolutivos contribuye a satisfacer el amor del Padre Universal, la adoración exaltada de las criaturas de Havona sacia los ideales perfectos de la belleza y de la verdad divinas. Al igual que el hombre mortal se esfuerza por hacer la voluntad de Dios, estos seres del universo central viven para satisfacer los ideales de la Trinidad del Paraíso. En su naturaleza misma, ellos son la voluntad de Dios. El hombre se alegra de la bondad de Dios, los habitantes de Havona se regocijan de la belleza divina, mientras que los dos disfrutáis del ministerio de la libertad de la verdad viviente.
14:4.14 (157.6) Los havonianos tienen a la vez un destino actual optativo y un destino futuro no revelado. Y existe una progresión para las criaturas nativas que es propia del universo central, una progresión que no supone ni la ascensión al Paraíso ni la penetración en los superuniversos. Esta progresión hacia un estado más elevado en Havona se puede indicar como sigue:
14:4.15 (157.7) 1. Progreso experiencial hacia el exterior, desde el primero hasta el séptimo circuito.
14:4.16 (157.8) 2. Progreso hacia el interior, desde el séptimo hasta el primer circuito.
14:4.17 (157.9) 3. Progreso dentro de un circuito — progresión en los mundos de un circuito dado.
14:4.18 (157.10) Además de los nativos de Havona, la población del universo central contiene numerosas clases de seres modelo para los diversos grupos del universo — consejeros, directores y educadores de su misma especie y para los de su misma especie en toda la creación. Todos los seres en todos los universos son creados según algún tipo de criatura modelo que vive en uno de los mil millones de mundos de Havona. Incluso los mortales del tiempo tienen su meta y sus ideales de existencia como criaturas en los circuitos exteriores de estas esferas modelo de las alturas.
14:4.19 (157.11) Luego están los seres que han alcanzado al Padre Universal, que tienen derecho a ir y venir, y que son destinados aquí y allá en los universos para realizar misiones de servicio especial. Y en cada mundo de Havona se encontrará a los candidatos a la consecución, a aquellos que han alcanzado físicamente el universo central, pero que todavía no han conseguido el desarrollo espiritual que les permitirá solicitar su residencia en el Paraíso.
14:4.20 (158.1) El Espíritu Infinito está representado en los mundos de Havona por una multitud de personalidades, por unos seres de bondad y de gloria, que administran los detalles de los complejos asuntos intelectuales y espirituales del universo central. En estos mundos de perfección divina, efectúan el trabajo autóctono para la conducción normal de esta enorme creación y, además, llevan adelante las múltiples tareas de enseñar, formar y ayudar a la inmensa cantidad de criaturas ascendentes que se han elevado hasta la gloria desde los mundos tenebrosos del espacio.
14:4.21 (158.2) Hay numerosos grupos de seres nativos del sistema Paraíso-Havona que no están directamente asociados de ninguna manera con el programa de ascensión que permite a las criaturas alcanzar la perfección; por eso los omitimos de las clasificaciones de personalidades que presentamos a las razas mortales. Sólo presentamos aquí a los grupos principales de seres superhumanos y a aquellas órdenes directamente relacionadas con la experiencia de vuestra supervivencia.
14:4.22 (158.3) Havona pulula de vida de todas las fases de seres inteligentes, que tratan de avanzar allí desde los circuitos inferiores hasta los circuitos superiores, en sus esfuerzos por alcanzar unos niveles más elevados de comprensión de la divinidad y una apreciación más amplia de los significados supremos, de los valores últimos y de la realidad absoluta.
14:5.1 (158.4) En Urantia pasáis por una prueba corta e intensa durante la vida inicial de vuestra existencia material. En los mundos de las mansiones y pasando por vuestro sistema, vuestra constelación y vuestro universo local, atravesáis las fases morontiales de la ascensión. En los mundos formativos del superuniverso pasáis por las verdaderas etapas espirituales de la progresión y os preparáis para el tránsito final hacia Havona. En los siete circuitos de Havona, vuestra consecución es intelectual, espiritual y experiencial. Y existe una tarea determinada a realizar en cada uno de los mundos de cada uno de estos circuitos.
14:5.2 (158.5) La vida en los mundos divinos del universo central es tan rica y tan plena, tan completa y tan repleta, que trasciende totalmente el concepto humano de todo lo que un ser creado podría experimentar. Las actividades sociales y económicas de esta creación eterna son completamente distintas a las ocupaciones de las criaturas materiales que viven en los mundos evolutivos como Urantia. Incluso la técnica del pensamiento en Havona es diferente a los procesos mentales en Urantia.
14:5.3 (158.6) Las reglamentaciones en el universo central son naturales de forma apropiada e inherente; las normas de conducta no son arbitrarias. En todas las necesidades de Havona se revela la razón de la rectitud y la regla de la justicia. Y estos dos factores combinados equivalen a lo que en Urantia se denominaría equidad. Cuando lleguéis a Havona, disfrutaréis haciendo las cosas con naturalidad y de la manera que deben hacerse.
14:5.4 (158.7) Cuando los seres inteligentes alcanzan por primera vez el universo central, son recibidos y domiciliados en el mundo piloto del séptimo circuito de Havona. A medida que los recién llegados progresan espiritualmente, consiguen comprender la identidad del Espíritu Maestro de su superuniverso, son trasladados al sexto círculo. (Los círculos del progreso de la mente humana han sido denominados según estas disposiciones del universo central). Después de que los ascendentes han conseguido comprender la Supremacía y están preparados así para la aventura de la Deidad, son conducidos al quinto circuito; y después de alcanzar al Espíritu Infinito, son trasladados al cuarto. Una vez que han logrado llegar al Hijo Eterno, son trasladados al tercero; y cuando han reconocido al Padre Universal, van a residir en el segundo circuito de mundos, donde se familiarizan más con las multitudes del Paraíso. La llegada al primer circuito de Havona significa que los candidatos del tiempo han sido aceptados para el servicio en el Paraíso. Según haya sido la duración y la naturaleza de su ascensión como criaturas, se quedarán durante un tiempo indeterminado en el circuito interior de consecución espiritual progresiva. Desde este circuito interior, los peregrinos ascendentes pasan hacia el interior para residir en el Paraíso y para ser admitidos en el Cuerpo de la Finalidad.
14:5.5 (159.1) Durante vuestra estancia en Havona como peregrinos ascendentes, se os permitirá visitar libremente los mundos del circuito donde estéis destinados. También se os permitirá regresar a los planetas de aquellos circuitos que habréis atravesado previamente. Todo esto es posible para aquellos que residen en los círculos de Havona sin que tengan la necesidad de ser transportados por los supernafines. Los peregrinos del tiempo pueden equiparse ellos mismos para atravesar el espacio «conquistado», pero han de depender de las técnicas establecidas para franquear el espacio «no conquistado»; un peregrino no puede salir de Havona ni avanzar más allá del circuito al que está asignado sin la ayuda de un supernafín transportador.
14:5.6 (159.2) Existe una originalidad reconfortante en esta inmensa creación central. Aparte de la organización física de la materia y de la constitución fundamental de las órdenes básicas de seres inteligentes y de otras criaturas vivientes, los mundos de Havona no tienen nada en común. Cada uno de estos planetas es una creación original, única y exclusiva; cada planeta es una obra incomparable, magnífica y perfecta. Y esta individualidad tan diversa se extiende a todas las características de los aspectos físicos, intelectuales y espirituales de la existencia planetaria. Cada una de estas mil millones de esferas perfectas ha sido desarrollada y embellecida de acuerdo con los planes del Eterno de los Días residente. Y ésta es precisamente la razón por la que no hay dos que sean iguales.
14:5.7 (159.3) La tónica de la aventura y el estímulo de la curiosidad no desaparecerán de vuestra carrera hasta que no hayáis atravesado el último circuito de Havona y visitado el último mundo de Havona. Y entonces el estímulo, el impulso hacia adelante de la eternidad, reemplazará a su predecesor, al atractivo de la aventura del tiempo.
14:5.8 (159.4) La monotonía indica la inmadurez de la imaginación creativa y la inactividad de la coordinación intelectual con la dotación espiritual. Cuando un mortal ascendente empieza a explorar estos mundos celestiales, ya ha alcanzado la madurez emocional, intelectual y social, si no espiritual.
14:5.9 (159.5) A medida que avancéis de circuito en circuito en Havona, no sólo tendréis que hacer frente a unos cambios inimaginables, sino que vuestro asombro será inexpresable a medida que progreséis de planeta en planeta dentro de cada circuito. Cada uno de estos mil millones de mundos de estudio es una verdadera universidad de sorpresas. Aquellos que atraviesan estos circuitos y recorren estas gigantescas esferas experimentan un asombro continuo, una admiración interminable. La monotonía no forma parte de la carrera en Havona.
14:5.10 (159.6) El amor de la aventura, la curiosidad y el horror a la monotonía — esas características inherentes a la naturaleza humana en evolución — no han sido puestos ahí simplemente para exasperaros y enojaros durante vuestra breve estancia en la Tierra, sino más bien para sugeriros que la muerte sólo es el comienzo de una carrera de aventuras sin fin, de una vida perpetua de anticipaciones, de un eterno viaje de descubrimientos.
14:5.11 (160.1) La curiosidad — el espíritu de investigación, el estímulo del descubrimiento, el impulso a la exploración — forma parte de la dotación innata y divina de las criaturas evolutivas del espacio. Estos impulsos naturales no se os han dado solamente para ser frustrados y reprimidos. Es cierto que estos impulsos ambiciosos han de ser refrenados con frecuencia durante vuestra corta vida en la Tierra, y que a menudo se experimentan decepciones, pero serán plenamente realizados y gloriosamente satisfechos durante las largas eras por venir.
14:6.1 (160.2) La gama de actividades en los siete circuitos de Havona es enorme. En general, se pueden describir como sigue:
14:6.2 (160.3) 1. Havonianas.
14:6.3 (160.4) 2. Paradisiacas.
14:6.4 (160.5) 3. Finito-ascendentes — evolutivas Supremo-Últimas.
14:6.5 (160.6) Muchas actividades superfinitas tienen lugar en el Havona de la presente era del universo, incluyendo una incalculable diversidad de fases absonitas y de otros tipos relacionadas con las funciones mentales y espirituales. Es posible que el universo central sirva para muchos fines que no me han sido revelados, ya que funciona de numerosas maneras que sobrepasan la comprensión de la mente creada. Sin embargo, intentaré describir cómo esta creación perfecta atiende las necesidades y contribuye a satisfacer siete órdenes de inteligencias universales.
14:6.6 (160.7) 1. El Padre Universal — la Fuente-Centro Primera. Dios Padre obtiene una satisfacción parental suprema de la perfección de la creación central. Disfruta de la experiencia de saciar su amor en unos niveles cercanos a la igualdad. El Creador perfecto está divinamente satisfecho con la adoración de las criaturas perfectas.
14:6.7 (160.8) Havona proporciona al Padre la satisfacción suprema de lo conseguido. La perfección llevada a cabo en Havona compensa el retraso espacio-temporal del impulso eterno a la expansión infinita.
14:6.8 (160.9) El Padre disfruta con que la belleza divina de Havona se corresponda con la suya. La mente divina se siente satisfecha de proporcionar un modelo perfecto de armonía exquisita a todos los universos en evolución.
14:6.9 (160.10) Nuestro Padre contempla el universo central con un placer perfecto, porque es una digna revelación de la realidad espiritual para todas las personalidades del universo de universos.
14:6.10 (160.11) El Dios de los universos considera favorablemente a Havona y al Paraíso como el eterno núcleo de poder para todas las expansiones universales posteriores en el tiempo y el espacio.
14:6.11 (160.12) El Padre eterno ve con satisfacción interminable la creación de Havona como una meta digna y atractiva para los candidatos ascendentes del tiempo, sus nietos mortales del espacio que alcanzan el hogar eterno de su Creador-Padre. Y Dios disfruta con el universo Paraíso-Havona como hogar eterno de la Deidad y de la familia divina.
14:6.12 (160.13) 2. El Hijo Eterno — la Fuente-Centro Segunda. La magnífica creación central proporciona al Hijo Eterno la prueba eterna de que la asociación de la familia divina — el Padre, el Hijo y el Espíritu — es eficaz. Es la base espiritual y material para tener una confianza absoluta en el Padre Universal.
14:6.13 (160.14) Havona proporciona al Hijo Eterno una base casi ilimitada para hacer realidad la expansión constante del poder espiritual. El universo central proporcionó al Hijo Eterno el terreno donde pudo demostrar con certidumbre y seguridad el espíritu y la técnica del ministerio de donación para instruir a sus Hijos Paradisiacos asociados.
14:6.14 (161.1) Havona es la realidad sobre la que se basa el control de la gravedad espiritual del Hijo Eterno sobre el universo de universos. Este universo proporciona al Hijo la satisfacción de su anhelo parental, la reproducción espiritual.
14:6.15 (161.2) Los mundos de Havona y sus habitantes perfectos son la demostración inicial y eternamente final de que el Hijo es el Verbo del Padre. De esta manera, la conciencia que tiene el Hijo de ser un complemento infinito del Padre está perfectamente satisfecha.
14:6.16 (161.3) Este universo proporciona la oportunidad de realizar una fraternidad recíproca, en un pie de igualdad, entre el Padre Universal y el Hijo Eterno, y esto constituye la prueba perpetua de que cada uno de ellos es una personalidad infinita.
14:6.17 (161.4) 3. El Espíritu Infinito — la Fuente-Centro Tercera. El universo de Havona proporciona al Espíritu Infinito la prueba de que él es el Actor Conjunto, el representante infinito del Padre y del Hijo unificados. El Espíritu Infinito obtiene en Havona la satisfacción combinada de ejercer su función como actividad creadora mientras disfruta de la satisfacción de coexistir de manera absoluta con esta consecución divina.
14:6.18 (161.5) El Espíritu Infinito encontró en Havona un terreno donde pudo demostrar la capacidad y la buena voluntad para servir como ministro potencial de la misericordia. En esta creación perfecta, el Espíritu efectuó su ensayo para la aventura de aportar su ministerio a los universos evolutivos.
14:6.19 (161.6) Esta creación perfecta proporcionó al Espíritu Infinito la oportunidad de participar en la administración del universo con sus dos padres divinos — de administrar un universo como descendiente Creador y asociado, preparándose así para la administración conjunta de los universos locales bajo la forma de los Espíritus Creativos asociados a los Hijos Creadores.
14:6.20 (161.7) Los mundos de Havona son el laboratorio mental de los creadores de la mente cósmica y de los ministros para la mente de todas las criaturas que existen. La mente es diferente en cada mundo de Havona, y sirve de modelo para todos los intelectos espirituales y materiales de las criaturas.
14:6.21 (161.8) Estos mundos perfectos son las escuelas mentales superiores para todos los seres destinados a la sociedad del Paraíso. Proporcionaron al Espíritu abundantes oportunidades para probar la técnica del ministerio mental sobre unas personalidades a quienes esta prueba no afectó pero que sí dio resultados consultivos.
14:6.22 (161.9) Havona es una compensación para el Espíritu Infinito por su extenso trabajo desinteresado en los universos del espacio. Havona es el hogar y el retiro perfectos para el Ministro incansable de la Mente del tiempo y del espacio.
14:6.23 (161.10) 4. El Ser Supremo — la unificación evolutiva de la Deidad experiencial. La creación de Havona es la prueba eterna y perfecta de la realidad espiritual del Ser Supremo. Esta creación perfecta es una revelación de la naturaleza espiritual perfecta y simétrica de Dios Supremo antes de que empezara la síntesis, entre el poder y la personalidad, de los reflejos finitos de las Deidades del Paraíso en los universos experienciales del tiempo y del espacio.
14:6.24 (161.11) En Havona, los potenciales del poder del Todopoderoso están unificados con la naturaleza espiritual del Supremo. Esta creación central es un ejemplo de la unidad eterna del Supremo en el futuro.
14:6.25 (161.12) Havona es un modelo perfecto de la universalidad en potencia del Supremo. Este universo es un retrato terminado de la perfección futura del Supremo y sugiere el potencial del Último.
14:6.26 (162.1) Havona muestra la finalidad de los valores espirituales que existen bajo la forma de unas criaturas vivientes volitivas con un dominio de sí mismas perfecto y supremo; de la mente que existe como equivalente último del espíritu; de la realidad y de la unidad de la inteligencia con un potencial ilimitado.
14:6.27 (162.2) 5. Los Hijos Creadores Coordinados. Havona es el terreno de entrenamiento educativo donde los Migueles del Paraíso se preparan para sus aventuras posteriores de crear los universos. Esta creación divina y perfecta es un modelo para cada Hijo Creador. Se esfuerzan por hacer que sus propios universos alcancen finalmente estos niveles de perfección del Paraíso-Havona.
14:6.28 (162.3) Un Hijo Creador utiliza a las criaturas de Havona como posibles modelos de personalidad para sus propios hijos mortales y seres espirituales. Los Migueles y otros Hijos Paradisiacos consideran al Paraíso y a Havona como el destino divino de los hijos del tiempo.
14:6.29 (162.4) Los Hijos Creadores saben que la creación central es la fuente real de ese supercontrol universal indispensable que estabiliza y unifica sus universos locales. Saben que la presencia personal de la influencia omnipresente del Supremo y del Último se encuentra en Havona.
14:6.30 (162.5) Havona y el Paraíso son la fuente del poder creador de un Hijo Miguel. Aquí residen los seres que cooperan con él en la creación de un universo. Del Paraíso proceden los Espíritus Madres de los Universos, las cocreadoras de los universos locales.
14:6.31 (162.6) Los Hijos Paradisiacos consideran a la creación central como el hogar de sus padres divinos — su hogar. Es el lugar donde disfrutan regresando de vez en cuando.
14:6.32 (162.7) 6. Las Hijas Ministrantes Coordinadas. Los Espíritus Madres de los Unive rsos, las cocreadoras de los universos locales, obtienen su formación prepersonal en los mundos de Havona en estrecha asociación con los Espíritus de los Circuitos. En el universo central, las Hijas Espirituales de los universos locales han sido debidamente entrenadas en los métodos de cooperación con los Hijos del Paraíso, sometidas todo el tiempo a la voluntad del Padre.
14:6.33 (162.8) En los mundos de Havona, el Espíritu y las Hijas del Espíritu encuentran los modelos mentales para todos sus grupos de inteligencias espirituales y materiales, y este universo central es el destino que tendrán algún día las criaturas que el Espíritu Madre de un Universo apadrina en común con un Hijo Creador asociado.
14:6.34 (162.9) La Creadora Madre de un Universo se acuerda de que el Paraíso y Havona son el lugar de su origen y el hogar del Espíritu Madre Infinito, la residencia de la presencia de la personalidad de la Mente Infinita.
14:6.35 (162.10) La concesión de las prerrogativas personales como creadora que la Ministra Divina de un Universo utiliza como complemento de un Hijo Creador en el trabajo de crear a las criaturas vivientes volitivas, también provino de este universo central.
14:6.36 (162.11) Y por último, puesto que es probable que estas Hijas Espirituales del Espíritu Madre Infinito no regresen nunca a su hogar del Paraíso, obtienen una gran satisfacción del fenómeno universal de la reflectividad asociado al Ser Supremo en Havona y personalizado en Majeston en el Paraíso.
14:6.37 (162.12) 7. Los Mortales Evolutivos de la Carrera Ascendente. Havona es el hogar de la personalidad modelo para todos los tipos de mortales, y el hogar de todas las personalidades superhumanas asociadas a los mortales y que no son nativas de las creaciones del tiempo.
14:6.38 (162.13) Estos mundos proporcionan el estímulo a todos los impulsos humanos de dirigirse hacia la obtención de los verdaderos valores espirituales en los niveles de realidad más elevados que se puedan concebir. Havona es la meta educativa preparadisiaca de todos los mortales ascendentes. Aquí, los mortales alcanzan a la Deidad preparadisiaca — al Ser Supremo. Havona se mantiene ante todas las criaturas volitivas como el pórtico que permite entrar en el Paraíso y alcanzar a Dios.
14:6.39 (163.1) El Paraíso es el hogar, y Havona el taller y el terreno de juego, de los finalitarios. Y todo mortal que conoce a Dios anhela ser un finalitario.
14:6.40 (163.2) El universo central no es solamente el destino establecido para el hombre, sino que es también el punto de partida de la carrera eterna de los finalitarios cuando emprendan algún día la aventura universal no revelada de explorar por experiencia la infinidad del Padre Universal.
14:6.41 (163.3) Havona continuará funcionando indiscutiblemente con una importancia absonita incluso en las eras futuras del universo, las cuales quizás presencien cómo los peregrinos del espacio intentarán encontrar a Dios en los niveles superfinitos. Havona tiene capacidad para servir como universo educativo para los seres absonitos. Será probablemente la escuela superior cuando los siete superuniversos funcionen como escuela intermedia para los graduados de las escuelas primarias del espacio exterior. Tendemos a opinar que los potenciales del eterno Havona son realmente ilimitados, que el universo central tiene la capacidad eterna de servir como universo educativo experiencial para todos los tipos de seres creados, pasados, presentes o futuros.
14:6.42 (163.4) [Presentado por un Perfeccionador de la Sabiduría, encargado para esta tarea por los Ancianos de los Días de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 15
15:0.1 (164.1) EN lo que se refiere al Padre Universal — como Padre — los universos son prácticamente inexistentes; él se encarga de las personalidades; es el Padre de las personalidades. En lo que se refiere al Hijo Eterno y al Espíritu Infinito — como asociados creadores — los universos están localizados y son individuales bajo el gobierno conjunto de los Hijos Creadores y de los Espíritus Creativos. En lo que se refiere a la Trinidad del Paraíso, fuera de Havona sólo existen siete universos habitados, los siete superuniversos que poseen su jurisdicción sobre el círculo del primer nivel de espacio posterior a Havona. Los siete Espíritus Maestros irradian su influencia desde la Isla central, haciendo así de la inmensa creación una rueda gigantesca cuyo eje es la Isla eterna del Paraíso, los siete radios las radiaciones de los Siete Espíritus Maestros, y la llanta las regiones exteriores del gran universo.
15:0.2 (164.2) Al principio de la materialización de la creación universal se formuló el programa séptuple para organizar y gobernar los superuniversos. La primera creación posterior a Havona fue dividida en siete segmentos formidables, y se diseñaron y se construyeron los mundos sede de estos gobiernos superuniversales. El sistema administrativo actual ha existido desde casi la eternidad, y a los gobernantes de estos siete superuniversos se les llama con razón los Ancianos de los Días.
15:0.3 (164.3) Poca cosa puedo esperar deciros sobre la enorme masa de conocimientos relacionada con los superuniversos, pero en todos estos reinos se encuentra en vigor una técnica para el control inteligente de las fuerzas tanto físicas como espirituales, y las presencias gravitatorias universales funcionan allí con un poder majestuoso y una armonía perfecta. Es importante que os hagáis primero una idea adecuada de la constitución física y de la organización material de los dominios superuniversales, porque entonces estaréis mejor preparados para captar el significado de la maravillosa organización prevista para su gobierno espiritual y para el progreso intelectual de las criaturas volitivas que residen en las miríadas de planetas habitados diseminados aquí y allá por todos estos siete superuniversos.
15:1.1 (164.4) Dentro de la gama limitada de los archivos, las observaciones y los recuerdos de las generaciones de un millón o de mil millones de vuestros cortos años, y a todos los efectos prácticos, Urantia y el universo al que pertenece están experimentando la aventura de una larga inmersión inexplorada en un espacio nuevo; pero según los archivos de Uversa, de acuerdo con las observaciones más antiguas, en armonía con la experiencia y los cálculos más amplios de nuestra orden, y como resultado de las conclusiones basadas en éstos y en otros hallazgos, sabemos que los universos están metidos en una procesión ordenada, bien comprendida y perfectamente controlada, que gira con una grandiosidad majestuosa alrededor de la Gran Fuente-Centro Primera y de su universo residencial.
15:1.2 (165.1) Hace mucho tiempo que hemos descubierto que los siete superuniversos recorren una gran elipse, un gigantesco círculo alargado. Vuestro sistema solar y los otros mundos del tiempo no se están sumergiendo precipitadamente, sin mapas ni brújula, en un espacio desconocido. El universo local al que pertenece vuestro sistema sigue una trayectoria precisa y bien comprendida, en el sentido contrario a las agujas del reloj, alrededor del inmenso recorrido que rodea al universo central. Esta ruta cósmica está bien trazada, y los observadores de estrellas del superuniverso la conocen tan bien como los astrónomos de Urantia conocen las órbitas de los planetas que forman vuestro sistema solar.
15:1.3 (165.2) Urantia está situada en un universo local y en un superuniverso no completamente organizados, y vuestro universo local se encuentra en las proximidades inmediatas de numerosas creaciones físicas parcialmente terminadas. Pertenecéis a uno de los universos relativamente recientes. Pero actualmente no os precipitáis al azar en un espacio inexplorado ni dais vueltas a ciegas en unas regiones desconocidas. Estáis siguiendo el camino ordenado y predeterminado del nivel espacial del superuniverso. Estáis pasando ahora por el mismo espacio que vuestro sistema planetario, o sus predecesores, atravesaron en las épocas pasadas; y vuestro sistema o sus sucesores atravesarán de nuevo algún día, en el lejano futuro, el mismo espacio en el cual os precipitáis en la actualidad con tanta rapidez.
15:1.4 (165.3) En la época actual, y tal como se considera la orientación en Urantia, el superuniverso número uno gira casi derecho hacia el norte, en dirección este, aproximadamente enfrente de la residencia paradisiaca de las Grandes Fuentes y Centros y del universo central de Havona. Esta posición, junto con la correspondiente en el oeste, representa el punto físico en el que las esferas del tiempo se acercan más a la Isla eterna. El superuniverso número dos se encuentra en el norte, preparándose para girar hacia el oeste, mientras que el número tres ocupa actualmente el segmento más septentrional de la gran trayectoria espacial, habiendo sobrepasado ya la curva que lo conduce a su descenso hacia el sur. El número cuatro se encuentra en su camino relativamente recto hacia el sur, y sus regiones avanzadas se acercan ahora frente a los Grandes Centros. El número cinco casi ha dejado su posición frente al Centro de los Centros, y continúa su trayectoria directamente hacia el sur justo antes de girar hacia el este; el número seis ocupa la mayor parte de la curva meridional, segmento que vuestro superuniverso casi ha sobrepasado.
15:1.5 (165.4) Vuestro universo local de Nebadon pertenece a Orvonton, el séptimo superuniverso, que gira entre los superuniversos uno y seis, y que ha doblado no hace mucho tiempo (tal como nosotros calculamos el tiempo) la curva sudeste del nivel espacial superuniversal. Actualmente, el sistema solar al cual pertenece Urantia ha sobrepasado hace pocos miles de millones de años la curvatura meridional, de manera que ahora estáis avanzando más allá de la curva sudeste y os desplazáis velozmente por la larga ruta relativamente recta hacia el norte. Durante épocas incalculables, Orvonton continuará este recorrido casi directo hacia el norte.
15:1.6 (165.5) Urantia pertenece a un sistema que se encuentra situado cerca de los límites exteriores de vuestro universo local; y vuestro universo local está atravesando actualmente la periferia de Orvonton. Más allá de vosotros hay otros más, pero estáis muy lejos en el espacio de aquellos sistemas físicos que giran alrededor de la gran órbita a una distancia relativamente cercana de la Gran Fuente-Centro.
15:2.1 (165.6) El Padre Universal es el único que conoce el emplazamiento y el número real de los mundos habitados del espacio; los llama a todos por su nombre y por su número. Sólo puedo daros el número aproximado de planetas habitados o habitables, porque algunos universos locales tienen más mundos adecuados para la vida inteligente que otros. Todos los universos locales en proyecto no han sido organizados. Por eso los cálculos aproximados que ofrezco son únicamente con el objeto de dar una idea de la inmensidad de la creación material.
15:2.2 (166.1) Hay siete superuniversos en el gran universo, y están constituidos aproxima-damente como sigue:
15:2.3 (166.2) 1. El sistema. La unidad básica del supergobierno está compuesta de unos mil mundos habitados o habitables. Los soles resplandecientes, los mundos fríos, los planetas demasiado cercanos a los soles calientes y otras esferas no adecuadas como moradas para las criaturas no están incluídos en este grupo. A estos mil mundos adaptados para mantener la vida se les llama un sistema, pero en los sistemas más jóvenes, sólo un número relativamente pequeño de estos mundos puede ser habitado. Cada planeta habitado está dirigido por un Príncipe Planetario, y cada sistema local tiene una esfera arquitectónica como sede central, estando gobernada por un Soberano del Sistema.
15:2.4 (166.3) 2. La constelación. Cien sistemas (unos 100.000 planetas habitables) forman una constelación. Cada constelación tiene una esfera sede arquitectónica y está presidida por tres Hijos Vorondadeks, los Altísimos. Cada constelación tiene también como observador a un Fiel de los Días, el embajador de la Trinidad del Paraíso.
15:2.5 (166.4) 3. El universo local. Cien constelaciones (unos 10.000.000 de planetas habitables) constituyen un universo local. Cada universo local tiene un magnífico mundo sede arquitectónico y está gobernado por uno de los Hijos de Dios Creadores coordinados de la orden de los Migueles. Cada universo está bendecido por la presencia de un Unión de los Días, el representante de la Trinidad del Paraíso.
15:2.6 (166.5) 4. El sector menor. Cien universos locales (unos 1.000.000.000 de planetas habitables) constituyen un sector menor del gobierno del superuniverso; posee un maravilloso mundo sede desde donde sus gobernantes, los Recientes de los Días, administran los asuntos del sector menor. En la sede de cada sector menor hay tres Recientes de los Días, que son Personalidades Supremas de la Trinidad.
15:2.7 (166.6) 5. El sector mayor. Cien sectores menores (unos 100.000.000.000 de mundos habitables) forman un sector mayor. Cada sector mayor posee una magnífica sede central y está presidido por tres Perfecciones de los Días, que son Personalidades Supremas de la Trinidad.
15:2.8 (166.7) 6. El superuniverso. Diez sectores mayores (aproximadamente 1.000.000.000.000 de planetas habitables) constituyen un superuniverso. Cada superuniverso está provisto de un mundo sede enorme y glorioso, y está gobernado por tres Ancianos de los Días.
15:2.9 (166.8) 7. El gran universo. Siete superuniversos componen el gran universo actual-mente organizado, que consiste en unos siete billones de mundos habitables, más las esferas arquitectónicas y los mil millones de esferas habitadas de Havona. Los superuniversos están gobernados y administrados indirecta y reflectantemente desde el Paraíso por los Siete Espíritus Maestros. Los mil millones de mundos de Havona están administrados directamente por los Eternos de los Días, y una de estas Personalidades Supremas de la Trinidad preside cada una de estas esferas perfectas.
15:2.10 (167.1) Exceptuando a las esferas del Paraíso-Havona, el plan de la organización del universo prevé las unidades siguientes:
15:2.11 (167.2) Superuniversos7
15:2.12 (167.3) Sectores mayores70
15:2.13 (167.4) Sectores menores7.000
15:2.14 (167.5) Universos locales700.000
15:2.15 (167.6) Constelaciones70.000.000
15:2.16 (167.7) Sistemas locales7.000.000.000
15:2.17 (167.8) Planetas habitables7.000.000.000.000
15:2.18 (167.9) Cada uno de los siete superuniversos está constituido aproximadamente como sigue:
15:2.19 (167.10) Un sistema contiene aproximadamente1.000 mundos
15:2.20 (167.11) Una constelación (100 sistemas)100.000 mundos
15:2.21 (167.12) Un universo (100 constelaciones)10.000.000 de mundos
15:2.22 (167.13) Un sector menor (100 universos)1.000.000.000 de mundos
15:2.23 (167.14) Un sector mayor (100 sectores menores)100.000.000.000 de mundos
15:2.24 (167.15) Un superuniverso (10 sectores mayores)1.000.000.000.000 de mundos
15:2.25 (167.16) Todos estos cálculos son, a lo sumo, aproximaciones, ya que constantemente están surgiendo nuevos sistemas, mientras que otras organizaciones desaparecen temporalmente de la existencia material.
15:3.1 (167.17) Prácticamente todos los reinos estelares visibles a simple vista desde Urantia pertenecen a la séptima sección del gran universo, al superuniverso de Orvonton. El inmenso sistema estelar de la Vía Láctea representa el núcleo central de Orvonton, que se encuentra mucho más allá de las fronteras de vuestro universo local. Este gran agregado de soles, islas oscuras del espacio, estrellas dobles, grupos globulares, nubes de estrellas, nebulosas espirales y otras, junto con miríadas de planetas individuales, forma una agrupación circular y alargada parecida a un reloj, que ocupa alrededor de una séptima parte de los universos evolutivos habitados.
15:3.2 (167.18) Desde la posición astronómica de Urantia, cuando miráis la gran Vía Láctea a través del corte transversal de los sistemas cercanos, observáis que las esferas de Orvonton viajan en un inmenso plano alargado cuya anchura es mucho más grande que el espesor, y cuya longitud es mucho mayor que la anchura.
15:3.3 (167.19) La observación de la llamada Vía Láctea revela que la densidad estelar de Orvonton aumenta comparativamente cuando se mira el cielo en una dirección, mientras que la densidad disminuye a cada lado de dicha dirección; el número de estrellas y de otras esferas decrece al alejarnos del plano principal de nuestro superuniverso material. Cuando el ángulo de observación es propicio y se mira a través del cuerpo principal de esta región que posee la máxima densidad, estáis mirando hacia el universo residencial y el centro de todas las cosas.
15:3.4 (167.20) De las diez divisiones mayores de Orvonton, los astrónomos urantianos han identificado más o menos ocho. Las otras dos son difíciles de reconocer separadamente porque estáis obligados a contemplar estos fenómenos desde el interior. Si pudierais observar el superuniverso de Orvonton desde una posición muy alejada en el espacio, reconoceríais inmediatamente los diez sectores mayores de la séptima galaxia.
15:3.5 (168.1) El centro de rotación de vuestro sector menor está situado muy lejos en la enorme y densa nube estelar de Sagitario, alrededor de la cual se desplazan vuestro universo local y sus creaciones asociadas, y a los lados opuestos del inmenso sistema subgaláctico de Sagitario podéis observar dos grandes corrientes de nubes de estrellas que surgen como prodigiosas espirales estelares.
15:3.6 (168.2) El núcleo del sistema físico al que pertenecen vuestro Sol y sus planetas asociados es el centro de la antigua nebulosa de Andronover. Esta nebulosa en otro tiempo espiral fue ligeramente deformada por los trastornos gravitatorios asociados a los acontecimientos que acompañaron al nacimiento de vuestro sistema solar, y que fueron ocasionados por el estrecho acercamiento de una gran nebulosa vecina. Esta casi colisión transformó a Andronover en un agregado un poco globular, pero no destruyó por completo la procesión en dos direcciones de los soles y de sus grupos físicos asociados. Vuestro sistema solar ocupa ahora una posición bastante central en uno de los brazos de esta espiral deformada, y está situado casi a medio camino entre el centro y el borde exterior de la corriente de estrellas.
15:3.7 (168.3) El sector de Sagitario y todos los otros sectores y divisiones de Orvonton dan vueltas alrededor de Uversa, y una parte de la confusión de los observadores de estrellas urantianos proviene de las ilusiones y de las distorsiones relativas producidas por los múltiples movimientos rotatorios siguientes:
15:3.8 (168.4) 1. La revolución de Urantia alrededor de su Sol.
15:3.9 (168.5) 2. El recorrido de vuestro sistema solar alrededor del núcleo de la antigua nebulosa de Andronover.
15:3.10 (168.6) 3. La rotación de la familia estelar de Andronover y de los grupos asociados alrededor del centro de rotación y de gravedad combinados de la nube de estrellas de Nebadon.
15:3.11 (168.7) 4. El recorrido de la nube estelar local de Nebadon y de sus creaciones asociadas alrededor del centro de su sector menor, situado en Sagitario.
15:3.12 (168.8) 5. La rotación de los cien sectores menores, incluyendo a Sagitario, alrededor de su sector mayor.
15:3.13 (168.9) 6. El torbellino de los diez sectores mayores, las llamadas corrientes de estrellas, alrededor de la sede de Orvonton situada en Uversa.
15:3.14 (168.10) 7. El movimiento de Orvonton y de los seis superuniversos asociados alrededor del Paraíso y de Havona, la procesión en el sentido contrario a las agujas del reloj del nivel espacial superuniversal.
15:3.15 (168.11) Estos múltiples movimientos son de diversos tipos: Las trayectorias espaciales de vuestro planeta y de vuestro sistema solar son genéticas, inherentes a su origen. El movimiento absoluto de Orvonton en el sentido opuesto a las agujas del reloj también es genético, inherente a los planes arquitectónicos del universo maestro. Pero los movimientos intermedios son de origen compuesto, procediendo por una parte de la segmentación constitutiva de la energía-materia para formar los superuniversos, y por otra parte son producidos por la acción inteligente e intencional de los organizadores de fuerza del Paraíso.
15:3.16 (168.12) Los universos locales están más próximos los unos de los otros a medida que se acercan a Havona; los circuitos son más numerosos y se superponen cada vez más, capa tras capa. Pero a mayor distancia del centro eterno hay cada vez menos sistemas, capas, circuitos y universos.
15:4.1 (169.1) Aunque la creación y la organización de los universos permanece eternamente bajo el control de los Creadores infinitos y de sus asociados, todo el fenómeno se desarrolla de acuerdo con una técnica ordenada y de conformidad con las leyes gravitatorias de la fuerza, la energía y la materia. Pero hay algo misterioso asociado a la carga de fuerza universal del espacio; comprendemos plenamente la organización de las creaciones materiales desde la etapa ultimatónica en adelante, pero no comprendemos por completo la ascendencia cósmica de los ultimatones. Estamos convencidos de que estas fuerzas ancestrales tienen su origen en el Paraíso, porque giran perpetuamente en el espacio penetrado siguiendo exactamente la silueta gigantesca del Paraíso. Aunque no es sensible a la gravedad del Paraíso, esta carga de fuerza del espacio, antepasada de toda materialización, reacciona siempre a la presencia del Paraíso inferior, pues está aparentemente incorporada en un circuito dentro y fuera del centro del Paraíso inferior.
15:4.2 (169.2) Los organizadores paradisiacos de la fuerza transmutan la potencia espacial en fuerza primordial, y convierten este potencial prematerial en las manifestaciones energéticas primarias y secundarias de la realidad física. Cuando esta energía alcanza los niveles en que responde a la gravedad, los directores del poder y sus asociados del régimen superuniversal aparecen en escena, y empiezan sus manipulaciones interminables destinadas a establecer los múltiples circuitos de poder y canales de energía de los universos del tiempo y del espacio. Así es como la materia física aparece en el espacio, y el escenario está así preparado para inaugurar la organización del universo.
15:4.3 (169.3) Esta segmentación de la energía es un fenómeno que nunca ha sido resuelto por los físicos de Nebadon. Su dificultad principal reside en que los organizadores paradisiacos de la fuerza son relativamente inaccesibles, ya que los directores vivientes del poder, aunque son competentes para encargarse de la energía espacial, no tienen la menor idea del origen de las energías que manipulan con tanta habilidad e inteligencia.
15:4.4 (169.4) Los organizadores paradisiacos de la fuerza son los que originan las nebulosas; son capaces de iniciar alrededor de su presencia espacial los enormes ciclones de fuerza que, una vez que se han desencadenado, nunca se pueden detener ni limitar hasta que estas fuerzas que lo impregnan todo son movilizadas para hacer aparecer al final las unidades ultimatónicas de la material universal. Así es como surgen a la existencia las nebulosas espirales y otras, las ruedas madres de los soles que tienen un origen directo y de sus diversos sistemas. En el espacio exterior se pueden observar diez formas diferentes de nebulosas, las fases de la evolución universal primaria, y estas inmensas ruedas de energía han tenido el mismo origen que las de los siete superuniversos.
15:4.5 (169.5) El tamaño de las nebulosas, así como el número resultante y la masa total de sus descendientes estelares y planetarios, varían enormemente. Una nebulosa formadora de soles que se encuentra exactamente al norte de las fronteras de Orvonton, pero dentro del nivel espacial superuniversal, ya ha dado origen a unos cuarenta mil soles, y la rueda madre sigue arrojando soles, la mayoría de los cuales tienen un tamaño mucho mayor que el vuestro. Algunas de las nebulosas más grandes del espacio exterior están dando origen a no menos de cien millones de soles.
15:4.6 (169.6) Las nebulosas no están directamente relacionadas con ninguna de las unidades administrativas tales como los sectores menores o los universos locales, aunque algunos universos locales han sido organizados con los productos de una sola nebulosa. Cada universo local contiene exactamente una cien milésima parte de la carga energética total de un superuniverso, independientemente de su relación con las nebulosas, ya que la energía no está organizada por nebulosas — está distribuida de manera universal.
15:4.7 (170.1) Todas las nebulosas espirales no se ocupan de producir soles. Algunas han conservado el control de muchos de sus descendientes estelares separados, y su apariencia espiral resulta del hecho de que sus soles salen del brazo nebular en estrecha formación pero regresan por diversos caminos, lo que facilita observarlos en un punto pero es más difícil verlos cuando se encuentran muy dispersos por sus diferentes caminos de regreso más alejados y fuera del brazo de la nebulosa. No hay muchas nebulosas formadoras de soles que estén activas actualmente en Orvonton, aunque Andrómeda, que está fuera del superuniverso habitado, es muy activa. Esta nebulosa tan distante es visible a simple vista, y cuando la observéis, deteneos a pensar que la luz que contempláis salió de aquellos lejanos soles hace cerca de un millón de años.
15:4.8 (170.2) La galaxia de la Vía Láctea está compuesta de un gran número de antiguas nebulosas espirales y de otro tipo, y muchas de ellas conservan todavía su configuración original. Pero a consecuencia de las catástrofes internas y de la atracción externa, muchas han sufrido tales deformaciones y adaptaciones que han hecho que estos enormes agregados aparezcan como gigantescas masas luminosas de soles resplandecientes semejantes a la Nube de Magallanes. Los enjambres de estrellas de tipo globular predominan cerca de los margenes exteriores de Orvonton.
15:4.9 (170.3) Las inmensas nubes de estrellas de Orvonton deberían ser consideradas como agregados individuales de materia, comparables a las distintas nebulosas observables en las regiones espaciales exteriores a la galaxia de la Vía Láctea. Sin embargo, muchas de las llamadas nubes de estrellas del espacio sólo están compuestas de materia gaseosa. El potencial energético de estas nubes de gas estelares es increíblemente enorme, y una parte de ellas es absorbida por los soles cercanos y vuelta a enviar al espacio bajo la forma de emanaciones solares.
15:5.1 (170.4) La mayor parte de la masa que contienen los soles y los planetas de un superuniverso se origina en las ruedas nebulares; la acción directa de los directores del poder (como en la construcción de las esferas arquitectónicas) organiza una parte muy pequeña de la masa superuniversal, aunque una cantidad constantemente variable de materia se origina en el espacio abierto.
15:5.2 (170.5) En lo que se refiere a su origen, la mayoría de los soles, planetas y otras esferas se pueden clasificar en uno de los diez grupos siguientes:
15:5.3 (170.6) 1. Los anillos de contracción concéntricos. Todas las nebulosas no son espirales. Muchas nebulosas inmensas sufren una condensación mediante la formación de anillos múltiples, en lugar de dividirse en un sistema estelar doble o de evolucionar como una espiral. Durante largos períodos, este tipo de nebulosa aparece como un enorme sol central rodeado de numerosas nubes gigantescas de formaciones de materia envolventes de apariencia anular.
15:5.4 (170.7) 2. Los torbellinos de estrellas engloban a aquellos soles que son arrojados de las grandes ruedas madres de gases extremadamente calientes. No son arrojados como anillos, sino en procesiones hacia la derecha y la izquierda. Los torbellinos de estrellas también se originan en las nebulosas que no son espirales.
15:5.5 (170.8) 3. Los planetas de explosión gravitatoria. Cuando un sol nace de una nebulosa espiral o bien de una barrada, es expulsado con frecuencia a una distancia considerable. Un sol así es extremadamente gaseoso y, posteriormente, después de haberse enfriado y condensado un poco, quizás gire por casualidad cerca de alguna enorme masa de materia, ya se trate de un sol gigantesco o de una isla oscura del espacio. Un acercamiento así puede no ser suficiente para producir una colisión, pero sin embargo suficiente para permitir que la atracción gravitatoria del cuerpo más grande provoque convulsiones mareomotrices en el más pequeño, iniciándose así una serie de trastornos periódicos que tienen lugar simultáneamente en los lados opuestos del sol dislocado. En su punto culminante, estas erupciones explosivas producen una serie de agregados de materia de tamaños variables que pueden ser proyectados más allá de la zona de recuperación por la gravedad del sol en erupción, estabilizándose así en sus propias órbitas alrededor de uno de los dos cuerpos implicados en este episodio. Más tarde, los grupos más grandes de materia se unen y atraen gradualmente hacia sí a los cuerpos más pequeños. Muchos planetas sólidos de los sistemas menores surgen de esta manera a la existencia. Vuestro propio sistema solar tuvo precisamente este origen.
15:5.6 (171.1) 4. Las hijas centrífugas planetarias. Cuando los soles enormes se encuentran en ciertas etapas de su desarrollo, y si su velocidad de rotación se acelera mucho, empiezan a despedir grandes cantidades de materia que posteriormente se pueden agrupar para formar pequeños mundos que continúan girando alrededor del sol central.
15:5.7 (171.2) 5. Las esferas con deficiencias de gravedad. El tamaño de las estrellas individuales tiene un límite crítico. Cuando un sol alcanza este límite, está condenado a partirse a menos que disminuya su velocidad de rotación; se produce una escisión solar y nace una nueva estrella doble de esta variedad. Posteriormente se pueden formar numerosos planetas pequeños como subproducto de esta ruptura gigantesca.
15:5.8 (171.3) 6. Las estrellas contraídas. En los sistemas más pequeños, el planeta exterior más grande a veces atrae hacia sí a los mundos vecinos, mientras que los planetas más cercanos al sol empiezan su caída final. En vuestro sistema solar, un final así significaría que los cuatro planetas interiores serían reclamados por el Sol, mientras que Júpiter, el planeta mayor, crecería enormemente debido a la captación de los mundos restantes. Esta forma de terminar un sistema solar conduciría al nacimiento de dos soles adyacentes pero desiguales, una manera de formarse las estrellas dobles. Estas catástrofes son poco frecuentes, salvo en la periferia de los agregados estelares de los superuniversos.
15:5.9 (171.4) 7. Las esferas acumulativas. Se pueden acumular lentamente pequeños planetas a partir de la inmensa cantidad de materia que circula en el espacio. Crecen por adición meteórica y debido a colisiones menores. Las condiciones de algunos sectores del espacio favorecen estas formas de nacimiento planetario. Muchos mundos habitados han tenido este origen.
15:5.10 (171.5) Algunas islas densas y oscuras son el resultado directo de la unión de las energías que se transmutan en el espacio. Otro grupo de estas islas oscuras ha surgido a la existencia debido a la acumulación de enormes cantidades de materia fría, de simples fragmentos y meteoros, que circulan por el espacio. Estos agregados de materia nunca han estado calientes y, a excepción de su densidad, su composición es muy similar a la de Urantia.
15:5.11 (171.6) 8. Los soles consumidos. Algunas islas oscuras del espacio son soles aislados extinguidos que han emitido toda su energía espacial disponible. Estas unidades organizadas de materia se acercan a la condensación total, a una fusión prácticamente completa; estas enormes masas de materia extremadamente condensada necesitan una era tras otra para recargarse en los circuitos del espacio, y prepararse así para nuevos ciclos de funcionamiento en el universo después de una colisión o de algún otro suceso cósmico igualmente revivificante.
15:5.12 (171.7) 9. Las esferas producidas por las colisiones. En aquellas regiones donde los enjambres son densos, las colisiones no son raras. Estos reajustes astronómicos van acompañados de enormes cambios energéticos y de transmutaciones de la materia. Las colisiones que afectan a los soles muertos influyen particularmente en la creación de extensas fluctuaciones de energía. Los desechos de las colisiones constituyen a menudo los núcleos materiales que formarán posteriormente los cuerpos planetarios adaptados para ser habitados por los mortales.
15:5.13 (172.1) 10. Los mundos arquitectónicos. Son los mundos que se construyen de acuerdo con unos planes y unas especificaciones con vistas a una finalidad especial, como es el caso de Salvington, la sede de vuestro universo local, y de Uversa, la sede del gobierno de nuestro superuniverso.
15:5.14 (172.2) Existen otras numerosas técnicas para producir los soles y separar los planetas, pero los procedimientos anteriormente mencionados indican los métodos por medio de los cuales la inmensa mayoría de los sistemas estelares y de las familias planetarias son traídos a la existencia. Intentar describir todas las diversas técnicas implicadas en las metamorfosis estelares y en la evolución planetaria necesitaría que narráramos casi cien maneras diferentes de formar soles y de dar origen a los planetas. A medida que vuestros astrónomos escruten los cielos, observarán fenómenos que indicarán todas estas formas de evolución estelar, pero raramente detectarán la prueba de la formación de esos pequeños grupos no luminosos de materia que sirven como planetas habitados, las esferas más importantes de las inmensas creaciones materiales.
15:6.1 (172.3) Independientemente de su origen, las diversas esferas del espacio se pueden clasificar en las divisiones mayores siguientes:
15:6.2 (172.4) 1. Los soles — las estrellas del espacio.
15:6.3 (172.5) 2. Las islas oscuras del espacio.
15:6.4 (172.6) 3. Los cuerpos espaciales menores — cometas, meteoros y planetesimales.
15:6.5 (172.7) 4. Los planetas, incluídos los mundos habitados.
15:6.6 (172.8) 5. Las esferas arquitectónicas — los mundos hechos a medida.
15:6.7 (172.9) A excepción de las esferas arquitectónicas, todos los cuerpos espaciales han tenido un origen evolutivo, evolutivo en el sentido de que no han sido traídos a la existencia por orden de la Deidad, evolutivo en el sentido de que los actos creadores de Dios se han desarrollado mediante una técnica espacio-temporal a través del trabajo de muchas inteligencias creadas y existenciadas por la Deidad.
15:6.8 (172.10) Los soles. Son las estrellas del espacio en todas sus diversas fases de existencia. Algunos son sistemas espaciales solitarios en vías de evolución; otros son estrellas dobles, sistemas planetarios en vías de contraerse o de desaparecer. Las estrellas del espacio existen en no menos de mil estados y etapas diferentes. Estáis familiarizados con los soles que emiten luz acompañada de calor; pero hay también soles que brillan sin calor.
15:6.9 (172.11) Un sol ordinario continuará emitiendo luz y calor durante billones y billones de años, lo cual ilustra la inmensa reserva de energía que contiene cada unidad de materia. La energía real almacenada en estas partículas invisibles de materia física es casi inimaginable. Y esta energía se vuelve casi enteramente disponible bajo la forma de luz cuando es sometida a la enorme presión calorífica y a las actividades energéticas asociadas que prevalecen en el interior de los soles resplandecientes. Otras condiciones aún permiten que estos soles transformen y envíen una gran parte de la energía espacial que les llega por los circuitos espaciales establecidos. Muchas fases de la energía física y todas las formas de materia son atraídas por la dínamo solar y distribuidas posteriormente por ella. Los soles sirven de esta manera como aceleradores locales de la circulación de la energía, actuando como estaciones automáticas de control del poder.
15:6.10 (172.12) El superuniverso de Orvonton está iluminado y calentado por más de diez billones de soles resplandecientes. Estos soles son las estrellas que se pueden observar desde vuestro sistema astronómico. Más de dos billones están demasiado lejanos y son demasiado pequeños como para ser nunca vistos desde Urantia. Pero en el universo maestro existen tantos soles como vasos de agua en los océanos de vuestro mundo.
15:6.11 (173.1) Las islas oscuras del espacio. Son los soles muertos y los otros grandes agregados de materia desprovistos de luz y de calor. Las islas oscuras tienen a veces una masa enorme y ejercen una poderosa influencia sobre el equilibrio universal y la manipulación de la energía. La densidad de algunas de estas grandes masas es casi increíble. Y esta gran concentración de masa permite que estas islas oscuras funcionen como poderosas ruedas equilibradoras, manteniendo eficazmente a raya a los grandes sistemas vecinos. Mantienen el equilibrio gravitatorio del poder en muchas constelaciones; muchos sistemas físicos que de otra manera se lanzarían rápidamente hacia su destrucción en los soles cercanos, son mantenidos a salvo dentro de la atracción gravitatoria de estas islas oscuras guardianas. Gracias a esta función podemos situarlas con precisión. Hemos medido la atracción gravitatoria de los cuerpos luminosos, y podemos calcular así el tamaño y el emplazamiento exactos de las islas oscuras del espacio, que funcionan con tanta eficacia para mantener firmemente en su trayectoria a un sistema determinado.
15:6.12 (173.2) Los cuerpos espaciales menores. Los meteoros y otras pequeñas partículas de materia que circulan y evolucionan en el espacio constituyen un enorme agregado de energía y de sustancia material.
15:6.13 (173.3) Muchos cometas son los descendientes salvajes y no estabilizados de las ruedas madres solares, que se van poniendo gradualmente bajo el control del sol central dominante. Los cometas tienen también otros numerosos orígenes. La cola de un cometa se dirige en sentido contrario al cuerpo o al sol que lo atrae debido a la reacción eléctrica de sus gases extremadamente extendidos y a causa de la presión real de la luz y de otras energías que emanan del sol. Este fenómeno constituye una de las pruebas evidentes de la realidad de la luz y de sus energías asociadas; demuestra que la luz tiene peso. La luz es una sustancia real, y no simplemente las ondulaciones de un éter hipotético.
15:6.14 (173.4) Los planetas. Son los mayores agregados de materia que siguen una órbita alrededor de un sol o de algún otro cuerpo espacial; su tamaño varía desde los planetesimales hasta las enormes esferas gaseosas, líquidas o sólidas. Cuando los mundos fríos que se han formado mediante la reunión de la materia espacial circulante se encuentran por casualidad en una relación apropiada con un sol cercano, son los planetas más ideales para albergar a los habitantes inteligentes. Por regla general, los soles muertos no son convenientes para la vida; normalmente están demasiado lejos de un sol vivo y resplandeciente, y además son en conjunto demasiado masivos; la gravedad es enorme en su superficie.
15:6.15 (173.5) En vuestro superuniverso no hay un planeta frío entre cuarenta que sea habitable por los seres de vuestra orden. Y por supuesto, los soles supercalientes y los mundos alejados muy fríos son inadecuados para albergar una vida superior. En vuestro sistema solar sólo hay tres planetas en la actualidad que convienen para albergar la vida. Por su tamaño, su densidad y su posición, Urantia es ideal en muchos aspectos para el hábitat humano.
15:6.16 (173.6) Las leyes del comportamiento de la energía física son básicamente universales, pero las influencias locales tienen mucho que ver con las condiciones físicas que prevalecen en los planetas individuales y en los sistemas locales. Los innumerables mundos del espacio están caracterizados por una variedad casi infinita de vida de las criaturas y de otras manifestaciones vivientes. Sin embargo, hay ciertos elementos en común en un grupo de mundos asociados de un sistema dado, aunque existe también un modelo universal de vida inteligente. Hay relaciones físicas entre los sistemas planetarios que pertenecen al mismo circuito físico, y que se siguen de cerca los unos a los otros en su recorrido sin fin alrededor de la órbita de los universos.
15:7.1 (174.1) Aunque cada gobierno superuniversal ejerce su dirección desde cerca del centro de los universos evolutivos de su segmento espacial, ocupa un mundo hecho a medida y poblado de personalidades acreditadas. Estos mundos sede son esferas arquitectónicas, unos cuerpos espaciales construidos específicamente para su finalidad especial. Aunque comparten la luz de los soles cercanos, estas esferas están iluminadas y calentadas de forma independiente. Cada una tiene un sol que emite luz sin calor, como los satélites del Paraíso, y cada una recibe su suministro de calor mediante la circulación de ciertas corrientes de energía cerca de la superficie de la esfera. Estos mundos sede pertenecen a uno de los sistemas más grandes situados cerca del centro astronómico de sus superuniversos respectivos.
15:7.2 (174.2) El tiempo está uniformado en las sedes de los superuniversos. El día oficial del superuniverso de Orvonton es igual a casi treinta días del tiempo de Urantia, y el año de Orvonton equivale a cien días oficiales. Este año de Uversa es oficial en el séptimo superuniverso y corresponde a tres mil días menos veintidós minutos del tiempo de Urantia, unos ocho años más una quinta parte de vuestros años.
15:7.3 (174.3) Los mundos sede de los siete superuniversos comparten la naturaleza y la grandiosidad del Paraíso, su arquetipo central de perfección. En realidad, todos los mundos sede son paradisiacos. Son en verdad residencias celestiales, y su tamaño material, su belleza morontial y su gloria espiritual van creciendo desde Jerusem hasta la Isla central. Y todos los satélites de estos mundos sede son también esferas arquitectónicas.
15:7.4 (174.4) Los diversos mundos sede están provistos de todas las fases de la creación material y espiritual. Todos los tipos de seres materiales, morontiales y espirituales se sienten en su hogar en estos mundos de encuentro de los universos. A medida que las criaturas mortales ascienden por el universo, pasando de los mundos materiales a los mundos espirituales, nunca pierden su aprecio por los niveles anteriores de existencia, ni el placer que experimentaron en ellos.
15:7.5 (174.5) Jerusem, la sede de vuestro sistema local de Satania, tiene sus siete mundos de cultura de transición, y cada uno de ellos está rodeado por siete satélites entre los que se encuentran los siete mundos de las mansiones de detención morontial, la primera residencia del hombre después de la muerte. La palabra cielo, tal como se ha utilizado en Urantia, a veces se ha referido a estos siete mundos de las mansiones, denominándose primer cielo al primer mundo de las mansiones, y así sucesivamente hasta el séptimo.
15:7.6 (174.6) Edentia, la sede de vuestra constelación de Norlatiadek, tiene sus setenta satélites de cultura y de preparación para la vida social, y en ellos residen los ascendentes después de finalizar el régimen de Jerusem relacionado con la movilización, la unificación y la comprensión de la personalidad.
15:7.7 (174.7) Salvington, la capital de Nebadon, vuestro universo local, está rodeada de diez grupos universitarios de cuarenta y nueve esferas cada uno. Aquí el hombre es espiritualizado después de haberse hecho sociable en su constelación.
15:7.8 (174.8) Umenor la tercera, la sede de Ensa, vuestro sector menor, está rodeada por las siete esferas dedicadas a los estudios físicos superiores de la vida ascendente.
15:7.9 (174.9) Umayor la quinta, la sede de Splandon, vuestro sector mayor, está rodeada por las setenta esferas de formación intelectual avanzada del superuniverso.
15:7.10 (175.1) Uversa, la sede de Orvonton, vuestro superuniverso, está rodeada directamente por las siete universidades superiores de enseñanza espiritual avanzada para las criaturas volitivas ascendentes. Cada uno de estos siete grupos de esferas maravillosas está compuesto de setenta mundos especializados que contienen miles y miles de instituciones y de organizaciones repletas dedicadas a la educación universal y a la cultura espiritual, donde los peregrinos del tiempo son reeducados y examinados de nuevo con miras a su largo viaje hacia Havona. Los peregrinos del tiempo que llegan son recibidos siempre en estos mundos asociados, pero los graduados que se marchan hacia Havona salen siempre directamente de las orillas de Uversa.
15:7.11 (175.2) Uversa es la sede espiritual y administrativa para cerca de un billón de mundos habitados o habitables. La gloria, la grandiosidad y la perfección de la capital de Orvonton sobrepasan todas las maravillas de las creaciones del espacio-tiempo.
15:7.12 (175.3) Si todos los universos locales en proyecto y sus partes componentes estuvieran creados, en los siete superuniversos habría un poco menos de quinientos mil millones de mundos arquitectónicos.
15:8.1 (175.4) Las esferas sede de los superuniversos están construidas de tal manera que pueden funcionar como reguladoras eficaces de la energía y del poder para sus diversos sectores, sirviendo como puntos focales para dirigir la energía hacia los universos locales que los componen. Ejercen una poderosa influencia sobre el equilibrio y el control de las energías físicas que circulan a través del espacio organizado.
15:8.2 (175.5) Los centros de poder y los controladores físicos de los superuniversos, que son entidades inteligentes vivientes y semivivientes constituidas para esta finalidad expresa, realizan otras funciones regulativas. Estos centros y controladores del poder son difíciles de comprender; las órdenes inferiores no son volitivas, no poseen voluntad, no eligen, sus funciones son muy inteligentes pero aparentemente automáticas e inherentes a su organización altamente especializada. Los centros de poder y los controladores físicos de los superuniversos asumen la dirección y el control parcial de los treinta sistemas energéticos con que cuenta el ámbito de la gravita. Los circuitos de la energía física administrados por los centros de poder de Uversa necesitan un poco más de 968 millones de años para completar la circunvalación del superuniverso.
15:8.3 (175.6) La energía en evolución tiene sustancia; tiene peso, aunque el peso es siempre relativo, dependiendo de la velocidad de rotación, de la masa y de la antigravedad. La masa de la materia tiende a retrasar la velocidad de la energía; y la velocidad siempre presente de la energía representa la velocidad con que ha sido dotada inicialmente, menos el retraso debido a la masa que encuentra a su paso, más la función reguladora de los controladores energéticos vivientes del superuniverso y la influencia física que ejercen los cuerpos cercanos muy calientes o fuertemente cargados.
15:8.4 (175.7) El plan universal para mantener el equilibrio entre la materia y la energía necesita que las unidades materiales menores se construyan y se destruyan sin cesar. Los Directores del Poder Universal tienen la capacidad de condensar y detener, o de dilatar y liberar, cantidades variables de energía.
15:8.5 (175.8) Si la influencia retardadora tuviera una duración suficiente, la gravedad terminaría por convertir toda la energía en materia si no fuera por dos factores: en primer lugar, debido a las influencias antigravitatorias de los controladores de la energía, y en segundo lugar, debido a que la materia organizada tiende a desintegrarse bajo ciertas condiciones que se encuentran en las estrellas muy calientes y bajo ciertas condiciones particulares que se dan en el espacio en las proximidades de los cuerpos fríos de materia condensada muy cargados de energía.
15:8.6 (176.1) Cuando la masa se agrupa en exceso y amenaza con desequilibrar la energía, con agotar los circuitos físicos del poder, los controladores físicos intervienen a menos que la propia tendencia ulterior de la gravedad a materializar excesivamente la energía sea anulada a consecuencia de una colisión entre los gigantes muertos del espacio, disipando por completo en un instante los conjuntos acumulados de gravedad. Durante estas colisiones, las enormes masas de materia se convierten repentinamente en la forma más rara de energía, y la lucha por el equilibrio universal comienza de nuevo. Finalmente, los sistemas físicos más grandes se estabilizan, se asientan físicamente, y se ponen a girar en los circuitos equilibrados y establecidos de los superuniversos. Después de este suceso ya no se producirán más colisiones, ni otras catástrofes devastadoras, en estos sistemas establecidos.
15:8.7 (176.2) Durante los períodos de mayor cantidad de energía, se producen perturbaciones del poder y fluctuaciones térmicas acompañadas de manifestaciones eléctricas. Durante los períodos de menor cantidad de energía, la materia tiende a reunirse, a condensarse y a descontrolarse cada vez más en los circuitos más delicadamente equilibrados, con los ajustes resultantes debidos a las mareas o a las colisiones, los cuales restablecen rápidamente el equilibrio entre la energía circulante y la materia más literalmente estabilizada. Una de las tareas de los observadores celestiales de estrellas consiste en prever y por otra parte en comprender este comportamiento probable de los soles resplandecientes y de las islas oscuras del espacio.
15:8.8 (176.3) Somos capaces de reconocer la mayoría de las leyes que gobiernan el equilibrio universal y de predecir una gran parte de aquello que está relacionado con la estabilidad del universo. Nuestras previsiones son fiables en la práctica, pero siempre nos enfrentamos con ciertas fuerzas que no son totalmente sensibles a las leyes que conocemos sobre el control de la energía y el comportamiento de la materia. Todos los fenómenos físicos son cada vez más difíciles de predecir a medida que nos alejamos del Paraíso hacia los universos. Cuando sobrepasamos las fronteras de la administración personal de los Gobernantes del Paraíso, nos enfrentamos con la incapacidad creciente de hacer nuestros cálculos según las normas establecidas y la experiencia adquirida durante las observaciones relacionadas exclusivamente con los fenómenos físicos de los sistemas astronómicos cercanos. Incluso en los reinos de los siete superuniversos, vivimos en medio de unas acciones de fuerza y de unas reacciones energéticas que impregnan todos nuestros dominios y se extienden con un equilibrio unificado por todas las regiones del espacio exterior.
15:8.9 (176.4) Cuanto más nos alejamos, con más certeza encontramos esos fenómenos variables e imprevisibles que caracterizan tan infaliblemente las actividades y la presencia insondables de los Absolutos y de las Deidades experienciales. Y estos fenómenos deben indicar algún tipo de supercontrol universal de todas las cosas.
15:8.10 (176.5) En la actualidad, el superuniverso de Orvonton parece descargarse; los universos exteriores parecen estar terminándose con vistas a unas actividades futuras sin precedentes; el universo central de Havona está eternamente estabilizado. La gravedad y la ausencia de calor (el frío) organizan y mantienen unida a la materia; el calor y la antigravedad desorganizan la materia y disipan la energía. Los directores del poder y los organizadores de la fuerza vivientes son el secreto del control especial y de la dirección inteligente de las metamorfosis sin fin que dan como resultado la construcción, la destrucción y la reconstrucción del universo. Las nebulosas pueden dispersarse, los soles consumirse, los sistemas desaparecer y los planetas perecer, pero los universos no se agotan.
15:9.1 (176.6) Los circuitos universales del Paraíso impregnan realmente los reinos de los siete superuniversos. Estos circuitos presenciales son los siguientes: la gravedad de personalidad del Padre Universal, la gravedad espiritual del Hijo Eterno, la gravedad mental del Actor Conjunto y la gravedad material de la Isla eterna.
15:9.2 (177.1) Además de los circuitos universales del Paraíso y además de las actividades y de la presencia de los Absolutos y de las Deidades experienciales, dentro del nivel espacial superuniversal sólo funcionan dos divisiones de circuitos energéticos o separaciones de poder: los circuitos de los superuniversos y los circuitos de los universos locales.
15:9.3 (177.2) Los circuitos de los superuniversos:
15:9.4 (177.3) 1. El circuito unificador de inteligencia de uno de los Siete Espíritus Maestros del Paraíso. Este circuito de la mente cósmica está limitado a un solo superuniverso.
15:9.5 (177.4) 2. El circuito del servicio reflectante de los Siete Espíritus Reflectantes de cada superuniverso.
15:9.6 (177.5) 3. Los circuitos secretos de los Monitores de Misterio, interasociados y dirigidos de alguna manera desde Divinington hacia el Padre Universal en el Paraíso.
15:9.7 (177.6) 4. El circuito de comunión recíproca entre el Hijo Eterno y sus Hijos Paradisiacos.
15:9.8 (177.7) 5. La presencia instantánea del Espíritu Infinito.
15:9.9 (177.8) 6. Las transmisiones del Paraíso, los comunicados espaciales de Havona.
15:9.10 (177.9) 7. Los circuitos energéticos de los centros de poder y de los controladores físicos.
15:9.11 (177.10) Los circuitos de los universos locales:
15:9.12 (177.11) 1. El espíritu donador de los Hijos Paradisiacos, el Consolador de los mundos de donación. El Espíritu de la Verdad, el espíritu de Miguel en Urantia.
15:9.13 (177.12) 2. El circuito de las Ministras Divinas, los Espíritus Madres de los universos locales, el Espíritu Santo de vuestro mundo.
15:9.14 (177.13) 3. El circuito del ministerio de inteligencia de un universo local, que incluye la presencia de los espíritus ayudantes de la mente que funciona de manera diversa.
15:9.15 (177.14) Cuando en un universo local se desarrolla tal armonía espiritual que sus circuitos individuales y combinados se vuelven indistinguibles de los del superuniverso, cuando esta identidad de funcionamiento y esta unidad de ministerio predominan realmente, entonces el universo local entra inmediatamente en los circuitos establecidos de la luz y la vida, obteniendo enseguida el derecho a ser admitido en la confederación espiritual de la unión perfeccionada de la supercreación. Los requisitos para ser admitido en los consejos de los Ancianos de los Días, para ser miembro de la confederación superuniversal, son los siguientes:
15:9.16 (177.15) 1. Estabilidad física. Las estrellas y los planetas de un universo local deben estar en equilibrio; los períodos de las metamorfosis estelares inminentes deben haber terminado. El universo debe estar avanzando en una trayectoria clara; su órbita debe estar estabilizada con seguridad y de manera definitiva.
15:9.17 (177.16) 2. Lealtad espiritual. Debe existir un estado de reconocimiento universal y de lealtad hacia el Hijo Soberano de Dios que preside los asuntos de dicho universo local. Debe haber nacido un estado de cooperación armoniosa entre los planetas, los sistemas y las constelaciones individuales de todo el universo local.
15:9.18 (177.17) A vuestro universo local ni siquiera se le considera que pertenece al orden físico estabilizado del superuniverso, y mucho menos que posee la calidad de miembro en la familia espiritual reconocida del supergobierno. Aunque Nebadon no tiene todavía representantes en Uversa, a nosotros que pertenecemos al gobierno superuniversal nos envían a sus mundos en misiones especiales de vez en cuando, tal como yo he venido a Urantia directamente desde Uversa. Prestamos toda la ayuda posible a vuestros directores y gobernantes para resolver sus difíciles problemas; estamos deseando ver que vuestro universo se cualifique para ser plenamente admitido en las creaciones asociadas de la familia superuniversal.
15:10.1 (178.1) Las capitales de los superuniversos son las sedes del gobierno espiritual superior de los dominios del espacio-tiempo. La rama ejecutiva del supergobierno, que tiene su origen en los Consejos de la Trinidad, está dirigida directamente por uno de los Siete Espíritus Maestros con una supervisión suprema, unos seres que ocupan puestos de autoridad paradisiaca y administran los superuniversos a través de los Siete Ejecutivos Supremos estacionados en los siete mundos especiales del Espíritu Infinito, los satélites más exteriores del Paraíso.
15:10.2 (178.2) Las sedes de los superuniversos son los lugares donde residen los Espíritus Reflectantes y los Ayudantes Reflectantes de Imágenes. Desde esta posición intermedia, estos seres maravillosos dirigen sus extraordinarias operaciones de reflectividad, aportando así su ministerio al universo central que se encuentra por encima de ellos y a los universos locales que están por debajo.
15:10.3 (178.3) Cada superuniverso está presidido por tres Ancianos de los Días, los jefes ejecutivos conjuntos del supergobierno. En su rama ejecutiva, el personal del gobierno superuniversal está compuesto de siete grupos diferentes:
15:10.4 (178.4) 1. Los Ancianos de los Días.
15:10.5 (178.5) 2. Los Perfeccionadores de la Sabiduría.
15:10.6 (178.6) 3. Los Consejeros Divinos.
15:10.7 (178.7) 4. Los Censores Universales.
15:10.8 (178.8) 5. Los Mensajeros Poderosos.
15:10.9 (178.9) 6. Los Elevados en Autoridad.
15:10.10 (178.10) 7. Los que no tienen Nombre ni Número.
15:10.11 (178.11) A los tres Ancianos de los Días los ayuda directamente un cuerpo de mil millones de Perfeccionadores de la Sabiduría, con quienes están asociados tres mil millones de Consejeros Divinos. Mil millones de Censores Universales están destinados a la administración de cada superuniverso. Estos tres grupos son Personalidades Coordinadas de la Trinidad, y tienen su origen directa y divinamente en la Trinidad del Paraíso.
15:10.12 (178.12) Las otras tres órdenes, los Mensajeros Poderosos, Los Elevados en Autoridad y Los que no tienen Nombre ni Número, son mortales ascendentes glorificados. La primera de estas órdenes se elevó a través del régimen ascendente y pasó por Havona en la época de Grandfanda. Después de alcanzar el Paraíso fueron enrolados en el Cuerpo de la Finalidad, abrazados por la Trinidad del Paraíso, y asignados posteriormente al servicio celestial de los Ancianos de los Días. Como clase, estas tres órdenes son conocidas como los Hijos de la Consecución Trinitizados, han tenido un origen doble pero ahora se encuentran al servicio de la Trinidad. La rama ejecutiva del gobierno superuniversal fue así ampliada para incluir a los hijos glorificados y perfeccionados de los mundos evolutivos.
15:10.13 (178.13) El consejo coordinado del superuniverso está compuesto de los siete grupos ejecutivos anteriormente mencionados y de los gobernantes de los sectores y otros supervisores regionales siguientes:
15:10.14 (179.1) 1. Los Perfecciones de los Días — los gobernantes de los sectores mayores del superuniverso.
15:10.15 (179.2) 2. Los Recientes de los Días — los directores de los sectores menores del superuniverso.
15:10.16 (179.3) 3. Los Uniones de los Días — los asesores paradisiacos de los gobernantes de los universos locales.
15:10.17 (179.4) 4. Los Fieles de los Días — los consejeros paradisiacos de los Altísimos dirigentes de los gobiernos de las constelaciones.
15:10.18 (179.5) 5. Los Hijos Instructores Trinitarios que pueden encontrarse de servicio en la sede del superuniverso.
15:10.19 (179.6) 6. Los Eternos de los Días que pueden hallarse presentes en la sede del superuniverso.
15:10.20 (179.7) 7. Los siete Ayudantes Reflectantes de Imágenes — los portavoces de los siete Espíritus Reflectantes que, a través de ellos, representan a los Siete Espíritus Maestros del Paraíso.
15:10.21 (179.8) Los Ayudantes Reflectantes de Imágenes actúan también como representantes de numerosos grupos de seres que ejercen su influencia en los gobiernos superuniversales, pero que por diversas razones no se encuentran en la actualidad plenamente activos en sus aptitudes individuales. En este grupo están incluídos: la manifestación en evolución de la personalidad superuniversal del Ser Supremo, los Supervisores Incalificados del Supremo, los Vicegerentes Calificados del Último, los agentes reflectantes de enlace innominados de Majeston y los representantes espirituales superpersonales del Hijo Eterno.
15:10.22 (179.9) En los mundos sede de los superuniversos es posible encontrar en casi todo momento a los representantes de todos los grupos de seres creados. Los poderosos seconafines y otros miembros de la inmensa familia del Espíritu Infinito efectúan el trabajo ministrante rutinario de los superuniversos. En las tareas de estos centros maravillosos de administración, control, ministerio y juicio ejecutivo superuniversales, las inteligencias de todas las esferas de la vida universal se mezclan para llevar a cabo un servicio eficaz, una administración sabia, un ministerio amoroso y un juicio justo.
15:10.23 (179.10) Los superuniversos no mantienen ningún tipo de representación diplomática; están completamente aislados los unos de los otros. Sólo conocen sus asuntos mutuos a través de la cámara paradisiaca de análisis, corrección y distribución de la información, mantenida por los Siete Espíritus Maestros. Sus gobernantes trabajan en los consejos de la sabiduría divina por el bienestar de sus propios superuniversos, sin tener en cuenta lo que pueda estar sucediendo en otras secciones de la creación universal. Este aislamiento continuará hasta el momento en que la soberanía de la personalidad del Ser Supremo experiencial en evolución sea un hecho consumado y consiga la correlación de los superuniversos.
15:11.1 (179.11) En los mundos tales como Uversa es donde los seres que representan la autocracia de la perfección y la democracia de la evolución se encuentran frente a frente. La rama ejecutiva del supergobierno se origina en los reinos de la perfección; la rama legislativa surge del florecimiento de los universos evolutivos.
15:11.2 (179.12) La asamblea deliberante del superuniverso está limitada al mundo sede. Este consejo legislativo o consultivo está compuesto de siete cámaras, y todos los universos locales admitidos a los consejos superuniversales eligen a un representante nativo para cada una de ellas. Los consejos superiores de dichos universos locales eligen a estos representantes entre los peregrinos ascendentes graduados de Orvonton que se encuentran en Uversa y están acreditados para ser transportados a Havona. El período medio de su servicio es de unos cien años del tiempo oficial superuniversal.
15:11.3 (180.1) Nunca he conocido un desacuerdo entre los ejecutivos de Orvonton y la asamblea de Uversa. Hasta ahora, en la historia de nuestro superuniverso, el cuerpo deliberante nunca ha aprobado una recomendación que la división ejecutiva del supergobierno haya dudado siquiera en llevar hacia adelante. Siempre ha prevalecido el acuerdo de trabajo y la armonía más perfectos, lo que demuestra el hecho de que los seres evolutivos pueden alcanzar realmente las alturas de una sabiduría perfeccionada que los cualifica para asociarse con las personalidades de origen perfecto y de naturaleza divina. La presencia de las asambleas deliberantes en las sedes de los superuniversos revela la sabiduría, y presagia el triunfo final, de todo el inmenso concepto evolutivo del Padre Universal y de su Hijo Eterno.
15:12.1 (180.2) Cuando hablamos de las ramas ejecutiva y deliberante del gobierno de Uversa, podríais razonar que, por su analogía con ciertas formas de los gobiernos civiles urantianos, debemos tener una tercera rama o rama judicial, y así es; pero ésta no posee un personal independiente. Nuestros tribunales están constituidos como sigue: Según la naturaleza y la gravedad del caso, preside un Anciano de los Días, un Perfeccionador de la Sabiduría o un Consejero Divino. Las pruebas a favor o en contra de un individuo, un planeta, un sistema, una constelación o un universo son presentadas e interpretadas por los Censores. La defensa de los hijos del tiempo y de los planetas evolutivos está a cargo de los Mensajeros Poderosos, los observadores oficiales del gobierno superuniversal en los universos y en los sistemas locales. La actitud del gobierno superior está representada por Los Elevados en Autoridad. Habitualmente, el veredicto es formulado por una comisión de tamaño variable compuesta por igual por Los que no tienen Nombre ni Número y por un grupo de personalidades comprensivas elegidas en la asamblea deliberante.
15:12.2 (180.3) Las audiencias de los Ancianos de los Días son los tribunales supremos de revisión que dictan las sentencias espirituales para todos los universos que dependen de ellos. Los Hijos Soberanos de los universos locales son supremos en sus propios dominios; sólo están sujetos al supergobierno en la medida en que le someten voluntariamente sus asuntos para recibir el consejo o el juicio de los Ancianos de los Días, excepto en las cuestiones relacionadas con la extinción de las criaturas volitivas. Las órdenes de juicio se originan en los universos locales, pero las sentencias que implican la extinción de las criaturas volitivas siempre se formulan en la sede del superuniverso y son ejecutadas desde allí. Los Hijos de los universos locales pueden decretar la supervivencia del hombre mortal, pero sólo los Ancianos de los Días pueden emitir un juicio ejecutivo sobre las cuestiones de vida y de muerte eternas.
15:12.3 (180.4) En todos los asuntos que no necesitan un proceso, la presentación de unas pruebas, los Ancianos de los Días o sus asociados pronuncian las sentencias, y estos fallos son siempre unánimes. Aquí estamos tratando con los consejos de la perfección. No existen desacuerdos ni opiniones minoritarias en los decretos de estos tribunales supremos y superlativos.
15:12.4 (180.5) Con algunas pocas excepciones, los supergobiernos ejercen su jurisdicción sobre todas las cosas y todos los seres de sus dominios respectivos. Los fallos y las decisiones de las autoridades superuniversales no se pueden apelar, puesto que representan las opiniones coincidentes de los Ancianos de los Días y del Espíritu Maestro que preside desde el Paraíso los destinos del superuniverso interesado.
15:13.1 (181.1) Un sector mayor consta aproximadamente de una décima parte de un superuniverso y consiste en cien sectores menores, diez mil universos locales y cerca de cien mil millones de mundos habitables. Estos sectores mayores están administrados por tres Perfecciones de los Días, que son Personalidades Supremas de la Trinidad.
15:13.2 (181.2) Los tribunales de los Perfecciones de los Días están compuestos en gran parte como los de los Ancianos de los Días, salvo que no juzgan espiritualmente a los reinos. El trabajo de los gobiernos de estos sectores mayores está relacionado principalmente con el estado intelectual de una extensa creación. Con vistas a presentar su informe ante los tribunales de los Ancianos de los Días, los sectores mayores retienen, juzgan, distribuyen y clasifican todos los asuntos de importancia superuniversal de naturaleza rutinaria y administrativa que no están relacionados directamente con la administración espiritual de los reinos o con el desarrollo de los planes para la ascensión de los mortales, formulados por los Gobernantes del Paraíso. El personal del gobierno de un sector mayor no es diferente al del superuniverso.
15:13.3 (181.3) Al igual que los magníficos satélites de Uversa se ocupan de vuestra preparación espiritual final para trasladaros a Havona, los setenta satélites de Umayor la quinta están dedicados a vuestra formación y desarrollo intelectuales de tipo superuniversal. Aquí se reúnen desde todo Orvonton los seres sabios que trabajan incansablemente para preparar a los mortales del tiempo con vistas a su progreso ulterior hacia la carrera de la eternidad. La mayor parte de esta formación de los mortales ascendentes se lleva a cabo en los setenta mundos de estudio.
15:13.4 (181.4) Los gobiernos de los sectores menores están presididos por tres Recientes de los Días. Su administración se ocupa principalmente del control, la unificación y la estabilización físicas, así como de la coordinación rutinaria de la administración de los universos locales que los componen. Cada sector menor abarca no menos de cien universos locales, diez mil constelaciones, un millón de sistemas, o alrededor de mil millones de mundos habitables.
15:13.5 (181.5) Los mundos sede de los sectores menores son los grandes puntos de reunión de los Controladores Físicos Maestros. Estos mundos sede están rodeados por siete esferas de instrucción que forman las escuelas de admisión al superuniverso, y son los centros donde se enseña el conocimiento físico y administrativo relacionado con el universo de universos.
15:13.6 (181.6) Los administradores de los gobiernos de los sectores menores están bajo la jurisdicción inmediata de los gobernantes del sector mayor. Los Recientes de los Días reciben todos los informes de las observaciones y coordinan todas las recomendaciones que llegan hasta un superuniverso procedentes de los Uniones de los Días que están estacionados como observadores y consejeros trinitarios en las esferas sede de los universos locales, y procedentes de los Fieles de los Días que están similarmente vinculados a los consejos de los Altísimos en las sedes de las constelaciones. Todos estos informes son transmitidos a los Perfecciones de los Días en los sectores mayores, para ser pasados posteriormente a los tribunales de los Ancianos de los Días. El régimen de la Trinidad se extiende así desde las constelaciones de los universos locales hasta la sede del superuniverso. Las sedes de los sistemas locales no tienen representantes de la Trinidad.
15:14.1 (181.7) La evolución de los siete superuniversos está revelando siete objetivos principales. Cada objetivo principal de la evolución superuniversal sólo encontrará su expresión más plena en uno de los siete superuniversos, y por eso cada superuniverso tiene una función especial y una naturaleza sin igual.
15:14.2 (182.1) Orvonton, el séptimo superuniverso al que pertenece vuestro universo local, es conocido principalmente por su extraordinaria y generosa donación de ministerio misericordioso hacia los mortales de los reinos. Es célebre por la manera en que prevalece la justicia templada por la misericordia, y donde domina un poder condicionado por la paciencia, mientras que se hacen abundantes sacrificios de tiempo para asegurar la estabilización de la eternidad. Orvonton es una demostración universal del amor y de la misericordia.
15:14.3 (182.2) Sin embargo, es muy difícil describir nuestro concepto sobre la verdadera naturaleza del objetivo evolutivo que se está desarrollando en Orvonton, pero podríamos sugerirlo diciendo que en esta supercreación sentimos que los seis objetivos singulares de la evolución cósmica, tal como se manifiestan en las seis supercreaciones asociadas, se están interasociando aquí en un significado de totalidad; es por esta razón por lo que a veces hemos conjeturado que, en el lejano futuro, la personalización evolucionada y consumada de Dios Supremo gobernará desde Uversa los siete superuniversos perfeccionados con toda la majestad experiencial del poder soberano todopoderoso que entonces habrá alcanzado.
15:14.4 (182.3) Orvonton es único en su naturaleza e individual en su destino, y lo mismo sucede con cada uno de los seis superuniversos asociados. Sin embargo, una gran cantidad de cosas que suceden en Orvonton no os son reveladas, y muchas de estas características no reveladas de la vida de Orvonton encontrarán una expresión más completa en algún otro superuniverso. Los siete objetivos de la evolución superuniversal están en vigor en el conjunto de los siete superuniversos, pero cada supercreación sólo expresará de la manera más plena uno de estos objetivos. Para comprender más cosas sobre estos objetivos superuniversales os tendríamos que revelar muchas cosas que no entendéis, e incluso entonces sólo comprenderíais muy pocas de ellas. La totalidad de esta narración sólo presenta una visión fugaz de la inmensa creación a la cual pertenecen vuestro mundo y vuestro sistema local.
15:14.5 (182.4) Vuestro mundo se llama Urantia y tiene el número 606 en el grupo planetario, o sistema, de Satania. Este sistema tiene actualmente 619 mundos habitados, y más de doscientos planetas adicionales evolucionan favorablemente para convertirse en mundos habitados en algún momento del futuro.
15:14.6 (182.5) Satania tiene un mundo sede llamado Jerusem y es el sistema número veinticuatro de la constelación de Norlatiadek. Vuestra constelación Norlatiadek está compuesta de cien sistemas locales y tiene un mundo sede llamado Edentia. Norlatiadek tiene el número setenta en el universo de Nebadon. El universo local de Nebadon consta de cien constelaciones y tiene una capital conocida como Salvington. El universo de Nebadon es el número ochenta y cuatro del sector menor de Ensa.
15:14.7 (182.6) El sector menor de Ensa está compuesto de cien universos locales y tiene una capital llamada Umenor la tercera. Este sector menor es el número tres del sector mayor de Splandon. Splandon está compuesto de cien sectores menores y tiene un mundo sede llamado Umayor la quinta. Es el quinto sector mayor del superuniverso de Orvonton, el séptimo segmento del gran universo. Así es como podéis situar vuestro planeta en el sistema de la organización y de la administración del universo de universos.
15:14.8 (182.7) El número de vuestro mundo Urantia en el gran universo es el 5.342.482.337.666. Éste es el número con el que está registrado en Uversa y en el Paraíso, vuestro número en el catálogo de los mundos habitados. Conozco el número de registro de las esferas físicas, pero es de una magnitud tan extraordinaria que tiene un significado muy poco práctico para la mente mortal.
15:14.9 (183.1) Vuestro planeta es miembro de un cosmos inmenso; pertenecéis a una familia casi infinita de mundos, pero vuestra esfera está administrada con tanta precisión y favorecida con tanto amor como si se tratara del único mundo habitado que existe.
15:14.10 (183.2) [Presentado por un Censor Universal procedente de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 16
16:0.1 (184.1) LOS siete Espíritus Maestros del Paraíso son las personalidades primarias del Espíritu Infinito. En este séptuple acto creativo de reproducción de sí mismo, el Espíritu Infinito agotó las posibilidades asociativas matemáticamente inherentes a la existencia de hecho de las tres personas de la Deidad. Si hubiera sido posible engendrar un mayor número de Espíritus Maestros, habrían sido creados, pero sólo existen siete posibilidades asociativas, y sólo siete, inherentes a tres Deidades. Esto explica por qué el universo funciona en siete grandes divisiones, y por qué el número siete es básicamente fundamental en su organización y administración.
16:0.2 (184.2) Los Siete Espíritus Maestros tienen pues su origen en las siete semejanzas siguientes, de las cuales obtienen sus características individuales:
16:0.3 (184.3) 1. El Padre Universal.
16:0.4 (184.4) 2. El Hijo Eterno.
16:0.5 (184.5) 3. El Espíritu Infinito.
16:0.6 (184.6) 4. El Padre y el Hijo.
16:0.7 (184.7) 5. El Padre y el Espíritu.
16:0.8 (184.8) 6. El Hijo y el Espíritu.
16:0.9 (184.9) 7. El Padre, el Hijo y el Espíritu.
16:0.10 (184.10) Sabemos muy poca cosa acerca de la actuación del Padre y del Hijo en la creación de los Espíritus Maestros. Aparentemente fueron traídos a la existencia gracias a los actos personales del Espíritu Infinito, pero nos han informado claramente que tanto el Padre como el Hijo participaron en su origen.
16:0.11 (184.11) Estos Siete Espíritus del Paraíso son como uno solo en lo referente al carácter y a la naturaleza espirituales, pero en todos los demás aspectos de la identidad son muy diferentes, y las diferencias individuales de cada uno de ellos se disciernen inequívocamente en los resultados de sus actividades en los superuniversos. Todos los planes posteriores de los siete segmentos del gran universo — e incluso de los segmentos correlativos del espacio exterior — han estado condicionados por la diversidad, distinta a la espiritual, de estos Siete Espíritus Maestros que ejercen una supervisión suprema y última.
16:0.12 (184.12) Los Espíritus Maestros tienen muchas funciones, pero su terreno particular en el momento actual consiste en la supervisión central de los siete superuniversos. Cada Espíritu Maestro mantiene una enorme sede focal de fuerza que circula lentamente alrededor de la periferia del Paraíso, manteniendo siempre una posición opuesta al superuniverso que supervisa directamente y en el punto focal paradisiaco de control del poder especializado y de la distribución segmentaria de la energía para ese superuniverso. Las líneas radiales que marcan los límites de cualquier superuniverso convergen efectivamente en la sede paradisiaca del Espíritu Maestro que lo supervisa.
16:1.1 (185.1) El Creador Conjunto, el Espíritu Infinito, es necesario para completar la personalización trina de la Deidad indivisa. Esta personalización triple de la Deidad posee la posibilidad inherente de expresarse individual y asociativamente de siete maneras; de ahí que el plan posterior consistente en crear unos universos habitados por seres inteligentes y potencialmente espirituales, que expresaran debidamente al Padre, al Hijo y al Espíritu, hizo inevitable la personalización de los Siete Espíritus Maestros. Hemos llegado a hablar de la personalización triple de la Deidad como de la inevitabilidadabsoluta, mientras que hemos llegado a considerar la aparición de los Siete Espíritus Maestros como la inevitabilidad subabsoluta.
16:1.2 (185.2) Aunque los Siete Espíritus Maestros no expresan del todo a la Deidad triple, son el retrato eterno de la Deidad séptuple, de las funciones activas y asociativas de las tres personas eternas de la Deidad. Por medio de estos Siete Espíritus, en ellos y a través de ellos, el Padre Universal, el Hijo Eterno o el Espíritu Infinito, o cualquier asociación de dos de ellos, es capaz de actuar como tal. Cuando el Padre, el Hijo y el Espíritu actúan juntos, pueden ejercer su actividad a través del Espíritu Maestro Número Siete, y así lo hacen, pero no como Trinidad. Los Espíritus Maestros representan individual y colectivamente todas y cada una de las funciones posibles de la Deidad, simples y múltiples, pero no colectivas, no las de la Trinidad. El Espíritu Maestro Número Siete no actúa personalmente con respecto a la Trinidad del Paraíso, y es precisamente por eso por lo que puede actuar personalmente por el Ser Supremo.
16:1.3 (185.3) Pero cuando los Siete Espíritus Maestros dejan sus sedes individuales de poder personal y de autoridad superuniversal, y se reúnen alrededor del Actor Conjunto ante la presencia trina de la Deidad del Paraíso, inmediatamente representan de manera colectiva el poder, la sabiduría y la autoridad funcionales de la Deidad indivisa — de la Trinidad — para los universos en evolución y en ellos. Esta unión paradisiaca de la expresión primordial séptuple de la Deidad engloba realmente, abarca literalmente, todos los atributos y actitudes de las tres Deidades eternas en los niveles de la Supremacía y de la Ultimidad. A todos los efectos prácticos, los Siete Espíritus Maestros abarcan de inmediato el ámbito funcional del Supremo-Último para el universo maestro y en él.
16:1.4 (185.4) Por lo que podemos discernir, estos Siete Espíritus están asociados con las actividades divinas de las tres personas eternas de la Deidad; no detectamos ninguna prueba de que estén asociados directamente con las presencias funcionales de las tres fases eternas del Absoluto. Cuando los Espíritus Maestros están asociados, representan a las Deidades del Paraíso en lo que se puede concebir en líneas generales como el campo de acción finito. Este campo puede englobar muchas cosas que son últimas, pero no absolutas.
16:2.1 (185.5) Al igual que el Hijo Eterno y Original es revelado a través de las personas de los Hijos divinos cuyo número aumenta constantemente, el Espíritu Infinito y Divino es revelado a través de los canales de los Siete Espíritus Maestros y de sus grupos de espíritus asociados. En el centro de los centros, el Espíritu Infinito es accesible, pero todos los que alcanzan el Paraíso no son capaces de discernir inmediatamente su personalidad y su presencia diferenciada; pero todos los que alcanzan el universo central pueden comunicarse, y de hecho se comunican inmediatamente, con uno de los Siete Espíritus Maestros, con aquel que preside el superuniverso del que procede el peregrino espacial recién llegado.
16:2.2 (186.1) El Padre Paradisiaco sólo habla al universo de universos a través de su Hijo, mientras que él y el Hijo sólo actúan conjuntamente a través del Espíritu Infinito. Fuera del Paraíso y de Havona, el Espíritu Infinito sólo habla a través de las voces de los Siete Espíritus Maestros.
16:2.3 (186.2) El Espíritu Infinito ejerce la influencia de su presencia personal dentro de los confines del sistema Paraíso-Havona; en otras partes, su presencia espiritual personal es ejercida por uno de los Siete Espíritus Maestros y a través de él. Por consiguiente, la presencia espiritual superuniversal de la Fuente-Centro Tercera está condicionada, en cualquier mundo o individuo, por la naturaleza única del Espíritu Maestro que supervisa ese segmento de la creación. A la inversa, las líneas combinadas de la fuerza y de la inteligencia espirituales pasan hacia el interior hasta la Tercera Persona de la Deidad a través de los Siete Espíritus Maestros.
16:2.4 (186.3) Los Siete Espíritus Maestros están dotados colectivamente de los atributos supremo-últimos de la Fuente-Centro Tercera. Aunque cada uno de ellos comparte individualmente esta dotación, los atributos de la omnipotencia, la omnisciencia y la omnipresencia sólo los revelan de manera colectiva. Ninguno de ellos puede actuar así de forma universal; como individuos y en el ejercicio de estos poderes de supremacía y de ultimidad, cada uno de ellos está limitado personalmente al superuniverso que supervisa directamente.
16:2.5 (186.4) Todo lo que se os ha dicho acerca de la divinidad y la personalidad del Actor Conjunto se aplica igualmente y por completo a los Siete Espíritus Maestros, que distribuyen tan eficazmente el Espíritu Infinito a los siete segmentos del gran universo de acuerdo con su dotación divina y a la manera de sus naturalezas diferentes e individualmente únicas. Por eso sería apropiado aplicar todos los nombres del Espíritu Infinito, o cualquiera de ellos, al grupo colectivo de los siete. Colectivamente forman una sola cosa con el Creador Conjunto en todos los niveles subabsolutos.
16:3.1 (186.5) Los Siete Espíritus Maestros son unos seres indescriptibles, pero son clara y definitivamente personales. Tienen nombres, pero elegimos presentarlos por su número. Como personalizaciones primarias del Espíritu Infinito son semejantes, pero como expresiones primarias de las siete asociaciones posibles de la Deidad trina sus naturalezas son esencialmente distintas, y esta diversidad de naturaleza determina que su comportamiento superuniversal sea diferente. A estos Siete Espíritus Maestros se les puede describir como sigue:
16:3.2 (186.6) Espíritu Maestro Número Uno. Este Espíritu es de una manera especial la representación directa del Padre Paradisiaco. Es una manifestación particular y eficaz del poder, el amor y la sabiduría del Padre Universal. Es el asociado íntimo y el consejero celestial del jefe de los Monitores de Misterio, del ser que preside el Colegio de los Ajustadores Personalizados en Divinington. En todas las asociaciones de los Siete Espíritus Maestros, el Espíritu Maestros Número Uno es siempre el que habla por el Padre Universal.
16:3.3 (186.7) Este Espíritu preside el primer superuniverso, y aunque manifiesta infaliblemente la naturaleza divina de una personalización primaria del Espíritu Infinito, parece que su carácter se asemeja más especialmente al Padre Universal. Siempre está en conexión personal con los siete Espíritus Reflectantes de la sede del primer superuniverso.
16:3.4 (187.1) Espíritu Maestro Número Dos. Este Espíritu muestra adecuadamente la naturaleza incomparable y el carácter encantador del Hijo Eterno, el primogénito de toda la creación. Siempre está en estrecha asociación con todas las órdenes de Hijos de Dios cada vez que éstos se hallan en el universo residencial como individuos o en alegre cónclave. En todas las asambleas de los Siete Espíritus Maestros, siempre habla por el Hijo Eterno y en nombre de él.
16:3.5 (187.2) Este Espíritu dirige los destinos del superuniverso número dos y gobierna este inmenso dominio casi como lo haría el Hijo Eterno. Siempre está en conexión con los siete Espíritus Reflectantes situados en la capital del segundo superuniverso.
16:3.6 (187.3) Espíritu Maestro Número Tres. Esta personalidad espiritual se parece especialmente al Espíritu Infinito, y dirige los movimientos y el trabajo de muchas personalidades elevadas del Espíritu Infinito. Preside sus asambleas y está estrechamente asociado con todas las personalidades que tienen su origen exclusivo en la Fuente-Centro Tercera. Cuando los Siete Espíritus Maestros están en consejo, el Espíritu Maestro Número Tres es el que siempre habla por el Espíritu Infinito.
16:3.7 (187.4) Este Espíritu está a cargo del superuniverso número tres, y administra los asuntos de este segmento casi como lo haría el Espíritu Infinito. Siempre está en conexión con los Espíritus Reflectantes de la sede del tercer superuniverso.
16:3.8 (187.5) Espíritu Maestro Número Cuatro. Como comparte las naturalezas combinadas del Padre y del Hijo, este Espíritu Maestro es la influencia determinante con respecto a las políticas y los procedimientos del Padre-Hijo en los consejos de los Siete Espíritus Maestros. Este Espíritu es el jefe que dirige y aconseja a los seres ascendentes que han alcanzado al Espíritu Infinito y se han vuelto así candidatos para ver al Hijo y al Padre. Patrocina el enorme grupo de personalidades que tienen su origen en el Padre y el Hijo. Cuando es necesario representar al Padre y al Hijo en la asociación de los Siete Espíritus Maestros, el Espíritu Maestro Número Cuatro es siempre el que habla.
16:3.9 (187.6) Este Espíritu favorece el cuarto segmento del gran universo de acuerdo con la manera particular en que asocia los atributos del Padre Universal y del Hijo Eterno. Siempre está en conexión personal con los Espíritus Reflectantes de la sede del cuarto superuniverso.
16:3.10 (187.7) Espíritu Maestro Número Cinco. Esta personalidad divina que combina de manera tan exquisita el carácter del Padre Universal y del Espíritu Infinito es el consejero del enorme grupo de seres conocidos como directores del poder, centros del poder y controladores físicos. Este Espíritu patrocina también todas las personalidades que tienen su origen en el Padre y el Actor Conjunto. En los consejos de los Siete Espíritus Maestros, cuando la actitud del Padre-Espíritu está en tela de juicio, el Espíritu Maestro Número Cinco es siempre el que habla.
16:3.11 (187.8) Este Espíritu dirige el bienestar del quinto superuniverso de tal manera que sugiere la acción combinada del Padre Universal y del Espíritu Infinito. Siempre está en conexión con los Espíritus Reflectantes de la sede del quinto superuniverso.
16:3.12 (187.9) Espíritu Maestro Número Seis. Este ser divino parece mostrar el carácter combinado del Hijo Eterno y del Espíritu Infinito. Cada vez que las criaturas creadas conjuntamente por el Hijo y el Espíritu se reúnen en el universo central, este Espíritu Maestro es su consejero; y cada vez que en los consejos de los Siete Espíritus Maestros es necesario hablar conjuntamente por el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito, el Espíritu Maestro Número Seis es el que responde.
16:3.13 (188.1) Este Espíritu dirige los asuntos del sexto superuniverso casi como lo harían el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito. Siempre está en conexión con los Espíritus Reflectantes de la sede del sexto superuniverso.
16:3.14 (188.2) Espíritu Maestro Número Siete. El Espíritu que preside el séptimo superuniverso es un retrato extraordinariamente preciso del Padre Universal, el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito. El Séptimo Espíritu, el consejero que favorece a todos los seres de origen trino, es también el consejero y el director de todos los peregrinos ascendentes de Havona, de aquellos seres humildes que han alcanzado las cortes de la gloria a través del ministerio combinado del Padre, el Hijo y el Espíritu.
16:3.15 (188.3) El Séptimo Espíritu Maestro no representa orgánicamente a la Trinidad del Paraíso; pero es un hecho conocido que su naturaleza personal y espiritual es el retrato del Actor Conjunto con proporciones equivalentes de las tres personas infinitas cuya unión en la Deidad es la Trinidad del Paraíso, y cuya función como tal es la fuente de la naturaleza personal y espiritual de Dios Supremo. De ahí que el Séptimo Espíritu Maestro revele una relación personal y orgánica con la persona espiritual del Supremo en evolución. Por eso en los consejos de los Espíritus Maestros en las alturas, cuando es necesario someter a votación la actitud personal combinada del Padre, el Hijo y el Espíritu, o describir la actitud espiritual del Ser Supremo, el Espíritu Maestro Número Siete es el que actúa. Así se convierte de manera inherente en el jefe que preside el consejo paradisiaco de los Siete Espíritus Maestros.
16:3.16 (188.4) Ninguno de los Siete Espíritus representa orgánicamente a la Trinidad del Paraíso, pero cuando se unen como Deidad séptuple, esta unión en el sentido de la deidad — no en el sentido personal — equivale a un nivel funcional asociable con las funciones de la Trinidad. En este sentido, el «Espíritu Séptuple» es asociable funcionalmente con la Trinidad del Paraíso. También en este sentido, el Espíritu Maestro Número Siete habla a veces para confirmar las actitudes de la Trinidad o, más bien, actúa como portavoz de la actitud de la unión del Espíritu Séptuple en relación con la actitud de la unión de la Deidad Triple, la actitud de la Trinidad del Paraíso.
16:3.17 (188.5) Las múltiples funciones del Séptimo Espíritu Maestro se extienden así desde ser un retrato combinado de las naturalezas personales del Padre, el Hijo y el Espíritu, ser una representación de la actitud personal de Dios Supremo, y ser también una revelación de la actitud como deidad de la Trinidad del Paraíso. En ciertos aspectos, este Espíritu presidente expresa de forma similar las actitudes del Último y del Supremo-Último.
16:3.18 (188.6) Con sus múltiples aptitudes, el Espíritu Maestro Número Siete es el que patrocina personalmente el progreso de los candidatos a la ascensión procedentes de los mundos del tiempo en sus intentos por conseguir comprender la Deidad indivisa de la Supremacía. Dicha comprensión implica que los candidatos captan la soberanía existencial de la Trinidad de Supremacía, coordinada de tal manera con un concepto de la soberanía experiencial creciente del Ser Supremo como para constituir la comprensión que adquieren las criaturas de la unidad de la Supremacía. La comprehensión por parte de las criaturas de estos tres factores equivale a la comprehensión havoniana de la realidad de la Trinidad, y dota a los peregrinos del tiempo de la capacidad de penetrar finalmente en la Trinidad, de descubrir a las tres personas infinitas de la Deidad.
16:3.19 (188.7) La incapacidad que tienen los peregrinos en Havona para encontrar plenamente a Dios Supremo es compensada por el Séptimo Espíritu Maestro, cuya naturaleza trina revela de esta manera tan particular la persona espiritual del Supremo. Durante la presente era del universo en que no se puede contactar con la persona del Supremo, el Espíritu Maestro Número Siete actúa en lugar del Dios de las criaturas ascendentes en el tema de las relaciones personales. Es el único ser espiritual superior que todos los seres ascendentes reconocerán con seguridad y comprenderán en cierto modo cuando alcancen los centros de la gloria.
16:3.20 (189.1) Este Espíritu Maestro está siempre en contacto con los Espíritus Reflectantes de Uversa, la sede del séptimo superuniverso, nuestro propio segmento de la creación. Su manera de administrar Orvonton revela la maravillosa simetría de la mezcla coordinada entre las naturalezas divinas del Padre, el Hijo y el Espíritu.
16:4.1 (189.2) Los Siete Espíritus Maestros son la plena representación del Espíritu Infinito para los universos evolutivos. Representan a la Fuente-Centro Tercera en las relaciones de la energía, la mente y el espíritu. Aunque actúan como los jefes que coordinan el control administrativo universal del Actor Conjunto, no olvidéis que tienen su origen en los actos creativos de las Deidades del Paraíso. Es literalmente cierto que estos Siete Espíritus son el poder físico, la mente cósmica y la presencia espiritual personalizados de la Deidad trina, «los Siete Espíritus de Dios enviados a todo el universo».
16:4.2 (189.3) Los Espíritus Maestros son únicos en el sentido de que actúan en todos los niveles de realidad del universo, excepto en el absoluto. Son por lo tanto los supervisores eficaces y perfectos de todas las fases de los asuntos administrativos en todos los niveles de las actividades superuniversales. A la mente mortal le resulta difícil comprender muchas cosas sobre los Espíritus Maestros porque el trabajo de éstos es sumamente especializado y sin embargo lo abarca todo, es excepcionalmente material y al mismo tiempo exquisitamente espiritual. Estos creadores polifacéticos de la mente cósmica son los progenitores de los Directores del Poder Universal, y ellos mismos son los directores supremos de la vasta y extensa creación de criaturas espirituales.
16:4.3 (189.4) Los Siete Espíritus Maestros son los creadores de los Directores del Poder Universal y de sus asociados, unas entidades que son indispensables para organizar, controlar y regular las energías físicas del gran universo. Y estos mismos Espíritus Maestros ayudan de manera muy material a los Hijos Creadores en la tarea de dar forma y organizar los universos locales.
16:4.4 (189.5) Somos incapaces de encontrar una conexión personal entre el trabajo de los Espíritus Maestros relacionado con la energía cósmica y las actividades del Absoluto Incalificado relacionadas con la fuerza. Todas las manifestaciones energéticas que se encuentran bajo la jurisdicción de los Espíritus Maestros están dirigidas desde la periferia del Paraíso; no parecen estar asociadas de ninguna manera directa con los fenómenos de la fuerza identificados con la superficie inferior del Paraíso.
16:4.5 (189.6) Cuando nos encontramos con las actividades funcionales de los diversos Supervisores del Poder Morontial, nos hallamos indiscutiblemente cara a cara con ciertas actividades no reveladas de los Espíritus Maestros. Además de estos predecesores de los controladores físicos y de los ministros espirituales, ¿quién podría haber conseguido combinar y asociar de tal manera las energías materiales y espirituales como para dar nacimiento a una fase hasta entonces inexistente de la realidad universal — la sustancia morontial y la mente morontial?
16:4.6 (189.7) Una gran parte de la realidad de los mundos espirituales es de tipo morontial, una fase de la realidad universal totalmente desconocida en Urantia. La meta de la existencia de las personalidades es espiritual, pero las creaciones morontiales se interponen siempre para colmar el abismo entre los reinos materiales de origen mortal y las esferas superuniversales con un estado espiritual progresivo. En este ámbito es donde los Espíritus Maestros efectúan su gran contribución al plan de la ascensión del hombre hacia el Paraíso.
16:4.7 (190.1) Los Siete Espíritus Maestros tienen representantes personales que ejercen su actividad en todo el gran universo; pero puesto que la gran mayoría de estos seres subordinados no se ocupa directamente del programa ascendente de la progresión de los mortales en el camino de la perfección paradisiaca, poco o nada se ha revelado acerca de ellos. Una gran parte, una grandísima parte de la actividad de los Siete Espíritus Maestros permanece oculta para la comprensión humana, porque no está de ninguna manera directamente relacionada con vuestro problema de ascender hasta el Paraíso.
16:4.8 (190.2) Aunque no podemos ofrecer una prueba definitiva, es muy probable que el Espíritu Maestro de Orvonton ejerza una influencia indudable sobre las esferas de actividad siguientes:
16:4.9 (190.3) 1. Los procedimientos que utilizan los Portadores de Vida de los universos locales para iniciar la vida.
16:4.10 (190.4) 2. Las activaciones que efectúan sobre la vida los espíritus ayudantes de la mente otorgados a los mundos por el Espíritu Creativo de un universo local.
16:4.11 (190.5) 3. Las fluctuaciones que muestran, en sus manifestaciones energéticas, las unidades de materia organizada que responden a la gravedad lineal.
16:4.12 (190.6) 4. El comportamiento de la energía emergente cuando se libera plenamente de la atracción del Absoluto Incalificado, volviéndose así sensible a la influencia directa de la gravedad lineal y a las manipulaciones de los Directores del Poder Universal y de sus asociados.
16:4.13 (190.7) 5. La concesión del espíritu ministerial del Espíritu Creativo de un universo local, conocido en Urantia como el Espíritu Santo.
16:4.14 (190.8) 6. La concesión posterior del espíritu de los Hijos donadores, llamado en Urantia el Consolador o el Espíritu de la Verdad.
16:4.15 (190.9) 7. El mecanismo de la reflectividad de los universos locales y del super-universo. Muchas características relacionadas con este fenómeno extraordinario apenas se pueden explicar razonablemente, ni comprender racionalmente, si no se admite la actividad de los Espíritus Maestros en asociación con el Actor Conjunto y el Ser Supremo.
16:4.16 (190.10) A pesar de nuestra incapacidad para comprender adecuadamente los múltiples trabajos de los Siete Espíritus Maestros, estamos convencidos de que hay dos ámbitos en la inmensa gama de las actividades universales donde no tienen absolutamente nada que ver: la concesión y el ministerio de los Ajustadores del Pensamiento y las funciones inescrutables del Absoluto Incalificado.
16:5.1 (190.11) Cada segmento del gran universo, cada universo y cada mundo individuales, disfruta de los beneficios aportados por el consejo y la sabiduría unidos de los Siete Espíritus Maestros, pero recibe el toque y el matiz personales de uno solo de ellos. La naturaleza personal de cada Espíritu Maestro impregna totalmente su superuniverso y lo condiciona de manera única.
16:5.2 (190.12) Debido a esta influencia personal de los Siete Espíritus Maestros, cada criatura de cada tipo de ser inteligente, fuera del Paraíso y de Havona, debe llevar la marca característica de individualidad que indica la naturaleza ancestral de uno de estos Siete Espíritus del Paraíso. En lo que se refiere a los siete superuniversos, cada criatura nativa, hombre o ángel, llevará para siempre esta marca de identidad natal.
16:5.3 (191.1) Los Siete Espíritus Maestros no invaden directamente la mente material de las criaturas individuales de los mundos evolutivos del espacio. Los mortales de Urantia no experimentan la presencia personal de la influencia mental-espíritual del Espíritu Maestro de Orvonton. Si este Espíritu Maestro consigue algún tipo de contacto con la mente mortal individual durante las épocas evolutivas primitivas de un mundo habitado, debe producirse a través del ministerio del Espíritu Creativo del universo local, la consorte y asociada del Hijo de Dios Creador que preside los destinos de cada creación local. Pero en su naturaleza y en su carácter, este mismo Espíritu Madre Creativo es exactamente igual al Espíritu Maestro de Orvonton.
16:5.4 (191.2) La marca física de un Espíritu Maestro es una parte del origen material del hombre. Toda la carrera morontial se vive bajo la influencia continua de este mismo Espíritu Maestro. No es del todo extraño que la carrera espiritual posterior de ese mortal ascendente no erradique nunca por completo la marca característica de este mismo Espíritu supervisor. El sello de un Espíritu Maestro es fundamental para la existencia misma de todas las etapas de la ascensión humana anteriores a Havona.
16:5.5 (191.3) Los mortales evolutivos manifiestan en la experiencia de su vida unas tendencias distintivas de la personalidad que son características en cada superuniverso y que expresan directamente la naturaleza del Espíritu Maestro dominante; estas tendencias no se borran nunca por completo, ni siquiera después de que estos ascendentes hayan sido sometidos a la larga formación y a la disciplina unificadora que habrán encontrado en los mil millones de esferas educativas de Havona. Incluso la intensa cultura posterior del Paraíso no es suficiente para extirpar las marcas distintivas de origen superuniversal. A lo largo de toda la eternidad, un mortal ascendente mostrará las características indicativas del Espíritu que preside su superuniverso de nacimiento. Incluso en el Cuerpo de la Finalidad, cuando se desea mostrar o llegar a una relación trinitaria completa con la creación evolutiva, siempre se reúne a un grupo de siete finalitarios, uno de cada superuniverso.
16:6.1 (191.4) Los Espíritus Maestros son la fuente séptuple de la mente cósmica, el potencial intelectual del gran universo. Esta mente cósmica es una manifestación subabsoluta de la mente de la Fuente-Centro Tercera, y está relacionada funcionalmente de cierta manera con la mente del Ser Supremo en evolución.
16:6.2 (191.5) En un mundo como Urantia, la influencia directa de los Siete Espíritus Maestros no la encontramos en los asuntos de las razas humanas. Vivís bajo la influencia directa del Espíritu Creativo de Nebadon. Sin embargo, estos mismos Espíritus Maestros dominan las reacciones básicas de todas las mentes de las criaturas, porque son la fuente efectiva de los potenciales intelectuales y espirituales que han sido especializados en los universos locales para funcionar en la vida de los individuos que viven en los mundos evolutivos del tiempo y del espacio.
16:6.3 (191.6) El hecho de la mente cósmica explica la afinidad existente entre los diversos tipos de mentes humanas y superhumanas. No solamente los espíritus afines se sienten atraídos los unos hacia los otros, sino que las mentes afines son también muy fraternales y tienden a cooperar las unas con las otras. A veces se observa que las mentes humanas funcionan en unas vías que tienen una similitud asombrosa y una concordancia inexplicable.
16:6.4 (191.7) En todas las asociaciones de personalidad de la mente cósmica existe una cualidad que se podría denominar «sensibilidad a la realidad». Esta dotación cósmica universal de las criaturas volitivas es la que las salva de convertirse en víctimas indefensas de las suposiciones implícitas a priori de la ciencia, la filosofía y la religión. Esta sensibilidad de la mente cósmica a la realidad responde a ciertas fases de la realidad exactamente como la energía-materia responde a la gravedad. Sería incluso más correcto decir que estas realidades supermateriales responden así a la mente del cosmos.
16:6.5 (192.1) La mente cósmica responde infaliblemente (reconoce la respuesta) en tres niveles de la realidad universal. Estas respuestas son evidentes por sí mismas para las mentes que razonan de manera clara y piensan de forma profunda. Estos niveles de realidad son los siguientes:
16:6.6 (192.2) 1. La causalidad — el ámbito de la realidad relacionado con los sentidos físicos, el campo científico de la uniformidad lógica, la diferenciación entre lo objetivo y lo no objetivo, las conclusiones reflexivas basadas en la reacción cósmica. Es la forma matemática del discernimiento cósmico.
16:6.7 (192.3) 2. El deber — el ámbito de la realidad relacionado con la moral en el terreno filosófico, el campo de la razón, el reconocimiento del bien y del mal relativos. Es la forma juiciosa del discernimiento cósmico.
16:6.8 (192.4) 3. La adoración — el ámbito espiritual de la realidad relacionado con la experiencia religiosa, la comprensión personal de la confraternidad divina, el reconocimiento de los valores espirituales, la seguridad de la supervivencia eterna, la ascensión desde el estado de servidores de Dios hasta la alegría y la libertad de los hijos de Dios. Es la perspicacia más elevada de la mente cósmica, la forma reverencial y adoradora del discernimiento cósmico.
16:6.9 (192.5) Estas perspicacias científicas, morales y espirituales, estas reacciones cósmicas, son innatas en la mente cósmica, la cual dota a todas las criaturas volitivas. La experiencia de la vida no deja nunca de desarrollar estas tres intuiciones cósmicas; forman parte constituyente de la conciencia del pensa-miento reflexivo. Pero hay que indicar con tristeza que muy pocas personas en Urantia se deleitan en cultivar estas cualidades del pensamiento cósmico valiente e independiente.
16:6.10 (192.6) En las donaciones de la mente a los universos locales, estas tres perspicacias de la mente cósmica constituyen las suposiciones a priori que hacen posible que el hombre actúe como una personalidad racional y consciente de sí misma en los ámbitos de la ciencia, la filosofía y la religión. Dicho de otra manera, el reconocimiento de la realidad de estas tres manifestaciones del Infinito se lleva a cabo mediante una técnica cósmica de autorrevelación. La energía-materia es reconocida por la lógica matemática de los sentidos; la razón-mente conoce intuitivamente su deber moral; la fe-espíritu (la adoración) es la religión de la realidad de la experiencia espiritual. Estos tres factores básicos del pensamiento reflexivo pueden unificarse y coordinarse en el desarrollo de la personalidad, o pueden volverse desproporcionados y prácticamente inconexos en sus funciones respectivas. Pero cuando están unificados, producen un carácter fuerte que consiste en la correlación de una ciencia basada en los hechos, de una filosofía moral y de una experiencia religiosa auténtica. Estas tres intuiciones cósmicas son las que le dan una validez objetiva, una realidad, a la experiencia humana con las cosas, los significados y los valores, y en ellos.
16:6.11 (192.7) La finalidad de la educación es desarrollar y agudizar estos dones innatos de la mente humana; la de la civilización es expresarlos; la de la experiencia de la vida, realizarlos; la de la religión, ennoblecerlos; y la de la personalidad, unificarlos.
16:7.1 (192.8) La inteligencia por sí sola no puede explicar la naturaleza moral. La moralidad, la virtud, es innata en la personalidad humana. La intuición moral, la comprensión del deber, es un componente de la dotación mental humana y está asociada con los otros elementos inalienables de la naturaleza humana: la curiosidad científica y la perspicacia espiritual. La mentalidad del hombre trasciende de lejos la de sus primos animales, pero es su naturaleza moral y religiosa la que le distingue especialmente del mundo animal.
16:7.2 (193.1) La respuesta selectiva de un animal está limitada a su nivel motor de comportamiento. La supuesta perspicacia de los animales superiores se encuentra a un nivel motor y sólo aparece generalmente después de la experiencia de los ensayos y los errores motores. El hombre es capaz de ejercer su perspicacia científica, moral y espiritual antes de explorar o de experimentar cualquier cosa.
16:7.3 (193.2) Sólo una personalidad puede saber lo que hace antes de hacerlo; sólo las personalidades poseen la perspicacia con antelación a la experiencia. Una personalidad puede mirar antes de saltar y por lo tanto puede aprender tanto mirando como saltando. Un animal no personal sólo aprende generalmente saltando.
16:7.4 (193.3) Como resultado de la experiencia, un animal es capaz de examinar las diferentes maneras de alcanzar una meta y de elegir un camino de acceso basado en la experiencia acumulada. Pero una personalidad puede examinar también la meta misma y juzgar su validez, su valor. La inteligencia por sí sola puede discernir los mejores medios de conseguir unos fines indistintos, pero un ser moral posee una perspicacia que le permite distinguir entre los fines así como entre los medios. Y un ser moral que elige la virtud es sin embargo inteligente. Sabe lo que hace, por qué lo hace, dónde va y cómo lo conseguirá.
16:7.5 (193.4) Cuando el hombre no consigue discernir los objetivos de sus esfuerzos como mortal, está actuando en el nivel de existencia animal. No ha conseguido sacar partido de las ventajas superiores de la agudeza material, el discernimiento moral y la perspicacia espiritual que forman parte integrante de su dotación mental cósmica como ser personal.
16:7.6 (193.5) La virtud es la rectitud — la conformidad con el cosmos. Nombrar las virtudes no es definirlas, pero vivirlas es conocerlas. La virtud no es el simple conocimiento ni tampoco la sabiduría, sino más bien la realidad de una experiencia progresiva para alcanzar los niveles ascendentes de consecución cósmica. En la vida diaria del hombre mortal, la virtud se hace realidad eligiendo firmemente el bien en lugar del mal, y esta capacidad para elegir es la prueba de que se posee una naturaleza moral.
16:7.7 (193.6) La elección del hombre entre el bien y el mal no está influida solamente por la agudeza de su naturaleza moral, sino también por otras influencias tales como la ignorancia, la inmadurez y las ilusiones. Cierto sentido de la proporción también está implicado en el ejercicio de la virtud, porque se puede cometer el mal cuando se elige lo menor en lugar de lo mayor, a consecuencia de la deformación o del engaño. El arte de la valoración relativa o de la medida comparativa entra en la práctica de las virtudes del ámbito moral.
16:7.8 (193.7) La naturaleza moral del hombre se encontraría impotente sin el arte de la medida, sin el discernimiento que está incorporado en su capacidad para examinar a fondo los significados. La elección moral sería igualmente inútil sin esa perspicacia cósmica que proporciona la conciencia de los valores espirituales. Desde el punto de vista de la inteligencia, el hombre se eleva hasta el nivel de un ser moral porque está dotado de personalidad.
16:7.9 (193.8) Nunca es posible hacer progresar la moralidad por medio de la ley o de la fuerza. Es un asunto personal y de libre albedrío, y ha de propagarse por contagio mediante el contacto entre las personas con fragancia moral y aquellas que son menos sensibles a la moral, pero que tienen también en cierta medida el deseo de hacer la voluntad del Padre.
16:7.10 (193.9) Los actos morales son las acciones humanas caracterizadas por la inteligencia más elevada, dirigidas por una diferenciación selectiva tanto en la elección de los fines superiores como en la elección de los medios morales para alcanzar dichos fines. Una conducta así es virtuosa. La virtud suprema consiste pues en elegir de todo corazón hacer la voluntad del Padre que está en los cielos.
16:8.1 (194.1) El Padre Universal confiere la personalidad a las numerosas órdenes de seres que ejercen su actividad en los diversos niveles de la realidad universal. Los seres humanos de Urantia están dotados de una personalidad de tipo finito-mortal que actúa en el nivel de los hijos ascendentes de Dios.
16:8.2 (194.2) Aunque apenas podemos aventurarnos a definir la personalidad, podemos intentar indicar la manera en que comprendemos los factores conocidos que van a componer el conjunto de energías materiales, mentales y espirituales cuya interasociación constituye el mecanismo en el cual, sobre el cual y con el cual el Padre Universal hace que ejerza su actividad la personalidad conferida por él.
16:8.3 (194.3) La personalidad es un don único de naturaleza original cuya existencia es independiente de, y anterior a, la concesión del Ajustador del Pensamiento. Sin embargo, la presencia del Ajustador aumenta de hecho la manifestación cualitativa de la personalidad. Cuando los Ajustadores del Pensamiento surgen del Padre, son idénticos en naturaleza, pero la personalidad es variada, original y exclusiva; y la manifestación de la personalidad está condicionada y limitada además por la naturaleza y las cualidades de las energías asociadas de naturaleza material, mental y espiritual que constituyen el vehículo orgánico que sirve para la manifestación de la personalidad.
16:8.4 (194.4) Las personalidades pueden ser semejantes, pero nunca son iguales. Las personas que pertenecen a una serie, un tipo, una orden o un modelo determinados pueden parecerse las unas a las otras, y de hecho se parecen, pero nunca son idénticas. La personalidad es esa característica que conocemos de un individuo, y que nos permitirá identificar a ese ser en algún momento del futuro sin tener en cuenta la naturaleza y la extensión de los cambios que se habrán producido en su forma, su mente o su estado espiritual. La personalidad es esa parte del individuo que nos permite reconocer e identificar con precisión a esa persona como la que hemos conocido anteriormente, por mucho que haya cambiado debido a la modificación del vehículo que expresa y manifiesta su personalidad.
16:8.5 (194.5) La personalidad de la criatura se distingue por dos fenómenos característicos que se manifiestan por sí mismos en el comportamiento reactivo humano: la conciencia de sí mismo y el libre albedrío relativo asociado.
16:8.6 (194.6) La conciencia de sí mismo consiste en darse cuenta intelectualmente de la realidad de la personalidad; incluye la aptitud para reconocer la realidad de otras personalidades. Indica la capacidad para llevar a cabo experiencias individualizadas en y con las realidades cósmicas, lo que equivale a alcanzar el estado de identidad en las relaciones entre personalidades en el universo. La conciencia de sí mismo conlleva el reconocimiento de la realidad del ministerio mental y el darse cuenta de la independencia relativa del libre albedrío creativo y determinante.
16:8.7 (194.7) El libre albedrío relativo que caracteriza a la conciencia de sí mismo de la personalidad humana está implicado en:
16:8.8 (194.8) 1. La decisión moral, la sabiduría más elevada.
16:8.9 (194.9) 2. La elección espiritual, el discernimiento de la verdad.
16:8.10 (194.10) 3. El amor desinteresado, el servicio a la fraternidad.
16:8.11 (194.11) 4. La cooperación intencional, la lealtad al grupo.
16:8.12 (194.12) 5. La perspicacia cósmica, la captación de los significados universales.
16:8.13 (194.13) 6. La dedicación de la personalidad, la consagración incondicional a hacer la voluntad del Padre.
16:8.14 (195.1) 7. La adoración, la búsqueda sincera de los valores divinos y el amor de todo corazón al divino Dador de los Valores.
16:8.15 (195.2) Se puede considerar que el tipo de personalidad humana que existe en Urantia ejerce su actividad en un mecanismo físico que consiste en la modifi-cación planetaria del tipo de organismo nebadónico perteneciente a la orden electroquímica de activación vital, y dotado del modelo de reproducción parental de la orden nebadónica de la serie de la mente cósmica de Orvonton. La concesión del don divino de la personalidad a ese mecanismo mortal dotado de una mente le confiere la dignidad de la ciudadanía cósmica y permite que esa criatura mortal reaccione inmediatamente al reconocimiento constitutivo de las tres realidades mentales fundamentales del cosmos:
16:8.16 (195.3) 1. El reconocimiento matemático o lógico de la uniformidad de la causalidad física.
16:8.17 (195.4) 2. El reconocimiento razonado de la obligación de tener una conducta moral.
16:8.18 (195.5) 3. La comprensión por la fe de la adoración con comunión de la Deidad, asociada al servicio amoroso a la humanidad.
16:8.19 (195.6) El funcionamiento completo de este don de la personalidad es el comienzo de la comprensión del parentesco con la Deidad. Esta individualidad, habitada por un fragmento prepersonal de Dios Padre, es de hecho y en verdad un hijo espiritual de Dios. Esta criatura no sólo revela la capacidad de recibir el don de la presencia divina, sino que muestra también una respuesta reactiva al circuito de la gravedad de personalidad del Padre Paradisiaco de todas las personalidades.
16:9.1 (195.7) La criatura personal dotada de la mente cósmica y habitada por un Ajustador posee la capacidad innata de reconocer y comprender la realidad de la energía, la realidad de la mente y la realidad del espíritu. La criatura volitiva está equipada así para discernir el hecho de Dios, la ley de Dios y el amor de Dios. Aparte de estos tres elementos inalienables de la conciencia humana, toda experiencia humana es realmente subjetiva, excepto esta comprensión intuitiva de lo que es válido vinculada a la unificación de estas tres respuestas del reconocimiento cósmico a la realidad universal.
16:9.2 (195.8) El mortal que discierne a Dios es capaz de sentir el valor unificador de estas tres cualidades cósmicas en la evolución del alma sobreviviente, la empresa suprema del hombre en el tabernáculo físico donde la mente moral colabora con el espíritu divino interior para dualizar el alma inmortal. Desde sus primeros comienzos, el alma es real; posee cualidades de supervivencia cósmica.
16:9.3 (195.9) Si el hombre mortal no logra sobrevivir a la muerte natural, los valores espirituales reales de su experiencia humana sobreviven como una parte de la experiencia continua del Ajustador del Pensamiento. Los valores de la personalidad de ese no sobreviviente subsisten como un factor en la personalidad del Ser Supremo en vías de manifestarse. Estas cualidades sobrevivientes de la personalidad están desprovistas de identidad, pero no de los valores experienciales acumulados durante la vida mortal en la carne. La supervivencia de la identidad depende de la supervivencia del alma inmortal, cuyo estado es morontial y posee un valor cada vez más divino. La identidad de la personalidad sobrevive en y con la supervivencia del alma.
16:9.4 (195.10) La conciencia humana de sí mismo implica el reconocimiento de la realidad de otros yoes distintos al yo consciente, e implica además que esta conciencia es mutua; que el yo es conocido del mismo modo que conoce. Esto queda demostrado de una manera puramente humana en la vida social del hombre. Pero no podéis estar tan absolutamente seguros de la realidad de un compañero humano como podéis estarlo de la realidad de la presencia de Dios que vive dentro de vosotros. La conciencia social no es inalienable como la conciencia de Dios; es un desarrollo cultural y depende del conocimiento, de los símbolos y de las contribuciones de las dotaciones constitutivas del hombre — la ciencia, la moralidad y la religión. Y estos dones cósmicos, adaptados a la sociedad, constituyen la civilización.
16:9.5 (196.1) Las civilizaciones son inestables porque no son cósmicas; no son innatas en los individuos de las razas. Deben ser alimentadas por las contribuciones combinadas de los factores constitutivos del hombre — la ciencia, la moralidad y la religión. Las civilizaciones aparecen y desaparecen, pero la ciencia, la moralidad y la religión siempre sobreviven a la destrucción.
16:9.6 (196.2) Jesús no sólo reveló Dios al hombre, sino que efectuó también una nueva revelación del hombre a sí mismo y a los otros hombres. En la vida de Jesús veis al hombre en su mejor aspecto. El hombre se vuelve así tan hermosamente real porque Jesús poseía tantas cosas de Dios en su vida, y la comprensión (el reconocimiento) de Dios es inalienable y constitutiva en todos los hombres.
16:9.7 (196.3) Aparte del instinto parental, el desinterés no es totalmente natural; no se ama por naturaleza a las otras personas ni se les sirve socialmente. Para engendrar un orden social desinteresado y altruista se necesita la iluminación de la razón, la moralidad, y el impulso de la religión, el conocimiento de Dios. La conciencia que tiene el hombre de su propia personalidad, la conciencia de sí mismo, depende también directamente de este mismo hecho de la conciencia innata que tiene el hombre de los otros hombres, de esa capacidad innata para reconocer y captar la realidad de las otras personalidades, desde las humanas hasta las divinas.
16:9.8 (196.4) La conciencia social desinteresada ha de ser, en el fondo, una conciencia religiosa; es decir, si es objetiva; de otra manera es una abstracción filosófica puramente subjetiva y, en consecuencia, desprovista de amor. Sólo un individuo que conoce a Dios puede amar a otra persona del mismo modo que se ama a sí mismo.
16:9.9 (196.5) La conciencia de sí mismo es en esencia una conciencia comunitaria: Dios y el hombre, Padre e hijo, Creador y criatura. Cuatro comprensiones de la realidad universal se encuentran latentes en la conciencia humana de sí mismo, y son inherentes a ella:
16:9.10 (196.6) 1. La búsqueda del conocimiento, la lógica de la ciencia.
16:9.11 (196.7) 2. La búsqueda de los valores morales, el sentido del deber.
16:9.12 (196.8) 3. La búsqueda de los valores espirituales, la experiencia religiosa.
16:9.13 (196.9) 4. La búsqueda de los valores de la personalidad, la capacidad para reconocer la realidad de Dios como personalidad, y la comprensión simultánea de nuestra relación fraternal con las personalidades de nuestros semejantes.
16:9.14 (196.10) Os hacéis conscientes de que el hombre es una criatura hermana vuestra porque ya sois conscientes de que Dios es vuestro Padre Creador. La paternidad es la relación por la que llegamos al reconocimiento de la fraternidad. Y la Paternidad se vuelve, o puede volverse, una realidad universal para todas las criaturas morales porque el Padre mismo ha conferido la personalidad a todos esos seres y los ha colocado bajo el dominio del circuito universal de la personalidad. Adoramos a Dios en primer lugar porque él es, luego porque estáen nosotros, y finalmente porque estamos en él.
16:9.15 (196.11) ¿Es extraño pues que la mente cósmica se dé cuenta conscientemente de su propia fuente, la mente infinita del Espíritu Infinito, y que al mismo tiempo sea consciente de la realidad física de los extensos universos, de la realidad espiritual del Hijo Eterno, y de la realidad de la personalidad del Padre Universal?
16:9.16 (196.12) [Patrocinado por un Censor Universal procedente de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 17
17:0.1 (197.1) LOS siete grupos de Espíritus Supremos son los directores universales que coordinan la administración de los siete segmentos del gran universo. Aunque todos están clasificados dentro de la familia funcional del Espíritu Infinito, los tres grupos siguientes están clasificados generalmente como hijos de la Trinidad del Paraíso:
17:0.2 (197.2) 1. Los Siete Espíritus Maestros.
17:0.3 (197.3) 2. Los Siete Ejecutivos Supremos.
17:0.4 (197.4) 3. Los Espíritus Reflectantes.
17:0.5 (197.5) Los cuatro grupos restantes son traídos a la existencia mediante los actos creadores del Espíritu Infinito o por medio de sus asociados con poder creativo:
17:0.6 (197.6) 4. Los Ayudantes Reflectantes de Imágenes.
17:0.7 (197.7) 5. Los Siete Espíritus de los Circuitos.
17:0.8 (197.8) 6. Los Espíritus Creativos de los Universos Locales.
17:0.9 (197.9) 7. Los Espíritus Ayudantes de la Mente.
17:0.10 (197.10) Estas siete órdenes se conocen en Uversa como los siete grupos de Espíritus Supremos. Su ámbito funcional se extiende desde la presencia personal de los Siete Espíritus Maestros en la periferia de la Isla eterna, pasando por los siete satélites paradisiacos del Espíritu, los circuitos de Havona, los gobiernos de los superuniversos y la administración y la supervisión de los universos locales, llegando incluso hasta el humilde servicio de los ayudantes otorgados a los ámbitos de la mente evolutiva en los mundos del tiempo y del espacio.
17:0.11 (197.11) Los Siete Espíritus Maestros son los directores que coordinan este extenso ámbito administrativo. En algunos asuntos relacionados con la reglamentación administrativa del poder físico organizado, de la energía mental y del ministerio espiritual impersonal, actúan de manera personal y directa, mientras que en otras materias ejercen su actividad a través de sus múltiples asociados. En todos los asuntos de naturaleza ejecutiva — resoluciones, reglamentaciones, ajustes y decisiones administrativas — los Espíritus Maestros actúan a través de las personas de los Siete Ejecutivos Supremos. En el universo central, los Espíritus Maestros pueden desempeñar sus funciones a través de los Siete Espíritus de los Circuitos de Havona; en las sedes de los siete superuniversos, se revelan a través del canal de los Espíritus Reflectantes y actúan a través de las personas de los Ancianos de los Días, con quienes están en comunicación personal a través de los Ayudantes Reflectantes de Imágenes.
17:0.12 (197.12) Los Siete Espíritus Maestros no se ponen directa y personalmente en contacto con la administración universal que se encuentra por debajo de las cortes de los Ancianos de los Días. Vuestro universo local es administrado como una parte de nuestro superuniverso por el Espíritu Maestro de Orvonton, pero con relación a los seres nativos de Nebadon, su actividad la desempeña directamente y la dirige personalmente el Espíritu Madre Creativo que reside en Salvington, la sede de vuestro universo local.
17:1.1 (198.1) Las sedes ejecutivas de los Espíritus Maestros ocupan los siete satélites paradisiacos del Espíritu Infinito, que giran alrededor de la Isla central entre las brillantes esferas del Hijo Eterno y el circuito más interior de Havona. Estas esferas ejecutivas se encuentran bajo la dirección de los Ejecutivos Supremos, un grupo de siete seres que fueron trinitizados por el Padre, el Hijo y el Espíritu de acuerdo con las especificaciones de los Siete Espíritus Maestros a fin de producir un tipo de seres que pudieran actuar como representantes universales suyos.
17:1.2 (198.2) Los Espíritus Maestros se mantienen en contacto con las diversas divisiones de los gobiernos superuniversales a través de estos Ejecutivos Supremos. Estos últimos son los que determinan en gran medida las tendencias constitutivas fundamentales de los siete superuniversos. Son perfectos de manera uniforme y divina, pero también poseen personalidades diversas. No tienen un jefe permanente; cada vez que se reúnen eligen a uno de ellos para que presida ese consejo conjunto. Viajan periódicamente al Paraíso para sentarse en consejo con los Siete Espíritus Maestros.
17:1.3 (198.3) Los Siete Ejecutivos Supremos actúan como coordinadores administrativos del gran universo; se les podría denominar el consejo de administración que dirige la creación posterior a Havona. No están relacionados con los asuntos internos del Paraíso, y dirigen sus esferas de actividad limitada en Havona a través de los Siete Espíritus de los Circuitos. Por lo demás, la amplitud de su supervisión tiene pocos límites; se ocupan de dirigir las cosas físicas, intelectuales y espirituales; lo ven todo, lo oyen todo, lo sienten todo e incluso saben todo lo que sucede en los siete superuniversos y en Havona.
17:1.4 (198.4) Estos Ejecutivos Supremos no dan origen a las normas ni modifican los procedimientos universales; se ocupan de ejecutar los planes de la divinidad promulgados por los Siete Espíritus Maestros. Tampoco interfieren en el gobierno de los Ancianos de los Días en los superuniversos, ni en la soberanía de los Hijos Creadores en los universos locales. Son los ejecutivos que coordinan, cuya función consiste en llevar a cabo las políticas combinadas de todos los gobernantes debidamente nombrados en el gran universo.
17:1.5 (198.5) Cada uno de los ejecutivos y las instalaciones de su esfera están consagrados a la administración eficaz de un solo superuniverso. El Ejecutivo Supremo Número Uno, que ejerce su actividad en la esfera ejecutiva número uno, está enteramente dedicado a los asuntos del superuniverso número uno, y así sucesivamente hasta el Ejecutivo Supremo Número Siete, que trabaja en el séptimo satélite paradisiaco del Espíritu y dedica sus energías a dirigir el séptimo superuniverso. Esta séptima esfera se llama Orvonton, ya que los satélites paradisiacos del Espíritu tienen los mismos nombres que los superuniversos con los que están relacionados; de hecho, a los superuniversos les pusieron los nombres de dichos satélites.
17:1.6 (198.6) En la esfera ejecutiva del séptimo superuniverso, el personal encargado de mantener en orden los asuntos de Orvonton asciende a una cantidad que sobrepasa la comprensión humana y abarca prácticamente todas las órdenes de inteligencias celestiales. Todos los servicios superuniversales relacionados con el transporte de las personalidades (excepto los Espíritus Inspirados Trinitarios y los Ajustadores del Pensamiento) pasan por uno de estos siete mundos ejecutivos en sus viajes universales hacia el Paraíso y cuando regresan de él, y aquí se mantienen los registros centrales de todas las personalidades creadas por la Fuente-Centro Tercera que ejercen su actividad en los superuniversos. El sistema de archivos materiales, morontiales y espirituales de uno de estos mundos ejecutivos del Espíritu asombra incluso a un ser de mi orden.
17:1.7 (199.1) La mayor parte de los subordinados inmediatos de los Ejecutivos Supremos está compuesta por los hijos trinitizados de las personalidades del Paraíso-Havona y por los descendientes trinitizados de los mortales glorificados que se han graduado gracias a la formación secular del programa ascendente del tiempo y del espacio. El jefe del Consejo Supremo del Cuerpo Paradisiaco de la Finalidad es el que designa a estos hijos trinitizados para que sirvan con los Ejecutivos Supremos.
17:1.8 (199.2) Cada Ejecutivo Supremo tiene dos gabinetes consultivos: Los hijos del Espíritu Infinito que se encuentran en la sede de cada superuniverso eligen a sus representantes en sus propias filas para que sirvan durante un milenio en el gabinete consultivo primario de su Ejecutivo Supremo. Para todos los asuntos que afectan a los mortales ascendentes del tiempo, existe un gabinete secundario que está compuesto por los mortales que han alcanzado el Paraíso y por los hijos trinitizados de los mortales glorificados; este cuerpo es elegido por los seres que ascienden y se perfeccionan y que residen transitoriamente en las sedes de los siete superuniversos. Todos los jefes de los demás asuntos son nombrados por los Ejecutivos Supremos.
17:1.9 (199.3) En estos satélites paradisiacos del Espíritu tienen lugar de vez en cuando grandes cónclaves. Los hijos trinitizados destinados en estos mundos, junto con los ascendentes que han alcanzado el Paraíso, se congregan con las personalidades espirituales de la Fuente-Centro Tercera en las reuniones relacionadas con las luchas y los triunfos de la carrera ascendente. Los Ejecutivos Supremos presiden siempre estas asambleas fraternales.
17:1.10 (199.4) Una vez cada milenio del Paraíso, los Siete Ejecutivos Supremos dejan sus puestos de autoridad y van al Paraíso, donde celebran su cónclave milenario de saludos y de buenos deseos universales para las multitudes inteligentes de la creación. Este acontecimiento memorable tiene lugar en la presencia inmediata de Majeston, el jefe de todos los grupos de espíritus reflectantes. Así pueden comunicarse simultáneamente con todos sus asociados en el gran universo a través del funcionamiento excepcional de la reflectividad universal.
17:2.1 (199.5) Los Espíritus Reflectantes tienen su origen divino en la Trinidad. Estos seres excepcionales y un poco misteriosos ascienden a cincuenta. Estas personalidades extraordinarias fueron creadas en grupos de siete, y cada uno de estos episodios creativos se llevó a cabo mediante la unión de la Trinidad del Paraíso con uno de los Siete Espíritus Maestros.
17:2.2 (199.6) Esta operación trascendental, que sucedió en los albores del tiempo, describe el esfuerzo inicial de las Personalidades Creadoras Supremas, representadas por los Espíritus Maestros, para actuar como cocreadoras con la Trinidad del Paraíso. Esta unión del poder creativo de los Creadores Supremos con los potenciales creativos de la Trinidad es la fuente misma de la realidad del Ser Supremo. Por eso, cuando el ciclo de la creación reflectante terminó su curso, cuando cada uno de los Siete Espíritus Maestros encontró su perfecta sincronía creativa con la Trinidad del Paraíso, cuando el Espíritu Reflectante número cuarenta y nueve fue personalizado, una nueva reacción trascendental se produjo en el Absoluto de la Deidad. Esta reacción concedió al Ser Supremo unas nuevas prerrogativas para su personalidad y culminó en la personalización de Majeston, el jefe de la reflectividad y el centro paradisiaco de todo el trabajo de los cuarenta y nueve Espíritus Reflectantes y de sus asociados en todo el universo de universos.
17:2.3 (200.1) Majeston es una verdadera persona, el centro personal e infalible de los fenómenos de la reflectividad en los siete superuniversos del tiempo y del espacio. Mantiene su sede paradisiaca permanente cerca del centro de todas las cosas, en el punto de encuentro de los Siete Espíritus Maestros. Se ocupa únicamente de la coordinación y del mantenimiento del servicio de la reflectividad en la extensa creación; no está implicado de otra manera en la administración de los asuntos del universo.
17:2.4 (200.2) Majeston no está incluido en nuestro catálogo de personalidades paradisiacas porque es la única personalidad divina existente creada por el Ser Supremo en unión funcional con el Absoluto de la Deidad. Es una persona, pero se ocupa exclusivamente, y en apariencia de forma automática, de esta fase única de la economía universal; actualmente no ejerce su actividad en ninguna calidad personal con relación a otras órdenes (no reflectantes) de personalidades del universo.
17:2.5 (200.3) La creación de Majeston señaló el primer acto creativo supremo del Ser Supremo. Esta voluntad de actuar era volitiva en el Ser Supremo, pero la prodigiosa reacción del Absoluto de la Deidad no se conocía de antemano. Desde la aparición de Havona en la eternidad, el universo no había presenciado una objetivación tan extraordinaria de esta alineación gigantesca y extensa de poder y de esta coordinación de actividades espirituales funcionales. La respuesta de la Deidad a las voluntades creadoras del Ser Supremo y de sus asociados sobrepasó considerablemente las intenciones deliberadas que tenían y excedió enormemente las previsiones que concebían.
17:2.6 (200.4) En las épocas futuras, el Supremo y el Último podrían alcanzar nuevos niveles de divinidad y elevarse a nuevos ámbitos de funcionamiento de la personalidad; estamos asombrados ante la posibilidad de lo que esas épocas podrán presenciar en el terreno de la deificación de otros seres todavía más inesperados e impensables, que poseerían unos poderes inimaginables para llevar a cabo una coordinación universal creciente. Pareciera ser que no existe ningún límite al potencial de reacción del Absoluto de la Deidad ante esta unificación de las relaciones entre la Deidad experiencial y la Trinidad existencial del Paraíso.
17:3.1 (200.5) Los cuarenta y nueve Espíritus Reflectantes tienen su origen en la Trinidad, pero cada uno de los siete episodios creativos que acompañaron su aparición produjo un tipo de ser cuya naturaleza se parece a las características del Espíritu Maestro coancestral. Así pues, reflejan de maneras diversas la naturaleza y el carácter de las siete combinaciones asociativas posibles de las características de divinidad del Padre Universal, el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito. Por esta razón es necesario tener a siete de estos Espíritus Reflectantes en la sede de cada superuniverso. Hace falta un representante de cada uno de los siete tipos para conseguir reflejar perfectamente todas las fases de todas las manifestaciones posibles de las tres Deidades del Paraíso, ya que estos fenómenos se pueden producir en cualquier parte de los siete superuniversos. Por consiguiente, un miembro de cada tipo fue destinado a servir en cada uno de los superuniversos. Estos grupos de siete Espíritus Reflectantes desiguales mantienen sus sedes en las capitales de los superuniversos en el centro reflectante de cada reino, el cual no coincide con el punto de polaridad espiritual.
17:3.2 (200.6) Los Espíritus Reflectantes tienen nombres, pero estas denominaciones no se han revelado a los mundos del espacio. Sus nombres tienen relación con la naturaleza y el carácter de estos seres, y forman parte de uno de los siete misterios universales de las esferas secretas del Paraíso.
17:3.3 (201.1) El atributo de la reflectividad, ese fenómeno de los niveles mentales del Actor Conjunto, el Ser Supremo y los Espíritus Maestros, es transmisible a todos los seres relacionados con el trabajo de este inmenso sistema de información universal. Y aquí reside un gran misterio: Ni los Espíritus Maestros ni las Deidades del Paraíso, por separado o colectivamente, muestran estos poderes de la reflectividad universal coordinada tal como se manifiestan en estas cuarenta y nueve personalidades de enlace de Majeston, y sin embargo aquellos son los creadores de todos estos seres maravillosamente dotados. A veces, la herencia divina revela en la criatura ciertos atributos que no son discernibles en el Creador.
17:3.4 (201.2) Todo el personal del servicio de la reflectividad, a excepción de Majeston y de los Espíritus Reflectantes, son criaturas del Espíritu Infinito y de sus asociados y subordinados inmediatos. Los Espíritus Reflectantes de cada superuniverso son los creadores de sus Ayudantes Reflectantes de Imágenes, sus voces personales en las cortes de los Ancianos de los Días.
17:3.5 (201.3) Los Espíritus Reflectantes no son simplemente agentes que transmiten; son también personalidades que retienen. Sus descendientes, los seconafines, son también personalidades que retienen o registran. Todo aquello que posee un verdadero valor espiritual se registra por duplicado, y una copia es conservada en el equipo personal de algún miembro de una de las numerosas órdenes de personalidades secoráficas que pertenecen al extenso personal de los Espíritus Reflectantes.
17:3.6 (201.4) Los archivos oficiales de los universos son transmitidos hacia las esferas superiores por los archivistas angélicos y a través de ellos, pero los verdaderos anales espirituales son agrupados por reflectividad y conservados en la mente de las personalidades adecuadas y apropiadas que pertenecen a la familia del Espíritu Infinito. Éstos son los archivos vivientes, en contraste con los archivos oficiales y muertos del universo, y son perfectamente conservados en la mente viviente de las personalidades registradoras del Espíritu Infinito.
17:3.7 (201.5) La organización de la reflectividad es también el mecanismo que recoge las noticias y difunde los decretos en toda la creación. Está operando continuamente, en contraste con el funcionamiento periódico de los diversos servicios de transmisión.
17:3.8 (201.6) Todo acontecimiento importante que sucede en la sede de un universo local es reflejado de forma inherente hacia la capital de su superuniverso. Y a la inversa, todo aquello que tiene un significado para los universos locales es reflejado desde la sede del superuniverso hacia las capitales de los universos locales. El servicio de la reflectividad que va desde los universos del tiempo hacia los superuniversos parece que es automático o que funciona por sí solo, pero no es así. Todo este servicio es muy personal e inteligente; su precisión es el resultado de una perfecta cooperación entre personalidades y, por consiguiente, difícilmente se puede atribuir a las acciones o a la presencia impersonales de los Absolutos.
17:3.9 (201.7) Aunque los Ajustadores del Pensamiento no participan en el funcionamiento del sistema universal de la reflectividad, tenemos todas las razones para creer que todos los fragmentos del Padre conocen plenamente estas operaciones y son capaces de utilizar su contenido.
17:3.10 (201.8) Durante la presente era del universo, el alcance espacial del servicio de la reflectividad exterior al Paraíso parece estar limitado por la periferia de los siete superuniversos. Por lo demás, el funcionamiento de este servicio parece ser independiente del tiempo y del espacio. Parece ser independiente de todos los circuitos universales subabsolutos conocidos.
17:3.11 (201.9) En la sede de cada superuniverso, la organización reflectante actúa como una unidad separada; pero en ciertas ocasiones especiales, y bajo la dirección de Majeston, las siete organizaciones pueden actuar al unísono universal, y lo hacen de hecho, como en los casos de un jubileo debido al establecimiento de todo un universo local en la luz y la vida, y en las épocas de los saludos milenarios de los Siete Ejecutivos Supremos.
17:4.1 (202.1) Los cuarenta y nueve Ayudantes Reflectantes de Imágenes fueron creados por los Espíritus Reflectantes, y hay exactamente siete Ayudantes en la sede de cada superuniverso. El primer acto creativo de los siete Espíritus Reflectantes de Uversa fue dar nacimiento a sus siete Ayudantes de Imágenes, creando cada Espíritu Reflectante su propio Ayudante. En ciertos atributos y características, los Ayudantes de Imágenes son unas reproducciones perfectas de sus Espíritus Madres Reflectantes; son verdaderos duplicados, menos el atributo de la reflectividad. Son verdaderas imágenes y funcionan constantemente como canales de comunicación entre los Espíritus Reflectantes y las autoridades superuniversales. Los Ayudantes de Imágenes no son simples asistentes; son auténticas representaciones de sus Espíritus ancestrales respectivos; son imágenes, y son fieles a su nombre.
17:4.2 (202.2) Los Espíritus Reflectantes mismos son verdaderas personalidades, pero de tal índole que son incomprensibles para los seres materiales. Incluso en la esfera sede de un superuniverso necesitan la asistencia de sus Ayudantes de Imágenes para todas sus relaciones personales con los Ancianos de los Días y sus asociados. En los contactos entre los Ayudantes de Imágenes y los Ancianos de los Días, a veces un solo Ayudante funciona de manera aceptable, mientras que en otras ocasiones se necesitan dos, tres, cuatro o incluso los siete para presentar de forma plena y adecuada la comunicación que se les ha confiado transmitir. Del mismo modo, los mensajes de los Ayudantes de Imágenes son recibidos de manera variada por uno, dos o los tres Ancianos de los Días, según lo requiera el contenido de la comunicación.
17:4.3 (202.3) Los Ayudantes de Imágenes sirven permanentemente al lado de sus Espíritus ancestrales, y tienen a su disposición una multitud increíble de seconafines asistentes. Los Ayudantes de Imágenes no funcionan directamente en conexión con los mundos educativos de los mortales ascendentes. Están estrechamente asociados con el servicio de información del programa universal para la progresión de los mortales, pero no os pondréis personalmente en contacto con ellos cuando residáis en las escuelas de Uversa porque estos seres aparentemente personales están desprovistos de voluntad; no ejercen el poder de elección. Son verdaderas imágenes, que reflejan enteramente la personalidad y la mente de su Espíritu ancestral particular. Los mortales ascendentes, como clase, no se ponen en contacto íntimo con la reflectividad. Entre vosotros y el funcionamiento efectivo del servicio siempre se interpondrá algún ser de naturaleza reflectante.
17:5.1 (202.4) Los Siete Espíritus de los Circuitos de Havona son la representación impersonal conjunta del Espíritu Infinito y de los Siete Espíritus Maestros para los siete circuitos del universo central. Son los servidores de los Espíritus Maestros, de los cuales son sus descendientes colectivos. Los Espíritus Maestros aportan a los siete superuniversos una individualidad administrativa diversificada y bien determinada. A través de estos Espíritus uniformes de los Circuitos de Havona, pueden proporcionar al universo central una supervisión espiritual unificada, uniforme y coordinada.
17:5.2 (202.5) Cada uno de los Siete Espíritus de los Circuitos está limitado a impregnar un solo circuito de Havona. No están directamente relacionados con los regímenes de los Eternos de los Días, que son los gobernantes de los mundos individuales de Havona. Pero están en conexión con los Siete Ejecutivos Supremos y se sincronizan con la presencia del Ser Supremo en el universo central. Su trabajo está limitado exclusivamente a Havona.
17:5.3 (203.1) Estos Espíritus de los Circuitos se ponen en contacto con aquellos que residen en Havona a través de sus descendientes personales, los supernafines terciarios. Aunque los Espíritus de los Circuitos coexisten con los Siete Espíritus Maestros, su acto de crear a los supernafines terciarios no alcanzó una importancia enorme hasta la llegada de los primeros peregrinos del tiempo al circuito exterior de Havona en la época de Grandfanda.
17:5.4 (203.2) A medida que avancéis de circuito en circuito en Havona, conoceréis a los Espíritus de los Circuitos pero no seréis capaces de comulgar personalmente con ellos, aunque podréis reconocer la presencia impersonal de su influencia espiritual, y disfrutar personalmente de ella.
17:5.5 (203.3) Los Espíritus de los Circuitos se relacionan con los habitantes nativos de Havona de una manera muy semejante a como lo hacen los Ajustadores del Pensamiento con las criaturas mortales que viven en los mundos de los universos evolutivos. Al igual que los Ajustadores del Pensamiento, los Espíritus de los Circuitos son impersonales y se asocian con la mente perfecta de los seres de Havona de una manera muy similar a como los espíritus impersonales del Padre universal residen en la mente finita de los hombres mortales. Pero los Espíritus de los Circuitos no se vuelven nunca una parte permanente de las personalidades de Havona.
17:6.1 (203.4) Una gran parte de lo relacionado con la naturaleza y la función de los Espíritus Creativos de los universos locales pertenece en verdad a la historia de su asociación con los Hijos Creadores para organizar y dirigir las creaciones locales; pero las experiencias de estos seres maravillosos, antes de llegar a sus universos locales, poseen muchas características que se pueden narrar como parte de este análisis de los siete grupos de Espíritus Supremos.
17:6.2 (203.5) Estamos familiarizados con seis fases de la carrera del Espíritu Madre de un universo local, y especulamos mucho sobre la probabilidad de una séptima etapa de actividad. Estas diferentes fases de su existencia son:
17:6.3 (203.6) 1. La Diferenciación Inicial en el Paraíso. Cuando un Hijo Creador es personalizado gracias a la acción conjunta del Padre Universal y del Hijo Eterno, en la persona del Espíritu Infinito se produce simultáneamente lo que se conoce como la «reacción complementaria suprema». No entendemos la naturaleza de esta reacción, pero comprendemos que indica una modificación inherente de las posibilidades personalizables que están incluidas dentro del potencial creativo del Creador Conjunto. El nacimiento de un Hijo Creador coordinado señala el nacimiento, dentro de la persona del Espíritu Infinito, del potencial de la futura consorte de ese Hijo Paradisiaco en el universo local. No tenemos conocimiento de esta nueva identificación prepersonal de una entidad, pero sabemos que este hecho queda registrado en los archivos paradisiacos relacionados con la carrera de ese Hijo Creador.
17:6.4 (203.7) 2. La Formación Preliminar como Creador. Durante el largo período de formación preliminar de un Hijo Miguel en la organización y la administración de los universos, su futura consorte experimenta un desarrollo adicional de su entidad y adquiere una conciencia colectiva de su destino. No lo sabemos, pero sospechamos que esta entidad con conciencia colectiva se vuelve consciente del espacio y empieza su formación preliminar necesaria a fin de adquirir habilidad espiritual para su futura tarea de colaborar con el Miguel complementario en la creación y la administración de un universo.
17:6.5 (204.1) 3. La Etapa de la Creación Física. En la época en que el Hijo Eterno le encarga a un Hijo Miguel la tarea de crear, el Espíritu Maestro que dirige el superuniverso al que está destinado ese nuevo Hijo Creador expresa la «petición de identificación» en presencia del Espíritu Infinito; y, por primera vez, la entidad del futuro Espíritu Creativo aparece como diferenciada de la persona del Espíritu Infinito. Esta entidad se dirige directamente hacia la persona del Espíritu Maestro peticionario, y desaparece de inmediato para nuestro reconocimiento, volviéndose aparentemente una parte de la persona de ese Espíritu Maestro. El Espíritu Creativo recién identificado permanece con ese Espíritu Maestro hasta el momento de la partida del Hijo Creador hacia la aventura del espacio; después de lo cual, el Espíritu Maestro confía el nuevo Espíritu consorte al cuidado del Hijo Creador, indicándole al mismo tiempo al Espíritu consorte el mandato de tener una fidelidad eterna y una lealtad sin fin. Y luego se produce uno de los episodios más profundamente conmovedores que tienen lugar en el Paraíso. El Padre Universal habla para reconocer la unión eterna del Hijo Creador y del Espíritu Creativo, y para confirmar la concesión de ciertos poderes administrativos conjuntos por parte del Espíritu Maestro que ejerce la jurisdicción sobre ese superuniverso.
17:6.6 (204.2) El Hijo Creador y el Espíritu Creativo, unidos por el Padre, parten luego hacia su aventura de crear un universo. Y trabajan juntos bajo esta forma de asociación durante todo el largo y arduo período de la organización material de su universo.
17:6.7 (204.3) 4. La Era de la Creación de la Vida. Cuando el Hijo Creador declara su intención de crear la vida, empiezan en el Paraíso las «ceremonias de la personalización», en las que participan los Siete Espíritus Maestros y que son experimentadas personalmente por el Espíritu Maestro supervisor. Se trata de una contribución de la Deidad del Paraíso a la individualidad del Espíritu consorte del Hijo Creador, y se manifiesta al universo mediante el fenómeno de la «erupción primaria» que tiene lugar en la persona del Espíritu Infinito. Simultáneamente a este fenómeno que se produce en el Paraíso, el Espíritu consorte del Hijo Creador, hasta ahora impersonal, se convierte a todos los efectos prácticos en una persona auténtica. De ahora en adelante y para siempre jamás, este mismo Espíritu Madre del universo local será considerado como una persona, y mantendrá relaciones personales con toda la multitud de personalidades de la creación viviente que vendrá a continuación.
17:6.8 (204.4) 5. Las Épocas Posteriores a la Donación. Otro cambio importante se produce en la carrera sin fin de un Espíritu Creativo cuando el Hijo Creador regresa a la sede de su universo después de terminar su séptima donación y de haber conseguido la plena soberanía universal. En esta ocasión, ante los administradores reunidos del universo, el Hijo Creador triunfante eleva al Espíritu Madre del Universo a la cosoberanía y reconoce al Espíritu consorte como su igual.
17:6.9 (204.5) 6. Las Épocas de Luz y de Vida. Después de establecerse la era de luz y de vida, la cosoberana de un universo local empieza la sexta fase de la carrera de los Espíritus Creativos. Pero no podemos describir la naturaleza de esta gran experiencia. Estas cosas pertenecen a una etapa futura de la evolución de Nebadon.
17:6.10 (204.6) 7. La Carrera No Revelada. Conocemos estas seis fases de la carrera del Espíritu Madre de un universo local. Es inevitable que nos preguntemos: ¿Existe una séptima carrera? No olvidamos que cuando los finalitarios alcanzan lo que parece ser el destino final de su ascensión como mortales, hay constancia de que empiezan la carrera de los espíritus de la sexta fase. Suponemos que a los finalitarios les espera otra carrera aún no revelada en el trabajo universal. Es natural que supongamos que los Espíritus Madres Universales tengan también delante de ellas una carrera no revelada que representará la séptima fase de su experiencia personal en el servicio universal y la cooperación leal con la orden de los Migueles Creadores.
17:7.1 (205.1) Estos espíritus ayudantes son el séptuple don mental del Espíritu Madre de un universo local a las criaturas vivientes de la creación conjunta de un Hijo Creador y de ese Espíritu Creativo. Este otorgamiento llega a ser posible en la época en que el Espíritu es elevado al estado en que posee las prerrogativas de la personalidad. El relato de la naturaleza y del funcionamiento de los siete espíritus ayudantes de la mente pertenece más propiamente a la historia de vuestro universo local de Nebadon.
17:8.1 (205.2) Los siete grupos de Espíritus Supremos constituyen el núcleo de la familia funcional de la Fuente-Centro Tercera actuando a la vez como Espíritu Infinito y como Actor Conjunto. El ámbito de los Espíritus Supremos se extiende desde la presencia de la Trinidad en el Paraíso hasta el funcionamiento de la mente de tipo mortal-evolutivo en los planetas del espacio. Estos Espíritus unifican así los niveles administrativos descendentes y coordinan las múltiples funciones del personal de los mismos. Ya se trate de un grupo de Espíritus Reflectantes en conexión con los Ancianos de los Días, de un Espíritu Creativo que actúa de común acuerdo con un Hijo Miguel, o de los Siete Espíritus Maestros situados en circuito alrededor de la Trinidad del Paraíso, la actividad de los Espíritus Supremos se encuentra en todas las partes del universo central, de los superuniversos y de los universos locales. Trabajan del mismo modo con las personalidades Trinitarias de la orden de los «Días» y con las personalidades Paradisiacas de la orden de los «Hijos».
17:8.2 (205.3) Junto con su Espíritu Madre Infinito, los grupos de Espíritus Supremos son los creadores directos de la inmensa familia de criaturas de la Fuente-Centro Tercera. Todas las órdenes de espíritus ministrantes nacen de esta asociación. Los supernafines primarios tienen su origen en el Espíritu Infinito; los seres secundarios de esta orden son creados por los Espíritus Maestros, y los supernafines terciarios por los Siete Espíritus de los Circuitos. Los Espíritus Reflectantes, colectivamente, son los autores-madres de una orden maravillosa de huestes angélicas, los poderosos seconafines de los servicios superuniversales. Un Espíritu Creativo es la madre de las órdenes angélicas de una creación local; estos ministros seráficos son originales en cada universo local, aunque son creados según los arquetipos del universo central. Todos estos creadores de espíritus ministrantes sólo reciben una asistencia indirecta por parte del alojamiento central del Espíritu Infinito, la madre original y eterna de todos los ministros angélicos.
17:8.3 (205.4) Los siete grupos de Espíritus Supremos son los coordinadores de la creación habitada. La asociación de sus jefes dirigentes, los Siete Espíritus Maestros, parece coordinar las extensas actividades de Dios Séptuple:
17:8.4 (205.5) 1. Colectivamente, los Espíritus Maestros casi equivalen al nivel de divinidad de la Trinidad de las Deidades del Paraíso.
17:8.5 (205.6) 2. Individualmente, agotan las posibilidades asociables primarias de la Deidad trina.
17:8.6 (206.1) 3. Como representantes diversificados del Actor Conjunto, son los depositarios de la soberanía espiritual, mental y de poder del Ser Supremo que éste no ejerce personalmente todavía.
17:8.7 (206.2) 4. A través de los Espíritus Reflectantes, sincronizan los gobiernos superuniversales de los Ancianos de los Días con Majeston, el centro paradisiaco de la reflectividad universal.
17:8.8 (206.3) 5. Mediante su participación en la individualización de las Ministras Divinas de los universos locales, los Espíritus Maestros aportan su contribución al último nivel de Dios Séptuple, la unión de los Hijos Creadores y de los Espíritus Creativos de los universos locales.
17:8.9 (206.4) La unidad funcional, inherente al Actor Conjunto, se revela a los universos evolutivos en los Siete Espíritus Maestros, sus personalidades primarias. Pero en los superuniversos perfeccionados del futuro, esta unidad será sin duda inseparable de la soberanía experiencial del Supremo.
17:8.10 (206.5) [Presentado por un Consejero Divino de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 18
18:0.1 (207.1) TODAS las Personalidades Trinitarias Supremas son creadas para un servicio específico. Han sido concebidas por la Trinidad divina para desempeñar ciertos deberes específicos, y están cualificadas para servir con una técnica perfecta y una dedicación final. Existen siete órdenes de Personalidades Trinitarias Supremas:
18:0.2 (207.2) 1. Los Secretos Trinitizados de la Supremacía.
18:0.3 (207.3) 2. Los Eternos de los Días.
18:0.4 (207.4) 3. Los Ancianos de los Días.
18:0.5 (207.5) 4. Los Perfecciones de los Días.
18:0.6 (207.6) 5. Los Recientes de los Días.
18:0.7 (207.7) 6. Los Uniones de los Días.
18:0.8 (207.8) 7. Los Fieles de los Días.
18:0.9 (207.9) El número de estos seres dotados de perfección administrativa es preciso y definitivo. Su creación es un acontecimiento que pertenece al pasado; ya no se personaliza ninguno más.
18:0.10 (207.10) En todo el gran universo, estas Personalidades Trinitarias Supremas representan la política administrativa de la Trinidad del Paraíso; representan la justicia y son el juicio ejecutivo de la Trinidad del Paraíso. Forman una línea interrelacionada de perfección administrativa que se extiende desde las esferas paradisiacas del Padre hasta los mundos sede de los universos locales, y hasta las capitales de las constelaciones que los componen.
18:0.11 (207.11) Todos los seres de origen trinitario son creados con la perfección del Paraíso en todos sus atributos divinos. Únicamente en el terreno de la experiencia es donde el paso del tiempo ha aumentado sus aptitudes para el servicio cósmico. Con los seres de origen trinitario nunca existe ningún peligro de negligencia ni riesgo de rebelión. Son de esencia divina, y nunca se ha sabido que se hayan apartado del sendero divino y perfecto de la conducta de la personalidad.
18:1.1 (207.12) Hay siete mundos en el circuito más interior de los satélites del Paraíso, y cada uno de estos mundos exaltados está presidido por un cuerpo de diez Secretos Trinitizados de la Supremacía. No son creadores sino administradores supremos y últimos. La dirección de los asuntos de estas siete esferas fraternales está totalmente encomendada a este cuerpo de setenta directores supremos. Aunque los descendientes de la Trinidad supervisan estas siete esferas sagradas, las más próximas al Paraíso, a este grupo de mundos se le conoce universalmente como el circuito personal del Padre Universal.
18:1.2 (208.1) Los Secretos Trinitizados de la Supremacía ejercen su actividad en grupos de diez como directores coordinados y conjuntos de sus esferas respectivas, pero también actúan individualmente en campos de responsabilidad particulares. El trabajo de cada uno de estos mundos especiales está dividido en siete departamentos principales, y uno de estos gobernantes coordinados preside cada una de estas divisiones de actividades especializadas. Los tres restantes actúan como representantes personales de la Deidad trina en relación con los otros siete, uno representando al Padre, el otro al Hijo y el tercero al Espíritu.
18:1.3 (208.2) Aunque existe una clara semejanza de clase que tipifica a los Secretos Trinitizados de la Supremacía, también revelan siete características colectivas distintas. Los diez directores supremos de los asuntos de Divinington reflejan el carácter y la naturaleza personales del Padre Universal; y lo mismo sucede con cada una de estas siete esferas: cada grupo de diez se parece a esa Deidad o asociación de Deidades que caracteriza a su dominio. Los diez directores que gobiernan Ascendington reflejan la naturaleza combinada del Padre, el Hijo y el Espíritu.
18:1.4 (208.3) Muy poca cosa puedo revelar sobre el trabajo de estas altas personalidades en los siete mundos sagrados del Padre, porque son en verdad los Secretos de la Supremacía. No existen secretos arbitrarios relacionados con el acercamiento al Padre Universal, al Hijo Eterno o al Espíritu Infinito. Las Deidades son un libro abierto para todos los que alcanzan la perfección divina, pero nunca se pueden alcanzar plenamente todos los Secretos de la Supremacía. Siempre seremos incapaces de penetrar por completo en los dominios que contienen los secretos, relacionados con la personalidad, de la asociación de la Deidad con la séptuple agrupación de los seres creados.
18:1.5 (208.4) Puesto que el trabajo de estos directores supremos tiene que ver con el contacto íntimo y personal de las Deidades con estas siete agrupaciones fundamentales de seres universales cuando tienen su domicilio en estos siete mundos especiales o mientras ejercen su actividad en todo el gran universo, es justo que estas relaciones tan personales y estos contactos extraordinarios se mantengan en un secreto sagrado. Los Creadores Paradisiacos respetan la intimidad y la santidad de la personalidad incluso en sus criaturas humildes. Y esto es tan cierto en lo que se refiere a los individuos como en lo que respecta a las diversas órdenes particulares de personalidades.
18:1.6 (208.5) Estos mundos secretos siguen siendo siempre una prueba de lealtad incluso para los seres que han alcanzado un alto nivel universal. Nos es dado conocer plena y personalmente a los Dioses eternos, conocer abundantemente sus caracteres de divinidad y de perfección, pero no se nos concede penetrar por completo en todas las relaciones personales de los Gobernantes del Paraíso con todos sus seres creados.
18:2.1 (208.6) Cada uno de los mil millones de mundos de Havona está dirigido por una Personalidad Trinitaria Suprema. A estos gobernantes se les conoce como los Eternos de los Días y su número se eleva exactamente a mil millones, uno por cada una de las esferas de Havona. Descienden de la Trinidad del Paraíso, pero al igual que sucede con los Secretos de la Supremacía, no existen archivos sobre su origen. Estos dos grupos de padres omnisapientes han gobernado desde siempre sus mundos exquisitos del sistema Paraíso-Havona, y ejercen su actividad sin rotación ni ser nombrados de nuevo.
18:2.2 (208.7) Los Eternos de los Días son visibles para todas las criaturas volitivas que residen en sus dominios. Presiden los cónclaves planetarios regulares. Periódicamente, y por rotación, visitan las esferas sede de los siete superuniversos. Son los parientes cercanos y los divinos iguales de los Ancianos de los Días que presiden los destinos de los siete supergobiernos. Cuando un Eterno de los Días está ausente de su esfera, su mundo es dirigido por un Hijo Instructor Trinitario.
18:2.3 (209.1) Excepto en lo que se refiere a las órdenes de vida establecidas, tales como los nativos de Havona y otras criaturas vivientes del universo central, los Eternos de los Días residentes han desarrollado sus esferas respectivas totalmente de acuerdo con sus propias ideas e ideales personales. Visitan mutuamente sus planetas, pero no copian ni imitan; siempre son enteramente originales.
18:2.4 (209.2) La arquitectura, el embellecimiento natural, las estructuras morontiales y las creaciones espirituales son exclusivas y únicas en cada esfera. Cada mundo es un lugar de belleza perpetua y es totalmente diferente a cualquier otro mundo en el universo central. Cada uno de vosotros pasará un tiempo más corto o más largo en cada una de estas esferas únicas y emocionantes durante vuestro camino hacia el interior, a través de Havona, hasta el Paraíso. En vuestro mundo es natural hablar del Paraíso como situado hacia arriba, pero sería más correcto referirse a la meta divina de la ascensión como situada hacia el interior.
18:3.1 (209.3) Cuando los mortales del tiempo se gradúan en los mundos de formación que rodean a la sede de un universo local y son ascendidos a las esferas educativas de su superuniverso, su desarrollo espiritual ha progresado hasta el punto en que son capaces de reconocer y de comunicarse con los altos gobernantes y directores espirituales de estos reinos elevados, incluyendo a los Ancianos de los Días.
18:3.2 (209.4) Todos los Ancianos de los Días son básicamente idénticos; revelan el carácter combinado y la naturaleza unificada de la Trinidad. Poseen una individualidad y sus personalidades son diversas, pero no se diferencian los unos de los otros como los Siete Espíritus Maestros. Aseguran la dirección uniforme de los siete superuniversos que por otra parte son diferentes, pues cada uno de ellos es una creación distinta, separada y única. La naturaleza y los atributos de los Siete Espíritus Maestros son diferentes, pero todos los Ancianos de los Días, los gobernantes personales de los superuniversos, son los descendientes uniformes y superperfectos de la Trinidad del Paraíso.
18:3.3 (209.5) Los Siete Espíritus Maestros que están en las alturas determinan la naturaleza de sus respectivos superuniversos, pero los Ancianos de los Días dictan la administración de estos mismos superuniversos. Sobreponen la uniformidad administrativa a la diversidad creativa y aseguran la armonía del conjunto en medio de las diferencias de las creaciones subyacentes de las siete agrupaciones segmentarias del gran universo.
18:3.4 (209.6) Todos los Ancianos de los Días fueron trinitizados al mismo tiempo. Representan el principio de los archivos sobre la personalidad en el universo de universos, de ahí su nombre — los Ancianos de los Días. Cuando lleguéis al Paraíso y examinéis los anales escritos sobre el comienzo de las cosas, encontraréis que la primera inscripción que aparece en la sección sobre la personalidad es el relato de la trinitización de estos veintiún Ancianos de los Días.
18:3.5 (209.7) Estos seres elevados siempre gobiernan en grupos de tres. Existen muchas fases de actividad en las que trabajan de manera individual, y otras en las que pueden actuar dos cualquiera de ellos, pero en las esferas superiores de su administración deben actuar conjuntamente. Nunca dejan personalmente sus mundos de residencia, pero no necesitan hacerlo, ya que estos mundos son los puntos focales superuniversales del extenso sistema de la reflectividad.
18:3.6 (209.8) Las residencias personales de cada trío de Ancianos de los Días están situadas en el punto de polaridad espiritual de su esfera sede. Estas esferas están divididas en setenta sectores administrativos y tienen setenta capitales divisionarias en las que los Ancianos de los Días residen de vez en cuando.
18:3.7 (210.1) En lo que se refiere al poder, al alcance de la autoridad y a la extensión de su jurisdicción, los Ancianos de los Días son los más fuertes y los más poderosos de todos los gobernantes directos de las creaciones del espacio-tiempo. En todo el inmenso universo de universos, ellos son los únicos que están investidos con los altos poderes del juicio ejecutivo final en lo que respecta a la extinción eterna de las criaturas volitivas. Y los tres Ancianos de los Días han de participar en los decretos finales del tribunal supremo de un superuniverso.
18:3.8 (210.2) Aparte de las Deidades y de sus asociados del Paraíso, los Ancianos de los Días son los gobernantes más perfectos, más polifacéticos y más divinamente dotados de todos los que existen en el espacio-tiempo. En apariencia, son los gobernantes supremos de los superuniversos; pero este derecho a gobernar no se lo han ganado por experiencia, y por consiguiente están destinados a ser reemplazados algún día por el Ser Supremo, el soberano experiencial de quien llegarán a ser vicegerentes sin duda alguna.
18:3.9 (210.3) El Ser Supremo está consiguiendo la soberanía sobre los siete superuniversos por medio del servicio experiencial, exactamente como un Hijo Creador gana por experiencia la soberanía sobre su universo local. Pero durante la era actual en que la evolución del Supremo no ha terminado, los Ancianos de los Días aseguran el supercontrol administrativo coordinado y perfecto de los universos evolutivos del tiempo y del espacio. Todos los decretos y decisiones de los Ancianos de los Días están caracterizados por la sabiduría de la originalidad y la iniciativa de la individualidad.
18:4.1 (210.4) Hay exactamente doscientos diez Perfecciones de los Días y presiden los gobiernos de los diez sectores mayores de cada superuniverso. Fueron trinitizados para el trabajo especial de ayudar a los directores de los superuniversos, y gobiernan como vicegerentes directos y personales de los Ancianos de los Días.
18:4.2 (210.5) La capital de cada sector mayor tiene asignados tres Perfecciones de los Días, pero a diferencia de los Ancianos de los Días, no es necesario que los tres estén presentes en todo momento. De vez en cuando uno de los miembros de este trío puede ausentarse para conferenciar en persona con los Ancianos de los Días sobre el bienestar de la creación a su cargo.
18:4.3 (210.6) Estos gobernantes trinos de los sectores mayores son particularmente perfectos en el dominio de los detalles administrativos, de ahí su nombre — los Perfecciones de los Días. Al indicar los nombres de estos seres del mundo espiritual, nos enfrentamos con el problema de traducirlos a vuestra lengua, y muy a menudo es extremadamente difícil ofrecer una traducción satisfactoria. No nos gusta utilizar denominaciones arbitrarias que carecerían de sentido para vosotros; por eso a menudo nos resulta difícil elegir un nombre adecuado, uno que esté claro para vosotros y que al mismo tiempo represente en cierto modo al original.
18:4.4 (210.7) Los Perfecciones de los Días poseen un grupo moderadamente importante de Consejeros Divinos, de Perfeccionadores de la Sabiduría y de Censores Universales vinculado a sus gobiernos. Disponen de un número aún más importante de Mensajeros Poderosos, de Elevados en Autoridad y de Los que no tienen Nombre ni Número. Pero una gran parte del trabajo rutinario de los asuntos de un sector mayor es efectuado por los Guardianes Celestiales y los Ayudantes de los Hijos Elevados. Estos dos grupos son extraídos de los descendientes trinitizados por las personalidades del Paraíso-Havona o por los finalitarios mortales glorificados. Las Deidades del Paraíso trinitizan de nuevo a algunos miembros de estas dos órdenes de seres trinitizados por las criaturas, y luego los envían como ayudantes a la administración de los gobiernos superuniversales.
18:4.5 (211.1) La mayor parte de los Guardianes Celestiales y de los Ayudantes de los Hijos Elevados son asignados al servicio de los sectores mayores y menores, pero los Custodios Trinitizados (serafines e intermedios abrazados por la Trinidad) son los oficiales de las audiencias de las tres divisiones, ejerciendo su actividad en los tribunales de los Ancianos de los Días, los Perfecciones de los Días y los Recientes de los Días. Los Embajadores Trinitizados (mortales ascendentes abrazados por la Trinidad cuya naturaleza está fusionada con el Hijo o con el Espíritu) se pueden encontrar en todas las partes de un superuniverso, pero la mayoría presta sus servicios en los sectores menores.
18:4.6 (211.2) Antes de la época en que el proyecto gubernamental de los siete superuniversos fuera plenamente desvelado, casi todos los administradores de las diversas divisiones de estos gobiernos, exceptuando a los Ancianos de los Días, efectuaron un aprendizaje de duración variable bajo la dirección de los Eternos de los Días en los diversos mundos del universo perfecto de Havona. Los seres trinitizados posteriormente pasaron también una temporada de entrenamiento bajo la dirección de los Eternos de los Días antes de ser destinados al servicio de los Ancianos de los Días, los Perfecciones de los Días y los Recientes de los Días. Todos son administradores maduros, probados y experimentados.
18:4.7 (211.3) Veréis pronto a los Perfecciones de los Días cuando avancéis hasta la sede de Splandon después de vuestra estancia en los mundos de vuestro sector menor, ya que estos elevados gobernantes están estrechamente asociados con los setenta mundos de los sectores mayores dedicados a la formación superior de las criaturas ascendentes del tiempo. Los Perfecciones de los Días en persona le toman juramento colectivo a los graduados ascendentes de las escuelas de los sectores mayores.
18:4.8 (211.4) El trabajo de los peregrinos del tiempo en los mundos que rodean a la sede de un sector mayor es principalmente de naturaleza intelectual, en contraste con el carácter más físico y material de la enseñanza en las siete esferas educativas de un sector menor, y con las empresas espirituales en los cuatrocientos noventa mundos universitarios de la sede de un superuniverso.
18:4.9 (211.5) Aunque sólo estaréis inscritos en el registro del sector mayor de Splandon, que engloba al universo local de vuestro origen, tendréis que pasar por cada una de las diez divisiones mayores de nuestro superuniverso. Veréis a los treinta Perfecciones de los Días de Orvonton antes de llegar a Uversa.
18:5.1 (211.6) Los Recientes de los Días son los directores supremos más jóvenes de los superuniversos; presiden en grupos de tres los asuntos de los sectores menores. En cuanto a naturaleza están coordinados con los Perfecciones de los Días, pero en lo que se refiere a la autoridad administrativa son sus subordinados. Hay exactamente veintiuna mil de estas personalidades trinitarias personalmente gloriosas y divinamente eficaces. Fueron creadas simultáneamente y pasaron juntas su entrenamiento en Havona bajo la dirección de los Eternos de los Días.
18:5.2 (211.7) Los Recientes de los Días disponen de un cuerpo de asociados y de ayudantes similar al de los Perfecciones de los Días. Les han asignado además una gran cantidad de seres celestiales de diversas órdenes subordinadas. En la administración de los sectores menores utilizan grandes cantidades de mortales ascendentes residentes, de personal de las diversas colonias de cortesía y de los diversos grupos que tienen su origen en el Espíritu Infinito.
18:5.3 (211.8) Los gobiernos de los sectores menores se ocupan sobre todo, aunque no exclusivamente, de los grandes problemas físicos de los superuniversos. Las esferas de los sectores menores son las sedes de los Controladores Físicos Maestros. En estos mundos, los mortales ascendentes prosiguen sus estudios y experimentos relacionados con el examen de las actividades de la tercera orden de los Centros Supremos de Poder y de las siete órdenes de Controladores Físicos Maestros.
18:5.4 (212.1) Puesto que el régimen de un sector menor se ocupa tan extensamente de los problemas físicos, sus tres Recientes de los Días raramente están juntos en la esfera capital. La mayor parte del tiempo uno está fuera entrevistándose con los Perfecciones de los Días del sector mayor supervisor, o se ha ausentado para representar a los Ancianos de los Días en los cónclaves paradisiacos de los seres elevados de origen trinitario. Se alternan con los Perfecciones de los Días para representar a los Ancianos de los Días en los consejos supremos del Paraíso. Mientras tanto, otro Reciente de los Días puede estar fuera en visita de inspección de los mundos sede de los universos locales que pertenecen a su jurisdicción. Pero al menos uno de estos gobernantes permanece siempre de servicio en la sede de un sector menor.
18:5.5 (212.2) Todos conoceréis algún día a los tres Recientes de los Días encargados de Ensa, vuestro sector menor, puesto que tendréis que pasar por sus manos durante vuestro camino interior hacia los mundos educativos de los sectores mayores. Al ascender hacia Uversa, sólo pasaréis por un grupo de esferas educativas del sector menor.
18:6.1 (212.3) Las personalidades trinitarias de la orden de los «Días» no ejercen su capacidad administrativa por debajo del nivel de los gobiernos superuniversales. En los universos locales en evolución sólo actúan como consejeros y asesores. Los Uniones de los Días son un grupo de personalidades de enlace acreditadas por la Trinidad del Paraíso ante los dobles gobernantes de los universos locales. A cada universo local organizado y habitado se le ha asignado uno de estos consejeros paradisiacos, que actúa como representante de la Trinidad y, en algunos aspectos, del Padre Universal, ante la creación local.
18:6.2 (212.4) Existen setecientos mil seres de este tipo, aunque no todos están en servicio activo. El cuerpo de reserva de los Uniones de los Días ejerce su actividad en el Paraíso como Consejo Supremo de los Ajustes Universales.
18:6.3 (212.5) Estos observadores trinitarios coordinan de manera especial las actividades administrativas de todas las ramas del gobierno universal, desde las de los universos locales, pasando por los gobiernos de los sectores, hasta las del superuniverso, de ahí su nombre — los Uniones de los Días. Éstos presentan un informe triple a sus superiores: hacen un informe sobre los datos pertinentes de naturaleza física y semi-intelectual a los Recientes de los Días de su sector menor; presentan un informe sobre los acontecimientos intelectuales y casi espirituales a los Perfecciones de los Días de su sector mayor; y hacen un informe sobre los asuntos espirituales y semiparadisiacos a los Ancianos de los Días en la capital de su superuniverso.
18:6.4 (212.6) Puesto que son seres de origen trinitario, tienen acceso a todos los circuitos del Paraíso para intercomunicarse, y así siempre están en contacto entre ellos y con todas las otras personalidades necesarias, incluidas las que se encuentran en los consejos supremos del Paraíso.
18:6.5 (212.7) Un Unión de los Días no está conectado orgánicamente con el gobierno del universo local donde está destinado. Aparte de sus deberes como observador, sólo actúa a petición de las autoridades locales. Es miembro de derecho de todos los consejos primarios y de todos los cónclaves importantes de la creación local, pero no participa en el examen técnico de los problemas administrativos.
18:6.6 (213.1) Cuando un universo local está establecido en la luz y la vida, sus seres glorificados se asocian libremente con el Unión de los Días, que entonces actúa con una capacidad más amplia en ese reino de perfección evolutiva. Pero continúa siendo ante todo un embajador de la Trinidad y un consejero paradisiaco.
18:6.7 (213.2) Un universo local está gobernado directamente por un Hijo divino con origen doble en la Deidad, pero tiene constantemente a su lado a un hermano del Paraíso, a una personalidad que tiene su origen en la Trinidad. En el caso de que un Hijo Creador se ausente temporalmente de la sede de su universo local, los consejos del Unión de los Días orientan ampliamente a los gobernantes en funciones a la hora de tomar decisiones importantes.
18:7.1 (213.3) Estas elevadas personalidades de origen trinitario son los asesores paradisiacos de los gobernantes de las cien constelaciones de cada universo local. Hay setenta millones de Fieles de los Días y, al igual que los Uniones de los Días, no todos están de servicio. Su cuerpo de reserva en el Paraíso es la Comisión Consultiva de la Ética y de la Autonomía Interuniversales. Los Fieles de los Días se turnan en su servicio de acuerdo con las decisiones del consejo supremo de su cuerpo de reserva.
18:7.2 (213.4) Todo lo que un Unión de los Días significa para un Hijo Creador de un universo local, los Fieles de los Días lo significan para los Hijos Vorondadeks que gobiernan las constelaciones de esa creación local. Están supremamente dedicados y son divinamente fieles al bienestar de las constelaciones donde están destinados, de ahí su nombre — los Fieles de los Días. Sólo actúan como consejeros; no participan nunca en las actividades administrativas a menos de haber sido invitados por las autoridades de la constelación. Tampoco se ocupan directamente del ministerio educativo hacia los peregrinos de la ascensión en las esferas arquitectónicas de entrenamiento que rodean a la sede de una constelación. Todas estas empresas están bajo la supervisión de los Hijos Vorondadeks.
18:7.3 (213.5) Todos los Fieles de los Días que ejercen su actividad en las constelaciones de un universo local están bajo la jurisdicción del Unión de los Días y le informan directamente a él. No poseen un extenso sistema de intercomunicación, limitándose habitualmente a una interasociación dentro de los límites de un universo local. Cualquier Fiel de los Días que se encuentre de servicio en Nebadon puede comunicarse con todos los otros miembros de su orden que estén de servicio en este universo local, y lo hace de hecho.
18:7.4 (213.6) Al igual que el Unión de los Días en la sede de un universo, los Fieles de los Días mantienen sus residencias personales en las capitales de las constelaciones, separadas de las de los directores administrativos de esos reinos. Sus domicilios son verdaderamente modestos en comparación con los hogares de los gobernantes Vorondadeks de las constelaciones.
18:7.5 (213.7) Los Fieles de los Días son el último eslabón de la larga cadena consultivo-administrativa que se extiende desde las esferas sagradas del Padre Universal, cerca del centro de todas las cosas, hasta las divisiones primarias de los universos locales. El régimen de origen trinitario termina en las constelaciones; estos asesores del Paraíso no están permanentemente situados en los sistemas componentes ni en los mundos habitados. Estas últimas unidades administrativas están enteramente bajo la jurisdicción de los seres nativos de los universos locales.
18:7.6 (213.8) [Presentado por un Consejero Divino de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 19
19:0.1 (214.1) ESTE grupo paradisiaco, denominado los Seres Coordinados de Origen Trinitario, engloba a los Hijos Instructores Trinitarios, clasificados también entre los Hijos Paradisiacos de Dios, a tres grupos de altos administradores superuniversales, y a la categoría en cierto modo impersonal de los Espíritus Inspirados Trinitarios. En esta clasificación de personalidades trinitarias también se pueden incluir apropiadamente a los nativos de Havona, junto con numerosos grupos de seres que residen en el Paraíso. Los seres de origen trinitario que vamos a considerar en este estudio son los siguientes:
19:0.2 (214.2) 1. Los Hijos Instructores Trinitarios.
19:0.3 (214.3) 2. Los Perfeccionadores de la Sabiduría.
19:0.4 (214.4) 3. Los Consejeros Divinos.
19:0.5 (214.5) 4. Los Censores Universales.
19:0.6 (214.6) 5. Los Espíritus Inspirados Trinitarios.
19:0.7 (214.7) 6. Los Nativos de Havona.
19:0.8 (214.8) 7. Los Ciudadanos del Paraíso.
19:0.9 (214.9) A excepción de los Hijos Instructores Trinitarios y quizás de los Espíritus Inspirados Trinitarios, estos grupos tienen un número de seres definitivo; su creación es un acontecimiento consumado que pertenece al pasado.
19:1.1 (214.10) De todas las ordenes elevadas de personalidades celestiales que os han sido reveladas, sólo los Hijos Instructores Trinitarios actúan en una doble capacidad. Debido a su origen de naturaleza trinitaria, sus funciones están casi enteramente dedicadas a los servicios de la filiación divina. Son los seres de enlace que colman el abismo universal entre las personalidades de origen trinitario y las de origen doble.
19:1.2 (214.11) Mientras que el número de Hijos Estacionarios de la Trinidad está al completo, la cantidad de Hijos Instructores aumenta constantemente. No sé cual será el número final de Hijos Instructores. Puedo indicar sin embargo que en el último informe periódico enviado a Uversa, los archivos del Paraíso mencionaban que había 21.001.624.821 Hijos de este tipo en servicio.
19:1.3 (214.12) Estos seres forman el único grupo de Hijos de Dios que os ha sido revelado cuyo origen se encuentra en la Trinidad del Paraíso. Recorren el universo central y los superuniversos, y un cuerpo muy numeroso está asignado a cada universo local. Sirven también en los distintos planetas tal como lo hacen los otros Hijos Paradisiacos de Dios. Puesto que el proyecto del gran universo no está plenamente desarrollado, un gran número de Hijos Instructores se mantienen en reserva en el Paraíso, y se ofrecen como voluntarios para misiones de urgencia y servicios inhabituales en todas las divisiones del gran universo, en los mundos solitarios del espacio, en los universos locales y en los superuniversos, y en los mundos de Havona. También ejercen su actividad en el Paraíso, pero será más provechoso aplazar su estudio detallado hasta que emprendamos el análisis de los Hijos Paradisiacos de Dios.
19:1.4 (215.1) Sin embargo, se puede señalar a este respecto que los Hijos Instructores son las personalidades coordinadoras supremas de origen trinitario. En un universo de universos tan extenso, siempre existe el gran peligro de sucumbir al error de un punto de vista circunscrito, al mal inherente a una concepción fragmentaria de la realidad y de la divinidad.
19:1.5 (215.2) Por ejemplo: la mente humana anhelaría normalmente acercarse a la filosofía cósmica descrita en estas revelaciones procediendo de lo simple y de lo finito a lo complejo y a lo infinito, de los orígenes humanos a los destinos divinos. Pero este camino no conduce a la sabiduría espiritual. Este procedimiento es el camino más fácil para llegar a cierta forma de conocimiento genético, que en el mejor de los casos sólo puede revelar el origen del hombre, pero que revela poco o nada sobre su destino divino.
19:1.6 (215.3) Incluso en el estudio de la evolución biológica del hombre en Urantia, el enfoque exclusivamente histórico de su situación actual y de sus problemas corrientes presenta graves objeciones. La verdadera perspectiva de cualquier problema sobre la realidad — humano o divino, terrestre o cósmico — sólo se puede obtener mediante el estudio y la correlación completos e imparciales de tres fases de la realidad universal: el origen, la historia y el destino. La comprensión adecuada de estas tres realidades experienciales proporciona la base para apreciar sabiamente el estado actual.
19:1.7 (215.4) Cuando la mente humana sigue la técnica filosófica de partir desde lo inferior para acercarse a lo superior, ya sea en biología o en teología, siempre corre el peligro de cometer cuatro errores de razonamiento:
19:1.8 (215.5) 1. Puede dejar totalmente de percibir la meta evolutiva final y completa de la realización personal o del destino cósmico.
19:1.9 (215.6) 2. Puede cometer el error filosófico supremo simplificando con exceso la realidad cósmica evolutiva (experiencial), lo que conduce a deformar los hechos, a desnaturalizar la verdad y a hacerse una idea falsa de los destinos.
19:1.10 (215.7) 3. El estudio de la causalidad es la lectura atenta de la historia. Pero el conocimiento de cómo un ser se vuelve lo que es no proporciona necesariamente una comprensión inteligente del estado actual ni del verdadero carácter de ese ser.
19:1.11 (215.8) 4. La historia por sí sola no consigue revelar adecuadamente el desarrollo futuro — el destino. Los orígenes finitos son útiles, pero sólo las causas divinas revelan los efectos finales. Los fines eternos no se manifiestan en los comienzos temporales. El presente sólo se puede interpretar verdaderamente a la luz de su correlación con el pasado y el futuro.
19:1.12 (215.9) Por eso, a causa de éstas y de otras razones, la técnica que empleamos para acercarnos al hombre y a sus problemas planetarios es la de embarcarnos en el viaje por el tiempo y el espacio partiendo desde la infinita, eterna y divina Fuente y Centro Paradisiaca de toda realidad con personalidad y de toda existencia cósmica.
19:2.1 (215.10) Los Perfeccionadores de la Sabiduría son una creación especializada de la Trinidad del Paraíso, destinada a personificar la sabiduría de la divinidad en los superuniversos. Existen exactamente siete mil millones de seres de este tipo, y mil millones están asignados a cada uno de los siete superuniversos.
19:2.2 (215.11) Al igual que los Consejeros Divinos y los Censores Universales, que son sus coordinados, los Perfeccionadores de la Sabiduría pasaron por la sabiduría del Paraíso, de Havona y de las esferas paradisiacas del Padre, a excepción de Divinington. Después de estas experiencias, los Perfeccionadores de la Sabiduría fueron destinados de manera permanente al servicio de los Ancianos de los Días. No sirven ni en el Paraíso ni en los mundos de los circuitos del Paraíso-Havona; están totalmente dedicados a la administración de los gobiernos de los superuniversos.
19:2.3 (216.1) En cualquier momento y lugar en que actúa un Perfeccionador de la Sabiduría, la sabiduría divina funciona de inmediato. Existe una presencia real y una manifestación perfecta en el conocimiento y en la sabiduría representados en las actuaciones de estas personalidades poderosas y majestuosas. No reflejan la sabiduría de la Trinidad del Paraíso; son esa sabiduría. Son las fuentes de la sabiduría para todos los instructores a la hora de aplicar el conocimiento universal; son las fuentes de la discreción y los manantiales del discernimiento para las instituciones de enseñanza y de perspicacia en todos los universos.
19:2.4 (216.2) El origen de la sabiduría es doble, pues procede de la perfección de la perspicacia divina inherente a los seres perfectos y de la experiencia personal adquirida por las criaturas evolutivas. Los Perfeccionadores de la Sabiduría son la sabiduría divina de la perfección paradisiaca de la perspicacia de la Deidad. Cuando sus asociados administrativos en Uversa, los Mensajeros Poderosos, Los que no tienen Nombre ni Número y Los Elevados en Autoridad actúan juntos, son la sabiduría de la experiencia en el universo. Un ser divino puede tener la perfección del conocimiento divino. Un mortal evolutivo puede alcanzar algún día la perfección del conocimiento ascendente, pero ninguno de estos seres agota por sí solo los potenciales de toda la sabiduría posible. Por consiguiente, cada vez que se desea conseguir el máximo de sabiduría administrativa en la conducta del superuniverso, estos perfeccionadores de la sabiduría de la perspicacia divina se asocian siempre con las personalidades ascendentes que se han elevado hasta las altas responsabilidades de la autoridad superuniversal a través de las tribulaciones experienciales de la progresión evolutiva.
19:2.5 (216.3) Los Perfeccionadores de la Sabiduría necesitarán siempre este complemento de sabiduría experiencial para completar su sagacidad administrativa. Pero se ha presupuesto que los finalitarios del Paraíso quizás podrían conseguir un alto nivel de sabiduría no alcanzado hasta ahora después de que inicien algún día la séptima fase de la existencia espiritual. Si esta deducción es correcta, entonces estos seres perfeccionados de la ascensión evolutiva se convertirían sin duda en los administradores universales más eficaces que se haya conocido nunca en toda la creación. Creo que este es el alto destino de los finalitarios.
19:2.6 (216.4) La variedad de talentos de los Perfeccionadores de la Sabiduría les permite participar en casi todos los servicios celestiales de las criaturas ascendentes. Los Perfeccionadores de la Sabiduría y mi orden de personalidad, los Consejeros Divinos, junto con los Censores Universales, constituyen los tipos de seres más elevados que pueden y se dedican a la tarea de revelar la verdad a los planetas y a los sistemas individuales, ya sea en sus épocas primitivas o cuando están establecidos en la luz y la vida. De vez en cuando todos nos ponemos en contacto con el servicio de los mortales ascendentes, desde un planeta donde se ha iniciado la vida hasta un universo local o el superuniverso, especialmente en este último.
19:3.1 (216.5) Estos seres de origen trinitario son el consejo de la Deidad para las esferas de los siete superuniversos. No son el reflejo del consejo divino de la Trinidad; son ese consejo. Existen veintiún mil millones de Consejeros en servicio, y tres mil millones están destinados en cada superuniverso.
19:3.2 (217.1) Los Consejeros Divinos son los asociados y los iguales de los Censores Universales y de los Perfeccionadores de la Sabiduría, y con cada una de estas últimas personalidades están asociados entre uno y siete Consejeros. Las tres órdenes participan en el gobierno de los Ancianos de los Días, incluyendo los sectores mayores y menores, en los universos locales y las constelaciones, y en los consejos de los soberanos de los sistemas locales.
19:3.3 (217.2) Actuamos como individuos, tal como yo lo hago al redactar esta exposición, pero también ejercemos nuestra actividad como trío cuando lo requieren las circunstancias. Cuando actuamos con capacidad ejecutiva siempre estamos asociados de común acuerdo un Perfeccionador de la Sabiduría, un Censor Universal y entre uno y siete Consejeros Divinos.
19:3.4 (217.3) Un Perfeccionador de la Sabiduría, siete Consejeros Divinos y un Censor Universal constituyen un tribunal de divinidad trinitaria, el cuerpo consultivo itinerante más elevado de los universos del tiempo y del espacio. A estos grupos de nueve se les conoce o bien como tribunales encargados de descubrir los hechos, o bien de revelar la verdad, y cuando juzgan un problema y pronuncian una decisión, es exactamente como si un Anciano de los Días hubiera juzgado el asunto, porque un veredicto así nunca ha sido revocado por los Ancianos de los Días en todos los anales de los superuniversos.
19:3.5 (217.4) Cuando los tres Ancianos de los Días actúan, la Trinidad del Paraíso actúa. Cuando el tribunal de los nueve llega a una decisión después de haber deliberado de manera conjunta, a todos los efectos prácticos los Ancianos de los Días han hablado. De esta manera es como los Gobernantes del Paraíso se ponen en contacto personal con los mundos, los sistemas y los universos individuales en materia administrativa y en reglamentación gubernamental.
19:3.6 (217.5) Los Consejeros Divinos son la perfección del consejo divino de la Trinidad del Paraíso. Nosotros representamos, de hecho somos, el consejo de la perfección. Cuando contamos con el complemento del consejo experiencial de nuestros asociados, los seres ascendentes evolutivos perfeccionados y abrazados por la Trinidad, nuestras conclusiones combinadas no sólo son completas, sino plenas. Cuando nuestro consejo unificado ha sido asociado, juzgado, confirmado y promulgado por un Censor Universal, es muy probable que se acerque al umbral de la totalidad universal. Estos veredictos representan el máximo acercamiento posible a la actitud absoluta de la Deidad dentro de los límites espacio-temporales de la situación en juego y del problema en cuestión.
19:3.7 (217.6) Siete Consejeros Divinos, en conexión con un trío evolutivo trinitizado — un Poderoso Mensajero, un Elevado en Autoridad y uno que no tiene Nombre ni Número — representan la mayor aproximación superuniversal a la unión del punto de vista humano con la actitud divina en los niveles casi paradisiacos de los significados espirituales y de los valores de la realidad. Esta aproximación tan estrecha entre las actitudes cósmicas unidas de la criatura y del Creador sólo es sobrepasada por los Hijos donadores Paradisiacos, que son Dios y hombre en todas las fases de la experiencia de la personalidad.
19:4.1 (217.7) Existen exactamente ocho mil millones de Censores Universales. Estos seres únicos son el juicio de la Deidad. No se limitan a reflejar las decisiones de la perfección; son el juicio de la Trinidad del Paraíso. Ni siquiera los Ancianos de los Días se sientan a juzgar a menos que lo hagan en asociación con los Censores Universales.
19:4.2 (217.8) Un Censor es nombrado para cada uno de los mil millones de mundos del universo central, estando vinculado a la administración planetaria del Eterno de los Días residente. Ni los Perfeccionadores de la Sabiduría ni los Consejeros Divinos están vinculados así de manera permanente a las administraciones de Havona; y tampoco comprendemos plenamente por qué los Censores Universales están estacionados en el universo central. Sus actividades actuales apenas justifican su trabajo en Havona, y por eso sospechamos que se encuentran allí anticipándose a las necesidades de una era universal futura en la que la población de Havona podría cambiar parcialmente.
19:4.3 (218.1) Mil millones de Censores están destinados en cada uno de los siete superuniversos. Trabajan en todas las divisiones de los siete superuniversos tanto a título individual como en asociación con los Perfeccionadores de la Sabiduría y los Consejeros Divinos. Los Censores actúan así en todos los niveles del gran universo, desde los mundos perfectos de Havona hasta los consejos de los Soberanos de los Sistemas, y forman parte orgánica de todos los juicios dispensacionales de los mundos evolutivos.
19:4.4 (218.2) En cualquier momento y lugar en que un Censor Universal está presente, allí se encuentra el juicio de la Deidad. Y puesto que los Censores siempre pronuncian sus veredictos en unión con los Perfeccionadores de la Sabiduría y los Consejeros Divinos, tales decisiones engloban la sabiduría, el consejo y el juicio unidos de la Trinidad del Paraíso. En este trío jurídico, el Perfeccionador de la Sabiduría sería el «yo era» y el Consejero Divino el «yo seré», pero el Censor Universal siempre es el «yo soy».
19:4.5 (218.3) Los Censores son las personalidades totalizadoras del universo. Cuando mil testigos — o un millón de testigos — han dado su testimonio, cuando la voz de la sabiduría ha hablado y el consejo de la divinidad ha sido registrado, cuando se ha añadido el testimonio de la perfección ascendente, entonces el Censor actúa e inmediatamente se revela una totalización infalible y divina de todo lo que ha sucedido; esta revelación representa la conclusión divina, la suma y la sustancia de una decisión final y perfecta. Por eso cuando un Censor ha hablado, nadie más puede hacerlo, porque el Censor ha descrito la verdadera e inequívoca totalidad de todo lo que ha ocurrido. Cuando habla, no hay apelación.
19:4.6 (218.4) Comprendo perfectamente el funcionamiento de la mente de un Perfec-cionador de la Sabiduría, pero no entiendo ciertamente por completo el funcionamiento de la mente que juzga de un Censor Universal. Me parece que los Censores expresan nuevos significados y dan origen a nuevos valores asociando los hechos, las verdades y los hallazgos que les han sido presentados en el transcurso de una investigación sobre los asuntos universales. Parece probable que los Censores Universales sean capaces de dar interpretaciones originales de la combinación entre la perspicacia perfecta del Creador y la experiencia perfeccionada de la criatura. Esta asociación entre la perfección paradisiaca y la experiencia universal produce indudablemente un nuevo valor en los niveles últimos.
19:4.7 (218.5) Pero aquí no terminan nuestras dificultades en lo que concierne al funcionamiento de la mente de los Censores Universales. Después de tener debidamente en cuenta todo lo que sabemos o suponemos sobre la actividad de un Censor en una situación universal dada, descubrimos que aún somos incapaces de predecir sus decisiones y de prever sus veredictos. Determinamos con mucha precisión el resultado probable de la asociación entre la actitud del Creador y la experiencia de la criatura, pero estas conclusiones no siempre son unas previsiones exactas de las revelaciones del Censor. Parece probable que los Censores tengan algún tipo de conexión con el Absoluto de la Deidad, pues somos incapaces de explicar de otra manera una gran parte de sus fallos y decisiones.
19:4.8 (218.6) Los Perfeccionadores de la Sabiduría, los Consejeros Divinos y los Censores Universales, junto con las siete órdenes de Personalidades Trinitarias Supremas, constituyen los diez grupos que a veces han sido denominados los Hijos Estacionarios de la Trinidad. Juntos componen el gran cuerpo de administradores, gobernantes, ejecutivos, asesores, consejeros y jueces de la Trinidad. Su número supera ligeramente los treinta y siete mil millones. Dos mil millones setenta están estacionados en el universo central, y un poco más de cinco mil millones en cada superuniverso.
19:4.9 (219.1) Es muy difícil describir los límites funcionales de los Hijos Estacionarios de la Trinidad. Sería incorrecto afirmar que sus actos se limitan a lo finito, porque hay operaciones registradas en los superuniversos que indican lo contrario. Actúan en cualquier nivel administrativo o judicial del universo en el que las condiciones espacio-temporales puedan necesitarlo y que tenga relación con la evolución pasada, presente y futura del universo maestro.
19:5.1 (219.2) Seré capaz de deciros muy poca cosa acerca de los Espíritus Inspirados Trinitarios, porque son una de las pocas órdenes de seres existentes enteramente secretas, y son secretas sin duda porque les resulta imposible revelarse plenamente incluso a aquellos de nosotros cuyo origen se encuentra tan cerca de la fuente que los ha creado. Surgen a la existencia mediante un acto de la Trinidad del Paraíso y pueden ser utilizados por una o por dos de las Deidades, así como por las tres. No sabemos si el número de estos Espíritus es definitivo o si crece constantemente, pero nos inclinamos a creer que su número no es fijo.
19:5.2 (219.3) No comprendemos plenamente ni la naturaleza ni la conducta de los Espíritus Inspirados. Quizás pertenecen a la categoría de los espíritus superpersonales. Parecen efectuar sus operaciones en todos los circuitos conocidos y parecen actuar casi con independencia del tiempo y del espacio. Pero sabemos poca cosa de ellos, salvo que deducimos su carácter a partir de la naturaleza de sus actividades, cuyos resultados observamos con certeza aquí y allá en los universos.
19:5.3 (219.4) Bajo ciertas condiciones, estos Espíritus Inspirados pueden individualizarse lo suficiente como para ser reconocidos por los seres de origen trinitario. Yo los he visto, pero a las órdenes inferiores de seres celestiales nunca les sería posible reconocer a uno de ellos. De vez en cuando surgen también ciertas circunstancias en la conducta de los universos evolutivos en las que cualquier ser de origen trinitario puede emplear directamente a estos Espíritus para apoyar sus tareas. Sabemos pues que existen, y que bajo ciertas condiciones podemos pedir y recibir su ayuda, y a veces reconocer su presencia. Pero no forman parte de la organización manifiesta y claramente revelada encargada de dirigir los universos espacio-temporales antes de que estas creaciones materiales se establezcan en la luz y la vida. No tienen un lugar claramente discernible en la economía o en la administración actuales de los siete superuniversos en evolución. Son un secreto de la Trinidad del Paraíso.
19:5.4 (219.5) Los Melquisedeks de Nebadon enseñan que, en algún momento del eterno futuro, los Espíritus Inspirados Trinitarios están destinados a reemplazar a los Mensajeros Solitarios, cuyas filas se están reduciendo de manera lenta pero segura debido a que son asignados como asociados a ciertos tipos de hijos trinitizados.
19:5.5 (219.6) Los Espíritus Inspirados son los Espíritus solitarios del universo de universos. Como Espíritus se parecen mucho a los Mensajeros Solitarios, salvo que estos últimos son personalidades bien diferenciadas. Una gran parte de nuestro conocimiento sobre los Espíritus Inspirados la obtenemos de los Mensajeros Solitarios, los cuales detectan su proximidad debido a su inherente sensibilidad a la presencia de los Espíritus Inspirados, que funciona de forma tan infalible como una aguja imantada apunta hacia un polo magnético. Cuando un Mensajero Solitario se encuentra cerca de un Espíritu Inspirado Trinitario, es consciente de una indicación cualitativa de esa presencia divina y también de un registro cuantitativo muy preciso que le permite conocer realmente la clasificación de la presencia o presencias de estos Espíritus, y el número de ellas.
19:5.6 (220.1) Puedo contar otro hecho interesante: Cuando un Mensajero Solitario se encuentra en un planeta cuyos habitantes han recibido Ajustadores del Pensamiento, como sucede en Urantia, es consciente de una excitación cualitativa en su sensibilidad detectora de presencias espirituales. En estos casos no se produce una excitación cuantitativa, sino sólo una agitación cualitativa. Cuando se encuentra en un planeta donde no vienen los Ajustadores, su contacto con los nativos no produce este tipo de reacción. Esto sugiere que los Ajustadores del Pensamiento están conectados o relacionados de alguna manera con los Espíritus Inspirados de la Trinidad del Paraíso. Es posible que estén asociados de alguna forma en ciertas fases de su trabajo, pero no lo sabemos realmente. Los dos tienen su origen cerca del centro y la fuente de todas las cosas, pero no pertenecen a la misma orden de seres. Los Ajustadores del Pensamiento surgen del Padre exclusivamente; los Espíritus Inspirados son los descendientes de la Trinidad del Paraíso.
19:5.7 (220.2) Aparentemente, los Espíritus Inspirados no pertenecen al proyecto evolutivo de los planetas o de los universos individuales, y sin embargo parecen estar en casi todas partes. Mientras estoy ocupado formulando esta exposición, la sensibilidad personal que posee mi Mensajero Solitario asociado ante la presencia de esta orden de Espíritus indica que en este mismo momento se encuentra con nosotros, a menos de ocho metros de distancia, un Espíritu de la orden de los Inspirados, cuya presencia tiene una fuerza del tercer volumen. La presencia de una fuerza del tercer volumen nos sugiere la probabilidad de que tres Espíritus Inspirados estén actuando en conexión.
19:5.8 (220.3) Más de doce órdenes de seres están asociados conmigo en este momento, y de ellos el Mensajero Solitario es el único que es consciente de la presencia de estas misteriosas entidades de la Trinidad. Además, aunque estamos avisados así de que estos Espíritus divinos están cerca, todos ignoramos por igual cuál es su misión. No sabemos realmente si se trata de simples observadores interesados en nuestras actividades, o si están contribuyendo efectivamente, de alguna manera desconocida para nosotros, al éxito de nuestra empresa.
19:5.9 (220.4) Sabemos que los Hijos Instructores Trinitarios están dedicados a la iluminación consciente de las criaturas del universo. He llegado a la firme conclusión de que, mediante unas técnicas superconscientes, los Espíritus Inspirados Trinitarios también actúan como instructores de los reinos. Estoy persuadido de que existe una inmensa cantidad de conocimientos espirituales esenciales, de verdades indispensables para alcanzar un alto nivel espiritual, que no se pueden recibir de manera consciente; la conciencia del yo pondría efectivamente en peligro la certeza de su recepción. Si este concepto es correcto, y todos los seres de mi orden lo comparten, la misión de estos Espíritus Inspirados puede consistir en vencer esta dificultad, en colmar esta laguna en el programa universal de iluminación moral y de progreso espiritual. Pensamos que estos dos tipos de instructores de origen trinitario efectúan alguna clase de conexión en sus actividades, pero en realidad no lo sabemos.
19:5.10 (220.5) He fraternizado con los mortales que se perfeccionan — con las almas ascendentes y espiritualizadas de los reinos evolutivos — en los mundos educativos de los superuniversos y en los circuitos eternos de Havona, pero nunca han sido conscientes de los Espíritus Inspirados que los Mensajeros Solitarios, con sus poderes de detección residentes, indicaban de vez en cuando que se hallaban muy cerca de nosotros. He conversado abiertamente con todas las órdenes de Hijos de Dios, superiores e inferiores, y éstas tampoco tienen conciencia de las exhortaciones de los Espíritus Inspirados Trinitarios. Pueden recordar sus experiencias, y lo hacen de hecho, y mencionan sucesos que son difíciles de explicar si no se tiene en cuenta la acción de estos Espíritus. Pero a excepción de los Mensajeros Solitarios, y a veces de los seres de origen trinitario, ningún miembro de la familia celestial ha sido nunca consciente de la proximidad de los Espíritus Inspirados.
19:5.11 (221.1) No creo que los Espíritus Inspirados Trinitarios estén jugando al escondite conmigo. Probablemente intentan revelarse a mí con la misma insistencia con que yo trato de comunicarme con ellos; nuestras dificultades y limitaciones deben ser mutuas e inherentes. Estoy convencido de que no existen secretos arbitrarios en el universo; por eso nunca cesaré en mis esfuerzos por resolver el misterio del aislamiento de estos Espíritus que pertenecen a mi orden de seres creados.
19:5.12 (221.2) Vosotros los mortales, que estáis dando ahora vuestros primeros pasos hacia el viaje eterno, podéis ver muy bien por todo lo dicho anteriormente que tenéis que recorrer un largo camino antes de progresar por medio de la «vista» y de la seguridad «material». Tendréis que utilizar la fe y depender de la revelación durante mucho tiempo si esperáis progresar con rapidez y seguridad.
19:6.1 (221.3) Los nativos de Havona son la creación directa de la Trinidad del Paraíso, y su número sobrepasa la capacidad de vuestra mente limitada. A los urantianos tampoco les resulta posible concebir los dones inherentes a estas criaturas divinamente perfectas que pertenecen a estas razas de origen trinitario del universo eterno. Nunca podréis imaginaros realmente a estas criaturas gloriosas; tendréis que esperar a llegar a Havona, y entonces podréis saludarlas como camaradas espirituales.
19:6.2 (221.4) Durante vuestra larga estancia en los mil millones de mundos de cultura havoniana, desarrollaréis una amistad eterna con estos seres magníficos. ¡Y cuán profunda es esta amistad que crece entre las criaturas personales más humildes de los mundos del espacio y estos elevados seres personales nacidos en las esferas perfectas del universo central! Durante su larga y afectuosa asociación con los nativos de Havona, los mortales ascendentes hacen muchas cosas para compensar el empobrecimiento espiritual de las etapas iniciales de la progresión humana. Al mismo tiempo, a través de sus contactos con los peregrinos ascendentes, los havonianos adquieren una experiencia que supera en gran medida la desventaja experiencial de haber vivido siempre una vida de perfección divina. El bien que obtienen tanto los mortales ascendentes como los nativos de Havona es grande y mutuo.
19:6.3 (221.5) Los nativos de Havona, al igual que todas las otras personalidades de origen trinitario, son proyectados en perfección divina, y lo mismo que sucede con otras personalidades de origen trinitario, el paso del tiempo puede aumentar sus reservas de dones experienciales. Pero a diferencia de los Hijos Estacionarios de la Trinidad, el estado de los havonianos puede evolucionar, pueden tener un futuro destino no revelado en la eternidad. Esto queda ilustrado en aquellos havonianos que, a través del servicio, convierten en un hecho su capacidad para fusionar con un fragmento no Ajustador del Padre, lo cual los capacita para volverse miembros del Cuerpo Finalitario de los Mortales. Y existen otros cuerpos finalitarios que están abiertos a estos nativos del universo central.
19:6.4 (221.6) La evolución del estado de los nativos de Havona ha provocado muchas especulaciones en Uversa. Puesto que se están infiltrando constantemente en los diversos Cuerpos Paradisiacos de la Finalidad, y puesto que ya no se crean nuevos seres, es evidente que el número de nativos que permanecen en Havona disminuye constantemente. Las consecuencias finales de estas operaciones nunca nos han sido reveladas, pero no creemos que Havona se quede nunca totalmente desprovista de sus nativos. Hemos mantenido la teoría de que los havonianos quizás dejen de entrar algún día en los cuerpos finalitarios durante las eras en que se procederá a crear sucesivamente los niveles del espacio exterior. También hemos albergado la idea de que en estas eras universales futuras el universo central podría estar poblado de un grupo mixto de seres residentes, una ciudadanía que sólo estaría compuesta en parte por los nativos originales de Havona. Así pues, no sabemos qué orden o tipo de criaturas podrían estar destinadas a beneficiarse del estado residencial en el Havona del futuro, pero hemos pensado en:
19:6.5 (222.1) 1. Los univitatias, que son actualmente los ciudadanos permanentes de las constelaciones de los universos locales.
19:6.6 (222.2) 2. Los tipos futuros de mortales que puedan nacer en las esferas habitadas de los superuniversos cuando florezcan las eras de luz y de vida.
19:6.7 (222.3) 3. La aristocracia espiritual procedente de los sucesivos universos exteriores.
19:6.8 (222.4) Sabemos que el Havona de la era universal anterior era un poco diferente al Havona de la época actual. Consideramos que es simplemente razonable suponer que ahora estamos presenciando en el universo central aquellos lentos cambios anticipadores de las eras por venir. Una cosa es segura: el universo no es estático; sólo Dios es invariable.
19:7.1 (222.5) En el Paraíso residen numerosos grupos de seres magníficos, los Ciudadanos del Paraíso. No están directamente relacionados con el proyecto de perfeccionar a las criaturas volitivas ascendentes, y por eso no son plenamente revelados a los mortales de Urantia. Existen más de tres mil órdenes de estas inteligencias celestiales, y el último grupo fue personalizado al mismo tiempo que la Trinidad emitía el mandato que promulgaba el plan creativo de los siete superuniversos del tiempo y del espacio.
19:7.2 (222.6) Los Ciudadanos del Paraíso y los nativos de Havona a veces se conocen por el nombre colectivo de personalidades del Paraíso-Havona.
19:7.3 (222.7) Esto completa la historia de los seres que son traídos a la existencia por la Trinidad del Paraíso. Ninguno de ellos se ha descarriado nunca. Y sin embargo, todos están dotados de libre albedrío en el sentido más elevado.
19:7.4 (222.8) Los seres de origen trinitario poseen unas prerrogativas de transporte que los hacen independientes de las personalidades transportadoras tales como los serafines. Todos poseemos el poder de desplazarnos libre y rápidamente por el universo de universos. A excepción de los Espíritus Inspirados Trinitarios, no podemos alcanzar la velocidad casi increíble de los Mensajeros Solitarios, pero somos capaces de utilizar la totalidad de los medios de transporte en el espacio de tal manera que, partiendo de su mundo sede, podemos llegar a cualquier punto de un superuniverso en menos de un año del tiempo de Urantia. He necesitado 109 días de vuestro tiempo para viajar desde Uversa hasta Urantia.
19:7.5 (222.9) Tenemos la capacidad de intercomunicarnos instantáneamente a través de estos mismos medios. Toda nuestra orden creada se encuentra en contacto con todos los individuos incluidos en cada una de las divisiones compuestas por los hijos de la Trinidad del Paraíso, a excepción únicamente de los Espíritus Inspirados.
19:7.6 (222.10) [Presentado por un Consejero Divino de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 20
20:0.1 (223.1) SEGÚN sus actividades en el superuniverso de Orvonton, los Hijos de Dios están clasificados en tres secciones generales:
20:0.2 (223.2) 1. Los Hijos de Dios descendentes.
20:0.3 (223.3) 2. Los Hijos de Dios ascendentes.
20:0.4 (223.4) 3. Los Hijos de Dios trinitizados.
20:0.5 (223.5) Las órdenes descendentes de filiación incluyen a las personalidades que han sido creadas de manera directa y divina. Los hijos ascendentes, tales como las criaturas mortales, consiguen este estado participando experiencialmente en la técnica creativa conocida como evolución. Los Hijos Trinitizados son un grupo de origen compuesto que incluye a todos los seres abrazados por la Trinidad del Paraíso, aunque no tengan su origen directo en la Trinidad.
20:1.1 (223.6) Todos los Hijos descendentes de Dios tienen un origen elevado y divino. Están dedicados al ministerio descendente de servir en los mundos y sistemas del tiempo y del espacio para facilitar allí el progreso de las criaturas humildes de origen evolutivo — de los hijos ascendentes de Dios — en su ascensión hacia el Paraíso. En esta narración describiremos siete de las numerosas órdenes de Hijos descendentes. A los Hijos que surgen de las Deidades en la Isla central de Luz y de Vida se les llama Hijos Paradisiacos de Dios y abarcan las tres órdenes siguientes:
20:1.2 (223.7) 1. Los Hijos Creadores — los Migueles.
20:1.3 (223.8) 2. Los Hijos Magistrales — los Avonales.
20:1.4 (223.9) 3. Los Hijos Instructores Trinitarios — los Daynales.
20:1.5 (223.10) A las cuatro órdenes restantes de filiación descendente se les conoce como los Hijos de Dios de los Universos Locales:
20:1.6 (223.11) 4. Los Hijos Melquisedeks.
20:1.7 (223.12) 5. Los Hijos Vorondadeks.
20:1.8 (223.13) 6. Los Hijos Lanonandeks.
20:1.9 (223.14) 7. Los Portadores de Vida.
20:1.10 (223.15) Los Melquisedeks son los descendientes conjuntos del Hijo Creador, el Espíritu Creativo y el Padre Melquisedek de un universo local. Tanto los Vorondadeks como los Lanonandeks son engendrados por un Hijo Creador y su Espíritu Creativo asociado. A los Vorondadeks se les conoce mejor como los Altísimos, los Padres de las Constelaciones, y a los Lanonandeks como Soberanos de los Sistemas y Príncipes Planetarios. La orden triple de los Portadores de Vida es traída a la existencia por un Hijo Creador y un Espíritu Creativo asociados con uno de los tres Ancianos de los Días del superuniverso a cuya jurisdicción están sometidos. Pero la naturaleza y las actividades de estos Hijos de Dios de los universos locales se describen más adecuadamente en los documentos que tratan de los asuntos de las creaciones locales.
20:1.11 (224.1) Los Hijos Paradisiacos de Dios tienen un origen triple: los Hijos Creadores o primarios son traídos a la existencia por el Padre Universal y el Hijo Eterno; los Hijos Magistrales o secundarios son los hijos del Hijo Eterno y del Espíritu Infinito; los Hijos Instructores Trinitarios son los descendientes del Padre, el Hijo y el Espíritu. Desde el punto de vista del servicio, de la adoración y de la súplica, los Hijos Paradisiacos son como uno solo; su espíritu es uno solo, y su trabajo es idéntico en calidad y en perfección.
20:1.12 (224.2) Al igual que las órdenes paradisiacas de los Días han demostrado ser unos administradores divinos, las órdenes de los Hijos Paradisiacos se han revelado como ministros divinos — creadores, servidores, donadores, jueces, instructores y reveladores de la verdad. Recorren el universo de universos desde las orillas de la Isla eterna hasta los mundos habitados del tiempo y del espacio, efectuando en el universo central y en los superuniversos múltiples servicios no revelados en estas narraciones. Están organizados de manera diversa, dependiendo de la naturaleza y del lugar de su servicio, pero en un universo local, tanto los Hijos Magistrales como los Hijos Instructores sirven bajo la dirección del Hijo Creador que preside ese dominio.
20:1.13 (224.3) Los Hijos Creadores parecen poseer una dotación espiritual centrada en su persona, que controlan y que pueden otorgar, tal como lo hizo vuestro propio Hijo Creador cuando derramó su espíritu sobre todo el género humano de Urantia. Cada Hijo Creador está dotado de este poder de atracción espiritual en su propio reino; es personalmente consciente de todos los actos y de todas las emociones de cada Hijo descendente de Dios que sirve en sus dominios. Hay aquí un reflejo divino, un duplicado en los universos locales, de ese poder de atracción espiritual absoluto del Hijo Eterno que le permite asociarse con todos sus Hijos Paradisiacos, poniéndose y manteniéndose en contacto con ellos en cualquier lugar donde puedan encontrarse en todo el universo de universos.
20:1.14 (224.4) Los Hijos Creadores Paradisiacos no sirven solamente como Hijos en sus ministerios descendentes de servicio y de donación, sino que cuando han terminado sus carreras de donación, cada uno de ellos actúa como un Padre en el universo que ellos mismos han creado, mientras que los otros Hijos de Dios continúan su servicio de donación y de elevación espiritual destinado a conseguir que los planetas reconozcan voluntariamente, uno tras otro, el gobierno amoroso del Padre Universal, culminando todo ello en la consagración de la criatura a la voluntad del Padre Paradisiaco y en la lealtad planetaria a la soberanía universal de su Hijo Creador.
20:1.15 (224.5) En un Hijo Creador séptuple, el Creador y la criatura están mezclados para siempre en una asociación comprensiva, compasiva y misericordiosa. Toda la orden de los Migueles, los Hijos Creadores, es tan excepcional que el estudio de su naturaleza y de sus actividades lo reservamos para el siguiente documento de esta serie, mientras que esta narración tratará principalmente de las dos órdenes restantes de filiación paradisiaca: los Hijos Magistrales y los Hijos Instructores Trinitarios.
20:2.1 (224.6) Cada vez que el Hijo Eterno manifiesta un concepto original y absoluto de un ser, y este concepto se une con un ideal nuevo y divino de servicio amoroso concebido por el Espíritu Infinito, se da nacimiento a un Hijo de Dios nuevo y original, a un Hijo Paradisiaco Magistral. Estos Hijos componen la orden de los Avonales, en contraste con la orden de los Migueles, los Hijos Creadores. Aunque no son creadores en el sentido personal, en todo su trabajo están estrechamente asociados con los Migueles. Los Avonales son los ministros y los jueces planetarios, los magistrados de los reinos del espacio-tiempo — de todas las razas, para todos los mundos y en todos los universos.
20:2.2 (225.1) Tenemos razones para creer que el número total de Hijos Magistrales en el gran universo es de unos mil millones. Es una orden autónoma, que está dirigida por su consejo supremo en el Paraíso, el cual está compuesto de Avonales experimentados que han sido apartados de los servicios de todos los universos. Pero cuando están destinados y en servicio activo en un universo local, sirven bajo la dirección del Hijo Creador de ese dominio.
20:2.3 (225.2) Los Avonales son los Hijos Paradisiacos que sirven y se donan en los planetas individuales de los universos locales. Y puesto que cada Hijo Avonal tiene una personalidad exclusiva, puesto que no hay dos de ellos que sean iguales, su trabajo es individualmente único en los reinos donde residen, en los cuales se encarnan a menudo en la similitud de la carne mortal y a veces nacen de madres terrestres en los mundos evolutivos.
20:2.4 (225.3) Además de sus servicios en los niveles administrativos superiores, los Avonales tienen una triple función en los mundos habitados:
20:2.5 (225.4) 1. Acciones judiciales. Estos Hijos actúan al final de las dispensaciones planetarias. Con el tiempo se pueden ejecutar decenas — o centenares — de estas misiones en cada mundo individual, y pueden ir innumerables veces al mismo mundo o a otros mundos para poner fin a las dispensaciones, para liberar a los supervivientes dormidos.
20:2.6 (225.5) 2. Misiones magistrales. Antes de la llegada de un Hijo donador se produce generalmente una visita planetaria de este tipo. En una misión así, un Avonal aparece como un adulto del planeta mediante una técnica de encarnación que no implica el nacimiento como mortal. Después de esta primera visita magistral habitual, los Avonales pueden servir repetidas veces en calidad magistral en el mismo planeta tanto antes como después de la aparición del Hijo donador. Durante estas misiones magistrales adicionales, un Avonal puede aparecer o no bajo la forma material y visible, pero en ninguna de ellas nacerá en el mundo como un bebé indefenso.
20:2.7 (225.6) 3. Misiones donadoras. Todos los Hijos Avonales se donan al menos una vez a alguna raza mortal en algún mundo evolutivo. Las visitas judiciales son numerosas, las misiones magistrales pueden ser múltiples, pero en cada planeta sólo aparece un Hijo donador. Los Avonales donadores nacen de una mujer como Miguel de Nebadon se encarnó en Urantia.
20:2.8 (225.7) La cantidad de veces que los Hijos Avonales pueden servir en misiones magistrales y donadoras no tiene límites, pero por lo general, cuando han atravesado siete veces esta experiencia, se produce una suspensión a favor de aquellos que han efectuado menos este servicio. Estos Hijos con múltiples experiencias donadoras son destinados entonces al consejo personal superior de un Hijo Creador, llegando a participar así en la administración de los asuntos del universo local.
20:2.9 (225.8) En todo su trabajo para y en los mundos habitados, los Hijos Magistrales reciben la ayuda de dos órdenes de criaturas de los universos locales, los Melquisedeks y los arcángeles, mientras que durante las misiones donadoras también están acompañados por las Brillantes Estrellas Vespertinas, que tienen igualmente su origen en las creaciones locales. En todos sus esfuerzos planetarios, los Hijos Paradisiacos secundarios, los Avonales, reciben el apoyo de todo el poder y de toda la autoridad de un Hijo Paradisiaco primario, el Hijo Creador del universo local donde están sirviendo. A todos los efectos prácticos, su trabajo en las esferas habitadas es tan eficaz y aceptable como lo sería el servicio de un Hijo Creador en esos mundos habitados por los mortales.
20:3.1 (226.1) A los Avonales se les conoce como Hijos Magistrales porque son los altos magistrados de los reinos, los jueces de las dispensaciones sucesivas de los mundos del tiempo. Presiden el despertar de los supervivientes dormidos, juzgan el reino, llevan a su fin una dispensación de justicia que estaba en suspenso, ejecutan los mandatos de una era de misericordia en período de prueba, reasignan las tareas de la nueva dispensación a las criaturas del espacio encargadas del ministerio planetario, y regresan a la sede de su universo local después de finalizar su misión.
20:3.2 (226.2) Cuando juzgan los destinos de una era, los Avonales decretan la suerte de las razas evolutivas, pero aunque pueden pronunciar sentencias que extinguen la identidad de las criaturas personales, no ejecutan dichas sentencias. Los veredictos de esta naturaleza son ejecutados exclusivamente por las autoridades de un superuniverso.
20:3.3 (226.3) La llegada de un Avonal Paradisiaco a un mundo evolutivo con el objeto de poner fin a una dispensación y de inaugurar una nueva era de progreso planetario no es necesariamente una misión magistral o una misión donadora. Las misiones magistrales son a veces encarnaciones, y las misiones donadoras lo son siempre, es decir, para estas tareas los Avonales sirven en un planeta con una forma material — tangible. Sus otras visitas son «técnicas», y en dichos casos un Avonal no se encarna para el servicio planetario. Si un Hijo Magistral viene solamente como juez dispensacional, llega al planeta como un ser espiritual, invisible para las criaturas materiales del reino. Estas visitas técnicas se producen repetidas veces en la larga historia de un mundo habitado.
20:3.4 (226.4) Los Hijos Avonales pueden actuar como jueces planetarios antes de su experiencia magistral o de su experiencia donadora. Sin embargo, en cualquiera de estas misiones, el Hijo encarnado juzgará la era planetaria que termina; un Hijo Creador actúa del mismo modo cuando está encarnado en una misión de donación en la similitud de la carne mortal. Cuando un Hijo Paradisiaco visita un mundo evolutivo y se vuelve semejante a uno de sus habitantes, su presencia pone fin a una dispensación y representa un juicio del reino.
20:4.1 (226.5) Antes de la aparición planetaria de un Hijo donador, un mundo habitado recibe generalmente la visita de un Avonal Paradisiaco en misión magistral. Si se trata de la primera visita magistral, el Avonal se encarna siempre como un ser material. Aparece en el planeta de su misión como un varón hecho y derecho de las razas mortales, como un ser plenamente visible para las criaturas mortales de su época y de su generación, y en contacto físico con ellas. Durante toda su encarnación magistral, el Hijo Avonal mantiene una conexión completa e ininterrumpida con las fuerzas espirituales locales y universales.
20:4.2 (226.6) Un planeta puede experimentar muchas visitas magistrales tanto antes como después de la aparición de un Hijo donador. Puede ser visitado muchas veces por el mismo Avonal o por otros Avonales, que actúan como jueces dispensacionales, pero estas misiones técnicas de juicio no son ni donadoras ni magistrales, y los Avonales nunca se encarnan en estas ocasiones. Incluso cuando un planeta es bendecido por repetidas misiones magistrales, los Avonales no se someten siempre a la encarnación mortal; y cuando sirven en la similitud de la carne mortal, siempre aparecen como seres adultos del reino; no nacen de mujer.
20:4.3 (227.1) Cuando están encarnados en sus misiones donadoras o magistrales, los Hijos Paradisiacos están provistos de Ajustadores experimentados, y estos Ajustadores son diferentes para cada encarnación. Los Ajustadores que ocupan la mente de los Hijos de Dios encarnados nunca pueden tener la esperanza de conseguir la personalidad a través de la fusión con los seres humano-divinos donde habitan, pero a menudo son personalizados por orden del Padre Universal. Estos Ajustadores forman el supremo consejo de dirección de Divinington encargado de administrar, identificar y enviar a los Monitores de Misterio a los reinos habitados. También reciben y acreditan a los Ajustadores que regresan al «seno del Padre» después de la disolución mortal de su tabernáculo terrestre. De esta manera, los fieles Ajustadores de los jueces del mundo se convierten en los jefes exaltados de su misma especie.
20:4.4 (227.2) Urantia no ha sido nunca la anfitriona de un Hijo Avonal en misión magistral. Si Urantia hubiera seguido el plan general de los mundos habitados, habría sido bendecida con una misión magistral en algún momento entre la época de Adán y la donación de Cristo Miguel. Pero la secuencia regular de los Hijos Paradisiacos en vuestro planeta fue totalmente perturbada por la aparición de vuestro Hijo Creador para llevar a cabo su donación final hace mil novecientos años.
20:4.5 (227.3) Urantia puede ser visitada todavía por un Avonal encargado de encarnarse en una misión magistral, pero en lo que se refiere a la aparición futura de los Hijos Paradisiacos, ni siquiera «los ángeles del cielo conocen el momento o la manera de estas visitas», porque el mundo donde se ha donado un Miguel se convierte en el pupilo individual y personal de un Hijo Maestro y, como tal, está totalmente sometido a sus propios planes y decisiones. En vuestro mundo el asunto se complica además debido a la promesa que hizo Miguel de regresar. Independientemente de los malentendidos acerca de la estancia urantiana de Miguel de Nebadon, una cosa es indudablemente auténtica — su promesa de regresar a vuestro mundo. En vista de esta perspectiva, sólo el tiempo podrá revelar el orden futuro de las visitas de los Hijos Paradisiacos de Dios a Urantia.
20:5.1 (227.4) El Hijo Eterno es el Verbo eterno de Dios. El Hijo Eterno es la expresión perfecta del «primer» pensamiento absoluto e infinito de su Padre eterno. Cuando un duplicado personal, o extensión divina, de este Hijo Original empieza una misión donadora de encarnación como mortal, se vuelve literalmente cierto que el divino «Verbo se hace carne» y que el Verbo habita así entre los seres humildes de origen animal.
20:5.2 (227.5) En Urantia existe la creencia muy difundida de que la finalidad de la donación de un Hijo es influir de alguna manera sobre la actitud del Padre Universal. Pero vuestra iluminación debería indicaros que esto no es verdad. Las donaciones de los Hijos Avonales y de los Hijos Migueles son una parte necesaria del proceso experiencial diseñado para hacer de estos Hijos unos magistrados y unos gobernantes compasivos y dignos de confianza para los habitantes y los planetas del tiempo y del espacio. La carrera de donación séptuple es la meta suprema de todos los Hijos Creadores Paradisiacos. Y todos los Hijos Magistrales están motivados por este mismo espíritu de servicio que caracteriza de manera tan abundante a los Hijos Creadores primarios y al Hijo Eterno del Paraíso.
20:5.3 (227.6) Hace falta que alguna orden de Hijos Paradisiacos se done en cada mundo habitado por los mortales con el objeto de hacer posible que los Ajustadores del Pensamiento habiten en la mente de todos los seres humanos normales de esa esfera, ya que los Ajustadores no vienen a todos los seres humanos de buena fe hasta que el Espíritu de la Verdad ha sido derramado sobre toda carne; y el envío del Espíritu de la Verdad depende del regreso a su sede universal de un Hijo Paradisiaco que ha realizado con éxito una misión de donación como mortal en un mundo en evolución.
20:5.4 (228.1) En el transcurso de la larga historia de un planeta habitado tienen lugar numerosos juicios dispensacionales y puede producirse más de una misión magistral, pero un Hijo donador servirá normalmente una sola vez en la esfera. Sólo se requiere que cada mundo habitado tenga a un Hijo donador que venga a vivir la plena vida humana desde el nacimiento hasta la muerte. Tarde o temprano, independientemente de su estado espiritual, cada mundo habitado por los mortales está destinado a convertirse en el anfitrión de un Hijo Magistral en misión donadora, excepto el único planeta de cada universo local donde un Hijo Creador elige efectuar su donación como mortal.
20:5.5 (228.2) Al comprender más cosas sobre los Hijos donadores, podéis discernir por qué se concede tanto interés a Urantia en la historia de Nebadon. Vuestro pequeño e insignificante planeta es interesante para el universo local simplemente porque es el mundo del hogar terrenal de Jesús de Nazaret. Fue el escenario de la donación final y triunfante de vuestro Hijo Creador, el terreno donde Miguel consiguió la soberanía personal suprema sobre el universo de Nebadon.
20:5.6 (228.3) En la sede de su universo local, y especialmente después de terminar su propia donación como mortal, un Hijo Creador pasa una gran parte de su tiempo aconsejando e instruyendo al colegio de los Hijos asociados, los Hijos Magistrales y otros. Con amor y devoción, con una tierna misericordia y una afectuosa consideración, estos Hijos Magistrales se donan a los mundos del espacio. Estos servicios planetarios no son de ninguna manera inferiores a las donaciones como mortales de los Migueles. Es verdad que vuestro Hijo Creador eligió como escenario de su aventura final en la experiencia de las criaturas un mundo que había sufrido desgracias inhabituales. Pero ningún planeta podría encontrarse nunca en tales condiciones como para necesitar la donación de un Hijo Creador a fin de llevar a cabo su rehabilitación espiritual. Cualquier Hijo del grupo de donación bastaría igualmente, porque en todo su trabajo en los mundos de un universo local los Hijos Magistrales son tan divinamente eficaces y tan completamente sabios como lo sería su hermano Paradisiaco, el Hijo Creador.
20:5.7 (228.4) Aunque la posibilidad de un desastre acompa a siempre a estos Hijos Paradisiacos durante sus encarnaciones donadoras, estoy todavía por ver el informe de un fracaso o de un fallo en la misión de donación de un Hijo Magistral o Creador. Los dos tienen un origen demasiado cercano a la perfección absoluta como para fallar. En verdad asumen el riesgo, se vuelven realmente semejantes a las criaturas mortales de carne y hueso y adquieren así la experiencia única de la criatura, pero dentro del campo de mi observación, siempre tienen éxito. Nunca dejan de conseguir la meta de su misión donadora. El relato de sus servicios donadores y planetarios en todo Nebadon constituye el capítulo más noble y fascinante de la historia de vuestro universo local.
20:6.1 (228.5) El método por el cual un Hijo Paradisiaco se prepara para la encarnación humana como Hijo donador, entra en el seno de su madre en el planeta de la donación, es un misterio universal; y cualquier esfuerzo por detectar el funcionamiento de esta técnica de Sonarington está condenado a un fracaso seguro. Que el conocimiento sublime de la vida humana de Jesús de Nazaret se grabe en vuestra alma, pero no malgastéis vuestros pensamientos en especulaciones inútiles sobre cómo se llevó a cabo esta misteriosa encarnación de Miguel de Nebadon. Regocijémonos todos en el conocimiento y la seguridad de que estas proezas son posibles para la naturaleza divina y no perdamos el tiempo en conjeturas inútiles sobre la técnica empleada por la sabiduría divina para llevar a cabo estos fenómenos.
20:6.2 (229.1) En una misión de donación como mortal, un Hijo Paradisiaco nace siempre de mujer y crece como un niño varón del reino, tal como Jesús lo hizo en Urantia. Todos estos Hijos que efectúan este servicio supremo pasan de la infancia a la juventud y luego a la madurez exactamente igual que un ser humano. Se vuelven semejantes, en todos los aspectos, a los mortales de la raza en la que han nacido. Hacen peticiones al Padre como los hijos de los reinos en los que sirven. Desde el punto de vista material, estos Hijos humano-divinos viven una vida común y corriente, con una sola excepción: no engendran una descendencia en los mundos donde residen; se trata de una restricción universal impuesta a todas las órdenes de Hijos Paradisiacos donadores.
20:6.3 (229.2) Al igual que Jesús trabajó en vuestro mundo como hijo del carpintero, otros Hijos Paradisiacos trabajan en diversas capacidades en los planetas de su donación. Difícilmente podríais imaginar una profesión que no haya sido ejercida por algún Hijo Paradisiaco en el transcurso de su donación en uno de los planetas evolutivos del tiempo.
20:6.4 (229.3) Cuando un Hijo donador ha dominado la experiencia de vivir la vida como mortal, cuando ha conseguido sintonizarse perfectamente con su Ajustador interior, inmediatamente después empieza la parte de su misión planetaria destinada a iluminar la mente y a inspirar el alma de sus hermanos en la carne. Como instructores, estos Hijos se dedican exclusivamente a la iluminación espiritual de las razas mortales en los mundos donde residen.
20:6.5 (229.4) Aunque las carreras de donación como mortales de los Migueles y de los Avonales son comparables en la mayor parte de sus aspectos, no son idénticas en todos ellos: un Hijo Magistral no proclama nunca «Aquel que ha visto al Hijo ha visto al Padre», como lo hizo vuestro Hijo Creador cuando estuvo encarnado en Urantia. Pero un Avonal donador sí declara «Aquel que me ha visto ha visto al Hijo Eterno de Dios». Los Hijos Magistrales no descienden directamente del Padre Universal, ni tampoco se encarnan sometiéndose a la voluntad del Padre; siempre se donan como Hijos Paradisiacos sometidos a la voluntad del Hijo Eterno del Paraíso.
20:6.6 (229.5) Cuando los Hijos donadores, Creadores o Magistrales, atraviesan las puertas de la muerte, reaparecen al tercer día. Pero no deberíais albergar la idea de que siempre sufren el trágico final que encontró el Hijo Creador que residió en vuestro mundo hace mil novecientos años. La experiencia extraordinaria y excepcionalmente cruel por la que pasó Jesús de Nazaret ha hecho que Urantia sea conocida localmente como «el mundo de la cruz». No es necesario que a un Hijo de Dios le inflijan un tratamiento tan inhumano, y la gran mayoría de los planetas les ha concedido un recibimiento más considerado, permitiéndoles terminar su carrera humana, poner fin a la era, juzgar a los supervivientes dormidos e inaugurar una nueva dispensación, sin imponerles una muerte violenta. Un Hijo donador debe enfrentarse a la muerte, debe pasar por toda la experiencia efectiva de los mortales del reino, pero el plan divino no contempla el requisito de que esta muerte sea violenta o fuera de lo normal.
20:6.7 (229.6) Cuando a los Hijos donadores no les quitan la vida de manera violenta, renuncian voluntariamente a su vida y pasan por las puertas de la muerte, no para satisfacer las exigencias de una «justicia severa» o de una «cólera divina», sino más bien para finalizar la donación, para «beber la copa» de la carrera de la encarnación y de la experiencia personal en todo lo que constituye la vida de una criatura tal como ésta se vive en los planetas de la existencia mortal. La donación es una necesidad planetaria y universal, y la muerte física no es nada más que una parte necesaria de una misión donadora.
20:6.8 (230.1) Cuando su encarnación como mortal ha terminado, el Avonal que ha realizado este servicio se dirige al Paraíso, es aceptado por el Padre Universal, regresa al universo local donde está destinado y recibe el reconocimiento del Hijo Creador. Inmediatamente después, el Avonal donador y el Hijo Creador envían su Espíritu de la Verdad conjunto para que ejerza su actividad en el corazón de las razas mortales que viven en el mundo de la donación. En las eras de un universo local anteriores a la soberanía, se trata del espíritu conjunto de los dos Hijos, puesto en ejecución por el Espíritu Creativo. Difiere un poco del Espíritu de la Verdad que caracteriza a las eras del universo local posteriores a la séptima donación de un Miguel.
20:6.9 (230.2) Cuando un Hijo Creador ha terminado su donación final, el Espíritu de la Verdad que había sido enviado previamente a todos los mundos de ese universo local donde se había donado un Avonal, cambia de naturaleza y se vuelve más literalmente el espíritu del soberano Miguel. Este fenómeno se produce simultáneamente con la liberación del Espíritu de la Verdad que es enviado a servir en el planeta de la donación humana del Miguel. Más tarde, cada mundo honrado con una donación Magistral recibirá del Hijo Creador séptuple, en asociación con el Hijo Magistral, el mismo Consolador espiritual que habría recibido si el Soberano del universo local se hubiera encarnado personalmente como Hijo donador.
20:7.1 (230.3) Estos Hijos Paradisiacos extremadamente personales y espirituales son traídos a la existencia por la Trinidad del Paraíso. Son conocidos en Havona como la orden de los Daynales. En Orvonton están registrados como Hijos Instructores Trinitarios, llamados así a causa de su origen. En Salvington a veces se les denomina Hijos Espirituales Paradisiacos.
20:7.2 (230.4) El número de Hijos Instructores aumenta constantemente. El último censo universal transmitido indicaba que el número de estos Hijos Trinitarios que ejercen su actividad en el universo central y en los superuniversos ascendía a un poco más de veintiún mil millones, excluyendo a las reservas que están en el Paraíso, las cuales incluyen a más de un tercio de todos los Hijos Instructores Trinitarios que existen.
20:7.3 (230.5) La orden de filiación de los Daynales no es una parte orgánica de las adminis-traciones de los universos locales o de los superuniversos. Sus miembros no son ni creadores ni rehabilitadores, ni jueces ni gobernantes. No se ocupan tanto de la administración universal como de la iluminación moral y del desarrollo espiritual. Son los educadores universales, y están dedicados al despertar espiritual y a la orientación moral de todos los reinos. Su ministerio está íntimamente interrelacionado con el de las personalidades del Espíritu Infinito y estrechamente asociado con la ascensión de las criaturas al Paraíso.
20:7.4 (230.6) Estos Hijos de la Trinidad comparten la naturaleza combinada de las tres Deidades del Paraíso, pero en Havona parecen reflejar más la naturaleza del Padre Universal. En los superuniversos parecen describir la naturaleza del Hijo Eterno, mientras que en las creaciones locales parecen manifestar el carácter del Espíritu Infinito. Son la personificación del servicio y la prudencia de la sabiduría en todos los universos.
20:7.5 (230.7) A diferencia de sus hermanos Migueles y Avonales del Paraíso, los Hijos Instructores Trinitarios no reciben ningún entrenamiento preliminar en el universo central. Son enviados directamente a las sedes de los superuniversos y desde allí se les destina a servir en algún universo local. En su ministerio hacia esos reinos evolutivos utilizan la influencia espiritual combinada de un Hijo Creador y de los Hijos Magistrales asociados, ya que los Daynales no poseen un poder de atracción espiritual en sí mismos y por sí mismos.
20:8.1 (231.1) Los Hijos Espirituales Paradisiacos son unos seres incomparables de origen trinitario y las únicas criaturas de la Trinidad que están completamente asociadas a la dirección de los universos de origen doble. Se dedican afectuosamente al ministerio educativo de las criaturas mortales y de las órdenes inferiores de seres espirituales. Empiezan su trabajo en los sistemas locales y, de acuerdo con su experiencia y sus logros, progresan hacia el interior a través del servicio en las constelaciones hasta las tareas más elevadas de la creación local. Después de recibir sus certificados, pueden convertirse en embajadores espirituales y representar a los universos locales donde sirven.
20:8.2 (231.2) No conozco el número exacto de Hijos Instructores que hay en Nebadon; hay muchos miles de ellos. Muchos jefes de departamento de las escuelas Melquisedeks pertenecen a esta orden, mientras que el personal combinado de la Universidad regularmente constituida de Salvington engloba a más de cien mil personas, incluyendo a estos Hijos. Un gran número de ellos están estacionados en los diversos mundos educativos morontiales, pero no se ocupan enteramente del progreso espiritual e intelectual de las criaturas mortales; también están relacionados con la instrucción de los seres seráficos y de otros nativos de las creaciones locales. Muchos de sus ayudantes proceden de las filas de los seres trinitizados por las criaturas.
20:8.3 (231.3) Los Hijos Instructores componen el cuerpo docente que efectúa todos los exámenes y dirige todas las pruebas para obtener la calificación y la certificación en todas las fases subordinadas del servicio universal, desde las funciones de los centinelas de los puestos avanzados hasta las de los estudiantes de estrellas. Dirigen un programa secular de formación que se extiende desde los cursos planetarios hasta el Colegio superior de Sabiduría situado en Salvington. A todos los que finalizan estas aventuras en la sabiduría y la verdad, ya se trate de mortales ascendentes o de querubines ambiciosos, se les concede un reconocimiento por sus esfuerzos y sus logros.
20:8.4 (231.4) En todos los universos, todos los Hijos de Dios están agradecidos a estos Hijos Instructores Trinitarios siempre fieles y universalmente eficaces. Son los educadores exaltados de todas las personalidades espirituales, e incluso los auténticos educadores probados de los Hijos de Dios mismos. Pero difícilmente puedo informaros sobre los detalles interminables de los deberes y funciones de los Hijos Instructores. El inmenso campo de actividad de la filiación Daynal será mejor comprendido en Urantia cuando hayáis progresado más en inteligencia y después de que el aislamiento espiritual de vuestro planeta haya terminado.
20:9.1 (231.5) Cuando el progreso de los acontecimientos en un mundo evolutivo indica que ha llegado el momento oportuno de iniciar una era espiritual, los Hijos Instructores Trinitarios se ofrecen siempre como voluntarios para este servicio. No estáis familiarizados con esta orden de filiación porque Urantia no ha experimentado nunca una era espiritual, un milenio de iluminación cósmica. Pero los Hijos Instructores están ya visitando vuestro mundo con el objeto de formular los planes relacionados con su proyecto de residir en vuestra esfera. Deberán aparecer en Urantia después de que sus habitantes se hayan liberado relativamente de las trabas del animalismo y de las cadenas del materialismo.
20:9.2 (231.6) Los Hijos Instructores Trinitarios no tienen nada que ver con la terminación de las dispensaciones planetarias. No juzgan a los muertos ni trasladan a los vivos, pero en cada misión planetaria vienen acompañados de un Hijo Magistral que realiza estos servicios. Los Hijos Instructores se ocupan enteramente del inicio de una era espiritual, del amanecer de la era de las realidades espirituales en un planeta evolutivo. Hacen realidad las contrapartidas espirituales del conocimiento material y de la sabiduría temporal.
20:9.3 (232.1) Los Hijos Instructores permanecen generalmente en los planetas que visitan durante mil años del tiempo planetario. Un Hijo Instructor preside el reinado milenario planetario y recibe la ayuda de setenta asociados de su orden. Los Daynales no se encarnan ni se materializan de otras maneras para ser visibles a los seres mortales; el contacto con el mundo que visitan se mantiene pues a través de las actividades de las Brillantes Estrellas Vespertinas, unas personalidades del universo local que están asociadas con los Hijos Instructores Trinitarios.
20:9.4 (232.2) Los Daynales pueden regresar muchas veces a un mundo habitado, y después de su misión final, el planeta entrará en el estado establecido de una esfera de luz y de vida, la meta evolutiva de todos los mundos habitados por mortales en la era actual del universo. El Cuerpo de los Mortales de la Finalidad tiene mucho que ver con las esferas establecidas en la luz y la vida, y sus actividades planetarias están en contacto con las de los Hijos Instructores. En verdad, toda la orden de filiación Daynal está íntimamente enlazada con todas las fases de actividad de los finalitarios en las creaciones evolutivas del tiempo y del espacio.
20:9.5 (232.3) Durante las etapas iniciales de las ascensión evolutiva, los Hijos Instructores Trinitarios parecen estar tan completamente identificados con el régimen de la progresión mortal que a menudo nos vemos inducidos a especular sobre su posible asociación con los finalitarios en la carrera no revelada de los universos futuros. Observamos que los administradores de los superuniversos son, en parte, personalidades de origen trinitario y, en parte, criaturas evolutivas ascendentes abrazadas por la Trinidad. Creemos firmemente que los Hijos Instructores y los finalitarios están dedicados ahora a adquirir la experiencia de estar asociados en el tiempo, lo cual podría ser un entrenamiento preliminar a fin de prepararlos para una estrecha asociación en algún destino futuro no revelado. En Uversa creemos que cuando los superuniversos se establezcan finalmente en la luz y la vida, estos Hijos Instructores Paradisiacos, que se habrán familiarizado tan profundamente con los problemas de los mundos evolutivos y que habrán estado asociados durante tanto tiempo con la carrera de los mortales evolutivos, pasarán a tener probablemente una asociación eterna con el Cuerpo Paradisiaco de la Finalidad.
20:10.1 (232.4) Todos los Hijos Paradisiacos de Dios son de origen y de naturaleza divinos. El trabajo de cada Hijo Paradisiaco en favor de cada mundo es exactamente como si el Hijo que realiza ese servicio fuera el primero y el único Hijo de Dios.
20:10.2 (232.5) Los Hijos Paradisiacos son la presentación divina de las naturalezas en activo de las tres personas de la Deidad a los dominios del tiempo y del espacio. Los Hijos Creadores, Magistrales e Instructores son los dones de las Deidades eternas a los hijos de los hombres y a todas las otras criaturas del universo dotadas del potencial de ascensión. Estos Hijos de Dios son los ministros divinos que se consagran sin cesar a la tarea de ayudar a las criaturas del tiempo a alcanzar la elevada meta espiritual de la eternidad.
20:10.3 (232.6) En los Hijos Creadores, el amor del Padre Universal se mezcla con la misericordia del Hijo Eterno y se revela a los universos locales en el poder creativo, el ministerio amoroso y la soberanía comprensiva de los Migueles. En los Hijos Magistrales, la misericordia del Hijo Eterno, unida al ministerio del Espíritu Infinito, se revela a los dominios evolutivos en las carreras de estos Avonales que juzgan, sirven y se donan. En los Hijos Instructores Trinitarios, el amor, la misericordia y el ministerio de las tres Deidades del Paraíso están coordinados en los niveles de valor más elevados del espacio-tiempo, y son presentados a los universos como la verdad viviente, la bondad divina y la verdadera belleza espiritual.
20:10.4 (233.1) En los universos locales, estas órdenes de filiación colaboran para llevar a cabo la revelación de las Deidades del Paraíso a las criaturas del espacio. Como Padre de un universo local, un Hijo Creador muestra el carácter infinito del Padre Universal. Como Hijos donadores misericordiosos, los Avonales revelan la naturaleza incomparable del Hijo Eterno que está lleno de compasión infinita. Como verdaderos educadores de las personalidades ascendentes, los Hijos Daynales Trinitarios revelan la personalidad educadora del Espíritu Infinito. Gracias a su cooperación divinamente perfecta, los Migueles, los Avonales y los Daynales contribuyen a revelar y a hacer realidad la personalidad y la soberanía de Dios Supremo en y para los universos del espacio-tiempo. Gracias a la armonía de sus actividades trinas, estos Hijos Paradisiacos de Dios ejercen siempre su actividad en la vanguardia de las personalidades de la Deidad a medida que siguen la expansión interminable de la divinidad de la Gran Fuente-Centro Primera desde la Isla eterna del Paraíso hasta las profundidades desconocidas del espacio.
20:10.5 (233.2) [Presentado por un Perfeccionador de la Sabiduría de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 21
21:0.1 (234.1) LOS Hijos Creadores son los constructores y gobernantes de los universos locales del tiempo y del espacio. Estos creadores y soberanos universales tienen un origen doble, personificando las características de Dios Padre y de Dios Hijo. Pero cada Hijo Creador es diferente a todos los demás; la naturaleza de cada uno de ellos es única así como su personalidad; cada uno es el «Hijo unigénito» del ideal perfecto de deidad que le dio origen.
21:0.2 (234.2) En la inmensa tarea de organizar, desarrollar y perfeccionar un universo local, estos Hijos elevados disfrutan siempre de la aprobación sustentadora del Padre Universal. La relación de los Hijos Creadores con su Padre Paradisiaco es conmovedora y suprema. No hay duda de que el afecto profundo de las Deidades-padres por su progenie divina es la fuente de ese amor hermoso y casi divino que incluso los padres mortales tienen por sus hijos.
21:0.3 (234.3) Estos Hijos Paradisiacos primarios son personalizados como Migueles. Cuando salen del Paraíso para fundar sus universos, son conocidos como Migueles Creadores. Cuando están establecidos en la autoridad suprema se les llama Migueles Maestros. A veces nos referimos al soberano de vuestro universo de Nebadon como Cristo Miguel. Reinan siempre y para siempre según la «orden de Miguel», pues así se denomina el primer Hijo de su orden y de su naturaleza.
21:0.4 (234.4) El Miguel original o primogénito no ha experimentado nunca la encarnación como ser material, pero pasó siete veces por la experiencia de la ascensión espiritual de las criaturas en los siete circuitos de Havona, avanzando desde las esferas exteriores hasta el circuito más interior de la creación central. La orden de los Migueles conoce el gran universo de un extremo al otro; no existe ninguna experiencia esencial por la que haya pasado un hijo cualquiera del tiempo y del espacio en la que los Migueles no hayan participado personalmente; comparten de hecho no solamente la naturaleza divina sino también vuestra naturaleza, es decir todas las naturalezas, desde las más elevadas hasta las más humildes.
21:0.5 (234.5) El Miguel original es el jefe que preside los Hijos Paradisiacos primarios cuando éstos se reúnen para conferenciar en el centro de todas las cosas. No hace mucho tiempo que recibimos en Uversa la transmisión universal de un cónclave extraordinario de ciento cincuenta mil Hijos Creadores, reunidos en la Isla eterna en presencia de sus progenitores, y ocupados en unas deliberaciones que tenían que ver con el progreso de la unificación y la estabilización del universo de universos. Se trataba de un grupo selecto de Migueles Soberanos, de Hijos que se han donado siete veces.
21:1.1 (234.6) Cuando la plenitud de una ideación espiritual absoluta en el Hijo Eterno se encuentra con la plenitud de un concepto absoluto de personalidad en el Padre Universal, cuando esta unión creativa se consigue de manera plena y final, cuando tienen lugar esta identidad absoluta de espíritu y esta unidad infinita de concepto de la personalidad, entonces, en ese mismo instante y sin que ninguna de las Deidades infinitas pierda nada de su personalidad o de sus prerrogativas, un nuevo Hijo Creador original en plena posesión de sus capacidades surge como un relámpago a la existencia, el Hijo unigénito del ideal perfecto y de la idea poderosa cuya unión produce esta nueva personalidad creadora dotada de poder y de perfección.
21:1.2 (235.1) Cada Hijo Creador es el descendiente unigénito, y el único engendrable, de la unión perfecta entre los conceptos originales de las dos mentes infinitas, eternas y perfectas de los Creadores eternos del universo de universos. Nunca puede existir otro Hijo semejante, porque cada Hijo Creador es la expresión y la personificación incalificadas, completas y finales de la totalidad de cada fase de cada característica de cada posibilidad de cada realidad divina que en toda la eternidad se podrá encontrar nunca en, expresarse a través de, o desarrollarse a partir de, estos potenciales creativos divinos que se unieron para traer a la existencia a este Hijo Miguel. Cada Hijo Creador es el absoluto de los conceptos divinos unidos que constituyen su origen divino.
21:1.3 (235.2) En principio, la naturaleza divina de estos Hijos Creadores se deriva por igual de los atributos de sus dos padres paradisiacos. Todos comparten la plenitud de la naturaleza divina del Padre Universal y las prerrogativas creadoras del Hijo Eterno, pero a medida que observamos las manifestaciones prácticas de las actividades de los Migueles en los universos, discernimos diferencias aparentes. Algunos Hijos Creadores parecen ser más semejantes a Dios Padre; otros se parecen más a Dios Hijo. Por ejemplo: la tendencia de la administración en el universo de Nebadon sugiere que su Hijo Creador y gobernante posee una naturaleza y un carácter que se parecen más a los del Hijo Madre Eterno. Debemos indicar además que algunos universos están presididos por Migueles Paradisiacos que parecen asemejarse tanto a Dios Padre como a Dios Hijo. Y estas observaciones no implican una crítica en ningún sentido; se trata simplemente de la constatación de un hecho.
21:1.4 (235.3) No conozco el número exacto de Hijos Creadores que existen, pero tengo buenas razones para creer que hay más de setecientos mil. Ahora bien, sabemos que hay exactamente setecientos mil Uniones de los Días y que ya no se crea ninguno más. También observamos que los planes ordenados para la presente era del universo parecen indicar que un Unión de los Días deberá estar estacionado en cada universo local como consejero embajador de la Trinidad. Observamos además que el número constantemente creciente de Hijos Creadores sobrepasa ya el número fijo de Uniones de los Días. Pero nunca nos han informado sobre el destino de los Migueles que están más allá de los setecientos mil.
21:2.1 (235.4) Los Hijos Paradisiacos de la orden primaria son los diseñadores, creadores, constructores y administradores de sus dominios respectivos, los universos locales del tiempo y del espacio, las unidades creativas básicas de los siete superuniversos evolutivos. A un Hijo Creador se le permite elegir el lugar espacial de su futura actividad cósmica, pero antes de que pueda empezar siquiera la organización física de su universo, debe pasar por un largo período de observación dedicado al estudio de los esfuerzos de sus hermanos mayores en las diversas creaciones situadas en el superuniverso donde tiene el proyecto de actuar. Y antes de todo esto, el Hijo Miguel habrá finalizado su larga experiencia sin igual como observador en el Paraíso y de entrenamiento en Havona.
21:2.2 (235.5) Cuando un Hijo Creador parte del Paraíso para emprender la aventura de construir un universo, para convertirse en el jefe — prácticamente en el Dios — del universo local que él mismo va a organizar, entonces se encuentra por primera vez en contacto íntimo con la Fuente-Centro Tercera y dependiente de ella en muchos aspectos. Aunque el Espíritu Infinito reside con el Padre y el Hijo en el centro de todas las cosas, está destinado a actuar como colaborador real y efectivo de cada Hijo Creador. Por eso cada Hijo Creador está acompañado de una Hija Creativa del Espíritu Infinito, ese ser destinado a convertirse en la Ministra Divina, en el Espíritu Madre del nuevo universo local.
21:2.3 (236.1) En esta ocasión, la partida de un Hijo Miguel libera para siempre sus prerrogativas creadoras de su vinculación con las Fuentes y Centros Paradisiacos, permaneciendo sometidas únicamente a ciertas limitaciones inherentes a la preexistencia de estas Fuentes y Centros y a otros determinados poderes y presencias anteriores. Entre las limitaciones a las prerrogativas creadoras, por otra parte todopoderosas, del Padre de un universo local, podemos citar las siguientes:
21:2.4 (236.2) 1. La energía-materia está dominada por el Espíritu Infinito. Antes de que se puedan crear nuevas formas de cosas, grandes o pequeñas, antes de que se pueda intentar cualquier nueva transformación de la energía-materia, un Hijo Creador debe asegurarse el consentimiento y la cooperación activa del Espíritu Infinito.
21:2.5 (236.3) 2. Los diseños y los tipos de criaturas están controlados por el Hijo Eterno. Antes de que un Hijo Creador pueda emprender la creación de cualquier nuevo tipo de ser, de cualquier nuevo diseño de criatura, debe asegurarse el consentimiento del Hijo Madre Original y Eterno.
21:2.6 (236.4) 3. La personalidad es concebida y otorgada por el Padre Universal.
21:2.7 (236.5) Los tipos y arquetipos de mentes están determinados por los factores del ser anteriores a la criatura. Después de que estos factores han sido asociados para formar una criatura (personal u otra), la mente es el don de la Fuente-Centro Tercera, la fuente universal del ministerio de la mente para todos los seres que se encuentran por debajo del nivel de los Creadores Paradisiacos.
21:2.8 (236.6) El control de los diseños y de los tipos de espíritus depende del nivel de su manifestación. A fin de cuentas, el diseño espiritual está controlado por la Trinidad o por las dotaciones espirituales pretrinitarias de las personalidades de la Trinidad — el Padre, el Hijo y el Espíritu.
21:2.9 (236.7) Cuando ese Hijo perfecto y divino ha tomado posesión del escenario espacial que ha elegido para su universo; cuando los problemas iniciales de la materialización del universo y del equilibrio general han sido resueltos; cuando ha formado una unión de trabajo eficaz y cooperativa con su complementaria, la Hija del Espíritu Infinito — entonces ese Hijo Universal y ese Espíritu Universal inician el enlace destinado a dar origen a las innumerables multitudes de hijos de su universo local. En conexión con este acontecimiento, el Espíritu Creativo, focalización del Espíritu Infinito Paradisiaco, cambia de naturaleza, adquiriendo las cualidades personales del Espíritu Madre de un universo local.
21:2.10 (236.8) A pesar de que todos los Hijos Creadores son divinamente semejantes a sus padres Paradisiacos, ninguno se parece exactamente a otro; la naturaleza así como la personalidad de cada uno de ellos es única, distinta, exclusiva y original. Y puesto que son los arquitectos y los autores de los planes para la vida de sus reinos respectivos, esta misma diversidad asegura que sus dominios serán también diferentes en todas las formas y fases de existencias vivientes, derivadas de los Migueles, que puedan crearse o evolucionar posteriormente allí. En consecuencia, las órdenes de criaturas nativas de los universos locales son muy variadas. No existen dos universos que estén administrados o habitados por seres nativos de origen doble que sean idénticos en todos los aspectos. Dentro de cualquier superuniverso, la mitad de sus atributos inherentes es bastante semejante, pues procede de los Espíritus Creativos uniformes; la otra mitad es diferente, pues proviene de los diversos Hijos Creadores. Pero esta diversidad no caracteriza a aquellas criaturas que tienen su origen exclusivo en el Espíritu Creativo, ni a aquellos seres importados que han nacido en el universo central o en los superuniversos.
21:2.11 (237.1) Cuando un Hijo Miguel está ausente de su universo, su gobierno es dirigido por el ser nativo primogénito, la Radiante Estrella Matutina, el jefe ejecutivo del universo local. El consejo y el asesoramiento del Unión de los Días es inapreciable en esos momentos. Durante estas ausencias, un Hijo Creador puede conferir al Espíritu Madre asociado el supercontrol de su presencia espiritual en los mundos habitados y en los corazones de sus hijos mortales. El Espíritu Madre de un universo local permanece siempre en su sede central, desde donde extiende sus cuidados protectores y su ministerio espiritual hasta las zonas más alejadas de ese dominio evolutivo.
21:2.12 (237.2) La presencia personal de un Hijo Creador en su universo local no es necesaria para que esa creación material establecida funcione de manera ordenada. Estos Hijos pueden viajar al Paraíso, y aún así sus universos continuarán dando vueltas en el espacio. Pueden dejar a un lado sus posiciones de poder para encarnarse como hijos del tiempo; y aún así sus reinos continuarán girando alrededor de sus centros respectivos. Ninguna organización material es independiente de la atracción de la gravedad absoluta del Paraíso ni del supercontrol cósmico inherente a la presencia espacial del Absoluto Incalificado.
21:3.1 (237.3) Un Hijo Creador recibe el campo de actividad de un universo con el consentimiento de la Trinidad del Paraíso y con la confirmación del Espíritu Maestro que supervisa el superuniverso interesado. Esta acción constituye un título de propiedad física, un arrendamiento cósmico. Pero la elevación de un Hijo Miguel, desde esta etapa de gobierno inicial y limitada por su propia voluntad hasta la supremacía experiencial de una soberanía ganada por sí mismo, llega como resultado de sus propias experiencias personales durante la tarea de crear un universo y de donarse de forma encarnada. Hasta que consigue una soberanía ganada mediante sus donaciones, gobierna como vicegerente del Padre Universal.
21:3.2 (237.4) Un Hijo Creador podría imponer su plena soberanía sobre su creación personal en cualquier momento, pero elige sabiamente no hacerlo. Si antes de pasar por sus donaciones como criatura asumiera una soberanía suprema no ganada, las personalidades paradisiacas residentes en su universo local se retirarían. Pero esto no ha sucedido nunca en ninguna de las creaciones del tiempo y del espacio.
21:3.3 (237.5) El hecho de poseer la facultad de crear implica la plenitud de la soberanía, pero los Migueles eligen ganarla por experiencia, conservando así la plena cooperación de todas las personalidades del Paraíso vinculadas a la administración del universo local. No conocemos a ningún Miguel que haya actuado de otra manera; pero todos podrían haberlo hecho, pues son unos Hijos dotados realmente de libre albedrío.
21:3.4 (237.6) La soberanía de un Hijo Creador en un universo local pasa por seis, o quizás siete, etapas de manifestación experiencial, que aparecen en el orden siguiente:
21:3.5 (237.7) 1. La soberanía inicial como vicegerente — la autoridad provisional solitaria que ejerce un Hijo Creador antes de que el Espíritu Creativo asociado adquiera las cualidades de la personalidad.
21:3.6 (237.8) 2. La soberanía conjunta como vicegerentes — el gobierno conjunto de la pareja paradisiaca después de que el Espíritu Madre Universal ha conseguido la personalidad.
21:3.7 (238.1) 3. La soberanía creciente como vicegerente — la autoridad progresiva de un Hijo Creador durante el período de sus siete donaciones bajo la forma de sus criaturas.
21:3.8 (238.2) 4. La soberanía suprema — la autoridad establecida que sigue a la finalización de la séptima donación. La soberanía suprema en Nebadon data de la terminación de la donación de Miguel en Urantia. Ha existido desde hace poco más de mil novecientos años de vuestro tiempo planetario.
21:3.9 (238.3) 5. La soberanía suprema creciente — las relaciones avanzadas que se derivan del establecimiento de la mayoría de los dominios de las criaturas en la luz y la vida. Esta etapa pertenece al futuro aún no alcanzado de vuestro universo local.
21:3.10 (238.4) 6. La soberanía trinitaria — que es ejercida después de que todo el universo local se ha establecido en la luz y la vida.
21:3.11 (238.5) 7. La soberanía no revelada — las relaciones desconocidas de una era futura del universo.
21:3.12 (238.6) Al aceptar la soberanía inicial como vicegerente de un universo local en proyecto, un Miguel Creador presta a la Trinidad el juramento de no asumir la soberanía suprema hasta que no haya terminado sus siete donaciones como criatura y éstas hayan sido certificadas por los gobernantes del superuniverso. Pero si un Hijo Miguel no pudiera imponer a voluntad esta soberanía no ganada, no tendría ningún sentido prestar el juramento de no hacerlo.
21:3.13 (238.7) Incluso en las épocas anteriores a sus donaciones, un Hijo Creador gobierna su dominio de manera casi suprema cuando no hay disensiones en ninguna de sus partes. Las limitaciones de su gobierno difícilmente podrían manifestarse si su soberanía no fuera nunca desafiada. La soberanía que ejerce un Hijo Creador antes de sus donaciones en un universo sin rebelión no es más grande que en un universo con rebelión; pero en el primer caso las limitaciones de su soberanía no son evidentes, mientras que en el segundo sí lo son.
21:3.14 (238.8) Si la autoridad o la administración de un Hijo Creador es alguna vez desafiada, atacada o puesta en peligro, él se ha comprometido eternamente a sostener, proteger, defender y si es necesario recuperar su creación personal. A estos Hijos sólo los pueden perturbar u hostigar las criaturas que ellos mismos han creado o los seres más elevados que ellos mismos han elegido. Se podría deducir que es poco probable que unos «seres más elevados», que tienen su origen en unos niveles superiores al del universo local, puedan causar dificultades a un Hijo Creador, y esto es cierto. Pero podrían hacerlo si así lo eligieran. La virtud es volitiva en la personalidad; la rectitud no es automática en las criaturas dotadas de libre albedrío.
21:3.15 (238.9) Antes de terminar su carrera de donación, un Hijo Creador gobierna con ciertas limitaciones de soberanía que se impone a sí mismo, pero después de finalizar su servicio de donación, gobierna en virtud de su experiencia real vivida bajo la forma y la similitud de sus múltiples criaturas. Cuando un Creador ha residido siete veces entre sus criaturas, cuando su carrera de donación ha terminado, entonces es establecido de manera suprema en la autoridad sobre su universo; se ha convertido en un Hijo Maestro, en un gobernante soberano y supremo.
21:3.16 (238.10) La técnica para obtener la soberanía suprema sobre un universo local incluye las siete etapas experienciales siguientes:
21:3.17 (238.11) 1. Descubrir por experiencia siete niveles de existencia de las criaturas mediante la técnica de donarse de forma encarnada en la similitud misma de las criaturas de un nivel determinado.
21:3.18 (238.12) 2. Consagrarse de manera experiencial a cada fase de la voluntad séptuple de la Deidad del Paraíso, tal como esta voluntad se encuentra personificada en los Siete Espíritus Maestros.
21:3.19 (239.1) 3. Atravesar cada una de las siete experiencias en los niveles de las criaturas, y ejecutar simultáneamente una de las siete consagraciones a la voluntad de la Deidad del Paraíso.
21:3.20 (239.2) 4. En cada nivel de las criaturas, describir experiencialmente el apogeo de la vida de las criaturas a la Deidad del Paraíso y a todas las inteligencias del universo.
21:3.21 (239.3) 5. En cada nivel de las criaturas, revelar experiencialmente una fase de la voluntad séptuple de la Deidad a los seres del nivel de esa donación y a todo el universo.
21:3.22 (239.4) 6. Unificar experiencialmente la séptuple experiencia de las criaturas con la séptuple experiencia de consagrarse a revelar la naturaleza y la voluntad de la Deidad.
21:3.23 (239.5) 7. Conseguir una relación nueva y más elevada con el Ser Supremo. La repercusión de la totalidad de esta experiencia como Creador y criatura aumenta la realidad superuniversal de Dios Supremo y la soberanía espacio-temporal del Todopoderoso Supremo, y convierte en un hecho la soberanía suprema de un Miguel Paradisiaco sobre su universo local.
21:3.24 (239.6) Al resolver la cuestión de la soberanía en un universo local, el Hijo Creador no se limita a demostrar su propia aptitud para gobernar, sino que revela también la naturaleza y describe la actitud séptuple de las Deidades del Paraíso. La comprensión finita y la apreciación de la primacía del Padre por parte de las criaturas están implicadas en la aventura de un Hijo Creador cuando condesciende a asumir la forma y las experiencias de sus criaturas. Estos Hijos primarios del Paraíso son los verdaderos reveladores de la naturaleza amorosa y de la autoridad benefactora del Padre, del mismo Padre que, en asociación con el Hijo y el Espíritu, es el jefe universal de todo poder, de toda personalidad y de todo gobierno en todos los reinos universales.
21:4.1 (239.7) Hay siete grupos de Hijos Creadores donadores y están clasificados así de acuerdo con el número de veces que se han donado a las criaturas de sus reinos. Van desde la experiencia inicial, pasando por las cinco esferas adicionales de donación progresiva, hasta que alcanzan el episodio séptimo y final de la experiencia como Creador y criatura.
21:4.2 (239.8) Las donaciones de los Avonales siempre se producen en la similitud de la carne mortal, pero las siete donaciones de un Hijo Creador implican su aparición en siete niveles de existencia de las criaturas y están relacionadas con la revelación de las siete expresiones primarias de la voluntad y la naturaleza de la Deidad. Todos los Hijos Creadores sin excepción pasan siete veces por estas siete entregas de sí mismos a sus hijos creados antes de asumir la jurisdicción estable y suprema sobre el universo que ellos mismos han creado.
21:4.3 (239.9) Aunque estas siete donaciones varían en los diferentes sectores y universos, siempre engloban la aventura de donarse como mortal. En su donación final, un Hijo Creador aparece como miembro de una de las razas mortales superiores de algún mundo habitado, generalmente como miembro del grupo racial que contiene el mayor legado hereditario del linaje adámico importado anteriormente para elevar el estado físico de los pueblos de origen animal. En su carrera séptuple como Hijo donador, un Hijo Paradisiaco nace de mujer una sola vez, tal como figura en vuestro relato sobre el bebé de Belén. Vive y muere una sola vez como miembro de la orden más humilde de criaturas volitivas evolutivas.
21:4.4 (239.10) Después de cada una de sus donaciones, un Hijo Creador se dirige a «la derecha del Padre» para conseguir allí que el Padre acepte su donación y para recibir instrucciones con miras al episodio siguiente de servicio universal. Después de la séptima y última donación, un Hijo Creador recibe del Padre Universal la autoridad y la jurisdicción supremas sobre su universo.
21:4.5 (240.1) Es un hecho establecido que el último Hijo divino que apareció en vuestro planeta era un Hijo Creador Paradisiaco que había completado seis fases de su carrera donadora; en consecuencia, cuando abandonó el dominio consciente de su vida encarnada en Urantia, pudo decir en verdad, y así lo hizo: «Todo se ha consumado» — todo había terminado literalmente. Su muerte en Urantia concluyó su carrera donadora; era el último paso para cumplir con el juramento sagrado de un Hijo Creador Paradisiaco. Cuando han adquirido esta experiencia, estos Hijos son los soberanos supremos de sus universos; ya no gobiernan como vicegerentes del Padre, sino en su propio nombre y por su propio derecho, como «Rey de Reyes y Señor de Señores». Con algunas de las excepciones indicadas, estos Hijos donadores séptuples son incondicionalmente supremos en los universos donde residen. En lo que concierne a su universo local, «todo poder en el cielo y en la Tierra» fue sometido a este Hijo Maestro triunfante y entronizado.
21:4.6 (240.2) Después de finalizar sus carreras donadoras, los Hijos Creadores son considerados como una orden distinta, la de los Hijos Maestros séptuples. En su persona, los Hijos Maestros son idénticos a los Hijos Creadores, pero han sufrido una experiencia donadora tan excepcional que se les considera generalmente como una orden diferente. Cuando un Creador se digna efectuar una donación, un cambio real y permanente está destinado a producirse. En verdad, el Hijo donador sigue siendo a pesar de todo un Creador, pero ha añadido a su naturaleza la experiencia de una criatura, lo cual lo elimina para siempre del nivel divino de un Hijo Creador y lo eleva al plano experiencial de un Hijo Maestro, de un ser que se ha ganado plenamente el derecho de gobernar un universo y de administrar sus mundos. Estos seres personifican todo lo que se puede obtener del linaje divino y engloban todo lo que puede provenir de la experiencia de una criatura perfeccionada. ¿Por qué el hombre tendría que lamentarse de su origen humilde y de su carrera evolutiva inevitable, cuando los Dioses mismos tienen que pasar por una experiencia equivalente antes de ser considerados experiencialmente dignos y competentes para gobernar final y plenamente sus dominios universales?
21:5.1 (240.3) El poder de un Miguel Maestro es ilimitado porque proviene de la asociación experiencial con la Trinidad del Paraíso, y es indiscutible porque procede de una experiencia real obtenida bajo la forma de las criaturas mismas que están sometidas a esa autoridad. La naturaleza de la soberanía de un Hijo Creador séptuple es suprema porque:
21:5.2 (240.4) 1. Abarca el punto de vista séptuple de la Deidad del Paraíso.
21:5.3 (240.5) 2. Personifica una actitud séptuple de las criaturas del espacio-tiempo.
21:5.4 (240.6) 3. Sintetiza perfectamente la actitud paradisiaca y el punto de vista de las criaturas.
21:5.5 (240.7) Esta soberanía experiencial incluye así toda la divinidad de Dios Séptuple que culmina en el Ser Supremo. Y la soberanía personal de un Hijo séptuple es semejante a la soberanía futura del Ser Supremo que algún día llegará a su culminación, la cual abarca, tal como lo hace, el contenido más completo posible del poder y de la autoridad que la Trinidad del Paraíso puede manifestar dentro de los límites espacio-temporales correspondientes.
21:5.6 (240.8) Cuando un Hijo Miguel consigue la soberanía suprema sobre su universo local, deja atrás el poder y la oportunidad de crear tipos enteramente nuevos de criaturas durante la presente era del universo. Pero el hecho de que un Hijo Maestro pierda su poder para dar origen a unas órdenes de seres enteramente nuevos no interfiere de ninguna manera el trabajo de elaboración de la vida ya establecido y en proceso de desarrollo; este inmenso programa de evolución universal sigue adelante sin interrupción ni reducción. La adquisición de la soberanía suprema por parte de un Hijo Maestro implica la responsabilidad de dedicarse personalmente a fomentar y a administrar aquello que ya ha sido diseñado y creado, y aquello que será engendrado posteriormente por aquellos que han sido así diseñados y creados. Con el tiempo se puede desarrollar una evolución casi infinita de seres diversos, pero desde este momento en adelante, ningún tipo o modelo enteramente nuevos de criaturas inteligentes tendrá directamente su origen en el Hijo Maestro. Éste es el primer paso, el principio, de una administración estabilizada en cualquier universo local.
21:5.7 (241.1) La elevación de un Hijo donador séptuple a la soberanía indiscutible de su universo significa el principio del fin de una incertidumbre y de una confusión relativa seculares. Después de este acontecimiento, aquello que no pueda ser algún día espiritualizado será finalmente desorganizado; aquello que no pueda ser algún día coordinado con la realidad cósmica será finalmente destruido. Cuando las disposiciones de una misericordia interminable y de una paciencia indecible se han agotado en un esfuerzo por conseguir la lealtad y la devoción de todas las criaturas volitivas de los reinos, la justicia y la rectitud prevalecerán. La justicia terminará por aniquilar aquello que la misericordia no ha podido rehabilitar.
21:5.8 (241.2) Los Migueles Maestros son supremos en sus propios universos locales una vez que han sido instalados como gobernantes soberanos. Las pocas limitaciones a su gobierno son las inherentes a la preexistencia cósmica de ciertas fuerzas y personalidades. Por lo demás, estos Hijos Maestros son supremos en autoridad, en responsabilidad y en poder administrativo en sus universos respectivos; como Creadores y Dioses, son supremos en casi todas las cosas. En lo que se refiere al funcionamiento de un universo dado, no existe perspicacia alguna más allá de su sabiduría.
21:5.9 (241.3) Después de su elevación a la soberanía estable en un universo local, un Miguel Paradisiaco tiene el pleno control sobre todos los otros Hijos de Dios que ejercen su actividad en su dominio, y puede gobernar libremente de acuerdo con el concepto que tenga sobre las necesidades de sus reinos. Un Hijo Maestro puede cambiar a voluntad el orden de los juicios espirituales y de los ajustes evolutivos de los planetas habitados. Y estos Hijos elaboran y llevan a cabo los planes elegidos por ellos mismos en todas las cuestiones relacionadas con las necesidades planetarias especiales, en particular con respecto a los mundos donde han vivido como criaturas, y mucho más en lo que concierne a la esfera de su donación final, al planeta de su encarnación en la similitud de la carne mortal.
21:5.10 (241.4) Los Hijos Maestros parecen estar en perfecta comunicación con los mundos donde se han donado, no solamente con los mundos donde han residido personalmente, sino con todos los mundos en los que se ha donado un Hijo Magistral. Este contacto se mantiene mediante su propia presencia espiritual, el Espíritu de la Verdad, que pueden «derramar sobre toda carne». Estos Hijos Maestros mantienen también una conexión ininterrumpida con el Hijo Madre Eterno en el centro de todas las cosas. Poseen una facultad compasiva que se extiende desde el Padre Universal en las alturas hasta las razas humildes de la vida planetaria en los reinos del tiempo.
21:6.1 (241.5) Nadie puede atreverse a hablar con una autoridad final sobre la naturaleza o el destino de los Soberanos Maestros séptuples de los universos locales; sin embargo, todos especulamos mucho sobre estas materias. Nos enseñan, y nosotros creemos, que cada Miguel Paradisiaco es el absoluto de los dobles conceptos divinos que le dieron origen; personifica por tanto unas fases reales de la infinidad del Padre Universal y del Hijo Eterno. Los Migueles deben ser parciales en relación con la infinidad total, pero son probablemente absolutos en relación con esa parte de infinidad implicada en su origen. Pero al observar su trabajo en la presente era del universo no detectamos ninguna acción que sea más que finita; cualquier supuesta capacidad superfinita debe estar contenida en ellos mismos y hasta ahora no se ha revelado.
21:6.2 (242.1) La finalización de la carrera de donación bajo la forma de las criaturas y la elevación a la soberanía suprema de un universo deben significar la liberación completa de las capacidades de acción finita de un Miguel, acompañada de la aparición de la capacidad para llevar a cabo un servicio más que finito. Porque observamos a este respecto que estos Hijos Maestros se encuentran entonces limitados para engendrar nuevos tipos de seres creados, una restricción que se ha hecho indudablemente necesaria debido a la liberación de sus potencialidades superfinitas.
21:6.3 (242.2) Es muy probable que estos poderes creadores no revelados permanezcan contenidos en estos Hijos durante toda la presente era del universo. Pero creemos que en algún momento del lejano futuro, y en los universos del espacio exterior actualmente en vías de movilización, la unión entre un Hijo Maestro séptuple y un Espíritu Creativo de la séptima fase podría llegar a unos niveles absonitos de servicio acompañados de la aparición de nuevas cosas, significados y valores en unos niveles trascendentales que tendrían una importancia universal última.
21:6.4 (242.3) Al igual que la Deidad del Supremo se está concretando en virtud del servicio experiencial, los Hijos Creadores están consiguiendo la realización personal de los potenciales paradisiacos de divinidad contenidos en sus naturalezas insondables. Cristo Miguel dijo una vez cuando estaba en Urantia: «Yo soy el camino, la verdad y la vida». Y creemos que, en la eternidad, los Migueles están destinados a ser literalmente «el camino, la verdad y la vida», señalando siempre a todas las personalidades del universo el camino que conduce desde la divinidad suprema, pasando por la absonitidad última, hasta la finalidad eterna de la deidad.
21:6.5 (242.4) [Presentado por un Perfeccionador de la Sabiduría procedente de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 22
22:0.1 (243.1) HAY tres grupos de seres que son llamados Hijos de Dios. Además de las órdenes de filiación descendentes y ascendentes, existe un tercer grupo conocido como los Hijos de Dios Trinitizados. La orden trinitizada de filiación está subdividida en tres divisiones primarias de acuerdo con los orígenes de sus numerosos tipos de personalidades, reveladas o no reveladas. Estas divisiones primarias son:
22:0.2 (243.2) 1. Los Hijos trinitizados por la Deidad.
22:0.3 (243.3) 2. Los Hijos abrazados por la Trinidad.
22:0.4 (243.4) 3. Los Hijos trinitizados por las criaturas.
22:0.5 (243.5) Sin tener en cuenta su origen, todos los Hijos de Dios Trinitizados tienen en común la experiencia de la trinitización, ya sea como parte de su origen o bien como una experiencia de abrazo por la Trinidad alcanzada posteriormente. Los Hijos trinitizados por la Deidad no os son revelados en estas narraciones; esta presentación se limitará pues a describir los dos grupos restantes, y más especialmente los hijos de Dios abrazados por la Trinidad.
22:1.1 (243.6) Todos los hijos abrazados por la Trinidad tienen originalmente un origen único o doble, pero después de ser abrazados por la Trinidad se dedican para siempre al servicio y a las tareas de la Trinidad. Este cuerpo, tal como está revelado y organizado para el servicio superuniversal, abarca siete órdenes de personalidades:
22:1.2 (243.7) 1. Los Mensajeros Poderosos.
22:1.3 (243.8) 2. Los Elevados en Autoridad.
22:1.4 (243.9) 3. Los que no tienen Nombre ni Número.
22:1.5 (243.10) 4. Los Custodios Trinitizados.
22:1.6 (243.11) 5. Los Embajadores Trinitizados.
22:1.7 (243.12) 6. Los Guardianes Celestiales.
22:1.8 (243.13) 7. Los Ayudantes de los Hijos Elevados.
22:1.9 (243.14) De acuerdo con su origen, su naturaleza y su función, estos siete grupos de personalidades están clasificados además en tres divisiones principales: los Hijos de la Consecución Trinitizados, los Hijos de la Elección Trinitizados y los Hijos de la Perfección Trinitizados.
22:1.10 (244.1) Los Hijos de la Consecución Trinitizados — los Mensajeros Poderosos, Los Elevados en Autoridad y Los que no tienen Nombre ni Número — son todos mortales ascendentes fusionados con su Ajustador que han alcanzado el Paraíso y el Cuerpo de la Finalidad. Pero no son finalitarios; cuando han sido abrazados por la Trinidad, sus nombres son eliminados de la lista nominal de los finalitarios. Los nuevos hijos de esta orden pasan por unos cursos específicos de formación durante períodos relativamente cortos en los planetas sede de los circuitos de Havona bajo la dirección de los Eternos de los Días. Más tarde son destinados al servicio de los Ancianos de los Días en los siete superuniversos.
22:1.11 (244.2) Los Hijos de la Elección Trinitizados incluyen a los Custodios Trinitizados y a los Embajadores Trinitizados. Son reclutados entre ciertos serafines evolutivos y ciertas criaturas intermedias trasladadas que han atravesado Havona y han llegado al Paraíso, así como entre ciertos mortales fusionados con el Espíritu o con el Hijo que han ascendido igualmente hasta la Isla central de Luz y de Vida. Después de ser abrazados por la Trinidad del Paraíso y de un breve entrenamiento en Havona, los Hijos de la Elección Trinitizados son destinados a las cortes de los Ancianos de los Días.
22:1.12 (244.3) Los Hijos de la Perfección Trinitizados. Los Guardianes Celestiales y sus coordinados, los Ayudantes de los Hijos Elevados, componen un grupo único de personalidades dos veces trinitizadas. Son los hijos trinitizados por las criaturas, las cuales son las personalidades del Paraíso-Havona o los mortales ascendentes perfeccionados que se han distinguido durante mucho tiempo en el Cuerpo de la Finalidad. Algunos de estos hijos trinitizados por las criaturas, después de servir con los Ejecutivos Supremos de los Siete Espíritus Maestros y después de servir bajo las órdenes de los Hijos Instructores Trinitarios, son trinitizados (abrazados) de nuevo por la Trinidad del Paraíso y luego asignados a las cortes de los Ancianos de los Días como Guardianes Celestiales y como Ayudantes de los Hijos Elevados. Los Hijos de la Perfección Trinitizados son destinados directamente al servicio de los superuniversos sin más preparación adicional.
22:1.13 (244.4) Nuestros asociados de origen trinitario — los Perfeccionadores de la Sabiduría, los Consejeros Divinos y los Censores Universales — tienen un número fijo, pero los hijos abrazados por la Trinidad aumentan de forma constante. Las siete órdenes de hijos abrazados por la Trinidad son nombradas como miembros de uno de los siete gobiernos superuniversales, y el número de ellas en servicio en cada superuniverso es exactamente el mismo; ninguno se ha perdido nunca. Los seres abrazados por la Trinidad no se han descarriado nunca; pueden dar un traspié temporalmente, pero ni uno solo ha sido juzgado nunca por desacato a los gobiernos de los superuniversos. Los Hijos de la Consecución y los Hijos de la Elección no han fallado nunca en su servicio en Orvonton, pero los Hijos de la Perfección Trinitizados a veces han cometido errores de juicio y han ocasionado así una confusión transitoria.
22:1.14 (244.5) Bajo la dirección de los Ancianos de los Días, las siete órdenes funcionan en gran medida como grupos autónomos. El ámbito de su servicio es extenso; los Hijos de la Perfección Trinitizados no salen del superuniverso donde están destinados, pero sus asociados trinitizados recorren el gran universo, viajando desde los mundos evolutivos del tiempo y del espacio hasta la Isla eterna del Paraíso. Pueden ejercer su actividad en cualquier superuniverso, pero siempre lo hacen como miembros del supergobierno al que fueron asignados originalmente.
22:1.15 (244.6) En apariencia, los hijos abrazados por la Trinidad han sido destinados de forma permanente al servicio de los siete superuniversos; esta misión tendrá seguramente la duración de la presente era del universo, pero nunca se nos ha informado de que vaya a ser eterna.
22:2.1 (245.1) Los Mensajeros Poderosos pertenecen al grupo ascendente de Hijos Trinitizados. Son una clase compuesta por mortales perfeccionados que han sido puestos a prueba durante una rebelión o han demostrado igualmente de otra manera su lealtad personal; todos han pasado por alguna prueba determinada de lealtad universal. En algún momento durante su ascensión al Paraíso se mantuvieron firmes y leales en medio de la deslealtad de sus superiores, y algunos actuaron de manera activa y leal en el lugar de sus jefes desleales.
22:2.2 (245.2) Con estos antecedentes personales de fidelidad y de devoción, estos mortales ascendentes atraviesan Havona con la oleada de los peregrinos del tiempo, llegan al Paraíso, se gradúan allí, y son enrolados en el Cuerpo de la Finalidad. Después de esto son trinitizados en el abrazo secreto de la Trinidad del Paraíso, y posteriormente se les destina a asociarse con los Ancianos de los Días en la administración de los gobiernos de los siete superuniversos.
22:2.3 (245.3) Todo mortal ascendente que sufre una experiencia insurreccional y que actúa lealmente en presencia de una rebelión está destinado a convertirse finalmente en un Mensajero Poderoso del servicio superuniversal. Y lo mismo sucede con toda criatura ascendente que impide eficazmente estos disturbios ocasionados por el error, el mal o el pecado; ya que toda acción destinada a impedir una rebelión o a llevar a cabo unos tipos de lealtad más elevados en una crisis universal es considerada como que tiene un valor aún más grande que la simple lealtad en presencia de una rebelión efectiva.
22:2.4 (245.4) Los Mensajeros Poderosos más antiguos fueron escogidos entre los mortales ascendentes del tiempo y del espacio que llegaron primero al Paraíso; muchos de ellos habían atravesado Havona en la época de Grandfanda. Pero la primera trinitización de Mensajeros Poderosos no se llevó a cabo hasta que el grupo de candidatos no contuvo representantes de cada uno de los siete superuniversos. El último grupo de esta orden que se capacitó en el Paraíso contenía peregrinos ascendentes del universo local de Nebadon.
22:2.5 (245.5) Los Mensajeros Poderosos son abrazados por la Trinidad del Paraíso en clases de setecientos mil, y cien mil son asignados a cada superuniverso. Hay casi un billón de Mensajeros Poderosos destinados en Uversa, y existen muchas razones para creer que el número de los que sirven en cada uno de los siete superuniversos es exactamente el mismo.
22:2.6 (245.6) Soy un Mensajero Poderoso, y a los urantianos quizás les interese saber que la compañera y asociada de mi experiencia humana triunfó también en la gran prueba, que aunque estuvimos separados muchas veces y durante largos períodos en el transcurso de la ascensión secular interior hacia Havona, fuimos abrazados en el mismo grupo de setecientos mil, y el tiempo que estuvimos en Vicegerington lo pasamos en estrecha y amorosa asociación. Finalmente entramos en servicio y fuimos destinados juntos a Uversa de Orvonton, y a menudo nos envían en compañía para ejecutar misiones que necesitan el servicio de dos Mensajeros.
22:2.7 (245.7) Los Mensajeros Poderosos, al igual que todos los hijos abrazados por la Trinidad, son destinados a todas las fases de las actividades superuniversales. Mantienen una conexión constante con sus sedes centrales a través del servicio de la reflectividad superuniversal. Los Mensajeros Poderosos sirven en todos los sectores de un superuniverso, y con frecuencia realizan misiones en los universos locales e incluso en los mundos individuales, tal como lo estoy haciendo en esta ocasión.
22:2.8 (245.8) Los Mensajeros Poderosos actúan en los tribunales superuniversales como defensores de los individuos y de los planetas cuando éstos comparecen a juicio; también ayudan a los Perfecciones de los Días en la dirección de los asuntos de los sectores mayores. Su tarea principal, como grupo, es la de observadores superuniversales. Están estacionados en los diversos mundos sede y en los planetas individuales importantes como observadores oficiales de los Ancianos de los Días. Cuando están asignados así, sirven también como asesores de las autoridades que dirigen los asuntos de las esferas donde residen. Los Mensajeros participan activamente en todas las fases del programa ascendente de la progresión de los mortales. Con sus asociados de origen mortal, mantienen a los supergobiernos en contacto estrecho y personal con el estado y el progreso de los planes de los Hijos de Dios descendentes.
22:2.9 (246.1) Los Mensajeros Poderosos son plenamente conscientes de toda su carrera ascendente, y por eso son unos ministros tan útiles y compasivos, unos mensajeros tan comprensivos, para efectuar su servicio en cualquier mundo del espacio y a cualquier criatura del tiempo. En cuanto seáis liberados de la carne os comunicaréis de manera libre y comprensiva con nosotros, puesto que procedemos de todas las razas de todos los mundos evolutivos del espacio, es decir, de aquellas razas mortales que están habitadas por Ajustadores del Pensamiento y que fusionan posteriormente con ellos.
22:3.1 (246.2) Todos Los Elevados en Autoridad, el segundo grupo de Hijos de la Consecución Trinitizados, son seres de origen mortal fusionados con su Ajustador. Son los mortales perfeccionados que han mostrado una capacidad administrativa superior y que han demostrado una genialidad ejecutiva extraordinaria durante toda su larga carrera ascendente. Son la flor y nata de las aptitudes para gobernar procedentes de los mortales supervivientes del espacio.
22:3.2 (246.3) Setenta mil Elevados en Autoridad son trinitizados en cada unión con la Trinidad. Aunque el universo local de Nebadon es una creación relativamente joven, posee representantes en una clase recientemente trinitizada de esta orden. Más de diez mil millones de estos hábiles administradores están destinados actualmente en Orvonton. Al igual que todas las distintas órdenes de seres celestiales, mantienen su propia sede central en Uversa y, al igual que los otros hijos abrazados por la Trinidad, sus reservas en Uversa actúan como cuerpo dirigente central de esta orden en Orvonton.
22:3.3 (246.4) Los Elevados en Autoridad son unos administradores que no tienen limitaciones. Son los ejecutivos presentes en todas partes y siempre eficaces de los Ancianos de los Días. Sirven en cualquier esfera, en cualquier mundo habitado y en cualquier fase de actividad de cualquiera de los siete superuniversos.
22:3.4 (246.5) Dotados de una magnífica sabiduría administrativa y de una destreza ejecutiva excepcional, estos seres brillantes se encargan de presentar la causa de la justicia en nombre de los tribunales superuniversales; fomentan el cumplimiento de la justicia y la rectificación de los errores de adaptación en los universos evolutivos. Por este motivo, si alguna vez sois citados por errores de juicio mientras ascendéis por los mundos y las esferas de vuestra progresión cósmica ordenada, es muy improbable que sufráis una injusticia, puesto que vuestros acusadores serán antiguas criaturas ascendentes que están familiarizadas personalmente con cada etapa de la carrera que habréis atravesado y que estáis atravesando.
22:4.1 (246.6) Los que no tienen Nombre ni Número constituyen el tercer y último grupo de Hijos de la Consecución Trinitizados; son las almas ascendentes que han desarrollado una capacidad para la adoración que sobrepasa la habilidad de todos los hijos e hijas de las razas evolutivas de los mundos del tiempo y del espacio. Han adquirido un concepto espiritual del objetivo eterno del Padre Universal que trasciende comparativamente la comprensión de las criaturas evolutivas que poseen un nombre o un número; por eso los denominamos Los que no tienen Nombre ni Número. Traducido con más precisión, su nombre debería ser «Los que están más allá de todo Nombre y de todo Número».
22:4.2 (247.1) La Trinidad del Paraíso abraza a esta orden de hijos en grupos de siete mil. Más de cien millones de estos hijos destinados en Orvonton se encuentran registrados en Uversa.
22:4.3 (247.2) Puesto que Los que no tienen Nombre ni Número son las mentes espirituales superiores de las razas supervivientes, están especialmente cualificados para juzgar y ofrecer su opinión cuando se desea tener un punto de vista espiritual, y cuando la experiencia de la carrera ascendente es esencial para comprender adecuadamente las cuestiones implicadas en el problema a juzgar. Son los jurados supremos de Orvonton. En algunos mundos, un sistema de jurado mal administrado puede ser más o menos una parodia de la justicia, pero en Uversa y en sus tribunales anexos empleamos como jueces y jurados los tipos más elevados de mentalidades espirituales evolucionadas. El ejercicio de la justicia es la función más elevada de cualquier gobierno, y aquellos a quienes se les ha encomendado pronunciar los veredictos deberían ser escogidos entre los tipos más elevados y nobles de individuos con mayor experiencia y comprensión.
22:4.4 (247.3) La elección de candidatos para las clases trinitizadas de los Mensajeros Poderosos, Los Elevados en Autoridad y Los que no tienen Nombre ni Número es inherente y automática. Las técnicas selectivas del Paraíso no son arbitrarias en ningún sentido. La experiencia personal y los valores espirituales determinan quiénes pertenecerán a los Hijos de la Consecución Trinitizados. Estos seres tienen una autoridad equivalente y su estado administrativo es uniforme, pero todos poseen una individualidad y unos caracteres distintos; no se trata de seres estandarizados. Todos poseen unas características diferentes, dependiendo de las diferencias de sus carreras ascendentes.
22:4.5 (247.4) Además de estas aptitudes experienciales, los Hijos de la Consecución Trinitizados han sido trinitizados en el abrazo divino de las Deidades del Paraíso. En consecuencia, ejercen su actividad como asociados coordinados de los Hijos Estacionarios de la Trinidad, porque el abrazo de la Trinidad parece precipitar fuera de la corriente del futuro muchos potenciales no realizados de los seres creados. Pero esto sólo es cierto en lo que se refiere a la presente era del universo.
22:4.6 (247.5) Este grupo de hijos se ocupa principalmente, pero no del todo, de los servicios relacionados con la carrera ascendente de los mortales del espacio-tiempo. Si el punto de vista de un criatura mortal se pone alguna vez en duda, la cuestión se resuelve apelando a una comisión ascendente compuesta por un Mensajero Poderoso, un Elevado en Autoridad y uno que no tiene Nombre ni Número.
22:4.7 (247.6) Vosotros, los mortales que leéis este mensaje, podéis ascender hasta el Paraíso, conseguir el abrazo de la Trinidad, ser destinados en las épocas lejanas futuras al servicio de los Ancianos de los Días en uno de los siete superuniversos, y recibir alguna vez la misión de ampliar la revelación de la verdad en algún planeta habitado en evolución, tal como yo lo hago actualmente en Urantia.
22:5.1 (247.7) Los Custodios Trinitizados son los Hijos de la Elección Trinitizados. Vuestras razas y otros mortales con un valor de supervivencia no son los únicos que atraviesan Havona, llegan al Paraíso y a veces se encuentran destinados al servicio superuniversal con los Hijos Estacionarios de la Trinidad, sino que vuestros fieles guardianes seráficos y vuestros asociados intermedios igualmente fieles también pueden ser candidatos al mismo reconocimiento por la Trinidad y al mismo magnífico destino de la personalidad.
22:5.2 (248.1) Los Custodios Trinitizados son los serafines ascendentes y las criaturas intermedias trasladadas que han pasado por Havona y han llegado al Paraíso y al Cuerpo de la Finalidad. Posteriormente fueron abrazados por la Trinidad del Paraíso y destinados al servicio de los Ancianos de los Días.
22:5.3 (248.2) A los serafines ascendentes que son candidatos al abrazo de la Trinidad se les concede este reconocimiento porque han cooperado valientemente con algún ascendente mortal que ha alcanzado el Cuerpo de la Finalidad y ha sido posteriormente trinitizado. El guardián seráfico de mi propia carrera como mortal la atravesó entera conmigo, fue más tarde trinitizado, y ahora está vinculado al gobierno de Uversa como Custodio Trinitizado.
22:5.4 (248.3) Y lo mismo sucede con las criaturas intermedias; muchas de ellas son trasladadas, alcanzan el Paraíso, y junto con los serafines y por las mismas razones, son abrazadas por la Trinidad y enviadas a servir como Custodios en los superuniversos.
22:5.5 (248.4) La Trinidad del Paraíso abraza a los Custodios Trinitizados en grupos de setenta mil, y una séptima parte de cada grupo es asignada a un superuniverso. Algo más de diez millones de estos Custodios elevados y fiables están actualmente al servicio de Orvonton. Sirven en Uversa y en las esferas sede de los sectores mayores y menores. Para realizar sus tareas reciben la ayuda de un cuerpo de varios miles de millones de seconafines y de otras hábiles personalidades superuniversales.
22:5.6 (248.5) Los Custodios Trinitizados empiezan su carrera como custodios y continúan como tales en los asuntos de los supergobiernos. En cierto modo son los funcionarios de los gobiernos de sus superuniversos, pero no se ocupan de los individuos como lo hacen los Guardianes Celestiales. Los Custodios Trinitizados administran los asuntos de los grupos y fomentan los proyectos colectivos. Son los custodios de los archivos, los planes y las instituciones; actúan como fideicomisarios de las empresas, los grupos de personalidades, los proyectos ascendentes, los planes morontiales, los proyectos universales y otras innumerables empresas.
22:6.1 (248.6) Los Embajadores Trinitizados son la segunda orden de Hijos de la Elección Trinitizados y, al igual que sus asociados los Custodios, son reclutados entre dos tipos de criaturas ascendentes. No todos los mortales ascendentes fusionan con el Ajustador o con el Padre; algunos fusionan con el Espíritu y otros fusionan con el Hijo. Algunos de estos mortales fusionados con el Espíritu o con el Hijo llegan a Havona y alcanzan el Paraíso. Los candidatos son escogidos entre estos ascendentes del Paraíso para ser abrazados por la Trinidad y, de vez en cuando, son trinitizados en clases de siete mil. Luego son enviados a servir en los superuniversos como Embajadores Trinitizados de los Ancianos de los Días. Hay casi quinientos millones registrados en Uversa.
22:6.2 (248.7) Los Embajadores Trinitizados son elegidos para el abrazo de la Trinidad de acuerdo con los informes de sus instructores de Havona. Representan las mentes superiores de sus grupos respectivos y están por tanto mejor cualificados para ayudar a los gobernantes de los superuniversos a comprender y a administrar los intereses de los mundos de donde proceden los mortales fusionados con el Espíritu. Los Embajadores fusionados con el Hijo nos resultan de una gran ayuda en nuestras relaciones con los problemas que afectan a la orden de personalidades fusionadas con el Hijo.
22:6.3 (248.8) A todos los efectos, los Embajadores Trinitizados son los emisarios de los Ancianos de los Días para todos los mundos o universos situados dentro del superuniverso donde están destinados. Prestan sus servicios especiales e importantes en las sedes de los sectores menores y efectúan las innumerables y diversas tareas de un superuniverso. Forman el cuerpo de urgencia o de reserva de los Hijos Trinitizados de los supergobiernos, y están pues disponibles para una gran variedad de funciones. Se ocupan de miles y miles de empresas relacionadas con los asuntos de los superuniversos, imposibles de describir a la mente humana, puesto que en Urantia no se realiza nada que se parezca de alguna manera a estas actividades.
22:7.1 (249.1) No puedo exponer plenamente a la mente material la experiencia de la acción creativa suprema que efectúan los seres espirituales perfectos y perfeccionados — el acto de la trinitización. Las técnicas de la trinitización figuran entre los secretos de Vicegerington y de Solitarington y no se pueden revelar a nadie salvo a aquellos que han pasado por estas experiencias únicas, y sólo pueden ser comprendidas por ellos. Por eso a cualquier ser le resultará imposible describir con éxito a la mente humana la naturaleza y el contenido de esta operación extraordinaria.
22:7.2 (249.2) Aparte de las Deidades, sólo las personalidades del Paraíso-Havona y algunos miembros de cada cuerpo finalitario se ocupan de la trinitización. Bajo unas condiciones especializadas de perfección paradisiaca, estos seres magníficos pueden embarcarse en la aventura única de la identidad de concepto, y muchas veces logran dar nacimiento a un nuevo ser, a un hijo trinitizado por las criaturas.
22:7.3 (249.3) Las criaturas glorificadas que emprenden estas aventuras de trinitización sólo pueden participar en una de estas experiencias, mientras que para las Deidades del Paraíso no parece haber ningún límite en cuanto a la ejecución continuada de los episodios de trinitización. La Deidad sólo parece estar limitada en un único aspecto: sólo puede haber un Espíritu Original e Infinito, un solo ejecutivo infinito de la voluntad unida del Padre y del Hijo.
22:7.4 (249.4) Los finalitarios mortales ascendentes fusionados con el Ajustador que han alcanzado ciertos niveles de cultura paradisiaca y de desarrollo espiritual figuran entre aquellos seres que pueden intentar trinitizar una criatura. Cuando las compañías de finalitarios mortales están estacionadas en el Paraíso, se les concede un período de descanso cada milenio del tiempo de Havona. Estos finalitarios pueden elegir entre siete maneras diferentes de pasar este período libre de obligaciones, y una de ellas consiste en intentar llevar a cabo la trinitización de una criatura en asociación con algún compañero finalitario o con alguna personalidad del Paraíso-Havona.
22:7.5 (249.5) Si dos finalitarios mortales se presentan ante los Arquitectos del Universo Maestro y demuestran que han elegido de forma independiente un concepto idéntico para ser trinitizado, los Arquitectos tienen la facultad de promulgar según su propio criterio los mandatos que permitirán a estos ascendentes mortales glorificados prolongar su período de descanso y retirarse durante un tiempo al sector de los Ciudadanos del Paraíso reservado a la trinitización. Al final de este retiro concedido, si comunican que han elegido llevar a cabo de manera individual y conjunta el esfuerzo paradisiaco de espiritualizar, idealizar y hacer manifiesto un concepto seleccionado y original que no ha sido trinitizado hasta ese momento, entonces el Espíritu Maestro Número Siete emite las órdenes que autorizarán esta empresa extraordinaria.
22:7.6 (249.6) Estas aventuras consumen a veces unos períodos de tiempo increíblemente largos; parece transcurrir una era entera antes de que estos antiguos mortales fieles y decididos — y a veces estas personalidades del Paraíso-Havona — alcancen finalmente su objetivo, consigan realmente traer a la existencia efectiva el concepto de la verdad universal que han elegido. Estas parejas dedicadas no siempre tienen éxito; muchas veces fracasan, y esto se produce sin que se pueda descubrir ningún error por parte de ellas. Los candidatos a la trinitización que fracasan así son admitidos en un grupo especial de finalitarios designados como seres que han hecho el esfuerzo supremo y que han soportado la decepción suprema. Cuando las Deidades del Paraíso se unen para trinitizar siempre lo consiguen, pero no sucede lo mismo con una pareja homogénea de criaturas, con el intento de unión de dos miembros de la misma orden de seres.
22:7.7 (250.1) Cuando los Dioses trinitizan a un ser nuevo y original, el potencial de deidad de los padres divinos no cambia; pero cuando las criaturas exaltadas efectúan este episodio creativo, uno de los individuos participantes y contrayentes sufre una modificación excepcional en su personalidad. En cierto sentido, los dos progenitores de un hijo trinitizado por las criaturas se convierten espiritualmente en uno solo. Creemos que este estado de biunificación de ciertas fases espirituales de la personalidad predominará probablemente hasta el momento en que el Ser Supremo haya alcanzado la manifestación plena y completa de su personalidad en el gran universo.
22:7.8 (250.2) Esta unión espiritual funcional de los dos progenitores se produce simultáneamente con la aparición de un nuevo hijo trinitizado por las criaturas; los dos padres trinitizadores se vuelven uno solo en el nivel funcional último. Ningún ser creado del universo puede explicar plenamente este fenómeno asombroso; es una experiencia casi divina. Cuando el Padre y el Hijo se unieron para eternizar al Espíritu Infinito, después de lograr su propósito se volvieron inmediatamente como uno solo, y desde entonces siempre han sido uno solo. Aunque la unión trinitizadora de dos criaturas es del mismo estilo que la amplitud infinita de la unión perfecta de la Deidad del Padre Universal y del Hijo Eterno, la naturaleza de las repercusiones de una trinitización efectuada por las criaturas no es eterna; terminarán cuando las Deidades experienciales sean un hecho consumado.
22:7.9 (250.3) Aunque los padres de los hijos trinitizados por las criaturas se vuelven como uno solo en sus tareas universales, siguen siendo considerados como dos personalidades en la composición y en las listas nominales del Cuerpo de la Finalidad y de los Arquitectos del Universo Maestro. Durante la era universal en curso, el destino y la función de todos los padres unidos por la trinitización son inseparables; donde va el uno va el otro, y lo que hace el uno lo hace el otro. Si la biunificación parental afecta a un finalitario mortal (u otro) y a una personalidad del Paraíso-Havona, los seres parentales unidos no trabajan ni con los habitantes del Paraíso o de Havona ni con los finalitarios. Estas uniones mixtas se reúnen en un cuerpo especial compuesto por seres similares. Y en todas las uniones por trinitización, mixtas o de otro tipo, los seres parentales son conscientes el uno del otro, pueden comunicarse entre sí, y pueden desempeñar funciones que ninguno de los dos podría haber ejercido anteriormente.
22:7.10 (250.4) Los Siete Espíritus Maestros tienen autoridad para aprobar la unión trinitizante entre los finalitarios y las personalidades del Paraíso-Havona, y estos enlaces mixtos siempre tienen éxito. Los magníficos hijos resultantes trinitizados por estas criaturas representan unos conceptos que las criaturas eternas del Paraíso o las criaturas temporales del espacio no pueden comprender; de ahí que se conviertan en los pupilos de los Arquitectos del Universo Maestro. Estos hijos del destino trinitizados personifican unas ideas, unos ideales y una experiencia que pertenecen aparentemente a una era futura del universo, y no tienen por ello un valor práctico inmediato ni para las administraciones de los superuniversos ni para la del universo central. Todos estos hijos excepcionales de los hijos del tiempo y de los ciudadanos de la eternidad se mantienen en reserva en Vicegerington, donde se dedican a estudiar los conceptos del tiempo y las realidades de la eternidad en un sector especial de la esfera ocupado por los colegios secretos del cuerpo de los Hijos Creadores.
22:7.11 (251.1) El Ser Supremo es la unificación de tres fases de la realidad de la Deidad: Dios Supremo, la unificación espiritual de ciertos aspectos finitos de la Trinidad del Paraíso; el Todopoderoso Supremo, la unificación del poder de los Creadores del gran universo; y la Mente Suprema, la contribución individual de la Fuente-Centro Tercera y de sus coordinados a la realidad del Ser Supremo. En sus aventuras de trinitización, las magníficas criaturas del universo central y del Paraíso se aventuran en una triple exploración de la Deidad del Supremo que tiene como resultado el nacimiento de tres órdenes de hijos trinitizados por las criaturas:
22:7.12 (251.2) 1. Los hijos trinitizados por los ascendentes. En sus esfuerzos creativos, los finalitarios intentan trinitizar ciertas realidades conceptuales del Todopoderoso Supremo que han adquirido experiencialmente en su ascensión al Paraíso a través del tiempo y del espacio.
22:7.13 (251.3) 2. Los hijos trinitizados por las criaturas del Paraíso-Havona. Los esfuerzos creativos de los Ciudadanos del Paraíso y de los havonianos tienen como resultado la trinitización de ciertos aspectos espirituales elevados del Ser Supremo que han adquirido experiencialmente en un trasfondo supersupremo que linda con el Último y el Eterno.
22:7.14 (251.4) 3. Los hijos del destino trinitizados. Pero cuando un finalitario y un ciudadano del Paraíso-Havona trinitizan juntos una nueva criatura, este esfuerzo conjunto repercute en ciertas fases de la Mente Supremo-Última. Los hijos resultantes trinitizados por estas criaturas trascienden la creación; representan unas realidades de la Deidad Supremo-Última que no han sido alcanzadas de otra manera por experiencia y que, por lo tanto, son automáticamente de la incumbencia de los Arquitectos del Universo Maestro, los guardianes de aquellas cosas que trascienden los límites de la actividad creativa de la presente era del universo. Los hijos del destino trinitizados personifican ciertos aspectos de la función no revelada del Supremo-Último en el universo maestro. No sabemos mucho acerca de estos hijos conjuntos del tiempo y de la eternidad, pero sabemos mucho más de lo que nos está permitido revelar.
22:8.1 (251.5) Además de los hijos trinitizados por las criaturas examinados en esta narración, hay numerosas órdenes no reveladas de seres trinitizados por las criaturas — los diversos descendientes de los múltiples enlaces entre los siete cuerpos finalitarios y las personalidades del Paraíso-Havona. Pero todos estos seres trinitizados por las criaturas, revelados y no revelados, son dotados de la personalidad por el Padre Universal.
22:8.2 (251.6) Cuando los nuevos hijos trinitizados por los ascendentes y por las personalidades del Paraíso-Havona son jóvenes e inexpertos, se les envía generalmente para que pasen largos períodos de servicio en las siete esferas paradisiacas del Espíritu Infinito, donde sirven bajo la tutela de los Siete Ejecutivos Supremos. Posteriormente pueden ser adoptados por los Hijos Instructores Trinitarios para recibir una formación adicional en los universos locales.
22:8.3 (251.7) Estos hijos adoptivos, que tienen su origen en las criaturas elevadas y glorificadas, son los aprendices, los ayudantes estudiantiles, de los Hijos Instructores; y en cuanto a su clasificación, a menudo se les cuenta temporalmente junto con estos Hijos. Pueden llevar a cabo, y así lo hacen, muchas nobles misiones abnegadas a favor de los reinos donde han elegido servir.
22:8.4 (251.8) En los universos locales, los Hijos Instructores pueden proponer a sus pupilos trinitizados por las criaturas para ser abrazados por la Trinidad del Paraíso. Al surgir de este abrazo como Hijos de la Perfección Trinitizados, entran al servicio de los Ancianos de los Días en los siete superuniversos, y éste es el actual destino conocido de este grupo único de seres dos veces trinitizados.
22:8.5 (252.1) No todos los hijos trinitizados por las criaturas son abrazados por la Trinidad; muchos de ellos se convierten en los asociados y embajadores de los Siete Espíritus Maestros del Paraíso, de los Espíritus Reflectantes de los superuniversos y de los Espíritus Madres de las creaciones locales. Otros pueden aceptar tareas especiales en la Isla eterna. Y otros aún pueden entrar en los servicios especiales de los mundos secretos del Padre y de las esferas paradisiacas del Espíritu. Muchos encuentran finalmente su camino en el cuerpo conjunto de los Hijos Trinitizados en el circuito interior de Havona.
22:8.6 (252.2) A excepción de los Hijos de la Perfección Trinitizados y de aquellos que se están reuniendo en Vicegerington, el destino supremo de todos los hijos trinitizados por las criaturas parece ser el de ingresar en el Cuerpo de los Finalitarios Trinitizados, uno de los siete Cuerpos Paradisiacos de la Finalidad.
22:9.1 (252.3) Los hijos trinitizados por las criaturas son abrazados por la Trinidad del Paraíso en clases de siete mil. Todos estos descendientes trinitizados de los humanos perfeccionados y de las personalidades del Paraíso-Havona son abrazados igualmente por las Deidades, pero son destinados a los superuniversos de acuerdo con los informes de sus antiguos profesores, los Hijos Instructores Trinitarios. Aquellos cuyo servicio es más aceptable son nombrados Ayudantes de los Hijos Elevados; aquellos cuya actuación es menos distinguida son denominados Guardianes Celestiales.
22:9.2 (252.4) Cuando estos seres únicos han sido abrazados por la Trinidad, se convierten en unos adjuntos valiosos para los gobiernos de los superuniversos. Están versados en los asuntos de la carrera ascendente, no por haber ascendido personalmente, sino como resultado de su servicio con los Hijos Instructores Trinitarios en los mundos del espacio.
22:9.3 (252.5) Cerca de mil millones de Guardianes Celestiales han sido nombrados en Orvonton. Están destinados principalmente en las administraciones de los Perfecciones de los Días en las sedes de los sectores mayores, y reciben la ayuda eficaz de un cuerpo de mortales ascendentes fusionados con el Hijo.
22:9.4 (252.6) Los Guardianes Celestiales son los funcionarios de los tribunales de los Ancianos de los Días, actuando como mensajeros judiciales y como portadores de las citaciones y de las decisiones de los diversos tribunales de los gobiernos superuniversales. Son los agentes de los Ancianos de los Días encargados de los arrestos; salen de Uversa para traer a los seres cuya presencia se necesita ante los jueces de los superuniversos; ejecutan las órdenes de detener a cualquier personalidad en el superuniverso. También acompañan a los mortales de los universos locales fusionados con el Espíritu cuando su presencia se necesita en Uversa por cualquier razón.
22:9.5 (252.7) Los Guardianes Celestiales y sus asociados, los Ayudantes de los Hijos Elevados, nunca han sido habitados por Ajustadores. Tampoco están fusionados con el Espíritu ni con el Hijo. Sin embargo, el abrazo de la Trinidad del Paraíso compensa el estado no fusionado de los Hijos de la Perfección Trinitizados. El abrazo de la Trinidad sólo puede actuar sobre la idea que está personificada en un hijo trinitizado por las criaturas, dejando al hijo abrazado sin otro tipo de cambio, pero esta limitación sólo se produce cuando es planificada de esta manera.
22:9.6 (252.8) Estos hijos dos veces trinitizados son unos seres maravillosos, pero no son tan polifacéticos ni tan fiables como sus asociados ascendentes; les falta esa enorme y profunda experiencia personal que el resto de los hijos que pertenecen a este grupo han adquirido elevándose efectivamente hasta la gloria desde los sombríos dominios del espacio. Nosotros, los de la carrera ascendente, los amamos y hacemos todo lo que podemos para compensar sus deficiencias, pero ellos hacen que siempre nos sintamos agradecidos por nuestro origen humilde y por nuestra capacidad para experimentar. Su buena voluntad para reconocer y admitir sus deficiencias en las realidades experimentables de la ascensión del universo es de una belleza trascendente y a veces de un patetismo de lo más conmovedor.
22:9.7 (253.1) Los Hijos de la Perfección Trinitizados están limitados, en contraste con otros hijos abrazados por la Trinidad, debido a que su capacidad experiencial está inhibida con respecto al espacio-tiempo. Son deficientes en experiencia, a pesar de su larga formación con los Ejecutivos Supremos y los Hijos Instructores, y si éste no fuera el caso, su saturación experiencial les impediría el ser dejados en reserva con vistas a adquirir experiencia en una era futura del universo. En toda la existencia universal simplemente no hay nada que pueda sustituir a la experiencia personal efectiva, y a estos hijos trinitizados por las criaturas se les mantiene en reserva para una función experiencial en alguna época futura del universo.
22:9.8 (253.2) He visto a menudo, en los mundos de las mansiones, que estos dignos oficiales de los altos tribunales del superuniverso miraban con nostalgia y atracción incluso a los recién llegados de los mundos evolutivos del espacio, de tal manera que uno no podía evitar darse cuenta de que estos poseedores de una trinitización no experiencial envidiaban realmente a sus hermanos, supuestamente menos afortunados, que ascienden el camino universal por medio de etapas de auténticas experiencias y de vivencias reales. A pesar de sus obstáculos y limitaciones, componen un cuerpo de trabajadores maravillosamente útiles y siempre dispuestos a la hora de ejecutar los complejos planes administrativos de los gobiernos de los superuniversos.
22:10.1 (253.3) Los Ayudantes de los Hijos Elevados son el grupo superior de hijos trinitizados y vueltos a trinitizar de los seres ascendentes glorificados del Cuerpo de los Mortales de la Finalidad y de sus eternos asociados, las personalidades del Paraíso-Havona. Están destinados al servicio superuniversal y ejercen su actividad como ayudantes personales de los hijos elevados de los gobiernos de los Ancianos de los Días. Se les podría denominar adecuadamente secretarios particulares. Actúan de vez en cuando como secretarios de las comisiones especiales y de otras asociaciones colectivas de hijos elevados. Sirven a los Perfeccionadores de la Sabiduría, a los Consejeros Divinos, a los Censores Universales, a los Mensajeros Poderosos, a Los Elevados en Autoridad y a Los que no tienen Nombre ni Número.
22:10.2 (253.4) Si al hablar de los Guardianes Celestiales he parecido llamar la atención sobre las limitaciones y los obstáculos de estos hijos dos veces trinitizados, permitidme que ahora llame la atención, con toda equidad, sobre su gran punto fuerte, el atributo que los hace casi inapreciables para nosotros. Estos seres deben su existencia misma al hecho de que son la personificación de un concepto único y supremo. Son la encarnación personificada de alguna idea divina, de algún ideal universal, que nunca antes había sido concebido, expresado o trinitizado. Y posteriormente han sido abrazados por la Trinidad; así pues, manifiestan y personifican realmente la sabiduría misma de la Trinidad divina en lo que se refiere a la idea-ideal de la existencia de su personalidad. En la medida en que este concepto particular se puede revelar a los universos, estas personalidades encarnan la totalidad de lo que cualquier inteligencia de criatura o de Creador tiene la posibilidad de concebir, expresar o demostrar. Son esa ideapersonificada.
22:10.3 (253.5) ¿No podéis ver que estas concentraciones vivientes de un solo concepto supremo de la realidad universal pueden prestar un servicio incalculable a aquellos que están encargados de administrar los superuniversos?
22:10.4 (254.1) No hace mucho tiempo recibí la orden de dirigir una comisión de seis personalidades — una de cada tipo de hijos elevados — encargada de estudiar tres problemas relacionados con un grupo de nuevos universos en las regiones meridionales de Orvonton. Me hice plenamente consciente del valor de los Ayudantes de los Hijos Elevados cuando le solicité al jefe de esta orden en Uversa que asignara temporalmente unos secretarios de este tipo a mi comisión. La primera de nuestras ideas estaba representada por un Ayudante de los Hijos Elevados de Uversa, que fue destinado de inmediato a nuestro grupo. Nuestro segundo problema estaba incorporado en un Ayudante de los Hijos Elevados destinado en el superuniverso número tres. Recibimos mucha ayuda de esta fuente a través de la cámara de análisis, corrección y distribución de la información del universo central encargada de la coordinación y la diseminación del conocimiento esencial, pero no hay nada comparable a la ayuda que proporciona la presencia real de una personalidad que es un concepto trinitizado en supremacía por las criaturas y trinitizado en finalidad por la Deidad. En cuanto a nuestro tercer problema, los archivos del Paraíso revelaron que dicha idea nunca había sido trinitizada por las criaturas.
22:10.5 (254.2) Los Ayudantes de los Hijos Elevados son unas personalizaciones únicas y originales de unos conceptos asombrosos y de unos ideales formidables. Como tales, son capaces de aportar de vez en cuando una iluminación inexpresable a nuestras deliberaciones. Cuando estoy trabajando en alguna tarea lejana en los universos del espacio, pensad en la ayuda que significa tener la suerte de contar con que está vinculado a mi misión un Ayudante de los Hijos Elevados que es la plenitud del concepto divino en lo que concierne al problema mismo que me han enviado a atacar y resolver; he tenido repetidas veces esta misma experiencia. La única dificultad que posee este plan es que ningún superuniverso puede tener una versión completa de estas ideas trinitizadas; sólo conseguimos una séptima parte de estos seres; así pues, aproximadamente sólo una vez de cada siete podemos disfrutar de la asociación personal de estos seres, incluso cuando los archivos indican que la idea ha sido trinitizada.
22:10.6 (254.3) Podríamos utilizar con gran ventaja en Uversa un número mucho mayor de estos seres. Debido a su valor para las administraciones de los superuniversos, animamos de todas las maneras posibles a los peregrinos del espacio, y también a los residentes del Paraíso, a que intenten la trinitización después de haberse aportado mutuamente aquellas realidades experienciales que son esenciales para llevar a cabo estas aventuras creativas.
22:10.7 (254.4) Actualmente tenemos en nuestro superuniverso cerca de un millón y cuarto de Ayudantes de los Hijos Elevados, y sirven en los sectores mayores así como en los menores, al igual que ejercen su actividad en Uversa. Nos acompañan muy a menudo en nuestras misiones a los universos lejanos. Los Ayudantes de los Hijos Elevados no están asignados de manera permanente a ningún Hijo ni a ninguna comisión. Circulan constantemente, sirviendo allí donde la idea o el ideal que ellos son pueda favorecer mejor los objetivos eternos de la Trinidad del Paraíso, de la que han llegado a ser sus hijos.
22:10.8 (254.5) Son conmovedoramente afectuosos, magníficamente leales, exquisitamente inteligentes, supremamente sabios — con relación a una sola idea — y trascendentalmente humildes. Aunque pueden proporcionarnos el saber del universo en cuanto a su idea o ideal únicos, es casi patético observar cómo buscan el conocimiento y la información en una multitud de otros temas, aunque provengan de los mortales ascendentes.
22:10.9 (254.6) Y éste es el relato del origen, la naturaleza y la función de algunos seres llamados Hijos de Dios Trinitizados, y más especialmente de aquellos que han pasado por el abrazo divino de la Trinidad del Paraíso, y que luego han sido destinados al servicio de los superuniversos para ofrecer allí su cooperación sabia y comprensiva a los administradores de los Ancianos de los Días en sus esfuerzos infatigables por facilitar el progreso interior de los mortales ascendentes del tiempo hacia su destino inmediato en Havona y su meta final en el Paraíso.
22:10.10 (255.1) [Narrado por un Mensajero Poderoso del cuerpo revelador de Orvonton.]
El libro de Urantia
Documento 23
23:0.1 (256.1) LOS Mensajeros Solitarios componen la legión personal y universal del Creador Conjunto; forman la orden primera y más antigua de Personalidades Superiores del Espíritu Infinito. Representan la acción creativa inicial del Espíritu Infinito actuando de forma solitaria con el fin de traer a la existencia a unos espíritus personales solitarios. Ni el Padre ni el Hijo participaron directamente en esta prodigiosa espiritualización.
23:0.2 (256.2) Estos mensajeros espirituales fueron personalizados en un solo episodio creativo, y su número es fijo. Aunque uno de estos seres extraordinarios está asociado conmigo en esta misión, no sé cuántas personalidades de este tipo existen en el universo de universos. Sólo conozco, de vez en cuando, cuántos están registrados y ejerciendo su actividad en ese momento dentro de la jurisdicción de nuestro superuniverso. Según el último informe de Uversa, observo que entonces había cerca de 7.690 billones de Mensajeros Solitarios trabajando dentro de las fronteras de Orvonton; y sospecho que esta cifra es considerablemente inferior a la séptima parte de su número total.
23:1.1 (256.3) Inmediatamente después de crear a los Siete Espíritus de los Circuitos de Havona, el Espíritu Infinito trajo a la existencia al inmenso cuerpo de los Mensajeros Solitarios. Ninguna parte de la creación universal es anterior a la existencia de los Mensajeros Solitarios, excepto el Paraíso y los circuitos de Havona; han desempeñado sus funciones en todo el gran universo desde casi la eternidad. Son fundamentales para llevar a cabo la técnica divina del Espíritu Infinito consistente en revelarse a las extensas creaciones del tiempo y del espacio y en ponerse en contacto personal con ellas.
23:1.2 (256.4) A pesar de que estos mensajeros existen desde los tiempos cercanos a la eternidad, todos son conscientes del comienzo de su individualidad. Son conscientes del tiempo, siendo los primeros seres creados por el Espíritu Infinito en poseer esta conciencia del tiempo. Son las primeras criaturas nacidas del Espíritu Infinito que fueron personalizadas en el tiempo y espiritualizadas en el espacio.
23:1.3 (256.5) Estos espíritus solitarios aparecieron en los albores del tiempo como seres espirituales totalmente desarrollados y perfectamente dotados. Todos son iguales, y no existen clases ni subdivisiones basadas en las variaciones personales. Sus clasificaciones están enteramente basadas en el tipo de trabajo al que se les destina de vez en cuando.
23:1.4 (256.6) Los mortales inician su camino como seres casi materiales en los mundos del espacio y ascienden interiormente hacia los Grandes Centros; estos espíritus solitarios inician su camino en el centro de todas las cosas y anhelan ser destinados a las creaciones lejanas, incluídos los mundos individuales de los universos locales más alejados, e incluso mucho más allá.
23:1.5 (256.7) Aunque se les llama Mensajeros Solitarios, no son espíritus solitarios, pero les gusta realmente trabajar a solas. Son los únicos seres de toda la creación que pueden disfrutar, y disfrutan, de una existencia solitaria, aunque disfrutan igualmente de su asociación con las poquísimas órdenes de inteligencias universales con las que pueden fraternizar.
23:1.6 (257.1) Los Mensajeros Solitarios no están aislados cuando efectúan su servicio; se encuentran constantemente en contacto con la riqueza intelectual de toda la creación puesto que son capaces de «escuchar» todas las transmisiones de los reinos donde residen. También pueden intercomunicarse con los miembros de su propio cuerpo inmediato, con los seres que hacen el mismo tipo de trabajo en el mismo superuniverso. Podrían comunicarse con otros miembros de su orden, pero el consejo de los Siete Espíritus Maestros les ha ordenado que no lo hagan, y son un grupo leal; no desobedecen ni faltan a sus compromisos. No hay ningún dato de que un Mensajero Solitario se haya deslizado nunca en las tinieblas.
23:1.7 (257.2) Los Mensajeros Solitarios, al igual que los Directores del Poder Universal, figuran entre los poquísimos tipos de seres que trabajan en todos los reinos y que están exentos de ser arrestados o detenidos por los tribunales del tiempo y del espacio. No se les podría citar para que comparecieran ante nadie, salvo ante los Siete Espíritus Maestros, pero este consejo del Paraíso no ha sido llamado nunca, en todos los anales del universo maestro, para juzgar el caso de un Mensajero Solitario.
23:1.8 (257.3) Estos mensajeros que trabajan de forma solitaria son un grupo de seres creados fiables, independientes, polifacéticos, completamente espirituales y ampliamente compasivos, que proceden de la Fuente-Centro Tercera; actúan por autorización del Espíritu Infinito que reside en la Isla central del Paraíso y tal como está personalizado en las esferas sede de los universos locales. Comparten constantemente el circuito directo que emana del Espíritu Infinito, incluso cuando ejercen su actividad en las creaciones locales bajo la influencia inmediata de los Espíritus Madres de los universos locales.
23:1.9 (257.4) Estos Mensajeros Solitarios deben viajar y trabajar a solas por una razón técnica. Cuando están situados en un lugar fijo y durante cortos períodos de tiempo, pueden colaborar en un grupo, pero cuando se hallan así en compañía, están totalmente apartados del sostén y de la dirección de su circuito del Paraíso; se encuentran enteramente aislados. Cuando están en tránsito o trabajando en los circuitos del espacio y las corrientes del tiempo, si dos miembros o más de esta orden se hallan muy cerca los unos de los otros, los dos o todos ellos pierden su conexión con las fuerzas circulantes superiores. Sufren un «cortocircuito», tal como vosotros podríais describirlo en símbolos ilustrativos. Por consiguiente, poseen dentro de ellos de manera inherente un poder de alarma automática, una señal de peligro, que funciona infaliblemente para avisarlos de un riesgo de colisión y que los mantiene indefectiblemente a una distancia suficiente como para no provocar interferencias en su funcionamiento adecuado y eficaz. También poseen unos poderes inherentes y automáticos que detectan e indican la proximidad tanto de los Espíritus Inspirados Trinitarios como de los Ajustadores del Pensamiento divinos.
23:1.10 (257.5) Estos mensajeros no poseen el poder de extender o de reproducir su personalidad, pero no existe prácticamente ningún trabajo en los universos al que no puedan dedicarse y al que no puedan contribuir con algo esencial y útil. Son especialmente los grandes ahorradores de tiempo para aquellos que se ocupan de la administración de los asuntos universales; nos ayudan a todos, desde los más elevados hasta los más humildes.
23:2.1 (257.6) Los Mensajeros Solitarios no están vinculados de manera permanente a ningún individuo o grupo de personalidades celestiales. Siempre se les indica el servicio que han de realizar, y durante ese servicio trabajan bajo la supervisión directa de aquellos que dirigen los reinos a los que están vinculados. No poseen entre ellos ninguna organización o gobierno de ningún tipo; son Mensajeros Solitarios.
23:2.2 (258.1) El Espíritu Infinito destina a los Mensajeros Solitarios a las siete divisiones de servicio siguientes:
23:2.3 (258.2) 1. Los Mensajeros de la Trinidad del Paraíso.
23:2.4 (258.3) 2. Los Mensajeros de los circuitos de Havona.
23:2.5 (258.4) 3. Los Mensajeros de los superuniversos.
23:2.6 (258.5) 4. Los Mensajeros de los universos locales.
23:2.7 (258.6) 5. Los exploradores en misiones no especificadas.
23:2.8 (258.7) 6. Los embajadores y emisarios en misiones especiales.
23:2.9 (258.8) 7. Los reveladores de la verdad.
23:2.10 (258.9) Estos mensajeros espirituales son intercambiables en todos los sentidos entre un tipo de servicio y otro; estos traslados tienen lugar constantemente. No existen distintas órdenes de Mensajeros Solitarios; son semejantes espiritualmente e iguales en todos los sentidos. Aunque generalmente los llamamos por su número, el Espíritu Infinito los conoce por sus nombres personales. El resto de nosotros los conocemos por el nombre o el número que describe su tarea actual.
23:2.11 (258.10) 1. Los Mensajeros de la Trinidad del Paraíso. No tengo permiso para revelar muchas cosas sobre el trabajo del grupo de mensajeros asignados a la Trinidad. Son los servidores secretos y de confianza de las Deidades, y cuando les confían mensajes especiales que conciernen a la política no revelada y a la conducta futura de los Dioses, nunca se ha sabido que divulguen un secreto o que traicionen la confianza depositada en su orden. Referimos todo esto en este contexto no para jactarnos de su perfección, sino más bien para señalar que las Deidades pueden crear seres perfectos, y así lo hacen.
23:2.12 (258.11) La confusión y el desorden existentes en Urantia no significan que los Gobernantes del Paraíso carezcan de interés o de capacidad para dirigir los asuntos de manera diferente. Los Creadores poseen el pleno poder de hacer de Urantia un verdadero paraíso, pero un Edén así no contribuiría a desarrollar aquellos caracteres fuertes, nobles y experimentados que los Dioses están forjando con tanta seguridad en vuestro mundo entre el yunque de la necesidad y el martillo de la angustia. Vuestras ansiedades y tristezas, vuestras dificultades y decepciones forman tanta parte del plan divino en vuestra esfera como lo forman la perfección exquisita y la adaptación infinita de todas las cosas al propósito supremo de los Dioses en los mundos del universo central y perfecto.
23:2.13 (258.12) 2. Los Mensajeros de los circuitos de Havona. Durante toda la carrera ascendente seréis capaces de detectar la presencia de los Mensajeros Solitarios de manera vaga pero creciente, pero hasta que no lleguéis a Havona no los reconoceréis inequívocamente. Los primeros mensajeros que veréis frente a frente serán los de los circuitos de Havona.
23:2.14 (258.13) Los Mensajeros Solitarios disfrutan de unas relaciones especiales con los nativos de los mundos de Havona. Estos mensajeros, que tienen tantos obstáculos funcionales cuando están asociados los unos con los otros, pueden disfrutar de una comunión muy estrecha y personal con los nativos de Havona, y así lo hacen. Pero es totalmente imposible transmitir a la mente humana las satisfacciones supremas que produce el contacto entre la mente de estos seres divinamente perfectos y el espíritu de estas personalidades casi trascendentes.
23:2.15 (259.1) 3. Los Mensajeros de los superuniversos. Los Ancianos de los Días, esas personalidades de origen trinitario que presiden los destinos de los siete superuniversos, esos tríos con poder divino y sabiduría administrativa, están abundantemente provistos de Mensajeros Solitarios. Los gobernantes trinos de un superuniverso sólo pueden comunicarse directa y personalmente con los gobernantes de otro por medio de esta orden de mensajeros. Los Mensajeros Solitarios son el único tipo disponible de inteligencias espirituales — aparte quizás de los Espíritus Inspirados Trinitarios — que pueden ser enviados directamente desde la sede de un superuniverso hasta la sede de otro. Todas las demás personalidades deben pasar por Havona y los mundos ejecutivos de los Espíritus Maestros para realizar estos viajes.
23:2.16 (259.2) Hay ciertos tipos de información que no se pueden obtener ni por medio de los Mensajeros de Gravedad, ni por reflectividad, ni por transmisión. Y cuando los Ancianos de los Días quieren saber con seguridad estas cosas, deben enviar a un Mensajero Solitario a la fuente del conocimiento. Mucho antes de que la vida estuviera presente en Urantia, el mensajero que ahora está asociado conmigo fue destinado a una misión fuera de Uversa en el universo central — estuvo ausente de las listas nominales de Orvonton durante cerca de un millón de años, pero regresó a su debido tiempo con la información deseada.
23:2.17 (259.3) El servicio de los Mensajeros Solitarios en los superuniversos no tiene limitaciones; pueden actuar como ejecutores de los tribunales superiores o hacer acopio de información para el bien del reino. De todas las supercreaciones, es en Orvonton donde más disfrutan sirviendo, porque aquí las necesidades son mayores y las oportunidades de realizar esfuerzos heroicos se multiplican enormemente. Todos disfrutamos de la satisfacción de una actividad más completa en los reinos más necesitados.
23:2.18 (259.4) 4. Los Mensajeros de los universos locales. Las ocupaciones de los Mensajeros Solitarios no tienen límites en los servicios de un universo local. Son los fieles reveladores de los móviles y de las intenciones del Espíritu Madre del universo local, aunque estén bajo la plena jurisdicción del Hijo Maestro reinante. Y esto es así para todos los mensajeros que trabajan en un universo local, ya sea que se encuentren de viaje partiendo directamente de la sede del universo, o que ejerzan temporalmente su actividad en conexión con los Padres de las Constelaciones, los Soberanos de los Sistemas o los Príncipes Planetarios. Antes de que todos los poderes se concentren entre las manos de un Hijo Creador en la época de su elevación como gobernante soberano de su universo, estos mensajeros de los universos locales trabajan bajo la dirección general de los Ancianos de los Días y son directamente responsables ante su representante residente, el Unión de los Días.
23:2.19 (259.5) 5. Los exploradores en misiones no especificadas. Cuando el cuerpo de reserva de los Mensajeros Solitarios tiene un exceso de miembros, uno de los Siete Directores Supremos del Poder emite un llamamiento solicitando voluntarios para explorar; y nunca faltan voluntarios, puesto que les encanta ser enviados como exploradores libres y sin limitaciones para experimentar la emoción de descubrir los núcleos en vías de organización de los nuevos mundos y universos.
23:2.20 (259.6) Salen a investigar los indicios proporcionados por los observadores espaciales de los reinos. Las Deidades del Paraíso conocen sin duda la existencia de estos sistemas energéticos espaciales no descubiertos, pero nunca divulgan esta información. Si los Mensajeros Solitarios no exploraran y localizaran estos nuevos centros energéticos en vías de organización, estos fenómenos permanecerían desapercibidos durante mucho tiempo incluso para las inteligencias de los reinos adyacentes. Los Mensajeros Solitarios, como clase, son extremadamente sensibles a la gravedad; en consecuencia, a veces pueden detectar la presencia probable de planetas oscuros muy pequeños, los mundos mismos que están mejor adaptados para experimentar con la vida.
23:2.21 (260.1) Estos mensajeros exploradores en misiones no especificadas patrullan el universo maestro. Están constantemente fuera en expediciones de exploración en las regiones desconocidas de todo el espacio exterior. Una gran parte de la información que poseemos sobre las actividades de los reinos del espacio exterior la debemos a las exploraciones de los Mensajeros Solitarios, puesto que trabajan y estudian a menudo con los astrónomos celestiales.
23:2.22 (260.2) 6. Los embajadores y emisarios en misiones especiales. Los universos locales situados dentro del mismo superuniverso intercambian habitualmente embajadores escogidos entre sus órdenes de filiación nativas. Pero para evitar retrasos, a los Mensajeros Solitarios se les pide con frecuencia que vayan como embajadores de una creación local a otra para representar e interpretar a un reino en el otro. Por ejemplo: cuando se descubre un reino recién habitado, puede encontrarse tan alejado en el espacio que tendrá que pasar mucho tiempo antes de que un embajador enserafinado pueda llegar hasta ese universo distante. Un ser enserafinado no puede sobrepasar de ninguna manera la velocidad de 899.370 kilómetros de Urantia por segundo de vuestro tiempo. Las estrellas masivas, las corrientes contrarias y los desvíos, así como las tangentes de atracción, tienden todas a retrasar esta velocidad, de manera que durante un largo viaje la velocidad alcanzará una media de unos 885.000 kilómetros por segundo.
23:2.23 (260.3) Cuando se pone de manifiesto que se necesitarán cientos de años para que un embajador nativo llegue a un universo local muy lejano, se pide con frecuencia a un Mensajero Solitario que se dirija inmediatamente allí para actuar como embajador interino. Los Mensajeros Solitarios pueden desplazarse muy rápidamente, no con independencia del tiempo y del espacio como lo hacen los Mensajeros de Gravedad, pero casi igual que ellos. También sirven en otras circunstancias como emisarios en misión especial.
23:2.24 (260.4) 7. Los reveladores de la verdad. Los Mensajeros Solitarios consideran la tarea de revelar la verdad como el deber más elevado de su orden. De vez en cuando ejercen su actividad en esta capacidad, desde los superuniversos hasta los planetas individuales del espacio. Forman parte con frecuencia de las comisiones que se envían para ampliar la revelación de la verdad a los mundos y a los sistemas.
23:3.1 (260.5) Los Mensajeros Solitarios son el tipo más elevado de personalidades perfectas y de confianza que se encuentra disponible en todos los reinos para transmitir rápidamente los mensajes importantes y urgentes cuando no es conveniente utilizar el servicio de transmisión o el mecanismo de la reflectividad. Sirven en una variedad sin fin de misiones, ayudando a los seres materiales y espirituales de los reinos, especialmente allí donde el elemento tiempo está implicado. De todas las órdenes destinadas a los servicios de los dominios superuniversales, ellos son los seres personalizados más elevados y más polifacéticos que están más cerca de desafiar el tiempo y el espacio.
23:3.2 (260.6) El universo está bien provisto de espíritus que utilizan la gravedad a fin de desplazarse; pueden ir a cualquier parte en cualquier momento — instantánea-mente — pero no son personas. Algunos otros que se desplazan utilizando la gravedad son seres personales, tales como los Mensajeros de Gravedad y los Registradores Trascendentales, pero no están a la disposición de los administradores de los superuniversos o de los universos locales. Los mundos pululan de ángeles, de hombres y de otros seres extremadamente personales, pero están obstaculizados por el tiempo y el espacio: el límite de velocidad para la mayoría de los seres no enserafinados es de 299.790 kilómetros de vuestro mundo por segundo de vuestro tiempo; las criaturas intermedias y algunas otras pueden alcanzar una velocidad doble — 599.580 kilómetros por segundo — y a menudo lo consiguen, mientras que los serafines y otros pueden atravesar el espacio a una velocidad triple, en torno a los 899.370 kilómetros por segundo. Sin embargo, no existen personalidades mensajeras o de transporte, a excepción de los Mensajeros Solitarios, que circulen entre las velocidades instantáneas de aquellos que utilizan la gravedad para desplazarse y las velocidades relativamente lentas de los serafines.
23:3.3 (261.1) Por eso a los Mensajeros Solitarios se les utiliza generalmente para los envíos y los servicios en aquellas situaciones en que la personalidad es esencial para el éxito de la misión, y en las que se desea evitar la pérdida de tiempo que ocasionaría el envío de cualquier otro tipo rápidamente disponible de mensajero personal. Son los únicos seres claramente personalizados que pueden sincronizarse con las corrientes universales combinadas del gran universo. Su velocidad para atravesar el espacio es variable y depende de una gran variedad de influencias interferentes, pero los registros demuestran que durante su viaje para llevar a cabo esta misión, mi mensajero asociado se desplazó a razón de 1.354.458.739.000 kilómetros vuestros por segundo de vuestro tiempo.
23:3.4 (261.2) Me siento totalmente incapaz de explicar al tipo de mente material cómo un espíritu puede ser una persona real y al mismo tiempo atravesar el espacio a esas velocidades asombrosas. Pero estos mismos Mensajeros Solitarios vienen efectivamente a Urantia, y parten de aquí, a estas velocidades incomprensibles; si esto no fuera un hecho, toda la economía de la administración universal estaría en verdad ampliamente privada de su elemento personal.
23:3.5 (261.3) Los Mensajeros Solitarios son capaces de actuar como líneas de comunicación de urgencia en todas las regiones lejanas del espacio, en aquellos reinos no incluídos en los circuitos establecidos del gran universo. Cuando un mensajero actúa así, puede transmitir un mensaje o enviar un impulso a través del espacio a otro mensajero que se encuentre a unos cien años luz de distancia, tal como los astrónomos de Urantia estiman las distancias estelares.
23:3.6 (261.4) De las miríadas de seres que cooperan con nosotros en la dirección de los asuntos del superuniverso, ninguno es más importante en utilidad práctica y en ayudarnos a ahorrar tiempo. En los universos del espacio tenemos que contar con los obstáculos del tiempo; de ahí el gran servicio que prestan los Mensajeros Solitarios, los cuales, gracias a sus prerrogativas personales de comunicación, son en cierto modo independientes del espacio, y en virtud de sus enormes velocidades de tránsito, son casi independientes del tiempo.
23:3.7 (261.5) No encuentro palabras para explicar a los mortales de Urantia cómo los Mensajeros Solitarios pueden no tener una forma y sin embargo poseer una personalidad real y definida. Aunque no tengan esa forma que se asociaría de manera natural con la personalidad, poseen una presencia espiritual que es discernible por todos los tipos superiores de seres espirituales. Los Mensajeros Solitarios son la única clase de seres que parecen poseer casi todas las ventajas de un espíritu sin forma, unidas a todas las prerrogativas de una personalidad totalmente desarrollada. Son auténticas personas, aunque dotadas de casi todos los atributos de una manifestación espiritual impersonal.
23:3.8 (261.6) En los siete superuniversos, todo aquello que tiende a liberar cada vez más a cualquier criatura de los obstáculos del tiempo y del espacio, disminuye proporcionalmente — por lo general, pero no siempre — las prerrogativas de su personalidad. Los Mensajeros Solitarios son una excepción a esta ley general. En sus actividades casi no tienen restricción para utilizar todas las vías ilimitadas de la expresión espiritual, el servicio divino, el ministerio personal y la comunicación cósmica. Si pudierais ver a estos seres extraordinarios a la luz de mi experiencia en la administración universal, comprenderíais lo difícil que sería coordinar los asuntos superuniversales si no fuera por su polifacética cooperación.
23:3.9 (262.1) Por mucho que el universo pueda agrandarse, es probable que nunca se creen más Mensajeros Solitarios. A medida que crecen los universos, la mayor cantidad de trabajo de la administración deberá ser efectuada cada vez más por otros tipos de ministros espirituales y por aquellos seres que tienen su origen en estas nuevas creaciones, tales como las criaturas de los Hijos Soberanos y de los Espíritus Madres de los universos locales.
23:4.1 (262.2) Los Mensajeros Solitarios parecen ser los coordinadores de la personalidad para todos los tipos de seres espirituales. Su ministerio ayuda a que todas las personalidades del extenso mundo espiritual sean semejantes. Contribuyen mucho a desarrollar en todos los seres espirituales una conciencia de identidad de grupo. Cada tipo de ser espiritual recibe el servicio de unos grupos especiales de Mensajeros Solitarios, los cuales fomentan la capacidad de dichos seres para comprender y fraternizar con todos los demás tipos y órdenes, por muy diferentes que sean.
23:4.2 (262.3) Los Mensajeros Solitarios demuestran una capacidad tan asombrosa para coordinar todos los tipos y órdenes de personalidades finitas — e incluso para ponerse en contacto con el régimen absonito de los supercontroladores del universo maestro — que algunos de nosotros suponen que la creación de estos mensajeros, efectuada por el Espíritu Infinito, está relacionada de alguna manera con la donación de la Mente Supremo-Última llevada a cabo por el Actor Conjunto.
23:4.3 (262.4) Cuando un finalitario y un Ciudadano del Paraíso cooperan para trinitizar a un «hijo del tiempo y de la eternidad» — una operación que afecta a los potenciales mentales no revelados del Supremo-Último — y cuando esta personalidad no clasificada es enviada a Vicegerington, un Mensajero Solitario (supuesta repercusión bajo la forma de personalidad del otorgamiento de esa mente divina) siempre es nombrado como compañero-guardián de ese hijo trinitizado por las criaturas. Este mensajero acompaña al nuevo hijo del destino al mundo donde ha sido asignado y no abandona Vicegerington nunca más. Cuando está unido así a los destinos de un hijo del tiempo y de la eternidad, el Mensajero Solitario es trasladado para siempre a la supervisión exclusiva de los Arquitectos del Universo Maestro. No sabemos cuál será el futuro de esta asociación extraordinaria. Estas asociaciones de personalidades únicas han continuado reuniéndose en Vicegerington durante épocas enteras, pero ni siquiera una sola pareja ha salido nunca de allí.
23:4.4 (262.5) El número de Mensajeros Solitarios es fijo, pero la trinitización de los hijos del destino parece ser una técnica ilimitada. Puesto que cada hijo trinitizado del destino tiene asignado un Mensajero Solitario, nos parece que en algún momento del lejano futuro se agotará la provisión de mensajeros. ¿Quién se encargará de su trabajo en el gran universo? ¿Su servicio será asumido por algún progreso nuevo entre los Espíritus Inspirados Trinitarios? En alguna época lejana, ¿es que el gran universo va a ser administrado casi totalmente por los seres de origen trinitario, mientras que las criaturas de origen único y doble se marcharán a los reinos del espacio exterior? Si los mensajeros regresan a su antiguo servicio, ¿los acompañarán estos hijos del destino? ¿Cesarán las trinitizaciones entre los finalitarios y los habitantes del Paraíso-Havona cuando la provisión de Mensajeros Solitarios haya sido absorbida como compañeros-guardianes de estos hijos del destino? Todos nuestros eficaces Mensajeros Solitarios, ¿van a ser concentrados en Vicegerington? Estas personalidades espirituales extraordinarias, ¿van a estar eternamente asociadas con estos hijos trinitizados que tienen un destino no revelado? ¿Qué significado debemos darle al hecho de que estas parejas que se están reuniendo en Vicegerington se encuentren bajo la dirección exclusiva de esos poderosos seres rodeados de misterio, los Arquitectos del Universo Maestro? Nos hacemos estas preguntas y otras muchas similares, e interrogamos a otras numerosas órdenes de seres celestiales, pero no conocemos las respuestas.
23:4.5 (263.1) Esta operación, junto con muchos sucesos similares en la administración universal, indica sin lugar a dudas que el personal del gran universo, e incluso el del Paraíso y Havona, está sufriendo una reorganización precisa y segura en coordinación con, y con referencia a, las inmensas evoluciones energéticas que están teniendo lugar actualmente en todos los reinos del espacio exterior.
23:4.6 (263.2) Nos inclinamos a creer que el futuro eterno presenciará unos fenómenos de evolución universal que trascenderán de lejos todo lo que ha experimentado el eterno pasado. Y esperamos estas aventuras extraordinarias, al igual que vosotros deberíais hacerlo, con un intenso entusiasmo y una expectación cada vez mayor.
23:4.7 (263.3) [Presentado por un Consejero Divino procedente de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 24
24:0.1 (264.1) EN Uversa clasificamos a todas las personalidades y entidades del Creador Conjunto en tres grandes divisiones: las Personalidades Superiores del Espíritu Infinito, las Huestes de Mensajeros del Espacio y los Espíritus Ministrantes del Tiempo, esos seres espirituales que se ocupan de enseñar y de aportar su ministerio a las criaturas volitivas del programa ascendente de progresión de los mortales.
24:0.2 (264.2) Las Personalidades Superiores del Espíritu Infinito que se mencionan en estas narraciones ejercen su actividad en todo el gran universo en siete divisiones:
24:0.3 (264.3) 1. Los Mensajeros Solitarios.
24:0.4 (264.4) 2. Los Supervisores de los Circuitos Universales.
24:0.5 (264.5) 3. Los Directores del Censo.
24:0.6 (264.6) 4. Los Ayudantes Personales del Espíritu Infinito.
24:0.7 (264.7) 5. Los Inspectores Asociados.
24:0.8 (264.8) 6. Los Centinelas Asignados.
24:0.9 (264.9) 7. Los Guías de los Graduados.
24:0.10 (264.10) Los Mensajeros Solitarios, los Supervisores de los Circuitos, los Directores del Censo y los Ayudantes Personales tienen la característica de poseer unos dones asombrosos de antigravedad. Los Mensajeros Solitarios no disponen de una sede general conocida; surcan el universo de universos. Los Supervisores de los Circuitos Universales y los Directores del Censo mantienen sus sedes en las capitales de los superuniversos. Los Ayudantes Personales del Espíritu Infinito están estacionados en la Isla central de Luz. Los Inspectores Asociados y los Centinelas Asignados están estacionados respectivamente en las capitales de los universos locales y en las de los sistemas que los componen. Los Guías de los Graduados residen en el universo de Havona y ejercen su actividad en todos sus mil millones de mundos. La mayor parte de estas personalidades superiores tienen puestos en los universos locales pero no están ligadas orgánicamente a la administración de los reinos evolutivos.
24:0.11 (264.11) De las siete clases que componen este grupo, sólo los Mensajeros Solitarios y quizás los Ayudantes Personales recorren el universo de universos. Partiendo del Paraíso hacia el exterior, a los Mensajeros Solitarios se les encuentra desde los circuitos de Havona hasta las capitales de los superuniversos, y desde allí, en todos los sectores y los universos locales, con sus subdivisiones, e incluso en los mundos habitados. Aunque los Mensajeros Solitarios pertenecen a las Personalidades Superiores del Espíritu Infinito, su origen, su naturaleza y su servicio han sido analizados en el documento anterior.
24:1.1 (265.1) Las inmensas corrientes de poder del espacio y los circuitos de la energía espiritual pueden dar la impresión de que funcionan de manera automática; pueden parecer que actúan sin obstáculos ni trabas, pero éste no es el caso. Todos estos formidables sistemas de energía están bajo control; están sometidos a una supervisión inteligente. Los Supervisores de los Circuitos Universales no se ocupan del ámbito de la energía puramente física o material — terreno que pertenece a los Directores del Poder Universal — sino de los circuitos de la energía espiritual relativa y de aquellos circuitos modificados que son esenciales para mantener tanto a los seres espirituales muy desarrollados como al tipo morontial, o de transición, de criaturas inteligentes. Los supervisores no dan origen a los circuitos de energía y de superesencia de la divinidad, pero tienen que ver en general con todos los circuitos espirituales superiores del tiempo y de la eternidad y con todos los circuitos espirituales relativos relacionados con la administración de las partes componentes del gran universo. Dirigen y manipulan, fuera de la Isla del Paraíso, todos estos circuitos de energía espiritual.
24:1.2 (265.2) Los Supervisores de los Circuitos Universales fueron creados exclusivamente por el Espíritu Infinito y actúan únicamente como agentes del Actor Conjunto. Están personalizados para el servicio en las cuatro órdenes siguientes:
24:1.3 (265.3) 1. Los Supervisores Supremos de los Circuitos.
24:1.4 (265.4) 2. Los Supervisores Asociados de los Circuitos.
24:1.5 (265.5) 3. Los Supervisores Secundarios de los Circuitos.
24:1.6 (265.6) 4. Los Supervisores Terciarios de los Circuitos.
24:1.7 (265.7) El número de los supervisores supremos de Havona y de los supervisores asociados de los siete superuniversos está al completo; ya no se crean más seres de estas órdenes. El número de supervisores supremos es de siete y están estacionados en los mundos piloto de los siete circuitos de Havona. Los circuitos de los siete superuniversos están a cargo de un grupo maravilloso de siete supervisores asociados, que mantienen sus sedes en las siete esferas paradisiacas del Espíritu Infinito, en los mundos de los Siete Ejecutivos Supremos. Desde allí supervisan y dirigen los circuitos de los superuniversos del espacio.
24:1.8 (265.8) En estas esferas paradisiacas del Espíritu, los siete supervisores asociados de los circuitos y la primera orden de los Centros Supremos del Poder efectúan una conexión que, bajo la dirección de los Ejecutivos Supremos, conduce a la coordinación subparadisiaca de todos los circuitos materiales y espirituales que salen hacia los siete superuniversos.
24:1.9 (265.9) En los mundos sede de cada superuniverso se encuentran estacionados los supervisores secundarios encargados de los universos locales del tiempo y del espacio. Los sectores mayores y menores son divisiones administrativas de los supergobiernos, pero no se ocupan del asunto de supervisar la energía espiritual. No sé cuántos supervisores secundarios de los circuitos hay en el gran universo, pero en Uversa se encuentran 84.691 seres de este tipo. Los supervisores secundarios son creados constantemente; de vez en cuando aparecen en grupos de setenta en los mundos de los Ejecutivos Supremos. Los obtenemos a petición nuestra cuando nos disponemos a establecer los distintos circuitos de energía espiritual y de poder de conexión para los nuevos universos que evolucionan bajo nuestra jurisdicción.
24:1.10 (265.10) Un supervisor terciario de los circuitos ejerce su función en el mundo sede de cada universo local. Esta orden, al igual que los supervisores secundarios, es creada continuamente, siéndolo en grupos de setecientos. Los Ancianos de los Días destinan a sus miembros a los universos locales.
24:1.11 (266.1) Los supervisores de los circuitos son creados para sus tareas específicas y sirven eternamente en los grupos donde han sido destinados originalmente. No se turnan en su servicio y, en consecuencia, efectúan un estudio secular de los problemas que encuentran en los reinos donde han sido destinados originalmente. Por ejemplo: el supervisor terciario de los circuitos N° 572.842 ha ejercido su actividad en Salvington desde el principio de la concepción de vuestro universo local, y es miembro del estado mayor personal de Miguel de Nebadon.
24:1.12 (266.2) Tanto si actúan en los universos locales como si lo hacen en los universos superiores, los supervisores de los circuitos dirigen todo lo relacionado con los circuitos adecuados que se deben emplear para transmitir todos los mensajes espirituales y para el tránsito de todas las personalidades. En su trabajo de supervisión de los circuitos, estos seres eficaces utilizan todos los agentes, fuerzas y personalidades del universo de universos. Emplean las «elevadas personalidades espirituales no reveladas que controlan los circuitos», y reciben la hábil ayuda de numerosas agrupaciones compuestas de personalidades del Espíritu Infinito. Son ellos los que aislarían a un mundo evolutivo si su Príncipe Planetario se rebelara contra el Padre Universal y su Hijo vicegerente. Son capaces de excluir a cualquier mundo de ciertos circuitos universales del tipo espiritual más elevado, pero no pueden anular las corrientes materiales de los directores del poder.
24:1.13 (266.3) Los Supervisores de los Circuitos Universales tienen una relación con los circuitos espirituales un tanto similar a la de los Directores del Poder Universal con los circuitos materiales. Las dos órdenes son complementarias, y juntas aseguran la supervisión de todos los circuitos espirituales y materiales que las criaturas pueden controlar y manipular.
24:1.14 (266.4) Los supervisores de los circuitos ejercen cierta supervisión sobre los circuitos mentales que están asociados con el espíritu, poco más o menos como los directores del poder poseen cierta jurisdicción sobre las fases de la mente que están asociadas con la energía física — la mente maquinal. En general, las funciones de cada orden se acrecientan mediante su conexión con la otra, pero los circuitos de la mente pura no están sujetos a la supervisión de ninguna de las dos. Las dos órdenes tampoco están coordinadas; en todas sus múltiples tareas, los Supervisores de los Circuitos Universales están sometidos a los Siete Directores Supremos del Poder y a sus subordinados.
24:1.15 (266.5) Aunque dentro de sus órdenes respectivas los supervisores de los circuitos son enteramente semejantes, todos son individuos diferentes. Son seres verdaderamente personales, pero poseen un tipo de personalidad que es distinta a la otorgada por el Padre, y que no se encuentra en ningún otro tipo de criatura en toda la existencia universal.
24:1.16 (266.6) Aunque los reconoceréis y los conoceréis durante vuestro viaje hacia el interior, es decir hacia el Paraíso, no tendréis relaciones personales con ellos. Son los supervisores de los circuitos, y se ocupan estricta y eficazmente de sus tareas. Tratan únicamente con aquellas personalidades y entidades que vigilan aquellas actividades que están relacionadas con los circuitos sujetos a su supervisión.
24:2.1 (266.7) A pesar de que la mente cósmica de la Inteligencia Universal conoce la presencia y el paradero de todas las criaturas pensantes, en el universo de universos se encuentra operativo un método independiente de llevar la cuenta de todas las criaturas volitivas.
24:2.2 (266.8) Los Directores del Censo son una creación especial y concluida del Espíritu Infinito, y no conocemos el número que existe de ellos. Son creados de tal manera que pueden mantener un sincronismo perfecto con la técnica de la reflectividad de los superuniversos, mientras que al mismo tiempo son personalmente sensibles y reactivos a la voluntad inteligente. Mediante una técnica no comprendida del todo, estos directores se vuelven inmediatamente conscientes del nacimiento de la voluntad en cualquier parte del gran universo. Por lo tanto son siempre capaces de indicarnos el número, la naturaleza y el paradero de todas las criaturas volitivas en cualquier parte de la creación central y de los siete superuniversos. Pero no ejercen su actividad en el Paraíso; allí no hay necesidad de ellos. En el Paraíso, el conocimiento es inherente; las Deidades conocen todas las cosas.
24:2.3 (267.1) En Havona trabajan siete Directores del Censo, y cada uno de ellos está estacionado en el mundo piloto de cada circuito de Havona. A excepción de estos siete y de las reservas de su orden que se encuentran en los mundos paradisiacos del Espíritu, todos los Directores del Censo desempeñan sus funciones bajo la jurisdicción de los Ancianos de los Días.
24:2.4 (267.2) Un Director del Censo ejerce como presidente en la sede de cada superuniverso, y bajo el mando de este director general hay miles y miles de directores, uno en la capital de cada universo local. Todas las personalidades de esta orden son iguales, excepto las de los mundos piloto de Havona y los siete jefes superuniversales.
24:2.5 (267.3) En el séptimo superuniverso hay cien mil Directores del Censo. Y este número está compuesto enteramente de aquellos que son destinables a los universos locales; no incluye al estado mayor personal de Usatia, el jefe superuniversal de todos los directores de Orvonton. Usatia, al igual que los otros jefes superuniversales, no está directamente sintonizado con el registro de la voluntad inteligente. Únicamente está sintonizado con sus subordinados estacionados en los universos de Orvonton; actúa pues como una magnífica personalidad totalizadora de los informes que llegan desde las capitales de las creaciones locales.
24:2.6 (267.4) Los archivistas oficiales de Uversa inscriben de vez en cuando en sus anales el estado del superuniverso tal como lo indican los registros en y sobre la personalidad de Usatia. Estos datos censales pertenecen de manera autóctona a los superuniversos; estos informes no se transmiten ni a Havona ni al Paraíso.
24:2.7 (267.5) Los Directores del Censo sólo se ocupan de los seres humanos — así como de otras criaturas volitivas — para registrar el hecho de que la voluntad funciona. No se ocupan de la historia de vuestra vida ni de vuestras obras; no son en ningún sentido unas personalidades que registran. El Director del Censo de Nebadon, número 81.412 de Orvonton, estacionado actualmente en Salvington, es personalmente consciente y conocedor en este mismo momento de vuestra presencia viviente aquí en Urantia; y proporcionará a los registros la confirmación de vuestra muerte en el momento en que dejéis de actuar como criatura volitiva.
24:2.8 (267.6) Los Directores del Censo registran la existencia de una nueva criatura volitiva cuando ésta efectúa su primer acto de voluntad; indican la muerte de una criatura volitiva cuando tiene lugar su último acto de voluntad. La aparición parcial de la voluntad que se observa en las reacciones de algunos animales superiores no pertenece al ámbito de los Directores del Censo. Sólo llevan la cuenta de las auténticas criaturas volitivas, y sólo reaccionan al funcionamiento de la voluntad. No sabemos con exactitud cómo registran el funcionamiento de la voluntad.
24:2.9 (267.7) Estos seres han sido siempre, y siempre serán, los Directores del Censo. Serían relativamente ineficaces en cualquier otra división del trabajo universal. Pero en su actividad son infalibles; no fallan nunca ni tampoco falsifican. Y a pesar de sus poderes maravillosos y de sus increíbles prerrogativas, son personas; tienen una presencia y una forma espirituales reconocibles.
24:3.1 (268.1) No tenemos ningún conocimiento auténtico sobre el momento o la manera en que los Ayudantes Personales fueron creados. Su número debe ser enorme, pero no figura en los archivos de Uversa. Partiendo de unas deducciones prudentes basadas en lo que sabemos sobre su trabajo, me atrevo a estimar que su número se eleva a muchos billones. Mantenemos la opinión de que el Espíritu Infinito no tiene límites numéricos en lo que se refiere a la creación de estos Ayudantes Personales.
24:3.2 (268.2) Los Ayudantes Personales del Espíritu Infinito existen para ayudar exclusivamente a la presencia paradisiaca de la Tercera Persona de la Deidad. Aunque están vinculados directamente al Espíritu Infinito y situados en el Paraíso, van y vienen como relámpagos hasta las partes más alejadas de la creación. Dondequiera que lleguen los circuitos del Creador Conjunto, estos Ayudantes Personales pueden aparecer con el objeto de ejecutar las órdenes del Espíritu Infinito. Atraviesan el espacio casi como lo hacen los Mensajeros Solitarios, pero no son personas en el mismo sentido que los mensajeros.
24:3.3 (268.3) Todos los Ayudantes Personales son iguales e idénticos; no revelan ninguna diferenciación en su individualidad. Aunque el Actor Conjunto los mira como verdaderas personalidades, para los demás es difícil considerarlos como personas reales; no manifiestan una presencia espiritual a los otros seres espirituales. Los seres de origen paradisiaco son siempre conscientes de la proximidad de estos Ayudantes; pero no reconocemos la presencia de su personalidad. La ausencia de una forma que indique su presencia los hace indudablemente aún más útiles para la Tercera Persona de la Deidad.
24:3.4 (268.4) De todas las órdenes reveladas de seres espirituales que tienen su origen en el Espíritu Infinito, los Ayudantes Personales son casi los únicos que no encontraréis durante vuestra ascensión hacia el interior, es decir hacia el Paraíso.
24:4.1 (268.5) Los Siete Ejecutivos Supremos, que se encuentran en las siete esferas paradisiacas del Espíritu Infinito, actúan colectivamente como un consejo administrativo de superdirectores para los siete superuniversos. Los Inspectores Asociados son la expresión personal de la autoridad de los Ejecutivos Supremos para los universos locales del tiempo y del espacio. Estos altos observadores de los asuntos de las creaciones locales son los descendientes conjuntos del Espíritu Infinito y de los Siete Espíritus Maestros del Paraíso. En una época cercana a la eternidad fueron personalizados setecientos mil, y su cuerpo de reserva reside en el Paraíso.
24:4.2 (268.6) Los Inspectores Asociados trabajan bajo la supervisión directa de los Siete Ejecutivos Supremos y son sus poderosos representantes personales ante los universos locales del tiempo y del espacio. Hay un inspector estacionado en la esfera sede de cada creación local, y está estrechamente asociado al Unión de los Días que reside allí.
24:4.3 (268.7) Los Inspectores Asociados sólo reciben los informes y las recomendaciones de sus subordinados, los Centinelas Asignados, estacionados en las capitales de los sistemas locales de mundos habitados, mientras que sólo presentan sus informes a su superior inmediato, el Ejecutivo Supremo del superuniverso interesado.
24:5.1 (268.8) Los Centinelas Asignados son las personalidades coordinadoras y los representantes de enlace de los Siete Ejecutivos Supremos. Fueron persona-lizados en el Paraíso por el Espíritu Infinito y fueron creados para los fines específicos a los que fueron destinados. Su número es fijo, y existen exactamente siete mil millones de estos seres.
24:5.2 (269.1) Al igual que un Inspector Asociado representa a los Siete Ejecutivos Supremos ante un universo local entero, en cada uno de los diez mil sistemas de esa creación local hay un Centinela Asignado que actúa como representante directo del lejano y supremo consejo de supercontrol para los asuntos de los siete superuniversos. Los centinelas que están de servicio en los gobiernos de los sistemas locales de Orvonton actúan bajo la autoridad directa del Ejecutivo Supremo Número Siete, el coordinador del séptimo superuniverso. Pero en su organización administrativa, todos los centinelas nombrados en un universo local están subordinados al Inspector Asociado estacionado en la sede central de ese universo.
24:5.3 (269.2) Dentro de una creación local, los Centinelas Asignados sirven por turnos, siendo trasladados de sistema en sistema. Habitualmente se les cambia de puesto cada milenio del tiempo del universo local. Figuran entre las personalidades de mayor categoría estacionadas en la capital de un sistema, pero nunca participan en las deliberaciones que afectan a los asuntos del sistema. En los sistemas locales sirven como jefes de oficio de los veinticuatro administradores procedentes de los mundos evolutivos, pero aparte de esto, los mortales ascendentes tienen poco contacto con ellos. Los centinelas se ocupan casi exclusivamente de mantener plenamente informado al Inspector Asociado de su universo sobre todas las cuestiones relacionadas con el bienestar y el estado de los sistemas donde están destinados.
24:5.4 (269.3) Los Centinelas Asignados y los Inspectores Asociados no informan a los Ejecutivos Supremos a través de la sede de un superuniverso. Son responsables únicamente ante el Ejecutivo Supremo del superuniverso interesado; sus actividades son distintas a las de la administración de los Ancianos de los Días.
24:5.5 (269.4) Los Ejecutivos Supremos, los Inspectores Asociados y los Centinelas Asignados, junto con los omniafines y una multitud de personalidades no reveladas, constituyen un sistema eficaz, directo y centralizado, pero muy extenso, de coordinación consultiva y administrativa para todo el gran universo de cosas y de seres.
24:6.1 (269.5) Los Guías de los Graduados, como grupo, patrocinan y dirigen la importante universidad de enseñanza técnica y de formación espiritual que es tan esencial para que los mortales alcancen la meta de todos los tiempos: Dios, el descanso, y luego una eternidad de servicio perfeccionado. Estos seres extremadamente personales reciben su nombre de la naturaleza y la finalidad de su trabajo. Se dedican exclusivamente a las tareas de guiar a los graduados mortales de los superuniversos del tiempo a través del programa de enseñanza y de formación de Havona, que sirve para preparar a los peregrinos ascendentes para que sean admitidos en el Paraíso y en el Cuerpo de la Finalidad.
24:6.2 (269.6) No me está prohibido indicaros el trabajo de estos Guías de los Graduados, pero es tan ultraespiritual que desespero de ser capaz de describir adecuadamente a la mente material una idea de sus múltiples actividades. En los mundos de las mansiones, después de que se amplíe vuestro campo visual y de que estéis liberados de las trabas de las comparaciones materiales, podréis empezar a comprender el significado de esas realidades que «el ojo no puede ver ni el oído oír, y que no han existido nunca en los conceptos de la mente humana», e incluso aquellas cosas que «Dios ha preparado para aquellos que aman estas verdades eternas». No siempre estaréis tan limitados en el alcance de vuestra visión y de vuestra comprensión espiritual.
24:6.3 (270.1) Los Guías de los Graduados se ocupan de dirigir a los peregrinos del tiempo a través de los siete circuitos de los mundos de Havona. El guía que os acoja a vuestra llegada al mundo receptor del circuito exterior de Havona permanecerá con vosotros durante toda vuestra carrera en los circuitos celestiales. Aunque os asociaréis con otras innumerables personalidades durante vuestra estancia en los mil millones de mundos, vuestro Guía de los Graduados os seguirá hasta el final de vuestra progresión en Havona y presenciará vuestra entrada en el sueño final del tiempo, el sueño de transición a la eternidad hacia la meta del Paraíso, donde, cuando os despertéis, seréis recibidos por el Compañero Paradisiaco encargado de daros la bienvenida y quizás de permanecer con vosotros hasta que seáis aceptados como miembros del Cuerpo de los Mortales de la Finalidad.
24:6.4 (270.2) El número de Guías de los Graduados sobrepasa la capacidad de comprensión de la mente humana, y continúan apareciendo. Su origen es un poco misterioso. No han existido desde la eternidad; aparecen misteriosamente a medida que se necesitan. No existe ningún dato sobre un Guía de los Graduados en todos los reinos del universo central hasta aquella fecha lejana en que el primer peregrino mortal de todos los tiempos se abrió paso hasta el cinturón exterior de la creación central. En el momento en que llegó al mundo piloto del circuito exterior, fue recibido con saludos amistosos por Malvorian, el primer Guía de los Graduados, que es actualmente el jefe de su consejo supremo y el director de su inmensa organización educativa.
24:6.5 (270.3) En los archivos paradisiacos de Havona, en la sección denominada «Guías de los Graduados», aparece esta anotación inicial:
24:6.6 (270.4) «Y Malvorian, el primero de esta orden, acogió e instruyó al peregrino que descubrió Havona y le condujo desde los circuitos exteriores de experiencia inicial, paso a paso y circuito tras circuito, hasta que se halló en la presencia misma de la Fuente y Destino de toda personalidad, cruzando posteriormente el umbral de la eternidad hacia el Paraíso».
24:6.7 (270.5) En aquella época tan lejana yo estaba vinculado al servicio de los Ancianos de los Días en Uversa, y todos nos regocijamos en la seguridad de que, con el tiempo, los peregrinos de nuestro superuniverso llegarían a Havona. Durante eras nos habían enseñado que las criaturas evolutivas del espacio alcanzarían el Paraíso, y la emoción de todos los tiempos recorrió las cortes celestiales cuando el primer peregrino llegó realmente.
24:6.8 (270.6) El nombre de este peregrino que descubrió Havona es Grandfanda, y procedía del planeta 341 del sistema 84 de la constelación 62 del universo local 1.131 situado en el superuniverso número uno. Su llegada fue la señal para establecer el servicio de transmisión del universo de universos. Hasta entonces sólo habían funcionado las transmisiones de los superuniversos y de los universos locales, pero el anuncio de la llegada de Grandfanda a las puertas de Havona señaló la inauguración de los «informes espaciales de gloria», llamados así porque la transmisión universal inicial informó de la llegada a Havona del primer ser evolutivo que había logrado entrar en la meta de la existencia ascendente.
24:6.9 (270.7) Los Guías de los Graduados no dejan nunca los mundos de Havona; están dedicados al servicio de los peregrinos graduados del tiempo y del espacio. Algún día os encontraréis con estos nobles seres cara a cara si no rechazáis el plan seguro y totalmente perfeccionado destinado a llevar a cabo vuestra supervivencia y vuestra ascensión.
24:7.1 (270.8) Aunque la evolución no es la regla del universo central, creemos que los Guías de los Graduados son los miembros perfeccionados, o más experimentados, de otra orden de criaturas del universo central, los Servitales de Havona. Los Guías de los Graduados manifiestan una compasión tan amplia y tal capacidad para comprender a las criaturas ascendentes, que estamos convencidos de que han adquirido esta cultura sirviendo efectivamente en los reinos superuniversales como Servitales Havonianos del ministerio universal. Si esta idea no es correcta, ¿cómo podemos explicar entonces la desaparición continua de los servitales más antiguos o más experimentados?
24:7.2 (271.1) Un servital estará mucho tiempo ausente de Havona efectuando una tarea superuniversal, habiendo participado previamente en muchas de estas misiones; regresará a su hogar, recibirá el privilegio de un «contacto personal» con el Resplandor Central del Paraíso, será abrazado por las Personas Luminosas, y desaparecerá al reconocimiento de sus compañeros espirituales para no volver a aparecer nunca más entre sus semejantes.
24:7.3 (271.2) Al regresar del servicio superuniversal, un Servital de Havona puede disfrutar de numerosos abrazos divinos y salir simplemente de ellos como un servital elevado. El hecho de experimentar el abrazo luminoso no significa necesariamente que el servital deba convertirse en un Guía de los Graduados, pero casi una cuarta parte de los que alcanzan el abrazo divino no regresan nunca al servicio de los reinos.
24:7.4 (271.3) En los archivos superiores aparece una serie de anotaciones como la siguiente:
24:7.5 (271.4) «Y el servital número 842.842.682.846.782 de Havona, llamado Sudna, volvió del servicio superuniversal, fue recibido en el Paraíso, conoció al Padre, entró en el abrazo divino y ya no existe».
24:7.6 (271.5) Cuando una anotación así aparece en los archivos, la carrera de ese servital ha terminado. Pero exactamente tres momentos después (poco menos de tres días de vuestro tiempo) un Guía de los Graduados recién nacido aparece «espontáneamente» en el circuito exterior del universo de Havona. Y el número de Guías de los Graduados, teniendo en cuenta una pequeña diferencia debida sin duda a aquellos que están de transición, es exactamente igual al número de servitales desaparecidos.
24:7.7 (271.6) Existe una razón adicional para suponer que los Guías de los Graduados son los Servitales de Havona evolucionados, y la razón es la tendencia infalible que tienen estos guías y sus servitales asociados a formar unos vínculos tan extraordinarios. La manera en que estas órdenes de seres supuestamente distintas se entienden y se comprenden es totalmente inexplicable. Es reconfortante e inspirador presenciar su mutua devoción.
24:7.8 (271.7) Los Siete Espíritus Maestros y los Siete Directores Supremos del Poder asociados son respectivamente los depositarios personales del potencial mental y del potencial de poder del Ser Supremo que éste no emplea, hasta ahora, personalmente. Cuando estos asociados paradisiacos colaboran para crear a los Servitales de Havona, estos últimos se encuentran implicados de manera inherente en ciertas fases de la Supremacía. Los Servitales de Havona son pues, en realidad, un reflejo en el perfecto universo central de ciertas potencialidades evolutivas de los dominios espacio-temporales, todo lo cual se revela cuando un servital sufre su transformación y su nueva creación. Creemos que esta transformación tiene lugar en respuesta a la voluntad del Espíritu Infinito, que actúa indudablemente en nombre del Supremo. Los Guías de los Graduados no son creados por el Ser Supremo, pero todos sospechamos que la Deidad experiencial está implicada de alguna manera en estas operaciones que traen a la existencia a estos seres.
24:7.9 (271.8) El Havona que atraviesan ahora los mortales ascendentes difiere en muchos aspectos del universo central que existía antes de la época de Grandfanda. La llegada de los ascendentes mortales a los circuitos de Havona ha introducido profundas modificaciones en la organización de la creación central y divina, unas modificaciones iniciadas indudablemente por el Ser Supremo — el Dios de las criaturas evolutivas — en respuesta a la llegada de su primer hijo experiencial procedente de los siete superuniversos. La aparición de los Guías de los Graduados, junto con la creación de los supernafines terciarios, es un indicio de estas acciones de Dios Supremo.
24:7.10 (272.1) [Presentado por un Consejero Divino de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 25
25:0.1 (273.1) LAS Huestes de Mensajeros del Espacio se encuentran situadas en un punto intermedio en la familia del Espíritu Infinito. Estos seres polifacéticos actúan como eslabones de conexión entre las personalidades superiores y los espíritus ministrantes. Las huestes de mensajeros incluyen a las órdenes siguientes de seres celestiales:
25:0.2 (273.2) 1. Los Servitales de Havona.
25:0.3 (273.3) 2. Los Conciliadores Universales.
25:0.4 (273.4) 3. Los Asesores Técnicos.
25:0.5 (273.5) 4. Los Custodios de los Archivos en el Paraíso.
25:0.6 (273.6) 5. Los Registradores Celestiales.
25:0.7 (273.7) 6. Los Compañeros Morontiales.
25:0.8 (273.8) 7. Los Compañeros Paradisiacos.
25:0.9 (273.9) De los siete grupos enumerados, sólo tres — los servitales, los conciliadores y los Compañeros Morontiales — han sido creados como tales; los cuatro restantes representan niveles de consecución de las órdenes angélicas. Las huestes de mensajeros sirven de maneras diversas en el universo de universos de acuerdo con su naturaleza inherente y con el estado que han alcanzado, pero siempre están sometidas a la dirección de aquellos que gobiernan los reinos donde están destinadas.
25:1.1 (273.10) Aunque se les denomina servitales, estas «criaturas intermedias» del universo central no son servidores en ningún sentido inferior de la palabra. En el mundo espiritual no existe ningún trabajo de baja categoría; todo servicio es sagrado y estimulante; y las órdenes superiores de seres tampoco miran con menosprecio a las órdenes inferiores de existencia.
25:1.2 (273.11) Los Servitales de Havona son la obra creativa conjunta de los Siete Espíritus Maestros y de sus asociados, los Siete Directores Supremos del Poder. Esta colaboración creativa es la que más se parece a un modelo para la larga lista de reproducciones de tipo doble que se efectúan en los universos evolutivos, y que se extienden desde la creación de una Radiante Estrella Matutina mediante la unión de un Hijo Creador y de un Espíritu Creativo, hasta la procreación sexuada en los mundos como Urantia.
25:1.3 (273.12) El número de servitales es enorme, y continuamente se están creando más. Aparecen en grupos de mil en el tercer momento que sigue a la reunión de los Espíritus Maestros y de los Directores Supremos del Poder en su zona conjunta situada en el sector más septentrional del Paraíso. Cada cuarto servital es de un tipo más físico que los demás; es decir, que de cada mil, setecientos cincuenta son aparentemente conformes al tipo espiritual, pero doscientos cincuenta son de naturaleza semifísica. Estas cuartas criaturas pertenecen en cierto modo a la orden de los seres materiales (materiales en el sentido havoniano), pareciéndose más a los directores del poder físico que a los Espíritus Maestros.
25:1.4 (274.1) En las relaciones entre personalidades, lo espiritual domina a lo material, aunque esto no parezca así actualmente en Urantia; y en la creación de los Servitales de Havona, la ley que prevalece es la del predominio del espíritu; la proporción establecida produce tres seres espirituales por uno semifísico.
25:1.5 (274.2) Todos los Servitales recién creados, junto con los nuevos Guías de los Graduados que van apareciendo, pasan por los cursos de formación que los guías más antiguos dirigen continuamente en cada uno de los siete circuitos de Havona. A los servitales se les destina después a las actividades para las que están mejor adaptados, y puesto que son de dos tipos — espirituales y semifísicos — la variedad de tareas que estos seres polifacéticos pueden realizar tiene pocos límites. Los grupos superiores o espirituales son destinados selectivamente al servicio del Padre, del Hijo y del Espíritu y al trabajo de los Siete Espíritus Maestros. De vez en cuando son enviados en grandes cantidades a servir en los mundos de estudio que rodean a las esferas sede de los siete superuniversos, los mundos dedicados a la formación final y a la cultura espiritual de las almas ascendentes del tiempo que se están preparando para avanzar hacia los circuitos de Havona. Tanto los servitales espirituales como sus compañeros más físicos son nombrados también como asistentes y asociados de los Guías de los Graduados para ayudar y enseñar a las diversas órdenes de criaturas ascendentes que han alcanzado Havona y que tratan de llegar al Paraíso.
25:1.6 (274.3) Los Servitales de Havona y los Guías de los Graduados manifiestan una devoción trascendente por su trabajo y un afecto conmovedor los unos por los otros, un afecto que, aunque es espiritual, sólo podríais comprenderlo comparándolo con el fenómeno del amor humano. Cuando los servitales son enviados a sus misiones más allá de los límites del universo central, como sucede tan a menudo, su separación de los guías presenta un patetismo divino; pero parten con alegría y no con tristeza. En los seres espirituales, la alegría satisfactoria de cumplir con un deber elevado es la emoción que eclipsa a todas las demás. La tristeza no puede existir en presencia de la conciencia de un deber divino fielmente ejecutado. Cuando el alma ascendente del hombre se encuentra ante el Juez Supremo, la decisión de importancia eterna no está determinada por los éxitos materiales ni por los logros cuantitativos; el veredicto que resuena en todas las cortes supremas proclama: «Bien hecho, buen y fiel servidor; has sido fiel en algunas cosas esenciales; serás establecido como gobernante de las realidades universales».
25:1.7 (274.4) En el servicio superuniversal, los Servitales de Havona siempre son destinados al dominio que preside el Espíritu Maestro a quien más se parecen por sus prerrogativas espirituales generales y especiales. Sólo sirven en los mundos educativos que rodean a las capitales de los siete superuniversos, y el último informe de Uversa indica que cerca de 138 mil millones de servitales ejercían su ministerio en sus 490 satélites. Se dedican a una variedad sin fin de actividades relacionadas con el trabajo de estos mundos educativos que componen las superuniversidades del superuniverso de Orvonton. Aquí son vuestros compañeros; han descendido desde el nivel de vuestra próxima carrera para estudiaros y para inspiraros la realidad y la certidumbre de que os graduaréis finalmente en los universos del tiempo para pasar a los reinos de la eternidad. Por medio de estos contactos, los servitales adquieren esa experiencia preliminar de aportar su ministerio a las criaturas ascendentes del tiempo que es tan útil en su trabajo posterior en los circuitos de Havona como asociados de los Guías de los Graduados o — como servitales trasladados — ejerciendo como Guías de los Graduados ellos mismos.
25:2.1 (275.1) Por cada Servital de Havona que se crea, se engendran siete Conciliadores Universales, uno en cada superuniverso. Esta acción creativa requiere una técnica superuniversal precisa de reacción reflectante a unas operaciones que tienen lugar en el Paraíso.
25:2.2 (275.2) Los siete reflejos de los Siete Espíritus Maestros desempeñan su actividad en los mundos sede de los siete superuniversos. Es difícil intentar describir a la mente material la naturaleza de estos Espíritus Reflectantes. Son auténticas personalidades; sin embargo, cada miembro de un grupo superuniversal sólo refleja perfectamente a uno de los Siete Espíritus Maestros. Y cada vez que los Espíritus Maestros se asocian con los directores del poder con el objeto de crear un grupo de Servitales de Havona, se produce una focalización simultánea en uno de los Espíritus Reflectantes en cada uno de los grupos superuniversales, y un número igual de Conciliadores Universales plenamente desarrollados aparece de inmediato en los mundos sede de las supercreaciones. Si el Espíritu Maestro Número Siete tomara la iniciativa de crear a los servitales, nadie salvo los Espíritus Reflectantes de la séptima orden quedarían fecundados de conciliadores; y mil conciliadores de la séptima orden aparecerían en cada capital superuniversal coincidiendo con la creación de los mil servitales del tipo de Orvonton. Las siete órdenes creadas de conciliadores que sirven en cada superuniverso surgen de estos episodios que reflejan la naturaleza séptuple de los Espíritus Maestros.
25:2.3 (275.3) Los conciliadores que poseen un estado preparadisiaco no sirven alternativamente entre los superuniversos, estando limitados a los segmentos nativos donde han sido creados. Cada cuerpo superuniversal, que abarca una séptima parte de cada orden creada, pasa pues un tiempo muy largo bajo la influencia de uno de los Espíritus Maestros, con exclusión de los otros, porque aunque los siete están reflejados en las capitales superuniversales, sólo uno domina en cada supercreación.
25:2.4 (275.4) Cada una de las siete supercreaciones está impregnada efectivamente de aquel Espíritu Maestro que preside sus destinos. Cada superuniverso se vuelve así como un espejo gigantesco que refleja la naturaleza y el carácter del Espíritu Maestro supervisor, y todo esto se prolonga además en cada universo local subsidiario mediante la presencia y la actividad de los Espíritus Madres Creativos. El efecto de un entorno así sobre el crecimiento evolutivo es tan profundo que, en sus carreras post-superuniversales, los conciliadores manifiestan colectivamente cuarenta y nueve puntos de vista o percepciones experienciales, cada uno de ellos angular — por lo tanto incompleto — pero todos se compensan mutuamente y juntos tienden a abarcar el círculo de la Supremacía.
25:2.5 (275.5) En cada superuniverso, los Conciliadores Universales se encuentran separados de forma extraña e innata en grupos de cuatro, asociaciones en las cuales continúan sirviendo. En cada grupo, tres de ellos son personalidades espirituales, y uno, al igual que las cuartas criaturas de los servitales, es un ser semimaterial. Este cuarteto forma una comisión conciliadora y está compuesto como sigue:
25:2.6 (275.6) 1. El Juez-Árbitro. Aquel designado por unanimidad por los otros tres como el más competente y el mejor cualificado para actuar como jefe judicial del grupo.
25:2.7 (275.7) 2. El Abogado Espiritual. Aquel que es nombrado por el juez-árbitro para presentar las pruebas y salvaguardar los derechos de todas las personalidades implicadas en cualquier asunto destinado a ser juzgado por la comisión conciliadora.
25:2.8 (276.1) 3. El Ejecutor Divino. El conciliador cualificado por su naturaleza inherente para ponerse en contacto con los seres materiales de los reinos y ejecutar las decisiones de la comisión. Como los ejecutores divinos son cuartas criaturas — unos seres casi materiales — son casi visibles, pero no del todo, para la visión limitada de las razas mortales.
25:2.9 (276.2) 4. El Registrador. El miembro restante de la comisión se convierte automáticamente en el registrador, en el secretario del tribunal. Él asegura que todos los registros estén preparados adecuadamente para los archivos del superuniverso y para los anales del universo local. Si la comisión está de servicio en un mundo evolutivo, se prepara un tercer informe con la ayuda del ejecutor para los archivos físicos del gobierno sistémico a cuya jurisdicción pertenecen.
25:2.10 (276.3) Cuando una comisión está reunida funciona como un grupo de tres, puesto que el abogado se encuentra aparte durante el juicio y sólo participa en la expresión del veredicto al final de la audiencia. Por eso a estas comisiones se les llama a veces tríos arbitrales.
25:2.11 (276.4) Los conciliadores son de un gran valor para hacer que el universo de universos funcione sin problemas. Atraviesan el espacio a la rapidez seráfica de la velocidad triple, y sirven como tribunales ambulantes de los mundos, como comisiones dedicadas a juzgar con rapidez las dificultades menores. Si no fuera por estas comisiones móviles y sumamente equitativas, los tribunales de las esferas estarían desesperadamente abrumados con los malentendidos menores de los reinos.
25:2.12 (276.5) Estos tríos arbitrales no juzgan los asuntos de importancia eterna; el alma, las perspectivas eternas de una criatura del tiempo, nunca es puesta en peligro a causa de sus actos. Los Conciliadores no se ocupan de las cuestiones que se extienden más allá de la existencia temporal y del bienestar cósmico de las criaturas del tiempo. Pero una vez que una comisión ha aceptado la jurisdicción sobre un problema, sus decisiones son finales y siempre son unánimes; la decisión del juez árbitro es inapelable.
25:3.1 (276.6) Los conciliadores mantienen una sede colectiva en la capital de su superuniverso, donde tienen su cuerpo de reserva primario. Sus reservas secundarias están estacionadas en las capitales de los universos locales. Los comisionados más jóvenes y menos experimentados empiezan su servicio en los mundos inferiores, en los mundos como Urantia, y se les promueve para que juzguen problemas más importantes después de haber adquirido una experiencia más madura.
25:3.2 (276.7) La orden de los conciliadores es totalmente digna de confianza; ninguno de ellos se ha descarriado nunca. Aunque su juicio y su sabiduría no sean infalibles, su fiabilidad es indiscutible y su fidelidad indefectible. Tienen su origen en la sede de un superuniverso y con el tiempo regresan allí, ascendiendo a través de los siguientes niveles de servicio universal:
25:3.3 (276.8) 1. Los Conciliadores en los mundos. Cada vez que las personalidades supervisoras de los mundos individuales se sienten extremadamente confusas o han llegado realmente a un punto muerto en lo que se refiere al procedimiento adecuado a seguir según las circunstancias existentes, y si el asunto no tiene la importancia suficiente como para ser presentado ante los tribunales regularmente constituidos del reino, entonces, después de recibirse la petición de dos personalidades, una por cada parte en litigio, una comisión conciliadora empezará a funcionar enseguida.
25:3.4 (277.1) Cuando estas dificultades administrativas y jurisdiccionales han sido puestas en manos de los conciliadores para ser estudiadas y juzgadas, la autoridad que éstos poseen es suprema. Pero no pronunciarán ninguna decisión hasta que no se hayan escuchado todos los testimonios, y su autoridad no tiene ningún límite en absoluto para citar a los testigos de cualquier lugar que procedan. Aunque sus decisiones sean inapelables, a veces los asuntos se desarrollan de tal manera que la comisión cierra sus actas en un punto dado, concluye sus opiniones, y transfiere toda la cuestión a los tribunales superiores del reino.
25:3.5 (277.2) Las decisiones de los comisionados son colocadas en los archivos planetarios y, si es necesario, el ejecutor divino las pone en práctica. Su poder es muy grande y su campo de actividad en un mundo habitado es muy amplio. Los ejecutores divinos manipulan de manera magistral aquello que es en interés de aquello que debería ser. A veces realizan su tarea por el bienestar aparente del reino, y sus actos en los mundos del tiempo y del espacio a veces son difíciles de explicar. Aunque ejecutan sus decretos sin despreciar las leyes naturales ni las costumbres ordenadas del planeta, a menudo llevan a cabo sus extrañas actividades e imponen los mandatos de los conciliadores de acuerdo con las leyes superiores de la administración del sistema.
25:3.6 (277.3) 2. Los Conciliadores en las sedes de los sistemas. Después de servir en los mundos evolutivos, estas comisiones de cuatro miembros ascienden para desempeñar sus funciones en la sede de un sistema. Aquí tienen mucho trabajo que hacer, y demuestran ser los amigos comprensivos de los hombres, de los ángeles y de los otros seres espirituales. Los tríos arbitrales no se interesan tanto por las diferencias personales como por las controversias colectivas y por los malentendidos que surgen entre las diversas órdenes de criaturas; y en la sede de un sistema viven tanto seres espirituales como seres materiales, así como tipos combinados tales como los Hijos Materiales.
25:3.7 (277.4) En el momento en que los Creadores traen a la existencia a unos individuos evolutivos que tienen el poder de elegir, en ese mismo momento se produce un cambio con respecto al tranquilo funcionamiento de la perfección divina; los malentendidos van a surgir con toda seguridad, y se deben tomar disposiciones para ajustar equitativamente estas honradas diferencias de puntos de vista. Todos deberíamos recordar que los Creadores omnisapientes y todopoderosos podrían haber creado los universos locales tan perfectos como Havona. Ninguna comisión conciliadora necesita ejercer su actividad en el universo central. Pero en toda su sabiduría, los Creadores no eligieron hacer esto. Y aunque han dado nacimiento a unos universos donde abundan las diferencias y pululan las dificultades, también han suministrado los mecanismos y los medios para poner en orden todas estas diferencias y armonizar toda esta confusión aparente.
25:3.8 (277.5) 3. Los Conciliadores en las constelaciones. Después de servir en los sistemas, a los conciliadores los ascienden para que juzguen los problemas de una constelación, dedicándose a las dificultades menores que surgen entre sus cien sistemas de mundos habitados. Muchos problemas que se desarrollan en la sede de una constelación no caen bajo su jurisdicción, pero se mantienen ocupados yendo de sistema en sistema para reunir pruebas y preparar sus declaraciones preliminares. Si la controversia es honrada, si las dificultades proceden de sinceras diferencias de opinión y de una honrada diversidad de puntos de vista, por muy pocas personas que estén implicadas, por muy aparentemente insignificante que sea el malentendido, siempre se puede conseguir que una comisión conciliadora se pronuncie sobre el fondo de la controversia.
25:3.9 (277.6) 4. Los Conciliadores en los universos locales. En este trabajo más amplio de un universo, los comisionados son de una gran ayuda tanto para los Melquisedeks como para los Hijos Magistrales, y para los gobernantes de las constelaciones y la multitud de personalidades que se ocupan de coordinar y administrar las cien constelaciones. Las diferentes órdenes de serafines y otros residentes de las esferas sede de un universo local utilizan también la ayuda y las decisiones de los tríos arbitrales.
25:3.10 (278.1) Es casi imposible explicar la naturaleza de las diferencias que pueden surgir en los asuntos pormenorizados de un sistema, de una constelación o de un universo. Las dificultades se producen de hecho, pero son muy diferentes a las pruebas y tribulaciones insignificantes de la existencia material tal como ésta se vive en los mundos evolutivos.
25:3.11 (278.2) 5. Los Conciliadores en los sectores menores de un superuniverso. Después de los problemas de los universos locales, los comisionados son ascendidos al estudio de las cuestiones que surgen en los sectores menores de su superuniverso. Cuanto más se elevan hacia el interior desde los planetas individuales, el ejecutor divino tiene menos deberes materiales que hacer; asume gradualmente un nuevo papel de intérprete de la misericordia y de la justicia, y — como es casi material — mantiene al mismo tiempo al conjunto de la comisión en contacto comprensivo con los aspectos materiales de sus investigaciones.
25:3.12 (278.3) 6. Los Conciliadores en los sectores mayores de un superuniverso. El carácter del trabajo de los comisionados continúa cambiando a medida que progresan. Cada vez hay menos malentendidos que juzgar y más fenómenos misteriosos que explicar e interpretar. De etapa en etapa van progresando desde árbitros de las diferencias a explicadores de misterios — unos jueces que se transforman en educadores interpretativos. En otro tiempo fueron los árbitros de aquellos que, por ignorancia, dieron lugar a que se originaran dificultades y malentendidos; pero ahora se están convirtiendo en los instructores de aquellos que son lo suficientemente inteligentes y tolerantes como para evitar los conflictos mentales y las guerras de opinión. Cuanto más elevada es la educación de una criatura, más respeto tiene por el conocimiento, la experiencia y las opiniones de los demás.
25:3.13 (278.4) 7. Los Conciliadores en el superuniverso. Aquí los conciliadores consiguen coordinarse — cuatro árbitros-educadores que se comprenden mutuamente y que ejercen su actividad de manera perfecta. El ejecutor divino es despojado de su poder punitivo y se convierte en la voz física del trío espiritual. Para entonces estos consejeros y educadores se han familiarizado hábilmente con la mayor parte de los problemas y dificultades reales que se encuentran en la dirección de los asuntos del superuniverso. Se convierten así en unos asesores maravillosos y en unos sabios instructores para los peregrinos ascendentes que residen en las esferas educativas que rodean a los mundos sede de los superuniversos.
25:3.14 (278.5) Todos los conciliadores sirven bajo la supervisión general de los Ancianos de los Días y bajo la dirección directa de los Ayudantes de Imágenes hasta el momento en que son ascendidos a residir en el Paraíso. Durante su estancia en el Paraíso, están bajo las órdenes del Espíritu Maestro que preside el superuniverso de su origen.
25:3.15 (278.6) Los registros del superuniverso no enumeran a aquellos conciliadores que han pasado más allá de su jurisdicción, y estas comisiones están muy dispersas por todo el gran universo. El último informe de los registros de Uversa indica que el número de comisiones que trabajan en Orvonton se aproxima a los dieciocho billones — más de setenta billones de individuos. Pero esto sólo representa una fracción muy pequeña de la multitud de conciliadores que han sido creados en Orvonton; su número es de una magnitud mucho más elevada y equivale al número total de Servitales de Havona, teniendo en cuenta las transmutaciones en Guías de los Graduados.
25:3.16 (278.7) A medida que crece el número de conciliadores superuniversales, son trasladados de vez en cuando al consejo de la perfección del Paraíso, de donde surgen posteriormente como cuerpo coordinador producido por el Espíritu Infinito para el universo de universos, un grupo maravilloso de seres cuyo número y eficacia aumentan constantemente. Han adquirido una comprensión excepcional de la realidad emergente del Ser Supremo a través de su ascensión experiencial y de su entrenamiento en el Paraíso, y surcan el universo de universos en misiones especiales.
25:3.17 (279.1) Los miembros de una comisión conciliadora no se separan nunca. Los cuatro miembros de un grupo sirven eternamente juntos tal como se asociaron desde el principio. Incluso en su servicio glorificado continúan ejerciendo su actividad como cuartetos con una experiencia cósmica acumulada y una sabiduría experiencial perfeccionada. Están eternamente asociados como personificación de la justicia suprema del tiempo y del espacio.
25:4.1 (279.2) Estas mentes jurídicas y técnicas del mundo espiritual no fueron creadas como tales. El Espíritu Infinito eligió como núcleo de este grupo inmenso y polifacético a un millón de las mentes más metódicas entre los primeros supernafines y omniafines. Y desde aquella época tan lejana, a todos los que aspiran a convertirse en Asesores Técnicos siempre se les ha exigido una experiencia efectiva en la aplicación de las leyes de la perfección a los planes de la creación evolutiva.
25:4.2 (279.3) Los Asesores Técnicos son reclutados en las filas de las siguientes órdenes de personalidades:
25:4.3 (279.4) 1. Los supernafines.
25:4.4 (279.5) 2. Los seconafines.
25:4.5 (279.6) 3. Los terciafines.
25:4.6 (279.7) 4. Los omniafines.
25:4.7 (279.8) 5. Los serafines.
25:4.8 (279.9) 6. Ciertos tipos de mortales ascendentes.
25:4.9 (279.10) 7. Ciertos tipos de intermedios ascendentes.
25:4.10 (279.11) En el momento actual, sin contar a los mortales y a los intermedios cuyas asignaciones son todas transitorias, el número de Asesores Técnicos que están registrados en Uversa y trabajan en Orvonton es ligeramente superior a los sesenta y un billones.
25:4.11 (279.12) Los Asesores Técnicos desempeñan frecuentemente su actividad de manera individual, pero están organizados para el servicio y mantienen unas sedes comunes en grupos de siete en las esferas donde están destinados. En cada grupo, al menos cinco miembros deben tener un estado permanente, mientras que dos pueden estar asociados temporalmente. Los mortales ascendentes y las criaturas intermedias ascendentes sirven en estas comisiones consultivas mientras continúan su ascensión hacia el Paraíso, pero no participan en los programas regulares de formación para los Asesores Técnicos, ni tampoco se convierten nunca en miembros permanentes de la orden.
25:4.12 (279.13) Los mortales y los intermedios que sirven de manera transitoria con los asesores son elegidos para este trabajo porque son expertos en el concepto de la ley universal y de la justicia suprema. A medida que viajáis hacia vuestra meta en el Paraíso, adquiriendo constantemente conocimientos adicionales y una habilidad creciente, se os concede continuamente la oportunidad de transmitir a otros seres la sabiduría y la experiencia que ya habéis acumulado; durante todo vuestro trayecto hacia Havona representáis el papel de un alumno-maestro. Os abriréis paso a través de los niveles ascendentes de esta inmensa universidad experiencial transmitiendo a aquellos que están justo por debajo de vosotros el conocimiento recién descubierto en vuestra carrera progresiva. En el régimen universal no se considera que habéis adquirido un conocimiento y una verdad hasta que no habéis demostrado vuestra capacidad y vuestra buena voluntad para transmitir a otras personas ese conocimiento y esa verdad.
25:4.13 (280.1) Después de un largo entrenamiento y de una experiencia efectiva, cualquier espíritu ministrante que se encuentre por encima del estado de los querubines puede recibir un puesto permanente como Asesor Técnico. Todos los candidatos ingresan voluntariamente en esta orden de servicio; pero una vez que han asumido estas responsabilidades no pueden renunciar a ellas. Sólo los Ancianos de los Días pueden trasladar a estos asesores a otras actividades.
25:4.14 (280.2) La formación de los Asesores Técnicos, que empezó en las universidades Melquisedeks de los universos locales, continúa hasta las cortes de los Ancianos de los Días. Después de esta formación superuniversal siguen adelante hasta las «facultades de los siete círculos» situadas en los mundos piloto de los circuitos de Havona. Después de los mundos piloto son recibidos en la «facultad de la ética de la ley y de la técnica de la Supremacía», la universidad educativa paradisiaca para perfeccionar a los Asesores Técnicos.
25:4.15 (280.3) Estos asesores son algo más que unos expertos jurídicos; estudian y enseñan la ley aplicada, las leyes del universo aplicadas a la vida y al destino de todos los que habitan los inmensos dominios de la extensa creación. A medida que pasa el tiempo se convierten en las bibliotecas jurídicas vivientes del tiempo y del espacio; impiden trastornos sin fin y retrasos innecesarios enseñando a las personalidades del tiempo las formas y los modos de proceder más aceptables para los gobernantes de la eternidad. Son capaces de aconsejar a los trabajadores del espacio de tal manera que les permiten actuar en armonía con las exigencias del Paraíso; son los educadores de todas las criaturas acerca de la técnica de los Creadores.
25:4.16 (280.4) Esta biblioteca viviente de la ley aplicada no podría ser creada; estos seres deben evolucionar por medio de la experiencia efectiva. Las Deidades infinitas son existenciales, lo cual compensa su falta de experiencia; lo saben todo incluso antes de experimentarlo, pero este conocimiento no experiencial no lo transmiten a sus criaturas subordinadas.
25:4.17 (280.5) Los Asesores Técnicos se dedican a la tarea de evitar los retrasos, facilitar el progreso y aconsejar cómo alcanzar los objetivos. Siempre hay una manera mejor y más correcta de hacer las cosas; siempre está la técnica de la perfección, el método divino, y estos asesores saben cómo dirigirnos a todos hacia el descubrimiento de esa manera mejor.
25:4.18 (280.6) Estos seres extremadamente sabios y prácticos están siempre estrechamente asociados al servicio y al trabajo de los Censores Universales. Los Melquisedeks tienen a su disposición a un cuerpo capacitado. Todos los gobernantes de los sistemas, las constelaciones, los universos y los sectores de los superuniversos están abundantemente provistos de estas mentes técnicas, o de consultas jurídicas, del mundo espiritual. Un grupo especial actúa como consejero jurídico de los Portadores de Vida, asesorando a estos Hijos sobre el grado de desviación que se pueden permitir con respecto al orden establecido para la propagación de la vida, e informándoles además sobre sus prerrogativas y su libertad de acción. Son los asesores de todas las clases de seres en lo que concierne a los usos y las técnicas adecuados en todas las operaciones del mundo espiritual. Pero no se relacionan de forma directa y personal con las criaturas materiales de los reinos.
25:4.19 (280.7) Además de aconsejar acerca de los usos legales, los Asesores Técnicos se dedican igualmente a la interpretación eficaz de todas las leyes relacionadas con los seres creados — físicos, mentales y espirituales. Están a la disposición de los Conciliadores Universales y de todos los otros seres que desean saber la verdad de la ley; en otras palabras, saber cómo se puede esperar que reaccione la Supremacía de la Deidad en una situación dada que contenga factores de un orden establecido físico, mental y espiritual. Intentan incluso dilucidar la técnica del Último.
25:4.20 (281.1) Los Asesores Técnicos son seres escogidos y probados; nunca me he enterado de que uno solo de ellos se haya descarriado. No tenemos ningún dato en Uversa de que hayan sido juzgados alguna vez por desacato a las leyes divinas que ellos interpretan tan eficazmente y exponen de manera tan elocuente. El ámbito de su servicio no tiene ningún límite conocido, y tampoco se le ha impuesto ninguno a su progreso. Continúan como asesores incluso hasta las puertas del Paraíso; todo el universo de la ley y la experiencia está abierto para ellos.
25:5.1 (281.2) Entre los supernafines terciarios de Havona, algunos de los jefes archivistas más antiguos son elegidos como Custodios de los Archivos, como conservadores de los archivos oficiales de la Isla de Luz, de aquellos archivos que contrastan con los anales vivientes registrados en la mente de los custodios del conocimiento, a veces denominados la «biblioteca viviente del Paraíso».
25:5.2 (281.3) Los ángeles registradores de los planetas habitados son la fuente de todos los expedientes individuales. Otros registradores efectúan sus anotaciones, en todos los universos, tanto en los archivos oficiales como en los archivos vivientes. Desde Urantia hasta el Paraíso se pueden encontrar los dos tipos de archivos: en un universo local hay más archivos escritos y menos vivientes; en el Paraíso hay más vivientes y menos oficiales; en Uversa los dos se encuentran igualmente disponibles.
25:5.3 (281.4) Todo suceso significativo que se produce en la creación organizada y habitada es un asunto que ha de ser registrado. Aunque los acontecimientos que no tienen más que una importancia local sólo se registran localmente, aquellos que poseen una significación más amplia son tratados en consecuencia. Todo lo que sucede en los planetas, los sistemas y las constelaciones de Nebadon que tenga una importancia universal se registra en Salvington; y estos episodios se transmiten desde estas capitales universales hasta los archivos superiores relacionados con los asuntos de los gobiernos de los sectores y de los superuniversos. El Paraíso posee también un resumen pertinente de los datos de los superuniversos y de Havona; y este relato histórico y acumulativo del universo de universos se encuentra bajo la custodia de estos elevados supernafines terciarios.
25:5.4 (281.5) Aunque algunos de estos seres han sido enviados a los superuniversos para prestar sus servicios como Jefes de los Archivos y dirigir las actividades de los Registradores Celestiales, ninguno de ellos ha sido trasladado nunca de la lista nominal permanente de su orden.
25:6.1 (281.6) Son los registradores que realizan todas las anotaciones por duplicado, efectuando un registro espiritual original y una contrapartida semimaterial — lo que se podría llamar una copia al carbón. Pueden hacerlo debido a su capacidad particular para manipular simultáneamente tanto la energía espiritual como la material. Los Registradores Celestiales no son creados como tales; son serafines ascendentes de los universos locales. Son recibidos, clasificados y destinados a sus esferas de trabajo por los consejos de los Jefes de los Archivos ubicados en las sedes de los siete superuniversos. Las facultades para formar a los Registradores Celestiales también están situadas allí. Los Perfeccionadores de la Sabiduría y los Consejeros Divinos dirigen la universidad que se encuentra en Uversa.
25:6.2 (281.7) A medida que los registradores progresan en el servicio universal, continúan llevando a cabo su sistema de registro doble, posibilitando así que sus archivos estén siempre disponibles para todas las clases de seres, desde los de tipo material hasta los elevados espíritus de luz. En vuestra experiencia de transición, a medida que os elevéis desde este mundo material, siempre seréis capaces de consultar los archivos sobre la historia y las tradiciones de la esfera en la que estáis, y familiarizaros por otra parte con ellas.
25:6.3 (282.1) Los registradores son un cuerpo probado y seguro. Nunca he oído decir que un Registrador Celestial haya desertado, y nunca se ha descubierto una falsificación en sus registros. Están sometidos a una doble inspección; sus registros son examinados a fondo por sus eminentes compañeros de Uversa y por los Mensajeros Poderosos, los cuales certifican la exactitud de las copias casi físicas de los registros espirituales originales.
25:6.4 (282.2) Los registradores que progresan y que están estacionados en las esferas de registro subordinadas de los universos de Orvonton ascienden a billones y billones, pero el número de aquellos que han alcanzado este estado en Uversa no llega a ocho millones. Estos registradores graduados, o más antiguos, son los custodios y los promotores superuniversales de los archivos garantizados del tiempo y del espacio. Su sede central permanente se encuentra en las moradas circulares que rodean la zona de los archivos en Uversa. Nunca dejan que otros custodien estos archivos; pueden ausentarse a título individual, pero nunca en gran número.
25:6.5 (282.3) El cuerpo de los Registradores Celestiales es un destino permanente, al igual que el de los supernafines que se han convertido en Custodios de los Archivos. Una vez que los serafines y los supernafines son enrolados en estos servicios, seguirán siendo respectivamente Registradores Celestiales y Custodios de los Archivos hasta el día en que la plena personalización de Dios Supremo dé nacimiento a una administración nueva y modificada.
25:6.6 (282.4) Estos Registradores Celestiales más antiguos pueden mostrar en Uversa los archivos de todo lo que ha tenido una importancia cósmica en todo Orvonton desde los tiempos muy lejanos de la llegada de los Ancianos de los Días, mientras que los Custodios de los Archivos protegen en la Isla eterna los archivos de este reino que revelan las operaciones paradisiacas que se han producido desde la época de la personificación del Espíritu Infinito.
25:7.1 (282.5) Estos hijos de los Espíritus Madres de los universos locales son los amigos y los asociados de todos los que viven la vida morontial ascendente. No son indispensables para el trabajo real de progresión como criaturas que tienen que hacer los ascendentes, ni tampoco reemplazan en ningún sentido el trabajo de los guardianes seráficos que a menudo acompañan a sus asociados mortales durante su viaje hacia el Paraíso. Los Compañeros Morontiales son simplemente amables anfitriones para aquellos que acaban de empezar la larga ascensión hacia el interior. Son también unos diestros patrocinadores del entretenimiento, y en esta tarea reciben la hábil ayuda de los directores de la reversión.
25:7.2 (282.6) Aunque tendréis que realizar unas tareas serias y cada vez más difíciles en los mundos educativos morontiales de Nebadon, siempre podréis disponer de temporadas regulares de descanso y de reversión. Durante todo el viaje hacia el Paraíso, siempre habrá tiempo para el descanso y la diversión espiritual; y en la carrera de luz y de vida siempre hay tiempo para la adoración y los nuevos logros.
25:7.3 (282.7) Estos Compañeros Morontiales son unos asociados tan amistosos que cuando dejéis finalmente la última fase de la experiencia morontial, cuando os preparéis para emprender la aventura espiritual superuniversal, lamentaréis sinceramente que estas criaturas tan sociables no puedan acompañaros, pero prestan sus servicios exclusivamente en los universos locales. En todas las etapas de la carrera ascendente, todas las personalidades contactables serán amistosas y sociables, pero no encontraréis a otro grupo tan dedicado a la amistad y al compañerismo hasta que no conozcáis a los Compañeros Paradisiacos.
25:7.4 (283.1) El trabajo de los Compañeros Morontiales está descrito de manera más completa en las narraciones que tratan de los asuntos de vuestro universo local.
25:8.1 (283.2) Los Compañeros Paradisiacos son un grupo compuesto, o acumulado, que ha sido reclutado en las filas de los serafines, los seconafines, los supernafines y los omniafines. Aunque sirven durante un período de tiempo que consideraríais extraordinariamente largo, no tienen un estado permanente. Cuando este ministerio ha terminado, regresan por regla general (aunque no invariablemente) a aquellas funciones que realizaban cuando fueron llamados para servir en el Paraíso.
25:8.2 (283.3) Los Espíritus Madres de los universos locales, los Espíritus Reflectantes de los superuniversos y Majeston del Paraíso son los que designan a los miembros de las huestes angélicas para este servicio. Uno de los Siete Espíritus Maestros los convoca en la Isla central y los nombra como Compañeros Paradisiacos. Aparte del estado permanente en el Paraíso, este servicio temporal como compañeros en el Paraíso es el honor más grande que se pueda conferir nunca a los espíritus ministrantes.
25:8.3 (283.4) Estos ángeles escogidos se dedican a la tarea de servir de acompañantes y son asignados como asociados a todas las clases de seres que puedan estar casualmente solos en el Paraíso, principalmente a los mortales ascendentes, pero también a todos los demás seres que están solos en la Isla central. Los Compañeros Paradisiacos no tienen nada especial que hacer a favor de aquellos con quienes fraternizan; son simplemente compañeros. Casi todos los demás seres que los mortales encontraréis durante vuestra estancia en el Paraíso — aparte de vuestros camaradas peregrinos — tendrán algo preciso que hacer con vosotros o por vosotros; pero estos compañeros tienen la única misión de estar con vosotros y de comulgar con vosotros como asociados de vuestra personalidad. Los amables y brillantes Ciudadanos del Paraíso los ayudan a menudo en su ministerio.
25:8.4 (283.5) Los mortales proceden de unas razas que son muy sociables. Los Creadores saben muy bien que «no es bueno que el hombre esté solo» y, en consecuencia, toman sus disposiciones para que esté acompañado, incluso en el Paraíso.
25:8.5 (283.6) Si vosotros, como mortales ascendentes, llegarais al Paraíso en compañía de la compañera o íntima asociada de vuestra carrera terrestre, o si vuestro guardián seráfico del destino llegara por casualidad con vosotros o bien os estuviera esperando, entonces no se os asignaría ningún compañero permanente. Pero si llegáis solos, un compañero os dará con toda seguridad la bienvenida cuando os despertéis del sueño final del tiempo en la Isla de Luz. Aunque se sepa que llegaréis acompañados de algún asociado ascendente, se designarán a unos compañeros temporales para que os den la bienvenida a las orillas eternas y para acompañaros hasta el lugar preparado para recibiros a vosotros y a vuestros asociados. Podéis estar seguros de que seréis cálidamente recibidos cuando experimentéis la resurrección para la eternidad en las orillas perpetuas del Paraíso.
25:8.6 (283.7) Durante los días finales de la estancia del ascendente en el último circuito de Havona se designan a los compañeros que lo van a recibir, y éstos examinan cuidadosamente los datos relacionados con su origen mortal y su agitada ascensión a través de los mundos del espacio y de los círculos de Havona. Cuando reciben a los mortales del tiempo, ya están bien versados en las carreras de estos peregrinos que llegan, y demuestran ser enseguida unos compañeros comprensivos y fascinantes.
25:8.7 (283.8) Durante vuestra estancia prefinalitaria en el Paraíso, si por alguna razón tuvierais que separaros temporalmente del asociado — mortal o seráfico — de vuestra carrera ascendente, se os asignaría inmediatamente un Compañero Paradisiaco para aconsejaros y acompañaros. Una vez que ha sido asignado a un mortal ascendente que reside solitariamente en el Paraíso, el compañero permanece con esa persona hasta que ésta se reúne con sus asociados ascendentes o es enrolada debidamente en el Cuerpo de la Finalidad.
25:8.8 (284.1) Los Compañeros Paradisiacos son asignados según el orden de su lista de espera, salvo que un ascendente nunca es puesto a cargo de un compañero cuya naturaleza difiere de su tipo superuniversal. Si un mortal de Urantia llegara hoy al Paraíso, se le asignaría el primer compañero que está en la lista de espera y que tiene su origen en Orvonton o bien en la naturaleza del Séptimo Espíritu Maestro. Por eso los omniafines no prestan sus servicios a las criaturas ascendentes de los siete superuniversos.
25:8.9 (284.2) Los Compañeros Paradisiacos realizan muchos servicios adicionales: si un mortal ascendente llegara solo al universo central y fracasara en alguna fase de la aventura de la Deidad mientras atraviesa Havona, sería devuelto en su debido momento a los universos del tiempo, e inmediatamente se realizaría un llamamiento a las reservas de los Compañeros Paradisiacos. Un miembro de esta orden recibiría la misión de seguir al peregrino rechazado, estar con él, confortarlo y alentarlo, y permanecer con él hasta que volviera al universo central para reanudar la ascensión al Paraíso.
25:8.10 (284.3) Si un peregrino ascendente fuera rechazado en la aventura de la Deidad mientras atraviesa Havona en compañía de un serafín ascendente, el ángel guardián de su carrera como mortal, este ángel escogería acompañar a su asociado mortal. Estos serafines se ofrecen siempre como voluntarios y se les permite acompañar a sus camaradas mortales de tantos años que regresan al servicio del tiempo y del espacio.
25:8.11 (284.4) Pero no sucede lo mismo con dos ascendentes mortales íntimamente asociados: si uno de ellos alcanza a Dios mientras que el otro fracasa temporalmente, el individuo que ha tenido éxito elige invariablemente regresar con la personalidad decepcionada a las creaciones evolutivas, pero esto no está permitido. En lugar de eso se hace un llamamiento a las reservas de los Compañeros Paradisiacos, y uno de los voluntarios es elegido para que acompañe al peregrino decepcionado. Un Ciudadano voluntario del Paraíso se asocia entonces con el mortal que ha tenido éxito, el cual se queda en la Isla central esperando que regrese a Havona su camarada rechazado, y mientras tanto enseña en ciertas escuelas del Paraíso, exponiendo la intrépida historia de la ascensión evolutiva.
25:8.12 (284.5) [Patrocinado por un Elevado en Autoridad procedente de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 26
26:0.1 (285.1) LOS supernafines son los espíritus ministrantes del Paraíso y del universo central; son la orden más elevada del grupo más humilde de hijos del Espíritu Infinito — de las huestes angélicas. Estos espíritus ministrantes se pueden encontrar desde la Isla del Paraíso hasta los mundos del espacio y del tiempo. Ninguna parte importante de la creación organizada y habitada está desprovista de sus servicios.
26:1.1 (285.2) Los ángeles son los asociados espirituales ministrantes de las criaturas volitivas evolutivas y ascendentes de todo el espacio; son también los colegas y los asociados de trabajo de las multitudes superiores de personalidades divinas de las esferas. Los ángeles de todas las órdenes tienen personalidades distintas y están sumamente individualizados. Todos tienen una amplia capacidad para apreciar el ministerio de los directores de la reversión. Junto con las Huestes de Mensajeros del Espacio, los espíritus ministrantes disfrutan de períodos de descanso y de cambio; poseen una naturaleza muy sociable y tienen una capacidad para asociarse que trasciende de lejos la de los seres humanos.
26:1.2 (285.3) Los espíritus ministrantes del gran universo están clasificados como sigue:
26:1.3 (285.4) 1. Los supernafines.
26:1.4 (285.5) 2. Los seconafines.
26:1.5 (285.6) 3. Los terciafines.
26:1.6 (285.7) 4. Los omniafines.
26:1.7 (285.8) 5. Los serafines.
26:1.8 (285.9) 6. Los querubines y los sanobines.
26:1.9 (285.10) 7. Las criaturas intermedias.
26:1.10 (285.11) Los miembros individuales de las órdenes angélicas no tienen un estado personal completamente fijo en el universo. Los ángeles de ciertas órdenes pueden convertirse en Compañeros Paradisiacos durante un período de tiempo; algunos se vuelven Registradores Celestiales; otros se elevan hasta las filas de los Asesores Técnicos. Algunos querubines pueden aspirar al estado y al destino seráficos, mientras que los serafines evolutivos pueden alcanzar los niveles espirituales de los Hijos ascendentes de Dios.
26:1.11 (285.12) Las siete órdenes de espíritus ministrantes, tal como os son reveladas, han sido agrupadas para su presentación de acuerdo con las funciones que tienen mayor importancia para las criaturas ascendentes:
26:1.12 (285.13) 1. Los espíritus ministrantes del universo central. Las tres órdenes de supernafines sirven en el sistema Paraíso-Havona. Los supernafines primarios o paradisiacos son creados por el Espíritu Infinito. Las órdenes secundaria y terciaria, que prestan sus servicios en Havona, son los descendientes respectivos de los Espíritus Maestros y de los Espíritus de los Circuitos.
26:1.13 (286.1) 2. Los espíritus ministrantes de los superuniversos — los seconafines, los terciafines y los omniafines. Los seconafines, hijos de los Espíritus Reflectantes, prestan sus servicios de manera diversa en los siete superuniversos. Los terciafines, que tienen su origen en el Espíritu Infinito, se dedican finalmente al servicio de enlace entre los Hijos Creadores y los Ancianos de los Días. Los omniafines son creados de común acuerdo por el Espíritu Infinito y los Siete Ejecutivos Supremos, y son los servidores exclusivos de estos últimos. El análisis de estas tres órdenes constituye el tema de una narración posterior en esta serie.
26:1.14 (286.2) 3. Los espíritus ministrantes de los universos locales incluyen a los serafines y a sus ayudantes, los querubines. Los ascendentes mortales tienen un contacto inicial con esta progenie de un Espíritu Madre Universal. Las criaturasintermedias son nativas de los mundos habitados y no forman parte realmente de las órdenes angélicas propiamente dichas, aunque a menudo son agrupadas funcionalmente con los espíritus ministrantes. Su historia, con un informe sobre los serafines y los querubines, será presentada en los documentos que tratan de los asuntos de vuestro universo local.
26:1.15 (286.3) Todas las órdenes de las huestes angélicas están dedicadas a los diversos servicios universales, y aportan su ministerio de una manera u otra a las órdenes superiores de seres celestiales; pero son los supernafines, los seconafines y los serafines los que son empleados en gran número para fomentar el programa ascendente de la perfección progresiva para los hijos del tiempo. Ejercen su actividad en el universo central, en los superuniversos y en los universos locales, y forman esa cadena ininterrumpida de ministros espirituales que ha sido proporcionada por el Espíritu Infinito para ayudar y guiar a todos los que tratan de alcanzar al Padre Universal a través del Hijo Eterno.
26:1.16 (286.4) Los supernafines sólo están limitados en «polaridad espiritual» respecto a una sola fase de acción, aquella relacionada con el Padre Universal. Pueden trabajar solos, salvo cuando emplean directamente los circuitos exclusivos del Padre. Cuando reciben el poder del ministerio directo del Padre, los supernafines deben asociarse voluntariamente en parejas para poder ejercer su actividad. Los seconafines están limitados del mismo modo, y además deben trabajar en parejas con el objeto de sincronizarse con los circuitos del Hijo Eterno. Los serafines pueden trabajar solos como personalidades distintas y localizadas, pero sólo son capaces de ponerse en circuito cuando están polarizados como parejas de enlace. Cuando estos seres espirituales están asociados en parejas, se dice que uno es complementario del otro. Las relaciones complementarias pueden ser transitorias; no son necesariamente de naturaleza permanente.
26:1.17 (286.5) Estas brillantes criaturas de luz se sustentan directamente absorbiendo la energía espiritual de los circuitos primarios del universo. Los mortales de Urantia deben obtener la energía de la luz por medio de la encarnación vegetativa, pero las huestes angélicas están metidas en circuitos; tienen «un alimento que vosotros no conocéis». También absorben las enseñanzas circulantes de los maravillosos Hijos Instructores Trinitarios; reciben el conocimiento y absorben la sabiduría de una manera que se parece mucho a la técnica que emplean para asimilar las energías vitales.
26:2.1 (286.6) Los supernafines son los ministros cualificados para todos los tipos de seres que residen en el Paraíso y en el universo central. Estos ángeles elevados son creados en tres órdenes principales: primaria, secundaria y terciaria.
26:2.2 (287.1) Los supernafines primarios son la progenitura exclusiva del Creador Conjunto. Dividen su ministerio de una manera casi igual entre ciertos grupos de Ciudadanos del Paraíso y el cuerpo cada vez más numeroso de peregrinos ascendentes. Estos ángeles de la Isla eterna son muy eficaces en la cuestión de fomentar la formación esencial de los dos grupos de habitantes del Paraíso. Aportan una contribución muy útil a la comprensión mutua entre estas dos órdenes únicas de criaturas universales — pues una es el tipo más elevado de criatura volitiva divina y perfecta, y la otra la evolución perfeccionada del tipo más humilde de criatura volitiva de todo el universo de universos.
26:2.3 (287.2) El trabajo de los supernafines primarios es tan excepcional y característico que será estudiado por separado en la próxima narración.
26:2.4 (287.3) Los supernafines secundarios dirigen los asuntos de los seres ascendentes en los siete circuitos de Havona. Se interesan igualmente por ayudar a la preparación educativa de numerosas órdenes de Ciudadanos del Paraíso que residen durante largos períodos en los circuitos de mundos de la creación central, pero no podemos examinar esta fase de su servicio.
26:2.5 (287.4) Estos ángeles elevados son de siete tipos; cada uno de ellos tiene su origen en uno de los Siete Espíritus Maestros y su naturaleza sigue en consecuencia ese modelo. Los Siete Espíritus Maestros crean colectivamente muchos grupos diferentes de seres y de entidades únicos, y la naturaleza de los miembros individuales de cada orden es relativamente uniforme. Pero cuando estos mismos Siete Espíritus crean individualmente, la naturaleza de las órdenes resultantes es siempre séptuple; los hijos de cada Espíritu Maestro comparten la naturaleza de su creador y son por consiguiente distintos a los demás. Éste es el origen de los supernafines secundarios, y los ángeles de los siete tipos creados desempeñan sus funciones en todos los campos de actividad abiertos a la totalidad de su orden, principalmente en los siete circuitos del universo central y divino.
26:2.6 (287.5) Cada uno de los siete circuitos planetarios de Havona está bajo la supervisión directa de uno de los Siete Espíritus de los Circuitos, y éstos mismos son la creación colectiva — y por lo tanto uniforme — de los Siete Espíritus Maestros. Aunque comparten la naturaleza de la Fuente-Centro Tercera, estos siete Espíritus secundarios de Havona no formaban parte del universo arquetípico original. Empezaron a ejercer su actividad después de la creación original (eterna) pero mucho antes de los tiempos de Grandfanda. Aparecieron indudablemente como una reacción creativa de los Espíritus Maestros al propósito emergente del Ser Supremo, y se descubrió que estaban desempeñando sus funciones en el momento de organizarse el gran universo. El Espíritu Infinito y todos sus asociados creativos, como coordinadores universales, parecen estar abundantemente dotados de la capacidad de proporcionar respuestas creativas adecuadas a los desarrollos simultáneos que se producen en las Deidades experienciales y en los universos en evolución.
26:2.7 (287.6) Los supernafines terciarios tienen su origen en estos Siete Espíritus de los Circuitos. El Espíritu Infinito ha facultado a cada uno de ellos para crear en los distintos círculos de Havona un número suficiente de elevados ministros superáficos de la orden terciaria a fin de satisfacer las necesidades del universo central. Aunque los Espíritus de los Circuitos engendraron un número relativamente pequeño de estos ministros angélicos antes de la llegada de los peregrinos del tiempo a Havona, los Siete Espíritus Maestros ni siquiera empezaron a crear a los supernafines secundarios hasta el aterrizaje de Grandfanda. Como los supernafines terciarios son los más antiguos de las dos órdenes, los examinaremos por tanto en primer lugar.
26:3.1 (288.1) Estos servidores de los Siete Espíritus Maestros son los especialistas angélicos de los diversos circuitos de Havona, y su ministerio se extiende tanto a los peregrinos ascendentes del tiempo como a los peregrinos descendentes de la eternidad. Vuestros asociados superáficos de todas las órdenes serán plenamente visibles para vosotros en los mil millones de mundos de estudio de la perfecta creación central. Allí todos seréis, en el sentido más elevado, seres fraternales y comprensivos con un contacto y una simpatía mutuos. También reconoceréis plenamente y fraternizaréis de manera exquisita con los peregrinos descendentes, los Ciudadanos del Paraíso, que atraviesan estos circuitos desde el interior hacia el exterior, entrando en Havona por el mundo piloto del primer circuito y dirigiéndose hacia el exterior hasta el séptimo.
26:3.2 (288.2) Los peregrinos ascendentes de los siete superuniversos atraviesan Havona en dirección contraria, entrando por el mundo piloto del séptimo circuito y dirigiéndose hacia el interior. No existe ningún límite de tiempo establecido para que las criaturas ascendentes puedan progresar de mundo en mundo y de circuito en circuito, así como tampoco existe ningún período fijo de tiempo señalado arbitrariamente para residir en los mundos morontiales. Pero, mientras que los individuos adecuadamente desarrollados pueden estar exentos de residir en uno o en más mundos educativos del universo local, ningún peregrino puede evitar pasar por los siete circuitos de espiritualización progresiva de Havona.
26:3.3 (288.3) Este cuerpo de supernafines terciarios, destinado principalmente al servicio de los peregrinos del tiempo, está clasificado como sigue:
26:3.4 (288.4) 1. Los Supervisores de la Armonía. Debe ser evidente que se necesita algún tipo de influencia coordinadora, incluso en el perfecto Havona, para mantener el sistema y asegurar la armonía en todo el trabajo de preparar a los peregrinos del tiempo para sus consecuciones posteriores en el Paraíso. Ésta es la verdadera misión de los supervisores de la armonía — cuidar de que todo funcione de manera tranquila y expeditiva. Tienen su origen en el primer circuito y sirven en todo Havona, y su presencia en los circuitos significa que nada puede salir mal de ninguna manera. Estos supernafines tienen una gran capacidad para coordinar una diversidad de actividades que afectan a personalidades de diferentes órdenes — e incluso de múltiples niveles — , lo que les permite ofrecer su ayuda en cualquier momento y lugar en que sea necesaria. Contribuyen enormemente a que los peregrinos del tiempo y los peregrinos de la eternidad se comprendan mutuamente.
26:3.5 (288.5) 2. Los Jefes Registradores. Estos ángeles son creados en el segundo circuito, pero trabajan en todas las partes del universo central. Efectúan sus registros por triplicado, realizando sus anotaciones para los archivos tangibles de Havona, para los archivos espirituales de su orden y para los archivos oficiales del Paraíso. Además, transmiten automáticamente los informes sobre los acontecimientos de importancia para el conocimiento verdadero a las bibliotecas vivientes del Paraíso, a los custodios del conocimiento de la orden primaria de supernafines.
26:3.6 (288.6) 3. Los Transmisores. Los hijos del tercer Espíritu de los Circuitos ejercen su actividad en todo Havona, aunque su estación oficial está situada en el planeta número setenta del círculo más exterior. Estos técnicos maestros reciben y envían las transmisiones de la creación central y son los directores de los informes que se transmiten al espacio sobre todos los fenómenos relacionados con la Deidad que se producen en el Paraíso. Pueden trabajar con todos los circuitos fundamentales del espacio.
26:3.7 (288.7) 4. Los Mensajeros tienen su origen en el circuito número cuatro. Recorren el sistema Paraíso-Havona como portadores de todos los mensajes que necesitan una transmisión personal. Sirven a sus compañeros, a las personalidades celestiales, a los peregrinos del Paraíso e incluso a las almas ascendentes del tiempo.
26:3.8 (289.1) 5. Los Coordinadores de la Información. Estos supernafines terciarios, hijos del quinto Espíritu de los Circuitos, siempre son los promotores sabios y comprensivos de la asociación fraternal entre los peregrinos ascendentes y descendentes. Aportan su ministerio a todos los habitantes de Havona y especialmente a los ascendentes, manteniéndolos informados y al día sobre los asuntos del universo de universos. Gracias a sus contactos personales con los transmisores y los reflectores, estos «periódicos vivientes» de Havona conocen instantáneamente toda la información que pasa por los inmensos circuitos de noticias del universo central. Consiguen la información mediante el método gráfico de Havona, el cual les permite asimilar automáticamente en una hora del tiempo de Urantia tanta información como vuestra técnica telegráfica más rápida sería capaz de registrar en mil años.
26:3.9 (289.2) 6. Las Personalidades de Transporte. Estos seres, que tienen su origen en el circuito número seis, trabajan generalmente a partir del planeta número cuarenta situado en el circuito más exterior. Son ellos los que se llevan a los candidatos decepcionados que fracasan de manera transitoria en la aventura de la Deidad. Permanecen preparados para servir a todos los seres que deben ir y venir para el servicio de Havona y que no pueden atravesar el espacio por sí solos.
26:3.10 (289.3) 7. El Cuerpo de Reserva. Las fluctuaciones del trabajo con los seres ascendentes, los peregrinos del Paraíso y otras órdenes de seres que residen en Havona hacen necesario mantener estas reservas de supernafines en el mundo piloto del séptimo círculo, en el cual tienen su origen. Son creados sin un propósito especial y están capacitados para encargarse de servir en las fases menos exigentes de cualquiera de las obligaciones de sus asociados superáficos de la orden terciaria.
26:4.1 (289.4) Los supernafines secundarios ejercen su ministerio en los siete circuitos planetarios del universo central. Una parte de ellos está dedicada al servicio de los peregrinos del tiempo, y la mitad de toda la orden tiene la tarea de formar a los peregrinos paradisiacos de la eternidad. Los voluntarios del Cuerpo de la Finalidad de los Mortales también acompañan a estos Ciudadanos del Paraíso en su peregrinación por los circuitos de Havona, un acuerdo que ha prevalecido desde que se completó el primer grupo de finalitarios.
26:4.2 (289.5) Según su asignación periódica al ministerio de los peregrinos ascendentes, los supernafines secundarios trabajan en los siete grupos siguientes:
26:4.3 (289.6) 1. Los Ayudantes de los Peregrinos.
26:4.4 (289.7) 2. Los Guías de la Supremacía.
26:4.5 (289.8) 3. Los Guías de la Trinidad.
26:4.6 (289.9) 4. Los Descubridores del Hijo.
26:4.7 (289.10) 5. Los Guías del Padre.
26:4.8 (289.11) 6. Los Consejeros y los Asesores.
26:4.9 (289.12) 7. Los Complementos del Descanso.
26:4.10 (289.13) Cada uno de estos grupos de trabajo contiene ángeles de los siete tipos creados, y un peregrino del espacio siempre recibe la enseñanza de los supernafines secundarios que tienen su origen en el Espíritu Maestro que preside el superuniverso donde nació ese peregrino. Cuando vosotros, los mortales de Urantia, lleguéis a Havona, seréis guiados sin duda por los supernafines cuya naturaleza creada — al igual que vuestra propia naturaleza evolutiva — procede del Espíritu Maestro de Orvonton. Puesto que vuestros tutores descienden del Espíritu Maestro de vuestro propio superuniverso, están especialmente cualificados para comprenderos, confortaros y ayudaros en todos vuestros esfuerzos por alcanzar la perfección paradisiaca.
26:4.11 (290.1) Los peregrinos del tiempo son transportados más allá de los cuerpos gravitatorios oscuros hasta el circuito planetario exterior de Havona por las personalidades transportadoras de la orden primaria de seconafines que operan desde las sedes de los siete superuniversos. La mayoría de los serafines, pero no todos, que sirven en los planetas y en los universos locales y que han sido acreditados para ascender hacia el Paraíso, se separarán de sus asociados mortales antes del largo vuelo hacia Havona y empezarán de inmediato una larga e intensa formación para ser asignados a una tarea excelsa, esperando conseguir como serafines la perfección de existencia y la supremacía del servicio. Y esto lo hacen, con la esperanza de reunirse con los peregrinos del tiempo, para ser contados entre aquellos que siguen para siempre el camino de esos mortales que han alcanzado al Padre Universal y han recibido una tarea en el servicio no revelado del Cuerpo de la Finalidad.
26:4.12 (290.2) El peregrino aterriza en el planeta receptor de Havona, en el mundo piloto del séptimo circuito, con una sola dotación de perfección, la perfección de propósito. El Padre Universal ha decretado: «Sed perfectos como yo soy perfecto». Ésta es la asombrosa orden-invitación transmitida a los hijos finitos de los mundos del espacio. La promulgación de este mandato ha puesto en movimiento a toda la creación en un esfuerzo cooperativo de los seres celestiales por ayudar a llevar a cabo el cumplimiento y la realización de este mandato extraordinario de la Gran Fuente-Centro Primera.
26:4.13 (290.3) Cuando sois finalmente depositados en el mundo receptor de Havona gracias al ministerio de todas las huestes de ayudantes relacionadas con el plan universal de supervivencia, llegáis con un solo tipo de perfección — laperfección de propósito. Vuestro propósito ha sido completamente demostrado; vuestra fe ha sido probada. Se sabe que estáis a prueba de decepciones. Ni siquiera el fracaso en discernir al Padre Universal puede hacer vacilar la fe ni perturbar seriamente la confianza de un mortal ascendente que ha pasado por la experiencia que todos deben atravesar para alcanzar las esferas perfectas de Havona. Cuando lleguéis a Havona, vuestra sinceridad se habrá vuelto sublime. La perfección de vuestro propósito y la divinidad de vuestro deseo, junto con la firmeza de vuestra fe, han asegurado vuestra entrada en las moradas permanentes de la eternidad; vuestra liberación de las incertidumbres del tiempo es plena y completa; ahora tenéis que enfrentaros con los problemas de Havona y con las inmensidades del Paraíso, para cuyo encuentro os habéis entrenado durante tanto tiempo en las épocas experienciales del tiempo y en las escuelas de los mundos del espacio.
26:4.14 (290.4) La fe ha conquistado para el peregrino ascendente una perfección de propósito que deja entrar a los hijos del tiempo por las puertas de la eternidad. Ahora los ayudantes de los peregrinos deben empezar el trabajo de desarrollar esa perfección de entendimiento y esa técnica de comprensión que son tan indispensables para la perfección paradisiaca de la personalidad.
26:4.15 (290.5) La capacidad de comprender es el pasaporte de los mortales para el Paraíso. La buena voluntad para creer es la clave para Havona. La aceptación de la filiación, la cooperación con el Ajustador interior, es el precio de la supervivencia evolutiva.
26:5.1 (291.1) El primero de los siete grupos de supernafines secundarios que encontraréis es el de los ayudantes de los peregrinos, esos seres que poseen una comprensión rápida y una amplia simpatía, y que dan la bienvenida a los ascendentes del espacio, que tanto han viajado, a los mundos estabilizados y a la economía asentada del universo central. Estos elevados ministros empiezan simultáneamente su trabajo para los peregrinos paradisiacos de la eternidad, el primero de los cuales llegó al mundo piloto del circuito interior de Havona al mismo tiempo que Grandfanda aterrizaba en el mundo piloto del circuito exterior. En aquella época tan lejana, los peregrinos del Paraíso y los peregrinos del tiempo se encontraron por primera vez en el mundo receptor del circuito número cuatro.
26:5.2 (291.2) Estos ayudantes de los peregrinos, que ejercen su actividad en el séptimo círculo de los mundos de Havona, dirigen su trabajo para los mortales ascendentes en tres divisiones principales: primero, la comprensión suprema de la Trinidad del Paraíso; segundo, la comprensión espiritual de la asociación Padre-Hijo; y tercero, el reconocimiento intelectual del Espíritu Infinito. Cada una de estas fases de enseñanza se divide en siete ramas de doce divisiones menores de setenta grupos secundarios; y cada uno de estos setenta agrupamientos secundarios de enseñanza es presentado en mil clasificaciones. En los círculos posteriores se proporciona una enseñanza más detallada, pero los ayudantes de los peregrinos enseñan un resumen de cada requisito del Paraíso.
26:5.3 (291.3) Éste es pues el curso primario o elemental con el que se enfrentan los peregrinos del espacio cuya fe ha sido probada y que tanto han viajado. Pero mucho antes de llegar a Havona, estos hijos ascendentes del tiempo han aprendido a deleitarse con las incertidumbres, a enriquecerse con las decepciones, a entusiasmarse con los fracasos aparentes, a estimularse en presencia de las dificultades, a mostrar un valor indomable frente a la inmensidad, y a ejercer una fe invencible cuando se enfrentan con el desafío de lo inexplicable. Hace mucho tiempo que el grito de guerra de estos peregrinos se ha vuelto: «En unión con Dios, nada — absolutamente nada — es imposible».
26:5.4 (291.4) A los peregrinos del tiempo se les exige una cosa precisa en cada uno de los círculos de Havona; y aunque cada peregrino continúa bajo la tutela de los supernafines adaptados por su naturaleza a ayudar a este tipo particular de criatura ascendente, el curso que se ha de superar es bastante uniforme para todos los ascendentes que alcanzan el universo central. Este curso de consecución es cuantitativo, cualitativo y experiencial — intelectual, espiritual y supremo.
26:5.5 (291.5) El tiempo tiene poca importancia en los círculos de Havona. Participa de una manera limitada en las posibilidades de progreso, pero el éxito es la prueba final y suprema. En el mismo momento en que vuestro asociado superáfico considere que estáis capacitados para pasar hacia el interior al círculo siguiente, seréis llevados ante los doce ayudantes del séptimo Espíritu de los Circuitos. Aquí se os pedirá que paséis las pruebas del círculo determinado por el superuniverso de vuestro origen y por el sistema donde habéis nacido. La conquista divina de este círculo tiene lugar en el mundo piloto, y consiste en el reconocimiento y en la comprensión espirituales del Espíritu Maestro del superuniverso del peregrino ascendente.
26:5.6 (291.6) Cuando el trabajo del círculo exterior de Havona ha terminado y el curso ofrecido ha sido superado, los ayudantes de los peregrinos llevan a sus sujetos al mundo piloto del círculo siguiente y los confían a los cuidados de los guías de la supremacía. Los ayudantes de los peregrinos siempre se quedan durante una temporada para contribuir a que el traslado sea agradable y beneficioso a la vez.
26:6.1 (292.1) A los ascendentes del espacio los denominan «graduados espirituales» cuando los trasladan del séptimo al sexto círculo y los colocan bajo la supervisión directa de los guías de la supremacía. A estos guías no hay que confundirlos con los Guías de los Graduados — que pertenecen a las Personalidades Superiores del Espíritu Infinito — y que, con sus asociados servitales, ejercen su ministerio en todos los circuitos de Havona con los peregrinos tanto ascendentes como descendentes. Los guías de la supremacía sólo desempeñan su actividad en el sexto círculo del universo central.
26:6.2 (292.2) En este círculo es donde los ascendentes consiguen una nueva comprensión de la Divinidad Suprema. Durante su larga carrera en los universos evolutivos, los peregrinos del tiempo han experimentado una conciencia creciente de la realidad de un supercontrol todopoderoso de las creaciones espacio-temporales. Aquí, en este circuito de Havona, están a punto de encontrarse con la fuente de la unidad espacio-temporal residente en el universo central — con la realidad espiritual de Dios Supremo.
26:6.3 (292.3) No sé muy bien cómo explicar lo que sucede en este círculo. Ninguna presencia personalizada de la Supremacía es perceptible para los ascendentes. En ciertos aspectos, las nuevas relaciones con el Séptimo Espíritu Maestro compensan esta imposibilidad de ponerse en contacto con el Ser Supremo. Pero independientemente de nuestra incapacidad para captar la técnica, cada criatura ascendente parece experimentar un crecimiento transformador, una nueva integración de su conciencia, una nueva espiritualización de su propósito, una nueva sensibilidad a la divinidad, que casi no se pueden explicar de manera satisfactoria sin suponer la actividad no revelada del Ser Supremo. Para aquellos de nosotros que han observado estas operaciones misteriosas, parece como si Dios Supremo otorgara afectuosamente a sus hijos experienciales, y hasta los mismos límites de sus capacidades experienciales, esos aumentos de comprensión intelectual, de perspicacia espiritual y de extensión de la personalidad que tanto necesitarán en todos sus esfuerzos por penetrar en el nivel de divinidad de la Trinidad de Supremacía, para alcanzar a las Deidades eternas y existenciales del Paraíso.
26:6.4 (292.4) Cuando los guías de la supremacía consideran que sus alumnos están maduros para avanzar, los llevan ante la comisión de los setenta, un grupo mixto que actúa como examinador en el mundo piloto del circuito número seis. Después de satisfacer a esta comisión en cuanto a su comprensión del Ser Supremo y de la Trinidad de Supremacía, los peregrinos reciben la confirmación de que pueden trasladarse al quinto circuito.
26:7.1 (292.5) Los guías de la Trinidad son los ministros incansables del quinto círculo de instrucción havoniana para los peregrinos progresivos del tiempo y del espacio. A los graduados espirituales los denominan aquí «candidatos a la aventura de la Deidad», puesto que es en este círculo, y bajo la dirección de los guías de la Trinidad, donde los peregrinos reciben una enseñanza avanzada sobre la Trinidad divina como preparación para intentar conseguir reconocer la personalidad del Espíritu Infinito. Aquí, los peregrinos ascendentes descubren el significado que tiene el verdadero estudio y el auténtico esfuerzo mental cuando empiezan a discernir la naturaleza del esfuerzo espiritual aún más agotador y mucho más arduo que necesitarán hacer para satisfacer las exigencias de la elevada meta que tienen que alcanzar en los mundos de este circuito.
26:7.2 (292.6) Los guías de la Trinidad son sumamente fieles y eficaces; y cada peregrino recibe la atención indivisa y disfruta del afecto total de un supernafín secundario perteneciente a esta orden. Un peregrino del tiempo no encontraría nunca a la primera persona accesible de la Trinidad del Paraíso si no fuera por la ayuda y la asistencia de estos guías y de la multitud de otros seres espirituales que se ocupan de instruir a los ascendentes sobre la naturaleza y la técnica de la cercana aventura de la Deidad.
26:7.3 (293.1) Después de terminar el curso de formación en este circuito, los guías de la Trinidad llevan a sus alumnos a su mundo piloto y los presentan ante una de las muchas comisiones trinas que funcionan para examinar y declarar aptos a los candidatos a la aventura de la Deidad. Estas comisiones están compuestas por un compañero finalitario, por uno de los directores del comportamiento perteneciente a la orden de los supernafines primarios, y por un Mensajero Solitario del espacio o un Hijo Trinitizado del Paraíso.
26:7.4 (293.2) Cuando un alma ascendente sale realmente hacia el Paraíso, sólo va acom-pañada por el trío de transporte: el asociado superáfico del círculo, el Guía de los Graduados y el siempre presente asociado servital de este último. Estas excursiones desde los círculos de Havona hasta el Paraíso son viajes de prueba; los ascendentes no poseen todavía el estado paradisiaco. No consiguen el estado residencial en el Paraíso hasta que no han pasado por el descanso final del tiempo, que tiene lugar después de haber alcanzado al Padre Universal y de haber recibido la acreditación final de los circuitos de Havona. No comparten la «esencia de la divinidad» y el «espíritu de la supremacía» hasta después del descanso divino, y entonces empiezan a trabajar realmente en el círculo de la eternidad y en presencia de la Trinidad.
26:7.5 (293.3) Los compañeros del trío de transporte del ascendente no son necesarios para permitirle que localice la presencia geográfica de la luminosidad espiritual de la Trinidad, sino más bien para proporcionar toda la ayuda posible a un peregrino en su difícil tarea de reconocer, discernir y comprender suficientemente al Espíritu Infinito como para efectuar el reconocimiento de su personalidad. Cualquier peregrino ascendente que se encuentre en el Paraíso puede discernir la presencia geográfica o localizada de la Trinidad; la gran mayoría es capaz de ponerse en contacto con la realidad intelectual de las Deidades, especialmente de la Tercera Persona, pero no todos pueden reconocer o ni siquiera comprender parcialmente la realidad de la presencia espiritual del Padre y del Hijo. Y todavía es más difícil obtener siquiera un mínimo de comprensión espiritual del Padre Universal.
26:7.6 (293.4) La búsqueda del Espíritu Infinito raras veces no logra consumarse, y cuando sus sujetos han triunfado en esta fase de la aventura de la Deidad, los guías de la Trinidad se preparan para trasladarlos a los cuidados de los descubridores del Hijo en el cuarto círculo de Havona.
26:8.1 (293.5) Al cuarto circuito de Havona se le llama a veces el «circuito de los Hijos». Desde los mundos de este circuito, los peregrinos ascendentes van al Paraíso para conseguir un contacto comprensivo con el Hijo Eterno, mientras que en los mundos de este circuito los peregrinos descendentes consiguen una nueva comprensión de la naturaleza y de la misión de los Hijos Creadores del tiempo y del espacio. En este circuito hay siete mundos en los que el cuerpo de reserva de los Migueles Paradisiacos mantienen escuelas especiales de servicio que ofrecen un ministerio mutuo a los peregrinos ascendentes y descendentes; en estos mundos de los Hijos Migueles es donde los peregrinos del tiempo y los peregrinos de la eternidad llegan por primera vez a una verdadera comprensión mutua. Las experiencias de este circuito son en muchos aspectos las más fascinantes de toda la estancia en Havona.
26:8.2 (294.1) Los descubridores del Hijo son los ministros superáficos de los mortales ascendentes del cuarto circuito. Además del trabajo general de preparar a sus candidatos para que comprendan las relaciones del Hijo Eterno con la Trinidad, estos descubridores del Hijo han de enseñar a sus sujetos de una manera tan completa que éstos tengan un éxito total: primero, comprendiendo espiritualmente al Hijo de forma adecuada; segundo, reconociendo satisfac-toriamente la personalidad del Hijo; y tercero, diferenciando apropiadamente al Hijo de la personalidad del Espíritu Infinito.
26:8.3 (294.2) Después de alcanzar al Espíritu Infinito ya no se pasan más exámenes. Las pruebas de los círculos interiores consisten en las acciones de los candidatos peregrinos cuando se encuentran envueltos en el abrazo de las Deidades. El progreso está determinado estrictamente por la espiritualidad del individuo, y nadie salvo los Dioses se atreven a juzgar esta posesión. En caso de fracaso nunca se indica una razón, y tampoco se reprende ni se critica nunca a los candidatos mismos ni a sus diversos tutores y guías. En el Paraíso, una decepción nunca se considera como una derrota; un aplazamiento nunca se contempla como una desgracia; los fracasos aparentes del tiempo nunca se confunden con los retrasos significativos de la eternidad.
26:8.4 (294.3) Hay pocos peregrinos que experimenten la demora de un fracaso aparente en la aventura de la Deidad. Casi todos alcanzan al Espíritu Infinito, aunque alguna que otra vez un peregrino del superuniverso número uno no lo consiga al primer intento. Los peregrinos que alcanzan al Espíritu raras veces no logran encontrar al Hijo; casi todos los que fracasan en la primera aventura proceden de los superuniversos tres y cinco. La gran mayoría de aquellos que no logran alcanzar al Padre en la primera aventura, después de haber encontrado al Espíritu y al Hijo, proceden del superuniverso número seis, aunque algunos que provienen de los números dos y tres tampoco tienen éxito. Todo esto parece indicar claramente que existe alguna buena y suficiente razón para estos fracasos aparentes; en realidad, se trata simplemente de retrasos inevitables.
26:8.5 (294.4) Los candidatos que han fracasado en la aventura de la Deidad son puestos bajo la jurisdicción de los jefes de la asignación, un grupo de supernafines primarios, y son devueltos al trabajo de los reinos del espacio durante un período no inferior a un milenio. Nunca regresan a su superuniverso natal, sino siempre a la supercreación más favorable para su reeducación como preparación para la segunda aventura de la Deidad. Después de este servicio regresan al círculo exterior de Havona por su propia iniciativa, se les acompaña de inmediato al círculo de su carrera interrumpida, y reanudan enseguida sus preparativos para la aventura de la Deidad. Los supernafines secundarios nunca dejan de guiar con éxito a sus sujetos en la segunda tentativa, y los mismos ministros superáficos, así como otros guías, atienden siempre a estos candidatos durante esta segunda aventura.
26:9.1 (294.5) Cuando el alma del peregrino alcanza el tercer círculo de Havona, llega bajo la tutela de los guías del Padre, los ministros superáficos más antiguos, más cualificados y más experimentados. Los guías del Padre mantienen en los mundos de este circuito sus escuelas de sabiduría y sus facultades técnicas, donde todos los seres que viven en el universo central sirven como educadores. No se descuida nada que pueda ser de utilidad para una criatura del tiempo en esta aventura trascendente de conseguir la eternidad.
26:9.2 (294.6) Alcanzar al Padre Universal es el pasaporte para la eternidad, a pesar de los circuitos que queden por atravesar. Por eso se produce un acontecimiento de gran importancia en el mundo piloto del círculo número tres cuando el trío de transporte anuncia que la última aventura del tiempo está a punto de comenzar; que otra criatura del espacio trata de entrar en el Paraíso por las puertas de la eternidad.
26:9.3 (295.1) La prueba del tiempo casi ha terminado; la carrera hacia la eternidad casi ha concluido. Los días de incertidumbre están finalizando; la tentación de la duda se desvanece; el mandato de ser perfecto ha sido obedecido. Desde el fondo mismo de la existencia inteligente, la criatura del tiempo y con una personalidad material ha ascendido las esferas evolutivas del espacio, mostrando así la viabilidad del plan de ascensión y demostrando para siempre la justicia y la rectitud del mandato del Padre Universal a sus humildes criaturas de los mundos: «Sed perfectos como yo soy perfecto».
26:9.4 (295.2) Paso a paso, vida tras vida, mundo tras mundo, la carrera ascendente ha sido superada y la meta de la Deidad ha sido alcanzada. La supervivencia es completa en su perfección, y la perfección está llena de la supremacía de la divinidad. El tiempo se pierde en la eternidad; el espacio queda engullido en una identidad y una armonía adoradora con el Padre Universal. Las transmisiones de Havona emiten los informes espaciales de gloria, la buena nueva de que en verdad las criaturas concienzudas de naturaleza animal y de origen material se han convertido real y eternamente, por medio de la ascensión evolutiva, en los hijos perfeccionados de Dios.
26:10.1 (295.3) Los consejeros y los asesores superáficos del segundo círculo son los instructores de los hijos del tiempo en lo relacionado con la carrera de la eternidad. Alcanzar el Paraíso trae consigo unas responsabilidades de un orden nuevo y más elevado, y la estancia en el segundo círculo proporciona abundantes oportunidades para recibir el consejo provechoso de estos supernafines dedicados.
26:10.2 (295.4) Aquellos que no tienen éxito en su primer esfuerzo por alcanzar la Deidad son trasladados directamente desde el círculo de su fracaso al segundo círculo antes de ser devueltos al servicio de un superuniverso. Los consejeros y los asesores sirven pues también como consejeros y consoladores de estos peregrinos decepcionados. Acaban de enfrentarse con su mayor decepción, que no difiere de ninguna manera — salvo en su magnitud — de la larga lista de este tipo de experiencias sobre las que se han elevado, como por una escala, desde el caos hasta la gloria. Son los seres que han apurado la copa experiencial hasta las heces; y he observado que regresan temporalmente al servicio de los superuniversos como ministros amorosos del tipo más elevado para con los hijos del tiempo y las decepciones temporales.
26:10.3 (295.5) Después de una larga estancia en el circuito número dos, estos sujetos de la decepción son examinados por los consejos de la perfección que se reúnen en el mundo piloto de este círculo y reciben el certificado de haber pasado la prueba de Havona; y esto les concede, en lo que se refiere a su estado no espiritual, la misma posición en los universos del tiempo que si hubieran tenido realmente éxito en la aventura de la Deidad. El espíritu de estos candidatos era totalmente aceptable; su fracaso era inherente a alguna fase de su técnica de acercamiento o a alguna parte de su trasfondo experiencial.
26:10.4 (295.6) Los consejeros del círculo los llevan luego ante los jefes de la asignación que están en el Paraíso y son devueltos al servicio del tiempo en los mundos del espacio; y se marchan con regocijo y alegría a realizar las tareas de los tiempos y las épocas anteriores. Más adelante regresarán al círculo de su mayor decepción e intentarán de nuevo la aventura de la Deidad.
26:10.5 (296.1) Para los peregrinos que han tenido éxito en el segundo circuito, el estímulo de la incertidumbre evolutiva ha terminado, pero la aventura de la tarea eterna aún no ha empezado, y aunque la estancia en este círculo es totalmente agradable y muy provechosa, le falta una parte del entusiasmo esperanzador de los círculos anteriores. Son muchos los peregrinos que en esos momentos contemplan retrospectivamente la larguísima lucha con una envidia gozosa, deseando realmente poder regresar de algún modo a los mundos del tiempo y empezarlo todo otra vez, al igual que vosotros los mortales, cuando os acercáis a una edad avanzada, a veces miráis retrospectivamente las luchas de vuestra juventud y de vuestros primeros años de vida, y desearíais verdaderamente poder vivir vuestra vida otra vez.
26:10.6 (296.2) Pero la travesía del círculo más interior se encuentra ante ellos; poco después terminará el último sueño de transición y empezará la nueva aventura de la carrera eterna. Los consejeros y los asesores del segundo círculo empiezan a preparar a sus sujetos para este gran descanso final, el sueño inevitable que media siempre entre las etapas que marcan una época en la carrera ascendente.
26:10.7 (296.3) Cuando los peregrinos ascendentes que han alcanzado al Padre Universal concluyen la experiencia del segundo círculo, sus Guías de los Graduados siempre presentes promulgan la orden que les permitirá entrar en el círculo final. Estos guías conducen personalmente a sus sujetos hasta el círculo interior y los confían allí a la custodia de los complementos del descanso, la última orden de supernafines secundarios encargada de ayudar a los peregrinos del tiempo en los circuitos de los mundos de Havona.
26:11.1 (296.4) Una gran parte del tiempo que pasan los ascendentes en el último circuito se dedica a continuar el estudio de los problemas inminentes relacionados con la residencia en el Paraíso. Una amplia y diversa multitud de seres, la mayoría de ellos no revelados, residen de manera permanente o transitoria en este anillo interior de los mundos de Havona. La mezcla de estos múltiples tipos proporciona a los complementos superáficos del descanso un ambiente rico en situaciones que utilizan eficazmente para favorecer la educación de los peregrinos ascendentes, especialmente en relación con los problemas de ajuste a los numerosos grupos de seres que pronto encontrarán en el Paraíso.
26:11.2 (296.5) Entre los seres que viven en este circuito interior se encuentran los hijos trinitizados por las criaturas. Los supernafines primarios y secundarios son los custodios generales del cuerpo conjunto de estos hijos, incluyendo a los descendientes trinitizados de los finalitarios mortales y a la progenie similar de los Ciudadanos del Paraíso. Algunos de estos hijos son abrazados por la Trinidad y enviados a servir en los supergobiernos, a otros les asignan tareas diversas, pero la gran mayoría se está reuniendo en el cuerpo conjunto que reside en los mundos perfectos del circuito interior de Havona. Aquí, bajo la supervisión de los supernafines, están siendo preparados para un trabajo futuro por un cuerpo especial innominado de Ciudadanos elevados del Paraíso que fueron, antes de la época de Grandfanda, los primeros asistentes ejecutivos de los Eternos de los Días. Existen muchas razones para suponer que estos dos grupos excepcionales de seres trinitizados trabajarán juntos en un lejano futuro, y no es la menor de ellas su destino común en las reservas del Cuerpo Paradisiaco de los Finalitarios Trinitizados.
26:11.3 (296.6) En este circuito más interior, los peregrinos ascendentes y descendentes fraternizan entre sí y con los hijos trinitizados por las criaturas. Al igual que sus padres, estos hijos obtienen grandes beneficios de la interasociación, y la misión especial de los supernafines es la de facilitar y asegurar la confraternidad entre los hijos trinitizados de los finalitarios mortales y los hijos trinitizados de los Ciudadanos del Paraíso. Los complementos superáficos del descanso no se interesan tanto en instruir a estos hijos como en fomentar su asociación comprensiva con los diversos grupos.
26:11.4 (297.1) Los mortales han recibido el mandato paradisiaco: «Sed perfectos como vuestro Padre Paradisiaco es perfecto». Los supernafines supervisores no dejan nunca de proclamar a estos hijos trinitizados del cuerpo conjunto: «Sed comprensivos con vuestros hermanos ascendentes, al igual que los Hijos Creadores Paradisiacos los conocen y los aman».
26:11.5 (297.2) La criatura mortal debe encontrar a Dios. El Hijo Creador no se detiene nunca hasta que encuentra al hombre — la criatura volitiva más humilde. No hay duda de que los Hijos Creadores y sus hijos mortales se están preparando para algún futuro servicio desconocido en el universo. Los dos atraviesan la gama del universo experiencial, y de esta manera se educan y se entrenan para su misión eterna. En todos los universos se está produciendo esta combinación única de lo humano y de lo divino, la mezcla de la criatura y del Creador. Los mortales irreflexivos se han referido a la manifestación de la misericordia y de la ternura divinas, especialmente hacia los débiles y a favor de los necesitados, como indicativas de un Dios antropomorfo. ¡Qué error! Estas manifestaciones de misericordia y de indulgencia por parte de los seres humanos deberían considerarse más bien como una prueba de que el hombre mortal está habitado por el espíritu del Dios viviente; que la criatura está, después de todo, motivada por la divinidad.
26:11.6 (297.3) Hacia el final de su estancia en el primer círculo, los peregrinos ascendentes encuentran por primera vez a los instigadores del descanso de la orden primaria de los supernafines. Son los ángeles del Paraíso que salen para dar la bienvenida a aquellos que se hallan en el umbral de la eternidad y para completar su preparación con vistas al sueño de transición de la última resurrección. No sois realmente hijos del Paraíso hasta que no habéis atravesado el círculo interior y habéis experimentado la resurrección de la eternidad después del sueño final del tiempo. Los peregrinos perfeccionados empiezan este descanso, se duermen, en el primer círculo de Havona, pero se despiertan en las orillas del Paraíso. De todos aquellos que ascienden a la Isla eterna, sólo los que llegan de esta manera son los hijos de la eternidad; los demás van como visitantes, como invitados, sin tener la condición de residentes.
26:11.7 (297.4) Y ahora, en la culminación de la carrera de Havona, cuando vosotros los mortales os dormís en el mundo piloto del circuito interior, no emprendéis a solas vuestro descanso como lo hicisteis en los mundos de vuestro origen cuando cerrasteis los ojos en el sueño natural de la muerte física, ni como lo hicisteis cuando entrasteis en el largo trance de transición antes de viajar hacia Havona. Ahora, mientras os preparáis para el descanso de la consecución, vuestro asociado de tantos años del primer círculo, el majestuoso complemento del descanso, se coloca a vuestro lado, se prepara para emprender el descanso junto a vosotros, como garantía de Havona de que vuestra transición ha concluido y de que sólo estáis a la espera de los toques finales de la perfección.
26:11.8 (297.5) Vuestra primera transición fue en verdad la muerte; la segunda fue un sueño ideal, y ahora la tercera metamorfosis es el verdadero descanso, la relajación de todos los tiempos.
26:11.9 (297.6) [Presentado por un Perfeccionador de la Sabiduría procedente de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 27
27:0.1 (298.1) LOS supernafines primarios son los servidores celestiales de las Deidades en la Isla eterna del Paraíso. Nunca se ha sabido que se hayan desviado de los caminos de la luz y de la rectitud. Sus listas nominales están al completo; desde la eternidad, ningún miembro de esta magnífica hueste se ha perdido. Estos elevados supernafines son seres perfectos, supremos en perfección, pero no son absonitos ni tampoco absolutos. Como poseen la esencia de la perfección, estos hijos del Espíritu Infinito trabajan de manera intercambiable y a voluntad en todas las fases de sus múltiples funciones. No ejercen ampliamente su actividad fuera del Paraíso, aunque sí participan en las diversas asambleas milenarias y reuniones colectivas del universo central. También salen al exterior como mensajeros especiales de las Deidades, y ascienden en gran número para convertirse en Asesores Técnicos.
27:0.2 (298.2) A los supernafines primarios también los ponen al mando de las huestes seráficas que ejercen su ministerio en los mundos aislados debido a una rebelión. Cuando un hijo Paradisiaco se dona en dicho mundo, termina su misión, asciende hacia el Padre Universal, es aceptado y regresa como libertador acreditado de ese mundo aislado, los jefes de la asignación siempre designan a un supernafín primario para que asuma el mando de los espíritus ministrantes que están de servicio en la esfera recién recuperada. Los supernafines que efectúan este servicio especial se turnan periódicamente. En Urantia, el actual «jefe de los serafines» es el segundo de esta orden que está de servicio desde los tiempos de la donación de Cristo Miguel.
27:0.3 (298.3) Los supernafines primarios han servido desde la eternidad en la Isla de Luz y han salido a los mundos del espacio en misiones de dirección, pero tal como están clasificados actualmente sólo han ejercido su actividad desde la llegada al Paraíso de los peregrinos del tiempo procedentes de Havona. Estos ángeles elevados desempeñan ahora su ministerio principalmente en los siete tipos de servicio siguientes:
27:0.4 (298.4) 1. Los Conductores de la Adoración.
27:0.5 (298.5) 2. Los Maestros de Filosofía.
27:0.6 (298.6) 3. Los Custodios del Conocimiento.
27:0.7 (298.7) 4. Los Directores de la Conducta.
27:0.8 (298.8) 5. Los Intérpretes de la Ética.
27:0.9 (298.9) 6. Los Jefes de la Asignación.
27:0.10 (298.10) 7. Los Instigadores del Descanso.
27:0.11 (298.11) Los peregrinos ascendentes no caen bajo la influencia directa de estos supernafines hasta que no consiguen residir realmente en el Paraíso, y luego pasan por una experiencia de formación bajo la dirección de estos ángeles en el orden inverso al que han sido nombrados. Es decir, entráis en vuestra carrera paradisiaca bajo la tutela de los instigadores del descanso y, después de sucesivas temporadas con las órdenes intermedias, termináis este período de formación con los conductores de la adoración. Después de esto estáis preparados para empezar la carrera sin fin de un finalitario.
27:1.1 (299.1) Los instigadores del descanso son los inspectores del Paraíso que salen de la Isla central hacia el circuito interior de Havona para colaborar allí con sus colegas, los complementos del descanso de la orden secundaria de los supernafines. El elemento esencial para disfrutar del Paraíso es el descanso, el descanso divino; y estos instigadores del descanso son los instructores finales que preparan a los peregrinos del tiempo para su primera toma de contacto con la eternidad. Empiezan su trabajo en el círculo final de consecución del universo central y lo continúan cuando el peregrino se despierta del último sueño de transición, del sueño que confiere a una criatura del espacio el grado de entrar en el reino de lo eterno.
27:1.2 (299.2) El descanso es de naturaleza séptuple: Existe el descanso del sueño y de la diversión en las órdenes inferiores de vida, el del descubrimiento en los seres superiores y el de la adoración en los tipos más elevados de personalidades espirituales. También existe el descanso normal de la absorción de energía, el de la recarga de los seres en energía física o espiritual. Y luego existe el sueño de transición, el sueño inconsciente cuando un ser está enserafinado, cuando está de paso de una esfera a otra. Completamente diferente a todos los anteriores es el sueño profundo de la metamorfosis, el descanso de transición entre una fase del ser y otra, entre una vida y otra, entre un estado de existencia y otro, el sueño que acompaña siempre a la transición desde un estado universal concreto, en contraste con la evolución a través de las diversas fases de un estado determinado.
27:1.3 (299.3) Pero el último sueño metamórfico es algo más que los sueños de transición anteriores que marcaron la obtención de los estados sucesivos de la carrera ascendente; gracias a él las criaturas del tiempo y del espacio atraviesan los límites más interiores de lo temporal y de lo espacial para conseguir el estado residencial en las moradas sin tiempo y sin espacio del Paraíso. Los instigadores y los complementos del descanso son tan esenciales para esta metamorfosis trascendente como los serafines y los seres asociados lo son para que la criatura mortal sobreviva a la muerte.
27:1.4 (299.4) Emprendéis el descanso en el circuito final de Havona y sois resucitados eternamente en el Paraíso. Y cuando os repersonalizáis espiritualmente allí, reconocéis inmediatamente que el instigador del descanso que os da la bienvenida a las orillas eternas es el mismo supernafín primario que provocó vuestro sueño final en el circuito más interior de Havona; y os acordaréis de vuestro último gran esfuerzo de fe cuando os preparasteis para confiar una vez más la custodia de vuestra identidad en las manos del Padre Universal.
27:1.5 (299.5) El último descanso del tiempo se ha disfrutado; el último sueño de transición se ha experimentado; ahora os despertáis a la vida perpetua en las orillas de la morada eterna. «Y ya no habrá más sueño. La presencia de Dios y de su Hijo están ante vosotros y sois eternamente sus servidores; habéis visto su rostro y su nombre es vuestro espíritu. Allí ya no habrá más noche; y no necesitan la luz del Sol porque la Gran Fuente-Centro les da luz; vivirán para siempre jamás. Y Dios enjugará todas las lágrimas de sus ojos; ya no habrá más muerte, ni tristeza ni llanto, y tampoco habrá más dolor, porque las antiguas cosas han desaparecido».
27:2.1 (300.1) Se trata del grupo que es designado de vez en cuando por el jefe de los supernafines, «el ángel modelo original», para que presida la organización de las tres órdenes de estos ángeles — primaria, secundaria y terciaria. Como cuerpo, los supernafines son totalmente autónomos y se reglamentan ellos mismos, excepto en lo que se refiere a las funciones de su jefe mutuo, el primer ángel del Paraíso, que siempre dirige a todas estas personalidades espirituales.
27:2.2 (300.2) Los ángeles de la asignación tienen mucho que ver con los mortales glorificados que residen en el Paraíso antes de ser admitidos en el Cuerpo de la Finalidad. El estudio y la instrucción no son las ocupaciones exclusivas de los que llegan al Paraíso; el servicio también juega su papel esencial en las experiencias educativas prefinalitarias del Paraíso. Y he observado que cuando los mortales ascendentes disfrutan de períodos de ocio, muestran una predilección por fraternizar con el cuerpo de reserva de los jefes superáficos de la asignación.
27:2.3 (300.3) Cuando vosotros, los ascendentes mortales, llegáis al Paraíso, vuestras relaciones sociales suponen mucho más que un contacto con una gran cantidad de seres elevados y divinos y con una multitud familiar de compañeros mortales glorificados. También tenéis que fraternizar con más de tres mil órdenes diferentes de Ciudadanos del Paraíso, con los diversos grupos de Trascendentales y con otros numerosos tipos de habitantes del Paraíso, tanto permanentes como transitorios, que no han sido revelados en Urantia. Después de un contacto ininterrumpido con estos poderosos intelectos del Paraíso, es muy reposante charlar con los tipos angélicos de mente; a los mortales del tiempo les trae el recuerdo de los serafines, con quienes han tenido un contacto tan prolongado y una asociación tan reconfortante.
27:3.1 (300.4) Cuanto más os eleváis en la escala de la vida, más atención tenéis que prestar a la ética universal. La conciencia ética es simplemente el reconocimiento, por parte de un individuo, de los derechos inherentes a la existencia de todos los demás individuos. Pero la ética espiritual trasciende de lejos el concepto mortal e incluso morontial de las relaciones personales y colectivas.
27:3.2 (300.5) La ética ha sido debidamente enseñada y adecuadamente aprendida por los peregrinos del tiempo durante su larga ascensión hacia las glorias del Paraíso. A medida que esta carrera ascendente hacia el interior se ha desarrollado desde los mundos nativos del espacio, los ascendentes han continuado añadiendo un grupo tras otro a su círculo cada vez mayor de asociados universales. A cada nuevo grupo de colegas que se encuentra hay que añadir un nivel más de ética que hay que reconocer y acatar hasta que, en el momento en que los mortales ascendentes alcanzan el Paraíso, necesitan realmente a alguien que les proporcione un consejo útil y amistoso en relación con las interpretaciones éticas. No necesitan que les enseñen la ética, pero a medida que se enfrentan con la tarea extraordinaria de ponerse en contacto con tantas cosas nuevas, sí necesitan que les interpreten adecuadamente aquello que han aprendido tan laboriosamente.
27:3.3 (300.6) Los intérpretes de la ética son de una ayuda inestimable para los que llegan al Paraíso, pues los ayudan a ajustarse a los numerosos grupos de seres majestuosos durante el agitado período que se extiende desde que consiguen el estado residencial hasta que son admitidos oficialmente en el Cuerpo de los Finalitarios Mortales. Los peregrinos ascendentes ya se han encontrado con una gran parte de los numerosos tipos de Ciudadanos del Paraíso en los siete circuitos de Havona. Los mortales glorificados también han disfrutado de un contacto íntimo con los hijos del cuerpo conjunto, trinitizados por las criaturas, en el circuito interior de Havona, donde estos seres reciben una gran parte de su educación. Y en los otros circuitos, los peregrinos ascendentes se han encontrado con numerosos residentes no revelados del sistema Paraíso-Havona que están siguiendo allí una formación colectiva como preparación para las tareas no reveladas del futuro.
27:3.4 (301.1) Todo este compañerismo celestial es invariablemente mutuo. Como mortales ascendentes no sólo obtenéis beneficios de estos compañeros universales sucesivos y de estas numerosas órdenes de asociados cada vez más divinos, sino que también comunicáis a cada uno de estos seres fraternales alguna cosa de vuestra propia personalidad y de vuestra experiencia que hará que cada uno de ellos sea para siempre diferente y mejor por haber estado asociado con un mortal ascendente de los mundos evolutivos del tiempo y del espacio.
27:4.1 (301.2) Una vez que ya han sido plenamente instruidos en la ética de las relaciones paradisiacas — que no son ni unas formalidades sin sentido ni los dictados de unas castas artificiales, sino más bien unas convenciones inherentes — a los mortales ascendentes les resulta útil recibir el consejo de los directores superáficos de la conducta, los cuales enseñan a los nuevos miembros de la sociedad del Paraíso los usos de la conducta perfecta de los seres elevados que residen en la Isla central de Luz y de Vida.
27:4.2 (301.3) La armonía es la tónica del universo central, y en el Paraíso prevalece un orden perceptible. Una conducta adecuada es esencial para progresar por medio del conocimiento, y a través de la filosofía, hasta las alturas espirituales de la adoración espontánea. Existe una técnica divina para acercarse a la Divinidad; y para adquirir esta técnica los peregrinos deben esperar hasta llegar al Paraíso. El espíritu de esta técnica ha sido impartido en los círculos de Havona, pero los toques finales del entrenamiento de los peregrinos del tiempo sólo se pueden aplicar después de que alcanzan realmente la Isla de Luz.
27:4.3 (301.4) Toda conducta en el Paraíso es enteramente espontánea, natural y libre en todos los sentidos. Pero existe sin embargo una manera adecuada y perfecta de hacer las cosas en la Isla eterna, y los directores de la conducta siempre están al lado de los «extraños que están puertas adentro» para instruirlos y guiar sus pasos de tal manera que se encuentren perfectamente a gusto, y capacitar al mismo tiempo a los peregrinos para que eviten la confusión y la incertidumbre que por otra parte serían inevitables. Una confusión sin fin sólo se podía evitar mediante estas disposiciones; y la confusión no aparece nunca en el Paraíso.
27:4.4 (301.5) Estos directores de la conducta sirven realmente como educadores y guías glorificados. Se ocupan principalmente de instruir a los nuevos residentes mortales acerca de una serie casi interminable de situaciones nuevas y de usos desconocidos. A pesar de toda la larga preparación para residir allí y del largo viaje para llegar hasta allí, el Paraíso sigue siendo indeciblemente extraño e inesperadamente nuevo para aquellos que consiguen finalmente el estado de residentes.
27:5.1 (301.6) Los custodios superáficos del conocimiento son las «epístolas vivientes» superiores, conocidas y leídas por todos los que viven en el Paraíso. Son los anales divinos de la verdad, los libros vivientes del conocimiento verdadero. Habéis oído hablar de crónicas en el «libro de la vida». Los custodios del conocimiento son esos libros vivientes, esas crónicas de la perfección impresas en las tablillas eternas de la vida divina y de la seguridad suprema. Son en realidad unas bibliotecas automáticas y vivientes. Los hechos de los universos son inherentes a estos supernafines primarios, y están efectivamente registrados en estos ángeles; y también es imposible de manera inherente que una falsedad consiga alojarse en la mente de estos depositarios perfectos y repletos de la verdad de la eternidad y de la información del tiempo.
27:5.2 (302.1) Estos custodios dirigen unos cursos informales de instrucción para los residentes de la Isla eterna, pero su función principal es la de servir de consulta y de comprobación. Todo residente del Paraíso puede tener a su lado a voluntad al depositario viviente del hecho o de la verdad particulares que desea conocer. En el extremo norte de la Isla se encuentran disponibles los descubridores vivientes del conocimiento, que designarán al director del grupo que posee la información que se busca, y aparecerán de inmediato los brillantes seres que son la cosa misma que deseáis saber. Ya no necesitáis buscar la iluminación en las páginas escritas con grandes letras; ahora comulgáis cara a cara con la inteligencia viviente. El conocimiento supremo lo obtenéis así de los seres vivientes que son sus custodios finales.
27:5.3 (302.2) Cuando localicéis al supernafín que es exactamente aquello que deseáis verificar, encontraréis a vuestra disposición todos los hechos conocidos de todos los universos, porque estos custodios del conocimiento son los resúmenes finales y vivientes de la inmensa cadena de ángeles registradores que se extiende desde los serafines y los seconafines de los universos locales y los superuniversos hasta los jefes archivistas de los supernafines terciarios en Havona. Y esta acumulación viviente de conocimientos es distinta a la de los archivos oficiales del Paraíso, que son el resumen acumulado de la historia universal.
27:5.4 (302.3) La sabiduría de la verdad tiene su origen en la divinidad del universo central, pero el conocimiento, el conocimiento experiencial, tiene en gran parte sus comienzos en los dominios del tiempo y del espacio — de ahí la necesidad de mantener las extensas organizaciones superuniversales de los serafines y los supernafines registradores patrocinadas por los Registradores Celestiales.
27:5.5 (302.4) Estos supernafines primarios que poseen de manera inherente el conocimiento universal son también los responsables de su organización y de su clasificación. Al constituirse a sí mismos como biblioteca de consulta viviente del universo de universos, han clasificado el conocimiento en siete grandes grupos, y cada uno contiene cerca de un millón de subdivisiones. La facilidad con que los residentes del Paraíso pueden consultar esta inmensa reserva de conocimientos se debe únicamente a los esfuerzos voluntarios y sabios de los custodios del conocimiento. Los custodios son también los elevados educadores del universo central, distribuyendo abundantemente sus tesoros vivientes a todos los seres de cualquier circuito de Havona, y son utilizados ampliamente, aunque de forma indirecta, por las cortes de los Ancianos de los Días. Pero esta biblioteca viviente, que está a la disposición del universo central y de los superuniversos, no está al alcance de las creaciones locales. En los universos locales, los beneficios del conocimiento paradisiaco sólo se pueden conseguir por vía indirecta y por reflectividad.
27:6.1 (302.5) Al lado de la satisfacción suprema de la adoración se encuentra el regocijo de la filosofía. Nunca subiréis tan alto ni avanzaréis tan lejos como para que no queden mil misterios que necesitarán el empleo de la filosofía para intentar solucionarlos.
27:6.2 (302.6) A los filósofos maestros del Paraíso les encanta guiar la mente de sus habitantes, tanto nativos como ascendentes, en la tarea estimulante de intentar resolver los problemas del universo. Estos maestros superáficos de filosofía son los «sabios del cielo», los seres de sabiduría que utilizan la verdad del conocimiento y los hechos de la experiencia en sus esfuerzos por dominar lo desconocido. Con ellos, el conocimiento llega hasta la verdad y la experiencia asciende hasta la sabiduría. En el Paraíso, las personalidades ascendentes del espacio experimentan la cúspide del ser: tienen el conocimiento; conocen la verdad; pueden filosofar — pensar en la verdad; incluso pueden tratar de abarcar los conceptos del Último e intentar comprender las técnicas de los Absolutos.
27:6.3 (303.1) En el extremo meridional del inmenso dominio del Paraíso, los maestros de filosofía dirigen cursos minuciosos en las setenta divisiones funcionales de la sabiduría. Aquí disertan sobre los planes y los propósitos de la Infinidad y tratan de coordinar las experiencias, y de componer el conocimiento, de todos los que tienen acceso a su sabiduría. Han desarrollado una actitud muy especializada hacia diversos problemas del universo, pero sus conclusiones finales están siempre de acuerdo de manera uniforme.
27:6.4 (303.2) Estos filósofos del Paraíso enseñan mediante todos los métodos posibles de instrucción, incluyendo la técnica gráfica superior de Havona y ciertos métodos paradisiacos para comunicar la información. Todas estas técnicas superiores para impartir el conocimiento y transmitir las ideas sobrepasan por completo la capacidad de comprensión de la mente humana incluso más desarrollada. Una hora de instrucción en el Paraíso equivaldría a diez mil años de métodos de memorización de Urantia. No podéis comprender estas técnicas de comunicación, y no existe sencillamente nada en la experiencia de los mortales con las que se puedan comparar, nada a lo que se puedan asemejar.
27:6.5 (303.3) Los maestros de filosofía disfrutan de manera suprema comunicando su interpretación del universo de universos a aquellos seres que han ascendido desde los mundos del espacio. Y aunque la filosofía nunca pueda ser tan firme en sus conclusiones como los hechos del conocimiento y las verdades de la experiencia, sin embargo, cuando hayáis escuchado a estos supernafines primarios disertar sobre los problemas no resueltos de la eternidad y las actuaciones de los Absolutos, experimentaréis una satisfacción cierta y duradera respecto a estas cuestiones no dominadas.
27:6.6 (303.4) Estas actividades intelectuales del Paraíso no se retransmiten; la filosofía de la perfección sólo está disponible para aquellos que se encuentran personalmente presentes. Las creaciones que rodean al Paraíso sólo conocen estas enseñanzas por medio de aquellos que han pasado por esta experiencia, y que han llevado posteriormente esta sabiduría a los universos del espacio.
27:7.1 (303.5) La adoración es el privilegio más elevado y el deber primero de todas las inteligencias creadas. La adoración es el acto consciente y gozoso de reconocer y de admitir la verdad y el hecho de las relaciones íntimas y personales entre los Creadores y sus criaturas. La calidad de la adoración está determinada por la profundidad de la percepción de la criatura; y a medida que progresa el conocimiento del carácter infinito de los Dioses, el acto de adorar se vuelve cada vez más global hasta que alcanza finalmente la gloria de la delicia experiencial más elevada y del placer más exquisito que conocen los seres creados.
27:7.2 (303.6) Aunque la Isla del Paraíso contiene ciertos lugares para la adoración, el Paraíso es más bien un inmenso santuario de servicio divino. La adoración es la pasión primera y dominante de todos los que se elevan hasta sus orillas maravillosas — el arrebato espontáneo de los seres que han aprendido lo suficiente de Dios como para llegar a su presencia. Círculo tras círculo, durante el viaje hacia el interior a través de Havona, la adoración es una pasión creciente hasta que, en el Paraíso, se hace necesario dirigir su expresión y controlarla de otras maneras.
27:7.3 (304.1) Las explosiones periódicas, espontáneas, colectivas y otros arrebatos especiales de adoración suprema y de alabanza espiritual que se disfrutan en el Paraíso son conducidos bajo el mando de un cuerpo especial de supernafines primarios. Bajo la dirección de estos conductores de la adoración, este homenaje consigue la meta del placer supremo de la criatura y alcanza las alturas en las que la expresión sublime de sí mismo y el disfrute personal son perfectos. Todos los supernafines primarios anhelan ser conductores de la adoración; y todos los seres ascendentes disfrutarían permaneciendo para siempre en la actitud de adoración si los jefes de la asignación no dispersaran periódicamente estas reuniones. Pero a ningún ser ascendente se le pide nunca que emprenda las tareas del servicio eterno hasta que no haya alcanzado la plena satisfacción en la adoración.
27:7.4 (304.2) Los conductores de la adoración tienen la tarea de enseñar la adoración a las criaturas ascendentes de tal manera que les permita conseguir esta satisfacción de expresarse ellos mismos y al mismo tiempo sean capaces de prestar atención a las actividades esenciales del régimen del Paraíso. Sin el mejoramiento de la técnica de la adoración, el mortal medio que alcanza el Paraíso necesitaría cientos de años para expresar de forma plena y satisfactoria sus emociones de apreciación inteligente y de gratitud ascendente. Los conductores de la adoración abren unas vías de expresión nuevas y hasta ese momento desconocidas para que estos hijos maravillosos de las entrañas del espacio y de las tribulaciones del tiempo puedan conseguir en mucho menos tiempo las plenas satisfacciones de la adoración.
27:7.5 (304.3) Todas las artes de todos los seres del universo entero que son capaces de intensificar y de exaltar las aptitudes de la expresión de sí mismo y la comunicación de la apreciación se emplean al máximo de su capacidad para adorar a las Deidades del Paraíso. La adoración es la alegría supremade la existencia en el Paraíso; es el entretenimiento refrescante del Paraíso. Aquello que el entretenimiento hace por vuestra mente agotada en la Tierra, la adoración lo hará por vuestra alma perfeccionada en el Paraíso. La forma de adorar en el Paraíso se encuentra totalmente más allá de la comprensión de los mortales, pero podéis empezar a apreciar su espíritu incluso aquí abajo en Urantia, porque los espíritus de los Dioses residen ahora mismo en vosotros, se ciernen sobre vosotros y os incitan a la verdadera adoración.
27:7.6 (304.4) En el Paraíso hay momentos y lugares designados para la adoración, pero no son adecuados para acomodar el desbordamiento cada vez mayor de las emociones espirituales de la inteligencia creciente y del reconocimiento en expansión de la divinidad en los seres brillantes de la ascensión experiencial a la Isla eterna. Desde los tiempos de Grandfanda, los supernafines nunca han sido capaces de acomodar plenamente el espíritu de adoración en el Paraíso. Siempre hay un exceso de deseo de adorar, si se mide por la preparación para ella. Y esto sucede porque las personalidades con una perfección inherente nunca pueden apreciar plenamente las asombrosas reacciones de las emociones espirituales de unos seres que han efectuado su camino hacia arriba de forma lenta y laboriosa hasta la gloria del Paraíso, partiendo de las profundidades de las tinieblas espirituales de los mundos inferiores del tiempo y del espacio. Cuando estos ángeles y los mortales del tiempo alcanzan la presencia de los Poderes del Paraíso, se produce la expresión de las emociones acumuladas durante siglos, un espectáculo asombroso para los ángeles del Paraíso y que provoca la alegría suprema de la satisfacción divina en las Deidades del Paraíso.
27:7.7 (304.5) A veces todo el Paraíso se sumerge en una marea dominante de expresión espiritual y adoradora. A menudo los conductores de la adoración no pueden controlar estos fenómenos, hasta que aparece la triple fluctuación de luz de la morada de la Deidad, indicando que el corazón divino de los Dioses está plena y completamente satisfecho con la adoración sincera de los residentes del Paraíso, los ciudadanos perfectos de la gloria y las criaturas ascendentes del tiempo. ¡Qué triunfo técnico! ¡Qué fructificación del plan y del propósito eternos de los Dioses cuando el amor inteligente del hijo creado llena de satisfacción el amor infinito del Padre Creador!
27:7.8 (305.1) Después de conseguir la satisfacción suprema de la plenitud de la adoración, estáis cualificados para ser admitidos en el Cuerpo de la Finalidad. La carrera ascendente casi ha terminado, y se prepara la celebración del séptimo jubileo. El primer jubileo señaló el acuerdo del mortal con su Ajustador del Pensamiento cuando se selló la intención de sobrevivir; el segundo fue el despertar en la vida morontial; el tercero fue la fusión con el Ajustador del Pensamiento; el cuarto fue el despertar en Havona; el quinto celebró el descubrimiento del Padre Universal; y el sexto jubileo fue el acontecimiento del despertar en el Paraíso después del sueño de tránsito final del tiempo. El séptimo jubileo señala la entrada en el cuerpo finalitario de los mortales y el comienzo del servicio en la eternidad. Cuando un finalitario alcance la séptima fase de su realización espiritual, este hecho señalará probablemente la celebración del primer jubileo de la eternidad.
27:7.9 (305.2) Y así termina la historia de los supernafines del Paraíso, la orden más elevada de todos los espíritus ministrantes, esos seres que, como clase universal, os acompañan siempre desde el mundo de vuestro origen hasta que los conductores de la adoración se despiden finalmente de vosotros cuando prestáis a la Trinidad el juramento de la eternidad y sois enrolados en el Cuerpo de los Mortales de la Finalidad.
27:7.10 (305.3) El servicio interminable para la Trinidad del Paraíso está a punto de empezar; y ahora el finalitario se encuentra frente a frente con el desafío de Dios Último.
27:7.11 (305.4) [Presentado por un Perfeccionador de la Sabiduría procedente de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 28
28:0.1 (306.1) AL IGUAL que los supernafines son las huestes angélicas del universo central y los serafines lo son de los universos locales, los seconafines son los espíritus ministrantes de los superuniversos. Sin embargo, en grado de divinidad y en potencial de supremacía, estos hijos de los Espíritus Reflectantes se parecen mucho más a los supernafines que a los serafines. No sirven solos en las supercreaciones, y las operaciones patrocinadas por sus asociados no revelados son tan numerosas como fascinantes.
28:0.2 (306.2) Tal como están presentados en estas narraciones, los espíritus ministrantes de los superuniversos abarcan las tres órdenes siguientes.
28:0.3 (306.3) 1. Los Seconafines.
28:0.4 (306.4) 2. Los Terciafines.
28:0.5 (306.5) 3. Los Omniafines.
28:0.6 (306.6) Puesto que las dos últimas órdenes no están tan directamente relacionadas con el programa ascendente de la progresión de los mortales, las analizaremos brevemente antes de examinar con más amplitud a los seconafines. Técnicamente, ni los terciafines ni los omniafines son espíritus ministrantes de los superuniversos, aunque los dos sirven como ministros espirituales en estos dominios.
28:1.1 (306.7) Estos ángeles elevados están registrados en las sedes de los superuniversos y, a pesar de servir en las creaciones locales, residen técnicamente en estas capitales superuniversales puesto que no son nativos de los universos locales. Los terciafines son hijos del Espíritu Infinito y son personalizados en el Paraíso en grupos de mil. Estos seres celestiales con una originalidad divina y una variedad de talentos casi suprema son el regalo del Espíritu Infinito a los Hijos de Dios Creadores.
28:1.2 (306.8) Cuando un Hijo Miguel se separa del régimen parental del Paraíso y se prepara para salir hacia la aventura universal del espacio, el Espíritu Infinito da nacimiento a un grupo de mil espíritus compañeros de este tipo. Y estos terciafines majestuosos acompañan a ese Hijo Creador cuando emprende la aventura de organizar su universo.
28:1.3 (306.9) Durante los primeros tiempos de la construcción de un universo, estos mil terciafines constituyen el único estado mayor personal de un Hijo Creador. Adquieren una gran experiencia como ayudantes del Hijo durante estas épocas agitadas de ensamblaje del universo y otras manipulaciones astronómicas. Sirven al lado del Hijo Creador hasta el día de la personalización de la Radiante Estrella Matutina, el primogénito de un universo local. Inmediatamente después, los terciafines presentan su dimisión oficial y ésta es aceptada. Y con la aparición de las órdenes iniciales de vida angélica nativa, se retiran del servicio activo en el universo local y se convierten en los ministros de enlace entre el Hijo Creador al que estaban anteriormente vinculados y los Ancianos de los Días del superuniverso interesado.
28:2.1 (307.1) Los omniafines son creados por el Espíritu Infinito en unión con los Siete Ejecutivos Supremos, y son los servidores y los mensajeros exclusivos de estos mismos Ejecutivos Supremos. Los omniafines están destinados en el gran universo y, en Orvonton, su cuerpo mantiene una sede central en las regiones septentrionales de Uversa, donde residen como colonia especial de cortesía. No están registrados en Uversa ni vinculados a nuestra administración. Tampoco están directamente relacionados con el programa ascendente de progresión de los mortales.
28:2.2 (307.2) Los omniafines están totalmente ocupados en la supervisión de los superuniversos en interés de una coordinación administrativa desde el punto de vista de los Siete Ejecutivos Supremos. Nuestra colonia de omniafines situada en Uversa sólo recibe instrucciones del Ejecutivo Supremo de Orvonton y sólo le presenta sus informes a él; este último se encuentra situado en la esfera ejecutiva conjunta número siete del anillo exterior de los satélites del Paraíso.
28:3.1 (307.3) Las huestes secoráficas son engendradas por los siete Espíritus Reflectantes asignados a la sede de cada superuniverso. Existe una técnica precisa de reacción en el Paraíso asociada a la creación de estos ángeles en grupos de siete. En cada grupo de siete siempre hay un seconafín primario, tres secundarios y tres terciarios; siempre se personalizan en esta proporción exacta. Cuando se crean siete seconafines de este tipo, uno de ellos, el primario, es destinado al servicio de los Ancianos de los Días. Los tres ángeles secundarios se asocian con tres grupos de administradores que tienen su origen en el Paraíso y que operan en los supergobiernos: los Consejeros Divinos, los Perfeccionadores de la Sabiduría y los Censores Universales. Los tres ángeles terciarios son vinculados a los asociados ascendentes trinitizados de los gobernantes del superuniverso: los Mensajeros Poderosos, Los Elevados en Autoridad y Los que no tienen Nombre ni Número.
28:3.2 (307.4) Estos seconafines de los superuniversos son los descendientes de los Espíritus Reflectantes y, por consiguiente, la reflectividad es inherente a su naturaleza. Son reflectantemente sensibles a todas y cada una de las fases de cada criatura que tiene su origen en la Fuente-Centro Tercera y en los Hijos Creadores Paradisiacos, pero no reflejan directamente a los seres y entidades, personales u otros, que tienen su origen exclusivo en la Fuente-Centro Primera. Poseemos muchas evidencias de la realidad de los circuitos universales de inteligencia del Espíritu Infinito, pero aunque no tuviéramos otras pruebas, las acciones reflectantes de los seconafines serían totalmente suficientes para demostrar la realidad de la presencia universal de la mente infinita del Actor Conjunto.
28:4.1 (307.5) Los seconafines primarios, asignados a los Ancianos de los Días, son unos espejos vivientes al servicio de estos gobernantes trinos. Pensad en lo que significa para la economía de un superuniverso poder volverse, por así decirlo, hacia un espejo viviente y ver en él y escuchar además las respuestas seguras de otro ser que se encuentra a mil o a cien mil años luz de distancia, y hacer todo esto de manera instantánea e infalible. Los registros son esenciales para dirigir los universos, las transmisiones son prácticas, el trabajo de los Mensajeros Solitarios y de otros mensajeros es muy útil, pero los Ancianos de los Días, desde su posición a medio camino entre los mundos habitados y el Paraíso — entre el hombre y Dios — pueden mirar instantáneamente hacia ambos lados, escuchar ambos lados y conocer ambos lados.
28:4.2 (308.1) Esta capacidad — para escuchar y ver, por así decirlo, todas las cosas — sólo los Ancianos de los Días la pueden hacer perfectamente realidad en los superuniversos y solamente en sus mundos sede respectivos. E incluso allí encuentran límites: desde Uversa, esta comunicación está limitada a los mundos y universos de Orvonton, y aunque es inoperante entre los superuniversos, esta misma técnica reflectante mantiene a cada uno de ellos en estrecho contacto con el universo central y con el Paraíso. Los siete supergobiernos, aunque están individualmente separados, reflejan perfectamente así la autoridad situada por encima de ellos y comprenden totalmente las necesidades existentes por debajo de ellos, además de estar perfectamente familiarizados con ellas.
28:4.3 (308.2) Los seconafines primarios tienden a inclinarse, por su naturaleza inherente, hacia siete tipos de servicio, y resulta apropiado que los primeros seres consecutivos de esta orden estén dotados de tal manera que interpreten de forma inherente la mente del Espíritu a los Ancianos de los Días:
28:4.4 (308.3) 1. La Voz del Actor Conjunto. En cada superuniverso, el primer seconafín primario y cada séptimo de esta orden creado posteriormente muestran un alto grado de adaptabilidad para comprender e interpretar la mente del Espíritu Infinito a los Ancianos de los Días y a sus asociados en los supergobiernos. Esto es de un gran valor en las sedes de los superuniversos porque, a diferencia de las creaciones locales con sus Ministras Divinas, la sede de un supergobierno no cuenta con una personalización especializada del Espíritu Infinito. De ahí que estas voces secoráficas sean las que más se acercan a convertirse en las representantes personales de la Fuente-Centro Tercera en esas esferas capitales. Es verdad que los siete Espíritus Reflectantes se encuentran allí, pero estas madres de las huestes secoráficas reflejan de manera menos verdadera y automática al Actor Conjunto que a los Siete Espíritus Maestros.
28:4.5 (308.4) 2. La Voz de los Siete Espíritus Maestros. El segundo seconafín primario y cada séptimo creado después de él tienden a describir las naturalezas y las reacciones colectivas de los Siete Espíritus Maestros. Aunque cada Espíritu Maestro ya está representado en la capital de un superuniverso por uno de los siete Espíritus Reflectantes estacionado allí, esta representación es individual y no colectiva. Colectivamente sólo están presentes de forma reflectante; por eso los Espíritus Maestros acogen con placer los servicios de estos ángeles sumamente personales, los de la segunda serie de seconafines primarios, que son tan adecuados para representarlos ante los Ancianos de los Días.
28:4.6 (308.5) 3. La Voz de los Hijos Creadores. El Espíritu Infinito debe haber tenido algo que ver con la creación o el entrenamiento de los Hijos Paradisiacos de la orden de los Migueles, porque el tercer seconafín primario y cada séptimo consecutivo posterior poseen el don extraordinario de reflejar la mente de estos Hijos Creadores. Si los Ancianos de los Días desearan conocer — conocer realmente — la actitud de Miguel de Nebadon acerca de alguna cuestión que se está examinando, no precisan llamarlo por las líneas del espacio; sólo necesitan llamar al Jefe de las Voces de Nebadon, el cual, a petición de los interesados, presentará al seconafín que según los registros está asociado con Miguel; y los Ancianos de los Días percibirán inmediatamente la voz del Hijo Maestro de Nebadon.
28:4.7 (309.1) Ninguna otra orden de filiación es «reflectible» de esta manera, y ninguna otra orden de ángeles puede actuar así. No comprendemos plenamente la manera en que esto se realiza, y dudo mucho de que los Hijos Creadores mismos lo comprendan por completo. Pero sabemos con seguridad que funciona, y también sabemos que funciona infaliblemente de manera aceptable, porque en toda la historia de Uversa las voces secoráficas nunca se han equivocado en sus exposiciones.
28:4.8 (309.2) Estáis empezando a ver aquí una parte de la manera en que la divinidad abarca el espacio del tiempo y domina el tiempo del espacio. Estáis obteniendo aquí uno de vuestros primeros vislumbres fugaces de la técnica del ciclo de la eternidad, divergente por el momento para ayudar a los hijos del tiempo en su tarea de dominar los difíciles obstáculos del espacio. Y estos fenómenos son adicionales a la técnica universal establecida de los Espíritus Reflectantes.
28:4.9 (309.3) Aunque aparentemente están privados de la presencia personal de los Espíritus Maestros situados por encima, y de los Hijos Creadores situados por debajo, los Ancianos de los Días tienen a su disposición a unos seres vivientes que están sintonizados con unos mecanismos cósmicos provistos de una perfección reflectante y de una precisión última, y por medio de los cuales pueden disfrutar de la presencia reflectante de todos aquellos seres elevados de cuya presencia personal están privados. A través de estos medios, gracias a ellos y a otros que desconocéis, Dios está potencialmente presente en las sedes de los superuniversos.
28:4.10 (309.4) Los Ancianos de los Días deducen perfectamente la voluntad del Padre comparando la transmisión de la voz del Espíritu procedente de arriba con la transmisión de las voces de los Migueles provenientes de abajo. Así pueden estar infaliblemente seguros a la hora de suponer cuál es la voluntad del Padre respecto a los asuntos administrativos de los universos locales. Pero, para deducir la voluntad de uno de los Dioses a partir del conocimiento de los otros dos, los tres Ancianos de los Días han de actuar juntos; dos no serían capaces de conseguir la respuesta. Por esta razón, y aunque no hubiera ninguna otra, los superuniversos siempre están presididos por tres Ancianos de los Días, y no por uno solo o ni siquiera por dos.
28:4.11 (309.5) 4. La Voz de las Huestes Angélicas. El cuarto seconafín primario y cada séptimo consecutivo resultan ser unos ángeles particularmente sensibles a los sentimientos de todas las órdenes de ángeles, incluyendo a los supernafines que están por encima y a los serafines que están por debajo. Así, la actitud de cualquier ángel dirigente o supervisor se encuentra inmediatamente disponible para ser examinada en cualquier consejo de los Ancianos de los Días. Nunca pasa un día en vuestro mundo sin que el jefe de los serafines de Urantia tenga conciencia del fenómeno de una transferencia reflectante, de que se recurre a él desde Uversa por alguna razón; pero a menos que un Mensajero Solitario lo prevenga, permanece totalmente ignorante de lo que se busca y de cómo se consigue. Estos espíritus ministrantes del tiempo proporcionan constantemente este tipo de testimonio inconsciente y, por tanto, ciertamente imparcial sobre la serie interminable de cuestiones que llaman la atención y requieren el consejo de los Ancianos de los Días y de sus asociados.
28:4.12 (309.6) 5. Los Receptores de las Transmisiones. Existe una clase especial de mensajes a transmitir que sólo los reciben estos seconafines primarios. Aunque ellos no son los transmisores regulares de Uversa, trabajan en unión con los ángeles de las voces reflectantes con el objeto de sincronizar la visión reflectante de los Ancianos de los Días con ciertos mensajes concretos que llegan por los circuitos establecidos de la comunicación universal. Los receptores de las transmisiones son los quintos consecutivos, el quinto seconafín primario en ser creado y cada séptimo creado después de él.
28:4.13 (310.1) 6. Las Personalidades de Transporte. Son los seconafines que transportan a los peregrinos del tiempo desde los mundos sede de los superuniversos hasta el círculo exterior de Havona. Son el cuerpo de transporte de los superuniversos, y funcionan hacia el interior hasta el Paraíso y hacia el exterior hasta los mundos de sus sectores respectivos. Este cuerpo está compuesto por el sexto seconafín primario y por cada séptimo creado posteriormente.
28:4.14 (310.2) 7. El Cuerpo de Reserva. Un grupo muy amplio de seconafines, los séptimos consecutivos primarios, se mantienen de reserva para las funciones no clasificadas y las misiones de urgencia de los reinos. Como no están muy especializados, pueden ejercer su actividad bastante bien en cualquiera de las capacidades de sus diversos asociados, pero este trabajo especializado sólo lo emprenden en caso de urgencia. Sus tareas habituales consisten en la realización de aquellos deberes generalizados de un superuniverso que no pertenecen al campo de acción de los ángeles que tienen una misión específica.
28:5.1 (310.3) Los seconafines de la orden secundaria no son menos reflectantes que sus compañeros primarios. En el caso de los seconafines, la clasificación en primarios, secundarios y terciarios no indica una categoría o una función diferenciales; simplemente denota unas órdenes de procedimiento. Los tres grupos muestran en sus actividades unas cualidades idénticas.
28:5.2 (310.4) Los siete tipos reflectantes de seconafines secundarios están destinados al servicio de los asociados coordinados de origen trinitario de los Ancianos de los Días de la manera siguiente:
28:5.3 (310.5) A los Perfeccionadores de la Sabiduría — las Voces de la Sabiduría, las Almas de la Filosofía y las Uniones de las Almas.
28:5.4 (310.6) A los Consejeros Divinos — los Corazones del Consejo, las Alegrías de la Existencia y las Satisfacciones del Servicio.
28:5.5 (310.7) A los Censores Universales — los Discernidores de Espíritus.
28:5.6 (310.8) Al igual que la orden primaria, este grupo es creado en serie; es decir, el primogénito fue una Voz de la Sabiduría, y el séptimo creado después fue similar, y lo mismo sucede con los otros seis tipos de estos ángeles reflectantes.
28:5.7 (310.9) 1. La Voz de la Sabiduría. Algunos de estos seconafines están en conexión perpetua con las bibliotecas vivientes del Paraíso, con los custodios del conocimiento pertenecientes a los supernafines primarios. En su servicio reflectante especializado, las Voces de la Sabiduría son concentraciones y focalizaciones vivientes, actualizadas, completas y totalmente fiables, de la sabiduría coordinada del universo de universos. Con el volumen casi infinito de información que circula por los circuitos maestros de los superuniversos, estos seres magníficos son tan reflectantes y selectivos, tan sensibles, que son capaces de separar y de recibir la esencia de la sabiduría y de transmitir infaliblemente estas joyas de la acción mental a sus superiores, los Perfeccionadores de la Sabiduría. Y ejercen su actividad de tal manera que los Perfeccionadores de la Sabiduría no solamente escuchan las expresiones reales y originales de esta sabiduría, sino que ven también reflectantemente a los seres mismos, de origen humilde o elevado, que la han expresado.
28:5.8 (310.10) Está escrito: «Si un hombre carece de sabiduría, que la pida». En Uversa, cuando es necesario llegar a unas decisiones de sabiduría en las situaciones confusas de los asuntos complejos del gobierno del superuniverso, cuando han de aparecer tanto la sabiduría de la perfección como la sabiduría de la viabilidad, entonces los Perfeccionadores de la Sabiduría convocan a un grupo de Voces de la Sabiduría y, con la habilidad consumada de su orden, sintonizan y orientan de tal manera a estos receptores vivientes de la sabiduría que está en las mentes y que circula en el universo de universos, que se produce enseguida, desde estas voces secoráficas, una oleada de sabiduría de la divinidad procedente del universo situado por encima y un torrente de la sabiduría del sentido práctico proveniente de las mentes superiores de los universos situados por debajo.
28:5.9 (311.1) Si surge una confusión a la hora de armonizar estas dos versiones de la sabiduría, se recurre inmediatamente a los Consejeros Divinos, los cuales deciden enseguida la combinación apropiada de los procedimientos. Si existe alguna duda sobre la autenticidad de alguna cosa procedente de unos reinos donde ha prevalecido la rebelión, se recurre a los Censores, los cuales, con sus Discernidores de Espíritus, son capaces de decidir inmediatamente «qué clase de espíritu» impulsó al asesor. Así es como la sabiduría de todas las épocas y el intelecto del momento están siempre presentes para los Ancianos de los Días como un libro abierto ante sus miradas benefactoras.
28:5.10 (311.2) Apenas podéis comprender lo que todo esto significa para aquellos que son los responsables de la dirección de los gobiernos superuniversales. La inmensidad y la amplitud de estas operaciones sobrepasan por completo la concepción finita. Cuando os encontréis, como yo lo he hecho repetidas veces, en las cámaras receptoras especiales del templo de la sabiduría de Uversa y veáis funcionar todo esto de manera efectiva, os sentiréis impulsados a la adoración por la perfección de la complejidad y por la seguridad del funcionamiento de las comunicaciones interplanetarias de los universos. Rendiréis homenaje a la sabiduría y a la bondad divinas de los Dioses, que hacen planes y los ejecutan con esta técnica tan magnífica. Y estas cosas suceden realmente tal como las he descrito.
28:5.11 (311.3) 2. El Alma de la Filosofía. Estos educadores maravillosos también están vinculados a los Perfeccionadores de la Sabiduría y, cuando no están orientados de otra manera, permanecen en sincronismo focal con los maestros de la filosofía del Paraíso. Imaginad que os acercáis a un inmenso espejo viviente, por así decirlo, pero que en lugar de contemplar la imagen de vuestro yo finito y material, percibís un reflejo de la sabiduría de la divinidad y de la filosofía del Paraíso. Si llega a ser deseable «encarnar» esta filosofía de la perfección, diluirla de tal manera que se vuelva aplicable y asimilable en la práctica por los pueblos humildes de los mundos inferiores, estos espejos vivientes sólo tienen que volver sus rostros hacia abajo para reflejar los criterios y las necesidades de otro mundo o de otro universo.
28:5.12 (311.4) Por medio de estas mismas técnicas, los Perfeccionadores de la Sabiduría adaptan las decisiones y las recomendaciones a las necesidades reales y al estado efectivo de los pueblos y de los mundos sometidos a estudio, y siempre actúan de común acuerdo con los Consejeros Divinos y los Censores Universales. Pero la plenitud sublime de estas operaciones sobrepasa incluso mi capacidad de comprensión.
28:5.13 (311.5) 3. La Unión de las Almas. Estos reflectores de los ideales y del estado de las relaciones éticas completan el personal trino vinculado a los Perfeccionadores de la Sabiduría. De todos los problemas que surgen en el universo y que requieren el ejercicio de la sabiduría consumada de la experiencia y de la adaptabilidad, ninguno es más importante que aquellos que surgen en las relaciones y en las asociaciones de los seres inteligentes. Ya sea en las asociaciones humanas del comercio y los negocios, de la amistad y el matrimonio, o en los contactos entre las huestes angélicas, continúan apareciendo pequeñas fricciones, malentendidos menores demasiado banales como para atraer siquiera la atención de los conciliadores, pero lo suficientemente irritantes y perturbadores como para estropear el tranquilo funcionamiento del universo si se les permite multiplicarse y continuar. Por consiguiente, los Perfeccionadores de la Sabiduría ponen a la disposición de todo un superuniverso la sabia experiencia de su orden como «el óleo de la reconciliación». En todo este trabajo, estos sabios de los superuniversos son hábilmente secundados por sus asociados reflectantes, las Uniones de las Almas, que hacen asequible la información actual relacionada con el estado del universo y describen al mismo tiempo el ideal paradisiaco adecuado para ajustar mejor estos complicados problemas. Cuando no están orientados específicamente hacia otro lugar, estos seconafines permanecen en contacto reflectante con los intérpretes de la ética que se encuentran en el Paraíso.
28:5.14 (312.1) Éstos son los ángeles que fomentan y promueven el trabajo en equipo en todo Orvonton. Una de las lecciones más importantes que tenéis que aprender durante vuestra carrera mortal es la del trabajo en equipo. Las esferas de perfección están tripuladas por aquellos que han dominado este arte de trabajar con otros seres. En el universo hay pocas obligaciones para el servidor solitario. Cuanto más os eleváis, más solos os sentís cuando temporalmente no estáis asociados con vuestros compañeros.
28:5.15 (312.2) 4. El Corazón del Consejo. Éste es el primer grupo de esos genios reflectantes que están colocados bajo la supervisión de los Consejeros Divinos. Los seconafines de este tipo están en posesión de los hechos del espacio, pues son selectivos para este tipo de datos en los circuitos del tiempo. Reflejan de manera especial a los coordinadores superáficos de la información, pero también reflejan de forma selectiva el consejo de todos los seres, ya sean de rango superior o inferior. Cada vez que se recurre a los Consejeros Divinos para recibir asesoramiento o tomar decisiones importantes, éstos solicitan de inmediato un conjunto de Corazones del Consejo, y enseguida se transmite una decisión que incorpora efectivamente la sabiduría y el asesoramiento coordinados de las mentes más competentes de todo el superuniverso, todo lo cual ha sido censurado y revisado a la luz del consejo de las mentes superiores de Havona e incluso del Paraíso.
28:5.16 (312.3) 5. La Alegría de la Existencia. Estos seres están por naturaleza reflectantemente sintonizados con los supervisores superáficos de la armonía situados por encima, y con ciertos serafines situados por debajo, pero es difícil explicar qué hacen exactamente los miembros de este grupo interesante. Sus actividades principales están dirigidas a promover reacciones de alegría entre las diversas órdenes de las huestes angélicas y de las criaturas volitivas inferiores. Los Consejeros Divinos, a los cuales están vinculados, raras veces los utilizan para descubrir específicamente la alegría. De una manera más general, y en colaboración con los directores de la reversión, ejercen su actividad como cámaras de análisis de la alegría, tratando de aumentar las reacciones de placer de los reinos e intentando mejorar al mismo tiempo el gusto por el humor, desarrollar un superhumor entre los mortales y los ángeles. Se esfuerzan por demostrar que hay una alegría inherente en el hecho de tener una existencia con libre albedrío, independientemente de todas las influencias externas; y tienen razón, aunque encuentran grandes dificultades para inculcar esta verdad en la mente de los hombres primitivos. Las personalidades espirituales superiores y los ángeles responden con más rapidez a estos esfuerzos educativos.
28:5.17 (312.4) 6. La Satisfacción del Servicio. Estos ángeles reflejan muy bien la actitud de los directores de la conducta situados en el Paraíso y, actuando en gran medida como lo hacen las Alegrías de la Existencia, se esfuerzan por realzar el valor del servicio y por aumentar las satisfacciones que se derivan del mismo. Han contribuido mucho a iluminar las recompensas aplazadas inherentes al servicio desinteresado, al servicio para la expansión del reino de la verdad.
28:5.18 (312.5) Los Consejeros Divinos, a quienes esta orden está vinculada, los utilizan para reflejar de un mundo a otro los beneficios que se pueden obtener del servicio espiritual. Y utilizando las obras de los mejores para inspirar y animar a los mediocres, estos seconafines contribuyen enormemente a la calidad del servicio dedicado en los superuniversos. El espíritu competitivo fraternal se utiliza con eficacia, haciendo circular en un mundo la información sobre lo que se hace en los otros mundos, particularmente en los mejores. Así se promueve una rivalidad refrescante y sana, incluso entre las huestes seráficas.
28:5.19 (313.1) 7. Los Discernidores de Espíritus. Existe una conexión especial entre los consejeros y los asesores del segundo círculo de Havona y estos ángeles reflectantes. Son los únicos seconafines vinculados a los Censores Universales, pero son probablemente los más extraordinariamente especializados de todos sus compañeros. Sin tener en cuenta la fuente o el canal de información, por muy escasas que sean las pruebas que se tengan a mano, cuando son sometidas a su examen reflectante, estos discernidores nos informarán enseguida sobre el verdadero motivo, el propósito real y la auténtica naturaleza de su origen. Me maravillo con el magnífico trabajo de estos ángeles, que reflejan de manera tan infalible el verdadero carácter moral y espiritual de cualquier individuo sometido a una exposición focal.
28:5.20 (313.2) Los Discernidores de Espíritus efectúan estos complicados servicios en virtud de su «discernimiento espiritual» inherente, si es que puedo utilizar estas palabras en un esfuerzo por transmitir a la mente humana la idea de que estos ángeles reflectantes actúan así de manera intuitiva, inherente e infalible. Cuando los Censores Universales perciben estas presentaciones, se encuentran frente a frente con el alma desnuda del individuo reflejado; la certidumbre y la perfección mismas de este retrato explica en parte por qué los Censores pueden actuar siempre con tanta justicia como jueces equitativos. Los discernidores acompañan siempre a los Censores en todas sus misiones fuera de Uversa, y son exactamente igual de eficaces en los universos que en su sede central de Uversa.
28:5.21 (313.3) Os aseguro que todas estas operaciones del mundo espiritual son reales, que tienen lugar de acuerdo con las costumbres establecidas y en armonía con las leyes inmutables de los dominios universales. Los seres de cada orden recién creada, inmediatamente después de recibir el soplo de vida, son reflejados instantáneamente en las alturas; un retrato viviente de la naturaleza y del potencial de la criatura se transmite a la sede del superuniverso. Y así, por medio de los discernidores, los Censores conocen plenamente «qué clase de espíritu» ha nacido exactamente en los mundos del espacio.
28:5.22 (313.4) Esto mismo sucede con el hombre mortal: el Espíritu Madre de Salvington os conoce plenamente, porque el Espíritu Santo que está en vuestro mundo «sondea todas las cosas», y todo lo que el Espíritu divino sabe sobre vosotros está inmediatamente disponible cada vez que los discernidores secoráficos reflejan con el Espíritu aquello que el Espíritu conoce de vosotros. Debemos mencionar sin embargo que el conocimiento y los planes de los fragmentos del Padre no son reflejables. Los discernidores pueden reflejar, y reflejan, la presencia de los Ajustadores (y los Censores los declaran divinos), pero no pueden descifrar el contenido de la mente de los Monitores de Misterio.
28:6.1 (313.5) De la misma manera que sus compañeros, estos ángeles son creados en serie y en siete tipos reflectantes, pero estos tipos no son destinados individualmente a los distintos servicios de los administradores de los superuniversos. Todos los seconafines terciarios están asignados colectivamente a los Hijos de la Consecución Trinitizados, y estos hijos ascendentes los emplean de manera intercambiable; es decir, los Mensajeros Poderosos pueden utilizar, y utilizan, cualquiera de los tipos terciarios, y esto mismo hacen sus coordinados, Los Elevados en Autoridad y Los que no tienen Nombre ni Número. Estos siete tipos de seconafines terciarios son:
28:6.2 (314.1) 1. La Relevancia de los Orígenes. Los Hijos Trinitizados ascendentes del gobierno de un superuniverso tienen a su cargo la responsabilidad de tratar todos los asuntos derivados del origen de cualquier individuo, raza o mundo; y la importancia del origen es la cuestión primordial en todos nuestros planes para el avance cósmico de las criaturas vivientes del reino. Todas las relaciones y la aplicación de la ética surgen de los hechos fundamentales del origen. El origen es la base de la reacción de los Dioses con respecto a las relaciones. El Actor Conjunto siempre «toma nota del hombre, de la manera en que ha nacido».
28:6.3 (314.2) En el caso de los seres descendentes superiores, el origen es simplemente un hecho que ha de ser comprobado; pero en el caso de los seres ascendentes, incluyendo a las órdenes inferiores de ángeles, la naturaleza y las circunstancias del origen no siempre están tan claras, aunque sean igualmente de una importancia vital en casi cada giro de los asuntos universales — de ahí el valor de tener a nuestra disposición a una serie de seconafines reflectantes que pueden mostrar instantáneamente todo lo que se necesita en relación con la génesis de cualquier ser que se encuentre o bien en el universo central o en todo el reino de un superuniverso.
28:6.4 (314.3) La Relevancia de los Orígenes son las genealogías vivientes, que se pueden consultar con rapidez, de la inmensa multitud de seres — hombres, ángeles y otros — que habitan los siete superuniversos. Siempre están preparados para proporcionar a sus superiores una estimación actualizada, completa y digna de confianza, de los factores ancestrales y del estado real actual de cualquier individuo en cualquier mundo de sus respectivos superuniversos; y su cómputo de los hechos conocidos siempre está al minuto.
28:6.5 (314.4) 2. La Memoria de la Misericordia. Son los registros vivientes reales, plenos y completos, de la misericordia que se ha concedido a los individuos y a las razas mediante el tierno ministerio de los intermediarios del Espíritu Infinito en su misión de adaptar la justicia de la rectitud al estado de los reinos, tal como éste se revela en las descripciones de la Relevancia de los Orígenes. La Memoria de la Misericordia revela la deuda moral de los hijos de la misericordia — su pasivo espiritual — que debe asentarse en la parte contraria de su activo, el cual contiene la provisión de salvación establecida por los Hijos de Dios. Al revelar la misericordia preexistente del Padre, los Hijos de Dios establecen el crédito necesario para asegurar la supervivencia de todos. Y luego, de acuerdo con los descubrimientos de la Relevancia de los Orígenes, se establece un crédito de misericordia para la supervivencia de cada criatura racional, un crédito de proporciones generosas y de una gracia suficiente como para asegurar la supervivencia de toda alma que desee realmente la ciudadanía divina.
28:6.6 (314.5) La Memoria de la Misericordia es un saldo viviente a prueba, un extracto actualizado de vuestra cuenta con las fuerzas sobrenaturales de los reinos. Son los registros vivientes del ministerio de la misericordia que se leen durante el testimonio en los tribunales de Uversa cuando se juzga el derecho de cada individuo a la vida sin fin, cuando «se levantan los tronos y los Ancianos de los Días se sientan. Las transmisiones de Uversa funcionan y salen de delante de ellos; miles y miles de seres les aportan su ministerio, y diez mil veces diez mil permanecen delante de ellos. El juicio está preparado, y los libros se abren». Y los libros que se abren en una ocasión tan importante son los registros vivientes de los seconafines terciarios de los superuniversos. Los registros oficiales están en los archivos para corroborar el testimonio de las Memorias de la Misericordia si es necesario.
28:6.7 (314.6) La Memoria de la Misericordia debe mostrar que el crédito de salvación establecido por los Hijos de Dios ha sido plena y fielmente pagado mediante el ministerio afectuoso de las pacientes personalidades de la Fuente-Centro Tercera. Pero cuando se agota la misericordia, cuando la «memoria» de la misma atestigua su agotamiento, entonces la justicia prevalece y la rectitud decreta. Porque la misericordia no ha de ser impuesta a aquellos que la desprecian; la misericordia no es un regalo para ser pisoteado por los rebeldes persistentes del tiempo. Sin embargo, aunque la misericordia sea así inapreciable y afectuosamente otorgada, vuestro crédito individual sobrepasa siempre con exceso vuestra capacidad para agotar la reserva, si vuestra intención es sincera y sois honrados de corazón.
28:6.8 (315.1) Los reflectores de la misericordia, con sus asociados terciarios, se ocupan de numerosos ministerios superuniversales, incluyendo la formación de las criaturas ascendentes. Entre otras muchas cosas, la Relevancia de los Orígenes enseña a estos ascendentes la manera de aplicar la ética espiritual y, después de esta formación, las Memorias de la Misericordia les enseñan cómo ser verdaderamente misericordiosos. Aunque las técnicas espirituales del ministerio de la misericordia sobrepasan vuestros conceptos, deberíais comprender ahora mismo que la misericordia es una cualidad del crecimiento. Deberíais daros cuenta de que existe una gran recompensa de satisfacción personal en ser primero justo, a continuación equitativo, luego paciente y luego bondadoso. Y luego, sobre esta base, si lo elegís y lo tenéis en vuestro corazón, podéis dar el siguiente paso y mostrar realmente misericordia; pero no podéis manifestar la misericordia en sí misma y por sí misma. Hay que atravesar estas etapas; de otra manera no puede haber auténtica misericordia. Puede haber patrocinio, condescendencia o caridad — e incluso compasión — pero no misericordia. La verdadera misericordia sólo llega como el hermoso punto culminante de estos complementos anteriores de la comprensión colectiva, la apreciación mutua, el compañerismo fraternal, la comunión espiritual y la armonía divina.
28:6.9 (315.2) 3. La Importancia del Tiempo. El tiempo es la única dotación universal común para todas las criaturas volitivas; es el «talento» que ha sido confiado a todos los seres inteligentes. Todos tenéis tiempo para asegurar vuestra supervivencia; el tiempo sólo se desperdicia fatalmente cuando se pierde en la negligencia, cuando no lográis utilizarlo de tal manera que asegure la supervivencia de vuestra alma. El fracaso en sacarle el mayor partido posible al tiempo de uno mismo no conlleva consecuencias fatales; simplemente retrasa al peregrino del tiempo en su viaje de ascensión. Si se ha logrado la supervivencia, todas las demás pérdidas se pueden recuperar.
28:6.10 (315.3) En la asignación de las obligaciones, el consejo de las Importancias del Tiempo es inapreciable. El tiempo es un factor vital en todo lo que se encuentra a este lado de Havona y del Paraíso. En el juicio final ante los Ancianos de los Días, el tiempo es un elemento a justificar. Las Importancias del Tiempo deben siempre aportar su testimonio para demostrar que cada acusado ha tenido tiempo suficiente para tomar sus decisiones, para llegar a una elección.
28:6.11 (315.4) Estos evaluadores del tiempo son también el secreto de la profecía; describen el elemento de tiempo que será necesario para realizar cualquier empresa, y son tan fiables como indicadores como lo son los frandalanks y los cronoldeks que pertenecen a otras órdenes vivientes. Los Dioses prevén, y por lo tanto conocen de antemano; pero las autoridades ascendentes de los universos del tiempo deben consultar a las Importancias del Tiempo para poder pronosticar los acontecimientos del futuro.
28:6.12 (315.5) A estos seres los encontraréis por primera vez en los mundos de las mansiones; y allí os enseñarán la utilización ventajosa de aquello que llamáis «tiempo», tanto en su empleo positivo, el trabajo, como en su utilización negativa, el descanso. Las dos maneras de utilizar el tiempo son importantes.
28:6.13 (315.6) 4. La Solemnidad de la Confianza. La confianza es la prueba crucial de las criaturas volitivas. La honradez es la verdadera medida del dominio de sí mismo, del carácter. Estos seconafines cumplen una doble finalidad en la economía de los superuniversos: describen a todas las criaturas volitivas el sentido de la obligación, el carácter sagrado y la solemnidad de la confianza. Al mismo tiempo reflejan infaliblemente para las autoridades gobernantes la honradez exacta de cualquier candidato a la confianza o a la fiabilidad.
28:6.14 (316.1) En Urantia intentáis de manera grotesca adivinar el carácter y estimar las capacidades específicas; pero en Uversa hacemos estas cosas realmente a la perfección. Estos seconafines pesan la honradez en las balanzas vivientes que evalúan infaliblemente el carácter, y una vez que os han mirado, sólo tenemos que mirarlos a ellos para conocer las limitaciones de vuestra capacidad para cumplir con las responsabilidades, llevar a cabo los deberes y realizar misiones. Vuestro activo de honradez está expuesto claramente al lado de vuestro pasivo de faltas o de traiciones posibles.
28:6.15 (316.2) Vuestros superiores tienen el proyecto de haceros avanzar mediante obligaciones crecientes y con la rapidez con que vuestro carácter se desarrolle lo suficiente como para llevar con elegancia estas responsabilidades adicionales, pero sobrecargar al individuo sólo expone al desastre y asegura la decepción. Y el error de colocar prematuramente una responsabilidad sobre un hombre o un ángel se puede evitar utilizando el ministerio de estos estimadores infalibles de la confianza que pueden merecer los individuos del tiempo y del espacio. Estos seconafines acompañan siempre a Los Elevados en Autoridad, y estos ejecutivos nunca efectúan los nombramientos hasta que sus candidatos no han sido pesados en las balanzas secoráficas y declarados «no deficientes».
28:6.16 (316.3) 5. La Santidad del Servicio. El privilegio del servicio sigue directamente al descubrimiento de la honradez. Nada puede interponerse entre vosotros y la oportunidad de efectuar un servicio creciente, salvo vuestra falta de honradez, vuestra falta de capacidad para apreciar la solemnidad de la confianza.
28:6.17 (316.4) El servicio — el servicio resuelto, no la esclavitud — produce la satisfacción más elevada y expresa la dignidad más divina. El servicio — más servicio, servicio creciente, servicio difícil, servicio aventurero, y al final el servicio divino y perfecto — es la meta del tiempo y el destino del espacio. Pero los ciclos temporales de esparcimiento siempre alternarán con los ciclos de progreso en el servicio. Y después del servicio del tiempo sigue el superservicio de la eternidad. Durante el esparcimiento temporal deberíais imaginar el trabajo de la eternidad, al igual que durante el servicio de la eternidad recordaréis el esparcimiento del tiempo.
28:6.18 (316.5) La economía universal está basada en el consumo y la producción; durante toda la carrera eterna nunca encontraréis la monotonía de la inacción o el estancamiento de la personalidad. El progreso es posible gracias al movimiento inherente, el avance surge de la capacidad divina para la acción, y la consecución es hija de la aventura imaginativa. Pero en esta capacidad para alcanzar los objetivos se encuentra de manera inherente la responsabilidad de la ética, la necesidad de reconocer que el mundo y el universo están llenos de una multitud de tipos diferentes de seres. Toda esta magnífica creación, incluido tú mismo, no ha sido hecha sólo para ti. Este universo no es egocéntrico. Los Dioses han decretado: «Es más noble dar que recibir», y vuestro Hijo Maestro dijo: «Aquel que quiera ser el más grande entre vosotros, que sea el servidor de todos».
28:6.19 (316.6) La naturaleza real de cualquier servicio, ya sea efectuado por un hombre o por un ángel, se revela plenamente en el rostro de estos indicadores secoráficos del servicio, las Santidades del Servicio. El análisis completo de los motivos verdaderos y ocultos queda expuesto con toda claridad. Estos ángeles son en verdad los lectores de la mente, los indagadores del corazón y los reveladores del alma en el universo. Los mortales pueden emplear palabras para ocultar sus pensamientos, pero estos elevados seconafines ponen al descubierto los motivos profundos del corazón humano y de la mente angélica.
28:6.20 (317.1) 6 y 7. El Secreto de la Grandeza y el Alma de la Bondad. Una vez que los peregrinos ascendentes se han dado cuenta de la importancia del tiempo, el camino está preparado para reconocer la solemnidad de la confianza y para apreciar la santidad del servicio. Aunque éstos son los elementos morales de la grandeza, también hay secretos de la grandeza. Cuando se aplican las pruebas espirituales de la grandeza, los elementos morales no se descuidan, pero la verdadera medida de la grandeza planetaria es la calidad de la generosidad revelada en el trabajo desinteresado por el bienestar de los propios compañeros terrenales, en particular por los seres dignos que están necesitados y en un apuro. Y la manifestación de la grandeza en un mundo como Urantia es la demostración del control de sí mismo. El gran hombre no es aquel que «conquista una ciudad» o «derriba una nación», sino más bien «aquel que domina su propia lengua».
28:6.21 (317.2) Grandeza es sinónimo de divinidad. Dios es supremamente grande y bueno. La grandeza y la bondad no se pueden simplemente separar. Están unidas para siempre en Dios. Esta verdad está ilustrada de manera literal e impresionante en la interdependencia reflectante del Secreto de la Grandeza y del Alma de la Bondad, ya que ninguno de los dos puede actuar sin el otro. Para reflejar otras cualidades de la divinidad, los seconafines de los superuniversos pueden actuar solos, y así lo hacen, pero las estimaciones reflectantes de la grandeza y de la bondad parecen ser inseparables. Por lo tanto, en cualquier mundo, en cualquier universo, estos reflectores de la grandeza y de la bondad deben trabajar juntos, mostrando siempre un informe doble y mutuamente dependiente de cada ser sobre el cual se focalizan. La grandeza no se puede estimar sin conocer su contenido de bondad, mientras que la bondad no se puede describir sin mostrar su grandeza inherente y divina.
28:6.22 (317.3) La estimación de la grandeza varía de una esfera a otra. Ser grande es ser semejante a Dios. Y puesto que la calidad de la grandeza está totalmente determinada por el contenido de bondad, de ello se deduce que, incluso en vuestro estado humano actual, si a través de la gracia podéis volveros buenos, debido a ello os estáis volviendo grandes. Cuanto más contempléis constantemente y más persigáis insistentemente los conceptos de la bondad divina, más ciertamente creceréis en grandeza, en la verdadera magnitud de un auténtico carácter de supervivencia.
28:7.1 (317.4) Los seconafines tienen su origen y su sede central en las capitales de los superuniversos, pero con sus compañeros de enlace recorren desde las orillas del Paraíso hasta los mundos evolutivos del espacio. Sirven como apreciados asistentes de los miembros de las asambleas deliberantes de los supergobiernos y son de una gran ayuda para las colonias de cortesía de Uversa: los estudiantes de estrellas, los turistas milenarios, los observadores celestiales y una multitud de otras personalidades, incluyendo a los seres ascendentes que esperan ser transportados hacia Havona. Los Ancianos de los Días disfrutan nombrando a ciertos seconafines primarios para que ayuden a las criaturas ascendentes domiciliadas en los cuatrocientos noventa mundos de estudio que rodean a Uversa, y muchos miembros de las órdenes secundaria y terciaria sirven también aquí como instructores. Estos satélites de Uversa son las escuelas finales de los universos del tiempo, y ofrecen el curso de preparación para la universidad compuesta por los siete circuitos de Havona.
28:7.2 (317.5) De las tres órdenes de seconafines, el grupo terciario, vinculado a las autoridades ascendentes, es el que aporta más ampliamente su ministerio a las criaturas ascendentes del tiempo. Los encontraréis de vez en cuando poco después de vuestra partida de Urantia, aunque no utilizaréis abundantemente sus servicios hasta que no alcancéis los mundos de estancia de Orvonton. Disfrutaréis de su compañía cuando los conozcáis plenamente durante vuestra estancia en los mundos escuela de Uversa.
28:7.3 (318.1) Estos seconafines terciarios son los ahorradores de tiempo, los acortadores del espacio, los detectores de errores, los instructores fieles y los postes indicadores perpetuos — los signos vivientes de la seguridad divina — colocados por misericordia en las encrucijadas del tiempo para guiar allí los pasos de los peregrinos ansiosos en los momentos de gran perplejidad y de incertidumbre espiritual. Mucho antes de llegar a las puertas de la perfección empezaréis a tener acceso a los instrumentos de la divinidad y a poneros en contacto con las técnicas de la Deidad. Desde el momento en que lleguéis al mundo inicial de las mansiones hasta que cerréis los ojos en el sueño de Havona como preparación para vuestro transporte hacia el Paraíso, utilizaréis cada vez más la ayuda de urgencia de estos seres maravillosos, que reflejan de manera tan plena y abundante el conocimiento seguro y la sabiduría cierta de aquellos peregrinos fiables y dignos de confianza que os han precedido en el largo viaje hacia los pórticos de la perfección.
28:7.4 (318.2) Estamos privados del pleno privilegio de utilizar en Urantia a estos ángeles de la orden reflectante. Visitan con frecuencia vuestro mundo, acompañando a las personalidades destinadas aquí, pero aquí no pueden actuar libremente. Esta esfera se encuentra todavía en una cuarentena espiritual parcial, y algunos circuitos esenciales para su servicio no funcionan aquí en la actualidad. Cuando vuestro mundo sea restablecido una vez más en los circuitos reflectantes correspondientes, una gran parte del trabajo de las comunicaciones interplanetarias e interuniversales se simplificará y se acelerará enormemente. Los trabajadores celestiales que están en Urantia encuentran muchas dificultades debido a esta reducción funcional de sus asociados reflectantes. Pero continuamos dirigiendo alegremente nuestros asuntos con los intermediarios disponibles, a pesar de que estemos privados localmente de muchos servicios de estos seres maravillosos, los espejos vivientes del espacio y los proyectores de presencia del tiempo.
28:7.5 (318.3) [Patrocinado por un Mensajero Poderoso de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 29
29:0.1 (319.1) DE TODAS las personalidades del universo implicadas en la reglamen-tación de los asuntos interplanetarios e interuniversales, los directores del poder y sus asociados son los que han sido menos comprendidos en Urantia. Aunque vuestras razas han conocido desde hace mucho tiempo la existencia de los ángeles y de las órdenes similares de seres celestiales, se ha comunicado muy poca información sobre los controladores y los reguladores del dominio físico. Incluso ahora sólo se me permite revelar plenamente el último de los tres grupos siguientes de seres vivientes que tienen que ver con el control de la fuerza y la regulación de la energía en el universo maestro:
29:0.2 (319.2) 1. Los Organizadores de la Fuerza Maestros Existenciados Primarios.
29:0.3 (319.3) 2. Los Organizadores de la Fuerza Maestros Trascendentales Asociados.
29:0.4 (319.4) 3. Los Directores del Poder Universal.
29:0.5 (319.5) Aunque considero imposible describir la individualidad de los diversos grupos de directores, centros y controladores del poder universal, espero poder explicar alguna cosa sobre el ámbito de sus actividades. Forman un grupo único de seres vivientes que tienen que ver con la regulación inteligente de la energía en todo el gran universo. Incluyendo a los directores supremos, abarcan las divisiones principales siguientes:
29:0.6 (319.6) 1. Los Siete Directores Supremos del Poder.
29:0.7 (319.7) 2. Los Centros Supremos del Poder.
29:0.8 (319.8) 3. Los Controladores Físicos Maestros.
29:0.9 (319.9) 4. Los Supervisores del Poder Morontial.
29:0.10 (319.10) Los Directores y los Centros Supremos del Poder han existido desde los tiempos cercanos a la eternidad, y por lo que nosotros sabemos ya no se han creado más seres de estas órdenes. Los Siete Directores Supremos fueron personalizados por los Siete Espíritus Maestros, y luego colaboraron con sus padres para crear a más de diez mil millones de asociados. Antes de la época de los directores del poder, los circuitos energéticos del espacio exteriores al universo central estaban bajo la supervisión inteligente de los Organizadores de la Fuerza Maestros del Paraíso.
29:0.11 (319.11) Como conocéis a las criaturas materiales, al menos tenéis una idea, por contraste, de los seres espirituales; pero a la mente mortal le resulta muy difícil imaginarse a los directores del poder. En el programa de la progresión ascendente hacia los niveles superiores de existencia, no tenéis nada que ver directamente con los directores supremos ni con los centros del poder. En ciertas ocasiones excepcionales tendréis relaciones con los controladores físicos, y cuando lleguéis a los mundos de las mansiones trabajaréis libremente con los supervisores del poder morontial. Estos Supervisores del Poder Morontial ejercen su actividad de forma tan exclusiva en el régimen morontial de las creaciones locales, que consideramos que es mejor narrar sus actividades en la sección que trata del universo local.
29:1.1 (320.1) Los Siete Directores Supremos del Poder son los reguladores de la energía física del gran universo. Su creación por parte de los Siete Espíritus Maestros es el primer caso registrado de la derivación de una progenie semimaterial surgida de una ascendencia verdaderamente espiritual. Cuando los Siete Espíritus Maestros crean individualmente, engendran personalidades altamente espirituales de tipo angélico; cuando crean colectivamente, a veces traen a la existencia a estos tipos elevados de seres semimateriales. Pero incluso estos seres casi físicos serían invisibles para la visión limitada de los mortales de Urantia.
29:1.2 (320.2) El número de Directores Supremos del Poder es de siete, y su apariencia y sus funciones son idénticas. Nadie puede distinguir al uno del otro, salvo el Espíritu Maestro con el que cada uno de ellos está directamente asociado y al que cada uno de ellos está total y funcionalmente subordinado. Cada uno de los Espíritus Maestros está unido eternamente así con uno de sus descendientes colectivos. El mismo director siempre está asociado con el mismo Espíritu, y su relación de trabajo conduce a una asociación única de las energías físicas y espirituales, de un ser semifísico y de una personalidad espiritual.
29:1.3 (320.3) Los Siete Directores Supremos del Poder están estacionados en el Paraíso periférico, donde sus presencias que circulan lentamente indican el paradero de las sedes focales de fuerza de los Espíritus Maestros. Estos directores del poder actúan individualmente para regular la energía-poder de los superuniversos, pero colectivamente para administrar la creación central. Operan desde el Paraíso pero se mantienen como centros eficaces del poder en todas las divisiones del gran universo.
29:1.4 (320.4) Estos seres poderosos son los ascendientes físicos de la inmensa multitud de centros del poder y, a través de ellos, de los controladores físicos dispersos por los siete superuniversos. Estos organismos subordinados del control físico son básicamente uniformes, idénticos, salvo en lo que se refiere al tono diferencial de cada cuerpo superuniversal. Con el objeto de cambiar de servicio superuniversal, les bastaría simplemente con regresar al Paraíso para modificar la tonalidad. La administración de la creación física es fundamentalmente uniforme.
29:2.1 (320.5) Los Siete Directores Supremos del Poder no pueden reproducirse individualmente, pero colectivamente y en asociación con los Siete Espíritus Maestros pueden reproducir — crear — a otros seres semejantes a ellos, y lo hacen de hecho. Éste es el origen de los Centros Supremos del Poder del gran universo, que ejercen su actividad en los siete grupos siguientes:
29:2.2 (320.6) 1. Los Supervisores Centrales Supremos.
29:2.3 (320.7) 2. Los Centros de Havona.
29:2.4 (320.8) 3. Los Centros de los superuniversos.
29:2.5 (320.9) 4. Los Centros de los universos locales.
29:2.6 (320.10) 5. Los Centros de las constelaciones.
29:2.7 (320.11) 6. Los Centros de los sistemas.
29:2.8 (320.12) 7. Los Centros no clasificados.
29:2.9 (321.1) Estos centros del poder, junto con los Directores Supremos del Poder, son unos seres con una elevada libertad y acción volitivas. Todos están dotados de una personalidad de la Fuente Tercera y revelan una capacidad volitiva indiscutible de un orden elevado. Estos centros directivos del sistema de poder del universo poseen una exquisita dotación de inteligencia; son el intelecto del sistema de poder del gran universo y el secreto de la técnica del control mental de toda la inmensa red de las extensas funciones de los Controladores Físicos Maestros y de los Supervisores del Poder Morontial.
29:2.10 (321.2) 1. Los Supervisores Centrales Supremos. Estos siete coordinados y asociados de los Directores Supremos del Poder son los reguladores de los circuitos energéticos maestros del gran universo. Cada supervisor central tiene su sede en uno de los mundos especiales de los Siete Ejecutivos Supremos, y trabajan en estrecha asociación con estos coordinadores de los asuntos generales del universo.
29:2.11 (321.3) Los Directores Supremos del Poder y los Supervisores Centrales Supremos ejercen su actividad tanto de manera individual como conjunta con relación a todos los fenómenos cósmicos que se producen por debajo de los niveles de la «energía gravitatoria». Cuando actúan en conexión, estos catorce seres significan para el poder del universo lo que los Siete Ejecutivos Supremos significan para los asuntos generales del universo, y lo que los Siete Espíritus Maestros significan para la mente cósmica.
29:2.12 (321.4) 2. Los Centros de Havona. Antes de la creación de los universos del tiempo y del espacio, los centros del poder no eran necesarios en Havona, pero desde aquellos tiempos tan lejanos, un millón de ellos ha ejercido su actividad en la creación central, teniendo cada centro la supervisión de mil mundos de Havona. Aquí, en el universo divino, el control de la energía es perfecto, una condición que no existe en otras partes. La perfección de la regulación de la energía es la meta final de todos los centros del poder y de todos los controladores físicos del espacio.
29:2.13 (321.5) 3. Los Centros de los superuniversos. Mil centros del poder del tercer tipo ocupan una enorme zona en la esfera capital de cada uno de los siete superuniversos. Tres corrientes de energía primaria, con diez divisiones cada una, entran en estos centros del poder, pero siete circuitos de poder especializados y bien dirigidos, aunque imperfectamente controlados, salen de sus sedes de acción unificada. Ésta es la organización electrónica del poder del universo.
29:2.14 (321.6) Toda la energía está incluida en el circuito del ciclo del Paraíso, pero los Directores del Poder Universal dirigen las energías-fuerzas del Paraíso inferior tal como las encuentran modificadas en las funciones espaciales del universo central y de los superuniversos, convirtiendo y dirigiendo estas energías hacia canales de aplicación útil y constructiva. Existe una diferencia entre la energía de Havona y las energías de los superuniversos. La carga de poder de un superuniverso consiste en tres fases de energía de diez divisiones cada una. Esta triple carga de energía se propaga por todo el espacio del gran universo; es como un inmenso océano de energía en movimiento, que sumerge y baña a la totalidad de cada una de las siete supercreaciones.
29:2.15 (321.7) La organización electrónica del poder del universo funciona en siete fases y revela una reacción variable a la gravedad local o lineal. Este circuito séptuple procede de los centros superuniversales del poder e impregna cada supercreación. Estas corrientes especializadas del tiempo y del espacio son movimientos de energía precisos y localizados iniciados y dirigidos con fines específicos, de manera muy semejante a como funciona la Corriente del Golfo como fenómeno circunscrito en medio del Océano Atlántico.
29:2.16 (321.8) 4. Los Centros de los universos locales. Cien centros del poder de la cuarta orden se encuentran estacionados en la sede de cada universo local. Ejercen su actividad para reducir y modificar de otras maneras los siete circuitos del poder que emanan de la sede del superuniverso, haciéndolos así aplicables a los servicios de las constelaciones y de los sistemas. Estos centros del poder conceden un interés pasajero a las catástrofes astronómicas locales del espacio; se dedican al envío ordenado de la energía efectiva a las constelaciones y los sistemas subsidiarios. Son de una gran ayuda para los Hijos Creadores durante las épocas finales de la organización de sus universos y de la movilización de la energía. Estos centros son capaces de proporcionar canales intensificados de energía que son útiles para la comunicación interplanetaria entre los puntos habitados importantes. Estos canales o líneas de energía, a veces llamados también caminos de energía, son unos circuitos directos de energía entre un centro del poder y otro centro del poder, o entre un controlador físico y otro controlador. Es una corriente individualizada de poder y contrasta con los movimientos de la energía no diferenciada en el espacio libre.
29:2.17 (322.1) 5. Los Centros de las constelaciones. Diez centros vivientes del poder de este tipo están estacionados en cada constelación, donde actúan como proyectores de energía hacia los cien sistemas locales tributarios. De estos seres salen las líneas de poder destinadas a la comunicación y al transporte, y para proporcionar energía a aquellas criaturas vivientes que dependen de ciertas formas de energía física para mantenerse con vida. Pero ni los centros del poder ni los controladores físicos subordinados se ocupan de otra manera de la vida como organización funcional.
29:2.18 (322.2) 6. Los Centros de los sistemas. Un Centro Supremo del Poder está asignado permanentemente a cada sistema local. Estos centros de los sistemas envían los circuitos del poder a los mundos habitados del tiempo y del espacio. Coordinan las actividades de los controladores físicos subordinados y actúan además para asegurar la distribución satisfactoria del poder en el sistema local. El relé del circuito entre los planetas depende de la coordinación perfecta de ciertas energías materiales y de la regulación eficaz del poder físico.
29:2.19 (322.3) 7. Los Centros no clasificados. Son los centros que funcionan en situaciones locales especiales, pero no en los planetas habitados. Los mundos individuales están a cargo de los Controladores Físicos Maestros y reciben las líneas del poder incorporadas en circuitos enviadas por el centro del poder de su sistema. Sólo aquellas esferas que poseen unas relaciones energéticas de las más extraordinarias tienen centros del poder de la séptima orden, que actúan como ruedas equilibradoras universales o gobernadores de la energía. Estos centros del poder son, en todas sus fases de actividad, totalmente equivalentes a aquellos que ejercen sus funciones en las unidades superiores de control, pero ni un solo cuerpo espacial entre un millón contiene este tipo de organización viviente del poder.
29:3.1 (322.4) Los Centros Supremos del Poder distribuidos en todos los superuniversos, con sus asociados y subordinados, ascienden a más de diez mil millones. Y todos están en sincronismo perfecto y en completa coordinación con sus progenitores del Paraíso, los Siete Directores Supremos del Poder. El control del poder del gran universo se ha confiado así al cuidado y a la dirección de los Siete Espíritus Maestros, los creadores de los Siete Directores Supremos del Poder.
29:3.2 (322.5) Los Directores Supremos del Poder y todos sus asociados, asistentes y subordinados, están exentos para siempre de ser arrestados o interferidos por todos los tribunales de todo el espacio; tampoco están sujetos a la dirección administrativa del gobierno superuniversal de los Ancianos de los Días, ni a la administración de los universos locales de los Hijos Creadores.
29:3.3 (323.1) Estos centros y directores del poder son traídos a la existencia por los hijos del Espíritu Infinito. No están relacionados con la administración de los Hijos de Dios, aunque se asocian con los Hijos Creadores durante las épocas finales de la organización material de sus universos. Pero los centros del poder están de alguna forma estrechamente asociados con el supercontrol cósmico del Ser Supremo.
29:3.4 (323.2) Los centros del poder y los controladores físicos no sufren ningún entrena-miento; todos son creados perfectos y actúan con perfección de manera inherente. Nunca pasan de una función a otra; siempre sirven en su destino original. No existe ninguna evolución en sus filas y esto es así en las siete divisiones de las dos órdenes.
29:3.5 (323.3) Como no tienen un pasado ascendente que recordar, los centros del poder y los controladores físicos nunca se dedican a la diversión; son totalmente prácticos en todas sus acciones. Siempre están de servicio; en el plan universal no existen disposiciones para interrumpir las líneas físicas de energía. Estos seres no pueden abandonar nunca, ni siquiera durante una fracción de segundo, su supervisión directa de los circuitos energéticos del tiempo y del espacio.
29:3.6 (323.4) Los directores, centros y controladores del poder no están relacionados con nada en toda la creación, salvo con el poder, con la energía material o semifísica; no lo originan, pero sí lo modifican, lo manipulan y lo orientan. Tampoco tienen nada que ver en absoluto con la gravedad física, excepto para resistir su poder de atracción. Su relación con la gravedad es totalmente negativa.
29:3.7 (323.5) Los centros del poder utilizan inmensos mecanismos y coordinaciones de tipo material en conexión con los mecanismos vivientes de las diversas concentraciones separadas de energía. Cada centro individual del poder está compuesto exactamente de un millón de unidades de control funcional, y estas unidades modificadoras de la energía no son estacionarias como los órganos vitales del cuerpo físico del hombre; las posibilidades asociativas de estos «órganos vitales» de la regulación del poder son móviles y verdaderamente calidoscópicas.
29:3.8 (323.6) Soy totalmente incapaz de explicar la manera en que estos seres vivientes abarcan la manipulación y la regulación de los circuitos maestros de la energía universal. Emprender la tarea de informaros aún más sobre el tamaño y la función de estos gigantescos centros del poder casi perfectamente eficaces sólo aumentaría vuestra confusión y vuestra consternación. Son al mismo tiempo vivientes y «personales», pero están más allá de vuestra comprensión.
29:3.9 (323.7) Fuera de Havona, los Centros Supremos del Poder sólo ejercen su actividad en las esferas especialmente construidas (arquitectónicas) o en los cuerpos espaciales por otra parte adecuadamente constituidos. Los mundos arquitectónicos están construídos de tal manera que los centros vivientes del poder pueden actuar como conmutadores selectivos para orientar, modificar y concentrar las energías del espacio a medida que se derraman sobre estas esferas. No podrían ejercer sus funciones de esta manera en un sol o en un planeta evolutivos ordinarios. Algunos grupos también se ocupan del calentamiento y de otras necesidades materiales de estos mundos sede especiales. Y aunque sobrepasa el alcance del conocimiento urantiano, puedo indicar que estas órdenes de personalidades vivientes del poder tienen mucho que ver con la distribución de la luz que brilla sin calor. No producen este fenómeno, pero se ocupan de diseminarlo y de orientarlo.
29:3.10 (323.8) Los centros del poder y sus controladores subordinados están asignados al funcionamiento de todas las energías físicas del espacio organizado. Trabajan con las tres corrientes básicas de diez energías cada una. Ésta es la carga de energía del espacio organizado; y el espacio organizado es su campo de acción. Los Directores del Poder Universal no tienen absolutamente nada que ver con las extraordinarias acciones de fuerza que se están produciendo ahora fuera de las fronteras actuales de los siete superuniversos.
29:3.11 (324.1) Los centros y los controladores del poder sólo ejercen un perfecto control sobre siete de las diez formas de energía contenidas en cada corriente básica universal; aquellas formas que están total o parcialmente libres de su control deben representar los reinos imprevisibles de la manifestación de la energía dominados por el Absoluto Incalificado. Si ejercen una influencia sobre las fuerzas primordiales de este Absoluto, no conocemos estas funciones, aunque existe alguna pequeña prueba que justificaría la opinión de que algunos controladores físicos reaccionan a veces de manera automática a ciertos impulsos del Absoluto Universal.
29:3.12 (324.2) Estos mecanismos vivientes del poder no están relacionados conscientemente con el supercontrol energético del universo maestro ejercido por el Absoluto Incalificado, pero suponemos que todo su sistema casi perfecto de dirección del poder está subordinado de alguna manera desconocida a esta presencia supergravitatoria. En cualquier situación energética local, los centros y los controladores ejercen una supremacía casi total, pero siempre son conscientes de la presencia superenergética y de la acción no reconocible del Absoluto Incalificado.
29:4.1 (324.3) Estos seres son los subordinados móviles de los Centros Supremos del Poder. Los controladores físicos están dotados de unas aptitudes de metamorfosis de la individualidad de tal naturaleza que pueden efectuar una extraordinaria variedad de autotransportes, siendo capaces de atravesar el espacio local a unas velocidades cercanas a las de los Mensajeros Solitarios. Pero al igual que todos los demás seres que atraviesan el espacio, necesitan la ayuda de sus compañeros así como de algunos otros tipos de seres para vencer la acción de la gravedad y la resistencia de la inercia a la hora de partir de una esfera material.
29:4.2 (324.4) Los Controladores Físicos Maestros sirven en todo el gran universo. Están gobernados directamente desde el Paraíso hasta las sedes de los superuniversos por los Siete Directores Supremos del Poder; desde aquí son dirigidos y distribuidos por el Consejo del Equilibrio, compuesto por los altos comisionados del poder enviados por los Siete Espíritus Maestros y elegidos entre el personal de los Organizadores de la Fuerza Maestros Asociados. Estos altos comisionados están facultados para interpretar las indicaciones y los registros de los maestros frandalanks, esos instrumentos vivientes que indican la presión del poder y la carga de energía de todo un superuniverso.
29:4.3 (324.5) Aunque la presencia de las Deidades del Paraíso envuelve al gran universo y se extiende alrededor del círculo de la eternidad, la influencia de cualquiera de los Siete Espíritus Maestros está limitada a un solo superuniverso. Existe una clara segregación de la energía y una separación de los circuitos del poder entre cada una de las siete supercreaciones; de ahí que los métodos individualizados de control deban prevalecer, y prevalecen de hecho.
29:4.4 (324.6) Los Controladores Físicos Maestros son los descendientes directos de los Centros Supremos del Poder, y entre sus grupos se incluyen a los siguientes:
29:4.5 (324.7) 1. Los Directores Asociados del Poder.
29:4.6 (324.8) 2. Los Controladores Maquinales.
29:4.7 (324.9) 3. Los Transformadores de la Energía.
29:4.8 (325.1) 4. Los Transmisores de la Energía.
29:4.9 (325.2) 5. Los Asociadores Primarios.
29:4.10 (325.3) 6. Los Disociadores Secundarios.
29:4.11 (325.4) 7. Los Frandalanks y los Cronoldeks.
29:4.12 (325.5) No todos los miembros de estas órdenes son personas en el sentido de poseer el poder individual de elección. Las cuatro últimas órdenes en especial parecen ser totalmente automáticas y maquinales en su respuesta a los impulsos de sus superiores y en su reacción a las condiciones energéticas existentes. Pero aunque esta respuesta parezca totalmente mecánica, no lo es; estos seres pueden parecer autómatas, pero todos revelan la función diferencial de la inteligencia.
29:4.13 (325.6) La personalidad no acompaña necesariamente a la mente. La mente puede pensar incluso cuando está privada de todo poder de elección, como sucede en numerosos tipos inferiores de animales y en algunos de estos controladores físicos subordinados. Una gran parte de estos reguladores más automáticos del poder físico no son personas en ningún sentido de la palabra. No están dotados de voluntad ni de la independencia de decisión, permaneciendo totalmente subordinados a la perfección maquinal de su diseño para las tareas a las que están asignados. Sin embargo, todos son seres sumamente inteligentes.
29:4.14 (325.7) Los controladores físicos se ocupan principalmente de ajustar energías fundamentales no descubiertas en Urantia. Estas energías desconocidas son muy esenciales para el sistema interplanetario de transporte y para ciertas técnicas de comunicación. Cuando instalamos unas líneas de energía con el objeto de transmitir los equivalentes del sonido o de ampliar la visión, estas formas no descubiertas de energía son utilizadas por los controladores físicos vivientes y sus asociados. Las criaturas intermedias también utilizan de vez en cuando estas mismas energías en su trabajo rutinario.
29:4.15 (325.8) 1. Los Directores Asociados del Poder. Estos seres maravillosamente eficaces están encargados de designar y de enviar a todas las órdenes de Controladores Físicos Maestros de acuerdo con las necesidades siempre variables del estado energético en constante cambio de los reinos. Las inmensas reservas de controladores físicos se mantienen en los mundos sede de los sectores menores, y desde estos puntos de concentración son enviados periódicamente por los directores asociados del poder a las sedes de los universos, las constelaciones, los sistemas y los planetas individuales. Cuando efectúan esta misión, los controladores físicos están sometidos provisionalmente a las órdenes de los ejecutores divinos de las comisiones conciliadoras, pero por lo demás únicamente son responsables ante sus directores asociados y ante los Centros Supremos del Poder.
29:4.16 (325.9) Tres millones de directores asociados del poder están asignados a cada uno de los sectores menores de Orvonton, y el contingente superuniversal de estos seres asombrosamente polifacéticos asciende a un total de tres mil millones. Mantienen sus propias reservas en estos mismos mundos de los sectores menores, donde sirven también como instructores para todos los que estudian las ciencias de las técnicas del control y de la transmutación inteligentes de la energía.
29:4.17 (325.10) Estos directores alternan sus períodos de servicio ejecutivo en los sectores menores con otros períodos equivalentes de servicio como inspectores en los reinos del espacio. Al menos un inspector en funciones está siempre presente en cada sistema local, manteniendo su sede en la esfera capital. Conservan todo el inmenso agregado de energía viviente en un armonioso sincronismo.
29:4.18 (325.11) 2. Los Controladores Maquinales. Son los asistentes móviles y extremada-mente polifacéticos de los directores asociados del poder. Billones y billones de ellos están de servicio en Ensa, vuestro sector menor. A estos seres los llamamos controladores maquinales porque están completamente dominados por sus superiores, totalmente subordinados a la voluntad de los directores asociados del poder. Sin embargo, son por sí mismos muy inteligentes, y aunque su trabajo sea de naturaleza maquinal y práctica, lo ejecutan con habilidad.
29:4.19 (326.1) De todos los Controladores Físicos Maestros asignados a los mundos habitados, los controladores maquinales son con mucho los más poderosos. Como cada controlador posee el don viviente de la antigravedad de manera muy superior a todos los demás seres, tiene una resistencia a la gravedad que sólo es igualada por las esferas enormes que giran a una velocidad extraordinaria. Diez controladores de este tipo están estacionados actualmente en Urantia, y una de sus actividades planetarias más importantes consiste en facilitar la partida de los transportes seráficos. Para realizar esta función, los diez controladores maquinales actúan al unísono, mientras que un grupo de mil transmisores de energía proporcionan el impulso inicial para la partida seráfica.
29:4.20 (326.2) Los controladores maquinales son capaces de orientar el flujo de energía y de facilitar su concentración en las corrientes o circuitos especializados. Estos poderosos seres tienen mucho que ver con la separación, la orientación y la intensificación de las energías físicas, y con la igualación de las presiones de los circuitos interplanetarios. Son expertos en la manipulación de veintiuna de las treinta energías físicas del espacio, que constituyen la carga de poder de un superuniverso. También son capaces de llevar a cabo una gran parte de la gestión y del control de seis de las nueve formas más sutiles de energía física. Al colocar a estos controladores en una relación técnica apropiada entre sí y con algunos centros del poder, los directores asociados del poder son capaces de efectuar unos cambios increíbles en el ajuste del poder y en el control de la energía.
29:4.21 (326.3) Los Controladores Físicos Maestros ejercen a menudo su actividad en grupos de cientos, de miles, e incluso de millones y, variando sus posiciones y sus formaciones, son capaces de controlar la energía de forma colectiva así como individual. A medida que cambian las necesidades, pueden aumentar y acelerar el volumen y el movimiento de la energía, o detener, condensar y retrasar las corrientes energéticas. En cierto modo, influyen sobre las transformaciones de la energía y del poder como los llamados agentes catalíticos aumentan las reacciones químicas. Desempeñan su actividad por capacidad inherente y en cooperación con los Centros Supremos del Poder.
29:4.22 (326.4) 3. Los Transformadores de la Energía. La cantidad que hay de estos seres en un superuniverso es increíble. Sólo en Satania hay casi un millón, y el contingente habitual es de cien transformadores por cada mundo habitado.
29:4.23 (326.5) Los transformadores de la energía son la creación conjunta de los Siete Directores Supremos del Poder y de los Siete Supervisores Centrales. Figuran entre las órdenes más personales de los controladores físicos, y salvo en los casos en que un director asociado del poder se encuentre presente en un mundo habitado, los transformadores son los que están al mando. Son los inspectores planetarios de todos los transportes seráficos que parten. Todas las clases de vida celestial sólo pueden utilizar las órdenes menos personales de los controladores físicos mediante el enlace con las órdenes más personales de los directores asociados y de los transformadores de la energía.
29:4.24 (326.6) Estos transformadores son unos conmutadores vivientes poderosos y eficaces, y son capaces de colocarse a favor o en contra de una disposición u orientación dadas del poder. También son hábiles en sus esfuerzos por aislar a los planetas de las poderosas corrientes energéticas que pasan entre los gigantescos vecinos planetarios y estelares. Sus atributos transmutadores de la energía los hacen sumamente útiles en la importante tarea de mantener el equilibrio energético universal, o equilibrio del poder. En ciertos momentos parecen consumir o almacenar energía; en otros momentos parecen exudar o liberar energía. Los transformadores son capaces de aumentar o disminuir el potencial «acumulador» de las energías vivas y muertas de sus reinos respectivos. Pero sólo se ocupan de las energías físicas y semimateriales, no actúan directamente en el ámbito de la vida, ni tampoco cambian las formas de los seres vivos.
29:4.25 (327.1) Los transformadores de la energía son en algunos aspectos las más notables y misteriosas de todas las criaturas semimateriales vivientes. Están físicamente diferenciados de alguna manera desconocida y, variando sus relaciones de conexión, son capaces de ejercer una profunda influencia sobre la energía que pasa a través de sus presencias asociadas. El estado de los reinos físicos parece sufrir una transformación bajo sus hábiles manipulaciones. Puedencambiar la forma física de las energías del espacio, y lo hacen de hecho. Con la ayuda de sus compañeros controladores, son capaces de cambiar realmente la forma y el potencial de veintisiete de las treinta energías físicas de la carga de poder de un superuniverso. El hecho de que tres de estas energías estén más allá de su control demuestra que no son los intermediarios del Absoluto Incalificado.
29:4.26 (327.2) Los cuatro grupos restantes de Controladores Físicos Maestros apenas son personas según cualquier definición aceptable de esta palabra. Las reacciones de estos transmisores, asociadores, disociadores y frandalanks son totalmente automáticas; sin embargo, son inteligentes en todos los sentidos. Estamos enormemente limitados en nuestro conocimiento de estas entidades maravillosas porque no podemos comunicarnos con ellas. Parecen comprender el lenguaje del reino, pero no pueden comunicarse con nosotros. Parecen plenamente capaces de recibir nuestras comunicaciones, pero totalmente impotentes para responder a ellas.
29:4.27 (327.3) 4. Los Transmisores de la Energía. Estos seres ejercen principalmente su actividad, aunque no por completo, en las operaciones intraplanetarias. Son unos maravillosos expedidores de la energía tal como ésta se manifiesta en los mundos individuales.
29:4.28 (327.4) Cuando la energía ha de ser desviada hacia un nuevo circuito, los transmisores se despliegan en línea a lo largo del recorrido energético deseado y, debido a sus atributos excepcionales de atracción de la energía, pueden inducir realmente un flujo creciente de energía en la dirección deseada. Esto lo hacen de forma tan literal como ciertos circuitos metálicos orientan el flujo de ciertas formas de energía eléctrica; y son superconductores vivientes para más de la mitad de las treinta formas de energía física.
29:4.29 (327.5) Los transmisores forman hábiles conexiones que son eficaces para rehabilitar las corrientes debilitadas de energía especializada que pasan de un planeta a otro y de una estación a otra en un planeta individual. Pueden detectar corrientes que son demasiado débiles como para ser reconocidas por cualquier otro tipo de ser viviente, y pueden aumentar estas energías de tal manera que el mensaje que las acompaña se vuelve perfectamente inteligible. Sus servicios son inapreciables para los receptores de las transmisiones.
29:4.30 (327.6) Los transmisores de la energía pueden ejercer su actividad con respecto a todas las formas de percepción comunicable; pueden hacer que una escena lejana resulte «visible» así como que un sonido distante se vuelva «audible». Proporcionan las líneas de comunicación de urgencia en los sistemas locales y en los planetas individuales. Prácticamente todas las criaturas han de utilizar estos servicios con el fin de comunicarse fuera de los circuitos regularmente establecidos.
29:4.31 (327.7) Estos seres, junto con los transformadores de la energía, son indispensables para mantener la existencia mortal en aquellos mundos que poseen una atmósfera empobrecida, y forman parte integrante de la técnica de vida en los planetas de los no respiradores.
29:4.32 (328.1) 5. Los Asociadores Primarios. Estas entidades interesantes e inapreciables son los conservadores y los custodios magistrales de la energía. Estos organismos vivientes almacenan la energía durante los períodos en que sus manifestaciones son mayores, en cierto modo como una planta almacena la luz solar. Trabajan a una escala gigantesca, convirtiendo las energías del espacio en un estado físico desconocido en Urantia. También son capaces de llevar adelante estas transformaciones hasta el punto de producir algunas de las unidades primitivas de la existencia material. Estos seres actúan simplemente con su presencia. No se agotan ni se reducen de ninguna manera a causa de esta función; actúan como agentes catalíticos vivientes.
29:4.33 (328.2) Durante los períodos en que las manifestaciones son menores, tienen la facultad de liberar estas energías acumuladas. Pero vuestro conocimiento de la energía y de la materia no es lo suficientemente avanzado como para permitirnos explicar la técnica de esta fase de su trabajo. Siempre actúan de acuerdo con la ley universal, manejando y manipulando los átomos, los electrones y los ultimatones de una manera muy semejante a como vosotros manipuláis los caracteres de imprenta ajustables para hacer que los mismos símbolos alfabéticos cuenten historias sumamente diferentes.
29:4.34 (328.3) Los asociadores son el primer grupo viviente que aparece en una esfera material en vías de organización, y pueden ejercer su actividad a temperaturas físicas que vosotros consideraríais totalmente incompatibles con la existencia de los seres vivos. Representan un tipo de vida que está simplemente más allá del alcance de la imaginación humana. Junto con sus colaboradores, los disociadores, son las más serviles de todas las criaturas inteligentes.
29:4.35 (328.4) 6. Los Disociadores Secundarios. Comparados con los asociadores primarios, estos seres dotados de unas enormes facultades antigravitatorias son los trabajadores inversos. Nunca existe ningún peligro de que se agoten las formas especiales o modificadas de la energía física en los mundos locales o en los sistemas locales, porque estas organizaciones vivientes están dotadas del poder excepcional de desprender provisiones ilimitadas de energía. Se ocupan principalmente de la evolución de una forma de energía apenas conocida en Urantia, que proviene de una forma de materia aún menos reconocida. Son en verdad los alquimistas del espacio y los autores de prodigios del tiempo. Pero en todas las maravillas que hacen, nunca infringen los mandatos de la Supremacía Cósmica.
29:4.36 (328.5) 7. Los Frandalanks. Estos seres son la creación conjunta de las tres órdenes de seres que controlan la energía: los organizadores primarios y secundarios de la fuerza y los directores del poder. Los frandalanks son los más numerosos de todos los Controladores Físicos Maestros; el número de ellos que ejercen su actividad solamente en Satania sobrepasa vuestro concepto numérico. Están estacionados en todos los mundos habitados y siempre están vinculados a las órdenes superiores de controladores físicos. Trabajan de manera intercambiable en el universo central, en los superuniversos y en los dominios del espacio exterior.
29:4.37 (328.6) Los frandalanks son creados en treinta divisiones, una para cada forma de fuerza básica universal, y actúan exclusivamente como indicadores vivientes y automáticos de las presencias, las presiones y las velocidades. Estos barómetros vivientes se ocupan exclusivamente de registrar de manera automática e infalible el estado de todas las formas de energía-fuerza. Representan para el universo físico lo mismo que el inmenso mecanismo de la reflectividad representa para el universo mental. Los frandalanks que registran el tiempo además de la presencia cuantitativa y cualitativa de la energía se llaman cronoldeks.
29:4.38 (328.7) Reconozco que los frandalanks son inteligentes, pero no los puedo clasificar de otro modo que como máquinas vivientes. Casi la única manera en que puedo ayudaros a comprender estos mecanismos vivientes es compararlos con vuestros propios aparatos mecánicos que funcionan con una precisión y una exactitud casi semejantes a la inteligencia. Así pues, si deseáis concebir a estos seres, utilizad vuestra imaginación hasta el punto de reconocer que en el gran universo tenemos realmente unos mecanismos (entidades) inteligentes y vivientes que pueden realizar tareas más complicadas, las cuales requieren unos cálculos más prodigiosos, con una delicadeza de exactitud aún más grande e incluso con una precisión última.
29:5.1 (329.1) Los organizadores de la fuerza residen en el Paraíso pero ejercen su actividad en todo el universo maestro, y más especialmente en los dominios del espacio no organizado. Estos seres extraordinarios no son ni creadores ni criaturas, y están clasificados en dos grandes divisiones de servicio:
29:5.2 (329.2) 1. Los Organizadores de la Fuerza Maestros Existenciados Primarios.
29:5.3 (329.3) 2. Los Organizadores de la Fuerza Maestros Trascendentales Asociados.
29:5.4 (329.4) Estas dos poderosas órdenes de manipuladores de la fuerza primordial trabajan exclusivamente bajo la supervisión de los Arquitectos del Universo Maestro, y en el momento actual no ejercen ampliamente su actividad dentro de las fronteras del gran universo.
29:5.5 (329.5) Los Organizadores de la Fuerza Maestros Primarios son los manipuladores de las fuerzas espaciales primordiales o fundamentales del Absoluto Incalificado; son los creadores de las nebulosas. Son los instigadores vivientes de los ciclones energéticos del espacio y los organizadores y orientadores iniciales de estas manifestaciones gigantescas. Estos organizadores de la fuerza transmutan la fuerza primordial (la pre-energía no sensible a la gravedad directa del Paraíso) en energía poderosa o primaria, la energía que se transmuta desde la atracción exclusiva del Absoluto Incalificado hasta la atracción gravitatoria de la Isla del Paraíso. Les siguen inmediatamente después los organizadores de la fuerza asociados, los cuales continúan el proceso de transmutación de la energía desde la etapa primaria hasta la etapa secundaria o de la energía-gravedad.
29:5.6 (329.6) Cuando los planes para la creación de un universo local se han ejecutado, lo cual es señalado por la llegada de un Hijo Creador, los Organizadores de la Fuerza Maestros Asociados ceden el paso a las órdenes de los directores del poder que actúan en el superuniverso que posee esa jurisdicción astronómica. Pero en ausencia de dichos planes, los organizadores de la fuerza asociados continúan encargándose indefinidamente de estas creaciones materiales, tal como lo hacen actualmente en el espacio exterior.
29:5.7 (329.7) Los Organizadores de la Fuerza Maestros resisten unas temperaturas y ejercen su actividad en unas condiciones físicas que serían intolerables incluso para los polifacéticos centros del poder y controladores físicos de Orvonton. Los otros únicos tipos de seres revelados capaces de ejercer sus funciones en estos reinos del espacio exterior son los Mensajeros Solitarios y los Espíritus Inspirados Trinitarios.
29:5.8 (329.8) [Patrocinado por un Censor Universal que actúa por autorización de los Ancianos de los Días de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 30
30:0.1 (330.1) LAS personalidades y las entidades distintas a las personales que ejercen actualmente su actividad en el Paraíso y en el gran universo constituyen un número casi ilimitado de seres vivientes. Incluso el número de las órdenes y de los tipos principales haría titubear la imaginación humana, sin hablar de los innumerables subtipos y variaciones. Sin embargo, es deseable presentar alguna información sobre las dos clasificaciones fundamentales de los seres vivientes — una idea de la clasificación del Paraíso y una abreviación del Registro de Personalidades existente en Uversa.
30:0.2 (330.2) No es posible formular clasificaciones de conjunto y totalmente coherentes de las personalidades del gran universo porque todos los grupos no han sido revelados. Se precisarían numerosos documentos adicionales para abarcar la nueva revelación necesaria para clasificar sistemáticamente todos los grupos. Esta expansión conceptual difícilmente sería deseable, porque privaría a los mortales pensantes de los próximos mil años de ese estímulo a la especulación creativa que proporcionan estos conceptos parcialmente revelados. Es mejor que el hombre no reciba una revelación excesiva; eso ahoga la imaginación.
30:1.1 (330.3) Los seres vivientes están clasificados en el Paraíso de acuerdo con su relación inherente, y con aquella que han alcanzado, con las Deidades del Paraíso. Durante las grandiosas asambleas del universo central y de los superuniversos, las personas presentes son agrupadas con frecuencia de acuerdo con su origen: las de origen trino o que han alcanzado a la Trinidad; las de origen doble; y las de origen único. Es difícil interpretar para la mente mortal la clasificación paradisiaca de los seres vivientes, pero tenemos la autorización de presentar la siguiente:
30:1.2 (330.4) I. SERES DE ORIGEN TRINO. Los seres creados por las tres Deidades del Paraíso, ya sea como tales o como Trinidad, junto con el Cuerpo Trinitizado, designación que se refiere a todos los grupos de seres trinitizados, revelados y no revelados.
30:1.3 (330.5) A. Los Espíritus Supremos.
30:1.4 (330.6) 1. Los Siete Espíritus Maestros.
30:1.5 (330.7) 2. Los Siete Ejecutivos Supremos.
30:1.6 (330.8) 3. Las Siete Órdenes de Espíritus Reflectantes.
30:1.7 (330.9) B. Los Hijos Estacionarios de la Trinidad.
30:1.8 (330.10) 1. Los Secretos Trinitizados de la Supremacía.
30:1.9 (330.11) 2. Los Eternos de los Días.
30:1.10 (330.12) 3. Los Ancianos de los Días.
30:1.11 (330.13) 4. Los Perfecciones de los Días.
30:1.12 (331.1) 5. Los Recientes de los Días.
30:1.13 (331.2) 6. Los Uniones de los Días.
30:1.14 (331.3) 7. Los Fieles de los Días.
30:1.15 (331.4) 8. Los Perfeccionadores de la Sabiduría.
30:1.16 (331.5) 9. Los Consejeros Divinos.
30:1.17 (331.6) 10. Los Censores Universales.
30:1.18 (331.7) C. Seres de Origen Trinitario y Seres Trinitizados.
30:1.19 (331.8) 1. Los Hijos Instructores Trinitarios.
30:1.20 (331.9) 2. Los Espíritus Inspirados Trinitarios.
30:1.21 (331.10) 3. Los Nativos de Havona.
30:1.22 (331.11) 4. Los Ciudadanos del Paraíso.
30:1.23 (331.12) 5. Los Seres No Revelados de Origen Trinitario.
30:1.24 (331.13) 6. Los Seres No Revelados Trinitizados por la Deidad.
30:1.25 (331.14) 7. Los Hijos de la Consecución Trinitizados.
30:1.26 (331.15) 8. Los Hijos de la Elección Trinitizados.
30:1.27 (331.16) 9. Los Hijos de la Perfección Trinitizados.
30:1.28 (331.17) 10. Los Hijos Trinitizados por las Criaturas.
30:1.29 (331.18) II. SERES DE ORIGEN DOBLE. Aquellos que tienen su origen en dos cualquiera de las Deidades del Paraíso o han sido creados de otra manera por dos seres cualquiera que descienden directa o indirectamente de las Deidades del Paraíso.
30:1.30 (331.19) A. Las Órdenes Descendentes.
30:1.31 (331.20) 1. Los Hijos Creadores.
30:1.32 (331.21) 2. Los Hijos Magistrales.
30:1.33 (331.22) 3. Las Radiantes Estrellas Matutinas.
30:1.34 (331.23) 4. Los Padres Melquisedeks.
30:1.35 (331.24) 5. Los Melquisedeks.
30:1.36 (331.25) 6. Los Vorondadeks.
30:1.37 (331.26) 7. Los Lanonandeks.
30:1.38 (331.27) 8. Las Brillantes Estrellas Vespertinas.
30:1.39 (331.28) 9. Los Arcángeles.
30:1.40 (331.29) 10. Los Portadores de Vida.
30:1.41 (331.30) 11. Los Ayudantes Universales No Revelados.
30:1.42 (331.31) 12. Los Hijos de Dios No Revelados.
30:1.43 (331.32) B. Las Órdenes Estacionarias.
30:1.44 (331.33) 1. Los Abandontarios.
30:1.45 (331.34) 2. Los Susatias.
30:1.46 (331.35) 3. Los Univitatias.
30:1.47 (331.36) 4. Los Espirongas.
30:1.48 (331.37) 5. Los Seres de Origen Doble No Revelados.
30:1.49 (331.38) C. Las Órdenes Ascendentes.
30:1.50 (331.39) 1. Los Mortales Fusionados con el Ajustador.
30:1.51 (331.40) 2. Los Mortales Fusionados con el Hijo.
30:1.52 (331.41) 3. Los Mortales Fusionados con el Espíritu.
30:1.53 (331.42) 4. Los Intermedios Trasladados.
30:1.54 (331.43) 5. Los Ascendentes No Revelados.
30:1.55 (332.1) III. SERES DE ORIGEN ÚNICO. Aquellos que tienen su origen en una cualquiera de las Deidades del Paraíso o han sido creados de otra manera por un ser cualquiera que desciende directa o indirectamente de las Deidades del Paraíso.
30:1.56 (332.2) A. Los Espíritus Supremos.
30:1.57 (332.3) 1. Los Mensajeros de Gravedad.
30:1.58 (332.4) 2. Los Siete Espíritus de los Circuitos de Havona.
30:1.59 (332.5) 3. Los Ayudantes Dodécuples de los Circuitos de Havona.
30:1.60 (332.6) 4. Los Ayudantes Reflectantes de Imágenes.
30:1.61 (332.7) 5. Los Espíritus Madres de los Universos.
30:1.62 (332.8) 6. Los Séptuples Espíritus Ayudantes de la Mente.
30:1.63 (332.9) 7. Los Seres No Revelados con Origen en la Deidad.
30:1.64 (332.10) B. Las Órdenes Ascendentes.
30:1.65 (332.11) 1. Los Ajustadores Personalizados.
30:1.66 (332.12) 2. Los Hijos Materiales Ascendentes.
30:1.67 (332.13) 3. Los Serafines Evolutivos.
30:1.68 (332.14) 4. Los Querubines Evolutivos.
30:1.69 (332.15) 5. Los Ascendentes No Revelados.
30:1.70 (332.16) C. La Familia del Espíritu Infinito.
30:1.71 (332.17) 1. Los Mensajeros Solitarios.
30:1.72 (332.18) 2. Los Supervisores de los Circuitos del Universo.
30:1.73 (332.19) 3. Los Directores del Censo.
30:1.74 (332.20) 4. Ayudantes Personales del Espíritu Infinito.
30:1.75 (332.21) 5. Los Inspectores Asociados.
30:1.76 (332.22) 6. Los Centinelas Asignados.
30:1.77 (332.23) 7. Los Guías de los Graduados.
30:1.78 (332.24) 8. Los Servitales de Havona.
30:1.79 (332.25) 9. Los Conciliadores Universales.
30:1.80 (332.26) 10. Los Compañeros Morontiales.
30:1.81 (332.27) 11. Los Supernafines.
30:1.82 (332.28) 12. Los Seconafines.
30:1.83 (332.29) 13. Los Terciafines.
30:1.84 (332.30) 14. Los Omniafines.
30:1.85 (332.31) 15. Los Serafines.
30:1.86 (332.32) 16. Los Querubines y los Sanobines.
30:1.87 (332.33) 17. Los Seres No Revelados con Origen en el Espíritu.
30:1.88 (332.34) 18. Los Siete Directores Supremos del Poder.
30:1.89 (332.35) 19. Los Centros Supremos del Poder.
30:1.90 (332.36) 20. Los Controladores Físicos Maestros.
30:1.91 (332.37) 21. Los Supervisores del Poder Morontial.
30:1.92 (332.38) IV. SERES TRASCENDENTALES EXISTENCIADOS. En el Paraíso se encuentra una inmensa multitud de seres trascendentales cuyo origen no se revela generalmente a los universos del tiempo y del espacio hasta que éstos no se establecen en la luz y la vida. Estos Trascendentales no son ni creadores ni criaturas; son los hijos existenciados de la divinidad, la ultimidad y la eternidad. Estos «existenciados» no son ni finitos ni infinitos — son absonitos; y la absonitidad no es ni la infinidad ni la absolutidad.
30:1.93 (333.1) Estos no creadores no creados son siempre leales a la Trinidad del Paraíso y obedecen al Último. Existen en cuatro niveles últimos de actividad de la personalidad y ejercen sus funciones en los siete niveles de lo absonito en doce grandes divisiones compuestas de mil grupos principales de trabajo de siete clases cada uno. Estos seres existenciados incluyen a las órdenes siguientes:
30:1.94 (333.2) 1. Los Arquitectos del Universo Maestro.
30:1.95 (333.3) 2. Los Registradores Trascendentales.
30:1.96 (333.4) 3. Otros Trascendentales.
30:1.97 (333.5) 4. Los Organizadores de la Fuerza Maestros Existenciados Primarios.
30:1.98 (333.6) 5. Los Organizadores de la Fuerza Maestros Trascendentales Asociados.
30:1.99 (333.7) Dios, como superpersona, existencia; Dios, como persona, crea; Dios, como prepersona, fragmenta; y este fragmento de sí mismo, el Ajustador, hace evolucionar el alma espiritual en la mente material y mortal de acuerdo con la libre elección de la personalidad que ha sido conferida a esa criatura mortal por el acto parental de Dios como Padre.
30:1.100 (333.8) V. ENTIDADES FRAGMENTADAS DE LA DEIDAD. Esta orden de existencia viviente, que tiene su origen en el Padre Universal, tiene su mejor representación en los Ajustadores del Pensamiento, aunque estas entidades no son de ninguna manera las únicas fragmentaciones de la realidad prepersonal de la Fuente-Centro Primera. Las funciones de los fragmentos distintos a los Ajustadores son múltiples y poco conocidas. La fusión con un Ajustador o con otro fragmento de este tipo convierte a la criatura en un ser fusionado con elPadre.
30:1.101 (333.9) Aunque las fragmentaciones del espíritu premental de la Fuente-Centro Tercera son difícilmente comparables con los fragmentos del Padre, debemos mencionarlas aquí. Estas entidades difieren enormemente de los Ajustadores; no residen como tales en Spiritington, ni atraviesan como tales los circuitos de la gravedad mental; tampoco habitan en las criaturas mortales durante la vida en la carne. No son prepersonales en el mismo sentido que los Ajustadores, pero estos fragmentos de espíritu premental son otorgados a algunos mortales sobrevivientes, y la fusión con ellos los convierte en mortales fusionados con elEspíritu, en contraste con los mortales fusionados con el Ajustador.
30:1.102 (333.10) El espíritu individualizado de un Hijo Creador es aún más difícil de describir; la unión con él convierte a la criatura en un mortal fusionado con el Hijo. Y existen además otras fragmentaciones de la Deidad.
30:1.103 (333.11) VI. SERES SUPERPERSONALES. Hay una inmensa multitud de seres distintos a los personales que tienen un origen divino y que efectúan múltiples servicios en el universo de universos. Algunos de estos seres residen en los mundos paradisiacos del Hijo; otros, como los representantes superpersonales del Hijo Eterno, se encuentran en otros lugares. La mayor parte de ellos no se mencionan en estas narraciones, y sería totalmente inútil intentar describirlos a las criaturas personales.
30:1.104 (333.12) VII. ÓRDENES NO CLASIFICADAS Y NO REVELADAS. Durante la presente era del universo no sería posible incluir a todos los seres, personales o de otro tipo, dentro de unas clasificaciones que pertenecen a la presente era del universo; todas estas categorías tampoco han sido reveladas en estas narraciones; por eso se han omitido numerosas órdenes en estas listas. Considerad las siguientes:
30:1.105 (333.13) El Consumador del Destino del Universo.
30:1.106 (333.14) Los Vicegerentes Calificados del Último.
30:1.107 (334.1) Los Supervisores Incalificados del Supremo.
30:1.108 (334.2) Los Agentes Creativos No Revelados de los Ancianos de los Días.
30:1.109 (334.3) Majeston del Paraíso.
30:1.110 (334.4) Los Enlaces Reflectores Innominados de Majeston.
30:1.111 (334.5) Las Órdenes Midsonitas de los Universos Locales.
30:1.112 (334.6) No es necesario concederle una importancia especial al hecho de que estas órdenes se enumeren de forma conjunta, salvo que ninguna de ellas aparece en la clasificación paradisiaca tal como ésta se revela aquí. Éstas son las pocas no clasificadas; todavía os queda por conocer a las muchas no reveladas.
30:1.113 (334.7) Existen espíritus: entidades espirituales, presencias espirituales, espíritus personales, espíritus prepersonales, espíritus superpersonales, existencias espirituales, personalidades espirituales — pero ni el lenguaje mortal ni el intelecto mortal son adecuados. Podemos afirmar sin embargo que no existen personalidades de «mente pura»; ninguna entidad posee una personalidad a menos que esté dotada de ella por Dios, que es espíritu. Cualquier entidad mental que no esté asociada con la energía espiritual o física no es una personalidad. Pero en el mismo sentido en que hay personalidades espirituales que poseen una mente, existen personalidades mentales que poseen un espíritu. Majeston y sus asociados son unos ejemplos bastante buenos de unos seres dominados por la mente, pero existen mejores ejemplos de este tipo de personalidad desconocidos por vosotros. Hay incluso órdenes enteras no reveladas de estas personalidadesmentales, pero siempre están asociadas al espíritu. Algunas otras criaturas no reveladas son lo que se podría llamar personalidades de energía mental y física. Este tipo de ser no es sensible a la gravedad espiritual, pero sin embargo es una verdadera personalidad — está dentro del circuito del Padre.
30:1.114 (334.8) Estos documentos ni siquiera empiezan a agotar — no pueden hacerlo — la historia de las criaturas vivientes, los creadores, los existenciadores y los seres que existen además de otras maneras, que viven, adoran y sirven en los universos pululantes del tiempo y en el universo central de la eternidad. Vosotros los mortales sois personas; por eso podemos describiros a los seres personalizados, pero ¿cómo podríamos explicaros nunca qué es un ser absonitizado?
30:2.1 (334.9) La familia divina de seres vivientes está registrada en Uversa en siete grandes divisiones:
30:2.2 (334.10) 1. Las Deidades del Paraíso.
30:2.3 (334.11) 2. Los Espíritus Supremos.
30:2.4 (334.12) 3. Los Seres con Origen en la Trinidad.
30:2.5 (334.13) 4. Los Hijos de Dios.
30:2.6 (334.14) 5. Las Personalidades del Espíritu Infinito.
30:2.7 (334.15) 6. Los Directores del Poder Universal.
30:2.8 (334.16) 7. El Cuerpo de los Ciudadanos Permanentes.
30:2.9 (334.17) Estos grupos de criaturas volitivas están divididos en numerosas clases y subdivisiones menores. Sin embargo, la presentación de esta clasificación de personalidades del gran universo se interesa principalmente en exponer aquellas órdenes de seres inteligentes que han sido reveladas en estas narraciones, la mayoría de las cuales serán encontradas en la experiencia ascendente de los mortales del tiempo durante su elevación progresiva hacia el Paraíso. Las siguientes enumeraciones no mencionan las extensas órdenes de seres universales que efectúan su trabajo independientemente del programa de la ascensión de los mortales.
30:2.10 (335.1) I. LAS DEIDADES DEL PARAÍSO.
30:2.11 (335.2) 1. El Padre Universal.
30:2.12 (335.3) 2. El Hijo Eterno.
30:2.13 (335.4) 3. El Espíritu Infinito.
30:2.14 (335.5) II. LOS ESPÍRITUS SUPREMOS.
30:2.15 (335.6) 1. Los Siete Espíritus Maestros.
30:2.16 (335.7) 2. Los Siete Ejecutivos Supremos.
30:2.17 (335.8) 3. Los Siete Grupos de Espíritus Reflectantes.
30:2.18 (335.9) 4. Los Ayudantes Reflectantes de Imágenes.
30:2.19 (335.10) 5. Los Siete Espíritus de los Circuitos.
30:2.20 (335.11) 6. Los Espíritus Creativos de los Universos Locales.
30:2.21 (335.12) 7. Los Espíritus Ayudantes de la Mente.
30:2.22 (335.13) III. LOS SERES CON ORIGEN EN LA TRINIDAD.
30:2.23 (335.14) 1. Los Secretos Trinitizados de la Supremacía.
30:2.24 (335.15) 2. Los Eternos de los Días.
30:2.25 (335.16) 3. Los Ancianos de los Días.
30:2.26 (335.17) 4. Los Perfecciones de los Días.
30:2.27 (335.18) 5. Los Recientes de los Días.
30:2.28 (335.19) 6. Los Uniones de los Días.
30:2.29 (335.20) 7. Los Fieles de los Días.
30:2.30 (335.21) 8. Los Hijos Instructores Trinitarios.
30:2.31 (335.22) 9. Los Perfeccionadores de la Sabiduría.
30:2.32 (335.23) 10. Los Consejeros Divinos.
30:2.33 (335.24) 11. Los Censores Universales.
30:2.34 (335.25) 12. Los Espíritus Inspirados Trinitarios.
30:2.35 (335.26) 13. Los Nativos de Havona.
30:2.36 (335.27) 14. Los Ciudadanos del Paraíso.
30:2.37 (335.28) IV. LOS HIJOS DE DIOS.
30:2.38 (335.29) A. Hijos Descendentes.
30:2.39 (335.30) 1. Los Hijos Creadores — los Migueles.
30:2.40 (335.31) 2. Los Hijos Magistrales — los Avonales.
30:2.41 (335.32) 3. Los Hijos Instructores Trinitarios — los Daynales.
30:2.42 (335.33) 4. Los Hijos Melquisedeks.
30:2.43 (335.34) 5. Los Hijos Vorondadeks.
30:2.44 (335.35) 6. Los Hijos Lanonandeks.
30:2.45 (335.36) 7. Los Hijos Portadores de Vida.
30:2.46 (335.37) B. Hijos Ascendentes.
30:2.47 (335.38) 1. Los Mortales Fusionados con el Padre.
30:2.48 (335.39) 2. Los Mortales Fusionados con el Hijo.
30:2.49 (335.40) 3. Los Mortales Fusionados con el Espíritu.
30:2.50 (335.41) 4. Los Serafines Evolutivos.
30:2.51 (335.42) 5. Los Hijos Materiales Ascendentes.
30:2.52 (335.43) 6. Los Intermedios Trasladados.
30:2.53 (335.44) 7. Los Ajustadores Personalizados.
30:2.54 (336.1) C. Hijos Trinitizados.
30:2.55 (336.2) 1. Los Mensajeros Poderosos.
30:2.56 (336.3) 2. Los Elevados en Autoridad.
30:2.57 (336.4) 3. Los que no tienen Nombre ni Número.
30:2.58 (336.5) 4. Los Custodios Trinitizados.
30:2.59 (336.6) 5. Los Embajadores Trinitizados.
30:2.60 (336.7) 6. Los Guardianes Celestiales.
30:2.61 (336.8) 7. Los Ayudantes de los Hijos Elevados.
30:2.62 (336.9) 8. Los Hijos Trinitizados por los Ascendentes.
30:2.63 (336.10) 9. Los Hijos Trinitizados del Paraíso-Havona.
30:2.64 (336.11) 10. Los Hijos del Destino Trinitizados.
30:2.65 (336.12) V. PERSONALIDADES DEL ESPÍRITU INFINITO.
30:2.66 (336.13) A. Personalidades Superiores del Espíritu Infinito.
30:2.67 (336.14) 1. Mensajeros Solitarios.
30:2.68 (336.15) 2. Los Supervisores de los Circuitos del Universo.
30:2.69 (336.16) 3. Los Directores del Censo.
30:2.70 (336.17) 4. Los Ayudantes Personales del Espíritu Infinito.
30:2.71 (336.18) 5. Los Inspectores Asociados.
30:2.72 (336.19) 6. Los Centinelas Asignados.
30:2.73 (336.20) 7. Los Guías de los Graduados.
30:2.74 (336.21) B. Las Huestes de Mensajeros del Espacio.
30:2.75 (336.22) 1. Los Servitales de Havona.
30:2.76 (336.23) 2. Los Conciliadores Universales.
30:2.77 (336.24) 3. Los Asesores Técnicos.
30:2.78 (336.25) 4. Los Custodios de los Registros del Paraíso.
30:2.79 (336.26) 5. Los Registradores Celestiales.
30:2.80 (336.27) 6. Los Compañeros Morontiales.
30:2.81 (336.28) 7. Los Compañeros Paradisiacos.
30:2.82 (336.29) C. Los Espíritus Ministrantes.
30:2.83 (336.30) 1. Los Supernafines.
30:2.84 (336.31) 2. Los Seconafines.
30:2.85 (336.32) 3. Los Terciafines.
30:2.86 (336.33) 4. Los Omniafines.
30:2.87 (336.34) 5. Los Serafines.
30:2.88 (336.35) 6. Los Querubines y los Sanobines.
30:2.89 (336.36) 7. Los Intermedios.
30:2.90 (336.37) VI. LOS DIRECTORES DEL PODER UNIVERSAL.
30:2.91 (336.38) A. Los Siete Directores Supremos del Poder.
30:2.92 (336.39) B. Los Centros Supremos del Poder.
30:2.93 (336.40) 1. Los Supervisores Supremos de los Centros.
30:2.94 (336.41) 2. Los Centros de Havona.
30:2.95 (336.42) 3. Los Centros de los Superuniversos.
30:2.96 (336.43) 4. Los Centros de los Universos Locales.
30:2.97 (336.44) 5. Los Centros de las Constelaciones.
30:2.98 (336.45) 6. Los Centros de los Sistemas.
30:2.99 (336.46) 7. Los Centros No Clasificados.
30:2.100 (337.1) C. Los Controladores Físicos Maestros.
30:2.101 (337.2) 1. Los Directores Asociados del Poder.
30:2.102 (337.3) 2. Los Controladores Maquinales.
30:2.103 (337.4) 3. Los Transformadores de la Energía.
30:2.104 (337.5) 4. Los Transmisores de la Energía.
30:2.105 (337.6) 5. Los Asociadores Primarios.
30:2.106 (337.7) 6. Los Disociadores Secundarios.
30:2.107 (337.8) 7. Los Frandalanks y los Cronoldeks.
30:2.108 (337.9) D. Los Supervisores del Poder Morontial.
30:2.109 (337.10) 1. Los Reguladores de los Circuitos.
30:2.110 (337.11) 2. Los Coordinadores de los Sistemas.
30:2.111 (337.12) 3. Los Custodios Planetarios.
30:2.112 (337.13) 4. Los Controladores Combinados.
30:2.113 (337.14) 5. Los Estabilizadores de las Conexiones.
30:2.114 (337.15) 6. Los Clasificadores Selectivos.
30:2.115 (337.16) 7. Los Registradores Asociados.
30:2.116 (337.17) VII. EL CUERPO DE CIUDADANOS PERMANENTES.
30:2.117 (337.18) 1. Los Intermedios Planetarios.
30:2.118 (337.19) 2. Los Hijos Adámicos de los Sistemas.
30:2.119 (337.20) 3. Los Univitatias de las Constelaciones.
30:2.120 (337.21) 4. Los Susatias de los Universos Locales.
30:2.121 (337.22) 5. Los Mortales de los Universos Locales Fusionados con el Espíritu.
30:2.122 (337.23) 6. Los Abandontarios de los Superuniversos.
30:2.123 (337.24) 7. Los Mortales de los Superuniversos Fusionados con el Hijo.
30:2.124 (337.25) 8. Los Nativos de Havona.
30:2.125 (337.26) 9. Los Nativos de las Esferas Paradisiacas del Espíritu.
30:2.126 (337.27) 10. Los Nativos de las Esferas Paradisiacas del Padre.
30:2.127 (337.28) 11. Los Ciudadanos Creados del Paraíso.
30:2.128 (337.29) 12. Los Ciudadanos Mortales del Paraíso Fusionados con el Ajustador.
30:2.129 (337.30) Ésta es la clasificación básica de las personalidades de los universos tal como están registradas en el mundo sede de Uversa.
30:2.130 (337.31) LOS GRUPOS DE PERSONALIDADES COMPUESTAS. En Uversa se encuentran los registros de numerosos grupos adicionales de seres inteligentes, de seres que están también estrechamente relacionados con la organización y la administración del gran universo. Entre estas órdenes figuran los tres grupos siguientes de personalidades compuestas:
30:2.131 (337.32) A. El Cuerpo Paradisiaco de la Finalidad.
30:2.132 (337.33) 1. El Cuerpo de los Finalitarios Mortales.
30:2.133 (337.34) 2. El Cuerpo de los Finalitarios Paradisiacos.
30:2.134 (337.35) 3. El Cuerpo de los Finalitarios Trinitizados.
30:2.135 (337.36) 4. El Cuerpo de los Finalitarios Trinitizados Conjuntos.
30:2.136 (337.37) 5. El Cuerpo de los Finalitarios Havonianos.
30:2.137 (337.38) 6. El Cuerpo de los Finalitarios Trascendentales.
30:2.138 (337.39) 7. El Cuerpo de los Hijos del Destino No Revelados.
30:2.139 (337.40) El Cuerpo de los Mortales de la Finalidad será tratado en el próximo y último documento de esta serie.
30:2.140 (338.1) B. Los Ayudantes Universales.
30:2.141 (338.2) 1. Las Radiantes Estrellas Matutinas.
30:2.142 (338.3) 2. Las Brillantes Estrellas Vespertinas.
30:2.143 (338.4) 3. Los Arcángeles.
30:2.144 (338.5) 4. Los Asistentes Altísimos.
30:2.145 (338.6) 5. Los Altos Comisionados.
30:2.146 (338.7) 6. Los Supervisores Celestiales.
30:2.147 (338.8) 7. Los Educadores de los Mundos de las Mansiones.
30:2.148 (338.9) En todos los mundos sede de los universos locales y de los superuniversos se prevén estos seres que se ocupan de misiones específicas para los Hijos Creadores, los gobernantes de los universos locales. En Uversa acogemos a estos Ayudantes Universales, pero no tenemos jurisdicción sobre ellos. Estos emisarios efectúan su trabajo y llevan adelante sus observaciones bajo la autoridad de los Hijos Creadores. Sus actividades se describen más plenamente en la historia de vuestro universo local.
30:2.149 (338.10) C. Las Siete Colonias de Cortesía.
30:2.150 (338.11) 1. Los Estudiantes de Estrellas.
30:2.151 (338.12) 2. Los Artesanos Celestiales.
30:2.152 (338.13) 3. Los Directores de la Reversión.
30:2.153 (338.14) 4. Los Instructores de las Facultades Anexas.
30:2.154 (338.15) 5. Los Diversos Cuerpos de Reserva.
30:2.155 (338.16) 6. Los Visitantes Estudiantiles.
30:2.156 (338.17) 7. Los Peregrinos Ascendentes.
30:2.157 (338.18) A estos siete grupos de seres los encontraréis organizados y gobernados así en todos los mundos sede, desde los sistemas locales hasta las capitales de los superuniversos, sobre todo en estas últimas. Las capitales de los siete superuniversos son los lugares de encuentro de casi todas las clases y órdenes de seres inteligentes. A excepción de numerosos grupos del Paraíso-Havona, aquí se pueden observar y estudiar a las criaturas volitivas de todas las fases de existencia.
30:3.1 (338.19) Las siete colonias de cortesía residen en las esferas arquitectónicas durante un período de tiempo más o menos prolongado mientras se dedican a fomentar sus misiones y a ejecutar sus tareas especiales. Su trabajo se puede describir como sigue:
30:3.2 (338.20) 1. Los Estudiantes de Estrellas, los astrónomos celestiales, eligen trabajar en esferas como Uversa porque estos mundos especialmente construidos son extraordinariamente favorables para sus observaciones y sus cálculos. Uversa está favorablemente situada para el trabajo de esta colonia, no sólo debido a su emplazamiento central, sino también porque no hay gigantescos soles cercanos vivos o muertos que perturben las corrientes de energía. Estos estudiantes no están conectados orgánicamente de ninguna manera con los asuntos del superuniverso; son simplemente invitados.
30:3.3 (338.21) La colonia astronómica de Uversa contiene individuos que proceden de numerosos reinos cercanos, del universo central, e incluso de Norlatiadek. Cualquier ser de cualquier mundo de cualquier sistema de cualquier universo puede convertirse en un estudiante de estrellas, puede aspirar a unirse a algún cuerpo de astrónomos celestiales. Los únicos requisitos son: una vida prolongada y un conocimiento suficiente de los mundos del espacio, especialmente de sus leyes físicas de evolución y de control. A los estudiantes de estrellas no se les exige que sirvan eternamente en este cuerpo, pero nadie que ha sido admitido en este grupo puede retirarse antes de un milenio del tiempo de Uversa.
30:3.4 (339.1) La colonia de observadores de estrellas de Uversa asciende actualmente a más de un millón de seres. Estos astrónomos van y vienen, aunque algunos se quedan durante períodos relativamente largos. Realizan su trabajo con la ayuda de una multitud de instrumentos mecánicos y de aparatos físicos; también reciben mucha ayuda de los Mensajeros Solitarios y de otros exploradores espirituales. En su trabajo de estudiar las estrellas y de examinar el espacio, estos astrónomos celestiales utilizan constantemente a los transformadores y a los transmisores vivientes de la energía, así como a las personalidades reflectantes. Estudian todas las formas y fases de la materia espacial y de las manifestaciones energéticas, y están tan interesados en la función de la fuerza como en los fenómenos estelares; nada en todo el espacio escapa a su examen.
30:3.5 (339.2) Unas colonias similares de astrónomos se encuentran también en los mundos sede de los sectores del superuniverso así como en las capitales arquitectónicas de los universos locales y en sus subdivisiones administrativas. Salvo en el Paraíso, el conocimiento no es inherente; la comprensión del universo físico depende ampliamente de la observación y de la investigación.
30:3.6 (339.3) 2. Los Artesanos Celestiales sirven en todas las partes de los siete superuniversos. Los mortales ascendentes tienen su contacto inicial con estos grupos durante la carrera morontial en el universo local, en relación con la cual analizaremos más ampliamente a estos artesanos.
30:3.7 (339.4) 3. Los Directores de la Reversión son los promotores de las distracciones y del humor — del retorno a los recuerdos del pasado. Prestan un gran servicio en el funcionamiento práctico del programa ascendente de la progresión humana, especialmente durante las fases iniciales de la transición morontial y de la experiencia espiritual. Su historia pertenece a la narración de la carrera de los mortales en el universo local.
30:3.8 (339.5) 4. Los Instructores de las Facultades Anexas. El mundo residencial inmediatamente superior de la carrera ascendente siempre mantiene un importante cuerpo de educadores en el mundo que se encuentra justamente por debajo, una especie de escuela preparatoria para los residentes que progresan en esa esfera; se trata de una fase del programa ascendente para hacer avanzar a los peregrinos del tiempo. Estas escuelas, sus métodos de instrucción y de exámenes, son totalmente diferentes a todo lo que intentáis llevar a cabo en Urantia.
30:3.9 (339.6) Todo el plan ascendente de la progresión de los mortales está caracterizado por la práctica de transmitir a otros seres las nuevas verdades y experiencias tan pronto como se han adquirido. Os abrís camino a través de la larga escuela que conduce a alcanzar el Paraíso sirviendo como maestros a aquellos alumnos que se encuentran inmediatamente detrás de vosotros en la escala de la progresión.
30:3.10 (339.7) 5. Los Diversos Cuerpos de Reserva. Unas inmensas reservas de seres que no están bajo nuestra supervisión inmediata son movilizados en Uversa como colonia de los cuerpos de reserva. En Uversa hay setenta divisiones primarias de esta colonia, y el permitiros pasar una temporada con estas personalidades extraordinarias constituye una educación liberal. En Salvington y en otras capitales universales se mantienen unas reservas generales similares; y son enviadas al servicio activo a petición de los directores de sus grupos respectivos.
30:3.11 (339.8) 6. Los Visitantes Estudiantiles. Un caudal constante de visitantes celestiales procedentes de todo el universo fluye hacia los diversos mundos sede. Como individuos y como clases, estos diversos tipos de seres acuden en tropel hacia nosotros como observadores, alumnos de intercambio y ayudantes estudiantiles. En Uversa hay actualmente más de mil millones de personas en esta colonia de cortesía. Algunos de estos visitantes pueden quedarse un día, otros pueden permanecer un año, todo depende de la naturaleza de su misión. Esta colonia contiene representantes de casi todas las clases de seres del universo, a excepción de las personalidades Creadoras y de los mortales morontiales.
30:3.12 (340.1) Los mortales morontiales sólo son visitantes estudiantiles dentro de los confines del universo local de su origen. Sólo pueden hacer visitas en calidad superuniversal después de haber alcanzado el estado de espíritus. Una mitad por lo menos de nuestra colonia de visitantes está compuesta de «viajeros de paso», de seres que están de camino hacia otros lugares y que se detienen para visitar la capital de Orvonton. Estas personalidades pueden estar realizando una tarea universal o estar disfrutando de un período de ocio — de exención de funciones. El privilegio del viaje y de la observación intrauniversales forma parte de la carrera de todos los seres ascendentes. El deseo humano de viajar y de observar nuevos pueblos y nuevos mundos será plenamente satisfecho durante la larga y agitada ascensión hacia el Paraíso a través del universo local, el superuniverso y el universo central.
30:3.13 (340.2) 7. Los Peregrinos Ascendentes. Cuando los peregrinos ascendentes son destinados a diversos servicios en combinación con su progresión hacia el Paraíso, se les domicilia como colonia de cortesía en las diversas esferas sede. Estos grupos son ampliamente autónomos mientras ejercen su actividad aquí y allá en todo un superuniverso. Constituyen una colonia en constante cambio que abarca todas las órdenes de mortales evolutivos con sus asociados ascendentes.
30:4.1 (340.3) Aunque los supervivientes mortales del tiempo y del espacio se denominan peregrinos ascendentes cuando están acreditados para la ascensión progresiva hacia el Paraíso, estas criaturas evolutivas ocupan un lugar tan importante en estas narraciones que deseamos presentar aquí una sinopsis de las siete etapas siguientes de la carrera universal ascendente:
30:4.2 (340.4) 1. Los Mortales Planetarios.
30:4.3 (340.5) 2. Los Supervivientes Dormidos.
30:4.4 (340.6) 3. Los Estudiantes de los Mundos de las Mansiones.
30:4.5 (340.7) 4. Los Progresores Morontiales.
30:4.6 (340.8) 5. Los Pupilos Superuniversales.
30:4.7 (340.9) 6. Los Peregrinos en Havona.
30:4.8 (340.10) 7. Los que llegan al Paraíso.
30:4.9 (340.11) La siguiente narración presenta la carrera universal de un mortal habitado por un Ajustador. Los mortales fusionados con el Hijo o con el Espíritu comparten ciertas partes de esta carrera, pero hemos elegido contar esta historia tal como está relacionada con los mortales fusionados con el Ajustador, porque éste es el destino que pueden esperar todas las razas humanas de Urantia.
30:4.10 (340.12) 1. Los Mortales Planetarios. Todos los mortales son seres evolutivos de origen animal con un potencial ascendente. En su origen, su naturaleza y su destino, estos diversos grupos y tipos de seres humanos no son enteramente diferentes a los pueblos de Urantia. Las razas humanas de cada mundo reciben el mismo ministerio de los Hijos de Dios y disfrutan de la presencia de los espíritus ministrantes del tiempo. Después de la muerte natural, todos los tipos de ascendentes fraternizan como una sola familia morontial en los mundos de las mansiones.
30:4.11 (341.1) 2. Los Supervivientes Dormidos. Todos los mortales que tienen el estado de supervivencia y que están bajo la custodia de los guardianes personales del destino pasan por las puertas de la muerte natural y se personalizan en los mundos de las mansiones al tercer período. Aquellos seres acreditados que han sido incapaces de alcanzar, por alguna razón, este nivel de dominio de la inteligencia y de dotación de espiritualidad que les daría derecho a tener unos guardianes personales, no pueden ir así directa e inmediatamente a los mundos de las mansiones. Estas almas supervivientes deben permanecer en un sueño inconsciente hasta el día del juicio de una nueva época, de una nueva dispensación, de la llegada de un Hijo de Dios que realizará el llamamiento nominal de la era y juzgará el reino, y ésta es la práctica general que se sigue en todo Nebadon. Se ha dicho de Cristo Miguel que, cuando ascendió a las alturas al final de su trabajo en la Tierra: «Conducía a una gran multitud de cautivos». Estos cautivos eran los supervivientes dormidos desde los tiempos de Adán hasta el día de la resurrección del Maestro en Urantia.
30:4.12 (341.2) El paso del tiempo no tiene ninguna importancia para los mortales dormidos; están totalmente inconscientes y ajenos a la duración de su descanso. En el momento de reensamblarse su personalidad al final de una era, aquellos que han dormido cinco mil años no reaccionan de manera diferente a los que han descansado cinco días. Aparte de este retraso en el tiempo, estos supervivientes pasan por el régimen de la ascensión exactamente igual que aquellos que evitan el sueño más corto o más largo de la muerte.
30:4.13 (341.3) Estas clases dispensacionales de peregrinos de los mundos se utilizan para las actividades morontiales de grupo en el trabajo de los universos locales. La movilización de estos enormes grupos tiene una gran ventaja; así se les mantiene unidos durante largos períodos de servicio efectivo.
30:4.14 (341.4) 3. Los Estudiantes de los Mundos de las Mansiones. Todos los mortales supervivientes que se vuelven a despertar en los mundos de las mansiones pertenecen a esta clase.
30:4.15 (341.5) El cuerpo físico de carne mortal no forma parte del reensamblaje del superviviente dormido; el cuerpo físico ha regresado al polvo. El serafín asignado patrocina el nuevo cuerpo, la forma morontial, como nuevo vehículo de vida para el alma inmortal y para ser habitado por el Ajustador que ha regresado. El Ajustador es el custodio de la transcripción espiritual de la mente del superviviente dormido. El serafín asignado es el guardián de la identidad sobreviviente — del alma inmortal — hasta el nivel que haya evolucionado. Y cuando los dos, el Ajustador y el serafín, reúnen los elementos de la personalidad confiados a su cargo, el nuevo individuo completa la resurrección de la antigua personalidad, la supervivencia de la identidad evolutiva morontial del alma. Esta reasociación de un alma y de un Ajustador se denomina de manera muy apropiada resurrección, un reensamblaje de los factores de la personalidad; pero incluso esto no explica plenamente la reaparición de la personalidad sobreviviente. Aunque es probable que nunca comprenderéis el hecho de esta operación inexplicable, alguna vez conoceréis por experiencia la verdad de esto si no rechazáis el plan de la supervivencia humana.
30:4.16 (341.6) El plan de detener inicialmente a los mortales en los siete mundos de formación progresiva es casi universal en Orvonton. En cada sistema local de unos mil planetas habitados hay siete mundos de las mansiones, generalmente satélites o subsatélites de la capital del sistema. Son los mundos donde se recibe a la mayoría de los mortales ascendentes.
30:4.17 (341.7) A veces todos los mundos educativos donde residen los mortales se llaman «mansiones» del universo, y es a estas esferas a las que Jesús aludió cuando dijo: «En la casa de mi Padre hay muchas moradas». A partir de aquí, dentro de un grupo dado de esferas como los mundos de las mansiones, los ascendentes progresarán individualmente de una esfera a otra y de una fase de vida a otra, pero siempre avanzarán en formación de clase de una etapa de estudio universal a otra.
30:4.18 (342.1) 4. Los Progresores Morontiales. Desde los mundos de las mansiones hacia arriba, a través de las esferas del sistema, la constelación y el universo, los mortales son clasificados como progresores morontiales; atraviesan las esferas de transición de la ascensión mortal. A medida que los mortales ascendentes progresan desde los mundos morontiales inferiores hasta los más superiores, sirven en innumerables tareas en asociación con sus educadores y en compañía de sus hermanos mayores más avanzados.
30:4.19 (342.2) La progresión morontial está relacionada con el avance continuo del intelecto, del espíritu y de la forma de la personalidad. Los supervivientes siguen siendo seres de naturaleza triple. Durante toda la experiencia morontial son los pupilos del universo local. El régimen del superuniverso no se aplica hasta que no empieza la carrera espiritual.
30:4.20 (342.3) Los mortales adquieren una verdadera identidad espiritual justo antes de dejar la sede del universo local para trasladarse a los mundos receptores de los sectores menores del superuniverso. El paso de la etapa morontial final al estado espiritual inicial, o más bajo, no es más que una pequeña transición. La mente, la personalidad y el carácter permanecen invariables con este avance; sólo la forma sufre una modificación. Pero la forma espiritual es tan real como el cuerpo morontial, y es igual de perceptible.
30:4.21 (342.4) Antes de partir de sus universos locales nativos hacia los mundos receptores del superuniverso, los mortales del tiempo reciben la confirmación espiritual del Hijo Creador y del Espíritu Madre del universo local. A partir de este punto, el estado del mortal ascendente queda establecido para siempre. Nunca se ha sabido que los pupilos del superuniverso se hayan descarriado. La categoría angélica de los serafines ascendentes también se eleva en el momento en que salen de los universos locales.
30:4.22 (342.5) 5. Los Pupilos del Superuniverso. Todos los ascendentes que llegan a los mundos educativos de los superuniversos se convierten en los pupilos de los Ancianos de los Días; han atravesado la vida morontial del universo local y ahora son espíritus acreditados. Como jóvenes espíritus, empiezan la ascensión del sistema superuniversal de formación y de cultura que se extiende desde las esferas receptoras de su sector menor, pasando hacia el interior a través de los mundos de estudio de los diez sectores mayores, y continuando hasta las esferas culturales superiores de la sede del superuniverso.
30:4.23 (342.6) Hay tres órdenes de espíritus estudiantes según residan en el sector menor, en los sectores mayores o en los mundos sede de progresión espiritual del superuniverso. Al igual que los ascendentes morontiales estudiaban y trabajaban en los mundos del universo local, los ascendentes espirituales continúan dominando nuevos mundos mientras practican el transmitir a otros aquello que han bebido en las fuentes experienciales de la sabiduría. Pero ir a la escuela como un ser espiritual en la carrera superuniversal es muy diferente a cualquier cosa que haya penetrado nunca en los reinos imaginativos de la mente material del hombre.
30:4.24 (342.7) Antes de partir del superuniverso para dirigirse a Havona, estos espíritus ascendentes reciben, en materia de administración superuniversal, el mismo curso minucioso que habían recibido sobre la supervisión del universo local durante su experiencia morontial. Antes de que los mortales espirituales lleguen a Havona, su estudio principal consiste en el dominio de la administración del universo local y del superuniverso, pero ésta no es su ocupación exclusiva. La razón de toda esta experiencia no es en la actualidad plenamente evidente, pero no hay duda de que este entrenamiento es sabio y necesario considerando su posible destino futuro como miembros del Cuerpo de la Finalidad.
30:4.25 (342.8) El régimen superuniversal no es el mismo para todos los mortales ascendentes. Reciben la misma educación general, pero hay grupos y clases especiales que realizan cursos especiales de instrucción y pasan por cursos específicos de formación.
30:4.26 (343.1) 6. Los Peregrinos en Havona. Cuando el desarrollo espiritual es completo, aunque no sea total, el mortal sobreviviente se prepara para el largo vuelo hacia Havona, el puerto de los espíritus evolutivos. En la Tierra erais criaturas de carne y hueso; en todo el universo local erais seres morontiales; a lo largo del superuniverso erais espíritus en evolución; con vuestra llegada a los mundos receptores de Havona, vuestra educación espiritual empieza en serio y de verdad; vuestra aparición final en el Paraíso será como espíritus perfeccionados.
30:4.27 (343.2) El viaje desde la sede del superuniverso hasta las esferas receptoras de Havona siempre se hace en solitario. Desde ahora en adelante ya no se recibirá más enseñanza en clases o en grupos. Ya habéis pasado por la formación técnica y administrativa de los mundos evolutivos del tiempo y del espacio. Ahora empieza vuestra educación personal, vuestra formación individual espiritual. Desde el principio hasta el fin, a lo largo de todo Havona, la enseñanza es personal y de naturaleza triple: intelectual, espiritual y experiencial.
30:4.28 (343.3) El primer acto de vuestra carrera en Havona será reconocer y agradecer a vuestro seconafín transportador el viaje largo y seguro. Luego seréis presentados a aquellos seres que patrocinarán vuestras primeras actividades en Havona. A continuación iréis a registrar vuestra llegada y prepararéis vuestro mensaje de acción de gracias y de adoración que será enviado al Hijo Creador de vuestro universo local, el Padre del universo que ha hecho posible vuestra carrera de filiación. Esto concluye las formalidades de la llegada a Havona; después de esto se os concede un largo período de ocio para observar libremente, y esto os proporciona la oportunidad de ir a visitar a vuestros amigos, compañeros y asociados de la larga experiencia de la ascensión. Podéis consultar también las transmisiones para averiguar quiénes son los compañeros peregrinos vuestros que han partido hacia Havona desde el momento en que dejasteis Uversa.
30:4.29 (343.4) El hecho de vuestra llegada a los mundos receptores de Havona se transmitirá debidamente a la sede de vuestro universo local y se comunicará personalmente a vuestro guardián seráfico, dondequiera que se encuentre ese serafín.
30:4.30 (343.5) Los mortales ascendentes han sido preparados a fondo en los asuntos de los mundos evolutivos del espacio; ahora empiezan su largo y beneficioso contacto con las esferas creadas de la perfección. ¡Qué preparación se proporciona para algún trabajo futuro por medio de esta experiencia combinada, única y extraordinaria! Pero no puedo hablaros de Havona; tenéis que ver esos mundos para apreciar su gloria o comprender su grandiosidad.
30:4.31 (343.6) 7. Los que llegan al Paraíso. Cuando llegáis al Paraíso con estado residencial, empezáis el curso progresivo en divinidad y absonidad. Vuestra residencia en el Paraíso significa que habéis encontrado a Dios y que seréis enrolados en el Cuerpo de los Mortales de la Finalidad. De todas las criaturas del gran universo, sólo aquellos que están fusionados con el Padre son enrolados en el Cuerpo de los Mortales de la Finalidad. Sólo estos individuos prestan el juramento finalitario. Otros seres que tienen o que han alcanzado la perfección paradisiaca pueden estar temporalmente vinculados a este cuerpo de la finalidad, pero no están destinados eternamente a la misión desconocida y no revelada de esta multitud creciente de veteranos evolutivos y perfeccionados del tiempo y del espacio.
30:4.32 (343.7) A los que llegan al Paraíso les conceden un período de libertad, después del cual empiezan sus asociaciones con los siete grupos de supernafines primarios. Cuando han terminado su curso con los conductores de la adoración se les denomina graduados paradisiacos, y luego, como finalitarios, son destinados a servicios de observación y de cooperación hasta los confines de la extensa creación. Hasta ahora no parece haber una ocupación específica o establecida para el Cuerpo de los Finalitarios Mortales, aunque sirven en numerosos empleos en los mundos establecidos en la luz y la vida.
30:4.33 (344.1) Si no existiera un destino futuro o no revelado para el Cuerpo de los Mortales de la Finalidad, la tarea actual de estos seres ascendentes ya sería totalmente adecuada y gloriosa. Su destino actual justifica plenamente el plan universal de la ascensión evolutiva. Pero las épocas futuras de la evolución de las esferas del espacio exterior ampliarán indudablemente más, e iluminarán divinamente con más plenitud, la sabiduría y la bondad de los Dioses en la ejecución de su plan divino para la supervivencia humana y la ascensión de los mortales.
30:4.34 (344.2) Esta narración, junto con lo que os ha sido revelado y con lo que podéis adquirir en conexión con la enseñanza relacionada con vuestro propio mundo, presenta un esbozo de la carrera de un mortal ascendente. La historia varía considerablemente en los diferentes superuniversos, pero este relato proporciona un vislumbre del plan medio de la progresión de los mortales tal como se encuentra en vigor en el universo local de Nebadon y en el séptimo segmento del gran universo, el superuniverso de Orvonton.
30:4.35 (344.3) [Patrocinado por un Mensajero Poderoso procedente de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 31
31:0.1 (345.1) EL CUERPO de los Finalitarios Mortales representa el destino actualmente conocido de los mortales ascendentes del tiempo fusionados con su Ajustador. Pero existen otros grupos que también están asignados a este cuerpo. El cuerpo finalitario primario está compuesto como sigue:
31:0.2 (345.2) 1. Los Nativos de Havona.
31:0.3 (345.3) 2. Los Mensajeros de Gravedad.
31:0.4 (345.4) 3. Los Mortales Glorificados.
31:0.5 (345.5) 4. Los Serafines Adoptados.
31:0.6 (345.6) 5. Los Hijos Materiales Glorificados.
31:0.7 (345.7) 6. Las Criaturas Intermedias Glorificadas.
31:0.8 (345.8) Estos seis grupos de seres glorificados componen este cuerpo único que tiene un destino eterno. Creemos conocer su trabajo futuro, pero no estamos seguros. Aunque el Cuerpo de la Finalidad de los Mortales se está movilizando en el Paraíso, y aunque ahora ejercen tan ampliamente su ministerio en los universos del espacio y administran los mundos establecidos en la luz y la vida, su destino futuro debe ser los universos que se están organizando actualmente en el espacio exterior. Al menos esto es lo que se conjetura en Uversa.
31:0.9 (345.9) El cuerpo está organizado con arreglo a las asociaciones de trabajo de los mundos del espacio y de acuerdo con la experiencia asociativa adquirida durante toda la larga y agitada carrera ascendente. Todas las criaturas ascendentes admitidas en este cuerpo son recibidas en un pie de igualdad, pero esta elevada igualdad no abroga de ninguna manera la individualidad ni destruye la identidad personal. Al comunicarnos con un finalitario podemos discernir inmediatamente si es un mortal ascendente, un nativo de Havona, un serafín adoptado, una criatura intermedia o un Hijo Material.
31:0.10 (345.10) Durante la presente época del universo, los finalitarios regresan a servir en los universos del tiempo. Se les destina a trabajar sucesivamente en los diferentes superuniversos, pero nunca en su superuniverso nativo hasta que no han servido en las otras seis supercreaciones. Así pueden adquirir el concepto séptuple del Ser Supremo.
31:0.11 (345.11) Una o más compañías de finalitarios mortales están constantemente de servicio en Urantia. No existe ningún ámbito de servicio universal al que no sean destinados; ejercen su actividad en todo el universo, con períodos iguales y alternos de deberes asignados y de servicio libre.
31:0.12 (345.12) No tenemos ninguna idea de la naturaleza de la organización futura de este grupo extraordinario, pero los finalitarios son en la actualidad un cuerpo totalmente autónomo. Eligen a sus propios jefes y directores permanentes, periódicos y de trabajo. Ninguna influencia exterior puede nunca hacer presión sobre su política, y sólo prestan su juramento de lealtad a la Trinidad del Paraíso.
31:0.13 (346.1) Los finalitarios mantienen sus propias sedes centrales en el Paraíso, en los superuniversos, en los universos locales y en todas las capitales divisionarias. Forman una orden distinta de creación evolutiva. No los dirigimos ni los controlamos directamente y, sin embargo, son absolutamente leales y siempre cooperan con todos nuestros planes. Son en verdad las almas probadas y sinceras del tiempo y del espacio en vías de reunirse — la sal evolutiva del universo — y son para siempre impermeables al mal y están protegidos contra el pecado.
31:1.1 (346.2) Muchos nativos de Havona que sirven como instructores en las escuelas del universo central donde se forma a los peregrinos se vinculan profundamente con los mortales ascendentes y se sienten aún más fascinados por el trabajo y el destino futuros del Cuerpo de los Finalitarios Mortales. En la sede administrativa que tiene este cuerpo en el Paraíso se mantiene un registro para los voluntarios de Havona, presidido por el asociado de Grandfanda. Hoy encontraríais a millones y millones de nativos de Havona en esta lista de espera. Estos seres perfectos, que han sido creados de manera directa y divina, son de una gran ayuda para el Cuerpo de los Mortales de la Finalidad, y realizarán indudablemente servicios más importantes en el lejano futuro. Proporcionan el punto de vista de los seres nacidos en la perfección y en la plenitud divina. Los finalitarios abarcan así las dos fases de la existencia experiencial — la perfecta y la perfeccionada.
31:1.2 (346.3) Los nativos de Havona deben conseguir ciertos desarrollos experienciales, en contacto con los seres evolutivos, que crearán en ellos la capacidad para recibir el don de un fragmento del espíritu del Padre Universal. El Cuerpo Finalitario de los Mortales sólo tiene como miembros permanentes a aquellos seres que han fusionado con el espíritu de la Fuente-Centro Primera o que, al igual que los Mensajeros de Gravedad, poseen de manera innata este espíritu de Dios Padre.
31:1.3 (346.4) El cuerpo recibe a los habitantes del universo central en la proporción de uno por mil — una compañía de finalitarios. El cuerpo está organizado para el servicio temporal en compañías de mil, y el número de criaturas ascendentes es de 997 por un nativo de Havona y un Mensajero de Gravedad. Los finalitarios están movilizados así en compañías, pero el juramento de la finalidad se toma individualmente. Es un juramento que tiene implicaciones profundas y es de una importancia eterna. El nativo de Havona presta el mismo juramento y se une para siempre al cuerpo.
31:1.4 (346.5) Los reclutas de Havona siguen a la compañía en la que están destinados; allá donde va el grupo, van ellos. Y deberíais ver su entusiasmo por su nuevo trabajo como finalitarios. La posibilidad de alcanzar el Cuerpo de la Finalidad es una de las magníficas emociones de Havona; la posibilidad de convertirse en un finalitario es una de las aventuras supremas de estas razas perfectas.
31:1.5 (346.6) A los nativos de Havona también los reciben en la misma proporción en el Cuerpo de los Finalitarios Trinitizados Conjuntos de Vicegerington y en el Cuerpo de los Finalitarios Trascendentales del Paraíso. Los ciudadanos de Havona consideran estos tres destinos, junto con su posible admisión en el Cuerpo de los Finalitarios de Havona, como las metas supremas de sus carreras celestiales.
31:2.1 (346.7) En cualquier momento y lugar donde los Mensajeros de Gravedad ejercen su actividad, los finalitarios están al mando. Todos los Mensajeros de Gravedad están bajo la jurisdicción exclusiva de Grandfanda, y sólo están asignados al Cuerpo primario de la Finalidad. En el momento actual son inapreciables para los finalitarios, y se les podrá utilizar para todo en el eterno futuro. Ningún otro grupo de criaturas inteligentes posee un cuerpo así de mensajeros personalizados capaces de trascender el tiempo y el espacio. Los tipos similares de mensajeros-registradores destinados en otros cuerpos finalitarios no están personalizados; están absonitizados.
31:2.2 (347.1) Los Mensajeros de Gravedad proceden de Divinington y son Ajustadores modificados y personalizados, pero ningún miembro de nuestro grupo de Uversa se comprometería a explicar la naturaleza de uno de estos mensajeros. Sabemos que son unos seres extremadamente personales, divinos, inteligentes y conmovedoramente comprensivos, pero no comprendemos la técnica que utilizan para atravesar instantáneamente el espacio. Parecen ser capaces de utilizar todas las energías, todos los circuitos e incluso la gravedad. Los Finalitarios del cuerpo de los mortales no pueden desafiar el tiempo y el espacio, pero se encuentran asociadas con ellos y sometidas a su mando unas personalidades espirituales casi infinitas que sí pueden hacerlo. Nos permitimos llamar personalidades a los Mensajeros de Gravedad, pero en realidad son seres superespirituales, unas personalidades sin límites ni trabas. Comparados con los Mensajeros Solitarios, son un tipo de personalidad totalmente diferente.
31:2.3 (347.2) Los Mensajeros de Gravedad pueden estar vinculados a una compañía finalitaria en cantidades ilimitadas, pero sólo un mensajero, el jefe de sus compañeros, es enrolado en el Cuerpo de los Mortales de la Finalidad. Sin embargo, este jefe tiene asignado un estado mayor permanente de 999 compañeros mensajeros y, según lo requieran las circunstancias, puede recurrir a las reservas de la orden para obtener un número ilimitado de ayudantes.
31:2.4 (347.3) Los Mensajeros de Gravedad y los finalitarios mortales glorificados llegan a tener un afecto profundo y conmovedor los unos por los otros; tienen muchas cosas en común: unos son la personalización directa de un fragmento del Padre Universal; los otros, una personalidad de criatura que existe en el alma inmortal sobreviviente fusionada con un fragmento del mismo Padre Universal, el Ajustador del Pensamiento espiritual.
31:3.1 (347.4) Los mortales ascendentes fusionados con su Ajustador componen la mayor parte del Cuerpo primario de la Finalidad. Junto con los serafines adoptados y glorificados, ascienden generalmente a 990 en cada compañía finalitaria. La proporción de mortales y de ángeles varía en cada grupo, aunque los mortales son mucho más numerosos que los serafines. Los nativos de Havona, los Hijos Materiales glorificados, las criaturas intermedias glorificadas, los Mensajeros de Gravedad y el miembro desconocido que falta sólo constituyen el uno por ciento del cuerpo; cada compañía de mil finalitarios sólo tiene sitio para diez de estas personalidades no mortales y no seráficas.
31:3.2 (347.5) Nosotros los de Uversa no conocemos el «destino finalitario» de los mortales ascendentes del tiempo. En el momento actual residen en el Paraíso y sirven temporalmente en el Cuerpo de Luz y de Vida, pero un programa tan extraordinario de formación ascendente y una disciplina universal tan prolongada deben estar destinados a cualificarlos para unas pruebas de confianza aún más grandes y unos servicios de responsabilidad aún más sublimes.
31:3.3 (347.6) A pesar de que estos mortales ascendentes han alcanzado el Paraíso, han sido enrolados en el Cuerpo de la Finalidad y han sido enviados de vuelta en gran número para participar en la dirección de los universos locales y para ayudar en la administración de los asuntos superuniversales — en presencia incluso de este destino aparente, subsiste el hecho significativo de que sólo están registrados como espíritus de la sexta fase. Falta indudablemente una etapa más en la carrera del Cuerpo de los Mortales de la Finalidad. No conocemos la naturaleza de dicha etapa, pero hemos tenido en cuenta tres hechos sobre los que llamamos aquí la atención:
31:3.4 (348.1) 1. Sabemos por los archivos que los mortales son espíritus del primer grado durante su estancia en los sectores menores, que ascienden al segundo grado cuando son trasladados a los sectores mayores, y al tercero cuando avanzan hasta los mundos educativos centrales del superuniverso. Los mortales se vuelven espíritus graduados o de cuarto grado después de llegar al sexto círculo de Havona, y se convierten en espíritus de quinto grado cuando encuentran al Padre Universal. Posteriormente consiguen la sexta fase de la existencia espiritual al prestar el juramento que los enrola para siempre en la tarea para la eternidad del Cuerpo de la Finalidad de los Mortales.
31:3.5 (348.2) Observamos que la clasificación o designación de los espíritus está determinada por el progreso efectivo desde un reino de servicio universal a otro reino de servicio universal, o desde un universo a otro universo; y suponemos que la concesión de la clasificación como espíritus del séptimo grado en el Cuerpo de los Mortales de la Finalidad se producirá al mismo tiempo que sus miembros asciendan a la misión eterna de servir en unas esferas hasta ahora no registradas y no reveladas, y que esto coincidirá con el hecho de alcanzar a Dios Supremo. Pero aparte de estas conjeturas audaces, realmente no sabemos mucho más que vosotros sobre todo esto; nuestro conocimiento sobre la carrera de los mortales no va más allá del destino paradisiaco actual.
31:3.6 (348.3) 2. Los finalitarios mortales han cumplido plenamente con el mandato de todos los tiempos: «Sed perfectos»; han ascendido el sendero universal de la consecución humana; han encontrado a Dios, y han sido debidamente admitidos en el Cuerpo de la Finalidad. Estos seres han alcanzado el límite actual de la progresión espiritual, pero no la finalidad del estado espiritual último. Han llegado al límite actual de la perfección de las criaturas, pero no a la finalidaddel servicio de las criaturas. Han experimentado la plenitud de la adoración de la Deidad, pero no la finalidad de alcanzar experiencialmente a la Deidad.
31:3.7 (348.4) 3. Los mortales glorificados del Cuerpo Paradisiaco de la Finalidad son seres ascendentes que poseen el conocimiento experiencial de cada etapa de la realidad y la filosofía de vida más completa posible de la existencia inteligente, mientras que durante las eras de esta ascensión desde los mundos materiales más humildes hasta las alturas espirituales del Paraíso, estas criaturas sobrevivientes han sido instruidas hasta los límites de su capacidad en todos los detalles de todos los principios divinos relacionados con la administración justa y eficaz, así como misericordiosa y paciente, de toda la creación universal del tiempo y del espacio.
31:3.8 (348.5) Estimamos que los seres humanos tienen derecho a compartir nuestras opiniones, y que tenéis la libertad de conjeturar con nosotros sobre el misterio del destino último del Cuerpo Paradisiaco de la Finalidad. Nos parece evidente que las tareas actuales de las criaturas evolutivas perfeccionadas comparten la naturaleza de los cursos postgraduados de comprensión universal y de administración superuniversal; y todos nos preguntamos: «¿Por qué los Dioses se preocupan tanto por instruir tan minuciosamente a los mortales sobrevivientes en la técnica de dirigir el universo?»
31:4.1 (348.6) A muchos fieles guardianes seráficos de los mortales se les permite recorrer la carrera ascendente con sus pupilos humanos, y muchos de estos ángeles guardianes, después de haber fusionado con el Padre, se unen a sus sujetos para prestar el juramento finalitario de la eternidad y aceptar para siempre el destino de sus asociados mortales. Los ángeles que pasan por la experiencia ascendente de los seres mortales pueden compartir el destino de la naturaleza humana; pueden ser igualmente enrolados de manera eterna en este Cuerpo de la Finalidad. Un gran número de serafines adoptados y glorificados forman parte de los diversos cuerpos finalitarios no mortales.
31:5.1 (349.1) Existe una disposición en los universos del tiempo y del espacio por la que, cuando los ciudadanos adámicos de los sistemas locales tardan mucho en recibir una misión planetaria, pueden iniciar una petición para ser liberados del estado de ciudadanos permanentes. Si se les concede, se unen a los peregrinos ascendentes en las capitales de los universos, y desde allí se dirigen hacia el Paraíso y el Cuerpo de la Finalidad.
31:5.2 (349.2) Cuando un mundo evolutivo avanzado alcanza las épocas finales de la era de luz y de vida, los Hijos Materiales, el Adán y la Eva Planetarios, pueden elegir humanizarse, recibir sus Ajustadores, y emprender el recorrido evolutivo de la ascensión universal que conduce al Cuerpo de los Finalitarios Mortales. Algunos de estos Hijos Materiales han fracasado parcialmente o han fallado técnicamente en su misión como aceleradores biológicos, como le sucedió a Adán en Urantia; entonces se ven obligados a tomar el camino natural de los pueblos del reino, recibir sus Ajustadores, pasar por la muerte, progresar por la fe a través del régimen ascendente, y alcanzar posteriormente el Paraíso y el Cuerpo de la Finalidad.
31:5.3 (349.3) A estos Hijos Materiales no se les encuentra en muchas compañías finalitarias. Su presencia confiere un gran potencial a las posibilidades de servicio elevado de ese grupo, y son invariablemente elegidos como jefes. Si los dos miembros de la pareja edénica están destinados en el mismo grupo, generalmente se les permite trabajar juntos como una sola personalidad. Estas parejas ascendentes tienen mucho más éxito que los mortales ascendentes en la aventura de la trinitización.
31:6.1 (349.4) En muchos planetas las criaturas intermedias son engendradas en gran número, pero raras veces se quedan en su mundo nativo después de que éste se establece en la luz y la vida. En ese momento, o poco después, son liberados de su estado de ciudadanos permanentes y empiezan su ascensión hacia el Paraíso, pasando por los mundos morontiales, el superuniverso y Havona, en compañía de los mortales del tiempo y del espacio.
31:6.2 (349.5) El origen y la naturaleza de las criaturas intermedias de los diversos universos son muy diferentes, pero todas están destinadas a uno u otro de los cuerpos paradisiacos de la finalidad. Todos los intermedios secundarios fusionan finalmente con su Ajustador y son enrolados en el cuerpo de los mortales. Muchas compañías finalitarias tienen en su grupo a uno de estos seres glorificados.
31:7.1 (349.6) En la época actual, cada compañía finalitaria contiene 999 personalidades que han prestado juramento, que son miembros permanentes. La plaza vacante está ocupada por el jefe de los Evángeles de Luz destinados en esa compañía y encargados de una misión determinada. Pero estos seres sólo son miembros transitorios del cuerpo.
31:7.2 (349.7) Toda personalidad celestial destinada al servicio de cualquier cuerpo finalitario se denomina Evángel de Luz. Estos seres no prestan el juramento finalitario, y aunque están sujetos a la organización del cuerpo, no están vinculados a él de manera permanente. Este grupo puede incluir a los Mensajeros Solitarios, los supernafines, los seconafines, los Ciudadanos del Paraíso o sus descendientes trinitizados — cualquier ser que sea necesario para ejecutar una tarea finalitaria transitoria. No sabemos si estos seres van a estar vinculados a la misión eterna del cuerpo. Al final de su misión, estos Evángeles de Luz recuperan su estado anterior.
31:7.3 (350.1) En el Cuerpo de los Mortales de la Finalidad, tal como está constituido actualmente, hay exactamente seis clases de miembros permanentes. Los finalitarios, como se podría esperar, especulan mucho sobre la identidad de sus camaradas futuros, pero hay poco acuerdo entre ellos.
31:7.4 (350.2) Nosotros los de Uversa conjeturamos a menudo sobre la identidad del séptimo grupo de finalitarios. Albergamos muchas ideas, entre ellas la posible asignación de algunos cuerpos de los numerosos grupos trinitizados que se están acumulando en el Paraíso, en Vicegerington y en el circuito interior de Havona. Se conjetura incluso que al Cuerpo de la Finalidad se le permitirá trinitizar a muchos seres que lo ayudan en el trabajo de la administración universal, en el caso de que sean destinados al servicio de los universos que están actualmente en proceso de formación.
31:7.5 (350.3) Uno de nosotros mantiene la opinión de que esta plaza vacante del cuerpo será ocupada por algún tipo de ser que tendrá su origen en el nuevo universo donde realizarán su servicio futuro; otro tiende a creer que esta plaza la ocupará algún tipo de personalidad del Paraíso aún no creada, existenciada o trinitizada. Pero es muy probable que tengamos que esperar a que los finalitarios entren en su séptima fase de consecución espiritual para saberlo realmente.
31:8.1 (350.4) Una parte de la experiencia como finalitario en el Paraíso de un mortal perfeccionado consiste en el esfuerzo por conseguir comprender la naturaleza y la función de más de mil grupos de superciudadanos trascendentales del Paraíso, unos seres existenciados con atributos absonitos. En su asociación con estas superpersonalidades, los finalitarios ascendentes reciben una gran ayuda del útil asesoramiento de numerosas órdenes de ministros trascendentales que tienen la tarea de presentar a los finalitarios evolucionados a sus nuevos hermanos del Paraíso. Toda la orden de los Trascendentales vive en el oeste del Paraíso en una inmensa zona que ocupan de manera exclusiva.
31:8.2 (350.5) Cuando hablamos de los Trascendentales, no sólo estamos restringidos por las limitaciones de la comprensión humana, sino también por los términos del mandato que regula estas revelaciones sobre las personalidades del Paraíso. Estos seres no están relacionados de ninguna manera con la ascensión de los mortales hasta Havona. La inmensa multitud de Trascendentales del Paraíso no tiene absolutamente nada que ver con los asuntos de Havona o de los siete superuniversos, pues se ocupan solamente de la superadministración de los asuntos del universo maestro.
31:8.3 (350.6) Tú, como eres una criatura, puedes concebir a un Creador, pero difícilmente puedes comprender que existe un enorme agregado diversificado de seres inteligentes que no son ni Creadores ni criaturas. Estos Trascendentales no crean seres, ni ellos mismos fueron nunca creados. Al hablar de su origen, y a fin de evitar la utilización de un nuevo término — de una denominación arbitraria y sin sentido — creemos que es mejor decir que los Trascendentales simplemente se existencian. Puede ser muy bien que el Absoluto de la Deidad haya estado relacionado con su origen y pueda estar implicado en su destino, pero estos seres únicos no están actualmente dominados por el Absoluto de la Deidad. Están sometidos a Dios Último, y su estancia actual en el Paraíso está supervisada y dirigida en todos los aspectos por la Trinidad.
31:8.4 (351.1) Aunque todos los mortales que alcanzan el Paraíso fraternizan a menudo con los Trascendentales, tal como lo hacen con los Ciudadanos del Paraíso, sucede que el primer contacto formal de un hombre con un Trascendental se produce durante el acontecimiento memorable en el que, como miembro de un nuevo grupo finalitario, el ascendente mortal se encuentra en el círculo de recepción finalitario donde el jefe de los Trascendentales toma el juramento trinitario de la eternidad; este jefe es el que preside a los Arquitectos del Universo Maestro.
31:9.1 (351.2) Los Arquitectos del Universo Maestro son el cuerpo gobernante de los Trascendentales del Paraíso. Este cuerpo gobernante asciende a 28.011 personalidades que poseen unas mentes maestras, unos espíritus magníficos y unas facultades absonitas celestiales. El Arquitecto Maestro más antiguo, dignatario que preside este grupo magnífico, es el jefe que coordina todas las inteligencias del Paraíso por debajo del nivel de la Deidad.
31:9.2 (351.3) La decimosexta proscripción del mandato que autoriza estas narraciones dice: «Si se considera prudente, se puede revelar la existencia de los Arquitectos del Universo Maestro y de sus asociados, pero su origen, su naturaleza y su destino no se pueden revelar plenamente». Podemos informaros sin embargo que estos Arquitectos Maestros existen en siete niveles de lo absonito. Estos siete grupos están clasificados como sigue:
31:9.3 (351.4) 1. El Nivel del Paraíso. Sólo el primer Arquitecto existenciado, el más antiguo, ejerce su actividad en este nivel superior de lo absonito. Esta personalidad última — ni Creador ni criatura — se existenció en los albores de la eternidad, y ahora actúa como coordinador exquisito del Paraíso y de sus veintiún mundos de actividades asociadas.
31:9.4 (351.5) 2. El Nivel de Havona. La segunda existenciación de Arquitectos produjo tres planificadores maestros y administradores absonitos, y siempre se han dedicado a la coordinación de los mil millones de esferas perfectas del universo central. La tradición del Paraíso afirma que estos tres Arquitectos, con el asesoramiento del Arquitecto más antiguo existenciado anteriormente, contribuyeron a la planificación de Havona, pero realmente no lo sabemos.
31:9.5 (351.6) 3. El Nivel de los Superuniversos. El tercer nivel absonito abarca a los siete Arquitectos Maestros de los siete superuniversos, que pasan actualmente, como grupo, un período de tiempo casi igual en compañía de los Siete Espíritus Maestros en el Paraíso y con los Siete Ejecutivos Supremos en los siete mundos especiales del Espíritu Infinito. Son los supercoordinadores del gran universo.
31:9.6 (351.7) 4. El Primer Nivel de Espacio. Este grupo asciende a setenta Arquitectos, y conjeturamos que se ocupan de los planes últimos para el primer universo del espacio exterior, que está ahora en vías de movilización más allá de las fronteras de los siete superuniversos actuales.
31:9.7 (351.8) 5. El Segundo Nivel de Espacio. Este quinto cuerpo de Arquitectos asciende a 490 miembros, y conjeturamos de nuevo que deben ocuparse del segundo universo del espacio exterior, donde nuestros físicos ya han detectado unas claras movilizaciones de energía.
31:9.8 (352.1) 6. El Tercer Nivel de Espacio. Este sexto grupo de Arquitectos Maestros asciende a 3.430 miembros, y deducimos igualmente que deben estar ocupados con los planes gigantescos del tercer universo del espacio exterior.
31:9.9 (352.2) 7. El Cuarto Nivel de Espacio. Este cuerpo, el último y el más numeroso, consta de 24.010 Arquitectos Maestros, y si nuestras conjeturas anteriores son válidas, debe estar relacionado con el cuarto y último de los universos del espacio exterior, cada uno de los cuales es más grande que el anterior.
31:9.10 (352.3) Estos siete grupos de Arquitectos Maestros suman un total de 28.011 planificadores de universos. En el Paraíso existe una tradición según la cual allá por la lejana eternidad se intentó la existenciación del Arquitecto Maestro número 28.012, pero este ser no consiguió absonitizarse, ya que el Absoluto Universal se incautó de su personalidad. Es posible que la serie ascendente de los Arquitectos Maestros alcanzara el límite de la absonidad con el Arquitecto número 28.011, y que la tentativa 28.012 se encontró con el nivel matemático de la presencia del Absoluto. En otras palabras, en el nivel de existenciación 28.012, la cualidad de la absonidad equivalía al nivel del Universal y alcanzó el valor del Absoluto.
31:9.11 (352.4) Los tres Arquitectos supervisores de Havona actúan, en su organización funcional, como ayudantes asociados del Arquitecto solitario del Paraíso. Los siete Arquitectos de los superuniversos actúan como coordinados de los tres supervisores de Havona. Los setenta planificadores de los universos del primer nivel del espacio exterior sirven actualmente como ayudantes asociados de los siete Arquitectos de los siete superuniversos.
31:9.12 (352.5) Los Arquitectos del Universo Maestro tienen a su disposición numerosos grupos de ayudantes y colaboradores, incluyendo a dos extensas órdenes de organizadores de la fuerza, los existenciados primarios y los trascendentales asociados. Estos Organizadores de la Fuerza Maestros no deben ser confundidos con los directores del poder, los cuales están relacionados con el gran universo.
31:9.13 (352.6) Todos los seres engendrados por la unión de los hijos del tiempo con los hijos de la eternidad, tales como los descendientes trinitizados por los finalitarios y los Ciudadanos del Paraíso, se convierten en los pupilos de los Arquitectos Maestros. Pero de todas las demás criaturas o entidades reveladas que ejercen su actividad en los universos actualmente organizados, sólo los Mensajeros Solitarios y los Espíritus Inspirados Trinitarios mantienen una asociación orgánica con los Trascendentales y con los Arquitectos del Universo Maestro.
31:9.14 (352.7) Los Arquitectos Maestros contribuyen a que se apruebe técnicamente la concesión a los Hijos Creadores de sus emplazamientos espaciales para que organicen sus universos locales. Existe una asociación muy estrecha entre los Arquitectos Maestros y los Hijos Creadores Paradisiacos y, aunque esta relación no se ha revelado, se os ha informado acerca de la asociación de los Arquitectos con los Creadores Supremos del gran universo en la relación de la primera Trinidad experiencial. Estos dos grupos, junto con el Ser Supremo evolutivo y experiencial, forman la Trinidad Última de valores trascendentales y de significados del universo maestro.
31:10.1 (352.8) El Arquitecto Maestro más antiguo tiene la supervisión de los siete Cuerpos de la Finalidad, que son los siguientes:
31:10.2 (352.9) 1. El Cuerpo de los Finalitarios Mortales.
31:10.3 (352.10) 2. El Cuerpo de los Finalitarios del Paraíso.
31:10.4 (352.11) 3. El Cuerpo de los Finalitarios Trinitizados.
31:10.5 (353.1) 4. El Cuerpo de los Finalitarios Trinitizados Conjuntos.
31:10.6 (353.2) 5. El Cuerpo de los Finalitarios de Havona.
31:10.7 (353.3) 6. El Cuerpo de los Finalitarios Trascendentales.
31:10.8 (353.4) 7. El Cuerpo de los Hijos del Destino No Revelados.
31:10.9 (353.5) Cada uno de estos cuerpos del destino tiene un jefe que lo preside, y los siete constituyen el Consejo Supremo del Destino en el Paraíso; y durante la presente era del universo, Grandfanda es el jefe de este cuerpo supremo que asigna las misiones universales a los hijos del destino último.
31:10.10 (353.6) La reunión de estos siete cuerpos finalitarios indica la movilización, dentro de la realidad, de unos potenciales, personalidades, mentes, espíritus, absonitos y realidades experienciales, que trascienden probablemente incluso las funciones futuras del Ser Supremo en el universo maestro. Estos siete cuerpos finalitarios indican probablemente la actividad actual de la Trinidad Última, ocupada en reunir las fuerzas de lo finito y de lo absonito como preparación para unos desarrollos inconcebibles en los universos del espacio exterior. Nada que se parezca a esta movilización ha tenido lugar desde los tiempos cercanos a la eternidad, cuando la Trinidad del Paraíso movilizó de manera similar a las personalidades entonces existentes del Paraíso y de Havona, y las nombró como administradoras y gobernantes de los siete superuniversos del tiempo y del espacio entonces en proyecto. Los siete cuerpos finalitarios representan la respuesta de divinidad del gran universo a las necesidades futuras de los potenciales no desarrollados en los universos exteriores donde tendrán lugar futuras actividades eternas.
31:10.11 (353.7) Nos aventuramos a pronosticar la existencia de unos universos exteriores futuros y aún mayores de mundos habitados, de nuevas esferas pobladas de nuevos tipos de seres exquisitos y únicos, de un universo material de una ultimidad sublime, de una inmensa creación a la que sólo le faltará un detalle importante — la presencia de una experiencia finita real en la vida universal de la existencia ascendente. Ese universo nacerá con una enorme desventaja experiencial: la privación de participar en la evolución del Todopoderoso Supremo. Todos estos universos exteriores disfrutarán del ministerio incomparable y del supercontrol celestial del Ser Supremo, pero el hecho mismo de su presencia activa impedirá la participación de dichos universos en la manifestación de la Deidad Suprema.
31:10.12 (353.8) Durante la presente era del universo, las personalidades evolutivas del gran universo sufren muchas dificultades debido a la manifestación incompleta de la soberanía de Dios Supremo, pero todos estamos participando en la experiencia única de su evolución. Evolucionamos en él, y él evoluciona en nosotros. En algún momento del eterno futuro, la evolución de la Deidad Suprema será un hecho consumado de la historia universal, y la oportunidad de participar en esta maravillosa experiencia habrá desaparecido de la escena de la acción cósmica.
31:10.13 (353.9) Pero aquellos de nosotros que hayan adquirido esta experiencia única durante la juventud del universo, la atesorarán a lo largo de toda la eternidad futura. Muchos de nosotros especulan que la misión de las reservas de mortales ascendentes y perfeccionados del Cuerpo de la Finalidad, que se acumulan gradualmente, en asociación con los otros seis cuerpos que se están reclutando de manera similar, quizás podría ser la de administrar estos universos exteriores, en un esfuerzo por compensar sus deficiencias experienciales por no haber participado en la evolución espacio-temporal del Ser Supremo.
31:10.14 (353.10) Estas deficiencias son inevitables en todos los niveles de la existencia universal. Durante la presente era del universo, nosotros, los de los niveles superiores de las existencias espirituales, descendemos ahora para administrar los universos evolutivos y aportar nuestro ministerio a los mortales ascendentes, esforzándonos así por compensar sus deficiencias en las realidades de la experiencia espiritual superior.
31:10.15 (354.1) Pero aunque realmente no sabemos nada sobre los planes de los Arquitectos del Universo Maestro respecto a estas creaciones exteriores, sin embargo estamos seguros de tres cosas:
31:10.16 (354.2) 1. Existe realmente un sistema nuevo e inmenso de universos que se está organizando gradualmente en los dominios del espacio exterior. En efecto, con vuestros telescopios se pueden ver nuevos tipos de creaciones físicas, enormes círculos gigantescos de universos pululantes tras universos, mucho más allá de los límites actuales de las creaciones pobladas y organizadas. En la actualidad, estas creaciones exteriores son totalmente físicas; están aparentemente deshabitadas y parecen estar desprovistas de administración por parte de las criaturas.
31:10.17 (354.3) 2. Durante épocas y épocas continúa la movilización en el Paraíso, inexplicada y totalmente misteriosa, de los seres perfeccionados y ascendentes del tiempo y del espacio, en asociación con los otros seis cuerpos finalitarios.
31:10.18 (354.4) 3. En concomitancia con estas operaciones, la Persona Suprema de la Deidad está aumentando su poder como soberano todopoderoso de las supercreaciones.
31:10.19 (354.5) Cuando vemos este desarrollo trino, que engloba a las criaturas, a los universos y a la Deidad, ¿podemos ser criticados por indicar de antemano que algo nuevo y no revelado se acerca a su culminación en el universo maestro? ¿No es natural que asociemos esta movilización y esta organización seculares de los universos físicos, a una escala hasta ahora desconocida, y la emergencia de la personalidad del Ser Supremo, con este prodigioso plan de elevar a los mortales del tiempo hasta la perfección divina, y con su movilización posterior en el Paraíso en el Cuerpo de la Finalidad — un nombramiento y un destino envueltos en un misterio universal? En toda Uversa se cree cada vez más que los Cuerpos de la Finalidad en vías de reunirse están destinados a algún servicio futuro en los universos del espacio exterior, donde ya somos capaces de identificar la agrupación de, al menos, setenta mil agregados de materia, cada uno de los cuales es mayor que cualquiera de los superuniversos actuales.
31:10.20 (354.6) Los mortales evolutivos nacen en los planetas del espacio, pasan por los mundos morontiales, ascienden a los universos espirituales, atraviesan las esferas de Havona, encuentran a Dios, alcanzan el Paraíso y son enrolados en el Cuerpo primario de la Finalidad, para esperar allí la siguiente misión de servicio universal. Hay otros seis cuerpos de la finalidad que se están reuniendo, pero Grandfanda, el primer ascendente mortal, preside como jefe paradisiaco todas las órdenes de finalitarios. Cuando vemos este espectáculo sublime, todos exclamamos: ¡Qué glorioso destino para los hijos temporales de origen animal, los hijos materiales del espacio!
31:10.21 (354.7) [Patrocinado conjuntamente por un Consejero Divino y Uno que no tiene Nombre ni Número, autorizados para actuar así por los Ancianos de los Días de Uversa.]
* * * * *
31:10.22 (354.8) Estos treinta y un documentos que describen la naturaleza de la Deidad, la realidad del Paraíso, la organización y el funcionamiento del universo central y de los superuniversos, las personalidades del gran universo y el elevado destino de los mortales evolutivos, fueron patrocinados, formulados y traducidos al inglés por una elevada comisión compuesta por veinticuatro administradores de Orvonton que actúan de acuerdo con un mandato promulgado por los Ancianos de los Días de Uversa, ordenando que hiciéramos esto en Urantia, planeta 606 de Satania, en Norlatiadek de Nebadon, en el año 1934 d. de J.C.
El libro de Urantia
Segunda Parte
Patrocinado por un Cuerpo de Personalidades del Universo Local de Nebadon que actúa por autorización de Gabriel de Salvington.
El libro de Urantia
Documento 32
32:0.1 (357.1) UN UNIVERSO local es la obra de un Hijo Creador de la orden paradisiaca de los Migueles. Consta de cien constelaciones, y cada una de ellas abarca cien sistemas de mundos habitados. Cada sistema contendrá finalmente unas mil esferas habitadas.
32:0.2 (357.2) Estos universos del tiempo y del espacio son todos evolutivos. El plan creativo de los Migueles del Paraíso sigue siempre el curso de la evolución gradual y del desarrollo progresivo de las naturalezas y de las capacidades físicas, intelectuales y espirituales de las múltiples criaturas que habitan los diversos tipos de esferas que componen ese universo local.
32:0.3 (357.3) Urantia pertenece a un universo local cuyo soberano es el Dios-hombre de Nebadon, Jesús de Nazaret y Miguel de Salvington. Todos los planes de Miguel para este universo local fueron plenamente aprobados por la Trinidad del Paraíso antes de que Miguel emprendiera la aventura suprema del espacio.
32:0.4 (357.4) Los Hijos de Dios pueden elegir los reinos de sus actividades creadoras, pero los Arquitectos Paradisiacos del Universo Maestro son los que proyectan y planifican originariamente estas creaciones materiales.
32:1.1 (357.5) Las manipulaciones preuniversales de la fuerza espacial y de las energías primordiales son obra de los Organizadores de la Fuerza Maestros del Paraíso; pero en los dominios superuniversales, cuando la energía emergente se vuelve sensible a la gravedad local o lineal, los Organizadores de la Fuerza se retiran a favor de los directores del poder del superuniverso interesado.
32:1.2 (357.6) Estos directores del poder actúan solos en las fases de la creación de un universo local anteriores a la materia y posteriores a la fuerza. Un Hijo Creador no tiene ninguna posibilidad de empezar la organización de su universo hasta que los directores del poder no han efectuado la suficiente movilización de las energías espaciales como para proporcionar una base material — soles tangibles y esferas materiales — al universo emergente.
32:1.3 (357.7) Todos los universos locales tienen aproximadamente el mismo potencial energético, aunque difieren enormemente en sus dimensiones físicas y puedan variar de vez en cuando en su contenido de materia visible. La carga de poder y la dotación de materia potencial de un universo local están determinadas por las manipulaciones de los directores del poder y sus predecesores, así como por las actividades del Hijo Creador y por la dotación sobre el control físico inherente que posee su asociada creativa.
32:1.4 (358.1) La carga energética de un universo local es la cienmilésima parte aproximadamente de la dotación de fuerza de su superuniverso. En el caso de Nebadon, vuestro universo local, la materialización de la masa es un poco menor. Hablando en sentido físico, Nebadon posee toda la dotación física de energía y de materia que se puede encontrar en cualquier creación local de Orvonton. La única limitación física a la expansión del desarrollo del universo de Nebadon consiste en la carga cuantitativa de energía espacial mantenida cautiva por el control gravitatorio de los poderes y de las personalidades asociados del mecanismo universal combinado.
32:1.5 (358.2) Cuando la energía-materia ha alcanzado cierto grado de materialización de la masa, un Hijo Creador Paradisiaco aparece en escena, acompañado de una Hija Creativa del Espíritu Infinito. Al mismo tiempo que llega el Hijo Creador se empieza el trabajo de construir la esfera arquitectónica que llegará a convertirse en el mundo sede del universo local en proyecto. Esta creación local evoluciona durante largas eras, los soles se estabilizan, los planetas se forman y giran en sus órbitas, mientras continúa el trabajo de creación de los mundos arquitectónicos que van a servir como sedes de las constelaciones y como capitales de los sistemas.
32:2.1 (358.3) A los Hijos Creadores los preceden, en la organización de sus universos, los directores del poder y otros seres que tienen su origen en la Fuente-Centro Tercera. A partir de las energías del espacio, organizadas previamente de esta manera, Miguel, vuestro Hijo Creador, estableció los reinos habitados del universo de Nebadon y desde entonces se ha dedicado cuidadosamente a administrarlos. A partir de la energía preexistente, estos Hijos divinos materializan la materia visible, proyectan las criaturas vivientes y, con la cooperación de la presencia en sus universos del Espíritu Infinito, crean un variado séquito de personalidades espirituales.
32:2.2 (358.4) Estos directores del poder y estos controladores de la energía que precedieron con tanta antelación al Hijo Creador en el trabajo físico preliminar de organizar su universo, sirven posteriormente en magnífica coordinación con este Hijo del Universo, conservando para siempre el control asociado de aquellas energías que al principio organizaron e incorporaron en sus circuitos. En Salvington ejercen actualmente su actividad los mismos cien centros del poder que cooperaron con vuestro Hijo Creador para formar inicialmente este universo local.
32:2.3 (358.5) El primer acto de creación física que se efectuó en Nebadon consistió en organizar el mundo sede, la esfera arquitectónica de Salvington, con sus satélites. Desde el momento de las acciones iniciales de los centros del poder y de los controladores físicos hasta la llegada del personal viviente a las esferas terminadas de Salvington, transcurrió un poco más de mil millones de años de vuestro tiempo actual planetario. A la construcción de Salvington le siguió de inmediato la creación de los cien mundos sede de las constelaciones en proyecto, y de las diez mil esferas sede de los sistemas locales en proyecto destinadas al control y a la administración planetarios, junto con sus satélites arquitectónicos. Estos mundos arquitectónicos están diseñados para alojar a las personalidades físicas y a las espirituales, así como a los estados intermedios de existencia morontiales o de transición.
32:2.4 (359.1) Salvington, la sede central de Nebadon, está situada en el centro exacto de energía-masa del universo local. Pero vuestro universo local no es un sistema astronómico simple, aunque existe un sistema de gran tamaño en su centro físico.
32:2.5 (359.2) Salvington es la sede personal de Miguel de Nebadon, pero éste no siempre se encuentra allí. Aunque el funcionamiento armonioso de vuestro universo local ya no necesita la presencia permanente del Hijo Creador en la esfera capital, esto no era así en las épocas iniciales de la organización física. Un Hijo Creador no puede dejar su mundo sede hasta el momento en que se ha efectuado la estabilización gravitatoria del reino mediante la materialización de una energía suficiente como para permitir que los diversos circuitos y sistemas se equilibren entre sí mediante una atracción material mutua.
32:2.6 (359.3) Poco después termina el proyecto físico de un universo y el Hijo Creador, en asociación con el Espíritu Creativo, diseña su plan para crear la vida; después de lo cual, esta representante del Espíritu Infinito empieza su actividad universal como personalidad creativa distinta. Cuando se formula y se ejecuta este primer acto creador, surge a la existencia la Radiante Estrella Matutina, la personificación de este concepto creativo inicial de identidad e ideal de divinidad. Éste es el jefe ejecutivo del universo, el asociado personal del Hijo Creador, un ser semejante a él en todos los aspectos del carácter, aunque notablemente limitado en sus atributos de divinidad.
32:2.7 (359.4) Y ahora que el brazo derecho y jefe ejecutivo del Hijo Creador ha aparecido, a esto le sigue la venida a la existencia de una inmensa y maravillosa serie de criaturas diversas. Los hijos y las hijas del universo local aparecen, y poco después se le proporciona un gobierno a esta creación, un gobierno que se extiende desde los consejos supremos del universo hasta los padres de las constelaciones y los soberanos de los sistemas locales — los conjuntos de mundos que están destinados a convertirse posteriormente en las moradas de las diversas razas mortales de criaturas volitivas; y cada uno de estos mundos será presidido por un Príncipe Planetario.
32:2.8 (359.5) Luego, cuando ese universo ha sido completamente organizado y plenamente equipado de personal, el Hijo Creador emprende el proyecto del Padre consistente en crear al hombre mortal a su divina imagen.
32:2.9 (359.6) La organización de las moradas planetarias continúa desarrollándose en Nebadon, pues este universo es en verdad un grupo joven en los reinos estelares y planetarios de Orvonton. En el momento del último registro había en Nebadon 3.840.101 planetas habitados, y Satania, el sistema local de vuestro mundo, es bastante típico en relación con los otros sistemas.
32:2.10 (359.7) Satania no es un sistema físico uniforme, una unidad u organización astronómica simple. Sus 619 mundos habitados están situados en más de quinientos sistemas físicos diferentes. Sólo cinco tienen más de dos mundos habitados, y de estos cinco uno solo tiene cuatro planetas poblados, mientras que hay cuarenta y seis que tienen dos mundos habitados.
32:2.11 (359.8) El sistema de mundos habitados de Satania está muy alejado de Uversa y del gran grupo de soles que funciona como centro físico o astronómico del séptimo superuniverso. Desde Jerusem, la sede central de Satania, hay más de doscientos mil años luz hasta el centro físico del superuniverso de Orvonton, situado lejos, muy lejos en el denso diámetro de la Vía Láctea. Satania se encuentra en la periferia del universo local, y Nebadon se halla ahora muy afuera hacia el borde de Orvonton. Desde el sistema más alejado de mundos habitados hasta el centro del superuniverso hay un poco menos de doscientos cincuenta mil años luz.
32:2.12 (360.1) El universo de Nebadon gira ahora lejos en el sureste del circuito superuniversal de Orvonton. Los universos vecinos más cercanos son: Avalon, Henselon, Sanselon, Portalon, Wolvering, Fanoving y Alvoring.
32:2.13 (360.2) Pero la evolución de un universo local es una larga historia. Los documentos que tratan del superuniverso presentan este tema; los de esta sección, que tratan de las creaciones locales, lo continúan, mientras que los documentos siguientes, que se refieren a la historia y al destino de Urantia, completan el relato. Pero sólo podéis comprender adecuadamente el destino de los mortales de una creación local como ésta, estudiando la narración de la vida y las enseñanzas de vuestro Hijo Creador tal como vivió en otra época la vida del hombre, en la similitud de la carne mortal, en vuestro propio mundo evolutivo.
32:3.1 (360.3) La única creación que está perfectamente estabilizada es Havona, el universo central, que fue creada directamente por el pensamiento del Padre Universal y la palabra del Hijo Eterno. Havona es un universo existencial, perfecto y repleto, que rodea la morada de las Deidades eternas, el centro de todas las cosas. Las creaciones de los siete superuniversos son finitas, evolutivas y, en consecuencia, progresivas.
32:3.2 (360.4) Todos los sistemas físicos del tiempo y del espacio tienen un origen evolutivo. Ni siquiera están estabilizados físicamente hasta que no son incorporados en los circuitos establecidos de sus superuniversos. Un universo local tampoco está establecido en la luz y la vida hasta que no se han agotado sus posibilidades físicas de expansión y de desarrollo, y hasta que el estado espiritual de todos sus mundos habitados no se ha establecido y estabilizado para siempre.
32:3.3 (360.5) La perfección es una consecución progresiva, excepto en el universo central. La creación central nos sirve como modelo de perfección, pero todos los demás reinos deben alcanzar esa perfección mediante los métodos establecidos para el progreso de esos mundos o universos particulares. Y los planes de los Hijos Creadores para organizar, hacer evolucionar, disciplinar y estabilizar sus universos locales respectivos están caracterizados por una variedad casi infinita.
32:3.4 (360.6) A excepción de la presencia de deidad del Padre, cada universo local es, en cierto sentido, una reproducción de la organización administrativa de la creación central o modelo. Aunque el Padre Universal está personalmente presente en el universo residencial, no habita en la mente de los seres que tienen su origen en ese universo, tal como sí habita literalmente en el alma de los mortales del tiempo y del espacio. Parece haber una compensación infinitamente sabia en el ajuste y la reglamentación de los asuntos espirituales de la extensa creación. En el universo central, el Padre está personalmente presente como tal, pero está ausente de la mente de los hijos de esa creación perfecta; en los universos del espacio, el Padre está ausente en persona, estando representado por sus Hijos Soberanos, mientras que se encuentra íntimamente presente en la mente de sus hijos mortales, estando espiritualmente representado por la presencia prepersonal de los Monitores de Misterio que residen en la mente de estas criaturas volitivas.
32:3.5 (360.7) En la sede de un universo local residen todas las personalidades creadoras y creativas que representan una autoridad independiente y una autonomía administrativa, excepto la presencia personal del Padre Universal. En el universo local se puede encontrar a casi todas las clases de seres inteligentes que existen en el universo central, salvo al Padre Universal. Aunque el Padre Universal no está personalmente presente en un universo local, está representado personalmente por su Hijo Creador, al principio vicegerente de Dios y posteriormente gobernante supremo y soberano por su propio derecho.
32:3.6 (361.1) Cuanto más descendemos la escala de la vida, más difícil es localizar, con los ojos de la fe, al Padre invisible. A las criaturas inferiores — y a veces incluso a las personalidades superiores — siempre les resulta difícil ver al Padre Universal en sus Hijos Creadores. Así pues, hasta el momento de su exaltación espiritual en que la perfección de su desarrollo les permitirá ver a Dios en persona, las criaturas se cansan en su progresión, albergan dudas espirituales, tropiezan en la confusión y se aíslan así de las metas espirituales progresivas de su época y de su universo. De esta manera pierden la capacidad de ver al Padre cuando contemplan al Hijo Creador. Durante la larga lucha por alcanzar al Padre, durante el período en que las condiciones inherentes hacen que esta consecución resulte imposible, la salvaguardia más segura para la criatura consiste en aferrarse tenazmente al hecho-verdad de la presencia del Padre en sus Hijos. Literal y figurativamente, espiritual y personalmente, el Padre y los Hijos son uno solo. Es un hecho: aquel que ha visto a un Hijo Creador ha visto al Padre.
32:3.7 (361.2) Las personalidades de un universo dado sólo son estables y fiables, al principio, de acuerdo con su grado de parecido con la Deidad. Cuando el origen de las criaturas se aparta bastante de las Fuentes originales y divinas, ya se trate de los Hijos de Dios o de las criaturas ministrantes pertenecientes al Espíritu Infinito, existe la posibilidad de que aumente la falta de armonía, la confusión y a veces la rebelión — el pecado.
32:3.8 (361.3) A excepción de los seres perfectos que tienen su origen en la Deidad, todas las criaturas volitivas de los superuniversos son de naturaleza evolutiva; empiezan en un estado humilde y se elevan siempre hacia arriba, en realidad hacia el interior. Incluso las personalidades sumamente espirituales continúan ascendiendo la escala de la vida mediante traslados progresivos de vida en vida y de esfera en esfera. Y en el caso de aquellos que reciben Monitores de Misterio, las alturas posibles de su ascensión espiritual y de sus logros universales no tienen en verdad ningún límite.
32:3.9 (361.4) Cuando las criaturas del tiempo alcanzan finalmente la perfección, ésta es enteramente una adquisición, una auténtica posesión de la personalidad. Aunque los elementos de la gracia estén abundantemente mezclados, los logros de las criaturas son sin embargo el resultado de sus esfuerzos individuales y de sus vivencias reales, de la reacción de su personalidad al entorno existente.
32:3.10 (361.5) A los ojos del universo, el hecho de tener un origen evolutivo animal no supone un estigma para ninguna personalidad, puesto que éste es el método exclusivo de engendrar uno de los dos tipos fundamentales de criaturas volitivas inteligentes finitas. Cuando las alturas de la perfección y de la eternidad se han alcanzado, tanto más honor para aquellos que empezaron desde abajo y ascendieron alegremente la escala de la vida, peldaño tras peldaño y que, cuando lleguen a las alturas de la gloria, habrán adquirido una experiencia personal que abarcará un conocimiento real de cada fase de la vida desde abajo hasta arriba.
32:3.11 (361.6) La sabiduría de los Creadores se manifiesta en todo esto. Al Padre Universal le resultaría igual de fácil hacer que todos los mortales fueran seres perfectos, comunicarles la perfección mediante su palabra divina. Pero esto los privaría de la maravillosa experiencia de la aventura y de la formación asociadas a la larga ascensión gradual hacia el interior, una experiencia que sólo pueden poseer aquellos que son tan afortunados como para empezar en el punto más bajo de la existencia viviente.
32:3.12 (362.1) Los universos que rodean a Havona sólo están provistos del número suficiente de criaturas perfectas que puedan satisfacer la necesidad de guías instructores modelos para aquellos que están ascendiendo la escala evolutiva de la vida. La naturaleza experiencial del tipo evolutivo de personalidad es el complemento cósmico natural de la naturaleza siempre perfecta de las criaturas del Paraíso-Havona. En realidad, tanto las criaturas perfectas como las criaturas perfeccionadas son incompletas con respecto a la totalidad finita. Pero en la asociación complementaria entre las criaturas existencialmente perfectas del sistema Paraíso-Havona y los finalitarios experiencialmente perfeccionados que ascienden de los universos evolutivos, los dos tipos encuentran la liberación de sus limitaciones inherentes y pueden intentar así alcanzar de manera conjunta las alturas sublimes del estado último de las criaturas.
32:3.13 (362.2) Estas actividades de las criaturas son las repercusiones universales de acciones y reacciones en el interior de la Deidad Séptuple, en la que la divinidad eterna de la Trinidad del Paraíso se une con la divinidad evolutiva de los Creadores Supremos de los universos espacio-temporales en, por medio de, y a través de, la Deidad del Ser Supremo cuyo poder está en vías de manifestarse.
32:3.14 (362.3) La criatura divinamente perfecta y la criatura evolutiva perfeccionada tienen el mismo grado de potencial de divinidad, pero son de una especie diferente. Cada una tiene que depender de la otra para alcanzar la supremacía del servicio. Los superuniversos evolutivos dependen del perfecto Havona para que proporcione la formación final a sus ciudadanos ascendentes, pero el perfecto universo central también necesita la existencia de los superuniversos que se perfeccionan para que proporcionen el pleno desarrollo a sus habitantes descendentes.
32:3.15 (362.4) Las dos manifestaciones primordiales de la realidad finita, la perfección innata y la perfección adquirida por evolución, ya se trate de personalidades o de universos, son dependientes y están coordinadas e integradas. Cada una necesita a la otra para conseguir que sus funciones, su servicio y su destino sean completos.
32:4.1 (362.5) No alberguéis la idea de que, puesto que el Padre Universal ha delegado en otros una parte tan grande de sí mismo y de su poder, es un miembro silencioso o inactivo de la asociación de las Deidades. Aparte de los dominios de la personalidad y de la concesión de los Ajustadores, es en apariencia la menos activa de las Deidades del Paraíso, ya que permite que sus coordinados en Deidad, sus Hijos, y numerosas inteligencias creadas, realicen tantas cosas con el fin de llevar a cabo su propósito eterno. Pero sólo es el miembro silencioso del trío creativo en el sentido de que nunca hace nada que cualquiera de sus asociados coordinados o subordinados puedan hacer.
32:4.2 (362.6) Dios comprende plenamente la necesidad que tiene cada criatura inteligente de actuar y de experimentar y, por lo tanto, en todas las situaciones, ya se trate del destino de un universo o del bienestar de la más humilde de sus criaturas, Dios se retira de la actividad a favor de la galaxia de personalidades creadas y Creadoras que intervienen de manera inherente entre él mismo y cualquier situación universal o acontecimiento creativo dados. Pero a pesar de este retiro, de esta manifestación de coordinación infinita, hay por parte de Dios una participación real, literal y personal en estos acontecimientos por medio de, y a través de, dichos agentes y personalidades ordenados. El Padre trabaja en todos estos canales, y a través de ellos, por el bienestar de toda su extensa creación.
32:4.3 (363.1) En lo que se refiere a la política, la conducta y la administración de un universo local, el Padre Universal actúa a través de la persona de su Hijo Creador. En las relaciones entre los Hijos de Dios, en las asociaciones colectivas de las personalidades que tienen su origen en la Fuente-Centro Tercera, o en las relaciones entre otras criaturas tales como los seres humanos — en lo que concierne a estas asociaciones, el Padre Universal no interviene nunca. La ley del Hijo Creador, el gobierno de los Padres de las Constelaciones, de los Soberanos de los Sistemas y de los Príncipes Planetarios — la política y los procedimientos ordenados para ese universo — prevalecen siempre. No hay ninguna división de autoridad; nunca hay oposición entre el poder y el propósito divinos. Las Deidades actúan con unanimidad perfecta y eterna.
32:4.4 (363.2) El Hijo Creador gobierna de manera suprema en todas las cuestiones relacionadas con las asociaciones éticas, las relaciones entre cualquier agrupación de criaturas y cualquier otra clase de criaturas, o entre dos o más individuos dentro de un grupo dado; pero este plan no significa que el Padre Universal no pueda intervenir a su propia manera, y hacer lo que le agrada a la mente divina con cualquier criatura individual en toda la creación, en lo referente al estado actual o a las perspectivas futuras de ese individuo, y conforme al plan eterno y al propósito infinito del Padre.
32:4.5 (363.3) En las criaturas mortales volitivas, el Padre está realmente presente mediante el Ajustador interior, un fragmento de su espíritu prepersonal; y el Padre es también la fuente de la personalidad de dichas criaturas mortales volitivas.
32:4.6 (363.4) Estos Ajustadores del Pensamiento, donados por el Padre Universal, están relativamente aislados; habitan la mente humana pero no tienen ninguna conexión perceptible con las cuestiones éticas de una creación local. No están directamente coordinados con el servicio seráfico ni con la administración de los sistemas, las constelaciones o un universo local, y ni siquiera con el gobierno de un Hijo Creador, cuya voluntad es la ley suprema de su universo.
32:4.7 (363.5) Los Ajustadores interiores son uno de los modos de contacto particulares, pero unificados, de Dios con las criaturas de su creación casi infinita. El que es invisible para el hombre mortal manifiesta así su presencia y, si pudiera hacerlo, se mostraría a nosotros además de otras maneras, pero una revelación adicional así no es divinamente posible.
32:4.8 (363.6) Podemos ver y comprender el mecanismo por el cual los Hijos disfrutan de un conocimiento íntimo y completo de los universos que están bajo su jurisdicción; pero no podemos comprender plenamente los métodos por los cuales Dios está tan plena y tan personalmente familiarizado con los detalles del universo de universos, aunque al menos podemos reconocer la vía por la cual el Padre Universal puede recibir información acerca de los seres de su inmensa creación, y manifestarles su presencia. A través de su circuito de personalidad, el Padre conoce — tiene un conocimiento personal — todos los pensamientos y todos los actos de todos los seres de todos los sistemas de todos los universos de toda la creación. Aunque no podemos captar plenamente esta técnica de la comunión de Dios con sus hijos, podemos sentirnos fortalecidos en la seguridad de que «el Señor conoce a sus hijos», y de que «toma nota del lugar donde hemos nacido» cada uno de nosotros.
32:4.9 (363.7) Espiritualmente hablando, el Padre Universal está presente, en vuestro universo y en vuestro corazón, por medio de uno de los Siete Espíritus Maestros de la morada central y, específicamente, mediante el Ajustador divino que vive, trabaja y espera en las profundidades de la mente mortal.
32:4.10 (363.8) Dios no es una personalidad egocéntrica; el Padre se distribuye generosamente a su creación y a sus criaturas. Vive y actúa no sólo en las Deidades, sino también en sus Hijos, a quienes les confía la realización de todo aquello que les es divinamente posible realizar. El Padre Universal se ha despojado realmente de toda función que puede ser realizada por otro ser. Y esto es tan cierto en lo que concierne al hombre mortal como al Hijo Creador que gobierna en lugar de Dios en la sede de un universo local. Así es como contemplamos la manifestación del amor ideal e infinito del Padre Universal.
32:4.11 (364.1) En esta donación universal de sí mismo tenemos una prueba abundante de la magnitud y de la magnanimidad de la naturaleza divina del Padre. Si Dios ha retenido algo para sí mismo de la creación universal, entonces de ese residuo está confiriendo, con una profusa generosidad, los Ajustadores del Pensamiento a los mortales de los reinos, los Monitores de Misterio del tiempo que con tanta paciencia habitan en los candidatos mortales a la vida eterna.
32:4.12 (364.2) El Padre Universal se ha derramado, por decirlo así, para que toda la creación se enriquezca con la posesión de la personalidad y el potencial de la consecución espiritual. Dios se ha dado a nosotros para que podamos parecernos a él, y sólo se ha reservado el poder y la gloria necesarios para mantener aquellas cosas por cuyo amor se ha despojado así de todo lo demás.
32:5.1 (364.3) Existe un propósito grande y glorioso en la marcha de los universos a través del espacio. Todas vuestras luchas mortales no tienen lugar en vano. Todos formamos parte de un plan inmenso, de una empresa gigantesca, y la enormidad de la empresa es la que hace que sea imposible ver una gran parte de ella en un momento dado y durante una vida determinada. Todos formamos parte de un proyecto eterno que los Dioses supervisan y están llevando a cabo. Todo el maravilloso mecanismo universal se mueve majestuosamente a través del espacio al compás de la música del pensamiento infinito y del propósito eterno de la Gran Fuente-Centro Primera.
32:5.2 (364.4) El propósito eterno del Dios eterno es un ideal espiritual elevado. Los acontecimientos del tiempo y las luchas de la existencia material no son más que el andamiaje transitorio que tiende un puente hacia el otro lado, hacia la tierra prometida de la realidad espiritual y de la existencia celestial. Por supuesto que a vosotros los mortales os resulta difícil captar la idea de un propósito eterno; sois prácticamente incapaces de comprender la idea de la eternidad, de algo que nunca empieza y que nunca termina. Todo lo que os es familiar tiene un final.
32:5.3 (364.5) En lo que se refiere a una vida individual, a la duración de un reino o a la cronología de una serie conectada de acontecimientos, parecería que estamos tratando con un intervalo aislado de tiempo; todo parece tener un comienzo y un final. Y podría parecer que cuando una serie de estas experiencias, vidas, eras o épocas está enlazada de manera sucesiva, forma un camino recto, un acontecimiento aislado del tiempo, que pasa momentáneamente como un relámpago por delante del rostro infinito de la eternidad. Pero cuando contemplamos todo esto desde detrás del escenario, una visión más comprensiva y un entendimiento más completo sugieren que dicha explicación está desconectada, es inadecuada y totalmente inapropiada para explicar convenientemente las transacciones del tiempo, y correlacionarlas además con los propósitos subyacentes y las reacciones fundamentales de la eternidad.
32:5.4 (364.6) A fin de poder explicarlo a la mente de los mortales, a mí me parece más adecuado concebir la eternidad como un ciclo, y el propósito eterno como un círculo sin fin, un ciclo de eternidad sincronizado de alguna manera con los ciclos transitorios materiales del tiempo. En lo que se refiere a los sectores del tiempo conectados con el ciclo de la eternidad, del cual forman parte, nos vemos obligados a reconocer que estas épocas temporales nacen, viven y mueren exactamente como nacen, viven y mueren los seres transitorios del tiempo. La mayoría de los seres humanos mueren porque no han logrado alcanzar el nivel espiritual de fusión con el Ajustador, y la metamorfosis de la muerte constituye el único procedimiento posible por el que pueden escapar de las cadenas del tiempo y de las trabas de la creación material, lo que les permite adoptar el paso espiritual de la procesión progresiva de la eternidad. Después de sobrevivir a la vida de prueba del tiempo y de la existencia material, os será posible continuar en contacto con la eternidad, e incluso como una parte de ella, girando para siempre con los mundos del espacio alrededor del círculo de las eras eternas.
32:5.5 (365.1) Los sectores del tiempo se parecen a los destellos de la personalidad en su forma temporal; aparecen durante una temporada, y luego los ojos humanos los pierden de vista, para reaparecer después como actores nuevos y factores continuos en la vida superior del movimiento sin fin alrededor del círculo eterno. La eternidad difícilmente se puede concebir como un camino en línea recta, en vista de nuestra creencia en un universo delimitado que se mueve en un enorme círculo alargado alrededor de la morada central del Padre Universal.
32:5.6 (365.2) Con toda sinceridad, la eternidad es incomprensible para la mente finita del tiempo. Simplemente no la podéis abarcar; no podéis comprenderla. Yo no la visualizo por completo, y aunque lo hiciera me resultaría imposible transmitir mi concepto a la mente humana. Sin embargo, he hecho todo lo posible por describir una parte de nuestro punto de vista, por contaros un poco nuestra comprensión de las cosas eternas. Me esfuerzo por ayudaros a cristalizar vuestros pensamientos sobre estos valores que son de naturaleza infinita y de importancia eterna.
32:5.7 (365.3) En la mente de Dios hay un plan que incluye a todas las criaturas de todos sus inmensos dominios, y este plan consiste en un propósito eterno de oportunidades sin límites, de progreso ilimitado y de vida sin fin. ¡Y los tesoros infinitos de esta carrera incomparable serán vuestros con tal que os esforcéis por alcanzarlos!
32:5.8 (365.4) ¡La meta de la eternidad está hacia adelante! ¡La aventura para alcanzar la divinidad se extiende delante de vosotros! ¡La carrera hacia la perfección está en marcha! Quienquiera que lo desee puede participar, y una victoria segura coronará los esfuerzos de todo ser humano que corra la carrera de la fe y de la confianza, dependiendo a cada paso del camino de las directrices del Ajustador interior y de la guía de ese buen espíritu del Hijo del Universo que ha sido derramado tan generosamente sobre toda carne.
32:5.9 (365.5) [Presentado por un Mensajero Poderoso vinculado temporalmente al Consejo Supremo de Nebadon y asignado a esta misión por Gabriel de Salvington.]
El libro de Urantia
Documento 33
33:0.1 (366.1) AUNQUE el Padre Universal gobierna con toda seguridad sobre su inmensa creación, en la administración de un universo local actúa a través de la persona del Hijo Creador. El Padre no actúa personalmente de otra manera en los asuntos administrativos de un universo local. Estas materias las ha confiado al Hijo Creador, al Espíritu Madre del universo local, y a los múltiples hijos de ambos. Los planes, la política y los actos administrativos del universo local son concebidos y ejecutados por este Hijo, el cual, conjuntamente con su Espíritu asociado, delega el poder ejecutivo en Gabriel, y la autoridad jurisdiccional en los Padres de las Constelaciones, los Soberanos de los Sistemas y los Príncipes Planetarios.
33:1.1 (366.2) Nuestro Hijo Creador es la personificación del concepto original 611.121 de identidad infinita que tuvo origen simultáneamente en el Padre Universal y el Hijo Eterno. El Miguel de Nebadon es el «Hijo unigénito» que personaliza este 611.121º concepto universal de divinidad y de infinidad. Su sede se encuentra en la triple mansión de luz en Salvington. Y esta morada está dispuesta así porque Miguel ha experimentado el modo de vivir de las tres fases de la existencia de las criaturas inteligentes: la espiritual, la morontial y la material. Debido al nombre asociado a su séptima y última donación en Urantia, a veces se le llama Cristo Miguel.
33:1.2 (366.3) Nuestro Hijo Creador no es el Hijo Eterno, el asociado existencial paradisiaco del Padre Universal y del Espíritu Infinito. Miguel de Nebadon no es un miembro de la Trinidad del Paraíso. Sin embargo, nuestro Hijo Maestro posee en su reino todos los atributos y poderes divinos que el mismo Hijo Eterno manifestaría si estuviera efectivamente presente en Salvington y ejerciera su actividad en Nebadon. Miguel posee incluso un poder y una autoridad adicionales, porque no sólo personifica al Hijo Eterno, sino que también representa plenamente y expresa efectivamente la presencia de personalidad del Padre Universal para este universo local, y en él. Representa incluso al Padre-Hijo. Estas relaciones hacen de un Hijo Creador el más poderoso, polifacético e influyente de todos los seres divinos capaces de administrar directamente los universos evolutivos y de ponerse en contacto personal con las criaturas inmaduras.
33:1.3 (366.4) Desde la sede del universo local, nuestro Hijo Creador ejerce el mismo poder de atracción espiritual, la misma gravedad espiritual, que el Hijo Eterno del Paraíso ejercería si estuviera personalmente presente en Salvington, e incluso más aún; este Hijo del Universo es también la personificación del Padre Universal para el universo de Nebadon. Los Hijos Creadores son los centros de personalidad para las fuerzas espirituales del Padre-Hijo Paradisiacos. Los Hijos Creadores son las focalizaciones finales del poder y de la personalidad de los poderosos atributos espacio-temporales de Dios Séptuple.
33:1.4 (367.1) El Hijo Creador personaliza la vicegerencia del Padre Universal, es el coordinado en divinidad del Hijo Eterno, y el asociado creativo del Espíritu Infinito. A todos los efectos prácticos, el Hijo Soberano es Dios para nuestro universo y todos sus mundos habitados. Personifica todo lo que los mortales evolutivos pueden comprender con discernimiento de las Deidades del Paraíso. Este Hijo y su Espíritu asociado son vuestros padres creadores. Para vosotros, Miguel, el Hijo Creador, es la personalidad suprema; para vosotros, el Hijo Eterno es supersupremo — una personalidad infinita de la Deidad.
33:1.5 (367.2) En la persona del Hijo Creador tenemos a un gobernante y a un padre divino que es exactamente tan poderoso, eficaz y benefactor como lo serían el Padre Universal y el Hijo Eterno si los dos estuvieran presentes en Salvington y se ocuparan de la administración de los asuntos del universo de Nebadon.
33:2.1 (367.3) El observar a los Hijos Creadores revela que algunos se parecen más al Padre, otros al Hijo, mientras que otros son una mezcla de sus dos padres infinitos. Nuestro Hijo Creador manifiesta muy claramente unas características y unos atributos que se parecen más a los del Hijo Eterno.
33:2.2 (367.4) Miguel eligió organizar este universo local, y ahora reina aquí de manera suprema. Su poder personal está limitado por los circuitos gravitatorios preexistentes centrados en el Paraíso, y por el hecho de que los Ancianos de los Días del gobierno superuniversal se reservan todos los juicios ejecutivos finales relacionados con la extinción de la personalidad. La personalidad es el don exclusivo del Padre, pero los Hijos Creadores, con la aprobación del Hijo Eterno, inician nuevos proyectos de criaturas, y con la cooperación de trabajo de sus Espíritus asociados pueden intentar nuevas transformaciones de la energía-materia.
33:2.3 (367.5) Miguel es la personificación del Padre-Hijo Paradisiacos para, y en, el universo local de Nebadon; por consiguiente, cuando el Espíritu Madre Creativo, que representa al Espíritu Infinito en el universo local, se subordinó a Cristo Miguel cuando éste regresó de su donación final en Urantia, el Hijo Maestro adquirió con ello la jurisdicción sobre «todos los poderes en el cielo y en la Tierra».
33:2.4 (367.6) Esta subordinación de las Ministras Divinas a los Hijos Creadores de los universos locales convierte a estos Hijos Maestros en los depositarios personales de la divinidad, manifestable de manera finita, del Padre, del Hijo y del Espíritu, mientras que las experiencias donadoras de los Migueles bajo la forma de sus criaturas los cualifican para representar la divinidad experiencial del Ser Supremo. No existen otros seres en los universos que hayan agotado personalmente así los potenciales de la experiencia finita actual, y no hay otros seres en los universos que posean unas aptitudes semejantes para ejercer la soberanía solitaria.
33:2.5 (367.7) Aunque la sede central de Miguel está situada oficialmente en Salvington, la capital de Nebadon, pasa una gran parte de su tiempo visitando las sedes de las constelaciones y de los sistemas, e incluso los planetas individuales. Viaja periódicamente al Paraíso y con frecuencia a Uversa, donde mantiene sesiones con los Ancianos de los Días. Cuando está fuera de Salvington, Gabriel ocupa su lugar y actúa entonces como regente del universo de Nebadon.
33:3.1 (368.1) Aunque el Espíritu Infinito impregna todos los universos del tiempo y del espacio, actúa desde la sede de cada universo local como una focalización especializada que adquiere todas las cualidades de la personalidad mediante la técnica de la cooperación creativa con el Hijo Creador. En lo que se refiere a un universo local, la autoridad administrativa de un Hijo Creador es suprema; el Espíritu Infinito, bajo la forma de Ministra Divina, es totalmente cooperativo aunque está perfectamente coordinado.
33:3.2 (368.2) El Espíritu Madre Universal de Salvington, la asociada de Miguel en el control y la administración de Nebadon, pertenece al sexto grupo de los Espíritus Supremos y lleva el número 611.121 de esta orden. Se ofreció como voluntaria para acompañar a Miguel cuando éste fue liberado de sus obligaciones paradisiacas, y desde entonces siempre ha trabajado con él para crear y gobernar su universo.
33:3.3 (368.3) El Hijo Maestro Creador es el soberano personal de su universo, pero en todos los detalles de la administración, el Espíritu del Universo es codirector con el Hijo. Aunque el Espíritu siempre reconoce al Hijo como soberano y gobernante, el Hijo siempre le concede al Espíritu una posición coordinada y una autoridad igual a la suya en todos los asuntos del reino. En todo su trabajo de amor y de donación de la vida, el Hijo Creador está siempre y para siempre perfectamente apoyado y hábilmente asistido por el Espíritu del Universo omnisapiente y siempre fiel, y por todo su séquito diversificado de personalidades angélicas. Esta Ministra Divina es en realidad la madre de los espíritus y de las personalidades espirituales, la consejera omnisapiente y siempre presente del Hijo Creador, una manifestación fiel y verdadera del Espíritu Infinito del Paraíso.
33:3.4 (368.4) El Hijo actúa como un padre en su universo local. El Espíritu, tal como lo podrían comprender las criaturas mortales, representa el papel de una madre, ayudando siempre al Hijo y permaneciendo eternamente indispensable para la administración del universo. En presencia de una insurrección, sólo el Hijo y sus Hijos asociados pueden actuar como liberadores. El Espíritu nunca puede oponerse a una rebelión ni defender la autoridad, pero el Espíritu apoya siempre al Hijo en todo lo que éste necesite experimentar en sus esfuerzos por estabilizar el gobierno y mantener la autoridad en los mundos contaminados por el mal o dominados por el pecado. Sólo un Hijo puede rehabilitar la obra que han creado juntos, pero ningún Hijo podría esperar el éxito final sin la cooperación incesante de la Ministra Divina y de su inmenso conjunto de asistentes espirituales, las hijas de Dios, que luchan con tanta valentía y fidelidad por el bienestar de los hombres mortales y por la gloria de sus padres divinos.
33:3.5 (368.5) Cuando el Hijo Creador finaliza su séptima y última donación como criatura, las incertidumbres del aislamiento periódico terminan para la Ministra Divina, y la asistente universal del Hijo se instala para siempre en la seguridad y en el control. Durante la entronización del Hijo Creador como Hijo Maestro, en el jubileo de los jubileos, es cuando el Espíritu del Universo reconoce por primera vez pública y universalmente, ante las multitudes reunidas, su subordinación al Hijo, prometiéndole fidelidad y obediencia. Este acontecimiento se produjo en Nebadon cuando Miguel regresó a Salvington después de su donación en Urantia. Antes de este importante acontecimiento, el Espíritu del Universo nunca había reconocido su subordinación al Hijo del Universo, y hasta después de esta renuncia voluntaria al poder y a la autoridad por parte del Espíritu no se pudo proclamar en verdad que «todos los poderes en el cielo y en la Tierra han sido puestos en sus manos».
33:3.6 (369.1) Después de esta promesa de subordinación por parte del Espíritu Madre Creativo, Miguel de Nebadon reconoció noblemente su eterna dependencia de su Espíritu compañero, nombró al Espíritu cogobernante de los dominios de su universo, y pidió a todas sus criaturas que prometieran su lealtad al Espíritu como lo habían hecho con el Hijo; entonces se promulgó y se publicó la «Proclamación final de Igualdad». Aunque era el soberano de este universo local, el Hijo proclamó a los mundos el hecho de que el Espíritu era igual a él en todos los dones de la personalidad y en todos los atributos del carácter divino. Y esto se convierte en el modelo trascendente para organizar y dirigir la familia, incluso entre las criaturas humildes de los mundos del espacio. Éste es, de hecho y en verdad, el elevado ideal de la familia y de la institución humana del matrimonio voluntario.
33:3.7 (369.2) El Hijo y el Espíritu presiden ahora el universo de manera muy similar a como un padre y una madre velan y cuidan a su familia de hijos e hijas. No está totalmente fuera de lugar referirse al Espíritu del Universo como la compañera creativa del Hijo Creador, y considerar a las criaturas de los reinos como sus hijos e hijas — una familia grande y gloriosa, que exige responsabilidades incalculables y cuidados sin fin.
33:3.8 (369.3) El Hijo inicia la creación de ciertos hijos del universo, mientras que el Espíritu tiene la única responsabilidad de traer a la existencia a las numerosas órdenes de personalidades espirituales que ayudan y sirven bajo la dirección y la guía de este mismo Espíritu Madre. En la creación de otros tipos de personalidades universales, tanto el Hijo como el Espíritu actúan juntos, y en ningún acto creativo ninguno de ellos hace nada sin el consejo y la aprobación del otro.
33:4.1 (369.4) La Radiante Estrella Matutina es la personalización del primer concepto de la identidad y del ideal de personalidad concebido por el Hijo Creador y por la manifestación del Espíritu Infinito en el universo local. Retrocediendo a los primeros tiempos del universo local, antes de la unión del Hijo Creador y del Espíritu Madre en los lazos de una asociación creativa, allá por las épocas anteriores al comienzo de la creación de su polifacética familia de hijos e hijas, el primer acto conjunto de la asociación inicial y libre de estas dos personas divinas dio como resultado la creación de la personalidad espiritual más elevada surgida del Hijo y del Espíritu, la Radiante Estrella Matutina.
33:4.2 (369.5) En cada universo local sólo nace un ser con esta sabiduría y esta majestad. El Padre Universal y el Hijo Eterno pueden crear un número ilimitado de Hijos iguales en divinidad a ellos mismos, y de hecho lo hacen; pero estos Hijos, en unión con las Hijas del Espíritu Infinito, sólo pueden crear en cada universo una Radiante Estrella Matutina, un ser semejante a ellos mismos que comparte abundantemente sus naturalezas combinadas, pero no sus prerrogativas creadoras. Gabriel de Salvington se parece al Hijo del Universo en divinidad de naturaleza, aunque está considerablemente limitado en atributos de Deidad.
33:4.3 (369.6) Este primogénito de los padres de un nuevo universo es una personalidad única que posee muchas características maravillosas que no están presentes de manera visible en ninguno de sus progenitores, un ser de una variedad de talentos sin precedentes y de una brillantez inimaginable. Esta personalidad celestial engloba la voluntad divina del Hijo combinada con la imaginación creativa del Espíritu. Los pensamientos y los actos de la Radiante Estrella Matutina representarán siempre plenamente tanto al Hijo Creador como al Espíritu Creativo. Este ser también es capaz de comprender ampliamente y de establecer un contacto compasivo tanto con las huestes seráficas espirituales como con las criaturas volitivas materiales evolutivas.
33:4.4 (370.1) La Radiante Estrella Matutina no es un creador, pero es un maravilloso administrador, es el representante administrativo personal del Hijo Creador. Aparte de la creación y de la concesión de la vida, el Hijo y el Espíritu nunca deliberan sobre importantes procedimientos universales sin la presencia de Gabriel.
33:4.5 (370.2) Gabriel de Salvington es el jefe ejecutivo del universo de Nebadon y el árbitro de todas las apelaciones ejecutivas relacionadas con su administración. Este ejecutivo del universo fue creado plenamente dotado para su trabajo, pero ha adquirido experiencia con el crecimiento y la evolución de nuestra creación local.
33:4.6 (370.3) Gabriel es el director en jefe que ejecuta los mandatos superuniversales relacionados con los asuntos no personales del universo local. La mayor parte de las materias relativas a los juicios en masa y a las resurrecciones dispensacionales, juzgadas por los Ancianos de los Días, son también delegadas en Gabriel y en su estado mayor para que las ejecuten. Gabriel es así el jefe ejecutivo combinado de los gobernantes del superuniverso y del universo local. Tiene a su mando a un cuerpo capaz de asistentes administrativos, creados para su trabajo especial, que no han sido revelados a los mortales evolutivos. Además de estos asistentes, Gabriel puede emplear todas las órdenes de seres celestiales que ejercen su actividad en Nebadon, y es también el comandante en jefe de «los ejércitos del cielo» — de las huestes celestiales.
33:4.7 (370.4) Gabriel y su estado mayor no son educadores; son administradores. Nunca se ha sabido que hayan dejado su trabajo habitual, salvo cuando Miguel se encarnaba para llevar a cabo una donación como criatura. Durante estas donaciones, Gabriel siempre tenía en cuenta la voluntad del Hijo encarnado, y con la colaboración del Unión de los Días, se convirtió en el director efectivo de los asuntos del universo durante las últimas donaciones. Gabriel ha estado estrechamente identificado con la historia y el desarrollo de Urantia desde la donación humana de Miguel.
33:4.8 (370.5) Aparte de encontrar a Gabriel en los mundos de donación y en las épocas de los llamamientos nominales durante las resurrecciones generales y especiales, los mortales raramente lo encontrarán mientras ascienden por el universo local hasta que no sean admitidos en el trabajo administrativo de la creación local. Como administradores de cualquier tipo o de cualquier grado, estaréis bajo la dirección de Gabriel.
33:5.1 (370.6) La administración de las personalidades con origen en la Trinidad termina en el gobierno de los superuniversos. Los universos locales están caracterizados por una supervisión doble, el comienzo del concepto padre-madre. El padre del universo es el Hijo Creador; la madre del universo es la Ministra Divina, el Espíritu Creativo del universo local. Sin embargo, cada universo local está bendecido con la presencia de ciertas personalidades del universo central y del Paraíso. A la cabeza de este grupo paradisiaco en Nebadon se encuentra el embajador de la Trinidad del Paraíso — Emmanuel de Salvington — el Unión de los Días asignado al universo local de Nebadon. En cierto sentido, este elevado Hijo de la Trinidad es también el representante personal del Padre Universal ante la corte del Hijo Creador; de ahí su nombre Emmanuel.
33:5.2 (370.7) Emmanuel de Salvington, número 611.121 de la sexta orden de Personalidades Trinitarias Supremas, es un ser de una dignidad sublime y de una condescendencia tan magnífica que rehúsa el culto y la adoración de todas las criaturas vivientes. Se distingue por ser la única personalidad en todo Nebadon que nunca ha reconocido su subordinación a su hermano Miguel. Actúa como asesor del Hijo Soberano, pero sólo ofrece sus consejos si se le solicitan. En ausencia del Hijo Creador puede presidir cualquier alto consejo del universo, pero no participa de otra manera en los asuntos ejecutivos del universo a menos que se le solicite.
33:5.3 (371.1) Este embajador del Paraíso en Nebadon no está sometido a la jurisdicción del gobierno del universo local. Tampoco ejerce una jurisdicción autorizada sobre los asuntos ejecutivos de un universo local en evolución, salvo en lo que se refiere a la supervisión de sus hermanos coordinados, los Fieles de los Días, que sirven en las sedes de las constelaciones.
33:5.4 (371.2) Al igual que el Unión de los Días, los Fieles de los Días nunca proponen su asesoramiento ni ofrecen su ayuda a los gobernantes de las constelaciones a menos que se les pida. Estos embajadores del Paraíso ante las constelaciones representan la presencia personal final de los Hijos Estacionarios de la Trinidad que ejercen sus funciones consultivas en los universos locales. Las constelaciones están relacionadas más estrechamente con la administración superuniversal que los sistemas locales, los cuales están administrados exclusivamente por personalidades nativas del universo local.
33:6.1 (371.3) Gabriel es el jefe ejecutivo y el administrador efectivo de Nebadon. El hecho de que Miguel se ausente de Salvington no interfiere de ninguna manera la conducta ordenada de los asuntos del universo. Durante la ausencia de Miguel, como lo hizo recientemente para reunirse con los Hijos Maestros de Orvonton en el Paraíso, Gabriel es el regente del universo. En esos momentos, Gabriel siempre busca el consejo de Emmanuel de Salvington para todos los problemas importantes.
33:6.2 (371.4) El Padre Melquisedek es el primer ayudante de Gabriel. Cuando la Radiante Estrella Matutina está ausente de Salvington, sus responsabilidades son asumidas por este Hijo Melquisedek original.
33:6.3 (371.5) Las diversas subadministraciones del universo tienen asignados ciertos ámbitos de responsabilidad especiales. Aunque el gobierno de un sistema se ocupa en general del bienestar de sus planetas, se preocupa más particularmente por el estado físico de los seres vivientes, por los problemas biológicos. Los gobernantes de la constelación prestan a su vez una atención especial a las condiciones sociales y gubernamentales que prevalecen en los diferentes planetas y sistemas. El gobierno de una constelación se preocupa principalmente de la unificación y la estabilización. Más arriba aún, los gobernantes del universo se ocupan más del estado espiritual de los reinos.
33:6.4 (371.6) Los embajadores son nombrados por decreto judicial y representan a los universos ante otros universos. Los cónsules representan a las constelaciones entre sí y ante la sede del universo; son nombrados por decreto legislativo y sólo ejercen sus funciones dentro de los confines del universo local. Los observadores son nombrados por un decreto ejecutivo del Soberano de un Sistema para representar a ese sistema ante otros sistemas y ante la capital de la constelación, y ellos también sólo desempeñan sus funciones dentro de los confines del universo local.
33:6.5 (371.7) Las transmisiones se emiten simultáneamente desde Salvington hacia las sedes de las constelaciones, las sedes de los sistemas y los planetas individuales. Todas las órdenes superiores de seres celestiales son capaces de utilizar este servicio para comunicarse con sus compañeros dispersos por todo el universo. La transmisión universal se extiende a todos los mundos habitados sin tener en cuenta su estado espiritual. La intercomunicación planetaria sólo se niega a aquellos mundos que están en cuarentena espiritual.
33:6.6 (372.1) Las transmisiones de las constelaciones se emiten periódicamente desde la sede de la constelación por el jefe de los Padres de la Constelación.
33:6.7 (372.2) Un grupo especial de seres que se encuentran en Salvington son los que cuentan, calculan y rectifican la cronología. El día oficial de Nebadon equivale a dieciocho días y seis horas del tiempo de Urantia, más dos minutos y medio. El año de Nebadon consiste en un segmento del tiempo del recorrido del universo en relación con el circuito de Uversa, y equivale a cien días del tiempo oficial del universo, unos cinco años del tiempo de Urantia.
33:6.8 (372.3) El tiempo de Nebadon, que se transmite desde Salvington, es el tiempo oficial para todas las constelaciones y todos los sistemas de este universo local. Cada constelación dirige sus asuntos según el tiempo de Nebadon, pero los sistemas mantienen su propia cronología, tal como lo hacen los planetas individuales.
33:6.9 (372.4) El día de Satania, tal como se calcula en Jerusem, es un poco menos (en 1 hora, 4 minutos y 15 segundos) de tres días del tiempo de Urantia. Estos tiempos se conocen generalmente como el tiempo de Salvington o universal, y el tiempo de Satania o del sistema. El tiempo oficial es el tiempo del universo.
33:7.1 (372.5) Miguel, el Hijo Maestro, sólo se preocupa de manera suprema de tres cosas: la creación, el sostenimiento y el ministerio. No participa personalmente en la tarea judicial del universo. Los Creadores nunca juzgan a sus criaturas; esta función pertenece exclusivamente a las criaturas que poseen una gran formación y una experiencia real como criaturas.
33:7.2 (372.6) Todo el mecanismo judicial de Nebadon se encuentra bajo la supervisión de Gabriel. Los tribunales supremos, situados en Salvington, se ocupan de los problemas que tienen una importancia general para el universo y de los casos de apelación que proceden de los tribunales de los sistemas. Estas cortes universales tienen setenta ramas y funcionan en siete divisiones de diez secciones cada una. En todos los asuntos a juzgar, la presidencia es ejercida por una doble magistratura compuesta por un juez con antecedentes perfectos y un magistrado con experiencia ascendente.
33:7.3 (372.7) En lo que se refiere a la jurisdicción, los tribunales del universo local están limitados en las materias siguientes:
33:7.4 (372.8) 1. La administración del universo local se ocupa de la creación, la evolución, el mantenimiento y el ministerio. Por consiguiente, a los tribunales del universo se les rehúsa el derecho de juzgar los casos en los que está implicada la cuestión de la vida y de la muerte eternas. Esto no se refiere a la muerte natural tal como ésta prevalece en Urantia, pero si la cuestión del derecho a la existencia continuada, a la vida eterna, ha de ser juzgada, tiene que remitirse a los tribunales de Orvonton, y si el fallo es desfavorable para el individuo, todas las sentencias de extinción se ejecutan bajo las órdenes, y a través de los agentes, de los dirigentes del supergobierno.
33:7.5 (372.9) 2. La negligencia o la deserción de cualquier Hijo de Dios del Universo Local, que ponga en peligro su estado y su autoridad como Hijo, nunca se juzga en los tribunales de un Hijo; una desavenencia de este tipo sería llevada inmediatamente ante los tribunales del superuniverso.
33:7.6 (372.10) 3. La cuestión de readmitir a cualquier parte constituyente de un universo local — por ejemplo un sistema local — en la comunidad del pleno estado espiritual de la creación local, después de haber estado aislada espiritualmente, debe acordarse en la alta asamblea del superuniverso.
33:7.7 (373.1) En todos los demás casos, los tribunales de Salvington son definitivos y supremos. Sus decisiones y decretos no se pueden apelar ni eludir.
33:7.8 (373.2) Por muy injustamente que las controversias humanas parezcan juzgarse a veces en Urantia, la justicia y la equidad divina prevalecen en el universo. Vivís en un universo bien ordenado, y podéis contar con que tarde o temprano seréis tratados con justicia, e incluso con misericordia.
33:8.1 (373.3) En Salvington, la sede de Nebadon, no existen cuerpos verdaderamente legislativos. Los mundos sede de los universos se ocupan ampliamente de los juicios. Las asambleas legislativas del universo local están situadas en las sedes de las cien constelaciones. Los sistemas se ocupan principalmente del trabajo ejecutivo y administrativo de las creaciones locales. Los Soberanos de los Sistemas y sus asociados hacen cumplir los mandatos legislativos de los gobernantes de las constelaciones y ejecutan los decretos judiciales de los tribunales supremos del universo.
33:8.2 (373.4) Aunque en la sede del universo no se decreta una verdadera legislación, en Salvington funciona una variedad de asambleas consultivas y de investigación compuestas y dirigidas de manera diversa de acuerdo con su alcance y su propósito. Algunas son permanentes y otras se disuelven después de conseguir sus objetivos.
33:8.3 (373.5) El consejo supremo del universo local está compuesto de tres miembros de cada sistema y de siete representantes de cada constelación. Los sistemas aislados no tienen representación en esta asamblea, pero se les permite enviar a sus observadores, los cuales asisten a todas las deliberaciones y las estudian.
33:8.4 (373.6) Los cien consejos de sanciones supremas también están situados en Salvington. Los presidentes de estos consejos componen el gabinete de trabajo directo de Gabriel.
33:8.5 (373.7) Todas las conclusiones de los altos consejos consultivos del universo se remiten, o bien a los cuerpos judiciales de Salvington, o a las asambleas legislativas de las constelaciones. Estos altos consejos no tienen autoridad ni poder para hacer cumplir sus recomendaciones. Si su informe está basado en las leyes fundamentales del universo, entonces los tribunales de Nebadon emitirán los mandatos de ejecución; pero si sus recomendaciones tienen que ver con las condiciones locales o de urgencia, han de enviarse a las asambleas legislativas de la constelación para su promulgación deliberativa, y luego a las autoridades del sistema para su ejecución. Estos altos consejos son en realidad las superlegislaturas del universo, pero funcionan sin la autoridad de decretar y sin el poder de ejecutar.
33:8.6 (373.8) Aunque hablamos de la administración del universo en términos de «tribunales» y de «asambleas», debe comprenderse que estas actuaciones espirituales son muy diferentes a las actividades más primitivas y materiales que llevan estos mismos nombres en Urantia.
33:8.7 (373.9) [Presentado por el Jefe de los Arcángeles de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 34
34:0.1 (374.1) CUANDO un Hijo Creador es personalizado por el Padre Universal y el Hijo Eterno, el Espíritu Infinito individualiza entonces una representación nueva y única de sí mismo para que acompañe a ese Hijo Creador a los reinos del espacio, para ser allí su compañera, primero en la organización física, y luego en la creación y el ministerio hacia las criaturas del universo recién proyectado.
34:0.2 (374.2) Un Espíritu Creativo reacciona ante las realidades físicas y ante las realidades espirituales; y lo mismo le sucede a un Hijo Creador; y así están coordinados y asociados en la administración de un universo local del tiempo y del espacio.
34:0.3 (374.3) Estas Hijas Espirituales son de la esencia del Espíritu Infinito, pero no pueden ejercer simultáneamente sus funciones en el trabajo de la creación física y en el del ministerio espiritual. En la creación física, el Hijo del Universo proporciona el modelo, mientras que el Espíritu del Universo inicia la materialización de las realidades físicas. El Hijo trabaja en los proyectos del poder, pero el Espíritu transforma estas creaciones energéticas en sustancias físicas. Aunque es un poco difícil describir esta presencia universal inicial del Espíritu Infinito como una persona, sin embargo, para el Hijo Creador, el Espíritu asociado es personal y siempre ha actuado como un individuo distinto.
34:1.1 (374.4) Cuando la organización física de un enjambre estelar y planetario ha terminado y los centros del poder superuniversal han establecido los circuitos de la energía, después de este trabajo preliminar de creación por parte de los agentes del Espíritu Infinito que trabajan a través de su focalización creativa en el universo local, y bajo su dirección, el Hijo Miguel emite la proclamación de que la vida está a punto de proyectarse en el universo recién organizado. Tras el reconocimiento paradisiaco de esta declaración de intención, una reacción de aprobación tiene lugar en la Trinidad del Paraíso, que es seguida por la desaparición, en el resplandor espiritual de las Deidades, del Espíritu Maestro en cuyo superuniverso se está organizando esta nueva creación. Mientras tanto, los otros Espíritus Maestros se acercan a este alojamiento central de las Deidades del Paraíso y, posteriormente, cuando el Espíritu Maestro abrazado por la Deidad aparece y es reconocido por sus compañeros, se produce lo que se conoce como una «erupción primaria». Se trata de un extraordinario relámpago espiritual, un fenómeno que se puede percibir claramente incluso en la lejana sede del superuniverso interesado; simultáneamente con esta manifestación poco comprendida de la Trinidad, un cambio notable tiene lugar en la naturaleza de la presencia y del poder del espíritu creativo del Espíritu Infinito que reside en el universo local interesado. En respuesta a estos fenómenos del Paraíso, y en la presencia misma del Hijo Creador, una nueva representación personal del Espíritu Infinito se personaliza de inmediato. Se trata de la Ministra Divina. El Espíritu Creativo individualizado, la colaboradora del Hijo Creador, se ha convertido en su asociada creativa personal, en el Espíritu Madre del universo local.
34:1.2 (375.1) De esta nueva segregación personal del Creador Conjunto, y a través de ella, proceden las corrientes establecidas y los circuitos ordenados del poder de espíritu y de la influencia espiritual destinados a impregnar todos los mundos y todos los seres de ese universo local. En realidad, esta presencia nueva y personal no es más que una transformación de la asociada preexistente y menos personal que tenía el Hijo durante su trabajo inicial de organización física del universo.
34:1.3 (375.2) Éste es el relato en pocas palabras de un drama prodigioso, pero representa casi todo lo que se puede decir sobre estos acontecimientos tan importantes. Son instantáneos, inescrutables e incomprensibles; el secreto de su técnica y de su procedimiento reside en el seno de la Trinidad del Paraíso. Sólo estamos seguros de una cosa: la presencia del Espíritu en el universo local durante la época de la creación o de la organización puramente física estaba incompletamente diferenciada del espíritu del Espíritu Infinito del Paraíso; pero, después de que el Espíritu Maestro supervisor reaparece del abrazo secreto de los Dioses, y después del destello de energía espiritual, la manifestación del Espíritu Infinito en el universo local se transforma repentinamente y por completo en la apariencia personal del Espíritu Maestro que estaba en unión transmutante con el Espíritu Infinito. El Espíritu Madre del universo local adquiere así una naturaleza personal impregnada de la del Espíritu Maestro del superuniverso que posee esa jurisdicción astronómica.
34:1.4 (375.3) Esta presencia personalizada del Espíritu Infinito, el Espíritu Madre Creativo del universo local, se conoce en Satania como la Ministra Divina. A todos los fines prácticos y para todos los propósitos espirituales, esta manifestación de la Deidad es un individuo divino, una persona espiritual. Y así la reconoce y la considera el Hijo Creador. A través de esta localización y personalización de la Fuente-Centro Tercera en nuestro universo local es como el Espíritu podía someterse posteriormente de una manera tan completa al Hijo Creador como para que pudiera decirse en verdad de este Hijo que «Todos los poderes en el cielo y en la Tierra le han sido confiados».
34:2.1 (375.4) Después de experimentar una notable metamorfosis en su personalidad durante la época de la creación de la vida, la Ministra Divina actúa a continuación como una persona y coopera de una manera muy personal con el Hijo Creador en la planificación y la dirección de los extensos asuntos de su creación local. Para muchos tipos de seres del universo, incluso esta representación del Espíritu Infinito puede no parecer totalmente personal durante las eras anteriores a la donación final de Miguel; pero después de la elevación del Hijo Creador a la autoridad soberana de un Hijo Maestro, las cualidades personales del Espíritu Madre Creativo se acrecientan de tal manera que es reconocida personalmente por todos los individuos que contactan con ella.
34:2.2 (375.5) Desde su más temprana asociación con el Hijo Creador, el Espíritu del Universo posee todos los atributos del Espíritu Infinito relacionados con el control físico, incluyendo el pleno don de la antigravedad. Después de alcanzar el estado personal, el Espíritu del Universo ejerce en el universo local un control de la gravedad mental tan pleno y tan completo como lo ejercería el Espíritu Infinito si estuviera personalmente presente.
34:2.3 (375.6) En cada universo local, la Ministra Divina actúa de acuerdo con la naturaleza y las características inherentes del Espíritu Infinito, tal como éstas se encuentran personificadas en uno de los Siete Espíritus Maestros del Paraíso. Aunque existe una uniformidad básica de carácter en todos los Espíritus de los Universos, hay también una diversidad de funciones determinada por su origen, en el cual ha estado implicado uno de los Siete Espíritus Maestros. Esta diferencia de origen explica las diversas técnicas que emplean los Espíritus Madres de los universos locales para ejercer su actividad en los diferentes superuniversos. Pero en todos sus atributos espirituales esenciales, estos Espíritus son idénticos, igualmente espirituales y totalmente divinos, sin tener en cuenta su diferenciación superuniversal.
34:2.4 (376.1) El Espíritu Creativo comparte con el Hijo Creador la responsabilidad de engendrar a las criaturas de los mundos, y nunca le falla al Hijo en todos sus esfuerzos por sostener y conservar estas creaciones. La vida es proporcionada y mantenida por mediación del Espíritu Creativo. «Envías a tu Espíritu, y son creados. Renuevas la faz de la Tierra».
34:2.5 (376.2) En la creación de un universo de criaturas inteligentes, el Espíritu Madre Creativo ejerce primero su actividad en la esfera de la perfección universal, colaborando con el Hijo para engendrar a la Radiante Estrella Matutina. Posteriormente, la descendencia del Espíritu se acerca cada vez más a la orden de los seres creados en los planetas, al igual que los Hijos se escalonan gradualmente desde los Melquisedeks hasta los Hijos Materiales que se ponen realmente en contacto con los mortales de los reinos. En la evolución posterior de las criaturas mortales, los Hijos Portadores de Vida proporcionan el cuerpo físico, fabricado con el material organizado existente del reino, mientras que el Espíritu del Universo aporta «el soplo de vida».
34:2.6 (376.3) Aunque el séptimo segmento del gran universo pueda ser lento en muchos aspectos de su desarrollo, aquellos que estudian cuidadosamente nuestros problemas esperan la evolución de una creación extraordinariamente bien equilibrada en las eras por venir. Predecimos este alto grado de simetría en Orvonton porque el Espíritu que preside este superuniverso es el jefe de los Espíritus Maestros que están en las alturas, y es una inteligencia espiritual que personifica la unión equilibrada y la perfecta coordinación de las características y del carácter de las tres Deidades eternas. Somos lentos y estamos atrasados en comparación con otros sectores, pero es indudable que nos espera un desarrollo trascendente y una consecución sin precedentes en algún momento de las eras eternas del futuro.
34:3.1 (376.4) Ni el Hijo Eterno ni el Espíritu Infinito están limitados o condicionados por el tiempo o el espacio, pero la mayor parte de sus descendientes sí lo están.
34:3.2 (376.5) El Espíritu Infinito impregna todo el espacio y habita el círculo de la eternidad. Sin embargo, en su contacto personal con los hijos del tiempo, las personalidades del Espíritu Infinito deben contar a menudo con los elementos temporales, aunque no tanto con el espacio. Muchos ministerios de la mente ignoran el espacio, pero sufren un retraso de tiempo al efectuar la coordinación de los diversos niveles de la realidad universal. Un Mensajero Solitario es prácticamente independiente del espacio, salvo que necesita realmente tiempo para viajar de un lugar a otro; y existen entidades similares desconocidas para vosotros.
34:3.3 (376.6) En sus prerrogativas personales, un Espíritu Creativo es total y completamente independiente del espacio, pero no del tiempo. No existe una presencia personal especializada de ese Espíritu del Universo ni en las sedes de las constelaciones ni en las de los sistemas. Está igualmente presente de manera difusa en todo su universo local y, por lo tanto, está tan literal y tan personalmente presente en un mundo como en cualquier otro.
34:3.4 (376.7) En su ministerio universal, un Espíritu Creativo sólo está siempre limitado con respecto al elemento tiempo. Un Hijo Creador actúa instantáneamente en todo su universo; pero el Espíritu Creativo debe contar con el tiempo en el ministerio de la mente universal, salvo cuando se vale de manera consciente e intencional de las prerrogativas personales del Hijo del Universo. En las actividades de puro espíritu, el Espíritu Creativo también actúa con independencia del tiempo, al igual que cuando colabora con el misterioso funcionamiento de la reflectividad universal.
34:3.5 (377.1) Aunque el circuito de la gravedad espiritual del Hijo Eterno funciona con independencia del tiempo y del espacio, todas las actividades de los Hijos Creadores no están exentas de las limitaciones del espacio. Si exceptuamos sus actuaciones en los mundos evolutivos, estos Hijos Migueles parecen ser capaces de trabajar con relativa independencia del tiempo. Un Hijo Creador no sufre el obstáculo del tiempo, pero está condicionado por el espacio; no puede estar personalmente en dos lugares al mismo tiempo. Miguel de Nebadon actúa con independencia del tiempo dentro de su propio universo y, por medio de la reflectividad, actúa de la misma manera en el superuniverso. Se comunica directamente con el Hijo Eterno sin las limitaciones del tiempo.
34:3.6 (377.2) La Ministra Divina es la ayudante comprensiva del Hijo Creador, permitiéndole vencer y compensar sus limitaciones inherentes con respecto al espacio, pues cuando los dos trabajan en unión administrativa son prácticamente independientes del tiempo y del espacio dentro de los confines de su creación local. Por lo tanto, tal como se pueden observar en la práctica en todo un universo local, el Hijo Creador y el Espíritu Creativo ejercen habitualmente su actividad con independencia tanto del tiempo como del espacio, puesto que cada uno de ellos puede siempre disponer de la liberación que el otro disfruta o bien del tiempo o bien del espacio.
34:3.7 (377.3) Sólo los seres absolutos son independientes del tiempo y del espacio en sentido absoluto. La mayoría de las personas subordinadas al Hijo Eterno y al Espíritu Infinito están sometidas tanto al tiempo como al espacio.
34:3.8 (377.4) Cuando un Espíritu Creativo se vuelve «consciente del espacio», se está preparando para reconocer como suyo un «territorio espacial» circunscrito, un reino en el que estará libre del espacio, en contraste con todo el resto del espacio que la condicionaría. Uno sólo es libre de elegir y de actuar dentro del ámbito de su propia conciencia.
34:4.1 (377.5) En el universo local de Nebadon hay tres circuitos espirituales distintos:
34:4.2 (377.6) 1. El espíritu donador del Hijo Creador, el Consolador, el Espíritu de la Verdad.
34:4.3 (377.7) 2. El circuito espiritual de la Ministra Divina, el Espíritu Santo.
34:4.4 (377.8) 3. El circuito del ministerio de la inteligencia, que incluye las actividades más o menos unificadas, pero que funcionan de manera diversa, de los siete espíritus ayudantes de la mente.
34:4.5 (377.9) Los Hijos Creadores están dotados de un espíritu que tiene una presencia universal análoga de muchas maneras a la de los Siete Espíritus Maestros del Paraíso. Se trata del Espíritu de la Verdad que un Hijo donador derrama sobre un mundo después de recibir el título espiritual sobre esa esfera. Este Consolador donado es la fuerza espiritual que siempre atrae a todos los buscadores de la verdad hacia Aquel que personifica la verdad en el universo local. Este espíritu es un don inherente del Hijo Creador, y emerge de su naturaleza divina como los circuitos maestros del gran universo proceden de las presencias de personalidad de las Deidades del Paraíso.
34:4.6 (377.10) El Hijo Creador puede ir y venir; su presencia personal puede estar en el universo local o en otra parte; aún así, el Espíritu de la Verdad funciona sin perturbaciones puesto que esta presencia divina, aunque procede de la personalidad del Hijo Creador, está centrada funcionalmente en la persona de la Ministra Divina.
34:4.7 (378.1) Sin embargo, el Espíritu Madre del Universo no deja nunca el mundo sede del universo local. El espíritu del Hijo Creador puede funcionar, y de hecho lo hace, independientemente de la presencia personal del Hijo, pero no sucede lo mismo con el espíritu personal de ella. El Espíritu Santo de la Ministra Divina dejaría de funcionar si su presencia personal fuera retirada de Salvington. Su presencia espiritual parece estar fijada en el mundo sede del universo, y este mismo hecho es el que permite que el espíritu del Hijo Creador funcione con independencia del paradero del Hijo. El Espíritu Madre del Universo actúa como foco y centro universal del Espíritu de la Verdad así como del de su propia influencia personal, el Espíritu Santo.
34:4.8 (378.2) Tanto el Hijo-Padre Creador como el Espíritu Madre Creativo contribuyen de diversas maneras a la dotación mental de los hijos de su universo local. Pero el Espíritu Creativo no confiere la mente hasta que ella misma no es dotada de prerrogativas personales.
34:4.9 (378.3) Las órdenes superevolutivas de personalidad de un universo local están dotadas del modelo mental superuniversal adaptado a ese universo local. Las órdenes humanas y subhumanas de vida evolutiva están dotadas de los tipos de espíritus ayudantes del ministerio mental.
34:4.10 (378.4) Los siete espíritus ayudantes de la mente son la creación de la Ministra Divina de un universo local. Estos espíritus de la mente tienen caracteres similares pero poderes diferentes, y todos comparten de la misma manera la naturaleza del Espíritu del Universo, aunque difícilmente son considerados como personalidades, salvo por su Madre Creadora. Los siete ayudantes han recibido los nombres siguientes: el espíritu de sabiduría, el espíritu de adoración, el espíritu de consejo, el espíritu de conocimiento, el espíritu de valentía, el espíritu de comprensión y el espíritu de intuición — de percepción rápida.
34:4.11 (378.5) Éstos son los «siete espíritus de Dios», «como lámparas encendidas delante del trono» que el profeta vio en los símbolos de su visión. Pero no vio los asientos de los veinticuatro centinelas alrededor de estos siete espíritus ayudantes de la mente. Este relato representa la confusión de dos presentaciones, una referente a la sede del universo y la otra a la capital del sistema. Los asientos de los veinticuatro ancianos están en Jerusem, la sede de vuestro sistema local de mundos habitados.
34:4.12 (378.6) Pero es de Salvington de quien Juan escribió: «Y del trono salían relámpagos, truenos y voces» — las transmisiones del universo hacia los sistemas locales. También contempló a las criaturas del universo local encargadas del control direccional, las brújulas vivientes del mundo sede. Las cuatro criaturas controladoras de Salvington mantienen este control direccional en Nebadon, actúan sobre las corrientes universales y reciben la hábil ayuda del espíritu de la mente que funciona primero, el ayudante de la intuición, el espíritu de la «comprensión rápida». Pero la descripción de estas cuatro criaturas — llamadas bestias — ha sido lamentablemente desfigurada. Tienen una belleza incomparable y una forma exquisita.
34:4.13 (378.7) Los cuatro puntos de la brújula son universales e inherentes a la vida de Nebadon. Todas las criaturas vivientes poseen unidades corporales que son sensibles y responden a estas corrientes direccionales. Estas facultades de las criaturas se reproducen en todo el universo hasta llegar a los planetas individuales y, conjuntamente con las fuerzas magnéticas de los mundos, activan de tal manera la multitud de cuerpos microscópicos del organismo animal que estas células direccionales indican siempre el norte y el sur. El sentido de la orientación está así fijado para siempre en los seres vivos del universo. La humanidad no carece por completo de la posesión consciente de este sentido. Estos cuerpos fueron observados por primera vez en Urantia hacia la época de esta narración.
34:5.1 (379.1) La Ministra Divina coopera con el Hijo Creador para formular la vida y crear nuevas órdenes de seres hasta la época de su séptima donación y, posteriormente, después de su elevación a la plena soberanía del universo, continúa colaborando con el Hijo y con el espíritu donado por el Hijo en el trabajo ulterior del ministerio mundial y de la progresión planetaria.
34:5.2 (379.2) El Espíritu comienza el trabajo de la progresión evolutiva en los mundos habitados empezando por el material inanimado del reino, dotando en primer lugar a la vida vegetal, luego a los organismos animales y más tarde a las primeras órdenes de existencia humana; y cada concesión sucesiva contribuye al desarrollo adicional del potencial evolutivo de la vida planetaria, desde las etapas iniciales y primitivas hasta la aparición de las criaturas volitivas. El Espíritu efectúa esta labor en gran parte a través de los siete ayudantes, los espíritus de la promesa, el espíritu-mente unificador y coordinador de los planetas evolutivos, que conduce siempre y de manera unida a las razas de los hombres hacia las ideas superiores y los ideales espirituales.
34:5.3 (379.3) El hombre mortal experimenta por primera vez el ministerio del Espíritu en conjunción con la mente cuando la mente puramente animal de las criaturas evolutivas desarrolla la capacidad de recibir a los ayudantes de la adoración y de la sabiduría. Este ministerio del sexto y del séptimo ayudantes indica que la evolución de la mente ha cruzado el umbral del ministerio espiritual. Estas mentes capaces de obrar con adoración y sabiduría son incluidas de inmediato en los circuitos espirituales de la Ministra Divina.
34:5.4 (379.4) Cuando la mente está dotada así del ministerio del Espíritu Santo, posee la capacidad de elegir (consciente o inconscientemente) la presencia espiritual del Padre Universal — el Ajustador del Pensamiento. Pero todas las mentes normales no están automáticamente preparadas para recibir a los Ajustadores del Pensamiento hasta que el Hijo donador no ha liberado el Espíritu de la Verdad para que dispense su ministerio planetario a todos los mortales. El Espíritu de la Verdad trabaja al unísono con la presencia del espíritu de la Ministra Divina. Esta unión espiritual doble se cierne sobre los mundos, tratando de enseñar la verdad y de iluminar espiritualmente la mente de los hombres, de inspirar el alma de las criaturas de las razas ascendentes, y de conducir siempre a los seres que viven en los planetas evolutivos hacia la meta paradisiaca de su destino divino.
34:5.5 (379.5) Aunque el Espíritu de la Verdad se derrama sobre toda carne, la actividad y el poder de este espíritu del Hijo están casi totalmente limitados por la receptividad personal del hombre a aquello que constituye la suma y la sustancia de la misión del Hijo donador. El Espíritu Santo es en parte independiente de la actitud humana, y está parcialmente condicionado por las decisiones y la cooperación de la voluntad del hombre. No obstante, el ministerio del Espíritu Santo se vuelve cada vez más eficaz para santificar y espiritualizar la vida interior de aquellos mortales que obedecen de la manera más completa las directrices divinas.
34:5.6 (379.6) Vosotros no poseéis personalmente, como individuos, una parte o entidad aislada del espíritu del Hijo-Padre Creador o del Espíritu Madre Creativo; estos ministerios no se ponen en contacto con los centros pensantes de la mente del individuo, ni habitan en ellos, como lo hacen los Monitores de Misterio. Los Ajustadores del Pensamiento son individualizaciones concretas de la realidad prepersonal del Padre Universal, que residen efectivamente en la mente mortal como parte integrante de esa mente, y siempre trabajan en perfecta armonía con los espíritus combinados del Hijo Creador y del Espíritu Creativo.
34:5.7 (380.1) La presencia del Espíritu Santo de la Hija Universal del Espíritu Infinito, del Espíritu de la Verdad del Hijo Universal del Hijo Eterno, y del espíritu-Ajustador del Padre Paradisiaco en, o con, un mortal evolutivo indica una simetría de dotación y de ministerio espirituales y capacita a ese mortal para comprender conscientemente el hecho basado en la fe de su filiación con Dios.
34:6.1 (380.2) Con la evolución progresiva de un planeta habitado y la espiritualización ulterior de sus habitantes, esas personalidades maduras pueden recibir influencias espirituales adicionales. A medida que los mortales progresan en control mental y en percepción espiritual, el funcionamiento de estos múltiples ministerios espirituales se vuelve cada vez más coordinado; se mezclan de manera creciente con el superministerio de la Trinidad del Paraíso.
34:6.2 (380.3) Aunque la manifestación de la Divinidad puede ser múltiple, en la experiencia humana la Deidad es única, siempre una sola. El ministerio espiritual tampoco es múltiple en la experiencia humana. Sin tener en cuenta sus múltiples orígenes, todas las influencias espirituales funcionan como una sola. En verdad son una sola, pues se trata del ministerio espiritual de Dios Séptuple en y para las criaturas del gran universo; y a medida que crece la apreciación y la receptividad de las criaturas a este ministerio unificador del espíritu, en su experiencia se convierte en el ministerio de Dios Supremo.
34:6.3 (380.4) Mediante una larga serie de pasos, el Espíritu divino desciende desde las alturas de la gloria eterna para encontrarse con vosotros, tal como sois y allí donde estáis, para después, en la asociación de la fe, abrazar con amor el alma de origen mortal y emprender el regreso cierto y seguro sobre sus pasos condescendientes, sin detenerse nunca hasta que el alma evolutiva sea elevada con seguridad hasta las alturas mismas de felicidad de las que el Espíritu divino salió originalmente para llevar a cabo esta misión de misericordia y de ministerio.
34:6.4 (380.5) Las fuerzas espirituales buscan y alcanzan infaliblemente sus propios niveles originales. Como han salido del Eterno, regresarán a él con toda seguridad, llevando consigo a todos los hijos del tiempo y del espacio que han adoptado la guía y las enseñanzas del Ajustador interior, a aquellos que realmente han «nacido del Espíritu», los hijos de Dios por la fe.
34:6.5 (380.6) El Espíritu divino es la fuente de un ministerio y de un estímulo continuos para los hijos de los hombres. Vuestro poder y vuestros logros serán «conformes con su misericordia, a través de la renovación del Espíritu». La vida espiritual, al igual que la energía física, se consume. El esfuerzo espiritual conduce a un agotamiento espiritual relativo. Toda la experiencia ascendente es real así como espiritual; por eso está escrito en verdad: «El Espíritu es el que vivifica». «El Espíritu da la vida».
34:6.6 (380.7) La teoría muerta, incluso de las doctrinas religiosas más elevadas, no tiene poder para transformar el carácter humano o para controlar el comportamiento de los mortales. Lo que el mundo de hoy necesita es la verdad que vuestro instructor de antaño declaró: «No solamente en palabras, sino también en poder y en el Espíritu Santo». La semilla de la verdad teórica está muerta y los conceptos morales más elevados no tienen efecto a menos que, y hasta que, el Espíritu divino sople sobre las formas de la verdad y vivifique las fórmulas de la rectitud.
34:6.7 (381.1) Aquellos que han recibido y reconocido la presencia interior de Dios han nacido del Espíritu. «Sois el templo de Dios, y el espíritu de Dios habita en vosotros». No es suficiente con que este espíritu se haya derramado sobre vosotros; el Espíritu divino debe dominar y controlar cada fase de la experiencia humana.
34:6.8 (381.2) La presencia del Espíritu divino, el agua de la vida, es la que impide la sed devoradora del descontento de los mortales y el hambre indescriptible de la mente humana no espiritualizada. Los seres motivados por el espíritu «nunca tienen sed, pues este agua espiritual será en ellos una fuente de satisfacción que mana hasta la vida eterna». Estas almas divinamente regadas son casi independientes del entorno material en lo que se refiere a las alegrías de la vida y a las satisfacciones de la existencia terrenal. Están iluminadas y refrescadas espiritualmente, fortalecidas y dotadas moralmente.
34:6.9 (381.3) En todo mortal existe una naturaleza doble: la herencia de las tendencias animales y el impulso elevado del don espiritual. Durante la corta vida que vivís en Urantia, estos dos impulsos opuestos y diferentes rara vez se pueden conciliar plenamente; difícilmente se pueden armonizar y unificar; pero durante toda vuestra vida, el Espíritu combinado aporta siempre su ministerio para ayudaros a someter la carne cada vez más a la guía del Espíritu. Aunque tenéis que vivir vuestra vida material hasta el fin, aunque no podéis escapar del cuerpo ni de sus necesidades, sin embargo, en lo que se refiere a vuestros propósitos e ideales, tenéis la facultad de someter cada vez más la naturaleza animal al dominio del Espíritu. Existe en verdad dentro de vosotros una conspiración de fuerzas espirituales, una confederación de poderes divinos, cuyo propósito exclusivo consiste en liberaros definitivamente de la esclavitud material y de los obstáculos finitos.
34:6.10 (381.4) El propósito de todo este ministerio es «que podáis sentiros poderosamente fortalecidos por medio de Su espíritu en el hombre interior». Y todo esto no representa más que las etapas preliminares para el logro final de la perfección de la fe y del servicio, esa experiencia en la que estaréis «llenos de toda la plenitud de Dios», «porque todos aquellos que son conducidos por el espíritu de Dios, son hijos de Dios».
34:6.11 (381.5) El Espíritu nunca fuerza, sólo guía. Si sois un estudiante de buena voluntad, si queréis alcanzar los niveles espirituales y llegar a las alturas divinas, si deseáis sinceramente alcanzar la meta eterna, entonces el Espíritu divino os guiará con suavidad y amor por el camino de la filiación y del progreso espiritual. Cada paso que deis deberéis efectuarlo mediante una cooperación voluntaria, inteligente y alegre. La dominación del Espíritu nunca está manchada de coerción ni comprometida por la coacción.
34:6.12 (381.6) Y cuando una vida guiada así por el espíritu es aceptada de manera libre e inteligente, dentro de la mente humana se desarrolla gradualmente la conciencia positiva de un contacto divino y la seguridad de comulgar con el espíritu; tarde o temprano «el Espíritu atestigua con vuestro espíritu (el Ajustador) que sois un hijo de Dios». Vuestro propio Ajustador del Pensamiento ya os ha informado de vuestro parentesco con Dios, por eso las escrituras declaran que el Espíritu atestigua «con vuestro espíritu», no a vuestro espíritu.
34:6.13 (381.7) La conciencia de la dominación de una vida humana por el espíritu pronto es acompañada por una manifestación creciente de las características del Espíritu en las reacciones vitales de ese mortal conducido por el espíritu, «porque los frutos del espíritu son el amor, la alegría, la paz, la paciencia, la amabilidad, la bondad, la fe, la mansedumbre y la templanza». Aunque estos mortales guiados por el espíritu y divinamente iluminados caminan todavía por los humildes senderos del trabajo agotador y cumplen con fidelidad humana los deberes de sus tareas terrenales, ya han empezado a discernir las luces de la vida eterna que brillan en las orillas lejanas de otro mundo; ya han empezado a comprender la realidad de esta verdad inspiradora y reconfortante: «El reino de Dios no es comida ni bebida, sino rectitud, paz y alegría en el Espíritu Santo». A lo largo de cada prueba y en presencia de cada dificultad, las almas nacidas del espíritu están sostenidas por esa esperanza que trasciende todo temor, porque el amor de Dios se derrama en todos los corazones a través de la presencia del Espíritu divino.
34:7.1 (382.1) La carne, la naturaleza inherente derivada de las razas de origen animal, no produce por naturaleza los frutos del Espíritu divino. Cuando la naturaleza mortal ha sido elevada mediante la adición de la naturaleza de los Hijos Materiales de Dios, como las razas de Urantia mejoraron en cierta medida gracias a la donación de Adán, entonces el camino está mejor preparado para que el Espíritu de la Verdad coopere con el Ajustador interior a fin de producir la hermosa cosecha de los frutos del espíritu sobre el carácter. Si no rechazáis este espíritu, y aunque necesitéis la eternidad para llevar a cabo la misión, «él os guiará hacia toda verdad».
34:7.2 (382.2) Los mortales evolutivos que habitan en los mundos normales de progreso espiritual no experimentan los agudos conflictos entre el espíritu y la carne que caracterizan a las razas urantianas de la época actual. Pero incluso en los planetas más ideales, el hombre preadámico debe emplear sus esfuerzos positivos para ascender desde el plano de existencia puramente animal hasta los niveles sucesivos de significados intelectuales crecientes y de valores espirituales superiores.
34:7.3 (382.3) Los mortales de un mundo normal no experimentan una guerra constante entre su naturaleza física y su naturaleza espiritual. Tienen que enfrentarse a la necesidad de elevarse desde los niveles de existencia animal hasta los planos superiores de la vida espiritual, pero esta ascensión se parece más a un entrenamiento educativo cuando se la compara con los intensos conflictos que sufren los mortales de Urantia en este terreno de las naturalezas material y espiritual divergentes.
34:7.4 (382.4) Los pueblos de Urantia sufren las consecuencias de una doble privación de ayuda en esta tarea de consecución espiritual planetaria progresiva. La sublevación de Caligastia provocó una confusión mundial y les robó a todas las generaciones posteriores la asistencia moral que les hubiera proporcionado una sociedad bien ordenada. Pero la falta de Adán fue aun más desastrosa, ya que privó a las razas de ese tipo superior de naturaleza física que habría estado más de acuerdo con las aspiraciones espirituales.
34:7.5 (382.5) Los mortales de Urantia están obligados a sufrir esta lucha acentuada entre el espíritu y la carne porque sus lejanos antepasados no fueron más plenamente adamizados por la donación edénica. El plan divino preveía que las razas mortales de Urantia tuvieran una naturaleza física más sensible al espíritu de manera natural.
34:7.6 (382.6) A pesar de este doble desastre para la naturaleza del hombre y su entorno, los mortales de hoy en día experimentarían menos esta guerra aparente entre la carne y el espíritu si quisieran entrar en el reino del espíritu, donde los hijos de Dios por la fe disfrutan de una liberación relativa de la esclavitud de la carne mediante el servicio iluminado y liberador de la devoción sincera a hacer la voluntad del Padre que está en los cielos. Jesús mostró a la humanidad la nueva manera de vivir de los mortales mediante la cual los seres humanos pueden eludir en gran parte las terribles consecuencias de la rebelión de Caligastia y compensar muy eficazmente las privaciones resultantes de la falta de Adán. «El espíritu de la vida de Cristo Jesús nos ha liberado de la ley de la vida animal y de las tentaciones del mal y del pecado». «Ésta es la victoria que triunfa sobre la carne, vuestra fe misma».
34:7.7 (383.1) Los hombres y las mujeres que conocen a Dios y que han nacido del Espíritu ya no experimentan más conflictos con su naturaleza mortal que los habitantes de los mundos más normales, de los planetas que nunca han sido manchados por el pecado ni afectados por la rebelión. Los hijos de la fe trabajan en unos niveles intelectuales y viven en unos planos espirituales que están muy por encima de los conflictos producidos por unos deseos físicos desenfrenados o anormales. Los vivos deseos normales de los seres animales y los apetitos e impulsos naturales de la naturaleza física no están en conflicto con los logros espirituales incluso más elevados, excepto en la mente de las personas ignorantes, mal instruidas o lamentablemente demasiado escrupulosas.
34:7.8 (383.2) Después de emprender el camino de la vida eterna, después de aceptar vuestra tarea y de recibir vuestras órdenes para progresar, no temáis los peligros de la falta de memoria de los hombres ni la inconstancia de los mortales, no os inquietéis por el miedo al fracaso o por las confusiones que causan perplejidad, no vaciléis ni pongáis en duda vuestro estado ni vuestra posición, porque en todas las horas sombrías, en todas las encrucijadas de la lucha por el progreso, el Espíritu de la Verdad siempre hablará, diciendo: «Éste es el camino».
34:7.9 (383.3) [Presentado por un Mensajero Poderoso, destinado temporalmente a servir en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 35
35:0.1 (384.1) LOS Hijos de Dios presentados anteriormente han tenido un origen paradisiaco. Son los descendientes de los Gobernantes divinos de los dominios universales. Los Hijos Creadores pertenecen a la primera orden de filiación paradisiaca, y en Nebadon sólo hay uno de ellos, Miguel, el padre y soberano del universo. Los Hijos Avonales o Magistrales pertenecen a la segunda orden de filiación del Paraíso, y Nebadon tiene su contingente al completo — 1.062 miembros. Estos «Cristos menores» son tan eficaces y tan todopoderosos en sus donaciones planetarias como el Hijo Creador y Maestro lo fue en Urantia. Como la tercera orden tiene su origen en la Trinidad, no está registrada en un universo local, pero calculo que hay en Nebadon entre quince y veinte mil Hijos Instructores Trinitarios, aparte de los 9.642 asistentes trinitizados por las criaturas que sí están registrados. Estos Daynales del Paraíso no son ni magistrados ni administradores; son supereducadores.
35:0.2 (384.2) Los tipos de Hijos que vamos a estudiar tienen su origen en el universo local; son los descendientes de un Hijo Creador Paradisiaco en asociación variada con el Espíritu Madre Universal complementario. En estas narraciones mencionaremos las siguientes ordenes de filiación del universo local:
35:0.3 (384.3) 1. Los Hijos Melquisedeks.
35:0.4 (384.4) 2. Los Hijos Vorondadeks.
35:0.5 (384.5) 3. Los Hijos Lanonandeks.
35:0.6 (384.6) 4. Los Hijos Portadores de Vida.
35:0.7 (384.7) La Deidad trina del Paraíso actúa para crear tres órdenes de filiación: los Migueles, los Avonales y los Daynales. La Deidad doble del universo local, el Hijo y el Espíritu, también actúa para crear tres órdenes elevadas de Hijos: los Melquisedeks, los Vorondadeks y los Lanonandeks; y después de conseguir esta expresión triple, colaboran con el siguiente nivel de Dios Séptuple para engendrar la orden polifacética de los Portadores de Vida. Estos seres están clasificados con los Hijos descendentes de Dios, pero constituyen una forma de vida única y original en el universo. Todo el documento siguiente lo dedicaremos a su estudio.
35:1.1 (384.8) Después de traer a la existencia a sus ayudantes personales, tales como la Radiante Estrella Matutina y otras personalidades administrativas, de acuerdo con el propósito divino y los planes creativos de un universo dado, una nueva forma de unión creativa se produce entre el Hijo Creador y el Espíritu Creativo, la Hija del Espíritu Infinito en el universo local. La personalidad resultante de esta asociación creativa es el Melquisedek original — el Padre Melquisedek — ese ser único que colabora posteriormente con el Hijo Creador y el Espíritu Creativo para traer a la existencia a todo el grupo que lleva este nombre.
35:1.2 (385.1) El Padre Melquisedek actúa en el universo de Nebadon como el primer asociado ejecutivo de la Radiante Estrella Matutina. Gabriel se ocupa más de la política del universo, y Melquisedek de los procedimientos prácticos. Gabriel preside los tribunales y consejos regularmente constituidos de Nebadon, y Melquisedek las comisiones y los cuerpos consultivos especiales, extraordinarios y de emergencia. Gabriel y el Padre Melquisedek nunca están fuera de Salvington al mismo tiempo, porque en ausencia de Gabriel, el Padre Melquisedek actúa como jefe ejecutivo de Nebadon.
35:1.3 (385.2) Todos los Melquisedeks de nuestro universo fueron creados en el transcurso de un solo milenio del tiempo oficial por el Hijo Creador y el Espíritu Creativo en unión con el Padre Melquisedek. Como se trata de una orden de filiación en la que uno de sus propios miembros actuó como creador coordinado, los Melquisedeks son en parte de origen autónomo en su constitución, y en consecuencia son candidatos a llevar a cabo un tipo celestial de gobierno autónomo. Eligen periódicamente a su propio jefe administrativo por un período de siete años del tiempo oficial, y funcionan por lo demás como una orden que se regula ella misma, aunque el Melquisedek original ejerce ciertas prerrogativas inherentes a su calidad de coprogenitor. Este Padre Melquisedek designa de vez en cuando a ciertos individuos de su orden para que actúen como Portadores de Vida especiales en los mundos midsonitos, un tipo de planeta habitado hasta ahora no revelado en Urantia.
35:1.4 (385.3) Los Melquisedeks no ejercen ampliamente su actividad fuera del universo local, salvo cuando son llamados como testigos para los asuntos que están pendientes ante los tribunales del superuniverso, y cuando son designados como embajadores especiales, como a veces les sucede, para representar a un universo ante otro dentro del mismo superuniverso. El Melquisedek original o primogénito de cada universo puede siempre viajar libremente a los universos vecinos o al Paraíso para misiones relacionadas con los intereses y las obligaciones de su orden.
35:2.1 (385.4) Los Melquisedeks son la primera orden de Hijos divinos que se acercan lo suficiente a la vida de las criaturas inferiores como para poder actuar directamente en el ministerio de elevar a los mortales, de servir a las razas evolutivas sin necesidad de encarnarse. Estos Hijos se hallan por naturaleza en el punto medio de la gran escala descendente de personalidades, encontrándose por su origen casi exactamente a medio camino entre la Divinidad más elevada y las criaturas dotadas de voluntad más humildes. De este modo se convierten en los intermediarios naturales entre los niveles superiores y divinos de existencia viviente y las formas inferiores, e incluso materiales, de vida de los mundos evolutivos. A las órdenes seráficas, a los ángeles, les encanta trabajar con los Melquisedeks; de hecho, todas las formas de vida inteligente encuentran en estos Hijos a unos amigos comprensivos, unos instructores compasivos y unos consejeros sabios.
35:2.2 (385.5) Los Melquisedeks son una orden que se gobierna de forma autónoma. En este grupo excepcional encontramos el primer intento de autodeterminación por parte de unos seres del universo local, y observamos el tipo más elevado de un verdadero gobierno autónomo. Estos Hijos organizan su propio mecanismo para administrar su grupo y su planeta nativo, así como las seis esferas asociadas y sus mundos tributarios. Y debemos indicar que nunca han abusado de sus prerrogativas; en todo el superuniverso de Orvonton, estos Hijos Melquisedeks no han traicionado nunca, ni una sola vez, la confianza depositada en ellos. Son la esperanza de todos los grupos del universo que aspiran a la autonomía; son el modelo de la autonomía gubernamental y la enseñan en todas las esferas de Nebadon. Todas las órdenes de seres inteligentes, las superiores que están por encima y las subordinadas que están por debajo, elogian sinceramente el gobierno de los Melquisedeks.
35:2.3 (386.1) La orden de filiación de los Melquisedeks ocupa la posición, y asume la responsabilidad, del hijo mayor en una gran familia. La mayor parte de su trabajo es regular y un poco rutinario, pero una gran parte del mismo es voluntario y totalmente autoimpuesto. La mayoría de las asambleas especiales que se reúnen de vez en cuando en Salvington se convocan a petición de los Melquisedeks. Estos Hijos patrullan su universo nativo por su propia iniciativa. Mantienen una organización autónoma dedicada al servicio de información universal, y presentan informes periódicos al Hijo Creador que son independientes de toda la información que llega a la sede del universo a través de los agentes regulares relacionados con la administración rutinaria del reino. Son observadores imparciales por naturaleza; gozan de la plena confianza de todas las clases de seres inteligentes.
35:2.4 (386.2) Los Melquisedeks actúan como tribunales de revisión itinerantes y consultivos de los reinos; estos Hijos del universo van a los mundos en pequeños grupos para servir como comisiones consultivas, tomar declaraciones, recibir sugerencias y actuar como consejeros, ayudando así a serenar las dificultades importantes y a resolver las graves diferencias que surgen de vez en cuando en los asuntos de los dominios evolutivos.
35:2.5 (386.3) Estos Hijos mayores de un universo son los ayudantes principales de la Radiante Estrella Matutina en la tarea de ejecutar los mandatos del Hijo Creador. Cuando un Melquisedek va a un mundo lejano en nombre de Gabriel, puede desempeñar las funciones, con miras a esa misión particular, en nombre de aquel que le envía, y en ese caso aparecerá en el planeta de destino con la plena autoridad de la Radiante Estrella Matutina. Esto es especialmente cierto en aquellas esferas donde un Hijo más elevado aún no ha aparecido en la similitud de las criaturas del reino.
35:2.6 (386.4) Cuando un Hijo Creador emprende su carrera de donación en un mundo evolutivo, va solo; pero cuando uno de sus hermanos del Paraíso, un Hijo Avonal, emprende una donación, va acompañado por los Melquisedeks que lo apoyan, doce en total, que contribuyen tan eficazmente al éxito de la misión donadora. También apoyan a los Avonales del Paraíso en sus misiones magistrales en los mundos habitados y, durante estas misiones, los Melquisedeks son visibles para los ojos de los mortales si el Hijo Avonal también se manifiesta de esta manera.
35:2.7 (386.5) No existe ninguna fase de las necesidades espirituales planetarias a la que no aporten su ministerio. Son los educadores que con tanta frecuencia consiguen que mundos enteros de vida avanzada reconozcan de manera plena y definitiva al Hijo Creador y a su Padre Paradisiaco.
35:2.8 (386.6) La sabiduría de los Melquisedeks es casi perfecta, pero su juicio no es infalible. Cuando están solos y aislados en sus misiones planetarias, a veces se han equivocado en cuestiones menores, es decir, han elegido hacer ciertas cosas que sus supervisores no han aprobado posteriormente. Este error de juicio incapacita temporalmente a un Melquisedek hasta que va a Salvington y, en el transcurso de una audiencia con el Hijo Creador, recibe la enseñanza que lo purificará eficazmente de la falta de armonía que provocó el desacuerdo con sus compañeros; y luego, después del descanso correccional, se reincorporará al servicio al tercer día. Pero estas inadaptaciones menores en la actividad de los Melquisedeks se han producido raras veces en Nebadon.
35:2.9 (387.1) Estos Hijos no forman una orden que aumente; su número es fijo, aunque varía en cada universo local. El número de Melquisedeks registrados en su planeta sede de Nebadon supera los diez millones.
35:3.1 (387.2) Los Melquisedeks ocupan un mundo propio cerca de Salvington, la sede del universo. Esta esfera, llamada Melquisedek, es el mundo piloto del circuito de setenta esferas primarias de Salvington, cada una de las cuales está rodeada por seis esferas tributarias dedicadas a actividades especializadas. A estas esferas maravillosas — setenta primarias y 420 tributarias — se les llama a menudo la Universidad Melquisedek. Los mortales ascendentes de todas las constelaciones de Nebadon pasan por la formación de estos 490 mundos para adquirir el estado residencial en Salvington. Pero la educación de los ascendentes no es más que una fase de las múltiples actividades que tienen lugar en el grupo de esferas arquitectónicas de Salvington.
35:3.2 (387.3) Las 490 esferas del circuito de Salvington están divididas en diez grupos, y cada uno contiene siete esferas primarias y cuarenta y dos tributarias. Cada uno de estos grupos se encuentra bajo la supervisión general de una de las órdenes principales de la vida universal. El primer grupo, que abarca el mundo piloto y las seis esferas primarias siguientes en la procesión planetaria circundante, se encuentra bajo la supervisión de los Melquisedeks. Estos mundos Melquisedeks son los siguientes:
35:3.3 (387.4) 1. El mundo piloto — el mundo nativo de los Hijos Melquisedeks.
35:3.4 (387.5) 2. El mundo de las escuelas de la vida física y de los laboratorios de las energías vivientes.
35:3.5 (387.6) 3. El mundo de la vida morontial.
35:3.6 (387.7) 4. La esfera de la vida espiritual inicial.
35:3.7 (387.8) 5. El mundo de la vida espiritual intermedia.
35:3.8 (387.9) 6. La esfera de la vida espiritual avanzada.
35:3.9 (387.10) 7. El dominio de la autorrealización coordinada y suprema.
35:3.10 (387.11) Los seis mundos tributarios de cada una de estas esferas Melquisedeks están dedicados a las actividades relacionadas con el trabajo de la esfera primaria asociada.
35:3.11 (387.12) El mundo piloto, la esfera Melquisedek, es el punto de encuentro común para todos los seres que se ocupan de educar y de espiritualizar a los mortales ascendentes del tiempo y del espacio. Para un ascendente, este mundo es probablemente el lugar más interesante de todo Nebadon. Todos los mortales evolutivos que han terminado su formación en las constelaciones están destinados a aterrizar en Melquisedek, donde son iniciados en el régimen de las disciplinas y de la progresión espiritual del sistema educativo de Salvington. Nunca olvidaréis las reacciones de vuestro primer día de vida en este mundo único, ni siquiera después de que hayáis alcanzado vuestro destino en el Paraíso.
35:3.12 (387.13) Los mortales ascendentes residen en el mundo Melquisedek mientras continúan su formación en los seis planetas circundantes de educación especializada. Y este mismo método se aplica durante toda la estancia en los setenta mundos culturales, las esferas primarias del circuito de Salvington.
35:3.13 (387.14) Muchas actividades diversas ocupan el tiempo de los numerosos seres que residen en los seis mundos tributarios de la esfera Melquisedek, pero en lo que se refiere a los mortales ascendentes, estos satélites se dedican a las fases especiales de estudio siguientes:
35:3.14 (388.1) 1. La esfera número uno se ocupa de revisar la vida planetaria inicial de los mortales ascendentes. Este trabajo se efectúa en clases compuestas por aquellos que proceden de un mundo dado de origen mortal. Los que provienen de Urantia realizan juntos esta revisión experiencial.
35:3.15 (388.2) 2. El trabajo especial de la esfera número dos consiste en una revisión similar de las experiencias vividas en los mundos de las mansiones que rodean al primer satélite de la sede del sistema local.
35:3.16 (388.3) 3. Las revisiones de esta esfera están relacionadas con la estancia en la capital del sistema local y abarcan las actividades del resto de los mundos arquitectónicos del grupo que forma la sede del sistema.
35:3.17 (388.4) 4. La cuarta esfera se ocupa de revisar las experiencias de los setenta mundos tributarios de la constelación y de sus esferas asociadas.
35:3.18 (388.5) 5. En la quinta esfera se realiza la revisión de la estancia ascendente en el mundo sede de la constelación.
35:3.19 (388.6) 6. El tiempo se dedica, en la esfera número seis, a intentar correlacionar estas cinco épocas y lograr así una coordinación de la experiencia, como preparación para entrar en las escuelas primarias Melquisedeks de formación universal.
35:3.20 (388.7) Las escuelas de administración universal y de sabiduría espiritual están situadas en el mundo nativo de los Melquisedeks, donde también se encuentran las escuelas dedicadas a una sola línea de investigación, tales como la energía, la materia, la organización, la comunicación, los archivos, la ética y la existencia comparada de las criaturas.
35:3.21 (388.8) En la Facultad Melquisedek de Dotación Espiritual, todas las órdenes de Hijos de Dios, incluidas las del Paraíso, cooperan con los Melquisedeks y los educadores seráficos para formar a las multitudes de evángeles del destino que salen a proclamar la libertad espiritual y la filiación divina incluso hasta los mundos lejanos del universo. Esta facultad particular de la Universidad Melquisedek es una institución exclusiva del universo; los visitantes estudiantiles procedentes de otros reinos no son admitidos aquí.
35:3.22 (388.9) El curso de formación más elevado en administración universal es impartido por los Melquisedeks en su mundo nativo. Esta Facultad de Ética Superior está presidida por el Padre Melquisedek original. Es a estas facultades donde los diversos universos envían sus estudiantes de intercambio. Aunque el joven universo de Nebadon se encuentra en un bajo nivel en la escala de los universos en cuanto a los logros espirituales y a un desarrollo ético elevado, sin embargo, nuestros problemas administrativos han convertido de tal manera a todo el universo en una inmensa clínica para otras creaciones cercanas, que las facultades Melquisedeks están atestadas de visitantes estudiantiles y de observadores de otros reinos. Además del inmenso grupo de inscritos locales, siempre hay más de cien mil estudiantes extranjeros que asisten a las escuelas Melquisedeks, porque la orden de los Melquisedeks de Nebadon es famosa en todo Splandon.
35:4.1 (388.10) Una rama sumamente especializada de las actividades de los Melquisedeks está relacionada con la supervisión de la carrera morontial progresiva de los mortales ascendentes. Una gran parte de esta formación está dirigida por los pacientes y sabios ministros seráficos, ayudados por los mortales que han ascendido hasta unos niveles relativamente superiores de consecución universal, pero todo este trabajo educativo se encuentra bajo la supervisión general de los Melquisedeks en asociación con los Hijos Instructores Trinitarios.
35:4.2 (389.1) Aunque las órdenes de los Melquisedeks se dedican principalmente al extenso sistema educativo y al régimen de formación experiencial del universo local, también actúan en misiones excepcionales y en circunstancias poco habituales. En un universo evolutivo que terminará por contener aproximadamente diez millones de mundos habitados, muchas cosas fuera de lo normal están destinadas a suceder, y en estos casos de emergencia es cuando actúan los Melquisedeks. En Edentia, la sede de vuestra constelación, se les conoce como Hijos de emergencia. Siempre están preparados para servir en todas las situaciones de necesidad — físicas, intelectuales o espirituales — ya sea en un planeta, en un sistema, en una constelación o en el universo. En cualquier momento y lugar en que se necesite una ayuda especial, allí encontraréis a uno o más Hijos Melquisedeks.
35:4.3 (389.2) Cuando algún aspecto del plan del Hijo Creador está amenazado de fracaso, un Melquisedek irá inmediatamente a prestar ayuda. Pero raras veces se les pide que actúen en presencia de una rebelión pecaminosa, como la que se produjo en Satania.
35:4.4 (389.3) Los Melquisedeks son los primeros en actuar en todas las emergencias de cualquier naturaleza en todos los mundos donde viven las criaturas volitivas. A veces actúan como guardianes temporales de los planetas desobedientes, sirviendo como síndicos de un gobierno planetario rebelde. En una crisis planetaria, estos Hijos Melquisedeks sirven en muchas tareas excepcionales. A este tipo de Hijo le resulta fácil hacerse visible a los seres mortales, y a veces un miembro de esta orden se ha encarnado incluso en la similitud de la carne mortal. Siete veces en Nebadon ha servido un Melquisedek en un mundo evolutivo en la similitud de la carne mortal, y estos Hijos han aparecido en numerosas ocasiones en la similitud de otras órdenes de criaturas del universo. Son en verdad los ministros de urgencia polifacéticos y voluntarios para todas las órdenes de inteligencias del universo y para todos los mundos y sistemas de mundos.
35:4.5 (389.4) El Melquisedek que vivió en Urantia en los tiempos de Abraham fue conocido localmente como el Príncipe de Salem, porque presidía una pequeña colonia de buscadores de la verdad que residían en un lugar llamado Salem. Se ofreció como voluntario para encarnarse en la similitud de la carne mortal, y lo hizo con la aprobación de los síndicos Melquisedeks del planeta, los cuales temían que la luz de la vida podría extinguirse durante aquel período de oscuridad espiritual creciente. Fomentó la verdad de su época y la transmitió de manera segura a Abraham y a sus asociados.
35:5.1 (389.5) Después de la creación de los ayudantes personales y del primer grupo de los polifacéticos Melquisedeks, el Hijo Creador y el Espíritu Creativo del universo local planificaron, y trajeron a la existencia, a la segunda gran orden variada de filiación universal: los Vorondadeks. Se les conoce de manera más general como los Padres de las Constelaciones porque un Hijo de esta orden se encuentra uniformemente a la cabeza del gobierno de cada constelación en todos los universos locales.
35:5.2 (389.6) El número de Vorondadeks varía en cada universo local, y el número de ellos registrado en Nebadon se eleva exactamente a un millón. Estos Hijos, al igual que sus coordinados los Melquisedeks, no poseen el poder de reproducirse. No existe ningún método conocido por el cual puedan incrementar su número.
35:5.3 (389.7) Estos Hijos forman, en muchos aspectos, un cuerpo autónomo; como individuos, como grupos, e incluso como totalidad, se autodeterminan en gran medida como lo hacen los Melquisedeks, pero los Vorondadeks no ejercen sus funciones en una variedad tan amplia de actividades. No tienen la misma brillante diversidad de talentos que sus hermanos Melquisedeks, pero como gobernantes y administradores previsores son incluso más fiables y eficaces. Administrativamente tampoco se parecen por completo a sus subordinados, los Lanonandeks Soberanos de los Sistemas, pero superan a todas las órdenes de filiación del universo en la estabilidad de sus propósitos y en la divinidad de sus juicios.
35:5.4 (390.1) Aunque los fallos y las decisiones de esta orden de Hijos están siempre de acuerdo con el espíritu de filiación divina y en armonía con la política del Hijo Creador, han sido citados a causa de sus errores ante el Hijo Creador, y sus decisiones relativas a detalles técnicos a veces han sido revocadas en la apelación a los tribunales superiores del universo. Pero estos Hijos raras veces caen en el error, y nunca han emprendido una rebelión; en toda la historia de Nebadon nunca se ha oído decir que un Vorondadek haya cometido desacato al gobierno del universo.
35:5.5 (390.2) El servicio de los Vorondadeks en los universos locales es amplio y variado. Sirven como embajadores ante otros universos y como cónsules representando a las constelaciones dentro de su universo nativo. De todas las órdenes de filiación de un universo local, es a ellos a quienes más a menudo se les confía la plena delegación de los poderes soberanos a ejercer en las situaciones críticas del universo.
35:5.6 (390.3) En aquellos mundos aislados en las tinieblas espirituales, en aquellas esferas que han sufrido el aislamiento planetario debido a la rebelión y a la negligencia, un observador Vorondadek está generalmente presente hasta el restablecimiento del estado normal. En ciertos casos de emergencia, este observador Altísimo podría ejercer una autoridad absoluta y arbitraria sobre todos los seres celestiales destinados en ese planeta. Los archivos de Salvington mencionan que los Vorondadeks han ejercido a veces esta autoridad como regentes Altísimos de tales planetas. Y esto también ha sucedido incluso en los mundos habitados que no han sido afectados por la rebelión.
35:5.7 (390.4) A menudo, un cuerpo de doce o más Hijos Vorondadeks forman un alto tribunal de revisión y de apelación con respecto a casos especiales que afectan al estado de un planeta o de un sistema. Pero su trabajo está principalmente relacionado con las funciones legislativas autóctonas de los gobiernos de las constelaciones. Como resultado de todos estos servicios, los Hijos Vorondadeks se han convertido en los historiadores de los universos locales; están familiarizados personalmente con todas las luchas políticas y todas las agitaciones sociales de los mundos habitados.
35:6.1 (390.5) Al menos tres Vorondadeks están asignados al gobierno de cada una de las cien constelaciones de un universo local. Estos Hijos son elegidos por el Hijo Creador y son nombrados por Gabriel como Altísimos de las constelaciones para servir allí durante un decamilenio — 10.000 años oficiales, unos 50.000 años del tiempo de Urantia. El Altísimo reinante, el Padre de la Constelación, tiene dos asociados, uno más antiguo y otro más reciente. En cada cambio de administración, el asociado más antiguo se convierte en el jefe del gobierno, y el más reciente asume los deberes del más antiguo, mientras que los Vorondadeks sin tarea asignada que residen en los mundos de Salvington proponen a uno de sus miembros como candidato a ser elegido para asumir las responsabilidades del asociado más reciente. Así, de acuerdo con la política actual, cada uno de los gobernantes Altísimos tiene un período de servicio en la sede de una constelación de tres decamilenios, unos 150.000 años de Urantia.
35:6.2 (390.6) Los cien Padres de las Constelaciones, los jefes que presiden realmente los gobiernos de las constelaciones, componen el gabinete consultivo supremo del Hijo Creador. Este consejo celebra sesiones frecuentes en la sede del universo, y el alcance y la variedad de sus deliberaciones son ilimitados, pero se ocupa principalmente del bienestar de las constelaciones y de la unificación de la administración de todo el universo local.
35:6.3 (391.1) Cuando el Padre de una Constelación está ocupándose de sus obligaciones en la sede del universo, como sucede con frecuencia, el asociado más antiguo se convierte en el director interino de los asuntos de la constelación. La actividad normal del asociado más antiguo es la supervisión de los asuntos espirituales, mientras que el asociado más reciente se ocupa personalmente del bienestar físico de la constelación. Sin embargo, ninguna política importante se lleva nunca a cabo en una constelación a menos que los tres Altísimos estén de acuerdo sobre todos los detalles de su ejecución.
35:6.4 (391.2) Todo el mecanismo de la información espiritual y de los canales de comunicación está a la disposición de los Altísimos de las constelaciones. Se encuentran en contacto perfecto con sus superiores en Salvington y con sus subordinados directos, los soberanos de los sistemas locales. Con frecuencia se reúnen en consejo con estos Soberanos de los Sistemas para deliberar sobre el estado de la constelación.
35:6.5 (391.3) Los Altísimos se rodean de un cuerpo de consejeros, que varía de vez en cuando en cantidad y en personal con arreglo a la presencia de los diversos grupos en las sedes de las constelaciones, y también a medida que varían las necesidades locales. Durante los períodos difíciles pueden solicitar más Hijos de la orden Vorondadek para que los ayuden en el trabajo administrativo, y los reciben rápidamente. Norlatiadek, vuestra propia constelación, está administrada actualmente por doce Hijos Vorondadeks.
35:7.1 (391.4) El segundo grupo de siete mundos que se encuentra en el circuito de las setenta esferas primarias que rodean a Salvington contiene los planetas Vorondadeks. Cada una de estas esferas, con sus seis satélites circundantes, está dedicada a una fase especial de las actividades Vorondadeks. En estos cuarenta y nueve reinos, los mortales ascendentes alcanzan el apogeo de su educación sobre la legislación del universo.
35:7.2 (391.5) Los mortales ascendentes han observado el funcionamiento de las asambleas legislativas en los mundos sede de las constelaciones, pero aquí, en estos mundos Vorondadeks, participan en la promulgación de la legislación general real del universo local bajo la tutela de los Vorondadeks más antiguos. Estas promulgaciones están destinadas a coordinar las diversas declaraciones de las asambleas legislativas autónomas de las cien constelaciones. La enseñanza que se recibe en las escuelas Vorondadeks es insuperable incluso en Uversa. Esta formación es progresiva y se extiende desde la primera esfera, con trabajos adicionales en sus seis satélites, hasta las seis esferas primarias restantes y sus grupos de satélites asociados.
35:7.3 (391.6) Los peregrinos ascendentes iniciarán numerosas actividades nuevas en estos mundos de estudio y de trabajo práctico. No se nos prohíbe emprender la revelación de estas ocupaciones nuevas e inimaginables, pero desesperamos de poder describir estas tareas a la mente material de los seres mortales. No tenemos palabras para transmitir los significados de estas actividades celestiales, y no existen tareas humanas análogas que se puedan utilizar como ejemplos de estas nuevas ocupaciones de los mortales ascendentes que continúan sus estudios en estos cuarenta y nueve mundos. Y otras muchas actividades, que no forman parte del régimen ascendente, están centradas en estos mundos Vorondadeks del circuito de Salvington.
35:8.1 (392.1) Después de la creación de los Vorondadeks, el Hijo Creador y el Espíritu Madre del Universo se unen con el objeto de traer a la existencia a la tercera orden de filiación del universo: los Lanonandeks. Aunque se ocupan de tareas diversas relacionadas con las administraciones de los sistemas, son mejor conocidos como Soberanos de los Sistemas, los gobernantes de los sistemas locales, y como Príncipes Planetarios, los jefes administrativos de los mundos habitados.
35:8.2 (392.2) Como forman una orden de filiación más tardía e inferior — en lo que se refiere a los niveles de divinidad — estos seres necesitaron pasar por ciertos cursos de formación en los mundos Melquisedeks a fin de prepararse para su servicio posterior. Fueron los primeros estudiantes de la Universidad Melquisedek y fueron clasificados y certificados por sus educadores y examinadores Melquisedeks de acuerdo con sus capacidades, su personalidad y sus logros.
35:8.3 (392.3) El universo de Nebadon empezó su existencia con doce millones exactos de Lanonandeks, y después de pasar por la esfera Melquisedek, en las pruebas finales fueron divididos en tres clases:
35:8.4 (392.4) 1. Los Lanonandeks primarios. De la categoría más elevada había 709.841 miembros. Éstos son los Hijos designados como Soberanos de los Sistemas y asistentes de los consejos supremos de las constelaciones, y como consejeros en el trabajo administrativo superior del universo.
35:8.5 (392.5) 2. Los Lanonandeks secundarios. Cuando esta orden salió de Melquisedek había 10.234.601 miembros. Son destinados como Príncipes Planetarios y a las reservas de esta orden.
35:8.6 (392.6) 3. Los Lanonandeks terciarios. Este grupo contenía 1.055.558 miembros. Estos Hijos actúan como asistentes subordinados, mensajeros, custodios, comisionados, observadores, y llevan a cabo los diversos deberes de un sistema y de los mundos que lo componen.
35:8.7 (392.7) A estos Hijos no les resulta posible progresar de un grupo a otro como les sucede a los seres evolutivos. Después de estar sometidos a la formación de los Melquisedeks, una vez que han sido probados y clasificados, sirven continuamente en la categoría asignada. Estos Hijos tampoco pueden reproducirse; su número en el universo es fijo.
35:8.8 (392.8) En números redondos, la orden de los Hijos Lanonandeks está clasificada en Salvington como sigue:
35:8.9 (392.9) Coordinadores del Universo y Consejeros de las Constelaciones100.000
35:8.10 (392.10) Soberanos de los Sistemas y Asistentes600.000
35:8.11 (392.11) Príncipes Planetarios y Reservas10.000.000
35:8.12 (392.12) Cuerpo de Mensajeros400.000
35:8.13 (392.13) Custodios y Archivistas100.000
35:8.14 (392.14) Cuerpo de Reserva800.000
35:8.15 (392.15) Puesto que los Lanonandeks son una orden de filiación un poco inferior a las de los Melquisedeks y los Vorondadeks, prestan un servicio aún mayor en las unidades subordinadas del universo, puesto que son capaces de acercarse más a las humildes criaturas de las razas inteligentes. También corren un mayor peligro de descarriarse, de apartarse de la técnica adecuada del gobierno universal. Pero estos Lanonandeks, especialmente los de la orden primaria, son los más capaces y polifacéticos de todos los administradores de los universos locales. En capacidad ejecutiva sólo son superados por Gabriel y sus asociados no revelados.
35:9.1 (393.1) Los Lanonandeks son los gobernantes continuos de los planetas y los soberanos rotativos de los sistemas. Uno de estos Hijos gobierna ahora en Jerusem, la sede de vuestro sistema local de mundos habitados.
35:9.2 (393.2) Los Soberanos de los Sistemas gobiernan en comisiones de dos o tres miembros en la sede de cada sistema de mundos habitados. El Padre de la Constelación nombra a uno de estos Lanonandeks como jefe cada decamilenio. A veces no se efectúa ningún cambio de jefe en el trío, siendo el asunto totalmente optativo para los gobernantes de la constelación. El personal de los gobiernos de los sistemas no cambia repentinamente, a menos que se produzca una tragedia de algún tipo.
35:9.3 (393.3) Cuando los Soberanos de los Sistemas o los asistentes son retirados, el consejo supremo situado en la sede de la constelación ocupa dichos puestos mediante una selección efectuada entre las reservas de esta orden, un grupo que es más numeroso en Edentia que la media indicada.
35:9.4 (393.4) Los consejos supremos de los Lanonandeks están estacionados en las diversas sedes de las constelaciones. Este cuerpo está presidido por el Altísimo asociado más antiguo del Padre de la Constelación, mientras que el asociado más reciente supervisa las reservas de la orden secundaria.
35:9.5 (393.5) Los Soberanos de los Sistemas son fieles a sus nombres; son casi soberanos en los asuntos locales de los mundos habitados. Son casi paternales en su manera de dirigir a los Príncipes Planetarios, los Hijos Materiales y los espíritus ministrantes. El dominio personal del soberano es casi completo. Estos gobernantes no están supervisados por los observadores trinitarios procedentes del universo central. Forman la división ejecutiva del universo local; como custodios de que se cumplan los mandatos legislativos y como ejecutivos encargados de aplicar los veredictos judiciales, representan el único puesto en toda la administración del universo donde la deslealtad personal hacia la voluntad del Hijo Miguel podría afianzarse y tratar de imponerse con más facilidad y rapidez.
35:9.6 (393.6) Nuestro universo local ha sido desafortunado, ya que más de setecientos Hijos de la orden Lanonandek se han rebelado contra el gobierno del universo, precipitando así la confusión sobre diversos sistemas y numerosos planetas. De toda esta cantidad de fracasos, sólo tres eran Soberanos de Sistemas; prácticamente todos estos Hijos pertenecían a las órdenes segunda y tercera, las de los Príncipes Planetarios y los Lanonandeks terciarios.
35:9.7 (393.7) El gran número de estos Hijos que han faltado a su integridad no indica ningún defecto en sus creadores. Podían haber sido creados divinamente perfectos, pero fueron creados de tal manera que pudieran comprender mejor, y acercarse más, a las criaturas evolutivas que viven en los mundos del tiempo y del espacio.
35:9.8 (393.8) De todos los universos locales de Orvonton, a excepción de Henselon, nuestro universo es el que ha perdido el mayor número de esta orden de Hijos. En Uversa existe la opinión general de que hemos tenido tantos problemas administrativos en Nebadon porque nuestros Hijos de la orden Lanonandek fueron creados con un amplio grado de libertad personal para elegir y hacer planes. No hago este comentario como una crítica. El Creador de nuestro universo tiene pleno poder y autoridad para hacer esto. Nuestros elevados gobernantes opinan que, aunque estos Hijos con libertad de elección provocan excesivos conflictos en los primeros tiempos del universo, cuando las cosas se hayan cribado por completo y establecido definitivamente, los beneficios de una lealtad más elevada y de un servicio volitivo más completo por parte de estos Hijos totalmente probados, compensarán con creces la confusión y las tribulaciones de las épocas anteriores.
35:9.9 (394.1) En el caso de una rebelión en la sede de un sistema, normalmente se instala a un nuevo soberano dentro de un plazo relativamente corto, pero no sucede lo mismo en los planetas individuales. Éstos son las unidades que componen la creación material, y el libre albedrío de las criaturas es un factor a tener en cuenta en el juicio final de todos estos problemas. Se nombran Príncipes Planetarios sucesores para los mundos aislados, para los planetas cuyos príncipes con autoridad pueden haberse descarriado, pero no asumen el gobierno activo de dichos mundos hasta que los resultados de la insurrección no se hayan superado y eliminado parcialmente gracias a las medidas reparadoras adoptadas por los Melquisedeks y otras personalidades ministrantes. La rebelión de un Príncipe Planetario aísla instantáneamente a su planeta; los circuitos espirituales locales se cortan de inmediato. Sólo un Hijo donador puede restablecer las líneas de comunicación interplanetarias de ese mundo espiritualmente aislado.
35:9.10 (394.2) Existe un plan para salvar a estos Hijos desobedientes e imprudentes, y muchos de ellos han utilizado esta disposición misericordiosa; pero nunca más podrán ejercer su actividad en aquellos puestos donde fallaron. Después de su rehabilitación son asignados a las tareas de custodia y a los departamentos de la administración física.
35:10.1 (394.3) En el circuito de setenta planetas de Salvington, el tercer grupo de siete mundos con sus cuarenta y dos satélites respectivos constituyen el enjambre de esferas administrativas de los Lanonandeks. En estos reinos, los Lanonandeks experimentados que pertenecen al cuerpo de antiguos Soberanos Sistémicos ejercen sus funciones como instructores administrativos de los peregrinos ascendentes y de las huestes seráficas. Los mortales evolutivos observan el trabajo de los administradores del sistema en las capitales de los sistemas, pero aquí participan en la coordinación efectiva de las declaraciones administrativas de los diez mil sistemas locales.
35:10.2 (394.4) Estas escuelas administrativas del universo local están supervisadas por un cuerpo de Hijos Lanonandeks que han tenido una larga experiencia como Soberanos Sistémicos y como consejeros en las constelaciones. Estos colegios ejecutivos sólo son superados por las escuelas administrativas de Ensa.
35:10.3 (394.5) Aunque sirven como esferas de formación para los mortales ascendentes, los mundos Lanonandeks son los centros de extensas empresas relacionadas con las actividades administrativas normales y rutinarias del universo. Durante todo el camino hacia el Paraíso, los peregrinos ascendentes continúan sus estudios en las escuelas prácticas de conocimientos aplicados — una verdadera formación que consiste en hacer realmente las cosas que les enseñan. El sistema educativo universal patrocinado por los Melquisedeks es práctico, progresivo, significativo y experiencial. Abarca la instrucción en las cosas materiales, intelectuales, morontiales y espirituales.
35:10.4 (394.6) En conexión con estas esferas administrativas de los Lanonandeks, la mayoría de los Hijos salvados de esta orden sirven como custodios y directores de los asuntos planetarios. Estos Príncipes Planetarios rebeldes, y sus asociados en la rebelión, que eligen aceptar la rehabilitación ofrecida, continuarán sirviendo en estas funciones rutinarias al menos hasta que el universo de Nebadon se establezca en la luz y la vida.
35:10.5 (395.1) Sin embargo, muchos Hijos Lanonandeks de los sistemas más antiguos han establecido maravillosos historiales de servicio, de administración y de logros espirituales. Forman un grupo noble, fiel y leal, a pesar de su tendencia a caer en el error debido a los sofismas de la libertad personal y a las ficciones de la autodeterminación.
35:10.6 (395.2) [Patrocinado por el Jefe de los Arcángeles, que actúa por autorización de Gabriel de Salvington.]
El libro de Urantia
Documento 36
36:0.1 (396.1) LA VIDA no se origina de manera espontánea. La vida se construye de acuerdo con los planes formulados por los Arquitectos del Ser (no revelados), y aparece en los planetas habitados o bien por importación directa o como resultado de las operaciones de los Portadores de Vida de los universos locales. Estos portadores de la vida se encuentran entre los miembros más interesantes y polifacéticos de la variada familia de Hijos del universo. Se les ha confiado diseñar y llevar la vida de las criaturas a las esferas planetarias. Después de plantar esta vida en esos nuevos mundos, permanecen allí durante largos períodos de tiempo para fomentar su desarrollo.
36:1.1 (396.2) Aunque los Portadores de Vida pertenecen a la familia de filiación divina, son un tipo particular y distinto de Hijos universales, pues constituyen el único grupo de vida inteligente de un universo local en cuya creación participan los gobernantes de un superuniverso. Los Portadores de Vida son los descendientes de tres personalidades pre-existentes: el Hijo Creador, el Espíritu Madre del Universo y, por designación, uno de los tres Ancianos de los Días que presiden los destinos del superuniverso interesado. Estos Ancianos de los Días, los únicos que pueden decretar la extinción de la vida inteligente, participan en la creación de los Portadores de Vida, que están encargados de establecer la vida física en los mundos evolutivos.
36:1.2 (396.3) En el universo de Nebadon tenemos constancia de la creación de cien millones de Portadores de Vida. Este cuerpo eficaz de propagadores de la vida no es un grupo realmente autónomo. Está dirigido por el trío determinante de la vida compuesto por Gabriel, el Padre Melquisedek y Nambia, el Portador de Vida primogénito y original de Nebadon. Pero son autónomos en todas las fases de su administración divisionaria.
36:1.3 (396.4) Los Portadores de Vida están clasificados en tres grandes divisiones: la primera división es la de los Portadores de Vida más antiguos; la segunda, la de los ayudantes, y la tercera, la de los custodios. La primera división está subdividida en doce grupos de especialistas en las diversas formas de manifestación de la vida. La separación de estas tres divisiones fue efectuada por los Melquisedeks, que realizaron pruebas con esta finalidad en la esfera sede de los Portadores de Vida. Los Melquisedeks han estado desde entonces estrechamente asociados a los Portadores de Vida, y siempre los acompañan cuando salen para establecer la vida en un nuevo planeta.
36:1.4 (396.5) Cuando un planeta evolutivo se establece finalmente en la luz y la vida, los Portadores de Vida se organizan en cuerpos deliberativos superiores con capacidad consultiva para ayudar a la administración y al desarrollo ulteriores del mundo y de sus seres glorificados. En las épocas estabilizadas y más tardías de un universo evolutivo, a estos Portadores de Vida se les confían muchas nuevas obligaciones.
36:2.1 (397.1) Los Melquisedeks ejercen la supervisión general del cuarto grupo de siete esferas primarias del circuito de Salvington. Estos mundos de los Portadores de Vida se denominan como sigue:
36:2.2 (397.2) 1. La sede de los Portadores de Vida.
36:2.3 (397.3) 2. La esfera de planificación de la vida.
36:2.4 (397.4) 3. La esfera de conservación de la vida.
36:2.5 (397.5) 4. La esfera de la evolución de la vida.
36:2.6 (397.6) 5. La esfera de la vida asociada con la mente.
36:2.7 (397.7) 6. La esfera de la mente y del espíritu en los seres vivientes.
36:2.8 (397.8) 7. La esfera de la vida no revelada.
36:2.9 (397.9) Cada una de estas esferas primarias está rodeada de seis satélites, en los cuales están centradas las fases especiales de todas las actividades de los Portadores de Vida en el universo.
36:2.10 (397.10) El mundo número uno, la esfera sede, junto con sus seis satélites tributarios, está dedicado al estudio de la vida universal, de la vida en todas sus fases conocidas de manifestación. Aquí está situado el colegio de planificación de la vida, donde ejercen su actividad los instructores y consejeros de Uversa, Havona e incluso del Paraíso. Tengo permiso para revelar que los siete emplazamientos centrales de los espíritus ayudantes de la mente están situados en este mundo de los Portadores de Vida.
36:2.11 (397.11) El número diez — el sistema decimal — es inherente al universo físico, pero no al espiritual. El ámbito de la vida está caracterizado por los números tres, siete y doce, o por múltiplos y combinaciones de estos números fundamentales. Existen tres planes de vida primordiales y esencialmente diferentes, según la orden de las tres Fuentes y Centros del Paraíso, y en el universo de Nebadon, estas tres formas básicas de vida están separadas en tres tipos diferentes de planetas. Originalmente había doce conceptos divinos y distintos de vida transmisible. Este número doce, con sus subdivisiones y múltiplos, aparece en todos los modelos básicos de vida de los siete superuniversos. Hay también siete tipos arquitectónicos de diseño de vida, las combinaciones fundamentales de las configuraciones reproductoras de la materia viviente. Los modelos de vida de Orvonton están configurados bajo la forma de doce portadores de la herencia. Las diferentes órdenes de criaturas volitivas están configuradas según los números 12, 24, 48, 96,192, 384 y 768. En Urantia hay cuarenta y ocho unidades de control arquetípico — de determinadores de las características — en las células sexuales de la reproducción humana.
36:2.12 (397.12) El segundo mundo es la esfera donde se diseña la vida; aquí se elaboran todos los nuevos modos de organizar la vida. Aunque los diseños originales de vida son proporcionados por el Hijo Creador, la elaboración real de estos planes se confía a los Portadores de Vida y a sus asociados. Cuando los planes generales de vida para un nuevo mundo se han formulado, se transmiten a la esfera sede, donde son examinados minuciosamente por el consejo supremo de los Portadores de Vida más antiguos en colaboración con un cuerpo de asesores Melquisedeks. Si los planes se desvían de las fórmulas previamente aceptadas, deben ser pasados al Hijo Creador y aprobados por él. El jefe de los Melquisedeks representa con frecuencia al Hijo Creador en estas deliberaciones.
36:2.13 (397.13) En consecuencia, aunque la vida planetaria es similar en algunos aspectos, difiere de muchas maneras en cada mundo evolutivo. Incluso en una serie de vida uniforme de una sola familia de mundos, la vida no es exactamente la misma en dos planetas dados; siempre existe un tipo planetario, ya que los Portadores de Vida se esfuerzan constantemente por mejorar las fórmulas vitales confiadas a su cuidado.
36:2.14 (398.1) Hay más de un millón de fórmulas químicas fundamentales o cósmicas que componen los modelos parentales y las numerosas variaciones funcionales básicas de las manifestaciones de la vida. El satélite número uno de la esfera donde se planifica la vida es el campo de actividad de los físicos y los electroquímicos del universo, que sirven como ayudantes técnicos de los Portadores de Vida en el trabajo de capturar, organizar y manipular las unidades esenciales de energía que se emplean para construir los vehículos materiales que transmiten la vida, el llamado plasma germinativo.
36:2.15 (398.2) Los laboratorios planetarios donde se planifica la vida están situados en el segundo satélite de este mundo número dos. En estos laboratorios, los Portadores de Vida y todos sus asociados colaboran con los Melquisedeks esforzándose por modificar, y quizás mejorar, la vida destinada a ser implantada en los planetasdecimales de Nebadon. La vida que evoluciona actualmente en Urantia fue planeada y parcialmente elaborada en este mismo mundo, ya que Urantia es un planeta decimal, un mundo donde se experimenta con la vida. En un mundo de cada diez se permite que los diseños normales de vida varíen más que en los otros mundos (no experimentales).
36:2.16 (398.3) El mundo número tres está dedicado a la conservación de la vida. Aquí, los ayudantes y los custodios del cuerpo de Portadores de Vida estudian y desarrollan diversas maneras de proteger y de conservar la vida. Los planes de vida para cada nuevo mundo siempre prevén que se establezca pronto la comisión para la conservación de la vida, compuesta por los custodios especialistas en la experta manipulación de los modelos básicos de vida. En Urantia había veinticuatro custodios comisionados de este tipo, dos por cada modelo fundamental o principal de la organización arquitectónica del material de vida. En los planetas como el vuestro, la forma más elevada de vida es reproducida por un haz portador de vida que posee veinticuatro unidades modelo. (Y puesto que la vida intelectual se deriva de la vida física, y está basada en ella, surgen a la existencia las veinticuatro órdenes básicas de organización psíquica).
36:2.17 (398.4) La esfera número cuatro y sus satélites tributarios están dedicados al estudio de la evolución de la vida de las criaturas en general, y a los antecedentes evolutivos de cualquier nivel de vida en particular. El plasma original de vida de un mundo evolutivo debe contener todo el potencial de todas las variaciones de desarrollo futuras y de todos los cambios y modificaciones evolutivos posteriores. La provisión para estos proyectos de gran alcance de metamorfosis de la vida puede necesitar la aparición de muchas formas aparentemente inútiles de vida animal y vegetal. Estos subproductos de la evolución planetaria, previstos o imprevistos, sólo aparecen en el campo de acción para desaparecer, pero a través de todo este largo proceso corre el hilo de las formulaciones sabias e inteligentes de los diseñadores originales del plan de la vida planetaria y del proyecto de las especies. Todos los múltiples subproductos de la evolución biológica son esenciales para el funcionamiento pleno y final de las formas superiores de vida inteligente, a pesar de que una gran falta de armonía exterior pueda prevalecer de vez en cuando en la larga lucha ascendente de las criaturas superiores por dominar las formas inferiores de vida, muchas de las cuales son a veces tan hostiles para la paz y la comodidad de las criaturas volitivas evolutivas.
36:2.18 (398.5) El mundo número cinco se ocupa enteramente de la vida asociada a la mente. Cada uno de sus satélites se dedica al estudio de una sola fase de la mente correlacionada con la vida de las criaturas. La mente, tal como el hombre la comprende, es un don de los siete espíritus ayudantes de la mente, que los agentes del Espíritu Infinito superponen a los niveles no enseñables o maquinales de la mente. Los modelos de vida responden de maneras diversas a estos ayudantes y a los diferentes ministerios espirituales que funcionan en todos los universos del tiempo y del espacio. La capacidad de las criaturas materiales para reaccionar de forma espiritual depende totalmente del don mental asociado que, a su vez, ha dirigido el curso de la evolución biológica de estas mismas criaturas mortales.
36:2.19 (399.1) El mundo número seis se dedica a correlacionar la mente con el espíritu tal como están asociados con las formas y los organismos vivientes. Este mundo y sus seis tributarios contienen las escuelas de coordinación de las criaturas, donde los educadores procedentes tanto del universo central como del superuniverso colaboran con los instructores de Nebadon para presentar los niveles más elevados que las criaturas pueden alcanzar en el tiempo y el espacio.
36:2.20 (399.2) La séptima esfera de los Portadores de Vida se dedica a los dominios no revelados de la vida evolutiva de las criaturas, tal como está relacionada con la filosofía cósmica de la manifestación creciente del Ser Supremo.
36:3.1 (399.3) La vida no aparece de forma espontánea en los universos; los Portadores de Vida deben iniciarla en los planetas estériles. Ellos son los portadores, los propagadores y los guardianes de la vida tal como ésta aparece en los mundos evolutivos del espacio. Toda vida de la clase y de las formas que se conocen en Urantia surge con estos Hijos, aunque no todas las formas de vida planetaria existen en Urantia.
36:3.2 (399.4) El cuerpo de Portadores de Vida encargado de plantar la vida en un nuevo mundo está compuesto normalmente de cien portadores más antiguos, cien ayudantes y mil custodios. Los Portadores de Vida llevan a menudo el plasma vital concreto a un nuevo mundo, pero no siempre. A veces organizan los modelos de la vida después de llegar al planeta asignado, de acuerdo con las fórmulas aprobadas previamente para la nueva aventura de establecer la vida. Éste fue el origen de la vida planetaria en Urantia.
36:3.3 (399.5) Cuando los modelos físicos conformes con las fórmulas aprobadas han sido suministrados, entonces los Portadores de Vida catalizan este material inanimado comunicándole a través de sus personas la chispa vital del espíritu, y los modelos inertes se convierten inmediatamente en materia viviente.
36:3.4 (399.6) La chispa vital — el misterio de la vida — se confiere a través de los Portadores de Vida, pero no procede de ellos. Ellos supervisan en verdad estas operaciones, formulan el plasma vital mismo, pero es el Espíritu Madre del Universo el que proporciona el factor esencial del plasma viviente. De la Hija Creativa del Espíritu Infinito proviene esa chispa de energía que anima el cuerpo y presagia la mente.
36:3.5 (399.7) Los Portadores de Vida no transmiten nada de su naturaleza personal cuando conceden la vida, ni siquiera en aquellas esferas donde se proyectan nuevos tipos de vida. En tales ocasiones se limitan a iniciar y transmitir la chispa de la vida, a poner en marcha las rotaciones necesarias de la materia de acuerdo con las especificaciones físicas, químicas y eléctricas de los planes y modelos ordenados. Los Portadores de Vida son presencias catalíticas vivientes que agitan, organizan y vivifican los elementos, por otra parte inertes, del tipo de existencia material.
36:3.6 (400.1) A los Portadores de Vida de un cuerpo planetario les conceden cierto plazo de tiempo para establecer la vida en un nuevo mundo, aproximadamente medio millón de años del tiempo de ese planeta. Al final de este período, indicado por ciertos logros en el desarrollo de la vida planetaria, ponen fin a sus esfuerzos de implantación, y ya no pueden añadir posteriormente nada nuevo o suplementario a la vida de ese planeta.
36:3.7 (400.2) Durante las épocas intermedias entre el establecimiento de la vida y la aparición de las criaturas humanas con categoría moral, los Portadores de Vida tienen permiso para manipular el entorno de la vida y dirigir favorablemente de otras maneras el curso de la evolución biológica. Y así lo hacen durante largos períodos de tiempo.
36:3.8 (400.3) Cuando los Portadores de Vida que trabajan en un nuevo mundo han conseguido dar nacimiento una vez a un ser con voluntad, con el poder de decisión moral y de elección espiritual, en ese mismo instante finaliza su trabajo — han terminado; ya no pueden manipular la vida en evolución. Desde ese momento en adelante, la evolución de los seres vivos debe continuar con arreglo a la dotación de la naturaleza y de las tendencias inherentes que ya han sido comunicadas a las fórmulas y modelos de la vida planetaria, y establecidas en ellos. A los Portadores de Vida no les permiten experimentar con la voluntad o interferir en ella; no tienen permiso para dominar o influir arbitrariamente sobre las criaturas morales.
36:3.9 (400.4) Cuando llega un Príncipe Planetario, se preparan para marcharse, aunque dos de los portadores más antiguos y doce custodios pueden ofrecerse como voluntarios, haciendo votos temporales de renuncia, para permanecer indefinidamente en el planeta como consejeros en la cuestión del desarrollo y la conservación ulteriores del plasma de vida. Dos de estos Hijos y sus doce asociados sirven actualmente en Urantia.
36:4.1 (400.5) En cada sistema local de mundos habitados de todo Nebadon hay una sola esfera donde los Melquisedeks han actuado como portadores de vida. Estas moradas se conocen como los mundos midsonitos del sistema, y en cada uno de ellos, un Hijo Melquisedek materialmente modificado se ha emparejado con una Hija seleccionada de la orden material de filiación. Las Madres Evas de estos mundos midsonitos son enviadas desde la sede del sistema que tiene la jurisdicción sobre ellos, habiendo sido elegidas por el portador de vida Melquisedek designado; son escogidas entre las numerosas voluntarias que responden al llamamiento dirigido por el Soberano del Sistema a las Hijas Materiales de su esfera.
36:4.2 (400.6) Los descendientes de un portador de vida Melquisedek y de una Hija Material se conocen con el nombre de midsonitarios. El padre Melquisedek de esta raza de criaturas celestiales se marcha finalmente del planeta donde ha ejercido esta función vital excepcional, y la Madre Eva de esta orden especial de seres universales también se marcha cuando aparece la séptima generación de su descendencia planetaria. La dirección de un mundo así recae entonces sobre su hijo mayor.
36:4.3 (400.7) Las criaturas midsonitas viven y desempeñan sus funciones como seres reproductores en sus mundos magníficos hasta que cumplen mil años oficiales de edad, después de lo cual son trasladadas por transporte seráfico. Los midsonitarios ya no pueden reproducirse después, porque la técnica de la desmaterialización por la que pasan para ser transportados por los serafines los priva para siempre de sus prerrogativas reproductoras.
36:4.4 (400.8) El estado actual de estos seres difícilmente se puede considerar como mortal o inmortal, y tampoco se les puede clasificar categóricamente como humanos o divinos. Estas criaturas no están habitadas por Ajustadores, por lo que no son del todo inmortales. Pero tampoco parecen mortales; ningún midsonitario ha experimentado la muerte. Todos los midsonitarios nacidos en Nebadon siguen vivos en la actualidad, ejerciendo su actividad en sus mundos nativos, en alguna esfera intermedia, o en la esfera midsonita de Salvington situada en el grupo de mundos de los finalitarios.
36:4.5 (401.1) Los Mundos de los Finalitarios situados en Salvington. Los portadores de vida Melquisedeks, al igual que las Madres Evas asociadas, van desde las esferas midsonitas del sistema a los mundos de los finalitarios del circuito de Salvington, donde sus descendientes también están destinados a reunirse.
36:4.6 (401.2) Debemos explicar a este respecto que el quinto grupo de siete mundos primarios del circuito de Salvington es el de los mundos de los finalitarios de Nebadon. Los hijos de los portadores de vida Melquisedeks y de las Hijas Materiales están domiciliados en el séptimo mundo de los finalitarios, la esfera midsonita de Salvington.
36:4.7 (401.3) Los satélites de los siete mundos primarios de los finalitarios son el punto de encuentro de las personalidades de los superuniversos y del universo central que pueden estar realizando misiones en Nebadon. Aunque los mortales ascendentes circulan libremente por todos los mundos culturales y las esferas educativas de los 490 mundos que componen la Universidad Melquisedek, hay ciertas escuelas especiales y numerosas zonas prohibidas a las que no se les permite entrar. Esto es especialmente cierto en lo que se refiere a las cuarenta y nueve esferas que están bajo la jurisdicción de los finalitarios.
36:4.8 (401.4) El destino de las criaturas midsonitas no se conoce en la actualidad, pero parece ser que estas personalidades se están reuniendo en el séptimo mundo finalitario como preparación para alguna eventualidad futura de la evolución del universo. Nuestras peticiones de información acerca de las razas midsonitas siempre son enviadas a los finalitarios, y los finalitarios siempre rehúsan hablar del destino de sus pupilos. A pesar de nuestra incertidumbre en cuanto al futuro de los midsonitarios, sabemos que cada universo local de Orvonton alberga un cuerpo creciente de estos seres misteriosos. Los portadores de vida Melquisedeks creen que sus hijos midsonitos serán dotados algún día por Dios Último del espíritu trascendental y eterno de la absonidad.
36:5.1 (401.5) La presencia de los siete espíritus ayudantes de la mente en los mundos primitivos es la que condiciona el curso de la evolución orgánica; esto explica por qué la evolución es intencional y no accidental. Estos ayudantes representan el funcionamiento del ministerio mental del Espíritu Infinito, que se extiende hasta las órdenes inferiores de vida inteligente a través de las actividades del Espíritu Madre de un universo local. Los ayudantes son los hijos del Espíritu Madre del Universo y constituyen su ministerio personal hacia la mente material de los reinos. En cualquier momento y lugar en que se manifiesta este tipo de mente, estos espíritus están actuando de maneras diversas.
36:5.2 (401.6) Los siete espíritus ayudantes de la mente reciben nombres que equivalen a las designaciones siguientes: intuición, comprensión, valentía, conocimiento, consejo, adoración y sabiduría. Estos espíritus de la mente envían su influencia a todos los mundos habitados como un impulso diferencial, buscando cada uno de ellos la capacidad de recepción para manifestarse, independientemente por completo del grado de receptividad y de la oportunidad para funcionar que hayan conseguido sus compañeros.
36:5.3 (401.7) Los alojamientos centrales de los espíritus ayudantes, en el mundo sede de los Portadores de Vida, indican a los Portadores de Vida supervisores el alcance y la calidad del funcionamiento mental de los ayudantes en cualquier mundo y en cualquier organismo viviente dado que posea un intelecto. Estos emplazamientos de la mente unida a la vida son unos indicadores perfectos del funcionamiento mental viviente de los cinco primeros ayudantes. Pero en lo que se refiere a los espíritus ayudantes sexto y séptimo — adoración y sabiduría — estos alojamientos centrales sólo indican un funcionamiento cualitativo. La actividad cuantitativa del ayudante de la adoración y del ayudante de la sabiduría se registra en la presencia directa de la Ministra Divina en Salvington, y es una experiencia personal del Espíritu Madre del Universo.
36:5.4 (402.1) Los siete espíritus ayudantes de la mente acompañan siempre a los Portadores de Vida a un nuevo planeta, pero no deben ser considerados como entidades; se parecen más a unos circuitos. Los espíritus de los siete ayudantes del universo no funcionan como personalidades separadamente de la presencia universal de la Ministra Divina; son de hecho un nivel de conciencia de la Ministra Divina, y siempre están subordinados a la acción y a la presencia de su madre creadora.
36:5.5 (402.2) Carecemos de palabras para denominar adecuadamente a estos siete espíritus ayudantes de la mente. Son los ministros de los niveles inferiores de la mente experiencial y, en el orden de los logros evolutivos, se pueden describir como sigue:
36:5.6 (402.3) 1. El espíritu de intuición — de percepción rápida, los instintos reflejos físicos primitivos e inherentes, la dotación direccional y otros instintos de conservación que poseen todas las creaciones mentales; el único ayudante que funciona tan ampliamente en las órdenes inferiores de vida animal, y el único que establece un extenso contacto funcional con los niveles no enseñables de la mente maquinal.
36:5.7 (402.4) 2. El espíritu de comprensión — el impulso de coordinación, la asociación espontánea y aparentemente automática de las ideas. Es el don de coordinar el conocimiento adquirido, el fenómeno del razonamiento inmediato, del juicio rápido y de la decisión pronta.
36:5.8 (402.5) 3. El espíritu de valentía — el don de la fidelidad — en los seres personales, la base para adquirir el carácter y la raíz intelectual del vigor moral y de la valentía espiritual. Cuando está iluminado por los hechos e inspirado por la verdad, se convierte en el secreto del impulso de la ascensión evolutiva a través de los canales de una dirección autónoma inteligente y concienzuda.
36:5.9 (402.6) 4. El espíritu de conocimiento — la curiosidad como madre de la aventura y del descubrimiento, el espíritu científico; el guía y el fiel asociado de los espíritus de valentía y de consejo; el impulso de dirigir los dones de la valentía hacia caminos de crecimiento útiles y progresivos.
36:5.10 (402.7) 5. El espíritu de consejo — el impulso social, el don de la cooperación con la especie; la capacidad de las criaturas volitivas para armonizarse con sus compañeros, el origen del instinto gregario entre las criaturas más inferiores.
36:5.11 (402.8) 6. El espíritu de adoración — el impulso religioso, la primera pulsión diferencial que separa a las criaturas mentales en las dos clases fundamentales de la existencia mortal. El espíritu de adoración distingue para siempre al animal con el que está asociado de las criaturas sin alma dotadas de mente. La adoración es el distintivo de la candidatura a la ascensión espiritual.
36:5.12 (402.9) 7. El espíritu de sabiduría — la tendencia inherente de todas las criaturas morales hacia un avance evolutivo ordenado y progresivo. Éste es el ayudante más elevado, el espíritu que coordina y articula el trabajo de todos los demás. Este espíritu es el secreto de ese impulso innato de las criaturas mentales que inicia y mantiene el programa práctico y eficaz de la escala ascendente de la existencia; ese don de los seres vivientes que da cuenta de su inexplicable capacidad para sobrevivir y para utilizar, en la supervivencia, la coordinación de todas sus experiencias pasadas y de todas sus oportunidades presentes para adquirir la totalidad de lo que los otros seis ministros mentales pueden movilizar en la mente del organismo interesado. La sabiduría es la cumbre de la realización intelectual. La sabiduría es la meta de una existencia puramente mental y moral.
36:5.13 (403.1) Los espíritus ayudantes de la mente crecen en experiencia pero nunca se vuelven personales. Evolucionan en su funcionamiento, y el funcionamiento de los cinco primeros en las órdenes animales es hasta cierto punto esencial para que los siete puedan funcionar como intelecto humano. Esta relación con los animales hace que los ayudantes sean más eficaces en la práctica como mente humana; así pues, los animales son hasta cierto punto indispensables para la evolución intelectual del hombre así como para su evolución física.
36:5.14 (403.2) Estos ayudantes mentales del Espíritu Madre de un universo local están relacionados con la vida de las criaturas inteligentes poco más o menos como los centros del poder y los controladores físicos están relacionados con las fuerzas no vivientes del universo. Efectúan un servicio inapreciable en los circuitos mentales de los mundos habitados, y colaboran de manera eficaz con los Controladores Físicos Maestros, los cuales sirven también como controladores y directores de los niveles mentales preayudantes, los niveles de la mente no enseñable o maquinal.
36:5.15 (403.3) La mente viviente anterior a la aparición de la capacidad para aprender por experiencia pertenece al dominio de servicio de los Controladores Físicos Maestros. Antes de que la mente de las criaturas adquiera la capacidad para reconocer la divinidad y adorar la Deidad, pertenece al dominio exclusivo de los espíritus ayudantes. Con la aparición de la reacción espiritual del intelecto de las criaturas, estas mentes creadas se vuelven de inmediato supermentales, y son incorporadas instantáneamente en el circuito de los ciclos espirituales del Espíritu Madre del universo local.
36:5.16 (403.4) Los espíritus ayudantes de la mente no están relacionados directamente de ninguna manera con el funcionamiento diverso y sumamente espiritual del espíritu de la presencia personal de la Ministra Divina, el Espíritu Santo de los mundos habitados; pero son funcionalmente anteriores a la aparición de este mismo espíritu en el hombre evolutivo, y preparatorios para ella. Los ayudantes proporcionan al Espíritu Madre del Universo un contacto variado con las criaturas materiales vivientes de un universo local, y un control sobre ellas, pero no producen repercusiones en el Ser Supremo cuando actúan en los niveles de la prepersonalidad.
36:5.17 (403.5) La mente no espiritual es o una manifestación de la energía espiritual, o un fenómeno de la energía física. Incluso la mente humana, la mente personal, no posee cualidades de supervivencia si no está identificada con el espíritu. La mente es un don de la divinidad, pero no es inmortal cuando funciona sin la perspicacia espiritual, ni cuando está desprovista de la capacidad para adorar y anhelar la supervivencia.
36:6.1 (403.6) La vida es a la vez mecánica y vitalista — material y espiritual. Los físicos y los químicos de Urantia progresarán constantemente en su comprensión de las formas protoplásmicas de la vida vegetal y animal, pero nunca serán capaces de producir organismos vivientes. La vida es algo que difiere de todas las manifestaciones de la energía; incluso la vida material de las criaturas físicas no es inherente a la materia.
36:6.2 (403.7) Las cosas materiales pueden disfrutar de una existencia independiente, pero la vida sólo surge de la vida. La mente sólo puede proceder de una mente preexistente. El espíritu sólo tiene su origen en unos antecesores espirituales. La criatura puede producir las formas de la vida, pero sólo una personalidad creadora o una fuerza creativa puede proporcionar la chispa activadora viviente.
36:6.3 (404.1) Los Portadores de Vida pueden organizar las formas materiales o los modelos físicos de los seres vivientes, pero el Espíritu aporta la chispa inicial de vida y concede el don de la mente. Incluso las formas vivientes de vida experimental que los Portadores de Vida organizan en sus mundos de Salvington siempre están desprovistas de los poderes reproductores. Cuando las fórmulas de la vida y los modelos vitales están correctamente ensamblados y adecuadamente organizados, la presencia de un Portador de Vida es suficiente para iniciar la vida, pero todos estos organismos vivientes carecen de dos atributos esenciales — el don de la mente y los poderes de reproducción. La mente animal y la mente humana son dones del Espíritu Madre del universo local actuando a través de los siete espíritus ayudantes de la mente, mientras que la capacidad de reproducción de las criaturas es la concesión específica y personal del Espíritu del Universo al plasma vital ancestral inaugurado por los Portadores de Vida.
36:6.4 (404.2) Cuando los Portadores de Vida han diseñado los modelos de vida, después de haber organizado los sistemas de energía, un fenómeno adicional debe producirse; el «soplo de vida» ha de conferirse a esas formas sin vida. Los Hijos de Dios pueden construir las formas de vida, pero el Espíritu de Dios es el que aporta realmente la chispa vital. Y cuando la vida así conferida se extingue, el cuerpo material que queda se convierte una vez más en materia muerta. Cuando la vida otorgada se agota, el cuerpo regresa al seno del universo material de donde fue tomado por los Portadores de Vida para servir como vehículo transitorio para ese don de vida que transmitieron a esa asociación visible de energía-materia.
36:6.5 (404.3) La vida otorgada a las plantas y a los animales por los Portadores de Vida no regresa a los Portadores de Vida después de morir la planta o el animal. La vida que sale de esos seres vivientes no posee ni identidad ni personalidad; no sobrevive individualmente a la muerte. Durante su existencia y el tiempo de su estancia en el cuerpo material, ha sufrido un cambio; ha experimentado una evolución energética y sólo sobrevive como parte de las fuerzas cósmicas del universo; no sobrevive como vida individual. La supervivencia de las criaturas mortales está basada enteramente en la evolución de un alma inmortal dentro de la mente mortal.
36:6.6 (404.4) Hablamos de la vida como de una «energía» y como de una «fuerza», pero no es en realidad ninguna de las dos. La energía-fuerza es sensible de diversas maneras a la gravedad; pero la vida no lo es. El modelo tampoco es sensible a la gravedad, pues es una configuración de energías que ya ha cumplido con todas sus obligaciones reactivas hacia la gravedad. La vida, como tal, representa la animación de un sistema de energía — material, mental o espiritual — configurado en un modelo o separado de otra manera.
36:6.7 (404.5) Hay algunas cosas relacionadas con la elaboración de la vida en los planetas evolutivos que no están del todo claras para nosotros. Comprendemos plenamente la organización física de las fórmulas electroquímicas de los Portadores de Vida, pero no entendemos por completo la naturaleza y la fuente de la chispa que activa la vida. Sabemos que la vida proviene del Padre, pasa por el Hijo y fluye a través del Espíritu. Es muy probable que los Espíritus Maestros sean el canal séptuple del río de vida que se derrama sobre toda la creación. Pero no comprendemos la técnica por medio de la cual el Espíritu Maestro supervisor participa en el episodio inicial de conferir la vida en un nuevo planeta. Estamos seguros de que los Ancianos de los Días también participan de alguna manera en esta inauguración de la vida en un nuevo mundo, pero ignoramos por completo la naturaleza de dicha participación. Sabemos que el Espíritu Madre del Universo vitaliza realmente los modelos sin vida y confiere a ese plasma activado las prerrogativas de la reproducción del organismo. Observamos que estas tres personalidades constituyen los niveles de Dios Séptuple, y son a veces denominadas los Creadores Supremos del tiempo y del espacio; pero por lo demás, sabemos poco más que los mortales de Urantia — simplemente que el concepto es inherente al Padre, la expresión al Hijo y la realización de la vida al Espíritu.
36:6.8 (405.1) [Redactado por un Hijo Vorondadek estacionado en Urantia como observador, y que actúa en esta calidad a petición del Jefe Melquisedek del Cuerpo Revelador Supervisor.]
El libro de Urantia
Documento 37
37:0.1 (406.1) A LA cabeza de todas las personalidades de Nebadon se encuentra Miguel, el Hijo Creador y Maestro, el padre y soberano del universo. Su coordinada en divinidad y su complementaria en atributos creativos es el Espíritu Madre del universo local, la Ministra Divina de Salvington. Y estos creadores son, en un sentido muy literal, el Padre-Hijo y el Espíritu-Madre de todas las criaturas nativas de Nebadon.
37:0.2 (406.2) Los documentos anteriores han tratado de las órdenes creadas de filiación; las narraciones siguientes describirán a los espíritus ministrantes y a las órdenes ascendentes de filiación. Este documento se ocupa principalmente de un grupo intermedio, los Ayudantes del Universo, pero también examinará brevemente algunos de los espíritus más elevados que están estacionados en Nebadon y ciertas órdenes de ciudadanos permanentes del universo local.
37:1.1 (406.3) Muchas de las órdenes singulares agrupadas generalmente en esta categoría no han sido reveladas, pero los Ayudantes del Universo, tal como se presentan en estos documentos, incluyen a las siete órdenes siguientes:
37:1.2 (406.4) 1. Las Radiantes Estrellas Matutinas.
37:1.3 (406.5) 2. Las Brillantes Estrellas Vespertinas.
37:1.4 (406.6) 3. Los Arcángeles.
37:1.5 (406.7) 4. Los Asistentes Altísimos.
37:1.6 (406.8) 5. Los Altos Comisionados.
37:1.7 (406.9) 6. Los Supervisores Celestiales.
37:1.8 (406.10) 7. Los Educadores de los Mundos de las Mansiones.
37:1.9 (406.11) De la primera orden de Ayudantes del Universo, las Radiantes Estrellas Matutinas, sólo hay un representante en cada universo local, y es el primogénito de todas las criaturas nativas de ese universo local. A la Radiante Estrella Matutina de nuestro universo se le conoce con el nombre de Gabriel de Salvington. Es el jefe ejecutivo de todo Nebadon, y actúa como representante personal del Hijo Soberano y como portavoz de su consorte creativa.
37:1.10 (406.12) Durante los primeros tiempos de Nebadon, Gabriel trabajó totalmente solo con Miguel y el Espíritu Creativo. A medida que el universo creció y que los problemas administrativos se multiplicaron, se le proporcionó un estado mayor personal de asistentes no revelados, y este grupo aumentó con el tiempo mediante la creación del cuerpo de Estrellas Vespertinas de Nebadon.
37:2.1 (407.1) Los Melquisedeks proyectaron estas brillantes criaturas y luego fueron traídas a la existencia por el Hijo Creador y el Espíritu Creativo. Sirven en muchas ocupaciones, pero principalmente como agentes de enlace de Gabriel, el jefe ejecutivo del universo local. Uno o más de estos seres actúa como representante suyo en la capital de cada constelación y de cada sistema de Nebadon.
37:2.2 (407.2) Como jefe ejecutivo de Nebadon, Gabriel es el presidente de oficio de la mayoría de los cónclaves de Salvington, o asiste como observador a ellos, y sucede a menudo que mil de estos cónclaves celebran sus sesiones simultáneamente. Las Brillantes Estrellas Vespertinas representan a Gabriel en esas ocasiones; él no puede estar en dos lugares a la vez, y estos superángeles compensan esta limitación. Prestan un servicio análogo para el cuerpo de los Hijos Instructores Trinitarios.
37:2.3 (407.3) Aunque Gabriel está personalmente ocupado con sus deberes administrativos, se mantiene en contacto con todas las otras fases de la vida y de los asuntos del universo a través de las Brillantes Estrellas Vespertinas. Éstas siempre le acompañan en sus giras planetarias y van con frecuencia en misiones especiales a los planetas individuales como representantes personales suyos. Durante estas misiones, a veces se les ha conocido como «el ángel del Señor». Van a menudo a Uversa para representar a la Radiante Estrella Matutina ante los tribunales y las asambleas de los Ancianos de los Días, pero raras veces viajan más allá de los confines de Orvonton.
37:2.4 (407.4) Las Brillantes Estrellas Vespertinas forman una orden doble de carácter único, pues algunos de sus miembros lo son por dignidad creada y otros lo han conseguido mediante el servicio. En Nebadon, el cuerpo de estos superángeles asciende actualmente a 13.641 miembros. Hay 4.832 de dignidad creada, mientras que 8.809 son espíritus ascendentes que han alcanzado esta meta de servicio elevado. Muchas de estas Estrellas Vespertinas ascendentes empezaron su carrera universal como serafines; otras han ascendido desde los niveles no revelados de la vida de las criaturas. Como meta a alcanzar, este elevado cuerpo nunca está cerrado para los candidatos a la ascensión mientras un universo no se establezca en la luz y la vida.
37:2.5 (407.5) Los dos tipos de Brillantes Estrellas Vespertinas son fácilmente visibles para las personalidades morontiales y para ciertos tipos de seres materiales supermortales. Los seres creados de esta interesante y polifacética orden poseen una fuerza espiritual que se puede manifestar con independencia de su presencia personal.
37:2.6 (407.6) El jefe de estos superángeles es Gavalia, el primogénito de esta orden en Nebadon. Desde que Cristo Miguel regresó de su donación triunfal en Urantia, Gavalia ha estado asignado al ministerio de los mortales ascendentes, y durante los últimos mil novecientos años urantianos su asociado Galantia ha mantenido su sede en Jerusem, donde pasa casi la mitad de su tiempo. Galantia es el primer superángel ascendente que ha alcanzado esta elevada posición.
37:2.7 (407.7) Para las Brillantes Estrellas Vespertinas no existe ninguna agrupación u organización en compañías más que la de su asociación habitual en parejas a fin de realizar numerosas funciones. No se les destina a muchas misiones relacionadas con la carrera ascendente de los mortales, pero cuando se las encargan, nunca actúan solos. Siempre trabajan en parejas — uno es un ser creado y el otro una Estrella Vespertina ascendente.
37:2.8 (407.8) Uno de los deberes elevados de las Estrellas Vespertinas consiste en acompañar a los Hijos donadores Avonales en sus misiones planetarias, tal como Gabriel acompañó a Miguel durante su donación en Urantia. Los dos superángeles acompañantes son las personalidades de mayor categoría de estas misiones, y sirven como comandantes conjuntos de los arcángeles y de todos los otros seres asignados a estas empresas. El comandante más antiguo de estos superángeles es el que, a la edad y en el momento oportunos, le dice al Hijo Avonal donador: «Ocúpate de los asuntos de tu hermano».
37:2.9 (408.1) Unas parejas similares de estos superángeles son destinadas al cuerpo planetario de los Hijos Instructores Trinitarios que trabajan para establecer la era espiritual naciente, o posterior a la donación, en un mundo habitado. En estas misiones, las Estrellas Vespertinas sirven de enlace entre los mortales del reino y el cuerpo invisible de los Hijos Instructores.
37:2.10 (408.2) Los Mundos de las Estrellas Vespertinas. El sexto grupo de siete mundos de Salvington y sus cuarenta y dos satélites tributarios están destinados a la administración de las Brillantes Estrellas Vespertinas. Las órdenes creadas de estos superángeles presiden los siete mundos primarios, mientras que los satélites tributarios están administrados por las Estrellas Vespertinas ascendentes.
37:2.11 (408.3) Los satélites de los tres primeros mundos están consagrados a las escuelas de los Hijos Instructores y de las Estrellas Vespertinas, dedicadas a las personalidades espirituales del universo local. Los tres grupos siguientes contienen escuelas conjuntas similares consagradas a la formación de los mortales ascendentes. Los satélites del séptimo mundo están reservados para las deliberaciones trinas de los Hijos Instructores, las Estrellas Vespertinas y los finalitarios. Durante los últimos tiempos, estos superángeles han estado estrechamente identificados con el trabajo del Cuerpo de la Finalidad en el universo local, y han estado asociados durante mucho tiempo con los Hijos Instructores. Existe una conexión de un poder y de una importancia extraordinarios entre las Estrellas Vespertinas y los Mensajeros de Gravedad vinculados a los grupos de trabajo finalitarios. El séptimo mundo primario mismo está reservado a aquellos asuntos no revelados que serán propios de las relaciones futuras que existirán entre los Hijos Instructores, los finalitarios y las Estrellas Vespertinas, después de que la manifestación superuniversal de la personalidad de Dios Supremo haya emergido por completo.
37:3.1 (408.4) Los arcángeles son la progenitura del Hijo Creador y del Espíritu Madre del Universo. Son el tipo más elevado de seres espirituales superiores engendrados en grandes cantidades en un universo local, y en el momento del último registro había cerca de ochocientos mil en Nebadon.
37:3.2 (408.5) Los Arcángeles son uno de los pocos grupos de personalidades del universo local que no están normalmente bajo la jurisdicción de Gabriel. No están relacionados de ninguna manera con la administración rutinaria del universo, estando dedicados a la tarea de la supervivencia de las criaturas y a fomentar la carrera ascendente de los mortales del tiempo y del espacio. Aunque habitualmente no están sujetos a la dirección de la Radiante Estrella Matutina, los arcángeles actúan a veces por autoridad suya. También colaboran con otros Ayudantes del Universo tales como las Estrellas Vespertinas, como queda ilustrado en ciertas actividades descritas en la narración sobre el transplante de la vida en vuestro mundo.
37:3.3 (408.6) El cuerpo de los arcángeles de Nebadon está dirigido por el primogénito de esta orden y, en tiempos más recientes, una sede divisionaria de arcángeles se ha mantenido en Urantia. Este hecho inhabitual es el que atrae rápidamente la atención de los visitantes estudiantiles procedentes del exterior de Nebadon. Entre las primeras cosas que observan en las operaciones intrauniversales se encuentra el descubrimiento de que muchas actividades ascendentes de las Brillantes Estrellas Vespertinas están dirigidas desde la capital de un sistema local, el de Satania. Al profundizar en su examen descubren que ciertas actividades arcangélicas están dirigidas desde un pequeño mundo habitado, aparentemente insignificante, llamado Urantia. Luego sigue la revelación de que Miguel se donó en Urantia, y estos visitantes se interesan de inmediato vivamente por vosotros y por vuestra humilde esfera.
37:3.4 (409.1) ¿Captáis la importancia del hecho de que vuestro humilde y confuso planeta se ha convertido en una sede divisionaria de la administración del universo y de la dirección de ciertas actividades arcangélicas relacionadas con el programa de la ascensión al Paraíso? Esto presagia indudablemente la futura concentración de otras actividades ascendentes en el mundo donde Miguel se donó, y confiere una importancia enorme y solemne a la promesa personal del Maestro: «Regresaré».
37:3.5 (409.2) Los arcángeles están asignados en general al servicio y al ministerio de la orden de filiación Avonal, pero no lo hacen hasta después de haber pasado por una extensa formación preliminar en todas las fases del trabajo de los diversos espíritus ministrantes. Un cuerpo de cien arcángeles acompaña a cada Hijo Paradisiaco que se dona en un mundo habitado, y le están temporalmente asignados mientras dura esa donación. Si el Hijo Magistral se convirtiera en el gobernante temporal del planeta, estos arcángeles actuarían como jefes directores de toda la vida celestial de esa esfera.
37:3.6 (409.3) Dos arcángeles más antiguos siempre son asignados como ayudantes personales a un Avonal Paradisiaco en todas sus misiones planetarias, ya se trate de acciones judiciales, de misiones magistrales o de encarnaciones donadoras. Cuando este Hijo Paradisiaco ha terminado el juicio de un reino y se realiza el llamamiento de los muertos de acuerdo con los registros (la llamada resurrección), es literalmente cierto que los guardianes seráficos de las personalidades dormidas responden a «la voz del arcángel». Un arcángel acompañante es el que promulga el llamamiento nominal al final de una dispensación. Es el arcángel de la resurrección, llamado a veces el «arcángel de Miguel».
37:3.7 (409.4) Los Mundos de los Arcángeles. El séptimo grupo de mundos que rodea a Salvington, con sus satélites asociados, está asignado a los arcángeles. La esfera número uno y sus seis satélites tributarios están ocupados por los conservadores de los registros de la personalidad. Este inmenso cuerpo de registradores se ocupa de mantener en orden la historia de cada mortal del tiempo desde el momento de su nacimiento, pasando por su carrera universal, hasta que esa persona o bien deja Salvington para incorporarse al régimen superuniversal, o es «tachada de la existencia registrada» por mandato de los Ancianos de los Días.
37:3.8 (409.5) En estos mundos es donde los informes sobre la personalidad y las garantías de la identidad son clasificados, archivados y conservados durante ese período que media entre la muerte física y el momento de la repersonalización, la resurrección después de la muerte.
37:4.1 (409.6) Los Asistentes Altísimos son un grupo de seres voluntarios que tienen su origen fuera del universo local, y que son nombrados temporalmente como representantes u observadores del universo central y de los superuniversos ante las creaciones locales. Su número varía constantemente, pero siempre se eleva a muchos millones.
37:4.2 (409.7) De vez en cuando nos beneficiamos así del ministerio y de la ayuda de unos seres de origen paradisiaco tales como los Perfeccionadores de la Sabiduría, los Consejeros Divinos, los Censores Universales, los Espíritus Inspirados Trinitarios, los Hijos Trinitizados, los Mensajeros Solitarios, los supernafines, los seconafines, los terciafines y otros ministros misericordiosos que residen con nosotros con el objeto de ayudar a nuestras personalidades nativas en su esfuerzo por conducir a todo Nebadon hacia una armonía más plena con las ideas de Orvonton y los ideales del Paraíso.
37:4.3 (410.1) Cualquiera de estos seres puede estar sirviendo voluntariamente en Nebadon y sin embargo estar técnicamente fuera de nuestra jurisdicción, pero cuando actúan por haber sido nombrados para ello, estas personalidades de los superuniversos y del universo central no están totalmente exentas de las reglamentaciones del universo local donde residen, aunque continúan ejerciendo como representantes de los universos superiores y trabajando de acuerdo con las instrucciones que constituyen su misión en nuestro reino. Su sede general está situada en el sector del Unión de los Días en Salvington y trabajan en Nebadon sometidos a la supervisión suprema de este embajador de la Trinidad del Paraíso. Cuando sirven en grupos independientes, estas personalidades de los reinos superiores se gobiernan habitualmente de forma autónoma, pero cuando sirven a petición de los interesados, a menudo se colocan voluntariamente bajo la jurisdicción total de los directores que supervisan los reinos donde actúan por encargo.
37:4.4 (410.2) Los Asistentes Altísimos sirven en los universos locales y en las constelaciones, pero no están directamente vinculados a los gobiernos de los sistemas o de los planetas. Sin embargo pueden ejercer su actividad en cualquier parte del universo local y ser asignados a cualquier fase de la actividad de Nebadon — administrativa, ejecutiva, educativa u otras.
37:4.5 (410.3) La mayor parte de este cuerpo se ha reclutado para ayudar a las personalidades paradisiacas de Nebadon — el Unión de los Días, el Hijo Creador, los Fieles de los Días, los Hijos Magistrales y los Hijos Instructores Trinitarios. En el tratamiento de los asuntos de una creación local, de vez en cuando es sabio ocultar temporalmente ciertos detalles al conocimiento de casi todas las personalidades nativas de ese universo local. Ciertos planes avanzados y ciertas decisiones complejas son también mejor captados y más plenamente comprendidos por el cuerpo más maduro y previsor de los Asistentes Altísimos, y es en estas situaciones y en muchas otras en las que son tan extremadamente útiles para los gobernantes y los administradores del universo.
37:5.1 (410.4) Los Altos Comisionados son mortales ascendentes que han fusionado con el Espíritu; no están fusionados con el Ajustador. Comprendéis bastante bien la carrera de la ascensión universal de un candidato mortal a la fusión con el Ajustador, pues ése es el alto destino en perspectiva para todos los mortales de Urantia desde la donación de Cristo Miguel. Pero éste no es el destino exclusivo de todos los mortales de las épocas anteriores a la donación en los mundos como el vuestro, y existe otro tipo de mundo cuyos habitantes nunca están permanentemente habitados por Ajustadores del Pensamiento. Esos mortales nunca se unen de manera permanente con un Monitor de Misterio donado desde el Paraíso; sin embargo, los Ajustadores sí habitan en ellos transitoriamente, sirviendo como guías y modelos mientras dura la vida en la carne. Durante esa estancia temporal, favorecen la evolución de un alma inmortal exactamente igual que lo hacen en aquellos seres con quienes esperan fusionar, pero cuando la carrera mortal ha terminado, se despiden eternamente de las criaturas con quienes han estado temporalmente asociados.
37:5.2 (410.5) Las almas sobrevivientes de este tipo alcanzan la inmortalidad mediante la fusión eterna con un fragmento individualizado del espíritu del Espíritu Madre del universo local. No forman un grupo numeroso, al menos en Nebadon. En los mundos de las mansiones encontraréis a estos mortales fusionados con el Espíritu y fraternizaréis con ellos mientras ascienden con vosotros el camino del Paraíso hasta llegar a Salvington, donde se detienen. Algunos de ellos pueden ascender posteriormente hasta niveles universales superiores, pero la mayoría permanecerá para siempre al servicio del universo local; como clase, no están destinados a alcanzar el Paraíso.
37:5.3 (411.1) Como no están fusionados con un Ajustador, nunca llegarán a ser finalitarios, pero se integrarán finalmente en el Cuerpo de la Perfección del universo local. Habrán obedecido en espíritu al mandato del Padre: «Sed perfectos».
37:5.4 (411.2) Después de alcanzar el Cuerpo de la Perfección de Nebadon, los ascendentes fusionados con el Espíritu pueden aceptar misiones como Ayudantes del Universo, siendo ésta una de las vías que tienen abiertas para continuar creciendo experiencialmente. Así se vuelven candidatos a ser nombrados para el elevado servicio de interpretar los puntos de vista de las criaturas evolutivas de los mundos materiales ante las autoridades celestiales del universo local.
37:5.5 (411.3) Los Altos Comisionados empiezan su servicio en los planetas como comisionados de las razas. En esta función interpretan los puntos de vista, y describen las necesidades, de las diversas razas humanas. Están dedicados de manera suprema al bienestar de las razas mortales, de las cuales son portavoces, tratando siempre de conseguir para ellas misericordia, justicia y un trato equitativo en todas sus relaciones con los otros pueblos. Los comisionados de las razas actúan en una serie interminable de crisis planetarias, y sirven como expresión articulada de grupos enteros de mortales que luchan.
37:5.6 (411.4) Después de una larga experiencia solucionando problemas en los mundos habitados, estos comisionados de las razas son ascendidos a niveles de funcionamiento superiores, alcanzando finalmente el estado de Altos Comisionados del universo local, y en él. El último registro indicaba que había poco más de mil millones y medio de estos Altos Comisionados en Nebadon. Estos seres no son finalitarios, pero son seres ascendentes con una larga experiencia y prestan un gran servicio a su universo nativo.
37:5.7 (411.5) A estos comisionados los encontramos invariablemente en todos los tribunales de justicia, desde los más humildes hasta los más elevados. No es que participen en los procesos de la justicia, sino que actúan como amigos de los tribunales, asesorando a los magistrados que presiden respecto a los antecedentes, el entorno y la naturaleza inherente de los implicados en el juicio.
37:5.8 (411.6) Los Altos Comisionados están vinculados a las diversas huestes de mensajeros del espacio, y siempre lo están a los espíritus ministrantes del tiempo. Se les encuentra en los programas de las diversas asambleas universales, y estos mismos comisionados con sabiduría humana siempre forman parte de las misiones de los Hijos de Dios en los mundos del espacio.
37:5.9 (411.7) Cada vez que la equidad y la justicia exigen que se comprenda cómo una política o un procedimiento previstos podría afectar a las razas evolutivas del tiempo, estos comisionados están disponibles para presentar sus recomendaciones; siempre están presentes para hablar en nombre de aquellos que no pueden estar presentes para expresarse por sí mismos.
37:5.10 (411.8) Los Mundos de los Mortales fusionados con el Espíritu. El octavo grupo compuesto por siete mundos primarios y sus satélites tributarios, en el circuito de Salvington, es propiedad exclusiva de los mortales de Nebadon fusionados con el Espíritu. Los mortales ascendentes fusionados con el Ajustador no están relacionados con estos mundos, salvo para disfrutar de muchas estancias agradables y beneficiosas como huéspedes invitados de los residentes fusionados con el Espíritu.
37:5.11 (411.9) Estos mundos son la residencia permanente de los supervivientes fusionados con el Espíritu, salvo para aquellos pocos que alcanzan Uversa y el Paraíso. Esta limitación deliberada a la ascensión de los mortales resulta beneficiosa para los universos locales, pues asegura la retención de una población permanente evolucionada cuya experiencia creciente continuará aumentando la estabilización y la diversificación futuras de la administración del universo local. Puede ser que estos seres no alcancen el Paraíso, pero consiguen una sabiduría experiencial en el dominio de los problemas de Nebadon que sobrepasa por completo la que pueden alcanzar los ascendentes transitorios. Y estas almas sobrevivientes continúan como combinaciones únicas de lo humano y de lo divino, siendo cada vez más capaces de unir los puntos de vista de estos dos niveles ampliamente separados, y de presentar este doble punto de vista con una sabiduría cada vez mayor.
37:6.1 (412.1) El sistema educativo de Nebadon está administrado conjuntamente por los Hijos Instructores Trinitarios y el cuerpo de enseñantes Melquisedeks, pero los Supervisores Celestiales llevan a cabo una gran parte del trabajo destinado a mantenerlo y a fortalecerlo. Estos seres forman un cuerpo reclutado que abarca todos los tipos de individuos relacionados con el programa de educar y de instruir a los mortales ascendentes. Hay más de tres millones de ellos en Nebadon, y todos son voluntarios que se han cualificado por experiencia para servir como asesores educativos en todo el reino. Desde su sede en los mundos Melquisedeks de Salvington, estos supervisores recorren el universo local como inspectores de la técnica académica de Nebadon destinada a formar la mente y a educar el espíritu de las criaturas ascendentes.
37:6.2 (412.2) Esta formación de la mente y esta educación del espíritu se llevan a cabo desde los mundos de origen humano, pasando por los mundos de las mansiones del sistema y las otras esferas de progreso asociadas a Jerusem, hasta los setenta reinos de vida social vinculados a Edentia y las cuatrocientas noventa esferas de progreso espiritual que rodean a Salvington. En la misma sede del universo se encuentran las numerosas escuelas de los Melquisedeks, las facultades de los Hijos del Universo, las universidades seráficas y las escuelas de los Hijos Instructores y del Unión de los Días. Se toman todas las disposiciones posibles a fin de capacitar a las diversas personalidades del universo para que realicen un servicio más elevado y una actividad mejor. Todo el universo es una inmensa escuela.
37:6.3 (412.3) Los métodos que se emplean en muchas escuelas superiores sobrepasan el concepto humano sobre el arte de enseñar la verdad, pero he aquí la piedra angular de todo el sistema educativo: la adquisición del carácter mediante una experiencia iluminada. Los educadores aportan la iluminación; el lugar que se ocupa en el universo y el estatus del ascendente proporcionan la oportunidad de experimentar; la sabia utilización de estos dos factores acrecienta el carácter.
37:6.4 (412.4) El sistema educativo de Nebadon asegura fundamentalmente vuestra asignación a una tarea, y luego os proporciona la oportunidad de enseñaros el método ideal y divino de realizar mejor esa tarea. Se os encarga una tarea determinada a realizar, y al mismo tiempo se os proporcionan los educadores cualificados para enseñaros el mejor método de ejecutar vuestro trabajo. El plan de educación divino asegura la íntima asociación entre el trabajo y la enseñanza. Os enseñamos la mejor manera de ejecutar las cosas que os mandamos hacer.
37:6.5 (412.5) La finalidad de toda esta formación y de toda esta experiencia es la de prepararos para que seáis admitidos en las esferas educativas superiores y más espirituales del superuniverso. El progreso dentro de un reino determinado es individual, pero la transición de una fase a otra se efectúa generalmente por clases.
37:6.6 (412.6) La progresión de la eternidad no consiste únicamente en el desarrollo espiritual. La adquisición intelectual también forma parte de la educación universal. La experiencia mental se amplía paralelamente a la expansión del horizonte espiritual. La mente y el espíritu reciben oportunidades semejantes para formarse y avanzar. Pero durante toda esta magnífica preparación mental y espiritual, estáis liberados para siempre de los obstáculos de la carne mortal. Ya no tenéis que arbitrar constantemente las contiendas conflictivas entre vuestras naturalezas espiritual y material divergentes. Por fin estáis cualificados para disfrutar del impulso unificado de una mente glorificada, despojada desde hace mucho tiempo de sus tendencias primitivas animales hacia las cosas materiales.
37:6.7 (413.1) Antes de dejar el universo de Nebadon, la mayoría de los mortales de Urantia recibirán la oportunidad de servir durante un período más o menos largo como miembros del cuerpo de los Supervisores Celestiales de Nebadon.
37:7.1 (413.2) Los Educadores de los Mundos de las Mansiones son querubines reclutados y glorificados. Al igual que la mayoría de los otros instructores de Nebadon, son nombrados por los Melquisedeks. Ejercen su actividad en la mayoría de las empresas educativas de la vida morontial, y su numero sobrepasa por completo la comprensión de la mente humana.
37:7.2 (413.3) Como nivel de consecución de los querubines y de los sanobines, los Educadores de los Mundos de las Mansiones serán objeto de un estudio adicional en el documento siguiente, mientras que como educadores que juegan un papel importante en la vida morontial, hablaremos de ellos más extensamente en el documento que lleva ese nombre.
37:8.1 (413.4) Además de los centros del poder y de los controladores físicos, algunos seres espirituales de origen superior, pertenecientes a la familia del Espíritu Infinito, están asignados permanentemente al universo local. De las órdenes espirituales superiores de la familia del Espíritu Infinito, están asignadas así las que se indican a continuación:
37:8.2 (413.5) Los Mensajeros Solitarios, cuando están vinculados funcionalmente a la administración del universo local, nos prestan un servicio inapreciable en nuestros esfuerzos por vencer los obstáculos del tiempo y del espacio. Cuando no están asignados de esta manera, nosotros los de los universos locales no tenemos ninguna autoridad en absoluto sobre ellos, pero incluso entonces estos seres únicos siempre están dispuestos a ayudarnos a resolver nuestros problemas y a cumplir nuestras misiones.
37:8.3 (413.6) Andovontia es el nombre del Supervisor terciario de los Circuitos Universales estacionado en nuestro universo local. Sólo se ocupa de los circuitos espirituales y morontiales, y no de aquellos que están bajo la jurisdicción de los directores del poder. Él es el que aisló a Urantia en la época en que Caligastia traicionó el planeta durante los difíciles momentos de la rebelión de Lucifer. Al enviar sus saludos a los mortales de Urantia, expresa de antemano su placer de que algún día seréis reintegrados en los circuitos universales que él supervisa.
37:8.4 (413.7) Salsatia, el Director del Censo de Nebadon, mantiene su sede en Salvington dentro del sector de Gabriel. Conoce de manera automática el nacimiento y la muerte de la voluntad, y registra constantemente el número exacto de criaturas volitivas que ejercen su actividad en el universo local. Trabaja en estrecha asociación con los registradores de la personalidad domiciliados en los mundos de registro de los arcángeles.
37:8.5 (413.8) Un Inspector Asociado reside en Salvington. Es el representante personal del Ejecutivo Supremo de Orvonton. Sus asociados, los Centinelas Asignados a los sistemas locales, también representan al Ejecutivo Supremo de Orvonton.
37:8.6 (414.1) Los Conciliadores Universales son los tribunales itinerantes de los universos del tiempo y del espacio, y ejercen su actividad desde los mundos evolutivos hasta cada una de las secciones del universo local, e incluso más allá. Estos árbitros están registrados en Uversa; el número exacto que trabaja en Nebadon no está anotado, pero estimo que en nuestro universo local hay cerca de cien millones de comisiones conciliadoras.
37:8.7 (414.2) De los Asesores Técnicos, las mentes jurídicas del reino, tenemos nuestro cupo, aproximadamente quinientos millones. Estos seres son las bibliotecas legales experienciales, vivientes y circulantes, de todo el espacio.
37:8.8 (414.3) De los Registradores Celestiales, los serafines ascendentes, tenemos setenta y cinco en Nebadon. Son los registradores supervisores o más antiguos. Los estudiantes avanzados de esta orden que se están formando ascienden a casi cuatro mil millones.
37:8.9 (414.4) El ministerio de los setenta mil millones de Compañeros Morontiales en Nebadon se describe en las narraciones que tratan de los planetas de transición de los peregrinos del tiempo.
37:8.10 (414.5) Cada universo tiene su propio cuerpo angélico nativo; sin embargo, hay circunstancias en las que es muy útil tener la ayuda de los espíritus superiores que tienen su origen fuera de la creación local. Los supernafines prestan ciertos servicios excepcionales y poco frecuentes; el jefe actual de los serafines de Urantia es un supernafín primario del Paraíso. A los seconafines reflectantes se les encuentra en todos los lugares donde trabaja el personal del superuniverso, y un gran número de terciafines están temporalmente de servicio como Asistentes Altísimos.
37:9.1 (414.6) Al igual que los superuniversos y el universo central, el universo local tiene sus órdenes de ciudadanos permanentes. Estas órdenes incluyen los tipos creados siguientes:
37:9.2 (414.7) 1. Los Susatias.
37:9.3 (414.8) 2. Los Univitatias.
37:9.4 (414.9) 3. Los Hijos Materiales.
37:9.5 (414.10) 4. Las Criaturas Intermedias.
37:9.6 (414.11) Estos nativos de la creación local, junto con los ascendentes fusionados con el Espíritu y los espirongas (que están clasificados de otra manera), constituyen una ciudadanía relativamente permanente. Estas órdenes de seres no son, en general, ni ascendentes ni descendentes. Todas son criaturas experienciales, pero su experiencia creciente continúa estando disponible para el universo en su nivel de origen. Aunque esto no es totalmente cierto en lo que concierne a los Hijos Adámicos y a las criaturas intermedias, es relativamente cierto en lo que se refiere a estas órdenes.
37:9.7 (414.12) Los Susatias. Estos seres maravillosos residen y trabajan como ciudadanos permanentes en Salvington, la sede de este universo local. Son los brillantes descendientes del Hijo Creador y del Espíritu Creativo, y están estrechamente asociados con los ciudadanos ascendentes del universo local, los mortales fusionados con el Espíritu integrados en el Cuerpo de la Perfección de Nebadon.
37:9.8 (414.13) Los Univitatias. Cada uno de los grupos de esferas arquitectónicas que componen las sedes de las cien constelaciones disfruta del ministerio continuo de una orden residencial de seres conocidos con el nombre de univitatias. Estos hijos del Hijo Creador y del Espíritu Creativo constituyen la población permanente de los mundos sede de las constelaciones. Son seres que no se reproducen y que existen en un plano de vida situado casi a medio camino entre el estado semimaterial de los Hijos Materiales domiciliados en las sedes de los sistemas, y el plano más claramente espiritual de los mortales fusionados con el Espíritu y de los susatias de Salvington; pero los univitatias no son seres morontiales. Realizan por los mortales ascendentes, durante la travesía de las esferas de la constelación, lo que los nativos de Havona hacen por los espíritus peregrinos que pasan por la creación central.
37:9.9 (415.1) Los Hijos Materiales de Dios. Cuando un enlace creativo entre el Hijo Creador y la representante universal del Espíritu Infinito, el Espíritu Madre del Universo, ha completado su ciclo, cuando ya no aparecen más descendientes de sus naturalezas combinadas, entonces el Hijo Creador personaliza de manera doble su último concepto del ser, confirmando así definitivamente su propio origen doble original. En sí mismo y de sí mismo crea entonces a los hermosos y magníficos Hijos e Hijas de la orden material de filiación universal. Éste es el origen del Adán y la Eva originales de cada sistema local de Nebadon. Son una orden de filiación que se reproduce, pues son creados masculinos y femeninos. Sus descendientes trabajan como ciudadanos relativamente permanentes de la capital de un sistema, aunque algunos de ellos reciben el nombramiento de Adanes Planetarios.
37:9.10 (415.2) Durante una misión planetaria, el Hijo y la Hija Materiales reciben el encargo de fundar la raza adámica de ese mundo, una raza destinada a amalgamarse finalmente con los habitantes mortales de esa esfera. Los Adanes Planetarios son Hijos descendentes así como ascendentes, pero habitualmente los clasificamos como ascendentes.
37:9.11 (415.3) Las Criaturas Intermedias. En los primeros tiempos de la mayoría de los mundos habitados, algunos seres superhumanos pero materializados son destinados allí, pero generalmente se retiran cuando llegan los Adanes Planetarios. Las actividades de estos seres y los esfuerzos de los Hijos Materiales por mejorar las razas evolutivas tienen a menudo como resultado la aparición de un número limitado de criaturas que son difíciles de clasificar. Estos seres únicos se encuentran con frecuencia a medio camino entre los Hijos Materiales y las criaturas evolutivas; de ahí su denominación de criaturas intermedias. En un sentido comparativo, estos intermedios son los ciudadanos permanentes de los mundos evolutivos. Desde los primeros tiempos de la llegada de un Príncipe Planetario hasta la época lejana del establecimiento del planeta en la luz y la vida, son el único grupo de seres inteligentes que permanecen continuamente en la esfera. En Urantia, los ministros intermedios son en realidad los verdaderos guardianes del planeta; son prácticamente los ciudadanos de Urantia. Los mortales son en verdad los habitantes físicos y materiales de un mundo evolutivo, pero sois todos tan efímeros; permanecéis en vuestro planeta natal un tiempo tan corto. Nacéis, vivís, morís y pasáis a otros mundos de progresión evolutiva. Incluso los seres superhumanos que sirven en los planetas como ministros celestiales están destinados allí de manera transitoria; pocos de ellos están mucho tiempo vinculados a una esfera determinada. Sin embargo, las criaturas intermedias aseguran la continuidad de la administración planetaria a pesar de los ministerios celestiales siempre cambiantes y de los habitantes mortales que varían constantemente. Durante todos estos cambios y modificaciones incesantes, las criaturas intermedias permanecen en el planeta llevando adelante su trabajo sin interrupción.
37:9.12 (415.4) De la misma manera, todas las divisiones de la organización administrativa de los universos locales y de los superuniversos tienen sus poblaciones más o menos permanentes, sus habitantes con categoría de ciudadanos. Al igual que Urantia tiene sus intermedios, Jerusem, la capital de vuestro sistema, tiene a los Hijos y las Hijas Materiales; Edentia, la sede de vuestra constelación, tiene a los univitatias, mientras que los ciudadanos de Salvington son de dos tipos, los susatias creados y los mortales evolucionados fusionados con el Espíritu. Los mundos administrativos de los sectores menores y mayores de los superuniversos no tienen ciudadanos permanentes. Pero las esferas sede de Uversa están continuamente favorecidas con un asombroso grupo de seres conocidos con el nombre de abandontarios, creados por los agentes no revelados de los Ancianos de los Días y los siete Espíritus Reflectantes residentes en la capital de Orvonton. Estos ciudadanos que residen en Uversa administran actualmente los asuntos rutinarios de su mundo bajo la supervisión directa del cuerpo de los mortales fusionados con el Hijo situado en Uversa. Incluso Havona tiene sus seres nativos, y la Isla central de Luz y de Vida es el hogar de los diversos grupos de Ciudadanos del Paraíso.
37:10.1 (416.1) Además de las órdenes seráficas y mortales, que serán examinadas en documentos posteriores, hay numerosos seres adicionales relacionados con el mantenimiento y el perfeccionamiento de una organización tan gigantesca como el universo de Nebadon, que ahora mismo ya tiene más de tres millones de mundos habitados, con diez millones en perspectiva. Los diversos tipos de vida de Nebadon son demasiado numerosos para ser catalogados en este documento, pero podemos mencionar dos órdenes excepcionales que ejercen ampliamente su actividad en las 647.591 esferas arquitectónicas del universo local.
37:10.2 (416.2) Los Espirongas son los descendientes espirituales de la Radiante Estrella Matutina y el Padre Melquisedek. Están exentos de que se ponga fin a su personalidad, pero no son seres evolutivos ni ascendentes. Tampoco están implicados funcionalmente en el régimen de la ascensión evolutiva. Son los ayudantes espirituales del universo local, y realizan las tareas espirituales rutinarias de Nebadon.
37:10.3 (416.3) Los Espornagias. Los mundos sede arquitectónicos del universo local son mundos reales — creaciones físicas. Su conservación física requiere mucho trabajo, y para ello contamos con la ayuda de un grupo de criaturas físicas llamadas espornagias. Se dedican al cuidado y al cultivo de las fases materiales de estos mundos sede, desde Jerusem hasta Salvington. Los espornagias no son ni espíritus ni personas; son una orden animal de existencia, pero si pudierais verlos estaríais de acuerdo en que parecen animales perfectos.
37:10.4 (416.4) Las diversas colonias de cortesía están domiciliadas en Salvington y en otros lugares. En las constelaciones nos beneficiamos especialmente del ministerio de los artesanos celestiales, y sacamos provecho de las actividades de los directores de la reversión que trabajan principalmente en las capitales de los sistemas locales.
37:10.5 (416.5) Un cuerpo de mortales ascendentes, incluyendo a las criaturas intermedias glorificadas, siempre está destinado al servicio del universo. Después de llegar a Salvington, estos ascendentes son empleados en una variedad casi infinita de actividades relacionadas con la dirección de los asuntos del universo. Desde cada nivel que han alcanzado, estos mortales que progresan retroceden y descienden para echar una mano a sus compañeros que los siguen en la ascensión. Estos mortales que residen temporalmente en Salvington son enviados, cuando son solicitados, a casi todos los cuerpos de personalidades celestiales como ayudantes, estudiantes, observadores y educadores.
37:10.6 (416.6) Existen además otros tipos de vida inteligente relacionados con la administración de un universo local, pero el plan de esta narración no prevé la revelación adicional de estas órdenes creadas. Aquí se describe lo suficiente sobre la vida y la administración de este universo como para proporcionarle a la mente mortal un vislumbre de la realidad y la grandiosidad de la existencia en la supervivencia. Las experiencias ulteriores de vuestra carrera progresiva os revelarán cada vez más estos seres interesantes y encantadores. Esta narración no puede ser más que un breve esbozo de la naturaleza y del trabajo de las múltiples personalidades que atestan los universos del espacio, administrando estas creaciones como enormes escuelas formativas, unas escuelas donde los peregrinos del tiempo avanzan de vida en vida y de mundo en mundo, hasta que son enviados con amor desde las fronteras de su universo de origen hacia el régimen educativo superior del superuniverso, y desde allí hacia los mundos de formación espiritual de Havona, y finalmente hacia el Paraíso y el elevado destino de los finalitarios — la asignación eterna a misiones aún no reveladas a los universos del tiempo y del espacio.
37:10.7 (417.1) [Dictado por una Brillante Estrella Vespertina de Nebadon, Número 1.146 del Cuerpo Creado.]
El libro de Urantia
Documento 38
38:0.1 (418.1) LAS personalidades del Espíritu Infinito se dividen en tres órdenes distintas. El impetuoso apóstol comprendió esto cuando escribió acerca de Jesús «que ha subido al cielo, se encuentra a la diestra de Dios, y los ángeles, las autoridades y las potestades están sometidas a él». Los ángeles son los espíritus ministrantes del tiempo; las autoridades son las huestes de mensajeros del espacio, y las potestades son las personalidades superiores del Espíritu Infinito.
38:0.2 (418.2) Al igual que los supernafines en el universo central y los seconafines en un superuniverso, los serafines, con sus querubines y sanobines asociados, constituyen el cuerpo angélico de un universo local.
38:0.3 (418.3) El diseño de todos los serafines es bastante uniforme. De un universo a otro, a lo largo y ancho de los siete superuniversos, muestran un mínimo de variaciones; de todos los tipos espirituales de seres personales, son los que más se acercan a un tipo estándar. Sus diversas órdenes componen el cuerpo de ministros ordinarios y cualificados de las creaciones locales.
38:1.1 (418.4) Los serafines son creados por el Espíritu Madre del Universo y fueron proyectados en formaciones unitarias — 41.472 a la vez — desde la creación de los «ángeles modelo» y de ciertos arquetipos angélicos en los primeros tiempos de Nebadon. El Hijo Creador y la representante del Espíritu Infinito en el universo colaboran para crear un gran número de Hijos y de otras personalidades del universo. Después de culminar este esfuerzo unido, el Hijo emprende la creación de los Hijos Materiales, las primeras criaturas sexuadas, mientras que el Espíritu Madre del Universo acomete paralelamente su esfuerzo solitario inicial de reproducción espiritual. Así empieza la creación de las huestes seráficas de un universo local.
38:1.2 (418.5) Estas órdenes angélicas se proyectan en la época en que se hacen planes para la evolución de las criaturas volitivas mortales. La creación de los serafines data del momento en que el Espíritu Madre del Universo consiguió una personalidad relativa, no como coordinada posterior del Hijo Maestro, sino como asistente creativa inicial del Hijo Creador. Antes de este acontecimiento, los serafines que servían en Nebadon habían sido prestados temporalmente por un universo vecino.
38:1.3 (418.6) Periódicamente se siguen creando serafines; el universo de Nebadon está todavía en construcción. El Espíritu Madre del Universo nunca pone fin a su actividad creativa en un universo que está creciendo y perfeccionándose.
38:2.1 (419.1) Los ángeles no tienen cuerpos materiales, pero son seres definidos y distintos; tienen una naturaleza y un origen espirituales. Aunque son invisibles para los mortales, os perciben tal como sois en la carne sin la ayuda de los transformadores o de los traductores; comprenden intelectualmente la manera de vivir de los mortales, y comparten todas las emociones y sentimientos no sensuales del hombre. Aprecian vuestros esfuerzos en el campo de la música, del arte y del verdadero humor, y disfrutan enormemente con ellos. Conocen plenamente vuestras luchas morales y vuestras dificultades espirituales. Aman a los seres humanos, y sólo puede resultar algo bueno de vuestros esfuerzos por comprenderlos y amarlos.
38:2.2 (419.2) Aunque los serafines son unos seres muy afectuosos y comprensivos, no son criaturas con emociones sexuales. Son en gran medida como vosotros seréis en los mundos de las mansiones, donde «ni os casaréis ni seréis dados en matrimonio, sino que seréis como los ángeles del cielo». Porque todos los que «sean considerados dignos de llegar a los mundos de las mansiones, ni se casan ni son dados en matrimonio; y ya no mueren más, pues son iguales a los ángeles». Sin embargo, cuando tratamos con criaturas sexuadas tenemos la costumbre de llamar hijos de Dios a los seres que descienden más directamente del Padre y del Hijo, e hijas de Dios cuando nos referimos a los hijos del Espíritu. Por consiguiente, en los planetas sexuados, a los ángeles los designamos normalmente con pronombres femeninos.
38:2.3 (419.3) Los serafines son creados de tal manera que pueden ejercer su actividad tanto en el nivel espiritual como en el nivel tangible. Existen pocas fases de la actividad morontial o espiritual que no estén abiertas a sus servicios. Aunque los ángeles no están muy alejados de los seres humanos en cuanto a su estado personal, los serafines los trascienden considerablemente en ciertas actividades funcionales. Poseen muchos poderes que se encuentran mucho más allá de la comprensión humana. Por ejemplo: se os ha dicho que «los cabellos mismos de vuestra cabeza están contados», y es verdad que lo están, pero un serafín no emplea su tiempo contándolos y manteniendo su número corregido al día. Los ángeles poseen poderes inherentes y automáticos (es decir, automáticos hasta donde podríais percibirlos) para saber estas cosas; vosotros consideraríais en verdad a un serafín como un prodigio matemático. Por eso numerosos deberes que serían enormes tareas para los mortales son realizados con suma facilidad por los serafines.
38:2.4 (419.4) El estado espiritual de los ángeles es superior al vuestro, pero no son vuestros jueces ni vuestros acusadores. Cualesquiera que sean vuestras faltas, «los ángeles, aunque son más grandes en poder y en fuerza, no formulan ninguna acusación contra vosotros». Los ángeles no juzgan a la humanidad, y los mortales individuales tampoco deberían juzgar de antemano a sus semejantes.
38:2.5 (419.5) Hacéis bien en amarlos, pero no debéis adorarlos; los ángeles no son objetos de adoración. Cuando vuestro vidente «se postró a los pies del ángel para adorarlo», el gran serafín Loyalatia le dijo: «Procura no hacerlo; soy un servidor como tú y los de tus razas, y todos habéis recibido el mandato de adorar a Dios».
38:2.6 (419.6) En la escala de la existencia de las criaturas, los serafines sólo están un poquito por delante de las razas mortales en cuanto a naturaleza y a dotación de personalidad. En verdad, cuando sois liberados de la carne os volvéis muy parecidos a ellos. En los mundos de las mansiones empezaréis a apreciar a los serafines, en las esferas de la constelación a disfrutar de ellos, mientras que en Salvington compartirán con vosotros sus lugares de descanso y de adoración. Durante toda la ascensión morontial y la ascensión espiritual posterior, vuestra fraternidad con los serafines será ideal; vuestro compañerismo será magnífico.
38:3.1 (420.1) Hay numerosas órdenes de seres espirituales que ejercen su actividad en todos los dominios del universo local y que no son revelados a los mortales porque no están relacionados de ninguna manera con el plan evolutivo de ascensión al Paraíso. La palabra «ángel», en este documento, se limita intencionalmente a designar a los descendientes seráficos y asociados del Espíritu Madre del Universo que se ocupan tan ampliamente de trabajar en los planes de la supervivencia de los mortales. En el universo local sirven otras seis órdenes de seres emparentados, los ángeles no revelados, que no están conectados de ninguna manera específica con las actividades universales relacionadas con la ascensión de los mortales evolutivos al Paraíso. A estos seis grupos de asociados angélicos nunca los llamamos serafines, y tampoco nos referimos a ellos como espíritus ministrantes. Estas personalidades se ocupan enteramente de las cuestiones administrativas y de otros asuntos de Nebadon, unas ocupaciones que no están relacionadas de ninguna manera con la carrera progresiva del hombre consistente en ascender espiritualmente y alcanzar la perfección.
38:4.1 (420.2) El noveno grupo de siete esferas primarias del circuito de Salvington está formado por los mundos de los serafines. Cada uno de estos mundos tiene seis satélites tributarios donde se encuentran las escuelas especiales dedicadas a todas las fases de la formación seráfica. Aunque los serafines tienen acceso a los cuarenta y nueve mundos que componen este grupo de esferas de Salvington, sólo ocupan de manera exclusiva el primer grupo de siete. Los otros seis grupos están ocupados por las seis órdenes de asociados angélicos no revelados en Urantia; cada uno de estos grupos mantiene su sede en uno de estos seis mundos primarios y realiza actividades especializadas en los seis satélites tributarios. Cada orden angélica tiene libre acceso a todos los mundos de estos siete grupos distintos.
38:4.2 (420.3) Estos mundos sede se cuentan entre los reinos más magníficos de Nebadon; las residencias seráficas están caracterizadas tanto por su belleza como por su inmensidad. Aquí cada serafín tiene un verdadero hogar, y «hogar» significa el domicilio de dos serafines; viven en parejas.
38:4.3 (420.4) Aunque no son masculinos y femeninos como los Hijos Materiales y las razas mortales, los serafines son positivos y negativos. En la mayoría de las misiones se necesitan dos ángeles para realizar la tarea. Cuando no están situados en circuito pueden trabajar solos; y cuando están estacionarios tampoco necesitan a su complemento. Normalmente conservan a su complemento original, pero no necesariamente. Estas asociaciones se necesitan principalmente debido a las funciones que han de realizar; no están caracterizadas por las emociones sexuales, aunque son extremadamente personales y verdaderamente afectuosas.
38:4.4 (420.5) Además de sus hogares asignados, los serafines también tienen sus sedes de grupo, de compañías, de batallones y de unidades. Cada milenio se reúnen en asambleas y todos están presentes con arreglo a la época en que fueron creados. Si un serafín tiene responsabilidades que le impiden ausentarse de su deber, alterna con su complemento para asistir a la reunión, siendo reemplazado por un serafín nacido en otra fecha. Cada asociado seráfico está así presente al menos en una reunión de cada dos.
38:5.1 (420.6) Los serafines pasan su primer milenio como observadores sin cometido en Salvington y en sus mundos-escuela asociados. El segundo milenio lo pasan en los mundos seráficos del circuito de Salvington. Su escuela central de formación está presidida actualmente por los primeros cien mil serafines de Nebadon, y a la cabeza se encuentra el ángel original o primogénito de este universo local. El primer grupo creado de serafines de Nebadon fue instruido por un cuerpo de mil serafines procedentes de Avalon; posteriormente, nuestros ángeles han sido enseñados por sus propios compañeros más antiguos. Los Melquisedeks juegan también un papel importante en la educación y la formación de todos los ángeles del universo local — serafines, querubines y sanobines.
38:5.2 (421.1) Al final de este período de formación en los mundos seráficos de Salvington, los serafines son movilizados en los grupos y las unidades convencionales de la organización angélica, y son destinados a una de las constelaciones. Todavía no son nombrados como espíritus ministrantes, aunque ya han entrado en las fases de formación angélica previas al nombramiento.
38:5.3 (421.2) Los serafines se inician como espíritus ministrantes sirviendo como observadores en los mundos evolutivos más inferiores. Después de esta experiencia, regresan a los mundos asociados de la sede de la constelación donde están destinados para empezar sus estudios avanzados y prepararse con más precisión para servir en algún sistema local particular. Después de esta educación general, se les promueve a servir en uno de los sistemas locales. Nuestros serafines completan su formación en los mundos arquitectónicos asociados a la capital de algún sistema de Nebadon, y son nombrados como espíritus ministrantes del tiempo.
38:5.4 (421.3) Una vez que los serafines reciben su nombramiento, pueden recorrer todo Nebadon, e incluso Orvonton, cumpliendo misiones. Su trabajo en el universo no tiene trabas ni limitaciones; están estrechamente asociados con las criaturas materiales de los mundos, y siempre están al servicio de las órdenes inferiores de personalidades espirituales, poniendo en contacto a estos seres del mundo espiritual con los mortales de los reinos materiales.
38:6.1 (421.4) Después del segundo milenio de estancia en la sede seráfica, los serafines se organizan bajo el mando de sus jefes en grupos de doce (12 parejas, 24 serafines), y doce grupos de éstos constituyen una compañía (144 parejas, 288 serafines), que es dirigida por un jefe. Doce compañías bajo las órdenes de un comandante constituyen un batallón (1.728 parejas o 3.456 serafines), y doce batallones bajo las órdenes de un director equivalen a una unidad seráfica (20.736 parejas o 41.472 individuos), mientras que doce unidades, sujetas al mando de un supervisor, constituyen una legión que suma 248.832 parejas o 497.664 individuos. Jesús aludió a este tipo de grupo de ángeles aquella noche en el jardín de Getsemaní, cuando dijo: «Ahora mismo puedo pedírselo a mi Padre, y él me dará enseguida más de doce legiones de ángeles».
38:6.2 (421.5) Doce legiones de ángeles componen una hueste que asciende a 2.985.984 parejas o 5.971.968 individuos, y doce huestes de éstas (35.831.808 parejas o 71.663.616 individuos) forman la organización operativa más grande de serafines, un ejército angélico. Una hueste seráfica está dirigida por un arcángel o por alguna otra personalidad con rango coordinado, mientras que los ejércitos angélicos están dirigidos por las Brillantes Estrellas Vespertinas o por otros lugartenientes directos de Gabriel. Y Gabriel es el «comandante supremo de los ejércitos del cielo», el jefe ejecutivo del Soberano de Nebadon, «el Señor Dios de los ejércitos».
38:6.3 (421.6) Desde la donación de Miguel en Urantia, y aunque sirven bajo la supervisión directa del Espíritu Infinito tal como éste está personalizado en Salvington, los serafines y todas las demás órdenes del universo local han quedado sometidos a la soberanía del Hijo Maestro. Incluso cuando Miguel nació en la carne en Urantia, se emitió una transmisión superuniversal a todo Nebadon proclamando «Que todos los ángeles lo adoren». Todas las categorías de ángeles están sujetas a su soberanía; forman parte del grupo que ha sido denominado «sus ángeles poderosos».
38:7.1 (422.1) Los querubines y los sanobines son similares a los serafines en todas sus dotaciones esenciales. Tienen el mismo origen, pero no siempre el mismo destino. Son asombrosamente inteligentes, maravillosamente eficaces, conmovedoramente afectuosos, y casi humanos. Forman la orden más inferior de ángeles, de ahí que sean los parientes más cercanos de los tipos más progresivos de seres humanos de los mundos evolutivos.
38:7.2 (422.2) Los querubines y los sanobines están inherentemente asociados, funcionalmente unidos. Uno es, en relación con la energía, una personalidad positiva y el otro una personalidad negativa. El deflector de la derecha, o ángel cargado positivamente, es el querubín — la personalidad más antigua o controladora. El deflector de la izquierda, o ángel cargado negativamente, es el sanobín — el complemento del ser. Las funciones solitarias de cada tipo de ángel son muy limitadas; por eso sirven habitualmente en parejas. Cuando sirven independientemente de sus directores seráficos dependen más que nunca del contacto mutuo, y siempre trabajan juntos.
38:7.3 (422.3) Los querubines y los sanobines son los ayudantes fieles y eficaces de los ministros seráficos, y las siete órdenes de serafines están provistas de estos asistentes subordinados. Los querubines y los sanobines sirven durante épocas enteras en estas funciones, pero no acompañan a los serafines en las misiones que realizan más allá de los confines del universo local.
38:7.4 (422.4) Los querubines y los sanobines son los trabajadores espirituales rutinarios de los mundos individuales de los sistemas. En una misión no personal y en un caso de urgencia, pueden servir en el lugar de una pareja seráfica, pero nunca ejercen su actividad, ni siquiera temporalmente, como ángeles acompañantes de los seres humanos; éste es un privilegio exclusivamente seráfico.
38:7.5 (422.5) Cuando son destinados a un planeta, los querubines ingresan en los cursos locales de formación, incluyendo el estudio de las costumbres y de los idiomas planetarios. Todos los espíritus ministrantes del tiempo son bilingües, pues hablan el idioma de su universo local de origen y el de su superuniverso nativo. Y adquieren otras lenguas adicionales estudiándolas en las escuelas de los reinos. Los querubines y los sanobines, al igual que los serafines y todas las demás órdenes de seres espirituales, se esfuerzan continuamente por mejorarse. Únicamente los seres subordinados que controlan el poder y la dirección de la energía son incapaces de progresar; todas las criaturas que poseen la volición manifestada o potencial de la personalidad buscan nuevos logros.
38:7.6 (422.6) Los querubines y los sanobines están por naturaleza muy cerca del nivel morontial de existencia, y demuestran ser sumamente eficaces en el trabajo fronterizo entre los dominios físico, morontial y espiritual. Estos hijos del Espíritu Madre del universo local están caracterizados por las «cuartas criaturas» de manera muy similar a los Servitales de Havona y a las comisiones conciliadoras. Cada cuarto querubín y cada cuarto sanobín son casi materiales, pareciéndose muy claramente al nivel morontial de existencia.
38:7.7 (422.7) Estas cuartas criaturas angélicas son de una gran ayuda para los serafines en las fases más tangibles de sus actividades universales y planetarias. Estos querubines morontiales también llevan a cabo numerosas tareas limítrofes indispensables en los mundos formativos morontiales, y son destinados en gran número al servicio de los Compañeros Morontiales. Representan, para las esferas morontiales, casi lo mismo que las criaturas intermedias para los planetas evolutivos. En los mundos habitados, estos querubines morontiales trabajan con frecuencia en unión con las criaturas intermedias. Los querubines y las criaturas intermedias son unas órdenes de seres claramente distintas; tienen orígenes diferentes, pero revelan una gran similitud de naturaleza y de funcionamiento.
38:8.1 (423.1) Los querubines y los sanobines tienen abiertas numerosas vías de servicio progresivo que conducen a una elevación de su estado, el cual puede mejorar aún más gracias al abrazo de la Ministra Divina. En lo que se refiere al potencial evolutivo, existen tres grandes clases de querubines y de sanobines:
38:8.2 (423.2) 1. Los candidatos a la ascensión. Estos seres son por naturaleza candidatos al estado seráfico. Los querubines y los sanobines de esta orden son brillantes, aunque por su dotación inherente no son iguales a los serafines; pero mediante la aplicación y la experiencia les resulta posible alcanzar la plena condición seráfica.
38:8.3 (423.3) 2. Los querubines de la fase media. Todos los querubines y sanobines no poseen el mismo potencial de ascensión, y éstos son los seres inherentemente limitados de las creaciones angélicas. La mayor parte de ellos seguirán siendo querubines y sanobines, aunque los individuos más dotados pueden conseguir un servicio seráfico limitado.
38:8.4 (423.4) 3. Los querubines morontiales. Estas «cuartas criaturas» de las órdenes angélicas conservan siempre sus características casi materiales. Continuarán siendo querubines y sanobines, junto con una mayoría de sus hermanos de la fase media, hasta la aparición completa del Ser Supremo.
38:8.5 (423.5) Aunque el segundo y el tercer grupo están un poco limitados en su potencial de crecimiento, los candidatos a la ascensión pueden alcanzar las alturas del servicio seráfico universal. Muchos querubines entre los más experimentados de este tipo son vinculados a los guardianes seráficos del destino y están situados así en línea directa para ascender al estado de Educadores de los Mundos de las Mansiones cuando sean abandonados por sus decanos seráficos. Los guardianes del destino no tienen querubines ni sanobines como ayudantes cuando sus pupilos mortales alcanzan la vida morontial. Y cuando a otros tipos de serafines evolutivos les conceden permiso para ir a Serafington y al Paraíso, tienen que separarse de sus antiguos subordinados cuando salen de los confines de Nebadon. Estos querubines y sanobines abandonados son abrazados generalmente por el Espíritu Madre del Universo, consiguiendo así un nivel equivalente al de un Educador de los Mundos de las Mansiones en el camino de alcanzar el estado seráfico.
38:8.6 (423.6) Cuando los querubines y los sanobines ya abrazados han servido durante mucho tiempo como Educadores de los Mundos de las Mansiones en las esferas morontiales, desde la más humilde hasta la más elevada, y cuando su grupo de Salvington contiene demasiados miembros, la Radiante Estrella Matutina convoca a estos fieles servidores de las criaturas del tiempo para que aparezcan en su presencia. Prestan el juramento de la transformación de la personalidad e, inmediatamente después, estos querubines y sanobines avanzados y decanos son abrazados de nuevo por el Espíritu Madre del Universo en grupos de siete mil. De este segundo abrazo surgen como serafines plenamente desarrollados. De ahora en adelante, la carrera plena y completa de un serafín, con todas sus posibilidades paradisiacas, está abierta para estos querubines y sanobines que han nacido de nuevo. Estos ángeles pueden ser nombrados como guardianes del destino de algún ser mortal, y si su pupilo mortal consigue la supervivencia, entonces tendrán derecho a avanzar hasta Serafington y los siete círculos de consecución seráfica, e incluso hasta el Paraíso y el Cuerpo de la Finalidad.
38:9.1 (424.1) Las criaturas intermedias tienen una clasificación triple: están adecuadamente clasificadas con los Hijos ascendentes de Dios; están agrupadas de hecho con las órdenes de ciudadanos permanentes, y son contadas funcionalmente entre los espíritus ministrantes del tiempo debido a su asociación íntima y eficaz con las huestes angélicas en el trabajo de servir al hombre mortal en los mundos individuales del espacio.
38:9.2 (424.2) Estas criaturas únicas aparecen en la mayoría de los mundos habitados, y siempre se las encuentra en los planetas decimales como Urantia donde se experimenta con la vida. Los intermedios son de dos tipos — primarios y secundarios — y aparecen por medio de las técnicas siguientes:
38:9.3 (424.3) 1. Los Intermedios Primarios, el grupo más espiritual, son una orden de seres un poco tipificada que desciende uniformemente de los mortales ascendentes modificados pertenecientes al estado mayor de los Príncipes Planetarios. El número de criaturas intermedias primarias es siempre de cincuenta mil, y ningún planeta que disfruta de su ministerio posee un grupo más numeroso.
38:9.4 (424.4) 2. Los Intermedios Secundarios es el grupo más material de estas criaturas, y su número varía considerablemente en los diferentes mundos, aunque el promedio es de unos cincuenta mil. Descienden de maneras diversas de los mejoradores biológicos planetarios, los Adanes y las Evas, o de su progenie directa. Existen no menos de veinticuatro técnicas distintas para dar nacimiento a estas criaturas intermedias secundarias en los mundos evolutivos del espacio. La manera en que este grupo se originó en Urantia fue inhabitual y extraordinaria.
38:9.5 (424.5) Ninguno de estos grupos es un accidente evolutivo; los dos constituyen unos elementos esenciales en los planes predeterminados de los arquitectos del universo, y su aparición en los mundos evolutivos en la coyuntura oportuna se produce con arreglo a los diseños originales y a los planes en desarrollo de los Portadores de Vida supervisores.
38:9.6 (424.6) Los intermedios primarios reciben su energía intelectual y espiritual por medio de la técnica angélica, y su nivel intelectual es uniforme. Los siete espíritus ayudantes de la mente no se ponen en contacto con ellos; sólo el sexto y el séptimo, el espíritu de adoración y el espíritu de sabiduría, son capaces de aportar su ministerio al grupo secundario.
38:9.7 (424.7) Los intermedios secundarios reciben su energía física mediante la técnica adámica, están espiritualmente situados en circuito mediante la técnica seráfica, y están dotados intelectualmente del tipo de mente morontial de transición. Están divididos en cuatro tipos físicos, en siete órdenes espirituales y en doce niveles de reacción intelectual al ministerio conjunto de los dos últimos espíritus ayudantes y de la mente morontial. Estas variantes determinan su diferencial de actividad y de asignaciones planetarias.
38:9.8 (424.8) Los intermedios primarios se parecen más a los ángeles que a los mortales; las órdenes secundarias se parecen mucho más a los seres humanos. Cada una de ellas aporta una ayuda inapreciable a la otra en la ejecución de sus múltiples tareas planetarias. Los ministros primarios pueden conseguir cooperar en enlace tanto con los controladores de la energía morontial y espiritual como con los que tienen que ver con el circuito mental. El grupo secundario sólo puede establecer relaciones de trabajo con los controladores físicos y los manipuladores de los circuitos materiales. Pero, puesto que cada orden de intermedios puede establecer un perfecto sincronismo de contacto con la otra, cada grupo es capaz de utilizar en la práctica toda la gama de energías que se extienden desde el poder físico bruto de los mundos materiales, pasando por las fases de transición de las energías universales, hasta las fuerzas superiores de la realidad espiritual de los reinos celestiales.
38:9.9 (425.1) La laguna entre los mundos materiales y espirituales está perfectamente colmada mediante la asociación en serie del hombre mortal, el intermedio secundario, el intermedio primario, el querubín morontial, el querubín de la fase media y el serafín. En la experiencia personal de un mortal individual, estos diversos niveles están indudablemente más o menos unificados y tienen un significado personal gracias a las actividades desapercibidas y misteriosas del Ajustador del Pensamiento divino.
38:9.10 (425.2) En los mundos normales, los intermedios primarios mantienen su servicio como cuerpo de información y como anfitriones celestiales en nombre del Príncipe Planetario, mientras que los ministros secundarios continúan cooperando con el régimen adámico para fomentar la causa de la civilización planetaria progresiva. En caso de deserción del Príncipe Planetario y de fallo del Hijo Material, como sucedió en Urantia, las criaturas intermedias se convierten en los pupilos del Soberano del Sistema y sirven bajo la dirección del custodio en funciones del planeta. Pero en Satania sólo hay otros tres mundos donde estos seres trabajan en un solo grupo bajo un mando unificado, como lo hacen los ministros intermedios unidos de Urantia.
38:9.11 (425.3) El trabajo planetario de los intermedios primarios y secundarios es variado y diverso en los numerosos mundos individuales de un universo, pero en los planetas normales y medios, sus actividades son muy diferentes a las obligaciones que ocupan su tiempo en las esferas aisladas como Urantia.
38:9.12 (425.4) Los intermedios primarios son los historiadores planetarios que, desde el momento de la llegada del Príncipe Planetario hasta la época del establecimiento de la luz y la vida, elaboran los espectáculos y diseñan las descripciones de la historia planetaria para las exposiciones de los planetas en los mundos sede de los sistemas.
38:9.13 (425.5) Los intermedios permanecen durante largos períodos en un mundo habitado, pero si son fieles a su deber, serán finalmente reconocidos con toda seguridad por su servicio secular para el mantenimiento de la soberanía del Hijo Creador; serán debidamente recompensados por su paciente ministerio hacia los mortales materiales en su mundo del tiempo y del espacio. Tarde o temprano, todas las criaturas intermedias acreditadas serán enroladas en las filas de los Hijos ascendentes de Dios, y serán debidamente introducidas en la larga aventura de la ascensión al Paraíso en compañía de los mismos mortales de origen animal, sus hermanos terrestres, a quienes protegieron tan celosamente y sirvieron con tanta eficacia durante su larga estancia planetaria.
38:9.14 (425.6) [Presentado por un Melquisedek que actúa a petición del Jefe de las Huestes Seráficas de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 39
39:0.1 (426.1) POR lo que sabemos, el Espíritu Infinito, tal como está personalizado en las sedes de los universos locales, tiene la intención de engendrar serafines uniformemente perfectos, pero por alguna razón desconocida estos descendientes seráficos son muy diversos. Esta diversidad puede ser el resultado de una interposición desconocida de la Deidad experiencial en evolución; si es así, no podemos probarlo. Pero sí observamos que cuando los serafines han sido sometidos a las pruebas educativas y a la disciplina formativa, se clasifican de manera infalible y bien determinada en los siete grupos siguientes:
39:0.2 (426.2) 1. Los Serafines Supremos.
39:0.3 (426.3) 2. Los Serafines Superiores.
39:0.4 (426.4) 3. Los Serafines Supervisores.
39:0.5 (426.5) 4. Los Serafines Administradores.
39:0.6 (426.6) 5. Los Ayudantes Planetarios.
39:0.7 (426.7) 6. Los Ministros de Transición.
39:0.8 (426.8) 7. Los Serafines del Futuro.
39:0.9 (426.9) Decir que un serafín cualquiera es inferior a un ángel de cualquier otro grupo no sería exactamente cierto. Sin embargo, el servicio de cada ángel está limitado, al principio, al grupo de su clasificación original e inherente. Manotia, mi asociado seráfico en la preparación de esta exposición, es un serafín supremo y anteriormente sólo ha ejercido su actividad como serafín supremo. Gracias a su aplicación y a su servicio dedicado, ha llevado a cabo uno tras otro los siete servicios seráficos, ha trabajado en casi todos los campos de actividad abiertos a un serafín, y actualmente tiene el cargo de jefe asociado de los serafines en Urantia.
39:0.10 (426.10) A los seres humanos a veces les resulta difícil comprender que una capacidad creada para realizar un ministerio de nivel superior no implica necesariamente la aptitud para trabajar en niveles de servicio relativamente inferiores. El hombre inicia su vida como un niño indefenso; por eso cada logro humano debe contener todos los requisitos previos experienciales; los serafines no tienen esta vida preadulta — no tienen infancia. Sin embargo, son criaturas experienciales, y por medio de la experiencia y a través de una educación adicional pueden acrecentar la dotación de sus aptitudes divinas e inherentes, adquiriendo experiencialmente la habilidad funcional en uno o más servicios seráficos.
39:0.11 (426.11) Después de entrar en servicio, los serafines son destinados a las reservas de su grupo inherente. Aquellos que poseen la posición planetaria de administradores sirven a menudo durante largos períodos según su clasificación original, pero cuanto más elevado es el nivel inherente de actividad de los ministros angélicos, con más perseverancia buscan ser destinados a los tipos inferiores de servicio universal. Desean ser destinados especialmente a las reservas de los ayudantes planetarios y, si lo consiguen, se inscriben en las escuelas celestiales vinculadas a la sede del Príncipe Planetario de algún mundo evolutivo. Allí empiezan el estudio de los idiomas, la historia y las costumbres locales de las razas de la humanidad. Los serafines tienen que adquirir el conocimiento y conseguir la experiencia en gran medida como lo hacen los seres humanos. No están muy alejados de vosotros en ciertos atributos de la personalidad. Todos anhelan empezar desde el fondo, en el nivel de ministerio más bajo posible; así pueden esperar alcanzar el nivel más elevado posible de destino experiencial.
39:1.1 (427.1) De las siete órdenes reveladas de ángeles del universo local, estos serafines son los más elevados. Desempeñan su actividad en siete grupos, cada uno de los cuales está estrechamente asociado con los ministros angélicos del Cuerpo Seráfico de la Finalización.
39:1.2 (427.2) 1. Los Ministros del Hijo-Espíritu. El primer grupo de serafines supremos está asignado al servicio de los Hijos elevados y de los seres con origen en el Espíritu que residen y actúan en el universo local. Este grupo de ministros angélicos sirve también al Hijo del Universo y al Espíritu del Universo, y está estrechamente asociado con el cuerpo de información de la Radiante Estrella Matutina, el jefe ejecutivo universal de las voluntades unidas del Hijo Creador y del Espíritu Creativo.
39:1.3 (427.3) Puesto que están asignados a los Hijos y a los Espíritus elevados, estos serafines se encuentran asociados por naturaleza con los extensos servicios de los Avonales del Paraíso, los descendientes divinos del Hijo Eterno y del Espíritu Infinito. En todas sus misiones magistrales y donadoras, los Avonales del Paraíso siempre están asistidos por esta orden de serafines elevada y experimentada, que en tales ocasiones se dedican a organizar y a administrar el trabajo especial relacionado con la finalización de una dispensación planetaria y con la inauguración de una nueva era. Pero no se ocupan de la tarea de juzgar, que puede o no formar parte de estos cambios de dispensación.
39:1.4 (427.4) Los Asistentes de las Donaciones. Cuando realizan una misión donadora, los Avonales del Paraíso, pero no los Hijos Creadores, siempre van acompañados de un cuerpo de 144 asistentes de la donación. Estos 144 ángeles son los jefes de todos los otros ministros procedentes del Hijo y del Espíritu que pueden estar asociados a una misión de donación. Puede haber legiones de ángeles sometidas al mando de un Hijo encarnado de Dios en una donación planetaria, pero todos estos serafines estarán organizados y dirigidos por los 144 asistentes de la donación. Las órdenes superiores de ángeles, los supernafines y los seconafines, también pueden formar parte de la hueste acompañante, y aunque sus misiones sean distintas a las de los serafines, todas estas actividades estarían coordinadas por los asistentes de la donación.
39:1.5 (427.5) Estos asistentes de las donaciones son serafines consumados; todos han atravesado los círculos de Serafington y han alcanzado el Cuerpo Seráfico de la Finalización. Y además han sido especialmente entrenados para hacer frente a las dificultades y para enfrentarse con las urgencias asociadas a las donaciones de los Hijos de Dios para el progreso de los hijos del tiempo. Todos estos serafines han alcanzado el Paraíso y el abrazo personal de la Fuente-Centro Segunda, el Hijo Eterno.
39:1.6 (427.6) Los serafines anhelan igualmente ser destinados a las misiones de los Hijos encarnados y estar vinculados como guardianes del destino a los mortales de los reinos; esta última tarea es el pasaporte seráfico más seguro para el Paraíso, mientras que los asistentes de las donaciones han realizado el servicio más elevado del universo local entre los serafines consumados que han alcanzado el Paraíso.
39:1.7 (428.1) 2. Los Asesores de los Tribunales. Son los asesores y los ayudantes seráficos vinculados a todas las órdenes de seres relacionadas con los juicios, desde los conciliadores hasta los tribunales más elevados del reino. El propósito de estos tribunales no es determinar las sentencias punitivas, sino más bien juzgar las honradas diferencias de opinión y decretar la supervivencia eterna de los mortales ascendentes. El deber de los asesores de los tribunales consiste en asegurarse de que todos los cargos contra las criaturas mortales sean expuestos con justicia y juzgados con misericordia. En esta tarea están estrechamente asociados con los Altos Comisionados, los mortales ascendentes fusionados con el Espíritu que sirven en el universo local.
39:1.8 (428.2) Los asesores seráficos de los tribunales sirven ampliamente como defensores de los mortales. No es que exista ninguna predisposición a ser injustos con las humildes criaturas de los reinos, pero mientras que la justicia exige el juicio de todas las faltas durante la ascensión hacia la perfección divina, la misericordia requiere que cada paso en falso sea juzgado con equidad de acuerdo con la naturaleza de la criatura y con el propósito divino. Estos ángeles exponen y demuestran con el ejemplo el elemento de misericordia inherente a la justicia divina — la equidad basada en el conocimiento de los hechos subyacentes en los móviles personales y en las tendencias raciales.
39:1.9 (428.3) Esta orden de ángeles sirve desde los consejos de los Príncipes Planetarios hasta los tribunales más elevados del universo local, mientras que sus asociados del Cuerpo Seráfico de la Finalización ejercen su actividad en los reinos superiores de Orvonton, e incluso en los tribunales de los Ancianos de los Días de Uversa.
39:1.10 (428.4) 3. Los Orientadores Universales. Son los verdaderos amigos y consejeros de todas las criaturas ascendentes que ya se han graduado y que se detienen por última vez en Salvington, en su universo de origen, cuando están a punto de emprender la aventura espiritual que se extiende por delante de ellos en el inmenso superuniverso de Orvonton. En tales momentos muchos ascendentes tienen un sentimiento que los mortales sólo pueden comprender comparándolo con la emoción humana de la nostalgia. Detrás de ellos se encuentran los reinos que han alcanzado, los reinos que se han vuelto familiares mediante el largo servicio y la consecución morontial; delante de ellos se extiende el misterio desafiante de un universo aún más grande y más inmenso.
39:1.11 (428.5) Los orientadores universales tienen la tarea de facilitar el paso de los peregrinos ascendentes desde los niveles que han alcanzado hasta los niveles no alcanzados de servicio universal, de ayudar a estos peregrinos a efectuar, en la comprensión de los significados y los valores, los ajustes caleidoscópicos inherentes al hecho de saber que un ser espiritual de la primera fase no se encuentra al final y en el punto culminante de la ascensión morontial del universo local, sino más bien en el punto más bajo de la larga escalera de la ascensión espiritual hacia el Padre Universal en el Paraíso.
39:1.12 (428.6) Muchos graduados de Serafington, miembros del Cuerpo Seráfico de la Finalización que están asociados con estos serafines, se dedican intensamente a enseñar en ciertas escuelas de Salvington relacionadas con la preparación de las criaturas de Nebadon para las relaciones de la próxima era del universo.
39:1.13 (428.7) 4. Los Consejeros Docentes. Estos ángeles son los ayudantes inapreciables del cuerpo docente espiritual del universo local. Los consejeros docentes son los secretarios de todas las órdenes de instructores, desde los Melquisedeks y los Hijos Instructores Trinitarios hasta los mortales morontiales que están destinados como ayudantes de aquellos de su misma especie que se encuentran justo detrás de ellos en la escala de la vida ascendente. Veréis por primera vez a estos serafines docentes asociados en alguno de los siete mundos de las mansiones que rodean a Jerusem.
39:1.14 (428.8) Estos serafines se convierten en los asociados de los jefes de división de las numerosas instituciones educativas y formativas de los universos locales, y están destinados en gran número a las facultades de los siete mundos formativos de los sistemas locales y de las setenta esferas educativas de las constelaciones. Estos ministerios se extienden hacia abajo hasta los mundos individuales. Incluso los auténticos educadores consagrados del tiempo reciben la ayuda de estos consejeros de los serafines supremos, y a menudo están acompañados por ellos.
39:1.15 (429.1) La cuarta donación del Hijo Creador bajo la forma de una criatura tuvo lugar en la similitud de un consejero docente de los serafines supremos de Nebadon.
39:1.16 (429.2) 5. Los Directores de la Asignación. Los ángeles que sirven en las esferas evolutivas y arquitectónicas habitadas por las criaturas eligen de vez en cuando a un cuerpo de 144 serafines supremos. Éste es el consejo angélico más elevado de cualquier esfera, y coordina las fases autónomas del servicio y de la asignación seráficos. Estos ángeles presiden todas las asambleas seráficas relacionadas con la línea del deber o el llamamiento a la adoración.
39:1.17 (429.3) 6. Los Registradores. Son los registradores oficiales que trabajan para los serafines supremos. Muchos de estos ángeles elevados nacieron con sus dones plenamente desarrollados; otros se han capacitado para sus puestos de confianza y de responsabilidad aplicándose diligentemente al estudio y realizando fielmente deberes similares mientras estaban vinculados a órdenes más humildes o con menos responsabilidades.
39:1.18 (429.4) 7. Los Ministros Disponibles. Una gran cantidad de serafines disponibles de la orden suprema sirven por su cuenta en las esferas arquitectónicas y en los planetas habitados. Estos ministros satisfacen voluntariamente el diferencial de demanda existente para conseguir los servicios de los serafines supremos, formando así la reserva general de esta orden.
39:2.1 (429.5) Los serafines superiores no reciben este nombre porque sean en algún sentido cualitativamente superiores a las otras órdenes de ángeles, sino porque están a cargo de las actividades superiores de un universo local. Muchos miembros de los dos primeros grupos de este cuerpo seráfico son serafines porque lo han conseguido, son ángeles que han servido en todas las fases formativas y que han regresado para realizar una tarea glorificada como directores de los seres de su misma especie en las esferas de sus actividades iniciales. Como Nebadon es un universo joven, no tiene muchos ángeles de esta orden.
39:2.2 (429.6) Los serafines superiores ejercen su actividad en los siete grupos siguientes:
39:2.3 (429.7) 1. El Cuerpo de Información. Estos serafines pertenecen al estado mayor personal de Gabriel, la Radiante Estrella Matutina. Recorren el universo local reuniendo la información de los reinos para su buen gobierno en los consejos de Nebadon. Son el cuerpo de información de las poderosas huestes que Gabriel preside como vicegerente del Hijo Maestro. Estos serafines no están vinculados directamente ni a los sistemas ni a las constelaciones, y su información llega directamente a Salvington por un circuito continuo, directo e independiente.
39:2.4 (429.8) Los cuerpos de información de los diversos universos locales pueden intercomunicarse, y de hecho lo hacen, pero sólo dentro de un superuniverso dado. Existe un diferencial de energía que separa eficazmente los asuntos y las operaciones de los diversos supergobiernos. Generalmente, un superuniverso sólo se puede comunicar con otro superuniverso a través de las disposiciones y las instalaciones de la cámara distribuidora de información del Paraíso.
39:2.5 (430.1) 2. La Voz de la Misericordia. La misericordia es la tónica del servicio seráfico y del ministerio angélico. Por eso es justo que exista un cuerpo de ángeles que describa la misericordia de una manera especial. Estos serafines son los verdaderos ministros de la misericordia en los universos locales. Son los guías inspirados que fomentan los impulsos superiores y las emociones más sagradas de los hombres y de los ángeles. Actualmente, los directores de estas legiones siempre son serafines consumados que son también los guardianes graduados del destino de los mortales; es decir, que cada pareja angélica ha guiado al menos a un alma de origen animal durante su vida en la carne, ha atravesado posteriormente los círculos de Serafington y ha sido enrolada en el Cuerpo Seráfico de la Finalización.
39:2.6 (430.2) 3. Los Coordinadores Espirituales. El tercer grupo de serafines superiores tiene su base en Salvington, pero ejerce su actividad en el universo local en cualquier parte donde pueda prestar un servicio beneficioso. Aunque sus tareas son esencialmente espirituales y sobrepasan por tanto la comprensión real de la mente humana, quizás captéis una parte de su ministerio hacia los mortales si os explicamos que a estos ángeles se les ha confiado la tarea de preparar a los ascendentes que residen en Salvington para su última transición en el universo local — desde el nivel morontial más elevado hasta el estado de seres espirituales recién nacidos. Al igual que los planificadores de la mente ayudan a las criaturas supervivientes en los mundos de las mansiones a adaptarse a los potenciales de la mente morontial y a utilizarlos eficazmente, estos serafines instruyen a los graduados morontiales en Salvington acerca de las capacidades recién adquiridas de la mente espiritual. Y sirven a los mortales ascendentes de otras muchas maneras.
39:2.7 (430.3) 4. Los Educadores Asistentes. Los educadores asistentes son los ayudantes y asociados de sus compañeros serafines, los consejeros docentes. También están relacionados individualmente con las extensas empresas educativas del universo local, en especial con el séptuple programa de formación que está en vigor en los mundos de las mansiones de los sistemas locales. Un maravilloso cuerpo de esta orden de serafines ejerce su actividad en Urantia con el objeto de favorecer y fomentar la causa de la verdad y la rectitud.
39:2.8 (430.4) 5. Los Transportadores. Todos los grupos de espíritus ministrantes tienen sus cuerpos de transporte, sus órdenes angélicas dedicadas al ministerio de transportar a aquellas personalidades que son incapaces de viajar por sí mismas de una esfera a otra. El quinto grupo de serafines superiores tiene su sede en Salvington y presta sus servicios atravesando el espacio desde, y hacia, la sede del universo local. Al igual que otras subdivisiones de los serafines superiores, algunos de estos ángeles fueron creados como tales mientras que otros se han elevado partiendo de los grupos inferiores o menos dotados.
39:2.9 (430.5) El «alcance energético» de los serafines es enteramente adecuado para las necesidades del universo local e incluso del superuniverso, pero nunca podrían resistir las exigencias energéticas implicadas en un viaje tan largo como el de Uversa hasta Havona. Un viaje tan agotador requiere los poderes especiales de un seconafín primario dotado para el transporte. Los transportadores se recargan de energía para volar mientras están en tránsito, y recuperan su fuerza personal al final del viaje.
39:2.10 (430.6) Los mortales ascendentes no poseen formas personales de tránsito ni siquiera en Salvington. Los ascendentes tienen que depender de los transportes seráficos para avanzar de un mundo a otro hasta después del último sueño de descanso en el círculo interior de Havona y del despertar eterno en el Paraíso. Después de esto ya no dependeréis de los ángeles para transportaros de un universo a otro.
39:2.11 (430.7) El proceso de estar enserafinado no es muy diferente a la experiencia de la muerte o del sueño, salvo que en el sueño de tránsito hay un elemento temporal automático. Estáis conscientemente inconscientes durante el descanso seráfico. Pero el Ajustador del Pensamiento está plena y totalmente consciente, de hecho es excepcionalmente eficaz, puesto que sois incapaces de oponeros, resistir o dificultar de otras maneras su trabajo creativo y transformador.
39:2.12 (431.1) Cuando sois enserafinados, os dormís durante un período concreto y os despertáis en el momento indicado. Durante el sueño de tránsito la duración del viaje es indiferente. No os dais directamente cuenta del paso del tiempo. Es como si os durmierais en un vehículo de transporte en una ciudad, y después de haber dormido tranquilamente toda la noche, os despertarais en otra metrópolis lejana. Habéis viajado mientras dormíais. Así pues, alzáis el vuelo por el espacio, enserafinados, mientras descansáis — mientras dormís. El sueño de tránsito es provocado por la unión entre los Ajustadores y los transportadores seráficos.
39:2.13 (431.2) Los ángeles no pueden transportar los cuerpos combustibles — de carne y hueso — tales como los que tenéis ahora, pero pueden transportar todos los demás, desde las formas morontiales inferiores hasta las formas espirituales más elevadas. No actúan en caso de muerte natural. Cuando termináis vuestra carrera terrestre, vuestro cuerpo se queda en este planeta. Vuestro Ajustador del Pensamiento se dirige al seno del Padre, y estos ángeles no se ocupan directamente de la reconstitución posterior de vuestra personalidad en el mundo de identificación de las mansiones. Allí, vuestro nuevo cuerpo es una forma morontial, una forma que puede ser enserafinada. «Sembráis un cuerpo mortal» en la tumba, y «cosecháis una forma morontial» en los mundos de las mansiones.
39:2.14 (431.3) 6. Los Registradores. Estas personalidades se ocupan especialmente de recibir, archivar y volver a enviar los registros de Salvington y de sus mundos asociados. Sirven también como registradores especiales para los grupos residentes de personalidades superiores y del superuniverso, y como actuarios de los tribunales de Salvington y secretarios de sus dirigentes.
39:2.15 (431.4) Los Transmisores — receptores y emisores — son una subdivisión especializada de los registradores seráficos, y se ocupan de enviar los registros y de diseminar la información esencial. Su trabajo es de tipo elevado, pues manejan tal cantidad de circuitos que 144.000 mensajes pueden atravesar simultáneamente las mismas líneas de energía. Adaptan las técnicas ideográficas superiores de los jefes registradores superáficos, y con estos símbolos comunes mantienen un contacto recíproco tanto con los coordinadores de la información de los supernafines terciarios como con los coordinadores glorificados de la información del Cuerpo Seráfico de la Finalización.
39:2.16 (431.5) Los registradores seráficos de la orden superior efectúan así una estrecha unión con el cuerpo de información de su propia orden y con todos los registradores subordinados, mientras que las transmisiones les permiten mantener una comunicación constante con los registradores superiores del superuniverso y, a través de este canal, con los registradores de Havona y con los custodios del conocimiento situados en el Paraíso. Muchos miembros de la orden superior de los registradores son serafines ascendidos que habían realizado tareas similares en las secciones inferiores del universo.
39:2.17 (431.6) 7. Las Reservas. En Salvington se mantienen numerosas reservas de todos los tipos de serafines superiores, disponibles instantáneamente para ser enviados hasta los mundos más alejados de Nebadon cuando son solicitados por los directores de las asignaciones o a petición de los administradores del universo. Las reservas de los serafines superiores también proporcionan ayudantes mensajeros a petición del jefe de las Brillantes Estrellas Vespertinas, el cual está encargado de custodiar y de enviar todas las comunicaciones personales. Un universo local está plenamente provisto de los medios de intercomunicación adecuados, pero siempre hay un residuo de mensajes que es preciso enviar por medio de mensajeros personales.
39:2.18 (432.1) En los mundos seráficos de Salvington se mantienen las reservas básicas para todo el universo local. Este cuerpo incluye a todos los tipos de todos los grupos de ángeles.
39:3.1 (432.2) Esta polifacética orden de ángeles del universo está destinada al servicio exclusivo de las constelaciones. Estos hábiles ministros tienen sus sedes en las capitales de las constelaciones, pero ejercen su actividad en todo Nebadon en beneficio de los reinos que les están asignados.
39:3.2 (432.3) 1. Los Asistentes Supervisores. La primera orden de serafines supervisores está destinada al trabajo colectivo de los Padres de las Constelaciones, y siempre ayudan de manera eficaz a los Altísimos. Estos serafines se ocupan principalmente de unificar y de estabilizar toda una constelación.
39:3.3 (432.4) 2. Los Pronosticadores de la Ley. El fundamento intelectual de la justicia es la ley, y en un universo local la ley tiene su origen en las asambleas legislativas de las constelaciones. Estos cuerpos deliberativos codifican y promulgan oficialmente las leyes fundamentales de Nebadon, unas leyes destinadas a proporcionar el máximo de coordinación posible de toda una constelación de acuerdo con la política fija de no violar el libre albedrío moral de las criaturas personales. La segunda orden de serafines supervisores tiene la tarea de presentar ante los legisladores de la constelación un pronóstico sobre la manera en que un decreto propuesto afectaría a la vida de las criaturas dotadas de libre albedrío. Están bien cualificados para realizar este servicio en virtud de su larga experiencia en los sistemas locales y en los mundos habitados. Estos serafines no pretenden favorecer especialmente a un grupo o a otro, pero comparecen ante los legisladores celestiales para hablar en nombre de aquellos que no pueden estar presentes para hablar por sí mismos. Incluso el hombre mortal puede contribuir a la evolución de la ley universal, pues estos mismos serafines describen plena y fielmente, no necesariamente los deseos transitorios y conscientes del hombre, sino más bien los verdaderos anhelos del hombre interior, del alma morontial evolutiva del mortal material que reside en los mundos del espacio.
39:3.4 (432.5) 3. Los Arquitectos Sociales. Estos serafines trabajan desde los planetas individuales hasta los mundos formativos morontiales para intensificar todos los contactos sociales sinceros y para fomentar la evolución social de las criaturas del universo. Son los ángeles que tratan de despojar a las asociaciones de seres inteligentes de toda artificialidad, esforzándose al mismo tiempo por facilitar la interasociación de las criaturas volitivas sobre la base de una verdadera comprensión de sí mismo y de un aprecio mutuo sincero.
39:3.5 (432.6) Los arquitectos sociales hacen todo lo que está dentro de su campo y de sus posibilidades para reunir a los individuos compatibles con el fin de que puedan formar grupos de trabajo eficaces y agradables en la Tierra; y a veces estos grupos se han asociado de nuevo en los mundos de las mansiones para continuar su fructífero servicio. Pero estos serafines no siempre consiguen sus objetivos; no siempre son capaces de reunir a aquellos que podrían formar el grupo más ideal para conseguir un objetivo dado o realizar una tarea determinada; en estas condiciones, tienen que utilizar el mejor material disponible.
39:3.6 (432.7) Estos ángeles continúan su ministerio en los mundos de las mansiones y en los mundos morontiales superiores. Se ocupan de todas las tareas que tienen que ver con el progreso en los mundos morontiales y que afectan a tres o más personas. Cuando dos seres trabajan juntos, se considera que lo hacen sobre la base del emparejamiento, la complementariedad o la asociación, pero cuando tres o más seres están agrupados para realizar un servicio, constituyen un problema social y, por consiguiente, caen dentro de la jurisdicción de los arquitectos sociales. En Edentia, estos eficaces serafines están organizados en setenta divisiones, y estas divisiones aportan su ministerio en los setenta mundos de progreso morontial que rodean a la esfera sede.
39:3.7 (433.1) 4. Los Sensibilizadores Éticos. Estos serafines tienen la misión de fomentar y de promover en las criaturas el crecimiento de la apreciación de la moralidad de las relaciones interpersonales, pues éste es el origen y el secreto del crecimiento continuado e intencional de la sociedad y del gobierno, humano o superhumano. Estos acrecentadores de la apreciación ética actúan en cualquier lugar donde puedan prestar sus servicios como consejeros voluntarios de los gobernantes planetarios y como instructores de intercambio en los mundos formativos de los sistemas. Sin embargo, no caeréis bajo su completa dirección hasta que no alcancéis las escuelas de fraternidad de Edentia, donde estimularán vuestra apreciación por las mismas verdades sobre la fraternidad que en ese momento estaréis explorando con tanta aplicación mediante la experiencia real de vivir con los univitatias en los laboratorios sociales de Edentia, los setenta satélites de la capital de Norlatiadek.
39:3.8 (433.2) 5. Los Transportadores. Los serafines supervisores del quinto grupo trabajan como transportadores de personalidades, trayendo y llevando a los seres a las sedes de las constelaciones. Cuando estos serafines transportadores vuelan de una esfera a otra, son plenamente conscientes de su velocidad, dirección y paradero astronómico. No atraviesan el espacio como lo haría un proyectil inanimado. Pueden pasar los unos cerca de los otros durante su vuelo espacial sin el menor peligro de colisión. Son totalmente capaces de variar la velocidad de su marcha y de alterar la dirección de su vuelo, e incluso de cambiar de destino si sus directores se lo ordenan así en cualquier cruce espacial de los circuitos universales de información.
39:3.9 (433.3) Estas personalidades de transporte están organizadas de tal manera que pueden utilizar simultáneamente las tres líneas de energía distribuidas por el universo, cada una de las cuales tiene una velocidad espacial neta de 299.790 kilómetros por segundo. Así pues, estos transportadores son capaces de superponer la velocidad de la energía a la velocidad del poder hasta alcanzar, en el transcurso de sus largos viajes, una velocidad media que varía entre 893.000 y casi 900.000 de vuestros kilómetros por segundo de vuestro tiempo. La velocidad es afectada por la masa y la proximidad de la materia vecina y por la intensidad y la dirección de los principales circuitos cercanos de poder universal. Hay numerosos tipos de seres similares a los serafines que pueden atravesar el espacio, y que también son capaces de transportar a otros seres que han sido debidamente preparados.
39:3.10 (433.4) 6. Los Registradores. Los serafines supervisores se la sexta orden actúan como registradores especiales de los asuntos de las constelaciones. Un cuerpo numeroso y eficaz ejerce su actividad en Edentia, la sede de la constelación de Norlatiadek, a la que pertenecen vuestro sistema y vuestro planeta.
39:3.11 (433.5) 7. Las Reservas. Las reservas generales de los serafines supervisores se mantienen en las sedes de las constelaciones. Estos reservistas angélicos no están inactivos en ningún sentido; muchos de ellos sirven como ayudantes mensajeros de los gobernantes de las constelaciones; otros están vinculados a las reservas de los Vorondadeks sin destino estacionados en Salvington; y otros aún pueden estar vinculados a los Hijos Vorondadeks encargados de una misión especial, tales como el observador Vorondadek, y a veces Altísimo regente, de Urantia.
39:4.1 (434.1) La cuarta orden de serafines está asignada a las tareas administrativas de los sistemas locales. Son nativos de las capitales de los sistemas pero están estacionados en gran número en las esferas de las mansiones y morontiales y en los mundos habitados. Los serafines de la cuarta orden están dotados por naturaleza de una capacidad administrativa excepcional. Son los hábiles ayudantes de los directores de las divisiones inferiores del gobierno universal de un Hijo Creador, y se ocupan principalmente de los asuntos de los sistemas locales y de los mundos que los componen. Están organizados para el servicio de la manera siguiente:
39:4.2 (434.2) 1. Los Asistentes Administrativos. Estos hábiles serafines son los asistentes directos del Soberano de un Sistema, de un Hijo Lanonandek primario. Son unos ayudantes inapreciables para llevar a cabo los complicados detalles del trabajo ejecutivo de la sede de un sistema. Sirven también como agentes personales de los gobernantes de los sistemas, y viajan en gran número de un sitio para otro a los diversos mundos de transición y a los planetas habitados, cumpliendo numerosos cometidos por el bienestar del sistema y por los intereses físicos y biológicos de sus mundos habitados.
39:4.3 (434.3) Estos mismos administradores seráficos también están vinculados a los gobiernos de los soberanos de los mundos, los Príncipes Planetarios. La mayoría de los planetas de un universo dado se encuentran bajo la jurisdicción de un Hijo Lanonandek secundario, pero en ciertos mundos, como sucedió en Urantia, el plan divino ha fracasado. En caso de deserción de un Príncipe Planetario, estos serafines quedan vinculados a los síndicos Melquisedeks y a sus sucesores en la autoridad planetaria. El gobernante en funciones actual de Urantia tiene la ayuda de un cuerpo de mil miembros de esta polifacética orden de serafines.
39:4.4 (434.4) 2. Los Guías de la Justicia. Son los ángeles que presentan el resumen de las pruebas relacionadas con el bienestar eterno de los hombres y de los ángeles cuando estos asuntos se someten a juicio en los tribunales de un sistema o de un planeta. Preparan las declaraciones para todas las audiencias preliminares donde está implicada la supervivencia de los mortales, unas declaraciones que se presentan posteriormente, con los informes de estos casos, ante los tribunales superiores del universo y del superuniverso. En todos los casos en que la supervivencia es dudosa, la defensa es preparada por estos serafines que poseen una comprensión perfecta de todos los detalles de cada característica de cada cargo que figura en las acusaciones presentadas por los administradores de la justicia universal.
39:4.5 (434.5) Estos ángeles no tienen la misión de vencer o de retrasar la justicia, sino más bien de asegurar que una justicia infalible llena de generosa misericordia se aplicará con equidad a todas las criaturas. Estos serafines ejercen a menudo sus funciones en los mundos locales, apareciendo con frecuencia ante los tríos arbitrales de las comisiones conciliadoras — los tribunales que juzgan los malentendidos menores. Muchos ángeles que han servido en otro tiempo como guías de la justicia en los mundos inferiores, aparecen más tarde como Voces de la Misericordia en las esferas superiores y en Salvington.
39:4.6 (434.6) Muy pocos guías de la justicia se perdieron durante la rebelión de Lucifer en Satania, pero más de una cuarta parte de los otros serafines administradores y de las órdenes inferiores de ministros seráficos se engañaron y se descarriaron a causa de los sofismas de una libertad personal desenfrenada.
39:4.7 (434.7) 3. Los Intérpretes de la Ciudadanía Cósmica. Cuando los mortales ascendentes han terminado su formación en los mundos de las mansiones, su primer aprendizaje como estudiantes en la carrera universal, se les permite disfrutar de las satisfacciones pasajeras de una madurez relativa — de la ciudadanía en la capital del sistema. Aunque la conquista de cada meta ascendente es un logro objetivo, en un sentido más amplio estas metas no son más que hitos en el largo sendero ascendente hacia el Paraíso. Pero por muy relativos que sean estos éxitos, a ninguna criatura evolutiva se le niega nunca la satisfacción completa, aunque transitoria, de haber alcanzado una meta. De vez en cuando hay una pausa en la ascensión al Paraíso, un corto respiro, durante el cual los horizontes universales permanecen inmóviles, el estado de la criatura es estacionario, y la personalidad saborea el dulzor de haber alcanzado una meta.
39:4.8 (435.1) El primero de estos períodos en la carrera de un ascendente mortal tiene lugar en la capital de un sistema local. Durante esta pausa, y como ciudadanos de Jerusem, intentaréis expresar en vuestra vida como criaturas aquellas cosas que habréis adquirido durante las ocho experiencias de vida anteriores — que abarcan Urantia y los siete mundos de las mansiones.
39:4.9 (435.2) Los intérpretes seráficos de la ciudadanía cósmica guían a los nuevos ciudadanos de las capitales de los sistemas y estimulan su apreciación de las responsabilidades del gobierno de un universo. Estos serafines también están estrechamente asociados con los Hijos Materiales en la administración de los sistemas, mientras describen la responsabilidad y la moralidad de la ciudadanía cósmica a los mortales materiales de los mundos habitados.
39:4.10 (435.3) 4. Los Estimuladores de la Moralidad. En los mundos de las mansiones empezáis a aprender el dominio de vosotros mismos en beneficio de todos los interesados. Vuestra mente aprende a cooperar, aprende la manera de hacer planes con otros seres más sabios. En la sede del sistema, los educadores seráficos estimularán aún más vuestra apreciación de la moralidad cósmica — de las interacciones entre la libertad y la lealtad.
39:4.11 (435.4) ¿Qué es la lealtad? Es el fruto de una apreciación inteligente de la fraternidad universal; uno no puede recibir mucho sin dar nada. A medida que ascendéis la escala de la personalidad, primero aprendéis a ser leales, luego a amar, después a ser filiales, y entonces podréis ser libres; pero hasta que no seáis finalitarios, hasta que no hayáis alcanzado la perfección de la lealtad, no podréis daros cuenta por vosotros mismos de la finalidad de la libertad.
39:4.12 (435.5) Estos serafines enseñan lo fructífera que es la paciencia; que el estancamiento es la muerte segura, pero que el crecimiento excesivamente rápido es igualmente suicida; que al igual que una gota de agua cae desde un nivel más alto hasta uno más bajo, y corriendo hacia adelante desciende continuamente a través de una sucesión de pequeñas caídas, así es siempre el progreso hacia arriba en los mundos morontiales y espirituales — igual de lento y mediante las mismas etapas graduales.
39:4.13 (435.6) Los estimuladores de la moralidad describen la vida mortal a los mundos habitados como una cadena ininterrumpida de muchos eslabones. Vuestra corta estancia en Urantia, en esta esfera de infancia humana, sólo es un simple eslabón, el primero de la larga cadena que ha de extenderse a través de los universos y de las eras eternas. No se trata tanto de lo que aprendáis en esta primera vida; lo importante es la experiencia de vivir esta vida. Incluso el trabajo en este mundo, por muy importante que sea, no es ni mucho menos tan importante como la manera de hacerlo. No existe ninguna recompensa material para una vida recta, pero existe una profunda satisfacción — una conciencia de haberlo logrado — y ésta trasciende cualquier recompensa material imaginable.
39:4.14 (435.7) Las llaves del reino de los cielos son la sinceridad, más sinceridad y aún más sinceridad. Todos los hombres poseen estas llaves. Los hombres las utilizan — elevan su estado espiritual — mediante sus decisiones, más decisiones y aún más decisiones. La elección moral más elevada consiste en elegir el valor más elevado posible, y ésta siempre consiste — en cualquier esfera, y en todas ellas — en elegir hacer la voluntad de Dios. Si el hombre elige hacerla, es grande, aunque sea el ciudadano más humilde de Jerusem o incluso el mortal más insignificante de Urantia.
39:4.15 (436.1) 5. Los Transportadores. Son los serafines de transporte que ejercen su actividad en los sistemas locales. En vuestro sistema de Satania llevan a los pasajeros desde Jerusem a un sitio y a otro, y sirven de otras maneras como transportadores interplanetarios. Es raro que pase un solo día sin que un serafín transportador de Satania no deposite en las orillas de Urantia a algún visitante estudiantil o a algún otro viajero de naturaleza espiritual o semiespiritual. Estos mismos ángeles que recorren el espacio os llevarán y traerán algún día entre los diversos mundos del grupo sede del sistema, y cuando hayáis terminado vuestra tarea en Jerusem, os llevarán hacia adelante hasta Edentia. Pero en ninguna circunstancia os llevarán hacia atrás al mundo de vuestro origen humano. Un mortal no regresa nunca a su planeta natal durante la dispensación de su existencia temporal, y si sucede que regresa durante una dispensación posterior, estaría acompañado por un serafín transportador del grupo perteneciente a la sede del universo.
39:4.16 (436.2) 6. Los Registradores. Estos serafines son los guardianes de los archivos triples de los sistemas locales. El templo de los archivos situado en la capital de un sistema es una estructura única; un tercio es material y está construido con metales y cristales luminosos; un tercio es morontial y está fabricado con la unión de la energía espiritual y material pero que se salen del campo de la visión humana; y un tercio es espiritual. Los registradores de esta orden dirigen y mantienen este triple sistema de archivos. Los mortales ascendentes consultarán al principio los archivos materiales, los Hijos Materiales y los seres de transición más elevados consultan los de las salas morontiales, mientras que los serafines y las personalidades espirituales superiores del reino examinan los archivos de la sección espiritual.
39:4.17 (436.3) 7. Las Reservas. El cuerpo de reserva de los serafines administradores situado en Jerusem pasa una gran parte de su tiempo de espera conversando, como compañeros espirituales, con los mortales ascendentes recién llegados de los diversos mundos del sistema — los graduados acreditados de los mundos de las mansiones. Uno de los encantos de vuestra estancia en Jerusem consistirá en hablar y conversar, durante vuestros períodos de descanso, con estos serafines del cuerpo de reserva en espera, que han viajado mucho y son muy experimentados.
39:4.18 (436.4) Estas relaciones amistosas son precisamente las que hacen que los mortales ascendentes se encariñen tanto con la capital de un sistema. En Jerusem encontraréis entremezclados por primera vez a los Hijos Materiales, los ángeles y los peregrinos ascendentes. Aquí fraternizan los seres totalmente espirituales y semiespirituales con los individuos que acaban de salir de la existencia material. Las formas mortales están aquí tan modificadas y el campo humano de reacción a la luz tan ampliado, que todos son capaces de disfrutar del hecho de reconocerse mutuamente y de comprender con simpatía la personalidad del otro.
39:5.1 (436.5) Estos serafines mantienen sus sedes en las capitales de los sistemas y, aunque están estrechamente asociados con los ciudadanos adámicos que residen allí, están asignados principalmente al servicio de los Adanes Planetarios, los mejoradores físicos o biológicos de las razas materiales de los mundos evolutivos. El trabajo ministrante de los ángeles se vuelve cada vez más interesante a medida que se acerca a los mundos habitados, a medida que se acerca a los problemas reales que afrontan los hombres y las mujeres del tiempo que se están preparando para intentar alcanzar la meta de la eternidad.
39:5.2 (437.1) La mayoría de los ayudantes planetarios fueron retirados de Urantia después del derrumbamiento del régimen adámico, y la supervisión seráfica de vuestro mundo recayó en gran parte sobre los administradores, los ministros de transición y los guardianes del destino. Pero estos ayudantes seráficos de vuestros Hijos Materiales negligentes sirven aún a Urantia en los grupos siguientes:
39:5.3 (437.2) 1. Las Voces del Jardín. Cuando el curso planetario de la evolución humana alcanza su nivel biológico más elevado, los Hijos y las Hijas Materiales, los Adanes y las Evas, siempre aparecen para acrecentar la evolución ulterior de las razas mediante la contribución efectiva de su plasma vital superior. La sede planetaria de un Adán y una Eva se denomina generalmente Jardín del Edén, y a sus serafines personales se les conoce a menudo como las «voces del Jardín». Estos serafines prestan un servicio inapreciable a los Adanes Planetarios en todos sus proyectos dirigidos a elevar física e intelectualmente a las razas evolutivas. Después de la falta adámica en Urantia, a algunos de estos serafines los dejaron en el planeta y fueron asignados a los sucesores de Adán en autoridad.
39:5.4 (437.3) 2. Los Espíritus de la Fraternidad. Cuando un Adán y una Eva llegan a un mundo evolutivo, es evidente que la tarea de conseguir la armonía racial y la cooperación social entre sus diversas razas es de proporciones considerables. Estas razas de colores diferentes y de naturalezas variadas raras veces aceptan con gusto el plan de la fraternidad humana. Estos hombres primitivos sólo llegan a reconocer la sabiduría de la interasociación pacífica como resultado de una experiencia humana madura y gracias al ministerio fiel de los espíritus seráficos de la fraternidad. Sin el trabajo de estos serafines, los esfuerzos de los Hijos Materiales por armonizar y hacer avanzar a las razas de un mundo evolutivo se retrasarían enormemente. Y si vuestro Adán se hubiera adherido al plan original para el avance de Urantia, estos espíritus de la fraternidad ya habrían realizado a estas alturas unas transformaciones increíbles en la raza humana. En vista de la falta adámica, es realmente admirable que estas órdenes seráficas hayan sido capaces de fomentar y de llevar a cabo el grado de fraternidad que disfrutáis actualmente en Urantia.
39:5.5 (437.4) 3. Las Almas de la Paz. Los primeros milenios de esfuerzos ascendentes de los hombres evolutivos están caracterizados por numerosas luchas. La paz no es el estado natural de los reinos materiales. Los mundos llevan a cabo por primera vez «la paz en la Tierra y la buena voluntad entre los hombres» gracias al ministerio de las almas seráficas de la paz. Aunque estos ángeles sufrieron muchas frustraciones en sus primeros esfuerzos en Urantia, Vevona, el jefe de las almas de la paz en la época de Adán, fue dejado en Urantia, y ahora está vinculado al estado mayor del gobernador general residente. Cuando Miguel nació, este mismo Vevona es el que, como jefe de las huestes angélicas, anunció a los mundos: «Gloria a Dios en Havona y, en la Tierra, paz y buena voluntad entre los hombres».
39:5.6 (437.5) En las épocas más avanzadas de la evolución planetaria, estos serafines contribuyen a reemplazar, como filosofía de la supervivencia de los mortales, la idea de la expiación por el concepto de la sintonización con lo divino.
39:5.7 (437.6) 4. Los Espíritus de la Confianza. La desconfianza es la reacción inherente de los hombres primitivos; las luchas por la supervivencia durante los primeros tiempos no engendran de forma natural la confianza. La confianza es una nueva adquisición humana provocada por el ministerio de estos serafines planetarios del régimen adámico. La misión de estos ángeles consiste en inculcar la confianza en la mente de los hombres evolutivos. Los Dioses son muy confiados; el Padre Universal está dispuesto a confiar sin reservas — bajo la forma de Ajustador — en la asociación con el hombre.
39:5.8 (438.1) Todo este grupo de serafines fue transferido al nuevo régimen después de malograrse el plan adámico, y desde entonces han continuado trabajando en Urantia. Y no han fracasado del todo, puesto que actualmente se está desarrollando una civilización que incorpora una gran parte de sus ideales sobre la confianza y la fiabilidad.
39:5.9 (438.2) En las eras planetarias más avanzadas, estos serafines acrecientan la apreciación humana de la verdad de que la incertidumbre es el secreto de la continuidad satisfecha. Ayudan a los filósofos mortales a comprender que cuando la ignorancia es esencial para conseguir algo, sería un desatino colosal que la criatura conociera el futuro. Realzan el gusto del hombre por el dulzor de la incertidumbre, por el encanto y el atractivo de un futuro impreciso y desconocido.
39:5.10 (438.3) 5. Los Transportadores. Los transportadores planetarios están al servicio de los mundos individuales. La mayoría de los seres enserafinados que llegan a este planeta están de paso; hacen simplemente una parada; están custodiados por sus propios transportadores seráficos especiales; pero hay un gran número de estos serafines estacionados en Urantia. Son las personalidades transportadoras que operan desde los planetas locales, como por ejemplo desde Urantia hasta Jerusem.
39:5.11 (438.4) Vuestra idea convencional sobre los ángeles ha nacido de la manera siguiente: en los momentos inmediatamente anteriores a la muerte física, a veces se produce un fenómeno reflectante en la mente humana, y esta conciencia en vías de apagarse parece visualizar algo de la forma del ángel acompañante; esto se interpreta de inmediato en los términos del concepto habitual que la mente de ese individuo tiene sobre los ángeles.
39:5.12 (438.5) La idea errónea de que los ángeles poseen alas no se debe íntegramente a las antiguas nociones de que debían tener alas para volar por los aires. A los seres humanos se les ha permitido a veces observar a los serafines que se estaban preparando para realizar un servicio de transporte, y las tradiciones acerca de estas experiencias han determinado ampliamente el concepto urantiano sobre los ángeles. Al observar a un serafín transportador que se está preparando para recibir a un pasajero para un viaje interplanetario, se puede ver lo que parece ser un doble dispositivo de alas que se extiende desde la cabeza hasta los pies del ángel. Estas alas son en realidad aisladores energéticos — escudos contra la fricción.
39:5.13 (438.6) Cuando los seres celestiales han de ser enserafinados para ser trasladados de un mundo a otro, se les lleva a la sede de la esfera y, después del debido registro, se les provoca el sueño de tránsito. Entretanto, el serafín transportador se coloca en posición horizontal inmediatamente por encima del polo energético universal del planeta. Mientras los escudos energéticos están totalmente abiertos, los asistentes seráficos de servicio depositan hábilmente a la personalidad dormida directamente encima del ángel transportador. Luego, los pares de escudos tanto superiores como inferiores se cierran y se ajustan cuidadosamente.
39:5.14 (438.7) Entonces, bajo la influencia de los transformadores y los transmisores, empieza una extraña metamorfosis a medida que se prepara al serafín para ser lanzado a las corrientes energéticas de los circuitos universales. Según la apariencia exterior, el serafín se vuelve puntiagudo en ambos extremos, y está tan envuelto en una extraña luz de tonalidad ámbar que muy pronto es imposible distinguir a la personalidad enserafinada. Cuando todo está preparado para la partida, el jefe de los transportes inspecciona adecuadamente el vehículo de vida, efectúa el examen rutinario para comprobar si el ángel está o no adecuadamente conectado a los circuitos; luego anuncia que el viajero está debidamente enserafinado, que las energías están ajustadas, que el ángel está aislado, y que todo está preparado para el destello de la salida. Dos controladores maquinales ocupan entonces sus puestos. Para entonces, el serafín transportador se ha convertido en una silueta casi transparente, vibrante, con forma de torpedo y con una luminosidad resplandeciente. El expedidor de los transportes del reino convoca entonces a las baterías auxiliares de los transmisores vivientes de energía, que generalmente ascienden a mil; cuando anuncia el destino del transporte, se acerca y toca el punto más cercano del vehículo seráfico, el cual sale disparado a la velocidad de un relámpago, dejando una estela de luminosidad celestial hasta donde se prolonga la envoltura atmosférica planetaria. En menos de diez minutos, el maravilloso espectáculo se pierde de vista incluso para la visión reforzada de los serafines.
39:5.15 (439.1) Aunque los informes espaciales planetarios se reciben a mediodía en el meridiano de la sede espiritual indicada, los transportadores son enviados a medianoche desde este mismo lugar. Es el momento más favorable para la partida y es la hora oficial, cuando no se indica lo contrario.
39:5.16 (439.2) 6. Los Registradores. Son los custodios de los asuntos importantes del planeta tal como éste funciona como una parte del sistema y tal como está relacionado con, e implicado en, el gobierno del universo. Ejercen su actividad registrando los asuntos planetarios, pero no se ocupan de las cuestiones relacionadas con la vida y la existencia de los individuos.
39:5.17 (439.3) 7. Las Reservas. El cuerpo de reserva de los serafines planetarios de Satania se mantiene en Jerusem en estrecha asociación con las reservas de los Hijos Materiales. Estas abundantes reservas aseguran plenamente cada fase de las múltiples actividades de esta orden seráfica. Estos ángeles son también los portadores de los mensajes personales de los sistemas locales. Sirven a los mortales de transición, a los ángeles y a los Hijos Materiales, así como a otros seres domiciliados en la sede del sistema. Aunque Urantia está excluida actualmente de los circuitos espirituales de Satania y de Norlatiadek, por lo demás estáis en contacto íntimo con los asuntos interplanetarios, pues estos mensajeros de Jerusem vienen con frecuencia a este mundo así como a todas las otras esferas del sistema.
39:6.1 (439.4) Tal como lo sugiere su nombre, los serafines que realizan un ministerio de transición sirven donde pueden contribuir a la transición de las criaturas entre el estado material y el estado espiritual. Estos ángeles sirven desde los mundos habitados hasta las capitales de los sistemas, pero los de Satania dirigen actualmente sus mayores esfuerzos hacia la educación de los mortales supervivientes en los siete mundos de las mansiones. Este ministerio está diversificado de acuerdo con los siete tipos de destino siguientes:
39:6.2 (439.5) 1. Los Evángeles Seráficos.
39:6.3 (439.6) 2. Los Intérpretes Raciales.
39:6.4 (439.7) 3. Los Planificadores de la Mente.
39:6.5 (439.8) 4. Los Consejeros Morontiales.
39:6.6 (439.9) 5. Los Técnicos.
39:6.7 (439.10) 6. Los Instructores-Registradores.
39:6.8 (439.11) 7. Las Reservas Ministrantes.
39:6.9 (439.12) Aprenderéis más cosas sobre estos ministros seráficos de los ascendentes de transición en las narraciones que tratan sobre los mundos de las mansiones y la vida morontial.
39:7.1 (440.1) Estos ángeles sólo ejercen ampliamente su ministerio en los reinos más antiguos y en los planetas más avanzados de Nebadon. Un gran número de ellos se mantienen de reserva en los mundos seráficos cercanos a Salvington, donde se dedican a las ocupaciones relacionadas con el nacimiento futuro de la era de luz y de vida en Nebadon. Estos serafines están relacionados de hecho en su actividad con la carrera mortal-ascendente, pero aportan su ministerio casi exclusivamente a aquellos mortales que sobreviven mediante alguno de los tipos modificados de ascensión.
39:7.2 (440.2) Puesto que estos ángeles no se ocupan ahora directamente ni de Urantia ni de los urantianos, consideramos que es mejor abstenernos de describir sus fascinantes actividades.
39:8.1 (440.3) Los serafines tienen su origen en los universos locales, y algunos consiguen su destino de servicio en estos mismos reinos donde han nacido. Con la ayuda y los consejos de los arcángeles más antiguos, algunos serafines pueden ser elevados a las exaltadas funciones de las Brillantes Estrellas Vespertinas, mientras que otros consiguen el estado y el servicio de los coordinados no revelados de las Estrellas Vespertinas. Pueden intentar también otras aventuras conectadas con el destino del universo local, pero Serafington sigue siendo la meta eterna de todos los ángeles. Serafington es el umbral angélico para entrar en el Paraíso y alcanzar la Deidad, la esfera de transición entre el ministerio del tiempo y el servicio exaltado de la eternidad.
39:8.2 (440.4) Los serafines pueden alcanzar el Paraíso por decenas — por centenares — de caminos, pero los más importantes que se tratan en estas narraciones son los siguientes:
39:8.3 (440.5) 1. Ser admitido a título personal en la residencia seráfica del Paraíso, consiguiendo la perfección en un servicio especializado como artesano celestial, Asesor Técnico o Registrador Celestial. Convertirse en un Compañero Paradisiaco y, después de alcanzar así el centro de todas las cosas, transformarse entonces quizás en ministro y asesor eterno de las órdenes seráficas y de otras órdenes.
39:8.4 (440.6) 2. Ser citado para presentarse en Serafington. Bajo ciertas condiciones, los serafines son llamados a comparecer en las alturas; en otras circunstancias, los ángeles a veces alcanzan el Paraíso en un espacio de tiempo mucho más corto que los mortales. Pero por muy capacitada que esté una pareja seráfica, no puede iniciar su partida hacia Serafington ni hacia ninguna otra parte. Sólo los guardianes del destino que han tenido éxito pueden estar seguros de dirigirse hacia el Paraíso por un camino progresivo de ascensión evolutiva. Todos los demás deben esperar pacientemente la llegada de los mensajeros paradisiacos de los supernafines terciarios con una citación que les ordene presentarse en las alturas.
39:8.5 (440.7) 3. Alcanzar el Paraíso mediante la técnica evolutiva de los mortales. La elección suprema de los serafines, en la carrera del tiempo, es el puesto de ángel guardián a fin de poder alcanzar la carrera de la finalidad y cualificarse para ser destinados a las esferas eternas del servicio seráfico. Estos guías personales de los hijos del tiempo se llaman guardianes del destino, lo que significa que custodian a las criaturas mortales en el sendero del destino divino, y que al hacer esto están determinando su propio elevado destino.
39:8.6 (440.8) Los guardianes del destino son elegidos entre las filas de las personalidades angélicas más experimentadas de todas las órdenes de serafines que se han cualificado para este servicio. Todos los mortales sobrevivientes destinados a fusionar con su Ajustador tienen asignados guardianes temporales, y estos asociados pueden permanecer vinculados a ellos de manera permanente cuando los supervivientes mortales alcanzan el desarrollo intelectual y espiritual necesario. Antes de que los ascendentes mortales dejen los mundos de las mansiones, todos tienen asociados seráficos permanentes. Este grupo de espíritus ministrantes lo analizaremos en las narraciones relacionadas con Urantia.
39:8.7 (441.1) A los ángeles no les resulta posible alcanzar a Dios partiendo desde el nivel humano de origen, pues son creados un «poco superiores a vosotros»; pero aunque no pueden empezar de ninguna manera desde el punto más bajo, desde las tierras bajas espirituales de la existencia mortal, se ha dispuesto sabiamente que puedan descender hasta aquellos que sí empiezan en el fondo y guiar a estas criaturas paso a paso, mundo tras mundo, hasta las puertas de Havona. Cuando los ascendentes mortales dejan Uversa para empezar en los círculos de Havona, los guardianes que les fueron asignados después de la vida en la carne se despiden temporalmente de sus asociados peregrinos y viajan a Serafington, el destino de los ángeles del gran universo. Aquí, estos guardianes intentarán alcanzar los siete círculos de la luz seráfica, y lo conseguirán indudablemente.
39:8.8 (441.2) Muchos de estos serafines asignados como guardianes del destino durante la vida material, pero no todos, acompañan a sus asociados mortales por los círculos de Havona, y algunos otros serafines pasan por los circuitos del universo central de una manera enteramente diferente a la de la ascensión de los mortales. Pero cualquiera que sea el itinerario de la ascensión, todos los serafines evolutivos atraviesan Serafington, y la mayoría pasa por esta experiencia en lugar de pasar por los circuitos de Havona.
39:8.9 (441.3) Serafington es la esfera de destino de los ángeles, y el hecho de alcanzar este mundo es algo totalmente diferente a las experiencias de los peregrinos mortales en Ascendington. Los ángeles no están absolutamente seguros de su futuro eterno hasta que no han llegado a Serafington. Se sabe que ningún ángel que ha alcanzado Serafington se ha descarriado nunca; el pecado nunca encontrará respuesta en el corazón de un serafín consumado.
39:8.10 (441.4) Los graduados de Serafington reciben misiones diversas: los guardianes del destino con experiencia en los círculos de Havona entran generalmente en el Cuerpo de los Finalitarios Mortales. Otros guardianes, después de haber pasado por las pruebas de clasificación de Havona, se reúnen frecuentemente con sus asociados mortales en el Paraíso, y algunos se convierten en los asociados perpetuos de los finalitarios mortales, mientras que otros entran en los diversos cuerpos finalitarios no mortales, y muchos son enrolados en el Cuerpo de la Finalización Seráfica.
39:9.1 (441.5) Después de alcanzar al Padre de los espíritus y de ser admitidos en el servicio seráfico de la finalización, a los ángeles a veces se les destina al ministerio de los mundos establecidos en la luz y la vida. Consiguen vincularse a los elevados seres trinitizados de los universos y a los servicios exaltados del Paraíso y de Havona. Estos serafines de los universos locales han compensado experiencialmente el diferencial en potencial de divinidad que los separaba anteriormente de los espíritus ministrantes del universo central y de los superuniversos. Los ángeles del Cuerpo Seráfico de la Finalización sirven como asociados de los seconafines superuniversales y como asistentes de las elevadas órdenes de supernafines del Paraíso-Havona. Para estos ángeles la carrera del tiempo ha terminado; de ahora en adelante y para siempre, son los servidores de Dios, los asociados de las personalidades divinas y los iguales de los finalitarios del Paraíso.
39:9.2 (441.6) Un gran número de serafines consumados regresan a sus universos nativos para complementar allí el ministerio de la dotación divina con el ministerio de la perfección experiencial. Nebadon es, comparativamente hablando, uno de los universos más jóvenes, y por eso no posee tantos graduados que hayan regresado de Serafington como se pueden encontrar en otro reino más antiguo; sin embargo, nuestro universo local está adecuadamente provisto de serafines consumados, pues es significativo que los reinos evolutivos revelen una creciente necesidad de sus servicios a medida que se acercan al estado de luz y de vida. En la actualidad, los serafines consumados sirven más ampliamente con las órdenes supremas de serafines, pero algunos sirven con cada una de las otras órdenes angélicas. Incluso vuestro mundo disfruta del amplio ministerio de doce grupos especializados del Cuerpo Seráfico de la Finalización; estos serafines maestros de la supervisión planetaria acompañan a cada Príncipe Planetario recién nombrado a los mundos habitados.
39:9.3 (442.1) Muchas vías fascinantes están abiertas al ministerio de los serafines consumados, pero al igual que todos ellos anhelaban ser nombrados guardianes del destino antes de llegar al Paraíso, en su experiencia post-paradisiaca lo que más desean es servir como acompañantes durante la donación de los Hijos Paradisiacos encarnados. Permanecen dedicados de manera suprema al plan universal de poner en camino a las criaturas mortales de los mundos evolutivos en el largo y atractivo viaje hacia la meta paradisiaca de la divinidad y la eternidad. Durante toda la aventura humana de encontrar a Dios y de conseguir la perfección divina, estos ministros espirituales de la consumación seráfica, junto con los fieles espíritus ministrantes del tiempo, son siempre y para siempre vuestros verdaderos amigos y vuestros colaboradores indefectibles.
39:9.4 (442.2) [Presentado por un Melquisedek que actúa a petición del Jefe de las Huestes Seráficas de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 40
40:0.1 (443.1) COMO ha sucedido con muchos grupos principales de seres universales, se han revelado siete clases generales de Hijos Ascendentes de Dios:
40:0.2 (443.2) 1. Los Mortales fusionados con el Padre.
40:0.3 (443.3) 2. Los Mortales fusionados con el Hijo.
40:0.4 (443.4) 3. Los Mortales fusionados con el Espíritu.
40:0.5 (443.5) 4. Los Serafines evolutivos.
40:0.6 (443.6) 5. Los Hijos Materiales ascendentes.
40:0.7 (443.7) 6. Los Intermedios trasladados.
40:0.8 (443.8) 7. Los Ajustadores Personalizados.
40:0.9 (443.9) La historia de estos seres, desde los humildes mortales de origen animal de los mundos evolutivos hasta los Ajustadores Personalizados del Padre Universal, presenta un relato glorioso de la donación ilimitada de amor divino y de condescendencia bondadosa a través de todos los tiempos y en todos los universos de la extensa creación de las Deidades del Paraíso.
40:0.10 (443.10) Estas presentaciones empezaron con una descripción de las Deidades y, grupo tras grupo, la narración ha descendido la escala universal de los seres vivientes hasta llegar a la orden más humilde de vida dotada del potencial de la inmortalidad; ahora he sido enviado desde Salvington — en otro tiempo fui un mortal originario de un mundo evolutivo del espacio — para elaborar y continuar el relato del propósito eterno de los Dioses respecto a las órdenes ascendentes de filiación, y más particularmente con relación a las criaturas mortales del tiempo y del espacio.
40:0.11 (443.11) Puesto que la mayor parte de esta narración se dedicará a analizar las tres órdenes fundamentales de mortales ascendentes, examinaremos en primer lugar las órdenes de filiación ascendentes no mortales — las de los serafines, los Adanes, los intermedios y los Ajustadores.
40:1.1 (443.12) Las criaturas mortales de origen animal no son los únicos seres que gozan del privilegio de disfrutar de la filiación; las huestes angélicas también comparten la oportunidad celestial de alcanzar el Paraíso. Los serafines guardianes, a través de su experiencia y de su servicio con los mortales ascendentes del tiempo, también consiguen el estado de la filiación ascendente. Estos ángeles alcanzan el Paraíso a través de Serafington, y muchos de ellos son incluso enrolados en el Cuerpo de la Finalidad de los Mortales.
40:1.2 (443.13) Ascender hasta las alturas celestiales de la filiación finalitaria con Dios es una proeza magistral para un ángel, un logro que trasciende de lejos vuestra conquista de la supervivencia eterna a través del plan del Hijo Eterno y de la ayuda siempre presente del Ajustador interior; pero los serafines guardianes, y de vez en cuando otros serafines, efectúan realmente estas ascensiones.
40:2.1 (444.1) Los Hijos Materiales de Dios son creados en el universo local junto con los Melquisedeks y sus asociados, estando todos clasificados como Hijos descendentes. Y es verdad que los Adanes Planetarios — los Hijos y las Hijas Materiales de los mundos evolutivos — son Hijos descendentes, pues descienden desde sus esferas de origen, las capitales de los sistemas locales, hasta los mundos habitados.
40:2.2 (444.2) Cuando un Adán y una Eva triunfan plenamente en su misión planetaria conjunta como mejoradores biológicos, comparten el destino de los habitantes de su mundo. Cuando ese mundo se establece en las etapas avanzadas de luz y de vida, a estos fieles Hijos e Hijas Materiales se les permite renunciar a todos sus deberes administrativos planetarios, y después de ser liberados así de la aventura descendente, se les permite registrarse en los archivos del universo local como Hijos Materiales perfeccionados. Del mismo modo, cuando su nombramiento para ir a un planeta se demora durante mucho tiempo, los Hijos Materiales que tienen un estado estacionario — los ciudadanos de los sistemas locales — pueden retirarse de las actividades de las esferas a las que pertenecen, y registrarse de manera similar como Hijos Materiales perfeccionados. Después de estas formalidades, estos Adanes y estas Evas liberados son acreditados como Hijos ascendentes de Dios, y pueden empezar inmediatamente el largo viaje hacia Havona y el Paraíso, partiendo desde el punto exacto de su estado presente y de sus logros espirituales conseguidos. Este viaje lo hacen en compañía de los mortales y de otros Hijos ascendentes, y lo continúan hasta que encuentran a Dios y alcanzan el Cuerpo de la Finalidad de los Mortales que está al servicio eterno de las Deidades del Paraíso.
40:3.1 (444.3) Aunque estén privados de los beneficios inmediatos de las donaciones planetarias de los Hijos descendentes de Dios, aunque la ascensión hacia el Paraíso se demore durante mucho tiempo, sin embargo, poco después de que un planeta evolutivo ha alcanzado las épocas intermedias de luz y de vida (si no antes), los dos grupos de criaturas intermedias son liberados de sus deberes planetarios. A veces la mayoría de ellos son trasladados, junto con sus primos humanos, el día en que desciende el templo de luz y el Príncipe Planetario es elevado a la dignidad de Soberano Planetario. Después de ser liberadas de su servicio planetario, las dos órdenes se registran en el universo local como Hijos ascendentes de Dios y empiezan inmediatamente la larga ascensión hacia el Paraíso por las mismas vías ordenadas para la progresión de las razas mortales de los mundos materiales. El grupo primario es destinado a diversos cuerpos finalitarios, pero todos los intermedios secundarios o adámicos se dirigen a inscribirse en el Cuerpo de los Mortales de la Finalidad.
40:4.1 (444.4) Cuando los mortales del tiempo no consiguen la supervivencia eterna de su alma en asociación planetaria con el don espiritual del Padre Universal, este fracaso nunca se debe de ninguna manera a una negligencia en el deber, el ministerio, el servicio o la devoción del Ajustador. En el momento de la muerte física, estos Monitores abandonados regresan a Divinington y, posteriormente, después del juicio del no sobreviviente, pueden ser destinados de nuevo a los mundos del tiempo y del espacio. A veces, después de repetidos servicios de este tipo o con posterioridad a alguna experiencia excepcional, como por ejemplo trabajar como Ajustador interior de un Hijo donador encarnado, estos eficaces Ajustadores son personalizados por el Padre Universal.
40:4.2 (445.1) Los Ajustadores Personalizados son seres de una orden única e insondable. En un principio su estado era prepersonal y existencial, pero se han vuelto experienciales participando en la vida y la carrera de los humildes mortales de los mundos materiales. Y puesto que la personalidad otorgada a estos Ajustadores del Pensamiento experimentados tiene su origen y su fuente en el ministerio personal y continuado del Padre Universal, que otorga la personalidad experiencial a las criaturas de su creación, estos Ajustadores Personalizados están clasificados como Hijos ascendentes de Dios, siendo la más elevada de todas estas órdenes de filiación.
40:5.1 (445.2) Los mortales representan el último eslabón de la cadena de seres llamados hijos de Dios. El sello personal del Hijo Original y Eterno se transmite a través de una serie de personalizaciones cada vez menos divinas y cada vez más humanas, hasta llegar a un ser que se parece mucho a vosotros, un ser que podéis ver, oír y tocar. Entonces os volvéis espiritualmente conscientes de la gran verdad que vuestra fe puede captar — ¡vuestra filiación con el Dios eterno!
40:5.2 (445.3) De la misma manera, el Espíritu Original e Infinito, por medio de una larga serie de órdenes cada vez menos divinas y cada vez más humanas, se acerca cada vez más a las criaturas que luchan en los reinos, alcanzando el límite de su expresión en los ángeles — respecto a los cuales sólo habéis sido creados un poco inferiores — que os custodian y os guían personalmente en el viaje por la vida de la carrera humana del tiempo.
40:5.3 (445.4) Dios Padre no desciende, no puede descender así, para establecer este contacto personal íntimo con el número casi ilimitado de criaturas ascendentes de todo el universo de universos. Pero el Padre no está privado de un contacto personal con sus humildes criaturas; no estáis privados de la presencia divina. Aunque Dios Padre no pueda estar con vosotros mediante una manifestación directa de su personalidad, está en vosotros y forma parte de vosotros mediante la identidad de los Ajustadores del Pensamiento interiores, los Monitores divinos. Así es como el Padre, que es el que está más lejos de vosotros en personalidad y en espíritu, es el que más se acerca a vosotros en el circuito de la personalidad y en el contacto espiritual de la comunión interior con el alma misma de sus hijos e hijas mortales.
40:5.4 (445.5) La identificación con el espíritu constituye el secreto de la supervivencia personal y determina el destino de la ascensión espiritual. Y puesto que los Ajustadores del Pensamiento son los únicos espíritus con un potencial de fusión que se pueden identificar con el hombre durante la vida en la carne, los mortales del tiempo y del espacio están clasificados principalmente de acuerdo con su relación con estos dones divinos, los Monitores de Misterio interiores. Esta clasificación es la siguiente:
40:5.5 (445.6) 1. Mortales en quienes la estancia del Ajustador es transitoria o experiencial.
40:5.6 (445.7) 2. Mortales de los tipos que no fusionan con el Ajustador.
40:5.7 (445.8) 3. Mortales que tienen el potencial de fusionar con el Ajustador.
40:5.8 (445.9) Primera serie — los mortales en quienes la estancia del Ajustador estransitoria o experiencial. La denominación de esta serie es temporal para todo planeta en evolución, y se utiliza durante las etapas primitivas de todos los mundos habitados, a excepción de aquellos de la segunda serie.
40:5.9 (445.10) Los mortales de la primera serie habitan los mundos del espacio durante las épocas iniciales de la evolución de la humanidad, y contienen los tipos más primitivos de mentes humanas. En muchos mundos como Urantia antes de Adán, un gran número de hombres primitivos de los tipos superiores y más avanzados adquieren la capacidad de sobrevivir, pero no consiguen fusionar con el Ajustador. Durante eras y eras, antes de que el hombre ascienda al nivel de la volición espiritual superior, los Ajustadores ocupan la mente de estas criaturas luchadoras durante sus cortas vidas en la carne, y en cuanto estas criaturas volitivas son habitadas por los Ajustadores, los ángeles guardianes colectivos empiezan a actuar. Aunque estos mortales de la primera serie no tienen guardianes personales, poseen custodios colectivos.
40:5.10 (446.1) Un Ajustador experiencial permanece con un ser humano primitivo durante toda su vida en la carne. Los Ajustadores contribuyen en gran medida al progreso de los hombres primitivos, pero son incapaces de formar uniones eternas con dichos mortales. Este ministerio transitorio de los Ajustadores logra dos cosas: primero, adquieren una experiencia valiosa y real de la naturaleza y del funcionamiento del intelecto evolutivo, una experiencia que será inapreciable cuando contacten posteriormente en otros mundos con seres de un desarrollo superior. Segundo, la estancia transitoria de los Ajustadores contribuye mucho a preparar a sus sujetos mortales para una posible fusión posterior con el Espíritu. Todas las almas de este tipo que buscan a Dios consiguen la vida eterna mediante el abrazo espiritual del Espíritu Madre del universo local, convirtiéndose así en mortales ascendentes sometidos al régimen del universo local. Muchas personas de la Urantia pre-adámica fueron elevadas así a los mundos de las mansiones de Satania.
40:5.11 (446.2) (446.2 Los Dioses que han ordenado que el hombre mortal se eleve a los niveles superiores de inteligencia espiritual a través de largas épocas de pruebas y de tribulaciones evolutivas, toman nota de su estado y de sus necesidades en cada fase de la ascensión; y siempre son divinamente equitativos y justos, e incluso encantadoramente misericordiosos, en sus juicios finales de estos mortales luchadores de los primeros tiempos de las razas en evolución.
40:5.12 (446.3) Segunda serie — los mortales de los tipos que no fusionan con el Ajustador. Se trata de tipos especializados de seres humanos que no son capaces de llevar a cabo una unión eterna con su Ajustador interior. El hecho de estar clasificado entre las razas que poseen uno, dos o tres cerebros no es un factor para la fusión con el Ajustador; todos estos mortales son semejantes, pero estos tipos que no fusionan con el Ajustador pertenecen a una orden enteramente diferente y notablemente modificada de criaturas volitivas. Muchos tipos de seres no respiradores pertenecen a esta serie, y existen otros numerosos grupos que no fusionan habitualmente con los Ajustadores.
40:5.13 (446.4) Al igual que en la serie número uno, cada miembro de este grupo disfruta del ministerio de un solo Ajustador durante su vida en la carne. Durante la vida temporal, estos Ajustadores hacen por los sujetos en los que residen temporalmente todo lo que se hace en los otros mundos donde los mortales tienen el potencial de fusionar. Los mortales de esta segunda serie están habitados con frecuencia por Ajustadores vírgenes, pero los tipos humanos superiores están a menudo en contacto con Monitores magistrales y experimentados.
40:5.14 (446.5) En el plan ascendente para elevar a las criaturas de origen animal, estos seres disfrutan del mismo servicio dedicado de los Hijos de Dios que se ofrece al tipo de mortales de Urantia. En los planetas donde no se fusiona, la cooperación seráfica con los Ajustadores está tan plenamente asegurada como en los mundos con potencial de fusión; los guardianes del destino ejercen su ministerio en estas esferas exactamente igual que lo hacen en Urantia, y actúan de forma similar en el momento de la supervivencia de los mortales, en el momento en que el alma sobreviviente fusiona con el Espíritu.
40:5.15 (446.6) Cuando encontréis a estos tipos de mortales modificados en los mundos de las mansiones, no tendréis ninguna dificultad para comunicaros con ellos. Allí hablan el mismo idioma del sistema pero mediante una técnica modificada. Estos seres son idénticos a vuestra orden de vida creada en las manifestaciones del espíritu y de la personalidad, y sólo se diferencian en ciertas características físicas y en el hecho de que no pueden fusionar con los Ajustadores del Pensamiento.
40:5.16 (447.1) En cuanto a la razón exacta por la cual este tipo de criaturas no pueden fusionar nunca con los Ajustadores del Padre Universal, soy incapaz de decírosla. Algunos de nosotros nos inclinamos a creer que los Portadores de Vida, en sus esfuerzos por crear unos seres capaces de mantener su existencia en un entorno planetario inhabitual, se enfrentan a la necesidad de hacer unas modificaciones tan radicales en el plan universal de las criaturas volitivas inteligentes, que resulta imposible por inherencia efectuar una unión permanente con los Ajustadores. A menudo nos hemos preguntado: ¿forma esto una parte intencional o involuntaria del plan de la ascensión? Pero no hemos encontrado la respuesta.
40:5.17 (447.2) Tercera serie — los mortales que tienen el potencial de fusionar con elAjustador. Todos los mortales fusionados con el Padre tienen un origen animal, exactamente igual que las razas de Urantia. Engloba a los mortales pertenecientes a los tipos de uno, dos y tres cerebros que tienen el potencial de fusionar con el Ajustador. Los urantianos pertenecen al tipo intermedio, o de dos cerebros, siendo humanamente superiores en muchos aspectos a los grupos de un cerebro, pero claramente limitados en comparación con las órdenes que poseen tres cerebros. La dotación físico-cerebral de estos tres tipos no es un factor que influya en la concesión de los Ajustadores, ni en el servicio seráfico, ni en cualquier otra fase del ministerio espiritual. El diferencial intelectual y espiritual entre los tres tipos cerebrales caracteriza a unos individuos que son por otra parte totalmente semejantes en su dotación mental y en su potencial espiritual; esta diferencia es mayor durante la vida temporal, y tiende a disminuir a medida que se atraviesan los mundos de las mansiones uno tras otro. A partir de la sede del sistema, la progresión de estos tres tipos es la misma, y su destino final en el Paraíso es idéntico.
40:5.18 (447.3) Las series sin numerar. Estas narraciones no pueden abarcar de ninguna manera todas las fascinantes variaciones que existen en los mundos evolutivos. Sabéis que cada décimo mundo es un planeta decimal o experimental, pero no sabéis nada sobre las otras variables que salpican la procesión de las esferas evolutivas. Incluso entre las órdenes reveladas de criaturas vivientes, así como entre los planetas del mismo grupo, las diferencias son demasiado numerosas como para ser descritas, pero esta exposición indica claramente las diferencias esenciales en relación con la carrera de la ascensión. Y la carrera de la ascensión es el factor más importante en cualquier estudio sobre los mortales del tiempo y del espacio.
40:5.19 (447.4) En cuanto a las posibilidades de supervivencia de los mortales, que quede claro para siempre: todas las almas pertenecientes a cada fase posible de la existencia mortal sobrevivirán a condición de que manifiesten la buena voluntad de cooperar con su Ajustador interior y muestren el deseo de encontrar a Dios y de alcanzar la perfección divina, aunque estos deseos sólo sean los primeros débiles parpadeos de la comprensión primitiva de esa «verdadera luz que ilumina a todo hombre que entra en el mundo».
40:6.1 (447.5) Las razas mortales figuran como representantes de la orden más humilde de la creación inteligente y personal. Vosotros, los mortales, sois divinamente amados, y cada uno de vosotros puede elegir aceptar el destino seguro de una experiencia gloriosa, pero todavía no pertenecéis por naturaleza a la orden divina; sois totalmente mortales. Seréis considerados como hijos ascendentes en el instante en que tenga lugar la fusión, pero antes del acontecimiento de la amalgamación final del alma mortal sobreviviente con algún tipo de espíritu eterno e inmortal, el estado de los mortales del tiempo y del espacio es el de hijos por la fe.
40:6.2 (448.1) Es un hecho solemne y celestial que unas criaturas tan humildes y materiales como los seres humanos de Urantia sean hijos de Dios, hijos del Altísimo por la fe. «Mirad la clase de amor que el Padre nos ha otorgado para que seamos llamados hijos de Dios». «A todos los que lo han recibido les ha dado el poder de conocer que son hijos de Dios». Aunque «todavía no es evidente lo que llegaréis a ser» incluso ahora «sois los hijos de Dios por la fe»; «pues no habéis recibido el espíritu de la esclavitud para temer de nuevo, sino que habéis recibido el espíritu de la filiación por medio del cual exclamáis “Padre nuestro”». El profeta de antaño dijo en nombre del Dios eterno: «Incluso a ellos les daré un lugar en mi casa y un nombre mejor que el de hijos; les daré un nombre perpetuo, un nombre que nunca perecerá». «Y puesto que sois hijos, Dios ha enviado el espíritu de su Hijo a vuestros corazones».
40:6.3 (448.2) Todos los mundos evolutivos habitados por los mortales albergan a estos hijos de Dios por la fe, hijos de la gracia y de la misericordia, seres humanos que pertenecen a la familia divina y que son llamados en consecuencia hijos de Dios. Los mortales de Urantia tienen derecho a considerarse como hijos de Dios porque:
40:6.4 (448.3) 1. Sois los hijos de una promesa espiritual, los hijos por la fe; habéis aceptado el estado de la filiación. Creéis en la realidad de vuestra filiación, y vuestra filiación con Dios se vuelve así eternamente real.
40:6.5 (448.4) 2. Un Hijo Creador surgido de Dios se volvió uno de vosotros; es de hecho vuestro hermano mayor; y si os convertís, en espíritu, en hermanos verdaderamente emparentados con Cristo, el victorioso Miguel, entonces también debéis ser, en espíritu, los hijos de ese Padre que tenéis en común, el mismo Padre Universal de todos.
40:6.6 (448.5) 3. Sois hijos porque el espíritu de un Hijo ha sido derramado sobre vosotros, ha sido conferido de manera gratuita y segura a todas las razas de Urantia. Este espíritu siempre os atrae hacia el Hijo divino, que es su fuente, y hacia el Padre Paradisiaco, que es la fuente de ese Hijo divino.
40:6.7 (448.6) 4. El Padre Universal os ha dado, por su libre albedrío divino, vuestra personalidad de criatura. Habéis sido dotados de una parte de esa divina espontaneidad de acción, basada en el libre albedrío, que Dios comparte con todos aquellos que pueden convertirse en sus hijos.
40:6.8 (448.7) 5. Dentro de vosotros reside un fragmento del Padre Universal, y estáis así directamente emparentados con el Padre divino de todos los Hijos de Dios.
40:7.1 (448.8) El envío de los Ajustadores, su presencia dentro de vosotros, es en verdad uno de los misterios insondables de Dios Padre. Estos fragmentos de la naturaleza divina del Padre Universal traen consigo el potencial de la inmortalidad de las criaturas. Los Ajustadores son espíritus inmortales, y la unión con ellos confiere la vida eterna al alma del mortal fusionado.
40:7.2 (448.9) Vuestras propias razas de mortales sobrevivientes pertenecen a este grupo de Hijos ascendentes de Dios. Ahora sois hijos planetarios, criaturas evolutivas derivadas de las implantaciones de los Portadores de Vida y modificadas por la inyección de vida adámica, pero apenas sois todavía hijos ascendentes; pero sois en verdad unos hijos dotados del potencial de la ascensión — incluso hasta las alturas más elevadas de la gloria y de la consecución de la divinidad — y este estado espiritual de filiación ascendente lo podéis alcanzar a través de la fe y de la cooperación voluntaria con las actividades espiritualizantes del Ajustador interior. Cuando hayáis fusionado finalmente y para siempre con vuestro Ajustador, cuando los dos seáis una sola cosa, como el Hijo de Dios y el Hijo del Hombre son una sola cosa en Cristo Miguel, entonces os habréis convertido de hecho en los hijos ascendentes de Dios.
40:7.3 (449.1) Los detalles de la carrera de los Ajustadores efectuando su ministerio dentro de los mortales en un planeta probatorio y evolutivo no forman parte de mi misión; la elaboración de esta gran verdad abarca toda vuestra carrera. Incluyo la mención de ciertas funciones de los Ajustadores con el fin de efectuar una exposición completa con respecto a los mortales fusionados con el Ajustador. Estos fragmentos interiores de Dios están con vuestra orden de seres desde los primeros tiempos de vuestra existencia física, luego durante toda la carrera ascendente en Nebadon y en Orvonton, y después a través de Havona hasta el Paraíso mismo. Más tarde, durante la aventura eterna, este mismo Ajustador será una sola cosa con vosotros y formará parte de vosotros.
40:7.4 (449.2) Éstos son los mortales que han recibido el mandato del Padre Universal: «Sed perfectos como yo soy perfecto». El Padre se ha dado a vosotros, ha puesto su propio espíritu dentro de vosotros; por eso exige una perfección última de vosotros. La narración de la ascensión humana desde las esferas del tiempo donde viven los mortales hasta los reinos divinos de la eternidad constituye un relato fascinante que no está incluido en mi misión, pero esta aventura celestial debería ser el estudio supremo del hombre mortal.
40:7.5 (449.3) La fusión con un fragmento del Padre Universal equivale a una validación divina de que finalmente se alcanzará el Paraíso, y todos estos mortales fusionados con el Ajustador son la única clase de seres humanos que atraviesan los circuitos de Havona y encuentran a Dios en el Paraíso. Para el mortal fusionado con el Ajustador, la carrera del servicio universal está totalmente abierta. ¡Qué destino tan digno y qué consecución tan gloriosa os espera a cada uno de vosotros! ¿Apreciáis plenamente lo que se ha hecho por vosotros? ¿Comprendéis la grandiosidad de las alturas de los logros eternos que se extienden ante vosotros — incluso ante vosotros que ahora camináis con dificultad por el humilde sendero de la vida a través de vuestro llamado «valle de lágrimas»?
40:8.1 (449.4) Aunque prácticamente todos los mortales sobrevivientes fusionan con su Ajustador en uno de los mundos de las mansiones o inmediatamente después de llegar a las esferas morontiales superiores, existen ciertos casos en que la fusión se retrasa, y algunos no experimentan la seguridad final de sobrevivir hasta que no alcanzan los últimos mundos educativos de la sede del universo; y una minoría de estos candidatos mortales a la vida sin fin no logran en absoluto fusionar su identidad con su fiel Ajustador.
40:8.2 (449.5) Estos mortales han sido considerados dignos de sobrevivir por las autoridades que juzgan, e incluso sus Ajustadores, por el hecho de regresar de Divinington, han estado de acuerdo en que debían ascender a los mundos de las mansiones. Estos seres han ascendido a través de un sistema, una constelación y los mundos educativos del circuito de Salvington; han disfrutado de las «setenta veces siete» oportunidades para fusionar, y sin embargo han sido incapaces de alcanzar la unidad con su Ajustador.
40:8.3 (449.6) Cuando se vuelve evidente que alguna dificultad de sincronización impide la fusión con el Padre, se convoca a los árbitros del Hijo Creador encargados de la supervivencia. Cuando este tribunal de investigación, autorizado por un representante personal de los Ancianos de los Días, determina finalmente que el mortal ascendente no es culpable de ninguna causa que se haya podido descubrir que impide la fusión, lo certifican así en los registros del universo local y trasmiten debidamente sus conclusiones a los Ancianos de los Días. Inmediatamente después, el Ajustador interior regresa enseguida a Divinington para recibir la confirmación de los Monitores Personalizados y, tras esta despedida, el mortal morontial es fusionado inmediatamente con un don individualizado del espíritu del Hijo Creador.
40:8.4 (450.1) Al igual que las esferas morontiales de Nebadon son compartidas con los mortales fusionados con el Espíritu, estas criaturas fusionadas con el Hijo comparten los servicios de Orvonton con sus hermanos fusionados con el Ajustador, los cuales viajan hacia el interior y la lejana Isla del Paraíso. Son verdaderamente vuestros hermanos, y disfrutaréis mucho de vuestra asociación con ellos cuando paséis por los mundos formativos del superuniverso.
40:8.5 (450.2) Los mortales fusionados con el Hijo no componen un grupo numeroso, pues hay menos de un millón en el superuniverso de Orvonton. Aparte del destino residencial en el Paraíso, son iguales en todos los sentidos a sus asociados fusionados con el Ajustador. Viajan con frecuencia al Paraíso para llevar a cabo misiones superuniversales, pero raras veces residen allí de manera permanente pues están limitados como clase al superuniverso donde han nacido.
40:9.1 (450.3) Los mortales ascendentes fusionados con el Espíritu no son personalidades de la Fuente Tercera; están incluidos en el circuito de personalidad del Padre, pero han fusionado con individualizaciones del espíritu premental de la Fuente-Centro Tercera. Esta fusión con el Espíritu nunca se produce en el transcurso de la vida física; sólo tiene lugar en el momento en que el mortal se despierta a la existencia morontial en los mundos de las mansiones. En la experiencia de la fusión no hay ninguna superposición. La criatura volitiva fusiona o bien con el Espíritu, o con el Hijo, o con el Padre. Aquellos que fusionan con el Ajustador, o sea con el Padre, no fusionan nunca con el Espíritu ni con el Hijo.
40:9.2 (450.4) El hecho de que estos tipos de criaturas mortales no sean candidatos a la fusión con el Ajustador no impide que los Ajustadores habiten en ellos durante la vida en la carne. Los Ajustadores trabajan en la mente de estos seres durante el período de la vida material, pero nunca se unen eternamente con el alma de sus pupilos. Durante esta estancia temporal, los Ajustadores construyen de hecho la misma contrapartida espiritual de la naturaleza mortal — el alma — que en los candidatos a la fusión con el Ajustador. Hasta el momento de la muerte física, el trabajo de los Ajustadores es totalmente semejante a su actividad en vuestras propias razas, pero tras la disolución de la muerte, los Ajustadores se despiden eternamente de estos candidatos a la fusión con el Espíritu, y luego se dirigen directamente a Divinington, la sede de todos los Monitores divinos, para esperar allí las nuevas misiones de su orden.
40:9.3 (450.5) Cuando estos supervivientes dormidos son repersonalizados en los mundos de las mansiones, el lugar de los Ajustadores que han partido es ocupado por una individualización del espíritu de la Ministra Divina, la representante del Espíritu Infinito en el universo local interesado. Esta fusión con el espíritu convierte a estas criaturas sobrevivientes en mortales fusionados con el Espíritu. Estos seres son en todos los sentidos iguales a vosotros en mente y en espíritu; son en verdad vuestros contemporáneos, compartiendo las esferas de las mansiones y las morontiales con vuestra orden de candidatos a la fusión y con aquellos que fusionarán con el Hijo.
40:9.4 (450.6) Hay sin embargo un detalle que diferencia a los mortales fusionados con el Espíritu de sus hermanos ascendentes: la memoria mortal de la experiencia humana vivida en los mundos materiales de origen sobrevive a la muerte en la carne porque el Ajustador interior ha adquirido una contrapartida, o transcripción, espiritual de aquellos acontecimientos de la vida humana que tuvieron un significado espiritual. Pero en los mortales fusionados con el Espíritu no existe ningún mecanismo de este tipo gracias al cual la memoria humana pueda continuar. Las transcripciones de la memoria realizadas por los Ajustadores están completas e intactas, pero estas adquisiciones son propiedad experiencial de los Ajustadores que han partido, y no están disponibles para las criaturas en las que habitaron anteriormente, las cuales se despiertan por tanto en las salas de resurrección de las esferas morontiales de Nebadon como si fueran unos seres recién creados, unas criaturas sin conciencia de haber tenido una existencia anterior.
40:9.5 (451.1) A estos hijos del universo local se les permite recuperar una gran parte de la experiencia de su antigua memoria humana haciendo que se la cuenten los serafines y querubines asociados y consultando los registros de su carrera como mortales, archivados por los ángeles registradores. Pueden hacer esto con una seguridad indudable porque, aunque el alma sobreviviente con origen experiencial en la vida material y mortal no tenga ningún recuerdo de los acontecimientos terrestres, posee una reacción residual de reconocimiento experiencial hacia esos acontecimientos olvidados de su experiencia pasada.
40:9.6 (451.2) Cuando a un mortal fusionado con el Espíritu le cuentan los acontecimientos de su experiencia pasada olvidada, se produce una reacción inmediata de reconocimiento experiencial dentro del alma (de la identidad) de ese sobreviviente, que le confiere instantáneamente al acontecimiento narrado el matiz emocional de la realidad y la calidad intelectual del hecho; esta doble reacción constituye la reconstrucción, el reconocimiento y la validación de una faceta olvidada de su experiencia como mortal.
40:9.7 (451.3) Incluso entre los candidatos a la fusión con el Ajustador, sólo aquellas experiencias humanas que tenían un valor espiritual son propiedad común del mortal sobreviviente y del Ajustador que ha regresado, y por eso son recordadas inmediatamente después de la supervivencia del mortal. En cuanto a aquellos sucesos que no tenían un significado espiritual, incluso estos fusionados con el Ajustador tienen que depender del atributo de la reacción de reconocimiento del alma sobreviviente. Y puesto que cualquier acontecimiento puede tener una connotación espiritual para un mortal pero no para otro, a un grupo de ascendentes contemporáneos procedentes del mismo planeta les resulta posible reunir su depósito de acontecimientos recordados por sus Ajustadores, y reconstruir así cualquier experiencia que hayan tenido en común y que tenía un valor espiritual en la vida de cualquiera de ellos.
40:9.8 (451.4) Aunque comprendemos bastante bien estas técnicas de reconstrucción de la memoria, no captamos la técnica para reconocer la personalidad. Las personalidades que en otro tiempo estuvieron asociadas reaccionan de manera mutua, independientemente por completo del funcionamiento de la memoria, aunque la memoria misma y las técnicas para su reconstrucción sean necesarias para conferirle a esta reacción mutua de las personalidades la plenitud del reconocimiento.
40:9.9 (451.5) Un sobreviviente fusionado con el Espíritu también es capaz de aprender muchas cosas sobre la vida que vivió en la carne volviendo a visitar el mundo donde nació después de la dispensación planetaria en la que vivió. A estos hijos fusionados con el Espíritu se les permite disfrutar de estas oportunidades para investigar su carrera humana, puesto que generalmente están limitados al servicio del universo local. No comparten vuestro elevado y sublime destino en el Cuerpo Paradisiaco de la Finalidad; sólo los mortales fusionados con el Ajustador, u otros seres ascendentes especialmente abrazados, son enrolados en las filas de aquellos que esperan la aventura eterna de la Deidad. Los mortales fusionados con el Espíritu son los ciudadanos permanentes de los universos locales; pueden aspirar al destino del Paraíso, pero no pueden estar seguros de ello. En Nebadon, su hogar universal es el octavo grupo de mundos que rodean a Salvington, un cielo de destino cuya naturaleza y ubicación se parecen mucho a las imaginadas por las tradiciones planetarias de Urantia.
40:10.1 (452.1) Los mortales fusionados con el Espíritu están generalmente limitados a un universo local. Los supervivientes fusionados con el Hijo están restringidos a un superuniverso; los mortales fusionados con un Ajustador están destinados a penetrar el universo de universos. Los espíritus que fusionan con los mortales siempre ascienden a su nivel de origen; estas entidades espirituales regresan infaliblemente a la esfera de su fuente original.
40:10.2 (452.2) Los mortales fusionados con el Espíritu pertenecen al universo local; generalmente no ascienden más allá de los confines de su reino nativo, más allá de las fronteras del alcance espacial del espíritu que los impregna. Los ascendentes fusionados con el Hijo se elevan igualmente hasta la fuente que los ha dotado del espíritu, pues al igual que el Espíritu de la Verdad de un Hijo Creador se focaliza en la Ministra Divina asociada, su «espíritu de fusión» lo ponen en ejecución los Espíritus Reflectantes de los universos superiores. Estas relaciones espirituales entre los niveles locales y superuniversales de Dios Séptuple pueden ser difíciles de explicar pero no de discernir, pues están reveladas inequívocamente en los hijos de los Espíritus Reflectantes — las Voces secoráficas de los Hijos Creadores. Como el Ajustador del Pensamiento procede del Padre que está en el Paraíso, nunca se detiene hasta que el hijo mortal se halla delante del Dios eterno.
40:10.3 (452.3) En la técnica de la asociación, la variable misteriosa por la que un ser mortal no fusiona o no puede fusionar eternamente con el Ajustador del Pensamiento interior, puede parecer revelar un defecto en el programa de la ascensión; superficialmente, la fusión con el Hijo o con el Espíritu parecen ser compensaciones por los fallos inexplicados en algún detalle del plan para alcanzar el Paraíso; pero todas estas conclusiones son erróneas; se nos enseña que todos estos sucesos se desarrollan de conformidad con las leyes establecidas por los Gobernantes Supremos del Universo.
40:10.4 (452.4) Hemos analizado este problema y hemos llegado a la conclusión indudable de que el envío de todos los mortales hacia un destino último en el Paraíso sería injusto para los universos espacio-temporales, ya que las cortes de los Hijos Creadores y de los Ancianos de los Días dependerían entonces por completo de los servicios de aquellos que están de paso hacia otros reinos más elevados. Y parece ser perfectamente justo que los gobiernos locales y superuniversales estén provistos, cada uno de ellos, de un grupo permanente de ciudadanos ascendentes; que las actividades de estas administraciones se enriquezcan con los esfuerzos de ciertos grupos de mortales glorificados que tienen un estado permanente, los complementos evolutivos de los abandontarios y de los susatias. Ahora bien, es totalmente evidente que el programa actual de la ascensión proporciona eficazmente a las administraciones espacio-temporales estos grupos de criaturas ascendentes; y muchas veces nos hemos preguntado: ¿Representa todo esto una parte intencional de los planes que reflejan en todos los aspectos la sabiduría de los Arquitectos del Universo Maestro, destinados a suministrar a los Hijos Creadores y a los Ancianos de los Días una población ascendente permanente con órdenes evolucionadas de ciudadanos que serán cada vez más competentes para llevar adelante los asuntos de estos reinos en las eras universales por venir?
40:10.5 (452.5) El hecho de que el destino de los mortales varíe de esta forma no prueba de ninguna manera que uno de estos destinos sea necesariamente más grande o más pequeño que el otro, sino simplemente que son diferentes. Los ascendentes fusionados con el Ajustador tienen en verdad una magnífica y gloriosa carrera como finalitarios que se extiende ante ellos en el eterno futuro, pero esto no significa que sean preferidos a sus hermanos ascendentes. No existe ningún favoritismo, nada que sea arbitrario, en el funcionamiento selectivo del plan divino para la supervivencia de los mortales.
40:10.6 (453.1) Aunque los finalitarios fusionados con el Ajustador disfrutan evidentemente de la oportunidad de servir más grande de todas, el hecho de alcanzar esta meta los aparta automáticamente de la posibilidad de participar en la lucha secular de algún universo o superuniverso, desde las épocas más primitivas y menos estables hasta las eras posteriores y establecidas en que se ha alcanzado una perfección relativa. Los finalitarios adquieren una maravillosa y extensa experiencia de servicio transitorio en los siete segmentos del gran universo, pero generalmente no adquieren ese íntimo conocimiento de un universo concreto que incluso ahora ya caracteriza a los veteranos del Cuerpo de la Finalización de Nebadon fusionados con el Espíritu. Estos seres disfrutan de la oportunidad de presenciar la procesión ascendente de las eras planetarias a medida que se despliegan unas tras otras en diez millones de mundos habitados. Durante el fiel servicio de estos ciudadanos del universo local, las experiencias se superponen a las experiencias hasta que la plenitud de los tiempos hace madurar esa sabiduría de elevada calidad engendrada por la experiencia focalizada — la sabiduría con autoridad — y esto en sí mismo es un factor vital para la estabilización de cualquier universo local.
40:10.7 (453.2) Aquello que sucede con los fusionados con el Espíritu sucede también con los mortales fusionados con el Hijo que han conseguido el estado residencial en Uversa. Algunos de estos seres proceden de las épocas más tempranas de Orvonton y representan un cuerpo que se acumula lentamente, con una sabiduría cada vez más profunda en perspicacia, que contribuye de forma creciente con su servicio al bienestar y a la estabilización final del séptimo superuniverso.
40:10.8 (453.3) No sabemos cuál será el destino final de estas órdenes estacionarias de ciudadanos de los universos locales y de los superuniversos, pero es muy posible que, cuando los finalitarios del Paraíso exploren las fronteras en expansión de la divinidad en los sistemas planetarios del primer nivel del espacio exterior, sus hermanos de la lucha evolutiva ascendente, fusionados con el Hijo o con el Espíritu, contribuirán de manera aceptable al mantenimiento del equilibrio experiencial de los superuniversos perfeccionados, mientras que se mantendrán preparados para dar la bienvenida a la oleada entrante de peregrinos en dirección al Paraíso que podrán, en esa época lejana, entrar a raudales en Orvonton y en sus creaciones hermanas como un inmenso torrente, en busca del espíritu, procedente de esas galaxias actualmente inexploradas y deshabitadas del espacio exterior.
40:10.9 (453.4) Aunque la mayoría de los fusionados con el Espíritu sirven de forma permanente como ciudadanos de los universos locales, no todos lo hacen. Si alguna fase de su ministerio universal requiriera su presencia personal en el superuniverso, entonces se efectuarían en estos ciudadanos esas transformaciones del ser que les permitirían ascender al universo superior; y tras la llegada de los Guardianes Celestiales con la orden de presentar a estos mortales fusionados con el Espíritu ante las cortes de los Ancianos de los Días, ascenderían así para no regresar jamás. Se convierten en los pupilos del superuniverso, y sirven de forma permanente como ayudantes de los Guardianes Celestiales, salvo aquellos pocos que son llamados a su vez al servicio del Paraíso y de Havona.
40:10.10 (453.5) Al igual que sus hermanos fusionados con el Espíritu, los fusionados con el Hijo ni atraviesan Havona ni alcanzan el Paraíso, a menos que hayan sufrido ciertas transformaciones modificadoras. Estos cambios se han efectuado, por buenas y suficientes razones, en algunos supervivientes fusionados con el Hijo, y a estos seres se les puede encontrar de vez en cuando en los siete circuitos del universo central. Así es como cierto número de mortales fusionados con el Hijo o con el Espíritu ascienden efectivamente hasta el Paraíso, alcanzan una meta equivalente en muchos aspectos a la que espera a los mortales fusionados con el Padre.
40:10.11 (453.6) Los mortales fusionados con el Padre son finalitarios en potencia; su destino es el Padre Universal, y de hecho llegan hasta él, pero dentro del ámbito de la presente era del universo, los finalitarios, como tales, no alcanzan su destino. Siguen siendo criaturas inacabadas — espíritus de la sexta fase — y por tanto inactivas en los dominios evolutivos cuyo estado es anterior al de la luz y la vida.
40:10.12 (454.1) Cuando un finalitario mortal es abrazado por la Trinidad — cuando se convierte en un Hijo Trinitizado, como por ejemplo un Mensajero Poderoso — entonces ese finalitario ha alcanzado su destino, al menos durante la presente era del universo. Los Mensajeros Poderosos y sus compañeros quizás no sean, en el sentido exacto, espíritus de la séptima fase, pero además de otras cosas, el abrazo de la Trinidad los dota de todo aquello que un finalitario conseguirá algún día como espíritu de la séptima fase. Después de ser trinitizados, los mortales fusionados con el Espíritu o con el Hijo pasan por la experiencia del Paraíso con los ascendentes fusionados con el Ajustador, siendo entonces idénticos a ellos en todas las cuestiones relacionadas con la administración superuniversal. Estos Hijos de la Elección o de la Consecución Trinitizados son, al menos por el momento, criaturas acabadas, en contraste con los finalitarios, que son en la actualidad criaturas inacabadas.
40:10.13 (454.2) Así pues, a fin de cuentas, no sería del todo adecuado utilizar las palabras «más grande» o «menor» al comparar los destinos de las órdenes ascendentes de filiación. Cada uno de estos hijos de Dios comparte la paternidad de Dios, y Dios ama a cada uno de sus hijos creados de la misma manera; no hace más acepción de los destinos ascendentes que de las criaturas que puedan alcanzar esos destinos. El Padre ama a cada uno de sus hijos, y este afecto no es menos que verdadero, sagrado, divino, ilimitado, eterno y único — un amor otorgado a este hijo y a aquel hijo, de manera individual, personal y exclusiva. Y este amor eclipsa por completo todos los demás hechos. La filiación es la relación suprema de la criatura con el Creador.
40:10.14 (454.3) Como mortales, ahora podéis reconocer vuestro lugar en la familia de la filiación divina y empezar a sentir la obligación de aprovecharos de las ventajas que ofrece tan abundantemente el plan paradisiaco para la supervivencia de los mortales, un plan que fue tan realzado e iluminado por la experiencia de la vida de un Hijo donador. Se han proporcionado todas las facilidades y todos los poderes para asegurar que alcanzaréis finalmente la meta paradisiaca de la perfección divina.
40:10.15 (454.4) [Presentado por un Mensajero Poderoso vinculado temporalmente al estado mayor de Gabriel de Salvington.]
El libro de Urantia
Documento 41
41:0.1 (455.1) EL FENÓMENO espacial característico que diferencia a cada creación local de todas las demás es la presencia del Espíritu Creativo. Todo Nebadon está ciertamente impregnado por la presencia espacial de la Ministra Divina de Salvington, y esta presencia termina igual de ciertamente en los bordes exteriores de nuestro universo local. Nebadon es aquello que está impregnado por el Espíritu Madre de nuestro universo local; aquello que se extiende más allá de su presencia espacial está fuera de Nebadon, son las regiones espaciales del superuniverso de Orvonton exteriores a Nebadon — otros universos locales.
41:0.2 (455.2) Aunque la organización administrativa del gran universo revela una división bien definida entre los gobiernos del universo central, los superuniversos y los universos locales, y aunque estas divisiones tienen su paralelismo astronómico en la separación espacial entre Havona y los siete superuniversos, no existen unas líneas tan claras de demarcación física que separen a las creaciones locales. Incluso los sectores mayores y menores de Orvonton son claramente distinguibles (para nosotros), pero no es tan fácil identificar los límites físicos de los universos locales. Esto se debe a que estas creaciones locales están organizadas administrativamente de acuerdo con ciertos principios creativos que gobiernan la segmentación de la carga energética total de un superuniverso, mientras que sus componentes físicos, las esferas del espacio — los soles, las islas oscuras, los planetas, etc. — tienen su origen principalmente en las nebulosas, y éstas hacen su aparición astronómica de acuerdo con ciertos planes precreativos (trascendentales) de los Arquitectos del Universo Maestro.
41:0.3 (455.3) Una o más de estas nebulosas — e incluso muchas — pueden estar incluidas dentro del dominio de un solo universo local, lo mismo que Nebadon se formó físicamente con la progenie estelar y planetaria de Andronover y de otras nebulosas. Las esferas de Nebadon tienen una ascendencia nebular diversa, pero todas tuvieron cierta frecuencia mínima de movimiento espacial que fue ajustada de tal manera por los esfuerzos inteligentes de los directores del poder que produjeron nuestro agregado actual de cuerpos espaciales, los cuales viajan juntos como una unidad contigua en las órbitas del superuniverso.
41:0.4 (455.4) Ésta es la constitución de la nube estelar local de Nebadon, que actualmente gira en una órbita cada vez más estable alrededor del centro, situado en Sagitario, del sector menor de Orvonton al cual pertenece nuestra creación local.
41:1.1 (455.5) Las nebulosas espirales y de otros tipos, las ruedas madres de las esferas del espacio, son iniciadas por los organizadores de fuerza del Paraíso; después de la evolución de la reacción gravitatoria de la nebulosa, son reemplazados en su función superuniversal por los centros de poder y los controladores físicos, que asumen de inmediato la plena responsabilidad de dirigir la evolución física de las generaciones siguientes de descendientes estelares y planetarios. Tras la llegada de nuestro Hijo Creador, esta supervisión física del preuniverso de Nebadon fue coordinada inmediatamente con su plan para organizar el universo. Dentro de los dominios de este Hijo Paradisiaco de Dios, los Centros Supremos del Poder y los Controladores Físicos Maestros colaboraron con los Supervisores del Poder Morontial y con otras entidades, aparecidos más tarde, para dar nacimiento al inmenso complejo de líneas de comunicación, circuitos de energía y canales de poder que ligan firmemente los múltiples cuerpos espaciales de Nebadon en una sola unidad administrativa integrada.
41:1.2 (456.1) Cien Centros Supremos de Poder de la cuarta orden están asignados de manera permanente a nuestro universo local. Estos seres reciben las líneas entrantes de poder procedentes de los centros de la tercera orden de Uversa, y retransmiten los circuitos reducidos y modificados a los centros de poder de nuestras constelaciones y sistemas. Estos centros de poder actúan en asociación para producir el sistema viviente de control y de igualación que funciona para mantener el equilibrio y la distribución de las energías que, de otra manera, serían fluctuantes y variables. Sin embargo, los centros de poder no se ocupan de los trastornos energéticos transitorios y locales tales como las manchas solares y las perturbaciones eléctricas del sistema; la luz y la electricidad no son las energías fundamentales del espacio; son manifestaciones secundarias y subsidiarias.
41:1.3 (456.2) Los cien centros del universo local están estacionados en Salvington, donde ejercen su actividad en el centro energético exacto de esta esfera. Las esferas arquitectónicas tales como Salvington, Edentia y Jerusem están iluminadas, calentadas y alimentadas energéticamente mediante unos métodos que las hacen totalmente independientes de los soles del espacio. Los centros de poder y los controladores físicos construyeron — hicieron a medida — estas esferas, y fueron diseñadas para ejercer una poderosa influencia sobre la distribución de la energía. Basando sus actividades en estos puntos focales de control de la energía, los centros de poder orientan y canalizan las energías físicas del espacio por medio de sus presencias vivientes. Y estos circuitos energéticos son fundamentales para todos los fenómenos físico-materiales y morontio-espirituales.
41:1.4 (456.3) Diez Centros Supremos de Poder de la quinta orden están asignados a cada una de las subdivisiones primarias de Nebadon, a las cien constelaciones. En vuestra constelación, Norlatiadek, no están estacionados en la esfera sede, sino que están situados en el centro del enorme sistema estelar que constituye el núcleo físico de la constelación. En Edentia hay diez controladores maquinales asociados y diez frandalanks que están en conexión perfecta y constante con los centros de poder cercanos.
41:1.5 (456.4) Un Centro Supremo de Poder de la sexta orden está estacionado en el centro exacto de gravedad de cada sistema local. En el sistema de Satania, el centro de poder destinado allí ocupa una isla oscura del espacio situada en el centro astronómico del sistema. Muchas de estas islas oscuras son inmensas dinamos que movilizan y orientan ciertas energías espaciales, y estas circunstancias naturales son utilizadas eficazmente por el Centro de Poder de Satania, cuya masa viviente funciona como punto de conexión con los centros superiores, dirigiendo las corrientes de poder más materializado hacia los Controladores Físicos Maestros estacionados en los planetas evolutivos del espacio.
41:2.1 (456.5) Aunque los Controladores Físicos Maestros sirven con los centros de poder en todo el gran universo, sus funciones en un sistema local como Satania son más fáciles de comprender. Satania es uno de los cien sistemas locales que componen la organización administrativa de la constelación de Norlatiadek, y tiene por vecinos inmediatos a los sistemas de Sandmatia, Assuntia, Porogia, Sortoria, Rantulia y Glantonia. Los sistemas de Norlatiadek difieren en muchos aspectos, pero todos son evolutivos y progresivos de manera muy semejante a Satania.
41:2.2 (457.1) Satania mismo está compuesto por más de siete mil grupos astronómicos o sistemas físicos, pocos de los cuales han tenido un origen similar al de vuestro sistema solar. El centro astronómico de Satania es una enorme isla oscura del espacio que, con sus esferas acompañantes, está situada no lejos de la sede del gobierno del sistema.
41:2.3 (457.2) A excepción de la presencia del centro de poder asignado, la supervisión de todo el sistema de energía física de Satania está centrada en Jerusem. Un Controlador Físico Maestro, estacionado en esta esfera sede, trabaja en coordinación con el centro de poder del sistema, sirviendo como jefe de enlace de los inspectores de poder domiciliados en Jerusem y que ejercen su actividad en todo el sistema local.
41:2.4 (457.3) La puesta en circuito y la canalización de la energía están supervisadas por los quinientos mil manipuladores vivientes e inteligentes de la energía dispersos por todo Satania. Gracias a la acción de estos controladores físicos, los centros de poder supervisores controlan de manera completa y perfecta la mayoría de las energías fundamentales del espacio, incluyendo las emanaciones de los orbes extremadamente calientes y de las esferas oscuras cargadas de energía. Este grupo de entidades vivientes puede movilizar, transformar, transmutar, manipular y transmitir casi todas las energías físicas del espacio organizado.
41:2.5 (457.4) La vida posee una capacidad inherente para movilizar y transmutar la energía universal. Estáis familiarizados con la acción de la vida vegetal que transforma la energía material de la luz en las manifestaciones variadas del reino vegetal. También conocéis una parte del método por el cual esta energía vegetativa se puede convertir en los fenómenos de las actividades animales, pero no sabéis prácticamente nada sobre la técnica de los directores de poder y de los controladores físicos, que están dotados de la capacidad de movilizar, transformar, orientar y concentrar las múltiples energías del espacio.
41:2.6 (457.5) Estos seres de los reinos energéticos no se ocupan directamente de la energía como factor componente de las criaturas vivientes, ni tampoco del ámbito de la química fisiológica. A veces se ocupan de los preliminares físicos de la vida, de elaborar los sistemas energéticos que pueden servir como vehículos físicos para las energías vivientes de los organismos materiales elementales. En cierto modo, los controladores físicos están relacionados con las manifestaciones previvientes de la energía material de la misma forma que los espíritus ayudantes de la mente se ocupan de las funciones preespirituales de la mente material.
41:2.7 (457.6) Estas criaturas inteligentes que controlan el poder y dirigen la energía deben ajustar su técnica en cada esfera de acuerdo con la constitución y la arquitectura físicas de ese planeta. Utilizan infaliblemente los cálculos y las deducciones de sus grupos respectivos de físicos y otros asesores técnicos sobre la influencia local de los soles extremadamente calientes y de otros tipos de estrellas supercargadas. También deben contar con los enormes gigantes fríos y oscuros del espacio y con las nubes rebosantes de polvo estelar; todos estos elementos materiales se tienen en cuenta en los problemas prácticos de la manipulación de la energía.
41:2.8 (457.7) Los Controladores Físicos Maestros tienen la responsabilidad de supervisar la energía-poder en los mundos evolutivos habitados, pero estos seres no son responsables de todos los desarreglos energéticos que tienen lugar en Urantia. Existen numerosas razones para que se produzcan estas perturbaciones, algunas de las cuales están más allá del ámbito y del control de los custodios físicos. Urantia se encuentra en la trayectoria de unas energías asombrosas, un pequeño planeta en un circuito de masas enormes, y los controladores locales a veces emplean un enorme número de miembros de su orden en un esfuerzo por igualar estas líneas de energía. Lo consiguen bastante bien con los circuitos físicos de Satania, pero tienen dificultades para aislar al planeta de las poderosas corrientes de Norlatiadek.
41:3.1 (458.1) Hay más de dos mil soles brillantes que derraman su luz y su energía en Satania, y vuestro propio Sol es un globo resplandeciente de tipo medio. De los treinta soles más cercanos al vuestro, sólo tres son más brillantes. Los Directores del Poder Universal inician las corrientes especializadas de energía que actúan entre las estrellas individuales y sus sistemas respectivos. Estos hornos solares, junto con los gigantes oscuros del espacio, sirven de parada obligada a los centros de poder y a los controladores físicos para concentrar y orientar eficazmente los circuitos energéticos de las creaciones materiales.
41:3.2 (458.2) Los soles de Nebadon no son diferentes a los de otros universos. La composición material de todos los soles, islas oscuras, planetas y satélites, e incluso meteoros, es totalmente idéntica. Estos soles tienen un diámetro medio de casi un millón seiscientos mil kilómetros, pero el de vuestro propio globo solar es ligeramente menor. La estrella más grande del universo, la nube estelar de Antares, tiene cuatrocientas cincuenta veces el diámetro de vuestro Sol y sesenta millones de veces su volumen. Pero hay espacio abundante para alojar a todos estos soles enormes. Tienen, en comparación, tanto sitio en el espacio como una docena de naranjas circulando por el interior de Urantia si el planeta fuera un globo hueco.
41:3.3 (458.3) Cuando una rueda madre nebular expulsa soles demasiado grandes, éstos se rompen pronto o forman estrellas dobles. Todos los soles son al principio verdaderamente gaseosos, aunque más tarde pueden existir transitoriamente en estado semilíquido. Cuando vuestro Sol alcanzó este estado casi líquido de presión supergaseosa, no era lo suficientemente grande como para partirse por el ecuador, siendo éste un tipo de formación de las estrellas dobles.
41:3.4 (458.4) Cuando estas esferas llameantes tienen menos de una décima parte el tamaño de vuestro Sol, se contraen, se condensan y se enfrían rápidamente. Cuando tienen más de treinta veces el tamaño del Sol — o más bien treinta veces su contenido bruto en materia real — los soles se parten rápidamente en dos cuerpos separados y se convierten o bien en los centros de nuevos sistemas, o bien permanecen dentro de la atracción gravitatoria del otro sol, girando alrededor de un centro común como un tipo de estrella doble.
41:3.5 (458.5) Entre las mayores erupciones cósmicas de Orvonton, la más reciente fue la explosión extraordinaria de una estrella doble, cuya luz llegó a Urantia en el año 1572. Esta conflagración fue tan intensa que la explosión era claramente visible en pleno día.
41:3.6 (458.6) No todas las estrellas son sólidas, pero muchas de las más antiguas sí lo son. Algunas de las estrellas rojizas que brillan débilmente han adquirido en el centro de sus masas enormes una densidad que se podría expresar diciendo que si un centímetro cúbico de dicha estrella estuviera en Urantia pesaría ciento sesenta y seis kilos. La enorme presión, acompañada de la pérdida de calor y de la energía circulante, ha conducido a acercar cada vez más las órbitas de las unidades materiales básicas hasta que en este momento se aproximan mucho al estado de la condensación electrónica. Este proceso de enfriamiento y de contracción puede continuar hasta el punto límite y crítico de explosión de la condensación ultimatónica.
41:3.7 (459.1) La mayor parte de los soles gigantes son relativamente jóvenes; la mayoría de las estrellas enanas son viejas, pero no todas. Las enanas procedentes de colisiones pueden ser muy jóvenes y pueden brillar con una intensa luz blanca sin haber conocido nunca la etapa roja inicial del brillo de la juventud. Tanto los soles muy jóvenes como los muy viejos brillan generalmente con un color rojizo. El matiz amarillento indica una juventud moderada o la vejez que se acerca, pero la luz blanca brillante significa una vida adulta vigorosa y prolongada.
41:3.8 (459.2) Aunque los soles adolescentes no pasan todos, al menos visiblemente, por una etapa de pulsaciones, cuando miráis al espacio podéis observar muchas de estas estrellas más jóvenes cuyos gigantescos movimientos respiratorios necesitan de dos a siete días para completar un ciclo. Vuestro propio Sol lleva consigo todavía un legado decreciente de las poderosas hinchazones de sus tiempos más jóvenes, pero el periodo de tres días y medio de las antiguas pulsaciones se ha alargado hasta los ciclos actuales de once años y medio de las manchas solares.
41:3.9 (459.3) Las variables estelares tienen numerosos orígenes. En algunas estrellas dobles, las mareas causadas por los rápidos cambios de distancia mientras los dos cuerpos giran alrededor de sus órbitas también ocasionan fluctuaciones periódicas de la luz. Estas variaciones gravitatorias producen llamaradas regulares y recurrentes, de la misma manera que la captura de los meteoros, por el acrecentamiento de la materia energética en la superficie, tiene como resultado un destello de luz relativamente repentino que disminuye rápidamente hasta el brillo normal de ese sol. A veces un sol captura una corriente de meteoros en una línea de oposición gravitatoria menor, y las colisiones producen de vez en cuando llamaradas estelares, pero la mayoría de estos fenómenos se debe totalmente a las fluctuaciones internas.
41:3.10 (459.4) El período de fluctuación de la luz, en un grupo de estrellas variables, depende directamente de la luminosidad, y el conocimiento de este hecho permite a los astrónomos utilizar estos soles como faros universales, o puntos de medición precisos, para explorar ulteriormente los enjambres distantes de estrellas. Con esta técnica es posible medir las distancias estelares con mayor precisión hasta más allá de un millón de años luz de distancia. Algún día, los métodos mejores para medir el espacio y la técnica telescópica más perfeccionada revelarán más plenamente las diez grandes divisiones del superuniverso de Orvonton; al menos reconoceréis ocho de estos inmensos sectores como enormes enjambres de estrellas bastante simétricos.
41:4.1 (459.5) La masa de vuestro Sol es ligeramente mayor de lo que estiman vuestros físicos, que han calculado que tiene unos mil ochocientos cuatrillones (1,8 x 1027) de toneladas. Actualmente se encuentra casi a medio camino entre las estrellas más densas y las más difusas, y tiene alrededor de una vez y media la densidad del agua. Pero vuestro Sol no es ni líquido ni sólido — es gaseoso — y esto es así a pesar de la dificultad de explicar cómo puede alcanzar la materia gaseosa esta densidad e incluso otras mucho mayores.
41:4.2 (459.6) Los estados sólidos, líquidos y gaseosos son cuestiones de relaciones atómico-moleculares, pero la densidad es una relación entre el espacio y la masa. La densidad varía directamente con la cantidad de masa en el espacio, e inversamente con la cantidad de espacio en la masa, del espacio que se encuentra entre los núcleos centrales de la materia y las partículas que giran alrededor de estos centros, así como del espacio que existe dentro de estas partículas materiales.
41:4.3 (459.7) Las estrellas que se enfrían pueden ser físicamente gaseosas y enormemente densas al mismo tiempo. No estáis familiarizados con los supergases solares, pero estas formas de materia y otras formas poco usuales explican cómo incluso los soles no sólidos pueden alcanzar una densidad equivalente a la del hierro — casi la misma que tiene Urantia — y sin embargo encontrarse en un estado gaseoso extremadamente caliente y continuar funcionando como soles. En estos densos supergases, los átomos son excepcionalmente pequeños y contienen pocos electrones. Estos soles también han perdido en gran parte sus reservas energéticas de ultimatones libres.
41:4.4 (460.1) Uno de los soles cercanos a vosotros, que empezó su vida con casi la misma masa que el vuestro, se ha contraído ahora hasta tener casi el tamaño de Urantia, y se ha vuelto cuarenta mil veces más denso que vuestro Sol. El peso de este sólido-gaseoso caliente-frío es de unos cincuenta y cinco kilos por centímetro cúbico. Y este sol sigue brillando con un débil resplandor rojizo, la tenue luz senil de un monarca de luz moribundo.
41:4.5 (460.2) Sin embargo, la mayor parte de los soles no son tan densos. Uno de vuestros vecinos más cercanos posee una densidad exactamente igual a la de vuestra atmósfera a nivel del mar. Si estuvierais en el interior de este sol no podríais discernir nada. Y si la temperatura lo permitiera, podríais penetrar en la mayoría de los soles que parpadean en el cielo nocturno, pero no observaríais más materia que la que percibís en el aire de vuestras salas de estar terrestres.
41:4.6 (460.3) El masivo sol de Veluntia, uno de los más grandes de Orvonton, posee una densidad que sólo es una milésima parte la de la atmósfera de Urantia. Si su composición fuera similar a la de vuestra atmósfera y no estuviera supercaliente, habría tal vacío que los seres humanos se ahogarían rápidamente si estuvieran dentro de él.
41:4.7 (460.4) Otro de los gigantes de Orvonton tiene ahora una temperatura superficial de unos mil seiscientos grados (C). Su diámetro mide más de cuatrocientos ochenta millones de kilómetros — hay espacio suficiente para alojar a vuestro Sol y a la órbita actual de la Tierra. Sin embargo, a pesar de este enorme tamaño, más de cuarenta millones de veces el de vuestro Sol, su masa sólo es unas treinta veces mayor. Estos soles enormes tienen una periferia tan extensa que casi alcanza a la de los otros.
41:5.1 (460.5) Los soles del espacio no son muy densos, y este hecho queda demostrado por las corrientes continuas de energías luminosas que se escapan de ellos. Una densidad demasiado grande retendría la luz por opacidad hasta que la presión de la energía luminosa alcanzara el punto de explosión. La enorme presión de la luz o del gas dentro de un sol es la que hace que emita tal corriente de energía como para penetrar el espacio durante millones y millones de kilómetros para energizar, iluminar y calentar los planetas lejanos. Cinco metros de superficie con la densidad de Urantia impedirían eficazmente el escape de todos los rayos X y de todas las energías luminosas de un sol, hasta que la presión interna creciente de las energías que se acumulan como resultado del desmembramiento atómico vencería la gravedad con una enorme explosión.
41:5.2 (460.6) En presencia de los gases propulsivos, la luz es extremadamente explosiva cuando está confinada a altas temperaturas por muros opacos de contención. La luz es real. Tal como valoráis la energía y el poder en vuestro mundo, la luz del Sol sería económica a dos millones de dólares el kilo.
41:5.3 (460.7) El interior de vuestro Sol es un enorme generador de rayos X. Los soles se sostienen desde el interior por medio del bombardeo incesante de estas poderosas emanaciones.
41:5.4 (460.8) Un electrón estimulado por los rayos X necesita más de medio millón de años para abrirse camino desde el centro mismo de un sol medio hasta la superficie solar, de donde parte hacia su aventura espacial quizás para calentar un planeta habitado, para ser capturado por un meteoro, para participar en el nacimiento de un átomo, para ser atraído por una isla oscura del espacio extremadamente cargada o para terminar su vuelo espacial cayendo finalmente en la superficie de un sol similar al que le dio origen.
41:5.5 (461.1) Los rayos X del interior de un sol cargan los electrones extremadamente calientes y agitados con una energía suficiente como para enviarlos a través del espacio, más allá de la multitud de influencias obstaculizantes de la materia intermedia, y a pesar de las atracciones gravitatorias divergentes, hasta las esferas distantes de los sistemas lejanos. La gran energía que se necesita para escapar de las garras de la gravedad de un sol es suficiente como para asegurar que el rayo de sol viajará a una velocidad constante hasta que encuentre considerables masas de materia; después de lo cual se transformará rápidamente en calor con la liberación de otras energías.
41:5.6 (461.2) Ya sea como luz o bajo otras formas, la energía se desplaza hacia adelante en línea recta en su vuelo por el espacio. Las partículas reales con existencia material atraviesan el espacio como una descarga de fusilería. Avanzan en línea o en procesión recta e ininterrumpida, salvo cuando son guiadas por fuerzas superiores, y salvo cuando obedecen a la atracción gravitatoria lineal inherente a las masas materiales y a la presencia gravitatoria circular de la Isla del Paraíso.
41:5.7 (461.3) La energía solar parece que se propulsa en ondas, pero esto se debe a la acción de diversas influencias coexistentes. Una forma dada de energía organizada no se desplaza en ondas sino en línea recta. La presencia de una segunda o de una tercera forma de energía-fuerza puede hacer que la corriente observada parezca viajar en formación ondulada, al igual que durante una tormenta cegadora acompañada de fuertes vientos, el agua parece caer a veces en forma de cortina o descender en oleadas. Las gotas de lluvia caen en una procesión ininterrumpida de líneas rectas, pero la acción del viento es tal que produce la apariencia visible de cortinas de agua y de oleadas de gotas.
41:5.8 (461.4) La acción de ciertas energías secundarias y de otras energías no descubiertas, presentes en las regiones espaciales de vuestro universo local, es tal que las emanaciones de luz solar parecen ejecutar ciertos fenómenos ondulados, y además parecen estar cortadas en porciones infinitesimales de una longitud y de un peso determinados. Desde un punto de vista práctico, esto es exactamente lo que sucede. Apenas podéis esperar llegar a comprender mejor el comportamiento de la luz hasta el momento en que adquiráis un concepto más claro de la interacción y de la interrelación de las diversas fuerzas espaciales y energías solares que actúan en las regiones espaciales de Nebadon. Vuestra confusión actual se debe también a que captáis de manera incompleta este problema en el que están implicadas las actividades interasociadas del control personal y no personal del universo maestro — las presencias, las actuaciones y la coordinación del Actor Conjunto y del Absoluto Incalificado.
41:6.1 (461.5) En el momento de descifrar los fenómenos espectrales se debe recordar que el espacio no está vacío; que la luz, cuando atraviesa el espacio, es a veces ligeramente modificada por las diversas formas de energía y de materia que circulan por todo el espacio organizado. Algunas líneas que indican una materia desconocida y que aparecen en el espectro de vuestro Sol se deben a las modificaciones de unos elementos bien conocidos que están flotando en todo el espacio de forma desintegrada, las víctimas atómicas de los violentos encuentros de las batallas elementales solares. El espacio está lleno de estos deshechos errantes, especialmente de sodio y de calcio.
41:6.2 (461.6) El calcio es de hecho el elemento principal que impregna de materia el espacio de todo Orvonton. Todo nuestro superuniverso está salpicado de piedra diminutamente pulverizada. La piedra es literalmente el material básico de construcción de los planetas y de las esferas del espacio. La nube cósmica, el gran manto espacial, está compuesto en su mayor parte de átomos modificados de calcio. El átomo de piedra es uno de los elementos más extendidos y persistentes. No sólo soporta la ionización solar — la escisión — sino que sobrevive en una identidad asociativa incluso después de haber sido azotado por los destructivos rayos X y destrozado por las altas temperaturas solares. El calcio posee una individualidad y una longevidad que superan a todas las formas más comunes de la materia.
41:6.3 (462.1) Tal como vuestros físicos lo han sospechado, estos restos mutilados de calcio solar cabalgan literalmente sobre los rayos de luz durante distancias variadas, lo que facilita enormemente su amplia diseminación por todo el espacio. El átomo de sodio, con ciertas modificaciones, también es capaz de locomoción mediante la luz y la energía. La proeza del calcio es mucho más notable puesto que la masa de este elemento es casi el doble que la del sodio. La impregnación del espacio local por el calcio se debe al hecho de que se escapa de la fotosfera solar, bajo una forma modificada, cabalgando literalmente sobre los rayos de sol que salen. De todos los elementos solares, el calcio, a pesar de su volumen relativo — pues contiene veinte electrones giratorios — es el que consigue escapar mejor del interior solar hacia los reinos del espacio. Esto explica por qué hay en el Sol una capa de calcio, una superficie gaseosa de piedra, que tiene casi diez mil kilómetros de espesor; y todo esto a pesar del hecho de que diecinueve elementos más ligeros, y numerosos elementos más pesados, se encuentran por debajo de ella.
41:6.4 (462.2) El calcio es un elemento activo y polifacético a las temperaturas solares. El átomo de piedra tiene dos ágiles electrones débilmente vinculados en los dos circuitos electrónicos exteriores, que están muy cerca el uno del otro. En la lucha atómica pierde pronto su electrón exterior, después de lo cual emprende el acto magistral de hacer malabarismos con el electrón diecinueve de acá para allá entre los circuitos diecinueve y veinte de la revolución electrónica. Al lanzar a este electrón diecinueve de acá para allá entre su propia órbita y la de su compañero perdido durante más de veinticinco mil veces por segundo, un átomo mutilado de piedra es capaz de desafiar parcialmente la gravedad y de cabalgar así con éxito sobre las corrientes emergentes de luz y de energía, los rayos de sol, hacia la libertad y la aventura. Este átomo de calcio se marcha hacia fuera mediante sacudidas alternas de propulsión hacia adelante, agarrando y soltando el rayo de sol unas veinticinco mil veces por segundo. Ésta es la razón por la cual la piedra es el componente principal de los mundos del espacio. El calcio es el más experto en escaparse de la prisión solar.
41:6.5 (462.3) La agilidad de este electrón acrobático del calcio se refleja en el hecho de que, cuando es lanzado por las fuerzas solares de la temperatura y de los rayos X al círculo de la órbita superior, sólo permanece en esta órbita una millonésima de segundo; pero antes de que el poder eléctrico-gravitatorio del núcleo atómico lo eche para atrás hacia su antigua órbita, es capaz de completar un millón de revoluciones alrededor del centro atómico.
41:6.6 (462.4) Vuestro Sol se ha separado de una enorme cantidad de su calcio, ha perdido cantidades extraordinarias durante los tiempos de sus erupciones convulsivas relacionadas con la formación del sistema solar. Una gran parte del calcio solar se encuentra ahora en la corteza exterior del Sol.
41:6.7 (462.5) Se debe recordar que los análisis espectrales sólo muestran las composiciones de la superficie del Sol. Por ejemplo: los espectros solares muestran muchas líneas correspondientes al hierro, pero el hierro no es el elemento principal del Sol. Este fenómeno se debe casi por completo a la temperatura actual de la superficie del Sol, que es un poco menos de 3.300 grados (C); esta temperatura es muy favorable para el registro del espectro del hierro.
41:7.1 (463.1) La temperatura interna de muchos soles, incluido el vuestro, es mucho más alta de lo que se cree generalmente. En el interior de un sol no existe prácticamente ningún átomo entero; todos están más o menos desintegrados por el intenso bombardeo de los rayos X, característico de estas altas temperaturas. Sin tener en cuenta los elementos materiales que puedan aparecer en las capas exteriores de un sol, aquellos que están en el interior se vuelven muy similares debido a la acción disociativa de los rayos X disruptivos. El rayo X es el gran nivelador de la existencia atómica.
41:7.2 (463.2) La temperatura superficial de vuestro Sol es de unos 3.300 grados (C), pero a medida que se penetra en el interior, aumenta rápidamente hasta que llega a alcanzar la cifra increíble de unos 19.400.000 grados (C) en las regiones centrales. (Todas estas temperaturas están expresadas en grados Celsius).
41:7.3 (463.3) Todos estos fenómenos indican un enorme gasto de energía, y las fuentes de la energía solar, citadas por orden de importancia, son:
41:7.4 (463.4) 1. La aniquilación de los átomos y, finalmente, de los electrones.
41:7.5 (463.5) 2. La transmutación de los elementos, incluido el grupo radioactivo de energías así liberadas.
41:7.6 (463.6) 3. La acumulación y la transmisión de ciertas energías espaciales universales.
41:7.7 (463.7) 4. La materia espacial y los meteoros que caen sin cesar en los soles resplandecientes.
41:7.8 (463.8) 5. La contracción solar; el enfriamiento y la contracción consiguiente de un sol producen una energía y un calor a veces mayores que los proporcionados por la materia espacial.
41:7.9 (463.9) 6. La acción de la gravedad a altas temperaturas transforma cierto poder, situado en circuito, en energías radiantes.
41:7.10 (463.10) 7. La luz y otras materias recaptadas que son atraídas de nuevo hacia el Sol después de haberlo abandonado, junto con otras energías que tienen un origen extrasolar.
41:7.11 (463.11) Existe un manto regulador de gases calientes (que a veces tiene millones de grados de temperatura) que envuelve a los soles y que actúa para estabilizar la pérdida de calor y para impedir de otras maneras las fluctuaciones peligrosas de la disipación del calor. Durante la vida activa de un sol, la temperatura interna de 19.400.000 grados (C) permanece casi sin cambios, independientemente por completo de la caída progresiva de la temperatura externa.
41:7.12 (463.12) Podríais intentar visualizar que 19.400.000 grados (C) de calor, en asociación con ciertas presiones gravitatorias, representan el punto de ebullición electrónica. Bajo esta presión y a esta temperatura, todos los átomos se degradan y se desintegran en sus componentes electrónicos y en otros componentes ancestrales; incluso los electrones y otras asociaciones de ultimatones pueden desintegrarse, pero los soles no son capaces de degradar a los ultimatones.
41:7.13 (463.13) Estas temperaturas solares actúan para acelerar enormemente los ultimatones y los electrones, al menos aquellos de estos últimos que continúan existiendo en estas condiciones. Os daréis cuenta de lo que significa una alta temperatura pasando por la aceleración de las actividades ultimatónicas y electrónicas si os detenéis a considerar que una gota de agua común contiene más de mil trillones de átomos. Es la energía de más de cien caballos de vapor ejercida de manera continua durante dos años. El calor total que el Sol del sistema solar emite ahora cada segundo es suficiente para hacer hervir toda el agua de todos los océanos de Urantia en un solo segundo de tiempo.
41:7.14 (464.1) Sólo los soles que funcionan en los canales directos de las corrientes principales de energía universal pueden brillar para siempre. Estos hornos solares arden indefinidamente, pues son capaces de reponer sus pérdidas materiales absorbiendo la fuerza espacial y las energías análogas circulantes. Pero las estrellas muy alejadas de estos canales principales de recarga están destinadas a sufrir el agotamiento de su energía — a enfriarse gradualmente y al final apagarse.
41:7.15 (464.2) Estos soles muertos o moribundos pueden rejuvenecer mediante el impacto de una colisión, o pueden recargarse gracias a ciertas islas energéticas no luminosas del espacio, o robando por medio de la gravedad los soles o los sistemas cercanos más pequeños. La mayoría de los soles muertos serán revivificados por estos medios u otras técnicas evolutivas. Aquellos que con el tiempo no se recarguen así están destinados a deteriorarse por la explosión de su masa cuando la condensación gravitatoria alcance el nivel crítico de la condensación ultimatónica causada por la presión de la energía. Estos soles que desaparecen se convierten así en una de las formas más raras de energía, admirablemente adaptada para energizar otros soles situados más favorablemente.
41:8.1 (464.3) En aquellos soles que están integrados en los canales de la energía espacial, la energía solar se libera mediante diversas y complejas cadenas de reacción nuclear, y la más común de ellas es la reacción hidrógeno-carbono-helio. En esta metamorfosis, el carbono actúa como un catalizador de la energía, puesto que no sufre ningún tipo de cambio efectivo durante este proceso de convertirse el hidrógeno en helio. En ciertas condiciones de altas temperaturas, el hidrógeno penetra en los núcleos del carbono. Puesto que el carbono no puede contener más de cuatro de estos protones, cuando alcanza este estado de saturación empieza a emitir protones tan rápidamente como llegan los nuevos. En esta reacción, las partículas entrantes de hidrógeno salen como átomos de helio.
41:8.2 (464.4) La reducción del contenido de hidrógeno aumenta la luminosidad de un sol. En los soles destinados a apagarse, la máxima luminosidad se alcanza en el punto en que se agota el hidrógeno. Después de ese momento, el brillo se mantiene debido al proceso resultante de la contracción gravitatoria. Esta estrella se volverá con el tiempo lo que se llama una enana blanca, una esfera extremadamente condensada.
41:8.3 (464.5) En los soles grandes — en las pequeñas nebulosas circulares — , cuando el hidrógeno está agotado y la contracción gravitatoria tiene lugar a continuación, si dicho cuerpo no es lo suficientemente opaco como para retener la presión interna que apoya las regiones gaseosas exteriores, entonces se produce un colapso repentino. Los cambios eléctrico-gravitatorios dan origen a inmensas cantidades de minúsculas partículas desprovistas de potencial eléctrico, y estas partículas se escapan rápidamente del interior solar, ocasionando así en pocos días el desmoronamiento de un sol gigantesco. Una emigración de estas «partículas fugitivas» fue la que provocó el desplome de la nova gigante de la nebulosa de Andrómeda hace unos cincuenta años. Este inmenso cuerpo estelar colapsó en cuarenta minutos del tiempo de Urantia.
41:8.4 (464.6) Por regla general, la enorme expulsión de materia continúa existiendo alrededor del sol residual que se enfría bajo la forma de extensas nubes de gases nebulares. Todo esto explica el origen de muchos tipos de nebulosas irregulares tales como la nebulosa del Cangrejo, que tuvo su origen hace unos novecientos años, y que todavía muestra a su esfera madre como una estrella solitaria cerca del centro de esta masa nebular irregular.
41:9.1 (465.1) Los soles más grandes mantienen tal control gravitatorio sobre sus electrones que la luz sólo se escapa con la ayuda de los poderosos rayos X. Estos rayos ayudantes penetran todo el espacio y están involucrados en el mantenimiento de las asociaciones ultimatónicas básicas de la energía. En los primeros tiempos de un sol, las grandes pérdidas de energía que se producen después de haber alcanzado su máxima temperatura — más de 19.400.000 grados (C) — no se deben tanto al escape de la luz como a las pérdidas de ultimatones. Durante las épocas adolescentes de los soles, estas energías ultimatónicas se escapan hacia el espacio como una verdadera explosión de energía, para emprender la aventura de la asociación electrónica y de la materialización de la energía.
41:9.2 (465.2) Los átomos y los electrones están sometidos a la gravedad. Los ultimatones no están sometidos a la gravedad local, a la interacción de la atracción material, pero obedecen plenamente a la gravedad absoluta o gravedad del Paraíso, a la dirección, al recorrido del círculo universal y eterno del universo de universos. La energía ultimatónica no obedece a la atracción gravitatoria lineal o directa de las masas materiales cercanas o lejanas, pero siempre gira fielmente en el circuito de la gran elipse de la extensa creación.
41:9.3 (465.3) Vuestro propio centro solar irradia anualmente casi cien mil millones de toneladas de materia real, mientras que los soles gigantescos pierden su materia a un ritmo prodigioso durante su crecimiento inicial, durante sus primeros mil millones de años. La vida de un sol se estabiliza después de que alcanza el máximo de su temperatura interna y las energías subatómicas empiezan a ser liberadas. En este punto crítico es precisamente cuando los soles más grandes sufren pulsaciones convulsivas.
41:9.4 (465.4) La estabilidad de los soles depende enteramente del equilibrio de la contienda entre la gravedad y el calor — unas presiones enormes contrapesadas por unas temperaturas inimaginables. La elasticidad del gas interior de los soles sostiene las capas de materiales diversos que los recubren, y cuando la gravedad y el calor están en equilibrio, el peso de los materiales exteriores es igual exactamente a la presión de la temperatura de los gases interiores subyacentes. En muchas estrellas de las más jóvenes, la continua condensación gravitatoria produce unas temperaturas internas en constante aumento, y a medida que crece el calor interno, la presión interior de los rayos X procedente de los vientos supergaseosos se vuelve tan fuerte que, en combinación con el movimiento centrífugo, un sol empieza a arrojar sus capas exteriores al espacio, restableciendo así el desequilibrio entre la gravedad y el calor.
41:9.5 (465.5) Hace mucho tiempo que vuestro propio Sol alcanzó un equilibrio relativo entre sus ciclos de expansión y de contracción, esas perturbaciones que producen las gigantescas pulsaciones de muchas estrellas más jóvenes. Vuestro Sol ha cumplido ahora sus seis mil millones de años. En el momento actual está funcionando en su período de mayor economía. Continuará brillando con la eficacia actual durante más de veinticinco mil millones de años. Es probable que experimente un período de decadencia, parcialmente eficaz, tan largo como los períodos combinados de su juventud y de su funcionamiento estabilizado.
41:10.1 (465.6) Algunas estrellas variables que se encuentran en el estado de máxima pulsación, o se acercan a él, están dando origen a sistemas subsidiarios, muchos de los cuales terminarán por parecerse mucho a vuestro propio Sol y sus planetas rotatorios. Vuestro Sol se encontraba precisamente en este estado de poderosa pulsación cuando el masivo sistema de Angona se acercó considerablemente, y la superficie exterior del Sol empezó a arrojar verdaderas corrientes — capas continuas — de materia. Esto continuó con una violencia creciente hasta que se produjo la yuxtaposición más cercana, momento en que se alcanzaron los límites de la cohesión solar, y un inmenso pináculo de materia, el predecesor del sistema solar, fue expulsado. En circunstancias similares, la máxima aproximación del cuerpo atrayente extrae a veces planetas enteros e incluso una cuarta parte o un tercio de un sol. Estas expulsiones mayores forman ciertos tipos peculiares de mundos rodeados de nubes, de esferas muy parecidas a Júpiter y a Saturno.
41:10.2 (466.1) Sin embargo, la mayoría de los sistemas solares ha tenido un origen totalmente diferente al vuestro, y esto se aplica incluso a aquellos que nacieron mediante la técnica de las mareas gravitatorias. Pero cualquiera que sea la técnica que pueda prevalecer en la construcción de los mundos, la gravedad siempre produce un tipo de creación similar al del sistema solar, es decir, un sol central o una isla oscura con sus planetas, satélites, subsatélites y meteoros.
41:10.3 (466.2) Los aspectos físicos de los mundos individuales están ampliamente determinados por su manera de originarse, su situación astronómica y su entorno físico. La edad, el tamaño, la velocidad de rotación y la velocidad a través del espacio son también factores determinantes. Tanto los mundos que provienen de las contracciones gaseosas como los que proceden de los acrecentamientos sólidos están caracterizados por montañas y, durante su vida primitiva, si no son demasiado pequeños, por el agua y el aire. Los mundos surgidos de la división de un astro en fusión y los mundos resultantes de las colisiones a veces están desprovistos de extensas cadenas montañosas.
41:10.4 (466.3) Durante los primeros tiempos de todos estos nuevos mundos, los terremotos son frecuentes, y todos están caracterizados por grandes perturbaciones físicas; esto es especialmente así en las esferas surgidas de las contracciones gaseosas, los mundos nacidos de los inmensos anillos nebulares que son dejados atrás después de las primeras condensaciones y contracciones de ciertos soles individuales. Los planetas que tienen un origen doble como Urantia pasan por una carrera juvenil menos violenta y tempestuosa. Incluso así, vuestro mundo experimentó una fase primitiva de poderosas agitaciones, caracterizada por erupciones volcánicas, terremotos, inundaciones y tormentas terroríficas.
41:10.5 (466.4) Urantia está relativamente aislada en las afueras de Satania, pues vuestro sistema solar, con una sola excepción, es el que se encuentra más lejos de Jerusem, mientras que Satania misma está cerca del sistema más exterior de Norlatiadek, y esta constelación está atravesando ahora la periferia exterior de Nebadon. Figurabais realmente entre los más pequeños de toda la creación, hasta que la donación de Miguel elevó vuestro planeta a una posición de honor y de gran interés para el universo. A veces el último es el primero, mientras que el más pequeño se convierte realmente en el más grande.
41:10.6 (466.5) [Presentado por un Arcángel en colaboración con el Jefe de los Centros de Poder de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 42
42:0.1 (467.1) EL FUNDAMENTO del universo es material, en el sentido de que la energía es la base de toda existencia, y la energía pura está controlada por el Padre Universal. La fuerza, la energía, es la única cosa que se mantiene como un monumento perpetuo que demuestra y prueba la existencia y la presencia del Absoluto Universal. Esta inmensa corriente de energía procedente de las Presencias Paradisiacas nunca ha decaído, nunca ha fallado; nunca ha habido una interrupción en el sostén infinito.
42:0.2 (467.2) La manipulación de la energía universal se efectúa siempre de acuerdo con la voluntad personal y los mandatos omnisapientes del Padre Universal. Este control personal del poder manifestado y de la energía circulante es modificado por los actos y las decisiones coordinadas del Hijo Eterno, así como por los objetivos unidos del Hijo y del Padre ejecutados por el Actor Conjunto. Estos seres divinos actúan de manera personal y como individuos; también ejercen su actividad a través de las personas y de los poderes de un número casi ilimitado de subordinados, expresando cada uno de ellos de forma diversa el propósito eterno y divino en el universo de universos. Pero estas modificaciones o transmutaciones funcionales y provisionales del poder divino no disminuyen de ninguna manera la verdad de la afirmación de que toda la energía-fuerza se encuentra bajo el control último de un Dios personal que reside en el centro de todas las cosas.
42:1.1 (467.3) El fundamento del universo es la materia, pero la esencia de la vida es el espíritu. El Padre de los espíritus es también el predecesor de los universos; el Padre eterno del Hijo Original es también la fuente en la eternidad del arquetipo original, la Isla del Paraíso.
42:1.2 (467.4) Como fenómeno universal, la materia — la energía — , pues no son más que manifestaciones diversas de la misma realidad cósmica, es inherente al Padre Universal. «Todas las cosas radican en él». La materia puede parecer manifestar una energía inherente y mostrar unos poderes autónomos, pero las líneas de gravedad incluidas en las energías implicadas en todos estos fenómenos físicos proceden y dependen del Paraíso. El ultimatón, la primera forma mensurable de energía, tiene por núcleo al Paraíso.
42:1.3 (467.5) Existe una forma de energía desconocida en Urantia que es innata en la materia y que está presente en el espacio universal. Cuando se efectúe finalmente este descubrimiento, los físicos tendrán entonces la impresión de que al menos casi habrán resuelto el misterio de la materia. Así se habrán acercado un paso más al Creador; así habrán dominado una fase más de la técnica divina; pero en ningún sentido habrán encontrado a Dios, ni tampoco habrán demostrado que la existencia de la materia o el funcionamiento de las leyes naturales son algo aparte de la técnica cósmica del Paraíso y del propósito motivador del Padre Universal.
42:1.4 (468.1) Después de que se realicen progresos aún más grandes y descubrimientos adicionales, después de que Urantia haya avanzado inconmensurablemente en comparación con el conocimiento actual, aunque consigáis controlar las rotaciones energéticas de las unidades eléctricas de la materia hasta el punto de modificar sus manifestaciones físicas — incluso después de todos estos posibles progresos, los científicos serán siempre incapaces de crear un solo átomo de materia, o de producir un destello de energía, o de añadir nunca a la materia aquello que llamamos vida.
42:1.5 (468.2) La creación de la energía y la concesión de la vida son prerrogativas del Padre Universal y de sus personalidades Creadoras asociadas. El río de energía y de vida es una efusión continua de las Deidades, es la corriente universal y unida de la fuerza paradisiaca que sale hacia todo el espacio. Esta energía divina impregna toda la creación. Los organizadores de la fuerza inician los cambios y establecen las modificaciones de la fuerza espacial que se traducen en energía; los directores del poder transmutan la energía en materia; y así nacen los mundos materiales. Los Portadores de Vida inician en la materia muerta los procesos que llamamos vida, la vida material. Los Supervisores del Poder Morontial cumplen igualmente su misión en todos los reinos de transición entre los mundos materiales y los mundos espirituales. Los Creadores espirituales superiores inauguran procesos similares en las formas divinas de la energía, y se originan las formas espirituales superiores de la vida inteligente.
42:1.6 (468.3) La energía procede del Paraíso y está modelada al estilo divino. La energía — la energía pura — comparte la naturaleza de la organización divina; está modelada a semejanza de los tres Dioses unidos en uno solo, tal como ejercen su actividad en la sede del universo de universos. Toda fuerza es puesta en circuito en el Paraíso, proviene de las Presencias Paradisiacas y regresa a ellas, y es en esencia una manifestación de la Causa sin causa — del Padre Universal; y sin el Padre, nada de lo que existe existiría.
42:1.7 (468.4) La fuerza que procede de la Deidad autoexistente existe perpetuamente por sí misma. La energía-fuerza es imperecedera, indestructible; estas manifestaciones del Infinito pueden estar sometidas a transmutaciones ilimitadas, a transformaciones sin fin y a metamorfosis eternas; pero en ningún sentido ni en ningún grado, ni siquiera en el más mínimo imaginable, pueden sufrir ni sufrirán nunca la extinción. Pero aunque la energía surge del Infinito, no se manifiesta de manera infinita; el universo maestro, tal como se concibe actualmente, tiene límites exteriores.
42:1.8 (468.5) La energía es eterna pero no infinita; siempre reacciona a la atracción global de la Infinidad. La fuerza y la energía duran para siempre; como han salido del Paraíso, deben regresar allí, aunque necesiten una era tras otra para completar el circuito ordenado. Aquello que tiene su origen en la Deidad del Paraíso sólo puede tener como destino el Paraíso o la Deidad.
42:1.9 (468.6) Todo esto confirma nuestra creencia en un universo de universos circular, un poco limitado, pero extenso y ordenado. Si esto no fuera así, entonces tarde o temprano aparecería en algún punto una prueba de la disminución de la energía. Todas las leyes, las organizaciones, la administración y el testimonio de los exploradores del universo — todo indica la existencia de un Dios infinito, pero, hasta ahora, de un universo finito, de una forma circular de existencia sin fin, casi ilimitada, pero sin embargo finita, en contraste con la infinidad.
42:2.1 (469.1) Es difícil en verdad encontrar en el idioma inglés [o español] las palabras adecuadas para designar y describir los diversos niveles de la fuerza y la energía — físicas, mentales o espirituales. Estas narraciones no pueden adaptarse plenamente a las definiciones que tenéis aceptadas para la fuerza, la energía y el poder. La pobreza del lenguaje es tal que tenemos que emplear estos términos con múltiples significados. Por ejemplo, en este documento la palabra energía se utiliza para designar todas las fases y formas del movimiento, la acción y el potencial fenoménicos, mientras que fuerza se aplica a las fases de la energía anteriores a la gravedad, y poder a las fases de la energía posteriores a la gravedad.
42:2.2 (469.2) Sin embargo, intentaré disminuir la confusión conceptual sugiriendo la conveniencia de adoptar la clasificación siguiente para la fuerza cósmica, la energía emergente y el poder universal — la energía física:
42:2.3 (469.3) 1. La potencia espacial. Es la presencia espacial libre e indiscutible del Absoluto Incalificado. La extensión de este concepto implica el potencial universal de la fuerza espacial inherente a la totalidad funcional del Absoluto Incalificado, mientras que la connotación de este concepto implica la totalidad de la realidad cósmica — los universos — que emanó en la eternidad de la Isla del Paraíso, la cual no tiene ni principio ni fin, ni movimiento ni cambio.
42:2.4 (469.4) Los fenómenos que nacen en la parte inferior del Paraíso abarcan probablemente tres zonas donde la presencia y la actuación de la fuerza son absolutas: la zona-punto de apoyo del Absoluto Incalificado, la zona de la Isla del Paraíso misma, y la zona intermedia de ciertos agentes o funciones igualadores y compensadores no identificados. Estas tres zonas concéntricas son el centro del ciclo paradisiaco de la realidad cósmica.
42:2.5 (469.5) La potencia espacial es una pre-realidad; es el ámbito del Absoluto Incalificado y sólo es sensible a la atracción personal del Padre Universal, a pesar de que es aparentemente modificable por la presencia de los Organizadores Maestros Primarios de la Fuerza.
42:2.6 (469.6) En Uversa, la potencia espacial se denomina absoluta.
42:2.7 (469.7) 2. La fuerza primordial. Representa el primer cambio fundamental en la potencia espacial y puede tratarse de una de las funciones del Absoluto Incalificado en el bajo Paraíso. Sabemos que la presencia espacial que sale del bajo Paraíso es modificada de alguna manera por aquella que entra. Pero sin tener en cuenta estas posibles relaciones, la transmutación abiertamente reconocida de la potencia espacial en fuerza primordial es la función diferenciadora primaria de la presencia-tensión de los organizadores de la fuerza vivientes del Paraíso.
42:2.8 (469.8) La fuerza pasiva y potencial se vuelve activa y primordial en respuesta a la resistencia ofrecida por la presencia espacial de los Organizadores Maestros de la Fuerza Existenciados Primarios. La fuerza emerge entonces del dominio exclusivo del Absoluto Incalificado hacia los reinos de la reacción múltiple — de la reacción a ciertos movimientos primordiales iniciados por el Dios de Acción y luego a ciertos movimientos compensatorios que proceden del Absoluto Universal. La fuerza primordial parece reaccionar a la causalidad trascendental en proporción a la absolutidad.
42:2.9 (469.9) La fuerza primordial se denomina a veces energía pura; en Uversa nos referimos a ella con el nombre de segregata.
42:2.10 (470.1) 3. Las energías emergentes. La presencia pasiva de los organizadores primarios de la fuerza es suficiente para transformar la potencia espacial en fuerza primordial, y sobre este campo espacial activado, estos mismos organizadores de la fuerza empiezan sus operaciones iniciales y activas. La fuerza primordial está destinada a pasar por dos fases distintas de transmutación en los reinos de la manifestación de la energía antes de aparecer como poder universal. Estos dos niveles de la energía emergente son:
42:2.11 (470.2) a. La energía potente. Es la energía poderosamente orientable, movida por la masa, con una tensión muy fuerte y una reacción enérgica — los gigantescos sistemas de energía puestos en movimiento por las actividades de los organizadores primarios de la fuerza. Esta energía primaria o potente no es al principio claramente sensible a la atracción gravitatoria del Paraíso, aunque la masa de su conjunto o su orientación espacial producen probablemente una reacción ante el grupo colectivo de influencias absolutas que operan en la parte inferior del Paraíso. Cuando la energía emerge hasta el nivel de reaccionar inicialmente a la atracción gravitatoria circular y absoluta del Paraíso, los organizadores primarios de la fuerza ceden el paso a la actividad de sus asociados secundarios.
42:2.12 (470.3) b. La energía gravitatoria. La energía que aparece ahora y que reacciona a la gravedad contiene el potencial del poder universal y se convierte en la antecesora activa de toda la materia universal. Esta energía gravitatoria o secundaria es el producto de la elaboración energética derivada de la presencia de la presión y de las tendencias tensionales establecidas por los Organizadores Maestros de la Fuerza Trascendentales Asociados. En respuesta al trabajo de estos manipuladores de la fuerza, la energía espacial pasa rápidamente de la fase potente a la fase gravitatoria, volviéndose así directamente sensible a la atracción circular de la gravedad (absoluta) del Paraíso, y revelando a la vez cierto potencial de sensibilidad a la atracción de la gravedad lineal inherente a las masas materiales que pronto aparecerán como resultado de las etapas electrónicas y postelectrónicas de la energía y de la materia. Tras la aparición de la reacción a la gravedad, los Organizadores Maestros de la Fuerza Asociados pueden retirarse de los ciclones energéticos del espacio, siempre que los Directores del Poder Universal sean destinados a ese campo de acción.
42:2.13 (470.4) Estamos totalmente inseguros en cuanto a las causas exactas de las etapas iniciales de la evolución de la fuerza, pero reconocemos la acción inteligente del Último en los dos niveles de manifestación de la energía emergente. Cuando la energía potente y la energía gravitatoria son consideradas colectivamente, en Uversa las llamamos ultimata.
42:2.14 (470.5) 4. El poder universal. La fuerza espacial ha sido cambiada en energía espacial y después en energía controlada por la gravedad. La energía física ha sido así preparada hasta el punto en que puede ser dirigida hacia los canales de poder y ser puesta al servicio de los múltiples propósitos de los Creadores del universo. Los polifacéticos directores, centros y controladores de la energía física continúan este trabajo en el gran universo — en las creaciones organizadas y habitadas. Estos Directores del Poder Universal asumen el control más o menos completo de veintiuna de las treinta fases de la energía que componen el actual sistema energético de los siete superuniversos. Este ámbito del poder-energía-materia es el reino de las actividades inteligentes del Séptuple, que desempeña sus funciones bajo el supercontrol espacio-temporal del Supremo.
42:2.15 (470.6) En Uversa nos referimos al ámbito del poder universal con el nombre de gravita.
42:2.16 (470.7) 5. La energía de Havona. Los conceptos de esta narración se han desplazado hacia el Paraíso a medida que seguíamos la transmutación de la fuerza espacial, nivel tras nivel, hasta el nivel de funcionamiento de la energía-poder de los universos del tiempo y del espacio. Continuando hacia el Paraíso se encuentra luego una fase preexistente de la energía que es característica del universo central. Aquí, el ciclo evolutivo parece retroceder sobre sí mismo; la energía-poder parece que ahora empieza a volver atrás hacia la fuerza, pero hacia una fuerza de una naturaleza muy distinta a la de la potencia espacial y a la de la fuerza primordial. Los sistemas energéticos de Havona no son dobles; son trinos. Éste es el ámbito energético existencial del Actor Conjunto, que ejerce su actividad en nombre de la Trinidad del Paraíso.
42:2.17 (471.1) En Uversa, estas energías de Havona se conocen con el nombre de triata.
42:2.18 (471.2) 6. La energía trascendental. Este sistema energético funciona en y desde el nivel superior del Paraíso, y sólo en relación con las personas absonitas. En Uversa se le llama tranosta.
42:2.19 (471.3) 7. La monota. La energía está estrechamente emparentada con la divinidad cuando es la energía del Paraíso. Nos inclinamos a creer que la monota es la energía viviente y no espiritual del Paraíso — una contrapartida, desde la eternidad, de la energía viviente y espiritual del Hijo Original — de ahí el sistema energético no espiritual del Padre Universal.
42:2.20 (471.4) No podemos diferenciar entre la naturaleza del espíritu paradisiaco y la de la monota paradisiaca; son aparentemente semejantes. Tienen nombres diferentes, pero difícilmente se os pueden decir muchas cosas sobre una realidad cuyas manifestaciones espirituales y no espirituales sólo se pueden distinguir por el nombre.
42:2.21 (471.5) Sabemos que las criaturas finitas pueden alcanzar la experiencia de adorar al Padre Universal a través del ministerio de Dios Séptuple y de los Ajustadores del Pensamiento, pero dudamos de que una sola personalidad subabsoluta, ni siquiera los directores del poder, pueda comprender la infinidad energética de la Gran Fuente-Centro Primera. Una cosa es segura: si los directores del poder conocen la técnica de la metamorfosis de la fuerza espacial, no nos revelan el secreto a los demás. Tengo la opinión de que no comprenden plenamente la actividad de los organizadores de la fuerza.
42:2.22 (471.6) Estos mismos directores del poder son catalizadores de la energía, es decir, mediante su presencia hacen que la energía se segmente, se organice o se reúna en formaciones unitarias. Todo esto implica que debe haber algo inherente a la energía que la hace funcionar así en presencia de estas entidades del poder. Hace mucho tiempo que al fenómeno de la transmutación de la fuerza cósmica en poder universal los Melquisedeks de Nebadon lo han denominado una de las siete «infinidades de la divinidad». Y esto es todo lo que podréis avanzar en este punto durante vuestra ascensión por el universo local.
42:2.23 (471.7) A pesar de nuestra incapacidad para comprender plenamente el origen, la naturaleza y las transmutaciones de la fuerza cósmica, conocemos perfectamente todas las fases del comportamiento de la energía emergente desde el momento en que responde de manera directa e inequívoca a la acción de la gravedad del Paraíso — aproximadamente desde el momento en que los directores del poder de los superuniversos empiezan su actividad.
42:3.1 (471.8) La materia es idéntica en todos los universos, salvo en el universo central. Las propiedades físicas de la materia dependen de la velocidad de revolución de sus elementos componentes, del número y del tamaño de las partículas que giran, de su distancia al cuerpo nuclear o del contenido espacial de la materia, así como de la presencia de ciertas fuerzas que aún no se han descubierto en Urantia.
42:3.2 (471.9) Existen diez grandes divisiones de la materia en los diversos soles, planetas y cuerpos espaciales:
42:3.3 (472.1) 1. La materia ultimatónica — las unidades físicas primordiales de la existencia material, las partículas de energía que van a componer los electrones.
42:3.4 (472.2) 2. La materia subelectrónica — la etapa explosiva y repulsiva de los supergases solares.
42:3.5 (472.3) 3. La materia electrónica — la etapa eléctrica de la diferenciación material — los electrones, los protones y las otras diversas unidades que entran en la constitución variada de los grupos electrónicos.
42:3.6 (472.4) 4. La materia subatómica — la materia que existe en grandes cantidades en el interior de los soles calientes.
42:3.7 (472.5) 5. Los átomos desintegrados — que se encuentran en los soles que se enfrían y en todo el espacio.
42:3.8 (472.6) 6. La materia ionizada — los átomos individuales despojados de sus electrones exteriores (químicamente activos) debido a las actividades eléctricas, térmicas, de los rayos X y a los disolventes.
42:3.9 (472.7) 7. La materia atómica — la etapa química de la organización elemental, las unidades componentes de la materia molecular o visible.
42:3.10 (472.8) 8. La etapa molecular de la materia — la materia tal como existe en Urantia en un estado de materialización relativamente estable en condiciones ordinarias.
42:3.11 (472.9) 9. La materia radioactiva — la tendencia y la actividad desorganizadoras de los elementos más pesados en condiciones de calor moderado y de presión gravitatoria disminuida.
42:3.12 (472.10) 10. La materia colapsada — la materia relativamente estacionaria que se encuentra en el interior de los soles fríos o muertos. Esta forma de materia no está realmente estacionaria; existe aún cierta actividad ultimatónica e incluso electrónica, pero estas unidades están muy cerca las unas de las otras, y sus velocidades de rotación han disminuido enormemente.
42:3.13 (472.11) La clasificación arriba indicada se refiere a la organización de la materia y no a las formas con las que aparece a los seres creados. Tampoco tiene en cuenta las etapas pre-emergentes de la energía ni las materializaciones eternas en el Paraíso y en el universo central.
42:4.1 (472.12) La luz, el calor, la electricidad, el magnetismo, la química, la energía y la materia son — en su origen, su naturaleza y su destino — una sola y misma cosa, junto con otras realidades materiales aún no descubiertas en Urantia.
42:4.2 (472.13) No comprendemos plenamente los cambios casi infinitos que puede sufrir la energía física. En un universo aparece como luz, en otro como luz y calor, en otro como formas de energía desconocidas en Urantia; dentro de un número incalculable de millones de años puede reaparecer como alguna forma de energía eléctrica encrespada y agitada, o de poder magnético; más tarde aún puede aparecer de nuevo en un universo posterior como alguna forma de materia variable que pasa por una serie de metamorfosis, seguida después por su desaparición física exterior en algún gran cataclismo de los reinos. Y entonces, después de eras incontables y de un vagabundeo casi sin fin por innumerables universos, esta misma energía puede resurgir otra vez y cambiar muchas veces de forma y de potencial; y estas transformaciones continúan así durante las eras sucesivas y a través de incontables reinos. La materia sigue avanzando así, sufriendo las transmutaciones del tiempo pero girando siempre fielmente en el círculo de la eternidad; aunque durante mucho tiempo no pueda regresar a su fuente, siempre es sensible a ella, y siempre sigue el camino ordenado por la Personalidad Infinita que la envió.
42:4.3 (473.1) Los centros del poder y sus asociados se ocupan intensamente del trabajo de transmutar el ultimatón en los circuitos y revoluciones del electrón. Estos seres únicos controlan y combinan el poder manipulando hábilmente las unidades básicas de la energía materializada, los ultimatones. Son los amos de la energía que circula en este estado primitivo. En unión con los controladores físicos, son capaces de controlar y de dirigir eficazmente la energía incluso después de que ésta ha transmutado al nivel eléctrico, a la llamada etapa electrónica. Pero su campo de acción se reduce enormemente cuando la energía electrónicamente organizada entra en los torbellinos de los sistemas atómicos. Tras esta materialización, estas energías caen bajo el dominio completo del poder de atracción de la gravedad lineal.
42:4.4 (473.2) La gravedad actúa positivamente en las líneas de poder y en los canales de energía de los centros del poder y de los controladores físicos, pero estos seres sólo se relacionan de manera negativa con la gravedad — ejerciendo sus facultades antigravitatorias.
42:4.5 (473.3) El frío y otras influencias trabajan en todo el espacio para organizar creativamente los ultimatones en electrones. El calor es la medida de la actividad electrónica, mientras que el frío significa simplemente ausencia de calor — reposo relativo de la energía — el estado de la carga-fuerza universal del espacio, con tal que ni la energía emergente ni la materia organizada estén presentes para responder a la gravedad.
42:4.6 (473.4) La presencia y la acción de la gravedad son las que impiden la aparición del cero teórico absoluto, pues el espacio interestelar no está a la temperatura del cero absoluto. En todo el espacio organizado hay corrientes de energía, circuitos de poder y actividades ultimatónicas, así como energías electrónicas organizadoras, que responden a la gravedad. Dicho de manera práctica, el espacio no está vacío. Incluso la atmósfera de Urantia se disipa cada vez más hasta unos cinco mil kilómetros de altura, donde empieza a desvanecerse en la materia espacial media de esta sección del universo. El espacio más vacío que se conoce en Nebadon contiene unos cien ultimatones — el equivalente de un electrón — por cada 16,4 cm3. Esta escasez de materia se considera como espacio prácticamente vacío.
42:4.7 (473.5) La temperatura — el frío y el calor — sólo es secundaria con respecto a la gravedad en los reinos donde evolucionan la energía y la materia. Los ultimatones obedecen humildemente a las temperaturas extremas. Las bajas temperaturas favorecen ciertas formas de construcción electrónica y de agrupación atómica, mientras que las altas temperaturas facilitan todo tipo de dispersión atómica y de desintegración material.
42:4.8 (473.6) Cuando están sometidas al calor y a la presión de ciertos estados solares internos, todas las asociaciones de la materia, salvo las más primitivas, pueden desintegrarse. El calor puede vencer ampliamente así la estabilidad gravitatoria. Pero ningún calor o presión solar conocidos pueden convertir a los ultimatones en energía potente.
42:4.9 (473.7) Los soles resplandecientes pueden transformar la materia en diversas formas de energía, pero los mundos oscuros y todo el espacio exterior pueden reducir la actividad electrónica y ultimatónica hasta el punto de convertir estas energías en la materia de los reinos. Ciertas asociaciones electrónicas de naturaleza parecida, así como muchas asociaciones fundamentales de la materia nuclear, se forman en las temperaturas extremadamente bajas del espacio abierto, y se acrecientan posteriormente al asociarse con grandes adiciones de energía en proceso de materialización.
42:4.10 (473.8) Durante toda esta metamorfosis interminable de la energía y de la materia, debemos contar con la influencia de la presión gravitatoria y con el comportamiento antigravitatorio de las energías ultimatónicas que se encuentran en ciertas condiciones de temperatura, de velocidad y de revolución. La temperatura, las corrientes de energía, la distancia y la presencia de los organizadores vivientes de la fuerza y de los directores del poder también tienen su importancia sobre todos los fenómenos de transmutación de la energía y de la materia.
42:4.11 (474.1) El aumento de la masa en la materia es igual al aumento de la energía dividido por el cuadrado de la velocidad de la luz. En un sentido dinámico, el trabajo que puede realizar la materia en reposo es igual a la energía que ha gastado para reunir sus partes desde el Paraíso, menos la resistencia de las fuerzas a vencer durante el tránsito, y la atracción ejercida por las partes de la materia unas sobre otras.
42:4.12 (474.2) La existencia de las formas preelectrónicas de la materia es indicada por los dos pesos atómicos del plomo. El plomo de formación original pesa un poco más que el producido por la desintegración del uranio por medio de las emanaciones de radio; y esta diferencia de peso atómico representa la pérdida real de energía en la desintegración atómica.
42:4.13 (474.3) La integridad relativa de la materia está asegurada por el hecho de que la energía sólo puede ser absorbida o liberada en las cantidades exactas que los científicos de Urantia han llamado cuantos. Esta acertada disposición de los reinos materiales sirve para mantener los universos en funcionamiento.
42:4.14 (474.4) Cuando la posición de los electrones o de otros elementos cambia, la cantidad de energía absorbida o emitida es siempre un «cuanto» o un múltiplo del mismo, pero las dimensiones de las estructuras materiales correspondientes determinan totalmente el comportamiento vibratorio u ondulatorio de estas unidades de energía. Estos rizos ondulatorios de energía tienen 860 veces el diámetro de los ultimatones, electrones, átomos u otras unidades que actúan así. La confusión interminable que acompaña a la observación de la mecánica ondulatoria del comportamiento del cuanto se debe a la superposición de las ondas de energía: dos crestas se pueden combinar para formar una cresta de doble altura, mientras que una cresta y un seno se pueden combinar y producirse así una anulación mutua.
42:5.1 (474.5) En el superuniverso de Orvonton hay cien octavas de energía ondulatoria. De estos cien grupos de manifestaciones energéticas, sesenta y cuatro están reconocidas de manera total o parcial en Urantia. Los rayos del Sol representan cuatro octavas en la escala superuniversal, abarcando los rayos visibles una sola octava, la número cuarenta y seis de esta serie. El grupo ultravioleta viene a continuación, mientras que los rayos X se encuentran diez octavas más arriba, seguidos por los rayos gamma del radio. Treinta y dos octavas por encima de la luz visible del Sol están los rayos energéticos del espacio exterior, mezclados con tanta frecuencia con las minúsculas partículas de materia extremadamente activadas y asociadas a ellos. Inmediatamente por debajo de la luz visible del Sol aparecen los rayos infrarrojos, y treinta octavas más abajo se encuentra el grupo que sirve para trasmitir la radiodifusión.
42:5.2 (474.6) Desde el punto de vista del conocimiento científico del siglo veinte en Urantia, las manifestaciones de la energía ondulatoria se pueden clasificar en los diez grupos siguientes:
42:5.3 (474.7) 1. Los rayos infraultimatónicos — las rotaciones fronterizas de los ultimatones cuando empiezan a tomar una forma definida. Es la primera etapa de la energía emergente en la que se pueden detectar y medir los fenómenos ondulatorios.
42:5.4 (474.8) 2. Los rayos ultimatónicos — el ensamblaje de la energía en las diminutas esferas de los ultimatones ocasiona vibraciones discernibles y mensurables en el contenido del espacio. Mucho antes de que los físicos descubran el ultimatón, detectarán sin duda los fenómenos de estos rayos que llueven sobre Urantia. Estos rayos cortos y poderosos representan la actividad inicial de los ultimatones cuando reducen su velocidad hasta el punto de virar hacia la organización electrónica de la materia. A medida que los ultimatones se reúnen en electrones, se produce una condensación con el consiguiente almacenamiento de energía.
42:5.5 (475.1) 3. Los rayos espaciales cortos. De todas las vibraciones puramente electrónicas, éstas son las más cortas, y representan la etapa preatómica de esta forma de materia. Para producir estos rayos se necesitan unas temperaturas extraordinariamente bajas o elevadas. Estos rayos espaciales son de dos tipos: uno que acompaña el nacimiento de los átomos y el otro que indica la desorganización atómica. Emanan en mayores cantidades del plano más denso del superuniverso, el de la Vía Láctea, que es también el plano más denso de los universos exteriores.
42:5.6 (475.2) 4. La etapa electrónica. Esta etapa de la energía es la base de toda materialización en los siete superuniversos. Cuando los electrones pasan desde los niveles energéticos superiores de revolución orbital a los niveles inferiores, siempre se emiten cuantos. Los cambios orbitales de los electrones conducen a la expulsión o a la absorción de partículas mensurables de energía-luz muy determinadas y uniformes, mientras que los electrones individuales siempre abandonan una partícula de energía-luz cuando sufren una colisión. Las actividades de los cuerpos positivos y de los otros elementos de la etapa electrónica también van acompañadas de manifestaciones energéticas ondulatorias.
42:5.7 (475.3) 5. Los rayos gamma — las emanaciones que caracterizan la disociación espontánea de la materia atómica. El mejor ejemplo de esta forma de actividad electrónica se encuentra en los fenómenos asociados con la desintegración del radio.
42:5.8 (475.4) 6. El grupo de los rayos X. El paso siguiente en la disminución de la velocidad del electrón produce las diversas formas de los rayos X solares junto con los rayos X generados artificialmente. La carga electrónica crea un campo eléctrico; el movimiento da nacimiento a una corriente eléctrica; la corriente produce un campo magnético. Cuando un electrón se detiene repentinamente, la conmoción electromagnética resultante produce el rayo X; el rayo X es esa perturbación. Los rayos X solares son idénticos a los que se generan de forma mecánica para explorar el interior del cuerpo humano, salvo que son ligeramente más largos.
42:5.9 (475.5) 7. Los rayos ultravioletas o químicos de la luz del Sol y sus diversas producciones mecánicas.
42:5.10 (475.6) 8. La luz blanca — toda la luz visible de los soles.
42:5.11 (475.7) 9. Los rayos infrarrojos — la reducción de la velocidad de la actividad electrónica que se acerca aún más a la etapa del calor apreciable.
42:5.12 (475.8) 10. Las ondas hertzianas — las energías que se utilizan en Urantia para la radiodifusión.
42:5.13 (475.9) De estas diez fases de la actividad energética ondulatoria, el ojo humano sólo puede reaccionar a una octava, a la de la totalidad de la luz solar ordinaria.
42:5.14 (475.10) El llamado éter es simplemente un nombre colectivo que se utiliza para designar un grupo de actividades de la fuerza y de la energía que tienen lugar en el espacio. Los ultimatones, los electrones y los otros agregados masivos de energía son partículas uniformes de materia, y en su tránsito por el espacio, avanzan realmente en línea recta. La luz y todas las otras formas de manifestaciones energéticas reconocibles consisten en una sucesión de partículas energéticas determinadas que avanzan en línea recta, salvo cuando son modificadas por la gravedad y por otras fuerzas que intervienen. Estas procesiones de partículas energéticas aparecen como fenómenos ondulatorios cuando se someten a ciertas observaciones, y esto se debe a la resistencia del manto de fuerza no diferenciado de todo el espacio, al éter hipotético, y a la tensión intergravitatoria de los agregados asociados de materia. El espaciamiento de los intervalos entre las partículas de materia, junto con la velocidad inicial de los rayos de energía, establece la apariencia ondulatoria de muchas formas de energía-materia.
42:5.15 (476.1) La excitación del contenido del espacio produce una reacción ondulatoria al paso de las partículas de materia en rápido movimiento, al igual que el paso de un barco por el agua da inicio a unas olas de amplitud y de intervalos variables.
42:5.16 (476.2) El comportamiento de la fuerza primordial da origen a unos fenómenos que son análogos en muchos aspectos a vuestro supuesto éter. El espacio no está vacío; las esferas de todo el espacio giran y se sumergen en un inmenso océano de energía-fuerza desplegada; el contenido espacial de un átomo tampoco está vacío. Sin embargo, el éter no existe, y la ausencia misma de este éter hipotético permite a los planetas habitados librarse de caer en el sol y a los electrones envolventes resistirse a caer en el núcleo.
42:6.1 (476.3) Aunque la carga espacial de la fuerza universal es homogénea y no está diferenciada, la organización en materia de la energía evolucionada implica la concentración de la energía en distintas masas de dimensiones determinadas y de peso establecido — implica una reacción gravitatoria precisa.
42:6.2 (476.4) La gravedad local o lineal entra plenamente en funcionamiento con la aparición de la organización atómica de la materia. La materia preatómica se vuelve ligeramente sensible a la gravedad cuando es activada por los rayos X y otras energías similares, pero la gravedad lineal no ejerce ninguna atracción mensurable sobre las partículas de energía electrónica libres, independientes y no cargadas, ni sobre los ultimatones no asociados.
42:6.3 (476.5) Los ultimatones funcionan por atracción mutua, y sólo responden a la atracción circular de la gravedad del Paraíso. Como no responden a la gravedad lineal, se mantienen así en la corriente universal del espacio. Los ultimatones son capaces de acelerar su velocidad de rotación hasta el punto de tener un comportamiento parcialmente antigravitatorio, pero sin la intervención de los organizadores de la fuerza o de los directores del poder, no pueden alcanzar la velocidad crítica de escape que les haría perder su individualidad y les haría regresar a la etapa de la energía potente. En la naturaleza, los ultimatones sólo se libran del estado de la existencia física cuando participan en la desorganización terminal de un sol enfriado y moribundo.
42:6.4 (476.6) Los ultimatones, desconocidos en Urantia, reducen su velocidad por medio de muchas fases de actividad física antes de alcanzar las condiciones energéticas y rotatorias esenciales para su organización electrónica. Los ultimatones poseen tres variedades de movimientos: su resistencia mutua a la fuerza cósmica, sus rotaciones individuales con potencial antigravitatorio, y las posiciones intraelectrónicas de los cien ultimatones mutuamente interasociados.
42:6.5 (476.7) La atracción mutua mantiene unidos a cien ultimatones en la formación de un electrón; y nunca hay ni más ni menos que cien ultimatones en un electrón típico. La pérdida de uno o de más ultimatones destruye la identidad electrónica típica, trayendo así a la existencia a una de las diez formas modificadas del electrón.
42:6.6 (476.8) Los ultimatones no describen órbitas ni giran en circuitos dentro de los electrones, pero se separan o se agrupan de acuerdo con sus velocidades de rotación axiales, determinando así las dimensiones electrónicas diferenciales. Esta misma velocidad ultimatónica de rotación axial también determina las reacciones positivas o negativas de los diversos tipos de unidades electrónicas. Toda la separación y el agrupamiento de la materia electrónica, junto con la diferenciación eléctrica de los cuerpos negativos y positivos de la energía-materia, son provocados por estas diversas funciones de las interasociaciones ultimatónicas componentes.
42:6.7 (477.1) Cada átomo tiene un diámetro ligeramente superior a 1/4.000.000 de milímetro, mientras que un electrón pesa un poco más que la 1/2.000 parte del átomo más pequeño, el hidrógeno. El protón positivo, característico del núcleo atómico, aunque puede no ser más grande que un electrón negativo, pesa casi dos mil veces más.
42:6.8 (477.2) Si la masa de la materia se pudiera aumentar hasta que la masa de un electrón equivaliera a una décima parte de una onza [2,8 gramos], y si su tamaño aumentara proporcionalmente, el volumen de dicho electrón sería tan grande como el de la Tierra. Si el volumen de un protón — mil ochocientas veces más pesado que un electrón — se pudiera aumentar hasta tener el tamaño de la cabeza de un alfiler, entonces, en comparación, la cabeza de un alfiler alcanzaría un diámetro igual al de la órbita de la Tierra alrededor del Sol.
42:7.1 (477.3) Toda la materia se forma de manera parecida a la del sistema solar. En el centro de cada diminuto universo de energía hay una porción nuclear de existencia material relativamente estable, comparativamente estacionaria. Esta unidad central está dotada de una triple posibilidad de manifestación. Alrededor de este centro energético giran en una profusión sin fin, pero en circuitos fluctuantes, las unidades de energía ligeramente comparables a los planetas que rodean al sol de un grupo estelar semejante a vuestro propio sistema solar.
42:7.2 (477.4) Dentro del átomo, los electrones giran alrededor del protón central con casi el mismo espacio comparativo que tienen los planetas que giran alrededor del Sol en el espacio del sistema solar. En comparación con su tamaño real, la distancia relativa existente entre el núcleo atómico y el circuito electrónico interior es la misma que existe entre el planeta interior Mercurio y vuestro Sol.
42:7.3 (477.5) Las rotaciones axiales de los electrones y sus velocidades orbitales alrededor del núcleo atómico se encuentran más allá de la imaginación humana, sin mencionar las velocidades de los ultimatones componentes. Las partículas positivas del radio salen hacia el espacio a razón de dieciséis mil kilómetros por segundo, mientras que las partículas negativas alcanzan una velocidad cercana a la de la luz.
42:7.4 (477.6) Los universos locales se construyen según el sistema decimal. Hay exactamente cien materializaciones atómicas distinguibles de la energía espacial en un universo doble; es la máxima organización posible de la materia en Nebadon. Estas cien formas de materia consisten en una serie regular en la que entre uno y cien electrones giran alrededor de un núcleo central relativamente compacto. Esta asociación fiable y ordenada de las diversas energías es la que compone la materia.
42:7.5 (477.7) No todos los mundos muestran en su superficie los cien elementos reconocibles, pero éstos están presentes en alguna parte, han estado presentes, o están en proceso de evolución. Las condiciones que rodean el origen y la evolución posterior de un planeta determinan el número de estos cien tipos atómicos que será observable. Los átomos más pesados no se encuentran en la superficie de muchos mundos. Incluso en Urantia, los elementos conocidos más pesados manifiestan la tendencia de hacerse pedazos, tal como lo ilustra el comportamiento del radio.
42:7.6 (477.8) La estabilidad del átomo depende del número de neutrones eléctricamente inactivos que se encuentran en el cuerpo central. El comportamiento químico depende enteramente de la actividad de los electrones que giran libremente.
42:7.7 (478.1) En Orvonton nunca ha sido posible reunir de forma natural más de cien electrones orbitales en un solo sistema atómico. Cuando ciento un electrones se han introducido artificialmente en un campo orbital, el resultado siempre ha sido la desorganización casi instantánea del protón central y la dispersión desordenada de los electrones y de otras energías liberadas.
42:7.8 (478.2) Aunque los átomos pueden contener de uno a cien electrones orbitales, sólo los diez electrones exteriores de los átomos más grandes giran alrededor del núcleo central como cuerpos distintos y bien determinados, dando vueltas de manera intacta y compacta alrededor de unas órbitas precisas y definidas. Los treinta electrones más cercanos al centro son difíciles de observar o de detectar como cuerpos separados y organizados. Esta misma proporción relativa del comportamiento electrónico en relación con su proximidad al núcleo prevalece en todos los átomos, sin tener en cuenta el número de electrones que contenga. Cuanto más cerca del núcleo, menos individualidad electrónica hay. La prolongación energética ondulatoria de un electrón puede ensancharse tanto que llega a ocupar la totalidad de las órbitas atómicas más pequeñas; esto es especialmente cierto en los electrones más cercanos al núcleo atómico.
42:7.9 (478.3) Los treinta electrones orbitales más interiores tienen una individualidad, pero sus sistemas energéticos tienden a entremezclarse, extendiéndose de un electrón a otro y casi de una órbita a otra. Los treinta electrones siguientes componen la segunda familia, o zona energética, y su individualidad es más pronunciada; son cuerpos de materia que ejercen un control más completo sobre sus sistemas energéticos concomitantes. Los treinta electrones siguientes, la tercera zona energética, están aún más individualizados y circulan en órbitas más determinadas y mejor definidas. Los últimos diez electrones, presentes solamente en los diez elementos más pesados, poseen la dignidad de la independencia, y son capaces por tanto de escapar más o menos libremente al control del núcleo madre. Con un mínimo de variación en la temperatura y en la presión, los miembros de este cuarto grupo más exterior de electrones se escaparán de la atracción del núcleo central, tal como lo ilustran la desorganización espontánea del uranio y de los elementos emparentados.
42:7.10 (478.4) Los primeros veintisiete átomos, aquellos que contienen de uno a veintisiete electrones orbitales, son más fáciles de comprender que los demás. Del veintiocho en adelante nos encontramos cada vez más con la imprevisibilidad de la supuesta presencia del Absoluto Incalificado. Pero una parte de esta imprevisibilidad electrónica se debe a las diferentes velocidades de rotación axial de los ultimatones y a su tendencia inexplicable a «apiñarse». Otras influencias — físicas, eléctricas, magnéticas y gravitatorias — también actúan para producir un comportamiento electrónico variable. Los átomos son pues similares a las personas en cuanto a su previsibilidad. Los estadísticos pueden anunciar las leyes que gobiernan a un gran número de átomos o de personas, pero éstas no sirven para un solo átomo o una sola persona.
42:8.1 (478.5) Aunque la gravedad es uno de los diversos factores que se ocupan de mantener unido un minúsculo sistema atómico de energía, también está presente, dentro y entre estas unidades físicas básicas, una energía poderosa y desconocida, el secreto de su constitución básica y de su comportamiento fundamental, una fuerza que aún no se ha descubierto en Urantia. Esta influencia universal impregna todo el espacio comprendido en esta minúscula organización energética.
42:8.2 (478.6) El espacio interelectrónico de un átomo no está vacío. En todo el átomo, este espacio interelectrónico está activado por manifestaciones ondulatorias que están perfectamente sincronizadas con la velocidad electrónica y con las rotaciones ultimatónicas. Vuestras leyes reconocidas sobre la atracción positiva y negativa no dominan totalmente esta fuerza; por lo tanto, su comportamiento es a veces imprevisible. Esta influencia innominada parece ser una reacción del Absoluto Incalificado ante la fuerza espacial.
42:8.3 (479.1) Los protones cargados y los neutrones no cargados del núcleo del átomo se mantienen unidos gracias al funcionamiento alternativo del mesotrón, una partícula de materia 180 veces más pesada que el electrón. Sin esta disposición, la carga eléctrica transportada por los protones desorganizaría el núcleo atómico.
42:8.4 (479.2) Tal como los átomos están constituidos, ni las fuerzas eléctricas ni las gravitatorias podrían mantener unido el núcleo. La integridad del núcleo se mantiene gracias al funcionamiento cohesivo recíproco del mesotrón, que es capaz de mantener unidas las partículas cargadas y no cargadas debido al poder superior de su fuerza-masa y a su función adicional de hacer que los protones y los neutrones cambien constantemente de lugar. El mesotrón hace que la carga eléctrica de las partículas nucleares sea lanzada sin cesar de un sitio para otro entre los protones y los neutrones. Durante una fracción infinitesimal de segundo, una partícula nuclear dada es un protón cargado, y a la fracción siguiente es un neutrón no cargado. Estas alternancias del estado energético son tan increíblemente rápidas que la carga eléctrica no tiene la menor oportunidad de funcionar como influencia disruptiva. El mesotrón funciona así como una partícula «portadora de energía» que contribuye poderosamente a la estabilidad nuclear del átomo.
42:8.5 (479.3) La presencia y el funcionamiento del mesotrón explican también otro enigma atómico. Cuando los átomos actúan de forma radioactiva, emiten mucha más energía de la que se podría esperar. Este exceso de radiación procede de la desintegración del mesotrón «portador de energía», que se convierte así en un simple electrón. La desintegración mesotrónica también va acompañada de la emisión de ciertas pequeñas partículas no cargadas.
42:8.6 (479.4) El mesotrón explica ciertas propiedades cohesivas del núcleo atómico, pero no da cuenta de la cohesión entre los protones ni de la adhesión entre los neutrones. La fuerza paradójica y poderosa que asegura la integridad cohesiva atómica es una forma de energía que aún no se ha descubierto en Urantia.
42:8.7 (479.5) Estos mesotrones se encuentran abundantemente en los rayos espaciales que chocan constantemente con vuestro planeta.
42:9.1 (479.6) La religión no es la única en ser dogmática; la filosofía natural tiende igualmente a dogmatizar. Cuando un famoso educador religioso razonó que el número siete era fundamental en la naturaleza porque hay siete aberturas en la cabeza humana, si hubiera conocido mejor la química habría podido defender su creencia basándose en un fenómeno verdadero del mundo físico. En todos los universos físicos del tiempo y del espacio, y a pesar de que la constitución decimal de la energía se manifieste de manera universal, existe el recordatorio siempre presente de la realidad de que la premateria tiene una organización electrónica séptuple.
42:9.2 (479.7) El número siete es fundamental en el universo central y en el sistema espiritual de las transmisiones inherentes del carácter, pero el número diez, el sistema decimal, es inherente a la energía, a la materia y a la creación material. Sin embargo, el mundo atómico muestra cierta caracterización periódica que se repite en grupos de siete — una marca de nacimiento que lleva este mundo material y que indica su lejano origen espiritual.
42:9.3 (480.1) Cuando los elementos básicos son organizados según sus pesos atómicos, esta persistencia séptuple de su constitución creativa se manifiesta en los dominios químicos bajo la forma de una reaparición de las propiedades físicas y químicas similares a lo largo de períodos separados de siete. Cuando los elementos químicos de Urantia se ordenan en fila de esta manera, cualquier cualidad o propiedad dada tiende a repetirse cada siete elementos. Este cambio periódico de siete en siete se repite de forma decreciente y con variaciones a lo largo de toda la tabla química, observándose más acusadamente en las agrupaciones atómicas iniciales o más ligeras. Partiendo de cualquier elemento, y después de haber observado una de sus propiedades, dicha cualidad cambiará durante los seis elementos consecutivos, pero al llegar al octavo, tiende a reaparecer, es decir, que el octavo elemento químicamente activo se parece al primero, el noveno al segundo, y así sucesivamente. Este hecho del mundo físico señala sin lugar a dudas la constitución séptuple de la energía ancestral, e indica la realidad fundamental de la diversidad séptuple de las creaciones del tiempo y del espacio. El hombre también debería tomar nota de que hay siete colores en el espectro natural.
42:9.4 (480.2) Pero no todas las suposiciones de la filosofía natural son válidas; por ejemplo, el éter hipotético representa un intento ingenioso del hombre por unificar su ignorancia acerca de los fenómenos espaciales. La filosofía del universo no se puede basar en las observaciones de la llamada ciencia. Un científico tendería a negar la posibilidad de que una mariposa se desarrolle a partir de una oruga si no pudiera ver dicha metamorfosis.
42:9.5 (480.3) La estabilidad física, asociada a la elasticidad biológica, sólo está presente en la naturaleza gracias a la sabiduría casi infinita que poseen los Arquitectos Maestros de la creación. Nada inferior a una sabiduría trascendental podría diseñar nunca unas unidades de materia que son al mismo tiempo tan estables y tan eficazmente flexibles.
42:10.1 (480.4) El alcance sin fin de la realidad cósmica relativa, desde la absolutidad de la monota del Paraíso hasta la absolutidad de la potencia espacial, hace pensar en ciertas evoluciones de las relaciones dentro de las realidades no espirituales de la Fuente-Centro Primera — de esas realidades que están ocultas en la potencia espacial, que se revelan en la monota, y que se desvelan provisionalmente en los niveles cósmicos intermedios. Este ciclo eterno de la energía, puesto que está incluido en el circuito del Padre de los universos, es absoluto, y como es absoluto, no se puede extender ni como un hecho ni como un valor; sin embargo, el Padre Primordial se está haciendo realidad en este mismo momento — como siempre — a partir de un campo en constante expansión de significados espacio-temporales y de significados espacio-temporales trascendidos, un campo de relaciones cambiantes donde la energía-materia está siendo sometida progresivamente al supercontrol del espíritu viviente y divino por medio del esfuerzo experiencial de la mente personal y viviente.
42:10.2 (480.5) Las energías universales no espirituales están reasociadas en los sistemas vivientes de las mentes no Creadoras en diversos niveles, algunos de los cuales se pueden describir como sigue:
42:10.3 (480.6) 1. La mente anterior a los espíritus ayudantes. Este nivel mental no es experiencial y, en los mundos habitados, está atendido por los Controladores Físicos Maestros. Es la mente maquinal, el intelecto no enseñable de las formas más primitivas de la vida material, pero la mente no enseñable funciona en muchos niveles además del de la vida planetaria primitiva.
42:10.4 (481.1) 2. La mente asistida por los espíritus ayudantes. Se trata del ministerio del Espíritu Madre de un universo local, que ejerce su actividad a través de sus siete espíritus ayudantes de la mente en el nivel enseñable (no maquinal) de la mente material. En este nivel, la mente material experimenta como intelecto subhumano (animal) en los cinco primeros ayudantes, como intelecto humano (moral) en los siete ayudantes, y como intelecto superhumano (intermedio) en los dos últimos ayudantes.
42:10.5 (481.2) 3. La mente morontial en evolución — la conciencia en expansión de las personalidades evolutivas durante la carrera ascendente en el universo local. Es el don del Espíritu Madre del universo local en unión con el Hijo Creador. Este nivel mental implica la organización del tipo morontial de vehículo vital, una síntesis de lo material y de lo espiritual que es efectuada por los Supervisores del Poder Morontial del universo local. La mente morontial funciona de manera diferencial en respuesta a los 570 niveles de la vida morontial, revelando una creciente capacidad asociativa con la mente cósmica en los niveles superiores de consecución. Es el camino evolutivo de las criaturas mortales, pero el Hijo y el Espíritu de un universo también confieren la mente de tipo no morontial a los hijos no morontiales de las creaciones locales.
42:10.6 (481.3) La mente cósmica. Es la séptuple mente diversificada del tiempo y del espacio, y cada uno de los Siete Espíritus Maestros aporta su ministerio a una fase de esta mente en uno de los siete superuniversos. La mente cósmica abarca todos los niveles de la mente finita y se coordina experiencialmente con los niveles de la deidad evolutiva de la Mente Suprema, coordinándose trascendentalmente con los niveles existenciales de la mente absoluta — con los circuitos directos del Actor Conjunto.
42:10.7 (481.4) En el Paraíso, la mente es absoluta; en Havona es absonita; en Orvonton es finita. La mente siempre conlleva la actividad y la presencia de un ministerio viviente además de los diversos sistemas energéticos, y esto es así en todos los niveles y en todos los tipos de mente. Pero más allá de la mente cósmica, las relaciones de la mente con la energía no espiritual se vuelven cada vez más difíciles de describir. La mente havoniana es subabsoluta pero superevolutiva; como es existencial-experiencial, está más cerca de lo absonito que cualquier otro concepto que se haya revelado. La mente paradisiaca está más allá de la comprensión humana; es existencial, no espacial y no temporal. Sin embargo, todos estos niveles mentales están eclipsados por la presencia universal del Actor Conjunto — por la atracción de la gravedad mental del Dios de la mente que se encuentra en el Paraíso.
42:11.1 (481.5) En la valoración y el reconocimiento de la mente, se debe recordar que el universo no es ni mecánico ni mágico; es una creación de la mente y un mecanismo con leyes. En la práctica, las leyes de la naturaleza funcionan en los reinos aparentemente dobles de lo físico y de lo espiritual, pero en realidad estos reinos son uno solo. La Fuente-Centro Primera es la causa original de todas las materializaciones, y es al mismo tiempo el Padre primero y final de todos los espíritus. En los universos exteriores a Havona, el Padre Paradisiaco sólo aparece personalmente como energía pura y como puro espíritu — bajo la forma de los Ajustadores del Pensamiento y otras fragmentaciones similares.
42:11.2 (481.6) Los mecanismos no dominan de manera absoluta toda la creación; el universo de universos en su totalidad está planeado por la mente, construido por la mente y administrado por la mente. Pero el mecanismo divino del universo de universos es demasiado perfecto como para que los métodos científicos de la mente finita del hombre puedan discernir siquiera una huella de la dominación de la mente infinita. Pues esta mente creadora, controladora y sostenedora no es ni una mente material ni la mente de una criatura; es una mente espiritual que ejerce su actividad en, y desde, los niveles creadores de la realidad divina.
42:11.3 (482.1) La capacidad para discernir y descubrir la mente en los mecanismos del universo depende enteramente de la aptitud, el alcance y la capacidad de la mente investigadora dedicada a esa tarea de observación. Las mentes espacio-temporales, organizadas con las energías del tiempo y del espacio, están sometidas a los mecanismos del tiempo y del espacio.
42:11.4 (482.2) El movimiento y la gravitación universal son facetas gemelas del mecanismo impersonal espacio-temporal del universo de universos. Los niveles en los que el espíritu, la mente y la materia responden a la gravedad son totalmente independientes del tiempo, pero únicamente los verdaderos niveles espirituales de la realidad son independientes del espacio (son no espaciales). Los niveles mentales superiores del universo — los niveles de la mente-espíritu — también pueden ser no espaciales, pero los niveles de la mente material, tales como el de la mente humana, son sensibles a las interacciones de la gravitación universal, y sólo pierden esta sensibilidad en proporción a su identificación con el espíritu. Los niveles de la realidad espiritual se reconocen por su contenido espiritual, y la espiritualidad en el tiempo y el espacio se mide inversamente a su sensibilidad a la gravedad lineal.
42:11.5 (482.3) La sensibilidad a la gravedad lineal es una medida cuantitativa de la energía no espiritual. Todas las masas — energías organizadas — están sometidas a esta atracción, salvo en la medida en que el movimiento y la mente actúan sobre ellas. La gravedad lineal es la fuerza cohesiva de corto alcance del macrocosmos, en cierto modo como las fuerzas de cohesión intraatómica son las fuerzas de corto alcance del microcosmos. La energía física materializada, organizada bajo la forma de lo que llamamos materia, no puede atravesar el espacio sin afectar a la reacción a la gravedad lineal. Aunque esta reacción a la gravedad es directamente proporcional a la masa, está tan modificada por el espacio intermedio que el resultado final sólo puede ser ligeramente aproximado cuando se expresa de manera inversa al cuadrado de la distancia. El espacio conquista finalmente la gravitación lineal a causa de la presencia dentro de él de las influencias antigravitatorias de numerosas fuerzas supermateriales que actúan para neutralizar la acción de la gravedad y todas las reacciones a ella.
42:11.6 (482.4) Unos mecanismos cósmicos extremadamente complejos y que parecen ampliamente automáticos tienden siempre a ocultar la presencia de la mente interna originadora o creativa a todas y cada una de las inteligencias situadas muy por debajo de los niveles universales de la naturaleza y de la capacidad del mecanismo mismo. Por eso es inevitable que los mecanismos superiores del universo parezcan desprovistos de inteligencia a las órdenes inferiores de criaturas. La única excepción posible a esta conclusión sería la implicación de una mente en el asombroso fenómeno de un universo que se mantieneaparentemente por sí solo — pero esto es una cuestión de filosofía más bien que de experiencia real.
42:11.7 (482.5) Puesto que la mente coordina el universo, la fijeza de los mecanismos no existe. El fenómeno de la evolución progresiva, asociado con el automantenimiento cósmico, es universal. La capacidad evolutiva del universo es inagotable en la infinidad de la espontaneidad. El progreso hacia una unidad armoniosa, una síntesis experiencial creciente superpuesta a una complejidad de relaciones cada vez mayor, sólo podía efectuarla una mente intencional y dominante.
42:11.8 (482.6) Cuanto más elevada sea la mente universal asociada a cualquier fenómeno del universo, a los tipos inferiores de mente más difícil les resultará descubrirla. Puesto que la mente del mecanismo del universo es una mente-espíritu creativa (la mente misma del Infinito), nunca puede ser descubierta ni discernida por las mentes de los niveles inferiores del universo, y mucho menos por la mente máshumilde de todas, la mente humana. Aunque la mente animal evolutiva busca a Dios de manera natural, a solas y por sí misma no conoce inherentemente a Dios.
42:12.1 (483.1) La evolución de los mecanismos implica e indica la presencia y la dominación ocultas de una mente creativa. La capacidad del intelecto mortal para concebir, diseñar y crear mecanismos automáticos demuestra las cualidades superiores, creativas e intencionales de la mente del hombre como influencia dominante en el planeta. La mente siempre tiende a:
42:12.2 (483.2) 1. Crear mecanismos materiales.
42:12.3 (483.3) 2. Descubrir misterios ocultos.
42:12.4 (483.4) 3. Explorar situaciones lejanas.
42:12.5 (483.5) 4. Formular sistemas mentales.
42:12.6 (483.6) 5. Alcanzar metas de sabiduría.
42:12.7 (483.7) 6. Lograr niveles espirituales.
42:12.8 (483.8) 7. Conseguir los destinos divinos — supremo, último y absoluto.
42:12.9 (483.9) La mente siempre es creativa. La dotación mental individual de un animal, un mortal, un ser morontial, un ascendente espiritual o un ser que ha alcanzado la finalidad, siempre es capaz de producir un cuerpo adecuado y útil para la identidad de la criatura viviente. Pero el fenómeno de la presencia de una personalidad o el arquetipo de una identidad no son, como tales, una manifestación de la energía, ya sea física, mental o espiritual. La forma de la personalidad es el aspecto arquetípico de un ser viviente; conlleva la organización de unas energías, y esto, más la vida y el movimiento, es el mecanismo de la existencia de las criaturas.
42:12.10 (483.10) Incluso los seres espirituales tienen una forma, y estas formas (estos arquetipos) espirituales son reales. Incluso los tipos más elevados de personalidades espirituales tienen formas — presencias de la personalidad análogas en todos los sentidos a los cuerpos mortales de Urantia. Casi todos los seres que se encuentran en los siete superuniversos poseen una forma. Pero hay algunas excepciones a esta regla general: los Ajustadores del Pensamiento parecen no tener una forma hasta después de fusionar con el alma sobreviviente de sus asociados mortales. Los Mensajeros Solitarios, los Espíritus Inspirados Trinitarios, los Ayudantes Personales del Espíritu Infinito, los Mensajeros de Gravedad, los Registradores Trascendentales y algunos otros tampoco tienen una forma que se pueda descubrir. Pero éstas son las pocas excepciones típicas; la gran mayoría posee una auténtica forma para su personalidad, una forma que caracteriza a cada individuo, y que es reconocible y personalmente distinguible.
42:12.11 (483.11) La unión entre la mente cósmica y el ministerio de los espíritus ayudantes de la mente da nacimiento a un tabernáculo físico adecuado para el ser humano en evolución. La mente morontial individualiza igualmente una forma morontial para todos los supervivientes mortales. Al igual que el cuerpo mortal es personal y característico para cada ser humano, la forma morontial será también sumamente individual y adecuadamente característica de la mente creativa que la domina. Dos formas morontiales no se parecen mucho más que dos cuerpos humanos cualquiera. Los Supervisores del Poder Morontial patrocinan, y los serafines asistentes proporcionan, el material morontial sin diferenciar con el que la vida morontial puede empezar a funcionar. Y después de la vida morontial se descubrirá que las formas espirituales son igualmente diversas, personales y características de sus habitantes mentales-espirituales respectivos.
42:12.12 (483.12) En un mundo material pensáis que un cuerpo tiene un espíritu, pero nosotros consideramos que el espíritu tiene un cuerpo. Los ojos materiales son en verdad las ventanas del alma nacida del espíritu. El espíritu es el arquitecto, la mente es el constructor, el cuerpo es el edificio material.
42:12.13 (484.1) Las energías físicas, espirituales y mentales, como tales y en estado puro, no interaccionan plenamente como realidades de los universos fenoménicos. En el Paraíso, las tres energías son semejantes, en Havona están coordinadas, mientras que en los niveles universales de las actividades finitas se pueden encontrar todas las gamas de la dominación material, mental y espiritual. La energía física parece predominar en las situaciones no personales del tiempo y del espacio, pero también parece ser que cuanto más se acerca la actividad mental-espiritual a la divinidad de propósito y a la supremacía de acción, la fase espiritual se vuelve más dominante; y que en el nivel último, la mente-espíritu puede volverse casi completamente dominante. En el nivel absoluto, el espíritu domina con toda seguridad. Partiendo de allí hacia los reinos del tiempo y del espacio, dondequiera que esté presente una realidad espiritual divina, cada vez que actúe una verdadera mente-espíritu, siempre tiende a producirse una contrapartida material o física de esa realidad espiritual.
42:12.14 (484.2) El espíritu es la realidad creadora; la contrapartida física es el reflejo espacio-temporal de la realidad espiritual, la repercusión física de la acción creadora de la mente-espíritu.
42:12.15 (484.3) La mente domina universalmente a la materia, al igual que es sensible a su vez al supercontrol último del espíritu. Y en el hombre mortal, sólo la mente que se somete libremente a la dirección del espíritu puede esperar sobrevivir a la existencia mortal espacio-temporal como un hijo inmortal del mundo espiritual eterno del Supremo, del Último y del Absoluto: del Infinito.
42:12.16 (484.4) [Presentado, a petición de Gabriel, por un Mensajero Poderoso de servicio en Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 43
43:0.1 (485.1) A URANTIA se la conoce generalmente como la 606 de Satania en Norlatiadek de Nebadon, lo que significa que es el mundo habitado seiscientos seis del sistema local de Satania, el cual está situado en la constelación de Norlatiadek, una de las cien constelaciones del universo local de Nebadon. Como las constelaciones son las divisiones primarias de un universo local, sus gobernantes enlazan los sistemas locales de mundos habitados con la administración central del universo local en Salvington y, por reflectividad, con la superadministración de los Ancianos de los Días en Uversa.
43:0.2 (485.2) El gobierno de vuestra constelación está situado en un grupo de 771 esferas arquitectónicas, de las cuales la más grande y la más central es Edentia, la sede de la administración de los Padres de la Constelación, los Altísimos de Norlatiadek. Edentia misma es aproximadamente cien veces más grande que vuestro mundo. Las setenta esferas principales que rodean a Edentia tienen casi diez veces el tamaño de Urantia, mientras que los diez satélites que giran alrededor de cada uno de estos setenta mundos tienen casi el mismo tamaño que Urantia. El tamaño de estas 771 esferas arquitectónicas es totalmente comparable al de las otras constelaciones.
43:0.3 (485.3) El cálculo del tiempo y la medición de las distancias en Edentia son los mismos que en Salvington, y al igual que las esferas de la capital del universo, los mundos sede de las constelaciones están plenamente provistos de todas las órdenes de inteligencias celestiales. En general, estas personalidades no son muy diferentes de las que se han descrito en relación con la administración del universo.
43:0.4 (485.4) Los serafines supervisores, la tercera orden de ángeles del universo local, están destinados al servicio de las constelaciones. Establecen sus sedes en las esferas capitales y aportan ampliamente su ministerio a los mundos educativos morontiales que las rodean. En Norlatiadek, las setenta esferas principales, junto con sus setecientos satélites menores, están habitadas por los univitatias, los ciudadanos permanentes de la constelación. Todos estos mundos arquitectónicos están íntegramente administrados por los diversos grupos de vida nativa, en su mayor parte no revelados, pero que incluyen a los eficaces espirongas y a los hermosos espornagias. Como está situada en el punto medio del régimen educativo morontial, la vida morontial de las constelaciones es, como podéis imaginar, tanto típica como ideal.
43:1.1 (485.5) Edentia abunda en tierras altas fascinantes, en extensas elevaciones de materia física coronadas de vida morontial y cubiertas de gloria espiritual, pero no existen escarpadas cadenas montañosas como las que aparecen en Urantia. Hay decenas de miles de lagos centelleantes y miles y miles de arroyos que los conectan entre sí, pero no hay ni grandes océanos ni ríos torrenciales. Sólo las tierras altas están desprovistas de estos arroyos en su superficie.
43:1.2 (486.1) El agua de Edentia y de las esferas arquitectónicas similares no es diferente al agua de los planetas evolutivos. Los sistemas hidráulicos de estas esferas son tanto superficiales como subterráneos, y la humedad circula constantemente. Se puede navegar alrededor de Edentia por estas diversas rutas acuáticas, aunque la principal vía de transporte es la atmósfera. Los seres espirituales viajan de forma natural por encima de la superficie de la esfera, mientras que los seres morontiales y materiales utilizan medios materiales y semimateriales para salvar la travesía atmosférica.
43:1.3 (486.2) Edentia y sus mundos asociados tienen una verdadera atmósfera, la mezcla habitual de tres gases característica de estas creaciones arquitectónicas, y que contiene los dos elementos de la atmósfera urantiana más el gas morontial adecuado para la respiración de las criaturas morontiales. Pero aunque esta atmósfera es material así como morontial, no hay ni tormentas ni huracanes; y tampoco hay veranos ni inviernos. Esta ausencia de perturbaciones atmosféricas y de variaciones estacionales permite embellecer todas las partes exteriores de estos mundos especialmente creados.
43:1.4 (486.3) Las tierras altas de Edentia forman unos magníficos relieves físicos, y su belleza se acrecienta con la interminable profusión de vida que abunda a todo lo largo y ancho de la esfera. Aparte de algunas estructuras más bien aisladas, estas tierras altas no contienen ninguna obra realizada por las manos de las criaturas. Los adornos materiales y morontiales están limitados a las zonas habitadas. En las elevaciones menores se encuentran los emplazamientos de las residencias especiales, que están hermosamente embellecidas con obras de arte tanto biológicas como morontiales.
43:1.5 (486.4) Las salas de resurrección de Edentia están situadas en la cima de la séptima cadena de tierras altas, y allí se despiertan los mortales ascendentes de la orden secundaria modificada de ascensión. Estas cámaras de reensamblaje de las criaturas se encuentran bajo la supervisión de los Melquisedeks. La primera esfera receptora de Edentia (al igual que el planeta Melquisedek cerca de Salvington) también posee salas especiales de resurrección donde se reensambla a los mortales de las órdenes modificadas de ascensión.
43:1.6 (486.5) Los Melquisedeks también mantienen dos colegios especiales en Edentia. Uno, la escuela de urgencia, se consagra al estudio de los problemas derivados de la rebelión de Satania. Y el otro, la escuela de la donación, se dedica a dominar los nuevos problemas resultantes del hecho de que Miguel efectuó su donación final en uno de los mundos de Norlatiadek. Este último colegio se estableció hace casi cuarenta mil años, inmediatamente después de que Miguel anunciara que Urantia había sido elegida como mundo para su donación final.
43:1.7 (486.6) El mar de cristal, el área receptora de Edentia, está cerca del centro administrativo y se halla rodeado por el anfiteatro de la sede central. Alrededor de esta zona se encuentran los centros gubernativos de las setenta divisiones de los asuntos de la constelación. La mitad de Edentia está dividida en setenta secciones triangulares cuyos límites convergen en los edificios de la sede de sus sectores respectivos. El resto de esta esfera es un inmenso parque natural, los jardines de Dios.
43:1.8 (486.7) Durante vuestras visitas periódicas a Edentia, aunque todo el planeta está abierto a vuestro examen, la mayor parte de vuestro tiempo la pasaréis en el triángulo administrativo cuyo número corresponde al de vuestro mundo residencial habitual. Siempre seréis bienvenidos como observadores en las asambleas legislativas.
43:1.9 (486.8) El área morontial asignada a los mortales ascendentes que residen en Edentia está situada en la zona media del triángulo número treinta y cinco, contiguo a la sede de los finalitarios, la cual está ubicada en el triángulo treinta y seis. La sede general de los univitatias ocupa una zona enorme en la región media del triángulo treinta y cuatro, inmediatamente contiguo a la reserva residencial de los ciudadanos morontiales. Por estos arreglos se puede ver que se han tomado disposiciones para alojar al menos a setenta divisiones mayores de la vida celestial, y también que cada una de estas setenta zonas triangulares está correlacionada con alguna de las setenta esferas principales de educación morontial.
43:1.10 (487.1) El mar de cristal de Edentia es un enorme cristal circular de unos ciento sesenta kilómetros de circunferencia por unos cincuenta kilómetros de profundidad. Este magnífico cristal sirve como campo de recepción para todos los serafines transportadores y otros seres que llegan desde puntos exteriores a la esfera; este mar de cristal facilita enormemente el aterrizaje de los serafines transportadores.
43:1.11 (487.2) En casi todos los mundos arquitectónicos hay un campo de cristal de este tipo; aparte de su valor decorativo, sirve para muchos fines, siendo utilizado para describir la reflectividad superuniversal a los grupos reunidos, y como factor en la técnica de transformar la energía para modificar las corrientes del espacio y para adaptar otras corrientes entrantes de energía física.
43:2.1 (487.3) Las constelaciones son las unidades autónomas de un universo local, y cada constelación está administrada de acuerdo con sus propios decretos legislativos. Cuando los tribunales de Nebadon juzgan los asuntos del universo, todas las cuestiones internas son juzgadas según las leyes imperantes en la constelación interesada. Estos decretos judiciales de Salvington, junto con los estatutos legislativos de las constelaciones, son ejecutados por los administradores de los sistemas locales.
43:2.2 (487.4) Las constelaciones funcionan así como unidades legislativas o elaboradoras de las leyes, mientras que los sistemas locales sirven como unidades ejecutivas o aplicadoras de las leyes. El gobierno de Salvington es la autoridad judicial y coordinadora suprema.
43:2.3 (487.5) Aunque la función judicial suprema depende de la administración central de un universo local, hay dos tribunales subsidiarios pero importantes en la sede de cada constelación, el consejo Melquisedek y la corte del Altísimo.
43:2.4 (487.6) Todos los problemas judiciales son revisados primero por el consejo de los Melquisedeks. Doce miembros de esta orden, que han adquirido cierta experiencia necesaria en los planetas evolutivos y en los mundos sede de los sistemas, están facultados para examinar las pruebas, resumir los alegatos y formular los veredictos provisionales, los cuales son transmitidos a la corte del Altísimo, el Padre reinante de la Constelación. La división humana de este último tribunal está compuesta por siete jueces, todos ellos mortales ascendentes. Cuanto más ascendéis en el universo, más seguros estaréis de ser juzgados por aquellos de vuestra misma clase.
43:2.5 (487.7) El cuerpo legislativo de la constelación está dividido en tres grupos. El programa legislativo de una constelación tiene su origen en la cámara baja de los ascendentes, un grupo presidido por un finalitario y compuesto de mil mortales representativos. Cada sistema nombra a diez miembros para que ocupen su escaño en esta asamblea deliberativa. En Edentia, este cuerpo no está plenamente al completo en este momento.
43:2.6 (487.8) La cámara media de los legisladores está compuesta por las huestes seráficas y sus asociados, otros hijos del Espíritu Madre del universo local. Este grupo asciende a cien miembros y es nombrado por las personalidades supervisoras que presiden las diversas actividades de estos seres cuando ejercen sus funciones en la constelación.
43:2.7 (488.1) El cuerpo asesor o superior de los legisladores de la constelación es la cámara de los pares — la cámara de los Hijos divinos. Este cuerpo es elegido por los Padres Altísimos y consta de diez miembros. Sólo los Hijos con una experiencia especial pueden servir en esta cámara superior. Es el grupo que averigua los hechos, ahorra tiempo y sirve de manera muy eficaz a las dos divisiones inferiores de la asamblea legislativa.
43:2.8 (488.2) El consejo combinado de legisladores consta de tres miembros procedentes de cada una de estas ramas diferentes de la asamblea deliberativa de la constelación, y está presidido por el Altísimo reinante más reciente. Este grupo aprueba la forma definitiva de todos los decretos y autoriza su promulgación a través de los transmisores. La aprobación de esta comisión suprema convierte a los decretos legislativos en la ley del reino; sus actos son definitivos. Los dictámenes legislativos de Edentia representan la ley fundamental de toda Norlatiadek.
43:3.1 (488.3) Los gobernantes de las constelaciones pertenecen a la orden Vorondadek de filiación del universo local. Cuando son nombrados para servir activamente en el universo como gobernantes de las constelaciones o en otras funciones, a estos Hijos se les conoce con el nombre de Altísimos puesto que personifican la sabiduría administrativa más elevada, unida a la lealtad más perspicaz e inteligente, de todas las órdenes de Hijos de Dios del Universo Local. Su integridad personal y su lealtad como grupo nunca han sido puestas en duda; en Nebadon nunca se ha producido un descontento entre los Hijos Vorondadeks.
43:3.2 (488.4) Gabriel nombra como Altísimos de cada una de las constelaciones de Nebadon al menos a tres Hijos Vorondadeks. El miembro que preside este trío es conocido como el Padre de la Constelación y sus dos asociados como el Altísimo más antiguo y el Altísimo más reciente. El Padre de una Constelación reina durante diez mil años oficiales (unos 50.000 años de Urantia), habiendo servido previamente como asociado más reciente y como asociado más antiguo durante períodos iguales.
43:3.3 (488.5) El salmista sabía que Edentia estaba gobernada por tres Padres de la Constelación y, en consecuencia, habló de su morada en plural: «Hay un río cuyas aguas alegrarán la ciudad de Dios, el lugar más sagrado de los tabernáculos de los Altísimos.»
43:3.4 (488.6) A lo largo de los siglos ha habido una gran confusión en Urantia acerca de los diversos gobernantes del universo. Muchos educadores más tardíos confundieron sus vagas e indefinidas deidades tribales con los Padres Altísimos. Más tarde aún, los hebreos fusionaron todos estos gobernantes celestiales en una Deidad compuesta. Un educador comprendió que los Altísimos no eran los Gobernantes Supremos, pues dijo: «Aquél que habita en el lugar secreto del Altísimo vivirá a la sombra del Todopoderoso.» En las crónicas de Urantia, a veces es muy difícil saber a quien se refieren exactamente con el término «Altísimo». Pero Daniel comprendió plenamente estas cuestiones, pues dijo: «El Altísimo gobierna en el reino de los hombres y se lo da a quien quiere.»
43:3.5 (488.7) Los Padres de las Constelaciones se ocupan muy poco de los individuos de un planeta habitado, pero están estrechamente asociados a las funciones legislativas y de elaboración de las leyes de las constelaciones, que tanto afectan a cada raza mortal y a cada grupo nacional de los mundos habitados.
43:3.6 (489.1) Aunque el régimen de la constelación se halla entre vosotros y la administración del universo, como individuos os ocuparéis generalmente poco del gobierno de la constelación. Vuestro mayor interés se centrará normalmente en el sistema local de Satania; pero Urantia está temporalmente en estrecha relación con los gobernantes de la constelación debido a ciertas condiciones sistémicas y planetarias derivadas de la rebelión de Lucifer.
43:3.7 (489.2) Los Altísimos de Edentia se incautaron de ciertas fases de la autoridad planetaria en los mundos rebeldes en la época de la secesión de Lucifer. Han continuado ejerciendo este poder, y hace mucho tiempo que los Ancianos de los Días confirmaron que podían asumir el control de estos mundos desobedientes. No hay duda de que continuarán ejerciendo esta jurisdicción que han asumido mientras viva Lucifer. En un sistema leal, una gran parte de esta autoridad se conferiría normalmente al Soberano del Sistema.
43:3.8 (489.3) Pero existe otra razón por la que Urantia llegó a estar relacionada de manera particular con los Altísimos. Cuando Miguel, el Hijo Creador, estaba efectuando su misión final de donación, el sucesor de Lucifer no poseía una plena autoridad en el sistema local, y todos los asuntos de Urantia relacionados con la donación de Miguel estuvieron supervisados directamente por los Altísimos de Norlatiadek.
43:4.1 (489.4) El santísimo monte de la asamblea es el lugar donde reside el Fiel de los Días, el representante de la Trinidad del Paraíso que ejerce sus funciones en Edentia.
43:4.2 (489.5) Este Fiel de los Días es un Hijo de la Trinidad del Paraíso y ha estado presente en Edentia como representante personal de Emmanuel desde la creación de este mundo sede. El Fiel de los Días permanece siempre a la diestra de los Padres de la Constelación para asesorarlos, pero nunca ofrece su consejo a menos que se lo pidan. Los elevados Hijos Paradisiacos no participan nunca en la dirección de los asuntos de un universo local, salvo a petición de los gobernantes en funciones de esos dominios. Pero un Fiel de los Días es para los Altísimos de una constelación lo mismo que un Unión de los Días para un Hijo Creador.
43:4.3 (489.6) La residencia del Fiel de los Días en Edentia es el centro, para la constelación, del sistema paradisiaco de comunicación y de información exteriores al universo. Estos Hijos de la Trinidad, con sus estados mayores de personalidades de Havona y del Paraíso, en conexión con el Unión de los Días supervisor, están en comunicación directa y constante con los miembros de su orden en todos los universos, e incluso en Havona y el Paraíso.
43:4.4 (489.7) El santísimo monte es exquisitamente hermoso y está maravillosamente equipado, pero la residencia misma del Hijo Paradisiaco es modesta en comparación con la morada central de los Altísimos y las setenta estructuras que la rodean, las cuales componen la unidad residencial de los Hijos Vorondadeks. Estas instalaciones son exclusivamente residenciales; están totalmente separadas de los extensos edificios que constituyen la sede administrativa donde se tratan los asuntos de la constelación.
43:4.5 (489.8) La residencia del Fiel de los Días en Edentia está situada al norte de estas residencias de los Altísimos y se la conoce como «el monte de la asamblea del Paraíso». En estas tierras altas consagradas, los mortales ascendentes se reúnen periódicamente para oír hablar a este Hijo Paradisiaco del largo y fascinante viaje de los mortales progresivos por los mil millones de mundos de perfección de Havona y hacia las maravillas indescriptibles del Paraíso. En estas reuniones especiales en el Monte de la Asamblea es donde los mortales morontiales llegan a conocer mejor a los diversos grupos de personalidades originarias del universo central.
43:4.6 (490.1) Cuando el traidor Lucifer, antiguo soberano de Satania, anunció sus pretensiones a una jurisdicción más extensa, trató de desplazar a todas las órdenes superiores de filiación en el plan gubernamental del universo local. Se lo propuso en su corazón, diciendo: «Exaltaré mi trono por encima de los Hijos de Dios; me sentaré en el Monte de la Asamblea en el norte; y seré como el Altísimo».
43:4.7 (490.2) Los cien Soberanos Sistémicos asisten periódicamente a los cónclaves de Edentia que deliberan sobre el bienestar de la constelación. Después de la rebelión de Satania, los archirrebeldes de Jerusem solían venir a estos consejos de Edentia tal como lo habían hecho en ocasiones anteriores. Y no se encontró ninguna manera de detener este descaro arrogante hasta después de que Miguel se donara en Urantia y asumiera posteriormente la soberanía ilimitada en todo Nebadon. Desde aquel día, a estos instigadores del pecado nunca se les ha permitido sentarse en los consejos de los Soberanos leales de los Sistemas en Edentia.
43:4.8 (490.3) Los educadores de antaño conocían estas cosas, tal como lo demuestra el escrito: «Y hubo un día en que los Hijos de Dios vinieron a presentarse ante los Altísimos, y Satán vino también y se presentó ante ellos». Esto es una exposición de los hechos, independientemente de su conexión con el texto en el que aparece por casualidad.
43:4.9 (490.4) Desde el triunfo de Cristo, toda Norlatiadek está siendo purificada de pecado y de rebeldes. Poco antes de la muerte de Miguel en la carne, Satán, el asociado caído de Lucifer, intentó asistir a un cónclave en Edentia, pero la solidificación de los sentimientos contra los archirrebeldes había alcanzado el punto en que las puertas de la simpatía estaban tan casi universalmente cerradas que los adversarios de Satania no encontraron ningún sitio donde poder estar. Cuando no hay ninguna puerta abierta para recibir al mal, no existe ninguna oportunidad para albergar el pecado. Las puertas de los corazones de toda Edentia se cerraron para Satán; fue unánimemente rechazado por los Soberanos Sistémicos reunidos, y fue en ese momento cuando el Hijo del Hombre «vio caer a Satán como un relámpago desde el cielo».
43:4.10 (490.5) Desde la rebelión de Lucifer se ha construido una nueva estructura cerca de la residencia del Fiel de los Días. Este edificio temporal es la sede del enlace del Altísimo, el cual ejerce su actividad en estrecho contacto con el Hijo Paradisiaco como asesor para el gobierno de la constelación en todas las cuestiones relacionadas con la política y la actitud de la orden de los Días hacia el pecado y la rebelión.
43:5.1 (490.6) La rotación de los Altísimos en Edentia se suspendió en la época de la rebelión de Lucifer. Actualmente tenemos los mismos gobernantes que estaban de servicio en aquellos tiempos. Deducimos que no se efectuará ningún cambio en estos gobernantes hasta que no se hayan deshecho finalmente de Lucifer y sus asociados.
43:5.2 (490.7) Sin embargo, el gobierno actual de la constelación ha sido ampliado hasta incluir a doce Hijos de la orden Vorondadek. Estos doce miembros son los siguientes:
43:5.3 (490.8) 1. El Padre de la Constelación. El Altísimo gobernante actual de Norlatiadek es el número 617.318 de la serie Vorondadek de Nebadon. Ha servido en muchas constelaciones de todo nuestro universo local antes de aceptar sus responsabilidades en Edentia.
43:5.4 (490.9) 2. El asociado Altísimo más antiguo.
43:5.5 (491.1) 3. El asociado Altísimo más reciente.
43:5.6 (491.2) 4. El asesor Altísimo, el representante personal de Miguel desde que éste alcanzó la condición de Hijo Maestro.
43:5.7 (491.3) 5. El ejecutivo Altísimo, el representante personal de Gabriel estacionado en Edentia desde la rebelión de Lucifer.
43:5.8 (491.4) 6. El jefe Altísimo de los observadores planetarios, el director de los observadores Vorondadeks estacionados en los mundos aislados de Satania.
43:5.9 (491.5) 7. El árbitro Altísimo, el Hijo Vorondadek encargado de la función de ajustar todas las dificultades resultantes de la rebelión dentro de la constelación.
43:5.10 (491.6) 8. El administrador de emergencia Altísimo, el Hijo Vorondadek encargado de la tarea de adaptar los decretos de emergencia de la legislatura de Norlatiadek a los mundos de Satania aislados por la rebelión.
43:5.11 (491.7) 9. El mediador Altísimo, el Hijo Vorondadek nombrado para armonizar los ajustes especiales de la donación en Urantia con la administración rutinaria de la constelación. La presencia de ciertas actividades arcangélicas y de otros numerosos ministerios irregulares en Urantia, junto con las actividades especiales de las Brillantes Estrellas Vespertinas en Jerusem, hacen necesaria la actividad de este Hijo.
43:5.12 (491.8) 10. El juez-abogado Altísimo, el jefe del tribunal de emergencia dedicado a ajustar los problemas especiales de Norlatiadek derivados de la confusión resultante de la rebelión en Satania.
43:5.13 (491.9) 11. El enlace Altísimo, el Hijo Vorondadek vinculado a los gobernantes de Edentia, pero nombrado como consejero especial del Fiel de los Días respecto al mejor camino a seguir en la gestión de los problemas relacionados con la rebelión y la deslealtad de las criaturas.
43:5.14 (491.10) 12. El director Altísimo, el presidente del consejo de emergencia de Edentia. Todas las personalidades asignadas a Norlatiadek a causa de la sublevación en Satania componen el consejo de emergencia, y la autoridad que lo preside es un Hijo Vorondadek con una experiencia extraordinaria.
43:5.15 (491.11) Todo esto no tiene en cuenta a los numerosos Vorondadeks, enviados de las constelaciones de Nebadon, y a otros que también residen en Edentia.
43:5.16 (491.12) Desde la rebelión de Lucifer, los Padres de Edentia han prestado una atención especial a Urantia y a los otros mundos aislados de Satania. Hace mucho tiempo que el profeta reconoció la mano controladora de los Padres de la Constelación en los asuntos de las naciones: «Cuando el Altísimo dividió su herencia entre las naciones, cuando separó a los hijos de Adán, estableció los límites de los pueblos».
43:5.17 (491.13) Cada mundo en cuarentena o aislado tiene a un Hijo Vorondadek que actúa como observador. No participa en la administración planetaria, salvo cuando el Padre de la Constelación le ordena que intervenga en los asuntos de las naciones. Este observador Altísimo es realmente el que «gobierna en los reinos de los hombres». Urantia es uno de los mundos aislados de Norlatiadek, y un observador Vorondadek ha estado estacionado en el planeta desde la traición de Caligastia. Cuando Maquiventa Melquisedek ejerció su ministerio bajo una forma semimaterial en Urantia, rindió un respetuoso homenaje al observador Altísimo entonces de servicio, tal como está escrito: «Y Melquisedek, rey de Salem, era el sacerdote del Altísimo». Melquisedek reveló las relaciones de este observador Altísimo con Abraham cuando dijo: «Y bendito sea el Altísimo, que puso a tus enemigos en tus manos».
43:6.1 (492.1) Las capitales de los sistemas están embellecidas principalmente con construcciones materiales y minerales, mientras que la sede del universo refleja más la gloria espiritual, pero las capitales de las constelaciones son el apogeo de las actividades morontiales y de los adornos vivientes. En los mundos sede de las constelaciones se utilizan generalmente más los adornos vivientes, y este predominio de la vida — este arte botánico — es el que hace que estos mundos sean llamados «los jardines de Dios».
43:6.2 (492.2) Casi la mitad de Edentia está dedicada a los exquisitos jardines de los Altísimos, y estos jardines figuran entre las creaciones morontiales más encantadoras del universo local. Esto explica por qué los lugares extraordinariamente hermosos de los mundos habitados de Norlatiadek se llamen tan a menudo «jardines del Edén».
43:6.3 (492.3) El santuario de adoración de los Altísimos está situado en un lugar central de este magnífico jardín. El salmista debió saber algo de estas cosas, puesto que escribió: «¿Quién subirá a la colina de los Altísimos? ¿Quién permanecerá en este lugar sagrado? Aquel que tenga las manos limpias y el corazón puro, aquel que no haya abandonado su alma a la vanidad ni jurado en falso». Cada décimo día de descanso, los Altísimos conducen a toda Edentia a la contemplación adoradora de Dios Supremo en este santuario.
43:6.4 (492.4) Los mundos arquitectónicos disfrutan de diez formas de vida de tipo material. En Urantia existe la vida vegetal y animal, pero en un mundo como Edentia, las clases materiales de vida existen en diez divisiones. Si pudierais ver estas diez divisiones de la vida de Edentia, calificaríais rápidamente a las tres primeras de vegetales y a las tres últimas de animales, pero seríais totalmente incapaces de comprender la naturaleza de los cuatro grupos intermedios de formas de vida prolíficas y fascinantes.
43:6.5 (492.5) Incluso la vida claramente animal es muy diferente a la de los mundos evolutivos, tan diferente que es totalmente imposible describirle a la mente mortal el carácter único y la naturaleza afectuosa de estas criaturas que no hablan. Hay miles y miles de criaturas vivientes que vuestra imaginación no podría figurarse de ninguna manera. Toda la creación animal es de una clase enteramente diferente a las burdas especies animales de los planetas evolutivos. Pero toda esta vida animal es sumamente inteligente y exquisitamente útil, y todas las diversas especies son asombrosamente mansas y conmovedoramente sociables. En estos mundos arquitectónicos no hay criaturas carnívoras; no hay nada en toda Edentia que pueda causarle temor a un ser viviente.
43:6.6 (492.6) La vida vegetal es también muy diferente a la de Urantia, estando compuesta de variedades tanto materiales como morontiales. Los brotes materiales tienen un colorido verde característico, pero los equivalentes morontiales de la vida vegetativa tienen un matiz orquidáceo o violeta, con tintes y reflejos variables. Esta vegetación morontial es un producto puramente energético; cuando se come no deja ningún residuo.
43:6.7 (492.7) Como están dotados de diez divisiones de vida física, sin mencionar las variantes morontiales, estos mundos arquitectónicos ofrecen inmensas posibilidades para embellecer biológicamente el paisaje y las estructuras materiales y morontiales. Los artesanos celestiales dirigen a los espornagias nativos en este extenso trabajo de decoración botánica y de adorno biológico. Mientras que vuestros artistas deben recurrir a la pintura inerte y al mármol sin vida para describir sus conceptos, los artesanos celestiales y los univitatias utilizan con más frecuencia los materiales vivientes para representar sus ideas y para captar sus ideales.
43:6.8 (493.1) Si disfrutáis con las flores, los arbustos y los árboles de Urantia, entonces os regalaréis la vista con la belleza botánica y la grandiosidad floral de los jardines celestiales de Edentia. Pero tratar de transmitir a la mente mortal un concepto adecuado sobre estas bellezas de los mundos celestiales se encuentra más allá de mi poder de descripción. Los ojos no han visto, en verdad, unas glorias como las que os esperan a vuestra llegada a estos mundos relacionados con la aventura de la ascensión de los mortales.
43:7.1 (493.2) Los univitatias son los ciudadanos permanentes de Edentia y de sus mundos asociados, y los setecientos setenta mundos que rodean la sede de la constelación se encuentran bajo su supervisión. Estos hijos del Hijo Creador y del Espíritu Creativo son proyectados en un plano de existencia intermedio entre lo material y lo espiritual, pero no son criaturas morontiales. Los nativos de cada una de las setenta esferas principales de Edentia poseen unas formas visibles diferentes, y a los mortales morontiales les adaptan sus formas morontiales para que se correspondan con la escala ascendente de los univitatias cada vez que cambian de residencia de una esfera de Edentia a otra a medida que pasan sucesivamente del mundo número uno al mundo número setenta.
43:7.2 (493.3) Espiritualmente, los univitatias son semejantes; intelectualmente, varían como varían los mortales; en su forma se parecen mucho al estado morontial de existencia, y son creados para ejercer su actividad en setenta clases diferentes de personalidades. Cada una de estas clases de univitatias muestra diez variaciones principales de actividad intelectual, y cada uno de estos tipos intelectuales distintos preside las escuelas educativas y culturales especiales de adaptación progresiva, ocupacional o práctica a la vida social en uno de los diez satélites que giran alrededor de cada uno de los mundos principales de Edentia.
43:7.3 (493.4) Estos setecientos mundos menores son esferas técnicas de educación práctica en el funcionamiento de todo el universo local, y están abiertas a todas las clases de seres inteligentes. Estas escuelas donde se enseñan habilidades especiales y conocimientos técnicos no están organizadas exclusivamente para los mortales ascendentes, aunque los estudiantes morontiales constituyen con mucho el grupo más numeroso de todos los que asisten a estos cursos de formación. Cuando seáis recibidos en uno de los setenta mundos principales de cultura social, os darán inmediatamente permiso para visitar cada uno de los diez satélites que lo rodean.
43:7.4 (493.5) En las diversas colonias de cortesía, los mortales ascendentes morontiales predominan entre los directores de la reversión, pero los univitatias representan el grupo más importante asociado al cuerpo de los artesanos celestiales de Nebadon. En todo Orvonton, ningún ser exterior a Havona, a excepción de los abandontarios de Uversa, puede igualar a los univitatias en habilidad artística, adaptabilidad social e ingenio coordinador.
43:7.5 (493.6) Estos ciudadanos de la constelación no son realmente miembros del cuerpo de los artesanos, pero trabajan libremente con todos los grupos, y contribuyen mucho a hacer que los mundos de las constelaciones sean las esferas principales para desarrollar las magníficas posibilidades artísticas de la cultura de transición. No ejercen su actividad más allá de los confines de los mundos sede de las constelaciones.
43:8.1 (493.7) La dotación física de Edentia y de las esferas que la rodean es casi perfecta; difícilmente podrían igualar la grandiosidad espiritual de las esferas de Salvington, pero superan de lejos las glorias de los mundos formativos de Jerusem. Todas estas esferas de Edentia reciben directamente la energía de las corrientes universales del espacio, y sus enormes sistemas de poder, tanto materiales como morontiales, son expertamente supervisados y distribuidos por los centros de la constelación, asistidos por un cuerpo competente de Controladores Físicos Maestros y de Supervisores del Poder Morontial.
43:8.2 (494.1) El tiempo que pasáis en los setenta mundos formativos de cultura morontial transicional, asociados a la era de la ascensión de los mortales en Edentia, representa el período más tranquilo de la carrera de un mortal ascendente hasta que éste alcanza el estado de finalitario; ésta es realmente la vida típica morontial. Aunque os vuelven a poner en sintonía cada vez que pasáis de un mundo cultural principal a otro, conserváis el mismo cuerpo morontial, y la personalidad no sufre ningún período de inconciencia.
43:8.3 (494.2) Vuestra estancia en Edentia y en sus esferas asociadas se dedicará principalmente a dominar la ética colectiva, el secreto de las relaciones agradables y beneficiosas entre las diversas órdenes universales y superuniversales de personalidades inteligentes.
43:8.4 (494.3) En los mundos de las mansiones terminasteis de unificar la personalidad humana en evolución; en la capital del sistema alcanzasteis la ciudadanía de Jerusem y consentisteis en someter vuestro yo a las disciplinas de las actividades colectivas y de las empresas coordinadas; pero ahora, en los mundos formativos de la constelación, tenéis que conseguir hacer realmente sociable vuestra personalidad morontial evolutiva. Esta adquisición cultural celestial consiste en aprender a:
43:8.5 (494.4) 1. Vivir con felicidad y trabajar eficazmente con diez compañeros morontiales diferentes, mientras que diez grupos de estos están asociados en compañías de cien, y luego federados en cuerpos de mil.
43:8.6 (494.5) 2. Residir con alegría y cooperar cordialmente con diez univitatias que, aunque sean intelectualmente similares a los seres morontiales, son muy diferentes en todos los demás aspectos. Y además tenéis que ejercer vuestra actividad con este grupo de diez que está coordinado con otras diez familias, las cuales a su vez están confederadas en un cuerpo de mil univitatias.
43:8.7 (494.6) 3. Lograr adaptaros simultáneamente tanto a vuestros compañeros morontiales como a estos univitatias anfitriones. Adquirir la capacidad de cooperar voluntaria y eficazmente con vuestra propia orden de seres, en estrecha asociación de trabajo con un grupo de criaturas inteligentes un poco diferentes.
43:8.8 (494.7) 4. Mientras trabajáis socialmente así con seres similares y diferentes a vosotros, conseguir una armonía intelectual y efectuar un ajuste práctico con los dos grupos de asociados.
43:8.9 (494.8) 5. Mientras conseguís hacer satisfactoriamente sociable vuestra personalidad en los niveles intelectuales y prácticos, perfeccionar aún más vuestra capacidad para vivir en contacto íntimo con seres similares y con seres ligeramente diferentes, experimentando cada vez menos irritabilidad y menos resentimientos. Los directores de la reversión contribuyen mucho a hacer realidad este último logro mediante sus actividades recreativas en grupo.
43:8.10 (494.9) 6. Ajustar todas estas diversas técnicas de adaptación a la vida social para fomentar la coordinación progresiva de la carrera de ascensión al Paraíso; aumentar vuestra perspicacia universal mediante el mejoramiento de vuestra capacidad para captar las metas y los significados eternos, ocultos en estas actividades espacio-temporales aparentemente insignificantes.
43:8.11 (494.10) 7. Y finalmente, llevar a su punto culminante todos estos múltiples procedimientos de adaptación a la vida social con el acrecentamiento simultáneo de la perspicacia espiritual, tal como están relacionados con el aumento de todas las fases de la dotación personal mediante la asociación espiritual y la coordinación morontial entre los grupos. En el aspecto intelectual, social y espiritual, cuando dos criaturas morales emplean la técnica de la asociación, no simplemente duplican sus potenciales personales de consecución universal, sino que casi cuadruplican sus posibilidades de consecución y de realización.
43:8.12 (495.1) Hemos descrito la adaptación a la vida social en Edentia como la asociación de un mortal morontial con un grupo familiar de univitatias compuesto por diez individuos intelectualmente diferentes, acompañada de una asociación similar con diez compañeros morontiales. Pero en los siete primeros mundos principales, un solo mortal ascendente vive con diez univitatias. En el segundo grupo de siete mundos principales, dos mortales residen con cada grupo nativo de diez, y así sucesivamente hasta que en el último grupo de siete esferas principales, diez seres morontiales están domiciliados con diez univitatias. A medida que aprendéis a establecer mejores relaciones sociales con los univitatias, practicaréis esta ética mejorada en vuestras relaciones con los compañeros morontiales que progresan con vosotros.
43:8.13 (495.2) Como mortales ascendentes, disfrutaréis de vuestra estancia en los mundos de progreso de Edentia, pero no experimentaréis esa sensación de satisfacción personal que caracteriza vuestro contacto inicial con los asuntos universales en la sede del sistema o vuestro toque de despedida de estas realidades en los mundos finales de la capital del universo.
43:9.1 (495.3) Después de graduarse en el mundo número setenta, los mortales ascendentes establecen su residencia en Edentia. Los ascendentes asisten ahora por primera vez a las «asambleas del Paraíso», y escuchan la historia de su extensa carrera descrita por el Fiel de los Días, la primera de las Personalidades Supremas con origen en la Trinidad que han conocido.
43:9.2 (495.4) Toda esta estancia en los mundos formativos de la constelación, que culmina en la ciudadanía de Edentia, es un período de verdadera felicidad celestial para los progresores morontiales. Durante toda vuestra estancia en los mundos del sistema, estuvisteis evolucionando desde una criatura casi animal a una criatura morontial; erais más materiales que espirituales. En las esferas de Salvington evolucionaréis desde un ser morontial al estado de un verdadero espíritu; seréis más espirituales que materiales. Pero en Edentia, los ascendentes se encuentran a medio camino entre su estado anterior y su estado futuro, a medio camino en su paso desde el animal evolutivo al espíritu ascendente. Durante toda vuestra estancia en Edentia y sus mundos sois «como los ángeles»; progresáis constantemente, pero conserváis todo el tiempo un estado morontial general y típico.
43:9.3 (495.5) Esta estancia de un mortal ascendente en la constelación es la época más uniforme y estable de toda la carrera de la progresión morontial. Esta experiencia constituye la educación de los ascendentes en la adaptación pre-espiritual a la vida social. Es análoga a la experiencia espiritual prefinalitaria en Havona y a la formación preabsonita en el Paraíso.
43:9.4 (495.6) En Edentia, los mortales ascendentes se ocupan principalmente de sus tareas en los setenta mundos progresivos de los univitatias. También sirven en diversas ocupaciones en Edentia misma, principalmente en conjunción con el programa de la constelación que se ocupa del bienestar colectivo, racial, nacional y planetario. Los Altísimos se dedican relativamente poco a fomentar el progreso individual en los mundos habitados; gobiernan más bien en los reinos de los hombres que en el corazón de los individuos.
43:9.5 (495.7) El día que estéis preparados para dejar Edentia con vistas a la carrera en Salvington, haréis una pausa y recordaréis una de las épocas más hermosas y refrescantes de todos vuestros períodos de formación a este lado del Paraíso. Pero la gloria de todo esto aumentará a medida que ascendáis hacia el interior y consigáis una capacidad creciente para apreciar más ampliamente los significados divinos y los valores espirituales.
43:9.6 (496.1) [Patrocinado por Malavatia Melquisedek.]
El libro de Urantia
Documento 44
44:0.1 (497.1) ENTRE las colonias de cortesía de los diversos mundos sede divisionarios y universales se puede encontrar una orden única de personalidades compuestas denominada los artesanos celestiales. Estos seres son los artistas y los artesanos maestros de los reinos morontiales y de los reinos espirituales inferiores. Son los espíritus y semiespíritus que se ocupan de los adornos morontiales y de los embellecimientos espirituales. Estos artesanos están distribuidos por todo el gran universo — en los mundos sede de los superuniversos, de los universos locales, de las constelaciones y de los sistemas, así como en todas las esferas establecidas en la luz y la vida; pero su campo de actividad principal se encuentra en las constelaciones y especialmente en los setecientos setenta mundos que rodean a cada esfera sede.
44:0.2 (497.2) Aunque su trabajo puede ser casi incomprensible para la mente material, se puede comprender que los mundos morontiales y espirituales no están desprovistos de artes superiores ni de culturas celestiales.
44:0.3 (497.3) Los artesanos celestiales no son creados como tales; son un cuerpo de seres seleccionados y reclutados, compuesto de ciertas personalidades educadoras nativas del universo central y de sus alumnos voluntarios elegidos entre los mortales ascendentes y otros numerosos grupos celestiales. El cuerpo docente original de estos artesanos fue nombrado en otro tiempo por el Espíritu Infinito en colaboración con los Siete Espíritus Maestros, y estaba compuesto por siete mil instructores de Havona, mil para cada una de las siete divisiones de artesanos. Con este núcleo para empezar, este brillante cuerpo de hábiles trabajadores en los asuntos espirituales y morontiales se ha desarrollado a través de las épocas.
44:0.4 (497.4) Cualquier personalidad morontial o entidad espiritual, es decir, cualquier ser que tenga un rango inferior al de la filiación divina inherente, tiene derecho a ser admitido en el cuerpo de los artesanos celestiales. Después de su llegada a los mundos morontiales, los hijos ascendentes de Dios procedentes de las esferas evolutivas pueden solicitar ser admitidos en el cuerpo de los artesanos y, si están suficientemente dotados, pueden elegir esta carrera durante un período más o menos largo. Pero nadie puede alistarse con los artesanos celestiales durante menos de un milenio, de mil años del tiempo superuniversal.
44:0.5 (497.5) Todos los artesanos celestiales están registrados en la sede del superuniverso, pero en las capitales de los universos locales son dirigidos por los supervisores morontiales. El cuerpo central de los supervisores morontiales, que ejerce su actividad en el mundo sede de cada universo local, los pone en servicio en las siete divisiones principales de actividad siguientes:
44:0.6 (497.6) 1. Los Músicos Celestiales.
44:0.7 (497.7) 2. Los Reproductores Celestiales.
44:0.8 (497.8) 3. Los Constructores Divinos.
44:0.9 (497.9) 4. Los Registradores del Pensamiento.
44:0.10 (498.1) 5. Los Manipuladores de la Energía.
44:0.11 (498.2) 6. Los Diseñadores y los Embellecedores.
44:0.12 (498.3) 7. Los Trabajadores de la Armonía.
44:0.13 (498.4) Todos los instructores originales de estos siete grupos procedían de los mundos perfectos de Havona, y Havona contiene los arquetipos, los estudios arquetípicos, de todas las fases y formas del arte espiritual. Aunque intentar trasladar estas artes de Havona a los mundos del espacio es una tarea gigantesca, la técnica y la ejecución de los artesanos celestiales han mejorado de era en era. Como sucede en todas las demás fases de la carrera ascendente, a aquellos que están más avanzados en cualquier empeño se les pide constantemente que impartan su conocimiento y su habilidad superiores a sus compañeros menos favorecidos.
44:0.14 (498.5) Estas artes trasplantadas de Havona las empezaréis a vislumbrar por primera vez en los mundos de las mansiones, y su belleza, y vuestra apreciación de su belleza, aumentarán y se harán más brillantes hasta que lleguéis a las salas espirituales de Salvington, donde contemplaréis las obras maestras inspiradoras de los artistas celestiales de los reinos espirituales.
44:0.15 (498.6) Todas estas actividades de los mundos morontiales y espirituales son reales. El mundo espiritual es una realidad para los seres espirituales. Para nosotros, el mundo material es el más irreal. Las formas superiores de los espíritus atraviesan libremente la materia ordinaria. Los espíritus elevados no reaccionan a nada material, salvo a ciertas energías fundamentales. Para los seres materiales, el mundo espiritual es más o menos irreal; para los seres espirituales, el mundo material es casi enteramente irreal, es simplemente una sombra de la sustancia de las realidades espirituales.
44:0.16 (498.7) Con la visión exclusivamente espiritual, no puedo percibir el edificio en el que se está traduciendo y registrando esta narración. Un Consejero Divino de Uversa que se encuentra a mi lado por casualidad percibe aún menos estas creaciones puramente materiales. El aspecto que tienen para vosotros estas estructuras materiales lo discernimos contemplando una contrapartida espiritual que es presentada a nuestra mente por uno de los transformadores de la energía que nos acompañan. Este edificio material no es exactamente real para mí, que soy un ser espiritual, pero por supuesto es muy real y muy útil para los mortales materiales.
44:0.17 (498.8) Hay ciertos tipos de seres que son capaces de discernir la realidad de las criaturas de los mundos espirituales y de los mundos materiales. A esta clase pertenecen las llamadas cuartas criaturas de los Servitales de Havona y las cuartas criaturas de los conciliadores. Los ángeles del tiempo y del espacio están dotados de la capacidad de discernir tanto a los seres espirituales como a los seres materiales, y los mortales ascendentes también poseen este don después de ser liberados de la vida en la carne. Después de alcanzar los niveles espirituales superiores, los ascendentes son capaces de reconocer las realidades materiales, morontiales y espirituales.
44:0.18 (498.9) Aquí también está conmigo un Mensajero Poderoso de Uversa, un ascendente fusionado con su Ajustador, en otro tiempo un ser mortal, que os percibe tal como sois, y al mismo tiempo puede ver al Mensajero Solitario, al supernafín y a los otros seres celestiales presentes. Durante vuestra larga ascensión nunca perderéis el poder de reconocer a vuestros asociados de las existencias anteriores. A medida que ascendáis hacia el interior en la escala de la vida, siempre conservaréis la capacidad de reconocer y de fraternizar con los compañeros de vuestros niveles de experiencia anteriores e inferiores. Cada nuevo traslado o resurrección añadirá un grupo más de seres espirituales a vuestro campo visual, sin privaros en lo más mínimo de la capacidad de reconocer a vuestros amigos y compañeros de los estados anteriores.
44:0.19 (498.10) Todo esto es posible en la experiencia de los mortales ascendentes gracias a la acción de los Ajustadores del Pensamiento interiores. Como conservan los duplicados de todas las experiencias de vuestras vidas, podéis estar seguros de que nunca perderéis ningún auténtico atributo que hayáis poseído alguna vez; y estos Ajustadores recorren todo el camino con vosotros, como una parte de vosotros, en realidad como vosotros mismos.
44:0.20 (499.1) Pero casi pierdo la esperanza de poder transmitir a la mente material la naturaleza del trabajo de los artesanos celestiales. Me veo constantemente en la necesidad de desvirtuar el pensamiento y de deformar el lenguaje en un esfuerzo por exponer a la mente humana la realidad de estas actividades morontiales y de estos fenómenos casi espirituales. Vuestra comprensión es incapaz de captar, y vuestro lenguaje es inadecuado para transmitir, el significado, el valor y las relaciones de estas actividades semiespirituales. Continúo en este esfuerzo de iluminar a la mente humana en lo referente a estas realidades, comprendiendo plenamente que me es totalmente imposible tener mucho éxito en esta tarea.
44:0.21 (499.2) No puedo hacer otra cosa que intentar esbozar un paralelismo rudimentario entre las actividades materiales de los mortales y las múltiples funciones de los artesanos celestiales. Si las razas de Urantia estuvieran más avanzadas en el arte y en las otras realizaciones culturales, podría ir mucho más allá en mis esfuerzos por presentar a la mente humana las cosas morontiales, partiendo de las cosas materiales. Casi todo lo que puedo esperar conseguir es recalcar el hecho de que estas actividades de los mundos morontiales y espirituales son reales.
44:1.1 (499.3) Con el alcance limitado del oído humano, difícilmente podéis concebir las melodías morontiales. Existe incluso una gama material de hermosos sonidos que el sentido humano del oído no reconoce, sin mencionar la amplitud inconcebible de la armonía morontial y espiritual. Las melodías espirituales no son ondas sonoras materiales, sino pulsaciones espirituales que reciben los espíritus de las personalidades celestiales. La inmensidad del alcance y el alma de la expresión, así como la grandiosidad de la ejecución asociadas a la melodía de las esferas, sobrepasan por completo la comprensión humana. He visto a millones de seres embelesados que permanecían en un éxtasis sublime mientras la melodía del reino sonaba sobre la energía espiritual de los circuitos celestiales. Estas maravillosas melodías se pueden transmitir hasta las zonas más alejadas de un universo.
44:1.2 (499.4) Los músicos celestiales se ocupan de producir las armonías celestiales manipulando las fuerzas espirituales siguientes:
44:1.3 (499.5) 1. Los sonidos espirituales — las interrupciones de la corriente espiritual.
44:1.4 (499.6) 2. La luz espiritual — el control y la intensificación de la luz de los reinos morontiales y espirituales.
44:1.5 (499.7) 3. Las incidencias energéticas — la melodía producida por la hábil dirección de las energías morontiales y espirituales.
44:1.6 (499.8) 4. Las sinfonías de color — la melodía de los tonos morontiales de color, que figura entre los logros más elevados de los músicos celestiales.
44:1.7 (499.9) 5. La armonía de los espíritus asociados — la colocación y la asociación mismas de diferentes órdenes de seres espirituales y morontiales producen unas melodías majestuosas.
44:1.8 (499.10) 6. La melodía del pensamiento — el hecho de tener pensamientos espirituales se puede perfeccionar hasta el punto de estallar en las melodías de Havona.
44:1.9 (499.11) 7. La música del espacio — las melodías de otras esferas se pueden captar, mediante una sintonización adecuada, en los circuitos de las transmisiones universales.
44:1.10 (500.1) Hay más de cien mil maneras diferentes de manipular el sonido, el color y la energía, y son técnicas análogas al empleo de los instrumentos musicales por parte de los humanos. Vuestros conjuntos de baile representan sin duda un intento rudimentario y grotesco de las criaturas materiales por acercarse a la armonía celestial de la colocación de los seres y de la disposición de las personalidades. El mecanismo sensorial de los cuerpos materiales no reconoce las otras cinco formas de melodías morontiales.
44:1.11 (500.2) La armonía, la música de los siete niveles de la asociación melódica, es el único código universal de comunicación espiritual. La música, tal como la comprenden los mortales de Urantia, alcanza su máxima expresión en las escuelas de Jerusem, la sede del sistema, donde los seres semimateriales aprenden las armonías del sonido. Los mortales no reaccionan ante otras formas de melodía morontial o de armonía celestial.
44:1.12 (500.3) En Urantia, la apreciación de la música es tanto física como espiritual; y vuestros músicos humanos han hecho mucho por elevar el gusto musical desde la monotonía bárbara de vuestros antepasados primitivos hasta los niveles superiores de la apreciación de los sonidos. La mayoría de los mortales de Urantia reaccionan ante la música principalmente con los músculos materiales, y muy poco con la mente y el espíritu; pero la apreciación musical ha mejorado constantemente durante más de treinta y cinco mil años.
44:1.13 (500.4) La síncopa melodiosa representa una transición entre la monotonía musical de los hombres primitivos y la armonía llena de expresión y las melodías significativas de vuestros músicos más recientes. Estos tipos de ritmos primitivos estimulan la reacción de los sentidos que aprecian la música, sin implicar el empleo de los poderes intelectuales superiores que aprecian la armonía, atrayendo generalmente más a los individuos inmaduros o espiritualmente indolentes.
44:1.14 (500.5) La mejor música de Urantia no es más que un eco efímero de los magníficos acordes que escuchan los asociados celestiales de vuestros músicos, los cuales sólo han dejado registrados fragmentos de estas armonías de las fuerzas morontiales bajo la forma de las melodías musicales de las armonías sonoras. La música morontio-espiritual emplea con frecuencia las siete formas de expresión y de reproducción, de manera que la mente humana tropieza con unos obstáculos enormes cuando trata de reducir estas melodías de las esferas superiores a las simples notas de los sonidos musicales. Un esfuerzo así se parecería en parte al hecho de intentar reproducir los acordes de una gran orquesta por medio de un solo instrumento musical.
44:1.15 (500.6) Aunque habéis reunido algunas hermosas melodías en Urantia, musicalmente no habéis progresado tanto como vuestros planetas vecinos de Satania. Si Adán y Eva tan sólo hubieran sobrevivido, entonces habríais tenido una verdadera música; pero el don de la armonía, tan desarrollado en sus naturalezas, ha sido tan diluido por los linajes con tendencias no musicales que una gran apreciación de la armonía sólo se produce una vez cada mil vidas mortales. Pero no os desaniméis; algún día puede aparecer en Urantia un verdadero músico, y pueblos enteros se sentirán cautivados por los magníficos acordes de sus melodías. Un ser humano así podría cambiar para siempre el curso de una nación entera, e incluso de todo el mundo civilizado. Es literalmente cierto que «la melodía tiene el poder de transformar a un mundo entero». La música seguirá siendo para siempre el idioma universal de los hombres, los ángeles y los espíritus. La armonía es el lenguaje de Havona.
44:2.1 (500.7) El hombre mortal apenas puede esperar algo más que un concepto pobre y deformado sobre las actividades de los reproductores celestiales, un concepto que debo intentar ilustrar mediante el simbolismo burdo y limitado de vuestro lenguaje material. El mundo morontio-espiritual posee mil y una cosas que tienen un valor supremo, cosas dignas de ser reproducidas pero que son desconocidas en Urantia, experiencias que pertenecen a la categoría de las actividades que difícilmente han «penetrado en la mente del hombre», esas realidades que Dios tiene en espera para aquellos que sobrevivan a la vida en la carne.
44:2.2 (501.1) Hay siete grupos de reproductores celestiales, y voy a intentar ilustrar su trabajo clasificándolos de la manera siguiente:
44:2.3 (501.2) 1. Los cantores — los armonistas que reiteran las armonías específicas del pasado e interpretan las melodías del presente. Pero todo esto se efectúa en el nivel morontial.
44:2.4 (501.3) 2. Los trabajadores del color — los artistas de la luz y la sombra que vosotros llamaríais dibujantes y pintores, los artistas que conservan las escenas pasajeras y los episodios transitorios para el disfrute morontial del futuro.
44:2.5 (501.4) 3. Los cineastas de la luz — los autores de la conservación de los verdaderos fenómenos semiespirituales, de la cual el cine sólo sería un ejemplo muy rudimentario.
44:2.6 (501.5) 4. Los realizadores de los espectáculos históricos — aquellos que reproducen mediante representaciones dramáticas los acontecimientos cruciales de los anales y de la historia del universo.
44:2.7 (501.6) 5. Los artistas proféticos — aquellos que proyectan los significados de la historia hacia el futuro.
44:2.8 (501.7) 6. Los narradores de biografías — aquellos que perpetúan el significado y la importancia de la experiencia de la vida. La proyección de las experiencias personales actuales hacia los valores que se alcanzarán en el futuro.
44:2.9 (501.8) 7. Los actores administrativos — aquellos que describen la importancia de la filosofía gubernamental y de la técnica administrativa, los dramaturgos celestiales de la soberanía.
44:2.10 (501.9) Los reproductores celestiales colaboran con mucha frecuencia y eficacia con los directores de la reversión para combinar la recapitulación de los recuerdos con ciertas formas de descanso mental y de diversión de la personalidad. Antes de los cónclaves morontiales y de las asambleas espirituales, estos reproductores a veces se asocian en enormes espectáculos dramáticos para representar la finalidad de dichas reuniones. Recientemente presencié una prodigiosa representación de este tipo en la que más de un millón de actores produjeron una sucesión de mil escenas.
44:2.11 (501.10) Los educadores intelectuales superiores y los ministros de transición utilizan de manera abundante y eficaz a estos diversos grupos de reproductores en sus actividades educativas morontiales. Pero todos sus esfuerzos no los dedican a los ejemplos transitorios; una gran parte, una grandísima parte de su trabajo es de carácter permanente, y quedará para siempre como legado para todos los tiempos futuros. Estos artesanos son tan polifacéticos que, cuando actúan en masa, son capaces de volver a representar una era y, en colaboración con los ministros seráficos, pueden describir realmente los valores eternos del mundo espiritual a los videntes mortales del tiempo.
44:3.1 (501.11) Hay ciudades «cuyo constructor y hacedor es Dios». Poseemos la contrapartida espiritual de todo aquello con que estáis familiarizados los mortales, e indeciblemente más. Tenemos hogares, comodidades espirituales y las cosas morontiales necesarias. Por cada satisfacción material que los humanos pueden disfrutar, tenemos miles de realidades espirituales que sirven para enriquecer y desarrollar nuestra existencia. Los constructores divinos ejercen su actividad en siete grupos:
44:3.2 (502.1) 1. Los diseñadores y constructores de hogares — aquellos que construyen y transforman las residencias asignadas a los individuos y a los grupos de trabajo. Estos domicilios morontiales y espirituales son reales. Serían invisibles para vuestra visión limitada, pero son muy reales y muy hermosos para nosotros. Hasta cierto punto, todos los seres espirituales pueden compartir con los constructores ciertos detalles sobre la planificación y la creación de sus moradas morontiales o espirituales. Estos hogares están equipados y adornados de acuerdo con las necesidades de las criaturas morontiales o espirituales que van a habitarlos. En todas estas construcciones, los individuos encuentran una variedad abundante y amplias oportunidades para poder expresarse.
44:3.3 (502.2) 2. Los constructores de edificios profesionales — aquellos que trabajan diseñando y ensamblando las moradas de los trabajadores regulares y rutinarios de los reinos espirituales y morontiales. Estos constructores son comparables a los que construyen los talleres y otras instalaciones industriales en Urantia. Los mundos de transición tienen una economía necesaria de ayuda mutua y de división especializada del trabajo. Cada uno de nosotros no lo hace todo; existe una diversidad de funciones entre los seres morontiales y los espíritus evolutivos, y estos constructores de edificios profesionales no sólo construyen talleres mejores, sino que también contribuyen a la elevación profesional de los trabajadores.
44:3.4 (502.3) 3. Los constructores de edificios recreativos — Hay enormes edificios que se utilizan durante los períodos de descanso, lo que los mortales llamarían esparcimiento y, en cierto sentido, diversión. Se prevé un escenario adecuado para los directores de la reversión, los humoristas de los mundos morontiales, esas esferas de transición donde tiene lugar la educación de los seres ascendentes que acaban de ser trasladados desde los planetas evolutivos. Incluso los espíritus superiores se dedican a cierta forma de humor reminiscente durante sus períodos de recarga espiritual.
44:3.5 (502.4) 4. Los constructores de edificios para la adoración — los arquitectos experimentados de los templos espirituales y morontiales. Todos los mundos por donde ascienden los mortales tienen templos para la adoración, y son las creaciones más exquisitas de los reinos morontiales y de las esferas espirituales.
44:3.6 (502.5) 5. Los constructores de edificios educativos — aquellos que construyen las sedes para la formación morontial y los estudios espirituales avanzados. El camino siempre está abierto para adquirir más conocimiento, para conseguir una información adicional sobre vuestro trabajo presente y futuro así como sobre el conocimiento cultural universal, una información destinada a hacer que los mortales ascendentes sean unos ciudadanos más inteligentes y eficaces en los mundos morontiales y espirituales.
44:3.7 (502.6) 6. Los planificadores morontiales — aquellos que construyen para las asociaciones coordinadas de todas las personalidades de todos los reinos, a medida que se encuentran presentes en cualquier momento en cualquier esfera. Estos planificadores colaboran con los Supervisores del Poder Morontial para enriquecer la coordinación de la vida morontial progresiva.
44:3.8 (502.7) 7. Los constructores de edificios públicos — los artesanos que planifican y construyen los lugares para las reuniones, distintos a los destinados a la adoración. Los lugares para las reuniones públicas son grandes y magníficos.
44:3.9 (502.8) Aunque ni estas estructuras ni sus adornos serían exactamente reales para la comprensión sensorial de los mortales materiales, son muy reales para nosotros. Seríais incapaces de ver estos templos aunque estuvierais allí en persona; sin embargo, todas estas creaciones supermateriales están realmente allí, y nosotros las discernimos claramente al igual que disfrutamos plenamente de ellas.
44:4.1 (503.1) Estos artesanos se dedican a conservar y reproducir el pensamiento superior de los reinos, y ejercen su actividad en siete grupos:
44:4.2 (503.2) 1. Los conservadores del pensamiento. Son los artesanos que se dedican a conservar el pensamiento superior de los reinos. En los mundos morontiales, atesoran realmente las joyas de la actividad intelectual. Antes de venir por primera vez a Urantia, vi los registros y escuché las transmisiones de la ideación de algunas grandes mentes de este planeta. Los registradores del pensamiento conservan estas nobles ideas en la lengua de Uversa.
44:4.3 (503.3) Cada superuniverso tiene su propio idioma, una lengua hablada por sus personalidades y que predomina en todos sus sectores. En nuestro superuniverso se la conoce como la lengua de Uversa. Cada universo local tiene también su propio idioma. Todas las órdenes superiores de Nebadon son bilingües, y hablan tanto el idioma de Nebadon como la lengua de Uversa. Cuando dos individuos de diferentes universos locales se encuentran, se comunican en la lengua de Uversa; sin embargo, si uno de ellos procede de otro superuniverso, tienen que recurrir a un traductor. En el universo central hay poca necesidad de un idioma; allí existe una comprensión perfecta y casi completa; los Dioses son los únicos que no son allí plenamente comprendidos. Nos enseñan que un encuentro casual en el Paraíso revela una comprensión mutua mayor que la que se podría comunicar mediante una lengua humana en mil años. Incluso en Salvington «conocemos de igual forma que somos conocidos».
44:4.4 (503.4) La capacidad para traducir el pensamiento a un idioma en las esferas morontiales y espirituales sobrepasa la comprensión de los mortales. La velocidad a la que reducimos el pensamiento a un registro permanente puede ser acelerada por los expertos registradores de tal manera que en un minuto del tiempo de Urantia se puede registrar el equivalente de más de medio millón de palabras o símbolos de pensamiento. Estos idiomas universales son mucho más ricos que las lenguas de los mundos en evolución. Los símbolos conceptuales de Uversa abarcan más de mil millones de caracteres, aunque su alfabeto básico sólo contiene setenta símbolos. El idioma de Nebadon no es en absoluto tan elaborado, pues sus símbolos básicos, o alfabeto, sólo ascienden a cuarenta y ocho.
44:4.5 (503.5) 2. Los registradores de conceptos. Este segundo grupo de registradores se ocupa de conservar las imágenes conceptuales, las configuraciones de las ideas. Es una forma de registro permanente desconocida en los reinos materiales; con este método yo podría adquirir, en una hora de vuestro tiempo, más conocimiento del que vosotros podríais conseguir leyendo atentamente vuestros escritos ordinarios durante cien años.
44:4.6 (503.6) 3. Los registradores ideográfícos. Tenemos el equivalente de vuestro lenguaje tanto hablado como escrito, pero para conservar el pensamiento empleamos generalmente la ilustración de los conceptos y las técnicas ideográficas. Aquellos que conservan los ideogramas son capaces de mejorar mil veces el trabajo de los registradores de conceptos.
44:4.7 (503.7) 4. Los promotores de la oratoria. Este grupo de registradores se ocupa de la tarea de conservar el pensamiento para reproducirlo mediante la oratoria. Pero en el idioma de Nebadon podríamos exponer, en una alocución de media hora, el tema de toda la vida de un mortal de Urantia. La única esperanza que tenéis de comprender estas operaciones consiste en hacer una pausa y examinar la técnica de vuestra vida onírica desorganizada y confusa — la manera en que podéis atravesar en pocos segundos años de experiencia durante esas fantasías del período nocturno.
44:4.8 (503.8) La oratoria del mundo espiritual es uno de los placeres excepcionales que os esperan, a vosotros que sólo habéis escuchado los discursos imperfectos y titubeantes de Urantia. En los discursos de Salvington y de Edentia hay una armonía musical y una eufonía expresiva que nos inspiran más allá de lo que se puede describir. Estos conceptos ardientes son como joyas de belleza en diademas de gloria. ¡Pero no puedo lograrlo! ¡No puedo transmitir a la mente humana la amplitud y la profundidad de estas realidades de otro mundo!
44:4.9 (504.1) 5. Los directores de las transmisiones. Las transmisiones del Paraíso, de los superuniversos y de los universos locales se encuentran bajo la supervisión general de este grupo de conservadores del pensamiento. Sirven como censores y redactores, así como coordinadores, del material a transmitir, efectuando una adaptación para los superuniversos de todas las transmisiones del Paraíso, y adaptando y traduciendo las transmisiones de los Ancianos de los Días a las lenguas individuales de los universos locales.
44:4.10 (504.2) Las transmisiones del universo local también se deben modificar para que los sistemas y los planetas individuales puedan recibirlas. La transmisión de estos informes espaciales se supervisa cuidadosamente, y siempre hay un registro de confirmación que asegura la recepción adecuada de cada informe en todos los mundos de un circuito dado. Estos directores de las transmisiones son unos expertos en la técnica de utilizar las corrientes del espacio para comunicar la información.
44:4.11 (504.3) 6. Los registradores de ritmos. No hay duda de que los urantianos denominarían poetas a estos artesanos, aunque sus obras son muy diferentes a vuestras producciones poéticas y las trascienden de manera casi infinita. El ritmo es menos agotador para los seres morontiales y espirituales, y por eso se realiza con frecuencia un esfuerzo por acrecentar la eficacia, así como por aumentar el placer, efectuando numerosas actividades de manera rítmica. Sólo desearía que tuvierais el privilegio de escuchar algunas transmisiones poéticas de las asambleas de Edentia para disfrutar de la riqueza de colores y de sonidos de los genios de la constelación, los cuales son unos maestros en esta exquisita forma de expresión personal y de armonización social.
44:4.12 (504.4) 7. Los registradores morontiales. No sé cómo describir a la mente material las funciones de este importante grupo de registradores del pensamiento asignados a la tarea de conservar las imágenes de conjunto de las diversas agrupaciones encargadas de los asuntos morontiales y de las operaciones espirituales; utilizando un ejemplo imperfecto, son los fotógrafos colectivos de los mundos de transición. Salvaguardan para el futuro las escenas y las asociaciones vitales de estas épocas progresivas, conservándolas en los archivos de las salas de registro morontiales.
44:5.1 (504.5) Estos interesantes y eficaces artesanos se ocupan de todos los tipos de energía: física, mental y espiritual.
44:5.2 (504.6) 1. Los manipuladores de la energía física. Los manipuladores de la energía física sirven durante largos períodos con los directores del poder, y son expertos en la manipulación y el control de muchas fases de la energía física. Están familiarizados con las tres corrientes fundamentales y con las treinta divisiones energéticas subsidiarias de los superuniversos. Estos seres son de una ayuda inestimable para los Supervisores del Poder Morontial de los mundos de transición. Son los estudiosos permanentes de las proyecciones cósmicas del Paraíso.
44:5.3 (504.7) 2. Los manipuladores de la energía mental. Son los expertos en las comunicaciones entre los seres morontiales y otros tipos de seres inteligentes. Esta forma de comunicación entre los mortales no existe prácticamente en Urantia. Son los especialistas que promueven la capacidad de los seres morontiales ascendentes para comunicarse entre sí, y su trabajo abarca numerosas aventuras excepcionales de enlaces intelectuales que se encuentran mucho más allá de mi capacidad para describirlas a la mente material. Estos artesanos son los aplicados estudiosos de los circuitos mentales del Espíritu Infinito.
44:5.4 (505.1) 3. Los manipuladores de la energía espiritual. Los manipuladores de la energía espiritual forman un grupo fascinante. La energía espiritual actúa de acuerdo con las leyes establecidas, tal como lo hace la energía física. Es decir, cuando se estudia la fuerza espiritual, ésta proporciona conclusiones fiables y puede ser tratada con precisión, igual que sucede con las energías físicas. Las leyes del mundo espiritual son tan seguras y fiables como las que existen en los reinos materiales. Durante los últimos pocos millones de años, estos estudiantes de las leyes fundamentales del Hijo Eterno, las cuales gobiernan la energía espiritual tal como ésta se aplica a las órdenes morontiales y a otras órdenes de seres celestiales en todos los universos, han efectuado muchas mejoras en las técnicas para absorber la energía espiritual.
44:5.5 (505.2) 4. Los manipuladores combinados. Es el grupo aventurero de seres bien preparados que se dedican a la asociación funcional de las tres fases originales de la energía divina que se manifiestan en todos los universos como energía física, mental y espiritual. Son las personalidades aplicadas que están tratando de descubrir en realidad la presencia universal de Dios Supremo, ya que en esta personalidad de la Deidad deberá producirse la unificación experiencial de toda la divinidad del gran universo. Y, hasta cierto punto, estos artesanos han conseguido algunos éxitos en los últimos tiempos.
44:5.6 (505.3) 5. Los asesores de los transportes. Este cuerpo de asesores técnicos para los serafines transportadores es sumamente hábil colaborando con los estudiosos de las estrellas para elaborar los itinerarios y ayudar de otras maneras a los jefes de los transportes en los mundos del espacio. Son los supervisores del tráfico de las esferas y están presentes en todos los planetas habitados. Un cuerpo de setenta asesores de los transportes está sirviendo en Urantia.
44:5.7 (505.4) 6. Los expertos en las comunicaciones. Doce técnicos en comunicaciones interplanetarias e interuniversales están igualmente de servicio en Urantia. Estos seres tan experimentados son unos expertos en el conocimiento de las leyes que gobiernan las transmisiones y las interferencias tal como éstas se aplican a las comunicaciones de los reinos. Este cuerpo se ocupa de todas las formas de mensajes espaciales, salvo de aquellos de los Mensajeros de Gravedad y de los Mensajeros Solitarios. En Urantia, una gran parte de su trabajo ha de realizarse a través del circuito de los arcángeles.
44:5.8 (505.5) 7. Los profesores del descanso. El descanso divino está asociado a la técnica de la absorción de la energía espiritual. La energía morontial y espiritual ha de reponerse tan ciertamente como la energía física, pero no por las mismas razones. Me veo obligado a emplear forzosamente unos ejemplos rudimentarios en mis intentos por iluminaros; sin embargo, nosotros, los del mundo espiritual, debemos interrumpir periódicamente nuestras actividades regulares y trasladarnos a los lugares adecuados de reunión donde entramos en el descanso divino y recuperamos así nuestras energías agotadas.
44:5.9 (505.6) Recibiréis vuestras primeras lecciones en estas materias cuando lleguéis a los mundos de las mansiones después de haberos convertido en seres morontiales y de haber empezado a experimentar la técnica de los asuntos espirituales. Sabéis algunas cosas sobre el círculo más interior de Havona y que, después de que los peregrinos del espacio han atravesado los círculos precedentes, deben ser inducidos al largo descanso revivificante del Paraíso. Esto no es solamente un requisito técnico para pasar de la carrera del tiempo al servicio de la eternidad, sino que es también una necesidad, una forma de descanso necesaria para reponer las pérdidas energéticas inherentes a las etapas finales de la experiencia ascendente, y almacenar las reservas de poder espiritual para la fase siguiente de la carrera sin fin.
44:5.10 (506.1) Estos manipuladores de la energía ejercen también su actividad de centenares de otras maneras demasiado numerosas como para ser catalogadas, tales como aconsejar a los serafines, querubines y sanobines sobre las formas más eficaces de absorber la energía, y en lo relacionado con el mantenimiento del equilibrio más útil entre las fuerzas divergentes de los querubines activos y de los sanobines pasivos. Estos expertos prestan su ayuda de otras muchas maneras a las criaturas morontiales y espirituales en sus esfuerzos por comprender el descanso divino, que es tan esencial para utilizar eficazmente las energías fundamentales del espacio.
44:6.1 (506.2) ¡Cómo desearía saber la manera de describir el trabajo exquisito de estos artesanos únicos! Todo intento por mi parte por explicar el trabajo del embellecimiento espiritual sólo haría recordar a la mente material vuestros propios esfuerzos lamentables, pero meritorios, por llevar a cabo estas cosas en vuestro mundo de mente y de materia.
44:6.2 (506.3) Aunque este cuerpo abarca más de mil subdivisiones de actividad, está agrupado en las siete categorías principales siguientes:
44:6.3 (506.4) 1. Los artesanos del color. Son ellos los que hacen que los diez mil tonos de color del reflejo espiritual repiquen sus exquisitos mensajes de belleza armoniosa. Aparte de la percepción de los colores, no hay nada en la experiencia humana con lo que estas actividades se puedan comparar.
44:6.4 (506.5) 2. Los diseñadores de los sonidos. Estos diseñadores de lo que vosotros llamaríais sonidos describen las ondas espirituales de diversa identidad que se pueden apreciar morontialmente. Estos impulsos son en realidad los magníficos reflejos de las almas espirituales desnudas y gloriosas de las huestes celestiales.
44:6.5 (506.6) 3. Los diseñadores de las emociones. Estos realzadores y conservadores de las sensaciones son los que guardan los sentimientos morontiales y las emociones de la divinidad para el estudio y la edificación de los hijos del tiempo, y para la inspiración y el embellecimiento de los progresores morontiales y de los espíritus que avanzan.
44:6.6 (506.7) 4. Los artistas del olor. Esta comparación de las actividades celestiales espirituales con el reconocimiento físico de los olores químicos es realmente desacertada, pero los mortales de Urantia difícilmente podrían reconocer este ministerio si utilizamos cualquier otro nombre. Estos artesanos crean sus variadas sinfonías para la edificación y el deleite de los hijos de la luz que progresan. En la Tierra no tenéis nada que se pueda comparar, ni siquiera remotamente, con este tipo de grandiosidad espiritual.
44:6.7 (506.8) 5. Los embellecedores de las presencias. Estos artesanos no se ocupan de las artes de adornarse ni de la técnica de embellecer a las criaturas. Están dedicados a la tarea de causar reacciones alegres y multitudinarias en las criaturas individuales morontiales y espirituales, representando escénicamente la importancia de las relaciones mediante los valores de las posiciones que asignan a las diferentes órdenes morontiales y espirituales en los conjuntos que componen con estos seres diversos. Estos artistas colocan a los seres supermateriales como vosotros lo haríais con las notas musicales, los olores y los paisajes vivientes, y luego los mezclan en himnos de gloria.
44:6.8 (506.9) 6. Los diseñadores del gusto. ¡Y qué os puedo decir de estos artistas! Podría ligeramente sugerir que son los que mejoran el gusto morontial, y también se esfuerzan por acrecentar la apreciación de la belleza mediante la agudización de los sentidos espirituales en evolución.
44:6.9 (507.1) 7. Los sintetizadores morontiales. Son los artesanos maestros que, cuando todos los demás han aportado sus contribuciones respectivas, añaden entonces los toques finales y culminantes al conjunto morontial, consiguiendo así una representación inspiradora de lo divinamente hermoso, una inspiración duradera para los seres espirituales y sus asociados morontiales. Pero tendréis que esperar a ser liberados del cuerpo animal antes de poder empezar a concebir las glorias artísticas y las bellezas estéticas de los mundos morontiales y espirituales.
44:7.1 (507.2) En contra de lo que podríais suponer, estos artistas no se ocupan de la música, ni de la pintura, ni de nada similar. Se ocupan de manipular y de organizar las fuerzas y las energías especializadas que están presentes en el mundo espiritual, pero que no son reconocidas por los mortales. Si tuviera la más mínima base para comparar, trataría de describir este campo excepcional de consecución espiritual, pero pierdo la esperanza de poder hacerlo — no existe ninguna esperanza de transmitir a las mentes mortales esta esfera del arte celestial. Sin embargo, aquello que no se puede describir puede no obstante estar implícito:
44:7.2 (507.3) La belleza, el ritmo y la armonía están intelectualmente asociados y son espiritualmente semejantes. La verdad, los hechos y las relaciones son intelectualmente inseparables y están asociados con los conceptos filosóficos de la belleza. La bondad, la rectitud y la justicia están filosóficamente interrelacionados y espiritualmente unidos a la verdad viviente y a la belleza divina.
44:7.3 (507.4) Los conceptos cósmicos de la verdadera filosofía, la descripción del arte celestial o el intento de los mortales por describir el reconocimiento humano de la belleza divina nunca pueden ser verdaderamente satisfactorios si estas tentativas de progreso por parte de las criaturas no están unificadas. Estas expresiones del impulso divino dentro de la criatura en evolución pueden ser intelectualmente verdaderas, emocionalmente hermosas y espiritualmente buenas; pero la verdadera alma de la expresión estará ausente, a menos que estas realidades de la verdad, estos significados de la belleza y estos valores de la bondad estén unificados en la experiencia vital del artesano, del científico o del filósofo.
44:7.4 (507.5) Estas cualidades divinas están perfecta y absolutamente unificadas en Dios. Y todo hombre o ángel que conoce a Dios posee el potencial de expresarse sin límites en unos niveles progresivos de autorrealización unificada mediante la técnica de conseguir interminablemente parecerse a Dios — la mezcla experiencial, en la experiencia evolutiva, de la verdad eterna, la belleza universal y la bondad divina.
44:8.1 (507.6) Aunque los artesanos celestiales no trabajan personalmente en los planetas materiales tales como Urantia, de vez en cuando vienen desde la sede del sistema para ofrecer su ayuda a los individuos dotados por naturaleza de las razas mortales. Cuando tienen esta misión, estos artesanos trabajan temporalmente bajo la supervisión de los ángeles planetarios del progreso. Las huestes seráficas cooperan con estos artesanos para intentar ayudar a aquellos artistas mortales que poseen facultades inherentes, y que también poseen Ajustadores con una experiencia previa y especial.
44:8.2 (507.7) Las capacidades humanas especiales tienen tres orígenes posibles: En el fondo, siempre hay una aptitud natural o inherente. Una capacidad especial nunca es un don arbitrario de los Dioses; en todo talento sobresaliente siempre hay una base ancestral. Además de esta capacidad natural, o más bien adicional a ella, el Ajustador del Pensamiento puede contribuir con sus directrices en aquellos individuos cuyos Ajustadores interiores pueden haber tenido, en ese ámbito, experiencias auténticas y reales en otros mundos y en otras criaturas mortales. En aquellos casos en que tanto la mente humana como el Ajustador interior son extraordinariamente hábiles, los artesanos espirituales pueden recibir el encargo de actuar como armonizadores de esos talentos y de ayudar e inspirar de otras maneras a esos mortales en su búsqueda de unos ideales cada vez más perfectos y en sus intentos por describirlos de forma elevada para la edificación del reino.
44:8.3 (508.1) En las filas de los artesanos espirituales no hay ninguna casta. Por muy humilde que sea vuestro origen, si tenéis la capacidad y el don de la expresión, conseguiréis un reconocimiento adecuado y recibiréis la debida apreciación a medida que ascendáis hacia arriba en la escala de la experiencia morontial y de la consecución espiritual. No puede haber ningún obstáculo debido a la herencia humana, ni ninguna privación causada por el entorno mortal, que la carrera morontial no compense plenamente y elimine por completo. Vuestros propios esfuerzos personales por avanzar de manera progresiva producirán todas estas satisfacciones de logros artísticos y de autorrealización expresiva. Por fin se podrán realizar las aspiraciones de la medianía evolutiva. Aunque los Dioses no conceden arbitrariamente talentos y capacidades a los hijos del tiempo, proporcionan los medios para que satisfagan todos sus nobles anhelos y para contentar todo apetito humano por expresarse de manera celestial.
44:8.4 (508.2) Pero todo ser humano debería recordar que muchas ambiciones por sobresalir, que atormentan a los mortales durante su vida en la carne, no subsistirán en la carrera morontial y espiritual de esos mismos mortales. Los morontiales ascendentes aprenden a hacer sociables sus antiguos anhelos puramente interesados y sus antiguas ambiciones egoístas. Sin embargo, aquellas cosas que tan ardientemente deseasteis hacer en la Tierra y que las circunstancias os negaron tan continuamente, si todavía deseáis hacerlas después de haber adquirido la verdadera perspicacia de la mota durante la carrera morontial, entonces se os concederán con toda seguridad todas las oportunidades de satisfacer plenamente vuestros deseos tanto tiempo acariciados.
44:8.5 (508.3) Antes de que los mortales ascendentes dejen el universo local para emprender su carrera espiritual, serán saciados en todos sus anhelos o verdaderas ambiciones intelectuales, artísticas y sociales que hayan podido caracterizar sus planos de existencia mortales o morontiales. Es conseguir la igualdad en lo que respecta a satisfacer la expresión y la realización de sí mismo, pero no es alcanzar un estado experiencial idéntico ni eliminar por completo la individualidad característica en las áreas de la habilidad, la técnica y la expresión. Pero el nuevo diferencial espiritual de consecución experiencial personal no llegará a nivelarse ni a equilibrarse así hasta después de que hayáis terminado en el último círculo de la carrera de Havona. Y los residentes del Paraíso se enfrentarán entonces a la necesidad de ajustarse a ese diferencial absonito de experiencia personal, que sólo se podrá nivelar alcanzando en grupo el estado último de las criaturas — el destino de los finalitarios mortales como espíritus de la séptima fase.
44:8.6 (508.4) Ésta es pues la historia de los artesanos celestiales, ese cuerpo cosmopolita de trabajadores exquisitos que tanto contribuyen a glorificar las esferas arquitectónicas con las representaciones artísticas de la belleza divina de los Creadores Paradisiacos.
44:8.7 (508.5) [Redactado por un Arcángel de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 45
45:0.1 (509.1) EL CENTRO administrativo de Satania está compuesto por un grupo de cincuenta y siete esferas arquitectónicas — Jerusem misma, los siete satélites mayores y los cuarenta y nueve subsatélites. Jerusem, la capital del sistema, tiene casi cien veces el tamaño de Urantia, aunque su gravedad es un poco menor. Los satélites mayores de Jerusem son los siete mundos de transición, y cada uno de ellos es casi diez veces más grande que Urantia, mientras que los siete subsatélites de estas esferas de transición tienen casi exactamente el tamaño de Urantia.
45:0.2 (509.2) Los siete mundos de las mansiones son los siete subsatélites del mundo de transición número uno.
45:0.3 (509.3) Todo este sistema de cincuenta y siete mundos arquitectónicos está iluminado, calentado y abastecido de agua y de energía de forma independiente gracias a la coordinación del Centro de Poder de Satania y de los Controladores Físicos Maestros, de acuerdo con la técnica establecida para la organización y la disposición físicas de estas esferas especialmente creadas. Los espornagias nativos también las cuidan físicamente y se encargan de su mantenimiento de otras maneras.
45:1.1 (509.4) A los siete mundos mayores que giran alrededor de Jerusem se les conoce generalmente como las esferas culturales de transición. Sus gobernantes son nombrados de vez en cuando por el consejo ejecutivo supremo de Jerusem. Estas esferas tienen los nombres y los números siguientes:
45:1.2 (509.5) Número 1. El mundo de los finalitarios. Es la sede del cuerpo finalitario del sistema local y está rodeada por los mundos receptores, los siete mundos de las mansiones, tan plenamente dedicados al programa de la ascensión de los mortales. El mundo finalitario es accesible a los habitantes de los siete mundos de las mansiones. Los serafines transportadores llevan a las personalidades ascendentes de un sitio para otro durante estos peregrinajes que están destinados a cultivar su fe en el destino último de los mortales de transición. Aunque los finalitarios y sus edificios no son habitualmente perceptibles para la visión morontial, os sentiréis más que emocionados cuando los transformadores de la energía y los Supervisores del Poder Morontial os permitan vislumbrar momentáneamente, de vez en cuando, estas elevadas personalidades espirituales que han terminado realmente la ascensión al Paraíso, y que han regresado a los mundos mismos donde estáis empezando este largo viaje para garantizar la seguridad de que os es posible y podéis terminar esta formidable empresa. Todos los residentes de los mundos de las mansiones van a la esfera finalitaria al menos una vez al año para asistir a estas asambleas donde perciben a los finalitarios.
45:1.3 (510.1) Número 2. El mundo de la morontia. Este planeta es la sede de los supervisores de la vida morontial y está rodeado por las siete esferas donde los jefes morontiales enseñan a sus asociados y ayudantes, que son tanto seres morontiales como mortales ascendentes.
45:1.4 (510.2) Cuando paséis por los siete mundos de las mansiones, también progresaréis por estas esferas culturales y sociales donde se efectúa un contacto creciente con la morontia. Cuando avancéis del primer mundo de las mansiones al segundo, tendréis derecho a un permiso para visitar la sede de transición número dos, el mundo de la morontia, y así sucesivamente. Y cuando estéis presentes en una de estas seis esferas culturales, podréis visitar y observar, por invitación, cualquiera de los siete mundos de actividades colectivas asociadas que la rodean.
45:1.5 (510.3) Número 3. El mundo de los ángeles. Es la sede de todas las huestes seráficas que se dedican a las actividades del sistema, y está rodeada por los siete mundos donde se enseña y se instruye a los ángeles. Son las esferas sociales seráficas.
45:1.6 (510.4) Número 4. El mundo de los superángeles. Esta esfera es, en Satania, el hogar de las Brillantes Estrellas Vespertinas y de una inmensa concurrencia de seres coordinados y casi coordinados. Los siete satélites de este mundo están asignados a los siete grupos principales de estos seres celestiales innominados.
45:1.7 (510.5) Número 5. El mundo de los Hijos. Este planeta es la sede de los Hijos divinos de todas las órdenes, incluyendo a los hijos trinitizados por las criaturas. Los siete mundos que lo rodean están dedicados a ciertas agrupaciones individuales de estos hijos divinamente emparentados.
45:1.8 (510.6) Número 6. El mundo del Espíritu. Esta esfera sirve como punto sistémico de encuentro para las personalidades elevadas del Espíritu Infinito. Los siete satélites que la rodean están asignados a los grupos individuales de estas diversas órdenes. Pero en el mundo de transición número seis no hay representación del Espíritu, y esta presencia tampoco se puede observar en las capitales de los sistemas; la Ministra Divina de Salvington se encuentra portodas partes en Nebadon.
45:1.9 (510.7) Número 7. El mundo del Padre. Es la esfera silenciosa del sistema. Ningún grupo de seres está domiciliado aquí. El gran templo de luz ocupa un lugar central, pero no se puede discernir a nadie en su interior. Todos los seres de todos los mundos del sistema son bienvenidos como adoradores.
45:1.10 (510.8) Los siete satélites que rodean al mundo del Padre se utilizan de diversas maneras en los diferentes sistemas. En Satania se emplean actualmente como esferas de detención para los grupos internados de la rebelión de Lucifer. Edentia, la capital de la constelación, no tiene mundos prisiones análogos; los pocos serafines y querubines que se unieron a los rebeldes durante la rebelión de Satania han sido confinados desde hace mucho tiempo en estos mundos de aislamiento de Jerusem.
45:1.11 (510.9) Como residentes del séptimo mundo de las mansiones, tendréis acceso al séptimo mundo de transición, la esfera del Padre Universal, y también tendréis permiso para visitar los mundos prisiones de Satania que rodean a este planeta, donde actualmente están confinados Lucifer y la mayoría de las personalidades que lo siguieron en su rebelión contra Miguel. Este triste espectáculo ha podido ser observado durante las eras recientes y continuará sirviendo como advertencia solemne para todo Nebadon hasta que los Ancianos de los Días juzguen el pecado de Lucifer y de sus asociados caídos que rechazaron la salvación ofrecida por Miguel, el Padre de su universo.
45:2.1 (511.1) El jefe ejecutivo de un sistema local de mundos habitados es un Hijo Lanonandek primario, el Soberano del Sistema. En nuestro universo local, a estos soberanos les confían grandes responsabilidades ejecutivas, unas prerrogativas personales excepcionales. Incluso en Orvonton, no todos los universos están organizados para permitir que los Soberanos de los Sistemas ejerzan estos poderes discrecionales personales tan extraordinariamente amplios en la dirección de los asuntos sistémicos. Pero en toda la historia de Nebadon, estos ejecutivos sin trabas sólo han mostrado su deslealtad en tres ocasiones. La rebelión de Lucifer en el sistema de Satania ha sido la última y la más extensa de todas.
45:2.2 (511.2) En Satania, incluso después de este levantamiento desastroso, la técnica administrativa del sistema no ha sufrido absolutamente ningún cambio. El Soberano actual del Sistema posee todo el poder y ejerce toda la autoridad que le habían sido conferidos a su indigno predecesor, salvo en ciertas materias que se encuentran actualmente bajo la supervisión de los Padres de la Constelación y que los Ancianos de los Días aún no han restituido plenamente a Lanaforge, el sucesor de Lucifer.
45:2.3 (511.3) El jefe actual de Satania es un gobernante brillante y bondadoso, un soberano a prueba de rebeliones. Cuando servía como asistente del Soberano de otro Sistema, Lanaforge fue fiel a Miguel durante un levantamiento anterior en el universo de Nebadon. Este poderoso y brillante Señor de Satania es un administrador probado y experimentado. En la época de la segunda rebelión sistémica en Nebadon, cuando el Soberano de aquel Sistema tropezó y cayó en las tinieblas, Lanaforge, entonces primer asistente de este jefe equivocado, tomó las riendas del gobierno y condujo de tal manera los asuntos del sistema que se perdieron relativamente pocas personalidades tanto en los mundos sede como en los planetas habitados de aquel sistema poco afortunado. Lanaforge tiene la distinción de ser el único Hijo Lanonandek primario de todo Nebadon que actuó así de manera leal al servicio de Miguel y en presencia misma del fallo de su hermano que poseía una autoridad superior y un rango precedente. Lanaforge no será probablemente retirado de Jerusem hasta que todos los resultados de la locura anterior hayan sido superados y los productos de la rebelión hayan sido eliminados de Satania.
45:2.4 (511.4) Aunque todos los asuntos de los mundos aislados de Satania no han sido puestos de nuevo bajo su jurisdicción, Lanaforge muestra un gran interés por el bienestar de tales planetas y visita con frecuencia Urantia. Tal como sucede en otros sistemas normales, el Soberano preside el consejo sistémico de los gobernantes de los mundos, los Príncipes Planetarios y los gobernadores generales residentes de los mundos aislados. Este consejo planetario se reúne de vez en cuando en la sede del sistema — «Cuando los Hijos de Dios se reúnen».
45:2.5 (511.5) Una vez por semana, cada diez días de Jerusem, el Soberano celebra un cónclave con algún grupo de las diversas órdenes de personalidades domiciliadas en el mundo sede. Son los momentos encantadoramente informales de Jerusem, unos acontecimientos inolvidables. En Jerusem reina la fraternidad más grande entre todas las diversas órdenes de seres, y entre cada uno de estos grupos y el Soberano del Sistema.
45:2.6 (511.6) Estas asambleas incomparables se celebran en el mar de cristal, el gran campo de reunión de la capital del sistema. Se trata de unos actos puramente sociales y espirituales; nunca se discute nada relacionado con la administración planetaria y ni siquiera con el plan de la ascensión. Los mortales ascendentes se reúnen en esos momentos simplemente para divertirse y encontrarse con sus compañeros jerusemitas. Los grupos que no son invitados a estos descansos semanales del Soberano se reúnen en sus propias sedes.
45:3.1 (512.1) El jefe ejecutivo de un sistema local, el Soberano del Sistema, está siempre apoyado por dos o tres Hijos Lanonandeks que ejercen su actividad como primero y segundo asistentes. Pero en el momento actual, el sistema de Satania está administrado por un estado mayor de siete Lanonandeks:
45:3.2 (512.2) 1. El Soberano del Sistema — Lanaforge, número 2.709 de la orden primaria y sucesor del apóstata Lucifer.
45:3.3 (512.3) 2. El primer Soberano asistente — Mansurotia, número 17.841 de los Lanonandeks terciarios. Fue enviado a Satania junto con Lanaforge.
45:3.4 (512.4) 3. El segundo Soberano asistente — Sadib, número 271.402 de la orden terciaria. Sadib vino también a Satania con Lanaforge.
45:3.5 (512.5) 4. El guardián del sistema — Holdant, número 19 del cuerpo terciario, el vigilante y controlador de todos los espíritus internados que están por encima del tipo de existencia mortal. Holdant vino igualmente a Satania con Lanaforge.
45:3.6 (512.6) 5. El registrador sistémico — Vilton, secretario del ministerio Lanonandek de Satania, número 374 de la orden tercera. Vilton era miembro del grupo original de Lanaforge.
45:3.7 (512.7) 6. El director de la donación — Fortant, número 319.847 de las reservas de los Lanonandeks secundarios y director temporal de todas las actividades universales trasladadas a Jerusem desde la donación de Miguel en Urantia. Fortant ha formado parte del estado mayor de Lanaforge durante mil novecientos años del tiempo de Urantia.
45:3.8 (512.8) 7. El alto consejero — Hanavard, número 67 de los Hijos Lanonandeks primarios y miembro del cuerpo superior de consejeros y coordinadores universales. Actúa como presidente en funciones del consejo ejecutivo de Satania. Hanavard es el duodécimo de esta orden que sirve así en Jerusem desde la rebelión de Lucifer.
45:3.9 (512.9) Este grupo ejecutivo de siete Lanonandeks compone la administración de emergencia ampliada que se hizo necesaria debido a las exigencias de la rebelión de Lucifer. En Jerusem sólo hay tribunales menores, puesto que el sistema es la unidad administrativa, no judicial, pero la administración Lanonandek está apoyada por el consejo ejecutivo de Jerusem, el cuerpo asesor supremo de Satania. Este consejo está compuesto por doce miembros:
45:3.10 (512.10) 1. Hanavard, el presidente Lanonandek.
45:3.11 (512.11) 2. Lanaforge, el Soberano del Sistema.
45:3.12 (512.12) 3. Mansurotia, el primer Soberano asistente.
45:3.13 (512.13) 4. El jefe de los Melquisedeks de Satania.
45:3.14 (512.14) 5. El director en funciones de los Portadores de Vida de Satania.
45:3.15 (512.15) 6. El jefe de los finalitarios de Satania.
45:3.16 (512.16) 7. El Adán original de Satania, jefe supervisor de los Hijos Materiales.
45:3.17 (512.17) 8. El director de las huestes seráficas de Satania.
45:3.18 (512.18) 9. El jefe de los controladores físicos de Satania.
45:3.19 (512.19) 10. El director de los Supervisores del Poder Morontial del sistema.
45:3.20 (513.1) 11. El director en funciones de las criaturas intermedias del sistema.
45:3.21 (513.2) 12. El jefe en funciones del cuerpo de los mortales ascendentes.
45:3.22 (513.3) Este consejo elige periódicamente a tres miembros para que representen al sistema local en el consejo supremo de la sede del universo, pero esta representación se encuentra suspendida debido a la rebelión. Satania dispone ahora de un observador en la sede del universo local, pero desde la donación de Miguel, el sistema ha reanudado la elección de diez miembros para la legislatura de Edentia.
45:4.1 (513.4) En el centro de los siete círculos residenciales angélicos de Jerusem está situada la sede del consejo asesor de Urantia, los veinticuatro consejeros. Juan el Revelador los llamó los veinticuatro ancianos: «Y alrededor del trono había veinticuatro asientos, y en los asientos vi a veinticuatro ancianos sentados, cubiertos con vestidos blancos». El trono situado en el centro de este grupo es el tribunal del arcángel que preside, el trono desde el que se efectúa el llamamiento resurreccional de la misericordia y la justicia para toda Satania. Este tribunal ha estado siempre en Jerusem, pero los veinticuatro asientos que lo rodean fueron colocados en su sitio hace sólo mil novecientos años, poco después de que Cristo Miguel fuera elevado a la plena soberanía de Nebadon. Estos veinticuatro consejeros son sus agentes personales en Jerusem, y tienen autoridad para representar al Hijo Maestro en todos los asuntos relacionados con los llamamientos nominales de Satania y en otras muchas fases del programa de la ascensión de los mortales en los mundos aislados del sistema. Son los agentes que han sido designados para ejecutar las peticiones especiales de Gabriel y los mandatos inhabituales de Miguel.
45:4.2 (513.5) Estos veinticuatro consejeros han sido reclutados entre las ocho razas de Urantia, y los últimos de este grupo fueron convocados en la época del llamamiento nominal a la resurrección efectuado por Miguel hace mil novecientos años. Este consejo asesor de Urantia está compuesto por los miembros siguientes:
45:4.3 (513.6) 1. Onagar, el pensador más importante de la era anterior al Príncipe Planetario, que dirigió a sus semejantes hacia la adoración del «Dador del Aliento».
45:4.4 (513.7) 2. Mansant, el gran educador de la era posterior al Príncipe Planetario en Urantia, que orientó a sus semejantes hacia la veneración de la «Gran Luz».
45:4.5 (513.8) 3. Onamonalontón, un antiguo jefe de los hombres rojos, el que dirigió a esta raza desde la adoración de muchos dioses hasta la veneración del «Gran Espíritu».
45:4.6 (513.9) 4. Orlandof, un príncipe de los hombres azules que los condujo a reconocer la divinidad del «Jefe Supremo».
45:4.7 (513.10) 5. Porshunta, el oráculo de la extinta raza anaranjada que guió a este pueblo hacia la adoración del «Gran Educador».
45:4.8 (513.11) 6. Singlangtón, el primer hombre amarillo que enseñó y dirigió a su pueblo hacia la adoración de la «Verdad Única» en lugar de múltiples verdades. Hace miles de años, los hombres amarillos ya conocían al Dios único.
45:4.9 (513.12) 7. Fantad, el que liberó a los hombres verdes de las tinieblas y los condujo a la adoración de la «Única Fuente de la Vida».
45:4.10 (513.13) 8. Orvonón, el que iluminó a las razas de color índigo y las dirigió hacia el antiguo servicio del «Dios de los Dioses».
45:4.11 (514.1) 9. Adán, el padre planetario de Urantia, desacreditado pero rehabilitado, un Hijo Material de Dios que fue degradado a la similitud de la carne mortal, pero que sobrevivió y fue elevado posteriormente a esta posición por decreto de Miguel.
45:4.12 (514.2) 10. Eva, la madre de la raza violeta de Urantia, que sufrió el castigo de la falta con su compañero y que fue también rehabilitada con él y designada para servir con este grupo de supervivientes mortales.
45:4.13 (514.3) 11. Enoc, el primer mortal de Urantia que fusionó con su Ajustador del Pensamiento durante su vida humana en la carne.
45:4.14 (514.4) 12. Moisés, el emancipador de un resto de la raza violeta sumergida y el que instigó el renacimiento de la adoración del Padre Universal bajo el nombre de «el Dios de Israel».
45:4.15 (514.5) 13. Elías, un alma trasladada que alcanzó brillantes logros espirituales durante la era posterior al Hijo Material.
45:4.16 (514.6) 14. Maquiventa Melquisedek, el único hijo de esta orden que se ha donado a las razas de Urantia. Aunque figura todavía como un Melquisedek, se ha convertido «para siempre en un ministro de los Altísimos», asumiendo eternamente la misión de servir como un ascendente mortal después de residir en Urantia en la similitud de la carne mortal, en Salem, en los tiempos de Abraham. Este Melquisedek ha sido proclamado recientemente Príncipe Planetario vicegerente de Urantia con sede en Jerusem y con autoridad para actuar en nombre de Miguel, que es realmente el Príncipe Planetario del mundo donde efectuó su donación final en forma humana. A pesar de todo esto, Urantia sigue estando supervisada por los gobernadores generales residentes sucesivos, miembros de los veinticuatro consejeros.
45:4.17 (514.7) 15. Juan el Bautista, el precursor de la misión de Miguel en Urantia, y primo lejano del Hijo del Hombre en la carne.
45:4.18 (514.8) 16. 1-2-3 el Primero, el jefe de las criaturas intermedias leales al servicio de Gabriel en la época de la traición de Caligastia, elevado a esta posición por Miguel poco después de que éste obtuviera la soberanía incondicional.
45:4.19 (514.9) A petición de Gabriel, estas personalidades escogidas están exentas por ahora del régimen de la ascensión, y no tenemos ni idea de cuánto tiempo servirán en esta tarea.
45:4.20 (514.10) Los asientos número 17, 18, 19 y 20 no están ocupados de manera permanente. Están ocupados temporalmente por consentimiento unánime de los dieciséis miembros permanentes, conservándose vacantes para su asignación ulterior a los mortales ascendentes de la era actual, la era posterior al Hijo donador en Urantia.
45:4.21 (514.11) Los números 21, 22, 23 y 24 también están ocupados temporalmente, mientras se mantienen en reserva para los grandes educadores de otras eras posteriores que seguirán sin duda a la era actual. En Urantia se debe prever que llegarán las eras de los Hijos Magistrales, los Hijos Instructores y las eras de luz y de vida, independientemente de las visitas inesperadas de los Hijos divinos que puedan o no tener lugar.
45:5.1 (514.12) Las grandes divisiones de la vida celestial tienen sus sedes y sus inmensas reservas en Jerusem, incluyendo a las diversas órdenes de Hijos divinos, espíritus elevados, superángeles, ángeles y criaturas intermedias. La morada central de este maravilloso sector es el templo principal de los Hijos Materiales.
45:5.2 (515.1) La zona de los Adanes es el centro de atracción para todos los que llegan de nuevo a Jerusem. Es una región enorme compuesta de mil centros, aunque cada familia de Hijos e Hijas Materiales vive en una residencia propia hasta el momento en que sus miembros parten para servir en los mundos evolutivos del espacio, o hasta que emprenden la carrera de la ascensión hacia el Paraíso.
45:5.3 (515.2) Estos Hijos Materiales representan el tipo más elevado de seres que se reproducen sexualmente y que se encuentran en las esferas educativas de los universos en evolución. Y son realmente materiales; incluso los Adanes y las Evas Planetarios son claramente visibles para las razas mortales de los mundos habitados. Estos Hijos Materiales son el último eslabón físico de la cadena de personalidades que se extiende desde la divinidad y la perfección de arriba hasta la humanidad y la existencia material de abajo. Estos Hijos proporcionan a los mundos habitados un intermediario, con quien pueden contactar mutuamente, entre el Príncipe Planetario invisible y las criaturas materiales de los reinos.
45:5.4 (515.3) En el último registro milenario de Salvington había constancia en Nebadon de 161.432.840 Hijos e Hijas Materiales con categoría de ciudadanos en las capitales de los sistemas locales. El número de Hijos Materiales varía en los distintos sistemas, y su número crece constantemente por reproducción natural. En el ejercicio de sus funciones reproductoras, no se guían totalmente por los deseos personales de las personalidades que tienen estas relaciones, sino también por los cuerpos gobernantes y los consejos asesores superiores.
45:5.5 (515.4) Estos Hijos e Hijas Materiales son los habitantes permanentes de Jerusem y de sus mundos asociados. Ocupan inmensos conjuntos residenciales en Jerusem y participan ampliamente en la dirección local de la esfera capital, administrando prácticamente todos los asuntos rutinarios con la ayuda de los intermedios y de los ascendentes.
45:5.6 (515.5) En Jerusem, estos Hijos que se reproducen tienen permiso para experimentar con los ideales de un gobierno autónomo a la manera de los Melquisedeks, y están consiguiendo un tipo muy elevado de sociedad. Las órdenes superiores de filiación se reservan el derecho de veto en el reino, pero en casi todos los aspectos, los adamitas de Jerusem se gobiernan por sufragio universal y mediante un gobierno representativo. Esperan que algún día les concedan una autonomía prácticamente completa.
45:5.7 (515.6) El carácter del servicio de los Hijos Materiales está determinado en gran parte por la edad. Aunque no cumplen con los requisitos para ser admitidos en la Universidad Melquisedek de Salvington — pues son materiales y están generalmente limitados a ciertos planetas — sin embargo, los Melquisedeks mantienen grandes facultades de profesores en la sede de cada sistema para instruir a las generaciones más jóvenes de Hijos Materiales. El alcance, la técnica y la viabilidad de los sistemas de formación educativos y espirituales ofrecidos para el desarrollo de los Hijos y las Hijas Materiales más jóvenes representan el apogeo de la perfección.
45:6.1 (515.7) Los Hijos y las Hijas Materiales, junto con sus hijos, presentan un espectáculo atractivo que nunca deja de despertar la curiosidad y de atraer la atención de todos los mortales ascendentes. Son tan similares a vuestras propias razas sexuadas materiales que los dos encontráis mucho interés común en compartir vuestros pensamientos y en ocupar vuestro tiempo en contactos fraternales.
45:6.2 (515.8) Los supervivientes mortales pasan una gran parte de su tiempo libre en la capital del sistema observando y estudiando los hábitos de vida y la conducta de estas criaturas sexuadas semifísicas superiores, pues estos ciudadanos de Jerusem son los padrinos y los mentores directos de los supervivientes mortales desde el momento en que consiguen la ciudadanía en el mundo sede hasta que se despiden para dirigirse a Edentia.
45:6.3 (516.1) En los siete mundos de las mansiones, a los mortales ascendentes se les proporcionan amplias oportunidades para compensar todas las privaciones experienciales sufridas en sus mundos de origen, ya sean debidas a la herencia, al entorno o a un desafortunado fin prematuro de su carrera en la carne. Esto es así en todos los sentidos, salvo en lo que se refiere a la vida sexual humana y a los ajustes que la acompañan. Miles de mortales llegan a los mundos de las mansiones sin haberse beneficiado particularmente de las disciplinas derivadas de unas relaciones sexuales comunes y corrientes en sus esferas nativas. La experiencia de los mundos de las mansiones puede proporcionar pocas oportunidades para compensar estas privaciones tan personales. La experiencia sexual, en el sentido físico, pertenece al pasado para estos ascendentes, pero en estrecha asociación con los Hijos y las Hijas Materiales, como individuos y como miembros de sus familias, estos mortales sexualmente deficientes pueden compensar los aspectos sociales, intelectuales, emocionales y espirituales de sus deficiencias. Así pues, a todos aquellos humanos a quienes las circunstancias o el juicio erróneo los privaron de los beneficios de una asociación sexual ventajosa en los mundos evolutivos, aquí en las capitales de los sistemas se les proporcionan todas las oportunidades para adquirir estas experiencias humanas esenciales en estrecha y afectuosa asociación con las criaturas sexuadas adámicas celestiales que residen de forma permanente en las capitales de los sistemas.
45:6.4 (516.2) Ningún mortal sobreviviente, ningún intermedio o serafín puede ascender al Paraíso, alcanzar al Padre y ser enrolado en el Cuerpo de la Finalidad sin haber pasado por la sublime experiencia de establecer una relación parental con un hijo evolutivo de los mundos, o haber pasado por alguna otra experiencia análoga y equivalente. La relación entre padres e hijos es fundamental para comprender el concepto esencial del Padre Universal y sus hijos del universo. Por eso esta experiencia es indispensable en la formación experiencial de todos los ascendentes.
45:6.5 (516.3) Las criaturas intermedias ascendentes y los serafines evolutivos deben pasar por esta experiencia parental en asociación con los Hijos y las Hijas Materiales de la sede del sistema. Estos ascendentes que no se reproducen adquieren así la experiencia parental ayudando a los Adanes y las Evas de Jerusem a criar y educar a su progenie.
45:6.6 (516.4) Todos los supervivientes mortales que no han experimentado la paternidad en los mundos evolutivos también deben adquirir esta formación necesaria mientras residen en los hogares de los Hijos Materiales de Jerusem como asociados parentales de estos magníficos padres y madres. Esto es así, salvo en la medida en que dichos mortales hayan sido capaces de compensar sus deficiencias en la guardería infantil del sistema, situada en el primer mundo de cultura de transición de Jerusem.
45:6.7 (516.5) Ciertas personalidades morontiales mantienen esta guardería infantil probatoria de Satania en el mundo de los finalitarios, donde una mitad del planeta está dedicada a esta tarea de criar a los niños. Aquí se reciben y se reensamblan ciertos hijos de los mortales supervivientes tales como aquellos descendientes que fallecieron en los mundos evolutivos antes de adquirir un estado espiritual como individuos. La ascensión de cualquiera de sus padres naturales asegura que a este hijo mortal de los reinos se le concederá la repersonalización en el planeta finalitario del sistema y allí se le permitirá demostrar, mediante su libre elección posterior, si escoge o no seguir el camino parental de la ascensión humana. Los niños aparecen aquí como en su mundo de nacimiento, salvo que la diferenciación sexual está ausente. Después de la experiencia de la vida en los mundos habitados, ya no existe la reproducción de tipo humana.
45:6.8 (517.1) Los estudiantes de los mundos de las mansiones que tienen uno o más hijos en la guardería probatoria del mundo finalitario y que tienen deficiencias en su experiencia parental esencial, pueden solicitar un permiso a los Melquisedeks para interrumpir las tareas de la ascensión en los mundos de las mansiones y trasladarse temporalmente al mundo finalitario donde se les concede la oportunidad de actuar como padres asociados de sus propios hijos y de otros niños. Este servicio en forma de ministerio parental puede ser reconocido más tarde en Jerusem, considerándose que estos ascendentes han efectuado la mitad del aprendizaje que necesitan realizar en las familias de los Hijos y las Hijas Materiales.
45:6.9 (517.2) La guardería probatoria misma está supervisada por mil parejas de Hijos e Hijas Materiales, voluntarios de la colonia de su orden en Jerusem. Reciben la ayuda directa de un número casi igual de grupos parentales midsonitos voluntarios que se detienen aquí para prestar este servicio en su camino desde el mundo midsonito de Satania hasta su destino no revelado en los mundos especiales reservados para ellos entre las esferas finalitarias de Salvington.
45:7.1 (517.3) Los Melquisedeks son los directores de ese numeroso cuerpo de instructores — criaturas volitivas y otras, parcialmente espiritualizadas — que ejercen su actividad de manera tan aceptable en Jerusem y en sus mundos asociados, pero especialmente en los siete mundos de las mansiones. En estos planetas es donde se detienen aquellos mortales que no logran fusionar con su Ajustador interior durante la vida en la carne, y son reconstruídos aquí con una forma transitoria para recibir una ayuda adicional y disfrutar de amplias oportunidades para continuar sus esfuerzos por alcanzar sus objetivos espirituales, los mismos esfuerzos que fueron interrumpidos prematuramente por la muerte. O si por alguna otra razón de impedimento hereditario, de entorno desfavorable o de confabulación de circunstancias este logro del alma no se consiguió, cualquiera que sea la razón, todos los que tienen un propósito sincero y son dignos en espíritu se encontrarán presentes, tal como son, en los planetas de continuación, donde deberán aprender a dominar los elementos esenciales de la carrera eterna y a conseguir las características que no pudieron adquirir, o no adquirieron, durante su vida en la carne.
45:7.2 (517.4) Las Brillantes Estrellas Vespertinas (y sus coordinados innominados) sirven con frecuencia como instructores en las diversas empresas educativas del universo, incluyendo aquellas que están patrocinadas por los Melquisedeks. Los Hijos Instructores Trinitarios también colaboran, e imparten los toques de la perfección del Paraíso en estas escuelas de formación progresiva. Pero todas estas actividades no están dedicadas exclusivamente al progreso de los mortales ascendentes; muchas de ellas se ocupan igualmente de la formación progresiva de las personalidades espirituales nativas de Nebadon.
45:7.3 (517.5) Los Hijos Melquisedeks dirigen más de treinta centros educativos diferentes en Jerusem. Estas escuelas formativas empiezan con el colegio de la autoevaluación y terminan con las escuelas de la ciudadanía en Jerusem, donde los Hijos y las Hijas Materiales se unen a los Melquisedeks y a otros seres en su esfuerzo supremo por capacitar a los supervivientes mortales para que asuman las altas responsabilidades del gobierno representativo. Todo el universo está organizado y administrado en el plano representativo. Entre los seres no perfectos, el gobierno representativo es el ideal divino del gobierno autónomo.
45:7.4 (517.6) Cada cien años del tiempo del universo, cada sistema elige a sus diez representantes para que ocupen sus escaños en la legislatura de la constelación. Son escogidos por el consejo de los mil de Jerusem, un cuerpo electoral encargado del deber de representar a los grupos del sistema en todas estas materias delegadas o que se cubren por nombramiento. Todos los representantes u otros delegados son elegidos por el consejo de los mil electores, y deben ser diplomados de la escuela superior del Colegio de Administración Melquisedek, como lo son también todos aquellos que componen este grupo de mil electores. Los Melquisedeks patrocinan esta escuela, ayudados últimamente por los finalitarios.
45:7.5 (518.1) Hay muchos cuerpos electivos en Jerusem, y de vez en cuando son elegidos para ejercer su autoridad por tres órdenes de ciudadanía — los Hijos y las Hijas Materiales, los serafines y sus asociados, incluyendo a las criaturas intermedias, y los mortales ascendentes. Para recibir el honor de ser nombrado representante, un candidato debe haber conseguido el reconocimiento necesario en las escuelas de administración Melquisedek.
45:7.6 (518.2) El sufragio es universal en Jerusem entre estos tres grupos de ciudadanos, pero el voto se emite de forma diferencial de acuerdo con la posesión personal en mota — en sabiduría morontial — debidamente reconocida y registrada. El voto emitido por cualquier personalidad en una elección de Jerusem tiene un valor que va desde uno hasta mil. Los ciudadanos de Jerusem están pues clasificados según sus logros en mota.
45:7.7 (518.3) Los ciudadanos de Jerusem se presentan de vez en cuando ante los examinadores Melquisedeks, los cuales certifican sus logros en sabiduría morontial. Luego se presentan ante el cuerpo examinador de las Brillantes Estrellas Vespertinas o sus delegados, que comprueban su grado de perspicacia espiritual. A continuación aparecen en presencia de los veinticuatro consejeros y sus asociados, que juzgan el nivel de sus logros experienciales en vida social. Estos tres factores se llevan después a los registradores de ciudadanía del gobierno representativo, que calculan rápidamente el nivel de mota y asignan las aptitudes para el sufragio de acuerdo con dicho nivel.
45:7.8 (518.4) Bajo la supervisión de los Melquisedeks, los Hijos Materiales se encargan de los mortales ascendentes, especialmente de aquellos que son lentos en unificar su personalidad en los nuevos niveles morontiales, y les proporcionan una formación intensiva destinada a rectificar dichas deficiencias. Ningún mortal ascendente deja la sede del sistema para emprender la carrera más extensa y variada de adaptación a la vida social en la constelación hasta que estos Hijos Materiales no han certificado los logros conseguidos en mota por su personalidad — una individualidad que combina la existencia humana consumada en asociación experiencial con la carrera morontial en ciernes, estando las dos debidamente armonizadas gracias al supercontrol espiritual del Ajustador del Pensamiento.
45:7.9 (518.5) [Presentado por un Melquisedek destinado temporalmente en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 46
46:0.1 (519.1) JERUSEM, la sede de Satania, es una capital de tipo medio de un sistema local, y aparte de las numerosas irregularidades ocasionadas por la rebelión de Lucifer y la donación de Miguel en Urantia, es una esfera típica como las otras similares. Vuestro sistema local ha pasado por algunas experiencias borrascosas, pero en la actualidad está administrado de manera muy eficaz, y a medida que transcurren las eras, los resultados de la falta de armonía se están erradicando de manera lenta pero segura. El orden y la buena voluntad se están restableciendo, y las condiciones en Jerusem se acercan cada vez más al estado celestial de vuestras tradiciones, pues la sede del sistema es en verdad el cielo que imagina la mayoría de los creyentes religiosos del siglo veinte.
46:1.1 (519.2) Jerusem está dividida en mil sectores latitudinales y diez mil zonas longitudinales. La esfera tiene siete capitales mayores y setenta centros administrativos menores. Las siete capitales regionales se ocupan de diversas actividades, y el Soberano del Sistema visita cada una de ellas al menos una vez al año.
46:1.2 (519.3) El kilómetro estándar de Jerusem equivale aproximadamente a once kilómetros de Urantia. El peso estándar, el «gradant», se ha elaborado mediante el sistema decimal partiendo del ultimatón maduro, y representa unos doscientos ochenta gramos de vuestro peso. El día de Satania equivale a tres días del tiempo de Urantia, menos una hora, cuatro minutos y quince segundos, siendo ésta la duración de la rotación axial de Jerusem. El año del sistema consta de cien días de Jerusem. La hora del sistema es transmitida por los maestros cronoldeks.
46:1.3 (519.4) La energía de Jerusem está magníficamente controlada y circula alrededor de la esfera por los canales longitudinales, los cuales están directamente alimentados por las cargas energéticas del espacio y expertamente administrados por los Controladores Físicos Maestros. La resistencia natural al paso de estas energías por los canales físicos de conducción proporciona el calor necesario para producir la temperatura uniforme de Jerusem. La temperatura a plena luz se mantiene alrededor de los veintiún grados centígrados, mientras que durante el período de recesión de la luz cae un poco por debajo de los diez grados.
46:1.4 (519.5) El sistema de iluminación de Jerusem no debería ser tan difícil de comprender por vosotros. No hay ni días ni noches, ni períodos de calor ni de frío. Los transformadores del poder mantienen cien mil centros desde donde las energías enrarecidas son proyectadas hacia arriba a través de la atmósfera planetaria, sufriendo ciertos cambios, hasta que alcanzan el techo eléctrico atmosférico de la esfera; entonces estas energías son reflejadas hacia abajo bajo la forma de una luz suave, tamizada y uniforme, con una intensidad parecida a la de la luz solar cuando el Sol brilla en el cielo a las diez de la mañana en Urantia.
46:1.5 (520.1) En estas condiciones de iluminación, los rayos luminosos no parecen proceder de un solo sitio; sencillamente se filtran a través del cielo, emanando por igual desde todas las direcciones del espacio. Esta luz es muy similar a la luz natural del Sol, salvo que contiene mucho menos calor. Así pues se podrá admitir que estos mundos sede no son luminosos en el espacio; si Jerusem estuviera muy cerca de Urantia, no sería visible.
46:1.6 (520.2) Los gases que reflejan esta energía luminosa desde la ionosfera superior de Jerusem hacia el suelo son muy similares a los de las zonas atmosféricas superiores de Urantia que están relacionados con los fenómenos de vuestras llamadas auroras boreales, aunque éstas se producen por causas diferentes. En Urantia, este mismo escudo gaseoso es el que impide que se escapen las ondas terrestres de transmisión, reflejándolas hacia la Tierra cuando chocan contra este cinturón gaseoso en su vuelo directo hacia el exterior. Las transmisiones son retenidas de esta manera cerca de la superficie mientras viajan por el aire alrededor de vuestro mundo.
46:1.7 (520.3) Esta iluminación de la esfera se mantiene de manera uniforme durante el setenta y cinco por ciento del día de Jerusem, y luego se produce una recesión gradual hasta que, en las horas de mínima iluminación, la luz se parece a la de vuestra Luna llena en una noche clara. Es el momento de la quietud para todo Jerusem. Únicamente las estaciones receptoras de las transmisiones siguen funcionando durante este período de descanso y de recuperación.
46:1.8 (520.4) Jerusem recibe una pálida luz de diversos soles cercanos — una especie de brillante luz estelar — pero no depende de ellos; los mundos como Jerusem no están sometidos a las vicisitudes de las perturbaciones solares, ni tampoco se enfrentan con el problema de un sol en vías de enfriarse o de morir.
46:1.9 (520.5) Los siete mundos educativos de transición y sus cuarenta y nueve satélites están calentados, iluminados, energizados y abastecidos de agua con la técnica que se utiliza en Jerusem.
46:2.1 (520.6) En Jerusem echaréis de menos las escarpadas cadenas montañosas de Urantia y de otros mundos surgidos por evolución, puesto que no hay ni terremotos ni lluvias, pero disfrutaréis de las hermosas tierras altas y de otras variaciones incomparables de la topografía y del paisaje. Inmensas extensiones de Jerusem se conservan en «estado natural», y la grandiosidad de estas regiones sobrepasa por completo la capacidad de la imaginación humana.
46:2.2 (520.7) Hay miles y miles de pequeños lagos, pero ni ríos turbulentos ni extensos océanos. No hay lluvias, ni tormentas, ni ventiscas en ninguno de los mundos arquitectónicos, pero la condensación de la humedad produce una precipitación diaria durante las horas de menor temperatura que acompañan a la recesión de la luz. (El grado de rocío es más elevado en un mundo con tres gases que en un planeta con dos gases como Urantia). La vida física vegetal y el mundo morontial de criaturas vivientes necesitan humedad, pero ésta es ampliamente proporcionada por el sistema de circulación subterráneo que se extiende por toda la esfera e incluso hasta las cumbres mismas de las tierras altas. Este sistema hidráulico no es enteramente subterráneo, pues hay muchos canales que conectan entre sí a los lagos centelleantes de Jerusem.
46:2.3 (520.8) La atmósfera de Jerusem es una mezcla de tres gases. Este aire es muy similar al de Urantia, con la adición de un gas adaptado a la respiración del tipo de vida morontial. Este tercer gas no hace de ninguna manera que el aire sea inadecuado para la respiración de los animales o las plantas de las órdenes materiales.
46:2.4 (521.1) El sistema de transporte está ligado a los torrentes circulatorios por donde se mueven las energías, y estas corrientes energéticas principales están situadas a intervalos de dieciséis kilómetros. Ajustando sus mecanismos físicos, los seres materiales del planeta pueden desplazarse a una velocidad que varía entre trescientos y ochocientos kilómetros por hora. Las aves transportadoras vuelan a unos ciento sesenta kilómetros por hora. Los mecanismos aéreos de los Hijos Materiales viajan a unos ochocientos kilómetros por hora. Los seres materiales y los seres morontiales iniciales deben emplear estos medios mecánicos de transporte, pero las personalidades espirituales se desplazan utilizando su conexión con las fuerzas superiores y las fuentes espirituales de energía.
46:2.5 (521.2) Jerusem y sus mundos asociados están dotados de las diez divisiones normales de vida física, características de las esferas arquitectónicas de Nebadon. Y puesto que la evolución orgánica no existe en Jerusem, no hay formas competitivas de vida, ni lucha por la existencia, ni supervivencia de los más capacitados. Existe más bien una adaptación creativa que presagia la belleza, la armonía y la perfección de los mundos eternos del universo central y divino. Toda esta perfección creativa contiene la mezcla más asombrosa de vida física y de vida morontial, cuyos contrastes son resaltados artísticamente por los artesanos celestiales y sus compañeros.
46:2.6 (521.3) Jerusem es en verdad una anticipación de la gloria y de la grandiosidad paradisiacas. Pero nunca podréis esperar haceros una idea adecuada de estos gloriosos mundos arquitectónicos por medio de tentativas de descripción. Hay tan pocas cosas que se puedan comparar con las cosas de vuestro mundo, y aunque se pudiera, las cosas de Jerusem trascienden tanto a las cosas de Urantia, que la comparación es casi grotesca. Hasta que no lleguéis realmente a Jerusem, difícilmente podréis albergar algo que se parezca a un verdadero concepto de los mundos celestiales, pero no está tan lejos ese momento del futuro en el que vuestra experiencia venidera en la capital del sistema se podrá comparar con vuestra llegada algún día a las esferas educativas más distantes del universo, del superuniverso y de Havona.
46:2.7 (521.4) El sector industrial o de los laboratorios de Jerusem ocupa una extensa superficie, que los urantianos difícilmente reconocerían puesto que no tiene chimeneas humeantes; sin embargo, estos mundos especiales llevan asociada una compleja economía material, y la perfección de sus técnicas mecánicas y de sus logros físicos asombraría, e incluso pasmaría, a vuestros químicos e inventores más experimentados. Haced un alto y considerad que este primer mundo donde os detenéis en vuestro viaje hacia el Paraíso es mucho más material que espiritual. Durante toda vuestra estancia en Jerusem y sus mundos de transición, estáis mucho más cerca de vuestra vida terrestre y sus cosas materiales que de vuestra vida posterior con su existencia espiritual progresiva.
46:2.8 (521.5) El Monte Serafín es la cima más elevada de Jerusem, tiene unos cuatro mil seiscientos metros de altura, y es el punto de partida para todos los serafines transportadores. Se utilizan numerosos desarrollos mecánicos para proporcionar la energía inicial necesaria para escapar de la gravedad planetaria y vencer la resistencia del aire. Un transporte seráfico parte cada tres segundos del tiempo de Urantia durante todo el período diurno y, a veces, hasta mucho después de la recesión de la luz. Los transportadores despegan a unos veinticinco kilómetros estándar por segundo del tiempo de Urantia, y no alcanzan su velocidad normal hasta que no se encuentran a más de dos mil kilómetros de Jerusem.
46:2.9 (521.6) Los transportes llegan al campo de vidrio, al llamado mar de cristal. Alrededor de esta zona se encuentran las estaciones receptoras para las diversas órdenes de seres que atraviesan el espacio mediante el transporte seráfico. Cerca de la estación polar receptora de cristal, destinada a los visitantes estudiantiles, podéis subir al observatorio nacarado y ver el inmenso mapa en relieve de todo el planeta sede.
46:3.1 (522.1) Las transmisiones del superuniverso y del Paraíso-Havona se reciben en Jerusem en coordinación con Salvington y por medio de una técnica en la que está implicado el vidrio polar, el mar de cristal. Además de los recursos para recibir estas comunicaciones procedentes del exterior de Nebadon, hay tres grupos distintos de estaciones receptoras. Estos grupos de estaciones, diferentes pero tricirculares, están adaptados para recibir las transmisiones procedentes de los mundos locales, de la sede de la constelación y de la capital del universo local. Todas estas transmisiones se visualizan automáticamente para que sean perceptibles para todos los tipos de seres presentes en el anfiteatro central de las transmisiones; de todas las ocupaciones de un mortal ascendente en Jerusem, ninguna es más atractiva y absorbente que la de escuchar el torrente sin fin de informes espaciales del universo.
46:3.2 (522.2) Esta estación receptora de transmisiones de Jerusem está rodeada por un enorme anfiteatro construido con materiales centelleantes, en su mayor parte desconocidos en Urantia, y con asientos para más de cinco mil millones de seres — materiales y morontiales — además de alojar a innumerables personalidades espirituales. La diversión favorita de todo Jerusem consiste en pasar su tiempo libre en la estación transmisora para conocer el bienestar y el estado del universo. Es la única actividad planetaria que no disminuye durante la recesión de la luz.
46:3.3 (522.3) Los mensajes de Salvington llegan continuamente a este anfiteatro receptor de transmisiones. Cerca de allí, las palabras de los Altísimos Padres de la Constelación se reciben al menos una vez al día procedentes de Edentia. Las transmisiones regulares y especiales de Uversa se difunden periódicamente a través de Salvington; cuando se reciben los mensajes del Paraíso, toda la población se reúne alrededor del mar de cristal, y los amigos de Uversa añaden el fenómeno de la reflectividad a la técnica de las transmisiones del Paraíso, de manera que todo lo que se escucha se puede ver. A los supervivientes mortales se les proporcionan de esta forma anticipaciones continuas de la belleza y de la grandiosidad progresivas, a medida que viajan en la aventura eterna hacia el interior.
46:3.4 (522.4) La estación emisora de Jerusem está situada en el polo opuesto de la esfera. Todas las transmisiones destinadas a los mundos individuales son enviadas desde las capitales de los sistemas, salvo los mensajes de Miguel, que a veces van directamente a su destino por el circuito de los arcángeles.
46:4.1 (522.5) Grandes partes de Jerusem están destinadas a zonas residenciales, mientras que otras partes de la capital del sistema están dedicadas a las funciones administrativas necesarias que se ocupan de la supervisión de los asuntos de 619 esferas habitadas, 56 mundos de cultura de transición y la capital misma del sistema. En Jerusem y en Nebadon, estas disposiciones están diseñadas como sigue:
46:4.2 (522.6) 1. Los círculos — las zonas residenciales para los no nativos.
46:4.3 (522.7) 2. Los cuadrados — las zonas administrativo-ejecutivas del sistema.
46:4.4 (522.8) 3. Los rectángulos — el lugar de reunión de la vida nativa inferior.
46:4.5 (522.9) 4. Los triángulos — las zonas administrativas locales o de Jerusem.
46:4.6 (522.10) Esta organización de las actividades del sistema en círculos, cuadrados, rectángulos y triángulos es común para todas las capitales sistémicas de Nebadon. En otro universo puede predominar una organización enteramente diferente. Estas cuestiones son determinadas por los diversos planes de los Hijos Creadores.
46:4.7 (523.1) Nuestra narración acerca de estas zonas residenciales y administrativas no tiene en cuenta las inmensas y hermosas propiedades de los Hijos Materiales de Dios, los ciudadanos permanentes de Jerusem, ni tampoco mencionamos otras numerosas órdenes fascinantes de criaturas espirituales y casi espirituales. Por ejemplo: Jerusem disfruta de los servicios eficaces de los espirongas, diseñados para ejercer su actividad en el sistema. Estos seres se dedican a un ministerio espiritual a favor de los residentes y visitantes supermateriales. Forman un grupo maravilloso de seres inteligentes y hermosos que son los servidores de transición de las criaturas morontiales superiores y de los ayudantes morontiales que trabajan para conservar y embellecer todas las creaciones morontiales. Significan para Jerusem lo que las criaturas intermedias significan para Urantia, unos ayudantes intermedios que desempeñan su actividad entre lo material y lo espiritual.
46:4.8 (523.2) Las capitales de los sistemas son únicas, en el sentido de que son los únicos mundos que muestran de una manera casi perfecta las tres fases de la existencia universal: la material, la morontial y la espiritual. Ya seáis una personalidad material, morontial o espiritual, os sentiréis como en casa en Jerusem; así se sienten también los seres combinados tales como las criaturas intermedias y los Hijos Materiales.
46:4.9 (523.3) Jerusem posee grandes edificios de tipo tanto material como morontial, aunque el embellecimiento de las zonas puramente espirituales es no menos exquisito y completo. ¡Si tan sólo tuviera palabras para contaros las contrapartidas morontiales del maravilloso equipamiento físico de Jerusem! ¡Si tan sólo pudiera seguir describiendo la grandiosidad sublime y la exquisita perfección de los detalles espirituales de este mundo sede! Vuestro concepto más imaginativo sobre la perfección de la belleza y la plenitud de los detalles difícilmente se acercaría a este esplendor. Y Jerusem sólo es el primer paso en el camino hacia la perfección celestial de la belleza del Paraíso.
46:5.1 (523.4) Las reservas residenciales asignadas a los grupos principales de vida universal se denominan los círculos de Jerusem. Estos grupos de círculos que se mencionan en estas narraciones son los siguientes:
46:5.2 (523.5) 1. Los círculos de los Hijos de Dios.
46:5.3 (523.6) 2. Los círculos de los ángeles y de los espíritus superiores.
46:5.4 (523.7) 3. Los círculos de los Ayudantes Universales, incluyendo a los hijos trinitizados por las criaturas no asignados a los Hijos Instructores Trinitarios.
46:5.5 (523.8) 4. Los círculos de los Controladores Físicos Maestros.
46:5.6 (523.9) 5. Los círculos de los mortales ascendentes asignados, incluyendo a las criaturas intermedias.
46:5.7 (523.10) 6. Los círculos de las colonias de cortesía.
46:5.8 (523.11) 7. Los círculos del Cuerpo de la Finalidad.
46:5.9 (523.12) Cada uno de estos agrupamientos residenciales consiste en siete círculos concéntricos sucesivamente elevados. Todos están construidos según el mismo estilo, pero tienen tamaños diferentes y están fabricados con materiales distintos. Todos están rodeados por recintos de gran alcance que se elevan hasta formar extensos paseos que envuelven por completo a cada grupo de siete círculos concéntricos.
46:5.10 (524.1) 1. Los círculos de los Hijos de Dios. Aunque los Hijos de Dios poseen un planeta social propio, uno de los mundos de cultura de transición, también ocupan estas extensas zonas en Jerusem. En su mundo de cultura de transición, los ascendentes mortales se mezclan libremente con todas las órdenes de filiación divina. Allí conoceréis personalmente y amaréis a estos Hijos, pero su vida social está en gran parte limitada a este mundo especial y a sus satélites. Sin embargo, en los círculos de Jerusem se puede observar cómo trabajan estos diversos grupos de filiación. Y puesto que la vista morontial tiene un enorme alcance, podréis caminar por los paseos de los Hijos y observar las actividades fascinantes de sus numerosas órdenes.
46:5.11 (524.2) Estos siete círculos de los Hijos son concéntricos y están sucesivamente elevados, de manera que cada uno de los círculos exteriores más grandes domina los círculos interiores más pequeños, estando cada uno de ellos rodeado por un muro que sirve de paseo público. Estos muros están construidos con gemas cristalinas de un brillo centelleante y son tan elevados como para dominar todos los círculos residenciales respectivos. Las numerosas puertas — entre cincuenta y ciento cincuenta mil — que atraviesan cada uno de estos muros están hechas de un solo cristal nacarado.
46:5.12 (524.3) El primer círculo de la zona de los Hijos está ocupado por los Hijos Magistrales y sus estados mayores personales. Aquí están centrados todos los planes y todas las actividades inmediatas relacionadas con los servicios donadores y judiciales de estos Hijos jurídicos. Los Avonales del sistema también se mantienen en contacto con el universo a través de este centro.
46:5.13 (524.4) El segundo círculo está ocupado por los Hijos Instructores Trinitarios. En esta zona sagrada, los Daynales y sus asociados llevan adelante el entrenamiento de los Hijos Instructores primarios recién llegados. En todo este trabajo reciben la hábil ayuda de una división de ciertos coordinados de las Brillantes Estrellas Vespertinas. Los hijos trinitizados por las criaturas ocupan un sector del círculo de los Daynales. Los Hijos Instructores Trinitarios son los que están más cerca de ser los representantes personales del Padre Universal en un sistema local; al menos se trata de seres que tienen su origen en la Trinidad. Este segundo círculo es una zona de extraordinario interés para toda la población de Jerusem.
46:5.14 (524.5) El tercer círculo está dedicado a los Melquisedeks. Aquí residen los jefes sistémicos que supervisan las actividades casi sin fin de estos polifacéticos Hijos. Desde el primer mundo de las mansiones y durante toda la carrera de los mortales ascendentes en Jerusem, los Melquisedeks son sus padres adoptivos y sus consejeros siempre presentes. No sería inoportuno decir que son la influencia dominante en Jerusem, aparte de las actividades en todas partes presentes de los Hijos y las Hijas Materiales.
46:5.15 (524.6) El cuarto círculo es el hogar de los Vorondadeks y de todas las otras órdenes de Hijos visitantes y observadores que no se alojan en otra parte. Los Altísimos Padres de la Constelación establecen su residencia en este círculo durante sus visitas de inspección al sistema local. Los Perfeccionadores de la Sabiduría, los Consejeros Divinos y los Censores Universales residen todos en este círculo cuando están de servicio en el sistema.
46:5.16 (524.7) El quinto círculo es la morada de los Lanonandeks, la orden de filiación de los Soberanos Sistémicos y de los Príncipes Planetarios. Los tres grupos se mezclan en uno solo cuando residen en esta zona. Las reservas del sistema se encuentran en este círculo, mientras que el Soberano del Sistema tiene un templo situado en el centro del grupo de edificios gubernamentales en la colina de la administración.
46:5.17 (524.8) El sexto círculo es el lugar donde viven los Portadores de Vida del sistema. Todas las órdenes de estos Hijos se reúnen aquí, y salen de aquí hacia sus misiones en los mundos.
46:5.18 (524.9) El séptimo círculo es el punto de reunión de los hijos ascendentes, de aquellos mortales asignados que pueden estar trabajando temporalmente en la sede del sistema, junto con sus consortes seráficos. Todos los antiguos mortales con categoría superior a la de ciudadanos de Jerusem e inferior a la de finalitarios se considera que pertenecen al grupo que tiene su sede en este círculo.
46:5.19 (525.1) Estas reservas circulares de los Hijos ocupan una superficie enorme, y hasta hace mil novecientos años había un gran espacio libre en su centro. Esta región central está ocupada ahora por el monumento conmemorativo a Miguel, el cual se terminó hace unos quinientos años. Cuando este templo se inauguró hace cuatrocientos noventa y cinco años, Miguel estuvo presente en persona, y todo Jerusem escuchó la conmovedora historia de la donación del Hijo Maestro en Urantia, el planeta menos importante de Satania. El monumento a Miguel es actualmente el centro de todas las actividades integradas en la dirección del sistema, la cual ha sido modificada a consecuencia de la donación de Miguel, incluyendo la mayor parte de las actividades recientemente trasladadas desde Salvington. El personal del monumento conmemorativo asciende a más de un millón de personalidades.
46:5.20 (525.2) 2. Los círculos de los ángeles. Al igual que la zona residencial de los Hijos, estos círculos de los ángeles constan de siete círculos concéntricos sucesivamente elevados, y cada uno de ellos tiene vista a las zonas interiores.
46:5.21 (525.3) El primer círculo de los ángeles está ocupado por las Personalidades Superiores del Espíritu Infinito que pueden estar estacionadas en el mundo sede — los Mensajeros Solitarios y sus asociados. El segundo círculo está dedicado a las huestes de mensajeros, Asesores Técnicos, compañeros, inspectores y registradores que puedan estar trabajando de vez en cuando en Jerusem. El tercer círculo pertenece a los espíritus ministrantes de las órdenes y las agrupaciones superiores.
46:5.22 (525.4) El cuarto círculo está ocupado por los serafines administradores, y los serafines que sirven en un sistema local como Satania forman una «hueste innumerable de ángeles». El quinto círculo está ocupado por los serafines planetarios, mientras que el sexto es el hogar de los ministros de transición. El séptimo círculo es la esfera donde residen ciertas órdenes no reveladas de serafines. Los registradores de todos estos grupos de ángeles no viven con sus compañeros, estando domiciliados en el templo de los archivos de Jerusem. Todos los registros se conservan por triplicado en esta triple sala de archivos. En la sede de un sistema, los registros se conservan siempre bajo forma material, morontial y espiritual.
46:5.23 (525.5) Estos siete círculos están rodeados por la exposición panorámica de Jerusem, que tiene cinco mil kilómetros estándar de circunferencia, y está dedicada a presentar el estado progresivo de los mundos habitados de Satania; sufre constantes revisiones a fin de que represente realmente las condiciones actualizadas de los planetas individuales. No dudo de que este inmenso paseo que domina los círculos de los ángeles será el primer lugar de interés de Jerusem que atraerá vuestra atención cuando os permitan tener mucho tiempo libre durante vuestras primeras visitas.
46:5.24 (525.6) Estas exposiciones están a cargo de los nativos de Jerusem, pero reciben la ayuda de los ascendentes de los diversos mundos de Satania que se detienen en Jerusem camino de Edentia. La representación de las condiciones planetarias y del progreso de los mundos se lleva a cabo utilizando muchos métodos, algunos de ellos conocidos por vosotros, pero principalmente utilizando técnicas desconocidas en Urantia. Estas exposiciones ocupan el borde exterior de este inmenso muro. El resto del paseo está casi totalmente vacío, pero embellecido de una forma extremadamente magnífica.
46:5.25 (525.7) 3. Los círculos de los Ayudantes Universales tienen situada la sede de las Estrellas Vespertinas en el enorme espacio central. Aquí se encuentra la sede sistémica de Galantia, el jefe asociado de este poderoso grupo de superángeles y el primero en entrar en servicio de todas las Estrellas Vespertinas ascendentes. Aunque se trata de una de las construcciones más recientes, es uno de los sectores administrativos más magníficos de Jerusem. Este centro tiene ochenta kilómetros de diámetro. La sede de Galantia es un cristal fundido monolítico, totalmente transparente. Tanto los seres morontiales como los seres materiales aprecian enormemente estos cristales morontio-materiales. Las Estrellas Vespertinas creadas ejercen su influencia sobre todo Jerusem, pues poseen esos atributos adicionales en su personalidad. Todo este mundo se ha llenado de una fragancia espiritual desde que muchas actividades suyas fueron transferidas aquí desde Salvington.
46:5.26 (526.1) 4. Los círculos de los Controladores Físicos Maestros. Las diversas órdenes de Controladores Físicos Maestros están organizadas concéntricamente alrededor del inmenso templo de poder donde ejerce como presidente el jefe de poder del sistema en asociación con el jefe de los Supervisores del Poder Morontial. Este templo de poder es uno de los dos sectores de Jerusem donde no se permite la presencia de los mortales ascendentes ni de las criaturas intermedias. El otro es el sector de las desmaterializaciones en la zona de los Hijos Materiales, una serie de laboratorios donde los serafines transportadores transforman a los seres materiales en un estado totalmente semejante al de la orden morontial de existencia.
46:5.27 (526.2) 5. Los círculos de los mortales ascendentes. La zona central de los círculos de los mortales ascendentes está ocupada por un grupo de 619 monumentos planetarios que representan a los mundos habitados del sistema, y estas estructuras sufren periódicamente grandes cambios. Los mortales de cada mundo tienen el privilegio de decidir, de vez en cuando, ciertas modificaciones o adiciones a realizar en sus monumentos planetarios. En la actualidad se siguen efectuando muchos cambios en las estructuras que representan a Urantia. El centro de estos 619 templos está ocupado por una maqueta de trabajo de Edentia y de sus numerosos mundos de cultura ascendente. Esta maqueta tiene unos sesenta y cinco kilómetros de diámetro y es una verdadera reproducción del sistema de Edentia, fiel al original en todos sus detalles.
46:5.28 (526.3) Los ascendentes disfrutan sirviendo en Jerusem y se complacen observando las técnicas que utilizan otros grupos. Todo lo que se hace en estos diversos círculos está abierto a la plena observación de todo Jerusem.
46:5.29 (526.4) Las actividades de un mundo como éste son de tres tipos distintos: trabajo, progreso y entretenimiento. Dicho de otra manera: servicio, estudio y distracción. Las actividades compuestas consisten en relaciones sociales, diversiones colectivas y adoración divina. El hecho de mezclarse con grupos distintos de personalidades, con órdenes muy diferentes a la de uno mismo, tiene un gran valor educativo.
46:5.30 (526.5) 6. Los círculos de las colonias de cortesía. Los siete círculos de las colonias de cortesía están adornados con tres estructuras enormes: el vasto observatorio astronómico de Jerusem, la gigantesca galería de arte de Satania y el inmenso salón de actos de los directores de la reversión, el teatro de las actividades morontiales dedicadas al descanso y a la diversión.
46:5.31 (526.6) Los artesanos celestiales dirigen a los espornagias y aportan la multitud de adornos creativos y de monumentos conmemorativos que abundan en cada lugar de reunión pública. Los talleres de estos artesanos figuran entre los más grandes y los más hermosos de todos los edificios incomparables de este mundo maravilloso. Las otras colonias de cortesía tienen unas sedes amplias y hermosas. Muchos de estos edificios están totalmente construidos con gemas cristalinas. Todos los mundos arquitectónicos abundan en cristales y en metales llamados preciosos.
46:5.32 (527.1) 7. Los círculos de los finalitarios tienen una estructura única en su centro. Un templo vacío de este mismo tipo se encuentra en cada mundo sede de todos los sistemas de Nebadon. Este edificio situado en Jerusem lleva el sello de la insignia de Miguel y posee la siguiente inscripción: «No dedicado a la séptima fase del espíritu — a la misión eterna». Gabriel colocó el sello en este templo misterioso, y nadie salvo Miguel puede romper el sello de la soberanía puesto por la Radiante Estrella Matutina. Algún día contemplaréis este templo silencioso, aunque no podáis descubrir su misterio.
46:5.33 (527.2) Otros círculos de Jerusem: Además de estos círculos residenciales, en Jerusem hay numerosas moradas designadas adicionales.
46:6.1 (527.3) Las divisiones ejecutivo-administrativas del sistema están situadas en los inmensos cuadrados departamentales, mil en total. Cada unidad administrativa está dividida en cien subdivisiones de diez subgrupos cada una. Estos mil cuadrados están agrupados en diez grandes divisiones, formando así los diez departamentos administrativos siguientes:
46:6.2 (527.4) 1. Mantenimiento físico y mejoramiento material, el ámbito del poder y de la energía físicos.
46:6.3 (527.5) 2. Arbitraje, ética y juicio administrativo.
46:6.4 (527.6) 3. Asuntos planetarios y locales.
46:6.5 (527.7) 4. Asuntos de la constelación y del universo.
46:6.6 (527.8) 5. Educación y otras actividades de los Melquisedeks.
46:6.7 (527.9) 6. Progreso físico planetario y sistémico, los campos científicos de las actividades de Satania.
46:6.8 (527.10) 7. Asuntos morontiales.
46:6.9 (527.11) 8. Actividades y ética puramente espirituales.
46:6.10 (527.12) 9. Ministerio ascendente.
46:6.11 (527.13) 10. Filosofía del gran universo.
46:6.12 (527.14) Estas estructuras son transparentes; por eso todas las actividades del sistema pueden ser observadas incluso por los visitantes estudiantiles.
46:7.1 (527.15) Los mil rectángulos de Jerusem están ocupados por la vida nativa inferior del planeta sede, y en su centro se encuentra situada la inmensa sede circular de los espornagias.
46:7.2 (527.16) En Jerusem os quedaréis asombrados con los logros agrícolas de los maravillosos espornagias. Allí, la tierra se cultiva principalmente con fines estéticos y decorativos. Los espornagias son los jardineros paisajistas de los mundos sede, y el tratamiento que dan a los espacios abiertos de Jerusem es a la vez original y artístico. Utilizan animales y numerosos dispositivos mecánicos para cultivar el suelo. Son unos expertos en el empleo inteligente de los agentes de poder de sus reinos, así como en la utilización de las numerosas órdenes de hermanos menores suyos pertenecientes a las creaciones animales inferiores, muchos de los cuales les son proporcionados en estos mundos especiales. Esta orden de vida animal está ahora dirigida en gran parte por las criaturas intermedias ascendentes que proceden de las esferas evolutivas.
46:7.3 (528.1) Los espornagias no están habitados por Ajustadores. No poseen almas que sobrevivan, pero disfrutan de una larga vida, a veces hasta llegar a los cuarenta o cincuenta mil años oficiales. Su número es enorme, y aportan su ministerio físico a todas las órdenes de personalidades universales que necesiten un servicio material.
46:7.4 (528.2) Aunque los espornagias no poseen ni desarrollan un alma que sobreviva, aunque no tienen una personalidad, sin embargo desarrollan una individualidad que puede experimentar la reencarnación. Cuando los cuerpos físicos de estas criaturas únicas se deterioran con el paso del tiempo debido al uso y a la edad, sus creadores, en colaboración con los Portadores de Vida, les fabrican unos nuevos cuerpos en los cuales los viejos espornagias vuelven a establecer su residencia.
46:7.5 (528.3) Los espornagias son las únicas criaturas de todo el universo de Nebadon que experimentan este tipo o cualquier otro tipo de reencarnación. Sólo reaccionan a los primeros cinco espíritus ayudantes de la mente; no son sensibles a los espíritus de adoración y de sabiduría. Pero la mente con cinco ayudantes equivale a una totalidad, es decir, al sexto nivel de realidad, y este factor es el que sobrevive como identidad experiencial.
46:7.6 (528.4) Al tratar de describir estas criaturas útiles y poco comunes, carezco por completo de comparaciones, pues en los mundos evolutivos no existen animales que puedan compararse con ellas. No son seres evolutivos, pues fueron proyectados por los Portadores de Vida con su forma y su estado actuales. Son bisexuales y procrean a medida que se necesitan para hacer frente a las necesidades de una población creciente.
46:7.7 (528.5) A las mentes de Urantia quizás yo les pueda sugerir algo mejor acerca de la naturaleza de estas hermosas y útiles criaturas, diciendoles que engloban las características combinadas de un caballo fiel y de un perro afectuoso, y que manifiestan una inteligencia que sobrepasa la de los tipos superiores de chimpancés. Y evaluándolas según los criterios físicos de Urantia, son muy hermosas. Aprecian mucho las atenciones que les manifiestan los residentes materiales y semimateriales de estos mundos arquitectónicos. Tienen una vista que les permite reconocer — además de los seres materiales — las creaciones morontiales, las órdenes angélicas inferiores, las criaturas intermedias y algunas órdenes inferiores de personalidades espirituales. No comprenden la adoración del Infinito, ni tampoco captan la importancia del Eterno, pero, por el afecto que les tienen a sus dueños, participan en las devociones espirituales exteriores de sus reinos.
46:7.8 (528.6) Algunos creen que en una era futura del universo, estos fieles espornagias se liberarán de su nivel de existencia animal y alcanzarán un digno destino evolutivo de crecimiento intelectual progresivo e incluso de logros espirituales.
46:8.1 (528.7) Los asuntos puramente locales y rutinarios de Jerusem están dirigidos desde los cien triángulos. Estas unidades están agrupadas alrededor de las diez maravillosas estructuras que albergan la administración local de Jerusem. Los triángulos están rodeados por una representación panorámica de la historia de la sede sistémica. En la actualidad se encuentran borrados más de dos kilómetros estándar de esta historia circular. Este sector será restaurado cuando Satania sea readmitida en la familia de la constelación. Los decretos de Miguel lo han previsto todo para este acontecimiento, pero el tribunal de los Ancianos de los Días aún no ha terminado de evaluar los asuntos de la rebelión de Lucifer. Satania no puede volver a la plena comunidad de Norlatiadek mientras albergue archirrebeldes, esos elevados seres creados que han caído desde la luz a las tinieblas.
46:8.2 (529.1) Cuando Satania pueda regresar al redil de la constelación, entonces se propondrá para su estudio la readmisión de los mundos aislados en la familia sistémica de planetas habitados, acompañada de su restablecimiento en la comunión espiritual de los reinos. Pero aunque Urantia fuera restablecida en los circuitos del sistema, seguiríais estando en una situación incómoda por el hecho de que todo vuestro sistema permanece en la cuarentena de Norlatiadek, que lo aísla parcialmente de todos los otros sistemas.
46:8.3 (529.2) Pero antes de que transcurra mucho tiempo, el juicio de Lucifer y de sus asociados restablecerá al sistema de Satania en la constelación de Norlatiadek y, posteriormente, Urantia y las otras esferas aisladas serán reintegradas en los circuitos de Satania, y estos mundos disfrutarán de nuevo de los privilegios de las comunicaciones interplanetarias y de la comunión intersistémica.
46:8.4 (529.3) Los rebeldes y la rebelión tendrán un final. Los Gobernantes Supremos son misericordiosos y pacientes, pero la ley relacionada con el mal deliberadamente alimentado se ejecuta de manera universal e infalible. «El pecado se paga con la muerte» — con la aniquilación eterna.
46:8.5 (529.4) [Presentado por un Arcángel de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 47
47:0.1 (530.1) CUANDO el Hijo Creador estuvo en Urantia, habló de las «numerosas mansiones en el universo del Padre». En cierto sentido, los cincuenta y seis mundos que rodean a Jerusem están dedicados a la cultura de transición de los mortales ascendentes, pero los siete satélites del mundo número uno se conocen más expresamente como los mundos de las mansiones.
47:0.2 (530.2) El mismo mundo de transición número uno está dedicado de manera exclusiva y por completo a las actividades ascendentes, y es la sede del cuerpo finalitario destinado en Satania. Este mundo sirve actualmente de sede para más de cien mil compañías de finalitarios, y en cada uno de estos grupos hay mil seres glorificados.
47:0.3 (530.3) Cuando un sistema está establecido en la luz y la vida, a medida que los mundos de las mansiones dejan de servir unos tras otros como lugares para instruir a los mortales, son ocupados por la población finalitaria creciente que se acumula en estos sistemas más antiguos y mucho más perfeccionados.
47:0.4 (530.4) Los siete mundos de las mansiones están a cargo de los supervisores morontiales y de los Melquisedeks. En cada mundo hay un gobernador en funciones que es directamente responsable ante los gobernantes de Jerusem. Los conciliadores de Uversa mantienen una sede en cada mundo de las mansiones, mientras que el punto de reunión local de los Asesores Técnicos se encuentra contiguo a ella. Los directores de la reversión y los artesanos celestiales mantienen una sede colectiva en cada uno de estos mundos. Los espirongas ejercen su actividad desde el mundo de las mansiones número dos en adelante, mientras que los siete, así como los otros planetas de cultura de transición y el mundo sede, están abundantemente provistos de espornagias del tipo normal.
47:1.1 (530.5) Aunque en el mundo de transición número uno sólo residen los finalitarios y ciertos grupos de hijos salvados, así como sus cuidadores, se han tomado disposiciones para albergar a todas las clases de seres espirituales, de mortales de transición y de visitantes estudiantiles. Los espornagias, que ejercen su actividad en todos estos mundos, son los hospitalarios anfitriones de todos los seres que pueden reconocer. Tienen una vaga sensación con respecto a los finalitarios, pero no pueden verlos. Deben considerarlos poco más o menos como vosotros consideráis a los ángeles en vuestro estado físico actual.
47:1.2 (530.6) Aunque el mundo de los finalitarios es una esfera con una belleza física exquisita y un embellecimiento morontial extraordinario, la gran morada espiritual situada en el centro de las actividades, el templo de los finalitarios, no es perceptible sin ayuda para la vista material ni para la vista morontial inicial. Pero los transformadores de la energía son capaces de hacer visibles muchas de estas realidades a los mortales ascendentes, y de vez en cuando así lo hacen, como en los casos de las asambleas por clases de los estudiantes de los mundos de las mansiones en esta esfera cultural.
47:1.3 (531.1) Durante toda vuestra experiencia en los mundos de las mansiones, seréis en cierto modo espiritualmente conscientes de la presencia de vuestros hermanos glorificados que han alcanzado el Paraíso, pero es muy reconfortante percibirlos realmente de vez en cuando mientras ejercen sus actividades en las moradas de su sede. No veréis espontáneamente a los finalitarios hasta que no hayáis adquirido la verdadera visión espiritual.
47:1.4 (531.2) En el primer mundo de las mansiones, todos los supervivientes deben cumplir los requisitos que exige la comisión parental de sus planetas nativos. La comisión actual de Urantia está compuesta por doce parejas parentales, llegadas recientemente, que han pasado por la experiencia humana de criar a tres o más hijos hasta la edad de la pubertad. El servicio en esta comisión es rotativo y sólo se presta generalmente durante diez años. Todos aquellos cuya experiencia parental no logra satisfacer a estos comisionados, deben capacitarse posteriormente sirviendo en los hogares de los Hijos Materiales de Jerusem, o sirviendo en parte en la guardería probatoria del mundo finalitario.
47:1.5 (531.3) Pero sin tener en cuenta su experiencia parental, los padres de los mundos de las mansiones que tienen hijos creciendo en la guardería probatoria reciben todo tipo de oportunidades para colaborar con los guardianes morontiales de dichos niños en lo relacionado con su instrucción y formación. A estos padres se les permite viajar allí para visitarlos hasta cuatro veces al año. Observar a los padres de los mundos de las mansiones abrazar a sus descendientes materiales durante las ocasiones de sus peregrinaciones periódicas al mundo finalitario es una de las escenas más conmovedoramente hermosas de toda la carrera ascendente. Aunque uno de los padres, o los dos, pueden marcharse del mundo de las mansiones antes que el hijo, muy a menudo son contemporáneos durante una temporada.
47:1.6 (531.4) Ningún mortal ascendente puede eludir la experiencia de criar hijos — los suyos o los de otros — ya sea en los mundos materiales, o bien posteriormente en el mundo finalitario o en Jerusem. Los padres deben pasar por esta experiencia esencial tan ciertamente como las madres. La idea que tienen los pueblos modernos de Urantia de que criar a los hijos es una tarea que incumbe principalmente a las madres es una idea errónea y desacertada. Los niños necesitan a su padre tanto como a su madre, y los padres necesitan esta experiencia parental tanto como las madres.
47:2.1 (531.5) Las escuelas receptoras infantiles de Satania están situadas en el mundo finalitario, la primera esfera cultural de transición de Jerusem. Estas escuelas que reciben a los niños son unas empresas dedicadas a criar y educar a los hijos del tiempo, incluyendo a aquellos que han muerto en los mundos evolutivos del espacio antes de haber adquirido su condición de individuos en los registros del universo. En el caso de que uno o los dos padres de ese niño sobrevivan, el guardián del destino delega a su querubín asociado como custodio de la identidad potencial del niño, encargando al querubín la responsabilidad de poner ese alma no desarrollada en las manos de los Educadores de los Mundos de las Mansiones en las guarderías probatorias de los mundos morontiales.
47:2.2 (531.6) Estos mismos querubines abandonados son los que, como Educadores de los Mundos de las Mansiones, y bajo la supervisión de los Melquisedeks, mantienen estas extensas instalaciones educativas para instruir a los pupilos probatorios de los finalitarios. Estos pupilos de los finalitarios, estos hijos de los mortales ascendentes, siempre son personalizados en el estado físico exacto que tenían en el momento de morir, salvo en lo que se refiere a su potencial de reproducción. Este despertar se produce en el momento preciso en que llega uno de sus progenitores al primer mundo de las mansiones. Estos niños reciben entonces, tal como son, todo tipo de oportunidades para elegir el camino celestial, exactamente tal como podrían haber hecho esta elección en los mundos donde la muerte puso fin tan prematuramente a su carrera.
47:2.3 (532.1) En el mundo de la guardería, las criaturas a prueba se encuentran agrupadas según posean o no un Ajustador, pues los Ajustadores vienen a residir en estos niños materiales exactamente igual que en los mundos del tiempo. Los niños que no tienen edad para poseer un Ajustador son cuidados en familias de cinco, desde la edad de un año o menos hasta aproximadamente cinco años, la edad en que llega el Ajustador.
47:2.4 (532.2) Todos los niños de los mundos evolutivos que tienen su Ajustador del Pensamiento, pero que antes de morir no habían hecho su elección sobre la carrera hacia el Paraíso, también son repersonalizados en el mundo finalitario del sistema, donde crecen igualmente dentro de las familias de los Hijos Materiales y sus asociados, como lo hacen aquellos pequeños que llegaron sin Ajustador pero que recibirán posteriormente su Monitor de Misterio después de llegar a la edad necesaria para la elección moral.
47:2.5 (532.3) Los niños y los jóvenes habitados por un Ajustador que viven en el mundo finalitario son criados también en familias de cinco, y sus edades varían entre seis y catorce años; estas familias están compuestas, aproximadamente, por niños que tienen seis, ocho, diez, doce y catorce años. En cualquier momento después de los dieciséis años, si han efectuado su elección final, se trasladan al primer mundo de las mansiones y empiezan su ascensión hacia el Paraíso. Algunos hacen su elección antes de esta edad y van a las esferas de ascensión, pero en los mundos de las mansiones encontraréis muy pocos niños por debajo de los dieciséis años, tal como se calcula la edad según los criterios de Urantia.
47:2.6 (532.4) Los serafines guardianes se ocupan de estos jóvenes en la guardería probatoria del mundo finalitario exactamente de la misma manera que aportan su ministerio espiritual a los mortales en los planetas evolutivos, mientras que los fieles espornagias atienden sus necesidades físicas. Y estos niños crecen así en el mundo de transición hasta el momento en que efectúan su elección final.
47:2.7 (532.5) Cuando la vida material ha terminado su curso, si no han elegido la vida ascendente, o si estos hijos del tiempo han decidido definitivamente estar en contra de la aventura de Havona, la muerte pone fin automáticamente a su carrera de prueba. Estos casos no necesitan juicio; no existe resurrección para esta segunda muerte. Simplemente se vuelven como si no hubieran existido.
47:2.8 (532.6) Pero si eligen el camino paradisiaco de la perfección, se les prepara inmediatamente para trasladarlos al primer mundo de las mansiones, donde muchos de ellos llegan a tiempo para reunirse con sus padres en la ascensión hacia Havona. Después de pasar por Havona y de llegar hasta las Deidades, estas almas salvadas de origen mortal componen la ciudadanía ascendente permanente del Paraíso. Estos niños que han sido privados de la valiosa y esencial experiencia evolutiva en los mundos donde nacen los mortales no son enrolados en el Cuerpo de la Finalidad.
47:3.1 (532.7) En los mundos de las mansiones, los supervivientes mortales resucitados reanudan su vida exactamente donde la dejaron cuando la muerte les sorprendió. Cuando vayáis desde Urantia al primer mundo de las mansiones, notaréis un cambio considerable, pero si vinierais de una esfera del tiempo más normal y progresiva, apenas notaríais la diferencia salvo por el hecho de que poseéis un cuerpo diferente; el tabernáculo de carne y hueso ha sido dejado atrás en el mundo de nacimiento.
47:3.2 (532.8) El verdadero centro de todas las actividades del primer mundo de las mansiones es la sala de resurrección, el enorme templo donde se ensamblan las personalidades. Esta estructura gigantesca es el punto de reunión central de los guardianes seráficos del destino, los Ajustadores del Pensamiento y los arcángeles de la resurrección. Los Portadores de Vida también trabajan con estos seres celestiales para resucitar a los muertos.
47:3.3 (533.1) Las transcripciones de la mente mortal y las configuraciones activas de la memoria de la criatura, tal como han sido transformadas desde los niveles materiales a los niveles espirituales, son propiedad individual de los Ajustadores del Pensamiento separados; estos factores espiritualizados de la mente, la memoria y la personalidad de la criatura forman parte para siempre de esos Ajustadores. La matriz mental de la criatura y los potenciales pasivos de su identidad están presentes en el alma morontial confiada al cuidado de los guardianes seráficos del destino. La reunión del alma morontial confiada a los serafines y de la mente espiritual confiada al Ajustador es lo que reensambla la personalidad de la criatura y constituye la resurrección de un superviviente dormido.
47:3.4 (533.2) Si una personalidad transitoria de origen mortal no fuera nunca reensamblada de esta manera, los elementos espirituales de la criatura mortal no sobreviviente continuarían para siempre formando parte integrante de la dotación experiencial individual de su antiguo Ajustador interior.
47:3.5 (533.3) Desde el Templo de la Vida Nueva se extienden siete alas radiales, las salas de resurrección de las razas mortales. Cada una de estas estructuras está dedicada a ensamblar a una de las siete razas del tiempo. Cada una de estas siete alas contiene cien mil cámaras personales de resurrección, las cuales terminan en las salas circulares de ensamblaje por clases, que sirven como cámaras para despertar a no menos de un millón de individuos. Estas salas están rodeadas por las cámaras donde se ensambla la personalidad de las razas mezcladas de los mundos postadámicos normales. Cualquiera que sea la técnica que se pueda emplear en los mundos individuales del tiempo en los momentos de las resurrecciones especiales o dispensacionales, el verdadero reensamblaje consciente de una personalidad real y completa tiene lugar en las salas de resurrección de la mansonia número uno. Durante toda la eternidad recordaréis las profundas impresiones que habrá causado en vuestra memoria el haber presenciado por primera vez estas mañanas de resurrección.
47:3.6 (533.4) Desde las salas de resurrección os trasladáis al sector Melquisedek, donde os asignan una residencia permanente. Luego disponéis de diez días de libertad personal. Sois libres de explorar los alrededores inmediatos de vuestro nuevo hogar y de familiarizaros con el programa inminente que os espera. También tendréis tiempo para satisfacer vuestro deseo de consultar el registro y de visitar a vuestros seres queridos y a otros amigos terrestres que puedan haberos precedido en estos mundos. Al final de este período de diez días de tiempo libre empezáis la segunda etapa del viaje hacia el Paraíso, pues los mundos de las mansiones son auténticas esferas de formación, y no simplemente unos planetas donde os detenéis.
47:3.7 (533.5) En el mundo de las mansiones número uno (o en otro, en caso de poseer un estado más avanzado) reanudaréis vuestra educación intelectual y vuestro desarrollo espiritual en el nivel exacto en que fueron interrumpidos por la muerte. Entre el momento de la muerte planetaria, o traslado, y la resurrección en el mundo de las mansiones, el hombre mortal no gana absolutamente nada, aparte de experimentar el hecho de la supervivencia. Allí empezáis exactamente donde lo dejasteis aquí.
47:3.8 (533.6) Casi toda la experiencia en el mundo de las mansiones número uno está relacionada con la corrección de las deficiencias. Los supervivientes que llegan a esta primera esfera de detención presentan tantos y tan variados defectos en su carácter como criaturas y tantas deficiencias en su experiencia humana, que las actividades principales del reino consisten en corregir y curar estos múltiples legados de la vida en la carne en los mundos evolutivos materiales del tiempo y del espacio.
47:3.9 (534.1) La estancia en el mundo de las mansiones número uno está destinada a desarrollar a los supervivientes mortales al menos hasta el nivel de la dispensación postadámica de los mundos evolutivos normales. Espiritualmente, los estudiantes del mundo de las mansiones están por supuesto muy por encima de ese nivel de simple desarrollo humano.
47:3.10 (534.2) Si no tenéis que permanecer en el mundo de las mansiones número uno, al cabo de diez días entraréis en el sueño de traslado y os dirigiréis al mundo número dos, y después avanzaréis así cada diez días hasta que lleguéis al mundo de vuestro destino.
47:3.11 (534.3) El centro de los siete círculos principales de la administración del primer mundo de las mansiones está ocupado por el templo de los Compañeros Morontiales, los guías personales asignados a los mortales ascendentes. Estos compañeros son la progenie del Espíritu Madre del universo local, y hay varios millones de ellos en los mundos morontiales de Satania. Aparte de aquellos que están asignados como compañeros de grupo, tendréis mucho que ver con los intérpretes y traductores, los guardianes de los edificios y los supervisores de las excursiones. Todos estos compañeros cooperan activamente con aquellos que tienen que ver con el desarrollo de los factores mentales y espirituales de vuestra personalidad dentro del cuerpo morontial.
47:3.12 (534.4) Cuando empezáis en el primer mundo de las mansiones, un Compañero Morontial es asignado a cada compañía de mil mortales ascendentes, pero encontraréis cantidades mayores a medida que progreséis por las siete esferas de las mansiones. Estos seres hermosos y polifacéticos son unos asociados sociables y unos guías encantadores. Son libres de acompañar a los individuos o a los grupos escogidos a cualquiera de las esferas culturales de transición, incluídos sus mundos satélites. Son los guías de las excursiones y los asociados recreativos de todos los mortales ascendentes. A menudo acompañan a los grupos supervivientes en sus visitas periódicas a Jerusem, y en cualquier momento de vuestra estancia allí, podéis ir al sector de los registros de la capital del sistema y encontraros con los mortales ascendentes de los siete mundos de las mansiones, puesto que éstos viajan libremente de aquí para allá entre sus moradas residenciales y la sede del sistema.
47:4.1 (534.5) En esta esfera es donde os instaláis más plenamente en la vida de las mansonias. Las agrupaciones de la vida morontial empiezan a tomar forma; los grupos de trabajo y las organizaciones sociales empiezan a funcionar, las comunidades alcanzan sus proporciones normales, y los mortales que progresan dan origen a nuevas órdenes sociales y a nuevas disposiciones gubernamentales.
47:4.2 (534.6) Los supervivientes fusionados con el Espíritu ocupan los mundos de las mansiones junto con los mortales ascendentes fusionados con el Ajustador. Aunque las diversas órdenes de vida celestial son diferentes, todas son amistosas y fraternales. En ninguno de los mundos ascendentes encontraréis nada que se parezca a la intolerancia humana y a las discriminaciones de los sistemas desconsiderados de las castas.
47:4.3 (534.7) A medida que ascendáis los mundos de las mansiones uno tras otro, los encontraréis más abarrotados con las actividades morontiales de los supervivientes que progresan. A medida que avancéis reconoceréis que los mundos de las mansiones contienen cada vez más características de Jerusem. El mar de cristal hace su aparición en la segunda mansonia.
47:4.4 (534.8) Cada vez que avancéis de un mundo de las mansiones a otro, adquirís un cuerpo morontial recién desarrollado y adecuadamente adaptado. Os dormís para el transporte seráfico y os despertáis en las salas de resurrección con el nuevo cuerpo sin desarrollar, de manera muy parecida a cuando llegasteis por primera vez al mundo de las mansiones número uno, salvo que el Ajustador del Pensamiento no os deja durante estos sueños de tránsito entre los mundos de las mansiones. Una vez que habéis pasado desde los mundos evolutivos al mundo inicial de las mansiones, vuestra personalidad permanece intacta.
47:4.5 (535.1) A medida que ascendéis por la vida morontial, vuestra memoria custodiada por el Ajustador permanece totalmente intacta. Aquellas asociaciones mentales que eran puramente animales y totalmente materiales perecieron de manera natural con el cerebro físico, pero todas las cosas valiosas de vuestra vida mental que tenían un valor de supervivencia fueron duplicadas por el Ajustador y se conservan como parte de la memoria personal durante toda la carrera ascendente. Tendréis conciencia de todas vuestras experiencias valiosas a medida que avancéis de un mundo de las mansiones a otro y de una sección del universo a otra — incluso hasta el Paraíso.
47:4.6 (535.2) Aunque tenéis un cuerpo morontial, continuáis comiendo, bebiendo y descansando a lo largo de todos estos siete mundos. Tomáis los alimentos de tipo morontial, un reino de energía viviente desconocido en los mundos materiales. El cuerpo morontial utiliza plenamente tanto la comida como el agua, pero no hay desechos residuales. Deteneos a pensar: la mansonia número uno es una esfera muy material que presenta los comienzos iniciales del régimen morontial. Sois todavía casi humanos y no estáis muy alejados de los puntos de vista limitados de la vida mortal, pero cada mundo revela un progreso definido. De esfera en esfera os volvéis menos materiales, más intelectuales y un poco más espirituales. De estos siete mundos progresivos, el progreso espiritual es mayor en los tres últimos.
47:4.7 (535.3) Las deficiencias biológicas fueron ampliamente compensadas en el primer mundo de las mansiones. Allí, los defectos de la experiencia planetaria relacionados con la vida sexual, la asociación familiar y la función parental fueron corregidos o bien se hicieron proyectos para su rectificación futura dentro de las familias de los Hijos Materiales en Jerusem.
47:4.8 (535.4) La mansonia número dos asegura más específicamente la eliminación de todas las fases de los conflictos intelectuales y la curación de la falta de armonía mental en todas sus variedades. El esfuerzo que empezó en el primer mundo de las mansiones por dominar el significado de la mota morontial continúa aquí con más intensidad. El desarrollo que se alcanza en la mansonia número dos es comparable con el nivel intelectual de la cultura posterior al Hijo Magistral en los mundos evolutivos ideales.
47:5.1 (535.5) La tercera mansonia es la sede de los Educadores de los Mundos de las Mansiones. Aunque ejercen su actividad en las siete esferas de las mansiones, mantienen su sede colectiva en el centro de los círculos académicos del mundo número tres. Hay millones de estos instructores en los mundos de las mansiones y en los mundos morontiales superiores. Estos querubines avanzados y glorificados sirven como educadores morontiales a lo largo de todos los mundos de las mansiones hasta la última esfera de educación ascendente del universo local. Se encontrarán entre los últimos en deciros un afectuoso adiós cuando se acerque el momento de la despedida, el momento en que diréis adiós — al menos durante algunas eras — al universo de vuestro origen, cuando os enserafinéis para el traslado a los mundos receptores del sector menor del superuniverso.
47:5.2 (535.6) Durante vuestra estancia en el primer mundo de las mansiones, tendréis permiso para visitar el primer mundo de transición, la sede de los finalitarios y la guardería probatoria del sistema donde se cría a los niños evolutivos no desarrollados. Cuando lleguéis a la mansonia número dos, recibiréis permiso para visitar periódicamente el mundo de transición número dos, donde están situadas la sede de la supervisión morontial para toda Satania y las escuelas educativas para las diversas órdenes morontiales. Cuando lleguéis al mundo de las mansiones número tres, os concederán inmediatamente un permiso para visitar la tercera esfera de transición, sede de las órdenes angélicas y centro de sus diversas escuelas educativas en el sistema. Las visitas desde este mundo a Jerusem son cada vez más beneficiosas y tienen un interés creciente para los mortales que progresan.
47:5.3 (536.1) La tercera mansonia es un mundo de grandes logros personales y sociales para todos aquellos que no han experimentado el equivalente de estos círculos de cultura antes de ser liberados de la carne en sus mundos de nacimiento como mortales. En esta esfera empieza un trabajo educativo más positivo. La formación en los dos primeros mundos de las mansiones es principalmente de naturaleza negativa — compensar deficiencias — en el sentido de que consiste en completar la experiencia de la vida en la carne. En este tercer mundo de las mansiones, los supervivientes empiezan realmente su cultura morontial progresiva. El propósito principal de esta educación consiste en aumentar la comprensión de la correlación entre la mota morontial y la lógica de los mortales, la coordinación de la mota morontial con la filosofía humana. Ahora, los mortales supervivientes llegan a comprender bien, en la práctica, la verdadera metafísica. Es la auténtica introducción a la comprensión inteligente de los significados cósmicos y de las interrelaciones universales. La cultura del tercer mundo de las mansiones comparte la naturaleza de la época posterior a la donación de un Hijo en un planeta habitado normal.
47:6.1 (536.2) Cuando llegáis al cuarto mundo de las mansiones, ya estáis bien introducidos en la carrera morontial; habéis efectuado un largo camino de progreso desde vuestra existencia material inicial. Ahora se os concede permiso para visitar el mundo de transición número cuatro y os familiaricéis allí con la sede y las escuelas formativas de los superángeles, incluyendo a las Brillantes Estrellas Vespertinas. Gracias a los buenos oficios de estos superángeles del cuarto mundo de transición, los visitantes morontiales pueden acercarse mucho a las diversas órdenes de Hijos de Dios durante sus visitas periódicas a Jerusem, ya que a los mortales que progresan se les van abriendo gradualmente nuevos sectores de la capital del sistema a medida que visitan repetidamente el mundo sede. Nuevas grandiosidades se van desplegando progresivamente para las mentes en expansión de estos ascendentes.
47:6.2 (536.3) En la cuarta mansonia, el ascendente individual encuentra más apropiadamente su lugar en el trabajo de grupo y en las actividades de clase de la vida morontial. Los ascendentes desarrollan aquí una mayor apreciación de las transmisiones y de otras fases de la cultura y del progreso del universo local.
47:6.3 (536.4) Durante el período de formación en el mundo número cuatro es cuando los mortales ascendentes son iniciados realmente por primera vez en las exigencias y los encantos de la verdadera vida social de las criaturas morontiales. Para las criaturas evolutivas es en verdad una nueva experiencia participar en unas actividades sociales que no están basadas ni en el engrandecimiento personal ni en la conquista egoísta. Se os introduce en un nuevo orden social, un orden basado en la simpatía comprensiva del aprecio mutuo, el amor desinteresado de servirse mutuamente, y la motivación dominante de llevar a cabo un destino común y supremo — la meta paradisiaca de la perfección adoradora y divina. Todos los ascendentes se vuelven conscientes de conocer a Dios, de revelar a Dios, de buscar a Dios y de encontrar a Dios.
47:6.4 (536.5) La cultura intelectual y social de este cuarto mundo de las mansiones se puede comparar con la vida mental y social de la época posterior al Hijo Instructor en los planetas que tienen una evolución normal. El nivel espiritual es mucho más avanzado que el de esa dispensación mortal.
47:7.1 (537.1) El transporte al quinto mundo de las mansiones representa un enorme paso hacia adelante en la vida de un progresor morontial. La experiencia en este mundo es una verdadera anticipación de la vida en Jerusem. Aquí empezáis a daros cuenta del elevado destino de los mundos evolutivos leales, puesto que pueden progresar normalmente hasta este estado durante su desarrollo planetario natural. La cultura de este mundo de las mansiones corresponde en general a la de la era inicial de luz y de vida en los planetas cuyo progreso evolutivo es normal. Esto os permitirá comprender por qué está planeado que los tipos de seres sumamente cultos y progresivos, que a veces habitan en esos mundos evolutivos avanzados, estén exentos de pasar por una o más, o incluso por todas las esferas de las mansiones.
47:7.2 (537.2) Como habéis dominado el idioma del universo local antes de dejar el cuarto mundo de las mansiones, ahora dedicáis más tiempo a perfeccionar la lengua de Uversa con el objeto de que podáis ser unos expertos en los dos idiomas antes de llegar a Jerusem con la categoría de residentes. Todos los mortales ascendentes son bilingües desde la sede del sistema hasta Havona. Y allí sólo es necesario ampliar el vocabulario del superuniverso, necesitándose aún una ampliación adicional para residir en el Paraíso.
47:7.3 (537.3) Después de llegar a la mansonia número cinco, el peregrino recibe permiso para visitar el mundo de transición correspondiente a este número, la sede de los Hijos. Aquí, el mortal ascendente se familiariza personalmente con los diversos grupos de filiación divina. Ha oído hablar de estos seres magníficos y ya los ha encontrado en Jerusem, pero ahora llega a conocerlos realmente.
47:7.4 (537.4) En la quinta mansonia empezáis a aprender cosas sobre los mundos de estudio de la constelación. Aquí encontráis al primero de los instructores que empieza a prepararos para vuestra estancia posterior en la constelación. Esta preparación continúa en los mundos seis y siete, mientras que los toques finales se dan en el sector de los mortales ascendentes situado en Jerusem.
47:7.5 (537.5) En la mansonia número cinco se produce un verdadero nacimiento de la conciencia cósmica. Estáis llegando a tener una mentalidad universal. Éste es en verdad un período de expansión de los horizontes. La mente en expansión de los mortales ascendentes empieza a darse cuenta de que un destino prodigioso y magnífico, un destino celestial y divino, espera a todos aquellos que terminan la ascensión progresiva al Paraíso, la cual ha empezado tan laboriosamente pero de una manera tan alegre y favorable. Aproximadamente en este punto, el ascendente mortal de tipo medio empieza a manifestar un auténtico entusiasmo experiencial por la ascensión a Havona. El estudio se vuelve voluntario, el servicio desinteresado, natural, y la adoración, espontánea. Está brotando un verdadero carácter morontial; se está desarrollando una verdadera criatura morontial.
47:8.1 (537.6) Los que residen en esta esfera tienen permiso para visitar el mundo de transición número seis, donde aprenden más cosas sobre los espíritus elevados del superuniverso, aunque no sean capaces de ver a muchos de estos seres celestiales. Aquí reciben también sus primeras lecciones relacionadas con la carrera espiritual futura que empieza inmediatamente después de graduarse en la educación morontial del universo local.
47:8.2 (537.7) El Soberano asistente del Sistema visita con frecuencia este mundo, y aquí empieza la instrucción inicial en la técnica de la administración del universo. Ahora se imparten las primeras lecciones que abarcan los asuntos de un universo entero.
47:8.3 (538.1) Es una era brillante para los mortales ascendentes, la cual presencia generalmente la fusión perfecta entre la mente humana y el Ajustador divino. Esta fusión puede haberse producido en potencia anteriormente, pero muchas veces la identidad válida real no se consigue hasta el momento en que se reside en el quinto mundo de las mansiones o incluso en el sexto.
47:8.4 (538.2) El llamamiento seráfico del superángel supervisor encargado de los supervivientes resucitados y del arcángel autorizado encargado de aquellos que van a juicio al tercer día señala la unión del alma inmortal evolutiva con el Ajustador eterno y divino; luego, en presencia de los asociados morontiales de dicho superviviente, estos mensajeros confirmatorios dicen: «Éste es un hijo amado en quien me siento muy complacido». Esta sencilla ceremonia marca la entrada de un mortal ascendente en la carrera eterna del servicio paradisiaco.
47:8.5 (538.3) Inmediatamente después de confirmarse la fusión con el Ajustador, el nuevo ser morontial es presentado por primera vez a sus compañeros con su nuevo nombre, y se le conceden cuarenta días de retiro espiritual de todas las actividades rutinarias para comulgar consigo mismo, escoger una de las rutas optativas para dirigirse a Havona, y elegir entre las técnicas diferenciales existentes para alcanzar el Paraíso.
47:8.6 (538.4) Pero estos seres brillantes son todavía más o menos materiales; están lejos de ser verdaderos espíritus; espiritualmente hablando, se parecen más a unos seres supermortales, todavía un poco inferiores a los ángeles. Pero se están convirtiendo realmente en unas criaturas maravillosas.
47:8.7 (538.5) Durante la estancia en el mundo número seis, los estudiantes de este mundo de las mansiones consiguen un estado comparable al del elevado desarrollo que caracteriza a aquellos mundos evolutivos que han progresado normalmente más allá de la etapa inicial de luz y de vida. La organización de la sociedad en esta mansonia es de un orden elevado. La sombra de la naturaleza mortal disminuye cada vez más a medida que estos mundos se ascienden uno tras otro. Os volvéis cada vez más encantadores a medida que dejáis atrás los burdos vestigios de vuestro origen animal planetario. «Ascender a base de grandes tribulaciones» sirve para hacer que los mortales glorificados sean muy buenos y comprensivos, muy compasivos y tolerantes.
47:9.1 (538.6) La experiencia en esta esfera es el logro que corona la carrera que sigue de inmediato a la muerte. Durante vuestra estancia aquí recibiréis la enseñanza de muchos educadores, y todos cooperarán en la tarea de prepararos para residir en Jerusem. Cualquier diferencia discernible entre aquellos mortales procedentes de los mundos aislados y retrasados y aquellos supervivientes que provienen de las esferas más avanzadas e iluminadas es prácticamente eliminada durante la estancia en el séptimo mundo de las mansiones. Aquí seréis purificados de todos los restos de una herencia desafortunada, de un entorno malsano y de las tendencias planetarias no espirituales. Los últimos restos de la «marca de la bestia» son erradicados aquí.
47:9.2 (538.7) Mientras se reside en la mansonia número siete, se concede permiso para visitar el mundo de transición número siete, el mundo del Padre Universal. Aquí empezáis una nueva adoración más espiritual del Padre invisible, una costumbre que practicaréis cada vez más durante toda vuestra larga carrera ascendente. En este mundo de cultura de transición encontráis el templo del Padre, pero no veis al Padre.
47:9.3 (538.8) Ahora empieza la formación de las clases con el fin de graduarse para residir en Jerusem. Habéis ido de mundo en mundo como individuos, pero ahora os preparáis para partir en grupo hacia Jerusem, aunque, dentro de ciertos límites, un ascendente puede elegir quedarse en el séptimo mundo de las mansiones con el fin de esperar la llegada de un miembro rezagado de su grupo de trabajo terrestre o mansoniano.
47:9.4 (539.1) El personal de la séptima mansonia se reúne en el mar de cristal para presenciar vuestra partida hacia Jerusem con la categoría de residentes. Podéis haber visitado Jerusem cientos o miles de veces, pero siempre como invitados; nunca antes os habíais dirigido hacia la capital del sistema en compañía de un grupo de compañeros vuestros que se despedían eternamente como mortales ascendentes de toda la carrera en las mansonias. Pronto seréis acogidos en el campo de recepción del mundo sede como ciudadanos de Jerusem.
47:9.5 (539.2) Disfrutaréis mucho progresando a través de los siete mundos desmaterializantes; son unas esferas donde os volvéis realmente menos mortales. En el primer mundo de las mansiones sois principalmente humanos, simplemente un ser mortal menos su cuerpo material, una mente humana alojada en una forma morontial — un cuerpo material del mundo morontial, pero no un tabernáculo mortal de carne y hueso. Pasáis realmente del estado mortal al estado inmortal en el momento de fusionar con el Ajustador, y cuando hayáis terminado vuestra carrera en Jerusem, seréis unos morontianos plenamente desarrollados.
47:10.1 (539.3) La recepción de una nueva clase de graduados de los mundos de las mansiones es la señal que espera todo Jerusem para reunirse como comité de bienvenida. Incluso los espornagias disfrutan con la llegada de estos ascendentes triunfantes de origen evolutivo, que han participado en la carrera planetaria y han terminado su progresión en los mundos de las mansiones. Únicamente los controladores físicos y los Supervisores del Poder Morontial están ausentes en estas ocasiones de regocijo.
47:10.2 (539.4) Juan el Revelador tuvo una visión de la llegada de una clase de mortales que avanzaban desde el séptimo mundo de las mansiones hasta su primer cielo, hasta las glorias de Jerusem. Dejó escrito: «Y vi como un mar de cristal mezclado con fuego; y a aquellos que habían logrado vencer a la bestia que al principio estaba en ellos y en la imagen que subsistía a través de los mundos de las mansiones y finalmente en la última marca y huella, que se hallaban en el mar de cristal, con las arpas de Dios, y cantando la canción de la liberación del temor y de la muerte humanos». (A todos estos mundos llegan las comunicaciones perfeccionadas del espacio; y estas comunicaciones las podéis recibir en cualquier parte si lleváis el «arpa de Dios», un aparato morontial que compensa la incapacidad para adaptar directamente el mecanismo sensorial morontial inmaduro a la recepción de las comunicaciones espaciales).
47:10.3 (539.5) Pablo también tuvo una visión del cuerpo de ciudadanos ascendentes de mortales en vías de perfeccionarse en Jerusem, pues escribió: «Pero habéis llegado hasta el Monte Sión y hasta la ciudad del Dios vivo, la Jerusalén celestial, y hasta una innumerable compañía de ángeles, hasta la gran asamblea de Miguel, y hasta los espíritus de los hombres justos que se han hecho perfectos».
47:10.4 (539.6) Después de que los mortales han conseguido la residencia en la sede del sistema, ya no experimentarán más resurrecciones literales. La forma morontial que se os concede al dejar la carrera de los mundos de las mansiones es tal que os acompañará hasta el final de vuestra experiencia en el universo local. De vez en cuando se efectuarán cambios, pero conservaréis esta misma forma hasta que os despidáis de ella cuando emerjáis como espíritus de la primera fase antes de ser transportados a los mundos de cultura ascendente y de formación espiritual del superuniverso.
47:10.5 (540.1) Aquellos mortales que pasan por toda la carrera de las mansonias experimentan siete veces el sueño de ajuste y el despertar de la resurrección. Pero la última sala de resurrección, la cámara del despertar definitivo, fue dejada atrás en el séptimo mundo de las mansiones. Los cambios de forma ya no volverán a necesitar la pérdida de la conciencia o una interrupción en la continuidad de la memoria personal.
47:10.6 (540.2) La personalidad mortal que dio comienzo en los mundos evolutivos metida en un tabernáculo de carne — habitada por un Monitor de Misterio e investida del Espíritu de la Verdad — no se moviliza, realiza y unifica plenamente hasta el día en que este ciudadano de Jerusem recibe permiso para ir a Edentia y es proclamado como un verdadero miembro del cuerpo morontial de Nebadon — un superviviente inmortal asociado con su Ajustador, un ascendente al Paraíso, una personalidad con categoría morontial y un verdadero hijo de los Altísimos.
47:10.7 (540.3) La muerte física es una técnica para escapar de la vida material en la carne; y la experiencia de la vida progresiva en las mansonias a través de siete mundos de formación correctora y de educación cultural representa la entrada de los supervivientes mortales en la carrera morontial, la vida de transición que media entre la existencia material evolutiva y los logros espirituales superiores de los ascendentes del tiempo que están destinados a alcanzar las puertas de la eternidad.
47:10.8 (540.4) [Patrocinado por una Brillante Estrella Vespertina.]
El libro de Urantia
Documento 48
48:0.1 (541.1) LOS Dioses no pueden transformar, mediante un acto misterioso de magia creativa, a una criatura de naturaleza animal ordinaria en un espíritu perfeccionado — al menos no lo hacen. Cuando los Creadores desean dar nacimiento a unos seres perfectos, lo hacen mediante una creación directa y original, pero nunca emprenden el convertir en una sola etapa a las criaturas materiales de origen animal en unos seres de perfección.
48:0.2 (541.2) La vida morontial, que se extiende como lo hace a lo largo de la diversas fases de la carrera en el universo local, es el único acceso posible por el que los mortales materiales pueden alcanzar el umbral del mundo espiritual. ¿Qué tipo de magia podría tener la muerte, la disolución natural del cuerpo material, para que este simple paso transformara instantáneamente a la mente mortal y material en un espíritu inmortal y perfeccionado? Estas creencias no son más que supersticiones ignorantes y fábulas agradables.
48:0.3 (541.3) Esta transición morontial siempre media entre el estado mortal y el estado espiritual posterior de los seres humanos supervivientes. Este estado intermedio de progreso en el universo difiere notablemente en las diversas creaciones locales, pero todas son en la práctica bastante similares. La organización de los mundos de las mansiones y de los mundos morontiales superiores en Nebadon es bastante típica de los regímenes morontiales de transición de esta parte de Orvonton.
48:1.1 (541.4) Los reinos morontiales son las esferas del universo local que enlazan los niveles materiales y los niveles espirituales de existencia de las criaturas. Esta vida morontial se ha conocido en Urantia desde los primeros tiempos del Príncipe Planetario. Este estado de transición se ha enseñado de vez en cuando a los mortales, y el concepto ha encontrado su sitio de manera desvirtuada en las religiones de hoy en día.
48:1.2 (541.5) Las esferas morontiales son las fases de transición de la ascensión de los mortales a través de los mundos de progreso del universo local. Los siete mundos que rodean a la esfera finalitaria de los sistemas locales son los únicos que se llaman mundos de las mansiones, pero las cincuenta y seis moradas sistémicas de transición, junto con las esferas superiores que están alrededor de las sedes de las constelaciones y del universo, se llaman mundos morontiales. Estas creaciones comparten la belleza física y la grandiosidad morontial de las esferas sede del universo local.
48:1.3 (541.6) Todos estos mundos son esferas arquitectónicas y tienen exactamente el doble de elementos que los planetas evolutivos. Estos mundos hechos por encargo no solamente abundan en metales pesados y en cristales, pues tienen cien elementos físicos, sino que también poseen exactamente cien formas de una organización energética única llamada materia morontial. Los Controladores Físicos Maestros y los Supervisores del Poder Morontial son capaces de modificar la rotación de las unidades primarias de la materia y de transformar al mismo tiempo estas asociaciones energéticas de tal manera que pueden crear esta nueva sustancia.
48:1.4 (542.1) La vida morontial inicial en los sistemas locales se parece mucho a la de vuestro mundo material actual, volviéndose menos física y más verdaderamente morontial en los mundos de estudio de la constelación. Y cuando lleguéis a las esferas de Salvington, alcanzaréis unos niveles espirituales cada vez más elevados.
48:1.5 (542.2) Los Supervisores del Poder Morontial son capaces de efectuar una unión de las energías materiales y espirituales, organizando así una forma de materialización morontial que es receptiva a la superposición de un espíritu que la controle. Cuando atravesáis la vida morontial de Nebadon, estos mismos pacientes y hábiles Supervisores del Poder Morontial os proporcionarán sucesivamente 570 cuerpos morontiales, y cada uno de ellos representará una fase de vuestra transformación progresiva. Desde el momento en que dejáis los mundos materiales hasta que os convertís en espíritus de la primera fase en Salvington, pasaréis exactamente por 570 cambios morontiales distintos y ascendentes. Ocho de ellos se producen en el sistema, setenta y uno en la constelación y 491 durante la estancia en las esferas de Salvington.
48:1.6 (542.3) Durante los años que vivís en la carne mortal, el espíritu divino reside en vosotros casi como una cosa aparte — en realidad, el espíritu otorgado por el Padre Universal invade al hombre. Pero en la vida morontial, el espíritu se convertirá en una parte real de vuestra personalidad, y a medida que paséis sucesivamente por las 570 transformaciones progresivas, ascenderéis desde el estado material al estado espiritual de vida de las criaturas.
48:1.7 (542.4) Pablo conocía la existencia de los mundos morontiales y la realidad de la materia morontial, pues escribió: «Tienen en el cielo una sustancia mejor y más duradera». Y estos materiales morontiales son reales, tangibles, como en «la ciudad que tiene cimientos, cuyo constructor y hacedor es Dios». Y cada una de estas esferas maravillosas es «un país mejor, es decir, un país celestial».
48:2.1 (542.5) Estos seres únicos se ocupan exclusivamente de supervisar aquellas actividades que representan una combinación válida de las energías espirituales y físicas o semimateriales. Se dedican exclusivamente al ministerio de la progresión morontial. No es que ayuden mucho a los mortales durante la experiencia de transición, sino que más bien hacen posible el entorno de transición a las criaturas morontiales que progresan. Son los canales de poder morontial que sostienen y energizan las fases morontiales de los mundos de transición.
48:2.2 (542.6) Los Supervisores del Poder Morontial son la progenie del Espíritu Madre del universo local. Son diseñados de manera bastante uniforme, aunque su naturaleza difiere ligeramente en las diversas creaciones locales. Son creados para su tarea específica y no necesitan ninguna formación antes de asumir sus responsabilidades.
48:2.3 (542.7) En un universo local, la creación de los primeros Supervisores del Poder Morontial se efectúa al mismo tiempo que llega el primer superviviente mortal a las orillas de uno de los primeros mundos de las mansiones. Son creados en grupos de mil y están clasificados como sigue:
48:2.4 (542.8) 1. 400Reguladores de Circuitos.
48:2.5 (542.9) 2. 200Coordinadores de Sistemas.
48:2.6 (542.10) 3. 100Guardianes Planetarios.
48:2.7 (543.1) 4. 100Controladores Combinados.
48:2.8 (543.2) 5. 100Estabilizadores de Enlaces.
48:2.9 (543.3) 6. 50Clasificadores Selectivos.
48:2.10 (543.4) 7. 50Registradores Asociados.
48:2.11 (543.5) Los supervisores del poder siempre sirven en su universo nativo. Son dirigidos exclusivamente por la actividad espiritual conjunta del Hijo del Universo y del Espíritu del Universo, pero forman por lo demás un grupo totalmente autónomo. Mantienen una sede en cada primer mundo de las mansiones de los sistemas locales, donde trabajan en estrecha asociación con los controladores físicos y los serafines, pero ejercen su actividad en un mundo propio cuando se trata de la manifestación de la energía y de la aplicación del espíritu.
48:2.12 (543.6) A veces trabajan también en los mundos evolutivos, en conexión con los fenómenos supermateriales, como ministros destinados allí temporalmente. Pero raras veces sirven en los planetas habitados; y tampoco trabajan en los mundos educativos superiores del superuniverso, estando dedicados principalmente al régimen de transición de la progresión morontial de un universo local.
48:2.13 (543.7) 1. Los Reguladores de los Circuitos. Son los seres sin igual que coordinan la energía física y espiritual y regulan su flujo en los canales separados de las esferas morontiales, y estos circuitos son exclusivamente planetarios, estando limitados a un solo mundo. Los circuitos morontiales son distintos de los circuitos tanto físicos como espirituales de los mundos de transición, pero adicionales a ellos, y se necesitan millones de reguladores de este tipo para energizar incluso un sistema de mundos de las mansiones como el de Satania.
48:2.14 (543.8) Los reguladores de los circuitos introducen en las energías materiales aquellos cambios que las dejan sometidas al control y a la regulación de sus asociados. Estos seres son generadores morontiales de poder así como reguladores de circuitos. Al igual que una dinamo genera aparentemente electricidad de la atmósfera, estas dinamos morontiales vivientes parecen transformar las energías omnipresentes del espacio en aquellos materiales que los supervisores morontiales tejen en los cuerpos y en las actividades vitales de los mortales ascendentes.
48:2.15 (543.9) 2. Los Coordinadores de los Sistemas. Puesto que cada mundo morontial posee un tipo distinto de energía morontial, a los humanos les resulta extremadamente difícil visualizar estas esferas. Pero en cada esfera sucesiva de transición, los mortales encontrarán que la vida vegetal y todo lo demás relacionado con la existencia morontial están progresivamente modificados para corresponderse con la espiritualización creciente de los supervivientes ascendentes. Y puesto que el sistema energético de cada mundo está individualizado de esta manera, estos coordinadores trabajan para armonizar y combinar estos diferentes sistemas de poder en una unidad de trabajo para las esferas asociadas de un grupo determinado.
48:2.16 (543.10) Los mortales ascendentes progresan gradualmente de lo físico a lo espiritual a medida que avanzan de un mundo morontial a otro; de ahí la necesidad de proporcionarles una escala ascendente de esferas morontiales y una escala ascendente de formas morontiales.
48:2.17 (543.11) Cuando los ascendentes de los mundos de las mansiones pasan de una esfera a otra, los serafines transportadores los entregan a los receptores de los coordinadores sistémicos en el mundo más avanzado. Aquí, en estos templos sin igual situados en el centro de las setenta alas radiantes donde se encuentran las cámaras de transición similares a las salas de resurrección del mundo inicial que recibe a los mortales de origen terrestre, los coordinadores sistémicos efectúan hábilmente los cambios necesarios en la forma de las criaturas. Se necesitan unos siete días del tiempo oficial para llevar a cabo estos cambios iniciales en la forma morontial.
48:2.18 (544.1) 3. Los Guardianes Planetarios. Cada mundo morontial, desde las esferas de las mansiones hasta la sede del universo, está custodiado — en lo que se refiere a los asuntos morontiales — por setenta guardianes. Forman el consejo planetario local provisto de una autoridad morontial suprema. Este consejo concede el material para las formas morontiales de todas las criaturas ascendentes que aterrizan en las esferas, y autoriza los cambios en la forma de las criaturas que permiten a un ascendente pasar a la esfera siguiente. Después de haber atravesado los mundos de las mansiones, os trasladaréis de una fase de la vida morontial a otra sin tener que perder la conciencia. La inconciencia sólo acompaña a las primeras metamorfosis y a las transiciones posteriores de un universo a otro y de Havona al Paraíso.
48:2.19 (544.2) 4. Los Controladores Combinados. En el centro de cada unidad administrativa de un mundo morontial siempre está estacionado uno de estos seres extremadamente maquinales. Un controlador combinado es sensible a las energías físicas, espirituales y morontiales, y funciona con ellas; y con este ser siempre están asociados dos coordinadores de sistemas, cuatro reguladores de circuitos, un guardián planetario, un estabilizador de enlaces y, o bien un registrador asociado o un clasificador selectivo.
48:2.20 (544.3) 5. Los Estabilizadores de Enlaces. Son los reguladores de la energía morontial en asociación con las fuerzas físicas y espirituales del reino. Hacen posible la conversión de la energía morontial en materia morontial. Toda la organización morontial de la existencia depende de los estabilizadores. Disminuyen la rotación de las energías hasta el punto en que pueden volverse físicas. Pero no dispongo de términos con los que poder comparar o ilustrar el ministerio de estos seres. Sobrepasa por completo la imaginación humana.
48:2.21 (544.4) 6. Los Clasificadores Selectivos. A medida que progresáis de una clase o fase de un mundo morontial a otro, tenéis que ser reafinados o sintonizados con vuestro avance, y los clasificadores selectivos tienen la tarea de manteneros en sincronización progresiva con la vida morontial.
48:2.22 (544.5) Aunque las formas básicas de la vida y de la materia morontiales son idénticas desde el primer mundo de las mansiones hasta la última esfera de transición del universo, existe una progresión funcional que se extiende gradualmente desde lo material hasta lo espiritual. Vuestra adaptación a esta creación básicamente uniforme, pero cada vez más avanzada y espiritualizada, se efectúa mediante esta resintonización selectiva. Este ajuste en el mecanismo de la personalidad equivale a una nueva creación, a pesar de que conserváis la misma forma morontial.
48:2.23 (544.6) Podéis someteros repetidas veces a las pruebas de estos examinadores, y en cuanto reflejéis un logro espiritual adecuado, certificarán con mucho gusto que podéis pasar a una posición más avanzada. Estos cambios progresivos tienen como resultado reacciones diferentes al entorno morontial, tales como modificaciones en las necesidades alimenticias y en otras numerosas prácticas personales.
48:2.24 (544.7) Los clasificadores selectivos realizan también un gran servicio agrupando a las personalidades morontiales a efectos de estudio, enseñanza y otros proyectos. Indican de forma natural cuáles son los seres que trabajarán mejor en asociación temporal.
48:2.25 (544.8) 7. Los Registradores Asociados. El mundo morontial posee sus propios registradores, los cuales sirven en asociación con los registradores espirituales en la tarea de supervisar y custodiar los archivos y otros datos autóctonos de las creaciones morontiales. Los archivos morontiales están a la disposición de todas las órdenes de personalidades.
48:2.26 (545.1) Todos los reinos morontiales de transición son accesibles de la misma manera a los seres materiales y espirituales. Como progresores morontiales, permaneceréis en pleno contacto con el mundo material y con las personalidades materiales, mientras que discerniréis y fraternizaréis cada vez más con los seres espirituales; y en el momento de despediros del régimen morontial, habréis visto a todas las órdenes de espíritus, a excepción de algunos tipos superiores tales como los Mensajeros Solitarios.
48:3.1 (545.2) Estos anfitriones de los mundos de las mansiones y de los mundos morontiales son la progenie del Espíritu Madre de un universo local. Son creados de era en era en grupos de cien mil, y en Nebadon hay actualmente más de setenta mil millones de estos seres excepcionales.
48:3.2 (545.3) Los Compañeros Morontiales son entrenados para el servicio por los Melquisedeks en un planeta especial cerca de Salvington; no pasan por las escuelas centrales de los Melquisedeks. Su servicio se extiende desde los mundos de las mansiones más humildes de los sistemas hasta las esferas de estudio superiores de Salvington, pero raras veces se les encuentra en los mundos habitados. Sirven bajo la supervisión general de los Hijos de Dios y bajo la dirección inmediata de los Melquisedeks.
48:3.3 (545.4) Los Compañeros Morontiales mantienen diez mil sedes en un universo local — en cada primer mundo de las mansiones de los sistemas locales. Son una orden casi enteramente autónoma y forman, en general, un grupo de seres inteligentes y leales; pero de vez en cuando, en conexión con ciertos disturbios celestiales desafortunados, se ha sabido que se han descarriado. Durante los tiempos de la rebelión de Lucifer en Satania se perdieron miles de estas útiles criaturas. Vuestro sistema local posee ahora su contingente completo de estos seres, pues las pérdidas debidas a la rebelión de Lucifer sólo se han compensado recientemente.
48:3.4 (545.5) Hay dos tipos distintos de Compañeros Morontiales; un tipo es dinámico y el otro reservado, pero por lo demás su estatus es equivalente. No son criaturas sexuadas, pero manifiestan un afecto conmovedoramente hermoso el uno por el otro. Aunque no llegan a cohabitar en el sentido material (humano), son parientes muy cercanos de las razas humanas en la orden de existencia de las criaturas. Las criaturas intermedias de los mundos son vuestros parientes más cercanos; luego vienen los querubines morontiales y después de ellos los Compañeros Morontiales.
48:3.5 (545.6) Estos compañeros son unos seres conmovedoramente afectuosos y encantadoramente sociales. Poseen personalidades diferentes, y cuando los conozcáis en los mundos de las mansiones, después de aprender a reconocerlos como clase, pronto discerniréis su individualidad. Todos los mortales se parecen unos a otros; y al mismo tiempo, cada uno de vosotros posee una personalidad distinta y reconocible.
48:3.6 (545.7) Se puede obtener una idea de la naturaleza del trabajo de estos Compañeros Morontiales partiendo de la siguiente clasificación de sus actividades en un sistema local:
48:3.7 (545.8) 1. Los Guardianes de los Peregrinos no tienen asignada una tarea específica en su asociación con los progresores morontiales. Estos compañeros son los responsables de toda la carrera morontial y son, por consiguiente, los que coordinan el trabajo de todos los otros ministros morontiales y de transición.
48:3.8 (546.1) 2. Los Receptores de los Peregrinos y los Asociadores Libres. Son los compañeros sociales de los que acaban de llegar a los mundos de las mansiones. Uno de ellos estará ciertamente allí para daros la bienvenida cuando os despertéis del primer sueño de tránsito del tiempo en el mundo inicial de las mansiones, cuando experimentéis la resurrección a la vida morontial después de la muerte en la carne. Y desde el momento en que seáis debidamente recibidos así cuando os despertéis hasta el día en que dejéis el universo local como espíritus de la primera fase, estos Compañeros Morontiales estarán siempre con vosotros.
48:3.9 (546.2) Los compañeros no son asignados de forma permanente a los individuos. Un mortal ascendente que esté en uno de los mundos de las mansiones o en un mundo superior puede tener un compañero diferente en cada una de las diversas ocasiones sucesivas, y por otra parte puede pasar largos períodos de tiempo sin ninguno. Todo dependerá de las necesidades y también de la oferta de compañeros disponibles.
48:3.10 (546.3) 3. Los Anfitriones de los Visitantes Celestiales. Estas amables criaturas se dedican a entretener a los grupos superhumanos de visitantes estudiantiles y a otros seres celestiales que pueden encontrarse en los mundos de transición. Tendréis amplias ocasiones de visitar cualquier reino que hayáis alcanzado por experiencia. Los visitantes estudiantiles tienen permiso para ir a todos los planetas habitados, incluidos aquellos que están aislados.
48:3.11 (546.4) 4. Los Coordinadores y los Directores de Enlace. Estos compañeros se dedican a facilitar las relaciones morontiales y a impedir las confusiones. Son los instructores de la conducta social y del progreso morontial, patrocinando clases y otras actividades de grupo entre los mortales ascendentes. Mantienen amplias zonas donde reúnen a sus alumnos y, de vez en cuando, solicitan a los artesanos celestiales y a los directores de la reversión que embellezcan sus programas. A medida que progreséis entraréis en contacto íntimo con estos compañeros, y os encariñaréis profundamente con los dos grupos. Estaréis asociados al azar con un compañero o bien de tipo dinámico o bien de tipo reservado.
48:3.12 (546.5) 5. Los Intérpretes y los Traductores. Durante vuestra carrera inicial en las mansonias, tendréis que recurrir con frecuencia a los intérpretes y traductores. Éstos conocen y hablan todas las lenguas de un universo local; son los lingüistas de los reinos.
48:3.13 (546.6) Los nuevos idiomas no los adquiriréis de manera automática; allí aprenderéis un idioma de forma muy similar a como lo hacéis aquí, y estos seres brillantes serán vuestros profesores de idiomas. El primer estudio en los mundos de las mansiones será la lengua de Satania y luego el idioma de Nebadon. Y mientras domináis estas nuevas lenguas, los Compañeros Morontiales serán vuestros intérpretes eficaces y vuestros pacientes traductores. En ninguno de estos mundos encontraréis nunca a un visitante a quien no pueda servir de intérprete algún Compañero Morontial.
48:3.14 (546.7) 6. Los Supervisores de las Excursiones y de la Reversión. Estos compañeros os acompañarán durante los viajes más largos a la esfera sede y a los mundos de cultura de transición que la rodean. Planifican, dirigen y supervisan todas estas giras individuales y colectivas alrededor de los mundos formativos y culturales del sistema.
48:3.15 (546.8) 7. Los Guardianes de las Superficies y de los Edificios. Incluso las estructuras materiales y morontiales crecen en perfección y en grandiosidad a medida que avanzáis en la carrera de las mansonias. Como individuos y como grupos, tenéis permiso para efectuar ciertos cambios en las moradas asignadas como domicilios para vuestra estancia en los diferentes mundos de las mansiones. Muchas actividades de estas esferas tienen lugar en los recintos abiertos de los círculos, cuadrados y triángulos diversamente indicados. La mayoría de las estructuras de los mundos de las mansiones no tienen techo, tratándose de unos recintos con una construcción magnífica y un embellecimiento exquisito. Las condiciones climáticas y las otras condiciones físicas que predominan en los mundos arquitectónicos hacen que los techos sean totalmente innecesarios.
48:3.16 (547.1) Estos guardianes de las fases de transición de la vida ascendente gestionan de forma suprema los asuntos morontiales. Fueron creados para este trabajo, y hasta que el Ser Supremo no se convierta en un hecho, seguirán siendo siempre Compañeros Morontiales; nunca realizan otras funciones.
48:3.17 (547.2) A medida que los sistemas y los universos se establecen en la luz y la vida, los mundos de las mansiones dejan gradualmente de funcionar como esferas de transición de formación morontial. Los finalitarios establecen cada vez más su nuevo régimen educativo, que parece estar diseñado para trasladar la conciencia cósmica desde el nivel actual del gran universo al de los futuros universos exteriores. Los Compañeros Morontiales están destinados a trabajar cada vez más en asociación con los finalitarios y en otros numerosos reinos no revelados actualmente en Urantia.
48:3.18 (547.3) Podéis prever que estos seres probablemente contribuirán mucho a que disfrutéis de los mundos de las mansiones, que vuestra estancia allí sea corta o larga. Y continuaréis disfrutando de ellos durante todo el camino hasta Salvington. No son técnicamente esenciales para ninguna parte de vuestra experiencia de supervivencia. Podríais alcanzar Salvington sin ellos, pero los echaríais mucho de menos. Constituyen un lujo para la personalidad en vuestra carrera ascendente en el universo local.
48:4.1 (547.4) La risa alegre y el equivalente de la sonrisa son tan universales como la música. Existe un equivalente morontial y espiritual de la alegría y de la risa. La vida ascendente está dividida casi por igual entre el trabajo y la diversión — la ausencia de obligaciones.
48:4.2 (547.5) Las distracciones celestiales y el humor superhumano son totalmente diferentes a sus análogos humanos, pero todos nos entregamos de hecho a una forma de los dos; en nuestro estado, hacen realmente por nosotros casi lo que el humor ideal es capaz de hacer por vosotros en Urantia. Los Compañeros Morontiales son unos hábiles patrocinadores de la diversión, y los directores de la reversión los apoyan con mucha habilidad.
48:4.3 (547.6) Tal vez comprenderíais mejor el trabajo de los directores de la reversión si los comparáramos con los tipos superiores de humoristas de Urantia, aunque ésta sería una manera extremadamente burda, y un poco desacertada, de intentar transmitiros una idea de la actividad de estos directores del cambio y de la distracción, de estos ministros del humor elevado de los reinos morontiales y espirituales.
48:4.4 (547.7) Al hablar del humor espiritual, dejadme deciros en primer lugar aquello que no es. La broma espiritual nunca tiene el matiz de acentuar las desgracias de los débiles o de los equivocados. Nunca es tampoco una blasfemia contra la rectitud y la gloria de la divinidad. Nuestro humor abarca tres niveles generales de apreciación:
48:4.5 (547.8) 1. Las bromas reminiscentes. Las ocurrencias derivadas de los recuerdos de los episodios pasados de nuestra experiencia llena de combates, de luchas, a veces de temores, y a menudo de ridículas ansiedades infantiles. Para nosotros, esta fase del humor procede de la capacidad profundamente arraigada y permanente de recurrir al pasado para buscar los recuerdos con los que sazonar de manera agradable las pesadas cargas del presente y aliviarlas de otras maneras.
48:4.6 (548.1) 2. El humor corriente. La insensatez de muchas cosas que nos causan tan a menudo graves preocupaciones, la alegría de descubrir la insignificancia de una gran parte de nuestras graves ansiedades personales. Apreciamos mucho mejor esta fase del humor cuando somos más capaces de disminuir las ansiedades del presente en favor de las certezas del futuro.
48:4.7 (548.2) 3. La alegría profética. A los mortales quizás les resulte difícil imaginar esta fase del humor, pero obtenemos una satisfacción particular de la seguridad de que «todas las cosas trabajan juntas para el bien» — para los espíritus y los seres morontiales, así como para los mortales. Este aspecto del humor celestial surge de nuestra fe en los cuidados amorosos de nuestros superiores y en la estabilidad divina de nuestros Directores Supremos.
48:4.8 (548.3) Pero los directores de la reversión de los reinos no se ocupan exclusivamente de describir el humor elevado de las diversas órdenes de seres inteligentes; también se dedican a dirigir las diversiones, las distracciones espirituales y el entretenimiento morontial. En este terreno cuentan con la cooperación cordial de los artesanos celestiales.
48:4.9 (548.4) Los mismos directores de la reversión no son un grupo creado; son un cuerpo reclutado que engloba a unos seres que van desde los nativos de Havona, pasando por las huestes de mensajeros del espacio y los espíritus ministrantes del tiempo, hasta los progresores morontiales de los mundos evolutivos. Todos son voluntarios, y se dedican a la tarea de ayudar a sus compañeros a conseguir cambiar de pensamiento y descansar la mente, pues estas actitudes son muy útiles para recuperar las energías agotadas.
48:4.10 (548.5) Cuando se está parcialmente agotado por los esfuerzos para conseguir los objetivos, y mientras se espera recibir nuevas cargas de energía, existe un agradable placer en revivir los actos de otros tiempos y de otras eras. Esrelajante recordar las experiencias iniciales de la raza o de la orden. Y ésta es exactamente la razón por la que estos artistas se llaman directores de la reversión — ayudan a que la memoria regrese a un antiguo estado de desarrollo o a una condición en la que el ser tenía menos experiencia.
48:4.11 (548.6) Todos los seres disfrutan de este tipo de reversión salvo aquellos que son Creadores intrínsecos, de ahí que rejuvenezcan de forma automática, y ciertos tipos de criaturas sumamente especializadas tales como los centros del poder y los controladores físicos, cuyas reacciones son siempre y eternamente totalmente prácticas. Estos alivios periódicos de la tensión de los deberes funcionales forman parte habitual de la vida en todos los mundos de todo el universo de universos, pero no en la Isla del Paraíso. Los seres autóctonos de la morada central son incapaces de agotarse, y por tanto no tienen necesidad de recargarse de energía. Para estos seres dotados de la perfección eterna del Paraíso no puede haber este tipo de reversión a las experiencias evolutivas.
48:4.12 (548.7) La mayoría de nosotros nos hemos elevado desde los estados inferiores de existencia o a través de los niveles progresivos de nuestras órdenes, y recordar ciertos episodios de nuestra experiencia inicial es reconfortante y, en cierto modo, divertido. Es relajante contemplar aquello que pertenece al pasado de nuestra propia orden, y que subsiste como recuerdo en poder de la mente. El futuro significa lucha y progreso; representa trabajo, esfuerzos y logros; pero el pasado tiene el sabor de las cosas ya dominadas y conseguidas; la contemplación del pasado permite relajarse y analizarlo de manera tan despreocupada como para provocar la risa espiritual y un estado mental morontial que raya en la alegría.
48:4.13 (548.8) Incluso el humor humano se vuelve muy cordial cuando describe episodios que afectan a aquellos que están un poco por debajo de nuestro estado de desarrollo actual, o cuando presenta a nuestros supuestos superiores cayendo víctimas de las experiencias generalmente asociadas a los supuestos inferiores. Vosotros, los de Urantia, habéis permitido que muchas cosas que son al mismo tiempo crueles y vulgares se confundan con vuestro humor, pero en general, se os puede felicitar por vuestro sentido relativamente agudo del humor. Algunas razas vuestras poseen una rica vena de humor que las ayuda considerablemente en sus carreras terrenales. Al parecer, una gran parte del humor lo habéis recibido de vuestra herencia adámica, mucho más de lo que habéis obtenido tanto en música como en arte.
48:4.14 (549.1) Durante los períodos de entretenimiento, durante esos períodos en que los habitantes del sistema resucitan de manera refrescante los recuerdos de un estado inferior de existencia, toda Satania se edifica con el humor agradable de un cuerpo de directores de la reversión procedente de Urantia. El sentido del humor celestial nos acompaña siempre, incluso cuando estamos ocupados en la más difícil de las misiones. Ayuda a evitar que la noción de nuestra propia importancia se desarrolle con exceso. Pero no le damos rienda suelta libremente, no «lo pasamos bien», como diríais vosotros, salvo cuando estamos apartados de las serias tareas de nuestras órdenes respectivas.
48:4.15 (549.2) Cuando sentimos la tentación de exagerar nuestra propia importancia, si nos detenemos a contemplar la infinidad de la grandeza y de la nobleza de nuestros Hacedores, nuestra propia glorificación se vuelve supremamente ridícula, rayando incluso en lo humorístico. Una de las funciones del humor es la de ayudarnos a todos a tomarnos menos en serio. El humor es el antídoto divinocontra la exaltación del ego.
48:4.16 (549.3) La necesidad de distraerse y de divertirse por medio del humor es mayor en aquellas órdenes de seres ascendentes que están sometidas a una tensión continua en sus luchas por elevarse. Los dos extremos de la vida tienen poca necesidad de diversiones humorísticas. Los hombres primitivos no tienen capacidad para ellas, y los seres perfectos del Paraíso no las necesitan. Las huestes de Havona son por naturaleza un conjunto alegre y animado de personalidades supremamente felices. En el Paraíso, la calidad de la adoración obvia la necesidad de las actividades de reversión. Pero para aquellos que empiezan su carrera muy por debajo de la meta de la perfección paradisiaca, hay mucho sitio para el ministerio de los directores de la reversión.
48:4.17 (549.4) Cuanto más elevada es la especie humana, mayor es la tensión y mayor es la capacidad para el humor, así como la necesidad de recurrir a él. En el mundo espiritual es cierto lo contrario: cuanto más ascendemos, menos necesitamos las diversiones de las experiencias de la reversión. Pero cuando se desciende la escala de la vida espiritual desde el Paraíso hasta las huestes seráficas, existe una necesidad creciente de la misión de la risa y del ministerio de la diversión. Los seres que más necesitan la acción refrescante de la reversión periódica al estado intelectual de sus experiencias anteriores son los tipos superiores de las especies humanas, los morontianos, los ángeles y los Hijos Materiales, junto con todos los tipos similares de personalidades.
48:4.18 (549.5) El humor debería funcionar como una válvula automática de seguridad para impedir la acumulación de las presiones excesivas debidas a la monotonía de la contemplación seria y continua de sí mismo, asociada a la intensa lucha por el progreso para desarrollarse y por alcanzar noblemente los objetivos. El humor también funciona para disminuir el choque del impacto inesperado de los hechos o de la verdad, de los hechos rígidos e inflexibles y de la verdad flexible y siempre viva. La personalidad mortal, que nunca está segura de lo próximo que se va a encontrar, capta rápidamente a través del humor — ve la cuestión y consigue perspicacia — la naturaleza inesperada de la situación, ya se trate de un hecho o de una verdad.
48:4.19 (549.6) Aunque el humor de Urantia es extremadamente rudimentario y muy poco artístico, cumple una valiosa finalidad como seguro de salud y como liberador de las presiones emocionales, impidiendo así las tensiones nerviosas perjudiciales y la contemplación demasiado seria de sí mismo. El humor y el entretenimiento — la distracción — nunca son las reacciones de un esfuerzo progresivo; siempre son los ecos de una mirada hacia atrás, una reminiscencia del pasado. Incluso tal como sois actualmente en Urantia, siempre encontráis rejuvenecedor el poder suspender durante un corto período de tiempo el empleo de los esfuerzos intelectuales nuevos y más intensos, y volver a las ocupaciones más simples de vuestros antepasados.
48:4.20 (550.1) Los principios de la vida recreativa urantiana son filosóficamente válidos y continúan aplicándose durante toda vuestra vida ascendente, a través de los circuitos de Havona hasta las orillas eternas del Paraíso. Como seres ascendentes, poseéis los recuerdos personales de todas vuestras existencias anteriores e inferiores, y sin estos recuerdos que vuestra identidad tiene del pasado no existiría ninguna base para el humor del presente, ya se trate de la risa de los mortales o de la alegría morontial. Este recuerdo de las experiencias pasadas es el que proporciona la base para la diversión y el regocijo del presente. Así pues, disfrutaréis de los equivalentes celestiales de vuestro humor terrestre durante todo el camino ascendente de vuestra carrera morontial, y luego de vuestra carrera cada vez más espiritual. Y esa parte de Dios (el Ajustador) que se convierte en una parte eterna de la personalidad de un mortal ascendente aporta las notas de la divinidad a las expresiones gozosas, e incluso a la risa espiritual, de las criaturas ascendentes del tiempo y del espacio.
48:5.1 (550.2) Los Educadores de los Mundos de las Mansiones son un cuerpo de querubines y de sanobines abandonados pero glorificados. Cuando un peregrino del tiempo avanza desde un mundo de prueba del espacio hasta los mundos de las mansiones y los mundos asociados de formación morontial, va acompañado de su serafín personal o colectivo, el guardián del destino. En los mundos de la existencia mortal, el serafín recibe la hábil ayuda de los querubines y los sanobines; pero cuando su pupilo mortal es liberado de las cadenas de la carne y emprende la carrera ascendente, cuando empieza la vida postmaterial o morontial, el serafín acompañante ya no tiene necesidad del servicio de sus antiguos lugartenientes, el querubín y el sanobín.
48:5.2 (550.3) Estos ayudantes abandonados de los serafines ministrantes son convocados con frecuencia a la sede del universo, donde pasan por el abrazo íntimo del Espíritu Madre del Universo, y luego salen hacia las esferas formativas del sistema como Educadores de los Mundos de las Mansiones. Estos instructores visitan a menudo los mundos materiales y ejercen su actividad desde los mundos de las mansiones más inferiores hasta las esferas educativas más superiores asociadas a la sede del universo. Pueden regresar por su propia iniciativa a su antiguo trabajo asociativo con los serafines ministrantes.
48:5.3 (550.4) Hay millones y millones de estos educadores en Satania, y su número aumenta constantemente porque, en la mayoría de los casos, cuando un serafín avanza hacia el interior con un mortal fusionado con el Ajustador, deja atrás a un querubín y a un sanobín.
48:5.4 (550.5) Los Educadores de los Mundos de las Mansiones, al igual que la mayoría de los otros instructores, son nombrados por los Melquisedeks. Están generalmente supervisados por los Compañeros Morontiales, pero como individuos y como educadores se encuentran bajo la supervisión de los jefes en funciones de las escuelas o esferas donde ejercen como instructores.
48:5.5 (550.6) Estos querubines ascendidos trabajan habitualmente en parejas, tal como lo hacían cuando estaban vinculados al serafín. Están por naturaleza muy cerca del tipo morontial de existencia, son los educadores inherentemente comprensivos de los mortales ascendentes y dirigen muy eficazmente el programa de los mundos de las mansiones y del sistema educativo morontial.
48:5.6 (551.1) En las escuelas de la vida morontial, estos educadores se ocupan de enseñar a los individuos, los grupos, las clases y las masas. En los mundos de las mansiones, estas escuelas están organizadas en tres grupos generales de cien divisiones cada uno: las escuelas de pensamiento, las escuelas de sentimiento y las escuelas de acción. Cuando llegáis a la constelación se añaden las escuelas de ética, las escuelas de administración y las escuelas de adaptación social. En los mundos sede del universo entraréis en las escuelas de filosofía, de divinidad y de espiritualidad pura.
48:5.7 (551.2) Aquellas cosas que podríais haber aprendido en la Tierra, pero que no lograsteis aprender, deben ser adquiridas bajo la tutela de estos fieles y pacientes educadores. No existen caminos reales, ni atajos ni senderos fáciles para alcanzar el Paraíso. Independientemente de las variaciones individuales de itinerario, domináis las lecciones de una esfera antes de pasar a otra; al menos esto es así una vez que habéis dejado vuestro mundo de nacimiento.
48:5.8 (551.3) Uno de los objetivos de la carrera morontial consiste en erradicar de manera permanente en los supervivientes mortales aquellas características rudimentarias animales tales como la postergación, la ambigüedad, la falta de sinceridad, el eludir los problemas, la injusticia y la búsqueda de la facilidad. La vida en las mansonias enseña muy pronto a los jóvenes alumnos morontiales que posponer no significa en ningún sentido evitar. Después de la vida en la carne, ya no se dispone del factor tiempo como técnica para esquivar las situaciones o para evitar las obligaciones desagradables.
48:5.9 (551.4) Los Educadores de los Mundos de las Mansiones empiezan a servir en las esferas de detención más inferiores, y luego avanzan, por medio de la experiencia, a través de las esferas educativas del sistema y de la constelación hasta los mundos formativos de Salvington. No están sometidos a ninguna disciplina especial ni antes ni después de ser abrazados por el Espíritu Madre del Universo. Ya han sido entrenados para su trabajo mientras servían como asociados seráficos en los mundos nativos de sus alumnos que ahora residen en los mundos de las mansiones. Han tenido una experiencia efectiva con estos mortales progresivos en los mundos habitados. Son unos educadores prácticos y compasivos, unos instructores sabios y comprensivos, unos guías capaces y eficaces. Están totalmente familiarizados con los planes ascendentes y poseen una gran experiencia en las fases iniciales de la carrera de progresión.
48:5.10 (551.5) Muchos de estos educadores más antiguos, aquellos que han servido durante mucho tiempo en los mundos del circuito de Salvington, son abrazados de nuevo por el Espíritu Madre del Universo, y estos querubines y sanobines surgen de este segundo abrazo con la categoría de serafines.
48:6.1 (551.6) Aunque todas las órdenes de ángeles, desde los ayudantes planetarios hasta los serafines supremos, sirven en los mundos morontiales, los ministros de transición son los que están asignados con más exclusividad a estas actividades. Estos ángeles pertenecen a la sexta orden de servidores seráficos, y su ministerio está dedicado a facilitar el tránsito de las criaturas materiales y mortales entre la vida temporal en la carne y las primeras etapas de la existencia morontial en los siete mundos de las mansiones.
48:6.2 (551.7) Deberíais comprender que la vida morontial de un mortal ascendente empieza en realidad en los mundos habitados en el momento de concebirse el alma, en ese instante en que la mente de la criatura con estatus moral es habitada por el Ajustador espiritual. Desde ese momento en adelante, el alma mortal posee la capacidad potencial de actuar de manera supermortal, e incluso de ser reconocida en los niveles superiores de las esferas morontiales del universo local.
48:6.3 (552.1) Sin embargo, no seréis conscientes del ministerio de los serafines de transición hasta que no lleguéis a los mundos de las mansiones, donde trabajan incansablemente por el progreso de sus alumnos mortales, siendo destinados a servir en las siete divisiones siguientes:
48:6.4 (552.2) 1. Los Evángeles Seráficos. En el momento en que recuperáis la conciencia en los mundos de las mansiones, sois clasificados en los registros del sistema como espíritus en evolución. Es verdad que todavía no sois verdaderos espíritus, pero ya no sois seres mortales o materiales; habéis emprendido la carrera preespiritual y habéis sido debidamente admitidos en la vida morontial.
48:6.5 (552.3) En los mundos de las mansiones, los evángeles seráficos os ayudarán a elegir sabiamente entre las rutas opcionales hacia Edentia, Salvington, Uversa y Havona. Si existen varias rutas igualmente aconsejables, os las mostrarán, y tendréis permiso para elegir la que más os atraiga. Estos serafines presentan luego sus sugerencias a los veinticuatro consejeros que están en Jerusem sobre el camino que sería más ventajoso para cada alma ascendente.
48:6.6 (552.4) No se os ofrece una elección sin restricciones en cuanto a vuestro futuro camino; pero podéis elegir dentro de los límites de lo que los ministros de transición y sus superiores determinan sabiamente como lo más adecuado para vuestra consecución espiritual futura. El mundo espiritual está gobernado por el principio de respetar la elección de vuestro libre albedrío, a condición de que el camino que escojáis no sea perjudicial para vosotros o nocivo para vuestros compañeros.
48:6.7 (552.5) Estos evángeles seráficos se dedican a proclamar el evangelio de la progresión eterna, el triunfo del logro de la perfección. En los mundos de las mansiones proclaman la gran ley de la conservación y del predominio de la bondad: ninguna buena acción se pierde nunca por completo; puede ser frustrada durante mucho tiempo, pero nunca es totalmente anulada, y es eternamente poderosa en proporción a la divinidad de su motivación.
48:6.8 (552.6) Incluso en Urantia, los evángeles aconsejan a los maestros humanos de la verdad y de la rectitud que se adhieran a la predicación de «la bondad de Dios que conduce al arrepentimiento», a proclamar «el amor de Dios que expulsa todo temor». Así es como estas verdades han sido declaradas en vuestro mundo:
48:6.9 (552.7) Los Dioses son mis guardianes; no me desviaré;
48:6.10 (552.8) Juntos me conducen por los hermosos senderos y el glorioso descanso de la vida eterna.
48:6.11 (552.9) En esta Divina Presencia no tendré necesidad de alimento ni sed de agua.
48:6.12 (552.10) Aunque descienda al valle de la incertidumbre o ascienda a los mundos de la duda,
48:6.13 (552.11) Aunque camine en soledad o con mis semejantes,
48:6.14 (552.12) Aunque triunfe en los coros de la luz o titubee en los lugares solitarios de las esferas,
48:6.15 (552.13) Tu buen espíritu me ayudará y tu ángel glorioso me confortará.
48:6.16 (552.14) Aunque descienda a los abismos de las tinieblas y de la misma muerte,
48:6.17 (552.15) No dudaré de ti ni te temeré,
48:6.18 (552.16) Porque sé que en la plenitud de los tiempos y en la gloria de tu nombre
48:6.19 (552.17) Me levantarás para sentarme contigo en las almenas de las alturas.
48:6.20 (553.1) Ésta es la historia que se susurró al pastorcillo durante la noche. No pudo retenerla palabra por palabra, pero basándose en sus mejores recuerdos la comunicó poco más o menos tal como se conserva hoy.
48:6.21 (553.2) Estos serafines son también los evángeles del evangelio del logro de la perfección para todo el sistema así como para el ascendente individual. Incluso ahora, en el joven sistema de Satania, sus enseñanzas y sus planes contienen disposiciones para las épocas futuras, cuando los mundos de las mansiones hayan dejado de servir a los ascendentes mortales como trampolines para las esferas de arriba.
48:6.22 (553.3) 2. Los Intérpretes Raciales. Todas las razas de seres mortales no son iguales. Es verdad que existe un modelo planetario que se manifiesta en la naturaleza y las tendencias físicas, mentales y espirituales de las diversas razas de un mundo dado; pero existen también distintos tipos raciales, y la progenie de estos diferentes tipos básicos de seres humanos está caracterizada por unas tendencias sociales muy definidas. En los mundos del tiempo, los intérpretes raciales seráficos favorecen los esfuerzos de los comisionados raciales para armonizar los diversos puntos de vista de las razas, y continúan ejerciendo su actividad en los mundos de las mansiones, donde estas mismas diferencias tienden a persistir en cierta medida. En un planeta confuso como Urantia, estos seres brillantes apenas han tenido una oportunidad favorable para actuar, pero son los hábiles sociólogos y los sabios consejeros étnicos del primer cielo.
48:6.23 (553.4) Deberíais reflexionar sobre la declaración acerca de «el cielo» y «el cielo de los cielos». El cielo concebido por la mayoría de vuestros profetas era el primer mundo de las mansiones del sistema local. Cuando el apóstol dijo que había sido «arrebatado hasta el tercer cielo», se refería a aquella experiencia en la que su Ajustador se había separado durante el sueño y, en ese estado insólito, efectuó una proyección hasta el tercero de los siete mundos de las mansiones. Algunos de vuestros sabios han tenido la visión del cielo más grande, «el cielo de los cielos», en el que la séptuple experiencia de los mundos de las mansiones sólo era el primer cielo; el segundo era Jerusem, el tercero Edentia y sus satélites, el cuarto Salvington y las esferas educativas que lo rodean, el quinto Uversa, el sexto Havona y el séptimo el Paraíso.
48:6.24 (553.5) 3. Los Planificadores de la Mente. Estos serafines se dedican a agrupar eficazmente a los seres morontiales y a organizar su trabajo en equipo en los mundos de las mansiones. Son los psicólogos del primer cielo. La mayoría de esta división especial de ministros seráficos ha tenido una experiencia anterior como ángeles guardianes de los hijos del tiempo, pero por alguna razón sus pupilos no lograron personalizarse en los mundos de las mansiones, o sobrevivieron de otra manera mediante la técnica de la fusión con el Espíritu.
48:6.25 (553.6) La tarea de los planificadores de la mente consiste en estudiar la naturaleza, la experiencia y el estado de las almas provistas de Ajustador que transitan por los mundos de las mansiones, y facilitar su agrupamiento con vistas a las asignaciones y al avance. Pero estos planificadores de la mente no conspiran, ni manipulan, ni se aprovechan de otras maneras de la ignorancia o de otras limitaciones de los estudiantes de los mundos de las mansiones. Son totalmente equitativos y eminentemente justos. Respetan vuestra voluntad morontial recién nacida, os consideran como seres volitivos independientes, e intentan estimular vuestro desarrollo y vuestro avance rápidos. Aquí os encontráis cara a cara con unos verdaderos amigos y unos consejeros comprensivos, unos ángeles que son realmente capaces de ayudaros «a veros como los demás os ven» y «a conoceros como los ángeles os conocen».
48:6.26 (553.7) Estos serafines enseñan, incluso en Urantia, esta verdad eterna: si vuestra propia mente no os sirve bien, podéis cambiarla por la mente de Jesús de Nazaret, que siempre os sirve bien.
48:6.27 (554.1) 4. Los Consejeros Morontiales. Estos ministros se llaman así porque tienen la misión de enseñar, dirigir y aconsejar a los mortales sobrevivientes de los mundos de origen humano, las almas en tránsito hacia las escuelas superiores de la sede del sistema. Son los educadores de aquellos que tratan de discernir la unidad experiencial de los niveles de vida divergentes, aquellos que intentan integrar los significados y unificar los valores. Ésta es la función de la filosofía en la vida humana, y de la mota en las esferas morontiales.
48:6.28 (554.2) La mota es más que una filosofía superior; es con respecto a la filosofía lo que dos ojos lo son con respecto a uno solo; posee un efecto estereoscópico sobre los significados y los valores. El hombre material ve el universo, por así decirlo, con un solo ojo — plano. Los estudiantes de los mundos de las mansiones consiguen la perspectiva cósmica — la profundidad — superponiendo las percepciones de la vida morontial a las percepciones de la vida física. Y son capaces de enfocar con exactitud estos puntos de vista materiales y morontiales gracias, en gran medida, al ministerio incansable de sus consejeros seráficos, que enseñan con tanta paciencia a los estudiantes de los mundos de las mansiones y a los progresores morontiales. Muchos consejeros instructores de la orden suprema de serafines empezaron su carrera como asesores de las almas recién liberadas de los mortales del tiempo.
48:6.29 (554.3) 5. Los Técnicos. Son los serafines que ayudan a los nuevos ascendentes a adaptarse al entorno nuevo y relativamente extraño de las esferas morontiales. La vida en los mundos de transición implica un contacto real con las energías y los materiales de los niveles físicos y morontiales y, hasta cierto punto, con las realidades espirituales. Los ascendentes deben aclimatarse a cada nuevo nivel morontial, y los técnicos seráficos los ayudan enormemente en todo esto. Estos serafines actúan como enlaces con los Supervisores del Poder Morontial y con los Controladores Físicos Maestros, y ejercen ampliamente su actividad como instructores de los peregrinos ascendentes en lo relacionado con la naturaleza de las energías que se utilizan en las esferas de transición. Sirven atravesando el espacio en caso de urgencia, y efectúan otras numerosas tareas regulares y especiales.
48:6.30 (554.4) 6. Los Educadores-Registradores. Estos serafines son los registradores de las actividades fronterizas entre lo espiritual y lo físico, de las relaciones entre los hombres y los ángeles, de las operaciones morontiales de los reinos inferiores del universo. Sirven también instruyendo sobre las técnicas eficaces y vigentes que se utilizan para registrar los hechos. La reunión y la coordinación inteligentes de los datos relacionados es un arte, y este arte se intensifica con la colaboración de los artesanos celestiales, e incluso los mortales ascendentes se asocian así con los serafines registradores.
48:6.31 (554.5) Los registradores de todas las órdenes seráficas dedican cierta cantidad de tiempo a educar y preparar a los progresores morontiales. Estos guardianes angélicos de los hechos del tiempo son los instructores ideales de todos los buscadores de hechos. Antes de que dejéis Jerusem estaréis totalmente familiarizados con la historia de Satania y de sus 619 mundos habitados, y una gran parte de esta historia será impartida por los registradores seráficos.
48:6.32 (554.6) Todos estos ángeles forman parte de la cadena de registradores que se extiende desde los guardianes más humildes hasta los guardianes más elevados de los hechos del tiempo y de las verdades de la eternidad. Algún día os enseñarán a buscar la verdad así como los hechos, a desarrollar vuestra alma así como vuestra mente. Incluso ahora deberíais aprender a regar el jardín de vuestro corazón así como a buscar las áridas arenas del conocimiento. Las formas no tienen valor cuando las lecciones se han aprendido. No se puede obtener un polluelo sin un cascarón, y ningún cascarón vale nada después de que ha salido el polluelo. Pero a veces el error es tan grande, que rectificarlo por medio de la revelación podría ser fatal para aquellas verdades que emergen lentamente y que son esenciales para destruir el error por medio de la experiencia. Cuando los niños tienen sus ideales, no los suprimáis; dejadlos crecer. Y mientras aprendéis a pensar como hombres, también deberíais aprender a rezar como niños.
48:6.33 (555.1) La ley es la vida misma, y no las reglas de su conducta. El mal es una transgresión de la ley, no una violación de las reglas de conducta relacionadas con la vida, que es la ley. La falsedad no es una cuestión de técnica narrativa, sino algo premeditado para desnaturalizar la verdad. La creación de nuevas imágenes basadas en hechos antiguos, la repetición de la vida de los padres en la vida de los hijos — éstos son los triunfos artísticos de la verdad. La sombra del desvío de un cabello, premeditado con una finalidad desleal, la más mínima deformación o perversión de aquello que es un principio — estas cosas constituyen la falsedad. Pero el fetiche de la verdad convertida en un hecho, de la verdad fosilizada, la cadena de hierro de la llamada verdad invariable, os mantiene ciegamente en un círculo cerrado de hechos muertos. Uno puede llevar técnicamente razón en cuanto a los hechos, y estar eternamente equivocado en cuanto a la verdad.
48:6.34 (555.2) 7. Las Reservas Ministrantes. En el primer mundo de las mansiones se mantiene un cuerpo importante de todas las órdenes de serafines de transición. De todas las órdenes de serafines, y después de los guardianes del destino, estos ministros de transición son los que más se acercan a los humanos, y muchos de vuestros momentos de ocio los pasaréis con ellos. Los ángeles se deleitan con el servicio, y cuando no tienen una misión, a menudo aportan su ministerio como voluntarios. El alma de muchos mortales ascendentes se ha inflamado por primera vez con el fuego divino de la voluntad de servir gracias a una amistad personal con los servidores voluntarios de las reservas seráficas.
48:6.35 (555.3) De ellos aprenderéis a dejar que la presión se desarrolle en estabilidad y certidumbre; a ser fieles y serios y, al mismo tiempo, alegres; a aceptar los desafíos sin quejaros y a enfrentaros con las dificultades y las incertidumbres sin temor. Ellos os preguntarán: si fracasáis, ¿os levantaréis indomablemente para intentarlo de nuevo? Si triunfáis, ¿mantendréis un aplomo bien equilibrado — una actitud estabilizada y espiritualizada — durante todos los esfuerzos de la larga lucha por romper las cadenas de la inercia material, por alcanzar la libertad de la existencia espiritual?
48:6.36 (555.4) Al igual que los mortales, estos ángeles también han sido autores de muchas decepciones, y ellos os indicarán que a veces vuestros desengaños más decepcionantes se han convertido en vuestras mayores bendiciones. Cuando se planta una semilla, a veces se necesita que muera, que mueran vuestras esperanzas más apreciadas, antes de que pueda renacer para producir los frutos de una vida nueva y de nuevas oportunidades. De ellos aprenderéis a sufrir menos penas y decepciones, primero haciendo menos planes personales respecto a otras personalidades, y luego aceptando vuestra suerte cuando habéis cumplido fielmente con vuestro deber.
48:6.37 (555.5) Aprenderéis que aumentáis vuestras cargas y disminuís la posibilidad del éxito tomándoos demasiado en serio. Nada puede tener prioridad sobre el trabajo de la esfera en la que estáis — este mundo o el siguiente. El trabajo de preparación para la siguiente esfera más elevada es muy importante, pero nada es más importante que el trabajo para el mundo en el que estáis viviendo realmente. Pero aunque el trabajo es importante, el yo no lo es. Cuando os sentís importantes, perdéis vuestra energía deteriorando la dignidad de vuestro ego, de manera que queda poca energía para hacer el trabajo. El engreimiento, no la importancia del trabajo, agota a las criaturas inmaduras; el elemento yo es el que agota, y no el esfuerzo por alcanzar los objetivos. Podéis hacer un trabajo importante si no os volvéis engreídos; podéis hacer diversas cosas tan fácilmente como una sola si dejáis fuera a vuestro yo. La variedad es relajante; la monotonía es la que desgasta y agota. Día tras día es lo mismo — o bien la vida, o la alternativa de la muerte.
48:7.1 (556.1) Los planos inferiores de la mota morontial se unen directamente con los niveles superiores de la filosofía humana. En el primer mundo de las mansiones se tiene la costumbre de enseñar a los estudiantes menos avanzados por medio de la técnica comparativa, es decir, en una columna se presentan los conceptos más sencillos de los significados en mota, y en la columna contraria se mencionan las afirmaciones análogas de la filosofía humana.
48:7.2 (556.2) No hace mucho tiempo, mientras realizaba una misión en el primer mundo de las mansiones de Satania, tuve la ocasión de observar este método de enseñanza; y aunque no puedo presentar el contenido en mota de la lección, tengo permiso para mencionar las veintiocho afirmaciones de filosofía humana que este instructor morontial estaba utilizando como material aclaratorio destinado a ayudar a estos nuevos residentes de los mundos de las mansiones en sus primeros esfuerzos por captar la importancia y el significado de la mota. Estos ejemplos de filosofía humana eran los siguientes:
48:7.3 (556.3) 1. Una demostración de habilidad especializada no significa que se posea capacidad espiritual. El ingenio no sustituye al verdadero carácter.
48:7.4 (556.4) 2. Pocas personas viven a la altura de la fe que poseen realmente. El miedo irracional es un fraude intelectual magistral ejercido sobre el alma mortal en evolución.
48:7.5 (556.5) 3. Las capacidades inherentes no se pueden sobrepasar; una botella de medio litro nunca podrá contener un litro. El concepto espiritual no puede ser forzado para que entre mecánicamente en el molde de la memoria material.
48:7.6 (556.6) 4. Pocos mortales se atreven nunca a extraer nada similar a la cantidad de créditos establecidos para su personalidad por los ministerios combinados de la naturaleza y de la gracia. La mayoría de las almas empobrecidas son realmente ricas, pero se niegan a creerlo.
48:7.7 (556.7) 5. Las dificultades pueden desafiar a la mediocridad y derrotar a los temerosos, pero no hacen más que estimular a los verdaderos hijos de los Altísimos.
48:7.8 (556.8) 6. Disfrutar de los privilegios sin abusar, emplear la libertad sin libertinaje, poseer el poder y negarse firmemente a utilizarlo para el engrandecimiento propio — éstos son los signos de una civilización elevada.
48:7.9 (556.9) 7. En el cosmos no se producen accidentes ciegos e imprevistos. Y los seres celestiales tampoco ayudan a un ser inferior que se niega a actuar según las luces que posee sobre la verdad.
48:7.10 (556.10) 8. El esfuerzo no siempre produce alegría, pero no existe felicidad sin un esfuerzo inteligente.
48:7.11 (556.11) 9. La acción consigue la fuerza; la moderación se traduce en encanto.
48:7.12 (556.12) 10. La rectitud hace sonar los acordes armónicos de la verdad, y la melodía vibra en todo el cosmos, e incluso la reconoce el Infinito.
48:7.13 (556.13) 11. Los débiles se conforman con los propósitos, pero los fuertes actúan. La vida sólo es el trabajo de un día — hacedlo bien. El acto es nuestro; las consecuencias pertenecen a Dios.
48:7.14 (556.14) 12. La mayor aflicción del cosmos consiste en no haber estado nunca afligido. Los mortales sólo aprenden la sabiduría experimentando tribulaciones.
48:7.15 (556.15) 13. Las estrellas se disciernen mejor en el aislamiento solitario de las profundidades experienciales, y no en las cimas iluminadas y extáticas de las montañas.
48:7.16 (556.16) 14. Estimulad el apetito de vuestros asociados por la verdad; ofreced vuestro consejo sólo cuando os lo pidan.
48:7.17 (557.1) 15. La afectación es el esfuerzo ridículo de los ignorantes por parecer sabios, el intento del alma estéril por parecer rica.
48:7.18 (557.2) 16. No podéis percibir la verdad espiritual hasta que no la experimentéis con sensibilidad, y muchas verdades no se sienten realmente salvo en la adversidad.
48:7.19 (557.3) 17. La ambición es peligrosa hasta que no se socializa plenamente. No habréis adquirido realmente una virtud hasta que vuestros actos no os hagan dignos de ella.
48:7.20 (557.4) 18. La impaciencia es un veneno del espíritu; la ira es como una piedra que se arroja en un nido de avispas.
48:7.21 (557.5) 19. Hay que abandonar la ansiedad. Las decepciones más difíciles de soportar son aquellas que no llegan nunca.
48:7.22 (557.6) 20. Sólo un poeta puede discernir la poesía en la prosa corriente de la existencia rutinaria.
48:7.23 (557.7) 21. La elevada misión de cualquier arte es anunciar, mediante sus ilusiones, una realidad universal superior, cristalizar las emociones del tiempo en el pensamiento de la eternidad.
48:7.24 (557.8) 22. El alma en evolución no se vuelve divina por lo que hace, sino por lo que se esfuerza en hacer.
48:7.25 (557.9) 23. La muerte no ha añadido nada a la posesión intelectual ni a la dotación espiritual, pero ha añadido al estado experiencial la conciencia de la supervivencia.
48:7.26 (557.10) 24. El destino de la eternidad se determina de momento en momento mediante los logros de la vida diaria. Los actos de hoy forman el destino de mañana.
48:7.27 (557.11) 25. La grandeza no reside tanto en poseer la fuerza como en hacer un uso sabio y divino de dicha fuerza.
48:7.28 (557.12) 26. El conocimiento sólo se posee compartiéndolo; es salvaguardado por la sabiduría y se socializa por medio del amor.
48:7.29 (557.13) 27. El progreso exige el desarrollo de la individualidad; la mediocridad intenta perpetuarse en la uniformidad.
48:7.30 (557.14) 28. Los argumentos necesarios para defender cualquier proposición son inversamente proporcionales a la verdad que contiene dicha proposición.
48:7.31 (557.15) Éste es el trabajo de los principiantes en el primer mundo de las mansiones, mientras que los alumnos más avanzados de los mundos siguientes van dominando los niveles superiores de la perspicacia cósmica y de la mota morontial.
48:8.1 (557.16) Desde el momento de graduarse en los mundos de las mansiones hasta que alcanzan el estado espiritual en la carrera superuniversal, los mortales ascendentes son denominados progresores morontiales. Vuestro paso por esta maravillosa vida fronteriza será una experiencia inolvidable, un recuerdo encantador. Es la puerta evolutiva hacia la vida espiritual y hacia la conquista final de la perfección de las criaturas, gracias a la cual los ascendentes alcanzan la meta del tiempo — encontrar a Dios en el Paraíso.
48:8.2 (557.17) Existe un propósito determinado y divino en todo este programa morontial, y posteriormente espiritual, para la progresión de los mortales, en esta detallada escuela de formación universal para las criaturas ascendentes. Los Creadores tienen la intención de proporcionar a las criaturas del tiempo una oportunidad gradual para dominar los detalles del funcionamiento y de la administración del gran universo, y este largo ciclo de formación se lleva mejor adelante haciendo que los mortales sobrevivientes asciendan gradualmente, y permitiendo que participen realmente en cada etapa de la ascensión.
48:8.3 (558.1) El plan de supervivencia de los mortales tiene un objetivo práctico y útil; no sois los destinatarios de toda esta labor divina y de todo este esmerado entrenamiento sólo para que podáis sobrevivir y disfrutar de una felicidad sin fin y de un descanso eterno. Existe una meta de servicio trascendente oculta más allá del horizonte de la presente era del universo. Si los Dioses simplemente hubieran planeado llevaros a una larga excursión de alegría eterna, ciertamente no habrían transformado en tan gran medida todo el universo en una inmensa y compleja escuela de educación práctica, no habrían requisado una parte considerable de la creación celestial como maestros e instructores, y luego pasar eras y eras guiándoos, uno a uno, a través de esta gigantesca escuela universal de educación experiencial. Fomentar el programa de la progresión de los mortales parece ser una de las ocupaciones principales del actual universo organizado, y la mayoría de las innumerables órdenes de inteligencias creadas están ocupadas, directa o indirectamente, en hacer avanzar alguna fase de este plan progresivo de perfección.
48:8.4 (558.2) Al atravesar la escala ascendente de la existencia viviente desde el hombre mortal hasta el abrazo de la Deidad, vivís realmente la vida misma de todas las fases y etapas posibles de la existencia perfeccionada de las criaturas dentro de los límites de la presente era del universo. Aquello que hay desde el hombre mortal hasta el finalitario del Paraíso abarca todo lo que puede existir ahora — engloba todo lo que es posible actualmente para las órdenes vivientes de criaturas finitas inteligentes y perfeccionadas. Si el destino futuro de los finalitarios del Paraíso es servir en los nuevos universos ahora en gestación, es seguro que esta nueva creación futura no contendrá órdenes creadas de seres experienciales cuyas vidas serán totalmente diferentes a las que los finalitarios mortales habrán vivido en algún mundo como parte de su formación ascendente, como una de las etapas de su progreso milenario desde el animal hasta el ángel, desde el ángel hasta el espíritu y desde el espíritu hasta Dios.
48:8.5 (558.3) [Presentado por un Arcángel de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 49
49:0.1 (559.1) TODOS los mundos habitados por los mortales tienen un origen y una naturaleza evolutivos. Estas esferas son el semillero, la cuna evolutiva, de las razas mortales del tiempo y del espacio. Cada unidad de la vida ascendente es una verdadera escuela educativa para la fase de existencia inmediatamente siguiente, y esto es así durante todas las etapas de la ascensión progresiva del hombre hacia el Paraíso; es tan cierto para la experiencia mortal inicial en un planeta evolutivo como para la escuela final de los Melquisedeks en la sede del universo, una escuela a la que no asisten los mortales ascendentes hasta poco antes de ser trasladados al régimen del superuniverso y de alcanzar la primera fase de la existencia espiritual.
49:0.2 (559.2) Todos los mundos habitados están básicamente agrupados en sistemas locales para su administración celestial, y cada uno de estos sistemas locales está limitado a unos mil mundos evolutivos. Esta limitación ha sido decretada por los Ancianos de los Días, y se refiere a los planetas efectivamente evolutivos donde viven los mortales con posibilidades de sobrevivir. A este grupo no pertenecen ni los mundos definitivamente establecidos en la luz y la vida ni los planetas que se encuentran en la etapa prehumana de desarrollo de la vida.
49:0.3 (559.3) Satania misma es un sistema inacabado que sólo contiene 619 mundos habitados. Estos planetas están numerados de forma secuencial con arreglo a su inscripción como mundos habitados, como mundos habitados por criaturas volitivas. Así es como Urantia recibió el número 606 de Satania, lo que significa que es el 606º mundo de este sistema local donde el largo proceso evolutivo de la vida culminó con la aparición de seres humanos. Hay treinta y seis planetas no habitados que se están acercando a la etapa en que serán dotados de vida, y varios están siendo preparados ahora para los Portadores de Vida. Hay casi doscientas esferas que evolucionan de tal manera que estarán preparadas para la implantación de la vida dentro de los próximos millones de años.
49:0.4 (559.4) No todos los planetas son adecuados para albergar la vida de los mortales. Los planetas pequeños con una elevada velocidad de rotación axial son totalmente inadecuados como hábitats para la vida. En diversos sistemas físicos de Satania, los planetas que giran alrededor del sol central son demasiado grandes como para ser habitados, pues su gran masa produce una gravedad opresiva. Muchas de estas enormes esferas tienen satélites, a veces media docena o más, y estas lunas tienen a menudo un tamaño muy similar al de Urantia, por lo que son casi ideales para ser habitadas.
49:0.5 (559.5) El mundo habitado más antiguo de Satania, el mundo número uno, es Anova, uno de los cuarenta y cuatro satélites que giran alrededor de un enorme planeta oscuro, pero que está expuesto a la luz diferencial de tres soles vecinos. Anova se encuentra en un estado avanzado de civilización progresiva.
49:1.1 (559.6) Los universos del tiempo y del espacio se desarrollan de forma gradual; la progresión de la vida — terrestre o celestial — no es ni arbitraria ni mágica. Puede ser que la evolución cósmica no sea siempre comprensible (previsible), pero es estrictamente no accidental.
49:1.2 (560.1) La unidad biológica de la vida material es la célula protoplásmica, la asociación colectiva de las energías químicas, eléctricas y otras energías básicas. Las fórmulas químicas difieren en cada sistema, y la técnica de la reproducción de las células vivientes es ligeramente diferente en cada universo local, pero los Portadores de Vida son siempre los catalizadores vivientes que inician las reacciones primordiales de la vida material; son los instigadores de los circuitos energéticos de la materia viviente.
49:1.3 (560.2) Todos los mundos de un sistema local revelan una similitud física inequívoca; sin embargo, cada planeta tiene su propia escala de vida, y no hay dos mundos que sean exactamente iguales en su dotación vegetal y animal. Estas variaciones planetarias de los tipos de vida del sistema son el resultado de las decisiones de los Portadores de Vida. Pero estos seres no son ni caprichosos ni antojadizos; los universos están dirigidos de acuerdo con la ley y el orden. Las leyes de Nebadon son los mandatos divinos de Salvington, y el tipo evolutivo de vida de Satania está en consonancia con el arquetipo evolutivo de Nebadon.
49:1.4 (560.3) La evolución es la regla del desarrollo humano, pero el proceso mismo varía enormemente en los diferentes mundos. A veces la vida es iniciada en un solo centro, a veces en tres, como fue el caso en Urantia. En los mundos atmosféricos tiene generalmente un origen marino, pero no siempre; depende mucho del estado físico de un planeta. Los Portadores de Vida tienen una gran libertad en su función de iniciar la vida.
49:1.5 (560.4) En el desarrollo de la vida planetaria, la forma vegetal siempre precede a la forma animal y ya está plenamente desarrollada antes de que se diferencien los modelos animales. Todos los tipos de animales se desarrollan a partir de los modelos básicos del anterior reino vegetal de seres vivientes; no están organizados por separado.
49:1.6 (560.5) Las etapas iniciales de la evolución de la vida no están totalmente en conformidad con vuestras ideas de hoy en día. El hombre mortal no es unaccidente evolutivo. Hay un sistema preciso, una ley universal, que determina el desarrollo del plan de la vida planetaria en las esferas del espacio. El tiempo y la producción de una gran cantidad de especies no son las influencias controladoras. Los ratones se reproducen mucho más rápidamente que los elefantes, sin embargo los elefantes evolucionan más rápidamente que los ratones.
49:1.7 (560.6) El proceso de la evolución planetaria es ordenado y está controlado. El desarrollo de organismos superiores a partir de agrupaciones de vida más inferiores no es accidental. A veces el progreso evolutivo se demora temporalmente debido a la destrucción de ciertas líneas favorables de plasma vital existentes en una especie seleccionada. A menudo se necesitan eras y eras para reparar el daño ocasionado por la pérdida de una sola cepa superior de herencia humana. Una vez que estas cepas seleccionadas y superiores de protoplasma viviente han hecho su aparición, deberían ser celosa e inteligentemente protegidas. En la mayor parte de los mundos habitados, estos potenciales superiores de vida son mucho más valorados que en Urantia.
49:2.1 (560.7) En cada sistema hay un modelo estándar y básico de vida vegetal y animal. Pero los Portadores de Vida se enfrentan a menudo con la necesidad de modificar estos modelos básicos para adaptarlos a las condiciones físicas variables que encuentran en numerosos mundos del espacio. Fomentan un tipo generalizado de criatura mortal en el sistema, pero hay siete tipos físicos distintos, así como miles y miles de variantes menores de estas siete diferenciaciones sobresalientes:
49:2.2 (561.1) 1. Los tipos atmosféricos.
49:2.3 (561.2) 2. Los tipos elementales.
49:2.4 (561.3) 3. Los tipos gravitatorios.
49:2.5 (561.4) 4. Los tipos térmicos.
49:2.6 (561.5) 5. Los tipos eléctricos.
49:2.7 (561.6) 6. Los tipos energizadores.
49:2.8 (561.7) 7. Los tipos innominados.
49:2.9 (561.8) El sistema de Satania contiene todos estos tipos y numerosos grupos intermedios, aunque algunos están muy pocos representados.
49:2.10 (561.9) 1. Los tipos atmosféricos. Las diferencias físicas entre los mundos habitados por los mortales están principalmente determinadas por la naturaleza de la atmósfera; las otras influencias que contribuyen a la diferenciación planetaria de la vida son relativamente menores.
49:2.11 (561.10) Las condiciones atmosféricas actuales de Urantia son casi ideales para mantener al tipo de hombre respirador, pero el tipo humano se puede modificar de tal manera que puede vivir tanto en planetas superatmosféricos como subatmosféricos. Estas modificaciones también se extienden a la vida animal, la cual difiere enormemente en las diversas esferas habitadas. Las órdenes animales sufren unas modificaciones muy grandes tanto en los mundos subatmosféricos como en los superatmosféricos.
49:2.12 (561.11) De los tipos atmosféricos de Satania, cerca del dos y medio por ciento son subrespiradores, casi el cinco por ciento son superrespiradores, y más del noventa y uno por ciento son respiradores medios, representando en conjunto el noventa y ocho y medio por ciento de los mundos de Satania.
49:2.13 (561.12) Los seres tales como las razas de Urantia están clasificados como respiradores medios; representáis la orden respiradora media o típica de existencia mortal. Si existieran criaturas inteligentes en un planeta con una atmósfera similar a la de Venus, vuestro vecino más cercano, pertenecerían al grupo de los superrespiradores, mientras que los habitantes de un planeta con una atmósfera tan enrarecida como la de Marte, vuestro vecino exterior, serían denominados subrespiradores.
49:2.14 (561.13) Si los mortales vivieran en un planeta desprovisto de aire como vuestra Luna, pertenecerían a la orden particular de los no respiradores. Este tipo representa una adaptación radical o extrema al entorno planetario, y será examinado por separado. Los no respiradores suponen el uno y medio por ciento restante de los mundos de Satania.
49:2.15 (561.14) 2. Los tipos elementales. Estas diferenciaciones tienen que ver con la relación de los mortales con el agua, el aire y la tierra, y existen cuatro especies distintas de vida inteligente según sea su relación con estos hábitats. Las razas de Urantia pertenecen a la orden terrestre.
49:2.16 (561.15) Es totalmente imposible que podáis imaginar el entorno que impera durante las primeras épocas de algunos mundos. Estas condiciones insólitas hacen necesario que la vida animal en evolución permanezca en su hábitat semillero marino durante unos períodos más largos que en aquellos planetas que ofrecen muy pronto un entorno terrestre y atmosférico hospitalario. Por el contrario, en algunos mundos de los superrespiradores, cuando el planeta no es demasiado grande, a veces es conveniente prever un tipo mortal que pueda franquear fácilmente el corredor atmosférico. Estos navegantes aéreos se encuentran a veces entre los grupos acuáticos y los grupos terrestres, y siempre viven en cierta medida en el suelo, llegando finalmente a residir sólo en la tierra. Pero en algunos mundos continúan volando durante eras enteras incluso después de haberse convertido en seres de tipo terrestre.
49:2.17 (562.1) Es asombroso y divertido a la vez observar la civilización inicial de una raza primitiva de seres humanos que va tomando forma, en unos casos en el aire y en las copas de los árboles, y en otros en medio de las aguas poco profundas de las cuencas tropicales abrigadas, así como en el fondo, en las orillas y en las costas de estos jardines marinos de las razas recién aparecidas en estas esferas extraordinarias. Incluso en Urantia hubo un largo período durante el cual el hombre primitivo se protegió e hizo progresar su civilización primitiva viviendo la mayor parte del tiempo en las copas de los árboles, tal como lo habían hecho sus antepasados arbóreos anteriores. Y en Urantia tenéis todavía un grupo de mamíferos diminutos (la familia de los murciélagos) que son navegantes aéreos, y vuestras focas y ballenas, cuyo hábitat es marino, también pertenecen a la orden de los mamíferos.
49:2.18 (562.2) Entre los tipos elementales de Satania, el siete por ciento son acuáticos, el diez por ciento aéreos, el setenta por ciento terrestres, y el trece por ciento son tipos terrestres y aéreos combinados. Pero estas modificaciones de las criaturas inteligentes primitivas no son ni peces humanos ni pájaros humanos. Pertenecen a los tipos humanos y prehumanos, y no son ni superpeces ni pájaros glorificados, sino claramente mortales.
49:2.19 (562.3) 3. Los tipos gravitatorios. Mediante la modificación del diseño creativo, los seres inteligentes son estructurados de tal manera que pueden ejercer libremente su actividad en esferas más pequeñas o más grandes que Urantia, adaptándose así adecuadamente a la gravedad de aquellos planetas que no tienen un tamaño ni una densidad ideales.
49:2.20 (562.4) La altura de los diversos tipos planetarios de mortales es variable, y el término medio en Nebadon se encuentra un poco por encima de los dos metros. Algunos de los mundos más grandes están poblados por seres que sólo tienen una altura de unos setenta y cinco centímetros. La estatura de los mortales varía entre ésta última, pasando por las alturas medias en los planetas de tamaño medio, hasta alrededor de los tres metros en las esferas habitadas más pequeñas. En Satania sólo hay una raza que tiene menos de un metro veinte de altura. El veinte por ciento de los mundos habitados de Satania está poblado por mortales de los tipos gravitatorios modificados que ocupan los planetas más grandes y los más pequeños.
49:2.21 (562.5) 4. Los tipos térmicos. Es posible crear seres vivientes que puedan resistir temperaturas mucho más altas o mucho más bajas que la gama vital de las razas de Urantia. Tal como están clasificados con relación a los mecanismos reguladores de la temperatura, existen cinco órdenes distintas de seres. Las razas de Urantia ocupan en esta escala el número tres. El treinta por ciento de los mundos de Satania están poblados por razas de los tipos térmicos modificados. En comparación con los urantianos, los cuales funcionan en el grupo de las temperaturas medias, el doce por ciento pertenecen a las gamas de temperatura más elevadas y el dieciocho por ciento a las más bajas.
49:2.22 (562.6) 5. Los tipos eléctricos. El comportamiento eléctrico, magnético y electrónico de los mundos varía enormemente. Existen diez diseños de vida mortal adaptados de maneras diversas para resistir la energía diferencial de las esferas. Estas diez variedades también reaccionan de forma ligeramente diferente a los rayos químicos de la luz solar ordinaria. Pero estas pequeñas variaciones físicas no afectan de ninguna manera a la vida intelectual o espiritual.
49:2.23 (562.7) De las agrupaciones eléctricas de la vida mortal, casi el veintitrés por ciento pertenece a la clase número cuatro, el tipo de existencia urantiano. Estos tipos están distribuidos como sigue: clase número 1, uno por ciento; número 2, dos por ciento; número 3, cinco por ciento; número 4, veintitrés por ciento; número 5, veintisiete por ciento; número 6, veinticuatro por ciento; número 7, ocho por ciento; número 8, cinco por ciento; número 9, tres por ciento; número 10, dos por ciento — en porcentajes totales.
49:2.24 (563.1) 6. Los tipos energizadores. No todos los mundos son iguales en la manera de absorber la energía. No todos los mundos habitados tienen un océano atmosférico adecuado para el intercambio respiratorio de los gases, como el que está presente en Urantia. Durante las etapas iniciales y posteriores de muchos planetas, los seres de vuestra orden actual no podrían existir; cuando los factores respiratorios de un planeta son muy elevados o muy bajos, pero cuando todas las demás condiciones previas para la vida inteligente son adecuadas, los Portadores de Vida establecen a menudo en esos mundos una forma modificada de existencia mortal, unos seres que son capaces de efectuar directamente los intercambios de sus procesos vitales utilizando la energía luminosa y las transmutaciones directas del poder de los Controladores Físicos Maestros.
49:2.25 (563.2) Existen seis tipos diferentes de nutrición animal y humana: los subrespiradores emplean el primer tipo de nutrición, los habitantes marinos el segundo, los respiradores medios el tercero, como sucede en Urantia. Los superrespiradores emplean el cuarto tipo de absorción de la energía, mientras que los no respiradores utilizan la quinta orden de nutrición y de energía. La sexta técnica de energización está limitada a las criaturas intermedias.
49:2.26 (563.3) 7. Los tipos innominados. Existen numerosas variaciones físicas adicionales en la vida planetaria, pero todas estas diferencias son enteramente cuestiones de modificaciones anatómicas, de diferenciaciones fisiológicas y de ajustes electroquímicos. Estas distinciones no afectan a la vida intelectual o espiritual.
49:3.1 (563.4) La mayoría de los planetas habitados están poblados por el tipo respirador de seres inteligentes. Pero existen también unas órdenes de mortales que son capaces de vivir en mundos que tienen poco o ningún aire. De los mundos habitados de Orvonton, este tipo asciende a menos del siete por ciento. En Nebadon este porcentaje es inferior al tres. En todo Satania sólo hay nueve mundos de este tipo.
49:3.2 (563.5) En Satania hay tan pocos mundos habitados del tipo no respirador porque esta sección de Norlatiadek, organizada más recientemente, abunda todavía en cuerpos espaciales meteóricos; y los mundos sin una atmósfera aislante protectora están sometidos al bombardeo incesante de estos vagabundos. Incluso algunos cometas están compuestos de enjambres de meteoros, pero por regla general se trata de cuerpos de materia más pequeños y desorganizados.
49:3.3 (563.6) Millones y millones de meteoritos penetran diariamente en la atmósfera de Urantia, entrando a una velocidad de casi trescientos veinte kilómetros por segundo. En los mundos donde no se respira, las razas avanzadas deben hacer muchas cosas para protegerse de los daños meteóricos, construyendo instalaciones eléctricas que se encargan de consumir o de desviar los meteoros. Se enfrentan a grandes peligros cuando se aventuran más allá de estas zonas protegidas. Estos mundos también están sometidos a unas tormentas eléctricas desastrosas de una naturaleza desconocida en Urantia. Durante esos períodos de enormes fluctuaciones energéticas, los habitantes deben refugiarse en sus estructuras especiales de aislamiento protector.
49:3.4 (563.7) La vida en los mundos de los no respiradores es radicalmente diferente a la que existe en Urantia. Los no respiradores no ingieren comida ni beben agua como lo hacen las razas de Urantia. Las reacciones del sistema nervioso, el mecanismo regulador de la temperatura y el metabolismo de estos pueblos especializados son radicalmente diferentes a estas mismas funciones en los mortales de Urantia. Aparte de la reproducción, casi todos los actos de la vida difieren, e incluso los métodos de procreación son un poco diferentes.
49:3.5 (564.1) En los mundos donde no se respira, las especies animales son radicalmente distintas a las que se encuentran en los planetas atmosféricos. El plan de la vida donde no se respira varía respecto a la técnica de la existencia en un mundo atmosférico; sus pueblos difieren incluso en la supervivencia, siendo candidatos a la fusión con el Espíritu. Sin embargo, estos seres disfrutan de la vida y llevan adelante las actividades del reino con las mismas dificultades y alegrías relativas que experimentan los mortales que viven en los mundos atmosféricos. En cuanto a la mente y al carácter, los no respiradores no difieren de los otros tipos de mortales.
49:3.6 (564.2) Estaríais más que interesados en la conducta planetaria de este tipo de mortales, porque una raza de seres de esta clase vive en una esfera muy cercana a Urantia.
49:4.1 (564.3) Hay grandes diferencias entre los mortales de los distintos mundos, incluso entre aquellos que pertenecen a los mismos tipos intelectuales y físicos, pero todos los mortales con dignidad volitiva son animales erguidos, bípedos.
49:4.2 (564.4) Hay seis razas evolutivas básicas: tres primarias — roja, amarilla y azul; y tres secundarias — anaranjada, verde e índigo. La mayoría de los mundos habitados poseen todas estas razas, pero muchos planetas cuyas razas tienen tres cerebros sólo albergan los tres tipos primarios. Algunos sistemas locales sólo tienen también estas tres razas.
49:4.3 (564.5) Los seres humanos están dotados de una media de doce sentidos físicos especiales, aunque los sentidos especiales de los mortales con tres cerebros se prolongan un poco más allá de los de los tipos con uno y dos cerebros; pueden ver y oír considerablemente más que las razas de Urantia.
49:4.4 (564.6) Los jóvenes nacen generalmente de uno en uno, los nacimientos múltiples son una excepción, y la vida familiar es bastante uniforme en todos los tipos de planetas. La igualdad entre los sexos prevalece en todos los mundos avanzados; la dotación mental y el estado espiritual de los hombres y de las mujeres son iguales. No consideramos que un planeta ha salido de la barbarie mientras uno de los sexos trata de tiranizar al otro. Esta característica de la experiencia de las criaturas siempre mejora mucho después de la llegada de un Hijo y una Hija Materiales.
49:4.5 (564.7) Las variaciones de las estaciones y de las temperaturas se producen en todos los planetas iluminados y calentados por un sol. La agricultura es universal en todos los mundos atmosféricos; el cultivo de la tierra es la única ocupación común de las razas que progresan en todos estos planetas.
49:4.6 (564.8) En los primeros tiempos, todos los mortales tienen las mismas luchas generales contra sus enemigos microscópicos, tal como las que vosotros experimentáis actualmente en Urantia, aunque quizás no tan extensas. La duración de la vida varía en los diferentes planetas desde veinticinco años en los mundos primitivos hasta cerca de quinientos en las esferas más avanzadas y más antiguas.
49:4.7 (564.9) Todos los seres humanos son gregarios, tanto en sentido tribal como racial. Estas separaciones en grupos son inherentes a su origen y a su constitución. Estas tendencias sólo se pueden modificar con el avance de la civilización y una espiritualización gradual. Los problemas sociales, económicos y gubernamentales de los mundos habitados varían con arreglo a la edad de los planetas y al grado en que han sido influidos por las estancias sucesivas de los Hijos divinos.
49:4.8 (564.10) La mente es un don del Espíritu Infinito y funciona exactamente igual en los diversos entornos. La mente de los mortales es semejante, independientemente de ciertas diferencias estructurales y químicas que caracterizan la naturaleza física de las criaturas volitivas de los sistemas locales. Sin tener en cuenta las diferencias planetarias personales o físicas, la vida mental de todas estas diversas órdenes de mortales es muy similar, y sus carreras inmediatas después de la muerte son muy parecidas.
49:4.9 (565.1) Pero la mente mortal sin el espíritu inmortal no puede sobrevivir. La mente del hombre es mortal; sólo el espíritu otorgado es inmortal. La supervivencia depende de la espiritualización gracias al ministerio del Ajustador — del nacimiento y de la evolución del alma inmortal; al menos no debe haberse desarrollado un antagonismo hacia la misión del Ajustador, la cual consiste en efectuar la transformación espiritual de la mente material.
49:5.1 (565.2) Será un poco difícil hacer una descripción adecuada de las series planetarias de mortales, porque sabéis muy pocas cosas sobre ellos y porque hay demasiadas variaciones. Sin embargo, las criaturas mortales se pueden estudiar desde numerosos puntos de vista, entre los cuales figuran los siguientes:
49:5.2 (565.3) 1. La adaptación al entorno planetario.
49:5.3 (565.4) 2. Las series de los tipos cerebrales.
49:5.4 (565.5) 3. Las series receptoras al espíritu.
49:5.5 (565.6) 4. Las épocas planetarias de los mortales.
49:5.6 (565.7) 5. Las series de las criaturas emparentadas.
49:5.7 (565.8) 6. Las series de los que fusionan con el Ajustador.
49:5.8 (565.9) 7. Las técnicas para salir del planeta.
49:5.9 (565.10) Las esferas habitadas de los siete superuniversos están pobladas de mortales que se clasifican simultáneamente en una o más categorías de cada una de estas siete clases generalizadas de vida evolutiva de las criaturas. Pero ni siquiera en estas clasificaciones generales están previstos unos seres tales como los midsonitarios ni otras ciertas formas de vida inteligente. Los mundos habitados, tal como han sido presentados en estas narraciones, están poblados de criaturas mortales evolutivas, pero existen otras formas de vida.
49:5.10 (565.11) 1. La adaptación al entorno planetario. Desde el punto de vista de la adaptación de la vida de las criaturas al entorno planetario, hay tres grupos generales de mundos habitados: el grupo de la adaptación normal, el grupo de la adaptación radical y el grupo experimental.
49:5.11 (565.12) Las adaptaciones normales a las condiciones planetarias siguen los modelos físicos generales anteriormente examinados. Los mundos de los no respiradores representan la adaptación radical o extrema, pero en este grupo también están incluídos otros tipos. Los mundos experimentales están idealmente adaptados en general a las formas típicas de vida, y en estos planetas decimales los Portadores de Vida intentan producir variaciones beneficiosas en los diseños estándar de vida. Puesto que vuestro mundo es un planeta experimental, difiere notablemente de sus esferas hermanas de Satania; en Urantia han aparecido muchas formas de vida que no se encuentran en otra parte; del mismo modo, muchas especies comunes están ausentes de vuestro planeta.
49:5.12 (565.13) En el universo de Nebadon, todos los mundos donde se ha modificado la vida están conectados en serie y constituyen un campo especial de los asuntos universales que recibe la atención de unos administradores designados; y todos estos mundos experimentales son inspeccionados periódicamente por un cuerpo de directores universales cuyo jefe es el veterano finalitario conocido en Satania con el nombre de Tabamantia.
49:5.13 (566.1) 2. Las series de los tipos cerebrales. La única uniformidad física que tienen los mortales es el cerebro y el sistema nervioso; sin embargo, existen tres organizaciones básicas del mecanismo cerebral: los tipos con uno, dos o tres cerebros. Los urantianos pertenecen al tipo con dos cerebros, un poco más imaginativos, aventureros y filosóficos que los mortales con un solo cerebro, pero un poco menos espirituales, éticos y adoradores que las órdenes con tres cerebros. Estas diferencias cerebrales caracterizan incluso a las existencias animales prehumanas.
49:5.14 (566.2) Partiendo del tipo de corteza cerebral urantiana con dos hemisferios podéis comprender algo, por analogía, sobre el tipo con un solo cerebro. El tercer cerebro de las órdenes tricerebrales se puede concebir mejor como una evolución de vuestra forma de cerebro inferior o rudimentario, que se desarrolla hasta el punto de funcionar principalmente para controlar las actividades físicas, dejando libres a los dos cerebros superiores para tareas más elevadas: uno para las funciones intelectuales y el otro para las actividades de duplicación espiritual del Ajustador del Pensamiento.
49:5.15 (566.3) Mientras que los logros terrestres de las razas con un solo cerebro están ligeramente limitados en comparación con los de las órdenes bicerebrales, los planetas más antiguos del grupo con tres cerebros muestran unas civilizaciones que asombrarían a los urantianos, y que avergonzarían en cierto modo a las vuestras si se comparan con ellas. En desarrollo mecánico y en civilización material, e incluso en progreso intelectual, los mundos de los mortales con dos cerebros son capaces de igualar a las esferas de los que tienen tres cerebros. Pero en el control superior de la mente y en el desarrollo de la reciprocidad intelectual y espiritual, sois un poco inferiores.
49:5.16 (566.4) Todas estas estimaciones comparativas relacionadas con el progreso intelectual o los logros espirituales de cualquier mundo o grupo de mundos deberían reconocer, en justicia, la edad planetaria; muchísimas cosas dependen de la edad, de la ayuda de los mejoradores biológicos y de las misiones posteriores de las diversas órdenes de Hijos divinos.
49:5.17 (566.5) Aunque los pueblos con tres cerebros son capaces de alcanzar una evolución planetaria ligeramente superior a la de las órdenes con uno o dos cerebros, todos poseen el mismo tipo de plasma vital y ejercen sus actividades planetarias de una manera muy similar, poco más o menos como lo hacen los seres humanos en Urantia. Estos tres tipos de mortales están distribuidos por todos los mundos de los sistemas locales. En la mayoría de los casos, las condiciones planetarias tuvieron muy poco que ver con las decisiones de los Portadores de Vida de proyectar estas diversas órdenes de mortales en los diferentes mundos; los Portadores de Vida tienen la prerrogativa de planificar y de ejecutar sus planes de esta manera.
49:5.18 (566.6) Estas tres órdenes se hallan en un pie de igualdad en la carrera de la ascensión. Cada una debe atravesar la misma escala intelectual de desarrollo, y cada una debe dominar las mismas pruebas espirituales de progresión. La administración sistémica de estos diferentes mundos y el supercontrol de la constelación sobre ellos están uniformemente libres de discriminación; incluso los regímenes de los Príncipes Planetarios son idénticos.
49:5.19 (566.7) 3. Las series receptoras al espíritu. Hay tres grupos de diseño mental en lo que respecta al contacto con los asuntos espirituales. Esta clasificación no se refiere a las órdenes de mortales con uno, dos o tres cerebros; se refiere principalmente a la química glandular, y más particularmente a la organización de ciertas glándulas comparables a los cuerpos pituitarios. En algunos mundos, las razas tienen una glándula, en otros dos, como los urantianos, mientras que en otras esferas las razas tienen tres de estos cuerpos extraordinarios. Esta dotación química diferencial influye claramente sobre la imaginación inherente y la receptividad espiritual.
49:5.20 (566.8) De los tipos receptores al espíritu, el sesenta y cinco por ciento pertenece al segundo grupo, como las razas de Urantia. El doce por ciento son del primer tipo, menos receptivos por naturaleza, mientras que el veintitrés por ciento tiene una mayor inclinación espiritual durante la vida terrestre. Pero estas distinciones no sobreviven a la muerte natural; todas estas diferencias raciales sólo se refieren a la vida en la carne.
49:5.21 (567.1) 4. Las épocas planetarias de los mortales. Esta clasificación reconoce la sucesión de las dispensaciones temporales en la medida en que afectan el estatus terrestre del hombre y a su recepción del ministerio celestial.
49:5.22 (567.2) La vida es iniciada en los planetas por los Portadores de Vida, que vigilan su desarrollo hasta poco después de la aparición evolutiva del hombre mortal. Antes de dejar un planeta, los Portadores de Vida instalan debidamente a un Príncipe Planetario como gobernante del reino. Con este gobernante llega un contingente completo de auxiliares subordinados y de ayudantes ministrantes, y el primer juicio de los vivos y de los muertos tiene lugar simultáneamente con su llegada.
49:5.23 (567.3) Con la aparición de las agrupaciones humanas, este Príncipe Planetario llega para inaugurar la civilización humana y para enfocar la sociedad humana. Vuestro mundo confuso no es un criterio de los primeros tiempos del reino de los Príncipes Planetarios, porque casi al principio de esta administración en Urantia fue cuando Caligastia, vuestro Príncipe Planetario, unió su suerte a la rebelión de Lucifer, el Soberano del Sistema. Desde entonces vuestro planeta ha seguido una carrera borrascosa.
49:5.24 (567.4) En un mundo evolutivo normal, el progreso racial alcanza su apogeo biológico natural durante el régimen del Príncipe Planetario, y poco después el Soberano del Sistema envía a un Hijo y a una Hija Materiales a ese planeta. Estos seres importados prestan su servicio como mejoradores biológicos; su fallo en Urantia complicó aún más vuestra historia planetaria.
49:5.25 (567.5) Cuando el progreso intelectual y ético de una raza humana ha alcanzado los límites del desarrollo evolutivo, un Hijo Avonal del Paraíso llega en misión magistral; y más tarde aún, cuando el estado espiritual de ese mundo se acerca al límite de sus logros naturales, el planeta recibe la visita de un Hijo donador del Paraíso. La misión principal de un Hijo donador consiste en establecer el estatus planetario, liberar al Espíritu de la Verdad para que funcione en el planeta, y posibilitar así la llegada universal de los Ajustadores del Pensamiento.
49:5.26 (567.6) Aquí, una vez más, Urantia se desvía: nunca ha habido una misión magistral en vuestro mundo, y vuestro Hijo donador tampoco pertenecía a la orden de los Avonales; vuestro planeta disfrutó del notable honor de convertirse en el planeta natal humano del Hijo Soberano, Miguel de Nebadon.
49:5.27 (567.7) Como resultado del ministerio de todas las órdenes sucesivas de filiación divina, los mundos habitados y sus razas progresivas empiezan a acercarse a la cúspide de la evolución planetaria. Estos mundos están ahora maduros para la misión culminante, para la llegada de los Hijos Instructores Trinitarios. Esta época de los Hijos Instructores es el vestíbulo de la era planetaria final — de la utopía evolutiva — la era de luz y de vida.
49:5.28 (567.8) Esta clasificación de los seres humanos recibirá una atención especial en un documento posterior.
49:5.29 (567.9) 5. Las series de las criaturas emparentadas. Los planetas no sólo están organizados verticalmente en sistemas, constelaciones y así sucesivamente, sino que la administración universal también mantiene agrupaciones horizontales de acuerdo con el tipo, la serie y otras relaciones. Esta administración lateral del universo está más particularmente relacionada con la coordinación de las actividades de naturaleza semejante que han sido fomentadas de forma independiente en esferas diferentes. Estas clases emparentadas de criaturas del universo son inspeccionadas periódicamente por ciertos cuerpos compuestos de elevadas personalidades, presididos por finalitarios con una larga experiencia.
49:5.30 (568.1) Estos factores de parentesco se manifiestan en todos los niveles, pues las series emparentadas existen entre las personalidades no humanas así como entre las criaturas mortales — e incluso entre las órdenes humanas y superhumanas. Los seres inteligentes están emparentados verticalmente en doce grandes grupos de siete divisiones principales cada uno. Es probable que la coordinación de estos grupos de seres vivientes excepcionalmente emparentados se efectúe mediante una técnica del Ser Supremo que no comprendemos por completo.
49:5.31 (568.2) 6. Las series de los que fusionan con el Ajustador. La clasificación o agrupación espiritual de todos los mortales durante su experiencia anterior a la fusión está enteramente determinada por la relación entre el estatus de la personalidad y el Monitor de Misterio interior. Casi el noventa por ciento de los mundos habitados de Nebadon está poblado por mortales que fusionan con su Ajustador, en contraste con un universo cercano donde apenas más de la mitad de los mundos alberga seres habitados por Ajustadores y candidatos a la fusión eterna.
49:5.32 (568.3) 7. Las técnicas para salir del planeta. Existe fundamentalmente una sola manera en que la vida humana individual puede dar comienzo en los mundos habitados, y es mediante la procreación de las criaturas y el nacimiento natural; pero existen numerosas técnicas por medio de las cuales el hombre escapa a su estado terrestre y logra acceder a la corriente centrípeta de los que ascienden hacia el Paraíso.
49:6.1 (568.4) Todos los diferentes tipos físicos y series planetarias de mortales disfrutan por igual del ministerio de los Ajustadores del Pensamiento, de los ángeles guardianes y de las diversas órdenes de las huestes de mensajeros del Espíritu Infinito. Todos son liberados por igual de las cadenas de la carne mediante la emancipación por la muerte natural, y todos van por igual desde allí a los mundos morontiales de evolución espiritual y de progreso mental.
49:6.2 (568.5) De vez en cuando, por iniciativa de las autoridades planetarias o de los gobernantes del sistema, se llevan a cabo resurrecciones especiales de los supervivientes dormidos. Estas resurrecciones se producen al menos cada milenio del tiempo planetario, cuando «muchos de los que duermen en el polvo se despiertan», pero no todos. Estas resurrecciones especiales ofrecen la ocasión de movilizar grupos especiales de ascendentes para un servicio específico en el plan del universo local para la ascensión de los mortales. Existen razones prácticas así como asociaciones sentimentales que están conectadas con estas resurrecciones especiales.
49:6.3 (568.6) Durante las épocas primitivas de un mundo habitado, muchos humanos son llamados a las esferas de las mansiones en el momento de las resurrecciones especiales y milenarias, pero la mayoría de los supervivientes son repersonalizados en el momento de inaugurarse una nueva dispensación asociada a la venida de un Hijo divino que va a servir en el planeta.
49:6.4 (568.7) 1. Los mortales de la orden de supervivencia dispensacional o colectiva. Cuando llega el primer Ajustador a un mundo habitado, los serafines guardianes también hacen su aparición; son indispensables para salir del planeta. Durante todo el período en que los supervivientes dormidos carecen de vida, los valores espirituales y las realidades eternas de sus almas recién desarrolladas e inmortales son conservados como un depósito sagrado por los serafines guardianes personales o colectivos.
49:6.5 (568.8) Los guardianes colectivos asignados a los supervivientes dormidos siempre ejercen su actividad con los Hijos judiciales cuando éstos vienen a los mundos. «Enviará a sus ángeles, y éstos reunirán a sus elegidos procedentes de los cuatro vientos». El Ajustador que ha regresado trabaja con cada serafín asignado a la repersonalización de un mortal dormido; es el mismo fragmento inmortal del Padre que vivió en el ser humano durante su vida en la carne, y así es como se restablece la identidad y se resucita la personalidad. Durante el sueño de sus sujetos, estos Ajustadores en espera sirven en Divinington; nunca habitan en otra mente mortal durante este ínterin.
49:6.6 (569.1) Mientras los mundos más antiguos donde existen los mortales albergan aquellos tipos de seres humanos extremadamente desarrollados y exquisitamente espirituales que están prácticamente exentos de la vida morontial, las épocas iniciales de las razas de origen animal están caracterizadas por mortales primitivos que son tan inmaduros que es imposible la fusión con su Ajustador. Los serafines guardianes llevan a cabo el despertar de estos mortales en conjunción con una fracción individualizada del espíritu inmortal de la Fuente-Centro Tercera.
49:6.7 (569.2) Los supervivientes dormidos de una era planetaria son repersonalizados así en los llamamientos dispensacionales. Pero en cuanto a las personalidades no salvables de un reino, ningún espíritu inmortal se encuentra presente para actuar con los guardianes colectivos del destino, y esto representa el cese de la existencia de la criatura. Aunque algunos de vuestros relatos han descrito que estos acontecimientos tienen lugar en los planetas de la muerte física, todos se producen en realidad en los mundos de las mansiones.
49:6.8 (569.3) 2. Los mortales de las órdenes individuales de ascensión. El progreso individual de los seres humanos se mide por la conquista y la travesía sucesivas (el dominio) de los siete círculos cósmicos. Estos círculos de progresión humana son unos niveles de valores intelectuales, sociales, espirituales y de perspicacia cósmica asociados. Empezando por el séptimo círculo, los mortales se esfuerzan por alcanzar el primero, y a todos los que han llegado al tercero se les asignan de inmediato unos guardianes personales del destino. Estos mortales pueden ser repersonalizados en la vida morontial, independientemente de los juicios dispensacionales o de otro tipo.
49:6.9 (569.4) Durante las épocas primitivas de un mundo evolutivo, pocos mortales van a juicio al tercer día. Pero a medida que pasan las eras, a los mortales que progresan se les asignan cada vez más guardianes personales del destino, y un número creciente de estas criaturas evolutivas son repersonalizadas así en el primer mundo de las mansiones al tercer día después de su muerte natural. En tales ocasiones, el regreso del Ajustador señala el despertar del alma humana, y esto supone la repersonalización de los muertos tan literalmente como cuando se pasa lista en masa al final de una dispensación en los mundos evolutivos.
49:6.10 (569.5) Hay tres grupos de ascendentes individuales: los menos avanzados aterrizan en el mundo inicial o primer mundo de las mansiones. El grupo más avanzado puede empezar la carrera morontial en cualquier mundo intermedio de las mansiones de acuerdo con su progresión planetaria anterior. Los más avanzados de estas órdenes empiezan realmente su experiencia morontial en el séptimo mundo de las mansiones.
49:6.11 (569.6) 3. Los mortales de las órdenes de ascensión que dependen de un período deprueba. La llegada de un Ajustador establece la identidad a los ojos del universo, y todos los seres habitados por un Ajustador figuran en las listas nominales de la justicia. Pero la vida temporal en los mundos evolutivos es incierta, y muchos mueren jóvenes antes de escoger la carrera del Paraíso. Estos niños y jóvenes habitados por un Ajustador siguen a aquel de sus padres que tiene el estado espiritual más avanzado, yendo así al mundo finalitario del sistema (a la guardería probatoria) al tercer día, o en el momento de una resurrección especial, o al efectuarse los llamamientos nominales regulares milenarios y dispensacionales.
49:6.12 (570.1) Los niños que mueren demasiado jóvenes como para tener un Ajustador del Pensamiento son repersonalizados en el mundo finalitario de los sistemas locales en el momento de llegar uno de sus padres a los mundos de las mansiones. Un niño adquiere su identidad física en el momento de nacer como mortal, pero en materia de supervivencia, todos los niños sin Ajustador se considera que están vinculados todavía a sus padres.
49:6.13 (570.2) Los Ajustadores del Pensamiento vienen a residir a su debido tiempo en estos pequeños, mientras que el ministerio seráfico para los dos grupos de órdenes de supervivencia que dependen de un período de prueba es similar en general al del progenitor más avanzado, o es equivalente al del progenitor en el caso de que uno solo de ellos sobreviva. A aquellos que alcanzan el tercer círculo se les conceden guardianes personales, independientemente del nivel de sus padres.
49:6.14 (570.3) En las esferas finalitarias de la constelación y de la sede del universo se mantienen guarderías probatorias similares para los niños sin Ajustador de las órdenes primarias y secundarias modificadas de ascendentes.
49:6.15 (570.4) 4. Los mortales de las órdenes secundarias modificadas de ascensión. Son los seres humanos progresivos de los mundos evolutivos intermedios. Por regla general no están inmunizados contra la muerte natural, pero están exentos de pasar por los siete mundos de las mansiones.
49:6.16 (570.5) El grupo menos perfeccionado se despierta en la sede de su sistema local, dejando sólo de lado los mundos de las mansiones. El grupo intermedio va a los mundos educativos de la constelación; dejan de lado todo el régimen morontial del sistema local. Más tarde aún, durante las épocas planetarias de los esfuerzos espirituales, muchos supervivientes se despiertan en la sede de la constelación y empiezan allí su ascensión hacia el Paraíso.
49:6.17 (570.6) Pero antes de que uno de estos grupos pueda seguir adelante, deben regresar como instructores a los mundos que se saltaron, adquiriendo como educadores muchas experiencias en aquellos reinos que dejaron de lado como estudiantes. Todos se dirigen posteriormente hacia el Paraíso por las rutas ordenadas de la progresión humana.
49:6.18 (570.7) 5. Los mortales de la orden primaria modificada de ascensión. Estos mortales pertenecen al tipo de vida evolutiva que fusiona con el Ajustador, pero representan con mucha frecuencia las fases finales del desarrollo humano en un mundo en evolución. Estos seres glorificados están exentos de pasar por las puertas de la muerte; están sometidos a la atracción del Hijo; son trasladados de entre los vivos y aparecen inmediatamente en presencia del Hijo Soberano en la sede del universo local.
49:6.19 (570.8) Son los mortales que fusionan con su Ajustador durante la vida humana, y estas personalidades fusionadas con el Ajustador atraviesan el espacio libremente antes de ser vestidas con las formas morontiales. Estas almas fusionadas van por tránsito directo del Ajustador a las salas de resurrección de las esferas morontiales superiores, donde reciben su investidura morontial inicial exactamente igual que todos los demás mortales que llegan de los mundos evolutivos.
49:6.20 (570.9) Esta orden primaria modificada de ascensión humana puede aplicarse a los individuos de cualquier serie planetaria, desde los estados más bajos hasta los estados más elevados de los mundos donde se fusiona con el Ajustador, pero funciona con más frecuencia en las esferas más antiguas de este tipo después de que han recibido los beneficios de las numerosas estancias de los Hijos divinos.
49:6.21 (570.10) Con el establecimiento de la era planetaria de luz y de vida, muchos mortales van a los mundos morontiales del universo mediante el tipo primario modificado de traslado. Más tarde aún, durante las etapas avanzadas de la existencia establecida, cuando la mayoría de los mortales que dejan un reino están incluídos en esta clase, se considera que el planeta pertenece a esta serie. La muerte natural se vuelve cada vez menos frecuente en estas esferas establecidas durante mucho tiempo en la luz y la vida.
49:6.22 (571.1) [Presentado por un Melquisedek de la Escuela de Administración Planetaria de Jerusem.]
El libro de Urantia
Documento 50
50:0.1 (572.1) AUNQUE pertenecen a la orden de los Hijos Lanonandeks, los Príncipes Planetarios están tan especializados en su servicio que se les considera generalmente como un grupo distinto. Después de que los Melquisedeks han certificado que son Lanonandeks secundarios, estos Hijos del universo local son destinados a las reservas de su orden en la sede de la constelación. Desde allí, el Soberano del Sistema los destina a diversas tareas y los nombra finalmente como Príncipes Planetarios y los envía a gobernar los mundos habitados en evolución.
50:0.2 (572.2) La señal para que el Soberano de un Sistema actúe en el asunto de asignar un gobernante a un planeta dado se produce cuando recibe la solicitud de los Portadores de Vida para que envíe a un jefe administrativo que ejerza su actividad en ese planeta donde han establecido la vida y han desarrollado seres evolutivos inteligentes. Todos los planetas que están habitados por criaturas mortales evolutivas tienen asignado un gobernante planetario de esta orden de filiación.
50:1.1 (572.3) El Príncipe Planetario y sus hermanos asistentes representan el máximo acercamiento personalizado (aparte de la encarnación) que puede hacer el Hijo Eterno del Paraíso a las humildes criaturas del tiempo y del espacio. Es verdad que el Hijo Creador se acerca a las criaturas del reino a través de su espíritu, pero el Príncipe Planetario representa la última de las órdenes de Hijos personales que se extienden desde el Paraíso hasta los hijos de los hombres. El Espíritu Infinito se acerca mucho mediante las personas de los guardianes del destino y otros seres angélicos; el Padre Universal vive en el hombre mediante la presencia prepersonal de los Monitores de Misterio; pero el Príncipe Planetario representa el último esfuerzo del Hijo Eterno y de sus Hijos por acercarse a vosotros. En un mundo recién habitado, el Príncipe Planetario es el único representante de la divinidad completa, pues procede del Hijo Creador (descendiente del Padre Universal y del Hijo Eterno) y de la Ministra Divina (la Hija universal del Espíritu Infinito).
50:1.2 (572.4) El príncipe de un mundo recién habitado está rodeado de un cuerpo leal de ayudantes y de asistentes y de un gran número de espíritus ministrantes. Pero el cuerpo dirigente de estos nuevos mundos debe estar compuesto de las órdenes inferiores de administradores de un sistema, a fin de que puedan comprender y tener una simpatía innata por los problemas y las dificultades planetarios. Todo este esfuerzo por proporcionar a los mundos evolutivos un gobierno compasivo conlleva el inconveniente creciente de que estas personalidades casi humanas puedan descarriarse mediante la exaltación de su propia mente por encima de la voluntad de los Gobernantes Supremos.
50:1.3 (572.5) Como están totalmente solos como representantes de la divinidad en los planetas individuales, estos Hijos están sometidos a una dura prueba, y Nebadon ha sufrido la desgracia de varias rebeliones. En la creación de los Soberanos Sistémicos y de los Príncipes Planetarios se produce la personalización de un concepto que se ha alejado cada vez más del Padre Universal y del Hijo Eterno, y existe el peligro creciente de perder el sentido de las proporciones en cuanto a la propia importancia, y una mayor probabilidad de no lograr mantener una comprensión adecuada de los valores y de las relaciones entre las numerosas órdenes de seres divinos y sus jerarquías de autoridad. El hecho de que el Padre no esté personalmente presente en el universo local también impone cierta prueba de fe y de lealtad a todos estos Hijos.
50:1.4 (573.1) Pero estos príncipes de los mundos fracasan pocas veces en su misión de organizar y de administrar las esferas habitadas, y su éxito facilita enormemente las misiones posteriores de los Hijos Materiales, que vienen para injertar las formas superiores de vida de las criaturas en los hombres primitivos de los mundos. Su gobierno también contribuye mucho a preparar los planetas para los Hijos Paradisiacos de Dios, que vienen posteriormente para juzgar a los mundos e inaugurar las dispensaciones sucesivas.
50:2.1 (573.2) Todos los Príncipes Planetarios se encuentran bajo la jurisdicción administrativa universal de Gabriel, el jefe ejecutivo de Miguel, aunque en lo que se refiere a la autoridad inmediata están sometidos a los mandatos ejecutivos de los Soberanos Sistémicos.
50:2.2 (573.3) Los Príncipes Planetarios pueden pedir en cualquier momento el consejo de los Melquisedeks, sus antiguos instructores y padrinos, pero no se les exige arbitrariamente que soliciten esta ayuda, y si no piden voluntariamente dicha ayuda, los Melquisedeks no interfieren en la administración planetaria. Estos gobernantes de los mundos también pueden utilizar el asesoramiento de los veinticuatro consejeros, reclutados entre los mundos de donación del sistema. En Satania, todos estos consejeros son actualmente nativos de Urantia. Y en la sede de la constelación existe un consejo análogo de setenta miembros elegidos también entre los seres evolutivos de los reinos.
50:2.3 (573.4) El gobierno de los planetas evolutivos durante sus carreras iniciales e inestables es principalmente autocrático. Los Príncipes Planetarios organizan sus grupos especializados de asistentes escogiéndolos entre su cuerpo de ayudantes planetarios. Generalmente se rodean de un consejo supremo de doce miembros, pero la elección y la constitución de este consejo varía en los diferentes mundos. Un Príncipe Planetario también puede tener como ayudante a un miembro o más de la tercera orden de su propio grupo de filiación y, a veces, en ciertos mundos, a un miembro de su propia orden, a un asociado Lanonandek secundario.
50:2.4 (573.5) Todo el estado mayor del gobernante de un mundo está compuesto de personalidades del Espíritu Infinito, de ciertos tipos de seres superiores evolucionados y de mortales ascendentes procedentes de otros mundos. Este estado mayor tiene por término medio unos mil seres, y a medida que el planeta progresa, este cuerpo de ayudantes puede aumentar hasta cien mil o más. En cualquier momento que sientan la necesidad de más ayudantes, los Príncipes Planetarios sólo tienen que solicitarlos a sus hermanos, los Soberanos de los Sistemas, y su petición se les concede enseguida.
50:2.5 (573.6) La naturaleza, la organización y la administración de los planetas varían enormemente, pero todos están provistos de tribunales de justicia. El sistema judicial de un universo local tiene sus orígenes en los tribunales de un Príncipe Planetario, que están presididos por un miembro de su estado mayor personal; los decretos de estos tribunales reflejan una actitud extremadamente paternal y discrecional. Todos los problemas que implican más cosas que la reglamentación de los habitantes planetarios están sujetos a apelación ante los tribunales superiores, pero los asuntos pertenecientes al ámbito de su mundo se resuelven principalmente de acuerdo con el juicio personal del príncipe.
50:2.6 (574.1) Las comisiones itinerantes de conciliadores sirven y complementan a los tribunales planetarios, y tanto los controladores espirituales como los físicos están sometidos a las conclusiones de estos conciliadores. Pero ninguna ejecución arbitraria se lleva nunca a cabo sin el consentimiento del Padre de la Constelación, porque los «Altísimos gobiernan en los reinos de los hombres».
50:2.7 (574.2) Los controladores y los transformadores asignados al planeta también pueden colaborar con los ángeles y otras órdenes de seres celestiales para hacer visibles estas últimas personalidades a las criaturas mortales. En ocasiones especiales, los ayudantes seráficos e incluso los Melquisedeks pueden hacerse visibles a los habitantes de los mundos evolutivos, y de hecho lo hacen. La razón principal para traer a unos ascendentes mortales desde la capital del sistema, como parte del estado mayor del Príncipe Planetario, es facilitar la comunicación con los habitantes del reino.
50:3.1 (574.3) Cuando va a un mundo joven, un Príncipe Planetario lleva generalmente consigo a un grupo de seres ascendentes voluntarios procedentes de la sede del sistema local. Estos ascendentes acompañan al Príncipe como consejeros y ayudantes en la tarea de mejorar inicialmente la raza. Este cuerpo de ayudantes materiales constituye el lazo de unión entre el Príncipe y las razas del mundo. Caligastia, el Príncipe de Urantia, disponía de un cuerpo de cien ayudantes de este tipo.
50:3.2 (574.4) Estos asistentes voluntarios son ciudadanos de la capital de un sistema, y ninguno de ellos ha fusionado con su Ajustador interior. El estatus de los Ajustadores de estos servidores voluntarios sigue siendo el de residentes de la sede del sistema mientras estos progresores morontiales regresan temporalmente a un estado material anterior.
50:3.3 (574.5) Los Portadores de Vida, arquitectos de la forma, proporcionan a estos voluntarios unos nuevos cuerpos físicos que ellos ocupan durante los períodos de su estancia planetaria. Estas formas de la personalidad, aunque están exentas de las enfermedades ordinarias de los reinos, están sometidas, al igual que los cuerpos morontiales iniciales, a ciertos accidentes de naturaleza mecánica.
50:3.4 (574.6) El estado mayor corpóreo del príncipe es retirado generalmente del planeta en conexión con el juicio siguiente que tiene lugar cuando llega un segundo Hijo a la esfera. Antes de marcharse, habitualmente asignan sus diversas tareas a sus descendientes comunes y a ciertos voluntarios nativos superiores. En aquellos mundos donde estos ayudantes del príncipe han tenido permiso para emparejarse con los grupos superiores de las razas nativas, estos descendientes los suceden generalmente.
50:3.5 (574.7) Estos asistentes del Príncipe Planetario raras veces se emparejan con las razas del mundo, pero siempre se emparejan entre ellos. Estas uniones producen dos clases de seres: el tipo primario de criaturas intermedias y ciertos tipos elevados de seres materiales que permanecen vinculados al estado mayor del príncipe después de que sus padres han sido retirados del planeta en el momento de la llegada de Adán y Eva. Estos hijos no se emparejan con las razas mortales, salvo en ciertas situaciones de emergencia, y entonces sólo lo hacen por mandato del Príncipe Planetario. En un caso así, sus hijos — los nietos del estado mayor corpóreo — tienen el mismo estatus que las razas superiores de su época y de su generación. Todos los descendientes de estos asistentes semimateriales del Príncipe Planetario están habitados por un Ajustador.
50:3.6 (575.1) Al final de la dispensación del príncipe, cuando llega el momento en que este «estado mayor revertido» ha de regresar a la sede del sistema para reanudar su carrera hacia el Paraíso, estos ascendentes se presentan ante los Portadores de Vida para entregar sus cuerpos materiales. Entran en el sueño de transición y se despiertan libres de su investidura mortal y vestidos con las formas morontiales, preparados para el transporte seráfico de vuelta a la capital del sistema, donde les esperan sus Ajustadores separados. Llevan un retraso de una dispensación entera con respecto a su clase de Jerusem, pero han adquirido una experiencia única y extraordinaria, un raro capítulo en la carrera de un mortal ascendente.
50:4.1 (575.2) El estado mayor corpóreo del príncipe organiza pronto las escuelas planetarias de formación y de cultura, donde se instruye a la flor y nata de las razas evolutivas y luego se les envía para que enseñen estas mejores costumbres a sus pueblos. Estas escuelas del príncipe están situadas en la sede material del planeta.
50:4.2 (575.3) El estado mayor corpóreo realiza una gran parte del trabajo físico relacionado con el establecimiento de esta ciudad sede. Estas ciudades o colonias sede de los primeros tiempos del Príncipe Planetario son muy diferentes de lo que un mortal de Urantia podría imaginar. En comparación con las épocas posteriores, son sencillas y están caracterizadas por adornos minerales y por una construcción material relativamente avanzada. Todo esto contrasta con el régimen adámico, que está centrado alrededor de una sede ajardinada desde la cual efectúan su trabajo a favor de las razas durante la segunda dispensación de los Hijos del universo.
50:4.3 (575.4) En la colonia sede de vuestro mundo, cada morada humana estaba provista de abundantes tierras. Aunque las tribus lejanas continuaban cazando y buscando alimentos, todos los estudiantes y profesores de las escuelas del príncipe eran agricultores y horticultores. El tiempo estaba dividido casi por igual entre las ocupaciones siguientes:
50:4.4 (575.5) 1. Trabajo físico. Cultivo del suelo, asociado con la construcción y el embellecimiento de las viviendas.
50:4.5 (575.6) 2. Actividades sociales. Representaciones de obras y agrupaciones sociales culturales.
50:4.6 (575.7) 3. Aplicación educativa. Instrucción individual en conexión con la enseñanza colectiva familiar, completada mediante una formación especializada por clases.
50:4.7 (575.8) 4. Formación profesional. Escuelas para el matrimonio y las tareas del hogar, escuelas de artes y oficios, y las clases para la formación de los profesores — laicos, culturales y religiosos.
50:4.8 (575.9) 5. Cultura espiritual. La fraternidad de los profesores, la instrucción de los grupos infantiles y juveniles, y la formación de los niños nativos adoptados como misioneros para sus pueblos.
50:4.9 (575.10) Un Príncipe Planetario no es visible para los seres mortales; es una prueba de fe el creer en las descripciones que efectúan los seres semimateriales de su estado mayor. Pero estas escuelas de cultura y de formación están bien adaptadas a las necesidades de cada planeta, y pronto se desarrolla una intensa y elogiosa rivalidad entre las razas de hombres en sus esfuerzos por ser admitidos en estas diversas instituciones de estudio.
50:4.10 (575.11) Desde este centro mundial de cultura y de consecución irradia gradualmente hacia todos los pueblos una influencia edificante y civilizadora que transforma de manera lenta pero segura a las razas evolutivas. Mientras tanto, los niños instruidos y espiritualizados de los pueblos circundantes, que han sido adoptados y educados en las escuelas del príncipe, regresan a sus grupos nativos y, haciendo lo mejor que pueden, establecen allí nuevos y poderosos centros de estudio y de cultura que dirigen de acuerdo con el plan de las escuelas del príncipe.
50:4.11 (576.1) En Urantia, estos planes para el progreso planetario y el avance cultural estaban bien encaminados, desarrollándose de la manera más satisfactoria, cuando la adhesión de Caligastia a la rebelión de Lucifer llevó a toda la empresa a un fin más bien repentino y de lo más ignominioso.
50:4.12 (576.2) Para mí, uno de los episodios más profundamente chocantes de esta rebelión fue cuando me enteré de la perfidia cruel de Casligastia, un miembro de mi propia orden de filiación, que deliberadamente y con premeditación pervirtió sistemáticamente la instrucción y envenenó la enseñanza que se daba en todas las escuelas planetarias que funcionaban en aquel momento en Urantia. El hundimiento de estas escuelas fue rápido y completo.
50:4.13 (576.3) Una gran parte de la progenie de los ascendentes vinculados al estado mayor materializado del Príncipe permanecieron leales, desertando de las filas de Caligastia. Los síndicos Melquisedeks de Urantia alentaron a estos seres leales, y en tiempos posteriores sus descendientes contribuyeron mucho a mantener los conceptos planetarios sobre la verdad y la rectitud. El trabajo de estos evángeles leales ayudó a impedir la desaparición total de la verdad espiritual en Urantia. Estas almas valerosas y sus descendientes mantuvieron vivo cierto conocimiento sobre el gobierno del Padre, y conservaron para las razas del mundo el concepto de las dispensaciones planetarias sucesivas de las diversas órdenes de Hijos divinos.
50:5.1 (576.4) Los príncipes leales de los mundos habitados están vinculados de forma permanente a los planetas donde fueron destinados al principio. Los Hijos Paradisiacos y sus dispensaciones pueden ir y venir, pero un Príncipe Planetario que tiene éxito continúa siendo el gobernante de su reino. Su trabajo es totalmente independiente de las misiones de los Hijos superiores, pues está destinado a fomentar el desarrollo de la civilización planetaria.
50:5.2 (576.5) El progreso de la civilización apenas se parece en dos planetas cualquiera. Los detalles del desarrollo de la evolución humana son muy diferentes en los numerosos mundos desiguales. A pesar de estas múltiples variaciones en el desarrollo planetario de los aspectos físicos, intelectuales y sociales, todas las esferas evolutivas progresan en ciertas direcciones bien definidas.
50:5.3 (576.6) Bajo el gobierno favorable de un Príncipe Planetario, acrecentado por los Hijos Materiales y puntualizado por las misiones periódicas de los Hijos Paradisiacos, las razas mortales de un mundo medio del tiempo y del espacio pasarán sucesivamente por las siete épocas de desarrollo siguientes:
50:5.4 (576.7) 1. La época de la nutrición. Las criaturas prehumanas y las primeras razas de hombres primitivos se preocupan principalmente por los problemas de la alimentación. Estos seres evolutivos pasan sus horas de vigilia buscando comida o bien luchando de forma ofensiva o defensiva. La búsqueda de alimento es lo más importante de todo en la mente de estos antepasados primitivos de la civilización posterior.
50:5.5 (576.8) 2. La era de la seguridad. Tan pronto como el cazador primitivo puede ahorrar algo de tiempo en su búsqueda de alimentos, emplea este tiempo libre en aumentar su seguridad. Cada vez dedica más atención a la técnica de la guerra. Fortifica sus viviendas y los clanes se solidifican mediante el miedo mutuo y la inculcación del odio hacia los grupos exteriores. El instinto de supervivencia es una actividad que siempre sigue a la conservación de sí mismo.
50:5.6 (577.1) 3. La era de la comodidad material. Después de haber resuelto parcialmente los problemas alimenticios y de haber alcanzado cierto grado de seguridad, el tiempo libre adicional se utiliza para favorecer la comodidad personal. El lujo rivaliza con la necesidad para ocupar el centro del escenario de las actividades humanas. Una era así está caracterizada con demasiada frecuencia por la tiranía, la intolerancia, la glotonería y la embriaguez. Los elementos más débiles de las razas tienden a los excesos y a la brutalidad. Estas personas débiles que buscan el placer son gradualmente sometidas por los elementos más fuertes de la civilización progresiva que aman la verdad.
50:5.7 (577.2) 4. La búsqueda del conocimiento y de la sabiduría. El alimento, la seguridad, el placer y el tiempo libre proporcionan las bases para el desarrollo de la cultura y la propagación del conocimiento. El esfuerzo por poner en práctica el conocimiento conduce a la sabiduría, y cuando una cultura ha aprendido a beneficiarse y a mejorar por medio de la experiencia, la civilización ha llegado de verdad. El alimento, la seguridad y la comodidad material dominan todavía a la sociedad, pero muchos individuos con visión de futuro tienen hambre de conocimiento y sed de sabiduría. Todo niño recibe la oportunidad de aprender haciendo; la educación es la consigna de estas eras.
50:5.8 (577.3) 5. La época de la filosofía y de la fraternidad. Cuando los mortales aprenden a pensar y empiezan a beneficiarse de la experiencia, se vuelven filosóficos — empiezan a razonar dentro de sí mismos y a ejercer un juicio discriminatorio. La sociedad de esta época se vuelve ética, y los mortales de una era así se vuelven realmente seres morales. Unos seres morales sabios son capaces de establecer la fraternidad humana en ese mundo en progreso. Los seres éticos y morales pueden aprender a vivir de acuerdo con la regla de oro.
50:5.9 (577.4) 6. La era de los esfuerzos espirituales. Cuando los mortales evolutivos han pasado por las etapas del desarrollo físico, intelectual y social, tarde o temprano alcanzan los niveles de perspicacia personal que los impulsan a buscar las satisfacciones espirituales y los conocimientos cósmicos. La religión va terminando de ascender desde los ámbitos emocionales del miedo y de la superstición hasta los niveles superiores de la sabiduría cósmica y de la experiencia espiritual personal. La educación aspira a alcanzar los significados, y la cultura capta las relaciones cósmicas y los valores verdaderos. Estos mortales evolutivos son auténticamente cultos, están realmente educados y conocen exquisitamente a Dios.
50:5.10 (577.5) 7. La era de luz y de vida. Es el florecimiento de las eras sucesivas de seguridad física, de expansión intelectual, de cultura social y de consecución espiritual. Estos logros humanos están ahora mezclados, asociados y coordinados en una unidad cósmica y en un servicio desinteresado. Dentro de las limitaciones de la naturaleza finita y de los dones materiales, las posibilidades de los logros evolutivos de las generaciones progresivas que viven sucesivamente en estos mundos excelsos y establecidos del tiempo y del espacio no tienen límites.
50:5.11 (577.6) Después de servir a sus esferas durante las dispensaciones sucesivas de la historia del mundo y las épocas progresivas de avance planetario, los Príncipes Planetarios son elevados a la categoría de Soberanos Planetarios en el momento de inaugurarse la era de luz y de vida.
50:6.1 (578.1) El aislamiento de Urantia hace que resulte imposible intentar presentar muchos detalles sobre la vida y el entorno de vuestros vecinos de Satania. En estas presentaciones estamos limitados por la cuarentena planetaria y el aislamiento del sistema. En todos nuestros esfuerzos por iluminar a los mortales de Urantia, debemos guiarnos por estas restricciones, pero en la medida de lo permisible os hemos informado sobre el progreso de un mundo evolutivo medio, y podéis comparar la carrera de un mundo así con el estado actual de Urantia.
50:6.2 (578.2) El desarrollo de la civilización en Urantia no ha sido tan diferente al de los otros mundos que han soportado la desgracia del aislamiento espiritual. Pero cuando vuestro planeta es comparado con los mundos leales del universo, parece de lo más confuso y enormemente retrasado en todas las fases del progreso intelectual y de la consecución espiritual.
50:6.3 (578.3) Debido a vuestras desgracias planetarias, los urantianos no pueden comprender muchas cosas de la cultura de los mundos normales. Pero no deberíais imaginar que los mundos evolutivos, ni siquiera los más ideales, son unas esferas donde la vida es un lecho de rosas. La vida inicial de las razas mortales siempre va acompañada de luchas. El esfuerzo y la decisión son una parte esencial de la adquisición de los valores de supervivencia.
50:6.4 (578.4) La cultura presupone la calidad de mente; la cultura no puede mejorar a menos que se eleve la mente. Un intelecto superior buscará una cultura noble y encontrará alguna manera de alcanzar esa meta. Las mentes inferiores despreciarán la cultura más elevada, aunque se la presenten ya hecha. También depende mucho de las misiones sucesivas de los Hijos divinos y del grado de iluminación que reciben las épocas de sus dispensaciones respectivas.
50:6.5 (578.5) No deberíais olvidar que durante doscientos mil años, todos los mundos de Satania han permanecido bajo la prohibición espiritual de Norlatiadek a consecuencia de la rebelión de Lucifer. Y se necesitará una era tras otra para reparar los perjuicios resultantes del pecado y de la secesión. Vuestro mundo sigue todavía una carrera irregular y con altibajos como resultado de la doble tragedia de un Príncipe Planetario rebelde y de un Hijo Material negligente. Ni siquiera la donación de Cristo Miguel en Urantia apartó inmediatamente las consecuencias temporales de estos graves errores de la administración inicial del mundo.
50:7.1 (578.6) A primera vista, podría parecer que Urantia y los mundos aislados asociados son de lo más desafortunados por estar privados de la presencia y de la influencia benéficas de unas personalidades superhumanas tales como un Príncipe Planetario y un Hijo y una Hija Materiales. Pero el aislamiento de estas esferas ofrece a sus razas una oportunidad única para ejercitar su fe y para desarrollar una calidad de confianza especial en la fiabilidad cósmica que no dependen de la vista ni de ninguna otra consideración material. Al final puede resultar que las criaturas mortales procedentes de los mundos que están en cuarentena a consecuencia de la rebelión sean extremadamente afortunadas. Hemos descubierto que a estos ascendentes les confían muy pronto numerosas tareas especiales en empresas cósmicas donde una fe incuestionable y una confianza sublime son esenciales para triunfar.
50:7.2 (579.1) En Jerusem, los ascendentes de estos mundos aislados ocupan un sector residencial propio y se les conoce con el nombre de agondontarios, lo que significa criaturas volitivas evolutivas que pueden creer sin ver, perseverar cuando están aisladas y vencer dificultades insuperables incluso estando solas. Esta agrupación funcional de los agondontarios persiste durante toda la ascensión del universo local y la travesía del superuniverso; desaparece durante la estancia en Havona, pero reaparece de inmediato cuando se alcanza el Paraíso, y subsiste definitivamente en el Cuerpo de la Finalidad de los Mortales. Tabamantia es un agondontario, con estatus de finalitario, que sobrevivió a una de las esferas en cuarentena implicadas en la primera rebelión que tuvo lugar en los universos del tiempo y del espacio.
50:7.3 (579.2) A lo largo de toda la carrera hacia el Paraíso, la recompensa sigue al esfuerzo como consecuencia de las causas. Estas recompensas separan al individuo del término medio, proporcionan un diferencial en la experiencia de las criaturas, y contribuyen al carácter polifacético de las realizaciones últimas en el cuerpo colectivo de los finalitarios.
50:7.4 (579.3) [Presentado por un Hijo Lanonandek Secundario del Cuerpo de Reserva.]
El libro de Urantia
Documento 51
51:0.1 (580.1) DURANTE la dispensación de un Príncipe Planetario, el hombre primitivo alcanza el límite del desarrollo evolutivo natural, y este logro biológico da la señal al Soberano del Sistema para el envío a ese mundo de la segunda orden de filiación, los mejoradores biológicos. A estos Hijos, pues son dos, — el Hijo y la Hija Materiales — se les conoce generalmente en un planeta como Adán y Eva. El Hijo Material original de Satania es Adán, y aquellos que van a los mundos del sistema como mejoradores biológicos siempre llevan el nombre de este primer Hijo original de su orden excepcional.
51:0.2 (580.2) Estos Hijos son el don material del Hijo Creador a los mundos habitados. Permanecen en el planeta donde han sido destinados, junto con el Príncipe Planetario, durante toda la trayectoria evolutiva de esa esfera. Una aventura así en un mundo que tiene un Príncipe Planetario dista mucho de ser un riesgo, pero en un planeta apóstata, en un reino sin un gobernante espiritual y privado de las comunicaciones interplanetarias, una misión así está llena de graves peligros.
51:0.3 (580.3) Aunque no podéis esperar saberlo todo sobre el trabajo de estos Hijos en todos los mundos de Satania y de otros sistemas, otros documentos describen más plenamente la vida y las experiencias de Adán y Eva, la interesante pareja del cuerpo de mejoradores biológicos de Jerusem que vino para elevar a las razas de Urantia. Aunque los planes ideales para mejorar vuestras razas nativas fracasaron, sin embargo la misión de Adán no tuvo lugar en vano; Urantia se ha beneficiado inconmensurablemente del don de Adán y Eva, y entre sus compañeros y en los consejos de las alturas su trabajo no es considerado como una pérdida total.
51:1.1 (580.4) Los Hijos y las Hijas materiales o sexuados son la progenie del Hijo Creador; el Espíritu Madre del Universo no participa en la creación de estos seres que están destinados a ejercer su actividad como mejoradores físicos en los mundos evolutivos.
51:1.2 (580.5) La orden material de filiación no es uniforme en todo el universo local. El Hijo Creador sólo engendra una pareja de estos seres en cada sistema local; la naturaleza de estas parejas originales es diversa, estando sintonizada con la configuración de vida de sus sistemas respectivos. Es una disposición necesaria puesto que, de otra manera, el potencial reproductor de los Adanes no funcionaría con el de los seres mortales evolutivos de los mundos de un sistema particular cualquiera. El Adán y la Eva que vinieron a Urantia descendían de la pareja original de Hijos Materiales de Satania.
51:1.3 (580.6) La estatura de los Hijos Materiales varía entre los dos metros y medio y los tres metros, y su cuerpo resplandece con el brillo de una luz radiante de tinte violeta. Aunque la sangre material circula por sus cuerpos materiales, también están sobrecargados de energía divina y saturados de luz celestial. Estos Hijos Materiales (los Adanes) y estas Hijas Materiales (las Evas) son iguales entre sí, y sólo difieren en su naturaleza reproductora y en ciertas dotaciones químicas. Son iguales pero diferenciales, masculino y femenino — en consecuencia complementarios — y están diseñados para servir en parejas en casi todas sus misiones.
51:1.4 (581.1) Los Hijos Materiales disfrutan de una nutrición doble; son realmente dobles en su naturaleza y en su constitución, consumiendo la energía materializada poco más o menos como lo hacen los seres físicos del reino, mientras que su existencia inmortal se mantiene plenamente mediante la absorción directa y automática de ciertas energías cósmicas sustentadoras. Si fracasan en alguna misión asignada o incluso si se rebelan de forma consciente y deliberada, los Hijos de esta orden son aislados, se les corta la conexión con la fuente universal de la luz y la vida. Inmediatamente después se vuelven prácticamente seres materiales, destinados a seguir el curso de la vida material en el mundo donde están asignados, y obligados a recurrir a los magistrados del universo para ser juzgados. La muerte material terminará finalmente con la carrera planetaria de esta Hija o de este Hijo Material desacertado e imprudente.
51:1.5 (581.2) Un Adán y una Eva originales o directamente creados son inmortales por don inherente, como lo son todas las otras órdenes de filiación del universo local, pero sus hijos e hijas están caracterizados por una disminución del potencial de inmortalidad. Esta pareja original no puede transmitir la inmortalidad incondicionada a los hijos e hijas que procrea. Para continuar viviendo, su progenie depende de un sincronismo intelectual ininterrumpido con el circuito de gravedad mental del Espíritu. Desde los comienzos del sistema de Satania, trece Adanes Planetarios se han perdido por rebelión y por faltas y 681.204 en puestos de confianza subordinados. La mayoría de estas deserciones se produjeron en la época de la rebelión de Lucifer.
51:1.6 (581.3) Mientras viven como ciudadanos permanentes en las capitales de los sistemas, e incluso cuando cumplen misiones descendentes en los planetas evolutivos, los Hijos Materiales no poseen Ajustador del Pensamiento, pero gracias a estos servicios mismos es como adquieren la capacidad experiencial para ser habitados por un Ajustador y para emprender la carrera de ascensión hacia el Paraíso. Estos seres únicos y maravillosamente útiles son el eslabón que conecta el mundo espiritual con el mundo físico. Están concentrados en las sedes de los sistemas, donde se reproducen y continúan viviendo como ciudadanos materiales del reino, y desde allí son enviados a los mundos evolutivos.
51:1.7 (581.4) A diferencia de los otros Hijos creados que sirven en los planetas, la orden material de filiación no es, por naturaleza, invisible para las criaturas materiales tales como los habitantes de Urantia. Estos Hijos de Dios pueden ser vistos y comprendidos por las criaturas del tiempo, y a su vez pueden mezclarse realmente con ellas, e incluso podrían procrear con ellas, aunque esta función de elevación biológica recae generalmente sobre la progenie de los Adanes Planetarios.
51:1.8 (581.5) En Jerusem, los hijos leales de un Adán y una Eva son inmortales, pero los descendientes procreados por un Hijo y una Hija Materiales después de haber llegado a un planeta evolutivo no están inmunizados así contra la muerte natural. Cuando estos Hijos son rematerializados para ejercer su función reproductora en un mundo evolutivo se produce un cambio en el mecanismo de trasmisión de la vida. Los Portadores de Vida privan adrede a los Adanes y las Evas Planetarios del poder de engendrar hijos e hijas que no mueren. Si no cometen una falta, un Adán y una Eva en misión planetaria pueden vivir indefinidamente, pero dentro de ciertos límites, sus hijos experimentan una longevidad decreciente en cada nueva generación.
51:2.1 (582.1) Cuando recibe la noticia de que otro mundo habitado ha alcanzado el punto culminante de la evolución física, el Soberano del Sistema convoca al cuerpo de Hijos e Hijas Materiales en la capital del sistema; después de analizar las necesidades de ese mundo evolutivo, dos miembros del grupo de voluntarios — un Adán y una Eva del cuerpo más antiguo de Hijos Materiales — son elegidos para emprender la aventura, para someterse al sueño profundo antes de ser enserafinados y transportados desde el hogar donde efectúan su servicio asociado hasta el nuevo reino con sus nuevas oportunidades y sus nuevos peligros.
51:2.2 (582.2) Los Adanes y las Evas son criaturas semimateriales y, como tales, no pueden ser transportadas por los serafines. Deben someterse a la desmaterialización en la capital del sistema antes de poder ser enserafinadas para el transporte hasta el mundo de destino. Los serafines transportadores son capaces de efectuar en los Hijos Materiales y en otros seres semimateriales los cambios que les permitirán ser enserafinados y transportados así a través del espacio desde un mundo o un sistema a otro. Esta preparación para el transporte dura unos tres días del tiempo oficial, y se necesita la cooperación de un Portador de Vida para devolver a su existencia normal a esta criatura desmaterializada cuando llega al final de su viaje por transporte seráfico.
51:2.3 (582.3) Aunque existe esta técnica de desmaterialización para preparar a los Adanes a fin de ser transportados desde Jerusem hasta los mundos evolutivos, no existe un método equivalente para sacarlos de dichos mundos a menos que se vacíe todo el planeta, en cuyo caso se instala de urgencia la técnica de la desmaterialización para toda la población salvable. Si una catástrofe física pusiera en peligro la residencia planetaria de una raza en evolución, los Melquisedeks y los Portadores de Vida instalarían la técnica de la desmaterialización para todos los supervivientes, y estos seres serían llevados por transporte seráfico hasta el nuevo mundo preparado para continuar su existencia. Una vez que la evolución de una raza humana ha empezado en un mundo del espacio, debe continuar independientemente por completo de la supervivencia física de ese planeta, pero durante las épocas evolutivas, no está planeado de otra manera que un Adán o una Eva Planetarios dejen el mundo que han elegido.
51:2.4 (582.4) Cuando llegan a su destino planetario, el Hijo y la Hija Materiales son rematerializados bajo la dirección de los Portadores de Vida. El proceso completo dura entre diez y veintiocho días del tiempo de Urantia. La inconciencia del sueño seráfico continúa durante todo este período de reconstrucción. Cuando el reensamblaje del organismo físico ha terminado, estos Hijos e Hijas Materiales se encuentran en su nuevo hogar y en su nuevo mundo prácticamente tal como estaban antes de someterse al proceso de desmaterialización en Jerusem.
51:3.1 (582.5) En los mundos habitados, los Hijos y las Hijas Materiales construyen sus propios hogares jardín, y pronto reciben la ayuda de sus propios hijos. El emplazamiento del jardín ha sido elegido generalmente por el Príncipe Planetario, y su estado mayor corpóreo efectúa una gran parte del trabajo preliminar de preparación con la ayuda de muchos individuos superiores de las razas nativas.
51:3.2 (583.1) Estos Jardines del Edén se llaman así en homenaje a Edentia, la capital de la constelación, y porque están modelados según la grandiosidad botánica del mundo sede de los Padres Altísimos. Estos hogares jardín están habitualmente situados en una región apartada y en una zona cercana a los trópicos. En un mundo de tipo medio, son unas creaciones maravillosas. No podéis formaros ninguna opinión sobre estos hermosos centros de cultura por el relato fragmentario del desarrollo abortado de una empresa así en Urantia.
51:3.3 (583.2) Un Adán y una Eva Planetarios son, en potencia, el don completo de la gracia física para las razas mortales. La tarea principal de esta pareja importada consiste en multiplicarse y en mejorar a los hijos del tiempo. Pero no se produce un cruce inmediato entre la población del jardín y los pueblos del mundo. Durante muchas generaciones, Adán y Eva permanecen biológicamente separados de los mortales evolutivos, mientras construyen una fuerte raza de su orden. Éste es el origen de la raza violeta en los mundos habitados.
51:3.4 (583.3) Los planes para mejorar la raza son preparados por el Príncipe Planetario y su estado mayor, y ejecutados por Adán y Eva. Y aquí es donde vuestro Hijo Material y su compañera tuvieron una gran desventaja cuando llegaron a Urantia. Caligastia se opuso con astucia y eficacia a la misión adámica; y a pesar de que los síndicos Melquisedeks de Urantia habían advertido debidamente tanto a Adán como a Eva de los peligros planetarios inherentes a la presencia del Príncipe Planetario rebelde, este archirrebelde, mediante una astuta estratagema, se mostró más hábil que la pareja edénica y los hizo caer en la trampa de violar el pacto de su fideicomiso como gobernantes visibles de vuestro mundo. El Príncipe Planetario traidor logró comprometer a vuestro Adán y a vuestra Eva, pero fracasó en su esfuerzo por implicarlos en la rebelión de Lucifer.
51:3.5 (583.4) Los ángeles de la quinta orden, los ayudantes planetarios, están vinculados a la misión adámica, y siempre acompañan a los Adanes Planetarios en sus aventuras en los mundos. El cuerpo que se asigna inicialmente está compuesto por lo general de unos cien mil miembros. Cuando el Adán y la Eva de Urantia emprendieron su trabajo de manera prematura, cuando se apartaron del plan ordenado, una de las Voces seráficas del Jardín fue la que los amonestó por su conducta reprensible. El relato que poseéis sobre este suceso ilustra bien la manera en que vuestras tradiciones planetarias han tendido a imputarle al Señor Dios todo lo que es sobrenatural. A causa de esto, los urantianos han llegado a confundirse a menudo sobre la naturaleza del Padre Universal, puesto que generalmente se le han atribuido las palabras y los actos de todos sus asociados y subordinados. En el caso de Adán y Eva, el ángel del Jardín no era otro que el jefe de los ayudantes planetarios entonces de servicio. Este serafín, llamado Solonia, proclamó el fracaso del plan divino y solicitó el regreso de los síndicos Melquisedeks a Urantia.
51:3.6 (583.5) Las criaturas intermedias secundarias forman parte de los descendientes autóctonos de las misiones adámicas. Al igual que sucede con el estado mayor corpóreo del Príncipe Planetario, los descendientes de los Hijos y las Hijas Materiales son de dos tipos: sus hijos físicos y la orden secundaria de criaturas intermedias. Estos ministros planetarios materiales, pero generalmente invisibles, contribuyen mucho al avance de la civilización e incluso al sometimiento de las minorías insubordinadas que pueden intentar socavar las bases del desarrollo social y del progreso espiritual.
51:3.7 (583.6) No se debe confundir a los intermedios secundarios con la orden primaria, que data de los tiempos cercanos a la llegada del Príncipe Planetario. En Urantia, la mayoría de estas criaturas intermedias iniciales se unieron a la rebelión con Caligastia, y han estado internadas desde Pentecostés. Muchos miembros del grupo adámico que no permanecieron leales a la administración planetaria están internados de la misma manera.
51:3.8 (584.1) El día de Pentecostés, los intermedios leales primarios y los secundarios llevaron a cabo una unión voluntaria, y desde entonces han actuado como una sola unidad en los asuntos del mundo. Sirven bajo el mando de los intermedios leales elegidos alternativamente en los dos grupos.
51:3.9 (584.2) Vuestro mundo ha sido visitado por cuatro órdenes de filiación: Caligastia, el Príncipe Planetario; Adán y Eva, de los Hijos Materiales de Dios; Maquiventa Melquisedek, el «sabio de Salem» en los tiempos de Abraham; y Cristo Miguel, que vino como Hijo paradisiaco donador. ¡Cuánto más eficaz y hermoso hubiera sido si Miguel, el gobernante supremo del universo de Nebadon, hubiera sido acogido en vuestro mundo por un Príncipe Planetario leal y eficiente y por un Hijo Material dedicado y que ha tenido éxito, los dos que podrían haber hecho tanto por realzar la misión y el trabajo de la vida del Hijo donador! Pero no todos los mundos han sido tan desafortunados como Urantia, y las misiones de los Adanes Planetarios tampoco han sido siempre tan difíciles o tan peligrosas. Cuando tienen éxito, contribuyen al desarrollo de un gran pueblo, continuando como jefes visibles de los asuntos planetarios incluso mucho tiempo después de que ese mundo se ha establecido en la luz y la vida.
51:4.1 (584.3) La raza que domina durante las primeras eras de los mundos habitados es la del hombre rojo, que es habitualmente la primera en alcanzar los niveles humanos de desarrollo. Pero aunque el hombre rojo es la raza más antigua de los planetas, los pueblos siguientes de color empiezan a hacer su aparición al principio de la era en que surgen los mortales.
51:4.2 (584.4) Las primeras razas son un poco superiores a las posteriores; el hombre rojo se halla muy por encima de la raza índiga — negra. Los Portadores de Vida confieren el don completo de las energías vivientes a la raza roja o inicial, y cada manifestación evolutiva sucesiva de un grupo distinto de mortales representa una variación a expensas de la dotación original. Incluso la estatura de los mortales tiende a disminuir desde el hombre rojo hasta la raza índiga, aunque en Urantia aparecieron linajes inesperados de gigantismo entre los pueblos verde y anaranjado.
51:4.3 (584.5) En aquellos mundos que tienen las seis razas evolutivas, los pueblos superiores son la primera, la tercera y la quinta razas — la roja, la amarilla y la azul. Las razas evolutivas alternan así en capacidad para el crecimiento intelectual y el desarrollo espiritual, estando la segunda, la cuarta y la sexta un poco menos dotadas. Estas razas secundarias son los pueblos que faltan en ciertos mundos; son los que han sido exterminados en otros muchos. Es una desgracia que en Urantia hayáis perdido tan ampliamente a vuestros hombres azules superiores, salvo en la medida en que subsisten en vuestra «raza blanca» amalgamada. La pérdida de vuestros linajes naranja y verde no es de un interés tan importante.
51:4.4 (584.6) La evolución de seis — o de tres — razas de color, aunque parezca deteriorar la dotación original del hombre rojo, proporciona ciertas variaciones muy deseables en los tipos mortales y permite una expresión, de otra manera inalcanzable, de los diversos potenciales humanos. Estas modificaciones son beneficiosas para el progreso de la humanidad en su totalidad, con tal que sean posteriormente mejoradas por la raza adámica o violeta importada. En Urantia, este plan normal de amalgamación no se llevó ampliamente a cabo, y este fracaso en la ejecución del plan para la evolución racial hace que os resulte imposible comprender muchas cosas sobre el estado de estos pueblos en un planeta habitado de tipo medio a través de la observación de los restos de estas primeras razas de vuestro mundo.
51:4.5 (585.1) En los primeros tiempos del desarrollo racial, los hombres rojos, amarillos y azules tienen una ligera tendencia a cruzarse; las razas anaranjada, verde e índiga tienen una tendencia similar a entremezclarse.
51:4.6 (585.2) Las razas más progresivas utilizan habitualmente como obreros a los humanos más atrasados. Esto explica el origen de la esclavitud en los planetas durante las épocas primitivas. Los hombres rojos normalmente someten a los anaranjados y los reducen a la condición de sirvientes — a veces son exterminados. Los hombres amarillos y los rojos fraternizan a menudo, pero no siempre. La raza amarilla esclaviza habitualmente a la verde, mientras que el hombre azul somete al índigo. Para estas razas de hombres primitivos, el utilizar los servicios de sus compañeros atrasados en trabajos forzosos no supone más de lo que significa para los urantianos el hecho de comprar y vender caballos y ganado.
51:4.7 (585.3) En la mayoría de los mundos normales, la servidumbre involuntaria no sobrevive a la dispensación del Príncipe Planetario, aunque los deficientes mentales y los delincuentes sociales son a menudo todavía obligados a realizar trabajos involuntarios. Pero en todas las esferas normales, esta especie de esclavitud primitiva es abolida poco después de la llegada de la raza adámica o violeta importada.
51:4.8 (585.4) Estas seis razas evolutivas están destinadas a mezclarse y a ser realzadas mediante su amalgamación con la progenie de los mejoradores adámicos. Pero antes de que estos pueblos se mezclen, los inferiores y los incapaces son eliminados en su mayoría. El Príncipe Planetario y el Hijo Material, con otras autoridades planetarias adecuadas, se pronuncian sobre la aptitud de los linajes reproductores. La dificultad para ejecutar un programa radical como éste en Urantia consiste en la ausencia de jueces competentes para decidir sobre la aptitud o la incapacidad biológica de los individuos de las razas de vuestro mundo. A pesar de este obstáculo, parece ser que deberíais ser capaces de poneros de acuerdo sobre la exclusión biológica de vuestros linajes más acusadamente incapaces, deficientes, degenerados y antisociales.
51:5.1 (585.5) Cuando un Adán y una Eva Planetarios llegan a un mundo habitado, sus superiores les han informado plenamente sobre la manera más conveniente de efectuar el mejoramiento de las razas existentes de seres inteligentes. El plan del procedimiento no es uniforme; una gran parte se deja al juicio de la pareja ministrante, y los errores no son raros, especialmente en los mundos desordenados e insurrectos tales como Urantia.
51:5.2 (585.6) Generalmente, los pueblos violetas no empiezan a amalgamarse con los nativos planetarios hasta que su propio grupo no asciende a más de un millón de miembros. Pero mientras tanto, el estado mayor del Príncipe Planetario proclama que los hijos de los Dioses han descendido para fundirse, por así decirlo, con las razas de los hombres; y la gente espera con impaciencia el día en que se anunciará que aquellos que han satisfecho los requisitos para pertenecer a los linajes raciales superiores pueden dirigirse hacia el Jardín del Edén para ser elegidos allí por los hijos y las hijas de Adán como padres y madres evolutivos del nuevo tipo mezclado de humanidad.
51:5.3 (585.7) En los mundos normales, el Adán y la Eva Planetarios no se emparejan nunca con las razas evolutivas. Este trabajo de mejoramiento biológico es una función de la progenie adámica. Pero estos adamitas no salen hacia las razas; el estado mayor del príncipe trae al Jardín del Edén a los hombres y mujeres superiores para que se emparejen voluntariamente con la descendencia adámica. Y en la mayoría de los mundos se considera que el honor más elevado es ser elegido como candidato para casarse con los hijos y las hijas del jardín.
51:5.4 (586.1) Las guerras raciales y otras luchas tribales disminuyen por primera vez, mientras que las razas del mundo se esfuerzan cada vez más por capacitarse para ser reconocidas y admitidas en el jardín. Vosotros sólo podéis tener, en el mejor de los casos, una idea muy pobre sobre la manera en que esta lucha competitiva llega a ocupar el centro de todas las actividades en un planeta normal. Todo este proyecto de mejora racial se hundió muy pronto en Urantia.
51:5.5 (586.2) La raza violeta es un pueblo monógamo, y todo hombre o mujer evolutivos que se une con los hijos y las hijas adámicos promete no tomar otros cónyuges y enseñar la monogamia a sus hijos e hijas. Los hijos de cada una de estas uniones son educados e instruidos en las escuelas del Príncipe Planetario, y luego se les permite ir hacia la raza de su progenitor evolutivo para casarse allí entre los grupos seleccionados de mortales superiores.
51:5.6 (586.3) Cuando este linaje de los Hijos Materiales se añade a las razas en evolución de los mundos, da comienzo una nueva era más grande de progreso evolutivo. Después de esta efusión procreadora de capacidades importadas y de características superevolutivas, se produce una sucesión de rápidos avances en la civilización y en el desarrollo racial; en cien mil años se hacen más progresos que en un millón de años de luchas anteriores. En vuestro mundo se han realizado grandes progresos, a pesar del fracaso de los planes ordenados, desde que el plasma vital de Adán fue donado a vuestros pueblos.
51:5.7 (586.4) Pero aunque los hijos de pura cepa de un Jardín del Edén planetario pueden donarse a los miembros superiores de las razas evolutivas y mejorar así el nivel biológico de la humanidad, a los linajes superiores de los mortales de Urantia no les resultaría beneficioso emparejarse con las razas inferiores; un proceder tan poco sabio como éste pondría en peligro toda la civilización en vuestro mundo. Como no se ha logrado llevar a cabo la armonización racial mediante la técnica adámica, ahora tenéis que resolver vuestro problema planetario de mejoramiento racial mediante otros métodos de adaptación y de control, principalmente humanos.
51:6.1 (586.5) En la mayoría de los mundos habitados, los Jardines del Edén permanecen como magníficos centros culturales y continúan funcionando época tras época como modelos sociales de conducta y de costumbres planetarias. Incluso en los primeros tiempos, cuando los pueblos violetas están relativamente aislados, sus escuelas reciben a los candidatos apropiados procedentes de las razas del mundo, mientras que los desarrollos industriales del jardín abren nuevos canales de relaciones comerciales. Así es como los Adanes y las Evas y su progenie contribuyen a la expansión repentina de la cultura y al rápido mejoramiento de las razas evolutivas de sus mundos. La amalgamación de las razas evolutivas con los hijos de Adán acrecienta y sella todas estas relaciones, teniendo como resultado el mejoramiento inmediato del estado biológico, la estimulación del potencial intelectual y el aumento de la receptividad espiritual.
51:6.2 (586.6) En los mundos normales, la sede jardín de la raza violeta se convierte en el segundo centro de la cultura mundial y, junto con la ciudad sede del Príncipe Planetario, marca la pauta del desarrollo de la civilización. Las escuelas de la ciudad sede del Príncipe Planetario y las escuelas del jardín de Adán y Eva son contemporáneas durante siglos. Generalmente no están muy alejadas, y trabajan juntas en una cooperación armoniosa.
51:6.3 (587.1) Pensad en lo que significaría para vuestro mundo que en alguna parte del Levante hubiera un centro mundial de civilización, una gran universidad planetaria de cultura, que hubiera funcionado sin interrupción durante 37.000 años. Y además deteneos a considerar de qué manera estaría reforzada la autoridad moral de un centro tan antiguo como éste, si no muy lejos de allí estuviera situada otra sede aún más antigua de ministerio celestial cuyas tradiciones ejercieran una fuerza acumulada de 500.000 años de influencia evolutiva integrada. Es la costumbre la que difunde con el tiempo los ideales del Edén en un mundo entero.
51:6.4 (587.2) Las escuelas del Príncipe Planetario se ocupan principalmente de la filosofía, la religión, la moral y las realizaciones intelectuales y artísticas superiores. Las escuelas del jardín de Adán y Eva se dedican habitualmente a las artes prácticas, la formación intelectual básica, la cultura social, el desarrollo económico, las relaciones comerciales, la eficacia física y el gobierno civil. Estos centros mundiales se amalgaman finalmente, pero esta asociación efectiva a veces no se produce hasta la época del primer Hijo Magistral.
51:6.5 (587.3) La existencia continuada del Adán y de la Eva Planetarios, junto con el núcleo de linaje puro de la raza violeta, comunica a la cultura edénica esa estabilidad de crecimiento en virtud de la cual llega a actuar sobre la civilización de un mundo con la fuerza irresistible de la tradición. En estos Hijos e Hijas Materiales inmortales encontramos al último eslabón indispensable que conecta a Dios con el hombre, que colma el abismo casi infinito entre el Creador eterno y las personalidades finitas más humildes del tiempo. He aquí a un ser de alto origen que es físico, material, e incluso una criatura sexuada como los mortales de Urantia, que puede ver y comprender al Príncipe Planetario invisible y servirle de intérprete ante las criaturas mortales del reino, pues los Hijos y las Hijas Materiales son capaces de ver a todas las órdenes inferiores de seres espirituales; visualizan al Príncipe Planetario y a todo su estado mayor, visible e invisible.
51:6.6 (587.4) Con el paso de los siglos, y gracias a la amalgamación de su progenie con las razas de los hombres, este mismo Hijo y esta misma Hija Materiales son aceptados como antepasados comunes de la humanidad, como los padres comunes de los descendientes ahora mezclados de las razas evolutivas. Se tiene la intención de que los mortales que salen de un mundo habitado tengan la experiencia de reconocer a siete padres:
51:6.7 (587.5) 1. El padre biológico — el padre carnal.
51:6.8 (587.6) 2. El padre del reino — el Adán Planetario.
51:6.9 (587.7) 3. El padre de las esferas — el Soberano del Sistema.
51:6.10 (587.8) 4. El Padre Altísimo — el Padre de la Constelación.
51:6.11 (587.9) 5. El Padre del universo — el Hijo Creador y gobernante supremo de las creaciones locales.
51:6.12 (587.10) 6. Los super-Padres — los Ancianos de los Días que gobiernan el superuniverso.
51:6.13 (587.11) 7. El Padre espiritual o Padre de Havona — el Padre Universal que reside en el Paraíso y que confiere su espíritu para que viva y trabaje en la mente de las humildes criaturas que habitan el universo de universos.
51:7.1 (587.12) Los Hijos Avonales del Paraíso vienen de vez en cuando a los mundos habitados para llevar a cabo acciones judiciales, pero el primer Avonal que llega en misión magistral inaugura la cuarta dispensación de un mundo evolutivo del tiempo y del espacio. En algunos planetas donde este Hijo Magistral es aceptado de manera universal, permanece allí durante una era; y el planeta prospera así bajo el mando conjunto de tres Hijos: el Príncipe Planetario, el Hijo Material y el Hijo Magistral, siendo los dos últimos visibles para todos los habitantes del reino.
51:7.2 (588.1) Antes de que el primer Hijo Magistral concluya su misión en un mundo evolutivo normal, ya se ha efectuado la unión del trabajo educativo y administrativo del Príncipe Planetario y del Hijo Material. Esta amalgamación de la doble supervisión de un planeta trae a la existencia un tipo nuevo y eficaz de administración mundial. Cuando el Hijo Magistral se retira, el Adán Planetario asume la dirección exterior de la esfera. El Hijo y la Hija Materiales actúan conjuntamente así como administradores planetarios hasta que el mundo se establece en la era de luz y de vida; después de lo cual, el Príncipe Planetario es elevado a la posición de Soberano Planetario. Durante esta era de evolución avanzada, Adán y Eva se convierten en lo que se podría llamar primeros ministros conjuntos del reino glorificado.
51:7.3 (588.2) Tan pronto como la nueva capital consolidada del mundo evolutivo está bien instalada, y tan rápidamente como se puede instruir de manera adecuada a unos administradores subordinados competentes, se fundan subcapitales en los territorios lejanos y entre los diferentes pueblos. Antes de que llegue otro Hijo dispensacional se habrán organizado entre cincuenta y cien subcentros de este tipo.
51:7.4 (588.3) El Príncipe Planetario y su estado mayor siguen fomentando los campos de actividad espirituales y filosóficos. Adán y Eva prestan una atención particular al estado físico, científico y económico del reino. Los dos grupos dedican igualmente sus energías a promover las artes, las relaciones sociales y los logros intelectuales.
51:7.5 (588.4) En el momento de inaugurarse la quinta dispensación de los asuntos del mundo, se ha conseguido una magnífica administración de las actividades planetarias. La existencia mortal en una esfera tan bien gestionada es en verdad estimulante y beneficiosa. Si los urantianos tan sólo pudieran observar la vida en un planeta así, apreciarían de inmediato el valor de aquellas cosas que su mundo ha perdido por haber abrazado el mal y haber participado en la rebelión.
51:7.6 (588.5) [Presentado por un Hijo Lanonandek Secundario del Cuerpo de Reserva.]
El libro de Urantia
Documento 52
52:0.1 (589.1) DESDE el comienzo de la vida en un planeta evolutivo hasta el momento de su florecimiento final en la era de luz y de vida, en el escenario de la acción del mundo aparecen al menos siete épocas de vida humana. Estas eras sucesivas están determinadas por las misiones planetarias de los Hijos divinos, y en un mundo habitado de tipo medio, estas épocas aparecen en el orden siguiente:
52:0.2 (589.2) 1. El Hombre anterior al Príncipe Planetario.
52:0.3 (589.3) 2. El Hombre posterior al Príncipe Planetario.
52:0.4 (589.4) 3. El Hombre postadámico.
52:0.5 (589.5) 4. El Hombre posterior al Hijo Magistral.
52:0.6 (589.6) 5. El Hombre posterior al Hijo Donador.
52:0.7 (589.7) 6. El Hombre posterior al Hijo Instructor.
52:0.8 (589.8) 7. La Era de Luz y de Vida.
52:0.9 (589.9) Tan pronto como los mundos del espacio son físicamente adecuados para la vida, son inscritos en el registro de los Portadores de Vida y, a su debido tiempo, estos Hijos son enviados a esos planetas con el fin de iniciar la vida. Todo el período que transcurre desde el inicio de la vida hasta la aparición del hombre se denomina era prehumana y precede a las sucesivas épocas humanas que se examinan en esta narración.
52:1.1 (589.10) Desde el momento en que el hombre emerge del nivel animal — cuando puede elegir adorar al Creador — hasta la llegada del Príncipe Planetario, las criaturas volitivas mortales se denominan hombres primitivos. Hay seis tipos básicos o razas de hombres primitivos, y estos pueblos iniciales aparecen sucesivamente en el orden de los colores del espectro, empezando por el rojo. La cantidad de tiempo que se consume en esta evolución primitiva de la vida varía enormemente en los diferentes mundos, oscilando entre ciento cincuenta mil y más de un millón de años del tiempo de Urantia.
52:1.2 (589.11) Las razas evolutivas de color — roja, anaranjada, amarilla, verde, azul e índiga — empiezan a aparecer hacia la época en que el hombre primitivo desarrolla un lenguaje sencillo y empieza a ejercer su imaginación creativa. Para entonces, el hombre está bien acostumbrado a permanecer erguido.
52:1.3 (589.12) Los hombres primitivos son unos cazadores extraordinarios y unos luchadores feroces. La ley de esta era es la supervivencia física de los más capacitados; el gobierno de estos tiempos es totalmente tribal. En muchos mundos, algunas razas evolutivas son eliminadas durante las luchas raciales primitivas, tal como sucedió en Urantia. Habitualmente, aquellos que sobreviven se mezclan posteriormente con la raza violeta importada más tarde, con los pueblos adámicos.
52:1.4 (589.13) A la luz de la civilización posterior, esta era del hombre primitivo es un largo capítulo sombrío y sangriento. La ley de la jungla y la moral de los bosques primitivos no están de acuerdo con los valores morales de las dispensaciones más tardías con su religión revelada y su desarrollo espiritual superior. En los mundos normales y no experimentales, esta época es muy diferente a la de las luchas prolongadas y extraordinariamente brutales que caracterizaron a esta era en Urantia. Cuando emerjáis de la experiencia de vuestro primer mundo, empezaréis a ver por qué esta larga y dolorosa lucha tiene lugar en los mundos evolutivos, y a medida que avancéis por el camino hacia el Paraíso, comprenderéis cada vez mejor la sabiduría de estos hechos aparentemente extraños. Pero a pesar de todas las vicisitudes de las primeras eras de la aparición humana, las realizaciones del hombre primitivo representan un capítulo espléndido, e incluso heroico, en los anales de un mundo evolutivo del tiempo y del espacio.
52:1.5 (590.1) El hombre evolutivo inicial no es una criatura pintoresca. Estos mortales primitivos viven generalmente en cuevas o residen en los acantilados. También construyen cabañas rudimentarias en los grandes árboles. Antes de que adquieran un elevado tipo de inteligencia, las clases más grandes de animales invaden a veces los planetas. Pero al principio de esta era los mortales aprenden a encender y a mantener el fuego, y con el aumento de la imaginación inventiva y el mejoramiento de las herramientas, el hombre en evolución vence pronto a los animales más grandes y más pesados. Las razas primitivas también utilizan ampliamente los animales voladores más grandes. Estas aves enormes son capaces de llevar a uno o dos hombres de tamaño medio durante un vuelo sin escalas de más de ochocientos kilómetros. En algunos planetas estas aves son de gran utilidad puesto que poseen un elevado tipo de inteligencia, y a menudo son capaces de decir muchas palabras de los idiomas del reino. Estas aves son sumamente inteligentes, muy obedientes e increíblemente afectuosas. Estas aves de pasajeros se extinguieron hace mucho tiempo en Urantia, pero vuestros antepasados primitivos disfrutaron de sus servicios.
52:1.6 (590.2) La adquisición por parte del hombre del juicio ético, de la voluntad moral, coincide generalmente con la aparición del lenguaje primitivo. Tras alcanzar el nivel humano después de esta aparición de la voluntad mortal, estos seres se vuelven receptivos a la estancia temporal de los Ajustadores divinos, y después de morir, muchos de ellos son debidamente elegidos como supervivientes y confirmados por los arcángeles para ser resucitados ulteriormente y fusionados con el Espíritu. Los arcángeles acompañan siempre a los Príncipes Planetarios, y al mismo tiempo que llega el príncipe tiene lugar un juicio dispensacional del reino.
52:1.7 (590.3) Todos los mortales que están habitados por un Ajustador del Pensamiento son adoradores potenciales; han sido «iluminados por la verdadera luz», y poseen la capacidad de buscar un contacto recíproco con la divinidad. Sin embargo, la religión inicial o biológica del hombre primitivo es principalmente una persistencia del miedo animal unido al temor ignorante y a la superstición tribal. La supervivencia de la superstición en las razas de Urantia no es del todo halagadora para vuestro desarrollo evolutivo, ni tampoco es compatible con vuestros logros, por otra parte espléndidos, en el campo del progreso material. Pero esta religión primitiva del miedo cumple un objetivo muy valioso subyugando los temperamentos fogosos de estas criaturas primitivas. Es la precursora de la civilización y el terreno donde el Príncipe Planetario y sus ministros plantarán posteriormente la semilla de la religión revelada.
52:1.8 (590.4) El Príncipe Planetario llega generalmente cerca de cien mil años después del momento en que el hombre adquiere la postura erguida; el Soberano del Sistema lo envía cuando los Portadores de Vida le informan de que la voluntad funciona, aunque relativamente pocos individuos se hayan desarrollado así. Los mortales primitivos reciben generalmente bien al Príncipe Planetario y a su estado mayor visible; de hecho, a menudo los miran con temor y reverencia y, si no se les refrena, casi con adoración.
52:2.1 (591.1) Con la llegada del Príncipe Planetario empieza una nueva dispensación. El gobierno aparece en la Tierra y se alcanza la época de progreso de las tribus. Durante algunos miles de años de este régimen se llevan a cabo grandes progresos sociales. En condiciones normales, los mortales alcanzan un alto grado de civilización durante esta época. No luchan en la barbarie durante tanto tiempo como lo hicieron las razas de Urantia. Pero la vida en un mundo habitado está tan cambiada por la rebelión que sólo podéis tener una pequeña o ninguna idea de cómo es un régimen así en un planeta normal.
52:2.2 (591.2) La duración media de esta dispensación es de unos quinientos mil años, a veces más y a veces menos. Durante esta era, el planeta se establece en los circuitos del sistema, y un contingente completo de serafines y de otros ayudantes es asignado a su administración. Los Ajustadores del Pensamiento vienen en cantidades crecientes, y los guardianes seráficos amplían su régimen de supervisión de los mortales.
52:2.3 (591.3) Cuando el Príncipe Planetario llega a un mundo primitivo, la religión evolutiva del miedo y de la ignorancia es la que prevalece. El príncipe y su estado mayor efectúan las primeras revelaciones sobre la verdad superior y la organización del universo. Estas presentaciones iniciales de la religión revelada son muy sencillas y habitualmente se refieren a los asuntos del sistema local. Antes de la llegada del Príncipe Planetario, la religión es enteramente un proceso evolutivo. Posteriormente, la religión progresa mediante revelaciones graduales así como por medio del crecimiento evolutivo. Cada dispensación, cada época humana, recibe una presentación más amplia de la verdad espiritual y de la ética religiosa. La evolución de la capacidad para la receptividad religiosa en los habitantes de un mundo determina en gran parte la velocidad de sus progresos espirituales y el alcance de la revelación religiosa.
52:2.4 (591.4) Esta dispensación presencia un amanecer espiritual, y las diferentes razas y sus diversas tribus tienden a desarrollar unos sistemas especializados de pensamiento religioso y filosófico. Dos tendencias atraviesan uniformemente todas estas religiones raciales: los miedos iniciales de los hombres primitivos y las revelaciones posteriores del Príncipe Planetario. En algunos aspectos, los urantianos no parecen haber salido por completo de esta etapa de evolución planetaria. A medida que continuéis este estudio, discerniréis con más claridad cuánto se aleja vuestro mundo del camino medio del progreso y del desarrollo evolutivos.
52:2.5 (591.5) Pero el Príncipe Planetario no es «el Príncipe de la Paz». Las luchas raciales y las guerras tribales continúan durante esta dispensación, pero con una frecuencia y un rigor cada vez menor. Es la gran era de la dispersión racial, y culmina en un período de intenso nacionalismo. El color es la base de las agrupaciones tribales y nacionales, y las diferentes razas desarrollan a menudo sus idiomas independientes. Cada grupo de mortales en expansión tiende a buscar el aislamiento. La existencia de muchos idiomas favorece esta separación. Antes de que las diversas razas se unifiquen, sus guerras implacables conducen a veces a la desaparición de pueblos enteros; los hombres anaranjados y los verdes están particularmente expuestos a esta extinción.
52:2.6 (591.6) En los mundos de tipo medio, durante la última parte del gobierno del príncipe, la vida nacional empieza a reemplazar a la organización tribal, o más bien a superponerse a las agrupaciones tribales existentes. Pero el gran logro social de la época del príncipe es la aparición de la vida familiar. Hasta ese momento, las relaciones humanas han sido principalmente tribales; ahora empieza a materializarse el hogar.
52:2.7 (591.7) Ésta es la dispensación en la que se lleva a cabo la igualdad entre los sexos. En algunos planetas el hombre domina a la mujer; en otros prevalece lo contrario. Durante esta época, los mundos normales establecen la plena igualdad entre los sexos, siendo éste el paso preliminar para hacer más plenamente realidad los ideales de la vida de familia. Es el amanecer de la era de oro del hogar. La idea del gobierno tribal cede gradualmente el paso al doble concepto de la vida nacional y de la vida familiar.
52:2.8 (592.1) Durante esta época la agricultura hace su aparición. El crecimiento de la idea de la familia es incompatible con la vida errante e inestable del cazador. Las costumbres de las moradas fijas y del cultivo de la tierra se establecen gradualmente. La domesticación de los animales y el desarrollo de las artes hogareñas avanzan rápidamente. Cuando se llega a la cumbre de la evolución biológica, se ha alcanzado un alto nivel de civilización, pero hay poco desarrollo de tipo mecánico; la invención es la característica de la era siguiente.
52:2.9 (592.2) Antes del final de esta era, las razas se purifican y alcanzan un alto estado de perfección física y de fuerza intelectual. El plan destinado a promover el aumento de los tipos superiores de mortales, con una reducción proporcional de los tipos inferiores, ayuda enormemente al desarrollo inicial de un mundo normal. La incapacidad de vuestros pueblos primitivos para discriminar así entre estos tipos es lo que explica la presencia de tantos individuos deficientes y degenerados entre las razas actuales de Urantia.
52:2.10 (592.3) Uno de los grandes logros de la era del príncipe es esta restricción a la multiplicación de los individuos mentalmente deficientes y socialmente incapaces. Mucho antes de la época de la llegada de los segundos Hijos, los Adanes, la mayoría de los mundos se dedican seriamente a la tarea de purificar la raza, cosa que los pueblos de Urantia ni siquiera han emprendido seriamente todavía.
52:2.11 (592.4) Este problema de mejorar la raza no es una empresa de tanta envergadura cuando se ataca en esta fecha temprana de la evolución humana. El período anterior de las luchas tribales y de la dura competición por la supervivencia racial ha eliminado la mayor parte de los linajes anormales y defectuosos. Un idiota no tiene muchas posibilidades de sobrevivir en una organización social tribal primitiva y guerrera. El falso sentimentalismo de vuestras civilizaciones parcialmente perfeccionadas es el que fomenta, protege y perpetúa los linajes irremediablemente defectuosos de las razas humanas evolutivas.
52:2.12 (592.5) No es ni ternura ni altruismo ofrecer una compasión inútil a unos seres humanos degenerados, a unos mortales anormales e inferiores insalvables. Incluso en el más normal de los mundos evolutivos, existen diferencias suficientes entre los individuos y entre los numerosos grupos sociales como para asegurar el pleno ejercicio de todas aquellas nobles características de los sentimientos altruistas y del ministerio humano desinteresado, sin perpetuar los linajes socialmente incapaces y moralmente degenerados de la humanidad en evolución. Existen abundantes oportunidades para el ejercicio de la tolerancia y el funcionamiento del altruismo en favor de aquellos individuos desafortunados y necesitados que no han perdido irremediablemente su herencia moral ni han destruido para siempre su derecho espiritual de nacimiento.
52:3.1 (592.6) Cuando el ímpetu original de la vida evolutiva ha terminado su carrera biológica, cuando el hombre ha alcanzado la cumbre del desarrollo animal, llega la segunda orden de filiación y se inaugura la segunda dispensación de gracia y de ministerio. Esto es así en todos los mundos evolutivos. Cuando se ha alcanzado el nivel de vida evolutiva más elevado posible, cuando el hombre primitivo ha ascendido tan alto como le ha sido posible en la escala biológica, un Hijo y una Hija Materiales siempre aparecen en el planeta, enviados por el Soberano del Sistema.
52:3.2 (593.1) Los Ajustadores del Pensamiento se conceden de forma creciente a los hombres postadámicos, y un número en constante aumento de estos mortales alcanza la capacidad de fusionar posteriormente con el Ajustador. Aunque ejercen su actividad como Hijos descendentes, los Adanes no poseen Ajustadores, pero sus descendientes planetarios — directos y mezclados — se convierten en candidatos legítimos para recibir a su debido tiempo los Monitores de Misterio. Antes de terminarse la era postadámica, el planeta está en posesión de su contingente completo de ministros celestiales; sólo los Ajustadores destinados a la fusión no se confieren todavía de forma universal.
52:3.3 (593.2) El propósito principal del régimen adámico es influir sobre el hombre evolutivo para que termine de pasar desde la etapa de civilización de los cazadores y de los pastores a la de los agricultores y los horticultores, que más tarde será completada con la aparición de los complementos urbanos e industriales de la civilización. Diez mil años de esta dispensación de los mejoradores biológicos son suficientes para llevar a cabo una transformación maravillosa. Veinticinco mil años de una administración así dotada de la sabiduría conjunta del Príncipe Planetario y de los Hijos Materiales prepara generalmente a la esfera para la venida de un Hijo Magistral.
52:3.4 (593.3) Esta época presencia generalmente el final de la eliminación de los incapaces y la purificación adicional de los linajes raciales; en los mundos normales, las tendencias bestiales defectuosas se eliminan casi por completo de las estirpes reproductoras del reino.
52:3.5 (593.4) La progenie adámica no se amalgama nunca con los linajes inferiores de las razas evolutivas. El plan divino tampoco contempla que el Adán o la Eva Planetarios se emparejen personalmente con los pueblos evolutivos. Este proyecto de mejoramiento racial es tarea de su progenie. Pero los descendientes del Hijo y de la Hija Materiales son movilizados durante generaciones antes de que se inaugure el ministerio de la amalgamación racial.
52:3.6 (593.5) La donación del plasma vital adámico a las razas mortales tiene como resultado una elevación inmediata de la capacidad intelectual y una aceleración del progreso espiritual. También hay habitualmente cierto mejoramiento físico. En un mundo de tipo medio, la dispensación postadámica es una época de grandes invenciones, de control de la energía y de desarrollo mecánico. Es la era en que aparecen las manufacturas multiformes y el control de las fuerzas naturales; es la edad de oro de la exploración y del sometimiento final del planeta. Una gran parte del progreso material de un mundo tiene lugar durante este período en que comienza el desarrollo de las ciencias físicas, precisamente la época que Urantia está experimentando ahora. Vuestro mundo lleva un retraso de una dispensación o más con respecto al programa planetario medio.
52:3.7 (593.6) Hacia el final de la dispensación adámica en un planeta normal, las razas están prácticamente mezcladas, de manera que se puede proclamar en verdad que «Dios ha hecho a todas las naciones de una sola sangre», y que su Hijo «ha hecho a todos los pueblos de un solo color». El color de esta raza amalgamada es una especie de matiz aceitunado del tinte violeta, el «blanco» racial de las esferas.
52:3.8 (593.7) El hombre primitivo es principalmente carnívoro; los Hijos y las Hijas Materiales no comen carne, pero al cabo de algunas generaciones su progenie tiende generalmente hacia el nivel omnívoro, aunque a veces grupos enteros de sus descendientes siguen sin comer carne. Este doble origen de las razas postadámicas explica por qué estas estirpes humanas mezcladas muestran unos vestigios anatómicos que pertenecen tanto a los grupos animales herbívoros como a los carnívoros.
52:3.9 (593.8) Al cabo de diez mil años de amalgamación racial, las estirpes resultantes muestran diversos grados de mezcla anatómica; algunos linajes llevan más signos de sus ascendientes no comedores de carne, y otros manifiestan más rasgos distinguibles y más características físicas de sus progenitores evolutivos carnívoros. La mayoría de estas razas del mundo pronto se vuelven omnívoras, sustentándose con una amplia gama de alimentos procedentes tanto del reino animal como del reino vegetal.
52:3.10 (594.1) La época postadámica es la dispensación del internacionalismo. Con la tarea de la mezcla racial a punto de concluir, el nacionalismo disminuye y la fraternidad entre los hombres empieza realmente a materializarse. El gobierno representativo comienza a sustituir a la forma de reinado monárquico o paternalista. El sistema educativo se vuelve mundial y los idiomas de las razas ceden gradualmente el paso a la lengua del pueblo violeta. La paz y la cooperación universales raramente se alcanzan hasta que las razas no están bastante bien mezcladas y hasta que no hablan un idioma común.
52:3.11 (594.2) Durante los siglos finales de la era postadámica se desarrolla un nuevo interés por el arte, la música y la literatura, y este despertar mundial es la señal para que aparezca un Hijo Magistral. El desarrollo que corona esta era es el interés universal por las realidades intelectuales, por la verdadera filosofía. La religión se vuelve menos nacionalista, se convierte cada vez más en un asunto planetario. Estos tiempos están caracterizados por nuevas revelaciones de la verdad, y los Altísimos de las constelaciones empiezan a gobernar en los asuntos de los hombres. La verdad es revelada hasta englobar la administración de las constelaciones.
52:3.12 (594.3) Un gran progreso ético caracteriza a esta era; la fraternidad entre los hombres es la meta de su sociedad. La paz mundial — el cese de los conflictos raciales y de las animosidades nacionales — es la indicadora de que el planeta está maduro para la venida de la tercera orden de filiación, el Hijo Magistral.
52:4.1 (594.4) En los planetas normales y leales, esta época se abre con las razas mortales mezcladas y biológicamente sanas. No hay problemas de razas ni de color; todas las naciones y todas las razas son literalmente de una sola sangre. La fraternidad entre los hombres florece y las naciones aprenden a vivir en el mundo en paz y tranquilidad. Un mundo así se encuentra en vísperas de un gran desarrollo intelectual culminante.
52:4.2 (594.5) Cuando un mundo evolutivo está así de maduro para la era magistral, un miembro de la elevada orden de los Hijos Avonales hace su aparición en misión magistral. El Príncipe Planetario y los Hijos Materiales tienen su origen en el universo local; el Hijo Magistral procede del Paraíso.
52:4.3 (594.6) Cuando los Avonales del Paraíso vienen a las esferas mortales para llevar a cabo actos judiciales, únicamente como jueces de una dispensación, nunca están encarnados. Pero cuando vienen para realizar misiones magistrales, siempre están encarnados, al menos durante la misión inicial, aunque no experimentan el nacimiento ni tampoco mueren como los habitantes del reino. En aquellos casos en que permanecen como gobernantes de ciertos planetas, pueden seguir viviendo durante generaciones. Cuando sus misiones han terminado, abandonan su vida planetaria y regresan a su estado anterior de filiación divina.
52:4.4 (594.7) Cada nueva dispensación amplía el horizonte de la religión revelada, y los Hijos Magistrales extienden la revelación de la verdad hasta describir los asuntos del universo local y de todos sus tributarios.
52:4.5 (594.8) Después de la visita inicial de un Hijo Magistral, las razas efectúan pronto su liberación económica. El trabajo diario que necesita hacer una persona para mantener su independencia representaría dos horas y media de vuestro tiempo. No supone ningún riesgo liberar a estos mortales éticos e inteligentes. Estos pueblos refinados saben muy bien cómo utilizar el tiempo libre para el mejoramiento personal y el avance planetario. Esta época presencia la purificación adicional de los linajes raciales mediante la restricción de la reproducción entre los individuos menos capacitados y mal dotados.
52:4.6 (595.1) El gobierno político y la administración social de las razas continúan mejorando, y el gobierno autónomo está bastante bien establecido hacia el final de esta era. Cuando decimos gobierno autónomo nos referimos al tipo más elevado de gobierno representativo. Estos mundos sólo promocionan y honran a aquellos dirigentes y gobernantes que están más capacitados para llevar las responsabilidades sociales y políticas.
52:4.7 (595.2) Durante esta época, la mayoría de los mortales del mundo están habitados por Ajustadores. Pero incluso entonces, la concesión de los Monitores divinos no siempre es universal. Los Ajustadores destinados a la fusión aún no se conceden a todos los mortales planetarios; todavía es necesario que las criaturas volitivas escojan recibir a los Monitores de Misterio.
52:4.8 (595.3) Durante los tiempos finales de esta dispensación, la sociedad empieza a volver a formas de vida más simplificadas. La naturaleza compleja de una civilización en progreso sigue su curso, y los mortales aprenden a vivir de una manera más natural y eficaz. Esta tendencia se acrecienta en cada época siguiente. Es la era del florecimiento del arte, de la música y del saber superior. Las ciencias físicas ya han alcanzado la cumbre de su desarrollo. En un mundo ideal, el final de esta época presencia la plenitud de un gran despertar religioso, de una iluminación espiritual mundial. Este amplio despertar de la naturaleza espiritual de las razas es la señal para que llegue el Hijo donador y para que se inaugure la quinta época de los mortales.
52:4.9 (595.4) En muchos mundos sucede que el planeta no está preparado para recibir a un Hijo donador después de una sola misión magistral; en ese caso habrá un segundo e incluso una sucesión de Hijos Magistrales, cada uno de los cuales hará avanzar a las razas de una dispensación a otra hasta que el planeta esté preparado para el don del Hijo donador. En la segunda misión y en las siguientes, los Hijos Magistrales pueden o no estar encarnados. Pero cualquiera que sea el número de Hijos Magistrales que aparezcan — y también pueden venir como tales después del Hijo donador — la llegada de cada uno de ellos señala el final de una dispensación y el comienzo de otra.
52:4.10 (595.5) Estas dispensaciones de los Hijos Magistrales abarcan en todas partes entre veinticinco mil y cincuenta mil años del tiempo de Urantia. A veces una época de este tipo es mucho más corta, y en raros casos incluso más larga. Pero en la plenitud de los tiempos, uno de estos mismos Hijos Magistrales nacerá como Hijo Paradisiaco donador.
52:5.1 (595.6) Cuando se alcanza cierto nivel de desarrollo intelectual y espiritual en un mundo habitado, siempre llega un Hijo Paradisiaco donador. En los mundos normales no aparece encarnado hasta que las razas no han alcanzado los niveles más elevados de desarrollo intelectual y de logros éticos. Pero en Urantia el Hijo donador, exactamente vuestro propio Hijo Creador, apareció al final de la dispensación adámica, pero éste no es el orden habitual de los acontecimientos en los mundos del espacio.
52:5.2 (595.7) Cuando los mundos están maduros para la espiritualización, llega el Hijo donador. Estos Hijos siempre pertenecen a la orden Magistral o Avonal salvo en el caso, que se produce una sola vez en cada universo local, en que el Hijo Creador se prepara para su donación final en un mundo evolutivo, tal como sucedió cuando Miguel de Nebadon apareció en Urantia para donarse a vuestras razas mortales. Únicamente un mundo, entre cerca de diez millones, puede disfrutar de un don así; todos los otros mundos avanzan espiritualmente gracias a la donación de un Hijo Paradisiaco de la orden Avonal.
52:5.3 (596.1) El Hijo donador llega a un mundo que posee una elevada cultura educativa y encuentra a una raza espiritualmente instruida y preparada para asimilar unas enseñanzas avanzadas y para apreciar la misión donadora. Es una época caracterizada por la búsqueda mundial de la cultura moral y de la verdad espiritual. La pasión de los mortales de esta dispensación es penetrar la realidad cósmica y comulgar con la realidad espiritual. Las revelaciones de la verdad se amplían hasta incluir al superuniverso. Se establecen sistemas de educación y de gobierno enteramente nuevos para sustituir a los regímenes rudimentarios de los tiempos anteriores. La alegría de vivir adquiere un nuevo color, y las reacciones de la vida se elevan hasta unas alturas de tono y de timbre celestiales.
52:5.4 (596.2) El Hijo donador vive y muere para elevar espiritualmente a las razas mortales de un mundo. Establece el «nuevo camino viviente»; su vida es una encarnación de la verdad del Paraíso en la carne mortal, de esa misma verdad — el Espíritu mismo de la Verdad — cuyo conocimiento hará libres a los hombres.
52:5.5 (596.3) En Urantia, el establecimiento de este «nuevo camino viviente» fue una cuestión de hecho así como de verdad. El aislamiento de Urantia debido a la rebelión de Lucifer había suspendido el procedimiento gracias al cual los mortales pueden pasar directamente, después de morir, a las orillas de los mundos de las mansiones. Antes de la época de Cristo Miguel en Urantia, todas las almas continuaban durmiendo hasta las resurrecciones dispensacionales o las milenarias especiales. Incluso a Moisés no se le permitió pasar al otro lado hasta el momento de una resurrección especial, pues Caligastia, el Príncipe Planetario caído, impugnaba esta liberación. Pero desde el día de Pentecostés, los mortales de Urantia pueden dirigirse de nuevo directamente a las esferas morontiales.
52:5.6 (596.4) Cuando se produce la resurrección de un Hijo donador, al tercer día después de abandonar su vida encarnada, asciende a la derecha del Padre Universal, recibe la seguridad de que su misión donadora es aceptada, y regresa hacia el Hijo Creador en la sede del universo local. Inmediatamente después, el Avonal donador y el Miguel Creador envían su espíritu conjunto, el Espíritu de la Verdad, al mundo de la donación. Es el momento en que «el espíritu del Hijo triunfante es derramado sobre toda carne». El Espíritu Madre del Universo también participa en esta donación del Espíritu de la Verdad y, concomitante con ello, se promulga el edicto para la concesión de los Ajustadores del Pensamiento. Después de esto, todas las criaturas volitivas con una mente normal de ese mundo recibirán un Ajustador en cuanto lleguen a la edad de la responsabilidad moral, de la elección espiritual.
52:5.7 (596.5) Si ese Avonal donador tuviera que regresar al mundo después de su misión de donación, no se encarnaría, sino que vendría «cubierto de gloria con las huestes seráficas».
52:5.8 (596.6) La era posterior al Hijo donador puede durar entre diez mil y cien mil años. No se asigna ningún tiempo arbitrario a ninguna de estas eras dispensacionales. Es un período de gran progreso ético y espiritual. Bajo la influencia espiritual de estas épocas, el carácter humano sufre unas transformaciones enormes y experimenta un desarrollo espectacular. Resulta posible poner en práctica la regla de oro. Las enseñanzas de Jesús son realmente aplicables en un mundo de mortales que han tenido la formación preliminar de los Hijos anteriores a la donación, con sus dispensaciones para ennoblecer el carácter y aumentar la cultura.
52:5.9 (596.7) Durante esta era se han resuelto prácticamente los problemas de las enfermedades y de la delincuencia. La reproducción selectiva ya ha eliminado ampliamente la degeneración. La enfermedad ha sido prácticamente vencida gracias a las cualidades extremadamente resistentes de los linajes adámicos y a la inteligente aplicación mundial de los descubrimientos de las ciencias físicas de las épocas precedentes. La duración media de la vida durante este período asciende muy por encima del equivalente de trescientos años del tiempo de Urantia.
52:5.10 (597.1) La supervisión gubernamental disminuye gradualmente a lo largo de esta época. El verdadero gobierno autónomo empieza a funcionar; cada vez se necesitan menos leyes restrictivas. Las ramas militares de la resistencia nacional van desapareciendo; la era de la armonía internacional está llegando realmente. Hay muchas naciones, determinadas principalmente por la distribución de las tierras, pero sólo hay una raza, un idioma y una religión. Los asuntos de los mortales casi se acercan a la utopía, aunque no del todo. ¡Es en verdad una era grande y gloriosa!
52:6.1 (597.2) El Hijo donador es el Príncipe de la Paz. Llega con el mensaje «paz en la Tierra y buena voluntad entre los hombres». En los mundos normales, ésta es una dispensación de paz mundial; las naciones ya no aprenden a hacer la guerra. Pero estas influencias saludables no acompañaron la llegada de Cristo Miguel, vuestro Hijo donador. Urantia no camina según el orden normal. Vuestro mundo no sigue el paso de la procesión planetaria. Cuando vuestro Maestro estaba en la Tierra, advirtió a sus discípulos que su venida no traería el reino habitual de paz a Urantia. Les dijo claramente que habría «guerras y rumores de guerras», y que las naciones se levantarían contra las naciones. En otro momento dijo: «No penséis que he venido a traer la paz a la Tierra».
52:6.2 (597.3) Incluso en los mundos evolutivos normales, la realización de la fraternidad mundial de los hombres no es una tarea fácil. En un planeta confuso y desordenado como Urantia, esta realización requiere un tiempo mucho más largo y necesita un esfuerzo mucho más grande. Una evolución social sin ayuda difícilmente puede conseguir estos felices resultados en una esfera espiritualmente aislada. La revelación religiosa es esencial para llevar a cabo la fraternidad en Urantia. Aunque Jesús ha mostrado el camino para alcanzar inmediatamente la fraternidad espiritual, la realización de la fraternidad social en vuestro mundo depende mucho de que se lleven a cabo las transformaciones personales y los ajustes planetarios siguientes:
52:6.3 (597.4) 1. La fraternidad social. La multiplicación de los contactos sociales internacionales e interraciales, y de las asociaciones fraternales, a través de los viajes, el comercio y los juegos competitivos. El desarrollo de un idioma común y la multiplicación de los multilingüistas. El intercambio racial y nacional de estudiantes, profesores, industriales y filósofos religiosos.
52:6.4 (597.5) 2. La fecundación intelectual cruzada. La fraternidad es imposible en un mundo cuyos habitantes son tan primitivos que no logran reconocer la locura del egoísmo sin freno. Debe producirse un intercambio de literatura nacional y racial. Cada raza debe familiarizarse con el pensamiento de todas las razas; cada nación debe conocer los sentimientos de todas las naciones. La ignorancia engendra la desconfianza, y la desconfianza es incompatible con la actitud esencial de simpatía y de amor.
52:6.5 (597.6) 3. El despertar ético. Sólo una conciencia ética puede desenmascarar la inmoralidad de la intolerancia humana y lo pecaminoso de las luchas fratricidas. Sólo una conciencia moral puede condenar los males de la envidia nacional y de los celos raciales. Sólo unos seres morales buscarán siempre esa perspicacia espiritual que es esencial para vivir la regla de oro.
52:6.6 (598.1) 4. La sabiduría política. La madurez emocional es esencial para el dominio de sí mismo. Sólo la madurez emocional puede asegurar que las técnicas internacionales del juicio civilizado sustituirán al arbitraje bárbaro de la guerra. Los estadistas sabios trabajarán algún día por el bienestar de la humanidad aunque sigan esforzándose por promover el interés de sus grupos nacionales o raciales. La sagacidad política egoísta es finalmente suicida — perjudicial para todas aquellas cualidades duraderas que aseguran la supervivencia colectiva planetaria.
52:6.7 (598.2) 5. La perspicacia espiritual. La fraternidad de los hombres está basada, después de todo, en el reconocimiento de la paternidad de Dios. La manera más rápida de llevar a cabo la fraternidad de los hombres en Urantia consiste en efectuar la transformación espiritual de la humanidad actual. La única técnica para acelerar la tendencia natural de la evolución social es la de aplicar una presión espiritual desde arriba, acrecentando así la perspicacia moral y elevando al mismo tiempo la capacidad del alma de cada mortal para comprender y amar a todos los demás mortales. La comprensión mutua y el amor fraternal son unos civilizadores trascendentes y unos factores poderosos en la realización mundial de la fraternidad de los hombres.
52:6.8 (598.3) Si pudierais ser transportados desde vuestro mundo atrasado y confuso hasta un planeta normal que se encuentre ahora en la era posterior al Hijo donador, pensaríais que habéis sido trasladados al cielo de vuestras tradiciones. Difícilmente podríais creer que estabais observando las actividades evolutivas normales de una esfera terrestre habitada por seres humanos. Estos mundos están incluídos en los circuitos espirituales de su reino, y disfrutan de todas las ventajas de las transmisiones universales y de los servicios de la reflectividad del superuniverso.
52:7.1 (598.4) La siguiente orden de Hijos que llega a un mundo evolutivo medio es la de los Hijos Instructores Trinitarios, los Hijos Divinos de la Trinidad del Paraíso. Encontramos una vez más que Urantia no lleva el paso de sus esferas hermanas, en el sentido de que vuestro Jesús prometió regresar. Cumplirá ciertamente su promesa, pero nadie sabe si su segunda venida precederá o seguirá a la aparición del Hijo Magistral o de los Hijos Instructores en Urantia.
52:7.2 (598.5) Los Hijos Instructores vienen en grupo a los mundos que se espiritualizan. Un Hijo Instructor planetario recibe la ayuda y el apoyo de setenta Hijos primarios, doce Hijos secundarios y tres miembros de los más elevados y experimentados de la orden suprema de los Daynales. Este cuerpo permanece durante algún tiempo en el mundo, el suficiente para efectuar la transición entre las épocas evolutivas y la era de luz y de vida — no menos de mil años del tiempo planetario y a menudo mucho más. Esta misión es una contribución de la Trinidad a los esfuerzos anteriores de todas las personalidades divinas que han aportado su ministerio a un mundo habitado.
52:7.3 (598.6) La revelación de la verdad se amplía ahora hasta el universo central y el Paraíso. Las razas se vuelven sumamente espirituales. Un gran pueblo ha evolucionado y se acerca una gran época. Los sistemas educativos, económicos y administrativos del planeta sufren unas transformaciones radicales. Se establecen nuevos valores y nuevas relaciones. El reino de los cielos aparece en el planeta, y la gloria de Dios se derrama por el mundo.
52:7.4 (598.7) Ésta es la dispensación durante la cual muchos mortales son trasladados de entre los vivos. A medida que progresa la era de los Hijos Instructores Trinitarios, la lealtad espiritual de los mortales del tiempo se hace cada vez más universal. La muerte natural se vuelve menos frecuente a medida que los Ajustadores fusionan de manera creciente con sus sujetos durante la vida en la carne. El planeta es clasificado finalmente dentro de la orden primaria modificada de ascensión de los mortales.
52:7.5 (599.1) La vida durante esta era es agradable y provechosa. La degeneración y los productos antisociales finales de la larga lucha evolutiva han sido prácticamente eliminados. La duración de la vida se acerca a los quinientos años de Urantia, y el índice reproductor del incremento racial está controlado de forma inteligente. Un tipo de sociedad enteramente nuevo ha llegado. Existen todavía grandes diferencias entre los mortales, pero el estado de la sociedad se acerca mucho más a los ideales de la fraternidad social y de la igualdad espiritual. El gobierno representativo está en vías de desaparecer y el mundo pasa a regirse por la regla del autocontrol individual. La función del gobierno se dirige principalmente a las tareas colectivas de la administración social y de la coordinación económica. La edad de oro llega con rapidez; la meta temporal de la larga e intensa lucha evolutiva planetaria está a la vista. La recompensa de los siglos pronto se hará realidad; la sabiduría de los Dioses está a punto de manifestarse.
52:7.6 (599.2) Durante esta época, la administración física de un mundo necesita alrededor de una hora diaria del tiempo de cada individuo adulto, es decir, el equivalente de una hora de Urantia. El planeta está en estrecho contacto con los asuntos del universo, y su gente escudriña las últimas transmisiones con el mismo vivo interés que vosotros mostráis ahora por las últimas ediciones de vuestros periódicos diarios. Estas razas se ocupan de mil cosas interesantes desconocidas en vuestro mundo.
52:7.7 (599.3) La verdadera lealtad planetaria hacia el Ser Supremo crece cada vez más. Generación tras generación, un número creciente de miembros de la raza sigue la conducta de aquellos que practican la justicia y viven la misericordia. El mundo va siendo ganado, lentamente pero con seguridad, para el servicio gozoso de los Hijos de Dios. Las dificultades físicas y los problemas materiales han sido resueltos en su mayoría; el planeta madura para una vida avanzada y una existencia más estable.
52:7.8 (599.4) A lo largo de su dispensación, los Hijos Instructores continúan llegando de vez en cuando a estos mundos pacíficos. No se marchan de un mundo hasta que no observan que el plan evolutivo que concierne a ese planeta funciona sin problemas. Un Hijo Magistral encargado de juzgar acompaña habitualmente a los Hijos Instructores en sus misiones sucesivas, mientras que otro Hijo de este tipo actúa cuando se marchan, y estos actos judiciales continúan de era en era mientras dura el régimen mortal del tiempo y del espacio.
52:7.9 (599.5) Cada misión periódica de los Hijos Instructores Trinitarios eleva sucesivamente a ese mundo excelso a unas alturas crecientes de sabiduría, de espiritualidad y de iluminación cósmica. Pero los nobles nativos de una esfera así siguen siendo finitos y mortales. Nada es perfecto; sin embargo, se va desarrollando una cualidad de casi perfección en el funcionamiento de un mundo imperfecto y en la vida de sus habitantes humanos.
52:7.10 (599.6) Los Hijos Instructores Trinitarios pueden volver muchas veces al mismo mundo. Pero tarde o temprano, en conexión con la finalización de una de sus misiones, el Príncipe Planetario es elevado a la posición de Soberano Planetario, y el Soberano del Sistema aparece para proclamar la entrada de ese mundo en la era de la luz y la vida.
52:7.11 (599.7) Juan escribió acerca de la terminación de la misión final de los Hijos Instructores (al menos ésta sería la cronología en un mundo normal): «Y vi un nuevo cielo y una nueva Tierra, y la nueva Jerusalén que bajaba de Dios saliendo del cielo, preparada como una princesa adornada para su príncipe».
52:7.12 (600.1) Ésta es la misma Tierra renovada, el avanzado estado planetario, que el antiguo vidente imaginó cuando escribió: «‘Porque igual que los nuevos cielos y la nueva Tierra que yo crearé perdurarán ante mí, así sobreviviréis vosotros y vuestros hijos; y sucederá que, desde una Luna nueva hasta la otra y desde un sábado hasta el otro, todo el género humano vendrá a postrarse en adoración ante mí`, dice el Señor».
52:7.13 (600.2) Los mortales de esta era son los que están descritos como «una generación elegida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo elevado; y vosotros daréis a conocer las alabanzas de Aquél que os ha hecho salir de las tinieblas hacia esta maravillosa luz».
52:7.14 (600.3) Cualquiera que sea la historia natural especial de un planeta individual, indiferentemente de que el reino haya sido totalmente leal, haya estado contaminado por el mal o maldito por el pecado — cualquiera que sean los antecedentes — tarde o temprano la gracia de Dios y el ministerio de los ángeles anunciarán el día de la venida de los Hijos Instructores Trinitarios; y su partida, después de su misión final, inaugurará esta magnífica era de luz y de vida.
52:7.15 (600.4) Todos los mundos de Satania pueden unirse a la esperanza de aquél que escribió: «Sin embargo, de acuerdo con Su promesa, nosotros esperamos un nuevo cielo y una nueva Tierra, donde reside la rectitud. Por lo cual, bienamados, en vista de que esperáis estas cosas, sed diligentes para que Él pueda encontraros en paz, sin mancha e irreprochables».
52:7.16 (600.5) La partida del cuerpo de los Hijos Instructores al final de su primer reinado o de alguno posterior, anuncia los albores de la era de luz y de vida — el umbral de la transición entre el tiempo y el vestíbulo de la eternidad. La realización planetaria de esta era de luz y de vida está mucho más allá de las expectativas más acariciadas por los mortales de Urantia, los cuales no han albergado otros conceptos clarividentes sobre la vida futura que aquellos incluídos en las creencias religiosas que describen el cielo como el destino inmediato y la morada final de los mortales sobrevivientes.
52:7.17 (600.6) [Patrocinado por un Mensajero Poderoso vinculado temporalmente al estado mayor de Gabriel.]
El libro de Urantia
Documento 53
53:0.1 (601.1) LUCIFER era un brillante Hijo Lanonandek primario de Nebadon. Tenía la experiencia de haber servido en muchos sistemas, había sido un alto consejero de su grupo, y se había distinguido por su sabiduría, sagacidad y eficacia. Lucifer era el número 37 de su orden, y cuando fue nombrado por los Melquisedeks, fue designado como una de las cien personalidades más capaces y brillantes entre más de setecientas mil de su misma clase. Partiendo de unos comienzos tan magníficos, a través del mal y del error, abrazó el pecado y ahora figura como uno de los tres Soberanos Sistémicos de Nebadon que sucumbieron al impulso del yo y se entregaron a los sofismas de la falsa libertad personal — rechazo a la lealtad universal y desprecio a las obligaciones fraternales, ceguera hacia las relaciones cósmicas.
53:0.2 (601.2) En el universo de Nebadon, dominio de Cristo Miguel, hay diez mil sistemas de mundos habitados. En toda la historia de los Hijos Lanonandeks, en todo su trabajo a lo largo de estos miles de sistemas y en la sede del universo, únicamente tres Soberanos Sistémicos han cometido desacato al gobierno del Hijo Creador.
53:1.1 (601.3) Lucifer no era un ser ascendente; era un Hijo creado del universo local, y de él se había dicho: «Eras perfecto en todos tus caminos desde el día en que fuiste creado hasta que la injusticia se halló en ti». Se había reunido en consejo muchas veces con los Altísimos de Edentia. Y Lucifer reinaba «sobre la montaña sagrada de Dios», el monte administrativo de Jerusem, porque era el jefe ejecutivo de un gran sistema de 607 mundos habitados.
53:1.2 (601.4) Lucifer era un ser magnífico, una personalidad brillante; después de los Padres Altísimos de las constelaciones, era el siguiente en la línea directa de la autoridad universal. A pesar de la transgresión de Lucifer, las inteligencias subordinadas se abstuvieron de mostrarle falta de respeto y desdén antes de la donación de Miguel en Urantia. Incluso el arcángel de Miguel, en la época de la resurrección de Moisés, «no emitió un juicio acusador contra él, sino que simplemente dijo: ‘el Juez te reprenda`». El juicio de estos asuntos pertenece a los Ancianos de los Días, los gobernantes del superuniverso.
53:1.3 (601.5) Lucifer es ahora el Soberano caído y depuesto de Satania. La contemplación de sí mismo es sumamente desastrosa, incluso para las altas personalidades del mundo celestial. De Lucifer se dijo: «Tu corazón se elevó a causa de tu belleza; corrompiste tu sabiduría a causa de tu resplandor». Vuestro antiguo profeta vio su triste estado cuando escribió: «¡Cómo has caído del cielo, oh Lucifer, hijo de la mañana! ¡Cómo has sido derribado, tú que te atreviste a confundir a los mundos!».
53:1.4 (602.1) En Urantia se había oído hablar muy poco de Lucifer debido al hecho de que nombró a Satanás, su primer lugarteniente, para que defendiera su causa en vuestro planeta. Satanás era miembro del mismo grupo primario de Lanonandeks, pero nunca había ejercido la función de Soberano Sistémico; entró de lleno en la insurrección de Lucifer. El «demonio» no es otro que Caligastia, el Príncipe Planetario depuesto de Urantia e Hijo de la orden secundaria de los Lanonandeks. En la época en que Miguel estaba encarnado en Urantia, Lucifer, Satanás y Caligastia se unieron para hacer abortar su misión de donación. Pero fracasaron rotundamente.
53:1.5 (602.2) Abaddon era el jefe del estado mayor de Caligastia. Siguió a su señor en la rebelión y desde entonces ha actuado como jefe ejecutivo de los rebeldes de Urantia. Belcebú era el cabecilla de las criaturas intermedias desleales que se aliaron con las fuerzas del traidor Caligastia.
53:1.6 (602.3) El dragón se convirtió finalmente en la representación simbólica de todos estos malvados personajes. Después del triunfo de Miguel, «Gabriel descendió de Salvington y ató al dragón (a todos los jefes rebeldes) durante una era». De los rebeldes seráficos de Jerusem se ha escrito: «Y a los ángeles que no conservaron su estado primero, sino que abandonaron su propia morada, los ha reservado en las cadenas seguras de las tinieblas hasta el juicio del gran día».
53:2.1 (602.4) Lucifer y su primer ayudante, Satanás, habían reinado en Jerusem durante más de quinientos mil años cuando empezaron a alinearse en su corazón contra el Padre Universal y su Hijo Miguel, vicegerente por aquel entonces.
53:2.2 (602.5) En el sistema de Satania no existían condiciones particulares o especiales que sugirieran o favorecieran una rebelión. Creemos que la idea tuvo su origen y tomó forma en la mente de Lucifer, y que pudo haber instigado una rebelión así en cualquier lugar donde hubiera estado situado. Lucifer anunció sus planes primero a Satanás, pero fueron necesarios varios meses para corromper la mente de su brillante e inteligente asociado. Sin embargo, una vez convertido a las teorías rebeldes, se volvió un defensor intrépido y entusiasta de la «reafirmación personal y de la libertad».
53:2.3 (602.6) Nadie le sugirió nunca a Lucifer que se rebelara. La idea de la reafirmación personal, en oposición a la voluntad de Miguel y a los planes del Padre Universal, tal como éstos están representados por Miguel, tuvo su origen en su propia mente. Sus relaciones con el Hijo Creador habían sido íntimas y siempre cordiales. En ningún momento anterior a la exaltación de su propia mente, Lucifer había expresado abiertamente su insatisfacción acerca de la administración del universo. A pesar de su silencio, y durante más de cien años del tiempo oficial, el Unión de los Días de Salvington había estado indicando por reflectividad a Uversa que no todo estaba en paz en la mente de Lucifer. Esta información también fue comunicada al Hijo Creador y a los Padres de la Constelación de Norlatiadek.
53:2.4 (602.7) Durante todo este período, Lucifer se puso a criticar cada vez más todo el plan de la administración universal, pero siempre expresó una lealtad sincera hacia los Gobernantes Supremos. Su primera deslealtad abierta la manifestó en el momento de una visita de Gabriel a Jerusem, justo pocos días antes de proclamar abiertamente su Declaración Luciferina de Libertad. Gabriel quedó tan profundamente impresionado con la certeza de una sublevación inminente, que se dirigió directamente a Edentia para consultar con los Padres de la Constelación acerca de las medidas a emplear en el caso de una rebelión abierta.
53:2.5 (603.1) Es muy difícil indicar la causa o las causas exactas que culminaron finalmente en la rebelión de Lucifer. Sólo estamos seguros de una cosa, y es que cualesquiera que fueran esos primeros comienzos, tuvieron su origen en la mente de Lucifer. Debe haber existido un orgullo del yo que se alimentó hasta el punto de engañarse a sí mismo, de tal manera que Lucifer se persuadió realmente durante algún tiempo de que su proyecto de rebelión era verdaderamente por el bien del sistema, si no del universo. Cuando sus planes se hubieron desarrollado hasta el punto de desilusionarlo, no hay duda de que había ido demasiado lejos como para que su orgullo original y dañino le permitiera detenerse. En algún momento de esta experiencia dejó de ser sincero, y el mal se transformó en pecado deliberado y voluntario. Que esto sucedió así está demostrado por la conducta posterior de este brillante ejecutivo. Durante mucho tiempo se le ofreció la oportunidad de arrepentirse, pero sólo algunos de sus subordinados aceptaron la misericordia ofrecida. A petición de los Padres de la Constelación, el Fiel de los Días de Edentia presentó en persona el plan de Miguel para salvar a estos rebeldes flagrantes, pero la misericordia del Hijo Creador siempre fue rechazada, y rechazada con un desprecio y un desdén cada vez mayores.
53:3.1 (603.2) Cualesquiera que hubieran sido los orígenes iniciales del problema en el corazón de Lucifer y de Satanás, la sublevación final tomó la forma de la Declaración Luciferina de Libertad. La causa de los rebeldes fue dada a conocer en tres puntos:
53:3.2 (603.3) 1. La realidad del Padre Universal. Lucifer denunció que el Padre Universal no existía realmente, que la gravedad física y la energía espacial eran inherentes al universo, y que el Padre era un mito inventado por los Hijos Paradisiacos para permitirles conservar el gobierno de los universos en nombre del Padre. Negó que la personalidad fuera un don del Padre Universal. Insinuó incluso que los finalitarios estaban de connivencia con los Hijos Paradisiacos para imponer el fraude a toda la creación, puesto que nunca traían una idea muy clara sobre la personalidad real del Padre tal como ésta se puede discernir en el Paraíso. Utilizó la veneración a su favor, calificándola de ignorancia. La acusación era violenta, terrible y blasfema. No hay duda de que este ataque velado contra los finalitarios fue el que influyó sobre los ciudadanos ascendentes que estaban entonces en Jerusem para que se mantuvieran firmes y permanecieran inquebrantables en su resistencia a todas las propuestas de los rebeldes.
53:3.3 (603.4) 2. El gobierno universal de Miguel, el Hijo Creador. Lucifer afirmó que los sistemas locales debían ser autónomos. Protestó contra el derecho de Miguel, el Hijo Creador, a asumir la soberanía de Nebadon en nombre de un Padre Paradisiaco hipotético, y a exigirle a todas las personalidades que reconocieran su lealtad hacia este Padre invisible. Afirmó que todo el plan de la adoración era una ingeniosa estratagema para engrandecer a los Hijos Paradisiacos. Estaba dispuesto a reconocer a Miguel como su padre Creador, pero no como su Dios y su soberano legítimo.
53:3.4 (603.5) Atacó de la manera más encarnizada el derecho de los Ancianos de los Días — «potentados extranjeros» — a interferir en los asuntos de los sistemas y de los universos locales. Denunció a estos gobernantes como tiranos y usurpadores. Exhortó a sus seguidores a que creyeran que ninguno de estos gobernantes podía hacer nada por interferir en el funcionamiento de una autonomía completa si los hombres y los ángeles tan sólo tuvieran la valentía de afirmarse y de reclamar audazmente sus derechos.
53:3.5 (603.6) Afirmó que a los ejecutores de los Ancianos de los Días se les podía impedir que actuaran en los sistemas locales si los seres nativos se atrevían a afirmar su independencia. Sostuvo que la inmortalidad era inherente a las personalidades del sistema, que la resurrección era natural y automática, y que todos los seres vivirían eternamente si no fuera por los actos arbitrarios e injustos de los ejecutores de los Ancianos de los Días.
53:3.6 (604.1) 3. El ataque contra el plan universal para educar a los mortales ascendentes. Lucifer sostenía que se empleaba demasiado tiempo y energía en el proyecto de instruir a fondo a los mortales ascendentes en los principios de la administración del universo, unos principios que calificaba de inmorales y de poco sólidos. Protestó contra el programa milenario consistente en preparar a los mortales del espacio para algún destino desconocido, e indicó que la presencia del cuerpo finalitario en Jerusem era una prueba de que estos mortales habían pasado eras enteras de preparación para un destino de pura ficción. Señaló con irrisión que los finalitarios no habían encontrado un destino más glorioso que el de ser devueltos a unas humildes esferas, similares a las de su origen. Insinuó que habían sido corrompidos por un exceso de disciplina y una formación demasiado prolongada, y que en realidad traicionaban a sus compañeros mortales puesto que ahora cooperaban en el proyecto de esclavizar a toda la creación a las ficciones de un mítico destino eterno para los mortales ascendentes. Defendió que los ascendentes debían disfrutar de la libertad de la autodeterminación individual. Puso en tela de juicio y condenó todo el plan para la ascensión de los mortales tal como está patrocinado por los Hijos Paradisiacos de Dios y apoyado por el Espíritu Infinito.
53:3.7 (604.2) Con esta Declaración de Libertad es con la que Lucifer emprendió su orgía de tinieblas y de muerte.
53:4.1 (604.3) El manifiesto de Lucifer se publicó en el cónclave anual de Satania celebrado en el mar de cristal, en presencia de las huestes reunidas de Jerusem, el último día del año hace unos doscientos mil años del tiempo de Urantia. Satanás proclamó que se podía adorar a las fuerzas universales — físicas, intelectuales y espirituales — pero que sólo se podía tener lealtad a Lucifer, el gobernante efectivo y actual, el «amigo de los hombres y de los ángeles» y el «Dios de la libertad».
53:4.2 (604.4) La reafirmación personal fue el grito de guerra de la rebelión de Lucifer. Uno de sus argumentos principales fue que, si el gobierno autónomo era bueno y apropiado para los Melquisedeks y otros grupos, era igualmente bueno para todas las órdenes de inteligencias. Fue resuelto e insistente en su defensa de la «igualdad de la mente» y de «la fraternidad de la inteligencia». Sostenía que todo gobierno debía limitarse a los planetas locales y a su confederación voluntaria en los sistemas locales. Rechazó toda otra supervisión. Prometió a los Príncipes Planetarios que gobernarían los mundos como ejecutivos supremos. Denunció que las actividades legislativas estuvieran situadas en la sede de la constelación y que los asuntos judiciales estuvieran dirigidos desde la capital del universo. Afirmó que todas estas funciones gubernamentales debían estar concentradas en las capitales de los sistemas, y procedió a establecer su propia asamblea legislativa y a organizar sus propios tribunales bajo la jurisdicción de Satanás. Y ordenó que los príncipes de los mundos apóstatas hicieran lo mismo.
53:4.3 (604.5) Todo el gabinete administrativo de Lucifer se pasó en masa a su campo, y sus miembros prestaron juramento públicamente como agentes de la administración del nuevo jefe de «los mundos y de los sistemas liberados».
53:4.4 (605.1) Aunque había habido dos rebeliones anteriores en Nebadon, se habían producido en constelaciones lejanas. Lucifer consideraba que estas insurrecciones habían fracasado porque la mayoría de las inteligencias dejaron de seguir a sus jefes. Afirmaba que «las mayorías gobiernan», que «la mente es infalible». La libertad que le permitieron los gobernantes del universo sostuvo aparentemente muchas de sus opiniones infames. Desafió a todos sus superiores; sin embargo, éstos parecieron no tomar nota de sus acciones. Se le dejó el campo libre para que prosiguiera su plan seductor sin obstáculos ni trabas.
53:4.5 (605.2) Lucifer indicó que todos los aplazamientos misericordiosos de la justicia eran una prueba de que el gobierno de los Hijos Paradisiacos era incapaz de detener la rebelión. Solía desafiar abiertamente y retar con arrogancia a Miguel, a Emmanuel y a los Ancianos de los Días, y luego señalaba que el hecho de que no se produjera ninguna acción era una prueba evidente de la impotencia de los gobiernos del universo y del superuniverso.
53:4.6 (605.3) Gabriel estuvo personalmente presente durante toda esta cadena de acontecimientos desleales y sólo anunció que a su debido tiempo hablaría en nombre de Miguel, y que todos los seres efectuarían su elección de manera libre y sin ser molestados; que el «gobierno de los Hijos en nombre del Padre sólo deseaba una lealtad y una devoción que fueran voluntarias, sinceras y a prueba de sofismas».
53:4.7 (605.4) A Lucifer se le permitió establecer plenamente y organizar por completo su gobierno rebelde antes de que Gabriel hiciera el menor esfuerzo por impugnar el derecho a la secesión o por contrarrestar la propaganda rebelde. Pero los Padres de la Constelación limitaron de inmediato la acción de estas personalidades desleales al sistema de Satania. Sin embargo, esta demora fue un período de grandes pruebas y sufrimientos para los seres leales de toda Satania. Durante algunos años todo fue un caos, y hubo una gran confusión en los mundos de las mansiones.
53:5.1 (605.5) Cuando estalló la rebelión en Satania, Miguel pidió consejo a Emmanuel, su hermano paradisiaco. Después de esta conferencia tan importante, Miguel anunció que continuaría la misma política que había caracterizado su conducta ante unos disturbios similares en el pasado, una actitud de no intromisión.
53:5.2 (605.6) En la época de esta rebelión y de las dos que la precedieron, no existía ninguna autoridad soberana absoluta y personal en el universo de Nebadon. Miguel gobernaba por derecho divino como vicegerente del Padre Universal, pero no todavía por su propio derecho personal. No había terminado su carrera de donación; todavía no había sido investido de «todos los poderes en el cielo y en la Tierra».
53:5.3 (605.7) Desde el estallido de la rebelión hasta el día de su entronización como gobernante soberano de Nebadon, Miguel no se opuso nunca a las fuerzas rebeldes de Lucifer; se les permitió seguir su curso libremente durante cerca de doscientos mil años del tiempo de Urantia. Cristo Miguel posee ahora suficiente poder y autoridad para enfrentarse de inmediato, e incluso sumariamente, con estos estallidos de deslealtad, pero dudamos de que esta autoridad soberana le conduzca a actuar de manera diferente si se produjera otro levantamiento de este tipo.
53:5.4 (605.8) Puesto que Miguel eligió mantenerse apartado de la guerra misma de la rebelión de Lucifer, Gabriel convocó a su estado mayor personal en Edentia y, por consejo de los Altísimos, eligió asumir el mando de las huestes leales de Satania. Miguel permaneció en Salvington mientras Gabriel se dirigió a Jerusem; se estableció en la esfera dedicada al Padre — al mismo Padre Universal cuya personalidad habían puesto en duda Lucifer y Satanás — , y en presencia de las huestes de personalidades leales reunidas, desplegó el estandarte de Miguel, el emblema material del gobierno trinitario de toda la creación, los tres círculos concéntricos de color azul celeste sobre fondo blanco.
53:5.5 (606.1) El emblema de Lucifer era un estandarte blanco con un círculo rojo, en cuyo centro aparecía un sólido círculo negro.
53:5.6 (606.2) «Había guerra en el cielo; el comandante de Miguel y sus ángeles lucharon contra el dragón (Lucifer, Satanás y los príncipes apóstatas); y el dragón y sus ángeles rebeldes lucharon, pero no triunfaron». Esta «guerra en el cielo» no fue una batalla física tal como un conflicto así se puede concebir en Urantia. En los primeros días de la lucha, Lucifer pronunció continuos discursos en el anfiteatro planetario. Gabriel dirigió una exposición incesante de los sofismas rebeldes desde su sede situada en las cercanías. Las diversas personalidades presentes en la esfera que tenían dudas sobre la actitud a tomar iban de acá para allá entre estas discusiones hasta que llegaron a una decisión final.
53:5.7 (606.3) Pero esta guerra en el cielo fue muy terrible y muy real. Aunque no mostraba ninguna de las barbaridades tan características de la guerra física en los mundos inmaduros, este conflicto era mucho más mortífero; la vida material está en peligro en los combates materiales, pero la guerra en el cielo se libraba en términos de vida eterna.
53:6.1 (606.4) Muchos actos nobles e inspiradores de devoción y de lealtad fueron efectuados por numerosas personalidades durante el intervalo de tiempo que transcurrió entre el comienzo de las hostilidades y la llegada del nuevo gobernante del sistema con su estado mayor. Pero la más emocionante de todas estas atrevidas pruebas de devoción fue la valiente conducta de Manotia, el segundo comandante de los serafines de la sede de Satania.
53:6.2 (606.5) Cuando la rebelión estalló en Jerusem, el jefe de las huestes seráficas se unió a la causa de Lucifer. Esto explica sin duda por qué un número tan grande de serafines de la cuarta orden, los administradores sistémicos, se descarrió. El jefe seráfico quedó espiritualmente cegado por la brillante personalidad de Lucifer; sus maneras encantadoras fascinaban a las órdenes inferiores de seres celestiales. No podían simplemente comprender que una personalidad tan deslumbrante pudiera equivocarse de dirección.
53:6.3 (606.6) No hace mucho tiempo, al describir las experiencias asociadas con el comienzo de la rebelión de Lucifer, Manotia dijo: «Pero el momento más estimulante para mí fue la emocionante aventura relacionada con la rebelión de Lucifer, cuando en mi calidad de segundo comandante seráfico me negué a participar en el proyecto de insultar a Miguel; y los poderosos rebeldes trataron de destruirme por medio de las fuerzas de enlace que habían organizado. Hubo una enorme agitación en Jerusem, pero ni un solo serafín leal sufrió daño alguno.
53:6.4 (606.7) «Tras la falta de mi superior inmediato, recayó sobre mí el asumir el mando de las huestes angélicas de Jerusem como director titular de los confusos asuntos seráficos del sistema. Los Melquisedeks me apoyaron moralmente, una mayoría de Hijos Materiales me ayudó hábilmente, un enorme grupo de mi propia orden me abandonó, pero los mortales ascendentes de Jerusem me sostuvieron de una forma magnífica.
53:6.5 (606.8) «Como nos habían expulsado automáticamente de los circuitos de la constelación debido a la secesión de Lucifer, dependíamos de la lealtad de nuestro cuerpo de información, el cual enviaba llamadas de socorro a Edentia desde el cercano sistema de Rantulia; y descubrimos que el reino del orden, la lealtad intelectual y el espíritu de la verdad triunfaban de manera inherente sobre la rebelión, la reafirmación personal y la supuesta libertad personal; fuimos capaces de seguir adelante hasta la llegada del nuevo Soberano del Sistema, del noble sucesor de Lucifer. Inmediatamente después fui destinado al cuerpo de los síndicos Melquisedeks de Urantia, y asumí la jurisdicción sobre las órdenes seráficas leales en el mundo del traidor Caligastia, el cual había proclamado a su esfera miembro del sistema recién proyectado de ‘mundos liberados y de personalidades emancipadas`, propuesto en la infame Declaración de Libertad promulgada por Lucifer en su llamada a las ‘inteligencias amantes de la libertad, librepensadoras y progresistas de los mundos mal gobernados y mal administrados de Satania`.
53:6.6 (607.1) Este ángel está todavía de servicio en Urantia, donde ejerce su actividad como jefe asociado de los serafines.
53:7.1 (607.2) La rebelión de Lucifer abarcó todo el sistema. Treinta y siete Príncipes Planetarios separatistas pusieron una gran parte de las administraciones de sus mundos del lado del archirrebelde. Sólo en Panoptia el Príncipe Planetario no logró arrastrar a sus pueblos con él. En este mundo, y bajo la dirección de los Melquisedeks, la gente se unió en apoyo de Miguel. Elanora, una joven de este reino de mortales, tomó el mando de las razas humanas y ni una sola alma de este mundo desgarrado por los conflictos se alistó bajo el estandarte de Lucifer. Desde aquel entonces, estos leales panoptianos han servido en el séptimo mundo de transición de Jerusem como vigilantes y constructores en la esfera del Padre y en los siete mundos de detención que la rodean. Los panoptianos no sólo actúan como guardianes literales de estos mundos, sino que también ejecutan las órdenes personales de Miguel destinadas a embellecer estas esferas para algún uso futuro desconocido. Efectúan este trabajo mientras se demoran en su camino hacia Edentia.
53:7.2 (607.3) Durante todo este período, Caligastia estuvo defendiendo la causa de Lucifer en Urantia. Los Melquisedeks se opusieron hábilmente al Príncipe Planetario apóstata, pero los sofismas de la libertad desenfrenada y las ilusiones de la reafirmación personal tenían todas las posibilidades de engañar a los pueblos primitivos de un mundo joven y no desarrollado.
53:7.3 (607.4) Toda la propaganda de la secesión tuvo que llevarse a cabo mediante esfuerzos personales, porque el servicio de las transmisiones y todos los otros medios de comunicación interplanetaria estaban suspendidos debido a la acción de los supervisores de los circuitos del sistema. En el momento de estallar realmente la insurrección, todo el sistema de Satania fue aislado tanto de los circuitos de la constelación como de los del universo. Durante este período, todos los mensajes que llegaban y salían eran enviados a través de los agentes seráficos y de los Mensajeros Solitarios. Los circuitos que llegaban hasta los mundos caídos también estaban cortados, de manera que Lucifer no pudo utilizar esta vía para fomentar su infame proyecto. Y estos circuitos no se restablecerán mientras el archirrebelde viva dentro de los confines de Satania.
53:7.4 (607.5) Fue una rebelión Lanonandek. Las órdenes superiores de filiación del universo local no se unieron a la secesión de Lucifer, aunque la rebelión de los príncipes desleales influyó un poco sobre algunos Portadores de Vida estacionados en los planetas rebeldes. Ninguno de los Hijos Trinitizados se descarrió. Los Melquisedeks, los arcángeles y las Brillantes Estrellas Vespertinas permanecieron todos leales a Miguel y, junto con Gabriel, lucharon valientemente por la voluntad del Padre y el gobierno del Hijo.
53:7.5 (608.1) Ningún ser originario del Paraíso estuvo implicado en la deslealtad. Junto con los Mensajeros Solitarios, establecieron su sede en el mundo del Espíritu y permanecieron bajo el mando del Fiel de los Días de Edentia. Ninguno de los conciliadores apostató, y ni uno solo de los Registradores Celestiales se descarrió. Pero hubo grandes pérdidas entre los Compañeros Morontiales y los Educadores de los Mundos de las Mansiones.
53:7.6 (608.2) No se perdió ni un solo ángel de la orden suprema de serafines, pero de la orden siguiente, la superior, un grupo considerable fue engañado y atrapado. También se descarriaron algunos miembros de la orden tercera, u orden supervisora, de ángeles. Pero el terrible desmoronamiento se produjo en el cuarto grupo, el de los ángeles administradores, los serafines que están normalmente asignados a las tareas de las capitales de los sistemas. Manotia salvó a casi dos tercios de ellos, pero un poco más de un tercio siguió a su jefe en las filas rebeldes. De todos los querubines de Jerusem vinculados a los ángeles administradores, un tercio se perdió con sus serafines desleales.
53:7.7 (608.3) De los ayudantes angélicos planetarios, de aquellos que están asignados a los Hijos Materiales, alrededor de un tercio fueron engañados, y casi el diez por ciento de los ministros de transición fueron atrapados. Juan vio todo esto simbólicamente cuando escribió del gran dragón rojo, diciendo: «Y su cola atrajo a una tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó a las tinieblas».
53:7.8 (608.4) Las pérdidas más grandes tuvieron lugar en las filas angélicas, pero la mayor parte de las órdenes inferiores de inteligencias estuvieron implicadas en la deslealtad. De los 681.217 Hijos Materiales que se perdieron en Satania, el noventa y cinco por ciento fueron víctimas de la rebelión de Lucifer. Un gran número de criaturas intermedias se perdió en aquellos planetas individuales cuyos Príncipes Planetarios se unieron a la causa de Lucifer.
53:7.9 (608.5) Esta rebelión fue, en muchos aspectos, la más extensa y desastrosa de todos los sucesos de este tipo acaecidos en Nebadon. En esta insurrección estuvieron implicadas más personalidades que en el conjunto de las otras dos. Y permanecerá en su eterno deshonor el hecho de que los emisarios de Lucifer y de Satanás no respetaran las escuelas de educación infantil del planeta cultural de los finalitarios, sino que más bien intentaron corromper a estas mentes en desarrollo salvadas por misericordia de los mundos evolutivos.
53:7.10 (608.6) Los mortales ascendentes eran vulnerables, pero resistieron mejor que los espíritus inferiores a los sofismas de la rebelión. Aunque cayeron muchos seres en los mundos de las mansiones más inferiores, los que no habían logrado fusionar finalmente con su Ajustador, está registrado para la gloria de la sabiduría del programa de la ascensión que ni un solo miembro de los ciudadanos ascendentes de Satania, residentes en Jerusem, participó en la rebelión de Lucifer.
53:7.11 (608.7) Hora tras hora y día tras día, las estaciones emisoras de todo Nebadon estaban atestadas de observadores ansiosos de todas las clases imaginables de inteligencias celestiales, que leían atentamente los boletines sobre la rebelión de Satania y se regocijaban a medida que los informes narraban continuamente la lealtad inquebrantable de los mortales ascendentes que, bajo la dirección de los Melquisedeks, resistían con éxito a los esfuerzos combinados y prolongados de todas las sutiles fuerzas del mal que se habían congregado con tanta rapidez alrededor de los estandartes de la secesión y del pecado.
53:7.12 (608.8) Desde el comienzo de la «guerra en el cielo» hasta la instalación del sucesor de Lucifer pasaron más de dos años del tiempo del sistema. Pero el nuevo Soberano llegó por fin, aterrizando en el mar de cristal con su estado mayor. Yo me encontraba entre las reservas movilizadas por Gabriel en Edentia, y recuerdo muy bien el primer mensaje de Lanaforge al Padre de la Constelación de Norlatiadek. Decía: «No se ha perdido ni un solo ciudadano de Jerusem. Todos los mortales ascendentes han sobrevivido a la prueba de fuego y han salido triunfantes y totalmente victoriosos de la prueba decisiva». Este mensaje llegó hasta Salvington, Uversa y el Paraíso asegurando que la experiencia sobreviviente de la ascensión de los mortales es la mayor garantía contra la rebelión y la más firme salvaguardia contra el pecado. Este noble grupo de Jerusem ascendía exactamente a 187.432.811 fieles mortales.
53:7.13 (609.1) Con la llegada de Lanaforge, los archirrebeldes fueron destronados y privados de todo poder gobernante, aunque se les permitió circular libremente por Jerusem, las esferas morontiales e incluso los mundos habitados individuales. Continuaron con sus esfuerzos engañosos y seductores para confundir y descarriar a las mentes de los hombres y de los ángeles. Pero en lo que se refiere a su trabajo en el monte administrativo de Jerusem, «ya no hubo sitio para ellos».
53:7.14 (609.2) Aunque Lucifer estaba privado de toda autoridad administrativa en Satania, no existía entonces ningún poder ni tribunal en el universo local que pudiera detener o destruir a este malvado rebelde; en aquella época, Miguel aún no era gobernante soberano. Los Ancianos de los Días apoyaron a los Padres de la Constelación en su incautación del gobierno del sistema, pero nunca han anunciado ninguna decisión posterior sobre los numerosos recursos todavía pendientes relacionados con el estado presente y la disposición futura que se hará de Lucifer, Satanás y sus asociados.
53:7.15 (609.3) A estos archirrebeldes se les permitió así que vagaran por todo el sistema tratando de extender aún más sus doctrinas de descontento y de reafirmación personal. Pero han sido incapaces de engañar a otro mundo desde hace casi doscientos mil años de Urantia. Ningún mundo de Satania se ha perdido desde la caída de los treinta y siete, ni siquiera los mundos más jóvenes que fueron poblados después de la época de la rebelión.
53:8.1 (609.4) Lucifer y Satanás vagaron libremente por el sistema de Satania hasta que Miguel finalizó su misión donadora en Urantia. Estuvieron juntos por última vez en vuestro mundo en el momento de su ataque combinado contra el Hijo del Hombre.
53:8.2 (609.5) Anteriormente, cuando los Príncipes Planetarios, los «Hijos de Dios», se congregaban periódicamente, «Satanás también asistía», afirmando que representaba a todos los mundos aislados de los Príncipes Planetarios caídos. Pero no se le ha concedido esta libertad en Jerusem desde la donación final de Miguel. Después de sus esfuerzos por corromper a Miguel durante su donación en la carne, toda simpatía por Lucifer y Satanás ha perecido en toda Satania, es decir, fuera de los mundos aislados por el pecado.
53:8.3 (609.6) La donación de Miguel puso fin a la rebelión de Lucifer en toda Satania, salvo en los planetas de los Príncipes Planetarios apóstatas. Éste fue el significado de la experiencia personal de Jesús poco antes de su muerte en la carne, cuando cierto día exclamó a sus discípulos: «Y vi caer a Satanás desde el cielo como un rayo». Había venido con Lucifer a Urantia para librar la última batalla decisiva.
53:8.4 (609.7) El Hijo del Hombre tenía confianza en su éxito y sabía que su triunfo en vuestro mundo fijaría para siempre el estado de sus enemigos seculares, no solamente en Satania sino también en los otros dos sistemas donde había penetrado el pecado. La supervivencia de los mortales y la seguridad de los ángeles estuvo garantizada cuando vuestro Maestro, en respuesta a las propuestas de Lucifer, replicó tranquilamente y con una seguridad divina: «Detrás de mí, Satanás». Éste fue, en principio, el verdadero final de la rebelión de Lucifer. Es verdad que los tribunales de Uversa aún no han pronunciado la decisión ejecutiva relacionada con la apelación de Gabriel solicitando la destrucción de los rebeldes, pero no hay duda de que este decreto se recibirá en la plenitud de los tiempos puesto que ya se han dado los primeros pasos para la audiencia de este caso.
53:8.5 (610.1) El Hijo del Hombre reconoció que Caligastia era el Príncipe técnico de Urantia poco tiempo antes de su muerte. Jesús dijo: «Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será derribado». Y más tarde aún, antes de finalizar la misión de su vida, anunció: «El príncipe de este mundo es juzgado». Este mismo Príncipe destronado y desacreditado es el que en otro tiempo fue llamado «Dios de Urantia».
53:8.6 (610.2) El último acto de Miguel antes de dejar Urantia consistió en ofrecer misericordia a Caligastia y a Daligastia, pero éstos despreciaron su tierna oferta. Caligastia, vuestro Príncipe Planetario apóstata, sigue siendo libre de proseguir sus infames intenciones en Urantia, pero no tiene ningún poder en absoluto para penetrar en la mente de los hombres ni tampoco puede acercarse a sus almas para tentarlas o corromperlas, a menos que los hombres deseen realmente ser maldecidos por su malvada presencia.
53:8.7 (610.3) Antes de la donación de Miguel, estos gobernantes de las tinieblas trataron de mantener su autoridad en Urantia, y se resistieron con insistencia a las personalidades celestiales menores y subordinadas. Pero desde el día de Pentecostés, este traidor Caligastia y su igualmente despreciable asociado Daligastia son serviles ante la majestad divina de los Ajustadores del Pensamiento paradisiacos y del Espíritu de la Verdad protector, el espíritu de Miguel, que ha sido derramado sobre todo el género humano.
53:8.8 (610.4) Pero incluso así, ningún espíritu caído ha tenido nunca el poder de invadir la mente ni de atormentar el alma de los hijos de Dios. Ni Satanás ni Caligastia han podido nunca influir o acercarse a los hijos de Dios por la fe; la fe es una armadura eficaz contra el pecado y la iniquidad. Es verdad que «aquel que ha nacido de Dios se protege a sí mismo, y que el malvado no le influye».
53:8.9 (610.5) Cuando se supone, en general, que los mortales débiles y disolutos se encuentran bajo la influencia de los diablos y los demonios, están simplemente dominados por sus propias tendencias inherentes y degradadas, se dejan llevar por sus propias inclinaciones naturales. Al diablo se le ha atribuido una gran cantidad de méritos que no le pertenecen. Caligastia ha permanecido relativamente impotente desde la cruz de Cristo.
53:9.1 (610.6) En los primeros tiempos de la rebelión de Lucifer, Miguel ofreció la salvación a todos los rebeldes. A todos los que mostraran un arrepentimiento sincero les ofreció el perdón y la reintegración en alguna forma de servicio universal en cuanto lograra la plena soberanía sobre su universo. Ninguno de los dirigentes aceptó esta oferta misericordiosa. Pero miles de ángeles y de seres celestiales de las órdenes inferiores, incluyendo a cientos de Hijos e Hijas Materiales, aceptaron la misericordia proclamada por los panoptianos y fueron rehabilitados en el momento de la resurrección de Jesús hace mil novecientos años. Desde entonces, estos seres han sido trasladados al mundo del Padre cercano a Jerusem, donde han de permanecer técnicamente retenidos hasta que los tribunales de Uversa anuncien su decisión sobre el asunto de Gabriel contra Lucifer. Pero nadie duda de que estas personalidades arrepentidas y salvadas estarán excluidas del decreto de extinción cuando se pronuncie el veredicto de aniquilación. Estas almas a prueba trabajan ahora con los panoptianos en la tarea de cuidar del mundo del Padre.
53:9.2 (611.1) El archiembaucador no ha estado nunca en Urantia desde la época en que intentó desviar a Miguel del propósito de finalizar su donación y de establecerse de manera segura y definitiva como gobernante incondicional de Nebadon. Cuando Miguel se convirtió en el jefe establecido del universo de Nebadon, Lucifer fue detenido por los agentes de los Ancianos de los Días de Uversa, y desde entonces ha estado preso en el satélite número uno del grupo de esferas de transición del Padre que rodean a Jerusem. Aquí, los gobernantes de otros mundos y de otros sistemas contemplan el final del infiel Soberano de Satania. Pablo conocía el estado de estos cabecillas rebeldes después de la donación de Miguel, pues describió a los jefes de Caligastia como «una hueste espiritual de maldad en los lugares celestiales».
53:9.3 (611.2) Cuando Miguel asumió la soberanía suprema de Nebadon, solicitó a los Ancianos de los Días la autorización de internar a todas las personalidades implicadas en la rebelión de Lucifer hasta que se pronunciara el fallo de los tribunales superuniversales en el caso de Gabriel contra Lucifer, inscrito en los registros del tribunal supremo de Uversa hace cerca de doscientos mil años tal como vosotros calculáis el tiempo. En cuanto al grupo de la capital del sistema, los Ancianos de los Días concedieron la petición de Miguel pero con una sola excepción: a Satanás se le permitiría hacer visitas periódicas a los príncipes apóstatas de los mundos caídos hasta que otro Hijo de Dios fuera aceptado por esos mundos apóstatas, o hasta el momento en que los tribunales de Uversa empezaran a juzgar el caso de Gabriel contra Lucifer.
53:9.4 (611.3) Satanás podía venir a Urantia porque no teníais ningún Hijo de alta categoría que residiera aquí — ni un Príncipe Planetario ni un Hijo Material. Desde entonces, Maquiventa Melquisedek ha sido proclamado Príncipe Planetario vicegerente de Urantia, y la apertura del caso de Gabriel contra Lucifer ha señalado el comienzo de unos regímenes planetarios temporales en todos los mundos aislados. Es verdad que Satanás visitó periódicamente a Caligastia y a otros príncipes caídos hasta el momento de la presentación de estas revelaciones, cuando ha tenido lugar la primera audiencia de la petición de Gabriel para la aniquilación de los archirrebeldes. Satanás está ahora detenido incondicionalmente en los mundos prisiones de Jerusem.
53:9.5 (611.4) Desde la donación final de Miguel, nadie, en todo Satania, ha deseado ir a los mundos prisiones para ayudar a los rebeldes internados. Y ningún otro ser se ha sentido atraído por la causa del embaucador. Durante mil novecientos años, la situación ha permanecido sin cambios.
53:9.6 (611.5) No esperamos que se supriman las actuales restricciones en Satania hasta que los Ancianos de los Días no hayan dispuesto definitivamente de los archirrebeldes. Los circuitos del sistema no serán restablecidos mientras viva Lucifer. Entretanto, éste último está totalmente inactivo.
53:9.7 (611.6) La rebelión ha finalizado en Jerusem. Y termina en los mundos caídos tan pronto como llegan los Hijos divinos. Creemos que todos los rebeldes que han querido aceptar la misericordia ya lo han hecho. Estamos a la espera de la transmisión centelleante que privará a estos traidores de la existencia de la personalidad. Prevemos que el veredicto de Uversa será anunciado mediante la transmisión ejecutoria que efectuará la aniquilación de estos rebeldes internados. Entonces buscaréis sus sitios pero no los encontraréis. «Y aquellos mundos que os conocen se quedarán asombrados de vosotros; habéis sido un terror, pero nunca más volveréis a existir». Así es como todos estos indignos traidores «se volverán como si no hubieran existido». Todos esperan el decreto de Uversa.
53:9.8 (611.7) Pero durante eras enteras, los siete mundos prisiones de tinieblas espirituales de Satania han constituido una advertencia solemne para todo Nebadon, proclamando de manera elocuente y eficaz la gran verdad de que «el camino del transgresor es duro»; que «dentro de cada pecado se oculta la semilla de su propia destrucción»; que «el salario del pecado es la muerte».
53:9.9 (612.1) [Presentado por Manovandet Melquisedek, en otro tiempo vinculado a los síndicos de Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 54
54:0.1 (613.1) AL HOMBRE evolutivo le resulta difícil comprender plenamente el significado y captar el sentido del mal, del error, del pecado y de la iniquidad. El hombre es lento en percibir que la perfección y la imperfección contrapuestas producen el mal potencial; que la verdad y la falsedad en conflicto crean el error desconcertante; que el don divino de poder elegir mediante el libre albedrío conduce a los reinos divergentes del pecado y de la rectitud; que la búsqueda perseverante de la divinidad conduce al reino de Dios, en contraste con su continuo rechazo, el cual conduce a los dominios de la iniquidad.
54:0.2 (613.2) Los Dioses no crean el mal ni permiten el pecado y la rebelión. El mal potencial existe en el tiempo en un universo que contiene niveles diferenciales de significados y de valores sobre la perfección. El pecado es potencial en todos los reinos donde los seres imperfectos están dotados de la capacidad de elegir entre el bien y el mal. La misma presencia contrapuesta de la verdad y de la mentira, del hecho y de la falsedad, constituye la potencialidad del error. La elección deliberada del mal constituye el pecado; el rechazo voluntario de la verdad es el error; la persecución insistente del pecado y del error es la iniquidad.
54:1.1 (613.3) De todos los confusos problemas derivados de la rebelión de Lucifer, ninguno ha ocasionado más dificultades que la incapacidad de los mortales evolutivos inmaduros para distinguir entre la verdadera y la falsa libertad.
54:1.2 (613.4) La verdadera libertad es la búsqueda de los siglos y la recompensa del progreso evolutivo. La falsa libertad es el engaño sutil del error del tiempo y del mal del espacio. La libertad duradera está basada en la realidad de la justicia — la inteligencia, la madurez, la fraternidad y la equidad.
54:1.3 (613.5) La libertad es una técnica autodestructora de la existencia cósmica cuando su motivación es poco inteligente, incondicional e incontrolada. La verdadera libertad está progresivamente relacionada con la realidad y siempre es respetuosa con la equidad social, la justicia cósmica, la fraternidad universal y las obligaciones divinas.
54:1.4 (613.6) La libertad es suicida cuando está divorciada de la justicia material, de la equidad intelectual, de la paciencia social, del deber moral y de los valores espirituales. La libertad no existe fuera de la realidad cósmica, y toda realidad de una personalidad es proporcional a sus relaciones con la divinidad.
54:1.5 (613.7) La voluntad personal sin frenos y la expresión desordenada del yo equivalen a un egoísmo total, al súmmum de la impiedad. La libertad, sin una conquista asociada y cada vez mayor del yo, es un producto de la imaginación humana egoísta. La libertad motivada por el yo es una ilusión conceptual, un cruel engaño. La licencia disfrazada con los vestidos de la libertad es la precursora de una esclavitud abyecta.
54:1.6 (614.1) La verdadera libertad es la asociada de la auténtica autoestima; la falsa libertad es la consorte de la admiración de sí mismo. La verdadera libertad es el fruto del autocontrol; la falsa libertad es la pretensión de la reafirmación personal. El autocontrol conduce al servicio altruista; la admiración de sí mismo tiende a explotar a los demás para el engrandecimiento egoísta del individuo equivocado que está dispuesto a sacrificar una justa consecución a fin de poseer un poder injusto sobre sus semejantes.
54:1.7 (614.2) Incluso la sabiduría sólo es divina y digna de confianza cuando tiene un alcance cósmico y una motivación espiritual.
54:1.8 (614.3) No existe un error más grande que esa especie de autoengaño que conduce a los seres inteligentes a anhelar ejercer el poder sobre otros seres con el objeto de privar a esas personas de sus libertades naturales. La regla de oro de la equidad humana clama contra todos estos fraudes, injusticias, egoísmos y faltas de rectitud. Sólo una libertad verdadera y auténtica es compatible con el reino del amor y el ministerio de la misericordia.
54:1.9 (614.4) ¡Cómo se atreve la criatura obstinada a usurpar los derechos de sus semejantes en nombre de la libertad personal, cuando los Gobernantes Supremos del universo se apartan con un respeto misericordioso ante estas prerrogativas de la voluntad y estos potenciales de la personalidad! En el ejercicio de su supuesta libertad personal, ningún ser tiene el derecho de privar a otro ser de aquellos privilegios de la existencia otorgados por los Creadores y debidamente respetados por todos sus asociados, subordinados y sujetos leales.
54:1.10 (614.5) El hombre evolutivo quizás tenga que luchar por sus libertades materiales contra los tiranos y los opresores en un mundo de pecado y de iniquidad, o durante los primeros tiempos de una esfera primitiva en evolución, pero esto no es así en los mundos morontiales ni en las esferas espirituales. La guerra es la herencia del hombre evolutivo primitivo, pero en los mundos donde la civilización progresa de manera normal, hace mucho tiempo que el combate físico, como técnica para ajustar los malentendidos raciales, ha caído en desprestigio.
54:2.1 (614.6) Dios proyectó el eterno Havona con el Hijo y en el Espíritu, y desde entonces ha prevalecido el arquetipo eterno de la participación coordinada en la creación — el compartir. Este arquetipo del compartir es el diseño maestro para cada uno de los Hijos e Hijas de Dios que salen al espacio para emprender el intento de copiar en el tiempo el universo central de perfección eterna.
54:2.2 (614.7) Toda criatura de todo universo en evolución que aspira a hacer la voluntad del Padre está destinada a convertirse en la asociada de los Creadores espacio-temporales en esta magnífica aventura de alcanzar la perfección por experiencia. Si esto no fuera así, el Padre difícilmente habría dotado a tales criaturas del libre albedrío creativo, y tampoco habitaría en ellas, llegando a asociarse realmente con ellas por medio de su propio espíritu.
54:2.3 (614.8) La locura de Lucifer consistió en intentar hacer lo irrealizable: saltarse el tiempo en un universo experiencial. El crimen de Lucifer consistió en intentar privar a todas las personalidades de Satania de sus derechos creativos, de reducir sin reconocerlo la participación personal de las criaturas — la libre participación voluntaria — en la larga lucha evolutiva por alcanzar el estado de luz y de vida de manera tanto individual como colectiva. Al hacer esto, este antiguo Soberano de vuestro sistema colocó el proyecto temporal de su propia voluntad directamente en contra del proyecto eterno de la voluntad de Dios tal como está revelado en la concesión del libre albedrío a todas las criaturas personales. La rebelión de Lucifer amenazaba así con violar de manera suprema la elección del libre albedrío de los ascendentes y de los servidores del sistema de Satania — la amenaza de privar para siempre jamás a cada uno de estos seres de la experiencia emocionante de contribuir con algo personal y único al monumento que se levanta lentamente a la sabiduría experiencial y que algún día existirá bajo la forma del sistema perfeccionado de Satania. Así pues, el manifiesto de Lucifer, disfrazado con los vestidos de la libertad, se presentaba a la clara luz de la razón como una amenaza monumental destinada a consumar el robo de la libertad personal, y realizarlo a una escala a la que sólo nos habíamos acercado dos veces en toda la historia de Nebadon.
54:2.4 (615.1) En resumen, Lucifer habría quitado a los hombres y a los ángeles aquello que Dios les había dado, es decir el privilegio divino de participar en la creación de sus propios destinos y del destino de este sistema local de mundos habitados.
54:2.5 (615.2) Ningún ser en todo el universo tiene la legítima libertad de privar a otro ser de la verdadera libertad, del derecho de amar y de ser amado, del privilegio de adorar a Dios y de servir a sus semejantes.
54:3.1 (615.3) Las criaturas volitivas morales de los mundos evolutivos siempre están preocupadas por la pregunta irreflexiva de saber por qué los Creadores omnisapientes permiten el mal y el pecado. No logran comprender que los dos son inevitables si la criatura ha de ser realmente libre. El libre albedrío de los hombres evolutivos o de los ángeles exquisitos no es un simple concepto filosófico, un ideal simbólico. La capacidad del hombre para elegir el bien o el mal es una realidad en el universo. Esta libertad de elegir por sí mismo es un don de los Gobernantes Supremos, y éstos no permitirán que ningún ser o grupo de seres prive a una sola personalidad del inmenso universo de esta libertad divinamente concedida — ni siquiera para satisfacer a aquellos seres descaminados e ignorantes en el disfrute de esta mal llamada libertad personal.
54:3.2 (615.4) Aunque la identificación consciente e incondicional con el mal (con el pecado) es equivalente a la no existencia (a la aniquilación), entre el momento de esta identificación personal con el pecado y la ejecución del castigo — resultado automático por haber abrazado deliberadamente el mal — siempre debe transcurrir un período de tiempo lo suficientemente largo como para permitir que el juicio del estado universal de dicho individuo resulte ser enteramente satisfactorio para todas las personalidades universales relacionadas con el caso, y que sea tan justo y equitativo como para conseguir la aprobación del pecador mismo.
54:3.3 (615.5) Pero si este rebelde del universo que está en contra de la realidad de la verdad y de la bondad se niega a aprobar el veredicto, y si el culpable reconoce en su corazón la justicia de su condena pero rehúsa confesarla, entonces la ejecución de la sentencia debe ser aplazada de acuerdo con el criterio de los Ancianos de los Días. Y los Ancianos de los Días se niegan a aniquilar a un ser hasta que todos los valores morales y todas las realidades espirituales no se hayan extinguido tanto en el malhechor como en todos sus partidarios relacionados y en sus posibles simpatizantes.
54:4.1 (615.6) Otro problema un poco difícil de explicar en la constelación de Norlatiadek es el referente a las razones por las que se permitió que Lucifer, Satanás y los príncipes caídos sembraran la discordia durante tanto tiempo antes de ser detenidos, internados y juzgados.
54:4.2 (616.1) Los padres, aquellos que han tenido y criado hijos, son capaces de comprender mejor por qué Miguel, un Creador-padre, puede ser lento en condenar y destruir a sus propios Hijos. La historia del hijo pródigo narrada por Jesús ilustra muy bien la manera en que un padre amoroso puede esperar mucho tiempo el arrepentimiento de su hijo equivocado.
54:4.3 (616.2) El hecho mismo de que una criatura malvada pueda elegir realmente hacer el mal — cometer el pecado — establece el hecho del libre albedrío y justifica plenamente cualquier largo retraso en la ejecución de la justicia, con tal que la misericordia facilitada pueda conducir al arrepentimiento y a la rehabilitación.
54:4.4 (616.3) Lucifer ya poseía la mayor parte de las libertades que buscaba; y otras las iba a recibir en el futuro. Todos estos preciosos dones se perdieron por ceder el paso a la impaciencia y por entregarse al deseo de poseer lo que uno anhela ahora, y poseerlo despreciando toda obligación de respetar los derechos y las libertades de todos los demás seres que componen el universo de universos. Las obligaciones éticas son innatas, divinas y universales.
54:4.5 (616.4) Conocemos muchas razones por las cuales los Gobernantes Supremos no destruyeron o internaron de inmediato a los cabecillas de la rebelión de Lucifer. No hay duda de que aún existen otras razones posiblemente mejores que nosotros no conocemos. Miguel de Nebadon facilitó personalmente las características misericordiosas de esta demora en la ejecución de la justicia. Si no hubiera sido por el afecto de este Creador-padre por sus Hijos equivocados, la justicia suprema del superuniverso habría actuado. Si un episodio como el de la rebelión de Lucifer hubiera ocurrido en Nebadon mientras Miguel estaba encarnado en Urantia, los instigadores de un mal así podrían haber sido aniquilados de manera instantánea y absoluta.
54:4.6 (616.5) La justicia suprema puede actuar instantáneamente cuando no está refrenada por la misericordia divina. Pero el ministerio de la misericordia para con los hijos del tiempo y del espacio asegura siempre esta demora temporal, este intervalo salvador entre la siembra y la cosecha. Si la siembra es buena, este intervalo asegura la puesta a prueba y la construcción del carácter; si la siembra es mala, esta demora misericordiosa proporciona tiempo para el arrepentimiento y la rectificación. Este aplazamiento temporal del juicio y de la ejecución de los malhechores es inherente al ministerio de misericordia de los siete superuniversos. Este freno de la misericordia sobre la justicia prueba que Dios es amor, y que este Dios de amor domina los universos y controla con misericordia el destino y el juicio de todas sus criaturas.
54:4.7 (616.6) Las demoras temporales de la misericordia se conceden por mandato del libre albedrío de los Creadores. El universo puede obtener un bien de esta técnica de paciencia que se utiliza con los rebeldes pecadores. Aunque es demasiado cierto que el bien no puede provenir del mal para aquel que proyecta y que realiza el mal, es igualmente cierto que todas las cosas (incluyendo el mal, potencial o manifestado) trabajan juntas para el bien de todos los seres que conocen a Dios, aman hacer su voluntad y ascienden hacia el Paraíso de acuerdo con su plan eterno y su propósito divino.
54:4.8 (616.7) Pero estas demoras de la misericordia no son interminables. A pesar del largo retraso en juzgarse la rebelión de Lucifer (tal como se calcula el tiempo en Urantia), podemos indicar que durante el período de efectuar esta revelación se ha celebrado en Uversa la primera audiencia del caso pendiente de Gabriel contra Lucifer, y poco después se ha promulgado un mandato de los Ancianos de los Días ordenando que Satanás sea confinado de ahora en adelante en el mundo prisión con Lucifer. Esto pone fin a la capacidad de Satanás para continuar haciendo visitas a cualquiera de los mundos caídos de Satania. En un universo dominado por la misericordia, la justicia puede ser lenta, pero es segura.
54:5.1 (617.1) Entre las muchas razones que conozco por las cuales Lucifer y sus cómplices no fueron internados ni juzgados más pronto, se me permite enumerar las siguientes:
54:5.2 (617.2) 1. La misericordia exige que todo malhechor tenga tiempo suficiente para formular una actitud deliberada y plenamente elegida en lo que se refiere a sus malos pensamientos y a sus actos pecaminosos.
54:5.3 (617.3) 2. La justicia suprema está dominada por el amor de un Padre; por eso la justicia nunca destruirá aquello que la misericordia puede salvar. A todo malhechor se le concede tiempo para que acepte la salvación.
54:5.4 (617.4) 3. Ningún padre afectuoso se apresura nunca a infligir un castigo a un miembro equivocado de su familia. La paciencia no puede funcionar con independencia del tiempo.
54:5.5 (617.5) 4. Aunque la maldad siempre es perjudicial para una familia, la sabiduría y el amor exhortan a los hijos honrados a tener paciencia con un hermano equivocado durante el tiempo concedido por el padre afectuoso para que el pecador pueda ver el error de su conducta y abrazar la salvación.
54:5.6 (617.6) 5. Sin tener en cuenta la actitud de Miguel hacia Lucifer, a pesar de ser el Creador-padre de Lucifer, al Hijo Creador no le incumbía ejercer una jurisdicción sumaria sobre el Soberano apóstata del Sistema porque en aquella época no había terminado su carrera donadora que le permitiría conseguir la soberanía incondicional sobre Nebadon.
54:5.7 (617.7) 6. Los Ancianos de los Días podían haber aniquilado inmediatamente a estos rebeldes, pero raras veces ejecutan a los malhechores sin haber escuchado plenamente su caso. En esta ocasión se negaron a anular las decisiones de Miguel.
54:5.8 (617.8) 7. Es evidente que Emmanuel aconsejó a Miguel que permaneciera apartado de los rebeldes y que permitiera que la rebelión siguiera su curso natural de autodestrucción. Y la sabiduría del Unión de los Días es el reflejo en el tiempo de la sabiduría unida de la Trinidad del Paraíso.
54:5.9 (617.9) 8. El Fiel de los Días que reside en Edentia aconsejó a los Padres de la Constelación que permitieran a los rebeldes tener el camino libre a fin de que toda simpatía por estos malhechores se desarraigara lo más pronto posible del corazón de todo ciudadano presente y futuro de Norlatiadek — de toda criatura mortal, morontial o espiritual.
54:5.10 (617.10) 9. En Jerusem, el representante personal del Ejecutivo Supremo de Orvonton aconsejó a Gabriel que fomentara todo tipo de oportunidades para que cada criatura viviente madurara una decisión deliberada respecto a los asuntos incluidos en la Declaración de Libertad de Lucifer. Una vez planteadas las cuestiones de la rebelión, el consejero paradisiaco para situaciones de emergencia de Gabriel declaró que si esta oportunidad plena y libre no se daba a todas las criaturas de Norlatiadek, entonces la cuarentena del Paraíso contra todas estas criaturas posiblemente poco entusiastas y afectadas por las dudas se extendería, como medida de autoprotección, a toda la constelación. Para mantener abiertas las puertas de la ascensión hacia el Paraíso a los seres de Norlatiadek era necesario facilitar el desarrollo completo de la rebelión, y asegurar la plena definición de la actitud de todos los seres implicados de alguna manera en ella.
54:5.11 (617.11) 10. La Ministra Divina de Salvington emitió un mandato, su tercera proclamación independiente, ordenando que no se hiciera nada por curar a medias, suprimir cobardemente o esconder de otras maneras el horrible rostro de los rebeldes y de la rebelión. A las huestes angélicas se les indicó que trabajaran para que la expresión del pecado tuviera la oportunidad ilimitada de revelarse plenamente, siendo ésta la técnica más rápida para conseguir la curación perfecta y final de la plaga del mal y del pecado.
54:5.12 (618.1) 11. En Jerusem se organizó un consejo de emergencia de ex-mortales compuesto de Mensajeros Poderosos, mortales glorificados que habían tenido una experiencia personal en situaciones semejantes, junto con sus colegas. Informaron a Gabriel que si se intentaban métodos de represión arbitrarios o sumarios, al menos un número tres veces mayor de seres se descarriarían. Todo el cuerpo de consejeros de Uversa coincidió en aconsejar a Gabriel que permitiera que la rebelión siguiera plenamente su curso natural, aunque se necesitara un millón de años para acabar con las consecuencias.
54:5.13 (618.2) 12. El tiempo, incluso en un universo temporal, es relativo: si un mortal de Urantia con una vida de duración media cometiera un crimen que provocara un pandemonio mundial, y si fuera detenido, juzgado y ejecutado a los dos o tres días de haber perpetrado el crimen, ¿os parecería un tiempo muy largo? Y sin embargo, esta comparación es la más cercana teniendo en cuenta la duración de la vida de Lucifer, aunque su juicio, ya iniciado, no finalice hasta dentro de cien mil años de Urantia. Desde el punto de vista de Uversa, donde el litigio está pendiente, este período relativo de tiempo podría ser indicado diciendo que el crimen de Lucifer fue llevado a juicio a los dos segundos y medio de haberse cometido. Desde el punto de vista del Paraíso, el juicio es simultáneo con el acto.
54:5.14 (618.3) Vosotros comprenderíais parcialmente un número equivalente de razones para no detener arbitrariamente la rebelión de Lucifer, pero no me está permitido indicarlas. Puedo informaros que en Uversa enseñamos cuarenta y ocho razones para permitir que el mal siga plenamente el curso de su propia ruina moral y extinción espiritual. No dudo de que habrá otras tantas razones adicionales que no conozco.
54:6.1 (618.4) Cualesquiera que sean las dificultades que los mortales evolutivos puedan encontrar en sus esfuerzos por comprender la rebelión de Lucifer, debería estar claro para todos los pensadores reflexivos que la técnica utilizada para tratar a los rebeldes es una confirmación del amor divino. La misericordia amorosa concedida a los rebeldes parece haber metido a muchos seres inocentes en dificultades y tribulaciones, pero todas estas personalidades trastornadas pueden confiar con seguridad en que los Jueces omnisapientes juzgarán sus destinos con misericordia así como con justicia.
54:6.2 (618.5) En todas sus relaciones con los seres inteligentes, tanto el Hijo Creador como su Padre Paradisiaco están dominados por el amor. Es imposible comprender muchas fases de la actitud de los gobernantes del universo hacia los rebeldes y la rebelión — hacia el pecado y los pecadores — a menos que se recuerde que Dios como Padre tiene prioridad sobre todas las otras fases de la manifestación de la Deidad en todas las relaciones de la divinidad con la humanidad. También se debería recordar que todos los Hijos Creadores Paradisiacos están motivados por la misericordia.
54:6.3 (618.6) Si el padre afectuoso de una gran familia elige mostrar misericordia a uno de sus hijos culpable de un grave delito, puede suceder muy bien que la concesión de misericordia a ese hijo que se ha portado mal cause dificultades temporales a todos los otros hijos que se han portado bien. Estas eventualidades son inevitables; este riesgo es inseparable de la situación real de tener un padre amoroso y de ser miembro de un grupo familiar. Cada miembro de una familia se beneficia de la conducta honrada de todos los otros miembros; del mismo modo, cada miembro ha de sufrir las consecuencias temporales inmediatas de la mala conducta de cualquier otro miembro. Las familias, los grupos, las naciones, las razas, los mundos, los sistemas, las constelaciones y los universos son relaciones de asociación que poseen una individualidad; y por lo tanto, cada miembro de cualquier grupo, grande o pequeño, cosecha los beneficios y sufre las consecuencias del bien y del mal que hacen todos los otros miembros del grupo interesado.
54:6.4 (619.1) Pero hay una cosa que debe quedar clara: si llegáis a sufrir las consecuencias funestas del pecado de algún miembro de vuestra familia, de algún conciudadano o de algún compañero humano, e incluso de una rebelión en el sistema o en otra parte — cualquiera que sea lo que tengáis que soportar debido a la maldad de vuestros asociados, compañeros o superiores — podéis confiar en la certidumbre eterna de que esas tribulaciones son aflicciones transitorias. Ninguna de estas consecuencias fraternales de la mala conducta en el grupo puede poner nunca en peligro vuestras perspectivas eternas ni privaros en lo más mínimo de vuestro derecho divino a ascender al Paraíso y alcanzar a Dios.
54:6.5 (619.2) Existen compensaciones para estas pruebas, demoras y decepciones que acompañan invariablemente al pecado de rebelión. Entre las muchas repercusiones valiosas de la rebelión de Lucifer que se podrían mencionar, sólo llamaré vuestra atención sobre el mejoramiento de las carreras de aquellos ascendentes mortales, ciudadanos de Jerusem, que por resistirse a los sofismas del pecado se colocaron en la vía de convertirse en futuros Mensajeros Poderosos, en compañeros de mi propia orden. Todo ser que pasó la prueba de este episodio nefasto, elevó inmediatamente de ese modo su estatus administrativo y acrecentó su valía espiritual.
54:6.6 (619.3) Al principio, la sublevación de Lucifer pareció ser una calamidad absoluta para el sistema y para el universo. Gradualmente, los beneficios empezaron a acumularse. Con el paso de veinticinco mil años del tiempo del sistema (veinte mil años del tiempo de Urantia), los Melquisedeks empezaron a enseñar que el bien resultante de la locura de Lucifer había llegado a igualar el mal que se había sufrido. La suma del mal se había quedado en aquel momento casi inmóvil, sólo continuaba creciendo en ciertos mundos aislados, mientras que las repercusiones beneficiosas continuaban multiplicándose y extendiéndose por el universo y el superuniverso, e incluso hasta Havona. Los Melquisedeks enseñan ahora que el bien resultante de la rebelión de Satania equivale a más de mil veces la suma de todo el mal.
54:6.7 (619.4) Pero una cosecha tan extraordinaria y tan benéfica procedente de la maldad sólo se podía conseguir gracias a la actitud sabia, divina y misericordiosa de todos los superiores de Lucifer, desde los Padres de la Constelación en Edentia hasta el Padre Universal en el Paraíso. El paso del tiempo ha acrecentado el bien indirecto que se puede obtener de la locura de Lucifer; y puesto que el mal a castigar se había desarrollado por completo en un período de tiempo relativamente corto, es evidente que los gobernantes omnisapientes y clarividentes del universo prolongarían ciertamente el plazo de tiempo para cosechar unos resultados cada vez más beneficiosos. Sin tener en cuenta las numerosas razones adicionales para retrasar la detención y el juicio de los rebeldes de Satania, este beneficio por sí solo hubiera sido suficiente para explicar por qué estos pecadores no fueron internados antes y por qué no han sido juzgados y destruidos.
54:6.8 (619.5) La mente humana, corta de miras y atada al tiempo, debería ser lenta en criticar las demoras temporales concedidas por los administradores clarividentes y omnisapientes de los asuntos del universo.
54:6.9 (620.1) Uno de los errores del pensamiento humano con respecto a estos problemas consiste en la idea de que todos los mortales evolutivos de un planeta en evolución hubieran elegido emprender la carrera hacia el Paraíso si el pecado no hubiera maldecido su mundo. La capacidad para rechazar la supervivencia no data de los tiempos de la rebelión de Lucifer. El hombre mortal siempre ha poseído el don de la libre elección en cuanto a la carrera hacia el Paraíso.
54:6.10 (620.2) A medida que ascendáis en la experiencia de la supervivencia, ampliaréis vuestros conceptos sobre el universo y extenderéis vuestro horizonte de significados y de valores; y así seréis capaces de comprender mejor por qué se permite a unos seres como Lucifer y Satanás continuar con su rebelión. También comprenderéis mejor cómo se puede obtener un bien último (si no inmediato) de un mal limitado en el tiempo. Después de que alcancéis el Paraíso, os sentiréis realmente iluminados y confortados cuando escuchéis a los filósofos superáficos discutir y explicar estos profundos problemas de adaptación universal. Pero incluso entonces dudo de que estéis plenamente satisfechos en vuestra propia mente. Al menos yo no lo estuve, ni siquiera cuando hube alcanzado así la cima de la filosofía universal. No conseguí comprender plenamente estas complejidades hasta después de ser destinado a las funciones administrativas del superuniverso, donde adquirí por medio de la experiencia real la capacidad conceptual adecuada para comprender estos complejos problemas con equidad cósmica y con filosofía espiritual. A medida que ascendáis hacia el Paraíso, aprenderéis cada vez mejor que muchas características problemáticas de la administración universal sólo se pueden comprender después de adquirir una mayor capacidad experiencial y de conseguir una perspicacia espiritual elevada. La sabiduría cósmica es esencial para comprender las situaciones cósmicas.
54:6.11 (620.3) [Presentado por un Mensajero Poderoso que sobrevivió experiencialmente a la primera rebelión sistémica de los universos del tiempo, vinculado en la actualidad al gobierno superuniversal de Orvonton y que actúa en esta materia a petición de Gabriel de Salvington.]
El libro de Urantia
Documento 55
55:0.1 (621.1) LA ERA de luz y de vida es el logro evolutivo final de un mundo del tiempo y del espacio. Desde los primeros tiempos del hombre primitivo, ese mundo habitado ha pasado por las eras planetarias sucesivas — la era anterior y posterior al Príncipe Planetario, la era postadámica, la era posterior al Hijo Magistral y la era posterior al Hijo donador. Luego ese mundo es preparado para el logro evolutivo culminante, para el estado permanente de luz y de vida, mediante el ministerio de las misiones planetarias sucesivas de los Hijos Instructores Trinitarios, con sus revelaciones crecientes sobre la verdad divina y la sabiduría cósmica. En estos esfuerzos por establecer la era planetaria final, los Hijos Instructores disfrutan siempre de la ayuda de las Brillantes Estrellas Vespertinas y a veces de los Melquisedeks.
55:0.2 (621.2) Esta era de luz y de vida, inaugurada por los Hijos Instructores al concluir su misión planetaria final, continúa indefinidamente en los mundos habitados. Las acciones judiciales de los Hijos Magistrales pueden dividir cada etapa progresiva de este estado asentado en una sucesión de dispensaciones; pero todas estas acciones judiciales son puramente técnicas y no modifican de ninguna manera el curso de los acontecimientos planetarios.
55:0.3 (621.3) Sólo aquellos planetas que consiguen existir en los circuitos principales del superuniverso tienen asegurada la supervivencia continua, pero por lo que sabemos, estos mundos establecidos en la luz y la vida están destinados a seguir su camino durante las eras eternas de todos los tiempos futuros.
55:0.4 (621.4) El desarrollo de la era de luz y de vida en un mundo evolutivo consta de siete etapas, y a este respecto se debe tener en cuenta que los mundos de los mortales que fusionan con el Espíritu evolucionan de idéntica manera a los de las series que fusionan con el Ajustador. Estas siete etapas de luz y de vida son las siguientes:
55:0.5 (621.5) 1. La primera etapa o etapa planetaria.
55:0.6 (621.6) 2. La segunda etapa o etapa del sistema.
55:0.7 (621.7) 3. La tercera etapa o etapa de la constelación.
55:0.8 (621.8) 4. La cuarta etapa o etapa del universo local.
55:0.9 (621.9) 5. La quinta etapa o etapa del sector menor.
55:0.10 (621.10) 6. La sexta etapa o etapa del sector mayor.
55:0.11 (621.11) 7. La séptima etapa o etapa del superuniverso.
55:0.12 (621.12) Al final de esta narración, estas etapas de desarrollo progresivo se describen según sea su relación con la organización del universo, pero cualquier mundo puede alcanzar los valores planetarios de cualquier etapa, independientemente por completo del desarrollo de otros mundos o de los niveles superplanetarios de la administración del universo.
55:1.1 (622.1) La presencia de un templo morontial en la capital de un mundo habitado es el certificado de la admisión de esa esfera en las épocas estables de luz y de vida. Antes de que los Hijos Instructores dejen un mundo después de concluir su misión terminal, inauguran esta época final de logros evolutivos; presiden el día en que «el templo sagrado desciende sobre el mundo». Este acontecimiento, que señala los albores de la era de luz y de vida, siempre se ve honrado con la presencia personal del Hijo Paradisiaco donador de ese planeta, que viene a presenciar este gran día. Aquí, en este templo de una belleza incomparable, este Hijo donador del Paraíso proclama al que ha sido tanto tiempo Príncipe Planetario nuevo Soberano Planetario, y confiere a este fiel Hijo Lanonandek nuevos poderes y una mayor autoridad sobre los asuntos planetarios. El Soberano del Sistema también está presente y toma la palabra para confirmar estas declaraciones.
55:1.2 (622.2) Un templo morontial tiene tres partes: en el centro está el santuario del Hijo Paradisiaco donador. A la derecha se encuentra el asiento del antiguo Príncipe Planetario, ahora Soberano Planetario; y cuando este Hijo Lanonandek está presente en el templo, es visible para los individuos más espirituales del reino. A la izquierda se encuentra el asiento del jefe en funciones de los finalitarios vinculados al planeta.
55:1.3 (622.3) Aunque se ha dicho que los templos planetarios «descienden del cielo», en realidad no se transporta ningún material concreto desde la sede del sistema. La arquitectura de cada uno de ellos se elabora en miniatura en la capital del sistema, y los Supervisores del Poder Morontial traen posteriormente estos planes aprobados al planeta. Aquí, en asociación con los Controladores Físicos Maestros, proceden a construir el templo morontial de acuerdo con las especificaciones.
55:1.4 (622.4) Un templo morontial de tipo medio tiene capacidad para unos trescientos mil espectadores. Estos edificios no se utilizan para la adoración, ni para el entretenimiento ni para recibir las transmisiones; están dedicados a las ceremonias especiales del planeta tales como: comunicaciones con el Soberano del Sistema o con los Altísimos, ceremonias especiales de visualización destinadas a revelar la presencia de la personalidad de los seres espirituales, y contemplación cósmica silenciosa. Las escuelas de filosofía cósmica dirigen aquí sus ejercicios de graduación, y los mortales del reino también reciben aquí el reconocimiento planetario por haber efectuado importantes servicios sociales y por otros logros sobresalientes.
55:1.5 (622.5) Un templo morontial de esta clase sirve también como lugar de reunión para presenciar el traslado de los mortales vivientes a la existencia morontial. El templo para los traslados está compuesto de materiales morontiales, y por eso no se destruye con la gloria resplandeciente del fuego arrollador que deshace por completo los cuerpos físicos de aquellos mortales que experimentan allí la fusión final con su Ajustador divino. En un mundo grande estas llamaradas de partida son casi continuas, y a medida que crece el número de traslados se habilitan santuarios auxiliares de vida morontial en diferentes zonas del planeta. No hace mucho tiempo residí en un mundo situado muy al norte donde funcionaban veinticinco santuarios morontiales.
55:1.6 (622.6) En los mundos aún no establecidos, en los planetas sin templos morontiales, estos destellos de la fusión se producen muchas veces en la atmósfera planetaria, donde el cuerpo material de un candidato al traslado es elevado por las criaturas intermedias y los controladores físicos.
55:2.1 (623.1) La muerte física natural no es una inevitabilidad para los humanos. La mayoría de los seres evolutivos avanzados, los ciudadanos de los mundos que existen en la era final de luz y de vida, no mueren; son trasladados directamente de la vida en la carne a la existencia morontial.
55:2.2 (623.2) La frecuencia de esta experiencia de traslado de la vida material al estado morontial — la fusión del alma inmortal con el Ajustador interior — crece de manera proporcional al progreso evolutivo del planeta. Al principio, sólo algunos mortales de cada era alcanzan los niveles de progreso espiritual que permiten el traslado, pero con la llegada de las épocas sucesivas de los Hijos Instructores, se producen cada vez más fusiones con el Ajustador antes de finalizar la vida, cada vez más larga, de estos mortales que progresan; y en la época de la misión final de los Hijos Instructores, aproximadamente una cuarta parte de estos magníficos mortales está exenta de la muerte natural.
55:2.3 (623.3) Más adelante aún durante la era de luz y de vida, las criaturas intermedias o sus asociados perciben que se acerca el estado en que un alma puede probablemente unirse con su Ajustador y señalan este hecho a los guardianes del destino, los cuales comunican a su vez esta cuestión al grupo finalitario bajo cuya jurisdicción puede estar trabajando ese mortal; entonces el Soberano Planetario emite un llamamiento para que ese mortal renuncie a todas sus funciones planetarias, se despida de su mundo de origen y acuda al templo interior del Soberano Planetario para esperar allí el tránsito morontial, el destello del traslado, entre el ámbito material de evolución y el nivel morontial de progresión preespiritual.
55:2.4 (623.4) Cuando la familia, los amigos y el grupo de trabajo de ese candidato a la fusión se han congregado en el templo morontial, se distribuyen alrededor del escenario central donde descansan los candidatos a la fusión mientras conversan libremente con sus amigos reunidos. Un círculo intermedio de personalidades celestiales se forma para proteger a los mortales materiales de la acción de las energías que se manifiestan en el instante del «destello de vida», el cual libera al candidato a la ascensión de las cadenas de la carne material y hace por ese mortal evolutivo todo lo que hace la muerte natural por aquellos que libera de la carne.
55:2.5 (623.5) Muchos candidatos a la fusión pueden estar reunidos al mismo tiempo en el amplio templo. ¡Qué hermoso acontecimiento cuando los mortales se reúnen así para presenciar la ascensión de sus seres queridos en las llamas espirituales, y qué contraste con las épocas anteriores en que los mortales tenían que entregar a sus muertos al abrazo de los elementos terrestres! Las escenas de llantos y de lamentos, características de las épocas primitivas de la evolución humana, son reemplazadas ahora por una alegría extática y por el entusiasmo más sublime cuando estos mortales que conocen a Dios se despiden temporalmente de sus seres queridos mientras son apartados de sus asociaciones materiales por los fuegos espirituales de una grandiosidad arrolladora y de una gloria ascendente. En los mundos establecidos en la luz y la vida, los «funerales» son ocasiones en que se experimenta una alegría suprema, una satisfacción profunda y una esperanza inexpresable.
55:2.6 (623.6) Las almas de estos mortales que progresan están cada vez más llenas de fe, de esperanza y de seguridad. El estado de ánimo que impregna a aquellos que se encuentran reunidos alrededor del santuario de traslado se parece al de unos amigos y parientes alegres que se hubieran reunido para celebrar la graduación de un miembro de su grupo, o que se hubieran congregado para presenciar la concesión de un gran honor a uno de los suyos. Y sería decididamente beneficioso que los mortales menos avanzados pudieran aprender a considerar la muerte natural con un poco de esta misma alegría y desenfado.
55:2.7 (624.1) Los observadores mortales no pueden ver nada de sus asociados trasladados después del destello de la fusión. Estas almas trasladadas se dirigen directamente, por tránsito de Ajustador, a la sala de resurrección del mundo apropiado de educación morontial. Estas operaciones relacionadas con el traslado de los seres humanos vivientes al mundo morontial están supervisadas por un arcángel que fue destinado a ese mundo el día que se estableció por primera vez en la luz y la vida.
55:2.8 (624.2) Cuando un mundo llega a la cuarta etapa de luz y de vida, más de la mitad de los mortales dejan el planeta por traslado de entre los vivos. Esta disminución de la muerte continúa sin cesar, pero no conozco ningún sistema cuyos mundos habitados, aunque lleven establecidos mucho tiempo en la vida, estén totalmente libres de la muerte natural como técnica para escapar de las cadenas de la carne. Hasta que este estado superior de evolución planetaria no se alcance de manera uniforme, los mundos de formación morontial del universo local deberán continuar sirviendo como esferas educativas y culturales para los progresores morontiales en evolución. La eliminación de la muerte es teóricamente posible, pero según mis observaciones, aún no se ha producido. Quizás se pueda alcanzar este estado durante los períodos lejanos de las épocas sucesivas de la séptima etapa de la vida planetaria establecida.
55:2.9 (624.3) Las almas trasladadas durante las épocas florecientes de las esferas establecidas no pasan por los mundos de las mansiones. Tampoco se detienen, como estudiantes, en los mundos morontiales del sistema o de la constelación. No pasan por ninguna de las fases iniciales de la vida morontial. Son los únicos mortales ascendentes que casi llegan a eludir la transición morontial entre la existencia material y el estado semiespiritual. La experiencia inicial en la carrera ascendente de estos mortales asidos por el Hijo tiene lugar en los servicios de los mundos de progresión de la sede del universo. Y desde estos mundos de estudio de Salvington, regresan como instructores a los mismos mundos que dejaron de lado, dirigiéndose posteriormente hacia el interior y el Paraíso por el camino establecido para la ascensión de los mortales.
55:2.10 (624.4) Si tan sólo pudierais visitar un planeta en un estado avanzado de desarrollo, captaríais rápidamente las razones por las cuales se permite la recepción diferencial de unos mortales ascendentes en los mundos de las mansiones y en los mundos morontiales superiores. Comprenderíais fácilmente que unos seres que proceden de unas esferas tan sumamente evolucionadas están preparados para reanudar su ascensión hacia el Paraíso mucho antes que el mortal de tipo medio que llega de un mundo desordenado y atrasado como Urantia.
55:2.11 (624.5) Cualquiera que sea el nivel de logro planetario con el que los seres humanos puedan ascender a los mundos morontiales, las siete esferas de las mansiones les proporcionan amplias oportunidades para adquirir por experiencia, como alumnos-maestros, todo aquello que dejaron de lado debido al estado avanzado de sus planetas nativos.
55:2.12 (624.6) El universo es infalible en la aplicación de estas técnicas igualizadoras destinadas a asegurar que ningún ascendente sea privado de nada esencial para su experiencia de ascensión.
55:3.1 (624.7) Durante esta era de luz y de vida, el mundo prospera cada vez más bajo el gobierno paternal del Soberano Planetario. En esa época los mundos progresan bajo el impulso de un solo idioma, de una sola religión y, en las esferas normales, de una sola raza. Pero esta era no es perfecta. Estos mundos poseen todavía hospitales bien equipados, clínicas para cuidar a los enfermos. Aún subsisten los problemas de atender las lesiones accidentales y las enfermedades inevitables que acompañan a la decrepitud de la vejez y a los trastornos de la senilidad. La enfermedad no ha sido vencida por completo y los animales terrestres tampoco han sido sometidos perfectamente; pero estos mundos son como el Paraíso en comparación con los primeros tiempos del hombre primitivo durante la era anterior al Príncipe Planetario. Si pudierais ser transportados repentinamente a un planeta con este estado de desarrollo, describiríais instintivamente a este reino como el cielo en la Tierra.
55:3.2 (625.1) Durante toda esta era de progreso y de perfección relativos, el gobierno humano continúa funcionando para dirigir los asuntos materiales. En un mundo que visité recientemente y que se encuentra en la primera etapa de luz y de vida, las actividades públicas estaban financiadas mediante la técnica del diezmo. Cada trabajador adulto — y todos los ciudadanos sanos trabajaban en algo — pagaba el diez por ciento de sus ingresos o de sus aumentos al tesoro público, y era desembolsado como sigue:
55:3.3 (625.2) 1. El tres por ciento se empleaba para promover la verdad — la ciencia, la educación y la filosofía.
55:3.4 (625.3) 2. El tres por ciento se consagraba a la belleza — el entretenimiento, el ocio social y el arte.
55:3.5 (625.4) 3. El tres por ciento se dedicaba a la bondad — el servicio social, el altruismo y la religión.
55:3.6 (625.5) 4. El uno por ciento estaba destinado a las reservas del seguro contra el riesgo de incapacidad para el trabajo, resultante de los accidentes, las enfermedades, la vejez o los desastres inevitables.
55:3.7 (625.6) Los recursos naturales de este planeta eran administrados como posesiones sociales, como bienes de la comunidad.
55:3.8 (625.7) En este mundo, el honor más elevado que se confería a un ciudadano era la orden del «servicio supremo», el único título de reconocimiento que se concedía en el templo morontial. Este reconocimiento se otorgaba a aquellos que se habían distinguido durante mucho tiempo en alguna fase del descubrimiento supermaterial o del servicio social planetario.
55:3.9 (625.8) La mayoría de los cargos sociales y administrativos estaban ocupados conjuntamente por hombres y mujeres. La mayor parte de la enseñanza también se impartía conjuntamente; asimismo, todas las tareas de confianza judiciales eran desempeñadas por parejas asociadas similares.
55:3.10 (625.9) En estos mundos magníficos, el período de maternidad no es muy prolongado. No es conveniente que haya demasiada diferencia de edad entre los hijos de una familia. Cuando sus edades están más próximas, los niños pueden contribuir mucho más a su educación mutua. Y en estos mundos son magníficamente educados mediante sistemas competitivos de intensos esfuerzos en los ámbitos y divisiones avanzados donde se consiguen diversos logros en el dominio de la verdad, la belleza y la bondad. Pero no temáis, que incluso estas esferas glorificadas presentan una cantidad suficiente de mal, real y potencial, como para estimular la elección entre la verdad y el error, el bien y el mal, el pecado y la rectitud.
55:3.11 (625.10) Sin embargo, existe cierto precio inevitable a pagar ligado a la existencia humana en esos planetas evolutivos avanzados. Cuando un mundo establecido progresa más allá de la tercera etapa de luz y de vida, todos los ascendentes están destinados a recibir, antes de llegar al sector menor, algún tipo de misión transitoria en un planeta que está pasando por las primeras etapas de la evolución.
55:3.12 (626.1) Cada una de estas épocas sucesivas representa unas realizaciones más avanzadas en todas las fases de los logros planetarios. En la era inicial de luz, la revelación de la verdad se amplía hasta incluir el funcionamiento del universo de universos, mientras que el estudio de la Deidad durante la segunda era es un intento por dominar el concepto proteico de la naturaleza, la misión, el ministerio, las asociaciones, el origen y el destino de los Hijos Creadores, el primer nivel de Dios Séptuple.
55:3.13 (626.2) Cuando un planeta del tamaño de Urantia está bastante bien establecido, suele tener unos cien centros subadministrativos. Estos centros subordinados suelen estar presididos por uno de los grupos de administradores cualificados siguientes:
55:3.14 (626.3) 1. Los jóvenes Hijos e Hijas Materiales traídos desde la sede del sistema para actuar como asistentes del Adán y de la Eva gobernantes.
55:3.15 (626.4) 2. La progenie del estado mayor semimortal del Príncipe Planetario que fue procreada en ciertos mundos para estas responsabilidades y otras similares.
55:3.16 (626.5) 3. La progenie planetaria directa de Adán y Eva.
55:3.17 (626.6) 4. Las criaturas intermedias materializadas y humanizadas.
55:3.18 (626.7) 5. Los mortales en condiciones de fusionar con su Ajustador que, a petición propia y por orden del Ajustador Personalizado que tiene la jefatura en el universo, están exentos temporalmente de ser trasladados para que puedan continuar en el planeta en ciertos puestos administrativos importantes.
55:3.19 (626.8) 6. Los mortales especialmente capacitados de las escuelas planetarias de administración que también han merecido la orden del servicio supremo del templo morontial.
55:3.20 (626.9) 7. Ciertas comisiones electivas de tres ciudadanos adecuadamente cualificados que a veces son elegidos por el conjunto de los ciudadanos por mandato del Soberano Planetario de acuerdo con su capacidad especial para realizar alguna tarea determinada que es necesaria en ese sector planetario particular.
55:3.21 (626.10) El gran obstáculo que se le presenta a Urantia en el asunto de alcanzar el elevado destino planetario de la luz y la vida se encuentra en los problemas de la enfermedad, la degeneración, la guerra, las razas multicolores y el multilingüismo.
55:3.22 (626.11) Ningún mundo evolutivo puede esperar progresar más allá de la primera etapa del establecimiento en la luz hasta que no haya alcanzado el objetivo de un solo idioma, una sola religión y una sola filosofía. El hecho de poseer una sola raza facilita enormemente esta consecución, pero la existencia de numerosos pueblos en Urantia no impide que se alcancen unos estados más elevados.
55:4.1 (626.12) Durante las etapas sucesivas de la existencia establecida, los mundos habitados efectúan un progreso maravilloso bajo la administración sabia y comprensiva del Cuerpo voluntario de la Finalidad, los ascendentes que han alcanzado el Paraíso y que han regresado para ayudar a sus hermanos en la carne. Estos finalitarios cooperan activamente con los Hijos Instructores Trinitarios, pero no empiezan a participar realmente en los asuntos mundiales hasta que el templo morontial no aparece en el mundo.
55:4.2 (626.13) Tras el inicio oficial del ministerio planetario del Cuerpo de la Finalidad, la mayoría de las huestes celestiales se retiran. Pero los guardianes seráficos del destino continúan su ministerio personal hacia los mortales que progresan en la luz; estos ángeles llegan en verdad en cantidades crecientes durante las eras establecidas, puesto que grupos cada vez más grandes de seres humanos alcanzan el tercer círculo cósmico de consecución humana coordinada durante el período de la vida planetaria.
55:4.3 (627.1) Éste es simplemente el primero de los ajustes administrativos sucesivos que acompañan al desarrollo de las épocas sucesivas de logros cada vez más brillantes en los mundos habitados que van pasando de la primera a la séptima etapa de existencia establecida.
55:4.4 (627.2) 1. La primera etapa de luz y de vida. Un mundo en esta etapa establecida inicial está administrado por tres gobernantes:
55:4.5 (627.3) a. El Soberano Planetario, ahora aconsejado por un Hijo Instructor Trinitario que lo asesora, con toda probabilidad el jefe del último cuerpo de estos Hijos que ejerció su actividad en el planeta.
55:4.6 (627.4) b. El jefe del cuerpo planetario de los finalitarios.
55:4.7 (627.5) c. Adán y Eva, que desempeñan conjuntamente su actividad como unificadores de la doble jefatura del Príncipe-Soberano y del jefe de los finalitarios.
55:4.8 (627.6) Las criaturas intermedias exaltadas y liberadas actúan como intérpretes para los guardianes seráficos y los finalitarios. Uno de los últimos actos de los Hijos Instructores Trinitarios durante su misión final consiste en liberar a los intermedios del reino y promoverlos (o restablecerlos) a un estado planetario avanzado, asignándolos a puestos de responsabilidad en la nueva administración de la esfera establecida. En el campo de la visión humana ya se han efectuado los cambios necesarios para permitir que los mortales reconozcan a estos primos hasta ahora invisibles del régimen adámico inicial. Esto llega a ser posible gracias a los descubrimientos finales de la ciencia física en unión con las funciones planetarias más extensas de los Controladores Físicos Maestros.
55:4.9 (627.7) El Soberano del Sistema tiene autoridad para liberar a las criaturas intermedias en cualquier momento después de la primera etapa establecida, para que puedan humanizarse en el nivel morontial con la ayuda de los Portadores de Vida y de los controladores físicos y, después de recibir sus Ajustadores del Pensamiento, empezar su ascensión hacia el Paraíso.
55:4.10 (627.8) En la tercera etapa y en las siguientes, algunos intermedios siguen ejerciendo su actividad principalmente como personalidades de contacto para los finalitarios, pero a medida que se inicia cada etapa de luz y de vida, nuevas órdenes de ministros de enlace reemplazan en gran parte a los intermedios; muy pocos de ellos quedan nunca más allá de la cuarta etapa de luz. La séptima etapa presenciará la llegada de los primeros ministros absonitos procedentes del Paraíso para servir en los puestos de ciertas criaturas del universo.
55:4.11 (627.9) 2. La segunda etapa de luz y de vida. Esta época está señalada en los mundos por la llegada de un Portador de Vida que se convierte en el consejero voluntario de los gobernantes planetarios en lo referente a los esfuerzos adicionales por purificar y estabilizar la raza mortal. Los Portadores de Vida participan activamente así en la evolución ulterior de la raza humana — física, social y económicamente. Luego extienden su supervisión a la purificación adicional del linaje mortal mediante la drástica eliminación de los restos atrasados subsistentes dotados de un potencial inferior en su naturaleza intelectual, filosófica, cósmica y espiritual. Aquellos que diseñan y plantan la vida en un mundo habitado son plenamente competentes para aconsejar a los Hijos y las Hijas Materiales, los cuales poseen una autoridad plena e indiscutible para purificar a la raza en evolución de todas las influencias perjudiciales.
55:4.12 (627.10) Desde la segunda etapa y durante toda la carrera de un planeta establecido, los Hijos Instructores sirven como consejeros de los finalitarios. Durante estas misiones sirven como voluntarios, no por asignación; y prestan su servicio exclusivamente al cuerpo finalitario, salvo que, con el consentimiento del Soberano del Sistema, el Adán y la Eva Planetarios pueden tenerlos como asesores.
55:4.13 (628.1) 3. La tercera etapa de luz y de vida. Durante esta época, los mundos habitados llegan a una nueva apreciación de los Ancianos de los Días, la segunda fase de Dios Séptuple, y los representantes de estos gobernantes superuniversales emprenden nuevas relaciones con la administración planetaria.
55:4.14 (628.2) En cada época siguiente de existencia establecida, los finalitarios ejercen su actividad en funciones cada vez más amplias. Existe una estrecha relación de trabajo entre los finalitarios, las Estrellas Vespertinas (los superángeles) y los Hijos Instructores Trinitarios.
55:4.15 (628.3) Durante esta era o la siguiente, un Hijo Instructor, ayudado por el cuarteto de espíritus ministrantes, es atribuido al jefe ejecutivo humano electivo, el cual se convierte ahora en el asociado del Soberano Planetario como administrador conjunto de los asuntos del mundo. Estos jefes ejecutivos humanos sirven durante veinticinco años del tiempo planetario, y este nuevo desarrollo es el que facilita que el Adán y la Eva Planetarios consigan liberarse, durante las épocas siguientes, del mundo donde han estado tanto tiempo destinados.
55:4.16 (628.4) Los cuartetos de espíritus ministrantes están compuestos de: el jefe seráfico de la esfera, el consejero secoráfico del superuniverso, el arcángel de los traslados y el omniafín que actúa como representante personal del Centinela Asignado situado en la sede del sistema. Pero estos asesores nunca ofrecen su consejo a menos que se les pida.
55:4.17 (628.5) 4. La cuarta etapa de luz y de vida. Los Hijos Instructores Trinitarios aparecen en los mundos con nuevas funciones. Ayudados por los hijos trinitizados por las criaturas asociados desde hace tanto tiempo con su orden, ahora llegan a los mundos como consejeros y asesores voluntarios del Soberano Planetario y de sus asociados. Estas parejas — los hijos trinitizados del Paraíso-Havona y los hijos trinitizados por los ascendentes — representan puntos de vista universales diferentes y experiencias personales diversas que son sumamente útiles para los gobernantes planetarios.
55:4.18 (628.6) En cualquier momento después de esta época, el Adán y la Eva Planetarios pueden solicitar al Hijo Creador Soberano que los libere de sus deberes planetarios a fin de empezar su ascensión hacia el Paraíso; o pueden permanecer en el planeta como directores del tipo de sociedad recién aparecido y cada vez más espiritual, compuesta de mortales avanzados que se esfuerzan por comprender las enseñanzas filosóficas de los finalitarios, descritas por las Brillantes Estrellas Vespertinas que están ahora destinadas en estos mundos para colaborar en parejas con los seconafines procedentes de la sede del superuniverso.
55:4.19 (628.7) Los finalitarios se dedican principalmente a iniciar las nuevas actividades supermateriales de la sociedad — sociales, culturales, filosóficas, cósmicas y espirituales. Por lo que podemos discernir, continuarán efectuando este ministerio hasta muy entrada la séptima época de estabilidad evolutiva, cuando es posible que vayan a servir al espacio exterior; con lo cual suponemos que sus puestos pueden ser ocupados por seres absonitos procedentes del Paraíso.
55:4.20 (628.8) 5. La quinta etapa de luz y de vida. Los reajustes de esta etapa de existencia establecida se refieren casi enteramente a los dominios físicos y son la ocupación fundamental de los Controladores Físicos Maestros.
55:4.21 (628.9) 6. La sexta etapa de luz y de vida presencia el desarrollo de nuevas funciones de los circuitos mentales del reino. La sabiduría cósmica parece volverse constitutiva en el ministerio universal de la mente.
55:4.22 (628.10) 7. La séptima etapa de luz y de vida. Al principio de la séptima época, al Instructor Trinitario consejero del Soberano Planetario se le une un asesor voluntario enviado por los Ancianos de los Días, y más tarde se le añadirá un tercer consejero procedente del Ejecutivo Supremo del superuniverso.
55:4.23 (629.1) Durante esta época, si no ha sucedido antes, Adán y Eva siempre son liberados de sus deberes planetarios. Si en el cuerpo finalitario hay un Hijo Material, puede asociarse con el jefe ejecutivo humano, y a veces es un Melquisedek el que se ofrece como voluntario para ejercer esta función. Si hay un intermedio entre los finalitarios, todos los miembros de esta orden que permanecen en el planeta son liberados de inmediato.
55:4.24 (629.2) Tras conseguir liberarse de su misión milenaria, un Adán y una Eva Planetarios pueden elegir entre las carreras siguientes:
55:4.25 (629.3) 1. Pueden obtener su liberación planetaria e iniciar inmediatamente, desde la sede del universo, su carrera hacia el Paraíso, recibiendo los Ajustadores del Pensamiento al final de su experiencia morontial.
55:4.26 (629.4) 2. Muy a menudo, un Adán y una Eva Planetarios reciben sus Ajustadores mientras sirven todavía en un mundo establecido en la luz, y esto sucede en el momento de recibir sus Ajustadores algunos de sus hijos importados de linaje puro que se han ofrecido como voluntarios para un período de servicio planetario. Posteriormente todos pueden ir a la sede del universo y empezar allí la carrera hacia el Paraíso.
55:4.27 (629.5) 3. Un Adán y una Eva Planetarios pueden elegir ir directamente al mundo midsonito durante una breve temporada — como lo hacen los Hijos y las Hijas Materiales de la capital del sistema — para recibir allí sus Ajustadores.
55:4.28 (629.6) 4. Pueden decidir regresar a la sede del sistema, para ocupar allí sus asientos durante un tiempo en el tribunal supremo, y después de este servicio recibirán sus Ajustadores y empezarán la ascensión hacia el Paraíso.
55:4.29 (629.7) 5. Después de dejar sus funciones administrativas, pueden elegir regresar a su mundo nativo para servir como instructores durante una temporada, y ser habitados por un Ajustador en el momento de ser trasladados a la sede del universo.
55:4.30 (629.8) Durante todas estas épocas, los Hijos y las Hijas Materiales importados como ayudantes ejercen una enorme influencia sobre los grupos sociales y económicos en progreso. Son potencialmente inmortales, al menos hasta el momento en que eligen humanizarse, recibir sus Ajustadores y partir hacia el Paraíso.
55:4.31 (629.9) En los mundos evolutivos, un ser debe humanizarse para recibir un Ajustador del Pensamiento. Todos los miembros ascendentes del Cuerpo de los Mortales Finalitarios han estado habitados por un Ajustador y han fusionado con él, excepto los serafines, y éstos son habitados por otro tipo de espíritu del Padre en el momento de ser enrolados en este cuerpo.
55:5.1 (629.10) Las criaturas mortales que viven en un mundo aislado, afligido por el pecado, dominado por el mal y egoísta como Urantia, difícilmente pueden concebir la perfección física, los logros intelectuales y el desarrollo espiritual que caracterizan a estas épocas avanzadas de evolución en una esfera libre de pecado.
55:5.2 (629.11) Las etapas avanzadas de un mundo establecido en la luz y la vida representan la cima del desarrollo material evolutivo. En estos mundos cultos no queda nada de la ociosidad y las fricciones de las épocas primitivas anteriores. La pobreza y la desigualdad social casi se han desvanecido, la degeneración ha desaparecido y la delincuencia se observa raramente. La locura ha dejado prácticamente de existir y la debilidad mental es una rareza.
55:5.3 (629.12) El estado económico, social y administrativo de estos mundos es de un tipo elevado y perfeccionado. La ciencia, el arte y la industria florecen, y la sociedad es un mecanismo de elevados logros materiales, intelectuales y culturales que funciona sin problemas. La industria se ha desviado en gran parte hacia el servicio de los objetivos superiores de esta magnífica civilización. La vida económica de este mundo se ha vuelto ética.
55:5.4 (630.1) La guerra se ha convertido en una cuestión histórica, y ya no existen ni ejércitos ni fuerzas de policía. El gobierno desaparece gradualmente. El autocontrol hace lentamente que las leyes promulgadas por los humanos resulten obsoletas. En un estado intermedio de civilización progresiva, la importancia del gobierno civil y de la reglamentación legal es inversamente proporcional a la moral y a la espiritualidad de los ciudadanos.
55:5.5 (630.2) Las escuelas han mejorado considerablemente y están dedicadas a la educación de la mente y a la expansión del alma. Los centros artísticos son exquisitos y las organizaciones musicales magníficas. Los templos para la adoración, con sus escuelas asociadas de filosofía y de religión experiencial, son unas creaciones llenas de belleza y de grandiosidad. Las zonas al aire libre para las asambleas cultuales son igualmente sublimes en la simplicidad de sus detalles artísticos.
55:5.6 (630.3) Las instalaciones para los juegos competitivos, el humor y otras fases de las realizaciones personales y colectivas son amplias y apropiadas. Una característica especial de las actividades competitivas en un mundo tan sumamente culto se refiere a los esfuerzos de los individuos y de los grupos por sobresalir en las ciencias y las filosofías de la cosmología. La literatura y la oratoria florecen, y el idioma ha mejorado tanto que es capaz de simbolizar los conceptos así como de expresar las ideas. La vida es de una sencillez refrescante; el hombre ha coordinado por fin un elevado estado de desarrollo mecánico con unos logros intelectuales inspiradores, y ha eclipsado los dos con un logro espiritual exquisito. La búsqueda de la felicidad es una experiencia de alegría y de satisfacción.
55:6.1 (630.4) A medida que los mundos avanzan en el estado establecido de la luz y la vida, la sociedad se vuelve cada vez más pacífica. El individuo, aunque no es menos independiente ni está menos dedicado a su familia, se ha vuelto más altruista y fraternal.
55:6.2 (630.5) En Urantia, y tal como estáis, poco podéis apreciar el estado avanzado y la naturaleza progresiva de las razas iluminadas de estos mundos perfeccionados. Estos pueblos son el florecimiento de las razas evolutivas. Pero estos seres siguen siendo mortales; continúan respirando, comiendo, durmiendo y bebiendo. Esta gran evolución no es el cielo, pero es un presagio sublime de los mundos divinos que se encontrarán durante la ascensión hacia el Paraíso.
55:6.3 (630.6) En un mundo normal, hace mucho tiempo que la aptitud biológica de la raza mortal fue llevada a un nivel elevado durante las épocas postadámicas; y ahora, la evolución física del hombre continúa de época en época a lo largo de las eras establecidas. Tanto la vista como el oído se amplían. Ahora, la cifra de la población se ha vuelto estable. La reproducción está regulada con arreglo a las necesidades planetarias y a los dones hereditarios innatos: durante esta era, los mortales del planeta están divididos entre cinco y diez grupos, y a los grupos inferiores sólo se les permite procrear la mitad de hijos que a los grupos superiores. El mejoramiento continuo de una raza tan magnífica durante toda la era de luz y de vida es principalmente una cuestión de reproducción selectiva de aquellos linajes raciales que manifiestan unas cualidades superiores de naturaleza social, filosófica, cósmica y espiritual.
55:6.4 (630.7) Los Ajustadores continúan llegando como en las eras evolutivas anteriores, y a medida que pasan las épocas, estos mortales son cada vez más capaces de comulgar con el fragmento interior del Padre. Durante las etapas embrionarias y preespirituales de desarrollo, los espíritus ayudantes de la mente siguen funcionando. El Espíritu Santo y el ministerio de los ángeles son incluso más eficaces a medida que se experimentan las épocas sucesivas de vida establecida. En la cuarta etapa de luz y de vida, los mortales avanzados parecen experimentar un contacto consciente importante con la presencia espiritual del Espíritu Maestro que tiene la jurisdicción sobre ese superuniverso, mientras que la filosofía de ese mundo está centrada en el intento por comprender las nuevas revelaciones de Dios Supremo. Más de la mitad de los habitantes humanos de los planetas que han llegado a este nivel avanzado experimentan el traslado de entre los vivos al estado morontial. Así es como «las antiguas cosas están desapareciendo; mirad, todas las cosas se vuelven nuevas».
55:6.5 (631.1) Pensamos que la evolución física habrá alcanzado su pleno desarrollo al final de la quinta época de la era de luz y de vida. Observamos que los límites superiores del desarrollo espiritual, asociado a la mente humana en evolución, están determinados por el nivel de fusión con el Ajustador de los valores morontiales y de los significados cósmicos conjuntos. Pero en lo que se refiere a la sabiduría, aunque no lo sabemos realmente, suponemos que nunca podrá haber un límite a la evolución intelectual y a la adquisición de la sabiduría. En un mundo en la séptima etapa, la sabiduría puede agotar los potenciales materiales, empezar a captar la mota, e incluso saborear finalmente la grandiosidad absonita.
55:6.6 (631.2) Observamos que en estos mundos extremadamente evolucionados que llevan mucho tiempo en la séptima etapa, los seres humanos aprenden por completo el idioma del universo local antes de ser trasladados; y he visitado algunos planetas muy antiguos donde los abandontarios enseñaban a los mortales más ancianos la lengua del superuniverso. Y he observado en estos mundos la técnica mediante la cual las personalidades absonitas revelan la presencia de los finalitarios en el templo morontial.
55:6.7 (631.3) Ésta es la historia de la magnífica meta de los esfuerzos humanos en los mundos evolutivos; y todo esto tiene lugar incluso antes de que los seres humanos emprendan su carrera morontial; todo este espléndido desarrollo es alcanzable por los mortales materiales en los mundos habitados, la primerísima etapa de esa carrera interminable e incomprensible para ascender al Paraíso y alcanzar la divinidad.
55:6.8 (631.4) Pero ¿os resulta posible imaginar la clase de mortales evolutivos que está ascendiendo ahora desde los mundos que existen hace mucho tiempo en la séptima época de luz y de vida establecidas? Son semejantes a los que avanzan hasta los mundos morontiales de la capital del universo local para empezar su carrera de ascensión.
55:6.9 (631.5) Si los mortales de la afligida Urantia tan sólo pudieran ver uno de estos mundos más avanzados y establecidos hace mucho tiempo en la luz y la vida, no volverían a poner en duda nunca más la sabiduría del plan evolutivo de la creación. Aunque no existiera ningún futuro de progresión eterna para las criaturas, los magníficos logros evolutivos de las razas mortales de estos mundos establecidos que han alcanzado sus metas por completo justificarían ampliamente la creación del hombre en los mundos del tiempo y del espacio.
55:6.10 (631.6) A menudo reflexionamos: Si el gran universo se estableciera en la luz y la vida, ¿los exquisitos mortales ascendentes continuarían siendo destinados al Cuerpo de la Finalidad? Pero no lo sabemos.
55:7.1 (631.7) Esta época se extiende desde la aparición del templo morontial en la nueva sede del planeta hasta el momento en que todo el sistema se establece en la luz y la vida. Los Hijos Instructores Trinitarios inauguran esta era al final de sus misiones mundiales sucesivas cuando el Príncipe Planetario es elevado a la categoría de Soberano Planetario por mandato y en la presencia personal del Hijo Paradisiaco donador de esa esfera. En concomitancia con esto, los finalitarios inauguran su participación activa en los asuntos planetarios.
55:7.2 (632.1) Según las apariencias exteriores y visibles, los gobernantes o directores reales de un mundo así establecido en la luz y la vida son el Hijo y la Hija Materiales, el Adán y la Eva Planetarios. Los finalitarios son invisibles, como también lo es el Príncipe-Soberano, salvo cuando está en el templo morontial. Los jefes reales y literales del régimen planetario son por tanto el Hijo y la Hija Materiales. El conocimiento de estas disposiciones es lo que le ha dado prestigio a la idea de los reyes y de las reinas en todos los planetas del universo. Los reyes y las reinas constituyen un gran éxito en estas circunstancias ideales, cuando un mundo puede disponer de estas elevadas personalidades para que actúen en nombre de unos gobernantes aún mas elevados pero invisibles.
55:7.3 (632.2) Cuando vuestro mundo alcance esta era, no hay duda de que Maquiventa Melquisedek, ahora Príncipe Planetario vicegerente de Urantia, ocupará el asiento del Soberano Planetario; y en Jerusem se ha supuesto desde hace mucho tiempo que estará acompañado por un hijo y una hija del Adán y la Eva de Urantia, hijos actualmente retenidos en Edentia como pupilos de los Altísimos de Norlatiadek. Estos hijos de Adán podrían servir así en Urantia en asociación con el Soberano Melquisedek, pues fueron privados de sus poderes procreadores hace cerca de 37.000 años cuando dejaron sus cuerpos materiales en Urantia como preparación para ser trasladados a Edentia.
55:7.4 (632.3) Esta era establecida continúa sin cesar hasta que todos los planetas habitados del sistema alcanzan la era de la estabilización; entonces, cuando el mundo más joven — el último en alcanzar la luz y la vida — ha experimentado esta estabilidad durante un milenio del tiempo del sistema, todo el sistema inicia el estado estabilizado, y los mundos individuales entran en la época sistémica de la era de luz y de vida.
55:8.1 (632.4) Cuando un sistema entero se establece en la vida, se inaugura un nuevo tipo de gobierno. Los Soberanos Planetarios se convierten en miembros del cónclave del sistema, y este nuevo cuerpo administrativo, sujeto al veto de los Padres de la Constelación, tiene una autoridad suprema. Un sistema así de mundos habitados se vuelve prácticamente autónomo. La asamblea legislativa del sistema se constituye en el mundo sede, y cada planeta envía allí a sus diez representantes. Ahora los tribunales están establecidos en las capitales de los sistemas, y a la sede del universo sólo se envían las apelaciones.
55:8.2 (632.5) Con el establecimiento del sistema, el Centinela Asignado, representante del Ejecutivo Supremo del superuniverso, se convierte en el consejero voluntario del tribunal supremo del sistema y en el dignatario que preside realmente la nueva asamblea legislativa.
55:8.3 (632.6) Después de que un sistema entero se establece en la luz y la vida, los Soberanos Sistémicos dejan de ir y venir. Un soberano así permanece perpetuamente al frente de su sistema. Los soberanos asistentes continúan cambiando como en las épocas anteriores.
55:8.4 (632.7) Durante esta época de estabilización, los midsonitarios llegan por primera vez desde los mundos sede del universo donde residen para actuar como consejeros de las asambleas legislativas y como asesores de los tribunales judiciales. Estos midsonitarios realizan también ciertos esfuerzos por inculcar nuevos significados de mota, que tienen un valor supremo, en las empresas educativas que patrocinan en unión con los finalitarios. Aquello que los Hijos Materiales hicieron biológicamente por las razas mortales, las criaturas midsonitas lo hacen ahora por estos humanos unificados y glorificados en el terreno en constante progreso de la filosofía y del pensamiento espiritualizado.
55:8.5 (633.1) En los mundos habitados, los Hijos Instructores se convierten en los colaboradores voluntarios de los finalitarios, y estos mismos Hijos Instructores también acompañan a los finalitarios a los mundos de las mansiones cuando estas esferas dejan de utilizarse como mundos receptores diferenciales después de que todo el sistema está establecido en la luz y la vida; al menos esto es así en la época en que toda la constelación ha evolucionado de esta manera. Pero no existen grupos tan avanzados en Nebadon.
55:8.6 (633.2) No se nos permite revelar la naturaleza del trabajo de los finalitarios que supervisarán estos mundos de las mansiones dedicados a otras actividades. Sin embargo, se os ha informado que existen en todos los universos diversos tipos de criaturas inteligentes que no han sido descritas en estas narraciones.
55:8.7 (633.3) Y ahora, a medida que los sistemas se establecen uno tras otro en la luz en virtud del progreso de los mundos que los componen, llega el momento en que el último sistema de una constelación dada alcanza la estabilización, y los administradores del universo — el Hijo Maestro, el Unión de los Días y la Radiante Estrella Matutina — llegan a la capital de la constelación para proclamar a los Altísimos como gobernantes incondicionales de la familia recién perfeccionada de cien sistemas establecidos de mundos habitados.
55:9.1 (633.4) La unificación de toda una constelación de sistemas establecidos viene acompañada de nuevas distribuciones de la autoridad ejecutiva y de reajustes adicionales en la administración del universo. Esta época presencia unos logros avanzados en todos los mundos habitados, pero está caracterizada particularmente por los reajustes en la sede de la constelación, con una notable modificación de las relaciones tanto con la supervisión sistémica como con el gobierno del universo local. Durante esta era, muchas actividades de la constelación y del universo se transfieren a las capitales de los sistemas, y los representantes del superuniverso establecen unas relaciones nuevas y más profundas con los gobernantes de los planetas, de los sistemas y del universo. En concomitancia con estas nuevas asociaciones, algunos administradores superuniversales se establecen en las capitales de las constelaciones como consejeros voluntarios de los Padres Altísimos.
55:9.2 (633.5) Cuando una constelación se establece así en la luz, la función legislativa cesa, y la cámara de los Soberanos de los Sistemas, presidida por los Altísimos, funciona en su lugar. Ahora, y por primera vez, estos grupos administrativos tratan directamente con el gobierno del superuniverso los asuntos concernientes a las relaciones con Havona y el Paraíso. Por lo demás, la constelación sigue relacionada con el universo local como antes. Durante las etapas sucesivas de la vida establecida, los univitatias continúan administrando los mundos morontiales de la constelación.
55:9.3 (633.6) A medida que pasan las épocas, los Padres de la Constelación se hacen cargo cada vez más de las funciones administrativas detalladas o de supervisión que estaban centradas anteriormente en la sede del universo. Cuando se alcance la sexta etapa de estabilización, estas constelaciones unificadas habrán alcanzado la posición de una autonomía casi completa. El comienzo de la séptima etapa establecida presenciará sin duda la elevación de estos gobernantes a la verdadera dignidad que indican sus nombres, los Altísimos. A todos los efectos prácticos, las constelaciones tratarán entonces directamente con los gobernantes del superuniverso, mientras que el gobierno del universo local se ampliará hasta abarcar las responsabilidades de nuevas obligaciones hacia el gran universo.
55:10.1 (634.1) Cuando un universo se instala en la luz y la vida, pronto empieza a girar en los circuitos establecidos del superuniverso, y los Ancianos de los Días proclaman el establecimiento del consejo supremo de autoridad ilimitada. Este nuevo cuerpo gobernante está compuesto por los cien Fieles de los Días, presididos por el Unión de los Días, y el primer acto de este consejo supremo consiste en reconocer la continuidad de la soberanía del Hijo Maestro Creador.
55:10.2 (634.2) La administración del universo, en lo que concierne a Gabriel y al Padre Melquisedek, permanece sin cambios. Este consejo de autoridad ilimitada se ocupa principalmente de los nuevos problemas y de las nuevas condiciones resultantes del estado avanzado de luz y de vida.
55:10.3 (634.3) El Inspector Asociado moviliza ahora a todos los Centinelas Asignados para formar el cuerpo de estabilización del universo local, e invita al Padre Melquisedek a que comparta su supervisión con él. Ahora, un cuerpo de Espíritus Inspirados Trinitarios es destinado por primera vez al servicio del Unión de los Días.
55:10.4 (634.4) El establecimiento de todo un universo local en la luz y la vida inaugura profundos reajustes en todo el sistema administrativo, desde los mundos habitados individuales hasta la sede del universo. Se desarrollan nuevas relaciones con las constelaciones y los sistemas. El Espíritu Madre del universo local experimenta nuevas relaciones de enlace con el Espíritu Maestro del superuniverso, y Gabriel establece un contacto directo con los Ancianos de los Días que pueda ser operativo cuando el Hijo Maestro esté ausente del mundo sede.
55:10.5 (634.5) Durante esta era y las siguientes, los Hijos Magistrales continúan actuando como jueces dispensacionales, mientras que cien de estos Hijos Avonales del Paraíso componen el nuevo consejo superior de la Radiante Estrella Matutina en la capital del universo. Más tarde, y a petición de los Soberanos de los Sistemas, uno de estos Hijos Magistrales se convertirá en el consejero supremo situado en el mundo sede de cada sistema local hasta que se alcance la séptima etapa de unidad.
55:10.6 (634.6) Durante esta época, los Hijos Instructores Trinitarios no sólo actúan como consejeros voluntarios de los Soberanos Planetarios, sino que sirven de manera similar en grupos de tres a los Padres de las Constelaciones. Por fin estos Hijos encuentran su lugar en el universo local, pues durante este período se les retira de la jurisdicción de la creación local y se les destina al servicio del consejo supremo de autoridad ilimitada.
55:10.7 (634.7) El cuerpo finalitario reconoce ahora por primera vez la jurisdicción de una autoridad exterior al Paraíso: el consejo supremo. Hasta este momento los finalitarios no habían reconocido ninguna supervisión a este lado del Paraíso.
55:10.8 (634.8) Los Hijos Creadores de estos universos establecidos pasan una gran parte de su tiempo en el Paraíso y en sus mundos asociados, y aconsejando a los numerosos grupos finalitarios que sirven en toda la creación local. De esta manera, Miguel como hombre encontrará una fraternidad de asociación más completa con los mortales finalitarios glorificados.
55:10.9 (634.9) Es totalmente inútil especular sobre la función de estos Hijos Creadores en relación con los universos exteriores actualmente en proceso de formación preliminar. Pero todos nos dedicamos de vez en cuando a estas suposiciones. Cuando se alcanza esta cuarta etapa de desarrollo, el Hijo Creador se vuelve administrativamente libre; la Ministra Divina armoniza progresivamente su ministerio con el del Espíritu Maestro del superuniverso y con el Espíritu Infinito. Parece que se desarrolla una relación nueva y sublime entre el Hijo Creador, el Espíritu Creativo, las Estrellas Vespertinas, los Hijos Instructores y el cuerpo finalitario en constante aumento.
55:10.10 (635.1) Si Miguel tuviera que salir alguna vez de Nebadon, Gabriel se convertiría sin duda alguna en el administrador en jefe con el Padre Melquisedek como asociado. Al mismo tiempo se concedería una nueva categoría a todas las órdenes de ciudadanos permanentes tales como los Hijos Materiales, los univitatias, los midsonitarios, los susatias y los mortales fusionados con el Espíritu. Pero mientras continúe la evolución, los serafines y los arcángeles serán necesarios en la administración del universo.
55:10.11 (635.2) Sin embargo, estamos convencidos respecto a dos características de nuestras especulaciones: si los Hijos Creadores son destinados a los universos exteriores, las Ministras Divinas los acompañarán sin duda alguna. También estamos seguros de que los Melquisedeks permanecerán en sus universos de origen. Consideramos que los Melquisedeks están destinados a desempeñar un papel de responsabilidad creciente en el gobierno y la administración del universo local.
55:11.1 (635.3) Los sectores menores y mayores del superuniverso no figuran directamente en el plan de instalarse en la luz y la vida. Esta progresión evolutiva incumbe principalmente al universo local como unidad, y sólo concierne a los componentes de un universo local. Un superuniverso se establece en la luz y la vida cuando todos sus universos locales componentes se han perfeccionado de esta manera. Pero ninguno de los siete superuniversos ha alcanzado un nivel de progreso que se acerque siquiera a este estado.
55:11.2 (635.4) La era del sector menor. Hasta donde nuestras observaciones pueden penetrar, la quinta etapa de estabilización, o etapa del sector menor, está exclusivamente relacionada con el estado físico y con la instalación coordinada de los cien universos locales asociados en los circuitos establecidos del superuniverso. Al parecer nadie, salvo los centros del poder y sus asociados, están implicados en estos reajustes de la creación material.
55:11.3 (635.5) La era del sector mayor. En cuanto a la sexta etapa, la de la estabilización del sector mayor, sólo podemos hacer conjeturas puesto que ninguno de nosotros ha presenciado un acontecimiento así. Sin embargo, podemos dar por sentadas muchas cosas en lo que concierne a los reajustes administrativos y de otros tipos que probablemente acompañarían a este estado avanzado de los mundos habitados y de sus agrupaciones en el universo.
55:11.4 (635.6) Puesto que el estado del sector menor tiene que ver con el equilibrio físico coordinado, deducimos que la unificación del sector mayor estará relacionada con ciertos nuevos niveles de consecución intelectuales, posiblemente algunos logros avanzados en la realización suprema de la sabiduría cósmica.
55:11.5 (635.7) Llegamos a estas conclusiones sobre los reajustes que podrían acompañar a la conquista de unos niveles de progreso evolutivo aún no alcanzados observando los resultados de estos logros en los mundos individuales y en las experiencias de los mortales individuales que viven en estas esferas más antiguas y extremadamente desarrolladas.
55:11.6 (635.8) Que quede muy claro que los mecanismos administrativos y las técnicas gubernamentales de un universo o de un superuniverso no pueden limitar o retrasar de ninguna manera el desarrollo evolutivo o el progreso espiritual de un planeta individual habitado o de un mortal individual de esa esfera.
55:11.7 (635.9) En algunos de los universos más antiguos encontramos mundos establecidos en la quinta y en la sexta etapa de luz y de vida — e incluso muy adentrados en la séptima época — cuyos sistemas locales aún no están establecidos en la luz. Los planetas más jóvenes pueden retrasar la unificación de un sistema, pero esto no dificulta en lo más mínimo el progreso de un mundo más antiguo y avanzado. Las limitaciones del entorno, ni siquiera en un mundo aislado, tampoco pueden frustrar los logros personales del mortal individual; Jesús de Nazaret, como hombre entre los hombres, alcanzó personalmente el estado de luz y de vida en Urantia hace más de mil novecientos años.
55:11.8 (636.1) Observando lo que sucede en los mundos establecidos desde hace mucho tiempo es como llegamos a unas conclusiones bastante fiables sobre lo que ocurrirá cuando un superuniverso entero se establezca en la luz, aunque no podemos dar por sentado con seguridad el caso de la estabilización de los siete superuniversos.
55:12.1 (636.2) No podemos prever de manera categórica lo que sucederá cuando un superuniverso se establezca en la luz porque un acontecimiento así no se ha producido nunca. Según las enseñanzas de los Melquisedeks, que nunca han sido contradichas, deducimos que se efectuarán unos cambios radicales en toda la organización y la administración de cada unidad de las creaciones del tiempo y del espacio, desde los mundos habitados hasta la sede del superuniverso.
55:12.2 (636.3) Se cree de forma general que un gran número de hijos trinitizados por las criaturas, por otra parte disponibles, serían agrupados en las sedes y en las capitales divisionarias de los superuniversos establecidos. Esto podría hacerse pensando en la llegada futura de los habitantes del espacio exterior en su camino interior hacia Havona y el Paraíso; pero en realidad no lo sabemos.
55:12.3 (636.4) Si un superuniverso se estableciera en la luz y la vida, creemos que cuando esto suceda los Supervisores Incalificados del Supremo, actualmente asesores suyos, se convertirían en el cuerpo administrativo superior del mundo sede del superuniverso. Éstas son las personalidades que pueden ponerse en contacto directo con los administradores absonitos, los cuales desempeñarían enseguida su actividad en el superuniverso establecido. Aunque estos Supervisores Incalificados han actuado durante mucho tiempo como consejeros y asesores en unidades evolutivas avanzadas de la creación, no asumirán responsabilidades administrativas hasta que la autoridad del Ser Supremo se haya vuelto soberana.
55:12.4 (636.5) Los Supervisores Incalificados del Supremo, que ejercen más ampliamente su actividad durante esta época, no son finitos, ni absonitos, ni últimos, ni infinitos; son la supremacía y sólo representan a Dios Supremo. Son la personalización de la supremacía en el tiempo y el espacio y, por lo tanto, no desempeñan sus funciones en Havona. Sólo actúan como unificadores supremos. Quizás estén implicados en la técnica de la reflectividad universal, pero no estamos seguros.
55:12.5 (636.6) Ninguno de nosotros alberga un concepto satisfactorio sobre lo que sucederá cuando el gran universo (los siete superuniversos que dependen de Havona) se establezca totalmente en la luz y la vida. Ese acontecimiento representará sin duda el suceso más profundo de los anales de la eternidad desde la aparición del universo central. Están aquellos que sostienen que el Ser Supremo mismo saldrá del misterio de Havona que envuelve a su persona espiritual, y establecerá su residencia en la sede del séptimo superuniverso como soberano todopoderoso y experiencial de las creaciones perfeccionadas del tiempo y del espacio. Pero en realidad no lo sabemos.
55:12.6 (636.7) [Presentado por un Mensajero Poderoso destinado temporalmente en el Consejo de los Arcángeles en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 56
56:0.1 (637.1) DIOS es unidad. La Deidad está universalmente coordinada. El universo de universos es un inmenso mecanismo integrado que está absolutamente controlado por una sola mente infinita. Los ámbitos físicos, intelectuales y espirituales de la creación universal están divinamente correlacionados. Lo perfecto y lo imperfecto están realmente interrelacionados, y por eso las criaturas evolutivas finitas pueden ascender hasta el Paraíso en conformidad con el mandato del Padre Universal: «Sed perfectos como yo soy perfecto».
56:0.2 (637.2) Todos los diversos niveles de la creación están unificados en los planes y en la administración de los Arquitectos del Universo Maestro. Para la mente circunscrita de los mortales del espacio-tiempo, el universo puede presentar muchos problemas y situaciones que muestran aparentemente una falta de armonía y que indican la ausencia de una coordinación efectiva; pero aquellos de nosotros que son capaces de observar una gama más amplia de fenómenos universales, que tienen más experiencia en este arte de detectar la unidad fundamental que se oculta tras la diversidad creativa, y de descubrir la unidad divina que se extiende sobre todo este funcionamiento de la pluralidad, perciben mejor el propósito único y divino que muestran todas estas múltiples manifestaciones de la energía creativa universal.
56:1.1 (637.3) La creación física o material no es infinita, pero está perfectamente coordinada. Existen la fuerza, la energía y el poder, pero todas son una sola cosa en su origen. Los siete superuniversos parecen duales, y el universo central, trino; pero el Paraíso tiene una constitución singular. El Paraíso es la fuente efectiva de todos los universos materiales — pasados, presentes y futuros. Pero esta derivación cósmica es un acontecimiento de la eternidad; en ningún tiempo — pasado, presente o futuro — el espacio o el cosmos material surgen de la Isla nuclear de Luz. Como fuente cósmica, el Paraíso funciona con anterioridad al espacio y antes del tiempo; de ahí que sus derivaciones parecerían estar huérfanas en el tiempo y en el espacio si no aparecieran a través del Absoluto Incalificado, su depositario último en el espacio y su revelador y regulador en el tiempo.
56:1.2 (637.4) El Absoluto Incalificado sostiene el universo físico, mientras que el Absoluto de la Deidad motiva el exquisito supercontrol de toda la realidad material; y los dos Absolutos están unificados funcionalmente por el Absoluto Universal. Todas las personalidades — materiales, morontiales, absonitas o espirituales — comprenden mejor esta correlación cohesiva del universo material observando la reacción gravitatoria de toda la auténtica realidad material a la gravedad centrada en el bajo Paraíso.
56:1.3 (638.1) La unificación por medio de la gravedad es universal e invariable; la reacción a la energía pura es igualmente universal e ineludible. La energía pura (la fuerza primordial) y el espíritu puro son totalmente pre-sensibles a la gravedad. Estas fuerzas fundamentales, inherentes a los Absolutos, están personalmente controladas por el Padre Universal; de ahí que toda la gravedad esté centrada en la presencia personal del Padre Paradisiaco de la energía pura y del puro espíritu, y en su morada supermaterial.
56:1.4 (638.2) La energía pura es la predecesora de todas las realidades relativas funcionales no espirituales, mientras que el espíritu puro es el potencial del supercontrol divino que dirige todos los sistemas energéticos fundamentales. Estas dos realidades, que se manifiestan en todo el espacio y se observan en los movimientos del tiempo de forma tan diversa, están centradas en la persona del Padre Paradisiaco. En él son una sola cosa — deben estar unificadas — porque Dios es uno. La personalidad del Padre está absolutamente unificada.
56:1.5 (638.3) En la naturaleza infinita de Dios Padre no podría existir de ninguna manera una dualidad de la realidad, como por ejemplo la física y la espiritual; pero en cuanto apartamos la vista de los niveles infinitos y de la realidad absoluta de los valores personales del Padre Paradisiaco, observamos la existencia de estas dos realidades y reconocemos que son plenamente sensibles a su presencia personal; en él radican todas las cosas.
56:1.6 (638.4) En el momento en que uno se aparta del concepto incondicional de la personalidad infinita del Padre Paradisiaco, hay que presuponer que la MENTE es la técnica inevitable para unificar la divergencia creciente de estas manifestaciones universales duales de la personalidad original y de un solo elemento del Creador, la Fuente-Centro Primera — el YO SOY.
56:2.1 (638.5) El Padre-Pensamiento hace realidad la expresión del espíritu en el Hijo-Verbo y consigue desarrollar la realidad, en los extensos universos materiales, a través del Paraíso. Las expresiones espirituales del Hijo Eterno están correlacionadas con los niveles materiales de la creación mediante las funciones del Espíritu Infinito; las realidades espirituales de la Deidad y las repercusiones materiales de la Deidad están correlacionadas entre sí gracias al ministerio mental sensible al espíritu del Espíritu Infinito y en sus actos mentales que dirigen lo físico.
56:2.2 (638.6) La mente es el atributo funcional del Espíritu Infinito, por lo que su potencial es infinito y su concesión es universal. El pensamiento primordial del Padre Universal se eterniza en una expresión doble: la Isla del Paraíso y el Hijo espiritual y Eterno, su igual en Deidad. Esta dualidad de la realidad eterna hace que el Dios mental, el Espíritu Infinito, resulte inevitable. La mente es el canal de comunicación indispensable entre las realidades espirituales y las realidades materiales. La criatura material evolutiva sólo puede concebir y comprender al espíritu interior mediante el ministerio de la mente.
56:2.3 (638.7) Esta mente infinita y universal ejerce su ministerio en los universos del tiempo y del espacio bajo la forma de la mente cósmica; y aunque abarca desde el ministerio primitivo de los espíritus ayudantes hasta la magnífica mente del jefe ejecutivo de un universo, incluso esta mente cósmica está adecuadamente unificada en la supervisión de los Siete Espíritus Maestros, que están a su vez coordinados con la Mente Suprema del tiempo y del espacio y perfectamente correlacionados con la mente global del Espíritu Infinito.
56:3.1 (639.1) Al igual que la gravedad mental universal está centrada en la presencia personal paradisiaca del Espíritu Infinito, la gravedad espiritual universal tiene su centro en la presencia personal paradisiaca del Hijo Eterno. El Padre Universal es uno, pero para el espacio-tiempo se revela en los fenómenos duales de la energía pura y del puro espíritu.
56:3.2 (639.2) Las realidades espirituales del Paraíso son igualmente una, pero en todas las situaciones y relaciones espacio-temporales este espíritu único se revela en los fenómenos duales de las personalidades y emanaciones espirituales del Hijo Eterno, y en las personalidades e influencias espirituales del Espíritu Infinito y sus creaciones asociadas; y aún existe un tercer fenómeno — las fragmentaciones del espíritu puro — , la donación, por parte del Padre, de los Ajustadores del Pensamiento y de otras entidades espirituales prepersonales.
56:3.3 (639.3) Cualquiera que sea el nivel de las actividades universales donde podáis encontrar los fenómenos espirituales o contactar con los seres espirituales, podéis saber que todos ellos proceden del Dios que es espíritu a través del ministerio del Hijo Espiritual y del Espíritu Mental Infinito. Este extenso espíritu actúa como fenómeno en los mundos evolutivos del tiempo según las directrices procedentes de las sedes de los universos locales. Desde estas capitales de los Hijos Creadores, el Espíritu Santo y el Espíritu de la Verdad, junto con el ministerio de los espíritus ayudantes de la mente, descienden hasta los niveles evolutivos inferiores de las mentes materiales.
56:3.4 (639.4) Aunque la mente está más unificada en el nivel de los Espíritus Maestros en asociación con el Ser Supremo y como mente cósmica subordinada a la Mente Absoluta, el ministerio espiritual para los mundos en evolución está más directamente unificado en las personalidades que residen en las sedes de los universos locales y en las personas de las Ministras Divinas que los presiden, las cuales están correlacionadas a su vez de una forma casi perfecta con el circuito gravitatorio paradisiaco del Hijo Eterno, donde se produce la unificación final de todas las manifestaciones espirituales en el espacio-tiempo.
56:3.5 (639.5) La existencia como criatura perfeccionada se puede alcanzar, mantener y eternizar gracias a la fusión de la mente autoconsciente con un fragmento de la dotación espiritual pretrinitaria de una de las personas de la Trinidad del Paraíso. La mente mortal es la creación de los Hijos y de las Hijas del Hijo Eterno y del Espíritu Infinito, y cuando fusiona con el Ajustador del Pensamiento procedente del Padre, comparte la triple dotación espiritual de los reinos evolutivos. Pero estas tres expresiones espirituales se unifican perfectamente en los finalitarios tal como estaban unificadas así, en la eternidad, en el YO SOY Universal antes de que se convirtiera en el Padre Universal del Hijo Eterno y del Espíritu Infinito.
56:3.6 (639.6) En última instancia, el espíritu debe expresarse siempre de manera triple y su realización final debe estar unificada con la Trinidad. El espíritu tiene su origen en una sola fuente por medio de una expresión triple; y al final debe alcanzar, y alcanza, su plena realización en esa unificación divina que se experimenta cuando se encuentra a Dios en la eternidad — la unidad con la divinidad — y por medio del ministerio de la mente cósmica de la expresión infinita de la palabra eterna del pensamiento universal del Padre.
56:4.1 (639.7) El Padre Universal es una personalidad divinamente unificada; por eso todos sus hijos ascendentes que son llevados hasta el Paraíso por el impulso de rebote de los Ajustadores del Pensamiento que salieron del Paraíso para residir en los mortales materiales obedeciendo al mandato del Padre, serán igualmente unas personalidades plenamente unificadas antes de llegar a Havona.
56:4.2 (640.1) La personalidad intenta de forma inherente unificar todas las realidades que la constituyen. La personalidad infinita de la Fuente-Centro Primera, del Padre Universal, unifica a los siete Absolutos que constituyen la Infinidad; y puesto que la personalidad del hombre mortal es un don exclusivo y directo del Padre Universal, posee igualmente el potencial de unificar los factores constituyentes de la criatura mortal. Esta creatividad unificadora que posee toda personalidad de criatura es una marca de nacimiento de su elevada fuente exclusiva y es una prueba adicional de su contacto ininterrumpido con esa misma fuente a través del circuito de la personalidad, gracias al cual la personalidad de la criatura mantiene un contacto directo y sostenido con el Padre de todas las personalidades que reside en el Paraíso.
56:4.3 (640.2) A pesar de que Dios se manifiesta desde los dominios del Séptuple, pasando por la supremacía y la ultimidad, hasta Dios Absoluto, el circuito de la personalidad, que está centrado en el Paraíso y en la persona de Dios Padre, asegura la unificación completa y perfecta de todas estas expresiones diversas de la personalidad divina en lo que se refiere a todas las personalidades de las criaturas en todos los niveles de existencia inteligente y en todos los reinos de los universos perfectos, perfeccionados y en vías de perfeccionarse.
56:4.4 (640.3) Aunque Dios es para los universos, y en los universos, todo lo que hemos descrito, sin embargo, para vosotros y para todas las otras criaturas que conocen a Dios es uno solo, vuestro Padre y su Padre. Para una personalidad Dios no puede ser múltiple. Dios es Padre para cada una de sus criaturas, y es literalmente imposible que un hijo pueda tener más de un padre.
56:4.5 (640.4) Filosóficamente, cósmicamente y con relación a los niveles y lugares diferenciales de manifestación, podéis y debéis forzosamente concebir el funcionamiento de unas Deidades múltiples y presuponer la existencia de unas Trinidades múltiples; pero en la experiencia adoradora del contacto personal de cada personalidad que adora en todo el universo maestro, Dios es uno; y esta Deidad unificada y personal es nuestro padre paradisiaco, Dios Padre, el donador, el conservador y el Padre de todas las personalidades, desde el hombre mortal en los mundos habitados hasta el Hijo Eterno en la Isla central de Luz.
56:5.1 (640.5) La unidad, la indivisibilidad, de la Deidad del Paraíso es existencial y absoluta. Hay tres personalizaciones eternas de la Deidad — el Padre Universal, el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito — pero en la Trinidad del Paraíso son enrealidad una sola Deidad, indivisa e indivisible.
56:5.2 (640.6) Desde el nivel Paraíso-Havona original de la realidad existencial, se han diferenciado dos niveles subabsolutos, y sobre ellos el Padre, el Hijo y el Espíritu han empezado la creación de numerosos asociados y subordinados personales. Y aunque a este respecto no es apropiado emprender el análisis de la unificación absonita de la deidad en los niveles trascendentales de la ultimidad, sí es factible examinar algunas características de la función unificadora de las diversas personalizaciones de la Deidad en quienes la divinidad se manifiesta funcionalmente a los diversos sectores de la creación y a las diferentes clases de seres inteligentes.
56:5.3 (640.7) El funcionamiento actual de la divinidad en los superuniversos se manifiesta activamente en las obras de los Creadores Supremos — los Hijos y los Espíritus Creadores de los universos locales, los Ancianos de los Días de los superuniversos y los Siete Espíritus Maestros del Paraíso. Estos seres constituyen los tres primeros niveles de Dios Séptuple que conducen interiormente hacia el Padre Universal, y todo este dominio de Dios Séptuple se está coordinando en el primer nivel de la deidad experiencial en el Ser Supremo en evolución.
56:5.4 (641.1) En el Paraíso y en el universo central, la unidad de la Deidad es un hecho de la existencia. En todos los universos evolutivos del tiempo y del espacio, la unidad de la Deidad es una consecución.
56:6.1 (641.2) Cuando las tres personas eternas de la Deidad actúan como una Deidad indivisa en la Trinidad del Paraíso, consiguen una unidad perfecta; del mismo modo, cuando crean, ya sea en asociación o por separado, su progenie paradisíaca muestra la unidad característica de la divinidad. Y esta divinidad de propósito que manifiestan los Creadores y los Gobernantes Supremos de los dominios espacio-temporales se traduce en el potencial unificante de poder de la soberanía de la supremacía experiencial que, en presencia de la unidad energética impersonal del universo, establece una tensión de la realidad que sólo se puede resolver mediante una unificación adecuada con las realidades experienciales de personalidad de la Deidad experiencial.
56:6.2 (641.3) Las realidades de personalidad del Ser Supremo proceden de las Deidades del Paraíso, y en el mundo piloto del circuito exterior de Havona se unifican con las prerrogativas de poder del Todopoderoso Supremo que provienen de las divinidades Creadoras del gran universo. Dios Supremo, como persona, existía en Havona antes de la creación de los siete superuniversos, pero sólo ejercía su actividad en los niveles espirituales. La evolución del poder Todopoderoso de la Supremacía mediante la síntesis diversa de la divinidad en los universos evolutivos se tradujo en una nueva presencia de poder de la Deidad que se coordinó con la persona espiritual del Supremo en Havona por medio de la Mente Suprema, la cual se trasladó simultáneamente desde el potencial que residía en la mente infinita del Espíritu Infinito a la mente funcional activa del Ser Supremo.
56:6.3 (641.4) Las criaturas con mentalidad material de los mundos evolutivos de los siete superuniversos sólo pueden comprender la unidad de la Deidad tal como está evolucionando en esta síntesis del poder y de la personalidad del Ser Supremo. En cualquier nivel de existencia, Dios no puede sobrepasar la capacidad conceptual de los seres que viven en ese nivel. A través del reconocimiento de la verdad, de la apreciación de la belleza y de la adoración de la bondad, el hombre mortal debe desarrollar el reconocimiento de un Dios de amor y luego progresar por los niveles ascendentes de la deidad hasta la comprensión del Supremo. Cuando se ha comprendido así que la Deidad está unificada en poder, entonces puede ser personalizada en espíritu para que las criaturas puedan comprenderla y alcanzarla.
56:6.4 (641.5) Aunque los mortales ascendentes consiguen comprender el poder del Todopoderoso en las capitales de los superuniversos y logran comprender la personalidad del Supremo en los circuitos exteriores de Havona, en verdad no encuentran al Ser Supremo del mismo modo que están destinados a encontrar a las Deidades del Paraíso. Ni siquiera los finalitarios, que son espíritus de la sexta fase, han encontrado al Ser Supremo, ni lo podrán encontrar probablemente hasta que no hayan alcanzado el estado espiritual de la séptima fase, y hasta que el Supremo no desempeñe realmente sus funciones en las actividades de los futuros universos exteriores.
56:6.5 (641.6) Pero cuando los ascendentes encuentran al Padre Universal como séptimo nivel de Dios Séptuple, han alcanzado la personalidad de la Primera Persona de todos los niveles de las relaciones personales de la deidad con las criaturas del universo.
56:7.1 (642.1) El progreso continuo de la evolución en los universos del espacio-tiempo va acompañado de revelaciones cada vez más amplias de la Deidad para todas las criaturas inteligentes. Cuando se alcanza la cima del progreso evolutivo en un mundo, en un sistema, una constelación, un universo, un superuniverso o en el gran universo, este hecho señala un aumento correspondiente de la función de la deidad en esas unidades progresivas de la creación, y para ellas. Y todo aumento local de la comprensión de la divinidad va acompañado de ciertas repercusiones bien definidas de la manifestación más amplia de la deidad para todos los otros sectores de la creación. Partiendo del Paraíso hacia el exterior, cada nuevo dominio de la evolución realizada y alcanzada constituye una revelación nueva y más amplia de la Deidad experiencial para el universo de universos.
56:7.2 (642.2) A medida que las partes componentes de un universo local se establecen progresivamente en la luz y la vida, Dios Séptuple se manifiesta cada vez más. La evolución espacio-temporal empieza en un planeta bajo el control de la primera expresión de Dios Séptuple — la asociación del Hijo Creador y del Espíritu Creativo. Con el establecimiento de un sistema en la luz, esta unión del Hijo y del Espíritu alcanza la plenitud de su función; y cuando una constelación entera se establece de esta forma, la segunda fase de Dios Séptuple se vuelve más activa en todo ese reino. La completa evolución administrativa de un universo local va acompañada de unos servicios nuevos y más directos de los Espíritus Maestros superuniversales; y en este punto también comienzan esa revelación y ese entendimiento crecientes de Dios Supremo que culminan en la comprensión del Ser Supremo por parte de los ascendentes mientras pasan por los mundos del sexto circuito de Havona.
56:7.3 (642.3) El Padre Universal, el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito son manifestaciones existenciales de la deidad para las criaturas inteligentes, y por esta razón no se amplían del mismo modo en las relaciones de personalidad con las criaturas mentales y espirituales de toda la creación.
56:7.4 (642.4) Se debería tener en cuenta que los mortales ascendentes pueden experimentar la presencia impersonal de los niveles sucesivos de la Deidad mucho antes de que se vuelvan suficientemente espirituales y adecuadamente educados como para lograr reconocer de manera personal y experiencial a estas Deidades y ponerse en contacto con ellas como seres personales.
56:7.5 (642.5) Cada nuevo logro evolutivo dentro de un sector de la creación, así como cada nueva invasión del espacio por parte de las manifestaciones de la divinidad, van acompañados de ampliaciones simultáneas de la revelación funcional de la Deidad dentro de las unidades entonces existentes y previamente organizadas de toda la creación. Esta nueva invasión del trabajo administrativo de los universos y de las unidades que los componen no siempre puede parecer que se ejecuta de acuerdo exactamente con la técnica esbozada aquí, porque es costumbre enviar por adelantado unos grupos de administradores para que preparen el camino de las eras posteriores y sucesivas del nuevo supercontrol administrativo. Incluso Dios Último presagia su supercontrol trascendental sobre los universos durante las etapas más tardías de un universo local establecido en la luz y la vida.
56:7.6 (642.6) Es un hecho que, a medida que las creaciones del tiempo y del espacio se establecen progresivamente en el estado evolutivo, se observa un funcionamiento nuevo y más completo de Dios Supremo en concomitancia con una retirada correspondiente de las tres primeras manifestaciones de Dios Séptuple. Si el gran universo se estableciera en la luz y la vida, cuando esto sucediera ¿cuál sería entonces la futura función de los Hijos Creadores y de las Hijas Creativas, manifestaciones de Dios Séptuple, si Dios Supremo asume el control directo de estas creaciones del tiempo y del espacio? Estos organizadores y pioneros de los universos espacio-temporales, ¿serán liberados para realizar actividades similares en el espacio exterior? No lo sabemos, pero hacemos muchas especulaciones sobre estas materias y otras relacionadas.
56:7.7 (643.1) A medida que las fronteras de la Deidad experiencial se extienden hacia los dominios del Absoluto Incalificado, visualizamos la actividad de Dios Séptuple durante las épocas evolutivas iniciales de estas creaciones del futuro. No todos estamos de acuerdo en cuanto al estado futuro de los Ancianos de los Días y de los Espíritus Maestros de los superuniversos. Tampoco sabemos si el Ser Supremo actuará o no allí como en los siete superuniversos. Pero todos suponemos que los Migueles, los Hijos Creadores, están destinados a ejercer su actividad en esos universos exteriores. Algunos sostienen que las eras futuras presenciarán una forma de unión más estrecha entre los Hijos Creadores y las Ministras Divinas asociados; incluso es posible que esta unión de creadores pueda traducirse en alguna nueva expresión de identidad asociativo-creativa de naturaleza última. Pero en realidad no sabemos nada sobre estas posibilidades del futuro no revelado.
56:7.8 (643.2) Sin embargo, sí sabemos que en los universos del tiempo y del espacio Dios Séptuple facilita un acercamiento progresivo al Padre Universal, y que este acercamiento evolutivo está unificado experiencialmente en Dios Supremo. Podríamos suponer que este plan debería prevalecer en los universos exteriores; por otra parte, las nuevas órdenes de seres que algún día puedan habitar esos universos podrían ser capaces de acercarse a la Deidad en los niveles últimos y mediante técnicas absonitas. En resumen, no tenemos ni la más remota idea sobre la técnica que se empleará para acercarse a la deidad en los futuros universos del espacio exterior.
56:7.9 (643.3) Creemos, no obstante, que los superuniversos perfeccionados se convertirán de alguna manera en una parte de la carrera de ascensión al Paraíso de aquellos seres que puedan habitar esas creaciones exteriores. Es totalmente posible que en esa era futura podamos ver a los habitantes del espacio exterior acercarse a Havona a través de los siete superuniversos, administrados por Dios Supremo con o sin la colaboración de los Siete Espíritus Maestros.
56:8.1 (643.4) El Ser Supremo tiene una triple función en la experiencia del hombre mortal: En primer lugar, es el unificador de Dios Séptuple, la divinidad espacio-temporal; en segundo lugar, él es lo máximo que las criaturas finitas pueden comprender realmente sobre la Deidad; en tercer lugar, es el único camino que tiene el hombre mortal para acercarse a la experiencia trascendental de asociarse con la mente absonita, el espíritu eterno y la personalidad paradisiaca.
56:8.2 (643.5) Puesto que los finalitarios ascendentes han nacido en los universos locales, se han nutrido en los superuniversos y se han capacitado en el universo central, en sus experiencias personales contienen todo el potencial necesario para comprender la divinidad espacio-temporal de Dios Séptuple, que se unifica en el Supremo. Los finalitarios prestan sus servicios sucesivos en unos superuniversos diferentes a los de su nacimiento, superponiendo así una experiencia tras otra hasta que engloben la plenitud de la séptuple diversidad de las experiencias posibles de las criaturas. Los finalitarios tienen la posibilidad de encontrar al Padre Universal gracias al ministerio de los Ajustadores interiores, pero es por medio de estas técnicas experienciales como estos finalitarios llegan a conocer realmente al Ser Supremo, y están destinados a servir y a revelar a esta Deidad Suprema en los futuros universos del espacio exterior, y a ellos.
56:8.3 (644.1) Recordad que todo lo que Dios Padre y sus Hijos Paradisiacos hacen por nosotros, nosotros a nuestra vez y en espíritu tenemos la oportunidad de hacerlo por el Ser Supremo emergente, y en él. La experiencia del amor, de la alegría y del servicio en el universo es mutua. Dios Padre no necesita que sus hijos le devuelvan todo lo que les da, pero éstos a su vez dan (o pueden dar) todo esto a sus semejantes y al Ser Supremo en evolución.
56:8.4 (644.2) Todos los fenómenos pertenecientes a la creación reflejan unas actividades espirituales creadoras antecedentes. Jesús dijo, y es literalmente cierto, que «el Hijo sólo hace aquellas cosas que ve hacer a su Padre». En el tiempo, vosotros los mortales podréis empezar a revelar el Supremo a vuestros semejantes, y podréis acrecentar cada vez más esta revelación a medida que ascendáis hacia el Paraíso. En la eternidad, quizás se os permita hacer revelaciones crecientes de este Dios de las criaturas evolutivas en los niveles supremos — e incluso últimos — cuando seáis finalitarios del séptimo grado.
56:9.1 (644.3) El Absoluto Incalificado y el Absoluto de la Deidad están unificados en el Absoluto Universal. Los Absolutos están coordinados en el Último, condicionados en el Supremo y modificados espacio-temporalmente en Dios Séptuple. En los niveles subinfinitos hay tres Absolutos, pero en la infinidad parecen ser uno solo. En el Paraíso hay tres personalizaciones de la Deidad, pero en la Trinidad son una sola.
56:9.2 (644.4) El problema filosófico principal del universo maestro es el siguiente: ¿Existía el Absoluto (los tres Absolutos bajo la forma de uno solo en la infinidad) antes que la Trinidad? ¿Es el Absoluto el antecesor de la Trinidad, o es la Trinidad la antecedente del Absoluto?
56:9.3 (644.5) ¿Es el Absoluto Incalificado una presencia de fuerza independiente de la Trinidad? La presencia del Absoluto de la Deidad, ¿conlleva el funcionamiento ilimitado de la Trinidad? Y el Absoluto Universal, ¿es la función final de la Trinidad, o incluso una Trinidad de Trinidades?
56:9.4 (644.6) A primera vista, el concepto del Absoluto como antepasado de todas las cosas — incluso de la Trinidad — parece proporcionar la satisfacción transitoria de una gratificación coherente y de una unificación filosófica, pero cualquier conclusión de este tipo está invalidada por el hecho de que la eternidad de la Trinidad del Paraíso es una realidad. Se nos enseña, y nosotros lo creemos, que la naturaleza y la existencia del Padre Universal y de sus asociados de la Trinidad son eternas. No hay entonces más que una conclusión filosófica coherente, y es la siguiente: El Absoluto es, para todas las inteligencias del universo, la reacción impersonal y coordinada de la Trinidad (de Trinidades) hacia todas las situaciones fundamentales y primarias del espacio, en el interior y en el exterior de los universos. Para todas las inteligencias con personalidad del gran universo, la Trinidad del Paraíso se mantiene para siempre en finalidad, eternidad, supremacía y ultimidad, y a todos los efectos prácticos de la comprensión personal y de la realización de la criatura, es absoluta.
56:9.5 (644.7) Tal como la mente de la criatura puede considerar este problema, llega al postulado final de que el YO SOY Universal es la causa primordial y la fuente incondicional tanto de la Trinidad como del Absoluto. Por tanto, cuando anhelamos albergar un concepto personal del Absoluto, volvemos a nuestras ideas e ideales sobre el Padre Paradisiaco. Cuando deseamos facilitar la comprensión o aumentar la conciencia de este Absoluto por otra parte impersonal, volvemos al hecho de que el Padre Universal es el Padre existencial con personalidad absoluta; el Hijo Eterno es la Persona Absoluta aunque no es, en el sentido experiencial, la personalización del Absoluto. Luego pasamos a visualizar que las Trinidades experienciales culminan en la personalización experiencial del Absoluto de la Deidad, mientras concebimos que el Absoluto Universal constituye los fenómenos universales y extrauniversales de la presencia manifiesta de las actividades impersonales de las asociaciones unificadas y coordinadas de supremacía, de ultimidad y de infinidad de la Deidad — la Trinidad de Trinidades.
56:9.6 (645.1) Dios Padre es discernible en todos los niveles, desde el finito hasta el infinito, y aunque sus criaturas, desde las del Paraíso hasta las de los mundos evolutivos, lo han percibido de maneras diversas, sólo el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito lo conocen como infinidad.
56:9.7 (645.2) La personalidad espiritual sólo es absoluta en el Paraíso, y el concepto del Absoluto sólo es incondicional en la infinidad. La presencia de la Deidad sólo es absoluta en el Paraíso, y la revelación de Dios siempre ha de ser parcial, relativa y progresiva hasta que su poder se vuelva experiencialmente infinito en la potencia espacial del Absoluto Incalificado, la manifestación de su personalidad se vuelva experiencialmente infinita en la presencia manifiesta del Absoluto de la Deidad, y estos dos potenciales de la infinidad se vuelvan unificados en una sola realidad en el Absoluto Universal.
56:9.8 (645.3) Pero más allá de los niveles subinfinitos, los tres Absolutos son uno solo, y por eso la infinidad es comprendida por la Deidad, sin tener en cuenta que cualquiera otra orden de existencia pueda nunca tener conciencia de la infinidad.
56:9.9 (645.4) El estado existencial en la eternidad implica una auto-conciencia existencial de la infinidad, aunque haga falta otra eternidad para experimentar la comprensión de las potencialidades experienciales inherentes a una eternidad de infinidad — a una infinidad eterna.
56:9.10 (645.5) Dios Padre es la fuente personal de todas las manifestaciones de la Deidad y de la realidad para todas las criaturas inteligentes y seres espirituales en todo el universo de universos. Como personalidades, ahora o en las experiencias universales sucesivas del eterno futuro, sin importar que logréis alcanzar a Dios Séptuple, comprender a Dios Supremo, encontrar a Dios Último o intentéis captar el concepto de Dios Absoluto, descubriréis para vuestra satisfacción eterna que al culminar cada aventura habréis vuelto a descubrir, en nuevos niveles experienciales, al Dios eterno — al Padre Paradisíaco de todas las personalidades del universo.
56:9.11 (645.6) El Padre Universal es la explicación de la unidad universal tal como ésta debe ser comprendida de manera suprema, e incluso última, en la unidad post-última de los valores y significados absolutos — la Realidad incondicional.
56:9.12 (645.7) Los Organizadores de la Fuerza Maestros salen al espacio y movilizan las energías espaciales para hacerlas gravitatoriamente sensibles a la atracción paradisiaca del Padre Universal; posteriormente llegan los Hijos Creadores, que organizan estas fuerzas sensibles a la gravedad en universos habitados, donde producen por evolución criaturas inteligentes que reciben dentro de sí mismas el espíritu del Padre Paradisiaco, y ascienden ulteriormente hacia el Padre para volverse como él en todos los atributos posibles de la divinidad.
56:9.13 (645.8) El avance incesante y creciente de las fuerzas creativas del Paraíso a través del espacio parece presagiar el ámbito en constante expansión de la atracción gravitatoria del Padre Universal y la multiplicación sin fin de los diversos tipos de criaturas inteligentes que son capaces de amar a Dios y de ser amadas por él, y que, al conocer así a Dios, pueden escoger parecerse a él, pueden elegir alcanzar el Paraíso y encontrar a Dios.
56:9.14 (646.1) El universo de universos está completamente unificado. Dios es uno en poder y en personalidad. Todos los niveles de la energía y todas las fases de la personalidad están coordinados. Filosófica y experiencialmente, en concepto y en la realidad, todas las cosas y todos los seres tienen su centro en el Padre Paradisiaco. Dios es todo y está en todo, y ninguna cosa y ningún ser existen sin él.
56:10.1 (646.2) A medida que los mundos establecidos en la luz y la vida progresan desde la etapa inicial hasta la séptima época, tratan sucesivamente de comprender la realidad de Dios Séptuple, extendiéndose desde la adoración del Hijo Creador hasta la veneración de su Padre Paradisiaco. Durante toda la séptima etapa de la historia de un mundo de este tipo, los mortales en constante progreso crecen en el conocimiento de Dios Supremo, mientras disciernen vagamente la realidad del ministerio eclipsante de Dios Último.
56:10.2 (646.3) Durante toda esta época gloriosa, la ocupación principal de los mortales que progresan es la búsqueda de una mejor comprensión y de una apreciación más completa de los elementos comprensibles de la Deidad — la verdad, la belleza y la bondad. Esto representa el esfuerzo del hombre por discernir a Dios en la mente, la materia y el espíritu. Y a medida que los mortales continúan esta búsqueda, se encuentran cada vez más sumergidos en el estudio experiencial de la filosofía, la cosmología y la divinidad.
56:10.3 (646.4) Captáis un poco la filosofía, y comprendéis a la divinidad en la adoración, el servicio social y la experiencia espiritual personal, pero la búsqueda de la belleza — la cosmología — la limitáis con demasiada frecuencia al estudio de los rudimentarios esfuerzos artísticos del hombre. La belleza, el arte, es sobre todo una cuestión de unificación de contrastes. La variedad es esencial para el concepto de la belleza. La belleza suprema, la cima del arte finito, es el drama de la unificación de la inmensidad de los extremos cósmicos que son el Creador y la criatura. El hombre que encuentra a Dios y Dios que encuentra al hombre — la criatura que se vuelve perfecta como lo es el Creador — ésta es la realización celestial de lo supremamente hermoso, esto es alcanzar la cúspide del arte cósmico.
56:10.4 (646.5) Por eso el materialismo, el ateísmo, es el colmo de la fealdad, la cúspide de la antítesis finita de lo bello. La belleza más elevada consiste en el panorama de la unificación de las variaciones que han nacido de una realidad armoniosa preexistente.
56:10.5 (646.6) Alcanzar unos niveles cosmológicos de pensamiento incluye:
56:10.6 (646.7) 1. La curiosidad. El hambre de armonía y la sed de belleza. Los intentos persistentes por descubrir nuevos niveles de relaciones cósmicas armoniosas.
56:10.7 (646.8) 2. La apreciación estética. El amor de lo bello y la apreciación creciente del toque artístico que existe en todas las manifestaciones creativas en todos los niveles de la realidad.
56:10.8 (646.9) 3. La sensibilidad ética. Mediante la comprensión de la verdad, la apreciación de la belleza conduce al sentido de la adecuación eterna de aquellas cosas que inciden en el reconocimiento de la bondad divina en las relaciones de la Deidad con todos los seres; de este modo, incluso la cosmología conduce a la búsqueda de los valores divinos de la realidad — a la conciencia de Dios.
56:10.9 (646.10) Los mundos establecidos en la luz y la vida se interesan tanto por comprender la verdad, la belleza y la bondad porque estos valores cualitativos engloban la revelación de la Deidad a los reinos del tiempo y del espacio. Los significados de la verdad eterna ejercen una atracción combinada sobre las naturalezas intelectual y espiritual del hombre mortal. La belleza universal abarca las relaciones y los ritmos armoniosos de la creación cósmica; esto constituye más claramente la atracción intelectual y conduce a la comprensión unificada y sincrónica del universo material. La bondad divina representa la revelación de los valores infinitos a la mente finita, para que sean percibidos y elevados allí hasta el umbral mismo del nivel espiritual de la comprensión humana.
56:10.10 (647.1) La verdad es la base de la ciencia y de la filosofía, y representa el fundamento intelectual de la religión. La belleza patrocina el arte, la música y los ritmos significativos de toda experiencia humana. La bondad engloba el sentido de la ética, la moralidad y la religión — el hambre de perfección experiencial.
56:10.11 (647.2) La existencia de la belleza implica la presencia de una mente de criatura que la aprecie, tan ciertamente como el hecho de que la evolución progresiva indica la dominación de la Mente Suprema. La belleza es el reconocimiento intelectual de la síntesis espacio-temporal armoniosa de la extensa diversificación de la realidad fenoménica, cuya totalidad es el resultado de una unidad preexistente y eterna.
56:10.12 (647.3) La bondad es el reconocimiento mental de los valores relativos de los diversos niveles de la perfección divina. El reconocimiento de la bondad implica una mente con categoría moral, una mente personal con la capacidad de discriminar entre el bien y el mal. Pero la posesión de la bondad, la grandeza, es la medida del verdadero logro de la divinidad.
56:10.13 (647.4) El reconocimiento de las verdaderas relaciones implica una mente capaz de discriminar entre la verdad y el error. El Espíritu de la Verdad otorgado, que envuelve a las mentes humanas de Urantia, reacciona infaliblemente a la verdad — la relación espiritual viviente entre todas las cosas y todos los seres tal como están coordinados en la ascensión eterna hacia Dios.
56:10.14 (647.5) Cada impulso de cada electrón, pensamiento o espíritu es una unidad que actúa en todo el universo. Sólo el pecado es una resistencia gravitatoria aislada y nociva en los niveles mentales y espirituales. El universo es un todo; ninguna cosa y ningún ser existe o vive en el aislamiento. La auto-realización es potencialmente mala si es antisocial. Es literalmente cierto que «ningún hombre vive para sí mismo». La adaptación a la sociedad cósmica constituye la forma más elevada de unificación de la personalidad. Jesús dijo: «Aquél de vosotros que quiera ser el más grande, que sea el servidor de todos».
56:10.15 (647.6) Incluso la verdad, la belleza y la bondad — el acercamiento intelectual del hombre al universo mental, material y espiritual — deben estar combinadas en un concepto unificado de un ideal divino y supremo. Al igual que la personalidad mortal unifica la experiencia humana con la materia, la mente y el espíritu, este ideal divino y supremo se unifica con el poder en la Supremacía y luego se personaliza como un Dios de amor paternal.
56:10.16 (647.7) Cualquier idea que se tenga sobre las relaciones entre las partes y un todo determinado necesita una captación comprensiva de la relación entre todas las partes y ese todo; en el universo esto significa la relación de las partes creadas con el Todo Creador. La Deidad se convierte así en la meta trascendental, e incluso infinita, de la consecución universal y eterna.
56:10.17 (647.8) La belleza universal es el reconocimiento del reflejo de la Isla del Paraíso en la creación material, mientras que la verdad eterna es el ministerio especial de los Hijos Paradisíacos que no sólo se donan a las razas mortales, sino que incluso derraman su Espíritu de la Verdad sobre todos los pueblos. La bondad divina se manifiesta más plenamente en el ministerio amoroso de las múltiples personalidades del Espíritu Infinito. Pero el amor, la suma total de estas tres cualidades, es la percepción que el hombre tiene de Dios como su Padre espiritual.
56:10.18 (648.1) La materia física es la sombra espacio-temporal del resplandor energético paradisiaco de las Deidades absolutas. Los significados de la verdad son las repercusiones en el intelecto humano de la palabra eterna de la Deidad — la comprensión espacio-temporal de los conceptos supremos. Los valores de bondad de la divinidad son los ministerios misericordiosos de las personalidades espirituales del Universal, del Eterno y del Infinito para con las criaturas espacio-temporales finitas de las esferas evolutivas.
56:10.19 (648.2) Estos significativos valores de realidad de la divinidad están mezclados, bajo la forma de amor divino, en las relaciones del Padre con cada criatura personal. Están coordinados en el Hijo y en sus Hijos bajo la forma de misericordia divina. Manifiestan sus cualidades a través del Espíritu y de sus hijos espirituales bajo la forma del ministerio divino, la demostración de la misericordia amorosa hacia los hijos del tiempo. El Ser Supremo manifiesta principalmente estas tres divinidades bajo la forma de la síntesis del poder con la personalidad. Dios Séptuple las da a conocer de diversas maneras en siete asociaciones diferentes de significados y de valores divinos en siete niveles ascendentes.
56:10.20 (648.3) Para el hombre finito, la verdad, la belleza y la bondad abarcan la revelación completa de la realidad de la divinidad. A medida que esta comprensión de que la Deidad es amor encuentra su expresión espiritual en la vida de los mortales que conocen a Dios, se producen los frutos de la divinidad: la paz intelectual, el progreso social, la satisfacción moral, la alegría espiritual y la sabiduría cósmica. Los mortales avanzados de un mundo en la séptima etapa de luz y de vida han aprendido que el amor es la cosa más grande del universo — y saben que Dios es amor.
56:10.21 (648.4) El amor es el deseo de hacer el bien a los demás.
56:10.22 (648.5) [Presentado por un Mensajero Poderoso de visita en Urantia, a petición del Cuerpo Revelador de Nebadon y en colaboración con cierto Melquisedek, Príncipe Planetario vicegerente de Urantia.]
* * * * *
56:10.23 (648.6) Este documento sobre la Unidad Universal es el vigésimo quinto de una serie de presentaciones efectuadas por diversos autores y que han sido patrocinadas, como grupo, por una comisión de doce personalidades de Nebadon que han actuado bajo la dirección de Mantutia Melquisedek. Estas narraciones las redactamos y las tradujimos a la lengua inglesa, mediante una técnica autorizada por nuestros superiores, en el año 1934 del tiempo de Urantia.
El libro de Urantia
Tercera Parte
Estos documentos fueron patrocinados por un Cuerpo de Personalidades del Universo Local que actúa por autorización de Gabriel de Salvington.
El libro de Urantia
Documento 57
57:0.1 (651.1) AL PRESENTAR estos extractos de los archivos de Jerusem para los anales de Urantia, relacionados con sus antecedentes y su historia primitiva, nos han ordenado que calculemos el tiempo según el uso corriente — el actual calendario bisiesto de 365¼ días por año. Por regla general, no haremos ningún intento por indicar los años exactos, aunque estén registrados. Utilizaremos los números enteros más aproximados, pues es el mejor método para presentar estos hechos históricos.
57:0.2 (651.2) Cuando hagamos referencia a un acontecimiento que tuvo lugar hace uno o dos millones de años, tenemos la intención de remontarnos ese número de años hasta ese suceso, partiendo de las primeras décadas del siglo veinte de la era cristiana. Describiremos así esos acontecimientos lejanos como si hubieran ocurrido en períodos exactos de miles, millones o miles de millones de años.
57:1.1 (651.3) Urantia tiene su origen en vuestro Sol, y vuestro Sol es uno de los múltiples frutos de la nebulosa de Andronover, que en otro tiempo fue organizada como parte componente del poder físico y de la sustancia material del universo local de Nebadon. Y esta misma gran nebulosa tuvo su origen en la carga de fuerza universal del espacio, en el superuniverso de Orvonton, hace muchísimo tiempo.
57:1.2 (651.4) En la época en que comienza esta narración, los Organizadores Maestros Primarios de Fuerza del Paraíso habían mantenido durante mucho tiempo el control completo de las energías espaciales que más tarde se organizarían bajo la forma de la nebulosa de Andronover.
57:1.3 (651.5) Hace 987.000.000.000 de años, el organizador de fuerza asociado, en aquel entonces inspector en funciones número 811.307 de la serie de Orvonton, que viajaba fuera de Uversa, informó a los Ancianos de los Días que las condiciones espaciales eran favorables para iniciar los fenómenos de materialización en cierto sector del segmento, entonces oriental, de Orvonton.
57:1.4 (651.6) Hace 900.000.000.000 de años, los archivos de Uversa revelan que se registró un permiso emitido por el Consejo del Equilibrio de Uversa para el gobierno del superuniverso, autorizando el envío de un organizador de fuerza y de su personal a la región anteriormente señalada por el inspector número 811.307. Las autoridades de Orvonton encargaron al primer explorador de este universo potencial que ejecutara el mandato de los Ancianos de los Días, el cual pedía que se organizara una nueva creación material.
57:1.5 (652.1) El registro de este permiso significa que el organizador de fuerza y su personal ya habían partido de Uversa para el largo viaje hacia ese sector oriental del espacio donde posteriormente emprenderían aquellas prolongadas actividades que culminarían en la aparición de una nueva creación física en Orvonton.
57:1.6 (652.2) Hace 875.000.000.000 de años, la enorme nebulosa de Andronover, número 876.926, fue debidamente iniciada. Sólo se necesitaba la presencia del organizador de fuerza y su personal de enlace para inaugurar el torbellino de energía que se convertiría finalmente en este inmenso ciclón del espacio. Después de iniciar estas rotaciones nebulares, los organizadores de fuerza vivientes simplemente se retiran en ángulo recto respecto al plano del disco en rotación, y desde ese momento en adelante, las cualidades inherentes a la energía aseguran la evolución progresiva y ordenada de este nuevo sistema físico.
57:1.7 (652.3) Hacia esta época, la narración pasa a ocuparse de las actividades de las personalidades del superuniverso. En realidad, la historia comienza propiamente en este punto — aproximadamente en el momento en que los organizadores de fuerza del Paraiso se disponen a retirarse, después de dejar preparadas las condiciones energéticas y espaciales para la acción de los directores de poder y los controladores físicos del superuniverso de Orvonton.
57:2.1 (652.4) Todas las creaciones materiales evolutivas nacen de nebulosas circulares y gaseosas, y todas estas nebulosas primarias son circulares durante la primera parte de su existencia gaseosa. A medida que envejecen se vuelven generalmente espirales, y cuando su función como formadoras de soles ha llegado a su fin, a menudo terminan como enjambres de estrellas o como soles enormes rodeados por un número variable de planetas, satélites y grupos más pequeños de materia, que en muchos aspectos se parecen a vuestro propio diminuto sistema solar.
57:2.2 (652.5) Hace 800.000.000.000 de años, la creación de Andronover estaba bien establecida como una de las magníficas nebulosas primarias de Orvonton. Cuando los astrónomos de los universos cercanos contemplaban este fenómeno del espacio, observaban muy poca cosa que atrajera su atención. Los cálculos aproximados de la gravedad, realizados en las creaciones adyacentes, indicaban que se estaban produciendo materializaciones espaciales en las regiones de Andronover, pero eso era todo.
57:2.3 (652.6) Hace 700.000.000.000 de años, el sistema de Andronover estaba alcanzando unas proporciones gigantescas, y se enviaron controladores físicos adicionales a nueve creaciones materiales circundantes para dar su apoyo y aportar su cooperación a los centros de poder de este nuevo sistema material que evolucionaba con tanta rapidez. En esta época lejana, todo el material legado a las creaciones posteriores estaba contenido dentro de los confines de esta gigantesca rueda espacial, que continuaba girando, y que después de haber alcanzado el máximo de su diámetro, giraba cada vez más deprisa a medida que continuaba condensándose y contrayéndose.
57:2.4 (652.7) Hace 600.000.000.000 de años se alcanzó el punto culminante del período de movilización energética de Andronover; la nebulosa había adquirido el máximo de su masa. En aquel momento era una gigantesca nube circular de gas, con una forma un poco parecida a la de un esferoide aplanado. Éste fue el período inicial de la formación diferencial de la masa y de la variación en la velocidad de rotación. La gravedad y otras influencias estaban a punto de empezar su labor, convirtiendo los gases del espacio en materia organizada.
57:3.1 (653.1) La enorme nebulosa empezó entonces a adoptar gradualmente la forma espiral y a volverse claramente visible incluso para los astrónomos de los universos lejanos. Ésta es la historia natural de la mayoría de las nebulosas; antes de empezar a arrojar soles y a emprender la tarea de construir un universo, estas nebulosas espaciales secundarias suelen observarse como fenómenos espirales.
57:3.2 (653.2) Cuando los investigadores de estrellas de aquella época lejana, que vivían en las proximidades, observaron esta metamorfosis de la nebulosa de Andronover, vieron exactamente lo que ven los astrónomos del siglo veinte cuando dirigen sus telescopios hacia el espacio y examinan las nebulosas espirales actuales del espacio exterior adyacente.
57:3.3 (653.3) Hacia la época en que se alcanzó el máximo de masa, el control gravitatorio del contenido gaseoso empezó a debilitarse, lo cual fue seguido por el período de escape de gas. El gas salía a chorros como dos brazos gigantescos y distintos que tenían su origen en los lados opuestos de la masa materna. Las rápidas rotaciones de este enorme núcleo central pronto confirieron un aspecto espiral a estos dos chorros de gas lanzados por la nebulosa. El enfriamiento y la condensación posterior de algunas porciones de estos brazos sobresalientes produjeron finalmente su apariencia nudosa. Estas porciones más densas eran enormes sistemas y subsistemas de materia física que giraban rápidamente en el espacio en medio de la nube gaseosa de la nebulosa, permaneciendo firmemente sujetos al control gravitatorio de la rueda madre.
57:3.4 (653.4) Pero la nebulosa había empezado a contraerse, y el aumento de su velocidad de rotación redujo aún más el control de la gravedad; en poco tiempo, las regiones gaseosas exteriores empezaron a escaparse realmente del abrazo inmediato del núcleo nebular, saliendo al espacio en circuitos de contorno irregular, regresando a las regiones nucleares para completar sus circuitos, y así sucesivamente. Pero esto no era más que una etapa temporal de la evolución nebular. La velocidad de rotación cada vez mayor pronto iba a arrojar al espacio unos soles enormes en circuitos independientes.
57:3.5 (653.5) Y esto fue lo que sucedió en Andronover hace muchos millones de años. La rueda de energía creció y creció hasta que llegó a su máxima expansión, y entonces, cuando empezó la contracción, continuó girando cada vez más deprisa hasta que alcanzó finalmente la etapa centrífuga crítica y empezó la gran desintegración.
57:3.6 (653.6) Hace 500.000.000.000 de años nació el primer sol de Andronover. Este haz resplandeciente se escapó del control de la gravedad materna y salió disparado al espacio hacia una aventura independiente en el cosmos de la creación. Su órbita quedó determinada por su trayectoria de escape. Estos soles tan jóvenes se vuelven rápidamente esféricos y empiezan su larga y extraordinaria carrera como estrellas del espacio. A excepción de los núcleos nebulares terminales, la inmensa mayoría de los soles de Orvonton han tenido un nacimiento semejante. Estos soles escapados pasan por diversos períodos de evolución y de servicio universal posterior.
57:3.7 (653.7) Hace 400.000.000.000 de años empezó el período de recaptación de la nebulosa de Andronover. Muchos de los soles más cercanos y pequeños fueron capturados de nuevo a consecuencia de la ampliación gradual y de la condensación ulterior del núcleo materno. Muy pronto se inauguró la fase terminal de la condensación nebular, el período que precede siempre a la segregación final de estos inmensos agregados espaciales de energía y de materia.
57:3.8 (654.1) Apenas un millón de años después de esta época, Miguel de Nebadon, un Hijo Creador Paradisiaco, escogió esta nebulosa en desintegración como escenario para su aventura de construir un universo. Casi inmediatamente se empezaron a edificar los mundos arquitectónicos de Salvington y los cien grupos de planetas que forman las sedes centrales de las constelaciones. Se necesitó casi un millón de años para terminar estas agrupaciones de mundos especialmente creados. Los planetas sede de los sistemas locales se construyeron durante un período que se extendió desde esta época hasta hace unos cinco mil millones de años.
57:3.9 (654.2) Hace 300.000.000.000 de años, los circuitos solares de Andronover estaban bien establecidos, y el sistema nebular estaba pasando por un período transitorio de relativa estabilidad física. Aproximadamente por esta época, el estado mayor de Miguel llegó a Salvington, y el gobierno de Orvonton en Uversa reconoció la existencia física del universo local de Nebadon.
57:3.10 (654.3) Hace 200.000.000.000 de años se pudo presenciar el avance de la contracción y la condensación de Andronover, con una enorme generación de calor en su cúmulo central o masa nuclear. El espacio relativo apareció incluso en las regiones cercanas a la rueda madre solar central. Las regiones exteriores se volvían más estables y mejor organizadas; algunos planetas que giraban alrededor de los soles recién nacidos se habían enfriado lo suficiente como para ser idóneos para la implantación de la vida. Los planetas habitados más antiguos de Nebadon datan de estos tiempos.
57:3.11 (654.4) Ahora empieza a funcionar por primera vez el mecanismo universal terminado de Nebadon, y la creación de Miguel es registrada en Uversa como un universo para la habitación y la ascensión progresiva de los mortales.
57:3.12 (654.5) Hace 100.000.000.000 de años, la tensión de la condensación nebular llegó a su apogeo; se había alcanzado el punto máximo de tensión calorífica. Esta etapa crítica de la lucha entre la gravedad y el calor a veces dura épocas enteras, pero tarde o temprano el calor gana la batalla contra la gravedad, y empieza el período espectacular de la dispersión de los soles. Esto señala el final de la carrera secundaria de una nebulosa del espacio.
57:4.1 (654.6) La etapa primaria de una nebulosa es circular; la secundaria, espiral; la etapa terciaria es la de la primera dispersión de los soles, mientras que la cuaternaria abarca el segundo y último ciclo de la dispersión solar, finalizando el núcleo madre como un cúmulo globular o como un sol solitario que funciona como centro de un sistema solar terminal.
57:4.2 (654.7) Hace 75.000.000.000 de años, esta nebulosa había alcanzado el punto culminante de su etapa de familia solar. Éste fue el apogeo del primer período de pérdidas de soles. Desde entonces, la mayoría de estos soles se han apoderado de extensos sistemas de planetas, satélites, islas oscuras, cometas, meteoros y nubes de polvo cósmico.
57:4.3 (654.8) Hace 50.000.000.000 de años, este primer período de dispersión de soles había concluido; la nebulosa terminaba rápidamente su ciclo terciario de existencia, durante el cual dio nacimiento a 876.926 sistemas solares.
57:4.4 (654.9) Hace 25.000.000.000 de años se pudo contemplar la finalización del ciclo terciario de la vida nebular, lo que produjo la organización y la estabilización relativa de los extensos sistemas estelares derivados de esta nebulosa madre. Pero el proceso de contracción física y de creciente producción de calor continuó en la masa central del remanente nebular.
57:4.5 (655.1) Hace 10.000.000.000 de años empezó el ciclo cuaternario de Andronover. La masa nuclear había alcanzado el máximo de temperatura; se acercaba el punto crítico de condensación. El núcleo madre original se convulsionaba bajo la presión combinada de la tensión de la condensación de su propio calor interno y la creciente atracción gravitatoria mareomotriz del enjambre de sistemas solares liberados que lo rodeaban. Las erupciones nucleares que iban a inaugurar el segundo ciclo nebular de dispersión solar eran inminentes. El ciclo cuaternario de existencia nebular estaba a punto de empezar.
57:4.6 (655.2) Hace 8.000.000.000 de años comenzó la enorme erupción terminal. Sólo los sistemas exteriores están a salvo en el momento de un cataclismo cósmico semejante. Éste fue el principio del fin de la nebulosa. La descarga final de soles se prolongó durante un período de casi dos mil millones de años.
57:4.7 (655.3) Hace 7.000.000.000 de años se pudo presenciar el punto culminante de la desintegración final de Andronover. Éste fue el período en que nacieron los soles terminales más grandes y el apogeo de las perturbaciones físicas locales.
57:4.8 (655.4) La época de hace 6.000.000.000 de años señala el final de la desintegración terminal y el nacimiento de vuestro Sol, el quincuagésimo sexto antes del último de la segunda familia solar de Andronover. Esta erupción final del núcleo nebular dio origen a 136.702 soles, la mayoría de ellos esferas solitarias. El número total de soles y de sistemas solares que tuvieron su origen en la nebulosa de Andronover fue de 1.013.628. El Sol del sistema solar es el número 1.013.572.
57:4.9 (655.5) Ahora, la gran nebulosa de Andronover ya no existe, pero continúa viviendo en los numerosos soles y sus familias planetarias que se originaron en esta nube madre del espacio. El último resto nuclear de esta magnífica nebulosa arde todavía con un resplandor rojizo, y continúa emitiendo una luz y un calor moderados a su familia planetaria residual de ciento sesenta y cinco mundos, que giran ahora en torno a esta venerable madre de dos poderosas generaciones de monarcas de luz.
57:5.1 (655.6) Hace 5.000.000.000 de años, vuestro Sol era una esfera llameante comparativamente aislada, que había atraído hacia sí la mayor parte de la materia cercana que circulaba por el espacio, los residuos del reciente cataclismo que había acompañado a su propio nacimiento.
57:5.2 (655.7) Vuestro Sol ha alcanzado hoy una estabilidad relativa, pero los ciclos de once años y medio de las manchas solares demuestran que era, en su juventud, una estrella variable. Durante los primeros tiempos de vuestro Sol, la contracción continua y el consiguiente aumento gradual de la temperatura iniciaron unas enormes convulsiones en su superficie. Estos levantamientos titánicos necesitaban tres días y medio para completar un ciclo de resplandor variable. Este estado variable, esta pulsación periódica, hicieron a vuestro Sol sumamente sensible a ciertas influencias externas que pronto iba a encontrar.
57:5.3 (655.8) El escenario del espacio local estaba así preparado para el origen excepcional de Monmatia, nombre de la familia planetaria de vuestro Sol, el sistema solar al que pertenece vuestro mundo. Menos del uno por ciento de los sistemas planetarios de Orvonton han tenido un origen semejante.
57:5.4 (655.9) Hace 4.500.000.000 de años, el enorme sistema de Angona empezó a aproximarse a los alrededores de este Sol solitario. El centro de este gran sistema era un gigante oscuro del espacio, sólido, muy cargado y con una enorme atracción gravitatoria.
57:5.5 (656.1) A medida que Angona se acercaba más al Sol, y en los momentos de la máxima expansión de las pulsaciones solares, unos chorros de material gaseoso salían lanzados hacia el espacio como gigantescas lenguas solares. Al principio, estas lenguas de gas llameantes volvían a caer invariablemente en el Sol, pero a medida que Angona se aproximaba cada vez más, la atracción gravitatoria del gigantesco visitante se hizo tan fuerte, que estas lenguas de gas se rompieron en algunos puntos; las raíces volvían a caer en el Sol mientras que las partes exteriores se separaban para formar cuerpos de materia independientes, meteoritos solares, que inmediatamente empezaban a girar alrededor del Sol en sus propias órbitas elípticas.
57:5.6 (656.2) A medida que el sistema de Angona se acercaba, las expulsiones solares se volvieron cada vez más grandes; una creciente cantidad de materia fue extraída del Sol para luego convertirse en cuerpos independientes que circulaban por el espacio circundante. Esta situación se desarrolló durante quinientos mil años, hasta que Angona alcanzó su punto más cercano al Sol; después de lo cual, y en conjunción con una de sus convulsiones periódicas internas, el Sol experimentó una ruptura parcial; enormes volúmenes de materia fueron arrojados simultáneamente por sus lados opuestos. Una inmensa columna de gases solares fue atraída hacia el lado de Angona; tenía los dos extremos más bien puntiagudos y el centro notablemente abultado, y se separó definitivamente del control gravitatorio inmediato del Sol.
57:5.7 (656.3) Esta gran columna de gases solares, que fue así separada del Sol, evolucionó posteriormente hasta convertirse en los doce planetas del sistema solar. Los gases expulsados por repercusión por el lado opuesto del Sol, en resonancia mareomotriz con la expulsión de este gigantesco antepasado del sistema solar, se han condensado desde entonces para formar los meteoros y el polvo espacial del sistema solar, aunque una gran cantidad de esta materia fue capturada de nuevo posteriormente por la gravedad solar a medida que el sistema de Angona se alejaba hacia el espacio distante.
57:5.8 (656.4) Aunque Angona consiguió extraer el material ancestral de los planetas del sistema solar y el enorme volumen de materia que ahora circula alrededor del Sol bajo la forma de asteroides y meteoros, no obtuvo para sí ninguna cantidad de esta materia solar. El sistema visitante no se acercó lo bastante como para robarle realmente alguna sustancia al Sol, pero sí pasó lo suficientemente cerca como para atraer hacia el espacio intermedio todo el material que compone el sistema solar actual.
57:5.9 (656.5) Los cinco planetas interiores y los cinco exteriores pronto se formaron en miniatura a partir de los núcleos que se iban enfriando y condensando en los extremos afilados y menos masivos de la gigantesca protuberancia gravitatoria que Angona había logrado separar del Sol, mientras que Saturno y Júpiter se formaron a partir de las porciones centrales más masivas y abultadas. La poderosa atracción gravitatoria de Júpiter y de Saturno pronto capturó la mayor parte del material robado a Angona, como lo atestigua el movimiento retrógrado de algunos de sus satélites.
57:5.10 (656.6) Como Júpiter y Saturno habían tenido su origen en el centro mismo de la enorme columna de gases solares sobrecalentados, contenían tanto material solar a alta temperatura que brillaban con una luz resplandeciente y emitían enormes cantidades de calor; durante un corto período de tiempo, después de su formación como cuerpos espaciales separados, fueron en realidad unos soles secundarios. Estos dos planetas, los más grandes del sistema solar, han continuado siendo ampliamente gaseosos hasta el día de hoy, pues aún no se han enfriado todavía hasta el punto de condensarse o de solidificarse por completo.
57:5.11 (656.7) Los núcleos gaseosos en contracción de los otros diez planetas pronto alcanzaron la etapa de la solidificación, y empezaron así a atraer hacia ellos cantidades crecientes de la materia meteórica que circulaba por el espacio cercano. Los mundos del sistema solar tuvieron pues un doble origen: fueron unos núcleos de condensación gaseosa, que más tarde aumentaron gracias a la captura de enormes cantidades de meteoros. De hecho, todavía continúan capturando meteoros, pero en cantidades mucho menores.
57:5.12 (657.1) Los planetas no dan vueltas alrededor del Sol en el plano ecuatorial de su madre solar, cosa que harían si hubieran sido arrojados por la rotación solar. Circulan más bien en el plano de la expulsión solar causada por Angona, plano que formaba un ángulo considerable con el del ecuador solar.
57:5.13 (657.2) Aunque Angona fue incapaz de capturar una mínima parte de la masa solar, vuestro Sol sí añadió a su familia planetaria en metamorfosis algunos materiales del sistema visitante que circulaban por el espacio. Debido al intenso campo gravitatorio de Angona, su familia planetaria tributaria describía sus órbitas a una distancia considerable del gigante oscuro. Poco después de la expulsión de la masa ancestral del sistema solar, y mientras Angona se encontraba todavía en las proximidades del Sol, tres de los planetas mayores del sistema de Angona pasaron tan cerca de este masivo antepasado del sistema solar, que su atracción gravitatoria, aumentada con la del Sol, fue suficiente para desequilibrar el control gravitatorio de Angona y separar definitivamente a estos tres tributarios del vagabundo celeste.
57:5.14 (657.3) Todo el material del sistema solar procedente del Sol estaba dotado originalmente de una órbita con una dirección homogénea, y si no hubiera sido por la intrusión de estos tres cuerpos espaciales extraños, todo el material del sistema solar continuaría manteniendo la misma dirección en su movimiento orbital. Sin embargo, el impacto de los tres tributarios de Angona inyectó unas fuerzas direccionales nuevas y extrañas en el sistema solar emergente, con la aparición resultante del movimiento retrógrado. En cualquier sistema astronómico, el movimiento retrógrado siempre es accidental y aparece siempre a consecuencia del impacto debido a la colisión de cuerpos espaciales extraños. Estas colisiones no siempre producen un movimiento retrógrado, pero nunca aparece un movimiento retrógrado como no sea en un sistema que contenga unas masas de orígenes diversos.
57:6.1 (657.4) El nacimiento del sistema solar fue seguido por un período de disminución de las descargas solares. Durante otros quinientos mil años, y de manera decreciente, el Sol continuó arrojando volúmenes de materia cada vez menores al espacio circundante. Pero durante estos tiempos primitivos de las órbitas erráticas, cuando los cuerpos circundantes se encontraban en su perihelio, la madre solar conseguía capturar de nuevo una gran parte de este material meteórico.
57:6.2 (657.5) Los planetas más cercanos al Sol fueron los primeros que aminoraron su rotación debido a la fricción mareomotriz. Estas influencias gravitatorias contribuyen también a la estabilización de las órbitas planetarias, ya que actúan como un freno sobre la velocidad de rotación axial del planeta; esto hace que un planeta gire cada vez más lentamente hasta que se detiene su rotación axial, quedando un hemisferio del planeta siempre vuelto hacia el Sol o el cuerpo más grande, tal como lo demuestran el planeta Mercurio y la Luna, la cual siempre presenta la misma cara a Urantia.
57:6.3 (657.6) Cuando las fricciones mareomotrices de la Luna y la Tierra se igualen, la Tierra siempre presentará el mismo hemisferio a la Luna, y el día y el mes serán análogos — con una duración de unos cuarenta y siete días. Cuando se alcance esta estabilización de las órbitas, las fricciones mareomotrices actuarán en sentido contrario, dejando de impulsar a la Luna lejos de la Tierra, y atrayendo gradualmente al satélite hacia el planeta. Entonces, cuando en ese futuro muy distante la Luna se acerque a unos dieciocho mil kilómetros de la Tierra, la acción gravitatoria de ésta última hará que la Luna estalle, y esta explosión ocasionada por la gravedad mareomotriz la hará añicos, convirtiéndola en pequeñas partículas que podrán reunirse alrededor del mundo como anillos de materia parecidos a los de Saturno, o ser atraídas gradualmente hacia la Tierra en forma de meteoros.
57:6.4 (658.1) Si el tamaño y la densidad de los cuerpos espaciales son similares, pueden producirse colisiones. Pero si dos cuerpos espaciales de densidad semejante tienen un tamaño relativamente desigual, y el más pequeño se acerca progresivamente al mayor, entonces el más pequeño se desintegrará cuando el radio de su órbita se vuelva inferior a dos veces y media al radio del cuerpo mayor. Las colisiones entre los gigantes del espacio son realmente raras, pero estas explosiones de los cuerpos menores debidas a la gravedad mareomotriz son muy frecuentes.
57:6.5 (658.2) Las estrellas fugaces se encuentran en enjambres porque son los fragmentos de cuerpos materiales más grandes, que han estallado a causa de la gravedad mareomotriz ejercida por cuerpos espaciales cercanos y mucho más grandes. Los anillos de Saturno son los fragmentos de un satélite que reventó. Una de las lunas de Júpiter se está acercando ahora peligrosamente a la zona crítica de desintegración mareomotriz, y dentro de algunos millones de años o bien será reclamada por el planeta, o sufrirá la desintegración causada por la gravedad mareomotriz. Hace muchísimo tiempo, el quinto planeta del sistema solar recorrió una órbita irregular, acercándose periódicamente cada vez más a Júpiter, hasta que entró en la zona crítica de desintegración gravitatoria mareomotriz; entonces se fragmentó rápidamente y se convirtió en el enjambre actual de asteroides.
57:6.6 (658.3) Hace 4.000.000.000 de años se pudo presenciar la organización de los sistemas de Júpiter y Saturno con una forma muy semejante a la que tienen hoy, a excepción de sus lunas, que continuaron aumentando de tamaño durante varios miles de millones de años. De hecho, todos los planetas y satélites del sistema solar siguen creciendo a consecuencia de las continuas capturas de meteoros.
57:6.7 (658.4) Hace 3.500.000.000 de años, los núcleos de condensación de los otros diez planetas estaban bien formados, y el centro de la mayoría de las lunas estaba intacto, aunque algunos satélites más pequeños se unieron posteriormente para formar las lunas actuales más grandes. Esta época se puede considerar como la era de la formación planetaria.
57:6.8 (658.5) Hace 3.000.000.000 de años, el sistema solar funcionaba de manera muy parecida a la de hoy. El tamaño de sus integrantes continuaba creciendo a medida que los meteoros del espacio seguían cayendo sobre los planetas y sus satélites a un ritmo prodigioso.
57:6.9 (658.6) Hacia esta época, vuestro sistema solar fue inscrito en el registro físico de Nebadon y se le dio el nombre de Monmatia.
57:6.10 (658.7) Hace 2.500.000.000 de años, el tamaño de los planetas había aumentado inmensamente. Urantia era una esfera bien desarrollada; tenía aproximadamente una décima parte de su masa actual y continuaba aumentando rápidamente por acreción meteórica.
57:6.11 (658.8) Toda esta enorme actividad forma parte normalmente de la construcción de un mundo evolutivo del tipo de Urantia, y constituye los preliminares astronómicos que preparan el terreno para el comienzo de la evolución física de estos mundos del espacio, como parte de los preparativos para las aventuras de la vida en el tiempo.
57:7.1 (658.9) Durante todos estos tiempos primitivos, las regiones espaciales del sistema solar estaban plagadas de pequeños cuerpos formados por fragmentación y condensación, y a falta de una atmósfera protectora que los quemara, estos cuerpos espaciales se estrellaban directamente en la superficie de Urantia. Estos impactos constantes mantenían la superficie del planeta más o menos caliente, y esta circunstancia, unida a la creciente actividad de la gravedad a medida que la esfera se agrandaba, empezó a poner en funcionamiento aquellas influencias que provocaron gradualmente que los elementos más pesados, como el hierro, se asentaran cada vez más en el centro del planeta.
57:7.2 (659.1) Hace 2.000.000.000 de años, la Tierra empezó a ganarle terreno decididamente a la Luna. El planeta siempre había sido más grande que su satélite, pero no había habido mucha diferencia de tamaño hasta esta época, durante la cual la Tierra capturó enormes cuerpos espaciales. Urantia tenía entonces aproximadamente una quinta parte de su tamaño actual y se había vuelto lo bastante grande como para retener la atmósfera primitiva que había empezado a aparecer a consecuencia de la lucha interna elemental entre el interior caliente y la corteza que se enfriaba.
57:7.3 (659.2) La actividad volcánica en firme data de estos tiempos. El calor interno de la Tierra continuaba aumentando debido al enterramiento cada vez más profundo de los elementos radiactivos, o más pesados, traídos del espacio por los meteoros. El estudio de estos elementos radiactivos revelará que la superficie de Urantia tiene más de mil millones de años. La datación por medio del radio es vuestro cronómetro más fiable para calcular científicamente la edad del planeta, pero todas estas estimaciones se quedan demasiado cortas, porque todos los materiales radiactivos disponibles para vuestro examen proceden de la superficie terrestre y representan por tanto unas adquisiciones de estos elementos, por parte de Urantia, relativamente recientes.
57:7.4 (659.3) Hace 1.500.000.000 de años, la Tierra tenía dos tercios de su tamaño actual, mientras que la Luna se acercaba a su masa de hoy. El hecho de que la Tierra adelantara en tamaño rápidamente a la Luna, le permitió empezar a robarle lentamente a su satélite la poca atmósfera que tenía al principio.
57:7.5 (659.4) La actividad volcánica está ahora en su apogeo. Toda la Tierra es un verdadero infierno de fuego; su superficie se parece a la de su primitivo estado fundido antes de que los metales más pesados gravitaran hacia el centro. Esla era de los volcanes. Sin embargo, una corteza compuesta principalmente de granito relativamente más ligero se está formando gradualmente. El escenario se está preparando en un planeta que algún día podrá mantener la vida.
57:7.6 (659.5) La atmósfera planetaria primitiva va evolucionando lentamente; en este momento contiene un poco de vapor de agua, monóxido de carbono, dióxido de carbono y cloruro de hidrógeno, pero hay poco o ningún nitrógeno libre u oxígeno libre. La atmósfera de un mundo en la era volcánica ofrece un espectáculo extraño. Además de los gases enumerados, está sobrecargada de numerosos gases volcánicos, y a medida que se forma el cinturón atmosférico, hay que añadir los productos de la combustión de las abundantes lluvias meteóricas que se precipitan constantemente sobre la superficie del planeta. Esta combustión meteórica mantiene el oxígeno atmosférico muy cerca del agotamiento, y el ritmo del bombardeo meteórico continúa siendo enorme.
57:7.7 (659.6) La atmósfera pronto se volvió más estable y se enfrió lo suficiente como para provocar precipitaciones de lluvia sobre la superficie rocosa caliente del planeta. Durante miles de años, Urantia estuvo envuelta en un continuo inmenso manto de vapor. Y durante estas épocas, el Sol no brilló nunca sobre la superficie de la Tierra.
57:7.8 (659.7) Una gran parte del carbono de la atmósfera fue extraído para formar los carbonatos de los diversos metales que abundaban en las capas superficiales del planeta. Más adelante, la prolífica vida vegetal primitiva consumió unas cantidades mucho mayores de estos gases carbónicos.
57:7.9 (660.1) Incluso en los períodos posteriores, las continuas corrientes de lava y las caídas de meteoros agotaron casi por completo el oxígeno del aire. Incluso los primeros depósitos del océano primitivo que pronto aparecería no contenían ni piedras coloreadas ni esquistos. Durante mucho tiempo después de que este océano apareciera, casi no hubo oxígeno libre en la atmósfera, y no apareció en cantidades significativas hasta que fue generado posteriormente por las algas marinas y otras formas de vida vegetal.
57:7.10 (660.2) La atmósfera planetaria primitiva de la era volcánica ofrece poca protección contra los impactos y colisiones de los enjambres meteóricos. Millones y millones de meteoros pueden penetrar en esta capa de aire para venir a estrellarse contra la corteza planetaria como cuerpos sólidos. Pero a medida que pasa el tiempo, hay cada vez menos meteoros que resulten lo bastante grandes para soportar el escudo de fricción, cada día más resistente, de la atmósfera enriquecida en oxígeno de las eras más tardías.
57:8.1 (660.3) Hace 1.000.000.000 de años comienza realmente la historia de Urantia. El planeta había alcanzado aproximadamente su tamaño actual. Por esta época fue inscrito en los registros físicos de Nebadon y se le dio el nombre de Urantia.
57:8.2 (660.4) La atmósfera, así como las constantes precipitaciones de humedad, facilitaron el enfriamiento de la corteza terrestre. La actividad volcánica igualó en poco tiempo la presión calorífica interna y la contracción de la corteza; y mientras los volcanes disminuían rápidamente, los terremotos hicieron su aparición a medida que avanzaba esta época de enfriamiento y de ajuste de la corteza.
57:8.3 (660.5) La verdadera historia geológica de Urantia comienza cuando la corteza terrestre se enfrió lo suficiente para provocar la formación del primer océano. La condensación del vapor de agua sobre la superficie de la Tierra que se enfriaba, una vez iniciada, continuó hasta que estuvo prácticamente concluida. Hacia el final de este período, el océano ocupaba el mundo entero, cubriendo todo el planeta con una profundidad media de casi dos kilómetros. Las mareas funcionaban de manera muy similar a la de hoy, pero este océano primitivo no era salado; era prácticamente una envoltura de agua dulce que cubría el mundo. En aquellos tiempos, la mayor parte del cloro estaba combinado con diversos metales, pero había suficiente cloro unido al hidrógeno para hacer que este agua fuera ligeramente ácida.
57:8.4 (660.6) Al comienzo de esta era lejana, Urantia podría considerarse como un planeta rodeado de agua. Más adelante, unas corrientes de lava más profundas, y por lo tanto más densas, brotaron en el fondo del actual Océano Pacífico, y esta parte de la superficie cubierta de agua se hundió considerablemente. La primera masa de suelo continental surgió del océano mundial para ajustar y compensar el equilibrio de la corteza terrestre que se volvía gradualmente más espesa.
57:8.5 (660.7) Hace 950.000.000 de años, Urantia ofrece la imagen de un solo gran continente y una sola gran extensión de agua, el Océano Pacífico. Los volcanes están todavía esparcidos por todas partes y los terremotos son a la vez frecuentes e intensos. Los meteoros continúan bombardeando la Tierra, pero van disminuyendo tanto en frecuencia como en tamaño. La atmósfera se va aclarando, pero la cantidad de dióxido de carbono sigue siendo elevada. La corteza terrestre se va estabilizando poco a poco.
57:8.6 (660.8) Aproximadamente por esta época, Urantia fue asignada al sistema de Satania para su administración planetaria, y fue inscrita en el registro de vida de Norlatiadek. Entonces empezó el reconocimiento administrativo de la pequeña e insignificante esfera que estaba destinada a convertirse en el planeta donde Miguel acometería posteriormente la formidable empresa de donación como mortal, y participaría en aquellas experiencias que han hecho que, desde entonces, Urantia sea conocida localmente como «el mundo de la cruz».
57:8.7 (661.1) Hace 900.000.000 de años, se pudo presenciar la llegada a Urantia del primer grupo explorador de Satania, enviado desde Jerusem para examinar el planeta y hacer un informe sobre su adaptación como centro experimental de vida. Esta comisión constaba de veinticuatro miembros e incluía Portadores de Vida, Hijos Lanonandeks, Melquisedeks, serafines y otras órdenes de vida celestial que están relacionadas con la organización y la administración planetarias de los primeros tiempos.
57:8.8 (661.2) Después de haber realizado una cuidadosa inspección del planeta, esta comisión regresó a Jerusem e informó favorablemente al Soberano del Sistema, recomendando que Urantia fuera inscrita en el registro de experimentación con la vida. En consecuencia, vuestro mundo quedó inscrito en Jerusem como planeta decimal, y se notificó a los Portadores de Vida que se les concedería un permiso para establecer nuevos modelos de movilización mecánica, química y eléctrica en el momento de su llegada posterior con el mandato de transplantar e implantar la vida.
57:8.9 (661.3) A su debido tiempo, la comisión mixta de los doce en Jerusem finalizó los preparativos para la ocupación del planeta, los cuales fueron aprobados por la comisión planetaria de los setenta en Edentia. Estos planes, propuestos por los consejeros consultivos de los Portadores de Vida, fueron finalmente aceptados en Salvington. Poco tiempo después, las transmisiones de Nebadon difundieron la declaración de que Urantia se convertiría en el escenario donde los Portadores de Vida ejecutarían, en Satania, su sexagésimo experimento destinado a ampliar y mejorar el tipo sataniano de los modelos de vida de Nebadon.
57:8.10 (661.4) Poco después de que las transmisiones universales hubieran reconocido a Urantia por primera vez ante todo Nebadon, se le concedió la plena pertenencia a este universo. Poco después de esto, fue inscrita en los registros de los planetas sede del sector menor y del sector mayor del superuniverso; y antes del final de esta época, Urantia había sido asentada en el registro de la vida planetaria de Uversa.
57:8.11 (661.5) Toda esta época estuvo caracterizada por tormentas frecuentes y violentas. La corteza terrestre primitiva estaba en un estado de cambio continuo. El enfriamiento de la superficie alternaba con inmensas corrientes de lava. En ninguna parte de la superficie del mundo se puede encontrar un vestigio de su corteza planetaria original. Todo se ha mezclado demasiadas veces con las lavas expulsadas desde sus profundos orígenes y entremezclado con los depósitos posteriores del océano mundial primitivo.
57:8.12 (661.6) En ninguna parte de la superficie del mundo se podrán encontrar más restos modificados de estas antiguas rocas preoceánicas que en el nordeste de Canadá, alrededor de la Bahía de Hudson. Esta extensa elevación de granito está compuesta de una roca que pertenece a los tiempos preoceánicos. Estas capas rocosas han sido calentadas, curvadas, torcidas, aplastadas y han pasado muchas veces por estas experiencias metamórficas deformadoras.
57:8.13 (661.7) A lo largo de todas las épocas oceánicas, enormes capas de roca estratificada desprovista de fósiles se depositaron en el fondo de este antiguo océano. (La piedra caliza puede formarse a consecuencia de una precipitación química; no toda la antigua piedra caliza fue producida por los depósitos de la vida marina.) En ninguna de estas antiguas formaciones rocosas se encontrarán indicios de vida; no contienen fósiles, a menos que los depósitos posteriores de las épocas acuáticas se hayan mezclado por casualidad con estas capas más antiguas anteriores a la vida.
57:8.14 (662.1) La corteza terrestre primitiva era muy inestable, pero las montañas no estaban en proceso de formación. A medida que se formaba, el planeta se contraía bajo la presión de la gravedad. Las montañas no son el resultado del hundimiento de la corteza en vías de enfriamiento de una esfera en contracción, sino que aparecen más tarde a consecuencia de la acción de la lluvia, la gravedad y la erosión.
57:8.15 (662.2) La masa terrestre continental de esta era aumentó hasta cubrir casi un diez por ciento de la superficie de la Tierra. Los intensos terremotos no empezaron hasta que la masa continental no se elevó a un buen nivel por encima del agua. Una vez que empezaron, fueron aumentando en frecuencia y en intensidad durante épocas enteras. Los terremotos van disminuyendo desde hace muchos millones de años, pero Urantia aún sufre una media de quince por día.
57:8.16 (662.3) Hace 850.000.000 de años que empezó realmente la primera época de la estabilización de la corteza terrestre. La mayoría de los metales más pesados se habían asentado en el centro del globo; la corteza en vías de enfriamiento había dejado de hundirse en unas proporciones tan extensas como en las épocas anteriores. Se había establecido un mejor equilibrio entre las extrusiones de tierra y el fondo más denso del océano. Debajo de la corteza, el flujo de la capa de lava se extendió casi por el mundo entero, lo que compensó y estabilizó las fluctuaciones debidas al enfriamiento, la contracción y los desplazamientos superficiales.
57:8.17 (662.4) Las erupciones volcánicas y los terremotos continuaron disminuyendo en frecuencia y en intensidad. La atmósfera se depuraba de los gases volcánicos y del vapor de agua, pero el porcentaje de dióxido de carbono continuaba siendo alto.
57:8.18 (662.5) Las perturbaciones eléctricas iban decreciendo también en el aire y en la tierra. Las corrientes de lava habían traído a la superficie una mezcla de elementos que diversificaron la corteza y aislaron mejor al planeta de ciertas energías espaciales. Todo esto contribuyó mucho a facilitar el control de la energía terrestre y a regular su circulación, como lo revela el funcionamiento de los polos magnéticos.
57:8.19 (662.6) Hace 800.000.000 de años se pudo presenciar la inauguración de la primera gran época terrestre, el período de una creciente elevación continental.
57:8.20 (662.7) Desde la condensación de la hidrosfera terrestre, primero como océano mundial y posteriormente como Océano Pacífico, pensad que esta última masa de agua cubría entonces las nueve décimas partes de la superficie de la Tierra. Los meteoros que caían al mar se acumulaban en el fondo del océano, y los meteoros están compuestos generalmente de materiales pesados. Los que caían en la tierra se oxidaban considerablemente, luego eran desgastados por la erosión y llevados hacia las cuencas oceánicas. Así pues, el fondo del océano se volvió cada vez más pesado, y a esto había que añadir el peso de una masa de agua que en algunas partes tenía una profundidad de dieciséis kilómetros.
57:8.21 (662.8) El creciente empuje hacia abajo del Océano Pacífico actuó para empujar ulteriormente hacia arriba la masa continental. Europa y África empezaron a elevarse de las profundidades del Pacífico, junto con las masas que ahora se llaman Australia, América del Norte y del Sur y el continente de la Antártida, mientras que el fondo del Océano Pacífico emprendió un ajuste compensatorio hundiéndose aún más. Hacia el final de este período, casi un tercio de la superficie del planeta se componía de tierra, toda en un solo bloque continental.
57:8.22 (662.9) Las primeras diferencias climáticas del planeta aparecieron con este aumento de la elevación de las tierras. La elevación del suelo, las nubes cósmicas y las influencias oceánicas son los factores principales de las fluctuaciones climáticas. En el momento de la máxima emergencia de las tierras, la espina dorsal de la masa terrestre asiática alcanzó una altura de casi quince kilómetros. Si hubiera habido mucha humedad en el aire que se cernía sobre estas regiones tan elevadas, se habrían formado enormes capas de hielo, y la época glacial hubiera llegado mucho antes. Transcurrieron varios cientos de millones de años antes de que volvieran a aparecer tantas tierras por encima del agua.
57:8.23 (663.1) Hace 750.000.000 años empezaron a aparecer las primeras fracturas en la masa continental, como por ejemplo la gran grieta norte-sur, que más tarde dejó entrar las aguas del océano y preparó el camino para la deriva hacia el oeste de los continentes de América del Norte y del Sur, incluyendo a Groenlandia. La larga hendidura este-oeste separó a África de Europa y apartó del continente asiático a las masas terrestres de Australia, las Islas del Pacífico y la Antártida.
57:8.24 (663.2) Hace 700.000.000 de años, Urantia se estaba acercando a las condiciones de madurez adecuadas para mantener la vida. La deriva continental continuaba; el océano penetraba cada vez más en la tierra en forma de largos brazos de mar, proporcionando las aguas poco profundas y las bahías protegidas tan apropiadas para el hábitat de la vida marina.
57:8.25 (663.3) Hace 650.000.000 de años se pudo presenciar una nueva separación de las masas terrestres y, en consecuencia, una nueva expansión de los mares continentales. Y estas aguas estaban alcanzando rápidamente el grado de salinidad imprescindible para la vida en Urantia.
57:8.26 (663.4) Estos mares y sus sucesores fueron los que establecieron los archivos vivientes de Urantia, tal como se descubrieron posteriormente en las páginas de piedra bien conservadas, volumen tras volumen, a medida que una era sucedía a la otra y una época daba nacimiento a la siguiente. Estos mares interiores de los tiempos antiguos fueron verdaderamente la cuna de la evolución.
57:8.27 (663.5) [Presentado por un Portador de Vida, miembro del Cuerpo original de Urantia y actualmente observador residente.]
El libro de Urantia
Documento 58
58:0.1 (664.1) EN TODO Satania sólo existen sesenta y un mundos similares a Urantia, planetas donde se ha modificado la vida. La mayoría de los mundos habitados están poblados de acuerdo con unas técnicas establecidas; en dichas esferas, los Portadores de Vida tienen poca libertad para planear la implantación de la vida. Pero uno de cada diez mundos aproximadamente es designado como planeta decimal y se le inscribe en el registro especial de los Portadores de Vida; en esos planetas se nos permite emprender ciertos experimentos con la vida para intentar modificar, o quizás mejorar, los tipos normales de seres vivos del universo.
58:1.1 (664.2) Hace 600.000.000 de años, la comisión de Portadores de Vida enviada desde Jerusem llegó a Urantia y empezó a estudiar las condiciones físicas preparatorias para desencadenar la vida en el mundo número 606 del sistema de Satania. Ésta iba a ser nuestra experiencia número seiscientos seis en la iniciación de los modelos de vida de Nebadon, en Satania, y nuestra sexagésima oportunidad para efectuar cambios y establecer modificaciones en los modelos de vida básicos y normales del universo local.
58:1.2 (664.3) Conviene aclarar que los Portadores de Vida no pueden iniciar la vida hasta que una esfera no se encuentra madura para la inauguración del ciclo evolutivo. Tampoco podemos prever un desarrollo de la vida más rápido del que puede sustentar y acomodar el progreso físico del planeta.
58:1.3 (664.4) Los Portadores de Vida de Satania habían proyectado un modelo de vida basado en el cloruro de sodio; por lo tanto, no se podía tomar ninguna medida para plantarlo hasta que las aguas del océano se hubieran vuelto suficientemente salobres. El tipo de protoplasma de Urantia sólo puede funcionar en una solución salina adecuada. Toda la vida ancestral — vegetal y animal — ha evolucionado en un hábitat de solución salina. Incluso los animales terrestres extremadamente organizados no podrían continuar viviendo si esta misma solución salina esencial no circulara por todo su cuerpo en la corriente sanguínea que baña abundantemente cada minúscula célula viviente, sumergiéndola literalmente en este «océano».
58:1.4 (664.5) Vuestros antepasados primitivos circulaban libremente por el océano salado; hoy, esta misma solución salina, semejante a la del océano, circula libremente por vuestro cuerpo, bañando cada célula individual en un líquido químico comparable, en todos los aspectos fundamentales, al agua salada que estimuló las primeras reacciones protoplásmicas de las primeras células vivientes que funcionaron en el planeta.
58:1.5 (664.6) Pero al comienzo de esta era, Urantia evoluciona en todos los sentidos hacia un estado favorable para el mantenimiento de las formas iniciales de la vida marina. Poco a poco, pero de manera segura, los acontecimientos físicos en la Tierra y en las regiones adyacentes del espacio van preparando el escenario para los intentos posteriores destinados a establecer esas formas de vida que habíamos decidido que se adaptarían mejor al entorno físico — tanto terrestre como espacial — en vías de desarrollo.
58:1.6 (665.1) Posteriormente, la comisión de Portadores de Vida de Satania regresó a Jerusem, prefiriendo esperar a que se separara ulteriormente la masa terrestre continental, lo que proporcionaría aún más mares interiores y bahías abrigadas, antes de empezar realmente la implantación de la vida.
58:1.7 (665.2) En un planeta donde la vida tiene un origen marino, las condiciones ideales para la implantación de la vida son suministradas por un gran número de mares interiores, por un extenso litoral de aguas poco profundas y de bahías abrigadas; y precisamente las aguas de la Tierra se estaban distribuyendo rápidamente de esta manera. Estos antiguos mares interiores tenían raramente más de ciento cincuenta o ciento ochenta metros de profundidad, y la luz del Sol puede penetrar en el agua del océano hasta más de ciento ochenta metros.
58:1.8 (665.3) Y desde estos litorales, pero en los climas templados y regulares de una época más tardía, la vida vegetal primitiva consiguió llegar hasta la tierra. Allí, el alto grado de carbono en la atmósfera proporcionó a las nuevas variedades de vida terrestre la oportunidad de crecer con rapidez y exuberancia. Aunque esta atmósfera era entonces ideal para el crecimiento de las plantas, contenía tanta cantidad de dióxido de carbono que ningún animal, y mucho menos el hombre, podría haber vivido en la superficie de la Tierra.
58:2.1 (665.4) La atmósfera planetaria filtra hasta la tierra aproximadamente una dos mil millonésima parte de la emanación luminosa total del Sol. Si la luz que cae sobre América del Norte se pagara a razón de dos centavos por kilovatio hora, la factura anual de la electricidad sobrepasaría los 800 mil billones de dólares. La factura de la luz solar de Chicago ascendería a una cantidad considerablemente superior a los 100 millones de dólares diarios. Y debéis recordar que recibís del Sol otras formas de energía — la luz no es la única contribución solar que llega hasta vuestra atmósfera. Numerosas energías solares entran a raudales en Urantia, abarcando unas longitudes de onda que se extienden tanto por encima como por debajo del alcance de la visión humana.
58:2.2 (665.5) La atmósfera de la Tierra es casi opaca para una gran parte de la radiación solar del extremo ultravioleta del espectro. La mayoría de estas longitudes de onda corta son absorbidas por una capa de ozono que existe por todo un nivel situado a unos dieciséis kilómetros por encima de la superficie de la Tierra, y que se extiende hacia el espacio otros dieciséis kilómetros más. Si el ozono que impregna esta región se encontrara en las condiciones que prevalecen en la superficie de la Tierra, formaría una capa de sólo dos milímetros y medio de espesor; sin embargo, esta cantidad de ozono relativamente pequeña y aparentemente insignificante protege a los habitantes de Urantia del exceso de estas radiaciones ultravioletas, peligrosas y destructivas, que están presentes en la luz del Sol. Pero si esta capa de ozono fuera un poquito más espesa, estaríais privados de esos rayos ultravioletas extremadamente importantes y saludables que llegan actualmente hasta la superficie de la Tierra, y que son primordiales para la formación de una de vuestras vitaminas más necesarias.
58:2.3 (665.6) No obstante, algunos de vuestros mecanicistas humanos menos imaginativos persisten en considerar la creación material y la evolución humana como un accidente. Los intermedios de Urantia han reunido más de cincuenta mil hechos físicos y químicos que estiman que son incompatibles con las leyes del azar y que, según afirman, demuestran de manera inequívoca la presencia de un propósito inteligente en la creación material. Y todo esto no tiene en cuenta su catálogo de más de cien mil hallazgos ajenos al campo de la física y la química que, según mantienen, prueban la presencia de una mente en la planificación, la creación y el mantenimiento del cosmos material.
58:2.4 (666.1) Vuestro Sol derrama un verdadero diluvio de rayos mortíferos, y vuestra agradable vida en Urantia se debe a la influencia «fortuita» de más de cuarenta actividades protectoras, aparentemente casuales, similares a la acción de esta capa de ozono única.
58:2.5 (666.2) Si no fuera por el efecto «invernadero» de la atmósfera durante la noche, el calor se perdería por radiación con tanta rapidez que sería imposible mantener la vida sin disposiciones artificiales.
58:2.6 (666.3) Los ocho o diez primeros kilómetros de la atmósfera terrestre constituyen la troposfera; esta es la región de los vientos y de las corrientes de aire que producen los fenómenos meteorológicos. Por encima de esta región se encuentra la ionosfera interior e inmediatamente por encima de ésta, la estratosfera. Subiendo desde la superficie de la Tierra, la temperatura disminuye continuamente durante diez o trece kilómetros, y a esta altura se registran alrededor de 57 grados C. bajo cero. Esta gama de temperaturas entre 54 y 57 grados C. bajo cero permanece invariable a medida que se suben sesenta y cuatro kilómetros más; esta zona de temperatura constante es la estratosfera. A una altura de setenta y dos u ochenta kilómetros, la temperatura empieza a elevarse, y este aumento continúa hasta el nivel en que se despliegan las auroras, donde se alcanza una temperatura de 650 grados C., y este calor intenso es el que ioniza el oxígeno. Pero la temperatura en una atmósfera tan enrarecida apenas se puede comparar con la estimación del calor en la superficie de la Tierra. Tened presente que la mitad de toda vuestra atmósfera se encuentra en los primeros cinco kilómetros. Las fajas de luz más altas de las auroras — a unos seiscientos cuarenta kilómetros — indican el punto culminante de la atmósfera de la Tierra.
58:2.7 (666.4) Los fenómenos de las auroras están directamente relacionados con las manchas del Sol, esos ciclones solares que giran en direcciones opuestas por encima y por debajo del ecuador del Sol, al igual que lo hacen los huracanes tropicales terrestres. Estas perturbaciones atmosféricas giran en sentidos contrarios según se produzcan por encima o por debajo del ecuador.
58:2.8 (666.5) El poder que poseen las manchas solares para alterar las frecuencias de la luz demuestra que estos centros de tormentas solares funcionan como enormes imanes. Estos campos magnéticos son capaces de lanzar las partículas cargadas desde los cráteres de las manchas solares, y a través del espacio, hasta la atmósfera exterior de la Tierra, donde su influencia ionizadora produce las espectaculares manifestaciones de las auroras. Por esta razón, los fenómenos de las auroras más espléndidas se producen cuando las manchas solares están en su apogeo — o poco tiempo después — , en aquellos momentos en que las manchas están situadas generalmente más cerca del ecuador.
58:2.9 (666.6) Incluso la aguja de la brújula es sensible a esta influencia solar, ya que se inclina ligeramente hacia el este cuando sale el Sol, y un poco hacia el oeste cuando el Sol está a punto de ponerse. Esto sucede todos los días, pero durante el apogeo de los ciclos de las manchas solares, esta variación de la brújula es dos veces mayor. Estas desviaciones diurnas de la brújula se producen en respuesta a la creciente ionización de la atmósfera superior, producida por la luz solar.
58:2.10 (666.7) La presencia de dos niveles diferentes de regiones conductoras electrizadas en la superestratosfera es la que explica la transmisión a larga distancia de vuestras emisiones de radio en onda corta y larga. Las terribles tormentas que rugen de vez en cuando en las zonas de estas ionosferas exteriores perturban algunas veces vuestras transmisiones.
58:3.1 (666.8) Durante los primeros tiempos de la materialización de un universo, las regiones del espacio están salpicadas de inmensas nubes de hidrógeno muy semejantes a los cúmulos astronómicos de polvo que caracterizan actualmente muchas regiones de todo el espacio lejano. Una gran parte de la materia organizada que los soles llameantes descomponen y dispersan en forma de energía radiante, se fabricaba originalmente en estas nubes espaciales de hidrógeno. En ciertas condiciones poco frecuentes, la desintegración de los átomos también se produce en el núcleo de las masas de hidrógeno más grandes. Y tal como sucede en las nebulosas extremadamente calientes, todos estos fenómenos de formación y de disolución atómica van seguidos de la aparición de una oleada torrencial de rayos espaciales cortos de energía radiante. Estas diversas radiaciones van acompañadas de una forma de energía espacial desconocida en Urantia.
58:3.2 (667.1) Esta carga energética de rayos cortos del espacio universal es cuatrocientas veces mayor que todas las demás formas de energía radiante que existen en los dominios organizados del espacio. La producción de rayos espaciales cortos, ya procedan de las nebulosas llameantes, de los campos eléctricos de alta tensión, del espacio exterior o de las inmensas nubes de polvo compuestas de hidrógeno, es modificada cualitativa y cuantitativamente por las fluctuaciones y los cambios repentinos de tensión en la temperatura, la gravedad y las presiones electrónicas.
58:3.3 (667.2) Estas eventualidades en el origen de los rayos espaciales están determinadas por muchos sucesos cósmicos así como por las órbitas de la materia circulante, cuyas formas varían desde los círculos modificados hasta las elipses extremadamente alargadas. Las condiciones físicas también pueden estar enormemente alteradas debido a que los electrones giran a veces en sentido contrario al del comportamiento de la materia más densa, incluso en la misma zona física.
58:3.4 (667.3) Las inmensas nubes de hidrógeno son verdaderos laboratorios químicos del cosmos, y albergan todas las fases de la energía en evolución y de la materia en metamorfosis. También se producen grandes actividades energéticas en los gases marginales de las grandes estrellas binarias, los cuales se superponen con mucha frecuencia y, por lo tanto, se mezclan ampliamente. Pero ninguna de estas enormes y extensas actividades energéticas del espacio ejerce la menor influencia sobre los fenómenos de la vida organizada — el plasma germinal de las criaturas y de los seres vivos. Estas condiciones energéticas del espacio guardan relación con el entorno necesario para el establecimiento de la vida, pero no tienen efecto sobre las modificaciones posteriores de los factores hereditarios del plasma germinal, como sí lo tienen algunos rayos más largos de la energía radiante. La vida implantada por los Portadores de Vida resiste plenamente todo este asombroso torrente de rayos espaciales cortos de la energía universal.
58:3.5 (667.4) Todas estas condiciones cósmicas esenciales tenían que evolucionar hacia un estado favorable antes de que los Portadores de Vida pudieran empezar realmente a establecer la vida en Urantia.
58:4.1 (667.5) El hecho de que nos llamemos Portadores de Vida no debe confundiros. Podemos llevar la vida hasta los planetas y lo hacemos, pero no trajimos ninguna vida hasta Urantia. La vida de Urantia es única, y tiene su origen en este planeta. Esta esfera es un mundo de modificación de la vida; toda la vida que ha aparecido sobre ella la formulamos aquí mismo en el planeta; y no hay ningún otro mundo en todo Satania, ni siquiera en todo Nebadon, donde la vida exista de una manera exactamente igual a la de Urantia.
58:4.2 (667.6) Hace 550.000.000 de años, el cuerpo de Portadores de Vida regresó a Urantia. En cooperación con los poderes espirituales y las fuerzas superfísicas, organizamos e iniciamos los modelos originales de vida de este mundo, y los plantamos en las aguas hospitalarias del planeta. Toda la vida planetaria (a excepción de las personalidades extraplanetarias) que existió hasta los tiempos de Caligastia, el Príncipe Planetario, tuvo su origen en nuestras tres implantaciones de vida marina, originales, idénticas y simultáneas. Estas tres implantaciones de vida han sido denominadas como sigue: la central o eurasiático-africana, la oriental o australasiática, y la occidental, que incluía a Groenlandia y las Américas.
58:4.3 (668.1) Hace 500.000.000 de años, la vida vegetal marina primitiva estaba bien establecida en Urantia. Groenlandia y la masa de tierra ártica, así como América del Norte y del Sur, empezaban su larga y lenta deriva hacia el oeste. África se desplazaba ligeramente hacia el sur, creando una depresión este-oeste, la cuenca del Mediterráneo, entre ella misma y el continente madre. La Antártida, Australia y la tierra indicada por las islas del Pacífico se separaron por el sur y el este, y desde entonces se han alejado considerablemente.
58:4.4 (668.2) Habíamos plantado la forma primitiva de la vida marina en las bahías tropicales abrigadas de los mares centrales de la hendidura este-oeste de la masa continental en vías de romperse. Al hacer las tres implantaciones de vida marina, nuestro objetivo era asegurarnos de que cada una de estas grandes masas de tierra se llevaría consigo esta vida, en sus cálidas aguas marinas, cuando las tierras se separaran posteriormente. Preveíamos que durante la era siguiente, cuando apareciera la vida terrestre, los grandes océanos separarían estas masas continentales a la deriva.
58:5.1 (668.3) La deriva continental continuaba. El núcleo de la Tierra se había vuelto tan denso y rígido como el acero, pues estaba sometido a una presión de unas 3.600 toneladas por centímetro cuadrado, y debido a la enorme presión de la gravedad, estaba y continúa estando muy caliente en las profundidades. La temperatura aumenta desde la superficie hacia abajo, hasta que en el centro es ligeramente superior a la temperatura superficial del Sol.
58:5.2 (668.4) Los mil seiscientos kilómetros exteriores de la masa terrestre están compuestos principalmente de diferentes clases de roca. Debajo se encuentran los elementos metálicos más densos y pesados. A lo largo de las épocas preatmosféricas primitivas, el mundo estaba tan cerca de ser fluido en su estado fundido y extremadamente caliente, que los metales más pesados se hundieron profundamente en el interior. Aquellos que hoy se encuentran cerca de la superficie representan el exudado de antiguos volcanes, de las grandes corrientes posteriores de lava y de los depósitos meteóricos más recientes.
58:5.3 (668.5) La corteza exterior tenía un espesor de unos sesenta y cinco kilómetros. Este caparazón exterior estaba sostenido por un mar de basalto fundido de un espesor variable, y descansaba directamente sobre él. Esta capa móvil de lava fundida se mantenía a alta presión, pero siempre tendía a fluir por aquí y por allá para equilibrar las presiones planetarias cambiantes, tendiendo así a estabilizar la corteza terrestre.
58:5.4 (668.6) Incluso hoy en día, los continentes continúan flotando sobre el cojín no cristalizado de este mar de basalto fundido. Si no existiera esta circunstancia protectora, los terremotos más fuertes sacudirían literalmente al mundo hasta hacerlo pedazos. El deslizamiento y los desplazamientos de la corteza sólida exterior son los que producen los terremotos, y no los volcanes.
58:5.5 (668.7) Las capas de lava de la corteza terrestre, una vez enfriadas, forman el granito. La densidad media de Urantia es un poco superior a cinco veces y media la del agua; la densidad del granito es casi tres veces superior a la del agua, y el núcleo de la Tierra es doce veces más denso que el agua.
58:5.6 (668.8) Los fondos marinos son más densos que las masas terrestres, y esto es lo que mantiene a los continentes por encima del agua. Cuando los fondos marinos son empujados por encima del nivel del mar, se descubre que están compuestos en su mayor parte de basalto, una forma de lava considerablemente más densa que el granito de las masas terrestres. Así pues, si los continentes no fueran más ligeros que el fondo de los océanos, la gravedad subiría el borde de los océanos por encima de la tierra, pero no se observa que ocurra este fenómeno.
58:5.7 (668.9) El peso de los océanos es también un factor que contribuye a aumentar la presión sobre el fondo de los mares. Los fondos oceánicos más bajos pero comparativamente más pesados, más el peso del agua que los cubre, tienen un peso que se aproxima al de los continentes, que son más altos pero mucho más ligeros. No obstante, todos los continentes tienden a deslizarse dentro de los océanos. La presión continental al nivel del fondo del océano es alrededor de 1.300 kilogramos por centímetro cuadrado. Es decir, ésta sería la presión de una masa continental que se elevara a 5.000 metros por encima del fondo del océano. La presión del agua en el fondo oceánico sólo es de unos 350 kilogramos por centímetro cuadrado. Estas presiones diferenciales tienden a hacer que los continentes se deslicen hacia el fondo de los océanos.
58:5.8 (669.1) El hundimiento del fondo del océano durante las épocas anteriores a la vida había elevado una masa continental solitaria hasta tal altura, que la presión lateral tendió a hacer que los bordes orientales, occidentales y meridionales se deslizaran cuesta abajo sobre los lechos subyacentes semiviscosos de lava, hasta las aguas circundantes del Océano Pacífico. Esto compensó tan plenamente la presión continental que no se produjo una amplia ruptura en la orilla oriental de este antiguo continente asiático, pero desde entonces, este litoral oriental se quedó suspendido sobre el precipicio de las profundidades oceánicas contiguas, amenazando con deslizarse hacia una tumba marina.
58:6.1 (669.2) Hace 450.000.000 de años se produjo la transición de la vida vegetal a lavida animal. Esta metamorfosis tuvo lugar en las aguas poco profundas de las bahías y las lagunas tropicales abrigadas, situadas en los extensos litorales de los continentes que se estaban separando. Esta evolución, enteramente inherente a los modelos originales de vida, se produjo paulatinamente. Hubo muchas etapas de transición entre las formas primitivas iniciales de la vida vegetal y los organismos animales posteriores bien definidos. Hoy sobreviven todavía los mohos de limo de la transición, y difícilmente se les puede clasificar como plantas o como animales.
58:6.2 (669.3) Se puede seguir la pista de la evolución de la vida vegetal a la vida animal, y se han encontrado series escalonadas de plantas y de animales que conducen progresivamente desde los organismos más simples hasta los más complejos y avanzados. Pero no podréis encontrar estos eslabones entre las grandes divisiones del reino animal, ni entre los tipos superiores de animales prehumanos y los hombres de los albores de las razas humanas. Estos supuestos «eslabones perdidos» continuarán perdidos para siempre, por la sencilla razón de que nunca han existido.
58:6.3 (669.4) Especies radicalmente nuevas de vida animal surgen de una era a otra. No evolucionan a consecuencia de la acumulación gradual de pequeñas variaciones, sino que aparecen como tipos de vida nuevos y desarrollados, y aparecen repentinamente.
58:6.4 (669.5) La aparición repentina de especies nuevas y de órdenes diversificadas de organismos vivientes es un fenómeno enteramente biológico, estrictamente natural. Estas mutaciones genéticas no tienen nada de sobrenatural.
58:6.5 (669.6) La vida animal evolucionó cuando los océanos alcanzaron el grado apropiado de salinidad, y fue relativamente sencillo hacer que las aguas salobres circularan por el cuerpo de los animales marinos. Pero cuando los océanos se contrajeron y aumentó considerablemente el porcentaje de sal, estos mismos animales desarrollaron la capacidad de reducir la salinidad de sus fluidos corporales, al igual que los organismos que aprendieron a vivir en el agua dulce adquirieron la capacidad de mantener el grado adecuado de cloruro sódico en sus fluidos corporales mediante técnicas ingeniosas para conservar la sal.
58:6.6 (669.7) El estudio de los fósiles de la vida marina, incrustados en la roca, revela las primeras luchas de estos organismos primitivos por adaptarse. Las plantas y los animales nunca dejan de hacer estas experiencias de adaptación. El entorno cambia continuamente, y los organismos vivientes siempre están procurando acomodarse a estas fluctuaciones interminables.
58:6.7 (670.1) El equipamiento fisiológico y la estructura anatómica de todos los nuevos tipos de vida existen como respuesta al funcionamiento de las leyes físicas, pero la dotación posterior de la mente es un don de los espíritus ayudantes de la mente de acuerdo con la capacidad innata del cerebro. Aunque la mente no proviene de la evolución física, depende por completo de la capacidad cerebral proporcionada por los desarrollos puramente físicos y evolutivos.
58:6.8 (670.2) A través de unos ciclos casi interminables de ganancias y pérdidas, de adaptaciones y readaptaciones, todos los organismos vivientes oscilan hacia adelante y hacia atrás de época en época. Los que alcanzan la unidad cósmica perduran, mientras que los que no consiguen esta meta dejan de existir.
58:7.1 (670.3) El amplio grupo de sistemas rocosos que constituían la corteza exterior del mundo durante los albores de la vida, o era proterozoica, actualmente no aparece en muchos puntos de la superficie terrestre. Y cuando emerge de la parte inferior de todas las acumulaciones de las épocas posteriores, sólo se encuentran los restos fósiles de la vida vegetal y de la vida animal primitiva inicial. Algunas de estas rocas más antiguas, depositadas por el agua, están mezcladas con estratos posteriores, y a veces revelan restos fósiles de algunas de las formas más iniciales de la vida vegetal, mientras que en los estratos superiores se pueden encontrar ocasionalmente algunas de las formas más primitivas de los primeros organismos animales marinos. En muchos lugares, estas capas rocosas estratificadas muy antiguas, que contienen los fósiles de la vida marina primitiva, tanto animal como vegetal, se pueden encontrar directamente encima de la roca indiferenciada más antigua.
58:7.2 (670.4) Los fósiles de esta era contienen algas, plantas semejantes al coral, protozoarios primitivos y organismos de transición parecidos a las esponjas. Pero la ausencia de estos fósiles en los estratos rocosos primitivos no prueba necesariamente que los organismos vivientes no existieran en otras partes en el momento en que aquellos se depositaron. La vida estuvo esparcida a lo largo de todos estos tiempos primitivos, y sólo lentamente se fue abriendo camino sobre la faz de la Tierra.
58:7.3 (670.5) Las rocas de esta antigua época se encuentran ahora en la superficie de la Tierra, o muy cerca de ella, sobre una octava parte aproximadamente de la superficie terrestre actual. El espesor medio de esta piedra de transición, las capas de roca estratificada más antiguas, es aproximadamente de dos kilómetros y medio. En algunos puntos, el espesor de estos antiguos sistemas rocosos alcanza seis kilómetros y medio, pero muchos estratos que se han atribuido a esta era pertenecen a períodos posteriores.
58:7.4 (670.6) En América del Norte, este estrato antiguo y primitivo de rocas fosilíferas aflora en las regiones orientales, centrales y septentrionales del Canadá. Existe también, de este a oeste, una cresta intermitente de esta roca que se extiende desde Pensilvania y las antiguas Montañas Adirondacks, hacia el oeste a través de Michigan, Wisconsin y Minesota. Otras cordilleras van desde Terranova hasta Alabama y desde Alaska hasta Méjico.
58:7.5 (670.7) Las rocas de esta era están al descubierto aquí y allá por todo el mundo, pero ninguna es tan fácil de interpretar como las de los alrededores del Lago Superior y del Gran Cañón del Río Colorado, donde estas rocas fosilíferas primitivas, existentes en diversos estratos, dan testimonio de los levantamientos y las fluctuaciones superficiales de aquellos tiempos lejanos.
58:7.6 (670.8) Esta capa de piedra, el estrato fosilífero más antiguo de la corteza terrestre, ha sido arrugada, plegada y retorcida grotescamente debido a los levantamientos causados por los terremotos y los primeros volcanes. Las corrientes de lava de esta época hicieron subir mucho hierro, cobre y plomo cerca de la superficie planetaria.
58:7.7 (670.9) Existen pocos lugares en la Tierra donde estas actividades se muestren de una manera más gráfica que en el Valle de Saint Croix, en Wisconsin. En esta región se produjeron ciento veintisiete inundaciones sucesivas de lava sobre una tierra que posteriormente fue sumergida en el agua, con el consiguiente depósito de rocas. Aunque una gran parte de la sedimentación rocosa superior y de los flujos intermitentes de lava están ausentes hoy en día, y aunque el fondo de este sistema está profundamente sepultado en la tierra, sin embargo alrededor de sesenta y cinco o setenta de estos archivos estratificados de las épocas pasadas están ahora expuestos a la vista.
58:7.8 (671.1) En estas épocas primitivas en las que una gran parte de la tierra estaba cerca del nivel del mar, se produjeron muchas sumersiones y surgimientos sucesivos. La corteza terrestre estaba entrando en su último período de estabilización relativa. Las ondulaciones, levantamientos y depresiones de la deriva continental anterior contribuyeron a la frecuencia de la inmersión periódica de las grandes masas terrestres.
58:7.9 (671.2) Durante estos tiempos de la vida marina primitiva, grandes superficies de las costas continentales se hundieron en los mares entre unos pocos metros y ochocientos metros de profundidad. Una gran parte de la arenisca y de los conglomerados más viejos representan las acumulaciones sedimentarias de estas riberas antiguas. Las rocas sedimentarias pertenecientes a esta estratificación primitiva descansan directamente sobre unos estratos que datan de mucho antes del origen de la vida, remontándose al principio de la aparición del océano mundial.
58:7.10 (671.3) Algunos estratos superiores de estos depósitos rocosos de transición contienen pequeñas cantidades de esquistos o pizarras de colores oscuros, que indican la presencia de carbono orgánico y atestiguan la existencia de los antepasados de aquellas formas de vida vegetal que invadieron la tierra durante la era siguiente, la era Carbonífera o del carbón. Una gran parte del cobre de estos estratos rocosos ha sido depositada por las aguas. Alguno se encuentra en las grietas de las rocas más antiguas y proviene de la concentración de las aguas pantanosas estancadas de algún antiguo litoral abrigado. Las minas de hierro de América del Norte y Europa están situadas en los depósitos y extrusiones que reposan en parte en las rocas no estratificadas más antiguas, y en parte en las rocas estratificadas posteriores de los períodos de transición de formación de la vida.
58:7.11 (671.4) Esta era es testigo de la propagación de la vida por todas las aguas del mundo; la vida marina ha quedado bien establecida en Urantia. Los fondos de los mares interiores, poco profundos y extensos, están siendo invadidos paulatinamente por un crecimiento de la vegetación profuso y exuberante, mientras que en las aguas de los litorales abundan las formas simples de la vida animal.
58:7.12 (671.5) Toda esta historia está contada de forma gráfica en las páginas fósiles del inmenso «libro de piedra» de los anales del mundo. Y las páginas de este gigantesco archivo biogeológico os dirán infaliblemente la verdad con que sólo adquiráis la habilidad de interpretarlas. Muchos de estos antiguos fondos marinos se encuentran ahora muy por encima del nivel de la tierra, y sus depósitos de una era tras otra cuentan la historia de las luchas por la vida durante aquellos tiempos primitivos. Como dijo vuestro poeta, es literalmente cierto que «El polvo que pisamos estuvo vivo en otro tiempo.»
58:7.13 (671.6) [Presentado por un miembro del Cuerpo de Portadores de Vida de Urantia, que reside actualmente en el planeta.]
El libro de Urantia
Documento 59
59:0.1 (672.1) CONSIDERAMOS que la historia de Urantia empezó hace unos mil millones de años y que se extiende a lo largo de cinco eras principales:
59:0.2 (672.2) 1. La era anterior a la vida se extiende sobre los primeros cuatrocientos cincuenta millones de años, desde casi el momento en que el planeta alcanzó su tamaño actual hasta el momento del establecimiento de la vida. Vuestros estudiosos han dado el nombre de Arqueozoico a este período.
59:0.3 (672.3) 2. La era de los albores de la vida se extiende sobre los ciento cincuenta millones de años siguientes. Esta época transcurre entre la era precedente anterior a la vida, o era de los cataclismos, y el período siguiente de la vida marina muy desarrollada. Vuestros investigadores conocen esta era con el nombre de Proterozoica.
59:0.4 (672.4) 3. La era de la vida marina abarca los doscientos cincuenta millones de años siguientes, y la conocéis mejor con el nombre de Paleozoica.
59:0.5 (672.5) 4. La era de la vida terrestre primitiva se extiende sobre los cien millones de años siguientes y se la conoce con el nombre de Mesozoica.
59:0.6 (672.6) 5. La era de los mamíferos ocupa los últimos cincuenta millones de años. Esta era de los tiempos recientes es conocida con el nombre de Cenozoica.
59:0.7 (672.7) La era de la vida marina abarca pues alrededor de una cuarta parte de la historia de vuestro planeta. Se la puede subdividir en seis largos períodos, cada uno de ellos caracterizado por ciertos desarrollos bien definidos tanto en el ámbito geológico como en el terreno biológico.
59:0.8 (672.8) Cuando comienza esta era, los fondos marinos, las grandes plataformas continentales y las numerosas cuencas poco profundas cerca de las costas están cubiertos de una vegetación prolífica. Las formas más simples y primitivas de la vida animal ya se han desarrollado a partir de los organismos vegetales anteriores, y los primeros organismos animales se han abierto camino gradualmente a lo largo de los extensos litorales de las diversas masas terrestres hasta que los numerosos mares interiores están abarrotados de vida marina primitiva. Como muy pocos de estos organismos primitivos tenían conchas, se han conservado muy pocos como fósiles. Sin embargo, la escena está preparada para los primeros capítulos del gran «libro de piedra» dedicado a la conservación de los anales de la vida, que las épocas siguientes fueron guardando de manera tan metódica.
59:0.9 (672.9) El continente de América del Norte posee una riqueza asombrosa en depósitos fosilíferos que abarcan toda la era de la vida marina. Las primeras capas más antiguas están separadas de los estratos más recientes del período anterior por grandes depósitos causados por la erosión, que dividen claramente estas dos etapas del desarrollo planetario.
59:1.1 (673.1) Al principio de este período de tranquilidad relativa en la superficie de la Tierra, la vida está confinada a los diversos mares interiores y al litoral oceánico; hasta este momento no ha evolucionado ninguna forma de organismo terrestre. Los animales marinos primitivos están bien establecidos y preparados para el próximo desarrollo evolutivo. Las amebas, que habían aparecido hacia el final del período de transición anterior, son las supervivientes simbólicas de esta etapa inicial de la vida animal.
59:1.2 (673.2) Hace 400.000.000 de años, la vida marina tanto vegetal como animal está bastante bien repartida por el mundo entero. El clima mundial se calienta ligeramente y se vuelve más uniforme. Se produce una inundación general de las costas de los diversos continentes, en particular de América del Norte y del Sur. Aparecen nuevos océanos, y las masas de agua más antiguas se agrandan considerablemente.
59:1.3 (673.3) La vegetación empieza ahora a trepar por primera vez sobre la tierra firme y no tarda en hacer progresos considerables en su adaptación a un hábitat no marino.
59:1.4 (673.4) De repente, los primeros animales multicelulares hacen su aparición sin que sus antepasados sufrieran cambios graduales. Los trilobites han sido producidos por evolución y dominan los mares durante épocas enteras. Desde el punto de vista de la vida marina, ésta es la era de los trilobites.
59:1.5 (673.5) Hacia el final de este período de tiempo, una gran parte de América del Norte y de Europa emergió del mar. La corteza terrestre estaba temporalmente estabilizada; las montañas, o más bien unas altas elevaciones de tierra, surgieron a lo largo de las costas del Atlántico y del Pacífico, en las Antillas y en el sur de Europa. Toda la región del Caribe estaba sumamente elevada.
59:1.6 (673.6) Hace 390.000.000 de años, la tierras continuaban estando elevadas. En algunas partes del este y del oeste de América y de Europa occidental se pueden encontrar los estratos de piedra que se depositaron durante estos tiempos; se trata de las rocas más antiguas que contienen fósiles de trilobites. Estas rocas fosilíferas se depositaron en los numerosos y largos brazos de mar que se adentraban en las masas continentales.
59:1.7 (673.7) Unos millones de años después, el Océano Pacífico empezó a invadir los continentes americanos. El hundimiento de las tierras se debió principalmente a un ajuste de la corteza, aunque la expansión lateral de las tierras, o deslizamiento continental, fue también una de las causas.
59:1.8 (673.8) Hace 380.000.000 de años, Asia se estaba sumergiendo y todos los demás continentes experimentaban un surgimiento de corta duración. Pero a medida que avanzaba esta época, el Océano Atlántico recién aparecido hizo grandes incursiones en todos los litorales adyacentes. El Atlántico Norte, o mares árticos, estaba entonces comunicado con las aguas del Golfo meridional. Cuando este mar del sur penetró en la depresión apalache, sus olas se rompieron en el este contra unas montañas tan altas como los Alpes, pero en general los continentes estaban formados de tierras bajas sin interés, totalmente desprovistas de belleza natural.
59:1.9 (673.9) Los depósitos sedimentarios de estas épocas son de cuatro clases:
59:1.10 (673.10) 1. Conglomerados — materiales depositados cerca de los litorales.
59:1.11 (673.11) 2. Areniscas — depósitos formados en las aguas poco profundas pero donde había suficientes olas para impedir que se asentara el lodo.
59:1.12 (673.12) 3. Esquistos — depósitos formados en unas aguas más profundas y más tranquilas.
59:1.13 (673.13) 4. Calizas — incluyen los depósitos de conchas de los trilobites en aguas profundas.
59:1.14 (673.14) Los fósiles de trilobites de esta época presentan ciertas uniformidades fundamentales unidas a ciertas variaciones bien marcadas. Los animales primitivos que se desarrollaron a partir de las tres implantaciones originales de vida eran característicos; los que aparecieron en el hemisferio occidental eran ligeramente diferentes a los del grupo eurasiático y a los del tipo australasiático o australantártico.
59:1.15 (674.1) Hace 370.000.000 de años se produjo la gran inmersión casi total de América del Norte y del Sur, seguida por el hundimiento de África y Australia. Sólo algunas partes de América del Norte permanecieron por encima de estos mares cámbricos poco profundos. Cinco millones de años más tarde, los mares se retiraron ante las tierras que se iban elevando. Todos estos fenómenos de hundimientos y levantamientos de tierras estaban exentos de dramatismo, pues se producían lentamente a lo largo de millones de años.
59:1.16 (674.2) Los estratos fosilíferos de trilobites de esta época afloran aquí y allá por todos los continentes, salvo en Asia central. Estas rocas son horizontales en muchas regiones, pero en las montañas están inclinadas y deformadas a causa de la presión y del plegamiento. En muchos lugares, esta presión ha cambiado el carácter original de estos depósitos. La arenisca se ha transformado en cuarzo, el esquisto ha sido cambiado en pizarra y la caliza se ha convertido en mármol.
59:1.17 (674.3) Hace 360.000.000 de años, las tierras continuaban levantándose. América del Norte y del Sur se encontraban bien elevadas. Europa occidental y las Islas Británicas estaban emergiendo, a excepción de algunas partes del País de Gales, que se hallaban profundamente sumergidas. Durante estas épocas no había grandes capas de hielo. Los supuestos depósitos glaciales que aparecen relacionados con estos estratos en Europa, África, China y Australia, se deben a los glaciares de montaña aislados o al desplazamiento de detritos glaciales de origen más reciente. El clima mundial era oceánico, no continental. Los mares del sur eran entonces más cálidos que hoy, y se extendían hacia el norte por encima de Norteamérica hasta las regiones polares. La Corriente del Golfo pasaba por la parte central de América del Norte y se desviaba hacia el este para bañar y calentar las costas de Groenlandia, convirtiendo este continente, ahora cubierto por un manto de hielo, en un verdadero paraíso tropical.
59:1.18 (674.4) La vida marina era muy semejante en todo el mundo y consistía en algas marinas, organismos unicelulares, esponjas simples, trilobites y otros crustáceos — camarones, cangrejos y langostas. Tres mil variedades de braquiópodos aparecieron al final de este período, de las cuales sólo han sobrevivido doscientas. Estos animales representan una variedad de la vida primitiva que ha llegado hasta la época actual prácticamente sin cambios.
59:1.19 (674.5) Pero los trilobites eran las criaturas vivientes dominantes. Eran animales sexuados y existían en muchas formas; como eran malos nadadores, flotaban perezosamente en el agua o se arrastraban por los fondos marinos, y se enroscaban para protegerse contra los ataques de sus enemigos que aparecieron más tarde. Alcanzaban una longitud entre cinco y treinta centímetros y se desarrollaron en cuatro grupos distintos: carnívoros, herbívoros, omnívoros y «comedores de lodo». La capacidad de este último grupo para alimentarse ampliamente de materia inorgánica — fueron los últimos animales multicelulares que pudieron hacerlo — explica su gran multiplicación y su larga supervivencia.
59:1.20 (674.6) Éste era el cuadro biogeológico de Urantia al final de aquel largo período de la historia del mundo, que abarcó cincuenta millones de años, y que vuestros geólogos han denominado Cámbrico.
59:2.1 (674.7) Los fenómenos periódicos de elevación y hundimiento de las tierras, característicos de estos tiempos, se producían todos de manera paulatina y sin ninguna espectacularidad, pues iban acompañados de poca o de ninguna actividad volcánica. Durante todas estas elevaciones y depresiones terrestres sucesivas, el continente asiático madre no compartió por completo la historia de las otras masas de tierra. Experimentó muchas inundaciones, sumergiéndose primero por un lado y luego por el otro, sobre todo durante su historia primitiva, pero no presenta los depósitos rocosos uniformes que se pueden descubrir en los otros continentes. En las épocas recientes, Asia ha sido la más estable de todas las masas terrestres.
59:2.2 (675.1) Hace 350.000.000 de años se pudo observar el principio del período de las grandes inundaciones de todos los continentes, salvo Asia central. Las masas terrestres quedaron cubiertas repetidas veces por el agua; sólo las tierras altas de la costa permanecieron por encima de estos mares interiores oscilantes poco profundos pero extendidos. Este período estuvo caracterizado por tres inundaciones de gran importancia, pero antes de que terminara, los continentes subieron de nuevo, y el total de las tierras emergidas llegó a ser un quince por ciento mayor que en la actualidad. La región del Caribe estaba muy elevada. Este período no se distingue bien en Europa porque las fluctuaciones terrestres fueron menores, mientras que la actividad volcánica fue más continua.
59:2.3 (675.2) Hace 340.000.000 de años se produjo otro extenso hundimiento terrestre, excepto en Asia y Australia. Las aguas de los océanos del mundo estaban mezcladas en general. Ésta fue la gran época de la piedra caliza; una gran parte de esta piedra fue depositada por las algas secretoras de cal.
59:2.4 (675.3) Algunos millones de años más tarde, grandes zonas de los continentes americanos y de Europa empezaron a emerger de las aguas. En el hemisferio occidental, sólo un brazo del Océano Pacífico permanecía sobre Méjico y las regiones actuales de las Montañas Rocosas, pero hacia el final de esta época, las costas del Atlántico y del Pacífico empezaron de nuevo a sumergirse.
59:2.5 (675.4) Hace 330.000.000 de años se observa el comienzo de un período de tranquilidad relativa en todo el mundo, con muchas tierras de nuevo por encima del agua. La única excepción que hubo durante este reinado de tranquilidad terrestre fue la erupción del gran volcán norteamericano al este de Kentucky, una de las actividades volcánicas aisladas más grandes que el mundo haya conocido jamás. Las cenizas de este volcán cubrieron mil trescientos kilómetros cuadrados, con una profundidad entre cinco y seis metros.
59:2.6 (675.5) Hace 320.000.000 de años se produjo la tercera inundación de gran importancia de este período. Las aguas de esta inundación cubrieron todas las tierras sumergidas por el diluvio anterior, y se extendieron además en muchas direcciones por todas las Américas y Europa. El este de Norteamérica y Europa occidental se encontraron entre 3.000 y 4.500 metros por debajo del agua.
59:2.7 (675.6) Hace 310.000.000 de años, las masas terrestres del mundo se hallaban de nuevo bien elevadas, a excepción de las partes meridionales de América del Norte. Méjico emergió, creando así el Mar del Golfo, que desde entonces ha conservado siempre su identidad.
59:2.8 (675.7) La vida continúa evolucionando durante este período. Una vez más, el mundo está tranquilo y relativamente apacible; el clima sigue siendo templado y uniforme; las plantas terrestres van emigrando cada vez más lejos de los litorales. Los modelos de vida están bien desarrollados, aunque pocos fósiles vegetales de estos tiempos se puedan encontrar.
59:2.9 (675.8) Ésta fue la gran época de la evolución de los organismos animales individuales, aunque muchos cambios fundamentales, tales como la transición de la planta al animal, se habían producido anteriormente. La fauna marina se desarrolló hasta el punto de que todos los tipos de vida inferiores a los vertebrados estuvieron representados en los fósiles de las rocas que se depositaron durante estos tiempos. Pero todos estos animales eran organismos marinos. Ningún animal terrestre había aparecido todavía, excepto algunos tipos de gusanos que excavaban la tierra a lo largo de las costas, y las plantas terrestres aún no se habían extendido sobre los continentes; había todavía demasiado dióxido de carbono en el aire como para permitir la existencia de los respiradores de aire. Principalmente, todos los animales, excepto algunos de los más primitivos, dependen directa o indirectamente de la vida vegetal para existir.
59:2.10 (676.1) Los trilobites seguían predominando. Estos pequeños animales existían en decenas de miles de especies, y fueron los predecesores de los crustáceos modernos. Algunos trilobites tenían entre veinticinco y cuatro mil ojos minúsculos, y otros tenían ojos malogrados. Al final de este período, los trilobites compartían el dominio de los mares con otras diversas formas de la vida invertebrada, pero perecieron por completo al principio del período siguiente.
59:2.11 (676.2) Las algas que secretaban cal estaban muy extendidas. Existían miles de especies de los antepasados primitivos de los corales. Abundaban los gusanos de mar y había muchas variedades de medusas que se han extinguido desde entonces. Evolucionaron los corales y los tipos más recientes de esponjas. Los cefalópodos estaban bien desarrollados y han sobrevivido en los nautilos, los pulpos, las jibias y los calamares de los tiempos modernos.
59:2.12 (676.3) Había muchas variedades de animales con conchas, pero entonces no las necesitaban tanto para defenderse como en las épocas siguientes. Los gasterópodos estaban presentes en las aguas de los mares antiguos, e incluían a los perforadores de una sola concha, los bígaros y los caracoles. Los gasterópodos bivalvos han atravesado los millones de años intermedios hasta llegar a nuestros días casi como existían entonces, y engloban a los mejillones, las almejas, las ostras y las veneras. Los organismos con concha de valva evolucionaron también, y estos braquiópodos vivieron en aquellas aguas antiguas poco más o menos como existen hoy; sus valvas estaban provistas incluso de charnelas, de muescas y de otros tipos de dispositivos protectores.
59:2.13 (676.4) Así termina la historia evolutiva del segundo gran período de la vida marina, que vuestros geólogos conocen con el nombre de Ordovícico.
59:3.1 (676.5) Hace 300.000.000 de años empezó otro gran período de inmersión de las tierras. El avance gradual de los antiguos mares silúricos hacia el norte y el sur los preparó para sumergir la mayor parte de Europa y América del Norte. Las tierras no estaban muy elevadas por encima del nivel del mar, de manera que no se produjeron muchos depósitos cerca de los litorales. Los mares rebosaban de vida con conchas calizas, y la caída de estas conchas hasta el fondo del mar fue formando gradualmente unas capas calcáreas muy espesas. Éste fue el primer depósito calcáreo ampliamente extendido, y cubre prácticamente toda Europa y América del Norte, pero sólo aparece en algunas partes de la superficie terrestre. El espesor medio de esta antigua capa rocosa es aproximadamente de trescientos metros, pero una gran parte de estos depósitos ha sido enormemente deformada desde entonces por las inclinaciones, los levantamientos y las fallas, y muchos se han transformado en cuarzo, en esquisto y en mármol.
59:3.2 (676.6) No se encuentran ni rocas ígneas ni lavas en las capas rocosas de este período, salvo las de los grandes volcanes del sur de Europa y del este de Maine, y los flujos de lava de Quebec. La actividad volcánica prácticamente había terminado. Éste fue el apogeo de los grandes depósitos marinos; se formaron pocas o ninguna cadena montañosa.
59:3.3 (676.7) Hace 290.000.000 de años, el mar se había retirado ampliamente de los continentes, y los fondos de los océanos circundantes se estaban hundiendo. Las masas terrestres habían cambiado poco hasta que se sumergieron de nuevo. Los primeros movimientos montañosos estaban empezando en todos los continentes, y los levantamientos más importantes de la corteza fueron los Himalayas en Asia y las grandes Montañas de Caledonia, que se extienden desde Irlanda hasta Spitzbergen, pasando por Escocia.
59:3.4 (677.1) Una gran parte del gas, el petróleo, el zinc y el plomo se encuentran en los depósitos de esta época; el gas y el petróleo proceden de las enormes acumulaciones de materia vegetal y animal que se depositaron durante la inmersión terrestre anterior, mientras que los depósitos minerales representan la sedimentación de masas de agua en calma. Muchos depósitos de sal gema corresponden a este período.
59:3.5 (677.2) Los trilobites declinaron rápidamente y los moluscos más grandes, o cefalópodos, pasaron a ocupar el primer plano. Estos animales alcanzaban un tamaño de cinco metros de largo por treinta centímetros de diámetro, y se convirtieron en los dueños de los mares. Esta especie animal apareció repentinamente y se hizo con el dominio de la vida marina.
59:3.6 (677.3) La gran actividad volcánica de esta época tuvo lugar en la zona europea. Desde hacía millones y millones de años no se habían producido unas erupciones volcánicas tan violentas y extensas como las que sucedieron ahora alrededor de la depresión del Mediterráneo, sobre todo en las cercanías de las Islas Británicas. Este flujo de lava sobre la región de las Islas Británicas aparece actualmente bajo la forma de capas alternas de lava y de roca con un espesor de unos 8.000 metros. Estas rocas fueron depositadas por las corrientes intermitentes de lava que se esparcieron sobre un lecho marino poco profundo, entremezclando así los depósitos de roca, y todo esto se elevó posteriormente a una gran altura sobre el nivel del mar. En el norte de Europa se produjeron violentos terremotos, particularmente en Escocia.
59:3.7 (677.4) El clima oceánico seguía siendo suave y uniforme, y los mares calientes bañaban las costas de las tierras polares. Los fósiles de los braquiópodos y de otras formas de vida marina se pueden encontrar en estos depósitos hasta en el mismo Polo Norte. Los gasterópodos, braquiópodos, esponjas y corales formadores de arrecifes continuaron aumentando.
59:3.8 (677.5) El final de esta época es testigo del segundo avance de los mares silúricos y de una nueva mezcla de las aguas oceánicas del norte y del sur. Los cefalópodos dominan la vida marina, mientras que las formas de vida asociadas se desarrollan y se diferencian progresivamente.
59:3.9 (677.6) Hace 280.000.000 de años, los continentes habían emergido en gran parte de la segunda inundación silúrica. Los depósitos rocosos de esta inmersión se conocen en América del Norte con el nombre de calizas del Niágara, porque las Cataratas del Niágara fluyen actualmente sobre el estrato de esta roca. Esta capa rocosa se extiende desde las montañas del este hasta la región del valle del Misisipí, pero no hacia el oeste de esta región sino hacia el sur. Varias capas se extienden sobre Canadá, zonas de América del Sur, Australia y la mayor parte de Europa; el espesor medio de esta serie de capas del Niágara es de unos doscientos metros. En muchas regiones se pueden encontrar, inmediatamente por encima de estos depósitos de tipo Niágara, un conjunto de conglomerados, esquistos y sal gema. Se trata de la acumulación de asentamientos secundarios. Esta sal se asentó en grandes lagunas que estuvieron abiertas alternativamente hacia el mar, y luego fueron separadas de él, de manera que la evaporación produjo los depósitos de sal junto con otras materias que estaban disueltas en el agua. En algunas regiones, estos lechos de sal gema tienen un espesor de veinte metros.
59:3.10 (677.7) El clima es suave y moderado, y los fósiles marinos se depositan en las regiones árticas. Pero al final de esta época, los mares están tan extremadamente salados que poca vida puede sobrevivir.
59:3.11 (677.8) Hacia el final de la última inmersión silúrica, los equinodermos — los lirios de mar — aumentan considerablemente, tal como lo demuestran los depósitos calcáreos crinoideos. Los trilobites casi han desaparecido, y los moluscos continúan siendo los reyes de los mares; la formación de arrecifes de coral se incrementa enormemente. Durante esta época, los escorpiones acuáticos primitivos evolucionan por primera vez en los lugares más favorables. Poco después, los auténticos escorpiones — los verdaderos respiradores de aire — hacen su aparición repentinamente.
59:3.12 (678.1) Estos progresos ponen fin al tercer período de la vida marina, que abarca veinticinco millones de años y que vuestros investigadores conocen con el nombre de Silúrico.
59:4.1 (678.2) En el transcurso de la lucha secular entre la tierra y el agua, los mares han ganado relativamente la batalla durante largos períodos, pero la hora de la victoria de la tierra está a punto de llegar. Las derivas continentales no han avanzado tanto y, a veces, prácticamente todas las tierras del mundo están conectadas por medio de delgados istmos y de estrechos puentes terrestres.
59:4.2 (678.3) Cuando las tierras emergen de la última inundación silúrica, un importante período del desarrollo del mundo y de la evolución de la vida llega a su fin. Es el principio de una nueva época en la Tierra. El paisaje desnudo y sin atractivo de los tiempos pasados empieza a vestirse con un verdor exuberante, y los primeros bosques espléndidos están a punto de aparecer.
59:4.3 (678.4) La vida marina de esta época era muy variada debido a la separación de las primeras especies, pero más adelante todos estos diversos tipos se mezclaron y se asociaron libremente. Los braquiópodos alcanzaron pronto su apogeo, luego les sucedieron los artrópodos, y los percebes aparecieron por primera vez. Pero el acontecimiento más grande de todos fue la aparición repentina de la familia de los peces. Esta época se convirtió en la era de los peces, ese período de la historia del mundo caracterizado por los tipos de animales vertebrados.
59:4.4 (678.5) Hace 270.000.000 de años, todos los continentes estaban por encima del agua. Desde hacía millones y millones de años, nunca había habido tantas tierras por encima del agua al mismo tiempo; fue una de las épocas más grandes de emergencia de tierras en toda la historia del mundo.
59:4.5 (678.6) Cinco millones de años después, las superficies de América del Norte y del Sur, Europa, África, el norte de Asia y Australia se inundaron durante corto tiempo; en uno u otro momento, la inmersión de América del Norte fue casi completa, y las capas calcáreas resultantes tienen un espesor que varía entre 150 y 1.500 metros. Estos diversos mares devonianos se extendieron primero en una dirección, y luego en otra, de manera que el inmenso mar interior ártico de América del Norte encontró una salida hacia el Océano Pacífico a través del norte de California.
59:4.6 (678.7) Hace 260.000.000 de años, hacia el final de esta época de depresión terrestre, América del Norte estaba parcialmente cubierta por unos mares que se comunicaban simultáneamente con las aguas del Pacífico, del Atlántico, del Ártico y del Golfo. Los depósitos de estas etapas más recientes de la primera inundación devoniana tienen un espesor medio de unos trescientos metros. Los arrecifes de coral que caracterizan esta época indican que los mares interiores eran transparentes y poco profundos. Estos depósitos de coral están puestos al descubierto en las orillas del río Ohio, cerca de Louisville (Kentucky), y tienen aproximadamente treinta metros de espesor, abarcando más de doscientas variedades. Estas formaciones coralinas se extienden a través del Canadá y el norte de Europa hasta las regiones árticas.
59:4.7 (678.8) Después de estas inmersiones, una gran parte de los litorales se elevó considerablemente, de manera que los depósitos primitivos fueron cubiertos de lodo o esquisto. También existe un estrato de arenisca roja que caracteriza una de las sedimentaciones devonianas, y esta capa roja se extiende por una gran parte de la superficie de la Tierra, encontrándose en América del Norte y del Sur, Europa, Rusia, China, África y Australia. Estos depósitos rojos evocan unas condiciones áridas o semiáridas, pero el clima de esta época continuó siendo templado y uniforme.
59:4.8 (679.1) A lo largo de todo este período, las tierras situadas al sudeste de la Isla de Cincinnati permanecieron completamente por encima del agua. Pero una gran parte de Europa occidental, incluyendo a las Islas Británicas, estaba sumergida. En el País de Gales, Alemania y otras partes de Europa, las rocas devonianas tienen un espesor de 6.000 metros.
59:4.9 (679.2) Hace 250.000.000 de años se pudo presenciar la aparición de la familia de los peces, los vertebrados, una de las etapas más importantes de toda la evolución prehumana.
59:4.10 (679.3) Los artrópodos, o crustáceos, fueron los antecesores de los primeros vertebrados. Los precursores de la familia de los peces fueron dos ascendientes artrópodos modificados; uno tenía un cuerpo largo que unía la cabeza y la cola, mientras que el otro era un pre-pez sin espina dorsal ni mandíbulas. Pero estos tipos preliminares fueron rápidamente aniquilados cuando los peces, los primeros vertebrados del mundo animal, aparecieron repentinamente procedentes del norte.
59:4.11 (679.4) Muchos de los peces auténticos más grandes pertenecen a esta época, y algunas variedades provistas de dientes tenían entre ocho y diez metros de largo; los tiburones de hoy en día son los supervivientes de estos peces antiguos. Los peces con pulmón y coraza alcanzaron la cumbre de su evolución, y antes de que hubiera terminado esta época, los peces se habían adaptado tanto al agua dulce como a la salada.
59:4.12 (679.5) Se pueden encontrar verdaderos lechos óseos de dientes y esqueletos de peces en los depósitos acumulados hacia el final de este período, y existen unos lechos ricos en fósiles que están situados a lo largo de la costa de California, puesto que muchas bahías abrigadas del Océano Pacífico penetraban en las tierras de esta región.
59:4.13 (679.6) Las nuevas clases de vegetación terrestre estaban invadiendo la Tierra rápidamente. Hasta ahora crecían pocas plantas en la tierra, salvo en los bordes del agua. Entonces, la prolífica familia de los helechos apareció repentinamente y se extendió muy deprisa por la superficie de las tierras que se elevaban con rapidez en todas las partes del mundo. Pronto se desarrollaron unos tipos de árboles de sesenta centímetros de grueso y doce metros de altura; más tarde evolucionaron las hojas, pero estas variedades primitivas sólo poseían un follaje rudimentario. Existían muchas plantas más pequeñas, pero sus fósiles no se pueden encontrar puesto que las bacterias, que habían aparecido anteriormente, solían destruirlas.
59:4.14 (679.7) Cuando las tierras se elevaron, América del Norte quedó unida a Europa por medio de unos puentes terrestres que se extendían hasta Groenlandia. Y en la actualidad, Groenlandia conserva los restos de estas plantas terrestres primitivas bajo su manto de hielo.
59:4.15 (679.8) Hace 240.000.000 de años, algunas partes de Europa y de América del Norte y del Sur empezaron a hundirse. Este hundimiento marcó la aparición de la última, y menos extensa, de todas las inundaciones devonianas. Los mares árticos se desplazaron de nuevo hacia el sur sobre una gran parte de Norteamérica; el Atlántico inundó gran parte de Europa y de Asia occidental, mientras que el Pacífico meridional cubría la mayoría de la India. Esta inundación fue tan lenta en aparecer como en retirarse. Las Montañas Catskill, situadas a lo largo del margen occidental del río Hudson, son uno de los mayores monumentos geológicos de esta época que se pueden encontrar en la superficie de América del Norte.
59:4.16 (679.9) Hace 230.000.000 de años, los mares continuaban retirándose. Una gran parte de América del Norte estaba por encima del agua, y en la región del San Lorenzo se produjo una importante actividad volcánica. El Monte Real, en Montreal, es la chimenea erosionada de uno de estos volcanes. Los depósitos de toda esta época están bien visibles en los Montes Apalaches de América del Norte, allí donde el río Susquehanna ha tallado un valle que pone al descubierto estas capas sucesivas que alcanzaron más de 4.000 metros de espesor.
59:4.17 (680.1) Los continentes continuaban elevándose y la atmósfera se iba enriqueciendo en oxígeno. La Tierra estaba cubierta de inmensos bosques de helechos de treinta metros de alto, y de los árboles característicos de aquellos tiempos, unos bosques silenciosos donde no se escuchaba el menor ruido, ni siquiera el susurro de una hoja, pues aquellos árboles carecían de hojas.
59:4.18 (680.2) Y así llegó a su fin uno de los períodos más largos de la evolución de la vida marina, la época de los peces. Este período de la historia del mundo duró casi cincuenta millones de años; vuestros investigadores lo conocen con el nombre de Devónico.
59:5.1 (680.3) La aparición de los peces durante el período anterior señala el punto culminante de la evolución de la vida marina. A partir de este momento, la evolución de la vida terrestre se vuelve cada vez más importante. Este período se inicia en unas condiciones casi ideales para la aparición de los primeros animales terrestres.
59:5.2 (680.4) Hace 220.000.000 de años, muchas zonas continentales, incluyendo la mayor parte de América del Norte, se encontraban por encima del agua. La Tierra estaba invadida por una vegetación exuberante; fue realmente la época de loshelechos. El dióxido de carbono continuaba presente en la atmósfera, pero en menor grado.
59:5.3 (680.5) Poco tiempo después se inundó la porción central de América del Norte, creando dos grandes mares interiores. Las regiones montañosas de las costas del Atlántico y del Pacífico estaban situadas un poco más allá de los litorales actuales. Estos dos mares se unieron pronto, mezclando sus diversas formas de vida, y la unión de esta fauna marina marcó el comienzo del rápido declive mundial de la vida marina, y el principio del período siguiente de la vida terrestre.
59:5.4 (680.6) Hace 210.000.000 de años, las cálidas aguas de los mares árticos cubrían la mayor parte de América del Norte y Europa. Las aguas polares del sur inundaban Sudamérica y Australia, mientras que África y Asia estaban muy elevadas.
59:5.5 (680.7) Cuando los mares alcanzaron su máximo nivel, un nuevo desarrollo evolutivo se produjo repentinamente. Los primeros animales terrestres aparecieron bruscamente. Numerosas especies de estos animales podían vivir tanto en la tierra como en el agua. Estos anfibios que respiraban aire se desarrollaron a partir de los artrópodos, cuyas vejigas natatorias se habían transformado en pulmones.
59:5.6 (680.8) Los caracoles, los escorpiones y las ranas salieron de las aguas salobres de los mares y avanzaron por la tierra. Actualmente, las ranas continúan poniendo sus huevos en el agua, y sus crías comienzan su existencia como pececillos, los renacuajos. Este período podría conocerse muy bien como la época de las ranas.
59:5.7 (680.9) Muy poco tiempo después aparecieron los insectos por primera vez, y pronto se extendieron por los continentes del mundo junto con las arañas, escorpiones, cucarachas, grillos y langostas. Las libélulas medían más de setenta y cinco centímetros de envergadura. Se desarrollaron mil especies de cucarachas, y algunas llegaron a medir diez centímetros de largo.
59:5.8 (680.10) Dos grupos de equinodermos se desarrollaron particularmente bien y son en realidad los fósiles guías de esta época. Los grandes tiburones que se alimentaban de animales con conchas también habían evolucionado mucho, y dominaron los océanos durante más de cinco millones de años. El clima era todavía templado y uniforme; la vida marina había cambiado poco. Los peces de agua dulce iban aumentando y los trilobites se acercaban a su extinción. Los corales eran escasos, y una gran parte de la caliza era elaborada por los crinoideos. Las calizas más finas para la construcción se depositaron durante esta época.
59:5.9 (681.1) Las aguas de muchos mares interiores estaban tan cargadas de cal y de otros minerales que dificultaron enormemente el progreso y el desarrollo de muchas especies marinas. Los mares se limpiaron finalmente a consecuencia de un extenso depósito de piedra que en algunas partes contenía zinc y plomo.
59:5.10 (681.2) Los depósitos de esta época carbonífera primitiva tienen entre 150 y 600 metros de espesor, y se componen de arenisca, esquisto y caliza. Los estratos más antiguos contienen fósiles de animales y plantas tanto terrestres como marinos, con mucha grava y sedimentos de las cuencas. Poco carbón explotable se encuentra en estos antiguos estratos. Los depósitos de este tipo, en toda Europa, son muy similares a los que se asentaron en América del Norte.
59:5.11 (681.3) Hacia el final de esta época, las tierras de América del Norte empezaron a elevarse. Hubo una breve interrupción, y el mar volvió a cubrir casi la mitad de sus lechos anteriores. Esta inundación fue de corta duración, y la mayor parte de las tierras se hallaron pronto muy por encima del agua. América del Sur estaba todavía conectada con Europa por medio de África.
59:5.12 (681.4) Esta época fue testigo del comienzo de la formación de los Vosgos, la Selva Negra y los Montes Urales. Las bases de otras montañas más antiguas se encuentran por toda Gran Bretaña y Europa.
59:5.13 (681.5) Hace 200.000.000 de años empezaron las etapas realmente activas del período carbonífero. Los primeros depósitos de carbón se fueron asentando durante los veinte millones de años anteriores a esta época, pero ahora estaban en curso unas actividades más extensas para formar el carbón. La duración de la época efectiva de los depósitos de carbón fue un poco superior a los veinticinco millones de años.
59:5.14 (681.6) Las tierras subían y bajaban periódicamente debido a las variaciones del nivel del mar, provocadas por las actividades en los fondos oceánicos. Esta inestabilidad de la corteza — el hundimiento y la elevación de las tierras — en unión con la prolífica vegetación de los pantanos costeros, contribuyó a la formación de los inmensos depósitos de carbón, lo que ha motivado que este período se conozca con el nombre de Carbonífero. El clima continuaba siendo templado en todo el mundo.
59:5.15 (681.7) Las capas de carbón alternaban con el esquisto, la piedra y el conglomerado. El espesor de estos yacimientos de carbón, en el centro y el este de los Estados Unidos, varía entre doce y quince metros. Pero muchos de estos depósitos fueron derrubiados durante las elevaciones terrestres posteriores. En algunas partes de América del Norte y Europa, los estratos carboníferos tienen 5.500 metros de espesor.
59:5.16 (681.8) La presencia de las raíces de los árboles que crecían en la arcilla que está debajo de los actuales yacimientos de hulla demuestra que el carbón se formó exactamente en el lugar donde se encuentra ahora. El carbón está constituido por los restos, conservados por el agua y modificados por la presión, de la vegetación exuberante que crecía en las ciénagas y en las orillas de los pantanos de esta época lejana. Los estratos de carbón contienen a menudo gas y petróleo a la vez. Los yacimientos de turba, restos de una antigua vegetación, se convertirían en un tipo de carbón si fueran sometidos a una presión y a una temperatura adecuadas. La antracita ha estado sometida a más presión y temperatura que otros tipos de carbón.
59:5.17 (681.9) En América del Norte, el número de las capas carboníferas de los distintos yacimientos, que indican la cantidad de veces que la tierra se hundió y se elevó, varía entre diez en Illinois, veinte en Pensilvania, treinta y cinco en Alabama, y setenta y cinco en Canadá. En los yacimientos de carbón se encuentran fósiles tanto de agua dulce como de agua salada.
59:5.18 (682.1) A lo largo de toda esta época, las montañas de América del Norte y del Sur estuvieron activas, elevándose tanto los Andes como las Montañas Rocosas ancestrales del sur. Las grandes regiones elevadas de las costas del Atlántico y del Pacífico empezaron a hundirse, volviéndose con el tiempo tan erosionadas y sumergidas que los litorales de los dos océanos se retiraron aproximadamente hasta sus posiciones actuales. Los depósitos de esta inundación tienen por término medio unos trescientos metros de espesor.
59:5.19 (682.2) Hace 190.000.000 de años, el mar carbonífero de América del Norte se extendió hacia el oeste sobre la región actual de las Montañas Rocosas, desaguando en el Océano Pacífico a través del norte de California. El carbón continuó asentándose en todas las Américas y Europa, capa tras capa, a medida que las regiones costeras se elevaban y descendían durante estas épocas de oscilación de los litorales.
59:5.20 (682.3) Hace 180.000.000 de años se terminó el período carbonífero, durante el cual el carbón se había formado en todo el mundo — en Europa, la India, China, África del norte y las Américas. Al final de este período de formación del carbón, el este del valle del Misisipí, en América del Norte, se elevó, y la mayor parte de esta región ha permanecido desde entonces por encima del nivel del mar. Este período de elevación terrestre señala el comienzo de las montañas modernas de América del Norte, tanto en la región de los Apalaches como en el oeste. Los volcanes estaban activos en Alaska y California, así como en las regiones de Europa y Asia donde se estaban formando montañas. El este de América y el oeste de Europa estaban conectados por el continente de Groenlandia.
59:5.21 (682.4) La elevación de las tierras empezó a modificar el clima oceánico de las épocas anteriores, y a sustituirlo por los inicios del clima continental, menos benigno y más variable.
59:5.22 (682.5) Las plantas de estos tiempos eran esporíferas, y el viento podía diseminarlas en todas las direcciones. El tronco de los árboles carboníferos tenía generalmente dos metros de diámetro y a menudo treinta y ocho metros de altura. Los helechos modernos son verdaderas reliquias de estas épocas pasadas.
59:5.23 (682.6) Éstas fueron, por lo general, las épocas en que se desarrollaron los organismos de agua dulce; la vida marina anterior sufrió pocos cambios. Pero la característica importante de este período fue la aparición repentina de las ranas y de sus múltiples primos. Las características de la vida de la época carbonífera fueron los helechos y las ranas.
59:6.1 (682.7) Este período señala el final del desarrollo evolutivo fundamental de la vida marina y el principio del período de transición que condujo a las épocas posteriores de los animales terrestres.
59:6.2 (682.8) Ésta fue una época de gran empobrecimiento de la vida. Miles de especies marinas perecieron, y la vida apenas estaba todavía bien establecida en la tierra. Fue un período de tribulaciones biológicas, una época en la que la vida casi desapareció de la faz de la Tierra y de las profundidades de los océanos. Hacia el final de la larga era de la vida marina, más de cien mil especies de criaturas vivientes existían en la Tierra. Al final de este período de transición, menos de quinientas habían sobrevivido.
59:6.3 (682.9) Las particularidades de este nuevo período no se debieron tanto al enfriamiento de la corteza terrestre o a la larga ausencia de la actividad volcánica como a una combinación inhabitual de influencias vulgares y preexistentes — el estrechamiento de los mares y la creciente elevación de enormes masas terrestres. El templado clima oceánico de los tiempos pasados estaba desapareciendo, y el tipo de clima continental más severo se extendía rápidamente.
59:6.4 (683.1) Hace 170.000.000 de años tuvieron lugar unas grandes adaptaciones y cambios evolutivos en toda la superficie de la Tierra. Los continentes se estaban elevando en todo el mundo a medida que los fondos oceánicos se hundían. Aparecieron cadenas montañosas aisladas. La parte oriental de América del Norte estaba muy por encima del mar; el oeste se elevaba lentamente. Los continentes estaban cubiertos de lagos salados grandes y pequeños, y de numerosos mares interiores que se comunicaban con los océanos por medio de angostos estrechos. Los estratos de este período de transición varían entre 300 y 2.100 metros de espesor.
59:6.5 (683.2) La corteza terrestre se plegó extensamente durante estas elevaciones de tierras. Fue una época de elevación continental, pero desaparecieron algunos puentes terrestres, incluyendo a los continentes que habían conectado durante tanto tiempo a América del Sur con África y a América del Norte con Europa.
59:6.6 (683.3) Los lagos y los mares interiores se iban secando gradualmente en todo el mundo. Empezaron a aparecer montañas aisladas y glaciares regionales, especialmente en el hemisferio sur, y el depósito glacial de estas formaciones de hielo locales se puede encontrar, en muchas regiones, incluso entre algunas capas superiores de los últimos depósitos de carbón. Aparecieron dos nuevos factores climáticos — la glaciación y la aridez. Muchas de las regiones más elevadas de la Tierra se habían vuelto áridas y estériles.
59:6.7 (683.4) A lo largo de todos estos tiempos de cambios climáticos se produjeron también grandes variaciones en las plantas terrestres. Las plantas con semillas aparecieron por primera vez y proporcionaron una mejor provisión de alimentos para la vida animal terrestre que se multiplicaría posteriormente. Los insectos sufrieron un cambio radical. Sus períodos de reposo evolucionaron para hacer frente a las exigencias de la suspensión de las funciones vitales durante el invierno y las sequías.
59:6.8 (683.5) Entre los animales terrestres, las ranas alcanzaron su punto culminante en la época anterior, y declinaron rápidamente, pero sobrevivieron porque podían vivir mucho tiempo incluso en las charcas y los estanques en vías de secarse de aquellos tiempos lejanos extremadamente duros. Durante esta época de decadencia de las ranas, el primer paso de su evolución hacia los reptiles se produjo en África. Como las masas continentales aún estaban conectadas entre sí, estas criaturas pre-reptiles que respiraban aire se diseminaron por todo el mundo. La atmósfera había cambiado tanto en esta época que servía admirablemente para mantener la respiración animal. Poco tiempo después de la llegada de estas ranas pre-reptiles, América del Norte se quedó temporalmente aislada, separada de Europa, Asia y América del Sur.
59:6.9 (683.6) El enfriamiento paulatino de las aguas oceánicas contribuyó mucho a la destrucción de la vida en los mares. Los animales marinos de aquellos tiempos se refugiaron temporalmente en tres lugares favorables: la región actual del Golfo de Méjico, la Bahía del Ganges en la India y la Bahía de Sicilia en la cuenca mediterránea. Desde estas tres regiones, las nuevas especies marinas, nacidas para afrontar la adversidad, salieron más tarde para repoblar los mares.
59:6.10 (683.7) Hace 160.000.000 de años, la Tierra estaba ampliamente cubierta de una vegetación adaptada al mantenimiento de la vida animal terrestre, y la atmósfera se había vuelto ideal para la respiración animal. Así terminan el período de reducción de la vida marina y los difíciles tiempos de adversidad biológica que eliminaron todas las formas de vida, salvo las que tenían un valor de supervivencia; por lo tanto, estas últimas merecieron ser los antepasados de la vida muy bien diferenciada que se desarrollaría con más rapidez durante las épocas siguientes de la evolución planetaria.
59:6.11 (684.1) El final de este período de tribulaciones biológicas, que vuestros estudiosos conocen con el nombre de Pérmico, señala igualmente el final de la larga era Paleozoica, que abarca una cuarta parte de la historia planetaria, o sea doscientos cincuenta millones de años.
59:6.12 (684.2) El inmenso criadero de vida que fueron los océanos de Urantia ha cumplido su objetivo. Durante las largas épocas en que las tierras eran inadecuadas para sostener la vida, antes de que la atmósfera contuviera el suficiente oxígeno para mantener a los animales terrestres superiores, el mar dio a luz a la vida primitiva del planeta y la alimentó. Ahora, la importancia biológica del mar disminuye progresivamente a medida que la segunda etapa de la evolución empieza a desarrollarse en la tierra firme.
59:6.13 (684.3) [Presentado por un Portador de Vida de Nebadon, miembro del cuerpo original asignado a Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 60
60:0.1 (685.1) LA ERA de la vida exclusivamente marina ha terminado. La elevación de las tierras, el enfriamiento de la corteza y de los océanos, el estrechamiento de los mares y, como consecuencia de esto, el hacerse cada vez más profundos, así como el gran aumento de las tierras en las latitudes septentrionales, contribuyeron todos enormemente a cambiar el clima del mundo en todas las regiones alejadas de la zona ecuatorial.
60:0.2 (685.2) Las épocas finales de la era anterior fueron en verdad la era de las ranas, pero estos antepasados de los vertebrados terrestres ya no eran dominantes pues habían sobrevivido en cantidades muy reducidas. Muy pocos tipos salieron con vida de las rigurosas pruebas del período anterior de tribulaciones biológicas. Incluso las plantas esporíferas estuvieron a punto de extinguirse.
60:1.1 (685.3) Los depósitos de erosión de este período eran principalmente conglomerados, esquisto y arenisca. Tanto en América como en Europa, el yeso y las capas rojas de todas estas sedimentaciones indican que el clima de estos continentes era árido. Estas regiones áridas estuvieron sometidas a una gran erosión causada por los aguaceros periódicos y violentos que caían en las altas tierras circundantes.
60:1.2 (685.4) En estas capas se encuentran pocos fósiles, pero en la arenisca se pueden observar numerosas huellas de los reptiles terrestres. En muchas regiones, los depósitos de arenisca roja de trescientos metros de espesor, correspondientes a este período, no contienen ningún fósil. Los animales terrestres sólo vivieron de manera continuada en algunas partes de África.
60:1.3 (685.5) El espesor de estos depósitos varía entre 900 y 3.000 metros, y alcanza incluso 5.500 metros en la costa del Pacífico. Más tarde, la lava se introdujo por la fuerza entre muchas de estas capas. Los Acantilados del Río Hudson fueron formados por la extrusión de lavas basálticas entre estos estratos triásicos. La actividad volcánica era extensa en diversas partes del mundo.
60:1.4 (685.6) Los depósitos de este período se pueden encontrar en Europa, especialmente en Alemania y Rusia. La nueva arenisca roja de Inglaterra pertenece a esta época. La caliza se depositó en los Alpes meridionales a consecuencia de una invasión del mar, y ahora se puede observar bajo la forma peculiar de los muros, picos y pilares de caliza dolomítica de esas regiones. Esta capa se encuentra en toda África y Australia. El mármol de Carrara procede de esta caliza modificada. No se encontrará nada de este período en las regiones meridionales de América del Sur, pues aquella parte del continente permaneció sumergida y, por lo tanto, sólo presenta un depósito acuático o marino sin interrupción entre las épocas anteriores y posteriores.
60:1.5 (686.1) Hace 150.000.000 de años comenzaron los primeros períodos de la vida terrestre en la historia del mundo. A la vida no le iba bien en general, pero le iba mejor que durante la etapa final, ardua y hostil, de la era de la vida marina.
60:1.6 (686.2) Al empezar esta era, las partes orientales y centrales de América del Norte, la mitad norte de América del Sur, la mayor parte de Europa y toda Asia están completamente por encima del agua. América del Norte se encuentra geográficamente aislada por primera vez, pero no por mucho tiempo, ya que el puente terrestre del Estrecho de Bering emerge pronto de nuevo, uniendo al continente con Asia.
60:1.7 (686.3) En América del Norte se formaron grandes depresiones paralelas a las costas del Atlántico y del Pacífico. En Connecticut apareció la gran falla oriental, y uno de sus lados se hundió con el tiempo más de tres kilómetros. Muchas de estas depresiones norteamericanas y muchas cuencas lacustres de agua dulce y salada de las regiones montañosas se llenaron posteriormente con depósitos de erosión. Más tarde, estas depresiones terrestres rellenas fueron elevadas considerablemente debido a las corrientes de lava que se produjeron bajo tierra. Los bosques petrificados de muchas regiones corresponden a esta época.
60:1.8 (686.4) La costa del Pacífico, que habitualmente permaneció por encima del agua durante las inmersiones continentales, se hundió, a excepción de la parte sur de California y de una gran isla que entonces existía en lo que hoy es el Océano Pacífico. Este antiguo mar de California era rico en vida marina y se extendía hacia el este hasta unirse con la vieja cuenca marítima de la región del mediooeste norteamericano.
60:1.9 (686.5) Hace 140.000.000 de años, y con el único indicio de los dos antepasados pre-reptiles que se habían desarrollado en África durante la época anterior, los reptiles aparecieron repentinamente con todos sus atributos. Se desarrollaron con rapidez, y pronto dieron nacimiento a los cocodrilos, a los reptiles con escamas y finalmente a las serpientes marinas y a los reptiles voladores. Sus antepasados de transición desaparecieron rápidamente.
60:1.10 (686.6) Estos dinosaurios reptiles que evolucionaban con rapidez se convirtieron pronto en los reyes de esta época. Ponían huevos y se distinguían de todos los demás animales por tener un cerebro pequeño, que pesaba menos de medio kilo y tenía que controlar un cuerpo que más adelante llegó a pesar cuarenta toneladas. Pero los primeros reptiles eran más pequeños, carnívoros, y caminaban sobre sus patas traseras igual que los canguros. Tenían los huesos huecos como las aves y posteriormente sólo desarrollaron tres dedos en sus patas traseras, por lo que muchas de sus huellas fosilizadas se han confundido con las de aves gigantes. Los dinosaurios herbívoros evolucionaron más tarde. Caminaban sobre las cuatro patas y una rama de este grupo desarrolló una coraza protectora.
60:1.11 (686.7) Los primeros mamíferos aparecieron varios millones de años después. No tenían placenta y rápidamente resultaron ser un fracaso; ninguno de ellos sobrevivió. Se trató de un esfuerzo experimental por mejorar los tipos de mamíferos, pero no tuvo éxito en Urantia.
60:1.12 (686.8) La vida marina de este período era escasa, pero mejoró rápidamente gracias a la nueva invasión de los mares, que produjo otra vez extensos litorales de aguas poco profundas. Como la cantidad de aguas poco profundas era mayor alrededor de Europa y Asia, los yacimientos más ricos en fósiles se encuentran cerca de estos continentes. Si hoy queréis estudiar la vida de esta época, examinad las regiones del Himalaya, Siberia y el Mediterráneo, así como la India y las islas de la cuenca del Pacífico Sur. Una característica destacada de la vida marina era la presencia de grandes cantidades de hermosos amonites, cuyos restos fósiles se encuentran por todo el mundo.
60:1.13 (686.9) Hace 130.000.000 de años, los mares habían cambiado muy poco. Siberia y América del Norte estaban unidas por el puente terrestre del Estrecho de Bering. Una vida marina abundante y excepcional apareció en la costa californiana del Pacífico, donde más de mil especies de amonites se desarrollaron a partir de los tipos superiores de cefalópodos. Durante este período, los cambios en la vida fueron realmente revolucionarios, a pesar de ser transitorios y graduales.
60:1.14 (687.1) Este período se prolongó durante veinticinco millones de años, y se le conoce con el nombre de Triásico.
60:2.1 (687.2) Hace 120.000.000 de años empezó una nueva fase de la época de los reptiles. El gran acontecimiento de este período fue la evolución y la decadencia de los dinosaurios. La vida animal terrestre alcanzó su máximo desarrollo en lo que se refiere al tamaño, y prácticamente había desaparecido de la faz de la Tierra al finalizar esta época. Evolucionaron dinosaurios de todos los tamaños, desde una especie que medía menos de sesenta centímetros hasta los enormes dinosaurios no carnívoros de casi veintitrés metros de longitud, cuya corpulencia no ha sido igualada nunca más por ninguna criatura viviente.
60:2.2 (687.3) Los dinosaurios más grandes tuvieron su origen en el oeste de América del Norte. Estos monstruosos reptiles están enterrados en todas las regiones de las Montañas Rocosas, a lo largo de toda la costa atlántica de América del Norte, en Europa occidental, África del Sur y la India, pero no en Australia.
60:2.3 (687.4) Estas criaturas macizas se volvieron menos activas y fuertes a medida que aumentaron de tamaño; pero necesitaban una cantidad de comida tan enorme y la Tierra estaba tan atestada de ellos, que se murieron literalmente de hambre y se extinguieron — les faltó la inteligencia necesaria para enfrentarse con la situación.
60:2.4 (687.5) En esta época, la mayor parte del este de América del Norte, que había estado mucho tiempo elevada, había sido rebajada de nivel y arrastrada hacia el Océano Atlántico, de tal manera que la costa se extendía varios cientos de kilómetros más allá que en la actualidad. La parte occidental del continente aún estaba elevada, pero estas mismas regiones fueron invadidas más tarde tanto por el mar del norte como por el Pacífico, que se extendió hacia el este hasta la región de Black Hills, en Dakota.
60:2.5 (687.6) Ésta fue una época de agua dulce caracterizada por numerosos lagos interiores, tal como lo demuestran los abundantes fósiles de agua dulce de los llamados yacimientos «Morrison» de Colorado, Montana y Wyoming. El espesor de estos depósitos combinados de agua dulce y salada varía entre 600 y 1.500 metros; pero muy poca caliza está presente en estas capas.
60:2.6 (687.7) El mismo mar polar que se extendió tan lejos hacia el sur sobre América del Norte, cubrió igualmente toda Sudamérica, a excepción de la cordillera de los Andes que acababa de aparecer. La mayor parte de China y Rusia estaba inundada, pero la invasión de las aguas fue más importante en Europa. Durante esta inmersión se sedimentó la hermosa piedra litográfica de Alemania del sur, unos estratos en los que se han conservado, como si se hubieran depositado ayer mismo, unos fósiles tales como las alas más delicadas de los antiguos insectos.
60:2.7 (687.8) La flora de esta época era muy similar a la de la anterior. Los helechos persistían, mientras que las coníferas y los pinos se parecían cada vez más a las variedades de hoy en día. Aún se estaba formando un poco de carbón a lo largo de las costas septentrionales del Mediterráneo.
60:2.8 (687.9) El regreso de los mares mejoró el clima. Los corales se extendieron por las aguas europeas, lo que demuestra que el clima era todavía templado y uniforme, pero nunca volvieron a aparecer en los mares polares que se enfriaban lentamente. La vida marina de estos tiempos mejoró y se desarrolló considerablemente, sobre todo en las aguas europeas. Tanto los corales como los crinoideos aparecieron temporalmente en mayores cantidades que antes, pero los amonites dominaban la vida invertebrada de los océanos; su tamaño medio oscilaba entre siete y diez centímetros, aunque una especie alcanzó un diámetro de dos metros y medio. Las esponjas estaban por todas partes, y tanto las jibias como las ostras continuaron evolucionando.
60:2.9 (688.1) Hace 110.000.000 de años, los potenciales de la vida marina continuaban desarrollándose. El erizo de mar fue una de las mutaciones sobresalientes de esta época. Los cangrejos, las langostas y otros tipos de crustáceos modernos se desarrollaron plenamente. Se produjeron cambios destacados en la familia de los peces, apareciendo por primera vez un tipo de esturión, pero las feroces serpientes de mar, descendientes de los reptiles terrestres, infestaban aún todos los mares y amenazaban con destruir la familia entera de los peces.
60:2.10 (688.2) Ésta continuaba siendo por excelencia la época de los dinosaurios. Invadieron la Tierra hasta tal punto que, durante el período anterior de invasión del mar, dos especies se habían adaptado al agua para subsistir. Estas serpientes de mar representan un paso atrás en la evolución. Mientras que algunas especies nuevas van progresando, ciertas cepas permanecen estacionarias y otras tienden a retroceder, volviendo a un estado anterior. Y esto es lo que sucedió cuando estos dos tipos de reptiles abandonaron la tierra firme.
60:2.11 (688.3) A medida que pasaba el tiempo, las serpientes de mar alcanzaron tales dimensiones que se volvieron muy lentas, y al final perecieron porque no tenían un cerebro lo bastante grande como para proteger sus inmensos cuerpos. Su cerebro pesaba menos de sesenta gramos, a pesar del hecho de que estos enormes ictiosaurios alcanzaban a veces quince metros de longitud, y la mayoría sobrepasaba los diez metros. Los cocodriloideos marinos fueron también una regresión del tipo de reptil terrestre, pero a diferencia de las serpientes marinas, estos animales siempre volvían a la tierra para poner sus huevos.
60:2.12 (688.4) Poco después de que dos especies de dinosaurios emigraran al agua en un intento vano por preservarse, otros dos tipos se vieron forzados a vivir en el aire debido a la lucha encarnizada por la vida en la tierra. Pero estos pterosaurios voladores no fueron los antepasados de las auténticas aves de las épocas posteriores; evolucionaron a partir de los dinosaurios saltadores de huesos huecos, y sus alas se parecían a las de los murciélagos, con una envergadura de seis a ocho metros. Estos antiguos reptiles voladores se desarrollaban hasta alcanzar tres metros de largo, y tenían unas mandíbulas separables muy parecidas a las de las serpientes modernas. Durante algún tiempo, estos reptiles voladores parecieron ser un éxito, pero no lograron evolucionar de manera que pudieran sobrevivir como navegantes aéreos. Representan las cepas extinguidas de los precursores de las aves.
60:2.13 (688.5) Las tortugas se multiplicaron durante este período, apareciendo por primera vez en América del Norte. Sus antepasados habían venido de Asia por el puente terrestre del norte.
60:2.14 (688.6) Hace cien millones de años, la época de los reptiles se acercaba a su fin. Los dinosaurios, a pesar de su enorme masa, eran unos animales casi sin cerebro, y carecían de la inteligencia suficiente para conseguir la comida necesaria a fin de alimentar unos cuerpos tan colosales. Por ese motivo, estos perezosos reptiles terrestres perecieron en cantidades cada vez mayores. De ahora en adelante, la evolución perseguirá el crecimiento del cerebro, y no la masa física; y el desarrollo del cerebro caracterizará cada época sucesiva de la evolución animal y del progreso planetario.
60:2.15 (688.7) Este período, que abarca el apogeo de los reptiles y el principio de su decadencia, duró casi veinticinco millones de años y se conoce con el nombre de Jurásico.
60:3.1 (688.8) El gran período cretáceo deriva su nombre del predominio en los mares de los prolíficos foraminíferos productores de creta. Este período conduce a Urantia cerca del final del largo dominio de los reptiles, y es testigo de la aparición en la Tierra de las plantas floríferas y las aves. Es también la época en que termina la deriva de los continentes hacia el oeste y el sur, acompañada de enormes deformaciones de la corteza junto con flujos de lava generalizados y grandes actividades volcánicas.
60:3.2 (689.1) Cerca del final del período geológico anterior, una gran parte de las tierras continentales estaban por encima de las aguas, aunque hasta ahora no había picos montañosos. Pero a medida que continuaba la deriva continental, ésta se encontró con el primer gran obstáculo en el fondo profundo del Pacífico. Esta contienda entre las fuerzas geológicas impulsó la formación de toda la enorme cordillera que se extiende en dirección norte-sur desde Alaska hasta el Cabo de Hornos, pasando por Méjico.
60:3.3 (689.2) En la historia geológica, este período se convierte así en la etapa de formación de las montañas modernas. Antes de esta época existían pocos picos montañosos, sólo había lomas elevadas de gran anchura. En aquel entonces, la cordillera costera del Pacífico empezaba a elevarse, pero estaba situada a 1.100 kilómetros al oeste del litoral actual. Las Sierras estaban comenzando a formarse, y sus estratos de cuarzo auríferos son el resultado de las corrientes de lava de esta época. En la parte este de América del Norte, la presión de las aguas del Atlántico actuaba también para provocar una elevación de las tierras.
60:3.4 (689.3) Hace 100.000.000 de años, el continente norteamericano y una parte de Europa estaban completamente por encima del agua. La deformación de los continentes americanos continuaba, produciendo la metamorfosis de los Andes sudamericanos y la elevación gradual de las llanuras occidentales de América del Norte. La mayor parte de Méjico se hundió bajo el mar, y el Atlántico meridional invadió la costa oriental de América del Sur, alcanzando finalmente el litoral actual. Los océanos Atlántico e Índico eran entonces más o menos como hoy.
60:3.5 (689.4) Hace 95.000.000 de años, las masas terrestres de América y Europa empezaron a hundirse de nuevo. Los mares del sur comenzaron a invadir América del Norte y se extendieron paulatinamente hacia el norte hasta comunicarse con el Océano Ártico, lo que constituyó la segunda gran inmersión del continente. Cuando este mar se retiró finalmente, dejó el continente casi como es en la actualidad. Antes de que empezara esta gran inmersión, las tierras altas del este de los Apalaches se habían desgastado casi por completo hasta el nivel del mar. Las capas policromas de arcilla pura que se utilizan ahora para fabricar objetos de barro se depositaron en las regiones costeras del Atlántico durante esta época, y tienen un espesor medio de unos 600 metros.
60:3.6 (689.5) Se produjeron grandes actividades volcánicas al sur de los Alpes y a lo largo de la cordillera costera actual de California. En Méjico tuvieron lugar las mayores deformaciones de la corteza que se habían observado durante millones y millones de años. También ocurrieron grandes cambios en Europa, Rusia, Japón y en la parte meridional de América del Sur. El clima se volvió cada vez más variado.
60:3.7 (689.6) Hace 90.000.000 de años, las angiospermas emergieron de estos mares cretáceos primitivos y pronto invadieron los continentes. Estas plantas terrestres aparecieron repentinamente junto con las higueras, las magnolias y los tulipaneros. Poco tiempo después, las higueras, los árboles del pan y las palmeras se extendieron sobre Europa y las llanuras occidentales de América del Norte. No apareció ningún nuevo animal terrestre.
60:3.8 (689.7) Hace 85.000.000 de años se cerró el Estrecho de Bering, aislando a las aguas de los mares nórdicos en vías de enfriarse. Hasta entonces, la vida marina de las aguas del Golfo y del Atlántico había diferido enormemente de la del Océano Pacífico debido a las variaciones de temperatura de estas dos masas de agua, que ahora se volvieron uniformes.
60:3.9 (689.8) Los depósitos de creta y de marga de arenisca verde dan su nombre a este período. Las sedimentaciones de esta época son abigarradas, y consisten en creta, esquisto, arenisca y pequeñas cantidades de caliza, junto con carbón de calidad inferior o lignito, y en muchas regiones contienen petróleo. El espesor de estas capas varía entre 60 metros en algunos lugares hasta 3.000 metros en el oeste de América del Norte y en muchas localidades de Europa. Estos depósitos se pueden observar en las estribaciones inclinadas de los bordes orientales de las Montañas Rocosas.
60:3.10 (690.1) Estos estratos están impregnados de creta en todo el mundo, y estas capas de semirroca porosa recogen el agua en los afloramientos inclinados y la transportan hacia abajo para proporcionar suministro de agua a una gran parte de las regiones actualmente áridas de la Tierra.
60:3.11 (690.2) Hace 80.000.000 de años se produjeron grandes perturbaciones en la corteza terrestre. El avance de la deriva continental hacia el oeste se estaba deteniendo, y la enorme energía de la pesada inercia de la masa continental interior desplomó el litoral Pacífico de las dos Américas, iniciándose como repercusión unos cambios profundos a lo largo de las costas asiáticas del Pacífico. Esta elevación de tierras alrededor del Pacífico, que culminó en las cadenas de montañas actuales, tiene más de cuarenta mil kilómetros de longitud. Los levantamientos que acompañaron su nacimiento fueron las mayores deformaciones de la superficie que han tenido lugar desde que la vida apareció en Urantia. Las corrientes de lava, tanto por encima como por debajo de la tierra, fueron extensas y generalizadas.
60:3.12 (690.3) La época de hace 75.000.000 de años señala el final de la deriva continental. Desde Alaska hasta el Cabo de Hornos, las largas cadenas de montañas de la costa del Pacífico estaban concluidas, pero aún había pocos picos.
60:3.13 (690.4) El deslizamiento hacia atrás causado por la detención de la deriva continental continuó elevando las llanuras occidentales de América del Norte, mientras que en el este, los desgastados Montes Apalaches de la región costera del Atlántico fueron proyectados directamente hacia arriba, con poca o ninguna inclinación.
60:3.14 (690.5) Hace 70.000.000 de años tuvieron lugar las deformaciones de la corteza relacionadas con la máxima elevación de la región de las Montañas Rocosas. Un gran segmento de roca fue empujado veinticuatro kilómetros sobre la superficie de la Columbia Británica; en este lugar las rocas cámbricas están tendidas oblicuamente sobre las capas cretáceas. Otro corrimiento espectacular se produjo en la vertiente oriental de las Montañas Rocosas, cerca de la frontera canadiense; aquí se pueden encontrar las capas de piedra anteriores a la vida colocadas encima de los depósitos cretáceos entonces recientes.
60:3.15 (690.6) Ésta fue una época de actividad volcánica en todo el mundo, que dio origen a numerosos pequeños conos volcánicos aislados. Unos volcanes submarinos estallaron en la región sumergida del Himalaya. Una gran parte del resto de Asia, incluyendo a Siberia, aún estaba también por debajo del agua.
60:3.16 (690.7) Hace 65.000.000 de años se produjo una de las mayores erupciones de lava de todos los tiempos. Las capas depositadas por estas erupciones de lava y otras anteriores se pueden encontrar en todas las Américas, África del norte y del sur, Australia y algunas partes de Europa.
60:3.17 (690.8) Los animales terrestres habían cambiado poco, pero se multiplicaron rápidamente debido a una mayor emergencia continental, sobre todo en América del Norte. Como la mayor parte de Europa estaba sumergida, América del Norte fue el gran campo donde evolucionaron los animales terrestres de aquellos tiempos.
60:3.18 (690.9) El clima continuaba siendo cálido y uniforme. Las regiones árticas disfrutaban de un tiempo muy parecido al del clima actual del centro y el sur de América del Norte.
60:3.19 (690.10) Una gran evolución se estaba produciendo en la vida vegetal. Las angiospermas predominaban entre las plantas terrestres y muchos árboles actuales aparecieron por primera vez, incluyendo a las hayas, abedules, robles, nogales, sicomoros, arces y palmeras modernas. Abundaban las frutas, las hierbas y los cereales, y estas hierbas y árboles semillíferos significaron para el mundo vegetal lo que los antepasados del hombre para el mundo animal — su importancia evolutiva sólo fue superada por la aparición del hombre mismo. Repentinamente y sin una gradación previa, la gran familia de las plantas floríferas apareció por mutación. Esta nueva flora se extendió pronto por el mundo entero.
60:3.20 (691.1) Hace 60.000.000 de años, aunque los reptiles terrestres estaban en decadencia, los dinosaurios continuaban siendo los reyes de la Tierra, y ahora pasaron a ocupar el primer lugar los tipos más ágiles y activos de dinosaurios carnívoros, pertenecientes a las variedades saltadoras más pequeñas, similares a los canguros. Pero algún tiempo antes habían aparecido unos nuevos tipos de dinosaurios herbívoros, que se multiplicaron rápidamente debido a la aparición de las plantas terrestres de la familia de las herbáceas. Uno de estos nuevos dinosaurios herbívoros era un verdadero cuadrúpedo, provisto de dos cuernos y un reborde parecido a una capa sobre la paletilla. Apareció el tipo de tortuga terrestre de seis metros de ancho, así como los cocodrilos modernos y las auténticas serpientes del tipo actual. También se estaban produciendo grandes cambios entre los peces y otras formas de vida marina.
60:3.21 (691.2) Las pre-aves zancudas y nadadoras de las épocas anteriores no habían prosperado en el aire, ni tampoco los dinosaurios voladores. Fueron unas especies efímeras que se extinguieron pronto. Sufrieron también el mismo destino que los dinosaurios, la destrucción, pues tenían muy poca sustancia cerebral en comparación con el tamaño de su cuerpo. Esta segunda tentativa por producir unos animales que pudieran navegar en la atmósfera fracasó, al igual que el intento frustrado por producir los mamíferos durante esta época y una época anterior.
60:3.22 (691.3) Hace 55.000.000 de años, la marcha de la evolución estuvo marcada por la aparición repentina de la primera auténtica ave, una pequeña criatura parecida a la paloma, que fue la antecesora de todas las aves. Era el tercer tipo de criatura voladora que aparecía en la Tierra; surgió directamente del grupo de los reptiles, y no de los dinosaurios voladores contemporáneos ni de los tipos anteriores de aves terrestres dentadas. Por eso a este período se le conoce como la época de lasaves así como la época de la decadencia de los reptiles.
60:4.1 (691.4) El gran período cretáceo se acercaba a su fin, y su terminación señala el final de las grandes invasiones marinas de los continentes. Esto es particularmente cierto en lo que se refiere a América del Norte, donde había habido exactamente veinticuatro grandes inundaciones. Aunque posteriormente se produjeron inmersiones de menor importancia, ninguna de ellas se puede comparar con las extensas y prolongadas invasiones marinas de esta época y de otras anteriores. Estos períodos en los que la tierra y el mar predominaban alternativamente se produjeron durante ciclos de millones de años. La elevación y el hundimiento de los fondos oceánicos y de los niveles de las tierras continentales se efectuaron siguiendo un ritmo secular. Estos mismos movimientos rítmicos de la corteza continuarán produciéndose durante toda la historia de la Tierra, pero con menos frecuencia y en menor grado.
60:4.2 (691.5) Este período presencia también el final de la deriva continental y la formación de las montañas modernas de Urantia. Pero la presión de las masas continentales y el impulso transversal de su deriva secular no son los únicos factores que influyen en la formación de las montañas. El factor principal y subyacente que determina el emplazamiento de una cordillera es la existencia previa de una tierra baja, o depresión, que se ha rellenado con los depósitos relativamente más ligeros de la erosión terrestre y con los terrenos de acarreo marinos de las épocas anteriores. Estas zonas de tierra más ligeras tienen a veces un espesor de 4.500 a 6.000 metros; por consiguiente, cuando la corteza es sometida a una presión de cualquier origen, estas zonas más ligeras son las primeras en desplomarse, plegarse y levantarse para equilibrar y compensar las fuerzas y presiones en conflicto y contrapuestas que actúan en la corteza terrestre o por debajo de ella. Estos levantamientos de tierras se producen a veces sin plegamientos. Pero en relación con la elevación de las Montañas Rocosas, se produjeron unos grandes plegamientos e inclinaciones, junto con enormes deslizamientos de las distintas capas, tanto superficiales como subterráneas.
60:4.3 (692.1) Las montañas más antiguas del mundo están situadas en Asia, Groenlandia y Europa septentrional, en medio de las de los antiguos sistemas este-oeste. Las montañas con una edad media se encuentran en el grupo que rodea al Pacífico y en el segundo sistema este-oeste europeo, que nació aproximadamente al mismo tiempo. Este gigantesco levantamiento tiene casi dieciséis mil kilómetros de largo, y se extiende desde Europa hasta las elevaciones terrestres de las Antillas. Las montañas más jóvenes se encuentran en el sistema de las Montañas Rocosas donde, durante épocas enteras, las elevaciones de tierras sólo se produjeron para ser cubiertas sucesivamente por el mar, aunque algunas de las tierras más altas permanecieron como islas. Después de formarse las montañas de edad media, se elevaron unas tierras altas realmente montañosas, y posteriormente estuvieron destinadas a ser esculpidas por el arte combinado de los elementos de la naturaleza, hasta convertirse en las Montañas Rocosas actuales.
60:4.4 (692.2) La región actual de las Montañas Rocosas de América del Norte no es la elevación terrestre original; aquella elevación había sido nivelada por la erosión desde hacía mucho tiempo, y luego fue elevada de nuevo. La actual cadena de montañas de la parte delantera es todo lo que queda de los restos de la cadena original que volvió a elevarse. Los picos Pikes y Longs son unos ejemplos destacados de esta actividad montañosa, que se extendió durante dos o más generaciones de la vida de las montañas. Estos dos picos conservaron sus cimas por encima del agua durante varias inundaciones anteriores.
60:4.5 (692.3) Tanto biológica como geológicamente, ésta fue una época memorable y activa en la tierra y bajo el agua. Los erizos de mar aumentaron, mientras que los corales y los crinoideos disminuyeron. Los amonites, que habían tenido una influencia predominante durante una época anterior, también declinaron rápidamente. En la tierra, los pinos y otros árboles modernos, incluyendo a las gigantescas secuoyas, reemplazaron en gran parte a los bosques de helechos. Hacia el final de este período, aunque los mamíferos placentarios no han evolucionado todavía, el escenario biológico está totalmente preparado para la aparición, en una época posterior, de los primeros antepasados de los futuros tipos de mamíferos.
60:4.6 (692.4) Así finaliza una larga era de la evolución mundial, que se extiende desde la primera aparición de la vida terrestre hasta los tiempos más recientes de los antepasados inmediatos de la especie humana y sus ramas colaterales. Esta época, llamada Cretácea, abarca cincuenta millones de años y pone fin a la era premamífera de la vida terrestre, que se prolonga durante un período de cien millones de años y se conoce con el nombre de Mesozoica.
60:4.7 (692.5) [Presentado por un Portador de Vida de Nebadon asignado a Satania, y que ahora ejerce su actividad en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 61
61:0.1 (693.1) LA ERA de los mamíferos se extiende desde la época de los primeros mamíferos placentarios hasta el final del período glacial, abarcando un poco menos de cincuenta millones de años.
61:0.2 (693.2) Durante esta época cenozoica, el paisaje del mundo ofrecía un aspecto atractivo — colinas onduladas, amplios valles, anchos ríos y grandes bosques. Durante este período de tiempo, el istmo de Panamá se elevó y se hundió dos veces, y el puente terrestre del Estrecho de Bering hizo tres veces lo mismo. Los tipos de animales eran muchos y variados a la vez. Los árboles rebosaban de pájaros y el mundo entero era un paraíso para los animales, a pesar de la lucha constante por la supremacía de las especies animales en evolución.
61:0.3 (693.3) Los depósitos acumulados durante los cinco períodos de esta era de cincuenta millones de años contienen los anales fosilizados de las dinastías sucesivas de mamíferos, y conducen directamente hasta los tiempos de la aparición misma del hombre.
61:1.1 (693.4) Hace 50.000.000 de años, las zonas terrestres del mundo se encontraban en general por encima del agua o sólo ligeramente sumergidas. Las formaciones y los depósitos de este período son terrestres y marinos a la vez, pero principalmente terrestres. Durante un tiempo considerable, las tierras se elevaron de manera gradual pero fueron erosionadas simultáneamente por las aguas hasta los niveles más bajos, y llevadas hacia los mares.
61:1.2 (693.5) Al principio de este período, los mamíferos del tipo placentario aparecieron repentinamente en América del Norte, constituyendo el desarrollo evolutivo más importante acaecido hasta ese momento. Anteriormente habían existido grupos de mamíferos no placentarios, pero este nuevo tipo surgió directa y repentinamente del antepasado reptil preexistente cuyos descendientes habían sobrevivido durante los tiempos de la decadencia de los dinosaurios. El padre de los mamíferos placentarios fue un dinosaurio pequeño muy activo, carnívoro, del tipo saltador.
61:1.3 (693.6) Los instintos fundamentales de los mamíferos empezaron a manifestarse en estos tipos primitivos. Los mamíferos poseen, sobre todas las demás formas de vida animal, una inmensa ventaja para sobrevivir, por el hecho de que pueden:
61:1.4 (693.7) 1. Dar nacimiento a unas crías relativamente maduras y bien desarrolladas.
61:1.5 (693.8) 2. Alimentar, enseñar y proteger a sus crías con una atención afectuosa.
61:1.6 (693.9) 3. Emplear su capacidad cerebral superior para perpetuarse.
61:1.7 (693.10) 4. Utilizar su mayor agilidad para escapar de sus enemigos.
61:1.8 (693.11) 5. Aplicar su inteligencia superior para ajustarse y adaptarse al medio.
61:1.9 (694.1) Hace 45.000.000 de años, las espinas dorsales de los continentes se elevaron, al mismo tiempo que se produjo un hundimiento generalizado de las regiones costeras. Los mamíferos evolucionaban con rapidez. Prosperó un pequeño tipo de mamífero reptil que ponía huevos, y los antepasados de los futuros canguros vagaban por Australia. Pronto hubo pequeños caballos, rinocerontes veloces, tapires con trompa, cerdos primitivos, ardillas, lémures, zarigüeyas y varias tribus de animales simiescos. Todos eran pequeños, primitivos y mejor adaptados para vivir en los bosques de las regiones montañosas. Unas grandes aves terrestres parecidas al avestruz se desarrollaron hasta alcanzar tres metros de altura y ponían huevos de veintitrés por treinta y tres centímetros. Fueron las antepasadas de las gigantescas aves de pasajeros más tardías, que eran tan extremadamente inteligentes y transportaban antiguamente a los seres humanos por los aires.
61:1.10 (694.2) Los mamíferos del principio de la era cenozoica vivían en la tierra, bajo el agua, en el aire y en las copas de los árboles. Tenían entre uno y once pares de glándulas mamarias y todos estaban cubiertos de abundante pelo. Al igual que los grupos que aparecerían más tarde, desarrollaban dos dentaduras sucesivas y poseían un gran cerebro en comparación con el tamaño de su cuerpo. Pero ninguna de las especies modernas figuraba entre ellos.
61:1.11 (694.3) Hace 40.000.000 de años, las regiones terrestres del hemisferio norte empezaron a elevarse, lo que produjo nuevos y extensos sedimentos y otras actividades terrestres, incluyendo corrientes de lava, deformaciones, formaciones lacustres y erosiones.
61:1.12 (694.4) La mayor parte de Europa estuvo sumergida al final de esta época. Después de una ligera elevación de las tierras, el continente se cubrió de lagos y bahías. El Océano Ártico se deslizó hacia el sur a través de la depresión de los Urales para comunicarse con el Mar Mediterráneo, que entonces se extendía hacia el norte, y las tierras altas de los Alpes, Cárpatos, Apeninos y Pirineos permanecieron por encima del agua como islas en medio del mar. El istmo de Panamá estaba emergido; los océanos Atlántico y Pacífico se encontraban separados. América del Norte estaba conectada con Asia por el puente terrestre del Estrecho de Bering, y con Europa a través de Groenlandia e Islandia. El circuito terrestre continental de las latitudes nórdicas sólo estaba cortado en los Estrechos de los Urales, que unían los mares árticos con un Mediterráneo más extenso.
61:1.13 (694.5) En las aguas europeas se depositaron grandes cantidades de caliza foraminífera. Actualmente, esta misma piedra se halla a una altura de 3.000 metros en los Alpes, a 4.900 metros en el Himalaya y a 6.000 metros en el Tíbet. Los depósitos de creta de este período se encuentran a lo largo de las costas de África y Australia, en la costa oeste de América del Sur y alrededor de las Antillas.
61:1.14 (694.6) A lo largo de todo este período llamado Eoceno, la evolución de los mamíferos y otras formas de vida emparentadas continuó con poca o ninguna interrupción. América del Norte estaba entonces comunicada por tierra con todos los continentes, excepto con Australia, y el mundo se llenaba paulatinamente de una fauna de diversos tipos de mamíferos primitivos.
61:2.1 (694.7) Este período estuvo caracterizado por una nueva y rápida evolución de los mamíferos placentarios, ya que las formas más progresivas de mamíferos se desarrollaron durante estos tiempos.
61:2.2 (694.8) Aunque los primeros mamíferos placentarios procedían de antepasados carnívoros, muy pronto se desarrollaron las ramificaciones herbívoras, y en poco tiempo surgieron también familias de mamíferos omnívoros. Las angiospermas constituían el alimento principal de los mamíferos que aumentaban con rapidez, pues la flora terrestre moderna, incluyendo a la mayoría de las plantas y de los árboles actuales, había aparecido durante los períodos anteriores.
61:2.3 (695.1) Hace 35.000.000 de años que empezó la época del dominio mundial de los mamíferos placentarios. El puente terrestre meridional era espacioso y conectaba de nuevo al inmenso continente antártico con América del Sur, Sudáfrica y Australia. A pesar de que las tierras estaban concentradas en las altas latitudes, el clima mundial continuaba siendo relativamente suave, porque el tamaño de los mares tropicales se había acrecentado enormemente y las tierras no se habían elevado lo suficiente como para producir glaciares. Grandes torrentes de lava tuvieron lugar en Groenlandia e Islandia, y cierta cantidad de carbón se depositó entre estas capas.
61:2.4 (695.2) En la fauna del planeta estaban ocurriendo cambios importantes. La vida marina sufría grandes modificaciones; la mayor parte de las especies actuales de animales marinos existía ya, y los foraminíferos continuaban desempeñando un papel importante. Los insectos se parecían mucho a los de la era anterior. Los yacimientos fósiles de Florissant, en Colorado, pertenecen a los últimos años de estos tiempos lejanos. La mayoría de las familias de insectos que viven en la actualidad se remontan a este período, pero muchas de las que existían entonces están ahora extinguidas, aunque permanecen sus fósiles.
61:2.5 (695.3) En la tierra firme, esta época fue por excelencia la de la renovación y expansión de los mamíferos. Entre los primeros mamíferos más primitivos, más de cien especies se habían extinguido antes de que finalizara este período. Incluso los mamíferos de gran tamaño y de cerebro pequeño perecieron pronto. El cerebro y la agilidad habían reemplazado a las corazas y al tamaño en el progreso de la supervivencia animal. Como la familia de los dinosaurios estaba en decadencia, los mamíferos asumieron poco a poco el dominio de la Tierra, destruyendo rápidamente y por completo al resto de sus antepasados reptiles.
61:2.6 (695.4) Junto con la desaparición de los dinosaurios, otros cambios importantes se produjeron en las diversas ramas de la familia de los saurios. Los miembros supervivientes de las primeras familias reptiles son las tortugas, las serpientes y los cocodrilos, así como las venerables ranas, el único grupo representativo que queda de los antepasados más lejanos del hombre.
61:2.7 (695.5) Varios grupos de mamíferos tuvieron su origen en un animal único, hoy extinto. Esta criatura carnívora era una especie de cruce entre el gato y la foca; podía vivir en la tierra o en el agua y era extremadamente inteligente y muy activa. En Europa apareció por evolución el predecesor de la familia canina, y pronto dio origen a numerosas especies de perros pequeños. Alrededor de la misma época aparecieron los roedores, incluyendo a los castores, ardillas, ardillas terrestres, ratones y conejos, y pronto se convirtieron en una forma de vida importante; muy pocos cambios se han producido después en esta familia. Los últimos depósitos de este período contienen los restos fósiles de perros, gatos, mapaches y comadrejas en su forma ancestral.
61:2.8 (695.6) Hace 30.000.000 de años empezaron a hacer su aparición los tipos de mamíferos modernos. La mayoría de los mamíferos había vivido anteriormente en los montes, pues eran del tipo montaraz; repentinamente empezó la evolución del tipo ungulado o de las llanuras, las especies que pastan, diferenciándose de los carnívoros con garras. Estos animales que pastaban descendían de un antepasado no diferenciado que tenía cinco dedos en las patas y cuarenta y cuatro dientes, el cual desapareció antes del final de esta época. A lo largo de todo este período, la evolución de los ungulados no progresó más allá de la etapa de los tres dedos.
61:2.9 (695.7) El caballo, un ejemplo sobresaliente de la evolución, vivió durante estos tiempos tanto en América del Norte como en Europa, pero su desarrollo no concluyó por completo hasta la época glacial posterior. Aunque la familia de los rinocerontes apareció al final de este período, su mayor expansión la experimentó posteriormente. Una pequeña criatura porcina se desarrolló igualmente, y se convirtió en el antepasado de las numerosas especies de cerdos, pecaríes e hipopótamos. Los camellos y las llamas tuvieron su origen en América del Norte hacia mediados de este período e invadieron las planicies del oeste. Más tarde, las llamas emigraron a Sudamérica, los camellos a Europa, y las dos especies se extinguieron pronto en América del Norte, aunque algunos camellos sobrevivieron hasta la era glacial.
61:2.10 (696.1) Alrededor de esta época se produjo un hecho importante en el oeste de Norteamérica: Los antepasados primitivos de los antiguos lémures aparecieron por primera vez. Aunque a esta familia no se la puede considerar como verdaderos lémures, su aparición marcó el establecimiento de la línea de la que surgirían posteriormente los verdaderos lémures.
61:2.11 (696.2) Así como las serpientes terrestres de una época anterior se habían adaptado a los mares, una tribu completa de mamíferos placentarios abandonó ahora la tierra para establecer su residencia en los océanos. Y desde entonces han permanecido en el mar, dando origen a las ballenas, delfines, marsopas, focas y leones marinos modernos.
61:2.12 (696.3) Las aves continuaron desarrollándose en el planeta, pero con pocos cambios evolutivos importantes. La mayoría de las aves modernas existía ya, incluyendo a las gaviotas, garzas, flamencos, buitres, halcones, águilas, buhos, codornices y avestruces.
61:2.13 (696.4) Hacia el final de este período Oligoceno, que abarca diez millones de años, la vida vegetal, al igual que la vida marina y los animales terrestres, había evolucionado mucho y se encontraba presente en la Tierra casi como lo está en la actualidad. Posteriormente ha aparecido una especialización considerable, pero las formas ancestrales de la mayoría de los seres vivos ya existían entonces.
61:3.1 (696.5) La elevación de las tierras y la separación de los mares estaban cambiando lentamente la meteorología del mundo; el tiempo se enfriaba progresivamente, pero el clima era todavía templado. Las secuoyas y las magnolias crecían en Groenlandia, pero las plantas subtropicales empezaban a emigrar hacia el sur. Hacia el final de este período, estas plantas y estos árboles de los climas calurosos habían desaparecido ampliamente de las latitudes septentrionales, siendo reemplazados por plantas más resistentes y por los árboles de hoja caduca.
61:3.2 (696.6) Las variedades de hierbas aumentaron enormemente, y los dientes de muchas especies de mamíferos se modificaron de manera gradual para ajustarse a los del tipo actual de animales herbívoros.
61:3.3 (696.7) Hace 25.000.000 de años que se produjo una ligera inmersión terrestre después de una larga época de elevación continental. La región de las Montañas Rocosas permaneció muy elevada, de manera que los materiales de erosión continuaron depositándose en todas las tierras bajas del este. Las Sierras volvieron a levantarse mucho; de hecho, han continuado elevándose desde entonces. La gran falla vertical de seis kilómetros y medio de la región de California data de estos tiempos.
61:3.4 (696.8) La época de hace 20.000.000 de años fue en verdad la edad de oro de los mamíferos. El puente terrestre del Estrecho de Bering se hallaba por encima del agua, y muchos grupos de animales emigraron desde Asia hasta América del Norte, incluyendo a los mastodontes con cuatro colmillos, los rinocerontes de patas cortas y muchas variedades de la familia de los felinos.
61:3.5 (696.9) Los primeros ciervos aparecieron, y en poco tiempo América del Norte se llenó de rumiantes — ciervos, bueyes, camellos, bisontes y diversas especies de rinocerontes — pero los cerdos gigantes, que medían dos metros de alto, se extinguieron.
61:3.6 (697.1) Los enormes elefantes de este período y de los siguientes tenían un gran cerebro así como un gran cuerpo, y pronto invadieron el mundo entero, a excepción de Australia. Por una vez el mundo estaba dominado por un animal enorme con un cerebro lo suficientemente grande como para permitirle seguir adelante. Comparado con la vida sumamente inteligente de aquellos tiempos, ningún animal del tamaño de un elefante podría haber sobrevivido a menos que poseyera un cerebro de gran tamaño y de calidad superior. En lo que se refiere a la inteligencia y a la facultad de adaptación, el caballo es el único que se acerca al elefante, el cual sólo es superado por el hombre mismo. Aun así, de las cincuenta especies de elefantes que existían al principio de este período, sólo han sobrevivido dos.
61:3.7 (697.2) Hace 15.000.000 de años, las regiones montañosas de Eurasia se estaban elevando, y había cierta actividad volcánica en todas estas regiones, pero no se podía comparar con los ríos de lava del hemisferio occidental. Estas condiciones inestables prevalecían en el mundo entero.
61:3.8 (697.3) El Estrecho de Gibraltar se cerró, y España quedó conectada con África por el viejo puente terrestre, pero el Mediterráneo desembocaba en el Atlántico a través de un estrecho canal que cruzaba toda Francia, y los picos montañosos y las tierras altas aparecían como si fueran islas por encima de este mar antiguo. Más tarde, estos mares europeos empezaron a retirarse. Más tarde aún, el Mediterráneo se unió con el Océano Índico, mientras que al final de este período la región de Suez se elevó de tal manera que el Mediterráneo se convirtió por un tiempo en un mar interior de agua salada.
61:3.9 (697.4) El puente terrestre de Islandia se sumergió, y las aguas árticas se mezclaron con las del Océano Atlántico. La costa atlántica de América del Norte se enfrió rápidamente, pero la costa del Pacífico seguía estando más caliente que en la actualidad. Las grandes corrientes oceánicas estaban en funcionamiento y afectaban al clima de una manera muy parecida a la de hoy.
61:3.10 (697.5) La vida de los mamíferos continuó evolucionando. Enormes manadas de caballos se juntaron con los camellos en las planicies occidentales de América del Norte; ésta fue, en verdad, la época de los caballos así como la de los elefantes. En calidad animal, el cerebro del caballo es el más cercano al del elefante, pero es indudablemente inferior en un aspecto: el caballo nunca ha vencido por completo su propensión profundamente arraigada a huir cuando está asustado. El caballo carece del control emocional del elefante, mientras que el elefante tiene la gran desventaja de su tamaño y de su falta de agilidad. Durante este período evolucionó un animal que se parecía un poco tanto al caballo como al elefante, pero pronto fue destruido por la familia de los felinos que se multiplicaba con rapidez.
61:3.11 (697.6) A medida que Urantia entra en la llamada «época sin caballos», deberíais hacer una pausa para considerar lo que este animal significó para vuestros antepasados. Al principio, los hombres utilizaron el caballo para alimentarse, luego para viajar y más tarde para la agricultura y la guerra. El caballo ha servido a la humanidad durante mucho tiempo y ha jugado un papel importante en el desarrollo de la civilización humana.
61:3.12 (697.7) Los desarrollos biológicos de este período contribuyeron mucho a preparar el terreno para la aparición posterior del hombre. En Asia central, los verdaderos tipos de monos primitivos así como de gorilas evolucionaron a partir de un antecesor común ya extinto. Pero ninguna de estas especies está relacionada con la línea de los seres vivos que habrían de convertirse, posteriormente, en los antepasados de la raza humana.
61:3.13 (697.8) La familia canina estaba representada por diversos grupos, principalmente por los lobos y los zorros; la tribu felina, por las panteras y los grandes tigres con dientes de sable; estos últimos aparecieron por primera vez en América del Norte. Las familias felina y canina modernas aumentaron en el mundo entero. Las comadrejas, martas, nutrias y mapaches prosperaron y se desarrollaron en todas las latitudes septentrionales.
61:3.14 (698.1) Las aves continuaron evolucionando, aunque se produjeron pocos cambios apreciables. Los reptiles eran similares a los tipos modernos — serpientes, cocodrilos y tortugas.
61:3.15 (698.2) Y así llegó a su fin un período memorable y muy interesante de la historia del mundo. Esta época del elefante y del caballo se conoce con el nombre de Mioceno.
61:4.1 (698.3) Este período es el de la elevación preglacial de las tierras en América del Norte, Europa y Asia. La topografía de la Tierra se modificó profundamente. Nacieron cadenas de montañas, los ríos cambiaron su curso y los volcanes aislados estallaron en el mundo entero.
61:4.2 (698.4) Hace 10.000.000 de años que empezó una época de depósitos terrestres locales diseminados por las tierras bajas de los continentes, pero la mayoría de estas sedimentaciones se desplazó posteriormente. En aquel momento, una gran parte de Europa estaba aún bajo el agua, incluyendo algunas zonas de Inglaterra, Bélgica y Francia, y el Mar Mediterráneo cubría una gran parte del norte de África. En América del Norte, unos extensos depósitos se acumularon al pie de las montañas, en los lagos y en las grandes cuencas terrestres. Estos depósitos sólo tienen un espesor medio de unos sesenta metros, están más o menos coloreados y contienen pocos fósiles. Dos grandes lagos de agua dulce existían en el oeste de Norteamérica. Las Sierras se estaban elevando y los Montes Shasta, Hood y Rainier estaban empezando su carrera. Pero el deslizamiento de América del Norte hacia la depresión atlántica no empezó hasta la época glacial posterior.
61:4.3 (698.5) Durante un corto período de tiempo, todas las tierras del mundo estuvieron unidas de nuevo a excepción de Australia, y entonces se produjo la última gran emigración animal a escala mundial. América del Norte estaba conectada con Sudamérica y Asia a la vez, y la vida animal procedió a intercambiarse libremente. Los perezosos, armadillos, antílopes y osos de Asia penetraron en América del Norte, mientras que los camellos norteamericanos se fueron a China. Los rinocerontes emigraron por el mundo entero a excepción de Australia y América del Sur, pero al final de este período se habían extinguido en el hemisferio occidental.
61:4.4 (698.6) En general, la vida del período anterior continuó evolucionando y extendiéndose. La familia felina dominaba la vida animal, y la vida marina se encontraba casi estancada. Muchos caballos tenían todavía tres dedos, pero los tipos modernos estaban a punto de llegar; las llamas y los camellos parecidos a las jirafas se mezclaban con los caballos en los pastizales de las llanuras. La jirafa apareció en África con un cuello tan largo como el de hoy. En América del Sur evolucionaron los perezosos, los armadillos, los osos hormigueros y los tipos sudamericanos de monos primitivos. Antes de que los continentes se quedaran definitivamente aislados, los mastodontes, aquellos animales macizos, emigraron a todas partes excepto a Australia.
61:4.5 (698.7) Hace 5.000.000 de años, el caballo alcanzó su estado de evolución actual y emigró desde América del Norte hacia el mundo entero. Pero el caballo se había extinguido en su continente de origen mucho antes de que llegara el hombre rojo.
61:4.6 (698.8) El clima se iba enfriando paulatinamente, y las plantas terrestres se desplazaban lentamente hacia el sur. Al principio, el creciente frío en el norte fue el que detuvo las emigraciones animales por los istmos nórdicos; estos puentes terrestres norteamericanos se hundieron posteriormente. Poco después, el lazo terrestre entre África y América del Sur se sumergió definitivamente, y el hemisferio occidental se quedó aislado de manera muy similar a como se encuentra hoy. A partir de este momento empezaron a desarrollarse unos tipos de vida distintos en el hemisferio oriental y en el hemisferio occidental.
61:4.7 (699.1) Y así se cerró este período de casi diez millones de años, sin que el antepasado del hombre hubiera aparecido todavía. A esta época se le conoce generalmente con el nombre de Plioceno.
61:5.1 (699.2) Al final del período anterior, las tierras de la parte nordeste de América del Norte y de Europa septentrional estaban sumamente elevadas en una gran proporción; amplias zonas de Norteamérica alcanzaban una altitud de 9.000 metros y más. En estas regiones nórdicas habían prevalecido anteriormente unos climas templados, y todas las aguas árticas estuvieron expuestas a la evaporación; estas aguas continuaron estando libres de hielo casi hasta el final del período glacial.
61:5.2 (699.3) Las corrientes oceánicas se desplazaron al mismo tiempo que se producían estas elevaciones terrestres, y los vientos estacionales cambiaron de dirección. A consecuencia de los movimientos de la atmósfera fuertemente saturada, estas condiciones produjeron finalmente una precipitación casi constante de humedad sobre las tierras altas septentrionales. La nieve empezó a caer sobre estas regiones elevadas, y por tanto frías, y continuó cayendo hasta alcanzar un espesor de 6.000 metros. Las zonas donde la nieve era más espesa, unido a la altitud, determinaron los puntos centrales de los flujos que se produjeron posteriormente debido a la presión glacial. El período glacial persistió mientras esta precipitación excesiva continuó cubriendo las tierras altas del norte con este enorme manto de nieve, que pronto se transformó en hielo compacto pero móvil.
61:5.3 (699.4) Todas las grandes capas de hielo de este período estaban situadas en las tierras altas, no en las regiones montañosas donde se encuentran hoy. La mitad del hielo glacial se encontraba en América del Norte, una cuarta parte en Eurasia y otra cuarta parte en otros lugares, principalmente en la Antártida. África se hallaba poco afectada por los hielos, pero Australia estaba casi totalmente cubierta por el manto de hielo antártico.
61:5.4 (699.5) Las regiones nórdicas de este mundo han sufrido seis invasiones glaciales distintas y separadas, aunque hubo decenas de avances y de retrocesos en unión con la actividad de cada capa de hielo individual. Los hielos de América del Norte se acumularon en dos centros, y más tarde en tres. Groenlandia estaba cubierta de hielo e Islandia completamente sepultada bajo un flujo helado. En Europa, el hielo cubrió en diversas ocasiones las Islas Británicas, a excepción de la costa meridional de Inglaterra, y se extendió por Europa occidental hasta Francia.
61:5.5 (699.6) Hace 2.000.000 de años, el primer glaciar norteamericano empezó a avanzar hacia el sur. La edad de hielo estaba ahora en gestación, y este glaciar empleó casi un millón de años en avanzar desde los centros nórdicos de presión y en retirarse de nuevo hacia ellos. La capa central de hielo se extendía hacia el sur hasta Kansas; los centros glaciares del este y del oeste no eran entonces tan extensos.
61:5.6 (699.7) Hace 1.500.000 años, el primer gran glaciar se estaba retirando hacia el norte. Mientras tanto, enormes cantidades de nieve habían caído sobre Groenlandia y la parte nordeste de América del Norte, y poco tiempo después esta masa oriental de hielo empezó a deslizarse hacia el sur. Ésta fue la segunda invasión glacial.
61:5.7 (699.8) Estas dos primeras invasiones de hielo no fueron muy extensas en Eurasia. Durante estas épocas primitivas del período glacial, América del Norte estaba plagada de mastodontes, mamuts lanudos, caballos, camellos, ciervos, bueyes almizcleros, bisontes, perezosos terrestres, castores gigantes, tigres con dientes de sable, perezosos tan grandes como elefantes y muchos grupos de las familias felina y canina. Pero a partir de esta época se fueron reduciendo rápidamente a consecuencia del frío creciente del período glacial. Hacia el final de la edad de hielo, la mayoría de estas especies animales se habían extinguido en Norteamérica.
61:5.8 (700.1) La vida terrestre y acuática que se encontraba alejada del hielo había cambiado poco en el mundo. Entre las invasiones glaciales, el clima era casi tan templado como en la actualidad, quizás un poco más caluroso. Después de todo, los glaciares eran fenómenos locales, aunque se extendieron hasta cubrir inmensas superficies. El clima costero varió enormemente entre los períodos de inactividad glacial y los períodos en que los enormes icebergs se deslizaban lejos de la costa de Maine hacia el Atlántico, o salían por Puget Sound hacia el Pacífico, o bien se desplomaban con estruendo en los fiordos noruegos camino del Mar del Norte.
61:6.1 (700.2) El gran acontecimiento de este período glacial fue la aparición por evolución del hombre primitivo. Un poco hacia el oeste de la India, en una tierra ahora sumergida y entre los descendientes de los antiguos tipos de lémures norteamericanos que emigraron a Asia, los mamíferos precursores del hombre aparecieron repentinamente. Estos pequeños animales caminaban principalmente sobre sus patas traseras; poseían un cerebro grande en proporción a su tamaño y en comparación con el cerebro de otros animales. En la septuagésima generación de esta orden de vida, un nuevo grupo de animales superiores se diferenció repentinamente. Estos nuevos mamíferos intermedios — que eran casi el doble de grandes que sus predecesores y poseían proporcionalmente una mayor capacidad cerebral — apenas acababan de establecerse bien cuando los primates, la tercera mutación vital, aparecieron repentinamente. (Al mismo tiempo, un desarrollo retrógrado dentro de la familia de los mamíferos intermedios dio origen a los antepasados de los simios; desde aquel día hasta la fecha, la rama humana ha progresado mediante una evolución paulatina, mientras que las tribus simias han permanecido estacionarias o han retrocedido realmente.)
61:6.2 (700.3) Hace 1.000.000 de años, Urantia fue registrada como mundo habitado. Una mutación dentro de la familia de los primates que progresaban produjo repentinamente dos seres humanos primitivos, los verdaderos antepasados de la humanidad.
61:6.3 (700.4) Este acontecimiento sucedió casi en la época en que empezó el tercer avance glacial; se puede observar así que vuestros primeros antepasados nacieron y se criaron en un entorno estimulante, vigorizante y difícil. Los únicos supervivientes de estos aborígenes de Urantia, los esquimales, prefieren vivir todavía hoy en los climas nórdicos muy fríos.
61:6.4 (700.5) Los seres humanos no habitaron en el hemisferio occidental hasta cerca del final de la era glacial. Pero durante las épocas interglaciares pasaron hacia el oeste rodeando el Mediterráneo y pronto invadieron el continente europeo. En las cuevas de Europa occidental se pueden encontrar huesos humanos mezclados con los restos de animales árticos y tropicales, lo que demuestra que el hombre vivió en estas regiones durante las últimas épocas del avance y del retroceso de los glaciares.
61:7.1 (700.6) A lo largo de todo el período glacial continuaron desarrollándose otras actividades, pero la acción de los hielos eclipsa todos los demás fenómenos en las latitudes nórdicas. Ninguna otra actividad terrestre deja unas pruebas tan características sobre la topografía. Los cantos rodados distintivos y las hendiduras superficiales tales como las marmitas de gigante, los lagos, las piedras desplazadas y las rocas pulverizadas, no están relacionados con ningún otro fenómeno de la naturaleza. El hielo es también responsable de esos abultamientos suaves, u ondulaciones del terreno, conocidos con el nombre de drumlins. A medida que avanza un glaciar, desplaza los ríos y modifica por completo la faz de la Tierra. Únicamente los glaciares dejan tras ellos unos derrubios reveladores — las morrenas básicas, laterales y terminales. Estos derrubios, sobre todo las morrenas básicas, se extienden en Norteamérica desde la costa oriental hacia el norte y el oeste, y también se encuentran en Europa y Siberia.
61:7.2 (701.1) Hace 750.000 años, la cuarta capa glacial formada por la unión de los campos de hielo del centro y del este de América del Norte estaba camino del sur; en su punto culminante alcanzó el sur de Illinois y desplazó el río Misisipí 80 kilómetros hacia el oeste, mientras que la parte oriental de la capa se extendió hacia el sur hasta el río Ohio y el centro de Pensilvania.
61:7.3 (701.2) En Asia, la capa de hielo siberiana llevó a cabo su invasión más meridional, mientras que el hielo que avanzaba en Europa se detuvo justamente delante de la barrera montañosa de los Alpes.
61:7.4 (701.3) Hace 500.000 años, durante el quinto avance de los hielos, un nuevo acontecimiento aceleró el curso de la evolución humana. Repentinamente, y en una sola generación, las seis razas de color aparecieron por mutación a partir de la familia humana aborigen. Esta fecha tiene una doble importancia puesto que señala también la llegada del Príncipe Planetario.
61:7.5 (701.4) En América del Norte, el quinto glaciar que avanzaba consistía en una invasión combinada de los tres centros de hielo. Sin embargo, el lóbulo oriental sólo se extendió a corta distancia por debajo del valle del San Lorenzo, y la capa de hielo occidental avanzó muy poco hacia el sur. Pero el lóbulo central alcanzó el sur hasta cubrir la mayor parte del estado de Iowa. En Europa, esta invasión de hielo no fue tan extensa como la anterior.
61:7.6 (701.5) Hace 250.000 años que empezó la sexta y última glaciación. A pesar del hecho de que las tierras altas del norte habían empezado a hundirse ligeramente, durante este período se acumularon los mayores depósitos de nieve en los campos helados septentrionales.
61:7.7 (701.6) En el transcurso de esta invasión, las tres grandes capas glaciares se unieron en una sola inmensa masa de hielo, y todas las montañas del oeste participaron en esta actividad glacial. De todas las invasiones glaciares, ésta fue la mayor que se produjo en Norteamérica; el hielo se desplazó hacia el sur hasta una distancia de más de dos mil cuatrocientos kilómetros de sus centros de presión, y América del Norte sufrió sus temperaturas más bajas.
61:7.8 (701.7) Hace 200.000 años, durante el avance del último glaciar, sucedió un episodio que tuvo mucho que ver con la marcha de los acontecimientos en Urantia — la rebelión de Lucifer.
61:7.9 (701.8) Hace 150.000 años, el sexto y último glaciar alcanzó los puntos más lejanos en su avance hacia el sur; la capa de hielo occidental atravesaba justo la frontera canadiense, la central llegaba hasta Kansas, Missouri e Illinois, y la capa oriental que avanzaba hacia el sur cubría la mayor parte de Pensilvania y Ohio.
61:7.10 (701.9) Éste es el glaciar que dejó las numerosas lenguas, o lóbulos de hielo, que esculpieron los lagos actuales, grandes y pequeños. El sistema norteamericano de los Grandes Lagos se produjo durante su retroceso. Los geólogos de Urantia han deducido con mucha exactitud las diversas etapas de esta evolución y han conjeturado correctamente que estas masas de agua desembocaron, en épocas diferentes, primero en el valle del Misisipí, luego hacia el este en el valle del Hudson, y finalmente, a través de una ruta septentrional, en el San Lorenzo. Hace treinta y siete mil años que el sistema comunicante de los Grandes Lagos empezó a verter sus aguas en la vía actual del Niágara.
61:7.11 (702.1) Hace 100.000 años, las inmensas capas de hielo polares empezaron a formarse durante el retroceso del último glaciar, y el centro de las acumulaciones de hielo se desplazó considerablemente hacia el norte. Mientras las regiones polares continúen cubiertas de hielo, es muy difícil que se produzca otra época glacial, independientemente de las elevaciones terrestres o de las modificaciones de las corrientes oceánicas que tengan lugar en el futuro.
61:7.12 (702.2) Este último glaciar estuvo avanzando durante cien mil años, y necesitó la misma cantidad de tiempo para completar su retroceso hacia el norte. Las regiones templadas han estado libres de los hielos desde hace poco más de cincuenta mil años.
61:7.13 (702.3) Los rigores del período glacial destruyeron numerosas especies y cambiaron radicalmente muchas otras. Muchas especies fueron profundamente cribadas durante las emigraciones de un lado para otro que el avance y el retroceso de los hielos hicieron necesarias. Los animales que siguieron a los glaciares de acá para allá sobre la Tierra fueron el oso, el bisonte, el reno, el buey almizclero, el mamut y el mastodonte.
61:7.14 (702.4) El mamut buscaba las praderas abiertas, pero el mastodonte prefería los márgenes abrigados de las regiones boscosas. Hasta una fecha reciente, el mamut estuvo vagando desde Méjico hasta Canadá; la variedad siberiana se cubrió de lana. El mastodonte permaneció en América del Norte hasta que fue exterminado por el hombre rojo de manera muy similar a como el hombre blanco destruyó más tarde al bisonte.
61:7.15 (702.5) Durante la última glaciación, el caballo, el tapir, la llama y el tigre con dientes de sable se extinguieron en América del Norte. Fueron reemplazados por los perezosos, los armadillos y los cerdos de agua que subieron desde América del Sur.
61:7.16 (702.6) Las emigraciones forzosas de la vida ante el avance de los hielos condujeron a una mezcla extraordinaria de plantas y de animales. Después del retroceso de la última invasión glacial, muchas especies árticas, tanto animales como vegetales, quedaron atrapadas en lo alto de algunos picos montañosos donde se habían refugiado para escapar de la destrucción por el glaciar. Por eso, estas plantas y estos animales desplazados se pueden encontrar hoy en lo alto de los Alpes en Europa e incluso en los Montes Apalaches de América del Norte.
61:7.17 (702.7) La época glacial es el último período geológico completo, el llamado Pleistoceno, y tuvo una duración de más de dos millones de años.
61:7.18 (702.8) Hace 35.000 años que terminó la gran época glacial, excepto en las regiones polares del planeta. Esta fecha también es significativa porque se aproxima mucho a la de la llegada de un Hijo y una Hija Materiales y al principio de la dispensación adámica, que coincide aproximadamente con el principio del período Holoceno o postglacial.
61:7.19 (702.9) Esta narración se extiende desde el nacimiento de los mamíferos hasta el retroceso de los hielos y los tiempos históricos, abarcando un período de casi cincuenta millones de años. Es el último período geológico — el actualmente vigente — y vuestros investigadores lo conocen con el nombre de Cenozoico o era de los tiempos recientes.
61:7.20 (702.10) [Patrocinado por un Portador de Vida residente.]
El libro de Urantia
Documento 62
62:0.1 (703.1) HACE casi un millón de años, los antepasados inmediatos del género humano hicieron su aparición mediante tres mutaciones repentinas y sucesivas en el tronco primitivo del tipo lémur de mamíferos placentarios. Los factores dominantes de estos lémures primitivos procedían del plasma vital evolutivo del grupo americano occidental o más reciente. Pero antes de establecer la línea directa del linaje humano, esta raza fue reforzada por las aportaciones de la implantación central de vida que había evolucionado en África. El grupo oriental de vida contribuyó poco o nada a la producción efectiva de la especie humana.
62:1.1 (703.2) Los lémures primitivos implicados en la ascendencia de la especie humana no estaban directamente emparentados con las tribus preexistentes de gibones y monos que vivían entonces en Eurasia y África del norte, y cuya progenie ha sobrevivido hasta la actualidad. Tampoco eran los descendientes del tipo moderno de lémur, aunque los dos procedían de un antepasado común que se había extinguido hacía mucho tiempo.
62:1.2 (703.3) Mientras estos lémures primitivos evolucionaban en el hemisferio occidental, los mamíferos antepasados directos de la humanidad se establecían en el suroeste de Asia, en la zona original de la implantación central de vida, pero en las fronteras de las regiones orientales. Hacía varios millones de años que los lémures del tipo norteamericano habían emigrado hacia el oeste por el puente terrestre de Bering, y habían avanzando lentamente hacia el suroeste a lo largo de la costa asiática. Estas tribus migratorias alcanzaron finalmente la región salubre situada entre el Mar Mediterráneo, entonces mucho más extenso, y las regiones montañosas en vías de elevarse de la península índica. En estas tierras situadas al oeste de la India se unieron con otras cepas favorables, y establecieron así la ascendencia de la raza humana.
62:1.3 (703.4) Con el paso del tiempo, el litoral de la India situado al suroeste de las montañas se sumergió progresivamente, y la vida de esta región quedó completamente aislada. Esta península mesopotámica o pérsica no tenía ninguna vía de acceso o de huida, salvo por el norte, y ésta fue cortada repetidas veces por las invasiones glaciares que se dirigían hacia el sur. Fue en esta zona, por aquel entonces casi paradisiaca, y a partir de los descendientes superiores de este tipo de mamíferos lémures, donde surgieron dos grandes grupos, las tribus simias de los tiempos modernos y la especie humana actual.
62:2.1 (703.5) Hace poco más de un millón de años que aparecieron repentinamente los mamíferos precursores mesopotámicos, los descendientes directos del tipo de lémur norteamericano de mamíferos placentarios. Eran unas criaturas pequeñas y activas, que medían casi un metro de altura; y aunque no caminaban habitualmente sobre las patas traseras, podían mantenerse fácilmente de pie. Eran peludas y ágiles y chillaban a la manera de los monos, pero al contrario que las tribus simias, eran carnívoras. Tenían un pulgar oponible primitivo, así como un dedo gordo prensil en el pie extremadamente útil. A partir de este momento, las especies prehumanas desarrollaron sucesivamente el pulgar oponible y fueron perdiendo de manera progresiva el poder prensor del dedo gordo del pie. Las tribus posteriores de monos conservaron el dedo gordo prensil del pie, pero nunca desarrollaron el tipo de pulgar humano.
62:2.2 (704.1) Estos mamíferos precursores alcanzaban su pleno desarrollo a los tres o cuatro años de edad, y la duración potencial de su vida era por término medio de unos veinte años. Por regla general tenían una sola cría a la vez, aunque a veces nacían gemelos.
62:2.3 (704.2) Los miembros de esta nueva especie tenían un cerebro más grande, en comparación con su tamaño, que cualquier otro animal que hubiera vivido hasta entonces en la Tierra. Experimentaban una gran parte de las emociones y compartían un buen número de los instintos que caracterizarían más tarde al hombre primitivo; eran extremadamente curiosos y manifestaban una gran alegría cuando tenían éxito en cualquier empresa. El apetito por la comida y el deseo sexual estaban bien desarrollados, y manifestaban una selección sexual definida mediante una forma tosca de cortejo y elección de la pareja. Eran capaces de luchar ferozmente para defender a los suyos; eran bastante tiernos en sus relaciones familiares, y poseían un sentido de la autodegradación que rayaba en la vergüenza y el remordimiento. Eran muy afectuosos y de una fidelidad conmovedora hacia su pareja, pero si las circunstancias los separaban, escogían una nueva compañía.
62:2.4 (704.3) Como eran de pequeña estatura y tenían una mente aguda para darse cuenta de los peligros de su hábitat boscoso, desarrollaron un temor extraordinario que les condujo a tomar las prudentes medidas de precaución que tanto contribuyeron a su supervivencia, entre ellas la construcción de toscos refugios en lo alto de los árboles, lo cual eliminaba muchos peligros de la vida en el suelo. El origen de las tendencias al miedo que tiene la humanidad data más específicamente de estos tiempos.
62:2.5 (704.4) Estos mamíferos precursores desarrollaron un espíritu tribal que nunca se había manifestado anteriormente. Eran en verdad muy gregarios, pero sin embargo se mostraban extremadamente belicosos cuando eran molestados de alguna manera en las ocupaciones corrientes de su vida rutinaria; y ponían de manifiesto un temperamento fogoso cuando se despertaba toda su cólera. Sin embargo, su naturaleza belicosa sirvió para una finalidad favorable; los grupos superiores no dudaban en hacer la guerra a sus vecinos inferiores, y de esta manera la especie mejoró paulatinamente mediante la supervivencia selectiva. Muy pronto dominaron la vida de las criaturas más pequeñas de esta región, y muy pocas de las antiguas tribus simiescas no carnívoras lograron sobrevivir.
62:2.6 (704.5) Estos pequeños animales agresivos se multiplicaron y se diseminaron por la península mesopotámica durante más de mil años, mejorando constantemente el tipo físico y la inteligencia general. Exactamente setenta generaciones después de que esta nueva tribu se hubiera originado en el tipo superior de antecesores lémures, se produjo el siguiente acontecimiento que hizo época — la repentina diferenciación de los predecesores de la siguiente etapa vital en la evolución de los seres humanos en Urantia.
62:3.1 (704.6) Al principio de la carrera de los mamíferos precursores, dos gemelos, un macho y una hembra, nacieron en la copa de un árbol en la morada de una pareja superior de estas ágiles criaturas. Comparadas con sus antepasados, eran unas pequeñas criaturas realmente hermosas. Tenían poco pelo en el cuerpo, pero esto no era ninguna desventaja puesto que vivían en un clima cálido y uniforme.
62:3.2 (705.1) Estas crías llegaron a medir poco más de un metro veinte de altura. Eran en todos los aspectos más grandes que sus progenitores, con piernas más largas y brazos más cortos. Tenían unos pulgares oponibles casi perfectos, que se adaptaban más o menos igual de bien a los trabajos más diversos que el pulgar de los humanos actuales. Caminaban erguidos, pues tenían unos pies casi tan adecuados para andar como los de las razas humanas posteriores.
62:3.3 (705.2) Su cerebro era inferior al de los seres humanos, y más pequeño, pero muy superior al de sus antepasados y relativamente mucho más grande. Los gemelos mostraron muy pronto una inteligencia superior y al poco tiempo fueron reconocidos como jefes de toda la tribu de los mamíferos precursores, instituyendo realmente una forma primitiva de organización social y una tosca división económica del trabajo. Este hermano y su hermana se aparearon y pronto disfrutaron de la compañía de veintiún hijos muy parecidos a ellos mismos, todos con más de un metro veinte de altura y superiores en todos los aspectos a la especie ancestral. Este nuevo grupo formó el núcleo de los mamíferos intermedios.
62:3.4 (705.3) Cuando aumentó el número de miembros de este grupo nuevo y superior, estalló la guerra, una guerra implacable; y cuando la terrible contienda terminó, no quedó vivo ni un solo individuo de la raza ancestral preexistente de mamíferos precursores. Los vástagos de la especie, menos numerosos pero más poderosos e inteligentes, habían sobrevivido a expensas de sus antepasados.
62:3.5 (705.4) Estas criaturas se convirtieron entonces en el terror de esta parte del mundo durante cerca de quince mil años (seiscientas generaciones). Todos los grandes animales feroces de los tiempos pasados habían perecido. Las grandes bestias originarias de estas regiones no eran carnívoras, y las especies más grandes de la familia felina, los leones y los tigres, aún no habían invadido este rincón particularmente protegido de la superficie de la Tierra. Por consiguiente, estos mamíferos intermedios se envalentonaron y subyugaron toda su parcela de la creación.
62:3.6 (705.5) Comparados con la especie ancestral, los mamíferos intermedios representaban una mejora en todos los sentidos. Incluso la duración potencial de su vida era más larga, siendo de unos veinticinco años. En esta nueva especie aparecieron algunas características humanas rudimentarias. Además de las propensiones innatas que mostraron sus antepasados, estos mamíferos intermedios eran capaces de manifestar repugnancia en ciertas situaciones repulsivas. Poseían también un instinto de atesoramiento bien definido; escondían la comida para utilizarla posteriormente y eran muy dados a coleccionar guijarros lisos y redondos y ciertos tipos de piedras redondas que les servían como munición defensiva y ofensiva.
62:3.7 (705.6) Estos mamíferos intermedios fueron los primeros que manifestaron una clara propensión a la construcción, tal como lo demuestra la rivalidad que tenían edificando casas en las copas de los árboles así como refugios subterráneos llenos de túneles; fueron la primera especie de mamíferos que buscó la seguridad tanto en los refugios arbóreos como subterráneos. Abandonaron en gran parte los árboles como lugar de residencia, viviendo en el suelo durante el día y durmiendo por la noche en las copas de los árboles.
62:3.8 (705.7) A medida que el tiempo pasaba, el aumento natural del número de miembros terminó por ocasionar una grave competición por la comida y una gran rivalidad sexual, lo que culminó en una serie de batallas de aniquilación mutua que destruyó casi toda la especie. Estas luchas continuaron hasta que sólo quedó vivo un grupo de menos de cien individuos. La paz reinó una vez más, y esta tribu solitaria superviviente volvió a construir sus dormitorios en las copas de los árboles y reanudó de nuevo una existencia normal y semipacífica.
62:3.9 (705.8) Apenas podéis imaginar cuán cerca estuvieron de la extinción una y otra vez vuestros antepasados prehumanos. Si la rana ancestral de toda la humanidad hubiera saltado en cierta ocasión cinco centímetros menos, todo el curso de la evolución hubiera cambiado notablemente. La madre directa, parecida a los lémures, de la especie de los mamíferos precursores, se libró por los pelos de la muerte al menos cinco veces antes de dar a luz al padre del nuevo orden de mamíferos superiores. Pero el mayor peligro de todos se produjo cuando un rayo cayó sobre el árbol donde dormía la futura madre de los gemelos primates. Los dos padres mamíferos intermedios sufrieron una fuerte conmoción y graves quemaduras, y tres de sus siete hijos murieron fulminados por este rayo caído del cielo. Estos animales en evolución eran casi supersticiosos. Esta pareja, cuyo refugio en la copa del árbol había sido golpeado por el rayo, era en realidad la pareja dirigente del grupo más progresivo de la especie de los mamíferos intermedios. Siguiendo su ejemplo, más de la mitad de la tribu, que incluía a las familias más inteligentes, se alejó a unos tres kilómetros de este lugar y empezó a construir sus nuevos domicilios en la copa de los árboles y nuevos refugios subterráneos — sus guaridas transitorias en caso de peligro repentino.
62:3.10 (706.1) Poco después de terminar su casa, esta pareja veterana de tantas batallas se convirtió en los padres orgullosos de unos gemelos, los animales más interesantes e importantes que habían nacido en el mundo hasta ese momento, pues eran los primeros representantes de la nueva especie de los Primates, y constituían la siguiente etapa vital de la evolución prehumana.
62:3.11 (706.2) En la misma época en que nacieron estos gemelos primates, otra pareja — un macho y una hembra particularmente retrasados de la tribu de los mamíferos intermedios, una pareja mental y físicamente inferior — también dio a luz a unos gemelos. Estos gemelos, un macho y una hembra, eran indiferentes a las conquistas; sólo se ocupaban de conseguir comida, y como no comían carne, pronto perdieron todo interés por buscar presas. Estos gemelos retrasados fueron los fundadores de las tribus simias modernas. Sus descendientes buscaron las regiones meridionales más cálidas, con sus climas templados y su abundancia en frutas tropicales, donde han continuado viviendo de manera muy parecida a la de aquella época, a excepción de las ramas que se aparearon con los tipos anteriores de gibones y monos, y que se deterioraron enormemente a consecuencia de ello.
62:3.12 (706.3) Así se puede ver fácilmente que el único parentesco entre el hombre y el mono reside en el hecho de que los dos descienden de los mamíferos intermedios, una tribu en la que se produjo el nacimiento contemporáneo y la separación posterior de dos parejas de gemelos: la pareja inferior destinada a engendrar los tipos modernos de monos, babuinos, chimpancés y gorilas, y la pareja superior destinada a continuar la línea ascendente que produjo por evolución al hombre mismo.
62:3.13 (706.4) El hombre moderno y los simios surgieron de la misma tribu y de la misma especie, pero no de los mismos padres. Los antepasados del hombre descendían de la cepa superior del resto seleccionado de esta tribu de mamíferos intermedios, mientras que los simios modernos (excepto algunos tipos preexistentes de lémures, gibones, monos y otras criaturas similares) son los descendientes de la pareja más inferior de este grupo de mamíferos intermedios, una pareja que sólo sobrevivió porque, en el transcurso de la última batalla encarnizada de su tribu, se ocultaron durante más de dos semanas en un refugio subterráneo donde almacenaban los alimentos, y no salieron hasta mucho después de que hubieran cesado las hostilidades.
62:4.1 (706.5) Regresemos al nacimiento de los gemelos superiores, un macho y una hembra, los dos miembros destacados de la tribu de los mamíferos intermedios. Estas crías eran de una clase excepcional; tenían aún menos pelo en el cuerpo que sus padres y desde muy pequeños insistieron en caminar erguidos. Sus antepasados siempre habían aprendido a caminar sobre sus patas traseras, pero estos gemelos primates estuvieron erguidos desde el principio. Alcanzaron una altura de más de un metro y medio, y sus cabezas eran más grandes en comparación con las de otros miembros de la tribu. Aprendieron muy pronto a comunicarse el uno con el otro por medio de señas y sonidos, pero nunca lograron que su pueblo comprendiera estos nuevos símbolos.
62:4.2 (707.1) Cuando tenían aproximadamente catorce años, huyeron de la tribu, dirigiéndose hacia el oeste para criar a su familia y fundar la nueva especie de los primates. A estas nuevas criaturas se les denomina muy adecuadamente Primates, puesto que fueron los antepasados animales directos e inmediatos de la familia humana misma.
62:4.3 (707.2) Así es como los primates llegaron a ocupar una región en la costa oeste de la península mesopotámica, que en aquella época se adentraba en el mar del sur, mientras que las tribus menos inteligentes y estrechamente emparentadas vivían en la punta de la península a lo largo de su costa oriental.
62:4.4 (707.3) Los primates eran más humanos y menos animales que los mamíferos intermedios que los precedieron. Las proporciones del esqueleto de esta nueva especie eran muy similares a las de las razas humanas primitivas. El tipo de mano y de pie humanos se había desarrollado plenamente, y estas criaturas podían caminar e incluso correr tan bien como cualquiera de sus descendientes humanos posteriores. Abandonaron casi por completo la vida en los árboles, aunque continuaron recurriendo a las copas de los árboles como medida de seguridad durante la noche, pues al igual que sus antepasados anteriores, estaban extremadamente dominadas por el miedo. La creciente utilización de sus manos contribuyó mucho al desarrollo de la capacidad inherente de su cerebro, pero aún no poseían una mente que se pudiera calificar realmente de humana.
62:4.5 (707.4) Aunque la naturaleza emocional de los primates difería poco de la de sus antepasados, mostraban una tendencia más humana en todas sus inclinaciones. Eran en verdad unos animales espléndidos y superiores; alcanzaban la madurez hacia los diez años de edad y la duración de su vida natural era de unos cuarenta años. Esto significa que podrían haber vivido cuarenta años si hubieran muerto de muerte natural, pero en aquellos tiempos primitivos muy pocos animales morían de muerte natural; la lucha por la existencia era demasiado fuerte.
62:4.6 (707.5) A continuación, después de casi novecientas generaciones de desarrollo, que abarcaron cerca de veintiún mil años desde la aparición de los mamíferos precursores, los primates dieron a luz repentinamente a dos asombrosas criaturas, los primeros seres verdaderamente humanos.
62:4.7 (707.6) Así es como los mamíferos precursores, que habían surgido del tipo norteamericano de lémures, dieron origen a los mamíferos intermedios, y estos últimos produjeron a su vez los primates superiores, que fueron los antepasados directos de la raza humana primitiva. Las tribus primates fueron el último eslabón vital en la evolución del hombre, pero en menos de cinco mil años no quedó ni un solo individuo de estas tribus extraordinarias.
62:5.1 (707.7) El nacimiento de los dos primeros seres humanos se produjo exactamente 993.419 años antes del año 1934 de la era cristiana.
62:5.2 (707.8) Estas dos criaturas extraordinarias eran unos seres verdaderamente humanos. Poseían un pulgar humano perfecto, como muchos de sus antepasados, y tenían unos pies tan perfectos como las razas humanas actuales. Estos seres caminaban y corrían, pero no trepaban; la función prensil del dedo gordo del pie ya no existía, había desaparecido por completo. Cuando el peligro los empujaba hacia las copas de los árboles, subían tal como lo harían los humanos de hoy. Subían por el tronco de los árboles como los osos y no como los chimpancés o los gorilas, balanceándose de rama en rama.
62:5.3 (708.1) Estos primeros seres humanos (y sus descendientes) alcanzaban la plena madurez a los doce años y la duración potencial de su vida era de unos setenta y cinco años.
62:5.4 (708.2) Pronto aparecieron muchas emociones nuevas en estos gemelos humanos. Sentían admiración tanto por los objetos como por los otros seres y daban muestras de una considerable vanidad. Pero el progreso más extraordinario en su desarrollo emocional fue la aparición repentina de un nuevo grupo de sentimientos realmente humanos, los sentimientos de adoración, que abarcaban el temor, la veneración, la humildad e incluso una forma primitiva de gratitud. El miedo, unido a la ignorancia de los fenómenos naturales, está a punto de dar nacimiento a la religión primitiva.
62:5.5 (708.3) En estos seres primitivos no sólo se manifestaban estos sentimientos humanos, sino que también estaban presentes, de manera rudimentaria, muchos sentimientos sumamente evolucionados. Conocían ligeramente la compasión, la vergüenza y el reproche, y tenían una aguda conciencia del amor, del odio y de la venganza; también eran propensos a experimentar unos celos muy acusados.
62:5.6 (708.4) Estos dos primeros humanos — los gemelos — fueron un gran tormento para sus padres primates. Eran tan curiosos y aventureros que estuvieron a punto de perder la vida en numerosas ocasiones antes de cumplir los ocho años. Sea como fuere, tenían bastantes cicatrices en el momento de cumplir los doce años.
62:5.7 (708.5) Aprendieron muy pronto a comunicarse verbalmente; a la edad de diez años habían elaborado un lenguaje perfeccionado de signos y palabras de casi cincuenta ideas, y habían mejorado y ampliado enormemente la técnica rudimentaria de comunicación de sus antepasados. Pero por mucho que se esforzaron, sólo lograron enseñar a sus padres algunos de sus signos y símbolos nuevos.
62:5.8 (708.6) Cuando tenían unos nueve años de edad, se alejaron un claro día río abajo y mantuvieron una conversación de gran importancia. Todas las inteligencias celestiales estacionadas en Urantia, incluido yo mismo, estaban presentes y observaban el desarrollo de esta cita al mediodía. Este día memorable llegaron al acuerdo de vivir el uno con el otro y el uno para el otro, y éste fue el primero de una serie de compromisos que culminaron finalmente en la decisión de huir de sus compañeros animales inferiores, y de partir hacia el norte, sin saber que de esta manera iban a fundar la raza humana.
62:5.9 (708.7) Aunque todos estábamos muy preocupados por los planes de estos dos pequeños salvajes, no teníamos poder para controlar el funcionamiento de sus mentes; no influimos arbitrariamente en sus decisiones — no podíamos hacerlo. Pero dentro de los límites permisibles de nuestras funciones planetarias, nosotros, los Portadores de Vida, junto con nuestros asociados, nos confabulamos para inducir a los gemelos humanos a que se dirigieran hacia el norte, lejos de sus parientes peludos que vivían parcialmente en los árboles. Y así, en virtud de su propia elección inteligente, los gemelos emigraron, y a causa de nuestra supervisión, emigraron hacia el norte, hacia una región aislada donde escaparon a la posibilidad de degradarse biológicamente mezclándose con sus parientes inferiores de las tribus de los primates.
62:5.10 (708.8) Poco antes de partir de su bosque natal, perdieron a su madre durante un ataque por sorpresa de los gibones. Aunque ella no poseía la misma inteligencia que ellos, como mamífero tenía por sus hijos un noble afecto de orden superior; y dio su vida valientemente intentando salvar a la pareja maravillosa. Su sacrificio no fue en vano, pues contuvo al enemigo hasta que el padre llegó con refuerzos y puso en fuga a los invasores.
62:5.11 (709.1) Poco después de que esta joven pareja abandonara a sus compañeros para fundar la raza humana, su padre primate se quedó desconsolado — tenía el corazón destrozado. Se negó a comer, incluso cuando sus otros hijos le llevaban la comida. Como había perdido a sus brillantes vástagos, la vida no le parecía digna de ser vivida al lado de sus mediocres semejantes; se alejó pues vagando por el bosque, fue atacado por unos gibones hostiles y éstos lo mataron a golpes.
62:6.1 (709.2) Nosotros, los Portadores de Vida que estábamos en Urantia, habíamos pasado por la larga vigilia de una espera vigilante desde el día en que plantamos por primera vez el plasma de vida en las aguas del planeta, y la aparición de los primeros seres realmente inteligentes y volitivos nos causó naturalmente una gran alegría y una satisfacción suprema.
62:6.2 (709.3) Habíamos estado observando el desarrollo mental de los gemelos mediante el funcionamiento de los siete espíritus ayudantes de la mente, asignados a Urantia en el momento de nuestra llegada al planeta. A lo largo de todo el desarrollo evolutivo de la vida planetaria, estos ministros incansables de la mente siempre habían registrado su creciente habilidad para ponerse en contacto con las capacidades cerebrales de los animales, las cuales se ampliaban sucesivamente a medida que las criaturas animales progresaban hacia niveles superiores.
62:6.3 (709.4) Al principio, únicamente el espíritu de la intuición pudo actuar sobre el comportamiento instintivo y reflejo de la vida animal primigenia. Cuando los tipos superiores se diferenciaron, el espíritu de la comprensión pudo dotar a estas criaturas con el don de asociar espontáneamente las ideas. Más tarde observamos que el espíritu de la valentía estaba en funcionamiento; los animales en evolución desarrollaron realmente una forma rudimentaria de conciencia protectora de sí mismos. Después de la aparición de los grupos de mamíferos, contemplamos que el espíritu del conocimiento se manifestaba cada vez más. La evolución de los mamíferos superiores permitió el funcionamiento del espíritu de consejo, con el consiguiente incremento del instinto gregario y los comienzos de un desarrollo social primitivo.
62:6.4 (709.5) El servicio creciente de los cinco primeros ayudantes lo habíamos observado cada vez más durante los tiempos de los mamíferos precursores, los mamíferos intermedios y los primates. Pero los dos últimos ayudantes, los ministros superiores de la mente, nunca habían podido funcionar en el tipo de mente evolutiva de Urantia.
62:6.5 (709.6) Imaginad nuestra alegría cuando un día — los gemelos tenían unos diez años — el espíritu de adoración se puso en contacto por primera vez con la mente de la gemela, y poco después con la del gemelo. Sabíamos que algo muy semejante a la mente humana se acercaba a su culminación; cerca de un año después, cuando resolvieron finalmente, debido a unos pensamientos meditados y a una decisión deliberada, huir del hogar y viajar hacia el norte, entonces el espíritu de la sabiduría empezó a funcionar en Urantia y en estas dos mentes humanas, ahora reconocidas como tales.
62:6.6 (709.7) Un nuevo tipo de movilización se produjo inmediatamente en los siete espíritus ayudantes de la mente. Estábamos llenos de expectación; nos dábamos cuenta de que se acercaba el momento tanto tiempo esperado; sabíamos que estábamos a las puertas de hacer realidad nuestro prolongado esfuerzo por producir mediante la evolución unas criaturas volitivas en Urantia.
62:7.1 (709.8) No tuvimos que esperar mucho tiempo. Al día siguiente de la huida de los gemelos, el primer destello de prueba de las señales del circuito universal se produjo al mediodía en el centro receptor planetario de Urantia. Todos estábamos, por supuesto, muy emocionados, pues nos dábamos cuenta de que un gran acontecimiento era inminente; pero como este mundo era una estación experimental de vida, no teníamos la menor idea de la manera exacta en que seríamos informados de que la vida inteligente había sido reconocida en el planeta. Pero no permanecimos mucho tiempo en la incertidumbre. Al tercer día de la fuga de los gemelos, y antes de que partiera el cuerpo de los Portadores de Vida, llegó el arcángel de Nebadon que estaba encargado de establecer los circuitos planetarios iniciales.
62:7.2 (710.1) Fue un día memorable en Urantia cuando nuestro pequeño grupo se reunió alrededor del polo planetario de las comunicaciones espaciales, y recibió el primer mensaje de Salvington en el circuito mental recién instalado en el planeta. Este primer mensaje, dictado por el jefe del cuerpo de los arcángeles, decía:
62:7.3 (710.2) «A los Portadores de Vida que están en Urantia — ¡Saludos! Transmitimos la certeza de que se ha experimentado un gran placer en Salvington, Edentia y Jerusem cuando en la sede central de Nebadon se registró la señal de que una mente con dignidad volitiva existía en Urantia. Se ha tomado nota de que los gemelos han decidido deliberadamente huir hacia el norte y apartar a sus descendientes de sus antepasados inferiores. Ésta es la primera decisión que toma una mente — una mente de tipo humano — en Urantia, y establece automáticamente el circuito de comunicación por el que este mensaje inicial de reconocimiento se está transmitiendo.»
62:7.4 (710.3) Luego llegaron los saludos, por este nuevo circuito, de los Altísimos de Edentia, que contenían instrucciones para los Portadores de Vida residentes, prohibiéndonos interferir en el modelo de vida que habíamos establecido. Se nos ordenó que no interviniéramos en los asuntos del progreso humano. No se debe deducir que los Portadores de Vida interfieren de manera arbitraria y mecánica en el proceso natural de los planes evolutivos de un planeta, porque no lo hacemos. Pero hasta ese momento se nos había permitido manipular el entorno y proteger el plasma vital de una manera especial; y esta supervisión extraordinaria, pero completamente natural, es la que tenía que terminar.
62:7.5 (710.4) Apenas habían dejado de hablar los Altísimos cuando el hermoso mensaje de Lucifer, entonces soberano del sistema de Satania, empezó a escucharse en el planeta. Los Portadores de Vida escucharon las palabras de bienvenida de su propio jefe y recibieron su permiso para regresar a Jerusem. Este mensaje de Lucifer contenía la aceptación oficial del trabajo de los Portadores de Vida en Urantia, y nos absolvía de toda crítica futura contra cualquiera de nuestros esfuerzos por mejorar los modelos de vida de Nebadon, tal como estaban establecidos en el sistema de Satania.
62:7.6 (710.5) Estos mensajes de Salvington, Edentia y Jerusem señalaron oficialmente el final de la supervisión secular del planeta por los Portadores de Vida. Habíamos estado de servicio durante épocas enteras, asistidos solamente por los siete espíritus ayudantes de la mente y los Controladores Físicos Maestros. Y ahora que la voluntad, la facultad para elegir la adoración y la ascensión, había aparecido en las criaturas evolutivas del planeta, comprendimos que nuestro trabajo había terminado, y nuestro grupo se preparó para partir. Como Urantia era un mundo de modificación de la vida, se nos concedió el permiso de dejar atrás a dos Portadores de Vida más antiguos con doce asistentes; fui escogido como miembro de este grupo, y desde entonces he permanecido en Urantia.
62:7.7 (710.6) Hace exactamente 993.408 años (antes del año 1934 d. de J.C.) que Urantia fue reconocida oficialmente como planeta para la habitación humana en el universo de Nebadon. La evolución biológica había logrado una vez más los niveles humanos de dignidad volitiva; el hombre había aparecido en el planeta 606 de Satania.
62:7.8 (710.7) [Patrocinado por un Portador de Vida de Nebadon, residente en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 63
63:0.1 (711.1) URANTIA fue registrada como mundo habitado cuando los dos primeros seres humanos — los gemelos — tenían once años, y antes de que se convirtieran en los padres del primogénito de la segunda generación de auténticos seres humanos. El mensaje arcangélico enviado desde Salvington en esta ocasión de reconocimiento oficial planetario terminaba con estas palabras:
63:0.2 (711.2) «La mente humana ha aparecido en el 606 de Satania, y los padres de esta nueva raza se llamarán Andón y Fonta. Todos los arcángeles ruegan para que estas criaturas puedan ser dotadas rápidamente con la presencia personal del don del espíritu del Padre Universal.»
63:0.3 (711.3) Andón es el nombre nebadónico que significa «la primera criatura semejante al Padre que muestra una sed humana de perfección». Fonta significa «la primera criatura semejante al Hijo que muestra una sed humana de perfección». Andón y Fonta nunca conocieron estos nombres hasta que les fueron atribuidos en el momento de fusionar con sus Ajustadores del Pensamiento. Durante toda su estancia como mortales en Urantia se llamaron el uno al otro Sonta-an y Sonta-en; Sonta-an significaba «amado por la madre» y Sonta-en «amado por el padre». Estos nombres se los pusieron ellos mismos y su significado expresa muy bien la consideración y el afecto mutuo que se tenían.
63:1.1 (711.4) Andón y Fonta fueron en muchos aspectos la pareja de seres humanos más extraordinaria que jamás ha vivido sobre la faz de la Tierra. Estos dos seres maravillosos, los verdaderos padres de toda la humanidad, fueron superiores en todos los sentidos a muchos de sus descendientes inmediatos, y radicalmente diferentes a todos sus antepasados tanto cercanos como lejanos.
63:1.2 (711.5) Los padres de esta primera pareja humana eran aparentemente poco diferentes del promedio de su tribu, aunque figuraban entre sus miembros más inteligentes, el primer grupo que aprendió a lanzar piedras y a emplear palos en los combates. También utilizaban puntas afiladas de piedra, de sílex y de hueso.
63:1.3 (711.6) Mientras vivía todavía con sus padres, Andón había amarrado un trozo afilado de sílex en la punta de un palo, utilizando para ello los tendones de un animal, y al menos en doce ocasiones utilizó bien este arma para salvar su propia vida y la de su hermana, que era tan curiosa y aventurera como él, y lo acompañaba indefectiblemente en todas sus excursiones exploratorias.
63:1.4 (711.7) La decisión de Andón y Fonta de huir de la tribu de los primates implica una calidad de mente que estaba muy por encima de la inteligencia más inferior que caracterizó a tantos descendientes posteriores suyos, los cuales se rebajaron hasta aparearse con sus primos retrasados de las tribus simias. Pero el sentimiento vago de ser algo más que unos simples animales era debido a que poseían una personalidad, y estaba acrecentado por la presencia interior de sus Ajustadores del Pensamiento.
63:2.1 (712.1) Después de que Andón y Fonta hubieron decidido huir hacia el norte, sucumbieron a sus miedos durante algún tiempo, principalmente al miedo de disgustar a su padre y a su familia inmediata. Imaginaron que podrían ser atacados por sus parientes hostiles y reconocieron así la posibilidad de encontrar la muerte a manos de los miembros de su tribu ya celosos de ellos. Cuando eran más pequeños, los gemelos habían pasado la mayor parte del tiempo en compañía el uno del otro, y por esta razón nunca habían sido demasiado populares entre sus primos animales de la tribu de los primates. El hecho de haber construido en los árboles un refugio separado y muy superior al de los demás tampoco había mejorado su posición en la tribu.
63:2.2 (712.2) En este nuevo hogar entre las copas de los árboles fue donde, después de haber sido despertados una noche por una violenta tormenta y mientras permanecían temerosa y cariñosamente abrazados, decidieron de manera firme y definitiva huir de su hábitat tribal y de su hogar arborícola.
63:2.3 (712.3) Ya habían preparado un tosco refugio en la copa de un árbol a casi media jornada de camino hacia el norte. Era su escondite seguro y secreto para el primer día que pasarían fuera de su bosque natal. Aunque los gemelos compartían con los primates el mismo miedo mortal a permanecer en el suelo durante la noche, se pusieron en camino hacia el norte poco antes del anochecer. Necesitaron un valor excepcional para emprender este viaje nocturno, incluso con Luna llena, pero dedujeron acertadamente que así era menos probable que los echaran de menos y que los persiguieran sus parientes y los miembros de su tribu. Y poco después de la medianoche llegaron sanos y salvos al lugar preparado de antemano.
63:2.4 (712.4) Mientras viajaban hacia el norte descubrieron un depósito de pedernal a cielo abierto, y como encontraron muchas piedras con formas adecuadas para diversos usos, cogieron una provisión para el futuro. Cuando Andón intentó tallar estos pedernales a fin de adaptarlos mejor para ciertas necesidades, descubrió sus propiedades chispeantes y concibió la idea de hacer fuego. Pero este pensamiento no se apoderó firmemente de él en aquel momento, pues el clima era todavía salubre y había poca necesidad de fuego.
63:2.5 (712.5) Pero el Sol del otoño bajaba continuamente en el cielo, y las noches se volvían cada vez más frías a medida que viajaban hacia el norte. Ya se habían visto obligados a servirse de las pieles de los animales para calentarse. Antes de llevar una luna fuera de su tierra natal, Andón indicó a su compañera que creía que podía hacer fuego con el pedernal. Durante dos meses intentaron utilizar la chispa del pedernal para encender un fuego, pero no lo consiguieron. Cada día, esta pareja golpeaba los pedernales y se esforzaba por prenderle fuego a la madera. Por fin una tarde, hacia la hora de ponerse el Sol, el secreto de la técnica se aclaró cuando a Fonta se le ocurrió subirse a un árbol cercano para coger el nido abandonado de un pájaro. El nido estaba seco y era muy inflamable, por lo que se encendió con una llamarada en cuanto la chispa cayó sobre él. Se quedaron tan sorprendidos y asustados de su éxito que estuvieron a punto de perder el fuego, pero lo salvaron añadiendo el combustible apropiado, y fue entonces cuando empezó la primera búsqueda de leña por parte de los padres de toda la humanidad.
63:2.6 (712.6) Éste fue uno de los momentos más felices de su corta pero agitada vida. Se quedaron levantados toda la noche viendo arder su fuego, comprendiendo vagamente que habían hecho un descubrimiento que les permitiría desafiar el clima y así ser independientes para siempre de sus parientes animales de las tierras del sur. Después de pasar tres días descansando y disfrutando del fuego, continuaron su viaje.
63:2.7 (712.7) Los antepasados primates de Andón habían conservado a menudo los fuegos que los rayos encendían, pero las criaturas de la Tierra nunca antes habían poseído un método para conseguir fuego a voluntad. Pero pasó mucho tiempo antes de que los gemelos aprendieran que el musgo seco y otros materiales servían igual de bien que los nidos de los pájaros para encender fuego.
63:3.1 (713.1) Habían transcurrido casi dos años, desde la noche en que los gemelos partieron de su hogar, cuando nació su primer hijo. Le llamaron Sontad; y Sontad fue la primera criatura nacida en Urantia que fue envuelta en una ropa protectora en el momento de nacer. La raza humana había empezado, y con esta nueva evolución apareció el instinto de cuidar adecuadamente a los niños cada vez más frágiles, un instinto que caracterizaría el desarrollo progresivo de la mente de tipo intelectual, en contraste con el tipo simplemente animal.
63:3.2 (713.2) Andón y Fonta tuvieron en total diecinueve hijos, y vivieron para disfrutar de la compañía de casi cincuenta nietos y media docena de biznietos. La familia residía en cuatro refugios rocosos contiguos, o semicavernas, de las cuales tres se comunicaban mediante galerías que habían sido excavadas en la caliza blanda con herramientas de sílex inventadas por los hijos de Andón.
63:3.3 (713.3) Estos primeros andonitas mostraban un espíritu de clan muy acusado; cazaban en grupo y nunca se alejaban demasiado de su lugar de residencia. Parecían darse cuenta de que formaban un grupo aislado y excepcional de seres vivos, y que por lo tanto debían evitar separarse. Este sentimiento de parentesco íntimo se debía sin duda a una intensificación del ministerio mental de los espíritus ayudantes.
63:3.4 (713.4) Andón y Fonta trabajaron sin cesar para alimentar y edificar su clan. Vivieron hasta la edad de cuarenta y dos años, y los dos murieron durante un terremoto a causa de la caída de una roca en voladizo. Cinco hijos suyos y once nietos perecieron con ellos, y casi veinte de sus descendientes sufrieron heridas graves.
63:3.5 (713.5) A la muerte de sus padres, Sontad, a pesar de un pie gravemente herido, asumió inmediatamente la dirección del clan con la hábil ayuda de su mujer, la mayor de sus hermanas. Su primera tarea consistió en subir rodando unas piedras para sepultar adecuadamente a sus padres, hermanos, hermanas e hijos muertos. No se debe conceder un significado indebido a este acto de enterramiento. Sus ideas sobre la supervivencia después de la muerte eran muy vagas e indefinidas, pues procedían en gran parte de sus sueños fantásticos y variados.
63:3.6 (713.6) Esta familia de Andón y Fonta permaneció unida hasta la vigésima generación, cuando la lucha por la comida y las fricciones sociales se combinaron para provocar el principio de la dispersión.
63:4.1 (713.7) Los hombres primitivos — los andonitas — tenían los ojos negros y la tez morena, algo así como un cruce entre la raza amarilla y la roja. La melanina es una sustancia colorante que se encuentra en la piel de todos los seres humanos. Es el pigmento original de la piel andónica. Por el aspecto general y el color de la piel, estos primeros andonitas se parecían más a los esquimales de hoy que a ningún otro tipo de seres humanos vivientes. Fueron las primeras criaturas que emplearon la piel de los animales para protegerse del frío; no tenían mucho más pelo en el cuerpo que los humanos de hoy.
63:4.2 (713.8) La vida tribal de los antepasados animales de estos primeros hombres había presagiado los principios de numerosos convencionalismos sociales. El desarrollo de las emociones y el aumento de la capacidad cerebral de estos seres produjeron un desarrollo inmediato de la organización social y una nueva división del trabajo en el clan. Eran sumamente imitativos, pero su instinto de juego apenas estaba desarrollado y su sentido del humor estaba casi totalmente ausente. El hombre primitivo sonreía alguna que otra vez, pero nunca se entregaba a una risa cordial. El humor fue un legado posterior de la raza adámica. Estos primeros seres humanos no eran tan sensibles al dolor ni tan reactivos a las situaciones desagradables como muchos de los mortales evolutivos posteriores. El parto no fue una prueba dolorosa o angustiosa para Fonta ni para su progenie inmediata.
63:4.3 (714.1) Formaban una tribu maravillosa. Los varones solían luchar heroicamente por la seguridad de sus compañeras y de su progenitura; las mujeres se consagraban cariñosamente a sus hijos. Pero su patriotismo se limitaba estrictamente a su clan inmediato. Eran muy leales a sus familias; estaban dispuestos a morir sin dudarlo para defender a sus hijos, pero no eran capaces de captar la idea de intentar hacer un mundo mejor para sus nietos. El altruismo no había nacido todavía en el corazón humano, aunque todas las emociones esenciales para el nacimiento de la religión se encontraban ya presentes en estos aborígenes de Urantia.
63:4.4 (714.2) Estos primeros hombres poseían un afecto conmovedor por sus camaradas y tenían ciertamente una idea real, aunque rudimentaria, de la amistad. En épocas posteriores fue muy común contemplar, durante las batallas que se repetían sin cesar contra las tribus inferiores, a uno de estos hombres primitivos luchar valientemente con una mano mientras continuaba esforzándose por proteger y salvar a un compañero de combate herido. Muchas de las características humanas más nobles y elevadas que se desarrollaron en el transcurso de la evolución posterior, se presagiaban de manera conmovedora en estos pueblos primitivos.
63:4.5 (714.3) El clan andónico original mantuvo una línea ininterrumpida de jefes hasta la vigésimo séptima generación, durante la cual, al no aparecer ningún vástago varón entre los descendientes directos de Sontad, dos miembros rivales del clan que aspiraban a la jefatura empezaron a luchar por la supremacía.
63:4.6 (714.4) Antes de la gran dispersión de los clanes andónicos, un lenguaje bien desarrollado había evolucionado a partir de los primeros esfuerzos por comunicarse entre ellos. Este lenguaje continuó enriqueciéndose y recibió aportaciones casi diarias debido a los nuevos inventos y a las adaptaciones al entorno que este pueblo activo, inquieto y curioso realizaba. Y este lenguaje se convirtió en la voz de Urantia, en la lengua de la familia humana primitiva, hasta la aparición posterior de las razas de color.
63:4.7 (714.5) A medida que el tiempo pasaba, los clanes andónicos aumentaron y el contacto entre estas familias en expansión empezó a producir fricciones y malentendidos. Sólo había dos cosas que llegaron a ocupar la mente de estos pueblos: cazar para obtener comida y combatir para vengarse de alguna injusticia o de algún insulto, real o supuesto, cometido por las tribus vecinas.
63:4.8 (714.6) Las disensiones familiares aumentaron, estallaron las guerras entre las tribus, y los mejores elementos de los grupos más capaces y avanzados sufrieron graves pérdidas. Algunas de estas pérdidas fueron irreparables; algunos de los elementos más valiosos en cuanto a capacidad e inteligencia se perdieron para siempre en el mundo. Estas guerras continuas entre los clanes amenazaron con extinguir a esta primera raza y a su civilización primitiva.
63:4.9 (714.7) Es imposible inducir a unos seres tan primitivos a que vivan juntos mucho tiempo en paz. El hombre desciende de animales combativos, y cuando la gente inculta está estrechamente asociada, se irritan y se ofenden mutuamente. Los Portadores de Vida conocen esta tendencia de las criaturas evolutivas y, por consiguiente, aseguran la separación final de los seres humanos en vías de desarrollo al menos en tres razas distintas y separadas, y más a menudo en seis.
63:5.1 (715.1) Las primeras razas andonitas no penetraron mucho en el interior de Asia, y al principio no entraron en África. La geografía de aquellos tiempos las orientó hacia el norte, y estos pueblos viajaron cada vez más hacia el norte hasta que el hielo del tercer glaciar, que avanzaba lentamente, se lo impidió.
63:5.2 (715.2) Antes de que esta extensa capa de hielo llegara hasta Francia y las Islas Británicas, los descendientes de Andón y Fonta habían avanzado hacia el oeste por Europa, y habían establecido más de mil poblados separados a lo largo de los grandes ríos que desembocaban en el Mar del Norte, cuyas aguas eran cálidas en aquel entonces.
63:5.3 (715.3) Estas tribus andónicas fueron los primeros habitantes de las riberas de Francia; vivieron a lo largo del río Somme durante decenas de miles de años. El Somme es el único río que los glaciares no cambiaron, y en aquellos tiempos corría hacia el mar poco más o menos como en la actualidad. Esto explica por qué se encuentran tantos indicios de los descendientes andónicos a lo largo del valle de este río.
63:5.4 (715.4) Estos aborígenes de Urantia no vivían en los árboles, aunque en caso de necesidad aún se subían a las copas. Residían normalmente al abrigo de los precipicios que sobresalían por encima de los ríos y en las grutas de las laderas, que les proporcionaban una buena vista sobre las vías de acceso y los protegían de los elementos. Así podían disfrutar de la comodidad de sus fogatas sin que el humo les incomodara demasiado. Tampoco eran verdaderos trogloditas, aunque en épocas posteriores las últimas capas de hielo que avanzaron hacia el sur obligaron a sus descendientes a refugiarse en las cavernas. Preferían acampar cerca de los límites de un bosque y al lado de un riachuelo.
63:5.5 (715.5) Pronto se volvieron extraordinariamente hábiles en camuflar sus moradas parcialmente abrigadas, y demostraron una gran destreza en la construcción de cabañas de piedra en forma de cúpula, que utilizaban como habitación para dormir, en las cuales entraban a gatas por la noche. La entrada de estas cabañas se cerraba rodando una piedra delante de ella, una piedra grande que se había colocado en el interior para este fin antes de poner en su sitio las últimas piedras del techo.
63:5.6 (715.6) Los andonitas eran unos cazadores audaces y afortunados; a excepción de las bayas silvestres y de ciertas frutas de los árboles, se alimentaban exclusivamente de carne. Así como Andón había inventado el hacha de piedra, sus descendientes no tardaron en descubrir la lanza y el arpón, y los utilizaron de manera eficaz. Por fin una mente capaz de crear herramientas funcionaba en conjunción con una mano capaz de utilizarlas, y estos primeros humanos se volvieron muy diestros en la fabricación de herramientas de sílex. Viajaban por todas partes buscando sílex, de manera muy similar a como los humanos de hoy viajan hasta los confines de la Tierra en busca de oro, platino y diamantes.
63:5.7 (715.7) Estas tribus andónicas manifestaron, en otros muchos aspectos, un grado de inteligencia que sus descendientes retrógrados no alcanzaron en medio millón de años, aunque volvieran a descubrir una y otra vez diversos métodos para encender el fuego.
63:6.1 (715.8) A medida que se extendía la dispersión andónica, el nivel cultural y espiritual de los clanes fue degenerando durante cerca de diez mil años hasta los tiempos de Onagar, el cual asumió la dirección de estas tribus, trajo la paz entre ellas y las condujo a todas, por primera vez, a la adoración de «Aquel que da el Aliento a los hombres y a los animales».
63:6.2 (716.1) La filosofía de Andón había sido muy confusa; le faltó muy poco para convertirse en un adorador del fuego a causa de la gran comodidad que le procuró su descubrimiento accidental. Sin embargo, la razón lo desvió de su propio descubrimiento y lo orientó hacia el Sol como fuente superior e imponente de luz y de calor; pero esta fuente estaba demasiado lejana, y Andón no se convirtió en un adorador del Sol.
63:6.3 (716.2) Los andonitas no tardaron en descubrir el miedo que les producían los elementos — trueno, relámpago, lluvia, nieve, granizo e hielo. Pero el hambre era el estímulo que reaparecía constantemente en aquellos tiempos primitivos, y como se alimentaban en gran parte de los animales, desarrollaron con el tiempo una especie de adoración a los animales. Para Andón, los animales comestibles más grandes eran símbolos de fuerza creativa y de poder sustentador. De vez en cuando, tenían la costumbre de designar a alguno de estos animales más grandes como objeto de adoración. Cuando estaba en boga un animal determinado, dibujaban toscamente sus contornos en las paredes de las cavernas, y más tarde, a medida que las artes continuaron progresando, este dios animal era grabado en diversos ornamentos.
63:6.4 (716.3) Muy pronto, los pueblos andónicos adquirieron la costumbre de abstenerse de comer la carne del animal que se veneraba en su tribu. Luego, para causar una impresión más adecuada en la mente de los jóvenes, desarrollaron una ceremonia de veneración que realizaban alrededor del cuerpo de uno de aquellos animales reverenciados; y más tarde aún, esta celebración primitiva se transformó en las ceremonias sacrificatorias más complicadas que practicaron sus descendientes. Éste es el origen de los sacrificios como parte del culto. Esta idea fue elaborada por Moisés en el ritual hebreo, y conservada en su esencia por el apóstol Pablo como la doctrina de la expiación de los pecados mediante el «derramamiento de sangre».
63:6.5 (716.4) La comida era la cosa más importante en la vida de estos seres humanos primitivos, tal como lo demuestra la oración que Onagar, su gran instructor, enseñó a esta gente sencilla. Esta oración decía así:
63:6.6 (716.5) «Oh Aliento de la Vida, danos hoy nuestro alimento de cada día, líbranos de la maldición del hielo, sálvanos de nuestros enemigos del bosque, y recíbenos con misericordia en el Gran Más Allá.»
63:6.7 (716.6) Onagar mantuvo su cuartel general en una población llamada Obán, situada en las orillas septentrionales del antiguo Mediterráneo, en la región actual del Mar Caspio. Esta población era un lugar de detención enclavado en el punto donde la ruta que conducía desde la Mesopotamia meridional hacia el norte, daba la vuelta hacia el oeste. Desde Obán, Onagar envió educadores a las poblaciones lejanas para difundir sus nuevas doctrinas sobre una sola Deidad y su concepto de la vida futura, que él llamaba el Gran Más Allá. Estos emisarios de Onagar fueron los primeros misioneros del mundo; fueron también los primeros seres humanos que asaron la carne, los primeros que utilizaron el fuego con regularidad para preparar la comida. Asaban la carne en la punta de unos palos y también sobre las piedras calientes; más tarde asaron grandes trozos al fuego, pero sus descendientes retrocedieron casi por completo al consumo de la carne cruda.
63:6.8 (716.7) Onagar nació 983.323 años antes del año 1934 de la era cristiana y vivió hasta los sesenta y nueve años de edad. La historia de las realizaciones de este maestro pensador y dirigente espiritual de los tiempos anteriores al Príncipe Planetario constituye un relato emocionante sobre la organización de estos pueblos primitivos en una verdadera sociedad. Instituyó un gobierno tribal eficaz que las generaciones sucesivas no lograron igualar en muchos milenios. Hasta la llegada del Príncipe Planetario, nunca más volvió a existir en la Tierra una civilización espiritual tan elevada. Esta gente sencilla tenía una verdadera religión, aunque fuera primitiva, pero sus descendientes en vías de degeneración la perdieron posteriormente.
63:6.9 (717.1) Aunque Andón y Fonta habían recibido Ajustadores del Pensamiento, así como muchos de sus descendientes, los Ajustadores y los serafines guardianes no llegaron en gran número a Urantia hasta los tiempos de Onagar. Esta época fue, en verdad, la edad de oro del hombre primitivo.
63:7.1 (717.2) Andón y Fonta, los espléndidos fundadores de la raza humana, recibieron su reconocimiento en el momento del juicio de Urantia, cuando llegó el Príncipe Planetario, y terminaron el régimen de los mundos de las mansiones a su debido tiempo con la categoría de ciudadanos de Jerusem. Aunque nunca han recibido autorización para regresar a Urantia, están al corriente de la historia de la raza que fundaron. Se afligieron por la traición de Caligastia, se entristecieron con el fracaso de Adán, pero se regocijaron extremadamente cuando se recibió la noticia de que Miguel había escogido su mundo como escenario para su última donación.
63:7.2 (717.3) Andón y Fonta fusionaron en Jerusem con sus Ajustadores del Pensamiento, tal como lo hicieron varios hijos suyos, entre ellos Sontad; pero la mayoría de sus descendientes, incluso inmediatos, sólo lograron fusionar con el Espíritu.
63:7.3 (717.4) Poco después de llegar a Jerusem, Andón y Fonta recibieron permiso del Soberano del Sistema para regresar al primer mundo de las mansiones, a fin de servir con las personalidades morontiales que acogen a los peregrinos del tiempo que llegan de Urantia a las esferas celestiales. Y han sido asignados a esta tarea por un tiempo indeterminado. Intentaron enviar sus saludos a Urantia en el momento de estas revelaciones, pero su petición fue sabiamente denegada.
63:7.4 (717.5) Y ésta es la narración del capítulo más heroico y fascinante de toda la historia de Urantia, el relato de la evolución, la lucha por la vida, la muerte y la supervivencia eterna de los padres excepcionales de toda la humanidad.
63:7.5 (717.6) [Presentado por un Portador de Vida residente en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 64
64:0.1 (718.1) ÉSTA es la historia de las razas evolutivas de Urantia desde los tiempos de Andón y Fonta, hace casi un millón de años, pasando por la época del Príncipe Planetario, hasta el final del período glacial.
64:0.2 (718.2) La raza humana tiene casi un millón de años de edad. La primera mitad de su historia corresponde aproximadamente a los tiempos anteriores al Príncipe Planetario de Urantia. La segunda mitad de la historia de la humanidad comienza en el momento de la llegada del Príncipe Planetario y de la aparición de las seis razas de color, y corresponde más o menos al período considerado generalmente como la antigua edad de piedra.
64:1.1 (718.3) El hombre primitivo hizo su aparición evolutiva en la Tierra hace poco menos de un millón de años, y tuvo una dura experiencia. Trató instintivamente de evitar el peligro de mezclarse con las tribus simias inferiores. Pero no pudo emigrar hacia el este debido a las altas tierras áridas del Tíbet, con sus 9.000 metros por encima del nivel del mar; tampoco pudo ir hacia el sur o el oeste, porque el Mar Mediterráneo era mucho más grande que hoy, extendiéndose entonces hacia el este hasta el Océano Índico; y cuando se dirigió hacia el norte, se encontró con el hielo que venía avanzando. Pero incluso cuando el hielo bloqueó su emigración ulterior, y aunque las tribus que se dispersaban se volvían cada vez más hostiles, los grupos más inteligentes nunca albergaron la idea de dirigirse hacia el sur para vivir entre sus primos arborícolas peludos con un intelecto inferior.
64:1.2 (718.4) Muchas de las emociones religiosas más antiguas del hombre nacieron de su sensación de impotencia ante el entorno cerrado de esta situación geográfica — montañas a la derecha, agua a la izquierda y el hielo al frente. Sin embargo, estos andonitas progresivos no querían volver atrás con sus parientes inferiores del sur que vivían en los árboles.
64:1.3 (718.5) Estos andonitas evitaban los bosques, en contraste con las costumbres de sus parientes no humanos. El hombre siempre ha degenerado en los bosques; la evolución humana sólo ha progresado en los espacios abiertos y en las latitudes más elevadas. El frío y el hambre que reinan en las tierras al descubierto estimulan la actividad, la invención y el ingenio. Mientras estas tribus andónicas producían a los pioneros de la raza humana actual en medio de las dificultades y privaciones de estos rigurosos climas nórdicos, sus primos atrasados disfrutaban en los bosques tropicales meridionales del país de su origen primitivo común.
64:1.4 (718.6) Estos acontecimientos se produjeron durante la época del tercer glaciar, el primero según el cálculo de los geólogos. Los dos primeros glaciares fueron poco extensos en Europa septentrional.
64:1.5 (718.7) Durante la mayor parte del período glacial, Inglaterra estuvo comunicada por tierra con Francia, mientras que más tarde África estuvo unida a Europa mediante el puente terrestre de Sicilia. En la época de las emigraciones andónicas, un camino terrestre continuo, que pasaba por Europa y Asia, conectaba a Inglaterra en el oeste con Java en el este; pero Australia estaba de nuevo aislada, lo que acentuó aún más el desarrollo de su propia fauna peculiar.
64:1.6 (719.1) Hace 950.000 años, los descendientes de Andón y Fonta habían emigrado muy lejos hacia el este y el oeste. En el oeste, cruzaron por Europa y llegaron hasta Francia e Inglaterra. En épocas posteriores penetraron hacia el este hasta llegar a Java, donde recientemente se han encontrado sus huesos — el llamado hombre de Java — y luego continuaron su viaje hasta Tasmania.
64:1.7 (719.2) Los grupos que fueron hacia el oeste se contaminaron menos con las cepas atrasadas de origen ancestral común que los que se dirigieron hacia el este, los cuales se mezclaron muy ampliamente con sus primos animales retrasados. Estos individuos no progresivos se encaminaron hacia el sur y se aparearon enseguida con las tribus inferiores. Más tarde, un número creciente de mestizos regresaron al norte y se emparejaron con los pueblos andónicos que se extendían con rapidez; estas uniones desafortunadas deterioraron infaliblemente la raza superior. Cada vez menos poblados primitivos conservaron la adoración de Aquél que da el Aliento. Esta civilización en sus albores estuvo amenazada de extinción.
64:1.8 (719.3) Siempre ha sido así en Urantia. Unas civilizaciones muy prometedoras se han deteriorado sucesivamente y han terminado por extinguirse debido a la locura de permitir que los individuos superiores procreen libremente con los inferiores.
64:2.1 (719.4) Hace 900.000 años, las artes de Andón y Fonta y la cultura de Onagar estaban desapareciendo de la faz de la Tierra; la cultura, la religión e incluso el trabajo del sílex se encontraban en su punto más bajo.
64:2.2 (719.5) Fue en estos tiempos cuando grandes grupos de mestizos inferiores, procedentes del sur de Francia, llegaron a Inglaterra. Estas tribus estaban tan cruzadas con las criaturas simiescas de los bosques que apenas eran humanas. No tenían ninguna religión, pero trabajaban el sílex de manera rudimentaria y poseían la suficiente inteligencia para encender el fuego.
64:2.3 (719.6) Estas tribus fueron seguidas, en Europa, por un pueblo prolífico y un poco superior, cuyos descendientes se diseminaron pronto por todo el continente, desde los hielos del norte hasta los Alpes y el Mediterráneo en el sur. Estas tribus formaban la llamada raza de Heidelberg.
64:2.4 (719.7) Durante este largo período de decadencia cultural, los pueblos de Foxhall en Inglaterra y las tribus de Badonán en el noroeste de la India continuaron manteniendo algunas tradiciones de Andón y ciertos restos de la cultura de Onagar.
64:2.5 (719.8) Los pueblos de Foxhall eran los más occidentales y lograron conservar una gran parte de la cultura andónica; también preservaron sus conocimientos sobre el trabajo del sílex y los trasmitieron a sus descendientes, los antiguos antepasados de los esquimales.
64:2.6 (719.9) Aunque los vestigios de los pueblos de Foxhall han sido los últimos que se han descubierto en Inglaterra, estos andonitas fueron en realidad los primeros seres humanos que vivieron en estas regiones. En aquella época, el puente terrestre unía todavía a Francia con Inglaterra; y como la mayoría de las primeras colonias de los descendientes de Andón estaban situadas a lo largo de los ríos y las costas de aquellos tiempos antiguos, actualmente se encuentran bajo las aguas del Canal de la Mancha y del Mar del Norte, pero unas tres o cuatro siguen todavía por encima del agua en la costa inglesa.
64:2.7 (720.1) Una gran parte de los pueblos de Foxhall más inteligentes y espirituales mantuvieron su superioridad racial y perpetuaron sus costumbres religiosas primitivas. Este pueblo se mezcló ulteriormente con razas más recientes, partió de Inglaterra hacia el oeste después de una invasión glaciar posterior, y ha sobrevivido como los esquimales actuales.
64:3.1 (720.2) Además de los pueblos de Foxhall en el oeste, otro centro combativo de cultura sobrevivió en el este. Este grupo estaba situado en las estribaciones de las tierras altas del noroeste de la India, entre las tribus de Badonán, un tataranieto de Andón. Estos pobladores fueron los únicos descendientes de Andón que nunca practicaron los sacrificios humanos.
64:3.2 (720.3) Estos badonitas de las tierras altas ocupaban una extensa meseta rodeada de bosques, atravesada por arroyos y provista de abundante caza. Al igual que algunos de sus primos del Tíbet, vivían en toscas cabañas de piedra, en grutas situadas en las laderas y en pasajes semisubterráneos.
64:3.3 (720.4) Mientras las tribus del norte tenían cada vez más miedo del hielo, las que vivían cerca de su tierra de origen sentían pánico del agua. Habían observado que la península mesopotámica se hundía paulatinamente en el océano, y aunque ésta emergió varias veces, las tradiciones de estas razas primitivas se forjaron alrededor de los peligros del mar y del miedo a un hundimiento periódico. Este miedo, unido a su experiencia con las inundaciones fluviales, explica por qué buscaron las tierras altas como lugar seguro para vivir.
64:3.4 (720.5) Al este de los pueblos de Badonán, en las colinas Siwalik del norte de la India, se pueden encontrar los fósiles que se acercan, más que ningún otro en la Tierra, a los tipos de transición entre el hombre y los diversos grupos prehumanos.
64:3.5 (720.6) Hace 850.000 años, las tribus superiores de Badonán empezaron una guerra de exterminio contra sus vecinos inferiores parecidos a los animales. En menos de mil años, la mayoría de los grupos animales de las fronteras de estas regiones habían sido destruídos o forzados a retroceder hasta los bosques del sur. Esta campaña para exterminar a los seres inferiores provocó un ligero mejoramiento de las tribus montañesas de aquella época. Los descendientes mezclados de este linaje badonita mejorado aparecieron en escena como un pueblo aparentemente nuevo, la raza de Neandertal.
64:4.1 (720.7) Los hombres de Neandertal eran excelentes luchadores y viajaron enormemente. Partiendo de las tierras altas del noroeste de la India, se diseminaron gradualmente hasta Francia en el oeste, China en el este, y descendieron incluso hasta el norte de África. Dominaron el mundo durante casi medio millón de años, hasta la época de la emigración de las razas evolutivas de color.
64:4.2 (720.8) Hace 800.000 años, la caza era abundante; muchas especies de ciervos, así como los elefantes y los hipopótamos, vagaban por Europa. Había gran cantidad de ganado; los caballos y los lobos estaban por todas partes. Los hombres de Neandertal eran grandes cazadores, y las tribus de Francia fueron las primeras que adoptaron la costumbre de conceder a los mejores cazadores el privilegio de elegir a las mujeres que deseaban como esposas.
64:4.3 (721.1) El reno fue extremadamente útil para estos pueblos neandertales, sirviéndoles de alimento, de vestido y para hacer herramientas, pues los cuernos y los huesos los empleaban para usos diversos. Tenían poca cultura, pero mejoraron tanto el trabajo del sílex que casi llegó a alcanzar los niveles de la época de Andón. Empezaron a utilizarse de nuevo los grandes sílex atados a unos mangos de madera que servían como hachas y piquetas.
64:4.4 (721.2) Hace 750.000 años, la cuarta capa de hielo había avanzado mucho hacia el sur. Con sus herramientas mejoradas, los neandertales hacían agujeros en el hielo que cubría los ríos nórdicos, y así podían arponear los peces que subían hasta estas aberturas. Estas tribus retrocedieron constantemente ante el hielo que avanzaba, el cual efectuaba en aquella época su invasión más extensa en Europa.
64:4.5 (721.3) En aquellos tiempos, el glaciar siberiano estaba realizando su máximo avance hacia el sur, obligando al hombre primitivo a retroceder en la misma dirección hacia su tierra de origen. Pero la especie humana se había diferenciado tanto, que el peligro de mezclarse de nuevo con sus parientes simios, incapaces de progresar, había disminuido enormemente.
64:4.6 (721.4) Hace 700.000 años que el cuarto glaciar, el más grande de todos en Europa, estaba retrocediendo; los hombres y los animales regresaban hacia el norte. El clima era fresco y húmedo, y el hombre primitivo prosperó de nuevo en Europa y Asia occidental. Los bosques se extendieron gradualmente hacia el norte sobre las tierras que el glaciar había cubierto tan recientemente.
64:4.7 (721.5) El gran glaciar había cambiado poco la vida de los mamíferos. Estos animales sobrevivieron en la estrecha franja de tierra situada entre el hielo y los Alpes, y cuando el glaciar retrocedió, volvieron a extenderse rápidamente por toda Europa. Los elefantes de colmillos rectos, los rinocerontes de hocico ancho, las hienas y los leones africanos llegaron de África por el puente terrestre de Sicilia; estos nuevos animales exterminaron prácticamente a los tigres con dientes de sable y a los hipopótamos.
64:4.8 (721.6) Hace 650.000 años el clima continuaba siendo templado. Hacia mediados del período interglacial se había vuelto tan cálido que los Alpes casi se despojaron del hielo y la nieve.
64:4.9 (721.7) Hace 600.000 años, el hielo había alcanzado entonces su máximo punto de retroceso hacia el norte, y después de una pausa de pocos miles de años, partió de nuevo en su quinto viaje hacia el sur. Pero el clima se modificó poco durante cincuenta mil años. Los hombres y los animales de Europa cambiaron muy poco. Disminuyó la ligera aridez del período anterior y los glaciares alpinos descendieron mucho hacia los valles de los ríos.
64:4.10 (721.8) Hace 550.000 años, el avance del glaciar empujó de nuevo a los hombres y a los animales hacia el sur. Pero en esta ocasión los hombres dispusieron de mucho espacio dentro de la ancha franja de tierra que se extendía hacia el nordeste de Asia, y que estaba situada entre la capa de hielo y el Mar Negro, una prolongación entonces muy dilatada del Mediterráneo.
64:4.11 (721.9) Esta época de los glaciares cuarto y quinto contempló una nueva propagación de la cultura rudimentaria de las razas neandertales. Pero los progresos eran tan pequeños, que parecía en verdad que la tentativa de producir un tipo nuevo y modificado de vida inteligente en Urantia estaba a punto de fracasar. Durante cerca de un cuarto de millón de años, estos pueblos primitivos fueron a la deriva, cazando y luchando, mejorando esporádicamente en algunos aspectos, pero en general, degenerando continuamente en comparación con sus antepasados andónicos superiores.
64:4.12 (721.10) Durante estos tiempos de tinieblas espirituales, la humanidad supersticiosa alcanzó sus niveles culturales más bajos. En realidad, la religión de los neandertales no iba más allá de una vergonzosa superstición. Tenían un miedo mortal de las nubes, y principalmente de las brumas y las nieblas. Se desarrolló gradualmente una religión primitiva basada en el miedo a las fuerzas naturales, mientras que la adoración de los animales declinó a medida que el mejoramiento de las herramientas y la abundancia de la caza permitieron que estos pueblos vivieran con menos ansiedad por la comida; las recompensas sexuales concedidas a los mejores cazadores contribuyeron a mejorar enormemente las técnicas de la caza. Esta nueva religión del miedo condujo a las tentativas por aplacar las fuerzas invisibles que estaban ocultas detrás de los elementos naturales, y más tarde culminó en los sacrificios humanos a fin de apaciguar estas fuerzas físicas invisibles y desconocidas. Esta práctica terrible de los sacrificios humanos se ha perpetuado entre los pueblos más atrasados de Urantia hasta el mismo siglo veinte.
64:4.13 (722.1) Estos primeros hombres de Neandertal difícilmente pueden ser calificados de adoradores del Sol. Vivían más bien con el temor a la oscuridad; tenían un terror mortal del anochecer. Mientras la Luna brillaba un poco, se las arreglaban para seguir adelante; pero cuando ésta se oscurecía, se llenaban de pánico y empezaban a sacrificar a sus mejores especímenes de hombres y mujeres en un esfuerzo por incitar a la Luna a que brillara de nuevo. Pronto aprendieron que el Sol reaparecía con regularidad, pero conjeturaban que la Luna sólo volvía porque sacrificaban a los miembros de su tribu. A medida que la raza progresaba, el objeto y la meta de los sacrificios cambiaron gradualmente, pero la ofrenda de sacrificios humanos como parte del ceremonial religioso perduró durante mucho tiempo.
64:5.1 (722.2) Hace 500.000 años, las tribus de Badonán de las tierras altas del noroeste de la India se enredaron en otra gran lucha racial. Esta guerra implacable hizo estragos durante más de cien años, y cuando la larga lucha terminó, sólo quedaban unas cien familias. Pero estos supervivientes eran los más inteligentes y deseables de todos los descendientes de Andón y Fonta que vivían entonces.
64:5.2 (722.3) Un acontecimiento nuevo y extraño se produjo entonces entre estos badonitas de las tierras altas. Un hombre y una mujer que vivían en la parte nordeste de la región de las tierras altas entonces habitadas, empezaron a producir repentinamente una familia de hijos excepcionalmente inteligentes. Fue la familia sangik, los antepasados de las seis razas de color de Urantia.
64:5.3 (722.4) Estos hijos sangiks, diecinueve en total, no sólo eran más inteligentes que sus semejantes, sino que su piel manifestaba una tendencia sin igual a ponerse de colores diferentes cuando permanecía expuesta a la luz del Sol. De estos diecinueve hijos, cinco eran rojos, dos anaranjados, cuatro amarillos, dos verdes, cuatro azules y dos índigos. Estos colores se volvieron más pronunciados a medida que los niños crecieron, y cuando estos jóvenes se casaron más tarde con otros miembros de su tribu, todos sus descendientes tendieron a coger el color de la piel de su progenitor sangik.
64:5.4 (722.5) Interrumpo ahora esta narración cronológica, después de llamar vuestra atención sobre la llegada del Príncipe Planetario alrededor de esta época, para examinar por separado las seis razas sangiks de Urantia.
64:6.1 (722.6) En un planeta evolutivo medio, las seis razas evolutivas de color aparecen de una en una; el hombre rojo es el primero que evoluciona, y vaga por el mundo durante épocas enteras antes de que aparezcan las siguientes razas de color. La aparición simultánea de las seis razas en Urantia, y dentro de una sola familia, fue totalmente excepcional.
64:6.2 (723.1) La temprana aparición de los andonitas en Urantia fue también algo nuevo en Satania. En ningún otro mundo del sistema local se ha desarrollado una raza así de criaturas volitivas con antelación a las razas evolutivas de color.
64:6.3 (723.2) 1. El hombre rojo. Estos pueblos fueron unos especímenes extraordinarios de la raza humana, superiores en muchos aspectos a Andón y Fonta. Formaron un grupo sumamente inteligente y fueron los primeros hijos sangiks que desarrollaron una civilización y un gobierno tribales. Siempre fueron monógamos, e incluso sus descendientes mezclados practicaron rara vez la poligamia.
64:6.4 (723.3) En tiempos posteriores tuvieron dificultades graves y prolongadas con sus hermanos amarillos en Asia. Les sirvió de ayuda el hecho de haber inventado pronto el arco y la flecha, pero desgraciadamente habían heredado una gran parte de la tendencia de sus antepasados a luchar entre ellos, y esto los debilitó de tal manera que las tribus amarillas pudieron expulsarlos del continente asiático.
64:6.5 (723.4) Hace aproximadamente ochenta y cinco mil años, los supervivientes relativamente puros de la raza roja pasaron en masa a América del Norte, y poco después el istmo terrestre de Bering se hundió, lo cual los aisló por completo. Ningún hombre rojo volvió nunca a Asia. Pero por toda Siberia, China, Asia central, la India y Europa, dejaron tras ellos a muchos descendientes suyos mezclados con las otras razas de color.
64:6.6 (723.5) Cuando el hombre rojo pasó a América, se llevó consigo muchas enseñanzas y tradiciones de su origen primero. Sus antepasados inmediatos habían estado en contacto con las últimas actividades de la sede mundial del Príncipe Planetario. Pero poco tiempo después de haber llegado a las Américas, el hombre rojo empezó a perder de vista estas enseñanzas y su cultura intelectual y espiritual sufrió una gran decadencia. Estos pueblos empezaron muy pronto a pelearse de nuevo entre ellos con tanta violencia, que pareció que estas guerras tribales ocasionarían la rápida extinción de este resto relativamente puro de la raza roja.
64:6.7 (723.6) Los hombres rojos parecían estar sentenciados a causa de este gran retroceso, cuando hace unos sesenta y cinco mil años apareció Onamonalontón como jefe y libertador espiritual. Trajo una paz temporal entre los hombres rojos americanos y restableció la adoración del «Gran Espíritu». Onamonalontón vivió hasta los noventa y seis años de edad, y mantuvo su cuartel general entre las grandes secoyas de California. Muchos de sus descendientes posteriores han llegado hasta los tiempos modernos entre los indios Pies Negros.
64:6.8 (723.7) A medida que el tiempo pasaba, las enseñanzas de Onamonalontón se convirtieron en tradiciones muy vagas. Las guerras de aniquilación mutua empezaron de nuevo, y después de la época de este gran educador, ningún otro jefe ha logrado nunca establecer una paz universal entre ellos. Los linajes más inteligentes perecieron cada vez más en estas luchas tribales; de lo contrario, estos hombres rojos capaces e inteligentes hubieran construido una gran civilización en el continente norteamericano.
64:6.9 (723.8) Después de pasar desde China a América, el hombre rojo del norte nunca más volvió a entrar en contacto con otras influencias mundiales (a excepción de los esquimales) hasta que fue descubierto más tarde por el hombre blanco. Es muy lamentable que el hombre rojo perdiera casi por completo la oportunidad de mejorar su raza mezclándose con los descendientes posteriores de Adán. Tal como estaban las cosas, el hombre rojo no podía dominar al hombre blanco, y no quería servirlo voluntariamente. En tales circunstancias, si las dos razas no se mezclan, una u otra está condenada.
64:6.10 (723.9) 2. El hombre anaranjado. La característica más destacada de esta raza fue su peculiar impulso de construir, de construir cualquier cosa, aunque sólo fuera apilar enormes montículos de piedra únicamente para ver qué tribu podía construir el montículo más grande. Aunque no fueron un pueblo progresivo, se beneficiaron mucho de las escuelas del Príncipe y enviaron allí a sus delegados para que se instruyeran.
64:6.11 (724.1) La raza anaranjada fue la primera que bajó por la costa hacia el sur en dirección a África a medida que el Mediterráneo se retiraba hacia el oeste. Pero nunca consiguieron establecerse en África y fueron aniquilados por la raza verde que llegó más tarde.
64:6.12 (724.2) Antes de que llegara su fin, este pueblo perdió una gran parte de sus fundamentos culturales y espirituales. Pero alcanzaron un gran renacimiento y una forma de vida superior a consecuencia de la sabia dirección de Porshunta, el cerebro principal de esta raza desafortunada, el cual les aportó su ministerio cuando tenían su cuartel general en Armagedón, hace unos trescientos mil años.
64:6.13 (724.3) La última gran batalla entre los hombres anaranjados y los verdes tuvo lugar en la región del bajo valle del Nilo, en Egipto. Esta guerra interminable se libró durante cerca de cien años, y cuando finalizó, muy pocos miembros de la raza anaranjada quedaban con vida. Los restos dispersos de este pueblo fueron absorbidos por los hombres verdes, y luego por los índigos que llegaron más tarde. Pero el hombre anaranjado dejó de existir como raza hace aproximadamente cien mil años.
64:6.14 (724.4) 3. El hombre amarillo. Las tribus amarillas primitivas fueron las primeras que abandonaron la caza, establecieron comunidades estables y desarrollaron una vida hogareña basada en la agricultura. Intelectualmente eran un poco inferiores al hombre rojo, pero social y colectivamente se mostraron superiores a todos los pueblos sangiks en cuanto al fomento de la civilización racial. Como las diversas tribus desarrollaron un espíritu fraternal y aprendieron a convivir en una paz relativa, fueron capaces de empujar a la raza roja por delante de ellas a medida que se extendieron por Asia.
64:6.15 (724.5) Se alejaron mucho de las influencias del centro espiritual del mundo y cayeron en una gran oscuridad después de la apostasía de Caligastia; pero este pueblo conoció una época brillante hace alrededor de cien mil años, cuando Singlangtón asumió la dirección de estas tribus y proclamó la adoración de la «Verdad Única».
64:6.16 (724.6) El número relativamente importante de supervivientes de la raza amarilla se debe a la paz que reinaba entre sus tribus. Desde la época de Singlangtón hasta los tiempos de la China moderna, la raza amarilla ha figurado entre las naciones más pacíficas de Urantia. Esta raza recibió un legado pequeño, pero poderoso, del linaje adámico importado posteriormente.
64:6.17 (724.7) 4. El hombre verde. La raza verde fue uno de los grupos menos capaces de hombres primitivos y se debilitaron enormemente a causa de sus grandes emigraciones en diferentes direcciones. Antes de dispersarse, estas tribus experimentaron un gran renacimiento cultural bajo la dirección de Fantad, hace unos trescientos cincuenta mil años.
64:6.18 (724.8) La raza verde se fraccionó en tres divisiones mayores: Las tribus del norte fueron vencidas, esclavizadas y absorbidas por las razas amarilla y azul. El grupo oriental se amalgamó con los pueblos de la India de aquellos tiempos, y aún subsisten algunos restos entre ellos. La nación meridional penetró en África, donde destruyeron a sus primos anaranjados casi tan inferiores como ellos.
64:6.19 (724.9) En muchos aspectos, los dos grupos se enfrentaron de manera equitativa en esta lucha, puesto que cada uno poseía descendientes del tipo gigante: muchos de sus jefes medían entre dos metros cuarenta y dos metros setenta de altura. Estas familias gigantes del hombre verde estuvieron limitadas principalmente a esta nación meridional o egipcia.
64:6.20 (725.1) Los supervivientes victoriosos de los hombres verdes fueron absorbidos posteriormente por la raza índiga, el último de los pueblos de color que se desarrolló y emigró desde el centro original de dispersión racial de los sangiks.
64:6.21 (725.2) 5. El hombre azul. Los hombres azules fueron un gran pueblo. Inventaron muy pronto la lanza y posteriormente elaboraron los rudimentos de muchas artes de la civilización moderna. El hombre azul tenía la capacidad cerebral del hombre rojo junto con el alma y los sentimientos del hombre amarillo. Los descendientes adámicos los prefirieron a todas las demás razas de color que subsistieron ulteriormente.
64:6.22 (725.3) Los primeros hombres azules fueron sensibles a las persuasiones de los instructores del estado mayor del Príncipe Caligastia, y cayeron en una gran confusión cuando estos jefes traidores desvirtuaron posteriormente sus propias enseñanzas. Al igual que otras razas primitivas, nunca se recuperaron por completo del trastorno provocado por la traición de Caligastia, y tampoco superaron nunca totalmente su tendencia a luchar entre ellos.
64:6.23 (725.4) Unos quinientos años después de la caída de Caligastia, se produjo un renacimiento generalizado del conocimiento y de la religión de tipo primitivo — aunque no por ello menos real y beneficioso. Orlandof se convirtió en un gran instructor de la raza azul y volvió a llevar a muchas tribus a la adoración del verdadero Dios bajo el nombre de «el Jefe Supremo». Éste fue el progreso más grande del hombre azul hasta las épocas más tardías en que su raza mejoró considerablemente gracias a la mezcla con la estirpe adámica.
64:6.24 (725.5) Las investigaciones y exploraciones europeas sobre la antigua edad de piedra han consistido ampliamente en la exhumación de herramientas, huesos y objetos de arte de estos antiguos hombres azules, puesto que permanecieron en Europa hasta una fecha reciente. Las llamadas razas blancas de Urantia son los descendientes de estos hombres azules, que primero fueron modificados por una ligera mezcla con los amarillos y los rojos, y más tarde mejoraron enormemente debido a la asimilación de la mayor parte de la raza violeta.
64:6.25 (725.6) 6. La raza índiga. Así como los hombres rojos fueron los más avanzados de todos los pueblos sangiks, los hombres negros fueron los menos progresivos. Fueron los últimos que emigraron de sus hogares de las tierras altas. Viajaron hasta África, tomaron posesión del continente y han permanecido allí desde entonces, excepto cuando han sido sacados a la fuerza, de siglo en siglo, para convertirlos en esclavos.
64:6.26 (725.7) Aislados en África, los pueblos índigos, al igual que los hombres rojos, recibieron poca o ninguna de la elevación racial que podrían haber obtenido de la inyección de la sangre adámica. Sola en África, la raza índiga hizo pocos progresos hasta los tiempos de Orvonón, durante los cuales experimentó un gran despertar espiritual. Más tarde olvidaron casi por completo al «Dios de los Dioses» proclamado por Orvonón, pero no perdieron del todo el deseo de adorar al Desconocido; al menos mantuvieron una forma de culto hasta hace pocos miles de años.
64:6.27 (725.8) A pesar de su atraso, estos pueblos índigos tienen exactamente la misma posición ante los poderes celestiales que cualquier otra raza de la Tierra.
64:6.28 (725.9) Fueron épocas de intensos combates entre las diversas razas, pero cerca de la sede central del Príncipe Planetario, los grupos más cultos y que habían sido instruidos en fechas más recientes convivieron en una armonía relativa; las razas del mundo aún no habían conseguido ninguna gran conquista cultural cuando este régimen quedó gravemente trastornado por el estallido de la rebelión de Lucifer.
64:6.29 (726.1) Todos estos diferentes pueblos experimentaron, de vez en cuando, renacimientos culturales y espirituales. Mansant fue un gran instructor de la época posterior al Príncipe Planetario. Pero sólo mencionamos a los dirigentes e instructores destacados que influyeron e inspiraron de manera notable a una raza entera. Con el paso del tiempo, numerosos educadores menos importantes aparecieron en distintas regiones; en conjunto, todos contribuyeron mucho a la suma total de influencias salvadoras que impidieron el hundimiento completo de la civilización cultural, sobre todo durante el largo período de oscurantismo entre la rebelión de Caligastia y la llegada de Adán.
64:6.30 (726.2) Existen muchas razones, buenas y suficientes, para llevar a cabo el proyecto de producir por evolución tres o seis razas de color en los mundos del espacio. Aunque los mortales de Urantia quizás no se encuentren en condiciones de apreciar plenamente todas estas razones, quisiéramos llamar la atención sobre los puntos siguientes:
64:6.31 (726.3) 1. La variedad es indispensable para permitir el amplio funcionamiento de la selección natural, la supervivencia diferencial de las cepas superiores.
64:6.32 (726.4) 2. Se obtienen razas mejores y más fuertes mediante el cruce entre los diversos pueblos, cuando esas razas diferentes son portadoras de factores hereditarios superiores. Las razas de Urantia se hubieran beneficiado pronto de una fusión semejante, si un pueblo así de amalgamado hubiera podido después ser mejorado eficazmente mezclándose por completo con la raza adámica superior. En las condiciones raciales actuales, cualquier intento por llevar a cabo un experimento de este tipo en Urantia sería extremadamente desastroso.
64:6.33 (726.5) 3. La diversificación de las razas incita a una sana competición.
64:6.34 (726.6) 4. Las diferencias de categoría entre las razas, y entre los grupos dentro de cada raza, son esenciales para el desarrollo de la tolerancia y del altruismo humanos.
64:6.35 (726.7) 5. La homogeneidad de la raza humana no es deseable hasta que los pueblos de un mundo evolutivo no alcanzan unos niveles relativamente elevados de desarrollo espiritual.
64:7.1 (726.8) Cuando los descendientes de color de la familia sangik empezaron a multiplicarse y a buscar la posibilidad de expandirse por los territorios vecinos, el quinto glaciar, el tercero según el cálculo de los geólogos, ya había avanzado mucho en su camino hacia el sur sobre Europa y Asia. Estas primeras razas de color sufrieron una prueba extraordinaria debido a los rigores y dificultades del período glaciar en el cual se originaron. Este glaciar era tan extenso en Asia, que la emigración hacia el este de Asia estuvo cortada durante miles de años. Y no les fue posible llegar a África hasta que el Mar Mediterráneo retrocedió posteriormente a consecuencia de la elevación de Arabia.
64:7.2 (726.9) Por este motivo, durante cerca de cien mil años, los pueblos sangiks se diseminaron alrededor de sus colinas y se mezclaron más o menos entre ellos, a pesar de las antipatías particulares, pero naturales, que se manifestaron desde el principio entre las diferentes razas.
64:7.3 (726.10) Entre la época del Príncipe Planetario y la de Adán, la India se convirtió en el hogar de la población más cosmopolita que se haya visto nunca sobre la faz de la Tierra. Pero es muy lamentable que esta mezcla contuviera tanta proporción de las razas verde, anaranjada e índiga. Estos pueblos sangiks secundarios encontraban la existencia más fácil y agradable en las tierras del sur, y muchos emigraron posteriormente a África. Los pueblos sangiks primarios, las razas superiores, evitaron los trópicos; el hombre rojo se dirigió hacia el nordeste hasta llegar a Asia, seguido de cerca por el hombre amarillo, mientras que la raza azul partió hacia el noroeste hasta entrar en Europa.
64:7.4 (727.1) Los hombres rojos empezaron pronto a emigrar hacia el nordeste, pisándole los talones a los hielos que retrocedían, rodearon las tierras altas de la India y ocuparon todo el nordeste de Asia. Fueron seguidos de cerca por las tribus amarillas, las cuales los echaron posteriormente de Asia hacia América del Norte.
64:7.5 (727.2) Cuando los restos relativamente puros de la raza roja abandonaron Asia, formaban once tribus y sumaban poco más de siete mil hombres, mujeres y niños. Estas tribus iban acompañadas de tres pequeños grupos de ascendencia mixta, y el más grande de ellos era una combinación de las razas anaranjada y azul. Estos tres grupos nunca fraternizaron por completo con los hombres rojos y pronto se dirigieron hacia el sur hasta Méjico y América Central, donde más tarde se unió a ellos un pequeño grupo de amarillos y rojos mezclados. Todos estos pueblos se casaron entre sí y fundaron una nueva raza amalgamada mucho menos belicosa que los hombres rojos de raza pura. En el espacio de cinco mil años, esta raza amalgamada se dividió en tres grupos, los cuales establecieron las civilizaciones respectivas de Méjico, América Central y América del Sur. La ramificación sudamericana recibió un ligero toque de la sangre de Adán.
64:7.6 (727.3) Los primeros hombres rojos y amarillos se mezclaron en Asia hasta cierto punto, y los descendientes de esta unión se dirigieron hacia el este y a lo largo de la costa meridional; con el tiempo, la raza amarilla que se multiplicaba con rapidez los empujó hacia las penínsulas y las islas cercanas. Son los hombres cobrizos de la actualidad.
64:7.7 (727.4) La raza amarilla ha continuado ocupando las regiones centrales de Asia oriental. De las seis razas de color, ésta es la que ha sobrevivido en mayor número. Aunque los hombres amarillos se enfrascaron de vez en cuando en guerras raciales, no mantuvieron las guerras de exterminio constantes e implacables que sostuvieron los hombres rojos, verdes y anaranjados. Estas tres razas se destruyeron prácticamente a sí mismas antes de ser finalmente casi aniquiladas por sus enemigos de las otras razas.
64:7.8 (727.5) Puesto que el quinto glaciar no se extendió mucho hacia el sur de Europa, estos pueblos sangiks tuvieron el camino parcialmente abierto para emigrar hacia el noroeste; cuando el hielo se retiró, los hombres azules, junto con otros grupos raciales pequeños, emigraron hacia el oeste siguiendo las antiguas pistas de las tribus de Andón. Invadieron Europa en oleadas sucesivas y ocuparon la mayor parte del continente.
64:7.9 (727.6) Pronto se encontraron en Europa con los descendientes neandertales de su antepasado primitivo común, Andón. Estos neandertales europeos más antiguos habían sido empujados hacia el sur y el este por el glaciar, y se hallaban así en condiciones de encontrar y absorber rápidamente a sus primos invasores de las tribus sangiks.
64:7.10 (727.7) Para empezar, las tribus sangiks eran en general más inteligentes que los descendientes degenerados de los primeros hombres andónicos de las llanuras, y muy superiores a ellos en casi todos los aspectos; la unión de estas tribus sangiks con los pueblos neandertales mejoró inmediatamente a la raza más antigua. Esta inyección de sangre sangik, principalmente la del hombre azul, fue la que produjo en los pueblos neandertales la mejora apreciable que se manifestó en las oleadas sucesivas de las tribus cada vez más inteligentes que se extendieron por Europa viniendo del este.
64:7.11 (727.8) Durante el período interglacial siguiente, esta nueva raza neandertal se extendió desde Inglaterra hasta la India. El resto de la raza azul que había permanecido en la antigua península pérsica se amalgamó más tarde con algunos otros, principalmente amarillos; la mezcla resultante, que posteriormente fue un poco mejorada por la raza violeta de Adán, ha sobrevivido bajo la forma de las tribus nómadas morenas de los árabes modernos.
64:7.12 (728.1) Todos los esfuerzos por identificar a los antepasados sangiks de los pueblos modernos han de tener en cuenta la mejora ulterior que los linajes raciales obtuvieron al mezclarse posteriormente con la sangre adámica.
64:7.13 (728.2) Las razas superiores buscaron los climas nórdicos o templados, mientras que las razas anaranjada, verde e índiga tendieron a dirigirse sucesivamente hacia África por el puente terrestre recién emergido que separaba al Mediterráneo, que se retiraba hacia el oeste, del Océano Índico.
64:7.14 (728.3) El hombre índigo fue el último pueblo sangik que emigró desde el centro de origen de las razas. Aproximadamente en la época en que el hombre verde exterminaba a la raza anaranjada en Egipto, debilitándose mucho él mismo al hacerlo, el gran éxodo negro se puso en camino hacia el sur a lo largo de la costa de Palestina. Más tarde, cuando estos pueblos índigos con un gran vigor físico invadieron Egipto, borraron de la existencia al hombre verde con la sola fuerza de su número. Estas razas índigas absorbieron los restos del hombre anaranjado y una gran parte de la raza del hombre verde, y algunas tribus índigas mejoraron considerablemente gracias a esta amalgamación racial.
64:7.15 (728.4) Se puede observar así que Egipto estuvo dominado en primer lugar por el hombre anaranjado, luego por el verde, seguido por el hombre índigo (negro), y más tarde aún por una raza mestiza de índigos, azules y hombres verdes modificados. Pero mucho antes de la llegada de Adán, los hombres azules de Europa y las razas mezcladas de Arabia habían arrojado a la raza índiga fuera de Egipto muy lejos hacia el sur del continente africano.
64:7.16 (728.5) A medida que las emigraciones sangiks se acercan a su fin, las razas verde y anaranjada ya no existen, el hombre rojo ocupa América del Norte, el hombre amarillo Asia oriental, el hombre azul Europa, y la raza índiga se ha dirigido a África. La India alberga una mezcla de las razas sangiks secundarias, y el hombre cobrizo, una mezcla del rojo y el amarillo, posee las islas que se encuentran a la altura de la costa asiática. Una raza amalgamada dotada de un potencial más bien superior ocupa las tierras altas de América del Sur. Los andonitas más puros viven en las regiones nórdicas extremas de Europa, en Islandia, Groenlandia y el nordeste de América del Norte.
64:7.17 (728.6) Durante los períodos de máximo avance glaciar, las tribus andonitas más occidentales estuvieron a punto de ser arrojadas al mar. Vivieron durante años en una estrecha franja de tierra al sur de la actual isla de Inglaterra. La tradición de estos repetidos avances glaciares fue la que los impulsó a hacerse a la mar cuando finalmente apareció el sexto y último glaciar. Fueron los primeros aventureros del mar. Construyeron unos barcos y partieron a la búsqueda de nuevas tierras con la esperanza de que estuvieran libres de las espantosas invasiones de hielo. Algunos llegaron a Islandia, otros a Groenlandia, pero la gran mayoría pereció de hambre y de sed en pleno mar.
64:7.18 (728.7) Hace poco más de ochenta mil años, poco después de que el hombre rojo penetrara por el noroeste en América del Norte, la congelación de los mares del norte y el avance de los campos de hielo locales en Groenlandia obligaron a estos descendientes esquimales de los aborígenes de Urantia a buscar una tierra mejor, un nuevo hogar. Y lo consiguieron, cruzando sanos y salvos los angostos estrechos que separaban entonces a Groenlandia de las masas terrestres del nordeste de Norteamérica. Alcanzaron el continente unos dos mil cien años después de que el hombre rojo llegara a Alaska. Posteriormente, algunos descendientes mestizos del hombre azul viajaron hacia el oeste y se amalgamaron con los esquimales más recientes, y esta unión fue ligeramente beneficiosa para las tribus esquimales.
64:7.19 (728.8) Hace unos cinco mil años, una tribu india y un grupo esquimal aislado se encontraron por casualidad en la costa sudeste de la Bahía de Hudson. Estas dos tribus tuvieron dificultades para comunicarse entre sí, pero muy pronto se casaron entre ellos con el resultado de que estos esquimales fueron absorbidos finalmente por los hombres rojos más numerosos. Éste es el único contacto que tuvo el hombre rojo norteamericano con otra raza humana hasta hace aproximadamente mil años, cuando el hombre blanco desembarcó casualmente por primera vez en la costa atlántica.
64:7.20 (729.1) Las luchas de estas épocas primitivas estuvieron caracterizadas por el coraje, la valentía e incluso el heroísmo. Todos lamentamos que tantos de aquellos rasgos robustos y excelentes de vuestros primeros antepasados se hayan perdido para las razas más recientes. Aunque apreciamos el valor de muchos refinamientos de la civilización que progresa, echamos de menos la magnífica obstinación y la espléndida dedicación de vuestros primeros antepasados, las cuales rayaban a veces en la grandeza y la sublimidad.
64:7.21 (729.2) [Presentado por un Portador de Vida, residente en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 65
65:0.1 (730.1) LA VIDA material evolutiva de base — la vida anterior a la mente — es formulada por los Controladores Físicos Maestros y conferida por el ministerio de los Siete Espíritus Maestros en asociación con los servicios activos de los Portadores de Vida encargados de ello. Debido al funcionamiento coordinado de esta triple actividad creadora, se desarrolla en el organismo una capacidad física para alojar a la mente — unos mecanismos materiales destinados a reaccionar de manera inteligente a los estímulos ambientales externos y, más tarde, a los estímulos internos, a esas influencias que se originan en la mente misma del organismo.
65:0.2 (730.2) Existen, pues, tres niveles distintos de producción y de evolución de la vida:
65:0.3 (730.3) 1. El ámbito físico-energético — la producción de la capacidad mental.
65:0.4 (730.4) 2. El ministerio mental de los espíritus ayudantes — que incide en la capacidad espiritual.
65:0.5 (730.5) 3. La dotación espiritual de la mente mortal — que culmina en el otorgamiento de los Ajustadores del Pensamiento.
65:0.6 (730.6) Los niveles maquinales y no enseñables de reacción al entorno que poseen los organismos pertenecen al ámbito de los controladores físicos. Los espíritus ayudantes de la mente activan y regulan los tipos de mentes adaptables o no maquinales y enseñables — esos mecanismos reactivos de los organismos que son capaces de aprender por experiencia. De la misma manera que los espíritus ayudantes manipulan así los potenciales de la mente, los Portadores de Vida ejercen un considerable control discrecional sobre los aspectos ambientales de los procesos evolutivos, hasta el momento en que aparece la voluntad humana — la capacidad para conocer a Dios y el poder de elegir adorarlo.
65:0.7 (730.7) El funcionamiento integrado de los Portadores de Vida, los controladores físicos y los espíritus ayudantes es el que condiciona el curso de la evolución orgánica en los mundos habitados. Por eso la evolución — en Urantia o en otro lugar — siempre es intencional y nunca accidental.
65:1.1 (730.8) Los Portadores de Vida están dotados de unos potenciales de metamorfosis de la personalidad que muy pocas clases de criaturas poseen. Estos Hijos del universo local son capaces de ejercer su actividad en tres fases diferentes de existencia. Normalmente desempeñan sus tareas como Hijos de la fase media, siendo éste su estado original. Pero un Portador de Vida en ese estado de existencia no podría actuar de ninguna manera en el ámbito electroquímico como transformador de las energías físicas y de las partículas materiales en unidades de existencia viviente.
65:1.2 (730.9) Los Portadores de Vida son capaces de actuar, y actúan de hecho, en los tres niveles siguientes:
65:1.3 (730.10) 1. El nivel físico de la electroquímica.
65:1.4 (730.11) 2. La fase media habitual de existencia casi morontial.
65:1.5 (730.12) 3. El nivel semiespiritual avanzado.
65:1.6 (731.1) Cuando los Portadores de Vida se preparan para emprender una implantación de vida, y después de haber escogido los emplazamientos para tal empresa, convocan a la comisión arcangélica para la transmutación de los Portadores de Vida. Este grupo está compuesto de diez órdenes de personalidades diversas, incluyendo a los controladores físicos y sus asociados, y lo preside el jefe de los arcángeles, que actúa con esta autoridad por mandato de Gabriel y con el permiso de los Ancianos de los Días. Cuando estos seres están situados en circuito de manera adecuada, pueden efectuar sobre los Portadores de Vida las modificaciones que les permitirán funcionar inmediatamente en los niveles físicos de la electroquímica.
65:1.7 (731.2) Después de que los modelos de vida se han formulado y las organizaciones materiales se han concluido debidamente, las fuerzas supermateriales implicadas en la propagación de la vida se activan enseguida, y la vida existe. Entonces, los Portadores de Vida son devueltos inmediatamente a su fase media normal de existencia de la personalidad, en cuyo estado pueden manipular las unidades vivientes y manejar los organismos en evolución, aunque están despojados de toda capacidad para organizar — para crear — nuevos modelos de materia viviente.
65:1.8 (731.3) Después de que la evolución orgánica ha alcanzado cierto nivel y el libre albedrío de tipo humano ha aparecido en los organismos evolutivos más elevados, los Portadores de Vida deben abandonar el planeta o bien hacer una promesa solemne de renuncia; es decir, que deben comprometerse a abstenerse de todo intento por influir posteriormente en el curso de la evolución orgánica. Cuando esta promesa es pronunciada voluntariamente por los Portadores de Vida que eligen permanecer en el planeta para aconsejar en el futuro a los que estarán encargados de favorecer a las criaturas volitivas recién aparecidas por evolución, se convoca una comisión de doce miembros, presidida por el jefe de las Estrellas Vespertinas, que actúa por autorización del Soberano del Sistema y con el permiso de Gabriel; y estos Portadores de Vida son transmutados inmediatamente a la tercera fase de existencia de la personalidad — al nivel semiespiritual de existencia. Y he trabajado en Urantia, en esta tercera fase de existencia, desde los tiempos de Andón y Fonta.
65:1.9 (731.4) Esperamos con ansia la época en que el universo estará establecido en la luz y la vida, y logremos un posible cuarto estado de existencia en el cual seremos totalmente espirituales; pero nunca se nos ha revelado la técnica por la cual podremos alcanzar ese estado deseable y avanzado.
65:2.1 (731.5) La historia de la ascensión del hombre desde las algas marinas hasta el dominio de la creación terrestre es, en verdad, una aventura de luchas biológicas y de supervivencia mental. Los antepasados primordiales del hombre fueron literalmente el limo y el cieno del fondo oceánico, depositados en las bahías y lagunas de aguas cálidas y tranquilas de los extensos litorales de los antiguos mares interiores, las mismas aguas en las que los Portadores de Vida establecieron las tres implantaciones independientes de vida en Urantia.
65:2.2 (731.6) Existen en la actualidad muy pocas especies de los primeros tipos de vegetales marinos que participaron en los cambios históricos que dieron como resultado los organismos situados en la frontera de la vida animal. Las esponjas son las supervivientes de uno de estos tipos intermedios primitivos, de esos organismos a través de los cuales se produjo la transición gradual del vegetal al animal. Estas primeras formas transitorias no eran idénticas a las esponjas modernas, pero sí muy similares a ellas; fueron unos organismos verdaderamente limítrofes — ni vegetales ni animales — pero condujeron finalmente al desarrollo de las verdaderas formas de vida animal.
65:2.3 (732.1) Las bacterias, unos simples organismos vegetales de naturaleza muy primitiva, han cambiado muy poco desde los primeros albores de la vida; incluso muestran cierto grado de retroceso en su comportamiento parasitario. Muchos hongos representan también un movimiento retrógrado en la evolución, pues se trata de plantas que han perdido su capacidad para fabricar clorofila y se han vuelto más o menos parasitarias. La mayoría de las bacterias que producen las enfermedades, y sus cuerpos auxiliares los virus, pertenecen en realidad a este grupo de hongos parasitarios renegados. Durante las épocas intermedias, todo el inmenso reino de la vida vegetal evolucionó a partir de unos antepasados de los que descienden también las bacterias.
65:2.4 (732.2) Pronto apareció, y apareció repentinamente, el tipo protozoario más elevado de la vida animal. La ameba, el típico organismo animal unicelular, ha llegado desde aquellos tiempos tan lejanos hasta nuestros días con pocas modificaciones. Hoy retoza de manera muy parecida a como lo hacía cuando era el último logro más importante de la evolución de la vida. Esta criatura diminuta y sus primos protozoarios son, para la creación animal, lo mismo que las bacterias para el reino vegetal; representan la supervivencia de las primeras etapas evolutivas en la diferenciación de la vida, así como un fracaso en su desarrollo posterior.
65:2.5 (732.3) Los primeros tipos de animales unicelulares no tardaron en asociarse en comunidades, al principio siguiendo la disposición del volvox, y luego a la manera de la hidra y la medusa. Más tarde aún aparecieron por evolución la estrella de mar, los crinoideos, erizos de mar, holoturias, ciempiés, insectos, arañas, crustáceos y los grupos estrechamente emparentados de los gusanos y las sanguijuelas, seguidos de cerca por los moluscos — la ostra, el pulpo y el caracol. Cientos y cientos de especies aparecieron y perecieron; sólo mencionamos a aquellas que sobrevivieron a la interminable lucha. Estos especímenes no progresivos, así como la familia de los peces que apareció más tarde, representan en la actualidad los tipos estacionarios de animales primitivos e inferiores, las ramas del árbol de la vida que no lograron progresar.
65:2.6 (732.4) El escenario estaba así preparado para la aparición de los primeros animales vertebrados, los peces. De esta familia de los peces surgieron dos modificaciones excepcionales: la rana y la salamandra. Y fue la rana la que empezó, dentro de la vida animal, la serie de diferenciaciones progresivas que culminaron finalmente en el hombre mismo.
65:2.7 (732.5) La rana es uno de los antepasados supervivientes más primitivos de la raza humana, pero tampoco logró progresar, y su aspecto de hoy se parece mucho al de aquellos tiempos lejanos. La rana es la única especie ancestral de los albores de las razas que vive hoy en día sobre la faz de la Tierra. La raza humana no posee ningún antepasado que haya sobrevivido entre la rana y el esquimal.
65:2.8 (732.6) Las ranas dieron nacimiento a los reptiles, una gran familia animal prácticamente extinguida, pero que antes de desaparecer dio origen a toda la familia de las aves y a las numerosas clases de mamíferos.
65:2.9 (732.7) El salto aislado más grande de toda la evolución prehumana se llevó a cabo probablemente cuando el reptil se convirtió en un ave. Los tipos de aves actuales — águilas, patos, palomas y avestruces — descienden todos de los enormes reptiles de los tiempos prehistóricos.
65:2.10 (732.8) El reino de los reptiles, descendiente de la familia de las ranas, está representado actualmente por cuatro divisiones supervivientes: dos no progresivas, las serpientes y los lagartos, junto con sus primos los cocodrilos y las tortugas; una parcialmente progresiva, la familia de las aves; y la cuarta representa a los antepasados de los mamíferos y a la línea que desciende directamente hasta la especie humana. Aunque los reptiles del pasado desaparecieron hace mucho tiempo, su aspecto macizo encontró resonancia en el elefante y el mastodonte, mientras que sus formas particulares se perpetuaron en los canguros saltadores.
65:2.11 (733.1) En Urantia sólo han aparecido catorce phyla, siendo los peces el último de ellas, y no se ha desarrollado ninguna clase nueva después de las aves y los mamíferos.
65:2.12 (733.2) Los mamíferos placentarios surgieron repentinamente de un ágil y pequeño dinosaurio reptil de hábitos carnívoros, pero provisto de un cerebro relativamente grande. Estos mamíferos se desarrollaron rápidamente y de muchas maneras diferentes, dando nacimiento no solamente a las variedades comunes modernas, sino que evolucionaron también hacia los tipos marinos tales como las ballenas y las focas, y hacia los navegantes aéreos como la familia de los murciélagos.
65:2.13 (733.3) El hombre se desarrolló pues a partir de los mamíferos superiores procedentes principalmente de la implantación occidental de vida que se había efectuado en los antiguos mares abrigados situados entre el este y el oeste. El grupo oriental y el grupo central de organismos vivientes pronto progresaron favorablemente hacia la conquista de niveles prehumanos de existencia animal. Pero a medida que pasaban las épocas, el foco oriental de vida no logró alcanzar un nivel satisfactorio de inteligencia prehumana, pues había sufrido tales pérdidas repetidas e irreparables en sus tipos superiores de plasma germinal, que quedó privado para siempre de la capacidad de rehabilitar sus potencialidades humanas.
65:2.14 (733.4) Como la calidad de la capacidad mental para desarrollarse, en este grupo oriental, era tan claramente inferior a la de los otros dos grupos, los Portadores de Vida, con la aprobación de sus superiores, manipularon el entorno de tal manera que circunscribieron aún más estas cepas prehumanas inferiores de la vida evolutiva. Según las apariencias exteriores, la eliminación de estos grupos inferiores de criaturas fue accidental, pero en realidad fue enteramente intencional.
65:2.15 (733.5) En una fecha posterior del desarrollo evolutivo de la inteligencia, los antepasados lémures de la especie humana estaban mucho más avanzados en Norteamérica que en otras regiones; por eso fueron inducidos a emigrar desde el área de implantación de vida occidental, pasando por el puente terrestre de Bering y a lo largo de la costa, hasta el sudoeste de Asia, donde continuaron evolucionando y se beneficiaron de la adición de ciertas cepas del grupo central de vida. El hombre evolucionó así a partir de ciertas cepas vitales del centro-oeste, pero en las regiones centrales y próximo-orientales.
65:2.16 (733.6) La vida que se había plantado en Urantia evolucionó de esta manera hasta el período glaciar, época en que el hombre mismo apareció por primera vez y empezó su agitada carrera planetaria. Esta aparición del hombre primitivo en la Tierra durante el período glaciar no fue precisamente un accidente; fue intencional. Los rigores y la severidad climática de la era glaciar se adaptaban en todos los aspectos a la finalidad de fomentar la producción de un tipo robusto de ser humano, dotado de una formidable capacidad para sobrevivir.
65:3.1 (733.7) Será muy difícil explicarle a la mente humana actual muchos sucesos extraños y aparentemente grotescos del progreso evolutivo inicial. A lo largo de todas estas evoluciones aparentemente extrañas de seres vivientes estaba funcionando un plan intencional, pero no nos está permitido intervenir arbitrariamente en el desarrollo de los modelos de vida una vez que se han activado.
65:3.2 (733.8) Los Portadores de Vida pueden emplear todos los recursos naturales posibles y utilizar todas y cada una de las circunstancias fortuitas que mejoren el progreso y el desarrollo del experimento de la vida, pero no nos está permitido intervenir mecánicamente en la evolución vegetal o animal, ni manipular arbitrariamente su conducta o su rumbo.
65:3.3 (733.9) Habéis sido informados de que los mortales de Urantia se desarrollaron pasando por la evolución de una rana primitiva, y que esta cepa ascendiente, contenida en potencia dentro de una sola rana, por poco se destruye en cierta ocasión. Pero no se debe deducir que la evolución de la humanidad hubiera terminado debido a un accidente en esta coyuntura. En aquel mismo momento estábamos observando y fomentando no menos de mil cepas de vida mutantes, diferentes y alejadas entre sí, que podían haber sido dirigidas hacia diversos modelos de desarrollo prehumano. Esta rana ancestral particular representaba nuestra tercera selección, pues las dos cepas de vida anteriores habían perecido a pesar de todos nuestros esfuerzos por conservarlas.
65:3.4 (734.1) Incluso la pérdida de Andón y Fonta antes de que tuvieran descendencia no hubiera impedido la evolución humana, aunque la habría retrasado. Después de la aparición de Andón y Fonta, y antes de que se agotaran los potenciales humanos en mutación de la vida animal, evolucionaron no menos de siete mil cepas favorables que podrían haber alcanzado alguna clase de desarrollo de tipo humano. Muchas de estas mejores cepas fueron asimiladas posteriormente por las diversas ramas de la especie humana en expansión.
65:3.5 (734.2) Mucho antes de que el Hijo y la Hija Materiales, los mejoradores biológicos, lleguen a un planeta, los potenciales humanos de las especies animales en evolución ya se han agotado. Este estado biológico de la vida animal es revelado a los Portadores de Vida mediante el fenómeno de la tercera fase de movilización de los espíritus ayudantes, que se produce automáticamente en el mismo momento en que toda la vida animal ha agotado su capacidad para dar nacimiento a los potenciales mutantes de los individuos prehumanos.
65:3.6 (734.3) La humanidad de Urantia debe resolver sus problemas de desarrollo mortal con los linajes humanos que posee — ninguna nueva raza volverá a aparecer en el futuro a partir de fuentes prehumanas. Pero este hecho no impide la posibilidad de alcanzar unos niveles muy superiores de desarrollo humano mediante el fomento inteligente de los potenciales evolutivos que residen todavía en las razas mortales. Aquello que nosotros, los Portadores de Vida, hacemos para fomentar y conservar las cepas de vida antes de que aparezca la voluntad humana, el hombre debe hacerlo por sí mismo después de ese acontecimiento, cuando ya nos hemos retirado de toda participación activa en la evolución. El destino evolutivo del hombre se encuentra de manera general en sus propias manos, y tarde o temprano la inteligencia científica debe reemplazar el funcionamiento aleatorio de una selección natural no controlada y de una supervivencia sometida a la casualidad.
65:3.7 (734.4) Y hablando de fomento de la evolución, no sería inoportuno indicar que si en el lejano futuro que tenéis por delante alguna vez os vinculáis a un cuerpo de Portadores de Vida, dispondréis de amplias y abundantes ocasiones para ofrecer vuestras sugerencias y aportar todas las mejoras posibles a los planes y técnicas de gestión y trasplante de la vida. ¡Tened paciencia! Si tenéis buenas ideas, si vuestra imaginación es fértil en mejores métodos de administración para cualquier parte de los dominios universales, tendréis ciertamente la oportunidad de presentarlos a vuestros asociados y compañeros administradores en las épocas venideras.
65:4.1 (734.5) No olvidéis el hecho de que Urantia nos fue asignada como mundo para experimentar con la vida. En este planeta efectuamos nuestro sexagésimo intento para modificar y mejorar, si fuera posible, la adaptación sataniana de los diseños de vida de Nebadon, y consta en los registros que realizamos numerosas modificaciones beneficiosas en los modelos de vida normales. Para ser precisos, en Urantia elaboramos e hicimos la demostración satisfactoria de no menos de veintiocho características de modificación de la vida, que serán útiles para todo Nebadon en todas las épocas venideras.
65:4.2 (735.1) Pero el establecimiento de la vida nunca es experimental en ningún mundo, en el sentido de intentar algo desconocido y que no se ha probado. La evolución de la vida es una técnica siempre progresiva, diferencial y variable, pero nunca fortuita, incontrolada ni totalmente experimental en el sentido accidental.
65:4.3 (735.2) Muchas características de la vida humana proporcionan abundantes pruebas de que el fenómeno de la existencia mortal fue planeado de manera inteligente, que la evolución orgánica no es un simple accidente cósmico. Cuando una célula viviente es lesionada, posee la capacidad de elaborar ciertas sustancias químicas que tienen la facultad de estimular y activar las células normales vecinas, de tal manera que éstas empiezan inmediatamente a secretar ciertas sustancias que facilitan los procesos curativos de la herida. Al mismo tiempo, estas células normales no lesionadas empiezan a proliferar — se ponen a trabajar realmente para crear nuevas células que reemplacen a todas las células semejantes que puedan haber sido destruidas por el accidente.
65:4.4 (735.3) Esta acción y esta reacción químicas implicadas en la curación de las heridas y en la reproducción de las células representan la elección, efectuada por los Portadores de Vida, de una fórmula que abarca más de cien mil fases y características de reacciones químicas y de repercusiones biológicas posibles. Los Portadores de Vida realizaron en sus laboratorios más de medio millón de experimentos específicos antes de decidirse finalmente por esta fórmula para experimentar con la vida en Urantia.
65:4.5 (735.4) Cuando los científicos de Urantia conozcan mejor estas sustancias químicas curativas, serán más eficaces en el tratamiento de las heridas, e indirectamente sabrán controlar mejor ciertas enfermedades graves.
65:4.6 (735.5) Desde que la vida se estableció en Urantia, los Portadores de Vida han mejorado esta técnica curativa introduciéndola en otro mundo de Satania, donde proporciona más alivio al dolor y ejerce un mejor control sobre la capacidad de proliferación de las células normales asociadas.
65:4.7 (735.6) Hubo muchas características excepcionales en el experimento con la vida en Urantia, pero los dos episodios más sobresalientes fueron la aparición de la raza andónica antes de la evolución de los seis pueblos de color y, más tarde, la aparición simultánea de los mutantes sangiks en una sola familia. Urantia es el primer mundo de Satania donde las seis razas de color nacieron de la misma familia humana. Normalmente suelen surgir, en linajes diversos, a partir de mutaciones independientes dentro de la cepa animal prehumana, y generalmente aparecen en el mundo de una en una y de manera sucesiva a lo largo de grandes períodos de tiempo, empezando por el hombre rojo y pasando por todos los colores hasta llegar al índigo.
65:4.8 (735.7) Otra variación sobresaliente de procedimiento fue la llegada tardía del Príncipe Planetario. Por regla general, el príncipe aparece en un planeta aproximadamente en el momento en que se desarrolla la voluntad; si este plan se hubiera seguido, Caligastia podría haber llegado a Urantia incluso durante la vida de Andón y Fonta, en lugar de hacerlo casi quinientos mil años después, simultáneamente con la aparición de las seis razas sangiks.
65:4.9 (735.8) En un mundo habitado normal, un Príncipe Planetario habría sido concedido a petición de los Portadores de Vida en el momento de la aparición de Andón y Fonta, o poco tiempo después. Pero como Urantia había sido designada como planeta de modificación de la vida, los observadores Melquisedeks, doce en total, fueron enviados por acuerdo previo como consejeros de los Portadores de Vida y como supervisores del planeta hasta la llegada posterior del Príncipe Planetario. Estos Melquisedeks llegaron en el momento en que Andón y Fonta tomaron las decisiones que permitieron a los Ajustadores del Pensamiento venir a residir en su mente mortal.
65:4.10 (736.1) Los esfuerzos realizados en Urantia por los Portadores de Vida para mejorar los modelos de vida de Satania tuvieron como resultado necesario la producción de numerosas formas de vida transitorias, aparentemente inútiles. Pero los beneficios ya acumulados son suficientes para justificar las modificaciones urantianas efectuadas en los diseños de vida normales.
65:4.11 (736.2) Teníamos la intención de producir una temprana manifestación de la voluntad en la vida evolutiva de Urantia, y lo conseguimos. La voluntad no surge habitualmente hasta mucho tiempo después del nacimiento de las razas de color, y generalmente aparece por primera vez entre los tipos superiores del hombre rojo. Vuestro mundo es el único planeta de Satania donde el tipo humano de voluntad ha aparecido en una raza anterior a las de color.
65:4.12 (736.3) Pero en nuestro esfuerzo por asegurar esta combinación y asociación de factores hereditarios que finalmente dieron origen a los antepasados mamíferos de la raza humana, nos enfrentamos con la necesidad de permitir que se produjeran cientos de miles de otras combinaciones y asociaciones de factores hereditarios relativamente inútiles. Cuando investiguéis el pasado del planeta, vuestra mirada se encontrará seguramente con muchos de estos subproductos, aparentemente extraños, de nuestros esfuerzos, y puedo comprender muy bien cuán enigmáticas deben ser algunas de estas cosas para el punto de vista limitado de los hombres.
65:5.1 (736.4) Para los Portadores de Vida supuso una gran pena que nuestros esfuerzos especiales por modificar la vida inteligente en Urantia encontraran tantos obstáculos debido a unas trágicas perversiones que estaban más allá de nuestro control: la traición de Caligastia y la falta de Adán.
65:5.2 (736.5) Pero durante toda esta aventura biológica, nuestra mayor decepción fue el retroceso de ciertas plantas primitivas hasta los niveles preclorofílicos de las bacterias parasitarias, y que se produjera a una escala tan grande e inesperada. Esta eventualidad en la evolución de la vida de las plantas ha causado muchas enfermedades desoladoras en los mamíferos superiores, principalmente en la especie humana más vulnerable. Cuando nos enfrentamos con esta complicada situación, disminuimos un poco las dificultades implícitas porque sabíamos que la dosis posterior del plasma vital adámico reforzaría de tal manera la capacidad de resistencia de la raza mezclada resultante, que la inmunizaría prácticamente contra todas las enfermedades producidas por este tipo de organismo vegetal. Pero nuestras esperanzas estaban condenadas a sufrir una decepción debido a la desgracia de la falta adámica.
65:5.3 (736.6) El universo de universos, incluido este pequeño mundo llamado Urantia, no está gobernado simplemente para recibir nuestra aprobación ni para adaptarse a nuestra conveniencia, y mucho menos para agradar nuestros caprichos y satisfacer nuestra curiosidad. Los seres sabios y todopoderosos que tienen la responsabilidad de administrar el universo saben, sin ninguna duda, exactamente lo que tienen que hacer. Por eso conviene a los Portadores de Vida e incumbe a la mente mortal alistarse, mediante una espera paciente y una cooperación sincera, con la regla de la sabiduría, el reino del poder y la marcha del progreso.
65:5.4 (736.7) Existen, por supuesto, ciertas compensaciones por las tribulaciones, tales como la donación de Miguel en Urantia. Pero independientemente de todas estas consideraciones, los supervisores celestiales más recientes de este planeta expresan su total confianza en el triunfo evolutivo último de la raza humana y en la justificación final de nuestros planes y modelos de vida originales.
65:6.1 (737.1) Es imposible determinar con precisión, y de manera simultánea, la posición exacta y la velocidad de un objeto en movimiento; cualquier intento por medir una de ellas implica inevitablemente una modificación de la otra. El hombre mortal se enfrenta con el mismo tipo de paradoja cuando emprende el análisis químico del protoplasma. El químico puede dilucidar la composición química del protoplasma muerto, pero no puede percibir la organización física ni el comportamiento dinámico del protoplasma vivo. El científico se acercará siempre cada vez más a los secretos de la vida, pero nunca los descubrirá por la sencilla razón de que debe matar al protoplasma para poder analizarlo. El protoplasma muerto pesa lo mismo que el protoplasma vivo, pero no es el mismo.
65:6.2 (737.2) Existe un don original de adaptación en las criaturas y los seres vivos. En cada célula viviente animal o vegetal, en cada organismo vivo — material o espiritual — existe un deseo insaciable por alcanzar una perfección cada vez mayor de ajuste al entorno, de adaptación del organismo, y de conseguir una vida mejor. Estos esfuerzos interminables de todas las criaturas vivientes demuestran que dentro de ellas existe una lucha innata por la perfección.
65:6.3 (737.3) La etapa más importante de la evolución vegetal fue el desarrollo de la capacidad para fabricar la clorofila, y el segundo avance en importancia fue la transformación evolutiva de la espora en una semilla compleja. La espora es extremadamente eficaz como agente reproductor, pero carece de los potenciales de variedad y versatilidad inherentes a la semilla.
65:6.4 (737.4) Uno de los episodios más útiles y complejos de la evolución de los tipos superiores de animales consistió en el desarrollo de la capacidad del hierro, dentro de los glóbulos que circulan en la sangre, para efectuar la doble tarea de transportar el oxígeno y eliminar el dióxido de carbono. Y esta labor de los glóbulos rojos ilustra la manera en que los organismos en evolución son capaces de adaptar sus funciones a un entorno variable o cambiante. Los animales superiores, incluído el hombre, oxigenan sus tejidos gracias a la acción del hierro contenido en los glóbulos rojos de la sangre, el cual transporta el oxígeno hasta las células vivas y, con la misma eficacia, elimina el dióxido de carbono. Sin embargo, se pueden utilizar otros metales para conseguir el mismo fin. La jibia emplea el cobre para esta función, y la ascidia utiliza el vanadio.
65:6.5 (737.5) La continuidad de estos ajustes biológicos queda ilustrada en la evolución de los dientes de los mamíferos superiores de Urantia. Los antepasados lejanos del hombre tuvieron hasta treinta y seis dientes, y luego empezó un reajuste adaptativo hacia los treinta y dos dientes del hombre primitivo y sus parientes cercanos. En la actualidad, la especie humana tiende lentamente a tener veintiocho dientes. El proceso de la evolución continúa progresando activamente y adaptándose a las circunstancias de este planeta.
65:6.6 (737.6) Pero muchos ajustes aparentemente misteriosos de los organismos vivientes son puramente químicos, totalmente físicos. En cualquier momento existe la posibilidad de que ocurran, en la corriente sanguínea de cualquier ser humano, más de 15.000.000 de reacciones químicas entre la producción hormonal de una docena de glándulas endocrinas.
65:6.7 (737.7) Las formas inferiores de la vida vegetal son totalmente sensibles al entorno físico, químico y eléctrico. Pero a medida que se asciende en la escala de la vida, los servicios mentales de los siete espíritus ayudantes entran en acción uno tras otro, y la mente tiende a ajustar, crear, coordinar y dominar cada vez más. La capacidad de los animales para adaptarse al aire, al agua y a la tierra no es un don sobrenatural, sino un ajuste superfísico.
65:6.8 (738.1) La física y la química solas no pueden explicar cómo surgió el ser humano por evolución a partir del protoplasma primitivo de los primeros mares. La capacidad para aprender, la memoria y la reacción diferencial al entorno, es un atributo de la mente. Las leyes de la física no son sensibles a la enseñanza; son inmutables e invariables. Las reacciones de la química no son modificadas por la educación; son uniformes y fiables. Aparte de la presencia del Absoluto Incalificado, las reacciones eléctricas y químicas son previsibles. Pero la mente puede beneficiarse de la experiencia, puede aprender de los hábitos reactivos del comportamiento en respuesta a la repetición de los estímulos.
65:6.9 (738.2) Los organismos preinteligentes reaccionan a los estímulos del entorno, pero los organismos que reaccionan al ministerio de la mente pueden ajustar y manipular el entorno mismo.
65:6.10 (738.3) El cerebro físico con su sistema nervioso asociado posee una capacidad innata para responder al ministerio de la mente, tal como la mente en desarrollo de una personalidad posee cierta capacidad innata para la receptividad espiritual, y contiene por tanto los potenciales para el progreso y la consecución espirituales. La evolución intelectual, social, moral y espiritual depende del ministerio mental de los siete espíritus ayudantes y sus asociados superfísicos.
65:7.1 (738.4) Los siete espíritus ayudantes de la mente son los polifacéticos ministros mentales para los seres inteligentes inferiores de un universo local. Este tipo de mente es administrada desde la sede del universo local o desde algún mundo conectado con ella, pero las capitales de los sistemas ejercen una dirección influyente sobre la función mental inferior.
65:7.2 (738.5) En un mundo evolutivo hay muchísimas cosas que dependen de la labor de estos siete ayudantes. Pero son ministros de la mente, y no se ocupan de la evolución física, que es el terreno de los Portadores de Vida. Sin embargo, la integración perfecta de estos dones del espíritu con el procedimiento natural y ordenado del régimen inherente, y en proceso de desarrollo, de los Portadores de Vida, es responsable de la incapacidad que tienen los mortales para discernir, en el fenómeno de la mente, otra cosa que la mano de la naturaleza y el trabajo de los procesos naturales, aunque a veces os sentís un poco confusos para poder explicar todo lo que está relacionado con las reacciones naturales de la mente cuando está asociada con la materia. Y si Urantia funcionara más en consonancia con los planes originales, observaríais aún menos cosas que atraerían vuestra atención sobre el fenómeno de la mente.
65:7.3 (738.6) Los siete espíritus ayudantes se parecen más a unos circuitos que a unas entidades, y en los mundos normales están conectados con otras funciones de ayuda que se efectúan en todo el universo local. Sin embargo, en los planetas donde se experimenta con la vida, están relativamente aislados. Y en Urantia, dada la naturaleza excepcional de los modelos de vida, los ayudantes inferiores tuvieron muchas más dificultades para ponerse en contacto con los organismos evolutivos que las que hubieran tenido con un tipo de dotación vital más normalizado.
65:7.4 (738.7) Por otra parte, en un mundo evolutivo medio, los siete espíritus ayudantes están mucho mejor sincronizados con las etapas progresivas del desarrollo animal de lo que lo estuvieron en Urantia. Para ponerse en contacto con la mente evolutiva de los organismos de Urantia, los ayudantes experimentaron las dificultades más grandes que han tenido nunca, con una sola excepción, en toda su actividad en todo el universo de Nebadon. En este mundo se desarrollaron muchas formas de fenómenos límites — de combinaciones confusas de reacciones orgánicas de tipo maquinal no enseñable y de tipo no maquinal enseñable.
65:7.5 (739.1) Los siete espíritus ayudantes no se ponen en contacto con los tipos de organismos que reaccionan al entorno de manera puramente maquinal. Esas reacciones preinteligentes de los organismos vivientes pertenecen exclusivamente a los dominios energéticos de los centros de poder, de los controladores físicos y de sus asociados.
65:7.6 (739.2) La adquisición del potencial de la capacidad para aprender por experiencia señala el comienzo del funcionamiento de los espíritus ayudantes, una actividad que ejercen desde las mentes más inferiores de los seres primitivos e invisibles, hasta los tipos superiores en la escala evolutiva de los seres humanos. Los ayudantes son la fuente y el modelo del comportamiento y de las rápidas reacciones que tiene la mente hacia el entorno material, un comportamiento por lo demás más o menos misterioso, y unas reacciones no comprendidas por completo. Estas influencias fieles y siempre seguras tienen que aportar largo tiempo su ministerio preliminar antes de que la mente animal alcance los niveles humanos de receptividad espiritual.
65:7.7 (739.3) Los ayudantes actúan exclusivamente en la evolución de la mente experiencial hasta el nivel de la sexta fase, el espíritu de adoración. En este nivel se produce una superposición inevitable de ministerios — el fenómeno en el que lo superior desciende para coordinarse con lo inferior, esperando alcanzar posteriormente unos niveles avanzados de desarrollo. Un ministerio espiritual todavía adicional acompaña la actividad del séptimo y último ayudante, el espíritu de la sabiduría. A lo largo de todo el ministerio del mundo del espíritu, el individuo nunca experimenta transiciones bruscas en la cooperación espiritual; estos cambios son siempre graduales y recíprocos.
65:7.8 (739.4) Los ámbitos de las reacciones físicas (electroquímicas) y mentales a los estímulos del entorno deberían ser siempre diferenciados, y todos deben reconocerse a su vez como fenómenos separados de las actividades espirituales. Los ámbitos de la gravedad física, mental y espiritual son distintos reinos de la realidad cósmica, a pesar de sus correlaciones íntimas.
65:8.1 (739.5) El tiempo y el espacio están indisolublemente enlazados; es una asociación innata. Los retrasos del tiempo son inevitables en presencia de ciertas condiciones del espacio.
65:8.2 (739.6) Si emplear tanto tiempo en efectuar los cambios evolutivos del desarrollo de la vida os produce perplejidad, os puedo decir que no podemos conseguir que los procesos de la vida se desarrollen más deprisa de lo que lo permiten las metamorfosis físicas de un planeta. Tenemos que esperar el desarrollo físico natural de un planeta; no tenemos absolutamente ningún control sobre la evolución geológica. Si las condiciones físicas lo permitieran, podríamos tomar medidas para que la evolución completa de la vida se efectuara en mucho menos de un millón de años. Pero todos estamos bajo la jurisdicción de los Gobernantes Supremos del Paraíso, y el tiempo no existe en el Paraíso.
65:8.3 (739.7) El patrón que utiliza una persona para medir el tiempo es la duración de su vida. Todas las criaturas están así condicionadas por el tiempo, y por eso consideran que la evolución es un proceso interminable. Para aquellos de nosotros cuya vida no está limitada por una existencia temporal, la evolución no parece ser una operación tan prolongada. En el Paraíso, donde el tiempo no existe, todas estas cosas están presentes en la mente de la Infinidad y en los actos de la Eternidad.
65:8.4 (739.8) De la misma manera que la evolución de la mente depende del lento desarrollo de las condiciones físicas, el cual la retrasa, el progreso espiritual depende de la expansión mental, y el retraso intelectual lo demora infaliblemente. Pero esto no significa que la evolución espiritual dependa de la educación, la cultura o la sabiduría. El alma puede evolucionar independientemente de la cultura mental, pero no en ausencia de la capacidad mental y del deseo — la elección de la supervivencia y la decisión de alcanzar una perfección siempre mayor — de hacer la voluntad del Padre que está en los cielos. Aunque la supervivencia pueda no depender de la posesión del conocimiento y la sabiduría, el progreso depende de ellos con toda seguridad.
65:8.5 (740.1) En los laboratorios evolutivos cósmicos la mente siempre domina a la materia, y el espíritu siempre está en correlación con la mente. Si estos diversos dones no logran sincronizarse y coordinarse, se pueden producir retrasos en el tiempo; pero si el individuo conoce realmente a Dios y desea encontrarlo y parecerse a él, entonces su supervivencia está asegurada, a pesar de los obstáculos del tiempo. El estado físico puede obstaculizar a la mente, y la perversidad mental puede retrasar la consecución espiritual, pero ninguno de estos obstáculos puede vencer la elección que la voluntad ha hecho con toda su alma.
65:8.6 (740.2) Cuando las condiciones físicas están maduras, se pueden producir evoluciones mentales repentinas; cuando el estado de la mente es propicio, pueden ocurrir transformaciones espirituales repentinas; cuando los valores espirituales reciben el reconocimiento adecuado, entonces los significados cósmicos se vuelven discernibles, y la personalidad se libera cada vez más de los obstáculos del tiempo y de las limitaciones del espacio.
65:8.7 (740.3) [Patrocinado por un Portador de Vida de Nebadon residente en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 66
66:0.1 (741.1) LA LLEGADA de un Hijo Lanonandek a un mundo normal significa que la voluntad, la capacidad para elegir el camino de la supervivencia eterna, se ha desarrollado en la mente del hombre primitivo. Pero el Príncipe Planetario llegó a Urantia casi medio millón de años después de la aparición de la voluntad humana.
66:0.2 (741.2) Caligastia, el Príncipe Planetario, llegó a Urantia hace unos quinientos mil años, coincidiendo con la aparición de las seis razas de color o razas sangiks. En el momento de llegar el Príncipe había en la Tierra cerca de quinientos millones de seres humanos primitivos, muy dispersos por Europa, Asia y África. La sede del Príncipe, que se estableció en Mesopotamia, estaba aproximadamente en el centro del mundo habitado.
66:1.1 (741.3) Caligastia era un Hijo Lanonandek, el número 9.344 de la orden secundaria. Tenía experiencia en la administración de los asuntos del universo local en general, y durante las épocas más recientes, en la gestión del sistema local de Satania en particular.
66:1.2 (741.4) Antes del reinado de Lucifer en Satania, Caligastia había estado destinado en el consejo de asesores de los Portadores de Vida en Jerusem. Lucifer ascendió a Caligastia a un puesto en su estado mayor personal, y cumplió adecuadamente cinco misiones sucesivas de honor y de confianza.
66:1.3 (741.5) Caligastia intentó conseguir muy pronto un nombramiento como Príncipe Planetario pero, en diversas ocasiones, cada vez que su petición había sido sometida a la aprobación de los consejos de la constelación, no había logrado recibir el consentimiento de los Padres de la Constelación. Caligastia parecía particularmente deseoso de ser enviado como gobernante planetario a un mundo decimal o de modificación de la vida. Después de haberse denegado su demanda varias veces, fue asignado finalmente a Urantia.
66:1.4 (741.6) Caligastia salió de Jerusem, para hacerse cargo del gobierno de un mundo, con un historial envidiable de lealtad y de dedicación al bienestar de su universo de origen y de residencia, a pesar de cierta impaciencia característica unida a su tendencia a discrepar, en ciertos asuntos menores, con el orden establecido.
66:1.5 (741.7) Yo estaba presente en Jerusem cuando el brillante Caligastia partió de la capital del sistema. Ningún príncipe planetario había emprendido nunca una carrera de gobernante mundial con una experiencia preparatoria más rica ni con unas perspectivas mejores que las de Caligastia en aquel día memorable de hace medio millón de años. Una cosa es segura: Mientras efectuaba mi tarea de difundir la narración de aquel acontecimiento en las transmisiones del universo local, en ningún momento se me ocurrió la idea de que este noble Lanonandek traicionaría tan pronto su sagrado deber como custodio planetario, y mancharía de manera tan horrible el hermoso nombre de su elevada orden de filiación del universo. Yo consideraba realmente que Urantia era uno de los cinco o seis planetas más afortunados de toda Satania porque iba a tener, al timón de sus asuntos mundiales, a un cerebro tan original, brillante y experimentado. No comprendía entonces que Caligastia se estaba enamorando insidiosamente de sí mismo; no entendía entonces plenamente las sutilezas del orgullo de la personalidad.
66:2.1 (742.1) El Príncipe Planetario de Urantia no fue enviado solo a su misión, sino que le acompañó el cuerpo habitual de asistentes y de auxiliares en administración.
66:2.2 (742.2) A la cabeza de este grupo se encontraba Daligastia, el asistente asociado del Príncipe Planetario. Daligastia era también un Hijo Lanonandek secundario, el número 319.407 de esta orden. Tenía rango de asistente en el momento de ser asignado como asociado de Caligastia.
66:2.3 (742.3) El estado mayor planetario incluía una gran cantidad de cooperadores angélicos y una multitud de otros seres celestiales encargados de hacer progresar los intereses y de promover el bienestar de las razas humanas. Pero desde vuestro punto de vista, el grupo más interesante de todos era el de los miembros corpóreos del estado mayor del Príncipe — que a veces se mencionan como loscien de Caligastia.
66:2.4 (742.4) Caligastia escogió a estos cien miembros rematerializados del estado mayor del Príncipe entre más de 785.000 ciudadanos ascendentes de Jerusem que se ofrecieron voluntarios para embarcarse en la aventura de Urantia. Cada uno de los cien elegidos provenía de un planeta diferente, y ninguno de ellos era de Urantia.
66:2.5 (742.5) Estos voluntarios jerusemitas fueron traídos por transporte seráfico directamente desde la capital del sistema hasta Urantia. Después de su llegada, permanecieron enserafinados hasta que se les pudo proporcionar unas formas personales con la doble naturaleza del servicio planetario especial, unos verdaderos cuerpos de carne y hueso que también estaban adaptados a los circuitos vitales del sistema.
66:2.6 (742.6) Algún tiempo antes de la llegada de estos cien ciudadanos de Jerusem, los dos Portadores de Vida supervisores que residían en Urantia y que habían perfeccionado previamente sus planes, pidieron permiso a Jerusem y Edentia para trasplantar el plasma vital de cien supervivientes seleccionados del linaje de Andón y Fonta en los cuerpos materiales que estaban en proyecto para los miembros corpóreos del estado mayor del Príncipe. La petición fue concedida en Jerusem y aprobada en Edentia.
66:2.7 (742.7) En consecuencia, los Portadores de Vida escogieron a cincuenta hombres y cincuenta mujeres entre los descendientes de Andón y Fonta, que representaban la supervivencia de los mejores linajes de esta raza única. A excepción de uno o dos, estos andonitas que contribuyeron al progreso de la raza no se conocían entre sí. Procedían de lugares muy alejados y fueron reunidos en el umbral de la sede del Príncipe gracias a la dirección de los Ajustadores del Pensamiento en coordinación con la guía seráfica. Aquí, los cien sujetos humanos fueron puestos en manos de la comisión sumamente experta de voluntarios procedentes de Avalon, que dirigió la extracción material de una porción del plasma vital de estos descendientes de Andón. Este material viviente se transfirió después a los cuerpos materiales que se construyeron para los cien miembros jerusemitas del estado mayor del Príncipe. Mientras tanto, estos ciudadanos recién llegados de la capital del sistema permanecieron en el sueño del transporte seráfico.
66:2.8 (742.8) Estas operaciones, así como la creación literal de unos cuerpos especiales para los cien de Caligastia, dieron origen a numerosas leyendas, muchas de las cuales se confundieron posteriormente con las tradiciones más tardías acerca de la instalación planetaria de Adán y Eva.
66:2.9 (743.1) Toda la operación de la repersonalización, desde el momento de la llegada de los transportes seráficos que traían a los cien voluntarios de Jerusem, hasta que recuperaron la conciencia como seres triples del reino, duró exactamente diez días.
66:3.1 (743.2) La sede del Príncipe Planetario estaba situada en la región del Golfo Pérsico de aquellos tiempos, en la zona correspondiente a la Mesopotamia posterior.
66:3.2 (743.3) El clima y el paisaje de la Mesopotamia de aquellos tiempos eran favorables, en todos los aspectos, para las empresas del estado mayor del Príncipe y sus asistentes, y muy diferentes de las condiciones que a veces han prevalecido desde entonces. Era necesario disponer de un clima tan favorable como parte del entorno natural destinado a incitar a los urantianos primitivos a que realizaran algunos progresos iniciales en la cultura y la civilización. La primera gran tarea de aquellas épocas consistía en transformar a aquellos cazadores en pastores, con la esperanza de que más tarde se convertirían en agricultores pacíficos y hogareños.
66:3.3 (743.4) La sede del Príncipe Planetario en Urantia era un ejemplo típico de este tipo de estaciones en una joven esfera en vías de desarrollo. El núcleo de la colonia del Príncipe era una ciudad muy sencilla pero muy hermosa, rodeada por una muralla de doce metros de altura. A este centro mundial de cultura se le llamó Dalamatia en honor a Daligastia.
66:3.4 (743.5) La ciudad estaba construida en diez subdivisiones, con los edificios de las sedes centrales de los diez consejos del estado mayor corpóreo situados en el centro de estas subdivisiones. En medio de la ciudad se encontraba el templo del Padre invisible. La sede administrativa del Príncipe y de sus asociados estaba repartida en doce salas agrupadas directamente alrededor del templo mismo.
66:3.5 (743.6) Todos los edificios de Dalamatia tenían un solo piso, a excepción de las sedes de los consejos, que tenían dos pisos, y el templo central del Padre de todos, que era pequeño pero tenía tres pisos.
66:3.6 (743.7) La ciudad se había construido con el mejor material de construcción de aquellos tiempos primitivos — el ladrillo. Se empleó muy poca piedra o madera. El ejemplo de Dalamatia mejoró considerablemente la construcción de las viviendas y la arquitectura de las aldeas de los habitantes de los alrededores.
66:3.7 (743.8) Cerca de la sede del Príncipe vivían seres humanos de todos los colores y estratos sociales. Los primeros estudiantes de las escuelas del Príncipe se reclutaron entre estas tribus vecinas. Aunque estas primeras escuelas de Dalamatia eran rudimentarias, proporcionaban todo lo que se podía hacer por los hombres y las mujeres de aquella época primitiva.
66:3.8 (743.9) El estado mayor corpóreo del Príncipe reunía continuamente a su alrededor a los individuos superiores de las tribus circundantes, y después de haber preparado e inspirado a estos estudiantes, los enviaban de vuelta como instructores y dirigentes de sus pueblos respectivos.
66:4.1 (743.10) La llegada del estado mayor del Príncipe produjo una profunda impresión. Aunque se necesitaron casi mil años para que las noticias se difundieran por todas partes, las enseñanzas y la conducta de los cien nuevos habitantes de Urantia influyeron enormemente en estas tribus próximas a la sede mesopotámica. Una gran parte de vuestra mitología posterior tuvo su origen en las leyendas confusas sobre aquellos primeros días en que estos miembros del estado mayor del Príncipe fueron repersonalizados como superhombres en Urantia.
66:4.2 (744.1) La tendencia de los mortales a considerar a estos maestros extraplanetarios como si fueran dioses obstaculiza gravemente su buena influencia; pero aparte de la técnica de su aparición en la Tierra, los cien de Caligastia — cincuenta hombres y cincuenta mujeres — no recurrieron ni a métodos sobrenaturales ni a manipulaciones sobrehumanas.
66:4.3 (744.2) Pero sin embargo, el estado mayor corpóreo era superhumano. Empezaron su misión en Urantia como unos seres extraordinarios de naturaleza triple:
66:4.4 (744.3) 1. Eran materiales y relativamente humanos, pues tenían incorporado el verdadero plasma vital de una de las razas humanas, el plasma vital andónico de Urantia.
66:4.5 (744.4) Estos cien miembros del estado mayor del Príncipe estaban divididos por igual en cuanto al sexo, y con arreglo a su estado mortal anterior. Cada persona de este grupo era capaz de convertirse en el co-progenitor de algún nuevo tipo de seres físicos, pero se les había ordenado cuidadosamente que no recurrieran a la procreación salvo en ciertas condiciones. El estado mayor corpóreo de un Príncipe Planetario tiene la costumbre de procrear a sus sucesores algún tiempo antes de retirarse del servicio planetario especial. Esto sucede habitualmente en el momento de la llegada del Adán y la Eva Planetarios, o poco tiempo después.
66:4.6 (744.5) Por consiguiente, estos seres especiales tenían poca o ninguna idea del tipo de criatura material que podría nacer de su unión sexual. Y nunca lo supieron, porque antes de llegar a esta etapa de su obra mundial, la rebelión había trastornado todo el régimen, y aquellos que desempeñaron más tarde el papel de progenitores habían sido aislados de las corrientes vitales del sistema.
66:4.7 (744.6) Estos miembros materializados del estado mayor de Caligastia tenían el color de la piel y el idioma de la raza andónica. Se alimentaban como los mortales del reino, con la diferencia de que los cuerpos recreados de este grupo se satisfacían plenamente con una dieta sin carne. Ésta fue una de las razones que condujeron a que residieran en una región cálida donde abundaban las frutas y las nueces. La práctica de alimentarse mediante un régimen no carnívoro data de los tiempos de los cien de Caligastia, pues esta costumbre se extendió por todas partes y afectó los hábitos alimenticios de muchas tribus circundantes, unos grupos que descendían de las razas evolutivas que en otro tiempo habían sido exclusivamente carnívoras.
66:4.8 (744.7) 2. Los cien eran seres materiales pero superhumanos, y habían sido reconstituidos en Urantia como hombres y mujeres únicos de un orden especial y elevado.
66:4.9 (744.8) Aunque este grupo disfrutaba de la ciudadanía provisional de Jerusem, sus miembros aún no habían fusionado con sus Ajustadores del Pensamiento; cuando se ofrecieron como voluntarios y fueron aceptados para el servicio planetario en unión con las órdenes descendentes de filiación, sus Ajustadores se separaron de ellos. Pero estos jerusemitas eran seres superhumanos — tenían un alma de crecimiento ascendente. Durante la vida como mortal en la carne, el alma está en estado embrionario; nace (resucita) en la vida morontial y experimenta su crecimiento a través de los mundos morontiales sucesivos. Y las almas de los cien de Caligastia se habían desarrollado de esta manera mediante las experiencias progresivas de los siete mundos de las mansiones, hasta alcanzar el estado de ciudadanos de Jerusem.
66:4.10 (744.9) Siguiendo las instrucciones que habían recibido, el estado mayor no procedió a la reproducción sexual, pero estudiaron con esmero su constitución personal y exploraron cuidadosamente todas las fases imaginables de unión intelectual (de la mente) y morontial (del alma). Durante el trigésimo tercer año de su estancia en Dalamatia, mucho antes de que se terminara la muralla, el número dos y el número siete del grupo danita descubrieron por casualidad un fenómeno que acompañaba la unión (supuestamente no sexual y no material) de sus yoes morontiales, y la consecuencia de esta aventura resultó ser la primera de las criaturas intermedias primarias. Este nuevo ser era totalmente visible para el estado mayor planetario y sus asociados celestiales, pero era invisible para los hombres y las mujeres de las diversas tribus humanas. Con la autorización del Príncipe Planetario, todo el estado mayor corpóreo emprendió la procreación de seres similares, y todos lo lograron siguiendo las instrucciones de la pareja pionera danita. Así es como el estado mayor del Príncipe trajo finalmente a la existencia al cuerpo original de 50.000 intermedios primarios.
66:4.11 (745.1) Estas criaturas de tipo intermedio prestaban un gran servicio llevando adelante los asuntos de la sede mundial. Eran invisibles para los seres humanos, pero a los residentes primitivos de Dalamatia se les enseñó la existencia de estos semiespíritus invisibles, y durante siglos constituyeron la totalidad del mundo espiritual para estos mortales en evolución.
66:4.12 (745.2) 3. Los cien de Caligastia eran personalmente inmortales, o imperecederos. Los complementos alexifármacos de las corrientes de vida del sistema circulaban por sus formas materiales, y si no hubieran perdido el contacto con los circuitos de vida a causa de la rebelión, habrían continuado viviendo indefinidamente hasta la llegada posterior de un Hijo de Dios, o hasta que hubieran sido liberados más tarde para reanudar el viaje interrumpido hacia Havona y el Paraíso.
66:4.13 (745.3) Los complementos alexifármacos de las corrientes de vida de Satania procedían del fruto del árbol de la vida, un arbusto de Edentia que los Altísimos de Norlatiadek habían enviado a Urantia en el momento de la llegada de Caligastia. En la época de Dalamatia, este árbol crecía en el patio central del templo del Padre invisible, y el fruto del árbol de la vida es el que permitía que los seres materiales, por otra parte mortales, del estado mayor del Príncipe continuaran viviendo indefinidamente mientras tuvieran acceso a él.
66:4.14 (745.4) Aunque no tenía ningún valor para las razas evolutivas, este superalimento era más que suficiente para conferir una vida continua a los cien de Caligastia y también a los cien andonitas modificados que estaban asociados con ellos.
66:4.15 (745.5) Conviene explicar a este respecto que cuando los cien andonitas aportaron su plasma germinativo humano a los miembros del estado mayor del Príncipe, los Portadores de Vida introdujeron en sus cuerpos mortales el complemento de los circuitos del sistema, y esto les permitió continuar viviendo simultáneamente con el estado mayor, siglo tras siglo, desafiando a la muerte física.
66:4.16 (745.6) A los cien andonitas se les informó finalmente acerca de su contribución a las nuevas formas de sus superiores, y estos mismos cien hijos de las tribus de Andón permanecieron en la sede como asistentes personales del estado mayor corpóreo del Príncipe.
66:5.1 (745.7) Los cien estaban organizados para el servicio en diez consejos autónomos de diez miembros cada uno. Cuando dos o más consejos de estos diez se reunían en sesión conjunta, estas asambleas de enlace eran presididas por Daligastia. Estos diez grupos estaban constituidos como sigue:
66:5.2 (745.8) 1. El consejo de la alimentación y el bienestar material. Ang presidía este grupo. Este cuerpo capaz fomentaba las cuestiones relacionadas con la alimentación, el agua, la ropa y el progreso material de la especie humana. Enseñaron la excavación de los pozos, el control de los manantiales y el riego. A los que venían de las altitudes más elevadas y de las zonas nórdicas les enseñaron mejores métodos para tratar las pieles destinadas a servir de vestidos, y los profesores de las artes y las ciencias introdujeron más tarde la tejeduría.
66:5.3 (746.1) Se realizaron grandes progresos en los métodos para almacenar los alimentos. La comida se conservó mediante la cocción, la desecación y el ahumado, convirtiéndose así en la primera forma de propiedad. Al hombre se le enseñó a prever los peligros de la escasez que diezmaba periódicamente al mundo.
66:5.4 (746.2) 2. El consejo de la domesticación y utilización de los animales. Este consejo estaba dedicado a la tarea de seleccionar y criar a aquellos animales que estaban mejor adaptados para ayudar a los seres humanos a llevar las cargas y trasportarlos a ellos mismos, para servir de alimento, y más adelante para utilizarlos en el cultivo de la tierra. Este cuerpo competente estaba dirigido por Bon.
66:5.5 (746.3) Se domesticaron diversos tipos de animales útiles ya extintos, así como otros que han continuado siendo animales domésticos hasta nuestros días. El hombre llevaba mucho tiempo viviendo en compañía del perro, y el hombre azul ya había logrado domar al elefante. La vaca había mejorado tanto gracias a una cría esmerada que se convirtió en una valiosa fuente de alimentación; la mantequilla y el queso se volvieron artículos corrientes en el régimen alimenticio humano. Los hombres aprendieron a emplear los bueyes para llevar las cargas, pero el caballo no fue domesticado hasta una fecha posterior. Los miembros de este cuerpo fueron los primeros que enseñaron a los hombres a utilizar la rueda para facilitar la tracción.
66:5.6 (746.4) Fue en esta época cuando se utilizaron por primera vez las palomas mensajeras; se llevaban en los viajes largos para enviar mensajes o pedir ayuda. El grupo de Bon consiguió amaestrar a los grandes fándores como aves de pasajeros, pero éstos se extinguieron hace más de treinta mil años.
66:5.7 (746.5) 3. Los consejeros encargados de vencer a los animales de rapiña. No era suficiente que el hombre primitivo intentara domesticar a ciertos animales, sino que también tenía que aprender a protegerse de la destrucción que podía causar el resto del mundo animal hostil. Este grupo estaba capitaneado por Dan.
66:5.8 (746.6) Las murallas de las ciudades antiguas tenían la finalidad de proteger contra las bestias feroces así como impedir los ataques por sorpresa de los humanos hostiles. Los que vivían fuera de las murallas y en el bosque dependían de los refugios en los árboles, de las cabañas de piedra y de las fogatas que alimentaban durante toda la noche. Por eso era muy natural que estos educadores consagraran mucho tiempo instruyendo a sus alumnos sobre cómo mejorar las viviendas humanas. Se realizaron grandes progresos en el sometimiento de los animales gracias al empleo de mejores técnicas y a la utilización de las trampas.
66:5.9 (746.7) 4. El cuerpo docente encargado de difundir y conservar el conocimiento. Este grupo organizó y dirigió los esfuerzos puramente educativos de aquellos tiempos primitivos. Estaba presidido por Fad. Los métodos educativos de Fad consistían en supervisar el trabajo al mismo tiempo que enseñaba mejores métodos para realizarlo. Fad formuló el primer alfabeto e introdujo un sistema de escritura. Este alfabeto contenía veinticinco caracteres. Estos pueblos primitivos utilizaban como material para escribir la corteza de los árboles, las tablillas de arcilla, las losas de piedra, un tipo de pergamino hecho de pieles machacadas y una especie de papel sin refinar que hacían con los nidos de las avispas. La biblioteca de Dalamatia, destruida poco después de la deslealtad de Caligastia, contenía más de dos millones de documentos distintos y era conocida como «la casa de Fad».
66:5.10 (746.8) El hombre azul tenía predilección por la escritura alfabética e hizo los mayores progresos en esta dirección. El hombre rojo prefería la escritura pictórica, mientras que las razas amarillas tendieron a utilizar símbolos para las palabras y las ideas, muy semejantes a los que emplean en la actualidad. Pero el alfabeto y otras muchas cosas se perdieron posteriormente para el mundo durante la confusión que acompañó a la rebelión. La deserción de Caligastia destruyó la esperanza mundial de tener un idioma universal, al menos durante incalculables milenios.
66:5.11 (747.1) 5. La comisión de la industria y el comercio. Este consejo estaba encargado de fomentar la industria dentro de las tribus y de promover el intercambio comercial entre los diversos grupos pacíficos. Su director era Nod. Este cuerpo estimuló todas las formas de manufactura primitiva. Contribuyeron directamente a elevar el nivel de vida proporcionando muchos productos nuevos para atraer la curiosidad de los hombres primitivos. Extendieron enormemente el comercio de una sal mejorada producida por el consejo de las ciencias y las artes.
66:5.12 (747.2) El crédito comercial se practicó por primera vez entre estos grupos instruidos, educados en las escuelas de Dalamatia. Adquirían unas fichas en una bolsa central de crédito que eran aceptadas en lugar de los objetos reales de trueque. El mundo no mejoró estos métodos comerciales hasta cientos de miles de años después.
66:5.13 (747.3) 6. La escuela de la religión revelada. Este cuerpo funcionó con lentitud. La civilización de Urantia se forjó literalmente entre el yunque de la necesidad y los martillos del miedo. Sin embargo, este grupo había hecho unos progresos considerables en sus esfuerzos por sustituir el temor a las criaturas (el culto de los fantasmas) por el temor al Creador, antes de que sus trabajos se vieran interrumpidos por la confusión posterior que acompañó al levantamiento separatista. El presidente de este consejo era Hap.
66:5.14 (747.4) Ningún miembro del estado mayor del Príncipe quiso ofrecer unas revelaciones que complicaran la evolución; sólo expusieron sus revelaciones como punto culminante cuando ya habían agotado las fuerzas de la evolución. Pero Hap cedió al deseo de los habitantes de la ciudad de que se estableciera una forma de servicio religioso. Su grupo proporcionó a los dalamatianos los siete cánticos del culto y también les dio la frase de alabanza diaria; luego les enseñó finalmente «la oración del Padre», que decía:
66:5.15 (747.5) «Padre de todos, cuyo Hijo honramos, míranos con favor. Líbranos del temor a todo, salvo a ti mismo. Haz que seamos una satisfacción para nuestros divinos maestros y pon siempre la verdad en nuestros labios. Líbranos de la violencia y de la ira; danos respeto por nuestros ancianos y por lo que pertenece a nuestro prójimo. Danos en esta época verdes pastos y rebaños abundantes para alegrarnos el corazón. Rogamos para que llegue pronto el mejorador prometido, y queremos hacer tu voluntad en este mundo al igual que otros la hacen en los mundos lejanos.»
66:5.16 (747.6) Aunque el estado mayor del Príncipe permaneció limitado a los medios naturales y a los métodos corrientes para mejorar las razas, les ofreció la promesa del don adámico de una nueva raza como meta del crecimiento evolutivo posterior cuando se alcanzara la cúspide del desarrollo biológico.
66:5.17 (747.7) 7. Los guardianes de la salud y la vida. Este consejo estaba encargado de introducir la sanidad y de promover una higiene primitiva; estaba dirigido por Lut.
66:5.18 (747.8) Sus miembros enseñaron muchas cosas que se perdieron durante la confusión de las épocas posteriores, y que nunca volvieron a descubrirse hasta el siglo veinte. Enseñaron a la humanidad que cocer, hervir y asar los alimentos eran medios de evitar las enfermedades; y también enseñaron que cocinar reducía enormemente la mortalidad infantil y facilitaba un pronto destete.
66:5.19 (747.9) Una gran parte de las primeras enseñanzas de los guardianes de la salud del grupo de Lut sobrevivieron entre las tribus de la Tierra hasta la época de Moisés, aunque de manera muy confusa y enormemente modificadas.
66:5.20 (748.1) El obstáculo principal para la promoción de la higiene entre estos pueblos ignorantes consistía en el hecho de que las verdaderas causas de muchas enfermedades eran demasiado pequeñas para poder verlas a simple vista, y también porque todos tenían un respeto supersticioso por el fuego. Se necesitaron miles de años para persuadirlos de que quemaran la basura. Mientras tanto se les insistió para que enterraran los desperdicios en descomposición. El gran progreso sanitario de esta época provino de la difusión del conocimiento relacionado con las propiedades saludables y curativas de la luz solar.
66:5.21 (748.2) Antes de la llegada del Príncipe, los baños habían sido un ceremonial exclusivamente religioso. Fue en verdad muy difícil persuadir a los hombres primitivos para que se lavaran el cuerpo como práctica de salud. Lut convenció finalmente a los educadores religiosos para que incluyeran las abluciones en las ceremonias de purificación que se practicaban una vez por semana durante las devociones del mediodía destinadas a la adoración del Padre de todos.
66:5.22 (748.3) Estos guardianes de la salud intentaron también introducir el apretón de manos para sustituir el intercambio de saliva o el beber la sangre como sello de amistad personal y símbolo de lealtad al grupo. Pero cuando se encontraron libres de la presión apremiante de las enseñanzas de sus jefes superiores, estos pueblos primitivos no tardaron en retroceder a sus antiguas prácticas ignorantes y supersticiosas que destruían la salud y multiplicaban las enfermedades.
66:5.23 (748.4) 8. El consejo planetario de las artes y las ciencias. Este cuerpo contribuyó mucho a mejorar las técnicas industriales del hombre primitivo y a elevar sus conceptos de la belleza. Su director se llamaba Mek.
66:5.24 (748.5) Las artes y las ciencias se encontraban en un nivel muy bajo en todo el mundo, pero a los dalamatianos se les enseñó los rudimentos de la física y la química. La alfarería avanzó, todas las artes decorativas mejoraron, y los ideales de la belleza humana aumentaron considerablemente. Pero la música progresó muy poco hasta después de la llegada de la raza violeta.
66:5.25 (748.6) A pesar de las reiteradas exhortaciones de sus educadores, estos hombres primitivos no consintieron en experimentar con la energía del vapor; nunca pudieron superar su enorme temor al poder explosivo del vapor confinado. Sin embargo, al final se dejaron persuadir para trabajar con los metales y el fuego, aunque un pedazo de metal al rojo era un objeto aterrador para el hombre primitivo.
66:5.26 (748.7) Mek contribuyó mucho a elevar la cultura de los andonitas y a mejorar las artes del hombre azul. Una mezcla de los hombres azules con el linaje de Andón produjo unos tipos de hombres dotados de talentos artísticos, y muchos de ellos se convirtieron en unos escultores maestros. No trabajaban ni la piedra ni el mármol, pero sus obras de arcilla, endurecidas por cocción, adornaban los jardines de Dalamatia.
66:5.27 (748.8) Las artes domésticas hicieron grandes progresos, pero la mayor parte se perdió durante las largas épocas sombrías de la rebelión, y nunca se volvieron a descubrir hasta los tiempos modernos.
66:5.28 (748.9) 9. Los gobernadores de las relaciones tribales avanzadas. Éste era el grupo encargado de la tarea de elevar la sociedad humana hasta el nivel de Estado. Su jefe era Tut.
66:5.29 (748.10) Estos dirigentes contribuyeron mucho a que se produjeran casamientos entre las diferentes tribus. Fomentaron el cortejo y el matrimonio después de haberlo pensado bien y de haber tenido amplias ocasiones para conocerse. Las danzas puramente guerreras fueron refinadas y puestas al servicio de valiosos fines sociales. Se introdujeron muchos juegos competitivos, pero estos pueblos antiguos eran serios; el humor no era una característica que adornara a estas tribus primitivas. Muy pocas de estas costumbres sobrevivieron a la desintegración posterior causada por la insurrección planetaria.
66:5.30 (749.1) Tut y sus compañeros se esforzaron por promover las asociaciones colectivas de naturaleza pacífica, por reglamentar y humanizar la guerra, por coordinar las relaciones intertribales y por mejorar los gobiernos tribales. En las cercanías de Dalamatia se desarrolló una cultura más avanzada, y estas relaciones sociales mejores tuvieron una influencia muy beneficiosa sobre las tribus más lejanas. Pero el modelo de civilización que prevalecía en la sede del Príncipe era muy diferente al de la sociedad bárbara que evolucionaba en otras partes, al igual que la sociedad del siglo veinte de la Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, es totalmente distinta a la cultura rudimentaria de los pequeños bosquimanos del norte.
66:5.31 (749.2) 10. El tribunal supremo de coordinación tribal y de cooperación racial. Este consejo supremo estaba dirigido por Van y servía como tribunal de apelación para las otras nueve comisiones especiales encargadas de supervisar los asuntos humanos. Este consejo tenía funciones muy amplias, pues se le habían confiado todos los asuntos terrestres que no dependían específicamente de los otros grupos. Este cuerpo selecto había sido aprobado por los Padres de la Constelación de Edentia antes de ser autorizado a asumir las funciones de tribunal supremo de Urantia.
66:6.1 (749.3) El grado de cultura de un mundo se mide por la herencia social de sus nativos, y la velocidad de la expansión cultural está totalmente determinada por la capacidad de sus habitantes para comprender las ideas nuevas y avanzadas.
66:6.2 (749.4) La esclavitud a la tradición produce la estabilidad y la cooperación enlazando sentimentalmente el pasado con el presente, pero al mismo tiempo ahoga la iniciativa y esclaviza los poderes creativos de la personalidad. El mundo entero estaba atrapado en el estancamiento de las costumbres atadas a la tradición cuando llegaron los cien de Caligastia y empezaron a proclamar el nuevo evangelio de la iniciativa individual dentro de los grupos sociales de aquellos tiempos. Pero este reinado benéfico se interrumpió tan pronto, que las razas nunca se han liberado por completo de la esclavitud a las costumbres; las maneras establecidas continúan dominando indebidamente en Urantia.
66:6.3 (749.5) Los cien de Caligastia — diplomados de los mundos de las mansiones de Satania — conocían muy bien las artes y la cultura de Jerusem, pero estos conocimientos casi no tienen valor en un planeta bárbaro poblado por unos humanos primitivos. Estos seres sabios sabían que no debían emprender la transformación repentina, o la elevación en masa, de las razas primitivas de aquella época. Comprendían muy bien la lenta evolución de la especie humana, y se abstuvieron prudentemente de cualquier intento radical por modificar la manera de vivir de los hombres en la Tierra.
66:6.4 (749.6) Cada una de las diez comisiones planetarias se dedicó a hacer avanzar, de manera lenta y natural, los intereses que se les habían confiado. Su plan consistió en atraer a las mejores inteligencias de las tribus circundantes, y después de haberlos enseñado, enviarlos de vuelta a sus pueblos respectivos como emisarios del progreso social.
66:6.5 (749.7) Nunca se enviaron emisarios extranjeros a una raza, a menos que el pueblo en cuestión lo solicitara expresamente. Aquellos que trabajaron por la elevación y el progreso de una tribu o de una raza determinada siempre fueron nativos de esa tribu o de esa raza. Los cien no trataron de imponer a una tribu los hábitos y las costumbres de otra raza, aunque fuera superior. Siempre trabajaron pacientemente para elevar y hacer avanzar las costumbres probadas por el tiempo de cada raza. Los pueblos sencillos de Urantia trajeron sus costumbres sociales a Dalamatia, no para cambiarlas por unas prácticas nuevas y mejores, sino para mejorarlas mediante el contacto con una cultura más elevada y en asociación con unas inteligencias superiores. El proceso fue lento pero muy eficaz.
66:6.6 (750.1) Los instructores de Dalamatia trataron de añadir una selección social consciente a la selección puramente natural de la evolución biológica. No trastornaron la sociedad humana, pero sí aceleraron notablemente su evolución normal y natural. Su móvil era la progresión a través de la evolución, y no la revolución por medio de la revelación. La raza humana había necesitado miles de años para adquirir el poco de religión y de moralidad que poseía, y estos superhombres se guardaron de robarle a la humanidad estos pequeños progresos, sumiéndola en la confusión y la consternación que siempre se producen cuando unos seres superiores e instruídos emprenden la elevación de las razas atrasadas, enseñándolas e iluminándolas con exceso.
66:6.7 (750.2) Cuando los misioneros cristianos van hasta el corazón de África, donde se supone que los hijos y las hijas deben permanecer bajo el control y la dirección de sus padres mientras éstos vivan, sólo provocan la confusión y la ruptura de toda autoridad cuando intentan reemplazar esta práctica, en una sola generación, enseñando que los hijos deben liberarse de toda sujeción paternal después de cumplir los veintiún años.
66:7.1 (750.3) La sede del Príncipe, aunque era exquisitamente hermosa y estaba concebida para atemorizar a los hombres primitivos de aquella época, era en conjunto modesta. Los edificios no eran particularmente grandes, ya que estos instructores importados tenían la intención de estimular con el tiempo el desarrollo de la agricultura mediante la introducción de la ganadería. Las reservas de tierra dentro de las murallas de la ciudad eran suficientes para que los pastos y la horticultura pudieran mantener a una población de casi veinte mil habitantes.
66:7.2 (750.4) Los interiores del templo central de adoración y de las diez mansiones de los consejos de los grupos supervisores de superhombres eran en verdad hermosas obras de arte. Los edificios residenciales eran modelos de pulcritud y de limpieza, pero todo era muy sencillo y totalmente primitivo en comparación con los desarrollos posteriores. En esta sede de la cultura no se empleó ningún método que no perteneciera de manera natural a Urantia.
66:7.3 (750.5) El estado mayor corpóreo del Príncipe residía en viviendas sencillas y ejemplares, que cuidaban como hogares destinados a inspirar e impresionar favorablemente a los estudiantes observadores que residían temporalmente en el centro social y sede educativa del mundo.
66:7.4 (750.6) El orden definido de la vida familiar y la costumbre de vivir una sola familia en una sola vivienda en un lugar relativamente estable, data de estos tiempos de Dalamatia y se debe principalmente al ejemplo y las enseñanzas de los cien y sus alumnos. El hogar como unidad social nunca tuvo éxito hasta que los superhombres y las supermujeres de Dalamatia enseñaron a la humanidad a amar a sus nietos y a los hijos de sus nietos, y a hacer planes para ellos. El hombre salvaje ama a sus hijos, pero el hombre civilizado ama también a sus nietos.
66:7.5 (750.7) Los miembros del estado mayor del Príncipe vivían en parejas como padres y madres. Es cierto que no tenían hijos propios, pero los cincuenta hogares modelo de Dalamatia nunca albergaron menos de quinientos niños adoptados, escogidos entre las familias superiores de las razas andónicas y sangiks; muchos de estos niños eran huérfanos. Se beneficiaban de la disciplina y la educación de estos superpadres, y luego, después de tres años en las escuelas del Príncipe (entraban entre los trece y los quince años), eran adecuados para el matrimonio y estaban preparados para recibir su nombramiento como emisarios del Príncipe ante las tribus necesitadas de sus razas respectivas.
66:7.6 (751.1) Fad patrocinó el plan de enseñanza de Dalamatia, que se llevó a cabo mediante una escuela industrial en la que los alumnos aprendían a través de la práctica y se abrían camino realizando diariamente tareas útiles. Este plan educativo no pasaba por alto el lugar que ocupa el pensamiento y los sentimientos en el desarrollo del carácter, pero daba prioridad a la formación manual. La enseñanza era individual y colectiva. A los alumnos los enseñaban tanto los hombres como las mujeres, y los dos trabajando conjuntamente. La mitad de esta instrucción colectiva se impartía por sexos, y la otra mitad era enseñanza mixta. A los estudiantes se les enseñaba individualmente la destreza manual y se les reunía en grupos o clases para socializar. Se les educaba para que fraternizaran con los grupos más jóvenes, con los grupos de más edad y con los adultos, así como a trabajar en equipo con los de su misma edad. También se les familiarizaba con las asociaciones tales como los grupos familiares, los equipos de juego y las clases escolares.
66:7.7 (751.2) Entre los últimos estudiantes que se formaron en Mesopotamia para trabajar con sus razas respectivas se encontraban los andonitas de las tierras altas de la India occidental y algunos representantes de los hombres rojos y de los hombres azules; más tarde aún también se admitió a un pequeño número de la raza amarilla.
66:7.8 (751.3) Hap ofreció a las razas primitivas una ley moral. Este código era conocido como «el Camino del Padre» y consistía en los siete mandamientos siguientes:
66:7.9 (751.4) 1. No temerás ni servirás a ningún Dios, salvo al Padre de todos.
66:7.10 (751.5) 2. No desobedecerás al Hijo del Padre, el soberano del mundo, ni mostrarás falta de respeto por sus asociados superhumanos.
66:7.11 (751.6) 3. No mentirás cuando seas convocado ante los jueces del pueblo.
66:7.12 (751.7) 4. No matarás a hombres, mujeres o niños.
66:7.13 (751.8) 5. No robarás los bienes ni el ganado de tu prójimo.
66:7.14 (751.9) 6. No tocarás a la esposa de tu amigo.
66:7.15 (751.10) 7. No mostrarás falta de respeto por tus padres ni por los ancianos de la tribu.
66:7.16 (751.11) Ésta fue la ley de Dalamatia durante cerca de trescientos mil años. Muchas de las piedras donde se inscribió esta ley yacen actualmente bajo las aguas a la altura de las costas de Mesopotamia y Persia. Se convirtió en una costumbre retener en la memoria uno de estos mandamientos por cada día de la semana, empleándose como saludo y como acción de gracias a la hora de comer.
66:7.17 (751.12) En esta época, el tiempo se medía por meses lunares, y este período se consideraba de veintiocho días. A excepción del día y de la noche, ésta era la única medida de tiempo que conocían estos pueblos primitivos. Los instructores de Dalamatia introdujeron la semana de siete días, que tuvo su origen en el hecho de que el número siete es la cuarta parte de veintiocho. El significado del número siete en el superuniverso les proporcionó sin duda alguna la oportunidad de introducir un recordatorio espiritual en el cálculo habitual del tiempo. Pero el período semanal no tiene un origen natural.
66:7.18 (751.13) El campo estaba muy bien colonizado en un radio de ciento sesenta kilómetros alrededor de la ciudad. En las inmediaciones de la ciudad, cientos de diplomados de las escuelas del Príncipe practicaban la ganadería o llevaban a cabo de otras maneras la enseñanza que habían recibido de su estado mayor y de sus numerosos colaboradores humanos. Unos cuantos se dedicaron a la agricultura y la horticultura.
66:7.19 (751.14) La humanidad no fue destinada al duro trabajo de la agricultura como castigo por un supuesto pecado. «Comerás el fruto de los campos con el sudor de tu frente» no fue un castigo pronunciado contra el hombre por haber participado en las locuras de la rebelión de Lucifer bajo la dirección del traidor Caligastia. El cultivo de la tierra es inherente al establecimiento de una civilización progresiva en los mundos evolutivos, y este mandato fue el centro de toda la enseñanza del Príncipe Planetario y de su estado mayor durante los trescientos mil años que transcurrieron entre su llegada a Urantia y los días trágicos en que Caligastia compartió su suerte con la del rebelde Lucifer. El trabajo de la tierra no es una maldición; es más bien la bendición más elevada para todos aquellos que pueden disfrutar así de la más humana de todas las actividades humanas.
66:7.20 (752.1) Cuando estalló la rebelión, Dalamatia tenía una población permanente de casi seis mil habitantes. Esta cifra incluye a los estudiantes asiduos, pero no engloba a los visitantes ni a los observadores, que siempre ascendían a más de mil. Pero difícilmente os podéis hacer una idea de los progresos maravillosos de aquellos tiempos tan lejanos; la terrible confusión y las abyectas tinieblas espirituales que siguieron a la catástrofe de engaño y sedición de Caligastia destruyeron prácticamente todos los asombrosos logros humanos de aquella época.
66:8.1 (752.2) Cuando reflexionamos sobre la larga carrera de Caligastia, sólo encontramos una característica sobresaliente en su conducta que podría haber llamado la atención: era extremadamente individualista. Tenía la tendencia de ponerse de parte de casi todos los grupos que protestaban y simpatizaba generalmente con aquellos que expresaban con moderación sus críticas implícitas. Detectamos la aparición temprana de esta tendencia a impacientarse ante la autoridad, a ofenderse ligeramente ante todo tipo de supervisión. Aunque estuviera algo resentido por los consejos de sus mayores y fuera un poco reacio a la autoridad de sus superiores, sin embargo, cada vez que había sido sometido a una prueba, siempre se había mostrado leal a los gobernantes del universo y obediente a los mandatos de los Padres de la Constelación. Nunca se había encontrado ninguna verdadera falta en él hasta el momento de su vergonzosa traición en Urantia.
66:8.2 (752.3) Es preciso señalar que tanto a Lucifer como a Caligastia se les había informado con paciencia, y advertido con amor, acerca de sus tendencias a la crítica y del desarrollo sutil de su orgullo personal, con la correspondiente exageración del sentido de la vanidad. Pero todos estos intentos por ayudarlos habían sido malinterpretados como críticas infundadas e injerencias injustificadas en sus libertades personales. Tanto Caligastia como Lucifer estimaron que sus bondadosos consejeros actuaban con los mismos móviles reprensibles que empezaban a dominar sus propios pensamientos retorcidos y sus propios planes descaminados. Juzgaron a sus generosos consejeros según la evolución de su propio egoísmo.
66:8.3 (752.4) Desde la llegada del Príncipe Caligastia, la civilización planetaria progresó de manera bastante normal durante cerca de trescientos mil años. Aparte de ser una esfera de modificación de la vida, y por tanto sujeta a numerosas irregularidades y a episodios insólitos de fluctuaciones evolutivas, Urantia progresó de forma muy satisfactoria en su carrera planetaria hasta el momento de la rebelión de Lucifer y la traición simultánea de Caligastia. Este desatino catastrófico, así como el fracaso posterior de Adán y Eva en la realización de su misión planetaria, modificaron definitivamente toda la historia ulterior del planeta.
66:8.4 (752.5) El Príncipe de Urantia cayó en las tinieblas en el momento de la rebelión de Lucifer, precipitando así al planeta en una larga confusión. Posteriormente fue privado de su autoridad soberana mediante la acción coordinada de los gobernantes de la constelación y otras autoridades del universo. Compartió las vicisitudes inevitables del aislamiento de Urantia hasta la época de la estancia de Adán en el planeta, y contribuyó en parte al aborto del plan destinado a elevar las razas mortales mediante la inyección de la sangre vital de la nueva raza violeta — los descendientes de Adán y Eva.
66:8.5 (753.1) La encarnación como mortal de Maquiventa Melquisedek, en la época de Abraham, redujo enormemente el poder que tenía el Príncipe caído para perturbar los asuntos humanos. Y posteriormente, durante la vida de Miguel en la carne, este Príncipe traidor fue finalmente despojado de toda autoridad en Urantia.
66:8.6 (753.2) Aunque la doctrina de un demonio personal en Urantia tenía algún fundamento debido a la presencia planetaria del traidor e inicuo Caligastia, sin embargo es totalmente ficticia cuando enseña que tal «demonio» puede influir en la mente humana normal en contra de su libre elección natural. Incluso antes de la donación de Miguel en Urantia, ni Caligastia ni Daligastia fueron nunca capaces de oprimir a los mortales o de coaccionar a un individuo normal a que realizara algún acto en contra de su voluntad humana. El libre albedrío del hombre es supremo en los asuntos morales; incluso el Ajustador del Pensamiento interior se niega a obligar al hombre a que tenga un solo pensamiento o realice un solo acto en contra de la elección de su propia voluntad.
66:8.7 (753.3) Y ahora, este rebelde del reino, despojado de todo poder para perjudicar a sus antiguos súbditos, aguarda la sentencia final de los Ancianos de los Días de Uversa para todos los que participaron en la rebelión de Lucifer.
66:8.8 (753.4) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 67
67:0.1 (754.1) ES IMPOSIBLE comprender los problemas relacionados con la existencia humana en Urantia si no se tiene conocimiento de ciertas grandes épocas del pasado, principalmente del acontecimiento y las consecuencias de la rebelión planetaria. Aunque esta sublevación no dificultó gravemente el progreso de la evolución orgánica, modificó de manera notable el curso de la evolución social y del desarrollo espiritual. Esta calamidad devastadora influyó profundamente en toda la historia superfísica del planeta.
67:1.1 (754.2) Caligastia llevaba trescientos mil años encargado de Urantia cuando Satanás, el asistente de Lucifer, hizo una de sus visitas periódicas de inspección. Cuando Satanás llegó al planeta, su aspecto no se parecía en nada a vuestras caricaturas de su infame majestad. Era, y sigue siendo, un Hijo Lanonandek de gran esplendor. «Y no os maravilléis, porque el mismo Satanás es una brillante criatura de luz.»
67:1.2 (754.3) En el transcurso de esta inspección, Satanás informó a Caligastia acerca de la «Declaración de Libertad» que Lucifer tenía entonces la intención de hacer, y tal como sabemos ahora, el Príncipe aceptó traicionar al planeta en cuanto se anunciara la rebelión. Las personalidades leales del universo consideran con un desdén particular al Príncipe Caligastia por esta traición premeditada de la confianza. El Hijo Creador expresó este desprecio cuando dijo: «Te pareces a tu jefe Lucifer, y has perpetuado pecaminosamente su iniquidad. Fue un falsificador desde que empezó a exaltarse a sí mismo, porque no permanecía en la verdad.»
67:1.3 (754.4) En todo el trabajo administrativo de un universo local, ningún cargo elevado se considera más sagrado que el que se confía a un Príncipe Planetario que asume la responsabilidad del bienestar y de la dirección de los mortales evolutivos de un mundo recién habitado. De todas las formas del mal, ninguna tiene un efecto más destructivo sobre la condición de la personalidad que la traición al deber y la deslealtad hacia unos amigos confiados. Al cometer este pecado deliberado, Caligastia deformó tanto su personalidad que su mente nunca más ha sido capaz de recuperar plenamente el equilibrio.
67:1.4 (754.5) Hay muchas maneras de considerar el pecado, pero desde el punto de vista filosófico del universo, el pecado es la actitud de una personalidad que se opone deliberadamente a la realidad cósmica. El error se puede considerar como una idea falsa o una deformación de la realidad. El mal es una comprensión parcial de las realidades del universo, o una inadaptación a ellas. Pero el pecado es una resistencia intencional a la realidad divina — una elección consciente de oponerse al progreso espiritual — mientras que la iniquidad consiste en desafiar de manera abierta y persistente la realidad reconocida, y representa tal grado de desintegración de la personalidad que raya en la locura cósmica.
67:1.5 (755.1) El error indica una falta de agudeza intelectual; el mal, una deficiencia de sabiduría; el pecado, una pobreza espiritual abyecta; pero la iniquidad indica que el control de la personalidad está desapareciendo.
67:1.6 (755.2) Cuando el pecado se ha elegido tantas veces y se ha repetido tan a menudo, puede convertirse en un hábito. Los pecadores empedernidos pueden volverse fácilmente inicuos, convertirse en unos rebeldes incondicionales contra el universo y todas sus realidades divinas. Aunque se pueden perdonar todas las clases de pecados, dudamos que el inicuo arraigado pueda experimentar nunca una aflicción sincera por sus fechorías o aceptar el perdón de sus pecados.
67:2.1 (755.3) Poco después de la inspección de Satanás, cuando la administración planetaria estaba en vísperas de realizar grandes cosas en Urantia, un día a mediados del invierno de los continentes septentrionales Caligastia mantuvo una larga conversación con su asociado Daligastia, después de la cual este último convocó a los diez consejos de Urantia en sesión extraordinaria. Esta asamblea se inició con la declaración de que el Príncipe Caligastia estaba a punto de proclamarse soberano absoluto de Urantia, y exigía que todos los grupos administrativos abdicaran y pusieran todas sus funciones y poderes en manos de Daligastia, designado como fideicomisario hasta que se reorganizara el gobierno planetario y se redistribuyeran posteriormente estos cargos de autoridad administrativa.
67:2.2 (755.4) La presentación de esta asombrosa exigencia fue seguida por el llamamiento magistral de Van, presidente del consejo supremo de coordinación. Este administrador eminente y experto jurista tildó la vía que proponía Caligastia como un acto que rayaba en la rebelión planetaria, y rogó a sus compañeros que se abstuvieran de toda participación hasta que se pudiera presentar una apelación ante Lucifer, el Soberano del Sistema de Satania; y Van consiguió el apoyo de todo el estado mayor. En consecuencia, se interpuso una apelación a Jerusem y llegaron inmediatamente las órdenes designando a Caligastia como soberano supremo de Urantia y ordenando una lealtad absoluta e incondicional a sus mandatos. En respuesta a este asombroso mensaje, el noble Van contestó con su memorable discurso de siete horas en el cual acusó oficialmente a Daligastia, Caligastia y Lucifer de despreciar la soberanía del universo de Nebadon; y apeló a los Altísimos de Edentia para recibir su apoyo y su confirmación.
67:2.3 (755.5) Entretanto, los circuitos del sistema habían sido cortados; Urantia estaba aislada. Todos los grupos de vida celestial presentes en el planeta se encontraron repentinamente aislados sin ser advertidos, totalmente privados de todo consejo y asesoramiento exterior.
67:2.4 (755.6) Daligastia proclamó oficialmente a Caligastia «Dios de Urantia y supremo por encima de todos». Ante esta proclamación, la alternativa estaba clara, y cada grupo se retiró para empezar sus deliberaciones, unas discusiones destinadas a determinar finalmente la suerte de todas las personalidades superhumanas que estaban en el planeta.
67:2.5 (755.7) Los serafines, los querubines y otros seres celestiales estuvieron implicados en las decisiones de esta lucha encarnizada, de este largo y pecaminoso conflicto. Muchos grupos superhumanos que se encontraban por casualidad en Urantia en el momento de ser aislada fueron retenidos aquí, y al igual que los serafines y sus asociados, se vieron obligados a elegir entre el pecado y la rectitud — entre el camino de Lucifer y la voluntad del Padre invisible.
67:2.6 (756.1) Esta lucha continuó durante más de siete años. Las autoridades de Edentia no quisieron interferir, y no intervinieron, hasta que todas las personalidades involucradas hubieron tomado una decisión final. Fue en ese momento cuando Van y sus leales asociados recibieron la justificación y la liberación de su prolongada ansiedad y de su intolerable incertidumbre.
67:3.1 (756.2) La noticia de que la rebelión había estallado en Jerusem, la capital de Satania, fue transmitida por el consejo de los Melquisedeks. Los Melquisedeks de emergencia fueron enviados inmediatamente a Jerusem, y Gabriel se ofreció voluntariamente para actuar como representante del Hijo Creador, cuya autoridad se había desafiado. El sistema fue puesto en cuarentena, quedó aislado de sus sistemas hermanos al mismo tiempo que se anunciaba el estado de rebelión en Satania. Había «guerra en el cielo», en la sede central de Satania, y esta guerra se extendió a todos los planetas del sistema local.
67:3.2 (756.3) En Urantia, cuarenta miembros del estado mayor corpóreo de los cien (Van incluido) rehusaron unirse a la insurrección. Muchos asistentes humanos (modificados y otros) del estado mayor eran también unos valientes y nobles defensores de Miguel y del gobierno de su universo. Hubo una terrible pérdida de personalidades entre los serafines y los querubines. Cerca de la mitad de los serafines administradores y de los serafines de transición asignados al planeta se unieron a su jefe y a Daligastia apoyando la causa de Lucifer. Cuarenta mil ciento diecinueve criaturas intermedias primarias se asociaron con Caligastia, pero el resto de estos seres permaneció fiel a su deber.
67:3.3 (756.4) El Príncipe traidor reunió a las criaturas intermedias desleales y a otros grupos de personalidades rebeldes y los organizó para que ejecutaran sus órdenes, mientras que Van congregó a los intermedios leales y a otros grupos fieles, y emprendió la gran batalla para salvar al estado mayor planetario y a las otras personalidades celestiales aisladas.
67:3.4 (756.5) Durante todo el tiempo de esta lucha, los leales residieron en una colonia mal protegida y sin murallas situada a unos kilómetros al este de Dalamatia, pero sus viviendas estaban custodiadas de día y de noche por las criaturas intermedias leales siempre alertas y vigilantes, y tenían en su poder el inestimable árbol de la vida.
67:3.5 (756.6) Cuando estalló la rebelión, unos querubines y serafines leales, con la ayuda de tres intermedios fieles, asumieron la custodia del árbol de la vida, y sólo permitieron que los cuarenta leales del estado mayor y sus asociados humanos modificados comieran del fruto y de las hojas de esta planta energética. Cincuenta y seis de estos asociados andonitas modificados estaban con Van, ya que dieciséis asistentes andonitas del estado mayor desleal se habían negado a seguir a sus jefes en la rebelión.
67:3.6 (756.7) A lo largo de los siete años decisivos de la rebelión de Caligastia, Van se consagró por completo a la tarea de atender a su ejército leal de hombres, intermedios y ángeles. La perspicacia espiritual y la constancia moral que permitieron a Van conservar esta actitud inquebrantable de lealtad al gobierno del universo fueron el resultado de un pensamiento claro, un razonamiento acertado, un juicio lógico, una motivación sincera, una intención desinteresada, una lealtad inteligente, una memoria experiencial, un carácter disciplinado y la consagración incondicional de su personalidad a hacer la voluntad del Padre que está en el Paraíso.
67:3.7 (756.8) Estos siete años de espera fueron un período de examen de conciencia y de disciplina del alma. Este tipo de crisis en los asuntos de un universo demuestran la enorme influencia de la mente como factor en la elección espiritual. La educación, la formación y la experiencia son factores que intervienen en la mayoría de las decisiones vitales de todas las criaturas morales evolutivas. Pero al espíritu interior le es totalmente posible ponerse en contacto directo con los poderes que determinan las decisiones de la personalidad humana, y facultar así a la voluntad plenamente consagrada de la criatura para que lleve a cabo unos actos asombrosos de devoción leal a la voluntad y al camino del Padre que está en el Paraíso. Y esto es precisamente lo que sucedió en la experiencia de Amadón, el asociado humano modificado de Van.
67:3.8 (757.1) Amadón es el héroe humano más destacado de la rebelión de Lucifer. Este descendiente varón de Andón y Fonta fue uno de los cien que aportaron su plasma vital al estado mayor del Príncipe, y desde aquel acontecimiento siempre había estado vinculado a Van en calidad de asociado y asistente humano. Amadón eligió permanecer con su jefe durante toda esta lucha prolongada y difícil. Fue un espectáculo inspirador contemplar a este hijo de las razas evolutivas permanecer impasible ante las sofisterías de Daligastia, mientras que durante los siete años de la lucha, él y sus compañeros leales resistieron con una inquebrantable entereza a todas las enseñanzas engañosas del brillante Caligastia.
67:3.9 (757.2) Caligastia, con un máximo de inteligencia y una inmensa experiencia en los asuntos del universo, se descarrió — abrazó el pecado. Amadón, con un mínimo de inteligencia y totalmente desprovisto de experiencia universal, permaneció firme al servicio del universo y leal a su asociado. Van empleó tanto la mente como el espíritu en una magnífica y eficaz combinación de resolución intelectual y de perspicacia espiritual, logrando así un nivel experiencial de desarrollo de la personalidad del tipo más elevado que se pueda conseguir. Cuando la mente y el espíritu están plenamente unidos, poseen el potencial de crear valores superhumanos, e incluso realidades morontiales.
67:3.10 (757.3) La narración de los acontecimientos conmovedores de aquellos trágicos días sería interminable. Pero por fin la última personalidad que quedaba tomó su decisión final y entonces, sólo entonces, fue cuando llegó un Altísimo de Edentia con los Melquisedeks de emergencia para asumir la autoridad en Urantia. Los archivos panorámicos del reinado de Caligastia fueron borrados en Jerusem, y empezó la época probatoria de la rehabilitación planetaria.
67:4.1 (757.4) Cuando finalmente se pasó lista, se descubrió que los miembros corpóreos del estado mayor del Príncipe se habían alineado como sigue: Van y todo su tribunal de coordinación habían permanecido leales. Ang y tres miembros del consejo de la alimentación habían sobrevivido. Todo el consejo de la ganadería se había unido a la rebelión así como todos los consejeros encargados de vencer a los animales. Fad y cinco miembros del cuerpo docente se habían salvado. Nod y toda la comisión de la industria y el comercio se habían unido a Caligastia. Hap y toda la escuela de la religión revelada permanecían leales a Van y a su noble grupo. Lut y todo el consejo de la salud se habían perdido. El consejo de las artes y las ciencias permanecía leal en su totalidad, pero Tut y toda la comisión encargada de los gobiernos tribales se habían descarriado. Así pues, de los cien se salvaron cuarenta, y más tarde fueron trasladados a Jerusem, donde reanudaron su carrera hacia el Paraíso.
67:4.2 (757.5) Los sesenta miembros del estado mayor planetario que entraron en la rebelión eligieron a Nod como jefe. Trabajaron con entusiasmo para el Príncipe rebelde, pero pronto descubrieron que estaban privados del alimento de los circuitos vitales del sistema. Se dieron cuenta del hecho de que habían sido degradados al estado de los seres mortales. Eran en verdad superhumanos, pero al mismo tiempo materiales y mortales. En un intento por acrecentar su número, Daligastia ordenó que recurrieran inmediatamente a la reproducción sexual, sabiendo muy bien que los sesenta originales y sus cuarenta y cuatro asociados andonitas modificados estaban condenados a morir tarde o temprano. Después de la caída de Dalamatia, el estado mayor desleal emigró hacia el norte y el este. Sus descendientes fueron conocidos durante mucho tiempo como los noditas y el lugar donde vivían como «la tierra de Nod».
67:4.3 (758.1) La presencia de estos superhombres y supermujeres extraordinarios, abandonados a su suerte debido a la rebelión y que luego se unieron con los hijos y las hijas de la Tierra, dio fácilmente nacimiento a los relatos tradicionales de los dioses que descendían del cielo para casarse con los mortales. Éste fue el origen de las mil y una leyendas de naturaleza mítica, pero basadas en los hechos de los tiempos posteriores a la rebelión, que se incorporaron más adelante en los cuentos y las tradiciones folclóricas de diversos pueblos, cuyos antepasados habían participado en estos contactos con los noditas y sus descendientes.
67:4.4 (758.2) Privados del alimento espiritual, los rebeldes del estado mayor murieron finalmente de muerte natural. Una gran parte de la idolatría posterior de las razas humanas tuvo su origen en el deseo de perpetuar la memoria de estos seres sumamente respetados de la época de Caligastia.
67:4.5 (758.3) Cuando vinieron a Urantia, los cien del estado mayor habían sido separados temporalmente de sus Ajustadores del Pensamiento. Inmediatamente después de la llegada de los síndicos Melquisedeks, las personalidades leales (a excepción de Van) fueron devueltas a Jerusem y reunidas con sus Ajustadores que los esperaban. No conocemos el destino de los sesenta rebeldes del estado mayor; sus Ajustadores permanecen todavía en Jerusem. Las cosas continuarán sin duda tal como están ahora hasta que se juzgue finalmente toda la rebelión de Lucifer y se decrete el destino de todos los participantes.
67:4.6 (758.4) A unos seres como los ángeles y los intermedios les resultaba muy difícil concebir que unos brillantes dirigentes de confianza como Caligastia y Daligastia pudieran extraviarse — cometieran un pecado de traición. Aquellos seres que cayeron en el pecado — que no se sumaron a la rebelión de manera deliberada o premeditada — fueron inducidos a error por sus superiores, engañados por sus jefes en quienes confiaban. También fue fácil conseguir el apoyo de los mortales evolutivos con mentalidad primitiva.
67:4.7 (758.5) La inmensa mayoría de los seres humanos y superhumanos que fueron víctimas de la rebelión de Lucifer en Jerusem y en los diversos planetas descarriados, hace mucho tiempo que se arrepintieron sinceramente de su locura. Y creemos de verdad que todos estos penitentes sinceros serán rehabilitados de alguna manera y reintegrados en cualquier fase del servicio del universo cuando los Ancianos de los Días terminen finalmente de juzgar los asuntos de la rebelión de Satania, cosa que han emprendido recientemente.
67:5.1 (758.6) Una gran confusión reinó en Dalamatia y en sus inmediaciones durante cerca de cincuenta años después de la instigación a la rebelión. Se intentó realizar una reorganización completa y radical del mundo entero; la revolución sustituyó a la evolución como política de progreso cultural y de mejoramiento racial. Apareció un progreso repentino en el nivel cultural de los alumnos superiores parcialmente educados que residían en Dalamatia y sus alrededores; pero cuando estos métodos nuevos y radicales se intentaron aplicar a los pueblos alejados, el resultado inmediato fue una confusión indescriptible y un pandemónium racial. La libertad fue transformada rápidamente en libertinaje por los hombres primitivos medio evolucionados de aquella época.
67:5.2 (758.7) Poco después de la rebelión, todo el estado mayor de la sedición estaba defendiendo enérgicamente la ciudad contra las hordas de semisalvajes que asediaban sus murallas a consecuencia de las doctrinas de libertad que se les habían enseñado prematuramente. Unos años antes de que la hermosa sede se sumergiera bajo las aguas del sur, las tribus equivocadas y mal instruidas de las tierras interiores de Dalamatia ya se habían precipitado en un asalto semisalvaje sobre la espléndida ciudad, arrojando hacia el norte al estado mayor secesionista y sus asociados.
67:5.3 (759.1) El proyecto de Caligastia de reconstruir inmediatamente la sociedad humana de acuerdo con sus ideas sobre las libertades individuales y colectivas resultó ser un fracaso inmediato y más o menos total. La sociedad volvió a hundirse rápidamente en su antiguo nivel biológico, y la lucha por el progreso empezó en todas partes partiendo de un punto no mucho más avanzado del que se encontraba al principio del régimen de Caligastia, ya que este levantamiento había dejado al mundo en la peor de las confusiones.
67:5.4 (759.2) Ciento sesenta y dos años después de la rebelión, una marejada barrió a Dalamatia y la sede planetaria se hundió bajo las aguas del mar; esta tierra no volvió a emerger hasta que casi todos los vestigios de la noble cultura de aquellas épocas espléndidas habían desaparecido.
67:5.5 (759.3) Cuando la primera capital del mundo se sumergió, sólo albergaba a los tipos más inferiores de las razas sangiks de Urantia, unos renegados que ya habían convertido el templo del Padre en un santuario dedicado a Nog, el falso dios de la luz y el fuego.
67:6.1 (759.4) Los partidarios de Van se retiraron muy pronto a las tierras altas del oeste de la India, donde estuvieron a salvo de los ataques de las razas confundidas de las tierras bajas; desde este lugar apartado proyectaron la rehabilitación del mundo, al igual que sus antiguos predecesores badonitas habían trabajado involuntariamente en otra época por el bienestar de la humanidad, justo antes de que nacieran las tribus sangiks.
67:6.2 (759.5) Antes de la llegada de los síndicos Melquisedeks, Van puso la administración de los asuntos humanos en las manos de diez comisiones de cuatro miembros cada una, unos grupos idénticos a los del régimen del Príncipe. Los Portadores de Vida residentes más antiguos asumieron la dirección temporal de este consejo de cuarenta miembros, que funcionó durante los siete años de espera. Unos grupos similares de amadonitas asumieron estas responsabilidades cuando los treinta y nueve miembros leales del estado mayor regresaron a Jerusem.
67:6.3 (759.6) Estos amadonitas procedían del grupo de 144 andonitas leales al que pertenecía Amadón, y a los cuales había dado su nombre. Este grupo constaba de treinta y nueve hombres y ciento cinco mujeres. De todos ellos, cincuenta y seis tenían el estado de inmortalidad, y todos fueron trasladados (a excepción de Amadón) en compañía de los miembros leales del estado mayor. El resto de este noble grupo continuó en la Tierra hasta el final de sus días como mortales bajo la dirección de Van y Amadón. Fueron la levadura biológica que se multiplicó y continuó asegurando la dirección del mundo durante las largas épocas tenebrosas de la era posterior a la rebelión.
67:6.4 (759.7) Van fue dejado en Urantia hasta la época de Adán, permaneciendo como jefe titular de todas las personalidades superhumanas que ejercían sus funciones en el planeta. Él y Amadón se sustentaron durante más de ciento cincuenta mil años mediante la técnica del árbol de la vida en unión con el ministerio vital especializado de los Melquisedeks.
67:6.5 (759.8) Los asuntos de Urantia fueron administrados durante mucho tiempo por un consejo de síndicos planetarios, doce Melquisedeks confirmados por orden del gobernante decano de la constelación, el Altísimo Padre de Norlatiadek. Un consejo asesor estaba asociado con los síndicos Melquisedeks, y se componía de: uno de los asistentes leales del Príncipe caído, los dos Portadores de Vida residentes, un Hijo Trinitizado en fase de aprendizaje, un Hijo Instructor voluntario, una Brillante Estrella Vespertina de Avalon (que venía periódicamente), los jefes de los serafines y los querubines, unos consejeros procedentes de dos planetas vecinos, el director general de la vida angélica subordinada y Van, el comandante en jefe de las criaturas intermedias. Urantia fue gobernada y administrada de esta manera hasta la llegada de Adán. No es de extrañar que al valiente y leal Van se le asignara una plaza en el consejo de los síndicos planetarios que administraron durante tanto tiempo los asuntos de Urantia.
67:6.6 (760.1) Los doce síndicos Melquisedeks de Urantia realizaron una labor heroica. Preservaron los restos de la civilización y su política planetaria fue ejecutada fielmente por Van. Cerca de mil años después de la rebelión, Van había dispersado más de trescientos cincuenta grupos avanzados por el mundo. Estos puestos avanzados de la civilización estaban compuestos en gran parte por los descendientes de los andonitas leales ligeramente mezclados con las razas sangiks, sobre todo con los hombres azules, y con los noditas.
67:6.7 (760.2) A pesar del terrible retroceso provocado por la rebelión, había muchos buenos linajes biológicamente prometedores en la Tierra. Bajo la supervisión de los síndicos Melquisedeks, Van y Amadón continuaron la tarea de fomentar la evolución natural de la raza humana, haciendo progresar la evolución física del hombre hasta que ésta alcanzó el punto culminante que justificó el envío de un Hijo y una Hija Materiales a Urantia.
67:6.8 (760.3) Van y Amadón permanecieron en la Tierra hasta poco después de la llegada de Adán y Eva. Algunos años más tarde fueron trasladados a Jerusem, donde Van se reunió con su Ajustador que lo esperaba. Van trabaja ahora al servicio de Urantia mientras espera la orden de continuar el larguísimo camino hacia la perfección del Paraíso y hacia el destino no revelado del Cuerpo de la Finalidad de los Mortales que está en proceso de formación.
67:6.9 (760.4) Debemos indicar que cuando Van apeló a los Altísimos de Edentia, después de que Lucifer apoyara a Caligastia en Urantia, los Padres de la Constelación enviaron inmediatamente una resolución apoyando a Van en todos los puntos en litigio. Este veredicto no logró llegar hasta Van porque los circuitos planetarios de comunicación fueron cortados mientras se estaba transmitiendo. Hace poco tiempo que se descubrió que esta orden efectiva se encontraba alojada en un transmisor repetidor de energía, donde había quedado bloqueada desde el aislamiento de Urantia. Sin este descubrimiento, realizado gracias a las investigaciones de los intermedios de Urantia, la comunicación de esta decisión hubiera tenido que esperar a que Urantia fuera restablecida en los circuitos de la constelación. Este accidente aparente en las comunicaciones interplanetarias se produjo porque los transmisores de energía pueden recibir y transmitir la información, pero no pueden iniciar las comunicaciones.
67:6.10 (760.5) El estado legal de Van en los archivos jurídicos de Satania no se pudo clarificar, de manera efectiva y definitiva, hasta que esta orden de los Padres de Edentia fue registrada en Jerusem.
67:7.1 (760.6) Las consecuencias personales (centrípetas) del rechazo voluntario y persistente de la luz por parte de una criatura, son a la vez inevitables e individuales, y sólo incumben a la Deidad y a la criatura personal en cuestión. Esta cosecha de iniquidad, que destruye el alma, es la siega interior de la criatura volitiva inicua.
67:7.2 (761.1) Pero no sucede lo mismo con las repercusiones externas del pecado: Las consecuencias impersonales (centrífugas) por haber abrazado el pecado son a la vez inevitables y colectivas, y atañen a todas las criaturas que ejercen su actividad dentro de la zona afectada por esos acontecimientos.
67:7.3 (761.2) Cincuenta mil años después del derrumbamiento de la administración planetaria, los asuntos terrenales estaban tan desorganizados y atrasados que la raza humana había ganado muy poco con respecto a la situación evolutiva general que existía en la época de la llegada de Caligastia, trescientos cincuenta mil años antes. Se habían hecho progresos en ciertos aspectos, y se había perdido mucho terreno en otras direcciones.
67:7.4 (761.3) Los efectos del pecado no son nunca puramente locales. Los sectores administrativos de los universos son como un organismo; la condición de una personalidad debe ser compartida, hasta cierto punto, por todos. Como el pecado es una actitud de la persona con respecto a la realidad, está destinado a manifestar su cosecha negativa inherente en todos y cada uno de los niveles relacionados de valores universales. Pero las plenas consecuencias del pensamiento erróneo, de la maldad o de los proyectos pecaminosos, sólo se experimentan en el nivel de la acción misma. La transgresión de la ley universal puede ser fatal en el ámbito físico, sin implicar gravemente a la mente ni deteriorar la experiencia espiritual. El pecado sólo está cargado de consecuencias fatales para la supervivencia de la personalidad cuando representa la actitud de todo el ser, cuando significa la elección de la mente y la voluntad del alma.
67:7.5 (761.4) El mal y el pecado infligen sus consecuencias en los ámbitos materiales y sociales, e incluso a veces pueden retrasar el progreso espiritual en ciertos niveles de la realidad universal, pero el pecado de un ser determinado jamás le roba a otro ser la realización del derecho divino a la supervivencia de la personalidad. Las decisiones de la mente y la elección del alma del individuo mismo son las únicas que pueden poner en peligro la supervivencia eterna.
67:7.6 (761.5) El pecado cometido en Urantia retrasó muy poco la evolución biológica, pero tuvo el efecto de privar a las razas mortales del beneficio completo de la herencia adámica. El pecado retrasa enormemente el desarrollo intelectual, el crecimiento moral, el progreso social y la consecución espiritual de las masas. Pero no impide que cualquier persona que escoja conocer a Dios y hacer sinceramente su voluntad divina consiga el logro espiritual más elevado.
67:7.7 (761.6) Caligastia se rebeló, Adán y Eva incumplieron su deber, pero ningún mortal que ha nacido posteriormente en Urantia ha sufrido en su experiencia espiritual personal a consecuencia de estos desatinos. Todos los mortales que han nacido en Urantia después de la rebelión de Caligastia han sido perjudicados de alguna manera en el tiempo, pero el bienestar futuro de sus almas jamás ha corrido el menor peligro en la eternidad. A ninguna persona se le obliga nunca a sufrir una privación espiritual esencial a causa del pecado de otra. El pecado es totalmente personal en lo que se refiere a la culpabilidad moral o a las consecuencias espirituales, a pesar de sus extensas repercusiones en los ámbitos administrativos, intelectuales y sociales.
67:7.8 (761.7) Aunque no podemos comprender la sabiduría que permite estas catástrofes, siempre podemos discernir los efectos benéficos de estos desórdenes locales a medida que se reflejan en el universo en general.
67:8.1 (761.8) Muchos seres valientes se opusieron a la rebelión de Lucifer en los diversos mundos de Satania; pero los archivos de Salvington describen a Amadón como el personaje más sobresaliente de todo el sistema por su glorioso rechazo a los torrentes de sedición y por su devoción inquebrantable a Van — los dos permanecieron inamovibles en su lealtad a la supremacía del Padre invisible y a la de su Hijo Miguel.
67:8.2 (762.1) En la época de estos importantes acontecimientos yo estaba destinado en Edentia, y todavía tengo conciencia de la alegría que experimenté cuando examiné las transmisiones de Salvington que contaban, día tras día, la increíble firmeza, la devoción trascendente y la exquisita lealtad de este antiguo semisalvaje surgido del linaje original y experimental de la raza andónica.
67:8.3 (762.2) Desde Edentia hasta Uversa, pasando por Salvington, y durante siete largos años, la primera pregunta de todos los seres celestiales subordinados con respecto a la rebelión de Satania era una y otra vez: «¿Qué sucede con Amadón de Urantia, continúa inamovible?»
67:8.4 (762.3) Si la rebelión de Lucifer ha perjudicado al sistema local y a sus mundos caídos, si la pérdida de este Hijo y de sus asociados descarriados ha obstaculizado temporalmente el progreso de la constelación de Norlatiadek, considerad por el contrario el efecto que tuvo la extensa exposición de la actuación inspiradora de este hijo único de la naturaleza y de su grupo resuelto de 143 camaradas, que abogaron inquebrantablemente por los conceptos más elevados de la gestión y la administración del universo, a pesar de la formidable presión adversa que ejercían sus superiores desleales. Permitidme aseguraros que esto ya ha hecho mucho más bien en el universo de Nebadon y el superuniverso de Orvonton, que lo que pueda pesar la suma total de todo el mal y la aflicción de la rebelión de Lucifer.
67:8.5 (762.4) Todo lo anterior ilustra de manera exquisitamente conmovedora y extraordinariamente magnífica la sabiduría del plan universal del Padre consistente en movilizar el Cuerpo de la Finalidad de los Mortales en el Paraíso, y en reclutar gran parte de este inmenso grupo de servidores misteriosos del futuro en la arcilla corriente de los mortales en progreso ascendente — precisamente en unos mortales como el inquebrantable Amadón.
67:8.6 (762.5) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 68
68:0.1 (763.1) HE AQUÍ el comienzo de la narración de la larguísima lucha hacia adelante de la especie humana, partiendo de un estado apenas mejor que el de la existencia animal, y pasando por las épocas intermedias hasta llegar a los tiempos más recientes durante los cuales una civilización real, aunque imperfecta, se ha desarrollado entre las razas superiores de la humanidad.
68:0.2 (763.2) La civilización es una adquisición racial; no es inherente a la biología; por eso todos los niños deben criarse en un entorno de cultura, mientras que la juventud de cada generación sucesiva debe recibir de nuevo su educación. Las cualidades superiores de la civilización — científicas, filosóficas y religiosas — no se transmiten de una generación a otra por herencia directa. Estos logros culturales sólo se pueden preservar mediante la conservación inteligente de la herencia social.
68:0.3 (763.3) Los instructores de Dalamatia introdujeron la evolución social de tipo cooperativo, y durante trescientos mil años, la humanidad fue educada en la idea de las actividades colectivas. El hombre azul se benefició más que los demás de estas primeras enseñanzas sociales, el hombre rojo hasta cierto punto, y el hombre negro menos que los demás. En tiempos más recientes, las razas amarilla y blanca han manifestado el desarrollo social más avanzado de Urantia.
68:1.1 (763.4) Cuando los hombres tienen que vivir estrechamente unidos, a menudo aprenden a amarse mutuamente, pero el hombre primitivo no rebosaba por naturaleza de sentimientos fraternales ni del deseo de tener contactos sociales con sus semejantes. Las razas primitivas aprendieron más bien a través de experiencias dolorosas que «la unión hace la fuerza»; y esta falta de atracción fraternal natural es la que obstaculiza actualmente la realización inmediata de la fraternidad entre los hombres en Urantia.
68:1.2 (763.5) La asociación se convirtió pronto en el precio de la supervivencia. El hombre solitario estaba indefenso, a menos que llevara una marca tribal que demostrara que pertenecía a un grupo, el cual se vengaría indudablemente de cualquier ataque contra él. Incluso en la época de Caín resultaba muy peligroso salir solo al exterior sin llevar alguna marca de asociación a un grupo. La civilización se ha convertido en el seguro del hombre contra una muerte violenta, y las primas que hay que pagar son el sometimiento a las numerosas exigencias legales de la sociedad.
68:1.3 (763.6) La sociedad primitiva se fundó así sobre las necesidades recíprocas y sobre el aumento de la seguridad que proporcionaba la asociación. La sociedad humana ha evolucionado durante ciclos milenarios como consecuencia de este temor al aislamiento y gracias a una cooperación ofrecida a disgusto.
68:1.4 (763.7) Los seres humanos primitivos aprendieron pronto que los grupos son mucho más grandes y más fuertes que la simple suma de los individuos que los componen. Cien hombres unidos y trabajando al unísono pueden mover una piedra muy grande; una veintena de guardianes de la paz bien entrenados pueden contener a una muchedumbre enfurecida. Así es como nació la sociedad, no de una simple asociación numérica, sino más bien como consecuencia de la organización de unos cooperadores inteligentes. Pero la cooperación no es una característica natural del hombre; éste aprende a cooperar, en primer lugar, a causa del miedo, y más tarde porque descubre que es muy beneficioso para hacer frente a las dificultades del tiempo y para protegerse contra los supuestos peligros de la eternidad.
68:1.5 (764.1) Los pueblos que pronto se organizaron así en una sociedad primitiva tuvieron más éxito en su lucha contra la naturaleza así como en su defensa contra sus semejantes; tenían mayores posibilidades de supervivencia; de ahí que la civilización haya progresado continuamente en Urantia, a pesar de sus múltiples retrocesos. Hasta ahora, el hecho de que los numerosos desatinos del hombre no hayan conseguido detener ni destruir la civilización humana se debe únicamente a que el valor de la supervivencia aumenta por medio de la asociación.
68:1.6 (764.2) La sociedad cultural contemporánea es más bien un fenómeno reciente, y este hecho está bien demostrado en la supervivencia actual de unas condiciones sociales tan primitivas como las que caracterizan a los aborígenes australianos y a los bosquimanos y pigmeos de África. Entre estos pueblos atrasados se puede observar algo de la antigua hostilidad tribal, la desconfianza personal y otros rasgos extremadamente antisociales tan característicos de todas las razas primitivas. Estos restos deplorables de los pueblos asociales de los tiempos antiguos atestiguan elocuentemente el hecho de que la tendencia individualista natural del hombre no puede competir con éxito con las organizaciones y asociaciones más potentes y poderosas que promueven el progreso social. Estas razas antisociales atrasadas y desconfiadas, que hablan un dialecto diferente cada sesenta u ochenta kilómetros, demuestran en qué tipo de mundo estaríais viviendo ahora si no hubiera sido por las enseñanzas combinadas del estado mayor corpóreo del Príncipe Planetario y los trabajos posteriores del grupo adámico de mejoradores raciales.
68:1.7 (764.3) La expresión moderna «regreso a la naturaleza» es una ilusión de la ignorancia, una creencia en la realidad de una antigua «edad de oro» ficticia. La única base que tiene la leyenda de la edad de oro es el hecho histórico de la existencia de Dalamatia y del Edén. Pero aquellas sociedades mejoradas estaban lejos de haber realizado los sueños utópicos.
68:2.1 (764.4) La sociedad civilizada es el resultado de los primeros esfuerzos del hombre por superar su aversión al aislamiento. Pero esto no indica necesariamente un afecto mutuo; y el estado turbulento actual de ciertos grupos primitivos ilustra muy bien las dificultades que tuvieron que vencer las primeras tribus. Pero aunque los individuos de una civilización puedan chocar entre sí y luchar entre ellos, y aunque la civilización misma pueda parecer un conjunto inconsistente de esfuerzos y de luchas, manifiesta de hecho un esfuerzo decidido, y no la monotonía mortal del estancamiento.
68:2.2 (764.5) Aunque el nivel de inteligencia ha contribuido considerablemente al ritmo del progreso cultural, la sociedad está fundamentalmente concebida para disminuir el elemento riesgo en el modo de vivir del individuo, y ha progresado con la misma rapidez que ha logrado disminuir el dolor y aumentar el elemento placer en la vida. Todo el cuerpo social avanza así lentamente hacia la meta de su destino — la supervivencia o la extinción — dependiendo de que esa meta sea la preservación de sí o la satisfacción propia. La preservación de sí da origen a la sociedad, mientras que el exceso de satisfacciones personales destruye la civilización.
68:2.3 (764.6) La sociedad se ocupa de perpetuarse, de conservarse y de satisfacerse, pero la autorrealización humana es digna de convertirse en el objetivo inmediato de muchos grupos culturales.
68:2.4 (765.1) El instinto gregario del hombre sencillo apenas es suficiente para explicar el desarrollo de una organización social como la que existe actualmente en Urantia. Aunque esta tendencia gregaria innata yace en la base de la sociedad humana, una gran parte de la sociabilidad del hombre es adquirida. El hambre y el deseo sexual fueron las dos grandes influencias que contribuyeron a que los seres humanos se asociaran pronto; el hombre comparte estos impulsos instintivos con el mundo animal. La vanidad y el temor, y más concretamente el miedo a los fantasmas, fueron otras dos emociones que empujaron a los seres humanos a unirse y a mantenerse unidos.
68:2.5 (765.2) La historia no es más que la narración de la lucha milenaria del hombre por la comida. El hombre primitivo sólo pensaba cuando tenía hambre; guardar la comida fue su primer acto de abnegación, de autodisciplina. Con el desarrollo de la sociedad, el hambre dejó de ser el único motivo para asociarse mutuamente. Otros muchos tipos de hambre, la satisfacción de diversas necesidades, condujeron a una asociación más estrecha de la humanidad. Pero la sociedad de hoy es inestable debido al crecimiento excesivo de unas supuestas necesidades humanas. La civilización occidental del siglo veinte se queja de cansancio bajo la enorme sobrecarga del lujo y la multiplicación desordenada de los deseos y anhelos humanos. La sociedad moderna sufre la tensión de una de sus fases más peligrosas debido a una extensa interasociación y a una interdependencia extremadamente complicada.
68:2.6 (765.3) La presión social del hambre, la vanidad y el miedo a los fantasmas era continua, pero el placer sexual era transitorio e irregular. El deseo sexual por sí solo no impulsó a los hombres y mujeres primitivos a asumir las pesadas cargas del mantenimiento de un hogar. El hogar primitivo estaba fundado en el desasosiego sexual que experimentaba el varón cuando estaba privado de satisfacciones frecuentes, y en el abnegado amor maternal de la mujer, que ésta comparte en cierta medida con las hembras de todos los animales superiores. La presencia de un bebé indefenso determinó la primera diferenciación entre las actividades masculinas y femeninas; la mujer tenía que mantener una residencia fija donde poder cultivar la tierra. Y desde los tiempos más primitivos, el lugar donde se halla la mujer siempre ha sido considerado como el hogar.
68:2.7 (765.4) De este modo, la mujer pronto se volvió indispensable para el sistema social en evolución, no tanto a causa de una pasión sexual efímera como a consecuencia de la necesidad de comida; la mujer era una asociada esencial para poder alimentarse. Era una proveedora de alimentos, una bestia de carga y una compañera que podía soportar grandes abusos sin resentimientos violentos, y además de todas estas características deseables, era un medio siempre presente de satisfacción sexual.
68:2.8 (765.5) Casi todos los valores duraderos de la civilización tienen sus raíces en la familia. La familia fue el primer grupo pacífico con éxito, pues el hombre y la mujer aprendieron a ajustar sus antagonismos al mismo tiempo que enseñaban a sus hijos ocupaciones pacíficas.
68:2.9 (765.6) La función del matrimonio, en la evolución, es asegurar la supervivencia de la raza, y no simplemente realizar la felicidad personal; la preservación y la perpetuación de sí mismo son los verdaderos objetivos del hogar. El placer personal es secundario y no es esencial salvo como estímulo para asegurar la asociación entre los sexos. La naturaleza exige la supervivencia, pero las artes de la civilización continúan acrecentando los placeres del matrimonio y las satisfacciones de la vida familiar.
68:2.10 (765.7) Si ampliamos la noción de vanidad hasta incluir el orgullo, la ambición y el honor, entonces podremos discernir no solamente la manera en que estas tendencias contribuyen a la formación de las asociaciones humanas, sino también cómo mantienen unidos a los hombres, puesto que estas emociones son inútiles sin un público ante quien poder alardear. A la vanidad se le unieron pronto otras emociones e impulsos que necesitaban un campo social donde poder exhibirse y satisfacerse. Este grupo de emociones dio nacimiento a las primeras manifestaciones de todas las artes, ceremoniales, y a todas las formas de juegos deportivos y competiciones.
68:2.11 (766.1) La vanidad contribuyó poderosamente al nacimiento de la sociedad; pero en el momento de estas revelaciones, los esfuerzos tortuosos de una generación jactanciosa amenazan con anegar y sumergir toda la complicada estructura de una civilización extremadamente especializada. Hace mucho tiempo que la necesidad de placer ha sustituido al hambre; los objetivos sociales legítimos de la preservación de sí se están transformando rápidamente en unas formas viles y amenazadoras de satisfacción egoísta. La preservación de sí edifica la sociedad; la satisfacción egoísta desenfrenada destruye infaliblemente la civilización.
68:3.1 (766.2) Los deseos primitivos produjeron la sociedad original, pero el miedo a los fantasmas la mantuvo unida y confirió a su existencia un aspecto extrahumano. El miedo corriente tenía un origen fisiológico: miedo al dolor físico, al hambre insatisfecha o a alguna calamidad terrestre; pero el miedo a los fantasmas era una clase de terror nueva y suprema.
68:3.2 (766.3) El factor individual más importante en la evolución de la sociedad humana fue probablemente soñar con fantasmas. Aunque la mayoría de los sueños inquietaba profundamente a la mente primitiva, soñar con fantasmas aterrorizó realmente a los hombres primitivos, y estos soñadores supersticiosos se echaron los unos en brazos de los otros dispuestos a asociarse en serio para protegerse mutuamente contra los peligros imaginarios, vagos e invisibles, del mundo de los espíritus. Soñar con fantasmas fue una de las primeras diferencias que aparecieron entre la mente animal y la mente humana. Los animales no se imaginan la supervivencia después de la muerte.
68:3.3 (766.4) A excepción de este factor de los fantasmas, toda la sociedad se construyó sobre las necesidades fundamentales y los instintos biológicos básicos. Pero el miedo a los fantasmas introdujo un nuevo factor en la civilización, un miedo que trascendía las necesidades elementales del individuo y que se elevaba muy por encima incluso de las luchas por conservar el grupo. El terror a los espíritus de los difuntos reveló una nueva y asombrosa forma de miedo, un terror espantoso y poderoso que contribuyó a fustigar a las clases sociales relajadas de los primeros tiempos para convertirlas en los grupos primitivos más completamente disciplinados y mejor controlados de los tiempos antiguos. Esta superstición insensata, que todavía sobrevive en parte, preparó la mente de los hombres, a través del miedo supersticioso a lo irreal y a lo sobrenatural, para el descubrimiento posterior del «temor al Señor, que es el comienzo de la sabiduría». Los miedos infundados de la evolución están destinados a ser sustituidos por el temor a la Deidad inspirado por la revelación. El culto primitivo del miedo a los fantasmas se convirtió en un poderoso lazo social, y desde aquel día tan lejano la humanidad siempre se ha estado más o menos esforzando por alcanzar la espiritualidad.
68:3.4 (766.5) El hambre y el amor obligaron a los hombres a juntarse; la vanidad y el miedo a los fantasmas los mantuvieron unidos. Pero estas emociones por sí solas, sin la influencia de las revelaciones que promueven la paz, son incapaces de soportar las tensiones de las desconfianzas e irritaciones de las interasociaciones humanas. Sin la ayuda de las fuentes superhumanas, la tensión social estalla cuando alcanza ciertos límites, y estas mismas influencias que movilizan a la sociedad — el hambre, el amor, la vanidad y el miedo — se conjuran para sumergir a la humanidad en la guerra y el derramamiento de sangre.
68:3.5 (766.6) La tendencia a la paz de la raza humana no es una dotación natural; tiene su origen en las enseñanzas de la religión revelada, en la experiencia acumulada de las razas progresivas, y principalmente en las enseñanzas de Jesús, el Príncipe de la Paz.
68:4.1 (767.1) Todas las instituciones sociales modernas proceden de la evolución de las costumbres primitivas de vuestros antepasados salvajes; los convencionalismos de hoy son las costumbres modificadas y ampliadas de ayer. Lo que el hábito es para el individuo, la costumbre lo es para el grupo; y las costumbres de los grupos se convierten en culturas populares o en tradiciones tribales — en los convencionalismos de las masas. Todas las instituciones de la sociedad humana actual tienen su origen humilde en estos primeros comienzos.
68:4.2 (767.2) Debe recordarse que las costumbres tuvieron su origen en el esfuerzo por adaptar la vida de los grupos a las condiciones de la existencia colectiva; las costumbres fueron la primera institución social del hombre. Todas estas reacciones tribales surgieron del esfuerzo por evitar el dolor y la humillación, procurando al mismo tiempo disfrutar del placer y del poder. El origen de las culturas populares, al igual que el origen de las lenguas, siempre es inconsciente y no deliberado, y por lo tanto siempre está envuelto en un velo de misterio.
68:4.3 (767.3) El miedo a los fantasmas condujo al hombre primitivo a imaginar lo sobrenatural, y estableció así unas bases sólidas para las poderosas influencias sociales de la ética y la religión, que a su vez preservaron intactas, de generación en generación, las costumbres y tradiciones de la sociedad. Al principio, la única cosa que estableció y cristalizó las costumbres fue la creencia de que los difuntos deseaban conservar celosamente la manera de vivir y de morir que habían tenido; por consiguiente, enviarían un castigo terrible a los mortales vivos que se atrevieran a tratar con un desprecio negligente las reglas de vida que ellos habían respetado cuando vivían en la carne. Todo esto está perfectamente ilustrado en la veneración que la raza amarilla tiene actualmente por sus antepasados. La religión primitiva que se desarrolló más tarde reforzó enormemente el miedo a los fantasmas mediante la estabilización de las costumbres, pero la civilización en progreso ha liberado cada vez más a la humanidad de la servidumbre del miedo y de la esclavitud de la superstición.
68:4.4 (767.4) Antes de las enseñanzas liberadoras y liberalizadoras de los instructores de Dalamatia, el hombre antiguo era una víctima indefensa del ritual de las costumbres; el salvaje primitivo estaba rodeado de un ceremonial interminable. Todo lo que hacía desde el momento en que se despertaba por la mañana hasta la hora de dormirse en su caverna por la noche, tenía que hacerlo exactamente de una manera determinada — de acuerdo con la cultura popular de su tribu. Era un esclavo de la tiranía de la usanza; su vida no contenía nada libre, espontáneo ni original. No había ningún progreso natural hacia una existencia mental, moral o social superior.
68:4.5 (767.5) El hombre primitivo estaba extremadamente sujeto a la costumbre; el salvaje era un verdadero esclavo de la usanza; pero de vez en cuando surgieron diferentes tipos de personas que se atrevieron a introducir nuevas maneras de pensar y mejores métodos de vida. Sin embargo, la inercia del hombre primitivo constituye el freno de seguridad biológico contra la acción de precipitarse demasiado repentinamente en las inadaptaciones ruinosas de una civilización que progresa demasiado deprisa.
68:4.6 (767.6) Sin embargo, estas costumbres no son un mal absoluto; su evolución debe continuar. Emprender su modificación global mediante una revolución radical es casi fatal para la continuación de la civilización. La costumbre ha sido el hilo de continuidad que ha mantenido unida a la civilización. El sendero de la historia humana está sembrado de restos de costumbres desechadas y de prácticas sociales obsoletas; pero ninguna civilización que haya abandonado sus costumbres ha perdurado, a menos que haya adoptado unas costumbres mejores y más adecuadas.
68:4.7 (767.7) La supervivencia de una sociedad depende principalmente de la evolución progresiva de sus costumbres. El proceso de la evolución de las costumbres surge del deseo de experimentar; se proponen ideas nuevas — y se origina la rivalidad. Una civilización que progresa abraza las ideas avanzadas y perdura; el tiempo y las circunstancias seleccionan finalmente al grupo más apto para sobrevivir. Pero esto no significa que cada uno de los distintos cambios aislados en la composición de la sociedad humana haya sido para mejorar. ¡No! ¡Claro que no!, pues ha habido muchísimos retrocesos en la larga lucha de la civilización de Urantia por el progreso.
68:5.1 (768.1) La tierra es el teatro de la sociedad; los hombres son los actores. El hombre debe adaptar constantemente su forma de actuar para ajustarse a las condiciones de la tierra. La evolución de las costumbres depende siempre de la proporción entre el hombre y la tierra. Esto es cierto, aunque sea difícil discernirlo. Las técnicas del hombre para utilizar el territorio, o artes para sustentarse, más su nivel de vida, son iguales a la suma total de las culturas populares, de las costumbres. Y la suma de la adaptación del hombre a las exigencias de la vida es igual a su civilización cultural.
68:5.2 (768.2) Las primeras culturas humanas aparecieron a lo largo de los ríos del hemisferio oriental, y hubo cuatro grandes etapas en la marcha hacia adelante de la civilización, a saber:
68:5.3 (768.3) 1. La etapa de la recogida. La coacción alimenticia, el hambre, condujo a la primera forma de organización industrial, a las filas primitivas para recoger alimentos. A veces, estas filas de caminantes hambrientos que atravesaban una región rebuscando alimentos medían quince kilómetros de longitud. Fue la etapa de la cultura nómada primitiva y es la forma de vida que siguen actualmente los bosquimanos de África.
68:5.4 (768.4) 2. La etapa de la caza. La invención de los utensilios para defenderse permitió al hombre convertirse en cazador y liberarse así considerablemente de la esclavitud de la comida. Un andonita reflexivo que se había magullado gravemente el puño en un violento combate redescubrió la idea de utilizar un largo palo en lugar de su brazo, y un trozo de duro sílex atado con tendones en la punta para reemplazar el puño. Muchas tribus hicieron descubrimientos independientes de esta índole, y estas diversas formas de martillos representaron uno de los grandes pasos hacia adelante de la civilización humana. En la actualidad, algunos indígenas australianos no han progresado mucho más allá de esta etapa.
68:5.5 (768.5) Los hombres azules se convirtieron en unos cazadores y tramperos expertos; cercaban los ríos y atrapaban grandes cantidades de peces, desecando el excedente para utilizarlo durante el invierno. Se empleaban muchas formas de cepos y trampas ingeniosos para atrapar las presas, pero las razas más primitivas no cazaban los animales más grandes.
68:5.6 (768.6) 3. La etapa del pastoreo. La domesticación de los animales hizo posible esta fase de la civilización. Los árabes y los indígenas de África figuran entre los pueblos pastores más recientes.
68:5.7 (768.7) La vida pastoril permitió un alivio adicional de la esclavitud de la comida; el hombre aprendió a vivir de los beneficios de su capital, del aumento de sus rebaños, y esto le proporcionó más tiempo libre para la cultura y el progreso.
68:5.8 (768.8) La sociedad prepastoril había sido una sociedad de cooperación entre los sexos, pero la diseminación de la ganadería sumió a la mujer en un abismo de esclavitud social. En las épocas más primitivas, el hombre tenía la obligación de garantizar la alimentación animal, y la mujer tenía la ocupación de proporcionar los comestibles vegetales. Por consiguiente, la dignidad de la mujer cayó enormemente cuando el hombre entró en la era pastoril de su existencia. La mujer tenía que continuar trabajando para producir los alimentos vegetales necesarios para la vida, mientras que el hombre sólo necesitaba recurrir a sus rebaños para proporcionar abundante comida animal. El hombre se volvió así relativamente independiente de la mujer; y la situación de la mujer declinó continuamente durante toda la época pastoril. Hacia el final de este período, la mujer apenas era más que un animal humano, relegada a trabajar y a dar a luz a la descendencia humana, en gran medida tal como se esperaba que los animales del rebaño trabajaran y parieran sus crías. Los hombres de la época pastoril tenían un gran amor por su ganado, y es aún más lamentable que no hayan sabido desarrollar un afecto más profundo por sus esposas.
68:5.9 (769.1) 4. La etapa agrícola. Esta era se originó debido a la aclimatación de las plantas, y representa el tipo más elevado de civilización material. Tanto Caligastia como Adán se esforzaron por enseñar la horticultura y la agricultura. Adán y Eva fueron horticultores y no pastores, pues el cultivo de la huerta era una forma avanzada de cultura en aquellos tiempos. El cultivo de las plantas ejerce una influencia ennoblecedora sobre todas las razas de la humanidad.
68:5.10 (769.2) La agricultura multiplicó por más de cuatro veces la proporción entre las tierras y los hombres en el mundo. Puede combinarse con las ocupaciones pastoriles de la etapa cultural anterior. Cuando las tres etapas se superponen, los hombres cazan y las mujeres cultivan la tierra.
68:5.11 (769.3) Siempre ha habido fricciones entre los pastores y los labradores. El cazador y el pastor eran belicosos, guerreros; el agricultor es más pacífico. El trato con los animales sugiere la lucha y la fuerza; la relación con las plantas inculca la paciencia, el sosiego y la paz. La agricultura y la industria son las actividades de la paz. Pero la debilidad de las dos, como actividades sociales mundiales, es que carecen de emoción y de aventura.
68:5.12 (769.4) La sociedad humana ha evolucionado desde la etapa de la caza, pasando por la de los pastores, hasta la etapa territorial de la agricultura. Cada etapa de esta civilización progresiva estuvo acompañada de una disminución constante del nomadismo; el hombre empezó a vivir cada vez más en el hogar.
68:5.13 (769.5) En la actualidad, la industria complementa a la agricultura, con el consiguiente aumento de la urbanización y la multiplicación de los grupos no agrícolas entre las clases de ciudadanos. Pero una era industrial no puede esperar sobrevivir si sus dirigentes no logran reconocer que los desarrollos sociales, incluso los más elevados, deben siempre descansar sobre una base agrícola sana.
68:6.1 (769.6) El hombre es una criatura de la tierra, un hijo de la naturaleza; por mucho ardor que ponga en intentar liberarse de la tierra, a fin de cuentas puede estar seguro de que no lo logrará. «Polvo eres y al polvo volverás» se aplica al pie de la letra a toda la humanidad. La lucha básica del hombre era, es y siempre será por la tierra. Las primeras asociaciones sociales de seres humanos primitivos tuvieron por objetivo ganar estas batallas por la tierra. La proporción entre la tierra y el hombre es la base de toda la civilización social.
68:6.2 (769.7) La inteligencia del hombre acrecentó el rendimiento de la tierra por medio de las artes y las ciencias; al mismo tiempo, el aumento natural de su descendencia se pudo controlar un poco, y así se dispuso de los medios para subsistir y del tiempo libre para construir una civilización cultural.
68:6.3 (769.8) La sociedad humana está regulada por una ley que decreta que la población debe variar en proporción directa a las artes de la tierra y en proporción inversa a un nivel de vida determinado. A lo largo de todas estas épocas primitivas, mucho más que en la actualidad, la ley de la oferta y la demanda, en lo concerniente a los hombres y la tierra, determinaba el valor aproximado de los dos. Durante los períodos en que las tierras abundaban — territorios despoblados — la necesidad de hombres era grande, y por consiguiente el valor de la vida humana era muy elevado; de ahí que las pérdidas de vidas fueran consideradas con más horror. Durante los períodos de escasez de tierras y de la correspondiente superpoblación, el precio de la vida humana era comparativamente más bajo, de manera que la guerra, el hambre y la peste se consideraban con menos inquietud.
68:6.4 (770.1) Cuando disminuye el rendimiento de la tierra o aumenta la población, la inevitable lucha comienza de nuevo, y los peores rasgos de la naturaleza humana emergen a la superficie. El aumento del rendimiento de la tierra, la extensión de las artes mecánicas y la reducción de la población tienden a fomentar el desarrollo del lado mejor de la naturaleza humana.
68:6.5 (770.2) Una sociedad de pioneros produce obreros no cualificados; las bellas artes y el verdadero progreso científico, junto con la cultura espiritual, han prosperado mejor en los centros habitados más grandes, cuando han estado sostenidos por una población agrícola e industrial ligeramente por debajo de la proporción entre la tierra y el hombre. Las ciudades siempre multiplican el poder de sus habitantes para bien o para mal.
68:6.6 (770.3) El nivel de vida siempre ha influido sobre el tamaño de la familia. Cuanto más alto es el nivel más pequeña es la familia, hasta que se llega al punto en que la familia se estabiliza o se extingue gradualmente.
68:6.7 (770.4) A lo largo de todos los tiempos, los niveles de vida han determinado la calidad de una población sobreviviente en contraste con la simple cantidad. Los niveles de vida de una clase local dan nacimiento a nuevas castas sociales, a nuevas costumbres. Cuando los niveles de vida se vuelven demasiado complicados o excesivamente lujosos, tienden rápidamente al suicidio. Las castas son el resultado directo de la intensa presión social de una fuerte competencia producida por la densidad de la población.
68:6.8 (770.5) Las razas primitivas recurrieron a menudo a prácticas destinadas a restringir la población; todas las tribus primitivas mataban a los niños deformes o enfermizos. Antes de la época en que se compraban a las esposas, a las recién nacidas las mataban con frecuencia. A los niños los estrangulaban a veces al nacer, pero el método favorito era el abandono. El padre de unos gemelos insistía generalmente para que se matara a uno de los dos, porque se creía que los nacimientos múltiples eran causados por la magia o la infidelidad. Sin embargo, a los gemelos del mismo sexo se les perdonaba generalmente la vida. Aunque estos tabúes sobre los gemelos fueron en otro tiempo casi universales, nunca formaron parte de las costumbres de los andonitas; estos pueblos siempre consideraron a los gemelos como presagios de buena suerte.
68:6.9 (770.6) Muchas razas aprendieron la técnica del aborto, y esta práctica se volvió muy común después de que se estableciera el tabú sobre el alumbramiento entre las no casadas. Las solteras tuvieron durante mucho tiempo la costumbre de matar a sus hijos, pero entre los grupos más civilizados estos hijos ilegítimos se ponían bajo la tutela de la madre de la joven. Muchos clanes primitivos estuvieron a punto de exterminarse debido a la práctica conjunta del aborto y el infanticidio. Sin embargo, a pesar de los dictados de las costumbres, a muy pocos niños les quitaban la vida una vez que habían sido amamantados — el amor maternal es demasiado fuerte.
68:6.10 (770.7) En el siglo veinte sobreviven todavía algunos restos de estas regulaciones primitivas de la población. Existe una tribu en Australia donde las madres se niegan a criar a más de dos o tres hijos. No hace mucho tiempo, una tribu caníbal se comía a cada quinto hijo que nacía. En Madagascar, algunas tribus siguen matando a todos los niños que nacen durante ciertos días nefastos, ocasionando la muerte de casi el veinticinco por ciento de todos los recién nacidos.
68:6.11 (770.8) Desde el punto de vista mundial, la superpoblación nunca ha sido un grave problema en el pasado, pero si las guerras disminuyen y la ciencia controla cada vez más las enfermedades humanas, puede convertirse en un problema serio en el futuro cercano. En ese momento se presentará la gran prueba de sabiduría para los dirigentes del mundo. Los gobernantes de Urantia ¿tendrán la perspicacia y la valentía de fomentar la multiplicación de los seres humanos de tipo medio o estabilizados, en lugar de favorecer la de los grupos extremos compuestos por los que son superiores a la normalidad y por los grupos cada vez más grandes de seres inferiores a la normalidad? Se debería fomentar el hombre normal; él es la espina dorsal de la civilización y la fuente de los genios mutantes de la raza. El hombre inferior a la normalidad debería estar sujeto al control de la sociedad; no se deberían tener más de los que se necesitan para atender los niveles inferiores de la industria, aquellas tareas que requieren una inteligencia por encima del nivel animal, pero que precisan unos esfuerzos tan pequeños que resultan una verdadera esclavitud y una servidumbre para los tipos superiores de la humanidad.
68:6.12 (771.1) [Presentado por un Melquisedek destinado en otro tiempo en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 69
69:0.1 (772.1) EN el plano emocional, el hombre trasciende a sus antepasados animales por su capacidad para apreciar el humor, el arte y la religión. En el plano social, el hombre muestra su superioridad fabricando herramientas, comunicándose con los demás y estableciendo instituciones.
69:0.2 (772.2) Cuando los seres humanos mantienen sus grupos sociales durante mucho tiempo, estos colectivos siempre ocasionan la creación de ciertas tendencias a la actividad que culminan en la institucionalización. La mayoría de las instituciones del hombre han demostrado que economizan trabajo y al mismo tiempo contribuyen en cierta medida a mejorar la seguridad colectiva.
69:0.3 (772.3) El hombre civilizado está muy orgulloso del carácter, la estabilidad y la continuidad de sus instituciones establecidas, pero todas las instituciones humanas son simplemente las costumbres acumuladas del pasado, tal como han sido conservadas por los tabúes y dignificadas por la religión. Estos legados se convierten en tradiciones, y las tradiciones se transforman finalmente en convenciones.
69:1.1 (772.4) Todas las instituciones humanas sirven para alguna necesidad social, pasada o presente, aunque su desarrollo excesivo resta méritos infaliblemente al individuo, eclipsando su personalidad y disminuyendo sus iniciativas. El hombre debería controlar sus instituciones, en lugar de dejarse dominar por estas creaciones de la civilización en progreso.
69:1.2 (772.5) Las instituciones humanas son generalmente de tres clases:
69:1.3 (772.6) 1. Las instituciones de autoconservación. Estas instituciones abarcan las prácticas nacidas del hambre y de sus instintos asociados de autopreservación. Incluyen a la industria, la propiedad, la guerra de intereses y toda la maquinaria reguladora de la sociedad. Tarde o temprano, el instinto del miedo fomenta el establecimiento de estas instituciones de supervivencia mediante los tabúes, las convenciones y las sanciones religiosas. Pero el miedo, la ignorancia y la superstición han jugado un papel sobresaliente en el origen inicial y en el desarrollo posterior de todas las instituciones humanas.
69:1.4 (772.7) 2. Las instituciones de autoperpetuación. Son las organizaciones de la sociedad que surgen del apetito sexual, del instinto maternal y de los sentimientos afectivos superiores de las razas. Abarcan las salvaguardias sociales del hogar y la escuela, de la vida familiar, la educación, la ética y la religión. Incluyen las costumbres matrimoniales, la guerra defensiva y el establecimiento del hogar.
69:1.5 (772.8) 3. Las instituciones de satisfacción personal. Son las prácticas que surgen de las tendencias a la vanidad y de los sentimientos de orgullo; abarcan las costumbres de la vestimenta y del adorno personal, las usanzas sociales, las guerras de prestigio, el baile, la diversión, los juegos y otras formas de placeres sensuales. Pero la civilización nunca ha producido por evolución unas instituciones definidas para las satisfacciones personales.
69:1.6 (773.1) Estos tres grupos de prácticas sociales están íntimamente interrelacionados y son minuciosamente interdependientes los unos de los otros. En Urantia representan una organización compleja que funciona como un solo mecanismo social.
69:2.1 (773.2) La industria primitiva se desarrolló lentamente como un seguro contra los terrores del hambre. Desde el principio de su existencia, el hombre empezó a tomar lecciones de algunos animales que almacenaban la comida durante las cosechas abundantes para los períodos de escasez.
69:2.2 (773.3) Antes de la aparición de la frugalidad inicial y de la industria primitiva, la suerte que corrían las tribus de tipo medio era la miseria y los auténticos sufrimientos. El hombre primitivo tenía que competir con todo el reino animal para conseguir su comida. La presión de la competitividad siempre arrastra al hombre hacia el nivel de la bestia; la pobreza es su estado natural y tiránico. La riqueza no es un don natural; es el resultado del trabajo, del conocimiento y de la organización.
69:2.3 (773.4) El hombre primitivo no tardó en reconocer las ventajas de la asociación. La asociación condujo a la organización, y el primer resultado de la organización fue la división del trabajo, con su ahorro inmediato de tiempo y de materiales. Estas especializaciones del trabajo surgieron de la adaptación a las presiones — siguiendo las líneas de menor resistencia. Los salvajes primitivos no realizaron nunca un trabajo real con alegría o de buena gana. La conformidad que tenían se debía a la fuerza de la necesidad.
69:2.4 (773.5) El hombre primitivo tenía aversión por el trabajo duro, y no se apresuraba a menos que tuviera que enfrentarse con algún peligro grave. El tiempo, considerado como un elemento del trabajo, la idea de realizar una tarea determinada dentro de un cierto límite de tiempo, es una noción totalmente moderna. Los antiguos nunca tenían prisa. La doble exigencia de la intensa lucha por la existencia y del progreso constante de los niveles de vida fue lo que empujó a las razas de hombres primitivos, ociosas por naturaleza, por los caminos de la industria.
69:2.5 (773.6) El trabajo, los esfuerzos creativos, distinguen al hombre de la bestia, cuyos esfuerzos son ampliamente instintivos. La necesidad de trabajar es la bendición suprema del hombre. Todo el estado mayor del Príncipe trabajaba; contribuyeron mucho a ennoblecer el trabajo físico en Urantia. Adán fue horticultor; el Dios de los hebreos trabajaba — era el creador y el sostén de todas las cosas. Los hebreos fueron la primera tribu que dio un valor supremo a la industria; fueron el primer pueblo que decretó que «el que no trabaje no comerá». Pero muchas religiones del mundo volvieron al ideal primitivo de la ociosidad. Júpiter era un juerguista y Buda se convirtió en un partidario meditabundo del ocio.
69:2.6 (773.7) Las tribus sangiks fueron bastante trabajadoras mientras residieron lejos de los trópicos. Pero hubo una larguísima lucha entre los adeptos perezosos de la magia y los apóstoles del trabajo — los que practicaban la previsión.
69:2.7 (773.8) La primera previsión humana tuvo como finalidad la conservación del fuego, el agua y la comida. Pero el hombre primitivo era un jugador nato; siempre quería obtener algo a cambio de nada, y durante aquellos tiempos primitivos, los éxitos procedentes de un trabajo asiduo se atribuían con demasiada frecuencia a los hechizos. La magia tardó mucho tiempo en ceder su lugar a la previsión, la abnegación y la industria.
69:3.1 (773.9) Las divisiones del trabajo, en la sociedad primitiva, estuvieron determinadas, primero, por las circunstancias naturales, y luego por las sociales. El orden primitivo de la especialización del trabajo fue el siguiente:
69:3.2 (774.1) 1. La especialización basada en el sexo. El trabajo de la mujer tuvo su origen en la presencia selectiva de los hijos; las mujeres, por naturaleza, aman a los bebés más que los hombres. La mujer se convirtió así en la trabajadora rutinaria, mientras que el hombre se hizo cazador y luchador, pasando por períodos muy diferenciados de trabajo y de descanso.
69:3.3 (774.2) A lo largo de todas las épocas, los tabúes han funcionado para mantener a la mujer estrictamente en su propio campo. El hombre ha escogido, de la manera más egoísta, el trabajo más agradable, dejando a la mujer el pesado trabajo rutinario. Al hombre siempre le ha avergonzado hacer el trabajo de la mujer, pero la mujer nunca ha mostrado la menor reticencia en hacer el trabajo del hombre. Y un hecho extraño a indicar es que tanto el hombre como la mujer siempre han trabajado juntos para construir y amueblar el hogar.
69:3.4 (774.3) 2. Las modificaciones debidas a la edad y las enfermedades. Estas diferencias determinaron la siguiente división del trabajo. A los ancianos y los lisiados los pusieron pronto a fabricar las herramientas y las armas. Más tarde se les asignó la construcción de las obras de regadío.
69:3.5 (774.4) 3. La diferenciación basada en la religión. Los curanderos fueron los primeros seres humanos que estuvieron exentos del trabajo físico; fueron los pioneros de las clases profesionales. Los herreros formaban un pequeño grupo que competía con los curanderos como magos. Su habilidad en el trabajo de los metales hizo que la gente tuviera miedo de ellos. Los «herreros blancos» (hojalateros) y los «herreros negros» (forjadores) dieron origen a las creencias primitivas en la magia blanca y la magia negra. Estas creencias se mezclaron más tarde con la superstición de los fantasmas buenos y malos, de los buenos y malos espíritus.
69:3.6 (774.5) Los herreros fueron el primer grupo no religioso que disfrutó de privilegios especiales. Eran considerados neutrales durante las guerras, y este tiempo libre adicional los llevó a convertirse, como clase, en los políticos de la sociedad primitiva. Pero debido a los grandes abusos que hicieron de estos privilegios, los herreros fueron odiados universalmente, y los curanderos se apresuraron en fomentar este odio por sus rivales. En esta primera contienda entre la ciencia y la religión, la religión (la superstición) fue la que triunfó. Después de ser arrojados fuera de los pueblos, los herreros mantuvieron las primeras posadas, las primeras casas de huéspedes públicas, en las afueras de las poblaciones.
69:3.7 (774.6) 4. Los amos y los esclavos. La siguiente diferenciación del trabajo tuvo su origen en las relaciones entre los conquistadores y los conquistados, lo que significó el comienzo de la esclavitud humana.
69:3.8 (774.7) 5. La diferenciación basada en los diversos dones físicos y mentales. Las diferencias intrínsecas entre los hombres favorecieron las nuevas divisiones del trabajo, pues todos los seres humanos no nacen iguales.
69:3.9 (774.8) Los primeros especialistas de la industria fueron los tallistas de sílex y los albañiles; a continuación vinieron los herreros. Posteriormente se desarrollaron las especializaciones colectivas; las familias y los clanes enteros se dedicaron a ciertos tipos de trabajos. El origen de una de las primeras castas sacerdotales, aparte de los curanderos tribales, se debió a la exaltación supersticiosa de una familia de expertos fabricantes de espadas.
69:3.10 (774.9) Los primeros especialistas colectivos de la industria fueron los exportadores de sal gema y los alfareros. Las mujeres fabricaban la alfarería sencilla y los hombres la de fantasía. En algunas tribus, la tejeduría y la costura las realizaban las mujeres, y en otras los hombres.
69:3.11 (774.10) Los primeros comerciantes fueron las mujeres; se las empleaba como espías, ejerciendo el comercio como actividad suplementaria. El comercio se expandió enseguida y las mujeres actuaron como intermediarias — como corredoras. Luego surgió la clase mercantil, que cobraba una comisión, un beneficio, por sus servicios. El crecimiento del trueque entre los grupos dio nacimiento al comercio, y al intercambio de las mercancías le siguió el intercambio de la mano de obra especializada.
69:4.1 (775.1) De la misma manera que el matrimonio por contrato siguió al matrimonio por captura, el comercio de trueque siguió a las incautaciones de los ataques por sorpresa. Pero transcurrió un largo período de piratería entre las primeras prácticas del trueque silencioso y el comercio posterior realizado con métodos de intercambio modernos.
69:4.2 (775.2) Los primeros trueques estuvieron dirigidos por comerciantes armados que dejaban sus mercancías en un sitio neutral. Las mujeres mantuvieron los primeros mercados; fueron las primeras comerciantes, y esto se produjo porque eran ellas las que llevaban las cargas; los hombres eran guerreros. Los mostradores de venta aparecieron muy pronto; se trataba de unos muros lo bastante anchos como para impedir que los comerciantes se alcanzaran con sus armas.
69:4.3 (775.3) Se utilizaba un fetiche para montar la guardia en los depósitos de mercancías destinados al trueque silencioso. Estos lugares de mercado estaban protegidos contra el robo; no se podía retirar nada, a menos que se hiciera mediante la permuta o la compra; con un fetiche de guardia, las mercancías siempre estaban a salvo. Los primeros comerciantes eran escrupulosamente honrados dentro de sus propias tribus, pero consideraban totalmente correcto engañar a los extraños que venían de lejos. Incluso los primeros hebreos admitían la utilización de un código ético distinto para sus transacciones con los gentiles.
69:4.4 (775.4) El trueque silencioso continuó existiendo durante miles de años, antes de que los hombres aceptaran reunirse sin armas en la plaza sagrada del mercado. Estas mismas plazas de los mercados se convirtieron en los primeros refugios, y en algunas regiones se conocieron más tarde como «ciudades de refugio». Cualquier fugitivo que alcanzara la plaza del mercado estaba a salvo y protegido contra todo ataque.
69:4.5 (775.5) Los primeros pesos que se utilizaron fueron los granos de trigo y de otros cereales. El primer medio de cambio fue un pescado o una cabra. Más tarde, la vaca se convirtió en una unidad de trueque.
69:4.6 (775.6) La escritura moderna tuvo su origen en los primeros registros comerciales; la primera literatura del hombre fue un documento de propaganda comercial, una publicidad para la sal. Muchas guerras primitivas se libraron por la posesión de los depósitos naturales, tales como el sílex, la sal y los metales. El primer tratado oficial entre tribus estuvo relacionado con la explotación en común de un depósito de sal. Estos lugares protegidos por un tratado proporcionaron la oportunidad, a las diversas tribus, de entremezclarse e intercambiar sus ideas de manera amistosa y pacífica.
69:4.7 (775.7) La escritura progresó desde las etapas del «bastón mensajero», las cuerdas anudadas, la pictografía, los jeroglíficos y los cinturones de cuentas de concha, hasta llegar a los primeros alfabetos simbólicos. El envío de los mensajes evolucionó desde las señales de humo primitivas hasta los corredores, los jinetes, los ferrocarriles y los aviones, así como el telégrafo, el teléfono y la comunicación radiofónica.
69:4.8 (775.8) Los comerciantes de la antigüedad llevaron nuevas ideas y métodos mejores por todo el mundo habitado. El comercio, unido a la aventura, condujo a la exploración y al descubrimiento. Y todo esto dio nacimiento al transporte. El comercio ha sido el gran civilizador al estimular la fecundación cruzada de las culturas.
69:5.1 (775.9) El capital es un trabajo realizado, al que se renuncia en el presente en favor del futuro. Los ahorros representan una forma de seguridad para poder mantenerse y sobrevivir. La acumulación de la comida desarrolló el autocontrol y creó los primeros problemas del capital y del trabajo. El hombre que tenía comida, a condición de que pudiera protegerla contra los ladrones, poseía una clara ventaja sobre el que no la tenía.
69:5.2 (775.10) El banquero primitivo era el hombre más valiente de la tribu. Guardaba en depósito los tesoros del grupo y todo el clan defendía su choza en caso de ataque. De esta manera, la acumulación del capital individual y de la riqueza colectiva condujo inmediatamente a la organización militar. Al principio, estas precauciones estaban destinadas a defender la propiedad contra los invasores exteriores; pero más tarde se estableció la costumbre de mantener entrenada a la organización militar efectuando ataques por sorpresa contra la propiedad y la riqueza de las tribus vecinas.
69:5.3 (776.1) Los impulsos fundamentales que condujeron a la acumulación del capital fueron los siguientes:
69:5.4 (776.2) 1. El hambre — asociada a la previsión. Guardar y conservar la comida significaba poder y comodidad para aquellos que tenían la suficiente previsión como para precaverse así contra las necesidades futuras. El almacenamiento de los alimentos era un seguro adecuado contra el hambre y los desastres. Todo el conjunto de las costumbres primitivas estaba realmente diseñado para ayudar al hombre a subordinar el presente al futuro.
69:5.5 (776.3) 2. El amor a la familia — el deseo de asegurar sus necesidades. El capital representa el ahorro de unos bienes a pesar de la presión de las necesidades del presente, a fin de asegurarse contra las exigencias del futuro. Una parte de estas necesidades futuras puede estar relacionada con la posteridad del interesado.
69:5.6 (776.4) 3. La vanidad — el vivo deseo de mostrar la acumulación de sus bienes. La ropa suplementaria fue uno de los primeros signos de distinción. La vanidad de coleccionar atrajo pronto el orgullo del hombre.
69:5.7 (776.5) 4. La posición social — el ansia de comprar el prestigio social y político. Pronto surgió una nobleza comercializada, y el ser admitido en ella dependía de la prestación de algún servicio especial a la realeza, o simplemente se concedía a cambio de dinero.
69:5.8 (776.6) 5. El poder — el ansia de ser el amo. Prestar tesoros se empleó como un medio de esclavizar, pues en aquellos tiempos antiguos el interés de los préstamos era del cien por cien al año. Los prestamistas se convertían en reyes al crearse un ejército permanente de deudores. Los criados hipotecados se encontraron entre las primeras formas de propiedad que se acumularon, y en la antigüedad, la esclavitud ocasionada por las deudas se extendía incluso hasta tener autoridad sobre el cuerpo después de la muerte.
69:5.9 (776.7) 6. El miedo a los fantasmas de los muertos — los honorarios que se pagaban a los sacerdotes para protegerse. Los hombres empezaron pronto a hacer regalos fúnebres a los sacerdotes con la idea de que estos bienes se utilizaran para facilitar su progreso en la próxima vida. Los sacerdotes se volvieron así muy ricos; fueron los principales capitalistas antiguos.
69:5.10 (776.8) 7. El impulso sexual — el deseo de comprar una o varias esposas. La primera forma de comercio entre los hombres fue el intercambio de mujeres; éste comenzó mucho tiempo antes que el comercio de los caballos. Pero el trueque de esclavos por motivos sexuales nunca ha hecho progresar a la sociedad; este tráfico era y es una vergüenza racial, porque obstaculizó el desarrollo de la vida familiar y, al mismo tiempo, contaminó la aptitud biológica de los pueblos superiores.
69:5.11 (776.9) 8. Las numerosas formas de placeres personales. Algunos buscaron las riquezas porque conferían poder; otros trabajaron duro para conseguir propiedades porque significaban una vida fácil. Los hombres primitivos (y otros después de ellos) tendían a derrochar sus recursos en lujos. Las bebidas alcohólicas y las drogas intrigaban a las razas primitivas.
69:5.12 (776.10) A medida que se desarrollaba la civilización, los hombres encontraron nuevos motivos para ahorrar; al hambre original se agregaron rápidamente otras nuevas necesidades. La pobreza se volvió tan detestable que se suponía que los ricos eran los únicos que iban directamente al cielo después de morir. La propiedad se volvió tan apreciada que bastaba dar un festín presuntuoso para borrar el deshonor de un nombre.
69:5.13 (777.1) La acumulación de las riquezas se convirtió pronto en el símbolo de la distinción social. En algunas tribus, los individuos acumulaban propiedades durante años únicamente para causar impresión quemándolas algún día de fiesta o repartiéndolas gratuitamente entre los miembros de su tribu. Esto los convertía en grandes hombres. Incluso los pueblos modernos se deleitan distribuyendo pródigamente los regalos de Navidad, mientras que los hombres ricos hacen donaciones a las grandes instituciones filantrópicas y educativas. Las técnicas del hombre varían, pero su naturaleza no cambia mucho.
69:5.14 (777.2) Pero es justo indicar que muchos hombres ricos de la antigüedad distribuyeron una gran parte de su fortuna a causa del miedo a que los mataran los que codiciaban sus tesoros. Los ricos sacrificaban generalmente docenas de esclavos para demostrar su desdén por las riquezas.
69:5.15 (777.3) Aunque el capital ha contribuido a liberar al hombre, ha complicado enormemente su organización social e industrial. El empleo abusivo del capital por parte de unos capitalistas injustos no invalida el hecho de que es la base de la sociedad industrial moderna. Gracias al capital y a los inventos, la generación actual disfruta de un alto grado de libertad que nunca se había alcanzado anteriormente en la Tierra. Esto lo hacemos constar como un hecho, y no para justificar los numerosos abusos que los custodios irreflexivos y egoístas hacen del capital.
69:6.1 (777.4) La sociedad primitiva con sus cuatro divisiones — industrial, reguladora, religiosa y militar — nació gracias al papel decisivo que jugaron el fuego, los animales, los esclavos y la propiedad.
69:6.2 (777.5) Saber encender el fuego separó para siempre, de un solo salto, al hombre del animal; es el invento o descubrimiento humano fundamental. El fuego permitió al hombre permanecer en el suelo durante la noche ya que todos los animales le temen. El fuego estimuló las relaciones sociales a la caída de la tarde; no solamente protegía del frío y de las bestias feroces, sino que también se empleaba como protección contra los fantasmas. Al principio se utilizaba más para alumbrar que para calentar; muchas tribus atrasadas se niegan a dormir a menos que esté ardiendo una llama durante toda la noche.
69:6.3 (777.6) El fuego fue un gran civilizador, proporcionando al hombre el primer medio para ser altruista sin perder nada, pues le permitía ofrecer unas brasas ardientes a un vecino sin despojarse de nada. El fuego de la casa, que era cuidado por la madre o la hija mayor, fue el primer educador, pues necesitaba vigilancia y seriedad. El hogar primitivo no era un edificio, sino que la familia se reunía alrededor del fuego, del hogar familiar. Cuando un hijo fundaba un nuevo hogar, se llevaba una tea del hogar familiar.
69:6.4 (777.7) Aunque Andón, el descubridor del fuego, evitó tratarlo como si fuera un objeto de adoración, muchos de sus descendientes consideraron la llama como un fetiche o un espíritu. No lograron cosechar los beneficios higiénicos del fuego porque no querían quemar los residuos. El hombre primitivo tenía miedo del fuego y siempre procuraba mantenerlo de buen humor, de ahí que lo rociara de incienso. Los antiguos no hubieran escupido en el fuego bajo ningún concepto, ni tampoco hubieran pasado nunca entre una persona y un fuego encendido. La humanidad primitiva tenía por sagrados incluso las piritas de hierro y los pedernales que se utilizaban para encender el fuego.
69:6.5 (777.8) Apagar una llama era un pecado; si una choza se incendiaba, se dejaba que se quemara. Los fuegos de los templos y de los santuarios eran sagrados y nunca se permitía que se apagaran, salvo que existía la costumbre de encender nuevos fuegos cada año o después de alguna calamidad. Las mujeres fueron escogidas como sacerdotisas porque eran las que custodiaban los fuegos caseros.
69:6.6 (778.1) Los primeros mitos sobre la manera en que el fuego descendió de los dioses nacieron de la observación de los incendios provocados por los rayos. Estas ideas sobre el origen sobrenatural del fuego condujeron directamente a su adoración, y la adoración del fuego llevó a la costumbre de «pasar por el fuego», una práctica que se conservó hasta los tiempos de Moisés. Todavía persiste la idea de que se pasa a través del fuego después de la muerte. El mito del fuego fue un gran vínculo en los tiempos primitivos, y aún perdura todavía en el simbolismo de los parsis.
69:6.7 (778.2) El fuego condujo a la cocción, y «come crudo» se convirtió en una expresión desdeñosa. La cocción disminuyó el gasto de energía vital necesaria para digerir la comida, y dejó así al hombre primitivo algunas fuerzas para cultivarse socialmente; al mismo tiempo, la cría de ganado redujo el esfuerzo necesario para conseguir alimentos, y proporcionó tiempo para las actividades sociales.
69:6.8 (778.3) Se debe recordar que el fuego abrió las puertas de la metalurgia y condujo al descubrimiento posterior de la energía del vapor y al empleo actual de la electricidad.
69:7.1 (778.4) Al principio, todo el reino animal era enemigo del hombre; los seres humanos tuvieron que aprender a protegerse de las bestias. El hombre empezó primero a comerse a los animales, pero más tarde aprendió a domesticarlos y a ponerlos a su servicio.
69:7.2 (778.5) La domesticación de los animales se produjo por casualidad. El salvaje cazaba las manadas poco más o menos como los indios norteamericanos cazaban el bisonte. Rodeaban la manada y podían mantener así el control de los animales, pudiendo matarlos entonces a medida que necesitaban comida. Más tarde construyeron corrales y capturaron manadas enteras.
69:7.3 (778.6) Fue fácil domar a algunos animales, pero muchos de ellos, al igual que el elefante, no se reproducían en cautividad. Posteriormente se descubrió además que algunas especies de animales se sometían a la presencia del hombre y se reproducían en cautividad. La domesticación de los animales se desarrolló así mediante la cría selectiva, un arte que ha hecho grandes progresos desde los tiempos de Dalamatia.
69:7.4 (778.7) El perro fue el primer animal que se domesticó, y la difícil experiencia de domarlo empezó cuando cierto perro, después de seguir a un cazador durante todo el día, lo acompañó efectivamente hasta su casa. Durante miles de años, los perros se utilizaron como alimento, para la caza y el transporte, y como animales de compañía. Al principio los perros se limitaban a aullar, pero más tarde aprendieron a ladrar. El agudo sentido del olfato del perro condujo a la idea de que podía ver los espíritus, y así es como surgieron los cultos de los perros fetiches. El empleo de perros guardianes permitió por primera vez que todo el clan pudiera dormir por la noche. Entonces se estableció la costumbre de emplear los perros guardianes para proteger el hogar contra los espíritus, así como contra los enemigos materiales. Cuando el perro ladraba, algún hombre o alguna bestia se acercaba, pero cuando aullaba, los espíritus andaban cerca. Incluso hoy en día, mucha gente cree todavía que el aullido de un perro por la noche es un presagio de muerte.
69:7.5 (778.8) Cuando el hombre era cazador, era bastante amable con la mujer, pero después de la domesticación de los animales, unido a la confusión ocasionada por Caligastia, muchas tribus trataron a sus mujeres de manera vergonzosa. Las trataron en conjunto de manera muy similar a como trataban a sus animales. El tratamiento brutal que los hombres han infligido a las mujeres constituye uno de los capítulos más sombríos de la historia humana.
69:8.1 (778.9) El hombre primitivo no dudó nunca en esclavizar a sus semejantes. La mujer fue la primera esclava, una esclava familiar. Los pastores esclavizaron a sus mujeres como si fueran unas compañeras sexuales inferiores. Este tipo de esclavitud sexual surgió directamente del hecho de que el hombre dependió cada vez menos de la mujer.
69:8.2 (779.1) No hace mucho tiempo, la esclavitud era el destino de los prisioneros de guerra que se negaban a aceptar la religión de sus conquistadores. En épocas anteriores, los prisioneros habían sido comidos, torturados hasta morir, obligados a luchar entre sí, sacrificados a los espíritus o esclavizados. La esclavitud fue un gran progreso sobre las masacres y el canibalismo.
69:8.3 (779.2) La esclavitud fue un paso hacia adelante en el tratamiento más clemente de los prisioneros de guerra. La emboscada de Hai, con la matanza total de hombres, mujeres y niños, en la que sólo se salvó el rey para satisfacer la vanidad del vencedor, es una imagen fiel de las masacres bárbaras que practicaban incluso los pueblos supuestamente civilizados. El ataque por sorpresa a Og, el rey de Basan, fue igual de brutal e impresionante. Los hebreos «destruían por completo» a sus enemigos, y se apoderaban de todos sus bienes como botín. Imponían un tributo a todas las ciudades, so pena de «destruir a todos los varones». Pero muchas tribus de la misma época, que tenían menos egoísmo tribal, habían empezado a practicar desde hacía mucho tiempo la adopción de los cautivos superiores.
69:8.4 (779.3) Los cazadores, al igual que los hombres rojos americanos, no practicaban la esclavitud. O bien adoptaban a sus cautivos, o los mataban. La esclavitud no estaba extendida entre los pueblos pastoriles porque necesitaban poca mano de obra. Durante las guerras, los pastores tenían la costumbre de matar a todos los hombres cautivos, y sólo se llevaban como esclavos a las mujeres y los niños. El código de Moisés contenía instrucciones específicas para que estas cautivas se convirtieran en esposas. Si no eran satisfactorias, podían echarlas, pero a los hebreos no se les permitía vender como esclavas a estas consortes rechazadas — al menos fue un progreso en la civilización. Aunque las normas sociales de los hebreos eran rudimentarias, estaban muy por encima de las de las tribus circundantes.
69:8.5 (779.4) Los pastores fueron los primeros capitalistas; sus rebaños representaban un capital, y vivían de los intereses — de los incrementos naturales. Estaban poco dispuestos a confiar esta riqueza a los esclavos o a las mujeres. Pero más adelante hicieron prisioneros varones y los forzaron a cultivar el suelo. Éste es el origen primitivo de la servidumbre — el hombre atado a la tierra. A los africanos se les podía enseñar fácilmente a cultivar la tierra, y por eso se convirtieron en la gran raza esclava.
69:8.6 (779.5) La esclavitud fue un eslabón indispensable en la cadena de la civilización humana. Fue el puente por el que la sociedad pasó del caos y la indolencia al orden y a las actividades civilizadas; obligó a los pueblos atrasados y perezosos a trabajar y a proporcionar así a sus superiores la riqueza y el tiempo libre necesarios para el progreso social.
69:8.7 (779.6) La institución de la esclavitud obligó al hombre a inventar el mecanismo regulador de la sociedad primitiva; dio nacimiento a los inicios del gobierno. La esclavitud necesita una fuerte reglamentación, y desapareció prácticamente durante la Edad Media europea porque los señores feudales no podían controlar a los esclavos. Las tribus atrasadas de los tiempos antiguos, al igual que los aborígenes australianos de hoy, nunca tuvieron esclavos.
69:8.8 (779.7) Es verdad que la esclavitud era opresiva, pero en las escuelas de la opresión es donde el hombre aprendió la diligencia. Los esclavos compartieron finalmente las ventajas de una sociedad superior que habían ayudado a crear de manera tan involuntaria. La esclavitud crea una organización de cultura y de logros sociales, pero pronto ataca insidiosamente a la sociedad desde el interior como la enfermedad social destructiva más grave de todas.
69:8.9 (779.8) Los inventos mecánicos modernos han dejado obsoleto al esclavo. La esclavitud, al igual que la poligamia, está desapareciendo porque no es rentable. Pero siempre ha sido desastroso liberar repentinamente a una gran cantidad de esclavos; su emancipación paulatina origina menos dificultades.
69:8.10 (780.1) Hoy día los hombres ya no son unos esclavos sociales, pero miles de ellos permiten que la ambición los haga esclavos de las deudas. La esclavitud involuntaria ha cedido el paso a una forma nueva y mejorada de servidumbre industrial modificada.
69:8.11 (780.2) Aunque el ideal de la sociedad sea la libertad universal, la ociosidad no debería tolerarse nunca. Todas las personas sanas deberían ser obligadas a realizar una cantidad de trabajo que al menos les permita vivir.
69:8.12 (780.3) La sociedad moderna está dando marcha atrás. La esclavitud casi ha desaparecido; los animales domésticos se están extinguiendo. La civilización está volviendo al fuego — al mundo inorgánico — en busca de energía. El hombre salió del estado salvaje por medio del fuego, los animales y la esclavitud; hoy vuelve hacia atrás, descartando la ayuda de los esclavos y la asistencia de los animales, e intentando arrebatar nuevos secretos y nuevas fuentes de riqueza y energía a los depósitos elementales de la naturaleza.
69:9.1 (780.4) Aunque la sociedad primitiva era prácticamente comunal, el hombre primitivo no practicaba las doctrinas modernas del comunismo. El comunismo de aquellos primeros tiempos no era una mera teoría o una doctrina social; era una adaptación automática simple y práctica. Aquel comunismo impedía el pauperismo y la miseria; la mendicidad y la prostitución eran casi desconocidas en aquellas tribus antiguas.
69:9.2 (780.5) El comunismo primitivo no niveló especialmente a los hombres por abajo, ni tampoco ensalzó a la mediocridad, pero sí dio un gran valor a la inactividad y a la pereza, y ahogó la diligencia y destruyó la ambición. El comunismo fue un andamiaje indispensable para el crecimiento de la sociedad primitiva, pero cedió el paso a la evolución de un orden social más elevado porque iba en contra de cuatro poderosas inclinaciones humanas:
69:9.3 (780.6) 1. La familia. El hombre no solamente anhela acumular propiedades, sino que desea legar sus bienes de equipo a sus descendientes. Pero en la sociedad comunal primitiva, el capital que un hombre dejaba a su muerte era consumido inmediatamente o bien se repartía entre los miembros del grupo. La propiedad no se heredaba — el impuesto sobre la herencia era del cien por cien. Las costumbres posteriores de acumular capitales y heredar propiedades representaron un progreso social indudable. Y esto es cierto a pesar de los grandes abusos posteriores que han acompañado al mal uso del capital.
69:9.4 (780.7) 2. Las tendencias religiosas. El hombre primitivo también quería conservar sus propiedades como base para empezar su vida en la siguiente existencia. Este motivo explica por qué existió durante tanto tiempo la costumbre de enterrar con el difunto sus efectos personales. Los antiguos creían que sólo los ricos sobrevivían a la muerte con algún tipo de placer y dignidad inmediatos. Los instructores de la religión revelada, y en particular los educadores cristianos, fueron los primeros que proclamaron que los pobres podían salvarse en las mismas condiciones que los ricos.
69:9.5 (780.8) 3. El deseo de libertad y de tiempo libre. En los primeros tiempos de la evolución social, el reparto de los ingresos individuales entre los miembros del grupo era prácticamente una forma de esclavitud; el trabajador se convertía en el esclavo del holgazán. La debilidad suicida de este comunismo fue que el imprevisor vivía habitualmente a expensas del ahorrativo. Incluso en los tiempos modernos, los imprevisores cuentan con el Estado (con los contribuyentes ahorrativos) para que cuide de ellos. Los que no tienen ningún capital esperan todavía que los que lo tienen les den de comer.
69:9.6 (780.9) 4. La necesidad de seguridad y de poder. El comunismo se destruyó finalmente debido a las estratagemas engañosas de los individuos prósperos y progresistas, que recurrieron a diversos subterfugios para evitar convertirse en los esclavos de los holgazanes indolentes de sus tribus. Pero al principio todo atesoramiento se hacía en secreto; la inseguridad que reinaba en los tiempos primitivos impedía que se acumulara abiertamente el capital. Incluso en una época más tardía fue sumamente peligroso amasar demasiadas riquezas; el rey no dejaría de inventar alguna acusación para confiscar las propiedades de un hombre rico; cuando un rico moría, los funerales se retrasaban hasta que la familia donaba una gran suma para el bienestar público o al rey, un impuesto sobre la herencia.
69:9.7 (781.1) En los tiempos más primitivos, las mujeres eran propiedad de la comunidad y la madre dominaba la familia. Los caciques primitivos poseían todas las tierras y eran propietarios de todas las mujeres; para casarse se necesitaba el consentimiento del jefe de la tribu. Cuando el comunismo desapareció, las mujeres se volvieron propiedad individual, y el padre asumió gradualmente el poder doméstico. Así es como nació el hogar, y las costumbres polígamas imperantes fueron reemplazadas paulatinamente por la monogamia. (La poligamia es la supervivencia del concepto de esclavitud femenina en el matrimonio. La monogamia es el ideal, libre de toda esclavitud, de la asociación incomparable entre un hombre y una mujer en la delicada empresa de formar un hogar, criar a los hijos, cultivarse mutuamente y mejorarse.)
69:9.8 (781.2) Al principio, todos los bienes, incluidas las herramientas y las armas, eran propiedad común de la tribu. La propiedad privada consistió en primer lugar en todas las cosas que había tocado una persona. Si un extraño bebía en una copa, desde ese momento en adelante la copa era suya. Más adelante, todo lugar donde se había derramado sangre se convirtió en la propiedad del herido o de su grupo.
69:9.9 (781.3) La propiedad privada se respetó así en un principio porque se suponía que estaba cargada con alguna parte de la personalidad de su dueño. La honradez con respecto a la propiedad descansaba sin peligro sobre este tipo de superstición; no se necesitaba ninguna policía para proteger los efectos personales. No había robos en el interior del grupo, pero los hombres no dudaban en apropiarse de los bienes de otras tribus. Las relaciones con la propiedad no terminaban con la muerte; al principio, los efectos personales se quemaban, luego se enterraban con el difunto, y más tarde los heredaban la familia sobreviviente o la tribu.
69:9.10 (781.4) Los efectos personales de tipo ornamental tuvieron su origen en el uso de los amuletos. La vanidad, unida al miedo de los fantasmas, condujeron al hombre primitivo a resistirse a todos los intentos por liberarlo de sus amuletos favoritos, ya que estas posesiones las valoraba por encima de sus necesidades vitales.
69:9.11 (781.5) Una de las primeras propiedades del hombre fue el lugar donde dormía. Más tarde, el domicilio familiar era asignado por el jefe de la tribu, el cual tenía en fideicomiso todos los bienes raíces del grupo. Luego, el lugar donde estaba un fuego confería su propiedad; y más tarde aún, un pozo constituyó un título de propiedad sobre las tierras adyacentes.
69:9.12 (781.6) Los abrevaderos y los pozos figuraron entre las primeras posesiones privadas. Se utilizaron todas las prácticas fetichistas para proteger los abrevaderos, los pozos, los árboles, los cultivos y la miel. Cuando desapareció la fe en los fetiches, se desarrollaron leyes para proteger las pertenencias privadas. Pero las leyes de la caza, el derecho a cazar, fueron muy anteriores a las leyes sobre los bienes raíces. El hombre rojo americano nunca entendió la propiedad privada de las tierras; no pudo comprender el punto de vista del hombre blanco.
69:9.13 (781.7) La propiedad privada pronto llevó la marca de la insignia familiar, y éste es el origen lejano de los emblemas familiares. Los bienes raíces también se podían poner bajo la custodia de los espíritus. Los sacerdotes «consagraban» un terreno, que luego quedaba bajo la protección de los tabúes mágicos erigidos sobre él. Se decía que los propietarios de estos terrenos poseían una «escritura de propiedad sacerdotal». Los hebreos tenían un gran respeto por estas marcas familiares: «Maldito sea el que quite la marca de su vecino». Estos indicadores de piedra llevaban las iniciales del sacerdote. Incluso los árboles se convertían en propiedad privada cuando se les ponían unas iniciales.
69:9.14 (782.1) En los tiempos primitivos, sólo los cultivos eran privados, pero las cosechas sucesivas conferían un derecho; la agricultura fue así la génesis de la propiedad privada de las tierras. Al principio los individuos sólo recibían un arrendamiento de por vida; a su muerte, la tierra volvía a ser de la tribu. Las primeras titularidades de tierras que las tribus concedieron a los individuos fueron las tumbas — los cementerios familiares. En tiempos posteriores, la tierra perteneció a quien la cercara. Pero las ciudades siempre reservaron cierta cantidad de tierras para pastos y para utilizarlas en caso de asedio; estos «ejidos» representan la supervivencia de las formas primitivas de propiedad colectiva.
69:9.15 (782.2) Con el tiempo, el Estado asignó la propiedad a los individuos, reservándose el derecho de cobrar impuestos. Una vez que habían asegurado sus títulos, los propietarios podían cobrar alquileres, y la tierra se convirtió en una fuente de ingresos — en un capital. Finalmente la tierra se volvió realmente negociable, con ventas, traspasos, hipotecas y ejecuciones hipotecarias.
69:9.16 (782.3) La propiedad privada acrecentó la libertad y aumentó la estabilidad; pero la propiedad privada de la tierra sólo recibió la aprobación social después de que el control y la dirección comunales hubieron fracasado, a lo cual pronto le siguió una sucesión de esclavos, de siervos y de clases sociales sin tierras. Pero el perfeccionamiento de las máquinas está liberando gradualmente al hombre del duro trabajo servil.
69:9.17 (782.4) El derecho a la propiedad no es absoluto; es puramente social. Pero todos los gobiernos, las leyes, el orden, los derechos civiles, las libertades sociales, las convenciones, la paz y la felicidad que disfrutan los pueblos modernos se han desarrollado alrededor de la propiedad privada de los bienes.
69:9.18 (782.5) El orden social actual no es necesariamente justo — no es ni divino ni sagrado — pero la humanidad hará bien en proceder lentamente a efectuar sus cambios. El sistema que tenéis es muy superior a todos los que conocieron vuestros antepasados. Cuando cambiéis el orden social, aseguraos de que lo cambiáis por otro mejor. No os dejéis persuadir de que hay que experimentar con las fórmulas desechadas por vuestros antecesores ¡Avanzad, no retrocedáis! ¡Dejad que continúe la evolución! ¡No deis un paso atrás!
69:9.19 (782.6) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 70
70:0.1 (783.1) EN cuanto el hombre resolvió parcialmente el problema de ganarse la vida, tuvo que hacer frente a la tarea de reglamentar las relaciones humanas. El desarrollo de la industria exigía unas leyes, orden y un ajuste social; la propiedad privada necesitaba un gobierno.
70:0.2 (783.2) En un mundo evolutivo, los antagonismos son naturales; la paz sólo se consigue mediante algún tipo de sistema social regulador. La reglamentación social es inseparable de la organización social; la asociación implica alguna autoridad que controle. El gobierno obliga a coordinar los antagonismos entre las tribus, los clanes, las familias y los individuos.
70:0.3 (783.3) El gobierno es un desarrollo inconsciente; evoluciona a base de aciertos y errores. Posee un valor de supervivencia, y por esta razón se vuelve tradicional. La anarquía aumentaba la miseria; por eso los gobiernos, la ley y el orden relativos, surgieron lentamente o están surgiendo. Las exigencias coactivas de la lucha por la existencia empujaron literalmente a la raza humana por el camino progresivo de la civilización.
70:1.1 (783.4) La guerra es el estado y la herencia naturales del hombre en evolución; la paz es la vara social que mide el progreso de la civilización. Antes de que las razas progresivas se socializaran parcialmente, el hombre era enormemente individualista, extremadamente desconfiado e increíblemente pendenciero. La violencia es la ley de la naturaleza, la hostilidad es la reacción automática de los hijos de la naturaleza, mientras que la guerra no es más que estas mismas actividades pero realizadas de manera colectiva. En todas las circunstancias en que las complicaciones del progreso de la sociedad ponen en tensión la estructura de la civilización, siempre se produce una vuelta inmediata y ruinosa a estos métodos primitivos para ajustar, por medio de la violencia, las irritaciones que se producen en las interasociaciones humanas.
70:1.2 (783.5) La guerra es una reacción animal ante los malentendidos y las irritaciones; la paz acompaña a la solución civilizada de todos estos problemas y dificultades. Las razas sangiks, así como los adamitas y los noditas degenerados posteriores, eran todos belicosos. A los andonitas se les enseñó pronto la regla de oro, y hoy todavía sus descendientes esquimales viven en gran parte siguiendo este código; las costumbres están muy arraigadas entre ellos y se encuentran relativamente libres de antagonismos violentos.
70:1.3 (783.6) Andón enseñó a sus hijos a resolver sus disputas golpeando cada uno de ellos un árbol con un palo, mientras maldecían el árbol; el primero que rompía el palo era el vencedor. Los andonitas posteriores tenían la costumbre de arreglar sus controversias organizando un espectáculo público, durante el cual los adversarios se reían del otro y se ridiculizaban mutuamente, mientras que el público decidía con sus aplausos quién era el ganador.
70:1.4 (783.7) Pero un fenómeno como la guerra no podía existir hasta que la sociedad hubiera evolucionado lo suficiente como para experimentar auténticos períodos de paz y aprobar las prácticas bélicas. El concepto mismo de la guerra implica cierto grado de organización.
70:1.5 (784.1) Con la aparición de las agrupaciones sociales, las irritaciones personales empezaron a sumergirse en los sentimientos colectivos, lo cual fomentó la tranquilidad dentro de las tribus, pero a costa de la paz entre ellas. Así pues, la paz se disfrutó primero dentro del grupo interno, o tribu, que siempre detestaba y odiaba al grupo externo, a los extranjeros. El hombre primitivo consideraba que derramar sangre extranjera era una virtud.
70:1.6 (784.2) Pero incluso esto no dio resultado al principio. Cuando los primeros jefes intentaron allanar los malentendidos, a menudo se vieron en la necesidad de autorizar los combates a pedradas en la tribu al menos una vez al año. El clan se dividía en dos grupos y emprendían una batalla que duraba todo el día, sin ninguna otra razón que la de divertirse; en verdad les gustaba pelear.
70:1.7 (784.3) La guerra continúa existiendo porque el hombre es humano, desciende por evolución del animal, y todos los animales son belicosos. Entre las primeras causas de la guerra figuran las siguientes:
70:1.8 (784.4) 1. El hambre — que conducía a los saqueos para conseguir alimentos. La escasez de tierras siempre ha llevado a la guerra, y durante estas luchas, las tribus pacíficas primitivas fueron prácticamente exterminadas.
70:1.9 (784.5) 2. La escasez de mujeres — el intento de mitigar la falta de ayuda doméstica. El rapto de las mujeres siempre ha provocado guerras.
70:1.10 (784.6) 3. La vanidad — el deseo de demostrar las proezas de la tribu. Los grupos superiores combatían para imponer su manera de vivir a los pueblos inferiores.
70:1.11 (784.7) 4. Los esclavos — la necesidad de nuevos miembros como mano de obra.
70:1.12 (784.8) 5. La venganza era un motivo de guerra cuando una tribu creía que otra tribu vecina había ocasionado la muerte de uno de los suyos. El luto se prolongaba hasta que se traía una cabeza a la tribu. La guerra por venganza ha estado bien vista hasta una época relativamente reciente.
70:1.13 (784.9) 6. El divertimiento — los jóvenes de aquellos tiempos antiguos consideraban la guerra como una forma de diversión. Cuando no surgía ningún pretexto válido y suficiente como para desencadenar una guerra, cuando la paz se volvía agobiante, las tribus vecinas tenían la costumbre de salir a combatir de manera semi-amistosa, emprendiendo una incursión de carácter festivo para disfrutar de una batalla simulada.
70:1.14 (784.10) 7. La religión — el deseo de hacer conversos a un culto. Todas las religiones primitivas aprobaban la guerra. La religión sólo ha empezado a desaprobar la guerra en los tiempos recientes. Por desgracia, los cleros primitivos estaban habitualmente aliados con el poder militar. Uno de los grandes pasos que se han dado en todos los tiempos a favor de la paz ha sido el intento de separar la iglesia del Estado.
70:1.15 (784.11) Estas tribus antiguas siempre hacían la guerra por orden de sus dioses, a petición de sus jefes o de sus curanderos. Los hebreos creían en este tipo de «Dios de las batallas», y la narración de su ataque repentino a los madianitas es un típico relato de la crueldad atroz de las antiguas guerras entre tribus; este ataque, con la masacre de todos los varones y la matanza posterior de todos los niños varones y de todas las mujeres que no eran vírgenes, hubiera hecho honor a las costumbres de un jefe tribal de hace doscientos mil años. Y todo esto se llevó a cabo en «nombre del Señor Dios de Israel».
70:1.16 (784.12) Esta narración describe la evolución de la sociedad — la solución natural de los problemas de las razas — el hombre elaborando su propio destino en la Tierra. La Deidad no instiga este tipo de atrocidades, a pesar de la tendencia del hombre a responsabilizar a sus dioses.
70:1.17 (784.13) La clemencia militar ha tardado en manifestarse en la humanidad. Incluso cuando una mujer, Débora, gobernaba a los hebreos, continuaba existiendo la misma crueldad sistemática. Cuando su general venció a los gentiles, hizo que «todo el ejército cayera bajo la espada; no quedó ni uno vivo.»
70:1.18 (785.1) Las armas envenenadas se utilizaron muy pronto en la historia de la raza. Se practicaron todo tipo de mutilaciones. Saúl no dudó en exigir a David cien prepucios de filisteos como dote a pagar por su hija Mical.
70:1.19 (785.2) Las primeras guerras tenían lugar entre tribus enteras, pero en épocas posteriores, cuando dos individuos de tribus diferentes tenían una disputa, en lugar de permitir que lucharan las dos tribus, los dos rivales se batían en duelo. También se estableció la costumbre de que dos ejércitos lo arriesgaran todo al resultado del combate entre los representantes escogidos por cada lado, como en el caso de David y Goliat.
70:1.20 (785.3) El primer refinamiento de la guerra fue hacer prisioneros. Después, a las mujeres se les eximió de las hostilidades, y luego vino el reconocimiento de los no combatientes. Pronto se desarrollaron las castas militares y los ejércitos permanentes para mantenerse al mismo ritmo que la creciente complejidad del combate. A estos guerreros se les prohibió pronto que se asociaran con las mujeres, y hace mucho tiempo que las mujeres dejaron de combatir, aunque siempre han alimentado y curado a los soldados y los han incitado a luchar.
70:1.21 (785.4) La práctica de declarar la guerra representó un gran progreso. Estas declaraciones de intención de combatir anunciaron la llegada de un sentido de la equidad, a lo cual le siguió el desarrollo gradual de las reglas de la guerra «civilizada». Muy pronto se estableció la costumbre de no combatir cerca de los lugares religiosos, y aún más tarde, de no luchar durante ciertos días sagrados. Luego vino el reconocimiento general del derecho de asilo; los refugiados políticos recibieron protección.
70:1.22 (785.5) La guerra evolucionó así paulatinamente desde la primitiva caza del hombre hasta el sistema un poco más ordenado de las naciones «civilizadas» más recientes. Pero la actitud social de amistad tarda mucho tiempo en reemplazar a la actitud de enemistad.
70:2.1 (785.6) En las épocas pasadas, una guerra feroz provocaba tales cambios sociales y facilitaba la adopción de tales nuevas ideas, que éstos no habrían aparecido de manera natural en diez mil años. El precio terrible que se pagaba por estas ventajas indudables de la guerra era el retroceso temporal de la sociedad al estado salvaje; la razón civilizada tenía que abdicar. La guerra es un remedio poderoso, muy costoso y sumamente peligroso; aunque cura a menudo ciertos males sociales, a veces mata al paciente, destruye la sociedad.
70:2.2 (785.7) La necesidad constante de la defensa nacional produce muchos ajustes sociales nuevos y avanzados. La sociedad disfruta hoy de los beneficios de una larga lista de innovaciones útiles que al principio eran totalmente militares; y a la guerra le debe incluso la danza, una de cuyas primeras formas fue un ejercicio militar.
70:2.3 (785.8) La guerra ha tenido un valor social para las civilizaciones pasadas porque:
70:2.4 (785.9) 1. Imponía la disciplina, forzaba a la cooperación.
70:2.5 (785.10) 2. Premiaba la entereza y la valentía.
70:2.6 (785.11) 3. Fomentaba y consolidaba el nacionalismo.
70:2.7 (785.12) 4. Destruía a los pueblos débiles e ineptos.
70:2.8 (785.13) 5. Deshacía la ilusión de la igualdad primitiva y estratificaba selectivamente a la sociedad.
70:2.9 (785.14) La guerra ha tenido cierto valor evolutivo y selectivo, pero al igual que la esclavitud, deberá abandonarse alguna vez a medida que la civilización progrese lentamente. Las guerras antiguas favorecían los viajes y los intercambios culturales; los métodos modernos de transporte y de comunicación sirven ahora mejor para estos fines. Las guerras de antaño fortalecían a las naciones, pero las luchas modernas trastornan la cultura civilizada. Las guerras antiguas conducían a diezmar a los pueblos inferiores; el resultado neto de los conflictos modernos es la destrucción selectiva de los mejores linajes humanos. Las guerras primitivas estimulaban la organización y la eficacia, pero éstas últimas se han convertido ahora en los objetivos de la industria moderna. Durante las épocas pasadas, la guerra era un fermento social que empujaba a la civilización hacia adelante; este resultado ahora se logra mejor mediante la ambición y la invención. Las guerras antiguas sostenían el concepto de un Dios de las batallas, pero al hombre moderno se le ha informado de que Dios es amor. La guerra ha servido para muchos fines valiosos en el pasado; ha sido un andamiaje indispensable para construir la civilización, pero se está declarando rápidamente en quiebra cultural — es incapaz de producir, en beneficios sociales, los dividendos de alguna forma proporcionales a las terribles pérdidas que acompañan a su invocación.
70:2.10 (786.1) En otra época, los médicos creían que la sangría curaba numerosas enfermedades, pero desde entonces han descubierto remedios más eficaces para la mayoría de estas dolencias. La sangría internacional de la guerra deberá también ceder el paso indudablemente al descubrimiento de mejores métodos para curar los males de las naciones.
70:2.11 (786.2) Las naciones de Urantia ya han emprendido la lucha gigantesca entre el militarismo nacionalista y el industrialismo, y este conflicto es análogo en muchos aspectos a la lucha secular entre los pastores-cazadores y los agricultores. Pero si el industrialismo ha de triunfar sobre el militarismo, debe evitar los peligros que le acechan. Los peligros para la industria incipiente de Urantia son:
70:2.12 (786.3) 1. La fuerte tendencia hacia el materialismo, la ceguera espiritual.
70:2.13 (786.4) 2. La adoración del poder de las riquezas, la deformación de los valores.
70:2.14 (786.5) 3. Los vicios del lujo, la inmadurez cultural.
70:2.15 (786.6) 4. Los peligros crecientes de la indolencia, la insensibilidad al servicio.
70:2.16 (786.7) 5. El desarrollo de una debilidad racial indeseable, la degeneración biológica.
70:2.17 (786.8) 6. La amenaza de una esclavitud industrial estandarizada, el estancamiento de la personalidad. El trabajo ennoblece, pero las faenas monótonas embrutecen.
70:2.18 (786.9) El militarismo es autocrático y cruel — salvaje. Favorece la organización social entre los vencedores, pero desintegra a los vencidos. El industrialismo es más civilizado y debería promoverse de tal manera que favorezca la iniciativa y estimule el individualismo. La sociedad debería fomentar la originalidad por todos los medios.
70:2.19 (786.10) No cometáis el error de glorificar la guerra; discernid más bien lo que ha hecho por la sociedad, para que podáis imaginar con más exactitud lo que deben proporcionar sus sustitutos a fin de que continúe el progreso de la civilización. Si no se proveen esos sustitutos adecuados, entonces podéis estar seguros de que la guerra continuará existiendo durante mucho tiempo.
70:2.20 (786.11) El hombre nunca aceptará la paz como una manera normal de vivir hasta que no se haya convencido repetidas veces y por completo de que la paz es lo mejor para su bienestar material, y hasta que la sociedad no haya facilitado sabiamente los sustitutos pacíficos para satisfacer la tendencia inherente a dar rienda suelta periódicamente al impulso colectivo destinado a liberar las emociones y energías que se acumulan constantemente, y que forman parte de las reacciones autopreservatorias de la especie humana.
70:2.21 (786.12) Pero la guerra debería ser reconocida, aunque sea de paso, como la escuela experiencial que ha obligado a una raza de individualistas arrogantes a someterse a una autoridad extremadamente concentrada — a un jefe ejecutivo. La guerra a la antigua usanza escogía como jefes a los hombres que eran eminentes por naturaleza, pero la guerra moderna ya no lo hace. Para descubrir a sus dirigentes, la sociedad debe recurrir ahora a las conquistas de la paz: la industria, la ciencia y las realizaciones sociales.
70:3.1 (787.1) En la sociedad más primitiva, la horda lo es todo; incluso los niños son su propiedad común. La familia evolutiva sustituyó a la horda en la crianza de los hijos, mientras que los clanes y las tribus emergentes la reemplazaron como unidad social.
70:3.2 (787.2) El apetito sexual y el amor maternal establecen la familia. Pero el gobierno real no aparece hasta que no se han empezado a formar los grupos superfamiliares. En los tiempos prefamiliares de la horda, los individuos escogidos sin ceremonias eran los que aseguraban el caudillaje. Los bosquimanos africanos nunca han sobrepasado este estado primitivo; no tienen jefes en la horda.
70:3.3 (787.3) Las familias se unieron por lazos de sangre en clanes, en conjuntos de parientes, y estos clanes se convirtieron más tarde en tribus, en comunidades territoriales. La guerra y la presión externa forzaron a los clanes de parientes a organizarse en tribus, pero el comercio y los negocios son los que mantuvieron unidos a estos grupos primitivos iniciales con cierto grado de paz interna.
70:3.4 (787.4) Las organizaciones comerciales internacionales favorecerán la paz en Urantia mucho más que toda la sofistería sensiblera de los planes quiméricos de paz. El desarrollo del lenguaje y los métodos más perfectos de comunicación, así como la mejora del transporte, han facilitado las relaciones comerciales.
70:3.5 (787.5) La ausencia de un lenguaje común siempre ha obstaculizado el crecimiento de los grupos pacíficos, pero el dinero se ha convertido en el lenguaje universal del comercio moderno. La sociedad moderna se mantiene unida en gran parte gracias al mercado industrial. El afán de lucro es un poderoso civilizador cuando contiene además el deseo de servir.
70:3.6 (787.6) En las épocas primitivas, cada tribu estaba rodeada por unos círculos concéntricos de miedo y de desconfianza crecientes; de ahí que en otro tiempo fuera costumbre matar a todos los extraños, y más adelante, esclavizarlos. La idea antigua de la amistad significaba la adopción por parte del clan; y se creía que uno continuaba perteneciendo al clan después de la muerte — fue uno de los primeros conceptos de la vida eterna.
70:3.7 (787.7) La ceremonia de adopción consistía en beber uno la sangre del otro. En algunos grupos se intercambiaban la saliva en lugar de beber la sangre, y éste es el antiguo origen de la costumbre de besarse en sociedad. Y todas las ceremonias de asociación, ya se tratara de casamientos o de adopciones, siempre terminaban en un banquete.
70:3.8 (787.8) En tiempos posteriores se utilizó la sangre diluida en vino tinto, y finalmente sólo se bebió el vino para sellar la ceremonia de adopción, la cual se notificaba poniendo en contacto las copas de vino y se consumaba tragando la bebida. Los hebreos emplearon una forma modificada de esta ceremonia de adopción. Sus antepasados árabes utilizaban un juramento que se prestaba mientras la mano del candidato descansaba en el órgano genital del nativo de la tribu. Los hebreos trataban a los extranjeros adoptados con amabilidad y fraternidad. «El extranjero que vive con vosotros será como alguien que ha nacido entre vosotros, y lo amaréis como a vosotros mismos.»
70:3.9 (787.9) «La amistad con los huéspedes» era una relación de hospitalidad temporal. Cuando los huéspedes que estaban de visita se marchaban, se rompía un plato en dos mitades y se entregaba una de ellas al amigo que partía, para que sirviera de introducción apropiada a una tercera persona que pudiera llegar de visita en el futuro. Existía la costumbre de que los huéspedes pagaran su estancia contando las historias de sus viajes y aventuras. Los narradores de antaño se volvieron tan populares, que las costumbres terminaron por prohibirles que ejercieran su actividad durante las temporadas de caza o de cosecha.
70:3.10 (788.1) Los primeros tratados de paz fueron los «lazos de sangre». Los embajadores de la paz de dos tribus en guerra se reunían, se rendían homenaje, y luego procedían a pincharse la piel hasta que ésta sangraba; después de lo cual se chupaban mutuamente la sangre y declaraban la paz.
70:3.11 (788.2) Las primeras misiones de paz consistieron en delegaciones de hombres que llevaban a sus doncellas escogidas para la satisfacción sexual de sus antiguos enemigos, y utilizaban este apetito sexual para combatir los impulsos bélicos. La tribu honrada de este modo devolvía la visita, con su ofrenda de doncellas; después de esto la paz se establecía firmemente. Al poco tiempo se autorizaban los matrimonios entre las familias de los jefes.
70:4.1 (788.3) El primer grupo pacífico fue la familia, luego el clan, la tribu, y más tarde la nación, que con el tiempo se convertiría en el Estado territorial moderno. Es sumamente alentador el hecho de que los grupos pacíficos de hoy en día se hayan ampliado desde hace mucho tiempo más allá de los lazos de sangre hasta englobar a las naciones, a pesar del hecho de que las naciones de Urantia continúan gastando inmensas sumas en preparativos de guerra.
70:4.2 (788.4) Los clanes eran los grupos consanguíneos dentro de la tribu, y debían su existencia a ciertos intereses comunes, tales como:
70:4.3 (788.5) 1. Su origen se remontaba a un antepasado común.
70:4.4 (788.6) 2. Eran leales a un tótem religioso común.
70:4.5 (788.7) 3. Hablaban el mismo dialecto.
70:4.6 (788.8) 4. Compartían un lugar de residencia común.
70:4.7 (788.9) 5. Temían a los mismos enemigos.
70:4.8 (788.10) 6. Tenían una experiencia militar común.
70:4.9 (788.11) Los jefes de los clanes estaban siempre subordinados al jefe de la tribu, y los primeros gobiernos tribales fueron una vaga confederación de clanes. Los aborígenes australianos nunca han desarrollado una forma de gobierno tribal.
70:4.10 (788.12) Los jefes pacíficos de los clanes gobernaban generalmente por la línea materna; los jefes guerreros de las tribus establecieron la línea paterna. Las cortes de los jefes tribales y de los primeros reyes estaban compuestas por los jefes de los clanes, y era costumbre invitarlos a que se presentaran ante el rey varias veces al año. Esto permitía a este último vigilarlos y asegurarse mejor su cooperación. Los clanes desempeñaron un valioso servicio en los gobiernos locales, pero retrasaron enormemente el desarrollo de naciones grandes y fuertes.
70:5.1 (788.13) Toda institución humana ha tenido un comienzo, y el gobierno civil es un producto de la evolución progresiva, al igual que lo son el matrimonio, la industria y la religión. A partir de los primeros clanes y de las tribus primitivas, se desarrollaron gradualmente los tipos sucesivos de gobiernos humanos que han aparecido y desaparecido, hasta llegar a las formas de reglamentación civil y social que caracterizan al segundo tercio del siglo veinte.
70:5.2 (788.14) Con la aparición gradual de las unidades familiares, las bases del gobierno se establecieron en la organización del clan, en la agrupación de las familias consanguíneas. El primer cuerpo verdaderamente gubernamental fue el consejode ancianos. Este grupo regulador estaba compuesto por los ancianos que se habían distinguido de alguna manera eficaz. Incluso el hombre bárbaro supo apreciar pronto la sabiduría y la experiencia, y el resultado fue un largo período de dominación por parte de los ancianos. Este reinado oligárquico de la edad se convirtió gradualmente en la idea del patriarcado.
70:5.3 (789.1) En el consejo primitivo de ancianos residía el potencial de todas las funciones gubernamentales: la ejecutiva, la legislativa y la judicial. Cuando el consejo interpretaba las costumbres vigentes, era un tribunal; cuando establecía las nuevas formas de usanzas sociales, era un cuerpo legislativo; en la medida en que hacía cumplir estos decretos y promulgaciones, era el poder ejecutivo. El presidente del consejo fue uno de los precursores del jefe tribal posterior.
70:5.4 (789.2) Algunas tribus tenían consejos femeninos y, de vez en cuando, muchas tribus fueron gobernadas por mujeres. Algunas tribus de hombres rojos conservaron la enseñanza de Onamonalontón consistente en seguir las decisiones unánimes del «consejo de los siete».
70:5.5 (789.3) A la humanidad le ha costado trabajo aprender que un club de debates no puede dirigir ni la guerra ni la paz. Las «palabrerías» primitivas raras veces fueron útiles. La raza aprendió pronto que un ejército dirigido por un grupo de jefes de clanes no tenía ninguna posibilidad ante un fuerte ejército mandado por un solo hombre. La guerra siempre ha producido reyes.
70:5.6 (789.4) Al principio, los jefes de guerra se elegían exclusivamente para el servicio militar, y solían renunciar a una parte de su autoridad durante los períodos de paz, cuando sus deberes tenían un carácter más bien social. Pero poco a poco empezaron a inmiscuirse en los intervalos de paz, tendiendo a continuar gobernando de una guerra a la siguiente. A menudo procuraron que una guerra no tardara mucho tiempo en seguir a la otra. A estos primitivos señores de la guerra no les gustaba la paz.
70:5.7 (789.5) En tiempos posteriores, algunos jefes fueron escogidos para otros servicios no militares, siendo seleccionados debido a una constitución física excepcional o a unas aptitudes personales sobresalientes. Los hombres rojos tenían a menudo dos clases de jefes — los sachems, o jefes de la paz, y los jefes de guerra hereditarios. Los jefes de la paz también eran jueces y educadores.
70:5.8 (789.6) Algunas comunidades primitivas estaban gobernadas por los curanderos, que a menudo ejercían como jefes. Un solo hombre desempeñaba las funciones de sacerdote, médico y jefe ejecutivo. Con mucha frecuencia, las primeras insignias reales habían sido al principio los símbolos o emblemas de las vestiduras sacerdotales.
70:5.9 (789.7) La rama ejecutiva del gobierno nació gradualmente a través de estas etapas. Los consejos de los clanes y de las tribus continuaron existiendo en calidad de asesores y como precursores de las ramas legislativa y judicial que aparecieron más tarde. Hoy día, en África, todas estas formas de gobiernos primitivos existen realmente entre las diversas tribus.
70:6.1 (789.8) El gobierno estatal eficaz sólo apareció con la llegada de un jefe que tenía plena autoridad ejecutiva. El hombre descubrió que sólo se podía tener un gobierno eficaz confiriendo el poder a una personalidad, y no sosteniendo una idea.
70:6.2 (789.9) La soberanía tuvo su origen en la idea de la autoridad o de la riqueza familiar. Cuando un reyezuelo patriarcal se convertía en un verdadero rey, a veces se le llamaba el «padre de su pueblo». Más adelante se creyó que los reyes habían surgido de los héroes. Y más tarde aún, la soberanía se volvió hereditaria, debido a la creencia en el origen divino de los reyes.
70:6.3 (789.10) La monarquía hereditaria evitó la anarquía que anteriormente había causado tantos estragos entre la muerte de un rey y la elección de su sucesor. La familia tenía un jefe biológico y el clan un jefe natural escogido; pero la tribu, y más tarde el Estado, no tenían ningún dirigente natural, y éste fue un motivo adicional para hacer que los jefes-reyes fueran hereditarios. La idea de las familias reales y de la aristocracia también estaba basada en las costumbres de «poseer un nombre» en los clanes.
70:6.4 (790.1) La sucesión de los reyes se consideró finalmente como sobrenatural, pues se creía que la sangre real se remontaba a los tiempos del estado mayor materializado del Príncipe Caligastia. Los reyes se convirtieron así en personalidades fetiche y se les tuvo un miedo desmesurado, adoptándose una forma especial de lenguaje para utilizarlo en la corte. Incluso en épocas recientes se ha creído que tocar a un rey curaba las enfermedades, y algunos pueblos de Urantia consideran todavía que sus soberanos han tenido un origen divino.
70:6.5 (790.2) Al rey fetiche primitivo se le mantenía a menudo aislado; se le consideraba demasiado sagrado como para ser visto, salvo los días de fiesta y los días sagrados. Habitualmente se escogía a un representante para que actuara en su lugar, y éste es el origen de los primeros ministros. El primer funcionario ministerial fue un administrador de alimentos; otros le siguieron poco después. Los soberanos nombraron pronto a unos representantes para que se encargaran del comercio y de la religión; el desarrollo de los gabinetes ministeriales supuso un paso directo hacia la despersonalización de la autoridad ejecutiva. Estos ayudantes de los primeros reyes se convirtieron en la nobleza reconocida, y la esposa del rey ascendió gradualmente a la dignidad de reina a medida que las mujeres gozaron de mayor estima.
70:6.6 (790.3) Los soberanos sin escrúpulos consiguieron un gran poder gracias al descubrimiento del veneno. La magia de las cortes primitivas era diabólica; los enemigos del rey morían pronto. Pero incluso el tirano más déspota se encontraba sometido a algunas restricciones; al menos se sentía refrenado por el miedo constante a ser asesinado. Los curanderos, los hechiceros y los sacerdotes han sido siempre un freno poderoso para los reyes. Los terratenientes, la aristocracia, ejercieron posteriormente una influencia restrictiva. Y de vez en cuando, los clanes y las tribus sencillamente se sublevaban y derrocaban a sus déspotas y tiranos. Cuando los soberanos depuestos eran condenados a muerte, a menudo se les concedía la alternativa de suicidarse, lo cual dio origen a la antigua moda social de suicidarse en ciertas circunstancias.
70:7.1 (790.4) La consanguinidad determinó los primeros grupos sociales; los clanes consanguíneos se agrandaron mediante la asociación. Los matrimonios entre los clanes fueron la etapa siguiente en la ampliación de los grupos, y la tribu compleja resultante fue el primer organismo verdaderamente político. El progreso siguiente en el desarrollo social fue la evolución de los cultos religiosos y de los clubes políticos. Éstos aparecieron primero como sociedades secretas e inicialmente eran totalmente religiosas; después se volvieron reguladoras. Al principio eran clubes de hombres; más tarde aparecieron grupos de mujeres. Luego se dividieron en dos clases: sociopolítica y místico-religiosa.
70:7.2 (790.5) Estas sociedades tenían muchas razones para permanecer secretas, tales como:
70:7.3 (790.6) 1. El temor a atraer la indignación de los dirigentes por haber violado algún tabú.
70:7.4 (790.7) 2. La finalidad de practicar unos ritos religiosos minoritarios.
70:7.5 (790.8) 3. La intención de preservar valiosos secretos «espirituales» o comerciales.
70:7.6 (790.9) 4. Disfrutar de algún hechizo o magia especial.
70:7.7 (790.10) El hecho mismo de que estas sociedades fueran secretas confería a todos sus miembros el poder del misterio frente al resto de la tribu. El secreto atrae también la vanidad; los iniciados formaban la aristocracia social de su época. Después de su iniciación, los muchachos cazaban con los hombres, mientras que anteriormente recogían las verduras con las mujeres. La humillación suprema, la deshonra ante la tribu, consistía en no lograr pasar las pruebas de la pubertad, y verse así obligado a permanecer fuera de la vivienda de los hombres en compañía de las mujeres y los niños, en ser considerado como afeminado. Además, a los no iniciados no se les permitía casarse.
70:7.8 (791.1) Los pueblos primitivos enseñaron muy pronto a sus jóvenes adolescentes a controlar sus impulsos sexuales. Se estableció la costumbre de separar a los muchachos de sus padres desde la pubertad hasta el matrimonio, confiando su educación y formación a las sociedades secretas de los hombres. Una de las funciones principales de estos clubes era conservar el control de los jóvenes adolescentes para evitar así los hijos ilegítimos.
70:7.9 (791.2) La prostitución comercializada empezó cuando estos clubes de hombres pagaron con dinero el derecho a utilizar las mujeres de otras tribus. Pero los grupos más primitivos permanecieron notablemente libres de laxitud sexual.
70:7.10 (791.3) La ceremonia de iniciación de la pubertad se prolongaba generalmente durante un período de cinco años. Estas ceremonias contenían muchas torturas y cortes dolorosos que se infligían a sí mismos. La circuncisión se practicó al principio como un rito de iniciación en una de estas cofradías secretas. Las marcas de la tribu se grababan en el cuerpo como parte de la iniciación de la pubertad; el tatuaje se originó así, como un símbolo de pertenencia. Estas torturas, así como muchas privaciones, estaban destinadas a endurecer a estos jóvenes, a inculcarles la realidad de la vida y sus penurias inevitables. Este objetivo se logra mejor mediante los juegos atléticos y las competiciones físicas que aparecieron más tarde.
70:7.11 (791.4) Pero las sociedades secretas intentaban mejorar de verdad la moral de los adolescentes; una de las metas principales de las ceremonias de la pubertad era inculcar a los muchachos que debían dejar en paz a las esposas de los otros hombres.
70:7.12 (791.5) Después de estos años de disciplina y entrenamiento rigurosos, y justo antes de casarse, a los jóvenes se les dejaba salir durante un corto período de ocio y de libertad, después del cual volvían para casarse y someterse a la sujeción de los tabúes de su tribu durante el resto de su vida. Esta antigua costumbre ha subsistido hasta los tiempos modernos en la idea descabellada de «correrla mientras se es joven».
70:7.13 (791.6) Muchas tribus posteriores autorizaron la formación de clubes secretos de mujeres, cuya finalidad consistía en preparar a las muchachas adolescentes para ser esposas y madres. Después de su iniciación, las jóvenes estaban capacitadas para el matrimonio y se les permitía asistir a la «presentación de las novias», la fiesta de presentación en sociedad de aquellos tiempos. Las órdenes de mujeres con votos de celibato empezaron a aparecer muy pronto.
70:7.14 (791.7) Los clubes no secretos hicieron luego su aparición cuando los grupos de hombres solteros y de mujeres no comprometidas formaron sus organizaciones separadas. Estas asociaciones fueron en realidad las primeras escuelas. Mientras que los clubes masculinos y femeninos se dedicaban con frecuencia a perseguirse mutuamente, algunas tribus avanzadas, después de haber estado en contacto con los educadores de Dalamatia, experimentaron con la enseñanza mixta, disponiendo de internados para ambos sexos.
70:7.15 (791.8) Las sociedades secretas contribuyeron a la formación de las castas sociales, principalmente debido al carácter misterioso de sus iniciaciones. Al principio, los miembros de estas sociedades utilizaban máscaras para asustar a los curiosos y alejarlos de sus ritos de duelo — el culto a los antepasados. Este ritual se convirtió más tarde en una seudo sesión de espiritismo en la que se suponía que aparecían fantasmas. Las antiguas sociedades del «nuevo nacimiento» utilizaban signos y empleaban un lenguaje secreto especial; también renunciaban solemnemente a ciertos alimentos y bebidas. Actuaban como policía nocturna y, por lo demás, ejercían sus funciones en una amplia gama de actividades sociales.
70:7.16 (792.1) Todas las asociaciones secretas imponían un juramento, prescribían la confianza entre sus miembros y enseñaban que había que guardar los secretos. Estas agrupaciones atemorizaban y controlaban a las muchedumbres; también actuaban como sociedades de vigilancia, y practicaban linchamientos. Fueron los primeros espías de las tribus que estaban en guerra y la primera policía secreta en tiempos de paz. Lo mejor de todo fue que mantuvieron a los reyes poco escrupulosos en un estado de inquietud. Para compensar este hecho, los reyes patrocinaron su propia policía secreta.
70:7.17 (792.2) Estas sociedades dieron nacimiento a los primeros partidos políticos. El primer gobierno partidista fue el de «los fuertes» contra «los débiles». En los tiempos antiguos, un cambio de administración sólo se producía después de una guerra civil, probando así sobradamente que los débiles se habían vuelto fuertes.
70:7.18 (792.3) Los comerciantes emplearon estos clubes para cobrar sus deudas, y los soberanos para recaudar sus impuestos. El sistema tributario ha supuesto una larga lucha, y una de sus primeras formas fue el diezmo, la décima parte de la caza o del botín. Al principio los impuestos se cobraban para mantener la casa del rey, pero se descubrió que era más fácil recaudarlos cuando se disfrazaban bajo la forma de ofrendas para sostener el servicio del templo.
70:7.19 (792.4) Estas asociaciones secretas se convirtieron después en las primeras organizaciones caritativas y más tarde evolucionaron en sociedades religiosas primitivas — las precursoras de las iglesias. Finalmente, algunas de estas sociedades se volvieron intertribales, formando las primeras cofradías internacionales.
70:8.1 (792.5) La desigualdad mental y física de los seres humanos asegura la aparición de las clases sociales. Los únicos mundos que no tienen estratos sociales son los más primitivos y los más avanzados. Una civilización en sus albores aún no ha empezado la diferenciación de los niveles sociales, mientras que un mundo establecido en la luz y la vida ha borrado en gran parte estas divisiones de la humanidad, tan características de todas las etapas evolutivas intermedias.
70:8.2 (792.6) A medida que la sociedad salió del salvajismo para entrar en la barbarie, sus componentes humanos tendieron a agruparse en clases por las razones generales siguientes:
70:8.3 (792.7) 1. Razones naturales — contacto, parentesco y matrimonio; las primeras distinciones sociales estuvieron basadas en el sexo, la edad y la sangre — en el parentesco con el jefe.
70:8.4 (792.8) 2. Razones personales — el reconocimiento de la capacidad, la resistencia, la habilidad y la entereza, a lo que pronto le siguió el reconocimiento del dominio del lenguaje, el saber y la inteligencia general.
70:8.5 (792.9) 3. Razones fortuitas — la guerra y la emigración ocasionaron la separación de los grupos humanos. Las conquistas, las relaciones entre los vencedores y los vencidos, influyeron poderosamente en la evolución de las clases, mientras que la esclavitud provocó la primera división general de la sociedad en hombres libres y cautivos.
70:8.6 (792.10) 4. Razones económicas — los ricos y los pobres. La riqueza y la posesión de esclavos fue una base que generó una de las clases de la sociedad.
70:8.7 (792.11) 5. Razones geográficas — ciertas clases surgieron a consecuencia del establecimiento de la población en zonas urbanas o rurales. Las ciudades y el campo han contribuido respectivamente a la diferenciación entre los pastores-agricultores y los comerciantes-industriales, con sus reacciones y puntos de vista divergentes.
70:8.8 (792.12) 6. Razones sociales — algunas clases se han formado gradualmente según la apreciación popular del valor social de diversos grupos. Entre las primeras divisiones de esta índole se encontraron las distinciones entre los sacerdotes-educadores, los gobernantes-guerreros, los capitalistas-comerciantes, los obreros comunes y los esclavos. El esclavo nunca podía convertirse en capitalista, pero a veces el asalariado podía optar por unirse a los capitalistas.
70:8.9 (793.1) 7. Razones profesionales — a medida que las profesiones se multiplicaron, tendieron a establecer castas y gremios. Los trabajadores se dividieron en tres grupos: las clases profesionales, incluídos los curanderos, luego los trabajadores especializados, seguidos de los obreros no especializados.
70:8.10 (793.2) 8. Razones religiosas — los primeros clubes de culto dieron nacimiento a sus propias clases dentro de los clanes y las tribus; la piedad y el misticismo de los sacerdotes las han perpetuado durante mucho tiempo como un grupo social distinto.
70:8.11 (793.3) 9. Razones raciales — la presencia de dos o más razas dentro de una nación o unidad territorial determinada produce generalmente castas de color. El sistema original de las castas de la India estaba basado en el color, así como el del antiguo Egipto.
70:8.12 (793.4) 10. Razones de edad — la juventud y la madurez. En las tribus, los niños permanecían bajo la custodia de su padre mientras éste vivía, y en cambio las niñas se quedaban a cargo de su madre hasta que se casaban.
70:8.13 (793.5) Unas clases sociales flexibles y cambiantes son indispensables para una civilización en evolución, pero cuando las clases se convierten en castas, cuando los niveles sociales se petrifican, el mejoramiento de la estabilidad social se consigue mediante la disminución de la iniciativa personal. La casta social resuelve el problema de encontrar uno su lugar en la industria, pero también reduce claramente el desarrollo del individuo e impide prácticamente la cooperación social.
70:8.14 (793.6) Como las clases de la sociedad se han formado de manera natural, continuarán existiendo hasta que el hombre consiga eliminarlas gradualmente por evolución mediante la manipulación inteligente de los recursos biológicos, intelectuales y espirituales de una civilización en progreso, tales como:
70:8.15 (793.7) 1. La renovación biológica de los linajes raciales — la eliminación selectiva de las cepas humanas inferiores. Esto tenderá a erradicar muchas desigualdades humanas.
70:8.16 (793.8) 2. La formación educativa de la mayor capacidad cerebral que surgirá de este mejoramiento biológico.
70:8.17 (793.9) 3. La estimulación religiosa de los sentimientos de parentesco y de fraternidad humanos.
70:8.18 (793.10) Pero estas medidas sólo pueden dar sus verdaderos frutos en los lejanos milenios del futuro, aunque la manipulación inteligente, sabia y paciente de estos factores aceleradores del progreso cultural producirá inmediatamente muchas mejoras sociales. La religión es la palanca poderosa que levanta a la civilización por encima del caos, pero se encuentra impotente sin el punto de apoyo de una mente sana y normal, que descanse firmemente sobre una herencia sana y normal.
70:9.1 (793.11) La naturaleza no le confiere ningún derecho al hombre; sólo le concede la vida y un mundo donde vivirla. La naturaleza ni siquiera le confiere el derecho de vivir, tal como se puede deducir si consideramos lo que le sucedería probablemente a un hombre desarmado que se encontrara frente a frente con un tigre hambriento en un bosque primitivo. El don fundamental que la sociedad le otorga al hombre es la seguridad.
70:9.2 (793.12) La sociedad ha afirmado gradualmente sus derechos y, en el momento presente, son los siguientes:
70:9.3 (793.13) 1. La seguridad en el abastecimiento de los alimentos.
70:9.4 (793.14) 2. La defensa militar — la seguridad mediante el estado de preparación.
70:9.5 (793.15) 3. La conservación de la paz interna — la prevención de la violencia personal y del desorden social.
70:9.6 (794.1) 4. El control sexual — el matrimonio, la institución de la familia.
70:9.7 (794.2) 5. La propiedad — el derecho de poseer.
70:9.8 (794.3) 6. El fomento de la competitividad entre los individuos y los grupos.
70:9.9 (794.4) 7. Las disposiciones para educar y formar a la juventud.
70:9.10 (794.5) 8. La promoción del intercambio y del comercio — el desarrollo industrial.
70:9.11 (794.6) 9. El mejoramiento de las condiciones y las remuneraciones de los trabajadores.
70:9.12 (794.7) 10. La garantía de la libertad de las prácticas religiosas para que la motivación espiritual pueda exaltar todas estas otras actividades sociales.
70:9.13 (794.8) Cuando los derechos son tan antiguos que no se conocen sus orígenes, a menudo se denominan derechos naturales. Pero los derechos humanos no son realmente naturales; son enteramente sociales. Son relativos y cambian continuamente, pues no son más que las reglas del juego — los ajustes admitidos en las relaciones que gobiernan los fenómenos siempre cambiantes de la competitividad humana.
70:9.14 (794.9) Aquello que se puede considerar como un derecho en una época, puede que no lo sea en otra. La supervivencia de un gran número de personas anormales y degeneradas no se debe a que tengan el derecho natural de sobrecargar la civilización del siglo veinte, sino simplemente porque la sociedad de la época, las costumbres, lo decretan así.
70:9.15 (794.10) La Edad Media europea reconocía pocos derechos humanos; todo hombre pertenecía entonces a algún otro, y los derechos no eran más que privilegios o favores concedidos por la iglesia o el Estado. La sublevación contra este error fue igualmente un error, ya que condujo a la creencia de que todos los hombres nacen iguales.
70:9.16 (794.11) Los débiles y los inferiores siempre han luchado por tener los mismos derechos que los demás; siempre han insistido para que el Estado obligue a los fuertes y superiores a satisfacer sus necesidades y a compensar de otras maneras aquellas carencias que son muy a menudo el resultado natural de su propia indiferencia e indolencia.
70:9.17 (794.12) Pero este ideal de igualdad es el fruto de la civilización; no se encuentra en la naturaleza. La cultura misma demuestra también de manera concluyente la desigualdad intrínseca que existe entre los hombres mediante el hecho de que poseen unas capacidades muy desiguales para asimilarla. La realización repentina y no evolutiva de una supuesta igualdad natural haría retroceder rápidamente al hombre civilizado a las costumbres rudimentarias de las épocas primitivas. La sociedad no puede ofrecer los mismos derechos a todos, pero puede comprometerse a administrar los derechos variables de cada uno con justicia y equidad. La sociedad tiene la obligación y el deber de proporcionar a los hijos de la naturaleza una oportunidad justa y pacífica para luchar por su autopreservación, para participar en su autoperpetuación, y para disfrutar al mismo tiempo de cierto grado de satisfacción, ya que la suma de estos tres factores constituye la felicidad humana.
70:10.1 (794.13) La justicia natural es una teoría elaborada por el hombre; no es una realidad. En la naturaleza, la justicia es puramente teórica, totalmente ficticia. La naturaleza sólo proporciona una clase de justicia — la adaptación inevitable de los resultados a las causas.
70:10.2 (794.14) La justicia, tal como la conciben los hombres, significa conseguir sus derechos, y por eso es una cuestión de evolución progresiva. El concepto de justicia puede muy bien formar parte constitutiva de una mente dotada de espíritu, pero no nace plenamente desarrollado en los mundos del espacio.
70:10.3 (794.15) El hombre primitivo atribuía todos los fenómenos a una persona. En caso de muerte, el salvaje no se preguntaba qué lo había matado, sino quién. Por consiguiente, el homicidio accidental no se reconocía, y cuando se castigaba un crimen, no se tenía en cuenta en absoluto el móvil del criminal; la sentencia se pronunciaba de acuerdo con los daños ocasionados.
70:10.4 (795.1) En las sociedades más primitivas, la opinión pública actuaba de manera directa; no se necesitaban agentes de la ley. En la vida primitiva no había ninguna intimidad. Los vecinos de un hombre eran responsables de su conducta; tenían pues derecho a entrometerse en sus asuntos personales. La sociedad estaba reglamentada sobre la teoría de que los miembros de un grupo debían interesarse por la conducta de cada individuo, y tener cierto grado de control sobre ella.
70:10.5 (795.2) Muy pronto se creyó que los fantasmas administraban la justicia por medio de los curanderos y los sacerdotes; estos grupos se constituyeron así en los primeros detectives y agentes de la ley. Sus métodos primitivos para descubrir los crímenes consistían en utilizar las ordalías del veneno, el fuego y el dolor. Estos suplicios salvajes no eran más que unas técnicas rudimentarias de arbitraje; no resolvían necesariamente las controversias de manera justa. Por ejemplo: cuando se administraba un veneno, si el acusado lo vomitaba, era inocente.
70:10.6 (795.3) El Antiguo Testamento relata una de estas ordalías, una prueba de culpabilidad matrimonial: Si un hombre sospechaba que su esposa le era infiel, la llevaba ante el sacerdote y exponía sus sospechas, después de lo cual el sacerdote preparaba un brebaje compuesto de agua bendita y barreduras del suelo del templo. Después de la debida ceremonia, que incluía maldiciones amenazadoras, a la esposa acusada se le hacía beber la repugnante pócima. Si era culpable, «el agua que causa la maldición entrará en ella y se volverá amarga, y su vientre se hinchará, y sus muslos se pudrirán, y la mujer será maldita para su pueblo.» Si, por casualidad, alguna mujer podía beber este inmundo brebaje sin manifestar síntomas de enfermedad física, era absuelta de las acusaciones presentadas por su marido celoso.
70:10.7 (795.4) Casi todas las tribus en evolución practicaron en una época u otra estos métodos atroces para detectar los crímenes. Batirse en duelo es una supervivencia moderna del juicio por medio de las ordalías.
70:10.8 (795.5) No tiene nada de extraño que los hebreos y otras tribus semicivilizadas practicaran hace tres mil años estas técnicas primitivas para administrar la justicia, pero es sumamente asombroso que unos hombres racionales conservaran posteriormente esta reliquia de la barbarie en las páginas de una colección de escritos sagrados. La simple reflexión debería clarificar que ningún ser divino ha dado nunca al hombre mortal unas instrucciones tan injustas sobre la detección y el juicio de unas supuestas infidelidades matrimoniales.
70:10.9 (795.6) La sociedad adoptó pronto la actitud de pagar con represalias: ojo por ojo, vida por vida. Todas las tribus en evolución reconocieron este derecho a la venganza sangrienta. La venganza se convirtió en la meta de la vida primitiva, pero desde entonces la religión ha modificado considerablemente estas prácticas tribales iniciales. Los instructores de la religión revelada siempre han proclamado: «‘La venganza es mía`, dice el Señor». Los asesinatos por venganza de los tiempos primitivos no eran tan diferentes de los que se cometen en la actualidad con el pretexto de la ley no escrita.
70:10.10 (795.7) El suicidio era una forma corriente de represalia. Si un hombre era incapaz de vengarse durante su vida, moría con la creencia de que podría volver como fantasma y descargar su ira sobre su enemigo. Puesto que esta creencia estaba generalizada, la amenaza de suicidarse en el umbral de un enemigo era habitualmente suficiente para hacerlo ceder. El hombre primitivo no apreciaba mucho la vida; el suicidio por nimiedades era corriente, pero las enseñanzas de los dalamatianos redujeron mucho esta costumbre, mientras que en los tiempos más recientes, el ocio, las comodidades, la religión y la filosofía se han unido para hacer la vida más agradable y más deseable. Sin embargo, las huelgas de hambre suponen la analogía moderna de estos métodos antiguos de represalias.
70:10.11 (796.1) Una de las primeras formulaciones de la ley tribal en progreso consistió en asumir la enemistad sangrienta como un asunto de la tribu. Pero por extraño que parezca, incluso entonces un hombre podía matar a su esposa sin ser castigado, a condición de que la hubiera pagado íntegramente. Sin embargo, los esquimales actuales permiten todavía que la familia perjudicada sea la que pronuncie y administre el castigo por un crimen, incluso si se trata de un asesinato.
70:10.12 (796.2) Otro progreso consistió en la imposición de multas por violar los tabúes, en la estipulación de penas pecuniarias. Estas multas constituyeron las primeras rentas públicas. La costumbre de pagar el «dinero compensatorio» también se puso de moda como sustituto de la venganza sangrienta. Estos daños se pagaban habitualmente en mujeres o en ganado; transcurrió mucho tiempo antes de que se impusieran unas multas reales, una compensación monetaria, como castigo por los crímenes. Puesto que la idea de castigo era esencialmente la de una compensación, todas las cosas, incluyendo la vida humana, terminaron por tener un precio que se podía pagar como daños y perjuicios. Los hebreos fueron los primeros que abolieron la práctica de pagar dinero a la familia de una víctima de asesinato. Moisés les enseñó que no debían «aceptar ninguna compensación a cambio de la vida de un asesino que fuera culpable de haber matado; será ejecutado con toda seguridad.»
70:10.13 (796.3) Así pues, la justicia fue administrada primero por la familia, luego por el clan y más tarde por la tribu. La administración de la verdadera justicia data del momento en que a los grupos privados y emparentados se les privó de la venganza para depositarla en manos del grupo social, del Estado.
70:10.14 (796.4) El castigo consistente en quemar vivo a alguien fue en otro tiempo una práctica común. Muchos jefes antiguos lo admitieron, incluyendo a Hamurabi y Moisés; éste último ordenó que muchos crímenes, en particular los de naturaleza sexual grave, se castigaran quemando al culpable en la hoguera. Si «la hija de un sacerdote» o de otro ciudadano importante se dedicaba a la prostitución pública, los hebreos tenían la costumbre de «quemarla en el fuego».
70:10.15 (796.5) La traición — el hecho de «vender» o traicionar a los miembros de la tribu — fue el primer crimen capital. El robo de ganado se castigaba universalmente con una ejecución sumaria, e incluso recientemente el robo de caballos se ha castigado de manera similar. Pero con el paso del tiempo se aprendió que la severidad del castigo no era tan válida para disuadir a los criminales, como la certidumbre y la rapidez en su ejecución.
70:10.16 (796.6) Cuando una sociedad no consigue castigar los crímenes, el resentimiento colectivo se afirma generalmente bajo la forma de linchamiento; el establecimiento de refugios fue un medio de eludir esta cólera colectiva repentina. El linchamiento y el batirse en duelo representan la resistencia del individuo a ceder su desagravio privado al Estado.
70:11.1 (796.7) Hacer distinciones nítidas entre las costumbres y las leyes es tan difícil como indicar en qué momento exacto del amanecer el día sucede a la noche. Las costumbres son las leyes y los reglamentos policiales en gestación. Cuando las costumbres no definidas llevan mucho tiempo establecidas, tienden a cristalizarse en leyes precisas, en reglas concretas y en convenciones sociales bien definidas.
70:11.2 (796.8) Al principio, la ley siempre es negativa y prohibitiva; en las civilizaciones que progresan se va volviendo cada vez más positiva y directiva. La sociedad primitiva funcionaba de manera negativa; concedía al individuo el derecho de vivir, imponiendo a todos los demás el mandamiento de «no matarás». Toda concesión de derechos o de libertades a un individuo implica una reducción de las libertades de todos los demás, y esto se lleva a cabo mediante el tabú, la ley primitiva. Toda la idea del tabú es intrínsecamente negativa, pues la organización de la sociedad primitiva era totalmente negativa, y la administración primitiva de la justicia consistía en la aplicación de los tabúes. Pero al principio, estas leyes sólo se aplicaban a los miembros de la tribu, tal como está ilustrado en los hebreos de los tiempos posteriores, que tenían un código ético diferente para tratar con los gentiles.
70:11.3 (797.1) El juramento tuvo su origen en los tiempos de Dalamatia en un esfuerzo por hacer que los testimonios fueran más verídicos. Estos juramentos consistían en pronunciar una maldición sobre sí mismo. En los tiempos pasados, ningún individuo quería testificar en contra de su grupo nativo.
70:11.4 (797.2) El crimen era un ataque a las costumbres de la tribu, el pecado era la transgresión de aquellos tabúes que gozaban de la aprobación de los fantasmas, y existió una larga confusión debido a que no se lograba separar el crimen del pecado.
70:11.5 (797.3) El interés personal estableció el tabú sobre el asesinato, la sociedad lo santificó como costumbre tradicional, mientras que la religión consagró esta costumbre como ley moral, y las tres cosas contribuyeron así a hacer la vida humana más segura y sagrada. La sociedad no habría podido mantenerse unida durante los primeros tiempos si los derechos no hubieran tenido la aprobación de la religión; la superstición fue la policía moral y social de las largas épocas evolutivas. Todos los antiguos afirmaban que los dioses habían dado a sus antepasados las viejas leyes que poseían, los tabúes.
70:11.6 (797.4) La ley es un registro codificado de la larga experiencia humana, la opinión pública cristalizada y legalizada. Las costumbres fueron la materia prima de la experiencia acumulada, a partir de la cual las inteligencias dirigentes posteriores formularon las leyes escritas. Los jueces antiguos no tenían leyes. Cuando anunciaban una decisión, decían simplemente: «Es la costumbre».
70:11.7 (797.5) En los fallos de los tribunales, la referencia a la jurisprudencia representa el esfuerzo de los jueces por adaptar las leyes escritas a las condiciones cambiantes de la sociedad. Esto asegura una adaptación progresiva a las condiciones sociales cambiantes, unido al carácter impresionante de la continuidad tradicional.
70:11.8 (797.6) Los litigios sobre la propiedad se trataban de muchas maneras, tales como:
70:11.9 (797.7) 1. Destruyendo la propiedad en discusión.
70:11.10 (797.8) 2. Por la fuerza — los contendientes luchaban hasta llegar a una decisión.
70:11.11 (797.9) 3. Por medio del arbitraje — una tercera persona decidía.
70:11.12 (797.10) 4. Apelando a los ancianos — y más tarde a los tribunales.
70:11.13 (797.11) Los primeros tribunales fueron encuentros pugilísticos reglamentados; los jueces no eran más que unos árbitros. Se encargaban de que la pelea se desarrollara de acuerdo con las reglas aprobadas. Antes de emprender un combate ante los tribunales, cada una de las partes entregaba una fianza al juez para pagar los gastos y la multa después de que uno hubiera sido derrotado por el otro. «La fuerza era todavía el derecho». Más adelante, los argumentos verbales sustituyeron a los golpes físicos.
70:11.14 (797.12) Todo el concepto de la justicia primitiva no consistía tanto en ser justo como en arreglar la controversia e impedir así el desorden público y la violencia privada. Pero el hombre primitivo no experimentaba mucho resentimiento por lo que hoy se consideraría como una injusticia; se daba por sentado que los que tenían el poder lo utilizarían de manera egoísta. No obstante, la categoría de cualquier civilización se puede determinar con mucha exactitud analizando la minuciosidad y la equidad de sus tribunales, y la integridad de sus jueces.
70:12.1 (797.13) En la evolución del gobierno, la gran lucha ha estado relacionada con la concentración del poder. Los administradores del universo han aprendido por experiencia que los pueblos evolutivos de los mundos habitados están mejor reglamentados por un gobierno civil de tipo representativo, cuando se mantiene un equilibrio de poder adecuado entre las ramas ejecutiva, legislativa y judicial bien coordinadas.
70:12.2 (798.1) Aunque la autoridad primitiva estaba basada en la fuerza, en el poder físico, el gobierno ideal es el sistema representativo donde la jefatura está basada en la capacidad; pero en los tiempos de la barbarie, había demasiadas guerras como para permitir que un gobierno representativo funcionara de manera eficaz. En la larga lucha entre la división de la autoridad y la unidad de mando, los dictadores fueron los que ganaron. Los poderes iniciales y difusos del consejo primitivo de ancianos se concentraron gradualmente en la persona de un monarca absoluto. Después de la llegada de los verdaderos reyes, los grupos de ancianos sobrevivieron como cuerpos consultivos casi legislativo-judiciales; más tarde aparecieron los cuerpos legislativos de carácter coordinado, y finalmente se establecieron los tribunales supremos de justicia, separados de los cuerpos legislativos.
70:12.3 (798.2) El rey hacía cumplir las costumbres, la ley original o no escrita. Más tarde hizo respetar los decretos legislativos, la cristalización de la opinión pública. La asamblea popular, como expresión de la opinión pública, apareció lentamente, pero supuso un gran progreso social.
70:12.4 (798.3) Los primeros reyes estaban enormemente limitados por las costumbres — por la tradición o la opinión pública. En una época más reciente, algunas naciones de Urantia han codificado estas costumbres en unas bases documentales que sirven para gobernar.
70:12.5 (798.4) Los mortales de Urantia tienen derecho a la libertad; deben crear sus sistemas de gobierno; deben adoptar sus constituciones u otras cartas constitucionales de autoridad civil y de procedimiento administrativo. Una vez hecho esto, deben elegir como jefes del ejecutivo a sus compañeros más competentes y dignos. Sólo deben elegir como representantes en la rama legislativa a aquellas personas intelectual y moralmente cualificadas para desempeñar estas responsabilidades sagradas. Como jueces de sus tribunales superiores y supremos sólo deben escoger a aquellas personas que estén dotadas de una aptitud natural y que hayan adquirido sabiduría a través de una profunda experiencia.
70:12.6 (798.5) Después de haber elegido su carta constitucional de libertad, si los hombres quieren conservar su libertad deben tomar sus precauciones para que esa carta sea interpretada de manera sabia, inteligente y audaz, a fin de poder impedir:
70:12.7 (798.6) 1. La usurpación de un poder injustificado por parte de la rama ejecutiva o legislativa.
70:12.8 (798.7) 2. Las maquinaciones de los agitadores ignorantes y supersticiosos.
70:12.9 (798.8) 3. El retraso del progreso científico.
70:12.10 (798.9) 4. El estancamiento debido al predominio de la mediocridad.
70:12.11 (798.10) 5. La dominación ejercida por minorías corrompidas.
70:12.12 (798.11) 6. El control por parte de los aspirantes a dictadores ambiciosos y hábiles.
70:12.13 (798.12) 7. Los trastornos desastrosos debidos al pánico.
70:12.14 (798.13) 8. La explotación por parte de hombres sin escrúpulos.
70:12.15 (798.14) 9. La transformación de los ciudadanos en esclavos fiscales del Estado.
70:12.16 (798.15) 10. La falta de justicia social y económica.
70:12.17 (798.16) 11. La unión de la iglesia y el Estado.
70:12.18 (798.17) 12. La pérdida de la libertad personal.
70:12.19 (798.18) Éstos son los objetivos y las metas de los tribunales constitucionales que actúan como reguladores sobre los mecanismos de un gobierno representativo en un mundo evolutivo.
70:12.20 (799.1) La lucha de la humanidad por perfeccionar el gobierno en Urantia consiste en optimizar los canales de la administración, en adaptarlos a las necesidades corrientes en continuo cambio, en mejorar la distribución de los poderes dentro del gobierno, y luego en seleccionar a unos dirigentes administrativos que sean realmente sabios. Aunque existe una forma de gobierno divina e ideal, no podemos revelarla, sino que debe ser descubierta de manera lenta y laboriosa por los hombres y las mujeres de cada planeta en todos los universos del tiempo y del espacio.
70:12.21 (799.2) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 71
71:0.1 (800.1) EL ESTADO es un desarrollo beneficioso de la civilización; representa el beneficio neto que la sociedad ha obtenido de los estragos y sufrimientos de la guerra. Incluso el arte de gobernar no es más que una acumulación de técnicas para ajustar las pruebas competitivas de fuerza entre las tribus y las naciones en lucha.
71:0.2 (800.2) El Estado moderno es la institución que ha sobrevivido a la larga lucha por el poder colectivo. Un poder superior ha prevalecido finalmente y ha dado nacimiento a una criatura de hecho — el Estado — junto con el mito moral de que el ciudadano tiene la obligación absoluta de vivir y morir por el Estado. Pero el Estado no tiene una génesis divina; ni siquiera ha sido causado por una acción humana volitivamente inteligente; es una institución puramente evolutiva y tuvo un origen totalmente automático.
71:1.1 (800.3) El Estado es una organización reguladora social y territorial, y el Estado más fuerte, más eficaz y más duradero está compuesto por una sola nación cuya población posee una lengua, unas costumbres y unas instituciones comunes.
71:1.2 (800.4) Los primeros Estados eran pequeños y todos fueron el resultado de las conquistas. No tuvieron su origen en las asociaciones voluntarias. Muchos fueron fundados por conquistadores nómadas que se precipitaban sobre los pastores pacíficos o los agricultores asentados para dominarlos y esclavizarlos. Estos Estados, productos de las conquistas, estaban forzosamente estratificados; las clases eran inevitables, y las luchas de clases siempre han sido selectivas.
71:1.3 (800.5) Las tribus nórdicas de hombres rojos americanos nunca consiguieron organizarse en un auténtico Estado. Nunca progresaron más allá de una vaga confederación de tribus, una forma de Estado muy primitiva. La que más se aproximó fue la federación de los iroqueses, pero este grupo de seis naciones nunca funcionó exactamente como un Estado, y no logró sobrevivir debido a la ausencia de ciertos elementos esenciales para la vida nacional moderna, tales como:
71:1.4 (800.6) 1. La adquisición y la herencia de la propiedad privada.
71:1.5 (800.7) 2. La existencia de ciudades, además de la agricultura y la industria.
71:1.6 (800.8) 3. Animales domésticos útiles.
71:1.7 (800.9) 4. Una organización familiar práctica. Estos hombres rojos se aferraban a la familia materna y a la herencia de tíos a sobrinos.
71:1.8 (800.10) 5. Un territorio definido.
71:1.9 (800.11) 6. Un jefe ejecutivo fuerte.
71:1.10 (800.12) 7. La esclavitud de los cautivos — los adoptaban o los mataban en masa.
71:1.11 (800.13) 8. Unas conquistas decisivas.
71:1.12 (800.14) Los hombres rojos eran demasiado democráticos; tenían un buen gobierno, pero fracasó. Con el tiempo habrían desarrollado un Estado si no hubieran tropezado prematuramente con la civilización más avanzada del hombre blanco, que empleaba los métodos gubernamentales de los griegos y los romanos.
71:1.13 (801.1) El éxito del Estado romano estuvo basado en:
71:1.14 (801.2) 1. La familia patriarcal.
71:1.15 (801.3) 2. La agricultura y la domesticación de los animales.
71:1.16 (801.4) 3. La concentración de la población — las ciudades.
71:1.17 (801.5) 4. La propiedad privada de las cosas y la tierra.
71:1.18 (801.6) 5. La esclavitud — las clases de ciudadanos.
71:1.19 (801.7) 6. La conquista y la reorganización de los pueblos débiles y atrasados.
71:1.20 (801.8) 7. Un territorio definido y con carreteras.
71:1.21 (801.9) 8. Unos gobernantes personales y fuertes.
71:1.22 (801.10) La gran debilidad de la civilización romana, y uno de los factores que contribuyeron a la caída final del imperio, fue la disposición supuestamente liberal y avanzada de emancipar a los muchachos a los veintiún años, y de liberar incondicionalmente a las jóvenes para que tuvieran la libertad de casarse con un hombre de su propia elección o recorrer el país dedicándose a la inmoralidad. El perjuicio para la sociedad no provino de estas reformas mismas, sino más bien de la manera repentina y general en que fueron adoptadas. La caída de Roma demuestra lo que se puede esperar cuando un Estado experimenta una expansión demasiado rápida, acompañada de una degeneración interna.
71:1.23 (801.11) La decadencia de los lazos consanguíneos a favor de los lazos territoriales hizo posible el Estado embrionario, y en general las conquistas cimentaban firmemente estas federaciones tribales. Aunque la característica del verdadero Estado es una soberanía que trasciende todas las luchas menores y todas las diferencias entre los grupos, sin embargo muchas clases y castas sobreviven en las organizaciones estatales posteriores, como vestigios de los clanes y las tribus de los tiempos pasados. Los Estados territoriales posteriores más grandes sostuvieron una larga lucha encarnizada contra estos grupos de clanes consanguíneos más pequeños, y el gobierno tribal resultó ser una valiosa transición entre la autoridad familiar y la del Estado. En épocas más tardías, muchos clanes tuvieron su origen en las asociaciones de profesionales y en otras asociaciones laborales.
71:1.24 (801.12) Cuando el Estado no logra integrarse, se produce un retroceso a las técnicas gubernamentales que prevalecían antes de la existencia del Estado, como sucedió con el feudalismo de la Edad Media europea. Durante estos siglos de tinieblas, el Estado territorial se desplomó y se produjo una reversión a los grupos pequeños de los castillos, a la reaparición de las etapas de desarrollo del clan y de la tribu. Incluso ahora existen unos semi-Estados similares en Asia y África, pero no todos son unas reversiones evolutivas; muchos de ellos forman los núcleos embrionarios de los Estados del futuro.
71:2.1 (801.13) Aunque la democracia sea un ideal, es un producto de la civilización, no de la evolución. ¡Id despacio! ¡Elegid con cuidado! Porque los peligros de la democracia son los siguientes:
71:2.2 (801.14) 1. La glorificación de la mediocridad.
71:2.3 (801.15) 2. La elección de unos gobernantes viles e ignorantes.
71:2.4 (801.16) 3. La incapacidad para reconocer los hechos fundamentales de la evolución social.
71:2.5 (801.17) 4. El peligro de un sufragio universal en manos de unas mayorías incultas e indolentes.
71:2.6 (801.18) 5. La esclavitud a la opinión pública; la mayoría no siempre tiene razón.
71:2.7 (802.1) La opinión pública, la opinión común y corriente, siempre ha retrasado la sociedad; sin embargo, es valiosa porque aunque frena la evolución social, protege la civilización. La educación de la opinión pública es el único método efectivo y seguro para acelerar la civilización; la fuerza no es más que un recurso temporal, y el desarrollo cultural se acelerará cada vez más a medida que las balas cedan su lugar a las papeletas electorales. La opinión pública, las costumbres, es la energía básica y primordial para la evolución social y el desarrollo del Estado, pero para que tenga un valor estatal, tiene que expresarse de manera no violenta.
71:2.8 (802.2) La medida del progreso de una sociedad está directamente determinada por el grado en que la opinión pública puede controlar la conducta personal y la reglamentación estatal sin tener que recurrir a la violencia. El gobierno realmente civilizado apareció cuando la opinión pública fue investida de los poderes del derecho al voto personal. Las elecciones populares puede que no siempre decidan las cosas como es debido, pero representan la manera correcta de cometer incluso un error. La evolución no produce de inmediato una perfección superlativa, sino más bien un ajuste práctico comparativo y progresivo.
71:2.9 (802.3) La evolución de una forma práctica y eficaz de gobierno representativo comporta las diez fases o etapas siguientes:
71:2.10 (802.4) 1. La libertad de la persona. La esclavitud, la servidumbre y todas las formas de cautiverio humano tienen que desaparecer.
71:2.11 (802.5) 2. La libertad de la mente. A menos que un pueblo libre esté educado — que le hayan enseñado a pensar con inteligencia y a hacer proyectos con sabiduría — la libertad hace generalmente más daño que bien.
71:2.12 (802.6) 3. El reinado de la ley. Sólo se puede disfrutar de la libertad cuando la voluntad y los caprichos de los gobernantes humanos son reemplazados por unos decretos legislativos conformes a la ley fundamental aceptada.
71:2.13 (802.7) 4. La libertad de expresión. Un gobierno representativo es impensable si las aspiraciones y las opiniones humanas no tienen la libertad de expresarse de todas las formas..
71:2.14 (802.8) 5. La seguridad de la propiedad. Ningún gobierno puede durar mucho tiempo si no logra asegurar el derecho a disfrutar, de alguna manera, de la propiedad personal. El hombre anhela tener el derecho de utilizar, controlar, conferir, vender, arrendar y legar su propiedad personal.
71:2.15 (802.9) 6. El derecho de petición. Un gobierno representativo asume el derecho que tienen los ciudadanos a ser escuchados. El privilegio de la petición es inherente a la ciudadanía libre.
71:2.16 (802.10) 7. El derecho de gobernar. No basta con ser escuchado; la fuerza de la petición debe ascender hasta la dirección misma del gobierno.
71:2.17 (802.11) 8. El sufragio universal. Un gobierno representativo presupone un electorado inteligente, eficiente y universal. El carácter de un gobierno semejante siempre estará determinado por el carácter y la capacidad de aquellos que lo componen. A medida que progrese la civilización, aunque el sufragio siga siendo universal para ambos sexos, será eficazmente modificado, reagrupado y diferenciado de otras maneras.
71:2.18 (802.12) 9. El control de los funcionarios públicos. Ningún gobierno civil será útil y eficaz a menos que los ciudadanos posean y utilicen unas técnicas acertadas para guiar y controlar a los titulares de los cargos públicos y a los funcionarios.
71:2.19 (802.13) 10. Unos representantes inteligentes y cualificados. La supervivencia de la democracia depende del éxito del gobierno representativo, y este éxito está condicionado por la práctica de elegir únicamente para los cargos públicos a aquellas personas que estén técnicamente cualificadas, y sean intelectualmente competentes, socialmente leales y moralmente idóneas. El gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo sólo se puede conservar mediante estas disposiciones.
71:3.1 (803.1) La forma política o administrativa de un gobierno tiene poca importancia con tal que proporcione los elementos esenciales del progreso civil: la libertad, la seguridad, la educación y la coordinación social. Lo que determina el curso de la evolución social es lo que el Estado hace, no lo que el Estado es. Después de todo, ningún Estado puede trascender los valores morales de sus ciudadanos, que se manifiestan en sus dirigentes escogidos. La ignorancia y el egoísmo aseguran la caída de cualquier gobierno, incluso del tipo más elevado.
71:3.2 (803.2) Por muy lamentable que sea, el egoísmo nacional ha sido esencial para la supervivencia social. La doctrina del pueblo elegido ha sido un factor primordial para unir a las tribus y edificar las naciones hasta los tiempos modernos. Pero ningún Estado puede alcanzar unos niveles ideales de funcionamiento hasta que todas las formas de intolerancia hayan sido dominadas; la intolerancia es la eterna enemiga del progreso humano. La mejor manera de combatirla es coordinando la ciencia, el comercio, las diversiones y la religión.
71:3.3 (803.3) El Estado ideal funciona con el impulso de tres poderosas fuerzas coordinadas:
71:3.4 (803.4) 1. Una lealtad amorosa nacida de la realización de la fraternidad humana.
71:3.5 (803.5) 2. Un patriotismo inteligente basado en unos ideales sabios.
71:3.6 (803.6) 3. Una perspicacia cósmica interpretada en función de los hechos, las necesidades y las metas planetarias.
71:3.7 (803.7) Las leyes del Estado ideal son poco numerosas; han dejado atrás la época negativa de los tabúes para entrar en la era del progreso positivo de una libertad individual que es consecuencia de un mejor autocontrol. Un Estado superior no solamente obliga a sus ciudadanos a trabajar, sino que también los incita a utilizar de manera provechosa y edificante el creciente tiempo libre que les proporciona la liberación de los trabajos agotadores, gracias a los progresos de una época de máquinas. El ocio debe producir además de consumir.
71:3.8 (803.8) Ninguna sociedad ha progresado mucho permitiendo la pereza o tolerando la miseria. Pero la pobreza y la dependencia nunca se podrán eliminar si se apoyan abundantemente los linajes defectuosos y degenerados, y se les permite que se reproduzcan sin restricción.
71:3.9 (803.9) Una sociedad moral debe aspirar a mantener la autoestima de sus ciudadanos, y proporcionar a todo individuo normal unas oportunidades adecuadas para autorrealizarse. Un proyecto así de realización social produciría una sociedad cultural del tipo más elevado. La evolución social debe ser estimulada por una supervisión gubernamental que ejerza un mínimo de control regulador. El mejor Estado es aquel que coordina más y gobierna menos.
71:3.10 (803.10) Los ideales del Estado deben alcanzarse por evolución, mediante el lento crecimiento de la conciencia cívica, el reconocimiento de que el servicio social es una obligación y un privilegio. Después del final de la administración de los oportunistas políticos, los hombres comienzan por asumir las cargas del gobierno como un deber, pero más tarde buscan este servicio como un privilegio, como el honor más grande. La capacidad de los ciudadanos que se ofrecen para aceptar las responsabilidades del Estado retrata fielmente la categoría de cualquier nivel de civilización.
71:3.11 (803.11) En un Estado auténtico de bien público, los expertos dirigen la tarea de gobernar las ciudades y las provincias, y éstas son administradas de la misma manera que todas las otras formas de asociaciones económicas y comerciales entre personas.
71:3.12 (803.12) En los Estados evolucionados, el servicio político es considerado como la entrega más elevada de los ciudadanos. La ambición suprema de los ciudadanos más sabios y nobles es conseguir el reconocimiento civil, ser elegido o nombrado para algún puesto gubernamental de confianza, y estos gobiernos confieren sus máximos honores, en reconocimiento por los servicios prestados, a sus funcionarios civiles y sociales. A continuación se conceden honores, en el orden que se menciona, a los filósofos, educadores, científicos, industriales y militares. A los padres se les recompensa debidamente por la excelencia de sus hijos; y como los dirigentes puramente religiosos son los embajadores de un reino espiritual, reciben sus verdaderas recompensas en otro mundo.
71:4.1 (804.1) La economía, la sociedad y el gobierno tienen que evolucionar si desean seguir existiendo. Las condiciones estáticas en un mundo evolutivo son signos de decadencia; sólo sobreviven aquellas instituciones que avanzan con la corriente evolutiva.
71:4.2 (804.2) El programa progresivo de una civilización en expansión abarca:
71:4.3 (804.3) 1. La conservación de las libertades individuales.
71:4.4 (804.4) 2. La protección del hogar.
71:4.5 (804.5) 3. La promoción de la seguridad económica.
71:4.6 (804.6) 4. La prevención de las enfermedades.
71:4.7 (804.7) 5. La educación obligatoria.
71:4.8 (804.8) 6. El empleo obligatorio.
71:4.9 (804.9) 7. La utilización provechosa del tiempo libre.
71:4.10 (804.10) 8. La asistencia a los desafortunados.
71:4.11 (804.11) 9. El mejoramiento de la raza.
71:4.12 (804.12) 10. El fomento de las ciencias y las artes.
71:4.13 (804.13) 11. El fomento de la filosofía — la sabiduría.
71:4.14 (804.14) 12. El aumento de la perspicacia cósmica — la espiritualidad.
71:4.15 (804.15) Estos progresos en las artes de la civilización conducen directamente a la realización de las metas humanas y divinas más elevadas que persiguen los mortales — la consecución social de la fraternidad de los hombres y la situación personal de ser consciente de Dios, la cual se manifiesta en el deseo supremo de cada individuo de hacer la voluntad del Padre que está en los cielos.
71:4.16 (804.16) La aparición de la auténtica fraternidad significa que ha llegado un orden social en el que todos los hombres se complacen en llevar las cargas de los demás; desean practicar realmente la regla de oro. Pero esta sociedad ideal no se puede llevar a cabo mientras los débiles o los malvados estén al acecho para aprovecharse de manera injusta e impía de aquellos que se sienten impulsados principalmente por su dedicación al servicio de la verdad, la belleza y la bondad. En una situación así sólo existe un camino práctico: los seguidores de la regla de oro pueden establecer una sociedad progresiva en la que puedan vivir de acuerdo con sus ideales, manteniendo al mismo tiempo una defensa adecuada contra sus compañeros ignorantes, que podrían intentar, o bien explotar sus predilecciones pacíficas, o destruir su civilización en progreso.
71:4.17 (804.17) El idealismo nunca puede sobrevivir en un planeta evolutivo si los idealistas de cada generación se dejan exterminar por los grupos más abyectos de la humanidad. La gran prueba del idealismo es la siguiente: Una sociedad avanzada, ¿puede mantener un estado de preparación militar que la proteja de todos los ataques de sus vecinos belicosos, sin caer en la tentación de emplear esta fuerza militar en operaciones ofensivas contra otros pueblos para obtener beneficios egoístas o un engrandecimiento nacional? La supervivencia nacional exige un estado de preparación, y únicamente el idealismo religioso puede impedir que la preparación se prostituya y se convierta en agresión. Sólo el amor, la fraternidad, puede impedir que los fuertes opriman a los débiles.
71:5.1 (805.1) La competencia es imprescindible para el progreso social, pero la competencia no regulada engendra violencia. En la sociedad actual, la competencia está desplazando lentamente a la guerra en la medida en que determina el lugar del individuo en la industria, al mismo tiempo que decreta la supervivencia de las industrias mismas. (El asesinato y la guerra ocupan lugares diferentes ante las costumbres; el asesinato fue declarado fuera de la ley desde los primeros días de la sociedad, mientras que la guerra nunca ha sido proscrita todavía por la totalidad de la humanidad.)
71:5.2 (805.2) Un Estado ideal no se encarga de regular la conducta social más que lo suficiente como para eliminar la violencia en la competencia entre los individuos e impedir la injusticia en la iniciativa personal. He aquí un gran problema para el Estado: ¿Cómo se puede garantizar la paz y la tranquilidad en la industria, pagar los impuestos para mantener el poder del Estado, y al mismo tiempo impedir que el sistema tributario obstaculice la industria y evitar que el Estado se vuelva parasitario o tiránico?
71:5.3 (805.3) Durante las épocas primitivas de un mundo cualquiera, la competencia es imprescindible para la civilización progresiva. A medida que progresa la evolución del hombre, la cooperación se vuelve cada vez más real. En las civilizaciones avanzadas, la cooperación es más eficaz que la competencia. La competencia estimula al hombre primitivo. La evolución primitiva está caracterizada por la supervivencia de los seres biológicamente capacitados, pero la mejor manera de fomentar las civilizaciones posteriores es a través de la cooperación inteligente, la fraternidad comprensiva y la hermandad espiritual.
71:5.4 (805.4) Es verdad que la competitividad en la industria es extremadamente despilfarradora y sumamente ineficaz, pero no se debería favorecer ningún intento por eliminar esta actividad económica desperdiciada, si tales ajustes ocasionan la más leve anulación de cualquiera de las libertades fundamentales del individuo.
71:6.1 (805.5) La economía actual, motivada por el lucro, está condenada al fracaso a menos que los móviles del servicio se añadan a los móviles del lucro. La competencia implacable, basada en el egoísmo de miras estrechas, termina finalmente por destruir aquellas mismas cosas que pretendía conservar. La motivación que busca un beneficio exclusivo para sí mismo es incompatible con los ideales cristianos — y mucho más con las enseñanzas de Jesús.
71:6.2 (805.6) En la economía, el móvil del lucro es con relación al móvil del servicio lo que, en la religión, el miedo es con relación al amor. Pero el afán de lucro no se debe destruir o eliminar de manera repentina; mantiene trabajando arduamente a muchos mortales que de otra manera serían perezosos. Sin embargo, no es necesario que los objetivos de este estimulador de la energía social sean permanentemente egoístas.
71:6.3 (805.7) En un tipo avanzado de sociedad, el afán de lucro en las actividades económicas es totalmente despreciable y enteramente indigno; sin embargo, es un factor indispensable durante todas las fases iniciales de la civilización. A los hombres no se les debe quitar el móvil del lucro hasta que posean firmemente unos móviles no lucrativos de tipo superior que puedan emplear en la competencia económica y en el servicio social — la motivación trascendente de una sabiduría superlativa, una fraternidad fascinante y una consecución espiritual magnífica.
71:7.1 (806.1) Un Estado duradero está basado en la cultura, dominado por los ideales y motivado por el servicio. La finalidad de la educación debería consistir en adquirir habilidad, buscar la sabiduría, desarrollar la individualidad y alcanzar los valores espirituales.
71:7.2 (806.2) En el Estado ideal, la educación continúa durante toda la vida, y la filosofía se convierte algunas veces en el objetivo principal de sus ciudadanos. Los ciudadanos de un Estado de bien público semejante buscan la sabiduría para comprender mejor el significado de las relaciones humanas, el sentido de la realidad, la nobleza de los valores, las metas de la vida y las glorias del destino cósmico.
71:7.3 (806.3) Los urantianos deberían tener una visión de una sociedad cultural nueva y superior. La educación se elevará a nuevos niveles de valor cuando desaparezca el sistema económico motivado puramente por el lucro. La educación ha sido demasiado tiempo provinciana, militarista, para exaltar el ego y buscar el éxito; con el tiempo deberá volverse mundial, idealista, para el desarrollo del individuo y la comprensión del cosmos.
71:7.4 (806.4) La educación ha pasado recientemente del control del clero al de los juristas y los hombres de negocios. Con el tiempo deberá ser confiada a los filósofos y a los científicos. Los educadores deben ser unos seres libres, unos auténticos dirigentes, para que la filosofía, la búsqueda de la sabiduría, pueda convertirse en el objetivo principal de la educación.
71:7.5 (806.5) La educación es la ocupación de la vida; debe continuar durante toda la vida para que la humanidad pueda experimentar gradualmente los niveles ascendentes de la sabiduría mortal, que son los siguientes:
71:7.6 (806.6) 1. El conocimiento de las cosas.
71:7.7 (806.7) 2. La comprensión de los significados.
71:7.8 (806.8) 3. La apreciación de los valores.
71:7.9 (806.9) 4. La nobleza del trabajo — el deber.
71:7.10 (806.10) 5. La motivación de las metas — la moralidad.
71:7.11 (806.11) 6. El amor al servicio — el carácter.
71:7.12 (806.12) 7. La perspicacia cósmica — el discernimiento espiritual.
71:7.13 (806.13) Luego, gracias a estos logros, muchas personas se elevarán hasta el nivel último que la mente humana puede alcanzar: la conciencia de Dios.
71:8.1 (806.14) La única característica sagrada de cualquier gobierno humano es la división del Estado en tres ámbitos, los de las funciones ejecutivas, legislativas y judiciales. El universo está administrado con arreglo a este plan que separa las funciones y la autoridad. Aparte de este concepto divino sobre la reglamentación social eficaz, o gobierno civil, poco importa la forma de Estado que un pueblo pueda elegir, con tal que los ciudadanos progresen siempre hacia la meta de un mayor autocontrol y un servicio social creciente. La agudeza intelectual, la sabiduría económica, la habilidad social y el vigor moral de un pueblo se reflejan fielmente en la categoría de su Estado.
71:8.2 (806.15) La evolución del Estado ocasiona un progreso de nivel en nivel, como sigue:
71:8.3 (806.16) 1. La creación de un gobierno triple, con sus ramas ejecutiva, legislativa y judicial.
71:8.4 (806.17) 2. La libertad de las actividades sociales, políticas y religiosas.
71:8.5 (807.1) 3. La abolición de todas las formas de esclavitud y de cautiverio humano.
71:8.6 (807.2) 4. La capacidad de los ciudadanos para controlar la recaudación de los impuestos.
71:8.7 (807.3) 5. El establecimiento de una educación universal — una enseñanza que abarque desde la cuna hasta la tumba.
71:8.8 (807.4) 6. El ajuste adecuado entre los gobiernos locales y el gobierno nacional.
71:8.9 (807.5) 7. El fomento de la ciencia y la derrota de las enfermedades.
71:8.10 (807.6) 8. El debido reconocimiento de la igualdad entre los sexos y el funcionamiento coordinado de los hombres y las mujeres en el hogar, la escuela y la iglesia, con servicios femeninos especializados en la industria y el gobierno.
71:8.11 (807.7) 9. La eliminación de la esclavitud del trabajo duro mediante la invención de máquinas y el dominio posterior de la época mecánica.
71:8.12 (807.8) 10. La victoria sobre los dialectos — el triunfo de una lengua universal.
71:8.13 (807.9) 11. El fin de las guerras — las sentencias internacionales sobre las discrepancias nacionales y raciales serán emitidas por los tribunales continentales de naciones, presididos por un tribunal supremo planetario reclutado automáticamente entre los presidentes de los tribunales continentales que se jubilan periódicamente. Los tribunales continentales tienen autoridad; el tribunal mundial es consultivo — moral.
71:8.14 (807.10) 12. La tendencia mundial a buscar la sabiduría — la exaltación de la filosofía. La evolución de una religión mundial, que presagiará la entrada del planeta en las fases iniciales del establecimiento en la luz y la vida.
71:8.15 (807.11) Éstos son los requisitos previos para un gobierno progresivo y las marcas distintivas de un Estado ideal. Urantia está lejos de hacer realidad estos ideales elevados, pero las razas civilizadas han empezado a caminar — la humanidad está en marcha hacia unos destinos evolutivos superiores.
71:8.16 (807.12) [Patrocinado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 72
72:0.1 (808.1) CON el permiso de Lanaforge y la aprobación de los Altísimos de Edentia, estoy autorizado para describir algunos aspectos de la vida social, moral y política de la raza humana más avanzada que vive en un planeta no muy alejado que pertenece al sistema de Satania.
72:0.2 (808.2) De todos los mundos de Satania que fueron aislados por haber participado en la rebelión de Lucifer, este planeta es el que ha experimentado una historia más similar a la de Urantia. La similitud entre las dos esferas explica sin duda por qué se concedió el permiso para que se hiciera esta exposición extraordinaria, ya que es muy poco frecuente que los gobernantes del sistema permitan que los asuntos de un planeta se relaten en otro.
72:0.3 (808.3) Este planeta, al igual que Urantia, fue descarriado por la deslealtad de su Príncipe Planetario en conexión con la rebelión de Lucifer. Recibió un Hijo Material poco después de la llegada de Adán a Urantia, y este Hijo tampoco cumplió con su deber, quedando la esfera aislada puesto que nunca se ha otorgado un Hijo Magistral a sus razas mortales.
72:1.1 (808.4) A pesar de todas estas desventajas planetarias, una civilización muy superior está evolucionando en un continente aislado que tiene aproximadamente el tamaño de Australia. Esta nación contiene unos 140 millones de habitantes. Su población es de raza mixta, con predominio de las razas azul y amarilla, teniendo una proporción de sangre violeta ligeramente superior a la llamada raza blanca de Urantia. Estas diferentes razas aún no se han mezclado por completo, pero fraternizan y se relacionan socialmente de manera muy aceptable. La duración media de la vida en este continente es ahora de noventa años, un quince por ciento superior a la de cualquier otro pueblo del planeta.
72:1.2 (808.5) El mecanismo industrial de esta nación disfruta de una gran ventaja debido a la topografía excepcional de su continente. Las altas montañas, sobre las que llueve torrencialmente durante ocho meses al año, están situadas en el centro mismo del país. Esta disposición natural favorece el empleo de la energía hidráulica y facilita enormemente el riego de la cuarta parte occidental más árida del continente.
72:1.3 (808.6) Este pueblo es autosuficiente, es decir, que puede vivir de manera indefinida sin importar nada de las naciones circundantes. Sus recursos naturales son abundantes, y han aprendido mediante técnicas científicas la manera de compensar sus carencias en elementos esenciales para la vida. Disfrutan de un comercio interior muy activo, pero tienen poco comercio exterior debido a la hostilidad universal de sus vecinos menos progresivos.
72:1.4 (808.7) Esta nación continental siguió, en términos generales, la tendencia evolutiva del planeta: Su desarrollo desde la etapa tribal hasta la aparición de unos jefes y reyes poderosos duró miles de años. A los monarcas absolutos les siguieron muchos tipos de gobiernos diferentes — las repúblicas frustradas, los estados comunales y los dictadores entraron y salieron en una profusión interminable. Este crecimiento continuó hasta hace aproximadamente quinientos años cuando, durante un período de fermentación política, uno de los poderosos triunviros-dictadores de la nación cambió de idea. Se ofreció a abdicar voluntariamente a condición de que uno de los otros gobernantes, el más vil de los dos que quedaban, renunciara también a su dictadura. De esta manera la soberanía del continente quedó depositada entre las manos de un solo gobernante. El Estado unificado progresó más de cien años bajo un fuerte régimen monárquico, y durante este período se confeccionó una carta magistral de libertades.
72:1.5 (809.1) La transición posterior entre la monarquía y una forma de gobierno representativo se produjo de manera gradual; los reyes permanecieron como simples figuras sociales o sentimentales, y finalmente desaparecieron cuando se extinguió la línea de sus descendientes varones. La república actual existe ahora desde hace exactamente doscientos años, durante los cuales ha progresado continuamente hacia las técnicas gubernamentales que estamos a punto de describir. Los últimos desarrollos en los ámbitos industrial y político se han efectuado en el transcurso de la década pasada.
72:2.1 (809.2) Esta nación continental posee ahora un gobierno representativo con una capital nacional situada en el centro del país. El gobierno central consiste en una sólida federación de cien Estados relativamente libres. Estos Estados eligen a sus gobernadores y legisladores por diez años, y ninguno de ellos puede ser reelegido. Los jueces estatales son nombrados de por vida por los gobernadores y confirmados por sus asambleas legislativas, que están compuestas de un representante por cada cien mil ciudadanos.
72:2.2 (809.3) Existen cinco tipos diferentes de gobiernos urbanos, dependiendo de las dimensiones de la ciudad, pero a ninguna ciudad se le permite sobrepasar el millón de habitantes. En general, estos modelos de gobiernos municipales son muy sencillos, directos y económicos. Los pocos cargos públicos de la administración urbana son muy anhelados por los tipos de ciudadanos más elevados.
72:2.3 (809.4) El gobierno federal contiene tres divisiones coordinadas: la ejecutiva, la legislativa y la judicial. El jefe del ejecutivo federal es elegido cada seis años por sufragio territorial universal. No puede ser reelegido salvo a petición de un mínimo de setenta y cinco asambleas legislativas estatales y la aprobación de sus gobernadores estatales respectivos, y en este caso sólo por un mandato más. Recibe el asesoramiento de un supergabinete que está compuesto por todos los antiguos jefes del ejecutivo que viven todavía.
72:2.4 (809.5) La división legislativa abarca tres cámaras:
72:2.5 (809.6) 1. La cámara alta es elegida por los grupos de trabajadores de la industria, las profesiones liberales, la agricultura y otros oficios, y votan según su función económica.
72:2.6 (809.7) 2. La cámara baja es elegida por ciertas organizaciones de la sociedad que abarcan a los grupos sociales, políticos y filosóficos no incluídos en la industria o en las otras profesiones. Todos los ciudadanos de buena reputación participan en la elección de las dos clases de representantes, pero se agrupan de manera diferente dependiendo de que la elección se refiera a la cámara alta o a la cámara baja.
72:2.7 (809.8) 3. La tercera cámara — los ancianos estadistas — engloba a los veteranos del servicio cívico e incluye a muchas personas ilustres nombradas por el jefe del ejecutivo, por los jefes ejecutivos regionales (subfederales), por el presidente del tribunal supremo y por los funcionarios que presiden cada una de las otras cámaras legislativas. Este grupo está limitado a cien personas, y sus miembros son elegidos por el voto mayoritario de los mismos ancianos estadistas. El nombramiento es de por vida, y cuando se produce una vacante, se elige debidamente a la persona que figura en la lista de candidatos y que recibe el mayor número de votos. Las competencias de este cuerpo son puramente consultivas, pero es un poderoso regulador de la opinión pública y ejerce una gran influencia sobre todas las ramas del gobierno.
72:2.8 (810.1) Una gran parte del trabajo administrativo federal es realizado por las diez autoridades regionales (subfederales), consistiendo cada una de ellas en la asociación de diez estados. Estas divisiones regionales son totalmente ejecutivas y administrativas, careciendo de funciones legislativas y judiciales. Los diez jefes ejecutivos regionales son nombrados personalmente por el jefe del ejecutivo federal, y la duración de sus mandatos coincide con la del suyo propio — seis años. El tribunal federal supremo aprueba el nombramiento de estos diez ejecutivos regionales, y aunque no pueden ser reelegidos, el ejecutivo saliente se convierte automáticamente en el asociado y consejero de su sucesor. Por otra parte, estos jefes regionales eligen sus propios gabinetes de funcionarios administrativos.
72:2.9 (810.2) La justicia se administra en esta nación mediante dos sistemas principales de tribunales — los tribunales de justicia y los tribunales socioeconómicos. Los tribunales de justicia funcionan en los tres niveles siguientes:
72:2.10 (810.3) 1. Los tribunales menores con jurisdicción local y municipal, cuyas decisiones pueden ser apeladas ante los tribunales estatales superiores.
72:2.11 (810.4) 2. Los tribunales supremos estatales, cuyas decisiones son definitivas en todas las cuestiones que no afectan al gobierno federal o pongan en peligro los derechos y las libertades de los ciudadanos. Los ejecutivos regionales están facultados para llevar inmediatamente cualquier caso ante el tribunal federal supremo.
72:2.12 (810.5) 3. El tribunal federal supremo — el alto tribunal que juzga las controversias nacionales y los casos apelados procedentes de los tribunales estatales. Este tribunal supremo está compuesto de doce hombres mayores de cuarenta años y menores de setenta y cinco, que han servido dos años o más en algún tribunal estatal, y que han sido nombrados para este alto cargo por el jefe del ejecutivo con la aprobación mayoritaria del supergabinete y de la tercera cámara de la asamblea legislativa. Todas las decisiones que toma este órgano judicial supremo necesitan al menos dos tercios de los votos.
72:2.13 (810.6) Los tribunales socioeconómicos funcionan en las tres divisiones siguientes:
72:2.14 (810.7) 1. Los tribunales de los padres, que están asociados con las divisiones legislativa y ejecutiva del sistema familiar y social.
72:2.15 (810.8) 2. Los tribunales de la enseñanza — los órganos jurídicos conectados con los sistemas escolares de los Estados y las regiones, y asociados con las ramas ejecutiva y legislativa del mecanismo administrativo de la enseñanza.
72:2.16 (810.9) 3. Los tribunales de la industria — los tribunales jurisdiccionales investidos con plena autoridad para arreglar todos los malentendidos económicos.
72:2.17 (810.10) El tribunal federal supremo no juzga los casos socioeconómicos, a menos que así lo decidan las tres cuartas partes de los votos de la tercera rama legislativa del gobierno nacional, la cámara de los ancianos estadistas. Por lo demás, todas las decisiones de los altos tribunales de los padres, de la enseñanza y de la industria son definitivas.
72:3.1 (811.1) En este continente, la ley prohíbe que dos familias vivan bajo el mismo techo. Puesto que las viviendas colectivas han sido proscritas, la mayoría de las casas de vecindad se han demolido. Pero los solteros viven todavía en los clubes, los hoteles y otras viviendas colectivas. El solar más pequeño que se permite para una vivienda debe tener unos cuatro mil seiscientos metros cuadrados de tierra. Todos los terrenos y otras propiedades destinados a viviendas están libres de impuestos hasta diez veces más de la superficie mínima permitida para una vivienda.
72:3.2 (811.2) La vida de familia de este pueblo ha mejorado enormemente durante el último siglo. Es obligatorio que tanto los padres como las madres asistan a las escuelas de puericultura para padres. Incluso los agricultores que residen en los pueblecitos del campo siguen estos cursos por correspondencia, desplazándose hasta los centros de instrucción oral más cercanos una vez cada diez días — cada dos semanas, pues la semana es de cinco días.
72:3.3 (811.3) Cada familia tiene una media de cinco hijos y éstos permanecen bajo la completa autoridad de sus padres, o en caso de fallecimiento de uno de ellos o de los dos, bajo la de los tutores designados por los tribunales de padres. Cualquier familia considera como un gran honor que se le conceda la tutela de un huérfano de padre y madre. Los padres se presentan a unas oposiciones y el huérfano es adjudicado al hogar de aquellos que muestran las mejores aptitudes paternales.
72:3.4 (811.4) Este pueblo considera el hogar como la institución fundamental de su civilización. Se espera que los padres proporcionen a sus hijos, en el hogar, la parte más valiosa de su educación y de la formación de su carácter, y los padres consagran casi tanta atención como las madres a la cultura de sus hijos.
72:3.5 (811.5) Los padres o los tutores legítimos imparten en el hogar toda la educación sexual. Los profesores ofrecen la enseñanza moral durante los períodos de descanso en los talleres escuela, pero no sucede lo mismo con la educación religiosa, que se estima que es el privilegio exclusivo de los padres, pues la religión es considerada como una parte integrante de la vida familiar. La enseñanza puramente religiosa sólo se imparte públicamente en los templos de filosofía, pues entre estas gentes no se han desarrollado unas instituciones exclusivamente religiosas como las iglesias de Urantia. En su filosofía, la religión es el esfuerzo por conocer a Dios y por manifestar el amor a los semejantes a través del servicio, pero esto no es característico de la condición religiosa de las otras naciones de este planeta. Para este pueblo, la religión es un asunto tan completamente familiar que no existen lugares públicos consagrados exclusivamente a las asambleas religiosas. Como suele decirse en Urantia, la iglesia y el Estado están, políticamente, totalmente separados, pero existe una extraña superposición entre la religión y la filosofía.
72:3.6 (811.6) Hasta hace veinte años, los instructores espirituales (comparables a los pastores de Urantia) que visitan periódicamente cada familia para examinar a los niños y comprobar si sus padres los han instruido de manera adecuada, estaban bajo la supervisión del gobierno. Estos consejeros y examinadores espirituales están ahora bajo la dirección de la Fundación del Progreso Espiritual, una institución recién creada y sostenida por aportaciones voluntarias. Es posible que esta institución no evolucione más hasta después de la llegada de un Hijo Magistral del Paraíso.
72:3.7 (811.7) Los niños permanecen sometidos legalmente a sus padres hasta la edad de quince años, momento en que tiene lugar su primera iniciación a las responsabilidades cívicas. Después, cada cinco años y durante cinco períodos sucesivos, se celebran unos ejercicios públicos similares para estos grupos de la misma edad, durante los cuales disminuyen sus obligaciones hacia los padres, mientras que asumen nuevas responsabilidades cívicas y sociales hacia el Estado. El derecho al voto se confiere a los veinte años, el derecho a casarse sin el consentimiento de los padres no se concede hasta los veinticinco años, y los hijos deben abandonar el hogar cuando llegan a la edad de treinta años.
72:3.8 (812.1) Las leyes del matrimonio y del divorcio son uniformes en toda la nación. El matrimonio antes de los veinte años — la edad de la emancipación civil — no está permitido. El permiso para casarse sólo se concede un año después de haber anunciado la intención de hacerlo, y después de que el novio y la novia han presentado los certificados que demuestran que han sido debidamente instruidos en las escuelas de padres acerca de las responsabilidades de la vida conyugal.
72:3.9 (812.2) Los reglamentos del divorcio son poco exigentes, pero la sentencia de separación que emite el tribunal de padres no se puede obtener hasta un año después de haberse registrado la solicitud, y los años de este planeta son considerablemente más largos que los de Urantia. A pesar de estas leyes que facilitan el divorcio, el índice actual de divorcios sólo es la décima parte del de las razas civilizadas de Urantia.
72:4.1 (812.3) El sistema educativo de esta nación es obligatorio y mixto en las escuelas preuniversitarias a las que los estudiantes asisten desde la edad de cinco años hasta los dieciocho. Estas escuelas son muy diferentes a las de Urantia. No hay aulas, se estudia una sola materia a la vez, y después de los tres primeros años, todos los alumnos se convierten en profesores auxiliares, enseñando a los que están por debajo de ellos. Los libros sólo se utilizan para conseguir la información que ayude a resolver los problemas que surgen en los talleres escuela y en las granjas escuela. En estos talleres se produce una gran parte de los muebles que se utilizan en el continente y numerosos aparatos mecánicos — es una gran época de inventos y de mecanización. Al lado de cada taller se encuentra una biblioteca laboral donde los estudiantes pueden consultar los libros de referencia necesarios. Durante todo el período educativo también se enseña la agricultura y la horticultura en las grandes granjas que lindan con todas las escuelas locales.
72:4.2 (812.4) A los débiles mentales sólo se les enseña la agricultura y la ganadería, y son internados de por vida en unas colonias tutelares especiales, donde se les separa por sexos para impedir la procreación, que está prohibida para todos los subnormales. Estas medidas restrictivas están en vigor desde hace setenta y cinco años; las sentencias de reclusión son promulgadas por los tribunales de padres.
72:4.3 (812.5) Todo el mundo coge un mes de vacaciones por año. El año tiene diez meses; las escuelas preuniversitarias funcionan durante nueve meses, y las vacaciones se pasan viajando con los padres o los amigos. Estos viajes forman parte del programa de educación de adultos y continúan durante toda la vida; los fondos para sufragar estos gastos se acumulan de la misma manera que los que se emplean para las pensiones de jubilación.
72:4.4 (812.6) Una cuarta parte del tiempo escolar se dedica a los juegos — a las competiciones atléticas — y los estudiantes progresan desde estos concursos locales, luego estatales y regionales, hasta las pruebas nacionales de habilidad y de proezas. Los concursos oratorios y musicales, así como los de ciencia y filosofía, ocupan igualmente la atención de los estudiantes desde las divisiones sociales inferiores hasta las competiciones con honores nacionales.
72:4.5 (812.7) La dirección de las escuelas es una réplica del gobierno nacional, con sus tres ramas correlacionadas, y el profesorado funciona como la tercera división legislativa, o consultiva. En este continente, el objetivo principal de la educación es hacer de cada alumno un ciudadano económicamente independiente.
72:4.6 (813.1) Todos los jóvenes que salen diplomados del sistema escolar preuniversitario a los dieciocho años son unos expertos artesanos. Entonces empieza el estudio de los libros y la búsqueda de los conocimientos especiales, ya sea en las escuelas de adultos o bien en las universidades. Cuando un estudiante brillante termina su trabajo antes de tiempo, se le concede como recompensa el tiempo y los medios para que pueda llevar a cabo algún proyecto favorito de su propia invención. Todo el sistema educativo está diseñado para formar adecuadamente al individuo.
72:5.1 (813.2) La situación industrial de este pueblo está muy lejos de sus ideales; el capital y los trabajadores tienen todavía sus conflictos, pero los dos se van ajustando a un proyecto de cooperación sincera. En este continente excepcional, los trabajadores se están convirtiendo cada vez más en los accionistas de todas las empresas industriales; todo trabajador inteligente se transforma lentamente en un pequeño capitalista.
72:5.2 (813.3) Los antagonismos sociales disminuyen, y la buena voluntad aumenta rápidamente. La abolición de la esclavitud (hace más de cien años) no ha provocado ningún problema económico grave, ya que esta adaptación se realizó gradualmente liberando cada año el dos por ciento de los esclavos. Aquellos esclavos que superaron satisfactoriamente unas pruebas físicas, mentales y morales, obtuvieron la cuidadanía; una gran parte de estos esclavos superiores eran prisioneros de guerra o hijos de estos cautivos. Esta nación deportó hace unos cincuenta años a los últimos esclavos inferiores, y aún más recientemente ha emprendido la tarea de reducir el número de las clases degeneradas y viciosas.
72:5.3 (813.4) Este pueblo ha desarrollado recientemente unas nuevas técnicas para solucionar los malentendidos industriales y para corregir los abusos económicos; representan unas mejoras apreciables frente a los antiguos métodos que empleaban para resolver estos problemas. La violencia ha sido proscrita como procedimiento para arreglar las discrepancias personales o industriales. Los salarios, los beneficios y otros problemas económicos no están rígidamente regulados, pero en general están controlados por los cuerpos legislativos industriales, mientras que todos los conflictos que surgen en la industria se deciden en los tribunales de la industria.
72:5.4 (813.5) Los tribunales de la industria sólo tienen treinta años de existencia, pero funcionan de manera muy satisfactoria. El progreso más reciente estipula que desde ahora en adelante los tribunales de la industria reconocerán que las remuneraciones legales están contempladas en tres divisiones:
72:5.5 (813.6) 1. Los tipos legales de interés sobre el capital invertido.
72:5.6 (813.7) 2. Los salarios razonables para los especialistas empleados en las obras industriales.
72:5.7 (813.8) 3. Los sueldos justos y equitativos para los obreros.
72:5.8 (813.9) Al principio, estas remuneraciones se pagarán con arreglo a un contrato, pero ante una disminución de los beneficios, compartirán una reducción transitoria proporcional. A partir de entonces, todos los beneficios que superen estas cargas fijas se considerarán como dividendos, y se repartirán proporcionalmente entre las tres divisiones indicadas: capital, especialistas y obreros.
72:5.9 (813.10) Los jefes ejecutivos regionales adaptan y decretan cada diez años las horas legales de trabajo diario remunerado. La industria funciona actualmente a base de semanas de cinco días, trabajando cuatro de ellos y descansando uno. Esta gente trabaja seis horas cada día laborable y, al igual que los estudiantes, durante nueve meses de los diez que tiene el año. Las vacaciones las suelen pasar viajando, y como recientemente se han desarrollado nuevos medios de transporte, toda la nación tiende a viajar. El clima favorece los viajes durante unos ocho meses al año, y los habitantes aprovechan al máximo sus oportunidades.
72:5.10 (813.11) Hace doscientos años, la industria estaba completamente dominada por el afán de lucro, pero hoy está siendo reemplazado rápidamente por otros impulsos superiores. La competencia es fuerte en este continente, pero una gran parte de ella se ha transferido de la industria a los juegos, a la destreza, a las realizaciones científicas y a los logros intelectuales. Está muy activa en los servicios sociales y en la lealtad al gobierno. Entre esta gente, el servicio público se está convirtiendo rápidamente en la meta principal de la ambición. El hombre más rico del continente trabaja seis horas diarias en la oficina de su taller mecánico, y luego se apresura a ir a la rama local de la escuela para estadistas, donde intenta capacitarse para el servicio público.
72:5.11 (814.1) El trabajo está siendo mejor considerado en este continente, y todos los ciudadanos sanos de más de dieciocho años trabajan o bien en su casa y en las granjas, o en alguna industria reconocida, o en las obras públicas que absorben a los desempleados temporales, o bien en el cuerpo de trabajadores obligatorios en las minas.
72:5.12 (814.2) Esta gente también ha empezado a experimentar una nueva forma de repugnancia social — la repugnancia por la ociosidad así como por la riqueza inmerecida. Están venciendo a sus máquinas de manera lenta pero segura. Ellos también lucharon en otro tiempo por la libertad política y posteriormente por la libertad económica. Ahora comienzan a disfrutar de las dos y además empiezan a apreciar sus ratos de ocio bien merecidos, los cuales pueden dedicarlos a autorrealizarse cada vez más.
72:6.1 (814.3) Esta nación está haciendo un esfuerzo decidido por reemplazar el tipo de caridad destructora de la autoestima por unas garantías de seguridad para la vejez basadas en unos seguros gubernamentales dignos. Esta nación proporciona una educación a todos los niños y un trabajo a todos los hombres, por lo que puede llevar a cabo con éxito este sistema de seguros que protege a los enfermizos y a los ancianos.
72:6.2 (814.4) En esta nación, todas las personas tienen que jubilarse de los trabajos remunerados a los sesenta y cinco años de edad, a menos que obtengan un permiso del comisario estatal de trabajo que les dé derecho a seguir trabajando hasta los setenta años. Este límite de edad no se aplica a los funcionarios públicos ni a los filósofos. Los discapacitados físicos o los lisiados permanentes pueden ser inscritos en la lista de jubilados a cualquier edad, necesitándose una orden judicial ratificada por el comisario de pensiones del gobierno regional.
72:6.3 (814.5) Los fondos para las pensiones de vejez proceden de cuatro fuentes:
72:6.4 (814.6) 1. El gobierno federal requisa el sueldo de un día por mes con esta finalidad, y en este país todo el mundo trabaja.
72:6.5 (814.7) 2. Los legados — muchos ciudadanos ricos entregan fondos con esta finalidad.
72:6.6 (814.8) 3. Los salarios del trabajo obligatorio en las minas del Estado. Después de que los trabajadores reclutados se mantienen a sí mismos y apartan las cuotas para su propia jubilación, todo los excedentes de los beneficios de su trabajo son entregados para este fondo de pensiones.
72:6.7 (814.9) 4. Los ingresos de los recursos naturales. El gobierno federal posee como depósito social todas las riquezas naturales del continente, y los ingresos de éstas se utilizan con fines sociales tales como la prevención de las enfermedades, la educación de los genios y los gastos de los individuos especialmente prometedores que estudian en las escuelas para estadistas. La mitad de los ingresos de los recursos naturales se destina al fondo de pensiones para la vejez.
72:6.8 (814.10) Aunque las fundaciones actuariales estatales y regionales proporcionan muchas formas de seguros protectores, las pensiones de vejez son administradas exclusivamente por el gobierno federal a través de los diez departamentos regionales.
72:6.9 (814.11) Estos fondos gubernamentales se han administrado honradamente desde hace mucho tiempo. Después de la traición y el asesinato, los castigos más severos que imponen los tribunales recaen sobre la traición a la confianza pública. La deslealtad social y política es ahora considerada como el más atroz de todos los crímenes.
72:7.1 (815.1) El gobierno federal sólo es paternalista en la administración de las pensiones para la vejez y en la promoción del talento y de la originalidad creativa; los gobiernos estatales se interesan un poco más por el ciudadano individual, mientras que los gobiernos locales son mucho más paternalistas o socialistas. La ciudad (o alguna de sus subdivisiones) se ocupa de los asuntos tales como la salud, la higiene, el urbanismo, el embellecimiento, el suministro de agua, el alumbrado, la calefacción, el esparcimiento, la música y las comunicaciones.
72:7.2 (815.2) En todas las industrias, la primera preocupación es la salud; ciertas fases del bienestar físico son consideradas como prerrogativas de la industria y de la comunidad, pero los problemas de la salud individual y familiar son cuestiones de interés exclusivamente personal. En la medicina, al igual que en todos los demás asuntos puramente personales, el plan del gobierno consiste en abstenerse cada vez más de intervenir.
72:7.3 (815.3) Las ciudades no tienen el poder de imponer tributos, y tampoco pueden contraer deudas. Reciben una subvención per cápita de la tesorería del Estado, y estos ingresos deben completarlos con los beneficios de sus empresas socializadas y mediante la concesión de licencias para las diversas actividades comerciales.
72:7.4 (815.4) Los servicios de ferrocarriles metropolitanos, que permiten ampliar considerablemente los límites de la ciudad, se encuentran bajo el control municipal. Las fundaciones de protección y seguros contra incendios son las que mantienen a los cuerpos de bomberos urbanos, y todos los edificios de la ciudad o del campo están a prueba de incendios — lo han estado desde hace más de setenta y cinco años.
72:7.5 (815.5) No existen agentes del orden público nombrados por los municipios; los cuerpos de policía son mantenidos por los gobiernos estatales. Los agentes de este departamento se reclutan casi exclusivamente entre los solteros de veinticinco a cincuenta años. La mayor parte de los Estados grava a los solteros con unos impuestos más bien importantes, pero todos los hombres que entran en la policía estatal están exonerados de pagarlos. En los Estados de tipo medio, el cuerpo de policía sólo tiene ahora una décima parte de los efectivos que tenía hace cincuenta años.
72:7.6 (815.6) Los sistemas tributarios de los cien Estados relativamente libres y soberanos tienen poca o ninguna uniformidad entre sí, ya que las condiciones económicas y de otro tipo varían enormemente en los diferentes sectores del continente. Cada Estado posee diez disposiciones constitucionales fundamentales que no se pueden modificar, salvo con el consentimiento del tribunal federal supremo, y uno de estos artículos impide que se pueda exigir un impuesto de más del uno por ciento por año sobre el valor de una propiedad cualquiera, y los solares urbanos o rurales para viviendas están exentos.
72:7.7 (815.7) El gobierno federal no puede contraer deudas, y para que un Estado pueda pedir un préstamo se necesita un referéndum con la mayoría de las tres cuartas partes de los votos, salvo por razones de guerra. Puesto que el gobierno federal no puede endeudarse, en caso de guerra el Consejo de la Defensa Nacional está facultado para exigir a los Estados que entreguen dinero, así como hombres y materiales, a medida que se necesiten. Pero ninguna deuda puede permanecer sin saldarse durante más de veinticinco años.
72:7.8 (815.8) Los ingresos destinados a sostener al gobierno federal proceden de las cinco fuentes siguientes:
72:7.9 (815.9) 1. Los derechos de importación. Todas las importaciones están sujetas a un arancel destinado a proteger el nivel de vida de este continente, que es mucho más elevado que el de cualquier otra nación del planeta. El tribunal superior de la industria es el que establece estos aranceles después de que las dos cámaras del congreso industrial han ratificado las recomendaciones del jefe ejecutivo de asuntos económicos, el cual es nombrado conjuntamente por estos dos cuerpos legislativos. La cámara alta industrial es elegida por los trabajadores, y la cámara baja por los capitalistas.
72:7.10 (816.1) 2. Los derechos de autor. El gobierno federal estimula la invención y las creaciones originales en los diez laboratorios regionales, ayudando a todos los tipos de genios — artistas, autores y científicos — y protegiendo sus patentes. El gobierno se queda a cambio con la mitad de los beneficios procedentes de todos estos inventos y creaciones, ya se trate de máquinas, libros, obras de arte, plantas o animales.
72:7.11 (816.2) 3. El impuesto sobre sucesiones. El gobierno federal percibe un impuesto gradual sobre la herencia, que varía entre el uno y el cincuenta por ciento, dependiendo del tamaño de la fortuna así como de otras condiciones.
72:7.12 (816.3) 4. El equipo militar. El gobierno gana una cantidad considerable con el arrendamiento de los equipos militares y navales para usos comerciales y recreativos.
72:7.13 (816.4) 5. Los recursos naturales. Los ingresos procedentes de los recursos naturales, cuando no se necesitan en su totalidad para los fines específicos designados en la carta del Estado federal, se ingresan en el tesoro nacional.
72:7.14 (816.5) Las asignaciones federales, excepto los fondos de guerra gravados por el Consejo de la Defensa Nacional, se originan en la cámara legislativa alta, se acuerdan en la cámara baja, reciben la aprobación del jefe del ejecutivo, y son validadas finalmente por la comisión presupuestaria federal de los cien. Los cien miembros de esta comisión son nombrados por los gobernadores de los Estados y elegidos por los cuerpos legislativos estatales para prestar sus servicios durante veinticuatro años, eligiéndose a una cuarta parte de ellos cada seis años. Este cuerpo escoge como presidente a uno de sus miembros cada seis años por una mayoría de las tres cuartas partes de los votos, convirtiéndose de este modo en el director-controlador de la tesorería federal.
72:8.1 (816.6) Además del programa de educación básica obligatoria que se extiende desde los cinco hasta los dieciocho años, las escuelas especiales están organizadas como sigue:
72:8.2 (816.7) 1. Las escuelas para estadistas. Estas escuelas son de tres clases: nacionales, regionales y estatales. Las oficinas públicas de la nación están agrupadas en cuatro divisiones. La primera división del servicio público está relacionada principalmente con la administración nacional, y todos los funcionarios de este grupo tienen que ser diplomados de las escuelas para estadistas tanto regionales como nacionales. En la segunda división, los individuos pueden aceptar un cargo político, electivo o por nombramiento después de haberse diplomado en cualquiera de las diez escuelas regionales para estadistas; su trabajo está relacionado con las responsabilidades de la administración regional y de los gobiernos estatales. La tercera división incluye las responsabilidades estatales, y a estos funcionarios sólo se les exige que posean un título estatal de estadista. Los funcionarios de la cuarta y última división no necesitan un título de estadista, pues todos sus cargos son de libre designación. Representan los puestos menores de auxiliares, secretarios y técnicos, y son desempeñados por los miembros de las diversas profesiones liberales que trabajan en calidad de administradores gubernamentales.
72:8.3 (816.8) Los jueces de los tribunales menores y estatales poseen un título de las escuelas estatales para estadistas. Los jueces de los tribunales jurisdiccionales para asuntos sociales, educativos e industriales poseen un título de las escuelas regionales. Los jueces del tribunal federal supremo deben estar licenciados en todas estas escuelas para estadistas.
72:8.4 (817.1) 2. Las escuelas de filosofía. Estas escuelas están afiliadas a los templos de filosofía y están más o menos asociadas con la religión como función pública.
72:8.5 (817.2) 3. Las instituciones científicas. Estas escuelas técnicas se encuentran más coordinadas con la industria que con el sistema educativo, y están administradas en quince divisiones.
72:8.6 (817.3) 4. Las escuelas de formación profesional. Estas instituciones especiales proporcionan la formación técnica de las diversas profesiones liberales, las cuales son doce en total.
72:8.7 (817.4) 5. Las escuelas militares y navales. Cerca del cuartel general nacional y en los veinticinco centros militares costeros están en funcionamiento unas instituciones dedicadas a la preparación militar de los ciudadanos voluntarios entre dieciocho y treinta años de edad. Los menores de veinticinco años necesitan el consentimiento de los padres para ser admitidos en estas escuelas.
72:9.1 (817.5) Aunque todos los cargos públicos están reservados para los candidatos diplomados en las escuelas para estadistas tanto estatales como regionales o federales, los dirigentes progresivos de esta nación descubrieron un defecto grave en su sistema de sufragio universal, y hace unos cincuenta años prepararon una disposición constitucional para adoptar un sistema de votación modificado que contiene las características siguientes:
72:9.2 (817.6) 1. Cada hombre y cada mujer de más de veinte años posee un voto. Cuando llegan a esta edad, todos los ciudadanos tienen que aceptar pertenecer a dos grupos de votantes: Se inscribirán en el primero de acuerdo con su función económica — industrial, profesional, agrícola o comercial; y entrarán en el segundo grupo según sus inclinaciones políticas, filosóficas y sociales. Todos los trabajadores pertenecen así a algún grupo electoral económico, y al igual que las asociaciones no económicas, estos gremios poseen unos reglamentos muy similares a los del gobierno nacional con su triple división de poderes. La inscripción en estos grupos no se puede cambiar durante doce años.
72:9.3 (817.7) 2. A propuesta de los gobernadores estatales o de los jefes ejecutivos regionales, y por mandato de los consejos regionales supremos, las personas que han prestado un gran servicio a la sociedad o que han demostrado una sabiduría extraordinaria al servicio del gobierno, pueden disponer de votos adicionales, pero sólo una vez cada cinco años y sin que estos votos adicionales sobrepasen de nueve. El máximo número de votos que posee cualquier votante múltiple es de diez. Los científicos, inventores, educadores, filósofos y dirigentes espirituales también son reconocidos y honrados de esta manera con un mayor poder político. Los consejos supremos estatales y regionales confieren estos elevados privilegios cívicos de manera muy similar a los títulos que otorgan los colegios especiales, y los beneficiarios se sienten orgullosos de añadir estos símbolos de reconocimiento cívico, junto con sus otros títulos, a la lista de sus logros personales.
72:9.4 (817.8) 3. Todos los individuos condenados al trabajo obligatorio en las minas y todos los funcionarios del gobierno que perciben sus sueldos de los fondos procedentes de los impuestos, pierden su derecho al voto durante los períodos en que realizan estos servicios. Esto no se aplica a las personas mayores que cobran una pensión después de haberse jubilado a los sesenta y cinco años.
72:9.5 (817.9) 4. Hay cinco categorías de sufragio que reflejan los impuestos anuales medios que se han pagado durante cada período quinquenal. Los contribuyentes que han pagado más reciben votos adicionales hasta un máximo de cinco. Esta concesión es independiente de cualquier otro reconocimiento, pero una persona no puede disponer en ningún caso de más de diez votos.
72:9.6 (818.1) 5. En el momento en que se adoptó este plan electoral, el método territorial de votar fue abandonado a favor del sistema económico o funcional. Todos los ciudadanos votan ahora como miembros de sus grupos industriales, sociales o profesionales, independientemente de donde residan. El electorado está compuesto así de grupos consolidados, unificados e inteligentes, que eligen únicamente a sus mejores miembros para los puestos de confianza y de responsabilidad gubernamental. Este sistema de sufragio funcional o colectivo contiene una excepción: La elección del jefe del ejecutivo federal cada seis años se lleva a cabo mediante una votación nacional en la que ningún ciudadano dispone de más de un voto.
72:9.7 (818.2) Las agrupaciones económicas, profesionales, intelectuales y sociales de ciudadanos ejercen de esta manera el sufragio, salvo para elegir al jefe del ejecutivo. El Estado ideal es orgánico, y cada grupo libre e inteligente de ciudadanos representa un órgano vital y funcional dentro del organismo gubernamental más grande.
72:9.8 (818.3) Las escuelas para estadistas tienen el poder de emprender cualquier proceso en los tribunales estatales para que se prive del derecho al voto a todo individuo anormal, perezoso, indiferente o criminal. Este pueblo reconoce que cuando el cincuenta por ciento de una nación es inferior o anormal y posee el derecho de voto, esa nación está condenada. Creen que el dominio de la mediocridad significa la ruina de cualquier nación. Votar es obligatorio, y se imponen multas importantes a todos aquellos que no depositan su papeleta.
72:10.1 (818.4) Los métodos que utiliza este pueblo para enfrentarse con el crimen, la locura y la degeneración, aunque en algunos aspectos agradarán a la mayoría de los urantianos, en otros les resultarán sin duda espantosos. Los criminales corrientes y los anormales son colocados por sexos en las diferentes colonias agrícolas, donde viven sobradamente con sus propios recursos. Los criminales empedernidos más peligrosos y los locos incurables son condenados por los tribunales a morir en las cámaras de gas letal. Numerosos crímenes, además del asesinato, incluyendo la traición a la confianza del gobierno, sufren también la pena de muerte, y el castigo de la justicia es rápido y seguro.
72:10.2 (818.5) Este pueblo está saliendo de la era negativa de la ley para entrar en la era positiva. Recientemente han llegado al extremo de intentar prevenir el crimen condenando al trabajo de por vida, en las colonias de detención, a aquellos que se cree que podrían ser asesinos potenciales y criminales importantes. Si estos presidiarios demuestran posteriormente que se han vuelto más normales, pueden ser puestos en libertad condicional o bien indultados. El índice de homicidios en este continente sólo representa el uno por ciento del de las otras naciones.
72:10.3 (818.6) Hace más de cien años que se emprendieron esfuerzos para impedir la procreación de los criminales y los anormales, y ya han dado resultados satisfactorios. No existen cárceles ni hospitales para los locos. Y esto es así por una buena razón, ya que estos grupos sólo representan aproximadamente el diez por ciento de los que se encuentran en Urantia.
72:11.1 (818.7) El presidente del Consejo de la Defensa Nacional puede nombrar a los diplomados de las escuelas militares federales como «guardianes de la civilización» en siete grados, según la capacidad y la experiencia. Este consejo está compuesto de veinticinco miembros, nombrados por los tribunales de padres, educativos e industriales más elevados, confirmados por el tribunal federal supremo, y está presidido de oficio por el jefe del estado mayor de los asuntos militares coordinados. Estos miembros prestan su servicio hasta la edad de setenta años.
72:11.2 (819.1) Los cursos que siguen estos oficiales designados duran cuatro años y están relacionados invariablemente con el dominio de algún oficio o profesión. La formación militar nunca se imparte sin esta enseñanza industrial, científica o profesional asociada. Cuando termina la preparación militar, el interesado ha recibido, durante sus cuatro años de cursos, la mitad de la educación que se imparte en cualquier escuela especial, donde los cursos duran también cuatro años. De esta manera se evita la creación de una clase militar profesional, proporcionando a una gran cantidad de hombres la oportunidad de ganarse la vida al mismo tiempo que adquieren la primera mitad de una formación técnica o profesional.
72:11.3 (819.2) El servicio militar en tiempos de paz es puramente voluntario, y el alistamiento en todas las ramas del servicio es por cuatro años, durante los cuales todo hombre sigue algún tipo de estudio especial, además del dominio de las tácticas militares. La formación musical es una de las ocupaciones principales de las escuelas militares centrales y de los veinticinco campos de entrenamiento repartidos por la periferia del continente. Durante los períodos de inactividad industrial, muchos miles de desempleados son utilizados automáticamente para reforzar las defensas militares del continente tanto en la tierra como en el mar y en el aire.
72:11.4 (819.3) Aunque esta nación mantiene una poderosa organización militar para defenderse de las invasiones de los pueblos hostiles que la rodean, se puede indicar a su favor que desde hace más de cien años no ha empleado estos recursos militares en ninguna guerra ofensiva. Se han civilizado hasta tal punto que pueden defender vigorosamente su civilización sin caer en la tentación de utilizar su poder militar con fines agresivos. No se ha producido ninguna guerra civil desde que se estableció el Estado continental unificado, pero durante los dos últimos siglos, este pueblo se ha visto obligado a sostener nueve conflictos defensivos encarnizados, tres de ellos contra poderosas confederaciones de potencias mundiales. Aunque esta nación mantiene una defensa adecuada contra cualquier ataque de sus vecinos hostiles, consagra mucha más atención a la formación de sus estadistas, científicos y filósofos.
72:11.5 (819.4) Cuando está en paz con el mundo, todos los mecanismos móviles de defensa se emplean íntegramente en los negocios, el comercio y el esparcimiento. Cuando se declara la guerra, toda la nación se moviliza. Durante el período de las hostilidades, todas las industrias pagan a sus empleados un salario militar, y los jefes de todos los departamentos militares se convierten en miembros del gabinete del jefe del ejecutivo.
72:12.1 (819.5) Aunque la sociedad y el gobierno de este pueblo excepcional son superiores en muchos aspectos a los de las naciones de Urantia, debemos indicar que en los otros continentes (hay once en este planeta), los gobiernos son decididamente inferiores a los de las naciones más avanzadas de Urantia.
72:12.2 (819.6) En el momento actual, este gobierno superior tiene el proyecto de establecer relaciones diplomáticas con los pueblos inferiores, y ha surgido por primera vez un gran jefe religioso que recomienda el envío de misioneros a estas naciones circundantes. Nos tememos que estén a punto de cometer el mismo error que tantos otros han realizado intentando imponer una cultura y una religión superiores a otras razas. ¡Qué cosa tan admirable se podría hacer en este mundo si esta nación continental, con una cultura avanzada, se limitara a salir al exterior para traer hasta su territorio a los mejores elementos de los pueblos vecinos, y luego, después de haberlos educado, enviarlos de vuelta como emisarios de cultura a sus hermanos sumidos en la ignorancia! Si un Hijo Magistral viniera pronto a esta nación avanzada, es indudable que se podrían producir grandes acontecimientos en este mundo.
72:12.3 (820.1) Esta narración de los asuntos de un planeta vecino se lleva a cabo debido a un permiso especial y con la intención de hacer progresar la civilización y acelerar la evolución gubernamental en Urantia. Se podrían narrar muchas más cosas que interesarían y sorprenderían sin duda a los urantianos, pero esta revelación abarca los límites que nos marca el mandato que hemos recibido.
72:12.4 (820.2) Sin embargo, los urantianos deberían tomar nota de que su esfera hermana en la familia de Satania no se ha beneficiado ni de las misiones magistrales ni de las misiones de donación de los Hijos Paradisiacos. Los diversos pueblos de Urantia tampoco están separados los unos de los otros por la disparidad cultural que diferencia a esta nación continental de sus vecinos planetarios.
72:12.5 (820.3) El derramamiento del Espíritu de la Verdad proporciona la base espiritual para llevar a cabo grandes logros a favor de la raza humana del mundo sobre el que se otorga. Urantia está por lo tanto mucho mejor preparada para hacer realidad más inmediatamente un gobierno planetario con sus leyes, mecanismos, símbolos, convenciones e idioma — lo cual podría contribuir de manera muy poderosa al establecimiento de una paz mundial bajo el imperio de la ley, y podría conducir algún día a los albores de una verdadera época de esfuerzos espirituales. Una época así es el umbral planetario hacia las épocas utópicas de luz y de vida.
72:12.6 (820.4) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 73
73:0.1 (821.1) LA decadencia cultural y la pobreza espiritual que se derivaron de la caída de Caligastia y de la consiguiente confusión social, tuvieron poco efecto sobre el estado físico o biológico de los pueblos de Urantia. La evolución orgánica continuó a paso acelerado, sin tener en cuenta para nada la regresión cultural y moral que siguió tan rápidamente a la deslealtad de Caligastia y Daligastia. Hace casi cuarenta mil años, hubo un momento en la historia planetaria en que los Portadores de Vida de servicio observaron que, desde un punto de vista puramente biológico, el progreso del desarrollo de las razas de Urantia se acercaba a su culminación. Los síndicos Melquisedeks coincidieron con esta opinión y aceptaron unirse enseguida a los Portadores de Vida para hacer una petición a los Altísimos de Edentia solicitándoles que Urantia fuera inspeccionada con vistas a que se autorizara el envío de los mejoradores biológicos, un Hijo y una Hija Materiales.
73:0.2 (821.2) Esta petición se dirigió a los Altísimos de Edentia porque habían ejercido una jurisdicción directa sobre muchos asuntos de Urantia desde la caída de Caligastia y la ausencia temporal de autoridad en Jerusem.
73:0.3 (821.3) Tabamantia, el supervisor soberano de la serie de mundos decimales o experimentales, vino a inspeccionar el planeta, y después de examinar el progreso racial, recomendó debidamente que se concedieran unos Hijos Materiales a Urantia. Poco menos de cien años después de esta inspección, Adán y Eva, un Hijo y una Hija Materiales del sistema local, llegaron y emprendieron la difícil tarea de intentar desenredar los asuntos confusos de un planeta atrasado por la rebelión y que permanecía proscrito por el aislamiento espiritual.
73:1.1 (821.4) En un planeta normal, la llegada del Hijo Material anuncia generalmente la proximidad de una gran era de invención, de progreso material y de iluminación intelectual. En la mayoría de los mundos, la era postadámica es la gran época científica, pero no fue así en Urantia. Aunque el planeta estaba poblado de razas físicamente capacitadas, las tribus languidecían en el abismo del salvajismo y del estancamiento moral.
73:1.2 (821.5) Diez mil años después de la rebelión, todos los beneficios de la administración del Príncipe habían prácticamente desaparecido; las razas del mundo estaban poco mejor que si este Hijo descaminado no hubiera venido nunca a Urantia. Las tradiciones de Dalamatia y la cultura del Príncipe Planetario sólo perduraron entre los noditas y los amadonitas.
73:1.3 (821.6) Los noditas eran los descendientes de los miembros rebeldes del estado mayor del Príncipe, y su nombre provenía de su primer jefe, Nod, el antiguo presidente de la comisión de la industria y el comercio de Dalamatia. Losamadonitas eran los descendientes de aquellos andonitas que escogieron permanecer leales con Van y Amadón. «Amadonita» es más bien una denominación cultural y religiosa que un término racial; desde el punto de vista racial, los amadonitas eran esencialmente andonitas. «Nodita» es un término tanto cultural como racial, ya que los mismos noditas constituyeron la octava raza de Urantia.
73:1.4 (822.1) Existía una enemistad tradicional entre los noditas y los amadonitas. Este odio hereditario afloraba constantemente cada vez que los descendientes de estos dos grupos intentaban participar en alguna empresa común. Incluso más tarde, les resultó extremadamente difícil trabajar juntos en paz en los asuntos del Edén.
73:1.5 (822.2) Poco después de la destrucción de Dalamatia, los seguidores de Nod se dividieron en tres grupos principales. El grupo central permaneció en las inmediaciones de su tierra natal, cerca de la cabecera del Golfo Pérsico. El grupo oriental emigró hacia las regiones de las tierras altas de Elam, justo al este del valle del Éufrates. El grupo occidental estaba situado en las costas sirias del nordeste del Mediterráneo y en el territorio adyacente.
73:1.6 (822.3) Estos noditas se habían casado frecuentemente con las razas sangiks y habían dejado tras ellos una progenitura capaz. Algunos descendientes de los rebeldes dalamatianos se unieron posteriormente a Van y a sus leales seguidores en las tierras situadas al norte de Mesopotamia. Aquí, en las proximidades del Lago Van y en la región sur del Mar Caspio, los noditas se unieron y se mezclaron con los amadonitas, y fueron contados entre los «poderosos hombres de la antigüedad».
73:1.7 (822.4) Antes de la llegada de Adán y Eva, estos grupos — los noditas y los amadonitas — eran las razas más avanzadas y cultas de la Tierra.
73:2.1 (822.5) Durante cerca de cien años antes de la inspección de Tabamantia, Van y sus asociados habían predicado, desde su sede de ética y de cultura mundial situada en las tierras altas, la venida de un Hijo prometido de Dios, mejorador de la raza, instructor de la verdad y digno sucesor del traidor Caligastia. La mayoría de los habitantes del mundo, en aquellos tiempos, mostró poco o ningún interés por estas predicciones, pero aquellos que estaban en contacto inmediato con Van y Amadón se tomaron en serio estas enseñanzas y empezaron a hacer planes para recibir adecuadamente al Hijo prometido.
73:2.2 (822.6) Van contó a sus asociados más allegados la historia de los Hijos Materiales de Jerusem, lo que había conocido de ellos antes de venir a Urantia. Sabía muy bien que estos Hijos Adámicos vivían siempre en hogares sencillos pero encantadores rodeados de jardines. Ochenta y tres años antes de la llegada de Adán y Eva, propuso que se dedicaran a proclamar la venida de estos Hijos Materiales y a preparar un hogar jardín para recibirlos.
73:2.3 (822.7) Desde su cuartel general en las tierras altas y desde sesenta y una colonias muy dispersas, Van y Amadón reclutaron un cuerpo de más de tres mil trabajadores dispuestos y entusiastas; en una asamblea solemne, se comprometieron para esta misión de preparar la llegada del Hijo prometido — o al menos esperado.
73:2.4 (822.8) Van dividió a sus voluntarios en cien compañías, con un capitán al mando de cada una de ellas y un asociado que servía en su estado mayor personal como oficial de enlace, reteniendo a Amadón como asociado personal. Todas estas delegaciones empezaron en serio su trabajo preliminar, y la comisión encargada del emplazamiento del Jardín salió a buscar el lugar ideal.
73:2.5 (822.9) Aunque Caligastia y Daligastia habían sido despojados de una gran parte de su poder para hacer el mal, hicieron todo lo posible por impedir y obstaculizar el trabajo de preparar el Jardín. Pero sus maquinaciones perversas fueron compensadas ampliamente con las fieles actividades de casi diez mil criaturas intermedias leales, que trabajaron infatigablemente para que progresara la empresa.
73:3.1 (823.1) La comisión encargada del emplazamiento estuvo ausente durante cerca de tres años. Realizó un informe favorable sobre tres emplazamientos posibles: El primero era una isla del Golfo Pérsico; el segundo era un emplazamiento fluvial que fue ocupado más tarde por el segundo jardín; y el tercero era una península larga y estrecha — casi una isla — que sobresalía hacia el oeste desde las costas orientales del Mar Mediterráneo.
73:3.2 (823.2) La comisión apoyó casi por unanimidad la tercera solución. Se escogió este lugar, y se tardaron dos años en trasladar la sede cultural del mundo, incluyendo el árbol de la vida, a esta península mediterránea. Todos los habitantes de la península, a excepción de un solo grupo, se marcharon pacíficamente cuando llegaron Van y sus compañeros.
73:3.3 (823.3) Esta península mediterránea tenía un clima salubre y una temperatura uniforme; este tiempo estable se debía a las montañas que la rodeaban y al hecho de que esta zona era casi una isla en un mar interior. Llovía abundantemente en las tierras altas circundantes, pero rara vez en el propio Edén. Pero cada noche «se levantaba una niebla», procedente de la extensa red de canales artificiales de riego, que refrescaba la vegetación del Jardín.
73:3.4 (823.4) El litoral de esta masa de tierra estaba considerablemente elevado, y el istmo que la unía al continente sólo tenía cuarenta y tres kilómetros de ancho en el punto más estrecho. El gran río que regaba el Jardín descendía de las tierras más altas de la península, corría hacia el este por el istmo peninsular hasta llegar al continente, y desde allí atravesaba las tierras bajas de Mesopotamia hasta el lejano mar. Estaba alimentado por cuatro afluentes que se originaban en las colinas costeras de la península edénica, y éstas eran las «cuatro cabeceras» del río que «salía del Edén», y que más tarde se confundieron con los brazos de los ríos que rodeaban al segundo jardín.
73:3.5 (823.5) Las piedras preciosas y los metales abundaban en las montañas que rodeaban al Jardín, aunque les prestaron muy poca atención. La idea predominante debía ser la glorificación de la horticultura y la exaltación de la agricultura.
73:3.6 (823.6) El lugar que se escogió para el Jardín era probablemente el paraje más hermoso de este tipo que había en el mundo entero, y el clima era entonces ideal. En ninguna otra parte había un lugar que se pudiera prestar de manera tan perfecta para convertirse en un paraíso semejante de expresión botánica. La flor y nata de la civilización de Urantia se estaba congregando en este lugar de reunión. Fuera de allí y aún más lejos, el mundo vivía en las tinieblas, la ignorancia y el salvajismo. Edén era el único punto luminoso de Urantia; era por naturaleza un sueño de belleza, y pronto se convirtió en un poema donde la gloria de los paisajes era exquisita y perfecta.
73:4.1 (823.7) Cuando los Hijos Materiales, los mejoradores biológicos, empiezan su estancia temporal en un mundo evolutivo, su lugar de residencia se llama con frecuencia el Jardín del Edén, porque está caracterizado por la belleza floral y el esplendor botánico de Edentia, la capital de la constelación. Van conocía bien estas costumbres y dispuso en consecuencia que toda la península se consagrara al Jardín. Se hicieron proyectos para el pastoreo y la cría de ganado en las tierras contiguas del continente. En el parque sólo se encontraban, del reino animal, los pájaros y las diversas especies de animales domesticados. Van había ordenado que el Edén debía ser un jardín y sólo un jardín. Nunca se mató a ningún animal dentro de su recinto. Toda la carne que comieron los trabajadores del Jardín durante todos los años que duró su construcción procedía de los rebaños que se custodiaban en el continente.
73:4.2 (824.1) La primera tarea consistió en construir una muralla de ladrillo a través del istmo de la península. Una vez que se terminó, pudieron emprender sin estorbos el trabajo real de embellecer el paisaje y construir las viviendas.
73:4.3 (824.2) Se creó un jardín zoológico construyendo una muralla más pequeña justo más allá de la muralla principal; el espacio intermedio, ocupado por todo tipo de bestias salvajes, servía de protección adicional contra los ataques hostiles. Esta casa de fieras estaba organizada en doce grandes divisiones, con caminos amurallados que conducían entre estos grupos hasta las doce puertas del Jardín; el río y sus pastos adyacentes ocupaban la zona central.
73:4.4 (824.3) Sólo se emplearon trabajadores voluntarios para preparar el Jardín; nunca se contrató a ningún asalariado. Cultivaban el Jardín y cuidaban sus rebaños para poder vivir; también recibían aportaciones de alimentos de los creyentes cercanos. Y esta gran empresa se llevó a buen fin a pesar de las dificultades que la acompañaron debido al estado confuso del mundo durante estos tiempos turbulentos.
73:4.5 (824.4) Como no sabía cuánto tiempo tardarían en venir el Hijo y la Hija esperados, Van causó una gran desilusión cuando sugirió que también se adiestrara a la joven generación en el trabajo de continuar con la empresa, por si acaso se retrasaba la llegada de estos Hijos. Esta sugerencia pareció una confesión de falta de fe por parte de Van, lo que provocó una inquietud considerable, produciéndose numerosas deserciones; pero Van siguió adelante con su plan de preparación, mientras cubría los puestos de los desertores con otros voluntarios más jóvenes.
73:5.1 (824.5) En el centro de la península edénica se encontraba el exquisito templo de piedra del Padre Universal, el santuario sagrado del Jardín. La sede administrativa se estableció en el norte; las casas para los obreros y sus familias se construyeron en el sur; en el oeste se reservó una parcela de terreno para las escuelas en proyecto del sistema educativo del Hijo esperado, mientras que al «este del Edén» se construyeron las viviendas destinadas al Hijo prometido y a su descendencia inmediata. Los planes arquitectónicos del Edén preveían viviendas y tierras abundantes para un millón de seres humanos.
73:5.2 (824.6) En el momento de la llegada de Adán sólo se había terminado una cuarta parte del Jardín, pero ya había miles de kilómetros de canales de riego y cerca de veinte mil kilómetros de caminos y carreteras pavimentados. Había un poco más de cinco mil edificios de ladrillo en los diversos sectores, y los árboles y las plantas eran casi innumerables. Cualquier grupo de viviendas del parque no podía contener más de siete casas. Y aunque las estructuras del Jardín eran sencillas, eran muy artísticas. Las carreteras y los caminos estaban bien construidos, y el paisaje era exquisito.
73:5.3 (824.7) Las disposiciones sanitarias del Jardín eran muy avanzadas con respecto a todo lo que se había intentado hasta entonces en Urantia. En el Edén, el agua para beber se mantenía potable gracias al estricto cumplimiento de los reglamentos sanitarios destinados a conservar su pureza. Durante estos tiempos primitivos, el incumplimiento de estas reglas ocasionaba muchos problemas, pero Van inculcó gradualmente a sus compañeros la importancia de no permitir que cayera nada en el suministro de agua del Jardín.
73:5.4 (825.1) Antes de la instalación posterior de un sistema de depuración de las aguas residuales, los edenitas practicaron el entierro escrupuloso de todos los residuos o materiales en descomposición. Los inspectores de Amadón hacían su ronda diaria en busca de posibles causas de enfermedades. Los urantianos no han vuelto a tener conciencia de la importancia de la lucha preventiva contra las enfermedades humanas hasta finales del siglo diecinueve y en el siglo veinte. Antes de la desorganización del régimen adámico, se había construido un alcantarillado cubierto de ladrillos que pasaba por debajo de los muros y desembocaba en el río del Edén, aproximadamente un kilómetro y medio más allá del muro exterior o menor del Jardín.
73:5.5 (825.2) En la época de la llegada de Adán, la mayor parte de las plantas de esta región del mundo crecían en el Edén. Muchos frutos, cereales y nueces ya habían sido mejorados notablemente. Aquí se cultivaron por primera vez muchas legumbres y cereales modernos; pero decenas de variedades de plantas nutritivas se perdieron posteriormente para el mundo.
73:5.6 (825.3) Aproximadamente el cinco por ciento del Jardín estaba sometido a un cultivo artificial intensivo, el quince por ciento estaba parcialmente cultivado, y el resto se dejó en un estado más o menos natural hasta que llegara Adán, pues se consideraba que era mejor terminar el parque de acuerdo con sus ideas.
73:5.7 (825.4) Así es como se preparó el Jardín del Edén para recibir al Adán prometido y a su esposa. Este Jardín habría hecho honor a un mundo que hubiera estado bajo una administración perfeccionada y un control normal. Adán y Eva quedaron muy complacidos con el diseño general del Edén, aunque hicieron muchos cambios en el mobiliario de su residencia personal.
73:5.8 (825.5) Aunque el trabajo de embellecimiento no estaba terminado del todo en el momento de la llegada de Adán, el lugar ya era una joya de belleza botánica; y durante los primeros días de su estancia en el Edén, todo el Jardín tomó una nueva forma y asumió nuevas proporciones de belleza y de esplendor. Urantia no ha albergado nunca, ni antes ni después de esta época, una exposición de horticultura y agricultura tan hermosa y tan completa.
73:6.1 (825.6) En el centro del templo del Jardín, Van plantó el árbol de la vida que había guardado durante tanto tiempo, cuyas hojas servían para «curar a las naciones», y cuyos frutos lo habían sustentado durante tanto tiempo en la Tierra. Van sabía muy bien que Adán y Eva dependerían también de este regalo de Edentia para mantenerse con vida una vez que hubieran aparecido en Urantia con una forma material.
73:6.2 (825.7) En las capitales de los sistemas, los Hijos Materiales no necesitan el árbol de la vida para subsistir. Sólo dependen de este complemento, para ser físicamente inmortales, cuando se repersonalizan en los planetas.
73:6.3 (825.8) El «árbol del conocimiento del bien y del mal» puede ser una figura retórica, una descripción simbólica que abarca una multitud de experiencias humanas, pero el «árbol de la vida» no era un mito; era real y estuvo presente durante mucho tiempo en Urantia. Cuando los Altísimos de Edentia aprobaron el nombramiento de Caligastia como Príncipe Planetario de Urantia y el de los cien ciudadanos de Jerusem como su estado mayor administrativo, enviaron al planeta un arbusto de Edentia por medio de los Melquisedeks, y esta planta creció en Urantia hasta convertirse en el árbol de la vida. Esta forma de vida no inteligente es originaria de las esferas sede de las constelaciones y también se encuentra en los mundos sede de los universos locales y de los superuniversos, así como en las esferas de Havona, pero no en las capitales de los sistemas.
73:6.4 (826.1) Esta superplanta almacenaba ciertas energías espaciales que servían de antídoto contra los elementos que producen la vejez en la existencia animal. El fruto del árbol de la vida se parecía a una batería de acumuladores superquímicos que, cuando se comía, liberaba misteriosamente la fuerza del universo que prolonga la vida. Esta forma de sustento era completamente ineficaz para los seres evolutivos normales de Urantia, pero sí era expresamente útil para los cien miembros materializados del estado mayor de Caligastia y para los cien andonitas modificados que habían contribuído con su plasma vital al estado mayor del Príncipe, y que habían recibido a cambio un complemento de vida que les permitía utilizar el fruto del árbol de la vida para prolongar indefinidamente su existencia que, de otra manera, hubiera sido mortal.
73:6.5 (826.2) Durante la época del gobierno del Príncipe, el árbol crecía en la tierra del patio circular central del templo del Padre. Cuando estalló la rebelión, Van y sus asociados lo hicieron crecer de nuevo, a partir de su núcleo central, en su campamento provisional. Este arbusto de Edentia fue trasladado posteriormente a su refugio en las tierras altas, donde sirvió a Van y Amadón durante más de ciento cincuenta mil años.
73:6.6 (826.3) Cuando Van y sus asociados prepararon el Jardín para Adán y Eva, trasplantaron el árbol de Edentia al Jardín del Edén, donde creció una vez más en el patio circular central de otro templo del Padre. Adán y Eva comían periódicamente su fruto para mantener su forma dual de vida física.
73:6.7 (826.4) Cuando los planes del Hijo Material se desviaron del camino recto, Adán y su familia no obtuvieron la autorización de llevarse del Jardín el núcleo del árbol. Cuando los noditas invadieron el Edén, les contaron que se volverían como «dioses si comían el fruto del árbol». Para gran sorpresa suya, lo encontraron sin protección. Durante años comieron abundantemente su fruto, pero no les produjo ningún efecto; todos eran mortales materiales del reino; carecían del factor que actuaba como complemento del fruto del árbol. Su incapacidad para beneficiarse del árbol de la vida los enfureció, y durante una de sus guerras internas, tanto el templo como el árbol quedaron destruidos por el fuego; sólo permaneció de pie la muralla de piedra, hasta que posteriormente se sumergió el Jardín. Éste fue el segundo templo del Padre que se destruyó.
73:6.8 (826.5) Y ahora, todos los seres de Urantia han de seguir el curso natural de la vida y la muerte. Adán, Eva, sus hijos y los hijos de sus hijos, así como sus asociados, todos murieron con el transcurso del tiempo, quedando así sometidos al plan de ascensión del universo local, en el que la resurrección en los mundos de las mansiones sigue a la muerte física.
73:7.1 (826.6) Después de que Adán se marchara del primer jardín, éste fue ocupado de manera diversa por los noditas, cutitas y suntitas. Más tarde se convirtió en el lugar de residencia de los noditas del norte, que se oponían a cooperar con los adamitas. Después de que Adán dejara el Jardín, estos noditas inferiores ocuparon la península durante cerca de cuatro mil años; entonces, en combinación con una violenta actividad de los volcanes circundantes y la sumersión del puente terrestre que unía Sicilia con África, el fondo oriental del Mar Mediterráneo se hundió, arrastrando bajo las aguas a toda la península edénica. Al mismo tiempo que se producía esta extensa sumersión, la costa oriental del Mediterráneo se elevó considerablemente. Y éste fue el final de la creación natural más hermosa que Urantia haya albergado jamás. El hundimiento no fue repentino, sino que se necesitaron varios cientos de años para que toda la península se sumergiera por completo.
73:7.2 (827.1) No podemos considerar de ninguna manera esta desaparición del Jardín como una consecuencia del aborto de los planes divinos, o como resultado de los errores de Adán y Eva. Consideramos que la sumersión del Edén no fue más que un acontecimiento natural, pero nos parece que el hundimiento del Jardín fue calculado para que se produjera aproximadamente en el momento en que la acumulación de las reservas de la raza violeta eran suficientes para emprender la tarea de rehabilitar los pueblos del mundo.
73:7.3 (827.2) Los Melquisedeks aconsejaron a Adán que no iniciara el programa de mejoramiento y mezcla de las razas hasta que su propia familia no contara con medio millón de miembros. Nunca se tuvo la intención de que el Jardín fuera el hogar permanente de los adamitas. Tenían que convertirse en los emisarios de una nueva vida para el mundo entero; tenían que movilizarse para llevar a cabo una donación desinteresada a las razas necesitadas de la Tierra.
73:7.4 (827.3) Las instrucciones que los Melquisedeks dieron a Adán implicaban que debería establecer unos centros raciales, continentales y divisionarios que estarían a cargo de sus hijos e hijas inmediatos, mientras que él y Eva tendrían que repartir su tiempo entre estas diversas capitales del mundo como consejeros y coordinadores del ministerio mundial para el mejoramiento biológico, el progreso intelectual y la rehabilitación moral.
73:7.5 (827.4) [Presentado por Solonia, la «voz seráfica en el Jardín».]
El libro de Urantia
Documento 74
74:0.1 (828.1) ADÁN y Eva llegaron a Urantia 37.848 años antes del año 1934 de la era cristiana. Llegaron a mediados de la temporada en la que el Jardín estaba en plena floración. A las doce en punto del mediodía, y sin ser anunciados, los dos transportes seráficos, acompañados del personal de Jerusem encargado de trasladar a los mejoradores biológicos hasta Urantia, se posaron suavemente en la superficie del planeta en rotación en las proximidades del templo del Padre Universal. Todo el trabajo de rematerialización de los cuerpos de Adán y Eva se llevó a cabo dentro del recinto de este santuario recién creado. Desde el momento de su llegada, transcurrieron diez días antes de que fueran recreados con una forma humana dual, para ser presentados como los nuevos dirigentes del mundo. Recuperaron la conciencia de manera simultánea. Los Hijos e Hijas Materiales siempre sirven juntos. En todo tiempo y lugar, la esencia de su servicio consiste en no estar nunca separados. Están destinados a trabajar en parejas; rara vez ejercen su actividad a solas.
74:1.1 (828.2) El Adán y la Eva planetarios de Urantia eran miembros del cuerpo decano de Hijos Materiales de Jerusem; y figuraban inscritos conjuntamente con el número 14.311. Pertenecían a la tercera serie física y medían unos dos metros y medio de altura.
74:1.2 (828.3) En la época en que fue escogido para para venir a Urantia, Adán estaba trabajando con su cónyuge en los laboratorios de pruebas y ensayos físicos de Jerusem. Llevaban más de quince mil años como directores del departamento de energía experimental aplicada a la modificación de las formas vivientes. Mucho tiempo antes de esto, habían sido instructores en las escuelas de ciudadanía para los recién llegados a Jerusem. Todo esto debe tenerse presente en la memoria en relación con la narración de su conducta posterior en Urantia.
74:1.3 (828.4) Cuando se emitió la proclamación que pedía voluntarios para la misión de la aventura adámica en Urantia, todo el cuerpo decano de Hijos e Hijas Materiales se ofreció como voluntario. Los examinadores Melquisedeks, con la aprobación de Lanaforge y los Altísimos de Edentia, eligieron finalmente al Adán y la Eva que posteriormente vinieron a ejercer sus funciones como mejoradores biológicos en Urantia.
74:1.4 (828.5) Adán y Eva habían permanecido leales a Miguel durante la rebelión de Lucifer; sin embargo, la pareja fue convocada ante el Soberano del Sistema y todo su gabinete para ser examinada y recibir instrucciones. Les dieron a conocer en detalle todos los asuntos de Urantia; les informaron minuciosamente de los planes que debían seguir al aceptar la responsabilidad de gobernar un mundo tan desgarrado por los conflictos. Prestaron un juramento conjunto de lealtad a los Altísimos de Edentia y a Miguel de Salvington. Se les advirtió debidamente que se consideraran sometidos al cuerpo de los síndicos Melquisedeks de Urantia, hasta que este órgano gobernante estimara oportuno renunciar al mando del mundo donde habían sido asignados.
74:1.5 (829.1) Esta pareja de Jerusem dejó tras ella, en la capital de Satania y en otras partes, a cien descendientes — cincuenta hijos y cincuenta hijas — , unas criaturas magníficas que habían evitado los escollos de la evolución y que estaban todas en servicio activo como fieles administradores de confianza del universo en el momento en que sus padres partieron para Urantia. Todos estaban presentes en el hermoso templo de los Hijos Materiales para asistir a los actos de despedida asociados con las últimas ceremonias de aceptación de la donación. Estos hijos acompañaron a sus padres a la sede de desmaterialización de su orden, y fueron los últimos en despedirse de ellos y en desearles un éxito divino, mientras se quedaban dormidos durante la pérdida de conciencia de la personalidad que precede a la preparación para el transporte seráfico. Los hijos pasaron algún tiempo juntos en reunión familiar, regocijándose de que sus padres fueran a convertirse pronto en los jefes visibles, en realidad en los únicos gobernantes, del planeta 606 del sistema de Satania.
74:1.6 (829.2) Así es como Adán y Eva dejaron Jerusem en medio de las aclamaciones y los buenos deseos de sus ciudadanos. Partieron hacia sus nuevas responsabilidades debidamente equipados y plenamente instruidos de todos los deberes y peligros que encontrarían en Urantia.
74:2.1 (829.3) Adán y Eva se quedaron dormidos en Jerusem y cuando despertaron en el templo del Padre, en Urantia, en presencia de la gran multitud reunida para darles la bienvenida, se encontraron delante de dos seres de los que habían oído hablar mucho: Van y su fiel asociado Amadón. Estos dos héroes de la secesión de Caligastia fueron los primeros en darles la bienvenida a su nuevo hogar jardín.
74:2.2 (829.4) El idioma del Edén era el dialecto andónico que hablaba Amadón. Van y Amadón habían mejorado notablemente esta lengua creando un nuevo alfabeto de veinticuatro letras, y esperaban que se convertiría en el idioma de Urantia a medida que la cultura del Edén se extendiera por el mundo. Adán y Eva habían adquirido el pleno dominio de este dialecto humano antes de salir de Jerusem, de manera que este hijo de Andón oyó al eminente gobernante de su mundo dirigirse a él en su propia lengua.
74:2.3 (829.5) Aquel día hubo una gran animación y alegría en todo el Edén, mientras que los corredores se apresuraban en llegar al lugar donde se encontraban las palomas mensajeras reunidas de todas partes, exclamando: «Soltad las palomas; que lleven la noticia de que el Hijo prometido ha llegado.» Año tras año, cientos de colonias de creyentes habían mantenido fielmente la cantidad necesaria de palomas criadas en sus hogares precísamente para esta ocasión.
74:2.4 (829.6) A medida que la noticia de la llegada de Adán se difundía por todas partes, miles de miembros de las tribus cercanas aceptaron las enseñanzas de Van y Amadón, y durante muchos meses, los peregrinos continuaron llegando en masa al Edén para dar la bienvenida a Adán y Eva y rendir homenaje a su Padre invisible.
74:2.5 (829.7) Poco después de despertarse, Adán y Eva fueron escoltados hasta la recepción oficial en el gran montículo situado al norte del templo. Esta colina natural había sido ampliada y preparada para la instalación de los nuevos dirigentes del mundo. Es aquí donde, a mediodía, el comité de recepción de Urantia dio la bienvenida a este Hijo y a esta Hija del sistema de Satania. Amadón era el presidente de este comité, que estaba compuesto por los doce miembros siguientes: un representante de cada una de las seis razas sangiks; el jefe en ejercicio de los intermedios; Annán, una hija leal y portavoz de los noditas; Noé, el hijo del arquitecto y constructor del Jardín, y ejecutor de los proyectos de su padre fallecido; y los dos Portadores de Vida residentes.
74:2.6 (830.1) Durante el acto siguiente, el Melquisedek decano, jefe del consejo de los síndicos de Urantia, entregó la responsabilidad de la custodia del planeta a Adán y Eva. El Hijo y la Hija Materiales prestaron juramento de fidelidad a los Altísimos de Norlatiadek y a Miguel de Nebadon, y Van los proclamó gobernadores de Urantia, renunciando así a la autoridad nominal que había tenido durante más de ciento cincuenta mil años en virtud de una decisión de los síndicos Melquisedeks.
74:2.7 (830.2) Adán y Eva fueron revestidos con túnicas reales en esta ocasión, la de su instalación oficial como gobernadores del planeta. No todas las artes de Dalamatia se habían perdido en el mundo; la tejeduría aún se practicaba en la época del Edén.
74:2.8 (830.3) Entonces se escuchó la proclamación de los arcángeles, y la voz transmitida de Gabriel ordenó que se pasara lista para el segundo juicio de Urantia y la resurrección de los supervivientes dormidos de la segunda dispensación de gracia y misericordia del planeta 606 de Satania. La dispensación del Príncipe ha pasado; la era de Adán, la tercera época planetaria, se inicia en medio de unas escenas de sencilla grandiosidad; y los nuevos dirigentes de Urantia empiezan su reinado en unas condiciones aparentemente favorables, a pesar de la confusión mundial ocasionada por la falta de cooperación de su predecesor en autoridad en el planeta.
74:3.1 (830.4) Ahora, después de su instalación oficial, Adán y Eva se dieron terriblemente cuenta de su aislamiento planetario. Las transmisiones que les eran familiares estaban silenciosas, y todos los circuitos de comunicación extraplanetaria estaban ausentes. Sus compañeros de Jerusem habían ido a unos planetas donde todo marchaba bien, con un Príncipe Planetario bien establecido y un estado mayor experimentado dispuesto a recibirlos y calificado para cooperar con ellos durante su experiencia inicial en esos mundos. Pero en Urantia la rebelión lo había cambiado todo. Aquí, la presencia del Príncipe Planetario se notaba demasiado, y aunque estaba privado de la mayor parte de su poder para hacer el mal, continuaba siendo capaz de dificultar la tarea de Adán y Eva, y de hacerla hasta cierto punto arriesgada. Aquella noche, mientras se paseaban por el Jardín bajo la luz de la Luna llena, hablando de los planes para el día siguiente, el Hijo y la Hija de Jerusem estaban serios y desilusionados.
74:3.2 (830.5) Así es como terminó el primer día de Adán y Eva en la aislada Urantia, el planeta confundido por la traición de Caligastia; pasearon y conversaron hasta muy avanzada la noche, su primera noche en la Tierra — y se sintieron muy solos.
74:3.3 (830.6) Adán pasó su segundo día en la Tierra reunido con los síndicos planetarios y el consejo consultivo. Los Melquisedeks y sus asociados enseñaron a Adán y Eva más detalles acerca de la rebelión de Caligastia y el efecto de esta sublevación sobre el progreso del mundo. Este largo relato sobre la mala administración de los asuntos del planeta fue, en conjunto, una historia desalentadora. Se enteraron de todos los hechos relacionados con el derrumbamiento total de los planes de Caligastia para acelerar el proceso de la evolución social. También llegaron a darse cuenta plenamente de que es una locura intentar conseguir el avance planetario independientemente del plan divino de la evolución. Y así es como terminó un día triste pero instructivo — su segundo día en Urantia.
74:3.4 (831.1) El tercer día lo dedicaron a inspeccionar el Jardín. Desde las grandes aves de pasajeros — los fándores — Adán y Eva contemplaron las inmensas extensiones del Jardín mientras surcaban los aires por encima del paraje más hermoso de la Tierra. Este día de inspección terminó con un enorme banquete en honor de todos los que habían trabajado para crear este jardín de una belleza y una grandiosidad edénicas. Y una vez más, el Hijo y su compañera se pasearon por el Jardín hasta horas avanzadas de la noche de su tercer día, y hablaron de la inmensidad de sus problemas.
74:3.5 (831.2) El cuarto día, Adán y Eva pronunciaron un discurso ante la asamblea del Jardín. Desde el montículo inaugural, hablaron al pueblo acerca de sus planes para rehabilitar el mundo y esbozaron los métodos que emplearían para tratar de rescatar la cultura social de Urantia de los bajos niveles en los que había caído a consecuencia del pecado y la rebelión. Fue un gran día, y concluyó con un banquete para el consejo de los hombres y las mujeres que habían sido seleccionados para asumir sus responsabilidades en la nueva administración de los asuntos del mundo. ¡Prestad atención! En este grupo había tanto mujeres como hombres, y era la primera vez que ocurría una cosa así en la Tierra desde los tiempos de Dalamatia. Fue una innovación asombrosa contemplar a Eva, una mujer, compartir con un hombre los honores y las responsabilidades de los asuntos del mundo. Así es como terminó el cuarto día en la Tierra.
74:3.6 (831.3) El quinto día se ocuparon de la organización del gobierno provisional, la administración que debería funcionar hasta que los síndicos Melquisedeks se marcharan de Urantia.
74:3.7 (831.4) El sexto día lo dedicaron a inspeccionar los numerosos tipos de hombres y de animales. Adán y Eva fueron acompañados todo el día a lo largo de las murallas orientales del Edén, observando la vida animal del planeta y llegando a comprender mejor lo que había que hacer para poner orden en la confusión de un mundo habitado por tal variedad de criaturas vivientes.
74:3.8 (831.5) Los que lo acompañaban en esta excursión se quedaron enormemente sorprendidos al observar que Adán comprendía plenamente la naturaleza y la función de los miles y miles de animales que le mostraban. En cuanto echaba una ojeada a un animal, indicaba su naturaleza y su comportamiento. Adán podía, a primera vista, ponerles nombres que describían su origen, su naturaleza y su función a todas las criaturas materiales que veía. Aquellos que lo conducían en esta visita de inspección no sabían que el nuevo gobernante del mundo era uno de los anatomistas más expertos de toda Satania; y Eva era igual de versada. Adán asombró a sus asociados cuando les describió una multitud de seres vivientes demasiado pequeños para ser vistos por los ojos humanos.
74:3.9 (831.6) Cuando el sexto día de su estancia en la Tierra concluyó, Adán y Eva descansaron por primera vez en su nuevo hogar «al este del Edén». Los primeros seis días de la aventura de Urantia habían sido muy atareados, y estaban deseando con gran placer pasar un día entero desprovisto de toda actividad.
74:3.10 (831.7) Pero las circunstancias dispusieron las cosas de otra manera. La experiencia del día anterior en la que Adán había analizado con tanta inteligencia y minuciosidad la vida animal de Urantia, unida a su magistral discurso inaugural y a sus modales encantadores, habían conquistado el corazón y subyugado el intelecto de los habitantes del Jardín de tal manera, que no sólo estaban sinceramente decididos a aceptar como gobernantes al Hijo y a la Hija recién llegados de Jerusem, sino que la mayoría estaba casi dispuesta a postrarse y adorarlos como si fueran dioses.
74:4.1 (832.1) Aquella noche, la noche que siguió al sexto día, mientras Adán y Eva dormían, se estaban produciendo cosas extrañas en las proximidades del templo del Padre, en el sector central del Edén. Allí, bajo la suave luz de la Luna, cientos de hombres y mujeres entusiastas y excitados escucharon durante horas los alegatos apasionados de sus dirigentes. Tenían buenas intenciones, pero simplemente no podían comprender la sencillez de los modales fraternales y democráticos de sus nuevos gobernantes. Mucho antes del amanecer, los nuevos administradores provisionales de los asuntos del mundo llegaron a la conclusión casi unánime de que Adán y su compañera eran demasiado modestos y recatados. Determinaron que la Divinidad había descendido a la Tierra en forma corporal, que Adán y Eva eran dioses en realidad, o estaban tan cerca de serlo, que eran dignos de una adoración reverente.
74:4.2 (832.2) Los asombrosos acontecimientos de los seis primeros días de Adán y Eva en la Tierra sobrepasaban por completo las mentes no preparadas de los hombres del mundo, incluso de los mejores. La cabeza les daba vueltas; estaban entusiasmados con la proposición de llevar al mediodía a la noble pareja hasta el templo del Padre, para que todos pudieran inclinarse en respetuosa adoración y postrarse en humilde sumisión. Y los habitantes del Jardín eran realmente sinceros al hacer todo esto.
74:4.3 (832.3) Van protestó. Amadón se encontraba ausente, pues estaba encargado de la guardia de honor que había permanecido con Adán y Eva durante toda la noche. Pero la protesta de Van fue rechazada. Le dijeron que él era también demasiado modesto, demasiado recatado; que él mismo no estaba lejos de ser un dios, o si no, ¿cómo había vivido tanto tiempo en la Tierra, y cómo había llevado a cabo un acontecimiento tan importante como la venida de Adán? Cuando los excitados edenitas estaban a punto de cogerlo y subirlo al montículo para adorarlo, Van se alejó abriéndose paso entre la multitud, y como podía comunicarse con los intermedios, envió a su jefe a toda prisa para que fuera a ver a Adán.
74:4.4 (832.4) Se acercaba el amanecer de su séptimo día en la Tierra cuando Adán y Eva escucharon la sorprendente noticia de la proposición de aquellos mortales bienintencionados, pero descaminados. Entonces, mientras las aves de pasajeros se acercaban velozmente para llevarlos al templo, los intermedios, que son capaces de hacer estas cosas, transportaron a Adán y Eva hasta el templo del Padre. Este séptimo día por la mañana temprano, desde el montículo donde habían sido recibidos tan recientemente, Adán ofreció una explicación de las órdenes de filiación divina e indicó claramente a estas mentes terrenales que sólo se debe adorar al Padre y a aquellos que él designe. Adán manifestó con claridad que aceptaría cualquier honor y recibiría todo tipo de respetos, pero que nunca consentiría la adoración.
74:4.5 (832.5) Fue un día de gran importancia. Poco antes del mediodía, casi en el momento en que llegaba un mensajero seráfico trayendo de Jerusem el reconocimiento de la instalación de los gobernantes del mundo, Adán y Eva se apartaron de la multitud, señalaron el templo del Padre, y dijeron: «Id ahora hacia el símbolo material de la presencia invisible del Padre, e inclinaos para adorar a Aquel que nos ha creado a todos y nos mantiene con vida. Que este acto sea la promesa sincera de que nunca más tendréis la tentación de adorar a otro que no sea Dios.» Todos hicieron lo que Adán les había ordenado. El Hijo y la Hija Materiales permanecieron solos en el montículo, con la cabeza inclinada, mientras que el pueblo se postraba alrededor del templo.
74:4.6 (832.6) Así es como se originó la tradición del día del sábado. El séptimo día siempre se dedicó, en el Edén, a la asamblea del mediodía en el templo; la costumbre de consagrar este día a la cultura personal subsistió durante mucho tiempo. La mañana se dedicaba al mejoramiento físico, el mediodía al culto espiritual, la tarde a la cultura de la mente, mientras que el anochecer se pasaba en celebraciones sociales. Esto nunca fue una ley en el Edén, pero tuvieron la costumbre de hacerlo mientras la administración adámica gobernó en la Tierra.
74:5.1 (833.1) Los síndicos Melquisedeks permanecieron de servicio durante cerca de siete años después de la llegada de Adán, pero finalmente llegó el momento en que entregaron la administración de los asuntos del mundo a Adán y regresaron a Jerusem.
74:5.2 (833.2) La despedida de los síndicos ocupó un día entero; durante el anochecer, cada Melquisedek dio a Adán y Eva sus consejos de despedida y les expresó sus mejores deseos. Adán había pedido varias veces a sus consejeros que permanecieran con él en la Tierra, pero estas peticiones siempre fueron denegadas. Había llegado el momento en que los Hijos Materiales tenían que asumir la plena responsabilidad de la conducta de los asuntos del mundo. Así pues, los transportes seráficos de Satania partieron del planeta a medianoche con catorce seres hacia Jerusem, ya que el traslado de Van y Amadón se produjo al mismo tiempo que la partida de los doce Melquisedeks.
74:5.3 (833.3) Todo marchó bastante bien en Urantia durante algún tiempo, y parecía que Adán podría desarrollar finalmente algún plan para promover la expansión gradual de la civilización edénica. Siguiendo los consejos de los Melquisedeks, empezó fomentando las artes de la manufactura con la idea de desarrollar las relaciones comerciales con el mundo exterior. Cuando el Edén se desorganizó, más de cien instalaciones manufactureras primitivas estaban en funcionamiento, y se habían establecido amplias relaciones comerciales con las tribus cercanas.
74:5.4 (833.4) Durante miles de años, a Adán y Eva les habían enseñado la técnica de mejorar un mundo y de prepararlo para recibir sus contribuciones especializadas para el avance de la civilización evolutiva. Pero ahora tenían que hacer frente a unos problemas apremiantes, tales como el establecimiento del orden público en un mundo de salvajes, bárbaros y seres humanos semicivilizados. Aparte de la flor y nata de la población de la Tierra congregada en el Jardín, sólo unos pocos grupos dispersos estaban algo preparados para recibir la cultura adámica.
74:5.5 (833.5) Adán realizó un esfuerzo heróico y decidido para establecer un gobierno mundial, pero se encontró a cada paso con una resistencia obstinada. Adán ya había puesto en funcionamiento un sistema de control colectivo en todo el Edén, y había federado todos estos grupos en una liga edénica. Pero cuando salió del Jardín y trató de aplicar estas ideas a las tribus exteriores, se produjeron problemas, unos problemas muy graves. En cuanto los asociados de Adán empezaron a trabajar fuera del Jardín, se encontraron con la resistencia directa y bien organizada de Caligastia y Daligastia. El Príncipe caído había sido depuesto como gobernante del mundo, pero no había sido retirado del planeta. Continuaba estando presente en la Tierra y con el poder de oponerse, al menos hasta cierto punto, a todos los planes de Adán para rehabilitar la sociedad humana. Adán intentó prevenir a las razas contra Caligastia, pero la tarea era muy difícil porque su enemigo acérrimo era invisible para los ojos de los mortales.
74:5.6 (833.6) Incluso entre los edenitas había mentes confusas que se inclinaban hacia la enseñanza de Caligastia sobre la libertad personal desenfrenada, y causaron a Adán unos problemas sin fin; siempre estaban desbaratando los planes mejor preparados para un progreso ordenado y un desarrollo sustancial. Finalmente, Adán se vio obligado a renunciar a su programa destinado a la socialización inmediata, y volvió al método de organización de Van, dividiendo a los edenitas en compañías de cien miembros, con un capitán para cada una de ellas y un teniente encargado de cada grupo de diez.
74:5.7 (834.1) Adán y Eva habían venido para establecer un gobierno representativo en lugar de un gobierno monárquico, pero no encontraron ningún gobierno digno de este nombre en toda la faz de la Tierra. Por el momento, Adán abandonó todo esfuerzo por establecer un gobierno representativo, y antes del derrumbamiento del régimen edénico, logró establecer cerca de un centenar de centros comerciales y sociales alejados, donde unos representantes enérgicos gobernaban en su nombre. La mayoría de estos centros habían sido organizados anteriormente por Van y Amadón.
74:5.8 (834.2) El envío de embajadores de una tribu a otra data de los tiempos de Adán. Fue un gran paso hacia adelante en la evolución del gobierno.
74:6.1 (834.3) Las tierras de la familia adámica abarcaban poco más de mil trescientas hectáreas. En los alrededores inmediatos de este domicilio familiar se habían tomado disposiciones para cuidar de más de trescientos mil descendientes en línea directa. Pero sólo se construyó la primera unidad de los edifícios en proyecto. Antes de que la familia adámica hubiera crecido más allá de estas previsiones, todo el plan edénico se había desbaratado y el Jardín había sido desocupado.
74:6.2 (834.4) Adanson fue el primogénito de la raza violeta de Urantia, seguido de una hermana y luego de Evason, el segundo hijo de Adán y Eva. Antes de que se marcharan los Melquisedeks, Eva era madre de cinco hijos — tres niños y dos niñas. Los dos siguientes fueron gemelos. Antes de la falta, había tenido sesenta y tres hijos, treinta y dos hembras y treinta y un varones. Cuando Adán y Eva dejaron el Jardín, su familia constaba de cuatro generaciones que ascendían a 1.647 descendientes en línea directa. Tuvieron cuarenta y dos hijos después de abandonar el Jardín, además de los dos descendientes de linaje conjunto con la estirpe mortal de la Tierra. Estas cifras no incluyen la descendencia adámica entre los noditas y las razas evolutivas.
74:6.3 (834.5) Los hijos de Adán no tomaban leche animal cuando dejaban de alimentarse con el pecho de su madre a la edad de un año. Eva tenía acceso a la leche de una gran variedad de nueces y a los jugos de numerosas frutas, y como conocía perfectamente la química y la energía de estos alimentos, los combinaba adecuadamente para alimentar a sus hijos hasta la aparición de los dientes.
74:6.4 (834.6) Aunque la cocción se empleaba de manera universal fuera del sector adámico cercano al Edén, en el hogar de Adán no se cocinaba nada. Encontraban sus alimentos ya preparados — frutas, nueces y cereales — a medida que maduraban. Comían una vez al día, poco después del mediodía. Adán y Eva también absorbían directamente «luz y energía» de ciertas emanaciones espaciales en conjunción con el ministerio del árbol de la vida.
74:6.5 (834.7) Los cuerpos de Adán y Eva despedían una luz tenue, pero siempre se vestían de acuerdo con la costumbre de sus asociados. Aunque llevaban poca ropa durante el día, al anochecer se ponían unas mantas. El origen de la aureola tradicional que rodea la cabeza de los hombres supuestamente piadosos y santos data de los tiempos de Adán y Eva. Puesto que los vestidos ocultaban una gran parte de las emanaciones luminosas de sus cuerpos, sólo se percibía el resplandor que irradiaban sus cabezas. Los descendientes de Adanson siempre describieron de esta manera su concepto de las personas que se creía que tenían un desarrollo espiritual extraordinario.
74:6.6 (834.8) Adán y Eva podían comunicarse el uno con el otro, y con sus hijos directos, hasta una distancia de unos ochenta kilómetros. Este intercambio de pensamientos se efectuaba mediante las delicadas cavidades de gas situadas muy cerca de sus estructuras cerebrales. Por medio de este mecanismo podían enviar y recibir las vibraciones del pensamiento. Pero este poder se interrumpió instantáneamente en cuanto abandonaron su mente a la discordia y a los trastornos del mal.
74:6.7 (835.1) Los hijos de Adán asistían a sus propias escuelas hasta que cumplían los dieciséis años, y los mayores enseñaban a los más jóvenes. Los pequeños cambiaban de actividad cada treinta minutos, y los más grandes cada hora. Fue sin duda un espectáculo nuevo en Urantia observar cómo jugaban estos hijos de Adán y Eva, realizando unas actividades alegres y estimulantes por la pura diversión de hacerlas. Los juegos y el humor de las razas actuales proceden en gran parte de la estirpe adámica. Todos los adamitas apreciaban mucho la música y tenían también un agudo sentido del humor.
74:6.8 (835.2) La edad media para prometerse en matrimonio era a los dieciocho años, y estos jóvenes empezaban entonces un curso de formación de dos años que los preparaba para asumir las responsabilidades matrimoniales. A los veinte años tenían derecho a casarse, y después de hacerlo empezaban el trabajo de su vida o iniciaban una preparación especial para el mismo.
74:6.9 (835.3) La costumbre que tuvieron algunas naciones posteriores de permitir que en las familias reales, supuestamente descendientes de los dioses, los hermanos se casaran con las hermanas, data de las tradiciones de los hijos de Adán — que no tenían más remedio que casarse entre ellos. Adán y Eva siempre celebraron las ceremonias matrimoniales de la primera y segunda generación del Jardín.
74:7.1 (835.4) Los hijos de Adán vivían y trabajaban «al este del Edén», excepto durante los cuatro años que asistían a las escuelas del oeste. Recibían una formación intelectual según los métodos de las escuelas de Jerusem hasta que tenían dieciséis años. Desde los dieciséis hasta los veinte se instruían en las escuelas de Urantia al otro extremo del Jardín, donde también ejercían como profesores en los cursos inferiores.
74:7.2 (835.5) La adaptación a la sociedad era el único objetivo que tenía el sistema escolar del oeste del Jardín. Los períodos de recreo matinales se dedicaban a la horticultura y la agricultura prácticas, y los de la tarde a los juegos competitivos. El anochecer se empleaba para las relaciones sociales y el cultivo de las amistades personales. La educación religiosa y sexual se consideraba que incumbía al hogar, que era un deber de los padres.
74:7.3 (835.6) La enseñanza en estas escuelas incluía una formación acerca de:
74:7.4 (835.7) 1. La salud y el cuidado del cuerpo.
74:7.5 (835.8) 2. La regla de oro, la norma para las relaciones sociales.
74:7.6 (835.9) 3. La relación de los derechos individuales con los derechos colectivos y las obligaciones comunitarias.
74:7.7 (835.10) 4. La historia y la cultura de las diversas razas de la Tierra.
74:7.8 (835.11) 5. Los métodos para hacer progresar y mejorar el comercio mundial.
74:7.9 (835.12) 6. La coordinación de los deberes y las emociones en conflicto.
74:7.10 (835.13) 7. El cultivo de los juegos, el humor y los sustitutos competitivos de las luchas físicas.
74:7.11 (835.14) Las escuelas, y de hecho todas las actividades del Jardín, siempre estaban abiertas para los visitantes. Los observadores sin armas eran admitidos libremente en el Edén durante cortas visitas. Para residir en el Jardín, cualquier urantiano tenía que ser «adoptado». Recibía información sobre el proyecto y la finalidad de la donación adámica, expresaba su intención de unirse a esta misión, y luego hacía una declaración de lealtad a las reglas sociales de Adán y a la soberanía espiritual del Padre Universal.
74:7.12 (836.1) Las leyes del Jardín estaban basadas en los antiguos códigos de Dalamatia y se promulgaron en siete títulos:
74:7.13 (836.2) 1. Las leyes de la salud y la higiene.
74:7.14 (836.3) 2. Las reglas sociales del Jardín.
74:7.15 (836.4) 3. El código del intercambio y el comercio.
74:7.16 (836.5) 4. Las leyes del juego limpio y la competición.
74:7.17 (836.6) 5. Las leyes de la vida familiar.
74:7.18 (836.7) 6. Los códigos civiles de la regla de oro.
74:7.19 (836.8) 7. Los siete mandamientos de la regla moral suprema.
74:7.20 (836.9) La ley moral del Edén difería poco de los siete mandamientos de Dalamatia, pero los adamitas enseñaban numerosas razones adicionales para justificarlos; por ejemplo, en lo que se refiere al mandato contra el homicidio, la presencia interior del Ajustador del Pensamiento se ofrecía como motivo adicional para no destruir la vida humana. Enseñaban que «quienquiera que derrama la sangre del hombre, su sangre será derramada por el hombre, porque Dios hizo al hombre a su imagen.»
74:7.21 (836.10) El culto público en el Edén tenía lugar a mediodía, y el culto familiar se realizaba a la puesta del Sol. Adán hizo todo lo que pudo por evitar el empleo de oraciones estereotipadas, enseñando que una oración eficaz debe ser totalmente personal, que debe representar «el deseo del alma»; pero los edenitas continuaron empleando las oraciones y los modelos establecidos, transmitidos desde la época de Dalamatia. Adán también se esforzó por sustituir los sacrificios sangrientos de las ceremonias religiosas por las ofrendas de los frutos de la tierra, pero había hecho pocos progresos en este sentido antes de la desorganización del Jardín.
74:7.22 (836.11) Adán intentó enseñar a las razas la igualdad de los sexos. La manera en que Eva trabajaba al lado de su marido causó una profunda impresión en todos los habitantes del Jardín. Adán les enseñó claramente que la mujer aporta, de igual modo que el hombre, los factores de la vida que se unen para formar un nuevo ser. La humanidad había supuesto, hasta ese momento, que toda la procreación residía en las «costillas del padre». Habían considerado a la madre como un simple recurso para nutrir al nonato y amamantar al recién nacido.
74:7.23 (836.12) Adán enseñó a sus contemporáneos todo lo que podían comprender, pero comparativamente hablando, no fue gran cosa. Sin embargo, las razas más inteligentes de la Tierra esperaban con impaciencia el momento en que se les permitiría casarse con los hijos y las hijas superiores de la raza violeta. ¡Qué mundo tan diferente hubiera sido Urantia si se hubiera llevado a cabo este gran proyecto para mejorar las razas! Aún así, la pequeña cantidad de sangre que los pueblos evolutivos obtuvieron fortuitamente de esta raza importada ha producido unos beneficios extraordinarios.
74:7.24 (836.13) Así es como Adán trabajó por el bienestar y la elevación del mundo donde residió. Pero conducir a estos pueblos mezclados y mestizos por el mejor camino era una tarea muy difícil.
74:8.1 (836.14) La historia de la creación de Urantia en seis días estaba basada en la tradición de que Adán y Eva habían pasado precísamente seis días inspeccionando inicialmente el Jardín. Esta circunstancia dió una justificación casi sagrada al período de tiempo de la semana, que había sido introducida en un principio por los dalamatianos. El hecho de que Adán pasara seis días inspeccionando el Jardín y formulando los planes preliminares para su organización no fue preparado de antemano; fue elaborado día a día. La elección del séptimo día para el culto fue algo totalmente casual según los hechos que acabamos de narrar.
74:8.2 (837.1) La leyenda de la creación del mundo en seis días fue una idea posterior que, de hecho, surgió más de treinta mil años después. Una característica de esta narración, la aparición repentina del Sol y la Luna, puede haber tenido su origen en las tradiciones que contaban que, en el pasado, el mundo había surgido repentinamente de una densa nube espacial compuesta de materia diminuta, que había ocultado durante mucho tiempo tanto al Sol como a la Luna.
74:8.3 (837.2) La historia de la creación de Eva a partir de una costilla de Adán es un resumen confuso de la llegada de Adán y de la cirugía celestial efectuada durante el intercambio de sustancias vivientes que tuvo lugar cuando vino el estado mayor corpóreo del Príncipe Planetario, más de cuatrocientos cincuenta mil años antes.
74:8.4 (837.3) La mayoría de los pueblos del mundo ha sido influida por la tradición de que Adán y Eva poseían unas formas físicas que habían sido creadas para ellos en el momento de llegar a Urantia. La creencia de que el hombre había sido creado del barro era casi universal en el hemisferio oriental; esta tradición se puede encontrar en todas partes, desde las Islas Filipinas hasta África. Muchos grupos aceptaron esta historia de que el hombre había surgido del barro mediante alguna forma de creación especial, en lugar de sus creencias anteriores en la creación progresiva — en la evolución.
74:8.5 (837.4) Lejos de las influencias de Dalamatia y del Edén, la humanidad tendía a creer en la ascensión gradual de la raza humana. El hecho de la evolución no es un descubrimiento moderno; los antiguos comprendían el lento carácter evolutivo del progreso humano. Los primeros griegos tenían unas ideas claras sobre esto, a pesar de su proximidad con Mesopotamia. Aunque las diversas razas de la Tierra se confundieron lamentablemente en sus teorías sobre la evolución, sin embargo muchas tribus primitivas creían y enseñaban que eran los descendientes de diversos animales. Los pueblos primitivos tenían la costumbre de elegir como «tótem» a los animales que suponían habían tenido por ascendientes. Algunas tribus de indios norteamericanos creían que se habían originado en los castores y los coyotes. Ciertas tribus africanas enseñan que descienden de la hiena, una tribu malaya del lémur y un grupo de Nueva Guinea del loro.
74:8.6 (837.5) A causa de su contacto directo con los restos de la civilización de los adamitas, los babilonios ampliaron y embellecieron la historia de la creación del hombre, y enseñaron que el hombre había descendido directamente de los dioses. Se aferraron al origen aristocrático de la raza, lo cual era incompatible incluso con la doctrina de la creación a partir del barro.
74:8.7 (837.6) El relato de la creación en el Antiguo Testamento data de mucho tiempo después de la época de Moisés; éste nunca enseñó a los hebreos una historia tan deformada. Pero sí presentó a los israelitas un relato sencillo y condensado de la creación, esperando realzar así su llamamiento a la adoración del Creador, el Padre Universal, a quien él llamaba el Señor Dios de Israel.
74:8.8 (837.7) En sus primeras enseñanzas, Moisés no intentó, con mucho juicio, remontarse más atrás de la época de Adán, y puesto que Moisés era el instructor supremo de los hebreos, las historias de Adán se asociaron íntimamente con las de la creación. Las tradiciones más antiguas reconocían una civilización preadámica, lo que está claramente demostrado en el hecho de que los redactores posteriores, cuando intentaron eliminar toda referencia a los asuntos humanos anteriores a la época de Adán, olvidaron suprimir la referencia reveladora de la emigración de Caín a la «tierra de Nod», donde se casó.
74:8.9 (838.1) Los hebreos no tuvieron ningún lenguaje escrito de uso común durante mucho tiempo después de llegar a Palestina. Aprendieron a utilizar el alfabeto gracias a sus vecinos los filisteos, que eran refugiados políticos de la civilización superior de Creta. Los hebreos escribieron poco hasta cerca del año 900 a. de J.C.; como no dispusieron de un lenguaje escrito hasta esta fecha tan tardía, diversas historias de la creación circularon entre ellos, pero después de la cautividad en Babilonia tendieron más a aceptar una versión mesopotámica modificada.
74:8.10 (838.2) La tradición judía se cristalizó alrededor de Moisés, y como éste se había esforzado en hacer remontar el linaje de Abraham hasta Adán, los judíos supusieron que Adán era el primer hombre de toda la humanidad. Yahvé era el creador, y como se creía que Adán era el primer hombre, Yahvé tenía que haber creado el mundo poco antes de hacer a Adán. Luego, la tradición de los seis días de Adán se entrelazó en la historia, con el resultado de que cerca de mil años después de la estancia de Moisés en la Tierra, la tradición de la creación en seis días se puso por escrito y posteriormente se le atribuyó a Moisés.
74:8.11 (838.3) Cuando los sacerdotes judíos regresaron a Jerusalén, ya habían terminado de escribir su relato sobre el comienzo de las cosas. Pronto afirmaron que esta narración era una historia de la creación escrita por Moisés y descubierta recientemente. Pero los hebreos contemporáneos de los alrededores del año 500 a. de J.C. no consideraban que estas escrituras fueran revelaciones divinas; las contemplaban poco más o menos como los pueblos posteriores consideran los relatos mitológicos.
74:8.12 (838.4) Este documento apócrifo, que tenía fama de ser las enseñanzas de Moisés, atrajo la atención de Ptolomeo, el rey griego de Egipto, que lo mandó traducir al griego por una comisión de setenta eruditos para su nueva biblioteca de Alejandría. Este relato encontró así un lugar entre los escritos que más tarde formaron parte de las colecciones posteriores de «escrituras sagradas» de las religiones hebrea y cristiana. Debido a su identificación con estos sistemas teológicos, estos conceptos influyeron profundamente durante mucho tiempo en la filosofía de numerosos pueblos occidentales.
74:8.13 (838.5) Los instructores cristianos perpetuaron la creencia de que la raza humana había sido creada por decreto, y todo ello condujo directamente a formar la hipótesis de que en otro tiempo había existido una edad de oro de felicidad utópica, y a la teoría de la caída del hombre o del superhombre, la cual explicaba la condición nada utópica de la sociedad. Estos puntos de vista sobre la vida y el lugar del hombre en el universo eran, en el mejor de los casos, desalentadores, puesto que estaban basados en una creencia en la regresión más bien que en la progresión, y además implicaban una Deidad vengativa que había descargado su ira contra la raza humana como justo castigo por los errores de algunos antiguos administradores planetarios.
74:8.14 (838.6) La «edad de oro» es un mito, pero el Edén fue un hecho, y la civilización del Jardín se derrumbó realmente. Adán y Eva continuaron en el Jardín durante ciento diecisiete años, y entonces, a causa de la impaciencia de Eva y de los errores de juicio de Adán, se atrevieron a desviarse del camino ordenado, y atrajeron rápidamente un desastre sobre sí mismos y un retraso ruinoso sobre el desarrollo progresivo de toda Urantia.
74:8.15 (838.7) [Narrado por Solonia, la «voz seráfica en el Jardín».]
El libro de Urantia
Documento 75
75:0.1 (839.1) DESPUÉS de más de cien años de esfuerzos en Urantia, Adán podía observar muy pocos progresos fuera del Jardín; el mundo en general no parecía mejorar mucho. La realización de la mejora de las razas parecía estar muy lejana, y la situación daba la impresión de ser tan desesperada como para necesitar algún tipo de ayuda no contemplada en los planes originales. Al menos esto es lo que pasaba a menudo por la mente de Adán, y así se lo expresó muchas veces a Eva. Adán y su pareja eran leales, pero estaban aislados de los de su misma orden, y profundamente afligidos por la triste situación de su mundo.
75:1.1 (839.2) La misión adámica en Urantia, un planeta experimental, marcado por la rebelión y aislado, era una tarea monumental. El Hijo y la Hija Materiales no tardaron en darse cuenta de la dificultad y la complejidad de su misión planetaria. Sin embargo, emprendieron valientemente la tarea de resolver sus múltiples problemas. Pero cuando se dispusieron a realizar el trabajo tan importante de eliminar a los anormales y degenerados de los linajes humanos, se quedaron totalmente consternados. No lograban encontrar ninguna salida al dilema, y tampoco podían consultar a sus superiores de Jerusem ni de Edentia. Aquí estaban pues, aislados y teniendo que afrontar cada día algún enredo nuevo y complicado, algún problema que parecía insoluble.
75:1.2 (839.3) En condiciones normales, la primera tarea de un Adán y una Eva Planetarios hubiera sido la coordinación y la mezcla de las razas. Pero en Urantia este proyecto parecía casi irrealizable, pues aunque las razas estaban biológicamente preparadas, nunca habían sido depuradas de sus linajes atrasados y defectuosos.
75:1.3 (839.4) Adán y Eva se encontraban en una esfera que no estaba de ninguna manera preparada para la proclamación de la fraternidad de los hombres, en un mundo que andaba a tientas en una oscuridad espiritual abyecta, y afligido por una confusión que era aún más grave debido al fracaso de la misión de la administración anterior. La mente y la moralidad se encontraban en un nivel bajo, y en lugar de emprender la tarea de llevar a cabo la unidad religiosa, tenían que empezar de nuevo todo el trabajo de convertir a los habitantes a las formas más simples de creencias religiosas. En lugar de encontrarse con un idioma ya preparado para ser adoptado, tenían que enfrentarse con la confusión mundial de cientos y cientos de dialectos locales. Ningún Adán del servicio planetario había sido depositado jamás en un mundo más difícil; los obstáculos parecían insuperables y los problemas insolubles para una criatura.
75:1.4 (839.5) Estaban aislados, y el enorme sentimiento de soledad que pesaba sobre ellos se acrecentó aún más con la partida prematura de los síndicos Melquisedeks. Sólo a través de las órdenes angélicas podían comunicarse indirectamente con cualquier ser que estuviera fuera del planeta. Poco a poco su valentía se debilitaba, sus ánimos decaían, y a veces su fe casi vacilaba.
75:1.5 (840.1) Ésta es la verdadera imagen de la consternación que sentían estas dos nobles almas mientras reflexionaban sobre las tareas con las que se enfrentaban. Los dos eran profundamente conscientes de la enorme empresa que implicaba la ejecución de su misión planetaria.
75:1.6 (840.2) Es probable que ninguno de los Hijos Materiales de Nebadon tuvo que enfrentarse nunca con una tarea tan difícil, y aparentemente tan desesperada, como la que tenían Adán y Eva ante la triste situación de Urantia. Pero algún día hubieran conseguido el éxito si hubieran sido más perspicaces y pacientes. Los dos, y sobre todo Eva, eran demasiado impacientes; no estaban dispuestos a acomodarse a la larguísima prueba de resistencia. Querían ver algunos resultados inmediatos, y los vieron, pero los resultados que consiguieron así fueron sumamente desastrosos tanto para ellos como para su mundo.
75:2.1 (840.3) Caligastia visitó con frecuencia el Jardín y tuvo muchas conversaciones con Adán y Eva, pero éstos se mostraron inflexibles ante todas sus sugerencias de compromisos y de atajos aventureros. Tenían ante ellos bastantes resultados de la rebelión como para estar inmunizados de manera eficaz contra todas estas proposiciones insinuantes. Incluso las propuestas de Daligastia ejercían poca influencia sobre los jóvenes descendientes de Adán. Y por supuesto, ni Caligastia ni su asociado tenían poder para influir sobre un individuo cualquiera en contra de su voluntad, y mucho menos para persuadir a los hijos de Adán a que obraran mal.
75:2.2 (840.4) Conviene recordar que Caligastia era todavía el Príncipe Planetario titular de Urantia, un Hijo descaminado, pero a pesar de todo un Hijo elevado, del universo local. No fue depuesto finalmente hasta la época en que Cristo Miguel estuvo en Urantia.
75:2.3 (840.5) Pero el Príncipe caído era perseverante y decidido. Pronto renunció a convencer a Adán, y decidió intentar un astuto ataque indirecto contra Eva. El maligno llegó a la conclusión de que la única esperanza de tener éxito residía en la hábil utilización de las personas adecuadas que pertenecían a los estratos superiores del grupo nodita, los descendientes de sus antiguos asociados del estado mayor corpóreo. Y preparó sus planes en consecuencia para coger en una trampa a la madre de la raza violeta.
75:2.4 (840.6) Eva nunca tuvo la menor intención de hacer nada que estuviera en contra de los planes de Adán o que pusiera en peligro su deber planetario. Como conocían la tendencia de la mujer a buscar resultados inmediatos en lugar de hacer planes con visión de futuro y con efectos más lejanos, los Melquisedeks, antes de partir, habían advertido especialmente a Eva de los peligros específicos que amenazaban su situación aislada en el planeta, y le habían aconsejado en particular que nunca se apartara del lado de su marido, es decir, que no intentara métodos personales o secretos para fomentar sus empresas comunes. Eva había seguido escrupulosamente estas instrucciones durante más de cien años, y no se le ocurrió que hubiera ningún peligro en las conversaciones cada vez más privadas y confidenciales que disfrutaba con cierto jefe nodita llamado Serapatatia. Todo el asunto se desarrolló de manera tan gradual y natural que a Eva la cogió desprevenida.
75:2.5 (840.7) Los habitantes del Jardín habían estado en contacto con los noditas desde los primeros días del Edén. Habían recibido una ayuda valiosa y mucha cooperación de estos descendientes mixtos de los miembros rebeldes del estado mayor de Caligastia, y ahora el régimen edénico iba a encontrar a través de ellos su completa ruina y su destrucción final.
75:3.1 (841.1) Adán acababa de terminar sus primeros cien años en la Tierra cuando Serapatatia, a la muerte de su padre, asumió el mando de la confederación occidental o siria de las tribus noditas. Serapatatia era un hombre de piel morena, un brillante descendiente del antiguo jefe de la comisión sanitaria de Dalamatia, el cual se había casado con una de las mentes femeninas superiores de la raza azul de aquellos tiempos lejanos. Esta familia había ostentado la autoridad a lo largo de los siglos y había ejercido una gran influencia entre las tribus noditas del oeste.
75:3.2 (841.2) Serapatatia había visitado varias veces el Jardín y le había impresionado profundamente la rectitud de la causa de Adán. Poco después de asumir el mando de los noditas sirios, anunció su intención de establecer una relación muy estrecha con el trabajo de Adán y Eva en el Jardín. La mayoría de su pueblo se unió a él en este programa, y Adán se regocijó con la noticia de que la más poderosa y la más inteligente de todas las tribus vecinas había decidido casi en masa apoyar el programa para mejorar el mundo; era indudablemente alentador. Poco después de este gran acontecimiento, Adán y Eva recibieron a Serapatatia y a su nuevo estado mayor en su propia casa.
75:3.3 (841.3) Serapatatia se convirtió en uno de los lugartenientes de Adán más capaces y eficaces. Era totalmente honrado y completamente sincero en todas sus actividades; nunca fue consciente, ni siquiera posteriormente, de que el astuto Caligastia lo estaba utilizando como instrumento accesorio.
75:3.4 (841.4) Serapatatia se convirtió pronto en el presidente asociado de la comisión edénica para las relaciones tribales, y se prepararon numerosos planes para continuar más enérgicamente la tarea de conseguir que las tribus lejanas se interesaran por la causa del Jardín.
75:3.5 (841.5) Mantuvo muchas entrevistas con Adán y Eva — sobre todo con Eva — y hablaron de muchos proyectos para mejorar sus métodos. Un día, durante una conversación con Eva, a Serapatatia se le ocurrió que mientras esperaban el reclutamiento de una gran cantidad de representantes de la raza violeta, sería muy beneficioso que entretanto se pudiera hacer algo por el progreso inmediato de las tribus necesitadas que aguardaban. Serapatatia afirmó que si los noditas, en calidad de la raza más progresiva y cooperativa, pudieran tener un jefe que naciera entre ellos con una parte de sangre violeta, esto constituiría un vínculo poderoso que uniría más estrechamente a estos pueblos con el Jardín. Se consideró sensata y honestamente que todo esto sería beneficioso para el mundo, ya que este niño, que sería criado y educado en el Jardín, ejercería una gran influencia benéfica sobre el pueblo de su padre.
75:3.6 (841.6) Conviene recalcar de nuevo que Serapatatia era completamente honesto y totalmente sincero en todas sus proposiciones. Nunca sospechó que estaba haciendo el juego de Caligastia y Daligastia. Serapatatia era totalmente leal al proyecto de acumular una gran reserva de la raza violeta antes de intentar el mejoramiento mundial de los pueblos desorientados de Urantia. Pero esto último necesitaría cientos de años para llevarse a cabo, y él era impaciente; quería ver algunos resultados inmediatos — algo que se produjera durante su propia vida. Indicó claramente a Eva que Adán estaba a menudo desanimado por lo poco que se había logrado para mejorar el mundo.
75:3.7 (841.7) Estos planes se maduraron en secreto durante más de cinco años. Al final se desarrollaron hasta tal punto que Eva consintió en tener una entrevista secreta con Cano, la mente más brillante y el jefe más activo de la colonia cercana de noditas amistosos. Cano simpatizaba mucho con el régimen adámico; de hecho era el guía espiritual sincero de los noditas vecinos que apoyaban las relaciones amistosas con el Jardín.
75:3.8 (842.1) La reunión fatídica se produjo durante las horas del crepúsculo de una tarde de otoño, cerca de la casa de Adán. Eva nunca se había encontrado antes con el hermoso y entusiasta Cano — que era un magnífico ejemplar sobreviviente de la constitución física superior y del intelecto sobresaliente de sus lejanos progenitores del estado mayor del Príncipe. Cano creía también plenamente en la rectitud del proyecto de Serapatatia. (La poligamia se practicaba de manera habitual fuera del Jardín.)
75:3.9 (842.2) Influida por los halagos, el entusiasmo y una gran persuasión personal, Eva accedió enseguida a embarcarse en la empresa tan discutida, a añadir su propio pequeño proyecto de salvación del mundo al plan divino más amplio y de más largo alcance. Antes de darse plenamente cuenta de lo que sucedía, el paso fatal se había dado. Ya estaba hecho.
75:4.1 (842.3) La vida celestial del planeta estaba en efervescencia. Adán reconoció que algo iba mal y le pidió a Eva que fuera con él a un lado del Jardín. Adán escuchó entonces, por primera vez, toda la historia del plan madurado durante largo tiempo para acelerar el progreso del mundo, actuando simultáneamente en dos direcciones: la continuación del plan divino junto con la ejecución del proyecto de Serapatatia.
75:4.2 (842.4) Mientras el Hijo y la Hija Materiales conversaban así en el Jardín iluminado por la Luna, «la voz en el Jardín» les reprochó su desobediencia. Aquella voz no era otra que mi propio anuncio a la pareja edénica de que habían transgredido el pacto del Jardín, que habían desobedecido las instrucciones de los Melquisedeks, que habían fracasado en la ejecución del juramento de confianza que habían prestado al soberano del universo.
75:4.3 (842.5) Eva había consentido en participar en la práctica del bien y del mal. El bien es la realización de los planes divinos; el pecado es una transgresión deliberada de la voluntad divina; el mal es la inadaptación de los planes y el desajuste de las técnicas que acaban provocando la falta de armonía en el universo y la confusión planetaria.
75:4.4 (842.6) Cada vez que la pareja del Jardín había comido del fruto del árbol de la vida, el arcángel guardián les había advertido que se abstuvieran de ceder a las sugerencias de Caligastia tendentes a combinar el bien y el mal. Habían sido prevenidos en los términos siguientes: «El día que mezcléis el bien y el mal, os volveréis sin duda como los mortales del mundo; moriréis con toda seguridad.»
75:4.5 (842.7) En el momento fatídico de su encuentro secreto, Eva le había contado a Cano esta advertencia tantas veces repetida, pero Cano, que no conocía ni la importancia ni el significado de estos avisos, le había asegurado que los hombres y las mujeres con móviles buenos e intenciones sinceras no podían obrar mal, que ella seguramente no moriría, sino que más bien viviría de nuevo en la persona del hijo de los dos, el cual crecería para bendecir y estabilizar el mundo.
75:4.6 (842.8) Aunque este proyecto para modificar el plan divino se había concebido y ejecutado con toda sinceridad y únicamente con los móviles más elevados para el bienestar del mundo, constituía un mal porque representaba la manera equivocada de conseguir unos fines justos, porque se apartaba del camino recto, del plan divino.
75:4.7 (843.1) Es verdad que Eva había encontrado atractivo a Cano, y experimentó todo lo que le prometía su seductor, pasando por «un conocimiento nuevo y mayor de los asuntos humanos y una comprensión más viva de la naturaleza humana como complemento de la comprensión de la naturaleza adámica.»
75:4.8 (843.2) Aquella noche estuve hablando en el Jardín con el padre y la madre de la raza violeta, como era mi deber en aquellas tristes circunstancias. Escuché el relato completo de todo lo que había conducido a la Madre Eva a cometer la falta, y les di a los dos asesoramiento y consejos respecto a la situación inmediata. Algunos de estos consejos los siguieron, y otros los pasaron por alto. Esta entrevista aparece en vuestros anales como «el Señor Dios llamó a Adán y Eva en el Jardín y les preguntó: ‘¿Dónde estáis?`». Las generaciones posteriores tenían la costumbre de atribuir todo lo que era insólito y extraordinario, ya fuera físico o espiritual, a la intervención personal directa de los Dioses.
75:5.1 (843.3) La desilusión de Eva fue realmente patética. Adán percibió toda la difícil situación, y aunque tenía el corazón destrozado y estaba abatido, sólo albergaba compasión y simpatía por su compañera equivocada.
75:5.2 (843.4) Al día siguiente del tropiezo de Eva, desesperado por su conciencia del fracaso, Adán buscó a Laotta, la brillante nodita que dirigía las escuelas occidentales del Jardín, y cometió con premeditación la misma locura que Eva. Pero no os equivoquéis. Adán no fue seducido; sabía exactamente lo que hacía; escogió deliberadamente compartir el mismo destino que Eva. Amaba a su compañera con un afecto sobrehumano, y la idea de la posibilidad de una vigilia solitaria sin ella en Urantia sobrepasaba lo que podía soportar.
75:5.3 (843.5) Cuando se enteraron de lo que le había sucedido a Eva, los habitantes enfurecidos del Jardín se volvieron inmanejables; declararon la guerra a la colonia nodita vecina. Salieron rápidamente por las puertas del Edén y cayeron sobre esta población desprevenida, destruyéndola por completo — no se salvó ni un solo hombre, mujer o niño. Cano, el padre de Caín aún por nacer, también pereció.
75:5.4 (843.6) Cuando se dio cuenta de lo que había sucedido, Serapatatia se hundió en la consternación; el miedo y los remordimientos lo pusieron fuera de sí, y al día siguiente se ahogó en el gran río.
75:5.5 (843.7) Los hijos de Adán trataron de consolar a su madre aturdida, mientras su padre vagaba en la soledad durante treinta días. Al final de este período se impuso el juicio; Adán regresó a su hogar y empezó a hacer planes para su futura línea de conducta.
75:5.6 (843.8) Las consecuencias de las locuras de unos padres descaminados son compartidas con mucha frecuencia por sus hijos inocentes. Los nobles y honrados hijos e hijas de Adán y Eva estaban abrumados por la inexplicable tristeza de la tragedia increíble que tan repentina y despiadadamente se había precipitado sobre ellos. Los hijos mayores tardaron más de cincuenta años en recuperarse del dolor y la tristeza de aquellos días trágicos, sobre todo del terror de aquel período de treinta días durante los cuales su padre estuvo ausente del hogar, mientras su madre aturdida ignoraba por completo cuál era su paradero o la suerte que había corrido.
75:5.7 (843.9) Estos mismos treinta días fueron para Eva como largos años de dolor y sufrimiento. Esta noble alma nunca se recuperó plenamente de los efectos de aquel período insoportable de sufrimiento mental y de tristeza espiritual. Ningún aspecto de sus privaciones y dificultades materiales posteriores pudo compararse nunca, en la memoria de Eva, con aquellos días terribles y aquellas noches espantosas de soledad y de incertidumbre insoportable. Se enteró del acto irreflexivo de Serapatatia y no sabía si su marido se había suicidado de dolor o había sido sacado del planeta como castigo por la falta de ella. Cuando Adán regresó, Eva sintió la satisfacción de una alegría y una gratitud que nunca se borró durante su larga y difícil vida conyugal de duro servicio.
75:5.8 (844.1) El tiempo pasaba, pero Adán no estuvo seguro de la naturaleza de su infracción hasta setenta días después de la falta de Eva, cuando los síndicos Melquisedeks regresaron a Urantia y asumieron la jurisdicción sobre los asuntos del mundo. Entonces supo que habían fracasado.
75:5.9 (844.2) Pero aún se estaban preparando más dificultades: La noticia de la aniquilación de la colonia nodita cercana al Edén no tardó en llegar hasta las tribus de origen de Serapatatia situadas en el norte, y pronto se congregó un gran ejército para dirigirse hacia el Jardín. Éste fue el principio de una larga guerra encarnizada entre los adamitas y los noditas, ya que estas hostilidades continuaron hasta mucho tiempo después de que Adán y sus seguidores emigraran al segundo jardín en el valle del Éufrates. Hubo una «enemistad intensa y duradera entre aquel hombre y la mujer, entre la descendencia de él y la descendencia de ella.»
75:6.1 (844.3) Cuando Adán se enteró de que los noditas estaban en marcha, buscó el asesoramiento de los Melquisedeks, pero éstos se negaron a aconsejarle; sólo le dijeron que hiciera lo que estimara más conveniente, y le prometieron su cooperación amistosa, en la medida de lo posible, en la línea de conducta que decidiera. A los Melquisedeks se les había prohibido que se entrometieran en los planes personales de Adán y Eva.
75:6.2 (844.4) Adán sabía que él y Eva habían fracasado; la presencia de los síndicos Melquisedeks se lo indicaba, aunque aún no sabía nada sobre su situación personal y su destino futuro. Mantuvo una reunión durante toda la noche con unos mil doscientos seguidores leales que se habían comprometido a seguir a su jefe, y al día siguiente al mediodía, estos peregrinos salieron del Edén en busca de un nuevo hogar. A Adán no le agradaba la guerra, y eligió en consecuencia dejar el primer jardín a los noditas sin oponer resistencia.
75:6.3 (844.5) Al tercer día de salir del Jardín, la caravana edénica fue detenida por la llegada de los transportes seráficos de Jerusem. A Adán y Eva se les informó por primera vez sobre cuál sería el destino de sus hijos. Mientras los transportes permanecían preparados, aquellos hijos que habían llegado a la edad de elegir (veinte años) recibieron la opción de permanecer en Urantia con sus padres, o de convertirse en los pupilos de los Altísimos de Norlatiadek. Dos tercios escogieron ir a Edentia, y casi un tercio eligió permanecer con sus padres. Todos los hijos menores de veinte años fueron llevados a Edentia. Nadie podría haber contemplado la dolorosa separación entre este Hijo y esta Hija Materiales y sus hijos, sin darse cuenta de que el camino del transgresor es duro. Estos descendientes de Adán y Eva se encuentran ahora en Edentia; no sabemos cómo se dispondrá de ellos.
75:6.4 (844.6) Fue una caravana muy triste la que se preparó para continuar su viaje. ¡Nada podía haber sido más trágico! ¡Haber venido a un mundo con tan grandes esperanzas, haber sido recibidos tan favorablemente, y luego salir con oprobio del Edén, para perder además a más de las tres cuartas partes de sus hijos incluso antes de haber encontrado un nuevo lugar donde residir!
75:7.1 (845.1) Mientras la caravana edénica estaba detenida, a Adán y Eva se les informó sobre la naturaleza de sus transgresiones y se les comunicó el destino que les esperaba. Gabriel apareció para pronunciar la sentencia, y éste fue el veredicto: El Adán y la Eva Planetarios de Urantia son declarados en falta; han violado el pacto de su cargo de confianza como dirigentes de este mundo habitado.
75:7.2 (845.2) Aunque estaban abatidos por el sentimiento de culpabilidad, a Adán y Eva les animó enormemente el anuncio de que sus jueces de Salvington los habían absuelto de todos los cargos de «desacato al gobierno del universo». No habían sido declarados culpables de rebelión.
75:7.3 (845.3) A la pareja edénica se le informó que ellos mismos se habían degradado al estado de los mortales del planeta, y que de ahora en adelante deberían comportarse como un hombre y una mujer de Urantia, considerando el futuro de las razas del mundo como el suyo propio.
75:7.4 (845.4) Mucho antes de que Adán y Eva salieran de Jerusem, sus instructores les habían explicado minuciosamente las consecuencias de cualquier desviación fundamental de los planes divinos. Yo les había advertido personalmente en muchas ocasiones, tanto antes como después de que llegaran a Urantia, que la degradación al estado mortal sería el resultado indudable, el castigo seguro, que acompañaría infaliblemente a cualquier negligencia en la ejecución de su misión planetaria. Pero es esencial comprender el estado de inmortalidad de la orden material de filiación para entender con claridad las consecuencias que acompañaron a la falta de Adán y Eva.
75:7.5 (845.5) 1. Adán y Eva, al igual que sus semejantes de Jerusem, mantenían su estado inmortal mediante una asociación intelectual con el circuito de gravedad mental del Espíritu. Cuando este sostén vital se rompe debido a una separación mental, entonces, sin tener en cuenta el nivel espiritual de existencia de la criatura, el estado de inmortalidad se pierde. El estado mortal, seguido de la disolución física, era la consecuencia inevitable de la falta intelectual de Adán y Eva.
75:7.6 (845.6) 2. El Hijo y la Hija Materiales de Urantia también estaban personalizados en la similitud de la carne mortal de este mundo, y dependían además del mantenimiento de un sistema circulatorio doble, el primer sistema derivado de sus naturalezas físicas, y el segundo de la superenergía acumulada en el fruto del árbol de la vida. El arcángel guardián siempre había advertido a Adán y Eva que un incumplimiento del deber culminaría en la degradación de su condición, y después de la falta se les negó el acceso a esta fuente de energía.
75:7.7 (845.7) Caligastia logró hacer caer en la trampa a Adán y Eva, pero no consiguió su objetivo de conducirlos a una rebelión abierta contra el gobierno del universo. Lo que habían hecho estaba realmente mal, pero nunca fueron culpables de despreciar la verdad, ni tampoco se rebelaron deliberadamente contra el justo gobierno del Padre Universal y su Hijo Creador.
75:8.1 (845.8) Adán y Eva cayeron de su estado superior de filiación material hasta la humilde condición de los hombres mortales. Pero ésta no fue la caída del hombre. La raza humana ha sido mejorada a pesar de las consecuencias inmediatas de la falta adámica. Aunque el plan divino consistente en otorgar la raza violeta a los pueblos de Urantia fracasó, las razas mortales se han beneficiado enormemente de la contribución limitada que Adán y sus descendientes aportaron a las razas de Urantia.
75:8.2 (846.1) No ha habido ninguna «caída del hombre». La historia de la raza humana es una historia de evolución progresiva, y la donación adámica dejó a los pueblos del mundo enormemente mejorados en relación con su condición biológica anterior. Los linajes superiores de Urantia contienen ahora unos factores hereditarios que proceden como mínimo de cuatro fuentes diferentes: andonita, sangik, nodita y adámica.
75:8.3 (846.2) Adán no debería ser considerado como la causa de la maldición de la raza humana. Aunque fracasó en llevar adelante el plan divino, aunque transgredió su pacto con la Deidad, aunque él y su compañera fueron degradados con toda seguridad en su categoría como criaturas, a pesar de todo esto, su contribución a la raza humana hizo progresar mucho la civilización en Urantia.
75:8.4 (846.3) En el momento de estimar los resultados de la misión adámica en vuestro mundo, la justicia exige que se reconozca la condición del planeta. Adán se enfrentó con una tarea casi desesperada cuando fue transportado, con su hermosa compañera, desde Jerusem hasta este planeta sombrío y confuso. Pero si hubieran seguido los consejos de los Melquisedeks y sus asociados, si hubieran sido más pacientes, habrían triunfado con el tiempo. Pero Eva escuchó la propaganda insidiosa a favor de la libertad personal y de la independencia de acción en el planeta. Fue inducida a experimentar con el plasma vital de la orden material de filiación, en el sentido de que permitió que este depósito de vida se mezclara prematuramente con el del tipo entonces ya mixto del proyecto original de los Portadores de Vida, que anteriormente se había combinado con el de los seres reproductores ligados en otro tiempo al estado mayor del Príncipe Planetario.
75:8.5 (846.4) En toda vuestra ascensión hacia el Paraíso, nunca ganaréis nada intentando sortear impacientemente el plan divino establecido por medio de atajos, invenciones personales u otras estratagemas para mejorar el camino de la perfección, hacia la perfección y para la perfección eterna.
75:8.6 (846.5) Considerándolo todo, es probable que nunca haya habido un error de sabiduría más descorazonador en ningún planeta de todo Nebadon. Pero no es de sorprender que estos pasos en falso se produzcan en los asuntos de los universos evolutivos. Formamos parte de una creación gigantesca, y no es de extrañar que todo no funcione a la perfección. Nuestro universo no fue creado perfecto; la perfección es nuestra meta eterna, no nuestro origen.
75:8.7 (846.6) Si éste fuera un universo mecánico, si la Gran Fuente-Centro Primera sólo fuera una fuerza y no tambíén una personalidad, si toda la creación fuera un inmenso conjunto de materia física dominado por leyes precisas caracterizadas por actividades energéticas invariables, entonces podría prevalecer la perfección, a pesar incluso del estado incompleto del universo. No habría ningún desacuerdo; no habría ninguna fricción. Pero en nuestro universo evolutivo de perfección e imperfección relativas, nos alegramos de que los desacuerdos y los malentendidos sean posibles, porque aportan la prueba del hecho y de la actividad de la personalidad en el universo. Y si nuestra creación es una existencia dominada por la personalidad, entonces podéis estar seguros de que la supervivencia, el progreso y la consecución de la personalidad son posibles; podemos confiar en el crecimiento, la experiencia y la aventura de la personalidad. ¡Qué universo tan magnífico, porque es personal y progresivo, y no simplemente mecánico o incluso pasivamente perfecto!
75:8.8 (846.7) [Presentado por Solonia, la «voz seráfica en el Jardín».]
El libro de Urantia
Documento 76
76:0.1 (847.1) CUANDO Adán eligió dejar el primer jardín a los noditas sin oponer resistencia, no podía ir con sus seguidores hacia el oeste, porque los edenitas no disponían de barcos adecuados para esa aventura marina. No podían ir hacia el norte, pues los noditas del norte ya estaban en marcha hacia el Edén. Temían dirigirse hacia el sur, porque las colinas de aquella región estaban infestadas de tribus hostiles. La única vía abierta era hacia el este, y por eso viajaron hacia el este y las regiones entonces agradables situadas entre los ríos Tigris y Éufrates. Muchos de los que se habían quedado atrás viajaron más tarde hacia el este para unirse con los adamitas en su nueva residencia del valle.
76:0.2 (847.2) Caín y Sansa nacieron antes de que la caravana adámica hubiera alcanzado su destino entre los dos ríos de Mesopotamia. Laotta, la madre de Sansa, murió al nacer su hija; Eva sufrió mucho, pero sobrevivió debido a su fortaleza superior. Eva amamantó a Sansa, la hija de Laotta, y la crió con Caín. Sansa creció y llegó a ser una mujer de grandes aptitudes. Se convirtió en la esposa de Sargán, el jefe de las razas azules del norte, y contribuyó al progreso de los hombres azules de aquellos tiempos.
76:1.1 (847.3) La caravana de Adán necesitó casi un año entero para llegar al río Éufrates. Como lo encontraron crecido, permanecieron acampados casi seis semanas en las llanuras del oeste del río antes de atravesarlo para entrar en las tierras situadas entre los dos ríos, las cuales iban a convertirse en el segundo jardín.
76:1.2 (847.4) Cuando los habitantes del territorio del segundo jardín recibieron la noticia de que el rey y sumo sacerdote del Jardín del Edén marchaba hacia ellos, huyeron precipitadamente a las montañas del este. Cuando Adán llegó, encontró que todo el territorio que deseaba estaba desocupado. Aquí, en este nuevo lugar, Adán y sus colaboradores se pusieron a trabajar para construir sus nuevos hogares y establecer un nuevo centro de cultura y de religión.
76:1.3 (847.5) Adán sabía que este sitio era uno de los tres primeros lugares elegidos por la comisión encargada de escoger los posibles emplazamientos para el Jardín que Van y Amadón habían propuesto. Los dos ríos mismos formaban una buena defensa natural en aquellos tiempos; a poca distancia hacia el norte del segundo jardín, el Éufrates y el Tigris se acercaban mucho, de manera que se podía construir una muralla defensiva de noventa kilómetros para proteger el territorio hacia el sur y entre los mismos ríos.
76:1.4 (847.6) Después de instalarse en el nuevo Edén, se vieron en la necesidad de adoptar métodos de vida rudimentarios; parecía totalmente cierto que la tierra estuviera maldita. La naturaleza seguía de nuevo su curso. Ahora los adamitas se vieron obligados a arrebatarle a una tierra no preparada lo suficiente para vivir, y a enfrentarse con las realidades de la vida en medio de las hostilidades e incompatibilidades naturales de la existencia humana. Habían encontrado el primer jardín parcialmente preparado para ellos, pero el segundo tenía que ser creado con el trabajo de sus propias manos y con el «sudor de su frente».
76:2.1 (848.1) Abel nació menos de dos años después que Caín, y fue el primer hijo de Adán y Eva que nació en el segundo jardín. Cuando Abel cumplió los doce años, eligió convertirse en pastor; Caín había escogido dedicarse a la agricultura.
76:2.2 (848.2) Ahora bien, en aquellos tiempos existía la costumbre de hacer ofrendas al clero de las cosas que se tenían a mano. Los pastores ofrecían los animales de sus rebaños, y los campesinos los frutos de los campos; de conformidad con esta costumbre, Caín y Abel hacían también ofrendas periódicas a los sacerdotes. Los dos muchachos habían discutido muchas veces sobre los méritos relativos de sus profesiones, y Abel no tardó en señalar que se mostraba preferencia por sus sacrificios de animales. Caín recurría en vano a las tradiciones del primer Edén, a la antigua preferencia por los frutos del campo. Abel no lo admitía, y se mofaba del desconcierto de su hermano mayor.
76:2.3 (848.3) En los tiempos del primer Edén, Adán había procurado efectivamente no fomentar las ofrendas de animales sacrificados, de manera que Caín tenía un precedente que justificaba sus argumentos. Sin embargo, era difícil organizar la vida religiosa del segundo Edén. Adán estaba agobiado con mil y un detalles relacionados con los trabajos de la construcción, la defensa y la agricultura. Como estaba muy deprimido espiritualmente, confió la organización del culto y de la educación a los colaboradores de origen nodita que habían desempeñado estas funciones en el primer jardín; incluso en un plazo de tiempo tan corto, los sacerdotes noditas oficiantes empezaron a volver a las normas y reglas de los tiempos preadámicos.
76:2.4 (848.4) Los dos muchachos nunca se llevaron bien, y este asunto de los sacrificios contribuyó además a acrecentar el odio entre ellos. Abel sabía que era hijo de Adán y Eva, y nunca dejó de recalcarle a Caín que Adán no era su padre. Caín no era de pura raza violeta, puesto que su padre pertenecía a la raza nodita, que más tarde se había mezclado con los hombres azules y rojos y con la estirpe andónica aborigen. Todo esto, unido a la herencia belicosa natural de Caín, le indujo a alimentar un odio creciente hacia su hermano menor.
76:2.5 (848.5) Los muchachos tenían dieciocho y veinte años respectivamente cuando la tensión entre ellos se resolvió de manera definitiva; un día, las burlas de Abel enfurecieron tanto a su belicoso hermano, que Caín se revolvió airado contra él y lo mató.
76:2.6 (848.6) El análisis de la conducta de Abel demuestra el valor del entorno y de la educación como factores en el desarrollo del carácter. Abel tenía una herencia ideal, y la herencia yace en el fondo de todo carácter; pero la influencia de un ambiente inferior neutralizó prácticamente esta herencia magnífica. Abel estuvo profundamente influído por su medio ambiente desfavorable, sobre todo durante sus primeros años. Se habría convertido en una persona totalmente diferente si hubiera vivido hasta los veinticinco o los treinta años; su herencia excelente se habría manifestado entonces. Aunque un buen entorno no puede contribuir mucho a vencer realmente las desventajas que una herencia inferior tiene para el carácter, un ambiente malo puede estropear de manera muy eficaz una herencia excelente, al menos durante los primeros años de la vida. Un buen entorno social y una educación adecuada constituyen el terreno y la atmósfera indispensables para sacar el mayor partido de una buena herencia.
76:2.7 (849.1) Los padres de Abel supieron que había muerto cuando sus perros llevaron los rebaños a la casa sin su dueño. Para Adán y Eva, Caín se iba convirtiendo rápidamente en el siniestro recuerdo de la locura que habían cometido, y lo animaron en su decisión de abandonar el jardín.
76:2.8 (849.2) La vida de Caín en Mesopotamia no había sido precisamente feliz, ya que era de manera tan peculiar el símbolo de la falta. No es que sus compañeros fueran poco amables con él, sino que él no ignoraba el resentimiento subconsciente que causaba su presencia. Pero Caín no tenía ninguna marca tribal, y sabía que lo matarían los primeros hombres de las tribus vecinas que se encontraran con él por casualidad. El miedo y cierto remordimiento le indujeron a arrepentirse. Caín nunca había tenido un Ajustador; siempre había desafiado la disciplina familiar y despreciado la religión de su padre. Pero ahora fue a ver a Eva, su madre, para pedirle ayuda y orientación espiritual, y en cuanto buscó sinceramente la asistencia divina, un Ajustador vino a residir dentro de él. Este Ajustador, que residía en el interior y miraba hacia el exterior, confirió a Caín una clara ventaja de superioridad que lo relacionó con la muy temida tribu de Adán.
76:2.9 (849.3) Caín partió pues hacia la tierra de Nod, al este del segundo Edén. Se convirtió en un gran jefe de uno de los grupos del pueblo de su padre, y realizó hasta cierto punto las predicciones de Serapatatia, pues durante toda su vida fomentó la paz entre esta división de los noditas y los adamitas. Caín se casó con Remona, su prima lejana, y su primer hijo, Enoc, se convirtió en el jefe de los noditas elamitas. Los elamitas y los adamitas continuaron viviendo en paz durante cientos de años.
76:3.1 (849.4) A medida que pasaba el tiempo en el segundo jardín, las consecuencias de la falta se volvían cada vez más evidentes. Adán y Eva echaban mucho de menos su antiguo hogar de belleza y tranquilidad, así como a sus hijos que habían sido deportados a Edentia. Resultaba realmente patético observar a esta pareja magnífica reducida a la condición de la naturaleza humana corriente del planeta; pero soportaron su estado disminuido con gracia y entereza.
76:3.2 (849.5) Adán pasaba juiciosamente la mayor parte del tiempo enseñando a sus hijos y a sus asociados la administración pública, los métodos educativos y las devociones religiosas. Si no hubiera sido por esta previsión, en el momento de su muerte se habría desencadenado un pandemónium. Tal como fueron las cosas, la muerte de Adán modificó muy poco la conducta de los asuntos de su pueblo. Pero mucho antes de fallecer, Adán y Eva reconocieron que sus hijos y seguidores habían aprendido gradualmente a olvidar sus días de gloria en el Edén. Para la mayoría de sus seguidores era mejor que olvidaran la grandiosidad del Edén, pues así no era probable que experimentaran un descontento excesivo hacia su entorno menos afortunado.
76:3.3 (849.6) Los gobernantes civiles de los adamitas descendían hereditariamente de los hijos del primer jardín. El primer hijo de Adán, Adanson (Adán ben Adán), fundó un centro secundario de la raza violeta al norte del segundo Edén. El segundo hijo de Adán, Evason, se convirtió en un dirigente y administrador magistral; fue el gran asistente de su padre. Evason no vivió tanto tiempo como Adán, y su hijo mayor, Jansad, se volvió el sucesor de Adán como jefe de las tribus adamitas.
76:3.4 (849.7) Los dirigentes religiosos, o sacerdotes, surgieron con Set, el hijo mayor sobreviviente de Adán y Eva nacido en el segundo jardín. Nació ciento veintinueve años después de la llegada de Adán a Urantia. Set se centró en la tarea de mejorar el estado espiritual del pueblo de su padre, convirtiéndose en el jefe de los nuevos sacerdotes del segundo jardín. Su hijo, Enós, fundó la nueva orden de culto, y su nieto, Cainán, instituyó el servicio exterior de misioneros para las tribus circundantes, cercanas y lejanas.
76:3.5 (850.1) El clero setita fue una empresa triple que abarcaba la religión, la salud y la educación. A los sacerdotes de esta orden se les enseñaba a oficiar en las ceremonias religiosas, a ejercer como médicos e inspectores sanitarios, y a trabajar como profesores en las escuelas del jardín.
76:3.6 (850.2) La caravana de Adán había transportado con ella las semillas y los bulbos de cientos de plantas y cereales del primer jardín hasta la tierra situada entre los dos ríos; también habían llevado consigo grandes rebaños y algunos ejemplares de todos los animales domesticados. Esto les proporcionaba grandes ventajas sobre las tribus que los rodeaban. Disfrutaban de muchos beneficios de la cultura anterior del Jardín original.
76:3.7 (850.3) Hasta el momento de abandonar el primer jardín, Adán y su familia siempre se habían alimentado de frutas, cereales y nueces. Camino de Mesopotamia habían comido por primera vez legumbres y verduras. El consumo de carne se introdujo pronto en el segundo jardín, pero Adán y Eva nunca comieron carne como parte de su dieta habitual. Adanson, Evason, y los demás hijos de la primera generación del primer jardín tampoco se volvieron carnívoros.
76:3.8 (850.4) Los adamitas superaban enormemente a los pueblos circundantes en realizaciones culturales y en desarrollo intelectual. Elaboraron el tercer alfabeto, y además sentaron las bases precursoras de una gran parte del arte, la ciencia y la literatura modernas. Aquí, en las tierras situadas entre el Tigris y el Éufrates, conservaron las artes de la escritura, el trabajo de los metales, la alfarería y la tejeduría, y realizaron un tipo de arquitectura que no fue superado durante miles de años.
76:3.9 (850.5) La vida familiar de los pueblos violetas era ideal para aquellos tiempos y aquella época. Los niños estaban sometidos a cursos de formación en agricultura, artesanía y ganadería, o bien se les educaba para desempeñar las triples obligaciones de los setitas: ser sacerdote, médico e instructor.
76:3.10 (850.6) Cuando penséis en los sacerdotes setitas, no confundáis a aquellos nobles y altruístas instructores de la salud y la religión, a aquellos verdaderos educadores, con los cleros envilecidos y comerciantes de las tribus posteriores y de las naciones circundantes. Sus conceptos religiosos de la Deidad y del universo eran avanzados y más o menos exactos, sus medidas de prevención sanitarias eran excelentes para su época, y sus métodos educativos jamás han sido superados desde entonces.
76:4.1 (850.7) Adán y Eva fueron los fundadores de la raza de hombres violetas, la novena raza humana que apareció en Urantia. Adán y sus descendientes tenían los ojos azules, y los pueblos violetas se caracterizaban por tener la tez clara y el cabello rubio — amarillo, rojo y castaño.
76:4.2 (850.8) Eva no sufría dolores de parto, y tampoco los padecían las razas evolutivas primitivas. Sólo las razas mezcladas, surgidas de la unión de los hombres evolutivos con los noditas y más tarde con los adamitas, sufrieron los intensos dolores del parto.
76:4.3 (851.1) Adán y Eva, al igual que sus hermanos de Jerusem, obtenían su energía de una doble nutrición, manteniéndose a base de alimentos y de luz a la vez, con el complemento de ciertas energías superfísicas no reveladas en Urantia. Sus descendientes de Urantia no heredaron de sus padres el don de la absorción de la energía y de circulación de la luz. Poseían una sola circulación, el tipo humano de alimentación sanguínea. Eran deliberadamente mortales pero vivían mucho tiempo, aunque su longevidad tendía hacia las normas humanas con cada generación sucesiva.
76:4.4 (851.2) Adán y Eva y sus hijos de la primera generación no utilizaban la carne de los animales para alimentarse. Se mantenían totalmente a base de «los frutos de los árboles». Después de la primera generación, todos los descendientes de Adán empezaron a tomar productos lácteos, pero muchos de ellos continuaron con un régimen no carnívoro. Muchas tribus del sur con las que se unieron posteriormente tampoco eran carnívoras. Más tarde, la mayoría de estas tribus vegetarianas emigraron hacia el este y sobrevivieron en los pueblos actualmente mezclados de la India.
76:4.5 (851.3) Tanto la visión física como la visión espiritual de Adán y Eva eran muy superiores a la de los pueblos de hoy. Sus sentidos especiales eran mucho más agudos; eran capaces de ver a los intermedios y a las huestes angélicas, a los Melquisedeks y a Caligastia, el Príncipe caído que vino varias veces a conferenciar con su noble sucesor. Conservaron la capacidad de ver a estos seres celestiales durante más de cien años después de la falta. Estos sentidos especiales estaban menos aguzados en sus hijos y tendieron a disminuir con cada generación sucesiva.
76:4.6 (851.4) Los hijos adámicos tenían generalmente un Ajustador interior, puesto que todos poseían una capacidad indudable de supervivencia. Estos descendientes superiores no estaban tan sometidos al miedo como los hijos de la evolución. Las razas actuales de Urantia continúan teniendo tanto miedo porque vuestros antepasados recibieron muy poco plasma vital de Adán, debido al fracaso prematuro de los planes destinados al mejoramiento físico de las razas.
76:4.7 (851.5) Las células del cuerpo de los Hijos Materiales y de su progenie son mucho más resistentes a las enfermedades que las de los seres evolutivos originarios del planeta. Las células del cuerpo de las razas nativas son similares a los organismos vivientes microscópicos y ultramicroscópicos del planeta que producen las enfermedades. Estos hechos explican por qué los pueblos de Urantia tienen que hacer tantos esfuerzos en el campo científico para resistir tantos desórdenes físicos. Seríais mucho más resistentes a las enfermedades si vuestras razas llevaran más sangre adámica.
76:4.8 (851.6) Después de haberse establecido en el segundo jardín junto al Éufrates, Adán decidió dejar tras él la mayor cantidad posible de su plasma vital para que el mundo se beneficiara después de su muerte. En consecuencia, Eva fue nombrada a la cabeza de una comisión de doce miembros para la mejora de la raza, y antes de la muerte de Adán, esta comisión había elegido a 1.682 mujeres del tipo más elevado de Urantia, y todas fueron fecundadas con el plasma vital adámico. Todos sus hijos llegaron hasta la madurez, a excepción de 112, de manera que el mundo se benefició así de la adición de 1.570 hombres y mujeres superiores. Aunque estas madres candidatas fueron elegidas entre todas las tribus circundantes y representaban a la mayor parte de las razas de la Tierra, la mayoría fue escogida entre los linajes superiores de los noditas, y formaron los orígenes iniciales de la poderosa raza andita. Estos niños nacieron y se criaron en el entorno tribal de sus madres respectivas.
76:5.1 (851.7) Poco tiempo después del establecimiento del segundo Edén, a Adán y Eva se les informó debidamente que su arrepentimiento era aceptable, y que, aunque estaban condenados a sufrir el destino de los mortales de su mundo, serían admitidos indudablemente en las filas de los supervivientes dormidos de Urantia. Creyeron plenamente en este evangelio de resurrección y rehabilitación que los Melquisedeks les proclamaron de manera tan conmovedora. Su transgresión había sido un error de juicio, y no el pecado de una rebelión consciente y deliberada.
76:5.2 (852.1) Cuando eran ciudadanos de Jerusem, Adán y Eva no tenían Ajustadores del Pensamiento, y tampoco estuvieron habitados por un Ajustador en Urantia cuando trabajaron en el primer jardín. Pero poco después de su degradación al estado mortal, se volvieron conscientes de una nueva presencia dentro de ellos, y cayeron en la cuenta de que el estado humano, acompañado de un arrepentimiento sincero, habían hecho posible que los Ajustadores vinieran a residir dentro de ellos. El hecho de saber que estaban habitados por un Ajustador animó enormemente a Adán y Eva durante el resto de sus vidas; sabían que habían fracasado como Hijos Materiales de Satania, pero también sabían que la carrera hacia el Paraíso permanecía abierta para ellos como hijos ascendentes del universo.
76:5.3 (852.2) Adán conocía la resurrección dispensacional que se había producido en el momento de su llegada al planeta, y creía que él y su compañera serían repersonalizados probablemente en conexión con la venida de la siguiente orden de filiación. No sabía que Miguel, el soberano de este universo, iba a aparecer tan pronto en Urantia; suponía que el siguiente Hijo que llegaría sería de la orden de los Avonales. Aún así, para Adán y Eva siempre fue un consuelo meditar sobre el único mensaje personal que recibieron de Miguel, aunque para ellos fuera un poco difícil de comprender. Este mensaje, entre otras expresiones de amistad y de aliento, decía: «He tomado en consideración las circunstancias de vuestra falta; he recordado el deseo de vuestro corazón de ser siempre leales a la voluntad de mi Padre, y seréis llamados del abrazo del sueño mortal cuando yo llegue a Urantia, si los Hijos subordinados de mi universo no os envían a buscar antes de ese momento.»
76:5.4 (852.3) Fue un gran misterio para Adán y Eva. En este mensaje podían comprender la promesa velada de una posible resurrección especial, y esta posibilidad les animó enormemente, pero no podían captar el significado de la indicación de que podrían descansar hasta el momento de una resurrección relacionada con la aparición personal de Miguel en Urantia. Así pues, la pareja edénica siempre proclamó que algún día vendría un Hijo de Dios, y a sus seres queridos comunicaron la creencia, o al menos la ardiente esperanza, de que el mundo de sus graves errores y de sus penas quizás se convertiría en la esfera donde el soberano de este universo decidiera actuar como Hijo donador del Paraíso. Parecía demasiado hermoso para ser verdad, pero Adán albergaba la idea de que Urantia, desgarrada por los conflictos, podría llegar a ser después de todo el mundo más afortunado del sistema de Satania, el planeta más envidiado de todo Nebadon.
76:5.5 (852.4) Adán vivió 530 años; murió de lo que se podría llamar vejez. Su mecanismo físico simplemente se desgastó; el proceso de desintegración le ganó terreno progresivamente al proceso de reparación, y el final inevitable llegó. Eva había muerto diecinueve años antes de una insuficiencia cardíaca. Los dos fueron enterrados en el centro del templo del servicio divino, que se había construido de acuerdo con sus planes poco después de haberse terminado la muralla de la colonia. Éste fue el origen de la costumbre de enterrar a los hombres y mujeres notables y piadosos bajo el suelo de los lugares de culto.
76:5.6 (852.5) El gobierno supermaterial de Urantia continuó bajo la dirección de los Melquisedeks, pero el contacto físico directo con las razas evolutivas se había roto. Los representantes físicos del gobierno del universo habían estado destacados en el planeta desde los tiempos lejanos de la llegada del estado mayor corpóreo del Príncipe Planetario, pasando por la época de Van y Amadón, hasta la llegada de Adán y Eva. Pero este régimen llegó a su fin con la falta adámica, después de haberse prolongado durante un período de más de cuatrocientos cincuenta mil años. En el ámbito espiritual, los ayudantes angélicos continuaron luchando en unión con los Ajustadores del Pensamiento, trabajando los dos heróicamente para salvar al individuo; pero ningún plan global para el bienestar a largo plazo del mundo se promulgó a los mortales de la Tierra hasta la llegada de Maquiventa Melquisedek en la época de Abraham. Con el poder, la paciencia y la autoridad de un Hijo de Dios, Maquiventa sentó las bases para la elevación ulterior y la rehabilitación espiritual de la desdichada Urantia.
76:5.7 (853.1) Sin embargo, la desgracia no ha sido el único destino de Urantia; este planeta ha sido también el más afortunado del universo local de Nebadon. Los urantianos deberían considerar como un beneficio que los desatinos de sus antepasados y los errores de los primeros gobernantes de este mundo sumieran al planeta en un estado de confusión tan desesperada, intensificada además por el mal y el pecado, que este mismo trasfondo de tinieblas atrajo tanto la atención de Miguel de Nebadon que escogió este mundo como escenario para revelar la personalidad amorosa del Padre que está en los cielos. No se trata de que Urantia necesitara a un Hijo Creador para poner en orden sus asuntos enredados, sino que el mal y el pecado en Urantia proporcionaron al Hijo Creador un trasfondo más llamativo para revelar el amor, la misericordia y la paciencia incomparables del Padre Paradisiaco.
76:6.1 (853.2) Adán y Eva se sumieron en su descanso mortal con una sólida fe en las promesas que les habían hecho los Melquisedeks de que algún día se despertarían del sueño de la muerte para volver a la vida en los mundos de las mansiones, unos mundos tan familiares para ellos en los tiempos anteriores a su misión en la carne física de la raza violeta de Urantia.
76:6.2 (853.3) No permanecieron mucho tiempo en el olvido del sueño inconsciente de los mortales del reino. Al tercer día de la muerte de Adán, dos días después de su respetuoso entierro, Lanaforge ordenó que se pasara una lista especial para los supervivientes notables de la falta adámica en Urantia. Sus órdenes, apoyadas por el Altísimo de Edentia en funciones y ratificadas por el Unión de los Días de Salvington, que actuaba en nombre de Miguel, fueron entregadas a Gabriel. De conformidad con este mandato de resurrección especial, el número veintiséis de la serie de Urantia, Adán y Eva fueron repersonalizados y reconstruídos en las salas de resurrección de los mundos de las mansiones de Satania junto con 1.316 asociados suyos de la experiencia del primer jardín. Muchas otras almas leales ya habían sido trasladadas en el momento de la llegada de Adán, que estuvo acompañada de un juicio dispensacional de los supervivientes dormidos y de los ascendentes vivientes cualificados.
76:6.3 (853.4) Adán y Eva pasaron rápidamente por los mundos de ascensión progresiva hasta que alcanzaron la ciudadanía de Jerusem, convirtiéndose una vez más en residentes de su planeta de origen, pero esta vez como miembros de una orden diferente de personalidades del universo. Habían partido de Jerusem como ciudadanos permanentes — como Hijos de Dios, y volvieron como ciudadanos ascendentes — como hijos del hombre. Fueron destinados inmediatamente al servicio de Urantia en la capital del sistema, y más tarde pasaron a ser miembros del consejo de los veinticuatro que funciona actualmente como órgano de control consultivo de Urantia.
76:6.4 (854.1) Así termina la historia del Adán y la Eva Planetarios de Urantia, una historia de pruebas, tragedias y triunfos, al menos de triunfo personal para vuestro Hijo y vuestra Hija Materiales bienintencionados pero engañados; y al final será sin duda una historia de triunfo último para su mundo y sus habitantes sacudidos por la rebelión y acosados por el mal. En resumidas cuentas, Adán y Eva contribuyeron poderosamente a favorecer la civilización y a acelerar el progreso biológico de la raza humana. Dejaron una gran cultura en la Tierra, pero esta civilización tan avanzada no pudo sobrevivir en presencia de la dilución prematura y la sumersión final de la herencia adámica. Son los pueblos los que hacen las civilizaciones; las civilizaciones no hacen a los pueblos.
76:6.5 (854.2) [Presentado por Solonia, la «voz seráfica en el Jardín».]
El libro de Urantia
Documento 77
77:0.1 (855.1) LA MAYORÍA de los mundos habitados de Nebadon albergan uno o más grupos de seres singulares que existen en un nivel de actividad de los seres vivientes situado aproximadamente a medio camino entre el nivel de los mortales de los planetas y el de las órdenes angélicas, y por eso los llamamos criaturas intermedias. Parecen ser un accidente del tiempo, pero se encuentran tan extendidos y son unos colaboradores tan valiosos, que todos los hemos aceptado desde hace mucho tiempo como uno de los grupos esenciales de nuestro servicio planetario combinado.
77:0.2 (855.2) En Urantia funcionan dos órdenes distintas de intermedios: el cuerpo primario o más antiguo, que nació en los tiempos de Dalamatia, y el grupo secundario o más joven, cuyo origen se remonta a la época de Adán.
77:1.1 (855.3) Los intermedios primarios de Urantia tienen su génesis en una asociación singular entre lo material y lo espiritual. Sabemos que existen criaturas similares en otros mundos y en otros sistemas, pero se han originado mediante técnicas diferentes.
77:1.2 (855.4) Es conveniente tener siempre presente que las donaciones sucesivas de los Hijos de Dios en un planeta evolutivo producen unos cambios notables en la economía espiritual de ese mundo, y a veces modifican tanto el funcionamiento de la asociación entre los agentes espirituales y materiales de un planeta, que se crean situaciones realmente difíciles de comprender. El estatus de los cien miembros corpóreos del estado mayor del Príncipe Caligastia ilustra precisamente una interasociación singular de este tipo: Como ciudadanos morontiales ascendentes de Jerusem, eran criaturas supermateriales sin prerrogativas reproductoras. Como servidores planetarios descendentes en Urantia, eran criaturas materiales sexuadas capaces de procrear una descendencia material (tal como algunos de ellos hicieron más tarde). Lo que no podemos explicar de una manera satisfactoria es cómo estos cien miembros pudieron desempeñar la función de padres en un nivel supermaterial, pero esto es exactamente lo que sucedió. La unión supermaterial (no sexual) de un hombre y una mujer del estado mayor corpóreo tuvo como resultado la aparición del primogénito de los intermedios primarios.
77:1.3 (855.5) Inmediatamente se descubrió que una criatura de esta índole, a medio camino entre el nivel humano y el nivel angélico, sería de una gran utilidad para llevar adelante los asuntos de la sede del Príncipe; en consecuencia, cada pareja del estado mayor corpóreo recibió la autorización de engendrar un ser similar. Este esfuerzo tuvo como resultado el primer grupo de cincuenta criaturas intermedias.
77:1.4 (855.6) Después de observar durante un año el trabajo de este grupo singular, el Príncipe Planetario autorizó la reproducción sin restricción de los intermedios. Este plan se llevó a cabo mientras duró la facultad de crear, y así es como surgió el cuerpo original de 50.000 intermedios.
77:1.5 (856.1) Entre el nacimiento de cada intermedio transcurría un período de medio año, y cuando cada pareja hubo engendrado mil seres de este tipo, ya no nació ninguno más. No existe ninguna explicación válida que nos indique por qué se agotó este poder cuando apareció el milésimo descendiente. Todos los intentos posteriores resultaron un fracaso.
77:1.6 (856.2) Estas criaturas constituyeron el cuerpo que recogía la información para la administración del Príncipe. Se diseminaron por todas partes, estudiando y observando a las razas del mundo, y prestando otros servicios inestimables al Príncipe y a su estado mayor en la tarea de influir sobre la sociedad humana que se encontraba alejada de la sede planetaria.
77:1.7 (856.3) Este régimen continuó hasta los trágicos días de la rebelión planetaria, que cogió en la trampa a un poco más de las cuatro quintas partes de los intermedios primarios. El cuerpo leal se puso al servicio de los síndicos Melquisedeks y funcionó bajo la dirección titular de Van hasta la época de Adán.
77:2.1 (856.4) Aunque ésta es la narración del origen, la naturaleza y las funciones de las criaturas intermedias de Urantia, el parentesco entre las dos órdenes — la primaria y la secundaria — hace necesario interrumpir en este punto la historia de los intermedios primarios para poder seguir el linaje descendente de los miembros rebeldes del estado mayor corpóreo del Príncipe Caligastia, desde los tiempos de la rebelión planetaria hasta la época de Adán. Esta línea hereditaria fue la que proporcionó, durante los primeros tiempos del segundo jardín, la mitad de los antepasados de la orden secundaria de criaturas intermedias.
77:2.2 (856.5) Los miembros corpóreos del estado mayor del Príncipe habían sido materializados como criaturas sexuadas para que pudieran participar en el proyecto de procrear una descendencia que incorporara las cualidades combinadas de su orden especial unidas a las de los linajes seleccionados de las tribus andónicas, y todo ello con miras a la aparición posterior de Adán. Los Portadores de Vida habían proyectado un nuevo tipo de mortales que englobarían la unión de los descendientes conjuntos del estado mayor del Príncipe con los hijos de Adán y Eva de la primera generación. Habían diseñado así un proyecto que contemplaba un nuevo tipo de criaturas planetarias, y esperaban que se convertirían en los dirigentes e instructores de la sociedad humana. Estos seres estaban destinados a la soberanía social, no a la soberanía civil. Pero como este proyecto fracasó casi por completo, nunca sabremos la clase de aristocracia de dirigentes benéficos y el tipo de cultura incomparable que se perdió así en Urantia. Porque cuando los miembros del estado mayor corpóreo se reprodujeron más tarde, lo hicieron después de la rebelión y tras haber sido privados de su conexión con las corrientes vitales del sistema.
77:2.3 (856.6) La era posterior a la rebelión en Urantia fue testigo de muchos sucesos inhabituales. Una gran civilización — la cultura de Dalamatia — se desmoronaba. «Los nefilim (los noditas) estaban en la Tierra en aquellos días, y cuando estos hijos de los dioses fueron hasta las hijas de los hombres y tuvieron relaciones con ellas, sus hijos fueron ‘los poderosos hombres de la antigüedad`, ‘los varones de renombre`». Aunque no eran del todo «hijos de los dioses», el estado mayor y sus primeros descendientes fueron considerados como tales por los mortales evolutivos de aquellos tiempos lejanos; incluso su estatura fue exagerada por la tradición. Éste es, pues, el origen del relato folclórico casi universal de los dioses que descendieron a la Tierra y engendraron allí, con las hijas de los hombres, una antigua raza de héroes. Toda esta leyenda se volvió aún más confusa con las mezclas raciales de los adamitas que nacieron posteriormente en el segundo jardín.
77:2.4 (857.1) Puesto que los cien miembros corpóreos del estado mayor del Príncipe tenían el plasma germinal de los linajes humanos andónicos, si emprendían la reproducción sexual se podía esperar de manera natural que sus descendientes se parecieran por completo a los hijos de los otros padres andonitas. Pero cuando los sesenta rebeldes del estado mayor, los seguidores de Nod, emprendieron de hecho la reproducción sexual, sus hijos resultaron ser muy superiores en casi todos los aspectos tanto a los pueblos andonitas como a los pueblos sangiks. Esta superioridad inesperada no solamente se refería a sus cualidades físicas e intelectuales, sino también a sus capacidades espirituales.
77:2.5 (857.2) Estas características mutantes que aparecieron en la primera generación nodita se debían a ciertos cambios que se habían producido en la configuración y en los componentes químicos de los factores hereditarios del plasma germinal andónico. Estos cambios habían sido causados por la presencia, en el cuerpo de los miembros del estado mayor, de los poderosos circuitos de conservación de la vida del sistema de Satania. Estos circuitos vitales hicieron que los cromosomas del modelo especializado de Urantia se reorganizaran más a la manera de los modelos de la especialización normalizada en Satania de las manifestaciones vitales decretadas para Nebadon. La técnica de esta metamorfosis del plasma germinal, producida por la acción de las corrientes vitales del sistema, se parece a los procedimientos que emplean los científicos de Urantia para modificar el plasma germinal de las plantas y los animales mediante la utilización de los rayos X.
77:2.6 (857.3) Los pueblos noditas surgieron así de ciertas modificaciones particulares e inesperadas que se produjeron en el plasma vital que los cirujanos de Avalon habían trasladado desde el cuerpo de los cooperadores andonitas hasta el de los miembros del estado mayor corpóreo.
77:2.7 (857.4) Se debe recordar que los cien andonitas que contribuyeron con su plasma germinal recibieron a su vez el complemento orgánico del árbol de la vida, de manera que las corrientes vitales de Satania se extendieron igualmente por sus cuerpos. Los cuarenta y cuatro andonitas modificados que siguieron al estado mayor en la rebelión también se casaron entre ellos e hicieron una gran contribución a los mejores linajes del pueblo nodita.
77:2.8 (857.5) Estos dos grupos, que comprendían 104 individuos portadores del plasma germinal andonita modificado, fueron los antepasados de los noditas, la octava raza que apareció en Urantia. Esta nueva característica de la vida humana en Urantia representa otra fase del proceso del plan original consistente en utilizar este planeta como mundo de modificación de la vida, salvo que en esta ocasión se trató de un acontecimiento no previsto.
77:2.9 (857.6) Los noditas de pura cepa eran una raza magnífica, pero se mezclaron gradualmente con los pueblos evolutivos de la Tierra, y al poco tiempo se había producido una gran degeneración. Diez mil años después de la rebelión habían perdido tanto terreno que la duración media de su vida sólo era un poco superior a la de las razas evolutivas.
77:2.10 (857.7) Cuando los arqueólogos desentierran los registros en tablillas de arcilla de los últimos descendientes sumerios de los noditas, descubren unas listas de reyes sumerios que se remontan a varios miles de años; a medida que estos anales se internan en el pasado, el reinado de cada rey se prolonga desde unos veinticinco o treinta años hasta ciento cincuenta años o más. Esta prolongación del reinado de estos reyes antiguos significa que algunos de los primeros jefes noditas (los descendientes inmediatos del estado mayor del Príncipe) vivieron más tiempo que sus sucesores más recientes, y también indica un esfuerzo por remontar sus dinastías hasta la época de Dalamatia.
77:2.11 (857.8) Los datos sobre estos personajes tan longevos se deben también a la confusión entre los meses y los años como períodos de tiempo. Este hecho también se puede observar en la genealogía bíblica de Abraham y en los archivos primitivos de los chinos. La confusión entre el mes, o período de veintiocho días, y el año de más de trescientos cincuenta días que se introdujo más tarde, es responsable de la tradición de estas vidas humanas tan largas. Existen relatos de un hombre que vivió más de novecientos «años». Este período no representa en realidad más de setenta años, pero estas vidas fueron consideradas durante siglos como muy largas, y más adelante se las denominó como «sesenta años más diez».
77:2.12 (858.1) El cálculo del tiempo por meses de veintiocho días sobrevivió mucho tiempo después de la época de Adán. Pero cuando los egipcios emprendieron la reforma del calendario, hace aproximadamente siete mil años, lo hicieron con una gran precisión, introduciendo el año de 365 días.
77:3.1 (858.2) Después de la sumersión de Dalamatia, los noditas se dirigieron hacia el norte y el este y fundaron enseguida la nueva ciudad de Dilmun como su centro racial y cultural. Cerca de cincuenta mil años después de la muerte de Nod, los descendientes del estado mayor del Príncipe se habían vuelto demasiado numerosos como para poder subsistir en las tierras que rodeaban directamente su nueva ciudad de Dilmun. Después de extenderse hacia el exterior para casarse con las tribus andonitas y sangiks contiguas a sus fronteras, a sus dirigentes se les ocurrió que había que hacer algo para preservar su unidad racial. Por consiguiente, se convocó un consejo de tribus, y después de muchas deliberaciones, se aceptó el plan de Bablot, un descendiente de Nod.
77:3.2 (858.3) Bablot proponía erigir un templo pretencioso de glorificación racial en el centro del territorio que ocupaban en aquel entonces. Este templo debía tener una torre como el mundo no hubiera visto nunca otra igual. Tenía que ser un enorme monumento conmemorativo a su grandeza pasada. Muchos de ellos deseaban que este monumento se erigiera en Dilmun, pero otros afirmaban, recordando las tradiciones del hundimiento de Dalamatia, su primera capital, que una estructura tan grande debería colocarse a una distancia prudencial de los peligros del mar.
77:3.3 (858.4) Bablot tenía pensado que los nuevos edificios se convertirían en el núcleo del futuro centro de la cultura y la civilización noditas. Su opinión terminó por prevalecer, y se empezó a construir de acuerdo con sus planes. La nueva ciudad se llamaría Bablot en honor al arquitecto y constructor de la torre. Este lugar se conoció más adelante con el nombre de Bablod, y finalmente como Babel.
77:3.4 (858.5) Pero la opinión de los noditas continuaba estando un poco dividida en cuanto a los planes y la finalidad de esta empresa. Sus dirigentes tampoco estaban totalmente de acuerdo en cuanto a los planos de la construcción y la utilización de los edificios una vez construidos. Después de cuatro años y medio de trabajos, se originó una gran discusión sobre el objeto y el motivo de la construcción de la torre. La controversia se puso tan enconada que se detuvo todo el trabajo. Los portadores de alimentos difundieron la noticia de la disensión, y un gran número de tribus empezaron a reunirse en el lugar de las obras. Se proponían tres puntos de vista diferentes sobre la finalidad de la construcción de la torre.
77:3.5 (858.6) 1. El grupo más grande, aproximadamente la mitad, deseaba que la torre se construyera como un monumento conmemorativo a la historia y la superioridad racial de los noditas. Pensaban que debía ser una estructura grande e imponente que provocara la admiración de todas las generaciones futuras.
77:3.6 (858.7) 2. La siguiente facción en orden de importancia quería que la torre se destinara a conmemorar la cultura de Dilmun. Preveían que Bablot se convertiría en un gran centro de comercio, arte y manufactura.
77:3.7 (859.1) 3. El contingente más pequeño y minoritario sostenía que la construcción de la torre ofrecía una oportunidad para expiar la locura de sus progenitores que habían participado en la rebelión de Caligastia. Opinaban que la torre debería consagrarse a la adoración del Padre de todos, que toda la finalidad de la nueva ciudad debería consistir en sustituir a Dalamatia — en funcionar como un centro cultural y religioso para los bárbaros de los alrededores.
77:3.8 (859.2) El grupo religioso fue rápidamente derrotado por votación. La mayoría rechazó la doctrina de que sus antepasados habían sido culpables de rebelión; les indignaba este estigma racial. Habiéndose librado de uno de los tres puntos de vista de la discusión, y no logrando arreglar los otros dos por medio del debate, recurrieron a la guerra. Los seguidores de la religión, los no combatientes, huyeron a sus casas del sur, mientras que sus compañeros lucharon hasta destruirse casi por completo.
77:3.9 (859.3) Hace unos doce mil años se efectuó un segundo intento por construir la torre de Babel. Las razas mezcladas de los anditas (noditas y adamitas) se propusieron levantar un nuevo templo sobre las ruinas del primer edificio, pero la empresa no recibió el apoyo suficiente; sucumbió bajo el peso de su propia pretensión. Esta región se conoció durante mucho tiempo como la tierra de Babel.
77:4.1 (859.4) La consecuencia inmediata del conflicto de aniquilación recíproca debido a la torre de Babel fue la dispersión de los noditas. Esta guerra interna redujo considerablemente el número de los noditas más puros, y fue responsable en muchos aspectos de que no lograran establecer una gran civilización preadámica. A partir de este momento, la cultura nodita declinó durante más de ciento veinte mil años, hasta que fue elevada por la inyección adámica. Pero incluso en los tiempos de Adán, los noditas continuaban siendo un pueblo capaz. Muchos de sus descendientes mixtos figuraron entre los constructores del Jardín, y varios capitanes de los grupos de Van eran noditas. Algunos de los cerebros más competentes que prestaron sus servicios en el estado mayor de Adán pertenecían a esta raza.
77:4.2 (859.5) Inmediatamente después del conflicto de Bablot se establecieron tres de los cuatro grandes centros noditas:
77:4.3 (859.6) 1. Los noditas occidentales o sirios. Los restos del grupo nacionalista, o partidarios del monumento racial, se dirigieron hacia el norte donde se unieron con los andonitas y fundaron los centros noditas ulteriores del noroeste de Mesopotamia. Éste fue el grupo más numeroso de noditas en dispersión, y contribuyeron mucho a la aparición de la estirpe asiria posterior.
77:4.4 (859.7) 2. Los noditas orientales o elamitas. Los defensores de la cultura y del comercio emigraron en grandes cantidades hacia Elam en el este y allí se unieron con las tribus sangiks mestizas. Los elamitas de hace treinta o cuarenta mil años se habían vuelto ampliamente de carácter sangik, aunque continuaron manteniendo una civilización superior a la de los bárbaros circundantes.
77:4.5 (859.8) Después del establecimiento del segundo jardín, era habitual referirse a esta colonia nodita cercana como «la tierra de Nod». Durante el largo período de paz relativa entre este grupo de noditas y los adamitas, las dos razas se mezclaron ampliamente, porque los Hijos de Dios (los adamitas) cogieron cada vez más la costumbre de casarse con las hijas de los hombres (los noditas).
77:4.6 (860.1) 3. Los noditas centrales o presumerios. En la desembocadura de los ríos Tigris y Éufrates hubo un pequeño grupo que conservó mejor su integridad racial. Sobrevivieron durante miles de años y proporcionaron con el tiempo los antepasados noditas que se mezclaron con los adamitas para fundar los pueblos sumerios de los tiempos históricos.
77:4.7 (860.2) Todo esto explica la manera en que los sumerios aparecieron tan repentina y misteriosamente en la esfera de acción de Mesopotamia. Los investigadores nunca podrán descubrir el rastro de estas tribus y seguirlo hasta el principio de los sumerios, que tuvieron su origen hace doscientos mil años después de la sumersión de Dalamatia. Sin un rastro de su origen en otras partes del mundo, estas tribus antiguas aparecieron repentinamente sobre el horizonte de la civilización con una cultura superior y plenamente desarrollada, que incluía templos, trabajo de los metales, agricultura, ganadería, alfarería, tejeduría, derecho mercantil, códigos civiles, un ceremonial religioso y un antiguo sistema de escritura. Al principio de la era histórica, hacía mucho tiempo que habían perdido el alfabeto de Dalamatia, y habían adoptado el sistema de escritura particular originario de Dilmun. El idioma sumerio, aunque prácticamente perdido para el mundo, no era semítico; tenía muchas cosas en común con las llamadas lenguas arias.
77:4.8 (860.3) Los escritos detallados que dejaron los sumerios describen el emplazamiento de una colonia extraordinaria situada en el Golfo Pérsico cerca de la antigua ciudad de Dilmun. Los egipcios llamaban Dilmat a esta ciudad de antigua gloria, mientras que los sumerios adamizados posteriores confundieron la primera y la segunda ciudad noditas con Dalamatia, y llamaron Dilmun a las tres. Los arqueólogos ya han encontrado estas antiguas tablillas sumerias de arcilla que hablan de este paraíso terrenal «donde los dioses bendijeron por primera vez a la humanidad con el ejemplo de una vida civilizada y culta». Estas tablillas que describen a Dilmun, el paraíso de los hombres y de Dios, descansan ahora en el silencio de las estanterías polvorientas de muchos museos.
77:4.9 (860.4) Los sumerios conocían muy bien el primero y el segundo Edén, pero a pesar del gran número de matrimonios mixtos que tuvieron con los adamitas, continuaron considerando a los habitantes del jardín que vivían en el norte como una raza extraña. El orgullo que sentían los sumerios de la cultura nodita más antigua les indujo a no hacer caso de estas nuevas perspectivas de gloria, inclinándose a favor de la grandeza y las tradiciones paradisiacas de la ciudad de Dilmun.
77:4.10 (860.5) 4. Los noditas y amadonitas del norte — los vanitas. Este grupo surgió antes del conflicto de Bablot. Estos noditas más septentrionales descendían de aquellos que se habían separado de la dirección de Nod y sus sucesores para unirse a Van y Amadón.
77:4.11 (860.6) Algunos de los primeros asociados de Van se instalaron posteriormente cerca de las orillas del lago que aún lleva su nombre, y sus tradiciones nacieron alrededor de este lugar. El Ararat se convirtió en su montaña sagrada, que para los vanitas más recientes tuvo casi el mismo significado que el Monte Sinaí para los hebreos. Hace diez mil años, los antepasados vanitas de los asirios enseñaban que su ley moral de siete mandamientos había sido entregada a Van por los Dioses en el Monte Ararat. Creían firmemente que Van y su asociado Amadón habían sido sacados vivos del planeta mientras estaban en lo alto de la montaña dedicados a la adoración.
77:4.12 (860.7) El Monte Ararat era la montaña sagrada del norte de Mesopotamia, y como una gran parte de vuestras tradiciones sobre aquellos tiempos antiguos fue tomada en conexión con la historia babilónica del diluvio, no es de extrañar que el Monte Ararat y su región se entrelazaran posteriormente en la historia judía de Noé y el diluvio universal.
77:4.13 (860.8) Hacia el año 35.000 a. de J.C., Adanson visitó una de las antiguas colonias vanitas más orientales para fundar allí su centro de civilización.
77:5.1 (861.1) Después de describir los antecedentes noditas del linaje de los intermedios secundarios, esta narración va a tratar ahora de la mitad adámica de dichos antepasados, porque los intermedios secundarios son también nietos de Adanson, el primogénito de la raza violeta de Urantia.
77:5.2 (861.2) Adanson formaba parte de aquel grupo de hijos de Adán y Eva que escogieron permanecer en la Tierra con su padre y su madre. Pues bien, este hijo mayor de Adán había escuchado a menudo a Van y Amadón contar la historia de su hogar en las tierras altas del norte, y algún tiempo después del establecimiento del segundo jardín decidió ir en busca de esta tierra de sus sueños juveniles.
77:5.3 (861.3) Adanson tenía entonces 120 años y había sido padre de treinta y dos hijos de pura sangre violeta en el primer jardín. Quería quedarse con sus padres y ayudarlos a preparar el segundo jardín, pero estaba profundamente perturbado por la pérdida de su compañera y de sus hijos, que habían elegido todos ir a Edentia con los otros hijos adámicos que escogieron convertirse en los pupilos de los Altísimos.
77:5.4 (861.4) Adanson no quería abandonar a sus padres en Urantia, estaba poco dispuesto a huir de las dificultades y los peligros, pero opinaba que las relaciones en el segundo jardín eran muy poco satisfactorias. Se esforzó mucho por promover las actividades iniciales de defensa y construcción, pero decidió marcharse hacia el norte en la primera ocasión. Aunque la despedida fue muy agradable, Adán y Eva estaban muy apenados por la pérdida de su hijo mayor, porque se aventurara en un mundo extraño y hostil de donde temían que no regresara nunca.
77:5.5 (861.5) Un grupo de veintisiete compañeros siguió a Adanson en su viaje hacia el norte en busca de los pueblos de sus fantasías infantiles. En poco más de tres años, el grupo encontró realmente el objetivo de su aventura, y Adanson descubrió entre aquella gente a una hermosa y maravillosa mujer de veinte años que afirmaba ser la última descendiente de pura cepa del estado mayor del Príncipe. Esta mujer, llamada Ratta, decía que todos sus antepasados descendían de dos miembros apóstatas del estado mayor del Príncipe. Ella era la última de su raza, pues no tenía hermanos ni hermanas vivos. Casi había decidido no casarse, casi había resuelto morir sin descendencia, pero se enamoró del majestuoso Adanson. Cuando oyó la historia del Edén y la manera en que las predicciones de Van y Amadón se habían hecho realidad, cuando escuchó el relato de la falta del Jardín, un solo pensamiento ocupó su mente — el de casarse con este hijo y heredero de Adán. La idea maduró rápidamente dentro de Adanson, y en poco más de tres meses se casaron.
77:5.6 (861.6) Adanson y Ratta tuvieron una familia de sesenta y siete hijos. Dieron origen a un gran linaje de dirigentes del mundo, pero hicieron algo más. Conviene recordar que estos dos seres eran realmente superhumanos. Cada cuarto hijo que nacía era de una clase única: a menudo se volvía invisible. Nunca había ocurrido una cosa así en la historia del mundo. Ratta estaba profundamente perturbada — e incluso se volvió supersticiosa — pero Adanson conocía bien la existencia de los intermedios primarios, y llegó a la conclusión de que algo similar se estaba produciendo delante de sus ojos. Cuando nació el segundo hijo con este comportamiento extraño, decidió casarlos, pues uno era varón y el otro hembra, y éste es el origen de la orden de los intermedios secundarios. En menos de cien años, y antes de que cesara este fenómeno, habían nacido casi dos mil de ellos.
77:5.7 (862.1) Adanson vivió 396 años. Volvió muchas veces a visitar a su padre y a su madre. Cada siete años viajaba con Ratta hacia el sur para ir al segundo jardín, y entretanto los intermedios lo mantenían informado sobre el bienestar de su pueblo. Durante la vida de Adanson prestaron un gran servicio en la construcción de un nuevo centro mundial independiente a favor de la verdad y la rectitud.
77:5.8 (862.2) Adanson y Ratta tuvieron así a su disposición este cuerpo de asistentes maravillosos que trabajó con ellos durante sus largas vidas, ayudándoles a propagar una verdad avanzada y a difundir unos criterios superiores de vida espiritual, intelectual y física. Los resultados de este esfuerzo por mejorar el mundo nunca fueron completamente eclipsados por los retrocesos posteriores.
77:5.9 (862.3) Los adansonitas mantuvieron una cultura elevada durante cerca de siete mil años a partir de la época de Adanson y Ratta. Más tarde se mezclaron con los noditas y andonitas vecinos, y fueron también incluídos entre los «poderosos hombres de la antigüedad». Algunos progresos de aquella época sobrevivieron y se volvieron una parte latente del potencial cultural que más tarde se convirtió en la civilización europea.
77:5.10 (862.4) Este centro de civilización estaba situado en la región que se encuentra al este del extremo meridional del Mar Caspio, cerca del Kopet Dagh. Los vestigios de lo que en otro tiempo fue la sede adansonita de la raza violeta se encuentran a poca altura de las estribaciones del Turquestán. En estos parajes de las tierras altas, situados en un antiguo y estrecho cinturón fértil emplazado en las estribaciones más bajas de la cordillera del Kopet, surgieron sucesivamente en diversos períodos cuatro culturas distintas, fomentadas respectivamente por cuatro grupos diferentes de descendientes de Adanson. El segundo de estos grupos fue el que emigró hacia el oeste hasta Grecia y las islas del Mediterráneo. El resto de los descendientes de Adanson emigraron hacia el norte y el oeste, entrando en Europa con el linaje mixto de la última oleada andita que salió de Mesopotamia, y también figuraron entre los invasores andita-arios de la India.
77:6.1 (862.5) Aunque los intermedios primarios tuvieron un origen casi superhumano, la orden secundaria es la progenie de la raza adámica pura unida con una descendiente humanizada de unos antepasados comunes a los progenitores del cuerpo más antiguo.
77:6.2 (862.6) Entre los hijos de Adanson, los progenitores peculiares de los intermedios secundarios fueron exactamente dieciséis. Estos hijos singulares estaban divididos por igual entre los dos sexos, y cada pareja era capaz de engendrar un intermedio secundario cada setenta días mediante una técnica combinada de unión sexual y no sexual. Este fenómeno nunca había sido posible en la Tierra antes de esta época, ni ha vuelto a producirse desde entonces.
77:6.3 (862.7) Estos dieciséis hijos vivieron y murieron como los mortales del planeta (a excepción de sus características especiales), pero sus descendientes, cuya fuente de energía es la electricidad, viven de manera indefinida, sin estar sometidos a las limitaciones de la carne mortal.
77:6.4 (862.8) Cada una de las ocho parejas engendró finalmente 248 intermedios, surgiendo así a la existencia el cuerpo secundario original de 1.984 miembros. Existen ocho subgrupos de intermedios secundarios. Se les denomina a-b-c el primero, el segundo, el tercero, y así sucesivamente. Y luego están d-e-f el primero, el segundo, y así sucesivamente.
77:6.5 (862.9) Después de la falta de Adán, los intermedios primarios regresaron al servicio de los síndicos Melquisedeks; el grupo secundario permaneció ligado al centro de Adanson hasta la muerte de éste. Treinta y tres de estos intermedios secundarios, los jefes de su organización cuando murió Adanson, intentaron dar un giro a la orden entera para ponerla al servicio de los Melquisedeks y unirse así al cuerpo primario. Pero como no lograron realizar este proyecto, abandonaron a sus compañeros y pasaron en masa al servicio de los síndicos planetarios.
77:6.6 (863.1) Después de la muerte de Adanson, el resto de los intermedios secundarios ejerció una extraña influencia desorganizada e independiente en Urantia. Desde aquel momento, y hasta la época de Maquiventa Melquisedek, llevaron una existencia irregular y desorganizada. Este Melquisedek los puso parcialmente bajo control, pero continuaron produciendo muchos perjuicios hasta los tiempos de Cristo Miguel. Durante su estancia en la Tierra, todos tomaron sus decisiones definitivas en cuanto a su destino futuro, y la mayoría leal se puso entonces bajo el mando de los intermedios primarios.
77:7.1 (863.2) La mayoría de los intermedios primarios cayeron en el pecado en la época de la rebelión de Lucifer. Cuando se hizo el cálculo de la devastación de la rebelión planetaria se descubrió, entre otras pérdidas, que 40.119 intermedios primarios, de los 50.000 originales, se habían unido a la secesión de Caligastia.
77:7.2 (863.3) El número inicial de intermedios secundarios era de 1.984; 873 de ellos no se alinearon con el gobierno de Miguel y fueron debidamente internados en el momento del juicio planetario de Urantia el día de Pentecostés. Nadie puede pronosticar el futuro de estas criaturas caídas.
77:7.3 (863.4) Los dos grupos de intermedios rebeldes están ahora detenidos en espera del juicio final de los asuntos de la rebelión sistémica. Pero realizaron muchas cosas extrañas en la Tierra antes de iniciarse la dispensación planetaria actual.
77:7.4 (863.5) Estos intermedios desleales eran capaces de manifestarse a los ojos de los mortales en ciertas circunstancias, y era especialmente el caso de los asociados de Belcebú, el jefe de los intermedios secundarios apóstatas. Pero estas criaturas singulares no se deben confundir con algunos querubines y serafines rebeldes que estuvieron también en la Tierra hasta la época de la muerte y resurrección de Cristo. Algunos de los escritores más antiguos designaron a estas criaturas intermedias rebeldes con el nombre de espíritus malignos y demonios, y a los serafines apóstatas con el de ángeles malos.
77:7.5 (863.6) Los espíritus malignos no pueden poseer la mente de un mortal, en ningún mundo, después de que un Hijo donador Paradisiaco ha vivido allí. Pero antes de la estancia de Cristo Miguel en Urantia — antes de la llegada universal de los Ajustadores del Pensamiento y del derramamiento del espíritu del Maestro sobre toda la humanidad — estos intermedios rebeldes eran capaces de influir realmente sobre la mente de ciertos mortales inferiores y controlar un poco sus actos. Todo esto lo realizaban de manera muy similar a como lo hacen las criaturas intermedias leales cuando prestan sus servicios como eficaces guardianes de contacto de las mentes humanas que pertenecen al cuerpo urantiano de reserva del destino, en aquellas ocasiones en que el Ajustador está separado realmente de la personalidad durante un período de contacto con las inteligencias superhumanas.
77:7.6 (863.7) No es una simple figura retórica aquello que indican los escritos: «Y le trajeron todo tipo de enfermos, los que estaban poseídos por los demonios y los que eran lunáticos.» Jesús sabía y reconocía la diferencia entre la demencia y la posesión demoníaca, aunque la mente de aquellos que vivieron en su época y generación confundía mucho estos estados.
77:7.7 (863.8) Incluso antes de Pentecostés, ningún espíritu rebelde podía dominar una mente humana normal, y desde aquel día, las débiles mentes de los mortales inferiores también están libres de esta posibilidad. Desde la llegada del Espíritu de la Verdad, los supuestos exorcismos contra los demonios han consistido en confundir una creencia en la posesión demoníaca con la histeria, la locura y la debilidad mental. La donación de Miguel ha liberado para siempre a todas las mentes humanas de Urantia de la posibilidad de la posesión demoníaca, pero no imaginéis que este riesgo no era real en los tiempos pasados.
77:7.8 (864.1) Todo el grupo de intermedios rebeldes está actualmente encarcelado por orden de los Altísimos de Edentia. Ya no vagan por este mundo abrigando malas intenciones. Independientemente de la presencia de los Ajustadores del Pensamiento, el derramamiento del Espíritu de la Verdad sobre todo el género humano impide para siempre que los espíritus desleales de cualquier tipo o clase puedan invadir de nuevo ni siquiera la mente humana más débil. Desde el día de Pentecostés, una cosa como la posesión demoníaca nunca podrá volver a suceder.
77:8.1 (864.2) Durante el último juicio de este mundo, cuando Miguel trasladó a los supervivientes dormidos del tiempo, las criaturas intermedias fueron dejadas atrás para que ayudaran en el trabajo espiritual y semiespiritual del planeta. Ahora actúan como un solo cuerpo que engloba a las dos órdenes y asciende a 10.992 miembros. En la actualidad, el miembro más antiguo de cada orden gobierna alternativamente a Los Intermedios Unidos de Urantia. Este régimen ha prevalecido desde su fusión en un solo grupo poco después de Pentecostés.
77:8.2 (864.3) Los miembros de la orden más antigua, o primaria, se conocen generalmente por números; a menudo se les dan nombres tales como 1-2-3 el primero, 4-5-6 el primero, y así sucesivamente. A los intermedios adámicos se les denomina alfabéticamente en Urantia con objeto de distinguirlos de la denominación numérica de los intermedios primarios.
77:8.3 (864.4) Los seres de las dos órdenes son inmateriales en lo que se refiere a la nutrición y la absorción de la energía, pero comparten muchas características humanas y pueden disfrutar y practicar vuestro humor así como vuestra adoración. Cuando están vinculados a los mortales, entran en el espíritu del trabajo, el descanso y el entretenimiento humanos. Pero los intermedios no duermen ni poseen la facultad de procrearse. En cierto sentido, los miembros del grupo secundario se diferencian según las características masculinas y femeninas, y a menudo se habla de ellos como «él» o «ella». Trabajan juntos con frecuencia en parejas de este tipo.
77:8.4 (864.5) Los intermedios no son hombres y tampoco son ángeles, pero los intermedios secundarios se encuentran por naturaleza más cerca de los hombres que de los ángeles; pertenecen en cierto modo a vuestras razas y por eso son tan comprensivos y compasivos en sus contactos con los seres humanos; son inestimables para los serafines en el trabajo que éstos realizan para las diversas razas de la humanidad y con ellas, y las dos órdenes son imprescindibles para los serafines que ejercen como guardianes personales de los mortales.
77:8.5 (864.6) Los Intermedios Unidos de Urantia están organizados para servir con los serafines planetarios, según sus dones innatos y su habilidad adquirida, en los cuatro grupos siguientes:
77:8.6 (864.7) 1. Los mensajeros intermedios. Los miembros de este grupo tienen nombres; forman un cuerpo pequeño y son de una gran ayuda, en un mundo evolutivo, en el servicio de las comunicaciones personales rápidas y seguras.
77:8.7 (864.8) 2. Los centinelas planetarios. Los intermedios son los guardianes, los centinelas, de los mundos del espacio. Efectúan la importante función de observadores de los numerosos fenómenos y tipos de comunicaciones que tienen importancia para los seres sobrenaturales de la esfera. Son los que patrullan el ámbito espiritual invisible del planeta.
77:8.8 (865.1) 3. Las personalidades de contacto. Las criaturas intermedias siempre se emplean para establecer contacto con los seres mortales de los mundos materiales, tales como los que se efectuaron con el sujeto a través del cual se transmitieron estas comunicaciones. Son un factor esencial en estas conexiones entre el nivel espiritual y el nivel material.
77:8.9 (865.2) 4. Los ayudantes del progreso. Éstas son las criaturas intermedias más espirituales, y están repartidas como asistentes entre las diversas órdenes de serafines que ejercen su actividad en grupos especiales en el planeta.
77:8.10 (865.3) Los intermedios varían considerablemente en sus aptitudes para establecer contacto con los serafines por encima de ellos y con sus primos humanos por debajo de ellos. Por ejemplo, a los intermedios primarios les resulta extremadamente difícil ponerse en contacto directo con los organismos materiales. Están mucho más cerca de los seres de tipo angélico y por eso son asignados habitualmente a trabajar con las fuerzas espirituales residentes en el planeta y a aportarles su ayuda. Actúan como compañeros y guías de los visitantes celestiales y de los estudiantes temporales, mientras que las criaturas secundarias están ligadas casi exclusivamente al ministerio de los seres materiales del planeta.
77:8.11 (865.4) Los 1.111 intermedios secundarios leales están ocupados en importantes misiones en la Tierra. Comparados con sus asociados primarios, son indudablemente materiales. Existen un poco más allá del campo de la visión humana y poseen una libertad de adaptación suficiente como para establecer contacto físico a voluntad con lo que los seres humanos llaman «cosas materiales». Estas criaturas únicas tienen ciertos poderes determinados sobre las cosas del tiempo y del espacio, sin excluir a los animales del planeta.
77:8.12 (865.5) Una gran parte de los fenómenos más tangibles que se atribuyen a los ángeles han sido ejecutados por las criaturas intermedias secundarias. Cuando los primeros instructores del evangelio de Jesús fueron encarcelados por los jefes religiosos ignorantes de aquella época, un verdadero «ángel del Señor» «abrió por la noche las puertas de la cárcel y los sacó». Pero en el caso de la liberación de Pedro, después de la muerte de Santiago por orden de Herodes, fue un intermedio secundario el que llevó a cabo el trabajo que se atribuyó a un ángel.
77:8.13 (865.6) La tarea principal que realizan actualmente consiste en ser los asociados desapercibidos de enlace personal de los hombres y las mujeres que componen el cuerpo de reserva planetario del destino. La labor de este grupo secundario, hábilmente apoyada por algunos miembros del cuerpo primario, fue la que produjo en Urantia la coordinación de las personalidades y de las circunstancias que indujeron finalmente a los supervisores celestiales del planeta a tomar la iniciativa de unas peticiones que condujeron a la concesión de las autorizaciones que hicieron posible la serie de revelaciones de las que esta presentación forma parte. Pero debemos indicar claramente que las criaturas intermedias no están implicadas en los sórdidos espectáculos que tienen lugar bajo la denominación general de «espiritismo». Todos los intermedios que residen actualmente en Urantia tienen una reputación honorable, y no están relacionados con los fenómenos de la llamada «mediumnidad»; habitualmente no permiten que los humanos sean testigos de sus actividades físicas a veces necesarias, o de sus otros contactos con el mundo material, tal como los sentidos humanos los perciben.
77:9.1 (865.7) Los intermedios se pueden considerar como el primer grupo de habitantes permanentes que se encuentran en los diversos tipos de mundos de los universos, en contraste con los ascendentes evolutivos tales como las criaturas mortales y las huestes angélicas. Estos ciudadanos permanentes se encuentran en diversos puntos de la ascensión hacia el Paraíso.
77:9.2 (866.1) A diferencia de las diversas órdenes de seres celestiales que están destinadas a servir en un planeta, los intermedios viven en un mundo habitado. Los serafines van y vienen, pero las criaturas intermedias se quedan y se quedarán, y el hecho de haber nacido en el planeta no les impide servir en él como ministros; ellos aseguran el único régimen continuo que armoniza y enlaza las administraciones cambiantes de las huestes seráficas.
77:9.3 (866.2) Como verdaderos ciudadanos de Urantia, los intermedios tienen un interés de familia por el destino de esta esfera. Forman una asociación decidida que trabaja continuamente por el progreso de su planeta natal. El lema de su orden evoca la determinación que poseen: «Aquello que los Intermedios Unidos emprenden, los Intermedios Unidos lo realizan».
77:9.4 (866.3) Aunque la capacidad que tienen para atravesar los circuitos energéticos hace posible que cualquier intermedio pueda marcharse del planeta, se han comprometido individualmente a no dejar el planeta hasta que las autoridades del universo los liberen algún día de sus obligaciones. Los intermedios están anclados en un planeta hasta las épocas estabilizadas de luz y de vida. A excepción de 1-2-3 el primero, ninguna criatura intermedia leal ha partido nunca de Urantia.
77:9.5 (866.4) 1-2-3 el primero, el decano de la orden primaria, fue liberado de sus deberes planetarios inmediatos poco después de Pentecostés. Este noble intermedio se mantuvo inquebrantable con Van y Amadón durante los trágicos días de la rebelión planetaria, y su intrépido liderazgo contribuyó a reducir las bajas en su orden. Actualmente presta sus servicios en Jerusem como miembro del consejo de los veinticuatro, y desde Pentecostés ya ha desempeñado una vez la función de gobernador general de Urantia.
77:9.6 (866.5) Los intermedios están atados al planeta, pero de la misma manera que los mortales hablan con los viajeros que vienen de lejos y se informan así sobre los lugares lejanos del planeta, los intermedios conversan también con los viajeros celestiales para informarse sobre los lugares alejados del universo. Así se familiarizan con este sistema y este universo local, e incluso con Orvonton y sus creaciones hermanas, y de esta forma se preparan para la ciudadanía en los niveles superiores de existencia de las criaturas.
77:9.7 (866.6) Aunque los intermedios fueron traídos a la existencia plenamente desarrollados — sin experimentar ningún período de crecimiento o de desarrollo desde la inmadurez — nunca dejan de crecer en sabiduría y experiencia. Al igual que los mortales, son criaturas evolutivas y poseen una cultura que es una auténtica consecución evolutiva. Hay muchas grandes inteligencias y espíritus poderosos en el cuerpo de intermedios de Urantia.
77:9.8 (866.7) Desde un punto de vista más amplio, la civilización de Urantia es el producto conjunto de los mortales y los intermedios de este planeta, y esto es así a pesar de la diferencia actual entre los dos niveles de cultura, una diferencia que no se compensará antes de las épocas de luz y de vida.
77:9.9 (866.8) Como la cultura de los intermedios es el producto de unos ciudadanos planetarios inmortales, es relativamente inmune a las vicisitudes temporales que acosan a la civilización humana. Las generaciones de los hombres olvidan; el cuerpo de los intermedios recuerda, y esta memoria es la mina de oro de las tradiciones de vuestro mundo habitado. La cultura de un planeta permanece así siempre presente en ese planeta, y en las circunstancias adecuadas, estos recuerdos atesorados de los acontecimientos pasados vuelven a estar disponibles; así es como los intermedios de Urantia dieron a sus primos carnales la historia de la vida y las enseñanzas de Jesús.
77:9.10 (867.1) Los intermedios son los expertos ministros que compensan la laguna que apareció después de la muerte de Adán y Eva entre los asuntos materiales y los asuntos espirituales de Urantia. Son también vuestros hermanos mayores, vuestros compañeros en la larga lucha por alcanzar un estado permanente de luz y de vida en Urantia. Los Intermedios Unidos son un cuerpo que ha sido sometido a la prueba de la rebelión, y cumplirán fielmente su función en la evolución planetaria hasta que este mundo alcance la meta de todos los tiempos, hasta ese lejano día en que la paz reine de hecho en la Tierra y haya de verdad buena voluntad en el corazón de los hombres.
77:9.11 (867.2) Debido al valioso trabajo realizado por estos intermedios, hemos llegado a la conclusión de que forman una parte realmente esencial de la organización espiritual de los mundos. Allí donde la rebelión no ha echado a perder los asuntos de un planeta, son de una ayuda mucho mayor para los serafines.
77:9.12 (867.3) Toda la organización de los espíritus superiores, las huestes angélicas y los compañeros intermedios se dedica con entusiasmo a fomentar el plan del Paraíso para la ascensión progresiva y la conquista de la perfección de los mortales evolutivos, una de las ocupaciones supremas del universo — el grandioso plan de la supervivencia consistente en hacer bajar a Dios hasta los hombres y luego, mediante una especie de asociación sublime, hacer subir a los hombres hasta Dios y hacia una eternidad de servicio y la consecución de la divinidad — tanto para los mortales como para los intermedios.
77:9.13 (867.4) [Presentado por un Arcángel de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 78
78:0.1 (868.1) EL SEGUNDO Edén fue la cuna de la civilización durante cerca de treinta mil años. Los pueblos adámicos se mantuvieron allí en Mesopotamia, y enviaron a su progenie hasta los confines de la Tierra; más tarde se amalgamaron con las tribus noditas y sangiks y fueron conocidos con el nombre de anditas. De esta región salieron los hombres y las mujeres que iniciaron las actividades de los tiempos históricos y que aceleraron tan enormemente el progreso cultural de Urantia.
78:0.2 (868.2) Este documento describe la historia planetaria de la raza violeta, partiendo desde poco después de la falta de Adán, cerca de 35.000 años a. de J.C., pasando por su fusión con las razas nodita y sangiks hacia el año 15.000 a. de J.C. para formar los pueblos anditas, y continuando hasta su desaparición final de las tierras natales de Mesopotamia, aproximadamente 2.000 años a. de J.C.
78:1.1 (868.3) Aunque la vida mental y la moralidad de las razas estaban en un bajo nivel en el momento de la llegada de Adán, la evolución física había continuado sin verse afectada en absoluto por la crisis de la rebelión de Caligastia. La contribución que Adán hizo a la condición biológica de las razas, a pesar del fracaso parcial de la empresa, mejoró enormemente a los pueblos de Urantia.
78:1.2 (868.4) Adán y Eva también aportaron muchas cosas valiosas al progreso social, moral e intelectual de la humanidad; la presencia de sus descendientes aceleró enormemente la civilización. Pero hace treinta y cinco mil años, el mundo en general poseía poca cultura. Algunos centros de civilización existían aquí y allá, pero la mayor parte de Urantia languidecía en un estado salvaje. La distribución racial y cultural era la siguiente:
78:1.3 (868.5) 1. La raza violeta — los adamitas y los adansonitas. El centro principal de la cultura adamita se encontraba en el segundo jardín, ubicado en el triángulo de los ríos Tigris y Éufrates; ésta fue realmente la cuna de las civilizaciones occidental e india. El centro secundario o septentrional de la raza violeta era la sede adansonita, situada al este de la costa meridional del Mar Caspio, cerca de los montes Kopet. La cultura y el plasma vital que vivificaron inmediatamente a todas las razas se extendieron desde estos dos centros hacia los países circundantes.
78:1.4 (868.6) 2. Los presumerios y otros noditas. En Mesopotamia también estaban presentes, cerca de la desembocadura de los ríos, los restos de la antigua cultura de la época de Dalamatia. A medida que los milenios pasaron, este grupo se mezcló por completo con los adamitas del norte, pero nunca perdió totalmente sus tradiciones noditas. Otros diversos grupos de noditas que se habían asentado en el Levante fueron absorbidos en general por la raza violeta cuando ésta se expandió posteriormente.
78:1.5 (869.1) 3. Los andonitas mantenían cinco o seis colonias bastante representativas al norte y al este de la sede de Adanson. También estaban diseminados por todo el Turquestán, y algunos grupos aislados sobrevivieron en toda Eurasia, sobre todo en las regiones montañosas. Estos aborígenes continuaban ocupando las tierras nórdicas del continente eurasiático así como Islandia y Groenlandia, pero hacía mucho tiempo que habían sido expulsados de las llanuras de Europa por los hombres azules, y de los valles fluviales de la lejana Asia por la raza amarilla en expansión.
78:1.6 (869.2) 4. Los hombres rojos ocupaban las Américas después de haber sido expulsados de Asia más de cincuenta mil años antes de la llegada de Adán.
78:1.7 (869.3) 5. La raza amarilla. Los pueblos chinos controlaban muy bien todo el este de Asia. Sus colonias más avanzadas estaban situadas al noroeste de la China moderna, en las regiones limítrofes con el Tíbet.
78:1.8 (869.4) 6. La raza azul. Los hombres azules estaban diseminados por toda Europa, pero sus mejores centros de cultura estaban situados en los valles entonces fértiles de la cuenca mediterránea y en el noroeste de Europa. La absorción de los neandertales había retrasado enormemente la cultura de los hombres azules, pero aparte de esto eran los más dinámicos, aventureros y exploradores de todos los pueblos evolutivos de Eurasia.
78:1.9 (869.5) 7. La India pre-dravidiana. La mezcla compleja de las razas de la India — que englobaba a todas las razas de la Tierra, pero sobre todo a la verde, la anaranjada y la negra — mantenía una cultura ligeramente superior a la de las regiones exteriores.
78:1.10 (869.6) 8. La civilización sahariana. Los elementos superiores de la raza índiga tenían sus colonias más progresivas en lo que hoy es el gran desierto del Sahara. Este grupo índigo-negro contenía numerosos linajes de las razas anaranjada y verde sumergidas.
78:1.11 (869.7) 9. La cuenca del Mediterráneo. La raza más mezclada fuera de la India ocupaba lo que actualmente es la cuenca mediterránea. Los hombres azules del norte y los saharianos del sur se encontraron y se mezclaron aquí con los noditas y los adamitas del este.
78:1.12 (869.8) Ésta era la imagen del mundo antes de que empezaran las grandes expansiones de la raza violeta, hace aproximadamente veinticinco mil años. La esperanza de una civilización futura se encontraba en el segundo jardín, entre los ríos de Mesopotamia. Aquí, en el suroeste de Asia, existía el potencial de una gran civilización, la posibilidad de difundir por el mundo las ideas y los ideales que se habían salvado desde los tiempos de Dalamatia y la época del Edén.
78:1.13 (869.9) Adán y Eva habían dejado detrás una progenie limitada pero poderosa, y los observadores celestiales que estaban en Urantia esperaban ansiosamente descubrir cómo se desenvolverían estos descendientes del Hijo y la Hija Materiales desviados.
78:2.1 (869.10) Los hijos de Adán trabajaron durante miles de años a lo largo de los ríos de Mesopotamia, resolviendo sus problemas de riego y de control de las inundaciones en el sur, perfeccionando sus defensas en el norte, e intentando preservar sus tradiciones de la gloria del primer Edén.
78:2.2 (869.11) El heroísmo que mostraron en la dirección del segundo jardín constituye una de las epopeyas asombrosas e inspiradoras de la historia de Urantia. Estas almas espléndidas nunca perdieron de vista por completo el objetivo de la misión adámica, y por eso rechazaron valientemente las influencias de las tribus circundantes e inferiores, mientras que enviaron voluntariamente a sus hijos e hijas más escogidos en una oleada ininterrumpida como emisarios entre las razas de la Tierra. Esta expansión agotaba a veces su cultura natal, pero estos pueblos superiores siempre lograron recobrarse.
78:2.3 (870.1) La civilización, la sociedad y la condición cultural de los adamitas estaban muy por encima del nivel general de las razas evolutivas de Urantia. Sólo había una civilización comparable a ella en todos los aspectos, y se encontraba entre las antiguas colonias de Van y Amadón y entre los adansonitas. Pero la civilización del segundo Edén era una estructura artificial — no había sidoproducida por la evolución — y por esta razón estaba condenada a deteriorarse hasta alcanzar un nivel evolutivo natural.
78:2.4 (870.2) Adán dejó tras él una gran cultura intelectual y espiritual, pero no era avanzada en dispositivos mecánicos ya que toda civilización está limitada por los recursos naturales disponibles, el genio inherente y el tiempo libre suficiente para asegurar la realización de los inventos. La civilización de la raza violeta estaba basada en la presencia de Adán y en las tradiciones del primer Edén. Después de la muerte de Adán y a medida que estas tradiciones se difuminaban con el paso de los milenios, el nivel cultural de los adamitas se deterioró continuamente hasta que alcanzó un estado de equilibrio recíproco entre la condición de los pueblos circundantes y las capacidades culturales de la raza violeta que evolucionaban de manera natural.
78:2.5 (870.3) Sin embargo, hacia el año 19.000 a. de J.C., los adamitas formaban una verdadera nación que ascendía a cuatro millones y medio de habitantes, y ya habían derramado a millones de sus descendientes entre los pueblos de los alrededores.
78:3.1 (870.4) La raza violeta conservó las tradiciones pacíficas del Edén durante muchos milenios, lo que explica el gran retraso en llevar a cabo conquistas territoriales. Cuando sufrían la tensión de la superpoblación, en lugar de hacer la guerra para conseguir más territorios, enviaban el excedente de sus habitantes como instructores a las otras razas. El efecto cultural de estas primeras emigraciones no fue duradero, pero la absorción de los educadores, comerciantes y exploradores adamitas fortaleció biológicamente a los pueblos circundantes.
78:3.2 (870.5) Algunos adamitas viajaron pronto hacia el oeste hasta el valle del Nilo; otros se dirigieron hacia el este y penetraron en Asia, pero éstos fueron una minoría. El movimiento en masa de las épocas más tardías se dirigió ampliamente hacia el norte y desde allí hacia el oeste. Se trató, en general, de un avance gradual pero continuo hacia el norte; la mayoría se dirigió hacia el norte, y luego dio la vuelta hacia el oeste alrededor del Mar Caspio hasta penetrar en Europa.
78:3.3 (870.6) Hace aproximadamente veinticinco mil años, un gran número de los elementos adamitas más puros estaban de camino en su largo viaje hacia el norte. A medida que avanzaban en esta dirección se volvieron cada vez menos adámicos, y en la época en que ocuparon el Turquestán, se habían mezclado por completo con las otras razas, principalmente con los noditas. Muy pocos pueblos violetas de pura cepa penetraron profundamente en Europa o Asia.
78:3.4 (870.7) Desde cerca del año 30.000 hasta el 10.000 a. de J.C., en todo el suroeste de Asia se produjeron unas mezclas raciales que hicieron época. Los habitantes de las tierras altas del Turquestán eran un pueblo viril y vigoroso. Una gran parte de la cultura de los tiempos de Van sobrevivía en el noroeste de la India. Más al norte de estas colonias se había conservado lo mejor de los andonitas primitivos. Y estas dos razas, con una cultura y un carácter superiores, fueron absorbidas por los adamitas que se desplazaban hacia el norte. Esta fusión condujo a la adopción de muchas ideas nuevas; facilitó el progreso de la civilización e hizo avanzar considerablemente todas las fases del arte, las ciencias y la cultura social.
78:3.5 (871.1) Cuando el período de las primeras emigraciones adámicas terminó hacia el año 15.000 a. de J.C., ya había más descendientes de Adán en Europa y Asia central que en cualquier otra parte del mundo, incluida Mesopotamia. Las razas azules europeas habían sido ampliamente impregnadas. Todas las regiones meridionales de los países que ahora se llaman Rusia y Turquestán estaban ocupadas por una gran reserva de adamitas mezclados con noditas, andonitas y sangiks rojos y amarillos. Europa del sur y la franja del Mediterráneo estaban ocupadas por una raza mixta de pueblos andonitas y sangiks — anaranjados, verdes e índigos — con una pequeña parte del linaje adamita. Asia Menor y los países de Europa central y oriental estaban habitados por tribus predominantemente andonitas.
78:3.6 (871.2) Una raza mixta de color, enormemente reforzada hacia esta época por la gente que llegaba de Mesopotamia, se había establecido en Egipto y se preparaba para tomar posesión de la cultura en vías de desaparición del valle del Éufrates. Los pueblos negros se adentraban cada vez más en el sur de África y, al igual que la raza roja, estaban prácticamente aislados.
78:3.7 (871.3) La civilización sahariana se había desorganizado a causa de las sequías, y la de la cuenca del Mediterráneo debido a las inundaciones. Las razas azules no habían conseguido desarrollar hasta ese momento una cultura avanzada. Los andonitas continuaban diseminados por las regiones árticas y las de Asia central. Las razas verde y anaranjada habían sido exterminadas como tales. La raza índiga se dirigía hacia el sur de África para empezar allí su lenta degeneración racial que continuó durante mucho tiempo.
78:3.8 (871.4) Los pueblos de la India permanecían estancados, con una civilización que no progresaba; los hombres amarillos consolidaban sus posesiones en Asia central; los hombres cobrizos aún no habían iniciado su civilización en las islas cercanas del Pacífico.
78:3.9 (871.5) Estas distribuciones raciales, unidas a los extensos cambios climáticos, prepararon el escenario del mundo para la inauguración de la era andita de la civilización urantiana. Estas primeras emigraciones abarcaron un período de diez mil años, desde el año 25.000 hasta el 15.000 a. de J.C. Las emigraciones posteriores o anditas se extendieron desde cerca del año 15.000 hasta el 6000 a. de J.C.
78:3.10 (871.6) Las primeras oleadas de adamitas tardaron tanto tiempo en atravesar Eurasia, que una gran parte de su cultura se perdió por el camino. Sólo los anditas más tardíos se desplazaron con la rapidez suficiente como para conservar la cultura edénica a grandes distancias de Mesopotamia.
78:4.1 (871.7) Las razas anditas constituían las mezclas primitivas entre la pura raza violeta y los noditas, más los pueblos evolutivos. Se puede considerar que los anditas contenían en general un porcentaje de sangre adámica mucho mayor que las razas modernas. El término andita se utiliza generalmente para designar a aquellos pueblos cuya herencia racial era entre una sexta y una octava parte violeta. Los urantianos modernos, incluso los de las razas blancas del norte, contienen un porcentaje mucho menor de la sangre de Adán.
78:4.2 (871.8) Los primeros pueblos anditas tuvieron su origen en las regiones colindantes con Mesopotamia hace más de veinticinco mil años, y consistieron en una mezcla de adamitas y noditas. El segundo jardín estaba rodeado de zonas concéntricas donde los habitantes poseían cada vez menos sangre violeta, y la raza andita nació precisamente en la periferia de este crisol racial. Más adelante, cuando los adamitas y los noditas en plena emigración entraron en las regiones entonces fértiles del Turquestán, se mezclaron rápidamente con sus habitantes superiores, y la mezcla racial resultante extendió el tipo andita hacia el norte.
78:4.3 (872.1) Los anditas eran, en todos los campos, la mejor raza humana que había aparecido en Urantia desde los tiempos de los pueblos de puro linaje violeta. Contenían la mayor parte de los tipos superiores de los restos sobrevivientes de las razas adamita y nodita y, más tarde, algunos de los mejores linajes de los hombres amarillos, azules y verdes.
78:4.4 (872.2) Estos primeros anditas no eran arios, sino prearios. No eran blancos, sino preblancos. No eran un pueblo occidental ni un pueblo oriental. Pero la herencia andita es la que confiere a la mezcla políglota de las llamadas razas blancas esa homogeneidad generalizada que ha sido denominada caucasoide.
78:4.5 (872.3) Los descendientes más puros de la raza violeta habían conservado la tradición adámica de buscar la paz, lo que explica por qué los primeros desplazamientos raciales habían tenido más bien el carácter de emigraciones pacíficas. Pero a medida que los adamitas se unieron con los linajes noditas, que ya eran entonces una raza belicosa, sus descendientes anditas se convirtieron, para su época, en los militaristas más hábiles y sagaces que hayan vivido jamás en Urantia. A partir de entonces, los desplazamientos de los mesopotámicos fueron teniendo un carácter cada vez más militar, y se asemejaron más a auténticas conquistas.
78:4.6 (872.4) Estos anditas eran aventureros; tenían inclinaciones errantes. Un aumento de sangre sangik o andonita tendió a estabilizarlos. Pero incluso así, sus descendientes más tardíos no se detuvieron hasta haber circunnavegado el globo y descubierto el último continente lejano.
78:5.1 (872.5) La cultura del segundo jardín sobrevivió durante veinte mil años, pero sufrió un declive continuo hasta cerca del año 15.000 a. de J.C., cuando la regeneración del clero setita y la jefatura de Amosad inauguraron una era brillante. Las oleadas masivas de civilización que se extendieron más tarde por Eurasia siguieron de cerca al gran renacimiento del Jardín, que fue una consecuencia de las numerosas uniones de los adamitas con los noditas mixtos circundantes, lo cual dio origen a los anditas.
78:5.2 (872.6) Estos anditas introdujeron nuevos progresos en toda Eurasia y África del norte. La cultura andita dominaba desde Mesopotamia hasta el Sinkiang, y las emigraciones constantes hacia Europa eran continuamente compensadas con la nueva gente que llegaba de Mesopotamia. Pero no es muy exacto hablar de los anditas como de una raza en la propia Mesopotamia hasta cerca del comienzo de las emigraciones finales de los descendientes mixtos de Adán. Para entonces, las razas mismas del segundo jardín se habían mezclado de tal manera que ya no se podían considerar como adamitas.
78:5.3 (872.7) La civilización del Turquestán se avivaba y renovaba constantemente gracias a la gente que llegaba de Mesopotamia, y principalmente a los jinetes anditas posteriores. La llamada lengua madre aria estaba en proceso de formación en las tierras altas del Turquestán; era una mezcla del dialecto andónico de aquella región con el idioma de los adansonitas y los anditas posteriores. Muchas lenguas modernas se derivan de este lenguaje primitivo de las tribus de Asia central que conquistaron Europa, la India y las regiones superiores de las llanuras de Mesopotamia. Este antiguo idioma dio a las lenguas occidentales esa semejanza que se designa con el apelativo de aria.
78:5.4 (872.8) Hacia el año 12.000 a. de J.C., tres cuartas partes de los descendientes anditas del mundo residían en el norte y el este de Europa, y cuando más tarde se produjo el éxodo final desde Mesopotamia, el sesenta y cinco por ciento de estas últimas oleadas migratorias penetraron en Europa.
78:5.5 (873.1) Los anditas no solamente emigraron hacia Europa sino también hacia el norte de China y la India, mientras que muchos grupos se desplazaron hasta los confines de la Tierra como misioneros, educadores y comerciantes. Efectuaron una aportación considerable a los grupos de pueblos sangiks del norte del Sahara. Pero sólo unos pocos instructores y comerciantes penetraron en África más al sur de la cabecera del Nilo. Más tarde, los anditas mestizos y los egipcios descendieron por las costas orientales y occidentales de África muy por debajo del ecuador, pero no llegaron hasta Madagascar.
78:5.6 (873.2) Estos anditas fueron los conquistadores llamados dravidianos, y más tarde arios, de la India, y su presencia en Asia central mejoró considerablemente a los antepasados de los turanianos. Muchos miembros de esta raza viajaron hasta China tanto por el Sinkiang como por el Tíbet, y añadieron cualidades deseables a los linajes chinos posteriores. De vez en cuando, pequeños grupos se dirigieron hacia el Japón, Formosa, las Indias Orientales y el sur de China, aunque muy pocos entraron en el sur de China por la ruta costera.
78:5.7 (873.3) Ciento treinta y dos miembros de esta raza se embarcaron en una flotilla de barcos pequeños en el Japón y llegaron finalmente hasta América del Sur; por medio de matrimonios mixtos con los nativos de los Andes, dieron nacimiento a los antepasados de los soberanos posteriores de los Incas. Atravesaron el Pacífico en pequeñas etapas, deteniéndose en las numerosas islas que encontraron por el camino. Las islas de Polinesia eran entonces más numerosas y más grandes que en la actualidad, y estos marineros anditas, junto con otros que los siguieron, modificaron biológicamente a su paso a los grupos indígenas. Como consecuencia de la penetración andita, muchos centros florecientes de civilización se desarrollaron en estas tierras ahora sumergidas. La Isla de Pascua fue durante mucho tiempo el centro religioso y administrativo de uno de estos grupos desaparecidos. Pero de todos los anditas que navegaron por el Pacífico en aquellos tiempos lejanos, los ciento treinta y dos mencionados fueron los únicos que llegaron al continente de las Américas.
78:5.8 (873.4) Las conquistas migratorias de los anditas continuaron hasta sus últimas dispersiones entre los años 8000 y 6000 a. de J.C. A medida que salían en masa de Mesopotamia, agotaban continuamente las reservas biológicas de sus tierras natales, al mismo tiempo que fortalecían notablemente a los pueblos circundantes. A todas las naciones donde llegaron aportaron el humor, el arte, la aventura, la música y la manufactura. Eran unos hábiles domesticadores de animales y unos agricultores expertos. Al menos en esta época, su presencia mejoraba generalmente las creencias religiosas y las prácticas morales de las razas más antiguas. Así es como la cultura de Mesopotamia se difundió tranquilamente por Europa, la India, China, África del norte y las Islas del Pacífico.
78:6.1 (873.5) Las tres últimas oleadas de anditas salieron en masa de Mesopotamia entre los años 8000 y 6000 a. de J.C. Estas tres grandes oleadas culturales fueron forzadas a salir de Mesopotamia a causa de la presión de las tribus de las colinas del este y al hostigamiento de los hombres de las llanuras del oeste. Los habitantes del valle del Éufrates y de los territorios adyacentes emprendieron su éxodo final en diversas direcciones:
78:6.2 (873.6) El sesenta y cinco por ciento entró en Europa por la ruta del Mar Caspio para conquistar a las razas blancas que acababan de aparecer — la mezcla de los hombres azules con los primeros anditas — y fusionarse con ellas.
78:6.3 (873.7) El diez por ciento, incluyendo un amplio grupo de sacerdotes setitas, se dirigió hacia el este a través de las tierras altas elamitas hasta la meseta iraní y el Turquestán. Posteriormente, muchos de sus descendientes fueron expulsados con sus hermanos arios desde las regiones del norte hacia la India.
78:6.4 (874.1) El diez por ciento de los mesopotámicos que viajaban hacia el norte se desviaron hacia el este para entrar en el Sinkiang, donde se fusionaron con sus habitantes anditas y amarillos mezclados. La mayoría de los hábiles descendientes de esta unión racial penetró posteriormente en China y contribuyó mucho al mejoramiento inmediato de la rama nórdica de la raza amarilla.
78:6.5 (874.2) El diez por ciento de estos anditas que huían atravesaron Arabia y entraron en Egipto.
78:6.6 (874.3) El cinco por ciento de los anditas, que poseía la cultura más superior del territorio costero cercano a la desembocadura de los ríos Tigris y Éufrates, había evitado mezclarse con los miembros inferiores de las tribus vecinas, y se negaron a abandonar sus hogares. Este grupo representaba la supervivencia de numerosos linajes noditas y adamitas superiores.
78:6.7 (874.4) Los anditas habían evacuado casi por completo esta región hacia el año 6000 a. de J.C., aunque sus descendientes, ampliamente mezclados con las razas sangiks circundantes y los andonitas de Asia Menor, permanecieron allí para presentar batalla a los invasores del norte y del este en una fecha mucho más tardía.
78:6.8 (874.5) La infiltración creciente de los linajes inferiores circundantes puso fin a la época cultural del segundo jardín. La civilización se desplazó hacia el oeste hasta el Nilo y las islas del Mediterráneo, donde continuó prosperando y progresando mucho tiempo después de que su fuente se hubiera deteriorado en Mesopotamia. Esta afluencia sin obstáculos de los pueblos inferiores preparó el camino para la conquista posterior de toda Mesopotamia por los bárbaros del norte, los cuales expulsaron a los linajes capacitados que quedaban. Incluso años después, a los elementos cultos restantes les seguía molestando la presencia de estos invasores ignorantes y toscos.
78:7.1 (874.6) Los habitantes ribereños estaban acostumbrados a que los ríos se desbordaran en ciertas estaciones; estas inundaciones periódicas eran un acontecimiento anual en sus vidas. Pero nuevos peligros amenazaron al valle de Mesopotamia a consecuencia de unos cambios geológicos progresivos que se habían producido en el norte.
78:7.2 (874.7) Durante miles de años después del hundimiento del primer Edén, las montañas cercanas a la costa oriental del Mediterráneo y las del noroeste y nordeste de Mesopotamia continuaron elevándose. Esta elevación de las tierras altas se aceleró enormemente hacia el año 5000 a. de J.C., y este factor, unido a unas nevadas mucho más abundantes en las montañas del norte, produjo cada primavera unas inundaciones sin precedentes en todo el valle del Éufrates. Estas inundaciones primaverales empeoraron cada vez más, de manera que los habitantes de las regiones fluviales fueron empujados con el tiempo hacia las tierras altas del este. Durante cerca de mil años, decenas de ciudades se quedaron prácticamente abandonadas a causa de estos grandes diluvios.
78:7.3 (874.8) Cerca de cinco mil años más tarde, cuando los sacerdotes hebreos cautivos en Babilonia trataron de hacer remontar el origen del pueblo judío hasta los tiempos de Adán, encontraron muchas dificultades para juntar las partes de la historia; entonces a uno de ellos se le ocurrió renunciar al esfuerzo, dejar que el mundo entero se ahogara en su perversidad en la época del diluvio de Noé, y encontrarse así en mejores condiciones para hacer remontar el origen de Abraham directamente hasta uno de los tres hijos sobrevivientes de Noé.
78:7.4 (875.1) Las tradiciones que hablan de una época en que las aguas cubrían toda la superficie de la Tierra son universales. Muchas razas conservan la historia de un diluvio mundial que tuvo lugar en algún momento de las épocas pasadas. La historia bíblica de Noé, el arca y el diluvio es un invento del clero hebreo durante su cautividad en Babilonia. Nunca ha habido un diluvio universal desde que la vida se estableció en Urantia. La única vez que la superficie de la Tierra estuvo completamente cubierta de agua fue durante las épocas arqueozoicas, antes de que la tierra firme empezara a aparecer.
78:7.5 (875.2) Pero Noé vivió realmente; era un viticultor de Aram, una colonia ribereña cerca de Erec. Año tras año conservaba sus anotaciones escritas sobre los períodos de las crecidas del río. Fue objeto de una gran irrisión mientras recorría el valle del río de arriba abajo recomendando que todas las casas se construyeran de madera, en forma de barco, y que los animales de la familia se subieran a bordo todas las noches cuando se acercara la estación de las inundaciones. Cada año se desplazaba hasta las colonias ribereñas vecinas y les avisaba de la fecha en que se producirían las inundaciones. Finalmente llegó un año en que las inundaciones anuales aumentaron considerablemente debido a fuertes aguaceros poco habituales, de manera que la crecida repentina de las aguas destruyó todo el pueblo; sólo Noé y su familia directa se salvaron en su casa flotante.
78:7.6 (875.3) Estas inundaciones terminaron de disgregar la civilización andita. Al final de este período de diluvios, el segundo jardín había dejado de existir. Sólo subsistió algún rastro de su antigua gloria en el sur y entre los sumerios.
78:7.7 (875.4) Los restos de esta civilización, una de las más antiguas, se pueden encontrar en estas regiones de Mesopotamia así como al nordeste y al noroeste de ellas. Pero los vestigios aún más antiguos de la época de Dalamatia existen bajo las aguas del Golfo Pérsico, y el primer Edén yace sumergido bajo el extremo oriental del Mar Mediterráneo.
78:8.1 (875.5) Cuando la última dispersión de los anditas rompió la espina dorsal biológica de la civilización mesopotámica, una pequeña minoría de esta raza superior permaneció en su tierra natal cerca de la desembocadura de los ríos. Eran los sumerios; hacia el año 6000 a. de J.C., su linaje se había vuelto en gran parte andita, aunque el carácter de su cultura era más exactamente nodita, y se aferraban a las antiguas tradiciones de Dalamatia. Sin embargo, estos sumerios de las regiones costeras eran los últimos anditas de Mesopotamia. Pero en esta fecha tardía las razas de Mesopotamia ya estaban completamente mezcladas, tal como lo demuestran los tipos de cráneos encontrados en las tumbas de esta época.
78:8.2 (875.6) Susa prosperó enormemente durante los tiempos de las inundaciones. La primera ciudad, la más baja, se inundó, de manera que la segunda ciudad, o más alta, sucedió a la primera como centro de las artesanías particulares de aquella época. Cuando estas inundaciones disminuyeron posteriormente, Ur se convirtió en el centro de la industria alfarera. Hace unos siete mil años, Ur se encontraba en el Golfo Pérsico; desde entonces los depósitos de aluvión han elevado las tierras hasta sus límites actuales. Estas colonias sufrieron menos los efectos de las inundaciones debido a sus obras de protección más adecuadas y al ensanchamiento de la desembocadura de los ríos.
78:8.3 (875.7) Los pacíficos cultivadores de cereales de los valles del Tigris y el Éufrates habían sido acosados durante mucho tiempo por las correrías de los bárbaros del Turquestán y de la meseta iraní. Pero en aquella época, la creciente sequía de los pastos de las tierras altas provocó una invasión concertada del valle del Éufrates. Esta invasión fue aún más grave porque estos pastores y cazadores de los alrededores poseían una gran cantidad de caballos domados. La posesión de los caballos les dio una enorme superioridad militar sobre sus ricos vecinos del sur. En poco tiempo invadieron toda Mesopotamia y expulsaron a las últimas oleadas de cultura, que se esparcieron por toda Europa, Asia occidental y África del norte.
78:8.4 (876.1) Estos conquistadores de Mesopotamia llevaban entre sus filas a un gran número de los mejores descendientes anditas de las razas mixtas nórdicas del Turquestán, incluyendo a algunos linajes adansonitas. Estas tribus del norte, menos avanzadas pero más vigorosas, asimilaron rápida y voluntariamente los restos de la civilización mesopotámica, y pronto se convirtieron en los pueblos mixtos que se encontraban en el valle del Éufrates al principio de los tiempos históricos. Restablecieron rápidamente muchas fases de la civilización moribunda de Mesopotamia, adoptando las artes de las tribus del valle y una gran parte de la cultura de los sumerios. Trataron incluso de construir una tercera torre de Babel, y más tarde adoptaron este nombre para designar a su nación.
78:8.5 (876.2) Cuando estos jinetes bárbaros procedentes del nordeste invadieron todo el valle del Éufrates, no lograron conquistar a los supervivientes anditas que vivían cerca de la desembocadura del río en el Golfo Pérsico. Estos sumerios fueron capaces de defenderse gracias a su inteligencia superior, a sus mejores armas y al extenso sistema de canales militares que habían añadido a sus métodos de riego por estanques comunicantes. Formaban un pueblo unido porque tenían una religión colectiva uniforme. De esta manera pudieron mantener su integridad racial y nacional hasta mucho tiempo después de que sus vecinos del noroeste se dividieran en ciudades-Estado aisladas. Ninguno de estos grupos urbanos fue capaz de vencer a los sumerios unidos.
78:8.6 (876.3) Los invasores del norte aprendieron pronto a confiar en estos sumerios amantes de la paz y a apreciar sus aptitudes como educadores y administradores. Fueron muy respetados y solicitados como instructores de las artes y la industria, como directores comerciales y como gobernantes civiles por todos los pueblos del norte, y desde Egipto en el oeste hasta la India en el este.
78:8.7 (876.4) Después de la desintegración de la primera confederación sumeria, las ciudades-Estado posteriores fueron gobernadas por los descendientes apóstatas de los sacerdotes setitas. Estos sacerdotes sólo se dieron el nombre de reyes cuando conquistaron las ciudades vecinas. Los reyes posteriores de estas ciudades no lograron formar unas confederaciones poderosas antes de la época de Sargón porque eran celosos de sus deidades. Cada ciudad creía que su dios municipal era superior a todos los demás dioses, y por tanto se negaban a someterse a un jefe común.
78:8.8 (876.5) Sargón, el sacerdote de Kish, terminó con este largo período de gobiernos débiles de los sacerdotes urbanos; se proclamó rey y emprendió la conquista de toda Mesopotamia y de los países limítrofes. Esto puso fin, por el momento, a las ciudades-Estado gobernadas y tiranizadas por los sacerdotes, donde cada ciudad tenía su propio dios municipal y sus prácticas ceremoniales particulares.
78:8.9 (876.6) A la desintegración de esta confederación de Kish le siguió un largo período de continuas guerras por la supremacía entre estas ciudades del valle. La soberanía alternó de manera diversa entre Sumer, Accad, Kish, Erec, Ur y Susa.
78:8.10 (876.7) Cerca del año 2500 a. de J.C., los sumerios sufrieron graves derrotas a manos de los suitas y los guitas del norte. Lagash, la capital sumeria construida sobre montículos aluviales, cayó. Erec resistió durante treinta años después de la caída de Accad. En la época del establecimiento del reinado de Hamurabi, los sumerios habían sido absorbidos en la masa de los semitas del norte, y los anditas de Mesopotamia desaparecieron de las páginas de la historia.
78:8.11 (877.1) Entre los años 2500 y 2000 a. de J.C., los nómadas anduvieron destrozándolo todo a su paso desde el Atlántico hasta el Pacífico. Los neritas constituyeron la emanación final del grupo caspio de los descendientes mesopotámicos de las razas andonitas y anditas mezcladas. Los cambios climáticos posteriores consiguieron realizar aquello que los bárbaros no lograron hacer para llevar a cabo la ruina de Mesopotamia.
78:8.12 (877.2) Y ésta es la historia de la raza violeta después de la época de Adán, y del destino de su tierra natal entre el Tigris y el Éufrates. Su antigua civilización cayó finalmente debido a la emigración de los pueblos superiores y a la inmigración de sus vecinos inferiores. Pero mucho antes de que los jinetes bárbaros conquistaran el valle, una gran parte de la cultura del jardín se había extendido por Asia, África y Europa, para producir allí los fermentos que dieron como resultado la civilización urantiana del siglo veinte.
78:8.13 (877.3) [Presentado por un Arcángel de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 79
79:0.1 (878.1) ASIA es la cuna de la raza humana. Andón y Fonta nacieron precisamente en una península del sur de este continente, y en las regiones montañosas de lo que hoy es Afganistán, su descendiente Badonán fundó un centro primitivo de cultura que sobrevivió durante más de medio millón de años. Aquí, en este centro oriental de la raza humana, los pueblos sangiks se diferenciaron del linaje andonita, y Asia fue su primer hogar, su primer territorio de caza, su primer campo de batalla. El suroeste de Asia fue testigo de las civilizaciones sucesivas de dalamatianos, noditas, adamitas y anditas, y los potenciales de la civilización moderna se extendieron desde estas regiones hacia todo el mundo.
79:1.1 (878.2) Durante más de veinticinco mil años, hasta cerca del año 2000 a. de J.C., el corazón de Eurasia fue predominantemente andita, aunque esta influencia fue disminuyendo. En las tierras bajas del Turquestán, los anditas se desviaron hacia el oeste alrededor de los lagos interiores para entrar en Europa, mientras que desde las tierras altas de esta región se infiltraron hacia el este. El Turquestán oriental (Sinkiang), y en menor grado el Tíbet, fueron las antiguas puertas por las que estos pueblos de Mesopotamia penetraron en las montañas que conducían hacia las tierras nórdicas de los hombres amarillos. La infiltración andita en la India partió de las regiones montañosas del Turquestán hasta entrar en el Punjab, y de los pastos iraníes a través del Baluchistán. Estas emigraciones primitivas no tuvieron en ningún sentido el carácter de conquistas; se trataron más bien del desplazamiento continuo de las tribus anditas hacia el oeste de la India y China.
79:1.2 (878.3) Los centros de la cultura mixta andita sobrevivieron durante cerca de quince mil años en la cuenca del río Tarim en el Sinkiang, y hacia el sur en las regiones montañosas del Tíbet, donde los anditas y los andonitas se habían mezclado ampliamente. El valle del Tarim era el puesto oriental más avanzado de la verdadera cultura andita. Aquí establecieron sus colonias y empezaron a tener relaciones comerciales con los chinos progresivos hacia el este y con los andonitas hacia el norte. En aquella época, la región del Tarim poseía tierras fértiles y las lluvias eran abundantes. Hacia el este, el Gobi era una extensa pradera donde los pastores se iban transformando gradualmente en agricultores. Esta civilización pereció cuando los vientos de las lluvias cambiaron hacia el sudeste, pero en su momento rivalizó con la misma Mesopotamia.
79:1.3 (878.4) Hacia el año 8000 a. de J.C., la aridez lentamente creciente de las regiones montañosas de Asia central empezó a arrojar a los anditas hacia el fondo de los valles y las costas marítimas. Esta sequía cada vez mayor no solamente los empujó hacia los valles del Nilo, del Éufrates, del Indo y del Río Amarillo, sino que produjo un nuevo desarrollo en la civilización andita. Una nueva clase de hombres, los comerciantes, empezó a aparecer en grandes cantidades.
79:1.4 (879.1) Cuando las condiciones climáticas hicieron que la caza fuera poco provechosa para los anditas en plena emigración, éstos no siguieron la trayectoria evolutiva de las razas más antiguas convirtiéndose en pastores. El comercio y la vida urbana hicieron su aparición. Desde Egipto, Mesopotamia y el Turquestán hasta los ríos de China y la India, las tribus más civilizadas empezaron a congregarse en ciudades dedicadas a la manufactura y el comercio. Adonia, situada cerca de la ciudad actual de Ashjabad, se convirtió en la metrópolis comercial de Asia central. El comercio de las piedras, los metales, la madera y la alfarería se desarrolló rápidamente tanto por vía terrestre como por vía fluvial.
79:1.5 (879.2) Pero la creciente sequía provocó gradualmente el gran éxodo andita desde las tierras situadas al sur y al este del Mar Caspio. El flujo migratorio hacia el norte empezó a dirigirse hacia el sur, y la caballería de Babilonia empezó a entrar en Mesopotamia.
79:1.6 (879.3) La aridez creciente en Asia central contribuyó además a reducir la población y a hacer que estos pueblos fueran menos belicosos; y cuando las lluvias cada vez más escasas en el norte forzaron a los andonitas nómadas a dirigirse hacia el sur, se produjo un enorme éxodo de anditas desde el Turquestán. Ésta fue la penetración final de los pueblos llamados arios en el Levante y la India. Marcó el punto culminante de la larga dispersión de los descendientes mixtos de Adán, durante la cual estas razas superiores mejoraron hasta cierto punto a todos los pueblos asiáticos y a la mayoría de los pueblos insulares del Pacífico.
79:1.7 (879.4) Así, mientras se dispersaban por el hemisferio oriental, los anditas fueron desposeídos de sus tierras natales de Mesopotamia y del Turquestán, ya que este inmenso desplazamiento de los andonitas hacia el sur fue el que diluyó a los anditas en Asia central hasta el punto de casi hacerlos desaparecer.
79:1.8 (879.5) Pero incluso en el siglo veinte después de Cristo, aún quedan restos de sangre andita entre los pueblos turanianos y tibetanos, tal como se puede observar en los tipos rubios que se encuentran de vez en cuando en estas regiones. Los anales chinos primitivos describen la presencia de nómadas pelirrojos al norte de las pacíficas colonias del Río Amarillo, y aún se conservan pinturas que representan fielmente la presencia tanto del tipo rubio andita como del moreno mongol en la cuenca del Tarim de otros tiempos.
79:1.9 (879.6) La última gran manifestación del genio militar latente de los anditas de Asia central se produjo en el año 1200 d. de J.C. cuando los mongoles, bajo el mando de Gengis Kan, empezaron la conquista de la mayor parte del continente asiático. Y al igual que los antiguos anditas, estos guerreros proclamaron la existencia de «un solo Dios en el cielo». La desintegración prematura de su imperio retrasó durante mucho tiempo el intercambio cultural entre Oriente y Occidente, y obstaculizó enormemente el crecimiento de un concepto monoteísta en Asia.
79:2.1 (879.7) La India es el único lugar donde todas las razas de Urantia estaban mezcladas, y la invasión andita añadió el último linaje. Las razas sangiks surgieron a la existencia en las regiones montañosas del noroeste de la India, y en sus comienzos, los miembros de cada raza penetraron sin excepción en el subcontinente de la India, dejando tras ellos la mezcla de razas más heterogénea que jamás haya existido en Urantia. La India antigua fue como un territorio sin salida para las razas que emigraban. La base de la península era antiguamente un poco más angosta que ahora, pues una gran parte de los deltas del Indo y del Ganges se ha formado en los últimos cincuenta mil años.
79:2.2 (879.8) Las primeras mezclas raciales en la India consistieron en una fusión de las razas migratorias roja y amarilla con los aborígenes andonitas. Este grupo se debilitó más tarde debido a la absorción de la mayor parte de los pueblos verdes orientales ahora extintos, así como de una gran cantidad de individuos de la raza anaranjada; mejoró ligeramente gracias a una mezcla limitada con el hombre azul, pero se deterioró extremadamente al asimilar un gran número de miembros de la raza índiga. Pero los llamados aborígenes de la India apenas son representativos de estos pueblos primitivos; forman más bien la franja más inferior del sur y del este, que nunca fue completamente absorbida por los primeros anditas ni por sus primos arios que aparecieron más tarde.
79:2.3 (880.1) Hacia el año 20.000 a. de J.C., la población del oeste de la India ya se había impregnado de sangre adámica, y ningún otro pueblo, en toda la historia de Urantia, combinó nunca tantas razas diferentes. Pero es lamentable que predominaran los linajes sangiks secundarios, y fue una auténtica calamidad que los hombres rojos y azules estuvieran tan poco representados en este crisol racial del pasado lejano. Una mayor cantidad de linajes sangiks primarios hubiera contribuido mucho a realzar una civilización que podría haber sido mucho más importante. Tal como se desarrollaron las cosas, los hombres rojos se destruían en las Américas, los hombres azules retozaban en Europa, y los primeros hijos de Adán (así como la mayoría de sus descendientes) mostraban pocos deseos de mezclarse con los pueblos de color más oscuro, ya fuera en la India, en África o en otras partes.
79:2.4 (880.2) Hacia el año 15.000 a. de J.C., la presión creciente de la población en todo el Turquestán e Irán produjo la primera emigración realmente importante de los anditas hacia la India. Durante más de quince siglos, estos pueblos superiores entraron en masa a través de las regiones montañosas del Baluchistán, diseminándose por los valles del Indo y del Ganges y desplazándose lentamente hacia el sur dentro del Decán. Esta presión andita procedente del noroeste expulsó a muchos pueblos inferiores del sur y del este hacia Birmania y el sur de China, pero no lo suficiente como para salvar a los invasores de la extinción racial.
79:2.5 (880.3) La India no consiguió su hegemonía sobre Eurasia debido principalmente a un problema de topografía. La presión de los pueblos que venían del norte se limitó a empujar a la mayoría de la gente hacia el sur, hacia el territorio cada vez más pequeño del Decán, rodeado por el mar por todas partes. Si hubiera habido tierras adyacentes para la emigración, entonces los pueblos inferiores se hubieran diseminado en todas direcciones, y los linajes superiores habrían establecido una civilización más elevada.
79:2.6 (880.4) Tal como se desarrollaron las cosas, estos conquistadores anditas primitivos hicieron un esfuerzo desesperado por conservar su identidad y detener la marea de la sumersión racial, estableciendo restricciones rígidas para los matrimonios mixtos. A pesar de todo, hacia el año 10.000 a. de J.C., los anditas habían sido absorbidos, pero toda la masa de la población había mejorado notablemente gracias a esta absorción.
79:2.7 (880.5) Las mezclas raciales siempre son ventajosas, ya que favorecen una cultura polifacética y contribuyen al progreso de la civilización, pero si predominan los elementos inferiores de los linajes raciales, estos logros serán de corta duración. Una cultura políglota sólo se puede conservar si los linajes superiores se reproducen con un margen de seguridad sobre los inferiores. La multiplicación incontrolada de los inferiores, unida a la reproducción decreciente de los superiores, conduce infaliblemente al suicidio de la civilización cultural.
79:2.8 (880.6) Si los conquistadores anditas hubieran sido tres veces más numerosos de lo que lo fueron, o si hubieran expulsado o destruido a la tercera parte menos deseable de los habitantes anaranjados, verdes e índigos mezclados, entonces la India se hubiera convertido en uno de los principales centros mundiales de la civilización cultural, y hubiera atraído indudablemente a una mayor cantidad de las oleadas posteriores de mesopotámicos que inundaron el Turquestán y desde allí se dirigieron hacia el norte hasta llegar a Europa.
79:3.1 (881.1) La mezcla de los conquistadores anditas de la India con el linaje nativo se tradujo finalmente en la aparición de los pueblos mixtos que han sido llamados dravidianos. Los primeros dravidianos más puros poseían una gran capacidad para los logros culturales, que se debilitó continuamente a medida que su herencia andita se atenuó de manera progresiva. Y esto fue lo que condenó al fracaso a la civilización en ciernes de la India hace cerca de doce mil años. Pero incluso la inyección de esta pequeña cantidad de sangre de Adán produjo una aceleración apreciable del desarrollo social. Este linaje compuesto dio inmediatamente nacimiento a la civilización más polifacética que existía entonces en la Tierra.
79:3.2 (881.2) Poco tiempo después de conquistar la India, los anditas dravidianos perdieron su contacto racial y cultural con Mesopotamia, pero estas relaciones se restablecieron gracias a la apertura posterior de las líneas marítimas y de las rutas de las caravanas. En los últimos diez mil años, la India no ha estado en ningún momento totalmente desconectada de Mesopotamia en el oeste y de China en el este, aunque las barreras montañosas favorecían enormemente el intercambio con el oeste.
79:3.3 (881.3) La cultura superior y las tendencias religiosas de los pueblos de la India datan de los primeros tiempos de la dominación dravidiana y se deben, en parte, al hecho de que un gran número de sacerdotes setitas entró en la India tanto con las primeras invasiones anditas como con las invasiones arias posteriores. El hilo conductor de monoteísmo que atraviesa la historia religiosa de la India proviene así de las enseñanzas de los adamitas en el segundo jardín.
79:3.4 (881.4) En una fecha tan temprana como el año 16.000 a. de J.C., un grupo de cien sacerdotes setitas penetró en la India y estuvo a punto de conquistar religiosamente la mitad occidental de este pueblo políglota, pero su religión no sobrevivió. En el espacio de cinco mil años, sus doctrinas sobre la Trinidad del Paraíso habían degenerado en el símbolo trino del dios del fuego.
79:3.5 (881.5) Pero durante más de siete mil años y hasta el final de las emigraciones anditas, el nivel religioso de los habitantes de la India fue muy superior al del resto del mundo. Durante aquellos tiempos, la India prometía dar nacimiento a la civilización cultural, religiosa, filosófica y comercial más avanzada del mundo. Si los anditas no hubieran sido completamente absorbidos por los pueblos del sur, este destino probablemente se hubiera realizado.
79:3.6 (881.6) Los centros culturales dravidianos estaban situados en los valles de los ríos, principalmente del Indo y del Ganges, y en el Decán a lo largo de los tres grandes ríos que fluyen a través de los Ghates orientales hacia el mar. Las colonias a lo largo de la costa de los Ghates occidentales debieron su importancia a las relaciones marítimas con Sumeria.
79:3.7 (881.7) Los dravidianos figuran entre los primeros pueblos que construyeron ciudades y que se dedicaron a un extenso comercio de importaciones y exportaciones, tanto por tierra como por mar. Hacia el año 7000 a. de J.C., las caravanas de camellos viajaban regularmente hasta la lejana Mesopotamia. Los barcos dravidianos navegaban a lo largo de la costa a través del mar de Arabia hasta las ciudades sumerias del Golfo Pérsico, y se aventuraban en las aguas del Golfo de Bengala hasta las Indias Orientales. Estos navegantes y mercaderes importaron de Sumeria un alfabeto así como el arte de la escritura.
79:3.8 (881.8) Estas relaciones comerciales contribuyeron enormemente a diversificar aún más una cultura ya cosmopolita, provocando la rápida aparición de una gran parte de los refinamientos, e incluso de los lujos, de la vida urbana. Cuando los arios que llegaron más tarde entraron en la India, no reconocieron en los dravidianos a sus primos anditas ya absorbidos por las razas sangiks, pero sí encontraron una civilización bien desarrollada. A pesar de sus limitaciones biológicas, los dravidianos habían fundado una civilización superior que se había difundido por toda la India y que ha sobrevivido en el Decán hasta los tiempos modernos.
79:4.1 (882.1) La segunda penetración andita en la India fue la invasión aria que tuvo lugar durante un período de casi quinientos años a mediados del tercer milenio a. de J.C. Esta emigración marcó el éxodo final de los anditas desde sus tierras natales del Turquestán.
79:4.2 (882.2) Los primeros centros arios estaban diseminados por la mitad norte de la India, sobre todo en el noroeste. Estos invasores no completaron nunca la conquista del país, y esta negligencia causó posteriormente su ruina porque su inferioridad numérica los hizo vulnerables a la absorción por los dravidianos del sur, que invadieron más tarde toda la península, a excepción de las provincias del Himalaya.
79:4.3 (882.3) Los arios dejaron muy poca huella racial en la India, salvo en las provincias del norte. Su influencia en el Decán fue cultural y religiosa más bien que racial. La permanencia más prolongada de la llamada sangre aria en el norte de la India no se debe solamente a su presencia más numerosa en estas regiones, sino también al hecho de que fueron reforzados por los conquistadores, comerciantes y misioneros posteriores. Hasta el primer siglo antes de Cristo hubo una continua infiltración de sangre aria en el Punjab, y la última afluencia se produjo en el momento de las campañas de los pueblos helénicos.
79:4.4 (882.4) Los arios y los dravidianos se mezclaron finalmente en las llanuras del Ganges y dieron nacimiento a una cultura elevada; este centro fue reforzado más tarde con las aportaciones del nordeste procedentes de China.
79:4.5 (882.5) En la India florecieron de vez en cuando muchos tipos de organizaciones sociales, desde los sistemas semidemocráticos de los arios hasta las formas de gobierno despóticas y monárquicas. Pero el rasgo más característico de la sociedad fue la persistencia de las grandes castas sociales instituidas por los arios en un esfuerzo por perpetuar su identidad racial. Este elaborado sistema de castas se ha conservado hasta la época actual.
79:4.6 (882.6) De las cuatro grandes castas existentes, todas, a excepción de la primera, fueron establecidas con la inútil finalidad de impedir la fusión racial de los conquistadores arios con sus súbditos inferiores. Pero la casta principal, la de los sacerdotes-instructores, proviene de los setitas. Los brahmanes del siglo veinte después de Cristo son los descendientes culturales en línea directa de los sacerdotes del segundo jardín, aunque sus enseñanzas difieren enormemente de las de sus ilustres predecesores.
79:4.7 (882.7) Cuando los arios penetraron en la India, llevaban consigo sus conceptos de la Deidad tal como éstos se habían conservado en las tradiciones sobrevivientes de la religión del segundo jardín. Pero los sacerdotes brahmanes nunca fueron capaces de oponerse al ímpetu pagano fortalecido por el contacto repentino con las religiones inferiores del Decán después de la desaparición racial de los arios. La gran mayoría de la población cayó así en el cautiverio de las supersticiones esclavizantes de las religiones inferiores; y así es como la India no logró producir la civilización elevada que se había presagiado en épocas anteriores.
79:4.8 (882.8) El despertar espiritual del siglo sexto antes de Cristo no sobrevivió en la India, e incluso había desaparecido antes de la invasión mahometana. Pero algún día es posible que surja un Gautama aún más grande que conduzca a toda la India a la búsqueda del Dios viviente, y entonces el mundo podrá observar la realización de los potenciales culturales de un pueblo multifacético que ha permanecido tanto tiempo en coma bajo la influencia paralizante de una visión espiritual no progresiva.
79:4.9 (883.1) La cultura descansa sobre una base biológica, pero las castas por sí solas no podían perpetuar la cultura aria, porque la religión, la verdadera religión, es la fuente indispensable de esa energía más elevada que impulsa a los hombres a establecer una civilización superior basada en la fraternidad humana.
79:5.1 (883.2) Mientras que la historia de la India es la historia de la conquista de los anditas y de su absorción final por los pueblos evolutivos más antiguos, la historia de Asia oriental es más bien la historia de los sangiks primarios, en particular de los hombres rojos y amarillos. Estas dos razas evitaron en gran parte mezclarse con el linaje degradado de Neandertal que tanto retrasó a los hombres azules en Europa, conservando así el potencial superior del tipo sangik primario.
79:5.2 (883.3) Los primeros hombres de Neandertal se habían extendido a todo lo ancho de Eurasia, pero la rama oriental era la que estaba más contaminada con las cepas animales degradadas. Estos tipos subhumanos fueron empujados hacia el sur por el quinto glaciar, por la misma capa de hielo que bloqueó durante tanto tiempo la emigración sangik hacia el este de Asia. Cuando el hombre rojo se dirigió hacia el nordeste bordeando las regiones montañosas de la India, encontró que el nordeste de Asia estaba libre de estos tipos subhumanos. Las razas rojas se organizaron en tribus más pronto que todos los demás pueblos, y fueron las primeras que emigraron del centro sangik de Asia central. Los linajes inferiores de Neandertal fueron destruidos o expulsados del continente por las tribus amarillas que emigraron más tarde. Pero el hombre rojo había reinado de manera suprema en el este de Asia durante cerca de cien mil años antes de que llegaran las tribus amarillas.
79:5.3 (883.4) Hace más de trescientos mil años, la masa principal de la raza amarilla entró en China bajo la forma de emigrantes que subían por la costa desde el sur. Cada milenio penetraron más hacia el interior, pero no entablaron contacto con sus hermanos tibetanos migratorios hasta una época relativamente reciente.
79:5.4 (883.5) La presión creciente de la población hizo que la raza amarilla que se desplazaba hacia el norte empezara a penetrar en los territorios de caza del hombre rojo. Esta intrusión, unida a un antagonismo racial natural, culminó en hostilidades crecientes, y así empezó la lucha decisiva por las tierras fértiles del Asia lejana.
79:5.5 (883.6) El relato de esta contienda secular entre las razas roja y amarilla es una epopeya de la historia de Urantia. Durante más de doscientos mil años, estas dos razas superiores libraron una guerra encarnizada e incesante. Los hombres rojos vencieron generalmente en las primeras batallas y sus incursiones hicieron estragos entre las colonias amarillas. Pero los hombres amarillos eran unos buenos alumnos en el arte de la guerra, y pronto manifestaron una destacada capacidad para vivir en paz con sus compatriotas. Los chinos fueron los primeros en aprender que la unión hace la fuerza. Las tribus rojas continuaron con sus conflictos de aniquilación mutua, y pronto empezaron a sufrir repetidas derrotas a manos de los agresivos e implacables chinos, que continuaban su marcha inexorable hacia el norte.
79:5.6 (883.7) Hace cien mil años, las tribus diezmadas de la raza roja se encontraban luchando de espaldas a los hielos del último glaciar en retroceso, y cuando el pasaje terrestre hacia el este por el istmo de Bering se hizo transitable, estas tribus no tardaron en abandonar las costas inhóspitas del continente asiático. Hace ahora ochenta y cinco mil años que los últimos hombres rojos de raza pura partieron de Asia, pero la larga lucha dejó su huella genética sobre la raza amarilla victoriosa. Los pueblos chinos del norte, junto con los siberianos andonitas, asimilaron una gran parte del linaje rojo y obtuvieron con ello un beneficio considerable.
79:5.7 (884.1) Los indios norteamericanos nunca se pusieron en contacto ni siquiera con los descendientes anditas de Adán y Eva, ya que habían sido desposeídos de sus tierras natales de Asia unos cincuenta mil años antes de la llegada de Adán. Durante la época de las emigraciones anditas, los linajes rojos puros se estaban diseminando por América del Norte como tribus nómadas, como cazadores que practicaban la agricultura en pequeña medida. Estas razas y grupos culturales permanecieron casi completamente aislados del resto del mundo desde su llegada a las Américas hasta el final del primer milenio de la era cristiana, cuando fueron descubiertos por las razas blancas de Europa. Hasta ese momento, los esquimales eran lo más parecido a un hombre blanco que las tribus nórdicas de hombres rojos hubieran visto nunca.
79:5.8 (884.2) Las razas roja y amarilla son las únicas razas humanas que alcanzaron un alto grado de civilización fuera de la influencia de los anditas. El centro cultural amerindio más antiguo fue el de Onamonalontón, en California, pero en el año 35.000 a. de J.C. hacía mucho tiempo que había desaparecido. En Méjico, en América Central y en las montañas de América del Sur, las civilizaciones posteriores y más duraderas fueron fundadas por una raza predominantemente roja, pero que contenía una mezcla considerable de componentes amarillos, anaranjados y azules.
79:5.9 (884.3) Estas civilizaciones fueron un producto evolutivo de los sangiks, aunque una pequeña cantidad de sangre andita llegó hasta el Perú. A excepción de los esquimales en América del Norte y de algunos anditas polinesios en América del Sur, los pueblos del hemisferio occidental no tuvieron ningún contacto con el resto del mundo hasta el final del primer milenio después de Cristo. En el plan original de los Melquisedeks para mejorar las razas de Urantia se había establecido que un millón de descendientes en línea directa de Adán irían hasta las Américas para elevar a los hombres rojos.
79:6.1 (884.4) Algún tiempo después de haber expulsado a los hombres rojos hacia América del Norte, los chinos en expansión echaron a los andonitas de los valles fluviales del este de Asia, empujándolos hacia Siberia en el norte y hacia el Turquestán en el oeste, donde pronto se pondrían en contacto con la cultura superior de los anditas.
79:6.2 (884.5) Las culturas de la India y de China se unieron y se mezclaron en Birmania y en la península de Indochina para dar nacimiento a las civilizaciones sucesivas de estas regiones. Aquí, la raza verde desaparecida ha subsistido en mayor proporción que en cualquier otra parte del mundo.
79:6.3 (884.6) Muchas razas diferentes ocuparon las islas del Pacífico. En general, las islas del sur, que eran entonces más grandes, estaban habitadas por pueblos que tenían un alto porcentaje de sangre verde e índiga. Las islas del norte estaban dominadas por los andonitas, y más tarde por razas que contenían una gran proporción de los linajes rojos y amarillos. Los antepasados del pueblo japonés no fueron arrojados del continente hasta el año 12.000 a. de J.C., momento en que fueron expulsados debido a la poderosa presión de las tribus chinas nórdicas que se dirigían hacia el sur a lo largo de la costa. Su éxodo final no se debió tanto a la presión de la población como a la iniciativa de un cacique a quien llegaron a considerar como un personaje divino.
79:6.4 (885.1) Al igual que los pueblos de la India y del Levante, las tribus victoriosas de los hombres amarillos establecieron sus primeros centros a lo largo de la costa y remontando el curso de los ríos. A las colonias costeras les fue mal en los años posteriores a medida que las inundaciones crecientes y el curso cambiante de los ríos hicieron insostenible la vida en las ciudades de las tierras bajas.
79:6.5 (885.2) Hace veinte mil años, los antepasados de los chinos habían construido una docena de poderosos centros de cultura y enseñanza primitivas, especialmente a lo largo del Río Amarillo y del Yang-tsé. Estos centros empezaron luego a reforzarse con la llegada de una corriente continua de pueblos mixtos superiores procedentes del Sinkiang y del Tíbet. La emigración desde el Tíbet hacia el valle del Yang-tsé no fue tan grande como en el norte, y los centros tibetanos tampoco eran tan avanzados como los de la cuenca del Tarim. Pero los dos movimientos migratorios llevaron cierta cantidad de sangre andita hacia las colonias ribereñas del este.
79:6.6 (885.3) La superioridad de la antigua raza amarilla se debía a cuatro grandes factores:
79:6.7 (885.4) 1. El factor genético. A diferencia de sus primos azules de Europa, tanto la raza roja como la amarilla se habían librado ampliamente de mezclarse con los linajes humanos degradados. Los chinos del norte, ya reforzados con pequeñas cantidades de los linajes rojos y andonitas superiores, iban a beneficiarse pronto de una afluencia considerable de sangre andita. A los chinos del sur no les fue tan bien en este sentido; ya habían sufrido durante mucho tiempo las consecuencias de la absorción de la raza verde, y más tarde se debilitaron aún más debido a la infiltración de una multitud de pueblos inferiores que fueron expulsados de la India por la invasión andito-dravidiana. Hoy día existe en China una clara diferencia entre las razas del norte y las del sur.
79:6.8 (885.5) 2. El factor social. La raza amarilla aprendió muy pronto el valor de vivir en paz entre ellos. Su pacifismo interno contribuyó de tal manera a aumentar la población, que aseguró la diseminación de su civilización entre millones de personas. Desde el año 25.000 hasta el 5000 a. de J.C., la mayor cantidad de hombres civilizados de Urantia se encontraba en el centro y norte de China. El hombre amarillo fue el primero que logró una solidaridad racial — el primero que alcanzó una civilización cultural, social y política a gran escala.
79:6.9 (885.6) Los chinos del año 15.000 a. de J.C. eran unos militaristas enérgicos; no se habían debilitado a causa de un respeto excesivo por el pasado, y como eran menos de doce millones, formaban una masa compacta que hablaba un idioma común. Durante esta época construyeron una verdadera nación, mucho más unida y homogénea que sus uniones políticas de los tiempos históricos.
79:6.10 (885.7) 3. El factor espiritual. Durante la era de las emigraciones anditas, los chinos se encontraban entre los pueblos más espirituales de la Tierra. Su prolongada adhesión al culto de la Verdad Única proclamada por Singlangtón los mantuvo por delante de la mayoría de las otras razas. El estímulo de una religión avanzada y progresiva es a menudo un factor decisivo en el desarrollo cultural. Mientras la India languidecía, China hacía grandes progresos bajo el estímulo vigorizador de una religión en la que la verdad se conservaba como si fuera la Deidad suprema.
79:6.11 (885.8) Esta adoración de la verdad estimulaba la investigación y la exploración intrépida de las leyes de la naturaleza y los potenciales de la humanidad. Incluso los chinos de hace seis mil años continuaban siendo unos estudiantes agudos y dinámicos en su búsqueda de la verdad.
79:6.12 (885.9) 4. El factor geográfico. China está protegida al oeste por las montañas y al este por el Pacífico. La única vía abierta para los ataques se encuentra en el norte, y desde los tiempos de los hombres rojos hasta la llegada de los descendientes posteriores de los anditas, el norte nunca estuvo ocupado por una raza agresiva.
79:6.13 (886.1) Si no hubiera sido por las barreras montañosas y la decadencia posterior de su cultura espiritual, la raza amarilla habría atraído sin duda hacia ella la mayor parte de la emigración andita del Turquestán e, indiscutiblemente, hubiera dominado rápidamente la civilización del mundo.
79:7.1 (886.2) Hace unos quince mil años, los anditas atravesaron en grandes cantidades el desfiladero de Ti Tao y se diseminaron por el valle superior del Río Amarillo entre las colonias chinas de Kansu. Luego penetraron hacia el este hasta llegar a Honan, donde se encontraban las colonias más progresivas. Esta infiltración procedente del oeste fue casi mitad andonita y mitad andita.
79:7.2 (886.3) Los centros culturales del norte, situados a lo largo del Río Amarillo, siempre habían sido más progresivos que las colonias meridionales del Yang-tsé. Pocos miles de años después de la llegada de estos mortales superiores, aunque fueran poco numerosos, las colonias del Río Amarillo habían adelantado a los pueblos del Yang-tsé y habían alcanzado una posición avanzada sobre sus hermanos del sur, que han conservado desde entonces.
79:7.3 (886.4) Los anditas no fueron muy numerosos y su cultura no era tan superior, pero la fusión con ellos produjo un linaje más polifacético. Los chinos del norte recibieron la suficiente sangre andita como para estimular ligeramente la capacidad innata de sus mentes, pero no la suficiente como para encender la inquieta curiosidad exploratoria tan característica de las razas blancas del norte. Esta inyección más limitada de herencia andita fue menos perturbadora para la estabilidad innata del tipo sangik.
79:7.4 (886.5) Las oleadas posteriores de anditas trajeron consigo algunos progresos culturales de Mesopotamia; esto es particularmente cierto en lo que se refiere a las últimas oleadas migratorias procedentes del oeste. Éstas mejoraron enormemente las prácticas económicas y educativas de los chinos del norte, y aunque su influencia sobre la cultura religiosa de la raza amarilla fue efímera, sus descendientes posteriores contribuyeron mucho a que se produjera un despertar espiritual ulterior. Pero las tradiciones anditas de la belleza del Edén y Dalamatia influyeron en las tradiciones chinas. Las primeras leyendas chinas sitúan «la tierra de los dioses» en el oeste.
79:7.5 (886.6) El pueblo chino no empezó a construir ciudades y a dedicarse a la manufactura hasta después del año 10.000 a. de J.C., con posterioridad a los cambios climáticos en el Turquestán y a la llegada de los últimos inmigrantes anditas. La inyección de esta sangre nueva no añadió gran cosa a la civilización de los hombres amarillos, pero sí estimuló un nuevo y rápido desarrollo de las tendencias latentes de los linajes superiores chinos. Desde Honan hasta Shensi, los potenciales de una civilización avanzada empezaron a manifestarse. El trabajo de los metales y todas las artes de la manufactura datan de esta época.
79:7.6 (886.7) Las similitudes entre algunos métodos de los chinos y mesopotámicos primitivos para el cálculo del tiempo, la astronomía y la administración gubernamental se debían a las relaciones comerciales entre estos dos centros tan alejados entre sí. Incluso en los tiempos de los sumerios, los mercaderes chinos recorrían las rutas terrestres que atravesaban el Turquestán hasta llegar a Mesopotamia. Este intercambio no fue unilateral — el valle del Éufrates se benefició considerablemente de él así como los pueblos de la llanura del Ganges. Pero los cambios climáticos y las invasiones nómadas del tercer milenio antes de Cristo redujeron enormemente el volumen del comercio que pasaba por las pistas de las caravanas de Asia central.
79:8.1 (887.1) Mientras que los hombres rojos sufrieron las consecuencias de haber tenido demasiadas guerras, no es del todo incorrecto decir que la minuciosa conquista de Asia retrasó el desarrollo del Estado entre los chinos. Tenían un gran potencial de solidaridad racial que no llegó a desarrollarse adecuadamente porque les faltó el continuo estímulo impulsor del peligro siempre presente de una agresión procedente del exterior.
79:8.2 (887.2) El antiguo Estado militar se desintegró gradualmente cuando finalizó la conquista de Asia oriental — las guerras del pasado fueron olvidadas. De las luchas épicas contra la raza roja sólo subsistió la vaga tradición de un antiguo enfrentamiento con los pueblos de los arqueros. Los chinos se orientaron pronto hacia los trabajos agrícolas, lo cual acrecentó sus tendencias pacíficas, y el hecho de que la proporción entre los hombres y las tierras fuera muy baja para una población agrícola contribuyó aún más a que la vida fuera cada vez más sosegada en el país.
79:8.3 (887.3) La conciencia de los éxitos del pasado (un poco atenuada en la actualidad), el conservadurismo de un pueblo en su inmensa mayoría agrícola y una vida familiar bien desarrollada dieron nacimiento a la veneración de los antepasados, que culminó en la costumbre de honrar a los hombres del pasado hasta el punto de rayar en la adoración. Una actitud muy similar prevaleció entre las razas blancas de Europa durante cerca de quinientos años después de la desintegración de la civilización grecorromana.
79:8.4 (887.4) La creencia y la adoración de la «Verdad Única», tal como la había enseñado Singlangtón, nunca desapareció por completo; pero a medida que el tiempo pasaba, la tendencia creciente a venerar lo que ya estaba establecido eclipsó la búsqueda de una verdad nueva y más elevada. El genio de la raza amarilla se desvió lentamente de la búsqueda de lo desconocido hacia la conservación de lo conocido. Y ésta es la razón del estancamiento de lo que había sido la civilización que había progresado más rápidamente en el mundo.
79:8.5 (887.5) La reunificación política de la raza amarilla se consumó entre los años 4000 y 500 a. de J.C., pero la unión cultural entre los centros del Yang-tsé y del Río Amarillo ya se había efectuado. Esta reunificación política de los últimos grupos tribales no se llevó a cabo sin conflictos, pero la sociedad tenía una mala opinión de la guerra. El culto de los antepasados, el aumento de los dialectos y la ausencia de llamamientos para las acciones militares durante miles y miles de años habían vuelto a este pueblo ultrapacífico.
79:8.6 (887.6) A pesar de que no logró cumplir la promesa de desarrollar rápidamente un Estado avanzado, la raza amarilla avanzó progresivamente en la realización de las artes de la civilización, especialmente en los campos de la agricultura y la horticultura. Los problemas hidráulicos con los que se enfrentaban los agricultores de Shensi y Honan necesitaban una cooperación colectiva para poder solucionarlos. Estas dificultades relacionadas con el riego y la conservación del suelo contribuyeron en gran parte al desarrollo de la interdependencia, con el consiguiente fomento de la paz entre los grupos agrícolas.
79:8.7 (887.7) El rápido desarrollo de la escritura, junto con la creación de escuelas, contribuyeron a diseminar el conocimiento a una escala desconocida hasta entonces. Pero la naturaleza engorrosa del sistema de escritura ideográfica limitó el número de las clases cultas, a pesar de la aparición temprana de la imprenta. El proceso de uniformación social y la dogmatización religioso-filosófica continuó rápidamente por encima de todo lo demás. El desarrollo religioso de la veneración de los antepasados se complicó aún más debido a un torrente de supersticiones que incluían la adoración de la naturaleza, pero los vestigios sobrevivientes de un verdadero concepto de Dios permanecieron conservados en la adoración imperial de Shang-ti.
79:8.8 (888.1) La gran debilidad de la veneración de los antepasados consiste en que fomenta una filosofía centrada en el pasado. Por muy acertado que sea cosechar la sabiduría del pasado, es una locura considerar que el pasado es la fuente exclusiva de la verdad. La verdad es relativa y expansiva; vive siempre en el presente, alcanzando nuevas expresiones en cada generación de hombres — e incluso en cada vida humana.
79:8.9 (888.2) La gran fuerza de la veneración de los antepasados es el valor que esta actitud atribuye a la familia. La estabilidad y la persistencia asombrosas de la cultura china son una consecuencia de la posición suprema en que sitúan a la familia, porque la civilización depende directamente del funcionamiento eficaz de la familia. La familia alcanzó en China una importancia social, e incluso un significado religioso, que muy pocos pueblos han sabido alcanzar.
79:8.10 (888.3) La devoción filial y la lealtad familiar que exigía el culto creciente de la adoración de los antepasados aseguró el establecimiento de unas relaciones familiares superiores y de unos grupos familiares duraderos, todo lo cual facilitó los siguientes factores protectores de la civilización:
79:8.11 (888.4) 1. La conservación de los bienes y de la riqueza.
79:8.12 (888.5) 2. La puesta en común de la experiencia de diversas generaciones.
79:8.13 (888.6) 3. La educación eficaz de los niños en las artes y las ciencias del pasado.
79:8.14 (888.7) 4. El desarrollo de un fuerte sentido del deber, la elevación de la moralidad y el aumento de la sensibilidad ética.
79:8.15 (888.8) El período formativo de la civilización china, que empieza con la llegada de los anditas, continúa hasta el gran despertar ético, moral y semirreligioso del siglo sexto antes de Cristo. Y la tradición china conserva la información nebulosa del pasado evolutivo; la transición de la familia matriarcal a la familia patriarcal, el establecimiento de la agricultura, el desarrollo de la arquitectura, el comienzo de la industria — todo esto se narra de manera sucesiva. Esta historia presenta, con mayor precisión que cualquier otro relato similar, la imagen de la magnífica ascensión de un pueblo superior a partir de los niveles de la barbarie. Durante este período, los chinos pasaron de una sociedad agrícola primitiva a una organización social más elevada que abarcaba la construcción de ciudades, la manufactura, el trabajo de los metales, el intercambio comercial, un gobierno, la escritura, las matemáticas, el arte, la ciencia y la imprenta.
79:8.16 (888.9) Así es como la antigua civilización de la raza amarilla ha perdurado a través de los siglos. Hace cerca de cuarenta mil años que se produjeron los primeros progresos importantes en la cultura china, y aunque ha habido muchos retrocesos, la civilización de los hijos de Han es la que presenta, mejor que cualquier otra, una imagen ininterrumpida de progreso continuo que llega hasta la época del siglo veinte. Los desarrollos religiosos y mecánicos de las razas blancas han sido de un orden elevado, pero nunca han superado a los chinos en lealtad familiar, en ética colectiva o en moralidad personal.
79:8.17 (888.10) Esta antigua cultura ha contribuido mucho a la felicidad humana; millones de seres humanos han vivido y han muerto bendecidos por sus logros. Esta gran civilización ha reposado durante siglos sobre los laureles del pasado, pero en este momento se está despertando de nuevo para visualizar otra vez las metas trascendentes de la existencia mortal, para reanudar una vez más la lucha incesante por el progreso sin fin.
79:8.18 (888.11) [Presentado por un Arcángel de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 80
80:0.1 (889.1) AUNQUE el hombre azul europeo no alcanzó por sí mismo una gran civilización cultural, suministró una base biológica impregnada de linajes adamizados; cuando éstos se mezclaron con los invasores anditas posteriores, produjeron una de las razas más poderosas capaces de conseguir una civilización dinámica como no había aparecido otra en Urantia desde los tiempos de la raza violeta y de sus sucesores anditas.
80:0.2 (889.2) Los pueblos blancos modernos contienen los linajes sobrevivientes de la estirpe adámica que se mezclaron con las razas sangiks, es decir con algunos hombres rojos y amarillos, pero sobre todo con los hombres azules. Todas las razas blancas contienen un porcentaje considerable del linaje andonita original y aún mucho más de las primeras estirpes noditas.
80:1.1 (889.3) Antes de que los últimos anditas fueran expulsados del valle del Éufrates, muchos hermanos suyos habían penetrado en Europa como aventureros, educadores, comerciantes y guerreros. Durante los primeros tiempos de la raza violeta, la depresión mediterránea estaba protegida por el istmo de Gibraltar y el puente terrestre de Sicilia. Una parte del comercio marítimo inicial del hombre se estableció en estos lagos interiores, donde los hombres azules del norte y los saharianos del sur se encontraron con los noditas y los adamitas del este.
80:1.2 (889.4) Los noditas habían establecido uno de sus centros culturales más extensos en la depresión oriental del Mediterráneo, y desde allí habían penetrado un poco en el sur de Europa pero principalmente en el norte de África. Los sirios nodito-andonitas de cabeza ancha introdujeron muy pronto la alfarería y la agricultura en sus colonias del delta del Nilo, el cual se elevaba lentamente. Importaron también ovejas, cabras, ganado y otros animales domésticos, e introdujeron métodos muy perfeccionados para trabajar los metales, ya que Siria era entonces el centro de esta industria.
80:1.3 (889.5) Egipto recibió durante más de treinta mil años una oleada continua de mesopotámicos que trajeron su arte y su cultura para enriquecer la del valle del Nilo. Pero la entrada de una gran cantidad de pueblos del Sahara deterioró enormemente la antigua civilización que existía a lo largo del Nilo, de manera que Egipto alcanzó su nivel cultural más bajo hace unos quince mil años.
80:1.4 (889.6) Pero en tiempos anteriores, los adamitas habían encontrado pocos obstáculos que impidieran su emigración hacia el oeste. El Sahara era un pastizal abierto sembrado de pastores y agricultores. Estos saharianos nunca se dedicaron a la manufactura, ni tampoco fueron constructores de ciudades. Formaban un grupo índigo-negro que poseía abundantes linajes de las razas verde y anaranjada ya extintas. Pero recibieron una cantidad muy limitada de la herencia violeta antes de que el levantamiento de las tierras y el cambio de los vientos cargados de humedad dispersaran los restos de esta civilización próspera y pacífica.
80:1.5 (890.1) La sangre de Adán ha sido compartida por la mayoría de las razas humanas, pero algunas han recibido más que otras. Las razas mezcladas de la India y los pueblos más oscuros de África no eran atractivos para los adamitas. Se hubieran mezclado libremente con los hombres rojos si éstos no hubieran estado tan alejados en las Américas, y estaban favorablemente dispuestos hacia los hombres amarillos, pero también era difícil acceder a ellos en la lejana Asia. Por consiguiente, cuando los adamitas se sentían impulsados por la aventura o el altruismo, o cuando fueron expulsados del valle del Éufrates, escogieron unirse de manera muy natural con las razas azules de Europa.
80:1.6 (890.2) Los hombres azules, que entonces dominaban en Europa, no tenían unas prácticas religiosas que repelieran a los primeros emigrantes adamitas, y existía una gran atracción sexual entre la raza violeta y la raza azul. Los mejores hombres azules consideraban como un gran honor que se les permitiera casarse con las adamitas. Todo hombre azul abrigaba la ambición de volverse lo bastante hábil y artístico como para ganar el afecto de una mujer adamita, y la mayor aspiración de una mujer azul superior era recibir las atenciones de un adamita.
80:1.7 (890.3) Estos hijos migratorios del Edén se unieron lentamente con los tipos superiores de la raza azul, estimulando sus prácticas culturales mientras que exterminaban implacablemente los linajes retrasados de la raza neandertal. Esta técnica para mezclar las razas, combinada con la eliminación de los linajes inferiores, produjo una docena o más de grupos viriles y progresivos de hombres azules superiores, uno de los cuales habéis denominado Cro-Magnon.
80:1.8 (890.4) Por estas y otras razones, y no era la menos importante que se trataba de las rutas más favorables para la emigración, las primeras oleadas de cultura mesopotámica se dirigieron casi exclusivamente hacia Europa. Estas circunstancias fueron las que determinaron los antecedentes de la civilización europea moderna.
80:2.1 (890.5) La expansión inicial de la raza violeta por Europa fue interrumpida bruscamente por ciertos cambios climáticos y geológicos más bien repentinos. Con el retroceso de los campos de hielo septentrionales, los vientos que traían las lluvias del oeste cambiaron hacia el norte, convirtiendo gradualmente las grandes regiones de pastos abiertos del Sahara en un desierto estéril. Esta sequía dispersó a los habitantes morenos de pequeña estatura, ojos negros y cabezas alargadas, que vivían en la gran meseta del Sahara.
80:2.2 (890.6) Los elementos índigos más puros se dirigieron hacia los bosques de África central en el sur, donde han permanecido desde entonces. Los grupos más mezclados se dispersaron en tres direcciones: las tribus superiores del oeste emigraron a España y desde allí a las regiones adyacentes de Europa, formando el núcleo de las razas mediterráneas posteriores de cabeza alargada y color moreno. La rama menos progresiva del este de la meseta del Sahara emigró a Arabia y desde allí, a través del norte de Mesopotamia y la India, hasta la lejana Ceilán. El grupo central se dirigió hacia el norte y el este hasta el valle del Nilo y penetró en Palestina.
80:2.3 (890.7) Este sustrato sangik secundario es el que sugiere cierto grado de parentesco entre los pueblos modernos esparcidos desde el Decán, pasando por Irán y Mesopotamia, hasta las dos orillas del mar Mediterráneo.
80:2.4 (890.8) Hacia la época de estos cambios climáticos en África, Inglaterra se separó del continente y Dinamarca surgió del mar, mientras que el istmo de Gibraltar, que protegía la cuenca occidental del Mediterráneo, se hundió a consecuencia de un terremoto, elevando rápidamente este lago interior hasta el nivel del Océano Atlántico. Poco después se hundió el puente terrestre de Sicilia, creando así un solo Mar Mediterráneo y conectándolo con el Océano Atlántico. Este cataclismo de la naturaleza inundó decenas de poblaciones humanas y causó la mayor pérdida de vidas por inundación de toda la historia del mundo.
80:2.5 (891.1) Este hundimiento de la cuenca mediterránea redujo inmediatamente los desplazamientos de los adamitas hacia el oeste, mientras que la gran afluencia de saharianos los indujo a buscar salidas para su creciente población hacia el norte y el este del Edén. A medida que los descendientes de Adán dejaban los valles del Tigris y el Éufrates y viajaban hacia el norte, se encontraron con las barreras montañosas y el Mar Caspio, que era entonces más extenso. Durante muchas generaciones, los adamitas cazaron, cuidaron sus rebaños y cultivaron la tierra alrededor de sus colonias desparramadas por todo el Turquestán. Este pueblo magnífico amplió lentamente su territorio hacia Europa. Pero ahora, los adamitas entran en Europa por el este y encuentran que la cultura del hombre azul está miles de años más atrasada que la de Asia, puesto que esta región casi no ha tenido ningún contacto con Mesopotamia.
80:3.1 (891.2) Los antiguos centros de cultura de los hombres azules estaban situados a lo largo de todos los ríos de Europa, pero el Somme es el único que fluye todavía por el mismo cauce que tenía en la época preglacial.
80:3.2 (891.3) Aunque decimos que el hombre azul ocupaba el continente europeo, había decenas de tipos raciales. Hace incluso treinta y cinco mil años, las razas azules europeas ya eran un pueblo muy mezclado que contenía linajes tanto rojos como amarillos, mientras que en las costas atlánticas y en las regiones de la Rusia actual habían absorbido una cantidad considerable de sangre andonita, y hacia el sur estaban en contacto con los pueblos saharianos. Pero sería inútil intentar enumerar estos diversos grupos raciales.
80:3.3 (891.4) La civilización europea de este período postadámico inicial era una mezcla única del vigor y el arte de los hombres azules con la imaginación creativa de los adamitas. Los hombres azules eran una raza de gran vigor, pero deterioraron enormemente el estado cultural y espiritual de los adamitas. A estos últimos les resultaba muy difícil inculcar su religión a los cro-mañones, porque muchos de éstos tenían la tendencia de engañar y pervertir a las muchachas. La religión en Europa se mantuvo en el punto más bajo durante diez mil años en comparación con su desarrollo en la India y Egipto.
80:3.4 (891.5) Los hombres azules eran completamente honrados en todas sus transacciones y estaban totalmente libres de los vicios sexuales de los adamitas mezclados. Respetaban la virginidad y sólo practicaban la poligamia cuando la guerra causaba una falta de hombres.
80:3.5 (891.6) Los pueblos de Cro-Magnon eran una raza valiente y previsora. Poseían un eficaz sistema de educación para los niños. Los dos padres participaban en estas tareas, y se utilizaba plenamente la ayuda de los hijos mayores. A todos los niños se les enseñaba cuidadosamente a ocuparse de las cavernas, a practicar las artes y a trabajar el sílex. Desde una edad temprana, las mujeres eran muy versadas en las artes domésticas y en una agricultura rudimentaria, mientras que los hombres eran hábiles cazadores y guerreros intrépidos.
80:3.6 (891.7) Los hombres azules eran cazadores, pescadores, colectores de alimento y expertos constructores de barcos. Fabricaban hachas de piedra, cortaban árboles y construían cabañas de troncos parcialmente subterráneas y con techos de pieles. Existen pueblos en Siberia que todavía construyen cabañas similares. Los cro-mañones del sur vivían generalmente en cavernas y grutas.
80:3.7 (892.1) Durante los rigores del invierno, no era raro que sus centinelas murieran congelados mientras permanecían de vigilancia nocturna a la entrada de las cavernas. Eran valientes, pero por encima de todo eran artistas; la mezcla con la sangre de Adán aceleró repentinamente su imaginación creativa. El arte del hombre azul tuvo su punto culminante hace unos quince mil años, antes de la época en que las razas de piel más oscura subieran de África hacia el norte a través de España.
80:3.8 (892.2) Hace unos quince mil años, los bosques alpinos se estaban extendiendo ampliamente. Los cazadores europeos eran empujados hacia los valles fluviales y las orillas del mar por las mismas coacciones climáticas que habían transformado los territorios de caza paradisíacos del mundo en desiertos secos y estériles. A medida que los vientos que traían las lluvias cambiaban hacia el norte, las grandes tierras abiertas de pastoreo de Europa se cubrieron de bosques. Estas grandes modificaciones climáticas, relativamente repentinas, forzaron a las razas de Europa que practicaban la caza en los espacios abiertos a convertirse en pastores y, hasta cierto punto, en pescadores y labradores.
80:3.9 (892.3) Aunque estos cambios ocasionaron progresos culturales, produjeron ciertas degeneraciones biológicas. Durante la era anterior de la caza, las tribus superiores se habían casado con los prisioneros de guerra de tipo superior y habían destruido invariablemente a los que consideraban inferiores. Pero a medida que empezaron a establecer poblados y a dedicarse a la agricultura y el comercio, comenzaron a conservar a muchos cautivos mediocres como esclavos. La progenie de estos esclavos fue la que tanto deterioró posteriormente todo el tipo Cro-Magnon. La cultura continuó degenerando hasta que recibió un nuevo impulso procedente del este cuando la masiva invasión final de mesopotámicos se extendió por Europa, absorbiendo rápidamente la cultura y el tipo Cro-Magnon e iniciando la civilización de las razas blancas.
80:4.1 (892.4) Aunque los anditas afluyeron a Europa en una corriente continua, se produjeron siete invasiones principales, y los últimos en llegar vinieron a caballo en tres grandes oleadas. Algunos entraron en Europa por las islas del mar Egeo y remontando el valle del Danubio, pero la mayoría de los primeros linajes más puros emigraron al noroeste de Europa por la ruta del norte a través de las tierras de pastoreo del Volga y el Don.
80:4.2 (892.5) Entre la tercera y la cuarta invasión, una horda de andonitas penetró en Europa por el norte después de venir desde Siberia por los ríos rusos y el Báltico. Fueron asimilados inmediatamente por las tribus anditas del norte.
80:4.3 (892.6) Las expansiones iniciales de la raza violeta más pura fueron mucho más pacíficas que las de sus descendientes anditas posteriores, que eran semimilitares y amantes de las conquistas. Los adamitas eran pacíficos, y los noditas, belicosos. La unión de estos dos linajes, tal como se mezclaron más adelante con las razas sangiks, dio nacimiento a los hábiles y agresivos anditas que llevaron a cabo auténticas conquistas militares.
80:4.4 (892.7) El caballo fue el factor evolutivo que determinó el dominio de los anditas en occidente. El caballo proporcionó a los anditas en plena dispersión la ventaja hasta entonces inexistente de la movilidad, permitiendo a los últimos grupos de jinetes anditas avanzar rápidamente alrededor del Mar Caspio para invadir toda Europa. Todas las oleadas anteriores de anditas se habían desplazado tan lentamente que tenían tendencia a disgregarse cuando se alejaban mucho de Mesopotamia. Pero estas oleadas posteriores avanzaron tan rápidamente que llegaron a Europa en grupos coherentes, conservando en cierta medida su cultura superior.
80:4.5 (893.1) Desde hacía diez mil años, todo el mundo habitado, aparte de China y la región del Éufrates, había hecho progresos culturales muy limitados cuando los duros jinetes anditas hicieron su aparición en el séptimo y sexto milenio antes de Cristo. A medida que se desplazaban hacia el oeste a través de las llanuras rusas, absorbiendo lo mejor de los hombres azules y exterminando lo peor, se mezclaron hasta formar un solo pueblo. Fueron los ascendientes de las llamadas razas nórdicas, los antepasados de los pueblos escandinavos, germánicos y anglosajones.
80:4.6 (893.2) No pasó mucho tiempo antes de que los linajes azules superiores fueran totalmente absorbidos por los anditas en todo el norte de Europa. Sólo en Laponia (y hasta cierto punto en Bretaña) los antiguos andonitas conservaron una apariencia de identidad racial.
80:5.1 (893.3) Las tribus del norte de Europa eran continuamente reforzadas y mejoradas por la oleada constante de mesopotámicos que emigraban a través de las regiones del Turquestán y el sur de Rusia. Cuando las últimas oleadas de la caballería andita se extendieron por Europa, ya había en esta región más hombres con herencia andita que en cualquier otra parte del mundo.
80:5.2 (893.4) El cuartel general militar de los anditas del norte estuvo situado en Dinamarca durante tres mil años. Las oleadas sucesivas de conquista partieron desde este punto central, pero fueron perdiendo paulatinamente su carácter andita y con el paso de los siglos se volvieron cada vez más blancas a medida que se producía la mezcla final de los conquistadores mesopotámicos con los pueblos conquistados.
80:5.3 (893.5) Aunque los hombres azules habían sido absorbidos en el norte y habían sucumbido finalmente ante la caballería de los invasores blancos que penetraban en el sur, las tribus invasoras de la raza blanca mezclada se encontraron con la resistencia obstinada y prolongada de los cro-mañones; pero la inteligencia superior de la raza blanca y sus reservas biológicas en constante aumento le permitieron destruir por completo a la raza más antigua.
80:5.4 (893.6) Las batallas decisivas entre el hombre blanco y el hombre azul se libraron en el valle del Somme. Aquí, la flor y nata de la raza azul luchó encarnizadamente contra los anditas que avanzaban hacia el sur, y estos cro-mañones defendieron con éxito sus territorios durante más de quinientos años antes de sucumbir ante la estrategia militar superior de los invasores blancos. Thor, el jefe victorioso de los ejércitos del norte en la batalla final del Somme, se convirtió en el héroe de las tribus blancas septentrionales, y más tarde fue venerado como un dios por algunas de ellas.
80:5.5 (893.7) Las plazas fuertes de los hombres azules que resistieron más tiempo se encontraban en el sur de Francia, pero la última gran resistencia militar fue vencida a lo largo del Somme. La conquista posterior se efectuó mediante la penetración comercial, la presión de la población a lo largo de los ríos y los casamientos continuos con los elementos superiores, unido a la exterminación implacable de los inferiores.
80:5.6 (893.8) Cuando el consejo tribal andita de los ancianos declaraba inepto a un cautivo inferior, lo entregaba a los sacerdotes chamanes durante una ceremonia complicada, y éstos lo escoltaban hasta el río donde le administraban los ritos de iniciación hacia los «territorios de caza paradisíacos» — el ahogamiento. Los invasores blancos de Europa exterminaron de esta manera a todos los pueblos que encontraron y que no fueron rápidamente absorbidos en sus propias filas; así es como los hombres azules llegaron a su fin — y lo hicieron rápidamente.
80:5.7 (893.9) El hombre azul de Cro-Magnon constituyó la base biológica de las razas europeas modernas, pero sólo sobrevivió en la medida en que fue absorbido por los enérgicos conquistadores posteriores de sus tierras natales. El linaje azul aportó muchas características robustas y mucho vigor físico a las razas blancas de Europa, pero el humor y la imaginación de los pueblos mezclados europeos procedían de los anditas. Esta unión entre los anditas y los hombres azules, que tuvo como resultado las razas blancas nórdicas, produjo una caída inmediata de la civilización andita, un retraso de naturaleza transitoria. Al final, la superioridad latente de estos bárbaros nórdicos se manifestó y culminó en la civilización europea actual.
80:5.8 (894.1) Hacia el año 5000 a. de J.C., las razas blancas en evolución dominaban toda Europa septentrional, incluyendo el norte de Alemania, el norte de Francia y las Islas Británicas. Europa central estuvo controlada durante cierto tiempo por el hombre azul y los andonitas de cabeza redonda. Estos últimos estaban situados principalmente en el valle del Danubio y nunca fueron completamente desplazados por los anditas.
80:6.1 (894.2) La cultura declinó en el valle del Éufrates desde la época de las emigraciones anditas finales, y el centro inmediato de la civilización se trasladó al valle del Nilo. Egipto se convirtió en el sucesor de Mesopotamia como centro del grupo más avanzado de la Tierra.
80:6.2 (894.3) El valle del Nilo empezó a sufrir inundaciones poco antes que los valles de Mesopotamia, pero le fue mucho mejor. Este contratiempo inicial estuvo más que compensado por la oleada continua de inmigrantes anditas, de manera que la cultura de Egipto, aunque provenía en realidad de la región del Éufrates, parecía hacer grandes progresos. Pero en el año 5000 a. de J.C., durante el período de las inundaciones en Mesopotamia, había siete grupos distintos de seres humanos en Egipto, y todos salvo uno procedían de Mesopotamia.
80:6.3 (894.4) Cuando se produjo el último éxodo del valle del Éufrates, Egipto tuvo la fortuna de recibir un gran número de los artistas y artesanos más hábiles. Estos artesanos anditas se encontraron como en su casa ya que estaban completamente familiarizados con la vida fluvial, sus inundaciones, el riego y las épocas de sequía. Disfrutaban de la situación protegida del valle del Nilo, donde estaban mucho menos expuestos a los ataques y las incursiones hostiles que en las riberas del Éufrates. Acrecentaron enormemente la habilidad de los egipcios en el trabajo de los metales. Aquí trabajaron los minerales de hierro procedentes del monte Sinaí en lugar de los de las regiones del Mar Negro.
80:6.4 (894.5) Los egipcios reunieron muy pronto a sus deidades locales en un complicado sistema nacional de dioses. Desarrollaron una extensa teología y tuvieron un clero igualmente extenso pero gravoso. Varios jefes diferentes trataron de resucitar los restos de las primeras enseñanzas religiosas de los setitas, pero estos esfuerzos fueron efímeros. Los anditas construyeron las primeras estructuras de piedra en Egipto. La primera pirámide de piedra, y la más exquisita, fue levantada por Imhotep, un genio arquitectónico andita, mientras ejercía como primer ministro. Los edificios anteriores habían sido construidos de ladrillo, y aunque se habían levantado muchas estructuras de piedra en diferentes partes del mundo, ésta fue la primera en Egipto. Pero el arte de la construcción declinó sin cesar después de los tiempos de este gran arquitecto.
80:6.5 (894.6) Esta brillante época de cultura se interrumpió bruscamente debido a las guerras internas a lo largo del Nilo, y el país fue pronto invadido, como lo había sido Mesopotamia, por las tribus inferiores de la inhóspita Arabia y por los negros del sur. Como consecuencia de ello, el progreso social declinó constantemente durante más de quinientos años.
80:7.1 (895.1) Durante la decadencia de la cultura en Mesopotamia, una civilización superior subsistió durante algún tiempo en las islas del Mediterráneo oriental.
80:7.2 (895.2) Hacia el año 12.000 a. de J.C., una brillante tribu de anditas emigró a Creta. Ésta fue la única isla colonizada tan pronto por un grupo tan superior, y transcurrieron casi dos mil años antes de que los descendientes de estos navegantes se diseminaran por las islas vecinas. Este grupo estaba compuesto por los anditas de cabeza estrecha y estatura pequeña que se habían casado con la rama vanita de los noditas del norte. Todos medían menos de un metro ochenta de altura y habían sido literalmente expulsados del continente por sus compañeros más altos pero inferiores. Estos emigrantes que fueron a Creta eran muy hábiles en la tejeduría, los metales, la alfarería, la instalación de cañerías y el empleo de la piedra como material de construcción. Utilizaban la escritura y vivían del pastoreo y la agricultura.
80:7.3 (895.3) Cerca de dos mil años después de la colonización de Creta, un grupo de descendientes de Adanson, de alta estatura, se dirigió por las islas del norte hasta Grecia, viniendo casi directamente desde su hogar en las tierras altas del norte de Mesopotamia. Estos antepasados de los griegos fueron conducidos hacia el oeste por Sato, un descendiente directo de Adanson y Ratta.
80:7.4 (895.4) El grupo que se estableció finalmente en Grecia estaba compuesto por trescientas setenta y cinco personas escogidas y superiores que formaban parte del resto de la segunda civilización de los adansonitas. Estos hijos más recientes de Adanson poseían los linajes entonces más valiosos de las razas blancas emergentes. Tenían un nivel intelectual superior y eran, desde el punto de vista físico, los hombres más hermosos que habían existido desde la época del primer Edén.
80:7.5 (895.5) Grecia y las islas del mar Egeo sucedieron enseguida a Mesopotamia y Egipto como centro occidental del comercio, el arte y la cultura. Pero tal como había ocurrido en Egipto, prácticamente todo el arte y la ciencia del mundo egeo procedían una vez más de Mesopotamia, excepto la cultura de los precursores adansonitas de los griegos. Todo el arte y la genialidad de este último pueblo son un legado directo de la posteridad de Adanson, el primer hijo de Adán y Eva, y de su extraordinaria segunda esposa, una hija descendiente en línea ininterrumpida del puro estado mayor nodita del Príncipe Caligastia. No es de extrañar que los griegos tuvieran las tradiciones mitológicas de que descendían directamente de los dioses y de seres superhumanos.
80:7.6 (895.6) La región egea pasó por cinco etapas culturales diferentes, cada una de ellas menos espiritual que la anterior. Antes de mucho tiempo, la última época de gloria artística pereció bajo el peso de los descendientes mediocres, que se multiplicaban rápidamente, de los esclavos del Danubio que habían sido importados por las generaciones posteriores de griegos.
80:7.7 (895.7) El culto a la madre de los descendientes de Caín alcanzó su apogeo en Creta durante esta época. Este culto glorificaba a Eva en la adoración de la «gran madre». Había imágenes de Eva por todas partes. Se erigieron miles de santuarios públicos por toda Creta y Asia Menor. Este culto a la madre perduró hasta los tiempos de Cristo, y más tarde fue incorporado en la religión cristiana primitiva bajo la forma de la glorificación y la adoración de María, la madre terrestre de Jesús.
80:7.8 (895.8) Hacia el año 6500 a. de J.C. se había producido una gran decadencia en la herencia espiritual de los anditas. Los descendientes de Adán estaban extremadamente dispersos y habían sido prácticamente absorbidos por las razas humanas más antiguas y numerosas. Esta decadencia de la civilización andita, unida a la desaparición de sus normas religiosas, dejó a las razas espiritualmente empobrecidas del mundo en un estado deplorable.
80:7.9 (896.1) Hacia el año 5000 a. de J.C., los tres linajes más puros de los descendientes de Adán se encontraban en Sumeria, el norte de Europa y Grecia. Toda Mesopotamia se deterioraba lentamente debido al torrente de razas mezcladas y más oscuras que se infiltraba desde Arabia. La llegada de estos pueblos inferiores contribuyó aún más a la dispersión del residuo biológico y cultural de los anditas. Los pueblos más aventureros salieron en masa de todo el fértil creciente hacia las islas del oeste. Estos emigrantes cultivaban los cereales y las legumbres, y trajeron consigo a sus animales domésticos.
80:7.10 (896.2) Hacia el año 5000 a. de J.C., una inmensa multitud de mesopotámicos progresivos salió del valle del Éufrates y se instaló en la isla de Chipre. Esta civilización fue aniquilada unos dos mil años después por las hordas bárbaras del norte.
80:7.11 (896.3) Otra gran colonia se estableció en el Mediterráneo cerca del emplazamiento posterior de Cartago. Partiendo del norte de África, un gran número de anditas entró en España y más tarde se mezcló en Suiza con sus hermanos que habían salido anteriormente de las islas egeas para instalarse en Italia.
80:7.12 (896.4) Cuando Egipto siguió a Mesopotamia en su decadencia cultural, muchas familias de las más capaces y avanzadas se refugiaron en Creta, aumentando así considerablemente esta civilización ya avanzada. Cuando la llegada de los grupos inferiores procedentes de Egipto amenazó posteriormente la civilización de Creta, las familias más cultas partieron hacia Grecia en el oeste.
80:7.13 (896.5) Los griegos no fueron solamente unos grandes educadores y artistas, sino que fueron también los comerciantes y colonizadores más grandes del mundo. Antes de sucumbir ante la avalancha de inferioridad que sepultó finalmente su arte y su comercio, lograron establecer en el oeste tantos puestos avanzados de cultura, que una gran parte de los progresos de la civilización griega primitiva sobrevivió en los pueblos posteriores del sur de Europa, y muchos descendientes mixtos de estos adansonitas fueron incorporados en las tribus de las tierras continentales adyacentes.
80:8.1 (896.6) Los pueblos anditas del valle del Éufrates emigraron hacia el norte hasta Europa para mezclarse con los hombres azules, y hacia el oeste hasta las regiones mediterráneas para unirse con los restos de los saharianos mezclados y los hombres azules del sur. Estas dos ramas de la raza blanca estaban, y continúan estando, ampliamente separadas por los supervivientes montañeses de cabeza ancha de las primeras tribus andonitas que habían vivido durante mucho tiempo en estas regiones centrales.
80:8.2 (896.7) Estos descendientes de Andón estaban dispersos por la mayoría de las regiones montañosas del centro y sudeste de Europa. Fueron reforzados a menudo por aquellos que llegaban de Asia Menor, una región que ocupaban en gran número. Los antiguos hititas provenían directamente de la estirpe andonita; su piel pálida y su cabeza ancha eran típicas de esta raza. Los antepasados de Abraham contenían este linaje, el cual contribuyó mucho al aspecto facial característico de sus descendientes judíos posteriores; éstos tenían una cultura y una religión derivadas de los anditas, pero hablaban una lengua muy diferente. Su idioma era claramente andonita.
80:8.3 (897.1) Las tribus que vivían en casas construidas sobre pilotes o pilares de troncos en los lagos de Italia, Suiza y Europa meridional pertenecían a la periferia en expansión de las emigraciones africanas, egeas y sobre todo danubianas.
80:8.4 (897.2) Los danubianos eran andonitas, eran los agricultores y pastores que habían entrado en Europa por la península balcánica y que se habían desplazado lentamente hacia el norte por la ruta del valle del Danubio. Eran alfareros, cultivaban la tierra y preferían vivir en los valles. La colonia más septentrional de los danubianos se encontraba en Lieja, en Bélgica. Estas tribus degeneraron rápidamente a medida que se alejaron del centro y fuente de su cultura. La mejor cerámica que fabricaron es el producto de las colonias más primitivas.
80:8.5 (897.3) Los danubianos se convirtieron en adoradores de la madre a consecuencia de la labor de los misioneros de Creta. Estas tribus se fusionaron más tarde con grupos de marineros andonitas que vinieron por barco desde la costa de Asia Menor, y que también eran adoradores de la madre. Una gran parte de Europa central fue así colonizada inicialmente por estos tipos mixtos de razas blancas de cabeza ancha que practicaban el culto a la madre y el rito religioso de incinerar a los muertos, ya que los practicantes del culto a la madre tenían la costumbre de quemar a sus muertos en cabañas de piedra.
80:9.1 (897.4) Hacia el final de las emigraciones anditas, las mezclas raciales en Europa se habían generalizado en las tres razas blancas siguientes:
80:9.2 (897.5) 1. La raza blanca del norte. Esta raza llamada nórdica estaba compuesta principalmente por los hombres azules más los anditas, pero también contenía una cantidad considerable de sangre andonita, así como cantidades más pequeñas de sangre sangik roja y amarilla. La raza blanca del norte englobaba así los cuatro linajes humanos más deseables, pero su herencia más importante provenía del hombre azul. El nórdico típico primitivo tenía la cabeza alargada, era alto y rubio. Pero hace mucho tiempo que esta raza se mezcló por completo con todas las ramas de los pueblos blancos.
80:9.3 (897.6) La cultura primitiva que los invasores nórdicos encontraron en Europa era la de los danubianos en retroceso, mezclados con el hombre azul. La cultura nórdico-danesa y la cultura danubiano-andonita se encontraron y se mezclaron en el Rin, tal como lo atestigua la existencia de dos grupos raciales en la Alemania de hoy.
80:9.4 (897.7) Los nórdicos continuaron con el comercio del ámbar desde la costa báltica, estableciendo un gran intercambio, a través del Paso del Brenner, con los habitantes de cabeza ancha del valle del Danubio. Este amplio contacto con los danubianos condujo a estos habitantes del norte al culto a la madre, y la incineración de los muertos fue casi universal en toda Escandinavia durante varios miles de años. Esto explica por qué no se pueden encontrar los restos de las razas blancas primitivas, aunque están enterrados por toda Europa — sólo se encuentran sus cenizas en urnas de piedra o de arcilla. Estos hombres blancos también construían viviendas; nunca vivieron en cavernas. Y esto explica también por qué hay tan pocas pruebas de la cultura primitiva del hombre blanco, a pesar de que el tipo Cro-Magnon que lo precedió se encuentra bien conservado allí donde sus restos quedaron bien protegidos en cavernas y grutas. Tal como fueron las cosas, un día encontramos en el norte de Europa una cultura primitiva de danubianos en retroceso y de hombres azules, y al día siguiente hallamos la de unos hombres blancos que aparecen repentinamente y son inmensamente superiores.
80:9.5 (897.8) 2. La raza blanca central. Aunque este grupo contiene linajes azules, amarillos y anditas, es predominantemente andonita. Estos pueblos son de cabeza ancha, morenos y rechonchos. Están introducidos como una cuña entre la raza nórdica y las razas mediterráneas, con su extensa base apoyada en Asia y el vértice penetrando en el este de Francia.
80:9.6 (898.1) Durante cerca de veinte mil años, los anditas habían empujado a los andonitas cada vez más lejos hacia el norte de Asia central. Hacia el año 3000 a. de J.C., la aridez creciente hizo retroceder a estos andonitas hacia el Turquestán. Este empuje andonita hacia el sur continuó durante más de mil años, se dividió alrededor del Mar Caspio y del Mar Negro, y penetró en Europa tanto por los Balcanes como por Ucrania. Esta invasión incluía a los grupos restantes de descendientes de Adanson, y durante la segunda mitad del período de invasión, trajo con ella a un gran número de anditas iraníes así como a muchos descendientes de los sacerdotes setitas.
80:9.7 (898.2) Hacia el año 2500 a. de J.C., el empuje que efectuaban los andonitas hacia el oeste llegó hasta Europa. Esta invasión de toda Mesopotamia, Asia Menor y la cuenca del Danubio por parte de los bárbaros de las colinas del Turquestán constituyó la regresión cultural más grave y duradera de todas las sucedidas hasta entonces. Estos invasores andonizaron claramente el carácter de las razas centroeuropeas, que desde entonces han continuado siendo característicamente alpinas.
80:9.8 (898.3) 3. La raza blanca del sur. Esta raza morena mediterránea estaba compuesta por una mezcla de anditas y de hombres azules, con un linaje andonita menos importante que en el norte. Este grupo absorbió también, a través de los saharianos, una cantidad considerable de sangre sangik secundaria. En tiempos posteriores, unos poderosos elementos anditas procedentes del Mediterráneo oriental se fusionaron con esta rama meridional de la raza blanca.
80:9.9 (898.4) Sin embargo, las regiones costeras del Mediterráneo no se poblaron de anditas hasta la época de las grandes invasiones nómadas del año 2500 a. de J.C.. El transporte y el comercio terrestre permanecieron prácticamente interrumpidos durante estos siglos en que los nómadas invadieron las regiones orientales del Mediterráneo. Esta obstrucción de los viajes por tierra provocó la gran expansión del transporte y el comercio por mar; el comercio marítimo por el Mediterráneo estaba en pleno apogeo hace aproximadamente cuatro mil quinientos años. Este desarrollo del tráfico marítimo condujo a la expansión repentina de los descendientes de los anditas por todo el territorio costero de la cuenca mediterránea.
80:9.10 (898.5) Estas mezclas raciales establecieron los fundamentos de la raza europea del sur, la más mezclada de todas. Desde aquella época, esta raza ha sufrido además otras mezclas, principalmente con los pueblos azules-amarillos-anditas de Arabia. Esta raza mediterránea está de hecho tan mezclada con los pueblos circundantes que es prácticamente indiscernible como tipo aparte, pero sus miembros son en general bajos, de cabeza alargada y morenos.
80:9.11 (898.6) En el norte, los anditas eliminaron a los hombres azules por medio de la guerra y los matrimonios, pero los hombres azules sobrevivieron en gran número en el sur. Los vascos y los bereberes representan la supervivencia de dos ramas de esta raza, pero incluso estos pueblos se han mezclado por completo con los saharianos.
80:9.12 (898.7) Ésta es la imagen que ofrecía la mezcla de razas en Europa central hacia el año 3000 a. de J.C. A pesar de la falta parcial de Adán, los tipos superiores se habían mezclado.
80:9.13 (898.8) Eran los tiempos del Neolítico, que coincidían en parte con la Edad del Bronce que se aproximaba. En Escandinavia se estaba viviendo la Edad del Bronce asociada con el culto a la madre. El sur de Francia y España se hallaban en el Neolítico asociado con el culto al Sol. Fue la época en que se construyeron los templos circulares y sin techo dedicados al Sol. Los miembros de las razas blancas europeas eran unos constructores activos, y les encantaba colocar grandes piedras como símbolos del Sol, tal como lo hicieron sus descendientes posteriores en Stonehenge. La moda de la adoración del Sol indica que éste fue un gran período de agricultura en Europa del sur.
80:9.14 (899.1) Las supersticiones de esta era relativamente reciente de adoración del Sol continúan existiendo hoy en día en las costumbres de Bretaña. Aunque fueron cristianizados hace más de mil quinientos años, los bretones conservan todavía los amuletos del Neolítico para evitar el mal de ojo. Siguen guardando las piedras del trueno en sus chimeneas para protegerse contra el rayo. Los bretones nunca se mezclaron con los nórdicos de Escandinavia. Son los supervivientes de los habitantes andonitas originales de Europa occidental, mezclados con el linaje mediterráneo.
80:9.15 (899.2) Es un error pretender clasificar a los pueblos blancos en nórdicos, alpinos y mediterráneos. Ha habido, en conjunto, demasiadas mezclas como para permitir este agrupamiento. En cierto momento la raza blanca estaba dividida de manera bastante bien definida en estas clases, pero se han producido desde entonces unas mezclas muy extensas, y ya no es posible identificar estas distinciones con claridad. Incluso en el año 3000 a. de J.C., los antiguos grupos sociales ya no formaban parte de una sola raza, al igual que sucede con los habitantes actuales de América del Norte.
80:9.16 (899.3) Esta cultura europea continuó creciendo, y hasta cierto punto entremezclándose, durante cinco mil años. Pero la barrera del idioma impidió la plena reciprocidad entre las diversas naciones occidentales. Durante el siglo pasado, esta cultura experimentó la mejor oportunidad que tenía para mezclarse en la población cosmopolita de América del Norte; y el futuro de este continente estará determinado por la calidad de los factores raciales que se permita que entren en su población presente y futura, así como por el nivel de cultura social que se mantenga.
80:9.17 (899.4) [Presentado por un Arcángel de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 81
81:0.1 (900.1) A PESAR de los altibajos sufridos debido al fracaso de los planes para el mejoramiento del mundo previstos en las misiones de Caligastia y Adán, la evolución orgánica básica de la especie humana continuó llevando a las razas hacia adelante en la escala del progreso humano y del desarrollo racial. Es posible retrasar la evolución, pero no puede ser detenida.
81:0.2 (900.2) Aunque los miembros de la raza violeta fueron menos numerosos de lo que se había planeado, su influencia produjo, desde la época de Adán, un avance en la civilización que sobrepasó con mucho el progreso que la humanidad había hecho a lo largo de toda su existencia anterior de casi un millón de años.
81:1.1 (900.3) Durante cerca de treinta y cinco mil años después de la época de Adán, la cuna de la civilización estuvo en el suroeste de Asia, extendiéndose desde el valle del Nilo hacia el este y ligeramente hacia el norte a través del norte de Arabia, por toda Mesopotamia y continuando hasta el Turquestán. El clima fue el factor decisivo para el establecimiento de la civilización en esta zona.
81:1.2 (900.4) Los grandes cambios climáticos y geológicos que se produjeron en África del norte y en el oeste de Asia fueron los que pusieron fin a las emigraciones iniciales de los adamitas, impidiéndoles llegar a Europa debido a la expansión del Mediterráneo, y desviando la oleada de emigrantes hacia el norte y el este hasta el Turquestán. Hacia la época en que finalizaron estas elevaciones de tierras y los cambios climáticos asociados, en torno al año 15.000 a. de J.C., la civilización había llegado en el mundo entero a un punto muerto, a excepción de los fermentos culturales y de las reservas biológicas de los anditas, los cuales permanecían confinados al este por las montañas de Asia y al oeste por los bosques en expansión de Europa.
81:1.3 (900.5) La evolución climática estaba a punto de conseguir ahora lo que todos los demás esfuerzos no habían logrado realizar, es decir, obligar al hombre eurasiático a abandonar la caza a favor de las ocupaciones más avanzadas del pastoreo y la agricultura. La evolución puede ser lenta, pero es enormemente eficaz.
81:1.4 (900.6) Puesto que los primeros agricultores utilizaban esclavos de manera muy generalizada, los campesinos eran menospreciados tanto por los cazadores como por los pastores. Durante miles de años se consideró que el cultivo de la tierra era una ocupación inferior; de ahí la idea de que el trabajo de la tierra es una maldición, aunque se trata de la más grande de todas las bendiciones. Incluso en la época de Caín y Abel, los sacrificios de la vida pastoril se tenían en mucha mayor estima que las ofrendas de la agricultura.
81:1.5 (900.7) El hombre evolucionó, en general, del estado de cazador al de agricultor, pasando por un período de transición como pastor, y esto mismo sucedió también entre los anditas; pero mucho más a menudo, la coacción evolutiva de las necesidades climáticas hizo que las tribus enteras pasaran directamente del estado de cazadores al de agricultores prósperos. Pero este fenómeno de pasar inmediatamente de la caza a la agricultura sólo se produjo en aquellas regiones donde había un alto grado de mezcla racial con el linaje violeta.
81:1.6 (901.1) Los pueblos evolutivos (principalmente los chinos) aprendieron pronto a plantar semillas y a cultivar las cosechas mediante la observación del crecimiento de las semillas que se humedecían accidentalmente, o que habían sido colocadas en las tumbas como alimento para los fallecidos. Pero en todo el suroeste de Asia, a lo largo de los fértiles fondos fluviales y de las llanuras adyacentes, los anditas llevaron a cabo las técnicas agrícolas perfeccionadas que habían heredado de sus antepasados, los cuales habían tenido la agricultura y la horticultura como ocupación principal dentro de los límites del segundo jardín.
81:1.7 (901.2) Durante miles de años, los descendientes de Adán habían cultivado el trigo y la cebada, que habían mejorado en el Jardín, en todas las tierras altas del borde superior de Mesopotamia. Los descendientes de Adán y Adanson se reunían allí, comerciaban y se relacionaban socialmente.
81:1.8 (901.3) Estos cambios forzosos en las condiciones de vida fueron los que provocaron que una proporción tan grande de la raza humana practicara un régimen alimenticio omnívoro. La combinación de una dieta de trigo, arroz y legumbres con la carne de los rebaños marcó un gran paso hacia adelante en la salud y el vigor de estos pueblos antiguos.
81:2.1 (901.4) El crecimiento de la cultura está basado en el desarrollo de los instrumentos de la civilización. Y los instrumentos que el hombre utilizó para salir del estado salvaje fueron eficaces en la medida exacta en que liberaron las capacidades del hombre para poder realizar otras tareas más elevadas.
81:2.2 (901.5) Vosotros que vivís ahora en un ambiente moderno de cultura en ciernes y de progreso incipiente en asuntos sociales, vosotros que disponéis realmente de algunos ratos libres para pensar acerca de la sociedad y la civilización, no debéis pasar por alto el hecho de que vuestros antepasados primitivos tenían poco o ningún tiempo libre para poder dedicarlo a la reflexión cuidadosa y a la meditación social.
81:2.3 (901.6) Los cuatro primeros grandes progresos de la civilización humana fueron:
81:2.4 (901.7) 1. El dominio del fuego.
81:2.5 (901.8) 2. La domesticación de los animales.
81:2.6 (901.9) 3. La esclavización de los cautivos.
81:2.7 (901.10) 4. La propiedad privada.
81:2.8 (901.11) Aunque el fuego, el primer gran descubrimiento, abrió finalmente las puertas del mundo científico, en ese sentido tenía poco valor para el hombre primitivo. Éste se negaba a reconocer que las causas naturales explican los fenómenos vulgares.
81:2.9 (901.12) Cuando se le preguntaba de dónde venía el fuego, la simple historia de Andón y el pedernal fue rápidamente sustituida por la leyenda de cómo cierto Prometeo lo había robado del cielo. Los antiguos buscaban una explicación sobrenatural para todos los fenómenos naturales que no se encontraban al alcance de su comprensión personal, y muchos modernos continúan haciendo lo mismo. La despersonalización de los fenómenos llamados naturales ha necesitado miles de años, y aún no ha finalizado. Pero la búsqueda sincera, honrada y audaz de las causas verdaderas dio origen a la ciencia moderna: convirtió la astrología en astronomía, la alquimia en química y la magia en medicina.
81:2.10 (901.13) Durante la era anterior a las máquinas, la única manera que tenía el hombre de realizar un trabajo sin hacerlo él mismo consistía en utilizar un animal. La domesticación de los animales puso en sus manos unas herramientas vivientes cuya utilización inteligente preparó el camino para la agricultura y el transporte. Sin estos animales, el hombre no podría haberse elevado desde su estado primitivo hasta los niveles de la civilización posterior.
81:2.11 (902.1) La mayoría de los animales que convenían mejor para la domesticación se encontraban en Asia, especialmente en las regiones centrales y del suroeste. Ésta fue una de las razones por las cuales la civilización progresó más rápidamente en esta zona que en otras partes del mundo. Muchos de estos animales habían sido domesticados anteriormente dos veces, y en la época de los anditas fueron domesticados una vez más. Pero el perro había permanecido con los cazadores desde que había sido adoptado por el hombre azul muchísimo tiempo antes.
81:2.12 (902.2) Los anditas del Turquestán fueron los primeros pueblos que domesticaron una gran cantidad de caballos, y ésta es otra razón por la que su cultura predominó durante tanto tiempo. Hacia el año 5000 a. de J.C., los campesinos de Mesopotamia, el Turquestán y China habían empezado a criar ovejas, cabras, vacas, camellos, caballos, aves de corral y elefantes. Empleaban como bestias de carga el buey, el camello, el caballo y el yak. El hombre mismo fue en cierto momento la bestia de carga. Un jefe de la raza azul tuvo en cierta ocasión una colonia de porteadores de cargas de cien mil hombres.
81:2.13 (902.3) El establecimiento de la esclavitud y la propiedad privada de la tierra llegó con la agricultura. La esclavitud elevó el nivel de vida de los amos y les procuró más tiempo libre para cultivarse socialmente.
81:2.14 (902.4) El salvaje es un esclavo de la naturaleza, pero la civilización científica está confiriendo lentamente una mayor libertad a la humanidad. El hombre se ha liberado, y continuará liberándose, de la necesidad de trabajar sin descanso gracias a los animales, el fuego, el viento, el agua, la electricidad y otras fuentes de energía no descubiertas. A pesar de las dificultades transitorias ocasionadas por la invención prolífica de maquinarias, los beneficios finales que se derivarán de estos inventos mecánicos son inestimables. La civilización nunca puede florecer, y mucho menos establecerse, hasta que el hombre no dispone de tiempo libre para pensar, planear e imaginar formas nuevas y mejores de hacer las cosas.
81:2.15 (902.5) Al principio, el hombre se apropió simplemente de su refugio, vivía debajo de las cornisas o habitaba en las cuevas. Luego adaptó los materiales naturales, tales como la madera y la piedra, para construir sus cabañas familiares. Finalmente entró en la etapa creativa de la construcción de viviendas, y aprendió a fabricar ladrillos y otros materiales de construcción.
81:2.16 (902.6) Entre las razas más modernas, los pueblos de las regiones montañosas del Turquestán fueron los primeros que construyeron sus viviendas de madera; sus casas se parecían mucho a las primeras cabañas de troncos de los pioneros americanos. En todas las llanuras, las viviendas humanas estaban hechas de ladrillos, y más tarde de ladrillos cocidos.
81:2.17 (902.7) Las antiguas razas fluviales construían sus cabañas clavando en la tierra unos palos altos en forma de círculo; luego juntaban los extremos superiores de los palos, formando así el armazón para la cabaña, el cual lo entrelazaban con cañas transversales, de manera que el conjunto se parecía a un enorme cesto invertido. Esta estructura se podía recubrir entonces con arcilla, y después de secarse al Sol, formaba una vivienda muy práctica y resistente a la intemperie.
81:2.18 (902.8) La idea posterior de trenzar todo tipo de cestos se originó independientemente a partir de estas cabañas primitivas. La idea de fabricar objetos de alfarería surgió en uno de los grupos al observar los efectos que se producían cuando estos armazones de palos se untaban con arcilla húmeda. La práctica de endurecer la cerámica mediante la cocción se descubrió cuando una de estas cabañas primitivas cubiertas de arcilla se incendió accidentalmente. Las artes de la antigüedad tenían muchas veces su origen en los sucesos fortuitos que acompañaban la vida diaria de los pueblos primitivos. Al menos esto es casi totalmente cierto en lo que se refiere al progreso evolutivo de la humanidad hasta la llegada de Adán.
81:2.19 (903.1) Aunque el estado mayor del Príncipe había introducido la alfarería por primera vez hace aproximadamente medio millón de años, la fabricación de recipientes de arcilla se había interrumpido prácticamente durante más de ciento cincuenta mil años. Sólo los noditas presumerios de la costa del golfo continuaron fabricando recipientes de arcilla. El arte de la alfarería se restableció durante la época de Adán. La diseminación de este arte tuvo lugar al mismo tiempo que se extendían las áreas desérticas de África, Arabia y Asia central, y se propagó en oleadas sucesivas con unas técnicas cada vez mejores desde Mesopotamia hacia el hemisferio oriental.
81:2.20 (903.2) No siempre se puede seguir la pista de estas civilizaciones de la época andita por las etapas de su alfarería o de sus otras artes. Los regímenes de Dalamatia y del Edén complicaron enormemente el curso tranquilo de la evolución humana. A menudo sucede que las vasijas y los utensilios más tardíos son inferiores a los productos anteriores de los pueblos anditas más puros.
81:3.1 (903.3) La destrucción climática de las ricas praderas abiertas de caza y de las tierras de pastoreo del Turquestán, que empezó hacia el año 12.000 a. de J.C., obligó a los hombres de estas regiones a recurrir a nuevas formas de industria y de manufacturas rudimentarias. Algunos se orientaron hacia la cría de rebaños domesticados, otros se volvieron agricultores o colectores de alimentos de origen acuático, pero los tipos superiores de intelectos anditas escogieron dedicarse al comercio y la manufactura. Algunas tribus enteras cogieron la costumbre de dedicarse al desarrollo de una sola industria. Desde el valle del Nilo hasta el Hindu-Kusch y desde el Ganges hasta el Río Amarillo, la ocupación principal de las tribus superiores se volvió el cultivo del suelo, con el comercio como actividad suplementaria.
81:3.2 (903.4) El incremento del comercio y de la transformación de las materias primas en diversos artículos comerciales jugó directamente un papel decisivo en el nacimiento de las primeras comunidades semipacíficas que tuvieron tanta influencia en la diseminación de la cultura y las artes de la civilización. Antes de la era de un abundante comercio mundial, las comunidades sociales eran tribales — eran grupos familiares ampliados. El comercio llevó a los diferentes tipos de seres humanos a asociarse, contribuyendo así a una fecundación cruzada más rápida de la cultura.
81:3.3 (903.5) Hace unos doce mil años, la era de las ciudades independientes estaba en sus albores. Estas ciudades primitivas, comerciantes y manufactureras, siempre estaban rodeadas de zonas de agricultura y ganadería. Aunque es cierto que la elevación del nivel de vida fomentó la industria, no debéis haceros una idea falsa de los refinamientos de la vida urbana inicial. Las razas primitivas no eran demasiado pulcras ni limpias, y las comunidades medias primitivas se elevaban entre treinta y sesenta centímetros cada veinticinco años a consecuencia de la simple acumulación de la suciedad y la basura. Algunas de estas ciudades antiguas también se elevaron muy rápidamente por encima de las tierras circundantes porque sus cabañas de barro no cocido duraban poco tiempo, y tenían la costumbre de construir sus nuevas viviendas directamente sobre las ruinas de las anteriores.
81:3.4 (903.6) El empleo generalizado de los metales fue una de las características de esta era de las primeras ciudades industriales y comerciales. Ya habéis descubierto en el Turquestán una cultura del bronce que es anterior al año 9000 a. de J.C., y los anditas aprendieron pronto a trabajar también el hierro, el oro y el cobre. Pero lejos de los centros más avanzados de la civilización, las condiciones eran muy diferentes. No había períodos bien diferenciados como la Edad de Piedra, del Bronce y del Hierro; los tres existían simultáneamente en diferentes localidades.
81:3.5 (904.1) El oro fue el primer metal que buscaron los hombres; era fácil de trabajar y al principio sólo se utilizó como adorno. Luego se empleó el cobre, pero no de manera abundante hasta que se mezcló con el estaño para fabricar el bronce más duro. El descubrimiento de la mezcla del cobre con el estaño para hacer el bronce fue realizado por un adansonita del Turquestán, cuya mina de cobre en las tierras altas se encontraba situada por casualidad al lado de un yacimiento de estaño.
81:3.6 (904.2) Con la aparición de una manufactura rudimentaria y de una industria incipiente, el comercio se convirtió rápidamente en la influencia más poderosa para la diseminación de la civilización cultural. La apertura de las rutas comerciales por tierra y por mar facilitó enormemente los viajes y la mezcla de las culturas, así como la fusión de las civilizaciones. Hacia el año 5000 a. de J.C., el caballo era de uso común en todos los países civilizados y semicivilizados. Estas razas más recientes no sólo poseían caballos domesticados, sino también diversos tipos de carros y carrozas. La rueda se utilizaba desde hacía miles de años, pero ahora los vehículos provistos de ruedas se emplearon de manera universal tanto en el comercio como en la guerra.
81:3.7 (904.3) Los comerciantes viajeros y los exploradores errantes hicieron más por el progreso de la civilización histórica que todas las demás influencias combinadas. Las conquistas militares, la colonización y las empresas misioneras patrocinadas por las religiones posteriores fueron también otros factores que contribuyeron a la difusión de la cultura; pero todos ellos fueron secundarios en comparación con las relaciones comerciales, continuamente en aumento gracias a las artes y las ciencias de la industria que se desarrollaban con rapidez.
81:3.8 (904.4) La inyección del linaje adámico en las razas humanas no sólo aceleró el ritmo de la civilización sino que también estimuló enormemente sus tendencias a la aventura y la exploración, de manera que la mayor parte de Eurasia y el norte de África se encontraron pronto ocupadas por los descendientes mixtos de los anditas que se multiplicaban rápidamente.
81:4.1 (904.5) En el momento de contactar con los albores de los tiempos históricos, toda Eurasia, el norte de África y las islas del Pacífico están pobladas por las razas compuestas de la humanidad. Y estas razas actuales son el resultado de la mezcla y la remezcla de los cinco linajes humanos básicos de Urantia.
81:4.2 (904.6) Cada una de las razas de Urantia se podía identificar por ciertas características físicas distintivas. Los adamitas y los noditas tenían la cabeza alargada; los andonitas eran de cabeza ancha. Las razas sangiks tenían una cabeza mediana, aunque los hombres amarillos y azules tendían a ser de cabeza ancha. Cuando las razas azules se mezclaban con los linajes andonitas, eran claramente de cabeza ancha. Los sangiks secundarios tenían una cabeza entre mediana y alargada.
81:4.3 (904.7) Aunque estas dimensiones craneanas ayudan a descifrar los orígenes raciales, el esqueleto en su totalidad es mucho más fiable. En el desarrollo primitivo de las razas de Urantia había originalmente cinco tipos distintos de estructuras esqueléticas:
81:4.4 (904.8) 1. Andonitas — los aborígenes de Urantia.
81:4.5 (904.9) 2. Sangiks primarios — rojos, amarillos y azules.
81:4.6 (904.10) 3. Sangiks secundarios — anaranjados, verdes e índigos.
81:4.7 (904.11) 4. Noditas — los descendientes de los dalamatianos.
81:4.8 (904.12) 5. Adamitas — la raza violeta.
81:4.9 (904.13) A medida que estos cinco grandes grupos raciales se entremezclaron ampliamente, las mezclas continuas tendieron a eclipsar el tipo andonita debido al predominio de la herencia sangik. Los lapones y los esquimales son una mezcla de andonitas y de la raza azul sangik. La estructura de su esqueleto es la que conserva mejor el tipo andónico aborigen. Pero los adamitas y los noditas se han mezclado tanto con las otras razas que sólo se pueden detectar como un tipo caucasoide generalizado.
81:4.10 (905.1) Por consiguiente, a medida que se desentierren los restos humanos de los últimos veinte mil años, será imposible, en general, distinguir claramente los cinco tipos originales. El estudio de las estructuras de estos esqueletos revelará que la humanidad está dividida ahora aproximadamente en tres clases:
81:4.11 (905.2) 1. La caucasoide — la mezcla andita de los linajes noditas y adamitas, modificada además por la unión con los sangiks primarios y (una parte de los) secundarios y por un cruce considerable con los andonitas. Las razas blancas occidentales, junto con algunos pueblos hindúes y turanianos, están incluidas en este grupo. El factor unificante de esta división es la mayor o menor proporción de herencia andita.
81:4.12 (905.3) 2. La mongoloide — el tipo sangik primario, que incluye a las razas roja, amarilla y azul originales. Los chinos y los amerindios pertenecen a este grupo. En Europa, el tipo mongoloide se ha modificado mediante una mezcla con los sangiks secundarios y los andonitas, y más aún debido a la inyección andita. Los malayos y otros pueblos indonesios están incluídos en esta clasificación, aunque contienen un porcentaje elevado de sangre sangik secundaria.
81:4.13 (905.4) 3. La negroide — el tipo sangik secundario, que incluía originalmente a las razas anaranjada, verde e índiga. El mejor ejemplo de este tipo es el negro, y se puede encontrar en África, la India e Indonesia, en todos los lugares donde se establecieron las razas sangiks secundarias.
81:4.14 (905.5) En el norte de China existe cierta mezcla de los tipos caucasoide y mongoloide; en el Levante, los caucasoides y los negroides se han entremezclado; en la India, así como en América del Sur, los tres tipos están representados. Las características del esqueleto de los tres tipos sobrevivientes subsisten todavía y ayudan a identificar a los antepasados más recientes de las razas humanas de hoy.
81:5.1 (905.6) La evolución biológica y la civilización cultural no están necesariamente correlacionadas; en cualquier época, la evolución orgánica puede seguir adelante sin obstáculos en medio mismo de una decadencia cultural. Pero cuando se examinan largos períodos de la historia humana, se puede observar que al final la evolución y la cultura se encuentran conectadas como causa y efecto. La evolución puede avanzar en ausencia de la cultura, pero la civilización cultural no florece sin un trasfondo adecuado de progreso racial anterior. Adán y Eva no introdujeron ningún arte de la civilización ajeno al progreso de la sociedad humana, pero la sangre adámica aumentó la capacidad inherente de las razas y aceleró el ritmo del desarrollo económico y del progreso industrial. La donación de Adán mejoró la capacidad cerebral de las razas, acelerando así enormemente los procesos de la evolución natural.
81:5.2 (905.7) Gracias a la agricultura, la domesticación de los animales y a una arquitectura más perfeccionada, la humanidad se liberó gradualmente de las peores fases de la lucha constante por la vida, y empezó a buscar el modo de dulcificar su manera de vivir; éste fue el principio de sus esfuerzos por conseguir unos niveles de bienestar material cada vez más elevados. Por medio de la manufactura y la industria, el hombre está aumentando gradualmente el contenido placentero de su vida como mortal.
81:5.3 (906.1) Pero la sociedad cultural no es ninguna gran asociación benéfica de privilegios heredados, en la que todos los hombres nacen con el derecho adquirido de pertenecer a ella y con una igualdad total. Es más bien una corporación elevada y progresiva de trabajadores terrestres, que sólo admite en sus filas a los operarios más nobles que se esfuerzan por hacer del mundo un lugar mejor en el que sus hijos, y los hijos de sus hijos, puedan vivir y avanzar en los siglos por venir. Y esta corporación de la civilización exige unos derechos de admisión muy costosos, impone unas disciplinas estrictas y rigurosas, inflige grandes penalizaciones a todos los disidentes y no conformistas, mientras que confiere pocas licencias o privilegios personales, excepto los de una seguridad creciente contra los peligros comunes y los riesgos raciales.
81:5.4 (906.2) La asociación social es una forma de seguro de supervivencia, y los seres humanos han aprendido que es beneficiosa; por eso la mayoría de los individuos está dispuesta a pagar las primas de sacrificio de sí mismo y de reducción de la libertad personal que la sociedad exige a sus miembros, a cambio de esta protección colectiva cada vez mayor. En resumen, el mecanismo social de hoy en día es un plan de seguro a base de ensayos y errores, destinado a proporcionar cierto grado de seguridad y protección contra un retorno a las terribles condiciones antisociales que caracterizaban las experiencias iniciales de la raza humana.
81:5.5 (906.3) La sociedad se convierte así en un sistema cooperativo que sirve para asegurar la libertad civil a través de las instituciones, la libertad económica a través del capital y la invención, la libertad social a través de la cultura, y la protección contra la violencia a través de la reglamentación penal.
81:5.6 (906.4) La fuerza no crea el derecho, pero hace respetar los derechos comúnmentereconocidos de cada generación sucesiva. La misión principal del gobierno consiste en definir el derecho, la reglamentación justa y equitativa de las diferencias de clases, y la aplicación de una igualdad de oportunidades bajo el imperio de la ley. Cada derecho humano está asociado a un deber social; el privilegio colectivo es el mecanismo de un seguro que exige infaliblemente el pago total de las primas rigurosas de servicio al grupo. Y los derechos colectivos, así como los del individuo, deben ser protegidos, incluida la reglamentación de las inclinaciones sexuales.
81:5.7 (906.5) La libertad sometida a las reglas colectivas es la meta legítima de la evolución social. La libertad sin restricción es el sueño vano e imaginario de las mentes humanas inestables y caprichosas.
81:6.1 (906.6) Aunque la evolución biológica ha continuado siempre hacia adelante, una gran parte de la evolución cultural salió del valle del Éufrates en unas oleadas que se debilitaron sucesivamente con el paso del tiempo, hasta que por fin la totalidad de los descendientes de puro linaje adámico hubo salido para enriquecer las civilizaciones de Asia y Europa. Las razas no se mezclaron por completo, pero sus civilizaciones sí lo hicieron en una medida considerable. La cultura se extendió lentamente por todo el mundo. Y esta civilización debe ser conservada y fomentada, porque hoy ya no existen nuevas fuentes de cultura, ni anditas que fortifiquen y estimulen el lento progreso de la evolución de la civilización.
81:6.2 (906.7) La civilización que se desarrolla actualmente en Urantia tuvo su origen, y está basada, en los factores siguientes:
81:6.3 (906.8) 1. Las circunstancias naturales. La naturaleza y el alcance de una civilización material están determinados en gran medida por los recursos naturales disponibles. El clima, el tiempo atmosférico y numerosas condiciones físicas son factores en la evolución de la cultura.
81:6.4 (907.1) Al principio de la era andita sólo había dos zonas abiertas de caza, extensas y fértiles, en todo el mundo. Una se encontraba en América del Norte y estaba ocupada por los amerindios; la otra se hallaba al norte del Turquestán y estaba parcialmente ocupada por una raza andónico-amarilla. Los factores decisivos en la evolución de una cultura superior en el suroeste de Asia fueron la raza y el clima. Los anditas eran un gran pueblo, pero el factor decisivo que determinó el curso de su civilización fue la aridez creciente del Irán, el Turquestán y el Sinkiang, que los forzó a inventar y a adoptar métodos nuevos y avanzados para arrancarle el sustento a sus tierras cada vez menos fértiles.
81:6.5 (907.2) La configuración de los continentes y otras disposiciones geográficas ejercen una gran influencia en la determinación de la paz o la guerra. Muy pocos urantianos han tenido nunca una oportunidad tan favorable para desarrollarse de manera continua y tranquila como la que disfrutaron los pueblos de América del Norte — protegidos prácticamente por todos lados por inmensos océanos.
81:6.6 (907.3) 2. Los bienes de equipo. La cultura no se desarrolla nunca en situaciones de pobreza; el tiempo libre es esencial para el progreso de la civilización. Los individuos pueden adquirir un carácter con un valor moral y espiritual en ausencia de riquezas materiales, pero una civilización cultural sólo puede derivarse de unas condiciones de prosperidad material que favorezcan los momentos de ocio combinados con la ambición.
81:6.7 (907.4) Durante los tiempos primitivos, la vida en Urantia era un asunto serio y grave. La humanidad tendió constantemente a encaminarse hacia los climas salubres de los trópicos precisamente para escapar de esta lucha incesante y de este trabajo interminable. Aunque estas zonas más cálidas para vivir disminuyeron un poco la intensa lucha por la existencia, las razas y las tribus que buscaron así la facilidad raras veces utilizaron su tiempo libre no ganado para hacer avanzar la civilización. El progreso social ha venido invariablemente de las ideas y los proyectos de las razas que han aprendido, por medio de sus esfuerzos inteligentes, a arrancarle a la tierra su sustento con menos esfuerzo y jornadas de trabajo reducidas, pudiendo disfrutar así de un margen beneficioso de tiempo libre bien merecido.
81:6.8 (907.5) 3. Los conocimientos científicos. Los aspectos materiales de la civilización deben siempre esperar la acumulación de los datos científicos. Después del descubrimiento del arco y la flecha y de la utilización de los animales como fuerza motriz, pasó mucho tiempo antes de que el hombre aprendiera la manera de aprovechar la fuerza del viento y el agua, seguidos después por el empleo del vapor y la electricidad. Sin embargo, los instrumentos de la civilización mejoraron lentamente. La tejeduría, la alfarería, la domesticación de los animales y el trabajo de los metales fueron seguidos por una era de escritura y de imprenta.
81:6.9 (907.6) El conocimiento es poder. Los inventos preceden siempre la aceleración del desarrollo cultural a escala mundial. La ciencia y la invención fueron las que más se beneficiaron de las máquinas de imprimir, y la interacción de todas estas actividades culturales e inventivas ha acelerado enormemente el ritmo del progreso cultural.
81:6.10 (907.7) La ciencia enseña al hombre a hablar el nuevo lenguaje de las matemáticas y disciplina sus pensamientos según unas líneas de precisión rigurosa. La ciencia estabiliza también la filosofía mediante la eliminación de los errores, y al mismo tiempo purifica la religión gracias a la destrucción de las supersticiones.
81:6.11 (907.8) 4. Los recursos humanos. Un gran número de hombres es indispensable para la diseminación de la civilización. En igualdad de condiciones en todos los aspectos, un pueblo numeroso dominará la civilización de una raza más reducida. En consecuencia, si una nación no logra aumentar el número de sus habitantes hasta cierto punto, eso le impedirá realizar plenamente su destino nacional, pero llega un momento en que un crecimiento adicional de la densidad de la población se vuelve suicida. La multiplicación de los habitantes más allá de la proporción óptima normal entre los hombres y las tierras disponibles significa o bien una disminución del nivel de vida, o una expansión inmediata de las fronteras territoriales mediante la penetración pacífica o la conquista militar — la ocupación por la fuerza.
81:6.12 (908.1) A veces os sentís impresionados por los estragos de la guerra, pero deberíais reconocer que es necesario que nazca un gran número de mortales para permitir que el desarrollo social y moral tenga una amplia oportunidad de manifestarse; pero con esta fecundidad planetaria surge pronto el grave problema de la superpoblación. La mayoría de los mundos habitados son pequeños. Urantia está dentro de la media, quizás un poco más pequeña de lo normal. La estabilización óptima de la población nacional aumenta la cultura e impide la guerra. Y es sabia la nación que sabe cuándo detener su crecimiento.
81:6.13 (908.2) Pero el continente más rico en depósitos naturales y el más avanzado en equipos mecánicos hará pocos progresos si la inteligencia de su pueblo está en decadencia. El conocimiento se puede obtener mediante la educación, pero la sabiduría, que es indispensable para la verdadera cultura, sólo se puede conseguir a través de la experiencia y por parte de unos hombres y mujeres que son inteligentes de manera innata. Un pueblo así es capaz de aprender por experiencia, y puede volverse realmente sabio.
81:6.14 (908.3) 5. La eficacia de los recursos materiales. Muchas cosas dependen de la sabiduría demostrada en la utilización de los recursos naturales, el conocimiento científico, los bienes de equipo y los potenciales humanos. El factor principal de la civilización primitiva era la fuerza que ejercían los sabios jefes sociales; los hombres primitivos tenían la civilización que les imponían literalmente sus contemporáneos superiores. Las minorías superiores y bien organizadas han gobernado ampliamente este mundo.
81:6.15 (908.4) La fuerza no crea el derecho, pero la fuerza crea lo que existe y lo que ha existido en la historia. Urantia acaba de alcanzar recientemente el punto en que la sociedad está dispuesta a discutir la ética de la fuerza y del derecho.
81:6.16 (908.5) 6. La eficacia del idioma. La civilización tiene que esperar al idioma para diseminarse. Las lenguas vivas y que se enriquecen aseguran la expansión de las ideas y los proyectos civilizados. Durante las épocas primitivas se hicieron progresos importantes en el lenguaje. Hoy existe la gran necesidad de un desarrollo lingüístico adicional que facilite la expresión del pensamiento en evolución.
81:6.17 (908.6) El idioma surgió en las asociaciones colectivas, donde cada grupo local desarrolló su propio sistema de intercambio de palabras. El lenguaje creció a través de los gestos, los signos, los gritos, los sonidos imitativos, la entonación y el acento, hasta llegar a la vocalización de los alfabetos posteriores. El idioma es la herramienta para pensar más importante y útil que posee el hombre, pero sólo pudo florecer cuando los grupos sociales consiguieron tener algún tiempo libre. La tendencia a jugar con el lenguaje desarrolla nuevas palabras — el argot. Si la mayoría adopta el argot, entonces el uso lo convierte en idioma. Un ejemplo del origen de los dialectos es la condescendencia a «hablar como los niños» dentro de un grupo familiar.
81:6.18 (908.7) Las diferencias de idiomas siempre han sido el obstáculo principal para la extensión de la paz. La diseminación de una cultura sobre una raza, un continente o un mundo entero debe estar precedida por la eliminación de los dialectos. Un lenguaje universal favorece la paz, asegura la cultura y aumenta la felicidad. Incluso cuando las lenguas de un mundo se reducen a unas pocas, su dominio por parte de los pueblos cultos dirigentes influye poderosamente sobre la realización de la paz y la prosperidad mundiales.
81:6.19 (908.8) Urantia ha hecho muy pocos progresos en el desarrollo de un idioma internacional, pero se han logrado muchas cosas gracias al establecimiento de un intercambio comercial internacional. Todas estas relaciones internacionales deberían fomentarse, ya se trate de los idiomas, el comercio, el arte, la ciencia, los juegos competitivos o la religión.
81:6.20 (909.1) 7. La eficacia de los dispositivos mecánicos. El progreso de la civilización está relacionado directamente con el desarrollo y la posesión de las herramientas, las máquinas y los canales de distribución. Unas herramientas mejores, unas máquinas ingeniosas y eficaces, determinan la supervivencia de los grupos competidores en el marco de la civilización que progresa.
81:6.21 (909.2) En los tiempos primitivos, la única energía que se empleaba para cultivar la tierra era la energía humana. Fue precisa una larga lucha para sustituir a los hombres por los bueyes, ya que esto le quitaba el trabajo a los hombres. Más recientemente, las máquinas han empezado a reemplazar a los hombres, y cada avance de este tipo contribuye directamente al progreso de la sociedad, porque libera la energía humana para la realización de tareas más valiosas.
81:6.22 (909.3) La ciencia, guiada por la sabiduría, puede convertirse en la gran liberadora social del hombre. Una época mecánica sólo puede resultar desastrosa para aquella nación cuyo nivel intelectual es demasiado bajo como para descubrir los métodos sabios y las técnicas acertadas que le permitan adaptarse con éxito a las dificultades de transición que aparecen a consecuencia de la pérdida repentina de un gran número de empleos debido a la invención demasiado rápida de nuevos tipos de máquinas que economizan mano de obra.
81:6.23 (909.4) 8. El carácter de los abanderados. La herencia social permite al hombre subirse en los hombros de todos los que lo han precedido y que han contribuido en algo a la suma de la cultura y el conocimiento. En esta tarea de pasar la antorcha cultural a la generación siguiente, el hogar será siempre la institución fundamental. Vienen a continuación el esparcimiento y la vida social, con la escuela en último lugar, pero igualmente indispensable en una sociedad compleja y muy bien organizada.
81:6.24 (909.5) Los insectos nacen plenamente educados y equipados para la vida — una existencia en verdad muy limitada y puramente instintiva. El bebé humano nace sin educación; por consiguiente, al controlar la formación educativa de las generaciones más jóvenes, el hombre posee el poder de modificar enormemente el curso evolutivo de la civilización.
81:6.25 (909.6) Las influencias más importantes que contribuyen en el siglo veinte al fomento de la civilización y al progreso de la cultura son el incremento notable de los viajes por el mundo y las mejoras sin precedentes de los métodos de comunicación. Pero el desarrollo de la educación no ha seguido el mismo ritmo que la estructura social en expansión; la apreciación moderna de la ética tampoco se ha desarrollado en proporción al crecimiento de los ámbitos más puramente intelectuales y científicos. Y la civilización moderna se encuentra estancada en su desarrollo espiritual y en la salvaguardia de la institución del hogar.
81:6.26 (909.7) 9. Los ideales raciales. Los ideales de una generación labran los canales del destino para la posteridad inmediata. La calidad de los abanderados sociales determinará si la civilización avanza o retrocede. Los hogares, las iglesias y las escuelas de una generación determinan de antemano la tendencia del carácter de la generación siguiente. El impulso moral y espiritual de una raza o una nación determina en gran parte la velocidad cultural de esa civilización.
81:6.27 (909.8) Los ideales elevan la fuente de la corriente social. Y ninguna corriente puede elevarse por encima de su fuente, cualquiera que sea la técnica de presión o el control direccional que se pueda emplear. La fuerza motriz de los aspectos incluso más materiales de una civilización cultural reside en las realizaciones menos materiales de la sociedad. La inteligencia puede controlar el mecanismo de la civilización, la sabiduría puede dirigirlo, pero el idealismo espiritual es la energía que eleva realmente la cultura humana y la hace progresar de un nivel de realización al siguiente.
81:6.28 (910.1) Al principio, la vida era una lucha por la existencia; hoy es una lucha por el nivel de vida, y en el futuro lo será por la calidad del pensamiento, la próxima meta terrestre de la existencia humana.
81:6.29 (910.2) 10. La coordinación de los especialistas. La civilización ha avanzado enormemente gracias a la temprana división del trabajo y a su corolario posterior de la especialización. La civilización depende ahora de la coordinación eficaz de los especialistas. A medida que se expande la sociedad, se deberá encontrar algún método que agrupe a los diversos especialistas.
81:6.30 (910.3) Los especialistas en los temas sociales, artísticos, técnicos e industriales continuarán multiplicando y acrecentando su habilidad y su destreza. Esta diversificación de las aptitudes y esta diferencia de trabajos debilitará y desintegrará finalmente la sociedad humana si no se desarrollan unos medios eficaces de coordinación y cooperación. Pero unas inteligencias que son capaces de tal inventiva y de una especialización semejante deberían ser enteramente competentes para idear unos métodos adecuados de control y de adaptación para todos los problemas derivados del rápido crecimiento de la invención y del ritmo acelerado de la expansión cultural.
81:6.31 (910.4) 11. Los mecanismos para encontrar empleo. La próxima época de desarrollo social estará materializada en una cooperación y una coordinación mejores y más eficaces de la creciente especialización en plena expansión. A medida que el trabajo se diversifique cada vez más, será preciso idear alguna técnica para dirigir a los individuos hacia un empleo adecuado. Las máquinas no son la única causa de desempleo entre los pueblos civilizados de Urantia. La complejidad económica y el incremento continuo de la especialización industrial y profesional se añaden a los problemas de la colocación laboral.
81:6.32 (910.5) No es suficiente con preparar a los hombres para el trabajo; una sociedad compleja debe proporcionar también unos métodos eficaces para encontrar empleo. Antes de formar a los ciudadanos en las técnicas sumamente especializadas de ganarse la vida, se les debería enseñar uno o más métodos de trabajo, oficios o profesiones no especializados, que podrían utilizar cuando estuvieran desempleados temporalmente en sus oficios especializados. Ninguna civilización que alberga grandes clases de desempleados puede sobrevivir durante mucho tiempo. Con el tiempo, la aceptación de la ayuda del Tesoro público deformará y desmoralizará incluso a los mejores ciudadanos. La caridad privada misma se vuelve perniciosa cuando se concede mucho tiempo a unos ciudadanos sanos.
81:6.33 (910.6) Una sociedad tan sumamente especializada no aceptará con gusto las antiguas prácticas comunales y feudales de los pueblos antiguos. Es verdad que muchos servicios comunes pueden ser socializados de manera aceptable y beneficiosa, pero la mejor manera de dirigir a unos seres humanos extremadamente capacitados y ultraespecializados es mediante una técnica de cooperación inteligente. La coordinación modernizada y la reglamentación fraternal producirán una cooperación más duradera que los métodos comunistas más antiguos y primitivos o que las instituciones reguladoras dictatoriales basadas en la fuerza.
81:6.34 (910.7) 12. La buena voluntad para cooperar. Uno de los grandes obstáculos para el progreso de la sociedad humana es el conflicto entre los intereses y el bienestar de los grupos humanos más grandes y socializados, y los de las asociaciones humanas más pequeñas con ideas contrarias y asociales, sin mencionar a los individuos aislados con una mentalidad antisocial.
81:6.35 (910.8) Ninguna civilización nacional dura mucho tiempo a menos que sus métodos educativos y sus ideales religiosos inspiren un patriotismo inteligente y una devoción nacional de tipo elevado. Sin este tipo de patriotismo inteligente y de solidaridad cultural, todas las naciones tienden a desintegrarse a consecuencia de los celos regionales y de los egoísmos locales.
81:6.36 (911.1) Para mantener una civilización mundial es preciso que los seres humanos aprendan a vivir juntos en paz y fraternidad. Sin una coordinación eficaz, la civilización industrial se encuentra en peligro a causa de los riesgos de la ultraespecialización: la monotonía, la estrechez de miras y la tendencia a engendrar la desconfianza y los celos.
81:6.37 (911.2) 13. Los dirigentes sabios y eficaces. La civilización depende mucho, muchísimo, de un espíritu de cooperación entusiasta y eficaz. Diez hombres no valen mucho más que uno solo para levantar un gran peso, a menos que lo levanten todos juntos — todos al mismo tiempo. Este trabajo de equipo — la cooperación social — depende de los dirigentes. Las civilizaciones culturales del pasado y del presente han estado basadas en la cooperación inteligente de los ciudadanos con unos jefes sabios y progresivos; y hasta que el hombre no alcance por evolución unos niveles más elevados, la civilización continuará dependiendo de una autoridad sabia y vigorosa.
81:6.38 (911.3) Las civilizaciones elevadas nacen de la correlación sagaz entre la riqueza material, la grandeza intelectual, el valor moral, la habilidad social y la perspicacia cósmica.
81:6.39 (911.4) 14. Los cambios sociales. La sociedad no es una institución divina; es un fenómeno de la evolución progresiva. Una civilización que progresa siempre sufre retrasos cuando sus dirigentes son lentos en efectuar los cambios esenciales en la organización social que le permitan seguir el mismo ritmo que los desarrollos científicos de esa época. Sin embargo, no se deben menospreciar ciertas cosas simplemente porque sean viejas, ni tampoco hay que abrazar incondicionalmente una idea sólo porque sea nueva y original.
81:6.40 (911.5) El hombre debería experimentar sin miedo con los mecanismos de la sociedad. Pero estas aventuras de adaptación cultural deberían estar siempre controladas por aquellos que conocen plenamente la historia de la evolución social; y estos innovadores deberían estar siempre aconsejados por la sabiduría de aquellos que tienen una experiencia práctica en el ámbito del experimento social o económico en proyecto. No se debería intentar ningún gran cambiosocial o económico de manera repentina. El tiempo es esencial para todos los tipos de adaptaciones humanas — físicas, sociales o económicas. Únicamente los ajustes morales y espirituales se pueden efectuar bajo el impulso del momento, e incluso éstos también necesitan el paso del tiempo para que se manifiesten plenamente sus repercusiones sociales y materiales. Los ideales de la raza son el apoyo y la seguridad principales durante los períodos críticos en que una civilización se encuentra en tránsito entre un nivel y el siguiente.
81:6.41 (911.6) 15. Las medidas preventivas contra los desmoronamientos en los períodosde transición. La sociedad es el fruto de innumerables épocas de ensayos y errores; representa lo que ha sobrevivido a los ajustes y reajustes selectivos en las etapas sucesivas de la ascensión secular de la humanidad desde el nivel animal hasta el nivel humano de categoría planetaria. El gran peligro para cualquier civilización — en cualquier momento — es la amenaza de su derrumbamiento durante el período de transición entre los métodos establecidos del pasado y los procedimientos nuevos y mejores, pero aún no probados, del futuro.
81:6.42 (911.7) El liderazgo es vital para el progreso. La sabiduría, la perspicacia y la previsión son indispensables para que duren las naciones. La civilización nunca está realmente en peligro hasta que sus dirigentes capaces empiezan a desaparecer. Y la cantidad de estos jefes sabios nunca ha sobrepasado el uno por ciento de la población.
81:6.43 (911.8) La civilización se ha elevado por estos peldaños de la escala evolutiva hasta alcanzar el nivel en que se podían poner en marcha las poderosas influencias que han culminado en la cultura en rápida expansión del siglo veinte. Los hombres sólo pueden esperar mantener sus civilizaciones actuales por medio de su adhesión a estos elementos esenciales, y asegurando al mismo tiempo su continuo desarrollo y su supervivencia indudable.
81:6.44 (912.1) Ésta es la esencia de la larguísima lucha de los pueblos de la Tierra por establecer la civilización desde la época de Adán. La cultura de hoy en día es el resultado neto de esta ardua evolución. Antes del descubrimiento de la imprenta, el progreso era relativamente lento porque los hombres de una generación no podían beneficiarse tan rápidamente de los logros de sus predecesores. Pero actualmente la sociedad humana se lanza hacia adelante con la fuerza del impulso acumulado de todas las épocas durante las cuales ha luchado la civilización.
81:6.45 (912.2) [Patrocinado por un Arcángel de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 82
82:0.1 (913.1) EL MATRIMONIO — el emparejamiento — surge de la bisexualidad. El matrimonio es la reacción del hombre para adaptarse a esta bisexualidad, mientras que la vida familiar es el total resultante de todos estos ajustes evolutivos y adaptativos. El matrimonio es duradero; no es inherente a la evolución biológica, pero es la base de toda la evolución social, y por eso la continuidad de su existencia está asegurada de alguna manera. El matrimonio ha dado el hogar a la humanidad, y el hogar es la gloria que corona toda la larga y ardua lucha evolutiva.
82:0.2 (913.2) Aunque las instituciones religiosas, sociales y educativas son todas esenciales para la supervivencia de la civilización cultural, la familia es la civilizadoraprincipal. Un niño aprende de su familia y de sus vecinos la mayor parte de las cosas esenciales de la vida.
82:0.3 (913.3) Los humanos de los tiempos pasados no poseían una civilización social muy rica, pero aquella que tenían la pasaban de manera fiel y eficaz a las generaciones siguientes. Y debéis reconocer que la mayoría de estas civilizaciones del pasado continuaron evolucionando con un mínimo estricto de otras influencias institucionales, porque el hogar funcionaba de manera eficaz. Hoy, las razas humanas poseen una rica herencia social y cultural, que debería ser pasada sabia y eficazmente a las generaciones venideras. La familia, como institución educativa, debe conservarse.
82:1.1 (913.4) A pesar del abismo que existe entre la personalidad del hombre y la de la mujer, el impulso sexual es suficiente para asegurar su unión con vistas a la reproducción de la especie. Este instinto funcionaba eficazmente mucho antes de que los humanos experimentaran una gran parte de lo que más tarde se ha llamado amor, devoción y fidelidad conyugal. El apareamiento es una propensión innata, y el matrimonio es su repercusión social evolutiva.
82:1.2 (913.5) El interés y el deseo sexuales no eran pasiones dominantes en los pueblos primitivos; simplemente los daban por sentados. Toda la experiencia reproductora estaba desprovista de embellecimientos imaginativos. La pasión sexual absorbente de los pueblos más civilizados se debe principalmente a las mezclas de razas, especialmente allí donde la naturaleza evolutiva fue estimulada por la imaginación asociativa y la apreciación de la belleza de los noditas y los adamitas. Pero las razas evolutivas absorbieron tan poca cantidad de herencia andita, que ésta no logró proporcionar el suficiente autocontrol sobre las pasiones animales así despertadas y estimuladas a consecuencia de la dotación de una conciencia más aguda del sexo y de unos impulsos de apareamiento más intensos. De todas las razas evolutivas, el hombre rojo es el que tenía el código sexual más elevado.
82:1.3 (913.6) La reglamentación sexual en relación con el matrimonio indica:
82:1.4 (913.7) 1. El progreso relativo de la civilización. La civilización ha exigido cada vez más que la satisfacción sexual se canalice de una manera útil y de acuerdo con las costumbres.
82:1.5 (914.1) 2. La cantidad de sangre andita en un pueblo cualquiera. En estos grupos, el sexo se ha vuelto la expresión más alta y más baja tanto de la naturaleza física como de la naturaleza emocional.
82:1.6 (914.2) Las razas sangiks tenían pasiones animales normales, pero mostraban poca imaginación o apreciación por la belleza y el atractivo físico del sexo opuesto. Aquello que se denomina atractivo sexual está prácticamente ausente incluso entre las razas primitivas de hoy en día; estos pueblos no mezclados poseen un instinto de apareamiento bien definido, pero una atracción sexual insuficiente como para crear problemas serios que necesiten un control social.
82:1.7 (914.3) El instinto de apareamiento es una de las fuerzas físicas dominantes que impulsan a los seres humanos; es la única emoción que, bajo la apariencia de una satisfacción individual, engaña eficazmente al hombre egoísta para que coloque el bienestar y la perpetuación de la raza muy por encima de la comodidad individual y de la ausencia de responsabilidades personales.
82:1.8 (914.4) Desde sus primeros comienzos hasta los tiempos modernos, el matrimonio como institución describe la evolución social de la tendencia biológica a perpetuarse. La perpetuación de la especie humana en evolución está asegurada por la presencia de este impulso racial al apareamiento, una necesidad que se denomina vagamente atracción sexual. Esta gran necesidad biológica se vuelve el eje impulsor de todo tipo de instintos, emociones y costumbres asociadas — físicas, intelectuales, morales y sociales.
82:1.9 (914.5) Entre los salvajes, el acopio de alimentos era la motivación impulsora, pero cuando la civilización asegura una abundancia de alimentos, el deseo sexual se vuelve muchas veces un impulso dominante, y por eso necesita siempre una reglamentación social. En los animales, la periodicidad instintiva refrena la propensión al apareamiento, pero como el hombre es un ser que se controla en gran parte a sí mismo, el deseo sexual no es del todo periódico; por eso es necesario que la sociedad imponga a los individuos el control sobre sí mismos.
82:1.10 (914.6) Ninguna emoción o impulso a los que el ser humano se entregue sin freno y con exceso puede producir tanto daño y aflicción como esta poderosa necesidad sexual. El sometimiento inteligente de este impulso a las reglamentaciones de la sociedad es la prueba suprema de la realidad de cualquier civilización. El autocontrol, un autocontrol cada vez mayor, es lo que necesita cada vez más la humanidad que progresa. El secreto, la falta de sinceridad y la hipocresía pueden ocultar los problemas sexuales, pero no proporcionan soluciones ni mejoran la ética.
82:2.1 (914.7) La historia de la evolución del matrimonio es simplemente la historia del control sexual bajo la presión de las restricciones sociales, religiosas y civiles. La naturaleza apenas reconoce a los individuos; no tiene en cuenta la llamada moralidad; está única y exclusivamente interesada en la reproducción de la especie. La naturaleza insiste irresistiblemente en la reproducción, pero deja con indiferencia que la sociedad resuelva los problemas consiguientes, creando así un problema enorme y siempre presente para la humanidad evolutiva. Este conflicto social consiste en una guerra sin fin entre los instintos básicos y la ética en evolución.
82:2.2 (914.8) Las relaciones entre los sexos estaban poco o nada reglamentadas entre las razas primitivas. Debido a esta licencia sexual, la prostitución no existía. Actualmente, los pigmeos y otras tribus atrasadas no poseen la institución del matrimonio; el estudio de estos pueblos revela las simples costumbres de emparejamiento que practicaban las razas primitivas. Pero siempre hay que estudiar y juzgar a todos los pueblos antiguos a la luz de las reglas morales de las costumbres de su propia época.
82:2.3 (915.1) Sin embargo, el amor libre nunca ha tenido buena reputación entre los pueblos que se encuentran por encima de la escala del salvajismo más completo. Los códigos matrimoniales y las restricciones conyugales comenzaron a desarrollarse en cuanto los grupos sociales empezaron a formarse. El emparejamiento ha progresado así a través de una multitud de transiciones, desde el estado de un libertinaje sexual casi total hasta los criterios morales del siglo veinte que implican una restricción sexual relativamente completa.
82:2.4 (915.2) En las primeras etapas del desarrollo tribal, las costumbres y los tabúes restrictivos eran muy rudimentarios, pero mantenían separados a los sexos — lo cual favorecía la tranquilidad, el orden y la laboriosidad — y la larga evolución del matrimonio y del hogar había empezado. Las costumbres de la vestimenta, el adorno y las prácticas religiosas, según el sexo, tuvieron su origen en estos tabúes primitivos que definieron el alcance de las libertades sexuales y terminaron así por crear los conceptos de vicio, crimen y pecado. Pero la costumbre de suspender todas las reglamentaciones sexuales durante los días de fiesta importantes, especialmente el Primero de Mayo, perduró durante mucho tiempo.
82:2.5 (915.3) Las mujeres siempre han estado sometidas a unos tabúes más restrictivos que los hombres. Las costumbres primitivas concedían a las mujeres no casadas el mismo grado de libertad sexual que a los hombres, pero siempre se ha exigido a las esposas que sean fieles a sus maridos. El matrimonio primitivo no restringía mucho las libertades sexuales del hombre, pero sí hacía que una mayor licencia sexual fuera tabú para la mujer. Las mujeres casadas siempre han llevado alguna marca que las destacaba como una clase aparte, tales como el peinado, la vestimenta, el velo, el aislamiento, los adornos y los anillos.
82:3.1 (915.4) El matrimonio es la respuesta institucional del organismo social a la tensión biológica siempre presente del instinto de reproducción — la multiplicación de sí mismo — que el hombre experimenta sin cesar. El apareamiento es universalmente natural, y a medida que la sociedad evolucionó de lo simple a lo complejo, hubo una evolución correspondiente de las costumbres relacionadas con el emparejamiento, la génesis de la institución matrimonial. Dondequiera que la evolución social ha progresado hasta la etapa en que se generan las costumbres, el matrimonio se podrá encontrar como una institución evolutiva.
82:3.2 (915.5) En el matrimonio siempre ha habido, y siempre habrá, dos ámbitos diferentes: las costumbres, las leyes que regulan los aspectos exteriores del emparejamiento, y las relaciones por otra parte secretas y personales entre los hombres y las mujeres. El individuo siempre se ha rebelado contra las reglamentaciones sexuales impuestas por la sociedad, y he aquí la razón de este problema sexual secular: la preservación de sí mismo es individual, pero está sostenida por la colectividad; la perpetuación de sí mismo es social, pero está asegurada por el impulso individual.
82:3.3 (915.6) Cuando las costumbres son respetadas, poseen un amplio poder para restringir y controlar el impulso sexual, tal como se ha demostrado en todas las razas. Los criterios sobre el matrimonio siempre han sido un indicador verídico del poder presente de las costumbres y de la integridad funcional del gobierno civil. Pero las costumbres primitivas relacionadas con el sexo y el emparejamiento eran una masa de reglamentaciones contradictorias y rudimentarias. Los padres, los hijos, los parientes y la sociedad, todos tenían intereses contrapuestos en la reglamentación del matrimonio. Pero a pesar de todo esto, las razas que ensalzaron y practicaron el matrimonio evolucionaron con naturalidad hasta unos niveles más elevados y sobrevivieron en mayor número.
82:3.4 (915.7) En los tiempos primitivos, el matrimonio era el precio de la posición social; la posesión de una esposa era un símbolo de distinción. El salvaje consideraba que el día de su boda señalaba el comienzo de sus responsabilidades y de su madurez. En cierta época, el matrimonio fue considerado como un deber social; en otra, como una obligación religiosa; y en otra aún, como una necesidad política para proporcionar ciudadanos al Estado.
82:3.5 (916.1) Muchas tribus primitivas exigían que se llevara a cabo un robo notable como requisito para poder casarse; los pueblos posteriores sustituyeron estos saqueos e incursiones por los concursos atléticos y los juegos competitivos. Los vencedores de estas competiciones recibían el primer premio — la posibilidad de elegir entre las novias del momento. Entre los cazadores de cabezas, un joven no podía casarse hasta que poseyera al menos una cabeza, aunque a veces se podían comprar estos cráneos. A medida que decayó la costumbre de comprar a las esposas, éstas se consiguieron mediante concursos de adivinanzas, una práctica que sobrevive todavía en muchos grupos de hombres negros.
82:3.6 (916.2) Con el avance de la civilización, algunas tribus pusieron en manos de las mujeres las duras pruebas matrimoniales de resistencia masculina; las mujeres pudieron así favorecer a los hombres de su elección. Estas pruebas matrimoniales incluían la habilidad en la caza, en la lucha y la capacidad para mantener una familia. Durante mucho tiempo se exigió que el novio viviera con la familia de la novia al menos un año, para trabajar allí y demostrar que era digno de la esposa que deseaba.
82:3.7 (916.3) Los requisitos de una esposa consistían en la aptitud para realizar los trabajos penosos y para tener hijos. Se le exigía que ejecutara cierta cantidad de trabajo agrícola en un período de tiempo determinado. Y si había tenido un hijo antes de casarse, era mucho más valiosa, porque su fertilidad estaba así asegurada.
82:3.8 (916.4) El hecho de que los pueblos antiguos consideraran como una deshonra, e incluso como un pecado, el no estar casado, explica el origen de los matrimonios entre los niños; puesto que uno tenía que casarse, cuanto antes lo hiciera, mejor. También existía la creencia generalizada de que las personas solteras no podían entrar en el mundo de los espíritus, y esto fue un motivo adicional para casar a los niños incluso en el momento de nacer, y a veces antes, en espera del sexo que tuvieran. Los antiguos creían que incluso los muertos tenían que estar casados. Los casamenteros originales se empleaban para gestionar los matrimonios de las personas fallecidas. Uno de los padres encargaba a estos intermediarios que llevaran a cabo el casamiento entre un hijo muerto y la hija muerta de otra familia.
82:3.9 (916.5) Entre los pueblos más recientes, la pubertad era la edad normal para casarse, pero esta edad ha avanzado en proporción directa a los progresos de la civilización. Al principio de la evolución social surgieron unas órdenes peculiares, tanto de hombres como de mujeres, que practicaban el celibato; estas órdenes fueron creadas y mantenidas por personas más o menos desprovistas de necesidades sexuales normales.
82:3.10 (916.6) Muchas tribus permitían que los miembros de su grupo dirigente tuvieran relaciones sexuales con la novia poco antes de que fuera entregada a su marido. Cada uno de estos hombres le entregaba un regalo a la muchacha, y éste es el origen de la costumbre de hacer los regalos de boda. Algunos grupos contaban con que la joven se ganaría su propia dote, la cual consistía en los regalos que recibía como recompensa por sus servicios sexuales en la sala de exhibición de las novias.
82:3.11 (916.7) Algunas tribus casaban a los muchachos con las viudas y las mujeres de edad, y luego, cuando más tarde se quedaban viudos, les permitían casarse con las chicas jóvenes. De esta manera se aseguraban, según decían, de que los dos padres no serían unos insensatos, tal como pensaban que ocurriría si permitían que se casaran dos jóvenes. Otras tribus limitaban el emparejamiento a los grupos que tenían una edad similar. Esta limitación del matrimonio a los grupos de una edad determinada fue la que primero dio origen a las ideas de incesto. (En la India no existe, incluso en la actualidad, ningún límite de edad para casarse.)
82:3.12 (916.8) Según ciertas costumbres, la viudedad era algo muy de temer, ya que las viudas eran ejecutadas o bien se les permitía que se suicidaran sobre las tumbas de sus maridos, pues se creía que debían entrar con sus esposos en el mundo de los espíritus. A la viuda sobreviviente se le culpaba casi invariablemente de la muerte de su marido. Algunas tribus las quemaban vivas. Si una viuda seguía viviendo, llevaba una vida de luto continuo y de restricciones sociales insoportables, ya que un nuevo casamiento se veía generalmente con desaprobación.
82:3.13 (917.1) En los tiempos antiguos se fomentaban muchas prácticas que ahora se consideran como inmorales. No era raro que las esposas primitivas se enorgullecieran de las aventuras de sus maridos con otras mujeres. La castidad de las muchachas era un gran obstáculo para casarse; dar a luz a un hijo antes del matrimonio incrementaba considerablemente el atractivo de una joven como esposa, puesto que el hombre estaba seguro de tener una compañera fértil.
82:3.14 (917.2) Muchas tribus primitivas autorizaban el matrimonio a prueba hasta que la mujer se quedaba embarazada, y entonces se llevaba a cabo la ceremonia regular de la boda; en otros grupos, la boda no se celebraba hasta que nacía el primer hijo. Si una esposa era estéril, sus padres tenían que recuperarla, y el matrimonio era anulado. Las costumbres exigían que cada pareja tuviera hijos.
82:3.15 (917.3) Estos matrimonios a prueba primitivos estaban enteramente desprovistos de toda semejanza de licencia; se trataban simplemente de unas pruebas sinceras de fecundidad. Las personas contrayentes se casaban de manera permanente en cuanto quedaba probada la fertilidad. Cuando las parejas modernas se casan con la idea, en el fondo de su mente, de divorciarse cómodamente si su vida conyugal no les satisface plenamente, contraen en realidad una forma de matrimonio a prueba, que además es muy inferior al de las honradas aventuras de sus antepasados menos civilizados.
82:4.1 (917.4) El matrimonio siempre ha estado estrechamente vinculado con la propiedad y la religión. La propiedad ha estabilizado el matrimonio, y la religión lo ha moralizado.
82:4.2 (917.5) El matrimonio primitivo era una inversión, una especulación económica; era más una cuestión comercial que un asunto de coqueteo. Los antiguos se casaban en beneficio y por el bienestar del grupo; por esta razón sus matrimonios eran planeados y concertados por el grupo, por los padres y los ancianos. Las costumbres relacionadas con la propiedad estabilizaban eficazmente la institución matrimonial, y esto está corroborado por el hecho de que el matrimonio era más permanente entre las tribus primitivas que entre muchos pueblos modernos.
82:4.3 (917.6) A medida que la civilización avanzó y que la propiedad privada consiguió un reconocimiento mayor dentro de las costumbres, el robo se convirtió en el crimen más grave. El adulterio se consideraba como una forma de robo, una violación de los derechos de propiedad del marido; por eso no se menciona de manera específica en los códigos y costumbres primitivos. La mujer empezaba siendo propiedad de su padre, quien transfería sus derechos al marido, y todas las relaciones sexuales legalizadas surgieron de estos derechos de propiedad preexistentes. El Antiguo Testamento trata a las mujeres como una forma de propiedad. El Corán enseña su inferioridad. El hombre tenía el derecho de prestar su esposa a un amigo o a un invitado, y esta costumbre prevalece todavía entre algunos pueblos.
82:4.4 (917.7) Los celos sexuales modernos no son innatos; son un producto de las costumbres en evolución. El hombre primitivo no tenía celos de su mujer; se limitaba a defender su propiedad. La razón de mantener a la esposa en una consideración sexual más estricta que al marido se debía a que su infidelidad conyugal implicaba una descendencia y una herencia. En la marcha de la civilización, el hijo ilegítimo cayó muy pronto en descrédito. Al principio sólo la mujer era castigada por el adulterio; más tarde, las costumbres decretaron también que se castigara a su compañero, y durante muchos milenios, el marido ofendido o el padre protector tuvieron el pleno derecho de matar al transgresor masculino. Los pueblos modernos conservan estas costumbres, las cuales reconocen los llamados crímenes de honor en el derecho consuetudinario.
82:4.5 (917.8) Puesto que el tabú de la castidad tuvo su origen como una fase de las costumbres relacionadas con la propiedad, al principio se aplicó a las mujeres casadas, pero no a las jóvenes solteras. En años posteriores, la castidad fue más una exigencia del padre que del pretendiente; una virgen era un activo comercial para el padre — representaba un precio más elevado. A medida que aumentó la demanda de la castidad, se estableció la costumbre de pagarle al padre una recompensa nupcial en reconocimiento por el servicio de haber educado adecuadamente a una novia casta para el futuro marido. Una vez que surgió esta idea de la castidad femenina, se arraigó tanto en las razas que emprendieron la costumbre de enjaular literalmente a las muchachas, de encarcelarlas realmente durante años a fin de asegurar su virginidad. Así es como los principios morales más recientes y las pruebas de virginidad dieron origen automáticamente a las clases de prostitutas profesionales; eran las novias rechazadas, las mujeres que las madres de los novios habían descubierto que no eran vírgenes.
82:5.1 (918.1) Los salvajes observaron muy pronto que las mezclas raciales mejoraban la calidad de la descendencia. No se trataba de que la endogamia fuera siempre mala, sino que la exogamia era siempre comparativamente mejor; por eso las costumbres tendieron a cristalizar la restricción de las relaciones sexuales entre los parientes cercanos. Se reconoció que la exogamia acrecentaba enormemente las oportunidades selectivas para la variación y el progreso evolutivos. Los individuos nacidos de matrimonios exogámicos eran más polifacéticos y tenían una mayor capacidad para sobrevivir en un mundo hostil; los engendrados por endogamia, así como sus costumbres, desaparecieron gradualmente. Todo esto se desarrolló lentamente; los salvajes no razonaban conscientemente sobre estos problemas. Pero los pueblos progresivos posteriores sí lo hicieron, y observaron también que la endogamia excesiva a veces provocaba una debilidad generalizada.
82:5.2 (918.2) Aunque una endogamia con buenos linajes produjo a veces la formación de fuertes tribus, los casos espectaculares de los malos resultados observados en la endogamia de los anormales hereditarios se grabaron con más fuerza en la mente de los hombres, lo que provocó que las costumbres progresivas formularan cada vez más tabúes contra todos los matrimonios entre parientes cercanos.
82:5.3 (918.3) La religión ha sido mucho tiempo una barrera eficaz contra la exogamia; muchas enseñanzas religiosas han proscrito los matrimonios fuera de la fe. La mujer ha favorecido generalmente la práctica de la endogamia, y el hombre la de la exogamia. La propiedad siempre ha influido sobre el matrimonio, y a veces, en un esfuerzo por conservar las propiedades en el interior de un clan, han surgido costumbres que obligaban a las mujeres a elegir sus maridos dentro de la tribu de sus padres. Las reglas de este tipo condujeron a una gran multiplicación de los matrimonios entre primos. La endogamia también se practicó en un esfuerzo por preservar los secretos artesanales; los artesanos expertos trataban de conservar el conocimiento de su oficio dentro de su familia.
82:5.4 (918.4) Cuando los grupos superiores se encontraban aislados, volvían siempre a los emparejamientos consanguíneos. Durante más de ciento cincuenta mil años, los noditas fueron uno de los grandes grupos endogámicos. Las costumbres endogámicas más recientes sufrieron la enorme influencia de las tradiciones de la raza violeta, en la que los emparejamientos se producían al principio, forzosamente, entre hermanos y hermanas. Los matrimonios entre hermanos y hermanas fueron frecuentes en el Egipto primitivo, Siria, Mesopotamia, y en todos los países ocupados en otro tiempo por los anditas. Los egipcios practicaron mucho tiempo los matrimonios entre hermanos y hermanas en un esfuerzo por conservar la pureza de la sangre real, una costumbre que sobrevivió más tiempo aún en Persia. Antes de la época de Abraham, los matrimonios entre primos eran obligatorios en Mesopotamia; los primos tenían el derecho prioritario de casarse con sus primas. Abraham mismo se casó con su hermanastra, pero las costumbres posteriores de los judíos ya no permitieron estas uniones.
82:5.5 (919.1) Los primeros pasos para suprimir los matrimonios entre hermanos y hermanas se dieron bajo la influencia de las costumbres polígamas, porque la esposa-hermana solía dominar con arrogancia a la otra u otras esposas. Algunas costumbres tribales prohibían el matrimonio con la viuda de un hermano muerto, pero exigían que el hermano vivo engendrara los hijos de su hermano fallecido. No existe ningún instinto biológico que vaya en contra de algún grado de endogamia; tales restricciones son únicamente una cuestión de tabúes.
82:5.6 (919.2) La exogamia terminó por dominar porque los hombre la preferían; conseguir una esposa en el exterior les aseguraba una mayor libertad con respecto a su familia política. La familiaridad produce el menosprecio; así pues, a medida que el factor de la elección individual empezó a dominar el emparejamiento, se estableció la costumbre de elegir a la pareja fuera de la tribu.
82:5.7 (919.3) Muchas tribus prohibieron finalmente el matrimonio dentro del clan, y otras limitaron el emparejamiento a ciertas castas. El tabú en contra del matrimonio con una mujer del mismo tótem que el interesado impulsó la costumbre de raptar a las mujeres de las tribus vecinas. Posteriormente, los matrimonios se reglamentaron más de acuerdo con la residencia territorial que según el parentesco. La evolución de la endogamia pasó por muchas etapas hasta transformarse en las prácticas modernas de la exogamia. Incluso después de que el tabú sobre la endogamia pesara sobre la gente del pueblo, a los jefes y los reyes les estaba permitido casarse con sus parientes cercanos a fin de conservar la sangre real concentrada y pura. Las costumbres han permitido generalmente a los dirigentes soberanos ciertas licencias en materia sexual.
82:5.8 (919.4) La presencia de los pueblos anditas posteriores tuvo mucho que ver con el aumento del deseo de las razas sangiks de casarse fuera de sus propias tribus. Pero a la exogamia no le fue posible volverse predominante hasta que los grupos vecinos aprendieron a convivir en una paz relativa.
82:5.9 (919.5) La exogamia en sí misma promovía la paz; los matrimonios entre tribus reducían las hostilidades. La exogamia condujo a la coordinación tribal y a las alianzas militares; se volvió predominante porque proporcionaba un aumento de fuerzas; fue una constructora de naciones. Las relaciones comerciales crecientes también favorecieron enormemente la exogamia; la aventura y la exploración contribuyeron a ampliar los límites del emparejamiento y facilitaron mucho la fecundación cruzada de las culturas raciales.
82:5.10 (919.6) Las contradicciones, por otra parte inexplicables, de las costumbres raciales sobre el matrimonio se deben ampliamente a esta tradición de la exogamia, acompañada del rapto y la compra de las esposas en las tribus ajenas, todo lo cual se tradujo en una mezcla de las distintas costumbres tribales. Estos tabúes sobre la endogamia eran sociológicos y no biológicos, y este hecho está bien ilustrado en los tabúes sobre los matrimonios entre parientes, los cuales abarcaban muchos grados de relaciones con las familias políticas, en unos casos en los que no existía ningún parentesco consanguíneo.
82:6.1 (919.7) Hoy ya no existe ninguna raza pura en el mundo. Los primeros pueblos originales y evolutivos de color sólo tienen dos razas representativas que sobreviven en el mundo — los hombres amarillos y los hombres negros — e incluso estas dos razas están muy mezcladas con los pueblos de color ya desaparecidos. Aunque la llamada raza blanca desciende predominantemente de los antiguos hombres azules, está más o menos mezclada con todas las demás razas, al igual que los hombres rojos de las Américas.
82:6.2 (919.8) De las seis razas sangiks de color, tres eran primarias y tres secundarias. Aunque las razas primarias — azul, roja y amarilla — eran superiores en muchos aspectos a los tres pueblos secundarios, se debe recordar que estas razas secundarias poseían muchas características deseables que habrían mejorado considerablemente a los pueblos primarios si éstos hubieran podido absorber sus mejores linajes.
82:6.3 (920.1) Los prejuicios actuales contra los «mestizos», los «híbridos» y los «mixtos» han surgido porque la mayor parte de los cruces raciales modernos se producen entre los linajes extremadamente inferiores de las razas interesadas. También se consigue una progenie poco satisfactoria cuando los linajes degenerados de la misma raza se casan entre sí.
82:6.4 (920.2) Si las razas actuales de Urantia pudieran liberarse de la maldición de sus estratos más bajos de especímenes degenerados, antisociales, mentalmente débiles y marginados, habría pocas objeciones para llevar a cabo una fusión racial limitada. Y si estas mezclas raciales pudieran producirse entre los tipos más elevados de las diversas razas, habría aún menos objeciones.
82:6.5 (920.3) La hibridación de los linajes superiores y diferentes es el secreto para crear estirpes nuevas y más vigorosas, y esto es tan cierto para las plantas y los animales como para la especie humana. La hibridación aumenta el vigor y acrecienta la fecundidad. Las mezclas raciales de los estratos medios o superiores de los diversos pueblos aumentan considerablemente el potencial creativo, tal como está demostrado en la población actual de los Estados Unidos de América del Norte. Cuando estos emparejamientos tienen lugar entre los estratos inferiores o más bajos, la creatividad disminuye, tal como se puede observar en los pueblos de hoy en día del sur de la India.
82:6.6 (920.4) La mezcla de las razas contribuye enormemente a la aparición repentina de características nuevas, y si esta hibridación es la unión de los linajes superiores, entonces estas nuevas características serán también peculiaridades superiores.
82:6.7 (920.5) Mientras las razas actuales continúen tan sobrecargadas de linajes inferiores y degenerados, las mezclas raciales a gran escala serán sumamente perjudiciales, pero la mayoría de las objeciones a estos experimentos están basadas en prejuicios sociales y culturales más bien que en consideraciones biológicas. Incluso entre las estirpes inferiores, los híbridos son con frecuencia una mejora con respecto a sus antepasados. La hibridación contribuye a mejorar la especie debido al papel de los genes dominantes. La mezcla racial aumenta la probabilidad de que un mayor número de dominantes deseables estén presentes en el híbrido.
82:6.8 (920.6) En los últimos cien años ha tenido lugar más hibridación racial en Urantia de la que se había producido durante miles de años. Se ha exagerado mucho el peligro de que surjan grandes discordancias a causa de los cruces de los linajes humanos. Las dificultades principales de los «mestizos» se deben a los prejuicios sociales.
82:6.9 (920.7) El experimento de Pitcairn, consistente en mezclar las razas blanca y polinesia, salió bastante bien porque los hombres blancos y las mujeres polinesias poseían unos linajes raciales relativamente buenos. El cruce entre los tipos más elevados de las razas blanca, roja y amarilla traería inmediatamente a la existencia muchas características nuevas y biológicamente eficaces. Estos tres pueblos pertenecen a las razas sangiks primarias. Los resultados inmediatos de las mezclas entre las razas blanca y negra no son tan deseables, ni sus descendientes mulatos son tan inaceptables como pretenden hacerlo creer los prejuicios sociales y raciales. Estos híbridos blanco-negros son, físicamente, unos excelentes especímenes de la humanidad, a pesar de su ligera inferioridad en algunos otros aspectos.
82:6.10 (920.8) Cuando una raza sangik primaria se fusiona con una raza sangik secundaria, esta última mejora considerablemente a expensas de la primera. Y a pequeña escala — que se extienda durante largos períodos de tiempo — esta contribución sacrificatoria de las razas primarias para mejorar a los grupos secundarios debe encontrar pocos inconvenientes serios. Desde el punto de vista biológico, los sangiks secundarios eran, en algunos aspectos, superiores a las razas primarias.
82:6.11 (921.1) Después de todo, el verdadero riesgo para la especie humana reside en la multiplicación desmedida de los linajes inferiores y degenerados de los diversos pueblos civilizados, más bien que en el supuesto peligro de sus cruces raciales.
82:6.12 (921.2) [Presentado por el Jefe de los Serafines estacionado en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 83
83:0.1 (922.1) ÉSTA es la narración de los primeros comienzos de la institución del matrimonio. Éste ha progresado continuamente desde los apareamientos licenciosos y promiscuos dentro de la horda, pasando por muchas variaciones y adaptaciones, hasta la aparición de las normas matrimoniales que culminaron finalmente en la realización de las uniones en parejas, la unión de un hombre y una mujer para establecer un hogar del orden social más elevado.
83:0.2 (922.2) El matrimonio ha estado muchas veces en peligro, y las costumbres matrimoniales han recurrido muy a menudo tanto a la propiedad privada como a la religión en busca de apoyo; pero la verdadera influencia que protege constantemente al matrimonio y a la familia resultante es el hecho biológico simple e innato de que los hombres y las mujeres no pueden vivir realmente los unos sin los otros, ya se trate de los salvajes más primitivos o de los mortales más cultos.
83:0.3 (922.3) A causa del impulso sexual, el hombre egoísta es atraído a convertirse en algo mejor que un animal fuera de sí. Las relaciones sexuales gratificantes y dignas implican las consecuencias seguras de la abnegación, y aseguran la asunción de deberes altruistas y de numerosas responsabilidades familiares beneficiosas para la raza. En esto es en lo que el sexo ha sido el civilizador desconocido e insospechado de los salvajes, porque este mismo impulso sexual obliga al hombre automática e infaliblemente a pensary lo conduce finalmente a amar.
83:1.1 (922.4) El matrimonio es el mecanismo que la sociedad ha concebido para regular y controlar las múltiples relaciones humanas que se originan por el hecho físico de la bisexualidad. Como tal institución, el matrimonio funciona en dos direcciones:
83:1.2 (922.5) 1. En la reglamentación de las relaciones sexuales personales.
83:1.3 (922.6) 2. En la reglamentación de la descendencia, la herencia, la sucesión y el orden social, siendo ésta su función original más antigua.
83:1.4 (922.7) La familia, que nace del matrimonio, es en sí misma una estabilizadora de la institución matrimonial, junto con las costumbres sobre la propiedad. Otros factores poderosos en la estabilidad del matrimonio son el orgullo, la vanidad, la caballerosidad, el deber y las convicciones religiosas. Pero, aunque los matrimonios puedan ser aprobados o desaprobados en las alturas, difícilmente se concluyen en el cielo. La familia humana es una institución claramente humana, un desarrollo evolutivo. El matrimonio es una institución de la sociedad, no un negociado de la iglesia. Es verdad que la religión debería influir poderosamente sobre él, pero no debería intentar controlarlo y reglamentarlo de manera exclusiva.
83:1.5 (922.8) El matrimonio primitivo era principalmente laboral, e incluso en los tiempos modernos, es a menudo un asunto social o comercial. Gracias a la influencia de la mezcla del linaje andita y a consecuencia de las costumbres de la civilización progresiva, el matrimonio se está volviendo lentamente mutuo, romántico, parental, poético, afectuoso, ético e incluso idealista. Sin embargo, la elección y el amor llamado romántico jugaban un papel mínimo en el emparejamiento primitivo. En los tiempos antiguos, el marido y la mujer no pasaban mucho tiempo juntos; ni siquiera comían juntos muy a menudo. Pero entre los antiguos, el afecto personal no estaba estrechamente vinculado con la atracción sexual; se tomaban cariño el uno al otro debido principalmente a la vida y al trabajo en común.
83:2.1 (923.1) Los matrimonios primitivos eran siempre planeados por los padres del muchacho y de la joven. La etapa de transición entre esta costumbre y la de la época de la libre elección estuvo ocupada por los agentes matrimoniales o casamenteros profesionales. Al principio, estos casamenteros fueron los barberos, y más adelante los sacerdotes. El matrimonio fue, originariamente, un asunto del grupo, y luego una cuestión familiar; sólo recientemente se ha convertido en una aventura individual.
83:2.2 (923.2) La coacción, y no la atracción, era el camino de acceso al matrimonio primitivo. En los tiempos antiguos, la mujer no tenía ninguna actitud sexual distante, sino únicamente la inferioridad sexual que le inculcaban las costumbres. De la misma manera que las incursiones precedieron al comercio, el matrimonio por captura precedió al matrimonio por contrato. Algunas mujeres fingían ser capturadas para escapar de la dominación de los hombres más viejos de su tribu. Preferían caer en manos de los hombres de su propia edad pertenecientes a otra tribu. Estas supuestas fugas fueron la etapa de transición entre la captura por la fuerza y el posterior cortejo por atracción.
83:2.3 (923.3) Había un tipo primitivo de ceremonia nupcial que consistía en la huida fingida, una especie de simulacro de fuga que en otro tiempo se había practicado habitualmente. Más tarde, la captura simulada se convirtió en una parte de la ceremonia regular de la boda. Las pretensiones que manifiesta una chica moderna de oponerse a la «captura», de mostrarse reticente al matrimonio, no son más que reliquias de costumbres antiguas. Cruzar el umbral con la novia en brazos es una reminiscencia de numerosas prácticas antiguas, entre otras las de los tiempos en que se robaban las esposas.
83:2.4 (923.4) A la mujer se le negó durante mucho tiempo la plena libertad de decidir por sí misma en el asunto del matrimonio, pero las mujeres más inteligentes siempre han sido capaces de burlar esta restricción mediante el hábil ejercicio de su ingenio. El hombre ha tomado generalmente la delantera en el cortejo, pero no siempre. La mujer, unas veces formalmente y otras de manera encubierta, inicia el proceso del casamiento. Y a medida que la civilización ha progresado, las mujeres han participado cada vez más en todas las fases del cortejo y del matrimonio.
83:2.5 (923.5) El amor, el romanticismo y la elección personal crecientes del cortejo prenupcial son una aportación de los anditas a las razas del mundo. Las relaciones entre los sexos evolucionan favorablemente; muchos pueblos progresivos están sustituyendo gradualmente los antiguos móviles de la utilidad y la propiedad por los conceptos un poco idealizados de la atracción sexual. El impulso sexual y los sentimientos afectivos están empezando a desplazar a la manera fría y calculadora de elegir a los compañeros de vida.
83:2.6 (923.6) Al principio, los esponsales equivalían al matrimonio, y entre los pueblos primitivos, las relaciones sexuales eran habituales durante el noviazgo. En tiempos más recientes, la religión ha establecido un tabú sexual sobre el período comprendido entre los esponsales y el casamiento.
83:3.1 (923.7) Los antiguos desconfiaban del amor y de las promesas; pensaban que las uniones duraderas tenían que estar garantizadas por alguna seguridad tangible, por la propiedad. Por este motivo, el precio de adquisición de una esposa era considerado como una prenda o depósito, que el marido estaba condenado a perder en caso de divorcio o abandono. Una vez que se había pagado el precio de adquisición de una novia, muchas tribus permitían que le pusieran con hierro candente la marca del marido. Los africanos todavía compran a sus esposas. A una esposa que se casa por amor, o a la esposa de un hombre blanco, la comparan con un gato porque no cuesta nada.
83:3.2 (924.1) Los desfiles de novias eran un motivo para vestir elegantemente y adornar a las hijas, a fin de mostrarlas en público con la idea de conseguir un precio más alto como esposas. Pero no las vendían como animales — en las tribus más tardías, estas esposas no eran transferibles. Su adquisición tampoco era siempre una transacción monetaria efectuada a sangre fría; los servicios prestados equivalían al dinero en efectivo en la adquisición de una esposa. Si un hombre, por otra parte deseable, no podía pagar el precio de su esposa, podía ser adoptado como hijo por el padre de la muchacha, y luego podía casarse. Y si un hombre pobre aspiraba a tener una esposa y no podía satisfacer el precio exigido por un padre codicioso, los ancianos solían con frecuencia presionar al padre para que éste modificara sus exigencias, o de lo contrario su hija podía fugarse.
83:3.3 (924.2) A medida que progresó la civilización, los padres no quisieron dar la impresión de que vendían a sus hijas, y así, aunque continuaban aceptando el precio de adquisición de la novia, introdujeron la costumbre de dar a la pareja unos regalos valiosos que equivalían prácticamente al dinero de la compra. Más tarde, cuando se dejó de pagar para obtener una esposa, estos regalos se convirtieron en la dote de la novia.
83:3.4 (924.3) La idea de la dote consistía en transmitir la impresión de que la novia era independiente, en insinuar que se estaba muy lejos de los tiempos de las esposas esclavas y de las compañeras consideradas como una propiedad. Un hombre no podía divorciarse de una esposa con dote sin devolver toda la dote. En algunas tribus se entregaba un depósito mutuo a los padres del novio y de la novia, el cual se perdía en caso de que uno de ellos abandonara al otro; se trataba en verdad de una fianza matrimonial. Durante el período de transición entre la compra y la dote, si la esposa había sido comprada, los hijos pertenecían al padre; en caso contrario pertenecían a la familia de la madre.
83:4.1 (924.4) La ceremonia de la boda surgió del hecho de que el matrimonio era en un principio un asunto de la comunidad, y no simplemente la culminación de una decisión de dos personas. El emparejamiento era una preocupación del grupo, así como un acto personal.
83:4.2 (924.5) Toda la vida de los antiguos estaba rodeada de magia, de rituales y de ceremonias, y el matrimonio no era una excepción. A medida que avanzó la civilización, a medida que el matrimonio se consideró con más seriedad, la ceremonia de la boda se volvió cada vez más presuntuosa. El matrimonio primitivo era un factor en los intereses relacionados con la propiedad, tal como lo es hoy en día, y por eso necesitaba una ceremonia legal, mientras que la posición social de los hijos por venir exigía la mayor publicidad posible. El hombre primitivo no tenía archivos; por eso la ceremonia del matrimonio tenía que ser presenciada por muchas personas.
83:4.3 (924.6) Al principio, la ceremonia nupcial tenía más bien el carácter de unos esponsales, y sólo consistía en la notificación pública de la intención de vivir juntos; más tarde consistió en compartir formalmente una comida. En algunas tribus los padres se limitaban a entregar su hija al marido; en otros casos, la única ceremonia era el intercambio formal de los regalos, después de lo cual el padre de la novia la entregaba al novio. Muchos pueblos levantinos tenían la costumbre de prescindir de toda formalidad, y el matrimonio se consumaba mediante las relaciones sexuales. El hombre rojo fue el primero que desarrolló las celebraciones nupciales más elaboradas.
83:4.4 (924.7) Se tenía mucho miedo a no tener hijos, y como la esterilidad se atribuía a las maquinaciones de los espíritus, los esfuerzos por asegurar la fecundidad condujeron también a asociar el matrimonio con ciertos ceremoniales mágicos o religiosos. En este esfuerzo por asegurar un matrimonio fecundo y feliz se empleaban muchos hechizos; incluso se consultaba a los astrólogos para que averiguaran las estrellas de la buena suerte bajo las que habían nacido las partes contrayentes. En cierta época, los sacrificios humanos fueron una característica habitual en todas las bodas de la gente adinerada.
83:4.5 (925.1) Se buscaban los días que traían suerte, y el jueves se consideraba como el más favorable; se creía que las bodas que se celebraban en Luna llena eran excepcionalmente afortunadas. Muchos pueblos del Cercano Oriente tenían la costumbre de arrojar granos sobre los recién casados; era un rito mágico que se suponía que aseguraba la fecundidad. Algunos pueblos orientales utilizaban el arroz con esta finalidad.
83:4.6 (925.2) El fuego y el agua siempre fueron considerados como los mejores medios de oponer resistencia a los fantasmas y a los espíritus malignos; en consecuencia, los fuegos sobre el altar y las velas encendidas, así como las aspersiones bautismales con agua bendita, estaban generalmente de manifiesto en las bodas. Durante mucho tiempo se tuvo la costumbre de fijar un día falso para la boda, y luego se aplazaba repentinamente el acontecimiento para despistar a los fantasmas y los espíritus.
83:4.7 (925.3) Todas las tomaduras de pelo a los recién casados y las bromas que se gastan a las parejas en luna de miel son reliquias de aquellos días lejanos en que se pensaba que era mejor parecer desgraciado e incómodo a los ojos de los espíritus, para evitar despertar su envidia. El uso del velo nupcial es una reliquia de los tiempos en que se consideraba necesario disfrazar a la novia para que los fantasmas no pudieran reconocerla, y también para ocultar su belleza a las miradas, por otra parte celosas y envidiosas, de los espíritus. Los pies de la novia nunca debían tocar el suelo justo antes de la ceremonia. Incluso en el siglo veinte sigue siendo tradición, bajo las costumbres cristianas, extender una alfombra desde el vehículo nupcial hasta el altar de la iglesia.
83:4.8 (925.4) Una de las formas más antiguas de la ceremonia nupcial consistía en que un sacerdote bendijera el lecho nupcial para asegurar la fecundidad de la unión; esto se hacía mucho tiempo antes de que se estableciera cualquier rito nupcial formal. Durante este período de la evolución de las costumbres matrimoniales, se contaba con que los invitados a la boda desfilarían de noche por la cámara nupcial, convirtiéndose así en los testigos legales de la consumación del matrimonio.
83:4.9 (925.5) El elemento suerte, que hacía que algunos matrimonios salieran mal a pesar de todas las pruebas prenupciales, condujo al hombre primitivo a buscar una seguridad para protegerse contra el fracaso matrimonial, induciéndole a recurrir a los sacerdotes y la magia. Este movimiento culminó directamente en los casamientos modernos en la iglesia. Pero durante mucho tiempo se admitió generalmente que el matrimonio consistía en la decisión de los padres contratantes — y más tarde de la pareja — mientras que en los últimos quinientos años, la iglesia y el Estado han asumido la jurisdicción y se atreven a hacer pronunciamientos sobre el matrimonio.
83:5.1 (925.6) Al principio de la historia del matrimonio, las mujeres solteras pertenecían a los hombres de la tribu. Más tarde, las mujeres sólo tenían un marido a la vez. Esta práctica de un-solo-hombre-a-la-vez fue el primer paso para alejarse de la promiscuidad de la horda. Aunque a la mujer sólo se le permitía tener un solo hombre, su marido podía romper a voluntad estas relaciones temporales. Pero estas asociaciones reglamentadas de manera imprecisa fueron el primer paso hacia la vida en pareja, en contraste con la vida en la horda. En esta etapa del desarrollo del matrimonio, los hijos pertenecían generalmente a la madre.
83:5.2 (925.7) El paso siguiente en la evolución del emparejamiento fue el matrimoniocolectivo. Esta fase comunal del matrimonio tuvo que existir en el desarrollo de la vida familiar, porque las costumbres matrimoniales no eran todavía lo bastante fuertes como para hacer que las asociaciones en pareja fueran permanentes. Los matrimonios de hermanos y hermanas pertenecieron a este grupo; cinco hermanos de una familia solían casarse con cinco hermanas de otra. En todo el mundo, las formas más imprecisas de matrimonios comunales se transformaron gradualmente en diversos tipos de matrimonios colectivos. Estas asociaciones colectivas fueron reglamentadas principalmente por las costumbres del tótem. La vida familiar se desarrolló de manera lenta y segura porque la reglamentación del sexo y del matrimonio favoreció la supervivencia de la tribu misma al asegurar la supervivencia de un mayor número de niños.
83:5.3 (926.1) Los matrimonios colectivos fueron reemplazados gradualmente por las prácticas emergentes de la poligamia — la poliginia y la poliandria — en las tribus más avanzadas. Pero la poliandria nunca estuvo generalizada, limitándose normalmente a las reinas y a las mujeres ricas; además, se trataba habitualmente de un asunto de familia, una esposa para varios hermanos. Las restricciones económicas y de casta hicieron a veces necesario que varios hombres se contentaran con una sola esposa. Incluso entonces, la mujer sólo se casaba con uno, y los otros eran tolerados vagamente como «tíos» de la progenie conjunta.
83:5.4 (926.2) La costumbre judía de exigir que un hombre se uniera con la viuda de su hermano fallecido a fin de «conseguir una descendencia para su hermano», era una costumbre que existía en más de la mitad del mundo antiguo. Era una reliquia de la época en que el matrimonio era un asunto de familia más bien que una asociación individual.
83:5.5 (926.3) La institución de la poliginia reconoció, en épocas diversas, cuatro tipos de esposas:
83:5.6 (926.4) 1. Las esposas ceremoniales o legales.
83:5.7 (926.5) 2. Las esposas amadas y permitidas.
83:5.8 (926.6) 3. Las concubinas, las esposas contractuales.
83:5.9 (926.7) 4. Las esposas esclavas.
83:5.10 (926.8) La verdadera poliginia, en la que todas las esposas tenían la misma categoría y todos los hijos eran iguales, ha sido muy rara. Habitualmente, incluso en los matrimonios múltiples, el hogar estaba dominado por la esposa principal, la compañera reconocida. Sólo ella tenía derecho a la ceremonia de boda ritual, y sólo los hijos de esta esposa comprada o con dote podían heredar, a menos que se hiciera un acuerdo especial con ella.
83:5.11 (926.9) La esposa legal no era necesariamente la esposa amada; en los tiempos primitivos generalmente no lo era. La esposa amada, o dulce amor, no apareció hasta que las razas hubieron avanzado considerablemente, y más específicamente después de la mezcla de las tribus evolutivas con los noditas y los adamitas.
83:5.12 (926.10) La esposa tabú — la única esposa con una situación legal — creó las costumbres de las concubinas. Bajo estas costumbres, un hombre sólo podía tener una esposa, pero podía mantener relaciones sexuales con un número indeterminado de concubinas. El concubinato fue el trampolín hacia la monogamia, el primer paso para alejarse de la franca poliginia. Las concubinas de los judíos, los romanos y los chinos eran con mucha frecuencia las criadas de la esposa. Más tarde, tal como sucedió entre los judíos, la esposa legal fue considerada como la madre de todos los hijos engendrados por el marido.
83:5.13 (926.11) Los antiguos tabúes sobre las relaciones sexuales con una esposa embarazada o lactante tendieron a fomentar enormemente la poliginia. Las mujeres primitivas envejecían muy pronto debido a sus frecuentes maternidades unidas al duro trabajo que realizaban. (Estas esposas sobrecargadas sólo se las ingeniaban para existir gracias al hecho de que se las aislaba una semana por mes cuando no estaban embarazadas). Estas esposas se cansaban con frecuencia de tener hijos y le pedían a su marido que tomara una segunda esposa más joven, capaz de ayudar tanto en la procreación como en el trabajo doméstico. Por esta razón, las nuevas esposas eran acogidas generalmente con regocijo por las más antiguas; no existía nada que se pareciera a los celos sexuales.
83:5.14 (926.12) El número de esposas sólo estaba limitado por la capacidad del hombre para mantenerlas. Los hombres ricos y capaces querían un gran número de hijos, y como la mortalidad infantil era muy elevada, se necesitaba un grupo de esposas para conseguir una familia numerosa. Muchas de estas esposas múltiples eran simples trabajadoras, esposas esclavas.
83:5.15 (927.1) Las costumbres humanas evolucionan, pero muy lentamente. La finalidad del harén consistía en crear un grupo fuerte y numeroso de parientes consanguíneos para que apoyaran el trono. Cierto jefe se convenció una vez de que no debía tener un harén, de que debía contentarse con una sola esposa; así pues, se deshizo inmediatamente de su harén. Las esposas descontentas regresaron a sus hogares, y sus parientes ofendidos se abalanzaron enfurecidos sobre el jefe y lo mataron de inmediato.
83:6.1 (927.2) La monogamia es un monopolio; es buena para aquellos que alcanzan este estado deseable, pero tiende a causar dificultades biológicas a aquellos que no son tan afortunados. Pero independientemente de su efecto sobre el individuo, la monogamia es indudablemente lo mejor para los hijos.
83:6.2 (927.3) La monogamia más primitiva se debía a la fuerza de las circunstancias, a la pobreza. La monogamia es cultural y social, artificial y antinatural, es decir, antinatural para el hombre evolutivo. Era totalmente natural para los noditas y adamitas más puros y ha sido de un gran valor cultural para todas las razas avanzadas.
83:6.3 (927.4) Las tribus caldeas reconocían el derecho que tenía una esposa de imponer a su marido la promesa prenupcial de que no tomaría una segunda esposa o una concubina. Tanto los griegos como los romanos favorecieron el matrimonio monógamo. El culto a los antepasados ha fomentado siempre la monogamia, así como el error cristiano de considerar el matrimonio como un sacramento. Incluso la elevación del nivel de vida ha militado firmemente en contra de las esposas múltiples. En la época de la venida de Miguel a Urantia, prácticamente todo el mundo civilizado había alcanzado el nivel de la monogamia teórica. Pero esta monogamia pasiva no significaba que la humanidad se hubiera habituado a la práctica de los verdaderos matrimonios en pareja.
83:6.4 (927.5) Al mismo tiempo que persigue la meta monógama del matrimonio ideal en pareja, que se parece, después de todo, a una asociación sexual monopolizadora, la sociedad no debe pasar por alto la situación poco envidiable de aquellos hombres y mujeres desafortunados que no logran encontrar su lugar en este orden social nuevo y mejor, incluso después de haber hecho todo lo posible por cooperar con sus exigencias y cumplir con ellas. La imposibilidad de conseguir una pareja en el terreno social de la competencia puede deberse a dificultades insuperables o a restricciones múltiples que han sido impuestas por las costumbres corrientes. En verdad, la monogamia es ideal para aquellos que están dentro de ella, pero ha de causar inevitablemente grandes dificultades a aquellos que se quedan fuera en el frío de una existencia solitaria.
83:6.5 (927.6) Unos pocos desafortunados siempre han tenido que sufrir para que la mayoría pueda avanzar bajo las costumbres en desarrollo de la civilización evolutiva; pero la mayoría favorecida debería mirar siempre con bondad y consideración a sus compañeros menos afortunados, que deben pagar el precio de no conseguir entrar en las filas de esas asociaciones sexuales ideales que proporcionan la satisfacción de todos los impulsos biológicos bajo la autorización de las costumbres más elevadas de la evolución social en progreso.
83:6.6 (927.7) La monogamia ha sido siempre, es ahora, y será siempre, la meta idealista de la evolución sexual humana. Este ideal del verdadero matrimonio en pareja implica la abnegación, y por eso fracasa tan a menudo, simplemente porque una de las partes contrayentes, o las dos, carecen de la más grande de todas las virtudes humanas: el riguroso control de sí mismo.
83:6.7 (927.8) La monogamia es la vara que mide el avance de la civilización social, en contraste con la evolución puramente biológica. La monogamia no es necesariamente biológica o natural, pero es indispensable para el mantenimiento inmediato y el desarrollo ulterior de la civilización social. Contribuye a una delicadeza de sentimientos, a un refinamiento del carácter moral y a un crecimiento espiritual que son totalmente imposibles en la poligamia. Una mujer no puede convertirse nunca en una madre ideal cuando se ve todo el tiempo obligada a competir por el afecto de su marido.
83:6.8 (928.1) El matrimonio en pareja favorece y fomenta la comprensión íntima y la cooperación eficaz, que son las mejores cosas para la felicidad de los padres, el bienestar de los hijos y la eficiencia social. El matrimonio, que empezó siendo una vulgar coacción, evoluciona gradualmente hacia una magnífica institución de refinamiento de sí mismo, de autocontrol, de expresión personal y de perpetuación de sí mismo.
83:7.1 (928.2) En la evolución primitiva de las costumbres maritales, el matrimonio era una unión vaga que podía finalizar a voluntad, y los hijos siempre seguían a la madre; el vínculo entre la madre y el hijo es instintivo y ha funcionado sin tener en cuenta el grado de desarrollo de las costumbres.
83:7.2 (928.3) En los pueblos primitivos, aproximadamente sólo la mitad de los matrimonios resultaban satisfactorios. La causa más frecuente de separación era la esterilidad, de la que siempre se culpaba a la esposa; y se creía que las esposas sin hijos se volvían serpientes en el mundo del espíritu. Bajo las costumbres más primitivas, el divorcio se concedía únicamente a petición del hombre, y estas normas han subsistido en algunos pueblos hasta el siglo veinte.
83:7.3 (928.4) A medida que evolucionaron las costumbres, algunas tribus desarrollaron dos tipos de matrimonios: el matrimonio corriente, que permitía el divorcio, y el matrimonio ante un sacerdote, que no autorizaba la separación. La introducción de la compra y de la dote de las esposas contribuyó mucho a reducir las separaciones, mediante la imposición de una multa sobre la propiedad por el fracaso del matrimonio. Y en verdad, muchas uniones modernas están estabilizadas gracias a este antiguo factor de la propiedad.
83:7.4 (928.5) La presión social ejercida por la posición dentro de la comunidad y por los privilegios que otorga la propiedad siempre ha tenido el poder de mantener los tabúes y las costumbres sobre el matrimonio. A lo largo de las épocas, el matrimonio ha hecho progresos continuos y se encuentra en una posición avanzada en el mundo moderno, a pesar de que está siendo atacado de manera amenazadora por una insatisfacción generalizada en aquellos pueblos donde la elección individual — una nueva libertad — juega un papel preponderante. Aunque estos trastornos de adaptación aparecen entre las razas más progresivas a consecuencia de la aceleración repentina de la evolución social, el matrimonio continúa prosperando y mejorando lentamente entre los pueblos menos avanzados, bajo la dirección de las antiguas costumbres.
83:7.5 (928.6) La sustitución nueva y repentina, en el matrimonio, del antiguo móvil de la propiedad establecido durante mucho tiempo, por el móvil del amor, más ideal pero extremadamente individualista, ha provocado inevitablemente una inestabilidad temporal en la institución del matrimonio. Los móviles del hombre para casarse han trascendido siempre de lejos la moral matrimonial efectiva, y en los siglos diecinueve y veinte, el ideal occidental del matrimonio ha sobrepasado repentinamente con mucho los impulsos sexuales egocéntricos, pero sólo parcialmente controlados, de las razas. La presencia en cualquier sociedad de una gran cantidad de personas no casadas indica la crisis temporal o la transición de las costumbres.
83:7.6 (928.7) A lo largo de todas las épocas, la verdadera prueba del matrimonio ha sido esa continua intimidad que es inevitable en toda vida familiar. Dos jóvenes mimados y consentidos, educados para contar con todo tipo de complacencias y la plena satisfacción de su vanidad y su ego, difícilmente pueden esperar tener un gran éxito en su matrimonio y en la construcción de un hogar — una asociación para toda una vida de abnegación, compromiso, devoción y dedicación desinteresada a la educación de los hijos.
83:7.7 (929.1) El alto grado de imaginación y de romanticismo fantástico que se introducen en el noviazgo es en gran parte responsable de las tendencias crecientes al divorcio de los pueblos occidentales modernos, todo lo cual se complica aún más debido a la mayor libertad personal de la mujer y a su independencia económica creciente. El divorcio fácil, cuando es el resultado de una falta de autocontrol o de un fallo de adaptación normal de la personalidad, sólo conduce directamente a las antiguas etapas sociales rudimentarias de las que el hombre ha surgido tan recientemente como consecuencia de tantas angustias personales y sufrimientos raciales.
83:7.8 (929.2) Pero mientras la sociedad no logre educar convenientemente a los niños y a los jóvenes, mientras el orden social no consiga proporcionar una formación prematrimonial adecuada, y mientras el idealismo de una juventud sin sabiduría ni madurez sea el árbitro para entrar en el matrimonio, el divorcio continuará predominando. En la medida en que el grupo social no consiga proporcionar una preparación matrimonial a los jóvenes, el divorcio deberá funcionar como una válvula de seguridad de la sociedad para impedir situaciones aún peores durante los períodos de rápido crecimiento de las costumbres en evolución.
83:7.9 (929.3) Los antiguos parecen haber considerado el matrimonio casi con tanta seriedad como algunos pueblos actuales. Y muchos matrimonios apresurados y fracasados de los tiempos modernos no parecen ser una mejora con respecto a las prácticas antiguas que capacitaban a los chicos y las chicas para el emparejamiento. La gran contradicción de la sociedad moderna consiste en ensalzar el amor e idealizar el matrimonio, desaprobando al mismo tiempo un examen profundo de los dos.
83:8.1 (929.4) El matrimonio que culmina en un hogar es en verdad la institución más sublime del hombre, pero es esencialmente humano; nunca debería haber sido calificado de sacramento. Los sacerdotes setitas hicieron del matrimonio un ritual religioso; pero durante miles de años después del Edén, el emparejamiento continuó siendo una institución puramente social y civil.
83:8.2 (929.5) La comparación entre las asociaciones humanas y las asociaciones divinas es sumamente desacertada. La unión del marido y la mujer en la relación del matrimonio y del hogar es una función material de los mortales de los mundos evolutivos. Es verdad, naturalmente, que se pueden conseguir muchos progresos espirituales a consecuencia de los sinceros esfuerzos humanos del marido y la mujer por evolucionar, pero esto no significa que el matrimonio sea necesariamente sagrado. El progreso espiritual acompaña a la dedicación sincera en otros campos del empeño humano.
83:8.3 (929.6) El matrimonio tampoco puede compararse realmente con la relación entre el Ajustador y el hombre, ni con la fraternidad entre Cristo Miguel y sus hermanos humanos. Estas relaciones apenas son comparables en ningún punto con la asociación entre marido y mujer. Y es muy lamentable que el concepto erróneo humano de estas relaciones haya producido tanta confusión en lo referente al estado del matrimonio.
83:8.4 (929.7) También es lamentable que ciertos grupos de mortales hayan imaginado que el matrimonio era consumado por un acto divino. Estas creencias conducen directamente al concepto de la indisolubilidad del estado matrimonial, sin tener en cuenta las circunstancias o los deseos de las partes contrayentes. Pero el hecho mismo de que el matrimonio pueda disolverse indica que la Deidad no es una parte conjunta de estas uniones. Una vez que Dios ha unido dos cosas o dos personas cualquiera, éstas permanecerán unidas así hasta el momento en que la voluntad divina decrete su separación. Pero en lo que se refiere al matrimonio, que es una institución humana, ¿quién se atreverá a juzgarlo para decir cuáles son las uniones que pueden ser aprobadas por los supervisores del universo, en contraste con aquellas cuya naturaleza y origen son puramente humanos?
83:8.5 (930.1) Sin embargo, existe un ideal del matrimonio en las esferas de las alturas. En la capital de cada sistema local, los Hijos e Hijas Materiales de Dios describen de hecho el punto culminante de los ideales de la unión de un hombre y una mujer en los lazos del matrimonio y con la finalidad de procrear y criar una descendencia. Después de todo, el matrimonio ideal de los mortales es humanamente sagrado.
83:8.6 (930.2) El matrimonio ha sido siempre, y continua siendo, el sueño supremo del ideal temporal del hombre. Aunque este hermoso sueño se realiza muy pocas veces en su totalidad, perdura como un glorioso ideal, atrayendo siempre a la humanidad en evolución hacia unos esfuerzos más grandes por la felicidad humana. Pero a los jóvenes de ambos sexos se les debería enseñar algunas cosas sobre las realidades del matrimonio, antes de sumergirse en las exigencias rigurosas de las interasociaciones de la vida familiar; la idealización juvenil debería ser moderada con cierto grado de desilusión prematrimonial.
83:8.7 (930.3) Sin embargo, la idealización juvenil del matrimonio no debería ser desalentada; estos sueños constituyen la visualización de la meta futura de la vida familiar. Esta actitud es estimulante y útil a la vez, a condición de que no produzca una insensibilidad para llevar a cabo las exigencias prácticas y corrientes del matrimonio y de la vida familiar ulterior.
83:8.8 (930.4) Los ideales del matrimonio han hecho recientemente grandes progresos; en algunos pueblos, la mujer disfruta prácticamente de los mismos derechos que su consorte. La familia se está convirtiendo, al menos en concepto, en una asociación leal para criar a los hijos, acompañada de fidelidad sexual. Pero incluso esta versión más nueva del matrimonio no tiene necesidad de atreverse a llegar hasta el extremo de conferir un monopolio mutuo de toda la personalidad y la individualidad. El matrimonio no es simplemente un ideal individualista; es la asociación social evolutiva de un hombre y una mujer, que existe y funciona bajo las costumbres admitidas, limitada por los tabúes y reforzada por las leyes y las reglamentaciones de la sociedad.
83:8.9 (930.5) Los matrimonios del siglo veinte se encuentran en un nivel elevado en comparación con los de los tiempos pasados, a pesar de que la institución del hogar está pasando actualmente por una dura prueba a causa de los problemas que el aumento precipitado de las libertades de la mujer ha impuesto tan repentinamente a la organización social, unos derechos que le han sido negados durante tanto tiempo a lo largo de la lenta evolución de las costumbres de las generaciones pasadas.
83:8.10 (930.6) [Presentado por el Jefe de los Serafines estacionado en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 84
84:0.1 (931.1) LA NECESIDAD material fundó el matrimonio, el apetito sexual lo embelleció, la religión lo aprobó y lo ensalzó, el Estado lo exigió y lo reglamentó, mientras que en tiempos más recientes, el amor en evolución empieza a justificar y a glorificar el matrimonio como el antepasado y el creador de la institución más útil y sublime de la civilización: el hogar. La formación del hogar debería ser el centro y la esencia de todos los esfuerzos educativos.
84:0.2 (931.2) El apareamiento es puramente un acto de perpetuación de sí mismo, asociado con grados variables de satisfacción de sí mismo; el matrimonio, la formación de un hogar, es en gran parte una cuestión de preservación de sí mismo, e implica la evolución de la sociedad. La sociedad misma es la estructura global de las unidades familiares. Como factores planetarios, los individuos son muy transitorios — sólo las familias son los agentes continuos en la evolución social. La familia es el canal por el que fluye el río de la cultura y del conocimiento de una generación a la siguiente.
84:0.3 (931.3) El hogar es básicamente una institución sociológica. El matrimonio surgió de la cooperación para sustentarse y de la asociación para perpetuarse, siendo la satisfacción de sí mismo un elemento ampliamente accesorio. Sin embargo, el hogar abarca las tres funciones esenciales de la existencia humana, mientras que la propagación de la vida lo convierte en la institución fundamental humana, y el sexo lo separa de todas las demás actividades sociales.
84:1.1 (931.4) El matrimonio no se construyó sobre las relaciones sexuales; éstas eran accesorias en el mismo. El hombre primitivo no tenía necesidad del matrimonio; daba rienda suelta libremente a su apetito sexual sin cargarse con las responsabilidades de una esposa, unos hijos y un hogar.
84:1.2 (931.5) A causa de su apego físico y emocional a sus hijos, la mujer depende de la cooperación del hombre, y esto la incita a buscar el refugio protector del matrimonio. Pero ningún impulso biológico directo condujo al hombre al matrimonio — y mucho menos lo retuvo allí. El amor no fue lo que hizo atractivo el matrimonio para el hombre; fue el hambre lo que atrajo primero al hombre salvaje hacia la mujer y hacia el refugio primitivo que compartía con sus hijos.
84:1.3 (931.6) El matrimonio ni siquiera fue ocasionado por la comprensión consciente de las obligaciones que se derivan de las relaciones sexuales. El hombre primitivo no comprendía la conexión existente entre la satisfacción sexual y el nacimiento posterior de un niño. Antiguamente se creía de manera universal que una virgen podía quedarse embarazada. Los salvajes concibieron muy pronto la idea de que los bebés se originaban en el mundo de los espíritus; se creía que el embarazo era el resultado de la introducción de un espíritu, de un fantasma en evolución, dentro de la mujer. También se creía que tanto la alimentación como el mal de ojo podían dejar embarazada a una virgen o a una mujer no casada, mientras que las creencias posteriores asociaron el comienzo de la vida con el aliento y con la luz del Sol.
84:1.4 (932.1) Muchos pueblos primitivos asociaban a los fantasmas con el mar, y por eso se imponían grandes restricciones a los baños de las vírgenes; las chicas jóvenes tenían mucho más miedo de bañarse en el mar con la marea alta que mantener relaciones sexuales. Los bebés deformes o prematuros eran considerados como las crías de unos animales que habían encontrado la manera de entrar en el cuerpo de una mujer a consecuencia de un baño imprudente o debido a la actividad malévola de un espíritu. A los salvajes, por supuesto, no les suponía nada estrangular a estos bebés en el momento de nacer.
84:1.5 (932.2) El primer paso aclaratorio se produjo con la creencia de que las relaciones sexuales abrían el camino al fantasma fecundador para entrar en la mujer. El hombre ha descubierto desde entonces que el padre y la madre contribuyen por igual a los factores hereditarios vivientes que dan comienzo a la progenie. Pero incluso en el siglo veinte, muchos padres se esfuerzan todavía por mantener a sus hijos en una mayor o menor ignorancia sobre el origen de la vida humana.
84:1.6 (932.3) El hecho de que la función reproductora trae consigo la relación entre madre e hijo aseguró la existencia de una especie de familia simple. El amor materno es instintivo; no tuvo su origen en las costumbres como fue el caso del matrimonio. El amor materno de todos los mamíferos es el don inherente de los espíritus ayudantes de la mente del universo local; la fuerza y la devoción de este amor siempre son directamente proporcionales a la duración de la infancia indefensa de las especies.
84:1.7 (932.4) La relación entre madre e hijo es natural, fuerte e instintiva, y por eso es una relación que obligó a las mujeres primitivas a someterse a muchas condiciones extrañas y a soportar dificultades indecibles. Este amor materno imperioso es la emoción obstaculizadora que siempre ha colocado a la mujer en una desventaja tan enorme en todas sus luchas con el hombre. A pesar de todo, el instinto materno no es irresistible en la especie humana; puede ser contrarrestado por la ambición, el egoísmo y las convicciones religiosas.
84:1.8 (932.5) Aunque la asociación entre madre e hijo no es el matrimonio ni el hogar, es el núcleo a partir del cual nacieron los dos. El gran progreso en la evolución del emparejamiento se produjo cuando estas asociaciones temporales duraron lo suficiente como para criar a la descendencia resultante, pues en esto consiste la creación de un hogar.
84:1.9 (932.6) Sin tener en cuenta los antagonismos de estas parejas primitivas, y a pesar de la falta de firmeza de su asociación, las posibilidades de supervivencia mejoraron enormemente gracias a estas asociaciones entre un varón y una hembra. Un hombre y una mujer que cooperan, incluso aparte de la familia y de los hijos, son muy superiores en casi todos los aspectos a dos hombres o dos mujeres. Este emparejamiento de los sexos incrementó la supervivencia y fue el principio mismo de la sociedad humana. La división del trabajo entre los sexos también contribuyó a la comodidad y a una felicidad creciente.
84:2.1 (932.7) La hemorragia periódica de la mujer y su pérdida de sangre adicional en el momento del parto pronto hicieron creer que la sangre era la creadora del hijo (e incluso la sede del alma) y dieron origen al concepto de los lazos de sangre en las relaciones humanas. En los tiempos primitivos, toda la descendencia se contaba según el linaje femenino, porque era la única parte de la herencia de la que se estaba totalmente seguro.
84:2.2 (932.8) La familia primitiva, que nació del vínculo sanguíneo biológico e instintivo entre la madre y el hijo, fue inevitablemente un matriarcado; muchas tribus mantuvieron durante mucho tiempo esta organización. El matriarcado fue la única transición posible entre la etapa del matrimonio colectivo en la horda y la vida hogareña posterior y mejor de las familias patriarcales polígamas y monógamas. El matriarcado era natural y biológico; el patriarcado es social, económico y político. La supervivencia del matriarcado entre los hombres rojos de América del Norte es una de las razones principales por las cuales los iroqueses, por lo demás progresivos, no fundaron nunca un verdadero Estado.
84:2.3 (933.1) Bajo las costumbres matriarcales, la madre de la esposa gozaba en el hogar de una autoridad prácticamente suprema; incluso los hermanos de la esposa y los hijos de éstos eran más activos que el marido en la supervisión de la familia. A los padres les cambiaban a menudo el nombre por el de uno de sus propios hijos.
84:2.4 (933.2) Las razas más primitivas daban poco crédito al padre, pues consideraban que el niño provenía enteramente de la madre. Creían que los hijos se parecían al padre a causa de la asociación, o que estaban «marcados» de esta manera porque la madre deseaba que tuvieran el aspecto del padre. Más tarde, cuando se efectuó el cambio del matriarcado al patriarcado, el padre se atribuyó todo el mérito del hijo, y muchos tabúes sobre la mujer embarazada se extendieron posteriormente hasta incluir a su marido. Cuando se acercaba el alumbramiento, el futuro padre dejaba de trabajar, y en el momento del parto se acostaba con su mujer, permaneciendo en la cama entre tres y ocho días. La esposa podía levantarse al día siguiente y emprender su duro trabajo, pero el marido continuaba en la cama para recibir las felicitaciones; todo esto formó parte de las costumbres primitivas destinadas a establecer el derecho del padre sobre el hijo.
84:2.5 (933.3) Al principio, la costumbre exigía que el hombre se fuera a vivir con la familia de su mujer, pero en tiempos posteriores, una vez que el hombre había pagado en dinero o con su trabajo el precio de la novia, podía llevarse a su esposa y a sus hijos con su propia familia. La transición entre el matriarcado y el patriarcado explica las prohibiciones, por lo demás sin sentido, de algunos tipos de matrimonios entre primos, mientras que otros con el mismo parentesco eran aprobados.
84:2.6 (933.4) Con la desaparición de las costumbres de los cazadores, cuando el pastoreo dio al hombre el control sobre la principal fuente de alimentación, el matriarcado llegó a su fin rápidamente. Simplemente fracasó porque no podía competir con éxito con la nueva familia gobernada por el padre. El poder depositado en los parientes masculinos de la madre no podía competir con el poder concentrado en el marido-padre. La mujer no tenía fuerzas para las tareas combinadas de dar a luz a los hijos y de ejercer una autoridad continua y un poder doméstico cada vez mayor. La aparición del robo de las esposas y la compra posterior de las mujeres aceleraron la desaparición del matriarcado.
84:2.7 (933.5) El cambio prodigioso del matriarcado al patriarcado es uno de los cambios adaptativos más radicales y completos que haya realizado nunca la raza humana. Este cambio condujo inmediatamente a una expresión social más grande y a una aventura familiar cada vez mayor.
84:3.1 (933.6) Puede ser que el instinto maternal condujera a la mujer al matrimonio, pero la fuerza superior del hombre, unida a la influencia de las costumbres, fueron las que la obligaron prácticamente a permanecer casada. La vida pastoril tendió a crear un nuevo sistema de costumbres, el tipo patriarcal de vida familiar; y la base de la unidad familiar bajo las costumbres de los pastores y de los agricultores primitivos era la autoridad incuestionable y arbitraria del padre. Toda la sociedad, ya sea nacional o familiar, pasó por la etapa de la autoridad autocrática de tipo patriarcal.
84:3.2 (934.1) La poca cortesía que se manifestaba a las mujeres durante la era del Antiguo Testamento es un auténtico reflejo de las costumbres de los pastores. Todos los patriarcas hebreos eran pastores, tal como lo demuestra el dicho: «El Señor es mi pastor».
84:3.3 (934.2) Pero el hombre no era más culpable de la baja opinión que tenía de la mujer, durante las épocas pasadas, que la mujer misma. Ella no logró obtener el reconocimiento social durante los tiempos primitivos porque no actuaba en caso de emergencia; no era una heroína espectacular ni sobresalía en caso de crisis. La maternidad era una clara desventaja en la lucha por la existencia; el amor materno era un impedimento para las mujeres a la hora de defender la tribu.
84:3.4 (934.3) Las mujeres primitivas también crearon involuntariamente su dependencia del varón mediante la admiración y la alabanza que manifestaban por su belicosidad y virilidad. Esta exaltación del guerrero elevó el ego masculino y disminuyó en igual medida el de la mujer, haciéndola más dependiente; un uniforme militar excita poderosamente todavía las emociones femeninas.
84:3.5 (934.4) Entre las razas más avanzadas, las mujeres no son tan grandes ni tan fuertes como los hombres. Al ser la más débil, la mujer se volvió por tanto más discreta; pronto aprendió a aprovecharse de sus encantos sexuales. Se volvió más despierta y conservadora que el hombre, aunque ligeramente menos profunda. El hombre era superior a la mujer en el campo de batalla y en la caza; pero en el hogar, la mujer ha superado generalmente incluso al más primitivo de los hombres.
84:3.6 (934.5) El pastor cuidaba de sus rebaños para poder sustentarse, pero durante todas estas épocas pastoriles, la mujer tuvo que seguir suministrando los alimentos vegetales. El hombre primitivo rehuía el trabajo de la tierra, que era demasiado pacífico, muy poco arriesgado. Había también una antigua superstición que aseguraba que las mujeres podían conseguir mejores plantas; eran madres. En muchas tribus atrasadas de hoy en día, los hombres cocinan la carne y las mujeres las verduras. Cuando las tribus primitivas de Australia se trasladan de un lado a otro, las mujeres no cazan nunca, mientras que un hombre no se agacharía para desenterrar una raíz.
84:3.7 (934.6) La mujer siempre ha tenido que trabajar; ha sido una verdadera productora, al menos hasta los tiempos modernos. El hombre ha elegido habitualmente el camino más fácil, y esta desigualdad ha existido durante toda la historia de la raza humana. La mujer siempre ha sido la portadora de las cargas; transportaba las propiedades de la familia y se ocupaba de los hijos, dejando así las manos libres al hombre para combatir o cazar.
84:3.8 (934.7) La primera liberación de la mujer tuvo lugar cuando el hombre consintió en cultivar la tierra, cuando consintió en hacer lo que hasta ese momento se había considerado como un trabajo de la mujer. Se produjo un gran paso hacia adelante cuando los prisioneros masculinos ya no fueron ejecutados, sino que fueron esclavizados como agricultores. Esto provocó la liberación de la mujer, que así pudo dedicar más tiempo a ocuparse de la casa y de la educación de los hijos.
84:3.9 (934.8) El suministro de leche para los pequeños condujo a un destete más prematuro de los bebés, y por tanto, las madres así liberadas de estos períodos de esterilidad temporal pudieron tener más hijos, mientras que el empleo de la leche de vaca y de cabra redujo considerablemente la mortalidad infantil. Antes de la etapa pastoril de la sociedad, las madres solían amamantar a sus bebés hasta la edad de cuatro o cinco años.
84:3.10 (934.9) La disminución de las guerras primitivas redujo enormemente la disparidad entre la división del trabajo basada en el sexo. Pero las mujeres tuvieron que seguir haciendo el trabajo real, mientras que los hombres se dedicaban a la tarea de vigilar. Ningún campamento o aldea podía quedarse sin vigilancia ni de día ni de noche, pero incluso esta tarea fue aliviada por la domesticación del perro. La aparición de la agricultura aumentó en general el prestigio y la posición social de la mujer; al menos esto fue así hasta el momento en que el hombre mismo se volvió agricultor. En cuanto el hombre mismo se puso a cultivar la tierra, inmediatamente se produjo un gran progreso en los métodos agrícolas, que se prolongó durante las generaciones sucesivas. El hombre había aprendido el valor de la organización en la caza y en la guerra; estas técnicas las introdujo en la industria y, más tarde, cuando se hizo cargo de una gran parte de las tareas de la mujer, mejoró considerablemente sus métodos de trabajo poco precisos.
84:4.1 (935.1) En términos generales, la situación de la mujer en una época cualquiera constituye un criterio acertado del progreso evolutivo del matrimonio como institución social, mientras que el progreso del matrimonio mismo es un indicador razonablemente preciso de los avances de la civilización humana.
84:4.2 (935.2) La situación de la mujer ha sido siempre una paradoja social; siempre ha sabido dirigir hábilmente a los hombres; siempre ha sacado partido del impulso sexual más fuerte del hombre a favor de sus propios intereses y de su propio ascenso. Explotando sutilmente sus encantos sexuales, a menudo ha sido capaz de ejercer un poder dominante sobre el hombre, incluso cuando éste la mantenía en una esclavitud abyecta.
84:4.3 (935.3) La mujer primitiva no era para el hombre una amiga, un dulce amor, una amante y una compañera, sino más bien una parte de su propiedad, una sirvienta o una esclava y, más tarde, una asociada económica, un juguete y una productora de hijos. Sin embargo, las relaciones sexuales adecuadas y satisfactorias han requerido siempre el elemento de la elección y la cooperación de la mujer, y esto siempre ha proporcionado a las mujeres inteligentes una influencia considerable sobre su situación personal e inmediata, sin tener en cuenta su posición social como sexo. Pero el hecho de que las mujeres se vieran constantemente obligadas a recurrir a la astucia en un esfuerzo por aliviar su esclavitud no ayudó a disipar el recelo y la desconfianza del hombre.
84:4.4 (935.4) Los sexos han tenido grandes dificultades para comprenderse mutuamente. El hombre ha encontrado difícil comprender a la mujer, y la miraba con una extraña mezcla de desconfianza ignorante y de fascinación temerosa, cuando no con recelo y desdén. Muchas tradiciones tribales y raciales relegan todas las dificultades a Eva, Pandora o alguna otra representante del sexo femenino. Estos relatos siempre fueron desvirtuados para dar la impresión de que la mujer había traído el mal sobre el hombre; y todo esto indica que la desconfianza hacia la mujer fue en otro tiempo universal. Entre las razones que se alegaban a favor del celibato de los sacerdotes, la principal era la bajeza de la mujer. El hecho de que la mayoría de las supuestas brujas fueran mujeres no mejoró la antigua reputación de este sexo.
84:4.5 (935.5) Los hombres han considerado durante mucho tiempo a las mujeres como extrañas, e incluso anormales. Han creído incluso que las mujeres no tenían alma, y por esta razón no les ponían un nombre. Durante los tiempos primitivos existía un gran temor a la primera relación sexual con una mujer; por eso se estableció la costumbre de que un sacerdote tuviera el primer contacto sexual con una virgen. Se pensaba que incluso la sombra de una mujer era peligrosa.
84:4.6 (935.6) En otros tiempos se consideraba generalmente que la maternidad volvía peligrosa e impura a una mujer. Muchas costumbres tribales decretaron que la madre debía pasar por largas ceremonias de purificación después del nacimiento de un hijo. Excepto en aquellos grupos donde el hombre participaba en el parto, la futura madre era rechazada, la dejaban sola. Los antiguos evitaban incluso que el niño naciera dentro de la casa. Finalmente se permitió que las mujeres de edad asistieran a la madre durante el parto, y esta práctica dio origen a la profesión de comadrona. Durante el parto se decían y se hacían decenas de tonterías para facilitar el alumbramiento. Tenían la costumbre de rociar al recién nacido con agua bendita para impedir la injerencia de los fantasmas.
84:4.7 (935.7) El parto era relativamente fácil entre las tribus de sangre pura, necesitándose sólo dos o tres horas; es raro que sea tan fácil entre las razas mezcladas. Si una mujer moría de parto, especialmente durante el alumbramiento de gemelos, se creía que había sido culpable de adulterio con un espíritu. Posteriormente, las tribus más evolucionadas consideraron la muerte durante el parto como la voluntad del cielo; se estimaba que estas madres habían perecido por una noble causa.
84:4.8 (936.1) La supuesta modestia de las mujeres con respecto a la ropa y a mostrar su persona nació del miedo mortal a ser observadas durante el período menstrual. Dejarse ver en este estado era un grave pecado, la violación de un tabú. Bajo las costumbres de los tiempos antiguos, toda mujer, desde la adolescencia hasta la menopausia, estaba sometida a una cuarentena familiar y social completa durante una semana entera cada mes. Todas las cosas que pudiera tocar, o sobre las que se había sentado a acostado, estaban «manchadas». Durante mucho tiempo se tuvo la costumbre de golpear brutalmente a las muchachas después de cada período menstrual, para intentar expulsar de su cuerpo al espíritu maligno. Pero cuando una mujer pasaba la menopausia, la trataban generalmente con más consideración, concediéndole más derechos y privilegios. En vista de todo esto, no es de extrañar que las mujeres fueran contempladas con desprecio. Incluso los griegos consideraban que la mujer con la menstruación era una de las tres grandes causas de contaminación, siendo las otras dos la carne de cerdo y el ajo.
84:4.9 (936.2) Por muy descabelladas que fueran estas ideas antiguas, hicieron algún bien, puesto que concedieron a las mujeres sobrecargadas de trabajo, al menos durante su juventud, una semana cada mes para dedicarla a un bienvenido descanso y a meditaciones provechosas. Así pudieron aguzar su ingenio para tratar con sus compañeros masculinos el resto del tiempo. Esta cuarentena de las mujeres también protegió a los hombres contra los excesos sexuales, contribuyendo indirectamente de este modo a restringir la población y a aumentar el dominio de sí mismo.
84:4.10 (936.3) Un gran progreso tuvo lugar cuando se le negó al hombre el derecho de matar a su mujer a voluntad. También se realizó un paso hacia adelante cuando la mujer tuvo el derecho de poseer sus regalos de boda. Más tarde consiguió el derecho legal de poseer, controlar e incluso disponer de sus propiedades, pero estuvo mucho tiempo privada del derecho a ocupar un puesto en la iglesia o el Estado. La mujer siempre ha sido tratada más o menos como una propiedad hasta el siglo veinte después de Cristo, y durante este mismo siglo. Todavía no ha conseguido liberarse, a nivel mundial, de la exclusión impuesta por el control del hombre. Incluso entre los pueblos avanzados, el intento del hombre por proteger a la mujer ha sido siempre una afirmación tácita de superioridad.
84:4.11 (936.4) Pero las mujeres primitivas no se compadecían de sí mismas, como sus hermanas más recientemente liberadas acostumbran a hacer. Después de todo, se sentían realmente felices y satisfechas; no se atrevían a imaginar una forma de existencia diferente o mejor.
84:5.1 (936.5) En la perpetuación de sí mismo, la mujer está en un plano de igualdad con el hombre, pero en la asociación para sustentarse, trabaja con una clara desventaja, y este obstáculo de la maternidad forzada sólo puede ser compensado por las costumbres iluminadas de una civilización progresiva, y por la adquisición de un sentido creciente de la equidad por parte del hombre.
84:5.2 (936.6) A medida que evolucionó la sociedad, los criterios sexuales de las mujeres se elevaron más porque también sufrían más las consecuencias de la transgresión de las costumbres sexuales. Los criterios sexuales del hombre sólo están mejorando tardíamente a consecuencia del puro sentido de esa equidad que exige la civilización. La naturaleza no sabe nada de equidad — hace que la mujer sufra sola los dolores del parto.
84:5.3 (936.7) La idea moderna de la igualdad de los sexos es hermosa, y digna de una civilización en expansión, pero no se encuentra en la naturaleza. Cuando la fuerza es el derecho, el hombre domina a la mujer; cuando la justicia, la paz y la equidad prevalecen más, la mujer emerge gradualmente de la esclavitud y la oscuridad. La posición social de la mujer ha variado generalmente de manera inversa al grado de militarismo existente en cualquier época o nación.
84:5.4 (937.1) Pero el hombre no se apoderó de forma consciente e intencional de los derechos de la mujer, para luego devolvérselos gradualmente a regañadientes; todo esto fue un episodio inconsciente e imprevisto de la evolución social. Cuando llegó realmente el momento en que la mujer tenía que disfrutar de unos derechos adicionales, los obtuvo, y sin tener en cuenta para nada la actitud consciente del hombre. Las costumbres cambian de manera lenta pero segura para proporcionar los ajustes sociales que forman parte de la evolución continua de la civilización. Las costumbres progresivas proporcionaron lentamente un trato cada vez mejor a las mujeres; las tribus que continuaron tratándolas con crueldad no sobrevivieron.
84:5.5 (937.2) Los adamitas y los noditas concedieron a las mujeres un reconocimiento cada vez mayor, y los grupos que fueron influidos por los anditas migratorios tendieron a adoptar las enseñanzas edénicas relacionadas con el lugar de las mujeres en la sociedad.
84:5.6 (937.3) Los antiguos chinos y los griegos trataron a las mujeres mejor que la mayoría de los pueblos circundantes. Pero los hebreos desconfiaban extremadamente de ellas. En occidente, la mujer ha tenido un ascenso difícil debido a las doctrinas paulinas que se enlazaron con el cristianismo, aunque el cristianismo hizo progresar las costumbres imponiendo a los hombres unas obligaciones sexuales más rigurosas. El estado de la mujer es poco menos que desesperado ante la degradación especial que sufre en el mahometismo, y le va aún peor bajo las enseñanzas de otras diversas religiones orientales.
84:5.7 (937.4) La ciencia, y no la religión, ha emancipado realmente a la mujer; la fábrica moderna es la que la ha liberado principalmente de los límites del hogar. Las aptitudes físicas del hombre ya no son un elemento esencial en el nuevo mecanismo para sustentarse; la ciencia ha cambiado tanto las condiciones de vida que la fuerza masculina ya no es tan superior a la fuerza femenina.
84:5.8 (937.5) Estos cambios han tendido a liberar a la mujer de la esclavitud doméstica, y han producido tal modificación en su situación, que actualmente disfruta de un grado de libertad personal y de decisión sexual que son prácticamente iguales a las del hombre. En otro tiempo, el valor de una mujer consistía en su capacidad para producir alimentos, pero los inventos y la prosperidad le han permitido crear un nuevo mundo en el cual actuar — el ámbito de la gracia y el encanto. La industria ha ganado así su batalla inconsciente y no intencional para la emancipación social y económica de la mujer. La evolución ha logrado hacer una vez más lo que ni siquiera la revelación pudo realizar.
84:5.9 (937.6) La reacción de los pueblos progresistas ante las costumbres injustas que gobernaban la posición de la mujer en la sociedad ha oscilado en verdad de un extremo a otro como un péndulo. Entre las razas industrializadas, la mujer ha recibido casi todos los derechos y disfruta de la exención de numerosas obligaciones, tales como el servicio militar. Cada disminución de la lucha por la existencia ha contribuido a liberar a la mujer, y ésta se ha beneficiado directamente de todos los progresos hacia la monogamia. Los más débiles siempre obtienen unos beneficios desproporcionados en cada ajuste de las costumbres en la evolución progresiva de la sociedad.
84:5.10 (937.7) En cuanto a los ideales del matrimonio en pareja, la mujer ha conseguido finalmente reconocimiento, dignidad, independencia, igualdad y educación; pero, ¿se mostrará merecedora de todos estos logros nuevos y sin precedentes? ¿Responderá la mujer moderna a esta gran liberación social con la pereza, la indiferencia, la esterilidad y la infidelidad? ¡Hoy, en el siglo veinte, la mujer está pasando por la prueba decisiva de su larga existencia en el mundo!
84:5.11 (938.1) La mujer participa en un plano de igualdad con el hombre en la reproducción de la raza, por lo que es tan importante como él en el desarrollo de la evolución racial; por esta razón la evolución ha trabajado cada vez más por hacer realidad los derechos de la mujer. Pero los derechos de la mujer no son de ninguna manera los derechos del hombre. La mujer no puede progresar a costa de los derechos del hombre, como el hombre tampoco puede prosperar a expensas de los derechos de la mujer.
84:5.12 (938.2) Cada sexo tiene su propia esfera de existencia particular, con sus propios derechos dentro de dicha esfera. Si la mujer aspira a disfrutar literalmente de todos los derechos del hombre, entonces una competencia despiadada y desprovista de sentimientos reemplazará con seguridad, tarde o temprano, esa caballerosidad y esa consideración especial que muchas mujeres disfrutan en la actualidad, y que han conseguido tan recientemente de los hombres.
84:5.13 (938.3) La civilización nunca podrá eliminar el abismo que existe entre la conducta de los dos sexos. Las costumbres cambian de una época a la siguiente, pero el instinto jamás. El amor materno innato nunca permitirá a la mujer emancipada rivalizar seriamente con el hombre en la industria. Cada sexo permanecerá siempre supremo en su propio ámbito, un ámbito determinado por la diferenciación biológica y la disparidad mental.
84:5.14 (938.4) Cada sexo tendrá siempre su propia esfera especial, aunque de vez en cuando se superpongan. Los hombres y las mujeres sólo competirán en términos de igualdad en el terreno social.
84:6.1 (938.5) El impulso reproductor reúne infaliblemente a los hombres y las mujeres para perpetuarse, pero, por sí solo, no asegura que permanecerán juntos en una cooperación mutua — para la fundación de un hogar.
84:6.2 (938.6) Toda institución humana coronada de éxito contiene unos antagonismos de intereses personales que han sido ajustados para conseguir una armonía práctica de trabajo, y la creación del hogar no es una excepción. El matrimonio, la base para formar un hogar, es la manifestación más elevada de esa cooperación antagonista que caracteriza con tanta frecuencia los contactos entre la naturaleza y la sociedad. El conflicto es inevitable. El emparejamiento es inherente, es natural. El matrimonio sin embargo no es biológico, es sociológico. La pasión asegura que el hombre y la mujer se reunirán, pero el instinto parental más débil y las costumbres sociales son las que los mantienen unidos.
84:6.3 (938.7) Considerados en la práctica, el hombre y la mujer son dos variedades distintas de la misma especie, que viven en una asociación íntima y estrecha. Sus puntos de vista y todas sus reacciones ante la vida son esencialmente diferentes; son totalmente incapaces de comprenderse plena y realmente el uno al otro. La comprensión completa entre los sexos es imposible de alcanzar.
84:6.4 (938.8) Las mujeres parecen tener más intuición que los hombres, pero también parecen ser un poco menos lógicas. Sin embargo, la mujer ha sido siempre la abanderada moral y la dirigente espiritual de la humanidad. La mano que mece la cuna fraterniza todavía con el destino.
84:6.5 (938.9) Las diferencias de naturaleza, reacción, puntos de vista y pensamientos entre los hombres y las mujeres, en lugar de producir inquietud, deberían ser consideradas como altamente beneficiosas para la humanidad, tanto individual como colectivamente. Muchas órdenes de criaturas del universo son creadas en fases duales de manifestación de la personalidad. Entre los mortales, los Hijos Materiales y los midsonitarios, esta diferencia se describe como masculina y femenina; entre los serafines, los querubines y los Compañeros Morontiales, ha sido denominada positiva o dinámica, y negativa o reservada. Estas asociaciones duales multiplican enormemente la diversidad de talentos y vencen las limitaciones inherentes, tal como lo hacen ciertas asociaciones trinas en el sistema Paraíso-Havona.
84:6.6 (939.1) Los hombres y las mujeres se necesitan mutuamente en sus carreras morontiales y espirituales tanto como en sus carreras como mortales. Las diferencias de puntos de vista entre el varón y la hembra subsisten incluso más allá de la primera vida y a lo largo de toda la ascensión del universo local y del superuniverso. Incluso en Havona, los peregrinos que en otro tiempo fueron hombres y mujeres continuarán ayudándose unos a otros en el ascenso al Paraíso. Hasta en el Cuerpo de la Finalidad, la metamorfosis de la criatura nunca será tan grande como para borrar las tendencias de la personalidad que los humanos llaman masculinas y femeninas; estas dos variantes fundamentales de la humanidad siempre continuarán intrigándose, estimulándose, alentándose y ayudándose una a la otra; siempre dependerán mutuamente de su cooperación para resolver los complicados problemas del universo y para superar las numerosas dificultades cósmicas.
84:6.7 (939.2) Aunque los sexos nunca pueden esperar comprenderse plenamente el uno al otro, son efectivamente complementarios, y aunque su cooperación sea a menudo más o menos antagonista en el plano personal, es capaz de mantener y reproducir la sociedad. El matrimonio es una institución destinada a ajustar las diferencias sexuales, llevando a cabo al mismo tiempo la continuación de la civilización y asegurando la reproducción de la raza.
84:6.8 (939.3) El matrimonio es la madre de todas las instituciones humanas, pues conduce directamente a la fundación y al mantenimiento del hogar, que es la base estructural de la sociedad. La familia está unida vitalmente al mecanismo de la preservación de sí mismo; constituye la única esperanza de perpetuar la raza bajo las costumbres de la civilización, mientras que al mismo tiempo proporciona de manera muy eficaz ciertas formas altamente satisfactorias de placer personal. La familia es la realización puramente humana más importante del hombre, pues combina, tal como lo hace, la evolución de las relaciones biológicas entre el varón y la hembra con las relaciones sociales entre el marido y la mujer.
84:7.1 (939.4) La unión sexual es instintiva, los hijos son el resultado natural, y la familia nace así de manera automática. Según sean las familias de una raza o nación, así será su sociedad. Si las familias son buenas, la sociedad será igualmente buena. La gran estabilidad cultural de los pueblos judío y chino reside en la fuerza de sus grupos familiares.
84:7.2 (939.5) El instinto femenino de amar y cuidar a los hijos se confabuló para hacer de la mujer la parte interesada en promover el matrimonio y la vida familiar primitiva. Sólo la presión de las costumbres y las convenciones sociales posteriores obligaron al hombre a formar el hogar; fue lento en interesarse por el establecimiento del matrimonio y el hogar porque el acto sexual no conlleva ninguna consecuencia biológica para él.
84:7.3 (939.6) La asociación sexual es natural, pero el matrimonio es social y siempre ha estado reglamentado por las costumbres. Las costumbres (religiosas, morales y éticas), así como la propiedad, el orgullo y la caballerosidad, estabilizan las instituciones del matrimonio y la familia. Cada vez que fluctúan las costumbres se produce una oscilación en la estabilidad de la institución hogar-matrimonio. El matrimonio está saliendo ahora de la etapa de la propiedad para entrar en la era de lo personal. Antiguamente, el hombre protegía a la mujer porque era su pertenencia, y ella obedecía por la misma razón. Independientemente de sus méritos, este sistema proporcionaba estabilidad. Ahora, la mujer ya no es considerada como una propiedad, y están surgiendo nuevas costumbres destinadas a estabilizar la institución matrimonio-hogar:
84:7.4 (939.7) 1. El nuevo papel de la religión — la enseñanza de que la experiencia parental es esencial, la idea de procrear ciudadanos cósmicos, la comprensión más amplia del privilegio de la procreación — dar hijos al Padre.
84:7.5 (940.1) 2. El nuevo papel de la ciencia — la procreación se está volviendo cada vez más voluntaria, sometida al control del hombre. En los tiempos antiguos, la falta de conocimientos aseguraba la aparición de los hijos en ausencia de todo deseo de tenerlos.
84:7.6 (940.2) 3. La nueva función del aliciente del placer — esto introduce un nuevo factor en la supervivencia racial; los antiguos dejaban morir a los hijos no deseados; los modernos se niegan a traerlos al mundo.
84:7.7 (940.3) 4. La mejora del instinto parental. Cada generación tiende ahora a eliminar de la corriente reproductora de la raza a aquellos individuos cuyo instinto parental no es lo suficientemente fuerte como para asegurar la procreación de hijos, los futuros padres de la siguiente generación.
84:7.8 (940.4) Pero el hogar como institución, la asociación entre un solo hombre y una sola mujer, data más específicamente de los tiempos de Dalamatia, hace aproximadamente medio millón de años, ya que las costumbres monógamas de Andón y sus descendientes inmediatos habían sido abandonadas mucho tiempo antes. Sin embargo, la vida familiar no era muy digna de alabanza antes de la época de los noditas y de los adamitas que llegaron después. Adán y Eva ejercieron una influencia duradera sobre toda la humanidad; por primera vez en la historia del mundo se pudo observar a los hombres y las mujeres trabajando juntos en el Jardín. El ideal edénico, toda la familia trabajando como horticultores, era una idea nueva en Urantia.
84:7.9 (940.5) La familia primitiva englobaba a un grupo relacionado por el trabajo, que incluía a los esclavos, y todos vivían en una sola vivienda. El matrimonio y la vida familiar no siempre han sido la misma cosa, pero han estado necesariamente muy asociados. La mujer siempre ha deseado una familia individual, y al final se salió con la suya.
84:7.10 (940.6) El amor a los hijos es casi universal y tiene un claro valor de supervivencia. Los antiguos sacrificaban siempre los intereses de la madre a favor del bienestar del hijo; las madres esquimales lamen todavía a sus bebés en lugar de lavarlos. Pero las madres primitivas sólo alimentaban y cuidaban a sus hijos mientras eran muy pequeños; al igual que hacen los animales, en cuanto crecían se desentendían de ellos. Las asociaciones humanas duraderas y continuas nunca han estado basadas en el solo afecto biológico. Los animales aman a sus crías; el hombre — el hombre civilizado — ama a los hijos de sus hijos. Cuanto más elevada es una civilización, mayor es la alegría de los padres ante el progreso y el éxito de sus hijos; así es como surge una conciencia nueva y superior del orgullo del apellido.
84:7.11 (940.7) Entre los pueblos antiguos, las familias grandes no eran necesariamente el resultado del afecto. Se deseaban muchos hijos porque:
84:7.12 (940.8) 1. Eran valiosos como trabajadores.
84:7.13 (940.9) 2. Eran un seguro para la vejez.
84:7.14 (940.10) 3. Las hijas se podían vender.
84:7.15 (940.11) 4. El orgullo familiar exigía la extensión del apellido.
84:7.16 (940.12) 5. Los hijos proporcionaban protección y defensa.
84:7.17 (940.13) 6. El miedo a los fantasmas engendró el temor a la soledad.
84:7.18 (940.14) 7. Algunas religiones exigían una descendencia.
84:7.19 (940.15) Los practicantes del culto a los antepasados consideran el no tener hijos como la calamidad suprema de todos los tiempos y de la eternidad. Desean por encima de todo tener hijos para que oficien en los festines post mortem, para que ofrezcan los sacrificios necesarios para el progreso del fantasma a través del mundo del espíritu.
84:7.20 (941.1) Los antiguos salvajes empezaban muy pronto a disciplinar a sus hijos; los niños no tardaban en comprender que la desobediencia significaba el fracaso o incluso la muerte, exactamente igual que para los animales. La civilización protege al niño contra las consecuencias naturales de una conducta insensata, y esto es lo que contribuye tanto a la insubordinación moderna.
84:7.21 (941.2) Los niños esquimales se desarrollan con tan poca necesidad de disciplina y corrección simplemente porque son por naturaleza unos pequeños animales dóciles; tanto los hijos de los hombres rojos como los de los amarillos son casi igual de manejables. Pero en las razas que contienen la herencia andita, los niños no son tan apacibles; estos jóvenes más imaginativos y aventureros necesitan más educación y disciplina. Los problemas modernos de la educación de los niños se han vuelto cada vez más difíciles debido a:
84:7.22 (941.3) 1. El alto grado de las mezclas raciales.
84:7.23 (941.4) 2. La educación artificial y superficial.
84:7.24 (941.5) 3. La incapacidad de los niños para cultivarse imitando a sus padres — éstos están ausentes de la escena familiar una gran parte del tiempo.
84:7.25 (941.6) Las antiguas ideas sobre la disciplina familiar eran biológicas y tenían su origen en la comprensión de que los padres eran los creadores del ser del hijo. Los ideales progresivos de la vida familiar conducen al concepto de que traer un hijo al mundo, en lugar de conferir ciertos derechos a los padres, implica la responsabilidad suprema de la existencia humana.
84:7.26 (941.7) La civilización considera que los padres asumen todos los deberes, y que el hijo tiene todos los derechos. El respeto del hijo por sus padres no surge del conocimiento de la obligación implícita que conlleva la procreación parental, sino que crece de manera natural a consecuencia de los cuidados, la educación y el afecto que manifiestan con amor ayudando al hijo a ganar la batalla de la vida. Los padres auténticos están dedicados a un continuo ministerio de servicio que el hijo juicioso termina por reconocer y apreciar.
84:7.27 (941.8) En la era industrial y urbana actual, la institución del matrimonio está evolucionando por unas vías económicas nuevas. La vida familiar se ha vuelto cada vez más costosa, mientras que los hijos, que solían ser un activo, se han convertido en un pasivo económico. Pero la seguridad de la civilización misma depende todavía de la buena voluntad creciente de cada generación en invertir en el bienestar de la próxima generación y de las siguientes. Cualquier intento por transferir la responsabilidad parental al Estado o la iglesia resultará suicida para el bienestar y el progreso de la civilización.
84:7.28 (941.9) El matrimonio, con los hijos y la vida familiar consiguiente, estimula los potenciales más elevados de la naturaleza humana, y proporciona simultáneamente el canal ideal para expresar los atributos avivados de la personalidad mortal. La familia asegura la perpetuación biológica de la especie humana. El hogar es el marco social natural donde los hijos que crecen pueden captar la ética de la fraternidad de la sangre. La familia es la unidad fundamental de fraternidad donde los padres y los hijos aprenden las lecciones de paciencia, altruismo, tolerancia e indulgencia que son tan esenciales para realizar la fraternidad entre todos los hombres.
84:7.29 (941.10) La sociedad humana mejoraría enormemente si las razas civilizadas volvieran de manera más general a las costumbres de los consejos de familia de los anditas. Éstos no mantenían la forma patriarcal o autocrática de gobierno familiar. Eran muy fraternales y asociativos, discutiendo con franqueza y libertad todas las propuestas y reglamentaciones de naturaleza familiar. Eran idealmente fraternales en todos sus gobiernos de familia. En una familia ideal, tanto el afecto filial como el amor de los padres aumentan a través de la devoción fraternal.
84:7.30 (942.1) La vida familiar es el progenitor de la verdadera moralidad, el antepasado de la conciencia de la lealtad al deber. Las asociaciones forzosas de la vida familiar estabilizan la personalidad y estimulan su crecimiento mediante la obligación de amoldarse necesariamente a otras personalidades diferentes. Pero hay aún más: una verdadera familia — una buena familia — revela a los padres procreadores la actitud del Creador hacia sus hijos, mientras que al mismo tiempo estos auténticos padres representan para sus hijos la primera de una larga serie de revelaciones progresivas acerca del amor del Padre Paradisiaco de todos los hijos del universo.
84:8.1 (942.2) El gran peligro que acecha a la vida familiar reside en la amenazadora marea creciente de la satisfacción de sí mismo, en la manía moderna del placer. El aliciente principal que llevaba al matrimonio solía ser el económico; la atracción sexual era secundaria. El matrimonio, basado en la preservación de sí mismo, conducía a la perpetuación de sí mismo y proporcionaba al mismo tiempo una de las formas más deseables de satisfacción de sí mismo. Es la única institución de la sociedad humana que abarca los tres grandes alicientes de la vida.
84:8.2 (942.3) En un principio, la propiedad era la institución fundamental para sustentarse, mientras que el matrimonio funcionaba como la única institución para perpetuarse. Aunque la satisfacción de las necesidades alimenticias, las diversiones y el humor, junto con la gratificación sexual periódica, eran medios de satisfacerse, sigue siendo un hecho que las costumbres en evolución no han logrado crear una institución bien determinada para la satisfacción de sí mismo. Debido a este fracaso en desarrollar unas técnicas especializadas para los placeres agradables, todas las instituciones humanas están completamente impregnadas de esta búsqueda del placer. La acumulación de los bienes se está convirtiendo en un instrumento para aumentar todas las formas de satisfacción de sí mismo, mientras que el matrimonio a menudo se considera únicamente como un medio de placer. Esta indulgencia excesiva, esta manía tan extendida del placer, constituye en la actualidad la amenaza más grande que se haya dirigido jamás contra la institución social evolutiva de la vida familiar: el hogar.
84:8.3 (942.4) La raza violeta introdujo en la experiencia de la humanidad una característica nueva y aún no realizada por completo — el instinto de la diversión unido al sentido del humor. Este instinto existía en cierta medida en los sangiks y los andonitas, pero la estirpe adámica elevó esta tendencia primitiva hasta el nivel de un potencial de placer, una forma nueva y glorificada de satisfacción de sí mismo. Aparte del aplacamiento del hambre, el tipo básico de satisfacción de sí mismo es la gratificación sexual, y esta forma de placer sensual fue acrecentada enormemente por la mezcla de los sangiks y los anditas.
84:8.4 (942.5) La combinación de la impaciencia, la curiosidad, la aventura y el abandono a los placeres, característica de las razas posteriores a los anditas, comporta un verdadero peligro. Los placeres físicos no pueden satisfacer el hambre del alma; la búsqueda insensata del placer no aumenta el amor por el hogar y los hijos. Aunque agotéis los recursos del arte, el color, el sonido, el ritmo, la música y el adorno personal, no podéis esperar de ese modo elevar el alma o alimentar el espíritu. La vanidad y la moda no pueden ayudar a establecer el hogar ni a educar a los hijos; el orgullo y la rivalidad son impotentes para realzar las cualidades de supervivencia de las generaciones venideras.
84:8.5 (942.6) Todos los seres celestiales que progresan disfrutan del descanso y del ministerio de los directores de la reversión. Todos los esfuerzos por conseguir una diversión sana y por dedicarse a un entretenimiento que eleve son acertados; el sueño reparador, el descanso, el esparcimiento y todos los pasatiempos que impiden el aburrimiento de la monotonía valen la pena. Los juegos competitivos, la narración de historias e incluso la afición a la buena comida pueden servir como formas de satisfacerse. (Cuando empleáis la sal para dar sabor a los alimentos, deteneos a pensar que durante cerca de un millón de años, el hombre sólo podía obtener la sal metiendo sus alimentos en las cenizas.)
84:8.6 (943.1) Que los hombres disfruten de la vida; que la raza humana encuentre placer de mil y una maneras; que la humanidad evolutiva explore todas las formas de satisfacciones legítimas, los frutos de su larga lucha biológica por elevarse. El hombre se ha ganado bien algunas de sus alegrías y placeres de hoy. ¡Pero mirad bien por la meta del destino! Los placeres son realmente suicidas si consiguen destruir la propiedad, que se ha convertido en la institución para la preservación de sí mismo; y la satisfacción de sí mismo habrá costado en verdad un precio funesto si ocasiona el derrumbamiento del matrimonio, la decadencia de la vida familiar y la destrucción del hogar — la adquisición evolutiva suprema del hombre y la única esperanza de supervivencia de la civilización.
84:8.7 (943.2) [Presentado por el Jefe de Serafines estacionado en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 85
85:0.1 (944.1) LA RELIGIÓN primitiva tuvo un origen biológico, un desarrollo evolutivo natural, al margen de las asociaciones morales y aparte de toda influencia espiritual. Los animales superiores tienen miedos, pero no ilusiones, y en consecuencia ninguna religión. El hombre crea sus religiones primitivas de sus miedos y por medio de sus ilusiones.
85:0.2 (944.2) En la evolución de la especie humana, las manifestaciones primitivas de la adoración aparecen mucho antes de que la mente del hombre sea capaz de formular los conceptos más complejos sobre la vida presente y en el más allá que merezcan el nombre de religión. La naturaleza de la religión primitiva era completamente intelectual y estaba basada íntegramente en circunstancias asociativas. Los objetos de adoración eran totalmente evocadores; consistían en las cosas de la naturaleza que estaban al alcance de la mano, o que tenían mucha importancia en la experiencia corriente de los urantianos primitivos y sencillos.
85:0.3 (944.3) Una vez que la religión evolucionó más allá de la adoración de la naturaleza, adquirió raíces de origen espiritual, pero sin embargo siempre estuvo condicionada por el entorno social. A medida que se desarrolló la adoración de la naturaleza, el hombre imaginó la idea de una división del trabajo en el mundo supermortal; había espíritus de la naturaleza para los lagos, los árboles, las cascadas, la lluvia y centenares de otros fenómenos terrestres corrientes.
85:0.4 (944.4) El hombre mortal ha adorado, en uno u otro momento, todo lo que se encuentra sobre la faz de la Tierra, incluyéndose a sí mismo. También ha adorado todo lo que podía imaginar que se encontraba en el cielo y bajo la superficie de la Tierra. El hombre primitivo temía todas las manifestaciones de poder; adoraba todos los fenómenos naturales que no podía comprender. La observación de las poderosas fuerzas de la naturaleza tales como las tormentas, las inundaciones, los terremotos, los corrimientos de tierras, los volcanes, el fuego, el calor y el frío, causaban una enorme impresión en la mente humana en expansión. Las cosas inexplicables de la vida todavía reciben el nombre de «actos de Dios» y de «dispensaciones misteriosas de la Providencia».
85:1.1 (944.5) El primer objeto que adoró el hombre en evolución fue una piedra. En la actualidad, el pueblo kateri del sur de la India adora todavía una piedra, tal como lo hacen numerosas tribus del norte de la India. Jacob durmió sobre una piedra porque la veneraba; incluso llegó a ungirla. Raquel escondía numerosas piedras sagradas en su tienda.
85:1.2 (944.6) Las piedras impresionaron primero al hombre primitivo como si fueran objetos extraordinarios debido a la manera en que aparecían tan repentinamente en la superficie de un campo cultivado o de una pradera. Los hombres no tenían en cuenta ni la erosión ni los resultados de remover la tierra. Las piedras también impresionaban profundamente a los pueblos primitivos a causa de su frecuente parecido con los animales. La atención del hombre civilizado se detiene ante las numerosas formaciones rocosas de las montañas que tanto se parecen a las facciones de los animales e incluso de los hombres. Pero las piedras meteóricas fueron las que ejercieron la influencia más profunda; los humanos primitivos las veían pasar a toda velocidad por la atmósfera con un esplendor llameante. Las estrellas fugaces aterrorizaban al hombre primitivo, y éste creía con facilidad que estas señales brillantes indicaban el paso de un espíritu camino de la Tierra. No es de extrañar que los hombres se sintieran inducidos a adorar estos fenómenos, especialmente cuando más tarde descubrieron los meteoros. Esto condujo a una mayor veneración por todas las demás piedras. En Bengala, mucha gente adora un meteoro que cayó en la Tierra en el año 1880 d.de J.C.
85:1.3 (945.1) Todos los clanes y tribus antiguos tenían sus piedras sagradas, y la mayoría de los pueblos modernos manifiestan cierto grado de veneración por algunos tipos de piedras — sus joyas. En la India se veneraba un grupo de cinco piedras; en Grecia era un grupo de treinta; entre los hombres rojos se trataba generalmente de un círculo de piedras. Los romanos siempre tiraban una piedra al aire cuando invocaban a Júpiter. En la India, incluso hoy en día, se puede utilizar una piedra como testigo. En algunas regiones se puede emplear una piedra como talismán de la ley y, por su prestigio, un delincuente puede ser llevado ante el tribunal. Pero los mortales sencillos no siempre identifican a la Deidad con un objeto de culto reverente. Estos fetiches son muchas veces simples símbolos del verdadero objeto de adoración.
85:1.4 (945.2) Los antiguos tenían una consideración especial por los agujeros en las piedras. Se suponía que estas rocas porosas eran excepcionalmente eficaces para curar las enfermedades. Las orejas no se las perforaban para colgarse unas piedras, pero éstas sí se las colocaban en los agujeros de las orejas para mantenerlos abiertos. Incluso en los tiempos modernos, las personas supersticiosas hacen un agujero en las monedas. En África, los nativos hacen mucho ruido alrededor de sus piedras fetiches. De hecho, todas las tribus y pueblos atrasados conservan todavía una veneración supersticiosa por las piedras. Incluso en la actualidad, la adoración de las piedras está muy difundida por el mundo. Las lápidas sepulcrales son un símbolo sobreviviente de las imágenes y los ídolos que se esculpían en las piedras en conexión con las creencias en los fantasmas y los espíritus de los compañeros fallecidos.
85:1.5 (945.3) La adoración de las colinas siguió a la de las piedras, y las primeras colinas que se veneraron fueron las grandes formaciones rocosas. Poco después se cogió la costumbre de creer que los dioses vivían en las montañas, de manera que las altas elevaciones de tierra fueron adoradas por esta razón adicional. A medida que pasó el tiempo, algunas montañas fueron asociadas con ciertos dioses, y por lo tanto se volvieron sagradas. Los aborígenes ignorantes y supersticiosos creían que las cuevas conducían al infierno, con sus espíritus y demonios malignos, en contraste con las montañas, que eran identificadas con los conceptos que evolucionaron posteriormente sobre las deidades y los espíritus buenos.
85:2.1 (945.4) Las plantas fueron primero temidas, y después adoradas, a causa de los licores embriagadores que se obtenían de ellas. El hombre primitivo creía que la embriaguez lo volvía a uno divino. Se suponía que esta experiencia tenía algo de inhabitual y de sagrado. Incluso en los tiempos modernos, las bebidas alcohólicas se conocen con el nombre de «bebidas espirituosas».
85:2.2 (945.5) El hombre primitivo miraba con temor y respeto supersticioso los granos que germinaban. El apóstol Pablo no fue el primero en extraer profundas lecciones espirituales de los granos que brotaban, y en basar en ellos unas creencias religiosas.
85:2.3 (945.6) Los cultos de la adoración de los árboles se encuentran en los grupos religiosos más antiguos. Todas las bodas primitivas se celebraban debajo de los árboles, y cuando las mujeres deseaban tener hijos, a veces se las podía encontrar en el bosque abrazando afectuosamente a un robusto roble. Muchas plantas y árboles eran venerados a causa de sus poderes medicinales reales o imaginarios. Los salvajes creían que todos los efectos químicos se debían a la actividad directa de la fuerzas sobrenaturales.
85:2.4 (945.7) Las ideas sobre los espíritus de los árboles variaban considerablemente entre las diferentes tribus y razas. Algunos árboles estaban habitados por espíritus bondadosos; otros contenían espíritus engañosos y crueles. Los finlandeses creían que la mayoría de los árboles estaban ocupados por espíritus benévolos. Los suizos desconfiaron durante mucho tiempo de los árboles, creyendo que contenían espíritus astutos. Los habitantes de la India y de la Rusia oriental consideran que los espíritus de los árboles son crueles. Los patagones adoran todavía a los árboles, tal como lo hacían los semitas primitivos. Mucho tiempo después de que los hebreos dejaran de adorar a los árboles, continuaron venerando a sus diversas deidades en los bosquecillos. Salvo en China, en otro tiempo existió un culto universal al árbol de la vida.
85:2.5 (946.1) La creencia de que el agua o los metales preciosos que se encuentran debajo de la superficie de la Tierra se pueden detectar con una varilla adivinatoria de madera es una reliquia de los antiguos cultos a los árboles. El mayo, los árboles de Navidad y la práctica supersticiosa de tocar madera perpetúan algunas costumbres antiguas de adoración de los árboles y de los cultos más recientes a los árboles.
85:2.6 (946.2) Muchas de estas formas iniciales de veneración de la naturaleza se mezclaron con las técnicas de adoración que evolucionaron más tarde, pero los primeros tipos de adoración activados por los espíritus ayudantes de la mente funcionaban mucho antes de que la naturaleza religiosa recién despierta de la humanidad se volviera plenamente sensible al estímulo de las influencias espirituales.
85:3.1 (946.3) El hombre primitivo tenía un sentimiento peculiar de compañerismo hacia los animales superiores. Sus antepasados habían vivido con ellos e incluso se habían apareado con ellos. En el sur de Asia se creyó muy pronto que las almas de los hombres volvían a la Tierra en forma de animales. Esta creencia era una supervivencia de la costumbre aún más antigua de adorar a los animales.
85:3.2 (946.4) Los hombres primitivos veneraban a los animales por su fuerza y su astucia. Creían que el agudo sentido del olfato y la vista penetrante de algunas bestias denotaban que estaban guiadas por los espíritus. Todos los animales han sido adorados por una u otra raza, en uno u otro momento. Entre estos objetos de adoración figuraban criaturas que eran consideradas como mitad humanas y mitad animales, tales como los centauros y las sirenas.
85:3.3 (946.5) Los hebreos adoraron a las serpientes hasta la época del rey Ezequías, y los hindúes mantienen todavía relaciones amistosas con sus serpientes domésticas. La adoración de los chinos por el dragón es una supervivencia de los cultos a las serpientes. La sabiduría de la serpiente era un símbolo de la medicina griega y los médicos modernos lo emplean todavía como emblema. El arte de encantar las serpientes ha sido trasmitido desde los tiempos del culto del amor a las serpientes de las mujeres chamanes, las cuales estaban inmunizadas a consecuencia de las mordeduras diarias de las serpientes; de hecho, se volvían auténticas adictas al veneno y no podían prescindir de esta ponzoña.
85:3.4 (946.6) La adoración de los insectos y de otros animales fue fomentada por una falsa interpretación posterior de la regla de oro — hacer a los demás (a todas las formas de vida) lo que queréis que os hagan a vosotros. Los antiguos creían en otro tiempo que todos los vientos eran producidos por las alas de los pájaros, y por lo tanto temían y adoraban a la vez a todas las criaturas aladas. Los nórdicos primitivos pensaban que los eclipses eran causados por un lobo que devoraba una parte del Sol o de la Luna. Los hindúes muestran con frecuencia a Vichnú con una cabeza de caballo. Un símbolo animal representa muchas veces a un dios olvidado o un culto desaparecido. Al principio de la religión evolutiva, el cordero se convirtió en el típico animal sacrificatorio y la paloma en el símbolo de la paz y del amor.
85:3.5 (946.7) En la religión, el simbolismo puede ser bueno o malo en la medida exacta en que el símbolo sustituya o no a la idea original de adoración. Y no se debe confundir el simbolismo con la idolatría directa, en la cual el objeto material es adorado de manera directa y real.
85:4.1 (946.8) La humanidad ha adorado la tierra, el aire, el agua y el fuego. Las razas primitivas veneraban los manantiales y adoraban los ríos. En Mongolia florece, incluso en la actualidad, un influyente culto a los ríos. El bautismo se volvió un ceremonial religioso en Babilonia, y los creeks practicaban el baño ritual anual. A los antiguos les resultaba fácil imaginar que los espíritus vivían en los manantiales burbujeantes, en las fuentes que brotaban, en los ríos que fluían y en los torrentes impetuosos. Las aguas en movimiento impresionaban intensamente a estas mentes sencillas, haciéndoles creer que estaban animadas por los espíritus y que tenían poderes sobrenaturales. A veces se negaban a socorrer a un hombre que se ahogaba por temor a ofender a algún dios del río.
85:4.2 (947.1) Muchas cosas y numerosos acontecimientos han actuado como estímulos religiosos para diferentes pueblos en distintas épocas. Muchas tribus de las colinas de la India adoran todavía el arco iris. Tanto en la India como en África se cree que el arco iris es una gigantesca serpiente celeste; los hebreos y los cristianos lo consideran como «el arco de la promesa». Del mismo modo, unas influencias consideradas como benéficas en una parte del mundo, pueden ser contempladas como perjudiciales en otras regiones. El viento del este es un dios en América del Sur porque trae la lluvia; en la India es un demonio porque trae el polvo y provoca la sequía. Los antiguos beduinos creían que un espíritu de la naturaleza producía los remolinos de arena, e incluso en la época de Moisés, la creencia en los espíritus de la naturaleza era lo suficientemente fuerte como para asegurar su perpetuación en la teología hebrea bajo la forma de los ángeles del fuego, del agua y del aire.
85:4.3 (947.2) Las nubes, la lluvia y el granizo han sido todos temidos y adorados por numerosas tribus primitivas y en muchos cultos iniciales de la naturaleza. Las tempestades con truenos y relámpagos aterrorizaban al hombre primitivo. Estas perturbaciones de los elementos le impresionaban tanto que el trueno era considerado como la voz de un dios encolerizado. La adoración del fuego y el miedo al relámpago estaban enlazados y muy difundidos entre numerosos grupos primitivos.
85:4.4 (947.3) El fuego y la magia estaban mezclados en la mente de los mortales primitivos dominados por el miedo. Los partidarios de la magia recordarán vívidamente un resultado positivo obtenido por casualidad mediante la práctica de sus fórmulas mágicas, mientras que olvidan con indiferencia decenas de resultados negativos, de fracasos totales. La veneración del fuego alcanzó su punto culminante en Persia, donde sobrevivió durante mucho tiempo. Algunas tribus adoraban el fuego como una deidad en sí misma, otras lo reverenciaban como el símbolo llameante del espíritu purificador y purgador de las deidades que veneraban. Las vírgenes vestales tenían el deber de vigilar los fuegos sagrados, y en el siglo veinte se siguen encendiendo cirios como parte del ritual de muchos servicios religiosos.
85:5.1 (947.4) La adoración de las piedras, las colinas, los árboles y los animales progresó de manera natural a través de la veneración temerosa de los elementos hasta llegar a la deificación del Sol, la Luna y las estrellas. En la India y en otros lugares, las estrellas eran consideradas como las almas glorificadas de los grandes hombres que habían dejado la vida en la carne. Los adeptos caldeos del culto a las estrellas pensaban que eran hijos del padre cielo y de la madre Tierra.
85:5.2 (947.5) La adoración de la Luna precedió a la del Sol. La veneración de la Luna alcanzó su apogeo durante la era de la caza, mientras que la adoración del Sol se convirtió en la ceremonia religiosa principal de las épocas agrícolas posteriores. La adoración del Sol se arraigó primero ampliamente en la India, y es allí donde sobrevivió más tiempo. En Persia, la veneración del Sol dio origen al culto mitríaco posterior. Muchos pueblos consideraban al Sol como el antepasado de sus reyes. Los caldeos colocaban al Sol en el centro de «los siete círculos del universo». Las civilizaciones más tardías honraron al Sol poniendo su nombre al primer día de la semana.
85:5.3 (947.6) Se suponía que el dios Sol era el padre místico de los hijos del destino nacidos de una virgen, y se creía que éstos se donaban de vez en cuando como salvadores a las razas favorecidas. Estos niños sobrenaturales siempre eran abandonados a la deriva en algún río sagrado, para ser salvados de una manera extraordinaria y crecer a continuación hasta convertirse en unas personalidades milagrosas y en los libertadores de sus pueblos.
85:6.1 (948.1) Después de haber adorado todo lo que se encontraba en la superficie de la Tierra y arriba en los cielos, el hombre no dudó en honrarse a sí mismo con esta adoración. El salvaje de mente sencilla no distingue claramente entre los animales, los hombres y los dioses.
85:6.2 (948.2) El hombre primitivo consideraba que todas las personas fuera de lo común eran sobrehumanas, y tenía tanto miedo de estos seres que les manifestaba un temor reverencial; en cierta medida, los adoraba literalmente. El hecho mismo de tener gemelos era considerado como una gran suerte o una gran desgracia. Los lunáticos, los epilépticos y los débiles mentales eran a menudo adorados por sus compañeros mentalmente normales, los cuales creían que estos seres anormales estaban habitados por los dioses. Se adoraba a los sacerdotes, los reyes y los profetas; se pensaba que los hombres santos de la antigüedad estaban inspirados por las deidades.
85:6.3 (948.3) Los jefes tribales morían y luego eran deificados. Más tarde se canonizó a las almas eminentes que habían pasado a mejor vida. La evolución, sin ayuda, nunca ha inventado unos dioses que fueran superiores a los espíritus glorificados, ensalzados y evolucionados de los humanos fallecidos. Al principio de la evolución, la religión crea sus propios dioses. En el transcurso de la revelación, los Dioses formulan la religión. La religión evolutiva crea sus dioses a imagen y semejanza del hombre mortal; la religión revelada intenta que el hombre mortal evolucione y se transforme a imagen y semejanza de Dios.
85:6.4 (948.4) Los dioses fantasmas, que tienen un supuesto origen humano, deben distinguirse de los dioses de la naturaleza, pues la adoración de la naturaleza produjo un panteón — los espíritus de la naturaleza elevados a la posición de dioses. Los cultos de la naturaleza continuaron desarrollándose junto con los cultos a los fantasmas que aparecieron más tarde, y cada uno ejerció su influencia sobre el otro. Muchos sistemas religiosos contenían un doble concepto de la deidad: los dioses de la naturaleza y los dioses fantasmas; en algunas teologías estos dos conceptos están entrelazados de manera confusa, tal como sucede en el ejemplo de Thor, el héroe fantasma que era también el señor del rayo.
85:6.5 (948.5) Pero la adoración del hombre por el hombre alcanzó su punto culminante cuando los gobernantes temporales ordenaron a sus súbditos que los veneraran así y, para justificar estas exigencias, pretendieron que habían descendido de la deidad.
85:7.1 (948.6) La adoración de la naturaleza puede parecer que surgió de manera natural y espontánea en la mente de los hombres y las mujeres primitivos, y así es como ocurrió; pero durante todo este tiempo estuvo actuando en estas mismas mentes primitivas el sexto espíritu ayudante, que había sido conferido a estos pueblos como influencia directriz para esta fase de la evolución humana. Este espíritu estimulaba constantemente el impulso a la adoración en la especie humana, por muy primitivas que fueran sus primeras manifestaciones. El espíritu de adoración dio claramente origen al impulso humano de adorar, a pesar de que el miedo animal fue el que motivó la expresión de la adoración, y de que sus prácticas iniciales se centraron en las cosas de la naturaleza.
85:7.2 (948.7) Debéis recordar que fue el sentimiento, y no el pensamiento, la influencia que dirigió y controló todo el desarrollo evolutivo. Para la mente primitiva existe poca diferencia entre tener miedo, rehuir, honrar y adorar.
85:7.3 (948.8) Cuando el impulso de adoración está animado y dirigido por la sabiduría — por el pensamiento meditativo y experiencial — entonces empieza a convertirse en el fenómeno de la verdadera religión. Cuando el séptimo espíritu ayudante, el espíritu de la sabiduría, consigue ejercer eficazmente su ministerio, el hombre empieza entonces a desviar su adoración de la naturaleza y de los objetos naturales, para dirigirla hacia el Dios de la naturaleza y hacia el Creador eterno de todas las cosas naturales.
85:7.4 (949.1) [Presentado por una Brillante Estrella Vespertina de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 86
86:0.1 (950.1) LA EVOLUCIÓN de la religión a partir del impulso precedente y primitivo a la adoración no depende de la revelación. El funcionamiento normal de la mente humana bajo la influencia directriz del sexto y séptimo ayudantes de la mente, que son una parte de la concesión universal del espíritu, es enteramente suficiente para asegurar dicho desarrollo.
86:0.2 (950.2) El miedo prerreligioso inicial del hombre a las fuerzas de la naturaleza se volvió gradualmente religioso a medida que la naturaleza fue personalizada, convertida en espíritu y finalmente deificada en la conciencia humana. La religión de tipo primitivo fue por tanto una consecuencia biológica natural de la inercia psicológica de la mente animal en evolución, después de que esta mente hubo albergado por primera vez el concepto de lo sobrenatural.
86:1.1 (950.3) Aparte del impulso natural a la adoración, la religión evolutiva primitiva tuvo sus raíces originales en las experiencias humanas con la casualidad: la llamada suerte, los acontecimientos corrientes. El hombre primitivo cazaba para alimentarse. Los resultados de la caza son siempre necesariamente variables, y esto da origen inevitablemente a esas experiencias que el hombre interpreta como buena suerte y mala suerte. La desgracia era un factor importante en la vida de unos hombres y mujeres que vivían constantemente al borde de una existencia precaria y agobiada.
86:1.2 (950.4) El horizonte intelectual limitado del salvaje concentra tanto la atención en la casualidad que la suerte se vuelve un factor constante en su vida. Los urantianos primitivos luchaban por la existencia, no por un nivel de vida; vivían una vida llena de peligros en la que la casualidad jugaba un papel importante. La aprensión constante de que se produjera una calamidad desconocida e invisible se cernía sobre estos salvajes como una nube de desesperación que eclipsaba eficazmente todos los placeres; vivían con el miedo constante de hacer algo que atrajera la mala suerte. Los salvajes supersticiosos siempre temían una racha de buena suerte; consideraban esta buena fortuna como un presagio seguro de calamidades.
86:1.3 (950.5) Este terror siempre presente a la mala suerte era paralizante. ¿Para qué trabajar duro y cosechar la mala suerte — dar algo por nada — cuando uno puede dejarse llevar por los acontecimientos y encontrar la buena suerte — obtener algo por nada? Los hombres irreflexivos olvidan la buena suerte — la dan por sentada — pero recuerdan dolorosamente la mala suerte.
86:1.4 (950.6) El hombre primitivo vivía en la incertidumbre y el miedo constante a la casualidad — a la mala suerte. La vida era un emocionante juego de azar; la existencia era una lotería. No es de extrañar que la gente parcialmente civilizada crea todavía en la casualidad y manifieste una predisposición persistente por los juegos de azar. El hombre primitivo alternaba entre dos poderosos intereses: la pasión de conseguir algo por nada y el temor a no conseguir nada por algo. Este juego de azar de la existencia era el interés principal y la fascinación suprema de la mente salvaje primitiva.
86:1.5 (951.1) Más tarde, los pastores tuvieron el mismo punto de vista sobre la casualidad y la suerte, mientras que los agricultores aun más tardíos fueron cada vez más conscientes de que las cosechas sufrían la influencia inmediata de muchos factores sobre los que el hombre tenía poco o ningún control. Los campesinos eran víctimas de la sequía, las inundaciones, el granizo, las tormentas, las plagas y las enfermedades de las plantas, así como del calor y del frío. Y en la medida en que todas estas influencias naturales afectaban la prosperidad individual, eran consideradas como buena o mala suerte.
86:1.6 (951.2) Este concepto de la casualidad y la suerte impregnó poderosamente la filosofía de todos los pueblos antiguos. Incluso en una época reciente, en la sabiduría de Salomón se dice: «Me volví y observé que la carrera no es de los ligeros, ni la batalla de los fuertes, ni tampoco de los sabios el pan, ni de los entendidos las riquezas, ni de los hábiles el favor; sino que el destino y la casualidad les acontece a todos. Porque el hombre no conoce su destino; al igual que los peces son cogidos en una red destructora, y los pájaros atrapados con el lazo, los hijos de los hombres caen en la trampa de una mala época cuando ésta les sobreviene de repente.»
86:2.1 (951.3) La ansiedad era el estado natural de la mente salvaje. Cuando los hombres y las mujeres caen víctimas de una ansiedad excesiva, vuelven simplemente al estado natural de sus lejanos antepasados; y cuando la ansiedad se vuelve realmente dolorosa, inhibe la actividad y produce infaliblemente cambios evolutivos y adaptaciones biológicas. El dolor y el sufrimiento son esenciales para la evolución progresiva.
86:2.2 (951.4) La lucha por la vida es tan dolorosa que incluso en la actualidad algunas tribus atrasadas dan alaridos y se lamentan cada nuevo amanecer. El hombre primitivo se preguntaba constantemente: «¿Quién me atormenta?». Al no encontrar la fuente material de sus sufrimientos, se decidió por la explicación de que eran causados por los espíritus. La religión nació así del miedo a lo misterioso, del temor a lo invisible y del terror a lo desconocido. El miedo a la naturaleza se volvió así un factor en la lucha por la existencia, primero debido a la casualidad y luego a causa del misterio.
86:2.3 (951.5) La mente primitiva era lógica, pero contenía pocas ideas para asociarlas de manera inteligente; la mente del salvaje era inculta, totalmente ingenua. Si un acontecimiento seguía a otro, el salvaje los consideraba como causa y efecto. Aquello que el hombre civilizado considera como una superstición, sólo era pura ignorancia en el salvaje. La humanidad ha sido lenta en aprender que no hay necesariamente una relación entre las intenciones y los resultados. Los seres humanos acaban de empezar a darse cuenta de que las reacciones de la existencia aparecen entre los actos y sus consecuencias. El salvaje se esfuerza por personalizar todo lo que es intangible y abstracto, y así es como la naturaleza y la casualidad fueron personalizadas como fantasmas — espíritus — y más tarde como dioses.
86:2.4 (951.6) El hombre tiende a creer de manera natural en aquello que considera lo mejor para él, en aquello que forma parte de sus intereses cercanos o lejanos; el interés personal oscurece ampliamente la lógica. La diferencia entre la mente del salvaje y la del hombre civilizado reside más en el contenido que en la naturaleza, en el grado más bien que en la calidad.
86:2.5 (951.7) Pero continuar atribuyendo las cosas difíciles de comprender a las causas sobrenaturales no es más que una manera perezosa y cómoda de evitar todas las formas de esfuerzo intelectual. La suerte es simplemente un término acuñado para abarcar lo inexplicable en cualquier época de la existencia humana; designa aquellos fenómenos que los hombres son incapaces o no tienen deseos de descubrir. La casualidad es una palabra que significa que el hombre es demasiado ignorante o demasiado indolente como para determinar las causas. Los hombres sólo consideran un acontecimiento natural como un accidente o como mala suerte cuando están desprovistos de curiosidad e imaginación, cuando las razas carecen de iniciativa y de espíritu aventurero. La investigación de los fenómenos de la vida destruye tarde o temprano la creencia del hombre en la casualidad, la suerte y los supuestos accidentes, sustituyéndola por un universo de ley y de orden donde todos los efectos están precedidos por unas causas definidas. El miedo a la existencia es así reemplazado por la alegría de vivir.
86:2.6 (952.1) El salvaje consideraba que toda la naturaleza estaba viva, poseída por algo. El hombre civilizado todavía maldice y da un puntapié a los objetos inanimados con los que se tropieza en su camino. El hombre primitivo nunca consideraba que algo fuera accidental; todo era siempre intencional. Para el hombre primitivo, el ámbito del destino, la función de la suerte, el mundo de los espíritus, estaban tan desorganizados y dirigidos al azar como la sociedad primitiva. La suerte era considerada como la reacción caprichosa y temperamental del mundo de los espíritus y, más tarde, como el estado de ánimo de los dioses.
86:2.7 (952.2) Pero no todas las religiones se desarrollaron a partir del animismo. Otros conceptos de lo sobrenatural fueron contemporáneos del animismo, y estas creencias condujeron también a la adoración. El naturalismo no es una religión — es el fruto de la religión.
86:3.1 (952.3) La muerte era para el hombre evolutivo el impacto supremo, la combinación más confusa de casualidad y de misterio. No fue la santidad de la vida, sino el horror a la muerte, lo que inspiró el miedo y fomentó así eficazmente la religión. Entre los pueblos salvajes, la muerte se debía generalmente a la violencia, de manera que la muerte no violenta se volvió cada vez más misteriosa. La muerte como fin natural y esperado de la vida no estaba clara en la conciencia de la gente primitiva, y el hombre ha necesitado siglos y siglos para darse cuenta de su inevitabilidad.
86:3.2 (952.4) El hombre primitivo aceptaba la vida como un hecho, mientras que consideraba la muerte como algún tipo de castigo. Todas las razas tienen sus leyendas sobre hombres que no han muerto, tradiciones residuales de la actitud inicial ante la muerte. En la mente humana ya existía el concepto nebuloso de un mundo espiritual vago y desorganizado, un ámbito de donde procedía todo lo que es inexplicable en la vida humana, y la muerte se añadió a esta larga lista de fenómenos inexplicados.
86:3.3 (952.5) Al principio se creía que todas las enfermedades humanas y la muerte natural se debían a la influencia de los espíritus. Incluso en la época actual, algunas razas civilizadas consideran que la enfermedad ha sido producida por «el enemigo», y cuentan con las ceremonias religiosas para llevar a cabo la curación. Algunos sistemas teológicos más recientes y complejos continúan atribuyendo la muerte a la acción del mundo de los espíritus, y todo ello ha conducido a doctrinas tales como el pecado original y la caída del hombre.
86:3.4 (952.6) La comprensión de su impotencia ante las fuerzas poderosas de la naturaleza, junto con el reconocimiento de la debilidad humana ante los azotes de la enfermedad y la muerte, fue lo que impulsó al salvaje a buscar ayuda en el mundo supermaterial, que él imaginaba vagamente como la fuente de estas misteriosas vicisitudes de la vida.
86:4.1 (952.7) El concepto de una fase supermaterial de la personalidad mortal nació de la asociación inconsciente y puramente accidental entre los acontecimientos de la vida diaria y el hecho de soñar con los fantasmas. El hecho de que varios miembros de una tribu soñaran simultáneamente con un jefe fallecido parecía constituir una prueba convincente de que el viejo jefe había regresado realmente bajo alguna forma. Todo esto era muy real para el salvaje, que solía despertarse de estos sueños bañado en sudor, temblando y gritando.
86:4.2 (953.1) El origen onírico de la creencia en una existencia futura explica la tendencia a imaginar siempre las cosas invisibles en términos de las cosas visibles. Este nuevo concepto de la vida futura, surgido de los sueños con los fantasmas, pronto empezó a servir de antídoto eficaz contra el miedo a la muerte asociado al instinto biológico de conservación.
86:4.3 (953.2) El hombre primitivo también se preocupaba mucho por su respiración, especialmente en los climas fríos, donde ésta aparecía como un vaho en el momento de exhalar. El aliento de la vida fue considerado como el único fenómeno que diferenciaba a los vivos de los muertos. El hombre primitivo sabía que su aliento podía abandonar su cuerpo, y sus sueños, en los que hacía todo tipo de cosas extrañas mientras dormía, le convencieron de que el ser humano poseía algo inmaterial. La idea más primitiva del alma humana, el fantasma, tuvo su origen en el sistema de ideas relacionado con el sueño y la respiración.
86:4.4 (953.3) El salvaje se imaginó finalmente a sí mismo como un ser doble — cuerpo y aliento. El aliento menos el cuerpo equivalía a un espíritu, a un fantasma. Aunque los fantasmas, o los espíritus, tuvieron un origen humano muy preciso, se les consideraba como superhumanos. Esta creencia en la existencia de espíritus incorpóreos parecía explicar la presencia de lo insólito, lo extraordinario, lo infrecuente y lo inexplicable.
86:4.5 (953.4) La doctrina primitiva de la supervivencia después de la muerte no era necesariamente una creencia en la inmortalidad. Unos seres que no sabían contar más allá de veinte difícilmente podían concebir la infinidad y la eternidad; pensaban más bien en encarnaciones periódicas.
86:4.6 (953.5) La raza anaranjada tenía una inclinación especial por la creencia en la transmigración y la reencarnación. Esta idea de la reencarnación tuvo su origen en la observación del parecido hereditario y de los rasgos entre los descendientes y sus antepasados. La costumbre de poner a los niños el nombre de sus abuelos y de otros antepasados se debía a la creencia en la reencarnación. Algunas razas más recientes creían que el hombre moría entre tres y siete veces. Esta creencia (residuo de las enseñanzas de Adán sobre los mundos de las mansiones), y otros muchos vestigios de la religión revelada, se pueden encontrar entre las doctrinas, por otra parte absurdas, de los bárbaros del siglo veinte.
86:4.7 (953.6) El hombre primitivo no albergaba ninguna idea sobre el infierno o los castigos futuros. El salvaje consideraba que la vida futura era exactamente como ésta, menos toda la mala suerte. Más tarde se concibió un destino separado para los buenos y los malos fantasmas — el cielo y el infierno. Pero como muchas razas primitivas creían que el hombre empezaba en la vida siguiente en el mismo estado en que había dejado ésta, no les hacía ninguna gracia la idea de volverse viejos y decrépitos. Los ancianos preferían con mucho que los mataran antes de volverse demasiado débiles.
86:4.8 (953.7) Casi todos los grupos tenían ideas diferentes sobre el destino del alma fantasma. Los griegos creían que los hombres débiles debían tener almas débiles; así pues inventaron el Hades como lugar adecuado para recibir estas almas anémicas; también suponían que estos especímenes poco vigorosos tenían unas sombras más pequeñas. Los primeros anditas pensaban que sus fantasmas volvían a las tierras natales de sus antepasados. Los chinos y los egipcios creyeron en otro tiempo que el alma y el cuerpo permanecían juntos. Esto condujo a los egipcios a construir cuidadosamente las tumbas y a esforzarse por preservar los cuerpos. Incluso los pueblos modernos tratan de detener la descomposición de los muertos. Los hebreos imaginaban que una réplica fantasmal del individuo bajaba al Sheol, y no podía regresar al mundo de los vivos. Hicieron este progreso importante en la doctrina de la evolución del alma.
86:5.1 (953.8) La parte no material del hombre ha sido llamada diversamente fantasma, espíritu, sombra, aparecido, espectro, y más recientemente alma. Cuando el hombre primitivo soñaba, el alma era su doble; era en todos los aspectos exactamente igual al mortal mismo, salvo que no era sensible al tacto. La creencia en los dobles oníricos condujo directamente a la idea de que todas las cosas animadas e inanimadas tenían un alma, igual que los hombres. Este concepto tendió a perpetuar durante mucho tiempo las creencias en los espíritus de la naturaleza. Los esquimales piensan todavía que todas las cosas de la naturaleza tienen un espíritu.
86:5.2 (954.1) El alma fantasma podía verse y oírse, pero no se podía tocar. La vida onírica de la raza desarrolló y amplió gradualmente las actividades de este mundo evolutivo de los espíritus hasta el punto de que la muerte fue finalmente considerada como «entregar el alma». Todas las tribus primitivas, salvo aquellas que apenas se encontraban por encima de los animales, han desarrollado algún concepto del alma. A medida que avanza la civilización, este concepto supersticioso del alma es destruido, y el hombre depende enteramente de la revelación y de la experiencia religiosa personal para hacerse una nueva idea del alma como creación conjunta de la mente mortal que conoce a Dios y del espíritu divino que la habita, el Ajustador del Pensamiento.
86:5.3 (954.2) Los mortales primitivos no lograban generalmente diferenciar los conceptos de un espíritu interior y de un alma de naturaleza evolutiva. El salvaje tenía mucha confusión en cuanto a si el alma fantasma existía de manera innata en el cuerpo o se trataba de un agente externo en posesión del cuerpo. La ausencia de un pensamiento razonado en presencia de la perplejidad explica las grandes contradicciones del punto de vista de los salvajes sobre las almas, los fantasmas y los espíritus.
86:5.4 (954.3) Se creía que el alma estaba asociada al cuerpo como el perfume a la flor. Los antiguos creían que el alma podía abandonar el cuerpo de diversas maneras, tales como:
86:5.5 (954.4) 1. El desmayo corriente y transitorio.
86:5.6 (954.5) 2. Durmiendo, durante el sueño natural.
86:5.7 (954.6) 3. El coma y la inconsciencia que acompañan a la enfermedad y los accidentes.
86:5.8 (954.7) 4. La muerte, la partida definitiva.
86:5.9 (954.8) El salvaje consideraba que el estornudo era un intento frustrado del alma por escapar del cuerpo. Como estaba despierto y vigilante, el cuerpo era capaz de impedir el intento de huida del alma. Más tarde, los estornudos siempre estuvieron acompañados de alguna expresión religiosa, tales como «¡Jesús, María y José!»
86:5.10 (954.9) Al principio de la evolución, el sueño era considerado como la prueba de que el alma fantasma podía ausentarse del cuerpo, y se creía que se la podía hacer regresar diciendo o gritando el nombre de la persona que dormía. En otras formas de inconsciencia, se pensaba que el alma se había alejado más, intentando quizás escaparse para siempre — la muerte inminente. Se estimaba que los sueños eran las experiencias del alma mientras ésta se encontraba temporalmente ausente del cuerpo que dormía. El salvaje cree que sus sueños son tan reales como cualquier otra parte de su experiencia consciente. Los antiguos tenían la costumbre de despertar gradualmente a las personas que dormían, para que el alma tuviera tiempo de regresar al cuerpo.
86:5.11 (954.10) A lo largo de todas las épocas, los hombres han tenido un miedo pavoroso a las apariciones durante el período nocturno, y los hebreos no fueron una excepción. Creían realmente que Dios les hablaba en sueños, a pesar de los preceptos de Moisés en contra de esta idea. Y Moisés tenía razón, porque los sueños ordinarios no son los métodos que emplean las personalidades del mundo espiritual cuando intentan comunicarse con los seres materiales.
86:5.12 (954.11) Los antiguos creían que las almas podían introducirse en los animales e incluso en los objetos inanimados. Esto culminó en las ideas de la identificación con los animales, como por ejemplo la del hombre lobo. Una persona podía ser un ciudadano respetuoso de las leyes durante el día, pero cuando se dormía, su alma podía meterse en un lobo o en cualquier otro animal y merodear cometiendo depredaciones nocturnas.
86:5.13 (955.1) Los hombres primitivos creían que el alma estaba asociada a la respiración, y que sus cualidades se podían comunicar o transferir por medio del aliento. El jefe valeroso solía echar su aliento sobre el niño recién nacido para conferirle la valentía. Entre los primeros cristianos, la ceremonia de donación del Espíritu Santo estaba acompañada de un soplo sobre los candidatos. El salmista dijo: «Los cielos han sido creados por la palabra del Señor, y todas las huestes que lo componen por el soplo de su boca.» Durante mucho tiempo, el hijo mayor tuvo la costumbre de intentar atrapar el último suspiro de su padre moribundo.
86:5.14 (955.2) Más tarde se llegó a temer y a venerar la sombra de la misma manera que el aliento. La imagen de sí mismo reflejada en el agua también era considerada a veces como prueba de la dualidad del ser, y los espejos eran contemplados con un temor supersticioso. Incluso hoy en día, muchas personas civilizadas vuelven el espejo hacia la pared en caso de muerte. Algunas tribus atrasadas creen todavía que hacer retratos, dibujos, modelos o imágenes saca toda el alma del cuerpo, o una parte de ella, y por eso este tipo de cosas están prohibidas.
86:5.15 (955.3) Se creía generalmente que el alma estaba identificada con el aliento, pero diversos pueblos la situaron también en la cabeza, el cabello, el corazón, el hígado, la sangre y la grasa. «La sangre de Abel que clama desde la tierra» expresa la antigua creencia en la presencia del fantasma en la sangre. Los semitas enseñaban que el alma residía en la grasa del cuerpo, y para muchas tribus era tabú comer la grasa animal. Cazar cabezas era un método de apresar el alma del enemigo, tal como lo era quitarle el cuero cabelludo. En tiempos más recientes, los ojos han sido considerados como las ventanas del alma.
86:5.16 (955.4) Aquellos que sostenían la doctrina de que existían tres o cuatro almas creían que la pérdida de una de ellas significaba malestar, la pérdida de dos, enfermedad, y la pérdida de tres, la muerte. Un alma vivía en el aliento, otra en la cabeza, otra en el cabello y otra en el corazón. Se aconsejaba a los enfermos que se pasearan al aire libre con la esperanza de recuperar sus almas extraviadas. Se suponía que los curanderos más importantes intercambiaban el alma sin salud de una persona enferma por un alma nueva, el «nuevo nacimiento».
86:5.17 (955.5) Los hijos de Badonán desarrollaron la creencia en dos almas: el aliento y la sombra. Las primeras razas noditas estimaban que el hombre consistía en dos personas: el alma y el cuerpo. Esta filosofía de la existencia humana se reflejó más tarde en el punto de vista griego. Los griegos mismos creían en tres almas; la vegetativa residía en el estómago, la animal en el corazón y la intelectual en la cabeza. Los esquimales creen que el hombre está compuesto de tres partes: el cuerpo, el alma y el nombre.
86:6.1 (955.6) El hombre heredó un entorno natural, adquirió un entorno social e imaginó un entorno fantasmal. El Estado es la reacción del hombre hacia su entorno natural, el hogar, hacia su entorno social, y la iglesia, hacia su entorno ilusorio de fantasmas.
86:6.2 (955.7) Al principio de la historia de la humanidad, la creencia en las realidades del mundo imaginario de los fantasmas y los espíritus se volvió universal, y este mundo de espíritus recién imaginado se convirtió en una fuerza en la sociedad primitiva. La vida mental y moral de toda la humanidad fue modificada para siempre mediante la aparición de este nuevo factor en el pensamiento y la actuación de los hombres.
86:6.3 (955.8) El miedo humano ha amontonado todas las supersticiones y religiones posteriores de los pueblos primitivos dentro de esta premisa principal de ilusiones e ignorancia. Ésta fue la única religión del hombre hasta los tiempos de la revelación, y hoy en día, muchas razas del mundo sólo poseen esta religión evolutiva rudimentaria.
86:6.4 (955.9) A medida que progresó la evolución, la buena suerte fue relacionada con los buenos espíritus y la mala suerte con los espíritus malignos. La incomodidad de tener que adaptarse a la fuerza a un entorno cambiante era considerada como mala suerte, el desagrado de los fantasmas espíritus. El hombre primitivo desarrolló lentamente la religión a partir de su impulso innato a la adoración y de su concepto erróneo sobre la casualidad. El hombre civilizado establece unos sistemas de seguros para vencer estos sucesos del azar; la ciencia moderna coloca un actuario versado en cálculos matemáticos en el lugar de los espíritus ficticios y los dioses caprichosos.
86:6.5 (956.1) Cada generación que pasa sonríe ante las supersticiones descabelladas de sus antepasados, mientras que continúa manteniendo aquellos sofismas de pensamiento y de adoración que harán sonreír a su vez a la posteridad más ilustrada.
86:6.6 (956.2) Pero, por fin, la mente del hombre primitivo estaba ocupada con unas ideas que trascendían todos sus impulsos biológicos inherentes; por fin el hombre estaba a punto de desarrollar un arte de vivir basado en algo más que la reacción a los estímulos materiales. Los principios de un primitivo sistema filosófico de vida empezaban a emerger. Un criterio de vida sobrenatural estaba a punto de aparecer porque, si el fantasma espíritu infligía la mala suerte cuando estaba enojado, y la buena suerte cuando estaba contento, entonces la conducta humana tenía que regularse en consecuencia. El concepto del bien y del mal había aparecido finalmente por evolución; y todo ello mucho antes de que se efectuara ninguna revelación en la Tierra.
86:6.7 (956.3) Con la aparición de estos conceptos empezó la larga lucha ruinosa por apaciguar a los espíritus siempre descontentos, la esclavitud servil al miedo religioso evolutivo, esa larga pérdida de esfuerzos humanos en tumbas, templos, sacrificios y sacerdotes. El precio que hubo que pagar fue terrible y espantoso, pero valió la pena todo lo que costó, porque gracias a ello el hombre alcanzó una conciencia natural del bien y del mal relativos; ¡la ética humana había nacido!
86:7.1 (956.4) El salvaje sentía la necesidad de un seguro, y por lo tanto pagaba gustosamente sus onerosas primas de miedo, superstición, terror y regalos a los sacerdotes por su póliza de seguro mágico contra la mala suerte. La religión primitiva consistía simplemente en el pago de las primas del seguro contra los peligros del bosque; el hombre civilizado paga unas primas materiales contra los accidentes de la industria y las exigencias de las formas de vida modernas.
86:7.2 (956.5) La sociedad moderna le está quitando el negocio de los seguros al dominio de los sacerdotes y de la religión, para colocarlo en el ámbito de la economía. La religión se interesa cada vez más por el seguro de vida más allá de la tumba. Los hombres modernos, al menos aquellos que piensan, ya no pagan unas primas ruinosas para controlar la suerte. La religión está ascendiendo lentamente a unos niveles filosóficos más elevados, en contraste con su antigua función como sistema de seguro contra la mala suerte.
86:7.3 (956.6) Pero estas antiguas ideas religiosas impidieron que los hombres se volvieran fatalistas y desesperadamente pesimistas; creían que al menos podían hacer algo para influir sobre el destino. La religión del miedo a los fantasmas inculcó a los hombres que debían reglamentar su conducta, que existía un mundo supermaterial que controlaba el destino humano.
86:7.4 (956.7) Las razas civilizadas modernas están empezando a salir del miedo a los fantasmas como explicación de la suerte y de las desigualdades corrientes de la existencia. La humanidad está logrando emanciparse de la esclavitud a los espíritus-fantasmas como explicación de la mala suerte. Pero al mismo tiempo que los hombres abandonan la doctrina errónea de que las vicisitudes de la vida están causadas por los espíritus, manifiestan una inclinación sorprendente a aceptar una enseñanza casi igual de falaz que les invita a atribuir todas las desigualdades humanas a la mala adaptación política, a la injusticia social y a la competencia industrial. Pero una nueva legislación, una filantropía cada vez mayor y una reorganización industrial más extensa, por muy buenas que sean en sí mismas y por sí mismas, no remediarán los hechos del nacimiento ni los accidentes de la vida. Únicamente la comprensión de los hechos y una sabia manipulación dentro de los límites de las leyes de la naturaleza, permitirán al hombre conseguir lo que quiere y evitar lo que no desea. El conocimiento científico, que conduce a la acción científica, es el único antídoto que existe contra las llamadas desgracias accidentales.
86:7.5 (957.1) La industria, la guerra, la esclavitud y el gobierno civil aparecieron en respuesta a la evolución social del hombre en su entorno natural. La religión surgió igualmente como la respuesta del hombre al entorno ilusorio del mundo imaginario de los fantasmas. La religión fue un desarrollo evolutivo de la preservación de sí mismo, y surtió efecto, a pesar de que al principio partió de un concepto erróneo y era totalmente ilógica.
86:7.6 (957.2) Gracias a la fuerza poderosa e impresionante del falso miedo, la religión primitiva preparó el terreno de la mente humana para la concesión de una auténtica fuerza espiritual de origen sobrenatural, el Ajustador del Pensamiento. Y los Ajustadores divinos han trabajado siempre desde entonces para transmutar el temor de Dios en amor por Dios. La evolución puede ser lenta, pero es infaliblemente eficaz.
86:7.7 (957.3) [Presentado por una Estrella Vespertina de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 87
87:0.1 (958.1) EL CULTO a los fantasmas se desarrolló como una compensación a los riesgos de la mala suerte; sus prácticas religiosas primitivas fueron el resultado de la preocupación por la mala suerte y del miedo desmesurado a los muertos. Ninguna de estas religiones primitivas tuvo mucho que ver con el reconocimiento de la Deidad ni con la veneración de lo sobrehumano; sus ritos eran principalmente negativos, destinados a evitar, expulsar o coaccionar a los fantasmas. El culto a los fantasmas no era ni más ni menos que un seguro contra los desastres; no tenía nada que ver con una inversión destinada a conseguir unos ingresos más elevados en el futuro.
87:0.2 (958.2) El hombre ha sostenido una larga y encarnizada lucha contra el culto a los fantasmas. No hay nada en la historia humana que despierte más compasión que esta imagen de la esclavitud abyecta del hombre al miedo a los espíritus-fantasmas. Con el nacimiento de este miedo mismo, la humanidad empezó a subir la pendiente de la evolución religiosa. La imaginación humana abandonó las orillas del yo y no volverá a echar el ancla hasta llegar al concepto de una verdadera Deidad, de un Dios real.
87:1.1 (958.3) Se tenía miedo a la muerte porque la muerte significaba que otro fantasma se había liberado de su cuerpo físico. Los antiguos hacían todo lo que podían por impedir la muerte, por evitar el problema de tener que luchar con otro fantasma más. Siempre estaban ansiosos por inducir al fantasma a que abandonara el escenario de la defunción y emprendiera el viaje hacia el reino de los muertos. Al fantasma se le temía más que nada durante el supuesto período de transición entre su aparición en el momento de la muerte y su partida posterior hacia la tierra de los fantasmas, un concepto vago y primitivo de un supuesto cielo.
87:1.2 (958.4) Aunque los salvajes atribuían a los fantasmas unos poderes sobrenaturales, apenas imaginaban que tuvieran una inteligencia sobrenatural. Se practicaban muchos trucos y estratagemas en un esfuerzo por engañar y burlar a los fantasmas; el hombre civilizado deposita todavía mucha fe en la esperanza de que una manifestación exterior de piedad engañará de alguna manera a una Deidad incluso omnisciente.
87:1.3 (958.5) Los primitivos temían la enfermedad porque habían observado que era con frecuencia precursora de la muerte. Si el curandero de la tribu no lograba curar al afligido, normalmente sacaban al enfermo de la cabaña familiar y lo llevaban a otra más pequeña o lo dejaban al aire libre para que muriera solo. Habitualmente destruían la casa donde se había producido una defunción; si no lo hacían, siempre la esquivaban, y este miedo impidió que el hombre primitivo construyera viviendas duraderas. También obró en contra del establecimiento de pueblos y ciudades permanentes.
87:1.4 (958.6) Cuando un miembro del clan moría, los salvajes permanecían levantados toda la noche conversando; tenían miedo de morir también si se quedaban dormidos cerca de un cadáver. El contagio del cadáver justificaba el miedo a los muertos, y todos los pueblos, en uno u otro momento, han empleado complicadas ceremonias de purificación destinadas a limpiar a los individuos después del contacto con los muertos. Los antiguos creían que se debía suministrar luz a un cadáver; nunca se permitía que un cuerpo muerto permaneciera en la oscuridad. En el siglo veinte se siguen encendiendo cirios en las cámaras mortuorias, y los hombres continúan velando a los muertos. El hombre llamado civilizado aún no ha eliminado por completo de su filosofía de la vida el miedo a los cadáveres.
87:1.5 (959.1) Pero a pesar de todo este miedo, los hombres siguieron intentando engañar a los fantasmas. Si la cabaña donde alguien había muerto no era destruida, el cadáver se sacaba por un agujero en la pared, pero nunca por la puerta. Estas medidas se tomaban para confundir al fantasma, para impedir que se rezagara, y para asegurarse contra su regreso. Los dolientes también volvían del entierro por un camino diferente para que el fantasma no los siguiera. Se practicaba el caminar de espaldas y decenas de otras tácticas para asegurarse de que el fantasma no regresaría de la tumba. A menudo se intercambiaban la ropa entre los sexos con objeto de engañar al fantasma. Los vestidos de luto estaban destinados a disfrazar a los supervivientes y, más tarde, a mostrar respeto por los muertos y apaciguar así a los fantasmas.
87:2.1 (959.2) En la religión, el programa negativo del apaciguamiento de los fantasmas precedió de lejos al programa positivo de la coacción y la súplica a los espíritus. Los primeros actos de adoración humana fueron fenómenos de defensa, no de veneración. El hombre moderno estima que es sabio asegurarse contra los incendios; el salvaje pensaba también que la mejor sabiduría consistía en asegurarse contra la mala suerte provocada por los fantasmas. Los esfuerzos por conseguir esta protección dieron forma a las técnicas y los rituales del culto a los fantasmas.
87:2.2 (959.3) Antiguamente se pensaba que el deseo más grande de un fantasma consistía en ser «conjurado» rápidamente a fin de poder dirigirse tranquilamente hacia el reino de los muertos. Cualquier error de ejecución u omisión por parte de los vivos en los actos del ritual para conjurar al fantasma, retrasaba ciertamente su marcha hacia el reino de los fantasmas. Se creía que esto desagradaba al fantasma, y se suponía que un fantasma enojado era una fuente de calamidades, desgracias e infelicidad.
87:2.3 (959.4) Los funerales tuvieron su origen en el esfuerzo del hombre por inducir al alma fantasmal a partir hacia su futuro hogar, y el sermón fúnebre estuvo en un principio destinado a instruir al nuevo fantasma sobre la manera de llegar hasta allí. Se tenía la costumbre de suministrar alimentos y vestidos para el viaje del fantasma, y estos artículos se colocaban dentro o cerca de la tumba. Los salvajes creían que se necesitaban de tres días a un año para «conjurar al fantasma» — para apartarlo de los alrededores de la tumba. Los esquimales creen todavía que el alma permanece con el cuerpo durante tres días.
87:2.4 (959.5) Después de un fallecimiento se guardaba silencio o luto para que el fantasma no se sintiera atraído a regresar al hogar. Una forma corriente de luto consistía en torturarse a sí mismo — en hacerse heridas. Muchos educadores avanzados intentaron poner fin a esta práctica, pero no lo consiguieron. Se pensaba que el ayuno y otras formas de abnegación agradaban a los fantasmas, que disfrutaban con la aflicción de los vivos durante el período de transición en que rondaban por los alrededores antes de su partida real hacia el reino de los muertos.
87:2.5 (959.6) Uno de los grandes obstáculos para el progreso de la civilización fueron los largos y frecuentes períodos de inactividad debidos al luto. Cada año se malgastaban semanas e incluso meses en estos lutos improductivos e inútiles. El hecho de que se contrataran plañideras profesionales para los acontecimientos fúnebres indica que el luto era un rito, no una prueba de tristeza. Los modernos tal vez lleven luto por respeto a los muertos y a causa de la pérdida sufrida, pero los antiguos lo hacían por miedo.
87:2.6 (959.7) Los nombres de los muertos no se pronunciaban nunca. De hecho, a menudo se les desterraba del idioma. Estos nombres se volvían tabúes, y los idiomas se empobrecieron constantemente de esta manera. Esto produjo finalmente una multiplicación de palabras simbólicas y de expresiones figuradas tales como «el nombre o el día que nunca se menciona».
87:2.7 (960.1) Los antiguos tenían tanta ansia por deshacerse de un fantasma que le ofrecían todo lo que hubiera podido desear durante su vida. Los fantasmas querían esposas y criados; un salvaje acaudalado esperaba que al menos una esposa esclava sería enterrada viva con él cuando muriera. Más tarde se convirtió en costumbre que la viuda se suicidara sobre la tumba de su marido. Cuando un niño moría se estrangulaba con frecuencia a la madre, una tía o la abuela para que un fantasma adulto pudiera acompañar y cuidar al fantasma infantil. Aquellos que renunciaban así a su vida lo hacían generalmente de buena gana; en verdad, si hubieran vivido violando esta costumbre, su miedo a la cólera del fantasma habría despojado su vida de los pocos placeres que podían disfrutar los primitivos.
87:2.8 (960.2) Se tenía la costumbre de matar a un gran número de súbditos para que acompañaran a un jefe difunto; los esclavos eran ejecutados cuando moría su amo para que pudieran servirle en el reino de los fantasmas. Los indígenas de Borneo todavía suministran un compañero que sirva de guía; se atraviesa a un esclavo con una lanza para que haga el viaje fantasmal con su amo fallecido. Se creía que a los fantasmas de las personas asesinadas les encantaba tener como esclavos a los fantasmas de sus asesinos; esta idea incitó a los hombres a convertirse en cazadores de cabezas.
87:2.9 (960.3) Se suponía que los fantasmas disfrutaban con el olor de la comida; las ofrendas de alimentos en los banquetes fúnebres fueron en otro tiempo universales. El método primitivo de acción de gracias consistía en arrojar al fuego un trozo de alimento, antes de comer, a fin de apaciguar a los espíritus, murmurando al mismo tiempo una fórmula mágica.
87:2.10 (960.4) Se creía que los muertos utilizaban los fantasmas de las herramientas y las armas que habían poseído en vida. Romper uno de estos objetos significaba «matarlo», lo cual liberaba a su fantasma para que pasara a ser utilizado en el reino de los fantasmas. Los bienes también se sacrificaban, quemándolos o enterrándolos. El despilfarro en los funerales antiguos era enorme. Las razas posteriores fabricaron modelos de papel, y a las personas y los objetos reales los sustituyeron por dibujos en estos sacrificios mortuorios. La civilización realizó un gran progreso cuando la herencia destinada a los familiares reemplazó al incendio y al entierro de los bienes. Los indios iroqueses efectuaron muchas reformas en los despilfarros fúnebres. Esta conservación de la propiedad les permitió convertirse en los hombres rojos más poderosos del norte. Se supone que los hombres modernos no temen a los fantasmas, pero las costumbres son poderosas, y todavía se consumen muchas riquezas terrestres en ritos fúnebres y ceremonias mortuorias.
87:3.1 (960.5) El culto progresivo a los fantasmas hizo inevitable el culto a los antepasados, pues se convirtió en el lazo de unión entre los fantasmas corrientes y los espíritus más elevados, los dioses en evolución. Los dioses primitivos eran simplemente los humanos difuntos glorificados.
87:3.2 (960.6) Al principio, el culto a los antepasados estaba mucho más compuesto de miedo que de adoración, pero estas creencias contribuyeron definitivamente a la propagación ulterior del miedo y la adoración a los fantasmas. Los partidarios de los cultos primitivos a los fantasmas de los antepasados tenían incluso miedo de bostezar, por temor a que un fantasma maligno aprovechara ese momento para entrar en su cuerpo.
87:3.3 (960.7) La costumbre de adoptar a los niños surgió para asegurarse de que alguien realizaría las ofrendas, después de la muerte, por la paz y el progreso del alma. El salvaje vivía con el miedo a los fantasmas de sus semejantes, y pasaba su tiempo libre haciendo planes para la protección de su propio fantasma después de la muerte.
87:3.4 (960.8) La mayoría de las tribus instituyeron una fiesta de todas las almas al menos una vez al año. Los romanos tenían cada año doce fiestas para los fantasmas, con sus ceremonias correspondientes. La mitad de los días del año estaba dedicada a algún tipo de ceremonia relacionada con estos cultos antiguos. Un emperador romano intentó reformar estas prácticas reduciendo el número de días festivos anuales a 135.
87:3.5 (961.1) El culto a los fantasmas evolucionó continuamente. A medida que se imaginó que los fantasmas pasaban de una fase incompleta a otra fase superior de existencia, el culto progresó finalmente hasta la adoración de los espíritus, e incluso de los dioses. Pero sin tener en cuenta las creencias variables en espíritus más avanzados, todas las tribus y razas creyeron en otro tiempo en los fantasmas.
87:4.1 (961.2) El miedo a los fantasmas fue la fuente de todas las religiones del mundo; muchas tribus se aferraron durante miles de años a la vieja creencia en una sola clase de fantasmas. Enseñaban que el hombre tenía buena suerte cuando el fantasma estaba contento, y mala suerte cuando estaba enojado.
87:4.2 (961.3) A medida que se extendió el culto del miedo a los fantasmas, se produjo el reconocimiento de tipos superiores de espíritus, unos espíritus que no eran claramente identificables con ningún individuo humano. Se trataba de fantasmas diplomados o glorificados que habían progresado más allá del ámbito del reino de los fantasmas hasta los reinos superiores donde residen los espíritus.
87:4.3 (961.4) El concepto de dos tipos de espíritus fantasmas se desarrolló de manera lenta pero segura en todo el mundo. Este nuevo espiritismo doble no tuvo que extenderse de tribu en tribu; nació de forma independiente en todas partes. Para influir sobre la mente evolutiva en expansión, el poder de una idea no reside en su realidad o en su sensatez, sino más bien en su intensidad y en su pronta y simple aplicación universal.
87:4.4 (961.5) Más tarde aún, la imaginación del hombre concibió el concepto de agentes sobrenaturales buenos y malos; algunos fantasmas no evolucionaban nunca hasta el nivel de los espíritus buenos. El monoespiritismo primitivo del miedo a los fantasmas evolucionó gradualmente hacia un espiritismo doble, hacia un concepto nuevo del control invisible de los asuntos terrestres. Finalmente se llegó a imaginar que la buena y la mala suerte tenían sus controladores respectivos. Y se creía que, de las dos clases, el grupo que traía la mala suerte era el más activo y numeroso.
87:4.5 (961.6) Cuando la doctrina de los espíritus buenos y malos maduró finalmente, se convirtió en la creencia religiosa más difundida y persistente de todas. Este dualismo representaba un gran avance filosófico-religioso porque permitía al hombre explicar tanto la buena como la mala suerte, creyendo al mismo tiempo en unos seres supermortales que tenían un comportamiento hasta cierto punto coherente. Se podía contar con que los espíritus eran buenos o malos; ya no se pensaba que fueran totalmente caprichosos como los primeros fantasmas del monoespiritismo de la mayoría de las religiones primitivas. El hombre era capaz por fin de concebir unas fuerzas supermortales que tenían un comportamiento coherente, y éste fue uno de los descubrimientos más importantes de la verdad en toda la historia de la evolución de la religión y en la expansión de la filosofía humana.
87:4.6 (961.7) Sin embargo, la religión evolutiva ha pagado un precio terrible por el concepto del doble espiritismo. La filosofía primitiva del hombre sólo podía conciliar la invariabilidad de los espíritus con las vicisitudes de la fortuna temporal admitiendo la existencia de dos tipos de espíritus, uno bueno y otro malo. Esta creencia permitió al hombre conciliar las variables de la casualidad con un concepto de fuerzas supermortales inmutables, pero esta doctrina siempre ha hecho difícil desde entonces que las personas religiosas puedan concebir la unidad cósmica. Los dioses de la religión evolutiva se han encontrado generalmente con la oposición de las fuerzas de las tinieblas.
87:4.7 (962.1) La tragedia de todo esto reside en el hecho de que cuando estas ideas echaban raíces en la mente primitiva del hombre, no había en realidad ningún espíritu malo o discordante en todo el mundo. Esta situación lamentable no se desarrolló hasta después de la rebelión de Caligastia y sólo duró hasta Pentecostés. Incluso en el siglo veinte, el concepto del bien y del mal como semejantes cósmicos permanece muy vivo en la filosofía humana; la mayor parte de las religiones del mundo llevan todavía esta marca cultural de nacimiento de los tiempos lejanos cuando surgieron los cultos a los fantasmas.
87:5.1 (962.2) El hombre primitivo consideraba que los espíritus y los fantasmas tenían unos derechos casi ilimitados, pero ningún deber; se pensaba que los espíritus estimaban que el hombre tenía numerosos deberes, pero ningún derecho. Se creía que los espíritus menospreciaban a los hombres porque éstos fracasaban constantemente en el cumplimiento de sus deberes espirituales. La humanidad creía en general que los fantasmas imponían un tributo continuo de servicio como precio a pagar por no interferir en los asuntos humanos, y la más pequeña desgracia se atribuía a las actividades de los fantasmas. Los humanos primitivos tenían tanto miedo de pasar por alto algún honor que le debieran a los dioses que, después de haber hecho sacrificios a todos los espíritus conocidos, hacían otra serie de ellos a los «dioses desconocidos», sólo para sentirse completamente a salvo.
87:5.2 (962.3) El culto simple a los fantasmas fue seguido después por las prácticas del culto más avanzado y relativamente complejo a los espíritus-fantasmas, el servicio y la adoración a los espíritus superiores tal como éstos evolucionaban en la imaginación primitiva del hombre. El ceremonial religioso tenía que seguir el mismo ritmo que la evolución y el progreso de los espíritus. Este culto ampliado no era más que el arte de la preservación de sí mismo practicado en relación con la creencia en unos seres sobrenaturales, una adaptación del yo a un entorno de espíritus. Las organizaciones industriales y militares eran adaptaciones al entorno natural y social. Y de la misma manera que el matrimonio surgió para satisfacer las exigencias de la bisexualidad, la organización religiosa se desarrolló en respuesta a la creencia en unas fuerzas y unos seres espirituales superiores. La religión representa la adaptación del hombre a sus ilusiones sobre el misterio de la casualidad. El miedo a los espíritus, y su adoración posterior, fueron adoptados como un seguro contra las desgracias, como una póliza de prosperidad.
87:5.3 (962.4) Los salvajes imaginan que los espíritus buenos se dedican a sus asuntos, y que exigen pocas cosas a los seres humanos. Los fantasmas y los espíritus malos son los que hay que mantener de buen humor. En consecuencia, los pueblos primitivos prestaban más atención a sus fantasmas malévolos que a sus espíritus benévolos.
87:5.4 (962.5) Se suponía que la prosperidad humana provocaba especialmente la envidia de los espíritus malignos, y que su método de represalias consistía en devolver el golpe a través de un agente humano y mediante la técnica del mal de ojo. Esta fase del culto consistente en evitar a los espíritus se preocupaba mucho por las maquinaciones del mal de ojo, y el miedo al mal de ojo se volvió casi mundial. A las mujeres bonitas se las cubría con un velo para protegerlas contra el mal de ojo; posteriormente, muchas mujeres que deseaban ser consideradas como hermosas adoptaron esta práctica. Debido a este miedo a los malos espíritus, a los niños raramente se les permitía salir al exterior después del anochecer, y las oraciones primitivas siempre incluían la súplica: «líbranos del mal de ojo».
87:5.5 (962.6) El Corán contiene un capítulo entero dedicado al mal de ojo y a los sortilegios mágicos, y los judíos creían plenamente en ellos. Todo el culto fálico se desarrolló como una protección contra el mal de ojo. Se creía que los órganos de la reproducción eran el único fetiche que podía volverlo ineficaz. El mal de ojo dio origen a las primeras supersticiones sobre las marcas prenatales de los niños, las señales maternas, y este culto fue en cierto momento casi universal.
87:5.6 (963.1) La envidia es una característica humana profundamente arraigada; por eso los hombres primitivos la atribuyeron a sus dioses iniciales. Puesto que el hombre ya había practicado el engaño con los fantasmas, pronto empezó a engañar a los espíritus. Se dijo a sí mismo: «Si los espíritus están celosos de nuestra belleza y prosperidad, nos afearemos y hablaremos a la ligera de nuestros éxitos.» La humildad primitiva no era pues una degradación del ego, sino más bien un intento por frustrar y engañar a los espíritus envidiosos.
87:5.7 (963.2) Para impedir que los espíritus se sintieran celosos de la prosperidad humana, se adoptó el método de llenar de injurias a una cosa o persona afortunada o muy amada. La costumbre de menospreciar los comentarios halagadores sobre uno mismo o su familia se originó de esta manera, y con el tiempo se transformó en la modestia, la moderación y la cortesía civilizadas. Por el mismo motivo se puso de moda parecer feo. La belleza despertaba la envidia de los espíritus; denotaba un orgullo humano pecaminoso. El salvaje trataba de encontrar un nombre feo. Esta característica del culto obstaculizó enormemente el progreso de las artes, y mantuvo al mundo durante mucho tiempo sombrío y feo.
87:5.8 (963.3) Durante la época del culto a los espíritus, la vida era como mucho una lotería, el resultado del control de los espíritus. El futuro de una persona no dependía de sus esfuerzos, su laboriosidad o su talento, salvo que pudiera utilizarlos para influir sobre los espíritus. Las ceremonias de propiciación de los espíritus constituyeron una carga pesada e hicieron la vida tediosa y prácticamente insoportable. De época en época y de generación en generación, las razas han intentado mejorar, unas tras otras, esta doctrina de los superfantasmas, pero ninguna generación se ha atrevido todavía a rechazarla por completo.
87:5.9 (963.4) La intención y la voluntad de los espíritus se estudiaban por medio de los presagios, los oráculos y los signos. Estos mensajes de los espíritus se interpretaban mediante la adivinación, las predicciones, la magia, las ordalías y la astrología. Todo el culto era un programa destinado a apaciguar, satisfacer y comprar a los espíritus mediante este soborno disfrazado.
87:5.10 (963.5) Así es como nació una visión del mundo nueva y más amplia que consistía en:
87:5.11 (963.6) 1. El deber — las cosas que se deben hacer para mantener a los espíritus en una disposición favorable, o al menos neutral.
87:5.12 (963.7) 2. El derecho — la conducta y las ceremonias correctas destinadas a poner activamente a los espíritus a favor de nuestros intereses personales.
87:5.13 (963.8) 3. La verdad — la comprensión exacta de los espíritus y la actitud correcta hacia ellos, y en consecuencia, hacia la vida y la muerte.
87:5.14 (963.9) Los antiguos no trataban de conocer el futuro simplemente por curiosidad; querían esquivar la mala suerte. La adivinación era simplemente un intento por evitar las dificultades. En aquellos tiempos los sueños se consideraban como proféticos, y todo lo que se salía de lo normal era estimado como un presagio. Incluso hoy en día, las razas civilizadas están aquejadas de la creencia en los signos, las señales y otros vestigios supersticiosos del antiguo culto progresivo a los fantasmas. El hombre es lento, muy lento en abandonar aquellos métodos que le sirvieron para ascender de manera tan penosa y gradual por la escala evolutiva de la vida.
87:6.1 (963.10) Cuando los hombres sólo creían en los fantasmas, el ritual religioso era más personal, menos organizado, pero el reconocimiento de unos espíritus más elevados necesitó el empleo de unos «métodos espirituales superiores» para relacionarse con ellos. Esta tentativa por mejorar y ampliar la técnica de la propiciación de los espíritus condujo directamente a la creación de unas defensas contra los espíritus. En verdad, el hombre se sentía impotente ante las fuerzas incontrolables que actuaban en la vida terrestre, y su sentimiento de inferioridad le llevó a intentar encontrar alguna adaptación compensatoria, alguna técnica para nivelar las probabilidades en esta lucha unilateral del hombre contra el cosmos.
87:6.2 (964.1) En los primeros tiempos del culto, los esfuerzos del hombre por influir sobre la actividad de los fantasmas se limitaban a la propiciación, a los intentos de soborno para librarse de la mala suerte. A medida que la evolución del culto a los fantasmas progresó hasta el concepto de los espíritus tanto buenos como malos, estas ceremonias se transformaron en tentativas de naturaleza más positiva, en esfuerzos por atraer la buena suerte. La religión del hombre ya no era completamente negativa, ni el hombre tampoco se detuvo en sus esfuerzos por conseguir la buena suerte; poco después empezó a idear proyectos para forzar a los espíritus a cooperar. Las personas religiosas ya no están indefensas ante las exigencias incesantes de los fantasmas espíritus imaginados por ellas mismas; el salvaje empieza a inventar armas para obligar a los espíritus a actuar y forzarlos a que le ayuden.
87:6.3 (964.2) Los primeros esfuerzos defensivos del hombre estuvieron dirigidos contra los fantasmas. A medida que pasaron los siglos, los vivos empezaron a inventar métodos para oponer resistencia a los muertos. Se desarrollaron muchas técnicas para asustar y alejar a los fantasmas, entre las cuales se pueden citar las siguientes:
87:6.4 (964.3) 1. Cortar la cabeza y atar el cuerpo en la tumba.
87:6.5 (964.4) 2. Apedrear la casa donde se había producido la defunción.
87:6.6 (964.5) 3. Castrar el cadáver o quebrarle las piernas.
87:6.7 (964.6) 4. Enterrarlo debajo de las piedras, uno de los orígenes de las lápidas sepulcrales modernas.
87:6.8 (964.7) 5. Incinerarlo, un invento más tardío para impedir los problemas causados por los fantasmas.
87:6.9 (964.8) 6. Arrojar el cuerpo al mar.
87:6.10 (964.9) 7. Dejar el cuerpo al descubierto para que se lo comieran los animales salvajes.
87:6.11 (964.10) Se suponía que a los fantasmas les molestaba y asustaba el ruido, que los gritos, las campanas y los tambores los alejaban de los vivos; estos métodos antiguos están todavía de moda en los «velatorios» de los muertos. Se utilizaban mezclas nauseabundas para ahuyentar a los espíritus inoportunos. Se construían imágenes espantosas de los espíritus para que éstos huyeran apresuradamente cuando se contemplaran a sí mismos. Se creía que los perros podían detectar la proximidad de los fantasmas, y que lo avisaban mediante aullidos; que los gallos solían cantar cuando los fantasmas estaban cerca. El empleo del gallo como veleta es una perpetuación de esta superstición.
87:6.12 (964.11) El agua se consideraba como la mejor protección contra los fantasmas. El agua bendita era superior a todas las demás; era el agua donde los sacerdotes se habían lavado los pies. Se creía que tanto el fuego como el agua constituían unas barreras infranqueables para los fantasmas. Los romanos daban tres vueltas con agua alrededor de un cadáver; en el siglo veinte, los cadáveres se rocían con agua bendita, y los judíos conservan todavía el ritual de lavarse las manos en el cementerio. El bautismo fue una característica del ritual posterior del agua. Los baños primitivos eran una ceremonia religiosa. El baño sólo se ha convertido en una práctica higiénica en los tiempos recientes.
87:6.13 (964.12) Pero el hombre no se contentó con coaccionar a los fantasmas; pronto intentó forzar a los espíritus a actuar mediante los rituales religiosos y otras prácticas. El exorcismo consistía en emplear un espíritu para que controlara o desterrara a otro, y estas tácticas se utilizaron también para asustar a los fantasmas y los espíritus. El concepto de las fuerzas buenas y malas, contenido en el doble espiritismo, ofreció al hombre amplias ocasiones para intentar oponer un agente a otro, porque si un hombre fuerte podía vencer a uno más débil, entonces un espíritu poderoso podía dominar sin duda a un fantasma inferior. Las maldiciones primitivas eran una práctica coercitiva destinada a intimidar a los espíritus menores. Más tarde, esta costumbre se utilizó como base para proferir maldiciones contra los enemigos.
87:6.14 (965.1) Durante mucho tiempo se creyó que a los espíritus y semidioses se les podía forzar a actuar de manera deseable si se volvía a los usos de las costumbres más antiguas. El hombre moderno es culpable de emplear el mismo procedimiento. Os dirigís los unos a los otros en el lenguaje corriente de todos los días, pero cuando os ponéis a rezar, recurrís al estilo anticuado de otra generación, al estilo llamado solemne.
87:6.15 (965.2) Esta doctrina explica también muchas reversiones religioso-rituales de naturaleza sexual, tales como la prostitución en los templos. Estas reversiones a las costumbres primitivas se consideraban como protecciones seguras contra muchas calamidades. Entre estos pueblos sencillos, todas estas actuaciones estaban totalmente libres de lo que el hombre moderno podría llamar promiscuidad.
87:6.16 (965.3) Luego surgió la costumbre de los votos rituales, seguida poco después de los compromisos religiosos y los juramentos sagrados. Casi todos estos juramentos iban acompañados de torturas y mutilaciones que se infligían a sí mismos, y más tarde aún, de ayunos y oraciones. La abnegación fue considerada posteriormente como un método coercitivo seguro; esto era especialmente cierto en materia de continencia sexual. Así es como el hombre primitivo desarrolló pronto una austeridad resuelta en sus prácticas religiosas, una creencia en la eficacia de la tortura de sí mismo y la abnegación como ritos capaces de forzar a los espíritus mal dispuestos a reaccionar favorablemente ante todos estos sufrimientos y privaciones.
87:6.17 (965.4) El hombre moderno ya no intenta coaccionar abiertamente a los espíritus, aunque todavía manifiesta cierta predisposición a negociar con la Deidad. Y continúa blasfemando, tocando madera, cruzando los dedos y diciendo una frase trivial después de una expectoración; en otro tiempo era una fórmula mágica.
87:7.1 (965.5) La organización social de tipo cultual perduró porque proporcionaba un simbolismo que preservaba y estimulaba los sentimientos morales y las lealtades religiosas. El culto tuvo su origen en las tradiciones de las «antiguas familias» y se perpetuó como institución establecida; todas las familias tienen un culto de algún tipo. Todo ideal inspirador se apodera de algún simbolismo que lo perpetúe — busca alguna técnica de manifestación cultural que asegure su supervivencia y aumente su desarrollo — y el culto consigue esta finalidad mediante el fomento y la satisfacción de las emociones.
87:7.2 (965.6) Desde los albores de la civilización, todo movimiento atractivo de cultura social o de progreso religioso ha desarrollado un ritual, un ceremonial simbólico. Cuanto más inconsciente ha sido el crecimiento de este ritual, más intensamente ha cautivado a sus adeptos. El culto preservaba los sentimientos y satisfacía las emociones, pero siempre ha sido el mayor obstáculo para la reconstrucción social y el progreso espiritual.
87:7.3 (965.7) A pesar de que el culto siempre ha retrasado el progreso social, es lamentable que tantos creyentes modernos en las normas morales y en los ideales espirituales no posean un simbolismo adecuado — un culto donde apoyarse mutuamente — nada a lo que puedan pertenecer. Pero un culto religioso no se puede fabricar; tiene que crecer. Y los cultos de dos grupos distintos nunca serán idénticos, a menos que sus rituales sean uniformados arbitrariamente por alguna autoridad.
87:7.4 (965.8) El culto cristiano primitivo era el más eficaz, atractivo y duradero de todos los rituales que se hayan concebido o inventado jamás, pero una gran parte de su valor ha sido aniquilada en la era científica mediante la destrucción de muchos de sus principios originales subyacentes. El culto cristiano se ha debilitado debido a la pérdida de muchas ideas fundamentales.
87:7.5 (965.9) En el pasado, la verdad ha crecido rápidamente y se ha extendido con libertad cuando el culto ha sido flexible, y el simbolismo expansible. Una verdad abundante y un culto adaptable han favorecido la rapidez del progreso social. Un culto sin sentido vicia la religión cuando intenta suplantar la filosofía y esclavizar la razón; un culto auténtico crece.
87:7.6 (966.1) A pesar de los inconvenientes y las desventajas, cada nueva revelación de la verdad ha dado nacimiento a un nuevo culto, e incluso la nueva exposición de la religión de Jesús debe desarrollar un simbolismo nuevo y apropiado. El hombre moderno debe encontrar un simbolismo adecuado para sus nuevos ideales, ideas y lealtades en expansión. Este símbolo realzado debe surgir de la vida religiosa, de la experiencia espiritual. Este simbolismo superior de una civilización más elevada debe estar basado en el concepto de la Paternidad de Dios y estar cargado del poderoso ideal de la fraternidad de los hombres.
87:7.7 (966.2) Los antiguos cultos eran demasiado egocéntricos; el nuevo culto debe ser la consecuencia del amor aplicado. Al igual que los antiguos, el nuevo culto debe favorecer los sentimientos, satisfacer las emociones y promover la lealtad; pero debe hacer algo más: Debe facilitar el progreso espiritual, realzar los significados cósmicos, aumentar los valores morales, animar el desarrollo social y estimular un tipo elevado de vida religiosa personal. El nuevo culto debe proporcionar unos objetivos supremos de vida que sean temporales y eternos a la vez — sociales y espirituales.
87:7.8 (966.3) Ningún culto puede durar ni contribuir al progreso de la civilización social y a la consecución espiritual individual a menos que esté basado en la importancia biológica, sociológica y religiosa del hogar. Un culto que sobrevive debe simbolizar aquello que es permanente en presencia del cambio continuo; debe glorificar aquello que unifica la corriente de las metamorfosis sociales en constante cambio. Debe reconocer los verdaderos significados, ensalzar las relaciones hermosas y alabar los valores buenos de la auténtica nobleza.
87:7.9 (966.4) Pero la gran dificultad que existe para encontrar un simbolismo nuevo y satisfactorio reside en que los hombres modernos, como grupo, se adhieren a la actitud científica, evitan las supersticiones y aborrecen la ignorancia, mientras que como individuos, todos ansían el misterio y veneran lo desconocido. Ningún culto puede sobrevivir a menos que incorpore un misterio dominante y oculte una meta inaccesible digna de alcanzarse. Además, el nuevo simbolismo no sólo debe ser significativo para el grupo, sino que también debe tener sentido para el individuo. Las formas de cualquier simbolismo útil deben ser aquellas que el individuo pueda llevar a cabo por su propia iniciativa, y que también pueda disfrutar con sus semejantes. Si el nuevo culto pudiera ser dinámico en lugar de estático, podría efectuar una contribución realmente valiosa al progreso tanto temporal como espiritual de la humanidad.
87:7.10 (966.5) Pero un culto — un simbolismo de ritos, lemas u objetivos — no funcionará si es demasiado complejo. Y debe estar presente la exigencia de la devoción, la respuesta de la lealtad. Toda religión eficaz desarrolla infaliblemente un simbolismo valioso, y sus partidarios harían bien en impedir que ese ritual se cristalice en ceremoniales estereotipados obstaculizadores, deformantes y sofocantes, que lo único que pueden hacer es perjudicar y retrasar todo progreso social, moral y espiritual. No existe un culto que pueda sobrevivir si retrasa el crecimiento moral y no logra fomentar el progreso espiritual. El culto es la estructura esquelética alrededor de la cual crece el cuerpo vivo y dinámico de la experiencia espiritual personal — la verdadera religión.
87:7.11 (966.6) [Presentado por una Brillante Estrella Vespertina de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 88
88:0.1 (967.1) EL CONCEPTO de la introducción de un espíritu en un objeto inanimado, un animal o un ser humano, es una creencia muy antigua y respetable que ha prevalecido desde el comienzo de la evolución de la religión. Esta doctrina de la posesión por los espíritus no es más ni menos que el fetichismo. El salvaje no adora necesariamente al fetiche; adora y venera con mucha lógica al espíritu que reside en el fetiche.
88:0.2 (967.2) Al principio se creía que el espíritu de un fetiche era el fantasma de un hombre fallecido; más tarde se supuso que los espíritus superiores residían en los fetiches. El culto a los fetiches terminó así por incorporar todas las ideas primitivas sobre los fantasmas, las almas, los espíritus y la posesión demoníaca.
88:1.1 (967.3) El hombre primitivo necesitaba siempre convertir todas las cosas extraordinarias en un fetiche; la casualidad dio origen pues a muchos fetiches. Un hombre está enfermo, sucede algo, y recupera la salud. Esto mismo ocurre también con la fama de numerosos medicamentos y con los métodos casuales para tratar las enfermedades. Los objetos que aparecían en los sueños tenían la posibilidad de ser convertidos en fetiches. Los volcanes, pero no las montañas, los cometas, pero no las estrellas, se volvieron fetiches. El hombre primitivo consideraba que las estrellas fugaces y los meteoros indicaban la llegada a la Tierra de unos espíritus visitantes especiales.
88:1.2 (967.4) Los primeros fetiches fueron los guijarros que tenían unas marcas peculiares, y el hombre ha buscado siempre desde entonces las «piedras sagradas»; un collar era en otro tiempo una colección de piedras sagradas, una serie de amuletos. Muchas tribus tenían piedras fetiches, pero pocas han sobrevivido como la Caaba y la Piedra de Scone. El fuego y el agua figuraron también entre los primeros fetiches, y la adoración del fuego, así como la creencia en el agua bendita, sobreviven todavía.
88:1.3 (967.5) Los árboles fetiches aparecieron más tarde, pero en algunas tribus, la persistencia de la adoración de la naturaleza condujo a la creencia en los amuletos habitados por algún tipo de espíritu de la naturaleza. Cuando las plantas y las frutas se convertían en fetiches, eran tabúes como alimento. La manzana fue una de las primeras en caer en esta categoría; los pueblos levantinos no la comían jamás.
88:1.4 (967.6) Si un animal comía carne humana, se volvía un fetiche. El perro se convirtió de esta manera en el animal sagrado de los parsis. Si el fetiche es un animal y el fantasma reside en él de manera permanente, el fetichismo puede rayar en la reencarnación. Los salvajes envidiaban a los animales en muchos aspectos; no se sentían superiores a ellos y a menudo se ponían el nombre de sus bestias favoritas.
88:1.5 (967.7) Cuando los animales se volvieron fetiches, surgieron los tabúes sobre la consumición de la carne de dichos animales. A causa de su parecido con el hombre, los monos y los simios se volvieron pronto animales fetiches; más tarde, las serpientes, los pájaros y los cerdos fueron considerados también de la misma manera. La vaca fue un fetiche en cierta época, y su leche era tabú mientras que sus excrementos eran muy apreciados. La serpiente era venerada en Palestina, especialmente por los fenicios que, junto con los judíos, la consideraban como el portavoz de los espíritus malignos. Muchas personas modernas creen aún en los poderes mágicos de los reptiles. La serpiente ha sido venerada desde Arabia, pasando por la India, hasta la danza de la serpiente de la tribu moqui de los hombres rojos.
88:1.6 (968.1) Ciertos días de la semana eran fetiches. El viernes ha sido considerado durante miles de años como el día de la mala suerte, y el número trece como nefasto. Los números afortunados tres y siete procedían de revelaciones posteriores; el cuatro era el número de la suerte de los hombres primitivos y tuvo su origen en el reconocimiento temprano de los cuatro puntos cardinales. Se consideraba que el hecho de contar el ganado u otras posesiones traía mala suerte; los antiguos siempre se opusieron al empadronamiento, a «contar al pueblo».
88:1.7 (968.2) El hombre primitivo no hizo del sexo un fetiche indebido; la función reproductora sólo recibió una atención limitada. El salvaje tenía una mentalidad natural, que no era ni obscena ni lasciva.
88:1.8 (968.3) La saliva era un poderoso fetiche; se podían expulsar los demonios de una persona escupiendo sobre ella. El mayor cumplido que alguien podía recibir era que un anciano o un superior escupiera sobre él. Algunas partes del cuerpo humano fueron consideradas como fetiches potenciales, en particular el cabello y las uñas. Las largas uñas de los jefes eran muy apreciadas, y sus recortes constituían unos poderosos fetiches. La creencia en las calaveras como fetiches explica una gran parte de la actividad posterior de los cazadores de cabezas. El cordón umbilical era un fetiche muy apreciado, y así es como se considera en África incluso en la actualidad. El primer juguete de la humanidad fue un cordón umbilical conservado. Adornado con perlas, tal como se hacía a menudo, fue el primer collar que tuvo el hombre.
88:1.9 (968.4) Los niños jorobados y tullidos eran considerados como fetiches; se creía que los locos estaban influidos por la Luna. El hombre primitivo no podía distinguir entre el genio y la locura; a los tontos los golpeaban hasta morir o eran venerados como personalidades fetiches. La histeria confirmó cada vez más la creencia popular en la brujería; los epilépticos eran con frecuencia sacerdotes y curanderos. La embriaguez se consideraba como una forma de posesión por los espíritus; cuando un salvaje se iba de juerga, se colocaba una hoja en el pelo con el fin de negarse a aceptar la responsabilidad de sus actos. Los venenos y las bebidas alcohólicas se volvieron fetiches; se suponía que estaban poseídos.
88:1.10 (968.5) Mucha gente consideraba que los genios eran personalidades fetiches poseídas por un espíritu sabio. Estos humanos talentosos aprendieron pronto a recurrir al fraude y al engaño para promover sus intereses egoístas. Se creía que un hombre fetiche era más que humano; era divino, e incluso infalible. Así es como los jefes, reyes, sacerdotes, profetas y dirigentes de la iglesia consiguieron finalmente un gran poder y ejercieron una autoridad ilimitada.
88:2.1 (968.6) Se suponía que los fantasmas preferían residir en un objeto que les había pertenecido cuando vivían en la carne. Esta creencia explica la eficacia de muchas reliquias modernas. Los antiguos siempre veneraban los huesos de sus dirigentes, y muchas personas contemplan todavía los restos óseos de los santos y los héroes con un temor supersticioso. Incluso hoy en día se hacen peregrinajes a la tumba de los grandes hombres.
88:2.2 (968.7) La creencia en las reliquias es una consecuencia del antiguo culto a los fetiches. Las reliquias de las religiones modernas representan una tentativa por racionalizar los fetiches de los salvajes, y elevarlos así a una posición de dignidad y respetabilidad en los sistemas religiosos modernos. La creencia en los fetiches y en la magia se considera como pagana, pero se supone que es muy correcto aceptar las reliquias y los milagros.
88:2.3 (969.1) El hogar — el sitio donde estaba el fuego — se convirtió más o menos en un fetiche, en un lugar sagrado. Los santuarios y los templos fueron al principio unos lugares fetiches porque los muertos eran enterrados allí. La cabaña fetiche de los hebreos fue elevada por Moisés a la posición de albergar un superfetiche, el concepto entonces existente de la ley de Dios. Pero los israelitas no abandonaron nunca la creencia peculiar de los cananeos en los altares de piedra: «Y esta piedra que he levantado como un pilar será la casa de Dios.» Creían sinceramente que el espíritu de su Dios residía en estos altares de piedra, que en realidad eran fetiches.
88:2.4 (969.2) Las primeras imágenes se hicieron para conservar la apariencia y la memoria de los muertos ilustres; en realidad eran monumentos. Los ídolos fueron un refinamiento del fetichismo. Los primitivos creían que una ceremonia de consagración hacía que el espíritu entrara en la imagen; del mismo modo, cuando se bendecían ciertos objetos, éstos se volvían amuletos.
88:2.5 (969.3) Cuando Moisés añadió el segundo mandamiento al antiguo código moral de Dalamatia, lo hizo en un esfuerzo por controlar la adoración de los fetiches entre los hebreos. Les ordenó cuidadosamente que no debían hacer ningún tipo de imágenes que pudieran ser consagradas como fetiches. Les indicó claramente: «No haréis imágenes talladas ni ningún retrato de lo que se encuentra arriba en el cielo, ni abajo en la Tierra, ni en las aguas de la Tierra.» Aunque este mandamiento contribuyó mucho a retrasar el arte entre los judíos, redujo la adoración de los fetiches. Pero Moisés era demasiado sabio como para intentar desplazar repentinamente los antiguos fetiches, y consintió pues en colocar ciertas reliquias al lado de la ley en el arca, que era una mezcla de altar de guerra y santuario religioso.
88:2.6 (969.4) Las palabras se volvieron finalmente fetiches, en particular aquellas que se consideraban como las palabras de Dios; los libros sagrados de muchas religiones se han convertido de esta manera en prisiones fetichistas que encarcelan la imaginación espiritual de los hombres. El esfuerzo mismo de Moisés contra los fetiches se convirtió en un supremo fetiche; su mandamiento fue utilizado más tarde para aniquilar el arte y retrasar el disfrute y la adoración de lo hermoso.
88:2.7 (969.5) En los tiempos antiguos, la palabra de autoridad fetiche era una doctrina que inspiraba temor, el más terrible de todos los tiranos que esclavizan al hombre. Un fetiche doctrinal conducirá al hombre mortal a echarse en las garras de la mojigatería, el fanatismo, la superstición, la intolerancia y las crueldades bárbaras más atroces. El respeto moderno por la sabiduría y la verdad no es más que una huida reciente de la tendencia a crear fetiches hacia unos niveles más elevados de pensamiento y razonamiento. En lo que concierne a los escritos fetiches acumulados que diversos practicantes de la religión consideran como libros sagrados, no solamente creen que lo que figura en el libro es verdad, sino que el libro contiene toda la verdad. Si uno de estos libros sagrados dice por casualidad que la Tierra es plana, entonces, durante largas generaciones, los hombres y las mujeres por otra parte sensatos se negarán a aceptar las pruebas positivas de que el planeta es redondo.
88:2.8 (969.6) La costumbre de abrir uno de estos libros sagrados para leer un pasaje al azar cuya puesta en práctica podría condicionar importantes decisiones o proyectos de vida, no es ni más ni menos que un fetichismo redomado. Prestar juramento sobre «un libro sagrado», o jurar por algún objeto de veneración suprema, es una forma de fetichismo refinado.
88:2.9 (969.7) En cambio, sí representa un progreso evolutivo real pasar del miedo fetichista de los recortes de uñas de un jefe salvaje a la adoración de una espléndida colección de cartas, leyes, leyendas, alegorías, mitos, poemas y crónicas que, después de todo, reflejan la sabiduría moral cribada de muchos siglos, al menos hasta el día y la hora en que fueron reunidos en un «libro sagrado».
88:2.10 (970.1) Para volverse fetiches, las palabras tenían que ser consideradas como inspiradas, y la invocación de unos escritos supuestamente inspirados por la divinidad condujo directamente al establecimiento de la autoridad de la iglesia, mientras que la evolución de las formas civiles condujo a la instauración de la autoridad del Estado.
88:3.1 (970.2) El fetichismo estuvo presente en todos los cultos primitivos, desde las primeras creencias en las piedras sagradas, pasando por la idolatría, el canibalismo y la adoración de la naturaleza, hasta el totemismo.
88:3.2 (970.3) El totemismo es una combinación de prácticas sociales y religiosas. Al principio se creía que respetar al animal totémico, que era el supuesto progenitor biológico de la tribu, aseguraba la provisión de alimentos. Los tótemes eran al mismo tiempo los símbolos de los grupos y su dios. Dicho dios era el clan personificado. El totemismo fue una fase de la tentativa por socializar la religión que, por lo demás, es personal. El tótem evolucionó con el tiempo hasta convertirse en la bandera, o símbolo nacional de los diversos pueblos modernos.
88:3.3 (970.4) Una bolsa fetiche, una bolsa de medicinas, era un saquito que contenía un acreditado surtido de artículos impregnados por los fantasmas, y el curandero de la antigüedad nunca permitía que su bolsa, el símbolo de su poder, tocara el suelo. Los pueblos civilizados del siglo veinte procuran que sus banderas, emblemas de la conciencia nacional, tampoco toquen nunca el suelo.
88:3.4 (970.5) Las insignias de los cargos sacerdotales y reales fueron consideradas finalmente como fetiches, y el fetiche del Estado supremo ha pasado por muchas fases de desarrollo: de los clanes a las tribus, del señorío feudal a la soberanía, de los tótemes a las banderas. Los reyes fetiches han gobernado por «derecho divino», y han prevalecido otras muchas formas de gobierno. Los hombres han hecho también un fetiche de la democracia, la exaltación y adoración de las ideas del hombre de la calle, cuando son calificadas colectivamente de «opinión pública». La opinión aislada de un hombre solo no se considera que tenga mucho valor, pero cuando muchos hombres actúan colectivamente en democracia, este mismo juicio mediocre es considerado como el árbitro de la justicia y el modelo de la rectitud.
88:4.1 (970.6) El hombre civilizado se enfrenta a los problemas de un entorno real a través de su ciencia; el hombre salvaje intentaba resolver los problemas reales de un entorno ilusorio de fantasmas por medio de la magia. La magia era una técnica para manipular el entorno imaginario de espíritus cuyas maquinaciones explicaban interminablemente lo inexplicable; era el arte de obtener la cooperación voluntaria de los espíritus y de forzarlos a ofrecer su ayuda involuntaria mediante la utilización de los fetiches u otros espíritus más poderosos.
88:4.2 (970.7) El objetivo de la magia, la brujería y la nigromancia era doble:
88:4.3 (970.8) 1. Obtener un atisbo del futuro.
88:4.4 (970.9) 2. Influir favorablemente sobre el entorno.
88:4.5 (970.10) Las metas de la ciencia son idénticas a las de la magia. La humanidad progresa de la magia a la ciencia, no por medio de la meditación y la razón, sino más bien de manera gradual y penosa a través de una larga experiencia. El hombre llega paulatinamente de espaldas a la verdad; empieza en el error, progresa en el error, y alcanza finalmente el umbral de la verdad. Sólo se ha puesto a mirar hacia adelante con la llegada del método científico. Pero el hombre primitivo tenía que experimentar o perecer.
88:4.6 (970.11) La fascinación de las supersticiones primitivas fue la madre de la curiosidad científica posterior. En estas supersticiones primitivas había una emoción dinámica progresista — miedo además de curiosidad; la antigua magia poseía una fuerza motriz progresista. Estas supersticiones representaban la aparición del deseo humano por conocer y controlar el entorno planetario.
88:4.7 (971.1) La magia consiguió un dominio tan fuerte sobre los salvajes porque éstos no podían captar el concepto de la muerte natural. La idea posterior del pecado original ayudó mucho a debilitar el poder de la magia sobre la raza, porque explicaba la muerte natural. En cierta época, no era raro que diez personas inocentes fueran ejecutadas porque se suponía que eran responsables de una muerte natural. Ésta es una de las razones por las cuales los pueblos antiguos no crecieron más rápidamente, y aún sigue sucediendo en algunas tribus africanas. El individuo acusado confesaba generalmente su culpabilidad, aún sabiendo que se enfrentaba a la muerte.
88:4.8 (971.2) La magia es natural para un salvaje. Cree que se puede matar realmente a un enemigo practicando la brujería sobre un mechón de sus cabellos o unos recortes de sus uñas. La muerte por mordedura de serpiente se atribuía a la magia del brujo. La dificultad para combatir la magia surge del hecho de que el miedo puede matar. Los pueblos primitivos temían tanto la magia que ésta mataba realmente, y estos resultados eran suficientes para justificar esta creencia errónea. En caso de fracaso, siempre existía alguna explicación plausible; el remedio para una magia defectuosa era más magia.
88:5.1 (971.3) Puesto que todo lo relacionado con el cuerpo podía volverse un fetiche, la magia más primitiva tuvo que ver con el cabello y las uñas. El secreto que acompaña las excreciones corporales nació del miedo a que un enemigo pudiera tomar posesión de algo que procediera del cuerpo y emplearlo en una magia perjudicial; por lo tanto, todos los excrementos del cuerpo se enterraban cuidadosamente. La gente se abstenía de escupir en público por miedo a que la saliva se pudiera utilizar en una magia mortífera; el escupitajo siempre se tapaba. Incluso los restos de comida, la ropa y los adornos podían volverse instrumentos de la magia. Los salvajes nunca dejaban restos de comida en la mesa. Todo esto lo hacían por miedo a que los enemigos pudieran utilizar estas cosas en sus ritos mágicos, y no porque apreciaran el valor higiénico de estas prácticas.
88:5.2 (971.4) Los amuletos mágicos se preparaban mezclando una gran variedad de cosas: carne humana, garras de tigre, dientes de cocodrilo, semillas de plantas venenosas, veneno de serpiente y cabellos humanos. Los huesos de los muertos eran muy mágicos. Incluso el polvo de las pisadas se podía utilizar en la magia. Los antiguos creían mucho en los amuletos de amor. La sangre y otras formas de secreciones corporales eran capaces de asegurar la influencia mágica del amor.
88:5.3 (971.5) Se suponía que las imágenes eran eficaces en la magia. Se hacían efigies y, cuando se las trataba bien o mal, se creía que estos mismos efectos alcanzaban a la persona real. Cuando iban a comprar, las personas supersticiosas masticaban un trozo de madera dura para ablandar el corazón del vendedor.
88:5.4 (971.6) La leche de una vaca negra era sumamente mágica, así como los gatos negros. El palo o varita eran mágicos, junto con los tambores, las campanas y los nudos. Todos los objetos antiguos eran amuletos mágicos. Las costumbres de una civilización nueva o más elevada eran consideradas con desaprobación a causa de su supuesta naturaleza mágica nociva. La escritura, los impresos y las imágenes fueron considerados así durante mucho tiempo.
88:5.5 (971.7) El hombre primitivo creía que los nombres debían ser tratados con respeto, especialmente los nombres de los dioses. El nombre era considerado como una entidad, una influencia distinta a la de la personalidad física; se le tenía en la misma estima que al alma y a la sombra. El nombre se empeñaba para obtener un préstamo; un hombre no podía utilizar su nombre hasta que lo hubiera desempeñado pagando el préstamo. Hoy en día la gente firma con su nombre en los pagarés. El nombre de una persona no tardó en volverse importante en la magia. El salvaje tenía dos nombres; el más importante se consideraba demasiado sagrado como para utilizarlo en circunstancias corrientes, de ahí el segundo nombre o nombre de todos los días — un apodo. El salvaje nunca decía su verdadero nombre a los extraños. Cualquier experiencia de naturaleza insólita le inducía a cambiar de nombre; a veces lo hacía en un esfuerzo por curar una enfermedad o detener la mala suerte. El salvaje podía conseguir un nuevo nombre comprándoselo al jefe de la tribu. Los hombres todavía invierten dinero en títulos y rangos. Pero en las tribus más primitivas, tales como los bosquimanos de África, los nombres individuales no existen.
88:6.1 (972.1) La magia se practicaba mediante la utilización de varitas, rituales «medicinales» y conjuros, y el curandero tenía la costumbre de trabajar desnudo. Entre los magos primitivos, las mujeres eran más numerosas que los hombres. En magia, la palabra «medicina» significa misterio, no tratamiento. El salvaje nunca se curaba a sí mismo; nunca tomaba medicamentos a menos que se lo aconsejaran los especialistas en magia. Los médicos vudúes del siglo veinte son un ejemplo típico de los magos antiguos.
88:6.2 (972.2) La magia tenía una fase pública y una fase privada. Se suponía que la magia practicada por el curandero, el chamán o el sacerdote era para el bien de toda la tribu. Las brujas, los brujos y los hechiceros realizaban la magia privada, la magia personal y egoísta que se empleaba como método coercitivo para perjudicar a los enemigos. El concepto del doble espiritismo, de los espíritus buenos y malos, dio nacimiento a las creencias posteriores en la magia blanca y la magia negra. A medida que la religión evolucionó, el término magia se aplicó a las operaciones con los espíritus ajenas al culto propio, y también se refirió a las creencias más antiguas en los fantasmas.
88:6.3 (972.3) Las combinaciones de palabras, el ritual de los cantos y los conjuros, eran extremadamente mágicos. Algunos conjuros primitivos se transformaron finalmente en oraciones. La magia imitativa se practicó pronto; las oraciones se representaban; las danzas mágicas no eran más que oraciones teatrales. La oración desplazó gradualmente a la magia como asociada en los sacrificios.
88:6.4 (972.4) Como los gestos eran más antiguos que el habla, eran más sagrados y mágicos, y se creía que la mímica poseía un fuerte poder mágico. Los hombres rojos ponían a menudo en escena una danza del búfalo en la que uno de ellos interpretaba el papel del búfalo que, al ser capturado, aseguraba el éxito de la caza inminente. Las celebraciones sexuales del Primero de Mayo eran simplemente una magia imitativa, un llamamiento sugestivo a las pasiones sexuales del mundo vegetal. Las muñecas fueron empleadas al principio como talismanes mágicos por las esposas estériles.
88:6.5 (972.5) La magia fue la rama que salió del árbol religioso evolutivo y que dio finalmente el fruto de la era científica. La creencia en la astrología condujo al desarrollo de la astronomía; la creencia en la piedra filosofal llevó al dominio de los metales, mientras que la creencia en los números mágicos fundó la ciencia de las matemáticas.
88:6.6 (972.6) Pero un mundo tan lleno de hechizos contribuyó mucho a destruir toda ambición e iniciativa personal. Los frutos del trabajo suplementario o de la diligencia eran considerados como mágicos. Si un hombre tenía en su campo más grano que su vecino, lo podían llevar a rastras ante el jefe y acusarlo de que atraía este grano adicional del campo de su vecino indolente. En verdad, en los tiempos de la barbarie era peligroso saber demasiado; siempre existía la posibilidad de ser ejecutado como practicante de la magia negra.
88:6.7 (972.7) La ciencia elimina gradualmente de la vida el factor de juego de azar. Pero si los métodos modernos de educación fracasaran, se produciría una vuelta casi inmediata a las creencias primitivas en la magia. Estas supersticiones subsisten todavía en la mente de muchas personas llamadas civilizadas. El lenguaje contiene muchos fósiles que revelan que la raza ha estado impregnada durante mucho tiempo de la superstición mágica, teniendo palabras tales como hechizado, augurio, poseso, inspiración, desaparecer como por arte de magia, genial, encantador, adivinanza y embrujo. Los seres humanos inteligentes creen todavía en la buena suerte, el mal de ojo y la astrología.
88:6.8 (973.1) La magia antigua fue el capullo de la ciencia moderna, indispensable en su tiempo pero inútil en la actualidad. Los fantasmas de la superstición ignorante agitaron así la mente primitiva de los hombres hasta que los conceptos de la ciencia pudieron nacer. Urantia se encuentra hoy en el crepúsculo de esta evolución intelectual. Una mitad del mundo se aferra ávidamente a la luz de la verdad y a los hechos de los descubrimientos científicos, mientras que la otra mitad languidece en los brazos de las antiguas supersticiones y de una magia apenas disfrazada.
88:6.9 (973.2) [Presentado por una Brillante Estrella Vespertina de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 89
89:0.1 (974.1) EL HOMBRE primitivo se consideraba como endeudado con los espíritus, como teniendo necesidad de redención. Desde el punto de vista de los salvajes, los espíritus les podían haber enviado con justa razón mucha más mala suerte. Con el paso del tiempo, este concepto se transformó en la doctrina del pecado y la salvación. Se consideraba que el alma venía al mundo con una deuda — el pecado original. El alma tenía que ser redimida; había que proporcionar un chivo expiatorio. Los cazadores de cabezas, además de practicar el culto de la adoración a las calaveras, podían proporcionar una víctima propiciatoria como sustituta de sus propias vidas.
89:0.2 (974.2) El salvaje se obsesionó muy pronto con la idea de que los espíritus obtenían una satisfacción suprema con el espectáculo de la miseria, el sufrimiento y la humillación humanos. Al principio el hombre sólo se inquietó por los pecados de obra, pero más tarde se preocupó por los pecados de omisión. Todo el sistema sacrificatorio posterior se desarrolló alrededor de estas dos ideas. Este nuevo ritual estaba relacionado con el cumplimiento de las ceremonias propiciatorias de los sacrificios. El hombre primitivo creía que había que hacer algo especial para ganarse el favor de los dioses; sólo una civilización avanzada reconoce a un Dios coherentemente ecuánime y benévolo. La propiciación era un seguro contra la mala suerte cercana, en lugar de ser una inversión para una dicha futura. Todos los ritos de evitación, exorcismo, coacción y propiciación se fundieron los unos en los otros.
89:1.1 (974.3) El acatamiento de un tabú era el esfuerzo del hombre por esquivar la mala suerte, por evitar ofender a los fantasmas espíritus absteniéndose de hacer algo. Al principio los tabúes no eran religiosos, pero muy pronto consiguieron la aprobación de los fantasmas o los espíritus, y cuando estuvieron reforzados de esta manera, se convirtieron en los legisladores y constructores de las instituciones. El tabú es la fuente de las reglas ceremoniales y el predecesor del autocontrol primitivo. Fue la primera forma de reglamentación social y, durante mucho tiempo, la única; todavía sigue siendo un elemento básico de la estructura regulativa social.
89:1.2 (974.4) El respeto que infundían estas prohibiciones en la mente de los salvajes equivalía exactamente al miedo que tenían a los poderes que supuestamente las imponían. Los tabúes surgieron primero a causa de las experiencias casuales con la mala suerte. Más tarde fueron propuestos por los jefes y los chamanes — los hombres fetiches que, según se creía, estaban dirigidos por un fantasma espíritu, o incluso por un dios. El miedo al castigo de los espíritus es tan grande en la mente de un primitivo, que a veces muere de miedo cuando ha violado un tabú, y estos episodios dramáticos refuerzan enormemente el poder del tabú sobre la mente de los supervivientes.
89:1.3 (974.5) Entre las primeras prohibiciones se encontraron las restricciones sobre la apropiación de las mujeres y otros bienes. A medida que la religión empezó a jugar un papel más importante en la evolución del tabú, el objeto que estaba prohibido era considerado como impuro, y posteriormente como profano. Los anales de los hebreos están repletos de menciones sobre cosas puras e impuras, sagradas y profanas, pero sus creencias en este sentido eran mucho menos engorrosas y abundantes que las de otros muchos pueblos.
89:1.4 (975.1) Los siete mandamientos de Dalamatia y Edén, así como los diez mandatos de los hebreos, eran unos tabúes precisos, todos expresados de la misma forma negativa que la mayoría de las prohibiciones antiguas. Pero estos códigos más nuevos eran realmente emancipadores, ya que sustituían a miles de tabúes preexistentes. Y además de esto, estos mandamientos más tardíos prometían claramente algo a cambio de la obediencia.
89:1.5 (975.2) Los tabúes primitivos sobre la comida se originaron en el fetichismo y el totemismo. El cerdo era sagrado para los fenicios, y la vaca para los hindúes. El tabú egipcio sobre la carne de cerdo se ha perpetuado en la fe hebrea e islámica. Una variante del tabú sobre la comida era la creencia de que una mujer embarazada podía pensar tanto en cierto alimento que, cuando naciera el hijo, sería el reflejo de ese alimento. Tales viandas serían tabúes para el niño.
89:1.6 (975.3) Las maneras de comer pronto se volvieron tabúes, y así es como se originó el protocolo antiguo y moderno en la mesa. Los sistemas de castas y los niveles sociales son vestigios residuales de las prohibiciones antiguas. Los tabúes fueron muy eficaces para organizar la sociedad, pero fueron enormemente gravosos; el sistema negativo de la prohibición no solamente mantenía unas reglas útiles y constructivas, sino también unos tabúes anticuados, caducos e inútiles.
89:1.7 (975.4) Sin embargo, ninguna sociedad civilizada podría criticar al hombre primitivo salvo por estos tabúes extensos y variados, y los tabúes nunca hubieran perdurado si no hubieran tenido la aprobación y el apoyo de la religión primitiva. Muchos factores esenciales para la evolución del hombre han sido extremadamente costosos, han costado inmensos tesoros en esfuerzos, sacrificios y abnegación, pero estos logros en el dominio de sí mismo fueron los verdaderos peldaños por los que el hombre subió la escala ascendente de la civilización.
89:2.1 (975.5) El miedo a la casualidad y el terror a la mala suerte empujaron literalmente al hombre a inventar la religión primitiva como un supuesto seguro contra estas calamidades. Partiendo de la magia y los fantasmas, la religión evolucionó pasando por los espíritus y los fetiches hasta los tabúes. Todas las tribus primitivas tenían su árbol del fruto prohibido, literalmente la manzana, pero en sentido figurado consistía en un millar de ramas sobrecargadas de todo tipo de tabúes. Y el árbol prohibido siempre decía: «No harás».
89:2.2 (975.6) Cuando la mente del salvaje evolucionó hasta el punto de imaginar tanto a los buenos como a los malos espíritus, y cuando el tabú recibió la solemne aprobación de la religión en evolución, todo el escenario estuvo preparado para la aparición del nuevo concepto del pecado. La idea del pecado se estableció en el mundo de manera universal antes de que entrara la religión revelada. La muerte natural sólo se volvió lógica para la mente primitiva gracias al concepto del pecado. El pecado era la transgresión del tabú, y la muerte era el castigo del pecado.
89:2.3 (975.7) El pecado era ritual, no racional; era un acto, no un pensamiento. Las tradiciones sobrevivientes de Dilmun y de los tiempos de un pequeño paraíso en la Tierra fomentaron todo este concepto del pecado. La tradición de Adán y del Jardín del Edén también dio consistencia a la ilusión de una antigua «era de oro» en los albores de las razas. Todo esto confirmaba las ideas expresadas más tarde en la creencia de que el hombre tenía su origen en una creación especial, de que había empezado su carrera siendo perfecto, y que la transgresión de los tabúes — el pecado — lo había rebajado a su triste condición posterior.
89:2.4 (976.1) La violación habitual de un tabú se volvió un vicio; la ley primitiva hizo del vicio un crimen; la religión determinó que era un pecado. Entre las tribus primitivas, la violación de un tabú era una combinación de crimen y de pecado. Las calamidades que caían sobre la comunidad siempre eran consideradas como un castigo por un pecado de la tribu. Para aquellos que creían que la prosperidad y la rectitud iban unidas, la aparente prosperidad de los malvados causó tanta preocupación que fue necesario inventar los infiernos para castigar a los que violaban los tabúes; el número de estos lugares de castigo futuro ha variado de uno a cinco.
89:2.5 (976.2) La idea de confesión y de perdón apareció pronto en la religión primitiva. Los hombres solían pedir perdón en una reunión pública por los pecados que tenían la intención de cometer la semana siguiente. La confesión era simplemente un rito de remisión, y también una notificación pública de deshonra, un ritual que consistía en gritar «¡impuro, impuro!». Luego venían a continuación todas las formas rituales de purificación. Todos los pueblos antiguos practicaban estas ceremonias sin sentido. Muchas costumbres aparentemente higiénicas de las tribus primitivas eran sobre todo ceremoniales.
89:3.1 (976.3) La renuncia fue la etapa siguiente de la evolución religiosa; el ayuno se practicaba de manera habitual. Pronto se estableció la costumbre de renunciar a muchas formas de placer físico, especialmente de naturaleza sexual. El ritual del ayuno estaba profundamente arraigado en muchas religiones antiguas, y ha sido transmitido prácticamente a todos los sistemas teológicos modernos de pensamiento.
89:3.2 (976.4) Justo en la época en que los hombres bárbaros se recobraban de la práctica ruinosa consistente en quemar y enterrar los bienes con los muertos, justo en el momento en que la estructura económica de las razas empezaba a tomar forma, apareció esta nueva doctrina religiosa de la renuncia, y decenas de miles de almas sinceras empezaron a buscar la pobreza. Los bienes fueron considerados como un obstáculo espiritual. Estas ideas sobre los peligros espirituales de las posesiones materiales estaban ampliamente difundidas en los tiempos de Filón y Pablo, y desde entonces han influido notablemente sobre la filosofía europea.
89:3.3 (976.5) La pobreza era simplemente una parte del ritual de la mortificación de la carne que, lamentablemente, quedó incorporada en los escritos y las enseñanzas de muchas religiones, principalmente del cristianismo. La penitencia es la forma negativa de este ritual, a menudo insensato, de la renuncia. Pero todo esto enseñó a los salvajes el dominio de sí mismo, y constituyó un progreso digno de consideración en la evolución social. La abnegación y el dominio de sí mismo fueron dos de los beneficios sociales más importantes procedentes de la religión evolutiva primitiva. El dominio de sí mismo proporcionó al hombre una nueva filosofía de la vida; le enseñó el arte de aumentar su fracción de vida disminuyendo el denominador de las exigencias personales, en lugar de intentar acrecentar siempre el numerador de las satisfacciones egoístas.
89:3.4 (976.6) Estas ideas antiguas sobre la autodisciplina incluían la flagelación y todo tipo de torturas físicas. Los sacerdotes del culto a la madre eran especialmente activos enseñando la virtud de los sufrimientos físicos, y daban ejemplo sometiéndose a la castración. Los hebreos, los hindúes y los budistas eran unos partidarios sinceros de esta doctrina de la humillación física.
89:3.5 (976.7) A lo largo de todos los tiempos antiguos, los hombres trataron de conseguir por estos medios unos saldos adicionales a su favor en los libros contables sobre la abnegación que llevaban sus dioses. Cuando se experimentaba alguna tensión emocional, en otros tiempos se tenía la costumbre de hacer votos de abnegación y de tortura de sí mismo. Con el tiempo, estos votos adoptaron la forma de contratos con los dioses y, en este sentido, representaron un verdadero progreso evolutivo, ya que se suponía que los dioses harían algo concreto en recompensa por esta tortura y mortificación de la carne. Los votos eran tanto negativos como positivos. Las promesas de esta naturaleza tan nociva y extrema se pueden observar hoy mucho mejor en algunos grupos de la India.
89:3.6 (977.1) Era muy natural que el culto de la renuncia y la humillación prestara atención a las satisfacciones sexuales. El culto de la continencia se originó como un ritual que practicaban los soldados antes de entrar en combate; en épocas posteriores se convirtió en la práctica de los «santos». Este culto sólo toleraba el matrimonio como un mal menor que la fornicación. Muchas grandes religiones del mundo han sufrido la influencia desfavorable de este antiguo culto, pero ninguna de manera más acusada que el cristianismo. El apóstol Pablo era un adepto de este culto, y sus opiniones personales están reflejadas en las enseñanzas que introdujo en la teología cristiana: «Es bueno para el hombre no tocar ninguna mujer.» «Quisiera que todos los hombres fueran como yo.» «Digo pues a los no casados y a las viudas que es bueno para ellos permanecer como yo.» Pablo sabía muy bien que estas enseñanzas no formaban parte del evangelio de Jesús, y así lo reconoció, tal como queda demostrado en su declaración: «Digo esto por concesión, no por mandato.» Pero este culto condujo a Pablo a menospreciar a las mujeres. La pena de todo esto es que sus opiniones personales han influido durante mucho tiempo sobre las enseñanzas de una gran religión mundial. Si los consejos de este instructor y fabricante de tiendas fueran obedecidos de manera literal y universal, la raza humana llegaría a un fin repentino e ignominioso. Además, la relación de una religión con el antiguo culto de la continencia conduce directamente a una guerra contra el matrimonio y el hogar, que son los verdaderos fundamentos de la sociedad y las instituciones básicas del progreso humano. No es de extrañar que todas estas creencias favorecieran la formación de cleros célibes en las diversas religiones de distintos pueblos.
89:3.7 (977.2) Algún día, el hombre deberá aprender a disfrutar de la libertad sin licencia, de la alimentación sin glotonería, y del placer sin libertinaje. Para regular el comportamiento personal, el dominio de sí mismo es una política humana mucho mejor que la abnegación extrema. Jesús tampoco enseñó nunca estas ideas desrazonables a sus seguidores.
89:4.1 (977.3) Al igual que otros muchos rituales de adoración, el sacrificio, como parte de las devociones religiosas, no tuvo un origen simple y único. La tendencia a doblegarse ante el poder y a postrarse en devota adoración en presencia del misterio se encuentra prefigurada en el servilismo del perro ante su amo. Entre el impulso a adorar y el acto del sacrificio no hay más que un paso. El hombre primitivo medía el valor de su sacrificio por el dolor que padecía. Cuando la idea de sacrificio se vinculó por primera vez al ceremonial religioso, no se concebía ninguna ofrenda que no produjera dolor. Los primeros sacrificios consistieron en actos tales como arrancarse los cabellos, cortarse, mutilarse, partirse los dientes y amputarse los dedos. A medida que avanzó la civilización, estos conceptos rudimentarios del sacrificio fueron elevados al nivel de los rituales de la abnegación, el ascetismo, el ayuno, las privaciones y la doctrina cristiana posterior de la santificación a través de la tristeza, el sufrimiento y la mortificación de la carne.
89:4.2 (977.4) Al principio de la evolución de la religión existieron dos concepciones del sacrificio: la idea del sacrificio mediante las ofrendas, que implicaba una actitud de acción de gracias, y el sacrificio debido a la deuda, que englobaba la idea de redención. Más adelante se desarrolló el concepto de la sustitución.
89:4.3 (977.5) Más tarde aún, el hombre concibió que cualquiera que fuera la naturaleza de su sacrificio, podría servir como portador de un mensaje ante los dioses; podría ser como un aroma agradable para el olfato de la deidad. Esto introdujo la utilización del incienso y otras características estéticas en los rituales de los sacrificios, los cuales se convirtieron con el tiempo en unas fiestas religiosas sacrificatorias que se volvieron cada vez más elaboradas y adornadas.
89:4.4 (978.1) A medida que la religión evolucionó, los ritos sacrificatorios de la conciliación y la propiciación reemplazaron a los métodos más antiguos de la evitación, el apaciguamiento y el exorcismo.
89:4.5 (978.2) La idea inicial del sacrificio fue la de un gravamen de neutralidad impuesto por los espíritus ancestrales; la idea de la expiación sólo se desarrolló más tarde. A medida que el hombre se alejó de la noción del origen evolutivo de la raza, a medida que las tradiciones de la época del Príncipe Planetario y de la estancia de Adán fueron filtradas por el tiempo, el concepto del pecado y del pecado original se difundió ampliamente, de manera que el sacrificio por un pecado accidental y personal evolucionó hacia la doctrina del sacrificio para expiar el pecado racial. La expiación por medio del sacrificio era un mecanismo de seguro a todo riesgo que protegía incluso contra el rencor y los celos de un dios desconocido.
89:4.6 (978.3) Rodeado de tantos espíritus susceptibles y dioses codiciosos, el hombre primitivo se enfrentaba con tal multitud de deidades acreedoras que se necesitaban todos los sacerdotes, el ritual y los sacrificios de una vida entera para liberarlo de sus deudas espirituales. La doctrina del pecado original, o de la culpabilidad racial, hacía que cada persona empezara su vida con una deuda importante hacia los poderes espirituales.
89:4.7 (978.4) A los hombres les entregan regalos y sobornos; pero cuando éstos son ofrecidos a los dioses, se les califica de consagrados, sagrados, o se les llama sacrificios. La renuncia era la forma negativa de la propiciación; el sacrificio se volvió la forma positiva. El acto de la propiciación incluía la alabanza, la glorificación, la adulación e incluso la diversión. Los restos de estas prácticas positivas del antiguo culto de la propiciación son los que constituyen las formas modernas de adoración divina. Las formas actuales de adoración son simplemente la ritualización de estas antiguas técnicas sacrificatorias de la propiciación positiva.
89:4.8 (978.5) El sacrificio de un animal significaba para el hombre primitivo mucho más de lo que podría significar nunca para las razas modernas. Aquellos bárbaros consideraban a los animales como sus verdaderos parientes cercanos. A medida que pasó el tiempo, el hombre se volvió más astuto en sus sacrificios y dejó de ofrecer sus animales de trabajo. Al principio sacrificaba lo mejor de todo, incluyendo a sus animales domésticos.
89:4.9 (978.6) Cierto soberano egipcio no se jactaba en vano cuando afirmaba que había sacrificado 113.433 esclavos, 493.386 cabezas de ganado, 88 barcos, 2.756 imágenes de oro, 331.702 jarras de miel y de aceite, 228.380 jarras de vino, 680.714 gansos, 6.744.428 barras de pan y 5.740.352 sacos de monedas. Para poder hacer esto no había tenido más remedio que gravar con enormes impuestos a sus fatigados súbditos.
89:4.10 (978.7) La pura necesidad forzó finalmente a estos semisalvajes a comerse la parte material de sus sacrificios, pues los dioses ya habían disfrutado del alma de los mismos. Esta costumbre se vio justificada bajo el pretexto del antiguo banquete sagrado, un culto de comunión según los usos modernos.
89:5.1 (978.8) Las ideas modernas sobre el canibalismo primitivo son totalmente falsas; éste formaba parte de las costumbres de la sociedad primitiva. Aunque el canibalismo es tradicionalmente horrible para la civilización moderna, formaba parte de la estructura social y religiosa de la sociedad primitiva. Los intereses colectivos dictaron la práctica del canibalismo. Surgió debido al impulso de la necesidad y perduró a causa de la esclavitud a la superstición y a la ignorancia. Era una costumbre social, económica, religiosa y militar.
89:5.2 (979.1) El hombre primitivo era caníbal. Disfrutaba con la carne humana, y por eso la ofrecía como ofrenda alimenticia a los espíritus y a sus dioses primitivos. Puesto que los espíritus fantasmas no eran más que hombres modificados, y puesto que la comida era la necesidad más grande del hombre, entonces la comida debía ser también la necesidad más grande de un espíritu.
89:5.3 (979.2) El canibalismo fue en otro tiempo casi universal entre las razas en evolución. Todos los sangiks eran caníbales, pero al principio los andonitas no lo eran, ni tampoco los noditas ni los adamitas; los anditas no lo fueron hasta después de mezclarse enormemente con las razas evolutivas.
89:5.4 (979.3) El gusto por la carne humana aumenta. Una vez que se ha empezado a comer carne humana debido al hambre, la amistad, la venganza, o el ritual religioso, llega a convertirse en un canibalismo habitual. La antropofagia surgió a causa de la escasez de alimentos, aunque ésta ha sido raras veces la razón fundamental. Sin embargo, los esquimales y los andonitas primitivos muy pocas veces fueron caníbales, salvo en períodos de escasez. Los hombres rojos, especialmente en América Central, eran caníbales. Las madres primitivas tuvieron en otro tiempo la costumbre general de matar y comerse a sus propios hijos a fin de renovar las fuerzas que habían perdido en el parto; en Queensland, al hijo primogénito todavía se le mata y se le devora así con frecuencia. En tiempos recientes, muchas tribus africanas han recurrido deliberadamente al canibalismo como medida de guerra, como una especie de atrocidad para aterrorizar a sus vecinos.
89:5.5 (979.4) Cierto canibalismo fue el resultado de la degeneración de algunos linajes en otro tiempo superiores, pero éste predominaba principalmente entre las razas evolutivas. La antropofagia empezó en una época en que los hombres experimentaban unas intensas y amargas emociones hacia sus enemigos. Comer carne humana llegó a formar parte de una ceremonia solemne de venganza; se creía que, de esta manera, el fantasma de un enemigo se podía destruir o fusionar con el de la persona que se lo comía. La creencia de que los hechiceros conseguían sus poderes comiendo carne humana estuvo en otro tiempo muy extendida.
89:5.6 (979.5) Algunos grupos de antropófagos solían consumir únicamente a los miembros de sus propias tribus, una endogamia seudoespiritual que acentuaba supuestamente la solidaridad tribal. Pero también se comían a los enemigos para vengarse, con la idea de apropiarse de su fuerza. Se consideraba que para el alma de un amigo o de un compañero de tribu era un honor que su cuerpo fuera comido, mientras que devorar así a un enemigo no era más que infligirle un justo castigo. La mente del salvaje no tenía ninguna pretensión de ser coherente.
89:5.7 (979.6) En algunas tribus, los padres ancianos solían aspirar a ser comidos por sus hijos; en otras tenían la costumbre de abstenerse de comer a los parientes cercanos; sus cuerpos se vendían o se intercambiaban por los de los desconocidos. Existía un comercio considerable de mujeres y niños que eran engordados para la matanza. Cuando la enfermedad o la guerra no lograban restringir la población, el excedente era comido sin ceremonias.
89:5.8 (979.7) El canibalismo ha desaparecido paulatinamente debido a las influencias siguientes:
89:5.9 (979.8) 1. A veces se convertía en una ceremonia comunal, en la asunción de la responsabilidad colectiva para infligir la pena de muerte a un miembro de la misma tribu. La culpabilidad de la sangre deja de ser un crimen cuando todos participan en ella, cuando participa la sociedad. En Asia, la última manifestación de canibalismo fue la de comerse a estos criminales ajusticiados.
89:5.10 (979.9) 2. El canibalismo se convirtió muy pronto en un rito religioso, pero el miedo creciente a los fantasmas no siempre surtió el efecto de reducir la antropofagia.
89:5.11 (979.10) 3. Con el tiempo progresó hasta el punto en que sólo se comían ciertas partes u órganos del cuerpo, aquellas partes que se suponía que contenían el alma o porciones del espíritu. Beber sangre se volvió algo corriente, y existía la costumbre de mezclar las partes «comestibles» del cuerpo con medicinas.
89:5.12 (980.1) 4. Fue limitado a los hombres; a las mujeres se les prohibió que comieran carne humana.
89:5.13 (980.2) 5. Luego fue limitado a los jefes, sacerdotes y chamanes.
89:5.14 (980.3) 6. Después se volvió tabú entre las tribus superiores. El tabú sobre la antropofagia tuvo su origen en Dalamatia y se difundió lentamente por el mundo. Los noditas fomentaron la incineración como medio de combatir el canibalismo, ya que en otro tiempo era práctica normal desenterrar a los cadáveres para comerlos.
89:5.15 (980.4) 7. Los sacrificios humanos anunciaron el fin del canibalismo. Como la carne humana se había convertido en el alimento de los hombres superiores, de los jefes, finalmente fue reservada para los espíritus aún más superiores; y así, la ofrenda de los sacrificios humanos puso fin eficazmente al canibalismo, excepto entre las tribus más inferiores. Cuando los sacrificios humanos estuvieron plenamente establecidos, la antropofagia se volvió tabú; la carne humana sólo era una comida para los dioses; los hombres sólo podían comer un pequeño trozo ceremonial, un sacramento.
89:5.16 (980.5) Finalmente se generalizó la práctica de emplear animales como sustitutos para los fines sacrificatorios; los perros eran comidos incluso entre las tribus más atrasadas, lo que redujo considerablemente la antropofagia. El perro era el primer animal que se había domesticado, y se tenía en gran estima como animal doméstico y como alimento.
89:6.1 (980.6) Los sacrificios humanos fueron un resultado indirecto del canibalismo, así como su curación. El hecho de proporcionar un séquito de espíritus al mundo de los espíritus condujo también a la disminución de la antropofagia, porque nunca se tuvo la costumbre de comer estos muertos sacrificados. Ninguna raza ha estado completamente exenta de la práctica de los sacrificios humanos en alguna de sus formas y en algún momento, aunque los andonitas, los noditas y los adamitas fueron los menos adictos al canibalismo.
89:6.2 (980.7) Los sacrificios humanos han sido prácticamente universales; sobrevivieron en las costumbres religiosas de los chinos, hindúes, egipcios, hebreos, mesopotámicos, griegos, romanos y otros muchos pueblos, y en los tiempos recientes se encuentran todavía entre las tribus atrasadas de África y Australia. Los indios americanos más recientes tuvieron una civilización surgida del canibalismo y, por ello, sumida en los sacrificios humanos, sobre todo en América Central y del Sur. Los caldeos fueron de los primeros que abandonaron los sacrificios humanos en circunstancias corrientes, sustituyéndolos por animales. Hace unos dos mil años, un compasivo emperador japonés introdujo las imágenes de arcilla para sustituir a los sacrificios humanos, pero hace sólo menos de mil años que estos sacrificios desaparecieron del norte de Europa. En ciertas tribus atrasadas, el sacrificio humano es practicado todavía por algunos voluntarios, como una especie de suicidio religioso o ritual. Un chamán ordenó en cierta ocasión el sacrificio de un anciano muy respetado de cierta tribu. El pueblo se sublevó; se negó a obedecer. Entonces el anciano hizo que su propio hijo lo matara; los antiguos creían realmente en esta costumbre.
89:6.3 (980.8) Entre las historias que ilustran las controversias desgarradoras entre las antiguas costumbres religiosas consagradas por la tradición y las exigencias contrarias de la civilización en progreso, no existe un relato más trágico y patético que la narración hebrea de Jefté y su única hija. Siguiendo la costumbre habitual, este hombre bienintencionado había hecho una promesa descabellada, había negociado con el «dios de las batallas», aceptando pagar cierto precio por la victoria sobre sus enemigos. Este precio consistía en sacrificar lo primero que saliera de su casa a su encuentro cuando volviera al hogar. Jefté pensó que uno de sus esclavos leales se acercaría para recibirlo, pero resultó que su hija, la única que tenía, salió para darle la bienvenida al hogar. Así pues, incluso en esta fecha reciente y en un pueblo supuestamente civilizado, esta hermosa doncella, después de dos meses lamentándose sobre su destino, fue ofrecida realmente como sacrificio humano por su padre, y con la aprobación de los hombres de su tribu. Todo esto se llevó a cabo a pesar de los estrictos mandatos de Moisés contra las ofrendas de sacrificios humanos. Pero los hombres y las mujeres son adictos a hacer votos insensatos e inútiles, y los hombres de la antigüedad consideraban que todas estas promesas solemnes eran sumamente sagradas.
89:6.4 (981.1) Cuando en los tiempos antiguos se empezaba a construir un edificio de alguna importancia, la costumbre exigía que se matara a un ser humano como «sacrificio fundacional». Esto suministraba un espíritu fantasma para que vigilara y protegiera la estructura. Cuando los chinos se disponían a fundir una campana, la costumbre decretaba que se sacrificara al menos una doncella con el fin de mejorar el tono de la campana; la muchacha seleccionada era arrojada viva en el metal fundido.
89:6.5 (981.2) Numerosos grupos tuvieron durante mucho tiempo la costumbre de empotrar vivos a los esclavos en las murallas importantes. En tiempos posteriores, las tribus del norte de Europa se limitaron a emparedar la sombra de un transeúnte para sustituir la costumbre de sepultar vivas a las personas entre los muros de los nuevos edificios. Los chinos enterraban en un muro a aquellos obreros que habían muerto mientras lo construían.
89:6.6 (981.3) En el momento de construir las murallas de Jericó, un reyezuelo de Palestina «echó los cimientos sobre Abiram, su hijo primogénito, y edificó las puertas sobre Segub, su hijo menor». En esta fecha tan tardía, este padre no solamente puso a dos de sus hijos vivos en los agujeros de los cimientos de las puertas de la ciudad, sino que su acción fue también registrada como «conforme a la palabra del Señor». Moisés había prohibido estos sacrificios fundacionales, pero los israelitas volvieron a practicarlos poco después de su muerte. Las ceremonias del siglo veinte consistentes en depositar baratijas y recuerdos en la piedra angular de un nuevo edificio, es una reminiscencia de los sacrificios fundacionales primitivos.
89:6.7 (981.4) Numerosos pueblos tuvieron durante mucho tiempo la costumbre de dedicar a los espíritus los primeros frutos. Todas estas prácticas, ahora más o menos simbólicas, son supervivencias de las ceremonias primitivas que incluían los sacrificios humanos. La idea de ofrecer al hijo primogénito como sacrificio estaba muy extendida entre los antiguos, especialmente entre los fenicios, que fueron los últimos en abandonarla. En el momento del sacrificio se solía decir: «una vida por una vida». Ahora decís después de una muerte: «el polvo vuelve al polvo».
89:6.8 (981.5) Aunque resulte chocante para la sensibilidad civilizada, el espectáculo de Abraham obligado a sacrificar a su hijo Isaac no era una idea nueva o extraña para los hombres de aquella época. En los momentos de una gran tensión emocional, los padres habían recurrido durante mucho tiempo a la práctica frecuente de sacrificar a sus hijos primogénitos. Muchos pueblos poseen una tradición análoga a esta historia, pues antiguamente existía la creencia profunda y generalizada de que era necesario ofrecer un sacrificio humano cada vez que sucedía algo extraordinario o fuera de lo común.
89:7.1 (981.6) Moisés intentó poner fin a los sacrificios humanos, introduciendo el rescate como sustituto. Estableció un programa sistemático que permitía a su pueblo eludir las peores consecuencias de sus promesas imprudentes e insensatas. Las tierras, las propiedades y los hijos se podían recomprar de acuerdo con los honorarios establecidos, que se pagaban a los sacerdotes. Aquellos grupos que dejaron de sacrificar a sus primogénitos pronto poseyeron grandes ventajas sobre sus vecinos menos avanzados que continuaron practicando estas atrocidades. Muchas tribus atrasadas de este tipo no sólo se debilitaron enormemente debido a esta pérdida de sus hijos, sino que a menudo se rompió incluso la línea de sucesión en el mando.
89:7.2 (982.1) Una consecuencia del sacrificio pasajero de los hijos fue la costumbre de manchar con sangre las jambas de la puerta de la casa para proteger a los primogénitos. Esto se hacía a menudo en conexión con una de las fiestas sagradas del año, y esta ceremonia prevaleció en otro tiempo en la mayor parte del mundo, desde Méjico hasta Egipto.
89:7.3 (982.2) Incluso después de que la mayoría de los grupos hubieron dejado de practicar el asesinato ritual de los niños, conservaron la costumbre de abandonar a un niño en el desierto o en una pequeña embarcación en el agua. Si el niño sobrevivía, se creía que los dioses habían intervenido para protegerlo, como en las tradiciones de Sargón, Moisés, Ciro y Rómulo. Luego se estableció la práctica de consagrar a los hijos primogénitos como sagrados o sacrificatorios, permitiéndoles crecer y después los exiliaban en lugar de quitarles la vida; éste fue el origen de la colonización. Los romanos adoptaron esta costumbre en sus proyectos de colonización.
89:7.4 (982.3) Muchas asociaciones peculiares entre el libertinaje sexual y la adoración primitiva tuvieron su origen en conexión con los sacrificios humanos. En los tiempos antiguos, si una mujer se encontraba con los cazadores de cabezas, podía salvar su vida entregándose sexualmente a ellos. Más tarde, una doncella destinada a ser sacrificada a los dioses podía elegir recomprar su vida, dedicando su cuerpo de por vida al servicio sexual sagrado del templo; de esta manera podía ganar el dinero de su redención. Los antiguos consideraban que era algo muy elevado mantener relaciones sexuales con una mujer dedicada así a rescatar su vida. Tener trato con estas doncellas sagradas era una ceremonia religiosa, y todo este ritual proporcionaba además una excusa aceptable para las satisfacciones sexuales corrientes. Era una manera sutil de engañarse a sí mismo, que tanto a las doncellas como a sus parejas les encantaba practicar. Las costumbres siempre se quedan rezagadas con respecto al progreso evolutivo de la civilización, tolerando así las prácticas sexuales más primitivas y salvajes de las razas en evolución.
89:7.5 (982.4) La prostitución en los templos se extendió finalmente por toda Europa del sur y Asia. El dinero que ganaban las prostitutas de los templos era considerado como sagrado por todos los pueblos — un regalo valioso para ofrecerlo a los dioses. Las mujeres de tipo superior atestaban el mercado sexual del templo y dedicaban sus ganancias a todo tipo de servicios sagrados y de obras de utilidad pública. Muchas mujeres de las mejores clases acumulaban su dote mediante un servicio sexual temporal en los templos, y la mayoría de los hombres preferían tener como esposas a estas mujeres.
89:8.1 (982.5) La redención sacrificatoria y la prostitución en los templos eran en realidad modificaciones de los sacrificios humanos. Después se estableció el sacrificio simulado de las hijas. Esta ceremonia consistía en una sangría, acompañada de la dedicación a la virginidad durante toda la vida, y fue una reacción moral contra la antigua prostitución en los templos. En una época más reciente, las vírgenes se dedicaron al servicio de vigilar los fuegos sagrados de los templos.
89:8.2 (982.6) Los hombres concibieron finalmente la idea de que la ofrenda de una parte del cuerpo podía sustituir al antiguo sacrificio humano completo. Se consideró que la mutilación física era también un sustituto aceptable. Se sacrificaban los cabellos, las uñas, la sangre e incluso los dedos de las manos y de los pies. El antiguo rito posterior y casi universal de la circuncisión fue una consecuencia del culto del sacrificio parcial; era simplemente sacrificatorio y no se le atribuía ninguna finalidad higiénica. A los hombres los circuncidaban y a las mujeres les agujereaban las orejas.
89:8.3 (983.1) Posteriormente se estableció la costumbre de atarse los dedos en lugar de amputárselos. Afeitarse la cabeza y cortarse el pelo fueron igualmente unas formas de devoción religiosa. La castración fue al principio una modificación de la idea de los sacrificios humanos. En África se practica todavía el agujerear la nariz y los labios, y el tatuaje es una evolución artística de las brutales cicatrices que primitivamente se hacían en el cuerpo.
89:8.4 (983.2) Como consecuencia de enseñanzas más avanzadas, la costumbre de los sacrificios se asoció finalmente con la idea de la alianza. Al final se concibió que los dioses efectuaban verdaderos acuerdos con los hombres; éste fue un paso importante en la estabilización de la religión. La ley, una alianza, sustituyó a la suerte, al miedo y a la superstición.
89:8.5 (983.3) El hombre nunca había podido soñar siquiera con celebrar un contrato con la Deidad hasta que su concepto de Dios hubo avanzado hasta el nivel en que imaginó que los controladores del universo eran dignos de confianza. La idea primitiva que el hombre tenía de Dios era tan antropomorfa que fue incapaz de concebir una Deidad digna de confianza hasta que él mismo no se volvió relativamente digno de confianza, moral y ético.
89:8.6 (983.4) Pero la idea de efectuar un pacto con los dioses acabó por llegar. El hombreevolutivo adquirió finalmente la dignidad moral suficiente como para atreversea negociar con sus dioses. Y así, el asunto de ofrecer sacrificios se transformó gradualmente en el juego del regateo filosófico del hombre con Dios. Todo esto representaba una nueva estratagema para asegurarse contra la mala suerte, o más bien una técnica mejor para obtener con más seguridad la prosperidad. No alberguéis la idea errónea de que estos sacrificios primitivos eran regalos que se ofrecían gratuitamente a los dioses, unas ofrendas espontáneas de gratitud o de acción de gracias; no eran expresiones de auténtica adoración.
89:8.7 (983.5) Las formas primitivas de oración no eran ni más ni menos que unos regateos con los espíritus, una discusión con los dioses. Era una especie de trueque en el que las súplicas y la persuasión fueron sustituidas por algo más tangible y costoso. El desarrollo del comercio entre las razas había inculcado el espíritu comercial y había desarrollado la astucia en los trueques; estas características empezaron a aparecer entonces en los métodos de adoración del hombre. Al igual que algunos hombres eran mejores comerciantes que otros, también se consideraba que algunos rezadores eran mejores que otros. La oración de un hombre justo se tenía en gran estima. El hombre justo era aquel que había saldado todas sus deudas con los espíritus, que había cumplido plenamente con todas sus obligaciones rituales hacia los dioses.
89:8.8 (983.6) La oración primitiva se parecía poco a la adoración; era una petición negociadora para conseguir la salud, la riqueza y la vida. En numerosos aspectos, las oraciones no han cambiado mucho con el paso de los siglos. Continúan leyéndose en voz alta en los libros, recitándose de manera solemne, y copiándose para colocarlas en las ruedas y colgarlas en los árboles, donde el soplido de los vientos ahorra al hombre la molestia de emplear su propio aliento.
89:9.1 (983.7) En el transcurso de la evolución de los rituales urantianos, los sacrificios humanos han progresado desde las manifestaciones sangrientas de la antropofagia hasta unos niveles superiores y más simbólicos. Los ritos primitivos de los sacrificios engendraron las ceremonias posteriores de los sacramentos. En tiempos más recientes, el sacerdote era el único que tomaba un trozo del sacrificio caníbal o una gota de sangre humana, y luego todos los asistentes comían el animal sustitutorio. Estas ideas primitivas sobre el rescate, la redención y las alianzas han evolucionado hasta convertirse en los servicios sacramentales de nuestros días. Toda esta evolución ceremonial ha ejercido una enorme influencia socializadora.
89:9.2 (984.1) En conexión con el culto de la Madre de Dios, en Méjico y en otros lugares se utilizó finalmente un sacramento de pasteles y vino, en lugar de la carne y la sangre de los antiguos sacrificios humanos. Los hebreos practicaron durante mucho tiempo este ritual como parte de sus ceremonias pascuales, y en este ceremonial es donde tuvo su origen la versión cristiana posterior del sacramento.
89:9.3 (984.2) Las antiguas fraternidades sociales estaban basadas en el rito de beber sangre; la fraternidad judía primitiva era un sacrificio de sangre. Pablo empezó a construir un nuevo culto cristiano sobre «la sangre de la alianza eterna». Y aunque haya sobrecargado innecesariamente el cristianismo con enseñanzas sobre la sangre y el sacrificio, puso fin de una vez por todas a las doctrinas de la redención a través de los sacrificios humanos o de animales. Sus compromisos teológicos indican que incluso la revelación debe someterse al control gradual de la evolución. Según Pablo, Cristo fue el sacrificio humano último y definitivo; el Juez divino está ahora plenamente satisfecho para siempre.
89:9.4 (984.3) Y así, después de largos milenios, el culto del sacrificio se ha convertido por evolución en el culto del sacramento. Los sacramentos de las religiones modernas son así los sucesores legítimos de aquellas horribles ceremonias primitivas de sacrificios humanos y de los rituales caníbales aún más primitivos. Muchas personas cuentan todavía con la sangre para salvarse, pero ésta se ha vuelto al menos figurativa, simbólica y mística.
89:10.1 (984.4) Los hombres antiguos sólo llegaban a tener conciencia del favor de Dios a través del sacrificio. Los hombres modernos deben desarrollar unas técnicas nuevas para alcanzar la conciencia personal de la salvación. La conciencia del pecado subsiste en la mente de los mortales, pero los modelos de pensamiento sobre cómo salvarse del pecado se han vuelto caducos y anticuados. La realidad de la necesidad espiritual subsiste, pero el progreso intelectual ha destruido las antiguas maneras de conseguir la paz y el consuelo para la mente y el alma.
89:10.2 (984.5) Hay que volver a definir el pecado como una deslealtad deliberada haciala Deidad. Existen diversos grados de deslealtad: la lealtad parcial debida a la indecisión; la lealtad dividida debida a los conflictos; la lealtad moribunda debida a la indiferencia y la muerte de la lealtad, que se manifiesta en la consagración a los ideales impíos.
89:10.3 (984.6) El sentido o sentimiento de culpa es la conciencia de haber violado las costumbres; no es necesariamente un pecado. No existe pecado real en ausencia de una deslealtad consciente hacia la Deidad.
89:10.4 (984.7) La posibilidad de reconocer el sentimiento de culpa es una señal de distinción trascendente para la humanidad. No califica al hombre de despreciable, sino más bien lo separa como una criatura de una grandeza potencial y de una gloria siempre ascendente. Ese sentimiento de indignidad es el estímulo inicial que debería conducir de manera rápida y segura a esas conquistas de la fe que trasladan a la mente mortal a los magníficos niveles de la nobleza moral, la perspicacia cósmica y la vida espiritual; todos los significados de la existencia humana cambian así de lo temporal a lo eterno, y todos los valores se elevan de lo humano a lo divino.
89:10.5 (984.8) La confesión del pecado es un rechazo valiente de la deslealtad, pero no atenúa de ninguna manera las consecuencias espacio-temporales de esa deslealtad. Pero la confesión — el reconocimiento sincero de la naturaleza del pecado — es esencial para el crecimiento religioso y el progreso espiritual.
89:10.6 (985.1) Cuando los pecados son perdonados por la Deidad, se produce la reanudación de las relaciones leales después de un período durante el cual el hombre es consciente de la interrupción de dichas relaciones como consecuencia de una rebelión consciente. No es necesario buscar el perdón, sino únicamente recibirlo teniendo conciencia del restablecimiento de las relaciones leales entre la criatura y el Creador. Y todos los hijos leales de Dios son felices, aman el servicio y progresan constantemente en la ascensión hacia el Paraíso.
89:10.7 (985.2) [Presentado por una Brillante Estrella Vespertina de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 90
90:0.1 (986.1) LA EVOLUCIÓN de las prácticas religiosas progresó desde el apaciguamiento, la evitación, el exorcismo, la coacción, la conciliación y la propiciación hasta el sacrificio, la expiación y la redención. La técnica del ritual religioso pasó desde las formas del culto primitivo, a través de los fetiches, hasta la magia y los milagros. A medida que el ritual se volvió más complejo en respuesta al concepto cada vez más complejo que el hombre se formaba de los reinos supermateriales, estuvo inevitablemente dominado por los curanderos, los chamanes y los sacerdotes.
90:0.2 (986.2) El hombre primitivo terminó por considerar, en sus conceptos progresivos, que el mundo de los espíritus era insensible hacia los mortales corrientes. Únicamente los seres humanos excepcionales podían atraer la atención de los dioses; sólo el hombre o la mujer extraordinarios podían ser escuchados por los espíritus. La religión entra así en una nueva fase, en una etapa en la que se vuelve gradualmente de segunda mano; un curandero, un chamán o un sacerdote interviene siempre entre la persona religiosa y el objeto de su adoración. Hoy día, la mayor parte de los sistemas urantianos de creencias religiosas organizadas están pasando por este nivel de desarrollo evolutivo.
90:0.3 (986.3) La religión evolutiva nace de un miedo simple y todopoderoso, el miedo que se apodera de la mente humana cuando ésta se enfrenta a lo desconocido, lo inexplicable y lo incomprensible. La religión alcanza finalmente la comprensión profundamente sencilla de un amor todopoderoso, el amor que invade irresistiblemente el alma humana cuando ésta se despierta a la idea del afecto ilimitado del Padre Universal por los hijos del universo. Pero entre el comienzo y la consumación de la evolución religiosa se encuentran las largas épocas de los chamanes, los cuales se atreven a colocarse entre el hombre y Dios como intermediarios, intérpretes e intercesores.
90:1.1 (986.4) El chamán era el curandero de mayor categoría, el hombre fetiche de las ceremonias y la personalidad central en todas las prácticas de la religión evolutiva. En muchos grupos, el chamán estaba jerárquicamente por encima del jefe militar, señalando el comienzo del dominio de la iglesia sobre el Estado. El chamán actuaba a veces como sacerdote e incluso como sacerdote-rey. Algunas tribus posteriores tuvieron al mismo tiempo a los chamanes-curanderos (videntes) iniciales y a los chamanes-sacerdotes que aparecieron después. En muchos casos, el cargo de chamán se volvió hereditario.
90:1.2 (986.5) Puesto que en los tiempos antiguos cualquier cosa anormal era atribuida a la posesión por los espíritus, cualquier anormalidad mental o física notable constituía una aptitud para ser curandero. Muchos de estos hombres eran epilépticos, muchas mujeres eran histéricas, y estos dos tipos explican una gran parte de la inspiración antigua así como la posesión por los espíritus y los demonios. Un gran número de estos sacerdotes más primitivos pertenecían a una clase que desde entonces se ha denominado paranoica.
90:1.3 (987.1) Aunque puedan haber practicado el engaño en asuntos menores, la gran mayoría de los chamanes creían en el hecho de que estaban poseídos por los espíritus. Las mujeres que eran capaces de caer en trance o en un ataque cataléptico se volvieron poderosas chamanesas; más tarde, estas mujeres fueron profetisas y médiums espiritistas. Sus trances catalépticos consistían habitualmente en supuestas comunicaciones con los fantasmas de los muertos. Muchas chamanesas eran también bailarinas profesionales.
90:1.4 (987.2) Pero no todos los chamanes se engañaban a sí mismos; muchos eran unos estafadores hábiles y astutos. A medida que se desarrolló la profesión, a los principiantes se les exigió que hicieran un aprendizaje de diez años de dificultades y de abnegación para capacitarse como curanderos. Los chamanes desarrollaron una manera profesional de vestirse y adoptaban una conducta misteriosa. Empleaban drogas con frecuencia para provocar ciertos estados físicos que solían impresionar y desconcertar a los miembros de su tribu. La gente común consideraba que las proezas de la prestidigitación eran sobrenaturales, y algunos sacerdotes astutos utilizaron por primera vez la ventriloquia. Muchos chamanes antiguos descubrieron sin querer el hipnotismo; otros se provocaban la autohipnosis mirándose fijamente el ombligo durante largo tiempo.
90:1.5 (987.3) Aunque muchos de ellos recurrieron a estos trucos y engaños, su reputación como clase se basaba después de todo en sus éxitos aparentes. Cuando un chamán fracasaba en su empresa, si no podía presentar una coartada plausible, lo degradaban o bien lo mataban. Así pues, los chamanes honrados perecieron pronto; sólo sobrevivieron los actores astutos.
90:1.6 (987.4) El chamanismo fue el que quitó a los ancianos y a los fuertes la dirección exclusiva de los asuntos de la tribu, y la puso en manos de los astutos, los hábiles y los perspicaces.
90:2.1 (987.5) El conjuro de los espíritus era un procedimiento muy preciso y bastante complicado, comparable a los rituales eclesiásticos actuales dirigidos en una lengua antigua. La raza humana buscó muy pronto la ayuda sobrehumana, la revelación, y los hombres creían que los chamanes recibían realmente estas revelaciones. Aunque los chamanes utilizaban en su trabajo el gran poder de la sugestión, se trataba casi invariablemente de una sugestión negativa; la técnica de la sugestión positiva sólo se ha empleado en tiempos muy recientes. Al principio del desarrollo de su profesión, los chamanes empezaron a especializarse en labores tales como provocar la lluvia, curar las enfermedades y detectar los crímenes. Sin embargo, curar las enfermedades no era la ocupación principal de un curandero chamánico; ésta consistía más bien en conocer y controlar los riesgos de la vida.
90:2.2 (987.6) La antigua magia negra, tanto religiosa como laica, se llamaba magia blanca cuando la practicaban los sacerdotes, los videntes, los chamanes o los curanderos. Los que practicaban la magia negra eran calificados de brujos, magos, hechiceros, brujas, encantadores, nigromantes, prestidigitadores y adivinos. A medida que pasó el tiempo, todos estos pretendidos contactos con lo sobrenatural fueron clasificados como brujería o bien como chamanismo.
90:2.3 (987.7) La brujería abarcaba la magia que realizaban los espíritus primitivos, irregulares y no identificados; el chamanismo estaba relacionado con los milagros que realizaban los espíritus regulares y los dioses reconocidos de la tribu. En tiempos posteriores, las brujas fueron relacionadas con el diablo, y el escenario estuvo así preparado para las numerosas manifestaciones relativamente recientes de intolerancia religiosa. La brujería era una religión para muchas tribus primitivas.
90:2.4 (987.8) Los chamanes creían profundamente en la misión de la casualidad como reveladora de la voluntad de los espíritus; con frecuencia lo echaban a suertes para llegar a una decisión. Las supervivencias modernas de esta tendencia a echarlo a suertes no sólo se encuentran en los numerosos juegos de azar, sino también en las canciones «eliminatorias» infantiles bien conocidas. Antiguamente, la persona eliminada debía morir; ahora se limitan a decir túte quedas en algunos juegos infantiles. Aquello que constituía un asunto serio para los hombres primitivos, ha sobrevivido como una diversión para los niños modernos.
90:2.5 (988.1) Los curanderos tenían una gran confianza en los signos y los presagios tales como «Cuando oigas el ruido de un susurro en las copas de las moreras, entonces muévete.» Muy pronto en la historia de la raza, los chamanes dirigieron su atención hacia las estrellas. La astrología primitiva se creía y se practicaba en todo el mundo; la interpretación de los sueños también se difundió ampliamente. Todo esto fue pronto seguido por la aparición de las chamanesas inestables que pretendían poder comunicarse con los espíritus de los muertos.
90:2.6 (988.2) Aunque su origen es antiguo, los artífices de la lluvia, o chamanes del tiempo, han sobrevivido a lo largo de todas las épocas. Una grave sequía significaba la muerte para los agricultores primitivos; controlar el tiempo era el objetivo de una gran parte de la magia antigua. Los hombres civilizados aún hacen del tiempo un tema corriente de conversación. Todos los pueblos antiguos creían en el poder del chamán como artífice de la lluvia, pero tenían la costumbre de matarlo cuando fracasaba, a menos que pudiera ofrecer una excusa plausible que justificara su fracaso.
90:2.7 (988.3) Los césares desterraron a los astrólogos una y otra vez, pero éstos volvieron invariablemente a causa de la creencia popular en sus poderes. No pudieron expulsarlos, e incluso en el siglo dieciséis después de Cristo, los administradores de la iglesia y de los Estados occidentales eran los patrocinadores de la astrología. Miles de personas supuestamente inteligentes creen todavía que uno puede nacer bajo el dominio de una buena o mala estrella, que la yuxtaposición de los cuerpos celestes determina el resultado de las diversas aventuras terrestres. Los adivinos cuentan todavía con el favor de los crédulos.
90:2.8 (988.4) Los griegos creían en la eficacia del consejo de los oráculos, los chinos utilizaban la magia para protegerse contra los demonios, el chamanismo floreció en la India, y todavía sobrevive abiertamente en Asia central. Es una práctica que sólo se ha abandonado recientemente en una gran parte del mundo.
90:2.9 (988.5) De vez en cuando surgieron auténticos profetas e instructores para denunciar y desenmascarar al chamanismo. Incluso los hombres rojos en vías de desaparición tuvieron un profeta de este tipo en los últimos cien años, el tenskwatawa shawnee, que predijo el eclipse de Sol de 1806 y denunció los vicios del hombre blanco. Muchos verdaderos educadores han aparecido en las diversas tribus y razas durante las largas épocas de la historia evolutiva. Y continuarán apareciendo siempre para desafiar a los chamanes o los sacerdotes de cualquier época que se opongan a la educación general e intenten contrarrestar el progreso científico.
90:2.10 (988.6) Los antiguos chamanes establecieron su reputación como voces de Dios y guardianes de la providencia de muchas maneras y por métodos tortuosos. Asperjaban con agua a los recién nacidos y les conferían el nombre; circuncidaban a los varones. Presidían todas las ceremonias fúnebres y anunciaban debidamente la feliz llegada de los muertos al reino de los espíritus.
90:2.11 (988.7) Los sacerdotes y curanderos chamánicos se volvieron a menudo muy ricos debido a la acumulación de sus diversos honorarios que eran, aparentemente, ofrendas para los espíritus. No era raro que un chamán acumulara prácticamente toda la riqueza material de su tribu. Cuando moría un hombre rico, se tenía la costumbre de dividir sus bienes por igual entre el chamán y alguna empresa pública u obra de beneficencia. Esta práctica existe todavía en algunas partes del Tíbet, donde la mitad de la población masculina pertenece a esta clase de no productores.
90:2.12 (989.1) Los chamanes se vestían bien y tenían generalmente varias esposas; fueron la aristocracia original, y estaban exentos de todas las restricciones tribales. Su mente y su moral eran con mucha frecuencia de baja calidad. Suprimían a sus rivales acusándolos de brujas o brujos, y ascendían muy a menudo a tales posiciones de influencia y de poder que podían dominar a los jefes o a los reyes.
90:2.13 (989.2) El hombre primitivo consideraba al chamán como un mal necesario; le tenía miedo pero no le amaba. El hombre primitivo respetaba el conocimiento; honraba y premiaba la sabiduría. El chamán era la mayoría de las veces un impostor, pero la veneración por el chamanismo ilustra muy bien el gran valor que se daba a la sabiduría en la evolución de la raza.
90:3.1 (989.3) Puesto que el hombre de la antigüedad consideraba que él mismo y su entorno material eran directamente sensibles a los caprichos de los fantasmas y a los antojos de los espíritus, no es de extrañar que su religión se ocupara tan exclusivamente de los asuntos materiales. El hombre moderno ataca directamente sus problemas materiales; reconoce que la materia es sensible a la manipulación inteligente de la mente. El hombre primitivo deseaba también modificar, e incluso controlar, la vida y las energías del ámbito físico; y puesto que su comprensión limitada del cosmos le condujo a creer que los fantasmas, los espíritus y los dioses se ocupaban personal y directamente del control pormenorizado de la vida y la materia, dirigió lógicamente sus esfuerzos a conseguir el favor y el apoyo de estos agentes superhumanos.
90:3.2 (989.4) Considerado desde este punto de vista, una gran parte de los elementos inexplicables e irracionales de los cultos antiguos se vuelve comprensible. Las ceremonias del culto eran las tentativas del hombre primitivo por controlar el mundo material en el cual se encontraba. Y una gran parte de sus esfuerzos estaban dirigidos hacia el objetivo de prolongar la vida y asegurar la salud. Puesto que todas las enfermedades y la muerte misma fueron consideradas en un principio como fenómenos causados por los espíritus, era inevitable que los chamanes, a la vez que ejercían como curanderos y sacerdotes, trabajaran también como médicos y cirujanos.
90:3.3 (989.5) La mente primitiva puede encontrarse en situación de inferioridad por falta de datos, pero a pesar de todo ello es lógica. Cuando los hombres reflexivos observan la enfermedad y la muerte, se dedican a determinar las causas de estas calamidades, y de acuerdo con su comprensión, los chamanes y los científicos han propuesto las siguientes teorías sobre la aflicción:
90:3.4 (989.6) 1. Los fantasmas — las influencias directas de los espíritus. La hipótesis más primitiva que se ofreció para explicar la enfermedad y la muerte fue que los espíritus causaban las enfermedades atrayendo el alma fuera del cuerpo; si ésta no regresaba, se producía la muerte. Los antiguos temían tanto la actividad malévola de los fantasmas productores de enfermedades, que solían abandonar a menudo a las personas enfermas sin dejarles siquiera ni alimentos ni agua. Sin tener en cuenta las bases erróneas de estas creencias, éstas aislaban eficazmente a las personas aquejadas e impedían la propagación de las enfermedades contagiosas.
90:3.5 (989.7) 2. La violencia — las causas evidentes. Las causas de algunos accidentes y fallecimientos eran tan fáciles de identificar que fueron pronto eliminadas de la categoría de las actividades de los fantasmas. Las calamidades y las heridas que acompañaban a la guerra, los combates con los animales y otros agentes fácilmente identificables fueron consideradas como sucesos naturales. Pero durante mucho tiempo se creyó que los espíritus seguían siendo responsables del retraso de las curaciones o de la infección de las heridas producidas incluso por una causa «natural». Si no se podía descubrir ningún agente natural observable, los fantasmas espíritus seguían siendo considerados como responsables de la enfermedad y la muerte.
90:3.6 (990.1) Hoy se pueden encontrar, en África y en otros lugares, pueblos primitivos que matan a alguien cada vez que se produce una muerte no violenta. Sus curanderos les indican quiénes son los individuos culpables. Si una madre muere de parto, el niño es estrangulado inmediatamente — vida por vida.
90:3.7 (990.2) 3. La magia — la influencia de los enemigos. Se creía que muchas enfermedades eran causadas por los hechizos, por la acción del mal de ojo y la inclinación mágica señalando a alguien. En cierta época era realmente peligroso señalar con el dedo a una persona; todavía se considera que señalar es de mala educación. En los casos de enfermedad y de muerte poco claras, los antiguos solían realizar una investigación oficial, diseccionaban el cuerpo y, basándose en algún descubrimiento, decidían que éste era la causa de la muerte; de lo contrario, la muerte solía atribuírse a la brujería, siendo necesario ejecutar entonces a la bruja responsable. Estas antiguas investigaciones judiciales salvaron la vida de muchas supuestas brujas. En algunas tribus se creía que un hombre podía morir a consecuencia de su propia brujería, en cuyo caso no se acusaba a nadie.
90:3.8 (990.3) 4. El pecado — el castigo por la violación de un tabú. En una época relativamente reciente se ha creído que la enfermedad es un castigo por el pecado, personal o racial. Entre los pueblos que atraviesan este nivel de evolución, la teoría predominante es que uno no puede sufrir a menos que haya violado un tabú. Una forma típica de estas creencias consiste en considerar que la enfermedad y el sufrimiento son las «flechas del Todopoderoso dentro del cuerpo». Los chinos y los mesopotámicos consideraron durante mucho tiempo que la enfermedad era el resultado de la actividad de los demonios malignos, aunque los caldeos también estimaban que las estrellas eran la causa del sufrimiento. Esta teoría de que la enfermedad es la consecuencia de la cólera divina predomina todavía entre muchos grupos de urantianos supuestamente civilizados.
90:3.9 (990.4) 5. Las causas naturales. La humanidad ha aprendido muy lentamente los secretos materiales de la relación entre las causas y los efectos en los ámbitos físicos de la energía, la materia y la vida. Los antiguos griegos, que habían conservado las tradiciones de las enseñanzas de Adanson, figuran entre los primeros en reconocer que todas las enfermedades son el resultado de unas causas naturales. El desarrollo de la era científica está destruyendo de manera lenta pero segura las teorías seculares del hombre sobre la enfermedad y la muerte. La fiebre fue uno de los primeros malestares humanos que se eliminaron de la categoría de los desórdenes sobrenaturales, y la era de la ciencia ha roto progresivamente las cadenas de la ignorancia que tanto tiempo han aprisionado a la mente humana. La comprensión de la vejez y del contagio está destruyendo gradualmente el miedo del hombre a los fantasmas, los espíritus y los dioses como autores personales de las desgracias humanas y del sufrimiento de los mortales.
90:3.10 (990.5) La evolución consigue infaliblemente sus fines: Infunde al hombre ese temor supersticioso a lo desconocido y ese terror a lo invisible que constituyen el andamiaje para alcanzar el concepto de Dios. Y después de haber presenciado el nacimiento de una comprensión avanzada de la Deidad, mediante la acción coordinada de la revelación, esta misma técnica de la evolución pone entonces infaliblemente en movimiento esas fuerzas del pensamiento que destruirán inexorablemente el andamiaje, que ha cumplido con su misión.
90:4.1 (990.6) Toda la vida de los hombres antiguos estaba basada en la prevención; su religión era en gran medida una técnica para prevenir las enfermedades. A pesar del error de sus teorías, las ponían sinceramente en práctica; tenían una fe ilimitada en sus métodos de tratamiento y esto, en sí mismo, es un poderoso remedio.
90:4.2 (991.1) La fe que se necesitaba para restablecerse con los cuidados descabellados de uno de estos antiguos chamanes no era, después de todo, materialmente diferente de la que se necesita para experimentar la curación por obra de alguno de sus sucesores más recientes que se dedican a tratar las enfermedades de manera no científica.
90:4.3 (991.2) Las tribus más primitivas tenían mucho miedo a los enfermos, y durante largas épocas los evitaron cuidadosamente, los desatendieron vergonzosamente. El humanitarismo avanzó enormemente cuando la evolución del chamanismo dio nacimiento a sacerdotes y curanderos que consintieron en tratar las enfermedades. Entonces todo el clan cogió la costumbre de reunirse en el cuarto del enfermo para ayudar al chamán a expulsar a gritos a los fantasmas de la enfermedad. No era raro que el chamán que hacía el diagnóstico fuera una mujer, mientras que un hombre administraba el tratamiento. El método habitual para diagnosticar las enfermedades consistía en examinar las entrañas de un animal.
90:4.4 (991.3) La enfermedad se trataba por medio de cantos, gritos, imposiciones de manos, soplando sobre el paciente y otras muchas técnicas. En tiempos posteriores se recurrió a que el enfermo durmiera en el templo, suponiéndose que durante ese período se producía la curación, y esta costumbre se difundió mucho. Los curanderos terminaron por intentar verdaderas operaciones quirúrgicas en conexión con el sueño en el templo; una de las primeras operaciones consistió en trepanar el cráneo para permitir que huyera el espíritu que producía el dolor de cabeza. Los chamanes aprendieron a tratar las fracturas y las dislocaciones, a abrir los furúnculos y los abscesos; las chamanesas se volvieron comadronas expertas.
90:4.5 (991.4) Un método corriente de tratamiento consistía en frotar alguna cosa mágica sobre una parte infectada o manchada del cuerpo, arrojar fuera el amuleto, y suponer que se producía la curación. Si alguien recogía por casualidad el amuleto desechado, se creía que contraía inmediatamente la infección o la mancha. Pasó mucho tiempo antes de que se introdujeran las hierbas y otros verdaderos medicamentos. El masaje se desarrolló en conexión con el conjuro, frotando el cuerpo para expulsar al espíritu, y estuvo precedido por los esfuerzos para aplicar los medicamentos mediante fricciones, al igual que los modernos intentan hacer penetrar los linimentos frotando. Se creía que aplicar ventosas y chupar las partes afectadas, así como la sangría, eran valiosos para desembarazarse de un espíritu causante de enfermedades.
90:4.6 (991.5) Puesto que el agua era un poderoso fetiche, se utilizaba en el tratamiento de muchos malestares. Durante mucho tiempo se creyó que el espíritu que causaba la enfermedad se podía eliminar a través del sudor. Los baños de vapor eran muy apreciados; los manantiales naturales de agua caliente florecieron pronto como balnearios primitivos. El hombre primitivo descubrió que el calor solía aliviar el dolor; utilizó la luz del Sol, los órganos de los animales recién sacrificados, la arcilla caliente y las piedras recalentadas, y muchos de estos métodos se emplean todavía. Los ritmos se practicaban en un esfuerzo por influir sobre los espíritus; los tantanes eran universales.
90:4.7 (991.6) Algunos pueblos creían que la enfermedad era causada por una conspiración perversa entre los espíritus y los animales. Esto dio nacimiento a la creencia de que existía un remedio vegetal benéfico para cada una de las enfermedades causadas por los animales. Los hombres rojos eran especialmente fieles a la teoría de las plantas como remedios universales; siempre ponían una gota de sangre en el agujero que dejaba la raíz cuando arrancaban una planta.
90:4.8 (991.7) El ayuno, la dieta y los revulsivos se utilizaban a menudo como medidas curativas. Las secreciones humanas, como eran claramente mágicas, se tenían en gran estima; la sangre y la orina figuraron pues entre los primeros medicamentos, y pronto se añadieron las raíces y diversas sales. Los chamanes creían que se podía expulsar del cuerpo a los espíritus de la enfermedad con medicamentos nauseabundos y de mal gusto. Los purgantes se convirtieron muy pronto en un tratamiento rutinario, y los valores del cacao y de la quinina puros figuraron entre los primeros descubrimientos farmacéuticos.
90:4.9 (992.1) Los griegos fueron los primeros que desarrollaron unos métodos realmente racionales para curar a los enfermos. Tanto los griegos como los egipcios recibieron sus conocimientos médicos del valle del Éufrates. El aceite y el vino se utilizaron muy pronto como medicinas para curar las heridas; los sumerios empleaban el aceite de ricino y el opio. Muchos de estos remedios secretos, antiguos y eficaces, perdieron su poder cuando fueron conocidos; el secreto siempre ha sido esencial para practicar con éxito el engaño y la superstición. Sólo los hechos y la verdad buscan la plena luz de la comprensión y se regocijan con la iluminación y la aclaración de la investigación científica.
90:5.1 (992.2) La esencia del ritual consiste en la perfección de su ejecución; entre los salvajes ha de practicarse con una precisión exacta. La ceremonia sólo posee un poder irresistible sobre los espíritus cuando el ritual ha sido realizado correctamente. Si el ritual es defectuoso, lo único que hace es despertar la ira y el resentimiento de los dioses. Por consiguiente, puesto que la mente en lenta evolución del hombre concebía que la técnica del ritual era el factor decisivo para su eficacia, era inevitable que los primeros chamanes se convirtieran tarde o temprano en un clero entrenado para dirigir la práctica meticulosa del ritual. Y así, durante decenas de miles de años, los rituales interminables han obstaculizado a la sociedad y han afligido a la civilización, han sido una carga intolerable para cada acto de la vida, para cada empresa racial.
90:5.2 (992.3) El ritual es la técnica para santificar la costumbre; el ritual crea y perpetúa los mitos, al mismo tiempo que contribuye a conservar las costumbres sociales y religiosas. Además, el ritual mismo ha sido engendrado por los mitos. Al principio los rituales son a menudo sociales, luego se vuelven económicos y finalmente adquieren la santidad y la dignidad de un ceremonial religioso. La práctica del ritual puede ser personal o colectiva — o las dos — tal como lo ilustran la oración, la danza y las manifestaciones dramáticas.
90:5.3 (992.4) Las palabras se volvieron una parte del ritual, con la utilización de términos tales como amén y selah. La costumbre de decir palabrotas, la blasfemia, representa una prostitución de la antigua repetición ritual de los nombres sagrados. El hacer peregrinajes a los santuarios sagrados es un ritual muy antiguo. Los rituales se convirtieron después en complicadas ceremonias de purificación, limpieza y santificación. Las ceremonias de iniciación de las sociedades secretas de las tribus primitivas eran en realidad un rito religioso rudimentario. La técnica de adoración de los antiguos cultos de misterio era simplemente una larga representación de rituales religiosos acumulados. El ritual se convirtió finalmente en los tipos modernos de ceremonias sociales y de cultos religiosos, unos servicios que abarcan la oración, los cánticos, la lectura con respuestas y otras devociones espirituales individuales y colectivas.
90:5.4 (992.5) Los sacerdotes evolucionaron desde los chamanes, pasando por los oráculos, adivinos, cantores, bailarines, artífices del tiempo, guardianes de las reliquias religiosas, custodios de los templos y pronosticadores de acontecimientos, hasta el estado de auténticos directores del culto religioso. El cargo se volvió finalmente hereditario, y así surgió una casta sacerdotal permanente.
90:5.5 (992.6) A medida que evolucionaba la religión, los sacerdotes empezaron a especializarse de acuerdo con sus talentos innatos o sus predilecciones especiales. Algunos se volvieron cantores, otros rezadores y otros aún sacrificadores; más tarde aparecieron los oradores — los predicadores. Y cuando la religión se institucionalizó, estos sacerdotes pretendieron «poseer las llaves del cielo».
90:5.6 (992.7) Los sacerdotes siempre han intentado impresionar y atemorizar a la gente corriente, dirigiendo el ritual religioso en una lengua muerta y haciendo diversos pases mágicos tanto para desconcertar a los fieles como para realzar su propia piedad y autoridad. El gran peligro que tiene todo esto es que el ritual tiende a convertirse en el sustituto de la religión.
90:5.7 (993.1) Los cleros han contribuido mucho a retrasar el desarrollo científico y a entorpecer el progreso espiritual, pero han contribuido a estabilizar la civilización y a realzar ciertos tipos de cultura. Sin embargo, muchos sacerdotes modernos han dejado de ejercer como directores del ritual de la adoración de Dios, y han desviado su atención hacia la teología — el intento por definir a Dios.
90:5.8 (993.2) No se puede negar que los sacerdotes han sido una piedra de molino atada al cuello de las razas, pero los verdaderos dirigentes religiosos han resultado inestimables señalando el camino hacia otras realidades más elevadas y mejores.
90:5.9 (993.3) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 91
91:0.1 (994.1) LA ORACIÓN, como actividad de la religión, surgió de unas expresiones anteriores no religiosas consistentes en monólogos y diálogos. Cuando el hombre primitivo alcanzó la conciencia de sí mismo, se produjo la consecuencia inevitable de la conciencia de los demás, el doble potencial de la reacción hacia la sociedad y el reconocimiento de Dios.
91:0.2 (994.2) Las primeras formas de oración no estaban dirigidas a la Deidad. Estas expresiones se parecían mucho a lo que le diríais a un amigo en el momento de emprender una empresa importante: «Deséame suerte». El hombre primitivo era esclavo de la magia; la suerte, buena o mala, formaba parte de todos los asuntos de la vida. Al principio, estas peticiones de suerte eran monólogos — una especie de reflexión en voz alta del practicante de la magia. Luego, estos creyentes en la suerte buscaron el apoyo de sus amigos y familias, y poco después se realizaron ciertas formas de ceremonias que incluían a todo el clan o la tribu.
91:0.3 (994.3) Cuando los conceptos de los fantasmas y los espíritus evolucionaron, estas peticiones se dirigieron a las fuerzas superhumanas, y con la aparición de la conciencia de los dioses, estas expresiones alcanzaron los niveles de auténticas oraciones. Como ejemplo de esto, en algunas tribus de Australia las oraciones religiosas primitivas precedieron a la creencia en los espíritus y en las personalidades superhumanas.
91:0.4 (994.4) La tribu de los Todas de la India conserva actualmente esta práctica de no rezarle a nadie en particular, tal como lo hacían los pueblos primitivos antes de la época de la conciencia religiosa. Pero entre los Todas, esto representa un retroceso de su religión degenerativa hacia este nivel primitivo. Los rituales actuales de los sacerdotes lecheros de los Todas no equivalen a una ceremonia religiosa, ya que estas oraciones impersonales no contribuyen en nada a conservar ni a elevar los valores sociales, morales o espirituales.
91:0.5 (994.5) La oración prerreligiosa formaba parte de las prácticas mana de los melanesios, de las creencias oudah de los pigmeos africanos y de las supersticiones manitú de los indios norteamericanos. Las tribus baganda de África acaban de salir recientemente del nivel de oración mana. Durante esta confusión evolutiva primitiva, los hombres rezan a los dioses — locales y nacionales — a los fetiches, los amuletos, los fantasmas, los gobernantes y a la gente corriente.
91:1.1 (994.6) La función de la religión evolutiva primitiva consiste en conservar y aumentar los valores sociales, morales y espirituales esenciales que van tomando forma lentamente. La humanidad no observa conscientemente esta misión de la religión, pero es llevada a cabo principalmente por la función de la oración. La práctica de la oración representa el esfuerzo no deliberado, pero sin embargo personal y colectivo, de un grupo cualquiera por asegurar (por realizar) esta conservación de los valores superiores. Sin la salvaguardia de la oración, todos los días de fiesta volverían rápidamente a la categoría de simples días de vacaciones.
91:1.2 (995.1) La religión y sus actividades, la principal de las cuales es la oración, sólo están aliadas con aquellos valores que gozan de un reconocimiento social general, de una aprobación colectiva. Por ello, cuando el hombre primitivo intentaba satisfacer sus emociones más bajas o conseguir sus ambiciones egoístas desenfrenadas, se quedaba privado del consuelo de la religión y de la ayuda de la oración. Si el individuo pretendía realizar algo antisocial, estaba obligado a buscar la ayuda de la magia no religiosa, a recurrir a los brujos y privarse así de la ayuda de la oración. Por consiguiente, la oración se volvió muy pronto una poderosa promotora de la evolución social, el progreso moral y la consecución espiritual.
91:1.3 (995.2) Pero la mente primitiva no era ni lógica ni coherente. Los hombres primitivos no percibían que las cosas materiales no pertenecían al ámbito de la oración. Estas almas sencillas razonaban que la comida, el refugio, la lluvia, la caza y otros bienes materiales acrecentaban el bienestar social, y por eso empezaron a rogar por estas bendiciones físicas. Aunque esto constituía una desnaturalización de la oración, estimulaba el esfuerzo por conseguir estos objetivos materiales mediante acciones sociales y éticas. Aunque esta prostitución de la oración degradaba los valores espirituales de un pueblo, sin embargo elevaba directamente sus costumbres económicas, sociales y éticas.
91:1.4 (995.3) La oración solamente es un monólogo para el tipo de mente más primitivo. Pronto se vuelve un diálogo y se amplía rápidamente hasta el nivel de culto colectivo. La oración significa que los conjuros premágicos de la religión primitiva han evolucionado hasta el nivel en que la mente humana reconoce la realidad de unos poderes o seres benéficos que son capaces de realzar los valores sociales y aumentar los ideales morales, y además, que estas influencias son superhumanas y distintas del ego humano consciente de sí mismo y sus compañeros mortales. Por lo tanto, la verdadera oración no aparece hasta que la acción del ministerio religioso llega a ser imaginada como personal.
91:1.5 (995.4) La oración está poco relacionada con el animismo, pero estas creencias pueden existir al lado de los sentimientos religiosos emergentes. Muchas veces, la religión y el animismo han tenido orígenes totalmente distintos.
91:1.6 (995.5) Para aquellos mortales que no se han liberado de la esclavitud primitiva del miedo, existe un verdadero peligro de que todas las oraciones puedan conducir a un sentido mórbido del pecado, a unas convicciones injustificadas de culpabilidad, real o imaginaria. Pero en los tiempos modernos es poco probable que muchas personas dediquen el suficiente tiempo a la oración como para llegar a estas reflexiones perjudiciales sobre su indignidad o culpabilidad. Los peligros que acompañan a la distorsión y la perversión de la oración consisten en la ignorancia, la superstición, la cristalización, la desvitalización, el materialismo y el fanatismo.
91:2.1 (995.6) Las primeras oraciones fueron unos simples anhelos expresados con palabras, la expresión de unos deseos sinceros. La oración se volvió después una técnica para conseguir la cooperación de los espíritus. Luego alcanzó la función superior de ayudar a la religión a conservar todos los valores dignos de consideración.
91:2.2 (995.7) La oración y la magia surgieron como resultado de las reacciones adaptativas humanas al entorno urantiano. Pero aparte de esta relación general, tienen pocas cosas en común. La oración siempre ha indicado una acción positiva por parte del ego que oraba; siempre ha sido psíquica y a veces espiritual. La magia ha significado generalmente un intento por manipular la realidad sin afectar al ego del manipulador, al practicante de la magia. A pesar de sus orígenes independientes, la magia y la oración han estado relacionadas con frecuencia en sus períodos posteriores de desarrollo. Mediante la elevación de sus objetivos, la magia a veces ha ascendido desde las fórmulas, pasando por los rituales y los conjuros, hasta el umbral de la verdadera oración. La oración se ha vuelto a veces tan materialista que ha degenerado en una técnica seudomágica para evitar el empleo del esfuerzo que se necesita para solucionar los problemas de Urantia.
91:2.3 (996.1) Cuando el hombre aprendió que la oración no podía coaccionar a los dioses, entonces ésta se convirtió más a menudo en una petición, en la búsqueda de un favor. Pero la oración más auténtica es en realidad una comunión entre el hombre y su Hacedor.
91:2.4 (996.2) La aparición de la idea de sacrificio en cualquier religión reduce infaliblemente la eficacia superior de la verdadera oración, ya que los hombres intentan sustituir la ofrenda de consagrar su propia voluntad a hacer la voluntad de Dios por las ofrendas de las posesiones materiales.
91:2.5 (996.3) Cuando la religión se encuentra despojada de un Dios personal, sus oraciones se trasladan a los niveles de la teología y la filosofía. Cuando el concepto más elevado de Dios que tiene una religión es el de una Deidad impersonal, como sucede en el idealismo panteísta, aunque este concepto proporcione las bases para ciertas formas de comunión mística, resulta funesto para el poder de la verdadera oración, que siempre representa la comunión del hombre con un ser personal y superior.
91:2.6 (996.4) En la experiencia cotidiana de los mortales corrientes durante los primeros tiempos de la evolución racial, e incluso en la actualidad, la oración es en gran medida un fenómeno de relaciones entre el hombre y su propio subconsciente. Pero también existe un ámbito en la oración en el que la persona intelectualmente despierta y espiritualmente progresiva consigue más o menos contactar con los niveles superconscientes de la mente humana, el dominio del Ajustador del Pensamiento interior. Además, existe una fase espiritual concreta de la verdadera oración que incumbe a su recepción y reconocimiento por parte de las fuerzas espirituales del universo, y que es totalmente distinta a todas las asociaciones humanas e intelectuales.
91:2.7 (996.5) La oración contribuye enormemente al desarrollo del sentimiento religioso de una mente humana en evolución. Es una influencia poderosa que actúa para impedir el aislamiento de la personalidad.
91:2.8 (996.6) La oración representa una técnica asociada a las religiones naturales de la evolución racial, que también forma parte de los valores experienciales de las religiones superiores con una ética excelente, las religiones reveladas.
91:3.1 (996.7) Cuando los niños aprenden por primera vez a utilizar el lenguaje, tienen tendencia a pensar en voz alta, a expresar sus pensamientos en palabras, aunque no haya nadie para escucharlos. En los albores de su imaginación creativa, manifiestan la tendencia a conversar con unos compañeros imaginarios. De esta manera, el ego en ciernes trata de mantenerse en comunión con un álter ego ficticio. El niño aprende pronto, por medio de esta técnica, a convertir sus conversaciones a base de monólogos en unos seudodiálogos en los que este álter ego contesta a sus pensamientos verbales y a la expresión de sus deseos. Una gran parte de las reflexiones de los adultos se lleva a cabo mentalmente bajo la forma de conversaciones.
91:3.2 (996.8) La forma de oración inicial y primitiva se parecía mucho a las recitaciones semimágicas de la tribu de los Todas de hoy en día, unas oraciones que no se dirigían a nadie en particular. Pero estas técnicas de oración tienden a transformarse en un tipo de comunicación dialogada gracias a la aparición de la idea del álter ego. Con el tiempo, el concepto del álter ego es elevado a una posición superior de dignidad divina, y la oración como acto religioso hace su aparición. Este tipo primitivo de oración está destinado a evolucionar a través de muchas fases y durante largas épocas, antes de alcanzar el nivel de la oración inteligente y realmente ética.
91:3.3 (997.1) Tal como lo conciben las generaciones sucesivas de mortales que practican la oración, el álter ego evoluciona desde los fantasmas, los fetiches y los espíritus hasta los dioses politeístas, y finalmente hasta el Dios Único, un ser divino que personifica los ideales superiores y las aspiraciones más elevadas del ego en oración. La oración funciona así como la acción más poderosa de la religión para conservar los valores e ideales superiores de las personas que oran. Desde el momento en que se concibe un álter ego hasta la aparición del concepto de un Padre divino y celestial, la oración es siempre una práctica socializadora, moralizadora y espiritualizadora.
91:3.4 (997.2) La oración sencilla de la fe demuestra una poderosa evolución en la experiencia humana, por medio de la cual las antiguas conversaciones con el símbolo ficticio del álter ego de la religión primitiva se han elevado hasta el nivel de la comunión con el espíritu del Infinito, y hasta el de una auténtica conciencia de la realidad del Dios eterno y Padre Paradisiaco de toda la creación inteligente.
91:3.5 (997.3) Aparte de todo lo que supone el yo superior en la experiencia de la oración, se debe recordar que la oración ética es una manera magnífica de elevar el propio ego y de reforzar el yo con vistas a una vida mejor y a unas consecuciones más elevadas. La oración induce al ego humano a buscar asistencia en dos direcciones: ayuda material en el depósito subconsciente de la experiencia humana, e inspiración y guía en las fronteras superconscientes donde lo material se pone en contacto con lo espiritual, con el Monitor de Misterio.
91:3.6 (997.4) La oración ha sido siempre, y siempre será, una experiencia humana doble: es un procedimiento psicológico, interasociado con una técnica espiritual. Estas dos funciones de la oración nunca se pueden separar por completo.
91:3.7 (997.5) La oración iluminada no solamente debe reconocer a un Dios externo y personal, sino también a una Divinidad interna e impersonal, el Ajustador interior. Cuando el hombre reza, es muy conveniente que se esfuerce por captar el concepto del Padre Universal del Paraíso; pero, para la mayoría de los efectos prácticos, la técnica más eficaz consistirá en volver al concepto del álter ego cercano, tal como solía hacer la mente primitiva, y luego reconocer que la idea de este álter ego ha evolucionado desde la simple ficción hasta la verdad de que Dios reside en el hombre mortal mediante la presencia real del Ajustador, de manera que el hombre puede hablar cara a cara, por así decirlo, con un divino álter ego real y auténtico que reside en él, y que es la presencia y la esencia mismas del Dios vivo, del Padre Universal.
91:4.1 (997.6) Ninguna oración puede ser ética cuando el suplicante busca una ventaja egoísta sobre sus semejantes. La oración egoísta y materialista es incompatible con las religiones éticas que están basadas en el amor desinteresado y divino. Todas estas oraciones poco éticas vuelven a los niveles primitivos de la seudomagia, y son indignas de las civilizaciones que progresan y de las religiones iluminadas. La oración egoísta viola el espíritu de todas las éticas basadas en una justicia amorosa.
91:4.2 (997.7) La oración nunca debe prostituirse hasta el punto de convertirse en un sustituto de la acción. Toda oración ética es un estímulo para la acción y una guía para la lucha progresiva por las metas idealistas que desea alcanzar el yo superior.
91:4.3 (998.1) En todas vuestras oraciones, sed equitativos; no esperéis que Dios muestre predilecciones, que os ame más que a sus otros hijos, vuestros amigos, vecinos e incluso vuestros enemigos. Pero la oración de las religiones naturales o evolucionadas no empieza siendo ética, como lo es en las religiones reveladas posteriores. Toda oración, ya sea individual o comunal, puede ser egoísta o altruista. Es decir, que la oración puede estar centrada en el yo o en los demás. Cuando la oración no busca nada para el que reza ni para sus semejantes, esta actitud del alma tiende entonces hacia los niveles de la verdadera adoración. Las oraciones egoístas incluyen confesiones y súplicas, y a menudo consisten en peticiones de favores materiales. La oración es un poco más ética cuando se ocupa del perdón y busca la sabiduría para acrecentar el dominio de sí mismo.
91:4.4 (998.2) Mientras que la oración de tipo altruista fortalece y consuela, la oración materialista está destinada a aportar decepción y desilusión a medida que los descubrimientos científicos en progreso demuestran que el hombre vive en un universo físico de ley y de orden. La infancia de un individuo o de una raza está caracterizada por oraciones primitivas, egoístas y materialistas. Y, hasta cierto punto, todas estas súplicas son eficaces, ya que conducen invariablemente a los esfuerzos y diligencias que contribuyen a conseguir las respuestas a esas oraciones. La verdadera oración de la fe siempre contribuye a mejorar la técnica de vida, aunque estas peticiones no sean dignas del reconocimiento espiritual. Pero las personas espiritualmente avanzadas deberían proceder con gran cautela al intentar recomendar a las mentes primitivas o inmaduras que no efectúen este tipo de oraciones.
91:4.5 (998.3) Recordad que, aunque la oración no cambia a Dios, realiza con mucha frecuencia unos cambios importantes y duraderos en aquel que ora con fe y una esperanza confiada. La oración ha engendrado mucha paz mental, alegría, calma, valor, dominio de sí mismo y equidad en los hombres y las mujeres de las razas en evolución.
91:5.1 (998.4) En el culto a los antepasados, la oración conduce a cultivar los ideales ancestrales. Pero como característica del culto a la Deidad, la oración trasciende todas las demás prácticas de este tipo, ya que conduce a cultivar los ideales divinos. A medida que el concepto del álter ego de la oración se vuelve supremo y divino, los ideales del hombre se elevan en consecuencia desde el nivel simplemente humano hacia los niveles celestiales y divinos, y el resultado de todas estas oraciones es el realce del carácter humano y la profunda unificación de la personalidad humana.
91:5.2 (998.5) Pero no es necesario que la oración sea siempre individual. La oración en grupo o en asamblea es muy eficaz ya que sus repercusiones son extremadamente socializadoras. Cuando un grupo se dedica a orar en común por el acrecentamiento moral y la elevación espiritual, estas devociones producen efecto en los individuos que componen el grupo; todos se vuelven mejores gracias a esta participación. Estas devociones piadosas pueden incluso ayudar a una ciudad entera o a toda una nación. La confesión, el arrepentimiento y la oración han conducido a los individuos, las ciudades, las naciones y las razas enteras a extraordinarios esfuerzos de reforma y a acciones intrépidas realizadas con valentía.
91:5.3 (998.6) Si deseáis realmente vencer la costumbre de criticar a un amigo, la manera más rápida y segura de conseguir este cambio de actitud consiste en establecer la costumbre de rezar por esa persona cada día de vuestra vida. Pero las repercusiones sociales de estas oraciones dependen en gran parte de dos condiciones:
91:5.4 (998.7) 1. La persona por la que se reza debe saber que se reza por ella.
91:5.5 (999.1) 2. La persona que reza debe entrar en contacto social íntimo con la persona por la que reza.
91:5.6 (999.2) La oración es la técnica por la cual toda religión se convierte tarde o temprano en una institución. Y con el tiempo, la oración se asocia a numerosas acciones secundarias, algunas útiles y otras decididamente perjudiciales, tales como los sacerdotes, los libros sagrados, los rituales de adoración y las ceremonias.
91:5.7 (999.3) Pero las mentes con una mayor iluminación espiritual deberían ser pacientes y tolerantes con los intelectos menos dotados que desean ardientemente un simbolismo para movilizar su débil perspicacia espiritual. Los fuertes no deben mirar con desdén a los débiles. Aquellos que son conscientes de Dios sin necesidad de simbolismos no deben negarle el ministerio de gracia de los símbolos a aquellos que encuentran difícil adorar a la Deidad y venerar la verdad, la belleza y la bondad sin formas ni ritos. En la adoración piadosa, la mayoría de los mortales imaginan algún símbolo del objeto y meta de sus devociones.
91:6.1 (999.4) La oración, a menos que esté coordinada con la voluntad y las actividades de las fuerzas espirituales personales y de los supervisores materiales de un mundo, no puede tener ningún efecto directo sobre vuestro entorno físico. Aunque existe un límite muy definido en el terreno de las peticiones de la oración, estos límites no se aplican por igual a la fe de aquellos que oran.
91:6.2 (999.5) La oración no es una técnica para curar las enfermedades orgánicas reales, pero ha contribuido enormemente al disfrute de una salud abundante y a la curación de numerosos malestares mentales, emocionales y nerviosos. Incluso en el caso de enfermedades bacterianas reales, la oración ha acrecentado muchas veces la eficacia de otros procedimientos curativos. La oración ha transformado a muchos inválidos irritables y quejumbrosos en modelos de paciencia, y ha hecho de ellos una inspiración para todos los demás enfermos humanos.
91:6.3 (999.6) Por muy difícil que sea conciliar las dudas científicas sobre la eficacia de la oración con el impulso siempre presente de buscar la ayuda y la guía de las fuentes divinas, no olvidéis nunca que la oración sincera de la fe es una fuerza poderosa para fomentar la felicidad personal, el autocontrol individual, la armonía social, el progreso moral y los logros espirituales.
91:6.4 (999.7) La oración, incluso como práctica puramente humana, como un diálogo con vuestro álter ego, constituye una técnica de aproximación de las más eficaces para hacer realidad aquellos poderes de reserva de la naturaleza humana que están almacenados y conservados en las zonas inconscientes de la mente humana. La oración es una práctica psicológica sana, aparte de sus implicaciones religiosas y de su significado espiritual. Es un hecho de la experiencia humana que la mayoría de las personas, si se sienten lo bastante apremiadas, rezan de alguna manera a alguna fuente de ayuda.
91:6.5 (999.8) No seáis tan perezosos como para pedirle a Dios que resuelva vuestras dificultades, pero no dudéis nunca en pedirle sabiduría y fuerza espiritual para que os guíen y os sostengan mientras atacáis con resolución y valor los problemas diarios.
91:6.6 (999.9) La oración ha sido un factor indispensable para el progreso y la conservación de la civilización religiosa, y todavía puede contribuir enormemente a una mayor elevación y espiritualización de la sociedad si aquellos que oran lo hacen a la luz de los hechos científicos, la sabiduría filosófica, la sinceridad intelectual y la fe espiritual. Orad como Jesús lo enseñaba a sus discípulos — con sinceridad, desinterés, equidad, y sin dudar.
91:6.7 (1000.1) Pero la eficacia de la oración en la experiencia espiritual personal de aquel que ora no depende de ninguna manera de la comprensión intelectual de dicho fiel, de su perspicacia filosófica, su nivel social, su situación cultural o de sus otros conocimientos humanos. Los efectos psicológicos y espirituales que acompañan a la oración de la fe son inmediatos, personales y experienciales. No existe ninguna otra técnica que permita a cualquier hombre, sin tener en cuenta todos sus demás logros mortales, acercarse de manera tan inmediata y eficaz al umbral de ese reino donde puede comunicarse con su Hacedor, donde la criatura se pone en contacto con la realidad del Creador, con el Ajustador del Pensamiento interior.
91:7.1 (1000.2) El misticismo, como técnica para cultivar la conciencia de la presencia de Dios, es totalmente digno de elogio, pero cuando tales prácticas conducen al aislamiento social y culminan en el fanatismo religioso, son casi censurables. Con demasiada frecuencia, aquello que el místico sobreexcitado interpreta como una inspiración divina es algo que emerge de su propia mente profunda. Aunque una meditación ferviente favorece a menudo el contacto de la mente mortal con su Ajustador interior, el servicio sincero y amoroso de un ministerio desinteresado hacia vuestros semejantes lo facilita con más frecuencia.
91:7.2 (1000.3) Los grandes educadores religiosos y los profetas de las épocas pasadas no eran místicos extremos. Eran hombres y mujeres que conocían a Dios y que servían mejor a su Dios ayudando desinteresadamente a sus compañeros mortales. Jesús se llevaba con frecuencia a sus apóstoles a solas durante cortos períodos para dedicarse a meditar y a orar, pero la mayor parte del tiempo los mantenía en contacto servicial con las multitudes. El alma del hombre tiene necesidad de ejercicio espiritual así como de alimento espiritual.
91:7.3 (1000.4) El éxtasis religioso es aceptable cuando resulta de unos antecedentes sanos, pero estas experiencias son con más frecuencia la consecuencia de influencias puramente emocionales que la manifestación de un carácter espiritual profundo. Las personas religiosas no deben considerar cada presentimiento psicológico fuerte y cada experiencia emocional intensa como una revelación divina o una comunicación espiritual. El éxtasis espiritual auténtico está generalmente acompañado de una gran calma exterior y de un control emocional casi perfecto. Pero la verdadera visión profética es un presentimiento super-psicológico. Estas experiencias no son ni seudo-alucinaciones ni éxtasis semejantes a los trances.
91:7.4 (1000.5) La mente humana puede actuar en respuesta a la pretendida inspiración cuando es sensible a lo que emerge del subconsciente o al estímulo del superconsciente. En cualquiera de los dos casos, al individuo le parece que estos incrementos del contenido de la conciencia son más o menos exteriores. El entusiasmo místico desmedido y el éxtasis religioso desenfrenado no son las cartas credenciales de la inspiración, las cartas credenciales supuestamente divinas.
91:7.5 (1000.6) La prueba práctica para todas estas extrañas experiencias religiosas de misticismo, éxtasis e inspiración consiste en observar si estos fenómenos hacen que un individuo:
91:7.6 (1000.7) 1. Disfrute de una salud física mejor y más completa.
91:7.7 (1000.8) 2. Actúe de una manera más práctica y eficaz en su vida mental.
91:7.8 (1000.9) 3. Adapte su experiencia religiosa con más plenitud y alegría a la vida social.
91:7.9 (1000.10) 4. Espiritualice de una forma más completa su vida cotidiana, mientras cumple fielmente con los deberes corrientes de la existencia humana rutinaria.
91:7.10 (1001.1) 5. Aumente su amor y su apreciación de la verdad, la belleza y la bondad.
91:7.11 (1001.2) 6. Conserve los valores sociales, morales, éticos y espirituales generalmente reconocidos.
91:7.12 (1001.3) 7. Incremente su perspicacia espiritual — su conciencia de Dios.
91:7.13 (1001.4) Pero la oración no está relacionada realmente con estas experiencias religiosas excepcionales. Cuando la oración se vuelve demasiado estética, cuando consiste casi exclusivamente en una hermosa y feliz contemplación de la divinidad paradisiaca, pierde una gran parte de su influencia socializadora y tiende hacia el misticismo y el aislamiento de sus adeptos. El exceso de oración en privado implica cierto peligro que se puede corregir e impedir mediante la oración en grupo, las devociones colectivas.
91:8.1 (1001.5) La oración posee un aspecto realmente espontáneo, pues el hombre primitivo empezó a orar mucho antes de que tuviera un concepto claro de un Dios. Los primeros hombres solían rezar en dos situaciones diferentes: cuando tenían una necesidad extrema, experimentaban el impulso de buscar ayuda; y cuando se sentían alborozados, daban rienda suelta a la expresión impulsiva de su alegría.
91:8.2 (1001.6) La oración no es una evolución de la magia; cada una de ellas surgió de manera independiente. La magia era un intento por adaptar la Deidad a las circunstancias; la oración es el esfuerzo por adaptar la personalidad a la voluntad de la Deidad. La verdadera oración es al mismo tiempo moral y religiosa; la magia no es ninguna de las dos.
91:8.3 (1001.7) La oración puede convertirse en una costumbre establecida; muchas personas rezan porque otras lo hacen. Otras rezan también porque temen que pueda sucederles algo terrible si no presentan sus súplicas habituales.
91:8.4 (1001.8) Para algunos individuos, la oración es la expresión sosegada de la gratitud; para otros, una expresión colectiva de alabanza, las devociones sociales; a veces consiste en la imitación de la religión de otras personas, mientras que la verdadera oración es la comunicación sincera y confiada entre la naturaleza espiritual de la criatura y la presencia ubicua del espíritu del Creador.
91:8.5 (1001.9) La oración puede ser una expresión espontánea de la conciencia de Dios, o una recitación sin sentido de fórmulas teológicas. Puede ser la alabanza extática de un alma que conoce a Dios, o el homenaje servil de un mortal dominado por el miedo. A veces consiste en la expresión patética de un anhelo espiritual, y a veces en el grito estridente de unas frases piadosas. La oración puede ser una alabanza gozosa o una humilde petición de perdón.
91:8.6 (1001.10) La oración puede ser la petición infantil de lo imposible, o la súplica madura por el crecimiento moral y el poder espiritual. Una petición puede ser por el pan de cada día, o puede expresar el anhelo sincero de encontrar a Dios y hacer su voluntad. Puede tratarse de un ruego totalmente egoísta, o de un gesto sincero y magnífico hacia la realización de la fraternidad desinteresada.
91:8.7 (1001.11) La oración puede ser un grito airado de venganza, o una intercesión misericordiosa por vuestros enemigos. Puede ser la expresión de la esperanza de cambiar a Dios, o la técnica poderosa de cambiarse a sí mismo. Puede ser la súplica acobardada de un pecador perdido ante un Juez supuestamente severo, o la alegre expresión de un hijo, liberado, del Padre celestial vivo y misericordioso.
91:8.8 (1001.12) El hombre moderno se siente desconcertado ante la idea de hablar de sus asuntos con Dios de una manera puramente personal. Muchos han abandonado la oración asidua; sólo rezan cuando se encuentran bajo una presión inhabitual — en casos de urgencia. El hombre no debería tener miedo de hablar con Dios, pero sólo una persona espiritualmente infantil intentaría persuadir, o atreverse a cambiar, a Dios.
91:8.9 (1002.1) Pero la verdadera oración alcanza de hecho la realidad. Incluso cuando las corrientes de aire son ascendentes, ningún pájaro puede elevarse a menos que extienda sus alas. La oración eleva al hombre porque es una técnica para progresar mediante la utilización de las corrientes espirituales ascendentes del universo.
91:8.10 (1002.2) La oración auténtica aumenta el crecimiento espiritual, modifica las actitudes y produce la satisfacción que proviene de la comunión con la divinidad. Es una explosión espontánea de conciencia de Dios.
91:8.11 (1002.3) Dios contesta a la oración del hombre dándole una mayor revelación de la verdad, una apreciación realzada de la belleza, y un concepto acrecentado de la bondad. La oración es un gesto subjetivo, pero se pone en contacto con unas poderosas realidades objetivas en los niveles espirituales de la experiencia humana; es un intento significativo de lo humano por alcanzar los valores superhumanos. Es el estímulo más poderoso para el crecimiento espiritual.
91:8.12 (1002.4) Las palabras no tienen ninguna importancia en el rezo; son simplemente el canal intelectual por el que fluye casualmente el río de la súplica espiritual. El valor verbal de una plegaria es puramente autosugestivo en las devociones privadas, y sociosugestivo en las devociones colectivas. Dios responde a la actitud del alma, no a las palabras.
91:8.13 (1002.5) La oración no es una técnica para huir de los conflictos, sino más bien un estímulo para crecer en presencia misma de los conflictos. Orad sólo por los valores, no por las cosas; por el crecimiento, no por la satisfacción.
91:9.1 (1002.6) Si queréis orar de manera eficaz, debéis tener en cuenta las leyes de las peticiones comunes:
91:9.2 (1002.7) 1. Tenéis que capacitaros como rezadores poderosos, enfrentándoos sincera y valientemente con los problemas de la realidad universal. Debéis poseer vigor cósmico.
91:9.3 (1002.8) 2. Tenéis que haber agotado honradamente todas las capacidades humanas de adaptación. Tenéis que haber sido laboriosos.
91:9.4 (1002.9) 3. Tenéis que abandonar todos los deseos de la mente y todos los anhelos del alma al abrazo transformador del crecimiento espiritual. Tenéis que haber experimentado un realce de los significados y una elevación de los valores.
91:9.5 (1002.10) 4. Tenéis que elegir sinceramente la voluntad divina. Tenéis que eliminar el punto muerto de la indecisión.
91:9.6 (1002.11) 5. No solamente reconocéis la voluntad del Padre y escogéis hacerla, sino que habéis efectuado una consagración incondicional y una dedicación dinámica a hacer realmente la voluntad del Padre.
91:9.7 (1002.12) 6. Vuestra oración estará dirigida exclusivamente a obtener sabiduría divina para resolver los problemas humanos específicos que encontraréis en la ascensión al Paraíso — la conquista de la perfección divina.
91:9.8 (1002.13) 7. Y debéis tener fe — una fe viviente.
91:9.9 (1002.14) [Presentado por el Jefe de los Intermedios de Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 92
92:0.1 (1003.1) EL HOMBRE poseía una religión de origen natural, que formaba parte de su experiencia evolutiva, mucho antes de que se hiciera cualquier revelación sistemática en Urantia. Pero esta religión de origen natural era, en sí misma, el producto de los dones superanimales del hombre. La religión evolutiva surgió lentamente a lo largo de todos los milenios de la carrera experiencial de la humanidad gracias al ministerio de las influencias siguientes, que actuaban en el interior del hombre salvaje, del bárbaro y del civilizado, e incidían en ellos:
92:0.2 (1003.2) 1. El ayudante de la adoración — la aparición en la conciencia animal de unos potenciales superanimales destinados a percibir la realidad. Esto podría denominarse el instinto humano primordial de búsqueda de la Deidad.
92:0.3 (1003.3) 2. El ayudante de la sabiduría — la manifestación en una mente adoradora de la tendencia a dirigir su adoración en unos canales superiores de expresión y hacia unos conceptos siempre más amplios de la realidad de la Deidad.
92:0.4 (1003.4) 3. El Espíritu Santo — éste es el don supermental inicial y aparece infaliblemente en todas las personalidades humanas de buena fe. Este ministerio crea en la mente anhelante de adoración y deseosa de sabiduría la capacidad de desarrollar por sí misma el postulado de la supervivencia humana, a la vez como concepto teológico y como una experiencia real y objetiva de la personalidad.
92:0.5 (1003.5) El funcionamiento coordinado de estos tres ministerios divinos es totalmente suficiente para iniciar y llevar a cabo el crecimiento de la religión evolutiva. Estas influencias reciben la ayuda posterior de los Ajustadores del Pensamiento, los serafines y el Espíritu de la Verdad, y todos ellos aceleran el ritmo del desarrollo religioso. Estos agentes funcionan desde hace mucho tiempo en Urantia, y continuarán aquí mientras este planeta siga siendo una esfera habitada. Una gran parte del potencial de estos agentes divinos nunca ha tenido todavía la oportunidad de expresarse; muchas cosas se revelarán en las épocas venideras a medida que la religión de los mortales se eleve, de nivel en nivel, hacia las alturas celestiales de los valores morontiales y de las verdades espirituales.
92:1.1 (1003.6) La evolución de la religión se remonta al miedo primitivo y a los fantasmas, y ha pasado por numerosas etapas sucesivas de desarrollo, incluyendo los esfuerzos que se hicieron, primero para coaccionar a los espíritus, y luego para engatusarlos. Los fetiches de las tribus se convirtieron en los tótemes y los dioses tribales; las fórmulas mágicas se transformaron en las oraciones modernas. La circuncisión, que al principio era un sacrificio, se volvió un procedimiento higiénico.
92:1.2 (1003.7) A lo largo de la infancia salvaje de las razas, la religión progresó desde la adoración de la naturaleza hasta el fetichismo, pasando por el culto a los fantasmas. En los albores de la civilización, la raza humana abrazó las creencias más místicas y simbólicas, mientras que ahora, al acercarse a su madurez, la humanidad se prepara para apreciar la verdadera religión, e incluso un comienzo de la revelación de la verdad misma.
92:1.3 (1004.1) La religión surge como una reacción biológica de la mente a las creencias espirituales y al entorno; es lo último que perece o cambia en una raza. La religión es la adaptación de la sociedad, en cualquier época, a aquello que es misterioso. Como institución social abarca ritos, símbolos, cultos, escrituras, altares, santuarios y templos. El agua bendita, las reliquias, los fetiches, los amuletos, las vestiduras, las campanas, los tambores y los sacerdotes son frecuentes en todas las religiones. Es imposible separar por completo la religión puramente evolutiva de la magia o la brujería.
92:1.4 (1004.2) El misterio y el poder siempre han estimulado los sentimientos y los temores religiosos, mientras que la emoción ha funcionado continuamente como un poderoso factor que ha condicionado el desarrollo de ambos. El miedo ha sido siempre el estímulo religioso fundamental. El miedo da forma a los dioses de la religión evolutiva y motiva el ritual religioso de los creyentes primitivos. A medida que avanza la civilización, el temor es modificado por la veneración, la admiración, el respeto y la simpatía, y luego es condicionado además por el remordimiento y el arrepentimiento.
92:1.5 (1004.3) Un pueblo asiático enseñaba que «Dios es un gran temor»; éste es el resultado de la religión puramente evolutiva. Jesús, la revelación del tipo más elevado de vida religiosa, proclamó que «Dios es amor».
92:2.1 (1004.4) La religión es la más rígida e inflexible de todas las instituciones humanas, pero se adapta con retraso a la sociedad cambiante. La religión evolutiva refleja finalmente las costumbres cambiantes que, a su vez, pueden haber sido afectadas por la religión revelada. De una manera lenta, segura, pero a regañadientes, la religión (el culto) sigue las huellas de la sabiduría — del conocimiento dirigido por la razón experiencial e iluminado por la revelación divina.
92:2.2 (1004.5) La religión se aferra a las costumbres; aquello que era es antiguo y supuestamente sagrado. Es por esta razón, y no por otra, por la que las herramientas de piedra sobrevivieron durante mucho tiempo en la edad del bronce y del hierro. Vuestros archivos contienen esta declaración: «Y si me hacéis un altar de piedra, no lo construyáis con piedras talladas, porque si utilizáis vuestras herramientas para hacerlo, lo habréis profanado.» Incluso hoy en día, los hindúes encienden el fuego de sus altares utilizando un instrumento primitivo para hacer fuego. En el transcurso de la religión evolutiva, la novedad siempre ha sido considerada como un sacrilegio. El sacramento debe estar compuesto, no de alimentos nuevos y manufacturados, sino de las viandas más primitivas: «La carne asada al fuego y el pan sin levadura servido con hierbas amargas.» Todos los tipos de usos sociales, e incluso los procedimientos legales, se aferran a las formas antiguas.
92:2.3 (1004.6) Cuando el hombre moderno se asombra de que las escrituras de diferentes religiones presenten tantos pasajes que se podrían juzgar como obscenos, debería detenerse a considerar que las generaciones que pasan han temido eliminar lo que sus antepasados creían que era santo y sagrado. Una generación puede estimar como obscenas muchas cosas que las generaciones precedentes consideraban como una parte de sus costumbres aceptadas, e incluso como rituales religiosos aprobados. Una gran cantidad de controversias religiosas han tenido lugar debido a los intentos sin fin por conciliar las prácticas antiguas, pero censurables, con los nuevos progresos de la razón, por encontrar unas teorías plausibles que justifiquen la perpetuación, en los credos, de unas costumbres antiguas y caducas.
92:2.4 (1004.7) Pero tratar de acelerar con demasiada rapidez el crecimiento religioso no es más que una insensatez. Una raza o una nación sólo puede asimilar, de cualquier religión avanzada, aquello que es razonablemente coherente y compatible con su estado evolutivo en curso, además de su don especial para adaptarse. Todas las condiciones sociales, climáticas, políticas y económicas ejercen su influencia para determinar el curso y el progreso de la evolución religiosa. La moralidad social no está determinada por la religión, es decir, por la religión evolutiva; la moralidad racial es más bien la que dicta las formas de la religión.
92:2.5 (1005.1) Las razas de los hombres sólo aceptan una religión nueva y extraña de forma superficial; en realidad, la adaptan a sus costumbres y a sus antiguas maneras de creer. Este hecho está bien ilustrado en el ejemplo de una tribu de Nueva Zelanda cuyos sacerdotes, después de haber aceptado nominalmente el cristianismo, afirmaron haber recibido unas revelaciones directas de Gabriel especificando que esta misma tribu se había convertido en el pueblo elegido de Dios, y ordenando que se permitiera a sus miembros entregarse libremente a las relaciones sexuales licenciosas y a otras muchas de sus costumbres antiguas y censurables. Todos los cristianos recién convertidos se pasaron inmediatamente a esta versión nueva y menos exigente del cristianismo.
92:2.6 (1005.2) La religión ha autorizado, en una época u otra, todo tipo de comportamientos contrarios e inconsecuentes, ha aprobado en algún momento prácticamente todo lo que ahora se considera como inmoral o pecaminoso. La conciencia, sin la enseñanza de la experiencia ni la ayuda de la razón, no ha sido nunca y nunca podrá ser una guía infalible y segura para la conducta humana. La conciencia no es una voz divina que le habla al alma humana. Es solamente la suma total del contenido moral y ético de las costumbres de cualquier etapa corriente de la existencia; representa simplemente la reacción ideal concebida por el ser humano en cualquier conjunto dado de circunstancias.
92:3.1 (1005.3) El estudio de la religión humana es el examen de los estratos sociales fosilíferos de las épocas pasadas. Las costumbres de los dioses antropomórficos son un reflejo fiel de la moral de los hombres que concibieron por primera vez estas deidades. Las religiones antiguas y la mitología describen fielmente las creencias y tradiciones de unos pueblos perdidos desde hace mucho tiempo en la oscuridad. Estas antiguas prácticas cultuales sobreviven al lado de las costumbres económicas y los desarrollos sociales nuevos y, por supuesto, parecen enormemente contradictorias. Los restos de un culto ofrecen una imagen auténtica de las religiones raciales del pasado. Recordad siempre que los cultos no se forman para descubrir la verdad, sino más bien para promulgar sus credos.
92:3.2 (1005.4) La religión ha sido siempre sobre todo un asunto de ritos, rituales, prácticas, ceremonias y dogmas. Normalmente se ha contaminado con un error sembrador de discordias permanentes, la ilusión del pueblo elegido. Todas las ideas religiosas cardinales — conjuro, inspiración, revelación, propiciación, arrepentimiento, expiación, intercesión, sacrificio, oración, confesión, adoración, supervivencia después de la muerte, sacramento, ritual, rescate, salvación, redención, alianza, impureza, purificación, profecía, pecado original — se remontan a los tiempos primitivos del miedo primordial a los fantasmas.
92:3.3 (1005.5) La religión primitiva no es ni más ni menos que la lucha por la existencia material, ampliada hasta abarcar la existencia más allá de la tumba. Las prácticas de este credo representaban la extensión de la lucha por la subsistencia hasta el ámbito de un mundo imaginario de espíritus fantasmas. Pero cuando tengáis la tentación de criticar la religión evolutiva, tened cuidado. Recordad que ella representa lo que sucedió; es un hecho histórico. Y recordad también que el poder de una idea cualquiera no reside en su certidumbre o en su verdad, sino más bien en su fuerza de atracción sobre los hombres.
92:3.4 (1006.1) La religión evolutiva no prevé llevar a cabo cambios o revisiones; a diferencia de la ciencia, no asegura su propia corrección progresiva. La religión evolucionada infunde respeto porque sus seguidores creen que es La Verdad; «la fe entregada a los santos en otro tiempo» debe ser, en teoría, definitiva e infalible a la vez. El culto se resiste al desarrollo porque el auténtico progreso modificará o destruirá con toda seguridad al culto mismo; por eso la revisión siempre ha de serle impuesta.
92:3.5 (1006.2) Únicamente dos influencias pueden modificar y elevar los dogmas de la religión natural: la presión de las costumbres que progresan lentamente y la iluminación periódica de las revelaciones de época. Y no es de extrañar que el progreso haya sido lento; en los tiempos antiguos, ser progresista o inventivo significaba ser ejecutado como brujo. El culto avanza lentamente a través de las épocas generacionales y los ciclos seculares. Pero avanza de hecho. La creencia evolutiva en los fantasmas colocó los cimientos para una filosofía de la religión revelada que destruirá con el tiempo la superstición que le dio origen.
92:3.6 (1006.3) La religión ha obstaculizado el desarrollo social de muchas maneras, pero sin religión no habría habido ninguna moral ni ética duraderas, ninguna civilización digna de ese nombre. La religión dio nacimiento a mucha cultura no religiosa: la escultura se originó en la fabricación de los ídolos, la arquitectura en la construcción de los templos, la poesía en los conjuros, la música en los cantos de adoración, el teatro en las interpretaciones para conseguir la guía de los espíritus, y la danza en los festivales estacionales de adoración.
92:3.7 (1006.4) Pero, aunque llamamos la atención sobre el hecho de que la religión fue esencial para el desarrollo y la preservación de la civilización, hay que indicar que la religión natural también ha contribuido mucho a paralizar y detener a la misma civilización que por otra parte fomentaba y mantenía. La religión ha obstaculizado las actividades industriales y el desarrollo económico; ha desperdiciado el trabajo y ha malgastado el capital; no siempre ha ayudado a la familia; no ha fomentado de manera adecuada la paz y la buena voluntad; a veces ha descuidado la educación y retrasado la ciencia; ha empobrecido indebidamente la vida a cambio de un supuesto enriquecimiento de la muerte. La religión evolutiva, la religión humana, ha sido realmente culpable de todas estas equivocaciones, errores y desatinos, y de muchos más; sin embargo, ha mantenido una ética cultural, una moralidad civilizada, y una cohesión social, y ha hecho posible que la religión revelada posterior compensara estos numerosos defectos evolutivos.
92:3.8 (1006.5) La religión evolutiva ha sido la institución humana más costosa, pero su eficacia ha sido incomparable. La religión humana sólo se puede justificar a la luz de la civilización evolutiva. Si el hombre no fuera el producto ascendente de la evolución animal, entonces este recorrido del desarrollo religioso permanecería sin justificación.
92:3.9 (1006.6) La religión facilitó la acumulación del capital; fomentó ciertos tipos de trabajos; el tiempo libre de los sacerdotes favoreció el arte y el conocimiento; al final, la raza ganó mucho como consecuencia de todos estos errores iniciales de la técnica ética. Los chamanes, honrados y fraudulentos, fueron enormemente costosos, pero valieron la pena todo lo que costaron. Las profesiones liberales y la ciencia misma surgieron de los cleros parasitarios. La religión fomentó la civilización y facilitó la continuidad social; ha sido la policía moral de todos los tiempos. La religión proporcionó la disciplina humana y el dominio de sí mismo que hicieron posible la sabiduría. La religión es el látigo eficaz de la evolución que obliga implacablemente a la humanidad indolente y sufriente a salir de su estado natural de inercia intelectual y a elevarse hasta los niveles superiores de la razón y la sabiduría.
92:3.10 (1006.7) La religión evolutiva, esta herencia sagrada de la ascensión animal, debe continuar siempre refinándose y ennobleciéndose por medio de la censura constante de la religión revelada y del horno ardiente de la ciencia auténtica.
92:4.1 (1007.1) La revelación es evolutiva pero siempre progresiva. A lo largo de las épocas de la historia de un mundo, las revelaciones de la religión son cada vez más extensas y sucesivamente más instructivas. La misión de la revelación consiste en clasificar y censurar las religiones sucesivas de la evolución. Pero si la revelación ha de engrandecer y elevar las religiones de la evolución, entonces estas visitas divinas deben presentar unas enseñanzas que no estén demasiado alejadas de las ideas y reacciones de la época en que son presentadas. Por eso la revelación debe mantenerse siempre en contacto con la evolución, y lo hace de hecho. La religión revelada ha de estar siempre limitada por la capacidad del hombre para recibirla.
92:4.2 (1007.2) Pero sin tener en cuenta sus conexiones o derivaciones aparentes, las religiones reveladas siempre están caracterizadas por una creencia en alguna Deidad de valor final y en algún concepto de la supervivencia de la identidad de la personalidad después de la muerte.
92:4.3 (1007.3) La religión evolutiva es sentimental, pero no lógica. Es la reacción del hombre a la creencia en un mundo hipotético de espíritus fantasmas — el reflejo humano en forma de creencia provocado por la conciencia de, y el miedo a, lo desconocido. La religión revelada es presentada por el verdadero mundo espiritual; es la respuesta del cosmos superintelectual a la sed que tienen los mortales de creer y confiar en las Deidades universales. La religión evolutiva describe los titubeos tortuosos de la humanidad en busca de la verdad; la religión revelada es esa verdad misma.
92:4.4 (1007.4) Se han producido muchos casos de revelaciones religiosas, pero sólo cinco han tenido una importancia que ha hecho época. Y fueron los siguientes:
92:4.5 (1007.5) 1. Las enseñanzas de Dalamatia. El verdadero concepto de la Fuente-Centro Primera fue promulgado por primera vez en Urantia por los cien miembros corpóreos del estado mayor del Príncipe Caligastia. Esta revelación creciente de la Deidad duró más de trescientos mil años, hasta que fue interrumpida repentinamente por la secesión planetaria y la ruptura del régimen educativo. A excepción del trabajo de Van, la influencia de la revelación dalamatiana se perdió prácticamente para el mundo entero. Incluso los noditas habían olvidado esta verdad en la época de la llegada de Adán. De todos aquellos que recibieron las enseñanzas de los cien, los hombres rojos fueron los que las conservaron durante más tiempo, pero la idea del Gran Espíritu no era más que un concepto nebuloso en la religión amerindia cuando el contacto con el cristianismo lo clarificó y lo reforzó enormemente.
92:4.6 (1007.6) 2. Las enseñanzas del Edén. Adán y Eva describieron de nuevo el concepto del Padre de todos a los pueblos evolutivos. La disgregación del primer Edén detuvo el curso de la revelación adámica antes de que hubiera empezado a efectuarse plenamente. Pero los sacerdotes setitas continuaron las enseñanzas abortadas de Adán, y algunas de estas verdades nunca se han perdido por completo para el mundo. Toda la tendencia de la evolución religiosa levantina fue modificada por las enseñanzas de los setitas. Pero hacia el año 2500 a. de J. C., la humanidad había perdido ampliamente de vista la revelación patrocinada en los tiempos del Edén.
92:4.7 (1007.7) 3. Melquisedek de Salem. Este Hijo de Nebadon, enviado en misión de urgencia al planeta, inauguró la tercera revelación de la verdad en Urantia. Los preceptos cardinales de sus enseñanzas fueron la confianza y la fe. Enseñó la confianza en la beneficencia omnipotente de Dios y proclamó que la fe era el acto por el cual los hombres conseguían el favor de Dios. Sus enseñanzas se mezclaron gradualmente con las creencias y las prácticas de diversas religiones evolutivas, y finalmente se convirtieron en los sistemas teológicos presentes en Urantia al principio del primer milenio después de Cristo.
92:4.8 (1008.1) 4. Jesús de Nazaret. Cristo Miguel presentó por cuarta vez en Urantia el concepto de Dios como Padre Universal, y esta enseñanza ha perdurado en general desde entonces. La esencia de su enseñanza era el amor y el servicio, la adoración amorosa que un hijo creado ofrece voluntariamente en reconocimiento al ministerio afectuoso de su Padre Dios, y en respuesta al mismo; el servicio por propia voluntad que estos hijos creados dispensan a sus hermanos, con la alegre comprensión de que mediante este servicio están sirviendo igualmente a Dios Padre.
92:4.9 (1008.2) 5. Los documentos de Urantia. Los documentos, de los cuales éste mismo forma parte, constituyen la presentación más reciente de la verdad a los mortales de Urantia. Estos documentos difieren de todas las revelaciones anteriores, ya que no son el trabajo de una sola personalidad del universo, sino una presentación compuesta realizada por numerosos seres. Pero ninguna revelación puede ser nunca completa hasta que no se alcanza al Padre Universal. Todos los demás ministerios celestiales no son más que parciales, transitorios y prácticamente adaptados a las condiciones locales en el tiempo y el espacio. Aunque una confesión como ésta quizás pueda reducir la fuerza y la autoridad inmediatas de todas las revelaciones, ha llegado la hora en que es conveniente hacer estas sinceras declaraciones incluso a riesgo de debilitar la influencia y la autoridad futuras de esta obra, que es la revelación más reciente de la verdad para las razas mortales de Urantia.
92:5.1 (1008.3) En la religión evolutiva se concibe que los dioses existen a imagen y semejanza de los hombres; en la religión revelada se enseña a los hombres que son hijos de Dios — que incluso están hechos a la imagen finita de la divinidad; en las creencias sintetizadas compuestas por las enseñanzas de la revelación y los productos de la evolución, el concepto de Dios es una mezcla de:
92:5.2 (1008.4) 1. Las ideas preexistentes de los cultos evolutivos.
92:5.3 (1008.5) 2. Los ideales sublimes de la religión revelada.
92:5.4 (1008.6) 3. Los puntos de vista personales de los grandes dirigentes religiosos, los profetas e instructores de la humanidad.
92:5.5 (1008.7) La mayor parte de las grandes épocas religiosas han sido inauguradas por la vida y las enseñanzas de alguna personalidad sobresaliente; las directrices de un jefe han originado la mayoría de los movimientos morales, dignos de consideración, de la historia. Los hombres siempre han tenido la tendencia de venerar al dirigente, incluso a costa de sus enseñanzas; de reverenciar su personalidad, incluso perdiendo de vista las verdades que proclamaba. Y esto no sucede sin razón; el corazón del hombre evolutivo posee el deseo instintivo de recibir la ayuda de arriba y del más allá. Este anhelo está diseñado para esperar la aparición en la Tierra del Príncipe Planetario y de los Hijos Materiales posteriores. En Urantia, los hombres han estado privados de estos jefes y gobernantes superhumanos, y por eso intentan constantemente compensar esta pérdida envolviendo a sus dirigentes humanos en leyendas relacionadas con sus orígenes sobrenaturales y sus carreras milagrosas.
92:5.6 (1008.8) Muchas razas han imaginado que sus dirigentes habían nacido de vírgenes; sus carreras están generosamente salpicadas de episodios milagrosos, y sus grupos respectivos continúan esperando su retorno. Los miembros de las tribus de Asia central esperan todavía el regreso de Gengis Kan; en el Tíbet, China y la India esperan a Buda, y en el islam, a Mahoma; entre los amerindios, a Hesunanín Onamonalontón; entre los hebreos se trataba en general del regreso de Adán como gobernante material. En Babilonia, el dios Marduc era una perpetuación de la leyenda de Adán, la idea del hijo de Dios, el eslabón entre el hombre y Dios. Después de la aparición de Adán en la Tierra, los supuestos hijos de Dios fueron frecuentes entre las razas del mundo.
92:5.7 (1009.1) Pero sin tener en cuenta el temor supersticioso que a menudo inspiraban, sigue siendo un hecho que estos instructores fueron las personalidades temporales que sirvieron de puntos de apoyo sobre los que dependieron las palancas de la verdad revelada para hacer progresar la moralidad, la filosofía y la religión de la humanidad.
92:5.8 (1009.2) Ha habido centenares de dirigentes religiosos a lo largo del millón de años de la historia humana de Urantia, desde Onagar hasta el Gurú Nanek. Durante este tiempo se han producido muchos flujos y reflujos en la marea de la verdad religiosa y de la fe espiritual, y cada renacimiento de la religión urantiana ha estado identificado, en el pasado, con la vida y las enseñanzas de algún dirigente religioso. Al examinar los instructores de los tiempos recientes, puede resultar útil agruparlos en siete épocas religiosas mayores de la Urantia postadámica:
92:5.9 (1009.3) 1. El período setita. Los sacerdotes setitas, regenerados bajo la dirección de Amosad, se convirtieron en los grandes educadores postadámicos. Ejercieron su actividad en todas las tierras de los anditas, y su influencia sobrevivió durante más tiempo entre los griegos, los sumerios y los hindúes. Entre estos últimos han continuado hasta la época actual bajo la forma de los brahmanes de la fe hindú. Los setitas y sus seguidores nunca perdieron por completo el concepto de la Trinidad revelado por Adán.
92:5.10 (1009.4) 2. La era de los misioneros de Melquisedek. La religión de Urantia fue regenerada en gran medida por los esfuerzos de los educadores que fueron nombrados por Maquiventa Melquisedek cuando éste vivía y enseñaba en Salem, cerca de dos mil años antes de Cristo. Estos misioneros proclamaron que la fe era el precio del favor de Dios, y aunque sus enseñanzas no produjeron la aparición inmediata de religiones, sin embargo formaron las bases sobre las cuales los instructores posteriores de la verdad construyeron las religiones de Urantia.
92:5.11 (1009.5) 3. La era posterior a Melquisedek. Tanto Amenemope como Akenatón enseñaron durante este período, pero el genio religioso sobresaliente de la era posterior a Melquisedek fue el jefe de un grupo de beduinos levantinos, el fundador de la religión hebrea — Moisés. Moisés enseñó el monoteísmo. Dijo: «Escucha, oh Israel, el Señor nuestro Dios es un solo Dios.» «Es el Señor el que es Dios. No hay ningún otro además de él.» Trató insistentemente de desarraigar de su pueblo los vestigios del culto a los fantasmas, llegando incluso a establecer la pena de muerte para los que lo practicaran. El monoteísmo de Moisés fue adulterado por sus sucesores, pero en tiempos posteriores éstos volvieron a muchas de sus enseñanzas. La grandeza de Moisés reside en su sabiduría y su sagacidad. Otros hombres han tenido unos conceptos más grandes de Dios, pero ninguno ha tenido nunca tanto éxito convenciendo a grandes cantidades de personas para que adoptaran unas creencias tan avanzadas.
92:5.12 (1009.6) 4. El siglo sexto antes de Cristo. Éste fue uno de los siglos de despertar religioso más grandes que se haya visto jamás en Urantia. Muchos hombres surgieron para proclamar la verdad, y entre ellos se puede citar a Gautama, Confucio, Lao-Tse, Zoroastro y los educadores jainistas. Las enseñanzas de Gautama se han difundido ampliamente por Asia, y millones de personas lo veneran como Buda. Confucio supuso para la moral china lo mismo que Platón para la filosofía griega, y aunque las enseñanzas de los dos tuvieron repercusiones religiosas, ninguno de ellos era en realidad un educador religioso; Lao-Tse concibió más cosas sobre Dios en el Tao que Confucio en las humanidades o que Platón en el idealismo. Aunque Zoroastro estaba muy afectado por el concepto predominante del dualismo espiritual, de los espíritus buenos y malos, al mismo tiempo exaltó claramente la idea de una Deidad eterna y de la victoria final de la luz sobre la oscuridad.
92:5.13 (1010.1) 5. El primer siglo después de Cristo. Como instructor religioso, Jesús de Nazaret partió del culto que había establecido Juan el Bautista y se alejó tanto como pudo de los ayunos y las formas. Aparte de Jesús, Pablo de Tarso y Filón de Alejandría fueron los educadores más grandes de esta era. Sus conceptos de la religión han jugado un papel predominante en la evolución de la fe que lleva el nombre de Cristo.
92:5.14 (1010.2) 6. El siglo sexto después de Cristo. Mahoma fundó una religión que era superior a muchos credos de su época. Su religión fue una protesta contra las exigencias sociales de las doctrinas extranjeras y contra la incoherencia de la vida religiosa de su propio pueblo.
92:5.15 (1010.3) 7. El siglo quince después de Cristo. Este período presenció dos movimientos religiosos: la ruptura de la unidad del cristianismo en occidente y la síntesis de una nueva religión en oriente. En Europa, el cristianismo institucionalizado había alcanzado el grado de rigidez que hacía que cualquier crecimiento adicional resultara incompatible con la unidad. En oriente, las enseñanzas combinadas del Islam, el hinduismo y el budismo fueron sintetizadas por Nanek y sus seguidores en el sijismo, una de las religiones más avanzadas de Asia.
92:5.16 (1010.4) El futuro de Urantia estará caracterizado sin duda por la aparición de instructores de la verdad religiosa — la Paternidad de Dios y la fraternidad de todas las criaturas. Pero es de esperar que los esfuerzos ardientes y sinceros de esos futuros profetas estén menos dirigidos hacia el reforzamiento de las barreras entre las religiones, y más encaminados hacia el acrecentamiento de una fraternidad religiosa de adoración espiritual entre los numerosos seguidores de las diferentes teologías intelectuales que tanto caracterizan al planeta Urantia de Satania.
92:6.1 (1010.5) Las religiones urantianas del siglo veinte ofrecen un estudio interesante sobre la evolución social del impulso humano a la adoración. Muchas doctrinas han progresado muy poco desde los tiempos del culto a los fantasmas. Los pigmeos de África no tienen reacciones religiosas como tales, aunque algunos de ellos creen un poco en un entorno de espíritus. Hoy están exactamente en el punto en que se encontraba el hombre primitivo cuando empezó la evolución de la religión. La creencia fundamental de la religión primitiva era la supervivencia después de la muerte. La idea de adorar a un Dios personal indica un desarrollo evolutivo avanzado, e incluso la primera etapa de la revelación. Los dayacs sólo han desarrollado las prácticas religiosas más primitivas. Los esquimales y amerindios relativamente recientes tenían unos conceptos muy pobres de Dios; creían en los fantasmas y tenían una idea imprecisa de algún tipo de supervivencia después de la muerte. Los indígenas australianos de hoy en día sólo tienen el miedo a los fantasmas, el temor a la oscuridad y una veneración rudimentaria de los antepasados. Los zulúes están precisamente desarrollando una religión de miedo a los fantasmas y de sacrificios. Muchas tribus africanas, excepto aquellas que han recibido el trabajo misionero de los cristianos y los mahometanos, no han sobrepasado todavía el estado fetichista de la evolución religiosa. Pero algunos grupos se han mantenido fieles durante mucho tiempo a la idea del monoteísmo, como los antiguos tracios, que también creían en la inmortalidad.
92:6.2 (1010.6) En Urantia, la religión evolutiva y la religión revelada progresan una al lado de la otra, mezclándose y fundiéndose en los diversos sistemas teológicos que se encontraban en el mundo en la época de la redacción de estos documentos. Estas religiones, las del siglo veinte de Urantia, se pueden enumerar como sigue:
92:6.3 (1011.1) 1. El hinduismo — la más antigua.
92:6.4 (1011.2) 2. La religión hebrea.
92:6.5 (1011.3) 3. El budismo.
92:6.6 (1011.4) 4. Las enseñanzas de Confucio.
92:6.7 (1011.5) 5. Las creencias taoistas.
92:6.8 (1011.6) 6. El zoroastrismo.
92:6.9 (1011.7) 7. El sintoísmo.
92:6.10 (1011.8) 8. El jainismo.
92:6.11 (1011.9) 9. El cristianismo.
92:6.12 (1011.10) 10. El islam.
92:6.13 (1011.11) 11. El sijismo — la más reciente.
92:6.14 (1011.12) Las religiones más avanzadas de los tiempos antiguos eran el judaísmo y el hinduismo, y cada una de ellas ha tenido respectivamente una gran influencia sobre el curso del desarrollo religioso en oriente y occidente. Tanto los hindúes como los hebreos creían que sus religiones eran inspiradas y reveladas, y que todas las demás eran formas decadentes de la única fe verdadera.
92:6.15 (1011.13) La India está dividida entre los hindúes, los sijs, los mahometanos y los jaínes, y cada uno describe a Dios, al hombre y al universo según sus conceptos diferentes. China sigue las enseñanzas del Tao y de Confucio; el sintoísmo se venera en el Japón.
92:6.16 (1011.14) Las grandes doctrinas internacionales, interraciales, son la hebrea, la budista, la cristiana y la islámica. El budismo se extiende desde Ceilán y Birmania, a través del Tíbet y China, hasta el Japón. Ha demostrado una facultad de adaptación a las costumbres de numerosos pueblos que sólo ha sido igualada por el cristianismo.
92:6.17 (1011.15) La religión hebrea engloba la transición filosófica entre el politeísmo y el monoteísmo; es un eslabón evolutivo entre las religiones de la evolución y las religiones reveladas. Los hebreos fueron el único pueblo occidental que siguió a sus dioses evolutivos primitivos desde el principio hasta el fin, hasta el Dios de la revelación. Pero esta verdad nunca fue ampliamente aceptada hasta la época de Isaías, que enseñó de nuevo la idea mixta de una deidad racial fusionada con un Creador Universal: «Oh Señor de los ejércitos, Dios de Israel, tú eres Dios, sólo tú lo eres; tú has creado el cielo y la Tierra.» En un momento dado, la esperanza de supervivencia de la civilización occidental residió en los sublimes conceptos hebreos de la bondad y en los avanzados conceptos helénicos de la belleza.
92:6.18 (1011.16) La religión cristiana es la religión acerca de la vida y las enseñanzas de Cristo, basada en la teología del judaísmo, modificada además por la asimilación de algunas enseñanzas de Zoroastro y de la filosofía griega, y formulada principalmente por tres personalidades: Filón, Pedro y Pablo. Ha pasado por muchas fases en su evolución desde los tiempos de Pablo, y se ha occidentalizado tanto que muchos pueblos no europeos consideran naturalmente al cristianismo como la extraña revelación de un Dios extraño, destinada a los extraños.
92:6.19 (1011.17) El islam es la conexión religioso-cultural entre África del norte, el Levante y el sudeste de Asia. La teología judía, en unión con las enseñanzas cristianas posteriores, fue la que hizo monoteísta al islam. Los seguidores de Mahoma tropezaron con las enseñanzas avanzadas sobre la Trinidad; no podían comprender la doctrina de tres personalidades divinas y una sola Deidad. Siempre es difícil inducir a la mente evolutiva a que acepte repentinamente una verdad revelada avanzada. El hombre es una criatura evolutiva y, en general, debe conseguir su religión por medio de técnicas evolutivas.
92:6.20 (1012.1) El culto a los antepasados constituyó antiguamente un progreso indudable en la evolución religiosa, pero es a la vez sorprendente y lamentable que este concepto primitivo continúe existiendo en China, el Japón y la India en medio de otras creencias relativamente más avanzadas, tales como el budismo y el hinduismo. En occidente, el culto a los antepasados se convirtió en la veneración de los dioses nacionales y en el respeto por los héroes de la raza. En el siglo veinte, esta religión nacionalista de veneración de los héroes hace su aparición en los diversos laicismos radicales y nacionalistas que caracterizan a muchas razas y naciones occidentales. Esta misma actitud se encuentra también en gran parte en las grandes universidades y en las comunidades industriales más importantes de los pueblos de habla inglesa. La idea de que la religión no es más que «una búsqueda en común de la buena vida» no difiere mucho de estos conceptos. Las «religiones nacionales» no son más que una reversión a la adoración primitiva romana de los emperadores, y al sintoísmo — la adoración del Estado en la familia imperial.
92:7.1 (1012.2) La religión no puede volverse nunca un hecho científico. La filosofía puede descansar en verdad sobre una base científica, pero la religión seguirá siendo siempre evolutiva o revelada, o una posible combinación de las dos, tal como sucede en el mundo de hoy en día.
92:7.2 (1012.3) No se pueden inventar nuevas religiones; o éstas se desarrollan por evolución, o son reveladas repentinamente. Todas las religiones evolutivas nuevas son simplemente las expresiones progresivas de creencias antiguas, nuevas adaptaciones y nuevos ajustes. Lo antiguo no deja de existir; está fundido en lo nuevo, tal como el sijismo brotó y floreció de la tierra y las formas del hinduismo, el budismo, el islam y otros cultos contemporáneos. La religión primitiva era muy democrática; el salvaje prestaba o pedía prestado rápidamente. El egotismo teológico autocrático e intolerante sólo apareció con la religión revelada.
92:7.3 (1012.4) Las numerosas religiones de Urantia son todas buenas en la medida en que llevan al hombre hacia Dios y aportan al hombre la comprensión del Padre. Es una falacia, para cualquier grupo de personas religiosas, imaginar que su credo es La Verdad; esta actitud demuestra más arrogancia teológica que certidumbre en la fe. No existe una religión en Urantia que no pueda estudiar y asimilar provechosamente lo mejor de las verdades contenidas en todas las otras doctrinas, porque todas contienen verdades. Los practicantes de la religión harían mejor en tomar prestado lo mejor de la fe espiritual viviente de sus vecinos, en lugar de denunciar lo peor de sus supersticiones sobrevivientes y de sus rituales anticuados.
92:7.4 (1012.5) Todas estas religiones han surgido como consecuencia de la reacción intelectual variable de los hombres a sus directrices espirituales idénticas. Los hombres nunca pueden esperar alcanzar una uniformidad de credos, dogmas y ritos — pues éstos son intelectuales; pero sí pueden, y algún día lo lograrán, conseguir la unidad en la adoración sincera del Padre de todos, porque ésta es espiritual, y es eternamente cierto que en espíritu todos los hombres son iguales.
92:7.5 (1012.6) La religión primitiva era sobre todo una conciencia de los valores materiales, pero la civilización eleva los valores religiosos, porque la verdadera religión es la dedicación del yo al servicio de los valores significativos y supremos. A medida que evoluciona la religión, la ética se convierte en la filosofía de la moral, y la moralidad se vuelve la disciplina del yo gracias a los criterios de los significados superiores y de los valores supremos — de los ideales divinos y espirituales. La religión se convierte así en una devoción espontánea y delicada, en la experiencia viviente de la fidelidad del amor.
92:7.6 (1013.1) La calidad de una religión se puede apreciar por:
92:7.7 (1013.2) 1. La altura de sus valores — las fidelidades.
92:7.8 (1013.3) 2. La profundidad de sus significados — la sensibilización del individuo a la apreciación idealista de estos valores superiores.
92:7.9 (1013.4) 3. La intensidad de la consagración — el grado de devoción a estos valores divinos.
92:7.10 (1013.5) 4. El progreso sin trabas de la personalidad en este camino cósmico de vida espiritual idealista, de comprensión de la filiación con Dios y de ciudadanía progresiva sin fin en el universo.
92:7.11 (1013.6) Los significados religiosos progresan en la conciencia personal cuando el niño transfiere sus ideas de la omnipotencia desde sus padres hasta Dios. Toda la experiencia religiosa de ese niño dependerá considerablemente de si la relación con sus padres ha estado dominada por el miedo o por el amor. Los esclavos siempre han tenido grandes dificultades para transformar el miedo a sus amos en conceptos de amor por Dios. La civilización, la ciencia y las religiones avanzadas deben liberar a la humanidad de los miedos procedentes del temor a los fenómenos naturales. Una cultura más amplia debería liberar así a los mortales instruidos de tener que depender totalmente de los intermediarios para comulgar con la Deidad.
92:7.12 (1013.7) Estas etapas intermedias de titubeo idólatra en el proceso de transferir la veneración de lo humano y visible a lo divino e invisible son inevitables, pero la conciencia de las facilidades aportadas por el ministerio del espíritu divino interior debería abreviar estas etapas. Sin embargo, el hombre ha sido profundamente influido no sólo por sus conceptos sobre la Deidad, sino también por el carácter de los héroes que ha escogido honrar. Es muy lamentable que aquellos que han llegado a venerar al Cristo divino y resucitado hayan pasado por alto al hombre — al héroe valiente e intrépido — a Josué ben José.
92:7.13 (1013.8) El hombre moderno tiene una conciencia suficiente de la religión, pero sus costumbres devotas están confusas y desacreditadas debido a su metamorfosis social acelerada y a sus desarrollos científicos sin precedentes. Los hombres y las mujeres pensantes quieren que la religión sea definida de nuevo, y esta exigencia obligará a la religión a volverse a evaluar a sí misma.
92:7.14 (1013.9) El hombre moderno se enfrenta a la tarea de hacer más reajustes en los valores humanos en una sola generación que en dos mil años. Y todo esto influye sobre la actitud social hacia la religión, porque la religión es una manera de vivir así como una técnica de pensamiento.
92:7.15 (1013.10) La verdadera religión debe ser siempre y al mismo tiempo el eterno fundamento y la estrella orientadora de todas las civilizaciones duraderas.
92:7.16 (1013.11) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 93
93:0.1 (1014.1) LOS Melquisedeks son muy conocidos como Hijos de emergencia, porque se dedican a una asombrosa gama de actividades en los mundos de un universo local. Cuando surge algún problema extraordinario o cuando hay que intentar algo fuera de lo normal, es un Melquisedek el que acepta muy a menudo la misión. La capacidad de los Hijos Melquisedeks para actuar en los casos de urgencia y en niveles muy divergentes del universo, incluso en el nivel físico de manifestación de la personalidad, es típica de esta orden. Sólo los Portadores de Vida comparten hasta cierto punto esta gama metamórfica de actividades de la personalidad.
93:0.2 (1014.2) La orden Melquisedek de filiación del universo ha sido extremadamente activa en Urantia. Un cuerpo de doce miembros sirvió conjuntamente con los Portadores de Vida. Otro cuerpo posterior de doce se convirtió en los síndicos de vuestro mundo poco después de la secesión de Caligastia, y continuó al mando hasta la época de Adán y Eva. Estos doce Melquisedeks volvieron a Urantia después de la falta de Adán y Eva, y luego continuaron como síndicos planetarios hasta el día en que Jesús de Nazaret se convirtió, como Hijo del Hombre, en el Príncipe Planetario titular de Urantia.
93:1.1 (1014.3) La verdad revelada estuvo amenazada de desaparición durante los milenios que siguieron al fracaso de la misión adámica en Urantia. Aunque las razas humanas hacían progresos intelectuales, perdían lentamente terreno en el campo espiritual. Hacia el año 3000 a. de J. C., el concepto de Dios se había vuelto muy vago en la mente de los hombres.
93:1.2 (1014.4) Los doce síndicos Melquisedeks conocían la donación inminente de Miguel en el planeta, pero no sabían cuándo se produciría; por consiguiente, se reunieron en consejo solemne y pidieron a los Altísimos de Edentia que se tomara alguna disposición para mantener la luz de la verdad en Urantia. Esta petición fue desestimada con el mandato de que «la conducta de los asuntos en la 606 de Satania está plenamente entre las manos de los custodios Melquisedeks.» Los síndicos recurrieron entonces a la ayuda del Padre Melquisedek, pero sólo recibieron el mensaje de que debían continuar sosteniendo la verdad de la manera que ellos mismos escogieran «hasta la llegada de un Hijo donador» que «salvaría los títulos planetarios de la pérdida y la incertidumbre.»
93:1.3 (1014.5) A consecuencia de tener que valerse tan completamente por sí mismos, Maquiventa Melquisedek, uno de los doce síndicos planetarios, se ofreció como voluntario para hacer lo que sólo se había efectuado seis veces en toda la historia de Nebadon: personalizarse en la Tierra como un hombre temporal del planeta, donarse como Hijo de emergencia para ayudar al mundo. Las autoridades de Salvington concedieron el permiso para esta aventura, y la encarnación efectiva de Maquiventa Melquisedek se consumó cerca del lugar que llegaría a convertirse en la ciudad de Salem, en Palestina. Toda la operación de la materialización de este Hijo Melquisedek fue completada por los síndicos planetarios con la cooperación de los Portadores de Vida, de algunos Controladores Físicos Maestros y de otras personalidades celestiales residentes en Urantia.
93:2.1 (1015.1) Maquiventa se donó a las razas humanas de Urantia 1.973 años antes del nacimiento de Jesús. Su llegada no fue espectacular; su materialización no fue contemplada por los ojos humanos. La primera vez que un hombre mortal lo observó fue el día memorable en que entró en la tienda de Amdón, un pastor caldeo de origen sumerio. Y la proclamación de su misión estuvo sintetizada en la simple declaración que le hizo a este pastor: «Soy Melquisedek, sacerdote de El Elyón, el Altísimo, el solo y único Dios.»
93:2.2 (1015.2) Cuando el pastor se hubo recobrado de su sorpresa, y después de acosar a este desconocido con muchas preguntas, le pidió a Melquisedek que cenara con él. Ésta fue la primera vez, en su larga carrera universal, que Maquiventa consumió comida material, el alimento que habría de sustentarlo durante los noventa y cuatro años de su vida como ser material.
93:2.3 (1015.3) Aquella noche, mientras conversaban fuera bajo las estrellas, Melquisedek empezó su misión de revelar la verdad de la realidad de Dios cuando, con un amplio movimiento de su brazo, se volvió hacia Amdón y le dijo: «El Elyón, el Altísimo, es el divino creador de las estrellas del firmamento e incluso de esta misma Tierra donde vivimos, y es también el Dios supremo del cielo.»
93:2.4 (1015.4) En pocos años, Melquisedek había reunido a su alrededor a un grupo de alumnos, discípulos y creyentes que formaron el núcleo de la comunidad posterior de Salem. Pronto fue conocido en toda Palestina como el sacerdote de El Elyón, el Altísimo, y como el sabio de Salem. En algunas tribus circundantes, a menudo se referían a él como el jeque, o el rey, de Salem. Salem era el lugar que, después de la desaparición de Melquisedek, se convirtió en la ciudad de Jebús, y más tarde fue llamada Jerusalén.
93:2.5 (1015.5) Melquisedek se parecía, en su apariencia personal, a los pueblos noditas y sumerios entonces mezclados; medía casi un metro ochenta de alto y tenía una presencia imponente. Hablaba el caldeo y media docena de otras lenguas. Se vestía poco más o menos como los sacerdotes cananeos, salvo que llevaba en su pecho un emblema de tres círculos concéntricos, el símbolo de la Trinidad del Paraíso vigente en Satania. En el transcurso de su ministerio, sus seguidores llegaron a considerar tan sagrada esta insignia de los tres círculos concéntricos, que nunca se atrevieron a utilizarla, y con el paso de algunas generaciones fue pronto olvidada.
93:2.6 (1015.6) Aunque Maquiventa vivió a la manera de los hombres del planeta, nunca se casó, ni podría haber dejado descendencia en la Tierra. Su cuerpo físico se parecía al de un varón humano, pero pertenecía en realidad al tipo de cuerpos especialmente construídos que habían utilizado los cien miembros materializados del estado mayor del Príncipe Caligastia, salvo que no contenía el plasma vital de ninguna raza humana. El árbol de la vida tampoco estaba disponible en Urantia. Si Maquiventa hubiera permanecido un largo período de tiempo en la Tierra, su mecanismo físico se habría deteriorado paulatinamente; tal como sucedieron las cosas, terminó su misión de donación en noventa y cuatro años, mucho antes de que su cuerpo material empezara a desintegrarse.
93:2.7 (1016.1) Este Melquisedek encarnado recibió un Ajustador del Pensamiento que residió en su personalidad superhumana como monitor del tiempo y mentor de la carne, consiguiendo así aquella experiencia e introducción práctica a los problemas de Urantia y a la técnica de residir en un Hijo encarnado que permitió a este espíritu del Padre ejercer su actividad tan valientemente en la mente humana de Miguel, el Hijo de Dios que apareció más tarde en la Tierra en la similitud de la carne mortal. Éste es el único Ajustador del Pensamiento que ha trabajado en dos mentes en Urantia, pero las dos mentes eran divinas a la vez que humanas.
93:2.8 (1016.2) Maquiventa permaneció durante su encarnación en completo contacto con sus once compañeros del cuerpo de guardianes planetarios, pero no podía comunicarse con otras órdenes de personalidades celestiales. Aparte de los síndicos Melquisedeks, no tenía más contacto con las inteligencias superhumanas que un ser humano.
93:3.1 (1016.3) Después de pasar una década, Melquisedek organizó sus escuelas en Salem según el modelo del antiguo sistema que había sido desarrollado por los primeros sacerdotes setitas del segundo Edén. Incluso la idea de un sistema de diezmo, que fue introducido por Abraham, su converso posterior, también provenía de las tradiciones supervivientes de los métodos de los antiguos setitas.
93:3.2 (1016.4) Melquisedek enseñó el concepto de un solo Dios, de una Deidad universal, pero permitió que la gente asociara esta enseñanza con el Padre de la Constelación de Norlatiadek, a quien llamaba El Elyón — el Altísimo. Melquisedek casi no dijo nada sobre la situación de Lucifer y el estado de los asuntos de Jerusem. Lanaforge, el Soberano del Sistema, tuvo que ocuparse poco de Urantia hasta después de que Miguel terminara su donación. Para la mayoría de los estudiantes de Salem, Edentia era el cielo y el Altísimo, Dios.
93:3.3 (1016.5) El símbolo de los tres círculos concéntricos, que Melquisedek adoptó como insignia de su donación, fue interpretado por la mayoría de la gente como que representaba tres reinos, el reino de los hombres, de los ángeles y de Dios. Se les permitió que continuaran con esta creencia; muy pocos de sus seguidores supieron nunca que estos tres círculos eran el símbolo de la infinidad, la eternidad y la universalidad de la Trinidad del Paraíso que lo mantiene y lo dirige todo de manera divina; incluso Abraham consideraba que este símbolo representaba más bien a los tres Altísimos de Edentia, pues se le había enseñado que los tres Altísimos actuaban como uno solo. Melquisedek enseñó el concepto de la Trinidad, simbolizado en su insignia, hasta el punto de que lo asociaba generalmente con los tres gobernantes Vorondadeks de la constelación de Norlatiadek.
93:3.4 (1016.6) Para la masa de sus seguidores, no hizo ningún esfuerzo por presentarles unas enseñanzas que sobrepasaran la realidad del gobierno de los Altísimos de Edentia — los Dioses de Urantia. Pero Melquisedek enseñó a algunos una verdad superior que abarcaba la conducta y la organización del universo local, mientras que a su brillante discípulo Nordán el Kenita y a su grupo de estudiantes aplicados les enseñó las verdades del superuniverso e incluso de Havona.
93:3.5 (1016.7) Los miembros de la familia de Katro, con quien Melquisedek vivió más de treinta años, conocían muchas de estas verdades superiores y las perpetuaron durante mucho tiempo en su familia, incluso hasta la época de su ilustre descendiente Moisés; éste contó así con una convincente tradición de los tiempos de Melquisedek que le había sido transmitida por esta rama, la de su padre, así como por otras fuentes pertenecientes al linaje de su madre.
93:3.6 (1016.8) Melquisedek enseñó a sus seguidores todo lo que fueron capaces de recibir y asimilar. Incluso muchas ideas religiosas modernas sobre el cielo y la Tierra, el hombre, Dios y los ángeles no están muy alejadas de estas enseñanzas de Melquisedek. Pero este gran maestro lo subordinó todo a la doctrina de un solo Dios, una Deidad universal, un Creador celestial, un Padre divino. Hizo hincapié en esta enseñanza con el fin de atraer la adoración del hombre y de preparar el camino para la aparición posterior de Miguel como Hijo de este mismo Padre Universal.
93:3.7 (1017.1) Melquisedek enseñó que en algún momento del futuro otro Hijo de Dios vendría a encarnarse como él, pero que nacería de una mujer; por esta razón numerosos educadores posteriores sostuvieron que Jesús era un sacerdote, o un ministro, «para siempre a la manera de Melquisedek».
93:3.8 (1017.2) Melquisedek preparó así el camino y organizó el terreno monoteísta de la tendencia del mundo para la donación de un verdadero Hijo Paradisiaco del Dios único que él describía tan gráficamente como el Padre de todos, y que presentó a Abraham como un Dios que acepta al hombre con la simple condición de la fe personal. Y cuando Miguel apareció en la Tierra, confirmó todo lo que Melquisedek había enseñado sobre el Padre Paradisiaco.
93:4.1 (1017.3) Las ceremonias del culto de Salem eran muy sencillas. Toda persona que firmaba o ponía una marca en las listas de las tablillas de arcilla de la iglesia de Melquisedek aprendía de memoria, y suscribía, la siguiente creencia:
93:4.2 (1017.4) 1. Creo en El Elyón, el Dios Altísimo, el único Padre Universal y Creador de todas las cosas.
93:4.3 (1017.5) 2. Acepto la alianza de Melquisedek con el Altísimo, la cual me otorga el favor de Dios por mi fe, y no por los sacrificios ni los holocaustos.
93:4.4 (1017.6) 3. Prometo obedecer los siete mandamientos de Melquisedek y divulgar a todos los hombres la buena nueva de esta alianza con el Altísimo.
93:4.5 (1017.7) Éste era todo el credo de la colonia de Salem. Pero incluso una declaración de fe tan simple y tan corta era totalmente excesiva y demasiado avanzada para los hombres de aquella época. Simplemente no podían captar la idea de conseguir el favor divino a cambio de nada — sólo por la fe. Tenían demasiado arraigada la creencia de que el hombre había nacido con los derechos perdidos ante los dioses. Habían ofrecido sacrificios y habían hecho regalos a los sacerdotes durante demasiado tiempo y con demasiada seriedad como para ser capaces de comprender la buena nueva de que la salvación, el favor divino, era un regalo gratuito para todos los que quisieran creer en la alianza de Melquisedek. Pero Abraham creyó aunque con poco entusiasmo, e incluso esto le fue «contado en justicia».
93:4.6 (1017.8) Los siete mandamientos promulgados por Melquisedek estaban modelados según las ideas de la antigua ley suprema de Dalamatia, y se parecían mucho a los siete mandamientos que habían sido enseñados en el primero y segundo Edén. Estos mandamientos de la religión de Salem eran los siguientes:
93:4.7 (1017.9) 1. No servirás a ningún Dios salvo al Creador Altísimo del cielo y de la Tierra.
93:4.8 (1017.10) 2. No dudarás de que la fe es el único requisito para la salvación eterna.
93:4.9 (1017.11) 3. No levantarás falsos testimonios.
93:4.10 (1017.12) 4. No matarás.
93:4.11 (1017.13) 5. No robarás.
93:4.12 (1018.1) 6. No cometerás adulterio.
93:4.13 (1018.2) 7. No mostrarás falta de respeto por tus padres y tus mayores.
93:4.14 (1018.3) Aunque no se permitía ningún sacrificio dentro de la colonia, Melquisedek sabía muy bien lo difícil que es eliminar repentinamente unas costumbres establecidas durante mucho tiempo y, en consecuencia, ofreció sabiamente a este pueblo sustituir el antiguo sacrificio de carne y sangre por un sacramento de pan y vino. Está escrito que «Melquisedek, rey de Salem, trajo pan y vino». Pero incluso esta prudente innovación no tuvo un éxito completo; todas las diversas tribus mantenían unos centros auxiliares en las afueras de Salem donde ofrecían sacrificios y holocaustos. El mismo Abraham recurrió a esta práctica bárbara después de su victoria sobre Kedorlaomer; sencillamente no se sentía tranquilo del todo hasta haber ofrecido un sacrificio convencional. Melquisedek nunca consiguió erradicar plenamente esta tendencia a los sacrificios de las prácticas religiosas de sus seguidores, ni siquiera de Abraham.
93:4.15 (1018.4) Al igual que Jesús, Melquisedek se ocupó estrictamente de cumplir la misión de su donación. No intentó reformar las costumbres, cambiar los hábitos del mundo, ni promulgar siquiera unas prácticas higiénicas avanzadas o unas verdades científicas. Vino para realizar dos tareas: Mantener viva en la Tierra la verdad del Dios único, y preparar el camino para la donación humana posterior de un Hijo Paradisiaco de ese Padre Universal.
93:4.16 (1018.5) Melquisedek enseñó en Salem una verdad revelada elemental a lo largo de noventa y cuatro años, y durante este tiempo Abraham asistió a la escuela de Salem en tres ocasiones diferentes. Finalmente se convirtió a las enseñanzas de Salem, volviéndose uno de los alumnos más brillantes y uno de los partidarios principales de Melquisedek.
93:5.1 (1018.6) Aunque pueda ser un error hablar de «pueblo elegido», no es una equivocación referirse a Abraham como un individuo elegido. Melquisedek confió a Abraham la responsabilidad de mantener viva la verdad de un Dios único, distinguiéndolo de la creencia predominante en unas deidades múltiples.
93:5.2 (1018.7) La elección de Palestina como sede de las actividades de Maquiventa estuvo basada en parte en el deseo de establecer contacto con una familia humana que llevara incorporados los potenciales de mando. En la época de la encarnación de Melquisedek, muchas familias de la Tierra estaban tan bien preparadas como la de Abraham para recibir la doctrina de Salem. Había familias igualmente dotadas entre los hombres rojos, los hombres amarillos y los descendientes de los anditas del oeste y del norte. Pero, una vez más, ninguno de estos lugares estaba tan favorablemente situado como la costa oriental del Mar Mediterráneo para la aparición posterior de Miguel en la Tierra. La misión de Melquisedek en Palestina y la aparición ulterior de Miguel en el pueblo hebreo estuvieron determinadas en gran parte por la geografía, por el hecho de que Palestina ocupaba un emplazamiento central con relación al comercio, los viajes y la civilización existentes en el mundo de entonces.
93:5.3 (1018.8) Los síndicos Melquisedeks habían estado observando durante algún tiempo a los antepasados de Abraham, y estaban convencidos de que en alguna generación nacería un descendiente que estaría caracterizado por la inteligencia, la iniciativa, la sagacidad y la sinceridad. Los hijos de Téraj, el padre de Abraham, respondían en todos los aspectos a estas expectativas. La posibilidad de ponerse en contacto con estos hijos polifacéticos de Téraj fue la que tuvo tanto que ver con la aparición de Maquiventa en Salem y no en Egipto, China, la India o en las tribus del norte.
93:5.4 (1019.1) Téraj y toda su familia creían a medias en la religión de Salem, que se había predicado en Caldea; habían oído hablar de Melquisedek a través de los sermones de Ovidio, un educador fenicio que proclamó en Ur las doctrinas de Salem. Salieron de Ur con la intención de ir directamente a Salem, pero Najor, el hermano de Abraham, que no había visto a Melquisedek, era poco entusiasta y los persuadió para que se quedaran en Jarán. Después de su llegada a Palestina, pasó mucho tiempo antes de que estuvieran dispuestos a destruir todos los dioses lares que habían traído con ellos; fueron lentos en renunciar a los numerosos dioses de Mesopotamia en favor del Dios único de Salem.
93:5.5 (1019.2) Pocas semanas después de la muerte de Téraj, el padre de Abraham, Melquisedek envió a uno de sus estudiantes, Yaram el Hitita, para que llevara a Abraham y a Najor la siguiente invitación: «Venid a Salem, donde escucharéis nuestras enseñanzas sobre la verdad del Creador eterno, y el mundo entero será bendecido en vuestra progenie iluminada, la de los dos hermanos.» Pero Najor no había aceptado por completo el evangelio de Melquisedek; se quedó atrás y construyó una poderosa ciudad-Estado que llevó su nombre; pero Lot, el sobrino de Abraham, decidió acompañar a su tío hasta Salem.
93:5.6 (1019.3) Cuando llegaron a Salem, Abraham y Lot escogieron una fortaleza en las colinas, cerca de la ciudad, donde podían defenderse de los numerosos ataques por sorpresa de los ladrones del norte. En esta época, los hititas, asirios, filisteos y otros grupos asaltaban constantemente las tribus del centro y el sur de Palestina. Desde su plaza fuerte en las colinas, Abraham y Lot hicieron frecuentes peregrinajes a Salem.
93:5.7 (1019.4) Poco después de haberse establecido cerca de Salem, Abraham y Lot viajaron al valle del Nilo para conseguir víveres, pues en aquel momento había una sequía en Palestina. Durante su breve estancia en Egipto, Abraham encontró a un pariente lejano en el trono egipcio, y sirvió como comandante de dos expediciones militares con mucho éxito para este rey. Durante la última parte de su estancia al borde del Nilo, Abraham y su esposa Sara vivieron en la corte, y cuando se marchó de Egipto, recibió una parte del botín de sus campañas militares.
93:5.8 (1019.5) Abraham necesitó una gran resolución para renunciar a los honores de la corte egipcia y volver al trabajo más espiritual patrocinado por Maquiventa. Pero Melquisedek era respetado incluso en Egipto, y cuando informaron de toda la historia al faraón, éste incitó firmemente a Abraham a que regresara para cumplir sus promesas a favor de la causa de Salem.
93:5.9 (1019.6) Abraham ambicionaba ser rey, y en el camino de vuelta de Egipto, expuso a Lot su plan de someter a todo Canaán y poner a su gente bajo el dominio de Salem. Lot sentía más inclinación por los negocios, de manera que, después de un desacuerdo posterior, se dirigió a Sodoma para dedicarse al comercio y a la ganadería. A Lot no le gustaba ni la vida militar ni la vida de pastor.
93:5.10 (1019.7) Después de regresar con su familia a Salem, Abraham empezó a madurar sus proyectos militares. Pronto fue reconocido como gobernante civil del territorio de Salem y había confederado bajo su mando a siete tribus cercanas. Melquisedek tuvo en verdad grandes dificultades para frenar a Abraham, que estaba inflamado con el ardor de salir y reunir a las tribus vecinas con la espada, para que así pudieran conocer más rápidamente las verdades de Salem.
93:5.11 (1019.8) Melquisedek mantenía relaciones pacíficas con todas las tribus circundantes; no era militarista y nunca fue atacado por ninguno de los ejércitos en sus movimientos de avance o retroceso. Estaba totalmente dispuesto a que Abraham formulara una política defensiva para Salem, tal como la que se puso en práctica posteriormente, pero no aprobaba los ambiciosos proyectos de conquista de su alumno; se produjo pues una ruptura amistosa de relaciones, y Abraham se trasladó a Hebrón para establecer su capital militar.
93:5.12 (1020.1) Debido a su estrecha relación con el ilustre Melquisedek, Abraham poseía una gran ventaja sobre los reyezuelos de los alrededores; todos respetaban a Melquisedek y temían indebidamente a Abraham. Abraham conocía este miedo y sólo esperaba una ocasión favorable para atacar a sus vecinos; el pretexto se presentó cuando algunos de estos soberanos se atrevieron a asaltar las propiedades de su sobrino Lot, que residía en Sodoma. Al enterarse de esto, Abraham, a la cabeza de sus siete tribus confederadas, avanzó sobre el enemigo. Su propia escolta de 318 hombres dirigió el ejército de más de 4.000 soldados que atacaron en esta ocasión.
93:5.13 (1020.2) Cuando Melquisedek se enteró de que Abraham había declarado la guerra, salió para disuadirlo, pero sólo lo alcanzó cuando su antiguo discípulo volvía victorioso de la batalla. Abraham se empeñó en que el Dios de Salem le había dado la victoria sobre sus enemigos, e insistió en entregar una décima parte de su botín al tesoro de Salem. El noventa por ciento restante lo trasladó a su capital en Hebrón.
93:5.14 (1020.3) Después de esta batalla de Siddim, Abraham se convirtió en el jefe de una segunda confederación de once tribus, y no solamente pagaba el diezmo a Melquisedek, sino que se aseguró de que todos los demás de aquella región hicieran lo mismo. Sus relaciones diplomáticas con el rey de Sodoma, junto con el temor que generalmente le tenían, tuvieron como resultado que el rey de Sodoma y otros se unieran a la confederación militar de Hebrón; Abraham estaba realmente en vías de establecer un poderoso Estado en Palestina.
93:6.1 (1020.4) Abraham tenía la intención de conquistar todo Canaán. Su determinación sólo estaba debilitada por el hecho de que Melquisedek no quería aprobar la empresa. Pero Abraham casi había decidido embarcarse en el proyecto cuando empezó a preocuparle la idea de que no tenía un hijo para sucederle como soberano de este futuro reino. Preparó otra conferencia con Melquisedek; y en el transcurso de esta entrevista fue cuando el sacerdote de Salem, el Hijo visible de Dios, persuadió a Abraham para que abandonara su proyecto de conquistas materiales y de reinado temporal a favor del concepto espiritual del reino de los cielos.
93:6.2 (1020.5) Melquisedek explicó a Abraham la inutilidad de luchar contra la confederación amorita, pero también le indicó con claridad que estos clanes atrasados estaban suicidándose indudablemente a causa de sus prácticas insensatas, de manera que en pocas generaciones estarían tan debilitados que los descendientes de Abraham, que habrían aumentado considerablemente mientras tanto, podrían vencerlos fácilmente.
93:6.3 (1020.6) Melquisedek hizo una alianza formal con Abraham en Salem. Le dijo a Abraham: «Mira ahora los cielos y cuenta las estrellas si puedes; tu descendencia será tan numerosa como ellas.» Abraham creyó a Melquisedek, «y esto le fue contado en justicia.» Melquisedek le contó entonces a Abraham la historia de la futura ocupación de Canaán por sus descendientes después de su estancia en Egipto.
93:6.4 (1020.7) Esta alianza de Melquisedek con Abraham representa el gran acuerdo urantiano entre la divinidad y la humanidad, según el cual Dios acepta hacerlo todo, y el hombre sólo acepta creer en las promesas de Dios y seguir sus instrucciones. Hasta ese momento se había creído que la salvación sólo se podía conseguir por medio de las obras — los sacrificios y las ofrendas; ahora, Melquisedek traía de nuevo a Urantia la buena nueva de que la salvación, el favor de Dios, se puede obtener por la fe. Pero este evangelio de la simple fe en Dios era demasiado avanzado; los hombres de las tribus semíticas prefirieron volver posteriormente a los antiguos sacrificios y a la expiación de los pecados mediante el derramamiento de sangre.
93:6.5 (1021.1) No mucho tiempo después del establecimiento de esta alianza fue cuando nació Isaac, el hijo de Abraham, de acuerdo con la promesa de Melquisedek. Después del nacimiento de Isaac, Abraham adoptó una actitud muy seria hacia su alianza con Melquisedek, y se desplazó hasta Salem para consignarla por escrito. Durante esta aceptación pública y oficial de la alianza fue cuando cambió su nombre de Abram por el de Abraham.
93:6.6 (1021.2) La mayor parte de los creyentes de Salem habían practicado la circuncisión, aunque Melquisedek nunca la había hecho obligatoria. Pues bien, Abraham se había opuesto siempre tanto a la circuncisión que en esta ocasión decidió celebrar el acontecimiento aceptando solemnemente este rito como prueba de la ratificación de la alianza de Salem.
93:6.7 (1021.3) A consecuencia de esta renuncia pública y real a sus ambiciones personales en favor de los planes más amplios de Melquisedek, los tres seres celestiales se aparecieron a Abraham en las llanuras de Mambré. Esta aparición fue una realidad, a pesar de haberse asociado posteriormente con las narraciones inventadas relacionadas con la destrucción natural de Sodoma y Gomorra. Estas leyendas de los acontecimientos de aquellos tiempos indican lo retrasadas que estaban la moral y la ética en una época tan relativamente reciente.
93:6.8 (1021.4) Con la consumación de esta alianza solemne, la reconciliación entre Abraham y Melquisedek fue completa. Abraham asumió de nuevo la jefatura civil y militar de la colonia de Salem, y las listas de la fraternidad de Melquisedek contaban en su apogeo con más de cien mil contribuyentes regulares que pagaban el diezmo. Abraham mejoró enormemente el templo de Salem y suministró nuevas tiendas para toda la escuela. No sólo amplió el sistema del diezmo, sino que también instituyó numerosos métodos más perfeccionados para dirigir los asuntos de la escuela, además de contribuir considerablemente a gobernar mejor el departamento de propaganda misionera. También contribuyó mucho a mejorar los rebaños y a reorganizar los proyectos de la industria lechera de Salem. Abraham era un hombre de negocios sagaz y eficaz, un hombre rico para su época; no era demasiado piadoso, pero era totalmente sincero y creía realmente en Maquiventa Melquisedek.
93:7.1 (1021.5) Melquisedek continuó durante algunos años enseñando a sus estudiantes y preparando a los misioneros de Salem, que penetraron en todas las tribus de los alrededores, especialmente en Egipto, Mesopotamia y Asia Menor. A medida que pasaban las décadas, estos educadores se alejaron cada vez más de Salem, llevando con ellos el evangelio de Maquiventa sobre la creencia y la fe en Dios.
93:7.2 (1021.6) Los descendientes de Adanson, agrupados alrededor de las orillas del lago Van, escucharon de buena gana a los educadores hititas del culto de Salem. Desde este antiguo centro andita se enviaron instructores a las regiones lejanas de Europa y Asia. Los misioneros de Salem penetraron en toda Europa, incluidas las Islas Británicas. Un grupo fue por el camino de las Islas Feroe hasta los andonitas de Islandia, mientras que otro grupo atravesó China y llegó hasta los japoneses de las islas orientales. La vida y las experiencias de los hombres y mujeres que se arriesgaron a salir de Salem, Mesopotamia y el lago Van para iluminar a las tribus del hemisferio oriental representan un capítulo heroico en los anales de la raza humana.
93:7.3 (1022.1) Pero la tarea era tan grande y las tribus estaban tan atrasadas que los resultados fueron vagos e imprecisos. El evangelio de Salem fue acogido aquí y allá de generación en generación pero, a excepción de Palestina, la idea de un solo Dios nunca fue capaz de conseguir la lealtad continuada de una tribu o de una raza enteras. Mucho antes de la llegada de Jesús, las enseñanzas de los primeros misioneros de Salem se habían sumergido generalmente en las supersticiones y creencias más antiguas y universales. El evangelio original de Melquisedek había sido absorbido casi enteramente por las creencias en la Gran Madre, el Sol y otros cultos antiguos.
93:7.4 (1022.2) Vosotros que hoy disfrutáis de las ventajas del arte de la imprenta, no podéis comprender muy bien lo difícil que era perpetuar la verdad durante estos tiempos antiguos, y lo fácil que resultaba perder de vista una nueva doctrina de una generación a la siguiente. La nueva doctrina siempre tenía tendencia a ser absorbida por el conjunto más antiguo de enseñanzas religiosas y de prácticas mágicas. Una nueva revelación siempre se contamina con las creencias evolutivas más antiguas.
93:8.1 (1022.3) Poco después de la destrucción de Sodoma y Gomorra, Maquiventa decidió poner fin a su donación de emergencia en Urantia. La decisión de Melquisedek de terminar su estancia en la carne estuvo influida por numerosas circunstancias, siendo la principal la tendencia creciente de las tribus circundantes, e incluso de sus asociados inmediatos, a considerarlo como un semidiós, a mirarlo como un ser sobrenatural, cosa que era en realidad; pero habían empezado a venerarlo indebidamente y con un temor extremadamente supersticioso. Además de estas razones, Melquisedek deseaba abandonar el escenario de sus actividades terrestres lo suficientemente antes de la muerte de Abraham como para asegurarse de que la verdad de un solo y único Dios se establecería firmemente en la mente de sus seguidores. En consecuencia, Maquiventa se retiró una noche a su tienda de Salem, después de haber deseado las buenas noches a sus compañeros humanos, y cuando éstos fueron a llamarlo por la mañana, ya no estaba allí, pues sus semejantes se lo habían llevado.
93:9.1 (1022.4) La desaparición tan repentina de Melquisedek fue una gran prueba para Abraham. Aunque Maquiventa había advertido plenamente a sus seguidores de que algún día tendría que irse como había llegado, éstos no se habían resignado a perder a su maravilloso jefe. La gran organización que se había establecido en Salem casi desapareció, aunque Moisés se basó en las tradiciones de esta época para conducir a los esclavos hebreos fuera de Egipto.
93:9.2 (1022.5) La pérdida de Melquisedek produjo una tristeza en el corazón de Abraham de la que nunca se repuso por completo. Había abandonado Hebrón cuando renunció a la ambición de construir un reino material; y ahora, después de perder a su asociado en la edificación del reino espiritual, partió de Salem y se dirigió hacia el sur para vivir cerca de sus intereses en Guerar.
93:9.3 (1022.6) Inmediatamente después de la desaparición de Melquisedek, Abraham se volvió temeroso y asustadizo. Ocultó su identidad cuando llegó a Guerar, de manera que Abimélek se apropió de su esposa. (Poco después de casarse con Sara, Abraham había sorprendido cierta noche una conspiración para asesinarlo y quitarle su brillante esposa. Este temor se convirtió en terror para este dirigente por otra parte valiente y atrevido; toda su vida temió que alguien lo matara en secreto para llevarse a Sara. Esto explica por qué, en tres ocasiones diferentes, este hombre valeroso dio muestras de una auténtica cobardía.)
93:9.4 (1023.1) Pero Abraham no iba a permanecer mucho tiempo desanimado en su misión como sucesor de Melquisedek. Pronto hizo conversiones entre los filisteos y el pueblo de Abimélek, firmó un tratado con ellos, y se contaminó a su vez con muchas de sus supersticiones, en particular con su práctica de sacrificar a los hijos primogénitos. Abraham se convirtió así otra vez en un gran dirigente en Palestina. Todos los grupos lo respetaban y todos los reyes lo honraban. Era el jefe espiritual de todas las tribus circundantes, y su influencia perduró algún tiempo después de su muerte. Durante los últimos años de su vida volvió una vez más a Hebrón, el escenario de sus primeras actividades y el lugar donde había trabajado en asociación con Melquisedek. El último acto de Abraham consistió en enviar a unos criados leales a la ciudad de su hermano Najor, en la frontera de Mesopotamia, para conseguir una mujer de su propio pueblo como esposa para su hijo Isaac. El pueblo de Abraham había tenido durante mucho tiempo la costumbre de casarse entre primos. Y Abraham murió confiando en la fe en Dios que había aprendido de Melquisedek en las escuelas desaparecidas de Salem.
93:9.5 (1023.2) La generación siguiente tuvo dificultades para comprender la historia de Melquisedek; en menos de quinientos años, muchos consideraron todo el relato como un mito. Isaac conservó bastante bien las enseñanzas de su padre y fomentó el evangelio de la colonia de Salem, pero a Jacob le resultó más difícil captar el significado de estas tradiciones. José creía firmemente en Melquisedek y, debido principalmente a esto, sus hermanos lo consideraban como un soñador. Los honores que le concedieron a José en Egipto se debieron principalmente a la memoria de su bisabuelo Abraham. A José le ofrecieron el mando militar de los ejércitos egipcios, pero como era un creyente tan firme en las tradiciones de Melquisedek y en las enseñanzas posteriores de Abraham e Isaac, eligió servir como administrador civil, creyendo que así podría trabajar mejor por el progreso del reino de los cielos.
93:9.6 (1023.3) La enseñanza de Melquisedek fue plena y completa, pero los anales de estos tiempos parecieron imposibles y fantásticos a los sacerdotes hebreos posteriores, aunque muchos de ellos comprendieron en parte estas memorias, al menos hasta la época en que los documentos del Antiguo Testamento fueron redactados en masa en Babilonia.
93:9.7 (1023.4) Lo que los escritos del Antiguo Testamento describen como conversaciones entre Abraham y Dios, eran en realidad entrevistas entre Abraham y Melquisedek. Los escribas posteriores consideraron que el término Melquisedek era sinónimo de Dios. El relato de los múltiples contactos de Abraham y Sara con «el ángel del Señor» se refieren a sus numerosas conversaciones con Melquisedek.
93:9.8 (1023.5) Las narraciones hebreas sobre Isaac, Jacob y José son mucho más fiables que las que se refieren a Abraham, aunque también contienen muchas desviaciones de los hechos, unas alteraciones que los sacerdotes hebreos hicieron tanto intencionalmente como sin intención en la época de la compilación de estas historias durante la cautividad en Babilonia. Queturá no fue una esposa de Abraham; fue simplemente una concubina como Agar. Todas las propiedades de Abraham fueron heredadas por Isaac, el hijo de Sara, la esposa legal. Abraham no era tan viejo como lo indican los relatos, y su esposa era mucho más joven. Sus edades fueron cambiadas deliberadamente a fin de asegurar el supuesto nacimiento milagroso posterior de Isaac.
93:9.9 (1023.6) El ego nacional de los judíos estaba enormemente deprimido debido a la cautividad en Babilonia. En su reacción contra su inferioridad nacional oscilaron hacia el otro extremo del egotismo nacional y racial, desvirtuando y desnaturalizando sus tradiciones con el objeto de elevarse por encima de todas las razas como pueblo elegido de Dios; por lo tanto corrigieron cuidadosamente todos sus documentos para elevar a Abraham y a sus otros jefes nacionales muy por encima de todas las demás personas, sin exceptuar al mismo Melquisedek. Los escribas hebreos destruyeron pues todos los archivos que pudieron encontrar sobre aquellos tiempos trascendentales, conservando únicamente el relato del encuentro de Abraham con Melquisedek después de la batalla de Siddim, que según ellos hacía recaer un gran honor sobre Abraham.
93:9.10 (1024.1) Y así, al perder de vista a Melquisedek, también perdieron de vista la enseñanza de este Hijo de emergencia en lo que se refiere a la misión espiritual del Hijo donador prometido; perdieron de vista la naturaleza de esta misión de una manera tan plena y completa, que muy pocos de sus descendientes pudieron o quisieron reconocer y recibir a Miguel cuando éste apareció encarnado en la Tierra tal como Maquiventa lo había predicho.
93:9.11 (1024.2) Pero uno de los escritores del Libro de los Hebreos comprendió la misión de Melquisedek, pues está escrito: «Este Melquisedek, sacerdote del Altísimo, era también un rey de paz; sin padre, ni madre, ni genealogía, sin comienzo de días ni fin de vida, asemejado al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre.» Este escritor identificó a Melquisedek como un modelo de la donación posterior de Miguel, afirmando que Jesús era «un sacerdote para siempre, a semejanza de Melquisedek.» Aunque esta comparación no es del todo afortunada, es literalmente cierto que Cristo recibió el título provisional de Urantia «a petición de los doce síndicos Melquisedeks» de servicio en la época de su donación en este mundo.
93:10.1 (1024.3) Durante los años de la encarnación de Maquiventa, los síndicos Melquisedeks de Urantia ejercieron su actividad en número de once. Cuando Maquiventa consideró que su misión como Hijo de emergencia había terminado, señaló este hecho a sus once asociados y éstos prepararon inmediatamente la técnica por la cual sería liberado de la carne y restablecido a salvo en su estado original como Melquisedek. Al tercer día después de su desaparición de Salem, apareció entre sus once compañeros de misión en Urantia y reanudó su carrera interrumpida como uno de los síndicos planetarios de la 606 de Satania.
93:10.2 (1024.4) Maquiventa terminó su donación como criatura de carne y hueso de una manera tan brusca y repentina como la había empezado. Tanto su aparición como su partida no estuvieron acompañadas de ningún anuncio o demostración fuera de lo común; su aparición en Urantia no estuvo marcada por un llamamiento a la resurrección ni por el final de una dispensación planetaria; la suya fue una donación de urgencia. Pero Maquiventa no puso fin a su estancia en la similitud de los seres humanos hasta que no fue debidamente liberado por el Padre Melquisedek, e informado de que su donación de emergencia había recibido la aprobación de Gabriel de Salvington, el jefe ejecutivo de Nebadon.
93:10.3 (1024.5) Maquiventa Melquisedek continuó tomándose un gran interés por los asuntos de los descendientes de los hombres que habían creído en sus enseñanzas mientras vivía en la carne. Pero los descendientes de Abraham a través de Isaac, que se casaron con los kenitas, fueron el único linaje que continuó manteniendo durante mucho tiempo un concepto claro de las enseñanzas de Salem.
93:10.4 (1024.6) Este mismo Melquisedek siguió colaborando durante los diecinueve siglos siguientes con numerosos profetas y videntes, esforzándose así por mantener vivas las verdades de Salem hasta que Miguel apareciera a su debido tiempo en la Tierra.
93:10.5 (1025.1) Maquiventa continuó como síndico planetario hasta la época del triunfo de Miguel en Urantia. Posteriormente se le destinó al servicio de Urantia en Jerusem como uno de los veinticuatro directores, y recientemente acaba de ser elevado a la categoría de embajador personal del Hijo Creador en Jerusem, con el título de Príncipe Planetario Vicegerente de Urantia. Creemos que, mientras Urantia siga siendo un planeta habitado, Maquiventa Melquisedek no volverá a ejercer plenamente los deberes de su orden de filiación, sino que seguirá siendo siempre, hablando en términos temporales, un ministro planetario representante de Cristo Miguel.
93:10.6 (1025.2) Como su misión en Urantia fue una donación de emergencia, los archivos no indican cuál podrá ser el futuro de Maquiventa. Puede suceder que el cuerpo de los Melquisedeks de Nebadon haya sufrido la pérdida permanente de uno de sus miembros. Unas resoluciones recientes, transmitidas por los Altísimos de Edentia y confirmadas después por los Ancianos de los Días de Uversa, sugieren enormemente que este Melquisedek donador está destinado a sustituir a Caligastia, el Príncipe Planetario caído. Si nuestras conjeturas a este respecto son correctas, es totalmente posible que Maquiventa Melquisedek reaparezca en persona en Urantia y, de alguna manera modificada, reasuma las funciones del Príncipe Planetario destronado; o bien aparezca en la Tierra para ejercer su actividad como Príncipe Planetario vicegerente, representando a Cristo Miguel, que actualmente posee el título de Príncipe Planetario de Urantia. Aunque no está nada claro para nosotros cuál podrá ser el destino de Maquiventa, sin embargo, unos acontecimientos que han tenido lugar muy recientemente sugieren poderosamente que las conjeturas anteriormente mencionadas no están probablemente muy lejos de la verdad.
93:10.7 (1025.3) Comprendemos muy bien la manera en que, debido a su triunfo en Urantia, Miguel se volvió el sucesor de Caligastia y de Adán; la manera en que se convirtió en el Príncipe planetario de la Paz y en el segundo Adán. Y ahora observamos que a este Melquisedek se le confiere el título de Príncipe Planetario Vicegerente de Urantia. ¿Será nombrado también Hijo Material Vicegerente de Urantia? ¿O existe la posibilidad de que se produzca un acontecimiento inesperado y sin precedentes, como el regreso en algún momento al planeta de Adán y Eva o de algunos de sus descendientes, como representantes de Miguel y con los títulos de vicegerentes del segundo Adán de Urantia?
93:10.8 (1025.4) Todas estas especulaciones, unidas a la certidumbre de que tanto los Hijos Magistrales como los Hijos Instructores Trinitarios aparecerán en el futuro, conjuntamente con la promesa explícita del Hijo Creador de regresar algún día, convierten a Urantia en un planeta de incierto futuro y hacen que resulte una de las esferas más interesantes y fascinantes de todo el universo de Nebadon. Es totalmente posible que en alguna época futura, cuando Urantia se aproxime a la era de luz y de vida, después de que se hayan juzgado finalmente los asuntos de la rebelión de Lucifer y de la secesión de Caligastia, podamos contemplar la presencia simultánea en Urantia de Maquiventa, Adán, Eva y Cristo Miguel, así como de un Hijo Magistral o incluso de los Hijos Instructores Trinitarios.
93:10.9 (1025.5) Nuestra orden ha tenido mucho tiempo la opinión de que la presencia de Maquiventa en el cuerpo de los veinticuatro consejeros, los directores de Urantia en Jerusem, es una prueba suficiente para justificar la creencia de que Maquiventa está destinado a seguir a los mortales de Urantia a través de todo el programa universal de progresión y de ascensión, incluso hasta el Cuerpo Paradisiaco de la Finalidad. Sabemos que Adán y Eva están destinados a acompañar así a sus compañeros terrestres en la aventura hacia el Paraíso cuando Urantia se haya establecido en la luz y la vida.
93:10.10 (1025.6) Hace menos de mil años, este mismo Maquiventa Melquisedek, el antiguo sabio de Salem, estuvo presente de manera invisible en Urantia durante un período de cien años, desempeñando sus funciones como gobernador general residente del planeta; y si el sistema que se emplea actualmente para dirigir los asuntos planetarios continúa, deberá regresar para ocupar el mismo cargo en poco más de mil años.
93:10.11 (1026.1) Ésta es la historia de Maquiventa Melquisedek, uno de los personajes más extraordinarios que hayan estado jamás relacionados con la historia de Urantia, y una personalidad que puede estar destinada a jugar un papel importante en la experiencia futura de vuestro mundo irregular y poco común.
93:10.12 (1026.2) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 94
94:0.1 (1027.1) LOS primeros educadores de la religión de Salem penetraron hasta las tribus más apartadas de África y Eurasia, predicando constantemente el evangelio enseñado por Maquiventa de la fe y la confianza del hombre en un solo Dios universal como único precio a pagar para obtener el favor divino. La alianza de Melquisedek con Abraham sirvió de modelo para toda la propaganda inicial que salió de Salem y de otros centros. Urantia nunca ha tenido, en ninguna religión, unos misioneros más entusiastas y dinámicos que estos nobles hombres y mujeres que llevaron las enseñanzas de Melquisedek por todo el hemisferio oriental. Estos misioneros fueron reclutados entre numerosos pueblos y razas, y difundieron sus enseñanzas principalmente por medio de los indígenas convertidos. Establecieron centros de educación en diferentes partes del mundo, donde enseñaron a los nativos la religión de Salem, y luego encargaron a estos alumnos que ejercieran como educadores en sus propios pueblos.
94:1.1 (1027.2) En los tiempos de Melquisedek, la India era un país cosmopolita que había caído recientemente bajo el dominio político y religioso de los invasores ario-anditas procedentes del norte y del oeste. En esta época, sólo las partes nórdica y occidental de la península habían sido ampliamente impregnadas por los arios. Estos recién llegados védicos habían traído con ellos sus numerosas deidades tribales. Las formas religiosas de su culto seguían de cerca las prácticas ceremoniales de sus antiguos antepasados anditas, ya que el padre seguía actuando como sacerdote y la madre como sacerdotisa, y el fogón familiar se utilizaba todavía como altar.
94:1.2 (1027.3) El culto védico estaba entonces en proceso de crecimiento y metamorfosis bajo la dirección de la casta brahmánica de sacerdotes-educadores, los cuales asumían gradualmente el control del ritual de adoración en vías de desarrollo. La fusión de las antiguas treinta y tres deidades arias estaba muy avanzada cuando los misioneros de Salem penetraron en el norte de la India.
94:1.3 (1027.4) El politeísmo de estos arios representaba una degeneración de su monoteísmo anterior, causada por su separación en unidades tribales, donde cada tribu veneraba a su propio dios. Esta degeneración del monoteísmo y del trinitarismo originales de la Mesopotamia andita estaba pasando por un nuevo proceso de síntesis en los primeros siglos del segundo milenio antes de Cristo. Los numerosos dioses estaban organizados en un panteón bajo la dirección trina de Dyaus pitar, el señor de los cielos, de Indra, el tempestuoso señor de la atmósfera, y de Agni, el dios tricéfalo del fuego, señor de la Tierra y símbolo rudimentario de un concepto más antiguo de la Trinidad.
94:1.4 (1027.5) Unos desarrollos claramente henoteístas estaban preparando el camino para un monoteísmo evolucionado. Agni, la deidad más antigua, era ensalzada a menudo como padre-jefe de todo el panteón. El principio de la deidad-padre, a veces llamado Prajapati y otras veces denominado Brahma, quedó sumergido en la batalla teológica que los sacerdotes brahmánicos libraron más tarde contra los educadores de Salem. El principio de energía-divinidad que activaba todo el panteón védico era concebido como El Brahmán.
94:1.5 (1028.1) Los misioneros de Salem predicaban el Dios único de Melquisedek, el Altísimo que está en el cielo. Esta descripción no era del todo discordante con el concepto emergente del Brahma-Padre como fuente de todos los dioses, pero la doctrina de Salem no era ritualista y por lo tanto se oponía directamente a los dogmas, tradiciones y enseñanzas del clero brahmánico. Los sacerdotes brahmánicos no quisieron aceptar nunca la enseñanza de Salem sobre la salvación a través de la fe, el favor de Dios sin prácticas ritualistas ni ceremoniales sacrificatorios.
94:1.6 (1028.2) El rechazo del evangelio de la confianza en Dios y de la salvación por medio de la fe, predicado por Melquisedek, marcó un hito capital para la India. Los misioneros de Salem habían contribuido mucho a que se perdiera la fe en todos los antiguos dioses védicos, pero los dirigentes, los sacerdotes del vedismo, se negaron a aceptar la enseñanza de Melquisedek sobre un solo Dios y una sola y sencilla fe.
94:1.7 (1028.3) Los brahmanes seleccionaron los escritos sagrados de su época en un esfuerzo por combatir a los educadores de Salem, y esta compilación, tal como fue revisada más tarde, ha llegado hasta los tiempos modernos bajo la forma del Rig-Veda, uno de los libros sagrados más antiguos. El segundo, tercero y cuarto Vedas vinieron después a medida que los brahmanes intentaron cristalizar, formalizar y fijar sus rituales de adoración y de sacrificios para la gente de aquellos tiempos. En aquello que poseen de mejor, estos escritos son equivalentes a cualquier otra obra de carácter similar en lo que se refiere a la belleza de los conceptos y al discernimiento de la verdad. Pero a medida que esta religión superior se contaminó con los millares de supersticiones, cultos y rituales de la India meridional, se transformó progresivamente en el sistema teológico más abigarrado que el hombre mortal haya desarrollado jamás. Un examen de los Vedas revelará algunos de los conceptos más elevados sobre la Deidad, y otros entre los más degradados, que se hayan concebido jamás.
94:2.1 (1028.4) A medida que los misioneros de Salem penetraron hacia el sur en el Decán dravidiano, se encontraron con un sistema de castas cada vez mayor, el proyecto de los arios para impedir que se perdiera su identidad racial ante una marea creciente de pueblos sangiks secundarios. Puesto que la casta sacerdotal brahmánica era la esencia misma de este sistema, este orden social retrasó enormemente el progreso de los instructores de Salem. Este sistema de castas no consiguió salvar a la raza aria, pero sí logró perpetuar a los brahmanes, los cuales, a su vez, han mantenido su hegemonía religiosa en la India hasta la época actual.
94:2.2 (1028.5) Luego, con el debilitamiento del vedismo debido al rechazo de una verdad superior, el culto de los arios estuvo sometido a crecientes incursiones procedentes del Decán. En un esfuerzo desesperado por detener la marea de la extinción racial y la destrucción religiosa, la casta brahmánica trató de elevarse por encima de todo lo demás. Enseñaron que el sacrificio a la deidad era en sí mismo totalmente eficaz, que su fuerza era completamente irresistible. Proclamaron que, de los dos principios divinos esenciales del universo, uno era la deidad Brahmán y el otro el clero brahmánico. Los sacerdotes no se han atrevido, en ningún otro pueblo de Urantia, a elevarse por encima incluso de sus dioses, a atribuirse los honores debidos a sus dioses. Pero llegaron tan absurdamente lejos en estas afirmaciones presuntuosas, que todo este sistema precario se derrumbó ante los cultos degradantes que entraban a raudales procedentes de las civilizaciones circundantes menos avanzadas. El inmenso clero védico mismo tropezó y se hundió en la tenebrosa inundación de inercia y pesimismo que su propia presunción egoísta e insensata había provocado en toda la India.
94:2.3 (1029.1) La concentración excesiva en el yo condujo inevitablemente a temer la perpetuación no evolutiva del yo en un círculo sin fin de encarnaciones sucesivas como hombre, animal o hierba. De todas las creencias contaminantes que podían haberse adherido a lo que podría haber sido un monoteísmo emergente, ninguna fue tan embrutecedora como esta creencia en la transmigración — la doctrina de la reencarnación de las almas — que procedía del Decán dravidiano. Esta creencia en una serie monótona y agotadora de transmigraciones repetidas quitó a los mortales combativos su esperanza largamente acariciada de encontrar en la muerte la liberación y el avance espiritual que habían formado parte de la fe védica anterior.
94:2.4 (1029.2) A esta enseñanza filosóficamente debilitadora pronto le siguió la invención de la doctrina de que uno puede librarse eternamente de su yo sumergiéndose en el descanso y la paz universales de la unión absoluta con Brahmán, la superalma de toda la creación. Los deseos de los mortales y las ambiciones humanas fueron eficazmente eliminados y prácticamente destruidos. Durante más de dos mil años, los mejores cerebros de la India han intentado evitar todo deseo, y la puerta estaba así totalmente abierta para la entrada de los cultos y las enseñanzas posteriores que han atado prácticamente el alma de muchos pueblos hindúes a las cadenas de la desesperación espiritual. De todas las civilizaciones, la védico-aria fue la que pagó el precio más terrible por haber rechazado el evangelio de Salem.
94:2.5 (1029.3) Las castas por sí solas no podían perpetuar el sistema religioso-cultural ario, y a medida que las religiones inferiores del Decán penetraban en el norte, se desarrolló una era de desconsuelo y desesperación. El culto de no quitarle la vida a ninguna criatura surgió durante esta época sombría, y ha sobrevivido desde entonces. Muchos de estos nuevos cultos eran francamente ateos, y afirmaban que toda salvación que se pudiera alcanzar sólo podía provenir de los propios esfuerzos del hombre sin ayuda exterior. Sin embargo, a lo largo de una gran parte de toda esta filosofía desafortunada, se pueden encontrar los vestigios deformados de las enseñanzas de Melquisedek e incluso de Adán.
94:2.6 (1029.4) Ésta fue la época de la compilación de las escrituras más recientes de la fe hindú, los Brahmanas y los Upanishads. Después de haber rechazado las enseñanzas de la religión personal consistente en la experiencia de la fe personal con el Dios único, y después de haberse contaminado con la inundación de los cultos y credos degradantes y debilitantes del Decán, con sus antropomorfismos y reencarnaciones, el clero brahmánico experimentó una violenta reacción contra estas creencias corruptoras; existió un esfuerzo preciso por buscar y encontrar la verdadera realidad. Los brahmanes empezaron a desantropomorfizar el concepto indio de la deidad, pero al hacerlo cometieron el grave error de despersonalizar el concepto de Dios, y salieron de esta situación, no con un ideal elevado y espiritual del Padre Paradisiaco, sino con la idea distante y metafísica de un Absoluto que lo abarca todo.
94:2.7 (1029.5) En sus esfuerzos por protegerse, los brahmanes habían rechazado al Dios único de Melquisedek, y ahora se encontraban con la hipótesis del Brahmán, ese yo filosófico impreciso e ilusorio, ese algo impersonal e impotente, que ha dejado desamparada y postrada la vida espiritual de la India desde aquella época desdichada hasta el siglo veinte.
94:2.8 (1029.6) El budismo apareció en la India durante los tiempos en que se escribieron los Upanishads. Pero a pesar de sus mil años de éxito, no pudo competir con el hinduismo posterior; a pesar de su moralidad superior, su descripción inicial de Dios estaba incluso menos bien definida que la del hinduismo, el cual disponía de deidades menores y personales. El budismo cedió finalmente, en el norte de la India, ante los ataques violentos de un islam militante con su concepto bien definido de Alá como Dios supremo del universo.
94:3.1 (1030.1) Aunque la fase más elevada del brahmanismo apenas era una religión, constituyó realmente uno de los intentos más nobles de la mente mortal por alcanzar los dominios de la filosofía y la metafísica. Después de ponerse en camino para descubrir la realidad final, la mente india no se detuvo hasta haber especulado sobre casi todas las fases de la teología, a excepción del doble concepto esencial de la religión: la existencia del Padre Universal de todas las criaturas del universo, y el hecho de la experiencia ascendente en el universo de estas mismas criaturas mientras tratan de alcanzar al Padre eterno, el cual les ha ordenado que sean perfectas como él mismo es perfecto.
94:3.2 (1030.2) En el concepto del Brahmán, la mente de aquella época captaba realmente la idea de algún Absoluto que lo impregnaba todo, ya que a este postulado se le identificaba al mismo tiempo como energía creativa y reacción cósmica. Se pensaba que el Brahmán estaba más allá de toda definición, que sólo se podía comprender mediante la negación sucesiva de todas las cualidades finitas. Se trataba claramente de una creencia en un ser absoluto e incluso infinito, pero este concepto estaba ampliamente desprovisto de los atributos de la personalidad y, por lo tanto, no era experimentable por las personas religiosas individuales.
94:3.3 (1030.3) Al Brahmán-Narayana se le concibió como el Absoluto, el infinito ELLO ES, la fuerza creativa primordial del cosmos potencial, el Yo Universal que existe en el estado estático y potencial a lo largo de toda la eternidad. Si los filósofos de aquellos tiempos hubieran sido capaces de dar el siguiente paso en la concepción de la deidad, si hubieran sido capaces de concebir al Brahmán como asociativo y creador, como una personalidad alcanzable por los seres creados y evolutivos, entonces esta enseñanza podría haberse convertido en la descripción más avanzada de la Deidad en Urantia, puesto que habría abarcado los cinco primeros niveles de la función total de la deidad, y quizás hubiera imaginado los dos restantes.
94:3.4 (1030.4) En algunas fases, el concepto de la Única Superalma Universal como totalidad de la suma de la existencia de todas las criaturas, condujo a los filósofos indios muy cerca de la verdad del Ser Supremo, pero esta verdad no les sirvió de nada porque no lograron desarrollar una vía de acceso personal, razonable o racional, para poder alcanzar su meta monoteísta teórica del Brahmán-Narayana.
94:3.5 (1030.5) El principio kármico de la continuidad causal se encuentra también muy cerca de la verdad de que todas las acciones espacio-temporales repercuten, en forma de síntesis, en la presencia de la Deidad del Supremo; pero este postulado nunca aseguró que, paralelamente a todo lo anterior, el practicante individual de la religión pudiera alcanzar personalmente la Deidad, asegurando tan sólo la sumersión última de todas las personalidades en la Superalma Universal.
94:3.6 (1030.6) La filosofía del brahmanismo también se acercó mucho al descubrimiento de que los Ajustadores del Pensamiento residen en los hombres, pero este concepto se desvirtuó a causa de una idea falsa de la verdad. La enseñanza de que el alma es la morada del Brahmán hubiera preparado el camino para una religión avanzada, si este concepto no se hubiera contaminado por completo con la creencia de que no existe ninguna individualidad humana fuera de esta presencia interna del Uno Universal.
94:3.7 (1030.7) En la doctrina de que el alma individual se funde con la Superalma, los teólogos de la India no lograron prever la supervivencia de algo humano, de algo nuevo y único, de algo nacido de la unión de la voluntad del hombre y la voluntad de Dios. La enseñanza sobre el regreso del alma al Brahmán es estrechamente paralela a la verdad del regreso del Ajustador al seno del Padre Universal, pero hay algo distinto al Ajustador que sobrevive también, el duplicado morontial de la personalidad mortal. Este concepto vital estaba desgraciadamente ausente en la filosofía brahmánica.
94:3.8 (1031.1) La filosofía brahmánica se ha aproximado a muchos hechos del universo y se ha acercado a numerosas verdades cósmicas, pero con demasiada frecuencia ha caído víctima del error de no conseguir diferenciar entre los diversos niveles de la realidad, tales como el absoluto, el trascendental y el finito. No ha logrado tener en cuenta que aquello que puede ser finito e ilusorio en el nivel absoluto, puede ser absolutamente real en el nivel finito. Tampoco ha tenido en cuenta la personalidad esencial del Padre Universal, con quien se puede contactar personalmente en todos los niveles, desde el de la experiencia limitada de la criatura evolutiva con Dios, hasta el de la experiencia ilimitada del Hijo Eterno con el Padre Paradisiaco.
94:4.1 (1031.2) Con el paso de los siglos, el pueblo de la India volvió hasta cierto punto a los antiguos rituales de los Vedas, tal como éstos habían sido modificados por las enseñanzas de los misioneros de Melquisedek y cristalizados por el clero brahmánico posterior. Esta religión, la más antigua y la más cosmopolita del mundo, ha sufrido cambios adicionales en respuesta al budismo, al jainismo, y a las influencias del mahometismo y el cristianismo que aparecieron después. Pero cuando llegaron las enseñanzas de Jesús, ya estaban tan occidentalizadas que sólo eran una «religión del hombre blanco», por lo tanto extrañas y ajenas para la mente hindú.
94:4.2 (1031.3) En la actualidad, la teología hindú describe cuatro niveles descendentes de la deidad y la divinidad:
94:4.3 (1031.4) 1. El Brahmán, el Absoluto, el Uno Infinito, el ELLO ES.
94:4.4 (1031.5) 2. La Trimurti, la trinidad suprema del hinduismo. Se piensa que el primer miembro de esta asociación, Brahma, se ha creado a sí mismo a partir del Brahmán — de la infinidad. Si no fuera por su estrecha identificación con el Uno Infinito panteísta, Brahma podría constituir el fundamento de un concepto del Padre Universal. A Brahma también se le identifica con el destino.
94:4.5 (1031.6) La adoración de Siva y Vichnú, el segundo y tercer miembros, surgió en el primer milenio después de Cristo. Siva es el señor de la vida y la muerte, el dios de la fertilidad y el amo de la destrucción. Vichnú es extremadamente popular debido a la creencia de que se encarna periódicamente en forma humana. De esta manera, Vichnú se vuelve real y viviente en la imaginación de los indios. Algunos consideran que Siva y Vichnú son supremos por encima de todo.
94:4.6 (1031.7) 3. Las deidades védicas y postvédicas. Muchos dioses antiguos de los arios, tales como Agni, Indra y Soma, han sobrevivido como dioses de menor importancia que los tres miembros de la Trimurti. Numerosos dioses adicionales han surgido desde los primeros tiempos de la India védica, y éstos también han sido incorporados en el panteón hindú.
94:4.7 (1031.8) 4. Los semidioses: superhombres, semidioses, héroes, demonios, fantasmas, espíritus malignos, hadas, monstruos, duendes, y santos de los cultos más recientes.
94:4.8 (1031.9) Aunque el hinduismo no ha logrado vivificar al pueblo indio durante mucho tiempo, ha sido generalmente a la vez una religión tolerante. Su gran fuerza reside en el hecho de que ha demostrado ser la religión más adaptable y amorfa que ha aparecido en Urantia. Es capaz de cambiar de una manera casi ilimitada y posee un nivel inhabitual de adaptación flexible, desde las especulaciones elevadas y semimonoteístas de los brahmanes intelectuales, hasta el fetichismo redomado y las prácticas cultuales primitivas de las clases degradadas y deprimidas de creyentes ignorantes.
94:4.9 (1032.1) El hinduismo ha sobrevivido porque es esencialmente una parte integrante del tejido social básico de la India. No posee una importante jerarquía que pueda ser perturbada o destruida; está entremezclado en la forma de vida del pueblo. Posee una adaptabilidad a las condiciones cambiantes que supera a todos los demás cultos, y muestra una actitud tolerante de adopción hacia otras muchas religiones, pretendiendo que Gautama Buda e incluso el mismo Cristo fueron encarnaciones de Vichnú.
94:4.10 (1032.2) Hoy, la India tiene la gran necesidad de una presentación del evangelio de Jesús — la Paternidad de Dios y la filiación de todos los hombres, con la fraternidad consiguiente, que se lleva a cabo personalmente mediante el ministerio amoroso y el servicio social. En la India, el armazón filosófico existe, la estructura del culto está presente; lo único que se necesita es la chispa vivificante del amor dinámico descrito en el evangelio original del Hijo del Hombre, despojado de los dogmas y las doctrinas occidentales que han tendido a hacer de la donación vital de Miguel una religión del hombre blanco.
94:5.1 (1032.3) A medida que los misioneros de Salem pasaron por Asia, divulgando la doctrina del Dios Altísimo y la salvación por medio de la fe, absorbieron una gran parte de la filosofía y el pensamiento religioso de los diversos países que atravesaron. Pero los educadores enviados por Melquisedek y sus sucesores no dejaron de cumplir con su deber; penetraron en todos los pueblos del continente eurasiático, y a mediados del segundo milenio antes de Cristo fue cuando llegaron a China. Los salemitas mantuvieron su sede en Si Fuch durante más de cien años, y allí instruyeron a los educadores chinos que enseñaron en todos los territorios de la raza amarilla.
94:5.2 (1032.4) La primera forma de taoísmo apareció en China a consecuencia directa de esta enseñanza, pero se trataba de una religión enormemente diferente a la que lleva este nombre hoy en día. El taoísmo primitivo, o prototaoísmo, estaba compuesto de los siguientes factores:
94:5.3 (1032.5) 1. Las enseñanzas sobrevivientes de Singlangtón, que subsistieron en el concepto de Shang-ti, el Dios del Cielo. En los tiempos de Singlangtón, el pueblo chino se volvió prácticamente monoteísta; concentraron su adoración en la Verdad Única, conocida más tarde como el Espíritu del Cielo, el soberano del universo. La raza amarilla nunca perdió por completo este concepto inicial de la Deidad, aunque en siglos posteriores muchos dioses y espíritus subordinados se deslizaron insidiosamente dentro de su religión.
94:5.4 (1032.6) 2. La religión salemita de una Altísima Deidad Creadora que otorgaría su favor a la humanidad en respuesta a la fe del hombre. Pero es demasiado cierto que, en la época en que los misioneros de Melquisedek penetraron en las tierras de la raza amarilla, su mensaje original se había apartado considerablemente de las simples doctrinas de Salem de los tiempos de Maquiventa.
94:5.5 (1032.7) 3. El concepto del Brahmán-Absoluto de los filósofos indios, unido al deseo de escapar a todo mal. En la diseminación hacia el este de la religión de Salem, la influencia externa más importante la ejercieron quizás los instructores indios de la fe védica, que introdujeron su concepto del Brahmán — el Absoluto — en el pensamiento salvacionista de los salemitas.
94:5.6 (1033.1) Esta creencia compuesta se difundió por los países de las razas amarilla y cobriza como una influencia subyacente en el pensamiento filosófico-religioso. En el Japón, este prototaoísmo fue conocido con el nombre de sintoísmo, y los pueblos de este país, muy alejado de Salem en Palestina, se enteraron de la encarnación de Maquiventa Melquisedek, que vivió en la Tierra para que la humanidad no olvidara el nombre de Dios.
94:5.7 (1033.2) En China, todas estas creencias se confundieron y se mezclaron más tarde con el culto en constante crecimiento de la adoración a los antepasados. Pero desde los tiempos de Singlangtón, los chinos nunca llegaron a ser unos esclavos desamparados del clericalismo. La raza amarilla fue la primera que emergió de la esclavitud barbárica y que entró en una civilización ordenada, porque fue la primera que se liberó en cierta medida del miedo abyecto a los dioses, y ni siquiera llegó a temer a los fantasmas de los muertos como les sucedió a las otras razas. China fracasó porque no logró progresar más allá de su emancipación inicial de los sacerdotes, porque cayó en un error casi igual de calamitoso: el del culto a los antepasados.
94:5.8 (1033.3) Pero los salemitas no trabajaron en vano. Sobre los fundamentos de su evangelio, los grandes filósofos de la China del siglo sexto a. de J.C. construyeron sus enseñanzas. La atmósfera moral y los sentimientos espirituales de los tiempos de Lao-Tse y Confucio tuvieron su origen en las enseñanzas que los misioneros de Salem habían predicado en una época anterior.
94:6.1 (1033.4) Unos seiscientos años antes de la llegada de Miguel, Melquisedek, que se había ido de este mundo hacía mucho tiempo, tuvo la impresión de que la pureza de su enseñanza en la Tierra se encontraba indebidamente en peligro a causa de su absorción general por las creencias más antiguas de Urantia. Durante un tiempo pareció que su misión como precursor de Miguel podía estar en peligro de fracaso. Y en el siglo sexto antes de Cristo, gracias a una coordinación excepcional de influencias espirituales, que ni siquiera los supervisores planetarios llegan a comprender plenamente, Urantia fue testigo de una presentación sumamente inhabitual de una verdad religiosa variada. Por mediación de diversos educadores humanos, el evangelio de Salem fue expuesto de nuevo y revitalizado, y una gran parte de lo que se presentó entonces ha sobrevivido hasta la época del presente escrito.
94:6.2 (1033.5) Este siglo incomparable de progreso espiritual estuvo caracterizado por la aparición de grandes instructores religiosos, morales y filosóficos en todo el mundo civilizado. En China, los dos maestros sobresalientes fueron Lao-Tse y Confucio.
94:6.3 (1033.6) Lao-Tse construyó directamente sobre los conceptos de las tradiciones de Salem cuando declaró que el Tao era la Única Causa Primera de toda la creación. Lao era un hombre de una gran visión espiritual. Enseñó que «el destino eterno del hombre era la unión perpetua con el Tao, Dios Supremo y Rey Universal.» Su comprensión de la causalidad última era muy perspicaz, ya que escribió: «La Unidad se origina en el Tao Absoluto, de la Unidad aparece la Dualidad cósmica, de esta Dualidad brota a la existencia la Trinidad, y la Trinidad es la fuente primordial de toda la realidad.» «Toda la realidad está siempre en equilibrio entre los potenciales y los actuales del cosmos, y éstos son eternamente armonizados por el espíritu de la divinidad.»
94:6.4 (1033.7) Lao-Tse fue también uno de los primeros que presentó la doctrina de devolver bien por mal: «La bondad engendra la bondad, pero para aquel que es verdaderamente bueno, el mal engendra también la bondad.»
94:6.5 (1033.8) Enseñó el regreso de la criatura hacia el Creador y describió la vida como el surgimiento de una personalidad a partir de los potenciales cósmicos, mientras que la muerte se parecía al regreso al hogar de la personalidad de esa criatura. Su concepto de la verdadera fe era poco común, y él también lo comparó a la «actitud de un niño».
94:6.6 (1034.1) Su comprensión del propósito eterno de Dios era clara, ya que dijo: «La Deidad Absoluta no lucha, pero siempre vence; no coacciona a la humanidad, pero siempre está dispuesta a responder a sus deseos sinceros; la voluntad de Dios tiene una paciencia eterna y la inevitabilidad de su expresión es eterna.» Al expresar la verdad de que es más bienaventurado dar que recibir, Lao-Tse dijo acerca de la persona auténticamente religiosa: «El hombre bueno no trata de retener la verdad para sí mismo, sino que intenta más bien regalar estas riquezas a sus semejantes, ya que esto es hacer realidad la verdad. La voluntad del Dios Absoluto siempre beneficia, y nunca destruye; la intención del verdadero creyente es actuar siempre, y no coaccionar nunca.»
94:6.7 (1034.2) La enseñanza de Lao sobre la no resistencia, y la distinción que hizo entre la acción y la coacción, fueron desvirtuadas más tarde en las creencias de «no ver, no hacer y no pensar nada». Pero Lao nunca enseñó este error, aunque su presentación de la no resistencia ha sido un factor en el desarrollo ulterior de la predilección de los pueblos chinos por la paz.
94:6.8 (1034.3) Pero el taoísmo popular de la Urantia del siglo veinte tiene muy poco en común con los sentimientos elevados y los conceptos cósmicos del viejo filósofo, que enseñó la verdad tal como la percibía, es decir, que la fe en el Dios Absoluto es la fuente de la energía divina que reconstruirá el mundo, y por medio de la cual el hombre asciende hacia la unión espiritual con el Tao, la Deidad Eterna y el Creador Absoluto de los universos.
94:6.9 (1034.4) Confucio (Kung-Fu-Tze) era un joven contemporáneo de Lao en la China del siglo sexto a. de J.C. Confucio basó sus doctrinas en las mejores tradiciones morales de la larga historia de la raza amarilla, y sufrió también un poco la influencia de las tradiciones sobrevivientes de los misioneros de Salem. Su trabajo principal consistió en compilar los sabios refranes de los filósofos antiguos. Fue rechazado como instructor durante su vida, pero sus escritos y enseñanzas han ejercido desde entonces una gran influencia en China y en Japón. Confucio marcó una nueva pauta para los chamanes, ya que colocó a la moralidad en el lugar de la magia. Pero construyó demasiado bien; hizo del orden un nuevo fetiche y estableció un respeto por la conducta de los antepasados que los chinos veneran todavía en el momento del presente escrito.
94:6.10 (1034.5) Confucio predicaba la moralidad basándose en la teoría de que el camino terrenal es la sombra deformada del camino celestial, de que el verdadero modelo de la civilización temporal es el reflejo del orden eterno del cielo. El concepto potencial de Dios, en el confucianismo, estaba subordinado casi por completo al énfasis que puso en el Camino del Cielo, el arquetipo del cosmos.
94:6.11 (1034.6) Las enseñanzas de Lao se han perdido para todos, salvo para una minoría de Oriente, pero los escritos de Confucio han constituido desde entonces la base del tejido moral de la cultura de casi un tercio de los urantianos. Estos preceptos de Confucio, aunque perpetuaban lo mejor del pasado, iban un poco en contra del mismo espíritu de investigación chino que había conseguido unos logros tan venerados. La influencia de estas doctrinas fue combatida sin éxito por los esfuerzos imperiales de Tsin-Chi-Hoang-Ti y por las enseñanzas de Mo-Ti, el cual proclamó una fraternidad basada en el amor a Dios y no en el deber ético. Trató de reanimar la antigua búsqueda de las verdades nuevas, pero sus enseñanzas fracasaron ante la vigorosa oposición de los discípulos de Confucio.
94:6.12 (1034.7) Al igual que otros muchos educadores espirituales y morales, Confucio y Lao-Tse fueron finalmente deificados por sus seguidores durante las edades de tinieblas espirituales que envolvieron a China entre la decadencia y la perversión de la fe taoísta, y la llegada de los misioneros budistas procedentes de la India. Durante estos siglos de decadencia espiritual, la religión de la raza amarilla degeneró en una teología lamentable donde pululaban los diablos, los dragones y los espíritus malignos, denotando todos ellos el regreso de los miedos de la mente humana poco ilustrada. Y China, en otro tiempo a la cabeza de la sociedad humana gracias a su religión avanzada, se quedó entonces atrás por su incapacidad temporal para progresar en el verdadero camino del desarrollo de esa conciencia de Dios que es indispensable para el verdadero progreso, no solamente de los mortales individuales, sino también de las civilizaciones intrincadas y complejas que caracterizan el avance de la cultura y de la sociedad en un planeta evolutivo del tiempo y el espacio.
94:7.1 (1035.1) Contemporáneo de Lao-Tse y de Confucio en China, otro gran instructor de la verdad surgió en la India. Siddharta Gautama nació en el siglo sexto antes de Cristo en la provincia del Nepal, al norte de la India. Sus seguidores lo presentaron más tarde como el hijo de un gobernante fabulosamente rico, pero era en verdad el heredero forzoso al trono de un cacique sin importancia que gobernaba por consentimiento tácito un pequeño valle montañoso aislado al sur del Himalaya.
94:7.2 (1035.2) Después de practicar inútilmente el yoga durante seis años, Gautama formuló las teorías que se convirtieron en la filosofía del budismo. Siddharta libró una batalla decidida pero infructuosa contra el sistema creciente de las castas. Este joven príncipe profeta poseía una gran sinceridad y una generosidad extraordinaria que atraían enormemente a los hombres de aquella época. Le restó valor a la práctica de buscar la salvación individual por medio de la aflicción física y del sufrimiento personal, y exhortó a sus seguidores a que llevaran su evangelio por todo el mundo.
94:7.3 (1035.3) Las enseñanzas más sensatas y más moderadas de Gautama llegaron como un alivio refrescante en medio de la confusión y las prácticas cultuales extremas de la India. Denunció a los dioses, a los sacerdotes y a sus sacrificios, pero él tampoco logró percibir la personalidad del Uno Universal. Puesto que no creía en la existencia de las almas humanas individuales, Gautama luchó valientemente, por supuesto, contra la creencia consagrada por la tradición en la transmigración de las almas. Hizo un noble esfuerzo por liberar a los hombres del miedo, por hacer que se sintieran cómodos y a gusto en el gran universo, pero no logró mostrarles el camino hacia el auténtico hogar celestial de los mortales ascendentes — el Paraíso — y hacia el servicio creciente de la existencia eterna.
94:7.4 (1035.4) Gautama era un verdadero profeta, y si hubiera hecho caso de la enseñanza del ermitaño Godad, podría haber despertado a toda la India gracias a la inspiración que hubiera aportado el restablecimiento del evangelio de Salem consistente en la salvación por medio de la fe. Godad descendía de una familia que nunca había perdido las tradiciones de los misioneros de Melquisedek.
94:7.5 (1035.5) Gautama fundó su escuela en Benarés, y durante su segundo año de funcionamiento, un alumno llamado Baután comunicó a su maestro las tradiciones de los misioneros de Salem acerca de la alianza de Melquisedek con Abraham. Aunque Siddharta no tenía un concepto muy claro del Padre Universal, adoptó una actitud avanzada en lo referente a la salvación por medio de la fe — de la simple creencia. Así lo declaró ante sus seguidores, y empezó a enviar a sus discípulos en grupos de sesenta para que proclamaran a los habitantes de la India «la buena nueva de la salvación gratuita; que todos los hombres, de todas las clases, pueden alcanzar la felicidad gracias a la fe en la rectitud y la justicia.»
94:7.6 (1035.6) La esposa de Gautama creía en el evangelio de su marido y fue la fundadora de una orden de monjas. Su hijo se convirtió en su sucesor y difundió mucho el culto; captó la nueva idea de la salvación por la fe, pero en sus últimos años vaciló ante el evangelio de Salem que prometía el favor divino a cambio únicamente de la fe, y en su vejez, las últimas palabras que pronunció antes de morir fueron: «Elaborad vuestra propia salvación.»
94:7.7 (1036.1) Cuando fue proclamado en su mejor momento, el evangelio de la salvación universal enseñado por Gautama, exento de sacrificios, torturas, rituales y sacerdotes, fue una doctrina revolucionaria y asombrosa para su tiempo. Estuvo sorprendentemente cerca de convertirse en un renacimiento del evangelio de Salem. Ayudó a millones de almas desesperadas, y a pesar de la grotesca desnaturalización que sufrió durante los siglos posteriores, sigue siendo todavía la esperanza de millones de seres humanos.
94:7.8 (1036.2) Siddharta enseñó muchas más verdades de las que han sobrevivido en los cultos modernos que llevan su nombre. El budismo moderno no refleja las enseñanzas de Siddharta Gautama mucho más de lo que el cristianismo lo hace con las enseñanzas de Jesús de Nazaret.
94:8.1 (1036.3) Para hacerse budista, uno simplemente hacía una profesión pública de fe recitando el Refugio: «Me refugio en el Buda; me refugio en la Doctrina; me refugio en la Fraternidad.»
94:8.2 (1036.4) El budismo tuvo su origen en una personalidad histórica, no en un mito. Los seguidores de Gautama lo llamaban Sasta, que significaba maestro o instructor. Aunque no manifestó ninguna pretensión superhumana ni para él mismo ni para sus enseñanzas, sus discípulos empezaron pronto a llamarle el iluminado, el Buda, y más tarde Sakya-Muni Buda.
94:8.3 (1036.5) El evangelio original de Gautama estaba basado en cuatro nobles verdades:
94:8.4 (1036.6) 1. Las nobles verdades del sufrimiento.
94:8.5 (1036.7) 2. Los orígenes del sufrimiento.
94:8.6 (1036.8) 3. La destrucción del sufrimiento.
94:8.7 (1036.9) 4. El camino para destruir el sufrimiento.
94:8.8 (1036.10) La filosofía del Sendero Óctuple estaba estrechamente vinculada a la doctrina del sufrimiento y a la manera de eludirlo: opiniones justas, aspiraciones justas, palabras justas, conducta justa, sustento justo, esfuerzo justo, atención justa y contemplación justa. Gautama no tenía la intención de intentar destruir todo esfuerzo, deseo y afecto mediante el acto de eludir el sufrimiento; su enseñanza estaba destinada más bien a describir al hombre mortal la futilidad de poner todas sus esperanzas y aspiraciones en las metas temporales y los objetivos materiales. No se trataba tanto de evitar amar a sus semejantes como de que el verdadero creyente debía mirar también más allá de las asociaciones de este mundo material, hacia las realidades del futuro eterno.
94:8.9 (1036.11) Los mandamientos morales de los sermones de Gautama eran cinco:
94:8.10 (1036.12) 1. No matarás.
94:8.11 (1036.13) 2. No robarás.
94:8.12 (1036.14) 3. No serás impúdico.
94:8.13 (1036.15) 4. No mentirás.
94:8.14 (1036.16) 5. No beberás bebidas embriagadoras.
94:8.15 (1036.17) Había diversos mandamientos adicionales o secundarios cuyo cumplimiento era facultativo para los creyentes.
94:8.16 (1036.18) Siddharta apenas creía en la inmortalidad de la personalidad humana; su filosofía sólo preveía una especie de continuidad funcional. Nunca definió claramente qué es lo que se proponía incluir en la doctrina del Nirvana. El hecho de que se pudiera experimentar teóricamente durante la existencia mortal indicaría que el nirvana no era considerado como un estado de aniquilación completa. Implicaba un estado de iluminación suprema y de felicidad celestial, en el que todas las cadenas que ataban al hombre al mundo material se habían roto; uno se sentía libre de los deseos de la vida mortal y liberado de todo peligro de tener que experimentar una nueva encarnación.
94:8.17 (1037.1) Según las enseñanzas originales de Gautama, la salvación se consigue con el esfuerzo humano, independientemente de la ayuda divina; no hay lugar ni para la fe salvadora ni para las oraciones a los poderes superhumanos. En su intento por minimizar las supersticiones de la India, Gautama se esforzó por desviar a los hombres de las llamativas afirmaciones de una salvación milagrosa. Pero al hacer este esfuerzo, dejó la puerta totalmente abierta para que sus sucesores malinterpretaran su enseñanza y proclamaran que todos los esfuerzos humanos por conseguir algo son desagradables y dolorosos. Sus seguidores pasaron por alto el hecho de que la felicidad suprema está unida a la persecución inteligente y entusiasta de unas metas nobles, y que estos logros constituyen un verdadero progreso en la autorrealización cósmica.
94:8.18 (1037.2) La gran verdad de la enseñanza de Siddharta fue su proclamación de un universo de justicia absoluta. Enseñó la mejor filosofía atea que un hombre mortal haya inventado jamás; era el humanismo ideal, y eliminó muy eficazmente todas las razones para las supersticiones, los rituales mágicos y el miedo a los fantasmas o los demonios.
94:8.19 (1037.3) La gran debilidad del evangelio original del budismo consistió en que no engendró una religión de servicio social desinteresado. La fraternidad budista no fue, durante mucho tiempo, una hermandad de creyentes, sino más bien una comunidad de instructores estudiosos. Gautama les prohibió que recibieran dinero y de esta manera intentó impedir el desarrollo de tendencias jerárquicas. Gautama mismo era extremadamente sociable; su vida fue en verdad mucho más grande que su predicación.
94:9.1 (1037.4) El budismo prosperó porque ofrecía la salvación a través de la creencia en Buda, el iluminado. Era más representativo de las verdades de Melquisedek que cualquier otro sistema religioso que se pudiera encontrar en toda Asia oriental. Pero el budismo no se difundió mucho como religión hasta que un monarca de baja casta, Asoka, lo adoptó para protegerse a sí mismo; después de Akenatón en Egipto, Asoka fue uno de los gobernantes civiles más notables entre la época de Melquisedek y la de Miguel. Asoka construyó un gran imperio indio gracias a la propaganda de sus misioneros budistas. Durante un período de veinticinco años educó a más de diecisiete mil misioneros y los envió hasta las fronteras más alejadas de todo el mundo conocido. En una sola generación hizo del budismo la religión dominante de la mitad del mundo. Ésta se asentó pronto en el Tíbet, Cachemira, Ceilán, Birmania, Java, Siam, Corea, China y Japón. En términos generales, era una religión enormemente superior a aquellas que sustituyó o mejoró.
94:9.2 (1037.5) La difusión del budismo desde su tierra natal en la India hacia toda Asia es una de las historias más emocionantes de la devoción espiritual y la perseverancia misionera de unas personas religiosas sinceras. Los instructores del evangelio de Gautama no solamente desafiaron los riesgos de las rutas de las caravanas por tierra, sino que se enfrentaron a los peligros de los mares de China mientras proseguían su misión en el continente asiático, llevando a todos los pueblos el mensaje de su fe. Pero este budismo ya no era la simple doctrina de Gautama; era un evangelio lleno de milagros que hacía de Siddharta un dios. Y a medida que el budismo se alejaba más de su hogar en las tierras altas de la India, más distinto se volvía de las enseñanzas de Gautama, y más se parecía a las religiones que reemplazaba.
94:9.3 (1038.1) Más tarde, el taoísmo en China, el sintoísmo en Japón y el cristianismo en el Tíbet afectaron mucho al budismo. En la India, después de mil años, el budismo simplemente se marchitó y expiró. Se brahmanizó y más tarde se rindió servilmente ante el islam, mientras que en una gran parte del resto de oriente degeneró en un ritual que Siddharta Gautama no hubiera reconocido nunca.
94:9.4 (1038.2) En el sur, el estereotipo fundamentalista de las enseñanzas de Siddharta sobrevivió en Ceilán, Birmania y en la península de Indochina. Ésta es la rama hinayana del budismo, que se aferra a la doctrina primitiva o asocial.
94:9.5 (1038.3) Pero incluso antes de su derrumbamiento en la India, los grupos de seguidores de Gautama del norte de la India y de China habían empezado a desarrollar la enseñanza mahayana del «Camino Mayor» hacia la salvación, en contraste con los puristas del sur que se aferraban al hinayana o «Camino Menor». Estos mahayanistas se liberaron de las limitaciones sociales inherentes a la doctrina budista, y esta rama septentrional del budismo ha continuado evolucionando desde entonces en China y en Japón.
94:9.6 (1038.4) El budismo es hoy una religión viviente y creciente porque consigue conservar una gran parte de los valores morales más elevados de sus adeptos. Fomenta la calma y el dominio de sí mismo, aumenta la serenidad y la felicidad, y contribuye mucho a impedir la tristeza y la aflicción. Aquellos que creen en esta filosofía viven una vida mejor que muchos de los que no creen en ella.
94:10.1 (1038.5) En el Tíbet se puede encontrar la asociación más extraña de las enseñanzas de Melquisedek combinadas con el budismo, el hinduismo, el taoísmo y el cristianismo. Cuando los misioneros budistas entraron en el Tíbet, encontraron un estado de salvajismo primitivo muy similar a aquel que hallaron los primeros misioneros cristianos en las tribus nórdicas de Europa.
94:10.2 (1038.6) Estos tibetanos sencillos no querían renunciar íntegramente a su antigua magia ni a sus amuletos. El examen de las ceremonias religiosas de los rituales tibetanos de hoy en día revela la existencia de una cofradía excesivamente numerosa de sacerdotes con la cabeza rapada, que practican un ritual detallado que abarca campanas, cantos, incienso, procesiones, rosarios, imágenes, amuletos, pinturas, agua bendita, vestiduras magníficas y coros primorosos. Poseen dogmas rígidos y credos cristalizados, ritos místicos y ayunos especiales. Su jerarquía contiene monjes, monjas, abades y el Gran Lama. Rezan a los ángeles, a los santos, a una Madre Sagrada y a los dioses. Practican la confesión y creen en el purgatorio. Sus monasterios son enormes y sus catedrales magníficas. Mantienen una repetición interminable de rituales sagrados y creen que estas ceremonias confieren la salvación. Clavan sus oraciones en una rueda, y creen que cuando ésta gira sus súplicas se vuelven eficaces. En ningún otro pueblo de los tiempos modernos se puede encontrar la observancia de tantas cosas provenientes de tantas religiones; y es inevitable que esta liturgia acumulada se vuelva excesivamente incómoda e intolerablemente pesada.
94:10.3 (1038.7) Los tibetanos poseen alguna cosa de todas las religiones principales del mundo, excepto las simples enseñanzas del evangelio de Jesús: la filiación con Dios, la fraternidad entre los hombres y la ciudadanía siempre ascendente en el universo eterno.
94:11.1 (1038.8) El budismo penetró en China en el primer milenio después de Cristo, y se adaptó bien a las costumbres religiosas de la raza amarilla. En su culto a los antepasados, habían dirigido sus oraciones durante mucho tiempo a los muertos; ahora también podían rezar por ellos. El budismo pronto se fusionó con las prácticas ritualistas sobrevivientes del taoísmo en desintegración. Esta nueva religión sintética, con sus templos para la adoración y un ceremonial religioso definido, pronto se convirtió en el culto generalmente aceptado por los pueblos de China, Corea y Japón.
94:11.2 (1039.1) En algunos aspectos, es lamentable que el budismo no fuera enseñado al mundo hasta después de que los seguidores de Gautama hubieron desvirtuado tanto las tradiciones y las enseñanzas del culto, que habían hecho de Siddharta un ser divino. Sin embargo este mito de su vida humana, embellecido como lo fue por una multitud de milagros, resultó muy atractivo para los oyentes del evangelio nórdico, o mahayana, del budismo.
94:11.3 (1039.2) Algunos de sus seguidores posteriores enseñaron que el espíritu de Sakya-Muni Buda regresaba periódicamente a la Tierra como Buda viviente, abriendo así el camino a una perpetuación indefinida de imágenes de Buda, templos, rituales y falsos «Budas vivientes». Así es como la religión del gran protestatario indio se encontró finalmente encadenada a las mismas prácticas ceremoniales y conjuros ritualistas contra los que había luchado tan audazmente y que tan valientemente había denunciado.
94:11.4 (1039.3) El gran progreso que aportó la filosofía budista consistió en comprender que toda verdad es relativa. A través del mecanismo de esta hipótesis, los budistas han sido capaces de conciliar y correlacionar las divergencias internas de sus propias escrituras religiosas, así como las diferencias entre las suyas y muchas otras. Se enseñaba que las verdades pequeñas eran para las mentes limitadas, y las grandes verdades para las mentes sobresalientes.
94:11.5 (1039.4) Esta filosofía sostenía también que la naturaleza (divina) de Buda residía en todos los hombres; que el hombre, por medio de sus propios esfuerzos, podía alcanzar la comprensión de esta divinidad interior. Esta enseñanza es una de las presentaciones más claras de la verdad acerca de los Ajustadores internos que ninguna otra religión de Urantia haya realizado jamás.
94:11.6 (1039.5) Pero el evangelio original de Siddharta, tal como lo interpretaban sus seguidores, comportaba una gran limitación, ya que intentaba liberar completamente al yo humano de todas las limitaciones de la naturaleza mortal a través de la técnica de aislar al yo de la realidad objetiva. La auténtica autorrealización cósmica se obtiene como resultado de la identificación del yo con la realidad cósmica y con el cosmos finito de energía, mente y espíritu, limitado por el espacio y condicionado por el tiempo.
94:11.7 (1039.6) Aunque las ceremonias y las prácticas exteriores del budismo se contaminaron terriblemente con las de los países por los que viajaron, esta degeneración no tuvo plenamente lugar en la vida filosófica de los grandes pensadores que, de vez en cuando, abrazaron este sistema de pensamiento y creencia. Durante más de dos mil años, muchos de los mejores cerebros de Asia se han concentrado en el problema de averiguar la verdad absoluta y la verdad del Absoluto.
94:11.8 (1039.7) La evolución de un concepto elevado del Absoluto se consiguió a través de muchos canales de pensamiento y por medio de tortuosos caminos de razonamiento. El proceso ascendente de esta doctrina de la infinidad no estaba tan claramente definido como la evolución del concepto de Dios en la teología hebrea. Sin embargo, las inteligencias budistas alcanzaron ciertos niveles extensos, se detuvieron en ellos, y los atravesaron en su camino hacia la concepción de la Fuente Primordial de los universos:
94:11.9 (1039.8) 1. La leyenda de Gautama. En la base del concepto se encontraba el hecho histórico de la vida y las enseñanzas de Siddharta, el príncipe profeta de la India. Esta leyenda se convirtió en mito a medida que viajó a través de los siglos y por los extensos países de Asia, hasta que sobrepasó el nivel de la idea de Gautama como iluminado y empezó a recibir atributos adicionales.
94:11.10 (1040.1) 2. Los numerosos Budas. Se razonaba que, si Gautama había venido a los pueblos de la India, entonces las razas de la humanidad habían sido bendecidas en el lejano pasado con otros instructores de la verdad, y lo serían de nuevo indudablemente en el lejano futuro. Esto dio origen a la enseñanza de que había muchos Budas, un número ilimitado e infinito, e incluso que cualquiera podía aspirar a ser uno de ellos — a alcanzar la divinidad de un Buda.
94:11.11 (1040.2) 3. El Buda Absoluto. En el momento en que se creyó que el número de Budas se acercaba a la infinidad, las mentes de aquella época tuvieron necesidad de reunificar este concepto difícil de manejar. Por consiguiente, se empezó a enseñar que todos los Budas no eran más que la manifestación de alguna esencia superior, de algún Uno Eterno con una existencia infinita e incondicional, de alguna Fuente Absoluta de toda la realidad. A partir de entonces el concepto budista de la Deidad, en su forma más elevada, quedó separado de la persona humana de Siddharta Gautama, y se liberó de las limitaciones antropomórficas que lo habían mantenido atado. Esta concepción final del Buda Eterno se puede identificar muy bien con el Absoluto, y a veces incluso con el infinito YO SOY.
94:11.12 (1040.3) Aunque esta idea de la Deidad Absoluta nunca encontró un gran favor popular entre los pueblos de Asia, permitió que los intelectuales de estos países unificaran su filosofía y armonizaran su cosmología. El concepto del Buda Absoluto es a veces casi personal, a veces totalmente impersonal — e incluso una fuerza creadora infinita. Aunque estos conceptos son útiles para la filosofía, no son vitales para el desarrollo religioso. Incluso un Yahvé antropomórfico tiene un valor religioso mucho mayor que el Absoluto infinitamente lejano del budismo o del brahmanismo.
94:11.13 (1040.4) A veces se llegó incluso a pensar que el Absoluto estaba contenido dentro del infinito YO SOY. Pero estas especulaciones aportaban un frío consuelo a las multitudes hambrientas que anhelaban escuchar palabras de promesa, escuchar el simple evangelio de Salem anunciando que la fe en Dios aseguraba el favor divino y la supervivencia eterna.
94:12.1 (1040.5) La gran debilidad de la cosmología del budismo era doble: se había contaminado con numerosas supersticiones de la India y China, y había sublimado a Gautama, primero como iluminado y luego como Buda Eterno. De la misma manera que el cristianismo ha padecido la absorción de mucha filosofía humana errónea, el budismo lleva también su marca de nacimiento humana. Pero las enseñanzas de Gautama han continuado evolucionando durante los últimos dos mil quinientos años. Para un budista instruido, el concepto de Buda ya no es lo mismo que la personalidad humana de Gautama, al igual que para un cristiano instruido el concepto de Jehová tampoco es idéntico al espíritu demoníaco del Horeb. La escasez de terminología, unida a la conservación sentimental de una nomenclatura antigua, a menudo impide comprender el verdadero significado de la evolución de los conceptos religiosos.
94:12.2 (1040.6) El concepto de Dios, en contraste con el del Absoluto, empezó a aparecer gradualmente en el budismo. Sus orígenes se remontan a los primeros tiempos en que los seguidores del Camino Menor se diferenciaron de los del Camino Mayor. En esta última rama del budismo fue donde la doble concepción de Dios y del Absoluto terminó por madurar. El concepto de Dios ha evolucionado paso a paso y siglo tras siglo hasta que gracias a las enseñanzas de Ryonin, Honen Shonin y Shinran en el Japón, este concepto fructificó finalmente en la creencia en Amida Buda.
94:12.3 (1041.1) Entre estos creyentes se enseña que el alma, después de pasar por la muerte, puede elegir disfrutar de una estancia en el Paraíso antes de entrar en el Nirvana, la existencia definitiva. Proclaman que esta nueva salvación se consigue por la fe en las misericordias divinas y en los cuidados amorosos de Amida, el Dios del Paraíso en occidente. En su filosofía, los amidistas creen en una Realidad Infinita que está más allá de toda comprensión mortal finita; en su religión, se aferran a la fe en un Amida totalmente misericordioso que ama tanto al mundo, que no puede tolerar que un solo mortal que invoque su nombre con una fe sincera y un corazón puro, deje de conseguir la felicidad celestial del Paraíso.
94:12.4 (1041.2) La gran fuerza del budismo reside en que sus adeptos son libres de escoger la verdad en todas las religiones; esta libertad de elección ha caracterizado raras veces a una doctrina urantiana. A este respecto, la secta Shin del Japón se ha convertido en uno de los grupos religiosos más progresivos del mundo; ha reanimado el antiguo espíritu misionero de los seguidores de Gautama, y ha empezado a enviar educadores a otros pueblos. Esta buena disposición a apropiarse de la verdad, cualquiera que sea la fuente de donde proceda, es una tendencia realmente recomendable que aparece entre los creyentes religiosos de la primera mitad del siglo veinte después de Cristo.
94:12.5 (1041.3) El budismo mismo está experimentando un renacimiento en el siglo veinte. Debido a su contacto con el cristianismo, los aspectos sociales del budismo han mejorado enormemente. El deseo de aprender se ha vuelto a encender en el corazón de los monjes sacerdotes de la hermandad, y la difusión de la educación en toda esta comunidad doctrinal provocará indudablemente nuevos progresos en la evolución religiosa.
94:12.6 (1041.4) En el momento en que escribo estas líneas, una gran parte de Asia tiene puestas sus esperanzas en el budismo. Esta noble fe, que ha atravesado tan valientemente las edades de las tinieblas del pasado, ¿sabrá recibir de nuevo la verdad de unas realidades cósmicas más amplias, tal como los discípulos del gran instructor de la India escucharon en otro tiempo su proclamación de una verdad nueva? Esta antigua fe, ¿responderá una vez más al estímulo vigorizante de la presentación de unos nuevos conceptos de Dios y del Absoluto que ha buscado durante tanto tiempo?
94:12.7 (1041.5) Toda Urantia está esperando la proclamación del mensaje ennoblecedor de Miguel, sin las trabas de las doctrinas y los dogmas acumulados durante diecinueve siglos de contacto con las religiones de origen evolutivo. Ha llegado la hora de presentar al budismo, al cristianismo, al hinduismo, e incluso a los pueblos de todas las religiones, no el evangelio acerca de Jesús, sino la realidad viviente y espiritual del evangelio de Jesús.
94:12.8 (1041.6) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 95
95:0.1 (1042.1) AL IGUAL que la India dio origen a muchas religiones y filosofías de Asia oriental, el Levante fue la cuna de las creencias del mundo occidental. Los misioneros de Salem se desparramaron por todo el suroeste de Asia, a través de Palestina, Mesopotamia, Egipto, Irán y Arabia, proclamando por todas partes la buena nueva del evangelio de Maquiventa Melquisedek. En algunos de estos países sus enseñanzas dieron frutos; en otros tuvieron un éxito variable. Sus fracasos se debieron a veces a una falta de sabiduría, y otras veces a circunstancias que estaban más allá de su control.
95:1.1 (1042.2) Hacia el año 2000 a. de J. C., las religiones de Mesopotamia casi habían perdido las enseñanzas de los setitas, y se encontraban ampliamente bajo la influencia de las creencias primitivas de dos grupos de invasores: los beduinos semitas que se habían infiltrado desde el desierto occidental, y los jinetes bárbaros que habían descendido desde el norte.
95:1.2 (1042.3) Pero la costumbre que tenían los primeros pueblos adamitas de honrar el séptimo día de la semana nuna desapareció por completo en Mesopotamia. Sólo que, durante la era de Melquisedek, el séptimo día era considerado como el de mayor mala suerte. Estaba dominado por los tabúes; durante este nefasto séptimo día era ilegal partir de viaje, cocinar alimentos o hacer fuego. Los judíos trajeron de vuelta a Palestina un gran número de tabúes mesopotámicos que habían encontrado en Babilonia y que estaban basados en la observancia del séptimo día, el sabatum.
95:1.3 (1042.4) Aunque los educadores de Salem contribuyeron mucho a refinar y elevar las religiones de Mesopotamia, no consiguieron que los diversos pueblos reconocieran de manera permanente a un Dios único. Estas enseñanzas conservaron la supremacía durante más de ciento cincuenta años, y luego cedieron el paso gradualmente a la creencia más antigua en una multiplicidad de deidades.
95:1.4 (1042.5) Los educadores de Salem redujeron enormemente el número de dioses de Mesopotamia, y en cierto momento limitaron las principales deidades a siete: Belo, Samas, Nabu, Anu, Ea, Marduc y Sin. En el apogeo de la nueva enseñanza ensalzaron a tres de estos dioses por encima de todos los demás, la tríada babilónica compuesta por Belo, Ea y Anu, los dioses de la tierra, del mar y del cielo. Otras tríadas surgieron también en diferentes localidades; todas ellas evocaban las enseñanzas trinitarias de los anditas y los sumerios, y estaban basadas en la creencia de los salemitas en la insignia de los tres círculos de Melquisedek.
95:1.5 (1042.6) Los educadores de Salem nunca vencieron totalmente la popularidad de Istar, madre de los dioses y espíritu de la fertilidad sexual. Hicieron mucho por refinar la adoración de esta diosa, pero los babilonios y sus vecinos nunca habían perdido por completo sus formas disfrazadas de adoración del sexo. En toda Mesopotamia se había establecido la práctica universal de que todas las mujeres se sometieran, al menos una vez en su juventud, al abrazo de un desconocido; se pensaba que esto era una devoción exigida por Istar, y se creía que la fertilidad dependía en gran parte de este sacrificio sexual.
95:1.6 (1043.1) Los primeros progresos de la enseñanza de Melquisedek fueron muy satisfactorios hasta que Nabodad, el jefe de la escuela de Kish, decidió lanzar un ataque concertado contra las prácticas predominantes de la prostitución en los templos. Pero los misioneros de Salem fracasaron en su esfuerzo por llevar a cabo esta reforma social, y todas sus enseñanzas espirituales y filosóficas más importantes sucumbieron en este naufragio.
95:1.7 (1043.2) Este fracaso del evangelio de Salem fue seguido inmediatamente por un gran incremento del culto a Istar, un ritual que ya había invadido Palestina con el nombre de Astaroth, Egipto con el de Isis, Grecia con el de Afrodita y las tribus del norte con el de Astarté. En conexión con este renacimiento de la adoración de Istar, los sacerdotes babilónicos volvieron otra vez a la observación de las estrellas; la astrología experimentó su último gran renacimiento en Mesopotamia, los adivinos se pusieron de moda, y el clero degeneró durante siglos cada vez más.
95:1.8 (1043.3) Melquisedek había advertido a sus seguidores que enseñaran la doctrina de un solo Dios, el Padre y Creador de todos, y que se limitaran a predicar el evangelio de la obtención del favor divino a través de la fe sola. Pero los instructores de una nueva verdad han cometido a menudo el error de intentar abarcar demasiado, de intentar sustituir la lenta evolución por la revolución repentina. Los misioneros de Melquisedek en Mesopotamia propusieron un nivel moral demasiado elevado para el pueblo; intentaron abarcar demasiado, y su noble causa terminó en el fracaso. Les habían encargado que predicaran un evangelio concreto, que proclamaran la verdad de la realidad del Padre Universal, pero se enredaron en la causa aparentemente meritoria de reformar las costumbres, y su gran misión fue así dejada de lado, perdiéndose prácticamente en la frustración y el olvido.
95:1.9 (1043.4) La sede central de Salem en Kish llegó a su fin en una sola generación, y la propaganda a favor de la creencia en un solo Dios dejó prácticamente de existir en toda Mesopotamia. Sin embargo, los vestigios de las escuelas de Salem sobrevivieron. Pequeños grupos dispersos aquí y allá continuaron creyendo en un solo Creador y lucharon contra la idolatría y la inmoralidad de los sacerdotes mesopotámicos.
95:1.10 (1043.5) Los misioneros salemitas del período siguiente al rechazo de sus enseñanzas fueron los que escribieron un gran número de salmos del Antiguo Testamento, grabándolos en las piedras, donde los sacerdotes hebreos posteriores los encontraron durante la cautividad y los incorporaron más tarde en la colección de himnos atribuídos a autores judíos. Estos hermosos salmos de Babilonia no fueron escritos en los templos de Belo-Marduc; fueron obra de los descendientes de los primeros misioneros salemitas, y ofrecen un contraste notable con las colecciones mágicas de los sacerdotes babilónicos. El libro de Job es un reflejo bastante bueno de las enseñanzas de la escuela salemita de Kish y de toda Mesopotamia.
95:1.11 (1043.6) Una gran parte de la cultura religiosa mesopotámica consiguió entrar en la literatura y la liturgia hebreas pasando por Egipto y gracias al trabajo de Amenemope y Akenatón. Los egipcios conservaron extraordinariamente bien las enseñanzas sobre las obligaciones sociales procedentes de los primeros mesopotámicos anditas, unas enseñanzas que los babilonios posteriores que ocuparon el valle del Éufrates habían perdido ampliamente.
95:2.1 (1043.7) Las enseñanzas originales de Melquisedek echaron realmente sus raíces más profundas en Egipto, y desde allí se extendieron posteriormente hacia Europa. La religión evolutiva del valle del Nilo creció periódicamente debido a la llegada de linajes superiores de noditas, adamitas y de pueblos anditas más tardíos procedentes del valle del Éufrates. Muchos administradores civiles egipcios fueron de vez en cuando sumerios. Al igual que la India de aquellos tiempos albergaba la mayor mezcla de razas del mundo, Egipto favoreció el tipo de filosofía religiosa más completamente mezclado que se haya podido encontrar en Urantia, y desde el valle del Nilo se extendió hacia numerosas partes del mundo. Los judíos recibieron de los babilonios una gran parte de sus ideas sobre la creación del mundo, pero el concepto de la Providencia divina lo obtuvieron de los egipcios.
95:2.2 (1044.1) Las tendencias políticas y morales, en lugar de las inclinaciones filosóficas o religiosas, fueron las que hicieron que Egipto resultara más favorable que Mesopotamia para las enseñanzas de Salem. Cada jefe tribal de Egipto, después de luchar para conseguir el trono, trataba de perpetuar su dinastía proclamando que su dios tribal era la deidad original y el creador de todos los demás dioses. De esta manera, los egipcios se acostumbraron gradualmente a la idea de un superdios, que sirvió de trampolín para la doctrina posterior de una Deidad creadora universal. La idea del monoteísmo se tambaleó de acá para allá en Egipto durante muchos siglos; la creencia en un solo Dios siempre ganó terreno, pero nunca dominó por completo los conceptos evolutivos del politeísmo.
95:2.3 (1044.2) Los pueblos egipcios se habían dedicado durante miles de años a la adoración de los dioses de la naturaleza; cada una de las cuarenta tribus diferentes tenía más específicamente un dios especial para su grupo: una adoraba al toro, otra al león, una tercera al carnero, y así sucesivamente. Anteriormente habían sido unas tribus con tótemes, muy semejantes a los amerindios.
95:2.4 (1044.3) Los egipcios observaron con el tiempo que los cadáveres colocados en las tumbas sin ladrillos permanecían conservados — embalsamados — por la acción de la arena impregnada de sosa, mientras que los que estaban enterrados en bóvedas de ladrillos se descomponían. Estas observaciones condujeron a los experimentos que dieron como resultado la práctica posterior de embalsamar a los muertos. Los egipcios creían que la conservación del cuerpo facilitaba la travesía de la vida futura. Para que el individuo pudiera ser adecuadamente identificado en el futuro lejano después de la descomposición del cuerpo, colocaban una estatua fúnebre en la tumba al lado del cadáver, y esculpían un retrato en el ataúd. La confección de estas estatuas fúnebres condujo a una gran mejora del arte egipcio.
95:2.5 (1044.4) Durante siglos, los egipcios pusieron su confianza en las tumbas para salvaguardar los cuerpos y la consiguiente supervivencia agradable después de la muerte. La evolución posterior de las prácticas mágicas, aunque fueron incómodas para la vida desde la cuna hasta la tumba, los liberó eficazmente de la religión de las tumbas. Los sacerdotes solían escribir en los ataúdes unos textos mágicos que se creía que protegían al hombre contra el peligro de que «le quitaran el corazón en el otro mundo». Poco después se coleccionó y se conservó un variado surtido de estos textos mágicos con el nombre de El Libro de los Muertos. Pero, en el valle del Nilo, el ritual mágico se mezcló muy pronto con el ámbito de la conciencia y del carácter hasta un grado pocas veces alcanzado por los rituales de aquella época. Posteriormente se confió más, para la salvación, en estos ideales éticos y morales que en las tumbas tan elaboradas.
95:2.6 (1044.5) Las supersticiones de estos tiempos se encuentran bien ilustradas en la creencia general en la eficacia del escupitajo como agente curativo, una idea que tenía su origen en Egipto y que se había difundido desde allí hasta Arabia y Mesopotamia. En la legendaria batalla entre Horus y Set, el joven dios perdió un ojo, pero después de la derrota de Set, el ojo fue restablecido por el sabio dios Thot, que escupió sobre la herida y la curó.
95:2.7 (1044.6) Los egipcios creyeron durante mucho tiempo que las estrellas que centelleaban en el cielo nocturno representaban la supervivencia de las almas de los muertos virtuosos; pensaban que los otros supervivientes eran absorbidos por el Sol. Durante cierto período, la veneración solar se convirtió en una especie de culto a los antepasados. El pasadizo de entrada inclinado de la gran pirámide señalaba directamente hacia la estrella polar para que el alma del rey, cuando surgiera de la tumba, pudiera ir en línea recta a las constelaciones estacionarias y establecidas de las estrellas fijas, la supuesta morada de los reyes.
95:2.8 (1045.1) Cuando se observaba que los rayos oblicuos del Sol llegaban hasta la Tierra a través de una abertura en las nubes, se creía que anunciaban el descenso de una escalera celestial por la que el rey y otras almas justas podían ascender. «El rey Pepi ha puesto su resplandor como una escalera debajo de sus pies para ascender hasta su madre.»
95:2.9 (1045.2) Cuando Melquisedek apareció en persona, los egipcios tenían una religión muy superior a la de los pueblos circundantes. Creían que un alma separada del cuerpo, si estaba armada adecuadamente de fórmulas mágicas, podía evitar a los espíritus malignos intermedios y abrirse camino hasta la sala de juicios de Osiris, donde sería admitida en los reinos de la felicidad si era inocente de «asesinato, robo, falsedad, adulterio, hurto y egoísmo». Si este alma era pesada en las balanzas y se la encontraba deficiente, era enviada al infierno, a la Devoradora. Éste era un concepto relativamente avanzado de la vida futura, en comparación con las creencias de muchos pueblos circundantes.
95:2.10 (1045.3) El concepto de un juicio en el más allá por los pecados cometidos en la vida carnal en la Tierra fue introducido en la teología hebrea procedente de Egipto. La palabra juicio no aparece más que una vez en todo el Libro hebreo de los Salmos, y este salmo concreto fue escrito por un egipcio.
95:3.1 (1045.4) Aunque la cultura y la religión de Egipto procedían principalmente de la Mesopotamia andita y fueron transmitidas ampliamente a las civilizaciones posteriores a través de los hebreos y los griegos, una parte muy importante del idealismo social y ético de los egipcios surgió en el valle del Nilo como un desarrollo puramente evolutivo. A pesar de la importación de una gran parte de la verdad y de la cultura de origen andita, en Egipto se desarrolló, como un progreso puramente humano, más cultura moral de la que apareció mediante técnicas naturales similares en cualquier otra zona circunscrita antes de la donación de Miguel.
95:3.2 (1045.5) La evolución moral no depende totalmente de la revelación. La propia experiencia del hombre puede dar nacimiento a unos conceptos morales elevados. El hombre puede incluso desarrollar los valores espirituales y obtener la perspicacia cósmica partiendo de su vida personal experiencial, porque un espíritu divino reside en su interior. Estos desarrollos naturales de la conciencia y del carácter fueron acrecentados también por la llegada periódica de instructores de la verdad procedentes, en los tiempos antiguos, del segundo Edén, y más tarde de la sede central de Melquisedek en Salem.
95:3.3 (1045.6) Miles de años antes de que el evangelio de Salem penetrara en Egipto, sus dirigentes morales enseñaban la justicia, la equidad y que había que evitar la avaricia. Tres mil años antes de que se redactaran las escrituras hebreas, los egipcios tenían el lema: «Sólido es el hombre cuya regla es la rectitud, y que camina según esta línea de conducta.» Enseñaban la amabilidad, la moderación y la discreción. Uno de los grandes instructores de esta época dejó este mensaje: «Actuad con rectitud y tratad a todos con justicia.» La tríada egipcia de estos tiempos era la Verdad, la Justicia y la Rectitud. De todas las religiones puramente humanas de Urantia, ninguna ha superado nunca los ideales sociales y la grandeza moral de este antiguo humanismo del valle del Nilo.
95:3.4 (1045.7) Las doctrinas supervivientes de la religión de Salem florecieron en el terreno de estas ideas éticas y de estos ideales morales en evolución. Los conceptos del bien y del mal encontraron una rápida respuesta en el corazón de un pueblo que creía que «la vida se concede a los pacíficos, y la muerte a los culpables.» «El pacífico es aquel que hace lo que es agradable; el culpable es aquel que hace lo que es detestable.» Los habitantes del valle del Nilo habían vivido durante siglos de acuerdo con estas normas éticas y sociales emergentes antes de albergar los conceptos posteriores de lo justo y lo injusto — del bien y del mal.
95:3.5 (1046.1) Egipto era un país intelectual y moral, pero no excesivamente espiritual. En seis mil años sólo surgieron cuatro grandes profetas entre los egipcios. A Amenemope lo siguieron durante una temporada; a Okhbán lo asesinaron; aceptaron a Akenatón, aunque sin entusiasmo, durante una corta generación, y rechazaron a Moisés. Una vez más, las circunstancias políticas, más bien que las religiosas, fueron las que hicieron que a Abraham, y más tarde a José, les resultara fácil ejercer una gran influencia en todo Egipto a favor de las enseñanzas salemitas sobre un solo Dios. Pero cuando los misioneros de Salem entraron por primera vez en Egipto, encontraron que esta cultura evolutiva altamente ética estaba mezclada con las normas morales modificadas de los inmigrantes mesopotámicos. Estos educadores iniciales del valle del Nilo fueron los primeros que proclamaron que la conciencia era el mandamiento de Dios, la voz de la Deidad.
95:4.1 (1046.2) A su debido tiempo surgió en Egipto un instructor que muchos llamaron el «hijo del hombre», y otros Amenemope. Este vidente ensalzó la conciencia hasta convertirla en el árbitro supremo entre el bien y el mal, enseñó que los pecados serían castigados, y proclamó que la salvación se obtenía recurriendo a la deidad solar.
95:4.2 (1046.3) Amenemope enseñó que las riquezas y la fortuna eran dones de Dios, y este concepto influyó profundamente en la filosofía hebrea que apareció más tarde. Este noble instructor creía que la conciencia de Dios era el factor determinante de toda conducta; que había que vivir cada momento siendo consciente de la presencia de Dios y de nuestra responsabilidad hacia él. Las enseñanzas de este sabio fueron traducidas posteriormente al hebreo y se convirtieron en el libro sagrado de este pueblo mucho antes de que el Antiguo Testamento fuera consignado por escrito. El sermón principal de este hombre de bien consistió en instruir a su hijo sobre la rectitud y la honradez en los puestos de confianza gubernamentales, y estos nobles sentimientos de hace mucho tiempo honrarían a cualquier estadista moderno.
95:4.3 (1046.4) Este sabio del Nilo enseñó que «las riquezas cogen alas y emprenden el vuelo» — que todas las cosas terrestres son efímeras. Su oración principal era «líbrame del temor». Exhortó a todos a que se apartaran de las «palabras de los hombres» y se volvieran hacia «los actos de Dios». Enseñó en esencia que el hombre propone, pero que Dios dispone. Sus enseñanzas, traducidas al hebreo, determinaron la filosofía del Libro de los Proverbios del Antiguo Testamento. Traducidas al griego, influyeron en toda la filosofía religiosa helénica posterior. Filón, el filósofo ulterior de Alejandría, poseía un ejemplar del Libro de la Sabiduría.
95:4.4 (1046.5) Amenemope ejerció su actividad para conservar la ética de la evolución y la moral de la revelación, y en sus escritos las transmitió tanto a los hebreos como a los griegos. No fue el instructor religioso más grande de esta época, pero fue el más influyente en el sentido de que dejó su huella en el pensamiento posterior de dos eslabones vitales para el crecimiento de la civilización occidental — los hebreos, entre los cuales se produjo el apogeo de la fe religiosa occidental, y los griegos, que desarrollaron el pensamiento filosófico puro hasta sus niveles europeos más elevados.
95:4.5 (1046.6) En el Libro de los Proverbios hebreos, los capítulos quince, diecisiete, veinte, y desde el capítulo veintidós versículo diecisiete hasta el capítulo veinticuatro versículo veintidós, fueron cogidos casi literalmente del Libro de la Sabiduría de Amenemope. El salmo primero del Libro hebreo de los Salmos fue escrito por Amenemope y es la esencia de las enseñanzas de Akenatón.
95:5.1 (1047.1) Las enseñanzas de Amenemope perdían lentamente su dominio sobre la mente egipcia cuando, gracias a la influencia de un médico salemita egipcio, una mujer de la familia real abrazó las enseñanzas de Melquisedek. Esta mujer convenció a su hijo Akenatón, faraón de Egipto, para que aceptara estas doctrinas de Un Solo Dios.
95:5.2 (1047.2) Desde la desaparición física de Melquisedek, ningún ser humano había poseído hasta ese momento un concepto tan asombrosamente claro de la religión revelada de Salem como Akenatón. En algunos aspectos, este joven rey egipcio es una de las personas más extraordinarias de la historia humana. Durante esta época de creciente depresión espiritual en Mesopotamia, Akenatón conservó viva en Egipto la doctrina de El Elyón, el Dios Único, manteniendo así abierto el canal filosófico monoteísta que fue fundamental para el trasfondo religioso de la entonces futura donación de Miguel. Y fue en reconocimiento de esta proeza, entre otras razones, por lo que el niño Jesús fue llevado a Egipto, donde algunos sucesores espirituales de Akenatón le vieron, y comprendieron hasta cierto punto algunas fases de su misión divina en Urantia.
95:5.3 (1047.3) Moisés, el personaje más importante aparecido entre Melquisedek y Jesús, fue el regalo conjunto que dieron al mundo la raza hebrea y la familia real egipcia. Si Akenatón hubiera poseído la diversidad de talentos y la capacidad de Moisés, si hubiera manifestado una genialidad política comparable a su sorprendente autoridad religiosa, Egipto se habría convertido entonces en la gran nación monoteísta de esta época; y si esto hubiera sucedido, es muy posible que Jesús hubiera vivido la mayor parte de su vida mortal en Egipto.
95:5.4 (1047.4) Ningún rey procedió nunca en toda la historia a hacer que una nación entera cambiara tan metódicamente del politeísmo al monoteísmo como lo hizo este extraordinario Akenatón. Con la más asombrosa determinación, este joven soberano rompió con el pasado, cambió su nombre, abandonó su capital, construyó una ciudad totalmente nueva, y creó una literatura y un arte nuevos para todo un pueblo. Pero fue demasiado deprisa; construyó demasiado, más de lo que podía perdurar después de su partida. Además, no logró asegurar la estabilidad y la prosperidad material de sus súbditos, los cuales reaccionaron desfavorablemente contra sus enseñanzas religiosas cuando las aguas posteriores de la adversidad y la opresión asolaron a los egipcios.
95:5.5 (1047.5) Si este hombre con una perspicacia asombrosamente clara y una resolución extraordinaria hubiera tenido la sagacidad política de Moisés, habría cambiado toda la historia de la evolución de la religión y de la revelación de la verdad en el mundo occidental. Durante su vida fue capaz de refrenar las actividades de los sacerdotes, a los cuales desacreditó en general, pero éstos mantuvieron sus cultos en secreto y se lanzaron a la acción en cuanto el joven rey desapareció del poder; y no tardaron en relacionar todas las dificultades posteriores de Egipto con el establecimiento del monoteísmo durante su reinado.
95:5.6 (1047.6) Akenatón trató muy sabiamente de establecer el monoteísmo bajo la apariencia del dios Sol. Esta decisión de enfocar la adoración del Padre Universal absorbiendo a todos los dioses en la adoración del Sol se debió al consejo del médico salemita. Akenatón cogió las doctrinas generalizadas de la religión entonces existente de Atón sobre la paternidad y la maternidad de la Deidad, y creó una religión que reconocía una relación íntima de adoración entre el hombre y Dios.
95:5.7 (1048.1) Akenatón fue lo bastante sabio como para mantener la adoración exterior de Atón, el dios Sol, mientras que condujo a sus asociados a la adoración disfrazada del Dios único, el creador de Atón y el Padre supremo de todos. Este joven rey-instructor fue un escritor prolífico, siendo el autor de la exposición titulada «El Dios Único», un libro de treinta y un capítulos que los sacerdotes destruyeron por completo cuando recuperaron el poder. Akenatón escribió también ciento treinta y siete himnos, doce de los cuales se conservan actualmente en el Libro de los Salmos del Antiguo Testamento, atribuídos a autores hebreos.
95:5.8 (1048.2) La palabra suprema de la religión de Akenatón en la vida diaria era «rectitud», y amplió rápidamente el concepto de la acción correcta hasta abarcar tanto la ética internacional como la nacional. Ésta fue una generación de una piedad personal asombrosa y estuvo caracterizada por la sincera aspiración, entre los hombres y las mujeres más inteligentes, de encontrar a Dios y conocerlo. En aquella época, la posición social o la riqueza no concedía a ningún egipcio ninguna ventaja a los ojos de la ley. La vida familiar de Egipto contribuyó mucho a conservar y aumentar la cultura moral, y sirvió posteriormente de inspiración para la magnífica vida familiar de los judíos en Palestina.
95:5.9 (1048.3) La debilidad fatídica del evangelio de Akenatón consistió en su verdad más grande, la enseñanza de que Atón no sólo era el creador de Egipto, sino también del «mundo entero, de los hombres y los animales, y de todos los países extranjeros, incluídos Siria y Cush, además de esta tierra de Egipto. A todos los coloca en su lugar y satisface sus necesidades.» Estos conceptos de la Deidad eran elevados y sublimes, pero no eran nacionalistas. Estos sentimientos internacionalistas en materia religiosa no lograban aumentar la moral del ejército egipcio en el campo de batalla, mientras que proporcionaban a los sacerdotes unas armas eficaces que podían utilizar en contra del joven rey y de su nueva religión. Tenía un concepto de la Deidad muy por encima del de los hebreos posteriores, pero era demasiado avanzado para servir los objetivos del constructor de una nación.
95:5.10 (1048.4) Aunque el ideal monoteísta sufrió con la desaparición de Akenatón, la idea de un solo Dios sobrevivió en la mente de muchos grupos. El yerno de Akenatón estuvo de acuerdo con los sacerdotes, volvió a la adoración de los antiguos dioses y cambió su nombre por el de Tut-Ank-Ammon. La capital regresó a Tebas y los sacerdotes se enriquecieron con las tierras, llegando finalmente a poseer una séptima parte de todo Egipto; poco después, un miembro de esta misma orden de sacerdotes se atrevió a apoderarse del trono.
95:5.11 (1048.5) Pero los sacerdotes no pudieron vencer por completo la oleada monoteísta. Se vieron obligados a reunir y fusionar progresivamente a sus dioses; la familia de dioses se contrajo cada vez más. Akenatón había asociado el disco llameante de los cielos con el Dios creador, y esta idea continuó ardiendo en el corazón de los hombres, incluso de los sacerdotes, mucho tiempo después de la muerte del joven reformador. El concepto del monoteísmo no desapareció nunca del corazón de los hombres de Egipto ni del mundo. Sobrevivió incluso hasta la llegada del Hijo Creador de este mismo Padre divino, el Dios único que Akenatón había proclamado con tanto entusiasmo para que todo Egipto lo adorara.
95:5.12 (1048.6) La debilidad de la doctrina de Akenatón residía en el hecho de que proponía una religión tan avanzada, que sólo los egipcios instruidos podían comprender plenamente sus enseñanzas. La masa de los obreros agrícolas nunca captó realmente su evangelio, y por lo tanto se encontraba preparada para volver, con los sacerdotes, a la antigua adoración de Isis y de su consorte Osiris, el cual se suponía que había sido resucitado milagrosamente de una muerte cruel a manos de Set, el dios de las tinieblas y del mal.
95:5.13 (1049.1) La enseñanza de que todos los hombres podían alcanzar la inmortalidad era demasiado avanzada para los egipcios. Sólo se prometía la resurrección a los reyes y a los ricos; por esta razón, embalsamaban y conservaban tan cuidadosamente sus cuerpos en las tumbas para el día del juicio. Pero la democracia de la salvación y la resurrección, tal como la enseñó Akenatón, terminó por prevalecer, incluso hasta el punto de que los egipcios creyeron posteriormente en la supervivencia de los animales.
95:5.14 (1049.2) Aunque el esfuerzo de este soberano egipcio por imponer a su pueblo la adoración de un solo Dios pareció fracasar, debemos indicar que las repercusiones de su obra sobrevivieron durante siglos tanto en Palestina como en Grecia, y que Egipto se convirtió así en el agente que transmitió la cultura evolutiva combinada del Nilo y la religión revelada del Éufrates a todos los pueblos occidentales posteriores.
95:5.15 (1049.3) La gloria de esta gran era de desarrollo moral y de crecimiento espiritual en el valle del Nilo fue desapareciendo rápidamente hacia la época en que empezó la vida nacional de los hebreos; como resultado de su estancia en Egipto, estos beduinos se llevaron una gran parte de estas enseñanzas y perpetuaron numerosas doctrinas de Akenatón en su religión racial.
95:6.1 (1049.4) Desde Palestina, algunos misioneros de Melquisedek atravesaron Mesopotamia y llegaron hasta la gran meseta iraní. Durante más de quinientos años, los educadores de Salem hicieron progresos en Irán, y toda la nación estaba oscilando hacia la religión de Melquisedek cuando un cambio de gobernantes precipitó una implacable persecución que puso prácticamente fin a las enseñanzas monoteístas del culto de Salem. La doctrina de la alianza con Abraham estaba a punto de extinguirse en Persia cuando, en el siglo sexto antes de Cristo, aquel gran siglo de renacimiento moral, Zoroastro apareció para reanimar las ascuas ardientes del evangelio de Salem.
95:6.2 (1049.5) Este fundador de una nueva religión era un joven enérgico y aventurero que, en su primera peregrinación a Ur en Mesopotamia, había oído hablar de las tradiciones de Caligastia y de la rebelión de Lucifer — junto con otras muchas tradiciones — todo lo cual había impresionado poderosamente su naturaleza religiosa. Por consiguiente, a consecuencia de un sueño que tuvo en Ur, estableció el programa de regresar a su hogar en el norte para emprender la reforma de la religión de su pueblo. Se había impregnado de la idea hebrea de un Dios de justicia, el concepto mosaico de la divinidad. La idea de un Dios supremo estaba clara en su mente y consideró a todos los otros dioses como diablos, los relegó a la categoría de demonios, sobre los cuales había oído hablar en Mesopotamia. Se había enterado de la historia de los Siete Espíritus Maestros cuya tradición subsistía en Ur y, en consecuencia, creó una constelación de siete dioses supremos con Ahura-Mazda a la cabeza. Estos dioses subordinados los asoció con la idealización de la Ley Justa, el Buen Pensamiento, el Gobierno Noble, el Carácter Santo, la Salud y la Inmortalidad.
95:6.3 (1049.6) Esta nueva religión era una religión de acción — de trabajo — no de oraciones ni rituales. Su Dios era un ser supremamente sabio y el protector de la civilización; era una filosofía religiosa militante que se atrevió a combatir el mal, la inactividad y el atraso.
95:6.4 (1049.7) Zoroastro no enseñó la adoración del fuego, sino que trató de utilizar la llama como símbolo del Espíritu puro y sabio que predomina de manera suprema y universal. (Es desgraciadamente cierto que sus seguidores posteriores veneraron y adoraron este fuego simbólico). Finalmente, después de la conversión de un príncipe iraní, esta nueva religión fue difundida por la espada. Y Zoroastro murió luchando heroicamente por lo que creía que era la «verdad del Señor de la luz».
95:6.5 (1050.1) El zoroastrismo es el único credo urantiano que perpetúa las enseñanzas edénicas y dalamatianas sobre los Siete Espíritus Maestros. Aunque no logró desarrollar el concepto de la Trinidad, se acercó en cierto modo al de Dios Séptuple. El zoroastrismo original no era un puro dualismo; aunque las enseñanzas iniciales describían al mal como un coordinado temporal de la bondad, en la eternidad estaba claramente sumergido en la realidad última del bien. La creencia de que el bien y el mal luchaban en igualdad de condiciones sólo mereció crédito en tiempos posteriores.
95:6.6 (1050.2) Las tradiciones judías sobre el cielo y el infierno y la doctrina sobre los demonios, tal como están registradas en las escrituras hebreas, aunque estaban basadas en las tradiciones sobrevivientes de Lucifer y Caligastia, procedían principalmente de los zoroastrianos durante la época en que los judíos estuvieron bajo el dominio político y cultural de los persas. Al igual que los egipcios, Zoroastro enseñó el «día del juicio», pero este acontecimiento lo relacionó con el fin del mundo.
95:6.7 (1050.3) Incluso la religión que sucedió en Persia al zoroastrismo recibió una notable influencia de éste. Cuando los sacerdotes iraníes trataron de destruir las enseñanzas de Zoroastro, resucitaron el antiguo culto de Mitra. Y el mitracismo se difundió por todas las regiones del Levante y del Mediterráneo, siendo algún tiempo contemporáneo tanto del judaísmo como del cristianismo. Las enseñanzas de Zoroastro dejaron así su huella sucesivamente en tres grandes religiones: el judaísmo, el cristianismo y, a través de ellos, el mahometismo.
95:6.8 (1050.4) Pero existe un gran abismo entre las enseñanzas sublimes y los nobles salmos de Zoroastro, y las tergiversaciones modernas de su evangelio llevadas a cabo por los parsis, con su gran temor a los muertos, unido al mantenimiento de la creencia en unos sofismas que Zoroastro nunca se rebajó a aceptar.
95:6.9 (1050.5) Este gran hombre formó parte de aquel grupo incomparable que surgió en el siglo sexto antes de Cristo para evitar que finalmente se extinguiera por completo la luz de Salem que brillaba tan débilmente para mostrar a los hombres, en su mundo ensombrecido, el camino luminoso que conduce a la vida eterna.
95:7.1 (1050.6) Las enseñanzas de Melquisedek sobre un solo Dios se establecieron en el desierto de Arabia en una fecha relativamente reciente. Al igual que les sucedió en Grecia, los misioneros de Salem fracasaron en Arabia debido a que habían comprendido mal las instrucciones de Maquiventa relacionadas con el exceso de organización. Pero no les entorpeció la interpretación que hicieron de su advertencia en contra de todo esfuerzo por extender el evangelio mediante la fuerza militar o la coacción civil.
95:7.2 (1050.7) Las enseñanzas de Melquisedek no fracasaron ni siquiera en China o en Roma de una manera más completa que en esta región desértica tan cercana a la misma Salem. Mucho tiempo después de que la mayoría de los pueblos orientales y occidentales se hubieran vuelto budistas y cristianos respectivamente, los del desierto de Arabia continuaban viviendo como hacía miles de años. Cada tribu adoraba a su antiguo fetiche, y muchas familias tenían sus propios dioses lares particulares. La lucha continuó durante mucho tiempo entre la Istar babilónica, el Yahvé hebreo, el Ahura iraní y el Padre cristiano del Señor Jesucristo. Ninguno de estos conceptos fue nunca capaz de desplazar completamente a los otros.
95:7.3 (1051.1) En toda Arabia había familias y clanes aquí y allá que se aferraban a la vaga idea de un solo Dios. Estos grupos guardaban como un tesoro las tradiciones de Melquisedek, Abraham, Moisés y Zoroastro. Había numerosos centros que podían haber respondido al evangelio de Jesús, pero los misioneros cristianos de los países desérticos formaban un grupo austero e inflexible, en contraste con los misioneros innovadores y dispuestos a hacer compromisos que ejercieron su actividad en los países mediterráneos. Si los seguidores de Jesús se hubieran tomado más en serio su mandato de «ir por todo el mundo para predicar el evangelio», y si hubieran sido más amables en esta predicación, menos estrictos en las exigencias sociales colaterales inventadas por ellos mismos, entonces muchos países hubieran recibido con agrado el simple evangelio del hijo del carpintero, entre ellos Arabia.
95:7.4 (1051.2) A pesar del hecho de que los grandes monoteísmos levantinos no lograron arraigar en Arabia, esta tierra desértica fue capaz de dar nacimiento a una religión que, aunque era menos exigente en sus requisitos sociales, sin embargo era monoteísta.
95:7.5 (1051.3) Las creencias primitivas y desorganizadas del desierto sólo tenían un factor de naturaleza tribal, racial o nacional, y era el respeto especial y general que casi todas las tribus árabes estaban dispuestas a manifestar a cierta piedra negra fetiche situada en cierto templo de la Meca. Este punto de contacto y de veneración comunes condujo posteriormente al establecimiento de la religión islámica. La piedra de la Caaba se volvió para los árabes lo que Yahvé, el espíritu del volcán, era para sus primos los judíos semitas.
95:7.6 (1051.4) La fuerza del islam ha residido en su presentación clara y bien definida de Alá como la sola y única Deidad; su debilidad ha consistido en utilizar la fuerza militar para promulgar su religión, junto con la degradación de las mujeres. Pero el islam se ha mantenido inquebrantablemente fiel a su presentación de la Única Deidad Universal de todos, «que conoce lo invisible y lo visible. Él es el misericordioso y el compasivo.» «En verdad, Dios concede su bondad en abundancia a todos los hombres.» «Y cuando estoy enfermo, él es el que me cura.» «Porque cada vez que tres personas se reúnen para hablar, Dios está presente como una cuarta», porque ¿acaso no es «el primero y el último, y también el visible y el oculto»?
95:7.7 (1051.5) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 96
96:0.1 (1052.1) AL HACERSE un concepto de la Deidad, el hombre empieza por incluir a todos los dioses, luego subordina todos los dioses extranjeros a su deidad tribal, y finalmente los excluye a todos salvo al Dios único de valor final y supremo. Los judíos sintetizaron a todos los dioses en su concepto más sublime del Señor Dios de Israel. Los hindúes fusionaron igualmente a sus múltiples deidades en «la espiritualidad única de los dioses» descrita en el Rig Veda, mientras que los mesopotámicos redujeron a sus dioses al concepto más centralizado de Belo-Marduc. Estas ideas monoteístas maduraron en el mundo entero poco después de la aparición de Maquiventa Melquisedek en Salem, en Palestina. Pero el concepto de la Deidad predicado por Melquisedek era diferente al de la filosofía evolutiva de inclusión, subordinación y exclusión; estaba basado exclusivamente en el poder creador, y muy pronto influyó sobre los conceptos más elevados de la deidad que existían en Mesopotamia, la India y Egipto.
96:0.2 (1052.2) La religión de Salem fue venerada como una tradición por los kenitas y otras diversas tribus cananeas. Uno de los objetivos de la encarnación de Melquisedek fue fomentar una religión de un solo Dios de tal manera que preparara el camino para la donación en la Tierra de un Hijo de este Dios único. Miguel difícilmente podía venir a Urantia antes de que existiera un pueblo que creyera en el Padre Universal, en medio del cual poder aparecer.
96:0.3 (1052.3) La religión de Salem sobrevivió como credo de los kenitas de Palestina, y esta religión, tal como los hebreos la adoptaron más tarde, fue influida primero por las enseñanzas morales de los egipcios, más adelante por el pensamiento teológico babilónico, y finalmente por los conceptos iraníes sobre el bien y el mal. Objetivamente, la religión hebrea está basada en la alianza entre Abraham y Maquiventa Melquisedek; evolutivamente, es la consecuencia de muchas circunstancias debidas a situaciones extraordinarias, pero culturalmente se ha apropiado libremente de la religión, la moralidad y la filosofía de todo el Levante. Una gran parte de la moralidad y del pensamiento religioso de Egipto, Mesopotamia e Irán fue transmitida a los pueblos occidentales a través de la religión hebrea.
96:1.1 (1052.4) Los primeros semitas consideraban que todas las cosas estaban habitadas por un espíritu. Tenían los espíritus del mundo animal y del mundo vegetal; los espíritus de las estaciones del año, el señor de la progenie; los espíritus del fuego, el agua y el aire; un verdadero panteón de espíritus para temer y adorar. Las enseñanzas de Melquisedek referentes a un Creador Universal nunca destruyeron por completo la creencia en estos espíritus subordinados o dioses de la naturaleza.
96:1.2 (1052.5) El progreso que hicieron los hebreos desde el politeísmo hasta el monoteísmo, pasando por el henoteísmo, no fue un desarrollo conceptual continuo e ininterrumpido. Sufrieron muchos retrocesos en la evolución de sus conceptos sobre la Deidad, mientras que en una época cualquiera existieron ideas variables sobre Dios entre los diferentes grupos de creyentes semitas. De vez en cuando aplicaron numerosos términos a sus conceptos de Dios, y con el fin de impedir la confusión, definiremos estas diversas denominaciones de la Deidad tal como están relacionadas con la evolución de la teología judía:
96:1.3 (1053.1) 1. Yahvé era el dios de las tribus palestinas del sur, que asociaron este concepto de la deidad con el Monte Horeb, el volcán del Sinaí. Yahvé era simplemente uno de los cientos de miles de dioses de la naturaleza que retenían la atención y reclamaban la adoración de las tribus y los pueblos semitas.
96:1.4 (1053.2) 2. El Elyón. Después de la estancia de Melquisedek en Salem, su doctrina de la Deidad sobrevivió durante siglos en diversas versiones, pero generalmente connotaban el término de El Elyón, el Dios Altísimo del cielo. Muchos semitas, incluyendo a los descendientes inmediatos de Abraham, adoraron en distintas épocas a Yahvé y a El Elyón al mismo tiempo.
96:1.5 (1053.3) 3. El Shaddai. Es difícil explicar lo que representaba El Shaddai. Esta idea de Dios era un compuesto procedente de las enseñanzas del Libro de la Sabiduría de Amenemope, modificadas por la doctrina de Atón enseñada por Akenatón, e influidas además por las enseñanzas de Melquisedek que estaban incorporadas en el concepto de El Elyón. Pero a medida que el concepto de El Shaddai impregnó el pensamiento hebreo, sufrió la profunda influencia de las creencias que había en el desierto sobre Yahvé.
96:1.6 (1053.4) Una de las ideas predominantes de la religión de esta era fue el concepto egipcio de la Providencia divina, la enseñanza de que la prosperidad material era una recompensa por haber servido a El Shaddai.
96:1.7 (1053.5) 4. El. En medio de toda esta confusión de terminología y de vaguedad de conceptos, muchos creyentes devotos se esforzaron sinceramente por adorar todas estas ideas evolutivas de la divinidad, y se estableció la costumbre de referirse a esta Deidad compuesta como El. Este término incluía además otros dioses de la naturaleza adorados por los beduinos.
96:1.8 (1053.6) 5. Elohim. En Kish y en Ur subsistieron durante mucho tiempo unos grupos sumerio-caldeos que enseñaron un concepto de Dios de tres en uno basado en las tradiciones de los tiempos de Adán y de Melquisedek. Esta doctrina fue llevada a Egipto, donde se adoró a esta Trinidad con el nombre de Elohim, o Eloah en singular. Los círculos filosóficos de Egipto y los educadores alejandrinos posteriores de origen hebreo enseñaron esta unidad de dioses plurales. En la época del éxodo, muchos consejeros de Moisés creían en esta Trinidad. Pero el concepto del Elohim trinitario nunca formó realmente parte de la teología hebrea hasta después de sufrir la influencia política de los babilonios.
96:1.9 (1053.7) 6. Nombres diversos. A los semitas no les gustaba pronunciar el nombre de su Deidad, por lo que de vez en cuando recurrieron a numerosas denominaciones tales como: el Espíritu de Dios, el Señor, el Ángel del Señor, el Todopoderoso, el Santo, el Altísimo, Adonai, el Anciano de los Días, el Señor Dios de Israel, el Creador del Cielo y de la Tierra, Kyrios, Jah, el Señor de los Ejércitos y el Padre que está en los Cielos.
96:1.10 (1053.8) Jehová es un término que se ha empleado en tiempos recientes para designar el concepto definitivo de Yahvé que apareció finalmente por evolución en la larga experiencia de los hebreos. Pero el nombre de Jehová no se empezó a utilizar hasta mil quinientos años después de la época de Jesús.
96:1.11 (1054.1) Hasta cerca del año 2000 a. de J. C., el Monte Sinaí fue un volcán intermitentemente activo donde se produjeron erupciones ocasionales hasta la época de la estancia de los israelitas en esta región. El fuego y el humo, junto con las detonaciones estruendosas que acompañaban a las erupciones de esta montaña volcánica, impresionaban y atemorizaban a los beduinos de las regiones circundantes, provocándoles un gran temor de Yahvé. Este espíritu del Monte Horeb se convirtió más tarde en el dios de los semitas hebreos, los cuales terminaron por creer que era supremo por encima de todos los demás dioses.
96:1.12 (1054.2) Los cananeos habían venerado durante mucho tiempo a Yahvé, y aunque muchos kenitas creían más o menos en El Elyón, el superdios de la religión de Salem, la mayoría de los cananeos se mantenía vagamente fiel a la adoración de las antiguas deidades tribales. Estaban poco dispuestos a abandonar a sus deidades nacionales a favor de un Dios internacional, por no decir interplanetario. No se sentían inclinados hacia una deidad universal, y por eso estas tribus continuaron adorando a sus deidades tribales, incluyendo a Yahvé y a los becerros de plata y de oro que simbolizaban el concepto que tenían los pastores beduinos del espíritu del volcán del Sinaí.
96:1.13 (1054.3) Aunque los sirios adoraban a sus dioses, también creían en el Yahvé de los hebreos, porque sus profetas le habían dicho al rey de Siria: «Sus dioses son dioses de las colinas; por eso fueron más fuertes que nosotros; pero luchemos contra ellos en la llanura, y seguramente seremos más fuertes que ellos.»
96:1.14 (1054.4) A medida que el hombre posee más cultura, los dioses menores quedan subordinados a una deidad suprema; el gran Júpiter sólo sobrevive como una exclamación. Los monoteístas conservan a sus dioses subordinados como espíritus, demonios, Parcas, Nereidas, hadas, duendes, enanos, hadas malignas y el mal de ojo. Los hebreos pasaron por el henoteísmo y creyeron durante mucho tiempo en la existencia de otros dioses diferentes a Yahvé, pero consideraron cada vez más que estas deidades extranjeras estaban subordinadas a Yahvé. Admitían la existencia de Quemos, el dios de los amoritas, pero sostenían que estaba subordinado a Yahvé.
96:1.15 (1054.5) De todas las teorías humanas sobre Dios, la idea de Yahvé es la que ha sufrido el desarrollo más extenso. Su evolución progresiva sólo se puede comparar con la metamorfosis del concepto de Buda en Asia, que al final condujo al concepto del Absoluto Universal, al igual que el concepto de Yahvé condujo finalmente a la idea del Padre Universal. Pero se debe comprender como un hecho histórico que, aunque los judíos cambiaron así sus ideas sobre la Deidad desde el dios tribal del Monte Horeb hasta el Padre Creador amante y misericordioso de los tiempos posteriores, no cambiaron su nombre; a este concepto evolutivo de la Deidad continuaron llamándole siempre Yahvé.
96:2.1 (1054.6) Los semitas del este eran unos jinetes bien organizados y bien dirigidos que invadieron las regiones orientales de la medialuna fértil y allí se unieron con los babilonios. Los caldeos cercanos a Ur figuraban entre los semitas orientales más avanzados. Los fenicios eran un grupo superior y bien organizado de semitas mezclados que ocupaban la región occidental de Palestina, a lo largo de la costa mediterránea. Desde el punto de vista racial, los semitas se encontraban entre los pueblos más mezclados de Urantia, pues contenían factores hereditarios de casi todas las nueve razas del mundo.
96:2.2 (1054.7) Los semitas árabes penetraron combatiendo una y otra vez en el norte de la Tierra Prometida, la tierra que «abundaba en leche y miel», pero todas las veces fueron expulsados por los semitas y los hititas del norte mejor organizados y mucho más civilizados. Más tarde, durante una hambruna excepcionalmente grave, estos beduinos errantes entraron en gran número en Egipto como obreros contratados para los trabajos públicos egipcios, y terminaron padeciendo la amarga experiencia de la esclavitud en el duro trabajo diario de los obreros corrientes y oprimidos del valle del Nilo.
96:2.3 (1055.1) Únicamente después de la época de Maquiventa Melquisedek y Abraham fue cuando algunas tribus de semitas, debido a sus creencias religiosas particulares, fueron llamadas hijos de Israel y, más tarde aún, hebreos, judíos y el «pueblo elegido». Abraham no era el padre racial de todos los hebreos; no fue siquiera ni el antepasado de todos los beduinos semitas que fueron retenidos cautivos en Egipto. Es verdad que cuando sus descendientes salieron de Egipto, formaron el núcleo del pueblo judío posterior, pero la inmensa mayoría de los hombres y mujeres que se unieron a los clanes de Israel no habían vivido nunca en Egipto. Se trataba simplemente de nómadas como ellos que escogieron seguir el liderazgo de Moisés cuando los hijos de Abraham y sus compañeros semitas de Egipto viajaban por el norte de Arabia.
96:2.4 (1055.2) La enseñanza de Melquisedek sobre El Elyón, el Altísimo, y la alianza del favor divino a través de la fe, se habían olvidado ampliamente en la época en que los egipcios esclavizaron a los pueblos semitas que pronto iban a formar la nación hebrea. Pero durante todo este período de cautividad, estos nómadas árabes conservaron una creencia tradicional sobreviviente en Yahvé, su deidad racial.
96:2.5 (1055.3) Más de cien tribus árabes diferentes adoraban a Yahvé, y a excepción del matiz existente en el concepto de El Elyón enseñado por Melquisedek, un concepto que sobrevivió entre las clases más instruidas de Egipto, incluyendo a los linajes hebreos y egipcios mezclados, la religión de la masa de esclavos hebreos cautivos era una versión modificada del antiguo ritual de magia y de sacrificios de Yahvé.
96:3.1 (1055.4) El comienzo de la evolución de los conceptos y de los ideales hebreos acerca de un Creador Supremo data de la salida de Egipto de los semitas bajo la dirección de ese gran jefe, instructor y organizador llamado Moisés. Su madre pertenecía a la familia real de Egipto; su padre era un oficial de enlace semita entre el gobierno y los beduinos cautivos. Moisés poseía así unas cualidades procedentes de unos orígenes raciales superiores; su linaje estaba tan extremadamente mezclado que es imposible clasificarlo en un grupo racial determinado. Si no hubiera pertenecido a este tipo mixto, nunca hubiera demostrado la variedad de talentos y la adaptabilidad poco comunes que le permitieron dirigir a la horda diversificada que terminó por unirse a los beduinos semitas que huían de Egipto bajo su mando hacia el desierto de Arabia.
96:3.2 (1055.5) A pesar de los atractivos de la cultura del reino del Nilo, Moisés escogió compartir la suerte del pueblo de su padre. En la época en que este gran organizador estaba formulando sus planes para la liberación final del pueblo de su padre, los beduinos cautivos apenas tenían una religión digna de este nombre; carecían prácticamente de un verdadero concepto de Dios y no tenían esperanzas en el mundo.
96:3.3 (1055.6) Ningún jefe emprendió nunca la reforma y la elevación de un grupo de seres humanos más desesperados, abatidos, descorazonados e ignorantes. Pero estos esclavos contenían unas posibilidades latentes de desarrollo en sus linajes hereditarios, y Moisés había entrenado a un número suficiente de dirigentes instruidos como parte de los preparativos para que el día de la sublevación y del ataque por la libertad formaran un cuerpo de organizadores eficaces. Estos hombres superiores habían sido empleados como supervisores indígenas de su pueblo, y habían recibido cierta educación debido a la influencia de Moisés entre los dirigentes egipcios.
96:3.4 (1056.1) Moisés se esforzó por negociar diplomáticamente la libertad de sus compañeros semitas. Él y su hermano hicieron un pacto con el rey de Egipto por el cual se les concedía la autorización de abandonar pacíficamente el valle del Nilo para dirigirse al desierto de Arabia. Iban a recibir un modesto pago en dinero y mercancías como muestra de su largo servicio en Egipto. Los hebreos por su parte hicieron el acuerdo de mantener relaciones amistosas con los faraones y de no formar parte de ninguna alianza contra Egipto. Pero más tarde, el rey estimó conveniente rechazar este tratado, ofreciendo como razón la excusa de que sus espías habían descubierto que los esclavos beduinos eran desleales. Alegó que buscaban la libertad con la intención de dirigirse al desierto para organizar a los nómadas en contra de Egipto.
96:3.5 (1056.2) Pero Moisés no se desanimó; esperó su momento oportuno y, en menos de un año, cuando las fuerzas militares egipcias estaban totalmente ocupadas resistiendo los violentos ataques simultáneos de una fuerte ofensiva libia por el sur y de una invasión naval griega por el norte, este intrépido organizador condujo a sus compatriotas fuera de Egipto en una fuga nocturna espectacular. Esta huida hacia la libertad fue planeada cuidadosamente y ejecutada con habilidad. Y tuvieron éxito, a pesar de que fueron seguidos de cerca por el faraón y un pequeño grupo de egipcios, los cuales cayeron todos ante las defensas de los fugitivos, dejándoles mucho botín, el cual aumentó debido al saqueo de la multitud de esclavos que avanzaban huyendo hacia su hogar ancestral en el desierto.
96:4.1 (1056.3) La evolución y la elevación de la enseñanza de Moisés han influido sobre casi la mitad del mundo, y aún continúan influyendo incluso en el siglo veinte. Aunque Moisés comprendía la filosofía religiosa egipcia más avanzada, los esclavos beduinos sabían poco de estas enseñanzas, pero nunca habían olvidado por completo al dios del Monte Horeb, a quien sus antepasados habían llamado Yahvé.
96:4.2 (1056.4) Moisés había oído hablar de las enseñanzas de Maquiventa Melquisedek tanto por su padre como por su madre, y esta creencia religiosa común explica la unión insólita entre una mujer de sangre real y un hombre de una raza cautiva. El suegro de Moisés era un kenita adorador de El Elyón, pero los padres del emancipador creían en El Shaddai. Moisés fue educado pues como un el shaddaísta, pero debido a la influencia de su suegro se convirtió en un el elyonísta; y cuando los hebreos acamparon cerca del Monte Sinaí después de la huida de Egipto, había formulado un nuevo concepto ampliado de la Deidad (derivado de todas sus creencias anteriores), que decidió sabiamente proclamar a su pueblo como un concepto más desarrollado de Yahvé, su antiguo dios tribal.
96:4.3 (1056.5) Moisés se había esforzado por enseñar a estos beduinos la idea de El Elyón, pero antes de dejar Egipto se había convencido de que nunca comprenderían plenamente esta doctrina. Por esta razón, optó deliberadamente por el compromiso de adoptar a su dios tribal del desierto como el solo y único dios de sus seguidores. Moisés no enseñó específicamente que otros pueblos y naciones no pudieran tener otros dioses, pero mantuvo resueltamente, especialmente para los hebreos, que Yahvé estaba por encima de todos. Pero siempre se sintió atormentado por la difícil situación de tener que presentar a aquellos esclavos ignorantes su idea nueva y superior de la Deidad bajo la apariencia de la antigua denominación de Yahvé, el cual siempre había estado simbolizado por el becerro de oro de las tribus beduinas.
96:4.4 (1056.6) El hecho de que Yahvé fuera el Dios de los hebreos que huían explica por qué permanecieron tanto tiempo delante de la montaña sagrada del Sinaí, y por qué recibieron allí los Diez Mandamientos que Moisés promulgó en nombre de Yahvé, el dios del Horeb. Durante esta prolongada estancia delante del Sinaí, los ceremoniales religiosos del culto hebreo recién nacido fueron perfeccionados aún más.
96:4.5 (1057.1) No parece que Moisés hubiera logrado nunca establecer su culto ceremonial un tanto avanzado, ni mantener intactos a sus seguidores durante un cuarto de siglo, si no hubiera sido por la violenta erupción del Horeb durante la tercera semana de su estancia de adoración en la base del monte. «La montaña de Yahvé se consumía en el fuego, y el humo subía como el humo de un horno, y toda la montaña temblaba enormemente.» En vista de este cataclismo, no es de sorprender que Moisés pudiera inculcar a sus hermanos la enseñanza de que su Dios era «poderoso, terrible, un fuego devorador, temible y todopoderoso».
96:4.6 (1057.2) Moisés proclamó que Yahvé era el Señor Dios de Israel, que había escogido a los hebreos como su pueblo elegido; estaba construyendo una nueva nación, y nacionalizó sabiamente sus enseñanzas religiosas diciendo a sus seguidores que Yahvé era muy estricto y exigente, un «Dios celoso». Pero a pesar de todo, intentó ampliar su concepto de la divinidad cuando les enseñó que Yahvé era el «Dios de los espíritus de todo el género humano», y cuando dijo «El Dios eterno es tu refugio, y por debajo de ti están los brazos eternos». Moisés enseñó que Yahvé era un Dios que mantenía su alianza; que «no os abandonará, ni os destruirá, ni olvidará la alianza de vuestros padres, porque el Señor os ama y no olvidará el juramento que hizo a vuestros padres.»
96:4.7 (1057.3) Moisés hizo un esfuerzo heroico por elevar a Yahvé a la dignidad de una Deidad suprema cuando lo presentó como el «Dios de la verdad, sin iniquidad, justo y equitativo en toda su conducta». Y sin embargo, a pesar de esta enseñanza elevada, la comprensión limitada de sus seguidores hizo necesario que hablara de Dios a imagen y semejanza del hombre, como si estuviera sujeto a ataques de ira, cólera y severidad, e incluso que era vengativo y fácilmente influenciable por la conducta del hombre.
96:4.8 (1057.4) Gracias a las enseñanzas de Moisés, Yahvé, este dios tribal de la naturaleza, se convirtió en el Señor Dios de Israel, que siguió a los hebreos en el desierto e incluso en el exilio, donde pronto fue concebido como el Dios de todos los pueblos. La cautividad posterior que esclavizó a los judíos en Babilonia liberó finalmente el concepto evolutivo de Yahvé hasta asumir el papel monoteísta de Dios de todas las naciones.
96:4.9 (1057.5) La característica más singular y asombrosa de la historia religiosa de los hebreos es esta evolución continua del concepto de la Deidad, que empezó con el dios primitivo del Monte Horeb, avanzó gracias a las enseñanzas de sus dirigentes espirituales sucesivos, y llegó hasta el alto grado de desarrollo descrito en las doctrinas de los dos Isaías sobre la Deidad, los cuales proclamaron el magnífico concepto del Padre Creador amante y misericordioso.
96:5.1 (1057.6) Moisés era una mezcla extraordinaria de jefe militar, organizador social y educador religioso. Fue el instructor y el jefe individual más importante del mundo entre la época de Maquiventa y la de Jesús. Moisés intentó introducir muchas reformas en Israel de las que no queda ningún registro escrito. En el espacio de una sola vida humana, sacó de la esclavitud y de un vagabundeo incivilizado a la horda políglota de los llamados hebreos, y sentó las bases para el nacimiento posterior de una nación y la perpetuación de una raza.
96:5.2 (1057.7) Existen muy pocos datos sobre la gran obra de Moisés porque los hebreos no tenían un lenguaje escrito en la época del éxodo. Los relatos de los tiempos y de las actividades de Moisés tuvieron su origen en las tradiciones que existían más de mil años después de la muerte de este gran dirigente.
96:5.3 (1058.1) Una gran parte de los progresos que Moisés aportó por encima de la religión de los egipcios y de las tribus levantinas circundantes se debieron a las tradiciones kenitas de la época de Melquisedek. Sin la enseñanza de Maquiventa a Abraham y a sus contemporáneos, los hebreos hubieran salido de Egipto en una ignorancia desesperante. Moisés y su suegro Jetro reunieron los restos de las tradiciones de los tiempos de Melquisedek, y estas enseñanzas, unidas a la erudición de los egipcios, guiaron a Moisés en la creación de la religión y el ritual más perfeccionados de los israelitas. Moisés era un organizador; seleccionó lo mejor que poseían la religión y las costumbres de Egipto y Palestina, asoció estas prácticas con las tradiciones de las enseñanzas de Melquisedek, y organizó el sistema ceremonial de adoración hebreo.
96:5.4 (1058.2) Moisés creía en la Providencia; estaba totalmente contaminado por las doctrinas egipcias sobre el control sobrenatural del Nilo y de los otros elementos de la naturaleza. Tenía una gran visión de Dios, pero era totalmente sincero cuando enseñó a los hebreos que si obedecían a Dios, «os amará, os bendecirá y os multiplicará. Multiplicará el fruto de vuestro vientre y el fruto de vuestra tierra — el trigo, el vino, el aceite y vuestros rebaños. Vuestra prosperidad será superior a la de todos los pueblos, y el Señor vuestro Dios apartará de vosotros toda enfermedad y no os impondrá ninguna de las plagas malignas de Egipto.» Moisés dijo incluso: «Recordad al Señor vuestro Dios, porque él es el que os da el poder de conseguir las riquezas.» «Prestaréis a muchas naciones, pero no pediréis prestado. Reinaréis sobre muchas naciones, pero ellas no reinarán sobre vosotros.»
96:5.5 (1058.3) Pero era realmente lastimoso observar a Moisés, este gran pensador, intentando adaptar su concepto sublime de El Elyón, el Altísimo, a la comprensión de los hebreos ignorantes y analfabetos. A sus dirigentes reunidos les decía con estruendo: «El Señor vuestro Dios es un Dios único; no hay ninguno aparte de él», mientras que a la multitud variopinta le preguntaba: «¿Quién es igual a vuestro Dios entre todos los dioses?» Moisés se alzó de una manera valiente y con un éxito parcial en contra de los fetiches y la idolatría, declarando: «No visteis ninguna imagen el día que vuestro Dios os habló en el Horeb en medio del fuego.» También prohibió la realización de imágenes de todo tipo.
96:5.6 (1058.4) Moisés temía proclamar la misericordia de Yahvé, y prefirió atemorizar a su pueblo con el miedo a la justicia de Dios, diciendo: «El Señor vuestro Dios es el Dios de los Dioses, el Señor de los Señores, un gran Dios, un Dios poderoso y terrible que no tiene consideración con los hombres.» Además, intentó controlar a los clanes turbulentos cuando afirmó que «vuestro Dios mata cuando le desobedecéis; cura y da la vida cuando le obedecéis». Pero Moisés enseñó a estas tribus que sólo se convertirían en el pueblo elegido de Dios a condición de que «guardaran todos sus mandamientos y obedecieran todos sus decretos.»
96:5.7 (1058.5) Durante estos primeros tiempos, a los hebreos se les enseñó poco acerca de la misericordia de Dios. Se enteraron de que Dios era «el Todopoderoso; el Señor es un guerrero, el Dios de las batallas, con un poder glorioso, que hace pedazos a sus enemigos.» «El Señor vuestro Dios camina en medio del campamento para liberaros.» Los israelitas pensaban que su Dios era alguien que les amaba, pero que también había «endurecido el corazón del faraón» y «maldecido a sus enemigos».
96:5.8 (1058.6) Aunque Moisés presentó a los hijos de Israel un vislumbre fugaz de una Deidad universal y benéfica, su concepto cotidiano de Yahvé sólo era, en general, el de un Dios un poco mejor que los dioses tribales de los pueblos circundantes. Su concepto de Dios era primitivo, burdo y antropomórfico; cuando Moisés falleció, estas tribus beduinas volvieron rápidamente a las ideas semibárbaras de sus antiguos dioses del Horeb y del desierto. La visión ampliada y más sublime de Dios que Moisés presentaba de vez en cuando a sus dirigentes fue pronto perdida de vista, mientras que la mayoría de la gente volvió a la adoración de sus becerros de oro fetiches, el símbolo de Yahvé para los pastores palestinos.
96:5.9 (1059.1) Cuando Moisés entregó el mando de los hebreos a Josué, ya había reunido a miles de descendientes colaterales de Abraham, Najor, Lot y otras tribus emparentadas, y los había fustigado a convertirse en una nación de guerreros pastoriles capaces de sustentarse y de reglamentarse parcialmente.
96:6.1 (1059.2) Después de la muerte de Moisés, su elevado concepto de Yahvé degeneró rápidamente. Josué y los dirigentes de Israel siguieron conservando las tradiciones mosaicas del Dios infinitamente sabio, benéfico y todopoderoso, pero la gente común volvió rápidamente a la antigua idea de Yahvé que tenían en el desierto. Este movimiento hacia atrás del concepto de la Deidad continuó aumentando bajo el gobierno sucesivo de los diversos jeques tribales, los llamados Jueces.
96:6.2 (1059.3) El hechizo de la personalidad extraordinaria de Moisés había mantenido viva en el corazón de sus seguidores la inspiración de un concepto cada vez más amplio de Dios; pero una vez que llegaron a las tierras fértiles de Palestina, estos pastores nómadas se convirtieron rápidamente en agricultores establecidos y en cierto modo tranquilos. Esta evolución de las costumbres de vida y este cambio de punto de vista religioso exigieron una transformación más o menos completa del carácter de la idea que tenían sobre la naturaleza de su Dios Yahvé. Durante la época en que empezó la transmutación del dios del desierto del Sinaí, austero, burdo, exigente y estruendoso, en el concepto que apareció más tarde de un Dios de amor, justicia y misericordia, los hebreos casi perdieron de vista las elevadas enseñanzas de Moisés. Estuvieron a punto de perder todo concepto de monoteísmo; casi perdieron la oportunidad de convertirse en el pueblo que serviría de eslabón fundamental para la evolución espiritual de Urantia, en el grupo que conservaría la enseñanza de Melquisedek sobre un solo Dios hasta la época de la encarnación de un Hijo donador de este Padre de todos.
96:6.3 (1059.4) Josué trató desesperadamente de mantener en la mente de los hombres de las tribus el concepto de un Yahvé supremo, que inducía a que se proclamara: «Al igual que estuve con Moisés, estaré con vosotros; no os defraudaré ni os abandonaré.» Josué estimó necesario predicar un evangelio severo a su pueblo incrédulo, un pueblo demasiado dispuesto a creer en su antigua religión indígena, pero poco deseoso de avanzar en la religión de la fe y la rectitud. La idea central de la enseñanza de Josué fue: «Yahvé es un Dios santo; es un Dios celoso; no perdonará vuestras transgresiones ni vuestros pecados.» El concepto más elevado de esta época describía a Yahvé como un «Dios de poder, de juicio y de justicia».
96:6.4 (1059.5) Pero incluso en esta época sombría, un instructor solitario aparecía de vez en cuando para proclamar el concepto mosaico de la divinidad: «Vosotros, hijos de la perversidad, no podéis servir al Señor, porque él es un Dios santo». «¿Será el hombre mortal más justo que Dios? ¿Será un hombre más puro que su Creador?». «¿Podéis encontrar a Dios, buscándolo? ¿Podéis descubrir al Todopoderoso en su perfección? Mirad, Dios es grande y no lo conocemos. Aunque toquemos al Todopoderoso, no podemos descubrirlo.»
96:7.1 (1060.1) Bajo la dirección de sus jeques y sacerdotes, los hebreos se establecieron de forma dispersa por Palestina. Pero pronto se dejaron llevar por las creencias ignorantes del desierto y se contaminaron con las prácticas religiosas menos avanzadas de los cananeos. Se volvieron idólatras y licenciosos, y su idea de la Deidad cayó muy por debajo de los conceptos egipcios y mesopotámicos sobre Dios que mantenían ciertos grupos salemitas supervivientes, y que están registrados en algunos salmos y en el llamado Libro de Job.
96:7.2 (1060.2) Los salmos son la obra de una veintena o más de autores; muchos de ellos fueron escritos por educadores egipcios y mesopotámicos. Durante estos tiempos en que el Levante adoraba a los dioses de la naturaleza, seguía existiendo un gran número de personas que creían en la supremacía de El Elyón, el Altísimo.
96:7.3 (1060.3) Ninguna colección de escritos religiosos expresa una riqueza de devoción y de ideas inspiradoras sobre Dios como el Libro de los Salmos. Al leer atentamente esta maravillosa colección de literatura piadosa, sería muy útil tomar en consideración la fuente y la cronología de cada himno aislado de alabanza y de adoración, teniendo en cuenta que ninguna otra colección individual abarca un período tan largo de tiempo. Este Libro de los Salmos es el registro de los conceptos variables sobre Dios que albergaban los creyentes de la religión de Salem en todo el Levante, y abarca todo el período existente entre Amenemope e Isaías. En los salmos se representa a Dios en todas las fases de concepción, desde la idea rudimentaria de una deidad tribal hasta el ideal sumamente desarrollado de los hebreos más tardíos, donde se describe a Yahvé como un soberano amoroso y un Padre misericordioso.
96:7.4 (1060.4) Considerados de esta manera, este grupo de salmos constituye la gama más valiosa y útil de sentimientos piadosos que los hombres hayan reunido jamás hasta la época del siglo veinte. El espíritu de adoración de esta colección de himnos trasciende al de todos los otros libros sagrados del mundo.
96:7.5 (1060.5) La imagen variada de la Deidad que se presenta en el Libro de Job es el producto de más de veinte educadores religiosos de Mesopotamia a lo largo de un período de casi trescientos años. Cuando leáis los conceptos elevados de la divinidad que se encuentran en esta compilación de creencias mesopotámicas, reconoceréis que en las cercanías de Ur, en Caldea, fue donde la idea de un Dios real se conservó mejor durante la edad de las tinieblas en Palestina.
96:7.6 (1060.6) Los palestinos captaron a menudo la sabiduría y la omnipresencia de Dios, pero raras veces su amor y su misericordia. El Yahvé de estos tiempos «envía a los espíritus malignos para que dominen el alma de sus enemigos»; favorece a sus propios hijos obedientes, mientras que maldice e inflige terribles castigos a todos los demás. «Frustra los proyectos de los astutos; coge a los hábiles en sus propios engaños».
96:7.7 (1060.7) Solamente en Ur se elevó una voz para pregonar la misericordia de Dios, diciendo: «Orará a Dios y encontrará su favor y verá su rostro con alegría, porque Dios concederá al hombre la rectitud divina». La salvación, el favor divino, por la fe, se predica así desde Ur: «Es misericordioso con el que se arrepiente, y dice: ‘Líbralo de bajar al infierno, porque he encontrado una redención`. Si alguien dice: ‘He pecado y he pervertido lo que era justo, y no me ha beneficiado`, Dios impedirá que su alma vaya al infierno, y verá la luz». Desde los tiempos de Melquisedek, el mundo levantino no había oído un mensaje tan sonoro y esperanzador de salvación humana como esta enseñanza extraordinaria de Eliju, profeta de Ur y sacerdote de los creyentes salemitas, es decir, de los restos de la antigua colonia de Melquisedek en Mesopotamia.
96:7.8 (1061.1) Así es como los misioneros de Salem que quedaban en Mesopotamia mantuvieron la luz de la verdad durante el período de la desorganización de los pueblos hebreos, hasta que apareció el primero de la larga serie de instructores de Israel, que nunca se detuvieron en su construcción, concepto tras concepto, hasta que consiguieron hacer realidad el ideal del Padre Universal y Creador de todos, la cumbre de la evolución del concepto de Yahvé.
96:7.9 (1061.2) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 97
97:0.1 (1062.1) LOS dirigentes espirituales de los hebreos llevaron a cabo lo que nadie había logrado nunca realizar antes que ellos — desantropomorfizar su concepto de Dios, sin convertirlo en una abstracción de la Deidad comprensible únicamente por los filósofos. Incluso la gente corriente era capaz de considerar el concepto maduro de Yahvé como un Padre, si no del individuo, al menos de la raza.
97:0.2 (1062.2) Aunque el concepto de la personalidad de Dios había sido enseñado claramente en Salem en la época de Melquisedek, era vago e impreciso en el momento de la huida de Egipto, y sólo evolucionó gradualmente en la mente hebrea, de generación en generación, en respuesta a las enseñanzas de los dirigentes espirituales. La percepción de la personalidad de Yahvé siguió una evolución progresiva mucho más continua que la de cualquier otro atributo de la Deidad. Desde Moisés hasta Malaquías, en la mente hebrea se produjo un crecimiento casi ininterrumpido de las ideas sobre la personalidad de Dios, y este concepto fue finalmente realzado y glorificado por las enseñanzas de Jesús sobre el Padre que está en los cielos.
97:1.1 (1062.3) La presión hostil de los pueblos que rodeaban a Palestina enseñó muy pronto a los jeques hebreos que no podían esperar sobrevivir a menos que confederaran sus organizaciones tribales en un gobierno centralizado. Y esta centralización de la autoridad administrativa proporcionó a Samuel una mejor ocasión para ejercer como instructor y reformador.
97:1.2 (1062.4) Samuel surgió de una larga serie de educadores salemitas que habían continuado manteniendo las verdades de Melquisedek como una parte de sus formas de culto. Este instructor era un hombre enérgico y resuelto. Únicamente su gran devoción, unida a su extraordinaria determinación, le permitieron resistir la oposición casi universal que encontró cuando empezó a llevar de nuevo a todo Israel a la adoración del Yahvé supremo de la época de Moisés. E incluso entonces sólo tuvo un éxito parcial; sólo recuperó para el servicio del concepto superior de Yahvé a la mitad más inteligente de los hebreos; la otra mitad continuó adorando a los dioses tribales del país y manteniendo sus conceptos inferiores de Yahvé.
97:1.3 (1062.5) Samuel era un tipo de hombre tosco, un reformador práctico capaz de salir un día con sus compañeros y derribar una veintena de lugares reservados a Baal. Los progresos que consiguió se debieron a la pura fuerza de la coacción; predicó poco, enseñó aún menos, pero sí actuó. Un día se burlaba del sacerdote de Baal, y al día siguiente despedazaba a un rey cautivo. Creía con devoción en el Dios único, y tenía un concepto claro de ese Dios único como creador del cielo y de la Tierra: «Las columnas de la Tierra pertenecen al Señor, y ha puesto al mundo sobre ellas.»
97:1.4 (1063.1) Pero la gran contribución que Samuel hizo al desarrollo del concepto de la Deidad fue su declaración resonante de que Yahvé era invariable, de que personificaba constantemente la misma perfección y divinidad infalibles. En aquella época se concebía a Yahvé como un Dios caprichoso lleno de antojos envidiosos, lamentándose siempre de haber hecho esto o aquello. Pero ahora, por primera vez desde que habían salido de Egipto, los hebreos escuchaban estas palabras sorprendentes: «La Fuerza de Israel no miente ni se arrepiente, porque no es un hombre que tenga que arrepentirse». La estabilidad en las relaciones con la Divinidad se había proclamado. Samuel reiteró la alianza de Melquisedek con Abraham y afirmó que el Señor Dios de Israel era la fuente de toda verdad, estabilidad y constancia. Los hebreos siempre habían considerado a su Dios como un hombre, un superhombre, un espíritu elevado de origen desconocido; pero ahora escuchaban cómo el antiguo espíritu del Horeb era ensalzado como un Dios inmutable en su perfección creadora. Samuel ayudó a que el concepto evolutivo de Dios se elevara muy por encima del estado cambiante de la mente de los hombres y de las vicisitudes de la existencia mortal. Gracias a su enseñanza, el Dios de los hebreos empezó a ascender desde una idea parecida a la de los dioses tribales hasta el ideal del Creador y Supervisor todopoderoso e invariable de toda la creación.
97:1.5 (1063.2) Predicó de nuevo el concepto de la sinceridad de Dios, de su fiabilidad en el mantenimiento de sus alianzas. Samuel dijo: «El Señor no abandonará a su pueblo». «Ha hecho con nosotros una alianza perpetua, ordenada y segura en todas las cosas». Así es como resonaba en toda Palestina la llamada para volver a adorar al Yahvé supremo. Este enérgico educador proclamaba constantemente: «Eres grande, oh Señor Dios, pues no hay nadie como tú, ni tampoco hay ningún Dios aparte de ti».
97:1.6 (1063.3) Hasta ese momento, los hebreos habían considerado el favor de Yahvé principalmente en términos de prosperidad material. Cuando Samuel se atrevió a hacer la proclamación siguiente, produjo una gran conmoción en Israel, y casi le cuesta la vida: «El Señor enriquece y empobrece; humilla y eleva. Levanta del polvo a los pobres y eleva a los mendigos para colocarlos entre los príncipes y hacerles heredar el trono de la gloria». Unas promesas tan alentadoras para los humildes y los menos afortunados no se habían proclamado desde los tiempos de Moisés, y miles de desesperados, entre los pobres, empezaron a tener la esperanza de que podían mejorar su estado espiritual.
97:1.7 (1063.4) Pero Samuel no progresó mucho más allá del concepto de un dios tribal. Proclamó a un Yahvé que había creado a todos los hombres, pero que se ocupaba principalmente de los hebreos, su pueblo elegido. Incluso así, al igual que en los tiempos de Moisés, el concepto de Dios describía una vez más a una Deidad santa y justa. «No hay nadie tan santo como el Señor. ¿Quién puede ser comparado con este santo Señor Dios?»
97:1.8 (1063.5) A medida que pasaban los años, el viejo dirigente entrecano progresó en su comprensión de Dios, pues declaró: «El Señor es un Dios de conocimiento, y él es el que pesa las acciones. El Señor juzgará los confines de la Tierra, mostrando misericordia a los misericordiosos, y también será justo con el hombre justo». Aquí se encuentran ya los albores de la misericordia, aunque limitada a aquellos que son misericordiosos. Posteriormente avanzó un paso más cuando exhortó a su pueblo en la adversidad: «Pongámonos ahora en manos del Señor, porque su compasión es grande». «El Señor no tiene ninguna limitación para salvar a muchos o a pocos».
97:1.9 (1063.6) Este desarrollo gradual del concepto del carácter de Yahvé continuó bajo el ministerio de los sucesores de Samuel. Intentaron presentar a Yahvé como un Dios que cumplía sus alianzas, pero apenas mantuvieron el ritmo marcado por Samuel; no lograron desarrollar la idea de la misericordia de Dios tal como Samuel la había concebido en sus últimos años. Se produjo un retroceso continuo hacia el reconocimiento de otros dioses, a pesar de mantener que Yahvé estaba por encima de todos. «Tuyo es el reino, oh Señor, y eres ensalzado como jefe por encima de todos».
97:1.10 (1064.1) La idea central de esta época era el poder divino; los profetas de estos tiempos predicaban una religión destinada a favorecer al rey que estaba en el trono hebreo. «Tuya es, oh Señor, la grandeza, el poder, la gloria, la victoria y la majestad. En tu mano se encuentra el poder y la fuerza, y tú puedes engrandecer y fortalecer a todos». Éste era el estado del concepto de Dios durante la época de Samuel y de sus sucesores inmediatos.
97:2.1 (1064.2) En el siglo décimo antes de Cristo, la nación hebrea se dividió en dos reinos. En estas dos divisiones políticas, muchos instructores de la verdad se esforzaron por detener la marea reaccionaria de decadencia espiritual que había empezado a subir, y que continuó desastrosamente después de la guerra de separación. Pero estos esfuerzos por hacer progresar la religión hebrea no prosperaron hasta que Elías, el guerrero resuelto y audaz de la rectitud, empezó sus enseñanzas. Elías restableció en el reino del norte un concepto de Dios comparable al que había existido en los tiempos de Samuel. Elías dispuso de pocas ocasiones para presentar un concepto avanzado de Dios; al igual que Samuel antes que él, estaba muy ocupado derribando los altares de Baal y destruyendo los ídolos de los falsos dioses. Y llevó adelante sus reformas a pesar de la oposición de un monarca idólatra; su tarea fue aún más gigantesca y difícil que la que Samuel había afrontado.
97:2.2 (1064.3) Cuando Elías fue llamado a otro lugar, Eliseo, su fiel compañero, se encargó de su obra, y con la ayuda inestimable de Miqueas, un profeta poco conocido, mantuvo viva la luz de la verdad en Palestina.
97:2.3 (1064.4) Pero ésta no fue una época de progreso en el concepto de la Deidad. Los hebreos ni siquiera se habían elevado todavía a la altura del ideal de Moisés. La era de Elías y Eliseo se cerró con el regreso de las mejores clases de hebreos a la adoración del Yahvé supremo, y presenció cómo se restablecía la idea del Creador Universal en el punto aproximado en que Samuel la había dejado.
97:3.1 (1064.5) La controversia interminable entre los creyentes en Yahvé y los seguidores de Baal era un conflicto socioeconómico de ideologías, más bien que una diferencia de creencias religiosas.
97:3.2 (1064.6) Los habitantes de Palestina tenían actitudes diferentes en cuanto a la propiedad privada de la tierra. Las tribus meridionales o errantes de Arabia (los yahveítas) consideraban la tierra como algo inalienable — como un don de la Deidad al clan. Estimaban que la tierra no se podía vender ni hipotecar. «Yahvé habló y dijo: ‘La tierra no se venderá, porque la tierra me pertenece`».
97:3.3 (1064.7) Los cananeos del norte, más establecidos, (los baalitas) compraban, vendían e hipotecaban libremente sus tierras. La palabra Baal significa propietario. El culto de Baal estaba basado en dos doctrinas principales: primero, la validación del intercambio, los contratos y los pactos sobre la propiedad — el derecho a comprar y vender las tierras; y segundo, se suponía que Baal enviaba la lluvia — era el dios de la fertilidad del suelo. Las buenas cosechas dependían del favor de Baal. El culto estaba ampliamente relacionado con la tierra, su posesión y su fertilidad.
97:3.4 (1065.1) Los baalitas poseían generalmente casas, tierras y esclavos. Eran los propietarios aristócratas y vivían en las ciudades. Cada Baal tenía su lugar sagrado, su clero y sus «santas mujeres», las prostitutas rituales.
97:3.5 (1065.2) Los profundos antagonismos en las actitudes sociales, económicas, morales y religiosas que manifestaban los cananeos y los hebreos se produjeron a causa de esta diferencia fundamental relacionada con la tierra. Esta controversia socioeconómica no se convirtió en un asunto claramente religioso hasta la época de Elías. A partir de los tiempos de este dinámico profeta, el asunto se resolvió luchando en un campo más estrictamente religioso — Yahvé contra Baal — y terminó con la victoria de Yahvé y el impulso posterior hacia el monoteísmo.
97:3.6 (1065.3) Elías trasladó la controversia entre Yahvé y Baal desde la cuestión de las tierras al aspecto religioso de las ideologías hebrea y cananea. Cuando Ajab asesinó a los Nabot en el transcurso de la intriga para conseguir sus tierras, Elías convirtió las antiguas costumbres sobre las tierras en un problema moral y lanzó su vigorosa campaña contra los baalitas. Fue también una lucha de la gente del campo contra la dominación que ejercían las ciudades. Yahvé se convirtió en Elohim principalmente bajo la influencia de Elías. El profeta empezó como reformador agrario y terminó realzando a la Deidad. Había muchos Baales, pero Yahvé era uno solo — el monoteísmo triunfó sobre el politeísmo.
97:4.1 (1065.4) Amós franqueó una etapa importante en la transición entre el dios tribal — el dios al que habían servido durante tanto tiempo mediante sacrificios y ceremonias, el Yahvé de los primeros hebreos — y un Dios que castigaría el crimen y la inmoralidad incluso de su propio pueblo. Amós apareció procedente de las colinas del sur para denunciar la criminalidad, la embriaguez, la opresión y la inmoralidad de las tribus del norte. Desde los tiempos de Moisés no se habían proclamado unas verdades tan resonantes en Palestina.
97:4.2 (1065.5) Amós no se limitó simplemente a restaurar o a reformar; descubrió también unos nuevos conceptos de la Deidad. Proclamó muchas cosas sobre Dios que habían sido anunciadas por sus predecesores, y atacó valientemente la creencia en un Ser Divino que aprobara el pecado de su propio pueblo llamado elegido. Por primera vez desde la época de Melquisedek, los oídos humanos escucharon la denuncia del doble criterio de la justicia y la moralidad nacionales. Los oídos hebreos escucharon por primera vez en su historia que su propio Dios, Yahvé, ya no toleraría el crimen y el pecado en sus vidas, como tampoco lo toleraría en cualquier otro pueblo. Amós imaginó al Dios severo y justo de Samuel y Elías, pero también vio a un Dios que no consideraba a los hebreos de manera diferente a cualquier otra nación cuando se trataba de castigar la maldad. Era un ataque directo contra la doctrina egoísta del «pueblo elegido», y muchos hebreos de aquella época se sintieron enormemente ofendidos.
97:4.3 (1065.6) Amós dijo: «Buscad al que ha formado las montañas y ha creado el viento, al que ha formado las siete estrellas y Orión, que transforma la sombra de la muerte en un amanecer, y pone el día tan oscuro como la noche». Al denunciar a sus contemporáneos semirreligiosos, oportunistas y a veces inmorales, intentó describir la justicia inexorable de un Yahvé invariable cuando dijo de los malhechores: «Aunque se hundan en el infierno, allí los cogeré; aunque suban trepando a los cielos, los haré bajar de allí». «Y aunque vayan al cautiverio delante de sus enemigos, allí dirigiré la espada de la justicia, y ella los matará». Amós asustó aún más a sus oyentes cuando los señaló con un dedo acusador y reprobatorio, y declaró en nombre de Yahvé: «Estad seguros de que nunca olvidaré ninguna de vuestras obras». «Y pasaré por la criba a la casa de Israel entre todas las naciones, como el trigo se criba en un tamiz».
97:4.4 (1066.1) Amós proclamó que Yahvé era el «Dios de todas las naciones» y advirtió a los israelitas que el ritual no debía sustituir a la rectitud. Antes de que este valiente educador fuera lapidado, había difundido suficiente levadura de la verdad como para salvar la doctrina del Yahvé supremo; había asegurado la evolución ulterior de la revelación de Melquisedek.
97:4.5 (1066.2) Oseas siguió a Amós y a su doctrina de un Dios universal de justicia resucitando el concepto mosaico de un Dios de amor. Oseas predicó el perdón a través del arrepentimiento, y no por medio del sacrificio. Proclamó un evangelio de bondad y de misericordia divina, diciendo: «Os desposaré conmigo para siempre; sí, os desposaré conmigo en rectitud y en juicio, en bondad y en misericordia. Incluso os desposaré conmigo en fidelidad». «Los amaré abundantemente, pues mi cólera se ha desviado».
97:4.6 (1066.3) Oseas continuó fielmente las advertencias morales de Amós, diciendo de Dios: «Los castigaré cuando lo desee». Pero los israelitas consideraron como una crueldad que rayaba en la traición las palabras que dijo: «Diré a aquellos que no eran mi pueblo: ‘Vosotros sois mi pueblo`, y ellos dirán: ‘Tú eres nuestro Dios`». Continuó predicando el arrepentimiento y el perdón, diciendo: «Yo curaré su apostasía; los amaré abundantemente, pues mi cólera se ha desviado». Oseas proclamó constantemente la esperanza y el perdón. La idea central de su mensaje fue siempre: «Tendré misericordia de mi pueblo. No conocerán a ningún Dios salvo a mí, porque no hay ningún salvador aparte de mí».
97:4.7 (1066.4) Amós estimuló la conciencia nacional de los hebreos para que reconocieran que Yahvé no perdonaría ni el crimen ni el pecado entre ellos porque fueran supuestamente el pueblo elegido, mientras que Oseas hizo sonar las notas de apertura en los acordes misericordiosos posteriores de la compasión y la bondad divinas, que fueron cantados de manera tan exquisita por Isaías y sus compañeros.
97:5.1 (1066.5) Ésta fue una época en que algunos proclamaban amenazas de castigo para los pecados personales y los crímenes nacionales de los clanes del norte, mientras que otros predecían calamidades como castigo por las transgresiones del reino del sur. Después de este despertar de la conciencia y del conocimiento en las naciones hebreas, el primer Isaías hizo su aparición.
97:5.2 (1066.6) Isaías continuó predicando la naturaleza eterna de Dios, su sabiduría infinita, la fiabilidad de su perfección invariable. Representó al Dios de Israel, diciendo: «El juicio lo pondré también como vara de medir, y la rectitud como plomada». «El Señor os hará descansar de vuestras penas, de vuestros miedos, y de la dura servidumbre en la que el hombre ha sido puesto». «Vuestros oídos escucharán una palabra detrás de vosotros, diciendo: ‘éste es el camino, seguidlo`». «Mirad, Dios es mi salvación; confiaré y no tendré miedo, porque el Señor es mi fuerza y mi canción». «‘Venid ahora y razonemos juntos`, dice el Señor: si vuestros pecados son como la escarlata, se volverán tan blancos como la nieve; si son rojos como el carmesí, se volverán como la lana`».
97:5.3 (1066.7) Hablándole a las almas hambrientas de los hebreos dominados por el miedo, este profeta dijo: «Levantaos y resplandeced, porque vuestra luz ha llegado, y la gloria del Señor se ha alzado sobre vosotros». «El espíritu del Señor está en mí porque me ha ungido para que predique la buena nueva a los mansos; me ha enviado para vendar a los que tienen el corazón destrozado, para proclamar la libertad a los cautivos y la apertura de las prisiones a los que están atados». «Me regocijaré profundamente en el Señor, mi alma estará contenta en mi Dios, porque me ha vestido con las ropas de la salvación y me ha cubierto con su manto de rectitud». «En todas sus aflicciones, él estaba afligido, y el ángel de su presencia los salvó. Con su amor y su compasión los ha redimido.»
97:5.4 (1067.1) Este Isaías fue seguido de Miqueas y Abdías, que confirmaron y embellecieron su evangelio que satisfacía el alma. Estos dos valientes mensajeros denunciaron audazmente el ritual de los hebreos, dominado por los sacerdotes, y atacaron intrépidamente todo el sistema sacrificatorio.
97:5.5 (1067.2) Miqueas criticó a «los jefes que juzgan por una recompensa, los sacerdotes que enseñan por un salario y los profetas que adivinan por dinero». Enseñó la llegada de un día en que se estaría libre de las supersticiones y del clericalismo, diciendo: «Cada hombre se sentará debajo de su propia vid, y nadie le infundirá temor, porque cada cual vivirá de acuerdo con su comprensión de Dios».
97:5.6 (1067.3) La idea central del mensaje de Miqueas fue siempre: «¿Me presentaré ante Dios con holocaustos? ¿Le agradarán al Señor mil carneros o diez mil ríos de aceite? ¿Entregaré a mi primogénito por mi transgresión, el fruto de mi cuerpo por el pecado de mi alma? Él me ha mostrado, oh hombre, lo que es bueno; y qué exige el Señor de vosotros sino que actuéis con justicia, que améis la misericordia y que caminéis humildemente con vuestro Dios». Fue una gran época; fueron en verdad unos tiempos de grandes cambios durante los cuales los hombres mortales escucharon, y algunos incluso creyeron, estos mensajes emancipadores hace más de dos milenios y medio. Y si no hubiera sido por la resistencia obstinada de los sacerdotes, estos educadores habrían eliminado todo el ceremonial sangriento del ritual de adoración de los hebreos.
97:6.1 (1067.4) Aunque diversos instructores continuaron exponiendo el evangelio de Isaías, le perteneció a Jeremías dar el siguiente paso audaz en la internacionalización de Yahvé, Dios de los hebreos.
97:6.2 (1067.5) Jeremías declaró intrépidamente que Yahvé no estaba del lado de los hebreos en sus contiendas militares con otras naciones. Afirmó que Yahvé era el Dios de toda la Tierra, de todas las naciones y de todos los pueblos. La enseñanza de Jeremías representó el crescendo del movimiento ascendente hacia la internacionalización del Dios de Israel; este intrépido predicador proclamó de una vez por todas que Yahvé era el Dios de todas las naciones, y que no existía ni Osiris para los egipcios, ni Belo para los babilonios, ni Asur para los asirios, ni Dagón para los filisteos. La religión de los hebreos participó así en el renacimiento del monoteísmo que tuvo lugar en todo el mundo alrededor de esta época y después de ella; por fin, el concepto de Yahvé se había elevado a un nivel de Deidad de dignidad planetaria e incluso cósmica. Pero muchos compañeros de Jeremías encontraron difícil concebir a Yahvé separado de la nación hebrea.
97:6.3 (1067.6) Jeremías predicó también sobre el Dios justo y amoroso descrito por Isaías, declarando: «Sí, os he amado con un amor eterno; por eso os he atraído con mi bondad». «Pues él no aflige voluntariamente a los hijos de los hombres».
97:6.4 (1067.7) Este intrépido profeta dijo: «Nuestro Señor es justo, grande en sus consejos y poderoso en sus obras. Sus ojos están abiertos a todas las conductas de todos los hijos de los hombres, para darle a cada uno según su conducta y de acuerdo con el fruto de sus acciones». Pero se consideró como una traición blasfema cuando dijo, durante el asedio de Jerusalén: «Y ahora he puesto estas tierras en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, mi servidor». Cuando Jeremías aconsejó que se rindiera la ciudad, los sacerdotes y los gobernantes civiles lo arrojaron al hoyo cenagoso de una lúgubre mazmorra.
97:7.1 (1068.1) La destrucción de la nación hebrea y su cautividad en Mesopotamia habrían resultado de gran provecho para su teología en expansión si no hubiera sido por la acción decidida de sus sacerdotes. La nación hebrea había caído ante los ejércitos de Babilonia, y su Yahvé nacionalista había padecido los sermones internacionalistas de los dirigentes espirituales. El resentimiento por la pérdida de su dios nacional fue lo que condujo a los sacerdotes judíos a inventar tantas fábulas y a multiplicar tantos acontecimientos de apariencia milagrosa en la historia hebrea, en un esfuerzo por restablecer a los judíos como el pueblo elegido de incluso la idea nueva y ampliada de un Dios internacional de todas las naciones.
97:7.2 (1068.2) Las tradiciones y leyendas babilónicas influyeron mucho sobre los judíos durante su cautividad, aunque debe tenerse en cuenta que mejoraron constantemente el carácter moral y el significado espiritual de las historias caldeas que adoptaron, a pesar de que deformaron invariablemente estas leyendas para hacer recaer el honor y la gloria sobre la ascendencia y la historia de Israel.
97:7.3 (1068.3) Estos sacerdotes y escribas hebreos tenían una sola idea en su mente: la rehabilitación de la nación judía, la glorificación de las tradiciones hebreas y la exaltación de su historia racial. Si se tiene resentimiento por el hecho de que estos sacerdotes imprimieran sus ideas erróneas en una parte tan amplia del mundo occidental, debe recordarse que no lo hicieron intencionalmente; no pretendieron escribir por inspiración; no hicieron ninguna declaración de estar escribiendo un libro sagrado. Estaban simplemente preparando un libro de texto destinado a reforzar el ánimo decreciente de sus compañeros de cautiverio. Tenían el propósito concreto de mejorar el espíritu y el estado de ánimo nacional de sus compatriotas. Los hombres de una época posterior fueron los que reunieron estos y otros escritos en un libro guía cuyas enseñanzas eran supuestamente infalibles.
97:7.4 (1068.4) Los sacerdotes judíos utilizaron libremente estos escritos después de la cautividad, pero su influencia sobre sus compañeros cautivos fue considerablemente obstaculizada por la presencia de un profeta joven e indomable, el segundo Isaías, que se había convertido plenamente al Dios de justicia, amor, rectitud y misericordia del Isaías anterior. Creía también, junto con Jeremías, que Yahvé se había convertido en el Dios de todas las naciones. Predicó estas teorías sobre la naturaleza de Dios con un efecto tan contundente, que hizo conversos por igual entre los judíos y sus captores. Este joven predicador dejó sus enseñanzas por escrito, pero los sacerdotes hostiles e implacables intentaron separarlas de toda conexión con él, aunque el puro respeto por su belleza y su grandeza condujo a su incorporación entre los escritos del primer Isaías. Y así, los escritos de este segundo Isaías se pueden encontrar en el libro que lleva este nombre, abarcando desde el capítulo cuarenta hasta el capítulo cincuenta y cinco, ambos inclusive.
97:7.5 (1068.5) Desde Maquiventa hasta la época de Jesús, ningún profeta o educador religioso alcanzó el alto concepto de Dios que el segundo Isaías proclamó durante este período de cautiverio. El Dios que proclamó este dirigente espiritual no era ningún Dios pequeño, antropomorfo o fabricado por el hombre. «Mirad, levanta las islas como si fueran diminutas». «Al igual que los cielos son más elevados que la Tierra, mis caminos son más elevados que los vuestros, y mis pensamientos más elevados que vuestros pensamientos».
97:7.6 (1069.1) Maquiventa Melquisedek podía por fin contemplar a unos educadores humanos que proclamaban un verdadero Dios a los hombres mortales. Al igual que el primer Isaías, este dirigente predicaba un Dios que creaba y sostenía el universo. «He creado la Tierra y he puesto al hombre sobre ella. No la he creado en vano; la he formado para que sea habitada». «Yo soy el primero y el último; no hay ningún Dios aparte de mí». Hablando en nombre del Señor Dios de Israel, este nuevo profeta dijo: «Los cielos pueden desaparecer y la Tierra envejecer, pero mi rectitud perdurará siempre y mi salvación se extenderá de generación en generación». «No temáis, porque estoy con vosotros; no os desalentéis, porque yo soy vuestro Dios». «No hay ningún Dios aparte de mí — un Dios justo y un Salvador».
97:7.7 (1069.2) A los cautivos judíos les confortó, como ha confortado a miles y miles de personas desde entonces, el escuchar unas palabras tales como: «Así dice el Señor: ‘Yo os he creado, os he redimido, os he llamado por vuestro nombre; sois míos». «Cuando paséis por las dificultades, yo estaré con vosotros, puesto que sois inapreciables a mis ojos». ¿Puede una mujer olvidar a su hijo lactante y no tener compasión por su hijo? Sí, ella puede olvidar, pero yo no olvidaré a mis hijos, porque mirad, los he grabado en la palma de mis manos; los he cubierto incluso con la sombra de mis manos». «Que el perverso abandone sus caminos y el hombre inicuo sus pensamientos; que vuelvan al Señor, y él tendrá misericordia de ellos; que regresen a nuestro Dios, pues él perdonará abundantemente».
97:7.8 (1069.3) Escuchad de nuevo el evangelio de esta nueva revelación del Dios de Salem: «Apacentará a su rebaño como un pastor; cogerá a los corderos en sus brazos y los llevará en su seno. Da energía a los débiles y acrecienta el vigor de los que no tienen fuerzas. Aquellos que esperan en el Señor renovarán su vigor; se elevarán con alas como las águilas; correrán y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán».
97:7.9 (1069.4) Este Isaías dirigió una extensa propaganda evangélica del concepto ampliado de un Yahvé supremo. Rivalizó con Moisés en la elocuencia con que describió al Señor Dios de Israel como Creador Universal. Su descripción de los atributos infinitos del Padre Universal fue poética. Nunca se han vuelto a efectuar unas declaraciones más hermosas sobre el Padre celestial. Los escritos de Isaías, al igual que los Salmos, figuran entre las presentaciones más sublimes y verdaderas del concepto espiritual de Dios que hayan escuchado nunca los oídos de los hombres mortales antes de la llegada de Miguel a Urantia. Escuchad su descripción de la Deidad: «Yo soy el elevado y el sublime que habita la eternidad». «Yo soy el primero y el último, y aparte de mí no existe ningún otro Dios». «La mano del Señor no es tan corta que no pueda salvar, ni su oído tan duro que no pueda escuchar». Para el pueblo judío fue una doctrina nueva que este profeta benigno, pero con autoridad, insistiera en predicar la constancia divina, la fidelidad de Dios. Declaró que «Dios no olvidará, no abandonará».
97:7.10 (1069.5) Este instructor atrevido proclamó que el hombre estaba estrechamente relacionado con Dios, diciendo: «Todos aquellos que son llamados por mi nombre, los he creado para mi gloria, y ellos proclamarán mi alabanza. Yo, soy yo el que borra sus trasgresiones por mi propia satisfacción, y no me acordaré de sus pecados».
97:7.11 (1069.6) Escuchad cómo este gran hebreo echa por tierra el concepto de un Dios nacional, mientras que proclama gloriosamente la divinidad del Padre Universal, del cual dice: «Los cielos son mi trono, y la Tierra es mi escabel». Y el Dios de Isaías era sin embargo santo, majestuoso, justo e inescrutable. El concepto del Yahvé encolerizado, vengativo y celoso de los beduinos del desierto casi se ha desvanecido. Un nuevo concepto del Yahvé supremo y universal ha aparecido en la mente del hombre mortal, para no ser perdido de vista nunca más por la humanidad. La comprensión de la justicia divina ha empezado a destruir la magia primitiva y el miedo biológico. Por fin se le presenta al hombre un universo de ley y de orden, y un Dios universal con unos atributos fiables y finales.
97:7.12 (1070.1) Este predicador de un Dios celestial nunca dejó de proclamar este Dios deamor. «Vivo en el lugar alto y santo, y también con aquel que tiene un espíritu humilde y contrito». Este gran instructor dijo también nuevas palabras de consuelo a sus contemporáneos: «El Señor os guiará continuamente y satisfará vuestra alma. Seréis como un jardín regado y como un manantial donde no faltan las aguas. Y si el enemigo llega como una inundación, el espíritu del Señor levantará una defensa contra él». El evangelio de Melquisedek, destructor del miedo, y la religión de Salem, que engendraba la confianza, brillaron una vez más para bendición de la humanidad.
97:7.13 (1070.2) El valiente y perspicaz Isaías eclipsó eficazmente al Yahvé nacionalista mediante su descripción sublime de la majestad y la omnipotencia universal del Yahvé supremo, Dios de amor, soberano del universo y Padre afectuoso de toda la humanidad. Desde aquellos días memorables, el concepto más elevado de Dios en occidente ha englobado siempre la justicia universal, la misericordia divina y la rectitud eterna. En un lenguaje magnífico y con una elegancia incomparable, este gran instructor describió al Creador todopoderoso como un Padre infinitamente amoroso.
97:7.14 (1070.3) Este profeta de la cautividad predicó a su pueblo y a la gente de muchas naciones que le escuchaban cerca del río en Babilonia. Este segundo Isaías contribuyó mucho a contrarrestar los numerosos conceptos erróneos y racialmente egoístas sobre la misión del Mesías prometido. Pero sus esfuerzos no tuvieron un éxito completo. Si los sacerdotes no se hubieran dedicado a la tarea de construir un nacionalismo mal entendido, las enseñanzas de los dos Isaías hubieran preparado el terreno para el reconocimiento y el recibimiento del Mesías prometido.
97:8.1 (1070.4) La costumbre de considerar el relato de las experiencias de los hebreos como historia sagrada, y las actividades del resto del mundo como historia profana, es responsable de una gran parte de la confusión que existe en la mente humana en cuanto a la interpretación de la historia. Esta dificultad aparece porque no existe una historia laica de los judíos. Durante el exilio en Babilonia, los sacerdotes prepararon su nuevo relato sobre las relaciones supuestamente milagrosas entre Dios y los hebreos, la historia sagrada de Israel tal como figura en el Antiguo Testamento. Luego destruyeron de manera cuidadosa y por completo los archivos existentes de los asuntos hebreos — los libros tales como «Los Actos de los reyes de Israel» y «Los Actos de los reyes de Judá», así como otros diversos documentos más o menos precisos de la historia hebrea.
97:8.2 (1070.5) La presión devastadora y la coacción inevitable de la historia laica aterrorizaban tanto a los judíos cautivos y gobernados por los extranjeros, que intentaron reescribir y refundir completamente su historia. Para poder comprender esto, deberíamos examinar brevemente el relato de su complicada experiencia nacional. Se debe recordar que los judíos no lograron desarrollar una adecuada filosofía no teológica de la vida. Lucharon contra su concepto egipcio original de las recompensas divinas por la rectitud, unidas a los terribles castigos por el pecado. La historia dramática de Job fue en cierto modo una protesta contra esta filosofía errónea. El pesimismo manifiesto del Eclesiastés fue una sabia reacción mundana contra estas creencias excesivamente optimistas en la Providencia.
97:8.3 (1071.1) Pero quinientos años de soberanía por parte de unos gobernantes extranjeros eran demasiados incluso para los pacientes y resignados judíos. Los profetas y los sacerdotes empezaron a exclamar: «¿Hasta cuándo, oh Señor, hasta cuándo?» Cuando los judíos honrados indagaban en las Escrituras, su confusión se volvía aún más profunda. Un antiguo vidente había prometido que Dios protegería y liberaría a su «pueblo elegido». Amós había amenazado con que Dios abandonaría a Israel a menos que restablecieran sus criterios de rectitud nacional. El escriba del Deuteronomio había descrito la Gran Elección — entre el bien y el mal, entre la bendición y la maldición. El primer Isaías había predicado sobre un rey liberador benéfico. Jeremías había proclamado una era de rectitud interior — la alianza escrita en las tablillas del corazón. El segundo Isaías había hablado de la salvación por medio del sacrificio y la redención. Ezequiel había proclamado la liberación a través del servicio consagrado, y Esdras había prometido la prosperidad mediante la observancia de la ley. Pero a pesar de todo esto, continuaban siendo esclavos y la liberación se retrasaba. Daniel presentó entonces el drama de la «crisis» inminente — la destrucción de la gran estatua y el establecimiento inmediato del reinado perpetuo de la rectitud, el reino mesiánico.
97:8.4 (1071.2) Todas estas falsas esperanzas condujeron a tal grado de decepción y de frustración raciales, que los dirigentes de los judíos se sintieron confundidos hasta el punto de no lograr reconocer ni aceptar la misión y el ministerio de un Hijo divino del Paraíso cuando éste vino poco después hacia ellos en la similitud de la carne mortal — encarnado como Hijo del Hombre.
97:8.5 (1071.3) Todas las religiones modernas han cometido un grave error cuando han intentado dar una interpretación milagrosa a ciertas épocas de la historia humana. Aunque es cierto que Dios ha tendido muchas veces una mano paternal interviniendo providencialmente en la corriente de los asuntos humanos, es un error considerar a los dogmas teológicos y a las supersticiones religiosas como una sedimentación sobrenatural que aparece mediante una intervención milagrosa en esta corriente de la historia humana. El hecho de que «los Altísimos gobiernen en los reinos de los hombres» no convierte la historia laica en una historia supuestamente sagrada.
97:8.6 (1071.4) Los autores del Nuevo Testamento y los escritores cristianos posteriores complicaron aún más la deformación de la historia hebrea mediante sus intentos bien intencionados por presentar a los profetas judíos como trascendentes. La historia hebrea ha sido así explotada desastrosamente por los escritores judíos y cristianos a la vez. La historia laica de los hebreos ha sido completamente dogmatizada. Ha sido convertida en una ficción de historia sagrada y ha sido inextricablemente relacionada con los conceptos morales y las enseñanzas religiosas de las naciones llamadas cristianas.
97:8.7 (1071.5) Una breve exposición de los puntos sobresalientes de la historia hebrea ilustrará la manera en que los hechos que figuraban en los archivos fueron tan alterados por los sacerdotes judíos en Babilonia, que la historia laica cotidiana de su pueblo la transformaron en una historia sagrada ficticia.
97:9.1 (1071.6) Nunca existieron doce tribus de israelitas — sólo tres o cuatro tribus se establecieron en Palestina. La nación hebrea apareció como resultado de la unión de los llamados israelitas con los cananeos. «Y los hijos de Israel habitaron entre los cananeos. Y tomaron a sus hijas por esposas y dieron a sus hijas a los hijos de los cananeos». Los hebreos nunca expulsaron a los cananeos de Palestina, a pesar de que el relato efectuado por los sacerdotes sobre estos hechos afirmaba sin vacilar que lo hicieron.
97:9.2 (1071.7) La conciencia israelita tuvo su origen en la región montañosa de Efraín; la conciencia judía posterior se originó en el clan meridional de Judá. Los judíos (los judaítas) siempre intentaron difamar y denigrar la historia de los israelitas del norte (los efraimitas).
97:9.3 (1072.1) La pretenciosa historia de los hebreos empieza con Saúl cuando reunió a los clanes del norte para resistir un ataque de los ammonitas contra los miembros de una tribu hermana — los galaaditas — al este del Jordán. Con un ejército de poco más de tres mil hombres derrotó al enemigo, y esta hazaña fue la que condujo a las tribus de las colinas a hacerlo rey. Cuando los sacerdotes exiliados reescribieron esta historia, aumentaron el ejército de Saúl a 330.000 soldados, y añadieron «Judá» a la lista de las tribus que habían participado en la batalla.
97:9.4 (1072.2) Inmediatamente después de la derrota de los ammonitas, Saúl se convirtió en rey por elección popular de sus tropas. Ningún sacerdote o profeta participó en este asunto. Pero más tarde, los sacerdotes consignaron en las crónicas que Saúl había sido coronado rey por el profeta Samuel siguiendo las instrucciones divinas. Actuaron de esta manera a fin de establecer una «línea divina de descendencia» para la monarquía judaíta de David.
97:9.5 (1072.3) De todas las deformaciones de la historia judía, la mayor de ellas estuvo relacionada con David. Después de la victoria de Saúl sobre los ammonitas (que él atribuyó a Yahvé), los filisteos se alarmaron y empezaron a atacar a los clanes del norte. David y Saúl no lograron nunca ponerse de acuerdo. David estableció una alianza con los filisteos y subió por la costa con seiscientos hombres hasta Esdraelón. En Gat, los filisteos le ordenaron a David que dejara el campo de batalla; temían que pudiera aliarse con Saúl. David se retiró; los filisteos atacaron y derrotaron a Saúl. No habrían podido conseguirlo si David hubiera permanecido leal a Israel. El ejército de David era un conjunto políglota de descontentos, compuesto en su mayor parte de inadaptados sociales y fugitivos de la justicia.
97:9.6 (1072.4) La trágica derrota de Saúl en Gilboa a manos de los filisteos disminuyó la importancia que tenía Yahvé entre los dioses a los ojos de los cananeos vecinos. Normalmente, la derrota de Saúl habría sido imputada a una apostasía de Yahvé, pero en esta ocasión los redactores judaítas la atribuyeron a errores de ritual. Necesitaban la tradición de Saúl y Samuel como trasfondo para el reinado de David.
97:9.7 (1072.5) David estableció su cuartel general con su pequeño ejército en la ciudad no hebrea de Hebrón. Sus compatriotas no tardaron en proclamarlo rey del nuevo reino de Judá. Judá estaba compuesto principalmente por elementos no hebreos — kenitas, calebitas, jebuseos y otros cananeos. Eran nómadas — pastores — y por lo tanto partidarios de la idea hebrea sobre la propiedad de la tierra. Conservaban las ideologías de los clanes del desierto.
97:9.8 (1072.6) La diferencia entre la historia sagrada y la historia profana está bien ilustrada en los dos relatos diferentes acerca de la coronación de David como rey, que figuran en el Antiguo Testamento. Los sacerdotes dejaron por inadvertencia en los archivos una parte de la historia profana sobre la manera en que los seguidores inmediatos de David (su ejército) lo hicieron rey, y posteriormente prepararon el largo y prosaico relato de la historia sagrada, en el que se describe cómo el profeta Samuel, por instrucción divina, escogió a David entre sus hermanos y procedió a ungirlo oficialmente, por medio de ceremonias solemnes y elaboradas, como rey de los hebreos, y luego lo proclamó sucesor de Saúl.
97:9.9 (1072.7) Después de preparar sus relatos ficticios sobre las relaciones milagrosas entre Dios e Israel, los sacerdotes olvidaron muchas veces suprimir por completo las afirmaciones claras y realistas que ya existían en dichos documentos.
97:9.10 (1072.8) David intentó mejorar su posición política casándose primero con la hija de Saúl, luego con la viuda de Nabal, el rico edomita, y después con la hija de Talmai, el rey de Geshur. Tomó seis esposas entre las mujeres de Jebus, sin mencionar a Betsabé, la esposa del hitita.
97:9.11 (1073.1) Por medio de estos métodos y de estas personas fue como David construyó la ficción de un reino divino de Judá, que era el sucesor de la herencia y las tradiciones del reino septentrional del Israel efraimita en vías de desaparición. La tribu cosmopolita de David, llamada Judá, estaba compuesta por más gentiles que judíos; sin embargo, los ancianos oprimidos de Efraín bajaron de sus montañas y «le ungieron como rey de Israel». Después de una amenaza militar, David hizo entonces un pacto con los jebuseos y estableció su capital del reino unido en Jebus (Jerusalén), que era una ciudad fuertemente amurallada a medio camino entre Judá e Israel. Los filisteos se sublevaron y no tardaron en atacar a David. Después de una violenta batalla fueron derrotados, y Yahvé fue establecido una vez más como «el Señor Dios de los Ejércitos».
97:9.12 (1073.2) Pero Yahvé tenía que compartir forzosamente una parte de esta gloria con los dioses cananeos, pues la mayor parte del ejército de David no era hebrea. Por eso aparece en vuestras escrituras esta declaración reveladora (que los redactores judaítas pasaron por alto): «Yahvé ha derribado a mis enemigos delante de mí. Por eso le ha puesto a aquel lugar el nombre de Baal-Perazim». Actuaron así porque el ochenta por ciento de los soldados de David eran baalitas.
97:9.13 (1073.3) David explicó la derrota de Saúl en Gilboa haciendo observar que Saúl había atacado la ciudad cananea de Gibeón, cuya población tenía un tratado de paz con los efraimitas. A causa de esto, Yahvé lo había abandonado. Incluso en los tiempos de Saúl, David había defendido la ciudad cananea de Keila contra los filisteos, y luego estableció su capital en una ciudad cananea. Siguiendo su política de compromiso con los cananeos, David entregó siete descendientes de Saúl a los gibeonitas para que los ahorcaran.
97:9.14 (1073.4) Después de la derrota de los filisteos, David tomó posesión del «arca de Yahvé», la llevó a Jerusalén e instaló oficialmente el culto a Yahvé en su reino. Luego impuso fuertes tributos a las tribus vecinas — edomitas, moabitas, ammonitas y sirios.
97:9.15 (1073.5) La maquinaria política corrupta de David empezó a apoderarse personalmente de las tierras del norte, violando las costumbres hebreas, y poco después logró controlar los aranceles de las caravanas, anteriormente recaudados por los filisteos. Luego se produjo una serie de atrocidades que culminaron en el asesinato de Urías. Todas las apelaciones judiciales se juzgaban en Jerusalén; «los ancianos» ya no podían administrar la justicia. No es de extrañar que estallara la rebelión. Hoy se calificaría a Absalón de demagogo; su madre era cananea. Había media docena de aspirantes al trono además de Salomón, el hijo de Betsabé.
97:9.16 (1073.6) Después de la muerte de David, Salomón purgó la maquinaria política de todas las influencias nórdicas, pero continuó con toda la tiranía y el sistema tributario del régimen de su padre. Salomón arruinó la nación con los lujos de su corte y su detallado programa de construcciones, entre ellas la casa del Líbano, el palacio de la hija del faraón, el templo de Yahvé, el palacio del rey y la restauración de las murallas de muchas ciudades. Salomón creó una enorme flota hebrea, dirigida por marineros sirios, que comerciaba con el mundo entero. Su harén estaba compuesto por cerca de mil mujeres.
97:9.17 (1073.7) El templo de Yahvé en Silo cayó en descrédito hacia esta época, y todo el culto de la nación fue centralizado en la espléndida capilla real de Jebus. El reino del norte volvió más a la adoración de Elohim. Disfrutaban del favor de los faraones, que más tarde esclavizaron a Judá, sometiendo al reino del sur a pagar tributo.
97:9.18 (1073.8) Hubo altibajos — guerras entre Israel y Judá. Después de cuatro años de guerra civil y de tres dinastías, Israel cayó bajo el dominio de los déspotas de la ciudad, que empezaron a comerciar con las tierras. Incluso el rey Omri intentó comprar las propiedades de Semer. Pero el fin se acercó rápidamente cuando Salmanasar III decidió controlar la costa mediterránea. Ajab, el rey de Efraín, reunió a otros diez grupos y resistió en Karkar; la batalla terminó en un empate. Detuvieron a los asirios, pero los aliados quedaron diezmados. Esta gran batalla ni siquiera se menciona en el Antiguo Testamento.
97:9.19 (1074.1) Surgieron nuevos problemas cuando el rey Ajab intentó comprar las tierras de Nabot. Su esposa fenicia falsificó la firma de Ajab en los documentos que ordenaban la confiscación de las tierras de Nabot, acusado de haber blasfemado contra los nombres de «Elohim y del rey». Él y sus hijos fueron rápidamente ejecutados. El enérgico Elías apareció en escena denunciando a Ajab por el asesinato de los Nabot. Así es como Elías, uno de los profetas más grandes, empezó su enseñanza como defensor de las antiguas costumbres sobre la tierra y en contra de la actitud de los baalitas de vender las tierras, contra la tentativa de las ciudades por dominar el campo. Pero la reforma no tuvo éxito hasta que el terrateniente Jehú unió sus fuerzas a las del cacique gitano Yonadab para destruir a los profetas (agentes inmobiliarios) de Baal en Samaria.
97:9.20 (1074.2) Una nueva vida apareció cuando Joás y su hijo Jeroboam liberaron a Israel de sus enemigos. Pero en esta época gobernaba en Samaria una nobleza de bandidos cuyas depredaciones rivalizaban con las de la dinastía de David de los tiempos antiguos. El Estado y la iglesia estaban de común acuerdo. El intento por suprimir la libertad de expresión condujo a Elías, Amós y Oseas a empezar a escribir en secreto, y éste fue el auténtico comienzo de las Biblias judía y cristiana.
97:9.21 (1074.3) Pero el reino del norte no desapareció de la historia hasta que el rey de Israel conspiró con el rey de Egipto y se negó a continuar pagando tributo a Asiria. Entonces empezó un asedio de tres años, seguido por la dispersión total del reino del norte. Efraín (Israel) desapareció de esta manera. Judá — los judíos, «el resto de Israel» — había empezado a concentrar las tierras entre las manos de unos pocos, tal como dijo Isaías: «Acumulando una casa tras otra y un campo tras otro». Pronto hubo en Jerusalén un templo de Baal al lado del templo de Yahvé. Este reinado de terror terminó en una sublevación monoteísta dirigida por el rey niño Joás, que hizo una cruzada a favor de Yahvé durante treinta y cinco años.
97:9.22 (1074.4) El rey siguiente, Amasías, tuvo dificultades con los contribuyentes edomitas rebeldes y con sus vecinos. Después de una victoria notable, se dirigió a atacar a sus vecinos del norte y sufrió una derrota igualmente notable. Luego se rebelaron los campesinos; asesinaron al rey y pusieron en el trono a su hijo Azarías, de dieciséis años, llamado Ozías por Isaías. Después de Ozías, las cosas fueron de mal en peor, y Judá vivió durante cien años pagando tributo a los reyes de Asiria. El primer Isaías les dijo que como Jerusalén era la ciudad de Yahvé, no caería nunca. Pero Jeremías no dudó en proclamar su caída.
97:9.23 (1074.5) La verdadera ruina de Judá fue llevada a cabo por una banda de ricos políticos corruptos que actuaba bajo el gobierno del rey niño Manasés. La economía cambiante favoreció la vuelta a la adoración de Baal, cuyas transacciones privadas con las tierras estaban en contra de la ideología de Yahvé. La caída de Asiria y la ascensión de Egipto trajeron la liberación de Judá durante un tiempo, y los campesinos tomaron el poder. Bajo Josías, destruyeron la banda de políticos corruptos de Jerusalén.
97:9.24 (1074.6) Pero esta era llegó a su fin trágicamente cuando Josías se atrevió a salir para interceptar al poderoso ejército de Nekó que subía por la costa desde Egipto para ayudar a Asiria contra Babilonia. Josías fue arrasado, y Judá tuvo que pagar tributo a Egipto. El partido político de Baal volvió al poder en Jerusalén, y así es como empezó la verdadera esclavitud hacia Egipto. Luego siguió un período durante el cual los políticos de Baal controlaron tanto los tribunales como el clero. El culto a Baal era un sistema económico y social que se ocupaba de los derechos de propiedad y también tenía que ver con la fertilidad del suelo.
97:9.25 (1075.1) Con la derrota de Nekó a manos de Nabucodonosor, Judá cayó bajo el dominio de Babilonia y se le concedieron diez años de gracia, pero pronto se rebeló. Cuando Nabucodonosor vino contra ellos, los judaítas pusieron en marcha algunas reformas sociales, tales como la liberación de los esclavos, para influir sobre Yahvé. El ejército babilonio se retiró temporalmente, y los hebreos se regocijaron porque las virtudes de sus reformas los habían salvado. Durante este período fue cuando Jeremías les anunció la ruina inminente que les esperaba, y poco después volvió Nabucodonosor.
97:9.26 (1075.2) El fin de Judá sobrevino así repentinamente. La ciudad fue destruida y la población llevada a Babilonia. La lucha entre Yahvé y Baal terminó en la cautividad. Y la conmoción de la cautividad llevó al resto de Israel al monoteísmo.
97:9.27 (1075.3) En Babilonia, los judíos llegaron a la conclusión de que no podían existir en Palestina como un pequeño grupo, con sus propias costumbres sociales y económicas particulares, y que si sus ideologías habían de prevalecer, tenían que convertir a los gentiles. Así es como se originó su nuevo concepto del destino — la idea de que los judíos debían convertirse en los servidores elegidos de Yahvé. La religión judía del Antiguo Testamento evolucionó realmente durante la cautividad en Babilonia.
97:9.28 (1075.4) La doctrina de la inmortalidad también tomó forma en Babilonia. Los judíos habían creído que la idea de la vida futura reducía la importancia de su evangelio de justicia social. Ahora, por primera vez, la teología desplazaba a la sociología y a la economía. La religión estaba tomando forma como sistema de pensamiento y de conducta humanos, separándose cada vez más de la política, la sociología y la economía.
97:9.29 (1075.5) Y así, la verdad sobre el pueblo judío revela que muchas cosas que han sido consideradas como historia sagrada no son mucho más que la crónica de una historia profana común y corriente. El judaísmo fue el terreno donde creció el cristianismo, pero los judíos no eran un pueblo milagroso.
97:10.1 (1075.6) Sus dirigentes habían enseñado a los israelitas que eran un pueblo elegido, no por una complacencia y un monopolio especiales del favor divino, sino para el servicio especial de llevar la verdad del Dios único y supremo a todas las naciones. Y habían prometido a los judíos que, si cumplían con este destino, se convertirían en los dirigentes espirituales de todos los pueblos, y que el Mesías venidero reinaría sobre ellos y sobre el mundo entero como Príncipe de la Paz.
97:10.2 (1075.7) Cuando los judíos fueron liberados por los persas, sólo regresaron a Palestina para caer en la esclavitud de su propio código de leyes, sacrificios y rituales dominado por los sacerdotes. Y al igual que los clanes hebreos rechazaron la maravillosa historia de Dios presentada en el discurso de despedida de Moisés a favor de los rituales de sacrificio y de penitencia, estos restos de la nación hebrea rechazaron también el magnífico concepto del segundo Isaías a favor de las reglas, las reglamentaciones y los rituales de su clero en crecimiento.
97:10.3 (1075.8) El egotismo nacional, la falsa confianza en un Mesías prometido y mal comprendido, así como la esclavitud y la tiranía crecientes de los sacerdotes, silenciaron para siempre las voces de los dirigentes espirituales (exceptuando a Daniel, Ezequiel, Ageo y Malaquías); y desde aquel tiempo hasta la época de Juan el Bautista, todo Israel experimentó un retroceso espiritual cada vez mayor. Pero los judíos no perdieron nunca el concepto del Padre Universal; han continuado manteniendo este concepto de la Deidad incluso hasta el siglo veinte después de Cristo.
97:10.4 (1076.1) Desde Moisés hasta Juan el Bautista existió una línea ininterrumpida de fieles educadores que pasaron la antorcha de la luz monoteísta de una generación a la siguiente, al mismo tiempo que reprendían sin cesar a los gobernantes sin escrúpulos, denunciaban a los sacerdotes mercantilistas y exhortaban siempre al pueblo a que cumplieran con la adoración del Yahvé supremo, el Señor Dios de Israel.
97:10.5 (1076.2) Los judíos terminaron por perder su identidad política como nación, pero la religión hebrea de la creencia sincera en el Dios único y universal continúa viviendo en el corazón de los exiliados dispersos. Esta religión sobrevive porque ha desempeñado eficazmente su función de conservar los valores más elevados de sus seguidores. La religión judía logró preservar los ideales de un pueblo, pero no consiguió fomentar el progreso ni estimular el descubrimiento filosófico creativo en los ámbitos de la verdad. La religión judía tenía muchos defectos — era deficiente en filosofía y estaba casi desprovista de cualidades estéticas — pero sí conservó los valores morales; por eso sobrevivió. Comparado con otros conceptos de la Deidad, el concepto del Yahvé supremo era claro, intenso, personal y moral.
97:10.6 (1076.3) Los judíos amaban la justicia, la sabiduría, la verdad y la rectitud como pocos pueblos lo han hecho, pero contribuyeron menos que todos los demás pueblos a la comprensión intelectual y al entendimiento espiritual de estas cualidades divinas. Aunque la teología hebrea se negó a crecer, jugó un papel importante en el desarrollo de otras dos religiones mundiales: el cristianismo y el mahometismo.
97:10.7 (1076.4) La religión judía sobrevivió también a causa de sus instituciones. Es difícil que la religión sobreviva cuando sólo es la práctica privada de unos individuos aislados. Los dirigentes religiosos siempre han cometido el siguiente error: Al observar los males de la religión institucionalizada, tratan de destruir la técnica de las actividades en grupo. En lugar de destruir todo el ritual, harían mejor en reformarlo. A este respecto, Ezequiel fue más sabio que sus contemporáneos; aunque se unió a ellos para insistir en la responsabilidad moral personal, también se dedicó a establecer el fiel cumplimiento de un ritual superior y purificado.
97:10.8 (1076.5) Así es como los educadores sucesivos de Israel llevaron a cabo, en la evolución de la religión, la hazaña más grande que se haya realizado jamás en Urantia: la transformación gradual pero continua del concepto bárbaro del demonio salvaje Yahvé, el dios espíritu celoso y cruel del volcán fulminante del Sinaí, en el concepto posterior sublime y celestial de un Yahvé supremo, creador de todas las cosas y Padre amante y misericordioso de toda la humanidad. Este concepto hebreo de Dios fue la imagen humana más elevada que se tuvo del Padre Universal hasta el momento en que fue aún más ampliada y exquisitamente desarrollada mediante las enseñanzas personales y el ejemplo de la vida de su Hijo, Miguel de Nebadon.
97:10.9 (1076.6) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 98
98:0.1 (1077.1) LAS enseñanzas de Melquisedek penetraron en Europa por muchos caminos, pero llegaron principalmente a través de Egipto y fueron incorporadas en la filosofía occidental después de haber sido completamente helenizadas y más tarde cristianizadas. Los ideales del mundo occidental eran esencialmente socráticos, y su filosofía religiosa posterior llegó a ser la de Jesús, pero con las modificaciones y los compromisos debidos al contacto con la filosofía y la religión occidentales en evolución, culminando todo ello en la iglesia cristiana.
98:0.2 (1077.2) Los misioneros de Salem continuaron sus actividades durante mucho tiempo en Europa, y fueron absorbidos gradualmente por los numerosos cultos y grupos rituales que surgían periódicamente. Entre aquellos que mantuvieron las enseñanzas de Salem en su forma más pura se debe mencionar a los cínicos. Estos predicadores de la fe y la confianza en Dios ejercían todavía su actividad en la Europa romana del siglo primero después de Cristo, y más tarde fueron incorporados en la religión cristiana que estaba empezando a formarse.
98:0.3 (1077.3) Una gran parte de la doctrina de Salem fue difundida en Europa por los soldados mercenarios judíos que participaron en tantos combates militares en Occidente. En los tiempos antiguos, los judíos eran famosos tanto por su valor militar como por sus peculiaridades teológicas.
98:0.4 (1077.4) Las doctrinas fundamentales de la filosofía griega, de la teología judía y de la ética cristiana fueron esencialmente repercusiones de las enseñanzas anteriores de Melquisedek.
98:1.1 (1077.5) Los misioneros de Salem podrían haber construido una gran estructura religiosa entre los griegos si no hubieran interpretado tan estrictamente su juramento de ordenación, un compromiso impuesto por Maquiventa que prohibía organizar congregaciones exclusivas para el culto, y que exigía la promesa de cada educador de no ejercer nunca como sacerdote, de no recibir nunca honorarios por sus servicios religiosos, sino únicamente alimentos, vestidos y un techo. Cuando los instructores de Melquisedek penetraron en la Grecia prehelénica, encontraron a un pueblo que fomentaba todavía las tradiciones de Adanson y de los tiempos de los anditas, pero estas enseñanzas habían sido enormemente adulteradas por los conceptos y las creencias de las hordas de esclavos inferiores que habían sido traídos en cantidades crecientes hasta las costas griegas. Esta adulteración produjo un retorno a un animismo burdo con ritos sangrientos, donde las clases inferiores llegaban incluso a convertir en una ceremonia la ejecución de los criminales condenados.
98:1.2 (1077.6) La influencia inicial de los educadores de Salem fue casi destruida por la invasión llamada aria procedente de Europa meridional y de Oriente. Estos invasores helénicos trajeron con ellos unos conceptos antropomórficos de Dios similares a los que sus hermanos arios habían llevado hasta la India. Esta importación inauguró la evolución de la familia griega de dioses y diosas. Esta nueva religión estaba basada en parte en los cultos de los bárbaros helénicos recién llegados, pero también compartía los mitos de los antiguos habitantes de Grecia.
98:1.3 (1078.1) Los griegos helenos encontraron el mundo mediterráneo ampliamente dominado por el culto a la madre, e impusieron a estos pueblos su dios-hombre Dyaus-Zeus, que ya se había convertido, al igual que Yahvé entre los semitas henoteístas, en el jefe de todo el panteón griego de dioses subordinados. Los griegos habrían llegado finalmente a un verdadero monoteísmo con el concepto de Zeus si no hubieran conservado la idea de que la Suerte lo controlaba todo. Un Dios de valor final debe ser él mismo el árbitro de la suerte y el creador del destino.
98:1.4 (1078.2) Como consecuencia de estos factores en la evolución religiosa, pronto se desarrolló la creencia popular en los dioses despreocupados del Monte Olimpo, unos dioses más humanos que divinos, unos dioses que los griegos inteligentes nunca se tomaron muy en serio. Ni amaban ni temían mucho a estas divinidades que ellos mismos habían creado. Tenían un sentimiento patriótico y racial hacia Zeus y su familia de semihombres y semidioses, pero apenas los veneraban ni los adoraban.
98:1.5 (1078.3) Los helenos se impregnaron tanto de las doctrinas anticlericales de los primeros educadores de Salem, que en Grecia nunca surgió ningún clero de importancia. Incluso la fabricación de imágenes de los dioses se convirtió más en un trabajo artístico que en una materia de culto.
98:1.6 (1078.4) Los dioses olímpicos ilustran el antropomorfismo típico del hombre. Pero la mitología griega era más estética que ética. La religión griega era útil en el sentido de que describía un universo gobernado por un grupo de deidades. Pero la moral, la ética y la filosofía griegas avanzaron enseguida mucho más allá del concepto teísta, y este desequilibrio entre el crecimiento intelectual y el desarrollo espiritual fue tan peligroso para Grecia como lo había sido para la India.
98:2.1 (1078.5) Una religión superficial y considerada a la ligera no puede perdurar, principalmente cuando no posee ningún clero que fomente sus formas y llene de temor y respeto el corazón de sus adeptos. La religión del Olimpo no prometía la salvación ni aplacaba la sed espiritual de sus creyentes; por eso estaba condenada a perecer. Menos de un milenio después de su nacimiento casi había desaparecido, y los griegos se quedaron sin una religión nacional, ya que los dioses del Olimpo habían perdido su influencia sobre los mejores pensadores.
98:2.2 (1078.6) Ésta era la situación cuando en el siglo sexto antes de Cristo, Oriente y el Levante experimentaron un renacimiento de la conciencia espiritual y un nuevo despertar al reconocimiento del monoteísmo. Pero Occidente no tomó parte en este nuevo desarrollo; ni Europa ni el norte de África participaron ampliamente en este renacimiento religioso. Sin embargo, los griegos emprendieron un magnífico progreso intelectual. Habían empezado a dominar el miedo y ya no buscaban la religión como antídoto del mismo, pero no percibían que la verdadera religión cura el hambre del alma, la inquietud espiritual y la desesperación moral. Buscaban el consuelo del alma en el pensamiento profundo — en la filosofía y la metafísica. Se apartaron de la contemplación de la preservación de sí mismo — la salvación — y se volvieron hacia la autorrealización y el conocimiento de sí mismo.
98:2.3 (1078.7) Por medio de una reflexión rigurosa, los griegos intentaron alcanzar la conciencia de una seguridad que pudiera sustituir a la creencia en la supervivencia, pero fracasaron por completo. Sólo las personas más inteligentes de las clases superiores de los pueblos helénicos pudieron captar esta nueva enseñanza; la masa de los descendientes de los esclavos de las generaciones anteriores no tenía ninguna capacidad para recibir este nuevo sustituto de la religión.
98:2.4 (1079.1) Los filósofos desdeñaban todas las formas de culto, a pesar de que prácticamente todos ellos se mantenían vagamente fieles al trasfondo de una creencia en la doctrina de Salem sobre la «Inteligencia del universo», «la idea de Dios» y «la Gran Fuente». En la medida en que los filósofos griegos reconocían lo divino y lo superfinito, eran claramente monoteístas; daban un escaso reconocimiento a toda la constelación de dioses y diosas del Olimpo.
98:2.5 (1079.2) Los poetas griegos de los siglos sexto y quinto antes de Cristo, principalmente Píndaro, intentaron reformar la religión griega. Elevaron los ideales de esta última, pero eran más artistas que personas religiosas. No lograron desarrollar una técnica para fomentar y conservar los valores supremos.
98:2.6 (1079.3) Jenófanes enseñó la doctrina de un Dios único, pero su concepto de la deidad era demasiado panteísta como para poder ser un Padre personal para el hombre mortal. Anaxágoras era un mecanicista, excepto que reconocía una Causa Primera, una Mente Inicial. Sócrates y sus sucesores, Platón y Aristóteles, enseñaron que la virtud es el conocimiento, que la bondad es la salud del alma, que es mejor sufrir la injusticia que ser culpable de ella, que es un error devolver mal por mal, y que los dioses son sabios y buenos. Sus virtudes cardinales eran la sabiduría, el valor, la moderación y la justicia.
98:2.7 (1079.4) La evolución de la filosofía religiosa en los pueblos helénicos y hebreos proporciona un ejemplo contrastante de la función de la iglesia como institución en el desarrollo del progreso cultural. En Palestina, el pensamiento humano estaba tan controlado por los sacerdotes y tan dirigido por las escrituras, que la filosofía y la estética estaban totalmente sumergidas en la religión y la moralidad. En Grecia, la ausencia casi total de sacerdotes y de «escrituras sagradas» dejó libre y sin trabas a la mente humana, produciéndose un desarrollo sorprendente en la profundidad de pensamiento. Pero la religión, como experiencia personal, no logró seguir el mismo ritmo que la investigación intelectual de la naturaleza y de la realidad del cosmos.
98:2.8 (1079.5) En Grecia, la creencia estaba subordinada al pensamiento; en Palestina, el pensamiento se mantenía sometido a la creencia. Una gran parte de la fuerza del cristianismo se debe a que ha tomado prestadas muchas cosas tanto de la moralidad hebrea como del pensamiento griego.
98:2.9 (1079.6) En Palestina, el dogma religioso se cristalizó tanto que puso en peligro el crecimiento ulterior; en Grecia, el pensamiento humano se volvió tan abstracto que el concepto de Dios se disipó en un vapor nebuloso de especulaciones panteístas, no muy diferentes a la Infinidad impersonal de los filósofos brahmánicos.
98:2.10 (1079.7) Pero los hombres corrientes de aquellos tiempos no podían captar, ni tampoco les interesaba mucho, la filosofía griega de la autorrealización y de una Deidad abstracta; anhelaban más bien promesas de salvación, unidas a un Dios personal que pudiera escuchar sus oraciones. Exiliaron a los filósofos, persiguieron a los adeptos que quedaban del culto de Salem, ya que las dos doctrinas se habían mezclado mucho, y se prepararon para la terrible inmersión orgiástica en los desatinos de los cultos de misterio que entonces estaban extendiéndose por los países mediterráneos. Los misterios eleusinos crecieron dentro del panteón olímpico, y eran una versión griega del culto a la fertilidad; floreció el culto dionisíaco a la naturaleza; el mejor culto de todos era la fraternidad órfica, cuyos sermones morales y promesas de salvación ofrecían un gran atractivo para muchas personas.
98:2.11 (1080.1) Toda Grecia se dedicó a estos nuevos métodos de conseguir la salvación, a estos ceremoniales ardientes y emotivos. Ninguna nación alcanzó nunca unas cotas tan altas de filosofía artística en un tiempo tan corto; ninguna creó nunca un sistema ético tan avanzado, prácticamente sin una Deidad y totalmente desprovisto de promesas de salvación humana. Ninguna nación se hundió nunca tan rápida, profunda y violentamente en un abismo semejante de estancamiento intelectual, depravación moral y pobreza espiritual como estos mismos pueblos griegos cuando se arrojaron al torbellino insensato de los cultos de misterio.
98:2.12 (1080.2) Las religiones han podido durar mucho tiempo sin apoyo filosófico, pero pocas filosofías han sobrevivido mucho, como tales, sin identificarse de alguna manera con una religión. La filosofía es a la religión lo que la idea es a la acción. Pero el estado ideal humano es aquél en el que la filosofía, la religión y la ciencia están soldadas en una unidad significativa gracias a la acción conjunta de la sabiduría, la fe y la experiencia.
98:3.1 (1080.3) Después de tener su origen en las primitivas formas religiosas de adoración de los dioses familiares, y de pasar por la veneración tribal de Marte, el dios de la guerra, era natural que la religión posterior de los latinos fuera mucho más una observancia política que los sistemas intelectuales de los griegos y de los brahmanes, o que las religiones más espirituales de otros diversos pueblos.
98:3.2 (1080.4) Durante el gran renacimiento monoteísta del evangelio de Melquisedek que se produjo en el siglo sexto antes de Cristo, muy pocos misioneros de Salem penetraron en Italia, y aquellos que lo hicieron fueron incapaces de vencer la influencia del clero etrusco en rápida expansión, con su nueva constelación de dioses y templos, los cuales quedaron todos integrados en la religión estatal romana. Esta religión de las tribus latinas no era banal y corrupta como la de los griegos, ni tampoco austera y tiránica como la de los hebreos; consistía principalmente en la simple observancia de las formas, los votos y los tabúes.
98:3.3 (1080.5) La religión romana sufrió la profunda influencia de las abundantes importaciones culturales procedentes de Grecia. La mayor parte de los dioses olímpicos fueron finalmente trasplantados e incorporados en el panteón latino. Los griegos adoraron durante mucho tiempo la lumbre del fuego familiar — Hestia era la diosa virgen del fuego familiar; Vesta era la diosa romana del hogar. Zeus se convirtió en Júpiter, Afrodita se transformó en Venus, y así sucesivamente con las numerosas deidades del Olimpo.
98:3.4 (1080.6) La iniciación religiosa de los jóvenes romanos era la ocasión en que se consagraban solemnemente al servicio del Estado. Los juramentos y el reconocimiento como ciudadanos eran en realidad ceremonias religiosas. Los pueblos latinos mantenían templos, altares y santuarios y, en caso de crisis, solían consultar a los oráculos. Conservaban los huesos de los héroes y, más tarde, los de los santos cristianos.
98:3.5 (1080.7) Esta forma oficial y poco emotiva de patriotismo seudorreligioso estaba condenada a derrumbarse, al igual que la adoración extremadamente intelectual y artística de los griegos había sucumbido ante la adoración ferviente y profundamente emotiva de los cultos de misterio. El más importante de estos cultos devastadores era la religión de misterio de la secta de la Madre de Dios, que en aquellos tiempos tenía su sede en el lugar exacto de la actual iglesia de San Pedro, en Roma.
98:3.6 (1080.8) El Estado romano emergente fue políticamente conquistador, pero fue conquistado a su vez por los cultos, rituales, misterios y conceptos sobre dios de Egipto, Grecia y el Levante. Estos cultos importados continuaron floreciendo en todo el Estado romano hasta la época de Augusto, quien por razones puramente políticas y cívicas hizo un esfuerzo heroico, y en cierto modo con éxito, por destruir los misterios y restablecer la antigua religión política.
98:3.7 (1081.1) Uno de los sacerdotes de la religión estatal le contó a Augusto las tentativas anteriores de los educadores de Salem por diseminar la doctrina de un solo Dios, de una Deidad final que gobernaba a todos los seres sobrenaturales; esta idea se apoderó tan firmemente del emperador que construyó numerosos templos, los abasteció abundantemente con hermosas imágenes, reorganizó el clero del Estado, restableció la religión estatal, se nombró a sí mismo sumo sacerdote en ejercicio de todos y, como emperador, no dudó en proclamarse dios supremo.
98:3.8 (1081.2) Esta nueva religión del culto a Augusto floreció y fue respetada en todo el imperio durante su vida, excepto en Palestina, la patria de los judíos. Esta época de dioses humanos continuó hasta que el culto oficial romano contuvo una lista de más de cuarenta deidades humanas que se habían encumbrado a sí mismas, alegando todas ellas nacimientos milagrosos y otros atributos sobrehumanos.
98:3.9 (1081.3) Un ferviente grupo de predicadores, los cínicos, opuso la última resistencia que presentó la agrupación decreciente de creyentes salemitas; exhortaron a los romanos a que abandonaran sus rituales religiosos salvajes e insensatos y a que volvieran a una forma de culto que incluyera el evangelio de Melquisedek, tal como éste se había modificado y contaminado a causa de su contacto con la filosofía de los griegos. Pero el pueblo en general rechazó a los cínicos; prefirieron sumergirse en los rituales de los misterios, que no solamente ofrecían esperanzas de salvación personal, sino que también satisfacían el deseo de diversión, de emociones y de distracción.
98:4.1 (1081.4) Como la mayoría de los habitantes del mundo grecorromano habían perdido sus religiones primitivas familiares y estatales, y como eran incapaces o no deseaban captar el significado de la filosofía griega, desviaron su atención hacia los cultos de misterio espectaculares y emotivos de Egipto y del Levante. La gente común y corriente deseaba ardientemente promesas de salvación — un consuelo religioso para hoy y las seguridades de una esperanza de inmortalidad para después de la muerte.
98:4.2 (1081.5) Los tres cultos de misterio que se volvieron más populares fueron:
98:4.3 (1081.6) 1. El culto frigio de Cibeles y su hijo Atis.
98:4.4 (1081.7) 2. El culto egipcio de Osiris y su madre Isis.
98:4.5 (1081.8) 3. El culto iraní de la adoración de Mitra como salvador y redentor de la humanidad pecadora.
98:4.6 (1081.9) Los misterios frigio y egipcio enseñaban que el hijo divino (Atis y Osiris respectivamente) había pasado por la muerte y había sido resucitado por el poder divino, y que además todos los que eran iniciados adecuadamente en el misterio y celebraran respetuosamente el aniversario de la muerte y la resurrección del dios, compartirían de este modo su naturaleza divina y su inmortalidad.
98:4.7 (1081.10) Las ceremonias frigias eran impresionantes pero degradantes; sus fiestas sangrientas indican hasta qué punto se degradaron y se volvieron primitivos estos misterios levantinos. El día más sagrado era el Viernes Negro, el «día de la sangre», que conmemoraba la muerte voluntaria de Atis. Después de celebrar durante tres días el sacrificio y la muerte de Atis, la fiesta se convertía en un regocijo en honor de su resurrección.
98:4.8 (1082.1) Los ritos del culto de Isis y Osiris eran más refinados e impresionantes que los del culto frigio. Este rito egipcio estaba construido alrededor de la leyenda del antiguo dios del Nilo, un dios que murió y fue resucitado; este concepto provenía de la observación de que el crecimiento de la vegetación se detiene periódicamente cada año, y es seguido por el restablecimiento de todas las plantas vivientes durante la primavera. La observancia frenética de estos cultos de misterio y las orgías de sus ceremonias, que conducían supuestamente al «entusiasmo» de la comprensión de la divinidad, eran a veces sumamente repugnantes.
98:5.1 (1082.2) Los misterios frigios y egipcios desaparecieron finalmente ante el culto de misterio más importante de todos, la adoración de Mitra. El culto mitríaco resultaba atractivo para una amplia gama de temperamentos humanos y sustituyó gradualmente a sus dos predecesores. El mitracismo se extendió por el imperio romano gracias a la propaganda de las legiones romanas reclutadas en el Levante, donde esta religión estaba de moda, pues los soldados llevaban esta creencia por dondequiera que iban. Este nuevo rito religioso supuso un gran progreso sobre los cultos de misterio anteriores.
98:5.2 (1082.3) El culto de Mitra surgió en Irán y sobrevivió durante mucho tiempo en su tierra natal a pesar de la oposición militante de los seguidores de Zoroastro. Pero en la época en que el mitracismo llegó a Roma, había mejorado considerablemente debido a la absorción de numerosas enseñanzas de Zoroastro. La religión de Zoroastro ejerció su influencia sobre el cristianismo que apareció más tarde principalmente a través del culto mitríaco.
98:5.3 (1082.4) El culto mitríaco describía a un dios belicoso que había tenido su origen en una gran roca, que realizaba valientes hazañas, y que hacía brotar agua de una roca golpeándola con sus flechas. Había un diluvio del que se había salvado un hombre en un barco especialmente construido, y una última cena que Mitra celebraba con el dios Sol antes de ascender al cielo. Este dios Sol, o Sol Invictus, era una degeneración de Ahura-Mazda, el concepto de la deidad en el zoroastrismo. A Mitra se le concebía como el campeón sobreviviente del dios Sol en su lucha contra el dios de las tinieblas. En reconocimiento por haber matado al toro mítico sagrado, Mitra fue hecho inmortal, siendo elevado a la posición de intercesor por la raza humana ante los dioses del cielo.
98:5.4 (1082.5) Los adeptos de este culto lo practicaban en cuevas y en otros lugares secretos, donde cantaban himnos, murmuraban palabras mágicas, comían la carne de los animales sacrificados y bebían su sangre. Adoraban tres veces al día, con ceremonias semanales especiales el día del dios Sol, y la celebración más esmerada de todas tenía lugar durante la fiesta anual de Mitra, el veinticinco de diciembre. Se creía que compartir el sacramento aseguraba la vida eterna, el paso inmediato, después de la muerte, al seno de Mitra, donde se permanecía en la dicha hasta el día del juicio. Ese día, las llaves mitríacas del cielo abrirían las puertas del Paraíso para recibir a los fieles; entonces, todos los no bautizados entre los vivos y los muertos serían aniquilados en el momento del regreso de Mitra a la Tierra. Se enseñaba que cuando un hombre moría iba a la presencia de Mitra para ser juzgado, y que al final del mundo, Mitra llamaría a todos los muertos de sus tumbas para que afrontaran el juicio final. Los malvados serían destruidos por el fuego, y los justos reinarían con Mitra para siempre.
98:5.5 (1082.6) Al principio sólo era una religión para hombres, y los creyentes podían iniciarse sucesivamente en siete órdenes diferentes. Más tarde, las esposas y las hijas de los creyentes fueron admitidas en los templos de la Gran Madre, que estaban contiguos a los templos mitríacos. El culto de las mujeres era una mezcla del ritual mitríaco y de las ceremonias del culto frigio de Cibeles, la madre de Atis.
98:6.1 (1083.1) Antes de la llegada de los cultos de misterio y del cristianismo, la religión personal apenas se había desarrollado como institución independiente en los países civilizados de África del norte y de Europa; era más bien un asunto de familia, de ciudad-Estado, de política y de imperio. Los griegos helénicos no desarrollaron nunca un sistema de culto centralizado; el ritual era local; no tenían ni clero ni «libro sagrado». Casi al igual que los romanos, sus instituciones religiosas carecían de un poderoso agente motor que sirviera para preservar los valores morales y espirituales más elevados. Aunque es cierto que la institucionalización de la religión ha reducido generalmente su calidad espiritual, es también un hecho que ninguna religión ha logrado sobrevivir hasta ahora sin la ayuda de algún tipo de organización institucional, más grande o más pequeña.
98:6.2 (1083.2) La religión occidental languideció así hasta la época de los escépticos, los cínicos, los epicúreos y los estoicos, pero muy en particular hasta los tiempos de la gran controversia entre el mitracismo y la nueva religión cristiana de Pablo.
98:6.3 (1083.3) Durante el siglo tercero después de Cristo, las iglesias mitríaca y cristiana eran muy similares tanto en su apariencia como en el carácter de sus rituales. La mayoría de sus lugares de culto eran subterráneos, y las dos contenían altares cuyos trasfondos representaban de manera variada los sufrimientos del salvador que había traído la salvación a una raza humana maldita por el pecado.
98:6.4 (1083.4) Los adoradores de Mitra siempre habían tenido la costumbre de mojar sus dedos en agua bendita al entrar en el templo. Y como en algunos barrios había personas que pertenecían al mismo tiempo a las dos religiones, introdujeron esta costumbre en la mayoría de las iglesias cristianas cercanas a Roma. La dos religiones empleaban el bautismo y compartían el sacramento del pan y del vino. La única gran diferencia entre el mitracismo y el cristianismo, aparte del carácter de Mitra y de Jesús, consistía en que el primero estimulaba el militarismo mientras que el segundo era ultrapacífico. La tolerancia del mitracismo hacia otras religiones (excepto hacia el cristianismo posterior) le condujo a su ruina final. Pero el factor decisivo en la lucha entre los dos fue la admisión de las mujeres como miembros de pleno derecho en la comunidad de la fe cristiana.
98:6.5 (1083.5) La fe cristiana nominal terminó por dominar en Occidente. La filosofía griega suministró los conceptos de valor ético, el mitracismo aportó el ritual de la observancia del culto, y el cristianismo como tal proporcionó la técnica para conservar los valores morales y sociales.
98:7.1 (1083.6) Un Hijo Creador no se encarnó en la similitud de la carne mortal ni se donó a la humanidad de Urantia para reconciliarla con un Dios enojado, sino más bien para conseguir que todos los hombres reconocieran el amor del Padre y fueran conscientes de su filiación con Dios. Después de todo, incluso el gran defensor de la doctrina de la expiación comprendió una parte de esta verdad, pues declaró que «Dios estaba, en Cristo, reconciliando el mundo consigo mismo».
98:7.2 (1084.1) No es incumbencia de este documento tratar sobre el origen y la difusión de la religión cristiana. Es suficiente con decir que está construida alrededor de la persona de Jesús de Nazaret, el Hijo Miguel de Nebadon encarnado como ser humano, conocido en Urantia como el Cristo, el ungido. El cristianismo fue difundido por todo el Levante y Occidente por los seguidores de este galileo, y su entusiasmo misionero igualó al de sus ilustres predecesores, los setitas y los salemitas, así como al de sus fervientes contemporáneos asiáticos, los educadores budistas.
98:7.3 (1084.2) La religión cristiana, como sistema de creencia urantiano, surgió de la combinación de las enseñanzas, influencias, creencias, cultos y actitudes individuales personales siguientes:
98:7.4 (1084.3) 1. Las enseñanzas de Melquisedek, que son un factor fundamental en todas las religiones que han surgido en Oriente y Occidente durante los últimos cuatro mil años.
98:7.5 (1084.4) 2. El sistema hebreo de moralidad, ética, teología y creencia tanto en la Providencia como en el Yahvé supremo.
98:7.6 (1084.5) 3. El concepto zoroastriano de la lucha entre el bien y el mal cósmicos, que ya había dejado su huella tanto en el judaísmo como en el mitracismo. Debido al contacto prolongado que acompañó a las luchas entre el mitracismo y el cristianismo, las doctrinas del profeta iraní fueron un factor poderoso en la determinación de la apariencia y la estructura teológicas y filosóficas de los dogmas, los principios y la cosmología de las versiones helenizada y latinizada de las enseñanzas de Jesús.
98:7.7 (1084.6) 4. Los cultos de misterio, especialmente el mitracismo, pero también la adoración de la Gran Madre en el culto frigio. Incluso las leyendas sobre el nacimiento de Jesús en Urantia fueron contaminadas por la versión romana del nacimiento milagroso de Mitra, el héroe-salvador iraní, cuya venida a la Tierra sólo había sido supuestamente presenciada por un puñado de pastores cargados de regalos que habían sido informados de este acontecimiento inminente por los ángeles.
98:7.8 (1084.7) 5. El hecho histórico de la vida humana de Josué ben José, la realidad de Jesús de Nazaret como Cristo glorificado, el Hijo de Dios.
98:7.9 (1084.8) 6. El punto de vista personal de Pablo de Tarso. Y hay que señalar que el mitracismo era la religión dominante en Tarso durante su adolescencia. Pablo poco podía imaginar que sus cartas bienintencionadas a sus conversos serían algún día consideradas por los cristianos posteriores como la «palabra de Dios». Los educadores bienintencionados como Pablo no deben ser considerados responsables del uso que sus sucesores más tardíos han hecho de sus escritos.
98:7.10 (1084.9) 7. El pensamiento filosófico de los pueblos helenos, desde Alejandría y Antioquía, pasando por Grecia, hasta Siracusa y Roma. La filosofía de los griegos estaba más en armonía con la versión paulina del cristianismo que con cualquier otro sistema religioso en curso, y llegó a ser un factor importante en el éxito del cristianismo en Occidente. La filosofía griega, unida a la teología de Pablo, forma todavía la base de la ética europea.
98:7.11 (1084.10) A medida que las enseñanzas originales de Jesús penetraron en Occidente, fueron occidentalizadas, y a medida que fueron occidentalizadas, empezaron a perder su atracción potencialmente universal para todas las razas y tipos de hombres. El cristianismo de hoy se ha convertido en una religión bien adaptada a las costumbres sociales, económicas y políticas de las razas blancas. Hace tiempo que dejó de ser la religión de Jesús, aunque todavía presenta valientemente una hermosa religión acerca de Jesús a aquellas personas que intentan seguir sinceramente el camino de sus enseñanzas. El cristianismo ha glorificado a Jesús como Cristo, el ungido mesiánico de Dios, pero ha olvidado ampliamente el evangelio personal del Maestro: la Paternidad de Dios y la fraternidad universal de todos los hombres.
98:7.12 (1085.1) Ésta es la larga historia de las enseñanzas de Maquiventa Melquisedek en Urantia. Hace cerca de cuatro mil años que este Hijo de emergencia de Nebadon se donó en Urantia, y durante este tiempo las enseñanzas del «sacerdote de El Elyón, el Dios Altísimo», han penetrado en todas las razas y pueblos. Y Maquiventa consiguió el objetivo de su donación excepcional: cuando Miguel se preparó para aparecer en Urantia, el concepto de Dios estaba presente en el corazón de los hombres y las mujeres, el mismo concepto de Dios que vuelve a brillar otra vez en la experiencia espiritual viviente de los numerosos hijos del Padre Universal, a medida que viven sus enigmáticas vidas temporales en los planetas que giran en el espacio.
98:7.13 (1085.2) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 99
99:0.1 (1086.1) LA RELIGIÓN consigue aportar su ministerio social más elevado cuando posee una conexión mínima con las instituciones laicas de la sociedad. En las épocas pasadas, puesto que las reformas sociales estaban limitadas principalmente al terreno moral, la religión no tenía que ajustar su actitud a los grandes cambios de los sistemas económicos y políticos. El problema principal de la religión consistía en intentar reemplazar el mal por el bien dentro del orden social existente de la cultura política y económica. La religión ha tendido así a perpetuar indirectamente el orden establecido de la sociedad, a fomentar el mantenimiento del tipo de civilización existente.
99:0.2 (1086.2) Pero la religión no debería ocuparse directamente de crear nuevos órdenes sociales ni de conservar los antiguos. La verdadera religión se opone a la violencia como técnica de evolución social, pero no se opone a los esfuerzos inteligentes de la sociedad por adaptar sus costumbres y ajustar sus instituciones a las nuevas condiciones económicas y exigencias culturales.
99:0.3 (1086.3) La religión aprobó las reformas sociales ocasionales de los siglos pasados, pero en el siglo veinte está obligada a enfrentarse con los ajustes que ha de realizar ante una reconstrucción social amplia y continuada. Las condiciones de vida cambian con tanta rapidez que hay que acelerar enormemente las modificaciones institucionales y, por consiguiente, la religión debe apresurar su adaptación a este nuevo orden social en constante cambio.
99:1.1 (1086.4) Las invenciones mecánicas y la diseminación del conocimiento están modificando la civilización; si se quiere evitar un desastre cultural, es imperioso efectuar ciertos ajustes económicos y cambios sociales. Este nuevo orden social que se aproxima no se establecerá afablemente durante un milenio. La raza humana debe aceptar una serie de cambios, ajustes y reajustes. La humanidad está en marcha hacia un nuevo destino planetario no revelado.
99:1.2 (1086.5) La religión debe ejercer una poderosa influencia a favor de la estabilidad moral y del progreso espiritual, desempeñando dinámicamente sus funciones en medio de estas condiciones cambiantes y de estos ajustes económicos sin fin.
99:1.3 (1086.6) La sociedad de Urantia nunca puede esperar estabilizarse como en las épocas pasadas. El navío social ha zarpado de las bahías abrigadas de la tradición establecida, y ha empezado a navegar en el alta mar del destino evolutivo; el alma del hombre necesita, como nunca antes en toda la historia del mundo, escudriñar cuidadosamente sus mapas de moralidad y observar esmeradamente la brújula de su orientación religiosa. La misión suprema de la religión, como influencia social, consiste en estabilizar los ideales de la humanidad durante esos peligrosos períodos de transición entre una fase de civilización y la siguiente, entre un nivel de cultura y el siguiente.
99:1.4 (1087.1) La religión no tiene ningún deber nuevo que cumplir, pero se le pide que actúe urgentemente como guía sabia y consejera experimentada en todas estas nuevas situaciones humanas que cambian con rapidez. La sociedad se está volviendo más mecánica, más compacta, más compleja y más críticamente interdependiente. La religión debe ejercer su actividad para impedir que estas nuevas interasociaciones íntimas se vuelvan mutuamente retrógradas o incluso destructivas. La religión debe actuar como la sal cósmica que impide que los fermentos del progreso destruyan el sabor cultural de la civilización. Únicamente el ministerio de la religión puede conducir a estas relaciones sociales y agitaciones económicas nuevas hacia una fraternidad duradera.
99:1.5 (1087.2) Humanamente hablando, un humanitarismo ateo es un noble gesto, pero la verdadera religión es la única fuerza que puede acrecentar de forma duradera la sensibilidad de un grupo social hacia las necesidades y los sufrimientos de otros grupos. En el pasado, la religión institucional podía permanecer pasiva mientras las capas superiores de la sociedad hacían oídos sordos a los sufrimientos y la opresión de las capas inferiores desamparadas, pero en los tiempos modernos, estas clases sociales inferiores ya no son tan abyectamente ignorantes ni están políticamente tan indefensas.
99:1.6 (1087.3) La religión no debe implicarse orgánicamente en el trabajo laico de la reconstrucción social ni de la reorganización económica. Pero debe seguir activamente el mismo ritmo que todos estos progresos de la civilización, repitiendo con claridad y energía sus mandatos morales y sus preceptos espirituales, su filosofía progresiva de la vida humana y de la supervivencia trascendente. El espíritu de la religión es eterno, pero la forma de expresarlo debe ser expuesta de nuevo cada vez que se revise el diccionario de la lengua humana.
99:2.1 (1087.4) La religión institucional no puede proporcionar inspiración ni ofrecer directrices para esta reconstrucción social y esta reorganización económica inminentes a escala mundial, porque se ha vuelto desgraciadamente una parte más o menos orgánica del orden social y del sistema económico que están destinados a ser reconstruidos. Sólo la verdadera religión de la experiencia espiritual personal puede ejercer sus funciones de manera útil y creativa en la crisis actual de la civilización.
99:2.2 (1087.5) La religión institucional está ahora atrapada en el punto muerto de un círculo vicioso. No puede reconstruir la sociedad sin reconstruirse primero a sí misma; y como es una parte integrante tan grande del orden establecido, no puede reconstruirse a sí misma hasta que la sociedad haya sido radicalmente reconstruida.
99:2.3 (1087.6) Las personas religiosas deben ejercer su actividad en la sociedad, en la industria y en la política como individuos, no como grupos, partidos o instituciones. Un grupo religioso que se permite actuar como tal fuera de sus actividades religiosas, se convierte inmediatamente en un partido político, una organización económica o una institución social. El colectivismo religioso debe limitar sus esfuerzos a fomentar las causas religiosas.
99:2.4 (1087.7) Las personas religiosas no tienen más valor que las personas no religiosas en las tareas de la reconstrucción social, excepto en la medida en que su religión les haya conferido una mayor previsión cósmica y las haya dotado de esa sabiduría social superior nacida del deseo sincero de amar a Dios de manera suprema, y de amar a cada hombre como a un hermano en el reino celestial. El orden social ideal es aquél en el que cada hombre ama a su prójimo tal como se ama a sí mismo.
99:2.5 (1087.8) La iglesia institucionalizada puede dar la apariencia de haber servido a la sociedad en el pasado glorificando el orden político y económico establecido, pero si desea sobrevivir, debe poner fin rápidamente a toda actividad de este tipo. Su única actitud adecuada consiste en enseñar la no violencia, la doctrina de la evolución pacífica en lugar de la revolución violenta — la paz en la Tierra y la buena voluntad entre todos los hombres.
99:2.6 (1088.1) Si la religión moderna encuentra difícil ajustar su actitud a las transformaciones sociales que varían con rapidez, es únicamente porque se ha permitido volverse completamente tradicional, dogmatizada e institucionalizada. La religión de la experiencia viviente no encuentra ninguna dificultad en mantenerse por delante de todos esos desarrollos sociales y agitaciones económicas, desempeñando siempre su actividad en medio de ellos como estabilizadora moral, guía social y piloto espiritual. La verdadera religión transporta de una época a la siguiente la cultura que merece la pena y esa sabiduría que ha nacido de la experiencia de conocer a Dios y de esforzarse por parecerse a él.
99:3.1 (1088.2) El cristianismo primitivo estaba totalmente libre de los enredos civiles, los compromisos sociales y las alianzas económicas. Sólo el cristianismo institucionalizado posterior se convirtió en una parte orgánica de la estructura política y social de la civilización occidental.
99:3.2 (1088.3) El reino de los cielos no es ni un orden social ni un orden económico; es una fraternidad exclusivamente espiritual de individuos que conocen a Dios. Es verdad que esta fraternidad constituye en sí misma un fenómeno social nuevo y sorprendente, que va acompañado de unas repercusiones políticas y económicas asombrosas.
99:3.3 (1088.4) La persona religiosa no es indiferente al sufrimiento social, ni hace caso omiso de la injusticia civil, ni está aislada del pensamiento económico, ni es insensible a la tiranía política. La religión influye directamente sobre la reconstrucción social porque espiritualiza y proporciona unos ideales al ciudadano individual. La civilización cultural está influida indirectamente por la actitud de estas personas religiosas individuales a medida que se convierten en miembros activos e influyentes de los diversos grupos sociales, morales, económicos y políticos.
99:3.4 (1088.5) Para conseguir una civilización cultural elevada se necesita, en primer lugar, el tipo ideal de ciudadano, y a continuación unos mecanismos sociales ideales y adecuados con los que estos ciudadanos puedan controlar las instituciones económicas y políticas de esa sociedad humana avanzada.
99:3.5 (1088.6) Debido a un exceso de falso sentimentalismo, la iglesia ha socorrido durante mucho tiempo a los desvalidos y a los infelices, y todo eso ha estado muy bien, pero este mismo sentimentalismo ha conducido a la perpetuación imprudente de unos linajes racialmente degenerados que han retrasado enormemente el progreso de la civilización.
99:3.6 (1088.7) Aunque muchos reconstructores sociales individuales rechazan con vehemencia la religión institucionalizada, son, después de todo, unos religiosos entusiastas a la hora de propagar sus reformas sociales. Así es como una motivación religiosa personal y más o menos no reconocida juega un papel importante en el programa actual de reconstrucción social.
99:3.7 (1088.8) La gran debilidad de todo este tipo de actividad religiosa no reconocida e inconsciente reside en que es incapaz de sacar provecho de una crítica religiosa abierta y de alcanzar, por medio de ella, unos niveles beneficiosos de autocorrección. Es un hecho que la religión no progresa a menos que esté disciplinada por la crítica constructiva, ampliada por la filosofía, purificada por la ciencia y alimentada por una camaradería leal.
99:3.8 (1088.9) Siempre existe el gran peligro de que la religión se deforme y se desnaturalice y empiece a perseguir metas erróneas, como sucede en los tiempos de guerra, cuando cada nación en conflicto prostituye su religión transformándola en propaganda militar. El fervor sin amor siempre es perjudicial para la religión, mientras que la persecución desvía las actividades de la religión hacia la realización de alguna campaña sociológica o teológica.
99:3.9 (1089.1) La religión sólo puede mantenerse libre de las alianzas laicas profanas por medio de:
99:3.10 (1089.2) 1. Una filosofía críticamente correctiva.
99:3.11 (1089.3) 2. La independencia de toda alianza social, económica y política.
99:3.12 (1089.4) 3. Unas comunidades creativas, reconfortantes y que expandan el amor.
99:3.13 (1089.5) 4. El aumento progresivo de la perspicacia espiritual y de la apreciación de los valores cósmicos.
99:3.14 (1089.6) 5. La prevención del fanatismo mediante las compensaciones que ofrece una actitud mental científica.
99:3.15 (1089.7) Las personas religiosas, como grupo, nunca deben ocuparse de otra cosa que no sea de religión, aunque cada una de estas personas, como ciudadano individual, puede convertirse en el dirigente destacado de algún movimiento de reconstrucción social, económica o política.
99:3.16 (1089.8) La tarea de la religión consiste en crear, sostener e inspirar en el ciudadano individual la lealtad cósmica que lo dirija a lograr el éxito en el progreso de todos estos servicios sociales difíciles, pero deseables.
99:4.1 (1089.9) La religión auténtica hace que la persona religiosa resulte socialmente fragante y crea la comprensión de la hermandad humana. Pero la formalización de los grupos religiosos destruye muchas veces los valores mismos para la promoción de los cuales el grupo se había organizado. La amistad humana y la religión divina se ayudan mutuamente y se iluminan de modo significativo si cada una de ellas crece con equilibrio y armonía. La religión da un nuevo sentido a todas las asociaciones de grupo — familias, escuelas y clubes. Confiere nuevos valores a las diversiones y ensalza el verdadero humor.
99:4.2 (1089.10) La perspicacia espiritual transforma a los dirigentes sociales; la religión impide que todos los movimientos colectivos pierdan de vista sus verdaderos objetivos. La religión, junto con los niños, es la gran unificadora de la vida familiar, a condición de que se trate de una fe viviente y creciente. No se puede tener una vida familiar sin niños; una vida así se puede vivir sin religión, pero esta desventaja multiplica enormemente las dificultades de esta íntima asociación humana. Durante las primeras décadas del siglo veinte, la vida familiar, junto con la experiencia religiosa personal, es la que más sufre la decadencia resultante de la transición entre las antiguas lealtades religiosas y los nuevos significados y valores emergentes.
99:4.3 (1089.11) La verdadera religión es una manera significativa de vivir dinámicamente enfrentándose a las realidades corrientes de la vida diaria. Pero si la religión ha de estimular el desarrollo individual del carácter y acrecentar la integración de la personalidad, no debe ser uniformizada. Si ha de alentar la evaluación de la experiencia y servir como un aliciente de valor, no debe ser estereotipada. Si la religión ha de fomentar las lealtades supremas, no debe ser formalista.
99:4.4 (1089.12) Cualesquiera que sean los trastornos que puedan acompañar al crecimiento social y económico de la civilización, la religión es auténtica y valiosa si fomenta en el individuo una experiencia en la que prevalece la soberanía de la verdad, la belleza y la bondad, porque éste es el verdadero concepto espiritual de la realidad suprema. Y a través del amor y de la adoración, todo esto adquiere significado bajo la forma de la hermandad con los hombres y la filiación con Dios.
99:4.5 (1090.1) Después de todo, lo que uno cree, más bien que lo que uno sabe, es lo que determina la conducta y domina las acciones personales. El conocimiento basado puramente en los hechos ejerce muy poca influencia sobre el hombre medio, a menos que sea activado emocionalmente. Pero la activación de la religión es superemocional, unificando toda la experiencia humana en unos niveles trascendentes por medio del contacto y la liberación de las energías espirituales en la vida mortal.
99:4.6 (1090.2) Durante los tiempos psicológicamente agitados del siglo veinte, en medio de los trastornos económicos, las contracorrientes morales y las mareas sociológicas desgarradoras de las transiciones ciclónicas de una era científica, miles y miles de hombres y de mujeres se han dislocado humanamente; están ansiosos, inquietos, temerosos, inseguros e inestables; necesitan, más que nunca en la historia del mundo, el consuelo y la estabilidad de una religión sana. Existe un estancamiento espiritual y un caos filosófico en presencia de unos logros científicos y de unos desarrollos mecánicos sin precedentes.
99:4.7 (1090.3) No existe ningún peligro en que la religión se vuelva cada vez más un asunto privado — una experiencia personal — con tal que no pierda de vista su motivación de servicio social desinteresado y amoroso. La religión ha sufrido muchas influencias secundarias: la mezcla repentina de las culturas, la entremezcla de los credos, la disminución de la autoridad eclesiástica, la modificación de la vida familiar, así como la urbanización y la mecanización.
99:4.8 (1090.4) El mayor peligro espiritual para el hombre consiste en el progreso parcial, en la difícil situación de un crecimiento incompleto: en abandonar las religiones evolutivas del miedo sin aferrarse inmediatamente a la religión revelada del amor. La ciencia moderna, y en particular la psicología, sólo ha debilitado a aquellas religiones que dependen tan ampliamente del miedo, la superstición y las emociones.
99:4.9 (1090.5) Una transición siempre va acompañada de confusión, y el mundo religioso disfrutará de poca tranquilidad hasta que no finalice la gran lucha entre las tres filosofías de la religión que están en conflicto:
99:4.10 (1090.6) 1. La creencia espiritista (en una Deidad providencial) de muchas religiones.
99:4.11 (1090.7) 2. La creencia humanista e idealista de muchas filosofías.
99:4.12 (1090.8) 3. Las ideas mecanicistas y naturalistas de muchas ciencias.
99:4.13 (1090.9) Estas tres aproximaciones parciales a la realidad del cosmos deberán armonizarse finalmente gracias a la presentación revelatoria de la religión, la filosofía y la cosmología, que describe la existencia trina del espíritu, la mente y la energía que provienen de la Trinidad del Paraíso y que alcanzan su unificación espacio-temporal dentro de la Deidad del Supremo.
99:5.1 (1090.10) Aunque la religión es exclusivamente una experiencia espiritual personal — conocer a Dios como Padre — el corolario de esta experiencia — conocer al hombre como hermano — implica la adaptación del yo a otros yoes, y esto supone el aspecto social o colectivo de la vida religiosa. La religión es en primer lugar una adaptación interior o personal, y luego se convierte en un asunto de servicio social o de adaptación a un grupo. El hecho de la tendencia gregaria del hombre provoca forzosamente el nacimiento de los grupos religiosos. Lo que les suceda a esos grupos religiosos depende mucho de la inteligencia de sus dirigentes. En las sociedades primitivas, el grupo religioso no siempre es muy diferente de los grupos económicos o políticos. La religión ha sido siempre una conservadora de la moral y una estabilizadora de la sociedad. Y esto continua siendo cierto a pesar de que muchos socialistas y humanistas modernos enseñan lo contrario.
99:5.2 (1091.1) Recordad siempre que la verdadera religión consiste en conocer a Dios como vuestro Padre y al hombre como vuestro hermano. La religión no es una creencia servil en unas amenazas de castigo o en las promesas mágicas de unas recompensas místicas futuras.
99:5.3 (1091.2) La religión de Jesús es la influencia más dinámica que haya activado nunca a la raza humana. Jesús hizo pedazos las tradiciones, destruyó los dogmas e invitó a la humanidad a que realizara sus ideales más elevados en el tiempo y en la eternidad — a ser perfecta como el Padre que está en los cielos es perfecto.
99:5.4 (1091.3) La religión tiene pocas posibilidades de ejercer su actividad hasta que el grupo religioso no se separe de todos los demás grupos — hasta que forme la asociación social de los miembros espirituales del reino de los cielos.
99:5.5 (1091.4) La doctrina de la depravación total del hombre ha destruido una gran parte del potencial que tenía la religión para llevar a cabo unas repercusiones sociales de naturaleza elevadora y de valor inspirador. Jesús trató de restablecer la dignidad del hombre cuando declaró que todos los hombres son hijos de Dios.
99:5.6 (1091.5) Cualquier creencia religiosa que logre espiritualizar al creyente no dejará de producir unas repercusiones poderosas en la vida social de esa persona. La experiencia religiosa produce infaliblemente los «frutos del espíritu» en la vida diaria del mortal dirigido por el espíritu.
99:5.7 (1091.6) Con la misma seguridad con que los hombres comparten sus creencias religiosas, crean también un grupo religioso de algún tipo que acaba creando unas metas comunes. Las personas religiosas se unirán algún día y se pondrán a cooperar realmente sobre la base de la unidad de los ideales y los objetivos, en lugar de intentar hacerlo sobre la base de las opiniones psicológicas y de las creencias teológicas. Son las metas, en lugar de los credos, las que deberían unir a las personas religiosas. Puesto que la verdadera religión es un asunto de experiencia espiritual personal, es inevitable que cada persona religiosa individual posea su propia interpretación personal sobre la manera de efectuar esta experiencia espiritual. La palabra «fe» debería representar la relación del individuo con Dios, en lugar de ser la expresión de un credo sobre el que un grupo de mortales ha conseguido ponerse de acuerdo como actitud religiosa común. «¿Tenéis fe? Entonces tenedla por vosotros mismos».
99:5.8 (1091.7) La fe sólo se ocupa de captar los valores ideales, y esto queda demostrado en la definición del Nuevo Testamento donde se afirma que la fe es la sustancia de las cosas que se esperan y la prueba de las que no se ven.
99:5.9 (1091.8) El hombre primitivo hacía pocos esfuerzos por expresar en palabras sus convicciones religiosas. Su religión era danzada más que pensada. Los hombres modernos han elaborado muchas creencias y han creado muchas pruebas de la fe religiosa. Las personas religiosas futuras deberán vivir su religión, dedicarse al servicio sincero de la fraternidad de los hombres. Ya es hora de que los hombres tengan una experiencia religiosa tan personal y tan sublime, que sólo se pueda comprender y expresar mediante unos «sentimientos que se encuentran demasiado profundos como para ser dichos con palabras».
99:5.10 (1091.9) Jesús no exigía a sus seguidores que se reunieran periódicamente para recitar un conjunto de palabras que indicaran sus creencias comunes. Sólo les ordenó que se reunieran para hacer algo concreto — participar en una cena común en recuerdo de su vida de donación en Urantia.
99:5.11 (1091.10) ¡Qué error cometen los cristianos cuando, después de presentar a Cristo como el guía espiritual ideal y supremo, se atreven a exigir a los hombres y a las mujeres conscientes de Dios que rechacen el liderazgo histórico de los hombres que conocían a Dios y que han contribuido a iluminar a su nación o a su raza particular durante las épocas pasadas!
99:6.1 (1092.1) El sectarismo es una enfermedad de la religión institucional, y el dogmatismo es una esclavitud de la naturaleza espiritual. Es mucho mejor tener una religión sin iglesia que una iglesia sin religión. El desorden religioso del siglo veinte no denota, en sí mismo y por sí mismo, una decadencia espiritual. La confusión aparece tanto antes del crecimiento como antes de la destrucción.
99:6.2 (1092.2) La socialización de la religión posee un objetivo real. La finalidad de las actividades religiosas colectivas consiste en representar dramáticamente la lealtad hacia la religión; magnificar los atractivos de la verdad, la belleza y la bondad; fomentar la atracción de los valores supremos; realzar el servicio de una hermandad desinteresada; glorificar los potenciales de la vida familiar; promover la educación religiosa; proporcionar consejos sabios y orientación espiritual; y estimular el culto colectivo. Todas las religiones vivientes estimulan la amistad humana, conservan la moralidad, promueven el bienestar de la vecindad y facilitan la difusión del evangelio esencial contenido en sus respectivos mensajes de salvación eterna.
99:6.3 (1092.3) Pero a medida que la religión se institucionaliza, su poder para hacer el bien se reduce mientras que las posibilidades de hacer el mal se multiplican enormemente. Los peligros de una religión formalista son los siguientes: fijación de las creencias y cristalización de los sentimientos; acumulación de los derechos adquiridos con un incremento de la secularización; tendencia a uniformizar y a fosilizar la verdad; la religión se desvía del servicio a Dios hacia el servicio a la iglesia; inclinación de los dirigentes a convertirse en administradores en lugar de ministros; tendencia a formar sectas y divisiones competitivas; establecimiento de una autoridad eclesiástica opresiva; creación de la actitud aristocrática de «pueblo elegido»; fomento de las ideas falsas y exageradas sobre la santidad; rutinización de la religión y petrificación del culto; tendencia a venerar el pasado ignorando las necesidades del presente; incapacidad para dar una interpretación moderna de la religión; enredos con las funciones de las instituciones laicas; la religión formalista crea la discriminación nefasta de las castas religiosas; se convierte en un juez intolerante de la ortodoxia; no logra conservar el interés de la juventud aventurera, y pierde gradualmente el mensaje salvador del evangelio de la salvación eterna.
99:6.4 (1092.4) La religión oficial frena a los hombres en sus actividades espirituales personales, en lugar de liberarlos para un servicio más elevado como constructores del reino.
99:7.1 (1092.5) Aunque las iglesias y todos los demás grupos religiosos deberían mantenerse apartados de toda actividad laica, al mismo tiempo la religión no debe hacer nada por entorpecer o retrasar la coordinación social de las instituciones humanas. El significado de la vida debe continuar creciendo; el hombre debe seguir adelante con su reforma de la filosofía y su clarificación de la religión.
99:7.2 (1092.6) La ciencia política debe llevar a cabo la reconstrucción de la economía y de la industria mediante las técnicas que aprende de las ciencias sociales, y mediante la perspicacia y los móviles suministrados por la vida religiosa. En toda reconstrucción social, la religión proporciona una lealtad estabilizadora hacia un objeto trascendente, hacia una meta estable situada más allá y por encima del objetivo inmediato y temporal. En medio de la confusión de un entorno que cambia rápidamente, el hombre mortal necesita el apoyo de una amplia perspectiva cósmica.
99:7.3 (1093.1) La religión inspira al hombre a vivir con valentía y alegría sobre la faz de la Tierra; une la paciencia a la pasión, la perspicacia al entusiasmo, la compasión al poder y los ideales a la energía.
99:7.4 (1093.2) El hombre nunca puede tomar una decisión sabia sobre los asuntos temporales, ni trascender el egoísmo de los intereses personales, a menos que medite en presencia de la soberanía de Dios y tenga en cuenta las realidades de los significados divinos y de los valores espirituales.
99:7.5 (1093.3) La interdependencia económica y la hermandad social conducirán finalmente a la fraternidad. El hombre es un soñador por naturaleza, pero la ciencia lo está aleccionando, de manera que la religión podrá pronto activarlo con mucho menos peligro de precipitar unas reacciones fanáticas. Las necesidades económicas atan al hombre a la realidad, y la experiencia religiosa personal conduce a este mismo hombre a enfrentarse con las realidades eternas de una ciudadanía cósmica en constante expansión y progreso.
99:7.6 (1093.4) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 100
100:0.1 (1094.1) LA EXPERIENCIA de una vida religiosa dinámica transforma a un individuo mediocre en una personalidad con un poder idealista. La religión contribuye al progreso de todos fomentando el progreso de cada individuo, y el progreso de cada uno aumenta con el logro de todos.
100:0.2 (1094.2) La asociación íntima con otras personas religiosas estimula mutuamente el crecimiento espiritual. El amor suministra el terreno para el crecimiento religioso — una atracción objetiva en lugar de una satisfacción subjetiva — y sin embargo proporciona la satisfacción subjetiva suprema. La religión ennoblece el pesado trabajo común de la vida diaria.
100:1.1 (1094.3) Aunque la religión produce el crecimiento de los significados y el realce de los valores, cuando las evaluaciones puramente personales son elevadas a unos niveles absolutos, el resultado siempre es un mal. El niño evalúa la experiencia con arreglo a su contenido de placer; la madurez es proporcional a la sustitución del placer personal por los significados superiores, e incluso por la lealtad a los conceptos más elevados de las situaciones diversificadas de la vida y de las relaciones cósmicas.
100:1.2 (1094.4) Algunas personas están demasiado ocupadas para crecer y se encuentran por tanto en un grave peligro de inmovilismo espiritual. Se deben tomar disposiciones para el crecimiento de los significados en las distintas edades, en las culturas sucesivas y en las etapas pasajeras de la civilización progresiva. Los principales inhibidores del crecimiento son los prejuicios y la ignorancia.
100:1.3 (1094.5) Concededle a cada niño que crece la oportunidad de desarrollar su propia experiencia religiosa; no le impongáis una experiencia adulta ya hecha. Recordad que el progreso, año tras año, a través de un régimen de enseñanza establecido, no significa necesariamente progreso intelectual y mucho menos crecimiento espiritual. Ampliación del vocabulario no quiere decir desarrollo del carácter. El crecimiento no está indicado realmente por los simples resultados, sino más bien por el progreso. El verdadero desarrollo educativo está indicado por el realce de los ideales, la apreciación creciente de los valores, los nuevos significados de los valores y una lealtad mayor a los valores supremos.
100:1.4 (1094.6) A los niños sólo les impresiona de manera permanente la lealtad de sus compañeros adultos; los preceptos, e incluso el ejemplo, no les influye de manera duradera. Las personas leales son personas que crecen, y el crecimiento es una realidad que impresiona e inspira. Vivid lealmente hoy — creced — y mañana será otro día. La manera más rápida que tiene un renacuajo de convertirse en una rana consiste en vivir lealmente cada instante como un renacuajo.
100:1.5 (1094.7) El terreno fundamental para el crecimiento religioso presupone una vida progresiva de autorrealización, la coordinación de las tendencias naturales, el ejercicio de la curiosidad y el placer de las aventuras razonables, el experimentar sentimientos de satisfacción, el funcionamiento del miedo para estimular la atención y la conciencia, la atracción de lo maravilloso, y una conciencia normal de nuestra pequeñez, la humildad. El crecimiento también está basado en el descubrimiento del yo, acompañado de autocrítica — de conciencia — pues la conciencia es realmente la crítica de uno mismo por nuestra propia escala de valores, los ideales personales.
100:1.6 (1095.1) La salud física, el temperamento heredado y el entorno social influyen notablemente sobre la experiencia religiosa. Pero estas condiciones temporales no impiden el progreso espiritual interior de un alma dedicada a hacer la voluntad del Padre que está en los cielos. En todos los mortales normales existen ciertos impulsos innatos hacia el crecimiento y la autorrealización, que funcionan si no están específicamente reprimidos. La técnica segura para fomentar esta dotación constitutiva del potencial del crecimiento espiritual consiste en mantener una actitud de consagración sincera a los valores supremos.
100:1.7 (1095.2) La religión no se puede dar, recibir, prestar, aprender o perder. Es una experiencia personal que crece en proporción a la búsqueda creciente de los valores finales. El crecimiento cósmico acompaña pues a la acumulación de los significados y a la constante elevación de los valores. Pero la nobleza misma siempre es un crecimiento inconsciente.
100:1.8 (1095.3) La manera religiosa de pensar y de actuar contribuye a la economía del crecimiento espiritual. Uno puede desarrollar unas predisposiciones religiosas para reaccionar favorablemente a los estímulos espirituales, una especie de reflejo espiritual condicionado. Los hábitos que favorecen el crecimiento religioso engloban: el cultivo de la sensibilidad a los valores divinos, el reconocimiento de la vida religiosa de los demás, la meditación reflexiva sobre los significados cósmicos, la solución de los problemas utilizando la adoración, compartir vuestra vida espiritual con vuestros semejantes, evitar el egoísmo, negarse a abusar de la misericordia divina, y vivir como si se estuviera en presencia de Dios. Los factores del crecimiento religioso pueden ser intencionales, pero el crecimiento mismo es invariablemente inconsciente.
100:1.9 (1095.4) Sin embargo, la naturaleza inconsciente del crecimiento religioso no significa que se trate de una actividad que se desarrolla en el ámbito supuestamente subconsciente del intelecto humano; significa más bien que las actividades creativas tienen lugar en los niveles superconscientes de la mente mortal. La experiencia de comprender la realidad de que el crecimiento religioso es inconsciente, es la única prueba positiva de la existencia funcional de la superconciencia.
100:2.1 (1095.5) El desarrollo espiritual depende, en primer lugar, del mantenimiento de una conexión espiritual viviente con las verdaderas fuerzas espirituales y, en segundo lugar, de la producción continua de los frutos espirituales, ofreciendo a vuestros semejantes la ayuda que habéis recibido de vuestros benefactores espirituales. El progreso espiritual está basado en el reconocimiento intelectual de nuestra pobreza espiritual, unido a la conciencia personal del hambre de perfección, el deseo de conocer a Dios y de parecerse a él, la intención sincera de hacer la voluntad del Padre que está en los cielos.
100:2.2 (1095.6) El crecimiento espiritual es, en primer lugar, un despertar a las necesidades, luego un discernimiento de los significados, y finalmente un descubrimiento de los valores. La prueba del verdadero desarrollo espiritual consiste en la manifestación de una personalidad humana motivada por el amor, activada por el servicio desinteresado y dominada por la adoración sincera de los ideales de perfección de la divinidad. Toda esta experiencia constituye la realidad de la religión, en contraste con las simples creencias teológicas.
100:2.3 (1095.7) La religión puede progresar hasta ese nivel de experiencia en el que se convierte en una técnica sabia e iluminada de reacción espiritual al universo. Esa religión glorificada puede ejercer su actividad en tres niveles de la personalidad humana: el intelectual, el morontial y el espiritual; en la mente, en el alma evolutiva y con el espíritu interior.
100:2.4 (1096.1) La espiritualidad indica inmediatamente vuestra proximidad a Dios y la medida de vuestra utilidad para vuestros semejantes. La espiritualidad realza la aptitud para descubrir la belleza en las cosas, para reconocer la verdad en los significados y para descubrir la bondad en los valores. El desarrollo espiritual está determinado por la capacidad para llevarlo a cabo y es directamente proporcional a la eliminación de los elementos egoístas del amor.
100:2.5 (1096.2) El verdadero estado espiritual representa la medida en que se ha alcanzado la Deidad, la armonización con el Ajustador. Conseguir la finalidad de la espiritualidad equivale a alcanzar el máximo de realidad, el máximo de semejanza con Dios. La vida eterna es la búsqueda interminable de los valores infinitos.
100:2.6 (1096.3) La meta de la autorrealización humana debería ser espiritual, no material. Las únicas realidades por las que vale la pena luchar son divinas, espirituales y eternas. El hombre mortal tiene derecho al disfrute de los placeres físicos y a la satisfacción de los afectos humanos; se beneficia de la lealtad a las asociaciones humanas y a las instituciones temporales; pero éstos no son los cimientos eternos sobre los que ha de construir la personalidad inmortal que deberá trascender el espacio, vencer el tiempo y alcanzar el destino eterno de la perfección divina y del servicio como finalitario.
100:2.7 (1096.4) Jesús describió la profunda seguridad del mortal que conoce a Dios cuando dijo: «Para un creyente en el reino que conoce a Dios, ¿que importa si todas las cosas terrenales se derrumban?» Las seguridades temporales son vulnerables, pero las certezas espirituales son inquebrantables. Cuando las mareas de la adversidad, el egoísmo, la crueldad, el odio, la maldad y los celos humanos sacuden el alma de los mortales, podéis tener la seguridad de que existe un bastión interior, la ciudadela del espíritu, que es absolutamente inatacable; al menos esto es cierto para todo ser humano que ha confiado la custodia de su alma al espíritu interior del Dios eterno.
100:2.8 (1096.5) Después de este logro espiritual, conseguido por medio de un crecimiento gradual o de una crisis específica, se produce una nueva orientación de la personalidad así como el desarrollo de una nueva escala de valores. Estas personas nacidas del espíritu tienen tales motivaciones nuevas en la vida que pueden mantenerse tranquilamente al margen mientras perecen sus ambiciones más queridas y se derrumban sus esperanzas más profundas; saben positivamente que estas catástrofes no son más que cataclismos rectificadores que destruyen nuestras creaciones temporales, preludiando la construcción de las realidades más nobles y duraderas de un nivel nuevo y más sublime de consecución universal.
100:3.1 (1096.6) La religión no es una técnica para conseguir una paz mental estática y feliz; es un impulso destinado a organizar el alma para un servicio dinámico. Es el reclutamiento de la totalidad del yo para el servicio leal de amar a Dios y servir a los hombres. La religión paga cualquier precio que sea necesario para conseguir la meta suprema, la recompensa eterna. La lealtad religiosa conlleva una consagración tan completa que es magníficamente sublime. Y esta lealtad es socialmente eficaz y espiritualmente progresiva.
100:3.2 (1096.7) Para la persona religiosa, la palabra Dios se convierte en un símbolo que significa el acercamiento a la realidad suprema y el reconocimiento del valor divino. Las preferencias y las aversiones humanas no son las que determinan el bien y el mal; los valores morales no tienen su origen en la satisfacción de los deseos o en las frustraciones emocionales.
100:3.3 (1096.8) Cuando meditéis sobre los valores, debéis distinguir entre lo que es un valor y lo que tiene un valor. Debéis reconocer la relación que existe entre las actividades agradables y su sensata integración así como su creciente realización en los niveles progresivamente más elevados de la experiencia humana.
100:3.4 (1097.1) El significado es algo que la experiencia añade al valor; es la conciencia apreciativa de los valores. Un placer aislado y puramente egoísta puede connotar una verdadera desvalorización de los significados, un disfrute sin sentido que linda con el mal relativo. Los valores son experienciales cuando las realidades son significativas y están mentalmente asociadas, cuando tales relaciones son reconocidas y apreciadas por la mente.
100:3.5 (1097.2) Los valores nunca pueden ser estáticos; la realidad significa cambio, crecimiento. El cambio sin crecimiento, sin expansión de los significados y sin exaltación de los valores, no tiene ningún valor — es un mal potencial. Cuanto mayor sea la calidad de la adaptación cósmica, más significado posee una experiencia cualquiera. Los valores no son ilusiones conceptuales; son reales, pero siempre dependen del hecho de las relaciones. Los valores son siempre tanto actuales como potenciales — no representan lo que era, sino lo que es y lo que será.
100:3.6 (1097.3) La asociación de los actuales con los potenciales equivale al crecimiento, a la realización experiencial de los valores. Pero el crecimiento no es el simple progreso. El progreso siempre es significativo, pero no tiene relativamente ningún valor en ausencia de crecimiento. El valor supremo de la vida humana consiste en el crecimiento de los valores, en el progreso en los significados y en la realización de la correlación cósmica entre estas dos experiencias. Una experiencia así equivale a tener conciencia de Dios. Un mortal así, aunque no es sobrenatural, se está volviendo realmente sobrehumano; un alma inmortal está evolucionando.
100:3.7 (1097.4) El hombre no puede provocar el crecimiento, pero puede suministrar las condiciones favorables. El crecimiento siempre es inconsciente, ya sea físico, intelectual o espiritual. El amor crece así; no se puede crear, ni fabricar ni comprar; debe crecer. La evolución es una técnica cósmica de crecimiento. El crecimiento social no se puede conseguir por medio de la legislación, y el crecimiento moral no se obtiene mediante una administración mejor. El hombre puede fabricar una máquina, pero su valor real debe provenir de la cultura humana y de la apreciación personal. La única contribución que el hombre puede hacer al crecimiento es la movilización de todos los poderes de su personalidad — su fe viviente.
100:4.1 (1097.5) Una vida religiosa es una vida dedicada, y una vida dedicada es una vida creativa, original y espontánea. Aquellos conflictos que ponen en marcha la elección de unas maneras de reaccionar nuevas y mejores, en lugar de las antiguas formas inferiores de reaccionar, son los que hacen surgir las nuevas perspicacias religiosas. Los nuevos significados sólo emergen en medio de los conflictos; y un conflicto sólo persiste cuando nos negamos a adoptar los valores más elevados implicados en los significados superiores.
100:4.2 (1097.6) Las perplejidades religiosas son inevitables; no puede existir ningún crecimiento sin conflicto psíquico y sin agitación espiritual. La organización de un modelo filosófico de vida ocasiona una conmoción considerable en el terreno filosófico de la mente. La lealtad hacia lo grande, lo bueno, lo verdadero y lo noble no se ejerce sin lucha. La clarificación de la visión espiritual y el realce de la perspicacia cósmica van acompañados de esfuerzo. Y el intelecto humano protesta cuando se le quita el sustento de las energías no espirituales de la existencia temporal. La mente indolente animal se rebela ante el esfuerzo que exige la lucha para resolver los problemas cósmicos.
100:4.3 (1097.7) Pero el gran problema de la vida religiosa consiste en la tarea de unificar los poderes del alma, inherentes a la personalidad, mediante el dominio del amor. La salud, la eficacia mental y la felicidad resultan de la unificación de los sistemas físicos, de los sistemas mentales y de los sistemas espirituales. El hombre entiende mucho de salud y de juicio, pero ha comprendido realmente muy pocas cosas sobre la felicidad. La felicidad más grande está indisolublemente enlazada con el progreso espiritual. El crecimiento espiritual produce una alegría duradera, una paz que sobrepasa toda comprensión.
100:4.4 (1098.1) En la vida física, los sentidos comunican la existencia de las cosas; la mente descubre la realidad de los significados; pero la experiencia espiritual revela al individuo los verdaderos valores de la vida. Estos niveles elevados de vida humana se alcanzan mediante el amor supremo a Dios y el amor desinteresado a los hombres. Si amáis a vuestros semejantes, es porque habéis descubierto sus valores. Jesús amaba tanto a los hombres porque les atribuía un alto valor. Podéis descubrir mejor los valores de vuestros compañeros descubriendo sus motivaciones. Si alguien os irrita, os produce sentimientos de rencor, deberíais tratar de discernir con simpatía su punto de vista, las razones de su comportamiento censurable. En cuanto comprendéis a vuestro prójimo, os volvéis tolerantes, y esta tolerancia se convierte en amistad y madura en amor.
100:4.5 (1098.2) Tratad de ver con los ojos de la imaginación el retrato de uno de vuestros antepasados primitivos de los tiempos de las cavernas — un hombre bajo, contrahecho, sucio, corpulento y gruñón, que permanece con las piernas abiertas, levantando un garrote, respirando odio y animosidad, mientras mira ferozmente delante de él. Esta imagen difícilmente representa la dignidad divina del hombre. Pero ampliemos el cuadro. Delante de este humano animado se encuentra agazapado un tigre con dientes de sable. Detrás del hombre hay una mujer y dos niños. Reconocéis inmediatamente que esta imagen representa los principios de muchas cosas hermosas y nobles de la raza humana, pero el hombre es el mismo en los dos cuadros. Sólo que en el segundo esbozo contáis con la ayuda de un horizonte más amplio. En él discernís la motivación de este mortal evolutivo. Su actitud se vuelve digna de elogio porque lo comprendéis. Si tan sólo pudierais sondear los móviles de vuestros compañeros, cuánto mejor los comprenderíais. Si tan sólo pudierais conocer a vuestros semejantes, terminaríais por enamoraros de ellos.
100:4.6 (1098.3) No podéis amar realmente a vuestros compañeros con un simple acto de voluntad. El amor sólo nace de una comprensión completa de los móviles y sentimientos de vuestros semejantes. Amar hoy a todos los hombres no es tan importante como aprender cada día a amar a un ser humano más. Si cada día o cada semana lográis comprender a uno más de vuestros compañeros, y si éste es el límite de vuestra capacidad, entonces estáis sin duda haciendo sociable y espiritualizando realmente vuestra personalidad. El amor es contagioso, y cuando la devoción humana es inteligente y sabia, el amor es más contagioso que el odio. Pero sólo el amor auténtico y desinteresado es verdaderamente contagioso. Si tan sólo cada mortal pudiera convertirse en un foco de afecto dinámico, este virus benigno del amor pronto impregnaría la corriente de emoción sentimental de la humanidad hasta tal punto que toda la civilización quedaría envuelta en el amor, y ésta sería la realización de la fraternidad de los hombres.
100:5.1 (1098.4) El mundo está lleno de almas perdidas, no perdidas en el sentido teológico, sino perdidas en el sentido de la dirección, vagando confusas entre las doctrinas en ismo y los cultos de una era filosófica frustrada. Muy pocas de ellas han aprendido a instalar una filosofía de vida en el lugar de la autoridad religiosa. (Los símbolos de la religión socializada no deben ser menospreciados como canales de crecimiento, aunque el lecho del río no sea el río mismo.)
100:5.2 (1098.5) La evolución del crecimiento religioso conduce, por medio del conflicto, del estancamiento a la coordinación, de la inseguridad a la fe convencida, de la confusión de la conciencia cósmica a la unificación de la personalidad, del objetivo temporal al objetivo eterno, de la esclavitud del miedo a la libertad de la filiación divina.
100:5.3 (1099.1) Debemos indicar claramente que las declaraciones de lealtad a los ideales supremos — el darse cuenta psíquica, emocional y espiritualmente de tener conciencia de Dios — pueden ser el resultado de un crecimiento natural y gradual, o a veces se pueden experimentar en ciertas coyunturas tales como una crisis. El apóstol Pablo experimentó precisamente una conversión repentina y espectacular de este tipo aquel día memorable en el camino de Damasco. Siddharta Gautama tuvo una experiencia similar la noche en que se sentó a solas para tratar de penetrar en el misterio de la verdad final. Otras muchas personas han tenido experiencias similares, y muchos creyentes sinceros han progresado en el espíritu sin conversión repentina.
100:5.4 (1099.2) La mayoría de los fenómenos espectaculares relacionados con las conversiones llamadas religiosas son de naturaleza totalmente psicológica, pero de vez en cuando se producen experiencias que tienen también un origen espiritual. Cuando la movilización mental es absolutamente total en un nivel cualquiera de la expansión psíquica hacia la consecución espiritual, cuando las motivaciones humanas de lealtad a la idea divina son perfectas, entonces se produce con mucha frecuencia un descenso repentino del espíritu interior para sincronizarse con el objetivo concentrado y consagrado de la mente superconsciente del mortal creyente. Estas experiencias de unificación de los fenómenos intelectuales y espirituales son las que constituyen la conversión, la cual consiste en unos factores que sobrepasan las implicaciones puramente psicológicas.
100:5.5 (1099.3) Pero la emoción sola es una conversión falsa; hace falta tanto la fe como el sentimiento. En el grado en que esta movilización psíquica sea parcial, y en la medida en que estos móviles de la lealtad humana sean incompletos, la experiencia de la conversión será una realidad intelectual, emocional y espiritual mixta.
100:5.6 (1099.4) Si uno está dispuesto a admitir, como hipótesis práctica de trabajo, la existencia de una mente subconsciente teórica en la vida intelectual por lo demás unificada, entonces, para ser coherente, uno debería dar por sentado la existencia de un nivel superconsciente similar y correspondiente de actividad intelectual ascendente, la zona de contacto inmediato con la entidad espiritual interior, el Ajustador del Pensamiento. El gran peligro de todas estas especulaciones psíquicas consiste en que las visiones y otras experiencias llamadas místicas, así como los sueños extraordinarios, pueden ser considerados como comunicaciones divinas a la mente humana. En los tiempos pasados, los seres divinos se han revelado a ciertas personas que conocían a Dios, no a causa de sus trances místicos o de sus visiones enfermizas, sino a pesar de todos esos fenómenos.
100:5.7 (1099.5) En contraste con la búsqueda de la conversión, la mejor manera de acercarse a las zonas morontiales de posible contacto con el Ajustador del Pensamiento debería ser a través de la fe viviente y de la adoración sincera, de una oración incondicional y desinteresada. En conjunto, una parte demasiado grande de los recuerdos que afluyen desde los niveles inconscientes de la mente humana ha sido confundida con revelaciones divinas y directrices espirituales.
100:5.8 (1099.6) La práctica habitual del ensueño religioso va acompañada de un gran peligro; el misticismo puede convertirse en una técnica para eludir la realidad, aunque a veces ha sido un medio de comunión espiritual auténtica. Los cortos períodos de retiro del escenario activo de la vida pueden no ser gravemente peligrosos, pero el aislamiento prolongado de la personalidad es sumamente indeseable. El estado de conciencia visionaria semejante al trance no debería cultivarse en ninguna circunstancia como experiencia religiosa.
100:5.9 (1099.7) La característica del estado místico consiste en una conciencia difusa, con islotes intensos de atención focalizada que operan en un intelecto relativamente pasivo. Todo esto hace que la conciencia gravite hacia el subconsciente, en lugar de dirigirse hacia la zona del contacto espiritual, el superconsciente. Muchos místicos han llevado su disociación mental hasta el nivel de las manifestaciones mentales anormales.
100:5.10 (1100.1) La actitud más sana de meditación espiritual se halla en la adoración reflexiva y en la oración de acción de gracias. La comunión directa con el Ajustador del Pensamiento, tal como sucedió en los últimos años de la vida de Jesús en la carne, no debería confundirse con estas experiencias llamadas místicas. Los factores que contribuyen al inicio de la comunión mística indican el peligro de estos estados psíquicos. El estado místico es favorecido por circunstancias tales como el cansancio físico, el ayuno, la disociación psíquica, las experiencias estéticas profundas, los impulsos sexuales intensos, el miedo, la ansiedad, la furia y el baile frenético. Muchos elementos que aparecen como resultado de esta preparación preliminar tienen su origen en la mente subconsciente.
100:5.11 (1100.2) Por muy favorables que pudieran ser las condiciones para los fenómenos místicos, se debería comprender claramente que Jesús de Nazaret no recurrió nunca a estos métodos para comunicarse con el Padre Paradisiaco. Jesús no tenía alucinaciones subconscientes ni ilusiones superconscientes.
100:6.1 (1100.3) Las religiones evolutivas y las religiones reveladas pueden diferir notablemente en cuanto a sus métodos, pero sus móviles tienen una gran similitud. La religión no es una función específica de la vida; es más bien una manera de vivir. La verdadera religión es una devoción incondicional hacia una realidad que la persona religiosa considera que tiene un valor supremo para él y para toda la humanidad. Las características sobresalientes de todas las religiones son: una lealtad incondicional y una devoción sincera hacia los valores supremos. Esta devoción religiosa hacia los valores supremos se manifiesta en la relación de una madre supuestamente irreligiosa con su hijo, y en la lealtad ferviente de las personas no religiosas hacia la causa que han abrazado.
100:6.2 (1100.4) El valor supremo aceptado por la persona religiosa puede ser degradante o incluso falso, pero no obstante es religioso. Una religión es auténtica en la medida exacta en que el valor que considera supremo es verdaderamente una realidad cósmica con un valor espiritual auténtico.
100:6.3 (1100.5) Los signos de la reacción humana a los impulsos religiosos abarcan las cualidades de la nobleza y la grandeza. La persona religiosa sincera tiene conciencia de ser ciudadana del universo y se da cuenta de que se pone en contacto con unas fuentes de poder sobrehumano. Se siente emocionada y estimulada ante la seguridad de pertenecer a una hermandad superior y ennoblecida de hijos de Dios. La conciencia de la propia valía se ha acrecentado mediante el estímulo de la búsqueda de los objetivos universales más elevados — las metas supremas.
100:6.4 (1100.6) El yo se ha abandonado al impulso misterioso de una motivación que lo abarca todo, que impone una autodisciplina más intensa, disminuye los conflictos emocionales y hace que la vida mortal sea digna de ser vivida. El reconocimiento pesimista de las limitaciones humanas se transforma en una conciencia natural de los defectos humanos, unida a la determinación moral y a la aspiración espiritual de alcanzar las metas más elevadas del universo y del superuniverso. Esta intensa lucha por alcanzar los ideales supermortales está siempre caracterizada por un aumento de la paciencia, la indulgencia, la fortaleza y la tolerancia.
100:6.5 (1100.7) Pero la verdadera religión es un amor viviente, una vida de servicio. El desapego de la persona religiosa hacia muchas cosas que son puramente temporales y banales no conduce nunca al aislamiento social, y no debería destruir el sentido del humor. La auténtica religión no le quita nada a la existencia humana, sino que añade de hecho unos nuevos significados al conjunto de la vida; genera nuevos tipos de entusiasmo, fervor y valentía. Puede incluso engendrar el espíritu de cruzada, que es más que peligroso si no está controlado por la perspicacia espiritual y la consagración leal a las obligaciones sociales comunes de las lealtades humanas.
100:6.6 (1101.1) Una de las características más asombrosas de la vida religiosa es esa paz dinámica y sublime, esa paz que sobrepasa toda comprensión humana, esa serenidad cósmica que revela la ausencia de toda duda y de toda agitación. Esos niveles de estabilidad espiritual son inmunes a la decepción. Tales personas religiosas se parecen al apóstol Pablo, que decía: «Estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni los poderes, ni las cosas presentes, ni las cosas por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa podrá separarnos del amor de Dios.»
100:6.7 (1101.2) Existe un sentimiento de seguridad, unido al reconocimiento de una gloria triunfante, que reside en la conciencia de la persona religiosa que ha captado la realidad del Supremo y que persigue la meta del Último.
100:6.8 (1101.3) Incluso la religión evolutiva posee esta misma lealtad y grandeza porque es una experiencia auténtica. Pero la religión revelada es excelente a la vez que auténtica. Las nuevas lealtades debidas a una visión espiritual más amplia crean nuevos niveles de amor y de devoción, de servicio y de hermandad; y toda esta perspectiva social realzada produce una mayor conciencia de la Paternidad de Dios y de la fraternidad de los hombres.
100:6.9 (1101.4) La diferencia característica entre la religión evolutiva y la religión revelada consiste en una nueva calidad de sabiduría divina que se añade a la sabiduría humana puramente experiencial. Pero la experiencia en y con las religiones humanas es la que desarrolla la capacidad para recibir posteriormente los dones crecientes de la sabiduría divina y de la perspicacia cósmica.
100:7.1 (1101.5) Aunque el mortal medio de Urantia no puede esperar alcanzar la elevada perfección de carácter que adquirió Jesús de Nazaret mientras permaneció en la carne, a todo creyente mortal le es totalmente posible desarrollar una personalidad fuerte y unificada según el modelo perfeccionado de la personalidad de Jesús. La característica incomparable de la personalidad del Maestro no era tanto su perfección como su simetría, su exquisita unificación equilibrada. La presentación más eficaz de Jesús consiste en seguir el ejemplo de aquel que dijo, mientras hacía un gesto hacia el Maestro que permanecía de pie delante de sus acusadores: «¡He aquí al hombre!»
100:7.2 (1101.6) La amabilidad constante de Jesús conmovía el corazón de los hombres, pero la firmeza de su fuerza de carácter asombraba a sus seguidores. Era realmente sincero; no había nada de hipócrita en él. Estaba exento de simulación; era siempre tan refrescantemente auténtico. Nunca se rebajó a fingir, y nunca recurrió a la impostura. Vivía la verdad tal como la enseñaba. Él era la verdad. Estaba obligado a proclamar la verdad salvadora a su generación, aunque esta sinceridad a veces causara sufrimiento. Era incondicionalmente leal a toda verdad.
100:7.3 (1101.7) Pero el Maestro era tan razonable, tan accesible. Era tan práctico en todo su ministerio, mientras que todos sus planes estaban caracterizados por un sentido común santificado. Estaba libre de toda tendencia extravagante, errática y excéntrica. Nunca era caprichoso, antojadizo o histérico. En toda su enseñanza y en todas las cosas que hacía siempre había una discriminación exquisita, asociada a un extraordinario sentido de la corrección.
100:7.4 (1102.1) El Hijo del Hombre siempre fue una personalidad bien equilibrada. Incluso sus enemigos le tenían un respeto saludable; temían incluso su presencia. Jesús no tenía miedo. Estaba sobrecargado de entusiasmo divino, pero nunca se volvió fanático. Era emocionalmente activo, pero nunca caprichoso. Era imaginativo pero siempre práctico. Se enfrentaba con franqueza a las realidades de la vida, pero nunca era insulso ni prosaico. Era valiente pero nunca temerario; prudente, pero nunca cobarde. Era compasivo pero no sensiblero; excepcional pero no excéntrico. Era piadoso pero no beato. Estaba tan bien equilibrado porque estaba perfectamente unificado.
100:7.5 (1102.2) Jesús no reprimía su originalidad. No estaba atado a la tradición ni obstaculizado por la esclavitud a los convencionalismos estrechos. Hablaba con una confianza indudable y enseñaba con una autoridad absoluta. Pero su magnífica originalidad no le inducía a pasar por alto las perlas de verdad contenidas en las enseñanzas de sus predecesores o de sus contemporáneos. Y la más original de sus enseñanzas fue el énfasis que puso en el amor y la misericordia, en lugar del miedo y el sacrificio.
100:7.6 (1102.3) Jesús tenía un punto de vista muy amplio. Exhortaba a sus seguidores a que predicaran el evangelio a todos los pueblos. Estaba exento de toda estrechez de miras. Su corazón compasivo abarcaba a toda la humanidad e incluso a un universo. Su invitación siempre era: «Quienquiera que lo desee, puede venir».
100:7.7 (1102.4) De Jesús se ha dicho en verdad: «Confiaba en Dios». Como hombre entre los hombres, confiaba de la manera más sublime en el Padre que está en los cielos. Confiaba en su Padre como un niño pequeño confía en su padre terrenal. Su fe era perfecta pero nunca presuntuosa. Por muy cruel o indiferente que la naturaleza pareciera ser para el bienestar de los hombres en la Tierra, Jesús no titubeó nunca en su fe. Era inmune a las decepciones e insensible a las persecuciones. Los fracasos aparentes no le afectaban.
100:7.8 (1102.5) Amaba a los hombres como hermanos, reconociendo al mismo tiempo cuánto diferían en dones innatos y en cualidades adquiridas. «Iba de un sitio para otro haciendo el bien».
100:7.9 (1102.6) Jesús era una persona excepcionalmente alegre, pero no era un optimista ciego e irracional. Sus palabras constantes de exhortación eran: «Tened buen ánimo». Podía mantener esta actitud convencida debido a su confianza inquebrantable en Dios y a su fe férrea en los hombres. Siempre manifestaba una consideración conmovedora a todos los hombres porque los amaba y creía en ellos. Pero siempre se mantuvo fiel a sus convicciones y magníficamente firme en su consagración a hacer la voluntad de su Padre.
100:7.10 (1102.7) El Maestro siempre fue generoso. Nunca se cansó de decir: «Es más bienaventurado dar que recibir». Y también: «Habéis recibido gratuitamente, dad gratuitamente». Y sin embargo, a pesar de su generosidad ilimitada, nunca fue derrochador ni extravagante. Enseñó que tenéis que creer para recibir la salvación. «Pues todo aquel que busca, recibirá».
100:7.11 (1102.8) Era sincero, pero siempre amable. Decía: «Si no fuera así, os lo habría dicho». Era franco, pero siempre amistoso. Expresaba claramente su amor por los pecadores y su odio por el pecado. Pero en toda esta franqueza sorprendente, era infaliblemente equitativo.
100:7.12 (1102.9) Jesús siempre estaba alegre, a pesar de que a veces bebió profundamente en la copa de las tristezas humanas. Se enfrentó con intrepidez a las realidades de la existencia, y sin embargo estaba lleno de entusiasmo por el evangelio del reino. Pero controlaba su entusiasmo; éste nunca lo dominó a él. Estaba consagrado sin reservas a «los asuntos del Padre». Este entusiasmo divino condujo a sus hermanos no espirituales a pensar que estaba fuera de sí, pero el universo que lo contemplaba lo valoraba como el modelo de la cordura y el arquetipo de la devoción mortal suprema a los criterios elevados de la vida espiritual. Su entusiasmo controlado era contagioso; sus compañeros se veían obligados a compartir su divino optimismo.
100:7.13 (1103.1) Este hombre de Galilea no era un hombre de tristezas; era un alma de alegría. Siempre estaba diciendo: «Regocijaos y estad llenos de alegría». Pero cuando el deber lo exigió, estuvo dispuesto a atravesar valientemente el «valle de la sombra de la muerte». Era alegre pero al mismo tiempo humilde.
100:7.14 (1103.2) Su valor sólo era igualado por su paciencia. Cuando le presionaban para que actuara prematuramente, se limitaba a responder: «Mi hora aún no ha llegado». Nunca tenía prisa; su serenidad era sublime. Pero a menudo se indignaba contra el mal, no toleraba el pecado. Con frecuencia se sintió impulsado a oponerse enérgicamente a aquello que iba en contra del bienestar de sus hijos en la Tierra. Pero su indignación contra el pecado nunca le condujo a enojarse con los pecadores.
100:7.15 (1103.3) Su valor era magnífico, pero nunca fue temerario. Su lema era: «No temáis». Su valentía era altiva y su coraje a menudo heroico. Pero su coraje estaba unido a la discreción y controlado por la razón. Era un coraje nacido de la fe, no la temeridad de una presunción ciega. Era realmente valiente pero nunca atrevido.
100:7.16 (1103.4) El Maestro era un modelo de veneración. Su oración, incluso en su juventud, empezaba por: «Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre». Respetaba incluso el culto erróneo de sus semejantes. Pero esto no le impedía luchar contra las tradiciones religiosas o atacar los errores de las creencias humanas. Veneraba la verdadera santidad, y sin embargo podía apelar con razón a sus semejantes, diciendo: «¿Quien de vosotros me declarará culpable de pecado?».
100:7.17 (1103.5) Jesús era grande porque era bueno, y sin embargo fraternizaba con los niños pequeños. Era amable y modesto en su vida personal, y sin embargo era el hombre perfeccionado de un universo. Sus compañeros le llamaban Maestro por propia iniciativa.
100:7.18 (1103.6) Jesús era la personalidad humana perfectamente unificada. Y hoy, como en Galilea, continúa unificando la experiencia mortal y coordinando los esfuerzos humanos. Unifica la vida, ennoblece el carácter y simplifica la experiencia. Entra en la mente humana para elevarla, transformarla y transfigurarla. Es literalmente cierto que: «Si un hombre tiene a Cristo Jesús dentro de él, es una criatura nueva; las cosas viejas van desapareciendo; y mirad, todas las cosas se vuelven nuevas.»
100:7.19 (1103.7) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 101
101:0.1 (1104.1) LA RELIGIÓN, como experiencia humana, se extiende desde la esclavitud del miedo primitivo de los salvajes en evolución hasta la libertad sublime y admirable de la fe de los mortales civilizados que son magníficamente conscientes de su filiación con el Dios eterno.
101:0.2 (1104.2) La religión es la antecesora de la ética y de la moral avanzadas de la evolución social progresiva. Pero la religión, como tal, no es simplemente un movimiento moral, aunque sus manifestaciones exteriores y sociales estén poderosamente influidas por el impulso ético y moral de la sociedad humana. La religión es siempre la inspiradora de la naturaleza evolutiva del hombre, pero no es el secreto de dicha evolución.
101:0.3 (1104.3) La religión, la fe-convencimiento de la personalidad, siempre puede triunfar sobre la lógica superficialmente contradictoria de la desesperación, una lógica nacida en la mente material no creyente. Existe realmente una voz interior verdadera y auténtica, esa «luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene al mundo». Y esta guía espiritual es distinta de las incitaciones éticas de la conciencia humana. La sensación de la seguridad religiosa es más que un sentimiento emotivo. La seguridad de la religión trasciende la razón de la mente e incluso la lógica de la filosofía. La religión es fe, confianza y seguridad.
101:1.1 (1104.4) La verdadera religión no es un sistema de creencias filosóficas que se pueda entender y justificar mediante pruebas naturales, y tampoco es una experiencia fantástica y mística de indescriptibles sentimientos de éxtasis que sólo puedan disfrutar los adeptos románticos del misticismo. La religión no es el producto de la razón, pero vista desde dentro, es totalmente razonable. La religión no proviene de la lógica de la filosofía humana, pero como experiencia de los mortales es totalmente lógica. La religión es la experimentación de la divinidad en la conciencia de un ser moral de origen evolutivo; representa una experiencia auténtica con las realidades eternas en el tiempo, la realización de las satisfacciones espirituales mientras se vive todavía en la carne.
101:1.2 (1104.5) El Ajustador del Pensamiento no posee ningún mecanismo especial para poder expresarse; no existe ninguna facultad religiosa mística para recibir o expresar las emociones religiosas. Estas experiencias son asequibles a través del mecanismo naturalmente ordenado de la mente mortal. Y en esto se halla una explicación de las dificultades que encuentra el Ajustador para ponerse en comunicación directa con la mente material donde reside constantemente.
101:1.3 (1104.6) El espíritu divino no se pone en contacto con el hombre mortal por medio de los sentimientos o las emociones, sino en el ámbito de los pensamientos más elevados y más espiritualizados. Son vuestros pensamientos, y no vuestros sentimientos, los que os conducen hacia Dios. La naturaleza divina sólo se puede percibir con los ojos de la mente. Pero la mente que discierne realmente a Dios, que escucha al Ajustador interior, es la mente pura. «Sin santidad, ningún hombre puede ver a Dios». Toda comunión interna y espiritual de este tipo se califica de perspicacia espiritual. Estas experiencias religiosas son el resultado de la impresión producida en la mente del hombre por las operaciones combinadas del Ajustador y del Espíritu de la Verdad, a medida que actúan entre y sobre las ideas, los ideales, las percepciones y los esfuerzos espirituales de los hijos evolutivos de Dios.
101:1.4 (1105.1) Así pues, la religión no vive y prospera mediante la vista y los sentimientos, sino más bien mediante la fe y la perspicacia. La religión no consiste en el descubrimiento de nuevos hechos o en el hallazgo de una experiencia excepcional, sino más bien en el descubrimiento de nuevos significados espirituales en los hechos ya bien conocidos por la humanidad. La experiencia religiosa más elevada no depende de unos actos previos guiados por la creencia, la tradición y la autoridad; la religión no es tampoco el fruto de unos sentimientos sublimes y de unas emociones puramente místicas. Es más bien una experiencia profundamente grande y real de comunión espiritual con las influencias espirituales que residen en la mente humana. Y en la medida en que esta experiencia se puede definir en términos psicológicos, consiste simplemente en la experiencia de sentir que la realidad de creer en Dios es la realidad de esa experiencia puramente personal.
101:1.5 (1105.2) Aunque la religión no es el producto de las especulaciones racionalistas de una cosmología material, sin embargo es la creación de una perspicacia totalmente racional que se origina en la experiencia mental del hombre. La religión no nace ni de las meditaciones místicas ni de las contemplaciones solitarias, aunque sea siempre más o menos misteriosa y siempre indefinible e inexplicable en términos de la razón puramente intelectual y de la lógica filosófica. Los gérmenes de la verdadera religión se originan en el ámbito de la conciencia moral del hombre, y se revelan en el crecimiento de la perspicacia espiritual del hombre, esa facultad de la personalidad humana que se adquiere como consecuencia de la presencia del Ajustador del Pensamiento que revela a Dios en la mente mortal hambrienta de Dios.
101:1.6 (1105.3) La fe une la perspicacia moral al discernimiento concienzudo de los valores, y el sentido evolutivo preexistente del deber completa el linaje de la verdadera religión. La experiencia de la religión produce finalmente la conciencia cierta de Dios y la seguridad indudable de la supervivencia de la personalidad creyente.
101:1.7 (1105.4) Se puede ver así que los anhelos religiosos y los impulsos espirituales no son de tal naturaleza que se limiten a conducir a los hombres a querer creer en Dios, sino que son más bien de tal naturaleza y poder que inculcan profundamente en los hombres el convencimiento de que deberían creer en Dios. El sentido del deber evolutivo y las obligaciones resultantes de la iluminación de la revelación producen una impresión tan profunda en la naturaleza moral del hombre que éste llega finalmente a esa situación mental y a esa actitud del alma en las que concluye que no tiene ningún derecho a no creer en Dios. La sabiduría elevada y superfilosófica de estas personas iluminadas y disciplinadas les enseña finalmente que dudar de Dios o desconfiar de su bondad sería mostrarse infieles hacia el objeto más real y más profundo que reside en la mente y el alma humanas — el Ajustador divino.
101:2.1 (1105.5) El hecho de la religión consiste enteramente en la experiencia religiosa de los seres humanos racionales y corrientes. Éste es el único sentido en el que la religión puede ser considerada como científica o incluso psicológica. La prueba de que la revelación es revelación consiste en este mismo hecho de la experiencia humana: el hecho de que la revelación sintetiza las ciencias aparentemente divergentes de la naturaleza y la teología de la religión en una filosofía del universo coherente y lógica, en una explicación coordinada e ininterrumpida tanto de la ciencia como de la religión, creando así una armonía mental y una satisfacción espiritual que contesta, en la experiencia humana, a aquellos interrogantes de la mente mortal que ansía saber de qué manera el Infinito pone en práctica su voluntad y realiza sus planes en la materia, con las mentes y sobre el espíritu.
101:2.2 (1106.1) La razón es el método de la ciencia; la fe es el método de la religión; la lógica es la técnica que intenta utilizar la filosofía. La revelación compensa la ausencia del punto de vista morontial, proporcionando una técnica para conseguir unificar la comprensión de la realidad y de las relaciones entre la materia y el espíritu por mediación de la mente. La verdadera revelación nunca hace antinatural a la ciencia, irrazonable a la religión o ilógica a la filosofía.
101:2.3 (1106.2) Por medio del estudio de la ciencia, la razón puede conducir, a través de la naturaleza, hacia una Causa Primera, pero se necesita la fe religiosa para transformar la Causa Primera de la ciencia en un Dios de salvación; y la revelación se necesita además para validar esta fe, esta perspicacia espiritual.
101:2.4 (1106.3) Existen dos razones fundamentales para creer en un Dios que fomenta la supervivencia humana:
101:2.5 (1106.4) 1. La experiencia humana, la seguridad personal, la esperanza y la confianza que se reflejan de una u otra forma y que son desencadenadas por el Ajustador del Pensamiento interior.
101:2.6 (1106.5) 2. La revelación de la verdad, ya sea mediante el ministerio personal directo del Espíritu de la Verdad, mediante la donación de los Hijos divinos en el mundo, o a través de las revelaciones escritas.
101:2.7 (1106.6) La ciencia termina su investigación, por medio de la razón, en la hipótesis de una Causa Primera. La religión no se detiene en su trayectoria de fe hasta estar segura de la existencia de un Dios de salvación. Los estudios discriminatorios de la ciencia sugieren lógicamente la realidad y la existencia de un Absoluto. La religión cree sin reservas en la existencia y en la realidad de un Dios que fomenta la supervivencia de la personalidad. Aquello que la metafísica no logra hacer de ninguna manera, y aquello que incluso la filosofía sólo logra hacer parcialmente, la revelación lo consigue: es decir, afirmar que esta Causa Primera de la ciencia y que el Dios de salvación de la religión son una sola y misma Deidad.
101:2.8 (1106.7) La razón es la prueba de la ciencia, la fe es la prueba de la religión, la lógica es la prueba de la filosofía, pero la revelación sólo es validada por la experiencia humana. La ciencia proporciona el conocimiento; la religión proporciona la felicidad; la filosofía proporciona la unidad; la revelación confirma la armonía experiencial de este acercamiento trino a la realidad universal.
101:2.9 (1106.8) La contemplación de la naturaleza sólo puede revelar a un Dios de la naturaleza, a un Dios de movimiento. La naturaleza sólo muestra la materia, el movimiento y la animación — la vida. Bajo ciertas condiciones, la materia más la energía se manifiestan como formas vivientes, pero mientras que la vida natural es así un fenómeno relativamente continuo, es totalmente transitorio para los individuos. La naturaleza no proporciona una base para una creencia lógica en la supervivencia de la personalidad humana. El hombre religioso que encuentra a Dios en la naturaleza ya ha encontrado primero a este mismo Dios personal en su propia alma.
101:2.10 (1106.9) La fe revela a Dios en el alma. La revelación, sustituta de la perspicacia morontial en un mundo evolutivo, permite al hombre ver en la naturaleza al mismo Dios que la fe le muestra en su alma. La revelación consigue así colmar con éxito el abismo existente entre lo material y lo espiritual, e incluso entre la criatura y el Creador, entre el hombre y Dios.
101:2.11 (1107.1) La contemplación de la naturaleza señala lógicamente hacia la existencia de una dirección inteligente, e incluso de una supervisión viviente, pero no revela de ninguna manera satisfactoria a un Dios personal. Por otra parte, la naturaleza no revela nada que impida considerar al universo como la obra del Dios de la religión. No se puede encontrar a Dios a través de la naturaleza sola, pero una vez que el hombre lo ha encontrado de otra manera, el estudio de la naturaleza se vuelve totalmente coherente con una interpretación más elevada y más espiritual del universo.
101:2.12 (1107.2) La revelación, como fenómeno que hace época, es periódica; como experiencia personal humana, es continua. La divinidad actúa en la personalidad de los mortales bajo la forma del Ajustador, el don del Padre, bajo la forma del Espíritu de la Verdad del Hijo, y bajo la forma del Espíritu Santo del Espíritu del Universo, mientras que estas tres dotaciones supermortales están unificadas en la evolución experiencial humana bajo la forma del ministerio del Supremo.
101:2.13 (1107.3) La verdadera religión es hacerse una idea de la realidad, el producto por la fe de la conciencia moral, y no un simple asentimiento intelectual a un conjunto cualquiera de doctrinas dogmáticas. La verdadera religión consiste en la experiencia de que «el Espíritu mismo da testimonio con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios». La religión no consiste en proposiciones teológicas, sino en la perspicacia espiritual y en la sublimidad de la confianza del alma.
101:2.14 (1107.4) Vuestra naturaleza más profunda — el Ajustador divino — crea dentro de vosotros un hambre y una sed de rectitud, cierto anhelo de perfección divina. La religión es el acto de fe por el cual se reconoce este impulso interior por alcanzar la divinidad; y así se originan esa confianza y esa seguridad del alma de las que tomáis conciencia como el camino de la salvación, la técnica para la supervivencia de la personalidad y de todos aquellos valores que habéis llegado a considerar como verdaderos y buenos.
101:2.15 (1107.5) La comprensión de la religión no ha dependido nunca, y nunca dependerá, de un gran saber o de una lógica ingeniosa. La religión es una perspicacia espiritual, y ésta es precisamente la razón por la que algunos de los más grandes educadores religiosos del mundo, e incluso los profetas, han poseído a veces tan poca sabiduría del mundo. La fe religiosa está al alcance tanto de los eruditos como de los ignorantes.
101:2.16 (1107.6) La religión debe ser siempre su propio crítico y su propio juez; nunca puede ser observada, y mucho menos comprendida, desde el exterior. Vuestra única seguridad acerca de un Dios personal consiste en vuestra propia perspicacia sobre vuestra creencia en las cosas espirituales, así como vuestra experiencia con ellas. Para todos vuestros semejantes que han tenido una experiencia similar, no es necesario ningún argumento sobre la personalidad o la realidad de Dios, mientras que para todos los demás hombres que no tienen esta seguridad de Dios, ningún argumento posible será nunca realmente convincente.
101:2.17 (1107.7) La psicología puede en verdad intentar estudiar los fenómenos de las reacciones religiosas ante el entorno social, pero nunca puede esperar penetrar en los móviles y en los efectos reales e internos de la religión. Únicamente la teología, la esfera de la fe y la técnica de la revelación, puede proporcionar algún tipo de explicación inteligente sobre la naturaleza y el contenido de la experiencia religiosa.
101:3.1 (1107.8) La religión es tan vital que sobrevive en ausencia de erudición. Vive a pesar de contaminarse con cosmologías erróneas y falsas filosofías; sobrevive incluso a la confusión de la metafísica. A través de todas las vicisitudes históricas de la religión, siempre sobrevive aquello que es indispensable para el progreso y la supervivencia humanos: la conciencia ética y el conocimiento moral.
101:3.2 (1108.1) La perspicacia de la fe, o intuición espiritual, es la dotación de la mente cósmica en asociación con el Ajustador del Pensamiento, que es el regalo del Padre al hombre. La razón espiritual, la inteligencia del alma, es la dotación del Espíritu Santo, el regalo del Espíritu Creativo al hombre. La filosofía espiritual, la sabiduría de las realidades espirituales, es la dotación del Espíritu de la Verdad, el regalo combinado de los Hijos donadores a los hijos de los hombres. La coordinación y la interasociación de estas dotaciones espirituales hacen que el hombre tenga un destino potencial como personalidad espiritual.
101:3.3 (1108.2) Esta misma personalidad espiritual, bajo una forma primitiva y embrionaria, es la que, poseída por el Ajustador, sobrevive a la muerte natural en la carne. Por medio del camino viviente proporcionado por los Hijos divinos, esta entidad combinada de origen espiritual, en asociación con la experiencia humana, está capacitada para sobrevivir (bajo la custodia del Ajustador) a la disolución del yo físico compuesto de mente y de materia, cuando esta asociación transitoria de lo material y lo espiritual se destruye debido al cese del movimiento vital.
101:3.4 (1108.3) El alma del hombre se revela por medio de la fe religiosa, y demuestra la divinidad potencial de su naturaleza emergente por la manera característica en que induce a la personalidad mortal a reaccionar ante ciertas situaciones intelectuales y sociales duras y difíciles. La fe espiritual auténtica (la verdadera conciencia moral) se revela en que:
101:3.5 (1108.4) 1. Provoca el progreso de la ética y de la moral a pesar de las tendencias animales inherentes y adversas.
101:3.6 (1108.5) 2. Produce una confianza sublime en la bondad de Dios, en medio incluso de amargas decepciones y de derrotas aplastantes.
101:3.7 (1108.6) 3. Genera un valor y una confianza profundos a pesar de las adversidades naturales y de las calamidades físicas.
101:3.8 (1108.7) 4. Muestra una serenidad inexplicable y una tranquilidad continua a pesar de las enfermedades desconcertantes e incluso de los sufrimientos físicos agudos.
101:3.9 (1108.8) 5. Mantiene a la personalidad en una calma y un equilibrio misteriosos en medio de los malos tratos y de las injusticias más flagrantes.
101:3.10 (1108.9) 6. Mantiene una confianza divina en la victoria final, a pesar de las crueldades de un destino aparentemente ciego y de la aparente indiferencia total de las fuerzas naturales hacia el bienestar humano.
101:3.11 (1108.10) 7. Insiste en creer inquebrantablemente en Dios a pesar de todas las demostraciones contrarias de la lógica, y resiste con éxito a todos los demás sofismas intelectuales.
101:3.12 (1108.11) 8. Continúa mostrando una fe intrépida en la supervivencia del alma, sin tener en cuenta las enseñanzas engañosas de la falsa ciencia ni las ilusiones persuasivas de una filosofía errónea.
101:3.13 (1108.12) 9. Vive y triunfa a pesar de la sobrecarga abrumadora de las civilizaciones complejas y parciales de los tiempos modernos.
101:3.14 (1108.13) 10. Contribuye a la supervivencia continua del altruismo a pesar del egoísmo humano, los antagonismos sociales, las avaricias industriales y los desajustes políticos.
101:3.15 (1108.14) 11. Se adhiere firmemente a una creencia sublime en la unidad universal y en la guía divina, sin tener en cuenta la presencia desconcertante del mal y del pecado.
101:3.16 (1108.15) 12. Continúa muy acertadamente adorando a Dios a pesar de todo y por encima de todo. Se atreve a declarar: «Aunque Él me mate, seguiré sirviéndole».
101:3.17 (1108.16) Sabemos pues, por tres fenómenos, que el hombre posee un espíritu o unos espíritus divinos que residen dentro de él: primero, por la experiencia personal — la fe religiosa; segundo, por la revelación — personal y racial; y tercero, por la manifestación asombrosa de unas reacciones extraordinarias y poco naturales hacia el entorno material, tal como ha quedado ilustrado en la relación anterior de doce comportamientos de tipo espiritual en presencia de unas situaciones concretas y difíciles de la existencia humana real. Y aún hay otros más.
101:3.18 (1109.1) Esta actuación esencial y vigorosa de la fe en el ámbito de la religión es precisamente la que le da al hombre mortal el derecho de aseverar la posesión personal y la realidad espiritual de este don supremo de la naturaleza humana: la experiencia religiosa.
101:4.1 (1109.2) Puesto que vuestro mundo ignora generalmente el origen de las cosas, incluso de las cosas físicas, ha parecido sabio proporcionarle de vez en cuando conocimientos de cosmología. Esto siempre ha causado problemas para el futuro. Las leyes de la revelación nos obstaculizan enormemente porque prohíben comunicar conocimientos inmerecidos o prematuros. Toda cosmología presentada como parte de una religión revelada está destinada a quedarse atrás en muy poco tiempo. Por consiguiente, los estudiosos futuros de esa revelación se sienten tentados a desechar cualquier elemento de verdad religiosa auténtica que pueda contener, porque descubren errores a primera vista en las cosmologías asociadas que se presentan en ella.
101:4.2 (1109.3) La humanidad debería comprender que nosotros, que participamos en la revelación de la verdad, estamos muy rigurosamente limitados por las instrucciones de nuestros superiores. No tenemos libertad para anticipar los descubrimientos científicos que se producirán en mil años. Los reveladores deben actuar con arreglo a las instrucciones que forman parte del mandato de revelar. No vemos ninguna manera de salvar esta dificultad, ni ahora ni en ningún momento del futuro. Sabemos muy bien que los hechos históricos y las verdades religiosas de esta serie de presentaciones revelatorias permanecerán en los anales de las épocas venideras, pero dentro de pocos años muchas de nuestras afirmaciones relacionadas con las ciencias físicas necesitarán una revisión a consecuencia de los desarrollos científicos adicionales y de los nuevos descubrimientos. Estos nuevos desarrollos los prevemos incluso desde ahora, pero se nos prohíbe incluir en nuestros escritos revelatorios esos hechos aún no descubiertos por la humanidad. Que quede muy claro que las revelaciones no son necesariamente inspiradas. La cosmología que figura en estas revelaciones no es inspirada. Está limitada por el permiso que nos han concedido para coordinar y clasificar el conocimiento de hoy en día. Aunque la perspicacia divina o espiritual sea un don, la sabiduría humana tiene que evolucionar.
101:4.3 (1109.4) La verdad siempre es una revelación: es una autorrevelación cuando emerge como resultado del trabajo del Ajustador interior, y es una revelación que hace época cuando es presentada mediante la actuación de algún otro agente, grupo o personalidad celestial.
101:4.4 (1109.5) A fin de cuentas, la religión ha de ser juzgada por sus frutos, con arreglo a la manera y a la amplitud en que manifiesta su propia excelencia inherente y divina.
101:4.5 (1109.6) La verdad puede ser sólo relativamente inspirada, aunque la revelación sea invariablemente un fenómeno espiritual. Las afirmaciones referentes a la cosmología nunca son inspiradas, pero estas revelaciones tienen un inmenso valor ya que al menos clarifican transitoriamente los conocimientos mediante:
101:4.6 (1109.7) 1. La reducción de la confusión, eliminando con autoridad los errores.
101:4.7 (1109.8) 2. La coordinación de los hechos y de las observaciones conocidos o a punto de ser conocidos.
101:4.8 (1110.1) 3. El restablecimiento de importantes fragmentos de conocimientos perdidos relacionados con acontecimientos históricos del pasado lejano.
101:4.9 (1110.2) 4. El suministro de una información que colma las lagunas vitales existentes en los conocimientos adquiridos de otras maneras.
101:4.10 (1110.3) 5. La presentación de unos datos cósmicos de tal forma que ilumine las enseñanzas espirituales contenidas en la revelación que las acompaña.
101:5.1 (1110.4) La revelación es una técnica que permite ahorrar grandes períodos de tiempo en el trabajo necesario de clasificar y separar los errores de la evolución de las verdades conseguidas por medio del espíritu.
101:5.2 (1110.5) La ciencia se ocupa de los hechos; la religión sólo se interesa por los valores. A través de una filosofía iluminada, la mente se esfuerza por unir los significados de los hechos y de los valores para llegar así a un concepto de la realidad total. Recordad que la ciencia es el ámbito del conocimiento, la filosofía el campo de la sabiduría y la religión la esfera de la experiencia de la fe. Pero la religión presenta sin embargo dos fases de manifestación:
101:5.3 (1110.6) 1. La religión evolutiva. La experiencia de la adoración primitiva, la religión que procede de la mente.
101:5.4 (1110.7) 2. La religión revelada. La actitud hacia el universo que procede del espíritu; la seguridad y la creencia de que las realidades eternas se conservan, de que la personalidad sobrevive y de que finalmente se alcanza la Deidad cósmica, cuyo propósito ha hecho posible todo esto. Tarde o temprano, la religión evolutiva está destinada a recibir la expansión espiritual de la revelación; esto forma parte del plan del universo.
101:5.5 (1110.8) Tanto la ciencia como la religión emprenden su camino suponiendo ciertas bases generalmente aceptadas para poder hacer deducciones lógicas. Así pues, la filosofía debe empezar también su carrera suponiendo la realidad de tres cosas:
101:5.6 (1110.9) 1. El cuerpo material.
101:5.7 (1110.10) 2. La fase supermaterial del ser humano, el alma o incluso el espíritu interior.
101:5.8 (1110.11) 3. La mente humana, el mecanismo para la intercomunicación y la interasociación entre el espíritu y la materia, entre lo material y lo espiritual.
101:5.9 (1110.12) Los científicos reúnen los hechos, los filósofos coordinan las ideas, mientras que los profetas ensalzan los ideales. Los sentimientos y las emociones acompañan invariablemente a la religión, pero no son la religión. La religión puede ser el sentimiento de la experiencia, pero es difícilmente la experiencia de los sentimientos. Ni la lógica (la racionalización) ni las emociones (los sentimientos) son una parte esencial de la experiencia religiosa, aunque las dos pueden estar diversamente asociadas al ejercicio de la fe para favorecer la perspicacia espiritual de la realidad, todo ello de acuerdo con el estado y las tendencias temperamentales de la mente individual.
101:5.10 (1110.13) La religión evolutiva es la manifestación exterior del don del ayudante mental del universo local encargado de crear y de fomentar la característica de la adoración en el hombre evolutivo. Estas religiones primitivas se interesan directamente por la ética y la moral, por el sentido del deber humano. Estas religiones están basadas en la seguridad de la conciencia y conducen a la estabilización de unas civilizaciones relativamente éticas.
101:5.11 (1111.1) Las religiones personalmente reveladas están patrocinadas por los espíritus donados que representan a las tres personas de la Trinidad del Paraíso, y se ocupan especialmente de la expansión de la verdad. La religión evolutiva introduce a fondo en el individuo la idea del deber personal; la religión revelada hace cada vez más hincapié en el amor, en la regla de oro.
101:5.12 (1111.2) La religión evolutiva descansa enteramente sobre la fe. La revelación posee la seguridad adicional de presentar extensamente las verdades de la divinidad y de la realidad, y el testimonio aun más valioso de la experiencia real que se acumula como consecuencia de la unión práctica activa entre la fe de la evolución y la verdad de la revelación. Esta unión activa entre la fe humana y la verdad divina constituye la posesión de un carácter que está bien encaminado hacia la adquisición efectiva de una personalidad morontial.
101:5.13 (1111.3) La religión evolutiva sólo proporciona la certidumbre basada en la fe y la confirmación de la conciencia; la religión revelada proporciona la certidumbre basada en la fe más la verdad de una experiencia viviente con las realidades de la revelación. La tercera etapa de la religión, o tercera fase de la experiencia religiosa, está relacionada con el estado morontial, con la comprensión más firme de la mota. Durante la progresión morontial, las verdades de la religión revelada se amplían de manera creciente; conoceréis cada vez mejor la verdad de los valores supremos, las bondades divinas, las relaciones universales, las realidades eternas y los destinos finales.
101:5.14 (1111.4) A lo largo de la progresión morontial, la seguridad de la verdad reemplaza cada vez más a la seguridad de la fe. Cuando seáis enrolados finalmente en el verdadero mundo espiritual, entonces las seguridades de la pura perspicacia espiritual actuarán en lugar de la fe y de la verdad, o más bien conjuntamente con ellas y superponiéndose a estas antiguas técnicas de seguridad de la personalidad.
101:6.1 (1111.5) La fase morontial de la religión revelada está relacionada con la experienciade la supervivencia, y su gran motivación consiste en alcanzar la perfección del espíritu. También se encuentra presente el estímulo superior de la adoración, unido a la llamada impelente de un servicio ético creciente. La perspicacia morontial trae consigo una conciencia cada vez mayor del Séptuple, del Supremo e incluso del Último.
101:6.2 (1111.6) A lo largo de toda la experiencia religiosa, desde sus primeros comienzos en el nivel material hasta el momento en que se alcanza el pleno estado espiritual, el Ajustador es el secreto para la comprensión personal de la realidad de la existencia del Supremo; y este mismo Ajustador posee también los secretos de vuestra fe en el logro trascendental del Último. La personalidad experiencial del hombre en evolución, unida a la esencia bajo la forma de Ajustador procedente del Dios existencial, constituye la culminación potencial de la existencia suprema, y es por naturaleza la base para la existenciación superfinita de la personalidad trascendental.
101:6.3 (1111.7) La voluntad moral engloba las decisiones basadas en el conocimiento razonado, acrecentadas por la sabiduría y aprobadas por la fe religiosa. Estas elecciones son actos de naturaleza moral y prueban la existencia de una personalidad moral, la precursora de la personalidad morontial y, finalmente, del verdadero estado espiritual.
101:6.4 (1111.8) El tipo evolutivo de conocimiento no es más que la acumulación del material protoplásmico de la memoria; ésta es la forma más primitiva de conciencia que tienen las criaturas. La sabiduría engloba las ideas formuladas a partir de la memoria protoplásmica mediante un proceso de asociaciones y recombinaciones, y estos fenómenos son los que diferencian a la mente humana de la simple mente animal. Los animales tienen conocimientos, pero sólo el hombre posee capacidad para la sabiduría. La verdad se vuelve accesible para el individuo dotado de sabiduría porque a dicha mente se le conceden los espíritus del Padre y de los Hijos: el Ajustador del Pensamiento y el Espíritu de la Verdad.
101:6.5 (1112.1) Cuando Cristo Miguel se donó en Urantia, vivió bajo el reinado de la religión evolutiva hasta la época de su bautismo. Desde aquel momento hasta el acontecimiento de su crucifixión incluido, llevó adelante su obra mediante la guía conjunta de la religión evolutiva y de la religión revelada. Desde la mañana de su resurrección hasta su ascensión, atravesó las múltiples fases de la vida morontial de transición humana desde el mundo de la materia hasta el mundo del espíritu. Después de su ascensión, Miguel adquirió el dominio de la experiencia de la Supremacía, la comprensión del Supremo; y como era la única persona de Nebadon que poseía una capacidad ilimitada para experimentar la realidad del Supremo, alcanzó inmediatamente el estado de la soberanía de supremacía en, y sobre, su universo local.
101:6.6 (1112.2) En el hombre, la fusión final con el Ajustador interior y la unidad resultante — la síntesis del hombre y de la esencia de Dios en una personalidad — hacen de él, en potencia, una parte viviente del Supremo, y aseguran a este antiguo ser mortal el derecho de nacimiento eterno a perseguir interminablemente la finalidad del servicio universal con y para el Supremo.
101:6.7 (1112.3) La revelación enseña al hombre mortal que para emprender esta aventura tan magnífica y fascinante a través del espacio y por medio de la progresión del tiempo, debe empezar por organizar sus conocimientos en ideas-decisiones; luego debe ordenarle a la sabiduría que trabaje sin cesar en su noble tarea de transformar las ideas que posee en ideales cada vez más prácticos, pero no obstante celestiales, e incluso en aquellos conceptos que son tan razonables como ideas, y tan lógicos como ideales, que el Ajustador se atreva a combinarlos y espiritualizarlos de tal manera que se encuentren disponibles para esa asociación, en la mente finita, que los convertirá en el verdadero complemento humano ya preparado para la actividad del Espíritu de la Verdad de los Hijos, las manifestaciones espacio-temporales de la verdad del Paraíso — de la verdad universal. La coordinación de las ideas-decisiones, de los ideales lógicos y de la verdad divina constituye la posesión de un carácter justo, el requisito previo para que un mortal sea admitido en las realidades en constante expansión y cada vez más espirituales de los mundos morontiales.
101:6.8 (1112.4) Las enseñanzas de Jesús constituyeron la primera religión urantiana que abarcó tan plenamente una coordinación armoniosa de conocimiento, sabiduría, fe, verdad y amor, que proporcionó de manera total y simultánea la tranquilidad temporal, la certidumbre intelectual, la iluminación moral, la estabilidad filosófica, la sensibilidad ética, la conciencia de Dios y la firme seguridad de la supervivencia personal. La fe de Jesús señalaba el camino hacia la finalidad de la salvación humana, hacia lo máximo que pueden alcanzar los mortales en el universo, puesto que aseguraba:
101:6.9 (1112.5) 1. La liberación de las trabas materiales mediante la comprensión personal de la filiación con Dios, que es espíritu.
101:6.10 (1112.6) 2. La liberación de la esclavitud intelectual: el hombre conocerá la verdad, y la verdad lo hará libre.
101:6.11 (1112.7) 3. La liberación de la ceguera espiritual, la comprensión humana de la fraternidad de los seres mortales y la conciencia morontial de la hermandad de todas las criaturas del universo; el descubrimiento de la realidad espiritual a través del servicio, y la revelación de la bondad de los valores espirituales por medio del ministerio.
101:6.12 (1113.1) 4. La liberación del estado incompleto del yo mediante el hecho de alcanzar los niveles espirituales del universo y a través de la comprensión final de la armonía de Havona y de la perfección del Paraíso.
101:6.13 (1113.2) 5. La liberación del yo, escapando a las limitaciones de la conciencia de sí mismo mediante el hecho de alcanzar los niveles cósmicos de la mente Suprema y gracias a la coordinación con los logros de todos los demás seres conscientes de sí mismos.
101:6.14 (1113.3) 6. La liberación del tiempo, la consecución de una vida eterna de progreso sin fin para reconocer a Dios y al servicio de Dios.
101:6.15 (1113.4) 7. La liberación de lo finito, la unión perfeccionada con la Deidad en el Supremo y a través de él, mediante la cual la criatura intenta descubrir trascendentalmente al Último en los niveles postfinalitarios de lo absonito.
101:6.16 (1113.5) Esta liberación séptuple equivale a realizar de manera completa y perfecta la experiencia última del Padre Universal. Todo esto está contenido en potencia dentro de la realidad de la fe de la experiencia religiosa humana. Y puede estar contenido así, ya que la fe de Jesús estaba alimentada por unas realidades que se encuentran incluso más allá de lo último, y su fe revelaba dichas realidades; la fe de Jesús se acercaba a la categoría de un absoluto universal en la medida en que esto se puede manifestar en el cosmos espacio-temporal en evolución.
101:6.17 (1113.6) El hombre mortal, cuando se apropia de la fe de Jesús, puede probar de antemano, en el tiempo, las realidades de la eternidad. Jesús descubrió en la experiencia humana al Padre Final, y sus hermanos encarnados en la vida mortal pueden seguirlo en esta misma experiencia de descubrimiento del Padre. En esta experiencia con el Padre pueden incluso conseguir, tal como son, la misma satisfacción que Jesús consiguió tal como él era. En el universo de Nebadon se actualizaron unos nuevos potenciales a consecuencia de la donación final de Miguel, y uno de ellos fue la nueva iluminación del camino de la eternidad que conduce al Padre de todos, y que puede ser recorrido incluso por los mortales materiales de carne y hueso durante su vida inicial en los planetas del espacio. Jesús era y es la nueva vía viviente por la que el hombre puede recibir la herencia divina que el Padre ha decretado que será suya con tal que la pida. En Jesús se encuentran abundantemente demostrados tanto los comienzos como las finalizaciones de la experiencia con la fe de la humanidad, incluso de la humanidad divina.
101:7.1 (1113.7) Una idea no es más que un plan teórico de acción, mientras que una decisión firme es un plan de acción validado. Un estereotipo es un plan de acción aceptado sin validación. Los materiales con los que se puede construir una filosofía personal de la religión proceden tanto de la experiencia interior como de la experiencia del individuo con su entorno. La posición social, las condiciones económicas, las oportunidades educativas, las inclinaciones morales, las influencias institucionales, los desarrollos políticos, las tendencias raciales y las enseñanzas religiosas de la época y del lugar donde uno vive se convierten todos en factores que afectan a la formulación de una filosofía personal de la religión. Incluso el temperamento inherente y las inclinaciones intelectuales determinan notablemente el tipo de filosofía religiosa. La vocación, el matrimonio y los parientes influyen todos sobre la evolución de las normas de vida personales.
101:7.2 (1113.8) Una filosofía de la religión se desarrolla a partir de un crecimiento básico de las ideas, más la vida experimental, siendo ambos modificados por la tendencia a imitar a los semejantes. La validez de las conclusiones filosóficas depende de una manera de pensar aguda, honrada y juiciosa, en unión con la sensibilidad a los significados y la exactitud en la evaluación. Las personas moralmente cobardes nunca consiguen unos niveles elevados de pensamiento filosófico; hace falta valor para meterse en nuevos niveles de experiencia e intentar explorar los terrenos desconocidos de la vida intelectual.
101:7.3 (1114.1) Dentro de poco aparecerán nuevos sistemas de valores; se conseguirán nuevas formulaciones de principios y criterios; se reformarán las costumbres y los ideales; se alcanzará cierta idea de un Dios personal, seguida de unos conceptos más amplios sobre las relaciones con esta idea.
101:7.4 (1114.2) La gran diferencia entre una filosofía religiosa y una filosofía no religiosa de la vida consiste en la naturaleza y el nivel de los valores reconocidos, y en el objeto de las lealtades. La evolución de la filosofía religiosa comporta cuatro fases: Una experiencia así puede volverse simplemente conformista, resignada a someterse a la tradición y a la autoridad. O puede satisfacerse con pequeños logros, los suficientes como para estabilizar la vida diaria, por lo que pronto se queda detenida en este nivel atrasado. Estos mortales creen que es mejor dejar las cosas como están. Un tercer grupo progresa hasta el nivel de la intelectualidad lógica, pero se estancan allí a consecuencia de la esclavitud cultural. Es verdaderamente lamentable contemplar a unos intelectos gigantes totalmente sometidos al dominio cruel de la servidumbre cultural. Es igualmente patético observar a aquellos que cambian su esclavitud cultural por las cadenas materialistas de una ciencia calificada erróneamente de esta manera. El cuarto nivel de la filosofía consigue liberarse de todos los obstáculos convencionales y tradicionales, y se atreve a pensar, actuar y vivir de manera honrada, leal, intrépida y veraz.
101:7.5 (1114.3) La prueba decisiva para cualquier filosofía religiosa consiste en saber si distingue o no entre las realidades del mundo material y las del mundo espiritual, reconociendo al mismo tiempo su unificación en el esfuerzo intelectual y el servicio social. Una buena filosofía religiosa no confunde las cosas de Dios con las cosas del César. Y tampoco reconoce que el culto estético a las puras maravillas sea un sustituto de la religión.
101:7.6 (1114.4) La filosofía transforma la religión primitiva, que era principalmente un cuento de hadas de la conciencia, en una experiencia viviente de los valores ascendentes de la realidad cósmica.
101:8.1 (1114.5) La creencia alcanza el nivel de la fe cuando motiva la vida y modela la manera de vivir. La aceptación de una enseñanza como verdadera no es la fe; es una simple creencia. La certidumbre y la convicción tampoco son la fe. Un estado mental sólo alcanza los niveles de la fe cuando domina realmente la manera de vivir. La fe es un atributo viviente de la experiencia religiosa personal auténtica. Uno cree en la verdad, admira la belleza y respeta la bondad, pero no las adora; una actitud así de fe salvadora está centrada solamente en Dios, que es la personificación de todas estas cosas e infinitamente más.
101:8.2 (1114.6) La creencia limita y ata siempre; la fe expande y desata. La creencia fija, la fe libera. Pero la fe religiosa viviente es más que una asociación de creencias nobles; es más que un sistema elevado de filosofía; es una experiencia viviente que se interesa por los significados espirituales, los ideales divinos y los valores supremos; conoce a Dios y sirve a los hombres. Las creencias pueden llegar a ser propiedad de un grupo, pero la fe ha de ser personal. Las creencias teológicas se pueden sugerir a un grupo, pero la fe sólo puede surgir en el corazón de la persona religiosa individual.
101:8.3 (1114.7) La fe falsifica su misión de confianza cuando se atreve a negar las realidades y a conferir a sus adeptos un conocimiento ficticio. La fe se vuelve traidora cuando fomenta la traición de la integridad intelectual y desprecia la lealtad a los valores supremos y a los ideales divinos. La fe nunca rehuye el deber de resolver los problemas de la vida mortal. La fe viviente no fomenta el fanatismo, la persecución o la intolerancia.
101:8.4 (1115.1) La fe no encadena la imaginación creadora ni tampoco mantiene prejuicios irrazonables hacia los descubrimientos de la investigación científica. La fe vitaliza la religión y obliga a la persona religiosa a vivir heroicamente la regla de oro. El fervor de la fe está en armonía con el conocimiento, y sus esfuerzos son el preludio de una paz sublime.
101:9.1 (1115.2) Ninguna supuesta revelación de la religión puede ser considerada como auténtica si no logra reconocer las exigencias del deber de las obligaciones éticas que han sido creadas y fomentadas por la religión evolutiva anterior. La revelación amplía infaliblemente el horizonte ético de la religión evolutiva, extendiendo simultánea e indefectiblemente las obligaciones morales de todas las revelaciones anteriores.
101:9.2 (1115.3) Cuando os atrevéis a hacer un juicio crítico sobre la religión primitiva del hombre (o sobre la religión del hombre primitivo), deberíais recordar que hay que juzgar a aquellos salvajes, y evaluar su experiencia religiosa, de acuerdo con sus luces y su nivel de conciencia. No cometáis el error de juzgar la religión de otras personas según vuestros propios criterios sobre el conocimiento y la verdad.
101:9.3 (1115.4) La verdadera religión es ese convencimiento sublime y profundo, dentro del alma, que advierte irresistiblemente al hombre que sería malo para él no creer en esas realidades morontiales que constituyen sus conceptos éticos y morales más elevados, su interpretación más elevada de los valores más grandes de la vida y de las realidades más profundas del universo. Una religión así es simplemente la experiencia de abandonar la lealtad intelectual a los dictados más elevados de la conciencia espiritual.
101:9.4 (1115.5) La búsqueda de la belleza sólo forma parte de la religión en la medida en que es ética y en el grado en que enriquece el concepto de la moral. El arte sólo es religioso cuando se difunde con una intención derivada de una elevada motivación espiritual.
101:9.5 (1115.6) La conciencia espiritual iluminada del hombre civilizado no se interesa tanto por una creencia intelectual específica, o por una manera particular de vivir, como por descubrir la verdad de la vida, la técnica buena y correcta de reaccionar ante las situaciones constantemente recurrentes de la existencia mortal. La conciencia moral es simplemente un nombre que se aplica al reconocimiento y al conocimiento humanos de esos valores éticos y de esos valores morontiales emergentes respecto a los cuales el sentido del deber exige que el hombre se atenga a ellos para controlar y dirigir su conducta diaria.
101:9.6 (1115.7) Aunque reconocemos que la religión es imperfecta, existen al menos dos manifestaciones prácticas de su naturaleza y de su función:
101:9.7 (1115.8) 1. El impulso espiritual y la presión filosófica de la religión tienden a hacer que el hombre proyecte su apreciación de los valores morales directamente hacia afuera, hacia los asuntos de sus semejantes — la reacción ética de la religión.
101:9.8 (1115.9) 2. La religión crea para la mente humana una conciencia espiritualizada de la realidad divina, basada en unos conceptos precedentes de los valores morales, derivada por la fe de dichos conceptos, y coordinada con unos conceptos superpuestos de los valores espirituales. La religión se vuelve así una censora de los asuntos humanos, una forma de esperanza y de confianza moral glorificada en la realidad, en las realidades elevadas del tiempo y en las realidades más duraderas de la eternidad.
101:9.9 (1116.1) La fe se convierte en la conexión entre la conciencia moral y el concepto espiritual de la realidad duradera. La religión se vuelve el camino por el que el hombre escapa de las limitaciones materiales del mundo temporal y natural hacia las realidades celestiales del mundo eterno y espiritual por medio de la técnica de la salvación, de la transformación morontial progresiva.
101:10.1 (1116.2) El hombre inteligente sabe que es un hijo de la naturaleza, una parte del universo material; asimismo, no discierne ninguna supervivencia de la personalidad individual en los movimientos y tensiones del nivel matemático del universo energético. El hombre tampoco puede discernir nunca la realidad espiritual a través del examen de las causas y de los efectos físicos.
101:10.2 (1116.3) Un ser humano se da cuenta también de que es una parte del cosmos ideacional, pero aunque un concepto puede perdurar más allá de la duración de la vida de un mortal, no hay nada inherente al concepto que indique la supervivencia personal de la personalidad que lo concibe. El agotamiento de las posibilidades de la lógica y de la razón tampoco revelará nunca al lógico o al razonador la verdad eterna de la supervivencia de la personalidad.
101:10.3 (1116.4) El nivel material de la ley asegura la continuidad de la causalidad, la reacción interminable de los efectos a unas acciones precedentes; el nivel mental sugiere la perpetuación de la continuidad de las ideas, el flujo incesante de la potencialidad conceptual procedente de las ideas preexistentes. Pero ninguno de estos niveles del universo revela al mortal inquisitivo una vía por donde poder escapar de su estado parcial y de la intolerable incertidumbre de ser una realidad transitoria en el universo, una personalidad temporal condenada a extinguirse cuando se agoten las energías limitadas de la vida.
101:10.4 (1116.5) Sólo a través del camino morontial, que conduce a la perspicacia espiritual, es como el hombre podrá romper alguna vez las cadenas inherentes a su estado mortal en el universo. La energía y la mente sí conducen de vuelta hacia el Paraíso y la Deidad, pero ni la dotación energética ni la dotación mental del hombre proceden directamente de esta Deidad del Paraíso. El hombre sólo es un hijo de Dios en el sentido espiritual. Y esto es así porque sólo en el sentido espiritual es como el hombre está dotado y habitado en este momento por el Padre Paradisiaco. La humanidad nunca podrá descubrir a la divinidad salvo a través del camino de la experiencia religiosa y mediante el ejercicio de la fe verdadera. La aceptación, por la fe, de la verdad de Dios, permite al hombre escapar de las fronteras circunscritas de las limitaciones materiales, y le proporciona una esperanza racional de conseguir un salvoconducto para salir del mundo material, donde existe la muerte, hacia el mundo espiritual, donde está la vida eterna.
101:10.5 (1116.6) La finalidad de la religión no es satisfacer la curiosidad sobre Dios, sino más bien proporcionar la constancia intelectual y la seguridad filosófica, estabilizar y enriquecer la vida humana mezclando lo mortal con lo divino, lo parcial con lo perfecto, el hombre y Dios. Es a través de la experiencia religiosa como los conceptos humanos de la idealidad son dotados de realidad.
101:10.6 (1116.7) Nunca podrá haber pruebas científicas o lógicas de la divinidad. La razón por sí sola nunca podrá validar los valores y las bondades de la experiencia religiosa. Pero siempre seguirá siendo cierto que cualquiera que desee hacer la voluntad de Dios comprenderá la validez de los valores espirituales. Ésta es la mayor aproximación que se puede efectuar en el nivel mortal en el sentido de ofrecer una prueba de la realidad de la experiencia religiosa. Una fe así proporciona la única manera de escapar de las garras mecánicas del mundo material y de las deformaciones causadas por los errores que se encuentran en el estado incompleto del mundo intelectual; es la única solución que se ha descubierto para salir del atolladero en que se encuentra el pensamiento mortal en lo que se refiere a la supervivencia continua de la personalidad individual. Es el único pasaporte para culminar la realidad y para la eternidad de vida en una creación universal de amor, ley, unidad y alcance progresivo de la Deidad.
101:10.7 (1117.1) La religión cura eficazmente el sentimiento humano de aislamiento idealista o de soledad espiritual; concede al creyente el derecho de hijo de Dios, de ciudadano de un universo nuevo y significativo. La religión le asegura al hombre que, cuando sigue el destello de rectitud discernible en su alma, se identifica de este modo con el plan del Infinito y el objetivo del Eterno. Un alma así liberada empieza a sentirse inmediatamente como en su casa en este nuevo universo, su universo.
101:10.8 (1117.2) Cuando experimentáis esta transformación por la fe, ya no sois una parte servil del cosmos matemático, sino más bien un hijo volitivo liberado del Padre Universal. Este hijo liberado ya no lucha solo contra el destino inexorable que pone fin a la existencia temporal; ya no combate contra toda la naturaleza, con las probabilidades totalmente en contra suya; ya no se tambalea debido al miedo paralizante de que quizás haya puesto su confianza en una ilusión sin esperanzas, o colocado su fe en un error de su fantasía.
101:10.9 (1117.3) Ahora, los hijos de Dios se han alistado juntos para librar la batalla del triunfo de la realidad sobre las sombras parciales de la existencia. Por fin todas las criaturas se vuelven conscientes del hecho de que Dios y todas las huestes divinas de un universo casi ilimitado están de su lado en la lucha celestial por alcanzar la vida eterna y el estado divino. Por supuesto, estos hijos liberados por la fe se han alistado en las luchas del tiempo al lado de las fuerzas supremas y de las personalidades divinas de la eternidad; incluso las estrellas en su trayectoria combaten ahora por ellos; por fin contemplan el universo desde dentro, desde el punto de vista de Dios, y las incertidumbres del aislamiento material se transforman en las certezas de la progresión espiritual eterna. Incluso el tiempo mismo se vuelve una mera sombra de la eternidad, proyectada por las realidades del Paraíso sobre la panoplia móvil del espacio.
101:10.10 (1117.4) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 102
102:0.1 (1118.1) PARA el materialista no creyente, el hombre es simplemente un accidente evolutivo. Sus esperanzas de supervivencia están engarzadas en una ficción de su imaginación como ser mortal; sus miedos, amores, anhelos y creencias no son más que la reacción de la yuxtaposición fortuita de ciertos átomos de materia sin vida. Ningún despliegue de energía y ninguna expresión de confianza pueden transportarlo más allá de la tumba. Las obras piadosas y el talento inspirador de los mejores hombres están condenados a perecer en la muerte, en esa larga noche solitaria del olvido eterno y de la extinción del alma. Una desesperación sin nombre es la única recompensa que recibe el hombre por vivir y trabajar sin descanso bajo el sol temporal de la existencia mortal. Cada día de la vida aprieta de manera lenta y segura el nudo de un destino despiadado que un universo de materia, hostil e implacable, ha decretado como insulto supremo para todo lo que es hermoso, noble, elevado y bueno en los deseos humanos.
102:0.2 (1118.2) Pero éste no es el fin ni el destino eterno del hombre; esta visión no es más que el grito de desesperación lanzado por un alma errante que se ha perdido en las tinieblas espirituales, y que continúa luchando valientemente en medio de los sofismas mecanicistas de una filosofía material cegada por la confusión y la deformación de una erudición compleja. Toda esta condena a las tinieblas y todo este destino de desesperación se disipan para siempre mediante un valiente despliegue de fe por parte del hijo de Dios más humilde e inculto que viva en la Tierra.
102:0.3 (1118.3) Esta fe salvadora nace en el corazón humano cuando la conciencia moral del hombre se da cuenta de que, en la experiencia mortal, los valores humanos pueden ser trasladados de lo material a lo espiritual, de lo humano a lo divino, del tiempo a la eternidad.
102:1.1 (1118.4) El trabajo del Ajustador del Pensamiento explica la transformación del sentido primitivo y evolutivo del deber del hombre en una fe superior y más segura en las realidades eternas de la revelación. El corazón del hombre ha de tener hambre de perfección para que le asegure la capacidad de comprender los caminos de la fe que conducen al logro supremo. Si un hombre elige hacer la voluntad divina, conocerá el camino de la verdad. Es literalmente cierto que «hay que conocer las cosas humanas para poder amarlas, pero hay que amar las cosas divinas para poder conocerlas». Las dudas honradas y las preguntas sinceras no son un pecado; estas actitudes representan simplemente un retraso en el viaje progresivo hacia el logro de la perfección. La confianza semejante a la de un niño le asegura al hombre su entrada en el reino de la ascensión celestial, pero el progreso depende enteramente del ejercicio vigoroso de la fe robusta y convencida del hombre adulto.
102:1.2 (1119.1) La razón de la ciencia está basada en los hechos observables del tiempo; la fe de la religión presenta sus razonamientos basándose en el programa espiritual de la eternidad. Lo que el conocimiento y la razón no pueden hacer por nosotros, la verdadera sabiduría nos exhorta a que permitamos que la fe lo realice a través de la perspicacia religiosa y la transformación espiritual.
102:1.3 (1119.2) Debido al aislamiento causado por la rebelión, la revelación de la verdad en Urantia se ha mezclado demasiado a menudo con las declaraciones de cosmologías parciales y transitorias. La verdad permanece invariable de generación en generación, pero las enseñanzas que la acompañan concernientes al mundo físico varían de día en día y de año en año. La verdad eterna no debería ser despreciada porque se la encuentre por casualidad en compañía de ideas obsoletas sobre el mundo material. Cuanta más ciencia conocéis, menos seguros estáis; cuanto más religión poseéis, más certidumbre tenéis.
102:1.4 (1119.3) Las certidumbres de la ciencia proceden totalmente del intelecto; las certezas de la religión se originan en los fundamentos mismos de la totalidad de lapersonalidad. La ciencia apela a la comprensión de la mente; la religión apela a la lealtad y a la devoción del cuerpo, la mente y el espíritu, e incluso de toda la personalidad.
102:1.5 (1119.4) Dios es tan real y absoluto que no se puede ofrecer, como testimonio de su realidad, ningún signo material de prueba ni ninguna demostración de supuestos milagros. Siempre llegaremos a conocerlo porque confiamos en él, y nuestra creencia en él está totalmente basada en nuestra participación personal en las manifestaciones divinas de su realidad infinita.
102:1.6 (1119.5) El Ajustador del Pensamiento interior despierta infaliblemente en el alma humana una auténtica hambre de búsqueda de la perfección así como una enorme curiosidad, que sólo se pueden satisfacer adecuadamente mediante la comunión con Dios, la fuente divina de ese Ajustador. El alma hambrienta del hombre se niega a satisfacerse con cualquier otra cosa que sea inferior a la comprensión personal del Dios viviente. Aunque Dios pueda ser mucho más que una personalidad moral elevada y perfecta, en nuestro concepto hambriento y finito no puede ser nada menos.
102:2.1 (1119.6) Las mentes observadoras y las almas exigentes conocen la religión cuando la encuentran en la vida de sus semejantes. La religión no necesita ninguna definición; todos conocemos sus frutos sociales, intelectuales, morales y espirituales. Todo esto se deriva del hecho de que la religión es propiedad de la raza humana; no es un producto de la cultura. Es verdad que la percepción de la religión sigue siendo humana y que está sujeta por ello a la servidumbre de la ignorancia, a la esclavitud de la superstición, a los engaños de la sofisticación y a las ilusiones de las falsas filosofías.
102:2.2 (1119.7) Una de las peculiaridades características de la auténtica seguridad religiosa consiste en que, a pesar del carácter absoluto de sus afirmaciones y de la firmeza de su actitud, el espíritu de su expresión es tan equilibrado y templado que nunca transmite la menor impresión de presunción o de exaltación egoísta. La sabiduría de la experiencia religiosa es en cierto modo una paradoja, ya que es de origen humano y procede al mismo tiempo del Ajustador. La fuerza religiosa no es producto de las prerrogativas personales del individuo, sino más bien la manifestación de la asociación sublime entre el hombre y la fuente eterna de toda sabiduría. Así es como las palabras y los actos de la religión verdadera y no contaminada poseen una autoridad irresistible para todos los mortales iluminados.
102:2.3 (1119.8) Es difícil identificar y analizar los factores de una experiencia religiosa, pero no es difícil observar que los practicantes religiosos viven y se comportan como si ya estuvieran en presencia del Eterno. Los creyentes reaccionan ante esta vida temporal como si la inmortalidad estuviera ya al alcance de sus manos. En la vida de estos mortales se puede observar una originalidad válida y una espontaneidad de expresión que los separa para siempre de aquellos semejantes suyos que sólo se han impregnado de la sabiduría del mundo. Las personas religiosas parecen vivir eficazmente liberadas del acoso de la prisa y de la tensión dolorosa de las vicisitudes inherentes a las corrientes transitorias del tiempo; manifiestan una estabilidad en su personalidad y una tranquilidad de carácter que las leyes de la fisiología, la psicología y la sociología no pueden explicar.
102:2.4 (1120.1) El tiempo es un elemento invariable para adquirir el conocimiento; la religión hace que sus dones sean inmediatamente asequibles, aunque existe el factor importante del crecimiento en la gracia, de un progreso preciso en todas las fases de la experiencia religiosa. El conocimiento es una búsqueda eterna; siempre estaréis aprendiendo, pero nunca seréis capaces de llegar al conocimiento completo de la verdad absoluta. El conocimiento por sí solo nunca puede proporcionar una certeza absoluta, sino únicamente una probabilidad aproximada creciente; pero el alma religiosa espiritualmente iluminada sabe, y sabe ahora. Y sin embargo, esta certidumbre profunda y positiva no conduce a esta persona religiosa mentalmente sana a interesarse menos por los altibajos del progreso de la sabiduría humana, la cual está unida en sus objetivos materiales a los desarrollos de una ciencia que avanza lentamente.
102:2.5 (1120.2) Incluso los descubrimientos de la ciencia no son verdaderamente reales en la conciencia de la experiencia humana hasta que no son desenmarañados y correlacionados, hasta que sus hechos pertinentes no tienen un significado efectivo gracias a su inclusión en las corrientes de pensamiento de la mente. El hombre mortal percibe incluso su entorno físico desde el nivel mental, desde la perspectiva de su registro psicológico. Por eso no es de extrañar que el hombre interprete el universo de una manera extremadamente unificada, y luego intente identificar esta unidad energética de su ciencia con la unidad espiritual de su experiencia religiosa. La mente es unidad; la conciencia mortal vive en el nivel mental y percibe las realidades universales a través de los ojos de la dotación mental. La perspectiva mental no proporcionará la unidad existencial de la fuente de la realidad, la Fuente-Centro Primera, pero puede presentar, y alguna vez presentará al hombre, la síntesis experiencial de la energía, la mente y el espíritu en el Ser Supremo y como Ser Supremo. Pero la mente nunca podrá conseguir esta unificación de la diversidad de la realidad, a menos que dicha mente sea firmemente consciente de las cosas materiales, los significados intelectuales y los valores espirituales; sólo existe unidad en la armonía de la trinidad de la realidad funcional, y la satisfacción que proporciona a la personalidad la comprensión de la constancia y de la coherencia cósmicas sólo se hallan en la unidad.
102:2.6 (1120.3) En la experiencia humana, la unidad se encuentra mejor a través de la filosofía. Y aunque el conjunto del pensamiento filosófico debe estar basado siempre en los hechos materiales, la perspicacia espiritual humana es el alma y la energía de la verdadera dinámica filosófica.
102:2.7 (1120.4) Al hombre evolutivo no le entusiasma por naturaleza el trabajo duro. En la experiencia de su vida, para mantenerse al mismo ritmo que las exigencias impelentes y los impulsos irresistibles de una experiencia religiosa creciente, necesita tener una actividad incesante en el crecimiento espiritual, la expansión intelectual, el desarrollo basado en los hechos y el servicio social. No existe ninguna verdadera religión sin una personalidad extremadamente activa. Por eso los hombres más indolentes intentan a menudo evitar los rigores de las actividades verdaderamente religiosas mediante una especie de autoengaño ingenioso, recurriendo a retirarse al falso refugio de las doctrinas y de los dogmas religiosos estereotipados. Pero la verdadera religión está viva. La cristalización intelectual de los conceptos religiosos equivale a la muerte espiritual. No podéis concebir una religión sin ideas, pero una vez que la religión se reduce únicamente a una idea, ya no es una religión; se ha convertido simplemente en una especie de filosofía humana.
102:2.8 (1121.1) Además, existen otros tipos de almas inestables y mal disciplinadas que suelen utilizar las ideas sentimentales de la religión como camino para eludir las exigencias enojosas de la vida. Cuando ciertos mortales vacilantes y asustadizos intentan escapar de la presión incesante de la vida evolutiva, la religión, tal como ellos la conciben, parece ofrecerles el refugio más cercano, la mejor escapatoria. Pero la religión tiene la misión de preparar al hombre para enfrentarse de manera valiente, e incluso heroica, a las vicisitudes de la vida. La religión es el don supremo del hombre evolutivo, la única cosa que le permite seguir adelante y «aguantar como si viera a Aquel que es invisible». Sin embargo, el misticismo es a menudo una especie de retirada de la vida, siendo abrazado por aquellos humanos que no disfrutan con las actividades más vigorosas de una vida religiosa vivida en las esferas abiertas de la sociedad y del comercio humanos. La verdadera religión debe actuar. El comportamiento es una consecuencia de la religión cuando el hombre tiene realmente una, o más bien cuando el hombre permite que la religión lo posea verdaderamente. La religión nunca se sentirá satisfecha con unos simples pensamientos o con unos sentimientos pasivos.
102:2.9 (1121.2) No ignoramos el hecho de que la religión actúa a menudo de manera insensata e incluso irreligiosa, pero actúa. Las aberraciones de algunas convicciones religiosas han conducido a persecuciones sangrientas, pero la religión siempre hace algo; ¡es dinámica!
102:3.1 (1121.3) Las deficiencias intelectuales o las carencias educativas obstaculizan inevitablemente los logros religiosos más elevados, porque un entorno de naturaleza espiritual tan empobrecido le roba a la religión su canal principal de contacto filosófico con el mundo de los conocimientos científicos. Los factores intelectuales de la religión son importantes, pero a veces su desarrollo excesivo es del mismo modo muy perjudicial y embarazoso. La religión debe trabajar continuamente bajo una necesidad paradójica: la necesidad de emplear eficazmente el pensamiento, y al mismo tiempo no hacer caso de la utilidad espiritual de todo pensamiento.
102:3.2 (1121.4) Las especulaciones religiosas son inevitables, pero siempre son perjudiciales; la especulación desvirtúa invariablemente su objeto. La especulación tiende a transformar la religión en algo material o humanista, y así, a la vez que interfiere directamente con la claridad del pensamiento lógico, hace indirectamente que la religión aparezca como una función del mundo temporal, del mundo mismo con el que debería estar en eterna contraposición. Por consiguiente, la religión siempre estará caracterizada por las paradojas, las paradojas ocasionadas por la ausencia de conexión experiencial entre el nivel material y el nivel espiritual del universo — de la mota morontial, la sensibilidad superfilosófica que permite discernir la verdad y percibir la unidad.
102:3.3 (1121.5) Los sentimientos materiales, las emociones humanas, conducen directamente a las acciones materiales, a los actos egoístas. La perspicacia religiosa, las motivaciones espirituales, conducen directamente a las acciones religiosas, a los actos desinteresados de servicio social y de generosidad altruista.
102:3.4 (1121.6) El deseo religioso es la búsqueda ávida de la realidad divina. La experiencia religiosa es tener conciencia de haber encontrado a Dios. Y cuando un ser humano encuentra a Dios, el alma de ese ser experimenta tal agitación indescriptible por el triunfo de su descubrimiento, que se ve impulsado a buscar un contacto de servicio afectuoso con sus semejantes menos iluminados, no para revelar que ha encontrado a Dios, sino más bien para permitir que el desbordamiento de bondad eterna que brota de su propia alma refresque y ennoblezca a sus semejantes. La auténtica religión conduce a un servicio social cada vez mayor.
102:3.5 (1122.1) La ciencia, el conocimiento, conduce a la conciencia de los hechos; la religión, la experiencia, conduce a la conciencia de los valores; la filosofía, la sabiduría, conduce a la conciencia coordinada; la revelación (la sustituta de la mota morontial) conduce a la conciencia de la verdadera realidad; mientras que la coordinación de la conciencia de los hechos, los valores y la verdadera realidad constituye el tener conciencia de la realidad de la personalidad, lo máximo del ser, junto con la creencia en la posibilidad de la supervivencia de esta misma personalidad.
102:3.6 (1122.2) El conocimiento conduce a situar a los hombres, a originar las capas y las castas sociales. La religión conduce a servir a los hombres, creando así la ética y el altruismo. La sabiduría conduce a una asociación mejor y más elevada tanto de las ideas como con los semejantes. La revelación libera a los hombres y los pone en camino hacia la aventura eterna.
102:3.7 (1122.3) La ciencia clasifica a los hombres; la religión ama a los hombres, incluso como a vosotros mismos; la sabiduría hace justicia a los distintos hombres; pero la revelación glorifica al hombre y revela su capacidad para asociarse con Dios.
102:3.8 (1122.4) La ciencia se esfuerza en vano por crear la fraternidad de la cultura; la religión engendra la fraternidad del espíritu. La filosofía lucha por la fraternidad de la sabiduría; la revelación describe la fraternidad eterna, el Cuerpo Paradisiaco de la Finalidad.
102:3.9 (1122.5) El conocimiento produce orgullo en el hecho de la personalidad; la sabiduría es la conciencia del significado de la personalidad; la religión es la experiencia del conocimiento del valor de la personalidad; la revelación es la seguridad de la supervivencia de la personalidad.
102:3.10 (1122.6) La ciencia trata de identificar, analizar y clasificar las partes segmentadas del cosmos ilimitado. La religión capta la idea del todo, el cosmos total. La filosofía intenta identificar los segmentos materiales de la ciencia con el concepto del todo basado en la perspicacia espiritual del todo. Allí donde la filosofía fracasa en este intento, la revelación tiene éxito, afirmando que el círculo cósmico es universal, eterno, absoluto e infinito. Este cosmos del Infinito YO SOY es por tanto interminable, ilimitado, y lo incluye todo — sin tiempo, sin espacio e incalificado. Y atestiguamos que el Infinito YO SOY es también el Padre de Miguel de Nebadon y el Dios de la salvación humana.
102:3.11 (1122.7) La ciencia alude a la Deidad como un hecho; la filosofía presenta la idea de un Absoluto; la religión presenta la imagen de Dios como una personalidadespiritual amorosa. La revelación afirma que existe unidad entre el hecho de la Deidad, la idea del Absoluto y la personalidad espiritual de Dios; y además presenta este concepto bajo la forma de nuestro Padre — el hecho universal de la existencia, la idea eterna de la mente y el espíritu infinito de la vida.
102:3.12 (1122.8) La persecución del conocimiento constituye la ciencia; la búsqueda de la sabiduría es la filosofía; el amor a Dios es la religión; el hambre de la verdad es una revelación. Pero el Ajustador del Pensamiento interior es el que conecta el sentimiento de la realidad con la perspicacia espiritual humana del cosmos.
102:3.13 (1122.9) En la ciencia, la idea precede a la expresión de su realización; en la religión, la experiencia de la realización precede a la expresión de la idea. Existe una inmensa diferencia entre la voluntad evolutiva de creer y el producto de la razón iluminada, la perspicacia religiosa y la revelación — la voluntad que cree.
102:3.14 (1122.10) En la evolución, la religión conduce con frecuencia al hombre a crear sus conceptos de Dios; la revelación manifiesta el fenómeno de Dios haciendo evolucionar al hombre mismo, mientras que en la vida terrestre de Cristo Miguel contemplamos el fenómeno de Dios revelándose al hombre. La evolución tiende a hacer a Dios semejante al hombre; la revelación tiende a hacer al hombre semejante a Dios.
102:3.15 (1122.11) La ciencia sólo se satisface con las causas primeras, la religión con la personalidad suprema, y la filosofía con la unidad. La revelación afirma que las tres son una sola, y que todas son buenas. Lo real eterno es el bien del universo, y no las ilusiones temporales del mal espacial. En la experiencia espiritual de todas las personalidades, siempre es cierto que lo real es el bien y que el bien es lo real.
102:4.1 (1123.1) Debido a la presencia del Ajustador del Pensamiento en vuestra mente, para vosotros no es más misterioso conocer la mente de Dios que estar seguros de que tenéis conciencia de conocer cualquier otra mente, humana o superhumana. La religión y la conciencia social tienen esto en común: están basadas en la conciencia de que existen otras mentes. La técnica que utilizáis para aceptar como vuestra la idea de otra persona, es la misma que podéis emplear para «dejar que la mente que estaba en Cristo esté también en vosotros».
102:4.2 (1123.2) ¿Qué es la experiencia humana? Es simplemente cualquier interacción entre un yo activo e inquisitivo y cualquier otra realidad activa y externa. La cantidad de experiencia está determinada por la profundidad de los conceptos más la totalidad del reconocimiento de la realidad de lo exterior. El movimiento de la experiencia es igual a la fuerza de la imaginación expectante más la agudeza del descubrimiento sensorial de las cualidades externas de la realidad contactada. El hecho de la experiencia se encuentra en la conciencia de sí mismo y de que hay otras existencias — otras cosas, otras mentes y otros espíritus.
102:4.3 (1123.3) El hombre se vuelve muy pronto consciente de que no está solo en el mundo o en el universo. Se desarrolla una conciencia natural y espontánea de que existen otras mentes en el entorno del individuo. La fe transforma esta experiencia natural en religión, en el reconocimiento de Dios como realidad — como fuente, naturaleza y destino — de las otras mentes. Pero este conocimiento de Dios siempre es una realidad de la experiencia personal. Si Dios no fuera una personalidad, no podría convertirse en una parte viviente de la experiencia religiosa real de una personalidad humana.
102:4.4 (1123.4) El elemento de error presente en la experiencia religiosa humana es directamente proporcional al contenido de materialismo que contamina el concepto espiritual del Padre Universal. La progresión pre-espiritual del hombre en el universo consiste en la experiencia de despojarse de estas ideas erróneas sobre la naturaleza de Dios y sobre la realidad del espíritu puro y verdadero. La Deidad es más que espíritu, pero el acercamiento espiritual es el único posible para el hombre ascendente.
102:4.5 (1123.5) La oración es en verdad una parte de la experiencia religiosa, pero las religiones modernas han hecho hincapié erróneamente en ella, descuidando en gran parte la comunión más esencial de la adoración. La adoración intensifica y amplía los poderes reflexivos de la mente. La oración puede enriquecer la vida, pero la adoración ilumina el destino.
102:4.6 (1123.6) La religión revelada es el elemento unificador de la existencia humana. La revelación unifica la historia, coordina la geología, la astronomía, la física, la química, la biología, la sociología y la psicología. La experiencia espiritual es la verdadera alma del cosmos del hombre.
102:5.1 (1123.7) Aunque el establecimiento del hecho de la creencia no equivale a establecer el hecho de aquello en lo que se cree, sin embargo, la progresión evolutiva desde las formas simples de vida hasta el estado de la personalidad demuestra bien el hecho de la existencia, desde un principio, del potencial de la personalidad. Y en los universos del tiempo, lo potencial siempre es supremo con respecto a lo manifestado. En el cosmos evolutivo, lo potencial es lo que va a ser, y lo que va a ser es el desarrollo de los mandatos deliberados de la Deidad.
102:5.2 (1124.1) Esta misma supremacía intencional está expresada en la evolución de la ideación mental cuando el miedo animal primitivo se transmuta en una veneración constantemente más profunda hacia Dios y en un temor creciente hacia el universo. El hombre primitivo tenía más miedo religioso que fe, y la supremacía de los potenciales espirituales sobre los actuales mentales queda demostrada cuando este miedo cobarde se transforma en una fe viviente en las realidades espirituales.
102:5.3 (1124.2) Podéis interpretar psicológicamente la religión evolutiva, pero no la religión de origen espiritual basada en la experiencia personal. La moralidad humana puede reconocer los valores, pero sólo la religión puede conservar, ensalzar y espiritualizar esos valores. Pero a pesar de estas acciones, la religión es algo más que una moralidad basada en las emociones. La religión es a la moral lo que el amor es al deber, lo que la filiación es a la servidumbre, lo que la esencia es a la sustancia. La moralidad revela a un Controlador todopoderoso, a una Deidad a quien servir; la religión revela a un Padre lleno de amor, a un Dios a quien adorar y amar. Y esto se debe una vez más a que el potencial espiritual de la religión domina a la moralidad evolutiva basada en el sentido del deber.
102:6.1 (1124.3) La eliminación filosófica del miedo religioso y el progreso continuo de la ciencia aumentan enormemente la mortandad de los falsos dioses; y aunque esta desaparición de las deidades creadas por los hombres pueda nublar momentáneamente la visión espiritual, termina por destruir la ignorancia y la superstición que tanto tiempo ocultaron al Dios viviente del amor eterno. La relación entre la criatura y el Creador es una experiencia viviente, una fe religiosa dinámica, que no está sujeta a una definición precisa. Aislar una parte de la vida y llamarla religión es desintegrar la vida y desvirtuar la religión. Ésta es precisamente la razón por la que el Dios de la adoración exige una fidelidad total, o ninguna.
102:6.2 (1124.4) Los dioses de los hombres primitivos puede que no fueran más que las sombras de aquellos mismos hombres; el Dios viviente es la luz divina cuyas interrupciones forman las sombras de la creación en todo el espacio.
102:6.3 (1124.5) La persona religiosa con alcance filosófico tiene fe en un Dios personal de salvación personal, en algo más que una realidad, un valor, un nivel de consecución, un proceso elevado, una trasmutación, el último del espacio-tiempo, una idealización, la personificación de la energía, la entidad de la gravedad, una proyección humana, la idealización del yo, el ensalzamiento de la naturaleza, la tendencia a la bondad, el impulso hacia adelante de la evolución, o una hipótesis sublime. La persona religiosa tiene fe en un Dios de amor. El amor es la esencia de la religión y el manantial de las civilizaciones superiores.
102:6.4 (1124.6) La fe transforma al Dios filosófico de la probabilidad en el Dios salvador de la seguridad en la experiencia religiosa personal. El escepticismo puede desafiar las teorías de la teología, pero la confianza en la fiabilidad de la experiencia personal afirma la verdad de esa creencia que se ha convertido en fe.
102:6.5 (1124.7) Se puede llegar a convicciones sobre Dios a través de un sabio razonamiento, pero el individuo sólo llega a conocer a Dios por medio de la fe, a través de la experiencia personal. Hay que contar con las probabilidades en muchas cosas relacionadas con la vida, pero se puede experimentar la certeza cuando, al contactar con la realidad cósmica, uno se acerca a esos significados y valores por medio de la fe viviente. El alma que conoce a Dios se atreve a decir «yo sé», incluso cuando este conocimiento de Dios es puesto en duda por el no creyente, que niega esta certeza porque no está totalmente respaldada por la lógica intelectual. El creyente se limita a contestar a todos estos escépticos: «¿Cómo sabes que yo no sé?».
102:6.6 (1125.1) Aunque la razón siempre puede dudar de la fe, la fe puede siempre complementar tanto a la razón como a la lógica. La razón crea esa probabilidad que la fe puede transformar en una certeza moral, e incluso en una experiencia espiritual. Dios es la primera verdad y el último hecho; por eso toda verdad tiene su origen en él, mientras que todos los hechos existen en relación con él. Dios es la verdad absoluta. Uno puede conocer a Dios bajo la forma de verdad, pero para comprender a Dios — para explicarlo — hay que explorar el hecho del universo de universos. El inmenso abismo que existe entre la experiencia de la verdad de Dios y la ignorancia del hecho de Dios sólo se puede colmar mediante la fe viviente. La razón sola no puede llevar a cabo la armonía entre la verdad infinita y los hechos universales.
102:6.7 (1125.2) La creencia puede ser incapaz de resistir a la duda y de soportar el miedo, pero la fe siempre triunfa sobre la duda, porque la fe es a la vez positiva y viviente. Lo positivo siempre tiene ventaja sobre lo negativo, la verdad sobre el error, la experiencia sobre la teoría, las realidades espirituales sobre los hechos aislados del tiempo y del espacio. La prueba convincente de esta certeza espiritual consiste en los frutos sociales del espíritu que estos creyentes, las personas con fe, producen como resultado de esta experiencia espiritual auténtica. Jesús dijo: «Si amáis a vuestros semejantes como yo os he amado, entonces todos los hombres sabrán que sois mis discípulos.»
102:6.8 (1125.3) Para la ciencia, Dios es una posibilidad; para la psicología, una cosa deseable; para la filosofía, una probabilidad; para la religión, una certeza, una realidad de la experiencia religiosa. La razón exige que una filosofía que no puede encontrar al Dios de la probabilidad debería ser muy respetuosa con esa fe religiosa que puede, y encuentra, al Dios de la certidumbre. La ciencia tampoco debería descartar la experiencia religiosa por motivos de credulidad, al menos mientras se aferre a la suposición de que los dones intelectuales y filosóficos del hombre surgieron de unas inteligencias cada vez menores a medida que se alejan más en el pasado, teniendo finalmente su origen en la vida primitiva que estaba totalmente desprovista de todo pensamiento y de todo sentimiento.
102:6.9 (1125.4) Los hechos de la evolución no se deben utilizar en contra de la verdad de que la experiencia espiritual de la vida religiosa de un mortal que conoce a Dios es realmente una certeza. Los hombres inteligentes deberían dejar de razonar como niños e intentar utilizar la lógica coherente de los adultos — la lógica que tolera el concepto de la verdad al lado de la observación de los hechos. El materialismo científico se declara en quiebra cuando, en presencia de cada fenómeno universal recurrente, se empeña en consolidar sus objeciones habituales achacando aquello que está admitido como superior a aquello que está admitido como inferior. La coherencia exige que se reconozcan las actividades de un Creador intencional.
102:6.10 (1125.5) La evolución orgánica es un hecho; la evolución intencional o progresiva es una verdad que vuelve coherentes los fenómenos, de otra manera contradictorios, de los logros siempre ascendentes de la evolución. Cuanto más progresa un científico en la ciencia que ha escogido, más abandona las teorías de los hechos materialistas a favor de la verdad cósmica del predominio de la Mente Suprema. El materialismo degrada la vida humana; el evangelio de Jesús realza enormemente a todos los mortales y los eleva de manera celestial. Hay que imaginar que la existencia mortal consiste en la experiencia misteriosa y fascinante de llevar a cabo la realidad del encuentro entre el ser humano que tiende su mano hacia arriba y la divinidad que tiende su mano salvadora hacia abajo.
102:7.1 (1126.1) Puesto que el Padre Universal existe por sí mismo, también se explica por sí mismo; vive realmente en todo mortal racional. Pero no podéis estar seguros de Dios a menos que lo conozcáis; la filiación es la única experiencia que asegura la paternidad. El universo está sufriendo cambios por todas partes. Un universo que cambia es un universo dependiente; una creación así no puede ser final ni absoluta. Un universo finito depende totalmente del Último y del Absoluto. El universo y Dios no son idénticos; uno es la causa y el otro el efecto. La causa es absoluta, infinita, eterna e invariable; el efecto es espacio-temporal y trascendental, pero siempre cambiante, siempre en crecimiento.
102:7.2 (1126.2) Dios es el solo y único hecho en el universo causado por sí mismo. Él es el secreto del orden, del plan y de la finalidad de toda la creación de cosas y de seres. El universo que cambia por todas partes está regulado y estabilizado por unas leyes absolutamente invariables, los hábitos de un Dios invariable. El hecho de Dios, la ley divina, no cambia; la verdad de Dios, su relación con el universo, es una revelación relativa que siempre es adaptable al universo en constante evolución.
102:7.3 (1126.3) Aquellos que desearían inventar una religión sin Dios se parecen a los que quisieran cosechar frutos sin árboles, o tener hijos sin padres. No se pueden obtener efectos sin causas; sólo el YO SOY carece de causa. El hecho de la experiencia religiosa implica un Dios, y este Dios de la experiencia personal debe ser una Deidad personal. No podéis orar a una fórmula química, suplicar a una ecuación matemática, adorar a una hipótesis, confiar en un postulado, comulgar con un proceso, servir a una abstracción o mantener una camaradería afectuosa con una ley.
102:7.4 (1126.4) Es verdad que muchas características aparentemente religiosas pueden tener su origen en raíces no religiosas. Un hombre puede negar a Dios intelectualmente y, sin embargo, ser moralmente bueno, leal, filial, honrado e incluso idealista. El hombre puede injertar muchas ramas puramente humanistas en su naturaleza espiritual básica, y probar así aparentemente sus opiniones a favor de una religión sin Dios, pero esta experiencia está desprovista de valores de supervivencia, de conocimiento de Dios y de ascensión hacia Dios. En una experiencia humana de este tipo sólo se producen frutos sociales, no espirituales. El injerto determina la naturaleza del fruto, a pesar de que el alimento viviente se extraiga de las raíces de la dotación divina original tanto mental como espiritual.
102:7.5 (1126.5) La marca distintiva intelectual de la religión es la certeza; su característica filosófica es la coherencia; sus frutos sociales son el amor y el servicio.
102:7.6 (1126.6) La persona que conoce a Dios no es alguien que no vea las dificultades o que no piense en los obstáculos que se alzan en el camino para encontrar a Dios en el laberinto de las supersticiones, las tradiciones y las tendencias materialistas de los tiempos modernos. Ha encontrado todos esos frenos y ha triunfado sobre ellos, los ha superado mediante la fe viviente, y ha alcanzado las tierras altas de la experiencia espiritual a pesar de ellos. Pero es cierto que muchas personas interiormente seguras de Dios temen afirmar estos sentimientos de certeza a causa de la multiplicidad y la habilidad de aquellos que acumulan objeciones y exageran las dificultades sobre el hecho de creer en Dios. No se necesita una gran profundidad intelectual para encontrar fallos, hacer preguntas o poner objeciones. Pero sí hace falta una mente brillante para contestar esas preguntas y resolver esas dificultades; la certeza de la fe es la mejor técnica para tratar todas esas opiniones superficiales.
102:7.7 (1127.1) Si la ciencia, la filosofía o la sociología se atreven a volverse dogmáticas en su enfrentamiento con los profetas de la verdadera religión, entonces los hombres que conocen a Dios deberían replicar a ese dogmatismo injustificado con el dogmatismo más clarividente de la certeza de la experiencia espiritual personal: «Sé lo que he experimentado porque soy un hijo del YO SOY». Si la experiencia personal de una persona que tiene fe es puesta en duda por un dogma, entonces ese hijo del Padre experimentable, nacido por la fe, puede contestar con este dogma indiscutible, la declaración de su filiación real con el Padre Universal.
102:7.8 (1127.2) Sólo una realidad incalificada, un absoluto, puede atreverse a ser coherentemente dogmática. Aquellos que pretenden ser dogmáticos, si son coherentes, deben ser conducidos tarde o temprano a los brazos del Absoluto de la energía, del Universal de la verdad, y del Infinito del amor.
102:7.9 (1127.3) Si los enfoques no religiosos de la realidad cósmica se atreven a poner en duda la certidumbre de la fe a causa de su estado no demostrado, entonces aquel que experimenta el espíritu puede recurrir también a poner dogmáticamente en tela de juicio los hechos de la ciencia y las creencias de la filosofía por las razones de que éstos tampoco están demostrados, ya que se trata igualmente de unas experiencias que tienen lugar en la conciencia del científico o del filósofo.
102:7.10 (1127.4) Dios es la más ineludible de todas las presencias, el más real de todos los hechos, la más viva de todas las verdades, el más afectuoso de todos los amigos y el más divino de todos los valores; de Dios tenemos derecho a estar más seguros que de cualquier otra experiencia universal.
102:8.1 (1127.5) La mejor prueba de la realidad y de la eficacia de la religión consiste en el hecho de la experiencia humana; a saber, que el hombre, temeroso y desconfiado por naturaleza, dotado de forma innata de un fuerte instinto de conservación y anhelando sobrevivir después de la muerte, está dispuesto a confiar plenamente los intereses más profundos de su presente y de su futuro al cuidado y a la dirección de ese poder y de esa persona que su fe designa como Dios. Ésta es la única verdad central de toda religión. En cuanto a lo que ese poder o esa persona exige al hombre a cambio de este cuidado y de esta salvación final, no existen dos religiones que estén de acuerdo; de hecho, todas están más o menos en desacuerdo.
102:8.2 (1127.6) En lo que se refiere a la situación de cualquier religión en la escala evolutiva, la mejor manera de considerarla es por sus juicios morales y sus normas éticas. Cuanto más elevada es la naturaleza de cualquier religión, más alienta una moralidad social y una cultura ética en constante progreso, y más alentada es por ellas. No podemos juzgar a una religión por el estado de la civilización que la acompaña; es mejor que apreciemos la verdadera naturaleza de una civilización por la pureza y la nobleza de su religión. Muchos de los educadores religiosos más notables del mundo fueron prácticamente incultos. La sabiduría del mundo no es necesaria para ejercer una fe salvadora en las realidades eternas.
102:8.3 (1127.7) La diferencia entre las religiones de las diversas épocas depende totalmente de la manera diferente en que los hombres comprenden la realidad, y de la forma distinta en que reconocen los valores morales, las relaciones éticas y las realidades espirituales.
102:8.4 (1127.8) La ética es el eterno espejo social o racial que refleja fielmente el progreso, por otra parte inobservable, de los desarrollos espirituales y religiosos internos. El hombre siempre ha pensado en Dios en función de lo mejor que conocía, de sus ideas más profundas y de sus ideales más elevados. Incluso la religión histórica siempre ha creado sus conceptos de Dios a partir de sus valores reconocidos más elevados. Toda criatura inteligente da el nombre de Dios al ser más elevado y mejor que conoce.
102:8.5 (1128.1) Cuando la religión ha quedado reducida a los términos de la razón y de la expresión intelectual, siempre se ha atrevido a criticar la civilización y el progreso evolutivo, juzgándolos con sus propios criterios sobre la cultura ética y el progreso moral.
102:8.6 (1128.2) Aunque la religión personal precede a la evolución de la moral humana, hay que indicar lamentablemente que la religión institucional se ha quedado invariablemente rezagada detrás de las costumbres lentamente cambiantes de las razas humanas. La religión organizada ha demostrado ser conservadoramente lenta. Los profetas han conducido generalmente a los pueblos hacia un desarrollo religioso; los teólogos habitualmente los han frenado. Puesto que la religión es un asunto de experiencia interior o personal, nunca puede desarrollarse con mucha anticipación sobre la evolución intelectual de las razas.
102:8.7 (1128.3) Pero la religión nunca es realzada cuando se recurre a los pretendidos milagros. La búsqueda de los milagros es un retroceso a las religiones primitivas de la magia. La verdadera religión no tiene nada que ver con los supuestos milagros, y la religión revelada nunca se apoya en los milagros como prueba de su autoridad. La religión está siempre arraigada y basada en la experiencia personal. Y vuestra religión más elevada, la vida de Jesús, fue precisamente una experiencia personal de este tipo: el hombre, el hombre mortal, buscando a Dios y encontrándolo plenamente en el transcurso de una corta vida en la carne, mientras que en esta misma experiencia humana Dios se manifestó buscando al hombre y encontrándolo, para la plena satisfacción del alma perfecta de la supremacía infinita. Esto es la religión, la más elevada que se haya revelado hasta ahora en el universo de Nebadon — la vida terrestre de Jesús de Nazaret.
102:8.8 (1128.4) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 103
103:0.1 (1129.1) TODAS las reacciones verdaderamente religiosas del hombre están patrocinadas por el ministerio inicial del ayudante de la adoración, y censuradas por el ayudante de la sabiduría. La primera dotación supermental del hombre es la de la inclusión de su personalidad en el circuito del Espíritu Santo del Espíritu Creativo del Universo; y mucho antes de las donaciones de los Hijos divinos o de la donación universal de los Ajustadores, esta influencia actúa para ampliar el punto de vista del hombre sobre la ética, la religión y la espiritualidad. Después de las donaciones de los Hijos Paradisiacos, el Espíritu de la Verdad liberado contribuye poderosamente a aumentar la capacidad humana para percibir las verdades religiosas. A medida que progresa la evolución en un mundo habitado, los Ajustadores del Pensamiento participan cada vez más en el desarrollo de los tipos superiores de perspicacia religiosa humana. El Ajustador del Pensamiento es la ventana cósmica a través de la cual la criatura finita puede vislumbrar, por la fe, las certidumbres y divinidades de la Deidad ilimitada, el Padre Universal.
103:0.2 (1129.2) Las tendencias religiosas de las razas humanas son innatas; se manifiestan universalmente y tienen un origen aparentemente natural; las religiones primitivas son siempre evolutivas en su génesis. A medida que la experiencia religiosa natural continúa progresando, las revelaciones periódicas de la verdad se intercalan en el curso, por otra parte lento, de la evolución planetaria.
103:0.3 (1129.3) En Urantia existen actualmente cuatro tipos de religión:
103:0.4 (1129.4) 1. La religión natural o evolutiva.
103:0.5 (1129.5) 2. La religión sobrenatural o revelatoria.
103:0.6 (1129.6) 3. La religión práctica o corriente, una mezcla en mayor o menor grado de religiones naturales y sobrenaturales.
103:0.7 (1129.7) 4. Las religiones filosóficas, las doctrinas teológicas fabricadas por el hombre o elaboradas por la filosofía, y las religiones creadas por la razón.
103:1.1 (1129.8) La unidad de la experiencia religiosa de un grupo social o racial proviene de la naturaleza idéntica del fragmento de Dios que reside en el individuo. Esta partícula divina en el hombre es la que origina su interés generoso por el bienestar de los demás hombres. Pero, puesto que la personalidad es única — no hay dos mortales que sean iguales — la consecuencia inevitable es que no hay dos seres humanos que puedan interpretar de la misma manera las directrices y los impulsos del espíritu de la divinidad que vive en sus mentes. Un grupo de mortales puede experimentar la unidad espiritual, pero nunca podrá alcanzar la uniformidad filosófica. Esta diversidad de interpretación del pensamiento y de la experiencia religiosos está demostrada en el hecho de que los teólogos y los filósofos del siglo veinte han formulado más de quinientas definiciones diferentes de la religión. En realidad, cada ser humano define la religión desde el punto de vista de su propia interpretación experiencial de los impulsos divinos que emanan del espíritu de Dios que reside en él, y por lo tanto esta interpretación ha de ser única y totalmente diferente de la filosofía religiosa de todos los demás seres humanos.
103:1.2 (1130.1) Cuando un mortal está plenamente de acuerdo con la filosofía religiosa de otro compañero mortal, ese fenómeno indica que estos dos seres han tenido una experiencia religiosa similar en lo referente a las materias implicadas en su interpretación filosófica semejante de la religión.
103:1.3 (1130.2) Aunque vuestra religión es un asunto de experiencia personal, es sumamente importante que lleguéis a conocer una gran cantidad de otras experiencias religiosas (las diversas interpretaciones de otros mortales diferentes) a fin de que podáis impedir que vuestra vida religiosa se vuelva egocéntrica — circunscrita, egoísta e insociable.
103:1.4 (1130.3) El racionalismo se equivoca cuando supone que la religión es, en primer lugar, una creencia primitiva en algo, que va seguida después de la búsqueda de los valores. La religión es ante todo una búsqueda de los valores, y luego formula un sistema de creencias interpretativas. Para los hombres es mucho más fácil ponerse de acuerdo sobre los valores religiosos — las metas — que sobre las creencias — las interpretaciones. Esto explica cómo la religión puede coincidir en los valores y las metas, y mostrar al mismo tiempo el fenómeno desconcertante de mantener una creencia en cientos de creencias contrarias — los credos. Esto explica también por qué una persona determinada puede mantener su experiencia religiosa a pesar de abandonar o de cambiar muchas de sus creencias religiosas. La religión subsiste a pesar de los cambios revolucionarios en las creencias religiosas. La teología no engendra la religión; es la religión la que da nacimiento a la filosofía teológica.
103:1.5 (1130.4) El hecho de que las personas religiosas hayan creído en tantas cosas falsas no invalida la religión, porque la religión está basada en el reconocimiento de los valores y es validada por la fe de la experiencia religiosa personal. La religión se basa pues en la experiencia y en el pensamiento religioso; la teología, la filosofía de la religión, es un intento sincero por interpretar esa experiencia. Estas creencias interpretativas pueden ser correctas o erróneas, o una mezcla de verdad y de error.
103:1.6 (1130.5) Llevar a cabo el reconocimiento de los valores espirituales es una experiencia que sobrepasa la ideación. Ningún idioma humano posee una palabra que se pueda emplear para designar esa «sensación», «sentimiento», «intuición» o «experiencia» que hemos elegido llamar la conciencia de Dios. El espíritu de Dios que reside en el hombre no es personal — el Ajustador es prepersonal — pero este Monitor presenta un valor, exhala un aroma de divinidad, que es personal en el sentido más elevado e infinito. Si Dios no fuera al menos personal, no podría ser consciente, y si no fuera consciente, entonces sería infrahumano.
103:2.1 (1130.6) La religión es funcional en la mente humana y se lleva a cabo en la experiencia antes de aparecer en la conciencia humana. Un niño existe durante cerca de nueve meses antes de experimentar el nacimiento. Pero el «nacimiento» de la religión no es repentino, es más bien una aparición gradual. Sin embargo, tarde o temprano hay un «día de nacimiento». No entráis en el reino de los cielos a menos que hayáis «nacido de nuevo» — nacido del Espíritu. Muchos nacimientos espirituales van acompañados de una gran angustia espiritual y de perturbaciones psicológicas acentuadas, al igual que muchos nacimientos físicos están caracterizados por un «parto difícil» y otras anormalidades del «alumbramiento». Otros nacimientos espirituales suponen un crecimiento normal y natural del reconocimiento de los valores supremos con un incremento de la experiencia espiritual, aunque no se produce ningún desarrollo religioso sin un esfuerzo consciente y unas resoluciones positivas e individuales. La religión nunca es una experiencia pasiva, una actitud negativa. Lo que se llama el «nacimiento de la religión» no está directamente relacionado con las experiencias llamadas de conversión que caracterizan habitualmente a los episodios religiosos que se producen más tarde en la vida a consecuencia de conflictos mentales, represiones emocionales y trastornos temperamentales.
103:2.2 (1131.1) Pero aquellas personas que han sido criadas por sus padres de tal manera que han crecido con la conciencia de ser los hijos de un Padre celestial amoroso, no deberían mirar con recelo a sus compañeros mortales que sólo han podido alcanzar esta conciencia de comunión con Dios a través de una crisis psicológica, de un trastorno emocional.
103:2.3 (1131.2) El terreno evolutivo de la mente del hombre donde germina la semilla de la religión revelada es la naturaleza moral que da origen tan pronto a una conciencia social. Las primeras incitaciones de la naturaleza moral de un niño no están relacionadas con el sexo, la culpa o el orgullo personal, sino más bien con los impulsos de justicia, equidad y unos vivos deseos de bondad — de servicio eficaz hacia sus semejantes. Cuando se alimentan estos despertares morales iniciales, se produce un desarrollo gradual de la vida religiosa que está relativamente libre de conflictos, trastornos y crisis.
103:2.4 (1131.3) Todo ser humano experimenta muy pronto algún tipo de conflicto entre sus impulsos egoístas y sus impulsos altruistas, y muchas veces, la primera experiencia de tener conciencia de Dios se puede alcanzar como resultado de buscar una ayuda superhumana para la tarea de resolver estos conflictos morales.
103:2.5 (1131.4) La psicología de un niño es positiva por naturaleza, no negativa. Hay tantos mortales que son negativos porque han sido educados así. Cuando decimos que los niños son positivos nos referimos a sus impulsos morales, a esos poderes mentales cuya aparición señala la llegada del Ajustador del Pensamiento.
103:2.6 (1131.5) Cuando surge la conciencia religiosa con ausencia de enseñanzas erróneas, la mente del niño normal avanza positivamente hacia la rectitud moral y el servicio social, en lugar de alejarse negativamente del pecado y la culpa. Puede o no haber conflicto en el desarrollo de la experiencia religiosa, pero siempre están presentes las inevitables decisiones, esfuerzos y actuaciones de la voluntad humana.
103:2.7 (1131.6) La elección moral está normalmente acompañada de un mayor o menor conflicto moral. Este primer conflicto de la mente infantil tiene lugar entre los vivos deseos del egoísmo y los impulsos del altruismo. El Ajustador del Pensamiento no desprecia los valores que los móviles egoístas tienen para la personalidad, pero trabaja para conceder una ligera preferencia a los impulsos altruistas que conducen a la meta de la felicidad humana y a las alegrías del reino de los cielos.
103:2.8 (1131.7) Cuando un ser moral escoge ser desinteresado al enfrentarse con el impulso de ser egoísta, lleva a cabo una experiencia religiosa primitiva. Ningún animal puede hacer esta elección; esta decisión es a la vez humana y religiosa. Abarca el hecho de la conciencia de Dios y manifiesta el impulso hacia el servicio social, la base de la fraternidad de los hombres. Cuando la mente escoge, mediante un acto de libre albedrío, un juicio moral justo, esta decisión constituye una experiencia religiosa.
103:2.9 (1131.8) Pero antes de que un niño se haya desarrollado lo suficiente como para adquirir una capacidad moral y, por lo tanto, ser capaz de escoger el servicio altruista, ya ha desarrollado una naturaleza egoísta fuerte y bien unificada. Esta situación de hecho es la que da origen a la teoría de la lucha entre la naturaleza «superior» y la naturaleza «inferior», entre el «antiguo hombre pecador» y la «nueva naturaleza» de la gracia. Un niño normal empieza a aprender muy pronto en la vida que es «más bienaventurado dar que recibir».
103:2.10 (1131.9) El hombre tiende a identificar el impulso de servirse a sí mismo con su ego — con su yo. Por contraste, se siente inclinado a identificar la voluntad de ser altruista con alguna influencia exterior a él — Dios. Y en verdad este juicio es correcto, pues todos estos deseos altruistas tienen realmente su origen en las directrices del Ajustador del Pensamiento interior, y este Ajustador es un fragmento de Dios. La conciencia humana reconoce el impulso del Monitor espiritual como la incitación a ser altruista, a preocuparse por los semejantes. Ésta es al menos la experiencia inicial y fundamental de la mente del niño. Cuando el niño que crece no consigue unificar su personalidad, el impulso altruista puede superdesarrollarse hasta el punto de perjudicar seriamente el bienestar del yo. Una conciencia descaminada puede volverse responsable de muchos conflictos, preocupaciones, tristezas y un sinfín de desgracias humanas.
103:3.1 (1132.1) Aunque todas las creencias en los espíritus, los sueños y otras diversas supersticiones han jugado un papel en el origen evolutivo de las religiones primitivas, no deberíais pasar por alto la influencia del espíritu de solidaridad del clan o de la tribu. En las relaciones de grupo estaba presente la situación social exacta que proporcionaba el estímulo para el conflicto entre el egoísmo y el altruismo en la naturaleza moral de la mente humana primitiva. A pesar de su creencia en los espíritus, los australianos primitivos centran todavía su religión en el clan. Con el tiempo, estos conceptos religiosos tienden a personalizarse, primero como animales, y más tarde bajo la forma de un superhombre o un Dios. Incluso las razas inferiores como los bosquimanos de África, que ni siquiera creen en los tótemes, reconocen la diferencia entre el interés personal y el interés colectivo, una distinción primitiva entre los valores seculares y los valores sagrados. Pero el grupo social no es la fuente de la experiencia religiosa. Independientemente de la influencia de todas estas contribuciones primitivas a la religión inicial del hombre, sigue siendo un hecho que el verdadero impulso religioso tiene su origen en las presencias espirituales auténticas que activan la voluntad de ser desinteresado.
103:3.2 (1132.2) La religión ulterior se presagia en la creencia primitiva en las maravillas y los misterios naturales, el mana impersonal. Pero tarde o temprano, la religión en evolución exige que el individuo haga algún sacrificio personal por el bien de su grupo social, haga algo para que otras personas sean más felices y mejores. Al final, la religión está destinada a convertirse en el servicio de Dios y de los hombres.
103:3.3 (1132.3) La religión está diseñada para cambiar el entorno del hombre, pero una gran parte de la religión que poseen los mortales de hoy se ha vuelto incapaz de hacerlo. El entorno es el que ha dominado con demasiada frecuencia a la religión.
103:3.4 (1132.4) Recordad que en la religión de todas las épocas, la experiencia más importante es el sentimiento relacionado con los valores morales y los significados sociales, y no el pensamiento relativo a los dogmas teológicos o a las teorías filosóficas. La religión evoluciona favorablemente a medida que el elemento de la magia es reemplazado por el concepto de la moral.
103:3.5 (1132.5) El hombre ha evolucionado desde las supersticiones del mana, la magia, la adoración de la naturaleza, el miedo a los espíritus y la adoración de los animales, hasta los diversos ceremoniales mediante los cuales las actitudes religiosas del individuo se convirtieron en las reacciones colectivas del clan. Luego estas ceremonias se focalizaron y cristalizaron en las creencias tribales, y finalmente estos miedos y credos se personalizaron en dioses. Pero en toda esta evolución religiosa, el elemento moral nunca ha estado totalmente ausente. El impulso de Dios dentro del hombre siempre ha sido fuerte. Estas poderosas influencias — una humana y la otra divina — aseguraron la supervivencia de la religión a través de las vicisitudes de los siglos, a pesar de que muy a menudo estuvo amenazada de extinción debido a cientos de tendencias subversivas y antagonismos hostiles.
103:4.1 (1133.1) La diferencia característica entre una reunión social y una asamblea religiosa consiste en que, en contraste con la mundana, la religiosa está impregnada de una atmósfera de comunión. De esta manera, la asociación humana engendra un sentimiento de compañerismo con lo divino, y éste es el comienzo del culto colectivo. Compartir una comida común fue el primer tipo de comunión social, y las religiones primitivas estipularon así que una parte del sacrificio ceremonial fuera consumida por los fieles. Incluso en el cristianismo, el pan eucarístico conserva esta forma de comunión. La atmósfera de la comunión proporciona un período de tregua reconfortante y reparador en el conflicto entre el ego egoísta y el impulso altruista del Monitor espiritual interior. Éste es el preludio de la verdadera adoración — la práctica de la presencia de Dios, que conduce a la aparición de la fraternidad de los hombres.
103:4.2 (1133.2) Cuando el hombre primitivo sentía que su comunión con Dios se había interrumpido, recurría a algún tipo de sacrificio en un esfuerzo por expiar su falta, por restablecer las relaciones amistosas. El hambre y la sed de rectitud conducen al descubrimiento de la verdad, y la verdad acrecienta los ideales, y esto crea nuevos problemas para las personas religiosas individuales, pues nuestros ideales tienden a crecer en progresión geométrica, mientras que nuestra capacidad para vivir a su altura sólo aumenta en progresión aritmética.
103:4.3 (1133.3) El sentimiento de culpa (no la conciencia del pecado) proviene, o bien de la interrupción de la comunión espiritual, o de la disminución de los ideales morales. Uno sólo puede liberarse de esta difícil situación comprendiendo bien que nuestros ideales morales más elevados no son necesariamente sinónimos de la voluntad de Dios. El hombre no puede esperar vivir a la altura de sus ideales más elevados, pero puede ser fiel a su intención de encontrar a Dios y de parecerse cada vez más a él.
103:4.4 (1133.4) Jesús suprimió todas las ceremonias de sacrificios y de expiación. Destruyó las bases de toda esta culpabilidad ficticia y de este sentimiento de aislamiento en el universo al afirmar que el hombre es un hijo de Dios; la relación entre la criatura y el Creador fue puesta sobre la base de una relación entre padre e hijo. Dios se convierte en un Padre amoroso para sus hijos e hijas mortales. Todas las ceremonias que no formen parte legítima de esta relación familiar íntima están abolidas para siempre.
103:4.5 (1133.5) Dios Padre no se relaciona con el hombre, su hijo, sobre la base de sus virtudes o de sus méritos reales, sino sobre el reconocimiento de los móviles del hijo — el propósito y la intención de la criatura. Esta relación es una asociación entre padre e hijo, y está impulsada por el amor divino.
103:5.1 (1133.6) La mente evolutiva primitiva da origen a un sentimiento de deber social y de obligación moral derivado principalmente del miedo emocional. El deseo más positivo de servicio social y el idealismo altruista proceden del impulso directo del espíritu divino que reside en la mente humana.
103:5.2 (1133.7) Esta idea-ideal de hacer el bien a los demás — el impulso de negarle algo al ego en beneficio de nuestro prójimo — está al principio muy circunscrita. El hombre primitivo sólo considera como prójimos a las personas más cercanas a él, a aquellos que lo tratan con amistad; a medida que avanza la civilización religiosa, el concepto de prójimo se expande hasta abarcar el clan, la tribu, o la nación. Luego, Jesús amplió el ámbito del prójimo hasta englobar al conjunto de la humanidad, y que deberíamos amar incluso a nuestros enemigos. Hay algo en el interior de cada ser humano normal que le dice que esta enseñanza es moral — es justa. Incluso aquellos que practican menos este ideal admiten que es justo en teoría.
103:5.3 (1134.1) Todos los hombres reconocen la moralidad de este impulso humano universal a ser desinteresados y altruistas. El humanista atribuye el origen de este impulso al funcionamiento natural de la mente material; la persona religiosa reconoce más correctamente que este impulso verdaderamente desinteresado de la mente mortal es una respuesta a las directrices espirituales internas del Ajustador del Pensamiento.
103:5.4 (1134.2) Pero la interpretación que el hombre hace de estos conflictos iniciales entre la voluntad que busca el bien del yo y la voluntad que busca el bien de los demás no siempre es fiable. Sólo una personalidad bastante bien unificada puede arbitrar las controversias multiformes entre los anhelos del ego y la conciencia social en ciernes. Nuestro yo tiene sus derechos así como nuestros prójimos tienen los suyos. Ninguno de los dos debe reclamar en exclusiva la atención y el servicio del individuo. La incapacidad para resolver este problema da origen al tipo más primitivo de sentimientos humanos de culpa.
103:5.5 (1134.3) La felicidad humana sólo se consigue cuando el deseo egoísta del yo y el impulso altruista del yo superior (del espíritu divino) están coordinados y conciliados mediante la voluntad unificada de la personalidad que integra y supervisa. La mente del hombre evolutivo se enfrenta constantemente al complejo problema de arbitrar el combate entre la expansión natural de los impulsos emocionales y el crecimiento moral de las incitaciones altruistas basadas en la perspicacia espiritual — en la reflexión religiosa auténtica.
103:5.6 (1134.4) El intento por conseguir la misma cantidad de bien para el yo que para el mayor número de otros yoes representa un problema que no siempre se puede resolver satisfactoriamente dentro de un marco espacio-temporal. En el transcurso de una vida eterna, estos antagonismos se pueden resolver, pero en una corta vida humana es imposible solucionarlos. Jesús se refirió a esta paradoja cuando dijo: «Aquel que salve su vida la perderá, pero aquel que pierda su vida por amor al reino, la encontrará.»
103:5.7 (1134.5) La persecución del ideal — la lucha por parecerse a Dios — es un esfuerzo continuo antes y después de la muerte. La vida después de la muerte no es diferente, en sus aspectos esenciales, a la existencia mortal. Todo lo bueno que hacemos en esta vida contribuye directamente a realzar la vida futura. La verdadera religión no favorece la indolencia moral ni la pereza espiritual fomentando la vana esperanza de recibir todas las virtudes de un carácter noble por el simple hecho de atravesar las puertas de la muerte natural. La verdadera religión no minimiza los esfuerzos del hombre por progresar durante su estancia en la vida como arrendatario mortal. Todo logro humano contribuye directamente a enriquecer las primeras etapas de la experiencia de la supervivencia inmortal.
103:5.8 (1134.6) Es funesto para el idealismo humano enseñarle al hombre que todos sus impulsos altruistas son simplemente el desarrollo de sus instintos gregarios naturales. Pero el hombre se siente ennoblecido y poderosamente estimulado cuando se entera de que estos impulsos superiores de su alma emanan de las fuerzas espirituales que residen en su mente mortal.
103:5.9 (1134.7) Una vez que el hombre comprende plenamente que algo eterno y divino vive y se esfuerza dentro de él, esto lo eleva por encima y más allá de sí mismo. Así es como una fe viviente en el origen superhumano de nuestros ideales valida nuestra creencia de que somos hijos de Dios y hace reales nuestras convicciones altruistas, los sentimientos de la fraternidad de los hombres.
103:5.10 (1134.8) El hombre, en su ámbito espiritual, posee realmente un libre albedrío. El hombre mortal no es un esclavo desamparado de la soberanía inflexible de un Dios todopoderoso, ni una víctima de la fatalidad desesperante de un determinismo cósmico mecanicista. El hombre es verdaderamente el arquitecto de su propio destino eterno.
103:5.11 (1135.1) Pero las presiones no salvan ni ennoblecen al hombre. El crecimiento espiritual surge del interior del alma en evolución. La presión puede deformar la personalidad, pero nunca estimula el crecimiento. Incluso la presión educativa sólo es negativamente útil, en el sentido de que puede ayudar a impedir las experiencias desastrosas. El crecimiento espiritual es mucho mayor cuando todas las presiones externas se reducen al mínimo. «Allí donde está el espíritu del Señor, hay libertad». El hombre se desarrolla mejor cuando las presiones del hogar, la comunidad, la iglesia y el Estado son menores. Pero no se debe interpretar que esto signifique que en una sociedad progresiva no haya cabida para el hogar, las instituciones sociales, la iglesia y el Estado.
103:5.12 (1135.2) Cuando un miembro de un grupo social religioso ha cumplido con los requisitos de dicho grupo, se le debería animar a disfrutar de la libertad religiosa, expresando plenamente su propia interpretación personal de las verdades de la creencia religiosa y de los hechos de la experiencia religiosa. La seguridad de un grupo religioso depende de su unidad espiritual, no de su uniformidad teológica. Los miembros de un grupo religioso deberían poder disfrutar de la libertad de pensar libremente, sin tener que convertirse en «librepensadores». Existe una gran esperanza para toda iglesia que adore al Dios viviente, valide la fraternidad de los hombres y se atreva a suprimir la presión de todo credo entre sus miembros.
103:6.1 (1135.3) La teología es el estudio de las acciones y reacciones del espíritu humano; nunca podrá convertirse en una ciencia, ya que siempre deberá estar más o menos combinada con la psicología para expresarse de forma personal, y con la filosofía para ser descrita de manera sistemática. La teología es siempre el estudio de vuestra religión; el estudio de la religión de los demás es la psicología.
103:6.2 (1135.4) Cuando el hombre aborda el estudio y el examen de su universo desde el exterior, da nacimiento a las diversas ciencias físicas; cuando aborda la investigación de sí mismo y del universo desde el interior, da origen a la teología y a la metafísica. El arte posterior de la filosofía se desarrolla en un esfuerzo por armonizar las numerosas discrepancias que al principio están destinadas a aparecer entre los hallazgos y las enseñanzas de estas dos maneras diametralmente opuestas de acercarse al universo de cosas y de seres.
103:6.3 (1135.5) La religión tiene que ver con el punto de vista espiritual, con la conciencia de la interioridad de la experiencia humana. La naturaleza espiritual del hombre le proporciona a éste la oportunidad de darle la vuelta al universo desde fuera hacia dentro. Por lo tanto es cierto que, vista exclusivamente desde la interioridad de la experiencia de la personalidad, toda la creación parece ser de naturaleza espiritual.
103:6.4 (1135.6) Cuando el hombre inspecciona analíticamente el universo a través de los dones materiales de sus sentidos físicos y de su percepción mental asociada, el cosmos parece ser mecánico y energético-material. Esta técnica para estudiar la realidad consiste en darle la vuelta al universo desde dentro hacia fuera.
103:6.5 (1135.7) No se puede construir un concepto filosófico lógico y coherente del universo sobre los postulados del materialismo o del espiritismo, pues estos dos sistemas de pensamiento, cuando se aplican de forma universal, se ven obligados a ver el cosmos de manera deformada, ya que el primero contacta con un universo vuelto desde dentro hacia fuera, y el segundo reconoce la naturaleza de un universo vuelto desde fuera hacia dentro. Así pues, ni la ciencia ni la religión solas, en sí mismas y por sí mismas, nunca podrán esperar conseguir una comprensión adecuada de las verdades y las relaciones universales sin la guía de la filosofía humana y la iluminación de la revelación divina.
103:6.6 (1136.1) El espíritu interior del hombre tendrá que depender siempre, para poder expresarse y autorrealizarse, del mecanismo y la técnica de la mente. La experiencia exterior del hombre con la realidad material deberá basarse igualmente en la conciencia mental de la personalidad que experimenta. Por esta razón, las experiencias humanas espirituales y materiales — interiores y exteriores — están siempre correlacionadas con la función mental, y condicionadas, en cuanto a su comprensión consciente, por la actividad de la mente. El hombre experimenta la materia en su mente; experimenta la realidad espiritual en su alma, pero se hace consciente de esta experiencia en su mente. El intelecto es el armonizador siempre presente que condiciona y cualifica la suma total de la experiencia mortal. Tanto las cosas-energía como los valores espirituales están teñidos por la interpretación que realizan los medios mentales de la conciencia.
103:6.7 (1136.2) La dificultad que tenéis para conseguir una coordinación más armoniosa entre la ciencia y la religión se debe a vuestra ignorancia total sobre el ámbito intermedio del mundo morontial de cosas y de seres. El universo local consta de tres grados, o estados, de manifestación de la realidad: la materia, la morontia y el espíritu. El ángulo de aproximación morontial borra toda divergencia entre los hallazgos de las ciencias físicas y el funcionamiento del espíritu de la religión. La razón es la técnica de comprensión de las ciencias; la fe es la técnica de perspicacia de la religión; la mota es la técnica del nivel morontial. La mota es una sensibilidad supermaterial a la realidad, que empieza a compensar el crecimiento incompleto; tiene por sustancia el conocimiento-razón y por esencia la fe-perspicacia. La mota es una reconciliación superfilosófica de las percepciones divergentes de la realidad, y las personalidades materiales no la pueden alcanzar; está basada en parte en la experiencia de haber sobrevivido a la vida material en la carne. Pero muchos mortales han reconocido la conveniencia de poseer algún método que reconcilie la interacción entre los campos ampliamente separados de la ciencia y la religión; y la metafísica es el resultado del intento infructuoso del hombre por tender un puente sobre este abismo bien reconocido. Pero la metafísica humana ha resultado ser más desconcertante que iluminadora. La metafísica representa el esfuerzo bien intencionado, pero inútil, del hombre por compensar la ausencia de la mota morontial.
103:6.8 (1136.3) La metafísica ha resultado ser un fracaso; el hombre no puede percibir la mota. La revelación es la única técnica que puede compensar, en un mundo material, la ausencia de la sensibilidad de la mota a la verdad. La revelación clarifica con autoridad la confusión de la metafísica desarrollada por la razón en una esfera evolutiva.
103:6.9 (1136.4) La ciencia es el intento del hombre por estudiar su entorno físico, el mundo de la energía-materia; la religión es la experiencia del hombre con el cosmos de los valores espirituales; la filosofía ha sido desarrollada por el esfuerzo mental del hombre por organizar y correlacionar los hallazgos de estos conceptos ampliamente separados en algo semejante a una actitud razonable y unificada ante el cosmos. La filosofía, clarificada por la revelación, funciona aceptablemente en ausencia de la mota y en presencia del derrumbamiento y el fracaso de la metafísica, creada por la razón del hombre para sustituir a la mota.
103:6.10 (1136.5) El hombre primitivo no diferenciaba entre el nivel de la energía y el nivel del espíritu. La raza violeta y sus sucesores anditas fueron los primeros que intentaron separar lo matemático de lo volitivo. El hombre civilizado ha seguido cada vez más los pasos de los primeros griegos y de los sumerios, los cuales distinguían entre lo animado y lo inanimado. A medida que progrese la civilización, la filosofía tendrá que colmar los abismos cada vez más grandes entre el concepto del espíritu y el concepto de la energía. Pero, en el tiempo del espacio, estas divergencias están unificadas en el Supremo.
103:6.11 (1137.1) La ciencia debe basarse siempre en la razón, aunque la imaginación y las conjeturas ayudan a extender sus fronteras. La religión depende para siempre de la fe, aunque la razón es una influencia estabilizadora y una sirviente útil. Siempre ha habido y siempre habrá interpretaciones engañosas de los fenómenos del mundo natural y del mundo espiritual, las ciencias y las religiones llamadas así equivocadamente.
103:6.12 (1137.2) Basándose en su comprensión incompleta de la ciencia, en su débil dominio de la religión y en sus tentativas frustradas en metafísica, el hombre ha intentado construir sus formulaciones filosóficas. El hombre moderno construiría en verdad una filosofía valiosa y atractiva de sí mismo y de su universo si no fuera por la ruptura de su importantísima e indispensable conexión metafísica entre los mundos de la materia y del espíritu, ya que la metafísica no ha logrado tender un puente sobre el abismo morontial entre lo físico y lo espiritual. Al hombre mortal le falta el concepto de la mente y la materia morontiales, y la revelación es la única técnica que existe para reparar esta carencia de datos conceptuales que el hombre necesita tan urgentemente para poder construir una filosofía lógica del universo y para llegar a comprender satisfactoriamente el lugar seguro y establecido que ocupa en este universo.
103:6.13 (1137.3) La revelación es la única esperanza que tiene el hombre evolutivo para tender un puente sobre el abismo morontial. La fe y la razón, sin la ayuda de la mota, no pueden concebir ni construir un universo lógico. Sin la perspicacia de la mota, el hombre mortal no puede discernir la bondad, el amor y la verdad en los fenómenos del mundo material.
103:6.14 (1137.4) Cuando la filosofía del hombre se inclina intensamente hacia el mundo de la materia, se vuelve racionalista o naturalista. Cuando la filosofía se inclina especialmente hacia el nivel espiritual, se vuelve idealista e incluso mística. Cuando la filosofía tiene el desacierto de apoyarse en la metafísica, se vuelve infaliblemente escéptica, confusa. En las épocas pasadas, la mayor parte del conocimiento y de las evaluaciones intelectuales del hombre han caído en una de estas tres deformaciones de la percepción. La filosofía no se atreve a proyectar sus interpretaciones de la realidad de manera lineal como lo hace la lógica; nunca debe olvidar tener en cuenta la simetría elíptica de la realidad y la curvatura esencial de todos los conceptos de relación.
103:6.15 (1137.5) La filosofía más elevada que puede alcanzar el hombre mortal debe estar basada lógicamente en la razón de la ciencia, la fe de la religión y la perspicacia de la verdad que proporciona la revelación. Mediante esta unión, el hombre puede compensar un poco su fracaso en desarrollar una metafísica adecuada y su incapacidad para comprender la mota de la morontia.
103:7.1 (1137.6) La ciencia está sostenida por la razón, y la religión por la fe. Aunque la fe no está basada en la razón, es razonable; aunque sea independiente de la lógica, sin embargo está estimulada por una lógica sana. La fe ni siquiera puede ser alimentada por una filosofía ideal; la fe es en verdad, junto con la ciencia, la fuente misma de dicha filosofía. La fe, la perspicacia religiosa humana, sólo puede ser dirigida de manera segura por la revelación, sólo puede ser elevada con seguridad por la experiencia personal de los mortales con la presencia espiritual, bajo la forma de Ajustador, del Dios que es espíritu.
103:7.2 (1137.7) La verdadera salvación es la técnica de la evolución divina de la mente mortal, desde su identificación con la materia, pasando por los mundos de enlace morontial, hasta el estado universal superior de la correlación espiritual. De la misma manera que, en la evolución terrestre, el instinto intuitivo material precede a la aparición del conocimiento razonado, la manifestación de la perspicacia intuitiva espiritual presagia la aparición posterior de la razón y de la experiencia morontial y espiritual en el excelso programa de la evolución celestial, que consiste en transmutar los potenciales del hombre temporal en la realidad y la divinidad del hombre eterno, de un finalitario del Paraíso.
103:7.3 (1138.1) Pero a medida que el hombre ascendente se dirige hacia el interior y hacia el Paraíso para efectuar su experiencia con Dios, se dirigirá igualmente hacia fuera y hacia el espacio para comprender, en términos energéticos, el cosmos material. La progresión de la ciencia no está limitada a la vida terrestre del hombre; su experiencia de ascensión en el universo y en el superuniverso será en gran medida el estudio de la transmutación de la energía y de la metamorfosis de la materia. Dios es espíritu, pero la Deidad es unidad, y la unidad de la Deidad engloba no solamente los valores espirituales del Padre Universal y del Hijo Eterno, sino que conoce también los hechos energéticos del Controlador Universal y de la Isla del Paraíso, mientras que estas dos fases de la realidad universal están perfectamente correlacionadas en las relaciones mentales del Actor Conjunto y unificadas, en el nivel finito, en la Deidad emergente del Ser Supremo.
103:7.4 (1138.2) La unión de la actitud científica y de la perspicacia religiosa, por mediación de la filosofía experiencial, forma parte de la larga experiencia humana de ascensión al Paraíso. Las aproximaciones de las matemáticas y las certezas de la perspicacia necesitarán siempre la función armonizadora de la lógica mental en todos los niveles experienciales inferiores a la máxima consecución del Supremo.
103:7.5 (1138.3) Pero la lógica nunca podrá conseguir armonizar los hallazgos de la ciencia y las percepciones de la religión, a menos que los aspectos científicos y religiosos de una personalidad estén dominados por la verdad, estén sinceramente deseosos de seguir a la verdad dondequiera que los conduzca, sin tener en cuenta las conclusiones a las que los pueda llevar.
103:7.6 (1138.4) La lógica es la técnica de la filosofía, su método de expresión. Dentro del ámbito de la ciencia verdadera, la razón siempre es sensible a la lógica auténtica; dentro del ámbito de la verdadera religión, la fe siempre es lógica cuando es contemplada desde la base de un punto de vista interior, aunque esta fe pueda parecer totalmente sin fundamento desde el punto de vista del enfoque científico, que la contempla desde fuera hacia dentro. Mirando desde fuera hacia dentro, el universo puede parecer material; mirando desde dentro hacia fuera, el mismo universo parece ser totalmente espiritual. La razón surge de la conciencia material, la fe, de la conciencia espiritual, pero gracias a la mediación de una filosofía reforzada por la revelación, la lógica puede confirmar tanto el punto de vista interior como el exterior, estabilizando de este modo tanto a la ciencia como a la religión. Así, a través de un contacto común con la lógica de la filosofía, la ciencia y la religión pueden volverse cada vez más tolerantes la una con la otra, cada vez menos escépticas.
103:7.7 (1138.5) Lo que la ciencia y la religión en desarrollo necesitan es una autocrítica más penetrante y audaz, una mayor conciencia de la condición incompleta de sus estados evolutivos. Los instructores de la ciencia y de la religión están a menudo, en conjunto, demasiado seguros de sí mismos y son demasiado dogmáticos. La ciencia y la religión sólo pueden autocriticar sus propios hechos. A partir del momento en que se apartan del marco de los hechos, la razón abdica o bien degenera rápidamente en un compañero de falsa lógica.
103:7.8 (1138.6) La verdad — la comprensión de las relaciones cósmicas, los hechos universales y los valores espirituales — puede conseguirse mejor a través del ministerio del Espíritu de la Verdad, y puede ser criticada mejor por la revelación. Pero la revelación no da origen a una ciencia ni a una religión; su función consiste en coordinar la ciencia y la religión con la verdad de la realidad. En ausencia de revelación, o a falta de aceptarla o de comprenderla, el hombre mortal siempre ha recurrido a su inútil gesto hacia la metafísica, ya que ésta es la única sustituta humana de la revelación de la verdad o de la mota de la personalidad morontial.
103:7.9 (1139.1) La ciencia del mundo material permite al hombre controlar, y hasta cierto punto dominar, su entorno físico. La religión de la experiencia espiritual es la fuente del impulso hacia la fraternidad que permite a los hombres convivir en las complejidades de la civilización de una era científica. La metafísica, pero con más seguridad la revelación, proporciona un terreno de encuentro común para los descubrimientos de la ciencia y de la religión, y hace posible el intento humano por correlacionar lógicamente estas esferas del pensamiento, separadas pero interdependientes, en una filosofía bien equilibrada impregnada de estabilidad científica y de certidumbre religiosa.
103:7.10 (1139.2) En el estado mortal no hay nada que se pueda probar de manera absoluta; tanto la ciencia como la religión están basadas en suposiciones. En el nivel morontial, los postulados de la ciencia y de la religión se pueden probar parcialmente mediante la lógica de la mota. En el nivel espiritual representado por el estado máximo, la necesidad de una prueba finita se desvanece gradualmente ante la experiencia efectiva de, y con, la realidad; pero incluso entonces existen muchas cosas más allá de lo finito que permanecen sin poderse probar.
103:7.11 (1139.3) Todas las divisiones del pensamiento humano están basadas en ciertas suposiciones que, aunque no están probadas, son aceptadas por la sensibilidad constitutiva a la realidad de la dotación mental del hombre. La ciencia inicia su carrera de razonamiento tan alabada suponiendo la realidad de tres cosas: la materia, el movimiento y la vida. La religión se pone en marcha con la suposición de la validez de tres cosas: la mente, el espíritu y el universo — el Ser Supremo.
103:7.12 (1139.4) La ciencia se convierte en el campo de reflexión de las matemáticas, de la energía y la materia temporales en el espacio. La religión no sólo pretende ocuparse del espíritu finito y temporal, sino también del espíritu de la eternidad y de la supremacía. Estas dos maneras extremas de percibir el universo sólo pueden llegar a proporcionar unas interpretaciones análogas sobre los orígenes, las funciones, las relaciones, las realidades y los destinos a través de una larga experiencia con la mota. La divergencia entre la energía y el espíritu encuentra su máxima armonización en el circuito de los Siete Espíritus Maestros; la primera unificación de esta divergencia se produce en la Deidad del Supremo, y la unidad de su finalidad, en la infinidad de la Fuente-Centro Primera, el YO SOY.
103:7.13 (1139.5) La razón es el acto de reconocer las conclusiones de la conciencia en relación con la experiencia en, y con, el mundo físico de energía y de materia. La fe es el acto de reconocer la validez de la conciencia espiritual — algo que no se puede probar humanamente de otra manera. La lógica es la progresión sintética, mediante la búsqueda de la verdad, de la unidad de la fe y la razón, y está basada en los dones mentales constitutivos de los seres mortales, el reconocimiento innato de las cosas, los significados y los valores.
103:7.14 (1139.6) La presencia del Ajustador del Pensamiento aporta una verdadera prueba de la realidad espiritual, pero la validez de esta presencia no es demostrable para el mundo exterior, sino solamente para aquel que experimenta así la existencia interior de Dios. La conciencia de tener un Ajustador está basada en la recepción intelectual de la verdad, en la percepción supermental de la bondad, y en la motivación de la personalidad para amar.
103:7.15 (1139.7) La ciencia descubre el mundo material, la religión lo evalúa, y la filosofía se esfuerza por interpretar sus significados a la vez que coordina el punto de vista científico material con el concepto religioso espiritual. Pero la historia es un terreno donde la ciencia y la religión quizás no se pongan nunca plenamente de acuerdo.
103:8.1 (1140.1) Aunque la ciencia y la filosofía puedan suponer la probabilidad de Dios mediante su razón y su lógica, sólo la experiencia religiosa personal de un hombre conducido por el espíritu puede afirmar con certeza que esta Deidad suprema y personal existe. Mediante la técnica de encarnar así la verdad viviente, la hipótesis filosófica de la probabilidad de Dios se convierte en una realidad religiosa.
103:8.2 (1140.2) La confusión en torno a la experiencia de la certidumbre sobre Dios proviene de las interpretaciones y relaciones desiguales que las distintas personas y las diferentes razas de hombres tienen de esta experiencia. El experimentar a Dios puede ser totalmente válido, pero la disertación sobre Dios, como es intelectual y filosófica, es divergente y a menudo desconcertantemente falaz.
103:8.3 (1140.3) Un hombre bueno y noble puede estar totalmente enamorado de su esposa, pero ser completamente incapaz de pasar satisfactoriamente un examen escrito sobre la psicología del amor conyugal. Otro hombre, que tenga poco o ningún amor por su esposa, podría pasar este examen de una manera muy aceptable. La idea imperfecta que se hace el enamorado sobre la verdadera naturaleza del ser amado no invalida en lo más mínimo la realidad o la sinceridad de su amor.
103:8.4 (1140.4) Si creéis realmente en Dios — si lo conocéis y lo amáis por la fe — no permitáis que la realidad de esta experiencia sea disminuida o empañada de ninguna manera por las insinuaciones dubitativas de la ciencia, los reparos de la lógica, los postulados de la filosofía, o las sugerencias ingeniosas de las almas bien intencionadas que quisieran crear una religión sin Dios.
103:8.5 (1140.5) La certidumbre de la persona religiosa que conoce a Dios no debería alterarse por la incertidumbre de los materialistas incrédulos; la fe profunda y la certeza inquebrantable del creyente experiencial son más bien las que deberían constituir un poderoso desafío para la incertidumbre del no creyente.
103:8.6 (1140.6) La filosofía, para poder prestar el mayor servicio tanto a la ciencia como a la religión, debería evitar los extremos del materialismo y del panteísmo. Sólo una filosofía que reconoce la realidad de la personalidad — la permanencia en presencia del cambio — puede tener un valor moral para el hombre, puede servir de enlace entre las teorías de la ciencia material y las de la religión espiritual. La revelación viene a compensar la fragilidad de la filosofía en evolución.
103:9.1 (1140.7) La teología se ocupa del contenido intelectual de la religión, y la metafísica (la revelación) trata de los aspectos filosóficos. La experiencia religiosa es el contenido espiritual de la religión. A pesar de las extravagancias mitológicas y las ilusiones psicológicas del contenido intelectual de la religión, de las suposiciones metafísicas erróneas y las técnicas para engañarse a sí mismo, de las deformaciones políticas y las perversiones socioeconómicas del contenido filosófico de la religión, la experiencia espiritual de la religión personal sigue siendo auténtica y válida.
103:9.2 (1140.8) La religión tiene que ver con el sentimiento, la acción y la vida, y no simplemente con el pensamiento. El pensamiento está más estrechamente relacionado con la vida material y debería estar dominado en general, aunque no del todo, por la razón y los hechos de la ciencia y, en sus tendencias inmateriales hacia los mundos del espíritu, por la verdad. Por muy ilusoria y errónea que sea vuestra teología, vuestra religión puede ser totalmente auténtica y eternamente verdadera.
103:9.3 (1141.1) El budismo, en su forma original, es una de las mejores religiones sin Dios que han aparecido en toda la historia evolutiva de Urantia, aunque esta doctrina no permaneció atea en el transcurso de su desarrollo. Una religión sin fe es una contradicción; una religión sin Dios es una inconsecuencia filosófica y un absurdo intelectual.
103:9.4 (1141.2) El origen mágico y mitológico de la religión natural no invalida la realidad y la verdad de las religiones revelatorias posteriores ni el evangelio salvador consumado de la religión de Jesús. La vida y las enseñanzas de Jesús despojaron finalmente a la religión de las supersticiones de la magia, de las ilusiones de la mitología y de la esclavitud del dogmatismo tradicional. Pero esta magia y esta mitología primitivas habían preparado muy eficazmente el camino para una religión posterior y superior mediante la suposición de la existencia y la realidad de los valores y los seres supermateriales.
103:9.5 (1141.3) Aunque la experiencia religiosa es un fenómeno subjetivo puramente espiritual, esta experiencia engloba una actitud de fe positiva y viviente hacia los reinos más elevados de la realidad objetiva universal. El ideal de la filosofía religiosa es una fe-confianza capaz de conducir al hombre a depender sin reservas del amor absoluto del Padre infinito del universo de universos. Esta experiencia religiosa auténtica trasciende de lejos la objetivación filosófica de los deseos idealistas; da realmente por descontada la salvación y sólo se preocupa por saber y hacer la voluntad del Padre que está en el Paraíso. Las marcas distintivas de una religión así son: la fe en una Deidad suprema, la esperanza de una supervivencia eterna, y el amor, especialmente el amor a los semejantes.
103:9.6 (1141.4) Cuando la teología domina a la religión, la religión muere; se convierte en una doctrina en lugar de ser una vida. La misión de la teología consiste simplemente en facilitar la toma de conciencia de la experiencia espiritual personal. La teología constituye el esfuerzo religioso por definir, clarificar, exponer y justificar las afirmaciones experienciales de la religión que, a fin de cuentas, sólo pueden ser validadas por una fe viviente. En la filosofía superior del universo, la sabiduría, al igual que la razón, se alía con la fe. La razón, la sabiduría y la fe son los logros más elevados del hombre. La razón introduce al hombre en el mundo de los hechos, de las cosas; la sabiduría lo introduce en el mundo de la verdad, de las relaciones; la fe lo hace entrar en el mundo de la divinidad, de la experiencia espiritual.
103:9.7 (1141.5) La fe arrastra con mucho gusto a la razón hasta donde la razón puede llegar; luego la fe continúa con la sabiduría hasta el máximo límite filosófico; y después se atreve a lanzarse a un viaje sin límites y sin fin por el universo en compañía únicamente de la verdad.
103:9.8 (1141.6) La ciencia (el conocimiento) está basada en la suposición inherente (ocasionada por el espíritu ayudante) de que la razón es válida, de que el universo puede ser comprendido. La filosofía (la comprensión coordinada) está basada en la suposición inherente (ocasionada por el espíritu de la sabiduría) de que la sabiduría es válida, de que el universo material puede ser coordinado con el espiritual. La religión (la verdad de la experiencia espiritual personal) está basada en la suposición inherente (ocasionada por el Ajustador del Pensamiento) de que la fe es válida, de que Dios puede ser conocido y alcanzado.
103:9.9 (1141.7) La comprensión completa de la realidad de la vida mortal consiste en un consentimiento progresivo a creer en estas suposiciones de la razón, la sabiduría y la fe. Una vida así está motivada por la verdad y dominada por el amor; estos son los ideales de la realidad cósmica objetiva, cuya existencia no se puede demostrar materialmente.
103:9.10 (1142.1) Una vez que la razón reconoce lo verdadero y lo falso, da muestras de sabiduría; cuando la sabiduría escoge entre lo verdadero y lo falso, entre la verdad y el error, demuestra la guía del espíritu. Así es como las funciones de la mente, el alma y el espíritu están siempre estrechamente unidas y funcionalmente interasociadas. La razón se ocupa del conocimiento basado en los hechos; la sabiduría se ocupa de la filosofía y la revelación; la fe se ocupa de la experiencia espiritual viviente. El hombre alcanza la belleza a través de la verdad, y por medio del amor espiritual asciende hacia la bondad.
103:9.11 (1142.2) La fe conduce a conocer a Dios, y no simplemente a un sentimiento místico de la presencia divina. La fe no debe estar influida excesivamente por sus consecuencias emotivas. La verdadera religión es una experiencia de creencia y de conocimiento, así como una satisfacción de los sentimientos.
103:9.12 (1142.3) Existe una realidad, en la experiencia religiosa, que es proporcional a su contenido espiritual, y esta realidad trasciende la razón, la ciencia, la filosofía, la sabiduría y todos los demás logros humanos. Las convicciones de esta experiencia son inatacables; la lógica de la vida religiosa es indiscutible; la certidumbre de este conocimiento es superhumana; las satisfacciones son magníficamente divinas, la valentía es indomable, las dedicaciones son incondicionales, las lealtades son supremas y los destinos son finales — eternos, últimos y universales.
103:9.13 (1142.4) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 104
104:0.1 (1143.1) EL CONCEPTO de la Trinidad de la religión revelada no se debe confundir con las creencias en las tríadas de las religiones evolutivas. Las ideas de las tríadas surgieron de muchas relaciones sugerentes, pero principalmente porque los dedos tenían tres articulaciones, porque se necesitaba un mínimo de tres patas para estabilizar un taburete, porque tres puntos de apoyo podían sostener una tienda; además, el hombre primitivo no supo contar durante mucho tiempo más allá de tres.
104:0.2 (1143.2) Aparte de ciertos pareados naturales tales como el pasado y el presente, el día y la noche, el calor y el frío, lo masculino y lo femenino, el hombre tiende generalmente a pensar en tríadas: ayer, hoy y mañana; amanecer, mediodía y atardecer; padre, madre e hijo. Se dan tres vítores al vencedor. Los muertos son enterrados al tercer día, y se apacigua al fantasma mediante tres abluciones de agua.
104:0.3 (1143.3) La tríada hizo su aparición en la religión como consecuencia de estas asociaciones naturales en la experiencia humana, y esto sucedió mucho antes de que la Trinidad de las Deidades del Paraíso, o incluso algunos de sus representantes, fueran revelados a la humanidad. Más tarde, los persas, hindúes, griegos, egipcios, babilonios, romanos y escandinavos, todos tuvieron dioses que formaban tríadas, pero éstas no eran todavía verdaderas trinidades. Todas las deidades en tríadas tuvieron un origen natural y aparecieron en un momento u otro en la mayoría de los pueblos inteligentes de Urantia. A veces el concepto de una tríada evolutiva se ha mezclado con el de la Trinidad revelada; en estos casos, a menudo es imposible distinguir la una de la otra.
104:1.1 (1143.4) La primera revelación urantiana que condujo a la comprensión de la Trinidad del Paraíso fue efectuada por el estado mayor del Príncipe Caligastia hace aproximadamente medio millón de años. Este primer concepto de la Trinidad se perdió para el mundo durante los tiempos agitados que siguieron a la rebelión planetaria.
104:1.2 (1143.5) La segunda presentación de la Trinidad fue realizada por Adán y Eva en el primero y segundo jardín. Estas enseñanzas no se habían perdido por completo ni siquiera en los tiempos de Maquiventa Melquisedek, cerca de treinta y cinco mil años más tarde, pues el concepto de los setitas sobre la Trinidad sobrevivió tanto en Mesopotamia como en Egipto, pero más especialmente en la India, donde fue perpetuado durante mucho tiempo en Agni, el dios védico tricéfalo del fuego.
104:1.3 (1143.6) La tercera presentación de la Trinidad fue efectuada por Maquiventa Melquisedek, y esta doctrina estaba simbolizada por los tres círculos concéntricos que el sabio de Salem llevaba en su pecho. Pero a Maquiventa le resultó muy difícil enseñarle cosas a los beduinos palestinos sobre el Padre Universal, el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito. La mayoría de sus discípulos pensaban que la Trinidad consistía en los tres Altísimos de Norlatiadek; unos pocos concibieron que la Trinidad estaba compuesta por el Soberano del Sistema, el Padre de la Constelación y la Deidad Creadora del universo local; y aún menos discípulos todavía captaron remotamente la idea de la asociación paradisiaca del Padre, el Hijo y el Espíritu.
104:1.4 (1144.1) Las enseñanzas de Melquisedek sobre la Trinidad se difundieron gradualmente por una gran parte de Eurasia y el norte de África gracias a las actividades de los misioneros de Salem. A menudo es difícil distinguir entre las tríadas y las trinidades en la época más tardía de los anditas y en los tiempos posteriores a Melquisedek, cuando ambos conceptos se entremezclaron y fundieron hasta cierto punto.
104:1.5 (1144.2) Entre los hindúes, el concepto trinitario se arraigó bajo la forma de Ser, Inteligencia y Alegría. (Un concepto indio posterior fue el de Brahma, Siva y Vichnú.) Aunque las primeras descripciones de la Trinidad fueron llevadas hasta la India por los sacerdotes setitas, las ideas más recientes sobre la Trinidad fueron importadas por los misioneros de Salem y desarrolladas por los intelectos nativos de la India mediante una combinación de estas doctrinas con los conceptos evolutivos de la tríada.
104:1.6 (1144.3) La fe budista desarrolló dos doctrinas de naturaleza trinitaria: la primera fue Maestro, Ley y Fraternidad. Ésta fue la presentación realizada por Siddharta Gautama. La idea posterior, que se desarrolló en la rama septentrional de los seguidores de Buda, englobaba al Señor Supremo, al Espíritu Santo y al Salvador Encarnado.
104:1.7 (1144.4) Estas ideas de los hindúes y los budistas eran unos postulados realmente trinitarios, es decir, la idea de la triple manifestación de un Dios monoteísta. Un concepto verdaderamente trinitario no consiste simplemente en agrupar a tres dioses separados.
104:1.8 (1144.5) Los hebreos conocían el concepto de la Trinidad por medio de las tradiciones kenitas de los tiempos de Melquisedek, pero su ardor monoteísta por el Dios único Yahvé había eclipsado de tal manera todas estas enseñanzas, que en el momento de la aparición de Jesús la doctrina de los Elohim había sido prácticamente erradicada de la teología judía. La mente hebrea no podía conciliar el concepto trinitario con la creencia monoteísta en el Señor Único, el Dios de Israel.
104:1.9 (1144.6) Los seguidores de la fe islámica tampoco lograron captar la idea de la Trinidad. A un monoteísmo emergente siempre le resulta difícil tolerar el trinitarismo cuando se enfrenta con el politeísmo. La idea de la trinidad se afianza mejor en aquellas religiones que poseen una firme tradición monoteísta unida a una flexibilidad doctrinal. Los grandes monoteístas, los hebreos y los mahometanos, encontraron difícil distinguir entre la adoración de tres dioses (el politeísmo) y el trinitarismo, la adoración de una sola Deidad que existe bajo una manifestación trina de divinidad y de personalidad.
104:1.10 (1144.7) Jesús enseñó a sus apóstoles la verdad sobre las personas de la Trinidad del Paraíso, pero pensaron que les hablaba de manera figurada y simbólica. Como habían sido educados en el monoteísmo hebreo, les resultó difícil albergar cualquier creencia que pareciera estar en conflicto con su concepto dominante de Yahvé. Los primeros cristianos heredaron el prejuicio hebreo contra el concepto de la Trinidad.
104:1.11 (1144.8) La primera Trinidad del cristianismo fue proclamada en Antioquía y estaba compuesta por Dios, su Verbo y su Sabiduría. Pablo conocía la Trinidad paradisiaca del Padre, el Hijo y el Espíritu, pero raramente predicó sobre ella y sólo la mencionó en algunas de sus epístolas a las iglesias que se estaban formando. Incluso así, tal como les sucedió a sus compañeros apóstoles, Pablo confundió a Jesús, el Hijo Creador del universo local, con la Segunda Persona de la Deidad, el Hijo Eterno del Paraíso.
104:1.12 (1144.9) El concepto cristiano de la Trinidad, que empezó a conseguir reconocimiento hacia finales del siglo primero después de Cristo, incluía al Padre Universal, el Hijo Creador de Nebadon y la Divina Ministra de Salvington — el Espíritu Madre del universo local y la consorte creativa del Hijo Creador.
104:1.13 (1145.1) Desde los tiempos de Jesús, la verdadera identidad de la Trinidad del Paraíso no se ha conocido en Urantia (exceptuando a algunas personas a quienes les fue especialmente revelada) hasta la publicación de estas revelaciones. Pero aunque el concepto cristiano de la Trinidad estaba equivocado de hecho, era prácticamente verdadero en lo que se refiere a las relaciones espirituales. Este concepto sólo estaba confundido en sus implicaciones filosóficas y en sus consecuencias cosmológicas: A muchas personas con una mentalidad cósmica les ha resultado difícil creer que la Segunda Persona de la Deidad, el segundo miembro de una Trinidad infinita, residiera una vez en Urantia; y aunque esto sea cierto en espíritu, no es un hecho en la realidad. Los Migueles Creadores personifican plenamente la divinidad del Hijo Eterno, pero no son la personalidad absoluta.
104:2.1 (1145.2) El monoteísmo surgió como una protesta filosófica contra la inconsistencia del politeísmo. Primero se desarrolló a través de unas organizaciones de tipo panteón con una división departamental de las actividades sobrenaturales, luego a través de la exaltación henoteísta de un solo dios por encima de otros muchos, y finalmente excluyendo a todos los dioses excepto al Dios Único de valor final.
104:2.2 (1145.3) El trinitarismo tiene su origen en la protesta experiencial contra la imposibilidad de concebir la unicidad de una Deidad solitaria desprovista de antropomorfismo y de conexión con los significados universales. Con el tiempo suficiente, la filosofía tiende a hacer caso omiso de las cualidades personales contenidas en el concepto sobre la Deidad del puro monoteísmo, reduciendo así esta idea de un Dios inconexo al estado de un Absoluto panteísta. Siempre ha sido difícil comprender la naturaleza personal de un Dios que no tiene relaciones personales, en un pie de igualdad, con otros seres personales coordinados. La personalidad, en la Deidad, exige que dicha Deidad exista en relación con otra Deidad personal e igual.
104:2.3 (1145.4) Por medio del reconocimiento del concepto de la Trinidad, la mente del hombre puede esperar captar alguna cosa de las relaciones recíprocas entre el amor y la ley en las creaciones del espacio-tiempo. Por medio de la fe espiritual, el hombre consigue hacerse una idea del amor de Dios, pero pronto descubre que esta fe espiritual no tiene ninguna influencia sobre las leyes ordenadas del universo material. Independientemente de que el hombre crea con firmeza que Dios es su Padre Paradisiaco, los horizontes cósmicos en expansión exigen que reconozca también la realidad de que la Deidad del Paraíso es la ley universal, que reconozca la soberanía de la Trinidad, la cual se extiende desde el Paraíso hacia fuera y eclipsa incluso los universos locales evolutivos de los Hijos Creadores y de las Hijas Creativas de las tres personas eternas, cuya unión en deidad es el hecho, la realidad y la indivisibilidad eterna de la Trinidad del Paraíso.
104:2.4 (1145.5) Esta misma Trinidad del Paraíso es una entidad real — no es una personalidad, pero sin embargo es una realidad verdadera y absoluta; no es una personalidad, pero sin embargo es compatible con las personalidades coexistentes — las personalidades del Padre, el Hijo y el Espíritu. La Trinidad es una realidad de la Deidad que supera la suma de sus componentes, y que surge de la conjunción de las tres Deidades del Paraíso. Las cualidades, características y funciones de la Trinidad no son la simple suma de los atributos de las tres Deidades del Paraíso; las funciones de la Trinidad son algo único, original y no del todo previsibles mediante el análisis de los atributos del Padre, el Hijo y el Espíritu.
104:2.5 (1146.1) Por ejemplo, cuando el Maestro estaba en la Tierra, advirtió a sus seguidores que la justicia nunca es un acto personal; siempre es una función colectiva. Los Dioses, como personas, tampoco administran la justicia, pero ejercen esta misma función como un todo colectivo, como la Trinidad del Paraíso.
104:2.6 (1146.2) La comprensión conceptual de la asociación trinitaria del Padre, el Hijo y el Espíritu prepara la mente humana para la presentación ulterior de otras ciertas relaciones triples. La razón teológica puede satisfacerse plenamente con el concepto de la Trinidad del Paraíso, pero la razón filosófica y cosmológica exige el reconocimiento de las otras asociaciones trinas de la Fuente-Centro Primera, de aquellas triunidades en las que el Infinito funciona en diversas capacidades no paternales de manifestación universal — las relaciones del Dios de la fuerza, la energía, el poder, la causalidad, la reacción, la potencialidad, la actualidad, la gravedad, la tensión, el arquetipo, el principio y la unidad.
104:3.1 (1146.3) Aunque a veces la humanidad ha intentado comprender la Trinidad de las tres personas de la Deidad, la coherencia exige que el intelecto humano perciba que existen ciertas relaciones entre los siete Absolutos. Pero todo aquello que es cierto respecto a la Trinidad del Paraíso, no lo es necesariamente respecto a una triunidad, pues una triunidad es algo distinto a una trinidad. En algunos aspectos funcionales, una triunidad puede ser análoga a una trinidad, pero su naturaleza nunca es homóloga a la de una trinidad.
104:3.2 (1146.4) El hombre mortal está pasando en Urantia por una gran era de expansión de los horizontes y de ampliación de los conceptos, y la evolución de su filosofía cósmica debe acelerarse para mantenerse al mismo ritmo que la expansión del campo intelectual del pensamiento humano. A medida que se amplía la conciencia cósmica del hombre mortal, éste percibe la estrecha vinculación existente entre todo lo que encuentra en su ciencia material, su filosofía intelectual y su perspicacia espiritual. Sin embargo, junto con toda esta creencia en la unidad del cosmos, el hombre se percata de la diversidad de todo lo que existe. A pesar de todos los conceptos relacionados con la inmutabilidad de la Deidad, el hombre se da cuenta de que vive en un universo en constante cambio y en crecimiento experiencial. A pesar de que el hombre comprende que los valores espirituales sobrevivirán, siempre tiene que contar con las matemáticas y las prematemáticas de la fuerza, la energía y la potencia.
104:3.3 (1146.5) La eterna plenitud de la infinidad debe ser conciliada de alguna manera con el crecimiento temporal de los universos en evolución y con el estado incompleto de sus habitantes experienciales. El concepto de la infinitud total debe ser en cierto modo segmentado y limitado de tal manera, que el intelecto mortal y el alma morontial puedan captar este concepto de valor final y de significado espiritualizador.
104:3.4 (1146.6) Aunque la razón exige una unidad monoteísta de la realidad cósmica, la experiencia finita necesita el postulado de una pluralidad de Absolutos y de su coordinación en las relaciones cósmicas. La diversidad de las relaciones absolutas no tiene ninguna posibilidad de aparecer sin unas existencias coordinadas, y los factores diferenciales, variables, modificadores, atenuadores, limitadores o reductores no tienen ninguna probabilidad de funcionar.
104:3.5 (1146.7) La realidad total (la infinidad) ha sido presentada en estos documentos tal como existe en los siete Absolutos:
104:3.6 (1146.8) 1. El Padre Universal.
104:3.7 (1146.9) 2. El Hijo Eterno.
104:3.8 (1146.10) 3. El Espíritu Infinito.
104:3.9 (1147.1) 4. La Isla del Paraíso.
104:3.10 (1147.2) 5. El Absoluto de la Deidad.
104:3.11 (1147.3) 6. El Absoluto Universal.
104:3.12 (1147.4) 7. El Absoluto Incalificado.
104:3.13 (1147.5) La Fuente-Centro Primera, que es Padre para el Hijo Eterno, es también Arquetipo para la Isla del Paraíso. Es personalidad incalificada en el Hijo, pero personalidad potencial en el Absoluto de la Deidad. El Padre es energía revelada en el Paraíso-Havona y al mismo tiempo energía oculta en el Absoluto Incalificado. El Infinito se revela siempre en los actos incesantes del Actor Conjunto, mientras que ejerce eternamente sus funciones en las actividades compensadoras, pero disimuladas, del Absoluto Universal. Así pues, el Padre está relacionado con los seis Absolutos coordinados, y el conjunto de los siete abarca así el círculo de la infinidad a lo largo de todos los ciclos interminables de la eternidad.
104:3.14 (1147.6) Parece ser que las relaciones absolutas conducen inevitablemente a una triunidad. Las personalidades tratan de asociarse con otras personalidades tanto en los niveles absolutos como en todos los otros niveles. Y la asociación de las tres personalidades paradisiacas eterniza la primera triunidad, la unión entre las personalidades del Padre, el Hijo y el Espíritu. Pues cuando estas tres personas se unen, como personas, para actuar de manera unida, constituyen de este modo una triunidad de unidad funcional; no es una trinidad — una entidad orgánica — pero no obstante sí es una triunidad, una triple unanimidad colectiva funcional.
104:3.15 (1147.7) La Trinidad del Paraíso no es una triunidad; no es una unanimidad funcional; es más bien una Deidad indivisa e indivisible. El Padre, el Hijo y el Espíritu (como personas) pueden mantener relaciones con la Trinidad del Paraíso, porque la Trinidad es su Deidad indivisa. El Padre, el Hijo y el Espíritu no mantienen este tipo de relaciones personales con la primera triunidad, porque ésta es su unión funcional como tres personas. Sólo como Trinidad — como una Deidad indivisa — mantienen colectivamente una relación externa con la triunidad de su unión personal.
104:3.16 (1147.8) Así es como la Trinidad del Paraíso es única entre todas las relaciones absolutas; hay varias triunidades existenciales, pero sólo una Trinidad existencial. Una triunidad no es una entidad. Es más bien funcional que orgánica. Sus miembros son asociados más bien que corporativos. Los componentes de las triunidades pueden ser entidades, pero la triunidad misma es una asociación.
104:3.17 (1147.9) Existe sin embargo un punto de comparación entre una trinidad y una triunidad: las dos terminan en funciones que son otra cosa distinta a la suma discernible de los atributos de los miembros que las componen. Pero aunque se puedan comparar así desde un punto de vista funcional, no manifiestan por lo demás ninguna relación categórica. Están más o menos relacionadas como la relación que existe entre la función y la estructura. Pero la función de una asociación triunitaria no es la función de una estructura o entidad trinitaria.
104:3.18 (1147.10) Sin embargo, las triunidades son reales; son muy reales. En ellas, la realidad total está funcionalizada, y a través de ellas, el Padre Universal ejerce un control inmediato y personal sobre las actividades principales de la infinidad.
104:4.1 (1147.11) Al intentar describir las siete triunidades, dirigimos la atención hacia el hecho de que el Padre Universal es el miembro fundamental de cada una de ellas. Él es, era y siempre será el Primer Padre-Fuente Universal, el Centro Absoluto, la Causa Primordial, el Controlador Universal, el Activador Ilimitado, la Unidad Original, el Sostén Incalificado, la Primera Persona de la Deidad, el Arquetipo Cósmico Primordial y la Esencia de la Infinidad. El Padre Universal es la causa personal de los Absolutos; él es el absoluto de los Absolutos.
104:4.2 (1148.1) La naturaleza y el significado de las siete triunidades se pueden indicar como sigue:
104:4.3 (1148.2) La Primera Triunidad — la triunidad personal e intencional. Es la agrupación de las tres personalidades de la Deidad:
104:4.4 (1148.3) 1. El Padre Universal.
104:4.5 (1148.4) 2. El Hijo Eterno.
104:4.6 (1148.5) 3. El Espíritu Infinito.
104:4.7 (1148.6) Es la triple unión del amor, la misericordia y el ministerio — la asociación intencional y personal de las tres personalidades eternas del Paraíso. Es la asociación divinamente fraternal, que ama a las criaturas, actúa paternalmente y fomenta la ascensión. Las personalidades divinas de esta primera triunidad son los Dioses que transmiten la personalidad, conceden el espíritu y donan la mente.
104:4.8 (1148.7) Es la triunidad de la volición infinita; actúa a lo largo del eterno presente y en todo el transcurso pasado-presente-futuro del tiempo. Esta asociación produce la infinidad volitiva y proporciona los mecanismos a través de los cuales la Deidad personal puede revelarse a las criaturas del cosmos evolutivo.
104:4.9 (1148.8) La Segunda Triunidad — la triunidad de la potencia y el arquetipo. Ya se trate de un minúsculo ultimatón, de una estrella resplandeciente o de una nebulosa en rotación, e incluso del universo central o de los superuniversos, desde las organizaciones materiales más pequeñas hasta las más grandes, el arquetipo físico — la configuración cósmica — procede siempre de la actividad de esta triunidad. Esta asociación consta de:
104:4.10 (1148.9) 1. El Padre-Hijo.
104:4.11 (1148.10) 2. La Isla del Paraíso.
104:4.12 (1148.11) 3. El Actor Conjunto.
104:4.13 (1148.12) La energía es organizada por los agentes cósmicos de la Fuente-Centro Tercera; la energía es moldeada según el arquetipo del Paraíso, que es la materialización absoluta; pero detrás de toda esta manipulación incesante se encuentra la presencia del Padre-Hijo, cuya unión activó por primera vez el arquetipo del Paraíso provocando la aparición de Havona que estuvo acompañada por el nacimiento del Espíritu Infinito, el Actor Conjunto.
104:4.14 (1148.13) En la experiencia religiosa, las criaturas se ponen en contacto con el Dios que es amor, pero esta perspicacia espiritual nunca debe eclipsar el reconocimiento inteligente del hecho universal de que el Paraíso es un arquetipo. Las personalidades del Paraíso consiguen la adoración voluntaria de todas las criaturas mediante el poder irresistible del amor divino, y conducen a todas estas personalidades nacidas del espíritu a las delicias celestiales del servicio interminable de los hijos finalitarios de Dios. La segunda triunidad es el arquitecto del escenario espacial donde se desarrollan estas actividades; ella determina los arquetipos de la configuración cósmica.
104:4.15 (1148.14) El amor puede caracterizar a la divinidad de la primera triunidad, pero el arquetipo es la manifestación galáctica de la segunda triunidad. La primera triunidad es para las personalidades evolutivas lo que la segunda es para los universos en evolución. El arquetipo y la personalidad son dos de las grandes manifestaciones de las actividades de la Fuente-Centro Primera; y por muy difícil que sea de comprender, sin embargo es cierto que la potencia-arquetipo y la persona amorosa son una sola y misma realidad universal; la Isla del Paraíso y el Hijo Eterno son revelaciones coordinadas, pero antípodas, de la naturaleza insondable del Padre-Fuerza Universal.
104:4.16 (1149.1) La Tercera Triunidad — la triunidad que hace evolucionar el espíritu. La totalidad de la manifestación espiritual tiene su principio y su final en esta asociación, que está compuesta de:
104:4.17 (1149.2) 1. El Padre Universal.
104:4.18 (1149.3) 2. El Hijo-Espíritu.
104:4.19 (1149.4) 3. El Absoluto de la Deidad.
104:4.20 (1149.5) Desde la potencia espiritual hasta el espíritu paradisiaco, todo espíritu encuentra la expresión de su realidad en esta asociación trina entre la pura esencia espiritual del Padre, los valores espirituales activos del Hijo-Espíritu, y los potenciales espirituales ilimitados del Absoluto de la Deidad. Los valores existenciales del espíritu tienen su génesis primordial, su manifestación completa y su destino final en esta triunidad.
104:4.21 (1149.6) El Padre existe antes que el espíritu; el Hijo-Espíritu actúa como espíritu creador activo; el Absoluto de la Deidad existe como espíritu que lo engloba todo, incluyendo lo que está más allá del espíritu.
104:4.22 (1149.7) La Cuarta Triunidad — la triunidad de la infinidad energética. Dentro de esta triunidad se eternizan los principios y los finales de toda realidad energética, desde la potencia espacial hasta la monota. Esta agrupación contiene los miembros siguientes:
104:4.23 (1149.8) 1. El Padre-Espíritu.
104:4.24 (1149.9) 2. La Isla del Paraíso.
104:4.25 (1149.10) 3. El Absoluto Incalificado.
104:4.26 (1149.11) El Paraíso es el centro que activa, mediante la energía-fuerza, el cosmos — el emplazamiento universal de la Fuente-Centro Primera, el punto focal cósmico del Absoluto Incalificado, y la fuente de toda energía. El potencial energético del cosmos infinito se encuentra existencialmente presente en esta triunidad; el gran universo y el universo maestro sólo son manifestaciones parciales de dicho potencial.
104:4.27 (1149.12) La cuarta triunidad controla absolutamente las unidades fundamentales de la energía cósmica, y las libera del control del Absoluto Incalificado de manera directamente proporcional a la aparición, en las Deidades experienciales, de la capacidad subabsoluta para controlar y estabilizar el cosmos en metamorfosis.
104:4.28 (1149.13) Esta triunidad es la fuerza y la energía. Las posibilidades ilimitadas del Absoluto Incalificado están centradas alrededor del absolutum de la Isla del Paraíso, de donde emanan unas agitaciones inimaginables procedentes de la quietud, por otra parte estática, del Incalificado. Las palpitaciones interminables del Paraíso, corazón material del cosmos infinito, laten en armonía con el arquetipo insondable y el plan impenetrable del Activador Infinito, la Fuente-Centro Primera.
104:4.29 (1149.14) La Quinta Triunidad — la triunidad de la infinidad reactiva. Esta asociación consta de:
104:4.30 (1149.15) 1. El Padre Universal.
104:4.31 (1149.16) 2. El Absoluto Universal.
104:4.32 (1149.17) 3. El Absoluto Incalificado.
104:4.33 (1149.18) Esta agrupación eterniza la realización funcional, en la infinidad, de todo lo que es manifestable dentro del ámbito de la realidad no deificada. Esta triunidad manifiesta una capacidad de reacción ilimitada a las acciones y presencias volitivas, causativas, tensionales y arquetípicas de las otras triunidades.
104:4.34 (1150.1) La Sexta Triunidad — la triunidad de la Deidad en asociación cósmica. Este grupo está compuesto por:
104:4.35 (1150.2) 1. El Padre Universal.
104:4.36 (1150.3) 2. El Absoluto de la Deidad.
104:4.37 (1150.4) 3. El Absoluto Universal.
104:4.38 (1150.5) Ésta es la asociación de la Deidad-en-el-cosmos, la inmanencia de la Deidad en conjunción con la trascendencia de la Deidad. Es la última extensión de la divinidad, en los niveles de la infinidad, hacia aquellas realidades que se encuentran fuera del ámbito de la realidad deificada.
104:4.39 (1150.6) La Séptima Triunidad — la triunidad de la unidad infinita. Ésta es la unidad de la infinidad, manifiesta funcionalmente en el tiempo y en la eternidad, la unificación coordinada de los actuales y los potenciales. Este grupo consta de:
104:4.40 (1150.7) 1. El Padre Universal.
104:4.41 (1150.8) 2. El Actor Conjunto.
104:4.42 (1150.9) 3. El Absoluto Universal.
104:4.43 (1150.10) El Actor Conjunto integra universalmente los aspectos funcionales variables de toda la realidad efectiva en todos los niveles de manifestación, desde los finitos y los trascendentales hasta los absolutos. El Absoluto Universal compensa perfectamente los diferenciales inherentes a los aspectos variables de toda la realidad incompleta, desde las potencialidades ilimitadas de la realidad activo-volitiva y causativa de la Deidad, hasta las posibilidades sin límites de la realidad estática, reactiva y no deificada en los ámbitos incomprensibles del Absoluto Incalificado.
104:4.44 (1150.11) Tal como actúan en esta triunidad, el Actor Conjunto y el Absoluto Universal son igualmente sensibles tanto a la presencia de la Deidad como a la de la no deidad, al igual que lo es también la Fuente-Centro Primera, la cual, en esta relación, es prácticamente imposible de distinguir conceptualmente del YO SOY.
104:4.45 (1150.12) Estas aproximaciones son suficientes para dilucidar el concepto de las triunidades. Como no conocéis el nivel último de las triunidades, no podéis comprender plenamente los siete primeros. Aunque no estimamos que sea acertado intentar ofrecer una explicación adicional, podemos indicar que existen quince asociaciones trinas de la Fuente-Centro Primera, ocho de las cuales no se han revelado en estos documentos. Estas asociaciones no reveladas se ocupan de unas realidades, manifestaciones y potencialidades que se encuentran más allá del nivel experiencial de la supremacía.
104:4.46 (1150.13) Las triunidades son el timón funcional de la infinidad, la unificación de la unicidad de los Siete Absolutos de la Infinidad. La presencia existencial de las triunidades es la que permite al Padre-YO SOY experimentar la unidad funcional de la infinidad, a pesar de la diversificación de la infinidad en siete Absolutos. La Fuente-Centro Primera es el miembro unificador de todas las triunidades; en él todas las cosas tienen su comienzo incalificado, su existencia eterna y su destino infinito — «en él, todas las cosas consisten».
104:4.47 (1150.14) Aunque estas asociaciones no puedan aumentar la infinidad del Padre-YO SOY, parece que hacen posible las manifestaciones subinfinitas y subabsolutas de su realidad. Las siete triunidades multiplican la diversidad de talentos, eternizan nuevas profundidades, deifican nuevos valores, desvelan nuevas potencialidades, revelan nuevos significados. Todas estas manifestaciones diversificadas en el tiempo y el espacio, y en el cosmos eterno, tienen su existencia en la estasis hipotética de la infinidad original del YO SOY.
104:5.1 (1151.1) Existen algunas otras relaciones trinas que no contienen al Padre en su constitución, pero no son verdaderas triunidades, y están siempre diferenciadas de las triunidades del Padre. Se les llama de manera diversa triunidades asociadas, triunidades coordinadas y triodidades. Son una consecuencia de la existencia de las triunidades. Dos de estas asociaciones están constituidas como sigue:
104:5.2 (1151.2) La Triodidad de lo Manifestado. Esta triodidad consiste en las relaciones recíprocas entre los tres actuales absolutos:
104:5.3 (1151.3) 1. El Hijo Eterno.
104:5.4 (1151.4) 2. La Isla del Paraíso.
104:5.5 (1151.5) 3. El Actor Conjunto.
104:5.6 (1151.6) El Hijo Eterno es el absoluto de la realidad espiritual, la personalidad absoluta. La Isla del Paraíso es el absoluto de la realidad cósmica, el arquetipo absoluto. El Actor Conjunto es el absoluto de la realidad mental, el coordinado de la realidad espiritual absoluta y la síntesis existencial, bajo la forma de Deidad, de la personalidad y el poder. Esta asociación trina produce la coordinación de la suma total de la realidad efectiva — espiritual, cósmica o mental. Su estado de manifestación es incalificado.
104:5.7 (1151.7) La Triodidad de Potencialidad. Esta triodidad consiste en la asociación de los tres Absolutos de potencialidad:
104:5.8 (1151.8) 1. El Absoluto de la Deidad.
104:5.9 (1151.9) 2. El Absoluto Universal.
104:5.10 (1151.10) 3. El Absoluto Incalificado.
104:5.11 (1151.11) Los depósitos infinitos de toda la realidad energética latente — espiritual, mental o cósmica — se encuentran interasociados de esta manera. Esta asociación produce la integración de toda la realidad energética latente. Su potencial es infinito.
104:5.12 (1151.12) Al igual que las triunidades se ocupan sobre todo de unificar funcionalmente la infinidad, las triodidades están implicadas en la aparición cósmica de las Deidades experienciales. Las triunidades se ocupan indirectamente de las Deidades experienciales — Suprema, Última y Absoluta — pero las triodidades se ocupan directamente de ellas. Aparecen en la síntesis emergente compuesta por el poder y la personalidad del Ser Supremo. Para las criaturas temporales del espacio, el Ser Supremo es una revelación de la unidad del YO SOY.
104:5.13 (1151.13) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 105
105:0.1 (1152.1) INCLUSO para las órdenes elevadas de inteligencias del universo, la infinidad sólo es parcialmente comprensible y la finalidad de la realidad sólo es relativamente inteligible. Cuando la mente humana trata de penetrar en el misterio y la eternidad del origen y el destino de todo lo que llamamos real, puede resultarle útil abordar el problema imaginando la eternidad y la infinidad como una elipse casi ilimitada producida por una sola causa absoluta, que ejerce su actividad en todo este círculo universal de diversificación interminable persiguiendo siempre algún potencial de destino absoluto e infinito.
105:0.2 (1152.2) Cuando el intelecto mortal intenta captar el concepto de la totalidad de la realidad, esa mente finita se encuentra cara a cara con la realidad de la infinidad. La totalidad de la realidad es la infinidad, y por eso nunca puede ser plenamente comprendida por una mente que posea una capacidad conceptual subinfinita.
105:0.3 (1152.3) La mente humana no se puede formar un concepto muy adecuado de las existencias eternas, y a falta de esta comprensión, nos resulta imposible describir nuestros propios conceptos sobre la totalidad de la realidad. Sin embargo, podemos intentar presentarlos, aunque somos plenamente conscientes de que nuestros conceptos deberán sufrir una profunda deformación en el proceso de traducción y modificación para ponerlos al nivel de comprensión de la mente mortal.
105:1.1 (1152.4) Los filósofos del universo atribuyen la causalidad original absoluta en la infinidad al Padre Universal, actuando como el YO SOY infinito, eterno y absoluto.
105:1.2 (1152.5) Presentar al intelecto mortal esta idea de un YO SOY infinito comporta muchos factores de peligro, ya que este concepto está tan alejado de la comprensión experiencial humana que ocasiona una grave deformación de los significados y una idea falsa de los valores. Sin embargo, el concepto filosófico del YO SOY proporciona a los seres finitos una base para intentar acceder a la comprensión parcial de los orígenes absolutos y de los destinos infinitos. Pero en todos nuestros esfuerzos por dilucidar la génesis y la fructificación de la realidad debemos indicar claramente que, en todo lo referente a los significados y valores de la personalidad, este concepto del YO SOY es sinónimo de la Primera Persona de la Deidad, el Padre Universal de todas las personalidades. Sin embargo, este postulado del YO SOY no es tan fácil de identificar en los ámbitos no deificados de la realidad universal.
105:1.3 (1152.6) El YO SOY es el Infinito; el YO SOY es también la infinidad. Desde el punto de vista temporal o secuencial, toda la realidad tiene su origen en el infinito YO SOY, cuya existencia solitaria en la infinita eternidad del pasado ha de ser el primer postulado filosófico de las criaturas finitas. El concepto del YO SOY implica una infinidad incalificada, la realidad no diferenciada de todo lo que podría existir alguna vez en toda una eternidad infinita.
105:1.4 (1153.1) Como concepto existencial, el YO SOY no es ni deificado ni no deificado, ni actual ni potencial, ni personal ni impersonal, ni estático ni dinámico. No se puede aplicar ningún calificativo al Infinito, salvo afirmar que el YO SOY es. El postulado filosófico del YO SOY es un concepto universal algo más difícil de comprender que el del Absoluto Incalificado.
105:1.5 (1153.2) Para la mente finita debe haber simplemente un principio, y aunque la realidad nunca ha tenido realmente un principio, sin embargo la realidad manifiesta ciertas relaciones de origen con la infinidad. La situación primordial en la eternidad, anterior a la realidad, se puede imaginar más o menos como sigue: En un momento hipotético e infinitamente lejano de la eternidad pasada, se podría concebir al YO SOY como cosa y no cosa, como causa y efecto, como volición y reacción. En ese momento hipotético de la eternidad no existe ninguna diferenciación en toda la infinidad. La infinidad está colmada por el Infinito; el Infinito envuelve a la infinidad. Es el momento estático hipotético de la eternidad; los actuales están todavía contenidos en sus potenciales, y los potenciales aún no han aparecido dentro de la infinidad del YO SOY. Pero incluso en esa situación hipotética, debemos suponer que existe la posibilidad de la voluntad autónoma.
105:1.6 (1153.3) Recordad siempre que la comprensión humana del Padre Universal es una experiencia personal. Dios, como vuestro Padre espiritual, puede ser comprendido por vosotros y por todos los demás mortales. Pero vuestroconcepto cultual experiencial del Padre Universal siempre será menor quevuestro postulado filosófico de la infinidad de la Fuente-Centro Primera, elYO SOY. Cuando hablamos del Padre, nos referimos a Dios tal como puede ser comprendido por sus criaturas tanto humildes como elevadas, pero la Deidad contiene muchas más cosas que son incomprensibles para las criaturas del universo. Dios, vuestro Padre y mi Padre, es esa fase del Infinito que percibimos en nuestra personalidad como una realidad experiencial efectiva, pero el YO SOY sigue siendo como nuestra hipótesis de todo lo que sentimos que es incognoscible en la Fuente-Centro Primera. E incluso esta hipótesis se encuentra probablemente muy por debajo de la infinidad insondable de la realidad original.
105:1.7 (1153.4) El universo de universos, con su innumerable multitud de personalidades que lo habitan, es un organismo inmenso y complejo, pero la Fuente-Centro Primera es infinitamente más compleja que los universos y las personalidades que han surgido a la realidad en respuesta a sus mandatos deliberados. Cuando contempláis con temor la magnitud del universo maestro, deteneos a considerar que incluso esta creación inconcebible no puede ser más que una revelación parcial del Infinito.
105:1.8 (1153.5) La infinidad está en verdad muy lejos del nivel experiencial de la comprensión mortal, pero incluso en esta época de Urantia vuestros conceptos sobre la infinidad están creciendo, y continuarán creciendo durante toda vuestra carrera sin fin que se extiende hacia adelante en la eternidad futura. La infinidad incalificada carece de sentido para las criaturas finitas, pero la infinidad es capaz de autolimitarse y es susceptible de expresar la realidad en todos los niveles de las existencias universales. Y el rostro que muestra el Infinito a todas las personalidades del universo es el rostro de un Padre, el Padre Universal del amor.
105:2.1 (1153.6) Al examinar la génesis de la realidad, tened siempre presente que toda la realidad absoluta procede de la eternidad y que su existencia no tiene principio. Cuando decimos realidad absoluta, nos referimos a las tres personas existenciales de la Deidad, a la Isla del Paraíso y a los tres Absolutos. Estas siete realidades son eternas de una manera coordinada, a pesar de que recurrimos al lenguaje del espacio-tiempo para presentar sus orígenes secuenciales a los seres humanos.
105:2.2 (1154.1) Al seguir la descripción cronológica de los orígenes de la realidad, debe existir un supuesto momento teórico en el que se produce la «primera» expresión volitiva y la «primera» reacción repercusiva dentro del YO SOY. En nuestro intento por describir la génesis y la generación de la realidad, esta etapa se puede concebir como aquella en la que El Uno Infinito se diferencia de LaInfinitud, pero el postulado de esta relación doble debe siempre ampliarse hasta un concepto trino mediante el reconocimiento del continuum eterno de LaInfinidad, del YO SOY.
105:2.3 (1154.2) Esta autometamorfosis del YO SOY culmina en la múltiple diferenciación de la realidad deificada y de la realidad no deificada, de la realidad potencial y actual, y de algunas otras realidades que apenas pueden clasificarse de esta manera. Estas diferenciaciones del YO SOY teórico y monista están eternamente integradas gracias a las relaciones simultáneas que surgen dentro del mismo YO SOY — la prerrealidad prepotencial, preactual, prepersonal y de un solo elemento que, aún siendo infinita, se revela como absoluta en la presencia de la Fuente-Centro Primera, y como personalidad en el amor ilimitado del Padre Universal.
105:2.4 (1154.3) Por medio de estas metamorfosis internas, el YO SOY establece las bases para una relación séptuple consigo mismo. Ahora, el concepto filosófico (temporal) del YO SOY solitario y el concepto transitorio (temporal) del YO SOY como trino se pueden ampliar hasta abarcar al YO SOY como séptuple. Esta naturaleza séptuple — o de siete fases — se puede sugerir mejor relacionándola con los Siete Absolutos de la Infinidad:
105:2.5 (1154.4) 1. El Padre Universal. YO SOY el padre del Hijo Eterno. Ésta es la relación original de personalidad entre las realidades. La personalidad absoluta del Hijo hace absoluto el hecho de la paternidad de Dios y establece la filiación potencial de todas las personalidades. Esta relación demuestra la personalidad del Infinito y culmina su revelación espiritual en la personalidad del Hijo Original. Incluso los mortales que viven todavía en la carne pueden experimentar parcialmente, en los niveles espirituales, esta fase del YO SOY, puesto que pueden adorar a nuestro Padre.
105:2.6 (1154.5) 2. El Controlador Universal. YO SOY la causa del Paraíso eterno. Ésta es la relación primordial impersonal entre las realidades, la asociación original no espiritual. El Padre Universal es Dios-como-amor; el Controlador Universal es Dios-como-arquetipo. Esta relación establece el potencial de las formas — de las configuraciones — y determina el arquetipo maestro de las relaciones impersonales y no espirituales — el arquetipo maestro que sirve para crear todas las copias.
105:2.7 (1154.6) 3. El Creador Universal. YO SOY uno con el Hijo Eterno. Esta unión del Padre y del Hijo (en presencia del Paraíso) pone en marcha el ciclo creativo, el cual culmina en la aparición de la personalidad conjunta y del universo eterno. Desde el punto de vista de los mortales finitos, la realidad tiene sus verdaderos comienzos con la aparición, en la eternidad, de la creación de Havona. Este acto creativo de la Deidad lo efectúa y se produce a través del Dios de Acción, que es en esencia la unidad del Padre y del Hijo, manifestada en y para todos los niveles de lo actual. Por consiguiente, la creatividad divina está caracterizada infaliblemente por la unidad, y esta unidad es el reflejo exterior de la unicidad absoluta de la dualidad Padre-Hijo y de la Trinidad Padre-Hijo-Espíritu.
105:2.8 (1155.1) 4. El Sostén Infinito. YO SOY autoasociable. Ésta es la asociación primordial de los aspectos estáticos y potenciales de la realidad. En esta relación, todos los factores calificados e incalificados están compensados. Esta fase del YO SOY se comprende mejor como Absoluto Universal — el unificador del Absoluto de la Deidad y del Absoluto Incalificado.
105:2.9 (1155.2) 5. El Potencial Infinito. YO SOY autocalificado. Éste es el punto de referencia de la infinidad que atestigua eternamente que el YO SOY se ha limitado voluntariamente, en virtud de lo cual ha conseguido expresarse y revelarse de forma triple. Esta fase del YO SOY se comprende generalmente como Absoluto de la Deidad.
105:2.10 (1155.3) 6. La Capacidad Infinita. YO SOY estático-reactivo. Ésta es la matriz sin fin, la posibilidad de todas las expansiones cósmicas futuras. La mejor manera de concebir esta fase del YO SOY es quizás la presencia supergravitatoria del Absoluto Incalificado.
105:2.11 (1155.4) 7. El Uno Universal de la Infinidad. El YO SOY como YO SOY. Ésta es la estasis o relación de la Infinidad consigo misma, el hecho eterno de la realidad de la infinidad y la verdad universal de la infinidad de la realidad. En la medida en que esta relación es discernible como personalidad, es revelada a los universos en el Padre divino de toda personalidad — incluso de la personalidad absoluta. En la medida en que es posible expresar esta relación de manera impersonal, el universo contacta con ella bajo la forma de la coherencia absoluta de la energía pura y del puro espíritu en presencia del Padre Universal. En la medida en que esta relación es concebible como un absoluto, es revelada en la primacía de la Fuente-Centro Primera; en ella todos vivimos, nos movemos y tenemos nuestra existencia, desde las criaturas del espacio hasta los ciudadanos del Paraíso. Y esto es tan cierto para el universo maestro como para el ultimatón infinitesimal, tan cierto para lo que va a ser como para lo que es y para lo que ha sido.
105:3.1 (1155.5) Las siete relaciones primordiales dentro del YO SOY se eternizan bajo la forma de los Siete Absolutos de la Infinidad. Pero, aunque podemos describir los orígenes de la realidad y la diferenciación de la infinidad mediante una narración secuencial, de hecho los siete Absolutos son eternos de una manera incalificada y coordinada. La mente mortal quizás necesite concebir que han tenido un principio, pero este concepto debería estar siempre eclipsado por la comprensión de que los siete Absolutos no han tenido un principio; son eternos y, como tales, han existido siempre. Los siete Absolutos son la premisa de la realidad, y han sido descritos en estos documentos como sigue:
105:3.2 (1155.6) 1. La Fuente-Centro Primera. La Primera Persona de la Deidad y el arquetipo principal de lo que no es deidad, Dios, el Padre Universal, creador, controlador y sostén; el amor universal, el espíritu eterno y la energía infinita; el potencial de todos los potenciales y la fuente de todos los actuales; la estabilidad de todo lo estático y el dinamismo de todos los cambios; la fuente del arquetipo y el Padre de las personas. Los siete Absolutos equivalen colectivamente a la infinidad, pero el mismo Padre Universal es realmente infinito.
105:3.3 (1155.7) 2. La Fuente-Centro Segunda. La Segunda Persona de la Deidad, el Hijo Eterno y Original; las realidades personales absolutas del YO SOY y la base para la realización y la revelación del «YO SOY personalidad». Ninguna personalidad puede esperar alcanzar al Padre Universal si no es a través de su Hijo Eterno; la personalidad tampoco puede alcanzar los niveles de existencia espirituales sin la acción y la ayuda de este arquetipo absoluto de todas las personalidades. En la Fuente-Centro Segunda el espíritu es incalificado mientras que la personalidad es absoluta.
105:3.4 (1156.1) 3. El Paraíso como Fuente-Centro. Segundo arquetipo de lo que no es deidad, la Isla eterna del Paraíso; la base para la revelación y la realización del «YO SOY fuerza» y el fundamento para establecer el control gravitatorio en todos los universos. El Paraíso es el absoluto de los arquetipos con respecto a toda la realidad manifestada, no espiritual, impersonal y no volitiva. Al igual que la energía espiritual está relacionada con el Padre Universal a través de la personalidad absoluta del Hijo-Madre, toda la energía cósmica está sujeta al control gravitatorio de la Fuente-Centro Primera a través del arquetipo absoluto de la Isla del Paraíso. El Paraíso no está en el espacio; el espacio existe en relación con el Paraíso, y la cronicidad del movimiento está determinada por medio de su relación con el Paraíso. La Isla eterna está totalmente en reposo; todas las demás energías organizadas, o en vías de organizarse, están en eterno movimiento. La presencia del Absoluto Incalificado es la única que permanece inmóvil en todo el espacio, y el Incalificado está coordinado con el Paraíso. El Paraíso existe en el centro del espacio, el Incalificado lo impregna y toda existencia relativa tiene su ser dentro de este ámbito.
105:3.5 (1156.2) 4. La Fuente-Centro Tercera. La Tercera Persona de la Deidad, el Actor Conjunto; el integrador infinito de las energías cósmicas del Paraíso con las energías espirituales del Hijo Eterno; el coordinador perfecto de los móviles de la voluntad y de los mecanismos de la fuerza; el unificador de toda la realidad actual o en vías de actualizarse. El Espíritu Infinito revela la misericordia del Hijo Eterno mediante el servicio de sus múltiples hijos, y actúa al mismo tiempo como manipulador infinito, tejiendo para siempre el arquetipo del Paraíso en las energías del espacio. Este mismo Actor Conjunto, este Dios de Acción, es la expresión perfecta de los planes y de los propósitos ilimitados del Padre y del Hijo, actuando a la vez como fuente de la mente y donador del intelecto a las criaturas de un extenso cosmos.
105:3.6 (1156.3) 5. El Absoluto de la Deidad. Las posibilidades causativas potencialmente personales de la realidad universal, la totalidad de todo el potencial de la Deidad. El Absoluto de la Deidad es el que atenúa deliberadamente las realidades incalificadas, absolutas y no divinas. El Absoluto de la Deidad es el que atenúa lo absoluto y hace absoluto lo restringido — es el iniciador del destino.
105:3.7 (1156.4) 6. El Absoluto Incalificado. Estático, reactivo y en reposo; la infinidad cósmica no revelada del YO SOY; la totalidad de la realidad no deificada y la finalidad de todo el potencial no personal. El espacio limita la actividad del Incalificado, pero la presencia del Incalificado no tiene límites, es infinita. Existe un concepto de periferia para el universo maestro, pero la presencia del Incalificado no tiene límites; ni siquiera la eternidad puede agotar la quietud ilimitada de este Absoluto que no es deidad.
105:3.8 (1156.5) 7. El Absoluto Universal. Unificador de lo deificado y de lo no deificado; correlaciona lo absoluto y lo relativo. El Absoluto Universal (al ser estático, potencial y asociativo) compensa la tensión entre lo que existe desde siempre y lo inacabado.
105:3.9 (1156.6) Los Siete Absolutos de la Infinidad constituyen los comienzos de la realidad. Desde la perspectiva de la mente mortal, la Fuente-Centro Primera parecería ser anterior a todos los absolutos. Pero aunque este postulado sea útil, está invalidado por la coexistencia en la eternidad del Hijo, del Espíritu, de los tres Absolutos y de la Isla del Paraíso.
105:3.10 (1157.1) Es una verdad que los Absolutos son manifestaciones del YO SOY-Fuente-Centro Primera; es un hecho que estos Absolutos nunca han tenido un principio, sino que son los eternos coordinados de la Fuente-Centro Primera. Las relaciones entre los Absolutos en la eternidad no siempre se pueden presentar sin que ocasionen paradojas en el lenguaje del tiempo y en los modelos conceptuales del espacio. Pero independientemente de cualquier confusión relacionada con el origen de los Siete Absolutos de la Infinidad, es a la vez un hecho y una verdad que toda la realidad está basada en sus existencias en la eternidad y en sus relaciones en la infinidad.
105:4.1 (1157.2) Los filósofos del universo dan por sentado que la existencia del YO SOY en la eternidad es la fuente primordial de toda la realidad. Junto con esto admiten el postulado de que el YO SOY se segmenta en unas relaciones primarias consigo mismo — las siete fases de la infinidad. Y simultáneamente con esta suposición efectúan el tercer postulado — la aparición en la eternidad de los Siete Absolutos de la Infinidad, y la eternización de la asociación de dualidad entre las siete fases del YO SOY y estos siete Absolutos.
105:4.2 (1157.3) La autorrevelación del YO SOY empieza así por su yo estático, pasa por su autosegmentación y las relaciones consigo mismo, y culmina en las relaciones absolutas, en las relaciones con unos Absolutos derivados de sí mismo. La dualidad surge así a la existencia mediante la asociación eterna entre los Siete Absolutos de la Infinidad y la séptuple infinidad de las fases autosegmentadas del YO SOY que se autorrevela. Estas relaciones duales, que para los universos se eternizan bajo la forma de los siete Absolutos, hacen eternas las bases fundamentales de toda la realidad universal.
105:4.3 (1157.4) A veces se ha afirmado que la unidad engendra la dualidad, que ésta produce la triunidad, y que la triunidad es el eterno antepasado de todas las cosas. Existen en verdad tres grandes clases de relaciones primordiales, que son las siguientes:
105:4.4 (1157.5) 1. Las relaciones de unidad. Las relaciones que existen dentro del YO SOY, cuando esta unidad se concibe como una diferenciación trina, y después séptuple, de sí mismo.
105:4.5 (1157.6) 2. Las relaciones de dualidad. Las relaciones que existen entre el YO SOY como séptuple y los Siete Absolutos de la Infinidad.
105:4.6 (1157.7) 3. Las relaciones de triunidad. Son las asociaciones funcionales de los Siete Absolutos de la Infinidad.
105:4.7 (1157.8) Las relaciones de triunidad surgen sobre unos fundamentos de dualidad porque la interasociación entre los Absolutos es inevitable. Estas asociaciones triunitarias eternizan el potencial de toda la realidad; abarcan a la vez la realidad deificada y la no deificada.
105:4.8 (1157.9) El YO SOY es la infinidad incalificada bajo la forma de unidad. Las dualidades eternizan los fundamentos de la realidad. Las triunidades existencian la realización de la infinidad como una función universal.
105:4.9 (1157.10) Los preexistenciales se vuelven existenciales en los siete Absolutos, y los existenciales se vuelven funcionales en las triunidades, que son las asociaciones fundamentales de los Absolutos. Al mismo tiempo que se eternizan las triunidades, el escenario universal está preparado — los potenciales existen y los actuales están presentes — y la plenitud de la eternidad contempla la diversificación de la energía cósmica, el despliegue del espíritu del Paraíso y la atribución de la mente junto con la concesión de la personalidad, en virtud de la cual todos estos derivados de la Deidad y del Paraíso están unificados experiencialmente en el nivel de las criaturas, y también lo están mediante otras técnicas en el nivel por encima de las criaturas.
105:5.1 (1158.1) Al igual que la diversificación original del YO SOY debe atribuirse a una volición inherente y autónoma, la promulgación de la realidad finita debe imputarse a los actos volitivos de la Deidad del Paraíso y a los ajustes repercusivos de las triunidades funcionales.
105:5.2 (1158.2) Antes de dotar a lo finito de una deidad, parecería que toda la diversificación de la realidad tuvo lugar en los niveles absolutos; pero el acto volitivo de promulgar la realidad finita conlleva una atenuación de la absolutidad e implica la aparición de las relatividades.
105:5.3 (1158.3) Aunque presentamos esta narración de manera secuencial y describimos la aparición histórica de lo finito como un derivado directo de lo absoluto, se debe tener en cuenta que los trascendentales son al mismo tiempo anteriores y posteriores a todo lo finito. Los trascendentales últimos son, en relación con lo finito, tanto la causa como la culminación.
105:5.4 (1158.4) La posibilidad de lo finito es inherente al Infinito, pero la transformación de la posibilidad en probabilidad y en inevitabilidad debe atribuirse al libre albedrío existente por sí mismo de la Fuente-Centro Primera, que activa todas las asociaciones triunitarias. Únicamente la infinidad de la voluntad del Padre podía atenuar de tal manera el nivel de existencia absoluto como para existenciar un nivel último o crear un nivel finito.
105:5.5 (1158.5) Con la aparición de la realidad relativa y atenuada surge a la existencia un nuevo ciclo de la realidad — el ciclo del crecimiento — un majestuoso descenso desde las alturas de la infinidad hasta el ámbito de lo finito, que oscila eternamente hacia el Paraíso y la Deidad, buscando siempre unos destinos superiores proporcionados a una fuente infinita.
105:5.6 (1158.6) Estas operaciones inconcebibles señalan el principio de la historia del universo, indican el nacimiento del tiempo mismo. Para una criatura, el comienzo de lo finito es la génesis de la realidad; tal como lo percibe la mente de la criatura, no existe ninguna realidad imaginable que sea anterior a la finita. Esta realidad finita recién aparecida existe en dos fases originales:
105:5.7 (1158.7) 1. Los máximos primarios, la realidad supremamente perfecta, el tipo de universo y de criaturas de Havona.
105:5.8 (1158.8) 2. Los máximos secundarios, la realidad supremamente perfeccionada, el tipo de creación y de criaturas superuniversales.
105:5.9 (1158.9) Éstas son pues las dos manifestaciones originales: la perfecta por constitución y la perfeccionada por evolución. Las dos están coordinadas en las relaciones de la eternidad, pero dentro de los límites del tiempo son aparentemente diferentes. El factor tiempo significa crecimiento para aquello que crece; los finitos secundarios crecen; por eso aquellos que crecen deben aparecer como incompletos en el tiempo. Pero estas diferencias, que son tan importantes en este lado del Paraíso, no existen en la eternidad.
105:5.10 (1158.10) Hablamos de lo perfecto y de lo perfeccionado como máximos primarios y secundarios, pero existe además otro tipo de máximo: Las relaciones trinitizadoras y de otros tipos entre los primarios y los secundarios producen la aparición de los máximos terciarios — las cosas, los significados y los valores que no son ni perfectos ni perfeccionados, pero que sin embargo están coordinados con estos dos factores ancestrales.
105:6.1 (1159.1) Toda la promulgación de las existencias finitas representa un trasvase desde los potenciales hasta los actuales en el interior de las asociaciones absolutas de la infinidad funcional. Entre las numerosas repercusiones que produjo la manifestación creativa de lo finito, se pueden citar las siguientes:
105:6.2 (1159.2) 1. La reacción de la deidad, la aparición de los tres niveles de la supremacía experiencial: la realidad de la supremacía del espíritu personal en Havona, el potencial para la supremacía del poder personal en el gran universo en proyecto, y la capacidad de la mente experiencial para efectuar una actividad desconocida en un nivel de supremacía del futuro universo maestro.
105:6.3 (1159.3) 2. La reacción en el universo implicaba una activación de los planes arquitectónicos para el nivel espacial superuniversal, y esta evolución continúa todavía en toda la organización física de los siete superuniversos.
105:6.4 (1159.4) 3. La repercusión con respecto a las criaturas de la promulgación de la realidad finita tuvo como resultado la aparición de los seres perfectos del orden de los habitantes eternos de Havona, y de los ascendentes evolutivos perfeccionados procedentes de los siete superuniversos. Pero la experiencia evolutiva (creativa en el tiempo) de alcanzar la perfección implica tener como punto de partida algo distinto a la perfección. Así es como aparece la imperfección en las creaciones evolutivas. Y éste es el origen del mal potencial. Los defectos de adaptación, la falta de armonía y los conflictos, todas estas cosas son inherentes al crecimiento evolutivo, desde los universos físicos hasta las criaturas personales.
105:6.5 (1159.5) 4. La reacción de la divinidad ante la imperfección inherente al retraso temporal de la evolución se revela en la presencia compensadora de Dios Séptuple, cuyas actividades integran aquello que está perfeccionándose con lo perfecto y con lo perfeccionado. Este retraso temporal es inseparable de la evolución, que es la creatividad en el tiempo. A causa de esto, y también por otras razones, el poder todopoderoso del Supremo está basado en los éxitos divinos de Dios Séptuple. Este retraso temporal hace posible la participación de las criaturas en la creación divina, permitiendo que las personalidades creadas se asocien con la Deidad para alcanzar el máximo desarrollo. Incluso la mente material de la criatura mortal se asocia así con el Ajustador divino para dualizar el alma inmortal. Dios Séptuple proporciona también las técnicas que compensan las limitaciones experienciales de la perfección inherente, compensando además las limitaciones preascensionales de la imperfección.
105:7.1 (1159.6) Los trascendentales son subinfinitos y subabsolutos, pero son superiores a los finitos y a las criaturas. Los trascendentales se existencian como un nivel integrador que correlaciona los supervalores de los absolutos con los valores máximos de los finitos. Desde el punto de vista de las criaturas, aquello que es trascendental parecería haberse existenciado como una consecuencia de lo finito, y desde el punto de vista de la eternidad, como una anticipación de lo finito; y existen aquellos que lo han considerado como una «prerresonancia» de lo finito.
105:7.2 (1159.7) Lo trascendental no es necesariamente algo que no se desarrolla, pero es superevolutivo en el sentido finito; tampoco es no experiencial, pero sí es una superexperiencia en la medida en que esta palabra tiene un significado para las criaturas. El mejor ejemplo de esta paradoja es quizás el universo central de perfección: Havona no es del todo absoluto — únicamente la Isla del Paraíso es realmente absoluta en el sentido «materializado». Tampoco es una creación evolutiva finita como los siete superuniversos. Havona es eterno, pero no invariable en el sentido de ser un universo donde el crecimiento no existe. Está habitado por unas criaturas (los nativos de Havona) que nunca han sido realmente creadas, ya que existen desde toda la eternidad. Havona es así un ejemplo de algo que no es exactamente finito ni tampoco absoluto. Havona actúa además como amortiguador entre el Paraíso absoluto y las creaciones finitas, ilustrando así nuevamente la función de los trascendentales. Pero Havona mismo no es un trascendental — es solamente Havona.
105:7.3 (1160.1) Al igual que el Supremo está asociado con los finitos, el Último está identificado con los trascendentales. Pero aunque comparamos así al Supremo con el Último, son diferentes por algo más que el grado; su diferencia es también una cuestión de calidad. El Último es algo más que un super-Supremo proyectado en el nivel trascendental. El Último es todo eso, pero también más: el Último es la existenciación de nuevas realidades de la Deidad, la atenuación de nuevas fases de lo que hasta entonces era incalificado.
105:7.4 (1160.2) Entre las realidades que están asociadas con el nivel trascendental, se encuentran las siguientes:
105:7.5 (1160.3) 1. La presencia de la Deidad del Último.
105:7.6 (1160.4) 2. El concepto del universo maestro.
105:7.7 (1160.5) 3. Los Arquitectos del Universo Maestro.
105:7.8 (1160.6) 4. Los dos grupos de organizadores de fuerza del Paraíso.
105:7.9 (1160.7) 5. Ciertas modificaciones en la potencia espacial.
105:7.10 (1160.8) 6. Ciertos valores del espíritu.
105:7.11 (1160.9) 7. Ciertos significados de la mente.
105:7.12 (1160.10) 8. Las cualidades y las realidades absonitas.
105:7.13 (1160.11) 9. La omnipotencia, la omnisciencia y la omnipresencia.
105:7.14 (1160.12) 10. El espacio.
105:7.15 (1160.13) Podemos imaginar que el universo donde vivimos ahora existe en los niveles finito, trascendental y absoluto. Es el escenario cósmico donde se representa el drama interminable de las actividades de la personalidad y de las metamorfosis de la energía.
105:7.16 (1160.14) Todas estas múltiples realidades están unificadas de manera absoluta por las diversas triunidades, de manera funcional por los Arquitectos del Universo Maestro, y de manera relativa por los Siete Espíritus Maestros, los coordinadores subsupremos de la divinidad de Dios Séptuple.
105:7.17 (1160.15) Dios Séptuple representa la revelación de la personalidad y de la divinidad del Padre Universal a las criaturas que se encuentran en el estado máximo y submáximo, pero la Fuente-Centro Primera mantiene otras relaciones séptuples que no están relacionadas con la manifestación del divino ministerio espiritual del Dios que es espíritu.
105:7.18 (1160.16) En la eternidad del pasado, las fuerzas de los Absolutos, los espíritus de las Deidades y las personalidades de los Dioses se pusieron en movimiento en respuesta a la voluntad autónoma primordial de la voluntad autónoma existente por sí misma. En esta era del universo, todos estamos presenciando las prodigiosas repercusiones del inmenso panorama cósmico de las manifestaciones subabsolutas de los potenciales ilimitados de todas esas realidades. Es enteramente posible que la diversificación continua de la realidad original de la Fuente-Centro Primera siga aumentando y exteriorizándose a lo largo de las épocas, cada vez más, hasta las extensiones lejanas e inconcebibles de la infinidad absoluta.
105:7.19 (1161.1) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 106
106:0.1 (1162.1) No es suficiente con que los mortales ascendentes conozcan algo sobre las relaciones de la Deidad con la génesis y las manifestaciones de la realidad cósmica; también deberían comprender algo acerca de las relaciones que existen entre ellos mismos y los numerosos niveles de realidades existenciales y experienciales, de realidades potenciales y actuales. La orientación del hombre en la Tierra, su perspicacia cósmica y la dirección de su conducta espiritual se vuelven más elevadas gracias a una mejor comprensión de las realidades del universo y de sus técnicas de interasociación, integración y unificación.
106:0.2 (1162.2) El gran universo de la época actual y el universo maestro emergente están compuestos por numerosas formas y fases de la realidad, que existen a su vez en diversos niveles de actividad funcional. Estas múltiples formas y fases existentes y latentes han sido indicadas anteriormente en estos documentos, y ahora las agrupamos para facilitar su concepción en las categorías siguientes:
106:0.3 (1162.3) 1. Finitos incompletos. Éste es el estado presente de las criaturas ascendentes del gran universo, el estado presente de los mortales de Urantia. Este nivel abarca la existencia de las criaturas desde los humanos planetarios hasta, pero no incluídos, aquellos que han alcanzado su destino. Caracteriza a los universos desde sus primeros comienzos físicos hasta, pero no incluido, su establecimiento en la luz y la vida. Este nivel constituye la periferia actual de la actividad creativa en el tiempo y el espacio. Parece que se desplaza desde el Paraíso hacia el exterior, porque cuando termine la presente era del universo, que contemplará cómo el gran universo alcanza el estado de luz y vida, presenciará seguramente también cómo aparece algún nuevo tipo de desarrollo y de crecimiento en el primer nivel del espacio exterior.
106:0.4 (1162.4) 2. Finitos máximos. Éste es el estado presente de todas las criaturas experienciales que han alcanzado su destino — tal como este destino ha sido revelado dentro del marco de la presente era del universo. Incluso los universos pueden conseguir su estado máximo, tanto espiritual como físicamente. Pero la palabra «máximo» es en sí misma un término relativo — ¿máximo con respecto a qué? Lo que es máximo y aparentemente final en la presente era del universo, puede no ser más que un verdadero principio desde el punto de vista de las eras por venir. Algunas fases de Havona parecen hallarse en el orden máximo.
106:0.5 (1162.5) 3. Trascendentales. Este nivel superfinito sigue al del progreso finito (precediéndolo). Dicho nivel implica la génesis prefinita de los comienzos finitos, y el significado postfinito de todas las terminaciones o destinos aparentemente finitos. Muchos elementos del Paraíso y Havona parecen pertenecer al orden trascendental.
106:0.6 (1162.6) 4. Últimos. Este nivel abarca aquello que tiene un significado para el universo maestro y establece contacto con el nivel de destino del universo maestro acabado. El Paraíso-Havona (y sobre todo el circuito de los mundos del Padre) tiene en muchos aspectos un significado último.
106:0.7 (1163.1) 5. Coabsolutos. Este nivel supone la proyección de los experienciales en un campo de expresión creativa que sobrepasa el universo maestro.
106:0.8 (1163.2) 6. Absolutos. Este nivel implica la presencia en la eternidad de los siete Absolutos existenciales. También puede suponer cierto grado de realización experiencial asociada, pero si es así, no comprendemos cómo, quizás a través del potencial de contacto de la personalidad.
106:0.9 (1163.3) 7. Infinidad. Este nivel es preexistencial y postexperiencial. La unidad incalificada de la infinidad es una realidad hipotética anterior a todos los comienzos y posterior a todos los destinos.
106:0.10 (1163.4) Estos niveles de realidad son unos símbolos prácticos aceptables sobre la presente era del universo y para la perspectiva de los mortales. Existen otras maneras de contemplar la realidad desde una perspectiva distinta a la de los mortales y desde el punto de vista de otras eras universales. Se debería reconocer así que los conceptos presentados aquí son totalmente relativos, en el sentido de que están condicionados y limitados por:
106:0.11 (1163.5) 1. Las limitaciones del lenguaje humano.
106:0.12 (1163.6) 2. Las limitaciones de la mente humana.
106:0.13 (1163.7) 3. El desarrollo limitado de los siete superuniversos.
106:0.14 (1163.8) 4. Vuestra ignorancia sobre los seis objetivos primordiales del desarrollo superuniversal, que no están relacionados con la ascensión de los mortales al Paraíso.
106:0.15 (1163.9) 5. Vuestra incapacidad para captar un punto de vista, aunque sea parcial, de la eternidad.
106:0.16 (1163.10) 6. La imposibilidad de describir la evolución y el destino cósmicos en relación con todas las eras universales, y no simplemente con respecto a la presente era del desarrollo evolutivo de los siete superuniversos.
106:0.17 (1163.11) 7. La incapacidad de todas las criaturas para captar el significado real de lo preexistencial y de lo postexperiencial — de aquello que está situado antes de los comienzos y después de los destinos.
106:0.18 (1163.12) El crecimiento de la realidad está condicionado por las circunstancias de las eras sucesivas del universo. El universo central no experimentó ningún cambio evolutivo durante la era de Havona, pero en las épocas actuales de la era superuniversal está experimentando ciertos cambios progresivos inducidos por su coordinación con los superuniversos evolutivos. Los siete superuniversos que evolucionan en la actualidad alcanzarán algún día el estado permanente de luz y vida, conseguirán el límite del crecimiento establecido para la presente era del universo. Pero no hay duda de que la era siguiente, la era del primer nivel del espacio exterior, liberará a los superuniversos de aquello que limita su destino en la era actual. La repleción se superpone continuamente a la terminación.
106:0.19 (1163.13) Éstas son algunas de las limitaciones que encontramos al intentar presentar un concepto unificado del crecimiento cósmico de las cosas, los significados y los valores, y de su síntesis en unos niveles de realidad siempre ascendentes.
106:1.1 (1163.14) Las fases primarias, o de origen espiritual, de la realidad finita encuentran su expresión inmediata en los niveles de las criaturas bajo la forma de las personalidades perfectas, y en los niveles del universo bajo la forma de la perfecta creación de Havona. Incluso la Deidad experiencial está expresada de esta manera en la persona espiritual de Dios Supremo en Havona. Pero las fases secundarias de lo finito, evolutivas y condicionadas por el tiempo y la materia, sólo se integran cósmicamente como resultado del crecimiento y de los logros. Todos los finitos secundarios, o en vías de perfeccionarse, han de alcanzar finalmente un nivel equivalente al de la perfección primaria, pero este destino está sujeto a una demora temporal, una restricción constitutiva que se encuentra en los superuniversos pero que no se encuentra de manera innata en la creación central. (Sabemos que existen los finitos terciarios, pero la técnica para su integración no se ha revelado todavía.)
106:1.2 (1164.1) Este retraso temporal que se encuentra en los superuniversos, este obstáculo para alcanzar la perfección, asegura la participación de las criaturas en el crecimiento evolutivo. Esto hace posible que las criaturas puedan asociarse con el Creador para evolucionar ellas mismas. Y durante este período de crecimiento expansivo, lo inacabado está en correlación con lo perfecto a través del ministerio de Dios Séptuple.
106:1.3 (1164.2) Dios Séptuple significa que la Deidad del Paraíso reconoce las barreras del tiempo en los universos evolutivos del espacio. Por muy lejos que se halle del Paraíso el origen de una personalidad material superviviente, por muy profundamente que esté en el espacio, Dios Séptuple se encontrará allí presente y dedicado a su afectuoso y misericordioso ministerio de verdad, belleza y bondad para esa criatura inacabada, combativa y evolutiva. El ministerio de la divinidad que ejerce el Séptuple se extiende hacia el interior a través del Hijo Eterno hasta el Padre Paradisiaco, y hacia el exterior a través de los Ancianos de los Días hasta los Padres de los universos — los Hijos Creadores.
106:1.4 (1164.3) El hombre, como es personal y se eleva mediante el progreso espiritual, encuentra la divinidad personal y espiritual de la Deidad Séptuple; pero existen otras fases del Séptuple que no están implicadas en el progreso de la personalidad. Los aspectos de divinidad de esta agrupación de la Deidad están actualmente integrados en la coordinación existente entre los Siete Espíritus Maestros y el Actor Conjunto, pero están destinados a unificarse eternamente en la personalidad emergente del Ser Supremo. Las otras fases de la Deidad Séptuple están diversamente integradas en la presente era del universo, pero todas están igualmente destinadas a unificarse en el Supremo. El Séptuple es, en todas las fases, la fuente de la unidad relativa de la realidad funcional del gran universo actual.
106:2.1 (1164.4) Al igual que Dios Séptuple coordina funcionalmente la evolución finita, el Ser Supremo sintetiza finalmente la consecución del destino. El Ser Supremo es la culminación, bajo la forma de deidad, de la evolución del gran universo — una evolución física alrededor de un núcleo espiritual, y el predominio final del núcleo espiritual sobre las esferas de la evolución física que lo envuelven y giran a su alrededor. Todo esto tiene lugar de acuerdo con los mandatos de la personalidad: la personalidad paradisiaca en el sentido más elevado, la personalidad del Creador en el sentido del universo, la personalidad mortal en el sentido humano, y la personalidad Suprema en el sentido culminante o totalizador de la experiencia.
106:2.2 (1164.5) El concepto del Supremo debe servir para reconocer la diferencia entre la persona espiritual, el poder evolutivo y la síntesis del poder y la personalidad — la unificación del poder evolutivo con la personalidad espiritual, y el predominio de ésta sobre aquel.
106:2.3 (1164.6) A fin de cuentas, el espíritu viene del Paraíso a través de Havona. La energía-materia parece evolucionar en las profundidades del espacio, y es organizada bajo la forma de poder por los hijos del Espíritu Infinito en colaboración con los Hijos Creadores de Dios. Todo esto es experiencial; es una operación que se efectúa en el tiempo y el espacio e implica a una amplia gama de seres vivientes, incluyendo a las divinidades Creadoras y a las criaturas evolutivas. El dominio del poder por parte de las divinidades Creadoras se extiende lentamente por el gran universo hasta que abarque el establecimiento y la estabilización evolutiva de las creaciones espacio-temporales, y así se producirá el florecimiento del poder experiencial de Dios Séptuple. Este poder abarca toda la gama de las realizaciones de la divinidad en el tiempo y el espacio, desde la donación de los Ajustadores por parte del Padre Universal hasta la donación de la vida por parte de los Hijos Paradisiacos. Se trata de un poder ganado, de un poder demostrado, de un poder experiencial, que contrasta con el poder de la eternidad, con el poder insondable, con el poder existencial de las Deidades del Paraíso.
106:2.4 (1165.1) Este poder experiencial, que procede de los logros como divinidad del mismo Dios Séptuple, manifiesta las cualidades cohesivas de la divinidad al sintetizarse — al totalizarse — bajo la forma del poder todopoderoso del dominio experiencial adquirido sobre las creaciones evolutivas. Este poder todopoderoso encuentra a su vez la cohesión entre la personalidad y el espíritu en la esfera piloto del cinturón exterior de los mundos de Havona, uniéndose con la personalidad espiritual, presente en Havona, de Dios Supremo. La Deidad experiencial lleva así a su culminación la larga lucha evolutiva, confiriendo al producto del poder del tiempo y del espacio la presencia espiritual y la personalidad divina que residen en la creación central.
106:2.5 (1165.2) Así es como el Ser Supremo consigue englobar finalmente todo lo que evoluciona en el tiempo y el espacio, confiriéndole a esas cualidades una personalidad espiritual. Puesto que las criaturas, incluidas las mortales, participan como personalidades en esta majestuosa operación, es indudable que conseguirán la capacidad de conocer al Supremo y de percibirlo como verdaderos hijos de esta Deidad evolutiva.
106:2.6 (1165.3) Miguel de Nebadon es semejante al Padre Paradisiaco porque comparte su perfección paradisiaca; los mortales evolutivos conseguirán algún día emparentarse así con el Supremo experiencial, porque compartirán realmente su perfección evolutiva.
106:2.7 (1165.4) Dios Supremo es experiencial; por consiguiente, es completamente experimentable. Las realidades existenciales de los siete Absolutos no son perceptibles mediante la técnica de la experiencia; la personalidad de la criatura finita sólo puede captar las realidades de la personalidad del Padre, del Hijo y del Espíritu mediante la actitud de la oración y la adoración.
106:2.8 (1165.5) Cuando la síntesis del poder y la personalidad del Ser Supremo haya terminado, dentro de dicha síntesis estará asociada toda la absolutidad de las diversas triodidades que pueda asociarse así, y esta majestuosa personalidad de la evolución será alcanzable y comprensible experiencialmente por todas las personalidades finitas. Cuando los ascendentes alcancen el supuesto séptimo estado de existencia espiritual, experimentarán en él el desarrollo de un nuevo valor o significado de la absolutidad y de la infinidad de las triodidades, tal como esto se encuentra revelado en los niveles subabsolutos en el Ser Supremo, el cual es experimentable. Pero para alcanzar estas etapas de desarrollo máximo, habrá que esperar probablemente a que todo el gran universo esté establecido de manera coordinada en la luz y la vida.
106:3.1 (1165.6) Los arquitectos absonitos establecen el proyecto; los Creadores Supremos lo traen a la existencia; el Ser Supremo lo llevará a su plenitud tal como fue creado en el tiempo por los Creadores Supremos, y tal como fue previsto en el espacio por los Arquitectos Maestros.
106:3.2 (1165.7) Durante la presente era del universo, los Arquitectos del Universo Maestro se ocupan de coordinar administrativamente el universo maestro. Pero la aparición del Todopoderoso Supremo al final de la presente era del universo significará que lo finito evolutivo ha alcanzado la primera etapa del destino experiencial. Este acontecimiento conducirá indudablemente al funcionamiento total de la primera Trinidad experiencial — la unión de los Creadores Supremos, el Ser Supremo y los Arquitectos del Universo Maestro. Esta Trinidad está destinada a llevar a cabo la integración evolutiva ulterior de la creación maestra.
106:3.3 (1166.1) La Trinidad del Paraíso es realmente la Trinidad de la infinidad, y una Trinidad no puede ser de ninguna manera infinita si no incluye a esta Trinidad original. Pero la Trinidad original es una eventualidad de la asociación exclusiva de las Deidades absolutas; los seres subabsolutos no tuvieron nada que ver con esta asociación primordial. Las Trinidades experienciales que aparecieron posteriormente engloban incluso las aportaciones de las personalidades creadas. Esto es cierto sin duda en lo que concierne a la Trinidad Última, donde la presencia misma de los Hijos Creadores Maestros entre sus miembros Creadores Supremos revela la presencia concomitante de la experiencia real y auténtica de las criaturas dentro de esta asociación de la Trinidad.
106:3.4 (1166.2) La primera Trinidad experiencial asegura el logro colectivo de las eventualidades últimas. Las asociaciones colectivas permiten anticiparse a, e incluso trascender, las capacidades individuales; y esto es así incluso más allá del nivel finito. En las eras venideras, después de que los siete superuniversos estén establecidos en la luz y la vida, el Cuerpo de la Finalidad difundirá sin duda los objetivos de las Deidades del Paraíso tal como sean dictados por la Trinidad Última, y tal como estén unificados bajo la forma del poder y la personalidad en el Ser Supremo.
106:3.5 (1166.3) Detectamos la expansión de los elementos comprensibles del Padre Universal a través de todos los gigantescos desarrollos universales de la eternidad pasada y futura. Consideramos como un postulado filosófico que el Padre, como YO SOY, impregna toda la infinidad, pero ninguna criatura es capaz de abarcar este postulado por experiencia. A medida que se expanden los universos, a medida que la gravedad y el amor se extienden por el espacio que se organiza en el tiempo, somos capaces de comprender cada vez más cosas de la Fuente-Centro Primera. Observamos que la acción de la gravedad penetra la presencia espacial del Absoluto Incalificado, y detectamos que las criaturas espirituales evolucionan y se desarrollan dentro de la presencia de divinidad del Absoluto de la Deidad, mientras que la evolución tanto cósmica como espiritual se está unificando, por medio de la mente y de la experiencia, en los niveles finitos de la deidad bajo la forma del Ser Supremo, y se está coordinando en los niveles trascendentales como Trinidad Última.
106:4.1 (1166.4) La Trinidad del Paraíso coordina indudablemente en el sentido último, pero desempeña su actividad en este aspecto como un absoluto que se ha atenuado a sí mismo; la Trinidad Última experiencial, como trascendental que es, coordina lo trascendental. Cuando aumente su unidad en el eterno futuro, esta Trinidad experiencial activará aún más la presencia en vías de existenciarse de la Deidad Última.
106:4.2 (1166.5) Aunque la Trinidad Última está destinada a coordinar la creación maestra, Dios Último es la personalización trascendental del poder que determina la meta hacia la que se dirige todo el universo maestro. La existenciación total del Último significará que la creación maestra ha llegado a su culminación, y traerá consigo la plena emergencia de esta Deidad trascendental.
106:4.3 (1166.6) No conocemos los cambios que se producirán cuando el Último emerja plenamente. Pero al igual que el Supremo está ahora personal y espiritualmente presente en Havona, el Último también lo está pero en el sentido absonito y superpersonal. Y habéis sido informados de la existencia de los Vicegerentes Calificados del Último, aunque no se os ha indicado cuál es su paradero o su función actual.
106:4.4 (1167.1) Pero sin tener en cuenta las repercusiones administrativas que acompañarán a la aparición de la Deidad Última, los valores personales de su divinidad trascendental serán experimentables por todas las personalidades que hayan participado en la manifestación de este nivel de la Deidad. La trascendencia de lo finito sólo puede conducir a alcanzar lo último. Dios Último existe en la trascendencia del tiempo y del espacio, pero sin embargo es subabsoluto, a pesar de su capacidad inherente para asociarse funcionalmente con los absolutos.
106:5.1 (1167.2) El Último es la cima de la realidad trascendental, al igual que el Supremo es la coronación de la realidad evolutivo-experiencial. La aparición efectiva de estas dos Deidades experienciales coloca los fundamentos para la segunda Trinidad experiencial. Se trata de la Trinidad Absoluta, la unión de Dios Supremo, Dios Último y el Consumador no revelado del Destino del Universo. Esta Trinidad tiene la capacidad teórica de activar los Absolutos de potencialidad — los Absolutos de la Deidad, Universal e Incalificado. Pero esta Trinidad Absoluta no puede formarse por completo hasta que concluya la evolución de todo el universo maestro, desde Havona hasta el cuarto nivel más alejado del espacio exterior.
106:5.2 (1167.3) Debemos indicar claramente que estas Trinidades experienciales relacionan entre sí no solamente las cualidades de personalidad de la Divinidad experiencial, sino también todas las cualidades distintas a las personales que caracterizan a la unidad de Deidad que han alcanzado. Aunque esta exposición trata principalmente de las fases personales de la unificación del cosmos, no es menos cierto que los aspectos impersonales del universo de universos están igualmente destinados a experimentar la unificación, tal como lo ilustra la síntesis del poder y la personalidad que se está produciendo actualmente en conexión con la evolución del Ser Supremo. Las cualidades personales y espirituales del Supremo son inseparables de las prerrogativas de poder del Todopoderoso, y las dos son complementadas por el potencial desconocido de la mente Suprema. Dios Último, como persona, tampoco puede ser examinado separadamente de los aspectos distintos a los personales de la Deidad Última. Y en el nivel absoluto, los Absolutos de la Deidad e Incalificado son inseparables e indistinguibles en presencia del Absoluto Universal.
106:5.3 (1167.4) Las Trinidades, en sí mismas y por sí mismas, no son personales, pero tampoco están en contra de la personalidad. Más bien la engloban y la correlacionan, en un sentido colectivo, con las funciones impersonales. Así pues, las Trinidades son siempre una realidad de la deidad, pero nunca una realidad de la personalidad. Los aspectos de una trinidad relacionados con la personalidad son inherentes a sus miembros individuales, y como personas individuales no son esa trinidad. Sólo son una trinidad como grupo; esa colectividad es una trinidad. Pero la trinidad siempre incluye a toda la deidad que engloba; la trinidad es la unidad de la deidad.
106:5.4 (1167.5) Los tres Absolutos — de la Deidad, Universal e Incalificado — no son una trinidad, porque no todos son deidades. Sólo lo que está deificado puede volverse una trinidad; todas las demás asociaciones son triunidades o triodidades.
106:6.1 (1167.6) El potencial actual del universo maestro no es del todo absoluto, aunque pueda muy bien estar cerca del último, y creemos que es imposible conseguir revelar plenamente los valores y significados absolutos dentro del marco de un cosmos subabsoluto. Nos encontramos pues con unas dificultades considerables cuando intentamos concebir una expresión total de las posibilidades ilimitadas de los tres Absolutos, e incluso cuando tratamos de visualizar la personalización experiencial de Dios Absoluto en el nivel, actualmente impersonal, del Absoluto de la Deidad.
106:6.2 (1168.1) El escenario espacial del universo maestro parece ser adecuado para la realización del Ser Supremo, para la formación y el pleno funcionamiento de la Trinidad Última, para la existenciación de Dios Último e incluso para el comienzo de la Trinidad Absoluta. Pero nuestros conceptos sobre el pleno funcionamiento de esta segunda Trinidad experiencial parecen implicar unos factores que se encuentra más allá incluso del universo maestro en vías de expansión.
106:6.3 (1168.2) Si suponemos la existencia de un cosmos infinito — de una especie de cosmos ilimitado más allá del universo maestro — y si concebimos que los desarrollos finales de la Trinidad Absoluta tendrán lugar en ese campo de acción superúltimo, entonces es posible conjeturar que la función total de esta Trinidad conseguirá expresarse de manera final en las creaciones de la infinidad, y completará la manifestación absoluta de todos los potenciales. La integración y la asociación de los segmentos cada vez más amplios de la realidad se acercarán al estado absoluto en proporción a la inclusión de toda la realidad dentro de los segmentos así asociados.
106:6.4 (1168.3) Dicho de otra manera: la función total de la Trinidad Absoluta, tal como lo indica su nombre, es realmente absoluta. No sabemos cómo una función absoluta puede conseguir expresarse de manera total sobre una base atenuada, limitada o restringida de otras maneras. Por eso debemos suponer que cualquier función de totalidad de este tipo será incondicionada (en potencia). También podría parecer que lo incondicionado sería asimismo ilimitado, al menos desde un punto de vista cualitativo, aunque no estamos tan seguros en lo que se refiere a las relaciones cuantitativas.
106:6.5 (1168.4) Sin embargo, estamos seguros de una cosa: la Trinidad existencial del Paraíso es infinita y la Trinidad experiencial Última es subinfinita, pero la Trinidad Absoluta no es tan fácil de clasificar. Aunque su génesis y su constitución sean experienciales, se pone claramente en contacto con los Absolutos existenciales de potencialidad.
106:6.6 (1168.5) Aunque es poco provechoso para la mente humana intentar captar estos conceptos lejanos y superhumanos, sugerimos la idea de que la acción de la Trinidad Absoluta, en la eternidad, culmina en algún tipo de experiencialización de los Absolutos de potencialidad. Ésta parecería ser una conclusión razonable en lo que respecta al Absoluto Universal, y posiblemente también al Absoluto Incalificado; al menos sabemos que el Absoluto Universal no es solamente estático y potencial, sino también asociativo en el sentido en que estas palabras conciernen a la Deidad total. Pero en cuanto a los valores concebibles de la divinidad y de la personalidad, estos supuestos acontecimientos implican la personalización del Absoluto de la Deidad y la aparición de aquellos valores superpersonales y de aquellos significados ultrapersonales inherentes al acabamiento de la personalidad de Dios Absoluto — la tercera y última Deidad experiencial.
106:7.1 (1168.6) Algunas dificultades que existen para formarse un concepto de la integración de la realidad infinita son inherentes al hecho de que todas estas ideas contienen alguna cosa de la finalidad del desarrollo universal, una especie de realización experiencial de todo lo que podría existir algún día. Y es inconcebible que la finalidad de la infinidad cuantitativa pueda realizarse nunca por completo. En los tres Absolutos potenciales deben quedar siempre unas posibilidades sin explorar que ninguna cantidad de desarrollo experiencial podrá nunca agotar. La eternidad misma, aunque es absoluta, no es más que absoluta.
106:7.2 (1169.1) Incluso un concepto provisional de integración final es inseparable de las fructificaciones de la eternidad incalificada y, por consiguiente, este concepto es prácticamente irrealizable en cualquier época futura que se pueda concebir.
106:7.3 (1169.2) El acto volitivo de las Deidades que componen la Trinidad del Paraíso es el que establece el destino; el destino está establecido en la inmensidad de los tres grandes potenciales, cuya absolutidad engloba las posibilidades de todo desarrollo futuro; el acto del Consumador del Destino del Universo es probablemente el que consuma el destino, y es probable que en este acto estén implicados el Supremo y el Último, que forman parte de la Trinidad Absoluta. Las criaturas que experimentan pueden comprender, al menos parcialmente, cualquier destino experiencial; pero un destino que roza los existenciales infinitos es difícilmente comprensible. El destino en la finalidad es una realización existencial-experiencial que parece implicar al Absoluto de la Deidad. Pero el Absoluto de la Deidad mantiene relaciones de eternidad con el Absoluto Incalificado debido al Absoluto Universal. Y estos tres Absolutos, que tienen la posibilidad de volverse experienciales, son realmente existenciales y mucho más, ya que no tienen límites, ni tiempo, ni espacio, ni confines, ni medidas — son verdaderamente infinitos.
106:7.4 (1169.3) La improbabilidad de que se alcance la meta no impide sin embargo teorizar filosóficamente sobre estos destinos hipotéticos. La manifestación del Absoluto de la Deidad, como un Dios absoluto que se pueda alcanzar, quizás sea imposible de realizar en la práctica; sin embargo, esta fructificación de la finalidad sigue siendo una posibilidad teórica. La participación del Absoluto Incalificado en un tipo de cosmos infinito inconcebible puede estar inconmensurablemente lejana en el futuro de la eternidad sin fin, pero sin embargo se trata de una hipótesis válida. Los mortales, los morontiales, los espíritus, los finalitarios, los trascendentales y otros, así como los universos mismos y todas las demás fases de la realidad, tienen ciertamente un destino potencialmente final cuyo valor esabsoluto; pero dudamos de que algún ser o universo pueda alcanzar nunca por completo todos los aspectos de un destino semejante.
106:7.5 (1169.4) Por mucho que pueda crecer vuestra comprensión del Padre, vuestra mente se tambaleará siempre ante la infinidad no revelada del Padre-YO SOY, una infinidad cuya inmensidad sin explorar permanecerá siempre insondable e incomprensible durante todos los ciclos de la eternidad. Por mucha parte de Dios que podáis alcanzar, siempre habrá una parte mucho más grande de él que ni siquiera sospecharéis que existía. Y creemos que esto es tan cierto en los niveles trascendentales como en el ámbito de la existencia finita. ¡La búsqueda de Dios no tiene fin!
106:7.6 (1169.5) Esta incapacidad para alcanzar a Dios en el sentido final no debería desanimar de ninguna manera a las criaturas del universo; es verdad que podéis alcanzar, y alcanzáis de hecho, los niveles de Deidad del Séptuple, del Supremo y del Último, los cuales significan para vosotros lo mismo que significa la comprensión infinita de Dios Padre para el Hijo Eterno y el Actor Conjunto en sus estados absolutos de existencia en la eternidad. La infinidad de Dios, en lugar de abrumar a las criaturas, debería ser la seguridad suprema de que a lo largo de todo el interminable futuro, toda personalidad ascendente tendrá delante de sí unas posibilidades para desarrollar su personalidad y para asociarse con la Deidad que ni siquiera la eternidad podrá agotar o ponerle término.
106:7.7 (1169.6) Para las criaturas finitas del gran universo, el concepto del universo maestro parece ser casi infinito, pero no hay duda de que sus arquitectos absonitos perciben su relación con los desarrollos futuros e inimaginables dentro del YO SOY sin fin. Incluso el espacio mismo no es más que un estado último, un estado atenuado dentro de la absolutidad relativa de las zonas tranquilas de espacio intermedio.
106:7.8 (1170.1) En un momento inconcebiblemente lejano de la eternidad futura, cuando todo el universo maestro esté finalmente acabado, no hay duda de que todos contemplaremos retrospectivamente su historia completa como un simple comienzo, como la simple creación de ciertos fundamentos finitos y trascendentales con vistas a unas metamorfosis mucho más grandes y más cautivadoras en la infinidad sin explorar. En ese momento futuro de la eternidad, el universo maestro parecerá todavía joven; en verdad, siempre será joven ante las posibilidades ilimitadas de la eternidad interminable.
106:7.9 (1170.2) Es improbable que se alcance un destino infinito, pero eso no impide en lo más mínimo albergar ideas sobre ese destino, y no dudamos en afirmar que si los tres potenciales absolutos pudieran alguna vez manifestarse por completo, sería posible concebir la integración final de la realidad total. Esta realización, producto del desarrollo, está basada en la manifestación total de los Absolutos Incalificado, Universal y de la Deidad, las tres potencialidades cuya unión constituye el estado latente del YO SOY, las realidades en suspenso de la eternidad, las posibilidades en reposo de todo el futuro, y mucho más.
106:7.10 (1170.3) Lo menos que podemos decir es que estas eventualidades están más bien lejanas; sin embargo, en los mecanismos, las personalidades y las asociaciones de las tres Trinidades creemos detectar la posibilidad teórica de la reunión de las siete fases absolutas del Padre-YO SOY. Esto nos sitúa cara a cara con el concepto de la triple Trinidad, que engloba a la Trinidad del Paraíso, cuyo estado es existencial, y a las dos Trinidades que aparecen posteriormente, cuya naturaleza y origen es experiencial.
106:8.1 (1170.4) Es difícil describir a la mente humana la naturaleza de la Trinidad de Trinidades; es la suma real de la totalidad de la infinidad experiencial, tal como ésta se manifiesta en una infinidad teórica de realización en la eternidad. En la Trinidad de Trinidades, lo infinito experiencial logra identificarse con lo infinito existencial, y los dos forman uno solo en el YO SOY preexperiencial y preexistencial. La Trinidad de Trinidades es la expresión final de todo lo que contienen las quince triunidades y las triodidades asociadas. Las finalidades son difíciles de comprender para los seres relativos, ya sean éstas existenciales o experienciales; por eso siempre han de ser presentadas bajo la forma de relatividades.
106:8.2 (1170.5) La Trinidad de Trinidades existe en diversas fases. Contiene posibilidades, probabilidades e inevitabilidades que desconciertan la imaginación de los seres situados muy por encima del nivel humano. Contiene repercusiones probablemente insospechadas por los filósofos celestiales, pues estas repercusiones se encuentran en las triunidades, y las triunidades son, a fin de cuentas, insondables.
106:8.3 (1170.6) Se puede describir de diversas maneras la Trinidad de Trinidades. Escogemos presentar este concepto en tres niveles, que son los siguientes:
106:8.4 (1170.7) 1. El nivel de las tres Trinidades.
106:8.5 (1170.8) 2. El nivel de la Deidad experiencial.
106:8.6 (1170.9) 3. El nivel del YO SOY.
106:8.7 (1170.10) Se trata de unos niveles que reflejan una unificación creciente. En realidad, la Trinidad de Trinidades es el primer nivel, mientras que el segundo y el tercero son derivados y unificaciones del primero.
106:8.8 (1171.1) EL PRIMER NIVEL: Se cree que en este nivel de asociación inicial, las tres Trinidades funcionan como agrupaciones perfectamente sincronizadas, aunque distintas, de personalidades de la Deidad.
106:8.9 (1171.2) 1. La Trinidad del Paraíso, la asociación de las tres Deidades del Paraíso — el Padre, el Hijo y el Espíritu. Hay que recordar que la Trinidad del Paraíso posee una triple función — una función absoluta, una función trascendental (la Trinidad de Ultimacía) y una función finita (la Trinidad de Supremacía). La Trinidad del Paraíso es cualquiera de estas funciones y todas a la vez, en cualquier momento y en todo momento.
106:8.10 (1171.3) 2. La Trinidad Última. Es la asociación de deidades compuesta por los Creadores Supremos, Dios Supremo y los Arquitectos del Universo Maestro. Aunque ésta es una presentación adecuada de los aspectos de la divinidad de esta Trinidad, hay que indicar que esta Trinidad posee otras fases que parecen sin embargo coordinarse perfectamente con los aspectos de la divinidad.
106:8.11 (1171.4) 3. La Trinidad Absoluta. Es la agrupación de Dios Supremo, Dios Último y el Consumador del Destino del Universo con respecto a todos los valores de la divinidad. Algunas otras fases de esta agrupación trina tienen relación con los valores que reflejan algo distinto a la divinidad en el cosmos en expansión. Pero estos valores se están unificando con las fases de la divinidad, al igual que los aspectos del poder y de la personalidad de las Deidades experienciales están ahora en proceso de síntesis experiencial.
106:8.12 (1171.5) La asociación de estas tres Trinidades en la Trinidad de Trinidades proporciona la posibilidad de una integración ilimitada de la realidad. Esta agrupación contiene las causas, los estados intermedios y los efectos finales; los iniciadores, los realizadores y los consumadores; los comienzos, las existencias y los destinos. La asociación del Padre y el Hijo se ha convertido en la asociación del Hijo y el Espíritu, luego en la del Espíritu y el Supremo, después en la del Supremo y el Último, más tarde en la del Último y el Absoluto, y finalmente en la del Absoluto y el Padre-Infinito — la culminación del ciclo de la realidad. Del mismo modo, pero en otras fases que no están tan directamente relacionadas con la divinidad y la personalidad, la Gran Fuente-Centro Primera realiza en sí misma la no limitación de la realidad en torno al círculo de la eternidad, desde la absolutidad de la autoexistencia, pasando por la perpetuidad de la autorrevelación, hasta la finalidad de la autorrealización — desde el absoluto de los existenciales hasta la finalidad de los experienciales.
106:8.13 (1171.6) EL SEGUNDO NIVEL: La coordinación de las tres Trinidades supone inevitablemente la unión asociativa de las Deidades experienciales que están genéticamente asociadas con estas Trinidades. La naturaleza de este segundo nivel ha sido presentada a veces como sigue:
106:8.14 (1171.7) 1. El Supremo. Es la consecuencia en forma de deidad de la unidad de la Trinidad del Paraíso en conexión experiencial con los Hijos Creadores y las Hijas Creativas de las Deidades del Paraíso. El Supremo es la personificación, en forma de deidad, de la finalización de la primera etapa de la evolución finita.
106:8.15 (1171.8) 2. El Último. Es la consecuencia en forma de deidad de la unidad existenciada de la segunda Trinidad, la personificación trascendental y absonita de la divinidad. El Último consiste en una unidad, variablemente considerada, de numerosas cualidades, y el concepto humano del mismo haría bien en incluir al menos aquellas fases de la ultimacía que dirigen el control, que son experimentables personalmente y que unifican mediante tensiones, pero la Deidad existenciada contiene otros muchos aspectos no revelados. Aunque el Último y el Supremo son comparables, no son idénticos, y el Último no es tampoco una simple amplificación del Supremo.
106:8.16 (1172.1) 3. El Absoluto. Existen muchas teorías sobre el carácter del tercer miembro del segundo nivel de la Trinidad de Trinidades. Dios Absoluto está sin duda implicado en esta asociación como consecuencia, bajo la forma de personalidad, de la función final de la Trinidad Absoluta, y sin embargo el Absoluto de la Deidad es una realidad existencial que pertenece por su estado a la eternidad.
106:8.17 (1172.2) La dificultad para concebir este tercer miembro es inherente al hecho de que presuponer su presencia como miembro significa realmente que no hay más que un solo Absoluto. Teóricamente, si un acontecimiento así pudiera ocurrir, contemplaríamos la unificación experiencial de los tres Absolutos en uno solo. Y nos enseñan que, en la infinidad y existencialmente, hay un solo Absoluto. Aunque la identidad de este tercer miembro está muy poco clara, a menudo se supone que puede consistir en alguna forma de conexión inimaginable y de manifestación cósmica de los Absolutos de la Deidad, Universal e Incalificado. Es cierto que la Trinidad de Trinidades difícilmente podría conseguir ejercer su completa actividad sin la unificación total de los tres Absolutos, y los tres Absolutos difícilmente se pueden unificar sin que todos los potenciales infinitos se hayan realizado por completo.
106:8.18 (1172.3) Si se concibe al Absoluto Universal como el tercer miembro de la Trinidad de Trinidades, esto representará probablemente una mínima deformación de la verdad, con tal que este concepto imagine al Universal no solamente como estático y potencial, sino también como asociativo. Pero no percibimos todavía cómo está relacionado con los aspectos creativos y evolutivos de la función de la Deidad total.
106:8.19 (1172.4) Aunque es difícil formarse un concepto completo de la Trinidad de Trinidades, no es tan difícil hacerse una idea limitada. Si concebimos el segundo nivel de la Trinidad de Trinidades como esencialmente personal, es completamente posible suponer que la unión de Dios Supremo, Dios Último y Dios Absoluto es la repercusión personal de la unión de las Trinidades personales que son ancestrales a estas Deidades experienciales. Aventuramos la opinión de que estas tres Deidades experienciales se unificarán seguramente en el segundo nivel como consecuencia directa de la unidad creciente de sus Trinidades ancestrales y causativas, las cuales componen el primer nivel.
106:8.20 (1172.5) El primer nivel está compuesto de tres Trinidades; el segundo nivel existe como la asociación de personalidad que engloba a las personalidades experiencial-evolucionadas, experiencial-existenciadas y experiencial-existenciales de la Deidad. Independientemente de cualquier dificultad conceptual para comprender a la Trinidad de Trinidades en su totalidad, la asociación personal de estas tres Deidades en el segundo nivel se ha manifestado en nuestra propia época universal en el fenómeno de convertir a Majeston en una deidad, el cual se hizo real en este segundo nivel gracias al Absoluto de la Deidad, que actuó a través del Último y en respuesta al mandato creativo inicial del Ser Supremo.
106:8.21 (1172.6) EL TERCER NIVEL. La relación recíproca entre todas las fases de todos los tipos de realidad que existen, han existido o pudieran existir en la totalidad de la infinidad, está incluida en la hipótesis incalificada del segundo nivel de la Trinidad de Trinidades. El Ser Supremo no sólo es espíritu, sino también mente, poder y experiencia. El Último es todo esto y mucho más, mientras que en el concepto conjunto de la unicidad de los Absolutos de la Deidad, Universal e Incalificado, dicho concepto incluye la finalidad absoluta de toda la realización de la realidad.
106:8.22 (1172.7) En la unión que forman el Supremo, el Último y el Absoluto concluído, podría producirse la reunión funcional de aquellos aspectos de la infinidad que al principio fueron segmentados por el YO SOY y que ocasionaron la aparición de los Siete Absolutos de la Infinidad. Aunque los filósofos del universo estiman que se trata de una probabilidad sumamente lejana, sin embargo a menudo nos hacemos la pregunta siguiente: Si el segundo nivel de la Trinidad de Trinidades pudiera alcanzar alguna vez una unidad trinitaria, ¿qué sucedería entonces como consecuencia de esta unidad de deidad? No lo sabemos, pero estamos convencidos de que conduciría directamente a reconocer que el YO SOY podría ser alcanzado por experiencia. Desde el punto de vista de los seres personales, esto podría significar que el incognoscible YO SOY se ha vuelto accesible a la experiencia como Padre-Infinito. Lo que estos destinos absolutos puedan significar desde un punto de vista no personal es otra cuestión que sólo la eternidad podrá posiblemente clarificar. Pero cuando consideramos estas eventualidades lejanas como criaturas personales, deducimos que el destino final de todas las personalidades es conocer de manera final al Padre Universal de esas mismas personalidades.
106:8.23 (1173.1) El YO SOY, tal como lo concebimos filosóficamente en la eternidad pasada, está solo, no hay nadie más que él. Cuando miramos hacia la eternidad futura, no vemos la posibilidad de que el YO SOY, como existencial, pueda cambiar, pero nos inclinamos a pronosticar una enorme diferencia experiencial. Este concepto del YO SOY implica la completa realización de sí mismo — abarca al conjunto ilimitado de personalidades que habrán participado volitivamente en la autorrevelación del YO SOY, y que permanecerán eternamente como partes volitivas absolutas de la totalidad de la infinidad, los hijos finales del Padre absoluto.
106:9.1 (1173.2) En el concepto de la Trinidad de Trinidades, admitimos la posible unificación experiencial de la realidad ilimitada, y a veces teorizamos que todo esto podría suceder en la inmensa lejanía de la distante eternidad. Pero existe no obstante una unificación presente y real de la infinidad en esta misma era, como en todas las eras pasadas y futuras del universo; esta unificación es existencial en la Trinidad del Paraíso. La unificación de la infinidad como realidad experiencial está inconcebiblemente lejana, pero una unidad incalificada de la infinidad domina ahora el momento presente de la existencia universal, y une las divergencias de toda la realidad con una majestad existencial absoluta.
106:9.2 (1173.3) Cuando las criaturas finitas intentan concebir la unificación infinita en los niveles de finalidad de la eternidad consumada, se encuentran cara a cara con las limitaciones intelectuales inherentes a sus existencias finitas. El tiempo, el espacio y la experiencia constituyen unas barreras para la comprensión de las criaturas; y sin embargo, sin el tiempo, aparte del espacio y a excepción de la experiencia, ninguna criatura podría conseguir siquiera una comprensión limitada de la realidad universal. Sin la sensibilidad al tiempo, ninguna criatura evolutiva podría percibir de ninguna manera las relaciones secuenciales. Sin la percepción espacial, ninguna criatura podría comprender las relaciones de simultaneidad. Sin la experiencia, ninguna criatura evolutiva podría existir siquiera; sólo los Siete Absolutos de la Infinidad trascienden realmente la experiencia, e incluso ellos mismos pueden ser experienciales en algunas fases.
106:9.3 (1173.4) El tiempo, el espacio y la experiencia son los mayores auxiliares del hombre para percibir, de manera relativa, la realidad, y son sin embargo sus obstáculos más formidables para percibir, de manera completa, la realidad. Los mortales, y otras muchas criaturas del universo, necesitan pensar en los potenciales como que se hacen reales en el espacio y evolucionan hasta su fructificación en el tiempo, pero todo este proceso es un fenómeno espacio-temporal que no ocurre realmente en el Paraíso ni en la eternidad. En el nivel absoluto no existe ni el tiempo ni el espacio; todos los potenciales se pueden percibir allí como actuales.
106:9.4 (1173.5) El concepto de la unificación de toda la realidad, ya se produzca en esta era o en cualquier otra era del universo, es básicamente doble: existencial y experiencial. Esta unidad está en proceso de realizarse experiencialmente en la Trinidad de Trinidades, pero el grado de manifestación aparente de esta triple Trinidad es directamente proporcional a la desaparición de las atenuaciones e imperfecciones de la realidad en el cosmos. Sin embargo, la integración total de la realidad está presente de manera incalificada, eterna y existencial en la Trinidad del Paraíso, dentro de la cual la realidad infinita está absolutamente unificada en este mismo momento del universo.
106:9.5 (1174.1) Los puntos de vista experiencial y existencial crean una paradoja inevitable que está basada en parte en el hecho de que la Trinidad del Paraíso y la Trinidad de Trinidades son, cada una de ellas, un conjunto de relaciones que ha existido desde la eternidad, y que los mortales sólo pueden percibir como una relatividad espacio-temporal. El concepto humano sobre la manifestación experiencial gradual de la Trinidad de Trinidades — el punto de vista temporal — debe ser completado con el postulado adicional de que esto es ya una realidad factual — el punto de vista de la eternidad. Pero, ¿cómo se pueden conciliar estos dos puntos de vista? Sugerimos a los mortales finitos que acepten la verdad de que la Trinidad del Paraíso es la unificación existencial de la infinidad, y que la incapacidad para detectar la presencia efectiva y la manifestación completa de la Trinidad de Trinidades experiencial, se debe en parte a las deformaciones recíprocas causadas por:
106:9.6 (1174.2) 1. El limitado punto de vista humano, la incapacidad para captar el concepto de la eternidad incalificada.
106:9.7 (1174.3) 2. El estado imperfecto humano, la lejanía de los experienciales respecto al nivel absoluto.
106:9.8 (1174.4) 3. El propósito de la existencia humana, el hecho de que la humanidad está diseñada para evolucionar mediante la técnica de la experiencia y, por consiguiente, tiene que depender de la experiencia de manera inherente y constitutiva. Sólo un Absoluto puede ser a la vez existencial y experiencial.
106:9.9 (1174.5) El Padre Universal, en la Trinidad del Paraíso, es el YO SOY de la Trinidad de Trinidades, y las limitaciones finitas son las que impiden experimentar al Padre como infinito. El concepto del YO SOY existencial, solitario, pretrinitario e inaccesible, y el postulado del YO SOY experiencial, accesible y posterior a la Trinidad de Trinidades, no son más que una sola y misma hipótesis; ningún cambio real se ha producido en el Infinito; todos los desarrollos aparentes se deben a las capacidades crecientes para abarcar la realidad y para comprender el cosmos.
106:9.10 (1174.6) A fin de cuentas, el YO SOY debe existir antes que todos los existenciales y después de todos los experienciales. Aunque estas ideas no puedan clarificar en la mente humana las paradojas de la eternidad y de la infinidad, al menos deberían estimular a los intelectos finitos a intentar resolver de nuevo estos problemas sin fin, unos problemas que continuarán intrigándoos en Salvington y más tarde como finalitarios, y después durante todo el futuro interminable de vuestra carrera eterna en los universos en vías de expansión.
106:9.11 (1174.7) Tarde o temprano todas las personalidades del universo empiezan a darse cuenta de que la búsqueda final de la eternidad es la exploración sin fin de la infinidad, el viaje interminable de descubrimiento dentro de la absolutidad de la Fuente-Centro Primera. Tarde o temprano todos nos volvemos conscientes de que todo crecimiento de las criaturas es proporcional a su identificación con el Padre. Llegamos a comprender que vivir la voluntad de Dios es el pasaporte eterno para las posibilidades sin fin de la misma infinidad. Los mortales se darán cuenta algún día de que el éxito en la búsqueda del Infinito es directamente proporcional a la semejanza que se alcance con el Padre, y que durante esta era del universo, las realidades del Padre están reveladas en las cualidades de la divinidad. Y las criaturas del universo se apoderan personalmente de estas cualidades de la divinidad mediante la experiencia de vivir divinamente, y vivir divinamente significa vivir realmente la voluntad de Dios.
106:9.12 (1175.1) Para las criaturas materiales, evolutivas y finitas, una vida basada en vivir la voluntad del Padre conduce directamente a alcanzar la supremacía espiritual en el ámbito de la personalidad, y lleva a estas criaturas a avanzar un paso más en la comprensión del Padre-Infinito. Una vida centrada así en el Padre está basada en la verdad, es sensible a la belleza y está dominada por la bondad. La persona que conoce así a Dios está interiormente iluminada por la adoración, y exteriormente consagrada de todo corazón al servicio de la fraternidad universal de todas las personalidades, un ministerio de servicio lleno de misericordia y motivado por el amor, mientras que todas estas cualidades de vida están unificadas en la personalidad evolutiva en unos niveles siempre ascendentes de sabiduría cósmica, de autorrealización, de descubrimiento de Dios y de adoración del Padre.
106:9.13 (1175.2) [Presentado por un Melquisedek de Nebadon].
El libro de Urantia
Documento 107
107:0.1 (1176.1) AUNQUE el Padre Universal reside personalmente en el Paraíso, en el centro mismo de los universos, también está realmente presente en los mundos del espacio en la mente de sus innumerables hijos del tiempo, ya que vive dentro de ellos bajo la forma de los Monitores de Misterio. El Padre eterno es el que se encuentra más lejos de sus hijos mortales planetarios, y es al mismo tiempo el que está más íntimamente asociado con ellos.
107:0.2 (1176.2) Los Ajustadores son la realidad del amor del Padre, encarnado en el alma de los hombres; son la verdadera promesa de la carrera eterna del hombre, encarcelada dentro de la mente mortal; son la esencia de la personalidad finalitaria perfeccionada del hombre, que éste puede saborear de antemano en el tiempo a medida que domina progresivamente la técnica divina de lograr vivir la voluntad del Padre, paso a paso, a través de la ascensión de un universo tras otro, hasta que alcanza realmente la presencia divina de su Padre Paradisiaco.
107:0.3 (1176.3) Dios, después de ordenarle al hombre que sea perfecto como Él mismo es perfecto, ha descendido en forma de Ajustador para convertirse en el asociado experiencial del hombre a fin de lograr el destino celestial que ha sido así ordenado. El fragmento de Dios que reside en la mente del hombre es la garantía absoluta e incalificada de que el hombre puede encontrar al Padre Universal en asociación con este Ajustador divino, el cual salió de Dios para encontrar al hombre y hacer de él su hijo incluso durante sus días en la carne.
107:0.4 (1176.4) Cualquier mortal que ha visto a un Hijo Creador ha visto al Padre Universal, y aquel que está habitado por un Ajustador divino está habitado por el Padre Paradisiaco. Todo mortal que sigue, consciente o inconscientemente, las directrices de su Ajustador interior, vive de acuerdo con la voluntad de Dios. La conciencia de la presencia del Ajustador es la conciencia de la presencia de Dios. La fusión eterna del Ajustador con el alma evolutiva del hombre es la experiencia objetiva de la unión eterna con Dios en calidad de asociado universal de la Deidad.
107:0.5 (1176.5) El Ajustador es el que crea, dentro del hombre, ese anhelo insaciable y ese ansia incesante de ser semejante a Dios, de alcanzar el Paraíso, y allí, delante de la persona real de la Deidad, de adorar a la fuente infinita de este don divino. El Ajustador es la presencia viviente que conecta realmente al hijo mortal con su Padre Paradisiaco y le acerca cada vez más al Padre. El Ajustador es para nosotros aquello que nivela de manera compensatoria la enorme tensión universal creada por la distancia que separa al hombre de Dios, y por el grado de parcialidad del hombre en contraste con la universalidad del Padre eterno.
107:0.6 (1176.6) El Ajustador es una esencia absoluta de un ser infinito, encarcelada en la mente de una criatura finita que, dependiendo de la elección de dicho mortal, puede consumar finalmente esta unión temporal entre Dios y el hombre y hacer verdaderamente real una nueva clase de ser para un servicio universal sin fin. El Ajustador es la realidad universal divina que convierte en un hecho la verdad de que Dios es el Padre del hombre. El Ajustador es la brújula cósmica infalible del hombre, que orienta siempre e infaliblemente el alma hacia Dios.
107:0.7 (1177.1) En los mundos evolutivos, las criaturas volitivas atraviesan tres etapas generales de desarrollo del ser: desde la llegada del Ajustador hasta el pleno desarrollo relativo, alrededor de los veinte años de edad en Urantia, los Monitores se denominan a veces Cambiadores del Pensamiento. Desde este momento hasta que se alcanza la edad del juicio, hacia los cuarenta años, los Monitores de Misterio se llaman Ajustadores del Pensamiento. Desde que se alcanza el juicio hasta la liberación de la carne, a menudo se les califica de Controladores del Pensamiento. Estas tres fases de la vida mortal no tienen ninguna relación con las tres etapas del progreso de los Ajustadores en la duplicación de la mente y en la evolución del alma.
107:1.1 (1177.2) Puesto que los Ajustadores del Pensamiento forman parte de la esencia de la Deidad original, nadie puede atreverse a disertar con autoridad sobre su naturaleza y origen; yo sólo puedo comunicar las tradiciones de Salvington y las creencias de Uversa; sólo puedo explicar cómo consideramos a estos Monitores de Misterio y a sus entidades asociadas en todo el gran universo.
107:1.2 (1177.3) Aunque circulan opiniones diversas sobre la manera en que se conceden los Ajustadores del Pensamiento, no existen tales diferencias en lo que se refiere a su origen; todos están de acuerdo en que proceden directamente del Padre Universal, la Fuente-Centro Primera. No son seres creados; son entidades fragmentadas que representan la presencia de hecho del Dios infinito. Al igual que sus numerosos asociados no revelados, los Ajustadores son de una divinidad pura y sin mezcla, partes incalificadas y no atenuadas de la Deidad; son de Dios y, en la medida en que podemos discernirlo, son Dios.
107:1.3 (1177.4) En cuanto al momento en que empiezan su existencia separada fuera de la absolutidad de la Fuente-Centro Primera, no lo sabemos; y tampoco conocemos su número. Sabemos muy poco sobre sus carreras hasta que llegan a los planetas del tiempo para residir en las mentes humanas, pero desde ese momento en adelante, estamos más o menos familiarizados con su progresión cósmica hasta, e incluyendo, la culminación de su destino trino, es decir: la obtención de la personalidad mediante la fusión con un ascendente mortal, la obtención de la personalidad por mandato del Padre Universal, o la liberación de los Ajustadores del Pensamiento de sus tareas conocidas.
107:1.4 (1177.5) Aunque no lo sabemos, suponemos que los Ajustadores son continuamente individualizados a medida que se amplía el universo y que crece el número de candidatos destinados a fusionar con un Ajustador. Pero también es igualmente posible que cometamos un error al intentar atribuir una magnitud numérica a los Ajustadores; al igual que Dios mismo, estos fragmentos de su naturaleza insondable pueden ser existencialmente infinitos.
107:1.5 (1177.6) La técnica del origen de los Ajustadores del Pensamiento es una de las funciones no reveladas del Padre Universal. Tenemos todas las razones para creer que ninguno de los otros asociados absolutos de la Fuente-Centro Primera tiene nada que ver con la producción de los fragmentos del Padre. Los Ajustadores son simple y eternamente unos dones divinos; son de Dios, proceden de Dios y son semejantes a Dios.
107:1.6 (1177.7) En sus relaciones con las criaturas con las que fusionan, revelan un amor celestial y un ministerio espiritual que confirman profundamente la declaración de que Dios es espíritu. Pero además de este ministerio trascendente, hay muchas cosas que tienen lugar y que nunca se han revelado a los mortales de Urantia. Tampoco comprendemos por completo qué sucede realmente cuando el Padre Universal da algo de sí mismo para que forme parte de la personalidad de una criatura temporal. La progresión ascendente de los finalitarios del Paraíso tampoco ha revelado todavía todas las posibilidades inherentes a esta asociación celestial entre el hombre y Dios. A fin de cuentas, los fragmentos del Padre deben ser un don del Dios absoluto a aquellas criaturas cuyo destino abarca la posibilidad de alcanzar a Dios como absoluto.
107:1.7 (1178.1) Al igual que el Padre Universal fragmenta su Deidad prepersonal, el Espíritu Infinito individualiza porciones de su espíritu premental para que residan y fusionen realmente con las almas evolutivas de los mortales supervivientes de la serie que fusiona con el espíritu. Pero la naturaleza del Hijo Eterno no se puede fragmentar así; el espíritu del Hijo Original es o bien difuso o diferenciadamente personal. Las criaturas fusionadas con el Hijo están unidas a los dones individualizados del espíritu de los Hijos Creadores del Hijo Eterno.
107:2.1 (1178.2) Los Ajustadores son individualizados como entidades vírgenes, y todos están destinados a convertirse en Monitores liberados, fusionados o Personalizados. Tenemos entendido que existen siete órdenes de Ajustadores del Pensamiento, aunque no comprendemos del todo estas divisiones. A menudo nos referimos a estas diferentes órdenes como sigue:
107:2.2 (1178.3) 1. Los Ajustadores vírgenes, aquellos que sirven durante su misión inicial en la mente de los candidatos evolutivos a la supervivencia eterna. La naturaleza divina de los Monitores de Misterio es eternamente uniforme. Su naturaleza experiencial también es uniforme cuando salen por primera vez de Divinington; su diferenciación experiencial posterior es el resultado de su experiencia efectiva en el ministerio universal.
107:2.3 (1178.4) 2. Los Ajustadores avanzados, aquellos que han servido durante uno o más períodos con las criaturas volitivas en los mundos donde la fusión final tiene lugar entre la identidad de la criatura temporal y una porción individualizada del espíritu de la manifestación en el universo local de la Fuente-Centro Tercera.
107:2.4 (1178.5) 3. Los Ajustadores supremos, aquellos Monitores que han servido en la aventura del tiempo en los mundos evolutivos, pero cuyos asociados humanos han rechazado por alguna razón la supervivencia eterna, y aquellos Monitores que han sido destinados posteriormente a otras aventuras en otros mortales y en otros mundos evolutivos. Un Ajustador supremo no es más divino que un Monitor virgen, pero ha tenido más experiencia y puede hacer cosas en la mente humana que un Ajustador menos experimentado no podría hacer.
107:2.5 (1178.6) 4. Los Ajustadores desaparecidos. Aquí se produce una laguna en nuestros esfuerzos por seguir la carrera de los Monitores de Misterio. Existe una cuarta fase de servicio sobre la que no estamos seguros. Los Melquisedeks enseñan que los Ajustadores de la cuarta fase están realizando misiones independientes, deambulando por el universo de universos. Los Mensajeros Solitarios tienden a creer que están unidos a la Fuente-Centro Primera, disfrutando de un período de asociación reconfortante con el Padre mismo. Y es totalmente posible que un Ajustador pueda estar deambulando por el universo maestro, y estar simultáneamente unido al Padre omnipresente.
107:2.6 (1178.7) 5. Los Ajustadores liberados, los Monitores de Misterio que han sido liberados eternamente del servicio temporal para con los mortales de las esferas en evolución. No sabemos el tipo de actividad que desempeñan.
107:2.7 (1179.1) 6. Los Ajustadores fusionados — los finalitarios — aquellos que se han vuelto una sola cosa con las criaturas ascendentes de los superuniversos, los asociados para la eternidad de los ascendentes temporales del Cuerpo Paradisiaco de la Finalidad. Los Ajustadores del Pensamiento fusionan generalmente con los mortales ascendentes del tiempo, y son registrados a su entrada y a su salida de Ascendington con estos mortales supervivientes; siguen el camino de los seres ascendentes. Después de fusionar con un alma ascendente evolutiva, parece que el Ajustador se traslada del nivel existencial absoluto del universo al nivel experiencial finito de la asociación funcional con una personalidad ascendente. Aunque conserva todo el carácter de la naturaleza existencial divina, un Ajustador fusionado se une indisolublemente a la carrera ascendente de un mortal superviviente.
107:2.8 (1179.2) 7. Los Ajustadores personalizados, aquellos que han servido con los Hijos Paradisiacos encarnados, así como muchos otros que han conseguido distinguirse de manera excepcional durante su estancia en un mortal, pero cuyos sujetos han rechazado la supervivencia. Tenemos razones para creer que estos Ajustadores son personalizados por recomendación de los Ancianos de los Días del superuniverso donde han estado asignados.
107:2.9 (1179.3) Estos misteriosos fragmentos de Dios pueden ser clasificados de muchas maneras: según su tarea en el universo, según el grado de su éxito residiendo en un mortal individual, o incluso según la ascendencia racial del candidato mortal a la fusión.
107:3.1 (1179.4) Todas las actividades universales relacionadas con el envío, la gestión, la dirección y el regreso de los Monitores de Misterio en servicio en los siete superuniversos parecen estar centradas en la esfera sagrada de Divinington. Que yo sepa, nadie, salvo los Ajustadores y otras entidades del Padre, ha estado en esta esfera. Parece probable que numerosas entidades prepersonales no reveladas compartan Divinington con los Ajustadores como esfera de origen. Conjeturamos que estas entidades semejantes pueden estar asociadas de alguna manera con el ministerio presente y futuro de los Monitores de Misterio. Pero en realidad no lo sabemos.
107:3.2 (1179.5) Cuando los Ajustadores del Pensamiento regresan al Padre, vuelven a Divinington, al mundo de su supuesto origen; y existe probablemente, como parte de esta experiencia, un contacto real con la personalidad paradisiaca del Padre, así como con la manifestación especializada de la divinidad del Padre que dicen que está situada en esta esfera secreta.
107:3.3 (1179.6) Aunque sabemos algo sobre las siete esferas secretas del Paraíso, sabemos menos de Divinington que de las demás. Los seres de las órdenes espirituales elevadas sólo reciben tres mandatos divinos, que son los siguientes:
107:3.4 (1179.7) 1. Mostrar siempre un respeto adecuado por la experiencia y los dones de sus mayores y superiores.
107:3.5 (1179.8) 2. Mostrar siempre consideración por las limitaciones y la inexperiencia de los más jóvenes y subordinados.
107:3.6 (1179.9) 3. No intentar nunca aterrizar en las orillas de Divinington.
107:3.7 (1179.10) A menudo he pensado que sería totalmente inútil para mí ir a Divinington; probablemente sería incapaz de ver a ninguno de sus residentes, excepto a los seres tales como los Ajustadores Personalizados, que ya he visto en otras partes. Estoy muy seguro de que no hay nada en Divinington que posea un verdadero valor o beneficio para mí, nada esencial para mi crecimiento y desarrollo, pues si no, no me habrían prohibido ir allí.
107:3.8 (1180.1) Puesto que Divinington nos permite aprender poco o nada sobre la naturaleza y el origen de los Ajustadores, nos vemos obligados a recoger información de mil y una fuentes diferentes, y es necesario reunir, asociar y correlacionar estos datos acumulados para que dicho conocimiento pueda ser informativo.
107:3.9 (1180.2) El valor y la sabiduría que manifiestan los Ajustadores del Pensamiento sugieren que han sufrido un entrenamiento de una amplitud y de una variedad extraordinarias. Puesto que no son personalidades, esta preparación debe ser impartida en las instituciones educativas de Divinington. Los excepcionales Ajustadores Personalizados constituyen sin duda el personal de las escuelas de formación para Ajustadores de Divinington. Y sabemos que este cuerpo central y supervisor está presidido por el Ajustador, actualmente Personalizado, del primer Hijo Paradisiaco de la Orden de los Migueles que completó su séptuple donación sobre las razas y pueblos de los mundos de su universo.
107:3.10 (1180.3) Sabemos en realidad muy poca cosa sobre los Ajustadores no personalizados; sólo nos ponemos en contacto y nos comunicamos con las órdenes personalizadas. A estos Ajustadores se les pone un nombre en Divinington, y siempre son conocidos por su nombre y no por su número. Los Ajustadores Personalizados tienen su domicilio permanente en Divinington; esta esfera sagrada es su hogar. Sólo salen de esta residencia por voluntad del Padre Universal. Se encuentran muy pocos en las esferas de los universos locales, pero están presentes en gran número en el universo central.
107:4.1 (1180.4) Decir que un Ajustador del Pensamiento es divino es reconocer simplemente la naturaleza de su origen. Es muy probable que esta pureza de su divinidad abarque la esencia del potencial de todos los atributos de la Deidad que pueden estar contenidos dentro de un fragmento así de la esencia absoluta de la presencia universal del Padre Paradisiaco eterno e infinito.
107:4.2 (1180.5) La fuente real del Ajustador debe ser infinita, y antes de fusionar con el alma inmortal de un mortal evolutivo, la realidad del Ajustador debe lindar con la absolutidad. Los Ajustadores no son absolutos en el sentido universal, en el sentido de la Deidad, pero probablemente son verdaderos absolutos dentro de las potencialidades de sus naturalezas fragmentadas. Están restringidos en cuanto a su universalidad, pero no en cuanto a su naturaleza. Son limitados en extensión, pero en intensidad de significado, de valor y de hecho son absolutos. Por esta razón, a estos dones divinos a veces les llamamos los fragmentos restringidos absolutos del Padre.
107:4.3 (1180.6) Ningún Ajustador ha sido nunca desleal hacia el Padre Paradisiaco; las órdenes más humildes de criaturas personales a veces tienen que luchar con compañeros desleales, pero nunca con los Ajustadores; son supremos e infalibles en su esfera celestial de ministerio hacia las criaturas y de función en el universo.
107:4.4 (1180.7) Los Ajustadores no personalizados sólo son visibles para los Ajustadores Personalizados. Mi orden, la de los Mensajeros Solitarios, así como los Espíritus Inspirados de la Trinidad, pueden detectar la presencia de los Ajustadores por medio de unos fenómenos de reacción espiritual; incluso los serafines pueden a veces discernir la luminosidad espiritual supuestamente asociada a la presencia de los Monitores en la mente material de los hombres; pero ninguno de nosotros es capaz de discernir verdaderamente la presencia real de los Ajustadores, a menos que hayan sido personalizados, aunque sus naturalezas son perceptibles en unión con las personalidades fusionadas de los mortales ascendentes de los mundos evolutivos. La invisibilidad universal de los Ajustadores sugiere poderosamente que su origen y su naturaleza son elevados y exclusivamente divinos.
107:4.5 (1181.1) Existe una luz característica, una luminosidad espiritual, que acompaña a esta presencia divina, y que ha sido generalmente asociada con los Ajustadores del Pensamiento. En el universo de Nebadon, esta luminosidad paradisiaca es ampliamente conocida como la «luz piloto»; en Uversa se le llama la «luz de la vida». En Urantia, a veces se ha hecho referencia a este fenómeno como «la verdadera luz que ilumina a todo hombre que llega al mundo».
107:4.6 (1181.2) Los Ajustadores del Pensamiento Personalizados son visibles para todos los seres que han alcanzado al Padre Universal. Los Ajustadores de todas las etapas, así como todos los demás seres, entidades, espíritus, personalidades y manifestaciones espirituales, son siempre discernibles por las Personalidades Creadoras Supremas que tienen su origen en las Deidades del Paraíso, y que presiden los gobiernos principales del gran universo.
107:4.7 (1181.3) ¿Podéis daros cuenta realmente del verdadero significado que tiene la presencia interior del Ajustador? ¿Podéis comprender realmente lo que significa tener un fragmento absoluto de la Deidad absoluta e infinita, el Padre Universal, que reside en vosotros y que fusiona con vuestra naturaleza mortal finita? Cuando el hombre mortal fusiona con un fragmento real de la Causa existencial del cosmos total, ya no se puede poner ningún límite al destino de esta asociación inimaginable y sin precedentes. El hombre descubrirá en la eternidad no solamente la infinidad de la Deidad objetiva, sino también la potencialidad sin fin del fragmento subjetivo de este mismo Dios. El Ajustador estará revelando siempre a la personalidad mortal la maravilla de Dios, y esta revelación celestial nunca podrá tener fin, porque el Ajustador viene de Dios y es como Dios para el hombre mortal.
107:5.1 (1181.4) Los mortales evolutivos tienden a considerar que la mente es como una mediación cósmica entre el espíritu y la materia, ya que éste es en verdad el ministerio principal de la mente tal como vosotros podéis discernirlo. Por eso a los humanos les resulta muy difícil percibir que los Ajustadores del Pensamiento tengan una mente, pues los Ajustadores son fragmentaciones de Dios en un nivel absoluto de realidad que no solamente es prepersonal, sino también anterior a toda divergencia entre la energía y el espíritu. En un nivel monista anterior a la diferenciación entre la energía y el espíritu no podría haber ninguna función mediadora de la mente, puesto que no existen divergencias para tener que mediar entre ellas.
107:5.2 (1181.5) Puesto que los Ajustadores pueden planificar, trabajar y amar, deben tener unos poderes en su individualidad proporcionales a la mente. Todos los tipos de Monitores que se encuentran por encima del primer grupo, o grupo virgen, poseen la capacidad ilimitada de comunicarse entre sí. En cuanto a la naturaleza y el contenido de sus intercomunicaciones, podemos revelar muy poco, porque no lo sabemos. Sabemos además que deben estar dotados de alguna forma de mente, porque si no, nunca podrían ser personalizados.
107:5.3 (1181.6) La dotación mental del Ajustador del Pensamiento es semejante a la dotaciónmental del Padre Universal y del Hijo Eterno — que son ancestrales a las mentes que han surgido del Actor Conjunto.
107:5.4 (1181.7) El tipo de mente que se da por sentado en un Ajustador debe ser similar a la dotación mental de otras numerosas órdenes de entidades prepersonales que probablemente se originan de la misma manera en la Fuente-Centro Primera. Aunque muchas de estas órdenes no han sido reveladas en Urantia, todas muestran cualidades mentales. A estas individualizaciones de la Deidad original también les resulta posible unificarse con numerosos tipos evolutivos de seres no mortales, e incluso con un número limitado de seres no evolutivos que han desarrollado la capacidad de fusionarse con estos fragmentos de la Deidad.
107:5.5 (1182.1) Cuando un Ajustador del Pensamiento ha fusionado con el alma morontial inmortal en evolución del humano superviviente, la mente del Ajustador sólo se puede identificar como separada de la mente de la criatura hasta que el mortal ascendente alcanza los niveles espirituales de la progresión universal.
107:5.6 (1182.2) Cuando estos espíritus del sexto grado alcanzan los niveles finalitarios de la experiencia ascendente, parecen transmutar un factor mental que representa la unión de ciertas fases de la mente del mortal y de la mente del Ajustador que habían funcionado anteriormente como vínculo entre las fases humana y divina de estas personalidades ascendentes. Esta cualidad mental experiencial probablemente se «suprematiza», y acrecienta posteriormente la dotación experiencial de la Deidad evolutiva — del Ser Supremo.
107:6.1 (1182.3) Los Ajustadores del Pensamiento, tal como se pueden encontrar en la experiencia de las criaturas, revelan la presencia y la guía de una influencia espiritual. El Ajustador es en verdad un espíritu, un espíritu puro, pero más que un espíritu. Nunca hemos sido capaces de clasificar satisfactoriamente a los Monitores de Misterio; todo lo que se puede decir con certeza de ellos es que son verdaderamente semejantes a Dios.
107:6.2 (1182.4) El Ajustador es la posibilidad que tiene el hombre de lograr la eternidad; el hombre es la posibilidad que tiene el Ajustador de lograr la personalidad. Vuestro Ajustador individual trabaja para espiritualizaros con la esperanza de eternizar vuestra identidad temporal. Los Ajustadores están saturados del hermoso amor del Padre de los espíritus, un amor que se dona por sí mismo. Os aman de manera real y divina; son los prisioneros de una esperanza espiritual, confinados en la mente de los hombres. Desean ardientemente que vuestra mente mortal alcance la divinidad para que pueda terminar su soledad, para poder ser liberados con vosotros de las limitaciones de la investidura material y del ropaje del tiempo.
107:6.3 (1182.5) Vuestro camino hacia el Paraíso es el camino del logro espiritual, y la naturaleza del Ajustador os descubrirá fielmente la revelación de la naturaleza espiritual del Padre Universal. Más allá de la ascensión al Paraíso y en las etapas postfinalitarias de la carrera eterna, es posible que el Ajustador se ponga en contacto con su antiguo compañero humano para llevar a cabo un ministerio distinto al espiritual; pero la ascensión al Paraíso y la carrera finalitaria representan la asociación entre el mortal que conoce a Dios y se espiritualiza, y el ministerio espiritual del Ajustador que revela a Dios.
107:6.4 (1182.6) Sabemos que los Ajustadores del Pensamiento son espíritus, espíritus puros, probablemente espíritus absolutos. Pero el Ajustador debe ser también algo más que una realidad espiritual exclusiva. Además de la presumible dotación mental, también están presentes los factores de energía pura. Si recordáis que Dios es la fuente de la energía pura y del puro espíritu, no será tan difícil percibir que sus fragmentos puedan ser ambas cosas. Es un hecho que los Ajustadores atraviesan el espacio por los circuitos de gravedad instantáneos y universales de la Isla del Paraíso.
107:6.5 (1182.7) El hecho de que los Monitores de Misterio estén así asociados con los circuitos materiales del universo de universos es en verdad un enigma. Pero sigue siendo un hecho que atraviesan como un relámpago todo el gran universo por los circuitos de la gravedad material. Es perfectamente posible que puedan incluso penetrar en los niveles del espacio exterior; seguramente podrían seguir la presencia gravitatoria del Paraíso en estas regiones, y aunque mi orden de personalidades puede atravesar también los circuitos mentales del Actor Conjunto más allá de los confines del gran universo, nunca hemos estado seguros de detectar la presencia de los Ajustadores en las regiones inexploradas del espacio exterior.
107:6.6 (1183.1) Y sin embargo, aunque los Ajustadores utilizan los circuitos de la gravedad material, no están sujetos a ella como lo está la creación material. Los Ajustadores son fragmentos del predecesor de la gravedad, no consecuencias de la gravedad; se han segmentado en un nivel universal de existencia que es hipotéticamente anterior a la aparición de la gravedad.
107:6.7 (1183.2) Los Ajustadores del Pensamiento no disfrutan de ningún descanso desde el momento de su donación hasta el día en que son liberados y pueden partir hacia Divinington después de la muerte natural de su sujeto mortal. Y aquellos Ajustadores cuyos sujetos no pasan por las puertas de la muerte natural, ni siquiera experimentan este respiro temporal. Los Ajustadores del Pensamiento no necesitan consumir energía; ellos son energía, una energía del tipo más elevado y más divino.
107:7.1 (1183.3) Los Ajustadores del Pensamiento no son personalidades, pero son entidades reales; están verdadera y perfectamente individualizados, aunque nunca están realmente personalizados mientras residen en los mortales. Los Ajustadores del Pensamiento no son verdaderas personalidades; son verdaderas realidades, unas realidades del tipo más puro que se conoce en el universo de universos — son la presencia divina. Aunque no son personales, a estos maravillosos fragmentos del Padre se les califica generalmente de seres, y a veces, en vista de las fases espirituales de su presente ministerio hacia los mortales, de entidades espirituales.
107:7.2 (1183.4) Si los Ajustadores del Pensamiento no son unas personalidades que posean las prerrogativas de la voluntad y de los poderes de elección, ¿cómo pueden entonces elegir a sus sujetos mortales y ofrecerse para residir en estas criaturas de los mundos evolutivos? Es una pregunta fácil de hacer, pero probablemente ningún ser en el universo de universos ha encontrado nunca la respuesta precisa. Incluso mi orden de personalidades, los Mensajeros Solitarios, no comprende plenamente la dotación de voluntad, de elección y de amor en unas entidades que no son personales.
107:7.3 (1183.5) A menudo hemos especulado que los Ajustadores del Pensamiento deben tener una volición en todos los niveles prepersonales de elección. Se ofrecen como voluntarios para habitar en los seres humanos, hacen planes para la carrera eterna del hombre, los adaptan, modifican y sustituyen de acuerdo con las circunstancias, y estas actividades implican una volición auténtica. Sienten afecto por los mortales, desempeñan su actividad en las crisis del universo, siempre están preparados para actuar de manera decisiva de acuerdo con la elección humana, y todas estas reacciones son extremadamente volitivas. En todas las situaciones no relacionadas con el ámbito de la voluntad humana, manifiestan indiscutiblemente una conducta que revela el ejercicio de unos poderes que equivalen en todos los sentidos a la voluntad, al máximo de decisión.
107:7.4 (1183.6) Si los Ajustadores del Pensamiento poseen una volición, ¿por qué están sometidos entonces a la voluntad de los mortales? Creemos que esto se debe a que la naturaleza de la volición del Ajustador es absoluta, pero su manifestación es prepersonal. La voluntad humana ejerce su actividad en el nivel de personalidad de la realidad universal y, en todo el cosmos, lo impersonal — lo no personal, lo subpersonal y lo prepersonal — siempre es sensible a la voluntad y a los actos de la personalidad existente.
107:7.5 (1183.7) En todo el universo de los seres creados y de las energías no personales, no observamos que la voluntad, la volición, la elección y el amor se manifiesten con independencia de la personalidad. No vemos que estos atributos de la personalidad funcionen en asociación con las realidades impersonales, salvo en los Ajustadores y en otras entidades similares. No sería correcto indicar que un Ajustador es subpersonal, ni tampoco sería apropiado aludir a esta entidad como superpersonal, pero sería totalmente lícito calificar a este ser de prepersonal.
107:7.6 (1184.1) Para nuestras órdenes de seres, estos fragmentos de la Deidad son conocidos como dones divinos. Reconocemos que los Ajustadores tienen un origen divino, y que constituyen la prueba y la demostración probables de que el Padre Universal se ha reservado la posibilidad de comunicarse de manera directa e ilimitada con todas y cada una de las criaturas materiales de todos sus reinos prácticamente infinitos, y todo esto independientemente por completo de su presencia en las personalidades de sus Hijos Paradisiacos o de su ministerio indirecto a través de las personalidades del Espíritu Infinito.
107:7.7 (1184.2) No existen seres creados que no estén encantados de ser los anfitriones de los Monitores de Misterio, pero ninguna orden de seres está así habitada, salvo las criaturas volitivas y evolutivas con un destino finalitario.
107:7.8 (1184.3) [Presentado por un Mensajero Solitario de Orvonton.]
El libro de Urantia
Documento 108
108:0.1 (1185.1) LA MISIÓN de los Ajustadores del Pensamiento a favor de las razas humanas consiste en representar, en ser, el Padre Universal para las criaturas mortales del tiempo y del espacio; éste es el trabajo fundamental de los dones divinos. Su misión consiste también en elevar la mente mortal y en trasladar el alma inmortal de los hombres a las alturas divinas y a los niveles espirituales de la perfección del Paraíso. En la experiencia de transformar así la naturaleza humana de las criaturas temporales en la naturaleza divina de los finalitarios eternos, los Ajustadores dan nacimiento a un tipo único de seres, a unos seres compuestos por la unión eterna entre el Ajustador perfecto y la criatura perfeccionada, que sería imposible de reproducir por medio de cualquier otra técnica del universo.
108:0.2 (1185.2) En todo el universo no hay nada que pueda sustituir el hecho de la experiencia en los niveles no existenciales. El Dios infinito está, como siempre, repleto y completo, e incluye infinitamente a todas las cosas, excepto el mal y la experiencia de las criaturas. Dios no puede hacer el mal; es infalible. Dios no puede conocer experiencialmente lo que no ha experimentado nunca personalmente. El preconocimiento de Dios es existencial. Por eso el espíritu del Padre desciende del Paraíso para participar con los mortales finitos en cada experiencia de buena fe de la carrera ascendente; únicamente mediante este método es como el Dios existencial podía convertirse, en verdad y de hecho, en el Padre experiencial del hombre. La infinidad del Dios eterno abarca el potencial para la experiencia finita, el cual se vuelve real en verdad en el ministerio de los fragmentos Ajustadores, que comparten realmente las experiencias de las vicisitudes de la vida de los seres humanos.
108:1.1 (1185.3) Cuando los Ajustadores son enviados desde Divinington para servir a los mortales, su dotación de divinidad existencial es idéntica, pero sus cualidades experienciales varían en proporción a sus contactos anteriores con las criaturas evolutivas y en ellas. No podemos explicar en qué se basan para asignar a los Ajustadores, pero suponemos que estos dones divinos son otorgados de acuerdo con algún tipo de política sabia y eficaz relacionada con la capacidad eterna de adaptación a la personalidad en la que residirán. Observamos que los Ajustadores más experimentados residen con frecuencia en los tipos de mentes humanas más elevados; la herencia humana debe ser por lo tanto un factor importante para determinar la selección y la asignación de los Ajustadores.
108:1.2 (1185.4) Aunque no lo sabemos con seguridad, creemos firmemente que todos los Ajustadores del Pensamiento son voluntarios. Pero antes de ofrecerse como voluntarios, poseen todos los datos relacionados con el candidato en el que residirán. Los bocetos seráficos sobre la ascendencia del candidato y los modelos proyectados sobre su conducta en la vida son trasmitidos, pasando por el Paraíso, hasta el cuerpo de reserva de los Ajustadores en Divinington mediante la técnica de la reflectividad, la cual se extiende hacia el interior desde las capitales de los universos locales hasta las sedes de los superuniversos. Este pronóstico abarca no solamente los antecedentes hereditarios del candidato mortal, sino también la estimación de sus dotes intelectuales y de su capacidad espiritual probables. Los Ajustadores se ofrecen así como voluntarios para residir en unas mentes cuyas naturalezas íntimas conocen por completo.
108:1.3 (1186.1) El Ajustador voluntario está interesado particularmente en tres aptitudes del candidato humano:
108:1.4 (1186.2) 1. La capacidad intelectual. ¿La mente es normal? ¿Cuál es el potencial intelectual, la capacidad de la inteligencia? ¿Podrá convertirse el individuo en una criatura volitiva de buena fe? ¿Tendrá la sabiduría la posibilidad de manifestarse?
108:1.5 (1186.3) 2. La percepción espiritual. Las perspectivas de desarrollo de la veneración, el nacimiento y el crecimiento de la naturaleza religiosa. ¿Cuál es el potencial del alma, su capacidad de receptividad espiritual probable?
108:1.6 (1186.4) 3. Los poderes intelectuales y espirituales combinados. El grado en que estas dos dotaciones quizás puedan asociarse, combinarse, como para producir un fuerte carácter humano y contribuir a la evolución segura de un alma inmortal con valor de supervivencia.
108:1.7 (1186.5) Creemos que, con estos hechos ante ellos, los Monitores se ofrecen libremente como voluntarios para la misión. Existe probablemente más de un Ajustador que ofrece sus servicios; quizás las órdenes personalizadas supervisoras escogen, en este grupo de Ajustadores voluntarios, al más indicado para la tarea de espiritualizar y eternizar la personalidad del candidato mortal. (Para la asignación y el servicio de los Ajustadores, el sexo de la criatura no se tiene en cuenta.)
108:1.8 (1186.6) El corto período de tiempo que transcurre entre su ofrecimiento como voluntario y el envío real del Ajustador se emplea probablemente en las escuelas de los Monitores Personalizados en Divinington, donde un modelo de trabajo de la mente mortal en espera se utiliza para enseñar al Ajustador asignado los planes más eficaces que puede utilizar para abordar la personalidad y espiritualizar la mente. Este modelo de mente se puede formular gracias a una combinación de datos suministrados por el servicio de reflectividad del superuniverso. Esto es al menos lo que comprendemos, y tenemos esta creencia debido a que los Mensajeros Solitarios, en el transcurso de su larga carrera universal, han reunido toda esta información por medio de sus contactos con muchos Ajustadores Personalizados.
108:1.9 (1186.7) Una vez que los Ajustadores son enviados efectivamente desde Divinington, no transcurre prácticamente ningún tiempo entre ese momento y el de su aparición en la mente de sus sujetos escogidos. La duración media del tránsito de un Ajustador entre Divinington y Urantia es de 117 horas, 42 minutos y 7 segundos. Todo este tiempo se emplea prácticamente en el registro en Uversa.
108:2.1 (1186.8) Aunque los Ajustadores se ofrecen como voluntarios para el servicio tan pronto como los pronósticos sobre una personalidad han sido transmitidos a Divinington, no son asignados realmente hasta que el sujeto humano ha efectuado su primera decisión moral como personalidad. La primera elección moral de un niño humano es indicada de manera automática en el séptimo ayudante de la mente y se registra instantáneamente, a través del Espíritu Creativo del universo local, en el circuito universal de la gravedad mental del Actor Conjunto y en presencia del Espíritu Maestro que posee la jurisdicción sobre el superuniverso interesado, quien envía inmediatamente esta información a Divinington. Por término medio, los Ajustadores llegan a sus sujetos humanos en Urantia justo antes de que cumplan los seis años. En la presente generación están llegando a los cinco años, diez meses y cuatro días, es decir, a los 2.134 días de la vida terrestre del niño.
108:2.2 (1187.1) Los Ajustadores no pueden invadir la mente mortal hasta que ésta no ha sido debidamente preparada por el ministerio interior de los espíritus ayudantes de la mente, e incorporada en el circuito del Espíritu Santo. El funcionamiento coordinado de los siete ayudantes es necesario para capacitar así a la mente humana a fin de recibir un Ajustador. La mente de la criatura debe manifestar la tendencia a la adoración e indicar el funcionamiento de la sabiduría, mostrando su aptitud para escoger entre los valores emergentes del bien y el mal — la elección moral.
108:2.3 (1187.2) Así es como el escenario de la mente humana está preparado para recibir a los Ajustadores, pero por regla general, éstos no aparecen inmediatamente para residir en dichas mentes, salvo en aquellos mundos donde el Espíritu de la Verdad ejerce su función como coordinador espiritual de estos diferentes ministerios espirituales. Si este espíritu de los Hijos donadores está presente, los Ajustadores llegan infaliblemente en el momento en que el séptimo espíritu ayudante de la mente empieza a funcionar y señala al Espíritu Madre del Universo que ha logrado coordinar en potencia a los seis ayudantes asociados que ejercían anteriormente su ministerio en este intelecto mortal. Por lo tanto, desde el día de Pentecostés, los Ajustadores divinos han sido otorgados universalmente en Urantia a todas las mentes normales que poseen una condición moral.
108:2.4 (1187.3) Incluso en una mente dotada del Espíritu de la Verdad, el Ajustador no puede invadir arbitrariamente el intelecto mortal antes de la aparición de una decisión moral. Pero cuando se ha efectuado esta decisión moral, este asistente espiritual asume su jurisdicción directamente desde Divinington. No existen intermediarios ni otras autoridades o poderes intermedios que actúen entre los Ajustadores divinos y sus sujetos humanos; Dios y el hombre están relacionados directamente.
108:2.5 (1187.4) Antes de la época en que el Espíritu de la Verdad es derramado sobre los habitantes de un mundo evolutivo, parece ser que la donación de los Ajustadores está determinada por numerosas influencias espirituales y actitudes de la personalidad. No comprendemos plenamente las leyes que gobiernan estas donaciones; no entendemos con exactitud qué es lo que determina la salida de los Ajustadores que se han ofrecido como voluntarios para residir en dichas mentes en evolución. Pero sí observamos numerosas influencias y condiciones que parecen estar asociadas con la llegada de los Ajustadores a estas mentes antes de la donación del Espíritu de la Verdad, y son las siguientes:
108:2.6 (1187.5) 1. La asignación de guardianes seráficos personales. Si un mortal no ha sido previamente habitado por un Ajustador, la asignación de un guardián personal hace que el Ajustador llegue enseguida. Existe una relación muy precisa, pero desconocida, entre el ministerio de los Ajustadores y el ministerio de los guardianes seráficos personales.
108:2.7 (1187.6) 2. El hecho de alcanzar el tercer círculo de consecución intelectual y de realización espiritual. He observado que los Ajustadores llegan a la mente mortal en el momento de la conquista del tercer círculo, antes incluso de que este logro haya sido señalado a las personalidades del universo local encargadas de estos asuntos.
108:2.8 (1187.7) 3. En el momento de tomar una decisión suprema de importancia espiritual excepcional. Un comportamiento humano semejante, durante una crisis planetaria en la que se ve implicada la persona, va acompañado generalmente de la llegada inmediata del Ajustador en espera.
108:2.9 (1187.8) 4. El espíritu de fraternidad. Independientemente de la conquista de los círculos psíquicos y de la asignación de unos guardianes personales — en ausencia de algo que se parezca a la decisión tomada en una crisis — cuando un mortal en evolución empieza a estar dominado por el amor a sus semejantes y se consagra a un ministerio desinteresado hacia sus hermanos en la carne, el Ajustador que espera desciende invariablemente para residir en la mente de ese ministro mortal.
108:2.10 (1188.1) 5. La declaración de la intención de hacer la voluntad de Dios. Observamos que muchos mortales de los mundos del espacio pueden estar aparentemente preparados para recibir Ajustadores, y sin embargo los Monitores no aparecen. Continuamos observando a dichas criaturas en su vida diaria, y poco después llegan de manera tranquila y casi inconsciente a la decisión de empezar a intentar hacer la voluntad del Padre que está en los cielos. Entonces observamos el envío inmediato de los Ajustadores del Pensamiento.
108:2.11 (1188.2) 6. La influencia del Ser Supremo. En los mundos donde los Ajustadores no fusionan con las almas evolutivas de los habitantes mortales, observamos que a veces se conceden Ajustadores en respuesta a unas influencias que están totalmente más allá de nuestra comprensión. Suponemos que estas donaciones están determinadas por alguna acción refleja cósmica que tiene su origen en el Ser Supremo. En cuanto a las razones por las cuales estos Ajustadores no pueden fusionar, o no fusionan, con estos tipos particulares de mentes mortales evolutivas, no las sabemos. Estas operaciones nunca nos han sido reveladas.
108:3.1 (1188.3) Por lo que sabemos, los Ajustadores están organizados como una unidad independiente de trabajo en el universo de universos, y están aparentemente bajo la administración directa de Divinington. Son uniformes en los siete superuniversos, y todos los universos locales disfrutan del servicio de unos tipos idénticos de Monitores de Misterio. Sabemos, por lo que hemos observado, que existen numerosas series de Ajustadores que suponen una organización consecutiva que se extiende a través de las razas, por encima de las dispensaciones, y para los mundos, los sistemas y los universos. Sin embargo, es extremadamente difícil seguirle la pista a estos dones divinos, puesto que funcionan de manera intercambiable en todo el gran universo.
108:3.2 (1188.4) La lista completa de los Ajustadores sólo existe (fuera de Divinington) en las sedes de los siete superuniversos. El número y la orden de cada Ajustador que reside en cada criatura ascendente son indicados por las autoridades del Paraíso a la sede del superuniverso, y desde allí se comunican a la sede del universo local interesado, trasmitiéndose después al planeta particular correspondiente. Pero los archivos del universo local no revelan el número completo de los Ajustadores del Pensamiento; los archivos de Nebadon sólo contienen el número de su asignación al universo local, tal como así ha sido indicado por los representantes de los Ancianos de los Días. El significado real del número completo de un Ajustador sólo se conoce en Divinington.
108:3.3 (1188.5) A los sujetos humanos se les conoce a menudo por el número de su Ajustador; los mortales no reciben su verdadero nombre universal hasta después de fusionar con el Ajustador, una unión que queda señalada cuando el guardián del destino confiere un nuevo nombre a la nueva criatura.
108:3.4 (1188.6) Aunque conocemos los archivos de los Ajustadores del Pensamiento en Orvonton, y aunque no tenemos ninguna autoridad en absoluto sobre ellos y ninguna conexión administrativa con ellos, creemos firmemente que existe una conexión administrativa muy estrecha entre los mundos individuales de los universos locales y la morada central de los dones divinos en Divinington. Sabemos que después de la aparición de un Hijo donador del Paraíso en un mundo evolutivo, un Ajustador Personalizado es asignado a ese mundo como supervisor planetario de los Ajustadores.
108:3.5 (1189.1) Es interesante observar que cuando los inspectores del universo local efectúan el examen de un planeta, siempre se dirigen al jefe planetario de los Ajustadores del Pensamiento, al igual que entregan sus encargos a los jefes de los serafines y a los dirigentes de otras órdenes de seres vinculados a la administración de un mundo en evolución. No hace mucho tiempo, Urantia sufrió una inspección periódica de este tipo por parte de Tabamantia, el supervisor soberano de todos los planetas que experimentan con la vida en el universo de Nebadon. Y los archivos revelan que además de expresar sus amonestaciones y críticas a los diversos jefes de las personalidades superhumanas, también expresó el siguiente reconocimiento al jefe de los Ajustadores, el cual podía hallarse en el planeta, en Salvington, en Uversa o en Divinington, no lo sabemos con seguridad, pero Tabamantia dijo:
108:3.6 (1189.2) «Ahora me presento ante vosotros, superiores que estáis muy por encima de mí, como alguien que ha recibido una autoridad temporal sobre la serie de planetas experimentales; y vengo a expresar mi admiración y mi profundo respeto por este grupo magnífico de ministros celestiales, los Monitores de Misterio, que se han ofrecido como voluntarios para servir en esta esfera irregular. Por muy difíciles que sean las crisis, nunca vaciláis. Nunca se ha presentado, ni en los registros de Nebadon ni ante las comisiones de Orvonton, una acusación contra un Ajustador divino. Habéis sido leales a vuestras obligaciones; habéis sido divinamente fieles. Habéis ayudado a rectificar los errores y a compensar los defectos de todos los que trabajan en este confuso planeta. Sois unos seres maravillosos, los guardianes del bien en las almas de este mundo atrasado. Os presento mis respetos aunque estéis aparentemente bajo mi jurisdicción como ministros voluntarios. Me inclino ante vosotros en humilde reconocimiento de vuestro desinterés exquisito, de vuestro ministerio comprensivo y de vuestra devoción imparcial. Merecéis el nombre de servidores divinos de los habitantes mortales de este mundo destrozado por los conflictos, acongojado, y afligido por las enfermedades. ¡Os rindo homenaje! ¡Casi os adoro!»
108:3.7 (1189.3) Como consecuencia de numerosos indicios que lo indican, creemos que los Ajustadores están perfectamente organizados, que existe una administración profundamente inteligente y eficaz que dirige a estos dones divinos desde alguna fuente central muy lejana, probablemente Divinington. Sabemos que vienen desde Divinington a los mundos, y vuelven indudablemente allí después de la muerte de sus sujetos.
108:3.8 (1189.4) Es extremadamente difícil descubrir los mecanismos administrativos de las órdenes superiores de espíritus. Aunque las personalidades de mi orden nos dedicamos a cumplir nuestros deberes específicos, participamos sin duda de manera inconsciente con otros numerosos grupos personales e impersonales, situados por debajo de la Deidad, que actúan de forma unida para poner en correlación el inmenso universo. Sospechamos que servimos así porque somos el único grupo de criaturas personalizadas (aparte de los Ajustadores Personalizados) que es uniformemente consciente de la presencia de numerosas órdenes de entidades prepersonales.
108:3.9 (1189.5) Somos conscientes de la presencia de los Ajustadores, que son los fragmentos de la Deidad prepersonal de la Fuente-Centro Primera. Sentimos la presencia de los Espíritus Inspirados de la Trinidad, que son las expresiones superpersonales de la Trinidad del Paraíso. También detectamos infaliblemente la presencia espiritual de ciertas órdenes no reveladas que descienden del Hijo Eterno y del Espíritu Infinito. Y no somos totalmente insensibles a otras entidades más que no os han sido reveladas.
108:3.10 (1190.1) Los Melquisedeks de Nebadon enseñan que los Mensajeros Solitarios son los coordinadores, como personalidades, de estas diversas influencias a medida que se registran en la Deidad en expansión del Ser Supremo evolutivo. Es muy posible que estemos participando en la unificación experiencial de muchos fenómenos inexplicados del tiempo, pero no tenemos conscientemente la certeza de actuar de esta manera.
108:4.1 (1190.2) Aparte de su posible coordinación con otros fragmentos de la Deidad, los Ajustadores están totalmente solos en su esfera de actividad en la mente de los mortales. Aunque el Padre haya renunciado aparentemente a ejercer todo poder y autoridad personales y directos en todo el gran universo, a pesar de este acto de abnegación a favor de los Creadores Supremos, los hijos de las Deidades del Paraíso, los Monitores de Misterio demuestran elocuentemente el hecho de que el Padre se ha reservado sin duda para sí mismo el derecho indiscutible de estar presente en la mente y el alma de sus criaturas evolutivas, a fin de actuar de tal manera que pueda atraer hacia él a todas las criaturas de la creación, en coordinación con la gravedad espiritual de los Hijos Paradisiacos. Cuando vuestro Hijo donador Paradisiaco estaba todavía en Urantia, dijo: «Si soy elevado, atraeré a todos los hombres.» Reconocemos y comprendemos este poder de atracción espiritual de los Hijos Paradisiacos y de sus asociadas creativas, pero no comprendemos tan plenamente los métodos del Padre infinitamente sabio cuando ejerce su actividad en, y a través de, estos Monitores de Misterio que viven y trabajan con tanta valentía dentro de la mente humana.
108:4.2 (1190.3) Aunque estas misteriosas presencias no estén subordinadas, coordinadas ni aparentemente relacionadas con el trabajo del universo de universos, aunque actúen independientemente en la mente de los hijos de los hombres, incitan sin cesar a las criaturas en las que habitan hacia los ideales divinos, atrayéndolas constantemente hacia arriba en dirección a los objetivos y las metas de una vida futura y mejor. Estos Monitores de Misterio ayudan continuamente a establecer el dominio espiritual de Miguel en todo el universo de Nebadon, contribuyendo misteriosamente a estabilizar la soberanía de los Ancianos de los Días en Orvonton. Los Ajustadores son la voluntad de Dios, y puesto que los Creadores Supremos, los hijos de Dios, encarnan personalmente también esa misma voluntad, es inevitable que las actividades de los Ajustadores y la soberanía de los gobernantes del universo sean mutuamente interdependientes. Aunque no estén aparentemente conectadas, la presencia del Padre a través de los Ajustadores y la soberanía del Padre a través de Miguel de Nebadon deben ser manifestaciones diferentes de la misma divinidad.
108:4.3 (1190.4) Los Ajustadores del Pensamiento parecen ir y venir de forma totalmente independiente a cualquier otra presencia espiritual; parecen actuar de acuerdo con unas leyes universales completamente distintas a las que gobiernan y controlan las actividades de todas las demás influencias espirituales. Pero a pesar de esta independencia aparente, las observaciones a largo plazo revelan indiscutiblemente que los Ajustadores ejercen su actividad en la mente humana en perfecto sincronismo y coordinación con todos los demás ministerios espirituales, incluídos los espíritus ayudantes de la mente, el Espíritu Santo, el Espíritu de la Verdad y otras influencias.
108:4.4 (1190.5) Cuando un mundo es aislado a causa de la rebelión, cuando a un planeta se le corta de todos los circuitos de comunicación con el exterior, como le sucedió a Urantia después del levantamiento de Caligastia, sólo queda, aparte de los mensajeros personales, una sola posibilidad de comunicarse directamente con los planetas o con el universo, y es a través de la conexión con los Ajustadores de las esferas. Suceda lo que suceda en un mundo o en un universo, a los Ajustadores nunca les afecta directamente. El aislamiento de un planeta no afecta de ninguna manera a los Ajustadores ni a su capacidad para comunicarse con cualquier parte del universo local, del superuniverso o del universo central. Ésta es la razón por la que se establece contacto con tanta frecuencia, en los mundos en cuarentena, con los Ajustadores supremos y autónomos del cuerpo de reserva del destino. Se recurre a esta técnica como medio de eludir los obstáculos del aislamiento planetario. El circuito de los arcángeles ha funcionado en Urantia en los últimos años, pero este medio de comunicación está limitado principalmente a las actividades del propio cuerpo de los arcángeles.
108:4.5 (1191.1) Conocemos muchos fenómenos espirituales que tienen lugar en el vasto universo y que no sabemos cómo comprender plenamente. Todavía no dominamos todo lo que sucede a nuestro alrededor; y creo que una gran parte de este trabajo inescrutable es efectuado por los Mensajeros de Gravedad y por ciertos tipos de Monitores de Misterio. No creo que los Ajustadores se dediquen exclusivamente a rehacer la mente de los mortales. Estoy persuadido de que los Monitores Personalizados y otras órdenes de espíritus prepersonales no revelados representan el contacto directo e inexplicado del Padre Universal con las criaturas de los mundos.
108:5.1 (1191.2) Los Ajustadores aceptan un trabajo difícil cuando se ofrecen como voluntarios para residir en unos seres compuestos como los que viven en Urantia. Pero han asumido la tarea de existir en vuestra mente, de recibir allí las recomendaciones de las inteligencias espirituales de los reinos, y luego intentar dictar o traducir estos mensajes espirituales a la mente material; son indispensables para la ascensión al Paraíso.
108:5.2 (1191.3) Aquello que el Ajustador del Pensamiento no puede utilizar en vuestra vida actual, aquellas verdades que no puede transmitir con éxito al hombre de sus esponsales, las conservará fielmente para utilizarlas en vuestro próximo estado de existencia, al igual que ahora transfiere de círculo en círculo aquellos detalles que no logra registrar en la experiencia de su sujeto humano, debido a la incapacidad o al fracaso de la criatura en ofrecer un grado suficiente de cooperación.
108:5.3 (1191.4) Podéis contar con una cosa: los Ajustadores nunca perderán nada de lo que ha sido confiado a su cuidado; nunca hemos escuchado que estos ayudantes espirituales hayan fallado. Los ángeles y otros tipos elevados de seres espirituales, sin exceptuar a los tipos de Hijos del universo local, pueden abrazar ocasionalmente el mal, pueden desviarse a veces del camino divino, pero los Ajustadores no titubean jamás. Son absolutamente fiables, y esto es igualmente cierto para cada uno de los siete grupos.
108:5.4 (1191.5) Vuestro Ajustador es el potencial de vuestra nueva y próxima orden de existencia, el don por adelantado de vuestra filiación eterna con Dios. Por medio del consentimiento de vuestra voluntad, y con él, el Ajustador tiene el poder de someter las tendencias de la mente material de la criatura a las acciones transformadoras de las motivaciones y los objetivos del alma morontial emergente.
108:5.5 (1191.6) Los Monitores de Misterio no son ayudantes del pensamiento; son ajustadores del pensamiento. Trabajan con la mente material a fin de construir, mediante ajuste y espiritualización, una nueva mente para vuestra carrera futura en los nuevos mundos y con un nuevo nombre. Su misión está relacionada principalmente con la vida futura, no con esta vida. Se les llama ayudantes celestiales, no ayudantes terrenales. No están interesados en hacer fácil la carrera mortal; se ocupan más bien de hacer vuestra vida razonablemente difícil y dura a fin de estimular y multiplicar vuestras decisiones. La presencia de un gran Ajustador del Pensamiento no proporciona una vida fácil ni os libera de tener que pensar intensamente, pero este don divino os conferirá una sublime paz mental y una magnífica tranquilidad de espíritu.
108:5.6 (1192.1) Vuestras emociones pasajeras y siempre cambiantes de alegría y de tristeza son generalmente reacciones puramente humanas y materiales a vuestro estado psíquico interior y a vuestro entorno material exterior. No contéis pues con el Ajustador para recibir consuelos egoístas y comodidades humanas. La tarea del Ajustador consiste en prepararos para la aventura eterna, asegurar vuestra supervivencia. El Monitor de Misterio no tiene la misión de suavizar vuestros sentimientos agitados o de socorrer vuestro orgullo herido; la preparación de vuestra alma para la larga carrera ascendente es lo que retiene la atención y ocupa el tiempo del Ajustador.
108:5.7 (1192.2) Dudo de ser capaz de explicaros exactamente qué es lo que hacen los Ajustadores en vuestra mente y por vuestra alma. No sé si conozco por completo qué es lo que ocurre realmente en la asociación cósmica entre un Monitor divino y una mente humana. Todo esto es en cierto modo un misterio para nosotros, no en cuanto al plan y la finalidad, sino en cuanto a la manera real de llevarlo a cabo. Ésta es precisamente la razón por la que nos enfrentamos con la dificultad de encontrar un nombre apropiado para estos dones celestiales otorgados a los hombres mortales.
108:5.8 (1192.3) A los Ajustadores del Pensamiento les gustaría cambiar vuestros sentimientos de temor en convicciones de amor y confianza; pero no pueden hacer estas cosas de manera mecánica y arbitraria; esa es tarea vuestra. Cuando efectuáis aquellas decisiones que os liberan de las cadenas del miedo, suministráis literalmente el punto de apoyo psíquico sobre el que el Ajustador podrá aplicar posteriormente la palanca espiritual de una iluminación elevada y progresiva.
108:5.9 (1192.4) Cuando se trata de conflictos agudos y bien definidos entre las tendencias superiores e inferiores de las razas, entre lo que es realmente bueno o malo (y no simplemente entre aquello que podéis llamar bueno y malo), podéis confiar en que el Ajustador participará siempre de alguna manera clara y activa en dichas experiencias. El hecho de que el compañero humano pueda ser inconsciente de esta actividad del Ajustador no disminuye en lo más mínimo su valor y su realidad.
108:5.10 (1192.5) Si tenéis un guardián personal del destino y no lográis sobrevivir, ese ángel guardián deberá ser juzgado con objeto de recibir la justificación de la ejecución fiel de su deber. Pero a los Ajustadores del Pensamiento no se les somete así a una investigación cuando sus sujetos no logran sobrevivir. Todos sabemos que un ángel quizás no puede cumplir con perfección su ministerio, pero los Ajustadores del Pensamiento trabajan a la manera de la perfección del Paraíso; su ministerio está caracterizado por una técnica sin defectos que está más allá de la posibilidad de recibir las críticas de cualquier ser fuera de Divinington. Tenéis unos guías perfectos; por consiguiente, la meta de la perfección es ciertamente alcanzable.
108:6.1 (1192.6) Es en verdad una maravilla de condescendencia divina que los sublimes y perfectos Ajustadores se ofrezcan para existir efectivamente en la mente de las criaturas materiales, tales como los mortales de Urantia, para consumar realmente una unión probatoria con los seres terrestres de origen animal.
108:6.2 (1193.1) Cualquiera que sea el estado anterior de los habitantes de un mundo, después de la donación de un Hijo divino y después de la donación del Espíritu de la Verdad a todos los humanos, los Ajustadores acuden en masa a dicho mundo para residir en la mente de todas las criaturas volitivas normales. Después de finalizar la misión de un Hijo donador Paradisiaco, estos Monitores se convierten verdaderamente en el «reino de los cielos dentro de vosotros». A través de la donación de los dones divinos, el Padre se acerca tanto como le es posible al mal y al pecado, pues es literalmente cierto que el Ajustador ha de coexistir en la mente mortal en medio mismo de la iniquidad humana. Los pensamientos puramente sórdidos y egoístas atormentan particularmente a los Ajustadores interiores; se sienten afligidos por la falta de respeto hacia aquello que es hermoso y divino, y casi frustrados en su trabajo debido a los muchos e insensatos miedos animales y ansiedades infantiles del hombre.
108:6.3 (1193.2) Los Monitores de Misterio son indudablemente el don del Padre Universal, el reflejo de la imagen de Dios en el universo. Un gran educador exhortó en otro tiempo a los hombres a que se renovaran en el espíritu de su mente; a que se convirtieran en hombres nuevos, semejantes a Dios, creados en la rectitud y en la consumación de la verdad. El Ajustador es la marca de la divinidad, la presencia de Dios. La «imagen de Dios» no se refiere al parecido físico ni a las limitaciones circunscritas de los atributos de la criatura material, sino más bien al regalo de la presencia espiritual del Padre Universal en la donación celestial de los Ajustadores del Pensamiento a las humildes criaturas de los universos.
108:6.4 (1193.3) El Ajustador es la fuente, dentro de vosotros, del logro espiritual y la esperanza de adquirir un carácter divino. Es el poder, el privilegio y la posibilidad de la supervivencia, que os distingue por completo y para siempre de las criaturas simplemente animales. Es el estímulo espiritual del pensamiento, verdaderamente interno y superior, en contraste con los estímulos físicos y externos que llegan hasta la mente a través del mecanismo de la energía nerviosa del cuerpo material.
108:6.5 (1193.4) Estos fieles guardianes de la carrera futura hacen infaliblemente una copia de cada creación mental en un duplicado espiritual; así os van recreando de manera lenta y segura tal como sois realmente (sólo en espíritu) para la resurrección en los mundos de supervivencia. Todas estas exquisitas recreaciones espirituales se conservan en la realidad emergente de vuestra alma evolutiva e inmortal, de vuestro yo morontial. Estas realidades están efectivamente ahí, a pesar de que el Ajustador raras veces puede ensalzar lo suficiente estas creaciones duplicadas como para mostrarlas a la luz de la conciencia.
108:6.6 (1193.5) Al igual que vosotros sois los padres humanos, el Ajustador es el padre divino de vuestro verdadero yo, vuestro yo superior y progresivo, vuestro mejor yo morontial y vuestro futuro yo espiritual. Este alma morontial evolutiva es la que disciernen los jueces y los censores cuando decretan vuestra supervivencia y os elevan a los nuevos mundos y a una existencia sin fin en unión eterna con vuestro fiel asociado — Dios, el Ajustador.
108:6.7 (1193.6) Los Ajustadores son los progenitores eternos, los originales divinos, de vuestra alma inmortal en evolución; son el impulso incesante que conduce al hombre a intentar dominar la existencia material actual a la luz de la futura carrera espiritual. Los Monitores son los prisioneros de una esperanza imperecedera, las fuentes de una progresión perpetua. ¡Y cuánto disfrutan comunicándose con sus sujetos a través de unos canales más o menos directos! ¡Cuánto se regocijan cuando pueden prescindir de los símbolos y de otros métodos indirectos, y transmitir sus mensajes directamente al intelecto de sus asociados humanos!
108:6.8 (1194.1) Vosotros, los humanos, habéis empezado el despliegue interminable de un panorama casi infinito, una expansión ilimitada en unas esferas de oportunidades sin fin en constante aumento, donde llevar a cabo un servicio estimulante, aventuras incomparables, incertidumbres sublimes y logros sin límites. Cuando las nubes se acumulan sobre vuestras cabezas, vuestra fe debería aceptar el hecho de la presencia del Ajustador interior, y así deberíais ser capaces de mirar más allá de las brumas de las incertidumbres mortales, hacia el claro resplandor del sol de la rectitud eterna que ilumina las alturas atrayentes de los mundos de las mansiones de Satania.
108:6.9 (1194.2) [Presentado por un Mensajero Solitario de Orvonton.]
El libro de Urantia
Documento 109
109:0.1 (1195.1) LOS Ajustadores del Pensamiento son los hijos de la carrera universal, y en verdad, los Ajustadores vírgenes deben adquirir experiencia mientras las criaturas mortales crecen y se desarrollan. Al igual que la personalidad del niño humano se desarrolla para las luchas de la existencia evolutiva, el Ajustador crece durante los ensayos que efectúa para la próxima etapa de la vida ascendente. Así como el niño adquiere una flexibilidad de adaptación para sus actividades como adulto a través de la vida social y de juego de su primera infancia, el Ajustador interior adquiere destreza para la siguiente etapa de la vida cósmica mediante la planificación y el ensayo preparatorios, con los mortales, de aquellas actividades que están relacionadas con la carrera morontial. La existencia humana constituye un período de prácticas que el Ajustador utiliza eficazmente como preparación para las responsabilidades crecientes y las oportunidades más importantes de una vida futura. Pero los esfuerzos del Ajustador, mientras vive dentro de vosotros, no están muy relacionados con los asuntos de la vida temporal y de la existencia planetaria. Por decirlo así, los Ajustadores del Pensamiento están ensayando hoy las realidades de la carrera universal en la mente evolutiva de los seres humanos.
109:1.1 (1195.2) Debe existir un plan detallado y de gran amplitud para preparar y desarrollar a los Ajustadores vírgenes antes de ser enviados desde Divinington, pero en realidad no sabemos gran cosa sobre este asunto. Existe también indudablemente un amplio sistema para volver a entrenar a los Ajustadores que han tenido la experiencia de residir en un mortal, antes de embarcarse en una nueva misión para asociarse con otro mortal, pero de nuevo no lo sabemos realmente.
109:1.2 (1195.3) Los Ajustadores Personalizados me han indicado que cada vez que un mortal habitado por un Monitor no logra sobrevivir, el Ajustador es sometido a un amplio curso de entrenamiento cuando regresa a Divinington. Esta formación adicional resulta posible debido a la experiencia de haber residido en un ser humano, y siempre se imparte antes de enviar de nuevo al Ajustador a los mundos evolutivos del tiempo.
109:1.3 (1195.4) La experiencia viviente real no tiene ningún sustituto cósmico. La perfección de la divinidad de un Ajustador del Pensamiento recién formado no dota de ninguna manera a ese Monitor de Misterio de la capacidad para llevar a cabo un experto ministerio. La experiencia es inseparable de la existencia viviente; es la única cosa que ninguna cantidad de dotación divina puede dispensaros de la necesidad de conseguir mediante la vida real. Por consiguiente, al igual que todos los seres que viven y ejercen su actividad dentro del ámbito actual del Supremo, los Ajustadores del Pensamiento deben adquirir experiencia; deben evolucionar desde los grupos inferiores e inexpertos hasta los grupos superiores y más experimentados.
109:1.4 (1196.1) Los Ajustadores pasan por una carrera concreta de desarrollo en la mente mortal; alcanzan una realidad de consecución que les pertenece de manera eterna. Adquieren progresivamente su capacidad y su destreza como Ajustadores a consecuencia de cada uno y de todos sus contactos con las razas materiales, independientemente de la supervivencia o no de sus sujetos mortales particulares. También están asociados en términos de igualdad con la mente humana para fomentar la evolución del alma inmortal con capacidad de supervivencia.
109:1.5 (1196.2) El Ajustador alcanza su primer grado de evolución cuando fusiona con el alma sobreviviente de un ser mortal. Así, mientras vosotros evolucionáis por naturaleza hacia dentro y hacia arriba, desde el hombre hasta Dios, los Ajustadores evolucionan por naturaleza hacia fuera y hacia abajo, desde Dios hasta el hombre; y así, el producto final de esta unión de la divinidad y de la humanidad será eternamente el hijo del hombre y el hijo de Dios.
109:2.1 (1196.3) Habéis sido informados sobre la clasificación de los Ajustadores según su experiencia — vírgenes, avanzados y supremos. Deberíais reconocer también cierta clasificación funcional — los Ajustadores autónomos. Un Ajustador autónomo es aquel que:
109:2.2 (1196.4) 1. Ha tenido cierta experiencia necesaria en la vida evolutiva de una criatura volitiva, ya sea como habitante temporal en un tipo de mundo donde los Ajustadores sólo son prestados a los sujetos mortales, o en un planeta donde se fusiona realmente, pero cuyo ser humano no ha logrado sobrevivir. Ese Monitor es un Ajustador avanzado o un Ajustador supremo.
109:2.3 (1196.5) 2. Ha adquirido el equilibrio del poder espiritual en un humano que ha alcanzado el tercer círculo psíquico y al cual se le ha asignado un guardián seráfico personal.
109:2.4 (1196.6) 3. Tiene un sujeto que ha tomado la decisión suprema, que ha contraído un compromiso sincero y solemne con el Ajustador. El Ajustador contempla por adelantado el momento de la fusión real y considera la unión como un hecho.
109:2.5 (1196.7) 4. Tiene un sujeto que ha sido enrolado en uno de los cuerpos de reserva del destino, en un mundo evolutivo de ascensión humana.
109:2.6 (1196.8) 5. En un momento dado, durante el sueño humano, se ha separado temporalmente de la mente del mortal donde estaba encarcelado, para llevar a cabo alguna proeza de conexión, contacto, reinscripción u otro servicio extrahumano relacionado con la administración espiritual del mundo donde está destinado.
109:2.7 (1196.9) 6. Ha servido, durante un período de crisis, en la experiencia de algún ser humano que era el complemento material de una personalidad espiritual encargada de realizar alguna proeza cósmica esencial para la economía espiritual del planeta.
109:2.8 (1196.10) Los Ajustadores autónomos parecen poseer un notable grado de voluntad en todos los asuntos que no conciernen a las personalidades humanas en las que habitan directamente, tal como lo indican sus numerosas proezas tanto dentro como fuera de los sujetos mortales a los que están vinculados. Estos Ajustadores participan en numerosas actividades del planeta, pero actúan con más frecuencia como habitantes desapercibidos de los tabernáculos terrestres que ellos mismos han elegido.
109:2.9 (1196.11) Estos tipos de Ajustadores más elevados y más experimentados pueden comunicarse indudablemente con aquellos que se encuentran en otros mundos. Pero aunque los Ajustadores autónomos se comunican así entre ellos, sólo lo hacen en los niveles de su trabajo mutuo y con la finalidad de conservar los datos entregados a su custodia, esenciales para que los Ajustadores efectúen su ministerio en los mundos donde residen, aunque se sabe que en ciertas ocasiones han actuado en asuntos interplanetarios durante las épocas de crisis.
109:2.10 (1197.1) Los Ajustadores supremos y autónomos pueden dejar el cuerpo humano a voluntad. Estos habitantes no son una parte orgánica o biológica de la vida mortal; están superpuestos divinamente a la vida. Los Ajustadores estaban previstos en los planes originales de vida, pero no son indispensables para la existencia material. Sin embargo, debemos indicar que muy raras veces dejan, ni siquiera temporalmente, sus tabernáculos mortales una vez que han establecido allí su residencia.
109:2.11 (1197.2) Los Ajustadores que actúan de manera superior son aquellos que han ejecutado triunfalmente las tareas que les fueron encomendadas, y sólo esperan la disolución del vehículo de la vida material o el traslado del alma inmortal.
109:3.1 (1197.3) Las características del trabajo detallado de los Monitores de Misterio varían de acuerdo con la naturaleza de su misión, según sean Ajustadores de enlace o Ajustadores de fusión. Algunos Ajustadores son simplemente prestados durante la vida temporal de sus sujetos; otros son otorgados como candidatos a la personalidad, con el permiso de fusionar perpetuamente si sus sujetos sobreviven. Su trabajo comporta también una ligera variación entre los distintos tipos planetarios así como en los diferentes sistemas y universos. Pero su labor es en general extraordinariamente uniforme, más uniforme que los deberes de cualquier otra orden creada de seres celestiales.
109:3.2 (1197.4) En ciertos mundos primitivos (el grupo de la primera serie), el Ajustador reside en la mente de la criatura como entrenamiento experiencial, principalmente para cultivarse y desarrollarse progresivamente. Los Ajustadores vírgenes se envían habitualmente a esos mundos durante los períodos iniciales en que los hombres primitivos llegan al valle de las decisiones, pero cuando relativamente pocos de ellos escogen ascender a las alturas morales que sobrepasan las colinas del dominio de sí mismo y de la adquisición del carácter, para alcanzar los niveles superiores de la espiritualidad emergente. (Sin embargo, muchos humanos que no logran fusionar con su Ajustador sobreviven como ascendentes fusionados con el Espíritu). Los Ajustadores reciben un entrenamiento valioso y adquieren una experiencia maravillosa durante su asociación transitoria con las mentes primitivas, y posteriormente son capaces de utilizar esta experiencia en beneficio de los seres superiores de otros mundos. En todo el extenso universo,nunca se pierde nada que tenga un valor de supervivencia.
109:3.3 (1197.5) En otro tipo de mundos (el grupo de la segunda serie), los Ajustadores son simplemente prestados a los seres mortales. Aquí, los Monitores nunca pueden alcanzar la personalidad por medio de la fusión residiendo así en estos mortales, pero sí proporcionan una gran ayuda a sus sujetos humanos durante la vida mortal, mucho más de la que son capaces de dar a los mortales de Urantia. Los Ajustadores son prestados aquí a las criaturas mortales durante una sola vida como modelos para sus logros espirituales superiores, unos ayudantes temporales en la tarea fascinante de perfeccionar un carácter de supervivencia. Los Ajustadores no regresan después de la muerte natural; estos mortales sobrevivientes alcanzan la vida eterna mediante la fusión con el Espíritu.
109:3.4 (1197.6) En los mundos tales como Urantia (el grupo de la tercera serie), existen unos verdaderos esponsales con los dones divinos, un compromiso para la vida y la muerte. Si sobrevivís, se producirá una unión eterna, una fusión perpetua, la transformación del hombre y del Ajustador en un solo ser.
109:3.5 (1197.7) En los mortales tricerebrales de esta serie de mundos, los Ajustadores son capaces de establecer un contacto mucho más real con sus sujetos durante la vida temporal que en los tipos con uno o dos cerebros. Pero después de la muerte, el tipo tricerebral continúa su carrera exactamente igual que el tipo con un cerebro y los pueblos con dos cerebros — las razas de Urantia.
109:3.6 (1198.1) En los mundos donde los humanos tienen dos cerebros, y después de la estancia de un Hijo donador Paradisiaco, los Ajustadores vírgenes son asignados raramente a las personas que tienen una capacidad indiscutible para sobrevivir. Creemos que en esos mundos, prácticamente todos los Ajustadores que residen en los hombres y las mujeres inteligentes con capacidad de supervivencia pertenecen al tipo avanzado o al tipo supremo.
109:3.7 (1198.2) En muchas razas evolutivas primitivas de Urantia había tres grupos de seres. Existían aquellos que estaban tan animalizados que carecían por completo de la capacidad de recibir un Ajustador. Estaban aquellos que mostraban una capacidad indudable para recibir a los Ajustadores, y los recibían de inmediato en cuanto alcanzaban la edad de la responsabilidad moral. Había una tercera clase que ocupaba una posición fronteriza; tenían capacidad para recibir un Ajustador, pero los Monitores sólo podían residir en sus mentes a petición personal de cada individuo.
109:3.8 (1198.3) Muchos Ajustadores vírgenes han adquirido una valiosa experiencia preliminar poniéndose en contacto con la mente evolutiva de unos seres prácticamente incapacitados para sobrevivir debido a las taras hereditarias de unos antepasados incapaces e inferiores; estos Ajustadores se han vuelto así más competentes para ser asignados posteriormente a unas mentes de tipo superior en algún otro mundo.
109:4.1 (1198.4) Los Ajustadores interiores facilitan enormemente las formas superiores de intercomunicación inteligente entre los seres humanos. Los animales tienen sentimientos de compañerismo, pero no se comunican conceptos entre sí; pueden expresar emociones, pero no ideas ni ideales. Los hombres de origen animal tampoco experimentan un intercambio intelectual de tipo superior ni una comunión espiritual con sus semejantes hasta que no se les conceden los Ajustadores del Pensamiento; sin embargo, cuando estas criaturas evolutivas desarrollan el habla, están en buen camino para recibir los Ajustadores.
109:4.2 (1198.5) Los animales se comunican entre sí de manera rudimentaria, pero hay poca o ninguna personalidad en estos contactos primitivos. Los Ajustadores no son la personalidad; son seres prepersonales. Pero proceden de la fuente de la personalidad, y su presencia aumenta las manifestaciones cualitativas de la personalidad humana; esto es especialmente cierto si el Ajustador ha tenido una experiencia previa.
109:4.3 (1198.6) El tipo de Ajustador tiene mucho que ver con el potencial de expresión de la personalidad humana. A lo largo de todas las épocas, muchos grandes dirigentes intelectuales y espirituales de Urantia han ejercido su influencia principalmente debido a la superioridad y a la experiencia previa de sus Ajustadores interiores.
109:4.4 (1198.7) Los Ajustadores interiores han cooperado en gran medida con otras influencias espirituales para transformar y humanizar a los descendientes de los hombres primitivos de los tiempos antiguos. Si los Ajustadores que residen en la mente de los habitantes de Urantia fueran retirados, el mundo volvería lentamente a muchos actos y prácticas de los hombres de las épocas primitivas; los Monitores divinos son uno de los verdaderos potenciales de la civilización progresiva.
109:4.5 (1198.8) He observado a un Ajustador del Pensamiento que reside en una mente de Urantia que, según los archivos de Uversa, ha habitado anteriormente en quince mentes de Orvonton. No sabemos si este Monitor ha tenido experiencias similares en otros superuniversos, pero lo supongo. Se trata de un Ajustador maravilloso y es una de las fuerzas más útiles y poderosas que se encuentran en Urantia durante la época actual. Aquello que otros han perdido por haberse negado a sobrevivir, este ser humano (y todo vuestro mundo) lo gana ahora. A aquel que no posee cualidades de supervivencia se le quitará incluso el Ajustador experimentado que posee ahora, mientras que a aquel que tiene posibilidades de supervivencia se le dará incluso el Ajustador con experiencia previa de un desertor indolente.
109:4.6 (1199.1) En cierto sentido, los Ajustadores pueden fomentar cierto grado de fecundación cruzada a nivel planetario en los ámbitos de la verdad, la belleza y la bondad. Pero en pocas ocasiones se les concede la experiencia de residir dos veces en el mismo planeta; ningún Ajustador que sirve actualmente en Urantia ha estado previamente en este mundo. Sé de lo que hablo, pues tenemos sus números y sus datos en los archivos de Uversa.
109:5.1 (1199.2) A menudo, los Ajustadores supremos y autónomos son capaces de aportar factores de importancia espiritual a la mente humana cuando éstos fluyen libremente en los canales liberados, pero controlados, de la imaginación creativa. En esos momentos, y a veces durante el sueño, el Ajustador puede detener las corrientes mentales, frenar el flujo, y luego desviar la procesión de las ideas; todo esto está destinado a efectuar profundas transformaciones espirituales en las partes recónditas superiores de la superconciencia. Las fuerzas y las energías de la mente están así más plenamente ajustadas a la clave de los tonos de contacto del nivel espiritual del presente y del futuro.
109:5.2 (1199.3) A veces es posible que se ilumine la mente, que se escuche la voz divina que habla continuamente dentro de vosotros, de manera que podéis volveros parcialmente conscientes de la sabiduría, la verdad, la bondad y la belleza de la personalidad potencial que reside constantemente dentro de vosotros.
109:5.3 (1199.4) Pero vuestras actitudes mentales inestables y rápidamente cambiantes conducen con frecuencia a desbaratar los planes y a interrumpir el trabajo de los Ajustadores. La naturaleza innata de las razas mortales no sólo interfiere su tarea, sino que vuestras propias opiniones preconcebidas, ideas fijas y prejuicios de muchos años retrasan también enormemente este ministerio. Debido a estos obstáculos, muchas veces sus creaciones inacabadas son las únicas que emergen a la conciencia, y la confusión de los conceptos es inevitable. Por consiguiente, al examinar a fondo las situaciones mentales, la seguridad sólo reside en el rápido reconocimiento de cada pensamiento y de cada experiencia justo por lo que real y fundamentalmente es, despreocupándose por completo de lo que podría haber sido.
109:5.4 (1199.5) El gran problema de la vida consiste en ajustar las tendencias ancestrales de la vida a las exigencias de los impulsos espirituales iniciados por la presencia divina del Monitor de Misterio. Aunque en las carreras del universo y del superuniverso ningún hombre puede servir a dos señores a la vez, en la vida que ahora vivís en Urantia cada hombre debe servir forzosamente a dos señores. Debe volverse experto en el arte de practicar un compromiso humano continuo y temporal, concediendo al mismo tiempo su lealtad espiritual a un solo señor; esta es la razón por la que tantas personas titubean y fracasan, se cansan y sucumben ante la tensión de la lucha evolutiva.
109:5.5 (1199.6) Aunque el legado hereditario de la dotación cerebral y el del supercontrol electroquímico actúan para delimitar la esfera de actividad eficaz del Ajustador, ninguna desventaja hereditaria impide nunca (en las mentes normales) el logro espiritual final. La herencia puede interferir en la velocidad de conquista de la personalidad, pero no impide la consumación final de la aventura ascendente. Si queréis cooperar con vuestro Ajustador, el don divino hará que tarde o temprano se desarrolle el alma morontial inmortal y, después de fusionar con ella, presentará a la nueva criatura ante el Hijo Maestro soberano del universo local y, a fin de cuentas, ante el Padre de los Ajustadores en el Paraíso.
109:6.1 (1200.1) Los Ajustadores no fallan nunca; nunca se pierde nada que sea digno de sobrevivir; todo valor significativo de toda criatura volitiva sobrevivirá con toda seguridad, sin tener en cuenta la supervivencia o no de la personalidad que ha descubierto o evaluado dicho significado. Así pues, una criatura mortal puede rechazar la supervivencia; sin embargo, la experiencia de su vida no se pierde; el Ajustador eterno se lleva las características valiosas de esa vida aparentemente fracasada a algún otro mundo, y esos significados y valores sobrevivientes los confiere allí a un tipo más elevado de mente mortal, a una mente con capacidad para sobrevivir. Ninguna experiencia valiosa sucede nunca en vano; ningún significado verdadero o ningún valor real perece jamás.
109:6.2 (1200.2) En lo que se refiere a los candidatos a la fusión, si un Monitor de Misterio es abandonado por su asociado mortal, si el compañero humano se niega a continuar la carrera ascendente, cuando el Ajustador es liberado debido a la muerte natural (o antes de ella), se lleva todo lo que posee un valor de supervivencia que haya evolucionado en la mente de esa criatura no sobreviviente. Si un Ajustador no logra conseguir repetidas veces la personalidad por medio de la fusión a causa de la no supervivencia de sus sujetos humanos sucesivos, y si ese Monitor fuera personalizado posteriormente, toda la experiencia adquirida por haber habitado y dominado todas estas mentes mortales pasaría a ser la posesión real de ese Ajustador recién Personalizado, una dotación que disfrutará y podrá utilizar en todas las épocas futuras. Un Ajustador Personalizado de esta orden es un conjunto compuesto de todas las características supervivientes de todas las criaturas anteriores que fueron anfitrionas suyas.
109:6.3 (1200.3) Cuando los Ajustadores con una larga experiencia universal se ofrecen como voluntarios para habitar en los Hijos divinos en misión de donación, saben muy bien que nunca podrán conseguir la personalidad a través de este servicio. Pero el Padre de los espíritus concede a menudo la personalidad a estos voluntarios y los establece como directores de su misma especie. Éstas son las personalidades honradas con autoridad en Divinington. Sus naturalezas singulares incorporan la humanidad variopinta de sus múltiples experiencias como residentes en los mortales, y también la transcripción espiritual de la divinidad humana del Hijo donador Paradisiaco en el que han residido como experiencia final.
109:6.4 (1200.4) Las actividades de los Ajustadores en vuestro universo local están dirigidas por el Ajustador Personalizado de Miguel de Nebadon, el mismo Monitor que lo guió paso a paso cuando vivió su vida humana en la carne de Josué ben José. Este Ajustador extraordinario fue fiel a su deber, este valiente Monitor dirigió sabiamente la naturaleza humana del Hijo Paradisiaco, guiando constantemente su mente mortal para que eligiera el camino de la voluntad perfecta del Padre. Este Ajustador había servido anteriormente en Maquiventa Melquisedek en los tiempos de Abraham, y había llevado a cabo proezas extraordinarias tanto antes de esta estancia como entre estas experiencias de donación.
109:6.5 (1200.5) Este Ajustador triunfó realmente en la mente humana de Jesús — en aquella mente que, en cada una de las situaciones recurrentes de la vida, mantuvo una dedicación consagrada a la voluntad del Padre, diciendo: «Que no se haga mi voluntad, sino la tuya.» Esta consagración decisiva constituye el verdadero pasaporte que conduce desde las limitaciones de la naturaleza humana hasta la finalidad donde se alcanza la divinidad.
109:6.6 (1200.6) Este mismo Ajustador refleja ahora, en la naturaleza inescrutable de su poderosa personalidad, la humanidad anterior al bautismo de Josué ben José, la transcripción eterna y viviente de los valores eternos y vivientes que el más grande de todos los urantianos hizo surgir de las humildes circunstancias de una vida corriente, tal como fue vivida hasta el agotamiento total de los valores espirituales alcanzables en la experiencia de un mortal.
109:6.7 (1201.1) Todo aquello que tiene un valor permanente y que ha sido confiado a un Ajustador tiene asegurada la supervivencia eterna. En ciertos casos, el Monitor conserva estas posesiones para regalarlas en el futuro a la mente mortal donde residirá; en otros casos, y después de ser personalizadas, estas realidades sobrevivientes y conservadas las guardan en depósito para utilizarlas en el futuro al servicio de los Arquitectos del Universo Maestro.
109:7.1 (1201.2) No podemos afirmar si los fragmentos no Ajustadores del Padre son personalizables o no, pero se os ha informado que la personalidad es la donación soberana del libre albedrío del Padre Universal. Por lo que sabemos, los fragmentos del Padre del tipo Ajustador sólo consiguen la personalidad adquiriendo los atributos personales a través de un ministerio de servicio hacia un ser personal. Estos Ajustadores Personalizados tienen su hogar en Divinington, donde enseñan y dirigen a sus asociados prepersonales.
109:7.2 (1201.3) Los Ajustadores del Pensamiento Personalizados, libres de trabas y de destino, son los estabilizadores y compensadores soberanos del inmenso universo de universos. Combinan la experiencia del Creador y de las criaturas — lo existencial y lo experiencial. Son seres conjuntos del tiempo y de la eternidad. Asocian lo prepersonal y lo personal en la administración del universo.
109:7.3 (1201.4) Los Ajustadores Personalizados son los poderosos ejecutivos infinitamente sabios de los Arquitectos del Universo Maestro. Son los agentes personales del ministerio completo del Padre Universal — personal, prepersonal y superpersonal. Son los ministros personales de lo extraordinario, lo inhabitual y lo inesperado en todos los ámbitos de las esferas trascendentales absonitas de los dominios de Dios Último, e incluso en los niveles de Dios Absoluto.
109:7.4 (1201.5) Son los únicos seres de los universos que contienen dentro de sí mismos todas las relaciones conocidas de la personalidad; son omnipersonales — son anteriores a la personalidad, son la personalidad y son posteriores a la personalidad. Al igual que en el pasado eterno, ministran la personalidad del Padre Universal en el presente eterno y en el futuro eterno.
109:7.5 (1201.6) El Padre concedió al Hijo Eterno una personalidad existencial de un orden infinito y absoluto, pero escogió reservarse para su propio ministerio la personalidad experiencial del tipo de los Ajustadores Personalizados, la cual la otorga a los Ajustadores existenciales prepersonales; las dos están así destinadas a la futura superpersonalidad eterna del ministerio trascendental en los reinos absonitos del Último, del Supremo-Último, e incluso hasta los niveles del Último-Absoluto.
109:7.6 (1201.7) En general, a los Ajustadores Personalizados raras veces se les ve en los universos. De vez en cuando consultan con los Ancianos de los Días, y los Ajustadores Personalizados de los Hijos Creadores séptuples vienen a veces a los mundos centrales de las constelaciones para conferenciar con los gobernantes Vorondadeks.
109:7.7 (1201.8) Cuando el observador Vorondadek planetario de Urantia — el Altísimo custodio que no hace mucho tiempo asumió urgentemente la regencia de vuestro mundo — afirmó su autoridad en presencia del gobernador general residente, empezó su administración urgente de Urantia con todo el personal de su propia elección. A todos sus asociados y asistentes les asignó inmediatamente sus deberes planetarios. Pero no eligió a los tres Ajustadores Personalizados que aparecieron ante él en el momento de asumir la regencia. Ni siquiera sabía que aparecerían de esta manera, pues no habían manifestado su presencia divina durante la época de una regencia anterior. El Altísimo regente no asignó ningún servicio ni encargó ningún deber a estos Ajustadores Personalizados voluntarios. Sin embargo, estos tres seres omnipersonales figuraban entre los más activos de las numerosas órdenes de seres celestiales que por entonces servían en Urantia.
109:7.8 (1202.1) Los Ajustadores Personalizados realizan una amplia gama de servicios para numerosas órdenes de personalidades del universo, pero no nos está permitido hablar de estos ministerios a las criaturas evolutivas habitadas por un Ajustador. Estas extraordinarias divinidades humanas se encuentran entre las personalidades más notables de todo el gran universo, y nadie se atreve a predecir cuáles podrán ser sus misiones futuras.
109:7.9 (1202.2) [Presentado por un Mensajero Solitario de Orvonton.]
El libro de Urantia
Documento 110
110:0.1 (1203.1) DOTAR de libertad a unos seres imperfectos implica tragedias inevitables, y es propio de la perfecta Deidad ancestral compartir de forma universal y afectuosa esos sufrimientos en amoroso compañerismo.
110:0.2 (1203.2) En la medida en que estoy familiarizado con los asuntos de un universo, el amor y la devoción de un Ajustador del Pensamiento los considero como el afecto más verdaderamente divino de toda la creación. El amor que manifiestan los Hijos en su ministerio hacia las razas es magnífico, pero la devoción de un Ajustador hacia el individuo es conmovedoramente sublime, divinamente semejante a la del Padre. El Padre Paradisiaco se ha reservado aparentemente esta forma de contacto personal con sus criaturas individuales como una prerrogativa exclusiva de Creador. En todo el universo de universos no hay nada exactamente comparable al maravilloso ministerio de estas entidades impersonales que residen de una manera tan fascinante en los hijos de los planetas evolutivos.
110:1.1 (1203.3) No se debe pensar que los Ajustadores viven en el cerebro material de los seres humanos. No son una parte orgánica de las criaturas físicas de los mundos. Se puede concebir de manera más apropiada que el Ajustador del Pensamiento reside en la mente mortal del hombre, en lugar de existir dentro de los confines de un órgano físico determinado. El Ajustador se comunica constantemente, de forma indirecta y sin ser reconocido, con el sujeto humano, especialmente durante las experiencias sublimes en las que la mente se pone en contacto de adoración con el espíritu en la superconciencia.
110:1.2 (1203.4) Desearía que me fuera posible ayudar a los mortales evolutivos a conseguir comprender mejor y a alcanzar una apreciación más completa del trabajo desinteresado y magnífico de los Ajustadores que viven dentro de ellos, y que son tan devotamente fieles a la tarea de fomentar el bienestar espiritual del hombre. Estos Monitores aportan su ministerio eficaz a las fases superiores de la mente de los hombres; manipulan con sabiduría y experiencia el potencial espiritual del intelecto humano. Estos ayudantes celestiales están dedicados a la prodigiosa tarea de guiaros con seguridad hacia dentro y hacia arriba hasta el refugio celestial de la felicidad. Estos trabajadores incansables están consagrados a la personificación futura del triunfo de la verdad divina en vuestra vida eterna. Son los obreros vigilantes que pilotan la mente humana consciente de Dios, alejándola de los escollos del mal mientras guían hábilmente el alma evolutiva del hombre hacia los puertos divinos de la perfección en las costas eternas y lejanas. Los Ajustadores son unos conductores amorosos, vuestros guías seguros y dignos de confianza a través de los laberintos oscuros e inciertos de vuestra breve carrera terrestre; son los pacientes educadores que impulsan constantemente a sus sujetos a avanzar por los caminos de la perfección progresiva. Son los guardianes cuidadosos de los valores sublimes del carácter de las criaturas. Desearía que pudierais amarlos más, cooperar más ampliamente con ellos y quererlos con más afecto.
110:1.3 (1204.1) Aunque los habitantes divinos se preocupan principalmente de vuestra preparación espiritual para la próxima etapa de la existencia sin fin, también se interesan profundamente por vuestro bienestar temporal y por vuestros logros reales en la Tierra. Les encanta contribuir a vuestra salud, felicidad y verdadera prosperidad. No son indiferentes a vuestro éxito en todos los asuntos relacionados con vuestro avance planetario que no sean contrarios a vuestra vida futura de progreso eterno.
110:1.4 (1204.2) A los Ajustadores les interesan y les preocupan vuestras actividades diarias y los múltiples detalles de vuestra vida en la medida exacta en que éstos influyen en la determinación de vuestras elecciones temporales significativas y de vuestras decisiones espirituales vitales y que son, en consecuencia, unos factores en la solución del problema de la supervivencia y del progreso eterno de vuestra alma. Aunque el Ajustador es pasivo en lo que se refiere a vuestro bienestar puramente temporal, es divinamente activo en todos los asuntos relacionados con vuestro futuro eterno.
110:1.5 (1204.3) El Ajustador permanece con vosotros en todos los desastres y durante todas las enfermedades que no destruyen por completo las funciones mentales. Pero cuán cruel es manchar a sabiendas o contaminar deliberadamente de otras maneras el cuerpo físico que debe servir de tabernáculo terrestre a este don maravilloso de Dios. Todos los venenos físicos retrasan considerablemente los esfuerzos del Ajustador por elevar la mente material, mientras que los venenos mentales del miedo, la cólera, la envidia, los celos, la desconfianza y la intolerancia obstaculizan también enormemente el progreso espiritual del alma evolutiva.
110:1.6 (1204.4) Actualmente estáis atravesando el período en que vuestro Ajustador os corteja; y si os limitáis a mostraros fieles a la confianza depositada en vosotros por el espíritu divino que busca vuestra mente y vuestra alma para una unión eterna, finalmente se producirá esa unidad morontial, esa armonía celestial, esa coordinación cósmica, esa sintonización divina, esa fusión celestial, esa mezcla interminable de identidad, esa unidad de existencia que será tan perfecta y final, que ni siquiera las personalidades más experimentadas podrán nunca separar o reconocer a los dos asociados fusionados — el hombre mortal y el Ajustador divino — como identidades separadas.
110:2.1 (1204.5) Cuando los Ajustadores del Pensamiento habitan en la mente humana, traen consigo las carreras modelo, las vidas ideales que han sido determinadas y preordenadas por ellos mismos y por los Ajustadores Personalizados de Divinington, y certificadas por el Ajustador Personalizado de Urantia. Empiezan pues a trabajar con un plan definido y predeterminado para el desarrollo intelectual y espiritual de sus sujetos humanos, pero ningún ser humano está obligado a aceptar este plan. Todos sois sujetos predestinados, pero no está ordenado de antemano que tengáis que aceptar esta predestinación divina; tenéis plena libertad para rechazar cualquier parte o todo el programa de los Ajustadores del Pensamiento. Su misión es efectuar los cambios mentales y los ajustes espirituales que autoricéis de manera voluntaria e inteligente, a fin de conseguir más influencia sobre la orientación de vuestra personalidad; pero estos Monitores divinos no se aprovechan de vosotros en ninguna circunstancia ni influyen arbitrariamente de ninguna manera en vuestras elecciones y decisiones. Los Ajustadores respetan la soberanía de vuestra personalidad; siempre están subordinados a vuestra voluntad.
110:2.2 (1204.6) Son perseverantes, ingeniosos y perfectos en sus métodos de trabajo, pero no violentan nunca la individualidad volitiva de sus anfitriones. Ningún ser humano será nunca espiritualizado en contra de su voluntad por un Monitor divino; la supervivencia es un don de los Dioses que ha de ser deseado por las criaturas del tiempo. A fin de cuentas, cualquier cosa que el Ajustador haya logrado hacer por vosotros, los archivos mostrarán que esa transformación ha sido realizada con vuestro consentimiento cooperativo; habréis sido un asociado voluntario del Ajustador para alcanzar cada etapa de la enorme transformación de la carrera ascendente.
110:2.3 (1205.1) El Ajustador no trata de controlar vuestro pensamiento como tal, sino más bien de espiritualizarlo, de eternizarlo. Ni los ángeles ni los Ajustadores se dedican directamente a influir sobre el pensamiento humano; ésta es una prerrogativa exclusiva de vuestra personalidad. Los Ajustadores se dedican a mejorar, modificar, ajustar y coordinar vuestros procesos mentales; pero se consagran más especial y específicamente a la tarea de construir las contrapartidas espirituales de vuestra carrera, las transcripciones morontiales de vuestro verdadero yo en progreso, a fin de hacerlo sobrevivir.
110:2.4 (1205.2) Los Ajustadores trabajan en las esferas de los niveles superiores de la mente humana, tratando sin cesar de producir los duplicados morontiales de cada concepto del intelecto mortal. Existen pues dos realidades que inciden y están centradas en los circuitos de la mente humana: una es un yo mortal surgido por evolución de los planes originales de los Portadores de Vida, y la otra es una entidad inmortal procedente de las altas esferas de Divinington, un don interior de Dios. Pero el yo mortal es también un yo personal; tiene una personalidad.
110:2.5 (1205.3) Vosotros, como criaturas personales, tenéis una mente y una voluntad. El Ajustador, como criatura prepersonal, tiene una premente y una prevoluntad. Si os ajustáis tan plenamente con la mente del Ajustador como para ver con los mismos ojos, entonces vuestras mentes se volverán una sola, y recibiréis el refuerzo de la mente del Ajustador. Posteriormente, si vuestra voluntad ordena e impone la ejecución de las decisiones de esta mente nueva o combinada, la voluntad prepersonal del Ajustador conseguirá expresarse como personalidad a través de vuestra decisión, y en la medida en que afecta a este proyecto particular, vosotros y el Ajustador seréis una sola cosa. Vuestra mente habrá alcanzado la sintonización con la divinidad, y la voluntad del Ajustador habrá logrado expresarse como personalidad.
110:2.6 (1205.4) En la medida en que se realiza esta identidad, os acercáis mentalmente al tipo de existencia morontial. El término mente morontial significa la sustancia y la suma total de unas mentes de naturaleza diversamente material y espiritual en cooperación. El intelecto morontial implica por lo tanto, en el universo local, una mente doble dominada por una sola voluntad. Para los mortales se trata de una voluntad de origen humano que se vuelve divina a medida que el hombre identifica su mente humana con la dotación mental de Dios.
110:3.1 (1205.5) Los Ajustadores juegan el juego magnífico y sagrado de todos los tiempos; están metidos en una de las aventuras supremas del tiempo en el espacio. Y qué felices se sienten cuando vuestra cooperación les permite prestaros ayuda en vuestras breves luchas temporales, mientras continúan llevando a cabo sus tareas eternas más amplias. Pero cuando vuestro Ajustador intenta comunicarse con vosotros, su mensaje se pierde generalmente en las corrientes materiales de los flujos de energía de la mente humana; sólo de vez en cuando captáis un eco, un eco débil y distante, de la voz divina.
110:3.2 (1205.6) El éxito de vuestro Ajustador en la empresa de guiaros a través de la vida mortal y de conseguir vuestra supervivencia no depende tanto de las teorías de vuestras creencias como de vuestras decisiones, determinaciones, y de vuestra fe inquebrantable. Todos estos movimientos del crecimiento de la personalidad se convierten en unas poderosas influencias que contribuyen a vuestro progreso porque os ayudan a cooperar con el Ajustador; os ayudan a dejar de oponerle resistencia. Los Ajustadores del Pensamiento tienen éxito o fracasan en apariencia en sus empresas terrestres en la medida exacta en que los mortales logran o no logran cooperar con el programa destinado a hacerlos avanzar a lo largo del camino ascendente que lleva a alcanzar la perfección. El secreto de la supervivencia está envuelto en el supremo deseo humano de ser semejante a Dios, y en la buena voluntad asociada de hacer y de ser todas las cosas que son esenciales para alcanzar finalmente ese deseo dominante.
110:3.3 (1206.1) Cuando hablamos del éxito o del fracaso de un Ajustador, hablamos desde el punto de vista de la supervivencia humana. Los Ajustadores no fracasan nunca; son de esencia divina y siempre salen triunfantes de cada una de sus empresas.
110:3.4 (1206.2) No puedo sino observar que muchos de vosotros empleáis mucho tiempo y esfuerzos mentales en las cosas insignificantes de la vida, mientras que pasáis por alto casi por completo las realidades más esenciales de importancia eterna, aquellos logros que están precisamente relacionados con el desarrollo de un acuerdo de trabajo más armonioso entre vosotros y vuestro Ajustador. La gran meta de la existencia humana consiste en sintonizarse con la divinidad del Ajustador interior; el gran logro de la vida mortal consiste en alcanzar una verdadera consagración comprensiva a los objetivos eternos del espíritu divino que espera y trabaja dentro de vuestra mente. Pero un esfuerzo ferviente y determinado por hacer realidad el destino eterno es enteramente compatible con una vida despreocupada y alegre, y con una carrera lograda y honorable en la Tierra. La cooperación con el Ajustador del Pensamiento no implica que haya que torturarse, fingir piedad o autodegradarse de manera hipócrita y ostentosa; la vida ideal consiste en servir con amor, en lugar de llevar una existencia de aprensión temerosa.
110:3.5 (1206.3) La confusión, el sentirse desconcertado e incluso a veces desalentado y perturbado, no significa necesariamente resistencia a las directrices del Ajustador interior. Estas actitudes implican a veces una falta de cooperación activa con el Monitor divino y, por lo tanto, pueden retrasar un poco el progreso espiritual, pero estas dificultades emotivas intelectuales no obstaculizan en lo más mínimo la supervivencia segura del alma que conoce a Dios. La ignorancia por sí sola nunca puede impedir la supervivencia, así como tampoco las dudas confusas o la incertidumbre temerosa. Sólo la resistencia consciente a la guía del Ajustador puede impedir la supervivencia del alma inmortal en evolución.
110:3.6 (1206.4) No debéis considerar que la cooperación con vuestro Ajustador es un proceso particularmente consciente, porque no lo es; pero vuestros móviles y decisiones, vuestras fieles determinaciones y vuestros deseos supremos constituyen de hecho una cooperación real y eficaz. Podéis acrecentar conscientemente la armonía con el Ajustador:
110:3.7 (1206.5) 1. Escogiendo responder a la guía divina; basando sinceramente vuestra vida humana en vuestra conciencia más elevada sobre la verdad, la belleza y la bondad, y luego coordinar estas cualidades de la divinidad mediante la sabiduría, la adoración, la fe y el amor.
110:3.8 (1206.6) 2. Amando a Dios y deseando pareceros a él — el auténtico reconocimiento de la paternidad divina y la adoración amorosa del Padre celestial.
110:3.9 (1206.7) 3. Amando a los hombres y deseando sinceramente servirles — el reconocimiento sincero de la fraternidad de los hombres, unido a un afecto inteligente y sabio por cada uno de vuestros semejantes mortales.
110:3.10 (1206.8) 4. Aceptando alegremente la ciudadanía cósmica — el reconocimiento honrado de vuestras obligaciones progresivas hacia el Ser Supremo, la conciencia de la interdependencia del hombre evolutivo y de la Deidad en evolución. Es el nacimiento de la moralidad cósmica y la comprensión naciente del deber universal.
110:4.1 (1207.1) Los Ajustadores son capaces de recibir la corriente continua de inteligencia cósmica que llega por los principales circuitos del tiempo y del espacio; están plenamente en contacto con la inteligencia y la energía espirituales de los universos. Pero estos poderosos habitantes interiores son incapaces de transmitir una gran parte de esta riqueza de sabiduría y de verdad a la mente de sus sujetos mortales, debido a la falta de naturaleza común y a la ausencia de reconocimiento sensible.
110:4.2 (1207.2) El Ajustador del Pensamiento está ocupado en un esfuerzo constante por espiritualizar vuestra mente de tal manera que pueda hacer evolucionar vuestra alma morontial; pero vosotros mismos sois generalmente inconscientes de este ministerio interior. Sois totalmente incapaces de distinguir entre el producto de vuestro propio intelecto material y el de las actividades conjuntas de vuestra alma y el Ajustador.
110:4.3 (1207.3) Algunas presentaciones súbitas de pensamientos, conclusiones y otras imágenes mentales son a veces la obra directa o indirecta del Ajustador; pero se trata, mucho más a menudo, de la aparición repentina en la conciencia de unas ideas que se han agrupado por sí solas en los niveles mentales subconscientes, los sucesos naturales y cotidianos de la función psíquica normal y ordinaria inherente a los circuitos de la mente animal en evolución. (A diferencia de estas emanaciones subconscientes, las revelaciones del Ajustador aparecen a través del ámbito de la superconciencia.)
110:4.4 (1207.4) Confiad a la custodia de los Ajustadores todos los asuntos mentales que sobrepasan el nivel adormecido de la conciencia de sí. A su debido tiempo os darán buena cuenta de su gestión, si no en este mundo pues entonces en los mundos de las mansiones, y harán aparecer finalmente aquellos significados y valores que fueron confiados a su cargo y cuidado. Si sobrevivís, resucitarán cada tesoro valioso de vuestra mente mortal.
110:4.5 (1207.5) Existe un inmenso abismo entre lo humano y lo divino, entre el hombre y Dios. Las razas de Urantia están tan ampliamente controladas eléctrica y químicamente, su comportamiento común se parece tanto al de los animales, sus reacciones habituales son tan emotivas, que a los Monitores les resulta extremadamente difícil guiarlas y dirigirlas. Estáis tan desprovistos de decisiones valientes y de una cooperación consagrada, que a vuestros Ajustadores interiores les resulta casi imposible comunicarse directamente con la mente humana. Incluso cuando les es posible transmitir un destello de verdad nueva al alma mortal evolutiva, a menudo esta revelación espiritual ciega tanto a la criatura que provoca una conmoción de fanatismo o desencadena algún otro trastorno intelectual que resulta desastroso. Muchas religiones nuevas y extraños «ismos» han nacido como consecuencia de las comunicaciones abortadas, imperfectas, mal comprendidas y confusas de los Ajustadores del Pensamiento.
110:4.6 (1207.6) Durante muchos miles de años, y así lo muestran los archivos de Jerusem, en cada generación han vivido cada vez menos seres que podían trabajar sin peligro con los Ajustadores autónomos. Esto es un cuadro alarmante, y las personalidades supervisoras de Satania consideran favorablemente las propuestas de algunos de vuestros supervisores planetarios más inmediatos que recomiendan la introducción de medidas destinadas a fomentar y conservar los tipos espirituales más elevados de las razas de Urantia.
110:5.1 (1207.7) No confundáis ni mezcléis la misión y la influencia del Ajustador con lo que se llama habitualmente la conciencia moral; no están directamente relacionadas. La conciencia moral es una reacción humana y puramente psíquica. No hay que menospreciarla, pero difícilmente es la voz de Dios para el alma, como lo sería en verdad la voz del Ajustador si pudiera ser escuchada. La conciencia moral os exhorta, con razón, a obrar bien; pero el Ajustador se esfuerza además por deciros cuál es realmente el bien; es decir, en el momento y la medida en que sois capaces de percibir la guía del Monitor.
110:5.2 (1208.1) Las experiencias oníricas del hombre, ese desfile desordenado y desconectado de la mente dormida no coordinada, ofrecen una prueba adecuada del fracaso de los Ajustadores en armonizar y asociar los factores divergentes de la mente del hombre. Los Ajustadores simplemente no pueden, en una sola vida, coordinar y sincronizar arbitrariamente dos tipos de pensamiento tan distintos y diferentes como el humano y el divino. Cuando lo hacen, como a veces lo han hecho, dichas almas son transferidas directamente a los mundos de las mansiones sin necesidad de pasar por la experiencia de la muerte.
110:5.3 (1208.2) Durante los períodos del sueño, el Ajustador sólo trata de llevar a cabo aquello que la voluntad de la personalidad habitada ha aprobado previamente por completo mediante las decisiones y las elecciones efectuadas durante los momentos en que la conciencia estaba plenamente despierta, unas decisiones y elecciones que se han alojado por ello en las zonas supermentales, el campo de conexión de las relaciones recíprocas entre lo humano y lo divino.
110:5.4 (1208.3) Mientras sus anfitriones mortales duermen, los Ajustadores tratan de registrar sus creaciones en los niveles superiores de la mente material, y algunos de vuestros sueños grotescos indican que los Ajustadores no han logrado establecer un contacto eficaz. Los absurdos de la vida onírica no demuestran solamente la presión de las emociones no expresadas, sino que también atestiguan que las representaciones de los conceptos espirituales presentados por los Ajustadores son horriblemente deformadas. Vuestras propias pasiones, impulsos y otras tendencias innatas se trasladan a la imagen mental, y sus deseos inexpresados sustituyen a los mensajes divinos que los habitantes interiores se esfuerzan por introducir en los registros psíquicos durante el sueño inconsciente.
110:5.5 (1208.4) Es extremadamente peligroso hacer suposiciones sobre lo que, en la vida onírica, procede de los Ajustadores. Los Ajustadores trabajan de hecho durante el sueño, pero vuestras experiencias oníricas ordinarias son unos fenómenos puramente fisiológicos y psicológicos. Asimismo, es arriesgado intentar diferenciar entre el registro de los conceptos del Ajustador y la recepción más o menos continua y consciente de los dictados de la conciencia moral humana. Éstos son unos problemas que deberán resolverse mediante el discernimiento individual y las decisiones personales. Pero un ser humano haría mejor en equivocarse, rechazando la expresión de un Ajustador por creer que se trata de una experiencia puramente humana, que cometer el error de elevar una reacción de la mente mortal a la esfera de dignidad divina. Recordad que la influencia de un Ajustador del Pensamiento es en su mayor parte, aunque no del todo, una experiencia superconsciente.
110:5.6 (1208.5) Vosotros os comunicáis con vuestro Ajustador en grados variables y de forma creciente a medida que ascendéis los círculos psíquicos, a veces directamente, pero más a menudo de manera indirecta. Pero es peligroso albergar la idea de que cada nuevo concepto que se origina en la mente humana es dictado por el Ajustador. Con más frecuencia, y en los seres de vuestra orden, aquello que aceptáis como la voz del Ajustador es en realidad la emanación de vuestro propio intelecto. El terreno es peligroso, y cada ser humano debe resolver estos problemas por sí mismo de acuerdo con su sabiduría humana natural y su perspicacia superhumana.
110:5.7 (1208.6) El Ajustador del ser humano a través del cual se transmite esta comunicación disfruta de un campo de acción tan amplio debido principalmente a que este humano manifiesta una indiferencia casi completa por toda manifestación exterior de la presencia interior del Ajustador; es en verdad una suerte que permanezca de forma consciente completamente indiferente a todo el proceso. Posee uno de los Ajustadores más experimentados de su época y de su generación, y sin embargo el guardián del destino declara que su reacción pasiva y su falta de preocupación por los fenómenos asociados a la presencia en su mente de este polifacético Ajustador es una reacción rara y fortuita. Todo esto constituye una favorable coordinación de influencias, favorable tanto para el Ajustador en su esfera superior de acción como para el asociado humano desde el punto de vista de la salud, la eficacia y la tranquilidad.
110:6.1 (1209.1) La suma total de la realización de la personalidad en un mundo material está contenida en la conquista sucesiva de los siete círculos psíquicos de potencialidad mortal. La entrada en el séptimo círculo señala el comienzo del verdadero funcionamiento de la personalidad humana. La culminación del primer círculo indica la madurez relativa del ser mortal. Aunque atravesar los siete círculos de crecimiento cósmico no equivale a la fusión con el Ajustador, el dominio de estos círculos revela que se han alcanzado las etapas preliminares para fusionar con el Ajustador.
110:6.2 (1209.2) El Ajustador es vuestro asociado en un plano de igualdad para alcanzar los siete círculos — para lograr una madurez humana relativa. El Ajustador asciende los círculos con vosotros desde el séptimo hasta el primero, pero progresa hacia el estado de actividad autónoma y de supremacía de forma totalmente independiente a la cooperación activa de la mente mortal.
110:6.3 (1209.3) Los círculos psíquicos no son exclusivamente intelectuales ni totalmente morontiales; tienen que ver con el estado de la personalidad, los logros de la mente, el crecimiento del alma y la sintonización con el Ajustador. La travesía con éxito de estos niveles requiere el funcionamiento armónico de toda lapersonalidad, y no simplemente de algunas de sus fases. El crecimiento de las partes no equivale a la verdadera maduración del todo; las partes crecen realmente en proporción a la expansión del yo completo — de todo el yo — material, intelectual y espiritual.
110:6.4 (1209.4) Cuando el desarrollo de la naturaleza intelectual avanza más deprisa que el de la espiritual, esta situación hace que la comunicación con el Ajustador del Pensamiento resulte difícil y peligrosa. Asimismo, un desarrollo espiritual excesivo tiende a ocasionar una interpretación fanática y desnaturalizada de las directrices espirituales del habitante divino. La falta de capacidad espiritual hace muy difícil transmitir a un intelecto material las verdades espirituales situadas en la superconciencia más elevada. A una mente perfectamente equilibrada, alojada en un cuerpo de costumbres sanas, de energías nerviosas estabilizadas y de funciones químicas equilibradas — cuando los poderes físicos, mentales y espirituales se desarrollan en armonía trina — es a la que se le puede comunicar un máximo de luz y de verdad con un mínimo de peligro o de riesgo temporales para el bienestar real de dicho ser. El hombre asciende los círculos de la progresión planetaria uno tras otro, desde el séptimo hasta el primero, gracias a este crecimiento equilibrado.
110:6.5 (1209.5) Los Ajustadores siempre están cerca de vosotros y en vosotros, pero es raro que os puedan hablar directamente como lo haría otro ser. Círculo tras círculo, vuestras decisiones intelectuales, elecciones morales y desarrollo espiritual aumentan la capacidad del Ajustador para funcionar en vuestra mente; círculo tras círculo os eleváis así desde los estados inferiores de asociación y de sintonización mental con el Ajustador, de manera que éste se encuentra cada vez más capacitado para registrar sus imágenes del destino, con una intensidad y una convicción crecientes, en la conciencia evolutiva de esta mente-alma que busca a Dios.
110:6.6 (1210.1) Cada decisión que tomáis impide o facilita la función del Ajustador; esas mismas decisiones determinan igualmente vuestro avance en los círculos de la consecución humana. Es cierto que la supremacía de una decisión, su relación con una crisis, tiene mucho que ver con su influencia para franquear los círculos; sin embargo, el número de decisiones, las repeticiones frecuentes, las repeticiones persistentes, son esenciales también para tener la certeza de que tales reacciones se convertirán en hábitos.
110:6.7 (1210.2) Es difícil definir con precisión los siete niveles de la progresión humana, ya que estos niveles son personales; varían para cada individuo y están aparentemente determinados por la capacidad de crecimiento de cada ser humano. La conquista de estos niveles de evolución cósmica se refleja de tres maneras:
110:6.8 (1210.3) 1. La sintonización con el Ajustador. La mente que se espiritualiza se acerca a la presencia del Ajustador de manera proporcional a la conquista de los círculos.
110:6.9 (1210.4) 2. La evolución del alma. La aparición del alma morontial indica la extensión y la profundidad del dominio de los círculos.
110:6.10 (1210.5) 3. La realidad de la personalidad. La conquista de los círculos determina directamente el grado de realidad de la individualidad. Las personas se vuelven más reales a medida que se elevan desde el séptimo hasta el primer nivel de la existencia mortal.
110:6.11 (1210.6) A medida que el niño nacido de la evolución material atraviesa los círculos, se convierte en un humano maduro con una potencialidad inmortal. La realidad indistinta de la naturaleza embrionaria de un hombre que se encuentra en el séptimo círculo da paso a la manifestación más clara de la naturaleza morontial emergente de un ciudadano del universo local.
110:6.12 (1210.7) Aunque es imposible definir con precisión los siete niveles, o círculos psíquicos, del crecimiento humano, podemos sugerir los límites mínimos y máximos de estas etapas de realización de la madurez:
110:6.13 (1210.8) El séptimo círculo. Los seres humanos entran en este nivel cuando desarrollan los poderes de la elección personal, la decisión individual, la responsabilidad moral y la capacidad para alcanzar la individualidad espiritual. Esto indica el funcionamiento unido de los siete espíritus ayudantes de la mente bajo la dirección del espíritu de la sabiduría, la inclusión de la criatura mortal en los circuitos de influencia del Espíritu Santo y, en Urantia, el funcionamiento inicial del Espíritu de la Verdad, junto con la recepción de un Ajustador del Pensamiento por parte de la mente mortal. La entrada en el séptimo círculo convierte a una criatura mortal en un verdadero ciudadano potencial del universo local.
110:6.14 (1210.9) El tercer círculo. El trabajo del Ajustador es mucho más eficaz después de que el ascendente humano alcanza el tercer círculo y recibe un guardián seráfico personal del destino. Aunque en apariencia no existen unos esfuerzos concertados entre el Ajustador y el guardián seráfico, sin embargo se puede observar una mejora evidente en todas las fases de consecución cósmica y de desarrollo espiritual después de la asignación del asistente seráfico personal. Cuando se alcanza el tercer círculo, el Ajustador se esfuerza por morontializar la mente del hombre durante el resto de su vida como mortal, por conquistar los círculos restantes y por alcanzar la etapa final de la asociación humano-divina antes de que la muerte natural disuelva esta asociación excepcional.
110:6.15 (1210.10) El primer círculo. Habitualmente, el Ajustador no puede hablar de manera directa e inmediata con vosotros hasta que alcanzáis el círculo primero y final de consecución mortal progresiva. Este nivel representa el máximo desarrollo posible al que pueden llegar las relaciones entre la mente y el Ajustador durante la experiencia humana, antes de que el alma morontial en evolución sea liberada de las vestiduras del cuerpo material. En lo que se refiere a la mente, las emociones y la perspicacia cósmica, alcanzar el primer círculo psíquico representa el acercamiento más grande posible entre la mente material y el Ajustador espiritual en la experiencia humana.
110:6.16 (1211.1) Estos círculos psíquicos de progresión mortal quizás deberían denominarse mejor niveles cósmicos — unos niveles donde se captan realmente los significados y se comprenden los valores del acercamiento progresivo a la conciencia morontial de la relación inicial entre el alma evolutiva y el Ser Supremo emergente. Esta misma relación es la que hace imposible para siempre explicar plenamente el significado de los círculos cósmicos a la mente material. La conquista de estos círculos sólo tiene una relación relativa con la conciencia de Dios. Una persona que se encuentra en el séptimo o sexto círculo puede conocer a Dios — ser consciente de su filiación — casi tan bien como aquella que esté en el segundo o el primer círculo, pero estos seres de los círculos inferiores son mucho menos conscientes de su relación experiencial con el Ser Supremo, de su ciudadanía universal. La conquista de estos círculos cósmicos formará parte de la experiencia de los ascendentes en los mundos de las mansiones, si no han logrado alcanzarlos antes de la muerte natural.
110:6.17 (1211.2) La motivación de la fe convierte en experiencial la realización completa de la filiación del hombre con Dios, pero la acción, la consumación de las decisiones, es esencial para alcanzar por evolución la conciencia del parentesco progresivo con la realidad cósmica del Ser Supremo. En el mundo espiritual, la fe transmuta los potenciales en actuales, pero los potenciales sólo se vuelven actuales, en los reinos finitos del Supremo, llevando a cabo la experiencia de la elección y a través de ella. Escoger hacer la voluntad de Dios une la fe espiritual con las decisiones materiales en los actos de la personalidad, proporcionando así un punto de apoyo divino y espiritual para que la palanca humana y material del hambre de Dios funcione con más eficacia. Esta sabia coordinación de las fuerzas materiales y espirituales acrecienta considerablemente tanto el entendimiento cósmico del Supremo como la comprensión morontial de las Deidades del Paraíso.
110:6.18 (1211.3) El dominio de los círculos cósmicos está relacionado con el crecimiento cuantitativo del alma morontial, la comprensión de los significados supremos. Pero el estado cualitativo de este alma inmortal depende totalmente de que la fe viviente capte el valor del hecho, potencial y paradisiaco, de que el hombre mortal es un hijo del Dios eterno. Por eso aquellas personas que están en el séptimo círculo van a los mundos de las mansiones para alcanzar una realización cuantitativa adicional en su crecimiento cósmico, exactamente como las que se encuentran en el segundo o incluso en el primer círculo.
110:6.19 (1211.4) Sólo existe una relación indirecta entre la conquista de los círculos cósmicos y la experiencia religiosa espiritual real; estos logros son recíprocos y por lo tanto mutuamente beneficiosos. El desarrollo puramente espiritual puede tener muy poca relación con la prosperidad material planetaria, pero la conquista de los círculos acrecienta siempre el potencial del éxito humano y de los logros mortales.
110:6.20 (1211.5) Desde el séptimo hasta el tercer círculo, los siete espíritus ayudantes de la mente ejercen una acción creciente y unificada para liberar a la mente mortal de su dependencia de las realidades de los mecanismos de la vida material, con miras a introducirla cada vez más en los niveles morontiales de experiencia. Desde el tercer círculo en adelante, la influencia de los ayudantes disminuye progresivamente.
110:6.21 (1211.6) Los siete círculos abarcan la experiencia mortal que se extiende desde el nivel puramente animal más elevado hasta el nivel de conciencia morontial de contacto real más bajo como experiencia de la personalidad. El dominio del primer círculo cósmico señala que se ha alcanzado la madurez mortal premorontial, e indica la finalización del ministerio conjunto de los espíritus ayudantes de la mente como influencia exclusiva de acción mental en la personalidad humana. Más allá del primer círculo, la mente se vuelve cada vez más semejante a la inteligencia del estado morontial de evolución, el ministerio conjunto de la mente cósmica y de la dotación superayudante del Espíritu Creativo de un universo local.
110:6.22 (1212.1) Los grandes días en la carrera individual de los Ajustadores son los siguientes: primero, cuando el sujeto humano irrumpe en el tercer círculo psíquico, lo cual asegura la actividad autónoma y una gama creciente de funciones del Monitor (siempre que el habitante interior no fuera ya autónomo); luego, cuando el compañero humano alcanza el primer círculo psíquico, lo cual les permite comunicarse entre ellos, al menos hasta cierto punto; y finalmente, cuando fusionan de manera eterna y definitiva.
110:7.1 (1212.2) La conquista de los siete círculos cósmicos no equivale a la fusión con el Ajustador. Hay muchos mortales que viven en Urantia que han alcanzado sus círculos; pero la fusión depende además de otros logros espirituales más grandes y más sublimes, del hecho de conseguir una sintonización final y completa entre la voluntad mortal y la voluntad de Dios, tal como ésta reside en el Ajustador del Pensamiento.
110:7.2 (1212.3) Cuando un ser humano ha terminado los círculos de consecución cósmica, y además, cuando la elección final de la voluntad mortal permite al Ajustador completar la asociación entre la identidad humana y el alma morontial durante la vida física evolutiva, entonces estos enlaces consumados del alma y del Ajustador pasan independientemente a los mundos de las mansiones, y desde Uversa se emite el mandato que asegura la fusión inmediata del Ajustador y del alma morontial. Esta fusión durante la vida física consume instantáneamente el cuerpo material; los seres humanos que pudieran presenciar este espectáculo sólo observarían que el mortal en vías de ser transferido desaparece «en carros de fuego».
110:7.3 (1212.4) La mayor parte de los Ajustadores que han trasladado a sus sujetos fuera de Urantia eran muy experimentados y hay constancia de que habían residido anteriormente en numerosos mortales de otras esferas. Recordad que los Ajustadores adquieren una valiosa experiencia como habitantes interiores en los planetas donde sólo son prestados; de esto no hay que deducir que los Ajustadores sólo adquieren experiencia, para realizar un trabajo avanzado, en aquellos sujetos mortales que no logran sobrevivir.
110:7.4 (1212.5) Después de fusionar con vosotros los mortales, los Ajustadores comparten vuestro destino y vuestra experiencia; ellos son vosotros. Después de la fusión del alma morontial inmortal con el Ajustador asociado, toda la experiencia y todos los valores de uno se vuelven finalmente propiedad del otro, de manera que los dos forman realmente una sola entidad. En cierto sentido, este nuevo ser pertenece al pasado eterno y existe para el eterno futuro. Todo lo que una vez fue humano en el alma sobreviviente, y todo lo que es experiencialmente divino en el Ajustador, se convierten ahora en la propiedad real de la nueva personalidad universal siempre ascendente. Pero en cada nivel del universo, el Ajustador sólo puede dotar a la nueva criatura de aquellos atributos que tienen un significado y un valor en ese nivel. La unidad absoluta con el Monitor divino, el agotamiento completo de la dotación de un Ajustador, sólo se puede lograr en la eternidad después de haber alcanzado finalmente al Padre Universal, el Padre de los espíritus, la fuente permanente de estos dones divinos.
110:7.5 (1212.6) Cuando el alma evolutiva y el Ajustador divino han fusionados de manera eterna y final, cada uno de ellos adquiere todas las cualidades experimentables del otro. Esta personalidad coordinada posee toda la memoria experiencial de la supervivencia, conservada en otro tiempo por la mente mortal ancestral, y luego existente en el alma morontial; además de esto, este finalitario potencial contiene toda la memoria experiencial que el Ajustador ha acumulado a lo largo de sus estancias en los mortales durante todos los tiempos. Pero el Ajustador necesitará la eternidad del futuro para dotar plenamente esta asociación de personalidad con los significados y los valores que el Monitor divino aporta desde la eternidad del pasado.
110:7.6 (1213.1) Pero en la gran mayoría de los urantianos, el Ajustador debe esperar pacientemente la llegada de la liberación por medio de la muerte; debe esperar que el alma emergente se libere de la dominación casi completa de los modelos energéticos y de las fuerzas químicas inherentes a vuestra orden material de existencia. La principal dificultad que experimentáis para poneros en contacto con vuestro Ajustador consiste en esta misma naturaleza material inherente. Hay tan pocos mortales que sean verdaderos pensadores; no desarrolláis ni disciplináis espiritualmente vuestra mente hasta el punto de establecer una conexión favorable con los Ajustadores divinos. La mente humana hace casi oídos sordos a las súplicas espirituales que el Ajustador traduce de los múltiples mensajes de las transmisiones universales de amor procedentes del Padre de las misericordias. Al Ajustador le resulta casi imposible registrar estas directrices espirituales inspiradoras en una mente animal tan completamente dominada por las fuerzas químicas y eléctricas inherentes a vuestra naturaleza física.
110:7.7 (1213.2) Los Ajustadores se regocijan de ponerse en contacto con la mente mortal; pero deben tener paciencia a través de los largos años de estancia silenciosa durante los cuales son incapaces de romper la resistencia animal y de comunicarse directamente con vosotros. Cuanto más se elevan los Ajustadores del Pensamiento en la escala del servicio, más eficaces se vuelven. Pero mientras permanecéis en la carne, nunca pueden saludaros con el mismo afecto pleno, comprensivo y lleno de expresión con que lo harán cuando los discernáis, de mente a mente, en los mundos de las mansiones.
110:7.8 (1213.3) Durante la vida mortal, el cuerpo y la mente materiales os separan de vuestro Ajustador e impiden la libre comunicación con él; después de la muerte y de la fusión eterna, vosotros y el Ajustador seréis una sola cosa — no se os podrá distinguir como seres separados — y ya no existirá ninguna necesidad de comunicación tal como vosotros la entendéis.
110:7.9 (1213.4) Aunque la voz del Ajustador está siempre dentro de vosotros, la mayoría de vosotros la escuchará raramente durante la vida. Los seres humanos que se encuentran por debajo del tercero y del segundo círculos de consecución escuchan raras veces la voz directa del Ajustador, excepto en los momentos de un deseo supremo, en una situación suprema, o a consecuencia de una decisión suprema.
110:7.10 (1213.5) Durante el período en que se establece y se rompe el contacto entre la mente humana de un reservista del destino y los supervisores planetarios, el Ajustador interior se encuentra situado a veces de tal manera que le es posible transmitir un mensaje a su asociado mortal. No hace mucho tiempo, en Urantia, un Ajustador autónomo trasmitió un mensaje de este tipo a su asociado humano, miembro del cuerpo de reserva del destino. El mensaje empezaba con estas palabras: «Ahora, sin perjuicio ni peligro para el sujeto de mi devoción solícita, y sin ninguna intención de desanimarlo o de castigarlo con exceso, registrad por mí esta súplica que le dirijo.» Luego seguía una exhortación hermosamente conmovedora y atractiva. El Ajustador pedía, entre otras cosas, «que me conceda más fielmente su cooperación sincera, soporte más alegremente las tareas de mi posición, lleve a cabo más fielmente el programa planeado por mí, pase más pacientemente por las pruebas que he escogido, camine de manera más perseverante y alegre por el sendero que he elegido, reciba más humildemente el crédito que pueda derivarse como consecuencia de mis esfuerzos incesantes — trasmitid así mi exhortación al hombre en el que habito. Le obsequio con la devoción y el afecto supremos de un espíritu divino. Y decidle además a mi amado sujeto que actuaré con sabiduría y poder hasta el final, hasta que el último esfuerzo terrestre haya terminado; seré fiel a la personalidad que me ha sido confiada. Y le exhorto a sobrevivir, a que no me decepcione, a que no me prive de la recompensa de mi lucha paciente e intensa. Dependemos de la voluntad humana para conseguir la personalidad. Círculo tras círculo he elevado pacientemente esta mente humana, y tengo el testimonio de que el jefe de mi orden me concede su aprobación. Círculo tras círculo paso por un juicio. Espero con placer y sin aprensión el llamamiento nominal del destino; estoy preparado para someterlo todo a los tribunales de los Ancianos de los Días.»
110:7.11 (1214.1) [Presentado por un Mensajero Solitario de Orvonton.]
El libro de Urantia
Documento 111
111:0.1 (1215.1) LA PRESENCIA del Ajustador divino en la mente humana hace que a la ciencia o a la filosofía les resulte eternamente imposible alcanzar una comprensión satisfactoria del alma evolutiva de la personalidad humana. El alma morontial es hija del universo y sólo se la puede conocer realmente a través de la perspicacia cósmica y del descubrimiento espiritual.
111:0.2 (1215.2) El concepto de un alma y de un espíritu interior no es nuevo en Urantia; ha aparecido con frecuencia en los diversos sistemas de creencias planetarias. Muchas religiones orientales, así como algunas doctrinas occidentales, han percibido que el hombre posee una herencia divina al igual que tiene una herencia humana. El sentimiento de la presencia interior, además de la omnipresencia exterior de la Deidad, ha formado parte largo tiempo de muchas religiones urantianas. Los hombres han creído durante mucho tiempo que hay algo que crece dentro de la naturaleza humana, algo vital destinado a perdurar más allá del corto espacio de una vida temporal.
111:0.3 (1215.3) Antes de que el hombre se diera cuenta de que su alma evolutiva era engendrada por un espíritu divino, se creía que ésta residía en diversos órganos físicos — el ojo, el hígado, el riñón, el corazón y, más tarde, el cerebro. El salvaje asociaba el alma con la sangre, la respiración, las sombras y con su propia imagen reflejada en el agua.
111:0.4 (1215.4) En su concepto del atman, los educadores hindúes se acercaron realmente a una apreciación de la naturaleza y de la presencia del Ajustador, pero no lograron distinguir la presencia concomitante del alma evolutiva potencialmente inmortal. Los chinos reconocieron sin embargo dos aspectos del ser humano, el yang y el yin, el alma y el espíritu. Los egipcios y muchas tribus africanas también creían en dos factores, el ka y el ba; generalmente no se creía que el alma fuera preexistente, sino sólo el espíritu.
111:0.5 (1215.5) Los habitantes del valle del Nilo creían que a todo individuo favorecido le concedían en el momento de su nacimiento, o poco después, un espíritu protector al que llamaban el ka. Enseñaban que este espíritu guardián permanecía con el sujeto mortal durante toda la vida y pasaba antes que él al estado futuro. En los muros de un templo de Luxor, donde se describe el nacimiento de Amenjótep III, el pequeño príncipe está representado en los brazos del dios del Nilo, y cerca de él se encuentra otro niño, de apariencia idéntica al príncipe, que simboliza esa entidad que los egipcios llamaban el ka. Esta escultura fue acabada en el siglo quince antes de Cristo.
111:0.6 (1215.6) Se creía que el ka era un genio espiritual superior que deseaba guiar al alma mortal asociada hacia los mejores caminos de la vida temporal, pero sobre todo influir sobre la suerte del sujeto humano en el más allá. Cuando un egipcio de este período moría, se contaba con que su ka lo estaría esperando al otro lado del Gran Río. Al principio, se suponía que sólo los reyes poseían un ka, pero poco después se creyó que todos los hombres justos tenían uno. Un gobernante egipcio, al hablar del ka interior de su corazón, dijo: «No hice caso omiso de sus palabras; temía transgredir su guía. Por eso prosperé enormemente; triunfé así en virtud de lo que me indujo que hiciera; fui distinguido por su guía». Muchos creían que el ka era un «oráculo de Dios que residía en toda la gente». Muchos creían que iban a «pasar la eternidad con el corazón alegre en el favor del Dios que está en vosotros».
111:0.7 (1216.1) Cada raza de mortales evolutivos de Urantia tiene una palabra que equivale al concepto del alma. Muchos pueblos primitivos creían que el alma observaba el mundo a través de los ojos humanos; por eso temían tan cobardemente la malevolencia del mal de ojo. Durante mucho tiempo creyeron que «el espíritu del hombre es la lámpara del Señor». El Rig Veda dice: «Mi mente habla a mi corazón».
111:1.1 (1216.2) Aunque el trabajo de los Ajustadores es de naturaleza espiritual, deben efectuar forzosamente toda su tarea sobre una base intelectual. La mente es el terreno humano a partir del cual el Monitor espiritual debe hacer evolucionar el alma morontial, con la cooperación de la personalidad en la que habita.
111:1.2 (1216.3) Existe una unidad cósmica en los diversos niveles mentales del universo de universos. Los yoes intelectuales tienen su origen en la mente cósmica de manera muy parecida a como las nebulosas tienen su origen en las energías cósmicas del espacio universal. En el nivel humano (así pues personal) de los yoes intelectuales, el potencial de evolución espiritual se vuelve dominante, con el consentimiento de la mente mortal, debido a las dotaciones espirituales de la personalidad humana, junto con la presencia creativa de un objeto-entidad de valor absoluto en esos yoes humanos. Pero este dominio del espíritu sobre la mente material está condicionado por dos experiencias: esta mente debe haber evolucionado gracias al ministerio de los siete espíritus ayudantes de la mente, y el yo material (personal) debe escoger cooperar con el Ajustador interior para crear y fomentar el yo morontial, el alma evolutiva potencialmente inmortal.
111:1.3 (1216.4) La mente material es el ámbito en el que viven las personalidades humanas, son conscientes de sí mismas, toman sus decisiones, escogen o abandonan a Dios, se eternizan o se destruyen a sí mismas.
111:1.4 (1216.5) La evolución material os ha proporcionado una máquina viviente, vuestro cuerpo; el Padre mismo os ha dotado de la realidad espiritual más pura que se conoce en el universo, vuestro Ajustador del Pensamiento. Pero la mente ha sido puesta en vuestras manos, sometida a vuestras propias decisiones, y es a través de la mente como vivís o morís. Con esta mente y dentro de esta mente es donde tomáis las decisiones morales que os permiten volveros semejantes al Ajustador, es decir semejantes a Dios.
111:1.5 (1216.6) La mente mortal es un sistema intelectual temporal prestado a los seres humanos para ser utilizado durante una vida material, y según la manera en que utilicen esta mente, estarán aceptando o rechazando el potencial de la existencia eterna. La mente es casi todo lo que poseéis de la realidad universal que está sometido a vuestra voluntad, y el alma — el yo morontial — describirá fielmente la cosecha de decisiones temporales que habrá tomado el yo mortal. La conciencia humana descansa suavemente sobre el mecanismo electroquímico situado debajo, y toca delicadamente el sistema energético morontial-espiritual situado encima. El ser humano nunca es completamente consciente de ninguno de estos dos sistemas durante su vida mortal; por eso tiene que trabajar en la mente, de la cual sí es consciente. Lo que asegura la supervivencia no es tanto lo que la mente comprende como lo que la mente desea comprender; lo que constituye la identificación con el espíritu no es tanto cómo es la mente sino cómo la mente se esfuerza por ser. Lo que conduce a la ascensión por el universo no es tanto que el hombre sea consciente de Dios como que el hombre anhele a Dios. Lo que sois hoy no es tan importante como lo que vais siendo día tras día y en la eternidad.
111:1.6 (1217.1) La mente es el instrumento cósmico donde la voluntad humana puede tocar las disonancias de la destrucción, o en el cual esta misma voluntad puede producir las exquisitas melodías de la identificación con Dios y de la consiguiente supervivencia eterna. A fin de cuentas, el Ajustador otorgado al hombre es impermeable al mal e incapaz de pecar, pero las maquinaciones pecaminosas de una voluntad humana perversa y egoísta pueden realmente deformar, desvirtuar y volver malvada y fea la mente mortal. Del mismo modo, esta mente puede volverse noble, hermosa, verdadera y buena — realmente grande — en conformidad con la voluntad iluminada por el espíritu de un ser humano que conoce a Dios.
111:1.7 (1217.2) La mente evolutiva sólo es plenamente estable y fiable cuando se manifiesta en los dos extremos de la intelectualidad cósmica — totalmente mecanizada o enteramente espiritualizada. Entre los extremos intelectuales del puro control mecánico y de la verdadera naturaleza espiritual, se encuentra ese enorme grupo de mentes que evolucionan y ascienden, cuya estabilidad y tranquilidad dependen de las elecciones de su personalidad y de su identificación con el espíritu.
111:1.8 (1217.3) Pero el hombre no abandona su voluntad al Ajustador de una manera pasiva y servil. Elige más bien seguir de forma activa, positiva y cooperativa la guía del Ajustador cuando, y en la medida en que, esta guía difiere conscientemente de los deseos e impulsos de la mente mortal natural. Los Ajustadores manipulan la mente del hombre, pero nunca la dominan en contra de su voluntad; para los Ajustadores, la voluntad humana es suprema. La consideran y la respetan así mientras se esfuerzan por alcanzar las metas espirituales de ajuste del pensamiento y de transformación del carácter en el campo casi ilimitado del intelecto humano en evolución.
111:1.9 (1217.4) La mente es vuestro buque, el Ajustador es vuestro piloto, la voluntad humana es el capitán. El dueño del navío mortal debería tener la sabiduría de confiar en el piloto divino para que guíe su alma ascendente hacia los puertos morontiales de la supervivencia eterna. La voluntad del hombre sólo puede rechazar la guía de un piloto tan amoroso por egoísmo, pereza y maldad, y hacer naufragar finalmente su carrera como mortal en los nefastos bancos de arena del rechazo de la misericordia y en los arrecifes del abrazo del pecado. Con vuestro consentimiento, este piloto fiel os llevará de manera segura a través de las barreras del tiempo y de los obstáculos del espacio, hasta la fuente misma de la mente divina e incluso más allá, hasta el Padre Paradisiaco de los Ajustadores.
111:2.1 (1217.5) En todas las funciones mentales de la inteligencia cósmica, la totalidad de la mente domina las fracciones de la función intelectual. La mente, en su esencia, es una unidad funcional; por eso la mente nunca deja de manifestar esta unidad constitutiva, incluso cuando se encuentra obstaculizada y entorpecida por las elecciones y los actos insensatos de un yo descaminado. Esta unidad de la mente busca invariablemente la coordinación con el espíritu en todos los niveles en que está asociada con unos yoes con dignidad volitiva y prerrogativas de ascensión.
111:2.2 (1217.6) La mente material del hombre mortal es el telar cósmico que contiene los tejidos morontiales sobre los cuales el Ajustador del Pensamiento interior entreteje las formas espirituales de un carácter universal compuesto de valores duraderos y de significados divinos — un alma sobreviviente con un destino último y una carrera sin fin, un finalitario potencial.
111:2.3 (1218.1) La personalidad humana se identifica con la mente y el espíritu, unidos por la vida en una relación funcional en un cuerpo material. Esta relación funcional entre la mente y el espíritu no da como resultado una combinación de las cualidades o atributos de la mente y del espíritu, sino más bien un valor universal enteramente nuevo, original y único, con una duración potencialmente eterna: el alma.
111:2.4 (1218.2) Existen tres factores, y no dos, en la creación evolutiva de este alma inmortal. Estos tres antecedentes del alma morontial humana son los siguientes:
111:2.5 (1218.3) 1. La mente humana y todas las influencias cósmicas que la preceden e inciden sobre ella.
111:2.6 (1218.4) 2. El espíritu divino que reside en esta mente humana, y todos los potenciales inherentes a este fragmento de espiritualidad absoluta, junto con todas las influencias y factores espirituales asociados en la vida humana.
111:2.7 (1218.5) 3. La relación entre la mente material y el espíritu divino, que conlleva un valor y comporta un significado que no se encuentran en ninguno de los factores que contribuyen a esta asociación. La realidad de esta relación singular no es ni material ni espiritual, sino morontial. Es el alma.
111:2.8 (1218.6) Hace mucho tiempo que las criaturas intermedias han denominado mente intermedia a este alma evolutiva del hombre, para distinguirla de la mente inferior o material y de la mente superior o cósmica. Esta mente intermedia es en realidad un fenómeno morontial, ya que existe en la zona que se encuentra entre lo material y lo espiritual. El potencial de esta evolución morontial es inherente a los dos impulsos universales de la mente: el impulso de la mente finita de la criatura por conocer a Dios y alcanzar la divinidad del Creador, y el impulso de la mente infinita del Creador por conocer al hombre y llevar a cabo la experiencia de la criatura.
111:2.9 (1218.7) Esta operación celestial de desarrollar por evolución el alma inmortal es posible porque la mente mortal es en primer lugar personal, y en segundo lugar porque está en contacto con unas realidades superanimales; posee una dotación supermaterial de ministerio cósmico que asegura la evolución de una naturaleza moral capaz de tomar decisiones morales, llevando a cabo así un auténtico contacto creativo con los ministerios espirituales asociados y con el Ajustador del Pensamiento interior.
111:2.10 (1218.8) El resultado inevitable de esta espiritualización, por contacto, de la mente humana es el nacimiento gradual de un alma, la progenitura conjunta de una mente ayudante dominada por una voluntad humana que anhela conocer a Dios, y que trabaja en unión con las fuerzas espirituales del universo que están bajo el supercontrol de un fragmento real del Dios mismo de toda la creación — el Monitor de Misterio. Y así, la realidad material y mortal del yo trasciende las limitaciones temporales de la máquina de la vida física, y alcanza una nueva expresión y una nueva identificación en el vehículo evolutivo que deberá asegurar la continuidad de la individualidad: el alma morontial e inmortal.
111:3.1 (1218.9) Los errores de la mente mortal y las equivocaciones de la conducta humana pueden retrasar notablemente la evolución del alma, aunque no pueden inhibir este fenómeno morontial una vez que ha sido iniciado por el Ajustador interior con el consentimiento de la voluntad de la criatura. Pero en cualquier momento anterior a la muerte física, esta misma voluntad material y humana tiene el poder de anular dicha elección y de rechazar la supervivencia. Incluso después de haber sobrevivido, el mortal ascendente conserva todavía esta prerrogativa de escoger rechazar la vida eterna; en cualquier momento antes de la fusión con el Ajustador, la criatura evolutiva y ascendente puede decidir abandonar la voluntad del Padre Paradisiaco. La fusión con el Ajustador señala el hecho de que el mortal ascendente ha elegido de manera eterna y sin reservas hacer la voluntad del Padre.
111:3.2 (1219.1) Durante la vida en la carne, el alma en evolución tiene la capacidad de reforzar las decisiones supermateriales de la mente mortal. Como es supermaterial, el alma no funciona por sí misma en el nivel material de la experiencia humana. Sin la colaboración de un espíritu de la Deidad, como el Ajustador, este alma subespiritual tampoco puede funcionar por encima del nivel morontial. El alma tampoco toma decisiones finales hasta que la muerte o el traslado la separan de su asociación material con la mente mortal, a menos que esta mente material delegue libre y voluntariamente dicha autoridad a su alma morontial con quien funciona de manera asociada. Durante la vida, la voluntad mortal, el poder de decisión y de elección de la personalidad, reside en los circuitos materiales de la mente; a medida que avanza el crecimiento del mortal en la Tierra, este yo, con sus inestimables poderes de elección, se identifica cada vez más con la entidad emergente del alma morontial; después de la muerte y de la resurrección en el mundo de las mansiones, la personalidad humana está completamente identificada con el yo morontial. El alma es así el embrión del futuro vehículo morontial de la identidad de la personalidad.
111:3.3 (1219.2) Este alma inmortal tiene al principio una naturaleza totalmente morontial, pero posee tal capacidad de desarrollo, que se eleva invariablemente hasta los verdaderos niveles espirituales que poseen un valor de fusión con los espíritus de la Deidad, habitualmente con el mismo espíritu del Padre Universal que desencadenó este fenómeno creativo en la mente de la criatura.
111:3.4 (1219.3) Tanto la mente humana como el Ajustador divino son conscientes de la presencia y de la naturaleza diferencial del alma en evolución — el Ajustador lo es plenamente, y la mente parcialmente. El alma se vuelve cada vez más consciente de la mente y del Ajustador, como identidades asociadas, de manera proporcional a su propio crecimiento evolutivo. El alma comparte las cualidades de la mente humana y del espíritu divino, pero evoluciona constantemente hacia un acrecentamiento del control espiritual y del predominio divino mediante el fomento de una función mental cuyos significados tratan de coordinarse con los verdaderos valores espirituales.
111:3.5 (1219.4) La carrera mortal, la evolución del alma, es no tanto un período de prueba como un período de educación. La fe en la supervivencia de los valores supremos es el corazón de la religión; la experiencia religiosa auténtica consiste en unir los valores supremos y los significados cósmicos como una comprensión de la realidad universal.
111:3.6 (1219.5) La mente conoce la cantidad, la realidad, los significados. Pero la calidad — los valores — se siente. Aquello que siente es la creación conjunta de la mente que conoce y del espíritu asociado que lo convierte en una realidad.
111:3.7 (1219.6) En la medida en que el alma morontial evolutiva del hombre se impregna de verdad, de belleza y de bondad como realización del valor de la conciencia de Dios, el ser resultante se vuelve indestructible. Si no existe ninguna supervivencia de los valores eternos en el alma evolutiva del hombre, entonces la existencia mortal no tiene sentido, y la vida misma es una trágica ilusión. Pero es eternamente cierto que aquello que empezáis en el tiempo, lo terminaréis ciertamente en la eternidad — si vale la pena terminarlo.
111:4.1 (1219.7) El reconocimiento es un proceso intelectual que consiste en encajar las impresiones sensoriales recibidas del mundo exterior en las configuraciones de la memoria del individuo. La comprensión implica que esas impresiones sensoriales reconocidas, y sus configuraciones de memoria asociadas, han sido integradas u organizadas en una red dinámica de principios.
111:4.2 (1220.1) Los significados proceden de la combinación del reconocimiento y de la comprensión. Los significados no existen en un mundo totalmente sensorial o material. Los significados y los valores sólo se perciben en las esferas interiores o supermateriales de la experiencia humana.
111:4.3 (1220.2) Todos los progresos de la verdadera civilización nacen en este mundo interior de la humanidad. Sólo la vida interior es realmente creativa. La civilización difícilmente puede progresar cuando la mayoría de la juventud de una generación cualquiera consagra sus intereses y sus energías a la persecución materialista del mundo sensorial o exterior.
111:4.4 (1220.3) El mundo interior y el mundo exterior tienen un conjunto de valores diferentes. Cualquier civilización está en peligro cuando las tres cuartas partes de su juventud se meten en profesiones materialistas y se dedican a buscar las actividades sensoriales del mundo exterior. La civilización está en peligro cuando la juventud deja de interesarse por la ética, la sociología, la eugenesia, la filosofía, las bellas artes, la religión y la cosmología.
111:4.5 (1220.4) Únicamente en los niveles superiores de la mente superconsciente, a medida que ésta incide en el ámbito espiritual de la experiencia humana, podréis encontrar aquellos conceptos superiores asociados a los modelos maestros eficaces que contribuirán a construir una civilización mejor y más duradera. La personalidad es intrínsecamente creativa, pero sólo funciona de esta manera en la vida interior del individuo.
111:4.6 (1220.5) Los cristales de nieve siempre tienen una forma hexagonal, pero nunca hay dos que sean iguales. Los niños se ajustan a los tipos, pero nunca hay dos que sean exactamente iguales, ni siquiera en el caso de los gemelos. La personalidad sigue unos tipos, pero siempre es única.
111:4.7 (1220.6) La felicidad y la alegría tienen su origen en la vida interior. No podéis experimentar una verdadera alegría completamente solos. Una vida solitaria es fatal para la felicidad. Incluso las familias y las naciones disfrutarán más de la vida si la comparten con las demás.
111:4.8 (1220.7) No podéis controlar por completo el mundo exterior — el entorno. La creatividad del mundo interior es la que está más sujeta a vuestra dirección, porque vuestra personalidad se encuentra allí ampliamente liberada de las trabas de las leyes de la causalidad precedente. La personalidad lleva asociada una soberanía volitiva limitada.
111:4.9 (1220.8) Puesto que esta vida interior del hombre es verdaderamente creativa, cada persona tiene la responsabilidad de elegir si esta creatividad será espontánea y totalmente fortuita, o si estará controlada, dirigida y será constructiva. Una imaginación creativa, ¿cómo puede producir resultados valiosos, si el escenario sobre el que actúa ya está ocupado por los prejuicios, el odio, los miedos, los resentimientos, la venganza y los fanatismos?
111:4.10 (1220.9) Las ideas pueden tener su origen en los estímulos del mundo exterior, pero los ideales sólo nacen en los reinos creativos del mundo interior. Las naciones del mundo están dirigidas actualmente por hombres que tienen una superabundancia de ideas, pero que carecen de ideales. Ésta es la explicación de la pobreza, los divorcios, las guerras y los odios raciales.
111:4.11 (1220.10) El problema es el siguiente: si el hombre con libre albedrío está dotado en su fuero interno de los poderes de la creatividad, entonces tenemos que reconocer que la libre creatividad contiene el potencial de la libre destructividad. Y cuando la creatividad se orienta hacia la destructividad, os encontráis cara a cara con las devastaciones del mal y del pecado — opresiones, guerras y destrucciones. El mal es una creatividad parcial que tiende hacia la desintegración y la destrucción final. Todo conflicto es malo en el sentido de que inhibe la función creativa de la vida interior — es una especie de guerra civil en la personalidad.
111:4.12 (1221.1) La creatividad interior contribuye a ennoblecer el carácter mediante la integración de la personalidad y la unificación de la individualidad. Es eternamente cierto que el pasado es incambiable; sólo el futuro puede ser modificado mediante el ministerio de la creatividad del yo interior en el momento presente.
111:5.1 (1221.2) Hacer la voluntad de Dios es ni más ni menos que una manifestación de la buena voluntad de la criatura por compartir su vida interior con Dios — con el mismo Dios que ha hecho posible la vida de esa criatura con sus valores y significados interiores. Compartir es parecerse a Dios — es divino. Dios lo comparte todo con el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito, y éstos a su vez comparten todas las cosas con los Hijos divinos y las Hijas espirituales de los universos.
111:5.2 (1221.3) Imitar a Dios es la clave de la perfección; hacer su voluntad es el secreto de la supervivencia y de la perfección en la supervivencia.
111:5.3 (1221.4) Los mortales viven en Dios, y por eso Dios ha querido vivir en los mortales. Al igual que los hombres confían en él, él ha confiado — el primero — una parte de sí mismo para que esté con los hombres; ha consentido en vivir en los hombres y en habitar en los hombres, sometido a la voluntad humana.
111:5.4 (1221.5) La paz en esta vida, la supervivencia en la muerte, la perfección en la próxima vida, el servicio en la eternidad — todo esto se logra desde ahora (en espíritu) cuando la personalidad de la criatura consiente — elige — someter su voluntad a la voluntad del Padre. El Padre ya ha elegido someter un fragmento de sí mismo a la voluntad de la personalidad de la criatura.
111:5.5 (1221.6) Esta elección de la criatura no supone un abandono de la voluntad. Es una consagración de la voluntad, una expansión de la voluntad, una glorificación de la voluntad, un perfeccionamiento de la voluntad; una elección así eleva la voluntad de la criatura desde el nivel de los significados temporales hasta ese estado superior en el que la personalidad del hijo creado comulga con la personalidad del Padre espíritu.
111:5.6 (1221.7) Este hecho de elegir la voluntad del Padre es el descubrimiento espiritual del Padre espíritu por parte del hombre mortal, aunque tenga que transcurrir una era antes de que el hijo creado pueda estar verdaderamente delante de la presencia real de Dios en el Paraíso. Esta elección no consiste tanto en la negación de la voluntad de la criatura — «Que no se haga mi voluntad sino la tuya» — sino más bien en la afirmación categórica de la criatura: «Es mi voluntad que se haga tu voluntad.» Si hace esta elección, el hijo que ha escogido a Dios encontrará tarde o temprano la unión interior (la fusión) con el fragmento de Dios que vive en él, mientras que este mismo hijo que se perfecciona encontrará la satisfacción suprema de la personalidad en la comunión adoradora entre la personalidad del hombre y la personalidad de su Hacedor, dos personalidades cuyos atributos creativos se han unido eternamente en una reciprocidad de expresión deseada — el nacimiento de una asociación eterna más entre la voluntad del hombre y la voluntad de Dios.
111:6.1 (1221.8) Muchas dificultades temporales del hombre mortal proceden de su doble relación con el cosmos. El hombre es una parte de la naturaleza — existe en la naturaleza — y sin embargo es capaz de trascenderla. El hombre es finito, pero está habitado por una chispa de la infinidad. Esta situación dual no solamente proporciona el potencial para el mal, sino que engendra también numerosas situaciones sociales y morales cargadas de muchas incertidumbres y de no pocas inquietudes.
111:6.2 (1222.1) La valentía que se necesita para llevar a cabo la conquista de la naturaleza y para trascenderse a sí mismo es una valentía que puede sucumbir a las tentaciones del orgullo. El mortal que puede trascender su yo podría ceder a la tentación de deificar su propia conciencia de sí mismo. El dilema mortal consiste en el doble hecho de que el hombre está esclavizado a la naturaleza, mientras que al mismo tiempo posee una libertad única — la libertad de elegir y de actuar espiritualmente. En los niveles materiales, el hombre se encuentra subordinado a la naturaleza, mientras que en los niveles espirituales triunfa sobre la naturaleza y sobre todas las cosas temporales y finitas. Esta paradoja es inseparable de las tentaciones, del mal potencial, de los errores de decisión, y cuando el yo se vuelve orgulloso y arrogante, el pecado puede aparecer.
111:6.3 (1222.2) El problema del pecado no existe por sí mismo en el mundo finito. El hecho de ser finito no es malo ni pecaminoso. El mundo finito ha sido hecho por un Creador infinito — es la obra de sus Hijos divinos — y por lo tanto debe ser bueno. Lo que da origen al mal y al pecado es el mal uso, la deformación y la desnaturalización de lo finito.
111:6.4 (1222.3) El espíritu puede dominar la mente; del mismo modo, la mente puede controlar la energía. Pero la mente sólo puede controlar la energía mediante su propia manipulación inteligente de los potenciales metamórficos inherentes al nivel matemático de las causas y los efectos de los dominios físicos. La mente de la criatura no controla de manera inherente la energía; esto es una prerrogativa de la Deidad. Pero la mente de la criatura puede manipular la energía, y lo hace de hecho, en la medida exacta en que ha llegado a dominar los secretos energéticos del mundo físico.
111:6.5 (1222.4) Cuando el hombre desea modificar la realidad física, ya se trate de él mismo o de su entorno, lo consigue en la medida en que ha descubierto los caminos y los medios de controlar la materia y de dirigir la energía. La mente sin ayuda es impotente para influir sobre algo material, salvo sobre su propio mecanismo físico, con el que se encuentra inevitablemente vinculada. Pero mediante el empleo inteligente del mecanismo corporal, la mente puede crear otros mecanismos, e incluso relaciones energéticas y relaciones vivientes, y al utilizarlos, esta mente puede controlar cada vez más, e incluso dominar, su nivel físico en el universo.
111:6.6 (1222.5) La ciencia es la fuente de los hechos, y la mente no puede trabajar sin los hechos. En la construcción de la sabiduría, los hechos son los ladrillos que están colocados con el cemento de la experiencia de la vida. El hombre puede encontrar el amor de Dios sin los hechos, y el hombre puede descubrir las leyes de Dios sin el amor, pero el hombre nunca puede empezar a apreciar la simetría infinita, la armonía celestial, la exquisita plenitud de la naturaleza inclusiva de la Fuente-Centro Primera, hasta que no ha encontrado la ley divina y el amor divino y los ha unificado experiencialmente en su propia filosofía cósmica en evolución.
111:6.7 (1222.6) La expansión de los conocimientos materiales permite una mayor apreciación intelectual de los significados de las ideas y de los valores de los ideales. Un ser humano puede encontrar la verdad en su experiencia interior, pero necesita un claro conocimiento de los hechos para aplicar su descubrimiento personal de la verdad a las exigencias implacablemente prácticas de la vida diaria.
111:6.8 (1222.7) Es muy natural que el hombre mortal se sienta acosado por sentimientos de inseguridad cuando se ve inextricablemente atado a la naturaleza, mientras que posee unos poderes espirituales que trascienden por completo todas las cosas temporales y finitas. Sólo la confianza religiosa — la fe viviente — puede sostener al hombre en medio de estos problemas difíciles y desconcertantes.
111:6.9 (1223.1) De todos los peligros que acechan a la naturaleza mortal del hombre y ponen en peligro su integridad espiritual, el orgullo es el peor. La intrepidez es valerosa, pero el egotismo es vanaglorioso y suicida. Una confianza razonable en sí mismo no es deplorable. La capacidad del hombre para trascenderse es la única cosa que lo distingue del reino animal.
111:6.10 (1223.2) El orgullo es engañoso, embriagador, y engendra el pecado, ya sea en un individuo, un grupo, una raza o una nación. Es literalmente cierto que «el orgullo precede a la caída».
111:7.1 (1223.3) La incertidumbre en la seguridad es la esencia de la aventura hacia el Paraíso — incertidumbre en el tiempo y en la mente, incertidumbre en cuanto a los acontecimientos del desarrollo de la ascensión hacia el Paraíso; seguridad en espíritu y en la eternidad, seguridad en la confianza sin reserva del hijo creado en la compasión divina y en el amor infinito del Padre Universal; incertidumbre como ciudadano inexperto del universo; seguridad como hijo ascendente en las mansiones universales de un Padre infinitamente poderoso, sabio y amoroso.
111:7.2 (1223.4) ¿Puedo exhortaros a que prestéis atención al eco lejano de la llamada fiel que el Ajustador hace a vuestra alma? El Ajustador interior no puede detener ni tampoco cambiar materialmente las luchas de vuestra carrera en el tiempo; el Ajustador no puede disminuir las dificultades de la vida mientras viajáis a través de este mundo de trabajo penoso. El habitante divino sólo puede abstenerse pacientemente mientras libráis la batalla de la vida tal como ésta se vive en vuestro planeta; pero a medida que trabajáis y os preocupáis, lucháis y os afanáis, podríais permitir — si tan sólo quisierais — que el valiente Ajustador luchara con vosotros y por vosotros. Podríais sentiros tan reconfortados e inspirados, tan cautivados e intrigados, si tan sólo permitierais que el Ajustador os presentara constantemente las imágenes del verdadero motivo, de la meta final y del objetivo eterno de esta lucha difícil y penosa con los problemas corrientes de vuestro mundo material actual.
111:7.3 (1223.5) ¿Por qué no ayudáis al Ajustador en la tarea de mostraros la contrapartida espiritual de todos estos intensos esfuerzos materiales? ¿Por qué no permitís que el Ajustador os fortalezca con las verdades espirituales del poder cósmico, mientras lucháis contra las dificultades temporales de la existencia de las criaturas? ¿Por qué no incitáis al ayudante celestial a que os reconforte con la clara visión del panorama eterno de la vida universal, mientras contempláis con perplejidad los problemas del momento que pasa? ¿Por qué os negáis a ser iluminados e inspirados por el punto de vista del universo, mientras os afanáis en medio de los obstáculos del tiempo y camináis con dificultad por el laberinto de las incertidumbres que asaltan vuestro viaje por la vida mortal? ¿Por qué no permitís que el Ajustador espiritualice vuestros pensamientos, aunque vuestros pies tengan que caminar por los senderos materiales de los esfuerzos terrestres?
111:7.4 (1223.6) Las razas humanas superiores de Urantia están mezcladas de manera compleja; son una combinación de numerosas razas y linajes de orígenes diferentes. Esta naturaleza compuesta hace que a los Monitores les resulte extremadamente difícil trabajar con eficacia durante la vida, y aumenta claramente los problemas del Ajustador y del serafín guardián después de la muerte. No hace mucho tiempo me hallaba en Salvington, y escuché a un guardián del destino presentar una declaración formal para excusar las dificultades que había encontrado mientras servía a su sujeto mortal. Este serafín decía:
111:7.5 (1223.7) «Una gran parte de mis dificultades se debían al conflicto interminable entre las dos naturalezas de mi sujeto: la indolencia animal oponiéndose al impulso de la ambición; los ideales de un pueblo superior contrariados por los instintos de una raza inferior; los objetivos elevados de una gran mente neutralizados por el impulso de una herencia primitiva; la visión a largo plazo de un Monitor previsor contrarrestada por la miopía de una criatura del tiempo; los planes progresivos de un ser ascendente modificados por los deseos y los anhelos de una naturaleza material; los destellos de la inteligencia universal anulados por los mandatos energético-químicos de la raza en evolución; las emociones de un animal oponiéndose al impulso de los ángeles; el entrenamiento de un intelecto anulado por las tendencias del instinto; las tendencias acumuladas de la raza oponiéndose a la experiencia del individuo; las metas de lo mejor eclipsadas por los objetivos de lo peor; el vuelo de la genialidad neutralizado por la gravedad de la mediocridad; el progreso de lo bueno retrasado por la inercia de lo malo; el arte de lo hermoso manchado por la presencia del mal; el empuje de la salud neutralizado por la debilidad de la enfermedad; la fuente de la fe contaminada por los venenos del miedo; el manantial de la alegría envenenado por las aguas de la tristeza; la felicidad de la anticipación desilusionada por la amargura de la realización; las alegrías de la vida siempre amenazadas por las tristezas de la muerte. ¡Qué vida y en qué planeta! Y sin embargo, debido a la ayuda y al impulso siempre presentes del Ajustador del Pensamiento, este alma ha alcanzado un buen grado de felicidad y de éxito, y ya ha ascendido a las salas de juicio de mansonia.»
111:7.6 (1224.1) [Presentado por un Mensajero Solitario de Orvonton.]
El libro de Urantia
Documento 112
112:0.1 (1225.1) LOS PLANETAS evolutivos son las esferas de origen de los hombres, los mundos iniciales de la carrera humana ascendente. Urantia es vuestro punto de partida; aquí es donde os juntáis con vuestro divino Ajustador del Pensamiento en una unión temporal. Habéis sido dotados de un guía perfecto; así pues, si queréis participar sinceramente en la carrera del tiempo y alcanzar la meta final de la fe, la recompensa de los siglos será vuestra; os uniréis eternamente con vuestro Ajustador interior. Entonces empezará vuestra vida real, la vida ascendente, de la cual vuestro presente estado mortal no es más que el preludio. Entonces comenzará vuestra misión sublime y progresiva como finalitarios en la eternidad que se despliega ante vosotros. Durante todas estas épocas y etapas sucesivas de crecimiento evolutivo, una parte de vosotros permanece absolutamente inalterable, y es la personalidad — la permanencia en presencia del cambio.
112:0.2 (1225.2) Aunque sería presuntuoso intentar definir la personalidad, puede resultar útil recordar algunas cosas que se conocen sobre ella:
112:0.3 (1225.3) 1. La personalidad es esa cualidad, dentro de la realidad, que es otorgada por el mismo Padre Universal, o por el Actor Conjunto actuando en nombre del Padre.
112:0.4 (1225.4) 2. Puede ser atribuida a cualquier sistema energético viviente que contenga la mente o el espíritu.
112:0.5 (1225.5) 3. No está totalmente sometida a las trabas de la causalidad antecedente. Es relativamente creativa o cocreativa.
112:0.6 (1225.6) 4. Cuando se concede a las criaturas materiales evolutivas, hace que el espíritu se esfuerce por dominar la energía-materia por mediación de la mente.
112:0.7 (1225.7) 5. Aunque está desprovista de identidad, la personalidad puede unificar la identidad de cualquier sistema energético viviente.
112:0.8 (1225.8) 6. Su reacción al circuito de la personalidad sólo es cualitativa, en contraste con las tres energías que muestran una reacción cualitativa y cuantitativa a la gravedad.
112:0.9 (1225.9) 7. La personalidad es invariable en presencia del cambio.
112:0.10 (1225.10) 8. Puede hacer un regalo a Dios — dedicar su libre albedrío a hacer la voluntad de Dios.
112:0.11 (1225.11) 9. Está caracterizada por la moralidad — la conciencia de la relatividad de las relaciones con otras personas. Discierne los niveles de comportamiento, y discrimina selectivamente entre ellos.
112:0.12 (1225.12) 10. La personalidad es única, absolutamente única: es única en el tiempo y en el espacio; es única en la eternidad y en el Paraíso; es única cuando es otorgada — no existen copias de ella; es única durante todos los momentos de la existencia; es única con respecto a Dios — que no hace acepción de personas, pero que tampoco las suma, porque no son adicionables — son asociables, pero no totalizables.
112:0.13 (1226.1) 11. La personalidad reacciona directamente a la presencia de otra personalidad.
112:0.14 (1226.2) 12. Es un elemento que puede ser añadido al espíritu, ilustrando así la primacía del Padre con respecto al Hijo. (No es necesario añadir la mente al espíritu).
112:0.15 (1226.3) 13. La personalidad puede sobrevivir a la muerte física con la identidad que se encuentra en el alma sobreviviente. El Ajustador y la personalidad son invariables; la relación entre ambos (en el alma) no es más que cambio, evolución continua; y si este cambio (el crecimiento) cesara, el alma dejaría de existir.
112:0.16 (1226.4) 14. La personalidad tiene una conciencia única del tiempo, que es diferente a la percepción que la mente o el espíritu tienen del mismo.
112:1.1 (1226.5) El Padre Universal confiere la personalidad a sus criaturas como un don potencialmente eterno. Este don divino está diseñado para funcionar en numerosos niveles y en situaciones universales sucesivas que se extienden desde el finito más humilde hasta el absonito más elevado, e incluso hasta las fronteras del absoluto. La personalidad actúa así en tres planos cósmicos o en tres fases del universo:
112:1.2 (1226.6) 1. El estado de situación. La personalidad ejerce su actividad con la misma eficacia en el universo local, en el superuniverso y en el universo central.
112:1.3 (1226.7) 2. El estado de significado. La personalidad actúa eficazmente en los niveles de lo finito, lo absonito e incluso incide en lo absoluto.
112:1.4 (1226.8) 3. El estado de valor. La personalidad se puede realizar experiencialmente en los reinos progresivos de lo material, lo morontial y lo espiritual.
112:1.5 (1226.9) La personalidad posee un campo de acción perfeccionado de dimensiones cósmicas. La personalidad finita tiene tres dimensiones que funcionan más o menos como sigue:
112:1.6 (1226.10) 1. La longitud representa la dirección y la naturaleza del progreso — el movimiento a través del espacio y de acuerdo con el tiempo — la evolución.
112:1.7 (1226.11) 2. La profundidad vertical abarca los impulsos y las actitudes del organismo, los niveles variables de autorrealización y el fenómeno general de reacción al entorno.
112:1.8 (1226.12) 3. La anchura abarca el ámbito de la coordinación, la asociación y la organización de la individualidad.
112:1.9 (1226.13) El tipo de personalidad otorgado a los mortales de Urantia posee un potencial de siete dimensiones de expresión del yo, o de realización de la persona. Estos fenómenos dimensionales son comprensibles a razón de tres en el nivel finito, tres en el nivel absonito y uno en el nivel absoluto. En los niveles subabsolutos, esta séptima dimensión, o dimensión de totalidad, puede ser experimentada como el hecho de la personalidad. Esta dimensión suprema es un absoluto asociable y, aunque no es infinita, posee un potencial dimensional que permite la penetración subinfinita de lo absoluto.
112:1.10 (1226.14) Las dimensiones finitas de la personalidad están relacionadas con la longitud, la profundidad y la anchura cósmicas. La longitud indica el significado; la profundidad señala el valor; y la anchura abarca la perspicacia — la capacidad de experimentar una conciencia indiscutible de la realidad cósmica.
112:1.11 (1227.1) En el nivel morontial, todas estas dimensiones finitas del nivel material se encuentran muy realzadas, y se pueden realizar ciertos nuevos valores dimensionales. Todas estas experiencias dimensionales ampliadas del nivel morontial están maravillosamente articuladas con la dimensión suprema, o dimensión de la personalidad, gracias a la influencia de la mota y también a causa de la contribución de las matemáticas morontiales.
112:1.12 (1227.2) Muchas dificultades que experimentan los mortales en su estudio de la personalidad humana se podrían evitar si la criatura finita recordara que los niveles dimensionales y los niveles espirituales no están coordinados en la realización experiencial de la personalidad.
112:1.13 (1227.3) La vida es en realidad un proceso que tiene lugar entre el organismo (la individualidad) y su entorno. La personalidad comunica un valor de identidad y unos significados de continuidad a esta asociación entre un organismo y su entorno. Se reconocerá así que el fenómeno de la reacción a los estímulos no es un simple proceso mecánico, puesto que la personalidad actúa como factor en la situación total. Es permanentemente cierto que los mecanismos son pasivos de forma innata, y los organismos inherentemente activos.
112:1.14 (1227.4) La vida física es un proceso que tiene lugar, no tanto dentro del organismo, como entre el organismo y el entorno. Todo proceso de este tipo tiende a crear y a establecer unos modelos de reacción del organismo a ese entorno. Todos estos modelos directivos ejercen una gran influencia en la elección de la meta.
112:1.15 (1227.5) El yo y el entorno establecen un contacto significativo por mediación de la mente. La capacidad y la buena disposición del organismo para efectuar estos contactos significativos con el entorno (para reaccionar a los estímulos) representa la actitud de toda la personalidad.
112:1.16 (1227.6) La personalidad no puede trabajar muy bien cuando está aislada. El hombre es de manera innata una criatura sociable; está dominado por el ardiente deseo de la pertenencia. Es literalmente cierto que «ningún hombre vive para sí mismo».
112:1.17 (1227.7) Pero el concepto de la personalidad, en el sentido de la totalidad de la criatura que vive y actúa, significa mucho más que la integración de unas relaciones; significa la unificación de todos los factores de la realidad, así como la coordinación de las relaciones. Entre dos objetos existen relaciones, pero tres objetos o más producen un sistema, y este sistema representa mucho más que una relación ampliada o compleja. Esta distinción es fundamental, porque en un sistema cósmico los miembros individuales no están conectados entre sí salvo en relación con el todo, y gracias a la individualidad de ese todo.
112:1.18 (1227.8) En el organismo humano, la suma de las partes constituye el yo — la individualidad — pero este proceso no tiene absolutamente nada que ver con la personalidad, que unifica todos estos factores en sus relaciones con las realidades cósmicas.
112:1.19 (1227.9) En los conjuntos, las partes están sumadas; en los sistemas, las partes estánpuestas en orden. Los sistemas son significativos debido a su organización — a sus valores de posición. En un buen sistema, todos los factores están en posición cósmica. En un mal sistema, hay algo que falta o que está desplazado — desordenado. En el sistema humano, la personalidad es la que unifica todas las actividades y comunica a la vez las cualidades de identidad y de creatividad.
112:2.1 (1227.10) En el estudio de la individualidad, sería útil recordar:
112:2.2 (1227.11) 1. Que los sistema físicos están subordinados.
112:2.3 (1227.12) 2. Que los sistemas intelectuales están coordinados.
112:2.4 (1227.13) 3. Que la personalidad está superordenada.
112:2.5 (1227.14) 4. Que la fuerza espiritual interior es potencialmente directiva.
112:2.6 (1228.1) En todos los conceptos sobre la individualidad se debería reconocer que el hecho de la vida viene en primer lugar, y que su evaluación o interpretación viene después. El niño humano primero vive, y posteriormente reflexiona sobre su vida. En la economía cósmica, la perspicacia precede a la previsión.
112:2.7 (1228.2) El hecho universal de Dios volviéndose hombre ha cambiado para siempre todos los significados y ha alterado todos los valores de la personalidad humana. En el verdadero sentido de la palabra, el amor implica una estima mutua entre personalidades completas, ya sean humanas o divinas, o humanas y divinas. Las partes componentes del yo pueden funcionar de numerosas maneras — pensando, sintiendo, deseando — pero sólo los atributos coordinados de la personalidad completa están enfocados hacia una acción inteligente; y todos estos poderes están asociados con la dotación espiritual de la mente mortal cuando un ser humano ama sincera y desinteresadamente a otro ser, ya sea humano o divino.
112:2.8 (1228.3) Todos los conceptos humanos sobre la realidad están basados en la suposición de que la personalidad humana es real; todos los conceptos sobre las realidades superhumanas están basados en la experiencia de la personalidad humana con, y en, las realidades cósmicas de ciertas entidades espirituales y personalidades divinas asociadas. Todo lo que no es espiritual en la experiencia humana, salvo la personalidad, es un medio para conseguir un fin. Toda verdadera relación del hombre mortal con otras personas — humanas o divinas — es un fin en sí misma. Y una comunión así con la personalidad de la Deidad es la meta eterna de la ascensión por el universo.
112:2.9 (1228.4) La posesión de una personalidad identifica al hombre como un ser espiritual, puesto que la unidad de la individualidad y la conciencia de tener una personalidad son dones del mundo supermaterial. El hecho mismo de que un mortal materialista pueda negar la existencia de las realidades supermateriales demuestra, en sí mismo y por sí mismo, que la síntesis espiritual y la conciencia cósmica están presentes y funcionando en su mente humana.
112:2.10 (1228.5) Existe un gran abismo cósmico entre la materia y el pensamiento, y este abismo es inconmensurablemente mayor entre la mente material y el amor espiritual. La conciencia, y mucho menos la conciencia de sí mismo, no puede ser explicada por ninguna teoría de asociación electrónica mecánica ni por ningún fenómeno de energía materialista.
112:2.11 (1228.6) A medida que la mente persigue la realidad hasta su análisis final, la materia desaparece para los sentidos materiales, pero puede seguir siendo real para la mente. Cuando la perspicacia espiritual persigue esta realidad que permanece después de desaparecer la materia, y la persigue hasta su análisis final, esta realidad desaparece para la mente, pero la perspicacia del espíritu puede percibir todavía unas realidades cósmicas y unos valores supremos de naturaleza espiritual. Por consiguiente, la ciencia cede el paso a la filosofía, mientras que la filosofía debe rendirse ante las conclusiones inherentes a la experiencia espiritual auténtica. El pensamiento se rinde ante la sabiduría, y la sabiduría se pierde en una adoración iluminada y reflexiva.
112:2.12 (1228.7) En la ciencia, el yo humano observa el mundo material; la filosofía es la observación de esta observación del mundo material; la religión, la verdadera experiencia espiritual, es la comprensión experiencial de la realidad cósmica de la observación de la observación de toda esta síntesis relativa de los elementos energéticos del tiempo y del espacio. Construir una filosofía sobre el universo basada exclusivamente en el materialismo es ignorar el hecho de que todas las cosas materiales son concebidas inicialmente como reales en la experiencia de la conciencia humana. El observador no puede ser la cosa observada; la evaluación necesita que se trascienda un poco a la cosa evaluada.
112:2.13 (1228.8) En el tiempo, el pensamiento conduce a la sabiduría y la sabiduría conduce a la adoración; en la eternidad, la adoración conduce a la sabiduría, y la sabiduría conduce a la finalidad del pensamiento.
112:2.14 (1229.1) La posibilidad de unificar el yo en evolución es inherente a las cualidades de sus factores constitutivos, que son: las energías básicas, los tejidos principales, el supercontrol químico fundamental, las ideas supremas, los móviles supremos, las metas supremas y el espíritu divino otorgado desde el Paraíso — el secreto de la conciencia de la naturaleza espiritual del hombre.
112:2.15 (1229.2) La finalidad de la evolución cósmica consiste en alcanzar la unidad de la personalidad mediante el dominio creciente del espíritu, una reacción volitiva a las enseñanzas y directrices del Ajustador del Pensamiento. La personalidad, tanto humana como superhumana, está caracterizada por una cualidad cósmica inherente que podríamos llamar «la evolución del dominio», la expansión del control sobre sí mismo y sobre el entorno.
112:2.16 (1229.3) Una personalidad ascendente, en otro tiempo humana, pasa por dos grandes fases de dominio volitivo creciente sobre el yo y en el universo:
112:2.17 (1229.4) 1. La experiencia prefinalitaria, o de la búsqueda de Dios, consistente en acrecentar la autorrealización mediante una técnica de expansión y de manifestación de la identidad, junto con la solución de los problemas cósmicos y el consiguiente dominio del universo.
112:2.18 (1229.5) 2. La experiencia postfinalitaria, o para revelar a Dios, en la que la autorrealización experimenta una expansión creativa mediante la revelación del Ser Supremo experiencial a las inteligencias que buscan a Dios, pero que aún no han alcanzado los niveles divinos en que son semejantes a Dios.
112:2.19 (1229.6) Las personalidades descendentes pasan por experiencias análogas durante sus diversas aventuras en el universo a medida que tratan de aumentar su capacidad para averiguar y ejecutar las voluntades divinas de las Deidades Suprema, Última y Absoluta.
112:2.20 (1229.7) Durante la vida física, el yo material, la entidad-ego de la identidad humana, depende del funcionamiento continuo del vehículo vital material, de la existencia continua del equilibrio inestable entre las energías y el intelecto, a lo que se le ha dado el nombre de vida en Urantia. Pero la individualidad con valor de supervivencia, la individualidad que puede trascender la experiencia de la muerte, sólo evoluciona efectuando un traslado potencial de la sede de la identidad de la personalidad evolutiva desde el vehículo transitorio de la vida — el cuerpo material — hasta el alma morontial de naturaleza más duradera e inmortal, y luego más allá, hasta aquellos niveles en que el alma se impregna de la realidad espiritual y alcanza finalmente el estado de una realidad espiritual. Este traslado efectivo desde una asociación material hasta una identificación morontial se lleva a cabo mediante la sinceridad, la perseverancia y la firmeza de las decisiones de la criatura humana que busca a Dios.
112:3.1 (1229.8) Los urantianos sólo reconocen en general un tipo de muerte, el cese físico de las energías vitales; pero en lo que se refiere a la supervivencia de la personalidad, existen en realidad tres tipos de muerte:
112:3.2 (1229.9) 1. La muerte espiritual (del alma). Si el hombre mortal rechaza la supervivencia, y cuando la ha rechazado definitivamente, cuando ha sido declarado espiritualmente insolvente, morontialmente en quiebra, según la opinión conjunta del Ajustador y del serafín de la supervivencia, cuando este informe coordinado ha sido registrado en Uversa, y después de que los Censores y sus asociados reflectantes han verificado estas conclusiones, los gobernantes de Orvonton ordenan la liberación inmediata del Monitor interior. Pero esta puesta en libertad del Ajustador no afecta de ninguna manera a los deberes del serafín personal o colectivo que se ocupa de ese individuo abandonado por el Ajustador. Este tipo de muerte tiene un significado definitivo, independientemente de la continuación temporal de las energías vivientes de los mecanismos físicos y mentales. Desde el punto de vista cósmico, el interesado ya está muerto; la continuación de su vida indica simplemente la persistencia del impulso material de las energías cósmicas.
112:3.3 (1230.1) 2. La muerte intelectual (de la mente). Cuando los circuitos vitales del ministerio ayudante superior se rompen debido a las aberraciones del intelecto o a causa de la destrucción parcial del mecanismo cerebral, y si estas condiciones sobrepasan cierto punto crítico irreparable, el Ajustador interior es liberado inmediatamente y parte hacia Divinington. En los archivos del universo se considera que una personalidad mortal ha encontrado la muerte cuando los circuitos mentales esenciales de la acción volitiva humana se han destruido. Esto también es la muerte, independientemente de que el mecanismo viviente del cuerpo físico continúe funcionando. El cuerpo menos la mente volitiva ya no es humano, pero el alma de dicho individuo puede sobrevivir de acuerdo con la elección anterior de su voluntad humana.
112:3.4 (1230.2) 3. La muerte física (del cuerpo y de la mente). Cuando la muerte sorprende a un ser humano, el Ajustador permanece en la ciudadela de la mente hasta que ésta deja de funcionar como mecanismo inteligente, aproximadamente en el momento en que las energías medibles del cerebro detienen sus pulsaciones rítmicas vitales. Después de esta disolución, el Ajustador se despide de la mente en vías de desaparición con tan poca ceremonia como había entrado en ella años atrás, y se dirige a Divinington pasando por Uversa.
112:3.5 (1230.3) Después de la muerte, el cuerpo material regresa al mundo elemental del cual provenía, pero dos factores no materiales de la personalidad sobreviviente permanecen: el Ajustador del Pensamiento preexistente, con la transcripción de la memoria de la carrera mortal, que se dirige a Divinington; y también subsiste el alma morontial inmortal del humano fallecido, que permanece bajo la custodia del guardián del destino. Estas fases y aspectos del alma, estas fórmulas de la identidad anteriormente cinéticas y ahora estáticas, son esenciales para la repersonalización en los mundos morontiales; la reunión del Ajustador y del alma es lo que reensambla la personalidad sobreviviente, lo que os devuelve la conciencia en el momento del despertar morontial.
112:3.6 (1230.4) Para aquellos que no tienen guardianes seráficos personales, los conservadores colectivos efectúan fiel y eficazmente el mismo servicio de custodia de la identidad y de resurrección de la personalidad. Los serafines son indispensables para reensamblar la personalidad.
112:3.7 (1230.5) En el momento de la muerte, el Ajustador del Pensamiento pierde temporalmente la personalidad, pero no la identidad; el sujeto humano pierde temporalmente la identidad, pero no la personalidad; en los mundos de las mansiones, los dos se reúnen en una manifestación eterna. Un Ajustador del Pensamiento que se ha ido no regresa nunca a la Tierra como si fuera el ser donde había residido anteriormente; la personalidad nunca se manifiesta sin la voluntad humana; y un ser humano separado de su Ajustador después de la muerte jamás manifiesta una identidad activa ni establece ningún tipo de comunicación con los seres que viven en la Tierra. Estas almas separadas de su Ajustador están total y absolutamente inconscientes durante el largo o corto sueño de la muerte. No puede haber ningún tipo de manifestación de la personalidad ni puede existir ninguna capacidad para ponerse en comunicación con otras personalidades hasta después de haberse consumado la supervivencia. A aquellos que van a los mundos de las mansiones no se les permite enviar mensajes de vuelta a sus seres queridos. En todos los universos existe la política de prohibir este tipo de comunicaciones durante el período de la dispensación en curso.
112:4.1 (1231.1) Cuando se produce la muerte, ya sea de naturaleza material, intelectual o espiritual, el Ajustador se despide de su anfitrión mortal y parte hacia Divinington. Desde las sedes del universo local y del superuniverso se establece un contacto reflectante con los supervisores de ambos gobiernos, y el Monitor es quitado de los registros con el mismo número que se le asignó cuando entró en los dominios del tiempo.
112:4.2 (1231.2) De alguna manera que no comprendemos plenamente, los Censores Universales son capaces de apoderarse del resumen de la vida humana que se encuentra incorporado en la transcripción duplicada, efectuada por el Ajustador, de los valores espirituales y de los significados morontiales de la mente en la que residió. Los Censores pueden apoderarse de la versión del Ajustador sobre el carácter de supervivencia y las cualidades espirituales del humano fallecido, y todos estos datos, junto con los archivos seráficos, están disponibles para ser presentados en el momento del juicio del individuo interesado. Esta información también se utiliza para confirmar las órdenes superuniversales que hacen posible que ciertos ascendentes puedan empezar inmediatamente su carrera morontial, después de su disolución mortal, y dirigirse a los mundos de las mansiones antes de terminar oficialmente la dispensación planetaria.
112:4.3 (1231.3) Después de la muerte física, y salvo para los individuos trasladados de entre los vivos, el Ajustador liberado se dirige inmediatamente a su esfera natal de Divinington. Los detalles de lo que sucede en ese mundo durante el período en que espera la reaparición efectiva del mortal sobreviviente depende principalmente de si el ser humano asciende a los mundos de las mansiones por su propio derecho individual, o aguarda el llamamiento dispensacional de los supervivientes dormidos de una era planetaria.
112:4.4 (1231.4) Si el asociado mortal pertenece a un grupo que será repersonalizado al final de una dispensación, el Ajustador no regresará de inmediato al mundo de las mansiones del antiguo sistema donde sirvió, sino que, según su elección, emprenderá una de las siguientes tareas temporales:
112:4.5 (1231.5) 1. Alistarse en las filas de los Monitores desaparecidos para llevar a cabo unos servicios no revelados.
112:4.6 (1231.6) 2. Ser destinado durante un tiempo a la observación del régimen del Paraíso.
112:4.7 (1231.7) 3. Inscribirse en una de las numerosas escuelas de formación de Divinington.
112:4.8 (1231.8) 4. Colocarse durante un tiempo como observador estudiantil en una de las otras seis esferas sagradas que constituyen el circuito de los mundos paradisiacos del Padre.
112:4.9 (1231.9) 5. Ser destinado al servicio de mensajeros de los Ajustadores Personalizados.
112:4.10 (1231.10) 6. Convertirse en instructor adjunto en las escuelas de Divinington dedicadas a la formación de los Monitores que pertenecen al grupo virgen.
112:4.11 (1231.11) 7. Ser designado para seleccionar un grupo de mundos posibles donde poder servir en caso de que existieran motivos razonables para creer que su asociado humano podría haber rechazado la supervivencia.
112:4.12 (1231.12) Si en el momento en que la muerte os sorprende habéis alcanzado el tercer círculo o un nivel superior y, por lo tanto, os han asignado un guardián personal del destino; si la transcripción final del resumen de vuestro carácter de supervivencia presentado por el Ajustador es certificada incondicionalmente por el guardián del destino — si tanto el serafín como el Ajustador están esencialmente de acuerdo en cada detalle de sus informes y recomendaciones sobre vuestra vida — ; si los Censores Universales y sus asociados reflectantes en Uversa confirman estos datos y lo hacen sin ambigüedad ni reservas, en ese caso, los Ancianos de los Días transmiten la orden de avanzar de posición por los circuitos de comunicación que van a Salvington; hecho esto, los tribunales del Soberano de Nebadon decretarán el paso inmediato del alma sobreviviente a las salas de resurrección de los mundos de las mansiones.
112:4.13 (1232.1) Se me ha informado que si el individuo humano sobrevive sin demora, el Ajustador se inscribe en Divinington, se dirige hacia la presencia paradisiaca del Padre Universal, regresa inmediatamente para ser abrazado por los Ajustadores Personalizados del superuniverso y del universo local donde está asignado, recibe el reconocimiento del jefe de los Monitores Personalizados de Divinington, y luego pasa inmediatamente a la «realización de la transición de la identidad»; desde allí es convocado para que al tercer período, y en el mundo de las mansiones, habite la forma real de la personalidad preparada para recibir el alma sobreviviente del mortal terrestre, tal como esta forma ha sido proyectada por el guardián del destino.
112:5.1 (1232.2) La individualidad es una realidad cósmica, ya sea material, morontial o espiritual. La realidad del estado personal es un don del Padre Universal que actúa en Sí mismo y por Sí mismo o a través de sus múltiples agentes universales. Decir que un ser es personal es reconocer la individuación relativa de ese ser dentro del organismo cósmico. El cosmos viviente es un agregado casi infinitamente integrado de unidades reales, y todas ellas están relativamente sujetas al destino del conjunto. Pero las unidades personales han sido dotadas de la facultad real de elegir entre aceptar o rechazar su destino.
112:5.2 (1232.3) Aquello que procede del Padre es eterno como el Padre, y esto es tan cierto en lo que concierne a la personalidad, que Dios concede por su propio libre albedrío, como en lo que se refiere al divino Ajustador del Pensamiento, un fragmento real de Dios. La personalidad del hombre es eterna, pero en cuanto a su identidad, es una realidad eterna condicionada. Después de aparecer en respuesta a la voluntad del Padre, la personalidad alcanzará su destino que es la Deidad, pero el hombre debe elegir si estará o no presente en el momento de alcanzar ese destino. En ausencia de esta elección, la personalidad alcanzará directamente la Deidad experiencial, volviéndose una parte del Ser Supremo. El ciclo está preordenado, pero la participación del hombre en dicho ciclo es opcional, personal y experiencial.
112:5.3 (1232.4) La identidad mortal es una condición transitoria de la vida temporal en el universo; sólo es real en la medida en que la personalidad elige volverse un fenómeno continuo en el universo. Ésta es la diferencia esencial entre el hombre y un sistema energético: el sistema energético ha de continuar, no tiene elección; pero el hombre tiene mucho que ver con la determinación de su propio destino. El Ajustador es verdaderamente el camino hacia el Paraíso, pero el hombre mismo debe seguir ese camino por su propia decisión, por la elección de su libre albedrío.
112:5.4 (1232.5) Los seres humanos sólo poseen la identidad en el sentido material. La mente material expresa estas cualidades del yo a medida que funciona en el sistema energético del intelecto. Cuando se dice que el hombre tiene una identidad, se reconoce que posee un circuito mental que ha sido subordinado a los actos y las elecciones de la voluntad de la personalidad humana. Pero esto es una manifestación material y puramente temporal, al igual que el embrión humano es una etapa parasitaria transitoria de la vida humana. Desde una perspectiva cósmica, los seres humanos nacen, viven y mueren relativamente en un instante; no son duraderos. Pero la personalidad mortal, por su propia elección, posee el poder de trasladar la sede de su identidad desde el sistema pasajero intelectual material al sistema superior del alma morontial, el cual, en asociación con el Ajustador del Pensamiento, es creado como nuevo vehículo para la manifestación de la personalidad.
112:5.5 (1233.1) Este mismo poder de elección, esta insignia universal de las criaturas con libre albedrío, es lo que constituye la oportunidad más grande del hombre y su responsabilidad cósmica suprema. El destino eterno del futuro finalitario depende de la integridad de la volición humana; el Ajustador divino depende de la sinceridad del libre albedrío humano para adquirir la personalidad eterna; el Padre Universal depende de la fidelidad de la elección humana para hacer realidad un nuevo hijo ascendente; el Ser Supremo depende de la constancia y de la sabiduría de las acciones y decisiones para llevar a cabo la evolución experiencial.
112:5.6 (1233.2) Los círculos cósmicos de crecimiento de la personalidad deben ser alcanzados finalmente, pero si los accidentes del tiempo y los obstáculos de la existencia material os impiden dominar, sin que haya culpa por vuestra parte, estos niveles en vuestro planeta natal, si vuestras intenciones y deseos tienen un valor de supervivencia, se promulgarán unos decretos para prolongar vuestro período de prueba. Se os concederá un tiempo adicional para que demostréis vuestra valía.
112:5.7 (1233.3) Si existen dudas en algún momento sobre la conveniencia de hacer avanzar una identidad humana a los mundos de las mansiones, los gobiernos del universo deciden invariablemente a favor de los intereses personales de ese individuo; elevan sin vacilar ese alma al estado de ser transicional, mientras continúan sus observaciones sobre sus intenciones morontiales y sus propósitos espirituales emergentes. Así, la justicia divina se cumple con certeza, y la misericordia divina tiene una nueva oportunidad para extender su ministerio.
112:5.8 (1233.4) Los gobiernos de Orvonton y de Nebadon no pretenden haber alcanzado una perfección absoluta en el funcionamiento detallado del plan universal de repersonalización de los mortales, pero sí pretenden manifestar paciencia, tolerancia, comprensión y una compasión misericordiosa, y lo hacen realmente. Preferimos asumir el riesgo de una rebelión en un sistema antes que correr el peligro de privar a un solo mortal, que lucha en cualquier mundo evolutivo, de la alegría eterna de continuar la carrera ascendente.
112:5.9 (1233.5) Esto no significa en absoluto que los seres humanos tengan que disfrutar de una segunda oportunidad después de haber rechazado la primera. Pero sí significa que todas las criaturas volitivas han de tener una verdadera oportunidad para efectuar una elección indudable, consciente y definitiva. Los Jueces soberanos de los universos no privarán del estado de personalidad a ningún ser que no haya hecho su elección eterna de manera plena y definitiva; el alma del hombre debe recibir, y recibirá, una plena y amplia oportunidad para revelar su verdadera intención y su propósito real.
112:5.10 (1233.6) Cuando los mortales cósmica y espiritualmente más avanzados mueren, pasan inmediatamente a los mundos de las mansiones; esta disposición funciona generalmente para aquellos que han tenido asignado un guardián seráfico personal. Otros mortales pueden ser detenidos hasta el momento en que el juicio de sus asuntos ha terminado, después de lo cual pueden pasar a los mundos de las mansiones, o ser destinados a las filas de los supervivientes dormidos que serán repersonalizados en masa al final de la dispensación planetaria en curso.
112:5.11 (1233.7) Hay dos dificultades que obstaculizan mis esfuerzos para explicar qué le sucede exactamente al yo en la muerte, al yo sobreviviente que es distinto al Ajustador que se va. Una de ellas consiste en la imposibilidad de transmitir a vuestro nivel de comprensión una descripción adecuada sobre una operación que tiene lugar en la frontera de los reinos físico y morontial. La otra se debe a las restricciones aplicadas por las autoridades celestiales que gobiernan Urantia sobre mi misión como revelador de la verdad. Hay muchos detalles interesantes que se podrían presentar, pero los omito por consejo de vuestros supervisores planetarios inmediatos. Pero dentro de los límites de lo que me está permitido, puedo decir lo siguiente:
112:5.12 (1234.1) Hay algo real, algo procedente de la evolución humana, algo adicional al Monitor de Misterio, que sobrevive a la muerte. Esta entidad recién aparecida es el alma, y sobrevive a la muerte de vuestro cuerpo físico y de vuestra mente material. Esta entidad es la hija conjunta de la vida y de los esfuerzos combinados del yo humano en unión con el yo divino, el Ajustador. Esta hija de ascendencia humana y divina constituye el elemento sobreviviente de origen terrestre; es el yo morontial, el alma inmortal.
112:5.13 (1234.2) Esta hija, con un significado que perdura y con un valor de supervivencia, está totalmente inconsciente durante el período que transcurre entre la muerte y la repersonalización, y permanece bajo la custodia del guardián seráfico del destino durante todo este período de espera. Después de la muerte, no actuaréis como ser consciente hasta que hayáis conseguido la nueva conciencia morontial en los mundos de las mansiones de Satania.
112:5.14 (1234.3) En el momento de la muerte, la identidad funcional asociada a la personalidad humana se desbarata debido al cese del movimiento vital. Aunque la personalidad humana trasciende sus partes constituyentes, depende de ellas para su identidad funcional. La detención de la vida destruye las estructuras cerebrales físicas necesarias para la dotación mental, y el deterioro de la mente pone fin a la conciencia mortal. La conciencia de esa criatura no puede volver a aparecer posteriormente hasta que se haya preparado una situación cósmica que permita a esa misma personalidad humana ejercer de nuevo su actividad en relación con la energía viviente.
112:5.15 (1234.4) Durante la transición de los mortales sobrevivientes entre su mundo de origen y los mundos de las mansiones, ya sea que experimenten el reensamblaje de su personalidad al tercer período o que asciendan en el momento de una resurrección colectiva, el registro de la constitución de la personalidad es conservado fielmente por los arcángeles en sus mundos de actividades especiales. Estos seres no son los custodios de la personalidad (como los serafines guardianes lo son del alma), pero no es menos cierto que cada factor identificable de la personalidad está salvaguardado eficazmente bajo la custodia de estos fiables depositarios de la supervivencia mortal. En cuanto al paradero exacto de la personalidad mortal durante el período intermedio entre la muerte y la supervivencia, no lo sabemos.
112:5.16 (1234.5) La situación que hace posible la repersonalización tiene lugar en las salas de resurrección de los planetas receptores morontiales de un universo local. Aquí, en estas cámaras de ensamblaje de la vida, las autoridades supervisoras proporcionan esa relación de energía universal — morontial, mental y espiritual — que permite devolver la conciencia al sobreviviente dormido. La reunión de las partes constituyentes de una personalidad en otro tiempo material implica:
112:5.17 (1234.6) 1. La fabricación de una forma adecuada, de un modelo energético morontial, con el que el nuevo sobreviviente puede ponerse en contacto con la realidad no espiritual, y dentro del cual se puede poner en circuito la variante morontial de la mente cósmica.
112:5.18 (1234.7) 2. El regreso del Ajustador a la criatura morontial en espera. El Ajustador es el conservador eterno de vuestra identidad ascendente; vuestro Monitor representa la seguridad absoluta de que seréis vosotros mismos, y no otra persona, los que ocuparéis la forma morontial creada para el despertar de vuestra personalidad. Y el Ajustador estará presente en el reensamblaje de vuestra personalidad para asumir de nuevo el papel de guía paradisíaco de vuestro yo sobreviviente.
112:5.19 (1235.1) 3. Cuando estas condiciones previas para la repersonalización se han reunido, el conservador seráfico de las potencialidades del alma inmortal dormida, con la asistencia de numerosas personalidades cósmicas, confiere esta entidad morontial a la forma corporal y mental morontial que está esperando, mientras confía esta hija evolutiva del Supremo a la asociación eterna con el Ajustador que espera. Y esto completa la repersonalización, el reensamblaje de la memoria, de la perspicacia y de la conciencia — la identidad.
112:5.20 (1235.2) El hecho de la repersonalización consiste en que el yo humano que se despierta se apodera de la fase morontial de la mente cósmica recién separada e incorporada en los circuitos. El fenómeno de la personalidad depende de la continuidad de la identidad de reacción de la individualidad al entorno universal; y esto sólo se puede llevar a cabo por medio de la mente. La individualidad se conserva a pesar de un cambio continuo en todos los factores que componen el yo; en la vida física, el cambio es gradual; después de la muerte y de la repersonalización, el cambio es repentino. La verdadera realidad de toda individualidad (personalidad) es capaz de actuar con sensibilidad a las condiciones del universo debido a los cambios incesantes de sus partes constituyentes; el estancamiento acaba inevitablemente en la muerte. La vida humana es un cambio sin fin de los factores de la vida, unificados por la estabilidad de la personalidad invariable.
112:5.21 (1235.3) Cuando os despertéis así en los mundos de las mansiones de Jerusem, estaréis tan cambiados, vuestra transformación espiritual será tan grande que, si no fuera por vuestro Ajustador del Pensamiento y el guardián del destino, que conectarán tan plenamente vuestra nueva vida en los nuevos mundos con vuestra antigua vida en el primer mundo, al principio tendríais dificultades para relacionar vuestra nueva conciencia morontial con la memoria restablecida de vuestra identidad anterior. A pesar de la continuidad de la individualidad personal, una gran parte de vuestra vida mortal parecerá al principio un sueño vago y nebuloso. Pero el tiempo clarificará muchas asociaciones humanas.
112:5.22 (1235.4) El Ajustador del Pensamiento sólo os recordará y enumerará aquellos recuerdos y experiencias que forman parte de, y son esenciales para, vuestra carrera universal. Si el Ajustador ha participado como asociado en la evolución de alguna cosa en la mente humana, estas experiencias valiosas sobrevivirán en la conciencia eterna del Ajustador. Pero una gran parte de vuestra vida pasada y de sus recuerdos, que no tienen un significado espiritual ni un valor morontial, perecerán con el cerebro material; muchas experiencias materiales desaparecerán como antiguos andamiajes que os sirvieron de puente para pasar al nivel morontial, pero que ya no tienen utilidad en el universo. Pero la personalidad y las relaciones entre personalidades nunca son andamiajes; la memoria mortal de las relaciones entre personalidades tiene un valor cósmico y sobrevivirá. En los mundos de las mansiones conoceréis y seréis conocidos, y aún más, recordaréis a, y seréis recordados por, vuestros antiguos asociados en la corta pero misteriosa vida en Urantia.
112:6.1 (1235.5) Al igual que una mariposa emerge del estado de oruga, la verdadera personalidad de los seres humanos emergerá en los mundos de las mansiones, manifestándose por primera vez separada de su antigua envoltura de carne material. La carrera morontial en el universo local está relacionada con la elevación continua del mecanismo de la personalidad, desde el nivel morontial inicial de existencia del alma hasta el nivel morontial final de espiritualidad progresiva.
112:6.2 (1235.6) Es difícil informaros acerca de las formas morontiales de vuestra personalidad para la carrera en el universo local. Seréis provistos de unas formas morontiales capaces de manifestar la personalidad, y se trata de unas investiduras que, a fin de cuentas, están más allá de vuestra comprensión. Estas formas, aunque son totalmente reales, no son unas configuraciones energéticas del tipo material que comprendéis ahora. Sin embargo, tienen la misma finalidad en los mundos del universo local que vuestros cuerpos materiales en los planetas donde nacen los humanos.
112:6.3 (1236.1) La apariencia de la forma del cuerpo material es sensible, hasta cierto punto, al carácter de la identidad de la personalidad; el cuerpo físico refleja algo de la naturaleza inherente de la personalidad, pero de una forma limitada. La forma morontial la refleja aún más. En la vida física, los mortales pueden ser hermosos por fuera pero desagradables por dentro; en la vida morontial, y de manera creciente en sus niveles superiores, la forma de la personalidad variará directamente de acuerdo con la naturaleza de la persona interior. En el nivel espiritual, la forma exterior y la naturaleza interior empiezan a acercarse a una identificación completa, que se perfecciona cada vez más en los niveles espirituales cada vez más elevados.
112:6.4 (1236.2) En el estado morontial, el mortal ascendente es dotado de la modificación nebadónica del don de la mente cósmica del Espíritu Maestro de Orvonton. El intelecto mortal, como tal, ha perecido, ha dejado de existir como entidad universal focalizada separada de los circuitos mentales indiferenciados del Espíritu Creativo. Pero los significados y valores de la mente mortal no han perecido. Ciertas fases de la mente subsisten en el alma sobreviviente; el Ajustador conserva ciertos valores experienciales de la antigua mente humana; y la historia de la vida humana, tal como fue vivida en la carne, se conserva en el universo local junto con ciertos registros vivientes en los numerosos seres que se ocupan de la evaluación final del mortal ascendente, unos seres que se extienden desde los serafines hasta los Censores Universales, y probablemente más allá hasta llegar al Supremo.
112:6.5 (1236.3) La volición de una criatura no puede existir sin la mente, pero subsiste a pesar de la pérdida del intelecto material. Durante los tiempos inmediatamente siguientes a la supervivencia, la personalidad ascendente se rige en gran medida por los patrones de carácter heredados de su vida humana, y por la acción recién aparecida de la mota morontial. Estas pautas de conducta, en mansonia, funcionan aceptablemente en las primeras etapas de la vida morontial y antes de que aparezca la voluntad morontial como expresión volitiva plenamente desarrollada de la personalidad ascendente.
112:6.6 (1236.4) En la carrera del universo local no existen influencias comparables a los siete espíritus ayudantes de la mente de la existencia humana. La mente morontial ha de evolucionar por contacto directo con la mente cósmica, tal como esta mente cósmica ha sido modificada y traducida por la fuente creativa del intelecto del universo local — la Ministra Divina.
112:6.7 (1236.5) Antes de la muerte, la mente mortal tiene conciencia de ser independiente de la presencia del Ajustador; para poder funcionar, la mente que está bajo la influencia de los ayudantes sólo necesita la configuración energético-material que está asociada con ella. Pero el alma morontial, como está por encima de la influencia de los ayudantes, no retiene la conciencia de sí misma sin el Ajustador cuando es privada del mecanismo de la mente material. Este alma evolutiva posee sin embargo un carácter continuado procedente de las decisiones de su antigua mente asociada que estaba bajo la influencia de los ayudantes, y este carácter se convierte en una memoria activa cuando sus configuraciones son estimuladas por el Ajustador que regresa.
112:6.8 (1236.6) La persistencia de la memoria es una prueba de que la identidad de la individualidad original se conserva; es esencial para tener la plena conciencia de la continuidad y de la expansión de la personalidad. Aquellos mortales que ascienden sin Ajustador dependen de la enseñanza de sus asociados seráficos para reconstruir su memoria humana; las almas morontiales de los mortales fusionados con el Espíritu no tienen más limitaciones que ésta. La configuración de la memoria subsiste en el alma, pero esta configuración necesita la presencia del antiguo Ajustador para hacerse inmediatamente reconocible como memoria continuada. Sin el Ajustador, el sobreviviente mortal necesita un tiempo considerable para volver a explorar y a aprender, para recuperar la memoria consciente de los significados y los valores de una existencia anterior.
112:6.9 (1237.1) El alma con valor de supervivencia refleja fielmente las acciones y las motivaciones tanto cualitativas como cuantitativas del intelecto material, sede anterior de la identidad de la individualidad. Al escoger la verdad, la belleza y la bondad, la mente mortal entra en su carrera universal premorontial bajo la tutela de los siete espíritus ayudantes de la mente, unificados bajo la dirección del espíritu de la sabiduría. Posteriormente, después de completarse los siete círculos de consecución premorontial, el don de la mente morontial se superpone a la mente que está bajo la influencia de los ayudantes, lo que inicia la carrera preespiritual o morontial de progresión en el universo local.
112:6.10 (1237.2) Cuando una criatura deja su planeta natal, deja tras ella el ministerio de los ayudantes y ya sólo depende del intelecto morontial. Cuando un ascendente deja el universo local, ha alcanzado el nivel espiritual de existencia, puesto que ha sobrepasado el nivel morontial. Esta entidad espiritual recién aparecida se sintoniza entonces con el ministerio directo de la mente cósmica de Orvonton.
112:7.1 (1237.3) La fusión con el Ajustador del Pensamiento concede a la personalidad unas realidades eternas que anteriormente sólo eran potenciales. Entre estas nuevas dotaciones se pueden citar: la fijación de la cualidad de divinidad, la experiencia y la memoria de la eternidad pasada, la inmortalidad, y una fase de absolutidad potencial limitada.
112:7.2 (1237.4) Cuando hayáis corrido la carrera terrestre en vuestra forma temporal, os despertaréis en las orillas de un mundo mejor, y seréis unidos finalmente a vuestro fiel Ajustador en un abrazo eterno. Esta fusión constituye el misterio de hacer de Dios y del hombre un solo ser, el misterio de la evolución de la criatura finita, pero esto es eternamente cierto. La fusión es el secreto de la esfera sagrada de Ascendington, y ninguna criatura, salvo las que han experimentado la fusión con el espíritu de la Deidad, puede comprender el verdadero significado de los valores reales que se asocian cuando la identidad de una criatura del tiempo se une eternamente con el espíritu de la Deidad del Paraíso.
112:7.3 (1237.5) La fusión con el Ajustador se efectúa habitualmente mientras el ascendente reside en su sistema local. Puede producirse en su planeta natal como trascendencia de la muerte natural; puede tener lugar en cualquiera de los mundos de las mansiones o en la sede del sistema; se puede retrasar incluso hasta el momento de la estancia en la constelación; o, en casos especiales, puede no llegar a consumarse hasta que el ascendente se encuentra en la capital del universo local.
112:7.4 (1237.6) Cuando se ha llevado a cabo la fusión con el Ajustador, la carrera eterna de esa personalidad ya no corre ningún peligro futuro. Los seres celestiales pasan por una larga experiencia para ser puestos a prueba, pero los mortales pasan por unas pruebas relativamente cortas e intensas en los mundos evolutivos y morontiales.
112:7.5 (1237.7) La fusión con el Ajustador no se produce nunca hasta que los mandatos del superuniverso han declarado que la naturaleza humana ha efectuado una elección definitiva e irrevocable a favor de la carrera eterna. Es la autorización para la unión que, una vez emitida, constituye el permiso competente para que la personalidad fusionada deje finalmente los confines del universo local para dirigirse en su momento a la sede del superuniverso; desde allí, y en un futuro lejano, un seconafín envolverá al peregrino del tiempo para el largo vuelo hacia el universo central de Havona y la aventura de la Deidad.
112:7.6 (1238.1) En los mundos evolutivos, la individualidad es material; es una cosa en el universo y, como tal, está sometida a las leyes de la existencia material. Es un hecho en el tiempo y es sensible a las vicisitudes del mismo. Las decisiones sobrela supervivencia han de ser expresadas aquí. En el estado morontial, el yo se ha convertido en una realidad universal nueva y más duradera, y su crecimiento continuo está basado en una sintonización creciente con los circuitos mentales y espirituales de los universos. Las decisiones sobre la supervivencia debenconfirmarse ahora. Cuando el yo alcanza el nivel espiritual, se ha vuelto un valor seguro en el universo, y este nuevo valor está basado en el hecho de que lasdecisiones sobre la supervivencia se han tomado, un hecho que está atestiguado por la fusión eterna con el Ajustador del Pensamiento. Después de haber alcanzado el estado de un verdadero valor en el universo, la criatura se vuelve potencialmente libre de buscar el valor universal más elevado — Dios.
112:7.7 (1238.2) Las reacciones universales de estos seres fusionados son dobles: Son unos individuos morontiales distintos, no del todo diferentes a los serafines, y son también unos seres que pertenecen potencialmente a la orden de los finalitarios del Paraíso.
112:7.8 (1238.3) Pero el individuo fusionado es en realidad una sola personalidad, un solo ser, cuya unidad desafía todos los intentos de análisis por parte de cualquier inteligencia de los universos. Y así, después de haber pasado ante los tribunales del universo local, desde los más modestos hasta los más elevados, sin que ninguno de ellos haya sido capaz de identificar por separado al hombre o al Ajustador, seréis conducidos finalmente ante el Soberano de Nebadon, el Padre de vuestro universo local. Allí, de las manos mismas del ser cuya paternidad creativa en este universo temporal ha hecho posible el hecho de vuestra vida, recibiréis las credenciales que os darán derecho a continuar finalmente vuestra carrera en el superuniverso en busca del Padre Universal.
112:7.9 (1238.4) El Ajustador victorioso, ¿ha conseguido la personalidad gracias a su magnífico servicio a la humanidad, o es el valiente humano el que ha alcanzado la inmortalidad mediante sus sinceros esfuerzos por lograr parecerse al Ajustador?. No es ni lo uno ni lo otro, sino que los dos juntos han llevado a cabo la evolución de un miembro de uno de los tipos excepcionales de personalidades ascendentes del Supremo, un ser que siempre hallaréis servicial, fiel y eficaz, un candidato a un crecimiento y a un desarrollo adicionales siempre dirigidos hacia arriba, sin detenerse nunca en su ascensión celestial hasta haber atravesado los siete circuitos de Havona, y el alma de antiguo origen terrestre permanezca en adoración reconociendo la personalidad real del Padre en el Paraíso.
112:7.10 (1238.5) Durante toda esta magnífica ascensión, el Ajustador del Pensamiento es la garantía divina de la estabilización espiritual futura y completa del mortal ascendente. Entretanto, la presencia del libre albedrío humano proporciona al Ajustador un canal eterno para liberar la naturaleza divina e infinita. Estas dos identidades se han vuelto ahora una sola; ningún acontecimiento del tiempo o de la eternidad puede ya separar al hombre y al Ajustador; son inseparables, han fusionado para la eternidad.
112:7.11 (1238.6) En los mundos donde se fusiona con el Ajustador, el destino del Monitor de Misterio es idéntico al del mortal ascendente — el Cuerpo Paradisiaco de la Finalidad. Ni el Ajustador ni el mortal pueden alcanzar esta meta única sin la plena cooperación y la ayuda fiel del otro. Esta asociación extraordinaria es uno de los fenómenos cósmicos más fascinantes y asombrosos de la presente era del universo.
112:7.12 (1239.1) Desde el momento de la fusión con el Ajustador, la condición del ascendente es la de una criatura evolutiva. El miembro humano fue el primero en disfrutar de la personalidad y, por consiguiente, es superior al Ajustador en todas las cuestiones relacionadas con el reconocimiento de la personalidad. La sede paradisiaca de este ser fusionado es Ascendington, y no Divinington; esta combinación única de Dios y de hombre se considera como un mortal ascendente durante todo el camino hasta llegar al Cuerpo de la Finalidad.
112:7.13 (1239.2) Una vez que un Ajustador fusiona con un mortal ascendente, el número de ese Ajustador es borrado de los archivos del superuniverso. En cuanto a lo que sucede con los archivos de Divinington, no lo sé, pero supongo que el registro de ese Ajustador es trasladado a los círculos secretos de las cortes interiores de Grandfanda, el director en funciones del Cuerpo de la Finalidad.
112:7.14 (1239.3) Con la fusión del Ajustador, el Padre Universal ha cumplido su promesa de darse a sí mismo a sus criaturas materiales; ha cumplido la promesa y ha consumado el plan de la donación eterna de la divinidad a la humanidad. Ahora empieza la tentativa humana por comprender y llevar a cabo las posibilidades ilimitadas inherentes a la asociación celestial con Dios, una asociación que se ha convertido así en un hecho.
112:7.15 (1239.4) El destino actualmente conocido de los mortales sobrevivientes es el Cuerpo Paradisiaco de la Finalidad; ésta es también la meta final para todos los Ajustadores del Pensamiento que se han unido de manera eterna con sus compañeros mortales. Los finalitarios del Paraíso trabajan actualmente en numerosas tareas en todo el gran universo, pero todos suponemos que tendrán otras tareas más celestiales que realizar en el lejano futuro, después de que los siete superuniversos se hayan establecido en la luz y la vida, y el Dios finito haya surgido finalmente del misterio que ahora rodea a esta Deidad Suprema.
112:7.16 (1239.5) Se os ha informado hasta cierto punto acerca de la organización y del personal del universo central, los superuniversos y los universos locales; se os han contado algunas cosas sobre el carácter y el origen de algunas de las diversas personalidades que gobiernan actualmente estas extensas creaciones. También se os ha informado que unas inmensas galaxias de universos están en proceso de organización mucho más allá de la periferia del gran universo, en el primer nivel del espacio exterior. En el transcurso de estas narraciones también se os ha indicado que el Ser Supremo desvelará su actividad terciaria no revelada en estas regiones actualmente inexploradas del espacio exterior; y también se os ha dicho que los finalitarios del cuerpo paradisiaco son los hijos experienciales del Supremo.
112:7.17 (1239.6) Creemos que los mortales fusionados con su Ajustador, así como sus asociados finalitarios, están destinados a ejercer su actividad de alguna manera en la administración de los universos del primer nivel del espacio exterior. No tenemos la menor duda de que, a su debido tiempo, estas enormes galaxias se convertirán en universos habitados. Y estamos igualmente convencidos de que entre sus administradores se encontrarán los finalitarios paradisiacos, cuyas naturalezas son la consecuencia cósmica de la mezcla de la criatura y del Creador.
112:7.18 (1239.7) ¡Qué aventura! ¡Qué gesta! Una creación gigantesca que será administrada por los hijos del Supremo, esos Ajustadores personalizados y humanizados, esos mortales eternizados y unidos a sus Ajustadores, esas combinaciones misteriosas y esas asociaciones eternas entre la manifestación más elevada que se conoce de la esencia de la Fuente-Centro Primera, y la forma más humilde de vida inteligente capaz de comprender y de alcanzar al Padre Universal. Pensamos que estos seres amalgamados, estas asociaciones entre el Creador y la criatura, se convertirán en unos gobernantes magníficos, unos administradores incomparables y unos directores comprensivos y compasivos para todas y cada una de las formas de vida inteligente que puedan llegar a existir en todos esos futuros universos del primer nivel del espacio exterior.
112:7.19 (1240.1) Es verdad que vosotros, los mortales, sois de origen terrestre, de origen animal; vuestro cuerpo es ciertamente de polvo. Pero si queréis realmente, si verdaderamente lo deseáis, es seguro que la herencia de los siglos será vuestra, y que algún día serviréis en todos los universos en vuestra verdadera condición — la de hijos del Dios Supremo de la experiencia e hijos divinos del Padre Paradisiaco de todas las personalidades.
112:7.20 (1240.2) [Presentado por un Mensajero Solitario de Orvonton.]
El libro de Urantia
Documento 113
113:0.1 (1241.1) DESPUÉS de haber presentado las narraciones sobre los Espíritus Ministrantes del Tiempo y las Huestes de Mensajeros del Espacio, llegamos al estudio de los ángeles guardianes, los serafines dedicados al ministerio de los mortales individuales, para cuya elevación y perfección se ha preparado todo el inmenso sistema de la supervivencia y de la progresión espiritual. Durante las épocas pasadas en Urantia, estos guardianes del destino eran casi el único grupo conocido de ángeles. Los serafines planetarios son en verdad los espíritus ministrantes enviados para servir a aquellas personas que sobrevivirán. Estos serafines acompañantes han desempeñado sus funciones como asistentes espirituales del hombre mortal en todos los grandes acontecimientos del pasado y del presente. En muchas revelaciones, «la palabra fue pronunciada por los ángeles»; muchos mandatos del cielo han sido «recibidos por el ministerio de los ángeles».
113:0.2 (1241.2) Los serafines son los ángeles tradicionales del cielo; son los espíritus ministrantes que viven tan cerca de vosotros y hacen tanto por vosotros. Han servido en Urantia desde los primeros tiempos de la inteligencia humana.
113:1.1 (1241.3) La enseñanza sobre los ángeles guardianes no es un mito; algunos grupos de seres humanos tienen realmente ángeles personales. En reconocimiento de este hecho, Jesús, cuando habló de los niños del reino celestial, dijo: «Tened cuidado de no menospreciar a ninguno de estos pequeños, pues os digo que sus ángeles perciben continuamente la presencia del espíritu de mi Padre.»
113:1.2 (1241.4) En un principio, los serafines fueron asignados claramente a las distintas razas de Urantia. Pero desde la donación de Miguel son asignados con arreglo a la inteligencia, la espiritualidad y el destino humanos. Intelectualmente, la humanidad está dividida en tres clases:
113:1.3 (1241.5) 1. Los humanos con una mente subnormal — aquellos que no ejercen un poder normal de voluntad; aquellos que no toman decisiones ordinarias. Esta clase abarca a los que no pueden comprender a Dios; les falta capacidad para adorar inteligentemente a la Deidad. Los seres subnormales de Urantia tienen asignado un cuerpo de serafines, una compañía, con un batallón de querubines, encargados de servirlos y de vigilar que se les manifieste justicia y misericordia en las luchas por la vida en la esfera.
113:1.4 (1241.6) 2. El tipo medio o normal de mente humana. Desde el punto de vista del ministerio seráfico, la mayor parte de los hombres y de las mujeres están agrupados en siete clases de acuerdo con el estado que han conseguido superando los círculos del progreso humano y del desarrollo espiritual.
113:1.5 (1241.7) 3. Los humanos con una mente supernormal — aquellas personas con un gran poder de decisión y con un potencial indudable de logros espirituales; los hombres y las mujeres que disfrutan de un mayor o menor contacto con su Ajustador interior; los miembros de los diversos cuerpos de reserva del destino. Cualquiera que sea el círculo en el que se encuentre un ser humano, si ese individuo es alistado en cualquiera de los diversos cuerpos de reserva del destino, se le asigna inmediatamente un serafín personal, y desde ese momento hasta que termine su carrera terrestre, ese mortal disfrutará del ministerio continuo y de los cuidados incesantes de un ángel guardián. También, cuando un ser humano toma la decisión suprema, cuando establece un verdadero compromiso con el Ajustador, un guardián personal se asigna inmediatamente a ese alma.
113:1.6 (1242.1) En el ministerio hacia los llamados seres normales, las asignaciones seráficas se efectúan de acuerdo con los círculos de intelectualidad y de espiritualidad que los seres humanos han alcanzado. Os ponéis en camino investidos de vuestra mente mortal en el séptimo círculo y viajáis hacia el interior en la tarea de comprenderos, conquistaros y dominaros a vosotros mismos; avanzáis círculo tras círculo (si la muerte natural no termina con vuestra carrera, transfiriendo vuestras luchas a los mundos de las mansiones) hasta que alcanzáis el primer círculo, o círculo interno de contacto y de comunión relativos con el Ajustador interior.
113:1.7 (1242.2) En el círculo inicial, o séptimo círculo, los seres humanos tienen un ángel guardián con una compañía de querubines auxiliares encargados del cuidado y de la custodia de mil mortales. En el sexto círculo, una pareja seráfica con una compañía de querubines está destinada a guiar a estos mortales ascendentes en grupos de quinientos. Cuando se alcanza el quinto círculo, los seres humanos son agrupados en compañías de unas cien personas, y una pareja de serafines guardianes con un grupo de querubines se encargan de ellas. Cuando alcanzan el cuarto círculo, los seres mortales son reunidos en grupos de diez, y una pareja de serafines, asistida por una compañía de querubines, se encarga nuevamente de ellos.
113:1.8 (1242.3) Cuando una mente mortal rompe la inercia de la herencia animal y alcanza el tercer círculo de intelectualidad humana y de espiritualidad adquirida, desde ese momento en adelante un ángel personal (en realidad dos) se dedicará total y exclusivamente a ese mortal ascendente. Además de los Ajustadores del Pensamiento interiores siempre presentes y cada vez más eficaces, estas almas humanas reciben así la ayuda indivisa de estos guardianes personales del destino en todos sus esfuerzos por terminar el tercer círculo, atravesar el segundo y alcanzar el primero.
113:2.1 (1242.4) A los serafines no se les conoce como guardianes del destino hasta el momento en que son nombrados para asociarse a un alma humana que ha realizado uno o más de estos tres logros: ha tomado la decisión suprema de volverse semejante a Dios, ha entrado en el tercer círculo, o ha sido enrolada en uno de los cuerpos de reserva del destino.
113:2.2 (1242.5) En la evolución de las razas, un guardián del destino es asignado al primer ser humano que alcanza el círculo de conquista requerido. En Urantia, el primer mortal que consiguió un guardián personal fue Rantowoc, un sabio de la raza roja de hace mucho tiempo.
113:2.3 (1242.6) Todas las asignaciones angélicas se llevan a cabo en un grupo de serafines voluntarios, y estos nombramientos siempre están de acuerdo con las necesidades humanas y con relación al estado de la pareja angélica — a la luz de la experiencia, la habilidad y la sabiduría seráficas. Únicamente los serafines que han servido durante mucho tiempo, los tipos más experimentados y probados, son asignados como guardianes del destino. Muchos guardianes han conseguido una gran experiencia valiosa en los mundos pertenecientes a la serie donde no se fusiona con el Ajustador. Al igual que lo hacen los Ajustadores, los serafines acompañan a estos seres durante una sola vida, y luego son liberados para realizar una nueva misión. Muchos guardianes de Urantia han tenido esta experiencia práctica previa en otros mundos.
113:2.4 (1243.1) Cuando los seres humanos no logran sobrevivir, sus guardianes personales o colectivos pueden servir repetidas veces en calidad similar en el mismo planeta. Los serafines desarrollan una estima sentimental por los mundos individuales y albergan un afecto especial por ciertas razas y tipos de criaturas mortales con las que han estado tan estrecha e íntimamente asociados.
113:2.5 (1243.2) Los ángeles desarrollan un afecto duradero por sus asociados humanos; y si pudierais visualizar a los serafines, desarrollaríais también un cálido afecto por ellos. Despojados de vuestros cuerpos materiales y provistos de formas espirituales, estaríais muy cerca de los ángeles en muchos atributos de la personalidad. Comparten la mayoría de vuestras emociones y experimentan algunas más. La única emoción que os impulsa y que es para ellos un poco difícil de comprender es la herencia del miedo animal que ocupa un lugar tan importante en la vida mental del habitante medio de Urantia. A los ángeles les resulta verdaderamente difícil de comprender por qué permitís de manera tan insistente que vuestros poderes intelectuales superiores, e incluso vuestra fe religiosa, estén tan dominados por el miedo, tan completamente desmoralizados por el pánico irreflexivo del temor y la ansiedad.
113:2.6 (1243.3) Todos los serafines tienen sus nombres individuales, pero en los registros de asignación al servicio de un mundo, se les designa con frecuencia por sus números planetarios. En la sede del universo están registrados con su nombre y su número. El guardián del destino del sujeto humano utilizado en esta comunicación de contacto es el número 3 del grupo 17, de la compañía 126, del batallón 4, de la unidad 384, de la legión 6, de la hueste 37, del ejército seráfico 182.314 de Nebadon. El número actual de asignación planetaria de este serafín en Urantia, y para este sujeto humano, es el 3.641.852.
113:2.7 (1243.4) En el ministerio de la tutela personal, en la asignación de los ángeles como guardianes del destino, los serafines siempre ofrecen voluntariamente sus servicios. En la ciudad donde efectuamos esta visita, cierto mortal fue admitido recientemente en el cuerpo de reserva del destino, y puesto que los ángeles guardianes acompañan personalmente a este tipo de humanos, más de cien serafines cualificados se ofrecieron para la misión. El director planetario seleccionó a doce entre los individuos más experimentados, y posteriormente nombró al serafín que ellos escogieron como el mejor adaptado para guiar a este ser humano durante su viaje por la vida. Es decir, escogieron a cierta pareja de serafines igualmente cualificados; uno de los miembros de esta pareja seráfica estará siempre de servicio.
113:2.8 (1243.5) Las tareas seráficas pueden ser incesantes, pero uno de los miembros de la pareja angélica puede desprenderse de todas las responsabilidades del ministerio. Al igual que los querubines, los serafines sirven generalmente en parejas, pero a diferencia de sus asociados menos avanzados, los serafines trabajan a veces solos. Pueden ejercer su actividad como individuos en prácticamente todos sus contactos con los seres humanos. Los dos ángeles sólo se necesitan para la comunicación y el servicio en los circuitos superiores de los universos.
113:2.9 (1243.6) Cuando una pareja seráfica acepta la misión de guardianes, sirven así durante el resto de la vida de ese ser humano. El complemento del ser (uno de los dos ángeles) se convierte en el registrador de la empresa. Estos serafines complementarios son los ángeles registradores de los mortales de los mundos evolutivos. Los registros son conservados por la pareja de querubines (un querubín y un sanobín) que están siempre asociados a los guardianes seráficos, pero estos registros siempre están patrocinados por uno de los serafines.
113:2.10 (1244.1) El guardián es reemplazado periódicamente por su complemento con el objeto de descansar y de recargarse con la energía vital de los circuitos del universo, y durante su ausencia, el querubín asociado actúa como registrador, tal como es también el caso cuando el serafín complementario se encuentra igualmente ausente.
113:3.1 (1244.2) Una de las cosas más importantes que un guardián del destino hace por su sujeto mortal es efectuar una coordinación personal de las numerosas influencias espirituales impersonales que habitan, rodean e inciden en la mente y en el alma de la criatura material en evolución. Los seres humanos son personalidades, y a los espíritus no personales y a las entidades prepersonales les resulta extremadamente difícil ponerse en contacto directo con unas mentes tan sumamente materiales y tan diferenciadamente personales. El ministerio del ángel guardián unifica más o menos todas estas influencias y las hace más fácilmente apreciables por la naturaleza moral en expansión de la personalidad humana evolutiva.
113:3.2 (1244.3) El guardián seráfico puede correlacionar más especialmente los numerosos agentes e influencias del Espíritu Infinito que se extienden desde los dominios de los controladores físicos y de los espíritus ayudantes de la mente, hasta el Espíritu Santo de la Ministra Divina y hasta la presencia del Espíritu Omnipresente de la Fuente-Centro Tercera del Paraíso. Una vez que ha unificado así y ha hecho más personales estos amplios ministerios del Espíritu Infinito, el serafín se encarga entonces de correlacionar esta influencia integrada del Actor Conjunto con las presencias espirituales del Padre y del Hijo.
113:3.3 (1244.4) El Ajustador es la presencia del Padre; el Espíritu de la Verdad es la presencia de los Hijos. El ministerio de los serafines guardianes unifica y coordina estos dones divinos en los niveles inferiores de la experiencia espiritual humana. Los servidores angélicos tienen el don de combinar el amor del Padre y la misericordia del Hijo en su ministerio para con las criaturas mortales.
113:3.4 (1244.5) En esto se revela la razón por la que el guardián seráfico se vuelve finalmente el conservador personal de los modelos mentales, de las fórmulas de la memoria y de las realidades del alma del superviviente mortal durante el intervalo entre la muerte física y la resurrección morontial. Nadie, salvo los hijos ministrantes del Espíritu Infinito, podría actuar así a favor de la criatura humana durante esta fase de transición entre un nivel del universo y otro nivel más elevado. Incluso cuando emprendéis vuestro sueño de transición final, cuando pasáis del tiempo a la eternidad, un alto supernafín comparte igualmente el tránsito con vosotros como custodio de vuestra identidad de criatura y como garantía de vuestra integridad personal.
113:3.5 (1244.6) En el nivel espiritual, los serafines convierten en personales muchos ministerios del universo por otra parte impersonales y prepersonales; son coordinadores. En el nivel intelectual, ponen en correlación la mente y la morontia; son intérpretes. Y en el nivel físico, manipulan el entorno terrestre gracias a su conexión con los Controladores Físicos Maestros y a través del ministerio cooperativo de las criaturas intermedias.
113:3.6 (1244.7) Esto es un relato de las funciones múltiples y complicadas de un serafín acompañante; pero este tipo de personalidad angélica subordinada, creada tan sólo un poco por encima del nivel universal de la humanidad, ¿cómo puede hacer estas cosas tan difíciles y complejas? En realidad no lo sabemos, pero suponemos que este ministerio extraordinario es facilitado de alguna manera no desvelada por el trabajo no reconocido y no revelado del Ser Supremo, la Deidad en vías de manifestación de los universos evolutivos del tiempo y del espacio. A lo largo de todo el ámbito de la supervivencia progresiva, dentro y a través del Ser Supremo, los serafines son una parte esencial del progreso continuo de los mortales.
113:4.1 (1245.1) Los serafines guardianes no son la mente, aunque proceden del Espíritu Creativo, la misma fuente que da origen también a la mente mortal. Los serafines son estimuladores de la mente; intentan continuamente provocar en la mente humana las decisiones que conducen a superar los círculos. No lo hacen como los Ajustadores, que actúan desde el interior y a través del alma, sino más bien desde el exterior hacia el interior, trabajando a través del entorno social, ético y moral de los seres humanos. Los serafines no son la atracción divina bajo la forma del Ajustador del Padre Universal, pero ejercen su actividad como agentes personales del ministerio del Espíritu Infinito.
113:4.2 (1245.2) El hombre mortal, sujeto a las directrices del Ajustador, es también sensible a la guía seráfica. El Ajustador es la esencia de la naturaleza eterna del hombre; el serafín es el educador de la naturaleza evolutiva del hombre — de la mente mortal en esta vida, y del alma morontial en la siguiente. En los mundos de las mansiones seréis conscientes y tendréis conocimiento de los instructores seráficos, pero en la primera vida los hombres no son generalmente conscientes de ellos.
113:4.3 (1245.3) Los serafines actúan como educadores de los hombres, guiando los pasos de la personalidad humana por los caminos de las experiencias nuevas y progresivas. Aceptar la guía de un serafín raras veces significa disfrutar de una vida cómoda. Si seguís esta guía, encontraréis con toda seguridad las escarpadas colinas de la elección moral y del progreso espiritual, y si tenéis valentía, las atravesaréis.
113:4.4 (1245.4) El impulso a la adoración se origina principalmente en las incitaciones espirituales de los ayudantes superiores de la mente, reforzados por las directrices del Ajustador. Pero el impulso a la oración que experimentan tan a menudo los mortales conscientes de Dios surge con mucha frecuencia como resultado de la influencia seráfica. El serafín guardián manipula continuamente el entorno humano con objeto de aumentar la perspicacia cósmica del ascendente humano, a fin de que este candidato a la supervivencia pueda adquirir una conciencia acrecentada de la presencia del Ajustador interior y sea capaz de ofrecer así una mayor cooperación con la misión espiritual de la presencia divina.
113:4.5 (1245.5) Aunque no existe en apariencia ninguna comunicación entre los Ajustadores interiores y los serafines que rodean al hombre, siempre parecen trabajar en perfecta armonía y exquisito acuerdo. Los guardianes son más activos en los momentos en que los Ajustadores lo son menos, pero el ministerio de los dos está de alguna manera extrañamente correlacionado. Una cooperación tan magnífica difícilmente podría ser accidental o fortuita.
113:4.6 (1245.6) La personalidad ministrante del serafín guardián, la presencia de Dios bajo la forma del Ajustador interior, la acción en circuito del Espíritu Santo, y la conciencia del Hijo bajo la forma del Espíritu de la Verdad están todas divinamente correlacionadas en una unidad significativa de ministerio espiritual en la personalidad mortal y para la misma. Aunque proceden de orígenes diferentes y de niveles diferentes, todas estas influencias celestiales están integradas en la presencia envolvente y evolutiva del Ser Supremo.
113:5.1 (1245.7) Los ángeles no invaden la santidad de la mente humana; no manipulan la voluntad de los mortales; tampoco se ponen en contacto directo con los Ajustadores interiores. El guardián del destino os influye de todas las maneras posibles que estén de acuerdo con la dignidad de vuestra personalidad; estos ángeles no interfieren bajo ninguna circunstancia en la acción libre de la voluntad humana. Ni los ángeles ni ninguna otra orden de personalidad del universo tienen poder o autoridad para reducir o limitar las prerrogativas de la elección humana.
113:5.2 (1246.1) Los ángeles están tan cerca de vosotros y os cuidan con tanta ternura que de manera figurada «lloran a causa de vuestra intolerancia y testarudez obstinadas». Los serafines no derraman lágrimas físicas; no tienen cuerpos físicos, y tampoco poseen alas. Pero sí tienen emociones espirituales, y experimentan sensaciones y sentimientos de naturaleza espiritual que son en cierto modo comparables a las emociones humanas.
113:5.3 (1246.2) Los serafines actúan a vuestro favor independientemente por completo de vuestras peticiones directas; ejecutan las órdenes de sus superiores y ejercen así su actividad sin tener en cuenta vuestros caprichos pasajeros o vuestro humor cambiante. Esto no implica que no podáis hacer sus tareas más fáciles o más difíciles, sino más bien que los ángeles no se ocupan directamente de vuestras peticiones ni de vuestras oraciones.
113:5.4 (1246.3) En la vida en la carne, la inteligencia de los ángeles no está a la disposición directa de los hombres mortales. No son ni jefes supremos ni directores; son simplemente guardianes. Los serafines os protegen; no tratan de influiros directamente; debéis trazar vuestros propios derroteros, y estos ángeles actúan entonces para hacer el mejor uso posible del camino que habéis elegido. No intervienen (generalmente) de manera arbitraria en los asuntos rutinarios de la vida humana. Pero cuando reciben instrucciones de sus superiores para ejecutar alguna proeza inhabitual, podéis estar seguros de que estos guardianes encontrarán alguna manera de llevar a cabo esos mandatos. Por consiguiente, no se entrometen en la representación del drama humano excepto en casos de urgencia, y entonces lo hacen generalmente por orden directa de sus superiores. Son los seres que os van a seguir durante muchas épocas, y están recibiendo así una introducción a su trabajo futuro y a su asociación de personalidad.
113:5.5 (1246.4) En ciertas circunstancias, los serafines pueden ejercer sus funciones como ministros materiales para los seres humanos, pero su actividad en esta calidad es muy rara. Con la ayuda de las criaturas intermedias y de los controladores físicos, pueden ejercer una gran variedad de actividades a favor de los seres humanos, e incluso ponerse en contacto real con la humanidad, pero estos acontecimientos son muy poco frecuentes. En la mayoría de los casos, las circunstancias del reino material se desarrollan sin ser alteradas por la acción seráfica, aunque han surgido ocasiones en las que los eslabones vitales de la cadena de la evolución humana corrían peligro, y entonces los guardianes seráficos han actuado, y adecuadamente, por su propia iniciativa.
113:6.1 (1246.5) Después de haberos dicho algo sobre el ministerio de los serafines durante la vida física, intentaré informaros acerca de la conducta de los guardianes del destino en el momento de la disolución mortal de sus asociados humanos. Después de vuestra muerte, vuestros registros, vuestras especificaciones de identidad y la entidad morontial del alma humana — desarrollada conjuntamente por el ministerio de la mente mortal y del Ajustador divino — son fielmente conservados por el guardián del destino, junto con todos los otros valores relacionados con vuestra existencia futura, todo lo que constituye vuestro yo, vuestro yo real, excepto la identidad de la existencia continua, representada por el Ajustador que se va, y la realidad de la personalidad.
113:6.2 (1246.6) En cuanto desaparece la luz piloto en la mente humana, la luminosidad espiritual que los serafines asocian a la presencia del Ajustador, el ángel acompañante se presenta en persona a los ángeles que están al mando sucesivamente del grupo, la compañía, el batallón, la unidad, la legión y la hueste; y después de haber sido debidamente inscrito para la aventura final del tiempo y del espacio, dicho ángel recibe un certificado del jefe planetario de los serafines para presentarlo ante la Estrella Vespertina (u otro lugarteniente de Gabriel) que manda el ejército seráfico de ese candidato a la ascensión del universo. Cuando el comandante de esta suprema unidad organizada le concede el permiso, ese guardián del destino se dirige al primer mundo de las mansiones y espera allí a que se restablezca la conciencia de su antiguo pupilo en la carne.
113:6.3 (1247.1) En el caso de que el alma humana no logre sobrevivir después de haber recibido la asignación de un ángel personal, el serafín acompañante debe dirigirse a la sede del universo local para atestiguar sobre la exactitud de los datos completos que su complemento ha presentado anteriormente. A continuación se presenta ante los tribunales de los arcángeles para ser absuelto de culpa por el fracaso de su sujeto en el asunto de la supervivencia; y luego regresa a los mundos para ser asignado de nuevo a otro mortal con potencial de ascensión o a alguna otra división del ministerio seráfico.
113:6.4 (1247.2) Pero los ángeles sirven a las criaturas evolutivas de muchas maneras, además de los servicios de la tutela personal y colectiva. Los guardianes personales cuyos sujetos no van de inmediato a los mundos de las mansiones, no permanecen allí en la ociosidad esperando el llamamiento nominal dispensacional del juicio; son destinados de nuevo a numerosas misiones ministrantes por todo el universo.
113:6.5 (1247.3) El serafín guardián es el fideicomisario que custodia los valores de supervivencia del alma dormida del hombre mortal, al igual que el Ajustador ausente es la identidad de ese ser inmortal del universo. Cuando los dos colaboran en las salas de resurrección de mansonia conjuntamente con la forma morontial recién fabricada, se produce la reunión de los factores constituyentes de la personalidad del ascendente mortal.
113:6.6 (1247.4) El Ajustador os identificará; el serafín guardián os repersonalizará y luego os presentará de nuevo al fiel Monitor de vuestros días terrestres.
113:6.7 (1247.5) Y así, cuando termina una época planetaria, cuando se reúne a aquellos que se encuentran en los círculos inferiores de realización humana, sus guardianes colectivos son los que los reensamblan en las salas de resurrección de las esferas de las mansiones, tal como lo dicen vuestras escrituras: «Y él enviará a sus ángeles con una voz poderosa y reunirá a sus escogidos desde un extremo al otro del reino.»
113:6.8 (1247.6) La técnica de la justicia exige que los guardianes personales o colectivos respondan al llamamiento nominal dispensacional en nombre de todas las personalidades no sobrevivientes. Los Ajustadores de esos no sobrevivientes no regresan, y cuando se pasa lista, los serafines responden, pero los Ajustadores no contestan. Esto constituye la «resurrección de los injustos», en realidad el reconocimiento oficial del cese de la existencia de la criatura. Este llamamiento nominal de la justicia siempre tiene lugar inmediatamente después del llamamiento nominal de la misericordia, la resurrección de los supervivientes dormidos. Pero estos asuntos no incumben a nadie más que a los Jueces supremos y omniscientes de los valores de supervivencia. Estos problemas de decisiones judiciales no nos conciernen realmente.
113:6.9 (1247.7) Los guardianes colectivos pueden servir en un planeta durante una época tras otra, y convertirse finalmente en los conservadores de las almas dormidas de miles y miles de supervivientes dormidos. Pueden servir así en muchos mundos diferentes de un sistema determinado, puesto que la respuesta de la resurrección tiene lugar en los mundos de las mansiones.
113:6.10 (1247.8) Todos los guardianes personales y colectivos del sistema de Satania que se extraviaron durante la rebelión de Lucifer han de permanecer detenidos en Jerusem hasta el juicio final de la rebelión, a pesar de que muchos se arrepintieron sinceramente de su locura. Los Censores Universales ya han quitado arbitrariamente a estos guardianes desobedientes e infieles todos los aspectos de sus fideicomisos de almas, y han depositado la protección de estas realidades morontiales bajo la custodia de los seconafines voluntarios.
113:7.1 (1248.1) Este primer despertar en las orillas del mundo de las mansiones constituye en verdad un momento inolvidable en la carrera de un mortal ascendente; ver allí realmente por primera vez a vuestros compañeros angélicos, tanto tiempo amados y siempre presentes, de vuestros días en la Tierra; haceros también allí verdaderamente conscientes de la identidad y de la presencia del Monitor divino que durante tanto tiempo residió en vuestra mente en la Tierra. Una experiencia así constituye un despertar glorioso, una verdadera resurrección.
113:7.2 (1248.2) En las esferas morontiales, los serafines acompañantes (hay dos de ellos) son abiertamente vuestros compañeros. Estos ángeles no solamente se asocian con vosotros a medida que progresáis en la carrera de los mundos de transición, ayudándoos de todas las maneras posibles a adquirir el estado morontial y espiritual, sino que también aprovechan la ocasión para avanzar ellos mismos por medio del estudio en las escuelas de divulgación para serafines evolutivos que existen en los mundos de las mansiones.
113:7.3 (1248.3) La raza humana fue creada apenas un poco por debajo de los tipos más sencillos de órdenes angélicas. Por eso, en el momento en que alcancéis la conciencia de la personalidad después de haber sido liberados de los vínculos de la carne, vuestra primera tarea en la vida morontial consistirá en ayudar a los serafines en el trabajo inmediato que espera.
113:7.4 (1248.4) Antes de dejar los mundos de las mansiones, todos los mortales tendrán unos asociados o guardianes seráficos permanentes. Y a medida que ascendáis las esferas morontiales, los guardianes seráficos serán finalmente los que atestiguarán y certificarán los decretos de vuestra unión eterna con el Ajustador del Pensamiento. Juntos han establecido la identidad de vuestra personalidad como hijo de la carne procedente de los mundos del tiempo. Luego, cuando alcancéis la madurez del estado morontial, os acompañarán a través de Jerusem y de los mundos asociados de progreso y de cultura del sistema. Después de esto, irán con vosotros a Edentia y a sus setenta esferas de vida social avanzada, y posteriormente os guiarán hasta los Melquisedeks y os seguirán a lo largo de la magnífica carrera en los mundos sede del universo. Cuando hayáis aprendido la sabiduría y la cultura de los Melquisedeks, os llevarán a Salvington, donde os encontraréis cara a cara con el Soberano de todo Nebadon. Estos guías seráficos os seguirán además a través del sector menor y de los sectores mayores del superuniverso, y continuarán hasta los mundos receptores de Uversa, permaneciendo con vosotros hasta que un seconafín os envuelva finalmente para el largo viaje a Havona.
113:7.5 (1248.5) Algunos guardianes del destino vinculados a los peregrinos ascendentes durante la carrera humana siguen el recorrido de éstos a través de Havona. Los demás se despiden temporalmente de sus asociados humanos de largo tiempo, y luego, mientras estos mortales atraviesan los círculos del universo central, sus guardianes del destino superan los círculos de Serafington. Y estarán esperando en las orillas del Paraíso cuando sus asociados mortales se despierten del último sueño temporal de tránsito a las nuevas experiencias de la eternidad. Estos serafines ascendentes emprenden posteriormente diferentes servicios en el cuerpo finalitario y en el Cuerpo Seráfico de la Finalización.
113:7.6 (1248.6) El hombre y el ángel pueden estar o no reunidos en el servicio eterno, pero dondequiera que sus misiones seráficas puedan llevarlos, los serafines siempre están en comunicación con sus antiguos pupilos de los mundos evolutivos, los mortales ascendentes del tiempo. Las asociaciones íntimas y los vínculos afectuosos de los mundos de origen humano no se olvidan nunca ni tampoco se rompen por completo. En las épocas eternas, los hombres y los ángeles cooperarán en el servicio divino tal como lo hicieron en la carrera del tiempo.
113:7.7 (1249.1) Para los serafines, la manera más segura de llegar hasta las Deidades del Paraíso consiste en guiar con éxito a un alma de origen evolutivo hasta las puertas del Paraíso. Por eso la misión como guardián del destino es la función seráfica más apreciada.
113:7.8 (1249.2) Sólo los guardianes del destino son enrolados en el Cuerpo primario, o mortal, de la Finalidad, y estas parejas han emprendido la aventura suprema de unificar sus identidades; los dos seres han conseguido la biunificación espiritual en Serafington antes de ser admitidos en el cuerpo finalitario. En esta experiencia, las dos naturalezas angélicas, tan complementarias en todas sus funciones universales, consiguen la unidad espiritual última de ser dos en uno, lo cual repercute en una nueva capacidad para recibir un fragmento no Ajustador del Padre Paradisiaco y fusionar con él. Y así, algunos de vuestros amorosos asociados seráficos en el tiempo se convierten también en vuestros asociados finalitarios en la eternidad, hijos del Supremo e hijos perfeccionados del Padre Paradisiaco.
113:7.9 (1249.3) [Presentado por el Jefe de los Serafines estacionados en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 114
114:0.1 (1250.1) LOS ALTÍSIMOS gobiernan en los reinos de los hombres por medio de muchas fuerzas y agentes celestiales, pero principalmente a través del ministerio de los serafines.
114:0.2 (1250.2) Hoy al mediodía, la lista nominal de ángeles planetarios, guardianes y otros en Urantia contenía 501.234.619 parejas de serafines. Estaban destinadas a mi mando doscientas huestes seráficas — 597.196.800 parejas de serafines o 1.194.393.600 ángeles individuales. El registro muestra sin embargo a 1.002.469.238 individuos; de ello se deduce por tanto que 191.294.362 ángeles estaban ausentes de este mundo en servicios relacionados con el transporte, los mensajes o la muerte. (En Urantia hay aproximadamente el mismo número de querubines que de serafines, y están organizados de manera similar.)
114:0.3 (1250.3) Los serafines y sus querubines asociados tienen mucho que ver con los detalles del gobierno superhumano de un planeta, especialmente en los mundos que han sido aislados por la rebelión. Los ángeles, ayudados hábilmente por los intermedios, ejercen su actividad en Urantia como verdaderos ministros supermateriales que ejecutan las órdenes del gobernador general residente y de todos sus asociados y subordinados. Los serafines, como clase, se ocupan de muchas tareas distintas a las de la custodia personal o colectiva.
114:0.4 (1250.4) Urantia no carece de una supervisión apropiada y eficaz por parte de los gobernantes de su sistema, su constelación y su universo. Pero su gobierno planetario es diferente al de cualquier otro mundo del sistema de Satania, e incluso de todo Nebadon. La singularidad de vuestro plan de supervisión se debe a una serie de circunstancias poco comunes:
114:0.5 (1250.5) 1. El estado de Urantia, donde la vida ha sido modificada.
114:0.6 (1250.6) 2. Las exigencias de la rebelión de Lucifer.
114:0.7 (1250.7) 3. Los trastornos ocasionados por la falta adámica.
114:0.8 (1250.8) 4. Las irregularidades derivadas del hecho de que Urantia ha sido uno de los mundos de donación del Soberano del Universo. Miguel de Nebadon es el Príncipe Planetario de Urantia.
114:0.9 (1250.9) 5. La función especial de los veinticuatro directores planetarios.
114:0.10 (1250.10) 6. El emplazamiento en el planeta de un circuito de arcángeles.
114:0.11 (1250.11) 7. El nombramiento más reciente de Maquiventa Melquisedek, en otro tiempo encarnado en Urantia, como Príncipe Planetario vicegerente.
114:1.1 (1250.12) La soberanía original de Urantia estaba en manos del soberano del sistema de Satania. Éste la delegó en primer lugar a una comisión mixta de Melquisedeks y de Portadores de Vida, y este grupo funcionó en Urantia hasta la llegada de un Príncipe Planetario debidamente nombrado. Después de la caída del Príncipe Caligastia, en la época de la rebelión de Lucifer, Urantia no tuvo unas relaciones seguras y estables con el universo local y sus divisiones administrativas hasta que Miguel no finalizó su donación en la carne, cuando el Unión de los Días lo proclamó Príncipe Planetario de Urantia. Esta proclamación fijó para siempre, en principio y con seguridad, el estado de vuestro mundo, pero el Hijo Creador Soberano no hizo ningún gesto en la práctica para administrar personalmente el planeta, aparte de establecer en Jerusem una comisión de veinticuatro antiguos urantianos con autoridad para representarlo en el gobierno de Urantia y de todos los demás planetas en cuarentena del sistema. Un miembro de este consejo reside ahora permanentemente en Urantia como gobernador general residente.
114:1.2 (1251.1) La autoridad como vicegerente para actuar en nombre de Miguel como Príncipe Planetario se ha conferido recientemente a Maquiventa Melquisedek, pero este Hijo del universo local no ha tomado la más pequeña medida para modificar el régimen planetario actual de las administraciones sucesivas de los gobernadores generales residentes.
114:1.3 (1251.2) Existen pocas probabilidades de que se lleve a cabo un cambio notable en el gobierno de Urantia durante la presente dispensación, a menos que el Príncipe Planetario vicegerente llegue para asumir las responsabilidades de su título. Algunos de nuestros asociados piensan que, en algún momento del cercano futuro, el plan de enviar a uno de los veinticuatro consejeros a Urantia para actuar como gobernador general será reemplazado por la llegada oficial de Maquiventa Melquisedek con el mandato de vicegerente de la soberanía de Urantia. Como Príncipe Planetario en funciones, continuará indudablemente a cargo del planeta hasta la sentencia final de la rebelión de Lucifer, y probablemente más allá hasta la época lejana del establecimiento del planeta en la luz y la vida.
114:1.4 (1251.3) Algunos creen que Maquiventa no vendrá a hacerse cargo de la dirección personal de los asuntos de Urantia hasta el final de la dispensación en curso. Otros sostienen que el Príncipe vicegerente no puede venir, como tal, hasta que Miguel regrese algún día a Urantia tal como lo prometió cuando vivía todavía en la carne. Otros aún, incluyendo a este narrador, esperan que Melquisedek aparezca en cualquier momento.
114:2.1 (1251.4) Desde la época de la donación de Miguel en vuestro mundo, la administración general de Urantia fue confiada a un grupo especial de veinticuatro antiguos urantianos en Jerusem. Los requisitos para ser miembro de esta comisión no los conocemos, pero hemos observado que todos aquellos que han sido nombrados así han contribuido a ampliar la soberanía del Supremo en el sistema de Satania. Todos eran, por naturaleza, auténticos dirigentes cuando ejercían su actividad en Urantia, y (a excepción de Maquiventa Melquisedek) estas dotes de mando se han acrecentado aún más mediante la experiencia en los mundos de las mansiones, y se han completado con el entrenamiento de la ciudadanía de Jerusem. Los miembros son designados para la junta de los veinticuatro por el gabinete de Lanaforge, apoyados por los Altísimos de Edentia, aprobados por el Centinela Designado de Jerusem, y nombrados por Gabriel de Salvington de acuerdo con los mandatos de Miguel. Las personas designadas con carácter temporal ejercen sus funciones de la misma manera plena que los miembros permanentes de esta comisión de supervisores especiales.
114:2.2 (1251.5) Esta junta de directores planetarios se ocupa especialmente de supervisar las actividades de este mundo derivadas del hecho de que Miguel experimentó aquí su donación final. Se mantienen en contacto estrecho e inmediato con Miguel mediante las actividades de enlace de cierta Brillante Estrella Vespertina, el mismo ser que acompañó a Jesús durante toda su donación como mortal.
114:2.3 (1252.1) En el momento actual, un tal Juan, conocido por vosotros como «el Bautista», preside este consejo cuando celebra sus sesiones en Jerusem. Pero el jefe de oficio de este consejo es el Centinela Designado de Satania, el representante directo y personal del Inspector Asociado de Salvington y del Ejecutivo Supremo de Orvonton.
114:2.4 (1252.2) Los miembros de esta misma comisión de antiguos urantianos también actúan como supervisores consultivos de los otros treinta y seis mundos del sistema aislados por la rebelión; efectúan un servicio muy valioso manteniendo a Lanaforge, el Soberano del Sistema, en contacto estrecho y compasivo con los asuntos de estos planetas que permanecen todavía más o menos bajo el supercontrol de los Padres de la Constelación de Norlatiadek. Estos veinticuatro consejeros viajan con frecuencia de forma individual a cada uno de los planetas en cuarentena, especialmente a Urantia.
114:2.5 (1252.3) Cada uno de los otros mundos aislados está asesorado por unas comisiones similares de tamaño variable compuestas por sus antiguos habitantes, pero estas otras comisiones están subordinadas al grupo urantiano de los veinticuatro. Aunque los miembros de esta última comisión están activamente interesados así en todas las fases del progreso humano de cada mundo en cuarentena de Satania, se preocupan de manera especial y particular por el bienestar y el progreso de las razas mortales de Urantia, pues no supervisan inmediata y directamente los asuntos de ninguno de los otros planetas, exceptuando a Urantia, e incluso aquí su autoridad no es completa, salvo en algunas cuestiones relacionadas con la supervivencia de los mortales.
114:2.6 (1252.4) Nadie sabe cuánto tiempo seguirán estos veinticuatro consejeros de Urantia en su estado actual, separados del programa regular de actividades universales. Continuarán sirviendo sin duda en su calidad actual hasta que se produzca algún cambio en la situación planetaria, tal como el final de una dispensación, la toma de posesión de toda la autoridad por parte de Maquiventa Melquisedek, la sentencia final de la rebelión de Lucifer o la reaparición de Miguel en el mundo de su donación final. El actual gobernador general residente de Urantia parece inclinado a pensar que todos, salvo Maquiventa, podrían ser liberados para ascender hacia el Paraíso en el momento en que el sistema de Satania sea restablecido en los circuitos de la constelación. Pero existen también otras opiniones.
114:3.1 (1252.5) El cuerpo de los veinticuatro supervisores planetarios de Jerusem designa cada cien años del tiempo de Urantia a uno de sus miembros para que resida en vuestro mundo y actúe como su representante ejecutivo, como gobernador general residente. Este director ejecutivo fue cambiado durante la época en que se preparaban estas narraciones, y el vigésimo gobernador en asegurar este servicio reemplazó al décimo noveno. No os indicamos el nombre del supervisor planetario actual porque el hombre mortal es muy propenso a venerar, e incluso a deificar, a sus compatriotas extraordinarios y a sus superiores superhumanos.
114:3.2 (1252.6) El gobernador general residente no tiene ninguna autoridad personal real para dirigir los asuntos del mundo, salvo como representante de los veinticuatro consejeros de Jerusem. Actúa como coordinador de la administración superhumana y es el jefe respetado y el dirigente universalmente reconocido de los seres celestiales que ejercen sus funciones en Urantia. Todas las órdenes de huestes angélicas lo consideran como su director coordinador, mientras que los intermedios unidos, desde la partida de 1-2-3 el primero para convertirse en uno de los veinticuatro consejeros, consideran realmente a los gobernadores generales sucesivos como sus padres planetarios.
114:3.3 (1253.1) Aunque el gobernador general no posee una autoridad real y personal sobre el planeta, emite cada día decenas de fallos y decisiones que son aceptados como finales por todas las personalidades interesadas. Es mucho más un consejero paternal que un jefe técnico. En ciertos aspectos ejerce sus funciones como lo haría un Príncipe Planetario, pero su administración se parece mucho más a la de los Hijos Materiales.
114:3.4 (1253.2) El gobierno de Urantia está representado en los consejos de Jerusem con arreglo a un convenio mediante el cual el gobernador general que regresa participa como miembro temporal en el gabinete de los Príncipes Planetarios del Soberano del Sistema. Cuando Maquiventa fue nombrado Príncipe vicegerente, se esperaba que ocuparía inmediatamente su lugar en el consejo de los Príncipes Planetarios de Satania, pero hasta ahora no ha hecho ningún gesto en este sentido.
114:3.5 (1253.3) El gobierno supermaterial de Urantia no mantiene una relación orgánica muy estrecha con las unidades superiores del universo local. En cierto modo, el gobernador general residente representa a Salvington así como a Jerusem, puesto que actúa en nombre de los veinticuatro consejeros que representan directamente a Miguel y Gabriel. Y como es un ciudadano de Jerusem, el gobernador planetario puede ejercer su actividad como portavoz del Soberano del Sistema. Las autoridades de la constelación están representadas directamente por un Hijo Vorondadek, el observador de Edentia.
114:4.1 (1253.4) La soberanía de Urantia está complicada además por el hecho de que, poco después de la rebelión planetaria, el gobierno de Norlatiadek se incautó arbitrariamente en el pasado de la autoridad planetaria. Un Hijo Vorondadek reside todavía en Urantia como observador de los Altísimos de Edentia y, en ausencia de una acción directa por parte de Miguel, como fideicomisario de la soberanía planetaria. El observador Altísimo actual (y antiguo regente) es el vigesimotercero que sirve así en Urantia.
114:4.2 (1253.5) Ciertos grupos de problemas planetarios permanecen todavía bajo el control de los Altísimos de Edentia, pues la jurisdicción sobre ellos se empezó a ejercer en la época de la rebelión de Lucifer. Un Hijo Vorondadek, el observador de Norlatiadek, ejerce la autoridad sobre estos asuntos y mantiene relaciones consultivas muy estrechas con los supervisores planetarios. Los comisionados raciales son muy activos en Urantia, y sus diversos jefes de grupo están oficiosamente sujetos al observador Vorondadek residente, que actúa como su director consultivo.
114:4.3 (1253.6) En caso de crisis, el jefe real y soberano del gobierno, excepto en algunos asuntos puramente espirituales, sería este Hijo Vorondadek de Edentia actualmente de servicio como observador. (En estos problemas exclusivamente espirituales y en ciertos asuntos puramente personales, la autoridad suprema parece corresponder al arcángel comandante vinculado al cuartel general divisionario de esta orden, recientemente establecido en Urantia.)
114:4.4 (1253.7) Un observador Altísimo está facultado para hacerse cargo, a su juicio, del gobierno planetario en tiempos de grave crisis planetaria, y los archivos indican que esto ha sucedido treinta y tres veces en la historia de Urantia. En tales momentos, el observador Altísimo desempeña las funciones de regente Altísimo, ejerciendo una autoridad indiscutida sobre todos los ministros y administradores que residen en el planeta, exceptuando solamente a la organización divisionaria de los arcángeles.
114:4.5 (1253.8) Las regencias de los Vorondadeks no son típicas de los planetas aislados por la rebelión, ya que los Altísimos pueden intervenir en cualquier momento en los asuntos de los mundos habitados, interponiendo la sabiduría superior de los gobernantes de la constelación en los asuntos de los reinos de los hombres.
114:5.1 (1254.1) La administración actual de Urantia es realmente difícil de describir. No existe un gobierno oficial a la manera de la organización del universo, con sus departamentos legislativo, ejecutivo y judicial separados. Los veinticuatro consejeros es lo que más se parece a la rama legislativa del gobierno planetario. El gobernador general es un jefe ejecutivo provisional y consultivo, pero el derecho al veto reside en el observador Altísimo. No hay ningún poder judicial con una autoridad absoluta que funcione en el planeta — sólo existen las comisiones de conciliación.
114:5.2 (1254.2) La mayoría de los problemas que surgen entre los serafines y los intermedios son resueltos, por consentimiento mutuo, por el gobernador general. Pero todas las decisiones de éste último, excepto cuando expresan los mandatos de los veinticuatro consejeros, están sujetas a apelación ante las comisiones de conciliación, ante las autoridades locales constituidas para el funcionamiento planetario, o incluso ante el Soberano del Sistema de Satania.
114:5.3 (1254.3) La ausencia del estado mayor corpóreo de un Príncipe Planetario y del régimen material de un Hijo y una Hija Adámicos está compensada parcialmente por el ministerio especial de los serafines y por los servicios excepcionales de las criaturas intermedias. La ausencia del Príncipe Planetario está eficazmente compensada por la presencia trina de los arcángeles, el observador Altísimo y el gobernador general.
114:5.4 (1254.4) Este gobierno planetario, organizado de una manera más bien imprecisa y administrado de una forma en cierto modo personal, es más eficaz de lo que se esperaba a causa del ahorro de tiempo que supone la ayuda de los arcángeles y su circuito siempre disponible, el cual se utiliza con mucha frecuencia en caso de emergencia planetaria o de dificultades administrativas. Técnicamente, el planeta está todavía espiritualmente aislado de los circuitos de Norlatiadek, pero en caso de emergencia, este obstáculo se puede ahora evitar utilizando el circuito de los arcángeles. El aislamiento planetario afecta poco, por supuesto, a los mortales individuales desde que el Espíritu de la Verdad fue derramado sobre todo el género humano hace mil novecientos años.
114:5.5 (1254.5) Cada jornada administrativa en Urantia empieza con una conferencia consultiva a la que asisten el gobernador general, el jefe planetario de los arcángeles, el observador Altísimo, el supernafín supervisor, el jefe de los Portadores de Vida residentes, y los huéspedes invitados escogidos entre los Hijos elevados del universo o algunos de los visitantes estudiantiles que pueden estar residiendo por casualidad en el planeta.
114:5.6 (1254.6) El gabinete administrativo directo del gobernador general está compuesto por doce serafines, los jefes en funciones de los doce grupos de ángeles especiales que ejercen su actividad como directores superhumanos inmediatos del progreso y de la estabilidad planetarios.
114:6.1 (1254.7) Cuando el primer gobernador general llegó a Urantia, coincidiendo con la efusión del Espíritu de la Verdad, venía acompañado de doce cuerpos de serafines especiales, graduados de Serafington, que fueron asignados inmediatamente a ciertos servicios planetarios especiales. Estos ángeles elevados son conocidos con el nombre de serafines maestros de la supervisión planetaria y, aparte del supercontrol del Altísimo observador planetario, se encuentran bajo la dirección inmediata del gobernador general residente.
114:6.2 (1255.1) Estos doce grupos de ángeles, aunque desempeñan su actividad bajo la supervisión general del gobernador general residente, están dirigidos directamente por el consejo seráfico de los doce, por los jefes en funciones de cada grupo. Este consejo sirve también como gabinete voluntario del gobernador general residente.
114:6.3 (1255.2) Presido este consejo de jefes seráficos como jefe planetario de los serafines, y soy un supernafín voluntario de la orden primaria, que sirve en Urantia como sucesor del antiguo jefe de las huestes angélicas del planeta que se rebeló en la época de la secesión de Caligastia.
114:6.4 (1255.3) Los doce cuerpos de serafines maestros de la supervisión planetaria funcionan en Urantia como sigue:
114:6.5 (1255.4) 1. Los ángeles de la época. Son los ángeles de la época en curso, el grupo dispensacional. Estos ministros celestiales están encargados de vigilar y dirigir los asuntos de cada generación tal como están destinados a adaptarse al mosaico de la época en la que se producen. El cuerpo actual de ángeles de la época que sirve en Urantia es el tercer grupo asignado al planeta durante la dispensación en curso.
114:6.6 (1255.5) 2. Los ángeles del progreso. Estos serafines tienen encomendada la tarea de iniciar el progreso evolutivo de las épocas sociales sucesivas. Fomentan el desarrollo de la tendencia progresiva inherente a las criaturas evolutivas; trabajan sin cesar para hacer que las cosas sean como debieran ser. El grupo que está ahora de servicio es el segundo que ha sido asignado al planeta.
114:6.7 (1255.6) 3. Los guardianes de la religión. Son los «ángeles de las iglesias», los ardientes luchadores por lo que es y por lo que ha sido. Se esfuerzan por mantener los ideales de lo que ha sobrevivido, para que los valores morales puedan pasar con seguridad de una época a la siguiente. Son los jaque y mate de los ángeles del progreso, e intentan transferir constantemente, de una generación a la siguiente, los valores imperecederos de las formas antiguas y pasajeras a los modelos de pensamiento y de conducta nuevos y, por consiguiente, menos estabilizados. Estos ángeles luchan por las formas espirituales, pero no son la fuente del sectarismo excesivo ni de las polémicas divisiones sin sentido de las personas supuestamente religiosas. El cuerpo que trabaja ahora en Urantia es el quinto que sirve así.
114:6.8 (1255.7) 4. Los ángeles de la vida nacional. Son los «ángeles de las trompetas», los directores de las realizaciones políticas de la vida nacional en Urantia. El grupo que asegura actualmente el supercontrol de las relaciones internacionales es el cuarto cuerpo que sirve en el planeta. El ministerio de esta división seráfica es el que hace particularmente posible que «los Altísimos gobiernen en los reinos de los hombres».
114:6.9 (1255.8) 5. Los ángeles de las razas. Son aquellos que trabajan para conservar las razas evolutivas del tiempo, sin tener en cuenta sus enredos políticos ni sus agrupaciones religiosas. En Urantia existen restos de nueve razas humanas que se han mezclado y combinado para formar los pueblos de los tiempos modernos. Estos serafines están estrechamente asociados al ministerio de los comisionados raciales, y el grupo que sirve actualmente en Urantia es el cuerpo original asignado al planeta poco después del día de Pentecostés.
114:6.10 (1255.9) 6. Los ángeles del futuro. Son los ángeles de los proyectos, que pronostican una época futura y hacen planes para que se realicen las mejores cosas de una dispensación nueva y progresiva; son los arquitectos de las eras sucesivas. El grupo que se encuentra actualmente en el planeta ha funcionado así desde el comienzo de la dispensación en curso.
114:6.11 (1256.1) 7. Los ángeles de la iluminación. Urantia recibe actualmente la ayuda del tercer cuerpo de serafines dedicados a fomentar la educación planetaria. Estos ángeles se ocupan de la formación mental y moral relacionada con los individuos, las familias, los grupos, las escuelas, las comunidades, las naciones y las razas enteras.
114:6.12 (1256.2) 8. Los ángeles de la salud. Son los ministros seráficos destinados a ayudar a aquellos agentes humanos que están consagrados a promover la salud y a prevenir las enfermedades. El cuerpo actual es el sexto grupo que sirve durante esta dispensación.
114:6.13 (1256.3) 9. Los serafines del hogar. Urantia disfruta actualmente de los servicios del quinto grupo de ministros angélicos dedicados a preservar y a hacer progresar el hogar, la institución fundamental de la civilización humana.
114:6.14 (1256.4) 10. Los ángeles de la industria. Este grupo seráfico se ocupa de fomentar el desarrollo industrial y de mejorar las condiciones económicas entre los pueblos de Urantia. Este cuerpo ha sido reemplazado siete veces desde la donación de Miguel.
114:6.15 (1256.5) 11. Los ángeles de la diversión. Son los serafines que fomentan los valores del entretenimiento, el humor y el descanso. Intentan elevar continuamente las diversiones recreativas del hombre y promover así la utilización más provechosa del tiempo libre humano. El cuerpo actual es el tercero de esta orden que ejerce su ministerio en Urantia.
114:6.16 (1256.6) 12. Los ángeles del ministerio superhumano. Son los ángeles de los ángeles, los serafines que están destinados al ministerio de todas las otras vidas superhumanas que residen de manera temporal o permanente en el planeta. Este cuerpo ha servido desde el comienzo de la dispensación actual.
114:6.17 (1256.7) Cuando estos grupos de serafines maestros no están de acuerdo en materia de política o de procedimiento planetarios, el gobernador general resuelve habitualmente sus diferencias, pero todas las decisiones de este último están sujetas a apelación, según sea la naturaleza y la gravedad de los asuntos implicados en el desacuerdo.
114:6.18 (1256.8) Ninguno de estos grupos angélicos ejerce un control directo o arbitrario sobre el ámbito de su asignación. No pueden controlar totalmente los asuntos de sus campos de acción respectivos, pero pueden manipular las condiciones planetarias y asociar las circunstancias de tal manera, y de hecho lo hacen, que pueden influir favorablemente sobre las esferas de la actividad humana a las que están vinculados.
114:6.19 (1256.9) Los serafines maestros de la supervisión planetaria utilizan numerosos agentes para cumplir sus misiones. Actúan como cámaras de compensación para las ideas, como focalizadores de la mente y como promotores de proyectos. Son incapaces de introducir conceptos nuevos y más elevados en la mente humana, pero actúan con frecuencia para intensificar algún ideal superior que ya ha aparecido en un intelecto humano.
114:6.20 (1256.10) Pero aparte de estas numerosas formas de acción positiva, los serafines maestros aseguran el progreso planetario contra los peligros vitales mediante la movilización, la preparación y el mantenimiento del cuerpo de reserva del destino. La función principal de estos reservistas consiste en proteger el progreso evolutivo contra una interrupción; ellos representan las precauciones que las fuerzas celestiales han tomado contra las sorpresas; son una garantía contra los desastres.
114:7.1 (1257.1) El cuerpo de reserva del destino está compuesto por hombres y mujeres que viven y que han sido admitidos al servicio especial de la administración superhumana de los asuntos del mundo. Este cuerpo se compone de los hombres y las mujeres de cada generación que son escogidos por los directores espirituales del planeta para ayudar a conducir el ministerio de misericordia y de sabiduría hasta los hijos del tiempo en los mundos evolutivos. En la dirección de los asuntos relacionados con los planes de ascensión, la costumbre general es de empezar a utilizar este enlace de criaturas volitivas mortales en cuanto son competentes y dignas de confianza para asumir estas responsabilidades. Por consiguiente, tan pronto como los hombres y las mujeres aparecen en el escenario de la acción temporal con una capacidad mental suficiente, un estado moral adecuado y la espiritualidad requerida, son rápidamente asignados como enlaces humanos, como ayudantes mortales, al grupo celestial apropiado de personalidades planetarias.
114:7.2 (1257.2) Cuando los seres humanos son elegidos como protectores del destino planetario, cuando se convierten en individuos esenciales en los planes que llevan a cabo los administradores del mundo, en ese momento el jefe planetario de los serafines confirma su vinculación temporal al cuerpo seráfico, y designa a unos guardianes personales del destino para que sirvan con estos reservistas mortales. Todos los reservistas tienen Ajustadores conscientes de sí mismos, y la mayoría de ellos ejercen su actividad en los círculos cósmicos superiores de consecución intelectual y de conquista espiritual.
114:7.3 (1257.3) Los mortales del planeta son escogidos para servir en el cuerpo de reserva del destino de los mundos habitados por las razones siguientes:
114:7.4 (1257.4) 1. Una capacidad especial para ser preparados en secreto para numerosas posibles misiones de emergencia en la dirección de las diversas actividades de los asuntos del mundo.
114:7.5 (1257.5) 2. Una dedicación incondicional a alguna causa especial social, económica, política, espiritual u otra, unida a la buena voluntad de servir sin esperar reconocimiento ni recompensas humanas.
114:7.6 (1257.6) 3. Poseer un Ajustador del Pensamiento con una extraordinaria variedad de talentos y con una probable experiencia preurantiana para enfrentarse a las dificultades planetarias y luchar contra situaciones inminentes de emergencia mundial.
114:7.7 (1257.7) Cada división del servicio celestial planetario tiene derecho a un cuerpo de enlace compuesto por estos mortales del destino. Un mundo habitado de tipo medio emplea setenta cuerpos del destino diferentes, que están íntimamente conectados con la dirección superhumana en curso de los asuntos de ese mundo. En Urantia hay doce cuerpos de reserva del destino, uno para cada uno de los grupos planetarios de supervisión seráfica.
114:7.8 (1257.8) Los doce grupos de reservistas urantianos del destino están compuestos por habitantes mortales de la esfera, que han sido formados para ocupar numerosas posiciones cruciales en la Tierra y se mantienen preparados para actuar en las posibles emergencias planetarias. Este cuerpo combinado consta ahora de 962 personas. El cuerpo más pequeño asciende a 41, y el más grande a 172. A excepción de menos de una veintena de personalidades de contacto, los miembros de este grupo único no tienen ninguna conciencia de estar preparados para una posible actuación en ciertas crisis planetarias. Estos reservistas mortales son elegidos por el cuerpo al que están respectivamente vinculados, y son entrenados y preparados de la misma manera en su mente profunda mediante la técnica combinada del ministerio del Ajustador del Pensamiento así como del guardián seráfico. Muchas veces, otras numerosas personalidades celestiales participan en este entrenamiento inconsciente, y en toda esta preparación especial los intermedios prestan unos servicios valiosos e indispensables.
114:7.9 (1258.1) En muchos mundos, las criaturas intermedias secundarias mejor adaptadas son capaces de establecer diversos grados de contacto con los Ajustadores del Pensamiento de ciertos mortales favorablemente constituidos, penetrando hábilmente en la mente donde reside el Ajustador. (Estas revelaciones fueron materializadas en la lengua inglesa de Urantia debido precisamente a este tipo de combinación fortuita de ajustes cósmicos.) Estos mortales con potencial de contacto de los mundos evolutivos son movilizados en los numerosos cuerpos de reserva y, hasta cierto punto, la civilización espiritual avanza y los Altísimos pueden gobernar en los reinos de los hombres gracias a estos pequeños grupos de personalidades con visión de futuro. Los hombres y las mujeres de estos cuerpos de reserva del destino tienen así diversos grados de contacto con sus Ajustadores a través del ministerio intermedio de las criaturas intermedias; pero estos mismos mortales son poco conocidos por sus semejantes, salvo en aquellas raras emergencias sociales y urgencias espirituales en las que estas personalidades de reserva actúan para impedir la interrupción de la cultura evolutiva o la extinción de la luz de la verdad viviente. En Urantia, estos reservistas del destino raramente han sido ensalzados en las páginas de la historia humana.
114:7.10 (1258.2) Los reservistas actúan inconscientemente como conservadores de los conocimientos planetarios esenciales. Muchas veces, en el momento de la muerte de un reservista se efectúa un trasvase de ciertos datos vitales, desde la mente del reservista moribundo hasta un sucesor más joven, por medio de una conexión entre sus dos Ajustadores del Pensamiento. Los Ajustadores ejercen sin duda su actividad con estos cuerpos de reserva de otras muchas maneras desconocidas para nosotros.
114:7.11 (1258.3) Aunque el cuerpo de reserva del destino no tiene un jefe permanente en Urantia, tiene sus propios consejos permanentes que constituyen su organización gubernamental. Éstos abarcan el consejo judicial, el consejo de la historicidad, el consejo de la soberanía política y otros muchos. De vez en cuando, y de acuerdo con la organización del cuerpo, estos consejos permanentes han nombrado a unos jefes titulares (mortales) de todo el cuerpo de reserva para una función específica. La ocupación de estos jefes reservistas es un asunto que dura generalmente pocas horas, estando limitada a la realización de alguna tarea específica e inmediata.
114:7.12 (1258.4) El cuerpo de reserva de Urantia tuvo su mayor número de miembros en los tiempos de los adamitas y los anditas, disminuyendo constantemente con la dilución de la sangre violeta, y alcanzando su punto más bajo hacia la época de Pentecostés; desde entonces, los miembros del cuerpo de reserva han aumentado constantemente.
114:7.13 (1258.5) (El cuerpo de reserva cósmico de ciudadanos conscientes del universo en Urantia asciende actualmente a más de mil mortales, cuya perspicacia de la ciudadanía cósmica trasciende de lejos la esfera de su residencia terrestre, pero me está prohibido revelar la verdadera naturaleza de la función de este grupo excepcional de seres humanos vivientes.)
114:7.14 (1258.6) Los mortales de Urantia no deberían permitir que el aislamiento espiritual relativo de su mundo respecto a ciertos circuitos del universo local les produzca un sentimiento de abandono cósmico o de orfandad planetaria. En el planeta se encuentra operativa una supervisión superhumana muy definida y eficaz de los asuntos del mundo y de los destinos humanos.
114:7.15 (1258.7) Pero es cierto que, en el mejor de los casos, sólo podéis tener una idea insuficiente de un gobierno planetario ideal. Desde los primeros tiempos del Príncipe Planetario, Urantia ha sufrido el aborto del plan divino para el crecimiento del mundo y el desarrollo racial. Los mundos habitados leales de Satania no están gobernados como Urantia. Sin embargo, en comparación con los otros mundos aislados, vuestros gobiernos planetarios no han sido tan inferiores; se puede decir que sólo en uno o dos mundos son peores, y que en unos pocos pueden ser ligeramente mejores, pero la mayoría se encuentran en un nivel de igualdad con vosotros.
114:7.16 (1259.1) Nadie parece saber, en el universo local, cuándo terminará el estado inestable de la administración planetaria. Los Melquisedeks de Nebadon tienden a opinar que se producirán pocos cambios en el gobierno y la administración del planeta hasta la segunda venida personal de Miguel a Urantia. Es indudable que en ese momento, si no antes, se realizarán unos cambios radicales en la gestión del planeta. Pero en cuanto a la naturaleza de estas modificaciones en la administración del mundo, nadie parece ser capaz de hacer ni siquiera una conjetura. No existe ningún precedente de un episodio así en toda la historia de los mundos habitados del universo de Nebadon. Entre las numerosas cosas difíciles de comprender acerca del futuro gobierno de Urantia, una de las más sobresalientes es la instalación en el planeta de un circuito y de un cuartel general divisionario de arcángeles.
114:7.17 (1259.2) Vuestro mundo aislado no está olvidado en los consejos del universo. Urantia no es una huérfana cósmica estigmatizada por el pecado y excluida, por la rebelión, de los vigilantes cuidados divinos. Desde Uversa hasta Salvington y continuando hacia abajo hasta Jerusem, e incluso en Havona y en el Paraíso, todos saben que estamos aquí; y vosotros los mortales que vivís actualmente en Urantia, sois amados con el mismo afecto y cuidados, con la misma fidelidad, e incluso más, que si esta esfera no hubiera sido nunca traicionada por un Príncipe Planetario desleal. Es eternamente cierto que «el Padre mismo os ama.»
114:7.18 (1259.3) [Presentado por el Jefe de los Serafines estacionados en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 115
115:0.1 (1260.1) CON Dios Padre, la gran relación que existe es la filiación. Con Dios Supremo, la realización es el requisito previo para conseguir una posición — uno tiene que hacer algo, así como ser algo.
115:1.1 (1260.2) Los intelectos parciales, incompletos y evolutivos se encontrarían impotentes en el universo maestro, serían incapaces de formar el más mínimo modelo de pensamiento racional si no fuera porque todas las mentes, superiores o inferiores, tienen la capacidad innata de construir un marco universal dentro del cual poder pensar. Si la mente no puede sacar conclusiones, si no puede penetrar hasta los verdaderos orígenes, entonces dicha mente dará infaliblemente por sentadas las conclusiones y se inventará los orígenes a fin de poder tener un medio de pensamiento lógico dentro del marco de esos postulados creados por la mente. Aunque estos marcos universales para el pensamiento de las criaturas son indispensables para las operaciones intelectuales racionales, todos son erróneos en mayor o menor grado, sin ninguna excepción.
115:1.2 (1260.3) Los marcos conceptuales del universo sólo son relativamente verdaderos; son unos andamios útiles que al final deben ceder el paso a la expansión de una comprensión cósmica más amplia. Las maneras de comprender la verdad, la belleza y la bondad, la moral, la ética, el deber, el amor, la divinidad, el origen, la existencia, la finalidad, el destino, el tiempo, el espacio, e incluso la Deidad, sólo son relativamente exactas. Dios es mucho, mucho más que un Padre, pero el Padre es el concepto humano más elevado de Dios; no obstante, la descripción de las relaciones entre el Creador y la criatura, como las que existen entre el Padre y el Hijo, se acrecentará gracias a los conceptos supermortales de la Deidad que se alcanzarán en Orvonton, en Havona y en el Paraíso. El hombre está obligado a pensar dentro de un marco universal humano, pero esto no significa que no pueda imaginar otros marcos más elevados dentro de los cuales pueda tener lugar el pensamiento.
115:1.3 (1260.4) Con el objeto de facilitar la comprensión humana del universo de universos, los diversos niveles de la realidad cósmica han sido denominados finito, absonito y absoluto. De todos ellos, sólo el nivel absoluto es incondicionalmente eterno, realmente existencial. Los absonitos y los finitos son derivados, modificaciones, limitaciones y atenuaciones de la realidad absoluta, original y primordial, de la infinidad.
115:1.4 (1260.5) Los reinos de lo finito existen en virtud del propósito eterno de Dios. Las criaturas finitas, superiores e inferiores, pueden proponer teorías, y así lo han hecho, sobre la necesidad de lo finito en la economía cósmica, pero a fin de cuentas lo finito existe porque Dios lo ha querido así. El universo no tiene explicación, y una criatura finita tampoco puede ofrecer un motivo racional para su propia existencia individual sin recurrir a los actos anteriores y a la volición preexistente de unos seres ancestrales, Creadores o procreadores.
115:2.1 (1261.1) Desde el punto de vista existencial, nada nuevo puede suceder en ninguna de las galaxias, pues la perfección de la infinidad inherente al YO SOY está eternamente presente en los siete Absolutos, funcionalmente asociada en las triunidades y asociada de manera transmisible en las triodidades. Pero el hecho de que la infinidad esté así existencialmente presente en estas asociaciones absolutas no impide de ninguna manera dar nacimiento a nuevos seres experienciales cósmicos. Desde el punto de vista de las criaturas finitas, la infinidad contiene muchas cosas que son potenciales, muchas cosas que pertenecen a las posibilidades futuras, en lugar de ser unas realidades presentes.
115:2.2 (1261.2) El valor es un elemento único en la realidad universal. No comprendemos cómo el valor de algo que es infinito y divino tendría la posibilidad de crecer. Pero descubrimos que los significados se pueden modificar, si no acrecentar, incluso en las relaciones de la Deidad infinita. Para los universos experienciales, incluso los valores divinos crecen en forma de manifestaciones gracias a una mayor comprensión de los significados de la realidad.
115:2.3 (1261.3) Todo el proyecto de la creación y de la evolución universales, en todos los niveles experienciales, es aparentemente una cuestión de conversión de las potencialidades en manifestaciones; y esta transmutación concierne por igual a los dominios de la potencia espacial, de la potencia mental y de la potencia espiritual.
115:2.4 (1261.4) El método aparente por medio del cual las posibilidades del cosmos surgen a la existencia real varía de nivel en nivel; en el finito, se trata de la evolución experiencial, y en el absonito, de la existenciación experiencial. La infinidad existencial lo incluye verdaderamente todo sin restricción, y esta misma omni-inclusividad debe abarcar forzosamente incluso la posibilidad de efectuar experiencias evolutivas finitas. La posibilidad de este crecimiento experiencial se convierte en una realidad universal gracias a las relaciones de triodidad que inciden en el Supremo.
115:3.1 (1261.5) Conceptualmente hablando, el cosmos absoluto no tiene límites; definir la extensión y la naturaleza de esta realidad primordial es ponerle limitaciones a la infinidad y atenuar el puro concepto de la eternidad. La idea de lo infinito eterno, de lo eterno infinito, es incalificada en extensión y absoluta de hecho. No existe un lenguaje en Urantia pasado, presente o futuro que sea adecuado para expresar la realidad de la infinidad o la infinidad de la realidad. El hombre, una criatura finita dentro de un cosmos infinito, tiene que contentarse con reflejos distorsionados y conceptos atenuados de esa existencia sin límites, sin trabas, sin principio ni fin, que sobrepasa realmente su capacidad de comprensión.
115:3.2 (1261.6) La mente no puede nunca esperar captar el concepto de un Absoluto sin intentar primero fragmentar la unidad de esa realidad. La mente unifica todas las divergencias, pero en ausencia total de tales divergencias, la mente no encuentra ninguna base para intentar formular conceptos comprensibles.
115:3.3 (1261.7) La estasis primordial de la infinidad necesita ser segmentada antes de que el ser humano intente comprenderla. La infinidad posee una unidad que en estos documentos ha sido denominada el YO SOY — el primer postulado de la mente de las criaturas. Pero una criatura nunca podrá comprender cómo puede ser que esta unidad se convierta en una dualidad, una triunidad y una diversidad, y continúe siendo al mismo tiempo una unidad incalificada. El hombre se encuentra con un problema similar cuando se detiene a contemplar la Deidad indivisa de la Trinidad al lado de la personalización múltiple de Dios.
115:3.4 (1262.1) La distancia que separa al hombre de la infinidad es la única que ocasiona que este concepto sea expresado en una sola palabra. Aunque la infinidad es por una parte una UNIDAD, por otra es una DIVERSIDAD sin fin ni límites. La infinidad, tal como es observada por las inteligencias finitas, es la máxima paradoja de la filosofía de las criaturas y de la metafísica finita. Aunque la naturaleza espiritual del hombre se eleva, en la experiencia de la adoración, hacia el Padre que es infinito, la capacidad de comprensión intelectual del hombre queda agotada ante el concepto máximo del Ser Supremo. Más allá del Supremo, los conceptos se convierten cada vez más en simples nombres; cada vez definen con menos veracidad la realidad, y se transforman cada vez más en la proyección de la comprensión finita de las criaturas hacia lo superfinito.
115:3.5 (1262.2) Una concepción básica del nivel absoluto implica un postulado de tres fases:
115:3.6 (1262.3) 1. Lo Original. El concepto incalificado de la Fuente-Centro Primera, esa manifestación original del YO SOY de la que surge toda la realidad.
115:3.7 (1262.4) 2. Lo Manifestado. La unión de los tres Absolutos manifestados, los Orígenes-Centros Segundo, Tercero y Paradisíaco. Esta triodidad compuesta por el Hijo Eterno, el Espíritu Infinito y la Isla del Paraíso constituye la revelación manifestada de la originalidad de la Fuente-Centro Primera.
115:3.8 (1262.5) 3. Lo Potencial. La unión de los tres Absolutos de potencialidad, los Absolutos de la Deidad, Incalificado y Universal. Esta triodidad de potencialidad existencial constituye la revelación potencial de la originalidad de la Fuente-Centro Primera.
115:3.9 (1262.6) La interasociación de lo Original, lo Manifestado y lo Potencial produce las tensiones, dentro de la infinidad, que dan como resultado la posibilidad de todo crecimiento universal; y el crecimiento es la naturaleza del Séptuple, del Supremo y del Último.
115:3.10 (1262.7) En la asociación de los Absolutos de la Deidad, Universal e Incalificado, la potencialidad es absoluta mientras que la manifestación es emergente; en la asociación de los Orígenes-Centros Segundo, Tercero y Paradisíaco, la manifestación es absoluta mientras que la potencialidad es emergente; en la originalidad de la Fuente-Centro Primera, no podemos decir si la manifestación o la potencialidad son existentes o emergentes — el Padre es.
115:3.11 (1262.8) Desde el punto de vista temporal, lo Manifestado es lo que era y lo que es; lo Potencial es lo que está surgiendo y lo que será; lo Original es lo que es. Desde el punto de vista de la eternidad, las diferencias entre lo Original, lo Manifestado y lo Potencial no son tan evidentes. Estas cualidades trinas no se distinguen así en los niveles de eternidad del Paraíso. En la eternidad, todo es — sólo que todo aún no ha sido revelado en el tiempo y el espacio.
115:3.12 (1262.9) Desde el punto de vista de las criaturas, lo manifestado es la sustancia y la potencialidad es la capacidad. Lo manifestado existe en el centro mismo y desde allí se expande hacia la infinidad periférica; la potencialidad viene desde la periferia de la infinidad hacia el interior y converge en el centro de todas las cosas. La originalidad es aquello que primero causa y luego equilibra los dobles movimientos del ciclo de la metamorfosis de la realidad, transformando los potenciales en manifestaciones y convirtiendo en potencialidades las manifestaciones existentes.
115:3.13 (1262.10) Los tres Absolutos de potencialidad actúan en el nivel puramente eterno del cosmos, y por lo tanto nunca ejercen su actividad como tales en los niveles subabsolutos. En los niveles descendentes de la realidad, la triodidad de potencialidad se manifiesta con el Último y después del Supremo. Lo potencial quizás no logre manifestarse en el tiempo con respecto a una parte en algún nivel subabsoluto, pero nunca sucede así en el conjunto. La voluntad de Dios prevalece al final, no siempre en lo que concierne al individuo, pero invariablemente en lo que se refiere a la totalidad.
115:3.14 (1263.1) Todo lo que existe en el cosmos tiene su centro en la triodidad de lo manifestado; ya se trate del espíritu, de la mente o de la energía, todos están centrados en esta asociación compuesta por el Hijo, el Espíritu y el Paraíso. La personalidad del Hijo espiritual es el arquetipo maestro para todas las personalidades en todos los universos. La sustancia de la Isla del Paraíso es el arquetipo maestro del que Havona es una revelación perfecta, y los superuniversos una revelación en vías de perfeccionarse. El Actor Conjunto es al mismo tiempo el activador mental de la energía cósmica, el que transforma en conceptos las intenciones espirituales, y el que integra las causas y los efectos matemáticos de los niveles materiales con las intenciones y los móviles volitivos del nivel espiritual. En y para un universo finito, el Hijo, el Espíritu y el Paraíso ejercen su función en y sobre el Último, tal como éste se encuentra condicionado y atenuado en el Supremo.
115:3.15 (1263.2) La manifestación (de la Deidad) es lo que el hombre busca en su ascensión al Paraíso. La potencialidad (de la divinidad humana) es lo que el hombre desarrolla en esa búsqueda. Lo Original es lo que hace posible la coexistencia y la integración del hombre manifestado, del hombre potencial y del hombre eterno.
115:3.16 (1263.3) La dinámica final del cosmos consiste en trasvasar continuamente la realidad desde el estado potencial al estado manifestado. En teoría, esta metamorfosis debería tener un final, pero de hecho eso es imposible, porque tanto lo Potencial como lo Manifestado forman parte del circuito de lo Original (del YO SOY), y esta identificación impide para siempre ponerle límites al desarrollo progresivo del universo. Todo lo que está identificado con el YO SOY no puede dejar de progresar nunca, porque la manifestación de los potenciales del YO SOY es absoluta, y la potencialidad de las manifestaciones también lo es. Las manifestaciones siempre estarán abriendo nuevos caminos para que los potenciales, hasta entonces imposibles, se conviertan en realidades — cada decisión humana no sólo hace que se manifieste una nueva realidad en la experiencia humana, sino que desarrolla también una nueva capacidad para el crecimiento humano. En cada niño vive un hombre, y en el hombre maduro que conoce a Dios reside el ascendente morontial.
115:3.17 (1263.4) La estática en el crecimiento nunca puede aparecer en la totalidad del cosmos, porque la base para el crecimiento — las manifestaciones absolutas — es incalificada, y porque las posibilidades para el crecimiento — los potenciales absolutos — son ilimitadas. Desde un punto de vista práctico, los filósofos del universo han llegado a la conclusión de que no existe nada que se pueda considerar como un final.
115:3.18 (1263.5) Desde una visión circunscrita, existen en realidad muchas finalizaciones, muchas terminaciones de actividad, pero desde el punto de vista más amplio de un nivel superior del universo, no hay nada que termine, sino simplemente transiciones entre una fase de desarrollo y la siguiente. La cronicidad principal del universo maestro concierne a las diversas épocas del universo, las eras de Havona, de los superuniversos y de los universos exteriores. Pero incluso estas divisiones básicas de las relaciones secuenciales no pueden ser más que balizas relativas en la autovía interminable de la eternidad.
115:3.19 (1263.6) Para la criatura que progresa, la penetración final de la verdad, la belleza y la bondad del Ser Supremo sólo puede revelar aquellas cualidades absonitas de la divinidad última que están situadas más allá de los niveles conceptuales de la verdad, la belleza y la bondad.
115:4.1 (1263.7) Cualquier análisis de los orígenes de Dios Supremo debe empezar por la Trinidad del Paraíso, porque la Trinidad es la Deidad original, mientras que el Supremo es una Deidad derivada. Cualquier estudio sobre el crecimiento del Supremo debe tomar en consideración a las triodidades existenciales, porque éstas abarcan todo lo manifestado absoluto y toda la potencialidad infinita (en conjunción con la Fuente-Centro Primera). El Supremo evolutivo es el foco culminante y personalmente volitivo de la transmutación — la transformación — de los potenciales en manifestaciones en y sobre el nivel de existencia finito. Las dos triodidades, la manifestada y la potencial, abarcan la totalidad de las relaciones recíprocas del crecimiento en los universos.
115:4.2 (1264.1) La fuente del Supremo se encuentra en la Trinidad del Paraíso — en la Deidad eterna, manifestada e indivisa. El Supremo es ante todo una persona espiritual, y esta persona espiritual se deriva de la Trinidad. Pero el Supremo es en segundo lugar una Deidad de crecimiento — de crecimiento evolutivo — y este crecimiento procede de las dos triodidades, la manifestada y la potencial.
115:4.3 (1264.2) Si es difícil comprender que las triodidades infinitas pueden ejercer su actividad en el nivel finito, deteneos a considerar que esta misma infinidad debe contener en sí misma la potencialidad de lo finito; la infinidad abarca todas las cosas que se extienden desde la existencia finita más humilde y limitada hasta las realidades incondicionalmente absolutas más elevadas.
115:4.4 (1264.3) No es tan difícil comprender que lo infinito contiene de hecho a lo finito, sino entender exactamente de qué manera ese infinito se manifiesta realmente a lo finito. Pero los Ajustadores del Pensamiento que residen en los hombres mortales son una de las pruebas eternas de que incluso el Dios absoluto (como absoluto) puede ponerse en contacto directo, y así lo hace, incluso con las criaturas volitivas más humildes e insignificantes de todo el universo.
115:4.5 (1264.4) Las triodidades que abarcan colectivamente lo manifestado y lo potencial se manifiestan en el nivel finito en conjunción con el Ser Supremo. La técnica que emplean para manifestarse así es a la vez directa e indirecta: es directa en la medida en que las relaciones trioditarias repercuten directamente en el Supremo, e indirecta en la medida en que se derivan del nivel existenciado de lo absonito.
115:4.6 (1264.5) La realidad Suprema, que es la realidad finita total, está en proceso de crecimiento dinámico entre los potenciales incalificados del espacio exterior y las manifestaciones incalificadas que se encuentran en el centro de todas las cosas. El dominio finito se convierte así en un hecho gracias a la cooperación de los agentes absonitos del Paraíso y las Personalidades Creadoras Supremas del tiempo. El acto de hacer madurar las posibilidades restringidas de los tres grandes Absolutos potenciales es la ocupación absonita de los Arquitectos del Universo Maestro y de sus asociados trascendentales. Cuando estas eventualidades han alcanzado cierto grado de madurez, las Personalidades Creadoras Supremas salen del Paraíso para emprender la tarea secular de traer a la existencia real a los universos evolutivos.
115:4.7 (1264.6) El crecimiento de la Supremacía se deriva de las triodidades, y la persona espiritual del Supremo, de la Trinidad; pero las prerrogativas de poder del Todopoderoso están basadas en los logros divinos de Dios Séptuple, mientras que la unión de las prerrogativas de poder del Todopoderoso Supremo y la persona espiritual de Dios Supremo tiene lugar en virtud del ministerio del Actor Conjunto, que donó la mente del Supremo como factor de unión en esta Deidad evolutiva.
115:5.1 (1264.7) El Ser Supremo depende de manera absoluta de la existencia y de los actos de la Trinidad del Paraíso para que su naturaleza personal y espiritual sean reales. Aunque el crecimiento del Supremo es una cuestión de relación con las triodidades, la personalidad espiritual de Dios Supremo depende, y se deriva, de la Trinidad del Paraíso, que siempre seguirá siendo la fuente-centro absoluta de la estabilidad perfecta e infinita alrededor de la cual se desarrolla progresivamente el crecimiento evolutivo del Supremo.
115:5.2 (1265.1) La actividad de la Trinidad está relacionada con la actividad del Supremo, porque la Trinidad actúa en todos los niveles (en la totalidad de ellos), incluido el nivel de actividad de la Supremacía. Pero al igual que la era de Havona cede el paso a la era de los superuniversos, la acción discernible de la Trinidad, como creadora inmediata, cede el paso a los actos creativos de los hijos de las Deidades del Paraíso.
115:6.1 (1265.2) La triodidad de lo manifestado continúa actuando directamente en las épocas posteriores a Havona; la gravedad del Paraíso sujeta las unidades básicas de la existencia material, la gravedad espiritual del Hijo Eterno actúa directamente sobre los valores fundamentales de la existencia espiritual, y la gravedad mental del Actor Conjunto aferra infaliblemente todos los significados vitales de la existencia intelectual.
115:6.2 (1265.3) Pero a medida que cada etapa de la actividad creativa avanza en el espacio inexplorado, dicha actividad existe y se ejerce cada vez más lejos de la acción directa de las fuerzas creativas y de las personalidades divinas del emplazamiento central — la Isla absoluta del Paraíso y las Deidades infinitas que residen allí. Estos niveles sucesivos de existencia cósmica dependen por lo tanto cada vez más de los desarrollos que se produzcan dentro de las tres potencialidades absolutas de la infinidad.
115:6.3 (1265.4) El Ser Supremo contiene unas posibilidades para el ministerio cósmico que no están aparentemente manifestadas en el Hijo Eterno, en el Espíritu Infinito, o en las realidades no personales de la Isla del Paraíso. Hacemos esta afirmación con la debida consideración por la absolutidad de estas tres manifestaciones fundamentales, pero el crecimiento del Supremo no está basado solamente en estas manifestaciones de la Deidad y del Paraíso, sino que también está implicado en los desarrollos internos de los Absolutos de la Deidad, Universal e Incalificado.
115:6.4 (1265.5) El Supremo no crece solamente a medida que los Creadores y las criaturas de los universos evolutivos logran parecerse a Dios, sino que esta Deidad finita también experimenta el crecimiento como resultado del dominio que los Creadores y las criaturas han conseguido sobre las posibilidades finitas del gran universo. El movimiento del Supremo es doble: hacia el interior, es decir, hacia el Paraíso y la Deidad, y hacia el exterior, es decir, hacia lo ilimitado de los Absolutos de lo potencial.
115:6.5 (1265.6) En la era actual del universo, este doble movimiento se revela en las personalidades descendentes y ascendentes del gran universo. Las Personalidades Creadoras Supremas y todos sus asociados divinos reflejan el movimiento hacia el exterior y divergente del Supremo, mientras que los peregrinos ascendentes de los siete superuniversos indican la tendencia hacia el interior y convergente de la Supremacía.
115:6.6 (1265.7) La Deidad finita busca siempre una doble correlación: hacia el interior, es decir, hacia el Paraíso y sus Deidades, y hacia el exterior, es decir, hacia la infinidad y los Absolutos que se hallan en ella. La poderosa erupción de la divinidad creativa del Paraíso, que se personaliza en los Hijos Creadores y manifiesta su poder en los controladores de poder, indica la enorme oleada de Supremacía hacia los dominios de la potencialidad, mientras que la interminable procesión de las criaturas ascendentes del gran universo atestigua la poderosa oleada de Supremacía hacia la unidad con la Deidad del Paraíso.
115:6.7 (1265.8) Los seres humanos han aprendido que a veces se puede discernir el movimiento de lo invisible observando sus efectos sobre lo visible; y nosotros hace tiempo que hemos aprendido a detectar en los universos los movimientos y las tendencias de la Supremacía, observando las repercusiones de esas evoluciones en las personalidades y los modelos del gran universo.
115:6.8 (1266.1) Aunque no estamos seguros, creemos que el Supremo, como reflejo finito de la Deidad del Paraíso, ha emprendido un progreso eterno en el espacio exterior; pero como atenuación de los tres Absolutos potenciales del espacio exterior, este Ser Supremo busca constantemente la coherencia con el Paraíso. Este doble movimiento parece explicar la mayor parte de las actividades fundamentales que tienen lugar en los universos actualmente organizados.
115:7.1 (1266.2) En la Deidad del Supremo, el Padre-YO SOY ha conseguido una liberación relativamente completa de las limitaciones inherentes al estado infinito, a la existencia eterna y a la naturaleza absoluta. Pero Dios Supremo sólo se ha liberado de todas las limitaciones existenciales sometiéndose a las restricciones experienciales de una función universal. Al conseguir la capacidad para la experiencia, el Dios finito se somete también a la necesidad de adquirirla; al lograr liberarse de la eternidad, el Todopoderoso se encuentra con las barreras del tiempo; y el Supremo sólo podía conocer el crecimiento y el desarrollo como consecuencia de una existencia parcial y de una naturaleza incompleta, las de un ser no absoluto.
115:7.2 (1266.3) Todo esto debe ser conforme con el plan del Padre, que ha basado el progreso finito en el esfuerzo, los logros de la criatura en la perseverancia, y el desarrollo de la personalidad en la fe. Al ordenar así la evolución experiencial del Supremo, el Padre ha hecho posible que las criaturas finitas puedan existir en los universos y que algún día consigan alcanzar la divinidad de la Supremacía por medio del progreso experiencial.
115:7.3 (1266.4) Toda la realidad es relativa, incluyendo al Supremo e incluso al Último, a excepción de los valores incalificados de los siete Absolutos. El hecho de la Supremacía está basado en el poder del Paraíso, en la personalidad del Hijo y en la acción del Conjunto, pero el crecimiento del Supremo está incluido en el Absoluto de la Deidad, el Absoluto Incalificado y el Absoluto Universal. Esta Deidad sintetizadora y unificadora — Dios Supremo — es la personificación de la sombra finita proyectada a través del gran universo por la unidad infinita de la naturaleza insondable del Padre Paradisiaco, la Fuente-Centro Primera.
115:7.4 (1266.5) En la medida en que las triodidades funcionan directamente en el nivel finito, entran en contacto con el Supremo, que es la focalización bajo la forma de Deidad y la suma cósmica total de las atenuaciones finitas de las naturalezas de lo Manifestado Absoluto y de lo Potencial Absoluto.
115:7.5 (1266.6) Se considera que la Trinidad del Paraíso es la inevitabilidad absoluta; los Siete Espíritus Maestros son aparentemente las inevitabilidades de la Trinidad; la manifestación del poder, la mente, el espíritu y la personalidad del Supremo debe ser la inevitabilidad evolutiva.
115:7.6 (1266.7) Dios Supremo no parece haber sido inevitable en la infinidad incalificada, pero parece serlo en todos los niveles de la relatividad. El Supremo es indispensable para focalizar, resumir y englobar la experiencia evolutiva, unificando eficazmente en su naturaleza de Deidad los resultados de esta manera de percibir la realidad. Y parece llevar a cabo todo esto con el fin de contribuir a la aparición de la existenciación inevitable, la manifestación superexperiencial y superfinita de Dios Último.
115:7.7 (1267.1) No se puede comprender plenamente al Ser Supremo sin tomar en consideración su fuente, su función y su destino: sus relaciones con la Trinidad que le dio origen, el universo donde ejerce su actividad y la Trinidad Última como destino inmediato.
115:7.8 (1267.2) Mediante el proceso de totalizar la experiencia evolutiva, el Supremo conecta lo finito con lo absonito, de la misma manera que la mente del Actor Conjunto integra la espiritualidad divina del Hijo personal con las energías inmutables del arquetipo Paradisíaco, y de la misma forma que la presencia del Absoluto Universal unifica la activación del Absoluto de la Deidad con la reactividad del Incalificado. Esta unidad debe ser una revelación del trabajo no detectado de la unidad original de la Primera Causa-Padre y Primer Arquetipo-Fuente de todas las cosas y de todos los seres.
115:7.9 (1267.3) [Patrocinado por un Poderoso Mensajero que reside temporalmente en Urantia].
El libro de Urantia
Documento 116
116:0.1 (1268.1) SI EL HOMBRE reconociera que sus Creadores — sus supervisores inmediatos — aunque sean divinos son también finitos, y que el Dios del tiempo y del espacio es una Deidad evolutiva y no absoluta, las contradicciones de las desigualdades temporales dejarían de ser profundas paradojas religiosas. La fe religiosa ya no se prostituiría fomentando la presunción social de los afortunados, y sirviendo sólo para estimular una resignación estoica entre las víctimas desafortunadas de las privaciones sociales.
116:0.2 (1268.2) Cuando contemplamos las esferas exquisitamente perfectas de Havona, es a la vez razonable y lógico creer que fueron hechas por un Creador perfecto, infinito y absoluto. Pero cuando cualquier persona honrada observa la confusión, las imperfecciones y las injusticias de Urantia, este mismo razonamiento y esta misma lógica la obligará a llegar a la conclusión de que vuestro mundo ha sido hecho y está dirigido por unos Creadores subabsolutos, preinfinitos y no necesariamente perfectos.
116:0.3 (1268.3) El crecimiento experiencial implica una asociación entre la criatura y el Creador — Dios y el hombre asociados. El crecimiento es la marca distintiva de la Deidad experiencial: Havona no ha crecido; Havona existe y ha existido siempre; es existencial como los Dioses eternos que son su fuente. Por el contrario, el crecimiento caracteriza al gran universo.
116:0.4 (1268.4) El Todopoderoso Supremo es una Deidad viviente y evolutiva con poder y personalidad. Su campo de acción actual, el gran universo, es también un dominio que va creciendo en poder y en personalidad. El destino del Todopoderoso es la perfección, pero su experiencia actual abarca los elementos que crecen y que se encuentran en un estado incompleto.
116:0.5 (1268.5) El Ser Supremo ejerce sus funciones primarias en el universo central como una personalidad espiritual, y sus funciones secundarias en el gran universo como Dios Todopoderoso, una personalidad con poder. La función terciaria del Supremo en el universo maestro está ahora latente, y sólo existe como un potencial mental desconocido. Nadie sabe con exactitud qué es lo que revelará este tercer desarrollo del Ser Supremo. Algunos creen que cuando los superuniversos se establezcan en la luz y la vida, el Supremo ejercerá sus funciones desde Uversa como soberano todopoderoso y experiencial del gran universo, a la vez que ampliará su poder como super-omnipotente de los universos exteriores. Otros especulan que el tercer estado de la Supremacía consistirá en el tercer nivel de manifestación de la Deidad. Pero ninguno de nosotros lo sabe realmente.
116:1.1 (1268.6) La experiencia de la personalidad de cada criatura evolutiva es una fase de la experiencia del Todopoderoso Supremo. El sometimiento inteligente de cada segmento físico de los superuniversos es una parte del control creciente del Todopoderoso Supremo. La síntesis creativa del poder y de la personalidad es una parte del impulso creador de la Mente Suprema, y constituye la esencia misma del crecimiento evolutivo de la unidad en el Ser Supremo.
116:1.2 (1269.1) La Mente Suprema tiene la función de unir los atributos del poder y de la personalidad de la Supremacía; el resultado de la evolución total del Todopoderoso Supremo será una Deidad unificada y personal — y no una asociación de atributos divinos vagamente coordinada. Desde una perspectiva más amplia, no habrá ningún Todopoderoso aparte del Supremo, y ningún Supremo aparte del Todopoderoso.
116:1.3 (1269.2) Durante todas las épocas evolutivas, el potencial físico del poder del Supremo está depositado en los Siete Directores Supremos de Poder, y su potencial mental descansa en los Siete Espíritus Maestros. La Mente Infinita es la función del Espíritu Infinito; la mente cósmica es el ministerio de los Siete Espíritus Maestros; la mente Suprema está en proceso de manifestarse en la coordinación del gran universo y en asociación funcional con la revelación y los logros de Dios Séptuple.
116:1.4 (1269.3) La mente espacio-temporal, la mente cósmica, funciona de manera diferente en los siete superuniversos, pero está coordinada en el Ser Supremo mediante una técnica asociativa desconocida. El supercontrol del Todopoderoso sobre el gran universo no es exclusivamente físico y espiritual. En los siete superuniversos es principalmente material y espiritual, pero también están presentes otros fenómenos del Supremo que son tanto intelectuales como espirituales.
116:1.5 (1269.4) Sabemos menos en realidad sobre la mente de la Supremacía que sobre cualquier otro aspecto de esta Deidad evolutiva. Su mente está indiscutiblemente activa en todo el gran universo, y se cree que posee un destino potencial que abarcará extensas funciones en el universo maestro. Pero sí sabemos lo siguiente: Mientras que lo físico puede alcanzar un crecimiento completo y el espíritu puede conseguir la perfección de su desarrollo, la mente no deja nunca de progresar — es la técnica experiencial del progreso sin fin. El Supremo es una Deidad experiencial y, por consiguiente, nunca logrará completar su perfeccionamiento mental.
116:2.1 (1269.5) La aparición de la presencia del poder universal del Todopoderoso coincide con la aparición, en el escenario de la acción cósmica, de los elevados creadores y controladores de los superuniversos evolutivos.
116:2.2 (1269.6) Dios Supremo obtiene los atributos de su espíritu y de su personalidad de la Trinidad del Paraíso, pero está haciendo realidad su poder a través de las actividades de los Hijos Creadores, los Ancianos de los Días y los Espíritus Maestros, cuyos actos colectivos son la fuente de su creciente poder como soberano todopoderoso para los siete superuniversos y en ellos.
116:2.3 (1269.7) La Deidad Incalificada del Paraíso es incomprensible para las criaturas evolutivas del tiempo y del espacio. La eternidad y la infinidad conllevan un nivel de realidad de la deidad que las criaturas espacio-temporales no pueden comprender. La infinidad de la deidad y la soberanía absoluta son inherentes a la Trinidad del Paraíso, y la Trinidad es una realidad que está situada un poco más allá de la comprensión del hombre mortal. Las criaturas del espacio-tiempo necesitan orígenes, relatividades y destinos para captar las relaciones universales y comprender los valores significativos de la divinidad. Por eso la Deidad del Paraíso atenúa y limita de otras maneras las personalizaciones extraparadisíacas de la divinidad, trayendo así a la existencia a los Creadores Supremos y a sus asociados, que llevan continuamente la luz de la vida cada vez más lejos de su fuente Paradisíaca hasta que ésta encuentra su expresión más hermosa y lejana en la vida terrestre de los Hijos donadores en los mundos evolutivos.
116:2.4 (1270.1) Éste es el origen de Dios Séptuple, cuyos niveles sucesivos los va encontrando el hombre mortal en el orden siguiente:
116:2.5 (1270.2) 1. Los Hijos Creadores (y los Espíritus Creativos).
116:2.6 (1270.3) 2. Los Ancianos de los Días.
116:2.7 (1270.4) 3. Los Siete Espíritus Maestros.
116:2.8 (1270.5) 4. El Ser Supremo.
116:2.9 (1270.6) 5. El Actor Conjunto.
116:2.10 (1270.7) 6. El Hijo Eterno.
116:2.11 (1270.8) 7. El Padre Universal.
116:2.12 (1270.9) Los tres primeros niveles son los Creadores Supremos, y los tres últimos las Deidades del Paraíso. El Supremo interviene siempre como la personalización espiritual experiencial de la Trinidad del Paraíso, y como el foco experiencial del omnipotente poder evolutivo de los hijos creadores de las Deidades del Paraíso. En la presente era del universo, el Ser Supremo es la máxima revelación de la Deidad para los siete superuniversos.
116:2.13 (1270.10) Mediante la técnica de la lógica humana se podría deducir que la reunificación experiencial de los actos colectivos de los tres primeros niveles de Dios Séptuple equivaldría al nivel de la Deidad del Paraíso, pero esto no es así. La Deidad del Paraíso es una Deidad existencial. Los Creadores Supremos, en su unidad divina de poder y de personalidad, constituyen y expresan un nuevo potencial de poder de la Deidad experiencial. Este potencial de poder, de origen experiencial, se encuentra ineludible e inevitablemente unido a la Deidad experiencial que tiene su origen en la Trinidad — el Ser Supremo.
116:2.14 (1270.11) Dios Supremo no es la Trinidad del Paraíso, ni tampoco es uno de los Creadores superuniversales o el conjunto de ellos, cuyas actividades funcionales sintetizan realmente su poder todopoderoso en evolución. Aunque Dios Supremo tiene su origen en la Trinidad, sólo se manifiesta a las criaturas evolutivas como una personalidad de poder a través de las funciones coordinadas de los tres primeros niveles de Dios Séptuple. El Todopoderoso Supremo se está convirtiendo ahora en un hecho, en el tiempo y el espacio, gracias a las actividades de las Personalidades Creadoras Supremas, al igual que en la eternidad el Actor Conjunto surgió instantáneamente a la existencia por voluntad del Padre Universal y del Hijo Eterno. Estos seres de los tres primeros niveles de Dios Séptuple constituyen la naturaleza y la fuente mismas del poder del Todopoderoso Supremo; por eso deben siempre acompañar y sostener sus actos administrativos.
116:3.1 (1270.12) Las Deidades del Paraíso no sólo actúan directamente en sus circuitos de gravedad por todo el gran universo, sino que también ejercen su actividad a través de sus diversos agentes y de otras manifestaciones tales como:
116:3.2 (1270.13) 1. Las focalizaciones mentales de la Fuente-Centro Tercera. Los dominios finitos de la energía y del espíritu se mantienen literalmente unidos gracias a las presencias mentales del Actor Conjunto. Esto es así desde el Espíritu Creativo en un universo local, pasando por los Espíritus Reflectantes de un superuniverso, hasta los Espíritus Maestros en el gran universo. Los circuitos mentales que emanan de estos diversos centros de inteligencia representan el marco cósmico donde las criaturas efectúan sus elecciones. La mente es esa realidad flexible que las criaturas y los Creadores pueden manejar con tanta facilidad; es el eslabón vital que conecta la materia y el espíritu. La donación mental de la Fuente-Centro Tercera unifica la persona espiritual de Dios Supremo con el poder experiencial del Todopoderoso evolutivo.
116:3.3 (1271.1) 2. Las revelaciones como personalidad de la Fuente-Centro Segunda. Las presencias mentales del Actor Conjunto unifican el espíritu de la divinidad con el arquetipo de la energía. Las encarnaciones donadoras del Hijo Eterno y de sus Hijos Paradisíacos unifican, fusionan realmente, la naturaleza divina de un Creador con la naturaleza evolutiva de una criatura. El Supremo es a la vez criatura y creador, y la posibilidad de ser ambas cosas se revela en los actos donadores del Hijo Eterno y de sus Hijos coordinados y subordinados. Las órdenes de filiación que se donan, los Migueles y los Avonales, acrecientan realmente su naturaleza divina con la auténtica naturaleza de las criaturas, la cual se vuelve suya viviendo la vida real de las criaturas en los mundos evolutivos. Cuando la divinidad se vuelve semejante a la humanidad, esta relación contiene la posibilidad inherente de que la humanidad pueda volverse divina.
116:3.4 (1271.2) 3. Las presencias internas de la Fuente-Centro Primera. La mente unifica las causalidades espirituales con las reacciones energéticas; el ministerio donador unifica los descensos de la divinidad con la ascensión de las criaturas; y los fragmentos internos del Padre Universal unifican realmente a las criaturas evolutivas con Dios en el Paraíso. Existen muchas presencias parecidas del Padre que habitan en numerosas órdenes de personalidades, y en el hombre mortal, estos fragmentos divinos de Dios son los Ajustadores del Pensamiento. Los Monitores de Misterio son para los seres humanos lo que la Trinidad del Paraíso es para el Ser Supremo. Los Ajustadores son unos cimientos absolutos, y sobre estos cimientos absolutos las elecciones del libre albedrío pueden hacer que evolucione la realidad divina de una naturaleza que se eterniza, una naturaleza finalitaria en el caso del hombre, y una naturaleza de Deidad en Dios Supremo.
116:3.5 (1271.3) Las donaciones como criaturas de las órdenes paradisiacas de filiación permiten a estos Hijos divinos enriquecer su personalidad adquiriendo la naturaleza real de las criaturas del universo, mientras que estas donaciones revelan infaliblemente a las criaturas mismas el camino paradisiaco para alcanzar la divinidad. Las donaciones del Padre Universal, bajo la forma de Ajustadores, le permiten atraer hacia él a las personalidades de las criaturas volitivas. En todas estas relaciones que se producen en los universos finitos, el Actor Conjunto es la fuente siempre presente del ministerio mental que hace posible estas actividades.
116:3.6 (1271.4) Las Deidades del Paraíso participan de ésta y de otras muchas maneras en las evoluciones del tiempo a medida que se despliegan en los planetas que giran en el espacio, y a medida que culminan en la aparición de la personalidad del Supremo, consecuencia de toda la evolución.
116:4.1 (1271.5) La unidad del Todo Supremo depende de la unificación progresiva de las partes finitas; la manifestación del Supremo es el resultado y la causa de estas mismas unificaciones de los factores de la supremacía — los creadores, criaturas, inteligencias y energías de los universos.
116:4.2 (1272.1) Durante las épocas en que la soberanía de la Supremacía está experimentando su desarrollo en el tiempo, el poder todopoderoso del Supremo depende de los actos de divinidad de Dios Séptuple, mientras que parece existir una relación particularmente estrecha entre el Ser Supremo y el Actor Conjunto, al igual que con sus personalidades primarias, los Siete Espíritus Maestros. El Espíritu Infinito, como Actor Conjunto, ejerce su actividad de muchas maneras que compensan el estado incompleto de la Deidad evolutiva, y mantiene relaciones muy estrechas con el Supremo. Los Siete Espíritus Maestros comparten en cierto modo la intimidad de esta relación, pero especialmente el Espíritu Maestro Número Siete, que habla en nombre del Supremo. Este Espíritu Maestro conoce al Supremo — está en contacto personal con él.
116:4.3 (1272.2) Cuando empezó a concebirse el proyecto de la creación superuniversal, los Espíritus Maestros se unieron con la Trinidad ancestral para cocrear los cuarenta y nueve Espíritus Reflectantes, y al mismo tiempo el Ser Supremo actuó creativamente para llevar a su culminación los actos conjuntos de la Trinidad del Paraíso y de los hijos creativos de la Deidad del Paraíso. Majeston apareció, y desde entonces ha focalizado la presencia cósmica de la Mente Suprema, mientras que los Espíritus Maestros continúan siendo los orígenes y centros del extenso ministerio de la mente cósmica.
116:4.4 (1272.3) Pero los Espíritus Maestros continúan supervisando a los Espíritus Reflectantes. El Séptimo Espíritu Maestro (en su supervisión global de Orvonton desde el universo central) está en contacto personal con los siete Espíritus Reflectantes situados en Uversa (y tiene el supercontrol de los mismos). En su administración y control dentro de su superuniverso y entre los superuniversos, está en contacto reflectante con los Espíritus Reflectantes de su propio tipo situados en cada una de las capitales superuniversales.
116:4.5 (1272.4) Estos Espíritus Maestros no solamente apoyan y acrecientan la soberanía de la Supremacía, sino que son afectados a su vez por los propósitos creativos del Supremo. Las creaciones colectivas de los Espíritus Maestros son generalmente de tipo casi material (directores de poder, etc.), mientras que sus creaciones individuales son de tipo espiritual (supernafines, etc.). Pero cuando los Espíritus Maestros engendraron colectivamente a los Siete Espíritus de los Circuitos en respuesta a la voluntad y al proyecto del Ser Supremo, hay que señalar que los frutos de este acto creativo fueron espirituales, y no materiales o casi materiales.
116:4.6 (1272.5) Lo mismo que sucede con los Espíritus Maestros de los superuniversos, también sucede con los gobernantes trinos de estas supercreaciones — los Ancianos de los Días. Estas personificaciones del juicio y la justicia de la Trinidad, en el tiempo y el espacio, son los puntos de apoyo sobre el terreno destinados a movilizar el poder todopoderoso del Supremo, sirviendo como puntos focales séptuples para la evolución de la soberanía trinitaria en los dominios del tiempo y del espacio. Desde el lugar que ocupan, a medio camino entre el Paraíso y los mundos evolutivos, estos soberanos de origen Trinitario ven, conocen y coordinan los dos caminos.
116:4.7 (1272.6) Pero los universos locales son los verdaderos laboratorios en los que se elaboran los experimentos mentales, las aventuras galácticas, los despliegues de la divinidad y los progresos de la personalidad; la totalidad cósmica de estos factores constituye la base real sobre la que el Supremo está llevando a cabo, en y por experiencia, su evolución como deidad.
116:4.8 (1272.7) En los universos locales, los Creadores también evolucionan: la presencia del Actor Conjunto evoluciona desde un centro viviente de poder hasta el estado de la divina personalidad de un Espíritu Madre del Universo; el Hijo Creador evoluciona desde la naturaleza de una divinidad paradisíaca existencial hasta la naturaleza experiencial de la soberanía suprema. Los universos locales son los puntos de partida de la verdadera evolución, los semilleros de las personalidades imperfectas de buena fe dotadas de la libre elección de volverse cocreadoras de sí mismas tal como deseen llegar a ser.
116:4.9 (1273.1) En sus donaciones sobre los mundos evolutivos, los Hijos Magistrales adquieren finalmente una naturaleza que expresa la divinidad del Paraíso en unión experiencial con los valores espirituales más elevados de la naturaleza material humana. Mediante éstas y otras donaciones, los Migueles Creadores adquieren igualmente la naturaleza y el punto de vista cósmico de sus propios hijos del universo local. Estos Hijos Creadores Maestros se acercan a la culminación de la experiencia subsuprema, y cuando la soberanía sobre su universo local se amplía hasta englobar a los Espíritus Creativos asociados, se puede decir que se aproximan a los límites de la supremacía dentro de los potenciales actuales del gran universo en evolución.
116:4.10 (1273.2) Cuando los Hijos donadores revelan los nuevos caminos para que los hombres encuentren a Dios, no crean estos senderos que permiten alcanzar la divinidad; iluminan más bien las autovías eternas de progreso que conducen, a través de la presencia del Supremo, hasta la persona del Padre Paradisiaco.
116:4.11 (1273.3) El universo local es el punto de partida para aquellas personalidades que se encuentran más lejos de Dios, y que pueden experimentar así el mayor grado de ascensión espiritual en el universo, pueden conseguir la máxima participación experiencial en la cocreación de sí mismas. Estos mismos universos locales proporcionan también la profundidad experiencial más grande posible para las personalidades descendentes, las cuales consiguen así algo que para ellas es tan significativo como la ascensión al Paraíso lo es para una criatura evolutiva.
116:4.12 (1273.4) El hombre mortal parece ser necesario para el pleno funcionamiento de Dios Séptuple, tal como esta agrupación de divinidad culmina en el Supremo en vías de manifestarse. Existen otras muchas órdenes de personalidades universales que son igualmente necesarias para la evolución del poder todopoderoso del Supremo, pero esta descripción la presentamos para la edificación de los seres humanos, y por eso está en gran parte limitada a aquellos factores que actúan en la evolución de Dios Séptuple y que están relacionados con el hombre mortal.
116:5.1 (1273.5) Habéis sido informados sobre las relaciones de Dios Séptuple con el Ser Supremo, y ahora deberíais reconocer que el Séptuple abarca a los controladores así como a los creadores del gran universo. Los controladores séptuples del gran universo son los siguientes:
116:5.2 (1273.6) 1. Los Controladores Físicos Maestros.
116:5.3 (1273.7) 2. Los Centros Supremos de Poder.
116:5.4 (1273.8) 3. Los Directores Supremos de Poder.
116:5.5 (1273.9) 4. El Todopoderoso Supremo.
116:5.6 (1273.10) 5. El Dios de Acción — el Espíritu Infinito.
116:5.7 (1273.11) 6. La Isla del Paraíso.
116:5.8 (1273.12) 7. La Fuente del Paraíso — el Padre Universal.
116:5.9 (1273.13) Estos siete grupos son funcionalmente inseparables de Dios Séptuple, y componen el nivel del control físico de esta asociación de Deidad.
116:5.10 (1273.14) La bifurcación de la energía y el espíritu (que provienen de la presencia conjunta del Hijo Eterno y de la Isla del Paraíso), quedó simbolizada en sentido superuniversal cuando los Siete Espíritus Maestros emprendieron juntos su primer acto de creación colectiva. Este episodio fue testigo de la aparición de los Siete Directores Supremos de Poder. Simultáneamente, los circuitos espirituales de los Espíritus Maestros se diferenciaron, por contraste, de las actividades físicas de supervisión de los directores de poder, y la mente cósmica apareció inmediatamente como un nuevo factor que coordinaba la materia y el espíritu.
116:5.11 (1274.1) El Todopoderoso Supremo evoluciona como supercontrolador del poder físico del gran universo. En la era actual del universo, este potencial de poder físico parece estar centrado en los Siete Directores Supremos de Poder, que funcionan a través de los emplazamientos fijos de los centros de poder y por medio de las presencias móviles de los controladores físicos.
116:5.12 (1274.2) Los universos temporales no son perfectos; ése es su destino. La lucha por la perfección no solamente es propia de los niveles intelectuales y espirituales, sino también del nivel físico de la energía y la masa. El establecimiento de los siete superuniversos en la luz y la vida presupone que han alcanzado la estabilidad física. Y se supone que cuando se consiga finalmente el equilibrio material, la evolución del control físico del Todopoderoso habrá concluido.
116:5.13 (1274.3) En los primeros tiempos de la construcción de un universo, incluso los Creadores Paradisíacos se preocupan principalmente del equilibrio material. La constitución de un universo local no sólo va tomando forma como resultado de las actividades de los centros de poder, sino también a causa de la presencia espacial del Espíritu Creativo. Durante todas estas épocas iniciales de la construcción de un universo local, el Hijo Creador manifiesta un atributo de control material poco comprendido, y no deja su planeta capital hasta que se ha establecido el equilibrio total del universo local.
116:5.14 (1274.4) A fin de cuentas, toda la energía reacciona a la mente, y los controladores físicos son los hijos del Dios de la mente, que es el activador del arquetipo del Paraíso. Los directores de poder dedican sin cesar su inteligencia a la tarea de conseguir el control material. Su lucha por dominar físicamente las relaciones de la energía y los movimientos de la masa no termina nunca hasta que consiguen la victoria finita sobre las energías y las masas que constituyen sus esferas perpetuas de actividad.
116:5.15 (1274.5) Las luchas espirituales del tiempo y del espacio tienen que ver con la evolución del dominio del espíritu sobre la materia por mediación de la mente (personal); la evolución física (no personal) de los universos tiene que ver con poner la energía cósmica en armonía con los conceptos mentales equilibrados sometidos al supercontrol del espíritu. La evolución total de todo el gran universo es un asunto de unificación, por medio de la personalidad, de la mente que controla la energía con el intelecto coordinado con el espíritu; esta unificación se revelará en la plena aparición del poder todopoderoso del Supremo.
116:5.16 (1274.6) La dificultad para lograr un estado de equilibrio dinámico es inherente al hecho del crecimiento del cosmos. Los circuitos establecidos de la creación física están continuamente en peligro debido a la aparición de nuevas energías y de nuevas masas. Un universo que crece es un universo inestable; por eso, ninguna parte del conjunto cósmico puede conseguir una estabilidad real hasta que la plenitud de los tiempos sea testigo de la terminación material de los siete superuniversos.
116:5.17 (1274.7) En los universos establecidos en la luz y la vida no se producen acontecimientos físicos inesperados de mayor importancia. Se ha conseguido un control relativamente completo sobre la creación material; sin embargo, los problemas de las relaciones entre los universos estabilizados y los universos en evolución continúan desafiando la habilidad de los Directores Universales de Poder. Pero estos problemas desaparecerán gradualmente cuando disminuyan las actividades creativas nuevas, a medida que el gran universo se acerque a la culminación de su expresión evolutiva.
116:6.1 (1275.1) La energía-materia domina en los superuniversos evolutivos, salvo en la personalidad, donde el espíritu lucha, por mediación de la mente, para conseguir la superioridad. La meta de los universos evolutivos es someter la energía-materia a la acción de la mente, coordinar la mente con el espíritu, y conseguir todo ello en virtud de la presencia creativa y unificadora de la personalidad. Así pues, en relación con la personalidad, los sistemas físicos se vuelven subordinados, los sistemas mentales, coordinados, y los sistemas espirituales, directivos.
116:6.2 (1275.2) En los niveles de la deidad, esta unión del poder y de la personalidad se expresa en, y bajo la forma de, el Supremo. Pero la verdadera evolución de la dominación del espíritu es un crecimiento que está basado en los actos voluntarios de los Creadores y de las criaturas del gran universo.
116:6.3 (1275.3) En los niveles absolutos, la energía y el espíritu son una sola cosa. Pero en cuanto nos apartamos de estos niveles absolutos, aparecen las diferencias, y a medida que la energía y el espíritu se desplazan desde el Paraíso hacia el espacio, aumenta el abismo entre ellos hasta que, en los universos locales, se han vuelto totalmente divergentes. Han dejado de ser idénticos, tampoco son semejantes, y la mente tiene que intervenir para relacionarlos entre sí.
116:6.4 (1275.4) El hecho de que la energía pueda ser dirigida por la acción de la personalidad de los controladores revela que la energía es sensible a la acción de la mente. Que la masa pueda ser estabilizada gracias a la actividad de estas mismas entidades controladoras indica que la masa es sensible a la presencia generadora de orden de la mente. Y que el espíritu mismo, en una personalidad volitiva, pueda esforzarse por dominar la energía-materia a través de la mente, revela la unidad potencial de toda la creación finita.
116:6.5 (1275.5) En todo el universo de universos existe una interdependencia entre todas las fuerzas y personalidades. Los Hijos Creadores y los Espíritus Creativos dependen de la actividad cooperativa de los centros de poder y de los controladores físicos para organizar los universos; los Directores Supremos de Poder están incompletos sin el supercontrol de los Espíritus Maestros. En un ser humano, el mecanismo de la vida física es sensible en parte a los mandatos de la mente (personal). Esta misma mente puede estar dominada a su vez por las directrices de un espíritu resuelto, y el resultado de un desarrollo evolutivo semejante es la producción de un nuevo hijo del Supremo, una nueva unificación personal de los diversos tipos de realidades cósmicas.
116:6.6 (1275.6) Lo mismo que sucede con las partes, sucede con el todo; la persona espiritual de la Supremacía necesita el poder evolutivo del Todopoderoso para lograr completar su Deidad y alcanzar su destino de asociación con la Trinidad. El esfuerzo lo realizan las personalidades del tiempo y del espacio, pero la culminación y la consumación de este esfuerzo es tarea del Todopoderoso Supremo. Puesto que el crecimiento del todo es así la suma del crecimiento colectivo de las partes, de ello se deriva igualmente que la evolución de las partes es un reflejo segmentado del crecimiento intencional del todo.
116:6.7 (1275.7) En el Paraíso, la monota y el espíritu forman una sola cosa — sólo se pueden distinguir por el nombre. En Havona, aunque la materia y el espíritu son notablemente diferentes, poseen al mismo tiempo una armonía innata. Sin embargo, en los siete superuniversos existe una gran divergencia; existe un gran abismo entre la energía cósmica y el espíritu divino; hay por lo tanto un mayor potencial experiencial para que la actividad de la mente armonice y unifique finalmente la forma física con los objetivos espirituales. En los universos del espacio que evolucionan en el tiempo, la divinidad está más atenuada, los problemas por resolver son más difíciles, y su solución proporciona mayores ocasiones para adquirir experiencia. Toda esta situación superuniversal crea un campo más amplio, en la existencia evolutiva, en el que la posibilidad de las experiencias cósmicas se encuentra disponible por igual para la criatura y el Creador — e incluso para la Deidad Suprema.
116:6.8 (1276.1) La dominación del espíritu, que es existencial en los niveles absolutos, se convierte en una experiencia evolutiva en los niveles finitos y en los siete superuniversos. Y esta experiencia la comparten todos del mismo modo, desde el hombre mortal hasta el Ser Supremo. Todos se esfuerzan, se esfuerzan personalmente, por perfeccionarse; todos participan, participan personalmente, en el destino.
116:7.1 (1276.2) El gran universo no es solamente una creación material de grandiosidad física, de sublimidad espiritual y de magnitud intelectual, sino que es también un organismo viviente magnífico y sensible. Existe una vida real que palpita en todo el mecanismo de la inmensa creación del vibrante cosmos. La realidad física de los universos simboliza la realidad perceptible del Todopoderoso Supremo; este organismo material y viviente está penetrado por circuitos de inteligencia, al igual que el cuerpo humano está atravesado por una red de conductos nerviosos sensibles. El universo físico está impregnado de canales de energía que activan eficazmente la creación material, al igual que el cuerpo humano es alimentado y vigorizado por la distribución circulatoria de los productos energéticos asimilables de la comida. El inmenso universo no está desprovisto de aquellos centros coordinadores que efectúan un magnífico supercontrol, y que pueden compararse con el delicado sistema de control químico del mecanismo humano. Si tan sólo supierais algo sobre la constitución de un centro de poder, podríamos contaros, por analogía, muchas más cosas sobre el universo físico.
116:7.2 (1276.3) Al igual que los mortales cuentan con la energía solar para mantenerse con vida, el gran universo depende de las energías inagotables que emanan del bajo Paraíso para sostener las actividades materiales y los movimientos cósmicos del espacio.
116:7.3 (1276.4) La mente ha sido concedida a los mortales para que con ella puedan volverse conscientes de la identidad y de la personalidad; una mente — e incluso una Mente Suprema — ha sido otorgada a la totalidad de lo finito, por medio de la cual el espíritu de esta personalidad emergente del cosmos se esfuerza siempre por dominar la energía-materia.
116:7.4 (1276.5) El hombre mortal es sensible a la guía del espíritu, al igual que el gran universo reacciona a la extensa atracción de la gravedad espiritual del Hijo Eterno, la cohesión supermaterial universal de los valores espirituales eternos de todas las creaciones que componen el cosmos finito del tiempo y del espacio.
116:7.5 (1276.6) Los seres humanos son capaces de identificarse para siempre con la realidad total e indestructible del universo — fusionar con el Ajustador del Pensamiento interior. Del mismo modo, el Supremo depende eternamente de la estabilidad absoluta de la Deidad Original, la Trinidad del Paraíso.
116:7.6 (1276.7) El vivo deseo que siente el hombre por la perfección del Paraíso, sus esfuerzos por alcanzar a Dios, crean en el cosmos viviente una verdadera tensión de divinidad que sólo puede resolverse mediante la evolución de un alma inmortal; esto es lo que sucede en la experiencia de una criatura humana individual. Pero cuando todas las criaturas y todos los Creadores se esfuerzan del mismo modo en el gran universo por alcanzar a Dios y la perfección divina, se establece una profunda tensión cósmica que sólo encuentra su resolución en la síntesis sublime del poder todopoderoso con la persona espiritual del Dios evolutivo de todas las criaturas, el Ser Supremo.
116:7.7 (1277.1) (Patrocinado por un Poderoso Mensajero que reside temporalmente en Urantia.)
El libro de Urantia
Documento 117
117:0.1 (1278.1) EN LA medida en que hacemos la voluntad de Dios en cualquier lugar del universo donde podamos tener nuestra existencia, el potencial todopoderoso del Supremo se manifiesta un paso más. La voluntad de Dios es el propósito de la Fuente-Centro Primera tal como se ha potencializado en los tres Absolutos, personalizado en el Hijo Eterno, unido para la actividad universal en el Espíritu Infinito, y eternizado en los arquetipos perpetuos del Paraíso. Y Dios Supremo se está convirtiendo en la manifestación finita más elevada de la voluntad total de Dios.
117:0.2 (1278.2) Si todos los habitantes del gran universo consiguieran relativamente alguna vez vivir plenamente la voluntad de Dios, entonces las creaciones del espacio-tiempo se establecerían en la luz y la vida, y el Todopoderoso, el potencial bajo la forma de deidad de la Supremacía, se volvería entonces un hecho mediante la aparición de la personalidad divina de Dios Supremo.
117:0.3 (1278.3) Cuando una mente en evolución se sintoniza con los circuitos de la mente cósmica, cuando un universo en evolución se estabiliza a la manera del modelo del universo central, cuando un espíritu que progresa se pone en contacto con el ministerio unificado de los Espíritus Maestros, cuando la personalidad de un mortal ascendente se sintoniza finalmente con las directrices divinas de su Ajustador interior, entonces la manifestación del Supremo se vuelve un grado más real en los universos; la divinidad de la Supremacía ha avanzado entonces un paso más hacia su realización cósmica.
117:0.4 (1278.4) Las partes y los individuos del gran universo evolucionan como un reflejo de la evolución total del Supremo, mientras que el Supremo es a su vez la totalidad acumulativa sintética de toda la evolución del gran universo. Desde el punto de vista de los mortales, las dos cosas son fenómenos evolutivos y experienciales recíprocos.
117:1.1 (1278.5) El Supremo es la belleza de la armonía física, la verdad de los significados intelectuales y la bondad de los valores espirituales. Es el dulzor del éxito verdadero y la alegría de los logros perpetuos. Es la superalma del gran universo, la conciencia del cosmos finito, la culminación de la realidad finita, y la personificación de la experiencia del Creador y la criatura. A lo largo de toda la eternidad futura, Dios Supremo expresará la realidad de la experiencia volitiva en las relaciones trinitarias de la Deidad.
117:1.2 (1278.6) En las personas de los Creadores Supremos, los Dioses han descendido del Paraíso a los dominios del tiempo y del espacio para crear y hacer evolucionar allí a unas criaturas capaces de alcanzar el Paraíso y de ascender hasta allí en busca del Padre. Esta procesión universal de Creadores descendentes que revelan a Dios y de criaturas ascendentes que buscan a Dios revela la evolución, bajo la forma de Deidad, del Supremo, en quien tanto los descendentes como los ascendentes consiguen comprenderse mutuamente, descubren la fraternidad eterna y universal. El Ser Supremo se convierte así en la síntesis finita de la experiencia que reúne la causa producida por el Creador perfecto y la reacción que tienen las criaturas que se perfeccionan.
117:1.3 (1279.1) El gran universo contiene la posibilidad de unificarse por completo, siendo algo que busca constantemente, y esto se deriva del hecho de que esta existencia cósmica es una consecuencia de los actos creativos y de los mandatos de poder de la Trinidad del Paraíso, que es la unidad incalificada. Esta misma unidad trinitaria se expresa en el cosmos finito en el Supremo, cuya realidad se vuelve cada vez más evidente a medida que los universos alcanzan el máximo nivel de identificación con la Trinidad.
117:1.4 (1279.2) La voluntad del Creador y la voluntad de la criatura son cualitativamente diferentes, pero son también experiencialmente semejantes, pues el Creador y la criatura pueden colaborar para conseguir la perfección universal. El hombre puede trabajar en unión con Dios y así crear juntos un finalitario eterno. Dios puede trabajar incluso a la manera humana mediante las encarnaciones de sus Hijos, que consiguen así la supremacía de la experiencia de las criaturas.
117:1.5 (1279.3) El Creador y la criatura están unidos, en el Ser Supremo, en una sola Deidad cuya voluntad es la expresión de una sola personalidad divina. Esta voluntad del Supremo es algo más que la voluntad de la criatura o del Creador, al igual que la voluntad soberana del Hijo Maestro de Nebadon es actualmente algo más que una combinación de las voluntades de la divinidad y de la humanidad. La unión de la perfección del Paraíso y de la experiencia espacio-temporal produce un nuevo valor significativo en los niveles de deidad de la realidad.
117:1.6 (1279.4) La divina naturaleza evolutiva del Supremo se está convirtiendo en una fiel descripción de la experiencia incomparable de todas las criaturas y de todos los Creadores en el gran universo. En el Supremo, las naturalezas del creador y de la criatura están de acuerdo; están unidas para siempre por la experiencia nacida de las vicisitudes que acompañan a la solución de los numerosos problemas que acosan a toda la creación finita, a medida que ésta recorre el camino eterno buscando la perfección y la liberación de las trabas del estado incompleto.
117:1.7 (1279.5) La verdad, la belleza y la bondad están correlacionadas en el ministerio del Espíritu, la grandiosidad del Paraíso, la misericordia del Hijo y la experiencia del Supremo. Dios Supremo es la verdad, la belleza y la bondad, ya que estos conceptos de la divinidad representan lo máximo que los seres finitos pueden concebir por experiencia. Los orígenes eternos de estas cualidades trinas de la divinidad están situados en unos niveles superfinitos, y una criatura sólo podría concebir estos orígenes como superverdad, superbelleza y superbondad.
117:1.8 (1279.6) Miguel, que es un creador, reveló el amor divino del Padre Creador por sus hijos terrestres. Una vez que han descubierto y recibido este afecto divino, los hombres pueden aspirar a revelar este amor a sus hermanos en la carne. Este afecto de las criaturas es un verdadero reflejo del amor del Supremo.
117:1.9 (1279.7) El Supremo es simétricamente inclusivo. La Fuente-Centro Primera es potencial en los tres grandes Absolutos, y está manifestada en el Paraíso, en el Hijo y en el Espíritu; pero el Supremo es a la vez manifestado y potencial, es un ser con una supremacía personal y un poder todopoderoso, sensible por igual al esfuerzo de la criatura y al propósito del Creador; actúa por sí mismo sobre el universo y reacciona en sí mismo a la suma total del universo; es al mismo tiempo el creador supremo y la criatura suprema. La Deidad de Supremacía expresa así la suma total de todo lo finito.
117:2.1 (1280.1) El Supremo es Dios en el tiempo; suyo es el secreto del crecimiento de las criaturas en el tiempo; suya es también la conquista del presente incompleto y la consumación del futuro que se está perfeccionando. Y he aquí el fruto final de todo el crecimiento finito: el poder estará controlado por el espíritu a través de la mente, debido a la presencia unificadora y creativa de la personalidad. La consecuencia culminante de todo este crecimiento es el Ser Supremo.
117:2.2 (1280.2) Para el hombre mortal, existir equivale a crecer. Y parece ser que esto es así incluso en el sentido más amplio del universo, porque la existencia dirigida por el espíritu parece tener como resultado el crecimiento experiencial — una elevación del estado. Sin embargo, hemos considerado durante mucho tiempo que el crecimiento actual que caracteriza a la existencia de las criaturas en la presente era del universo es una función del Supremo. Sostenemos igualmente que este tipo de crecimiento es propio de la era del crecimiento del Supremo, y que terminará cuando concluya el crecimiento del Supremo.
117:2.3 (1280.3) Considerad el estado de los hijos trinitizados por las criaturas: Han nacido y viven en la presente era del universo; poseen una personalidad así como unas dotaciones mentales y espirituales. Tienen experiencias y las recuerdan, pero no crecen como los ascendentes. Creemos e interpretamos que estos hijos trinitizados por las criaturas, aunque se encuentran en la presente era del universo, pertenecen en realidad a la siguiente era universal — la era que seguirá a la finalización del crecimiento del Supremo. Por eso no están en el Supremo, cuyo estado actual es incompleto y en consecuencia está creciendo. Así pues, no participan en el crecimiento experiencial de la presente era del universo, y se mantienen en reserva para la próxima era universal.
117:2.4 (1280.4) Los Poderosos Mensajeros de mi propia orden, como han sido abrazados por la Trinidad, no participan en el crecimiento de la era actual del universo. En cierto sentido, nuestro estado pertenece a la era anterior del universo, como sucede de hecho con los Hijos Estacionarios de la Trinidad. Una cosa es segura: nuestro estado es fijo debido al abrazo de la Trinidad, y nuestra experiencia ya no se traduce en crecimiento.
117:2.5 (1280.5) Esto no sucede con los finalitarios ni con ninguna de las otras órdenes evolutivas y experienciales que participan en el proceso de desarrollo del Supremo. Vosotros, los mortales que vivís actualmente en Urantia y que podéis aspirar a alcanzar el Paraíso y el estado de finalitarios, deberíais comprender que ese destino sólo se puede conseguir porque estáis en el Supremo, formáis parte de él, y por lo tanto estáis participando en el ciclo del crecimiento del Supremo.
117:2.6 (1280.6) Algún día llegará el final del desarrollo del Supremo; su estado alcanzará su culminación (en el sentido espiritual y energético). La terminación de la evolución del Supremo presenciará también el final de la evolución de las criaturas como partes de la Supremacía. No sabemos qué tipo de desarrollo caracterizará a los universos del espacio exterior. Pero estamos muy seguros de que se tratará de algo muy diferente a todo lo que se ha visto en la presente era de la evolución de los siete superuniversos. Los ciudadanos evolutivos del gran universo tendrán sin duda la ocupación de compensar a los habitantes del espacio exterior por esta privación del crecimiento de la Supremacía.
117:2.7 (1280.7) El Ser Supremo, tal como exista cuando culmine la presente era universal, ejercerá su actividad como soberano experiencial en el gran universo. Los habitantes del espacio exterior — los ciudadanos de la siguiente era universal — tendrán un potencial de crecimiento postsuperuniversal, una capacidad para la consecución evolutiva que presupondrá la soberanía del Todopoderoso Supremo, excluyendo por lo tanto la participación de tales criaturas en la síntesis del poder y la personalidad de la presente era del universo.
117:2.8 (1281.1) Así pues, el estado incompleto del Supremo puede ser considerado como una ventaja, puesto que hace posible el crecimiento evolutivo de las criaturas creadas de los universos actuales. El vacío tiene en verdad sus ventajas, pues puede ser llenado con la experiencia.
117:2.9 (1281.2) Una de las preguntas más fascinantes de la filosofía finita es la siguiente: ¿El Ser Supremo se hace manifiesto en respuesta a la evolución del gran universo, o bien este cosmos finito evoluciona progresivamente en respuesta a la manifestación gradual del Supremo? ¿O es posible que sean mutuamente interdependientes para desarrollarse, que sean recíprocos evolutivos, poniendo en marcha cada cual el crecimiento del otro? Estamos seguros de una cosa: las criaturas y los universos, de todas las clases, están evolucionando dentro del Supremo, y a medida que evolucionan, está apareciendo la suma unificada de toda la actividad finita de esta era del universo. Y ésta es la aparición del Ser Supremo, que para todas las personalidades es la evolución del poder todopoderoso de Dios Supremo.
117:3.1 (1281.3) La realidad cósmica que denominamos de manera diversa el Ser Supremo, Dios Supremo y el Todopoderoso Supremo, es la síntesis compleja y universal de las fases emergentes de todas las realidades finitas. La extensa diversificación de la energía eterna, el espíritu divino y la mente universal alcanza su culminación finita en la evolución del Supremo, que es la suma total de todo el crecimiento finito, llevado a cabo en los niveles de deidad del máximo acabamiento finito.
117:3.2 (1281.4) El Supremo es el canal divino por el que fluye la infinidad creativa de las triodidades, que se cristaliza en el panorama galáctico del espacio, donde tiene lugar el magnífico drama de las personalidades del tiempo: la conquista espiritual de la energía-materia por mediación de la mente.
117:3.3 (1281.5) Jesús dijo: «Yo soy el camino viviente», y él es en verdad el camino viviente que conduce desde el nivel material de la conciencia de sí hasta el nivel espiritual de la conciencia de Dios. Al igual que Jesús es este camino viviente que asciende desde el yo hasta Dios, el Supremo es el camino viviente que conduce desde la conciencia finita hasta la trascendencia de la conciencia, e incluso hasta la perspicacia de la absonitidad.
117:3.4 (1281.6) Vuestro Hijo Creador puede ser realmente este canal viviente entre la humanidad y la divinidad, puesto que ha experimentado personalmente la plenitud de la travesía de este camino universal de progreso, desde la verdadera humanidad de Josué ben José, el Hijo del Hombre, hasta la divinidad paradisiaca de Miguel de Nebadon, el Hijo del Dios infinito. Del mismo modo, el Ser Supremo puede ejercer su actividad como camino de acceso universal para trascender las limitaciones finitas, porque es la expresión efectiva y el resumen personal de toda la evolución, del progreso y de la espiritualización de las criaturas. Incluso las experiencias que efectúan las personalidades descendentes del Paraíso en el gran universo forman esa parte de la experiencia del Supremo que se complementa con la suma de las experiencias ascendentes de los peregrinos del tiempo.
117:3.5 (1281.7) El hombre mortal está hecho a imagen de Dios de una forma más que figurada. Desde un punto de vista físico, esta afirmación no es del todo cierta, pero en lo que se refiere a ciertas potencialidades universales, es un hecho real. En la raza humana se está desarrollando una parte del mismo drama de consecución evolutiva que está teniendo lugar, en una escala enormemente más grande, en el universo de universos. El hombre, una personalidad volitiva, se vuelve creativo en unión con un Ajustador, una entidad impersonal, en presencia de las potencialidades finitas del Supremo, y el resultado es el florecimiento de un alma inmortal. En los universos, las personalidades Creadoras del tiempo y del espacio trabajan en unión con el espíritu impersonal de la Trinidad del Paraíso, y se vuelven así creadoras de un nuevo potencial de poder de la realidad de la Deidad.
117:3.6 (1282.1) El hombre mortal, como es una criatura, no es exactamente semejante al Ser Supremo, que es una deidad, pero la evolución del hombre se parece en algunos aspectos al crecimiento del Supremo. El hombre crece conscientemente desde lo material hacia lo espiritual mediante la fuerza, el poder y la perseverancia de sus propias decisiones; también crece a medida que su Ajustador del Pensamiento desarrolla nuevas técnicas para descender desde los niveles espirituales hasta los niveles morontiales del alma; y una vez que el alma ha nacido, empieza a crecer en sí misma y por sí misma.
117:3.7 (1282.2) Esto se parece un poco a la forma en que se desarrolla el Ser Supremo. Su soberanía crece y se deriva de los actos y las realizaciones de las Personalidades Creadoras Supremas; es la evolución de la majestad de su poder como gobernante del gran universo. Su naturaleza como deidad depende igualmente de la unidad preexistente de la Trinidad del Paraíso. Pero la evolución de Dios Supremo presenta además otro aspecto: no sólo evoluciona gracias a los Creadores y se deriva de la Trinidad, sino que también evoluciona por sí mismo y se deriva de sí mismo. Dios Supremo mismo participa de manera volitiva y creativa en la realización de su propia deidad. El alma morontial humana es igualmente una asociada volitiva y cocreativa de su propia inmortalización.
117:3.8 (1282.3) El Padre colabora con el Actor Conjunto para manipular las energías del Paraíso y hacerlas sensibles al Supremo. El Padre colabora con el Hijo Eterno para engendrar las personalidades Creadoras cuyas actividades culminarán algún día en la soberanía del Supremo. El Padre colabora con el Hijo y el Espíritu para crear las personalidades trinitarias destinadas a ejercer su actividad como gobernantes del gran universo hasta el momento en que la evolución completa del Supremo lo capacite para asumir esta soberanía. El Padre coopera de éstas y de otras muchas maneras con sus coordinados, ya sean Deidades o no Deidades, para favorecer la evolución de la Supremacía, pero también actúa a solas en estos asuntos. Su labor solitaria se revela probablemente mejor en el ministerio de los Ajustadores del Pensamiento y de sus entidades asociadas.
117:3.9 (1282.4) La Deidad es una unidad, existencial en la Trinidad, experiencial en el Supremo y, en los mortales, las criaturas consiguen dicha unidad fusionando con el Ajustador. La presencia de los Ajustadores del Pensamiento en los hombres mortales revela la unidad esencial del universo, ya que el hombre, el tipo más humilde posible de personalidad universal, contiene dentro de sí un fragmento real de la realidad eterna más elevada, el Padre original de todas las personalidades.
117:3.10 (1282.5) El Ser Supremo evoluciona en virtud de su conexión con la Trinidad del Paraíso y a consecuencia de los éxitos de la divinidad de los hijos creadores y administradores de esta Trinidad. El alma inmortal del hombre desarrolla su propio destino eterno asociándose con la presencia divina del Padre Paradisiaco y de acuerdo con las decisiones que la mente humana lleva a cabo como personalidad. La Trinidad significa para Dios Supremo lo mismo que el Ajustador para el hombre en evolución.
117:3.11 (1282.6) Durante la presente era del universo, el Ser Supremo es en apariencia incapaz de actuar directamente como creador, salvo en aquellos casos en que los agentes creativos del tiempo y del espacio han agotado las posibilidades de acción finitas. Hasta ahora, esto sólo ha sucedido una vez en la historia del universo; cuando se agotaron las posibilidades de acción finita en materia de reflectividad universal, el Supremo actuó como culminador creativo de todas las acciones creadoras anteriores. Y creemos que ejercerá de nuevo su actividad como culminador en las épocas futuras cuando el conjunto de los creadores anteriores haya completado un ciclo apropiado de actividad creativa.
117:3.12 (1283.1) El Ser Supremo no ha creado al hombre, pero el hombre fue creado literalmente a partir de la potencialidad del Supremo, y su misma vida deriva de esta potencialidad. El Supremo tampoco hace evolucionar al hombre, y sin embargo el Supremo es la esencia misma de la evolución. Desde el punto de vista finito, vivimos, nos movemos y tenemos realmente nuestra existencia dentro de la inmanencia del Supremo.
117:3.13 (1283.2) El Supremo no puede iniciar aparentemente una causalidad original, pero parece ser el catalizador de todo el crecimiento universal y parece estar destinado a culminar por completo el destino de todos los seres evolutivos y experienciales. El Padre da origen al concepto de un cosmos finito; los Hijos Creadores convierten en un hecho esta idea en el tiempo y el espacio con el consentimiento y la cooperación de los Espíritus Creativos; el Supremo lleva a su culminación la totalidad finita y establece las relaciones de esta totalidad con el destino de lo absonito.
117:4.1 (1283.3) Cuando vemos las luchas incesantes de las criaturas de toda la creación por alcanzar el estado perfecto y la divinidad de existencia, no podemos más que creer que estos esfuerzos interminables demuestran la lucha continua del Supremo por lograr su propia realización divina. Dios Supremo es la Deidad finita, y tiene que hacer frente a los problemas de lo finito en el sentido total de esta palabra. Nuestras luchas contra las vicisitudes del tiempo en las evoluciones del espacio son un reflejo de sus esfuerzos por conseguir la realidad de su yo y la culminación de su soberanía, dentro de la esfera de acción que su naturaleza evolutiva está ampliando hasta los límites extremos de lo posible.
117:4.2 (1283.4) El Supremo lucha por expresarse en todo el gran universo. Su evolución divina está basada en cierta medida en las acciones y la sabiduría de cada personalidad que existe. Cuando un ser humano escoge la supervivencia eterna, está cocreando su destino; y el Dios finito encuentra, en la vida de ese mortal ascendente, un aumento de la autorrealización de su personalidad y una ampliación de su soberanía experiencial. Pero si una criatura rechaza la carrera eterna, aquella parte del Supremo que dependía de la elección de dicha criatura experimenta un retraso inevitable, una privación que ha de ser compensada con una experiencia sustitutiva o colateral. En cuanto a la personalidad del no sobreviviente, es absorbida en la superalma de la creación, volviéndose una parte de la Deidad del Supremo.
117:4.3 (1283.5) Dios es tan confiado, tan amoroso, que pone una parte de su naturaleza divina en las manos de los seres humanos para que la custodien y se autorrealicen. La naturaleza del Padre, la presencia del Ajustador, es indestructible, sin tener en cuenta la elección del ser mortal. El hijo del Supremo, el yo en evolución, puede ser destruido, aunque la personalidad potencialmente unificadora de ese yo descaminado subsista como un factor de la Deidad de Supremacía.
117:4.4 (1283.6) La personalidad humana puede destruir realmente la individualidad de su condición como criatura, y aunque subsista todo aquello que vale la pena en la vida de esa suicida cósmica, esas cualidades no sobrevivirán como una criaturaindividual. El Supremo encontrará una nueva expresión entre las criaturas del universo, pero nunca más bajo la forma de aquella persona particular; la personalidad única de un no ascendente regresa al Supremo como una gota de agua vuelve al mar.
117:4.5 (1284.1) Cualquier acción aislada de las partes personales de lo finito tiene relativamente poca importancia para la aparición final del Todo Supremo, pero el todo depende no obstante de la totalidad de los actos de sus múltiples partes. La personalidad de un mortal individual es insignificante en presencia del total de la Supremacía, pero la personalidad de cada ser humano representa un significado y un valor irreemplazables en lo finito; una vez que la personalidad ha sido expresada, nunca más hallará una expresión idéntica salvo en la existencia continua de esa personalidad viviente.
117:4.6 (1284.2) Y así, a medida que nos esforzamos por expresar nuestro yo, el Supremo se esfuerza en nosotros y con nosotros por expresar la deidad. Al igual que nosotros encontramos al Padre, el Supremo encuentra de nuevo al Creador Paradisiaco de todas las cosas. A medida que dominamos los problemas de nuestra autorrealización, el Dios de la experiencia consigue la supremacía todopoderosa en los universos del tiempo y del espacio.
117:4.7 (1284.3) La humanidad no asciende sin esfuerzo en el universo, y el Supremo tampoco evoluciona sin una actividad decidida e inteligente. Las criaturas no alcanzan la perfección mediante la simple pasividad, y el espíritu de la Supremacía no puede convertir en un hecho el poder del Todopoderoso sin un continuo ministerio de servicio hacia la creación finita.
117:4.8 (1284.4) La relación temporal entre el hombre y el Supremo es la base de la moralidad cósmica, la sensibilidad universal al deber, y su aceptación. Se trata de una moralidad que trasciende el sentido temporal del bien y del mal relativos; es una moralidad basada directamente en la apreciación por parte de la criatura consciente de sí misma de una obligación experiencial hacia la Deidad experiencial. El hombre mortal y todas las demás criaturas finitas son creados a partir del potencial viviente de energía, de mente y de espíritu que existe en el Supremo. El ascendente mortal provisto de un Ajustador extrae del Supremo los recursos para crear el carácter inmortal y divino de un finalitario. El Ajustador teje en la realidad misma del Supremo, con el consentimiento de la voluntad humana, los modelos de la naturaleza eterna de un hijo ascendente de Dios.
117:4.9 (1284.5) La evolución de los progresos que realiza el Ajustador para espiritualizar y eternizar a una personalidad humana producen directamente un aumento de la soberanía del Supremo. Estos logros de la evolución humana son al mismo tiempo unos logros para la manifestación evolutiva del Supremo. Aunque es cierto que las criaturas no podrían evolucionar sin el Supremo, es probable que también sea cierto que la evolución del Supremo nunca podrá alcanzar su plenitud sin que todas las criaturas finalicen su evolución. La gran responsabilidad cósmica de las personalidades conscientes de sí mismas radica en que la Deidad Suprema depende en cierto sentido de la elección de la voluntad humana. Y los mecanismos inescrutables de la reflectividad universal indican de manera fiel y completa a los Ancianos de los Días el progreso recíproco de la evolución de las criaturas y de la evolución del Supremo.
117:4.10 (1284.6) El gran desafío que ha sido lanzado a los hombres mortales es el siguiente: ¿Decidiréis personalizar en vuestra propia individualidad evolutiva los significados válidos y experimentables del cosmos? O al rechazar la supervivencia, ¿permitiréis que estos secretos de la Supremacía permanezcan inactivos, en espera de la acción de otra criatura que en alguna otra época intente contribuir a su manera, como criatura, a la evolución del Dios finito?. Pero entonces se tratará de su contribución al Supremo, no de la vuestra.
117:4.11 (1284.7) La gran lucha de esta era del universo tiene lugar entre lo potencial y lo manifestado — todo lo que hasta ahora no se ha expresado, trata de manifestarse. Cuando el hombre mortal avanza en la aventura del Paraíso, sigue los movimientos del tiempo que fluyen como corrientes en el río de la eternidad; cuando el hombre mortal rechaza la carrera eterna, se mueve en contra de la corriente de los acontecimientos de los universos finitos. La creación mecánica se mueve inexorablemente de acuerdo con el objetivo en vías de revelarse del Padre Paradisiaco, pero la creación volitiva tiene la elección de aceptar o rechazar el papel de la participación de la personalidad en la aventura de la eternidad. El hombre mortal no puede destruir los valores supremos de la existencia humana, pero puede impedir muy claramente la evolución de esos valores en su propia experiencia personal. En la medida en que el yo humano rehúsa así participar en la ascensión al Paraíso, en esa misma medida el Supremo sufre un retraso en conseguir expresar su divinidad en el gran universo.
117:4.12 (1285.1) El hombre mortal ha recibido a su cuidado no solamente la presencia del Padre Paradisiaco bajo la forma de Ajustador, sino también el control sobre el destino de una fracción infinitesimal del futuro del Supremo. Porque al igual que el hombre alcanza su destino humano, el Supremo consigue su destino en los niveles de la deidad.
117:4.13 (1285.2) Así pues, la decisión os espera a cada uno de vosotros, como en otro tiempo nos esperó a cada uno de nosotros: ¿Le fallaréis al Dios del tiempo, que depende tanto de las decisiones de la mente finita? ¿Le fallaréis a la personalidad Suprema de los universos mediante la pereza de la regresión animal? ¿Le fallaréis al gran hermano de todas las criaturas, que tanto depende de cada criatura? ¿Podéis permitiros pasar al reino de lo irrealizado, cuando se encuentra delante de vosotros la perspectiva encantadora de la carrera universal — el divino descubrimiento del Padre Paradisiaco y la divina participación en la búsqueda y la evolución del Dios de la Supremacía?
117:4.14 (1285.3) Los dones de Dios — sus donaciones de la realidad — no son separaciones de sí mismo; él no aparta a la creación de sí mismo, pero ha establecido tensiones en las creaciones que rodean al Paraíso. Dios es el primero que ama al hombre y le confiere el potencial de la inmortalidad — la realidad eterna. A medida que el hombre ama a Dios, el hombre se vuelve eterno en manifestación. Y he aquí un misterio: cuanto más estrechamente se acerca el hombre a Dios a través del amor, mayor es la realidad — la manifestación — de ese hombre. Cuanto más se aleja el hombre de Dios, más cerca se aproxima a la no realidad — al cese de la existencia. Cuando el hombre consagra su voluntad a hacer la voluntad del Padre, cuando el hombre da a Dios todo lo que tiene, entonces Dios hace que ese hombre sea más de lo que es.
117:5.1 (1285.4) El gran Supremo es la superalma cósmica del gran universo. Las cualidades y cantidades del cosmos encuentran en él su reflejo de deidad; su naturaleza de deidad es un mosaico compuesto por la inmensa totalidad de todas las naturalezas de los Creadores y las criaturas de todos los universos en evolución. Y el Supremo es también una Deidad en vías de manifestación, que incorpora una voluntad creativa que abarca un objetivo universal en evolución.
117:5.2 (1285.5) Los yoes intelectuales, potencialmente personales, de lo finito emergen de la Fuente-Centro Tercera y logran su síntesis finita espacio-temporal como Deidad en el Supremo. Cuando la criatura se somete a la voluntad del Creador, no sumerge ni renuncia a su personalidad; las personalidades individuales que participan en el proceso de la manifestación del Dios finito no pierden su individualidad volitiva por actuar así. Estas personalidades crecen más bien progresivamente mediante su participación en esta gran aventura de la Deidad; mediante esta unión con la divinidad, el hombre eleva, enriquece, espiritualiza y unifica su yo en evolución hasta el umbral mismo de la supremacía.
117:5.3 (1286.1) El alma inmortal y evolutiva del hombre, creación conjunta de la mente material y del Ajustador, asciende como tal hasta el Paraíso, y cuando es enrolada posteriormente en el Cuerpo de la Finalidad, se conecta de alguna nueva manera con el circuito de la gravedad espiritual del Hijo Eterno mediante una técnica experiencial conocida con el nombre de trascendenciafinalitaria. Estos finalitarios se convierten entonces en candidatos aceptables para ser reconocidos experiencialmente como personalidades de Dios Supremo. Cuando estos intelectos mortales alcancen la séptima etapa de la existencia espiritual en las misiones futuras no reveladas del Cuerpo de la Finalidad, sus mentes duales se volverán trinas. Estas dos mentes sintonizadas, la humana y la divina, serán glorificadas en unión con la mente experiencial del Ser Supremo, que para entonces ya estará manifestado.
117:5.4 (1286.2) En el eterno futuro, Dios Supremo estará manifestado — creativamente expresado y espiritualmente descrito — en la mente espiritualizada, en el alma inmortal, del hombre ascendente, al igual que el Padre Universal fue revelado así en la vida terrestre de Jesús.
117:5.5 (1286.3) El hombre no se une con el Supremo y sumerge su identidad personal, pero las repercusiones universales de la experiencia de todos los hombres forman una parte de la experimentación divina del Supremo. «El acto es nuestro, pero sus consecuencias pertenecen a Dios».
117:5.6 (1286.4) La personalidad en progreso deja un rastro de realidad manifestada a medida que atraviesa los niveles ascendentes de los universos. Las creaciones crecientes del tiempo y del espacio, ya sean mentales, espirituales o energéticas, son modificadas por el progreso de la personalidad a través de sus dominios. Cuando el hombre actúa, el Supremo reacciona, y esta operación constituye el hecho del progreso.
117:5.7 (1286.5) Los grandes circuitos de la energía, la mente y el espíritu no son nunca una propiedad permanente de la personalidad ascendente; estos ministerios son siempre una parte de la Supremacía. En la experiencia mortal, el intelecto humano reside en las pulsaciones rítmicas de los espíritus ayudantes de la mente, y efectúa sus decisiones dentro del campo causado por su inclusión en el circuito de este ministerio. Después de la muerte física, el yo humano es separado para siempre del circuito de los ayudantes. Parece ser que estos ayudantes nunca transmiten la experiencia de una personalidad a otra, pero las repercusiones impersonales de las acciones y decisiones pueden transmitirlas, y de hecho lo hacen, hasta Dios Supremo a través de Dios Séptuple. (Al menos esto es así en lo que concierne a los ayudantes de la adoración y de la sabiduría).
117:5.8 (1286.6) Lo mismo sucede con los circuitos espirituales: el hombre los utiliza durante su ascensión por los universos, pero nunca llega a poseerlos como parte de su personalidad eterna. Estos circuitos del ministerio espiritual, ya sea el Espíritu de la Verdad, el Espíritu Santo o las presencias espirituales superuniversales, son receptivos y reactivos a los valores emergentes de la personalidad ascendente, y estos valores son transmitidos fielmente al Supremo a través del Séptuple.
117:5.9 (1286.7) Aunque estas influencias espirituales, como el Espíritu Santo y el Espíritu de la Verdad, sean unos ministerios de los universos locales, su guía no está confinada totalmente a los límites geográficos de una creación local determinada. A medida que el mortal ascendente pasa más allá de las fronteras de su universo local de origen, no se encuentra privado por completo del ministerio del Espíritu de la Verdad que lo ha guiado y enseñado constantemente a través de los laberintos filosóficos de los mundos materiales y morontiales, dirigiendo infaliblemente al peregrino del Paraíso en cada crisis de la ascensión, diciéndole siempre: «Éste es el camino». Cuando dejéis los dominios del universo local, el espíritu directivo reconfortante de los Hijos Paradisiacos de Dios que se donan continuará guiando vuestra ascensión hacia el Paraíso por medio del ministerio del espíritu del Ser Supremo emergente y mediante las disposiciones de la reflectividad superuniversal.
117:5.10 (1287.1) Estos múltiples circuitos del ministerio cósmico, ¿cómo registran en el Supremo los significados, los valores y los hechos de la experiencia evolutiva? No estamos totalmente seguros, pero creemos que este registro tiene lugar a través de las personas de los Creadores Supremos de origen Paradisiaco, que son los donadores directos de estos circuitos del tiempo y del espacio. La experiencia mental acumulada de los siete espíritus ayudantes de la mente durante su ministerio en el nivel físico del intelecto es una parte de la experiencia de la Ministra Divina en el universo local, y a través de este Espíritu Creativo llega probablemente a registrarse en la mente de la Supremacía. Las experiencias de los mortales con el Espíritu de la Verdad y el Espíritu Santo también se registran probablemente mediante técnicas similares en la persona de la Supremacía.
117:5.11 (1287.2) Incluso la experiencia del hombre y del Ajustador debe encontrar su resonancia en la divinidad de Dios Supremo, pues los Ajustadores se parecen al Supremo en la manera de obtener su experiencia, y el alma evolutiva del hombre mortal es creada a partir de la posibilidad preexistente dentro del Supremo para llevar a cabo esta experiencia.
117:5.12 (1287.3) De esta manera, las múltiples experiencias de toda la creación se vuelven una parte de la evolución de la Supremacía. Las criaturas se limitan a utilizar las cualidades y cantidades de lo finito a medida que ascienden hacia el Padre; las consecuencias impersonales de esta utilización forman parte para siempre del cosmos viviente, de la persona Suprema.
117:5.13 (1287.4) Aquello que el hombre se lleva consigo como posesión de su personalidad son las consecuencias sobre su carácter de la experiencia de haber utilizado los circuitos mentales y espirituales del gran universo durante su ascensión al Paraíso. Cuando el hombre toma una decisión, y consuma esta decisión en una acción, el hombre efectúa una experiencia; los significados y valores de esta experiencia forman parte para siempre de su carácter eterno en todos los niveles, desde el finito hasta el final. Un carácter cósmicamente moral y divinamente espiritual representa la acumulación capital de las decisiones personales de la criatura, unas decisiones que han sido iluminadas por la adoración sincera, glorificadas por el amor inteligente, y consumadas en el servicio fraternal.
117:5.14 (1287.5) El Supremo en evolución compensará finalmente a las criaturas finitas por su incapacidad para conseguir algo más que un contacto experiencial limitado con el universo de universos. Las criaturas pueden alcanzar al Padre Paradisiaco, pero como sus mentes evolutivas son finitas, son incapaces de comprender realmente al Padre infinito y absoluto. Pero, puesto que todas las experiencias de las criaturas se registran en el Supremo y forman parte de él, cuando todas las criaturas alcancen el nivel final de la existencia finita, y después de que el desarrollo total del universo les permita alcanzar a Dios Supremo como presencia manifestada de la divinidad, entonces, el hecho de este contacto llevará implícito el ponerse en contacto con la totalidad de la experiencia. Lo finito del tiempo contiene en sí mismo las semillas de la eternidad; y nos han enseñado que cuando la plenitud de la evolución agote la capacidad para el crecimiento cósmico, la totalidad de lo finito se embarcará en las fases absonitas de la carrera eterna en busca del Padre como Último.
117:6.1 (1287.6) Buscamos al Supremo en los universos, pero no lo encontramos. «Él es el interior y el exterior de todas las cosas y de todos los seres, en movimiento y en reposo. Irreconocible en su misterio, está próximo aunque lejano». El Todopoderoso Supremo es «la forma de lo que aún no se ha formado, el arquetipo de lo que aún no se ha creado». El Supremo es vuestro hogar universal, y cuando lo encontréis, será como regresar al hogar. Es vuestro padre experiencial, y al igual que en la experiencia de los seres humanos, el Supremo ha crecido en la experiencia de la paternidad divina. Os conoce porque se parece a una criatura así como a un creador.
117:6.2 (1288.1) Si deseáis de verdad encontrar a Dios, no podréis evitar que nazca en vuestra mente la conciencia del Supremo. Al igual que Dios es vuestro Padre divino, el Supremo es vuestra Madre divina, de quien os alimentáis durante toda vuestra vida como criaturas del universo. «¡Cuán universal es el Supremo — está en todas partes! Las criaturas ilimitadas de la creación dependen de su presencia para vivir, y a ninguna se les rehúsa».
117:6.3 (1288.2) El Supremo es para el cosmos finito lo mismo que Miguel para Nebadon; su Deidad es la gran avenida por la que fluye exteriormente el amor del Padre hacia toda la creación, y él es la gran avenida por la que las criaturas finitas pasan hacia el interior en busca del Padre, que es amor. Incluso los Ajustadores del Pensamiento están relacionados con el Supremo; en su naturaleza y divinidad originales se parecen al Padre, pero cuando experimentan las operaciones del tiempo en los universos del espacio, se vuelven semejantes al Supremo.
117:6.4 (1288.3) El acto de la criatura consistente en escoger hacer la voluntad del Creador es un valor cósmico y posee un significado universal ante los cuales reacciona inmediatamente una fuerza de coordinación no revelada, pero omnipresente, que es probablemente la actividad cada vez más extensa del Ser Supremo.
117:6.5 (1288.4) El alma morontial de un mortal evolutivo es realmente la hija de la acción del Padre Universal a través del Ajustador, y la hija de la reacción cósmica del Ser Supremo, la Madre Universal. La influencia materna domina la personalidad humana durante toda la infancia, en el universo local, del alma en crecimiento. La influencia de los padres Divinos se hace más equivalente después de fusionar con el Ajustador y durante la carrera en el superuniverso, pero cuando las criaturas del tiempo empiezan la travesía del eterno universo central, la naturaleza Paterna se pone de manifiesto cada vez más, alcanzando el apogeo de su manifestación finita después de reconocer al Padre Universal y de ser admitidas en el Cuerpo de la Finalidad.
117:6.6 (1288.5) Durante la experiencia de alcanzar el estado finalitario, el contacto y la inyección de la presencia espiritual del Hijo Eterno y de la presencia mental del Espíritu Infinito afectan enormemente a las cualidades maternas experienciales del yo ascendente. Luego aparece, en todos los campos de actividad finalitaria en el gran universo, un nuevo despertar del potencial materno latente del Supremo, una nueva comprensión de los significados experienciales, y una nueva síntesis de los valores experienciales de toda la carrera ascendente. Parece ser que esta realización del yo continuará durante la carrera universal de los finalitarios de la sexta fase hasta que la herencia materna del Supremo consiga una sincronía finita con la herencia del Padre, representada por el Ajustador. Este período de actividad fascinante en el gran universo representa la continuación de la carrera adulta del mortal ascendente perfeccionado.
117:6.7 (1288.6) Cuando se culmine la sexta fase de la existencia y se entre en la séptima y última fase del estado espiritual, empezarán probablemente las épocas progresivas durante las cuales la experiencia se enriquecerá, la sabiduría madurará y la divinidad se hará más comprensible. Esto equivaldrá probablemente, en la naturaleza del finalitario, a la finalización total de la lucha mental por autorrealizarse espiritualmente, a la coordinación definitiva entre la naturaleza humana ascendente y la naturaleza divina del Ajustador, dentro de los límites de las posibilidades finitas. Este magnífico yo universal se vuelve así el hijo finalitario eterno del Padre Paradisiaco así como el hijo universal eterno del Supremo Madre, un yo universal capacitado para representar tanto al Padre como a la Madre de los universos y de las personalidades en cualquier actividad o empresa relacionada con la administración finita de las cosas y los seres creados, creadores o evolutivos.
117:6.8 (1289.1) Todos los humanos cuyas almas evolucionan son literalmente los hijos evolutivos de Dios Padre y de Dios Madre, el Ser Supremo. Pero hasta el momento en que el hombre mortal se vuelve consciente en su alma de su herencia divina, esta seguridad de su parentesco con la Deidad debe obtenerla por medio de la fe. La experiencia de la vida humana es el capullo cósmico donde los dones universales del Ser Supremo y la presencia universal del Padre Universal (unos dones y una presencia que no son personalidades), hacen evolucionar el alma morontial del tiempo y el carácter finalitario humano-divino que tienen un destino universal y un servicio eterno.
117:6.9 (1289.2) Los hombres olvidan demasiado a menudo que Dios es la experiencia más grande de la existencia humana. Las otras experiencias están limitadas en su naturaleza y en su contenido, pero la experiencia de Dios no tiene límites, salvo los de la capacidad de comprensión de las criaturas, y esta experiencia misma amplía por sí misma dicha capacidad. Cuando los hombres buscan a Dios, lo están buscando todo. Cuando encuentran a Dios, lo han encontrado todo. La búsqueda de Dios es la donación ilimitada de amor que viene acompañada del asombroso descubrimiento de un nuevo amor más grande que otorgar.
117:6.10 (1289.3) Todo amor verdadero procede de Dios, y el hombre recibe el afecto divino a medida que ofrece este amor a sus semejantes. El amor es dinámico. Nunca puede ser apresado; es vivo, libre, emocionante y está siempre en movimiento. El hombre nunca puede coger el amor del Padre y encarcelarlo dentro de su corazón. El amor del Padre sólo puede volverse real para el hombre mortal cuando pasa a través de la personalidad de ese hombre a medida que otorga a su vez este amor a sus semejantes. El gran circuito del amor procede del Padre, pasa de los hijos a los hermanos, y de ahí se dirige al Supremo. El amor del Padre aparece en la personalidad del mortal mediante el ministerio del Ajustador interior. Este hijo que conoce a Dios revela este amor a sus hermanos del universo, y este afecto fraternal es la esencia del amor del Supremo.
117:6.11 (1289.4) La única forma de acercarse al Supremo es a través de la experiencia, y en las épocas actuales de la creación sólo existen tres caminos para que las criaturas se aproximen a la Supremacía:
117:6.12 (1289.5) 1. Los Ciudadanos del Paraíso descienden de la Isla eterna a través de Havona, donde adquieren la capacidad de comprender la Supremacía observando el diferencial de realidad entre el Paraíso y Havona, y descubriendo por exploración las múltiples actividades de las Personalidades Creadoras Supremas que van desde los Espíritus Maestros hasta los Hijos Creadores.
117:6.13 (1289.6) 2. Los ascendentes espacio-temporales que suben de los universos evolutivos de los Creadores Supremos se acercan mucho al Supremo durante la travesía de Havona, como paso preliminar hacia una apreciación creciente de la unidad de la Trinidad del Paraíso.
117:6.14 (1289.7) 3. Los nativos de Havona adquieren una comprensión del Supremo a través de los contactos con los peregrinos descendentes del Paraíso y con los peregrinos ascendentes de los siete superuniversos. Los nativos de Havona se encuentran de manera inherente en la posición de armonizar los puntos de vista esencialmente diferentes de los ciudadanos de la Isla eterna y de los ciudadanos de los universos evolutivos.
117:6.15 (1290.1) Las criaturas evolutivas disponen de siete grandes maneras de acercarse al Padre Universal, y cada una de estas vías de ascensión al Paraíso pasa por la divinidad de uno de los Siete Espíritus Maestros; la criatura puede realizar cada uno de estos acercamientos porque ha servido en el superuniverso que refleja la naturaleza de ese Espíritu Maestro, y ha conseguido una ampliación de su receptividad experiencial. La suma total de estas siete experiencias constituye el límite actualmente conocido que puede tener la conciencia de una criatura sobre la realidad y la manifestación de Dios Supremo.
117:6.16 (1290.2) Las limitaciones propias del hombre no son las únicas que le impiden encontrar al Dios finito; es también el estado incompleto del universo; incluso el estado incompleto de todas las criaturas — pasadas, presentes y futuras — hace que el Supremo sea inaccesible. Cualquier persona que ha alcanzado el nivel divino de parecerse a Dios puede encontrar a Dios Padre, pero ninguna criatura individual podrá descubrir nunca personalmente a Dios Supremo hasta el momento lejano en que todas las criaturas lo encontrarán simultáneamente después de haberse alcanzado la perfección universal.
117:6.17 (1290.3) A pesar del hecho de que en esta era del universo no podéis encontrar personalmente al Supremo como podéis y encontraréis al Padre, al Hijo y al Espíritu, sin embargo la ascensión al Paraíso y la carrera universal posterior crearán gradualmente en vuestra conciencia el reconocimiento de la presencia universal y de la actividad cósmica del Dios de toda la experiencia. Los frutos del espíritu son la sustancia del Supremo tal como éste es comprensible en la experiencia humana.
117:6.18 (1290.4) El hecho de que el hombre alcance algún día al Supremo es una consecuencia de su fusión con el espíritu de la Deidad del Paraíso. Para los urantianos, este espíritu es la presencia del Ajustador del Padre Universal; y aunque el Monitor de Misterio procede del Padre y es como el Padre, dudamos de que incluso este don divino pueda conseguir la tarea imposible de revelar la naturaleza del Dios infinito a una criatura finita. Sospechamos que lo que los Ajustadores revelarán a los futuros finalitarios de la séptima fase será la divinidad y la naturaleza de Dios Supremo. Y esta revelación representará para una criatura finita lo mismo que la revelación del Infinito para un ser absoluto.
117:6.19 (1290.5) El Supremo no es infinito, pero abarca probablemente toda aquella parte de la infinidad que una criatura finita pueda llegar a entender nunca realmente. ¡Comprender más que el Supremo es ser más que finito!
117:6.20 (1290.6) Todas las creaciones experienciales dependen unas de otras para hacer realidad su destino. Sólo la realidad existencial está contenida en sí misma y existe por sí misma. Havona y los siete superuniversos se necesitan mutuamente para alcanzar el máximo de consecución finita; y algún día dependerán también de los universos futuros del espacio exterior para trascender lo finito.
117:6.21 (1290.7) Un ascendente humano puede encontrar al Padre; Dios es existencial y por lo tanto real, sin tener en cuenta el estado de la experiencia en el universo total. Pero ningún ascendente individual encontrará nunca al Supremo hasta que todos los ascendentes hayan alcanzado la máxima madurez universal que los capacite para participar simultáneamente en este descubrimiento.
117:6.22 (1290.8) El Padre no hace acepción de personas; trata a cada uno de sus hijos ascendentes como individuos cósmicos. El Supremo tampoco hace acepción de personas; trata a sus hijos experienciales como una sola totalidad cósmica.
117:6.23 (1290.9) El hombre puede descubrir al Padre en su corazón, pero tendrá que buscar al Supremo en el corazón de todos los demás hombres; y cuando todas las criaturas revelen perfectamente el amor del Supremo, éste se convertirá entonces en una realidad universal para todas las criaturas. Esto es simplemente otra manera de decir que los universos se habrán establecido en la luz y la vida.
117:6.24 (1291.1) El hecho de alcanzar una autorrealización perfeccionada por parte de todas las personalidades, más el logro del equilibrio perfeccionado en todos los universos, equivale a alcanzar al Supremo y atestigua que toda la realidad finita se ha liberado de las limitaciones de la existencia incompleta. Este agotamiento de todos los potenciales finitos permite alcanzar completamente al Supremo, y se puede definir de otra manera como la completa manifestación evolutiva del Ser Supremo mismo.
117:6.25 (1291.2) Los hombres no encuentran al Supremo de una manera espectacular y repentina como un terremoto que abre abismos entre las rocas, sino que lo encuentran lenta y pacientemente como un río que desgasta suavemente el lecho subyacente.
117:6.26 (1291.3) Cuando encontréis al Padre, habréis encontrado la gran causa de vuestra ascensión espiritual por los universos; cuando encontréis al Supremo, descubriréis el gran resultado de vuestra carrera de progreso hacia el Paraíso.
117:6.27 (1291.4) Pero ningún mortal que conoce a Dios estará nunca solo en su viaje por el cosmos, porque sabe que el Padre camina a su lado en cada etapa del camino, mientras que el camino mismo que atraviesa es la presencia del Supremo.
117:7.1 (1291.5) La realización completa de todos los potenciales finitos equivale a la culminación de la realización de toda la experiencia evolutiva. Esto sugiere la aparición final del Supremo como presencia todopoderosa de la Deidad en los universos. Creemos que el Supremo, en este estado de su desarrollo, estará tan diferenciadamente personalizado como lo está el Hijo Eterno, tan concretamente dotado de poder como lo está la Isla del Paraíso, tan completamente unificado como lo está el Actor Conjunto, y todo ello dentro de los límites de las posibilidades finitas de la Supremacía en el momento de culminar la presente era del universo.
117:7.2 (1291.6) Aunque esto representa un concepto totalmente adecuado del futuro del Supremo, desearíamos llamar la atención sobre ciertos problemas inherentes a este concepto:
117:7.3 (1291.7) 1. Los Supervisores Incalificados del Supremo difícilmente podrían ser dotados de deidad en una fase anterior a la evolución consumada del Supremo, y sin embargo estos mismos supervisores ejercen actualmente la soberanía de la supremacía, de manera limitada, en los universos establecidos en la luz y la vida.
117:7.4 (1291.8) 2. El Supremo difícilmente podría ejercer sus funciones en la Trinidad Última hasta que no haya alcanzado la manifestación completa de su estado universal, y sin embargo la Trinidad Última es actualmente una realidad limitada, y habéis sido informados de la existencia de los Vicegerentes Calificados del Último.
117:7.5 (1291.9) 3. El Supremo no es completamente real para las criaturas del universo, pero existen numerosas razones para deducir que es totalmente real para la Deidad Séptuple, que abarca desde el Padre Universal en el Paraíso hasta los Hijos Creadores y los Espíritus Creativos de los universos locales.
117:7.6 (1291.10) Puede ser que en los límites superiores de lo finito, donde el tiempo se une con el tiempo trascendido, exista una especie de difuminación y de mezcla de las secuencias. Puede ser que el Supremo sea capaz de proyectar su presencia universal en esos niveles supertemporales, y luego anticiparse en un grado limitado a su evolución futura, reflejando esta previsión futura hacia atrás sobre los niveles creados como Inmanencia del Incompleto Proyectado. Estos fenómenos se pueden observar dondequiera que lo finito se pone en contacto con lo superfinito, como sucede en las experiencias de los seres humanos que están habitados por los Ajustadores del Pensamiento, los cuales son verdaderas predicciones de los futuros logros universales del hombre durante toda la eternidad.
117:7.7 (1292.1) Cuando los ascendentes mortales son admitidos en el cuerpo finalitario del Paraíso, prestan juramento a la Trinidad del Paraíso, y al prestar este juramento de lealtad, están prometiendo con ello fidelidad eterna a Dios Supremo, que es la Trinidad tal como la pueden comprender todas las personalidades creadas finitas. Posteriormente, cuando las compañías de finalitarios ejercen su actividad en todos los universos en evolución, sólo están sometidas a las órdenes procedentes del Paraíso hasta la época memorable en que los universos locales se establecen en la luz y la vida. A medida que las nuevas organizaciones gubernamentales de estas creaciones perfeccionadas empiezan a reflejar la soberanía emergente del Supremo, observamos que las compañías dispersas de finalitarios reconocen entonces la autoridad jurisdiccional de estos nuevos gobiernos. Parece ser que Dios Supremo evoluciona como unificador del Cuerpo evolutivo de la Finalidad, pero es muy probable que el destino eterno de estos siete cuerpos esté dirigido por el Supremo como miembro que es de la Trinidad Última.
117:7.8 (1292.2) El Ser Supremo contiene tres posibilidades superfinitas de manifestación en el universo:
117:7.9 (1292.3) 1. La colaboración absonita en la primera Trinidad experiencial.
117:7.10 (1292.4) 2. La relación coabsoluta en la segunda Trinidad experiencial.
117:7.11 (1292.5) 3. La participación coinfinita en la Trinidad de Trinidades, pero no tenemos ningún concepto satisfactorio de lo que esto significa realmente.
117:7.12 (1292.6) Ésta es una de las hipótesis generalmente aceptadas sobre el futuro del Supremo, pero existen también muchas especulaciones sobre sus relaciones con el gran universo actual, después de que éste haya alcanzado el estado de luz y de vida.
117:7.13 (1292.7) La meta actual de los superuniversos, tal como son y dentro del límite de sus potenciales, es volverse perfectos como Havona. Esta perfección es propia de la consecución física y espiritual, e incluso del desarrollo de la administración, del gobierno y de la fraternidad. Se cree que en las eras por venir, las posibilidades de que exista falta de armonía, desajustes e inadaptaciones desaparecerán finalmente de los superuniversos. Los circuitos energéticos estarán perfectamente equilibrados y sometidos por completo a la mente, mientras que el espíritu, en presencia de la personalidad, habrá conseguido dominar la mente.
117:7.14 (1292.8) Se supone que en esa época tan lejana, la persona espiritual del Supremo y el poder que habrá alcanzado el Todopoderoso habrán logrado un desarrollo coordinado, y que los dos, unificados en y por la Mente Suprema, se volverán un hecho como Ser Supremo, una realidad consumada en los universos — una realidad que será observable por todas las inteligencias de las criaturas, ante la cual reaccionarán todas las energías creadas, estará coordinada en todas las entidades espirituales, y será experimentada por todas las personalidades del universo.
117:7.15 (1292.9) Este concepto implica la soberanía efectiva del Supremo en el gran universo. Es muy probable que los administradores actuales de la Trinidad continúen como vicegerentes del Supremo, pero creemos que las demarcaciones actuales entre los siete superuniversos desaparecerán gradualmente, y que todo el gran universo funcionará como un conjunto perfeccionado.
117:7.16 (1292.10) Es posible que el Supremo resida entonces personalmente en Uversa, la sede central de Orvonton, desde donde dirigirá la administración de las creaciones temporales, pero en realidad esto no es más que una suposición. Sin embargo, es cierto que se podrá contactar claramente con la personalidad del Ser Supremo en un lugar concreto, aunque la ubiquidad de su presencia como Deidad continuará impregnando probablemente el universo de universos. No sabemos qué tipo de relación existirá entre los ciudadanos superuniversales de esa era y el Supremo, pero podría tratarse de algo parecido a las relaciones actuales entre los nativos de Havona y la Trinidad del Paraíso.
117:7.17 (1293.1) El gran universo perfeccionado de esas épocas del futuro será enormemente diferente a lo que es en la actualidad. Habrán terminado las aventuras emocionantes de la organización de las galaxias del espacio, de la implantación de la vida en los mundos inciertos del tiempo, y de la evolución de la armonía a partir del caos, de la belleza a partir de los potenciales, de la verdad a partir de los significados y de la bondad a partir de los valores. ¡Los universos del tiempo habrán logrado realizar su destino finito! Y quizás habrá descanso durante un espacio de tiempo, una disminución de la lucha secular por conseguir la perfección evolutiva. ¡Pero no será por mucho tiempo! El enigma de la Deidad emergente de Dios Último desafiará de manera cierta, segura e inexorable a estos ciudadanos perfeccionados de los universos estabilizados, al igual que la búsqueda de Dios Supremo desafió en otro tiempo a sus antepasados luchadores y evolutivos. La cortina del destino cósmico se descorrerá para revelar la grandeza trascendente de la atractiva búsqueda absonita para alcanzar al Padre Universal en los niveles nuevos y superiores donde se revela el aspecto último de la experiencia de las criaturas.
117:7.18 (1293.2) [Patrocinado por un Poderoso Mensajero que reside temporalmente en Urantia].
El libro de Urantia
Documento 118
118:0.1 (1294.1) EN RELACIÓN con las diversas naturalezas de la Deidad, se puede decir que:
118:0.2 (1294.2) 1. El Padre es un yo que existe por sí mismo.
118:0.3 (1294.3) 2. El Hijo es un yo coexistente.
118:0.4 (1294.4) 3. El Espíritu es un yo que existe conjuntamente.
118:0.5 (1294.5) 4. El Supremo es un yo evolutivo-experiencial.
118:0.6 (1294.6) 5. El Séptuple es una divinidad autodistributiva.
118:0.7 (1294.7) 6. El Último es un yo trascendental-experiencial.
118:0.8 (1294.8) 7. El Absoluto es un yo existencial-experiencial.
118:0.9 (1294.9) Aunque Dios Séptuple es indispensable para alcanzar evolutivamente al Supremo, el Supremo es también indispensable para la aparición final del Último. Y la doble presencia del Supremo y del Último constituye la asociación básica de la Deidad subabsoluta y derivada, porque los dos son interdependientemente complementarios para alcanzar el destino. Juntos constituyen el puente experiencial que conecta los comienzos y las terminaciones de todo crecimiento creativo en el universo maestro.
118:0.10 (1294.10) El crecimiento creativo es interminable pero siempre satisfactorio, inacabable en extensión pero siempre puntualizado por aquellos momentos, satisfactorios para la personalidad, en que se alcanza una meta transitoria y que sirven tan eficazmente como preludios para la movilización hacia nuevas aventuras de crecimiento cósmico, de exploración del universo y de alcance de la Deidad.
118:0.11 (1294.11) Aunque el ámbito de las matemáticas está lleno de limitaciones cualitativas, proporciona a la mente finita una base conceptual para examinar la infinidad. Los números no tienen ninguna limitación cuantitativa, ni siquiera en la comprensión de la mente finita. Por muy grande que sea el número que se ha concebido, siempre podéis imaginar uno más a añadir. Podéis comprender también que esto es menor que la infinidad, pues por muchas veces que repitáis esta adición, siempre se podrá añadir un número más.
118:0.12 (1294.12) Al mismo tiempo, la serie infinita se puede totalizar en un punto dado cualquiera, y este total (o más bien este subtotal) proporciona a una persona determinada, en un momento dado y en un estado determinado, la plenitud del dulzor de haber alcanzado una meta. Pero tarde o temprano esta misma persona empieza a tener hambre y anhelo de metas nuevas y más grandes, y estas aventuras de crecimiento aparecerán constantemente en la plenitud de los tiempos y en los ciclos de la eternidad.
118:0.13 (1294.13) Cada época universal sucesiva es la antecámara de la era siguiente de crecimiento cósmico, y cada época del universo proporciona un destino inmediato para todas las etapas anteriores. Havona es, en sí misma y por sí misma, una creación perfecta, pero limitada por su perfección; la perfección de Havona, que se extiende hacia los superuniversos evolutivos, no solamente encuentra un destino cósmico sino también la liberación de las limitaciones de la existencia preevolutiva.
118:1.1 (1295.1) Al hombre le es útil conseguir, para su orientación cósmica, la máxima comprensión posible de la relación de la Deidad con el cosmos. Aunque la naturaleza de la Deidad absoluta es eterna, los Dioses están relacionados con el tiempo como una experiencia en la eternidad. En los universos evolutivos, la eternidad es la perpetuidad temporal — el eterno ahora.
118:1.2 (1295.2) La personalidad de la criatura mortal puede eternizarse mediante su identificación con el espíritu interior por medio de la técnica de escoger hacer la voluntad del Padre. Esta consagración de la voluntad equivale a llevar a cabo una intención real y eterna. Esto significa que la intención de la criatura se ha vuelto invariable en relación con la sucesión de los momentos; dicho de otra manera, que la sucesión de los momentos no presenciará ningún cambio en la intención de la criatura. Un millón o mil millones de momentos no supondrán ninguna diferencia. Los números han dejado de tener significado en lo que se refiere a la intención de la criatura. Y así, la elección de la criatura más la elección de Dios se traducen en las realidades eternas de la unión interminable entre el espíritu de Dios y la naturaleza del hombre para el servicio perpetuo de los hijos de Dios y de su Padre Paradisiaco.
118:1.3 (1295.3) Existe una relación directa entre la madurez y la unidad de la conciencia del tiempo que tiene cualquier intelecto dado. La unidad de tiempo puede ser un día, un año o un período más largo, pero es inevitablemente el criterio mediante el cual el yo consciente evalúa las circunstancias de la vida, y mediante el cual el intelecto que concibe mide y evalúa los hechos de la existencia temporal.
118:1.4 (1295.4) La experiencia, la sabiduría y el juicio son los fenómenos que acompañan a la prolongación de la unidad de tiempo en la experiencia de los mortales. A medida que la mente humana retrocede en el pasado, evalúa la experiencia pasada con objeto de hacer que influya sobre una situación presente. Cuando la mente se introduce en el futuro, intenta evaluar el significado futuro de una posible acción. Una vez que ha tenido en cuenta así tanto la experiencia como la sabiduría, la voluntad humana ejerce su juicio y su decisión en el presente, y el plan de acción nacido así del pasado y del futuro surge a la existencia.
118:1.5 (1295.5) En la madurez del yo en desarrollo, el pasado y el futuro se reúnen para iluminar el verdadero significado del presente. A medida que el yo madura, se aleja cada vez más en el pasado en busca de experiencia, mientras que sus previsiones de sabiduría tratan de penetrar cada vez más profundamente en el futuro desconocido. Y a medida que el yo que concibe extiende su alcance cada vez más lejos tanto en el pasado como en el futuro, su juicio depende cada vez menos del presente pasajero. Las acciones y decisiones empiezan de esta manera a liberarse de las trabas del presente en movimiento, mientras que se comienza a aceptar los aspectos de importancia pasado-futura.
118:1.6 (1295.6) Aquellos mortales cuyas unidades de tiempo son cortas practican la paciencia; la verdadera madurez trasciende la paciencia mediante una tolerancia nacida de una verdadera comprensión.
118:1.7 (1295.7) Madurar significa vivir más intensamente en el presente, eludiendo al mismo tiempo las limitaciones del presente. Los planes de la madurez, basados en la experiencia pasada, nacen en el presente de tal manera que realzan los valores del futuro.
118:1.8 (1295.8) La unidad de tiempo de la inmadurez concentra los significados y los valores en el momento presente de tal manera, que separa el presente de su verdadera relación con el no presente — con el pasado-futuro. La unidad de tiempo de la madurez está proporcionada para revelar la relación coordinada del pasado-presente-futuro de tal forma que el yo empieza a hacerse una idea de la totalidad de los acontecimientos, empieza a ver el paisaje del tiempo desde la perspectiva panorámica de unos horizontes más amplios, empieza quizás a sospechar la existencia del continuo eterno sin comienzo ni fin, cuyos fragmentos se llaman tiempo.
118:1.9 (1296.1) En los niveles de lo infinito y de lo absoluto, el momento presente contiene todo el pasado así como todo el futuro. YO SOY significa también YO ERA y YO SERÉ. Y esto representa nuestro mejor concepto de la eternidad y de lo eterno.
118:1.10 (1296.2) En el nivel absoluto y eterno, la realidad potencial es tan significativa como la realidad manifestada. Sólo en el nivel finito, y para las criaturas atadas al tiempo, parece existir una diferencia tan enorme. Para Dios, como absoluto, un mortal ascendente que ha tomado la decisión eterna es ya un finalitario del Paraíso. Pero el Padre Universal, gracias a los Ajustadores del Pensamiento interiores, no está limitado así en su conocimiento, sino que también puede conocer y participar en todas las luchas temporales con los problemas de la ascensión de las criaturas, desde los niveles de existencia en que se parecen a los animales hasta los niveles de existencia en que se parecen a Dios.
118:2.1 (1296.3) La ubiquidad de la Deidad no se debe confundir con la ultimidad de la omnipresencia divina. Es voluntad del Padre Universal que el Supremo, el Último y el Absoluto compensen, coordinen y unifiquen su ubiquidad espacio-temporal y su omnipresencia en el espacio-tiempo trascendido con su presencia universal y absoluta sin tiempo y sin espacio. Y deberíais recordar que aunque la ubiquidad de la Deidad pueda estar asociada con tanta frecuencia al espacio, no está necesariamente condicionada por el tiempo.
118:2.2 (1296.4) Como ascendentes mortales y morontiales, discernís progresivamente a Dios a través del ministerio de Dios Séptuple. A Dios Supremo lo descubrís a través de Havona. En el Paraíso lo encontráis como persona y luego, como finalitarios, pronto intentaréis conocerlo como Último. Siendo finalitarios, parece ser que después de haber alcanzado al Último sólo habría un camino a seguir, y sería empezar la búsqueda del Absoluto. Ningún finalitario se sentirá perturbado por las incertidumbres que le asaltarán para alcanzar al Absoluto de la Deidad, puesto que al final de las ascensiones suprema y última había encontrado a Dios Padre. Estos finalitarios creerán sin duda que, aunque consiguieran encontrar a Dios Absoluto, sólo estarían descubriendo al mismo Dios, al Padre Paradisiaco manifestándose en unos niveles más cercanos a lo infinito y a lo universal. El hecho de alcanzar a Dios en lo absoluto revelaría sin duda al Antepasado Primordial de los universos así como al Padre Final de las personalidades.
118:2.3 (1296.5) Dios Supremo puede no ser una demostración de la omnipresencia espacio-temporal de la Deidad, pero es literalmente una manifestación de la ubiquidad divina. Entre la presencia espiritual del Creador y las manifestaciones materiales de la creación se encuentra el inmenso dominio del devenir ubicuo — la aparición universal de la Deidad evolutiva.
118:2.4 (1296.6) Si Dios Supremo asume alguna vez el control directo de los universos del tiempo y del espacio, estamos convencidos de que esta administración de la Deidad funcionará bajo el supercontrol del Último. En tal caso, Dios Último empezaría a volverse manifiesto para los universos del tiempo como Todopoderoso trascendental (el Omnipotente), ejerciendo el supercontrol del supertiempo y del espacio trascendido sobre las funciones administrativas del Todopoderoso Supremo.
118:2.5 (1297.1) La mente mortal se puede preguntar, al igual que lo hacemos nosotros: Si la evolución de Dios Supremo hacia la autoridad administrativa en el gran universo viene acompañada de manifestaciones crecientes de Dios Último, la aparición correspondiente de Dios Último en los presupuestos universos del espacio exterior, ¿vendrá acompañada de revelaciones similares y crecientes de Dios Absoluto? En realidad no lo sabemos.
118:3.1 (1297.2) La Deidad sólo podía unificar sus manifestaciones espacio-temporales para la concepción finita por medio de la ubiquidad, ya que el tiempo es una sucesión de instantes, mientras que el espacio es un sistema de puntos asociados. Después de todo, vosotros percibís el tiempo por análisis y el espacio por síntesis. Coordináis y asociáis estas dos concepciones desiguales mediante la perspicacia integradora de la personalidad. De todo el mundo animal, sólo el hombre posee esta manera de percibir el espacio-tiempo. Para un animal, el movimiento tiene un significado, pero el movimiento sólo representa un valor para una criatura con categoría de personalidad.
118:3.2 (1297.3) Las cosas están condicionadas por el tiempo, pero la verdad está fuera del tiempo. Cuanta más verdad conocéis, más verdad sois, más cosas podéis entender del pasado y comprender del futuro.
118:3.3 (1297.4) La verdad es inamovible — está eternamente exenta de todas las vicisitudes transitorias, aunque nunca está muerta ni es formalista, sino siempre vibrante y adaptable — radiantemente viva. Pero cuando la verdad se une a los hechos, entonces el tiempo y el espacio condicionan sus significados y correlacionan sus valores. Estas realidades de la verdad, enlazadas con los hechos, se vuelven conceptos y son relegadas en consecuencia al ámbito de las realidades cósmicas relativas.
118:3.4 (1297.5) La unión de la verdad absoluta y eterna del Creador con la experiencia objetiva de la criatura finita y temporal produce un nuevo valor emergente del Supremo. El concepto del Supremo es esencial para coordinar el mundo superior divino e invariable con el mundo inferior finito y en constante cambio.
118:3.5 (1297.6) De todas las cosas no absolutas, el espacio es el que está más cerca de ser absoluto. El espacio es en apariencia absolutamente último. La verdadera dificultad que tenemos para comprender el espacio en el nivel material se debe al hecho de que, aunque los cuerpos materiales existen en el espacio, el espacio también existe en esos mismos cuerpos materiales. Aunque hay muchas cosas relacionadas con el espacio que son absolutas, eso no quiere decir que el espacio sea absoluto.
118:3.6 (1297.7) Para comprender las relaciones espaciales, puede ser útil suponer que, hablando en términos relativos, el espacio es, después de todo, una propiedad de todos los cuerpos materiales. Por eso cuando un cuerpo se mueve por el espacio, también lleva consigo todas sus propiedades, incluido el espacio que está dentro de ese cuerpo en movimiento y forma parte de él.
118:3.7 (1297.8) Todas las formas de la realidad ocupan espacio en los niveles materiales, pero las formas espirituales sólo existen en relación con el espacio; no ocupan ni desplazan espacio, y tampoco lo contienen. Pero para nosotros, el enigma principal del espacio está relacionado con la forma de una idea. Cuando penetramos en el ámbito de la mente, nos encontramos con muchos rompecabezas. La forma — la realidad — de una idea, ¿ocupa espacio? En realidad no lo sabemos, aunque estamos seguros de que la forma de una idea no contiene espacio. Pero no sería muy prudente dar por sentado que lo inmaterial es siempre no espacial.
118:4.1 (1298.1) Muchas dificultades teológicas y dilemas metafísicos del hombre mortal se deben al hecho de que el hombre no sitúa bien la personalidad de la Deidad y, en consecuencia, asigna atributos infinitos y absolutos a la Divinidad subordinada y a la Deidad evolutiva. No debéis olvidar que, aunque existe realmente una verdadera Causa Primera, hay también una multitud de causas coordinadas y subordinadas, unas causas tanto asociadas como secundarias.
118:4.2 (1298.2) La distinción vital entre las causas primeras y las causas segundas reside en el hecho de que las causas primeras producen unos efectos originales que están libres de la herencia de cualquier factor derivado de toda causalidad anterior. Las causas secundarias producen unos efectos que muestran invariablemente la herencia de otra causalidad precedente.
118:4.3 (1298.3) Los potenciales puramente estáticos inherentes al Absoluto Incalificado reaccionan a aquellas causalidades del Absoluto de la Deidad que son producidas por las acciones de la Trinidad del Paraíso. En presencia del Absoluto Universal, estos potenciales estáticos, impregnados de causalidad, se vuelven inmediatamente activos y sensibles a la influencia de ciertos agentes trascendentales cuyas acciones dan como resultado la transmutación de estos potenciales activados al estado de verdaderas posibilidades universales para el desarrollo, de unas capacidades efectivas para el crecimiento. Y sobre estos potenciales maduros, los creadores y los controladores del gran universo representan el drama interminable de la evolución cósmica.
118:4.4 (1298.4) Sin tener en cuenta a los existenciales, la causalidad tiene una constitución básicamente triple. Tal como funciona en esta era del universo y en lo que se refiere al nivel finito de los siete superuniversos, se la puede concebir como sigue:
118:4.5 (1298.5) 1. La activación de los potenciales estáticos. Es el establecimiento del destino en el Absoluto Universal mediante las acciones del Absoluto de la Deidad, el cual funciona en el Absoluto Incalificado, y sobre él, como consecuencia de los mandatos volitivos de la Trinidad del Paraíso.
118:4.6 (1298.6) 2. La existenciación de las capacidades universales. Esto implica la transformación de los potenciales no diferenciados en unos planes separados y definidos. Es el acto de la Ultimidad de la Deidad y de los múltiples agentes del nivel trascendental. Estos actos se anticipan perfectamente a las necesidades futuras de todo el universo maestro. En conexión con la separación de los potenciales, los Arquitectos del Universo Maestro existen como verdaderas personificaciones del concepto que se tiene de la Deidad en los universos. Sus planes parecen estar, de manera última, espacialmente limitados en extensión por la periferia conceptual del universo maestro, pero, como planes, no están condicionados de otra manera por el tiempo o el espacio.
118:4.7 (1298.7) 3. La creación y la evolución de las manifestaciones universales. Los Creadores Supremos actúan sobre un cosmos impregnado por la presencia productora de capacidad de la Ultimidad de la Deidad, para llevar a cabo las transmutaciones temporales de los potenciales maduros en manifestaciones experienciales. Dentro del universo maestro, toda manifestación de la realidad potencial está limitada por la capacidad última para el desarrollo, y está condicionada espacio-temporalmente en las etapas finales de su emergencia. Los Hijos Creadores que salen del Paraíso son, en realidad, creadores transformadores en el sentido cósmico. Pero esto no invalida de ninguna manera el concepto que el hombre tiene de ellos como creadores; desde el punto de vista finito, por supuesto que pueden crear, y de hecho lo hacen.
118:5.1 (1299.1) La omnipotencia de la Deidad no implica el poder de hacer lo que no es factible. Dentro del marco del espacio-tiempo, y desde el punto de referencia intelectual de la comprensión humana, incluso el Dios infinito no puede crear círculos cuadrados ni producir un mal que sea inherentemente bueno. Dios no puede hacer cosas no divinas. Esta contradicción de términos filosóficos equivale a una no entidad e implica que nada es creado así. Un rasgo de la personalidad no puede ser al mismo tiempo semejante a Dios y no semejante a Dios. La compatibilidad es innata en el poder divino. Y todo esto se deriva del hecho de que la omnipotencia no sólo crea cosas con una naturaleza, sino que también da origen a la naturaleza de todas las cosas y de todos los seres.
118:5.2 (1299.2) Al principio, el Padre lo hace todo, pero a medida que se despliega el panorama de la eternidad en respuesta a la voluntad y a los mandatos del Infinito, se hace cada vez más evidente que las criaturas, e incluso los hombres, han de convertirse en los asociados de Dios para llevar a cabo la finalidad del destino. Y esto es cierto incluso en la vida en la carne; cuando el hombre y Dios forman una asociación, no se puede poner ninguna limitación a las posibilidades futuras de esa asociación. Cuando el hombre se da cuenta de que el Padre Universal es su asociado en la progresión eterna, cuando fusiona con la presencia interior del Padre, ha roto en espíritu las cadenas del tiempo y ya ha entrado en las progresiones de la eternidad en busca del Padre Universal.
118:5.3 (1299.3) La conciencia humana pasa de los hechos a los significados, y luego a los valores. La conciencia del Creador parte del valor que aparece en el pensamiento, pasa por el significado que se manifiesta en la palabra, y llega al hecho de la acción. Dios siempre tiene que actuar para romper el punto muerto de la unidad incalificada inherente a la infinidad existencial. La Deidad tiene siempre que proporcionar el universo modelo, las personalidades perfectas, la verdad, la belleza y la bondad originales que todas las creaciones subdivinas se esfuerzan por conseguir. Dios debe siempre encontrar primero al hombre, para que el hombre pueda más tarde encontrar a Dios. Siempre debe haber un Padre Universal antes de que pueda existir una filiación universal y la fraternidad universal resultante.
118:6.1 (1299.4) Dios es realmente omnipotente, pero no es omnifaciente, — no hace personalmente todo lo que se hace. La omnipotencia abarca el potencial de poder del Todopoderoso Supremo y del Ser Supremo, pero los actos volitivos de Dios Supremo no son las acciones personales del Dios Infinito.
118:6.2 (1299.5) Defender la omnifaciencia de la Deidad primordial equivaldría a quitarle sus derechos a casi un millón de Hijos Creadores Paradisiacos, sin mencionar las innumerables huestes de otras diversas órdenes de ayudantes creativos simultáneos. Sólo hay una Causa sin causa en todo el universo. Todas las demás causas se derivan de esta única Gran Fuente-Centro Primera. Y nada en esta filosofía va en contra del libre albedrío de los innumerables hijos de la Deidad diseminados por un inmenso universo.
118:6.3 (1299.6) Dentro de un marco local, la volición puede parecer que funciona como una causa sin causa, pero manifiesta infaliblemente unos factores hereditarios que establecen su relación con las Primeras Causas únicas, originales y absolutas.
118:6.4 (1299.7) Toda volición es relativa. En el sentido original, sólo el Padre-YO SOY posee la finalidad de la volición; en el sentido absoluto, sólo el Padre, el Hijo y el Espíritu muestran las prerrogativas de una volición no condicionada por el tiempo ni limitada por el espacio. El hombre mortal está dotado de libre albedrío, del poder de elegir, y aunque esta elección no sea absoluta, sin embargo es relativamente final en el nivel finito y en lo que concierne al destino de la personalidad que elige.
118:6.5 (1300.1) La volición en cualquier nivel, excepto en el absoluto, encuentra unas limitaciones que forman parte constituyente de la personalidad misma que ejerce el poder de elección. El hombre no puede elegir más allá de la gama de lo que es elegible. Por ejemplo, no puede escoger ser otra cosa que un ser humano, salvo que puede elegir llegar a ser más que un hombre; puede escoger embarcarse en el viaje de la ascensión del universo, pero esto se debe a que se da la circunstancia de que la elección humana y la voluntad divina coinciden en este punto. Y aquello que un hijo desea y el Padre quiere, sucederá con toda seguridad.
118:6.6 (1300.2) En la vida humana se abren y se cierran continuamente líneas de conducta diferenciales, y durante el tiempo en que la elección es posible, la personalidad humana decide constantemente entre esas numerosas líneas de acción. La volición temporal está ligada al tiempo, y debe esperar el paso del tiempo para encontrar la oportunidad de expresarse. La volición espiritual ha empezado a saborear la liberación de las cadenas del tiempo, pues ha logrado evadirse parcialmente de la secuencia del tiempo, y esto se debe a que la volición espiritual se va identificando con la voluntad de Dios.
118:6.7 (1300.3) La volición, el acto de escoger, ha de ejercerse dentro del marco universal que se ha hecho realidad en respuesta a una elección anterior y más elevada. Todo el campo de la voluntad humana está estrictamente limitado a lo finito, salvo en un detalle particular: cuando el hombre escoge encontrar a Dios y parecerse a él, esta elección es superfinita; sólo la eternidad podrá revelar si esta elección es también superabsonita.
118:6.8 (1300.4) Reconocer la omnipotencia de la Deidad es gozar de la seguridad en vuestra experiencia de la ciudadanía cósmica, es poseer la certeza de la seguridad en el largo viaje hacia el Paraíso. Pero aceptar la falacia de la omnifaciencia es abrazar el error colosal del panteísmo.
118:7.1 (1300.5) En el gran universo, la función de la voluntad del Creador y de la voluntad de la criatura se ejerce dentro de los límites establecidos por los Arquitectos Maestros, y de acuerdo con las posibilidades determinadas por ellos. Sin embargo, la predeterminación de estos límites máximos no reduce en lo más mínimo la soberanía de la voluntad de la criatura dentro de esas fronteras. El preconocimiento último — la plena tolerancia hacia todas las elecciones finitas — tampoco constituye una abrogación de la volición finita. Un ser humano maduro y perspicaz podría ser capaz de prever con mucha exactitud la decisión de un asociado más joven, pero este preconocimiento no le quita ninguna libertad ni autenticidad a la decisión misma. Los Dioses han limitado sabiamente el campo de acción de la voluntad inmadura, pero sin embargo, dentro de esos límites definidos, es una verdadera voluntad.
118:7.2 (1300.6) Incluso la correlación suprema de todas las elecciones pasadas, presentes y futuras no invalida la autenticidad de dichas elecciones. Indica más bien la tendencia predeterminada del cosmos, y sugiere el preconocimiento de aquellos seres volitivos que pueden o no escoger convertirse en partes contribuyentes de la manifestación experiencial de toda la realidad.
118:7.3 (1300.7) El error en la elección finita está ligado al tiempo y limitado por éste. Sólo puede existir en el tiempo y dentro de la presencia evolutiva del Ser Supremo. Esta elección errónea es posible en el tiempo e indica (además del estado incompleto del Supremo) esa cierta gama de elección con la que deben estar dotadas las criaturas inmaduras a fin de disfrutar de la progresión en el universo poniéndose voluntariamente en contacto con la realidad.
118:7.4 (1301.1) El pecado, en el espacio condicionado por el tiempo, prueba claramente la libertad temporal — e incluso el libertinaje — de la voluntad finita. El pecado representa la inmadurez deslumbrada por la libertad de la voluntad relativamente soberana de la personalidad, que al mismo tiempo no logra percibir las obligaciones y los deberes supremos de la ciudadanía cósmica.
118:7.5 (1301.2) La iniquidad, en los dominios finitos, revela la realidad transitoria de toda individualidad no identificada con Dios. Una criatura sólo se vuelve verdaderamente real en los universos a medida que se identifica con Dios. La personalidad finita no se crea a sí misma, pero en el campo superuniversal de la elección, ella misma determina su destino.
118:7.6 (1301.3) La concesión de la vida hace que los sistemas energético-materiales sean capaces de perpetuarse, de propagarse y de adaptarse. La concesión de la personalidad confiere a los organismos vivientes las prerrogativas adicionales de la autodeterminación, la evolución y la identificación de sí mismos con un espíritu de la Deidad capaz de fusionar con ellos.
118:7.7 (1301.4) Los seres vivos subpersonales indican que una mente activa la energía-materia, primero bajo la forma de controladores físicos y luego como espíritus ayudantes de la mente. El don de la personalidad procede del Padre y confiere al sistema viviente unas prerrogativas únicas de elección. Pero si la personalidad tiene la prerrogativa de ejercer la elección volitiva de identificarse con la realidad, y si esta elección es sincera y libre, entonces la personalidad evolutiva ha de tener también la posible elección de confundirse, de trastornarse y de destruirse. La posibilidad de destruirse cósmicamente no se puede evitar si la personalidad en evolución ha de ser verdaderamente libre en el ejercicio de su voluntad finita.
118:7.8 (1301.5) Por eso existe una seguridad creciente cuando se reducen los límites de la elección de la personalidad en todos los niveles inferiores de existencia. La elección se libera cada vez más a medida que se asciende en los universos; la elección se acerca finalmente a la libertad divina cuando la personalidad ascendente alcanza el estado de divinidad, la supremacía de la consagración a los objetivos del universo, la consecución total de la sabiduría cósmica, y la identificación final de la criatura con la voluntad y el camino de Dios.
118:8.1 (1301.6) En las creaciones del espacio-tiempo, el libre albedrío está rodeado de restricciones, de limitaciones. La evolución de la vida material es al principio maquinal, luego es activada por la mente y (después de la concesión de la personalidad) puede dejarse dirigir por el espíritu. En los mundos habitados, los potenciales de las implantaciones originales de vida física de los Portadores de Vida limitan físicamente la evolución orgánica.
118:8.2 (1301.7) El hombre mortal es una máquina, un mecanismo viviente; sus raíces se encuentran realmente en el mundo físico de la energía. Muchas reacciones humanas son de naturaleza maquinal; una gran parte de la vida se parece a una máquina. Pero el hombre, un mecanismo, es mucho más que una máquina; está dotado de una mente y habitado por un espíritu; y aunque durante toda su vida material no pueda librarse nunca del mecanismo electroquímico de su existencia, puede aprender a subordinar cada vez más esta máquina de vida física a la sabiduría directriz de la experiencia, mediante el proceso de consagrar la mente humana a ejecutar los impulsos espirituales del Ajustador del Pensamiento interior.
118:8.3 (1301.8) El espíritu libera el funcionamiento de la voluntad, y el mecanismo lo limita. La elección imperfecta, no controlada por el mecanismo ni identificada con el espíritu, es peligrosa e inestable. El predominio mecánico asegura la estabilidad a expensas del progreso; la alianza con el espíritu libera a la elección del nivel físico y asegura al mismo tiempo la estabilidad divina producida por una perspicacia universal acrecentada y una mayor comprensión cósmica.
118:8.4 (1302.1) El gran peligro que acecha a la criatura, cuando consigue liberarse de las cadenas del mecanismo de la vida, es que no logre compensar esta pérdida de estabilidad llevando a cabo una armoniosa unión de trabajo con el espíritu. Cuando la elección de la criatura se libera relativamente de la estabilidad maquinal, puede intentar liberarse aún más con independencia de una mayor identificación con el espíritu.
118:8.5 (1302.2) Todo el principio de la evolución biológica hace imposible que el hombre primitivo aparezca en los mundos habitados provisto de un gran dominio de sí mismo. Por esta razón, el mismo diseño creativo que planeó la evolución provee igualmente aquellas restricciones externas de tiempo y de espacio, de hambre y de miedo, que circunscriben eficazmente el campo de las elecciones subespirituales de estas criaturas poco cultas. A medida que la mente del hombre sobrepasa con éxito unas barreras cada vez más difíciles, este mismo diseño creativo también ha previsto la lenta acumulación de la herencia racial de una sabiduría experiencial penosamente adquirida — en otras palabras, el mantenimiento de un equilibrio entre las restricciones externas que disminuyen y las restricciones internas que aumentan.
118:8.6 (1302.3) La lentitud de la evolución, del progreso cultural humano, demuestra la eficacia de ese freno — la inercia material — que actúa con tanta eficiencia para retrasar las velocidades peligrosas del progreso. El tiempo mismo amortigua y distribuye así los resultados, por otra parte mortales, del hecho de librarse prematuramente de las barreras que rodean de cerca la actividad humana. Pues cuando la cultura avanza demasiado deprisa, cuando los logros materiales van más rápidos que la evolución de la sabiduría y la adoración, la civilización contiene en sí misma las semillas del retroceso; y a menos que esa civilización sea reforzada por un rápido aumento de la sabiduría experiencial, esas sociedades humanas descenderán desde los niveles elevados, pero prematuros, que han alcanzado, y las «edades de las tinieblas» del interregno de la sabiduría presenciarán el restablecimiento inexorable del desequilibrio entre la libertad del yo y el dominio de sí mismo.
118:8.7 (1302.4) La iniquidad de Caligastia consistió en desviar el regulador temporal de la liberación humana progresiva — la destrucción gratuita de las barreras restrictivas, unas barreras que las mentes de los mortales de aquellos tiempos no habían sobrepasado por experiencia.
118:8.8 (1302.5) La mente que puede llevar a cabo una reducción parcial del tiempo y del espacio prueba, mediante este acto mismo, que posee en sí misma las semillas de sabiduría que pueden servir eficazmente en lugar de la barrera restrictiva que ha trascendido.
118:8.9 (1302.6) Lucifer intentó destruir del mismo modo el regulador temporal que frenaba la obtención prematura de ciertas libertades en el sistema local. Un sistema local asentado en la luz y la vida ha conseguido experiencialmente los puntos de vista y la perspicacia que hacen posible el funcionamiento de numerosas técnicas que serían perjudiciales y destructivas durante las eras anteriores al asentamiento de ese mismo reino.
118:8.10 (1302.7) A medida que el hombre se deshace de las trabas del miedo, a medida que recorre los continentes y los océanos con sus máquinas, y las generaciones y los siglos con sus escritos, debe sustituir cada restricción trascendida por una restricción nueva voluntariamente asumida de acuerdo con los dictados morales de la sabiduría humana en expansión. Estas restricciones autoimpuestas son a la vez los más poderosos y los más sutiles de todos los factores de la civilización humana — los conceptos de la justicia y los ideales de la fraternidad. El hombre se capacita incluso para llevar las vestimentas restrictivas de la misericordia cuando se atreve a amar a sus semejantes, mientras que alcanza los principios de la fraternidad espiritual cuando escoge tratarlos como le gustaría ser tratado, e incluso tratarlos como imagina que Dios los trataría.
118:8.11 (1303.1) Una reacción universal automática es estable y, de alguna forma, tiene una continuidad en el cosmos. Una personalidad que conoce a Dios y que desea hacer su voluntad, que tiene perspicacia espiritual, es divinamente estable y existe eternamente. La gran aventura universal del hombre consiste en la transición de su mente mortal entre la estabilidad de la estática mecánica y la divinidad de la dinámica espiritual, y esta transformación la consigue mediante la fuerza y la constancia de las decisiones de su propia personalidad, declarando en cada situación de la vida: «Es mi voluntad que se haga tu voluntad».
118:9.1 (1303.2) El tiempo y el espacio son un mecanismo conjunto del universo maestro. Son los dispositivos que permiten a las criaturas finitas coexistir con el Infinito en el cosmos. Las criaturas finitas están eficazmente aisladas de los niveles absolutos por el tiempo y el espacio. Pero estos medios de aislamiento, sin los cuales ningún mortal podría existir, funcionan directamente para limitar el campo de la acción finita. Sin ellos ninguna criatura podría actuar, pero a causa de ellos, los actos de cada criatura están claramente limitados.
118:9.2 (1303.3) Los mecanismos creados por las mentes superiores funcionan para liberar sus fuentes creativas pero, hasta cierto punto, limitan invariablemente la acción de todas las inteligencias subordinadas. Para las criaturas de los universos, esta limitación se hace evidente bajo la forma del mecanismo de los universos. El hombre no posee un libre albedrío sin trabas; el alcance de su elección tiene unos límites, pero dentro del radio de esta elección, su voluntad es relativamente soberana.
118:9.3 (1303.4) El mecanismo vital de la personalidad mortal, el cuerpo humano, es el producto de un diseño creativo supermortal; por eso nunca puede ser perfectamente controlado por el hombre mismo. Sólo cuando el hombre ascendente, en unión con el Ajustador fusionado, cree por sí mismo el mecanismo destinado a expresar su personalidad, conseguirá controlarlo a la perfección.
118:9.4 (1303.5) El gran universo es un mecanismo así como un organismo, mecánico y viviente — un mecanismo viviente activado por una Mente Suprema, que se coordina con un Espíritu Supremo, y que encuentra su expresión en los máximos niveles de unificación del poder con la personalidad bajo la forma de Ser Supremo. Pero negar el mecanismo de la creación finita es negar un hecho y no hacer caso de la realidad.
118:9.5 (1303.6) Los mecanismos son el producto de una mente, de una mente creativa que actúa sobre los potenciales cósmicos y en ellos. Los mecanismos son las cristalizaciones fijas del pensamiento del Creador, y siempre funcionan de conformidad con el concepto volitivo que les dio origen. Pero la finalidad de cualquier mecanismo se encuentra en su origen, no en su función.
118:9.6 (1303.7) No se debería pensar que estos mecanismos limitan la acción de la Deidad; la verdad es más bien que mediante estos mismos mecanismos la Deidad ha llevado a cabo una fase de expresión eterna. Los mecanismos básicos del universo han surgido a la existencia en respuesta a la voluntad absoluta de la Fuente-Centro Primera y, en consecuencia, funcionarán de manera eterna en perfecta armonía con el plan del Infinito; son en verdad los arquetipos no volitivos de este mismo plan.
118:9.7 (1303.8) Comprendemos un poco la manera en que el mecanismo del Paraíso está correlacionado con la personalidad del Hijo Eterno; ésta es la función del Actor Conjunto. Y tenemos teorías sobre las operaciones del Absoluto Universal con respecto a los mecanismos teóricos del Incalificado y a la persona potencial del Absoluto de la Deidad. Pero observamos que, en las Deidades evolutivas del Supremo y del Último, ciertas fases impersonales se están uniendo realmente con sus contrapartidas volitivas, y se está desarrollando así una nueva relación entre el arquetipo y la persona.
118:9.8 (1304.1) En la eternidad del pasado, el Padre y el Hijo encontraron su unión en la unidad de expresión del Espíritu Infinito. Si en la eternidad del futuro los Hijos Creadores y los Espíritus Creativos de los universos locales del tiempo y del espacio alcanzan una unión creativa en los reinos del espacio exterior, ¿qué es lo que crearía esta unidad como expresión combinada de sus naturalezas divinas? Puede ser muy bien que presenciemos una manifestación hasta ahora no revelada de la Deidad Última, un superadministrador de un nuevo tipo. Estos seres poseerían unas prerrogativas de personalidad excepcionales, ya que serían la unión del Creador personal, del Espíritu Creativo impersonal, de la experiencia como criatura mortal y de la personalización progresiva de la Ministra Divina. Estos seres podrían ser últimos, en el sentido de que englobarían la realidad personal e impersonal, mientras que combinarían las experiencias del Creador y de la criatura. Cualesquiera que sean los atributos de estas terceras personas que formarán parte de estas supuestas trinidades funcionales de las creaciones del espacio exterior, mantendrán con sus Padres Creadores y sus Madres Creativas una relación un poco semejante a la que el Espíritu Infinito mantiene con el Padre Universal y el Hijo Eterno.
118:9.9 (1304.2) Dios Supremo es la personalización de toda la experiencia universal, la focalización de toda la evolución finita, el punto máximo de toda la realidad de las criaturas, la consumación de la sabiduría cósmica, la personificación de la belleza armoniosa de las galaxias del tiempo, la verdad de los significados de la mente cósmica y la bondad de los valores espirituales supremos. Y Dios Supremo sintetizará, en el eterno futuro, estas múltiples diversidades finitas en un conjunto experiencialmente significativo, tal como se encuentran ahora existencialmente unidas en los niveles absolutos en la Trinidad del Paraíso.
118:10.1 (1304.3) La providencia no significa que Dios ha decidido todas las cosas para nosotros y por adelantado. Dios nos ama demasiado como para hacer esto, pues esto no sería más que una tiranía cósmica. El hombre posee unos poderes de elección relativos. Y el amor divino tampoco es ese afecto miope que mimaría y consentiría a los hijos de los hombres.
118:10.2 (1304.4) El Padre, el Hijo y el Espíritu — como Trinidad — no son el Todopoderoso Supremo, pero la supremacía del Todopoderoso nunca puede manifestarse sin ellos. El crecimiento del Todopoderoso está centrado en los Absolutos de manifestación y basado en los Absolutos de potencialidad. Pero las funciones del Todopoderoso Supremo están relacionadas con las funciones de la Trinidad del Paraíso.
118:10.3 (1304.5) Parece ser que la personalidad de esta Deidad experiencial está reuniendo parcialmente todas las fases de la actividad universal en el Ser Supremo. Por consiguiente, cuando deseamos ver a la Trinidad como un solo Dios, y si limitamos este concepto al gran universo actual conocido y organizado, descubrimos que el Ser Supremo en evolución es la descripción parcial de la Trinidad del Paraíso. Y comprobamos además que esta Deidad Suprema está evolucionando, en forma de personalidad, como la síntesis de la materia, la mente y el espíritu finitos en el gran universo.
118:10.4 (1304.6) Los Dioses tienen atributos, pero la Trinidad tiene funciones y, al igual que la Trinidad, la providencia es una función, el compuesto del supercontrol, distinto al personal, del universo de universos, que se extiende desde los niveles evolutivos del Séptuple, los cuales se sintetizan en el poder del Todopoderoso, y se eleva a través de los reinos trascendentales de la Ultimidad de la Deidad.
118:10.5 (1304.7) Dios ama a cada criatura como a un hijo, y este amor cubre con su sombra a cada criatura a través de todos los tiempos y de toda la eternidad. La providencia funciona con respecto a la totalidad y se ocupa de la función de cualquier criatura en la medida en que esa función está relacionada con la totalidad. La intervención providencial con respecto a un ser determinado indica la importancia de la función de ese ser en lo que concierne al crecimiento evolutivo de alguna totalidad; dicha totalidad puede ser la raza total, la nación total, el planeta total o incluso un total superior. La importancia de la función de la criatura es la que provoca la intervención providencial, y no la importancia de la criatura como persona.
118:10.6 (1305.1) Sin embargo el Padre, como persona, puede interponer en cualquier momento una mano paternal en la corriente de los acontecimientos cósmicos de acuerdo totalmente con la voluntad de Dios, en consonancia con la sabiduría de Dios, y motivada por el amor de Dios.
118:10.7 (1305.2) Pero lo que el hombre llama providencia es con demasiada frecuencia el producto de su propia imaginación, la yuxtaposición fortuita de las circunstancias del azar. Existe, sin embargo, una providencia real y emergente en el reino finito de la existencia universal, una verdadera correlación, en vías de manifestarse, de las energías del espacio, los movimientos del tiempo, los pensamientos del intelecto, los ideales del carácter, los deseos de las naturalezas espirituales y los actos volitivos deliberados de las personalidades evolutivas. Las circunstancias de las creaciones materiales encuentran su integración finita final en las presencias entrelazadas del Supremo y del Último.
118:10.8 (1305.3) La providencia se vuelve cada vez más discernible a medida que los mecanismos del gran universo se perfeccionan hasta un punto de precisión final mediante el supercontrol de la mente, a medida que la mente de las criaturas se eleva a la perfección de haber alcanzado la divinidad mediante una integración perfeccionada con el espíritu y, por consiguiente, a medida que el Supremo emerge como unificador efectivo de todos estos fenómenos del universo.
118:10.9 (1305.4) Algunas condiciones asombrosamente fortuitas que prevalecen ocasionalmente en los mundos evolutivos pueden deberse a la presencia gradualmente emergente del Supremo, a la anticipación de sus actividades universales futuras. La mayor parte de las cosas que un mortal llamaría providenciales, no lo son; su juicio en estos asuntos está muy obstaculizado por la falta de una visión perspicaz de los verdaderos significados de las circunstancias de la vida. Muchas cosas que un mortal llamaría buena suerte, pueden ser en realidad mala suerte; la sonrisa de la fortuna, que proporciona un tiempo libre no ganado y una riqueza inmerecida, puede ser la mayor de las aflicciones humanas; la crueldad aparente de un destino perverso que acumula tribulaciones sobre un mortal sufriente, puede ser en realidad el fuego templador que está transmutando el hierro dulce de la personalidad inmadura en el acero templado de un verdadero carácter.
118:10.10 (1305.5) Existe una providencia en los universos evolutivos, y las criaturas pueden descubrirla en la medida exacta en que han alcanzado la capacidad de percibir la finalidad de los universos en evolución. La capacidad total para discernir los objetivos del universo equivale a la culminación evolutiva de la criatura, y se puede expresar de otra manera diciendo que ha alcanzado al Supremo dentro de los límites del estado actual de los universos incompletos.
118:10.11 (1305.6) El amor del Padre actúa directamente en el corazón del individuo, independientemente de las acciones o reacciones de todos los demás individuos; la relación es personal — el hombre y Dios. La presencia impersonal de la Deidad (el Todopoderoso Supremo y la Trinidad del Paraíso) manifiesta su consideración por el todo, no por la parte. La providencia del supercontrol de la Supremacía se vuelve cada vez más evidente a medida que las partes sucesivas del universo progresan en la conquista de sus destinos finitos. A medida que los sistemas, las constelaciones, los universos y los superuniversos se establecen en la luz y la vida, el Supremo emerge cada vez más como correlacionador significativo de todo lo que sucede, mientras que el Último emerge gradualmente como unificador trascendental de todas las cosas.
118:10.12 (1306.1) En los comienzos de un mundo evolutivo, los sucesos naturales de tipo material y los deseos personales de los seres humanos parecen ser con frecuencia antagónicos. Muchas cosas que suceden en un mundo en evolución son más bien difíciles de comprender para el hombre mortal — la ley natural es muy a menudo aparentemente cruel, despiadada e indiferente hacia todo lo que es verdadero, bello y bueno para la comprensión humana. Pero a medida que la humanidad progresa en su desarrollo planetario, observamos que este punto de vista es modificado por los siguientes factores:
118:10.13 (1306.2) 1. La visión acrecentada del hombre — su comprensión creciente del mundo en el que vive; su capacidad más amplia para comprender los hechos materiales del tiempo, las ideas significativas del pensamiento, y los ideales valiosos de la perspicacia espiritual. Mientras los hombres se limiten a medir con la vara de las cosas de la naturaleza física, nunca pueden esperar encontrar la unidad en el tiempo y el espacio.
118:10.14 (1306.3) 2. El control creciente del hombre — la acumulación gradual del conocimiento de las leyes del mundo material, los objetivos de la existencia espiritual y las posibilidades de coordinar filosóficamente estas dos realidades. El hombre salvaje se encontraba desamparado ante los violentos ataques de las fuerzas naturales, era un esclavo del dominio cruel de sus propios miedos internos. El hombre semicivilizado empieza a abrir el almacén de los secretos de los reinos naturales, y su ciencia destruye de manera lenta pero eficaz sus supersticiones, mientras que al mismo tiempo le proporciona una base objetiva nueva y más amplia para comprender los significados de la filosofía y los valores de la verdadera experiencia espiritual. El hombre civilizado alcanzará algún día el dominio relativo de las fuerzas físicas de su planeta; el amor de Dios que reside en su corazón se derramará eficazmente bajo la forma de amor por sus semejantes, mientras que los valores de la existencia humana se acercarán a los límites de la capacidad mortal.
118:10.15 (1306.4) 3. La integración del hombre en el universo — el acrecentamiento de la perspicacia humana más el incremento de los logros experienciales humanos llevan al hombre hacia una armonía más estrecha con las presencias unificadoras de la Supremacía — la Trinidad del Paraíso y el Ser Supremo. Y esto es lo que establece la soberanía del Supremo en los mundos asentados desde hace mucho tiempo en la luz y la vida. Estos planetas avanzados son en verdad unos poemas de armonía, unas imágenes de la belleza de la bondad alcanzada, conseguida a base de buscar la verdad cósmica. Si estas cosas pueden suceder en un planeta, entonces otras mucho más grandes pueden suceder en un sistema y en las unidades más amplias del gran universo, a medida que consigan también una estabilidad indicativa de que los potenciales para el crecimiento finito se han agotado.
118:10.16 (1306.5) En un planeta de este tipo avanzado, la providencia se ha vuelto una realidad, las circunstancias de la vida están correlacionadas, pero esto no sólo se debe a que el hombre ha llegado a dominar los problemas materiales de su mundo; se debe también a que ha empezado a vivir de acuerdo con la tendencia de los universos; sigue el camino de la Supremacía que le conduce a alcanzar al Padre Universal.
118:10.17 (1306.6) El reino de Dios está en el corazón de los hombres; y cuando este reino se convierte en una realidad en el corazón de cada individuo de un mundo, entonces el reinado de Dios se ha vuelto real en ese planeta; y ésta es la soberanía conseguida del Ser Supremo.
118:10.18 (1306.7) Para hacer realidad la providencia en el tiempo, el hombre debe llevar a cabo la tarea de conseguir la perfección. Pero el hombre puede incluso ahora conocer de antemano esta providencia en sus significados eternos cuando reflexiona sobre el hecho universal de que todas las cosas, ya sean buenas o malas, trabajan unidas para el progreso de los mortales que conocen a Dios, en su búsqueda del Padre de todos.
118:10.19 (1306.8) La providencia se discierne cada vez más a medida que los hombres se elevan de lo material a lo espiritual. Alcanzar una completa perspicacia espiritual permite a la personalidad ascendente detectar armonía donde hasta entonces sólo había caos. Incluso la mota morontial representa un progreso real en esta dirección.
118:10.20 (1307.1) La providencia es en parte el supercontrol del Supremo incompleto, manifestado en los universos incompletos, y por lo tanto siempre deberá ser:
118:10.21 (1307.2) 1. Parcial — debido a que la manifestación del Ser Supremo se encuentra en un estado incompleto, e
118:10.22 (1307.3) 2. Imprevisible — debido a las fluctuaciones de la actitud de las criaturas, que siempre varía de nivel en nivel, causando así una reacción recíproca aparentemente variable en el Supremo.
118:10.23 (1307.4) Cuando los hombres ruegan para que se produzca una intervención providencial en las circunstancias de la vida, muchas veces la respuesta a sus oraciones es su propio cambio de actitud hacia la vida. Pero la providencia no es caprichosa, y tampoco es fantástica ni mágica. Es la aparición lenta y segura del poderoso soberano de los universos finitos, cuya presencia majestuosa es detectada ocasionalmente por las criaturas evolutivas en su progreso universal. La providencia es la marcha cierta y segura de las galaxias del espacio y de las personalidades del tiempo hacia las metas de la eternidad, primero en el Supremo, luego en el Último, y quizás en el Absoluto. Creemos que esta misma providencia existe en la infinidad, y que se trata de la voluntad, las acciones y el propósito de la Trinidad del Paraíso, que motiva así el panorama cósmico de unos universos tras otros.
118:10.24 (1307.5) [Patrocinado por un Poderoso Mensajero que reside temporalmente en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 119
119:0.1 (1308.1) ME LLAMO Gavalia, soy el Jefe de las Estrellas Vespertinas de Nebadon, y estoy destinado en Urantia por Gabriel con la misión de revelar la historia de las siete donaciones de Miguel de Nebadon, el Soberano de este universo. En el transcurso de esta presentación, me atendré estrictamente a las limitaciones impuestas por mi cometido.
119:0.2 (1308.2) El atributo de la donación es inherente a los Hijos Paradisiacos del Padre Universal. En su deseo de acercarse a las experiencias de la vida de sus criaturas vivientes subordinadas, las diversas órdenes de Hijos Paradisiacos reflejan la naturaleza divina de sus padres del Paraíso. El Hijo Eterno de la Trinidad del Paraíso mostró el camino en esta práctica donándose siete veces en los siete circuitos de Havona en la época de la ascensión de Grandfanda y de los primeros peregrinos del tiempo y del espacio. Y el Hijo Eterno continúa donándose en los universos locales del espacio en las personas de sus representantes, los Hijos Migueles y los Hijos Avonales.
119:0.3 (1308.3) Cuando el Hijo Eterno concede un Hijo Creador a un universo local en proyecto, ese Hijo Creador asume la plena responsabilidad de acabar, controlar y componer ese nuevo universo, incluyendo el solemne juramento a la Trinidad eterna de no asumir la plena soberanía de la nueva creación hasta que sus siete donaciones bajo la forma de sus criaturas hayan sido terminadas con éxito y certificadas por los Ancianos de los Días del superuniverso interesado. Cada Hijo Miguel que se ofrece como voluntario para salir del Paraíso y emprender la organización y la creación de un universo, asume esta obligación.
119:0.4 (1308.4) La finalidad de estas encarnaciones bajo la forma de criaturas consiste en capacitar a estos Creadores para que se conviertan en unos soberanos sabios, compasivos, justos y comprensivos. Estos Hijos divinos son justos de manera innata, pero se vuelven comprensivamente misericordiosos como resultado de estas experiencias sucesivas de donación; son misericordiosos por naturaleza, pero estas experiencias los hacen misericordiosos de una forma nueva y adicional. Estas donaciones son las últimas etapas de su educación y de su formación para la tarea sublime de gobernar los universos locales con rectitud divina y un juicio justo.
119:0.5 (1308.5) Aunque estas donaciones aportan numerosos beneficios secundarios a los diversos mundos, sistemas y constelaciones, así como a las diferentes órdenes de inteligencias universales a quienes afectan y benefician, sin embargo están destinadas principalmente a completar la formación personal y la educación universal de un Hijo Creador mismo. Estas donaciones no son imprescindibles para dirigir un universo local de manera sabia, justa y eficaz, pero son absolutamente necesarias para administrar de forma equitativa, misericordiosa y comprensiva esa creación, que rebosa de diversas formas de vida y de innumerables criaturas inteligentes pero imperfectas.
119:0.6 (1308.6) Los Hijos Migueles empiezan su trabajo de organización universal con una comprensión justa y completa de las diversas órdenes de seres que han creado. Tienen unas enormes reservas de misericordia para todas estas diferentes criaturas, e incluso compasión por aquellas que se equivocan y se tambalean en el lodo egoísta que ellas mismas han fabricado. Pero los Ancianos de los Días estiman que estos dones de justicia y de rectitud no son suficientes. Estos gobernantes trinos de los superuniversos nunca certificarán que un Hijo Creador es el Soberano de su universo hasta que no haya adquirido realmente el punto de vista de sus propias criaturas mediante una experiencia efectiva en el entorno donde existen y bajo la forma de esas mismas criaturas. De esta manera, estos Hijos se convierten en unos gobernantes inteligentes y comprensivos; llegan a conocer a los diversos grupos a los que gobiernan y sobre los que ejercen su autoridad universal. Adquieren por medio de la experiencia viviente una misericordia práctica, un juicio equitativo, y la paciencia nacida de la existencia experiencial de la criaturas.
119:0.7 (1309.1) El universo local de Nebadon está ahora gobernado por un Hijo Creador que ha terminado su servicio de donación; reina con una supremacía justa y misericordiosa sobre todos los inmensos dominios de su universo en vías de evolución y de perfeccionamiento. Miguel de Nebadon es la 611.121ª donación del Hijo Eterno sobre los universos del tiempo y del espacio, y empezó la organización de vuestro universo local hace unos cuatrocientos mil millones de años. Miguel se preparó para su primera aventura de donación hacia la época en que Urantia estaba adquiriendo su forma actual, hace mil millones de años. Sus donaciones se han producido cada ciento cincuenta millones de años aproximadamente, y la última tuvo lugar en Urantia hace mil novecientos años. Ahora procederé a exponer la naturaleza y el carácter de estas donaciones de una manera tan plena como me lo permita mi cometido.
119:1.1 (1309.2) Se produjo un acontecimiento solemne en Salvington cuando, hace casi mil millones de años, la asamblea de directores y de jefes del universo de Nebadon escuchó a Miguel anunciar que su hermano mayor, Emmanuel, asumiría pronto la autoridad de Nebadon mientras que él (Miguel) se ausentaría para llevar a cabo una misión no explicada. No se hizo ninguna otra declaración acerca de esta operación, salvo que en la transmisión de despedida a los Padres de la Constelación, se decía entre otras instrucciones: «Y durante este período os pongo al cargo y cuidado de Emmanuel, mientras voy a hacer lo que me pide mi Padre Paradisiaco».
119:1.2 (1309.3) Después de enviar esta transmisión de despedida, Miguel apareció en el campo de partida de Salvington exactamente igual que en muchas ocasiones anteriores cuando se había preparado para partir hacia Uversa o el Paraíso, excepto que esta vez venía solo. Terminó su declaración de partida con estas palabras: «Sólo os dejo durante un corto período de tiempo. Sé que muchos de vosotros querrían venir conmigo, pero allá donde voy no podéis venir. Esto que estoy a punto de hacer no podéis hacerlo. Voy a hacer la voluntad de las Deidades del Paraíso, y cuando haya terminado mi misión y haya adquirido esta experiencia, volveré a ocupar mi lugar entre vosotros». Después de hablar así, Miguel de Nebadon desapareció de la vista de todos aquellos que estaban reunidos y no volvió a aparecer durante veinte años del tiempo oficial. En todo Salvington, sólo la Ministra Divina y Emmanuel sabían lo que estaba sucediendo, y el Unión de los Días sólo compartió su secreto con Gabriel, el jefe ejecutivo del universo, la Radiante Estrella Matutina.
119:1.3 (1309.4) Todos los habitantes de Salvington y aquellos que residían en los mundos sede de las constelaciones y de los sistemas se reunieron alrededor de sus respectivas estaciones receptoras de la información universal, esperando recibir alguna noticia sobre la misión y el paradero del Hijo Creador. No se recibió ningún mensaje de posible importancia hasta el tercer día después de la partida de Miguel. Ese día se registró en Salvington, procedente de la esfera Melquisedek, la sede de esta orden en Nebadon, una comunicación que describía simplemente esta operación extraordinaria que nunca se había oído anteriormente: «Hoy al mediodía ha aparecido en el campo de recepción de este mundo un extraño Hijo Melquisedek, que no es de los nuestros, pero que se parece enteramente a los de nuestra orden. Venía acompañado de un omniafín solitario que traía las credenciales de Uversa y que presentó unas instrucciones dirigidas a nuestro jefe, procedentes de los Ancianos de los Días y con el acuerdo de Emmanuel de Salvington, ordenando que este nuevo Hijo Melquisedek sea recibido en nuestra orden y destinado al servicio de urgencia de los Melquisedeks de Nebadon. Así hemos ordenado que se haga, y así se ha hecho».
119:1.4 (1310.1) Esto es casi todo lo que aparece en los archivos de Salvington con respecto a la primera donación de Miguel. No aparece nada más hasta cien años después, según el tiempo de Urantia, cuando se registró el hecho de que Miguel regresó y volvió a asumir, sin anunciarlo, la dirección de los asuntos del universo. Pero se puede encontrar una extraña inscripción en el mundo Melquisedek, un relato del servicio de este Hijo Melquisedek excepcional del cuerpo de urgencia de aquella época. Este informe se conserva en un sencillo templo que ocupa actualmente el primer término del hogar del Padre Melquisedek, y contiene la narración del servicio de este Hijo Melquisedek transitorio en relación con su tarea en veinticuatro misiones de urgencia en el universo. Este informe, que he vuelto a examinar tan recientemente, termina así:
119:1.5 (1310.2) «A mediodía de hoy, sin previo anuncio y observado solamente por tres miembros de nuestra fraternidad, este Hijo visitante de nuestra orden ha desaparecido de nuestro mundo tal como había llegado, acompañado solamente por un omniafín solitario; este informe se cierra ahora con la certificación de que este visitante ha vivido como un Melquisedek, ha trabajado como un Melquisedek en la similitud de un Melquisedek, y ha cumplido fielmente todas sus misiones como Hijo de urgencia de nuestra orden. Por consentimiento universal se ha convertido en el jefe de los Melquisedeks, habiéndose ganado nuestro amor y nuestra adoración con su sabiduría incomparable, su amor supremo y su magnífica devoción al deber. Él nos ha amado, nos ha comprendido y ha servido con nosotros, y seremos para siempre sus fieles y leales compañeros Melquisedeks, pues este desconocido en nuestro mundo se ha vuelto ahora, y para la eternidad, un ministro universal de naturaleza Melquisedek».
119:1.6 (1310.3) Esto es todo lo que se me permite deciros sobre la primera donación de Miguel. Comprendemos plenamente, por supuesto, que este extraño Melquisedek que sirvió tan misteriosamente con los Melquisedeks hace mil millones de años, no era otro que Miguel, encarnado durante la misión de su primera donación. Los archivos no afirman específicamente que este Melquisedek excepcional y eficaz fuera Miguel, pero se cree universalmente que lo era. Es probable que la afirmación concreta de este hecho no se pueda encontrar fuera de los archivos de Sonarington, y los registros de este mundo secreto no están abiertos para nosotros. Los misterios de la encarnación y de la donación sólo se conocen plenamente en este mundo sagrado de los Hijos divinos. Todos conocemos los hechos de las donaciones de Miguel, pero no comprendemos cómo se realizan. No sabemos de qué forma el gobernante de un universo, el creador de los Melquisedeks, puede convertirse de manera tan repentina y misteriosa en uno de ellos y, como uno de ellos, vivir en medio de ellos y trabajar como un Hijo Melquisedek durante cien años. Pero esto es lo que ocurrió.
119:2.1 (1310.4) Durante cerca de ciento cincuenta millones de años después de la donación de Miguel como Melquisedek, todo fue bien en el universo de Nebadon hasta que empezaron a surgir dificultades en el sistema 11 de la constelación 37. Este conflicto consistía en un malentendido por parte de un Hijo Lanonandek, un Soberano Sistémico; el conflicto había sido juzgado por los Padres de la Constelación y su fallo había sido aprobado por el Fiel de los Días, el consejero del Paraíso en aquella constelación, pero el Soberano Sistémico que protestaba no estaba plenamente conforme con el veredicto. Después de más de cien años de descontento, condujo a sus asociados a una de las rebeliones más extendidas y desastrosas, en contra de la soberanía del Hijo Creador, que jamás se haya fomentado en el universo de Nebadon, una rebelión que fue juzgada y terminó hace mucho tiempo gracias a la actuación de los Ancianos de los Días de Uversa.
119:2.2 (1311.1) Lutentia, el Soberano Sistémico rebelde, reinó de manera suprema en el planeta donde tenía su sede durante más de veinte años del tiempo oficial de Nebadon, después de lo cual, los Altísimos, con la aprobación de Uversa, ordenaron su aislamiento y solicitaron a los gobernantes de Salvington que designaran a un nuevo Soberano Sistémico para que asumiera la dirección de este sistema de mundos habitados confuso y desgarrado por los conflictos.
119:2.3 (1311.2) Al mismo tiempo que se recibía esta petición en Salvington, Miguel anunció la segunda de aquellas extraordinarias proclamaciones de intención de ausentarse de la sede del universo con el fin de «hacer el mandato de mi Padre Paradisiaco», prometiendo «regresar en el momento adecuado», y concentrando toda la autoridad en las manos de Emmanuel, su hermano del Paraíso, el Unión de los Días.
119:2.4 (1311.3) Luego, empleando la misma técnica que se observó en el momento de su partida para la donación como Melquisedek, Miguel se despidió de nuevo de la esfera de su sede central. Tres días después de esta despedida inexplicada, un nuevo miembro desconocido apareció en el cuerpo de reserva de los Hijos Lanonandeks primarios de Nebadon. Este nuevo Hijo apareció al mediodía, sin anunciarse y acompañado de un terciafín solitario que llevaba las credenciales de los Ancianos de los Días de Uversa, certificadas por Emmanuel de Salvington, ordenando que este nuevo Hijo fuera destinado al sistema 11 de la constelación 37 como sucesor del depuesto Lutentia, y con plena autoridad como Soberano en funciones del Sistema hasta que se nombrara un nuevo soberano.
119:2.5 (1311.4) Durante más de diecisiete años del tiempo universal, este gobernante provisional extraño y desconocido administró los asuntos y juzgó sabiamente las dificultades de este sistema local confuso y desmoralizado. Ningún Soberano Sistémico fue nunca más ardientemente amado u honrado y respetado de manera más generalizada. Este nuevo gobernante puso en orden con justicia y misericordia el turbulento sistema, mientras servía cuidadosamente a todos sus súbditos, ofreciéndole incluso a su predecesor rebelde el privilegio de compartir el trono de autoridad del sistema con que sólo presentara sus excusas a Emmanuel por sus imprudencias. Pero Lutentia despreció estos ofrecimientos de misericordia, sabiendo muy bien que este nuevo y extraño Soberano del Sistema no era otro que Miguel, el dirigente universal mismo a quien tan recientemente había desafiado. Pero millones de seguidores suyos descaminados y engañados aceptaron el perdón de este nuevo gobernante, conocido en aquella época como el Soberano Salvador del sistema de Palonia.
119:2.6 (1311.5) Luego llegó el día memorable en que se presentó el Soberano Sistémico recién nombrado, designado por las autoridades universales como sucesor permanente del depuesto Lutentia, y toda Palonia lamentó la partida del gobernante sistémico más noble y más benigno que Nebadon hubiera conocido jamás. Era amado por todo el sistema y adorado por sus compañeros de todos los grupos de Hijos Lanonandeks. Su partida no tuvo lugar sin ceremonias; se organizó una gran celebración cuando dejó la sede central del sistema. Incluso su predecesor equivocado le envió este mensaje: «Eres justo y recto en todas tus acciones. Aunque continúo rechazando el gobierno del Paraíso, me veo obligado a confesar que eres un administrador justo y misericordioso».
119:2.7 (1312.1) Entonces, este gobernante provisional del sistema rebelde se despidió del planeta de su breve estancia administrativa, y al tercer día después de esto, Miguel apareció en Salvington y asumió de nuevo la dirección del universo de Nebadon. Poco después se produjo la tercera proclamación de Uversa sobre la extensión jurisdiccional de la soberanía y de la autoridad de Miguel. La primera proclamación tuvo lugar en el momento de su llegada a Nebadon, la segunda se había emitido poco después de concluir su donación como Melquisedek, y ahora seguía la tercera al terminar la segunda misión, o misión Lanonandek.
119:3.1 (1312.2) El consejo supremo de Salvington acababa de estudiar la petición de los Portadores de Vida del planeta 217 del sistema 87 de la constelación 61 para que se enviara en su ayuda a un Hijo Material. Ahora bien, este planeta estaba situado en un sistema de mundos habitados donde otro Soberano Sistémico se había descarriado, la segunda rebelión de este tipo en todo Nebadon hasta aquel momento.
119:3.2 (1312.3) La respuesta a la solicitud de los Portadores de Vida de este planeta fue aplazada, a petición de Miguel, hasta que Emmanuel la estudiara y presentara su informe. Se trataba de un procedimiento irregular, y recuerdo muy bien que todos nos esperábamos algo fuera de lo normal, y no tuvimos que permanecer mucho tiempo en la incertidumbre. Miguel procedió a poner la dirección del universo en manos de Emmanuel, mientras que confió el mando de las fuerzas celestiales a Gabriel; una vez que traspasó así sus responsabilidades administrativas, se despidió del Espíritu Madre del Universo y desapareció del campo de partida de Salvington exactamente tal como lo había hecho en las dos ocasiones anteriores.
119:3.3 (1312.4) Como se podía esperar, un Hijo Material desconocido apareció tres días después, sin haberse anunciado, en el mundo central del sistema 87 de la constelación 61, acompañado de un seconafín solitario, acreditado por los Ancianos de los Días de Uversa y certificado por Emmanuel de Salvington. El Soberano en funciones del Sistema nombró inmediatamente a este nuevo y misterioso Hijo Material como Príncipe Planetario en ejercicio del mundo 217, y los Altísimos de la constelación 61 confirmaron enseguida esta designación.
119:3.4 (1312.5) Este Hijo Material excepcional empezó así su difícil carrera en un mundo en secesión, en rebelión y en cuarentena, situado en un sistema aislado sin ninguna comunicación directa con el universo exterior, y allí trabajó solo durante una generación entera del tiempo planetario. Este Hijo Material de urgencia consiguió el arrepentimiento y la recuperación del Príncipe Planetario rebelde y de todo su estado mayor, y presenció el restablecimiento del planeta al servicio leal del gobierno del Paraíso tal como éste está establecido en los universos locales. Un Hijo y una Hija Materiales llegaron a su debido tiempo a este mundo rejuvenecido y redimido, y después de haber sido debidamente instalados como gobernantes planetarios visibles, el Príncipe Planetario provisional o de urgencia se despidió oficialmente y desapareció un día al mediodía. Tres días después, Miguel apareció en su lugar acostumbrado en Salvington, y las transmisiones del superuniverso difundieron muy pronto la cuarta proclamación de los Ancianos de los Días, anunciando el nuevo avance de la soberanía de Miguel en Nebadon.
119:3.5 (1312.6) Lamento no tener permiso para narrar la paciencia, la fortaleza y la habilidad con que este Hijo Material hizo frente a las difíciles situaciones de este confuso planeta. La recuperación de este mundo aislado es uno de los capítulos más hermosos y conmovedores en los anales de la salvación de todo Nebadon. Hacia el final de esta misión, para todo Nebadon se había vuelto evidente por qué su amado gobernante escogía embarcarse en estas repetidas donaciones en la similitud de alguna orden subordinada de seres inteligentes.
119:3.6 (1313.1) Las donaciones de Miguel primero como Hijo Melquisedek, luego como Hijo Lanonandek y después como Hijo Material, son todas igualmente misteriosas y se encuentran más allá de toda explicación. En cada caso apareció repentinamente y como un individuo plenamente desarrollado del grupo de la donación. El misterio de estas encarnaciones no será nunca conocido, salvo por aquellos que tienen acceso al círculo interior de los archivos de la esfera sagrada de Sonarington.
119:3.7 (1313.2) Desde esta maravillosa donación como Príncipe Planetario de un mundo aislado y en rebelión, ninguno de los Hijos o Hijas Materiales de Nebadon ha caído nunca en la tentación de quejarse de sus tareas o de criticar las dificultades de sus misiones planetarias. Los Hijos Materiales saben para siempre que en el Hijo Creador del universo tienen a un soberano comprensivo y a un amigo compasivo, a alguien que ha «sido probado y comprobado en todos los aspectos», tal como ellos han de ser también probados y comprobados.
119:3.8 (1313.3) A cada una de estas misiones le siguió una era de servicio y de lealtad crecientes por parte de todas las inteligencias celestiales de origen universal, mientras que cada era donadora sucesiva estuvo caracterizada por un progreso y una mejora en todos los métodos de la administración universal y en todas las técnicas de gobierno. Desde esta donación, ningún Hijo o Hija Material se ha unido nunca deliberadamente a una rebelión en contra de Miguel; lo aman y lo honran con demasiada devoción como para rechazarlo nunca conscientemente. Los Adanes de los tiempos recientes sólo se han desviado debido a los engaños y sofismas de personalidades rebeldes de tipo más elevado.
119:4.1 (1313.4) Al final de uno de los periódicos llamamientos nominales milenarios de Uversa, Miguel procedió a poner el gobierno de Nebadon en las manos de Emmanuel y Gabriel y, por supuesto, al recordar lo que había sucedido en tiempos pasados después de una acción como ésta, todos nos preparamos para presenciar la desaparición de Miguel a fin de emprender su cuarta misión de donación; y no tuvimos que esperar mucho tiempo, ya que pronto se dirigió al campo de partida de Salvington y lo perdimos de vista.
119:4.2 (1313.5) Al tercer día después de esta desaparición donadora, observamos esta noticia significativa, en las transmisiones universales hacia Uversa, procedente de la sede seráfica de Nebadon: «Informamos de la llegada no anunciada de un serafín desconocido, acompañado de un supernafín solitario y de Gabriel de Salvington. Este serafín no registrado satisface los requisitos de la orden de Nebadon y trae las credenciales de los Ancianos de los Días de Uversa, certificadas por Emmanuel de Salvington. Este serafín demuestra pertenecer a la orden suprema de ángeles de un universo local, y ya ha sido destinado al cuerpo de consejeros docentes».
119:4.3 (1313.6) Miguel estuvo ausente de Salvington para esta donación seráfica durante un período de más de cuarenta años del tiempo oficial del universo. Durante este tiempo estuvo vinculado como consejero seráfico docente, lo que podríais denominar un secretario particular, a veintiséis instructores superiores diferentes que ejercían su actividad en veintidós mundos distintos. Su tarea última o final fue como consejero y asistente destinado en una misión donadora de un Hijo Instructor Trinitario en el mundo 462 del sistema 84 de la constelación 3 del universo de Nebadon.
119:4.4 (1314.1) Durante los siete años de esta misión, este Hijo Instructor Trinitario nunca estuvo plenamente persuadido de la identidad de su asociado seráfico. Es verdad que durante aquel período todos los serafines fueron considerados con un interés y una minuciosidad particulares. Todos sabíamos muy bien que nuestro amado Soberano estaba fuera en el universo bajo la apariencia de un serafín, pero nunca pudimos estar seguros de su identidad. Nunca fue identificado totalmente hasta el momento de ser destinado a la misión donadora de este Hijo Instructor Trinitario. Pero a lo largo de este período, los serafines supremos siempre fueron tratados con una solicitud especial, por temor a que cualquiera de nosotros pudiera descubrir que había sido, sin saberlo, el anfitrión del Soberano del universo en misión de donación bajo la forma de una criatura. Así pues, en lo que se refiere a los ángeles, se ha vuelto eternamente cierto que su Creador y Gobernante ha sido «probado y comprobado, en todos los aspectos, en la similitud de una personalidad seráfica».
119:4.5 (1314.2) A medida que estas donaciones sucesivas compartían de manera creciente la naturaleza de las formas más humildes de la vida universal, Gabriel se convirtió cada vez más en un asociado de estas aventuras de encarnación, actuando como enlace universal entre Miguel, que se estaba donando, y Emmanuel, el gobernante en funciones del universo.
119:4.6 (1314.3) Miguel ha pasado ahora por la experiencia donadora de tres órdenes de Hijos universales creados por él: los Melquisedeks, los Lanonandeks y los Hijos Materiales. Luego condesciende a personalizarse en la similitud de la vida angélica como un serafín supremo, antes de dirigir su atención hacia las diversas fases de la carrera ascendente de las formas más humildes de criaturas volitivas: los mortales evolutivos del tiempo y del espacio.
119:5.1 (1314.4) Hace poco más de trescientos millones de años, tal como el tiempo se calcula en Urantia, fuimos testigos de otra de aquellas transmisiones de autoridad universal a Emmanuel y observamos que Miguel se preparó para partir. Esta vez fue diferente a las anteriores, en el sentido de que anunció que su destino sería Uversa, la sede central del superuniverso de Orvonton. Nuestro Soberano partió a su debido tiempo, pero las transmisiones del superuniverso no mencionaron nunca la llegada de Miguel a las cortes de los Ancianos de los Días. Poco después de su partida de Salvington, en las transmisiones de Uversa apareció esta declaración significativa: «Hoy ha llegado un peregrino ascendente de origen mortal, sin anunciarse y sin número, procedente del universo de Nebadon, certificado por Emmanuel de Salvington y acompañado por Gabriel de Nebadon. Este ser no identificado presenta el estado de un verdadero espíritu y ha sido recibido en nuestra comunidad».
119:5.2 (1314.5) Si hoy pudierais visitar Uversa, escucharíais el relato de los tiempos en que Eventod residió allí, pues a este peregrino especial y desconocido del tiempo y del espacio se le conoce en Uversa por este nombre. Este mortal ascendente, o al menos esta magnífica personalidad exactamente semejante a los mortales ascendentes de la fase espiritual, vivió y ejerció su actividad en Uversa durante un período de once años del tiempo oficial de Orvonton. Este ser recibió las misiones y cumplió los deberes de un mortal espiritual de la misma manera que sus compañeros procedentes de los diversos universos locales de Orvonton. «Fue probado y comprobado en todos los aspectos, al igual que sus compañeros», y en todas las ocasiones se mostró digno de la confianza y de la fe de sus superiores, al mismo tiempo que inspiró infaliblemente el respeto y la admiración leal de sus compañeros espirituales.
119:5.3 (1315.1) En Salvington seguimos la carrera de este peregrino espiritual con un gran interés, sabiendo muy bien, por la presencia de Gabriel, que este espíritu peregrino modesto y sin número no era otro que el gobernante, en misión de donación, de nuestro universo local. Esta primera aparición de Miguel, encarnado en el papel de una fase de la evolución mortal, fue un acontecimiento que emocionó y cautivó a todo Nebadon. Habíamos oído hablar de estas cosas, pero ahora las contemplábamos. Miguel apareció en Uversa como un mortal espiritual plenamente desarrollado y perfectamente entrenado, y continuó su carrera como tal hasta el momento en que un grupo de mortales ascendentes avanzó hacia Havona; después de lo cual, mantuvo una conversación con los Ancianos de los Días y se despidió inmediatamente de Uversa, en compañía de Gabriel, de manera repentina y sin ceremonias, apareciendo poco después en su lugar acostumbrado en Salvington.
119:5.4 (1315.2) Hasta que no terminó esta donación, no caímos finalmente en la cuenta de que Miguel iba probablemente a encarnarse en la similitud de sus diversas órdenes de personalidades del universo, desde los Melquisedeks más elevados, bajando en la escala hasta los mortales de carne y hueso de los mundos evolutivos del tiempo y del espacio. Hacia esta época, las escuelas de los Melquisedeks empezaron a enseñar la probabilidad de que Miguel se encarnaría algún día como un mortal en la carne, y se hicieron muchas especulaciones sobre la posible técnica de una donación tan inexplicable. El hecho de que Miguel hubiera representado en persona el papel de un mortal ascendente confirió un nuevo interés adicional a todo el programa del progreso de las criaturas a través del universo local y del superuniverso.
119:5.5 (1315.3) Sin embargo, la técnica de estas donaciones sucesivas continuaba siendo un misterio. Gabriel mismo confiesa que no comprende el método por el cual este Hijo Paradisiaco y Creador del universo puede, a voluntad, asumir la personalidad y vivir la vida de una de sus propias criaturas subordinadas.
119:6.1 (1315.4) Ahora que todo Salvington estaba familiarizado con los preparativos de una donación inminente, Miguel convocó a los residentes de su planeta sede y, por primera vez, reveló el resto de su plan de encarnación, anunciando que pronto iba a dejar Salvington con el fin de asumir la carrera de un mortal morontial en las cortes de los Altísimos Padres en el planeta sede de la quinta constelación. Y entonces escuchamos por primera vez el anuncio de que su séptima y última donación se llevaría a cabo en la similitud de la carne mortal en algún mundo evolutivo.
119:6.2 (1315.5) Antes de salir de Salvington para su sexta donación, Miguel dirigió la palabra a los habitantes reunidos de la esfera y partió a la vista de todos, acompañado de un serafín solitario y de la Radiante Estrella Matutina de Nebadon. Aunque la dirección del universo se había confiado de nuevo a Emmanuel, las responsabilidades administrativas habían sido distribuidas más ampliamente.
119:6.3 (1315.6) Miguel apareció en la sede de la quinta constelación como un mortal morontial de estado ascendente, plenamente desarrollado. Lamento que me esté prohibido revelar los detalles de esta carrera de un mortal morontial sin numerar, pues se trata de una de las épocas más extraordinarias y asombrosas de la experiencia donadora de Miguel, sin exceptuar siquiera su estancia dramática y trágica en Urantia. Pero entre las numerosas restricciones que se me impusieron al aceptar esta misión, se encuentra una que me prohíbe intentar revelar los detalles de esta maravillosa carrera de Miguel como mortal morontial de Endantun.
119:6.4 (1316.1) Cuando Miguel regresó de esta donación morontial, fue evidente para todos nosotros que nuestro Creador se había vuelto uno de nuestros semejantes, que el Soberano del Universo era también el amigo y el ayudante compasivo incluso de las formas de inteligencias creadas más humildes de sus reinos. La adquisición progresiva del punto de vista de las criaturas, el cual se reflejaba en la administración del universo, ya la habíamos notado antes de esto, pues había ido apareciendo gradualmente, pero se hizo más evidente después de terminar su donación como mortal morontial, y mucho más aún después de regresar de su carrera como hijo del carpintero en Urantia.
119:6.5 (1316.2) Gabriel nos había informado de antemano sobre el momento en que Miguel sería liberado de su donación morontial, y preparamos en consecuencia una recepción adecuada en Salvington. Se reunieron millones y millones de seres procedentes de los mundos sede de las constelaciones de Nebadon, y la mayoría de los residentes de los mundos adyacentes a Salvington se reunieron para darle la bienvenida a su regreso al gobierno del universo. En respuesta a nuestros numerosos discursos de bienvenida y expresiones de apreciación hacia un Soberano tan sumamente interesado en sus criaturas, Miguel se limitó a contestar: «Simplemente me he ocupado de los asuntos de mi Padre. Sólo hago lo que complace a los Hijos Paradisiacos que aman y desean ardientemente comprender a sus criaturas».
119:6.6 (1316.3) Pero desde aquel día hasta el momento en que Miguel emprendió su aventura como Hijo del Hombre en Urantia, todo Nebadon continuó hablando de las numerosas proezas de su Gobernante Soberano cuando éste ejercía su actividad en Endantun, donándose a través de la encarnación de un mortal morontial en proceso de ascensión evolutiva, y siendo probado en todos los aspectos como sus compañeros allí reunidos procedentes de los mundos materiales de toda la constelación donde residía.
119:7.1 (1316.4) Durante decenas de miles de años, todos esperamos con ansia la séptima y última donación de Miguel. Gabriel nos había informado que esta donación final se llevaría a cabo en la similitud de la carne mortal, pero ignorábamos por completo el momento, el lugar y la manera de esta aventura culminante.
119:7.2 (1316.5) El anuncio público de que Miguel había escogido Urantia como teatro para su donación final se efectuó poco después de que nos enteráramos de la falta de Adán y Eva. Y así, durante más de treinta y cinco mil años, vuestro mundo ocupó un lugar muy notable en los consejos de todo el universo. Ninguna etapa de la donación en Urantia (aparte del misterio de la encarnación) se mantuvo en secreto. Desde el principio hasta el fin, incluido el regreso triunfante y final de Miguel a Salvington como Soberano supremo del Universo, todo lo que sucedió en vuestro pequeño, pero sumamente honrado mundo, recibió la más completa publicidad universal.
119:7.3 (1316.6) Nunca supimos, hasta el momento mismo del acontecimiento, que Miguel aparecería en la Tierra como un niño indefenso del reino, aunque creíamos que éste sería el método. Hasta ese momento siempre había aparecido como un individuo plenamente desarrollado del grupo de personalidades escogido para la donación; por eso la transmisión enviada desde Salvington informando que el bebé de Belén había nacido en Urantia fue una noticia emocionante.
119:7.4 (1316.7) Entonces no solamente nos dimos cuenta de que nuestro Creador y amigo estaba dando el paso más precario de toda su carrera, arriesgando aparentemente su posición y su autoridad en esta donación como niño indefenso, sino que comprendimos también que su experiencia en esta donación final como mortal lo colocaría eternamente en el trono como soberano indiscutible y supremo del universo de Nebadon. Durante un tercio de siglo del tiempo terrestre, todas las miradas de todas las partes de este universo local estuvieron clavadas en Urantia. Todas las inteligencias se dieron cuenta de que la última donación estaba en curso, y como conocíamos desde hacía mucho tiempo la rebelión de Lucifer en Satania y el descontento de Caligastia en Urantia, comprendimos muy bien la intensidad de la lucha que se originaría cuando nuestro gobernante condescendiera a encarnarse en Urantia en la humilde forma y en la similitud de la carne mortal.
119:7.5 (1317.1) Josué ben José, el bebé judío, fue concebido y nació en el mundo exactamente igual que todos los demás bebés antes y después que él, salvo que este bebé en particular era la encarnación de Miguel de Nebadon, un Hijo divino Paradisiaco y el creador de todo este universo local de cosas y de seres. Este misterio de la encarnación de la Deidad en la forma humana de Jesús, por lo demás de origen natural en el mundo, permanecerá para siempre sin resolverse. Nunca conoceréis, ni siquiera en la eternidad, la técnica y el método de la encarnación del Creador en la forma y la similitud de sus criaturas. Es el secreto de Sonarington, y estos misterios son propiedad exclusiva de los Hijos divinos que han pasado por la experiencia de la donación.
119:7.6 (1317.2) Algunos hombres sabios de la Tierra conocían la llegada inminente de Miguel. Mediante los contactos entre mundos, estos hombres sabios con perspicacia espiritual se enteraron de la próxima donación de Miguel en Urantia. Y los serafines lo anunciaron, a través de las criaturas intermedias, a un grupo de sacerdotes caldeos cuyo dirigente era Ardnón. Estos hombres de Dios visitaron al niño recién nacido. El único acontecimiento sobrenatural relacionado con el nacimiento de Jesús fue este anuncio a Ardnón y a sus compañeros por parte de los serafines que habían estado vinculados anteriormente a Adán y Eva en el primer jardín.
119:7.7 (1317.3) Los padres humanos de Jesús eran unas personas de tipo medio de su época y generación, y este Hijo encarnado de Dios nació así de una mujer y fue criado de la misma manera que los niños de aquella raza y de aquel tiempo.
119:7.8 (1317.4) La historia de la estancia de Miguel en Urantia, el relato de la donación humana del Hijo Creador en vuestro mundo, es un asunto que sobrepasa la incumbencia y la finalidad de esta narración.
119:8.1 (1317.5) Después de la donación final y con éxito de Miguel en Urantia, no solamente fue aceptado por los Ancianos de los Días como gobernante soberano de Nebadon, sino que también fue reconocido por el Padre Universal como director establecido del universo local creado por él mismo. A su regreso a Salvington, este Miguel, Hijo del Hombre e Hijo de Dios, fue proclamado gobernante establecido de Nebadon. La octava proclamación de la soberanía de Miguel se recibió desde Uversa, mientras que desde el Paraíso llegó la declaración conjunta del Padre Universal y del Hijo Eterno constituyendo a esta unión de Dios y del hombre como jefe exclusivo del universo, y ordenando al Unión de los Días destinado en Salvington que indicara su intención de retirarse al Paraíso. Los Fieles de los Días de las sedes de las constelaciones también recibieron la orden de retirarse de los consejos de los Altísimos. Pero Miguel no quiso consentir la renuncia de los Hijos Trinitarios como consejeros y cooperadores. Los reunió en Salvington y les rogó personalmente que permanecieran de servicio para siempre en Nebadon. Éstos indicaron a sus directores en el Paraíso el deseo de obedecer esta petición, y poco después se promulgaron los mandatos que separaban del Paraíso y destinaban para siempre a estos Hijos del universo central a la corte de Miguel de Nebadon.
119:8.2 (1318.1) Se necesitaron casi mil millones de años del tiempo de Urantia para terminar la carrera donadora de Miguel y llevar a cabo el establecimiento definitivo de su autoridad suprema en el universo que él mismo había creado. Miguel nació como creador, fue educado como administrador, formado como dirigente, pero se le exigió que ganara su soberanía por experiencia. Vuestro pequeño mundo ha sido así conocido en todo Nebadon como el lugar donde Miguel terminó la experiencia que se le exige a todo Hijo Creador Paradisiaco antes de concedérsele la dirección y el control ilimitados sobre el universo creado por él mismo. A medida que ascendáis en el universo local, aprenderéis más cosas sobre los ideales de las personalidades implicadas en las donaciones anteriores de Miguel.
119:8.3 (1318.2) Al concluir sus donaciones como criatura, Miguel no sólo establecía su propia soberanía, sino que también acrecentaba la soberanía evolutiva de Dios Supremo. En el transcurso de estas donaciones, el Hijo Creador no solamente se dedicó a una exploración descendente de las diversas naturalezas de la personalidad de las criaturas, sino que también consiguió revelar las voluntades variadamente diversificadas de las Deidades del Paraíso, cuya unidad sintética, tal como la revelan los Creadores Supremos, pone de manifiesto la voluntad del Ser Supremo.
119:8.4 (1318.3) Estos diversos aspectos volitivos de las Deidades están eternamente personalizados en las diferentes naturalezas de los Siete Espíritus Maestros, y cada una de las donaciones de Miguel reveló de manera particular una de estas manifestaciones de la divinidad. En su donación como Melquisedek manifestó la voluntad unida del Padre, el Hijo y el Espíritu; en su donación como Lanonandek, la voluntad del Padre y del Hijo; en la donación adámica reveló la voluntad del Padre y del Espíritu; en la donación seráfica, la voluntad del Hijo y del Espíritu; en la donación como mortal en Uversa describió la voluntad del Actor Conjunto; en la donación como mortal morontial, la voluntad del Hijo Eterno; y en la donación material en Urantia vivió la voluntad del Padre Universal, incluso como un mortal de carne y hueso.
119:8.5 (1318.4) La finalización de estas siete donaciones condujo a la liberación de la soberanía suprema de Miguel y también a crear la posibilidad de la soberanía del Supremo en Nebadon. Miguel no reveló a Dios Supremo en ninguna de sus donaciones, pero la suma total de las siete donaciones es una nueva revelación del Ser Supremo en Nebadon.
119:8.6 (1318.5) En la experiencia de descender desde Dios hasta el hombre, Miguel experimentó al mismo tiempo la ascensión desde la posibilidad de manifestarse parcialmente hasta la supremacía de la acción finita y la liberación final de su potencial para actuar de manera absonita. Miguel, el Hijo Creador, es un creador espacio-temporal, pero Miguel, el Hijo Maestro séptuple, es un miembro de uno de los cuerpos divinos que componen la Trinidad Última.
119:8.7 (1318.6) Al pasar por la experiencia de revelar las voluntades de los Siete Espíritus Maestros surgidos de la Trinidad, el Hijo Creador ha pasado por la experiencia de revelar la voluntad del Supremo. Al actuar como revelador de la voluntad de la Supremacía, Miguel, junto con todos los demás Hijos Maestros, se ha identificado eternamente con el Supremo. En esta era del universo, Miguel revela al Supremo y participa en el proceso de hacer que se manifieste la soberanía de la Supremacía. Pero en la próxima era del universo, creemos que colaborará con el Ser Supremo en la primera Trinidad experiencial a favor de los universos del espacio exterior y en ellos.
119:8.8 (1319.1) Urantia es el santuario sentimental de todo Nebadon, la esfera principal entre diez millones de mundos habitados, el hogar humano de Cristo Miguel, soberano de todo Nebadon, ministro Melquisedek para los reinos, salvador de un sistema, liberador adámico, compañero seráfico, asociado de los espíritus ascendentes, progresor morontial, Hijo del Hombre en la similitud de la carne mortal y Príncipe Planetario de Urantia. Vuestras escrituras dicen la verdad cuando afirman que este mismo Jesús ha prometido regresar algún día al mundo de su donación final, al Mundo de la Cruz.
119:8.9 (1319.2) [Este documento, que describe las siete donaciones de Cristo Miguel, es el sexagésimo tercero de una serie de presentaciones, patrocinadas por numerosas personalidades, que narran la historia de Urantia hasta la época de la aparición de Miguel en la Tierra en la similitud de la carne mortal. Estos documentos fueron autorizados por una comisión de doce seres de Nebadon que actuaron bajo la dirección de Mantutia Melquisedek. Redactamos estas narraciones y las tradujimos a la lengua inglesa mediante una técnica autorizada por nuestros superiores, en el año 1935 d. de J.C. del tiempo de Urantia.]
El libro de Urantia
Cuarta Parte
Este grupo de documentos fue patrocinado por una comisión de doce intermedios de Urantia que actuaba bajo la supervisión de un Melquisedek director de la revelación.
La base de esta narración fue suministrada por un intermedio secundario que en otro tiempo estuvo asignado a la custodia superhumana del Apóstol Andrés.
El libro de Urantia
Documento 120
120:0.1 (1323.1) DESIGNADO por Gabriel para supervisar la nueva exposición de la vida de Miguel cuando estuvo en Urantia en la similitud de la carne mortal, yo, el Melquisedek director de la comisión reveladora encargada de esta tarea, estoy autorizado a presentar esta narración sobre ciertos acontecimientos que precedieron de inmediato la llegada del Hijo Creador a Urantia para emprender la fase final de su experiencia de donación en el universo. Vivir esas vidas idénticas que él impone a los seres inteligentes de su propia creación, donarse así en la similitud de sus diversas órdenes de seres creados, es una parte del precio que cada Hijo Creador debe pagar para conseguir la soberanía completa y suprema sobre el universo de cosas y de seres creado por él.
120:0.2 (1323.2) Antes de los acontecimientos que estoy a punto de describir, Miguel de Nebadon se había donado seis veces en la similitud de seis órdenes diferentes de su variada creación de seres inteligentes. Luego se preparó para descender a Urantia en la similitud de los mortales, la orden más humilde de sus criaturas volitivas inteligentes y, como tal humano del reino material, ejecutar el acto final del drama consistente en conseguir la soberanía sobre su universo de acuerdo con los mandatos de los divinos Gobernantes Paradisiacos del universo de universos.
120:0.3 (1323.3) En el transcurso de cada una de las donaciones anteriores, Miguel no sólo había adquirido la experiencia finita de un grupo de sus seres creados, sino que también había adquirido una experiencia esencial de cooperación con el Paraíso que, en sí misma y por sí misma, contribuiría además a establecerlo como soberano del universo creado por él. En cualquier momento durante todas las épocas pasadas del universo local, Miguel podía haber afirmado su soberanía personal como Hijo Creador, y, como Hijo Creador, podía haber gobernado su universo de la manera que hubiera escogido. En ese caso, Emmanuel y los Hijos Paradisiacos asociados se habrían marchado del universo. Pero Miguel no deseaba gobernar Nebadon simplemente por su propio derecho aislado, como Hijo Creador. Deseaba ascender, mediante una experiencia efectiva de subordinación cooperativa a la Trinidad del Paraíso, hasta esa elevada posición en el estatus universal en la que estaría cualificado para gobernar su universo y administrar sus asuntos con esa perfección de perspicacia y esa sabiduría de ejecución que algún día caracterizarán al gobierno sublime del Ser Supremo. No aspiraba a la perfección de gobierno como Hijo Creador, sino a la supremacía administrativa como personificación de la sabiduría universal y de la experiencia divina del Ser Supremo.
120:0.4 (1324.1) Miguel tenía, por tanto, una doble finalidad al efectuar estas siete donaciones a las diversas órdenes de criaturas de su universo: en primer lugar, completaba la experiencia obligatoria de comprender a las criaturas, que se exige a todos los Hijos Creadores antes de que asuman la soberanía completa. En cualquier momento, un Hijo Creador puede gobernar su universo por su propio derecho, pero sólo puede gobernar como representante supremo de la Trinidad del Paraíso después de pasar por las siete donaciones a las criaturas de su universo. En segundo lugar, aspiraba al privilegio de representar la máxima autoridad de la Trinidad del Paraíso que se puede ejercer en la administración directa y personal de un universo local. En consecuencia, durante la experiencia de cada una de sus donaciones en el universo, Miguel se subordinó voluntariamente, de manera satisfactoria y aceptable, a las voluntades combinadas de las diversas asociaciones de las personas de la Trinidad del Paraíso. Es decir, en la primera donación se sometió a la voluntad combinada del Padre, del Hijo y del Espíritu; en la segunda, a la voluntad del Padre y del Hijo; en la tercera, a la voluntad del Padre y del Espíritu; en la cuarta, a la voluntad del Hijo y del Espíritu; en la quinta, a la voluntad del Espíritu Infinito; en la sexta, a la voluntad del Hijo Eterno; y durante la séptima y última donación en Urantia, a la voluntad del Padre Universal.
120:0.5 (1324.2) Miguel combina pues, en su soberanía personal, la voluntad divina de las fases séptuples de los Creadores universales con la experiencia comprensiva de las criaturas de su universo local. Su administración se ha vuelto así representativa del máximo poder y autoridad, pero desprovista de toda apropiación arbitraria. Su poder es ilimitado, pues procede de una asociación experimentada con las Deidades del Paraíso; su autoridad es incuestionable, ya que fue conseguida mediante una experiencia real en la similitud de las criaturas del universo; su soberanía es suprema, puesto que expresa al mismo tiempo el punto de vista séptuple de la Deidad del Paraíso y el punto de vista de las criaturas del tiempo y del espacio.
120:0.6 (1324.3) Después de determinar el momento de su donación final y después de elegir el planeta donde tendría lugar este acontecimiento extraordinario, Miguel mantuvo con Gabriel la conferencia habitual que precede a una donación, y luego se presentó ante Emmanuel, su hermano mayor y consejero paradisiaco. Miguel entregó entonces a la custodia de Emmanuel todos los poderes de la administración del universo que no habían sido conferidos previamente a Gabriel. Y justo antes de la partida de Miguel para encarnarse en Urantia, Emmanuel aceptó la custodia del universo durante el período de la donación en Urantia, y procedió a dar los consejos para la donación que servirían de guía a Miguel durante su encarnación cuando dentro de poco creciera en Urantia como un mortal del reino.
120:0.7 (1324.4) A este respecto se debe tener en cuenta que Miguel había elegido efectuar esta donación en la similitud de la carne mortal sometido a la voluntad del Padre Paradisiaco. El Hijo Creador no necesitaba instrucciones de nadie para llevar a cabo esta encarnación si hubiera tenido el único propósito de conseguir la soberanía sobre su universo, pero había emprendido un programa de revelación del Supremo que implicaba un funcionamiento cooperativo con las diversas voluntades de las Deidades del Paraíso. Y así, cuando consiguiera final y personalmente su soberanía, englobaría realmente la voluntad séptuple de la Deidad tal como ésta culmina en el Supremo. Por ello, anteriormente había sido instruido seis veces por los representantes personales de las diversas Deidades del Paraíso y sus asociaciones; y ahora recibía las instrucciones del Unión de los Días, el embajador de la Trinidad del Paraíso en el universo local de Nebadon, que actuaba en nombre del Padre Universal.
120:0.8 (1325.1) La buena disposición con que este poderoso Hijo Creador se subordinaba voluntariamente una vez más a la voluntad de las Deidades del Paraíso, en esta ocasión a la del Padre Universal, había de producir ventajas inmediatas y enormes compensaciones. Mediante esta decisión de efectuar un acto así de subordinación asociativa, Miguel iba a experimentar en esta encarnación no solamente la naturaleza del hombre mortal, sino también la voluntad del Padre Paradisiaco de todos. Además, podía emprender esta donación única con la completa seguridad de que no solamente Emmanuel ejercería la plena autoridad del Padre Paradisiaco en la administración de su universo durante su ausencia debida a la donación en Urantia, sino también con el conocimiento reconfortante de que los Ancianos de los Días del superuniverso habían decretado que su creación estaría segura durante todo el período de la donación.
120:0.9 (1325.2) Éste era el escenario en el momento importante en que Emmanuel presentó el cometido de la séptima donación. Tengo permiso para exponer los extractos siguientes de las instrucciones de Emmanuel, antes de la donación, al gobernante del universo que después se convirtió en Jesús de Nazaret (Cristo Miguel) en Urantia:
120:1.1 (1325.3) «Mi hermano Creador, estoy a punto de presenciar tu séptima y última donación universal. Has ejecutado con gran fidelidad y perfección las seis misiones anteriores, y sólo puedo pensar que saldrás igualmente triunfante de ésta, tu donación final camino de la soberanía. Hasta ahora has aparecido en las esferas de tus donaciones como un ser plenamente desarrollado de la orden que habías escogido. Ahora estás a punto de aparecer en Urantia, el planeta desordenado y perturbado que has elegido, no como un mortal plenamente desarrollado, sino como un bebé indefenso. Esto, compañero mío, va a ser para ti una experiencia nueva y no probada. Estás a punto de pagar todo el precio de la donación y de experimentar la iluminación completa de la encarnación de un Creador en la similitud de una criatura.
120:1.2 (1325.4) «Durante cada una de tus donaciones anteriores, elegiste someterte voluntariamente a la voluntad de las tres Deidades del Paraíso y de sus interasociaciones divinas. De las siete fases de la voluntad del Supremo, has estado sometido a todas ellas en tus anteriores donaciones, salvo a la voluntad personal de tu Padre Paradisiaco. Ahora que has decidido someterte por completo a la voluntad de tu Padre durante toda tu séptima donación, yo, como representante personal de nuestro Padre, asumo la jurisdicción incondicional sobre tu universo durante el período de tu encarnación.
120:1.3 (1325.5) «Al emprender la donación en Urantia, te has despojado voluntariamente de todo apoyo extraplanetario y de toda ayuda especial que hubiera podido prestarte cualquier criatura de tu propia creación. Al igual que tus hijos creados de Nebadon dependen totalmente de ti para conducirse con seguridad durante toda su carrera universal, ahora deberás depender enteramente y sin reservas de tu Padre Paradisiaco para conducirte con seguridad a través de las vicisitudes no reveladas de tu próxima carrera como mortal. Y cuando hayas terminado esta experiencia donadora, conocerás en toda su verdad el pleno sentido y el rico significado de esa confianza por la fe cuyo dominio exiges tan invariablemente a todas tus criaturas como parte de sus relaciones íntimas contigo, como Creador y Padre de su universo local.
120:1.4 (1326.1) «Durante toda tu donación en Urantia sólo tienes que preocuparte de una sola cosa, de la comunión ininterrumpida entre tú y tu Padre Paradisiaco; la perfección de esa relación permitirá que el mundo de tu donación, e incluso todo el universo creado por ti, contemplen una revelación nueva y más comprensible de tu Padre y de mi Padre, del Padre Universal de todos. Sólo tienes que preocuparte, pues, de tu vida personal en Urantia. Yo me haré plena y eficazmente responsable de la seguridad y de la administración ininterrumpida de tu universo desde el momento en que renuncies voluntariamente a tu autoridad hasta que regreses a nosotros como Soberano del Universo, confirmado por el Paraíso, y recibas nuevamente de mis manos, no la autoridad de vicegerente que ahora me entregas, sino en lugar de ella, el poder supremo y la jurisdicción sobre tu universo.
120:1.5 (1326.2) «Y para que puedas saber con seguridad que tengo la facultad de hacer todo lo que te prometo en este momento (sabiendo muy bien que soy la garantía de todo el Paraíso para el fiel cumplimiento de mi palabra), te anuncio que acaban de comunicarme un mandato de los Ancianos de los Días de Uversa que impedirá todo peligro espiritual en Nebadon durante el período de tu donación voluntaria. Desde el momento en que abandones tu conciencia, al principio de tu encarnación como mortal, hasta que regreses a nosotros como soberano supremo e incondicional de este universo que tú mismo has creado y organizado, nada grave podrá ocurrir en todo Nebadon. Durante el ínterin de tu encarnación, poseo las instrucciones de los Ancianos de los Días que ordenan inequívocamente la destrucción instantánea y automática de cualquier ser culpable de rebelión o que se atreva a instigar una insurrección en el universo de Nebadon mientras estés ausente durante esta donación. Hermano mío, a la vista de la autoridad del Paraíso inherente a mi presencia y acrecentada por el mandato judicial de Uversa, tu universo y todas sus criaturas leales estarán a salvo durante tu donación. Puedes emprender tu misión con un solo pensamiento — ampliar la revelación de nuestro Padre a los seres inteligentes de tu universo.
120:1.6 (1326.3) «Como en cada una de tus donaciones anteriores, quisiera recordarte que recibo la jurisdicción sobre tu universo en calidad de hermano fideicomisario. Ejerzo toda la autoridad y uso todo el poder en tu nombre. Actúo como lo haría nuestro Padre Paradisiaco y de acuerdo con tu petición explícita de que actúe así en tu lugar. Así las cosas, toda esta autoridad delegada podrás ejercerla de nuevo en cualquier momento que estimes oportuno solicitar su restitución. Tu donación es totalmente voluntaria en todas sus fases. Como mortal encarnado en el mundo, estarás desprovisto de facultades celestiales, pero podrás recuperar todo el poder abandonado en cualquier momento que decidas reasumir tu autoridad universal. Si eligieras reinstalarte en tu poder y tu autoridad, recuerda que sería enteramente por razones personales, puesto que soy la garantía viviente y suprema cuya presencia y promesa aseguran la administración intacta de tu universo de acuerdo con la voluntad de tu Padre. Una rebelión como ya ha ocurrido tres veces en Nebadon no puede producirse durante tu ausencia de Salvington para esta donación. Para el período de tu donación en Urantia, los Ancianos de los Días han decretado que toda rebelión en Nebadon contendrá la semilla automática de su propia aniquilación.
120:1.7 (1326.4) «Mientras estés ausente debido a esta donación final y extraordinaria, me comprometo (con la cooperación de Gabriel) a administrar fielmente tu universo; al encomendarte que emprendas este ministerio de revelación divina y que pases por esta experiencia de comprensión perfeccionada de los humanos, actúo en nombre de mi Padre y tu Padre, y te ofrezco los consejos siguientes que deberían guiarte para vivir tu vida terrestre a medida que tomes conciencia progresivamente de la misión divina de tu estancia continuada en la carne:
120:2.1 (1327.1) «1. De acuerdo con las costumbres y en conformidad con la técnica de Sonarington — de acuerdo con los mandatos del Hijo Eterno del Paraíso — lo he previsto todo para que puedas emprender inmediatamente esta donación como mortal en armonía con los planes formulados por ti y que Gabriel me ha entregado para su custodia. Crecerás en Urantia como un hijo del planeta, completarás tu educación humana — sometido en todo momento a la voluntad de tu Padre Paradisiaco — vivirás tu vida en Urantia como lo has determinado, terminarás tu estancia planetaria y te prepararás para ascender hasta tu Padre y recibir de él la soberanía suprema sobre tu universo.
120:2.2 (1327.2) «2. Aparte de tu misión en la Tierra y de tu revelación al universo, pero inherente a las dos, te aconsejo que, una vez que seas suficientemente consciente de tu identidad divina, asumas la tarea adicional de poner fin técnicamente a la rebelión de Lucifer en el sistema de Satania, y que hagas todo esto como Hijo del Hombre. Así pues, como una criatura mortal del mundo que en su debilidad se ha hecho poderosa porque se ha sometido por la fe a la voluntad de su Padre, te sugiero que lleves a cabo con benevolencia todo lo que tantas veces te has negado a realizar arbitrariamente por la fuerza y el poder cuando disponías de estos atributos en la época en que empezó esta rebelión pecaminosa e injustificada. Yo consideraría como una digna culminación de tu donación como mortal que volvieras entre nosotros como Hijo del Hombre, Príncipe Planetario de Urantia, a la vez que como Hijo de Dios, soberano supremo de tu universo. Como hombre mortal, el tipo más inferior de criatura inteligente en Nebadon, haz frente y juzga las pretensiones blasfemas de Caligastia y de Lucifer, y en el humilde estado que habrás asumido, pon fin para siempre a las tergiversaciones vergonzosas de estos hijos de la luz caídos. Ya que has rehusado continuamente desacreditar a estos rebeldes mediante el ejercicio de tus prerrogativas como creador, sería conveniente que ahora, en la similitud de las criaturas más humildes de tu creación, arrebates el poder de las manos de estos Hijos caídos; y así todo tu universo local reconocerá con toda equidad, claramente y para siempre, que has sido justo al hacer, en la forma de la carne mortal, aquellas cosas que la misericordia no te exhortó a hacer con el poder de una autoridad arbitraria. Habiendo establecido así, por medio de tu donación, la posibilidad de la soberanía del Supremo en Nebadon, habrás llevado efectivamente a su término los asuntos pendientes de todas las insurrecciones anteriores, a pesar de la mayor o menor cantidad de tiempo que te lleve realizar esta tarea. Esta acción eliminará lo más esencial de las disensiones pendientes en tu universo. Cuando recibas posteriormente la soberanía suprema sobre tu universo, en ninguna parte de tu gran creación personal podrán producirse desafíos similares a tu autoridad.
120:2.3 (1327.3) «3. Cuando hayas logrado poner fin a la secesión en Urantia, cosa que harás indudablemente, te aconsejo que aceptes que Gabriel te confiera el título de ‘Príncipe Planetario de Urantia` como reconocimiento eterno de tu universo por tu experiencia final de donación, y que además hagas todo lo posible, que sea consecuente con el significado de tu donación, por reparar la aflicción y la confusión causadas en Urantia por la traición de Caligastia y la falta adámica posterior.
120:2.4 (1328.1) «4. De acuerdo con tu petición, Gabriel y todos los interesados cooperarán contigo en el deseo que has expresado de terminar tu donación en Urantia con la declaración de un juicio dispensacional del planeta, acompañado por el final de una era, la resurrección de los supervivientes mortales dormidos y el establecimiento de la dispensación del Espíritu de la Verdad otorgado.
120:2.5 (1328.2) «5. En lo que se refiere al planeta de tu donación y a la generación inmediata de hombres que vivirán allí en la época de tu estancia como mortal, te aconsejo que desempeñes principalmente el papel de instructor. Concede tu atención, en primer lugar, a la liberación y a la inspiración de la naturaleza espiritual del hombre. A continuación, ilumina el intelecto ensombrecido de los hombres, cura sus almas y libera sus mentes de los temores seculares. Y luego, de acuerdo con tu sabiduría humana, contribuye al bienestar físico y a la comodidad material de tus hermanos en la carne. Vive la vida religiosa ideal para inspirar y edificar a todo tu universo.
120:2.6 (1328.3) «6. En el planeta de tu donación, libera espiritualmente al hombre aislado por la rebelión. En Urantia, haz una contribución adicional a la soberanía del Supremo, extendiendo así el establecimiento de esta soberanía por todos los amplios dominios de tu creación personal. En esta donación material en la similitud de la carne, estás a punto de experimentar la iluminación final de un Creador espacio-temporal, la doble experiencia de trabajar dentro de la naturaleza del hombre con la voluntad de tu Padre Paradisiaco. En tu vida temporal, la voluntad de la criatura finita y la voluntad del Creador infinito han de convertirse en una sola, tal como se están uniendo también en la Deidad evolutiva del Ser Supremo. Derrama sobre el planeta de tu donación el Espíritu de la Verdad para que todos los mortales normales de esa esfera aislada tengan así un acceso inmediato y completo al ministerio de la presencia separada de nuestro Padre Paradisiaco, los Ajustadores del Pensamiento de los mundos.
120:2.7 (1328.4) «7. En todo lo que vayas a hacer en el mundo de tu donación, recuerda siempre que estás viviendo una vida para la instrucción y la edificación de todo tu universo. Vas a donar esta vida de encarnación mortal en Urantia, pero debes vivir dicha vida para inspirar espiritualmente a todas las inteligencias humanas y superhumanas que han vivido, existen ahora o puedan vivir en cada mundo habitado que ha formado, forma ahora o pueda formar parte de la inmensa galaxia de tu dominio administrativo. Tu vida terrestre en la similitud de la carne mortal no debes vivirla para que sirva de ejemplo a los mortales de Urantia de la época de tu estancia en la Tierra, ni para ninguna generación posterior de seres humanos de Urantia o de cualquier otro mundo. En lugar de eso, tu vida encarnada en Urantia será una inspiración para todas las vidas de todos los mundos de Nebadon de todas las generaciones de los tiempos por venir.
120:2.8 (1328.5) «8. La gran misión que debes realizar y experimentar en la encarnación mortal está contenida en tu decisión de vivir una vida totalmente dedicada a hacer la voluntad de tu Padre Paradisiaco, y así revelar a Dios, tu Padre, en la carne y especialmente a las criaturas de carne. Al mismo tiempo, interpretarás también con un nuevo realce a nuestro Padre para los seres supermortales de todo Nebadon. Junto con este ministerio de nueva revelación y de interpretación ampliada del Padre Paradisiaco para los tipos de mente humana y superhumana, actuarás también de tal manera que efectuarás una nueva revelación del hombre a Dios. Demuestra en tu corta y única vida en la carne, como nunca antes se ha visto en todo Nebadon, las posibilidades trascendentes que puede alcanzar un humano que conoce a Dios durante la breve carrera de la existencia mortal, y efectúa una interpretación nueva y reveladora del hombre y de las vicisitudes de su vida planetaria a todas las inteligencias superhumanas de todo Nebadon y para todos los tiempos. Vas a descender a Urantia en la similitud de la carne mortal, y al vivir como un hombre de tu tiempo y de tu generación, actuarás de tal manera que mostrarás a todo tu universo el ideal de una técnica perfeccionada en el compromiso supremo de los asuntos de tu inmensa creación: la hazaña de Dios que busca al hombre y lo encuentra, y el fenómeno del hombre que busca a Dios y lo encuentra; hacer todo esto para su satisfacción mutua, y hacerlo durante una corta vida en la carne.
120:2.9 (1329.1) «9. Te advierto que tengas siempre presente que, aunque de hecho te vas a convertir en un hombre normal del mundo, seguirás siendo en potencia un Hijo Creador del Padre Paradisiaco. Durante toda esta encarnación, aunque vas a vivir y actuar como Hijo del Hombre, los atributos creativos de tu divinidad personal irán contigo desde Salvington a Urantia. Tu voluntad siempre tendrá el poder de dar por terminada la encarnación en cualquier momento posterior a la llegada de tu Ajustador del Pensamiento. Antes de la llegada y de la recepción del Ajustador, yo garantizaré la integridad de tu personalidad. Pero después de la llegada de tu Ajustador, y a medida que reconozcas progresivamente la naturaleza y la importancia de tu misión donadora, deberías abstenerte de formular cualquier deseo superhumano de obtener, de conseguir o de poder, debido al hecho de que tus prerrogativas como creador permanecerán asociadas a tu personalidad mortal, porque estos atributos son inseparables de tu presencia personal. Pero, aparte de la voluntad del Padre Paradisiaco, ninguna repercusión superhumana acompañará tu carrera terrestre, a menos que tú, mediante un acto de voluntad consciente y deliberada, tomes una decisión indivisa que conduzca a la elección de toda tu personalidad.
120:3.1 (1329.2) «Y ahora, hermano mío, al despedirme de ti mientras te preparas para partir hacia Urantia, y después de haberte aconsejado sobre la conducta general de tu donación, permíteme presentarte algunas advertencias que son el resultado de una deliberación con Gabriel y que se refieren a aspectos menores de tu vida como mortal. Así pues, te sugerimos además que:
120:3.2 (1329.3) «1. En la búsqueda del ideal de tu vida mortal en la Tierra, concedas también alguna atención a la realización y ejemplificación de algunas cosas prácticas e inmediatamente útiles para tus compañeros humanos.
120:3.3 (1329.4) «2. En lo que concierne a las relaciones familiares, da prioridad a las costumbres aceptadas de la vida familiar tal como las encuentres establecidas en la época y en la generación de tu donación. Vive tu vida familiar y comunitaria de acuerdo con las prácticas del pueblo en el que has elegido aparecer.
120:3.4 (1329.5) «3. En tus relaciones con el orden social, te aconsejamos que limites tus esfuerzos principalmente a la regeneración espiritual y a la emancipación intelectual. Evita todo enredo con la estructura económica y los compromisos políticos de tu época. Conságrate en especial a vivir la vida religiosa ideal en Urantia.
120:3.5 (1329.6) «4. En ninguna circunstancia, ni siquiera en el más mínimo detalle, debes interferir en la evolución progresiva, normal y ordenada de las razas de Urantia. Pero no se debe interpretar que esta prohibición limita tus esfuerzos por dejar detrás de ti, en Urantia, un sistema duradero y mejorado de ética religiosa positiva. Como Hijo dispensacional, se te han concedido ciertos privilegios relacionados con el avance del estado espiritual y religioso de los pueblos del mundo.
120:3.6 (1330.1) «5. Si lo consideras conveniente, puedes identificarte con los movimientos religiosos y espirituales existentes que puedan encontrarse en Urantia, pero trata de evitar, de todas las maneras posibles, el establecimiento formal de un culto organizado, de una religión cristalizada o de una agrupación ética separada de seres humanos. Tu vida y tus enseñanzas deben convertirse en la herencia común de todas las religiones y de todos los pueblos.
120:3.7 (1330.2) «6. Con el fin de que no contribuyas innecesariamente a la creación de sistemas estereotipados posteriores de creencias religiosas en Urantia, o de otros tipos de lealtades religiosas no progresivas, te aconsejamos además: No dejes ningún escrito detrás de ti en el planeta. Abstente de escribir en materiales permanentes; ordena a tus asociados que no hagan imágenes u otros retratos de tu aspecto físico. Asegúrate de que nada potencialmente idólatra se quede en el planeta en el momento de tu partida.
120:3.8 (1330.3) «7. Aunque vivirás la vida social normal y corriente del planeta, y serás un individuo normal del sexo masculino, es probable que no entres en la relación del matrimonio, una relación que sería perfectamente honorable y compatible con tu donación; pero debo recordarte que uno de los mandatos de Sonarington, relativos a la encarnación, prohíbe que un Hijo donador originario del Paraíso deje tras de sí una descendencia humana en un planeta cualquiera.
120:3.9 (1330.4) «8. Para todos los demás detalles de tu próxima donación, quisiéramos confiarte a la dirección de tu Ajustador interior, a las enseñanzas del espíritu divino siempre presente que guía a los hombres, y al juicio razonable de tu mente humana de origen hereditario y en expansión. Una asociación así de atributos de criatura y de Creador te permitirá vivir para nosotros la vida perfecta del hombre en las esferas planetarias, no necesariamente perfecta tal como la pueda considerar cualquier hombre de cualquier generación en cualquier mundo (y mucho menos en Urantia), pero será evaluada como total y supremamente plena por los mundos más perfeccionados y en vías de perfeccionarse de tu extenso universo.
120:3.10 (1330.5) «Y ahora, que tu Padre y mi Padre, que siempre nos ha sostenido en todas las actividades pasadas, te guíe, te sostenga y esté contigo desde el momento en que nos dejes y lleves a cabo el abandono de la conciencia de tu personalidad, durante tu reconocimiento gradual de tu identidad divina encarnada en una forma humana, y luego durante toda tu experiencia de donación en Urantia, hasta tu liberación de la carne y tu ascensión a la derecha de la soberanía de nuestro Padre. Cuando vuelva a verte en Salvington, te acogeremos a tu regreso como soberano supremo e incondicional de este universo que tú mismo has creado, servido y comprendido por completo.
120:3.11 (1330.6) «Ahora reino en tu lugar. Asumo la jurisdicción sobre todo Nebadon como soberano en funciones durante el ínterin de tu séptima donación, la de un mortal en Urantia. A ti, Gabriel, te encomiendo la salvaguardia del que está a punto de ser el Hijo del Hombre, hasta que pronto regrese a mí envuelto en poder y gloria como Hijo del Hombre e Hijo de Dios. Gabriel, y yo soy tu soberano hasta que Miguel regrese así».
* * *
120:3.12 (1330.7) Luego, en presencia de todo Salvington reunido, Miguel se retiró inmediatamente de entre nosotros, y ya no volvimos a verlo en su sitio de costumbre hasta que regresó como soberano supremo y personal del universo, después de finalizar su carrera de donación en Urantia.
120:4.1 (1331.1) Así pues, ciertos hijos indignos de Miguel, que habían acusado a su padre-Creador de buscar egoístamente la soberanía y que se habían permitido insinuar que el Hijo Creador se mantenía en el poder de manera arbitraria y autocrática debido a la lealtad irracional de las criaturas sumisas de un universo engañado, iban a ser silenciados para siempre y a quedarse confundidos y desilusionados por la vida de servicio altruista que el Hijo de Dios empezaba ahora como Hijo del Hombre — todo el tiempo sometido a «la voluntad del Padre Paradisiaco».
120:4.2 (1331.2) Pero no os equivoquéis; aunque Cristo Miguel era verdaderamente un ser de origen dual, no era una personalidad doble. No era Dios en asociación con el hombre, sino más bien Dios encarnado en el hombre. Y siempre fue exactamente este ser combinado. El único factor progresivo en esta relación incomprensible fue la comprensión y el reconocimiento conscientes y graduales (por parte de su mente humana) de este hecho de ser Dios y hombre.
120:4.3 (1331.3) Cristo Miguel no se volvió progresivamente Dios. Dios no se volvió hombre en algún momento vital de la vida terrestre de Jesús. Jesús fue Dios y hombre — siempre e incluso para siempre jamás. Este Dios y este hombre eran, y son ahora, uno solo, al igual que la Trinidad del Paraíso compuesta por tres seres es en realidad una Deidad.
120:4.4 (1331.4) Nunca perdáis de vista el hecho de que el propósito espiritual supremo de la donación de Miguel era realzar la revelación de Dios.
120:4.5 (1331.5) Los mortales de Urantia tienen conceptos variables de lo milagroso, pero para nosotros, que vivimos como ciudadanos del universo local, hay pocos milagros, y entre éstos, las donaciones encarnadas de los Hijos Paradisiacos son con mucho los más misteriosos. La aparición de un Hijo divino en vuestro mundo por un proceso aparentemente natural, nosotros la consideramos como un milagro — el funcionamiento de unas leyes universales que sobrepasan nuestra comprensión. Jesús de Nazaret era una persona milagrosa.
120:4.6 (1331.6) A lo largo de toda esta experiencia extraordinaria, Dios Padre escogió manifestarse como siempre lo hace — de la manera habitual — de la manera normal, natural y fiable de la actuación divina.
El libro de Urantia
Documento 121
121:0.1 (1332.1) SOY el intermedio secundario que estuvo en otro tiempo vinculado al apóstol Andrés, y actúo bajo la supervisión de una comisión de doce miembros de la Fraternidad Unida de los Intermedios de Urantia, patrocinada conjuntamente por el director que preside nuestra orden y por el Melquisedek mencionado anteriormente. Estoy autorizado a redactar la narración de los actos de la vida de Jesús de Nazaret tal como fueron observados por mi orden de criaturas terrestres, y tal como fueron después parcialmente registrados por el sujeto humano que estaba bajo mi custodia temporal. Sabiendo cómo su Maestro evitó tan escrupulosamente dejar testimonios escritos detrás de él, Andrés se negó firmemente a multiplicar las copias de su relato escrito. Una actitud similar por parte de los otros apóstoles de Jesús retrasó considerablemente la redacción de los Evangelios.
121:1.1 (1332.2) Jesús no vino a este mundo en una era de decadencia espiritual; en el momento de su nacimiento, Urantia estaba pasando por una reactivación del pensamiento espiritual y de la vida religiosa como no se había conocido en toda su historia anterior desde Adán, ni se ha repetido en ninguna época posterior. Cuando Miguel se encarnó en Urantia, el mundo ofrecía las condiciones más favorables para la donación del Hijo Creador que hubieran prevalecido nunca anteriormente o que hayan existido después. En los siglos inmediatamente anteriores a esta época, la cultura y el idioma griegos se habían extendido hacia Occidente y Oriente próximo, y los judíos, como eran una raza levantina de naturaleza mitad occidental y mitad oriental, estaban sumamente capacitados para utilizar este marco cultural y lingüístico a fin de difundir eficazmente una nueva religión tanto en el este como en el oeste. Estas circunstancias tan favorables lo eran aún más gracias al tolerante reinado político de los romanos en el mundo mediterráneo.
121:1.2 (1332.3) Toda esta combinación de influencias mundiales se encuentra bien ilustrada en las actividades de Pablo, que siendo un hebreo entre los hebreos por su cultura religiosa, proclamó el evangelio de un Mesías judío en lengua griega, mientras que él mismo era ciudadano romano.
121:1.3 (1332.4) En Occidente no se ha visto nada comparable a la civilización de los tiempos de Jesús ni antes ni después de aquella época. La civilización europea fue unificada y coordinada bajo una triple influencia extraordinaria:
121:1.4 (1332.5) 1. El sistema político y social romano.
121:1.5 (1332.6) 2. El idioma y la cultura de Grecia — y hasta cierto punto, su filosofía.
121:1.6 (1332.7) 3. La influencia en rápida expansión de las enseñanzas religiosas y morales de los judíos.
121:1.7 (1332.8) Cuando Jesús nació, todo el mundo mediterráneo era un imperio unificado. Por primera vez en la historia del mundo, había buenas calzadas que conectaban entre sí muchos centros principales. Los mares estaban limpios de piratas, y una gran era de comercio y de viajes avanzaba rápidamente. Europa no volvió a disfrutar de un período así de comercio y de viajes hasta el siglo diecinueve después de Cristo.
121:1.8 (1333.1) A pesar de la paz interior y de la prosperidad superficial del mundo greco-romano, la mayoría de los habitantes del imperio languidecía en la miseria y la pobreza. La clase alta poco numerosa era rica, pero la mayoría de la humanidad pertenecía a una clase baja miserable y empobrecida. En aquellos tiempos no había una clase media feliz y próspera; esta clase acababa de hacer su aparición en la sociedad romana.
121:1.9 (1333.2) Las primeras luchas entre los Estados romano y parto en vías de expansión habían finalizado en el entonces reciente pasado, dejando a Siria en manos de los romanos. En la época de Jesús, Palestina y Siria disfrutaban de un período de prosperidad, de paz relativa y de extensas relaciones comerciales con los países tanto del este como del oeste.
121:2.1 (1333.3) Los judíos formaban parte de la raza semita más antigua, que incluía también a los babilonios, los fenicios y a los enemigos más recientes de Roma, los cartagineses. Durante la primera parte del primer siglo después de Cristo, los judíos eran el grupo más influyente de los pueblos semitas, y sucedió que ocupaban una posición geográfica particularmente estratégica en el mundo, tal como en aquel tiempo estaba gobernado y organizado para el comercio.
121:2.2 (1333.4) Muchas de las grandes carreteras que unían a las naciones de la antigüedad pasaban por Palestina, que se convirtió así en el punto de encuentro, en el cruce de caminos, de tres continentes. Los viajeros, los comerciantes y los ejércitos de Babilonia, Asiria, Egipto, Siria, Grecia, Partia y Roma pasaron sucesivamente por Palestina. Desde tiempos inmemoriales, muchas rutas de caravanas procedentes de Oriente pasaban por alguna parte de esta región hacia los escasos buenos puertos de mar del extremo oriental del Mediterráneo, desde donde los barcos transportaban sus cargamentos a todo el Occidente marítimo. Y más de la mitad del tráfico de estas caravanas pasaba por la pequeña ciudad de Nazaret en Galilea, o cerca de ella.
121:2.3 (1333.5) Aunque Palestina era la cuna de la cultura religiosa judía y el lugar de nacimiento del cristianismo, los judíos estaban diseminados por el mundo, residían en muchas naciones y comerciaban en todas las provincias de los Estados romano y parto.
121:2.4 (1333.6) Grecia aportó un idioma y una cultura, Roma construyó las carreteras y unificó un imperio, pero la dispersión de los judíos, con sus más de doscientas sinagogas y sus comunidades religiosas bien organizadas repartidas aquí y allá por todo el mundo romano, proporcionó los centros culturales que fueron los primeros en acoger al nuevo evangelio del reino de los cielos, y desde ellos se extendió posteriormente hasta las regiones más remotas del mundo.
121:2.5 (1333.7) Cada sinagoga judía toleraba un pequeño número de creyentes gentiles, de hombres «devotos» o «temerosos de Dios», y fue precisamente en este grupo de prosélitos donde Pablo logró la mayor parte de sus primeros conversos al cristianismo. Incluso el templo de Jerusalén tenía un patio ornamentado para los gentiles. Había una relación muy estrecha entre la cultura, el comercio y el culto de Jerusalén y Antioquía. En Antioquía, los discípulos de Pablo fueron llamados por primera vez «cristianos».
121:2.6 (1333.8) La centralización del culto judío en el templo de Jerusalén constituyó tanto el secreto de la supervivencia de su monoteísmo como la promesa de que alimentaría y difundiría por el mundo un nuevo concepto ampliado de ese Dios único de todas las naciones y Padre de todos los mortales. El servicio del templo en Jerusalén representaba la supervivencia de un concepto cultural religioso en presencia de la caída de una serie de jefes nacionales y perseguidores raciales gentiles.
121:2.7 (1334.1) Aunque el pueblo judío de esta época estuviera bajo la soberanía romana, gozaba de una gran autonomía gubernamental. Y cuando recordaba los actos heroicos de liberación, entonces recientes, de Judas Macabeo y de sus sucesores inmediatos, vibraba con la expectativa de la aparición inminente de un libertador aún más grande, el tan esperado Mesías.
121:2.8 (1334.2) El secreto de la supervivencia de Palestina, el reino de los judíos, como un Estado semi-independiente, radicaba en la política exterior del gobierno romano, que deseaba mantener el control sobre la carretera palestina de tránsito entre Siria y Egipto, así como sobre las estaciones terminales occidentales de las rutas de las caravanas entre Oriente y Occidente. Roma no deseaba que una potencia cualquiera que surgiera en el Levante pudiera refrenar su expansión futura en estas regiones. La política de intrigas que tenía por objeto enfrentar a la Siria seléucida con el Egipto tolemaico, necesitaba conservar a Palestina como un Estado separado e independiente. La política romana, la degeneración de Egipto y el debilitamiento progresivo de los seléucidas ante el poder creciente de los partos, explican por qué, durante varias generaciones, un grupo pequeño y poco poderoso de judíos pudo mantener su independencia contra los seléucidas al norte y los tolomeos al sur. Los judíos atribuían esta libertad fortuita y esta independencia de la autoridad política de los pueblos más poderosos que los rodeaban, al hecho de que eran «el pueblo elegido», a la intervención directa de Yahvé. Esta actitud de superioridad racial hizo que les resultara mucho más difícil soportar el dominio romano, cuando éste cayó finalmente sobre su país. Pero incluso en ese triste momento, los judíos no quisieron comprender que su misión mundial era espiritual, y no política.
121:2.9 (1334.3) En los tiempos de Jesús, los judíos eran anormalmente recelosos y desconfiados, porque estaban entonces gobernados por un extraño, Herodes el Idumeo, que se había apoderado de la jurisdicción de Judea granjeándose hábilmente el favor de los gobernantes romanos. Aunque Herodes profesara su lealtad a las observancias del ceremonial hebreo, se puso a construir templos para muchos dioses extranjeros.
121:2.10 (1334.4) Las relaciones amistosas de Herodes con los gobernantes romanos permitían a los judíos viajar con seguridad por el mundo, lo que abrió así el camino para una mayor penetración de los judíos, con el nuevo evangelio del reino de los cielos, hasta regiones distantes del Imperio Romano y en las naciones aliadas. El reinado de Herodes también contribuyó mucho a la mezcla ulterior de las filosofías hebrea y helenística.
121:2.11 (1334.5) Herodes construyó el puerto de Cesarea, cosa que también ayudó a que Palestina fuera el cruce de caminos del mundo civilizado. Murió en el año 4 a. de J.C., y su hijo Herodes Antipas gobernó en Galilea y Perea durante la juventud y el ministerio de Jesús, hasta el año 39 d. de J.C.. Antipas fue, como su padre, un gran constructor. Reconstruyó muchas ciudades de Galilea, incluyendo el importante centro comercial de Seforis.
121:2.12 (1334.6) Los dirigentes religiosos y los maestros rabínicos de Jerusalén no tenían una gran simpatía por los galileos. Cuando Jesús nació, Galilea era más gentil que judía.
121:3.1 (1334.7) Aunque las condiciones económicas y sociales del Estado romano no eran del orden más elevado, en todas partes reinaba una paz y una prosperidad internas que eran propicias para la donación de Miguel. En el primer siglo después de Cristo, la sociedad del mundo mediterráneo estaba formada por cinco clases bien definidas:
121:3.2 (1335.1) 1. La aristocracia. Las clases altas con dinero y con el poder oficial, los grupos dirigentes y privilegiados.
121:3.3 (1335.2) 2. Los grupos comerciales. Los mercaderes más poderosos y los banqueros, los negociantes — los grandes importadores y exportadores — los comerciantes internacionales.
121:3.4 (1335.3) 3. La pequeña clase media. Aunque este grupo era en efecto pequeño, era muy influyente, y proporcionó la espina dorsal moral de la iglesia cristiana primitiva, que animó a estos grupos a que continuaran ejerciendo sus diversos oficios y comercios. Entre los judíos, muchos fariseos pertenecían a esta clase de mercaderes.
121:3.5 (1335.4) 4. El proletariado libre. Este grupo tenía poca o ninguna influencia en la sociedad. Aunque estaban orgullosos de su libertad, estaban en gran desventaja, porque se veían obligados a competir con la mano de obra de los esclavos. Las clases altas los miraban con desprecio, considerando que eran inútiles excepto para «la reproducción».
121:3.6 (1335.5) 5. Los esclavos. La mitad de la población del Estado romano se componía de esclavos; muchos de ellos eran individuos superiores que se abrían camino rápidamente en el proletariado libre e incluso entre los mercaderes. La mayoría era mediocre o muy inferior.
121:3.7 (1335.6) La esclavitud, incluso de los pueblos superiores, era una característica de las conquistas militares romanas. El poder del amo sobre su esclavo era ilimitado. La iglesia cristiana primitiva estaba compuesta, en gran parte, por estos esclavos y las clases bajas.
121:3.8 (1335.7) Los esclavos superiores a menudo recibían salarios que podían ahorrar para comprar su libertad. Muchos de estos esclavos emancipados llegaron a ocupar altas posiciones en el Estado, en la iglesia y en el mundo de los negocios. Debido precisamente a estas posibilidades, la iglesia cristiana primitiva se mostró muy tolerante con esta forma modificada de esclavitud.
121:3.9 (1335.8) No había un problema social generalizado en el Imperio Romano del primer siglo después de Cristo. La mayoría de la población se contentaba con pertenecer al grupo en el que le había tocado en suerte nacer. Siempre había una puerta abierta por la que los individuos con talento y capacidad podían elevarse de las capas inferiores a las capas superiores de la sociedad romana, pero la gente normalmente estaba satisfecha con su categoría social. No tenían una conciencia de clase y tampoco consideraban que estas distinciones de clase fueran malas o injustas. El cristianismo no era en ningún sentido un movimiento económico que tuviera como meta paliar la miseria de las clases oprimidas.
121:3.10 (1335.9) La mujer disfrutaba de más libertad en todo el Imperio Romano que en Palestina, con su situación restringida, pero la devoción familiar y la afectividad natural de los judíos sobrepasaban con mucho a las del mundo de los gentiles.
121:4.1 (1335.10) Desde un punto de vista moral, los gentiles eran ligeramente inferiores a los judíos; pero en el corazón de los gentiles más nobles existía un terreno abundante de bondad natural y un potencial de afecto humano donde podía germinar la semilla del cristianismo y producir una abundante cosecha de caracteres morales y de logros espirituales. El mundo de los gentiles estaba entonces dominado por cuatro grandes filosofías, todas más o menos derivadas del platonismo griego más antiguo. Estas escuelas filosóficas eran las siguientes:
121:4.2 (1335.11) 1. Los epicúreos. Esta escuela de pensamiento se dedicaba a la búsqueda de la felicidad. Los mejores epicúreos no eran dados a los excesos sensuales. Al menos, esta doctrina contribuyó a liberar a los romanos de una forma de fatalismo todavía más nefasta; enseñaba que los hombres podían hacer algo por mejorar su condición en la Tierra. Combatió eficazmente las supersticiones nacidas de la ignorancia.
121:4.3 (1336.1) 2. Los estoicos. El estoicismo era la filosofía superior de las clases más altas. Los estoicos creían que un Destino-Razón controlador dominaba toda la naturaleza. Enseñaban que el alma del hombre era divina y que estaba apresada en un cuerpo maligno de naturaleza física. El alma del hombre conseguía la libertad viviendo en armonía con la naturaleza, con Dios; así, la virtud se convertía en su propia recompensa. El estoicismo se elevó a una moralidad sublime, a unos ideales que nunca fueron superados después por ningún sistema de filosofía puramente humano. A pesar de que los estoicos se calificaban de «descendientes de Dios», no consiguieron conocerlo y en consecuencia no lo encontraron. El estoicismo continuó siendo una filosofía y nunca se transformó en una religión. Sus seguidores trataban de adaptar sus mentes a la armonía de la Mente Universal, pero no lograron considerarse como hijos de un Padre amoroso. Pablo tenía una fuerte tendencia hacia el estoicismo cuando escribió: «He aprendido a sentirme contento, cualquiera que sea mi situación».
121:4.4 (1336.2) 3. Los cínicos. Aunque los cínicos remontaban su filosofía hasta Diógenes de Atenas, una gran parte de su doctrina procedía de los restos de las enseñanzas de Maquiventa Melquisedek. Anteriormente, el cinismo había sido más una religión que una filosofía. Al menos, los cínicos hicieron democrática su filosofía religiosa. En los campos y en las plazas de los mercados, predicaban continuamente su doctrina de que «el hombre podía salvarse si quería». Predicaban la sencillez y la virtud, y animaban a los hombres a afrontar la muerte sin temor. Estos predicadores cínicos ambulantes contribuyeron mucho a preparar al pueblo, espiritualmente hambriento, para los misioneros cristianos que llegaron después. El método de sus sermones populares se parecía mucho a las Epístolas de Pablo en cuanto al modelo y al estilo.
121:4.5 (1336.3) 4. Los escépticos. El escepticismo afirmaba que el conocimiento era engañoso, y que el convencimiento y la seguridad eran imposibles. Se trataba de una actitud puramente negativa y nunca se extendió mucho.
121:4.6 (1336.4) Estas filosofías eran semi-religiosas; muchas veces eran fortificantes, éticas y ennoblecedoras, pero normalmente estaban por encima del alcance de la gente común. Con la posible excepción del cinismo, se trataba de filosofías para los fuertes y los sabios, no de religiones de salvación destinadas incluso a los pobres y los débiles.
121:5.1 (1336.5) A lo largo de todas las eras anteriores, la religión había sido principalmente un asunto de la tribu o de la nación; no había sido habitualmente un tema que concerniera al individuo. Los dioses eran tribales o nacionales, pero no personales. Estos sistemas religiosos proporcionaron poca satisfacción a las aspiraciones espirituales individuales de la gente común.
121:5.2 (1336.6) En los tiempos de Jesús, las religiones de Occidente comprendían:
121:5.3 (1336.7) 1. Los cultos paganos. Eran una combinación de mitología, patriotismo y tradición helénica y latina.
121:5.4 (1336.8) 2. La adoración del emperador. Esta deificación del hombre como símbolo del Estado indignaba profundamente a los judíos y a los primeros cristianos, y condujo directamente a las amargas persecuciones de las dos iglesias por parte del gobierno romano.
121:5.5 (1337.1) 3. La astrología. Esta seudociencia de Babilonia se transformó en una religión en todo el imperio greco-romano. Incluso en el siglo veinte, los hombres no se han liberado por completo de esta creencia supersticiosa.
121:5.6 (1337.2) 4. Las religiones de misterio. Una oleada de cultos de misterio, de nuevas y extrañas religiones del Levante, se había abatido sobre este mundo espiritualmente hambriento, habían seducido a la gente común y les había prometido la salvación individual. Estas religiones se volvieron rápidamente las creencias aceptadas de las clases inferiores del mundo greco-romano. Y contribuyeron mucho a preparar el camino para la rápida difusión de las enseñanzas cristianas, considerablemente superiores, que presentaban un concepto majestuoso de la Deidad, asociado con una teología fascinante para los inteligentes, y una profunda oferta de salvación para todos, incluido el hombre medio de esta época, ignorante, pero espiritualmente hambriento.
121:5.7 (1337.3) Las religiones de misterio marcaron el final de las creencias nacionales y condujeron al nacimiento de numerosos cultos personales. Los misterios eran numerosos pero todos estaban caracterizados por:
121:5.8 (1337.4) 1. Una leyenda mítica, un misterio — de ahí su nombre. Como regla general, el misterio se refería a la historia de la vida, la muerte y el regreso a la vida de algún dios, como lo ilustran las enseñanzas del mitracismo, que durante cierto tiempo fue contemporáneo del culto creciente del cristianismo según Pablo, y le hizo la competencia.
121:5.9 (1337.5) 2. Los misterios eran interraciales y no nacionales. Eran personales y fraternales, y dieron origen a fraternidades religiosas y a numerosas sociedades sectarias.
121:5.10 (1337.6) 3. Sus servicios religiosos estaban caracterizados por elaboradas ceremonias de iniciación y espectaculares sacramentos de culto. Sus ritos y rituales secretos a veces eran horribles y repugnantes.
121:5.11 (1337.7) 4. Cualquiera que fuera la naturaleza de sus ceremonias o el grado de sus excesos, estos misterios prometían invariablemente la salvación a sus adeptos, «la liberación del mal, la supervivencia después de la muerte y una vida duradera en los reinos de la felicidad, más allá de este mundo de tristeza y esclavitud».
121:5.12 (1337.8) Pero no cometáis el error de confundir las enseñanzas de Jesús con los misterios. La popularidad de los misterios revela la búsqueda del hombre por sobrevivir, lo que demuestra un hambre y una sed auténticas de religión personal y de rectitud individual. Aunque los misterios no satisfacieran estas aspiraciones de manera adecuada, prepararon el camino para la aparición posterior de Jesús, que aportó verdaderamente a este mundo el pan y el agua de la vida.
121:5.13 (1337.9) En un esfuerzo por aprovechar la aceptación generalizada de los mejores tipos de religiones de misterio, Pablo efectuó ciertas adaptaciones en las enseñanzas de Jesús para hacerlas más aceptables a un mayor número de conversos potenciales. Pero incluso el compromiso de Pablo sobre las enseñanzas de Jesús (el cristianismo) era superior al mejor de los misterios, en el sentido de que:
121:5.14 (1337.10) 1. Pablo enseñaba una redención moral, una salvación ética. El cristianismo señalaba hacia una nueva vida y proclamaba un nuevo ideal. Pablo se alejó de los ritos mágicos y de los encantamientos ceremoniales.
121:5.15 (1337.11) 2. El cristianismo representaba una religión que trataba las soluciones definitivas del problema humano, porque no sólo ofrecía salvar del dolor e incluso de la muerte, sino que prometía también liberar del pecado y dotarse a continuación de un carácter recto con cualidades de supervivencia eterna.
121:5.16 (1338.1) 3. Los misterios estaban basados en mitos. El cristianismo, tal como Pablo lo predicaba, estaba fundamentado en un hecho histórico: la donación de Miguel, el Hijo de Dios, a la humanidad.
121:5.17 (1338.2) Entre los gentiles, la moralidad no estaba necesariamente relacionada con la filosofía o la religión. Fuera de Palestina, la gente no siempre tenía la idea de que los sacerdotes de una religión tuvieran que llevar una vida moral. La religión judía, luego las enseñanzas de Jesús, y más tarde el cristianismo evolutivo de Pablo, fueron las primeras religiones europeas que hicieron hincapié tanto en la moral como en la ética, insistiendo en que las personas religiosas prestaran alguna atención a las dos.
121:5.18 (1338.3) Jesús nació en Palestina en el seno de esta generación de hombres dominados por estos sistemas filosóficos incompletos, y confundidos por estos cultos religiosos complejos. Y a esta misma generación, ofreció posteriormente su evangelio de religión personal — la filiación con Dios.
121:6.1 (1338.4) Hacia finales del primer siglo antes de Cristo, el pensamiento religioso de Jerusalén había estado enormemente influido, y un tanto modificado, por las enseñanzas culturales griegas, e incluso por la filosofía griega. En la larga disputa entre los puntos de vista de las escuelas oriental y occidental de pensamiento hebreo, Jerusalén y el resto de Occidente, así como el Levante, adoptaron en general el punto de vista de los judíos occidentales, el punto de vista helenista modificado.
121:6.2 (1338.5) En los tiempos de Jesús, tres idiomas prevalecían en Palestina: la gente común hablaba un dialecto del arameo, los sacerdotes y los rabinos hablaban el hebreo, las clases instruidas y las capas altas de la población judía hablaban en general el griego. La temprana traducción de las escrituras hebreas al griego, en Alejandría, fue en gran parte responsable del predominio posterior del sector griego de la cultura y de la teología judías. Y los escritos de los educadores cristianos no tardaron en aparecer en el mismo idioma. El renacimiento del judaísmo data de la traducción al griego de las escrituras hebreas. Esta influencia vital fue la que más tarde determinó que el culto cristiano de Pablo derivara hacia el Oeste, en lugar de hacerlo hacia el Este.
121:6.3 (1338.6) Aunque las creencias judías helenizadas estaban muy poco influidas por las enseñanzas de los epicúreos, estaban enormemente afectadas por la filosofía de Platón y las doctrinas de la autoabnegación de los estoicos. La gran invasión del estoicismo está ilustrada en el Cuarto Libro de los Macabeos; la penetración tanto de la filosofía platónica como de las doctrinas estoicas se puede observar en la Sabiduría de Salomón. Los judíos helenizados interpretaban las escrituras hebreas de una manera tan alegórica, que no encontraron ninguna dificultad para conformar la teología hebrea con la filosofía de Aristóteles, que ellos veneraban. Pero todo esto condujo a una confusión desastrosa hasta que estos problemas fueron tratados por Filón de Alejandría, que procedió a armonizar y organizar la filosofía griega y la teología hebrea en un sistema compacto y medianamente coherente de creencias y de prácticas religiosas. Esta enseñanza más reciente de filosofía griega y de teología hebrea combinadas es la que prevalecía en Palestina cuando Jesús vivió y enseñó, y la que Pablo utilizó como cimiento para construir su culto cristiano, más avanzado e instructivo que los demás.
121:6.4 (1338.7) Filón era un gran maestro; desde Moisés no se había visto a un hombre que ejerciera una influencia tan profunda en el pensamiento ético y religioso del mundo occidental. En la tarea de combinar los mejores elementos de los sistemas contemporáneos de enseñanzas éticas y religiosas, ha habido siete educadores humanos sobresalientes: Sethard, Moisés, Zoroastro, Lao-Tse, Buda, Filón y Pablo.
121:6.5 (1339.1) Filón había incurrido en contradicciones en sus esfuerzos por combinar la filosofía mística griega y las doctrinas estoicas de los romanos con la teología legalista de los hebreos. Pablo reconoció muchas de estas contradicciones, aunque no todas, y las eliminó sabiamente de su teología básica precristiana. Filón abrió el camino para que Pablo pudiera restablecer más plenamente el concepto de la Trinidad del Paraíso, que había estado mucho tiempo latente en la teología judía. En una sola cuestión, Pablo no logró mantenerse a la altura de Filón, ni consiguió sobrepasar las enseñanzas de este judío rico e instruido de Alejandría; se trataba de la doctrina de la expiación. Filón enseñaba que había que liberarse de la doctrina de obtener el perdón exclusivamente por el derramamiento de sangre. Es posible también que vislumbrara la realidad y la presencia de los Ajustadores del Pensamiento más claramente que Pablo. Pero la teoría de Pablo sobre el pecado original — las doctrinas de la culpabilidad hereditaria, del mal innato y de su redención — era parcialmente de origen mitríaco y tenía pocos puntos en común con la teología hebrea, con la filosofía de Filón, o con las enseñanzas de Jesús. Algunos aspectos de las enseñanzas de Pablo sobre el pecado original y la expiación eran creación suya.
121:6.6 (1339.2) El evangelio de Juan, el último de los relatos sobre la vida terrestre de Jesús, se dirigía a los pueblos occidentales y presenta su historia basándose ampliamente en el punto de vista de los cristianos de Alejandría de un período posterior, que también eran discípulos de las enseñanzas de Filón.
121:6.7 (1339.3) Aproximadamente en la época de Cristo, un extraño cambio de actitud hacia los judíos se produjo en Alejandría, y desde este antiguo bastión judío partió una virulenta ola de persecuciones que llegó incluso hasta Roma, de donde miles de ellos fueron desterrados. Pero esta campaña de distorsión fue de corta duración; muy pronto el gobierno imperial restableció íntegramente, en todo el imperio, las libertades que se habían restringido a los judíos.
121:6.8 (1339.4) A través del vasto mundo, en cualquier parte donde los judíos se hallaran dispersos a causa del comercio o de la opresión, todos estaban de acuerdo en mantener sus corazones centrados en el templo sagrado de Jerusalén. La teología judía que sobrevivió era la que se interpretaba y se practicaba en Jerusalén, a pesar del hecho de que varias veces fue salvada del olvido gracias a la oportuna intervención de ciertos educadores de Babilonia.
121:6.9 (1339.5) Hasta dos millones y medio de estos judíos dispersos tenían la costumbre de venir a Jerusalén para celebrar sus fiestas religiosas nacionales. Y cualesquiera que fueran las diferencias teológicas o filosóficas entre los judíos del Este (babilonios) y los del Oeste (helénicos), todos estaban de acuerdo en considerar a Jerusalén como el centro de su culto, y en continuar esperando la llegada del Mesías.
121:7.1 (1339.6) En los tiempos de Jesús, los judíos habían llegado a un concepto estable de su origen, de su historia y de su destino. Habían construido un rígido muro de separación entre ellos y el mundo de los gentiles; todas las costumbres de los gentiles las miraban con un desprecio total. Veneraban la letra de la ley y se complacían en una forma de presunción basada en el falso orgullo del linaje. Se habían formado conceptos preconcebidos del Mesías prometido, y la mayoría de estas expectativas vislumbraban a un Mesías que vendría como parte de su historia racial y nacional. Para los hebreos de aquellos tiempos, la teología judía estaba irrevocablemente establecida, fijada para siempre.
121:7.2 (1339.7) Las enseñanzas y las prácticas de Jesús relacionadas con la tolerancia y la benevolencia, iban en contra de la actitud inmemorial de los judíos hacia los otros pueblos, a quienes consideraban paganos. Durante generaciones, los judíos habían cultivado una actitud hacia el mundo exterior que les hacía imposible aceptar las enseñanzas del Maestro sobre la fraternidad espiritual de los hombres. Eran reacios a compartir a Yahvé en términos de igualdad con los gentiles, e igualmente reacios a aceptar como Hijo de Dios a alguien que enseñaba unas doctrinas tan nuevas y extrañas.
121:7.3 (1340.1) Los escribas, los fariseos y los sacerdotes mantenían a los judíos en una terrible esclavitud de ritualismo y legalismo, una esclavitud mucho más real que la de la autoridad política romana. Los judíos de la época de Jesús no sólo estaban subyugados a la ley, sino que también estaban atados a las exigencias esclavizantes de las tradiciones, que envolvían e invadían todos los terrenos de la vida personal y social. Estas minuciosas reglas de conducta perseguían y dominaban a todos los judíos leales, y no es extraño que rechazaran rápidamente a uno de los suyos que se atrevía a ignorar sus sagradas tradiciones, y osaba burlarse de sus reglas de conducta social tanto tiempo veneradas. Difícilmente podían considerar de manera favorable las enseñanzas de alguien que no vacilaba en contradecir los dogmas que ellos estimaban que habían sido establecidos por el mismo Padre Abraham. Moisés les había dado la ley, y no estaban dispuestos a hacer compromisos.
121:7.4 (1340.2) Durante el primer siglo después de Cristo, la interpretación oral de la ley por los educadores reconocidos, los escribas, tenía más autoridad que la misma ley escrita. Todo esto facilitó las cosas a ciertos jefes religiosos de los judíos, para predisponer al pueblo contra la aceptación de un nuevo evangelio.
121:7.5 (1340.3) Estas circunstancias hicieron imposible que los judíos cumplieran su destino divino como mensajeros del nuevo evangelio de independencia religiosa y de libertad espiritual. No fueron capaces de romper las cadenas de la tradición. Jeremías había anunciado la «ley que deberá escribirse en el corazón de los hombres». Ezequiel había hablado de un «nuevo espíritu que morará en el alma del hombre», y el salmista había rogado para que Dios «creara por dentro un corazón limpio y renovara un espíritu recto.» Pero cuando la religión judía de las buenas obras y de la esclavitud a la ley cayó víctima del estancamiento de la inercia tradicionalista, el movimiento de la evolución religiosa se desplazó hacia el oeste, hacia los pueblos europeos.
121:7.6 (1340.4) Así es como un pueblo diferente fue llamado para aportar al mundo una teología en progreso, un sistema de enseñanza que comprendía la filosofía de los griegos, la ley de los romanos, la moralidad de los hebreos y el evangelio de la naturaleza sagrada de la personalidad y de la libertad espiritual, formulado por Pablo y basado en las enseñanzas de Jesús.
121:7.7 (1340.5) El culto cristiano de Pablo mostraba su moralidad como una marca de nacimiento judía. Los judíos consideraban que la historia era la providencia de Dios — Yahvé trabajando. Los griegos aportaron a las nuevas enseñanzas unos conceptos más claros de la vida eterna. Las doctrinas de Pablo fueron influidas en su contenido teológico y filosófico, no sólo por las enseñanzas de Jesús, sino también por Platón y Filón. En la ética, estaba inspirado no solamente en Cristo, sino también en los estoicos.
121:7.8 (1340.6) El evangelio de Jesús, tal como fue incorporado en el culto paulino del cristianismo de Antioquía, se mezcló con las enseñanzas siguientes:
121:7.9 (1340.7) 1. El razonamiento filosófico de los prosélitos griegos del judaísmo, incluyendo algunos de sus conceptos sobre la vida eterna.
121:7.10 (1340.8) 2. Las atractivas enseñanzas de los cultos de misterio predominantes, en particular las doctrinas mitríacas de la redención, la expiación y la salvación gracias al sacrificio realizado por algún dios.
121:7.11 (1340.9) 3. La sólida moralidad de la religión judía establecida.
121:7.12 (1341.1) En la época de Jesús, el imperio romano del Mediterráneo, el reino de los partos y los pueblos vecinos, todos tenían ideas imperfectas y primitivas sobre la geografía del mundo, la astronomía, la salud y la enfermedad; y naturalmente se quedaron asombrados con las declaraciones nuevas y sorprendentes del carpintero de Nazaret. Las ideas de estar poseído por un espíritu, bueno o malo, no solamente se aplicaban a los seres humanos, sino que mucha gente consideraba que las rocas y los árboles también estaban poseídos por los espíritus. Era una época de encantamientos, y todo el mundo creía en los milagros como si fueran incidentes ordinarios.
121:8.1 (1341.2) Siempre que ha sido posible y compatible con nuestra misión, hemos intentado utilizar y hasta cierto punto coordinar las narraciones existentes relacionados con la vida de Jesús en Urantia. Aunque hemos tenido la suerte de acceder a los escritos perdidos del apóstol Andrés, y nos hemos beneficiado de la colaboración de una multitud de seres celestiales que se encontraban en la Tierra en los tiempos de la donación de Miguel (en particular su Ajustador ahora personalizado), también hemos querido utilizar los evangelios llamados de Mateo, de Marcos, de Lucas y de Juan.
121:8.2 (1341.3) Estos escritos del Nuevo Testamento tuvieron su origen en las circunstancias siguientes:
121:8.3 (1341.4) 1. El evangelio según Marcos. Juan Marcos escribió la primera (a excepción de las notas de Andrés), más breve y más simple historia de la vida de Jesús. Presentó al Maestro como un ministro, como un hombre entre los hombres. Aunque Marcos era un muchacho que presenció muchos de los hechos que describe, su relato es en realidad el evangelio según Simón Pedro. Marcos estuvo asociado primero con Pedro, y más tarde con Pablo. Escribió esta historia a instancias de Pedro y ante la demanda ferviente de la iglesia de Roma. Sabiendo con qué persistencia el Maestro se había negado a escribir sus enseñanzas mientras estuvo como mortal en la Tierra, Marcos, como los apóstoles y otros discípulos importantes, no se decidía a ponerlos por escrito. Pero Pedro tenía el sentimiento de que la iglesia de Roma necesitaba la ayuda de esta narración escrita, y Marcos accedió a emprender su preparación. Tomó muchas notas antes de que Pedro muriera en el año 67. De acuerdo con el esquema aprobado por Pedro, empezó la narración para la iglesia de Roma poco después de la muerte de Pedro. El evangelio fue terminado hacia finales del año 68. Marcos lo escribió íntegramente basándose en su propia memoria y en la de Pedro. Este documento ha sido modificado considerablemente desde entonces; muchos pasajes han sido eliminados y se han efectuado adiciones posteriores para reemplazar la última quinta parte del evangelio original, que se perdió del primer manuscrito antes de que fuera copiada. El documento de Marcos, junto con las notas de Andrés y de Mateo, fue la base escrita para todos los relatos evangélicos posteriores que trataron de describir la vida y las enseñanzas de Jesús.
121:8.4 (1341.5) 2. El evangelio según Mateo. El llamado evangelio según Mateo es el relato de la vida del Maestro, escrito para la edificación de los cristianos judíos. El autor de este documento trata de mostrar constantemente en la vida de Jesús que muchas de las cosas que hizo fueron «para que se cumplieran las palabras del profeta.» El evangelio de Mateo presenta a Jesús como un hijo de David, y lo describe como mostrando un gran respeto por la ley y los profetas.
121:8.5 (1341.6) El apóstol Mateo no escribió este evangelio. Fue escrito por Isador, uno de sus discípulos, que para facilitar su trabajo disponía no solamente de los recuerdos personales de Mateo sobre aquellos acontecimientos, sino también de ciertas notas sobre las aserciones de Jesús, que Mateo había redactado inmediatamente después de la crucifixión. Las notas de Mateo estaban escritas en arameo; Isador escribió en griego. No había intención de engaño al atribuir el trabajo a Mateo. En aquellos tiempos, los discípulos tenían la costumbre de honrar así a sus maestros.
121:8.6 (1342.1) El escrito original de Mateo fue editado y ampliado en el año 40, poco antes de que Mateo dejara Jerusalén para emprender la predicación del evangelio. Se trataba de un documento privado, y la última copia fue destruida en el incendio de un monasterio sirio en el año 416.
121:8.7 (1342.2) Isador huyó de Jerusalén en el año 70, después del bloqueo de la ciudad por los ejércitos de Tito, y se llevó a Pella una copia de las notas de Mateo. En el año 71, mientras vivía en Pella, Isador escribió el evangelio según Mateo. También poseía las cuatro primeras quintas partes del relato de Marcos.
121:8.8 (1342.3) 3. El evangelio según Lucas. Lucas, el médico de Antioquía en Pisidia, era un gentil convertido por Pablo, y escribió una historia muy distinta de la vida del Maestro. En el año 47 empezó a seguir a Pablo y a instruirse sobre la vida y las enseñanzas de Jesús. Lucas conserva en su relato mucho de la «gracia del Señor Jesucristo», ya que recogió estos hechos de Pablo y de otras personas. Lucas presenta al Maestro como el «amigo de los publicanos y de los pecadores». Sólo después de la muerte de Pablo reunió sus numerosas notas en forma de evangelio. Lucas escribió en el año 82 en Acaya. Tenía en proyecto tres libros sobre la historia de Cristo y del cristianismo, pero murió en el año 90, cuando estaba a punto de terminar la segunda de estas obras, los «Hechos de los Apóstoles».
121:8.9 (1342.4) Como material para compilar su evangelio, Lucas se basó principalmente en la historia de la vida de Jesús que Pablo le había contado. Por lo tanto, el evangelio de Lucas es, en algunos aspectos, el evangelio según Pablo. Pero Lucas tenía otras fuentes de información. No solamente entrevistó a decenas de testigos oculares de los numerosos episodios de la vida de Jesús que relata, sino que poseía también una copia del evangelio de Marcos (es decir las cuatro primeras quintas partes del libro), la narración de Isador y un breve texto escrito en el año 78 en Antioquía por un creyente llamado Cedes. Lucas poseía también una copia mutilada y muy modificada de unas notas que se atribuían al apóstol Andrés.
121:8.10 (1342.5) 4. El evangelio según Juan. El evangelio según Juan relata una gran parte de la obra que Jesús realizó en Judea y alrededor de Jerusalén, que no se menciona en los otros relatos. Éste es el llamado evangelio según Juan el hijo de Zebedeo, y aunque Juan no lo escribió, sí lo inspiró. Desde que se escribió por primera vez, ha sido corregido muchas veces para dar la impresión de que fue escrito por el mismo Juan. En el momento de componer esa narración, Juan tenía los otros evangelios y observó que muchas cosas se habían omitido; por este motivo, en el año 101 animó a su asociado Natán, un judío griego de Cesarea, para que emprendiera su redacción. Juan proporcionó el material de memoria y basándose en los tres escritos ya existentes. Él mismo no tenía nada escrito sobre el tema. La epístola que se conoce como «La primera de Juan», fue escrita por el mismo Juan como carta de presentación del trabajo que Natán había realizado bajo su dirección.
121:8.11 (1342.6) Todos estos autores presentaron honestas descripciones de Jesús tal como ellos lo habían visto, lo recordaban o se habían informado sobre él, y en la medida en que sus conceptos de aquellos acontecimientos lejanos fueron influidos por su adhesión posterior a la teología cristiana de Pablo. Por muy imperfectos que sean estos documentos, han sido suficientes para cambiar el curso de la historia de Urantia durante cerca de dos mil años.
121:8.12 (1343.1) [Agradecimientos: Para llevar a cabo mi misión de reexponer las enseñanzas de Jesús de Nazaret y contar de nuevo sus acciones, he utilizado ampliamente todas las fuentes de archivos y de informaciones planetarias. Mi motivo principal ha sido preparar un documento que no solamente ilumine a la generación de hombres que viven en la actualidad, sino que sea igualmente útil para todas las generaciones futuras. En la enorme reserva de información puesta a mi disposición, he seleccionado aquellas que convenían mejor para llevar a cabo este objetivo. En la medida de lo posible, he obtenido mis informaciones de fuentes puramente humanas. Únicamente cuando estas fuentes han resultado insuficientes, he recurrido a los archivos superhumanos. Cuando las ideas y los conceptos de la vida y de las enseñanzas de Jesús han sido expresados aceptablemente por una mente humana, he dado preferencia invariablemente a estos modelos de pensamiento aparentemente humanos. Aunque me he esforzado en adaptar la expresión verbal para adecuarla lo mejor posible a la manera en que nosotros concebimos el sentido real y la verdadera importancia de la vida y de las enseñanzas del Maestro, en todas mis exposiciones me he ajustado, tanto como ha sido posible, a los verdaderos conceptos y modelos de pensamiento de los hombres. Sé muy bien que estos conceptos que se han originado en la mente humana resultarán más aceptables y útiles para la mente de todos los demás hombres. Cuando he sido incapaz de encontrar los conceptos necesarios en los escritos o en las expresiones humanas, he recurrido en segundo lugar a la memoria de mi propia orden de criaturas terrestres, los intermedios. Finalmente, cuando esta fuente secundaria de información ha sido insuficiente, he recurrido sin dudarlo a las fuentes de información superplanetarias.
121:8.13 (1343.2) Los memorando que he reunido, a partir de los cuales he preparado este relato de la vida y de las enseñanzas de Jesús — además de las memorias que el apóstol Andrés había registrado — contienen joyas del pensamiento y conceptos muy elevados de las enseñanzas de Jesús, procedentes de más de dos mil seres humanos que han vivido en la Tierra desde la época de Jesús hasta el día en que fueron redactadas las presentes revelaciones, o más exactamente estas reexposiciones. El permiso de revelar solamente ha sido utilizado cuando el escrito humano o los conceptos humanos no conseguían proporcionar un modelo de pensamiento adecuado. Mi misión de revelación me prohibía recurrir a fuentes extrahumanas de información o de expresión, hasta que pudiera atestiguar que había agotado todas las posibilidades para encontrar la expresión conceptual necesaria en las fuentes puramente humanas.
121:8.14 (1343.3) Aunque he descrito, con la colaboración de mis once compañeros intermedios y bajo la supervisión del Melquisedek ya mencionado, los acontecimientos de este relato según mi concepto sobre el orden en que se produjeron y en respuesta a mi elección de los términos adecuados para describirlos, sin embargo, la mayoría de las ideas e incluso algunas de las expresiones efectivas que he utilizado así tuvieron su origen en la mente de los hombres de numerosas razas que han vivido en la Tierra durante las generaciones intermedias, incluídos aquellos que viven todavía en el momento de efectuar esta tarea. En muchos aspectos, he actuado más como recopilador y adaptador que como narrador original. Me he apropiado sin titubeos de las ideas y de los conceptos, preferentemente humanos, que me permitían crear la descripción más eficaz de la vida de Jesús, y que me cualificaran para reexponer sus enseñanzas incomparables con la fraseología más notablemente provechosa y universalmente enriquecedora. En nombre de la Fraternidad de los Intermedios Unidos de Urantia, reconozco con la mayor gratitud nuestra deuda hacia todas las fuentes de información y de conceptos que se han utilizado para elaborar nuestra nueva exposición de la vida de Jesús en la Tierra].
El libro de Urantia
Documento 122
122:0.1 (1344.1) SERÍA casi imposible explicar plenamente las numerosas razones que llevaron a elegir Palestina como país para la donación de Miguel, y en especial por qué exactamente se escogió a la familia de José y María como marco inmediato para la aparición de este Hijo de Dios en Urantia.
122:0.2 (1344.2) Después de estudiar un informe especial sobre el estado de los mundos aislados, preparado por los Melquisedeks con el asesoramiento de Gabriel, Miguel escogió finalmente Urantia como planeta para efectuar su última donación. Después de esta decisión, Gabriel visitó personalmente Urantia, y como resultado de su estudio de los grupos humanos y de su examen de las características espirituales, intelectuales, raciales y geográficas del mundo y de sus pueblos, decidió que los hebreos poseían aquellas ventajas relativas que justificaban su elección como raza para la donación. Cuando Miguel aprobó esta decisión, Gabriel nombró y envió a Urantia la Comisión Familiar de los Doce — escogida entre las órdenes más elevadas de personalidades del universo — con el encargo específico de investigar la vida familiar judía. Cuando esta comisión finalizó su tarea, Gabriel se encontraba en Urantia y recibió el informe que designaba a tres posibles parejas que, en opinión de la comisión, eran igualmente favorables como familias de donación para la encarnación que Miguel tenía en proyecto.
122:0.3 (1344.3) De las tres parejas designadas, Gabriel escogió personalmente a José y María; posteriormente se apareció en persona a María y le dio la grata noticia de que había sido elegida para ser la madre terrestre del niño de la donación.
122:1.1 (1344.4) José, el padre humano de Jesús (Josué ben José) era un hebreo entre los hebreos, aunque poseía muchos rasgos raciales no judíos que, de vez en cuando, se habían añadido a su árbol genealógico a través de las líneas femeninas de sus progenitores. Los antepasados del padre de Jesús se remontaban a los tiempos de Abraham, y por medio de este venerable patriarca, a linajes más antiguos que llegaban hasta los sumerios y los noditas y, a través de las tribus meridionales del antiguo hombre azul, hasta Andón y Fonta. David y Salomón no eran antecesores en línea directa de José, cuyo linaje tampoco se remontaba directamente hasta Adán. Los ascendientes próximos de José eran artesanos: constructores, carpinteros, albañiles y herreros. El mismo José era carpintero, y más tarde fue contratista. Su familia pertenecía a una larga e ilustre línea de notables del pueblo, realzada de vez en cuando por la aparición de personalidades excepcionales que se habían distinguido en el ámbito de la evolución de la religión en Urantia.
122:1.2 (1345.1) María, la madre terrestre de Jesús, descendía de una larga estirpe de antepasados extraordinarios que comprendía muchas mujeres entre las más notables de la historia racial de Urantia. Aunque María era una mujer típica de su tiempo y de su generación, con un temperamento bastante normal, contaba entre sus antecesores a mujeres tan ilustres como Annon, Tamar, Rut, Betsabé, Ansie, Cloa, Eva, Enta y Ratta. Ninguna mujer judía de la época poseía un linaje que tuviera en común a unos progenitores más ilustres, o que se remontara a unos orígenes más prometedores. Los antepasados de María, como los de José, estaban caracterizados por el predominio de individuos fuertes pero corrientes, resaltando de vez en cuando numerosas personalidades sobresalientes en la marcha de la civilización y en la evolución progresiva de la religión. Desde un punto de vista racial, no es muy apropiado considerar a María como una judía. Por su cultura y sus creencias era judía, pero por sus dones hereditarios era más bien una combinación de estirpes siria, hitita, fenicia, griega y egipcia; su herencia racial era más heterogénea que la de José.
122:1.3 (1345.2) De todas las parejas que vivían en Palestina en la época para la que se había proyectado la donación de Miguel, José y María poseían la combinación más ideal de vastos vínculos raciales y de dotaciones de personalidad superiores a la media. El plan de Miguel era aparecer en la Tierra como un hombre ordinario, para que la gente común pudiera comprenderlo y recibirlo; por eso Gabriel eligió a unas personas como José y María para ser los padres de la donación.
122:2.1 (1345.3) El trabajo que Jesús realizó durante su vida en Urantia fue empezado, de hecho, por Juan Bautista. Zacarías, el padre de Juan, pertenecía al clero judío, mientras que su madre, Isabel, era miembro de la rama más próspera del mismo gran grupo familiar al que también pertenecía María, la madre de Jesús. Zacarías e Isabel, aunque estaban casados desde hacía muchos años, no tenían hijos.
122:2.2 (1345.4) A finales del mes de junio del año 8 a. de J.C., unos tres meses después de que se casaran José y María, Gabriel se apareció a Isabel, un día al mediodía, de la misma forma que más tarde hizo conocer su presencia a María. Gabriel dijo:
122:2.3 (1345.5) «Mientras tu marido Zacarías oficia ante el altar en Jerusalén, y mientras el pueblo reunido ruega por la llegada de un libertador, yo, Gabriel, he venido para anunciarte que pronto darás a luz un hijo que será el precursor de este maestro divino; llamarás a tu hijo Juan. Crecerá consagrado al Señor tu Dios, y cuando llegue a la madurez, alegrará tu corazón porque llevará muchas almas hacia Dios, y proclamará también la venida del sanador de almas de tu pueblo y libertador espiritual de toda la humanidad. Tu pariente María será la madre de este hijo de la promesa, y también me apareceré a ella.»
122:2.4 (1345.6) Esta visión asustó mucho a Isabel. Después de la partida de Gabriel, le dio muchas vueltas a esta experiencia en su cabeza, reflexionando largamente las palabras del majestuoso visitante, pero no habló de esta revelación a nadie salvo a su marido, hasta que conversó posteriormente con María a principios de febrero del año siguiente.
122:2.5 (1345.7) Sin embargo, Isabel guardó durante cinco meses su secreto incluso a su marido. Cuando le contó la historia de la visita de Gabriel, Zacarías permaneció muy escéptico y dudó de toda la experiencia durante semanas, consintiendo solamente en creer a medias en la visita de Gabriel a su esposa, hasta que ya no pudo dudar de que estaba esperando un hijo. Zacarías estaba extraordinariamente perplejo ante la próxima maternidad de Isabel, pero no puso en duda la integridad de su mujer, a pesar de su propia edad avanzada. No fue hasta unas seis semanas antes del nacimiento de Juan cuando Zacarías, a consecuencia de un sueño impresionante, se convenció por completo de que Isabel iba a ser la madre de un hijo del destino, el encargado de preparar el camino para la venida del Mesías.
122:2.6 (1346.1) Gabriel se apareció a María hacia mediados de noviembre del año 8 a. de J.C., mientras ella estaba trabajando en su casa de Nazaret. Más adelante, cuando María supo sin lugar a dudas que iba a ser madre, persuadió a José para que la dejara ir a la Ciudad de Judá, a siete kilómetros en las colinas al oeste de Jerusalén, para visitar a Isabel. Gabriel había informado a cada una de estas futuras madres de su aparición a la otra. Naturalmente estaban impacientes por encontrarse, comparar sus experiencias y hablar del futuro probable de sus hijos. María permaneció tres semanas con su prima lejana. Isabel contribuyó mucho a fortalecer la fe de María en la visión de Gabriel, de manera que ésta regresó a su hogar más plenamente dedicada a la misión de ser la madre del hijo del destino, a quien muy pronto debería presentar al mundo como un bebé indefenso, como un niño normal y común del planeta.
122:2.7 (1346.2) Juan nació en la Ciudad de Judá, el 25 de marzo del año 7 a. de J.C. Zacarías e Isabel sintieron una gran alegría con la llegada de su hijo, como Gabriel había prometido. Al octavo día, cuando presentaron al niño para la circuncisión, lo llamaron oficialmente Juan como se les había ordenado anteriormente. Un sobrino de Zacarías ya había partido para Nazaret llevando el mensaje de Isabel a María de que su hijo había nacido y que se llamaría Juan.
122:2.8 (1346.3) Desde la más tierna infancia de Juan, sus padres le inculcaron juiciosamente la idea de que cuando creciera se convertiría en un dirigente espiritual y en un instructor religioso. Y el corazón de Juan siempre fue un terreno favorable donde sembrar estas semillas sugerentes. Incluso siendo niño, se le encontraba con frecuencia en el templo durante los períodos de servicio de su padre, y estaba profundamente impresionado con el significado de todo lo que veía.
122:3.1 (1346.4) Cierta tarde al ponerse el Sol, antes de que José hubiera regresado al hogar, Gabriel se apareció a María al lado de una mesa baja de piedra; después de que ella recobrara la serenidad, le dijo: «Vengo por orden de aquel que es mi Maestro, a quien tú amarás y alimentarás. A ti, María, te traigo gratas noticias al anunciarte que tu concepción está ordenada por el cielo, y que cuando llegue el momento serás la madre de un hijo; lo llamarás Josué, y él inaugurará el reino de los cielos en la Tierra y entre los hombres. No menciones esto a nadie salvo a José y a Isabel, tu pariente, a quien también me he aparecido, y que pronto dará igualmente a luz un hijo cuyo nombre será Juan. Éste preparará el camino para el mensaje de liberación que tu hijo proclamará con gran fuerza y profunda convicción a los hombres. No dudes de mi palabra, María, pues este hogar ha sido elegido como morada humana del hijo del destino. Mi bendición te acompaña, el poder de los Altísimos te fortalecerá y el Señor de toda la Tierra te protegerá.»
122:3.2 (1346.5) Durante varias semanas, María reflexionó sobre esta visita de manera secreta en su corazón. Cuando estuvo segura de que esperaba un hijo, se atrevió por fin a revelar a su marido estos acontecimientos inusitados. Cuando José escuchó toda la historia, y aunque confiaba plenamente en María, se quedó muy preocupado y perdió el sueño durante varias noches. Primero José tuvo dudas sobre la visita de Gabriel. Luego, cuando se persuadió casi por completo de que María había oído realmente la voz y había contemplado la forma del mensajero divino, se torturó la mente preguntándose cómo podían suceder tales cosas. ¿Cómo era posible que un descendiente de seres humanos pudiera ser un hijo del destino divino? José no podía conciliar estas ideas contradictorias hasta que, después de varias semanas de reflexión, tanto él como María llegaron a la conclusión de que habían sido elegidos como padres del Mesías, aunque los judíos casi no tenían el concepto de que el liberador esperado tuviera que ser de naturaleza divina. Una vez que llegaron a esta conclusión trascendental, María se apresuró a partir para charlar con Isabel.
122:3.3 (1347.1) A su regreso, María fue a visitar a sus padres, Joaquín y Ana. Sus dos hermanos, sus dos hermanas, así como sus padres, fueron siempre muy escépticos respecto a la misión divina de Jesús, aunque por aquel entonces no sabían nada, por supuesto, de la visita de Gabriel. Pero María sí le confió a su hermana Salomé que creía que su hijo estaba destinado a ser un gran maestro.
122:3.4 (1347.2) La anunciación de Gabriel a María tuvo lugar al día siguiente de la concepción de Jesús, y fue el único acontecimiento de naturaleza sobrenatural que se produjo en toda su experiencia de gestar y dar a luz al hijo de la promesa.
122:4.1 (1347.3) José no aceptó la idea de que María iba a ser la madre de un hijo extraordinario hasta después de haber experimentado un sueño bastante impresionante. En este sueño, se le apareció un brillante mensajero celestial que le dijo, entre otras cosas: «José, aparezco ante ti por orden de Aquel que ahora reina en las alturas; he recibido el mandato de informarte acerca del hijo que María va a tener, y que llegará a ser una gran luz en el mundo. En él estará la vida, y su vida se convertirá en la luz de la humanidad. Vendrá primero hacia su propio pueblo, pero ellos casi no lo recibirán; pero a todos los que lo reciban, les revelará que son hijos de Dios.» Después de esta experiencia, José no volvió a dudar nunca más de la historia de María sobre la visita de Gabriel, ni de la promesa de que el niño por nacer sería un mensajero divino para el mundo.
122:4.2 (1347.4) En todas estas visitas no se había dicho nada sobre la casa de David. Nunca se había insinuado nada de que Jesús fuera a convertirse en el «liberador de los judíos», ni tampoco que debiera ser el tan esperado Mesías. Jesús no era el tipo de Mesías que los judíos esperaban, pero sí era el libertador del mundo. Su misión era para todas las razas y para todos los pueblos, no para un grupo en particular.
122:4.3 (1347.5) José no descendía del linaje del rey David. María tenía más antepasados que José en la rama de David. Es verdad que José fue a Belén, la ciudad de David, para registrarse en el censo romano, pero esto se debió al hecho de que, seis generaciones antes, el antepasado paterno de José de aquella generación, como era huérfano, había sido adoptado por un tal Zadoc, que era descendiente directo de David; por eso José también contaba como perteneciente a la «casa de David».
122:4.4 (1347.6) La mayoría de las llamadas profecías mesiánicas del Antiguo Testamento fueron redactadas para acomodarlas a Jesús mucho tiempo después de su vida en la Tierra. Durante siglos, los profetas hebreos habían proclamado la venida de un libertador, y estas promesas habían sido interpretadas por las generaciones sucesivas como que se referían a un nuevo gobernante judío que se sentaría en el trono de David, y que mediante los célebres métodos milagrosos de Moisés, establecería a los judíos en Palestina como una nación poderosa, libre de toda dominación extranjera. Además, muchos pasajes metafóricos que se encontraban por todas partes en las escrituras hebreas fueron, con posterioridad, aplicados erróneamente a la misión de la vida de Jesús. Muchos textos del Antiguo Testamento fueron tergiversados para que parecieran cuadrar con algunos episodios de la vida terrestre del Maestro. Jesús mismo negó una vez, públicamente, toda conexión con la casa real de David. Incluso el pasaje «una joven dará a luz a un hijo», se cambió en «una virgen dará a luz a un hijo». Lo mismo sucedió con las numerosas genealogías de José y María que se compusieron después de la carrera de Miguel en la Tierra. Muchos de estos linajes contienen bastantes antepasados del Maestro, pero en general no son auténticos y no se puede confiar en su exactitud. Con demasiada frecuencia, los primeros seguidores de Jesús sucumbieron a la tentación de hacer que todas las antiguas declaraciones proféticas parecieran encontrar su cumplimiento en la vida de su Señor y Maestro.
122:5.1 (1348.1) José era un hombre de modales dulces, extremadamente escrupuloso, y fiel en todos los aspectos a las convenciones y prácticas religiosas de su pueblo. Hablaba poco, pero pensaba mucho. La penosa condición del pueblo judío entristecía mucho a José. En su juventud, conviviendo con sus ocho hermanos y hermanas, había sido más alegre, pero durante los primeros años de su vida matrimonial (durante la infancia de Jesús) sufrió períodos de ligero desaliento espiritual. Estas manifestaciones temperamentales se atenuaron considerablemente poco antes de su muerte prematura y después de que la situación económica de su familia hubiera mejorado gracias a su ascenso desde la categoría de carpintero a la función de próspero contratista.
122:5.2 (1348.2) El temperamento de María era totalmente opuesto al de su marido. Habitualmente alegre, rara vez se encontraba abatida, y poseía un carácter siempre risueño. María se permitía expresar libre y frecuentemente sus sentimientos emocionales, y nunca se la vio afligida hasta después de la muerte súbita de José. Apenas se había recuperado de este golpe cuando tuvo que enfrentarse con las ansiedades y las dudas que despertaron en ella la extraordinaria carrera de su hijo mayor, que se desarrollaba tan rápidamente ante sus ojos asombrados. Pero durante toda esta experiencia insólita, María se mantuvo serena, animosa y bastante juiciosa en sus relaciones con su extraño y poco comprensible hijo mayor, y con sus hermanos y hermanas sobrevivientes.
122:5.3 (1348.3) Jesús poseía de su padre gran parte de su dulzura excepcional y de su maravillosa comprensión benevolente de la naturaleza humana; había heredado de su madre su don de gran educador y su formidable capacidad de justa indignación. En sus reacciones emocionales hacia su entorno durante su vida adulta, Jesús era en ciertos momentos como su padre, meditativo y piadoso, a veces caracterizado por una tristeza aparente; pero en la mayoría de los casos continuaba hacia adelante a la manera optimista y decidida del carácter de su madre. En conjunto, el temperamento de María tendía a dominar la carrera del Hijo divino a medida que crecía y avanzaba a grandes pasos hacia su vida de adulto. En algunos detalles, Jesús era una mezcla de los rasgos de sus padres; en otros aspectos, los rasgos de uno predominaban sobre los del otro.
122:5.4 (1348.4) Jesús poseía de José su estricta educación en los usos de las ceremonias judías y su conocimiento excepcional de las escrituras hebreas; de María obtuvo un punto de vista más amplio de la vida religiosa y un concepto más liberal de la libertad espiritual personal.
122:5.5 (1349.1) Las familias de José y de María eran muy instruidas para su tiempo. José y María poseían una educación que estaba muy por encima del promedio de su época y de su posición social. Él era un pensador; ella sabía planificar, era experta en adaptarse y práctica en la ejecución de las tareas inmediatas. José era moreno con los ojos negros; María era casi rubia con los ojos castaños.
122:5.6 (1349.2) Si José hubiera vivido, se habría convertido sin duda alguna en un firme creyente en la misión divina de su hijo mayor. María alternaba entre la creencia y la duda, enormemente influida por la postura que tomaron sus otros hijos y sus amigos y parientes, pero su actitud final siempre estuvo fortalecida por el recuerdo de la aparición de Gabriel inmediatamente después de la concepción del niño.
122:5.7 (1349.3) María era una tejedora experta, con una habilidad por encima de la media en la mayoría de las artes hogareñas de la época; era una buena ama de casa, con capacidad sobrada para crear un hogar. Tanto José como María eran buenos educadores, y se preocuparon por que sus hijos estuvieran bien instruídos en los conocimientos de su tiempo.
122:5.8 (1349.4) Cuando José era joven, fue contratado por el padre de María para construir un anexo a su casa; en el transcurso de una comida al mediodía, María llevó a José un vaso de agua, y fue en ese momento cuando empezó realmente el cortejo de los dos jóvenes que estaban destinados a ser los padres de Jesús.
122:5.9 (1349.5) José y María se casaron, de acuerdo con la costumbre judía, en la casa de María, en las afueras de Nazaret, cuando José contaba veintiún años de edad. Esta boda fue la culminación de un noviazgo normal de casi dos años. Poco después se trasladaron a su nueva casa de Nazaret, que había sido construida por José con la ayuda de dos de sus hermanos. La casa estaba situada al pie de una elevación que dominaba de manera muy agradable la comarca circundante. En esta casa especialmente preparada, los jóvenes esposos en espera de niño pensaban acoger al hijo de la promesa, sin saber que este importante acontecimiento del universo iba a suceder en Belén de Judea, mientras estaban ausentes de su domicilio.
122:5.10 (1349.6) La mayor parte de la familia de José se hizo creyente en las enseñanzas de Jesús, pero muy pocos miembros de la familia de María creyeron en él hasta después de su partida de este mundo. José se inclinaba más hacia el concepto espiritual del Mesías esperado, pero María y su familia, y sobre todo su padre, mantenían la idea de un Mesías como liberador temporal y gobernante político. Los antepasados de María se habían identificado de manera destacada con las actividades de los Macabeos, en tiempos por aquel entonces muy recientes.
122:5.11 (1349.7) José sostenía vigorosamente el punto de vista oriental, o babilonio, de la religión judía; María tendía fuertemente hacia la interpretación occidental, o helenística, de la ley y de los profetas, que era más amplia y liberal.
122:6.1 (1349.8) La casa de Jesús no estaba lejos de la elevada colina situada en la parte norte de Nazaret, a cierta distancia de la fuente del pueblo, que se encontraba en la sección oriental de la población. La familia de Jesús vivía en las afueras de la ciudad, lo que le facilitó posteriormente a Jesús disfrutar de frecuentes paseos por el campo y subir a la cumbre de esta montaña cercana, la más alta de todas las colinas del sur de Galilea, a excepción de la cadena del Monte Tabor al este, y de la colina de Naín, que tenía aproximadamente la misma altura. Su casa estaba situada un poco hacia el sur y el este del promontorio sur de esta colina, y aproximadamente a mitad de camino entre la base de esta elevación y la carretera que conducía de Nazaret a Caná. Además de subir a la colina, el paseo favorito de Jesús era un estrecho sendero que rodeaba la base de la colina en dirección nordeste, hasta el lugar donde se unía con la carretera de Séforis.
122:6.2 (1350.1) La casa de José y María era una construcción de piedra compuesta por una habitación con un techo plano, más un edificio adyacente para alojar a los animales. Los muebles consistían en una mesa baja de piedra, platos y ollas de barro y de piedra, un telar, una lámpara, varios taburetes pequeños y alfombras para dormir sobre el piso de piedra. En el patio trasero, cerca del anexo para los animales, había un cobertizo que protegía el horno y el molino para moler el grano. Se necesitaban dos personas para utilizar este tipo de molino, una para moler y otra para echar el grano. Cuando Jesús era pequeño, echaba grano con frecuencia en este molino mientras que su madre hacía girar la muela.
122:6.3 (1350.2) Años más tarde, cuando la familia creció, todos se sentaban en cuclillas alrededor de la mesa de piedra agrandada para disfrutar de sus comidas, y se servían el alimento de un plato o de una olla común. En invierno, la mesa estaba iluminada durante la cena por una pequeña lámpara plana de arcilla que llenaban con aceite de oliva. Después del nacimiento de Marta, José construyó un agregado a esta casa, una amplia habitación que se utilizaba como taller de carpintería durante el día y como dormitorio por la noche.
122:7.1 (1350.3) En el mes de marzo del año 8 a. de J.C. (el mes en que José y María se casaron) César Augusto decretó que todos los habitantes del Imperio Romano tenían que ser contados, que había que hacer un censo para mejorar el sistema de los impuestos. Los judíos siempre habían estado enormemente predispuestos contra cualquier intento por «contar al pueblo»; este hecho, sumado a las graves dificultades internas de Herodes, rey de Judea, había contribuido a retrasar un año este empadronamiento en el reino judío. En todo el Imperio Romano, este censo se llevó a cabo en el año 8 a. de J.C., excepto en el reino de Herodes en Palestina, donde tuvo lugar un año más tarde, en el año 7 a. de J.C.
122:7.2 (1350.4) No era necesario que María fuera a Belén para empadronarse — José estaba autorizado para registrar a su familia — pero María, que era una persona intrépida y decidida, insistió en acompañarle. Temía quedarse sola por si el niño nacía durante la ausencia de José, y puesto que Belén no estaba lejos de la Ciudad de Judá, María preveía la posibilidad de una agradable charla con su pariente Isabel.
122:7.3 (1350.5) José prácticamente prohibió a María que lo acompañara, pero no sirvió de nada; en el momento de empaquetar la comida para el viaje de tres o cuatro días, preparó raciones para dos personas y se aprestó para partir. Pero antes de ponerse efectivamente en camino, José ya había consentido en que María lo acompañara, y dejaron alegremente Nazaret al despuntar el día.
122:7.4 (1350.6) José y María eran pobres, y como sólo tenían una bestia de carga, María, que estaba encinta, montó sobre el animal con las provisiones mientras que José caminaba conduciendo a la bestia. Construir y amueblar la casa había sido un gran gasto para José, que también tenía que contribuir al mantenimiento de sus padres, ya que su padre se había quedado incapacitado hacía poco tiempo. Así es como esta pareja judía partió de su humilde hogar, por la mañana temprano, el 18 de agosto del año 7 a. de J.C., en dirección a Belén.
122:7.5 (1351.1) Su primer día de viaje les llevó cerca de los cerros al pie del Monte Gilboa, donde acamparon durante la noche junto al río Jordán, e hicieron muchas especulaciones sobre la naturaleza del hijo que iba a nacer; José se adhería al concepto de un maestro espiritual y María sostenía la idea de un Mesías judío, un liberador de la nación hebrea.
122:7.6 (1351.2) A primeras horas de la radiante mañana del 19 de agosto, José y María se pusieron de nuevo en camino. Tomaron su comida del mediodía al pie del Monte Sartaba, que domina el valle del Jordán, y continuaron su viaje, llegando por la noche a Jericó, donde se alojaron en una posada del camino, en las afueras de la ciudad. Después de la cena y de mucho discutir sobre la opresión del gobierno romano, Herodes, la inscripción en el censo y la influencia comparativa de Jerusalén y Alejandría como centros del saber y de la cultura judíos, los viajeros de Nazaret se retiraron a dormir. El 20 de agosto por la mañana temprano reanudaron su viaje, llegando a Jerusalén antes del mediodía; visitaron el templo y continuaron hacia su destino, llegando a Belén a media tarde.
122:7.7 (1351.3) La posada estaba atestada, y en consecuencia José buscó alojamiento en casa de unos parientes lejanos, pero todas las habitaciones de Belén estaban llenas a rebosar. Al regresar al patio de la posada, le informaron que los establos para las caravanas, labrados en los lados de la roca y situados justo por debajo de la posada, habían sido desalojados de sus animales y limpiados para recibir huéspedes. Dejando el asno en el patio, José se echó al hombro las bolsas de ropa y de provisiones, y descendió con María los escalones de piedra hasta su alojamiento en la parte inferior. Se instalaron en lo que había sido un almacén de grano, enfrente de los establos y de los pesebres. Habían colgado cortinas de lona, y se consideraron afortunados por haber conseguido un alojamiento tan cómodo.
122:7.8 (1351.4) José había pensado ir a inscribirse enseguida, pero María estaba cansada; se sentía bastante mal y le rogó que permaneciera con ella, lo cual hizo.
122:8.1 (1351.5) María estuvo inquieta toda aquella noche, de manera que ninguno de los dos durmió mucho. Al amanecer, los dolores del parto empezaron claramente, y a mediodía, el 21 de agosto del año 7 a. de J.C., con la ayuda y la asistencia generosa de unas viajeras como ella, María dio a luz a un niño varón. Jesús de Nazaret había nacido en el mundo. Se le envolvió en las ropas que María había traído por precaución, y se le acostó en un pesebre cercano.
122:8.2 (1351.6) El niño de la promesa había nacido exactamente de la misma manera que todos los niños que antes y después de ese día han llegado al mundo. Al octavo día, según la costumbre judía, fue circuncidado y se le llamó oficialmente Josué (Jesús).
122:8.3 (1351.7) Al día siguiente del nacimiento de Jesús, José fue a empadronarse. Se encontró con un hombre con quien habían conversado dos noches antes en Jericó, y éste lo llevó a ver a un amigo rico que ocupaba una habitación en la posada, el cual dijo que con mucho gusto intercambiaría su alojamiento con el de la pareja de Nazaret. Aquella misma tarde se trasladaron a la posada, donde permanecieron cerca de tres semanas, hasta que encontraron alojamiento en la casa de un pariente lejano de José.
122:8.4 (1351.8) Al segundo día del nacimiento de Jesús, María envió un mensaje a Isabel indicándole que su hijo había nacido, y ésta le respondió invitando a José a que subiera a Jerusalén para hablar con Zacarías de todos sus asuntos. A la semana siguiente, José fue a Jerusalén para conversar con Zacarías. Tanto Zacarías como Isabel habían llegado al sincero convencimiento de que Jesús estaba destinado a ser en verdad el libertador de los judíos, el Mesías, y que su hijo Juan sería el jefe de sus ayudantes, el brazo derecho de su destino. Como María compartía las mismas ideas, no fue difícil convencer a José para que se quedaran en Belén, la Ciudad de David, con objeto de que cuando Jesús creciera, pudiera ocupar el trono de todo Israel como sucesor de David. Por consiguiente, permanecieron más de un año en Belén, y José efectuó mientras tanto algunos trabajos en su oficio de carpintero.
122:8.5 (1352.1) Aquel mediodía en que nació Jesús, los serafines de Urantia, reunidos bajo las órdenes de sus directores, cantaron efectivamente himnos de gloria por encima del pesebre de Belén, pero estas expresiones de alabanza no fueron oídas por los oídos humanos. Ningún pastor u otra criatura mortal vino a rendir homenaje al niño de Belén, hasta el día en que llegaron ciertos sacerdotes de Ur, que habían sido enviados por Zacarías desde Jerusalén.
122:8.6 (1352.2) Hacía algún tiempo, un extraño educador religioso de su país les había dicho a estos sacerdotes de Mesopotamia que había tenido un sueño en el cual se le informaba que la «luz de la vida» estaba a punto de aparecer en la Tierra como un niño y entre los judíos. Y hacia allí se dirigieron estos tres sacerdotes en busca de esta «luz de la vida». Después de muchas semanas de búsqueda infructuosa en Jerusalén, estaban a punto de regresar a Ur cuando Zacarías se encontró con ellos, y les reveló su creencia de que Jesús era el objeto de su búsqueda; los envió a Belén, donde encontraron al niño y dejaron sus regalos a María, su madre terrestre. El niño tenía casi tres semanas en el momento de su visita.
122:8.7 (1352.3) Estos hombres sabios no vieron ninguna estrella que los guiara hasta Belén. La hermosa leyenda de la estrella de Belén se originó de la manera siguiente: Jesús había nacido el 21 de agosto, a mediodía, del año 7 a. de J.C. El 29 de mayo del mismo año 7 tuvo lugar una extraordinaria conjunción de Júpiter y de Saturno en la constelación de Piscis. Es un hecho astronómico notable que se produjeran conjunciones similares el 29 de septiembre y el 5 de diciembre del mismo año. Basándose en estos acontecimientos extraordinarios, pero totalmente naturales, los seguidores bien intencionados de las generaciones siguientes construyeron la atractiva leyenda de la estrella de Belén, que conducía a los Magos adoradores hasta el pesebre, donde contemplaron y adoraron al niño recién nacido. Las mentes de Oriente y del próximo Oriente se deleitan con los cuentos de hadas y tejen continuamente hermosos mitos como éste alrededor de la vida de sus dirigentes religiosos y de sus héroes políticos. En ausencia de imprenta, cuando la mayoría del conocimiento humano se trasmitía oralmente de una generación a la siguiente, era muy fácil que los mitos se transformaran en tradiciones, y que las tradiciones fueran aceptadas finalmente como hechos.
122:9.1 (1352.4) Moisés había enseñado a los judíos que cada hijo primogénito pertenecía al Señor, pero que en lugar de sacrificarlo, como era costumbre entre las naciones paganas, ese hijo podría vivir siempre que sus padres lo redimieran mediante el pago de cinco siclos a cualquier sacerdote autorizado. También existía un mandato mosaico que ordenaba que después de haber pasado cierto tiempo, una madre tenía que presentarse en el templo para purificarse (o que alguien hiciera en su lugar el sacrificio apropiado). Era costumbre realizar ambas ceremonias al mismo tiempo. En consecuencia, José y María subieron personalmente al templo, en Jerusalén, para presentar a Jesús ante los sacerdotes, efectuar su redención y hacer al mismo tiempo el sacrificio apropiado para asegurar la purificación ceremonial de María de la supuesta impureza del alumbramiento.
122:9.2 (1353.1) Dos personajes notables se paseaban constantemente por los patios del templo: Simeón, un cantor, y Ana, una poetisa. Simeón era judeo, pero Ana era galilea. Los dos estaban juntos con frecuencia y ambos eran íntimos amigos del sacerdote Zacarías, que les había confiado el secreto de Juan y de Jesús. Tanto Simeón como Ana deseaban ardientemente la venida del Mesías, y su confianza en Zacarías les condujo a creer que Jesús era el libertador esperado por el pueblo judío.
122:9.3 (1353.2) Zacarías sabía el día que José y María tenían que venir al templo con Jesús y había convenido con Simeón y Ana que, en la procesión de los niños primogénitos, haría un saludo con la mano levantada para indicarles cuál era Jesús.
122:9.4 (1353.3) Para esta ocasión, Ana había escrito un poema que Simeón se puso a cantar, ante el gran asombro de José, de María y de todos los que se encontraban reunidos en los patios del templo. He aquí su himno de redención del hijo primogénito:
122:9.5 (1353.4) Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
122:9.6 (1353.5) Porque nos ha visitado y ha traído la redención a su pueblo;
122:9.7 (1353.6) Ha suscitado un poder salvador para todos nosotros
122:9.8 (1353.7) En la casa de su siervo David.
122:9.9 (1353.8) Según ha dicho por boca de sus santos profetas —
122:9.10 (1353.9) Nos salva de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian;
122:9.11 (1353.10) Muestra misericordia a nuestros padres y recuerda su santa alianza —
122:9.12 (1353.11) El juramento por el que prometió a Abraham nuestro padre,
122:9.13 (1353.12) Que nos concedería, después de librarnos de la mano de nuestros enemigos,
122:9.14 (1353.13) Servirle sin temor,
122:9.15 (1353.14) En santidad y rectitud delante suya, todos los días de nuestra vida.
122:9.16 (1353.15) Sí, y tú, niño de la promesa, serás llamado el profeta del Altísimo;
122:9.17 (1353.16) Porque irás delante de la faz del Señor para establecer su reino,
122:9.18 (1353.17) Para dar conocimiento de la salvación a su pueblo
122:9.19 (1353.18) En la remisión de sus pecados.
122:9.20 (1353.19) Regocijáos en la tierna misericordia de nuestro Dios, porque desde lo alto el alba nos ha visitado ahora
122:9.21 (1353.20) Para iluminar a los que habitan en las tinieblas y en la sombra de la muerte,
122:9.22 (1353.21) Para guiar nuestros pasos por los caminos de la paz.
122:9.23 (1353.22) Y ahora deja a tu siervo partir en paz, Oh, Señor, según tu palabra,
122:9.24 (1353.23) Porque mis ojos han contemplado tu salvación,
122:9.25 (1353.24) Que has preparado delante de la faz de todos los pueblos;
122:9.26 (1353.25) Una luz para iluminar incluso a los gentiles
122:9.27 (1353.26) Y para la gloria de tu pueblo Israel.
122:9.28 (1353.27) En el camino de vuelta a Belén, José y María permanecieron silenciosos — confundidos y sobrecogidos. María estaba muy turbada por el saludo de despedida de Ana, la anciana poetisa, y José no estaba de acuerdo con este esfuerzo prematuro por hacer de Jesús el Mesías esperado del pueblo judío.
122:10.1 (1353.28) Pero los espías de Herodes no estaban inactivos. Cuando le informaron de la visita de los sacerdotes de Ur a Belén, Herodes ordenó que estos caldeos se presentaran ante él. Interrogó cuidadosamente a estos sabios sobre el nuevo «rey de los judíos», pero le proporcionaron poca satisfacción, explicando que el niño había nacido de una mujer que había venido a Belén con su marido para registrarse en el censo. Herodes no estaba satisfecho con esta respuesta y los despidió con una bolsa de dinero, ordenándoles que encontraran al niño para que él también pudiera ir a adorarlo, puesto que habían declarado que su reino sería espiritual, y no temporal. Como los sabios no regresaban, Herodes empezó a sospechar. Mientras le daba vueltas a estas cosas en su cabeza, sus espías regresaron y le dieron un informe completo sobre los recientes incidentes acaecidos en el templo; le trajeron una copia de algunas partes de la canción de Simeón que se había cantado en las ceremonias de la redención de Jesús. Pero no se les había ocurrido seguir a José y María, y Herodes se encolerizó mucho con ellos cuando no pudieron decirle a dónde se había dirigido la pareja con el niño. Envió entonces a unos indagadores para que localizaran a José y María. Al enterarse que Herodes perseguía a la familia de Nazaret, Zacarías e Isabel permanecieron alejados de Belén. El niño fue ocultado en casa de unos parientes de José.
122:10.2 (1354.1) José tenía miedo de buscar trabajo, y sus pocos ahorros estaban desapareciendo rápidamente. Incluso en el momento de las ceremonias de purificación en el templo, José se consideró lo bastante pobre como para limitar a dos palomas jóvenes la ofrenda de María, tal como Moisés había ordenado para la purificación de las madres pobres.
122:10.3 (1354.2) Después de más de un año de búsqueda, los espías de Herodes aún no habían localizado a Jesús; y como se sospechaba que el niño estaba todavía oculto en Belén, Herodes preparó un decreto ordenando que se hiciera una búsqueda sistemática en todas las casas de Belén, y que mataran a todos los niños varones con menos de dos años de edad. De esta manera, Herodes pretendía asegurarse de que el niño que estaba destinado a ser el «rey de los judíos» sería destruido. Y así fue como en un día perecieron dieciséis niños varones en Belén de Judea. La intriga y el asesinato, incluso dentro de su propia familia cercana, eran cosa corriente en la corte de Herodes.
122:10.4 (1354.3) La masacre de estos niños tuvo lugar a mediados de octubre del año 6 a. de J.C., cuando Jesús tenía poco más de un año. Pero incluso entre los miembros de la corte de Herodes había creyentes en el Mesías venidero, y uno de ellos, al enterarse de la orden de matar a los niños de Belén, se puso en contacto con Zacarías, quien a su vez envió un mensajero a José; la noche antes de la masacre, José y María salieron de Belén con el niño, camino de Alejandría en Egipto. Para evitar atraer la atención, viajaron solos con Jesús hasta Egipto. Fueron a Alejandría con los fondos que les proporcionó Zacarías, y allí José trabajó en su oficio, mientras que María y Jesús se alojaron con unos parientes acomodados de la familia de José. Vivieron en Alejandría dos años completos, y no regresaron a Belén hasta después de la muerte de Herodes.
El libro de Urantia
Documento 123
123:0.1 (1355.1) DEBIDO a las incertidumbres y ansiedades de su estancia en Belén, María no destetó al niño hasta que llegaron sanos y salvos a Alejandría, donde la familia pudo llevar una vida normal. Vivieron con unos parientes, y José pudo mantener fácilmente a su familia porque consiguió trabajo poco después de su llegada. Estuvo empleado como carpintero durante varios meses y luego lo promovieron al puesto de capataz de un gran grupo de obreros que estaban ocupados en la construcción de un edificio público, entonces en obras. Esta nueva experiencia le dio la idea de hacerse contratista y constructor después de que regresaran a Nazaret.
123:0.2 (1355.2) Durante todos estos primeros años de infancia en que Jesús estaba indefenso, María mantuvo una larga y constante vigilancia para que no le ocurriera nada a su hijo que pudiera amenazar su bienestar, o que pudiera obstaculizar, de alguna manera, su futura misión en la Tierra; ninguna madre estuvo nunca más consagrada a su hijo. En el hogar donde se encontraba Jesús, había otros dos niños aproximadamente de su misma edad, y entre los vecinos cercanos, seis más cuyas edades se acercaban lo suficiente a la suya como para ser unos compañeros de juego aceptables. Al principio, María estuvo tentada de mantener a Jesús muy cerca de ella. Temía que le ocurriera algo si se le permitía jugar en el jardín con los otros niños, pero José, con la ayuda de sus parientes, consiguió convencerla de que esta actitud privaría a Jesús de la útil experiencia de aprender a adaptarse a los niños de su edad. Comprendiendo que un programa así de protección exagerada e inhabitual podría hacer que el niño se volviera cohibido y un tanto egocéntrico, María dio finalmente su consentimiento al plan que permitía al niño de la promesa crecer exactamente como todos los demás niños. Aunque cumplió con esta decisión, efectuó su papel de estar siempre vigilante mientras que los pequeños jugaban alrededor de la casa o en el jardín. Sólo una madre amorosa puede comprender la carga que María tuvo que soportar en su corazón por la seguridad de su hijo durante estos años de su niñez y de su primera infancia.
123:0.3 (1355.3) Durante los dos años de su estancia en Alejandría, Jesús gozó de buena salud y siguió creciendo normalmente. Aparte de unos pocos amigos y parientes, no se dijo a nadie que Jesús era un «niño de la promesa». Uno de los parientes de José lo reveló a unos amigos de Menfis, descendientes del lejano Akenatón. Éstos se reunieron, con un pequeño grupo de creyentes de Alejandría, en la suntuosa casa del pariente y benefactor de José, poco antes de regresar a Palestina, para presentar sus mejores deseos a la familia de Nazaret y sus respetos al niño. En esta ocasión, los amigos reunidos regalaron a Jesús un ejemplar completo de la traducción al griego de las escrituras hebreas. Pero este ejemplar de los textos sagrados judíos no se lo entregaron a José hasta que él y María declinaron definitivamente la invitación de sus amigos de Menfis y Alejandría de permanecer en Egipto. Estos creyentes afirmaban que el hijo del destino podría ejercer una influencia mundial mucho mayor si residía en Alejandría que en cualquier lugar determinado de Palestina. Estos argumentos retrasaron algún tiempo su regreso a Palestina, después de recibir la noticia de la muerte de Herodes.
123:0.4 (1356.1) Finalmente, José y María se despidieron de Alejandría en un barco propiedad de su amigo Esraeon, con destino a Jope, puerto al que llegaron a finales de agosto del año 4 a. de J.C. Se dirigieron directamente a Belén, donde pasaron todo el mes de septiembre en deliberaciones con sus amigos y parientes para decidir si debían quedarse allí o regresar a Nazaret.
123:0.5 (1356.2) María nunca había abandonado por completo la idea de que Jesús debería crecer en Belén, la Ciudad de David. José no creía en realidad que su hijo estuviera destinado a ser un rey liberador de Israel. Además, sabía que él mismo no era un verdadero descendiente de David; el hecho de contar entre el linaje de David se debía a que uno de sus antepasados había sido adoptado por la línea de descendientes davídicos. María consideraba naturalmente que la Ciudad de David era el lugar más apropiado para criar al nuevo candidato al trono de David, pero José prefería tentar la suerte con Herodes Antipas antes que con su hermano Arquelao. Albergaba muchos temores por la seguridad del niño en Belén o en cualquier otra ciudad de Judea; suponía que era más probable que Arquelao continuara con la política amenazadora de su padre Herodes, a que lo hiciera Antipas en Galilea. Aparte de todas estas razones, José expresó abiertamente su preferencia por Galilea, porque lo consideraba un lugar más adecuado para criar y educar al niño, pero necesitó tres semanas para vencer las objeciones de María.
123:0.6 (1356.3) El primero de octubre, José había convencido a María y a todos sus amigos de que era mejor para ellos regresar a Nazaret. En consecuencia, a principios de octubre del año 4 a. de J.C., partieron de Belén rumbo a Nazaret por el camino de Lida y Escitópolis. Salieron un domingo por la mañana temprano; María y el niño iban montados en la bestia de carga que acababan de adquirir, mientras que José y cinco parientes los acompañaban a pie; los parientes de José no consintieron que viajaran solos hasta Nazaret. Temían ir a Galilea pasando por Jerusalén y el valle del Jordán, y las rutas occidentales no eran del todo seguras para dos viajeros solitarios con un niño de poca edad.
123:1.1 (1356.4) Al cuarto día de viaje, el grupo llegó sano y salvo a su destino. Llegaron sin anunciarse a su casa de Nazaret, ocupada desde hacía más de tres años por uno de los hermanos casados de José, que en verdad se quedó sorprendido al verlos; lo habían hecho todo tan calladamente, que ni la familia de José ni la de María sabían siquiera que habían dejado Alejandría. Al día siguiente, el hermano de José se mudó con su familia, y María, por primera vez desde el nacimiento de Jesús, se instaló con su pequeña familia para disfrutar de la vida en su propio hogar. En menos de una semana, José consiguió trabajo como carpintero, y fueron extremadamente felices.
123:1.2 (1356.5) Jesús tenía unos tres años y dos meses cuando volvieron a Nazaret. Había soportado muy bien todos estos viajes y gozaba de excelente salud; estaba lleno de alegría y entusiasmo infantil al tener una casa propia donde poder correr y disfrutar. Pero echaba mucho de menos la relación con sus compañeros de juego de Alejandría.
123:1.3 (1356.6) Camino de Nazaret, José había persuadido a María de que sería imprudente divulgar, entre sus amigos y parientes galileos, la noticia de que Jesús era un niño de la promesa. Acordaron no mencionar a nadie este asunto, y ambos cumplieron fielmente esta promesa.
123:1.4 (1357.1) Todo el cuarto año de Jesús fue un período de desarrollo físico normal y de actividad mental poco común. Mientras tanto, se había hecho muy amigo de un niño vecino, aproximadamente de su edad, llamado Jacobo. Jesús y Jacobo siempre eran felices jugando juntos, y crecieron siendo grandes amigos y leales compañeros.
123:1.5 (1357.2) El siguiente acontecimiento importante en la vida de esta familia de Nazaret fue el nacimiento del segundo hijo, Santiago, al amanecer del 2 de abril del año 3 a. de J.C. Jesús estaba muy emocionado con la idea de tener un hermanito, y permanecía cerca de él durante horas simplemente para observar los primeros gestos del bebé.
123:1.6 (1357.3) Fue a mediados del verano de este mismo año cuando José construyó un pequeño taller cerca de la fuente del pueblo y del solar donde se detenían las caravanas. A partir de entonces hizo muy pocos trabajos de carpintería al día. Tenía como socios a dos de sus hermanos y a varios obreros más, a quienes enviaba a trabajar fuera mientras él permanecía en el taller fabricando arados, yugos y otros objetos de madera. También hizo algunos trabajos con el cuero, la soga y la lona. A medida que Jesús crecía, y cuando no estaba en la escuela, repartía su tiempo casi por igual entre ayudar a su madre en los quehaceres del hogar y observar a su padre en el trabajo del taller, escuchando al mismo tiempo las conversaciones y las noticias de los conductores y viajeros de las caravanas procedentes de todos los rincones de la Tierra.
123:1.7 (1357.4) En julio de este año, un mes antes de cumplir Jesús los cuatro años, una epidemia maligna de trastornos intestinales, contagiada por los viajeros de las caravanas, se extendió por todo Nazaret. María se alarmó tanto por el peligro al que Jesús estaba expuesto con esta enfermedad epidémica, que preparó a sus dos hijos y huyó a la casa de campo de su hermano, a varios kilómetros al sur de Nazaret, en la carretera de Meguido, cerca de Sarid. Estuvieron fuera de Nazaret durante más de dos meses; Jesús disfrutó mucho con su primera experiencia en una granja.
123:2.1 (1357.5) Poco más de un año después del regreso a Nazaret, el niño Jesús llegó a la edad de su primera decisión moral personal y sincera; fue entonces cuando vino a residir en él un Ajustador del Pensamiento, un don divino del Padre Paradisiaco, que había servido anteriormente con Maquiventa Melquisedek, adquiriendo así la experiencia de las operaciones relacionadas con la encarnación de un ser supermortal que vive en la similitud de la carne mortal. Este acontecimiento sucedió el 11 de febrero del año 2 a. de J.C. Jesús no tuvo más conciencia de la llegada del Monitor divino que los millones y millones de otros niños que, antes y después de ese día, han recibido igualmente estos Ajustadores del Pensamiento para residir en su mente, trabajar para la espiritualización última de dicha mente y la supervivencia eterna de su alma inmortal evolutiva.
123:2.2 (1357.6) En este día de febrero terminó la supervisión directa y personal de los Gobernantes del Universo en lo referente a la integridad de Miguel encarnado como niño. A partir de este momento y durante todo el desarrollo humano de su encarnación, la custodia de Jesús fue encomendada a este Ajustador interior y a los guardianes seráficos asociados, auxiliados de vez en cuando por el ministerio de las criaturas intermedias, designadas para efectuar ciertas tareas específicas, de acuerdo con las instrucciones de sus superiores planetarios.
123:2.3 (1357.7) Jesús cumplió cinco años en agosto de este año, y por ello nos referiremos a él como el quinto año (civil) de su vida. En este año 2 a. de J.C., poco más de un mes antes de su quinto cumpleaños, Jesús se sintió muy feliz con la llegada al mundo de su hermana Miriam, que nació en la noche del 11 de julio. Durante el atardecer del día siguiente, Jesús tuvo una larga conversación con su padre sobre la manera en que los diversos grupos de seres vivos nacen en el mundo como individuos diferentes. La parte más valiosa de la primera educación de Jesús la proporcionaron sus padres, respondiendo a sus preguntas reflexivas y penetrantes. José no dejó nunca de cumplir plenamente con su deber, tomándose el trabajo y encontrando el tiempo para contestar a las numerosas preguntas del niño. Desde los cinco hasta los diez años, Jesús fue una interrogación permanente. Aunque José y María no siempre podían contestar a sus preguntas, nunca dejaron de discutirlas a fondo, y lo ayudaban de todas las maneras posibles en sus esfuerzos por encontrar una solución satisfactoria al problema que su mente despierta le había sugerido.
123:2.4 (1358.1) Desde su regreso a Nazaret, habían tenido una intensa vida familiar, y José había estado extraordinariamente ocupado con la construcción de su nuevo taller y la reanudación de sus negocios. Tenía tanto trabajo que no había encontrado tiempo para hacer una cuna para Santiago, pero esto pudo remediarlo mucho antes de que naciera Miriam, de manera que ella contó con una cuna muy cómoda en la cual se acurrucaba mientras que la familia la admiraba. El niño Jesús participaba de todo corazón en todas estas experiencias naturales y normales del hogar. Disfrutaba mucho con su hermanito y su hermanita, y ayudaba mucho a María cuidando de ellos.
123:2.5 (1358.2) En el mundo de los gentiles de aquellos tiempos, había pocos hogares que pudieran proporcionar a un niño una educación intelectual, moral y religiosa mejor que la de los hogares judíos de Galilea. Estos judíos tenían un programa sistemático para criar y educar a sus hijos. Dividían la vida de los niños en siete etapas:
123:2.6 (1358.3) 1. El niño recién nacido hasta el octavo día.
123:2.7 (1358.4) 2. El niño de pecho.
123:2.8 (1358.5) 3. El destete del niño.
123:2.9 (1358.6) 4. El período de dependencia de la madre, hasta el final del quinto año.
123:2.10 (1358.7) 5. El comienzo de la independencia del niño, y en el caso de los hijos varones, el padre asumía la responsabilidad de su educación.
123:2.11 (1358.8) 6. Los chicos y las chicas adolescentes.
123:2.12 (1358.9) 7. Los hombres y las mujeres jóvenes.
123:2.13 (1358.10) Los judíos de Galilea tenían la costumbre de que la madre se responsabilizara de la educación del niño hasta que éste cumplía los cinco años, y si el niño era varón, entonces el padre se encargaba en adelante de su educación. Así pues, aquel año Jesús entró en la quinta etapa de la carrera de un niño judío de Galilea; en consecuencia, el 21 de agosto del año 2 a. de J.C., María transfirió formalmente a José la educación futura de su hijo.
123:2.14 (1358.11) Aunque José tenía que asumir ahora directamente la responsabilidad de la educación intelectual y religiosa de Jesús, su madre seguía ocupándose de su educación hogareña. Le enseñó a conocer y a cuidar las parras y las flores que crecían en las tapias del jardín que rodeaban por completo la parcela de su hogar. María también se ocupó de poner en el tejado de la casa (el dormitorio de verano) unos cajones de arena poco profundos, en los que Jesús dibujaba mapas y efectuó la mayoría de sus primeras prácticas de escritura en arameo, en griego y más tarde en hebreo, porque aprendió en su momento a leer, escribir y hablar con fluidez estos tres idiomas.
123:2.15 (1358.12) Jesús tenía la apariencia física de un niño casi perfecto y continuaba progresando de manera normal en el aspecto mental y emocional. Tuvo un ligero problema digestivo, su primera enfermedad leve, a finales de este año, su quinto año (civil).
123:2.16 (1359.1) Aunque José y María hablaban con frecuencia del futuro de su hijo mayor, si hubierais estado allí, únicamente habríais observado el crecimiento de un niño normal de aquel tiempo y lugar, sano, sin preocupaciones, pero extremadamente ávido de saber.
123:3.1 (1359.2) Con la ayuda de su madre, Jesús ya había dominado el dialecto galileo de la lengua aramea; ahora, su padre empezó a enseñarle el griego. María lo hablaba poco, pero José hablaba bien el griego y el arameo. El libro de texto para estudiar la lengua griega era el ejemplar de las escrituras hebreas — una versión completa de la ley y de los profetas, incluídos los salmos — que les habían regalado a su partida de Egipto. En todo Nazaret sólo había dos ejemplares completos de las escrituras en griego, y la posesión de uno de ellos por parte de la familia del carpintero hacía de la casa de José un lugar muy solicitado, lo que permitió a Jesús conocer, a medida que crecía, una procesión casi interminable de personas estudiosas serias y de sinceros buscadores de la verdad. Antes de terminar este año, Jesús había asumido la custodia de este manuscrito inestimable, habiéndose enterado el día de su sexto cumpleaños que el libro sagrado se lo habían regalado los amigos y parientes de Alejandría. Muy poco tiempo después podía leerlo con toda facilidad.
123:3.2 (1359.3) La primera gran conmoción en la joven vida de Jesús tuvo lugar cuando aún no tenía seis años. Al chico le parecía que su padre — o al menos su padre y su madre juntos — lo sabían todo. Imaginad pues la sorpresa que se llevó este niño indagador cuando preguntó a su padre la causa de un leve terremoto que acababa de producirse, y oyó que José le respondía: «Hijo mío, en verdad no lo sé». Así empezó una larga y desconcertante cadena de desilusiones, durante la cual Jesús descubrió que sus padres terrestres no eran infinitamente sabios ni omniscientes.
123:3.3 (1359.4) El primer pensamiento de José fue decirle a Jesús que el terremoto había sido causado por Dios, pero un instante de reflexión le advirtió que una respuesta semejante provocaría inmediatamente preguntas posteriores aún más embarazosas. Incluso a una edad muy temprana, era muy difícil contestar a las preguntas de Jesús sobre los fenómenos físicos o sociales diciéndole a la ligera que el responsable era Dios o el diablo. De acuerdo con la creencia predominante del pueblo judío, hacía tiempo que Jesús estaba dispuesto a aceptar la doctrina de los buenos y de los malos espíritus como una posible explicación de los fenómenos mentales y espirituales; pero empezó a dudar muy pronto de que estas influencias invisibles fueran responsables de los acontecimientos físicos del mundo natural.
123:3.4 (1359.5) Antes de que Jesús cumpliera los seis años de edad, a principios del verano del año 1 a. de J.C., Zacarías, Isabel y su hijo Juan vinieron a visitar a la familia de Nazaret. Jesús y Juan disfrutaron mucho durante esta visita, la primera que podían recordar. Aunque los visitantes sólo pudieron quedarse unos días, los padres hablaron de muchas cosas, incluyendo los planes para el futuro de sus hijos. Mientras que estaban ocupados en esto, los chicos jugaban en la azotea de la casa con trozos de madera en la arena, y se divertían juntos de otras muchas maneras, como hacen los niños.
123:3.5 (1359.6) Después de conocer a Juan, que venía de los alrededores de Jerusalén, Jesús empezó a manifestar un interés extraordinario por la historia de Israel y comenzó a preguntar con mucho detalle por el significado de los ritos del sábado, los sermones de la sinagoga y las fiestas conmemorativas periódicas. Su padre le explicó el significado de todas estas celebraciones. La primera era la fiesta de la iluminación, a mediados del invierno, que duraba ocho días; la primera noche encendían una vela, y cada noche siguiente añadían una nueva. Con esto se conmemoraba la consagración del templo, después de que Judas Macabeo restaurara los oficios mosaicos. A continuación venía la celebración de Purim, a principios de la primavera, la fiesta de Esther y de la liberación de Israel gracias a ella. Luego seguía la solemne Pascua, que los adultos celebraban en Jerusalén siempre que era posible, mientras que en el hogar los niños debían recordar que no se podía comer pan con levadura en toda la semana. Más tarde venía la fiesta de los primeros frutos, la recogida de la cosecha; y por último la más solemne de todas, la fiesta del año nuevo, el día de la expiación. Algunas de estas celebraciones y ceremonias eran difíciles de comprender para la joven mente de Jesús, pero las examinó con seriedad, y luego participó con gran alegría en la fiesta de los tabernáculos, el período de las vacaciones anuales de todo el pueblo judío, la época en que acampaban en cabañas hechas con ramajes y se entregaban al júbilo y a los placeres.
123:3.6 (1360.1) Durante este año, José y María tuvieron dificultades con Jesús a propósito de sus oraciones. Insistía en dirigirse a su Padre celestial como si estuviera hablando con José, su padre terrenal. Este abandono de las formas más solemnes y reverentes de comunicación con la Deidad era un poco desconcertante para sus padres, especialmente para su madre, pero no podían persuadirlo para que cambiara; recitaba sus oraciones tal como le habían enseñado, después de lo cual insistía en tener «una pequeña charla con mi Padre que está en los cielos».
123:3.7 (1360.2) En junio de este año, José cedió el taller de Nazaret a sus hermanos y empezó formalmente a trabajar como constructor. Antes de terminar el año, los ingresos de la familia se habían más que triplicado. La familia de Nazaret nunca más conoció el apuro de la pobreza hasta después de la muerte de José. La familia creció cada vez más y gastaron mucho dinero en estudios complementarios y en viajes, pero los ingresos crecientes de José siempre se mantuvieron a la altura de los gastos en aumento.
123:3.8 (1360.3) Durante los pocos años que siguieron, José hizo trabajos considerables en Caná, Belén (de Galilea), Magdala, Naín, Séforis, Cafarnaúm y Endor, así como muchas construcciones en Nazaret y sus alrededores. Como Santiago había crecido lo suficiente como para ayudar a su madre en los quehaceres domésticos y en el cuidado de los niños más pequeños, Jesús se desplazó frecuentemente con su padre a estas ciudades y pueblos vecinos. Jesús era un observador penetrante y adquirió muchos conocimientos prácticos en estos viajes lejos de su hogar; guardaba asiduamente los conocimientos relacionados con el hombre y su manera de vivir en la Tierra.
123:3.9 (1360.4) Este año Jesús hizo grandes progresos para adaptar sus sentimientos enérgicos y sus impulsos vigorosos a las exigencias de la cooperación familiar y de la disciplina del hogar. María era una madre amorosa pero bastante estricta en la disciplina. Sin embargo, en muchos aspectos, José era el que ejercía el mayor control sobre Jesús, porque solía sentarse con el muchacho y le explicaba íntegramente las razones reales y subyacentes por las cuales era necesario disciplinar los deseos personales para contribuir al bienestar y la tranquilidad de toda la familia. Cuando se le explicaba la situación, Jesús siempre cooperaba inteligente y voluntariamente con los deseos paternos y las reglas familiares.
123:3.10 (1360.5) Cuando su madre no necesitaba su ayuda en la casa, Jesús dedicaba una gran parte de su tiempo libre a estudiar las flores y las plantas durante el día, y las estrellas por la noche. Mostraba una tendencia molesta a permanecer acostado de espaldas contemplando con admiración el cielo estrellado, mucho después de la hora habitual de acostarse en esta casa bien organizada de Nazaret.
123:4.1 (1361.1) Éste fue en verdad un año lleno de acontecimientos en la vida de Jesús. A principios de enero, una gran tormenta de nieve cayó sobre Galilea. La nieve se acumuló hasta sesenta centímetros de espesor; fue la nevada más grande que Jesús conoció en toda su vida y una de las más importantes en Nazaret en los últimos cien años.
123:4.2 (1361.2) Las distracciones de los niños judíos en los tiempos de Jesús eran más bien limitadas; con demasiada frecuencia, los niños imitaban en sus juegos las actividades más serias que observaban en los adultos. Jugaban mucho a las bodas y a los funerales, ceremonias que veían con tanta frecuencia y que resultaban tan espectaculares. Bailaban y cantaban, pero tenían pocos juegos organizados como los que gustan tanto a los niños de hoy.
123:4.3 (1361.3) En compañía de un niño vecino, y más tarde de su hermano Santiago, a Jesús le encantaba jugar en el rincón más alejado del taller de carpintería de la familia, donde se divertían con el serrín y los trozos de madera. A Jesús siempre le resultaba difícil comprender el daño de ciertos tipos de juegos que estaban prohibidos el sábado, pero nunca dejó de conformarse a los deseos de sus padres. Tenía una capacidad para el humor y los juegos que pocas veces se podía expresar en el entorno de su época y de su generación; pero hasta la edad de catorce años, la mayor parte del tiempo estaba alegre y de buen humor.
123:4.4 (1361.4) María tenía un palomar en el tejado del establo contiguo a la casa, y los beneficios de la venta de las palomas los utilizaban como fondo especial de caridad que Jesús administraba, después de deducir el diezmo y haberlo entregado al empleado de la sinagoga.
123:4.5 (1361.5) El único accidente verdadero que Jesús sufrió hasta ese momento fue una caída por las escaleras de piedra del patio trasero que conducían al dormitorio con techo de lona. Sucedió en julio, durante una tormenta de arena inesperada procedente del este. Los vientos cálidos con ráfagas de arena fina soplaban por lo general durante la estación de las lluvias, particularmente en marzo y abril. Una tormenta de este tipo era totalmente inesperada en el mes de julio. Cuando se desencadenó la tormenta, Jesús estaba jugando como tenía costumbre en el tejado de la casa, porque durante una gran parte de la temporada seca, éste era su lugar de juego habitual. La arena lo cegó mientras bajaba las escaleras, y cayó. Después de este accidente, José construyó una balaustrada a ambos lados de la escalera.
123:4.6 (1361.6) No había manera de prevenir este accidente. No se trató de una negligencia imputable a los guardianes temporales intermedios, uno primario y otro secundario, asignados a la custodia del muchacho; tampoco se podía culpar al serafín guardián. Sencillamente no se pudo evitar. Pero este ligero accidente, ocurrido mientras que José estaba en Endor, ocasionó una ansiedad tan grande en la mente de María, que trató de manera poco razonable de mantener a Jesús pegado a ella durante varios meses.
123:4.7 (1361.7) Las personalidades celestiales no intervienen arbitrariamente en los accidentes materiales, que son acontecimientos comunes de naturaleza física. En las circunstancias ordinarias, sólo las criaturas intermedias pueden intervenir sobre las condiciones materiales para salvaguardar a las personas, hombres o mujeres, con un destino determinado; incluso en las situaciones especiales, estos seres sólo pueden actuar así de conformidad con las órdenes específicas de sus superiores.
123:4.8 (1361.8) Éste no fue más que uno de los numerosos accidentes menores que le ocurrieron posteriormente a este joven intrépido e investigador. Si pensáis en la niñez y en la juventud normales de un muchacho dinámico, tendréis una idea bastante buena de la carrera juvenil de Jesús, y casi podréis imaginar la cantidad de ansiedad que causó a sus padres, en particular a su madre.
123:4.9 (1362.1) José, el cuarto hijo de la familia de Nazaret, nació la mañana del miércoles 16 de marzo del año 1 d. de J.C.
123:5.1 (1362.2) Jesús tenía ahora siete años, la edad en que se suponía que los niños judíos empezaban su educación formal en las escuelas de la sinagoga. Por consiguiente, en agosto de este año comenzó su memorable vida escolar en Nazaret. El muchacho ya leía, escribía y hablaba con soltura dos idiomas, el arameo y el griego. Ahora tenía que imponerse la tarea de aprender a leer, escribir y hablar la lengua hebrea. Estaba realmente impaciente por empezar la nueva vida escolar que se abría ante él.
123:5.2 (1362.3) Durante tres años — hasta que tuvo diez años — asistió a la escuela primaria de la sinagoga de Nazaret. Durante estos tres años estudió los rudimentos del Libro de la Ley, tal como estaba redactado en lengua hebrea. Durante los tres años siguientes estudió en la escuela superior y memorizó, por el método de repetición en voz alta, las enseñanzas más profundas de la ley sagrada. Se graduó en esta escuela de la sinagoga cuando tenía trece años, y los dirigentes de la sinagoga lo entregaron a sus padres como un «hijo del mandamiento» ya educado — en adelante, un ciudadano responsable de la comunidad de Israel, con derecho a asistir a la Pascua en Jerusalén; en consecuencia, ese año participó en su primera Pascua, en compañía de su padre y su madre.
123:5.3 (1362.4) En Nazaret, los alumnos se sentaban en semicírculo en el suelo mientras que su profesor, el chazan, un empleado de la sinagoga, se sentaba enfrente de ellos. Empezaban por el Libro del Levítico, y luego pasaban al estudio de los demás libros de la ley, seguido del estudio de los Profetas y de los Salmos. La sinagoga de Nazaret poseía un ejemplar completo de las escrituras en hebreo. Hasta los doce años, lo único que estudiaban eran las escrituras. En los meses de verano, las horas escolares se reducían considerablemente.
123:5.4 (1362.5) Jesús se convirtió muy pronto en un experto en hebreo. Siendo un hombre joven, cuando ningún visitante eminente se encontraba ocasionalmente en Nazaret, se le pedía a menudo que leyera las escrituras hebreas a los fieles reunidos en la sinagoga para los oficios regulares del sábado.
123:5.5 (1362.6) Por supuesto, las escuelas de la sinagoga no tenían libros de texto. Para enseñar, el chazan efectuaba una exposición que los alumnos repetían al unísono después de él. Cuando tenían acceso a los libros escritos de la ley, los estudiantes aprendían su lección leyendo en voz alta y repitiendo constantemente.
123:5.6 (1362.7) Además de su educación oficial, Jesús empezó a tomar contacto con la naturaleza humana de todos los rincones del mundo, ya que por el taller de reparaciones de su padre pasaban hombres de muy diversos países. Cuando tuvo más edad, se mezclaba libremente con las caravanas que se detenían cerca de la fuente para descansar y comer. Como hablaba muy bien el griego, tenía pocos problemas para conversar con la mayoría de los viajeros y conductores de las caravanas.
123:5.7 (1362.8) Nazaret era una etapa en el camino de las caravanas y una travesía para los viajes; una gran parte de la población era gentil. Al mismo tiempo, Nazaret era bien conocida como centro de interpretación liberal de la ley tradicional judía. En Galilea, los judíos se mezclaban más libremente con los gentiles que en Judea. De todas las ciudades de Galilea, los judíos de Nazaret eran los más liberales en interpretar las restricciones sociales basadas en el miedo a contaminarse por estar en contacto con los gentiles. Esta situación dio origen a un dicho corriente en Jerusalén: «¿Puede salir algo bueno de Nazaret?»
123:5.8 (1363.1) Jesús recibió su enseñanza moral y su cultura espiritual principalmente en su propio hogar. La mayor parte de su educación intelectual y teológica la adquirió del chazan. Pero su verdadera educación — el equipamiento de mente y corazón para la prueba real de afrontar los difíciles problemas de la vida — la obtuvo mezclándose con sus semejantes. Esta asociación estrecha con sus semejantes, jóvenes y viejos, judíos y gentiles, le proporcionó la oportunidad de conocer a la raza humana. Jesús era muy instruido, en el sentido de que comprendía a fondo a los hombres y los amaba con devoción.
123:5.9 (1363.2) Durante todos sus años en la sinagoga fue un estudiante brillante, con una gran ventaja puesto que conocía bien tres idiomas. Con motivo de la finalización de los cursos de Jesús en la escuela, el chazan de Nazaret comentó a José que temía «haber aprendido más de las preguntas penetrantes de Jesús» que lo que había «sido capaz de enseñar al muchacho».
123:5.10 (1363.3) En el transcurso de sus estudios, Jesús aprendió mucho y obtuvo una gran inspiración de los sermones regulares del sábado en la sinagoga. Era costumbre solicitar a los visitantes distinguidos que se detenían el sábado en Nazaret que hablaran en la sinagoga. A medida que crecía, Jesús escuchó los puntos de vista de muchos grandes pensadores de todo el mundo judío, y también a muchos judíos poco ortodoxos, puesto que la sinagoga de Nazaret era un centro avanzado y liberal del pensamiento y de la cultura hebreos.
123:5.11 (1363.4) Al ingresar en la escuela a los siete años (por aquella época los judíos acababan de sacar una ley sobre la educación obligatoria), era costumbre que los alumnos escogieran su «texto de cumpleaños», una especie de regla de oro que los guiaría a lo largo de sus estudios, y sobre la cual muchas veces tenían que disertar en el momento de graduarse a la edad de trece años. El texto que Jesús escogió estaba sacado del profeta Isaías: «El espíritu del Señor Dios está sobre mí, porque el Señor me ha ungido; me ha enviado para traer la buena nueva a los mansos, para consolar a los afligidos, para proclamar la libertad a los cautivos y para liberar a los presos espirituales.»
123:5.12 (1363.5) Nazaret era uno de los veinticuatro centros sacerdotales de la nación hebrea. Pero el clero de Galilea era más liberal que los escribas y rabinos de Judea en su interpretación de las leyes tradicionales. En Nazaret también eran más liberales en cuanto a la observancia del sábado. Por este motivo, José tenía la costumbre de llevarse de paseo a Jesús los sábados por la tarde; una de sus caminatas favoritas consistía en subir a la alta colina cercana a su casa, de donde podían contemplar una vista panorámica de toda Galilea. Al noroeste, en los días despejados, podían ver la larga cima del Monte Carmelo deslizándose hacia el mar; Jesús escuchó muchas veces a su padre contar la historia de Elías, uno de los primeros de la larga lista de profetas hebreos, que criticó a Acab y desenmascaró a los sacerdotes de Baal. Al norte, el Monte Hermón levantaba su pico nevado con un esplendor majestuoso y dominaba el horizonte, con casi 1.000 metros de laderas superiores que resplandecían con la blancura de las nieves perpetuas. A lo lejos, por el este, podían discernir el valle del Jordán, y mucho más allá, las colinas rocosas de Moab. También hacia el sur y el este, cuando el Sol iluminaba los muros de mármol, podían ver las ciudades greco-romanas de la Decápolis, con sus anfiteatros y sus templos presuntuosos. Y cuando se demoraban hasta la puesta del Sol, podían distinguir al oeste los barcos de vela en el lejano Mediterráneo.
123:5.13 (1364.1) Jesús podía observar las filas de caravanas que entraban y salían de Nazaret en cuatro direcciones, y hacia el sur podía ver la amplia y fértil llanura de Esdraelón, que se extendía hacia el Monte Gilboa y Samaria.
123:5.14 (1364.2) Cuando no subían a las alturas para contemplar el paisaje lejano, se paseaban por el campo y estudiaban la naturaleza en sus distintas manifestaciones, según las estaciones. La educación más precoz de Jesús, exceptuando la del hogar familiar, había consistido en tomar un contacto respetuoso y comprensivo con la naturaleza.
123:5.15 (1364.3) Antes de cumplir los ocho años de edad, era conocido por todas las madres y mujeres jóvenes de Nazaret que se habían encontrado y hablado con él en la fuente cercana a su casa, que era uno de los centros sociales de encuentro y de habladurías de toda la ciudad. Este año, Jesús aprendió a ordeñar la vaca de la familia y a cuidar de los demás animales. Durante este año y el siguiente, también aprendió a hacer queso y a tejer. Cuando llegó a los diez años era un experto tejedor. Aproximadamente por esta época, Jesús y Jacobo, el muchacho vecino, se hicieron grandes amigos del alfarero que trabajaba cerca del manantial; mientras observaban los hábiles dedos de Natán moldeando la arcilla en el torno, los dos decidieron muchas veces hacerse alfareros cuando fueran mayores. Natán quería mucho a los muchachos y a menudo les daba arcilla para que jugaran, tratando de estimular su imaginación creativa sugiriéndoles que compitieran en la modelación de objetos y animales diversos.
123:6.1 (1364.4) Éste fue un año interesante en la escuela. Aunque Jesús no era un estudiante excepcional, sí era un alumno aplicado y formaba parte del tercio más avanzado de la clase; hacía sus tareas tan bien que durante una semana al mes estaba exento de asistir a la escuela. Dicha semana la pasaba generalmente con su tío el pescador en las orillas del mar de Galilea, cerca de Magdala, o en la granja de otro tío suyo (hermano de su madre) a ocho kilómetros al sur de Nazaret.
123:6.2 (1364.5) Aunque su madre se preocupaba exageradamente por su salud y su seguridad, poco a poco se iba habituando a estas ausencias fuera del hogar. Los tíos y las tías de Jesús lo querían mucho; entre ellos se produjo una viva rivalidad, durante todo este año y algunos de los siguientes, para asegurarse su compañía durante estas visitas mensuales. Su primera estancia de una semana (desde la infancia) en la granja de su tío fue en enero de este año; la primera semana de experiencia como pescador en el mar de Galilea tuvo lugar en el mes de mayo.
123:6.3 (1364.6) Por esta época, Jesús conoció a un profesor de matemáticas de Damasco, y después de aprender algunas nuevas técnicas aritméticas, dedicó mucho tiempo a las matemáticas durante varios años. Desarrolló un agudo sentido de los números, de las distancias y de las proporciones.
123:6.4 (1364.7) Jesús empezó a disfrutar mucho con su hermano Santiago, y al final de este año había empezado a enseñarle el alfabeto.
123:6.5 (1364.8) Jesús hizo planes este año para intercambiar productos lácteos por clases de arpa. Tenía una inclinación especial por todo lo musical. Más adelante contribuyó mucho a promover el interés por la música vocal entre sus jóvenes compañeros. A la edad de once años ya era un arpista hábil, y disfrutaba mucho entreteniendo a la familia y a los amigos con sus extraordinarias interpretaciones y con sus hábiles improvisaciones.
123:6.6 (1365.1) Aunque Jesús continuaba haciendo progresos considerables en la escuela, no todo se desarrollaba fácilmente para sus padres o sus maestros. Persistía en hacer muchas preguntas embarazosas acerca de la ciencia y de la religión, particularmente en geografía y astronomía. Insistía especialmente en averiguar por qué había una temporada seca y una temporada de lluvias en Palestina. Una y otra vez buscó la explicación de la gran diferencia entre las temperaturas de Nazaret y las del valle del Jordán. Simplemente no paraba nunca de hacer preguntas de este tipo, inteligentes pero inquietantes.
123:6.7 (1365.2) Su tercer hermano, Simón, nació la tarde del viernes 14 de abril de este año, el 2 d. de J.C.
123:6.8 (1365.3) Nacor, un profesor de una academia rabínica de Jerusalén, vino en febrero a Nazaret para observar a Jesús, después de haber realizado una misión similar en casa de Zacarías, cerca de Jerusalén. Vino a Nazaret por insistencia del padre de Juan. Aunque al principio le disgustó un poco la franqueza de Jesús y su manera nada convencional de relacionarse con las cosas religiosas, lo atribuyó a que Galilea estaba lejos de los centros de instrucción y de cultura hebreos, y aconsejó a José y María que le permitieran llevarse a Jesús a Jerusalén, donde tendría las ventajas de la educación y de la enseñanza en el centro de la cultura judía. María estaba casi decidida a dar su consentimiento; estaba convencida de que su hijo mayor iba a ser el Mesías, el libertador de los judíos. José dudaba; él también estaba persuadido de que cuando Jesús creciera sería un hombre del destino, pero estaba profundamente inseguro en cuanto a cuál sería ese destino. Pero nunca dudó realmente de que su hijo tuviera que realizar alguna gran misión en la Tierra. Cuanto más pensaba en el consejo de Nacor, más dudaba de la sabiduría de este proyecto de estancia en Jerusalén.
123:6.9 (1365.4) Debido a esta diferencia de opinión entre José y María, Nacor solicitó permiso para someter todo el asunto a Jesús. Jesús escuchó con atención y habló con José, con María y con un vecino, Jacobo el albañil, cuyo hijo era su compañero de juego favorito. Dos días más tarde, les manifestó que había diferencias de opinión entre sus padres y sus consejeros, y que no se consideraba cualificado para asumir la responsabilidad de tal decisión, porque no se sentía fuertemente inclinado ni en un sentido ni en otro. En estas circunstancias, había decidido finalmente «hablar con mi Padre que está en los cielos»; y aunque no estaba totalmente seguro de la respuesta, sentía que debía más bien quedarse en casa «con mi padre y mi madre», añadiendo: «Ellos que me quieren tanto, serán capaces de hacer más por mí y de guiarme con más seguridad que unos extraños que sólo pueden ver mi cuerpo y observar mi mente, pero que difícilmente pueden conocerme de verdad.» Todos se quedaron maravillados, y Nacor emprendió su camino de regreso a Jerusalén. Pasaron muchos años antes de que se volviera a considerar la posibilidad de que Jesús se fuera de su hogar.
El libro de Urantia
Documento 124
124:0.1 (1366.1) AUNQUE Jesús podría haberse beneficiado en Alejandría de mejores oportunidades para instruirse que en Galilea, no hubiera tenido un entorno tan espléndido para resolver los problemas de su propia vida con un mínimo de guía educativa, disfrutando al mismo tiempo de la gran ventaja de un contacto permanente con una cantidad tan grande de hombres y mujeres de todas clases, procedentes de todos los lugares del mundo civilizado. Si hubiera permanecido en Alejandría, su educación hubiera sido dirigida por judíos y según principios exclusivamente judíos. En Nazaret consiguió una educación y recibió una instrucción que lo prepararon mucho mejor para comprender a los gentiles, y le proporcionaron una idea mejor y más equilibrada de los méritos respectivos de los puntos de vista de la teología hebrea oriental, o babilónica, y de la occidental, o helénica.
124:1.1 (1366.2) Aunque no se puede decir que Jesús estuviera nunca gravemente enfermo, este año sufrió algunas enfermedades menores de la infancia junto con sus hermanos y su hermanita.
124:1.2 (1366.3) En la escuela continuaban las clases, y seguía siendo un estudiante favorecido, con una semana libre cada mes; continuaba dividiendo su tiempo en partes más o menos iguales entre los viajes con su padre a las ciudades vecinas, las estancias en la granja de su tío al sur de Nazaret y las excursiones de pesca fuera de Magdala.
124:1.3 (1366.4) El incidente más grave ocurrido hasta entonces en la escuela se produjo a finales del invierno, cuando Jesús se atrevió a desafiar la enseñanza del chazan de que todas las imágenes, pinturas y dibujos eran de naturaleza idólatra. A Jesús le encantaba dibujar paisajes y modelar una gran variedad de objetos con arcilla de alfarero. Todo este tipo de cosas estaba estrictamente prohibido por la ley judía, pero hasta ese momento se las había arreglado para calmar las objeciones de sus padres, hasta tal punto que le habían permitido continuar con estas actividades.
124:1.4 (1366.5) Pero un nuevo alboroto se produjo en la escuela cuando uno de los alumnos más retrasados descubrió a Jesús haciendo, al carbón, un retrato del profesor en el suelo de la clase. El retrato estaba allí, tan claro como la luz del día, y muchos de los ancianos lo pudieron contemplar antes de que el comité se presentara ante José para exigirle que hiciera algo para reprimir la desobediencia a la ley de su hijo mayor. Aunque no era la primera vez que José y María recibían quejas sobre las actividades de su polifacético y dinámico hijo, ésta era la acusación más seria de todas las que hasta el momento habían presentado contra él. Sentado en una gran piedra junto a la puerta trasera, Jesús escuchó durante un rato cómo condenaban sus esfuerzos artísticos. Le irritó que culparan a su padre de sus pretendidas fechorías; entonces entró en la casa, enfrentándose sin temor a sus acusadores. Los ancianos se quedaron desconcertados. Algunos tendieron a considerar el incidente con humor, mientras que uno o dos parecían pensar que el chico era sacrílego, si no blasfemo. José estaba perplejo y María indignada, pero Jesús insistió en ser escuchado. Lo dejaron hablar, defendió valientemente su punto de vista y anunció con un completo dominio de sí mismo que acataría la decisión de su padre, tanto en este asunto como en cualquier otra controversia. Y el comité de ancianos partió en silencio.
124:1.5 (1367.1) María intentó convencer a José para que permitiera a Jesús modelar la arcilla en casa, siempre que prometiera no realizar en la escuela ninguna de estas actividades problemáticas, pero José se vio obligado a ordenar que la interpretación rabínica del segundo mandamiento tenía que prevalecer. Así pues, desde ese día, Jesús no volvió a dibujar ni a modelar una forma cualquiera mientras vivió en la casa de su padre. Sin embargo, no estaba convencido de que lo que había hecho estuviera mal, y abandonar su pasatiempo favorito constituyó una de las grandes pruebas de su joven vida.
124:1.6 (1367.2) A finales de junio, Jesús subió por primera vez a la cima del Monte Tabor en compañía de su padre. Era un día claro y la vista era magnífica. Este chico de nueve años tuvo la impresión de que había contemplado realmente el mundo entero, a excepción de la India, África y Roma.
124:1.7 (1367.3) Marta, la segunda hermana de Jesús, nació el jueves 13 de septiembre por la noche. Tres semanas después del nacimiento de Marta, José, que se encontraba en casa por algún tiempo, empezó la construcción de una ampliación de su casa, una habitación que serviría como taller y dormitorio. Se construyó un pequeño banco de trabajo para Jesús, y por primera vez pudo disponer de sus propias herramientas. Durante muchos años trabajó en este banco en sus ratos libres y se volvió muy experto en la fabricación de yugos.
124:1.8 (1367.4) Este invierno y el siguiente fueron los más fríos en Nazaret desde hacía varias décadas. Jesús había visto la nieve en las montañas y varias veces había nevado en Nazaret, aunque sin permanecer mucho tiempo en el suelo; pero hasta este invierno no había visto el hielo. El hecho de que el agua pudiera ser sólida, líquida y gaseosa — había meditado largamente sobre el vapor que se escapaba del agua hirviendo — dio al joven mucho que pensar sobre el mundo físico y su constitución; y sin embargo, la personalidad encarnada en este niño en pleno crecimiento era al mismo tiempo la verdadera creadora y organizadora de todas estas cosas en todo un extenso universo.
124:1.9 (1367.5) El clima de Nazaret no era riguroso. Enero era el mes más frío, con una temperatura media alrededor de los 10° C. En julio y agosto, los meses más calurosos, la temperatura variaba entre 24° y 32° C. Desde las montañas hasta el Jordán y el valle del Mar Muerto, el clima de Palestina variaba entre el frío y el tórrido. Así pues, en cierto sentido, los judíos estaban preparados para vivir prácticamente en cualquiera de los climas variables del mundo.
124:1.10 (1367.6) Incluso durante los meses más calurosos del verano, una brisa fresca del mar soplaba generalmente del oeste desde las 10 de la mañana hasta las 10 de la noche. Pero de vez en cuando, los temibles vientos cálidos procedentes del desierto oriental soplaban en toda Palestina. Estas ráfagas calientes aparecían por lo general en febrero y marzo, hacia el final de la temporada de las lluvias. En esos momentos, la lluvia caía en chaparrones refrescantes desde noviembre hasta abril, pero no llovía de manera continuada. En Palestina sólo había dos estaciones: el verano y el invierno, la temporada seca y la temporada lluviosa. Las flores empezaban a abrir en enero, y a finales de abril todo el país era un vergel florido.
124:1.11 (1367.7) En mayo de este año, Jesús ayudó por primera vez a cosechar los cereales en la granja de su tío. Antes de cumplir los trece años, se las había arreglado para saber algo de casi todos los trabajos que realizaban los hombres y las mujeres alrededor de Nazaret, a excepción del trabajo de los metales; cuando fue mayor, después de la muerte de su padre, pasó varios meses en el taller de un herrero.
124:1.12 (1368.1) Cuando disminuía el trabajo y el tránsito de las caravanas, Jesús hacía con su padre muchos viajes de placer o de negocios a las ciudades cercanas de Caná, Endor y Naín. Incluso siendo joven había visitado con frecuencia Séforis, situada sólo a cinco kilómetros al noroeste de Nazaret; desde el año 4 a. de J.C. hasta cerca del año 25 d. de J.C., esta ciudad fue la capital de Galilea y una de las residencias de Herodes Antipas.
124:1.13 (1368.2) Jesús continuaba su crecimiento físico, intelectual, social y espiritual. Sus viajes fuera del hogar contribuyeron mucho a proporcionarle una comprensión mejor y más generosa de su propia familia; en esta época, sus mismos padres empezaron a aprender de él al mismo tiempo que le enseñaban. Incluso en su juventud, Jesús era un pensador original y un hábil educador. Se encontraba en un conflicto permanente con la llamada «ley oral», pero siempre trataba de adaptarse a las prácticas de su familia. Se llevaba muy bien con los niños de su edad, pero a menudo se desalentaba por su lentitud mental. Antes de cumplir los diez años, se había convertido en el jefe de un grupo de siete muchachos que formaron una sociedad para adquirir los conocimientos de la edad adulta — físicos, intelectuales y religiosos. Jesús logró introducir entre estos chicos muchos juegos nuevos y diversos métodos mejorados de entretenimiento físico.
124:2.1 (1368.3) El cinco de julio, el primer sábado del mes, mientras Jesús se paseaba por el campo con su padre, expresó por primera vez unos sentimientos y unas ideas que indicaban que estaba empezando a tomar conciencia de la naturaleza excepcional de su misión en la vida. José escuchó atentamente las importantes palabras de su hijo, pero hizo pocos comentarios y no dio ninguna información. Al día siguiente, Jesús tuvo una conversación similar con su madre, pero más larga. María escuchó igualmente las declaraciones del muchacho, pero ella tampoco proporcionó ninguna información. Pasaron casi dos años antes de que Jesús hablara nuevamente a sus padres de esta revelación creciente, dentro de su propia conciencia, sobre la naturaleza de su personalidad y el carácter de su misión en la Tierra.
124:2.2 (1368.4) En agosto ingresó en la escuela superior de la sinagoga. En la escuela, causaba continuas perturbaciones con las preguntas que persistía en hacer. Cada vez tenía más a todo Nazaret en un alboroto más o menos continuo. A sus padres les disgustaba prohibirle que hiciera esas preguntas inquietantes, y su profesor principal estaba muy intrigado por la curiosidad del muchacho, su perspicacia y su sed de conocimientos.
124:2.3 (1368.5) Los compañeros de juego de Jesús no veían nada sobrenatural en su conducta; en la mayoría de los aspectos era totalmente como ellos. Su interés por el estudio era un poco superior a la media, pero no tan excepcional. Es verdad que en la escuela hacía más preguntas que los demás niños de su clase.
124:2.4 (1368.6) Quizás su característica más excepcional y sobresaliente era su repugnancia a luchar por sus derechos. Aunque era un muchacho bien desarrollado para su edad, a sus compañeros de juego les resultaba extraño que tuviera aversión por defenderse incluso de las injusticias o cuando era sometido a abusos personales. A pesar de todo, no sufrió mucho por culpa de esta tendencia gracias a la amistad de Jacobo, el muchacho vecino, que era un año mayor. Se trataba del hijo del albañil asociado con José en los negocios. Jacobo admiraba mucho a Jesús y se encargaba de estar pendiente para que nadie se le impusiera, aprovechándose de su aversión por las peleas físicas. Varias veces atacaron a Jesús unos jóvenes mayores y violentos, contando con su notoria docilidad, pero siempre recibieron un castigo rápido y seguro de manos de Jacobo, el hijo del albañil, su campeón voluntario y defensor siempre dispuesto.
124:2.5 (1369.1) Jesús era el jefe comúnmente aceptado por los muchachos de Nazaret que tenían los ideales más elevados de su tiempo y de su generación. Sus jóvenes amigos lo amaban realmente, no sólo porque era justo, sino también porque poseía una simpatía rara y comprensiva que revelaba el amor y se acercaba a la compasión discreta.
124:2.6 (1369.2) Este año empezó a mostrar una marcada preferencia por la compañía de las personas mayores. Le encantaba hablar de temas culturales, educativos, sociales, económicos, políticos y religiosos con pensadores de más edad; la profundidad de sus razonamientos y la fineza de sus observaciones gustaban tanto a sus amigos adultos que siempre estaban más que dispuestos para conversar con él. Hasta que tuvo que hacerse cargo de mantener a la familia, sus padres trataron constantemente de inducirlo a que se asociara con los chicos de su misma edad, o más cercanos a ella, en lugar de personas mayores mejor informadas, por quienes mostraba tanta preferencia.
124:2.7 (1369.3) A finales de este año tuvo con su tío una experiencia de dos meses de pesca en el Mar de Galilea, y se le dio muy bien. Antes de llegar a la edad adulta, se había convertido en un experto pescador.
124:2.8 (1369.4) Su desarrollo físico continuaba; en la escuela era un alumno avanzado y privilegiado; en el hogar se llevaba francamente bien con sus hermanos y hermanas más jóvenes, contando con la ventaja de tener más de tres años y medio que el mayor de los otros niños. En Nazaret tenían una buena opinión de él, a excepción de los padres de algunos de los niños más torpes, que a menudo decían que Jesús era demasiado engreído, que carecía de la humildad y de la reserva propias de la juventud. Manifestaba una tendencia creciente a orientar las actividades recreativas de sus jóvenes amigos hacia terrenos más serios y reflexivos. Era un instructor nato y sencillamente no podía dejar de actuar como tal, incluso cuando se suponía que estaba jugando.
124:2.9 (1369.5) José empezó muy pronto a enseñar a Jesús las diversas maneras de ganarse la vida, explicándole las ventajas de la agricultura sobre la industria y el comercio. Galilea era una comarca más hermosa y próspera que Judea, y vivir allí apenas costaba la cuarta parte de lo que costaba en Jerusalén y Judea. Era una provincia de pueblos agrícolas y de ciudades industriales florecientes, con más de doscientas ciudades por encima de los cinco mil habitantes y treinta con más de quince mil.
124:2.10 (1369.6) Durante su primer viaje con su padre para observar la industria pesquera en el lago de Galilea, Jesús casi había decidido hacerse pescador; pero la estrecha relación con el oficio de su padre le impulsó más adelante a hacerse carpintero, mientras que más tarde aún, una combinación de influencias le llevó a escoger definitivamente la carrera de educador religioso de un orden nuevo.
124:3.1 (1369.7) Durante todo este año, el muchacho continuó haciendo viajes con su padre fuera del hogar, pero también visitaba con frecuencia la granja de su tío, y en ocasiones iba a Magdala para pescar con el tío que se había instalado cerca de aquella ciudad.
124:3.2 (1369.8) José y María a veces estuvieron tentados de mostrar algún tipo de favoritismo especial por Jesús, o de revelar de alguna otra manera su conocimiento de que era un niño de la promesa, un hijo del destino. Pero sus padres eran, los dos, extraordinariamente sabios y sagaces en todos estos asuntos. Las pocas veces que mostraron de alguna manera una preferencia cualquiera por él, incluso en el más ínfimo grado, el muchacho rechazó de inmediato toda consideración especial.
124:3.3 (1370.1) Jesús pasaba bastante tiempo en la tienda de abastecimiento de las caravanas; como conversaba con los viajeros de todas las partes del mundo, adquirió una cantidad de información sobre los asuntos internacionales sorprendente para su edad. Éste fue el último año que pudo disfrutar mucho de los juegos y de la alegría juvenil; a partir de este momento, las dificultades y las responsabilidades se multiplicaron rápidamente en la vida de este joven.
124:3.4 (1370.2) Judá nació al anochecer del miércoles 24 de junio del año 5 d. de J.C. El alumbramiento de este séptimo hijo estuvo acompañado de complicaciones. María estuvo tan enferma durante varias semanas que José se quedó en la casa. Jesús estuvo muy ocupado haciendo recados para su padre y realizando múltiples tareas ocasionadas por la grave enfermedad de su madre. A este joven no le fue posible nunca más volver al comportamiento infantil de sus primeros años. A partir de la enfermedad de su madre — poco antes de cumplir los once años — se vio obligado a asumir las responsabilidades de hijo mayor, y a hacer todo esto uno o dos años antes de la fecha en que esta carga hubiera recaído normalmente sobre sus hombros.
124:3.5 (1370.3) El chazan pasaba una tarde por semana con Jesús ayudándole a estudiar en profundidad las escrituras hebreas. Le interesaba mucho el progreso de su prometedor alumno, y por eso estaba dispuesto a ayudarlo de muchas maneras. Este pedagogo judío ejerció una gran influencia sobre esta mente en crecimiento, pero nunca pudo comprender por qué Jesús era tan indiferente a todas sus sugerencias sobre la perspectiva de ir a Jerusalén para continuar su educación con los rabinos eruditos.
124:3.6 (1370.4) Hacia mediados de mayo, el joven acompañó a su padre en un viaje de negocios a Escitópolis, la principal ciudad griega de la Decápolis, la antigua ciudad hebrea de Bet-seán. Por el camino, José le contó muchas cosas de la antigua historia del rey Saúl, los filisteos y los acontecimientos posteriores de la turbulenta historia de Israel. Jesús se quedó enormemente impresionado por la limpieza y el orden que reinaban en esta ciudad llamada pagana. Se maravilló del teatro al aire libre y admiró el hermoso templo de mármol consagrado a la adoración de los dioses «paganos». A José le inquietó mucho el entusiasmo del joven y trató de contrarrestar estas impresiones favorables alabando la belleza y la grandeza del templo judío de Jerusalén. Desde la colina de Nazaret, Jesús había contemplado a menudo con curiosidad esta magnífica ciudad griega, y había preguntado muchas veces por sus amplias obras públicas y sus edificios adornados, pero su padre siempre había tratado de eludir estas preguntas. Ahora se encontraban cara a cara con las bellezas de esta ciudad gentil, y José ya no podía fingir que ignoraba las preguntas de Jesús.
124:3.7 (1370.5) Se dio la circunstancia de que precisamente en aquel momento se estaban celebrando, en el anfiteatro de Escitópolis, los juegos competitivos anuales y las demostraciones públicas de proezas físicas entre las ciudades griegas de la Decápolis. Jesús insistió para que su padre lo llevara a ver los juegos, e insistió tanto que José no se atrevió a negárselo. El joven estaba entusiasmado con los juegos y entró de todo corazón en el espíritu de aquellas demostraciones de desarrollo físico y de habilidad atlética. José se escandalizó indeciblemente al observar el entusiasmo de su hijo mientras contemplaba aquellas exhibiciones de vanagloria «pagana». Después de terminar los juegos, José recibió la mayor sorpresa de su vida cuando oyó a Jesús expresar su aprobación y sugerir que sería bueno que los jóvenes de Nazaret pudieran beneficiarse así de unas sanas actividades físicas al aire libre. José tuvo una larga y seria conversación con Jesús respecto a la naturaleza perversa de tales prácticas, pero supo muy bien que el joven no estaba convencido.
124:3.8 (1371.1) La única vez que Jesús vio a su padre enfadado con él fue aquella noche en su habitación de la posada cuando, en el transcurso de su discusión, el chico olvidó los principios del pensamiento judío hasta el punto de sugerir que volvieran a casa y trabajaran a favor de la construcción de un anfiteatro en Nazaret. Cuando José escuchó a su primogénito expresar unos sentimientos tan poco judíos, perdió su calma habitual y, cogiéndolo por los hombros, exclamó encolerizado: «Hijo mío, que no te oiga nunca más expresar un pensamiento tan perverso en toda tu vida». Jesús se quedó sobrecogido ante la manifestación emocional de su padre; nunca había sentido anteriormente el impacto personal de la indignación de su padre, y se quedó pasmado y conmocionado de manera indecible. Se limitó a contestar: «Muy bien, padre, así lo haré». Y mientras vivió su padre, el muchacho no hizo nunca más la más pequeña alusión a los juegos ni a las otras actividades atléticas de los griegos.
124:3.9 (1371.2) Más tarde, Jesús vio el anfiteatro griego en Jerusalén y comprendió cuán odiosas eran estas cosas desde el punto de vista judío. Sin embargo, durante toda su vida se esforzó por introducir la idea de un esparcimiento sano en sus planes personales y, en la medida en que lo permitían las costumbres judías, también en el programa posterior de las actividades regulares de sus doce apóstoles.
124:3.10 (1371.3) Al final de este undécimo año, Jesús era un joven vigoroso, bien desarrollado, con un moderado sentido del humor, y bastante alegre, pero a partir de este año empezó a pasar cada vez con más frecuencia por períodos peculiares de profunda meditación y de seria contemplación. Se dedicaba mucho a meditar sobre la manera en que iba a cumplir con sus obligaciones familiares y obedecer al mismo tiempo la llamada de su misión para con el mundo; ya había comprendido que su ministerio no debía limitarse a mejorar al pueblo judío.
124:4.1 (1371.4) Éste fue un año memorable en la vida de Jesús. Continuó haciendo progresos en la escuela y nunca se cansaba de estudiar la naturaleza; al mismo tiempo, se dedicaba cada vez más a estudiar los métodos que la gente utilizaba para ganarse la vida. Empezó a trabajar regularmente en el taller familiar de carpintería y se le autorizó para que gestionara su propio salario, un arreglo bastante excepcional en una familia judía. Este año aprendió también la conveniencia de guardar en familia el secreto de estas cosas. Se iba haciendo consciente de la manera en que había causado perturbación en el pueblo, y en adelante se volvió cada vez más discreto, ocultando todo lo que contribuyera a ser considerado como diferente de sus compañeros.
124:4.2 (1371.5) Durante todo este año experimentó numerosos períodos de incertidumbre, si no de verdadera duda, en cuanto a la naturaleza de su misión. Su mente humana, que se desarrollaba de manera natural, aún no captaba por completo la realidad de su doble naturaleza. El hecho de tener una sola personalidad hacía difícil que su conciencia reconociera el origen doble de los factores que componían la naturaleza asociada con esta misma personalidad.
124:4.3 (1371.6) A partir de este momento logró entenderse mejor con sus hermanos y hermanas. Tenía cada vez más tacto, se mostraba siempre compasivo y considerado por su bienestar y felicidad, y mantuvo buenas relaciones con ellos hasta el principio de su ministerio público. Para ser más explícito, se llevó muy bien con Santiago, Miriam y los dos niños más pequeños, Amós y Rut (que aún no habían nacido). Siempre se llevó bastante bien con Marta. Los disgustos que tuvo en el hogar surgieron principalmente de las fricciones con José y Judá, en particular con éste último.
124:4.4 (1372.1) Para José y María fue una experiencia difícil encargarse de criar a un ser que reunía esta combinación sin precedentes de divinidad y de humanidad; merecen que se les reconozca un gran mérito por haber cumplido con tanta fidelidad y con tanto éxito sus responsabilidades parentales. Los padres de Jesús comprendieron cada vez más que había algo sobrehumano en su hijo mayor, pero jamás pudieron soñar ni siquiera un instante que este hijo de la promesa fuera en verdad el creador efectivo de este universo local de cosas y de seres. José y María vivieron y murieron sin enterarse nunca de que su hijo Jesús era realmente el Creador del Universo encarnado en la carne mortal.
124:4.5 (1372.2) Este año, Jesús se interesó más que nunca por la música, y continuó enseñando a sus hermanos y hermanas en el hogar. Aproximadamente por esta época, el muchacho se volvió profundamente consciente de la diferencia de puntos de vista entre José y María respecto a la naturaleza de su misión. Meditó mucho sobre la diferencia de opinión de sus padres, y a menudo escuchó sus discusiones cuando ellos creían que estaba profundamente dormido. Se inclinaba cada vez más por el punto de vista de su padre, de manera que su madre estaba destinada a sentirse herida al darse cuenta de que su hijo rechazaba poco a poco sus directrices en las cuestiones relacionadas con la carrera de su vida. A medida que pasaban los años, esta brecha de incomprensión fue incrementándose. María comprendía cada vez menos el significado de la misión de Jesús, y esta madre buena se sintió cada vez más herida porque su hijo favorito no llevaba a cabo sus esperanzas más acariciadas.
124:4.6 (1372.3) José creía cada vez más en la naturaleza espiritual de la misión de Jesús; y si no fuera por otras razones más importantes, de hecho es una pena que no viviera lo suficiente como para ver realizarse su concepto de la donación de Jesús en la Tierra.
124:4.7 (1372.4) Durante su último año en la escuela, cuando tenía doce años, Jesús manifestó a su padre su protesta por la costumbre hebrea de tocar el trozo de pergamino clavado en el marco de la puerta, cada vez que entraban o salían de la casa, y besar después el dedo que lo había tocado. Como parte de este rito, era costumbre decir: «El Señor protegerá nuestra entrada y nuestra salida, de ahora en adelante y para siempre.» José y María habían enseñado repetidas veces a Jesús las razones por las cuales estaba prohibido hacer retratos o dibujar cuadros, explicando que estas creaciones se podían utilizar con fines idólatras. Aunque Jesús no llegaba a comprender por completo la prohibición de hacer retratos y dibujos, poseía un elevado concepto de la coherencia, y por eso señaló a su padre la naturaleza esencialmente idólatra de esta reverencia habitual al pergamino de la puerta. Después de estas objeciones de Jesús, José retiró el pergamino.
124:4.8 (1372.5) Con el paso del tiempo, Jesús contribuyó mucho a modificar las prácticas religiosas de los suyos, tales como las oraciones familiares y otras costumbres. Muchas de estas cosas se podían hacer en Nazaret porque su sinagoga estaba bajo la influencia de una escuela liberal de rabinos, representada por José, el famoso maestro de Nazaret.
124:4.9 (1372.6) Durante este año y los dos siguientes, Jesús sufrió una gran aflicción mental como resultado de sus constantes esfuerzos por conciliar sus opiniones personales sobre las prácticas religiosas y las diversiones sociales, con las creencias enraizadas de sus padres. Estaba angustiado por el conflicto entre la necesidad de ser fiel a sus propias convicciones, y la exhortación de su conciencia a someterse obedientemente a sus padres; su conflicto supremo se encontraba entre dos grandes mandamientos que predominaban en su mente juvenil. El primero era: «Sé fiel a los dictámenes de tus convicciones más elevadas sobre la verdad y la rectitud.» El otro era: «Honra a tu padre y a tu madre, porque ellos te han dado la vida y la educación». Sin embargo, nunca eludió la responsabilidad de hacer cada día los ajustes necesarios entre la lealtad a sus convicciones personales y el deber hacia su familia. Consiguió la satisfacción de fundir cada vez más armoniosamente sus convicciones personales con las obligaciones familiares, en un concepto magistral de solidaridad colectiva basada en la lealtad, la justicia, la tolerancia y el amor.
124:5.1 (1373.1) En este año, el muchacho de Nazaret pasó de la infancia a la adolescencia; su voz empezó a cambiar, y otros rasgos de la mente y del cuerpo revelaron la llegada de la virilidad.
124:5.2 (1373.2) Su hermanito Amós nació la noche del domingo 9 de enero del año 7 d. de J.C. Judá no tenía todavía dos años, y su hermanita Rut aún no había nacido. Se puede ver pues que Jesús tenía una numerosa familia de niños pequeños que se quedó a su cuidado cuando su padre encontró la muerte al año siguiente en un accidente.
124:5.3 (1373.3) Hacia mediados de febrero, Jesús adquirió humanamente la seguridad de que estaba destinado a efectuar una misión en la Tierra para iluminar al hombre y revelar a Dios. En la mente de este joven se estaban formando importantes decisiones, junto con planes de gran envergadura, mientras que su apariencia exterior era la de un muchacho judío corriente de Nazaret. La vida inteligente de todo Nebadon observaba con fascinación y asombro cómo todo esto empezaba a desarrollarse en el pensamiento y en los actos del hijo, ahora adolescente, del carpintero.
124:5.4 (1373.4) El primer día de la semana, el 20 de marzo del año 7, Jesús se graduó en los cursos de enseñanza de la escuela local asociada con la sinagoga de Nazaret. Era un gran día en la vida de cualquier familia judía ambiciosa, el día en que el hijo primogénito era nombrado «hijo del mandamiento» y el primogénito rescatado del Señor Dios de Israel, un «hijo del Altísimo» y servidor del Señor de toda la Tierra.
124:5.5 (1373.5) El viernes de la semana anterior, José había regresado de Séforis, donde estaba encargado de construir un nuevo edificio público, para estar presente en esta feliz ocasión. El profesor de Jesús creía firmemente que su alumno despierto y aplicado estaba destinado a alguna carrera eminente, a alguna misión importante. Los ancianos, a pesar de todos sus disgustos con las tendencias no conformistas de Jesús, estaban muy orgullosos del muchacho y ya habían empezado a hacer planes para que pudiera ir a Jerusalén a continuar su educación en las famosas academias hebreas.
124:5.6 (1373.6) A medida que Jesús oía de vez en cuando discutir estos planes, estaba cada vez más seguro de que nunca iría a Jerusalén para estudiar con los rabinos. Sin embargo, poco podía imaginar la tragedia tan próxima que aseguraría el abandono de todos estos proyectos, obligándole a asumir la responsabilidad de mantener y dirigir una familia numerosa que pronto iba a estar compuesta por cinco hermanos y tres hermanas, además de su madre y él mismo. Al tener que criar esta familia, Jesús pasó por una experiencia más extensa y prolongada que la que tuvo José, su padre; y se mantuvo a la altura del modelo que más tarde estableció para sí mismo: ser un educador y hermano mayor sabio, paciente, comprensivo y eficaz para esta familia — su familia — , tan repentinamente afligida por el dolor y tan inesperadamente acongojada.
124:6.1 (1374.1) Como Jesús había llegado ahora al umbral de la vida adulta y se había graduado oficialmente en las escuelas de la sinagoga, reunía las condiciones necesarias para ir a Jerusalén con sus padres y participar con ellos en la celebración de su primera Pascua. La fiesta de la Pascua de este año caía el sábado 9 de abril del año 7. Un grupo numeroso (103 personas) se preparó para salir de Nazaret hacia Jerusalén el lunes 4 de abril por la mañana temprano. Viajaron hacia el sur en dirección a Samaria, pero al llegar a Jezreel se desviaron hacia el este, rodeando el Monte Gilboa por el valle del Jordán para evitar tener que cruzar Samaria. A José y a su familia les hubiera gustado atravesar Samaria por la ruta del pozo de Jacob y de Betel, pero como los judíos no querían mezclarse con los samaritanos, decidieron continuar con sus vecinos por el valle del Jordán.
124:6.2 (1374.2) El temible Arquelao había sido depuesto, y existía poco peligro en llevar a Jesús a Jerusalén. Habían pasado doce años desde que el primer Herodes había tratado de destruir al niño de Belén, y nadie pensaría ahora en asociar aquel asunto con este muchacho desconocido de Nazaret.
124:6.3 (1374.3) Antes de llegar al cruce de Jezreel, prosiguiendo su viaje, muy pronto dejaron a la izquierda el antiguo pueblo de Sunem, y Jesús escuchó de nuevo la historia de la doncella más hermosa de todo Israel que vivió allí en otro tiempo, y también las obras maravillosas que Eliseo había realizado en aquel lugar. Al pasar por Jezreel, los padres de Jesús contaron las acciones de Acab y Jezabel y las hazañas de Jehú. Al pasar cerca del Monte Gilboa, hablaron mucho de Saúl que se suicidó en las vertientes de esta montaña, del rey David, y de los acontecimientos asociados con este lugar histórico.
124:6.4 (1374.4) Al rodear la base del Gilboa, los peregrinos podían ver a la derecha la ciudad griega de Escitópolis. Admiraron desde lejos los edificios de mármol, pero no se acercaron a la ciudad gentil por temor a profanarse, lo que les impediría participar en las ceremonias solemnes y sagradas de la Pascua en Jerusalén. María no comprendía por qué ni José ni Jesús querían hablar de Escitópolis. No sabía nada de su controversia del año anterior, porque nunca le habían contado el incidente.
124:6.5 (1374.5) Ahora la carretera descendía rápidamente hacia el valle tropical del Jordán, y Jesús pudo pronto contemplar admirado el serpenteante y tortuoso río Jordán, con sus aguas resplandecientes y ondulantes fluyendo hacia el Mar Muerto. Se quitaron los abrigos mientras viajaban hacia el sur por este valle tropical, disfrutando de los fértiles campos de cereales y de las hermosas adelfas cargadas de flores rosadas, mientras que hacia el norte el macizo del Monte Hermón cubierto de nieve se perfilaba a lo lejos, dominando majestuosamente el histórico valle. Poco más de tres horas después de haber pasado Escitópolis, llegaron a una fuente burbujeante y acamparon allí durante la noche bajo el cielo estrellado.
124:6.6 (1374.6) En su segundo día de viaje pasaron por el lugar donde el Jaboc, procedente del este, desemboca en el Jordán; al contemplar este valle hacia el este, recordaron los tiempos de Gedeón, cuando los medianitas se extendieron por esta región para invadir el país. Hacia el final del segundo día de viaje, acamparon cerca de la base de la montaña más alta que domina el valle del Jordán, el Monte Sartaba, cuya cima estaba ocupada por la fortaleza alejandrina donde Herodes había encarcelado a una de sus esposas y enterrado a sus dos hijos estrangulados.
124:6.7 (1375.1) Al tercer día pasaron por dos pueblos que habían sido construidos recientemente por Herodes y observaron su magnífica arquitectura y sus hermosos jardines de palmeras. Al anochecer llegaron a Jericó, donde permanecieron hasta el día siguiente. Aquella noche, José, María y Jesús caminaron unos dos kilómetros y medio hasta el emplazamiento del antiguo Jericó, donde según la tradición judía, Josué, de quien Jesús había tomado el nombre, había realizado sus famosas hazañas.
124:6.8 (1375.2) Durante el cuarto y último día de viaje, la carretera era una procesión continua de peregrinos. Ahora empezaron a subir las colinas que conducían a Jerusalén. Al acercarse a la cumbre, pudieron ver las montañas al otro lado del Jordán, y hacia el sur, las aguas perezosas del Mar Muerto. Aproximadamente a mitad de camino de Jerusalén, Jesús vio por primera vez el Monte de los Olivos (la región que jugaría un papel tan importante en su vida futura). José le indicó que la Ciudad Santa estaba situada justo detrás de aquellas lomas, y el corazón del muchacho se aceleró ante la feliz expectativa de contemplar pronto la ciudad y la casa de su Padre celestial.
124:6.9 (1375.3) Se detuvieron para descansar en las pendientes orientales del Olivete, junto a un pueblecito llamado Betania. Los lugareños hospitalarios salieron enseguida para atender a los peregrinos, y dio la casualidad de que José y su familia se habían detenido cerca de la casa de un tal Simón, que tenía tres hijos casi de la misma edad que Jesús — María, Marta y Lázaro. Éstos invitaron a la familia de Nazaret a que entraran a descansar, y entre las dos familias nació una amistad que duró toda la vida. Más adelante, en el transcurso de su vida llena de acontecimientos, Jesús se detuvo muchas veces en esta casa.
124:6.10 (1375.4) Se apresuraron en continuar su camino, y pronto llegaron al borde del Olivete; Jesús vio por primera vez (en su memoria) la Ciudad Santa, los palacios pretenciosos y el templo inspirador de su Padre. Jesús no experimentó nunca más en su vida un estremecimiento puramente humano comparable al que le embargó por completo esta tarde de abril, en el Monte de los Olivos, mientras estaba allí de pie bebiendo con su primera mirada a Jerusalén. Unos años más tarde estuvo en este mismo lugar, y lloró por la ciudad que estaba a punto de rechazar a otro profeta, al último y al más grande de sus educadores celestiales.
124:6.11 (1375.5) Se dieron prisa por llegar a Jerusalén. Ahora era jueves por la tarde. Al llegar a la ciudad pasaron por delante del templo, y Jesús no había visto nunca una multitud así de seres humanos. Meditó profundamente sobre cómo estos judíos se habían reunido aquí desde los lugares más distantes del mundo conocido.
124:6.12 (1375.6) Poco después llegaron al lugar previsto donde se alojarían durante la semana pascual, la amplia casa de un pariente rico de María, que sabía por Zacarías algo de la historia anterior de Juan y de Jesús. Al día siguiente, el día de la preparación, se dispusieron a celebrar convenientemente el sábado de la Pascua.
124:6.13 (1375.7) Aunque todo Jerusalén estaba ocupado con las preparaciones de la Pascua, José encontró tiempo para llevar a su hijo a visitar la academia donde se había convenido que proseguiría su educación dos años más tarde, en cuanto cumpliera la edad requerida de quince años. José estaba realmente perplejo al observar el poco interés de Jesús por todos estos planes cuidadosamente elaborados.
124:6.14 (1375.8) Jesús estaba profundamente impresionado por el templo y todos sus servicios y demás actividades asociadas. Por primera vez desde la edad de cuatro años, estaba demasiado preocupado por sus propias meditaciones como para hacer muchas preguntas. Sin embargo, hizo varias preguntas embarazosas a su padre (como ya había hecho en otras ocasiones) sobre por qué razón el Padre celestial exigía la carnicería de tantos animales inocentes e indefensos. Por la expresión del rostro del muchacho, su padre sabía bien que sus respuestas y sus tentativas de explicación no eran satisfactorias para la profundidad de pensamiento y la agudeza de razonamiento de su hijo.
124:6.15 (1376.1) El día anterior al sábado de la Pascua, una oleada de iluminación espiritual atravesó la mente mortal de Jesús e inundó su corazón humano de piedad afectuosa por las multitudes espiritualmente ciegas y moralmente ignorantes, reunidas para celebrar la antigua conmemoración de la Pascua. Éste fue uno de los días más extraordinarios que el Hijo de Dios vivió en la carne; y durante la noche, por primera vez en su carrera terrestre, un mensajero especial de Salvington, enviado por Emmanuel, apareció ante él y le dijo: «Ha llegado la hora. Ya es tiempo de que empieces a ocuparte de los asuntos de tu Padre.»
124:6.16 (1376.2) Y así, incluso antes de que las pesadas responsabilidades de la familia de Nazaret recayeran sobre sus hombros juveniles, llegaba el mensajero celestial para recordar a este muchacho menor de trece años que había llegado la hora de reasumir las responsabilidades de un universo. Éste fue el primer acto de una larga serie de acontecimientos que culminaron finalmente en la terminación de la donación del Hijo en Urantia y en la restitución del «gobierno de un universo sobre sus hombros humano-divinos».
124:6.17 (1376.3) A medida que pasaba el tiempo, el misterio de la encarnación se volvía cada vez más insondable para todos nosotros. Apenas podíamos comprender que este muchacho de Nazaret fuera el creador de todo Nebadon. Y tampoco entendemos en la actualidad cómo están asociados el espíritu de este mismo Hijo Creador y el espíritu de su Padre Paradisiaco con las almas de la humanidad. Con el paso del tiempo, podíamos observar que su mente humana discernía cada vez mejor que, mientras estaba viviendo su vida en la carne, la responsabilidad de un universo reposaba en espíritu sobre sus hombros.
124:6.18 (1376.4) Así termina la carrera del muchacho de Nazaret y comienza el relato del joven adolescente — el hombre divino cada vez más consciente de sí mismo — que empieza ahora a considerar su carrera en el mundo, mientras se esfuerza por integrar su proyecto de vida en desarrollo con los deseos de sus padres y las obligaciones hacia su familia y la sociedad de su tiempo.
El libro de Urantia
Documento 125
125:0.1 (1377.1) DE toda la extraordinaria carrera terrestre de Jesús, ningún acontecimiento fue más atractivo, más humanamente conmovedor, que esta visita a Jerusalén, la primera que recordaba. La experiencia de asistir solo a las discusiones del templo le resultó particularmente estimulante, y se grabó durante mucho tiempo en su memoria como el acontecimiento más importante del final de su infancia y del principio de su juventud. Ésta fue la primera oportunidad que tuvo de disfrutar de unos pocos días de vida independiente, de la alegría de ir y venir sin sujeción ni restricciones. Este breve período viviendo a su aire, durante la semana siguiente a la Pascua, fue el primero totalmente libre de obligaciones que había disfrutado nunca. Pasaron muchos años antes de que volviera a disponer, aunque fuera por poco tiempo, de un período semejante libre de todo sentido de la responsabilidad.
125:0.2 (1377.2) Las mujeres asistían rara vez a la fiesta de la Pascua en Jerusalén, porque no se requería su presencia. Sin embargo, Jesús se negó prácticamente a partir a menos que su madre los acompañara. Cuando ella se decidió a ir, muchas mujeres de Nazaret se sintieron motivadas para hacer el viaje, de manera que la expedición pascual contenía, en proporción con los hombres, el mayor número de mujeres que había salido nunca de Nazaret para la Pascua. En el camino de Jerusalén, los viajeros cantaron de vez en cuando el Salmo ciento treinta.
125:0.3 (1377.3) Desde el momento en que salieron de Nazaret hasta que llegaron a la cima del Monte de los Olivos, Jesús experimentó todo el tiempo la tensión de la expectativa. Durante toda su alegre infancia, había oído hablar con respeto de Jerusalén y de su templo; ahora iba pronto a contemplarlos en la realidad. Visto desde el Monte de los Olivos, y al observarlo más de cerca desde el exterior, el templo había colmado con creces lo que Jesús esperaba; pero una vez que traspasó las puertas sagradas, la gran desilusión empezó.
125:0.4 (1377.4) En compañía de sus padres, Jesús atravesó los recintos del templo para reunirse con el grupo de los nuevos hijos de la ley que estaban a punto de ser consagrados como ciudadanos de Israel. Se sintió un poco decepcionado por el comportamiento general de la gente en el templo, pero la primera gran conmoción del día se produjo cuando su madre los dejó para dirigirse a la galería de las mujeres. A Jesús nunca se le había ocurrido que su madre no lo acompañaría a las ceremonias de la consagración, y estaba completamente indignado porque ella tuviera que soportar una discriminación tan injusta. Estaba enormemente enfadado por esto, pero aparte de unas palabras de protesta a su padre, no dijo nada. Sin embargo reflexionó, y reflexionó profundamente, como lo demostraron sus preguntas a los escribas y educadores una semana después.
125:0.5 (1377.5) Participó en los rituales de la consagración, pero le decepcionó su naturaleza superficial y rutinaria. Echaba de menos aquel interés personal que caracterizaba a las ceremonias de la sinagoga de Nazaret. A continuación regresó para saludar a su madre, y se preparó para acompañar a su padre en su primer recorrido por el templo y sus patios, galerías y corredores diversos. Los recintos del templo podían contener más de doscientos mil creyentes a la vez, y aunque la enormidad de estos edificios — en comparación con otros que hubiera visto antes — le causó una gran impresión, estaba más interesado en meditar sobre el significado espiritual de las ceremonias del templo y del culto asociado a las mismas.
125:0.6 (1378.1) Aunque muchos rituales del templo impresionaron vivamente su sentido de la belleza y de lo simbólico, continuaban decepcionándole las explicaciones que sus padres le ofrecían sobre el significado real de estas ceremonias, en respuesta a sus múltiples preguntas penetrantes. Jesús simplemente no podía aceptar unas explicaciones sobre el culto y la devoción religiosa, basadas en la creencia en la ira de Dios o en la cólera del Todopoderoso. Después de terminar la visita del templo, continuaron discutiendo estas cuestiones y su padre le insistía suavemente para que aceptara las creencias ortodoxas judías; Jesús se volvió repentinamente hacia sus padres y, mirando a los ojos de su padre de manera suplicante, le dijo: «Padre, no puede ser verdad — el Padre que está en los cielos no puede mirar de ese modo a sus hijos desviados de la Tierra. El Padre celestial no puede amar a sus hijos menos de lo que tú me amas. Por muy imprudentes que sean mis actos, sé muy bien que nunca derramarías tu ira sobre mi, ni descargarías tu cólera contra mi. Si tú, mi padre terrenal, posees esos reflejos humanos de lo Divino, cuánto más el Padre celestial deberá estar lleno de bondad y rebosante de misericordia. Me niego a creer que mi Padre celestial me ame menos que mi padre terrenal.»
125:0.7 (1378.2) Cuando José y María oyeron estas palabras de su hijo primogénito, se quedaron en silencio. Nunca más trataron de cambiar sus ideas sobre el amor de Dios y la misericordia del Padre que está en los cielos.
125:1.1 (1378.3) A Jesús le disgustó y le repugnó el espíritu de irreverencia que observó en todos los patios del templo que recorrió. Estimaba que la conducta de las multitudes en el templo no era consecuente con el hecho de estar presentes en «la casa de su Padre». Pero recibió el mayor golpe de su joven vida cuando su padre lo acompañó al patio de los gentiles, donde la jerga ruidosa, las voces y las maldiciones se mezclaban indiscriminadamente con el balido de las ovejas y la cháchara ruidosa que revelaba la presencia de los cambistas y de los vendedores de animales para los sacrificios y otras mercancías diversas.
125:1.2 (1378.4) Pero por encima de todo, su sentido de lo adecuado se vio ultrajado al observar a las frívolas cortesanas que se pavoneaban por este recinto del templo, iguales a las mujeres repintadas que había visto tan recientemente en una visita a Séforis. Esta profanación del templo suscitó toda su indignación juvenil y no titubeó en expresárselo claramente a José.
125:1.3 (1378.5) Jesús admiraba la atmósfera y el servicio del templo, pero le disgustaba la fealdad espiritual que observaba en el rostro de tantos adoradores irreflexivos.
125:1.4 (1378.6) A continuación descendieron al patio de los sacerdotes, bajo el borde rocoso delante del templo, donde estaba el altar, para observar la matanza de los rebaños de animales y las abluciones en la fuente de bronce para lavar la sangre de las manos de los sacerdotes que oficiaban la masacre. El pavimento manchado de sangre, las manos ensangrentadas de los sacerdotes y el gemido de los animales agonizantes sobrepasaron lo que podía soportar este muchacho amante de la naturaleza. El terrible espectáculo descompuso a este joven de Nazaret; se agarró al brazo de su padre y le rogó que lo sacara de allí. Regresaron atravesando el patio de los gentiles; incluso las risas groseras y las bromas profanas que escuchó allí fueron un alivio después de lo que acababa de presenciar.
125:1.5 (1379.1) José vio cuánto habían afectado a su hijo los ritos del templo y lo llevó sabiamente a ver «la hermosa puerta», la puerta artística hecha con bronce corintio. Pero Jesús ya había visto bastante para esta primera visita al templo. Regresaron al patio superior en busca de María y caminaron durante una hora al aire libre, lejos del gentío, mirando el palacio Asmoneo, la residencia imponente de Herodes y la torre de los guardias romanos. Durante este paseo, José explicó a Jesús que sólo los vecinos de Jerusalén tenían permiso para asistir a los sacrificios diarios del templo, y que los habitantes de Galilea sólo venían al templo tres veces al año para participar en el culto: en la Pascua, en la fiesta de Pentecostés (siete semanas después de la Pascua) y en la fiesta de los tabernáculos en octubre. Estas fiestas habían sido establecidas por Moisés. Analizaron a continuación las dos últimas fiestas establecidas, la de la dedicación y la de Purim. Después regresaron a su alojamiento y se prepararon para celebrar la Pascua.
125:2.1 (1379.2) Cinco familias de Nazaret habían sido invitadas por la familia de Simón de Betania, o se unieron a ella, para celebrar la Pascua. Simón había comprado el cordero pascual para todo el grupo. La masacre de un número tan enorme de estos corderos es lo que había afectado tanto a Jesús en su visita al templo. Habían planeado comer la Pascua con los parientes de María, pero Jesús persuadió a sus padres para que aceptaran la invitación de ir a Betania.
125:2.2 (1379.3) Aquella noche se reunieron para los ritos de la Pascua, comiendo la carne asada con el pan ázimo y las hierbas amargas. Como Jesús era un nuevo hijo de la alianza, se le pidió que contara el origen de la Pascua, y lo hizo muy bien, pero desconcertó un poco a sus padres con la inclusión de numerosos comentarios que reflejaban moderadamente las impresiones que habían hecho en su mente joven, pero reflexiva, las cosas que había visto y oído tan recientemente. Éste fue el comienzo de los siete días de ceremonias de la fiesta pascual.
125:2.3 (1379.4) Incluso en esta fecha temprana, y aunque no dijo nada a sus padres sobre este asunto, Jesús había empezado a darle vueltas en la cabeza a la idea de si sería adecuado celebrar la Pascua sin sacrificar el cordero. Estaba mentalmente seguro de que este espectáculo de la ofrenda de los sacrificios no complacía al Padre celestial y, con el paso de los años, estuvo cada vez más resuelto a establecer algún día la celebración de una Pascua sin derramamiento de sangre.
125:2.4 (1379.5) Jesús durmió muy poco aquella noche. Su descanso estuvo enormemente alterado con pesadillas de matanzas y sufrimientos. Tenía la mente aturdida y el corazón desgarrado por las inconsistencias y el carácter absurdo de la teología de todo el sistema ceremonial judío. Sus padres durmieron poco también. Estaban muy desconcertados por los acontecimientos del día que acababa de terminar. Tenían el corazón completamente trastornado por la actitud del muchacho, que les parecía extraña y decidida. María experimentó una agitación nerviosa durante la primera parte de la noche, pero José permaneció tranquilo, aunque también estaba perplejo. Los dos temían hablar francamente con el joven de estos problemas, aunque Jesús hubiera conversado gustosamente con sus padres si se hubieran atrevido a estimularlo.
125:2.5 (1379.6) Los oficios del día siguiente en el templo fueron más aceptables para Jesús y contribuyeron mucho a mitigar los recuerdos desagradables del día anterior. A la mañana siguiente, el joven Lázaro se hizo cargo de Jesús y empezaron a explorar sistemáticamente Jerusalén y sus alrededores. Antes de terminar el día, Jesús había descubierto los diversos lugares alrededor del templo donde se daban conferencias de enseñanza y respondían a las preguntas de los asistentes; aparte de algunas visitas al santo de los santos, donde se preguntaba maravillado qué había realmente detrás del velo de separación, la mayor parte del tiempo la pasó alrededor del templo en las conferencias de enseñanza.
125:2.6 (1380.1) Durante toda la semana de la Pascua, Jesús ocupó su lugar entre los nuevos hijos del mandamiento; esto significaba que tenía que sentarse fuera de la barrera que separaba a todas las personas que no tenían la plena ciudadanía de Israel. Como se le recordaba de esta manera lo joven que era, se contuvo y no hizo todas las preguntas que se amontonaron en su mente; al menos se contuvo hasta que terminó la celebración de la Pascua y se levantaron las restricciones que se habían impuesto a los jóvenes recién consagrados.
125:2.7 (1380.2) El miércoles de la semana de la Pascua, Jesús fue autorizado a ir a casa de Lázaro para pasar la noche en Betania. Aquella noche, Lázaro, Marta y María escucharon a Jesús disertar sobre las cosas temporales y eternas, humanas y divinas, y desde aquella noche los tres lo amaron como si hubiera sido su propio hermano.
125:2.8 (1380.3) Al final de la semana, Jesús vio menos a Lázaro porque éste ni siquiera podía entrar en el círculo exterior de las discusiones del templo, aunque asistió a algunos discursos públicos que se pronunciaron en los patios exteriores. Lázaro tenía la misma edad que Jesús, pero en Jerusalén, los jóvenes eran admitidos raramente a la consagración de los hijos de la ley antes de que cumplieran los trece años de edad.
125:2.9 (1380.4) Durante la semana de la Pascua, los padres de Jesús encontraron repetidas veces a su hijo sentado a solas y profundamente pensativo, con su joven cabeza entre las manos. Nunca lo habían visto comportarse de esta manera y estaban dolorosamente perplejos, sin saber hasta qué punto la confusión reinaba en su mente y la perturbación en su espíritu, a causa de la experiencia que estaba atravesando; no sabían qué hacer. Se alegraban de que terminara la semana de la Pascua y deseaban ver a su hijo, que actuaba de manera extraña, felizmente de regreso en Nazaret.
125:2.10 (1380.5) Día tras día, Jesús volvía a pensar en todos sus problemas. Al final de la semana ya había efectuado muchos ajustes; pero cuando llegó la hora de regresar a Nazaret, su joven mente aún hervía de perplejidad y estaba acosada por un montón de preguntas sin respuestas y de problemas sin resolver.
125:2.11 (1380.6) Antes de que José y María partieran de Jerusalén, tomaron las medidas oportunas, en compañía del maestro de Jesús en Nazaret, para que Jesús regresara a Jerusalén cuando cumpliera los quince años, a fin de empezar un largo ciclo de estudios en una de las academias rabínicas más famosas. Jesús acompañó a sus padres y a su profesor en sus visitas a la escuela, pero los tres se entristecieron al observar la indiferencia que aparentaba ante todo lo que hacían y decían. María estaba profundamente apenada por sus reacciones a la visita a Jerusalén, y José enormemente perplejo por los extraños comentarios y la conducta insólita del muchacho.
125:2.12 (1380.7) Después de todo, la semana de la Pascua había sido un gran acontecimiento en la vida de Jesús. Había disfrutado de la oportunidad de conocer a decenas de muchachos de su misma edad, candidatos como él a la consagración, y utilizó estos contactos como medio para enterarse de cómo vivía la gente en Mesopotamia, Turquestán y Partia, así como en las provincias más occidentales de Roma. Ya conocía bastante bien cómo se desarrollaba la vida de los jóvenes de Egipto y de otras regiones cercanas a Palestina. En aquel momento había miles de jóvenes en Jerusalén, y el muchacho de Nazaret conoció personalmente y entrevistó de manera más o menos extensa a más de ciento cincuenta. Estaba particularmente interesado por los que venían de Extremo Oriente y de los países lejanos de Occidente. Como resultado de estos intercambios, el joven empezó a sentir el deseo de viajar por el mundo con objeto de aprender cómo trabajaban los diversos grupos de sus contemporáneos para ganarse la vida.
125:3.1 (1381.1) El grupo de Nazaret había acordado reunirse cerca del templo, a media mañana del primer día de la semana después de terminar la fiesta pascual. Así lo hicieron y emprendieron su viaje de regreso a Nazaret. Jesús había entrado en el templo para escuchar los debates, mientras sus padres aguardaban la llegada de sus compañeros de viaje. La compañía se dispuso a partir enseguida, con los hombres formando un grupo y las mujeres otro, como tenían la costumbre de hacer en sus viajes de ida y vuelta a las fiestas de Jerusalén. Jesús había venido a Jerusalén en compañía de su madre y de las mujeres. Pero ahora, como era un joven consagrado, se suponía que haría el viaje de vuelta a Nazaret con su padre y los hombres. Mientras el grupo de Nazaret partía hacia Betania, Jesús se había quedado en el templo completamente absorto en una discusión sobre los ángeles, totalmente inconsciente de que había pasado la hora de la partida de sus padres. No se dio cuenta de que se había quedado atrás hasta el mediodía, hora en que se suspendían las conferencias del templo.
125:3.2 (1381.2) Los viajeros de Nazaret no se dieron cuenta de la ausencia de Jesús porque María suponía que viajaba con los hombres, mientras que José pensaba que iba con las mujeres, puesto que había ido a Jerusalén con las mujeres, conduciendo el asno de María. No descubrieron su ausencia hasta que llegaron a Jericó y se prepararon para pasar la noche. Después de preguntar a los rezagados del grupo que iban llegando a Jericó, y de haberse enterado que ninguno de ellos había visto a su hijo, pasaron la noche en blanco, haciendo conjeturas sobre qué podría haberle ocurrido, mencionando muchas de sus reacciones insólitas ante los acontecimientos de la semana pascual, y regañándose suavemente el uno al otro por no haberse asegurado de que estaba en el grupo antes de salir de Jerusalén.
125:4.1 (1381.3) Mientras tanto, Jesús había permanecido en el templo durante toda la tarde, escuchando las discusiones y disfrutando de un ambiente más tranquilo y decoroso, puesto que las grandes multitudes de la semana pascual casi habían desaparecido. Al concluir las discusiones de la tarde, en las cuales no participó, Jesús se dirigió a Betania, donde llegó en el preciso momento en que la familia de Simón se disponía a cenar. A los tres jóvenes les encantó acoger a Jesús, que pasó la noche en casa de Simón. Los vio muy poco durante la velada, pasando la mayor parte del tiempo meditando a solas en el jardín.
125:4.2 (1381.4) Al día siguiente, Jesús se levantó temprano y se encaminó hacia el templo. Se detuvo en la cima del Olivete y lloró por el espectáculo que contemplaban sus ojos — el de un pueblo espiritualmente empobrecido, encadenado por las tradiciones y viviendo vigilado por las legiones romanas. Por la mañana temprano ya se encontraba en el templo, decidido a participar en los debates. Mientras tanto, José y María también se habían levantado al amanecer con la intención de desandar el camino hasta Jerusalén. Primero se dirigieron apresuradamente a la casa de sus parientes donde se habían alojado en familia durante la semana pascual, pero sus indagaciones revelaron que nadie había visto a Jesús. Después de buscarlo todo el día sin encontrar su rastro, regresaron a casa de sus parientes para pasar la noche.
125:4.3 (1382.1) En la segunda conferencia, Jesús se había atrevido a hacer preguntas y participó en las discusiones del templo de una manera sorprendente, aunque siempre compatible con su juventud. A veces, sus preguntas incisivas ponían un poco en aprietos a los maestros eruditos de la ley judía, pero mostraba tal espíritu de cándida honradez, unido a una sed evidente de aprender, que la mayoría de los maestros del templo estaban dispuestos a tratarle con consideración. Pero cuando se atrevió a poner en duda que fuera justo condenar a muerte a un gentil embriagado que se había extraviado fuera del patio de los gentiles, penetrando inadvertidamente en los recintos prohibidos supuestamente sagrados del templo, uno de los maestros más intolerantes se impacientó por las críticas implícitas del muchacho, lo miró con el ceño fruncido y le preguntó cuántos años tenía. Jesús replicó: «Me faltan poco más de cuatro meses para cumplir los trece años.» «Entonces», añadió el maestro ahora encolerizado, «¿por qué estás aquí, si no tienes edad para ser un hijo de la ley?» Cuando Jesús explicó que había sido consagrado durante la Pascua y que era un estudiante graduado de las escuelas de Nazaret, los maestros replicaron al unísono, con aire burlón: «Deberíamos haberlo sabido; es de Nazaret.» Pero el presidente afirmó que Jesús no tenía la culpa de que los dirigentes de la sinagoga de Nazaret lo hubieran graduado formalmente a los doce años, en lugar de a los trece; aunque algunos de sus detractores se levantaron y se fueron, se decidió que el muchacho podía continuar tranquilamente como alumno en las discusiones del templo.
125:4.4 (1382.2) Cuando terminó esta segunda jornada en el templo, Jesús fue otra vez a Betania para pasar la noche. Y salió de nuevo al jardín para meditar y orar. Era evidente que su mente estaba ocupada en la meditación de problemas importantes.
125:5.1 (1382.3) Durante el tercer día de Jesús en el templo con los escribas y maestros, se congregaron numerosos espectadores que habían oído hablar de este joven de Galilea, para disfrutar de la experiencia de ver a un muchacho confundir a los sabios de la ley. Simón también vino desde Betania para observar lo que hacía el muchacho. Durante toda la jornada, José y María continuaron buscando ansiosamente a Jesús e incluso entraron varias veces en el templo, pero nunca se les ocurrió escudriñar los diversos grupos de discusión, aunque en una ocasión se encontraron casi al alcance de su voz fascinante.
125:5.2 (1382.4) Antes de terminar el día, toda la atención del principal grupo de debate del templo se había concentrado en las preguntas de Jesús. Entre sus muchas preguntas se encontraban las siguientes:
125:5.3 (1382.5) 1. ¿Qué hay realmente en el santo de los santos, detrás del velo?
125:5.4 (1382.6) 2. ¿Por qué las madres de Israel deben estar separadas de los creyentes varones en el templo?
125:5.5 (1382.7) 3. Si Dios es un padre que ama a sus hijos, ¿por qué toda esta carnicería de animales para obtener el favor divino? ¿Se ha interpretado erróneamente la enseñanza de Moisés?
125:5.6 (1382.8) 4. Puesto que el templo está consagrado al culto del Padre celestial, ¿no es incongruente tolerar la presencia de aquellos que se dedican al trueque y al comercio mundanos?
125:5.7 (1382.9) 5. ¿Será el Mesías esperado un príncipe temporal que ocupará el trono de David, o actuará como la luz de la vida en el establecimiento de un reino espiritual?
125:5.8 (1383.1) A lo largo de todo el día, los espectadores se maravillaron con estas preguntas, pero ninguno estaba más asombrado que Simón. Durante más de cuatro horas, este joven de Nazaret acosó a aquellos maestros judíos con preguntas que daban que pensar y sondeaban el corazón. Hizo pocos comentarios a las observaciones de sus mayores. Trasmitía sus enseñanzas con las preguntas que hacía. Por medio del planteamiento hábil y sutil de sus preguntas, conseguía simultáneamente desafiar sus enseñanzas y sugerir las suyas propias. En su manera de preguntar combinaba con tal encanto la sagacidad y el humor, que se hacía amar incluso por aquellos que se indignaban más o menos por su juventud. Siempre era totalmente honrado y considerado cuando efectuaba estas preguntas penetrantes. Durante esta tarde memorable en el templo, mostró su reticencia característica, confirmada en todo su ministerio público posterior, a sacar ventaja desleal de un adversario. Como adolescente, y más tarde como hombre, parecía estar completamente libre de todo deseo egoísta de ganar una discusión simplemente por el placer de triunfar sobre sus compañeros por medio de la lógica. Una sola cosa le interesaba de manera suprema: proclamar la verdad eterna y efectuar así una revelación más completa del Dios eterno.
125:5.9 (1383.2) Cuando terminó el día, Simón y Jesús regresaron a Betania. Durante la mayor parte del camino, el hombre y el niño guardaron silencio. Jesús se detuvo de nuevo en la cima del Olivete, pero al contemplar la ciudad y su templo no lloró; solamente inclinó la cabeza en un gesto de devoción silenciosa.
125:5.10 (1383.3) Después de la cena en Betania, rehusó una vez más unirse a la alegre reunión; en lugar de eso, salió al jardín, donde permaneció hasta altas horas de la noche. Se esforzó inútilmente en elaborar un plan definido para abordar el problema de su misión en la vida, y para escoger la mejor manera de trabajar para revelar, a sus compatriotas espiritualmente ciegos, un concepto más hermoso del Padre celestial, y liberarlos así de su terrible esclavitud a la ley, a los ritos, a las ceremonias y a las tradiciones arcaicas. Pero la luz esclarecedora no se le presentó a este joven que buscaba la verdad.
125:6.1 (1383.4) Jesús se había olvidado, extrañamente, de sus padres terrenales. Incluso en el desayuno, cuando la madre de Lázaro comentó que sus padres debían estar llegando ahora al hogar, Jesús no pareció darse cuenta de que estarían un poco preocupados porque él se había quedado atrás.
125:6.2 (1383.5) De nuevo se dirigió hacia el templo, pero no se detuvo en la cima del Olivete para meditar. Durante las discusiones de la mañana, dedicaron mucho tiempo a la ley y a los profetas, y los maestros se asombraron de que Jesús conociera tan bien las escrituras, tanto en hebreo como en griego. Pero estaban más perplejos por su juventud que por su conocimiento de la verdad.
125:6.3 (1383.6) En la conferencia de la tarde, apenas habían empezado a responder a su pregunta sobre la finalidad de la oración cuando el presidente invitó al muchacho a que se acercara, y una vez sentado a su lado, le pidió que expusiera su propio punto de vista respecto a la oración y la adoración.
125:6.4 (1383.7) La noche anterior, los padres de Jesús habían oído hablar de un extraño joven que se batía muy hábilmente con los intérpretes de la ley, pero no se les había ocurrido que este muchacho pudiera ser su hijo. Casi habían decidido dirigirse a la casa de Zacarías, pues imaginaban que Jesús podría haber ido allí para ver a Isabel y a Juan. Pensando que Zacarías quizás estuviera en el templo, se detuvieron allí camino de la Ciudad de Judá. Mientras deambulaban por los patios del templo, imaginad su sorpresa y asombro cuando reconocieron la voz del muchacho extraviado, y lo vieron sentado entre los maestros del templo.
125:6.5 (1384.1) José se quedó mudo, pero María dio rienda suelta a su temor y ansiedad largo tiempo reprimidos; se abalanzó hacia el joven, que ahora se había levantado para saludar a sus sorprendidos padres, y le dijo: «Hijo mío, ¿por qué nos has tratado así? Hace ya más de tres días que tu padre y yo te buscamos angustiados. ¿Qué te ha llevado a abandonarnos?» Fue un momento de tensión. Todas las miradas se volvieron hacia Jesús para ver qué iba a contestar. Su padre lo miraba con desaprobación, pero no dijo nada.
125:6.6 (1384.2) Hay que recordar que se suponía que Jesús era un hombre joven. Había terminado la escolaridad normal de un niño, había sido reconocido como hijo de la ley y había recibido la consagración como ciudadano de Israel. Sin embargo, su madre le regañaba duramente delante de todo el público reunido, precisamente en mitad del esfuerzo más serio y sublime de su joven vida, poniendo fin de manera poco gloriosa a una de las mayores oportunidades que jamás se le habían presentado de enseñar la verdad, predicar la rectitud y revelar el carácter amoroso de su Padre celestial.
125:6.7 (1384.3) Pero el joven se mostró a la altura de las circunstancias. Si tenéis en cuenta con imparcialidad todos los factores que se combinaron para dar lugar a esta situación, estaréis mejor preparados para examinar la sabiduría de la respuesta del chico a la reprimenda inintencionada de su madre. Después de reflexionar un momento, Jesús le dijo: «¿Por qué me habéis buscado durante tanto tiempo? ¿Acaso no esperabais encontrarme en la casa de mi Padre, puesto que ha llegado la hora de que me ocupe de los asuntos de mi Padre?»
125:6.8 (1384.4) Todo el mundo se asombró de la manera de hablar del muchacho. Todos se alejaron en silencio y lo dejaron a solas con sus padres. El joven suavizó enseguida la embarazosa situación de los tres, diciendo tranquilamente: «Vamos, padres míos, cada cual ha hecho lo que consideraba mejor. Nuestro Padre que está en los cielos ha ordenado estas cosas; regresemos a casa.»
125:6.9 (1384.5) Partieron en silencio y por la noche llegaron a Jericó. Sólo se detuvieron una vez, en la cima del Olivete, donde el joven levantó su cayado hacia el cielo y, temblando de los pies a la cabeza con la agitación de una intensa emoción, dijo: «Oh Jerusalén, Jerusalén y sus habitantes, ¡cuán esclavizados estáis — sometidos al yugo romano y víctimas de vuestras propias tradiciones — pero volveré para purificar el templo y liberar a mi pueblo de esta esclavitud!»
125:6.10 (1384.6) Durante los tres días de viaje hasta Nazaret, Jesús no dijo casi nada; sus padres tampoco hablaron mucho en su presencia. Estaban realmente desorientados por la conducta de su hijo primogénito, pero atesoraron sus palabras en su corazón, aunque no pudieran comprender plenamente su significado.
125:6.11 (1384.7) Al llegar al hogar, Jesús hizo una breve declaración a sus padres, reiterándoles su afecto y dándoles a entender que no tenían que temer pues no volvería a ocasionarles nuevas ansiedades con su conducta. Concluyó esta importante declaración diciendo: «Aunque debo hacer la voluntad de mi Padre celestial, también obedeceré a mi padre terrenal. Esperaré a que llegue mi hora.»
125:6.12 (1384.8) Aunque mentalmente Jesús rehusaba muchas veces aprobar los esfuerzos bien intencionados, pero descaminados, de sus padres por dictarle el rumbo de sus reflexiones o establecer el plan de su obra en la Tierra, sin embargo, de todas las maneras compatibles con su consagración a hacer la voluntad de su Padre Paradisiaco, se conformaba con mucho agrado a los deseos de su padre terrenal y a las costumbres de su familia carnal. Incluso cuando no podía aprobarlos, hacía todo lo posible por conformarse a ellos. Era un artista en el asunto de conciliar su consagración al deber con sus obligaciones de lealtad familiar y de servicio social.
125:6.13 (1385.1) José estaba perplejo, pero María, después de reflexionar sobre estas experiencias, se sintió fortificada, acabando por considerar las palabras de Jesús en el Olivete como proféticas de la misión mesiánica de su hijo como liberador de Israel. Se dedicó con renovada energía a moldear los pensamientos de Jesús dentro de canales nacionalistas y patrióticos, y recurrió a la ayuda de su hermano, el tío favorito de Jesús. De todas las maneras posibles, la madre de Jesús se dedicó a la tarea de preparar a su hijo primogénito para que asumiera el mando de los que querían restaurar el trono de David y rechazar para siempre el yugo de la esclavitud política de los gentiles.
El libro de Urantia
Documento 126
126:0.1 (1386.1) DE TODAS las experiencias de la vida terrestre de Jesús, su decimocuarto y decimoquinto años fueron los más cruciales. Los dos años comprendidos entre el momento en que empezó a tomar conciencia de su divinidad y de su destino, y el momento en que logró un alto grado de comunicación con su Ajustador interior, fueron los más penosos de su extraordinaria vida en Urantia. Este período de dos años es el que debería llamarse la gran prueba, la verdadera tentación. Ningún joven humano que haya experimentado las primeras confusiones y los problemas de adaptación de la adolescencia, ha tenido que someterse nunca a una prueba más crucial que la que Jesús atravesó durante su paso de la infancia a la juventud.
126:0.2 (1386.2) Este importante período en el desarrollo juvenil de Jesús empezó con el final de la visita a Jerusalén y su regreso a Nazaret. Al principio, María estaba feliz con la idea de haber recobrado a su hijo, de que Jesús había vuelto al hogar para ser un hijo obediente — aunque nunca hubiera sido otra cosa — y que en adelante sería más receptivo a los planes que ella forjaba para su vida futura. Pero no se iba a calentar durante mucho tiempo al sol de las ilusiones maternas y del orgullo familiar no reconocido; muy pronto se iba a desilusionar mucho más. El muchacho vivía cada vez más en compañía de su padre; cada vez acudía menos a ella con sus problemas. Al mismo tiempo, sus padres comprendían cada vez menos sus frecuentes alternancias entre los asuntos de este mundo y las meditaciones sobre su relación con los asuntos de su Padre. Francamente, no lo comprendían, pero lo amaban sinceramente.
126:0.3 (1386.3) A medida que Jesús crecía, su compasión y su amor por el pueblo judío se hicieron más profundos, pero con el paso de los años, se fue acentuando en su mente un justo resentimiento contra la presencia, en el templo del Padre, de los sacerdotes nombrados por razones políticas. Jesús tenía un gran respeto por los fariseos sinceros y los escribas honestos, pero sentía un gran menosprecio por los fariseos hipócritas y los teólogos deshonestos; miraba con desdén a todos los jefes religiosos que no eran sinceros. Cuando examinaba a fondo la conducta de los dirigentes de Israel, a veces se sentía tentado a ver con buenos ojos la posibilidad de convertirse en el Mesías que esperaban los judíos, pero nunca cedió a esta tentación.
126:0.4 (1386.4) El relato de sus hazañas entre los sabios del templo en Jerusalén era gratificante para todo Nazaret, en especial para sus antiguos maestros de la escuela de la sinagoga. Durante algún tiempo, los elogios hacia Jesús estuvieron en boca de todos. Todo el pueblo contaba su sabiduría infantil y su conducta ejemplar, y predecía que estaba destinado a convertirse en un gran jefe de Israel; por fin saldría de Nazaret de Galilea un maestro realmente superior. Todos esperaban el momento en que cumpliera los quince años para que se le permitiera leer regularmente las escrituras en la sinagoga el día del sábado.
126:1.1 (1387.1) Éste es el año civil de su decimocuarto cumpleaños. Se había vuelto un buen fabricante de yugos y trabajaba bien tanto la lona como el cuero. También se estaba convirtiendo rápidamente en un experto carpintero y ebanista. Este verano subía con frecuencia a la cima de la colina, situada al noroeste de Nazaret, para orar y meditar. Gradualmente, se iba haciendo más consciente de la naturaleza de su donación en la Tierra.
126:1.2 (1387.2) Hacía poco más de cien años que esta colina había sido el «alto lugar de Baal», y ahora se encontraba allí la tumba de Simeón, un santo varón famoso en Israel. Desde la cumbre de la colina de Simeón, Jesús dominaba con la vista todo Nazaret y la región circundante. Divisaba Meguido y recordaba la historia del ejército egipcio que ganó allí su primera gran victoria en Asia; y cómo posteriormente un ejército semejante derrotó a Josías, el rey de Judea. No lejos de allí podía divisar Taanac, donde Débora y Barac derrotaron a Sísara. En la distancia podía ver las colinas de Dotán donde, según le habían enseñado, los hermanos de José lo vendieron como esclavo a los egipcios. Luego, al volver la vista hacia Ebal y Gerizim, rememoraba las tradiciones de Abraham, Jacob y Abimelec. Así es como recordaba y repasaba en su mente los acontecimientos históricos y tradicionales del pueblo de su padre José.
126:1.3 (1387.3) Continuó adelante con sus cursos superiores de lectura bajo la dirección de los profesores de la sinagoga, y también continuó con la educación familiar de sus hermanos y hermanas a medida que éstos alcanzaban la edad apropiada.
126:1.4 (1387.4) A primeros de este año, José empezó a ahorrar los ingresos procedentes de sus propiedades de Nazaret y Cafarnaúm, para pagar el largo ciclo de estudios de Jesús en Jerusalén; se había planeado que Jesús iría a Jerusalén en agosto del año siguiente, cuando cumpliera los quince años.
126:1.5 (1387.5) Desde los comienzos de este año, José y María tuvieron dudas frecuentes sobre el destino de su hijo primogénito. Era ciertamente un muchacho brillante y amable, pero muy difícil de comprender y muy arduo de sondear; además, nunca había sucedido nada de extraordinario o de milagroso. Su madre, orgullosa, había permanecido decenas de veces en una expectativa sin aliento, esperando ver a su hijo realizar alguna acción milagrosa o sobrehumana; pero sus esperanzas siempre terminaban en una cruel decepción. Todo esto era desalentador e incluso descorazonador. La gente piadosa de aquellos tiempos creía sinceramente que los profetas y los hombres de la promesa demostraban siempre su vocación, y establecían su autoridad divina, realizando milagros y haciendo prodigios. Pero Jesús no hacía nada de esto; por ello, la confusión de sus padres aumentaba sin cesar a medida que consideraban su futuro.
126:1.6 (1387.6) El mejoramiento de la situación económica de la familia de Nazaret se reflejaba de muchas maneras en el hogar, especialmente en el aumento del número de tablillas blancas y lisas que se utilizaban como pizarras para escribir; la escritura la efectuaban con un carboncillo. A Jesús también se le permitió reanudar sus clases de música, pues le encantaba tocar el arpa.
126:1.7 (1387.7) Se puede decir en verdad que, a lo largo de este año, Jesús «creció en el favor de los hombres y de Dios». Las perspectivas de la familia parecían buenas y el futuro se presentaba resplandeciente.
126:2.1 (1388.1) Todo fue bien hasta aquel martes fatal 25 de septiembre, cuando un mensajero de Séforis trajo a esta casa de Nazaret la trágica noticia de que José había sido herido de gravedad por la caída de una grúa mientras trabajaba en la residencia del gobernador. El mensajero de Séforis se había detenido en el taller antes de llegar al domicilio de José. Informó a Jesús del accidente de su padre, y los dos juntos fueron a la casa para comunicar la triste noticia a María. Jesús deseaba ir inmediatamente al lado de su padre, pero María no quería oír nada que no fuera salir corriendo para estar junto a su marido. Decidió que iría a Séforis en compañía de Santiago, que por entonces tenía diez años, mientras que Jesús permanecería en la casa con los niños más pequeños hasta su regreso, pues no conocía la gravedad de las heridas de José. Pero José había muerto a consecuencia de sus lesiones antes de que llegara María. Lo trajeron a Nazaret y al día siguiente fue enterrado con sus padres.
126:2.2 (1388.2) Justo en el momento en que las perspectivas eran buenas y el futuro parecía sonreírles, una mano aparentemente cruel golpeaba al cabeza de familia de Nazaret. Los asuntos de este hogar saltaron en pedazos y todos los planes con respecto a Jesús y su futura educación quedaron destruidos. Este joven carpintero, que acababa de cumplir catorce años, tomó conciencia de que no sólo tenía que cumplir la misión recibida de su Padre celestial de revelar la naturaleza divina en la Tierra y en la carne, sino que su joven naturaleza humana tenía que asumir también la responsabilidad de cuidar de su madre viuda y de sus siete hermanos y hermanas — sin contar la que aún no había nacido. Este joven de Nazaret se convertía ahora en el único sostén y consuelo de esta familia tan súbitamente afligida. Así se permitió que sucedieran en Urantia unos acontecimientos de tipo natural que forzaron a este joven del destino a asumir bien pronto unas responsabilidades considerables, pero altamente pedagógicas y disciplinarias. Se convirtió en el jefe de una familia humana, en el padre de sus propios hermanos y hermanas; tenía que sostener y proteger a su madre y actuar como guardián del hogar de su padre, el único hogar que llegaría a conocer mientras estuvo en este mundo.
126:2.3 (1388.3) Jesús aceptó de buena gana las responsabilidades que cayeron tan repentinamente sobre él y las asumió fielmente hasta el final. Al menos un gran problema y una dificultad prevista en su vida se habían resuelto trágicamente — ya no se esperaba que fuera a Jerusalén para estudiar con los rabinos. Siempre fue verdad que Jesús «no era el discípulo de nadie». Siempre estaba dispuesto a aprender incluso del niño más humilde, pero su autoridad para enseñar la verdad nunca la obtuvo de fuentes humanas.
126:2.4 (1388.4) Aún no sabía nada de la visita de Gabriel a su madre antes de su nacimiento; sólo lo supo por Juan el día de su bautismo, al comienzo de su ministerio público.
126:2.5 (1388.5) A medida que pasaban los años, este joven carpintero de Nazaret medía cada vez más cada institución de la sociedad y cada costumbre de la religión con un criterio invariable: ¿Qué hace por el alma humana? ¿Trae a Dios más cerca del hombre? ¿Lleva al hombre hacia Dios? Aunque este joven no descuidaba por completo los aspectos recreativos y sociales de la vida, cada vez consagraba más su tiempo y sus energías a dos únicas metas: cuidar a su familia y prepararse para hacer en la Tierra la voluntad celestial de su Padre.
126:2.6 (1389.1) Este año, los vecinos cogieron la costumbre de dejarse caer por la casa durante las noches de invierno, para escuchar a Jesús tocar el arpa, oír sus historias (pues el muchacho era un excelente narrador) y escuchar cómo leía las escrituras en griego.
126:2.7 (1389.2) Los asuntos económicos de la familia continuaron rodando bastante bien, porque disponían de una suma considerable de dinero en el momento de la muerte de José. Jesús no tardó en demostrar que poseía un juicio penetrante para los negocios y sagacidad financiera. Era desprendido, pero moderado, y ahorrativo, pero generoso. Demostró ser un administrador prudente y eficaz de los bienes de su padre.
126:2.8 (1389.3) Pero a pesar de todo lo que hacían Jesús y los vecinos de Nazaret para traer alegría a la casa, María, e incluso los niños, estaban llenos de tristeza. José ya no estaba. Había sido un marido y un padre excepcional, y todos lo echaban de menos. Su muerte les parecía aun más trágica cuando pensaban que no habían podido hablar con él o recibir su última bendición.
126:3.1 (1389.4) A mediados de este decimoquinto año — contamos el tiempo de acuerdo con el calendario del siglo veinte, y no según el año judío — Jesús había tomado firmemente el control de la dirección de su familia. Antes de finalizar este año, sus ahorros casi habían desaparecido, y se encontraron en la necesidad de vender una de las casas de Nazaret que José poseía en común con su vecino Jacobo.
126:3.2 (1389.5) Rut, la más pequeña de la familia, nació la noche del miércoles 17 de abril del año 9. En la medida de sus posibilidades, Jesús se esforzó por ocupar el lugar de su padre, consolando y cuidando a su madre durante esta prueba penosa y particularmente triste. Durante cerca de veinte años (hasta que empezó su ministerio público) ningún padre podría haber amado y educado a su hija con más afecto y fidelidad que Jesús cuidó a la pequeña Rut. Fue igualmente un buen padre para todos los demás miembros de su familia.
126:3.3 (1389.6) Durante este año, Jesús formuló por primera vez la oración que enseñó posteriormente a sus apóstoles, y que muchos conocen con el nombre de «Padre Nuestro». En cierto modo, fue una evolución del culto familiar; tenían muchas fórmulas de alabanza y diversas oraciones formales. Después de la muerte de su padre, Jesús trató de enseñar a los niños mayores a que se expresaran de manera individual en sus oraciones — como a él tanto le gustaba hacer — pero no podían comprender su pensamiento y retrocedían invariablemente a sus formas de rezar aprendidas de memoria. En este esfuerzo por estimular a sus hermanos y hermanas mayores para que dijeran oraciones individuales, Jesús trató de mostrarles el camino con frases sugerentes; y pronto se descubrió que, sin intención alguna por su parte, todos utilizaban una forma de rezar ampliamente basada en las ideas directrices que Jesús les había enseñado.
126:3.4 (1389.7) Al final, Jesús renunció a la idea de que cada miembro de la familia formulara oraciones espontáneas. Una noche de octubre, se sentó cerca de la pequeña lámpara rechoncha, junto a la mesa baja de piedra; cogió una tablilla de cedro pulido de unos cincuenta centímetros de lado, y con un trozo de carboncillo escribió la oración que sería en adelante la súplica modelo de toda la familia.
126:3.5 (1389.8) Este año Jesús estuvo muy inquieto debido a reflexiones desconcertantes. Sus responsabilidades familiares habían alejado, de manera bastante eficaz, toda idea de desarrollar enseguida un plan que se adecuara al mandato recibido en la visita de Jerusalén para que «se ocupara de los asuntos de su Padre». Jesús razonaba, con acierto, que velar por la familia de su padre terrenal debía tener prioridad sobre cualquier otro deber, que mantener a su familia debía ser su primera obligación.
126:3.6 (1390.1) En el transcurso de este año, Jesús encontró en el llamado Libro de Enoc un pasaje que le incitó más tarde a adoptar la expresión «Hijo del Hombre» para designarse durante su misión donadora en Urantia. Había estudiado cuidadosamente la idea del Mesías judío y estaba firmemente convencido de que él no estaba destinado a ser ese Mesías. Deseaba intensamente ayudar al pueblo de su padre, pero nunca pensó en ponerse al frente de los ejércitos judíos para liberar Palestina de la dominación extranjera. Sabía que nunca se sentaría en el trono de David en Jerusalén. Tampoco creía que su misión como liberador espiritual o educador moral se limitaría exclusivamente al pueblo judío. Así pues, la misión de su vida no podía ser de ninguna manera el cumplimiento de los deseos intensos y de las supuestas profecías mesiánicas de las escrituras hebreas, al menos no de la manera en que los judíos comprendían estas predicciones de los profetas. Asimismo, estaba seguro de que nunca aparecería como el Hijo del Hombre descrito por el profeta Daniel.
126:3.7 (1390.2) Pero cuando le llegara la hora de presentarse públicamente como educador del mundo, ¿cómo se llamaría a sí mismo? ¿De qué manera definiría su misión? ¿Con qué nombre lo llamarían las gentes que se convertirían en creyentes de sus enseñanzas?
126:3.8 (1390.3) Mientras le daba vueltas a estos problemas en su cabeza, encontró en la biblioteca de la sinagoga de Nazaret, entre los libros apocalípticos que había estado estudiando, el manuscrito llamado «El Libro de Enoc». Aunque estaba seguro de que no había sido escrito por el Enoc de los tiempos pasados, le resultó muy interesante, y lo leyó y releyó muchas veces. Había un pasaje que le impresionó particularmente, aquel en el que aparecía la expresión «Hijo del Hombre». El autor del pretendido Libro de Enoc continuaba hablando de este Hijo del Hombre, describiendo la obra que debería hacer en la Tierra y explicando que este Hijo del Hombre, antes de descender a esta Tierra para aportar la salvación a la humanidad, había cruzado los atrios de la gloria celestial con su Padre, el Padre de todos; y había renunciado a toda esta grandeza y a toda esta gloria para descender a la Tierra y proclamar la salvación a los mortales necesitados. A medida que Jesús leía estos pasajes (sabiendo muy bien que gran parte del misticismo oriental incorporado en estas enseñanzas era falso), sentía en su corazón y reconocía en su mente que, de todas las predicciones mesiánicas de las escrituras hebreas y de todas las teorías sobre el libertador judío, ninguna estaba tan cerca de la verdad como esta historia incluida en el Libro de Enoc, el cual sólo estaba parcialmente acreditado; allí mismo y en ese momento decidió adoptar como título inaugural «el Hijo del Hombre». Y esto fue lo que hizo cuando empezó posteriormente su obra pública. Jesús tenía una habilidad infalible para reconocer la verdad, y nunca dudaba en abrazarla, sin importarle la fuente de la que parecía emanar.
126:3.9 (1390.4) Por esta época ya tenía decididas muchas cosas relacionadas con su futuro trabajo en el mundo, pero no dijo nada de estas cuestiones a su madre, que seguía aferrada a la idea de que él era el Mesías judío.
126:3.10 (1390.5) Jesús pasó ahora por la gran confusión de su época juvenil. Después de haber resuelto un poco la naturaleza de su misión en la Tierra, «ocuparse de los asuntos de su Padre» — mostrar la naturaleza amorosa de su Padre hacia toda la humanidad — empezó a examinar de nuevo las numerosas declaraciones de las escrituras referentes a la venida de un libertador nacional, de un rey o educador judío. ¿A qué acontecimiento se referían estas profecías? Él mismo, ¿era o no era judío? ¿Pertenecía o no a la casa de David? Su madre afirmaba que sí; su padre había indicado que no. Él decidió que no. Pero, ¿habían confundido los profetas la naturaleza y la misión del Mesías?
126:3.11 (1391.1) Después de todo, ¿sería posible que su madre tuviera razón? En la mayoría de los casos, cuando en el pasado habían surgido diferencias de opinión, era ella quien había tenido razón. Si él era un nuevo educador y no el Mesías, ¿cómo podría reconocer al Mesías judío si éste aparecía en Jerusalén durante el tiempo de su misión terrestre, y cuál sería entonces su relación con este Mesías judío? Después de que hubiera emprendido la misión de su vida, ¿cuáles serían sus relaciones con su familia, con la religión y la comunidad judías, con el Imperio Romano, con los gentiles y sus religiones? El joven galileo le daba vueltas en su mente a cada uno de estos importantes problemas y los examinaba seriamente mientras continuaba trabajando en el banco de carpintero, ganándose laboriosamente su propia vida, la de su madre y la de otras ocho bocas hambrientas.
126:3.12 (1391.2) Antes de finalizar este año, María vio que los fondos de la familia disminuían. Transfirió la venta de las palomas a Santiago. Poco después compraron una segunda vaca y, con la ayuda de Miriam, empezaron a vender leche a sus vecinos de Nazaret.
126:3.13 (1391.3) Los profundos períodos de meditación de Jesús, sus frecuentes desplazamientos a lo alto de la colina para orar y todas las ideas extrañas que insinuaba de vez en cuando, alarmaron considerablemente a su madre. A veces pensaba que el joven estaba fuera de sí, pero luego dominaba sus temores al recordar que, después de todo, era un hijo de la promesa y, de alguna manera, diferente a los demás jóvenes.
126:3.14 (1391.4) Pero Jesús estaba aprendiendo a no expresar todos sus pensamientos, a no exponer todas sus ideas al mundo, ni siquiera a su propia madre. A partir de este año, sus informaciones sobre lo que pasaba por su mente fueron reduciéndose cada vez más; es decir, hablaba menos sobre cosas que las personas corrientes no podían comprender, y que podían conducirle a ser considerado como un tipo raro o diferente de la gente común. Según las apariencias, se volvió vulgar y convencional, aunque anhelaba encontrar a alguien que pudiera comprender sus problemas. Deseaba vivamente tener un amigo fiel y de confianza, pero sus problemas eran demasiado complejos para que pudieran ser comprendidos por sus compañeros humanos. La singularidad de esta situación excepcional le obligó a soportar solo el peso de su carga.
126:4.1 (1391.5) A partir de los quince años, Jesús podía ocupar oficialmente el púlpito de la sinagoga el día del sábado. En muchas ocasiones anteriores, cuando faltaban oradores, habían pedido a Jesús que leyera las escrituras, pero ahora había llegado el día en que la ley le permitía oficiar el servicio. Por consiguiente, el primer sábado después de su decimoquinto cumpleaños, el chazan arregló las cosas para que Jesús dirigiera los oficios matutinos de la sinagoga. Cuando todos los fieles de Nazaret estuvieron congregados, el joven, que ya había seleccionado un texto de las escrituras, se levantó y comenzó a leer:
126:4.2 (1391.6) «El espíritu del Señor Dios está sobre mí, porque el Señor me ha ungido; me ha enviado para traer buenas nuevas a los mansos, para vendar a los doloridos, para proclamar la libertad a los cautivos y liberar a los presos espirituales; para proclamar el año de la gracia de Dios y el día del ajuste de cuentas de nuestro Dios; para consolar a todos los afligidos y darles belleza en lugar de ceniza, el óleo de la alegría en lugar de luto, un canto de alabanza en vez de un espíritu angustiado, para que puedan ser llamados árboles de rectitud, la plantación del Señor, destinada a glorificarlo.
126:4.3 (1392.1) «Buscad el bien y no el mal para que podáis vivir, y así el Señor, el Dios de los ejércitos, estará con vosotros. Aborreced el mal y amad el bien; estableced el juicio en la puerta. Quizá el Señor Dios será benévolo con el remanente de José.
126:4.4 (1392.2) «Lavaos, purificaos; la maldad de vuestras obras quitadla de delante de mis ojos; dejad de hacer el mal y aprended a hacer el bien; buscad la justicia, socorred al oprimido. Defended al huérfano y amparad a la viuda.
126:4.5 (1392.3) «¿Con qué me presentaré ante el Señor, para inclinarme ante el Señor de toda la Tierra? ¿Vendré ante él con holocaustos, con becerros de un año? ¿Le agradarán al Señor millares de carneros, decenas de millares de ovejas, o ríos de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi transgresión, el fruto de mi cuerpo por el pecado de mi alma? ¡No!, porque el Señor nos ha mostrado, oh hombres, lo que es bueno. ¿Y qué os pide el Señor si no que seáis justos, que améis la misericordia y que caminéis humildemente con vuestro Dios?
126:4.6 (1392.4) «¿Con quién, entonces, compararéis a Dios que está sentado en el círculo de la Tierra? Levantad los ojos y mirad quién ha creado todos estos mundos, quién produce sus huestes por multitudes y las llama a todas por su nombre. Él hace todas estas cosas por la grandeza de su poder, y debido a la fuerza de su poder, ninguna fallará. Él da vigor al débil, y multiplica las fuerzas de los que están fatigados. No temáis, porque estoy con vosotros; no desmayéis, porque soy vuestro Dios. Os fortificaré y os ayudaré; sí, os sustentaré con la diestra de mi justicia, porque yo soy el Señor vuestro Dios. Y sostendré vuestra mano derecha, diciéndoos: no temáis, porque yo os ayudaré.
126:4.7 (1392.5) «Y tú eres mi testigo, dice el Señor, y mi siervo a quien he elegido para que todos puedan conocerme, creerme y entender que yo soy el Eterno. Yo, sólo yo, soy el Señor, y aparte de mí no hay salvador».
126:4.8 (1392.6) Cuando terminó de leer así, se sentó, y la gente se fue a sus casas meditando las palabras que les había leído con tanto agrado. Sus paisanos nunca lo habían visto tan magníficamente solemne; nunca lo habían oído con una voz tan seria y tan sincera; nunca lo habían visto tan varonil y decidido, con tanta autoridad.
126:4.9 (1392.7) Ese sábado por la tarde Jesús subió con Santiago a la colina de Nazaret, y cuando regresaron a casa, con un carboncillo escribió los Diez Mandamientos en griego sobre dos tablillas. Más tarde, Marta coloreó y adornó estas tablillas y estuvieron colgadas mucho tiempo en la pared, encima del pequeño banco de trabajo de Santiago.
126:5.1 (1392.8) Jesús y su familia volvieron gradualmente a la vida simple de sus primeros años. Sus ropas e incluso sus alimentos se simplificaron. Tenían leche, mantequilla y queso en abundancia. Según la estación, disfrutaban de los productos de su huerto, pero cada mes que pasaba les obligaba a practicar una mayor frugalidad. Su desayuno era muy simple; los mejores alimentos los reservaban para la cena. Sin embargo, la falta de riqueza entre estos judíos no implicaba inferioridad social.
126:5.2 (1392.9) Este joven ya poseía una comprensión casi completa de cómo vivían los hombres de su tiempo. Sus enseñanzas posteriores muestran hasta qué punto comprendía bien la vida en el hogar, en el campo y en el taller; revelan plenamente su contacto íntimo con todas las fases de la experiencia humana.
126:5.3 (1392.10) El chazán de Nazaret continuaba aferrado a la creencia de que Jesús estaba destinado a convertirse en un gran educador, probablemente en el sucesor del famoso Gamaliel de Jerusalén.
126:5.4 (1393.1) Aparentemente, todos los planes de Jesús para su carrera se habían desbaratado. Tal como se desarrollaban las cosas, el futuro no parecía muy brillante. Sin embargo, no vaciló ni se desanimó. Continuó viviendo día tras día, desempeñando bien su deber cotidiano y cumpliendo fielmente con las responsabilidades inmediatas de su posición social en la vida. La vida de Jesús es el consuelo eterno de todos los idealistas decepcionados.
126:5.5 (1393.2) El salario diario de un carpintero corriente disminuía poco a poco. A finales de este año, y trabajando de sol a sol, Jesús sólo podía ganar el equivalente de un cuarto de dólar al día. Al año siguiente les resultó difícil pagar los impuestos civiles, sin mencionar las contribuciones a la sinagoga y el impuesto de medio siclo para el templo. Durante este año, el recaudador de impuestos intentó arrancarle a Jesús una renta suplementaria, e incluso le amenazó con llevarse su arpa.
126:5.6 (1393.3) Temiendo que el ejemplar de las escrituras en griego pudiera ser descubierto y confiscado por los recaudadores de impuestos, Jesús lo donó a la biblioteca de la sinagoga de Nazaret el día de su decimoquinto cumpleaños, como su ofrenda de madurez al Señor.
126:5.7 (1393.4) El gran disgusto de su decimoquinto año se produjo cuando Jesús fue a Séforis para recibir el veredicto de Herodes, relacionado con la apelación que habían interpuesto ante él por la controversia sobre la cantidad de dinero que le debían a José en el momento de su muerte accidental. Jesús y María habían esperado recibir una considerable suma de dinero, pero el tesorero de Séforis les había ofrecido una cantidad irrisoria. Los hermanos de José apelaron ante el mismo Herodes, y ahora Jesús se encontraba en el palacio y oyó a Herodes decretar que a su padre no se le debía nada en el momento de su muerte. A causa de esta decisión tan injusta, Jesús nunca más confió en Herodes Antipas. No es extraño que en una ocasión se refiriera a Herodes como «ese zorro».
126:5.8 (1393.5) Durante este año y los siguientes, el duro trabajo en el banco de carpintero privó a Jesús de la posibilidad de relacionarse con los viajeros de las caravanas. Un tío suyo ya se había hecho cargo de la tienda de provisiones de la familia y Jesús trabajaba todo el tiempo en el taller de la casa, donde estaba cerca para ayudar a María con la familia. Por esta época empezó a enviar a Santiago a la parada de las caravanas para obtener información sobre los acontecimientos mundiales, intentando así mantenerse al corriente de las noticias del día.
126:5.9 (1393.6) A medida que crecía hacia la madurez, pasó por los mismos conflictos y confusiones que todos los jóvenes normales de todos los tiempos anteriores y posteriores. La rigurosa experiencia de tener que mantener a su familia era una salvaguardia segura contra el exceso de tiempo libre para dedicarlo a la meditación ociosa o abandonarse a las tendencias místicas.
126:5.10 (1393.7) Éste fue el año en que Jesús arrendó una gran parcela de terreno justo al norte de su casa, que dividieron en huertos familiares. Cada uno de los hermanos mayores tenía un huerto individual, y se hicieron una viva competencia en sus esfuerzos agrícolas. Durante la temporada de cultivo de las legumbres, su hermano mayor pasó cada día algún tiempo con ellos en el huerto. Mientras Jesús trabajaba en el huerto con sus hermanos y hermanas menores, acarició muchas veces la idea de que todos podían vivir en una granja en el campo, donde podrían disfrutar de la libertad y la independencia de una vida sin trabas. Pero no estaban creciendo en el campo, y Jesús, que era un joven totalmente práctico a la vez que idealista, atacó su problema de manera vigorosa e inteligente según se presentaba. Hizo todo lo que estuvo en su mano para adaptarse con su familia a las realidades de su situación, y acomodar su condición para la mayor satisfacción posible de sus deseos individuales y colectivos.
126:5.11 (1393.8) En un momento determinado, Jesús tuvo la débil esperanza de que podría reunir los recursos suficientes para justificar la tentativa de comprar una pequeña granja, con tal que pudieran recaudar la considerable suma de dinero que le debían a su padre por sus trabajos en el palacio de Herodes. Había pensado muy seriamente en este proyecto de establecer a su familia en el campo. Pero cuando Herodes se negó a pagarles el dinero que le debían a José, abandonaron el deseo de poseer una casa en el campo. Tal como estaban las cosas, se las ingeniaron para disfrutar de muchas de las experiencias de la vida campesina, pues ahora tenían tres vacas, cuatro ovejas, un montón de polluelos, un asno y un perro, además de las palomas. Incluso los más pequeños tenían sus tareas regulares que hacer dentro del plan de administración bien organizado que caracterizaba la vida hogareña de esta familia de Nazaret.
126:5.12 (1394.1) Al finalizar su decimoquinto año, Jesús concluyó la travesía de este período peligroso y difícil de la existencia humana, de esta época de transición entre los años más placenteros de la infancia y la conciencia de la edad adulta que se aproxima, con sus mayores responsabilidades y oportunidades para adquirir una experiencia avanzada en el desarrollo de un carácter noble. El período de crecimiento mental y físico había terminado, y ahora empezaba la verdadera carrera de este joven de Nazaret.
El libro de Urantia
Documento 127
127:0.1 (1395.1) AL EMPEZAR los años de su adolescencia, Jesús se encontró como jefe y único sostén de una familia numerosa. Pocos años después de la muerte de su padre, habían perdido todas sus propiedades. A medida que pasaba el tiempo, se volvió cada vez más consciente de su preexistencia; al mismo tiempo empezó a comprender más plenamente que estaba presente en la Tierra y en la carne con la finalidad expresa de revelar su Padre Paradisiaco a los hijos de los hombres.
127:0.2 (1395.2) Ningún adolescente que haya vivido o que pueda vivir alguna vez en este mundo o en cualquier otro mundo ha tenido ni tendrá nunca que resolver problemas más graves o desenredar dificultades más complicadas. Ningún joven de Urantia tendrá nunca que pasar por unos conflictos más probatorios o por unas situaciones más penosas que las que Jesús mismo tuvo que soportar durante el arduo período comprendido entre sus quince y sus veinte años de edad.
127:0.3 (1395.3) Tras haber saboreado así la experiencia efectiva de vivir estos años de adolescencia en un mundo acosado por el mal y perturbado por el pecado, el Hijo del Hombre llegó a poseer un conocimiento pleno de la experiencia que vive la juventud de todos los dominios de Nebadon. Así se convirtió para siempre en el refugio comprensivo de los adolescentes angustiados y perplejos de todos los tiempos, en todos los mundos del universo local.
127:0.4 (1395.4) De manera lenta pero segura, y por medio de la experiencia efectiva, este Hijo divino va ganando el derecho de convertirse en el soberano de su universo, en el gobernante supremo e incontestable de todas las inteligencias creadas en todos los mundos del universo local, en el refugio comprensivo de los seres de todos los tiempos, cualquiera que sea el grado de sus dones y experiencias personales.
127:1.1 (1395.5) El Hijo encarnado pasó por la infancia y experimentó una niñez exentas de acontecimientos notables. Luego emergió de la penosa y probatoria etapa de transición entre la infancia y la juventud — se convirtió en el Jesús adolescente.
127:1.2 (1395.6) Este año alcanzó su máxima estatura física. Era un joven viril y bien parecido. Se volvió cada vez más formal y serio, pero era amable y compasivo. Tenía una mirada bondadosa pero inquisitiva; su sonrisa era siempre simpática y alentadora. Su voz era musical pero con autoridad; su saludo, cordial pero sin afectación. En todas las ocasiones, incluso en los contactos más comunes, parecía ponerse de manifiesto la esencia de una doble naturaleza, la humana y la divina. Siempre mostraba esta combinación de amigo compasivo y de maestro con autoridad. Y estos rasgos de su personalidad comenzaron a manifestarse muy pronto, incluso desde los años de su adolescencia.
127:1.3 (1395.7) Este joven físicamente fuerte y robusto también había adquirido el crecimiento completo de su intelecto humano, no la experiencia total del pensamiento humano, sino la plena capacidad para ese desarrollo intelectual. Poseía un cuerpo sano y bien proporcionado, una mente aguda y analítica, una disposición de ánimo generosa y compasiva, un temperamento un poco fluctuante pero dinámico; todas estas cualidades se estaban organizando en una personalidad fuerte, sorprendente y atractiva.
127:1.4 (1396.1) A medida que pasaba el tiempo, su madre y sus hermanos y hermanas tenían más dificultades para comprenderlo; tropezaban con lo que decía e interpretaban mal sus acciones. Todos eran incapaces de comprender la vida de su hermano mayor, porque su madre les había dado a entender que estaba destinado a ser el libertador del pueblo judío. Después de haber recibido estas insinuaciones de María como secretos de familia, imaginad su confusión cuando Jesús desmentía francamente todas estas ideas e intenciones.
127:1.5 (1396.2) Este año Simón empezó a ir a la escuela, y la familia se vio obligada a vender otra casa. Santiago se encargó ahora de la enseñanza de sus tres hermanas, dos de las cuales eran lo bastante mayores como para empezar a estudiar en serio. En cuanto Rut creció, la pusieron en manos de Miriam y Marta. Habitualmente, las muchachas de las familias judías recibían poca educación, pero Jesús sostenía (y su madre estaba de acuerdo) que las chicas tenían que ir a la escuela lo mismo que los varones, y puesto que la escuela de la sinagoga no las admitiría, lo único que se podía hacer era habilitar una escuela en casa especialmente para ellas.
127:1.6 (1396.3) Durante todo este año, Jesús no pudo separarse de su banco de carpintero. Afortunadamente tenía mucho trabajo; lo realizaba de una manera tan superior que nunca se encontraba en paro, aunque la faena escaseara por aquella región. A veces tenía tanto que hacer que Santiago lo ayudaba.
127:1.7 (1396.4) A finales de este año tenía casi decidido que, después de haber criado a los suyos y de verlos casados, emprendería su trabajo público como maestro de la verdad y revelador del Padre celestial para el mundo. Sabía que no se convertiría en el Mesías judío esperado, y llegó a la conclusión de que era prácticamente inútil discutir estos asuntos con su madre. Decidió permitirle que siguiera manteniendo todas las ilusiones que quisiera, puesto que todo lo que él había dicho en el pasado había hecho poca o ninguna mella en ella; recordaba que su padre nunca había podido decir algo que la hiciera cambiar de opinión. A partir de este año habló cada vez menos con su madre, o con otras personas, sobre estos problemas. Su misión era tan especial que nadie en el mundo podía darle consejos para realizarla.
127:1.8 (1396.5) A pesar de su juventud, era un verdadero padre para su familia. Pasaba todas las horas que podía con los pequeños, y éstos lo amaban sinceramente. Su madre sufría al verlo trabajar tan duramente; le apenaba que estuviera día tras día atado al banco de carpintero para ganar la vida de la familia, en lugar de estar en Jerusalén estudiando con los rabinos, tal como habían planeado con tanto cariño. Aunque María no podía comprender muchas cosas de su hijo, lo amaba de verdad; lo que más apreciaba era la buena voluntad con que asumía la responsabilidad del hogar.
127:2.1 (1396.6) Por esta época se produjo una agitación considerable, especialmente en Jerusalén y Judea, a favor de una rebelión contra el pago de los impuestos a Roma. Estaba creándose un fuerte partido nacionalista, que poco después se conocería como los celotes. Los celotes, al contrario que los fariseos, no estaban dispuestos a esperar la llegada del Mesías. Proponían resolver la situación mediante una revuelta política.
127:2.2 (1396.7) Un grupo de organizadores de Jerusalén llegó a Galilea y fueron teniendo mucho éxito hasta que se presentaron en Nazaret. Cuando fueron a ver a Jesús, éste los escuchó atentamente y les hizo muchas preguntas, pero rehusó incorporarse al partido. No quiso explicar en detalle todas las razones que le impedían adherirse, y su negativa tuvo por efecto que muchos de sus jóvenes amigos de Nazaret tampoco se afiliaran.
127:2.3 (1397.1) María hizo lo que pudo para inducirlo a que se afiliara, pero no logró hacerle cambiar de parecer. Llegó incluso a insinuarle que su negativa a abrazar la causa nacionalista, como ella se lo ordenaba, equivalía a una insubordinación, a una violación de la promesa que había hecho, cuando regresaron de Jerusalén, de que obedecería a sus padres; pero en respuesta a esta insinuación, Jesús se limitó a poner una mano cariñosa en su hombro y mirándola a la cara le dijo: «Madre, ¿cómo puedes?» Y María se retractó.
127:2.4 (1397.2) Uno de los tíos de Jesús (Simón, el hermano de María) ya se había unido a este grupo, y posteriormente llegó a convertirse en oficial de la sección galilea. Durante varios años, se produjo cierto distanciamiento entre Jesús y su tío.
127:2.5 (1397.3) Pero el alboroto se estaba fraguando en Nazaret. La actitud de Jesús en este asunto había dado como resultado la creación de una división entre los jóvenes judíos de la ciudad. Aproximadamente la mitad se había unido a la organización nacionalista, y la otra mitad empezó a formar un grupo opuesto de patriotas más moderados, esperando que Jesús asumiera la dirección. Se quedaron asombrados cuando rehusó el honor que le ofrecían, alegando como excusa sus pesadas responsabilidades familiares, cosa que todos reconocían. Pero la situación se complicó aún más cuando poco después se presentó Isaac, un judío rico prestamista de los gentiles, que propuso mantener a la familia de Jesús si éste abandonaba sus herramientas de trabajo y asumía la dirección de estos patriotas de Nazaret.
127:2.6 (1397.4) Jesús, que apenas tenía entonces diecisiete años, tuvo que enfrentarse con una de las situaciones más delicadas y difíciles de su joven vida. Siempre es difícil para los dirigentes espirituales relacionarse con las cuestiones patrióticas, especialmente cuando éstas se complican con unos opresores extranjeros que recaudan impuestos; en este caso era doblemente cierto, puesto que la religión judía estaba implicada en toda esta agitación contra Roma.
127:2.7 (1397.5) La posición de Jesús era aún más delicada porque su madre, su tío e incluso su hermano menor Santiago, lo instaban a abrazar la causa nacionalista. Los mejores judíos de Nazaret ya se habían afiliado, y los jóvenes que aún no se habían incorporado al movimiento lo harían en cuanto Jesús cambiara de opinión. Sólo tenía un consejero sabio en todo Nazaret, su viejo maestro el chazan, que le aconsejó sobre cómo responder al comité de ciudadanos de Nazaret cuando vinieran a pedirle su respuesta a la petición pública que se le había hecho. En toda la juventud de Jesús, ésta fue la primera vez que tuvo que recurrir conscientemente a una estratagema pública. Hasta entonces, siempre había contado con una exposición sincera de la verdad para esclarecer la situación, pero ahora no podía proclamar toda la verdad. No podía insinuar que era más que un hombre; no podía revelar su idea de la misión que le aguardaba cuando fuera más maduro. A pesar de estas limitaciones, su fidelidad religiosa y su lealtad nacional estaban puestas en entredicho directamente. Su familia se encontraba agitada, sus jóvenes amigos divididos y todo el contingente judío de la ciudad alborotado. ¡Y pensar que él era el culpable de todo esto! Qué lejos estaba de su intención causar cualquier alboroto y mucho menos una perturbación de este tipo.
127:2.8 (1397.6) Había que hacer algo. Tenía que aclarar su postura, y lo hizo de manera valiente y diplomática, para satisfacción de muchos aunque no de todos. Se atuvo a los términos de su argumento original, sosteniendo que su primer deber era hacia su familia, que una madre viuda y ocho hermanos y hermanas necesitaban algo más que lo que simplemente se podía comprar con el dinero — lo necesario para la vida material — , que tenían derecho a los cuidados y a la dirección de un padre, y que en conciencia no podía eximirse de la obligación que un cruel accidente había arrojado sobre él. Elogió a su madre y al mayor de sus hermanos por estar dispuestos a exonerarlo de esta responsabilidad, pero reiteró que la fidelidad a la memoria de su padre le impedía dejar a la familia, independientemente de la cantidad de dinero que se recibiera para su sostén material, expresando entonces su inolvidable afirmación de que «el dinero no puede amar». En el transcurso de esta declaración, Jesús hizo varias alusiones veladas a la «misión de su vida», pero explicó que, con independencia de que fuera o no compatible con la acción militar, había renunciado a ella así como a todo lo demás para poder cumplir fielmente sus obligaciones hacia su familia. En Nazaret todos sabían muy bien que era un buen padre para su familia, y como esto era algo que tocaba la sensibilidad de todo judío bien nacido, la alegación de Jesús encontró una respuesta favorable en el corazón de muchos de sus oyentes. Algunos otros que no tenían las mismas disposiciones fueron desarmados por un discurso que Santiago pronunció en ese momento, aunque no figurara en el programa. Aquel mismo día, el chazan había hecho que Santiago ensayara su alocución, pero esto era un secreto entre ellos.
127:2.9 (1398.1) Santiago declaró que estaba seguro de que Jesús ayudaría a liberar a su pueblo si él (Santiago) tuviera suficiente edad como para asumir la responsabilidad de la familia; si consentían en permitir a Jesús que permaneciera «con nosotros para ser nuestro padre y educador, la familia de José no sólo os dará un dirigente, sino en poco tiempo cinco nacionalistas leales, porque ¿no somos cinco varones que estamos creciendo y que saldremos de la tutela de nuestro hermano-padre para servir a nuestra nación?» De esta manera el muchacho llevó a un final bastante feliz una situación muy tensa y amenazadora.
127:2.10 (1398.2) La crisis se había superado por el momento, pero este incidente nunca se olvidó en Nazaret. La agitación persistió; Jesús ya no volvió a contar con el favor universal; las diferencias de sentimiento nunca llegaron a superarse del todo. Este hecho, complicado con otros acontecimientos posteriores, fue uno de los motivos principales por los que Jesús se trasladó años más tarde a Cafarnaúm. En adelante, los sentimientos respecto al Hijo del Hombre permanecieron divididos en Nazaret.
127:2.11 (1398.3) Santiago terminó este año sus estudios en la escuela y empezó a trabajar a jornada completa en el taller de carpintería de la casa. Se había convertido en un obrero diestro con las herramientas y se hizo cargo de la fabricación de los yugos y arados, mientras que Jesús empezó a hacer más trabajos delicados de ebanistería y de terminación de interiores.
127:2.12 (1398.4) Durante este año Jesús progresó mucho en la organización de su mente. Gradualmente había conciliado su naturaleza divina con su naturaleza humana, y efectuó toda esta organización intelectual con la fuerza de sus propias decisiones y con la única ayuda de su Monitor interior, un Monitor semejante al que llevan dentro de su mente todos los mortales normales en todos los mundos donde se ha donado un Hijo. Hasta ahora no había sucedido nada sobrenatural en la carrera de este joven, excepto la visita de un mensajero enviado por su hermano mayor Emmanuel, que se le apareció una vez durante la noche en Jerusalén.
127:3.1 (1398.5) En el transcurso de este año, todas las propiedades de la familia, excepto la casa y el huerto, fueron liquidadas. Se vendió la última parcela de una propiedad en Cafarnaúm (excepto una parte de otra propiedad) que ya estaba hipotecada. Las ganancias se emplearon para pagar los impuestos, comprar algunas herramientas nuevas para Santiago, y pagar una parte de la antigua tienda de reparaciones y abastecimientos de la familia, cercana a la parada de las caravanas. Jesús se proponía ahora comprar de nuevo esta tienda, pues Santiago ya tenía edad para trabajar en el taller de la casa y ayudar a María en el hogar. Liberado por el momento de la presión financiera, Jesús decidió llevar a Santiago a la Pascua. Partieron para Jerusalén un día antes para estar solos, y fueron por el camino de Samaria. Iban a pie y Jesús informó a Santiago sobre los lugares históricos que iban atravesando, como su padre lo había hecho con él cinco años antes en un viaje similar.
127:3.2 (1399.1) Al pasar por Samaria observaron muchos espectáculos extraños. Durante este viaje conversaron sobre muchos de sus problemas personales, familiares y nacionales. Santiago era un muchacho con fuertes tendencias religiosas, y aunque no estaba plenamente de acuerdo con su madre sobre lo poco que conocía de los planes relacionados con la obra de la vida de Jesús, esperaba impaciente el momento en que sería capaz de asumir la responsabilidad de la familia, para que Jesús pudiera empezar su misión. Apreciaba mucho que Jesús lo llevara a la Pascua, y hablaron sobre el futuro con más profundidad de lo que nunca lo habían hecho antes.
127:3.3 (1399.2) Jesús reflexionó mucho mientras atravesaban Samaria, especialmente en Betel y cuando estuvieron bebiendo en el pozo de Jacob. Examinó con su hermano las tradiciones de Abraham, Isaac y Jacob. Preparó bien a Santiago para lo que iba a presenciar en Jerusalén, tratando así de atenuar una conmoción semejante a la que él mismo había experimentado en su primera visita al templo. Pero Santiago no era tan sensible a algunos de estos espectáculos. Hizo comentarios sobre la manera superficial e indiferente con que algunos de los sacerdotes efectuaban sus deberes, pero en conjunto disfrutó enormemente de su estancia en Jerusalén.
127:3.4 (1399.3) Jesús llevó a Santiago a Betania para la cena pascual. Simón había fallecido y descansaba con sus antepasados, y Jesús ocupó el lugar del cabeza de familia para la Pascua, pues había traído del templo el cordero pascual.
127:3.5 (1399.4) Después de la cena pascual, María se sentó a charlar con Santiago mientras que Marta, Lázaro y Jesús estuvieron hablando hasta muy entrada la noche. Al día siguiente asistieron a los oficios del templo, y Santiago fue recibido en la comunidad de Israel. Aquella mañana, al detenerse en la cima del Olivete para mirar el templo, Santiago expresó su admiración mientras que Jesús contemplaba Jerusalén en silencio. Santiago no podía comprender el comportamiento de su hermano. Aquella noche regresaron de nuevo a Betania, y al día siguiente habrían partido para su casa, pero Santiago insistía en volver a visitar el templo, explicando que quería escuchar a los maestros. Y aunque esto era cierto, deseaba en secreto oír a Jesús participar en los debates, tal como se lo había oído contar a su madre. Así pues fueron al templo y escucharon los debates, pero Jesús no hizo ninguna pregunta. Todo aquello parecía pueril e insignificante para esta mente de hombre y Dios en vías de despertarse — sólo podía apiadarse de ellos. A Santiago le decepcionó que Jesús no dijera nada. A sus preguntas, Jesús se limitó a responder: «Mi hora aún no ha llegado».
127:3.6 (1399.5) Al día siguiente emprendieron el viaje de vuelta por Jericó y el valle del Jordán. Jesús contó muchas cosas por el camino, entre ellas su primer viaje por esta carretera cuando tenía trece años.
127:3.7 (1399.6) A su regreso a Nazaret, Jesús empezó a trabajar en el viejo taller de reparaciones de la familia, y se sintió muy contento de poder encontrarse a diario con tanta gente de todas partes del país y de las comarcas circundantes. Jesús amaba realmente a la gente — a la gente común y corriente. Cada mes pagaba la mensualidad de la compra del taller, y con la ayuda de Santiago, continuó manteniendo a la familia.
127:3.8 (1399.7) Varias veces al año, cuando no había visitantes que lo hicieran, Jesús continuaba leyendo las escrituras del sábado en la sinagoga y muchas veces comentaba la lección; pero habitualmente seleccionaba los pasajes de tal manera que no necesitaban comentarios. Era tan hábil ordenando la lectura de los distintos pasajes, que éstos se iluminaban entre sí. Siempre que hacía buen tiempo, nunca dejaba de llevar a sus hermanos y hermanas a pasear por la naturaleza las tardes del sábado.
127:3.9 (1400.1) Por esta época, el chazan inauguró una tertulia de discusiones filosóficas para jóvenes; éstos se reunían en la casa de los diversos miembros y a menudo en la del chazan. Jesús llegó a ser un miembro eminente de este grupo. De este manera pudo recobrar una parte del prestigio local que había perdido al producirse las recientes controversias nacionalistas.
127:3.10 (1400.2) Su vida social, aunque restringida, no estaba descuidada por completo. Contaba con muy buenos amigos y fieles admiradores entre los jóvenes y las muchachas de Nazaret.
127:3.11 (1400.3) En septiembre, Isabel y Juan vinieron a visitar a la familia de Nazaret. Juan, que había perdido a su padre, se proponía regresar a las colinas de Judea para dedicarse a la agricultura y a la cría de ovejas, a menos que Jesús le aconsejara quedarse en Nazaret para dedicarse a la carpintería o a cualquier otro oficio. Juan y su madre no sabían que la familia de Nazaret estaba prácticamente sin dinero. Cuanto más hablaban María e Isabel de sus hijos, más estaban convencidas de que sería bueno que los dos jóvenes trabajaran juntos y se vieran con más frecuencia.
127:3.12 (1400.4) Jesús y Juan tuvieron varias conversaciones a solas y hablaron de algunos asuntos muy íntimos y personales. Al concluir esta visita, los dos decidieron no volver a verse hasta que se encontraran en su ministerio público, después de que «el Padre celestial los hubiera llamado» para cumplir con su misión. Juan se quedó enormemente impresionado por lo que vio en Nazaret, y comprendió que debía regresar a su casa y trabajar para mantener a su madre. Se convenció de que participaría en la misión de la vida de Jesús, pero vio que Jesús iba a estar ocupado muchos años cuidando a su familia. Por eso estaba mucho más contento de regresar a su hogar, dedicarse a cuidar su pequeña granja y atender las necesidades de su madre. Juan y Jesús no volvieron a verse nunca más hasta el día en que el Hijo del Hombre se presentó para ser bautizado en el Jordán.
127:3.13 (1400.5) La tarde del sábado 3 de diciembre de este año, la muerte golpeó por segunda vez a esta familia de Nazaret. El pequeño Amós, su hermanito, murió después de una semana de enfermedad con fiebre alta. Después de atravesar este período doloroso con su hijo primogénito como único sostén, María reconoció finalmente y en todos los sentidos que Jesús era el verdadero jefe de la familia; y era en verdad un jefe valioso.
127:3.14 (1400.6) Durante cuatro años, su nivel de vida había declinado constantemente; año tras año se sentían cada vez más atenazados por la pobreza. Hacia el final de este año se enfrentaron con una de las experiencias más difíciles de todas sus arduas luchas. Santiago todavía no había empezado a ganar mucho, y los gastos de un entierro sumados a todo lo demás les hizo tambalearse. Pero Jesús se limitó a decir a su madre ansiosa y afligida: «Madre María, la tristeza no nos ayudará; todos hacemos lo mejor que podemos, y la sonrisa de mamá quizás podría inspirarnos para hacerlo aún mejor. Día tras día nos sentimos fortalecidos para estas tareas por nuestra esperanza de disfrutar de tiempos mejores en el futuro». Su optimismo práctico y sólido era realmente contagioso; todos los niños vivían en un ambiente donde se esperaban tiempos y cosas mejores. Esta valentía llena de esperanza contribuyó poderosamente a desarrollar en ellos unos caracteres fuertes y nobles, a pesar de su pobreza deprimente.
127:3.15 (1400.7) Jesús poseía la facultad de movilizar eficazmente todos los poderes de su mente, de su alma y de su cuerpo para efectuar la tarea que tenía entre manos. Podía concentrar su mente profunda en el problema concreto que deseaba resolver, y esto, unido a su paciencia incansable, le permitió soportar con serenidad las pruebas de una existencia mortal difícil — vivir como si estuviera «viendo a Aquel que es invisible».
127:4.1 (1401.1) Por esta época, Jesús y María se entendieron mucho mejor. Ella lo consideraba menos como un hijo; se había vuelto para ella como un padre para sus hijos. La vida cotidiana rebosaba de dificultades prácticas e inmediatas. Hablaban con menos frecuencia de la obra de su vida, porque a medida que pasaba el tiempo, todos sus pensamientos estaban mutuamente consagrados al mantenimiento y a la educación de su familia de cuatro niños y tres niñas.
127:4.2 (1401.2) A principios de este año, Jesús había conseguido que su madre aceptara plenamente sus métodos para educar a los niños — la orden positiva de hacer el bien en lugar del antiguo método judío de prohibir hacer el mal. En su casa y durante toda su carrera de enseñanza pública, Jesús utilizó invariablemente la fórmula de exhortación positiva. Siempre y en todas partes decía: «Haréis esto, deberíais hacer aquello». Nunca empleaba la manera negativa de enseñar, derivada de los antiguos tabúes. Evitaba resaltar el mal prohibiéndolo, mientras que realzaba el bien ordenando su ejecución. En esta casa, la hora de la oración era el momento de debatir todos los asuntos relacionados con el bienestar de la familia.
127:4.3 (1401.3) Jesús empezó a disciplinar sabiamente a sus hermanos y hermanas a una edad tan temprana que nunca tuvo necesidad de castigarlos mucho para conseguir su pronta y sincera obediencia. La única excepción era Judá, a quien en diversas ocasiones Jesús estimó necesario imponer un castigo por sus infracciones a las reglas del hogar. En tres ocasiones en que se juzgó oportuno castigar a Judá por haber violado deliberadamente las reglas de conducta de la familia, y haberlo confesado, su castigo fue dictado por la decisión unánime de los niños mayores y aprobado por el mismo Judá antes de serle infligido.
127:4.4 (1401.4) Aunque Jesús era muy metódico y sistemático en todo lo que hacía, había también, en todas sus decisiones administrativas, una elasticidad de interpretación refrescante y una adaptación individual que impresionaba enormemente a todos los niños por el espíritu de justicia con que actuaba su hermano-padre. Nunca castigó arbitrariamente a sus hermanos y hermanas; esta justicia constante y esta consideración personal hicieron que Jesús fuese muy querido por toda su familia.
127:4.5 (1401.5) Santiago y Simón crecieron tratando de seguir el método de Jesús, consistente en aplacar a sus compañeros de juego belicosos y a veces enfurecidos mediante la persuasión y la no resistencia, y muchas veces lo consiguieron; por el contrario, aunque José y Judá aceptaban estas enseñanzas en el hogar, se apresuraban a defenderse cuando eran agredidos por sus compañeros; Judá en particular era culpable de violar el espíritu de estas enseñanzas. Pero la no resistencia no era una regla de la familia. No se imponía ningún castigo por violar las enseñanzas personales.
127:4.6 (1401.6) Todos los niños en general, pero sobre todo las niñas, consultaban a Jesús acerca de sus aflicciones infantiles y confiaban en él como lo harían en un padre cariñoso.
127:4.7 (1401.7) A medida que crecía, Santiago se iba convirtiendo en un joven bien equilibrado y de buen carácter, pero no tenía tantas tendencias espirituales como Jesús. Era mucho mejor estudiante que José, y éste, aunque era un buen trabajador, tenía aún menos tendencias espirituales. José era constante y no llegaba al nivel intelectual de los otros niños. Simón era un muchacho bien intencionado, pero demasiado soñador. Fue lento en establecerse en la vida y causó considerables inquietudes a Jesús y María, pero siempre fue un chico bueno y bien intencionado. Judá era un agitador. Tenía los ideales más elevados, pero poseía un temperamento inestable. Era tan decidido y dinámico como su madre o más aún, pero carecía mucho del sentido que ella tenía de la medida y de la discreción.
127:4.8 (1402.1) Miriam era una hija bien equilibrada y sensata, con una aguda apreciación de las cosas nobles y espirituales. Marta pensaba y actuaba lentamente, pero era una chica muy eficiente y digna de confianza. La pequeña Rut era la alegría de la casa; aunque hablaba sin reflexionar, tenía un corazón de lo más sincero. Casi adoraba a su hermano mayor y padre, pero ellos no la mimaban. Era una niña hermosa, pero no tan bien parecida como Miriam, que era la belleza de la familia, si no de la ciudad.
127:4.9 (1402.2) A medida que pasaba el tiempo, Jesús contribuyó mucho a liberalizar y modificar las enseñanzas y las prácticas de la familia relativas a la observancia del sábado y a otros muchos aspectos de la religión; María dio su sincera aprobación a todos estos cambios. Por esta época Jesús se había convertido en el jefe incontestable de la casa.
127:4.10 (1402.3) Judá empezó a ir a la escuela este año, y Jesús se vio obligado a vender su arpa para costear los gastos. Así desapareció el último de sus placeres recreativos. Le gustaba mucho tocar el arpa cuando tenía la mente cansada y el cuerpo fatigado, pero se consoló con la idea de que al menos el arpa no caería en manos del cobrador de impuestos.
127:5.1 (1402.4) Aunque Jesús era pobre, su posición social en Nazaret no había disminuido en absoluto. Era uno de los jóvenes más destacados de la ciudad y muy considerado por la mayoría de las muchachas. Puesto que Jesús era un espléndido ejemplar de madurez física e intelectual, y dada su reputación como guía espiritual, no es de extrañar que Rebeca, la hija mayor de Esdras, un rico mercader y negociante de Nazaret, descubriera que se estaba enamorando poco a poco de este hijo de José. Primero confió sus sentimientos a Miriam, la hermana de Jesús, y Miriam a su vez se lo comentó a su madre. María se alarmó mucho. ¿Estaba a punto de perder a su hijo, que ahora era el cabeza indispensable de la familia? ¿Nunca se terminarían las dificultades? ¿Qué podría ocurrir después? Entonces se detuvo a meditar sobre el efecto que tendría el matrimonio sobre la futura carrera de Jesús. No muy a menudo, pero al menos de vez en cuando, recordaba el hecho de que Jesús era un «hijo de la promesa». Después de discutir este asunto, María y Miriam decidieron hacer un esfuerzo para ponerle fin antes de que Jesús se enterara; fueron a ver directamente a Rebeca, le expusieron toda la historia y le contaron francamente su creencia de que Jesús era un hijo del destino, que iba a convertirse en un gran guía religioso, tal vez en el Mesías.
127:5.2 (1402.5) Rebeca escuchó atentamente; se quedó pasmada con el relato y estuvo más decidida que nunca a unir su destino con el de este hombre de su elección y compartir su carrera de dirigente. Discurría (en su interior) que un hombre así tendría aún más necesidad de una esposa fiel y eficiente. Interpretó los esfuerzos de María por disuadirla como una reacción natural ante el temor de perder al jefe y único sostén de su familia; pero sabiendo que su padre aprobaba la atracción que sentía por el hijo del carpintero, suponía acertadamente que aquel proporcionaría con mucho gusto a la familia la renta suficiente con la que compensar ampliamente la pérdida de los ingresos de Jesús. Cuando su padre aceptó este proyecto, Rebeca mantuvo otras conversaciones con María y Miriam, pero al no conseguir su apoyo, tuvo el atrevimiento de acudir directamente a Jesús. Lo hizo con la cooperación de su padre, que invitó a Jesús a su casa para la celebración del decimoséptimo cumpleaños de Rebeca.
127:5.3 (1403.1) Jesús escuchó con atención y simpatía la narración de todo lo sucedido, primero por parte del padre de Rebeca, y luego por ella misma. Contestó con amabilidad que ninguna cantidad de dinero podría reemplazar su obligación personal de criar a la familia de su padre, «de cumplir con el deber humano más sagrado — la lealtad a la propia carne y a la propia sangre». El padre de Rebeca se sintió profundamente conmovido por las palabras de devoción familiar de Jesús y se retiró de la entrevista. Su único comentario a su esposa María fue: «No podemos tenerlo como hijo; es demasiado noble para nosotros».
127:5.4 (1403.2) Entonces empezó la memorable conversación con Rebeca. Hasta ese momento de su vida, Jesús había hecho poca distinción en sus relaciones con los niños y las niñas, con los jóvenes y las muchachas. Su mente había estado demasiado ocupada con los problemas urgentes de los asuntos prácticos de este mundo y con la contemplación misteriosa de su posible carrera «relacionada con los asuntos de su Padre», como para haber considerado nunca seriamente la consumación del amor personal en el matrimonio humano. Pero ahora se encontraba frente a otro de los problemas que cualquier ser humano corriente tiene que afrontar y resolver. En verdad fue «probado en todas las cosas igual que vosotros».
127:5.5 (1403.3) Después de escuchar con atención, agradeció sinceramente a Rebeca la admiración que le expresaba, y añadió: «Esto me alentará y me confortará todos los días de mi vida». Le explicó que no era libre de tener, con una mujer, otras relaciones que las de simple consideración fraternal y la de pura amistad. Precisó que su deber primero y supremo era criar a la familia de su padre, que no podía pensar en el matrimonio hasta que completara esta tarea; y entonces añadió: «Si soy un hijo del destino, no debo asumir obligaciones para toda la vida hasta el momento en que mi destino se haga manifiesto».
127:5.6 (1403.4) A Rebeca se le rompió el corazón. No quiso ser consolada, y pidió insistentemente a su padre que se fueran de Nazaret, hasta que éste consintió finalmente en mudarse a Séforis. En los años que siguieron, Rebeca sólo tuvo una respuesta para los numerosos hombres que la pidieron en matrimonio. Vivía con una sola finalidad — esperar la hora en que aquel que era para ella el hombre más grande que hubiera vivido nunca, empezara su carrera como maestro de la verdad viviente. Lo siguió con devoción durante los años extraordinarios de su ministerio público. Estuvo presente (sin que Jesús lo advirtiera) el día que entró triunfalmente en Jerusalén; y se hallaba «entre las otras mujeres» al lado de María, aquella tarde fatídica y trágica en que el Hijo del Hombre fue suspendido en la cruz. Porque para ella, como para innumerables mundos de arriba, él era «el único enteramente digno de ser amado y el más grande entre diez mil».
127:6.1 (1403.5) La historia del amor de Rebeca por Jesús se murmuraba en Nazaret y posteriormente en Cafarnaúm, de manera que, aunque en los años siguientes muchas mujeres amaron a Jesús como los hombres lo amaban, nunca más tuvo que rechazar la propuesta personal de la devoción de otra mujer de bien. A partir de este momento, el amor humano por Jesús tuvo más bien la naturaleza de una consideración respetuosa y adoradora. Hombres y mujeres lo amaban con devoción por lo que él era, sin el menor matiz de satisfacción personal y sin el deseo de posesión afectiva. Pero durante muchos años, cada vez que se contaba la historia de la personalidad humana de Jesús, se mencionaba la devoción de Rebeca.
127:6.2 (1404.1) Miriam, que conocía bien la historia de Rebeca y sabía cómo su hermano había renunciado incluso al amor de una hermosa doncella (sin percibir el factor de la carrera futura que sería su destino), llegó a idealizar a Jesús y a amarlo con un afecto tierno y profundo, como padre y como hermano.
127:6.3 (1404.2) Aunque difícilmente podían permitírselo, Jesús tenía un extraño deseo de ir a Jerusalén para la Pascua. Conociendo su reciente experiencia con Rebeca, su madre lo animó sabiamente a que hiciera el viaje. Sin ser muy consciente de ello, lo que Jesús más deseaba era tener la oportunidad de hablar con Lázaro y visitar a Marta y María. Después de su propia familia, estas tres personas eran las que más amaba.
127:6.4 (1404.3) En este viaje a Jerusalén fue por el camino de Meguido, Antípatris y Lida, recorriendo en parte la misma ruta que atravesó cuando fue traído a Nazaret a su regreso de Egipto. Empleó cuatro días para llegar a la Pascua y reflexionó mucho sobre los acontecimientos del pasado que se habían producido en Meguido y sus alrededores, el campo de batalla internacional de Palestina.
127:6.5 (1404.4) Jesús atravesó Jerusalén, deteniéndose solamente para contemplar el templo y las multitudes de visitantes. Sentía una extraña y creciente aversión por este templo construido por Herodes, con sus sacerdotes elegidos por razones políticas. Lo que deseaba por encima de todo era ver a Lázaro, Marta y María. Lázaro tenía la misma edad que Jesús y ahora era el cabeza de familia; en el momento de esta visita, la madre de Lázaro había fallecido también. Marta era poco más de un año mayor que Jesús, mientras que María era dos años más joven. Y Jesús era el ideal que los tres idolatraban.
127:6.6 (1404.5) Durante esta visita se produjo una de sus manifestaciones periódicas de rebelión contra la tradición — la expresión de un resentimiento contra aquellas prácticas ceremoniales que Jesús consideraba que representaban falsamente a su Padre celestial. Al no saber que Jesús iba a venir, Lázaro se había preparado para celebrar la Pascua con unos amigos en un pueblo vecino, más abajo en el camino de Jericó. Jesús proponía ahora que celebraran la fiesta allí donde estaban, en la casa de Lázaro. «Pero», dijo Lázaro, «no tenemos cordero pascual». Entonces Jesús emprendió una disertación prolongada y convincente para mostrar que el Padre celestial no se interesaba realmente por aquellos rituales infantiles y desprovistos de sentido. Después de una oración ferviente y solemne, se levantaron y Jesús dijo: «Dejad que las mentes infantiles e ignorantes de mi pueblo sirvan a su Dios como Moisés ordenó; es mejor que lo hagan. Pero nosotros, que hemos visto la luz de la vida, dejemos de acercarnos a nuestro Padre a través de las tinieblas de la muerte. Seamos libres al conocer la verdad del amor eterno de nuestro Padre».
127:6.7 (1404.6) Aquella tarde, a la hora del crepúsculo, los cuatro se sentaron y participaron en la primera fiesta de la Pascua que unos judíos piadosos hubieran celebrado nunca sin cordero pascual. El pan ácimo y el vino habían sido preparados para esta Pascua, y Jesús sirvió a sus compañeros estos símbolos, llamándolos «el pan de la vida» y el «agua de la vida». Comieron en solemne conformidad con las enseñanzas que acababan de impartirse. Jesús adquirió la costumbre de practicar este rito sacramental en cada una de sus visitas posteriores a Betania. Cuando volvió a su casa, se lo contó todo a su madre. Ésta se escandalizó al principio, pero gradualmente fue comprendiendo su punto de vista; sin embargo, se sintió muy aliviada cuando Jesús le aseguró que no tenía la intención de introducir en su familia esta nueva idea de la Pascua. Año tras año continuó comiendo la Pascua con los niños en el hogar «según la ley de Moisés».
127:6.8 (1404.7) Fue durante este año cuando María tuvo una larga conversación con Jesús acerca del matrimonio. Le preguntó francamente si se casaría en el caso de que estuviera libre de sus responsabilidades familiares. Jesús le explicó que, puesto que el deber inmediato le impedía el matrimonio, había pensado poco en este tema. Se expresó como dudando de que llegara a casarse nunca; dijo que todas estas cosas tenían que esperar «mi hora», el momento en que «el trabajo de mi Padre tendrá que empezar». Habiendo decidido ya mentalmente que no iba a ser padre de hijos carnales, dedicó muy poco tiempo a pensar en el tema del matrimonio humano.
127:6.9 (1405.1) Este año reemprendió la tarea de unir más su naturaleza humana y su naturaleza divina en una individualidad humana sencilla y eficaz. Su estado moral y su comprensión espiritual continuaron creciendo.
127:6.10 (1405.2) Aunque todas sus propiedades de Nazaret (a excepción de su casa) se habían vendido, este año recibieron una pequeña ayuda financiera por la venta de una participación en una propiedad de Cafarnaúm. Esto era lo último que quedaba de todos los bienes de José. Este trato inmobiliario en Cafarnaúm se efectuó con un constructor de barcas llamado Zebedeo.
127:6.11 (1405.3) José terminó sus estudios este año en la escuela de la sinagoga y se preparó para empezar a trabajar en el pequeño banco del taller de carpintería de su domicilio. Aunque la herencia de su padre se había agotado, las perspectivas de salir de la pobreza habían mejorado, porque ahora eran tres los que trabajaban con regularidad.
127:6.12 (1405.4) Jesús se hace hombre rápidamente, no simplemente un hombre joven sino un adulto. Ha aprendido bien a llevar sus responsabilidades. Sabe cómo seguir adelante ante los contratiempos. Resiste con valentía cuando sus planes se contrarían y sus proyectos se frustran temporalmente. Ha aprendido a ser equitativo y justo incluso en presencia de la injusticia. Está aprendiendo a ajustar sus ideales de vida espiritual con las exigencias prácticas de la existencia terrestre. Está aprendiendo a hacer planes para alcanzar una meta idealista superior y distante, mientras trabaja duramente con el fin de satisfacer las necesidades más cercanas e inmediatas. Está adquiriendo con firmeza el arte de ajustar sus aspiraciones a las exigencias convencionales de las circunstancias humanas. Casi ha dominado la técnica de utilizar la energía del impulso espiritual para mover el mecanismo de las realizaciones materiales. Aprende lentamente a vivir la vida celestial mientras continúa con su existencia terrenal. Depende cada vez más de las directrices finales de su Padre celestial, mientras que asume el papel paternal de orientar y dirigir a los niños de su familia terrestre. Se está volviendo experto en el arte de arrancar la victoria de las mismas garras de la derrota; está aprendiendo a transformar las dificultades del tiempo en triunfos de la eternidad.
127:6.13 (1405.5) Así, a medida que pasan los años, este joven de Nazaret continúa experimentando la vida tal como se vive en la carne mortal en los mundos del tiempo y del espacio. Vive en Urantia una vida completa, representativa y plena. Dejó este mundo conociendo bien la experiencia que sus criaturas atraviesan durante los cortos y arduos años de su primera vida, la vida en la carne. Y toda esta experiencia humana es propiedad eterna del Soberano del Universo. Él es nuestro hermano comprensivo, nuestro amigo compasivo, nuestro soberano experimentado y nuestro padre misericordioso.
127:6.14 (1405.6) Siendo niño acumuló un enorme conjunto de conocimientos; cuando joven ordenó, clasificó y correlacionó esta información. Ahora como hombre del mundo, empieza a organizar estas posesiones mentales con vistas a utilizarlas en su futura enseñanza, ministerio y servicio para sus compañeros mortales de este mundo y de todas las demás esferas habitadas de todo el universo de Nebadon.
127:6.15 (1405.7) Nacido en el mundo como un niño del planeta, ha vivido su vida infantil y ha pasado por las etapas sucesivas de la adolescencia y de la juventud. Ahora se encuentra en el umbral de la plena edad adulta, con la rica experiencia de la vida humana, con la comprensión completa de la naturaleza humana y lleno de compasión por las flaquezas de la naturaleza humana. Se está volviendo experto en el arte divino de revelar su Padre Paradisiaco a las criaturas mortales de todas las edades y de todas las etapas.
127:6.16 (1406.1) Ahora, como un hombre en posesión de todas sus facultades — como un adulto del mundo — se prepara para continuar su misión suprema de revelar Dios a los hombres y de conducir los hombres a Dios.
El libro de Urantia
Documento 128
128:0.1 (1407.1) CUANDO Jesús de Nazaret comenzó los primeros años de su vida adulta, había vivido, y continuaba viviendo, una vida humana normal y corriente en la Tierra. Jesús vino a este mundo exactamente como los demás niños; no tuvo nada que ver en la elección de sus padres. Había escogido este mundo concreto como planeta para llevar a cabo su séptima y última donación, su encarnación en la similitud de la carne mortal; pero aparte de esto, vino al mundo de una manera natural, creció como un niño del planeta y luchó contra las vicisitudes de su entorno de la misma manera que lo hacen los demás mortales en este mundo y en los mundos similares.
128:0.2 (1407.2) Tened siempre presente que la donación de Miguel en Urantia tenía una doble finalidad:
128:0.3 (1407.3) 1. Comprender en todos sus detalles la experiencia de vivir la vida completa de una criatura humana en la carne mortal, para consumar su soberanía en Nebadon.
128:0.4 (1407.4) 2. Revelar el Padre Universal a los habitantes mortales de los mundos del tiempo y del espacio, y conducir con más eficacia a estos mismos mortales a comprender mejor al Padre Universal.
128:0.5 (1407.5) Todos los demás beneficios para las criaturas y ventajas para el universo eran adicionales y secundarios ante estas metas principales de la donación como mortal.
128:1.1 (1407.6) Al llegar a la edad adulta, Jesús emprendió seriamente y con plena conciencia de sí mismo la tarea de completar la experiencia de conocer a fondo la vida de las formas más humildes de sus criaturas inteligentes; así adquiriría el derecho definitivo y completo a gobernar de manera incondicional el universo que él mismo había creado. Emprendió esta inmensa tarea con una conciencia total de su doble naturaleza. Pero ya había combinado eficazmente estas dos naturalezas en una sola — la de Jesús de Nazaret.
128:1.2 (1407.7) Josué ben José sabía muy bien que era un hombre, un hombre mortal, nacido de una mujer. Esto queda demostrado en la elección de su primera denominación, el Hijo del Hombre. Compartió realmente la naturaleza de carne y hueso, e incluso ahora que preside con autoridad soberana los destinos de un universo, conserva todavía entre sus numerosos títulos bien ganados el de Hijo del Hombre. Es literalmente cierto que el Verbo creador — el Hijo Creador — del Padre Universal «se hizo carne y habitó en Urantia como un hombre del mundo». Trabajaba, se cansaba, descansaba y dormía. Tuvo hambre y sació su apetito con alimentos; tuvo sed y apagó su sed con agua. Experimentó toda la gama de sentimientos y emociones humanas; fue «probado en todas las cosas de la misma manera que vosotros», sufrió y murió.
128:1.3 (1407.8) Obtuvo conocimientos, adquirió experiencia y combinó ambas cosas en sabiduría, como lo hacen otros mortales del mundo. Hasta después de su bautismo no utilizó ningún poder sobrenatural. No empleó ninguna influencia que no formara parte de su dotación humana como hijo de José y de María.
128:1.4 (1408.1) En cuanto a los atributos de su existencia prehumana, se despojó de ellos. Antes de empezar su trabajo público, se impuso a sí mismo conocer a los hombres y los acontecimientos exclusivamente por medios humanos. Era un verdadero hombre entre los hombres.
128:1.5 (1408.2) Es una verdad eterna y gloriosa que: «Tenemos un alto gobernante que puede conmoverse con el sentimiento de nuestras debilidades. Tenemos un Soberano que fue, en todos los aspectos, probado y tentado como nosotros, pero sin pecar». Y puesto que él mismo sufrió, habiendo sido probado y tentado, es perfectamente capaz de comprender y ayudar a los que se encuentran confundidos y afligidos.
128:1.6 (1408.3) El carpintero de Nazaret comprendía ahora plenamente el trabajo que le esperaba, pero escogió dejar que su vida humana continuara su curso natural. En algunas de estas cuestiones es realmente un ejemplo para sus criaturas mortales, pues tal como está escrito: «Tened dentro de vosotros el mismo espíritu que tenía también Cristo Jesús, el cual, siendo de la naturaleza de Dios, no consideraba extraño ser igual a Dios. Sin embargo, se dio poca importancia, y tomando la forma de una criatura, nació en la similitud de los hombres. Habiendo sido moldeado así como un hombre, se humilló y se hizo obediente hasta la muerte, incluso hasta la muerte en la cruz».
128:1.7 (1408.4) Vivió su vida mortal exactamente como todos los miembros de la familia humana pueden vivir la suya, como «aquel que en los días de su encarnación elevaba con tanta frecuencia oraciones y súplicas, incluso con una gran emoción y lágrimas, a Aquel que es capaz de salvar de todo mal, y sus oraciones fueron eficaces porque creía». Por este motivo era necesario que se volviera en todos los aspectos semejante a sus hermanos, para poder llegar a ser un soberano misericordioso y comprensivo para ellos.
128:1.8 (1408.5) Nunca dudó de su naturaleza humana; era evidente por sí misma y siempre estaba presente en su conciencia. En cuanto a su naturaleza divina, siempre había lugar para las dudas y las conjeturas; al menos fue así hasta el acontecimiento que se produjo en su bautismo. La autoconciencia de su divinidad fue una lenta revelación, y desde el punto de vista humano, una revelación evolutiva natural. Esta revelación y esta autoconciencia de su divinidad empezaron en Jerusalén con el primer acontecimiento sobrenatural de su existencia humana, cuando aún no tenía trece años. La experiencia de realizar esta autoconciencia de su naturaleza divina se completó en el momento de la segunda experiencia sobrenatural de su encarnación; este episodio se produjo cuando Juan lo bautizó en el Jordán, acontecimiento que marcó el principio de su carrera pública de servicio y de enseñanza.
128:1.9 (1408.6) Entre estas dos visitas celestiales, una a los trece años y la otra en su bautismo, no ocurrió nada sobrenatural ni sobrehumano en la vida de este Hijo Creador encarnado. A pesar de esto, el niño de Belén, el muchacho, el joven y el hombre de Nazaret, eran en realidad el Creador encarnado de un universo; pero en el transcurso de su vida humana hasta el día en que Juan lo bautizó, nunca utilizó ni una sola vez este poder, ni siguió las directrices de personalidades celestiales, exceptuando las de su serafín guardián. Nosotros que atestiguamos esto sabemos lo que decimos.
128:1.10 (1408.7) Sin embargo, durante todos estos años de su vida en la carne, era realmente divino. Era en efecto un Hijo Creador del Padre Paradisiaco. Una vez que emprendió su carrera pública, después de completar técnicamente su experiencia puramente mortal para adquirir la soberanía, no dudó en admitir públicamente que era el Hijo de Dios. No dudó en declarar: «Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último.» Años más tarde, no protestó cuando le llamaron Señor de la Gloria, Gobernante de un Universo, el Señor Dios de toda la creación, el Santo de Israel, el Señor de todo, nuestro Señor y nuestro Dios, Dios con nosotros, el que tiene un nombre por encima de todos los nombres y en todos los mundos, la Omnipotencia de un universo, la Mente Universal de esta creación, el Único en el que están ocultos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento, la plenitud de Aquel que llena todas las cosas, el Verbo eterno del Dios eterno, Aquel que era antes de todas las cosas y en quien todas las cosas consisten, el Creador de los cielos y de la Tierra, el Sostén de un universo, el Juez de toda la Tierra, el Dador de la vida eterna, el Verdadero Pastor, el Libertador de los mundos y el que Dirige nuestra salvación.
128:1.11 (1409.1) Nunca puso objeción a ninguno de estos títulos cuando les fueron aplicados, después de emerger de su vida puramente humana para entrar en los años siguientes en los que tenía conciencia del ministerio de la divinidad en la humanidad, por la humanidad y para la humanidad, en este mundo y para todos los otros mundos. Jesús sólo puso objeción a un título que le aplicaron: cuando una vez le llamaron Emmanuel, simplemente replicó: «No soy yo, es mi hermano mayor».
128:1.12 (1409.2) Siempre, e incluso después de emerger a una vida más amplia en la Tierra, Jesús permaneció humildemente sometido a la voluntad del Padre que está en los cielos.
128:1.13 (1409.3) Después de su bautismo, no tuvo inconveniente en permitir que los que creían sinceramente en él y sus seguidores agradecidos lo adoraran. Incluso cuando luchaba contra la pobreza y trabajaba con sus manos para proporcionar las necesidades básicas a su familia, su conciencia de ser un Hijo de Dios iba en aumento; sabía que era el autor de los cielos y de esta misma Tierra en la que ahora estaba viviendo su existencia humana. Y las huestes de seres celestiales de todo el enorme universo que lo observaba sabían igualmente que este hombre de Nazaret era su amado Soberano y su padre-Creador. Durante todos estos años, el universo de Nebadon permaneció en una profunda expectativa; todas las miradas celestiales estaban clavadas continuamente en Urantia — en Palestina.
128:1.14 (1409.4) Este año, Jesús se desplazó con José a Jerusalén para celebrar la Pascua. Como ya había llevado a Santiago al templo para la consagración, pensaba que tenía el deber de llevar a José. Jesús nunca mostró el menor grado de predilección en el trato con su familia. Fue con José a Jerusalén por la ruta habitual del valle del Jordán, pero regresó a Nazaret por el camino que pasaba por Amatus, al este del Jordán. Al bajar por el Jordán, Jesús le contó a José la historia judía, y en el viaje de vuelta, le habló de las experiencias de las famosas tribus de Rubén, Gad y Gilead que tradicionalmente habían vivido en estas regiones al este del río.
128:1.15 (1409.5) José hizo muchas preguntas capitales a Jesús en relación con la misión de su vida, pero a la mayoría de ellas, Jesús se limitó a responder: «Mi hora aún no ha llegado». Sin embargo, en el transcurso de estas discusiones, Jesús dejó caer muchas palabras que José recordó durante los acontecimientos sensacionales de los años siguientes. Jesús pasó esta Pascua, acompañado de José, con sus tres amigos en Betania, como tenía la costumbre de hacer cuando estaba en Jerusalén asistiendo a estas fiestas conmemorativas.
128:2.1 (1409.6) Éste fue uno de los años durante los cuales los hermanos y hermanas de Jesús se enfrentaron con las pruebas y tribulaciones propias de los problemas y reajustes de la adolescencia. Jesús tenía ahora hermanos y hermanas entre los siete y los dieciocho años de edad, y estaba muy ocupado ayudándolos a adaptarse a los nuevos despertares de su vida intelectual y emocional. Así pues, tuvo que luchar con los problemas de la adolescencia a medida que se presentaban en la vida de sus hermanos y hermanas menores.
128:2.2 (1410.1) Simón terminó sus estudios en la escuela este año y empezó a trabajar con Jacobo el albañil, el antiguo compañero de juegos de la infancia y el defensor siempre dispuesto de Jesús. Después de varias conversaciones familiares, llegaron a la conclusión de que no era prudente que todos los muchachos se dedicaran a la carpintería. Pensaban que si escogían oficios diferentes estarían en disposiciones de aceptar contratos para construir edificios enteros. Además, habían pasado por períodos de paro forzoso desde que tres de ellos trabajaban como carpinteros a jornada completa.
128:2.3 (1410.2) Jesús continuó este año con la terminación de interiores y la ebanistería, pero dedicó la mayor parte de su tiempo al taller de reparaciones de las caravanas. Santiago empezaba a alternarse con él en el servicio del taller. Hacia finales de este año, cuando el trabajo de carpintería llegó a escasear en Nazaret, Jesús dejó a Santiago a cargo del taller de reparaciones y a José en el banco de carpintero de la casa, mientras que él se fue a Séforis para trabajar con un herrero. Estuvo trabajando seis meses en el metal y adquirió una habilidad considerable en el yunque.
128:2.4 (1410.3) Antes de empezar en su nuevo empleo de Séforis, Jesús mantuvo una de sus conferencias familiares periódicas y nombró solemnemente a Santiago, que acababa de cumplir dieciocho años, como cabeza de familia. Prometió a su hermano un apoyo sincero y toda su cooperación, y exigió a cada miembro de la familia la promesa formal de obedecer a Santiago. A partir de este día, Santiago asumió toda la responsabilidad financiera de la familia, y Jesús entregaba a su hermano su paga semanal. Jesús nunca más recuperó de Santiago las riendas del hogar. Mientras trabajaba en Séforis podría haber regresado cada noche al hogar si hubiera sido necesario, pero permaneció ausente a propósito, echándole la culpa al tiempo y a otras causas, aunque su verdadero motivo era preparar a Santiago y a José para llevar la responsabilidad de la familia. Había empezado el lento proceso de separarse de su familia. Jesús volvía a Nazaret todos los sábados y a veces durante la semana cuando lo exigía la ocasión, para observar cómo funcionaba el nuevo plan, ofrecer consejos y aportar sugerencias útiles.
128:2.5 (1410.4) El hecho de vivir la mayoría del tiempo en Séforis durante seis meses, proporcionó a Jesús una nueva oportunidad para conocer mejor el punto de vista que tenían los gentiles sobre la vida. Trabajó con ellos, vivió con ellos y de todas las maneras posibles estudió de cerca y con sumo cuidado los hábitos de vida y la mentalidad de los gentiles.
128:2.6 (1410.5) Los niveles morales de esta ciudad natal de Herodes Antipas eran muy inferiores a los de incluso la zona para las caravanas de Nazaret, de tal manera que después de permanecer seis meses en Séforis, Jesús no dudó en encontrar un pretexto para regresar a Nazaret. El grupo para el que trabajaba iba a emprender unas obras públicas tanto en Séforis como en la nueva ciudad de Tiberiades, y Jesús estaba poco dispuesto a asumir cualquier tipo de empleo que estuviera bajo la supervisión de Herodes Antipas. También existían otras razones que hacían prudente, en opinión de Jesús, el regresar a Nazaret. Cuando volvió al taller de reparaciones, no asumió otra vez la dirección personal de los asuntos familiares. Trabajó en el taller en asociación con Santiago y, tanto como le fue posible, le permitió continuar supervisando el hogar. La gestión de los gastos familiares y la administración del presupuesto doméstico, que estaban en manos de Santiago, no sufrieron ningún cambio.
128:2.7 (1410.6) Fue precisamente mediante esta planificación sabia y cuidadosa como Jesús preparó el camino para su retirada final de toda participación activa en los asuntos de su familia. Cuando Santiago tuvo dos años de experiencia como cabeza de familia — y dos años antes de que se casara — José fue encargado de los fondos de la casa y se le confió la dirección general del hogar.
128:3.1 (1411.1) La presión financiera cedió este año ligeramente, ya que cuatro miembros de la familia estaban trabajando. Miriam ganaba bastante con la venta de la leche y la mantequilla; Marta se había convertido en una tejedora experta. Habían pagado más de un tercio del precio de compra del taller de reparaciones. La situación era tal que Jesús dejó de trabajar durante tres semanas para llevar a Simón a la Pascua de Jerusalén; éste era el período más largo, libre de las faenas cotidianas, que había disfrutado desde la muerte de su padre.
128:3.2 (1411.2) Viajaron a Jerusalén por el camino de la Decápolis y atravesaron Pella, Gerasa, Filadelfia, Hesbón y Jericó. Regresaron a Nazaret por la ruta costera, pasando por Lida, Jope, Cesarea, y desde allí, rodeando el Monte Carmelo, fueron a Tolemaida y Nazaret. Este viaje permitió a Jesús conocer bastante bien toda Palestina al norte de la región de Jerusalén.
128:3.3 (1411.3) En Filadelfia, Jesús y Simón conocieron a un mercader de Damasco que experimentó tanta simpatía por los hermanos de Nazaret, que insistió para que se detuvieran con él en su sede de Jerusalén. Mientras Simón asistía al templo, Jesús pasó mucho tiempo conversando con este hombre de mundo bien educado y bastante viajero. Este mercader poseía más de cuatro mil camellos de caravanas; tenía intereses en todo el mundo romano y ahora estaba de camino hacia Roma. Le propuso a Jesús que viniera a Damasco para trabajar en su negocio de importaciones de oriente, pero Jesús le explicó que no tenía justificación para alejarse tanto de su familia en ese momento. Sin embargo, durante el camino de vuelta pensó mucho en aquellas ciudades lejanas y en los países aún más distantes del Lejano Occidente y del Lejano Oriente, países de los que había oído hablar con tanta frecuencia a los viajeros y conductores de las caravanas.
128:3.4 (1411.4) Simón disfrutó mucho de su visita a Jerusalén. Fue admitido debidamente en la comunidad de Israel durante la consagración pascual de los nuevos hijos del mandamiento. Mientras Simón asistía a las ceremonias pascuales, Jesús se mezcló con las multitudes de visitantes y emprendió muchas conversaciones personales interesantes con numerosos prosélitos gentiles.
128:3.5 (1411.5) El más notable de todos estos contactos fue quizás con un joven helenista llamado Esteban. Este joven visitaba Jerusalén por primera vez y se encontró casualmente con Jesús el jueves por la tarde de la semana de la Pascua. Mientras los dos paseaban contemplando el palacio asmoneo, Jesús inició una conversación fortuita que tuvo como resultado el sentirse interesados el uno por el otro, lo que les llevó a una discusión de cuatro horas sobre la manera de vivir y el verdadero Dios y su culto. Esteban se quedó enormemente impresionado por lo que Jesús le dijo, y nunca olvidó sus palabras.
128:3.6 (1411.6) Este mismo Esteban es el que posteriormente se hizo creyente en las enseñanzas de Jesús, y cuya intrepidez predicando este evangelio incipiente provocó la ira de los judíos, que lo apedrearon hasta morir. Una parte de la extraordinaria audacia de Esteban proclamando su visión del nuevo evangelio provenía directamente de esta primera conversación con Jesús. Pero Esteban nunca tuvo la menor sospecha de que el galileo con quien había hablado unos quince años antes era precisamente la misma persona que más tarde proclamaría como Salvador del mundo, y por quien tan pronto daría su vida, convirtiéndose así en el primer mártir de la nueva fe cristiana en evolución. Cuando Esteban dio su vida como precio por su ataque al templo judío y a sus prácticas tradicionales, un tal Saulo, ciudadano de Tarso, se hallaba presente. Cuando Saulo vio cómo este griego podía morir por su fe, se despertaron en su corazón unos sentimientos que finalmente le llevaron a abrazar la causa por la que había muerto Esteban; más tarde se convirtió en el dinámico e indomable Pablo, el filósofo, si no el único fundador, de la religión cristiana.
128:3.7 (1412.1) El domingo después de la semana pascual, Simón y Jesús emprendieron su viaje de regreso a Nazaret. Simón no olvidó nunca lo que Jesús le enseñó en este viaje. Siempre había amado a Jesús, pero ahora sentía que había empezado a conocer a su hermano-padre. Tuvieron muchas conversaciones íntimas y confidenciales mientras atravesaban el país y preparaban sus comidas al borde del camino. Llegaron a la casa el jueves a mediodía, y aquella noche Simón mantuvo despierta a la familia hasta tarde, contándoles sus experiencias.
128:3.8 (1412.2) María se quedó trastornada cuando Simón le informó que Jesús había pasado la mayor parte del tiempo en Jerusalén «conversando con los extranjeros, especialmente de los países lejanos». La familia de Jesús nunca pudo comprender su gran interés por la gente, su necesidad de hablar con ellos, de conocer su manera de vivir y de averiguar lo que pensaban.
128:3.9 (1412.3) La familia de Nazaret estaba cada vez más absorbida por sus problemas inmediatos y humanos; no se mencionaba con frecuencia la futura misión de Jesús, y él mismo hablaba raras veces de su carrera futura. Su madre no se acordaba mucho de que era un hijo de la promesa. Poco a poco iba abandonando la idea de que Jesús tenía que cumplir una misión divina en la Tierra, pero a veces su fe se reavivaba cuando se detenía a recordar la visita de Gabriel antes de que el niño naciera.
128:4.1 (1412.4) Jesús pasó los cuatro últimos meses de este año en Damasco, como huésped del mercader que conoció por primera vez en Filadelfia, cuando iba camino de Jerusalén. Un representante de este mercader había buscado a Jesús al pasar por Nazaret y lo acompañó hasta Damasco. Este mercader, en parte judío, propuso consagrar una enorme cantidad de dinero para establecer una escuela de filosofía religiosa en Damasco. Proyectaba crear un centro de estudios que sobrepasara al de Alejandría. Le propuso a Jesús que emprendiera inmediatamente una larga gira por los centros de educación del mundo, como paso previo para convertirse en el director de este nuevo proyecto. Ésta fue una de las mayores tentaciones con las que Jesús tuvo que enfrentarse en el transcurso de su carrera puramente humana.
128:4.2 (1412.5) Poco después, este mercader trajo ante Jesús a un grupo de doce mercaderes y banqueros que aceptaban financiar esta escuela recién proyectada. Jesús manifestó un profundo interés por la escuela que proponían y les ayudó a planificar su organización, pero siempre expresó el temor de que sus otras obligaciones anteriores, sin indicar cuáles, le impedirían aceptar la dirección de una empresa tan ambiciosa. El que deseaba ser su benefactor era obstinado y empleó provechosamente a Jesús en su casa haciendo algunas traducciones, mientras que él, su esposa y sus hijos e hijas trataban de persuadirlo para que aceptara el honor que se le ofrecía. Pero no se dejó convencer. Sabía muy bien que su misión en la Tierra no debía estar sostenida por instituciones de enseñanza; sabía que no debía comprometerse en lo más mínimo, para no ser dirigido por «asambleas de hombres», por muy bien intencionadas que fueran.
128:4.3 (1412.6) Él, que fue rechazado por los jefes religiosos de Jerusalén incluso después de haber demostrado su autoridad, fue reconocido y recibido como maestro instructor por los empresarios y banqueros de Damasco, y todo esto cuando era un carpintero oscuro y desconocido de Nazaret.
128:4.4 (1412.7) Nunca habló de esta oferta a su familia, y al final de este año se encontraba de nuevo en Nazaret cumpliendo con sus deberes cotidianos, como si nunca hubiera sido tentado por las proposiciones halagadoras de sus amigos de Damasco. Estos hombres de Damasco tampoco asociaron nunca al futuro ciudadano de Cafarnaúm, que puso boca abajo a toda la sociedad judía, con el antiguo carpintero de Nazaret que había osado rechazar el honor que sus riquezas combinadas hubieran podido procurarle.
128:4.5 (1413.1) Jesús se las ingenió con gran habilidad e intencionalidad para aislar diversos episodios de su vida con el fin de que, a los ojos del mundo, nunca fueran asociados y considerados como acciones realizadas por un mismo individuo. En los años posteriores escuchó muchas veces contar esta historia del extraño galileo que declinó la oportunidad de fundar en Damasco una escuela que rivalizara con Alejandría.
128:4.6 (1413.2) Al tratar de aislar ciertos aspectos de su experiencia terrestre, uno de los objetivos que Jesús perseguía era evitar la reconstrucción de una carrera tan hábil y espectacular, que incitara a las futuras generaciones a venerar al maestro en lugar de someterse a la verdad que había vivido y enseñado. Jesús no quería que la reconstrucción de una historia humana tan sobresaliente desviara la atención de sus enseñanzas. Reconoció muy pronto que sus seguidores se sentirían tentados a formular una religión acerca de él, que podría hacerle la competencia al evangelio del reino que tenía la intención de proclamar al mundo. Por consiguiente, durante toda su carrera extraordinaria, trató de suprimir convenientemente todo aquello que, en su opinión, pudiera favorecer esta tendencia humana natural a exaltar al maestro en lugar de proclamar sus enseñanzas.
128:4.7 (1413.3) Este mismo motivo explica también por qué permitió que se le conociera por medio de nombres diferentes durante las diversas épocas de su variada vida en la Tierra. Además, no quería ejercer ninguna influencia indebida sobre su familia u otras personas, para no inducirles a creer en él en contra de sus sinceras convicciones. Siempre rehusó sacar una ventaja indebida o injusta de la mente humana. No quería que los hombres creyeran en él, a menos que sus corazones fueran sensibles a las realidades espirituales reveladas en sus enseñanzas.
128:4.8 (1413.4) A finales de este año, las cosas marchaban bastante bien en el hogar de Nazaret. Los niños crecían y María se iba acostumbrando a las ausencias de Jesús del hogar. Éste continuaba enviando su salario a Santiago para el sostén de la familia, reservándose sólo una pequeña parte para sus gastos personales más inmediatos.
128:4.9 (1413.5) A medida que pasaban los años, resultaba más difícil darse cuenta de que este hombre era un Hijo de Dios en la Tierra. Parecía que se estaba convirtiendo en un habitante más del planeta, en un hombre entre los hombres. El Padre que está en los cielos había ordenado que la donación se desarrollara precisamente de esta manera.
128:5.1 (1413.6) Éste fue el primer año en que Jesús estuvo relativamente libre de responsabilidades familiares. Santiago administraba con mucho éxito los asuntos del hogar, ayudado por los consejos y las rentas de Jesús.
128:5.2 (1413.7) A la semana siguiente de la Pascua de este año, un joven de Alejandría vino hasta Nazaret para organizar un encuentro entre Jesús y un grupo de judíos de Alejandría, que se celebraría en el transcurso del año y en algún lugar de la costa de Palestina. La conferencia se fijó para mediados de junio, y Jesús se desplazó hasta Cesarea para reunirse con cinco judíos eminentes de Alejandría, que le rogaron que se estableciera en su ciudad como instructor religioso, ofreciéndole como aliciente, para empezar, el puesto de ayudante del chazan en la sinagoga principal de la ciudad.
128:5.3 (1414.1) Los portavoces de esta comisión explicaron a Jesús que Alejandría estaba destinada a convertirse en el centro principal de la cultura judía para el mundo entero; que la tendencia helenista de los asuntos judíos había sobrepasado probablemente a la escuela de pensamiento babilónica. Recordaron a Jesús los siniestros rumores de rebelión que corrían por Jerusalén y toda Palestina, y le aseguraron que cualquier sublevación de los judíos palestinos equivaldría a un suicidio nacional, que la mano de hierro de Roma aplastaría la rebelión en tres meses, y que Jerusalén sería destruida y el templo demolido hasta que no quedara piedra sobre piedra.
128:5.4 (1414.2) Jesús escuchó todo lo que tenían que decir, les agradeció su confianza, y al declinar su invitación para ir a Alejandría, les dijo en esencia: «Mi hora aún no ha llegado». Se quedaron confundidos por su aparente indiferencia al honor que habían intentado conferirle. Antes de despedirse de Jesús le ofrecieron una bolsa de dinero como muestra de la estima de sus amigos de Alejandría, y en compensación por el tiempo y los gastos de venir hasta Cesarea para hablar con ellos. Pero rehusó también el dinero, diciendo: «La casa de José nunca ha recibido limosnas, y no podemos comernos el pan de otra persona mientras yo tenga buenos brazos y mis hermanos puedan trabajar».
128:5.5 (1414.3) Sus amigos de Egipto se embarcaron para su tierra; años después, cuando oyeron los rumores sobre el constructor de barcas de Cafarnaúm que estaba creando tanta conmoción en Palestina, pocos de ellos imaginaron que se trataba del niño de Belén ya adulto y del mismo galileo singular que había declinado sin ningún formalismo la invitación de convertirse en un gran maestro en Alejandría.
128:5.6 (1414.4) Jesús regresó a Nazaret. Los seis meses restantes de este año fueron los más tranquilos de toda su carrera. Disfrutó de este respiro temporal en su programa habitual de problemas a resolver y de dificultades a superar. Comulgó mucho con su Padre que está en los cielos e hizo enormes progresos en el dominio de su mente humana.
128:5.7 (1414.5) Pero los asuntos humanos en los mundos del tiempo y del espacio no transcurren con tranquilidad durante mucho tiempo. En diciembre, Santiago tuvo una conversación privada con Jesús para explicarle que estaba muy enamorado de Esta, una joven de Nazaret, y que les gustaría casarse pronto si fuera posible. Atrajo la atención sobre el hecho de que José pronto cumpliría dieciocho años, y que sería una buena experiencia para él tener la oportunidad de servir como cabeza de familia. Jesús dio su consentimiento para que Santiago se casara dos años más tarde, siempre que durante este intervalo preparara adecuadamente a José para asumir la dirección del hogar.
128:5.8 (1414.6) Entonces se produjeron otros hechos — los esponsales estaban en el ambiente. El éxito que tuvo Santiago al obtener el consentimiento de Jesús para casarse animó a Miriam a presentarse con sus proyectos ante su hermano-padre. Jacobo, el joven albañil, antiguo defensor voluntario de Jesús y ahora socio de Santiago y José en los negocios, hacía tiempo que había intentado obtener la mano de Miriam para casarse. Después de que Miriam expuso sus planes a Jesús, éste ordenó que Jacobo viniera a verle para pedir oficialmente la mano de Miriam, y prometió su bendición al matrimonio en cuanto ella estimara que Marta estaba preparada para asumir sus deberes de hija mayor.
128:5.9 (1414.7) Cuando estaba en casa, Jesús continuaba enseñando en la escuela nocturna tres veces por semana, leía a menudo las escrituras los sábados en la sinagoga, conversaba con su madre, enseñaba a los niños y se comportaba en general como un ciudadano digno y respetable de Nazaret, dentro de la comunidad de Israel.
128:6.1 (1415.1) Este año empezó con toda la familia de Nazaret en buena salud y fue testigo del final de la escolaridad regular de todos los niños, a excepción de algunos trabajos que Marta tenía que hacer para Rut.
128:6.2 (1415.2) Jesús era uno de los ejemplares humanos más vigorosos y refinados que habían aparecido en la Tierra desde la época de Adán. Su desarrollo físico era espléndido. Su mente era activa, aguda y penetrante — comparada con la mentalidad media de sus contemporáneos, había alcanzado proporciones gigantescas — y su espíritu era en verdad humanamente divino.
128:6.3 (1415.3) El estado financiero de la familia se encontraba en las mejores condiciones desde que se liquidaron las propiedades de José. Se habían efectuado los últimos pagos del taller de reparaciones de las caravanas; no debían nada a nadie y, por primera vez en muchos años, contaban con algunos fondos. Por todo ello, y puesto que había llevado a sus otros hermanos a Jerusalén para que participaran en sus primeras ceremonias pascuales, Jesús decidió acompañar a Judá (que acababa de terminar sus estudios en la escuela de la sinagoga) en su primera visita al templo.
128:6.4 (1415.4) Fueron a Jerusalén por el valle del Jordán y regresaron por el mismo camino, porque Jesús temía que podría tener algún problema si atravesaba Samaria con su joven hermano. En Nazaret, Judá ya había tenido varias veces pequeñas dificultades a causa de su carácter impulsivo, unido a sus violentos sentimientos patrióticos.
128:6.5 (1415.5) Llegaron a Jerusalén a su debido tiempo e iban de camino para efectuar una primera visita al templo, cuya sola visión había excitado y entusiasmado a Judá hasta lo más profundo de su alma, cuando se encontraron por casualidad con Lázaro de Betania. Mientras Jesús charlaba con Lázaro y trataba de arreglar las cosas para celebrar juntos la Pascua, Judá inició un incidente muy serio para todos ellos. Cerca de allí se encontraba un guardia romano que hizo unos comentarios indecorosos sobre una muchacha judía que pasaba en ese momento. Judá enrojeció de indignación y no tardó en expresar su resentimiento por esta descortesía, haciéndolo de manera directa y al alcance del oído del soldado. Los legionarios romanos eran muy sensibles a todo lo que se pareciera a una falta de respeto por parte de los judíos; así pues, el guardia arrestó inmediatamente a Judá. Esto fue demasiado para el joven patriota, y antes de que Jesús pudiera prevenirlo con una mirada de advertencia, ya había dado rienda suelta a una voluble declaración de sentimientos antirromanos reprimidos, lo que no hizo más que empeorar la situación. Judá, con Jesús a su lado, fue llevado de inmediato a la prisión militar.
128:6.6 (1415.6) Jesús trató de conseguir una audiencia inmediata para Judá, o bien que lo liberaran a tiempo para poder celebrar la Pascua aquella noche, pero fracasó en sus esfuerzos. Puesto que el día siguiente era un día de «santa asamblea» en Jerusalén, ni siquiera los romanos se atrevían a oír acusaciones contra un judío. En consecuencia, Judá continuó encarcelado hasta la mañana del segundo día después de su arresto, y Jesús permaneció con él en la prisión. No estuvieron presentes en el templo en la ceremonia de recepción de los hijos de la ley como plenos ciudadanos de Israel. Judá no participó en esta ceremonia oficial hasta varios años después, cuando se encontró de nuevo en Jerusalén durante otra Pascua, en conexión con su trabajo de propaganda a favor de los celotes, la organización patriótica a la que pertenecía y en la que era muy activo.
128:6.7 (1415.7) A la mañana siguiente de su segundo día en la cárcel, Jesús compareció ante el magistrado militar en nombre de Judá. Presentó sus excusas por la juventud de su hermano y efectuó una exposición aclaratoria, pero juiciosa, de la naturaleza provocativa del incidente que había llevado al arresto de su hermano. Jesús manejó el asunto de tal manera, que el magistrado expresó la opinión de que el joven judío pudiera haber tenido alguna excusa válida que justificara su violenta explosión. Después de advertir a Judá que no se atreviera otra vez a ser culpable de semejante temeridad, dijo a Jesús al despedirlos: «Harías bien en vigilar al muchacho; es capaz de crearos muchos problemas a todos». El juez romano tenía razón. Judá causó muchísimos problemas a Jesús, y siempre eran de la misma naturaleza: encontronazos con las autoridades civiles a causa de sus estallidos patrióticos imprudentes e insensatos.
128:6.8 (1416.1) Jesús y Judá se desplazaron hasta Betania para pasar la noche, explicaron por qué no habían acudido a la cena pascual, y al día siguiente salieron para Nazaret. Jesús no contó a la familia el arresto de su joven hermano en Jerusalén, pero unas tres semanas después de su regreso, tuvo una larga conversación con Judá sobre este incidente. Después de esta conversación con Jesús, el mismo Judá contó el suceso a la familia. Nunca olvidó la paciencia y la indulgencia que manifestó su hermano-padre durante toda esta penosa experiencia.
128:6.9 (1416.2) Ésta fue la última Pascua en la que Jesús acompañó a un miembro de su propia familia. El Hijo del Hombre iba a desligarse cada vez más de los estrechos lazos que le unían a los de su propia carne y sangre.
128:6.10 (1416.3) Este año, sus períodos de profunda meditación fueron interrumpidos a menudo por Rut y sus compañeros de juego. Jesús siempre estaba dispuesto a aplazar sus reflexiones sobre su trabajo futuro para el mundo y el universo, a fin de compartir la alegría infantil y el regocijo juvenil de estos jóvenes, que nunca se cansaban de escucharle contar las experiencias de sus diversos viajes a Jerusalén. También disfrutaban mucho con sus historias sobre los animales y la naturaleza.
128:6.11 (1416.4) Los niños siempre eran bienvenidos al taller de reparaciones. Jesús ponía arena, pedazos de madera y piedras al lado del taller, y los niños acudían en bandadas para entretenerse allí. Cuando se cansaban de sus juegos, los más atrevidos miraban a hurtadillas dentro del taller, y si el dueño no estaba ocupado, se arriesgaban a entrar diciendo: «Tío Josué, sal y cuéntanos un largo cuento». Entonces lo hacían salir tirándole de las manos hasta que se sentaba en su piedra favorita junto a la esquina del taller, con los niños sentados en semicírculo en el suelo delante de él. ¡Cómo disfrutaban estos pequeñuelos con su tío Josué! Aprendían a reírse, y a reírse con ganas. Uno o dos de los más pequeños tenían la costumbre de trepar hasta sus rodillas y se sentaban allí, contemplando embelesados las expresiones de su rostro mientras narraba sus historias. Los niños amaban a Jesús, y Jesús amaba a los niños.
128:6.12 (1416.5) A sus amigos les resultaba difícil comprender la amplitud de sus actividades intelectuales, cómo podía pasar de manera tan súbita y completa de las profundas discusiones sobre la política, la filosofía o la religión, a las travesuras alegres y gozosas de estos pequeños de cinco a diez años de edad. A medida que sus propios hermanos y hermanas crecían, a medida que disponía de más tiempo libre y antes de que llegaran los nietos, prestaba una gran atención a estos pequeños. Pero no vivió suficiente tiempo en la Tierra como para disfrutar mucho de los nietos.
128:7.1 (1416.6) Al empezar este año, Jesús de Nazaret se volvió poderosamente consciente de que poseía un poder potencial muy extenso. Pero también estaba totalmente persuadido de que este poder no debía ser empleado por su personalidad, como Hijo del Hombre, al menos hasta que llegara su hora.
128:7.2 (1417.1) Por esta época reflexionó mucho sobre sus relaciones con su Padre que está en los cielos, aunque habló poco de ello. La conclusión de todas estas reflexiones la expresó una vez en su oración en la cima de la colina, cuando dijo: «Independientemente de quién sea yo y del poder que pueda o no ejercer, siempre he estado y siempre estaré sometido a la voluntad de mi Padre Paradisiaco». Sin embargo, mientras este hombre iba y venía de su trabajo por Nazaret, era literalmente cierto — en lo que se refiere a un enorme universo — que «en él estaban ocultos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento».
128:7.3 (1417.2) Los asuntos de la familia fueron bien todo este año, excepto en lo que se refiere a Judá. Santiago tuvo dificultades durante años con su hermano menor, que no estaba dispuesto a ponerse seriamente a trabajar ni se podía contar con él para que participara en los gastos del hogar. Aunque vivía en la casa, no era consciente de que tenía que ganar su parte para el mantenimiento de la familia.
128:7.4 (1417.3) Jesús era un hombre de paz, y de vez en cuando se sentía apenado por las explosiones belicosas y los numerosos arrebatos patrióticos de Judá. Santiago y José estaban a favor de echarlo de la casa, pero Jesús no quiso consentirlo. Cada vez que llegaban al límite de su paciencia, Jesús sólo les aconsejaba: «Tened paciencia. Sed sabios en vuestros consejos y elocuentes en vuestras vidas, para que vuestro hermano menor pueda conocer primero el mejor camino, y luego se sienta obligado a seguiros en él». El consejo sabio y afectuoso de Jesús evitó una ruptura en la familia. Permanecieron juntos, pero Judá nunca adquirió la sensatez hasta después de casarse.
128:7.5 (1417.4) María hablaba rara vez de la futura misión de Jesús. Cada vez que se mencionaba este asunto, Jesús se limitaba a contestar: «Mi hora aún no ha llegado». Jesús casi había terminado la difícil tarea de destetar a su familia, para que no tuvieran que depender de la presencia inmediata de su personalidad. Se estaba preparando rápidamente para el día en que podría dejar convenientemente este hogar de Nazaret y empezar el preludio más activo de su verdadero ministerio hacia los hombres.
128:7.6 (1417.5) No perdáis nunca de vista el hecho de que la misión principal de Jesús en su séptima donación consistía en adquirir la experiencia de las criaturas, lograr la soberanía de Nebadon. Y al mismo tiempo que acumulaba esta experiencia misma, efectuar la revelación suprema del Padre Paradisiaco a Urantia y a todo su universo local. Concomitante con estos objetivos, también se dedicó a desenredar los complicados asuntos de este planeta en la medida en que estaban relacionados con la rebelión de Lucifer.
128:7.7 (1417.6) Jesús disfrutó este año de más horas libres de lo habitual, y consagró mucho tiempo a enseñar a Santiago la administración del taller de reparaciones, y a José la dirección de los asuntos del hogar. María presentía que se estaba preparando para dejarlos. ¿Dejarlos para ir adónde? ¿Para hacer qué? Casi había abandonado la idea de que Jesús era el Mesías. No podía comprenderlo; simplemente no podía sondear el interior de su hijo primogénito.
128:7.8 (1417.7) Jesús pasó este año una gran parte de su tiempo con cada uno de los miembros de su familia. Salía con ellos para dar largos y frecuentes paseos por las colinas y a través del campo. Antes de la cosecha, llevó a Judá a casa de su tío granjero al sur de Nazaret, pero Judá no se quedó mucho tiempo después de la recolección. Huyó de allí y Simón lo encontró más tarde con los pescadores en el lago. Cuando Simón lo trajo de vuelta al hogar, Jesús mantuvo una conversación con el muchacho fugitivo y, puesto que quería ser pescador, fue con él hasta Magdala y lo puso en manos de un pariente que era pescador; desde aquel momento, Judá trabajó bastante bien y con regularidad hasta que contrajo matrimonio, y continuó como pescador después de casarse.
128:7.9 (1418.1) Por fin había llegado el día en que todos los hermanos de Jesús habían elegido sus oficios y se habían establecido en ellos. El escenario se estaba preparando para que Jesús abandonara el hogar.
128:7.10 (1418.2) En noviembre tuvo lugar una doble boda. Santiago se casó con Esta y Miriam se casó con Jacobo. Fue realmente un feliz acontecimiento. Incluso María estaba de nuevo feliz, excepto cuando se daba cuenta, de vez en cuando, que Jesús se estaba preparando para marcharse. Sufría el peso de una gran incertidumbre. Si Jesús quisiera sentarse y hablar francamente con ella de todo esto como cuando era niño... Pero se había vuelto muy reservado y mantenía un profundo silencio sobre el futuro.
128:7.11 (1418.3) Santiago y su esposa Esta se instalaron en una linda casita, regalo del padre de ella, en la parte oeste de la ciudad. Aunque Santiago continuaba manteniendo el hogar de su madre, su contribución se redujo a la mitad a causa de su matrimonio, y José fue nombrado oficialmente por Jesús como cabeza de familia. Judá enviaba ahora fielmente su contribución mensual a la casa. Los enlaces de Santiago y de Miriam ejercieron una influencia muy beneficiosa sobre Judá, y al marcharse para la zona pesquera al día siguiente de la doble boda, le aseguró a José que podía confiar en él «para cumplir con todo mi deber y más si es necesario». Y mantuvo su promesa.
128:7.12 (1418.4) Miriam vivía en la casa de Jacobo, contigua a la de María, pues Jacobo padre había sido enterrado con sus antepasados. Marta ocupó el lugar de Miriam en el hogar, y la nueva organización funcionó sin problemas antes de que terminara el año.
128:7.13 (1418.5) Al día siguiente de la doble boda, Jesús tuvo una importante conversación con Santiago. Le contó confidencialmente que se estaba preparando para dejar el hogar. Regaló a Santiago la escritura de propiedad del taller de reparaciones, dimitió de manera oficial y solemne como jefe de la casa de José, e instaló a su hermano Santiago de forma muy afectuosa como «jefe y protector de la casa de mi padre». Redactó un pacto secreto, que luego firmaron los dos, en el que se estipulaba que a cambio de la donación del taller de reparaciones, Santiago asumiría en adelante toda la responsabilidad financiera de la familia, eximiendo a Jesús de cualquier obligación posterior en esta materia. Después de firmar el contrato y de arreglar el presupuesto de tal manera que la familia pudiera hacer frente a sus gastos reales sin ninguna contribución de Jesús, éste dijo a Santiago: «Hijo mío, no obstante continuaré enviándote algo todos los meses hasta que haya llegado mi hora, pero utiliza lo que yo te envíe según se presenten las circunstancias. Emplea mis fondos para las necesidades o los placeres de la familia, como te parezca conveniente. Utilízalos en caso de enfermedad o para hacer frente a los incidentes inesperados que puedan sobrevenir a cualquier miembro de la familia».
128:7.14 (1418.6) Así es como Jesús se preparaba para emprender la segunda fase de su vida adulta, separado de los suyos, antes de empezar a ocuparse públicamente de los asuntos de su Padre.
El libro de Urantia
Documento 129
129:0.1 (1419.1) JESÚS se había separado de manera completa y definitiva de la administración de los asuntos domésticos de la familia de Nazaret y de la dirección inmediata de sus miembros. Hasta el día de su bautismo continuó contribuyendo a las finanzas familiares y tomándose un vivo interés personal por el bienestar espiritual de cada uno de sus hermanos y hermanas. Y siempre estaba dispuesto a hacer todo lo que fuera humanamente posible por el bienestar y la felicidad de su madre viuda.
129:0.2 (1419.2) El Hijo del Hombre lo tenía ahora todo preparado para separarse de manera permanente del hogar de Nazaret; hacer esto no fue nada fácil para él. Jesús amaba de manera natural a su gente; quería a su familia, y este afecto natural había crecido enormemente debido a su extraordinaria dedicación a ellos. Cuanto más plenamente nos entregamos a nuestros semejantes, más llegamos a amarlos; puesto que Jesús se había dado tan completamente a su familia, los quería con un afecto grande y ferviente.
129:0.3 (1419.3) Poco a poco, toda la familia había empezado a comprender que Jesús se estaba preparando para dejarlos. La tristeza de la separación que se avecinaba sólo estaba atenuada por esta manera gradual de prepararlos para anunciarles su intención de partir. Durante más de cuatro años observaron que estaba proyectando esta separación final.
129:1.1 (1419.4) Una lluviosa mañana de domingo del mes de enero de este año 21, Jesús se despidió sin ceremonias de su familia, explicándoles solamente que iba a Tiberiades y luego a visitar otras ciudades alrededor del Mar de Galilea. Así se separó de ellos, y nunca más volvió a ser un miembro regular de este hogar.
129:1.2 (1419.5) Pasó una semana en Tiberiades, la nueva ciudad que pronto iba a sustituir a Séforis como capital de Galilea. Como encontró pocas cosas que le interesaran, pasó sucesivamente por Magdala y Betsaida hasta llegar a Cafarnaúm, donde se detuvo para visitar a Zebedeo, el amigo de su padre. Los hijos de Zebedeo eran pescadores, y él mismo era constructor de barcas. Jesús de Nazaret era un experto en el arte de diseñar y en la construcción; era un maestro trabajando la madera, y Zebedeo conocía desde hacía tiempo la habilidad del artesano de Nazaret. Hacía mucho tiempo que Zebedeo tenía la intención de construir mejores barcas; expuso pues sus proyectos a Jesús, e invitó al carpintero visitante a que se uniera a él en esta empresa. Jesús aceptó con mucho gusto.
129:1.3 (1419.6) Jesús sólo trabajó con Zebedeo poco más de un año, pero durante este tiempo creó un nuevo tipo de barcas y estableció métodos completamente nuevos para su fabricación. Gracias a una técnica superior y a unos métodos mucho mejores de tratar las tablas al vapor, Jesús y Zebedeo empezaron a construir barcas de un tipo muy superior; se trataba de unas embarcaciones mucho más seguras que los antiguos modelos para navegar por el lago. Zebedeo tuvo durante varios años más trabajo, fabricando este nuevo tipo de barcas, que el que su pequeña empresa podía producir; en menos de cinco años, prácticamente todas las embarcaciones que navegaban por el lago habían sido construidas en el taller de Zebedeo en Cafarnaúm. Jesús se hizo famoso entre los pescadores de Galilea como el diseñador de estas nuevas barcas.
129:1.4 (1420.1) Zebedeo era un hombre medianamente adinerado; sus astilleros se encontraban al borde del lago al sur de Cafarnaúm y su casa estaba situada a la orilla del lago cerca del centro de pesca de Betsaida. Jesús vivió en la casa de Zebedeo durante su estancia de más de un año en Cafarnaúm. Durante mucho tiempo había trabajado solo en el mundo, es decir sin padre, y disfrutó mucho de este período de trabajo con un socio paternal.
129:1.5 (1420.2) Salomé, la mujer de Zebedeo, era pariente de Anás, antiguo sumo sacerdote en Jerusalén, que había sido destituido hacía sólo ocho años, pero que seguía siendo el miembro más influyente del grupo de los saduceos. Salomé se convirtió en una gran admiradora de Jesús. Lo quería tanto como a sus propios hijos, Santiago, Juan y David, mientras que sus cuatro hijas lo consideraban como su hermano mayor. Jesús salía a menudo a pescar con Santiago, Juan y David, los cuales descubrieron que era tan buen pescador como experto constructor de barcas.
129:1.6 (1420.3) Jesús envió dinero a Santiago todos los meses de este año. En octubre regresó a Nazaret para asistir a la boda de Marta, y durante más de dos años no volvió por Nazaret hasta poco antes de la doble boda de Simón y de Judá.
129:1.7 (1420.4) Jesús construyó barcas durante todo este año y continuó observando cómo vivían los hombres en la Tierra. Iba a visitar con frecuencia la parada de las caravanas, pues la ruta directa de Damasco hacia el sur pasaba por Cafarnaúm. Cafarnaúm era un importante puesto militar romano, y el oficial que mandaba la guarnición era un gentil que creía en Yahvé, «un hombre piadoso», como los judíos solían designar a estos prosélitos. Este oficial pertenecía a una rica familia romana, y había asumido la responsabilidad de construir una hermosa sinagoga en Cafarnaúm, que había donado a los judíos poco antes de que Jesús viniera a vivir con Zebedeo. Jesús dirigió los oficios en esta nueva sinagoga más de la mitad de las veces este año, y algunos de los viajeros de las caravanas que asistieron por casualidad lo recordaban como el carpintero de Nazaret.
129:1.8 (1420.5) Cuando llegó el momento de pagar los impuestos, Jesús se inscribió como «artesano cualificado de Cafarnaúm». Desde este día hasta el final de su vida terrestre, fue conocido como habitante de Cafarnaúm. Nunca pretendió tener otra residencia legal, aunque permitió, por diversas razones, que otros fijaran su domicilio en Damasco, Betania, Nazaret e incluso en Alejandría.
129:1.9 (1420.6) Encontró muchos libros nuevos en las arcas de la biblioteca de la sinagoga de Cafarnaúm, y pasaba al menos cinco noches por semana estudiando intensamente. Dedicaba una noche a la vida social con los adultos y pasaba otra con los jóvenes. En la personalidad de Jesús había algo de agradable e inspirador que atraía invariablemente a los jóvenes. Siempre hacía que se sintieran a gusto en su presencia. Quizás su gran secreto para permanecer entre ellos consistía en el doble hecho de que siempre se interesaba por lo que estaban haciendo, mientras que raramente les aconsejaba, a menos que se lo pidieran.
129:1.10 (1420.7) La familia de Zebedeo casi adoraba a Jesús, y nunca dejaban de asistir a las charlas con preguntas y respuestas que dirigía cada noche después de la cena, antes de irse a estudiar a la sinagoga. Los jóvenes de la vecindad también acudían con frecuencia a estas reuniones tras la cena. A estas pequeñas asambleas, Jesús les impartía una enseñanza variada y avanzada, tan avanzada como podían comprender. Hablaba con ellos sin ninguna reserva y exponía sus ideas e ideales sobre la política, la sociología, la ciencia y la filosofía, pero nunca pretendía hablar con una autoridad final excepto cuando hablaba de religión — de la relación del hombre con Dios.
129:1.11 (1421.1) Una vez por semana, Jesús mantenía una reunión con toda la gente de la casa, el personal del taller y los ayudantes de la costa, pues Zebedeo tenía muchos empleados. Entre estos trabajadores es donde llamaron a Jesús por primera vez «Maestro». Todos lo querían. Le gustaba su trabajo en Cafarnaúm con Zebedeo, pero echaba de menos a los niños jugando al lado del taller de carpintería de Nazaret.
129:1.12 (1421.2) De todos los hijos de Zebedeo, Santiago era el que más se interesaba por Jesús como maestro y como filósofo. Juan apreciaba más su enseñanza y sus opiniones sobre la religión. David lo respetaba como artesano, pero hacía poco caso de sus ideas religiosas y de sus enseñanzas filosóficas.
129:1.13 (1421.3) Judá venía muchos sábados para escuchar lo que Jesús decía en la sinagoga, y se quedaba para charlar con él. Cuanto más veía a su hermano mayor, más se convencía de que Jesús era realmente un gran hombre.
129:1.14 (1421.4) Jesús hizo este año grandes progresos en la dominación ascendente de su mente humana, y alcanzó niveles nuevos y elevados de contacto consciente con su Ajustador del Pensamiento interior.
129:1.15 (1421.5) Éste fue su último año de vida estable. Jesús nunca más pasó un año entero en el mismo lugar o en la misma tarea. Se estaban acercando rápidamente los días de sus peregrinaciones terrestres. Los períodos de intensa actividad no estaban lejos en el futuro, pero entre su vida simple e intensamente activa del pasado y su ministerio público aún más intenso y arduo, iban a intercalarse ahora unos pocos años de grandes viajes y de actividad personal muy diversificada. Tenía que completar su formación como hombre del mundo antes de emprender su carrera de enseñanza y de predicación como hombre-Dios perfeccionado de las fases divina y posthumana de su donación en Urantia.
129:2.1 (1421.6) Jesús se despidió de Zebedeo y de Cafarnaúm en marzo del año 22 d.de J.C. Pidió una pequeña suma de dinero para costear sus gastos de viaje hasta Jerusalén. Mientras trabajaba con Zebedeo, sólo había cobrado las pequeñas cantidades de dinero que enviaba mensualmente a su familia de Nazaret. José venía un mes a Cafarnaúm para buscar el dinero, y al mes siguiente era Judá quien pasaba por Cafarnaúm para recibir el dinero de Jesús y llevarlo a Nazaret. El centro pesquero donde trabajaba Judá sólo estaba a unos kilómetros al sur de Cafarnaúm.
129:2.2 (1421.7) Cuando Jesús se despidió de la familia de Zebedeo, acordó con ellos permanecer en Jerusalén hasta la Pascua, y todos prometieron estar presentes para este acontecimiento. Incluso convinieron en celebrar juntos la cena pascual. Todos se entristecieron cuando Jesús se marchó, especialmente las hijas de Zebedeo.
129:2.3 (1421.8) Antes de dejar Cafarnaúm, Jesús tuvo una larga conversación con su nuevo amigo e íntimo compañero Juan Zebedeo. Le dijo que pensaba viajar mucho hasta que «llegue mi hora», y le pidió que cada mes enviara en su nombre algún dinero a la familia de Nazaret, hasta que se agotaran los fondos que se le debían. Juan le hizo esta promesa: «Maestro, dedícate a tus asuntos y haz tu trabajo en el mundo. Actuaré en tu lugar en éste y en cualquier otro asunto, y velaré por tu familia como si tuviera que mantener a mi propia madre y cuidar a mis propios hermanos y hermanas. Emplearé los fondos que te debe mi padre tal como has indicado y según se necesiten. Cuando tu dinero se haya agotado, si no recibo más de ti y tu madre se encontrara en la necesidad, entonces compartiré mi propio salario con ella. Puedes emprender tu camino en paz. Actuaré en tu lugar en todas estas cuestiones».
129:2.4 (1422.1) Después de que Jesús partiera para Jerusalén, Juan consultó con su padre Zebedeo sobre el dinero que se le debía a Jesús, y se quedó sorprendido de que la suma fuera tan importante. Como Jesús había dejado el asunto completamente entre sus manos, acordaron que lo mejor sería invertir estos fondos en inmuebles y utilizar la renta para ayudar a la familia de Nazaret. Zebedeo conocía una casita de Cafarnaúm que estaba hipotecada y en venta, por lo que recomendó a Juan que la comprara con el dinero de Jesús, y guardara la escritura en depósito para su amigo. Juan hizo lo que su padre le aconsejó. Durante dos años, el arrendamiento de la casa se utilizó para pagar la hipoteca, y esto, unido a una importante cantidad de dinero que Jesús envió a Juan poco después para que la familia lo utilizara según sus necesidades, fue casi suficiente para cancelar esta deuda. Zebedeo añadió la diferencia, de manera que Juan pagó el resto de la hipoteca a su vencimiento, consiguiendo así una escritura libre de cargas para esta casa de dos piezas. De esta manera Jesús se convirtió, sin saberlo, en el propietario de una casa en Cafarnaúm.
129:2.5 (1422.2) Cuando la familia de Nazaret se enteró de que Jesús se había marchado de Cafarnaúm, como no sabían nada de este arreglo financiero con Juan, creyeron que les había llegado la hora de salir adelante sin contar con su ayuda. Santiago se acordó de su pacto con Jesús y, con la ayuda de sus hermanos, asumió inmediatamente toda la responsabilidad de cuidar a la familia.
129:2.6 (1422.3) Pero volvamos atrás para observar a Jesús en Jerusalén. Durante cerca de dos meses, pasó la mayor parte de su tiempo escuchando las discusiones en el templo, y realizando visitas ocasionales a las diversas escuelas de rabinos. La mayoría de los sábados los pasaba en Betania.
129:2.7 (1422.4) Jesús había llevado consigo a Jerusalén una carta de la esposa de Zebedeo, dirigida al antiguo sumo sacerdote Anás, en la que Salomé lo presentaba como «si fuera mi propio hijo». Anás pasó mucho tiempo con él, llevándolo personalmente a visitar las numerosas academias de los educadores religiosos de Jerusalén. Jesús inspeccionó a fondo estas escuelas y observó cuidadosamente sus métodos de enseñanza, pero no hizo ni una sola pregunta en público. Aunque Anás consideraba a Jesús como un gran hombre, no sabía bien cómo aconsejarle. Reconocía que sería una tontería sugerirle que ingresara como estudiante en una de las escuelas de Jerusalén, y sin embargo sabía muy bien que nunca concederían a Jesús la categoría de profesor titular, ya que nunca se había formado en estas escuelas.
129:2.8 (1422.5) La época de la Pascua se estaba acercando, y junto con el gentío que venía de todas partes, Zebedeo y toda su familia llegaron a Jerusalén procedentes de Cafarnaúm. Todos se alojaron en la espaciosa casa de Anás, donde celebraron la Pascua como una familia unida y feliz.
129:2.9 (1422.6) Antes de finalizar esta semana pascual, y aparentemente por casualidad, Jesús conoció a un rico viajero y a su hijo, un joven de unos diecisiete años. Estos viajeros procedían de la India, y mientras iban de camino para visitar Roma y otros diversos lugares del Mediterráneo, habían planeado llegar a Jerusalén durante la Pascua, con la esperanza de encontrar a alguien a quien poder contratar como intérprete para los dos y como preceptor para el hijo. El padre insistió para que Jesús consintiera en viajar con ellos. Jesús le habló de su familia y de que no era muy razonable marcharse por un período de casi dos años, durante los cuales podrían pasar necesidades. Entonces este viajero de Oriente le propuso a Jesús adelantarle el salario de un año, de manera que pudiera confiar estos fondos a sus amigos para proteger a su familia de la pobreza. Y Jesús aceptó hacer el viaje.
129:2.10 (1423.1) Jesús entregó esta importante cantidad a Juan, el hijo de Zebedeo. Y ya sabéis cómo utilizó este dinero para liquidar la hipoteca de la propiedad de Cafarnaúm. Jesús confió a Zebedeo todo lo relacionado con este viaje por el Mediterráneo, pero le encargó que no se lo dijera a nadie, ni siquiera a los de su propia carne y sangre. Zebedeo no reveló nunca que conocía el paradero de Jesús durante este largo período de casi dos años. Antes de que Jesús regresara de este viaje, la familia de Nazaret estaba a punto de darlo por muerto. Solamente las aseveraciones de Zebedeo, que fue a Nazaret en diversas ocasiones con su hijo Juan, mantuvieron viva la esperanza en el corazón de María.
129:2.11 (1423.2) Durante este período, la familia de Nazaret se las arregló bastante bien. Judá había aumentado considerablemente su cuota y mantuvo esta contribución adicional hasta que se casó. A pesar del poco apoyo que necesitaban, Juan Zebedeo adquirió la costumbre de presentarse cada mes con unos regalos para María y para Rut, de acuerdo con las instrucciones de Jesús.
129:3.1 (1423.3) Jesús pasó todo su vigésimo noveno año completando su periplo por el mundo mediterráneo. En la medida en que se nos ha permitido revelar estas experiencias, los principales acontecimientos de este viaje constituyen el tema de la narración que sigue inmediatamente a este documento.
129:3.2 (1423.4) Durante todo este recorrido por el mundo romano, a Jesús se le conoció, por muchas razones, como el escriba de Damasco. Sin embargo, en Corinto y en otras escalas del viaje de vuelta, fue conocido como el preceptor judío.
129:3.3 (1423.5) Éste fue un período extraordinario en la vida de Jesús. Durante este viaje efectuó muchos contactos con sus semejantes, pero esta experiencia es una fase de su vida que nunca reveló a ningún miembro de su familia y a ninguno de los apóstoles. Jesús vivió toda su vida en la carne y dejó este mundo sin que nadie supiera (excepto Zebedeo de Betsaida) que había hecho este gran viaje. Algunos de sus amigos pensaban que había vuelto a Damasco; otros creían que se había ido a la India. Su propia familia tendía a creer que estaba en Alejandría, porque sabían que una vez lo habían invitado a ir allí para convertirse en el ayudante del chazan.
129:3.4 (1423.6) Cuando Jesús volvió a Palestina, no hizo nada por cambiar la opinión de su familia de que había ido desde Jerusalén hasta Alejandría; les dejó que continuaran creyendo que todo el tiempo que había estado fuera de Palestina lo había pasado en aquella ciudad de erudición y de cultura. Únicamente Zebedeo, el constructor de barcas de Betsaida, conocía los hechos sobre esta cuestión, y Zebedeo no se lo dijo a nadie.
129:3.5 (1423.7) En todos vuestros esfuerzos por descifrar el significado de la vida de Jesús en Urantia, tenéis que recordar los motivos de la donación de Miguel. Si queréis comprender el significado de muchas de sus acciones aparentemente extrañas, tenéis que discernir el propósito de su estancia en vuestro mundo. Tuvo la constante cautela de no fabricar una carrera personal demasiado atractiva que acaparara toda la atención. No quería emplear recursos excepcionales o abrumadores con sus semejantes. Estaba dedicado al trabajo de revelar el Padre celestial a sus compañeros mortales, y al mismo tiempo se consagraba a la tarea sublime de vivir su vida terrestre mortal constantemente sometido a la voluntad de este mismo Padre Paradisiaco.
129:3.6 (1424.1) Para comprender la vida de Jesús en la Tierra, siempre será útil también que todos los mortales que estudien esta donación divina recuerden que, aunque vivió esta vida de encarnación en Urantia, la vivió para todo su universo. En la vida que vivió en la carne de naturaleza mortal, había algo especial e inspirador para cada una de las esferas habitadas de todo el universo de Nebadon. Esto también es así para todos aquellos mundos que se han vuelto habitables después de la época memorable de su estancia en Urantia. Y esto mismo será igualmente cierto en todos los mundos que puedan ser habitados por criaturas volitivas, en toda la historia futura de este universo local.
129:3.7 (1424.2) Gracias a las experiencias de este periplo por el mundo romano, y mientras duró el mismo, el Hijo del Hombre completó prácticamente su aprendizaje educativo por contacto con los pueblos tan diversos del mundo de su época y de su generación. En el momento de su regreso a Nazaret, y debido a lo que había aprendido viajando, ya conocía prácticamente cómo el hombre vivía y forjaba su existencia en Urantia.
129:3.8 (1424.3) El verdadero objetivo de su recorrido alrededor de la cuenca del Mediterráneo era conocer a los hombres. Estuvo en estrecho contacto con centenares de seres humanos en este viaje. Conoció y amó a toda clase de hombres, ricos y pobres, poderosos y humildes, negros y blancos, instruídos e iletrados, cultos e incultos, brutos y espirituales, religiosos e irreligiosos, morales e inmorales.
129:3.9 (1424.4) En este viaje por el Mediterráneo, Jesús efectuó un gran avance en su tarea humana de dominar la mente material y mortal, y su Ajustador interior progresó mucho en la ascensión y la conquista espiritual de este mismo intelecto humano. Al finalizar este periplo, Jesús sabía implícitamente — con toda certidumbre humana — que era un Hijo de Dios, un Hijo Creador del Padre Universal. El Ajustador era cada vez más capaz de traer a la mente del Hijo del Hombre recuerdos nebulosos de su experiencia paradisiaca cuando estaba en asociación con su Padre divino, mucho antes de venir a organizar y administrar este universo local de Nebadon. Así, poco a poco, el Ajustador trajo a la conciencia humana de Jesús los recuerdos necesarios de su anterior existencia divina en las diversas épocas de un pasado casi eterno. El último episodio de su experiencia prehumana, puesto de manifiesto por el Ajustador, fue su conversación de despedida con Emmanuel de Salvington poco antes de abandonar su personalidad consciente para emprender su encarnación en Urantia. La imagen de este último recuerdo de su existencia prehumana apareció con toda claridad en la conciencia de Jesús el mismo día que Juan lo bautizó en el Jordán.
129:4.1 (1424.5) Para las inteligencias celestiales del universo local que lo observaban, este viaje por el Mediterráneo fue la más cautivadora de todas las experiencias terrestres de Jesús, al menos de toda su carrera hasta el momento de su crucifixión y de su muerte física. Éste fue el período fascinante de su ministerio personal, en contraste con la época de ministerio público que pronto le seguiría. Este episodio único en su género fue aún más sobresaliente porque en aquel momento era todavía el carpintero de Nazaret, el constructor de barcas de Cafarnaúm, el escriba de Damasco; era todavía el Hijo del Hombre. Aún no había conseguido el dominio completo de su mente humana; el Ajustador no había dominado ni transcrito plenamente la identidad mortal. Era todavía un hombre entre los hombres.
129:4.2 (1425.1) La experiencia religiosa puramente humana del Hijo del Hombre — el crecimiento espiritual personal — alcanzó casi la cima de lo accesible durante este año, el vigésimo noveno de su vida. Esta experiencia de desarrollo espiritual fue un crecimiento permanentemente gradual desde el momento en que llegó su Ajustador del Pensamiento hasta el día en que finalizó y se confirmó esta relación humana normal y natural entre la mente material del hombre y la dotación mental del espíritu. El fenómeno de fundir estas dos mentes en una sola fue una experiencia que el Hijo del Hombre alcanzó de manera completa y final, como mortal encarnado del mundo, el día de su bautismo en el Jordán.
129:4.3 (1425.2) A través de todos estos años, aunque no parecía dedicarse a muchos períodos de comunión formal con su Padre celestial, perfeccionó unos métodos cada vez más eficaces para comunicarse personalmente con la presencia espiritual interior del Padre Paradisiaco. Vivió una vida real, una vida plena y una verdadera vida en la carne, normal, natural y corriente. Conoce por experiencia personal lo equivalente a la realidad de todo lo esencial de la vida que viven los seres humanos en los mundos materiales del tiempo y del espacio.
129:4.4 (1425.3) El Hijo del Hombre experimentó la amplia gama de emociones humanas que van desde la alegría más espléndida al dolor más profundo. Era un niño alegre y un ser con un buen humor poco común; era igualmente un «varón de dolores que conocía las aflicciones». En un sentido espiritual, atravesó la vida mortal desde el punto más bajo hasta el más elevado, desde el principio hasta el fin. Desde un punto de vista material, podría parecer que evitó vivir en los dos extremos sociales de la existencia humana, pero intelectualmente se familiarizó totalmente con la experiencia entera y completa de la humanidad.
129:4.5 (1425.4) Jesús conoce los pensamientos y los sentimientos, los deseos y los impulsos, de los mortales evolutivos y ascendentes de los mundos, desde el nacimiento hasta la muerte. Ha vivido la vida humana desde los principios del yo físico, intelectual y espiritual, pasando por la infancia, la adolescencia, la juventud y la madurez, llegando incluso hasta la experiencia humana de la muerte. No solamente pasó por estos períodos humanos, normales y conocidos, de avance intelectual y espiritual, sino que también experimentó plenamente las fases superiores y más avanzadas de aproximación entre el ser humano y su Ajustador, que tan pocos mortales de Urantia consiguen alcanzar. Así pues, experimentó en su plenitud la vida del hombre mortal, no sólo tal como se vive en vuestro mundo, sino también tal como se vive en todos los demás mundos evolutivos del tiempo y del espacio, e incluso en los más elevados y avanzados de los mundos establecidos en la luz y la vida.
129:4.6 (1425.5) Esta vida perfecta que vivió en la similitud de la carne mortal quizás no haya recibido la aprobación completa y universal de sus compañeros mortales, de aquellos que fueron casualmente sus contemporáneos en la Tierra; sin embargo, la vida encarnada que Jesús de Nazaret vivió en Urantia sí recibió la plena y completa aprobación del Padre Universal, porque constituía, al mismo tiempo y en una sola y misma vida de personalidad, la plenitud de la revelación del Dios eterno al hombre mortal, y la presentación de una personalidad humana perfeccionada que satisfacía plenamente al Creador Infinito.
129:4.7 (1425.6) Éste fue su objetivo verdadero y supremo. No descendió para vivir en Urantia como el ejemplo perfecto y detallado a seguir por cualquier niño o adulto, por cualquier hombre o mujer, de aquella época o de cualquier otra. En verdad es cierto que todos podemos encontrar en su vida plena, rica, hermosa y noble, muchos elementos exquisitamente ejemplares y divinamente inspiradores, pero esto es así porque vivió una vida verdadera y auténticamente humana. Jesús no vivió su vida en la Tierra para establecer un ejemplo a imitar por todos los demás seres humanos. Vivió esta vida en la carne mediante el mismo ministerio de misericordia que todos vosotros podéis utilizar para vivir vuestra vida en la Tierra. Al vivir su vida mortal en su época y tal como él era, estableció un ejemplo para que todos nosotros vivamos también la nuestra en nuestra época y tal como somos. Quizás no aspiréis a vivir su vida, pero podéis decidir vivir la vuestra como él vivió la suya, y por los mismos medios. Jesús puede que no sea el ejemplo técnico y detallado para todos los mortales de todos los tiempos en todos los planetas de este universo local, pero es eternamente la inspiración y guía de todos los peregrinos con destino paradisiaco procedentes de los mundos de ascensión inicial, que pasan a través del universo de universos y de Havona hasta el Paraíso. Jesús es el nuevo camino viviente que va desde el hombre hasta Dios, de lo parcial a lo perfecto, de lo terrenal a lo celestial, del tiempo a la eternidad.
129:4.8 (1426.1) Al final de su vigésimo noveno año, Jesús de Nazaret casi había terminado de vivir la vida que se exige a los mortales como residentes temporales en la carne. Trajo a la Tierra toda la plenitud de Dios que se puede manifestar al hombre; ahora casi se había convertido en la perfección del hombre que espera la ocasión para manifestarse a Dios. Y realizó todo esto antes de cumplir los treinta años.
El libro de Urantia
Documento 130
130:0.1 (1427.1) El viaje por el mundo romano consumió la mayor parte del año veintiocho y todo el año veintinueve de la vida de Jesús en la Tierra. Jesús y los dos nativos de la India — Gonod y su hijo Ganid — salieron de Jerusalén el domingo por la mañana 26 de abril del año 22. Llevaron a cabo su viaje tal como lo habían programado, y Jesús se despidió del padre y del hijo en la ciudad de Charax, en el Golfo Pérsico, el 10 de diciembre del año siguiente, el año 23.
130:0.2 (1427.2) Desde Jerusalén se dirigieron a Cesarea pasando por Jope. En Cesarea cogieron un barco para Alejandría. Desde Alejandría navegaron hasta Lasea, en Creta. Desde Creta siguieron por mar hasta Cartago, haciendo escala en Cirene. En Cartago tomaron un barco para Nápoles, deteniéndose en Malta, Siracusa y Mesina. Desde Nápoles fueron a Capua, y desde allí viajaron por la Vía Apia hasta Roma.
130:0.3 (1427.3) Al terminar su estancia en Roma se dirigieron por vía terrestre a Tarento, donde se hicieron a la mar para Atenas en Grecia, deteniéndose en Nicópolis y Corinto. Desde Atenas fueron a Éfeso por la ruta de Troade. Desde Éfeso navegaron hacia Chipre, haciendo escala en Rodas. Pasaron mucho tiempo visitando Chipre y descansando, y luego se embarcaron para Antioquía en Siria. Desde Antioquía fueron hacia el sur hasta Sidón y pasaron después por Damasco. Desde Damasco viajaron en caravana hasta Mesopotamia, pasando por Tapsacos y Larisa. Permanecieron algún tiempo en Babilonia, visitaron Ur y otros lugares, y luego fueron a Susa. Desde Susa viajaron a Charax, donde Gonod y Ganid embarcaron para la India.
130:0.4 (1427.4) Jesús había aprendido los rudimentos del idioma que hablaban Gonod y Ganid cuando estuvo trabajando cuatro meses en Damasco. Mientras estuvo allí, pasó la mayoría del tiempo haciendo traducciones del griego a una de las lenguas de la India, con la ayuda de un nativo de la región donde vivía Gonod.
130:0.5 (1427.5) Durante su viaje por el Mediterráneo, Jesús pasó aproximadamente la mitad del día enseñando a Ganid y sirviendo de intérprete a Gonod en sus entrevistas de negocios y en sus relaciones sociales. El resto del día lo tenía a su disposición, y lo dedicaba a entablar esos estrechos contactos personales con sus semejantes, esas íntimas relaciones con los mortales de este mundo, que tanto caracterizaron sus actividades de estos años inmediatamente anteriores a su ministerio público.
130:0.6 (1427.6) Gracias a estas observaciones de primera mano y a estos contactos reales, Jesús trabó conocimiento con la civilización material e intelectual superior de Occidente y del Levante. De Gonod y de su brillante hijo aprendió mucho sobre la civilización y la cultura de la India y de China, ya que Gonod, que era ciudadano de la India, había hecho tres grandes viajes al imperio de la raza amarilla.
130:0.7 (1427.7) El joven Ganid aprendió mucho de Jesús durante esta larga e íntima asociación. Llegaron a tenerse un gran afecto mutuo, y el padre del muchacho trató muchas veces de persuadir a Jesús para que los acompañara a la India, pero él siempre declinó la invitación, alegando la necesidad de regresar con su familia de Palestina.
130:1.1 (1428.1) Durante su estancia en Jope, Jesús conoció a Gadía, un intérprete filisteo que trabajaba para un curtidor llamado Simón. Los agentes de Gonod en Mesopotamia habían hecho muchos negocios con este Simón; por eso Gonod y su hijo deseaban visitarlo camino de Cesarea. Mientras permanecieron en Jope, Jesús y Gadía se hicieron buenos amigos. El joven filisteo era un buscador de la verdad. Jesús era un dador de la verdad; él era la verdad para esa generación en Urantia. Cuando un gran buscador y un gran dador de la verdad se encuentran, se produce una gran iluminación liberadora surgida de la experiencia de la nueva verdad.
130:1.2 (1428.2) Un día, después de la cena, Jesús y el joven filisteo paseaban por la orilla del mar y Gadía, sin saber que este «escriba de Damasco» estaba tan bien versado en las tradiciones hebreas, mostró a Jesús el lugar donde Jonás supuestamente había embarcado para su funesto viaje a Tarsis. Cuando concluyó sus comentarios, hizo a Jesús la pregunta siguiente: «¿Tú crees que el gran pez se tragó realmente a Jonás?». Jesús percibió que la vida del joven había estado enormemente influida por esta tradición, y que sus reflexiones al respecto le habían inculcado la locura de intentar huir del deber. Por lo tanto, Jesús no dijo nada que pudiera destruir repentinamente las motivaciones fundamentales que guiaban a Gadía en su vida práctica. En respuesta a la pregunta, Jesús dijo: «Amigo mío, todos somos como Jonás, con una vida que vivir de acuerdo con la voluntad de Dios. Cada vez que tratamos de esquivar el deber de la vida diaria para ir en busca de tentaciones lejanas, nos ponemos inmediatamente bajo el dominio de influencias que no están dirigidas por los poderes de la verdad ni por las fuerzas de la rectitud. Huir del deber es sacrificar la verdad. Evadirse del servicio de la luz y la vida sólo puede llevar a esos conflictos angustiosos con las temibles ballenas del egoísmo, que al final conducen a las tinieblas y a la muerte, a menos que esos Jonases que han abandonado a Dios deseen, incluso estando en lo más profundo de su desesperación, volver su corazón hacia la búsqueda de Dios y su bondad. Cuando estas almas desalentadas buscan sinceramente a Dios — con hambre de verdad y sed de rectitud — no hay nada que pueda retenerlas por más tiempo en cautiverio. Por muy profundos que sean los abismos donde puedan haber caído, cuando buscan la luz de todo corazón, el espíritu del Señor Dios de los cielos las libera de sus cadenas; las tribulaciones de la vida las arrojan a la tierra firme de las nuevas oportunidades para un servicio renovado y una vida más sabia».
130:1.3 (1428.3) Gadía se sintió muy conmovido por la enseñanza de Jesús. Siguieron conversando a la orilla del mar hasta muy entrada la noche, y antes de regresar a sus alojamientos, rezaron juntos y el uno por el otro. Este mismo Gadía escuchó las predicaciones posteriores de Pedro, se convirtió en un profundo creyente en Jesús de Nazaret, y tuvo una noche una memorable controversia con Pedro en casa de Dorcas. Gadía también contribuyó mucho a que Simón, el rico mercader de cuero, se decidiera a abrazar el cristianismo.
130:1.4 (1428.4) (En este relato de la obra personal de Jesús con sus semejantes mortales durante su viaje por el Mediterráneo, y de acuerdo con el permiso que hemos recibido, traduciremos libremente sus palabras a la terminología moderna que se emplea en Urantia en el momento de esta presentación).
130:1.5 (1429.1) La última conversación de Jesús con Gadía trató sobre el bien y el mal. Este joven filisteo estaba bastante desconcertado por el sentimiento de injusticia que le producía la presencia del mal conviviendo con el bien en el mundo. Dijo: «Si Dios es infinitamente bueno, ¿cómo puede permitir que suframos las penas del mal?. Después de todo, ¿quién crea el mal?» En aquellos tiempos, mucha gente creía todavía que Dios creaba a la vez el bien y el mal, pero Jesús nunca enseñó un error semejante. Al responder a esta pregunta, Jesús dijo: «Hermano mío, Dios es amor, por lo tanto debe ser bueno, y su bondad es tan grande y real que no puede contener las cosas pequeñas e irreales del mal. Dios es tan positivamente bueno que no hay absolutamente ninguna cabida en él para el mal negativo. El mal es la elección inmadura y el paso en falso irreflexivo de los que se resisten a la bondad, rechazan la belleza y traicionan la verdad. El mal sólo es la inadaptación de la inmadurez o la influencia desintegradora y deformadora de la ignorancia. El mal es la inevitable oscuridad que sigue de cerca al rechazo imprudente de la luz. El mal es lo tenebroso y lo falso; cuando se abraza conscientemente y se aprueba voluntariamente, se convierte en pecado.
130:1.6 (1429.2) «Al dotarte de la facultad de escoger entre la verdad y el error, tu Padre celestial ha creado el potencial negativo de la vía positiva de la luz y la vida; pero los errores del mal no existen realmente hasta el momento en que una criatura inteligente quiere que existan, por una mala elección de su manera de vivir. Estos males se elevan posteriormente a la categoría de pecado mediante la elección consciente y deliberada de esa misma criatura obstinada y rebelde. Por eso, nuestro Padre que está en los cielos permite que el bien y el mal continúen juntos su camino hasta el final de la vida, al igual que la naturaleza permite que el trigo y la cizaña crezcan juntos hasta el momento de la siega». Gadía quedó plenamente satisfecho con la respuesta de Jesús a su pregunta, después de que la discusión posterior clarificara en su mente el verdadero significado de estas importantes declaraciones.
130:2.1 (1429.3) Jesús y sus amigos permanecieron en Cesarea más tiempo del que habían previsto, porque se descubrió que uno de los enormes remos que gobernaban la nave en la que pensaban embarcarse corría peligro de romperse. El capitán decidió permanecer en el puerto mientras fabricaban uno nuevo. Había escasez de carpinteros cualificados para esta tarea, y Jesús se ofreció voluntariamente para ayudar. Por las noches, Jesús y sus amigos paseaban por la hermosa muralla que servía de paseo alrededor del puerto. A Ganid le interesó mucho la explicación de Jesús sobre el sistema de canalización de las aguas de la ciudad y la técnica que utilizaban al emplear las mareas para lavar las calles y alcantarillas de la ciudad. El joven indio se sintió muy impresionado por el templo de Augusto, situado en una elevación y rematado con una estatua colosal del emperador romano. La segunda tarde de su estancia, los tres asistieron a un espectáculo en el enorme anfiteatro que podía contener veinte mil personas sentadas, y aquella misma noche fueron a ver una obra griega en el teatro. Estos eran los primeros espectáculos de este tipo que Ganid había visto en su vida, e hizo muchas preguntas a Jesús acerca de ellos. El tercer día por la mañana hicieron una visita oficial al palacio del gobernador, porque Cesarea era la capital de Palestina y la residencia del procurador romano.
130:2.2 (1429.4) En su posada también estaba alojado un mercader de Mongolia, y como este oriental hablaba bastante bien el griego, Jesús mantuvo varias largas conversaciones con él. Este hombre se quedó muy impresionado con la filosofía de vida de Jesús y no olvidó nunca sus sabias palabras sobre «la manera de vivir la vida celestial en la Tierra, sometiéndose diariamente a la voluntad del Padre celestial». Este mercader era taoísta, y por ello se había convertido en un firme creyente en la doctrina de una Deidad universal. Al regresar a Mongolia, empezó a enseñar estas verdades avanzadas a sus vecinos y a sus asociados en los negocios, y como resultado directo de estas actividades, su hijo mayor decidió hacerse sacerdote taoísta. Durante toda su vida, este joven ejerció una gran influencia en favor de la verdad avanzada; fue sucedido en esta vía por un hijo y un nieto, que también se consagraron fielmente a la doctrina del Dios Único — el Soberano Supremo del Cielo.
130:2.3 (1430.1) Aunque la rama oriental de la iglesia cristiana primitiva, que tenía su centro en Filadelfia, permaneció más fiel a las enseñanzas de Jesús que la hermandad de Jerusalén, es lamentable que no hubiera nadie como Pedro que fuera a China, o como Pablo que viajara a la India, donde el terreno espiritual era entonces tan favorable para plantar la semilla del nuevo evangelio del reino. Estas mismas enseñanzas de Jesús, tal como las sostenían los filadelfianos, hubieran suscitado en las mentes de los pueblos asiáticos espiritualmente hambrientos el mismo interés inmediato y efectivo que las predicaciones de Pedro y de Pablo suscitaron en occidente.
130:2.4 (1430.2) Un día, uno de los jóvenes que trabajaban con Jesús en el remo del timón se mostró muy interesado por las palabras que este último dejaba caer de vez en cuando mientras trabajaban en el astillero. Cuando Jesús sugirió que el Padre que está en los cielos se interesaba por el bienestar de sus hijos en la Tierra, este joven griego llamado Anaxando dijo: «Si los Dioses se interesan por mí, entonces ¿por qué no quitan al capataz cruel e injusto que dirige este taller?». Se quedó sorprendido cuando Jesús replicó: «Puesto que conoces los caminos de la bondad y valoras la justicia, tal vez los Dioses han puesto a este hombre equivocado cerca de ti para que puedas guiarlo por ese camino mejor. Quizás tú eres la sal que puede hacer a este hermano más agradable para todos los demás hombres, es decir, si no has perdido tu sabor. Tal como están las cosas, este hombre es tu amo porque sus malos procedimientos te influyen desfavorablemente. ¿Por qué no afirmar tu dominio sobre el mal mediante el poder de la bondad, convirtiéndote así en el amo de todas las relaciones entre vosotros dos?. Puedo predecir que el bien que hay en ti podría vencer al mal que hay en él, si le dieras una oportunidad honrada y vivificante. En el transcurso de la existencia mortal no hay aventura más apasionante que la alegría de asociarse, en la vida material, con la energía espiritual y la verdad divina en una de sus luchas victoriosas contra el error y el mal. Es una experiencia maravillosa y transformadora la de convertirse en el canal viviente de la luz espiritual para los mortales que permanecen en las tinieblas espirituales. Si estás más favorecido por la verdad que este hombre, su necesidad debería ser un desafío para ti. ¡Seguramente no serás un cobarde, capaz de permanecer en la orilla del mar mirando cómo perece un compañero que no sabe nadar!. ¡Cuánto más valiosa es el alma de este hombre que se debate en las tinieblas, comparada con su cuerpo que se ahoga en el mar!».
130:2.5 (1430.3) Anaxando se sintió profundamente conmovido por las palabras de Jesús. No tardó en contar a su superior lo que Jesús le había dicho, y aquella misma noche los dos pidieron a Jesús que les aconsejara sobre el bienestar de sus almas. Mucho más tarde, después de haberse proclamado en Cesarea el mensaje cristiano, estos dos hombres, uno griego y el otro romano, creyeron en la predicación de Felipe y se convirtieron en miembros influyentes de la iglesia fundada por él. Posteriormente, este joven griego fue nombrado intendente de un centurión romano llamado Cornelio, que se hizo creyente a través del ministerio de Pedro. Anaxando continuó aportando la luz a los que estaban en las tinieblas hasta la época en que Pablo fue encarcelado en Cesarea. Pereció accidentalmente mientras socorría a los heridos y moribundos, durante la gran masacre en la que murieron veinte mil judíos.
130:2.6 (1431.1) Por esta época, Ganid empezó a darse cuenta de que su tutor empleaba sus ratos libres en este ministerio personal poco común hacia sus semejantes, y el joven indio decidió descubrir el motivo de estas actividades incesantes. Preguntó: «¿Por qué te ocupas continuamente en hablar con extraños?» Y Jesús respondió: «Ganid, ningún hombre es un extraño para el que conoce a Dios. En la experiencia de encontrar al Padre que está en los cielos, descubres que todos los hombres son tus hermanos, y ¿no es normal que uno sienta alegría al encontrarse con un hermano recién descubierto?. Conocer a nuestros hermanos y hermanas, comprender sus problemas y aprender a amarlos, es la experiencia suprema de la vida».
130:2.7 (1431.2) Fue una conversación que duró hasta bien entrada la noche, en el transcurso de la cual el joven pidió a Jesús que le explicara la diferencia entre la voluntad de Dios y el acto mental humano de elegir, que también se llama voluntad. En sustancia, Jesús dijo: La voluntad de Dios es el camino de Dios, el asociarse con la elección de Dios frente a cualquier alternativa potencial. En consecuencia, hacer la voluntad de Dios es la experiencia progresiva de parecerse cada vez más a Dios, y Dios es la fuente y el destino de todo lo que es bueno, bello y verdadero. La voluntad del hombre es el camino del hombre, la suma y la sustancia de lo que el mortal escoge ser y hacer. La voluntad es la elección deliberada de un ser auto-consciente, que conduce a una decisión y a un comportamiento basados en una reflexión inteligente.
130:2.8 (1431.3) Aquella tarde, Jesús y Ganid habían disfrutado jugando con un perro pastor muy inteligente, y Ganid quiso saber si el perro tenía alma, si tenía voluntad. En respuesta a sus preguntas, Jesús dijo: «El perro tiene una mente que puede conocer al hombre material, su dueño, pero no puede conocer a Dios, que es espíritu. Así pues, el perro no posee una naturaleza espiritual y no puede disfrutar de una experiencia espiritual. El perro puede tener una voluntad derivada de la naturaleza y acrecentada por el adiestramiento, pero este poder de la mente no es una fuerza espiritual, ni tampoco es comparable con la voluntad humana, porque no es reflexiva — no es el resultado de la discriminación de los significados superiores y morales, o de la elección de los valores espirituales y eternos. La posesión de estos poderes de discriminación espiritual y de elección de la verdad es lo que convierte al hombre mortal en un ser moral, en una criatura dotada de los atributos de la responsabilidad espiritual y del potencial de la supervivencia eterna». Jesús siguió explicando que la ausencia de estos poderes mentales en los animales es lo que hace imposible para siempre que el mundo animal pueda desarrollar un lenguaje en el tiempo, o experimentar algo equivalente a la supervivencia de la personalidad en la eternidad. Como consecuencia de la lección de este día, Ganid no creyó nunca más en la transmigración de las almas humanas a los cuerpos de los animales.
130:2.9 (1431.4) Al día siguiente, Ganid discutió de todo esto con su padre, y en respuesta a una pregunta de Gonod, Jesús explicó que «las voluntades humanas que se dedican exclusivamente a tomar decisiones temporales relacionadas con los problemas materiales de la existencia animal, están condenadas a perecer con el tiempo. Las que toman decisiones morales sinceras y efectúan elecciones espirituales incondicionales, se identifican así progresivamente con el espíritu interior y divino, y se van transformando cada vez más en valores de supervivencia eterna: una progresión sin fin de servicio divino».
130:2.10 (1431.5) Fue este mismo día cuando oímos por primera vez esa verdad capital que, enunciada en términos modernos, significaría: «La voluntad es esa manifestación de la mente humana que permite a la conciencia subjetiva expresarse objetivamente y experimentar el fenómeno de aspirar a ser semejante a Dios». Es en este mismo sentido como todo ser humano reflexivo e inclinado hacia el espíritu puede volverse creativo.
130:3.1 (1432.1) La estancia en Cesarea había estado llena de acontecimientos; cuando el barco estuvo listo, Jesús y sus dos amigos zarparon un día al mediodía hacia Alejandría en Egipto.
130:3.2 (1432.2) La travesía fue sumamente agradable para los tres. Ganid estaba encantado con el viaje y mantenía ocupado a Jesús contestando a sus preguntas. Al acercarse al puerto de la ciudad, el joven se emocionó al ver el gran faro de Faros, situado en la isla que Alejandro había unido con la tierra firme a través de un dique, creando así dos magníficas ensenadas que hicieron de Alejandría la encrucijada comercial marítima de África, Asia y Europa. Este gran faro era una de las siete maravillas del mundo y el precursor de todos los faros posteriores. Por la mañana se levantaron temprano para contemplar este magnífico dispositivo salvavidas creado por el hombre, y en medio de las exclamaciones de Ganid, Jesús dijo: «Y tú, hijo mío, te parecerás a este faro cuando regreses a la India, incluso cuando tu padre descanse en paz. Serás como la luz de la vida para los que estén a tu alrededor en las tinieblas, mostrando a todos los que lo deseen el camino seguro para llegar al puerto de la salvación». Estrechando la mano de Jesús, Ganid le dijo: «Lo seré».
130:3.3 (1432.3) Subrayamos de nuevo que los primeros maestros de la religión cristiana cometieron un grave error al concentrarse exclusivamente en la civilización occidental del mundo romano. Las enseñanzas de Jesús, tal como las conservaban los creyentes mesopotámicos del siglo primero, hubieran sido recibidas de buena gana por los diversos grupos religiosos de Asia.
130:3.4 (1432.4) A las cuatro horas de desembarcar, ya estaban instalados cerca del extremo oriental de la gran avenida, de treinta metros de ancha y ocho kilómetros de larga, que llegaba hasta los límites occidentales de esta ciudad de un millón de habitantes. Después de echar una primera ojeada a las principales atracciones de la ciudad — la universidad (museo), la biblioteca, el mausoleo real de Alejandro, el palacio, el templo de Neptuno, el teatro y el gimnasio — Gonod se dedicó a sus negocios mientras que Jesús y Ganid se fueron a la biblioteca, la más grande del mundo. Aquí había cerca de un millón de manuscritos de todos los países civilizados: Grecia, Roma, Palestina, Partia, India, China e incluso Japón. En esta biblioteca, Ganid vio la mayor colección de literatura india de todo el mundo, y durante su estancia en Alejandría pasaron en este lugar un rato cada día. Jesús contó a Ganid que las escrituras hebreas habían sido traducidas al griego en este lugar. Discutieron una y otra vez de todas las religiones del mundo, y Jesús se esforzó en enseñar a esta mente joven la verdad que contenía cada una de ellas, añadiendo siempre: «Pero Yahvé es el Dios que surgió de las revelaciones de Melquisedek y del pacto con Abraham. Los judíos eran los descendientes de Abraham y ocuparon posteriormente la misma tierra en la que Melquisedek había vivido y enseñado, y desde la cual envió maestros a todo el mundo; y su religión acabó describiendo al Señor Dios de Israel como Padre Universal que está en los cielos, reconociéndolo de manera más clara que cualquier otra religión del mundo».
130:3.5 (1432.5) Bajo la dirección de Jesús, Ganid hizo una recopilación de las enseñanzas de todas las religiones del mundo que reconocían a una Deidad Universal, aunque pudieran admitir también otras deidades subordinadas. Después de muchas discusiones, Jesús y Ganid decidieron que los romanos no tenían ningún verdadero Dios en su religión, la cual no era mucho más que un culto al emperador. Llegaron a la conclusión de que los griegos tenían una filosofía, pero difícilmente una religión con un Dios personal. Descartaron los cultos de misterio debido a la confusión de su multiplicidad, y a que sus conceptos variados sobre la Deidad parecían derivarse de otras religiones y de religiones más antiguas.
130:3.6 (1433.1) Aunque estas traducciones se hicieron en Alejandría, Ganid no arregló definitivamente esta selección y añadió sus propias conclusiones personales hasta finales de su estancia en Roma. Se sorprendió mucho al descubrir que los mejores autores de literatura sagrada del mundo reconocían todos, más o menos claramente, la existencia de un Dios eterno, y estaban en gran parte de acuerdo en cuanto al carácter de este Dios y sus relaciones con el hombre mortal.
130:3.7 (1433.2) Jesús y Ganid pasaron mucho tiempo en el museo durante su estancia en Alejandría. Este museo no era una colección de objetos raros, sino más bien una universidad de bellas artes, ciencia y literatura. Profesores eruditos daban allí conferencias diarias, y en aquellos tiempos era el centro intelectual del mundo occidental. Día tras día, Jesús interpretaba las conferencias para Ganid. Cierto día, durante la segunda semana, el joven exclamó: «Maestro Josué, tú sabes más que todos estos profesores; deberías levantarte y decirles las grandes cosas que me has enseñado. Están confundidos porque piensan demasiado. Hablaré con mi padre para que arregle esto». Jesús sonrió y le dijo: «Eres un alumno admirativo, pero estos maestros no están dispuestos a que tú y yo les enseñemos nada. El orgullo de la erudición no espiritualizada es una trampa en la experiencia humana. El verdadero maestro mantiene su integridad intelectual permaneciendo siempre como un alumno».
130:3.8 (1433.3) Alejandría era el lugar donde se mezclaban las culturas occidentales, y la ciudad más grande y magnífica del mundo después de Roma. Aquí se encontraba la sinagoga judía más grande del mundo, con la sede administrativa del sanedrín de Alejandría, los setenta ancianos dirigentes.
130:3.9 (1433.4) Entre las muchas personas con quienes Gonod hizo transacciones mercantiles, había cierto banquero judío llamado Alejandro, cuyo hermano Filón era un famoso filósofo religioso de esta época. Filón había emprendido la tarea elogiable, pero extremadamente difícil, de armonizar la filosofía griega con la teología hebrea. Ganid y Jesús conversaron mucho sobre las enseñanzas de Filón y esperaban asistir a algunas de sus conferencias, pero durante toda su estancia en Alejandría este famoso judío helenista estuvo enfermo en la cama.
130:3.10 (1433.5) Jesús elogió a Ganid muchos aspectos de la filosofía griega y de la doctrina de los estoicos, pero le inculcó la verdad de que estos sistemas de creencias, así como las enseñanzas imprecisas de algunos compatriotas de Ganid, sólo eran religiones en el sentido de que conducían a los hombres a encontrar a Dios y a disfrutar la experiencia viviente de conocer al Eterno.
130:4.1 (1433.6) La noche antes de partir de Alejandría, Ganid y Jesús tuvieron una larga conversación con uno de los profesores nombrados por el gobierno en la universidad, que daba una conferencia sobre las enseñanzas de Platón. Jesús hizo de intérprete para el erudito maestro griego, pero no insertó ninguna enseñanza propia que refutara la filosofía griega. Aquella noche, Gonod había salido para asuntos de negocios; por eso, después de la partida del profesor, el maestro y su alumno tuvieron una larga e íntima conversación sobre las doctrinas de Platón. Jesús aprobó de manera moderada algunas de las enseñanzas griegas sobre la teoría de que las cosas materiales del mundo eran vagos reflejos de las realidades espirituales invisibles, pero más sustanciales. Sin embargo, trató de establecer cimientos más sólidos para las reflexiones del joven, y por eso se embarcó en una larga disertación sobre la naturaleza de la realidad en el universo. He aquí en esencia y en lenguaje moderno lo que Jesús dijo a Ganid:
130:4.2 (1434.1) La fuente de la realidad universal es el Infinito. Las cosas materiales de la creación finita son las repercusiones espacio-temporales del Arquetipo Paradisíaco y de la Mente Universal del Dios eterno. La causalidad en el mundo físico, la conciencia de sí en el mundo intelectual y el yo progresivo en el mundo espiritual — estas realidades, proyectadas a escala universal, combinadas en una conexión eterna y experimentadas con cualidades perfectas y valores divinos — constituyen la realidad del Supremo. Pero en el universo siempre cambiante, la Personalidad Original de la causalidad, de la inteligencia y de la experiencia espiritual permanece inmutable, absoluta. Incluso en un universo eterno de valores ilimitados y de cualidades divinas, todas las cosas pueden cambiar y cambian con frecuencia, excepto los Absolutos y aquello que ha alcanzado el estado físico, el contenido intelectual o la identidad espiritual que sean absolutos.
130:4.3 (1434.2) El nivel más alto que pueden alcanzar las criaturas finitas es el reconocimiento del Padre Universal y el conocimiento del Supremo. Incluso entonces, estos seres destinados a la finalidad continúan experimentando cambios en los movimientos del mundo físico y en sus fenómenos materiales. Asimismo, siguen siendo conscientes del progreso del yo en su continua ascensión por el universo espiritual, y experimentan una conciencia creciente de su apreciación cada vez más profunda del cosmos intelectual y de su reacción al mismo. La criatura solamente puede unificarse con el Creador mediante la perfección, la armonía y la unanimidad de la voluntad; este estado de divinidad sólo se puede alcanzar y mantener si la criatura continúa viviendo en el tiempo y en la eternidad conformando constantemente su voluntad personal finita a la voluntad divina del Creador. El deseo de hacer la voluntad del Padre siempre ha de ser supremo en el alma y debe dominar la mente de un hijo ascendente de Dios.
130:4.4 (1434.3) Un tuerto nunca podrá percibir la profundidad de una perspectiva. De la misma manera, los científicos materialistas tuertos y los místicos y alegoristas espirituales tuertos tampoco pueden tener una visión correcta, ni pueden comprender adecuadamente las verdaderas profundidades de la realidad universal. Todos los valores auténticos de la experiencia de la criatura están ocultos en la profundidad del reconocimiento.
130:4.5 (1434.4) Una causación desprovista de mente no puede transformar lo rudimentario y lo simple en elementos refinados y complejos; la experiencia sin el espíritu tampoco puede hacer que las mentes materiales de los mortales del tiempo se conviertan en caracteres divinos de supervivencia eterna. El único atributo del universo que caracteriza tan exclusivamente a la Deidad infinita es la perpetua donación creativa de la personalidad, que puede sobrevivir alcanzando progresivamente a la Deidad.
130:4.6 (1434.5) La personalidad es esa dotación cósmica, esa fase de la realidad universal, que puede coexistir con unos cambios ilimitados y al mismo tiempo conservar su identidad en presencia misma de todos esos cambios, e indefinidamente después de ellos.
130:4.7 (1434.6) La vida es una adaptación de la causalidad cósmica original a las exigencias y posibilidades de las situaciones universales; surge a la existencia mediante la acción de la Mente Universal y la activación de la chispa espiritual del Dios que es espíritu. El significado de la vida es su adaptabilidad; el valor de la vida es su capacidad para el progreso — incluso hasta las alturas de la conciencia de Dios.
130:4.8 (1434.7) La mala adaptación de la vida autoconsciente al universo produce la desarmonía cósmica. Si la voluntad de la personalidad diverge definitivamente de la tendencia de los universos, termina en el aislamiento intelectual, en la segregación de la personalidad. La pérdida del piloto espiritual interior sobreviene con el cese espiritual de la existencia. Así pues, la vida inteligente y progresiva es, en sí misma y por sí misma, una prueba incontrovertible de la existencia de un universo intencional que expresa la voluntad de un Creador divino. Y esta vida, en su conjunto, lucha por alcanzar los valores superiores, teniendo como meta final al Padre Universal.
130:4.9 (1435.1) Aparte de los servicios superiores y casi espirituales del intelecto, la mente del hombre sólo sobrepasa el nivel animal en cuestión de grados. Por eso, los animales (que carecen de culto y de sabiduría) no pueden experimentar la superconciencia, la conciencia de la conciencia. La mente animal sólo es consciente del universo objetivo.
130:4.10 (1435.2) El conocimiento es la esfera de la mente material, la que discierne los hechos. La verdad es el dominio del intelecto espiritualmente dotado que es consciente de conocer a Dios. El conocimiento se puede demostrar; la verdad se experimenta. El conocimiento es una posesión de la mente; la verdad una experiencia del alma, del yo que progresa. El conocimiento es una función del nivel no espiritual; la verdad es una fase del nivel mental-espiritual de los universos. La visión de la mente material percibe un mundo de conocimiento basado en hechos; la visión del intelecto espiritualizado discierne un mundo de valores verdaderos. Estos dos puntos de vista, sincronizados y armonizados, revelan el mundo de la realidad, en el cual la sabiduría interpreta los fenómenos del universo en términos de experiencia personal progresiva.
130:4.11 (1435.3) El error (el mal) es la consecuencia de la imperfección. Las características de la imperfección, o los hechos de la mala adaptación, se revelan en el nivel material mediante la observación crítica y el análisis científico; en el nivel moral se revelan mediante la experiencia humana. La presencia del mal constituye la prueba de las inexactitudes de la mente y de la inmadurez del yo en evolución. Así pues, el mal es también una medida de la imperfección con que se interpreta el universo. La posibilidad de cometer errores es inherente a la adquisición de la sabiduría, el plan según el cual se progresa desde lo parcial y temporal a lo completo y eterno, desde lo relativo e imperfecto a lo definitivo y perfeccionado. El error es la sombra del estado incompleto relativo, que necesariamente debe proyectarse en medio del camino universal ascendente del hombre hacia la perfección del Paraíso. El error (el mal) no es una peculiaridad real del universo; es simplemente la observación de una relatividad en las relaciones entre la imperfección de lo finito incompleto y los niveles ascendentes del Supremo y del Último.
130:4.12 (1435.4) Aunque Jesús expuso todo esto al joven en el lenguaje más apropiado para su comprensión, Ganid tenía los párpados pesados al final de la explicación y pronto cayó presa del sueño. A la mañana siguiente, se levantaron temprano para subir a bordo del barco con rumbo a Lasea, en la isla de Creta. Pero antes de embarcarse, el muchacho aún tenía que hacer más preguntas sobre el mal, a las cuales Jesús respondió:
130:4.13 (1435.5) El mal es un concepto de la relatividad. Surge al observarse las imperfecciones que aparecen en la sombra proyectada por un universo finito de cosas y de seres, cuando este cosmos oscurece la luz viviente de la expresión universal de las realidades eternas del Uno Infinito.
130:4.14 (1435.6) El mal potencial es inherente al estado necesariamente incompleto de la revelación de Dios como expresión, limitada por el espacio-tiempo, de la infinidad y de la eternidad. El hecho de lo parcial en presencia de lo completo constituye la relatividad de la realidad; crea la necesidad de escoger intelectualmente, y establece unos niveles de valores en nuestra capacidad para reconocer y responder al espíritu. El concepto incompleto y finito que la mente temporal y limitada de la criatura posee del Infinito es, en sí mismo y por sí mismo, el mal potencial. Pero el error cada vez mayor de no efectuar, injustificadamente, una rectificación espiritual razonable de estas desarmonías intelectuales e insuficiencias espirituales, originalmente inherentes, equivale a cometer el mal efectivo.
130:4.15 (1436.1) Todos los conceptos estáticos y muertos son potencialmente malos. La sombra finita de la verdad relativa y viviente está en continuo movimiento. Los conceptos estáticos retrasan invariablemente la ciencia, la política, la sociedad y la religión. Los conceptos estáticos pueden representar cierto conocimiento, pero les falta sabiduría y están desprovistos de verdad. Sin embargo, no permitáis que el concepto de la relatividad os desoriente tanto que no podáis reconocer la coordinación del universo bajo la dirección de la mente cósmica, y su control estabilizado mediante la energía y el espíritu del Supremo.
130:5.1 (1436.2) Al ir a Creta, los viajeros no tenían otra intención que la de distraerse, pasear por la isla y escalar las montañas. Los cretenses de esta época no disfrutaban de una reputación envidiable entre los pueblos vecinos. Sin embargo, Jesús y Ganid consiguieron que muchas almas realzaran sus niveles de pensamiento y de vida, estableciendo así las bases para la rápida aceptación de las enseñanzas evangélicas posteriores, cuando llegaron los primeros predicadores de Jerusalén. Jesús amaba a estos cretenses, a pesar de las duras palabras que Pablo pronunció más tarde sobre ellos, cuando envió a Tito a la isla para reorganizar sus iglesias.
130:5.2 (1436.3) En la ladera de una montaña de Creta, Jesús tuvo su primera larga conversación con Gonod sobre la religión. El padre se quedó muy impresionado y dijo: «No me extraña que el chico se crea todo lo que le dices; pero yo no sabía que tuvieran una religión así en Jerusalén, y mucho menos en Damasco». Fue durante la estancia en esta isla cuando Gonod propuso por primera vez a Jesús que fuera con ellos a la India, y Ganid estuvo encantado con la idea de que Jesús pudiera aceptar este arreglo.
130:5.3 (1436.4) Cierto día, Ganid preguntó a Jesús por qué no se había dedicado a enseñar públicamente, y éste le respondió: «Hijo mío, todo debe aguardar su hora. Has nacido en el mundo, pero ninguna cantidad de ansiedad y ninguna manifestación de impaciencia te ayudarán a crecer. En todos estos asuntos hay que darle tiempo al tiempo. Sólo el tiempo hace que la fruta verde madure en el árbol. Una estación sucede a la otra y el atardecer sigue al amanecer únicamente con el paso del tiempo. Ahora estoy camino de Roma con tu padre y contigo, y esto es suficiente por hoy. Mi mañana esta enteramente en las manos de mi Padre celestial». Entonces contó a Ganid la historia de Moisés y de sus cuarenta años de espera vigilante y de preparación continua.
130:5.4 (1436.5) Durante la visita a Buenos Puertos se produjo un incidente que Ganid no olvidó nunca. El recuerdo de este episodio siempre le despertó el deseo de hacer algo para cambiar el sistema de castas de su India natal. Un borracho degenerado estaba atacando a una joven esclava en la vía pública. Cuando Jesús vio el apuro de la chica, se abalanzó y alejó a la doncella del asalto del perturbado. Mientras la niña aterrorizada se agarraba a él, Jesús mantuvo al hombre enfurecido a una distancia prudencial con su poderoso brazo derecho extendido, hasta que el pobre tipo se agotó de tanto lanzar golpes furiosos en el aire. Ganid sintió el fuerte impulso de ayudar a Jesús a manejar este incidente, pero su padre se lo prohibió. Aunque no hablaban el idioma de la joven, ésta podía entender su acto de misericordia y les manifestó su profunda gratitud mientras los tres la acompañaban hasta su casa. En toda su vida encarnada, probablemente Jesús nunca estuvo tan cerca de pelearse con uno de sus contemporáneos como en esta ocasión. Aquella tarde le costó trabajo hacer entender a Ganid por qué no había golpeado al borracho. Ganid pensaba que este hombre debería haber recibido por lo menos tantos golpes como había dado a la joven.
130:6.1 (1437.1) Mientras estaban en las montañas, Jesús tuvo una larga conversación con un joven que estaba temeroso y abatido. No pudiendo encontrar ánimo y consuelo en la relación con sus semejantes, este joven había buscado la soledad de las colinas; había crecido con un sentimiento de desamparo e inferioridad. Estas tendencias naturales se habían visto acrecentadas por las numerosas circunstancias difíciles que el muchacho había sufrido a medida que crecía, principalmente la pérdida de su padre cuando tenía doce años. Al encontrarse con él, Jesús le dijo: «¡Saludos, amigo mío!, ¿por qué estás tan triste en un día tan hermoso?. Si ha sucedido algo que te aflija, quizás pueda ayudarte de alguna manera. En todo caso, es para mi un placer ofrecerte mis servicios».
130:6.2 (1437.2) El joven estaba poco dispuesto a hablar, por lo que Jesús intentó otra manera de acercarse a su alma, diciendo: «Comprendo que subas a estos montes para huir de la gente; por eso es natural que no quieras conversar conmigo, pero me gustaría saber si te son familiares estas colinas. ¿Conoces la dirección de estos senderos?. ¿Y podrías quizás indicarme cuál es el mejor camino para ir a Fénix?». El joven conocía muy bien aquellas montañas, y se interesó tanto en mostrar a Jesús el camino de Fénix, que dibujó en la tierra todos los senderos, explicándolos con todo detalle. Pero se quedó sorprendido y lleno de curiosidad cuando Jesús, después de decirle adiós y de hacer como el que se iba, se volvió repentinamente hacia él diciendo: «Sé muy bien que deseas quedarte a solas con tu desconsuelo; pero no sería ni amable ni justo por mi parte recibir de ti una ayuda tan generosa para encontrar el mejor camino de llegar a Fénix, y luego alejarme despreocupadamente sin hacer el menor esfuerzo por responder a tu petición de ayuda y orientación para encontrar el mejor camino hacia el destino que buscas en tu corazón mientras permaneces aquí en la ladera de la montaña. Al igual que tú conoces muy bien los senderos que conducen a Fénix, por haberlos recorrido muchas veces, yo conozco bien el camino de la ciudad de tus esperanzas frustradas y de tus ambiciones contrariadas. Y puesto que me has pedido ayuda, no te decepcionaré». El joven se quedó prácticamente atónito, y apenas logró balbucear: «Pero... si no te he pedido nada». Entonces Jesús, poniéndole suavemente la mano en el hombro, le dijo: «No, hijo, no con palabras, pero apelaste a mi corazón con tu mirada anhelante. Hijo mío, para el que ama a sus semejantes hay una elocuente petición de ayuda en tu actitud de desaliento y desesperación. Siéntate a mi lado mientras te hablo de los senderos del servicio y de los caminos de la felicidad, que conducen desde las penas del yo a las alegrías de las actividades afectuosas en la fraternidad de los hombres y en el servicio del Dios del cielo».
130:6.3 (1437.3) En aquel momento el joven sentía muchos deseos de hablar con Jesús, y se arrodilló a sus pies suplicándole que lo ayudara, que le mostrara el camino para escapar de su mundo de penas y fracasos personales. Jesús le dijo: «Amigo mío, ¡levántate!. ¡Ponte de pie como un hombre!. Puedes estar rodeado de enemigos mezquinos y muchos obstáculos pueden retrasar tu marcha, pero las cosas importantes y reales de este mundo y del universo están de tu parte. El Sol sale todas las mañanas para saludarte exactamente igual que lo hace para el hombre más poderoso y próspero de la Tierra. Mira — tienes un cuerpo fuerte y músculos poderosos — tus facultades físicas son superiores a la media. Por supuesto, todo eso no sirve prácticamente para nada mientras te quedes aquí sentado en la ladera de la montaña lamentándote de tus desgracias, reales o imaginarias. Pero podrías hacer grandes cosas con tu cuerpo si quisieras apresurarte hacia los lugares donde hay grandes cosas por hacerse. Tratas de huir de tu yo infeliz, pero eso no es posible. Tú y los problemas de tu vida son reales; no puedes huir de ellos mientras estés vivo. Pero mira además, tu mente es clara y capaz. Tu cuerpo robusto tiene una mente inteligente que lo dirige. Pon tu mente a trabajar para resolver sus problemas; enseña a tu intelecto a trabajar para ti. No te dejes dominar por el miedo como un animal sin discernimiento. Tu mente debería ser tu valiente aliada en la resolución de los problemas de tu vida, en lugar de ser tú, como lo has sido, su abyecto esclavo atemorizado y el siervo de la depresión y de la derrota. Pero lo más valioso de todo, tu verdadero potencial de realización, es el espíritu que vive dentro de ti; él estimulará e inspirará tu mente para que se controle a sí misma y active a tu cuerpo si deseas liberarlo de las cadenas del miedo; así permitirás que tu naturaleza espiritual comience a liberarte de los males de la indolencia, gracias a la presencia y al poder de la fe viviente. Verás entonces cómo esta fe vencerá tu miedo a los hombres mediante la presencia irresistible de ese nuevo y predominante amor por tus semejantes que pronto llenará tu alma hasta rebosar, porque en tu corazón habrá nacido la conciencia de que eres un hijo de Dios.
130:6.4 (1438.1) «En este día, hijo mío, has de nacer de nuevo, restablecido como un hombre de fe, de valor y de servicio consagrado a los hombres por amor a Dios. Cuando te hayas reajustado así a la vida, dentro de ti mismo, también te habrás reajustado con el universo; habrás nacido de nuevo — nacido del espíritu — y en adelante toda tu vida será una consecución victoriosa. Los problemas te fortificarán, las decepciones te espolearán, las dificultades serán un desafío y los obstáculos, un estímulo. ¡Levántate, joven!. Di adiós a la vida de temores serviles y de huidas cobardes. Regresa rápidamente a tu deber y vive tu vida en la carne como un hijo de Dios, como un mortal dedicado al servicio ennoblecedor del hombre en la Tierra, y destinado al magnífico y perpetuo servicio de Dios en la eternidad».
130:6.5 (1438.2) Este joven, llamado Fortunato, se convirtió más tarde en el jefe de los cristianos de Creta y en el íntimo asociado de Tito en sus esfuerzos por elevar a los creyentes cretenses.
130:6.6 (1438.3) Los viajeros estaban realmente descansados y dispuestos cuando un buen día, a mediodía, se prepararon para zarpar hacia Cartago, en el norte de África, deteniéndose dos días en Cirene. Es aquí donde Jesús y Ganid prestaron sus primeros auxilios a un muchacho llamado Rufo, que había resultado herido al desplomarse una carreta de bueyes cargada. Lo llevaron a la casa de su madre, y en cuanto a su padre, Simón, jamás podía imaginar que el hombre cuya cruz llevaría más tarde, por orden de un soldado romano, era el mismo extranjero que en otro tiempo había socorrido a su hijo.
130:7.1 (1438.4) Durante la ruta hacia Cartago, Jesús pasó la mayoría del tiempo conversando con sus compañeros de viaje sobre temas sociales, políticos y comerciales, pero no se dijo casi nada sobre religión. Por primera vez, Gonod y Ganid descubrieron que Jesús era un buen narrador, y lo mantuvieron ocupado contando anécdotas de sus primeros años de vida en Galilea. También se enteraron de que se había criado en Galilea y no en Jerusalén ni en Damasco.
130:7.2 (1438.5) Ganid había notado que la mayoría de las personas que habían encontrado por casualidad se sentían atraídas por Jesús, y por ello preguntó qué tenía uno que hacer para ganar amigos. Su maestro le dijo: «Interésate por tus semejantes; aprende a amarlos y vigila la oportunidad de hacer algo por ellos que estás seguro que desean»; luego citó el antiguo proverbio judío: «Un hombre que quiere tener amigos debe mostrarse amistoso».
130:7.3 (1439.1) En Cartago, Jesús tuvo una larga conversación memorable con un sacerdote mitríaco sobre la inmortalidad, el tiempo y la eternidad. Este persa se había educado en Alejandría y deseaba realmente aprender de Jesús. En respuesta a sus numerosas preguntas, y traducido a terminología moderna, Jesús dijo en sustancia lo siguiente:
130:7.4 (1439.2) El tiempo es la corriente de los acontecimientos temporales que fluyen, percibidos por la conciencia de la criatura. El tiempo es un nombre que se ha dado al orden en que suceden los acontecimientos, que permite reconocerlos y separarlos. El universo del espacio es un fenómeno relacionado con el tiempo cuando es observado desde cualquier posición interior fuera de la morada fija del Paraíso. El movimiento del tiempo sólo se revela en relación con algo que no se mueve en el espacio como un fenómeno del tiempo. En el universo de universos, el Paraíso y sus Deidades trascienden tanto el tiempo como el espacio. En los mundos habitados, la personalidad humana (habitada y orientada por el espíritu del Padre Paradisiaco) es la única realidad relacionada con lo físico que puede trascender la secuencia material de los acontecimientos temporales.
130:7.5 (1439.3) Los animales no perciben el tiempo como el hombre, e incluso para el hombre, debido a su punto de vista fragmentario y circunscrito, el tiempo aparece como una sucesión de acontecimientos; pero a medida que el hombre asciende, que progresa interiormente, su visión de esta procesión de acontecimientos aumenta de tal manera que la discierne cada vez más en su totalidad. Lo que anteriormente aparecía como una sucesión de acontecimientos se verá ahora como un ciclo completo y perfectamente relacionado; de esta manera, la simultaneidad circular desplazará cada vez más a la antigua conciencia de la secuencia lineal de los acontecimientos.
130:7.6 (1439.4) Hay siete conceptos diferentes del espacio tal como está condicionado por el tiempo. El espacio se mide por el tiempo y no el tiempo por el espacio. La confusión de los científicos surge de que no logran reconocer la realidad del espacio. El espacio no es simplemente un concepto intelectual de la variación en la conexión de los objetos del universo. El espacio no está vacío, y la mente es la única cosa que el hombre conoce que puede trascender, aunque sea parcialmente, el espacio. La mente puede funcionar independientemente del concepto de la conexión espacial de los objetos materiales. El espacio es relativa y comparativamente finito para todos los seres con estatus de criatura. Cuanto más se aproxima la conciencia a la noción de las siete dimensiones cósmicas, el concepto de espacio potencial se aproxima más a la ultimidad. Pero el potencial del espacio sólo es realmente último en el nivel absoluto.
130:7.7 (1439.5) Debe ser evidente que la realidad universal tiene un significado siempre relativo y en expansión en los niveles ascendentes y en vías de perfeccionamiento del cosmos. A fin de cuentas, los mortales sobrevivientes alcanzan la identidad en un universo de siete dimensiones.
130:7.8 (1439.6) El concepto espacio-temporal de una mente de origen material está destinado a sufrir ampliaciones sucesivas a medida que la personalidad consciente que lo concibe asciende los niveles del universo. Cuando el hombre alcanza la mente que media entre los planos material y espiritual de existencia, sus ideas del espacio-tiempo se amplían enormemente en cuanto a la calidad de percepción y a la cantidad de experiencia. Los conceptos cósmicos crecientes de una personalidad espiritual que progresa se deben al aumento tanto de la profundidad de la perspicacia como del campo de la conciencia. A medida que la personalidad continúa su camino hacia arriba y hacia el interior hasta los niveles trascendentales de semejanza con la Deidad, el concepto del espacio-tiempo se acercará cada vez más a los conceptos sin tiempo y sin espacio de los Absolutos. Relativamente, y según sus logros trascendentales, los hijos con destino último llegarán a percibir estos conceptos del nivel absoluto.
130:8.1 (1440.1) La primera escala en el camino de Italia era la isla de Malta. Jesús tuvo aquí una larga conversación con un joven abatido y desanimado llamado Claudo. Este muchacho había pensado en quitarse la vida, pero cuando terminó de conversar con el escriba de Damasco, dijo: «Voy a afrontar la vida como un hombre; basta ya de hacer el cobarde. Voy a volver con mi gente y empezar de nuevo». Poco tiempo después se convirtió en un predicador entusiasta de los cínicos, y más tarde aún se unió a Pedro para proclamar el cristianismo en Roma y en Nápoles. Después de la muerte de Pedro fue a España a predicar el evangelio, pero no supo nunca que el hombre que lo había inspirado en Malta era el mismo Jesús a quien posteriormente proclamó como Liberador del mundo.
130:8.2 (1440.2) En Siracusa pasaron una semana completa. El acontecimiento más notable de esta escala fue la rehabilitación de Esdras, el judío descarriado, que tenía la taberna donde Jesús y sus compañeros se habían hospedado. A Esdras le encantó la facilidad de trato de Jesús y le pidió que lo ayudara a volver a la fe de Israel. Expresó su desesperanza diciendo: «Quiero ser un verdadero hijo de Abraham, pero no consigo encontrar a Dios». Jesús le dijo: «Si quieres realmente encontrar a Dios, ese deseo es en sí mismo la prueba de que ya lo has encontrado. Tu problema no es que no puedas encontrar a Dios, porque el Padre ya te ha encontrado; tu problema es simplemente que no conoces a Dios. ¿Acaso no has leído en el profeta Jeremías: ‘Me buscarás y me encontrarás cuando me busques con todo tu corazón`?. Y además, ¿no dice también este mismo profeta: ‘Te daré un corazón para que me conozcas, que yo soy el Señor, y tú pertenecerás a mi pueblo, y yo seré tu Dios`?. ¿Y no has leído también en las escrituras donde dice: ‘Él mira a los hombres, y si alguno dijera: He pecado y he pervertido lo que era justo, y no me ha aprovechado, entonces Dios liberará de las tinieblas el alma de ese hombre, y verá la luz`?». Entonces Esdras encontró a Dios para satisfacción de su alma. Posteriormente, en asociación con un próspero prosélito griego, este judío construyó la primera iglesia cristiana de Siracusa.
130:8.3 (1440.3) En Mesina se detuvieron un solo día, pero lo suficiente como para cambiar la vida de un muchacho, un vendedor de frutas; Jesús le compró frutas y a su vez lo alimentó con el pan de la vida. El muchacho no olvidó nunca las palabras de Jesús y la bondadosa mirada que las acompañó cuando, apoyando la mano sobre su hombro, le dijo: «Adiós, hijo mío, sé valiente mientras te haces hombre, y después de alimentar el cuerpo, aprende también a alimentar el alma. Mi Padre que está en los cielos estará contigo y te guiará». El muchacho se hizo devoto de la religión mitríaca, y posteriormente se convirtió a la fe cristiana.
130:8.4 (1440.4) Por fin llegaron a Nápoles, y tuvieron el sentimiento de que ya no estaban lejos de su destino final, Roma. Gonod tenía muchos negocios que tratar en Nápoles; aparte del tiempo en que Jesús era necesario como intérprete, él y Ganid dedicaron sus ratos libres a visitar y explorar la ciudad. Ganid se estaba haciendo experto en detectar a aquellos que parecían necesitar ayuda. Encontraron mucha pobreza en esta ciudad y distribuyeron muchas limosnas. Pero Ganid nunca comprendió el significado de las palabras de Jesús cuando le vio dar, en la calle, una moneda a un mendigo, y se negó a detenerse y consolar al hombre. Jesús dijo: «¿Por qué malgastar palabras con alguien que no puede percibir el significado de lo que dices? El espíritu del Padre no puede enseñar y salvar a alguien que no tiene capacidad para la filiación». Jesús quería decir que el hombre no tenía una mente normal, que carecía de la facultad de responder a la guía del espíritu.
130:8.5 (1441.1) En Nápoles no tuvo lugar ninguna experiencia sobresaliente; Jesús y el joven recorrieron toda la ciudad y repartieron buen ánimo con muchas sonrisas a centenares de hombres, mujeres y niños.
130:8.6 (1441.2) Desde aquí siguieron hacia Roma por el camino de Capua, donde permanecieron tres días. Por la Vía Apia continuaron su viaje en dirección a Roma junto a sus animales de carga, ansiosos los tres por ver a esta dueña del imperio, la ciudad más grande del mundo entero.
El libro de Urantia
Documento 131
131:0.1 (1442.1) DURANTE la estancia de Jesús, Gonod y Ganid en Alejandría, el joven pasó una gran parte de su tiempo, y gastó no poca cantidad del dinero de su padre, recopilando las enseñanzas de las religiones del mundo sobre Dios y sus relaciones con el hombre mortal. Ganid empleó más de sesenta traductores eruditos para redactar este resumen de las doctrinas religiosas del mundo relativas a las Deidades. Y se debe poner de manifiesto en este relato que todas estas enseñanzas que describen al monoteísmo procedían en gran medida, directa o indirectamente, de las predicaciones de los misioneros de Maquiventa Melquisedek, que partieron de su sede en Salem para divulgar la doctrina de un Dios único — el Altísimo — hasta los confines de la Tierra.
131:0.2 (1442.2) Presentamos aquí un resumen del manuscrito que Ganid preparó en Alejandría y Roma, y que se conservó en la India durante cientos de años después de su muerte. Organizó este material bajo los diez epígrafes siguientes:
131:1.1 (1442.3) Donde mejor se conservaron los residuos de las enseñanzas de los discípulos de Melquisedek fue en las doctrinas de los cínicos, con excepción de las que sobrevivieron en la religión judía. La selección de Ganid incluía los extractos siguientes:
131:1.2 (1442.4) «Dios es supremo; es el Altísimo del cielo y de la Tierra. Dios es el círculo perfeccionado de la eternidad, y gobierna el universo de universos. Es el único hacedor de los cielos y de la Tierra. Cuando decreta una cosa, esa cosa es. Nuestro Dios es un Dios único, y es compasivo y misericordioso. Todo lo que es elevado, santo, verdadero y bello es semejante a nuestro Dios. El Altísimo es la luz del cielo y de la Tierra; es el Dios del este, del oeste, del norte y del sur.
131:1.3 (1442.5) «Aunque la Tierra tuviera que desaparecer, la faz resplandeciente del Supremo permanecería en majestad y gloria. El Altísimo es el primero y el último, el principio y el fin de todas las cosas. No hay más que un solo Dios y su nombre es Verdad. Dios existe por sí mismo, y está exento de toda cólera y enemistad; es inmortal e infinito. Nuestro Dios es omnipotente y generoso. Aunque sus manifestaciones son numerosas, adoramos solamente a Dios mismo. Dios lo sabe todo — nuestros secretos y nuestras proclamaciones; también sabe lo que merece cada uno de nosotros. No hay nada que sea semejante a su fuerza.
131:1.4 (1442.6) «Dios es un dador de paz y un protector fiel de todos los que le temen y confían en él. Da la salvación a todos los que le sirven. Toda la creación existe en el poder del Altísimo. Su amor divino brota de la santidad de su poder, y su afecto nace de la fuerza de su grandeza. El Altísimo ha decretado la unión del cuerpo y del alma y ha dotado al hombre de su propio espíritu. Lo que el hombre hace debe tener un final, pero lo que el Creador hace permanece para siempre. La experiencia humana nos aporta conocimiento, pero la contemplación del Altísimo nos da sabiduría.
131:1.5 (1443.1) «Dios derrama la lluvia sobre la tierra, hace brillar el Sol sobre el grano que germina, nos da la abundante cosecha de las cosas buenas de esta vida y la salvación eterna en el mundo por venir. Nuestro Dios goza de una gran autoridad; su nombre es Excelente y su naturaleza insondable. Cuando estáis enfermos, el Altísimo es quien os devuelve la salud. Dios está lleno de bondad hacia todos los hombres; no tenemos ningún amigo como el Altísimo. Su misericordia llena todos los lugares y su bondad abarca todas las almas. El Altísimo es inmutable y nos ayuda en los momentos de necesidad. Dondequiera que os dirijáis para orar, allí está la faz del Altísimo y el oído atento de nuestro Dios. Podéis esconderos de los hombres, pero no de Dios. Dios no está lejos de nosotros; es omnipresente. Dios llena todos los lugares y vive en el corazón del hombre que teme su santo nombre. La creación está en el Creador y el Creador en su creación. Buscamos al Altísimo y entonces lo encontramos en nuestro corazón. Vais en busca de un amigo querido, y luego lo descubrís en vuestra alma.
131:1.6 (1443.2) «El hombre que conoce a Dios considera a todos los hombres como sus iguales; son sus hermanos. Los egoístas, los que ignoran a sus hermanos en la carne, sólo reciben el hastío como recompensa. Los que aman a sus semejantes y tienen un corazón puro verán a Dios. Dios nunca olvida la sinceridad. Guiará a los sinceros de corazón hasta la verdad, porque Dios es la verdad.
131:1.7 (1443.3) «En vuestra vida, rechazad el error y venced el mal mediante el amor de la verdad viviente. En todas vuestras relaciones con los hombres, devolved bien por mal. El Señor Dios es misericordioso y amante; perdona las deudas. Amemos a Dios, porque él nos amó primero. Por el amor de Dios, y gracias a su misericordia, seremos salvados. Los pobres y los ricos son hermanos. Dios es su Padre. El mal que no queréis que os hagan, no lo hagáis a los demás.
131:1.8 (1443.4) «Invocad su nombre en todo momento, y en la medida en que creáis en su nombre, vuestra oración será escuchada. ¡Qué gran honor es adorar al Altísimo! Todos los mundos y todos los universos lo adoran. En todas vuestras oraciones, dad gracias — elevaos a la adoración. La adoración piadosa evita el mal e impide el pecado. Alabemos en todo momento el nombre del Altísimo. El hombre que se refugia en el Altísimo oculta sus defectos al universo. Cuando os halláis ante Dios con un corazón puro, ya no tenéis miedo a nada en toda la creación. El Altísimo es como un padre y una madre amorosos; nos ama realmente a nosotros, sus hijos en la Tierra. Nuestro Dios nos perdonará y guiará nuestros pasos por el camino de la salvación. Nos cogerá de la mano y nos conducirá hasta él. Dios salva a los que confían en él; no obliga al hombre a servir su nombre.
131:1.9 (1443.5) «Si la fe del Altísimo ha penetrado en vuestro corazón, entonces viviréis libres de temor todos los días de vuestra vida. No os irritéis por la prosperidad de los impíos; no temáis a los que traman el mal; dejad que el alma se aparte del pecado y poned toda vuestra confianza en el Dios de la salvación. El alma cansada del mortal errante encuentra descanso eterno en los brazos del Altísimo; el hombre sabio ansía el abrazo divino; el hijo terrestre anhela la seguridad de los brazos del Padre Universal. El hombre noble busca ese estado superior en el que el alma del mortal se mezcla con el espíritu del Supremo. Dios es justo: el fruto que no recibimos por nuestros esfuerzos en este mundo, lo recibiremos en el próximo».
131:2.1 (1444.1) Los kenitas de Palestina salvaron muchas enseñanzas de Melquisedek, y de aquellos archivos, tal como estaban conservados y modificados por los judíos, Jesús y Ganid escogieron los pasajes siguientes:
131:2.2 (1444.2) «En el principio, Dios creó los cielos y la Tierra y todas las cosas que contienen. Y he aquí que todo lo que había creado era muy bueno. Es el Señor el que es Dios; no hay nadie más que él, ni arriba en el cielo ni abajo en la Tierra. Por eso amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Al igual que las aguas cubren el mar, la Tierra se llenará con el conocimiento del Señor. Los cielos proclaman la gloria de Dios, y el firmamento muestra la obra de sus manos. Los días, uno tras otro, expresan su discurso, y las noches, una tras otra, muestran el conocimiento. No hay lenguaje o palabra donde no se oiga su voz. La obra del Señor es grande, y ha hecho todas las cosas con sabiduría; la grandeza del Señor es inescrutable. Conoce el número de las estrellas y las llama a todas por su nombre.
131:2.3 (1444.3) «El poder del Señor es grande y su comprensión, infinita. Dice el Señor: ‘Así como los cielos son más elevados que la Tierra, mis caminos son más elevados que los vuestros y mis pensamientos más elevados que vuestros pensamientos`. Dios revela las cosas profundas y secretas porque la luz habita en él. El Señor es misericordioso y clemente; es paciente y abunda en bondad y verdad. El Señor es bueno y recto; guiará a los mansos en el juicio. ¡Probad y constatad que el Señor es bueno! Bendito sea el hombre que confía en Dios. Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, una ayuda muy presente en las dificultades.
131:2.4 (1444.4) «La misericordia del Señor reposa de eternidad en eternidad en aquellos que le temen, y su rectitud llega hasta los hijos de nuestros hijos. El Señor es clemente y está lleno de compasión. El Señor es bueno con todos, y sus tiernas misericordias se extienden por toda su creación; cura a los apesadumbrados y venda sus heridas. ¿Adónde iré lejos del espíritu de Dios? ¿Adónde huiré de la presencia divina? Dice así el Alto y Sublime que vive en la eternidad, cuyo nombre es el Santo: ‘¡Vivo en el lugar alto y sagrado, y también en aquel que tiene el corazón contrito y el espíritu humilde!` Nadie puede esconderse de nuestro Dios, porque llena el cielo y la Tierra. Que los cielos se alegren y que la Tierra se regocije. ¡Que todas las naciones digan: el Señor reina! Dad gracias a Dios, porque su misericordia dura para siempre.
131:2.5 (1444.5) «Los cielos proclaman la rectitud de Dios, y toda la gente ha visto su gloria. Dios es quien nos ha hecho, y no nosotros mismos; somos su pueblo, las ovejas de sus pastos. Su misericordia es perpetua, y su verdad permanece para todas las generaciones. Nuestro Dios gobierna entre las naciones. ¡Que la Tierra se llene con su gloria! ¡Oh, que los hombres alaben al Señor por su bondad y por sus dones maravillosos a los hijos de los hombres!
131:2.6 (1444.6) «Dios ha hecho al hombre un poco menos que divino y lo ha coronado de amor y misericordia. El Señor conoce el camino de los justos, pero la vía de los impíos perecerá. El temor del Señor es el principio de la sabiduría; el conocimiento del Supremo es el entendimiento. Dice el Dios Todopoderoso: ‘Camina delante de mí y sé perfecto`. No olvidéis que el orgullo va por delante de la destrucción, y un espíritu altivo por delante de la caída. El que gobierna su propio espíritu es más poderoso que el que conquista una ciudad. Dice el Señor Dios, el Santo: ‘Cuando volváis a vuestro reposo espiritual seréis salvados; en la quietud y en la confianza encontraréis vuestra fuerza`. Los que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas; se elevarán con alas como las águilas. Correrán y no se cansarán; caminarán y no desmayarán. El Señor apaciguará vuestro temor. Dice el Señor: ‘No temáis, porque estoy con vosotros. No desmayéis, porque soy vuestro Dios. Yo os fortaleceré; yo os ayudaré; sí, yo os sostendré con la diestra de mi justicia`.
131:2.7 (1445.1) «Dios es nuestro Padre; el Señor es nuestro redentor. Dios ha creado las huestes del universo y las preserva a todas. Su rectitud es como las montañas y su juicio como el gran abismo. Nos hace beber en el río de sus placeres, y en su luz veremos la luz. Es bueno dar gracias al Señor y cantar alabanzas al Altísimo, mostrar una benevolencia afectuosa por la mañana y una fidelidad divina cada noche. El reino de Dios es un reino perpetuo, y su dominio perdura a través de todas las generaciones. El Señor es mi pastor; nada me faltará. Me hace descansar en verdes pastos; me lleva junto a aguas tranquilas. Conforta mi alma. Me guía por las sendas de la rectitud. Sí, aunque camine por el valle de la sombra de la muerte, no temeré ningún mal, porque Dios está conmigo. La bondad y la misericordia me seguirán ciertamente todos los días de mi vida, y habitaré para siempre en la casa del Señor.
131:2.8 (1445.2) «Yahvé es el Dios de mi salvación; por eso pondré mi confianza en el nombre divino. Confiaré en el Señor con todo mi corazón; no me apoyaré en mi propio entendimiento. En todos mis caminos lo reconoceré, y él dirigirá mis pasos. El Señor es fiel, mantiene su palabra con los que le sirven; el justo vivirá por su fe. Si no hacéis el bien, es porque el pecado está en la puerta; los hombres recogen el mal que plantan y el pecado que siembran. No os enojéis por culpa de los que hacen el mal. Si veneráis la iniquidad en vuestro corazón, el Señor no os escuchará; si pecáis contra Dios, perjudicaréis también a vuestra propia alma. Dios traerá a juicio la obra de cada hombre con todos sus secretos, buenos o malos. Tal como un hombre piensa en su corazón, así es él.
131:2.9 (1445.3) «El Señor está cercano a todos los que lo invocan con sinceridad y verdad. El llanto puede durar una noche, pero la alegría vendrá por la mañana. Un corazón alegre hace bien como una medicina. Dios no negará ninguna cosa buena a los que caminan con rectitud. Temed a Dios y guardad sus mandamientos, porque en esto reside todo el deber del hombre. Así se expresa el Señor que creó los cielos y formó la Tierra: ‘No hay más Dios que yo, un Dios justo y salvador. Desde todos los confines de la Tierra, miradme y sed salvados. Si me buscáis, me encontraréis, con tal que me busquéis de todo corazón`. Los mansos heredarán la Tierra y se regocijarán en la abundancia de la paz. Quien siembra la iniquidad cosechará la calamidad; los que siembran vientos recogerán tempestades.
131:2.10 (1445.4) «‘Venid ahora y razonemos juntos`, dice el Señor, ‘aunque vuestros pecados sean como la escarlata, serán tan blancos como la nieve; aunque sean rojos como el carmesí, se volverán como la lana`. Pero no hay paz para los perversos; son vuestros propios pecados los que han apartado las buenas cosas de vosotros. Dios es la salud de mi semblante y la alegría de mi alma. El Dios eterno es mi fuerza; él es nuestra morada, y por debajo nos sostienen sus brazos eternos. El Señor está cerca de los afligidos, salva a todos los que tienen el espíritu como un niño. Las aflicciones del justo son numerosas, pero el Señor lo libera de todas. Encomendad vuestro camino al Señor — confiad en él — y él lo llevará a cabo. El que habita en el lugar secreto del Altísimo morará a la sombra del Todopoderoso.
131:2.11 (1445.5) «Ama a tu prójimo como a ti mismo; no guardes rencor a ningún hombre. No le hagas a nadie lo que tú aborreces. Ama a tu hermano, porque el Señor ha dicho: ‘Amaré a mis hijos sin restricción`. La senda del justo es como una luz resplandeciente que brilla cada vez más hasta el día perfecto. Los que son sabios brillarán como el resplandor del firmamento, y los que encaminan a muchos hombres hacia la justicia brillarán como las estrellas para siempre jamás. Que el perverso abandone su mal camino y el inicuo sus pensamientos rebeldes. Dice el Señor: ‘Que vuelvan a mí, y tendré misericordia de ellos; perdonaré en abundancia`.
131:2.12 (1446.1) «Dice Dios, el creador del cielo y de la Tierra: ‘Los que aman mi ley gozan de una gran paz. Mis mandamientos son: Me amarás con todo tu corazón; no tendrás otros dioses ante mí; no pronunciarás mi nombre en vano; recuerda el día del sábado para santificarlo; honra a tu padre y a tu madre; no matarás; no cometerás adulterio; no robarás; no levantarás falso testimonio; no codiciarás`.
131:2.13 (1446.2) «Y a todos los que aman al Señor sobre todas las cosas y a sus prójimos como a sí mismos, el Dios del cielo dice: ‘Os rescataré de la tumba; os redimiré de la muerte. Seré misericordioso y justo con vuestros hijos. ¿No he dicho de mis criaturas de la Tierra: Sois los hijos del Dios viviente? ¿No os he amado con un amor perpetuo? ¿No os he invitado a que seáis como yo y a que viváis conmigo para siempre en el Paraíso?`»
131:3.1 (1446.3) Ganid se sorprendió al descubrir cuán cerca estaba el budismo de ser una religión grande y hermosa, pero sin Dios, sin una Deidad personal y universal. Sin embargo, encontró algún escrito de ciertas creencias anteriores que reflejaban un poco la influencia de las enseñanzas de los misioneros de Melquisedek, que continuaron su trabajo en la India incluso hasta la época de Buda. Jesús y Ganid reunieron las siguientes declaraciones de la literatura budista:
131:3.2 (1446.4) «La alegría brotará de un corazón puro hacia el Infinito; todo mi ser estará en paz con este regocijo supermortal. Mi alma está llena de satisfacción, y mi corazón desborda con la dicha de una confianza apacible. No tengo ningún temor; estoy libre de ansiedad. Me hallo en seguridad, y mis enemigos no pueden inquietarme. Estoy satisfecho con los frutos de mi confianza. He encontrado que es fácil acceder al Inmortal. Rezo para que la fe me sostenga en el largo viaje; sé que la fe del más allá no me faltará. Sé que mis hermanos prosperarán si llegan a imbuirse de la fe del Inmortal, la fe que crea la modestia, la rectitud, la sabiduría, la valentía, el conocimiento y la perseverancia. Abandonemos la tristeza y renunciemos al temor. Por medio de la fe, atrapemos la verdadera rectitud y la auténtica virilidad. Aprendamos a meditar sobre la justicia y la misericordia. La fe es la verdadera riqueza del hombre; es la dotación de virtud y de gloria.
131:3.3 (1446.5) «La injusticia es abyecta y el pecado es despreciable. El mal es degradante tanto de pensamiento como de obra. El dolor y la aflicción siguen al camino del mal como el polvo sigue al viento. La felicidad y la paz mental siguen al pensamiento puro y la vida virtuosa, como la sombra sigue a la sustancia de las cosas materiales. El mal es el fruto de un pensamiento mal dirigido. Es malo ver un pecado donde no lo hay, y no verlo donde sí lo hay. El mal es el sendero de las falsas doctrinas. Los que evitan el mal viendo las cosas tal como son, consiguen la alegría al abrazar así la verdad. Poned fin a vuestra miseria aborreciendo el pecado. Cuando elevéis vuestra mirada hacia el Noble, apartáos del pecado de todo corazón. No disculpéis el mal; no excuséis el pecado. Mediante vuestros esfuerzos por enmendar los pecados pasados, adquirís la fortaleza para resistir a la tendencia de recaer. El dominio de sí nace del arrepentimiento. No dejéis de confesar ninguna falta al Noble.
131:3.4 (1447.1) «La jovialidad y la alegría son las recompensas de las acciones bien hechas y son para la gloria del Inmortal. Nadie puede robaros la libertad de vuestra propia mente. Cuando la fe de vuestra religión ha emancipado vuestro corazón, cuando la mente está estabilizada e inmutable como una montaña, entonces la paz del alma fluye tranquilamente como las aguas de un río. Los que están seguros de la salvación, están liberados para siempre de la lujuria, la envidia, el odio y las ilusiones de las riquezas. Aunque la fe sea la energía de una vida mejor, sin embargo tenéis que conseguir con perseverancia vuestra propia salvación. Si queréis estar seguros de vuestra salvación final, aseguraos entonces de que tratáis sinceramente de ejecutar todo lo que es recto. Cultivad la seguridad del corazón, que procede del interior, y venid así a disfrutar del éxtasis de la salvación eterna.
131:3.5 (1447.2) «Ninguna persona religiosa puede esperar alcanzar la iluminación de la sabiduría inmortal si persiste en ser perezosa, indolente, débil, holgazana, desvergonzada y egoísta. Pero cualquiera que es cuidadoso, prudente, reflexivo, ferviente y serio — aunque viva todavía en la Tierra — puede alcanzar la iluminación suprema de la paz y la libertad de la sabiduría divina. Recordad que toda acción recibirá su recompensa. El mal acaba en aflicción y el pecado termina en dolor. La alegría y la felicidad son el resultado de una vida buena. Incluso el malhechor disfruta de un período de gracia antes de que llegue la completa maduración de sus malas acciones; pero la plena cosecha de la maldad llega inevitablemente. Que nadie piense con ligereza en el pecado, diciéndose en su corazón: ‘El castigo de las malas acciones no se acercará hasta mí`. Lo que hacéis os será hecho en el juicio de la sabiduría. La injusticia cometida con vuestros semejantes se volverá contra vosotros. La criatura no puede eludir el destino de sus actos.
131:3.6 (1447.3) «El insensato se ha dicho en su corazón: ‘El mal no me alcanzará`; pero sólo se encuentra la seguridad cuando el alma anhela la reprobación y la mente busca la sabiduría. El hombre sabio es un alma noble que sabe ser amistosa en medio de sus enemigos, tranquila entre los turbulentos y generosa entre los avariciosos. El amor de sí mismo es como las malas hierbas en un hermoso campo. El egoísmo conduce a la aflicción; la inquietud perpetua mata. La mente domada produce la felicidad. El guerrero más grande es aquel que se vence y subyuga a sí mismo. La moderación en todas las cosas es buena. Sólo es una persona superior aquella que estima la virtud y cumple con su deber. No dejéis que la cólera y el odio os dominen. No habléis duramente de nadie. El contentamiento es la mayor de las riquezas. Lo que se da con prudencia está bien economizado. No hagáis a los demás las cosas que no quisierais que os hicieran. Devolved bien por mal; venced el mal con el bien.
131:3.7 (1447.4) «Un alma justa es más deseable que la soberanía de toda la Tierra. La inmortalidad es la meta de la sinceridad; la muerte es el fin de una vida irreflexiva. Los diligentes no mueren; los irreflexivos ya están muertos. Benditos son aquellos que disciernen el estado inmortal. Los que torturan a los vivos hallarán poca felicidad después de la muerte. Los desinteresados van al cielo, donde gozan de la felicidad de una liberalidad infinita y continúan acrecentando su noble generosidad. Todo mortal que piense con rectitud, que hable noblemente y actúe desinteresadamente, no sólo disfrutará aquí de la virtud durante esta breve vida, sino que después de la disolución del cuerpo continuará disfrutando también de las delicias del cielo».
131:4.1 (1447.5) Los misioneros de Melquisedek llevaron las enseñanzas del Dios único a todos los lugares por donde pasaron. Una gran parte de esta doctrina monoteísta, unida a otros conceptos anteriores, se incorporó en las enseñanzas posteriores del hinduismo. Jesús y Ganid efectuaron los extractos siguientes:
131:4.2 (1448.1) «Él es el gran Dios, supremo en todos los sentidos. Él es el Señor que abarca todas las cosas. Es el Creador y el controlador del universo de universos. Dios es un Dios único; está solo y existe por sí mismo; él es el único. Este Dios único es nuestro Hacedor y el destino último del alma. El Supremo brilla de una manera indescriptible; es la Luz de las Luces. Esta luz divina ilumina todos los corazones y todos los mundos. Dios es nuestro protector — permanece al lado de sus criaturas — y los que aprenden a conocerlo se vuelven inmortales. Dios es la gran fuente de la energía; es la Gran Alma. Ejerce una soberanía universal sobre todo. Este Dios único es amoroso, glorioso y adorable. Nuestro Dios tiene un poder supremo y habita en la morada suprema. Esta verdadera Persona es eterna y divina; es el Señor primordial del cielo. Todos los profetas lo han saludado, y él se ha revelado a nosotros. Nosotros lo adoramos. ¡Oh Persona Suprema, fuente de los seres, Señor de la creación y soberano del universo, revélanos a tus criaturas el poder por el que permaneces inmanente! Dios ha hecho el Sol y las estrellas; él es resplandeciente, puro y existe por sí mismo. Su conocimiento eterno es divinamente sabio. El mal no puede penetrar en el Eterno. Puesto que el universo surgió de Dios, él lo gobierna adecuadamente. Él es la causa de la creación, por eso todas las cosas están establecidas en él.
131:4.3 (1448.2) «Dios es el refugio seguro de todo hombre de bien que está necesitado; el Inmortal cuida de toda la humanidad. La salvación de Dios es poderosa y su bondad agradable. Es un protector amante y un defensor bendito. Dice el Señor: ‘Resido dentro de sus propias almas como una lámpara de sabiduría. Soy el esplendor de los espléndidos y la bondad de los buenos. Cuando dos o tres se reúnen, allí estoy yo también`. La criatura no puede eludir la presencia del Creador. El Señor cuenta incluso el parpadeo incesante de los ojos de todos los mortales; y adoramos a este Ser divino como nuestro compañero inseparable. Él es predominante, generoso, omnipresente e infinitamente bondadoso. El Señor es nuestro soberano, nuestro refugio y nuestro controlador supremo, y su espíritu primigenio reside dentro del alma mortal. El Testigo Eterno del vicio y de la virtud habita en el corazón del hombre. Meditemos largamente sobre el Vivificador adorable y divino; que su espíritu dirija plenamente nuestros pensamientos. ¡De este mundo irreal, condúcenos al real! ¡De las tinieblas, llévanos a la luz! ¡De la muerte, guíanos a la inmortalidad!
131:4.4 (1448.3) «Con nuestro corazón purificado de todo odio, adoremos al Eterno. Nuestro Dios es el Señor de la oración; escucha el clamor de sus hijos. Que todos los hombres sometan su voluntad al Resuelto. Deleitémonos con la liberalidad del Señor de la oración. Haced de la oración vuestra amiga más íntima, y de la adoración el sostén de vuestra alma. ‘Si quisierais darme un culto de amor`, dice el Eterno, ‘os daría la sabiduría para alcanzarme, porque mi culto es la virtud común de todas las criaturas`. Dios es la iluminación de los abatidos y la fuerza de los que desfallecen. Puesto que Dios es nuestro amigo poderoso, ya no tenemos miedo. Alabamos el nombre del Conquistador nunca conquistado. Lo adoramos porque es el auxiliador fiel y eterno del hombre. Dios es nuestro director seguro y nuestro guía infalible. Es el gran autor del cielo y de la Tierra, poseedor de una energía ilimitada y de una sabiduría infinita. Su esplendor es sublime y su belleza divina. Es el refugio supremo del universo y el guardián inmutable de la ley perpetua. Nuestro Dios es el Señor de la vida y el Consolador de todos los hombres; ama a la humanidad y ayuda a los afligidos. Es el dador de nuestra vida y el Buen Pastor de los rebaños humanos. Dios es nuestro padre, nuestro hermano y nuestro amigo. Anhelamos conocer a este Dios en lo más profundo de nuestro ser.
131:4.5 (1448.4) «Hemos aprendido a conseguir la fe con el deseo ardiente de nuestro corazón. Hemos alcanzado la sabiduría refrenando nuestros sentidos, y por medio de la sabiduría, hemos experimentado la paz en el Supremo. El que está lleno de fe adora verdaderamente cuando su yo interno está absorto en Dios. Nuestro Dios usa los cielos como un manto; habita también en los otros seis universos esparcidos por todas partes. Es supremo sobre todo y en todo. Imploramos el perdón del Señor por todas nuestras ofensas a nuestros semejantes y eximimos a nuestro amigo del mal que nos ha hecho. Nuestro espíritu detesta todo mal; por lo tanto, oh Señor, líbranos de toda mancha de pecado. Oramos a Dios como consolador, protector y salvador — como alguien que nos ama.
131:4.6 (1449.1) «El espíritu del Guardián del Universo entra en el alma de las criaturas simples. El hombre que adora al Dios Único es sabio. Los que se esfuerzan por llegar a la perfección deben conocer ciertamente al Señor Supremo. El que conoce la seguridad bienaventurada del Supremo nunca tiene miedo, porque el Supremo dice a los que le sirven, ‘No temáis porque estoy con vosotros`. El Dios de la providencia es nuestro Padre. Dios es la verdad. Y es el deseo de Dios que sus criaturas lo comprendan — que lleguen a conocer plenamente la verdad. La verdad es eterna; sostiene el universo. Nuestro deseo supremo será unirnos con el Supremo. El Gran Controlador es el generador de todas las cosas — todo evoluciona partiendo de él. Y he aquí la cima del deber: que ningún hombre haga a otro lo que le repugnaría a él mismo; no fomentad ninguna maldad, no castiguéis al que os castiga, conquistad la cólera con la misericordia, y venced el odio con la benevolencia. Deberíamos hacer todo esto porque Dios es un amigo cariñoso y un padre bondadoso que nos perdona todas nuestras ofensas terrenales.
131:4.7 (1449.2) «Dios es nuestro Padre, la Tierra es nuestra madre y el universo es el lugar donde hemos nacido. Sin Dios, el alma está prisionera; conocer a Dios libera el alma. La meditación sobre Dios y la unión con él producen la liberación de las ilusiones del mal y la salvación última de todas las trabas materiales. Cuando el hombre enrolle el espacio como un pedazo de cuero, entonces llegará el fin del mal, porque el hombre habrá encontrado a Dios. ¡Oh Dios, sálvanos de la triple ruina del infierno: la lujuria, la ira y la avaricia! ¡Oh alma, cíñete para la lucha espiritual de la inmortalidad! Cuando llegue el fin de la vida mortal, no dudes en abandonar este cuerpo por una forma más apropiada y hermosa, y despertarte en los dominios del Supremo y del Inmortal donde no existe el temor, la aflicción, el hambre, la sed ni la muerte. Conocer a Dios es cortar los lazos de la muerte. El alma que conoce a Dios se eleva en el universo como la crema aparece en la superficie de la leche. Adoramos a Dios, el hacedor de todo, la Gran Alma, que siempre está asentado en el corazón de sus criaturas. Los que saben que Dios está entronizado en el corazón humano, están destinados a volverse como él — inmortales. El mal debe quedarse atrás en este mundo, pero la virtud acompaña al alma hasta el cielo.
131:4.8 (1449.3) «Sólo el perverso dice: El universo no posee ni verdad ni gobernante; sólo fue diseñado para satisfacer nuestra codicia. Estas almas están engañadas por la mezquindad de su intelecto. Por eso se abandonan a la satisfacción de su codicia, y privan a sus almas de las alegrías de la virtud y de los placeres de la rectitud. ¿Qué puede ser más grande que experimentar la salvación del pecado? El hombre que ha visto al Supremo es inmortal. Los amigos carnales del hombre no pueden sobrevivir a la muerte; sólo la virtud camina junto al hombre mientras viaja siempre adelante hacia los campos alegres y soleados del Paraíso».
131:5.1 (1449.4) Zoroastro estuvo personalmente en contacto directo con los descendientes de los primeros misioneros de Melquisedek, y la doctrina del Dios único se convirtió en la enseñanza central de la religión que fundó en Persia. Aparte del judaísmo, ninguna religión de esta época contenía mayor cantidad de estas enseñanzas de Salem. Ganid sacó los extractos siguientes de los archivos de esta religión:
131:5.2 (1450.1) «Todas la cosas proceden del Dios Único y le pertenecen — él es infinitamente sabio, bueno, justo, santo, resplandeciente y glorioso. Éste, nuestro Dios, es la fuente de toda luminosidad. Es el Creador, el Dios de todas las buenas intenciones y el protector de la justicia del universo. La conducta sabia en la vida consiste en actuar en armonía con el espíritu de la verdad. Dios lo ve todo y contempla tanto las malas acciones del perverso como las buenas obras del justo; nuestro Dios observa todas las cosas con una mirada destellante. Su toque es el toque de la curación. El Señor es un benefactor todopoderoso. Dios tiende su mano benéfica tanto al justo como al perverso. Dios estableció el mundo y ordenó las recompensas para el bien y para el mal. El Dios infinitamente sabio ha prometido la inmortalidad a las almas piadosas que piensan con pureza y actúan con rectitud. Llegaréis a ser aquello que deseáis de manera suprema. La luz del Sol es como la sabiduría para aquellos que disciernen a Dios en el universo.
131:5.3 (1450.2) «Alabad a Dios buscando lo que complace al Sabio. Adorad al Dios de la luz caminando alegremente en las sendas ordenadas por su religión revelada. No hay más que un Dios Supremo, el Señor de las Luces. Adoramos a aquel que hizo las aguas, las plantas, los animales, la Tierra y los cielos. Nuestro Dios es el Señor, el más benévolo. Adoramos al más hermoso, al Inmortal generoso dotado de la luz eterna. Dios está muy lejos de nosotros y al mismo tiempo muy cerca, porque reside en nuestras almas. Nuestro Dios es el divino y santísimo Espíritu del Paraíso, y sin embargo es más amistoso para el hombre que la más amistosa de todas las criaturas. Dios es de una gran ayuda para nosotros en la más grande de todas las ocupaciones, la de conocerlo a él mismo. Dios es nuestro amigo más adorable y justo; es nuestra sabiduría, nuestra vida y el vigor de nuestra alma y de nuestro cuerpo. Gracias a nuestros buenos pensamientos, el sabio Creador nos permitirá hacer su voluntad, consiguiendo así la realización de todo lo que es divinamente perfecto.
131:5.4 (1450.3) «Señor, enséñanos a vivir esta vida en la carne mientras nos preparamos para la próxima vida del espíritu. Háblanos, Señor, y haremos lo que nos ordenes. Enséñanos las buenas sendas, y caminaremos rectos. Concédenos el que podamos alcanzar la unión contigo. Sabemos que la religión es buena cuando conduce a la unión con la rectitud. Dios es nuestra naturaleza sabia, nuestro mejor pensamiento y nuestra acción justa. ¡Que Dios nos conceda la unidad con el espíritu divino y la inmortalidad en él mismo!
131:5.5 (1450.4) «Esta religión del Sabio purifica al creyente de todo mal pensamiento y de todo acto pecaminoso. Me inclino ante el Dios del cielo arrepintiéndome si he ofendido de pensamiento, palabra u obra — intencionalmente o no — y ofrezco oraciones por la misericordia y alabanzas por el perdón. Cuando me confieso, si me propongo no volver a hacer el mal, sé que el pecado será apartado de mi alma. Sé que el perdón disuelve las cadenas del pecado. Los que hacen el mal serán castigados, pero los que siguen la verdad gozarán de la felicidad de una salvación eterna. Cógenos mediante la gracia y dispensa un poder salvador a nuestra alma. Pedimos misericordia porque aspiramos a alcanzar la perfección; quisiéramos ser semejantes a Dios».
131:6.1 (1450.5) El tercer grupo de creyentes religiosos que preservó la doctrina de un Dios único en la India — la supervivencia de las enseñanzas de Melquisedek — era conocido en aquella época como los suduanistas. Estos creyentes se conocen más recientemente como los seguidores del jainismo. He aquí lo que enseñaban:
131:6.2 (1450.6) «El Señor del Cielo es supremo. Los que cometen pecado no ascenderán a las alturas, pero los que caminan por la senda de la rectitud encontrarán un lugar en el cielo. Estamos seguros de la vida en el estado futuro si conocemos la verdad. El alma del hombre puede ascender hasta el cielo más alto para desarrollar allí su verdadera naturaleza espiritual, para alcanzar la perfección. El estado celestial libera al hombre de la esclavitud del pecado y lo introduce en las bienaventuranzas finales; el hombre recto ya tiene la experiencia de haber terminado con el pecado y con todas las miserias que lo acompañan. El ego es el enemigo invencible del hombre, y se manifiesta en las cuatro pasiones más grandes del hombre: la ira, el orgullo, el engaño y la codicia. La victoria más grande del hombre es la conquista de sí mismo. Cuando el hombre se vuelve hacia Dios para ser perdonado, cuando tiene la audacia de disfrutar de esa libertad, eso mismo lo libera del temor. El hombre debería atravesar la vida tratando a sus semejantes como a él le gustaría ser tratado».
131:7.1 (1451.1) Hacía poco tiempo que los manuscritos de esta religión del Lejano Oriente se habían colocado en la biblioteca de Alejandría. Era la única religión del mundo de la que Ganid nunca había oído hablar. Esta creencia también contenía restos de las primeras enseñanzas de Melquisedek, tal como lo demuestran los extractos siguientes:
131:7.2 (1451.2) «Dice el Señor: ‘Todos sois receptores de mi divino poder; todos los hombres se benefician de mi ministerio de misericordia. Me complace mucho la multiplicación de los justos por todas las naciones. Tanto en las bellezas de la naturaleza como en la virtud de los hombres, el Príncipe del Cielo intenta revelarse y mostrar la rectitud de su naturaleza. Puesto que los pueblos antiguos no conocían mi nombre, me manifesté naciendo en el mundo como un ser visible, y soporté esa humillación para que ni siquiera los hombres olviden mi nombre. Soy el hacedor del cielo y de la Tierra; el Sol, la Luna y todas las estrellas obedecen a mi voluntad. Soy el soberano de todas las criaturas en la Tierra y en los cuatro mares. Aunque soy grande y supremo, sin embargo tengo consideración por la oración del más humilde de los hombres. Si una criatura quiere adorarme, escucharé su oración y le concederé el deseo de su corazón`.
131:7.3 (1451.3) «‘Cada vez que el hombre cede a la ansiedad, se aleja un paso de la guía del espíritu de su corazón`. El orgullo oculta a Dios. Si queréis obtener la ayuda del cielo, apartad vuestro orgullo; cualquier indicio de orgullo intercepta la luz salvadora como si fuera una gran nube. Si no sois rectos por dentro, es inútil que oréis por las cosas de fuera. ‘Si escucho vuestras oraciones es porque os presentáis ante mí con un corazón puro, libre de falsedad y de hipocresía, con un alma que refleja la verdad como un espejo. Si queréis obtener la inmortalidad, renunciad al mundo y venid a mí`».
131:8.1 (1451.4) Los mensajeros de Melquisedek penetraron muy dentro de China, y la doctrina del Dios único formó parte de las primeras enseñanzas de diversas religiones chinas; el taoísmo fue la que perduró más tiempo y contuvo la mayor cantidad de verdad monoteísta. Entre las enseñanzas de su fundador, Ganid reunió las siguientes:
131:8.2 (1451.5) «¡Cuán puro y sereno es el Supremo, y sin embargo cuán poderoso y fuerte, cuán profundo e insondable! Este Dios del cielo es el antecesor venerado de todas las cosas. Si conocéis al Eterno, estáis iluminados y sois sabios. Si no conocéis al Eterno, esa ignorancia se manifiesta entonces como mal, y así surgen las pasiones del pecado. Este Ser maravilloso existía antes que los cielos y la Tierra. Él es verdaderamente espiritual; está solo y no cambia. Él es en realidad la madre del mundo, y toda la creación gira a su alrededor. Este Gran Único se da a los hombres, permitiéndoles así superarse y sobrevivir. Aunque uno tenga pocos conocimientos, siempre puede caminar por las vías del Supremo; puede someterse a la voluntad del cielo.
131:8.3 (1452.1) «Todas las buenas obras de servicio sincero proceden del Supremo. Todas las cosas dependen de la Gran Fuente para vivir. El Gran Supremo no busca honores por sus dones. Aunque es supremo en poder, permanece oculto a nuestra mirada. Transmuta incesantemente sus atributos mientras perfecciona a sus criaturas. La Razón celestial es lenta y paciente en sus proyectos, pero está segura de sus realizaciones. El Supremo extiende el universo y lo sostiene por completo. ¡Cuán grandes y poderosos son su influencia desbordante y su poder de atracción! La verdadera bondad es como el agua, que todo lo bendice y no daña nada. Y al igual que el agua, la verdadera bondad busca los lugares inferiores, incluso aquellos niveles que evitan los demás, y lo hace así porque está emparentada con el Supremo. El Supremo crea todas las cosas, las alimenta en la naturaleza y las perfecciona en espíritu. Y es un misterio cómo el Supremo consigue nutrir, proteger y perfeccionar a las criaturas sin obligarlas. Guía y dirige, pero sin imponerse. Favorece el progreso, pero sin oprimir.
131:8.4 (1452.2) «El hombre sabio hace universal su corazón. Un poco de conocimiento es algo peligroso. Los que aspiran a la grandeza tienen que aprender a humillarse. En la creación, el Supremo se convirtió en la madre del mundo. Conocer a la madre de uno es reconocer su filiación. Es sabio el hombre que considera todas las partes desde el punto de vista de la totalidad. Relacionaos con cada hombre como si estuvierais en su lugar. Responded a las ofensas con la bondad. Si amáis a la gente, se sentirán atraídos hacia vosotros — no tendréis ninguna dificultad para persuadirlos.
131:8.5 (1452.3) «El Gran Supremo lo penetra todo; está a la derecha y a la izquierda; sostiene toda la creación y habita en todos los seres sinceros. No podéis encontrar al Supremo, ni ir a un lugar donde no se encuentre. Si un hombre reconoce la maldad de sus acciones y se arrepiente de corazón de sus pecados, entonces puede buscar el perdón, librarse del castigo y transformar la calamidad en bendición. El Supremo es el refugio seguro para toda la creación; es el guardián y el salvador de la humanidad. Si lo buscáis diariamente, lo encontraréis. Puesto que puede perdonar los pecados, es en verdad el más apreciado por todos los hombres. Recordad siempre que Dios no recompensa al hombre por lo que hace, sino por lo que es; por ello, conceded vuestra ayuda a vuestros semejantes sin pensar en la recompensa. Haced el bien sin pensar en un beneficio egoísta.
131:8.6 (1452.4) «Los que conocen las leyes del Eterno son sabios. La ignorancia de la ley divina es una calamidad y un desastre. Los que conocen las leyes de Dios tienen una mentalidad liberal. Si conocéis al Eterno, aunque vuestro cuerpo perezca, vuestra alma sobrevivirá para el servicio del espíritu. Sois realmente sabios cuando reconocéis vuestra insignificancia. Si permanecéis en la luz del Eterno, gozaréis de la iluminación del Supremo. Los que dedican su persona al servicio del Supremo son felices en esta búsqueda del Eterno. Cuando el hombre muere, el espíritu empieza a desplegar su largo vuelo en el gran viaje de regreso al hogar».
131:9.1 (1452.5) Entre las grandes religiones del mundo, incluso la que menos reconocía a Dios aceptó el monoteísmo de los misioneros de Melquisedek y de sus perseverantes sucesores. He aquí el resumen de Ganid sobre el confucianismo:
131:9.2 (1452.6) «Lo que el Cielo decreta está exento de error. La verdad es real y divina. Todas las cosas se originan en el Cielo, y el Gran Cielo no comete errores. El Cielo ha designado a numerosos subordinados para que ayuden a instruir y a elevar a las criaturas inferiores. Grande, muy grande es el Dios Único que dirige al hombre desde lo alto. Dios es majestuoso en su poder y terrible en su juicio. Pero este Gran Dios ha conferido un sentido moral incluso a muchos hombres inferiores. La generosidad del Cielo no se detiene jamás. La benevolencia es el don más precioso del Cielo a los hombres. El Cielo ha otorgado su nobleza al alma del hombre; las virtudes del hombre son el fruto de este don de la nobleza del Cielo. El Gran Cielo lo discierne todo y acompaña al hombre en todas sus acciones. Hacemos bien en llamar al Gran Cielo nuestro Padre y nuestra Madre. Si somos pues los servidores de nuestros antepasados divinos, entonces podemos rezar al Cielo con confianza. En todo momento y en todas las cosas, tengamos el temor reverencial de la majestad del Cielo. Reconocemos, oh Dios, Altísimo y soberano Potentado, que el juicio te pertenece, y que toda misericordia procede del corazón divino.
131:9.3 (1453.1) «Dios está con nosotros; por eso no sentimos ningún miedo en nuestro corazón. Si se encuentra alguna virtud en mí, se trata de la manifestación del Cielo que habita conmigo. Pero este Cielo dentro de mí efectúa a menudo unas demandas muy duras para mi fe. Si Dios está conmigo, he decidido no tener ninguna duda en mi corazón. La fe debe estar muy cerca de la verdad de las cosas, y no veo cómo un hombre puede vivir sin esta fe saludable. El bien y el mal no sobrevienen sin causa a los hombres. El Cielo trata al alma del hombre en consonancia con la intención de dicha alma. Cuando estéis equivocados, no dudéis en confesar vuestro error y apresuraos a enmendarlo.
131:9.4 (1453.2) «El sabio se ocupa de buscar la verdad, no simplemente de ganarse la vida. Alcanzar la perfección del Cielo es la meta del hombre. El hombre superior trata de adaptarse, y está libre de ansiedad y de temor. Dios está con vosotros, no lo dudéis en vuestro corazón. Toda buena acción tiene su recompensa. El hombre superior no murmura contra el Cielo ni guarda rencor a los hombres. Lo que no os gusta que os hagan, no lo hagáis a los demás. Que la compasión forme parte de todo castigo; de todas las maneras posibles procurad transformar el castigo en una bendición. Esta es la manera de obrar del Gran Cielo. Aunque todas las criaturas tienen que morir y regresar a la tierra, el espíritu del hombre noble se va para desplegarse en las alturas y ascender a la luz gloriosa del resplandor final».
131:10.1 (1453.3) Después del arduo trabajo de realizar esta compilación de las enseñanzas de las religiones del mundo relativas al Padre Paradisiaco, Ganid se puso a preparar lo que pensaba que era un resumen de la creencia a la que había llegado, con relación a Dios, como resultado de las enseñanzas de Jesús. Este joven había cogido la costumbre de denominar estas creencias «nuestra religión», y he aquí lo que escribió:
131:10.2 (1453.4) «El Señor nuestro Dios es un Señor único, y deberíais amarlo con toda vuestra mente y con todo vuestro corazón, mientras que hacéis todo lo posible por amar a todos sus hijos como os amáis a vosotros mismos. Este Dios único es nuestro Padre celestial, en quien radican todas las cosas y que habita, por medio de su espíritu, en toda alma humana sincera. Nosotros, que somos los hijos de Dios, deberíamos aprender a confiarle la custodia de nuestra alma como a un fiel Creador. Con nuestro Padre celestial, todas las cosas son posibles. No podía ser de otra manera, puesto que él es el Creador que ha hecho todas las cosas y todos los seres. Aunque no podemos ver a Dios, podemos conocerlo. Viviendo diariamente la voluntad del Padre que está en los cielos, podemos revelarlo a nuestros semejantes.
131:10.3 (1453.5) «Las riquezas divinas del carácter de Dios deben ser infinitamente profundas y eternamente sabias. No podemos encontrar a Dios por medio del conocimiento, pero podemos conocerlo en nuestro corazón por experiencia personal. Aunque su justicia puede sobrepasar nuestra capacidad de averiguación, su misericordia puede recibirla el ser más humilde de la Tierra. Aunque el Padre llena el universo, vive también en nuestro corazón. La mente del hombre es humana, mortal, pero el espíritu del hombre es divino, inmortal. Dios no es solamente todopoderoso sino también infinitamente sabio. Si nuestros padres terrenales, que tienen tendencia al mal, saben amar a sus hijos y concederles buenas cosas, cuánto más debe saber el buen Padre celestial amar sabiamente a sus hijos terrenales y otorgarles las bendiciones que les convienen.
131:10.4 (1454.1) «El Padre celestial no permitirá que perezca un solo hijo de la Tierra, si ese hijo tiene el deseo de encontrarle y anhela verdaderamente parecerse a él. Nuestro Padre ama incluso a los perversos y es siempre bondadoso con los ingratos. Si más seres humanos pudieran tan sólo enterarse de la bondad de Dios, se sentirían ciertamente motivados a arrepentirse de su mala conducta y a renunciar a todos los pecados conocidos. Todas las cosas buenas provienen del Padre de la luz, en quien no existe variabilidad ni sombra de cambio. El espíritu del Dios verdadero está en el corazón del hombre. Dios tiene la intención de que todos los hombres sean hermanos. Cuando los hombres empiezan a sentir el anhelo de Dios, esta es la prueba de que Dios los ha encontrado, y de que están a la búsqueda de conocimientos acerca de él. Vivimos en Dios y Dios habita en nosotros.
131:10.5 (1454.2) «Ya no me basta con creer que Dios es el Padre de todo mi pueblo; en adelante creeré que es también mi Padre. Siempre trataré de adorar a Dios con la ayuda del Espíritu de la Verdad, que será mi auxiliador cuando haya llegado realmente a conocer a Dios. Pero ante todo voy a practicar el culto de Dios aprendiendo a hacer su voluntad en la Tierra, es decir, que voy a hacer todo lo posible por tratar a cada uno de mis compañeros mortales tal como yo pienso que a Dios le gustaría que lo tratara. Cuando vivimos de esta manera en la carne, podemos pedir muchas cosas a Dios, y él nos concederá el deseo de nuestro corazón para que estemos bien preparados para servir a nuestros semejantes. Todo este servicio afectuoso con los hijos de Dios aumenta nuestra capacidad para recibir y experimentar las alegrías del cielo, los placeres superiores del ministerio del espíritu del cielo.
131:10.6 (1454.3) «Todos los días daré gracias a Dios por sus dones inefables; lo alabaré por sus obras maravillosas para los hijos de los hombres. Para mí, es el Todopoderoso, el Creador, el Poder y la Misericordia, pero por encima de todo es mi Padre espiritual, y como su hijo terrenal, alguna vez llegaré a verlo. Mi preceptor me ha dicho que a medida que lo busque me volveré como él. Gracias a la fe en Dios, he alcanzado la paz con él. Esta nueva religión nuestra está llena de alegría y produce una felicidad duradera. Estoy seguro de que seré fiel hasta la muerte, y de que recibiré sin duda la corona de la vida eterna.
131:10.7 (1454.4) «Estoy aprendiendo a examinar todas las cosas y a adherirme a lo que es bueno. Haré a mis semejantes todo lo que yo quisiera que hicieran por mí. Por medio de esta nueva fe, sé que el hombre puede volverse el hijo de Dios, pero a veces me aterra ponerme a pensar que todos los hombres son mis hermanos, aunque debe ser verdad. No veo cómo podría regocijarme con la paternidad de Dios, si rehúso aceptar la fraternidad de los hombres. El que invoque el nombre del Señor será salvado. Si esto es verdad, entonces todos los hombres deben ser mis hermanos.
131:10.8 (1454.5) «A partir de ahora haré mis buenas obras en secreto, y efectuaré mis oraciones principalmente cuando me encuentre solo. No juzgaré, para evitar ser injusto con mis semejantes. Voy a aprender a amar a mis enemigos; en verdad, aún no he dominado esta técnica de ser semejante a Dios. Aunque veo a Dios en las otras religiones, en ‘nuestra religión` lo encuentro más bello, más afectuoso, más misericordioso, más personal y más positivo. Pero por encima de todo, este Ser grande y glorioso es mi Padre espiritual, y yo soy su hijo. Únicamente por medio de mi deseo sincero de ser como él, terminaré por encontrarlo y por servirle eternamente. Por fin tengo una religión con un Dios, un Dios maravilloso, y es un Dios de salvación eterna».
El libro de Urantia
Documento 132
132:0.1 (1455.1) PUESTO que Gonod traía los saludos de los príncipes de la India para Tiberio, el soberano romano, los dos indios y Jesús se presentaron ante él al tercer día de llegar a Roma. El taciturno emperador estaba excepcionalmente alegre aquel día y charló largo rato con los tres. Cuando se retiraron de su presencia, el emperador, refiriéndose a Jesús, comentó al ayudante que estaba a su derecha: «Si yo tuviera el porte real y los modales agradables de ese individuo, sería un verdadero emperador, ¿verdad?».
132:0.2 (1455.2) Mientras estaba en Roma, Ganid tenía unas horas regulares para estudiar y para visitar los lugares de interés de la ciudad. Su padre tenía que tratar muchos negocios, y como deseaba que su hijo creciera para que fuera su digno sucesor en la dirección de sus vastos intereses comerciales, pensó que había llegado el momento de introducir al muchacho en el mundo de los negocios. En Roma había muchos ciudadanos de la India, y a menudo uno de los propios empleados de Gonod lo acompañaba como intérprete, de manera que Jesús disponía de días enteros para él; esto le proporcionó tiempo para conocer completamente esta ciudad de dos millones de habitantes. Se le encontraba con frecuencia en el foro, el centro de la vida política, jurídica y comercial. A menudo subía al Capitolio y mientras contemplaba este magnífico templo dedicado a Júpiter, Juno y Minerva, reflexionaba sobre la ignorancia servil en la que estaban sumidos los romanos. También pasaba mucho tiempo en el monte Palatino, donde se encontraban la residencia del emperador, el templo de Apolo y las bibliotecas griega y latina.
132:0.3 (1455.3) En esta época, el Imperio Romano incluía todo el sur de Europa, Asia Menor, Siria, Egipto y el noroeste de África, y entre sus habitantes se contaban ciudadanos de todos los países del hemisferio oriental. La razón principal por la que Jesús había consentido en hacer este viaje era su deseo de estudiar este conjunto cosmopolita de mortales de Urantia, y de mezclarse con ellos.
132:0.4 (1455.4) Durante su estancia en Roma, Jesús aprendió muchas cosas sobre los hombres, pero la más valiosa de todas las múltiples experiencias de sus seis meses de permanencia en esta ciudad fue su contacto con los dirigentes religiosos de la capital del imperio, y la influencia que ejerció sobre ellos. Antes del final de su primera semana en Roma, Jesús había buscado, y había conocido, a los principales dirigentes de los cínicos, los estoicos y los cultos de misterio, en particular los del grupo mitríaco. Para Jesús podía ser o no evidente que los judíos iban a rechazar su misión, pero preveía con toda seguridad que sus mensajeros no tardarían en venir a Roma para proclamar el reino de los cielos; por lo tanto se dedicó a preparar el camino, de la manera más sorprendente, para que su mensaje fuera recibido mejor y con más seguridad. Seleccionó a cinco dirigentes de los estoicos, a once de los cínicos y a dieciséis jefes del culto de los misterios, y pasó una gran parte de su tiempo libre, durante casi seis meses, en asociación íntima con estos educadores religiosos. He aquí el método que utilizó para instruirlos: ni una sola vez atacó sus errores ni tampoco mencionó nunca los defectos de sus enseñanzas. En cada caso seleccionaba la verdad que había en lo que enseñaban, y luego procedía a embellecer e iluminar esta verdad en sus mentes de tal manera que en muy poco tiempo este realzamiento de la verdad desplazaba eficazmente el error que la acompañaba; así es como estos hombres y mujeres enseñados por Jesús fueron preparados para reconocer posteriormente verdades adicionales y similares en las enseñanzas de los primeros misioneros cristianos. Esta pronta aceptación de las enseñanzas de los predicadores del evangelio fue lo que dio un impulso tan poderoso a la rápida difusión del cristianismo en Roma, y desde allí, a todo el imperio.
132:0.5 (1456.1) Se puede comprender mejor el significado de esta actividad extraordinaria cuando observamos el hecho de que, de este grupo de treinta y dos dirigentes religiosos de Roma instruídos por Jesús, solamente dos fueron estériles; los otros treinta jugaron un papel central en el establecimiento del cristianismo en Roma, y algunos de ellos ayudaron también a que el principal templo mitríaco se convirtiera en la primera iglesia cristiana de esta ciudad. Nosotros, que contemplamos las actividades humanas desde los bastidores y a la luz de los diecinueve siglos transcurridos, reconocemos solamente tres factores con un valor fundamental que contribuyeron a preparar muy pronto el terreno para la rápida propagación del cristianismo por toda Europa, y son los siguientes:
132:0.6 (1456.2) 1. La elección y el mantenimiento de Simón Pedro como apóstol.
132:0.7 (1456.3) 2. La conversación en Jerusalén con Esteban, cuya muerte condujo a atraer a Saulo de Tarso.
132:0.8 (1456.4) 3. La preparación preliminar de estos treinta romanos para que dirigieran posteriormente la nueva religión en Roma y en todo el imperio.
132:0.9 (1456.5) En el transcurso de todas sus experiencias, ni Esteban ni los treinta escogidos se dieron cuenta nunca de que habían hablado una vez con el hombre cuyo nombre se había convertido en el tema de sus enseñanzas religiosas. La obra de Jesús a favor de estos primeros treinta y dos fue enteramente personal. En sus trabajos con estas personas, el escriba de Damasco nunca se reunió con más de tres a la vez, rara vez con más de dos, y la mayoría de las veces los enseñaba individualmente. Pudo llevar a cabo esta gran obra de educación religiosa porque estos hombres y mujeres no estaban atados a las tradiciones, no eran víctimas de ideas preconcebidas sobre todos los desarrollos religiosos del futuro.
132:0.10 (1456.6) En los años que siguieron después, Pedro, Pablo y los otros cristianos que enseñaron en Roma oyeron hablar muchísimas veces de este escriba de Damasco que los había precedido, y que tan evidentemente había preparado el camino (sin darse cuenta, suponían ellos) para su llegada con el nuevo evangelio. Pablo nunca adivinó realmente la identidad de este escriba de Damasco, pero poco tiempo antes de su muerte, debido a la similitud de las descripciones de la persona, llegó a la conclusión de que el «fabricante de tiendas de Antioquía» era también el «escriba de Damasco». En cierta ocasión, mientras predicaba en Roma, Simón Pedro sospechó, al escuchar una descripción del escriba de Damasco, que este individuo podría haber sido Jesús, pero rápidamente desechó la idea, sabiendo muy bien (eso creía él) que el Maestro nunca había estado en Roma.
132:1.1 (1456.7) Al principio de su estancia en Roma, Jesús tuvo una conversación de toda una noche con Angamón, el jefe de los estoicos. Este hombre se hizo posteriormente un gran amigo de Pablo y llegó a ser uno de los fervorosos seguidores de la iglesia cristiana en Roma. He aquí en esencia, y transcrito a un lenguaje moderno, lo que Jesús enseñó a Angamón:
132:1.2 (1457.1) El modelo de los verdaderos valores ha de buscarse en el mundo espiritual y en los niveles divinos de la realidad eterna. Para un mortal ascendente, todas las normas más bajas y materiales deben ser consideradas como transitorias, parciales e inferiores. El científico, como tal, está limitado a descubrir la conexión entre los hechos materiales. Técnicamente, no tiene derecho a afirmar que es materialista o idealista, porque al hacerlo se supone que abandona la actitud de un verdadero científico, ya que todas y cada una de estas tomas de posición son la esencia misma de la filosofía.
132:1.3 (1457.2) A menos que la perspicacia moral y el logro espiritual de la humanidad aumenten proporcionalmente, el progreso ilimitado de una cultura puramente materialista puede acabar transformándose en una amenaza para la civilización. Una ciencia puramente materialista alberga dentro de sí la semilla potencial de la destrucción de todo esfuerzo científico, porque este tipo de conducta es el presagio del colapso final de una civilización que ha abandonado su sentido de los valores morales y ha repudiado su meta de realización espiritual.
132:1.4 (1457.3) El científico materialista y el idealista extremo están destinados a enfrentarse continuamente. Esto no es aplicable a aquellos científicos e idealistas que poseen un modelo común de valores morales elevados y de niveles de prueba espirituales. En todas las épocas, los científicos y las personas religiosas deben reconocer que pasan por el juicio del tribunal de las necesidades humanas. Deben evitar todo tipo de lucha entre ellos, mientras se esfuerzan valientemente por justificar su supervivencia mediante una mayor devoción al servicio del progreso humano. Si la pretendida ciencia o la pretendida religión de una época cualquiera es falsa, entonces deberá purificar sus actividades o bien desaparecer ante el surgimiento de una ciencia material o de una religión espiritual de un orden más auténtico y más digno.
132:2.1 (1457.4) Mardus era el jefe reconocido de los cínicos de Roma, y se hizo muy amigo del escriba de Damasco. Día tras día conversaba con Jesús, y noche tras noche escuchaba su enseñanza celestial. Entre las discusiones más importantes con Mardus, hubo una destinada a responder a la pregunta de este cínico sincero sobre el bien y el mal. Transcrito al lenguaje del siglo veinte, Jesús le dijo en esencia:
132:2.2 (1457.5) Hermano mío, el bien y el mal son simplemente unas palabras que simbolizan los niveles relativos de comprensión humana del universo observable. Si eres éticamente perezoso y socialmente indiferente, puedes coger como modelo del bien las costumbres sociales corrientes. Si eres espiritualmente indolente y moralmente estático, puedes coger como modelo del bien las prácticas y tradiciones religiosas de tus contemporáneos. Pero el alma que sobrevive al tiempo y emerge en la eternidad debe efectuar una elección viviente y personal entre el bien y el mal, tal como éstos están determinados por los verdaderos valores de las normas espirituales establecidas por el espíritu divino que el Padre que está en los cielos ha enviado a residir en el corazón del hombre. Este espíritu interior es la norma de la supervivencia de la personalidad.
132:2.3 (1457.6) La bondad, lo mismo que la verdad, siempre es relativa y contrasta infaliblemente con el mal. La percepción de estas cualidades de bondad y de verdad es lo que permite a las almas evolutivas de los hombres efectuar esas decisiones personales de elección que son esenciales para la supervivencia eterna.
132:2.4 (1458.1) El individuo espiritualmente ciego que sigue lógicamente los dictados de la ciencia, las costumbres sociales y los dogmas religiosos, se encuentra en el grave peligro de sacrificar su independencia moral y de perder su libertad espiritual. Un alma así está destinada a convertirse en un papagayo intelectual, en un autómata social y en un esclavo de la autoridad religiosa.
132:2.5 (1458.2) La bondad siempre está creciendo hacia nuevos niveles de mayor libertad para autorrealizarse moralmente y alcanzar la personalidad espiritual — el descubrimiento del Ajustador interior y la identificación con él. Una experiencia es buena cuando eleva la apreciación de la belleza, aumenta la voluntad moral, realza el discernimiento de la verdad, aumenta la capacidad para amar y servir a nuestros semejantes, exalta los ideales espirituales y unifica los supremos motivos humanos del tiempo con los planes eternos del Ajustador interior. Todo esto conduce directamente a un mayor deseo de hacer la voluntad del Padre, alimentando así la pasión divina de encontrar a Dios y de parecerse más a él.
132:2.6 (1458.3) A medida que ascendéis la escala universal de desarrollo de las criaturas, encontraréis una bondad creciente y una disminución del mal, en perfecta conformidad con vuestra capacidad para experimentar la bondad y discernir la verdad. La capacidad de mantener el error o de experimentar el mal no se perderá por completo hasta que el alma humana ascendente alcance los niveles espirituales finales.
132:2.7 (1458.4) La bondad es viviente, relativa, siempre en progreso; es invariablemente una experiencia personal y está perpetuamente correlacionada con el discernimiento de la verdad y de la belleza. La bondad se encuentra en el reconocimiento de los valores positivos de verdad del nivel espiritual, que deben contrastar, en la experiencia humana, con su contrapartida negativa — las sombras del mal potencial.
132:2.8 (1458.5) Hasta que no alcancéis los niveles del Paraíso, la bondad siempre será más una búsqueda que una posesión, más una meta que una experiencia lograda. Pero cuando se tiene hambre y sed de rectitud, se experimenta una satisfacción creciente cuando se alcanza parcialmente la bondad. La presencia del bien y del mal en el mundo es, en sí misma, una prueba positiva de la existencia y de la realidad de la voluntad moral del hombre, de la personalidad, que identifica así estos valores y también es capaz de escoger entre ellos.
132:2.9 (1458.6) En la época en que un mortal ascendente alcanza el Paraíso, su capacidad para identificar su yo con los verdaderos valores espirituales se ha ampliado tanto, que ha conseguido la posesión perfecta de la luz de la vida. Una personalidad espiritual así perfeccionada se unifica tan completa, divina y espiritualmente con las cualidades supremas y positivas de la bondad, de la belleza y de la verdad, que no queda ninguna posibilidad de que un espíritu así de recto pueda arrojar alguna sombra negativa de mal potencial cuando es expuesto a la luminosidad penetrante de la luz divina de los Soberanos infinitos del Paraíso. En todas estas personalidades espirituales, la bondad ha dejado de ser parcial, contrastante y comparativa; se ha vuelto divinamente completa y espiritualmente plena; se acerca a la pureza y a la perfección del Supremo.
132:2.10 (1458.7) La posibilidad del mal es necesaria para la elección moral, pero su realidad no lo es. Una sombra sólo tiene una realidad relativa. El mal real no es necesario como experiencia personal. El mal potencial funciona igual de bien como estímulo para tomar decisiones en el ámbito del progreso moral, en los niveles inferiores del desarrollo espiritual. El mal sólo se vuelve una realidad de la experiencia personal cuando una mente moral lo escoge deliberadamente.
132:3.1 (1459.1) Nabon era un judío griego y el más importante de los dirigentes del principal culto de misterio en Roma, el culto mitríaco. Aunque este sumo sacerdote del mitracismo mantuvo muchas conversaciones con el escriba de Damasco, lo que le influyó de manera más permanente fue la discusión que tuvieron una noche sobre la verdad y la fe. Nabon había pensado en convertir a Jesús e incluso le había sugerido que regresara a Palestina como educador mitríaco. No sospechaba que Jesús lo estaba preparando para volverse uno de los primeros convertidos al evangelio del reino. Transcrito en una terminología moderna, he aquí en esencia lo que Jesús le enseñó:
132:3.2 (1459.2) La verdad no se puede definir con palabras, sino solamente viviéndola. La verdad es siempre más que el conocimiento. El conocimiento se refiere a las cosas observadas, pero la verdad trasciende estos niveles puramente materiales en el sentido de que se asocia con la sabiduría y engloba unos imponderables tales como la experiencia humana e incluso las realidades espirituales y vivientes. El conocimiento se origina en la ciencia; la sabiduría, en la verdadera filosofía; la verdad, en la experiencia religiosa de la vida espiritual. El conocimiento trata de los hechos; la sabiduría, de las relaciones; la verdad, de los valores de la realidad.
132:3.3 (1459.3) El hombre tiende a cristalizar la ciencia, a formular la filosofía y a dogmatizar la verdad, porque tiene pereza mental para adaptarse a las luchas progresivas de la vida, y porque tiene también un miedo terrible a lo desconocido. El hombre normal es lento en introducir cambios en sus hábitos de pensamiento y en sus técnicas de vida.
132:3.4 (1459.4) La verdad revelada, la verdad descubierta personalmente, es la delicia suprema del alma humana; es la creación conjunta de la mente material y del espíritu interior. La salvación eterna de este alma que discierne la verdad y que ama la belleza, está asegurada por ese hambre y esa sed de bondad que conducen a este mortal a desarrollar una sola finalidad, la de hacer la voluntad del Padre, encontrar a Dios y volverse como él. Nunca existe conflicto entre el verdadero conocimiento y la verdad. Puede haber conflicto entre el conocimiento y las creencias humanas, las creencias teñidas de prejuicios, deformadas por el miedo y dominadas por el terror de tener que afrontar los nuevos hechos de los descubrimientos materiales o de los progresos espirituales.
132:3.5 (1459.5) Pero el hombre nunca puede poseer la verdad sin el ejercicio de la fe. Esto es así porque los pensamientos, la sabiduría, la ética y los ideales del hombre nunca se elevarán por encima de su fe, de su esperanza sublime. Y toda verdadera fe de este tipo está basada en una reflexión profunda, en una autocrítica sincera y en una conciencia moral intransigente. La fe es la inspiración de la imaginación creativa impregnada de espíritu.
132:3.6 (1459.6) La fe actúa para liberar las actividades superhumanas de la chispa divina, el germen inmortal que vive dentro de la mente del hombre, y que es el potencial de la supervivencia eterna. Las plantas y los animales sobreviven en el tiempo mediante la técnica de transmitir partículas idénticas de sí mismos de una generación a la siguiente. El alma humana del hombre (la personalidad) sobrevive a la muerte física asociando su identidad con esta chispa interior de divinidad, que es inmortal, y que actúa para perpetuar la personalidad humana en un nivel continuo y más elevado de existencia progresiva en el universo. La semilla oculta del alma humana es un espíritu inmortal. La segunda generación del alma es la primera de una serie de manifestaciones de la personalidad en existencias espirituales y progresivas, que sólo terminan cuando esta entidad divina alcanza la fuente de su existencia, la fuente personal de toda existencia, Dios, el Padre Universal.
132:3.7 (1459.7) La vida humana continúa — sobrevive — porque tiene una función en el universo, la tarea de encontrar a Dios. El alma del hombre, activada por la fe, no puede detenerse hasta haber alcanzado esta meta de su destino; y una vez que ha conseguido esta meta divina, ya no puede tener fin porque se ha vuelto como Dios — eterna.
132:3.8 (1460.1) La evolución espiritual es una experiencia de la elección creciente y voluntaria de la bondad, acompañada de una disminución igual y progresiva de la posibilidad del mal. Cuando se alcanza la finalidad de elección de la bondad y la plena capacidad para apreciar la verdad, surge a la existencia una perfección de belleza y de santidad cuya rectitud inhibe eternamente la posibilidad de que emerja siquiera el concepto del mal potencial. El alma que conoce así a Dios no proyecta ninguna sombra de mal que ocasione dudas, cuando funciona en un nivel espiritual tan elevado de divina bondad.
132:3.9 (1460.2) La presencia del espíritu del Paraíso en la mente del hombre constituye la promesa de la revelación y la garantía de la fe de una existencia eterna de progresión divina para todas las almas que tratan de identificarse con este fragmento espiritual interior e inmortal del Padre Universal.
132:3.10 (1460.3) El progreso en el universo está caracterizado por una libertad creciente de la personalidad, porque está asociado con el logro progresivo de niveles cada vez más elevados de comprensión de sí mismo y del consiguiente dominio voluntario de sí mismo. Alcanzar la perfección del dominio espiritual de sí mismo equivale a consumar la independencia en el universo y la libertad personal. La fe alimenta y mantiene al alma del hombre en medio de la confusión de su orientación inicial en un universo tan vasto, mientras que la oración se convierte en el gran unificador de las diversas inspiraciones de la imaginación creativa y de los impulsos de fe de un alma que trata de identificarse con los ideales espirituales de la divina presencia interior y asociada.
132:3.11 (1460.4) Nabon se quedó muy impresionado con estas palabras, tal como le sucedía con cada una de sus conversaciones con Jesús. Estas verdades continuaron ardiendo dentro de su corazón, y prestó una gran ayuda a los predicadores del evangelio de Jesús que llegaron más tarde.
132:4.1 (1460.5) Mientras estuvo en Roma, Jesús no dedicó todo su tiempo libre a esta tarea de preparar a hombres y mujeres para que se convirtieran en futuros discípulos del reino venidero. Pasó mucho tiempo adquiriendo un conocimiento íntimo de todas las razas y clases de hombres que vivían en esta ciudad, la más grande y cosmopolita del mundo. En cada uno de estos numerosos contactos humanos, Jesús tenía una doble finalidad: deseaba conocer la reacción de sus interlocutores ante la vida que estaban viviendo en la carne, y también era propenso a decir o a hacer algo que hiciera esta vida más rica y más digna de ser vivida. Durante estas semanas, sus enseñanzas religiosas no fueron diferentes de las que caracterizaron su vida posterior como educador de los doce y predicador para las multitudes.
132:4.2 (1460.6) La idea central de su mensaje era siempre el hecho del amor del Padre celestial y la verdad de su misericordia, unido a la buena nueva de que el hombre es un hijo por la fe de este mismo Dios de amor. La técnica habitual que Jesús utilizaba en sus contactos sociales consistía en hacer preguntas a la gente para hacerles hablar y llevarlos a conversar con él. Al principio de la entrevista, él era el que habitualmente solía hacer las preguntas, y al final eran ellos los que le interrogaban. Tenía la misma habilidad para enseñar haciendo preguntas como contestándolas. Por regla general, a quienes más enseñaba es a quienes menos decía. Los que obtuvieron el mayor beneficio de su ministerio personal fueron los mortales agobiados, ansiosos y deprimidos, que encontraron mucho alivio en esta posibilidad de desahogar sus almas con un oyente compasivo y comprensivo, y él era todo esto y mucho más. Cuando estos seres humanos inadaptados habían contado sus problemas a Jesús, éste siempre estaba en condiciones de ofrecerles sugerencias prácticas e inmediatamente útiles para corregir sus verdaderas dificultades, y nunca dejaba de decirles palabras de alivio para el presente y de inmediato consuelo. A estos mortales afligidos les hablaba invariablemente del amor de Dios, y mediante métodos diversos y variados, les trasmitía el mensaje de que eran los hijos de este afectuoso Padre que está en los cielos.
132:4.3 (1461.1) De esta manera, durante su estancia en Roma, Jesús tuvo personalmente un contacto afectuoso y edificante con más de quinientos mortales del mundo. Consiguió así un conocimiento de las diferentes razas de la humanidad que nunca hubiera podido adquirir en Jerusalén y quizás tampoco en Alejandría. Siempre consideró estos seis meses como uno de los períodos más ricos e instructivos de su vida terrestre.
132:4.4 (1461.2) Como era de esperar, un hombre tan hábil y dinámico no podía vivir así durante seis meses en la metrópolis del mundo sin ser abordado por numerosas personas que deseaban obtener sus servicios para algún negocio o, más a menudo, para algún proyecto de enseñanza, de reforma social o de movimiento religioso. Recibió más de una docena de proposiciones de este tipo, y aprovechó cada una de ellas como una oportunidad para transmitir algún pensamiento de ennoblecimiento espiritual mediante palabras bien escogidas o por medio de algún favor servicial. A Jesús le encantaba hacer cosas — incluso de poca importancia — por toda clase de gente.
132:4.5 (1461.3) Estuvo hablando con un senador romano sobre política y el arte de gobernar, y este único contacto con Jesús hizo tal impresión en este legislador que pasó el resto de su vida tratando en vano de persuadir a sus colegas para que cambiaran el curso de la política en vigor, sustituyendo la idea de un gobierno que mantenía y alimentaba al pueblo, por la de un pueblo que mantuviera al gobierno. Jesús pasó una noche con un rico propietario de esclavos y le habló del hombre como hijo de Dios; al día siguiente, este hombre llamado Claudio concedió la libertad a ciento diecisiete esclavos. Fue a cenar con un médico griego y le hizo saber que sus pacientes tenían una mente y un alma además de un cuerpo, induciendo así a este experto doctor a esforzarse por ayudar más ampliamente a sus semejantes. Conversó con todo tipo de personas de todos los ambientes y profesiones. El único lugar de Roma que no visitó fueron los baños públicos. Rehusó acompañar a sus amigos a los baños a causa de la promiscuidad sexual que predominaba allí.
132:4.6 (1461.4) Mientras caminaba con un soldado romano a lo largo del Tiber, Jesús le dijo: «Que tu corazón sea tan valiente como tu brazo. Atrévete a hacer justicia y sé lo bastante noble como para mostrar misericordia. Obliga a tu naturaleza inferior a obedecer a tu naturaleza superior, como tú obedeces a tus superiores. Venera la bondad y exalta la verdad. Escoge la belleza en lugar de la fealdad. Ama a tus semejantes y busca a Dios con todo tu corazón, porque Dios es tu Padre que está en los cielos».
132:4.7 (1461.5) Al orador del foro le dijo: «Tu elocuencia es placentera, tu lógica es admirable, tu voz es agradable, pero tu enseñanza no refleja la verdad. Si pudieras tan sólo disfrutar de la satisfacción inspiradora de conocer a Dios como tu Padre espiritual, entonces podrías emplear tu capacidad de orador para liberar a tus semejantes de la servidumbre de las tinieblas y de la esclavitud de la ignorancia». Éste fue el mismo Marcos que escuchó predicar a Pedro en Roma y se convirtió en su sucesor. Cuando crucificaron a Simón Pedro, este hombre fue el que desafió a los perseguidores romanos y continuó predicando audazmente el nuevo evangelio.
132:4.8 (1462.1) Al encontrarse con un pobre hombre que había sido acusado falsamente, Jesús lo acompañó ante el magistrado y, una vez que le concedieron la autorización especial de comparecer en su nombre, pronunció un magnífico discurso en el cual dijo: «La justicia engrandece a una nación, y cuanto más grande es una nación, más cuidado pondrá en que la injusticia no alcance ni al más humilde de sus ciudadanos. ¡Pobre de la nación en la que sólo los que poseen dinero e influencia pueden obtener una justicia pronta de sus tribunales! Un magistrado tiene el deber sagrado de absolver al inocente así como de castigar al culpable. La continuidad de una nación depende de la imparcialidad, de la equidad y de la integridad de sus tribunales. El gobierno civil está basado en la justicia, así como la verdadera religión está basada en la misericordia». El juez reconsideró el caso y después de examinar las pruebas, absolvió al acusado. De todas las actividades de Jesús durante este período de ministerio personal, ésta fue la que estuvo más cerca de ser una aparición pública.
132:5.1 (1462.2) Cierto hombre rico, ciudadano romano y estoico, llegó a interesarse mucho por las enseñanzas de Jesús, a quien había sido presentado por Angamón. Después de muchas conversaciones cordiales, este rico ciudadano preguntó a Jesús qué haría él con la riqueza si la tuviera, y Jesús le contestó: «Dedicaría la riqueza material a mejorar la vida material, al igual que utilizaría el conocimiento, la sabiduría y el servicio espiritual para enriquecer la vida intelectual, ennoblecer la vida social y hacer progresar la vida espiritual. Administraría la riqueza material como un depositario prudente y eficaz de los recursos de una generación, para el beneficio y el ennoblecimiento de las generaciones próximas y sucesivas».
132:5.2 (1462.3) Pero el hombre rico no estaba satisfecho del todo con la respuesta de Jesús, y se atrevió a preguntar de nuevo: «¿Pero qué crees que debería hacer con su riqueza un hombre que estuviera en mi lugar? ¿Debería guardarla o repartirla?» Cuando Jesús se dio cuenta de que este hombre deseaba realmente conocer mejor la verdad sobre su lealtad a Dios y su deber hacia los hombres, amplió su respuesta diciéndole: «Mi buen amigo, discierno que buscas sinceramente la sabiduría y que amas honradamente la verdad; por eso me propongo exponerte mi punto de vista sobre la solución de tus problemas relacionados con las responsabilidades de la riqueza. Hago esto porque has pedido mi consejo, y al ofrecerte esta reflexión, no me intereso por la riqueza de ningún otro hombre rico; mi consejo es sólo para ti y para tu conducta personal. Si deseas honradamente considerar tu riqueza como un depósito, si quieres realmente convertirte en un administrador prudente y eficaz de tu riqueza acumulada, entonces te aconsejaría que hicieras el siguiente análisis de los orígenes de tus riquezas. Pregúntate, y haz todo lo posible por encontrar la respuesta honrada, ¿de dónde procede esta riqueza? Para ayudarte a analizar los orígenes de tu gran fortuna, te sugeriría que recordaras los siguientes diez métodos diferentes de acumular bienes materiales:
132:5.3 (1462.4) «1. La riqueza heredada — los bienes recibidos de los padres y de otros antepasados.
132:5.4 (1462.5) «2. La riqueza descubierta — los bienes que proceden de los recursos no explotados de la madre Tierra.
132:5.5 (1462.6) «3. La riqueza comercial — los bienes obtenidos como un beneficio justo en el intercambio y el trueque de las mercancías materiales.
132:5.6 (1462.7) «4. La riqueza injusta — los bienes procedentes de la explotación injusta o de la esclavitud de nuestros semejantes.
132:5.7 (1463.1) «5. La riqueza del interés — el beneficio derivado de las posibilidades de una ganancia justa y equitativa por los capitales invertidos.
132:5.8 (1463.2) «6. La riqueza debida al talento — los bienes resultantes de las recompensas por los dones creativos e inventivos de la mente humana.
132:5.9 (1463.3) «7. la riqueza accidental — los bienes procedentes de la generosidad de nuestros semejantes o que tienen su origen en las circunstancias de la vida.
132:5.10 (1463.4) «8. La riqueza robada — los bienes obtenidos mediante la injusticia, la picardía, el robo o el fraude.
132:5.11 (1463.5) «9. Los fondos en depósito — la riqueza colocada en tus manos por tus semejantes para una utilidad específica, presente o futura.
132:5.12 (1463.6) «10. La riqueza ganada — los bienes que proceden directamente de tu propio trabajo personal, la recompensa justa y equitativa por tus propios esfuerzos diarios, mentales o físicos.
132:5.13 (1463.7) «Así pues, amigo mío, si quieres ser un administrador fiel y justo de tu gran fortuna, ante Dios y al servicio de los hombres, debes dividirla aproximadamente en estos diez grandes grupos, y luego administrar cada porción de acuerdo con la interpretación sabia y honrada de las leyes de la justicia, de la equidad, de la honradez y de la verdadera eficacia. No obstante, el Dios del cielo no te condenará si, en situaciones dudosas, a veces te equivocas a favor de una consideración misericordiosa y desinteresada por la aflicción de las víctimas que sufren las desgraciadas circunstancias de la vida mortal. Cuando tengas dudas honradas sobre la equidad y la justicia de una situación material, que tus decisiones favorezcan a los que están necesitados y ayuden a los que sufren la desdicha de unas penalidades inmerecidas».
132:5.14 (1463.8) Después de discutir estas cuestiones durante varias horas, el hombre rico solicitó instrucciones más completas y detalladas, y Jesús amplió su consejo diciendo en sustancia: «Al ofrecerte nuevas sugerencias relativas a tu actitud hacia la riqueza, te exhortaría a que recibieras mi consejo como destinado exclusivamente para ti y para tu conducta personal. Sólo hablo por cuenta propia y para ti como a un amigo que busca información. Te ruego que no dictes a otros hombres ricos cómo deben estimar su riqueza. Te aconsejaría que:
132:5.15 (1463.9) «1. Como administrador de una riqueza heredada, deberías considerar sus orígenes. Tienes la obligación moral de representar a la generación anterior en la transmisión honrada de una riqueza legítima a las generaciones siguientes, después de deducir una tasa justa para el beneficio de la generación presente. Pero no estás obligado a perpetuar cualquier fraude o injusticia implicados en la acumulación injusta de unas riquezas por parte de tus antepasados. Cualquier porción de tu riqueza heredada que resulte provenir del fraude o de la injusticia, puedes desembolsarla de acuerdo con tus convicciones de la justicia, de la generosidad y de la restitución. En cuanto al resto de tu riqueza legítimamente heredada, puedes utilizarla con equidad y trasmitirla con seguridad como depositario de una generación para la siguiente. Una sabia discriminación y un juicio sano deberían dictar tus decisiones en cuanto al legado de las riquezas a tus sucesores.
132:5.16 (1463.10) «2. Todo aquel que disfruta de la riqueza como resultado de un descubrimiento debería recordar que un individuo sólo puede vivir en la Tierra un corto período de tiempo; por consiguiente, debería tomar las disposiciones adecuadas para compartir estos descubrimientos de manera útil con el mayor número posible de sus semejantes. Aunque al descubridor no hay que negarle toda recompensa por sus esfuerzos de descubrimiento, tampoco debería atreverse egoístamente a reclamar todas las ventajas y bendiciones que se pueden obtener de la puesta al descubierto de los recursos atesorados por la naturaleza.
132:5.17 (1464.1) «3. Mientras que los hombres escojan concertar los negocios del mundo mediante el comercio y el trueque, tienen derecho a un beneficio justo y legítimo. Todo comerciante merece una remuneración por sus servicios; el negociante tiene derecho a su salario. La equidad comercial y el trato honrado que se otorga a los semejantes en los negocios organizados del mundo, crean muchos tipos diferentes de riquezas debidas a los beneficios, y todas estas fuentes de riqueza deben ser juzgadas según los principios más elevados de la justicia, la honradez y la equidad. El comerciante honrado no debería dudar en percibir el mismo beneficio que concedería gustosamente a un colega suyo por una operación similar. Aunque este tipo de riqueza, cuando los negocios se realizan a gran escala, no es idéntico a los ingresos ganados individualmente, al mismo tiempo, una riqueza acumulada así honradamente confiere a su poseedor un voto de una considerable equidad en el momento de repartirla posteriormente.
132:5.18 (1464.2) «4. Ningún mortal que conoce a Dios y trata de hacer la voluntad divina puede rebajarse hasta comprometerse con las opresiones de la riqueza. Ningún hombre noble se esforzará por acumular riquezas y amasar un poder financiero mediante la esclavización o la explotación injusta de sus hermanos en la carne. Cuando proceden del sudor de los mortales oprimidos, las riquezas son una maldición moral y una infamia espiritual. Toda riqueza de este tipo debería ser restituida a quienes han sido así desposeídos, o a sus hijos y a los hijos de sus hijos. No se puede construir una civilización duradera sobre la práctica de engañar al trabajador en su salario.
132:5.19 (1464.3) «5. La riqueza honrada tiene derecho a unos intereses. Mientras que los hombres pidan prestado y concedan préstamos, pueden percibir un interés equitativo siempre que el capital prestado proceda de una riqueza legítima. Purifica primero tu capital antes de reclamar los intereses. No te vuelvas tan despreciable y avaricioso como para rebajarte a practicar la usura. No te permitas nunca ser tan egoísta como para emplear el poder del dinero para obtener una ventaja injusta sobre tus semejantes que luchan. No cedas a la tentación de ser usurero con tu hermano que tiene apuros financieros.
132:5.20 (1464.4) «6. Si llegas a conseguir la riqueza mediante el despliegue de tu talento, si tus riquezas proceden de las remuneraciones por tus dotes inventivas, no reclames una porción injusta de dichas remuneraciones. El talento le debe algo tanto a sus antepasados como a sus descendientes; también tiene obligaciones con respecto a la raza, a la nación y a las circunstancias de sus descubrimientos ingeniosos; debería recordar también que trabajó y elaboró sus inventos como un hombre entre los hombres. Sería igualmente injusto impedir que una persona ingeniosa pueda incrementar su riqueza. A los hombres siempre les resultará imposible establecer leyes y reglas que se apliquen por igual a todos estos problemas de la distribución equitativa de la riqueza. Primero debes reconocer al hombre como hermano tuyo, y si deseas honradamente hacer por él lo que quisieras que hiciera por ti, los dictados elementales de la justicia, de la honradez y de la equidad te guiarán para arreglar de manera justa e imparcial todos los problemas recurrentes de las remuneraciones económicas y de la justicia social.
132:5.21 (1464.5) «7. Ningún hombre debería reclamar para sí una riqueza que el tiempo y la suerte pueden haber depositado entre sus manos, excepto los honorarios justos y legítimos obtenidos por administrarla. Las riquezas accidentales deberían considerarse un poco como un depósito para ser empleado en beneficio de nuestro grupo económico o social. Los poseedores de estas riquezas deberían tener el voto principal a la hora de determinar la distribución sabia y eficaz de estos recursos no ganados. El hombre civilizado no siempre considerará todo lo que controla como su propiedad personal y privada.
132:5.22 (1465.1) «8. Si una porción determinada de tu fortuna ha sido obtenida adrede por medio del fraude, si una fracción de tus bienes ha sido acumulada mediante prácticas fraudulentas o métodos no equitativos, si tus riquezas son el producto de negocios tratados injustamente con tus semejantes, apresúrate a restituir todas esas ganancias mal adquiridas a sus legítimos dueños. Efectúa todas las compensaciones necesarias y depura así tu fortuna de todos sus elementos indignos.
132:5.23 (1465.2) «9. La administración de los bienes que una persona realiza en beneficio de otras es una responsabilidad solemne y sagrada. No arriesgues ni pongas en peligro ese depósito. Coge únicamente para ti, de cualquier depósito, la fracción que aprobarían todos los hombres honrados.
132:5.24 (1465.3) «10. Aquella parte de tu fortuna que representa los ingresos de tus propios esfuerzos físicos y mentales — si has trabajado con honradez y equidad — es verdaderamente tuya. Nadie puede negarte el derecho a tener y a utilizar esa riqueza como lo estimes conveniente, siempre que el ejercicio de ese derecho no perjudique a tus semejantes».
132:5.25 (1465.4) Cuando Jesús hubo terminado de darle estos consejos, el rico romano se levantó de su diván y, al desearle las buenas noches, le hizo esta promesa: «Mi buen amigo, percibo que eres un hombre de gran sabiduría y bondad; mañana mismo empezaré a administrar todos mis bienes de acuerdo con tu consejo».
132:6.1 (1465.5) Fue también aquí en Roma donde se produjo aquel incidente enternecedor durante el cual el Creador de un universo pasó varias horas devolviendo un niño perdido a su madre angustiada. Este chico se había extraviado al alejarse de su casa, y Jesús lo encontró llorando desconsoladamente. Jesús y Ganid iban camino de las bibliotecas, pero se consagraron a llevar al niño a su casa. Ganid nunca olvidó el comentario de Jesús: «Sabes, Ganid, la mayoría de los seres humanos son como este niño perdido. Pasan mucho tiempo llorando de temor y sufriendo de aflicción, cuando en verdad se encuentran muy cerca del amparo y de la seguridad, de la misma manera que este niño no estaba lejos de su casa. Todos aquellos que conocen el camino de la verdad y gozan de la seguridad de conocer a Dios, deberían considerar como un privilegio, y no como un deber, ofrecer su orientación a sus semejantes en sus esfuerzos por encontrar las satisfacciones de la vida. ¿No hemos disfrutado de manera suprema con este servicio de devolver el niño a su madre? De la misma forma, los que conducen los hombres a Dios experimentan la satisfacción suprema del servicio humano». A partir de aquel día y durante el resto de su vida en la Tierra, Ganid siempre estuvo a la búsqueda de niños perdidos que pudiera devolver a su hogar.
132:6.2 (1465.6) Había una viuda con cinco hijos cuyo marido había muerto en un accidente. Jesús contó a Ganid cómo él mismo había perdido a su padre en un accidente, y fueron muchas veces a consolar a esta madre y a sus hijos, mientras que Ganid solicitó dinero a su padre para proporcionarles alimento y ropa. No pararon en sus esfuerzos hasta que encontraron un empleo para el hijo mayor, de manera que pudiera ayudar a mantener a la familia.
132:6.3 (1465.7) Aquella noche, mientras Gonod escuchaba el relato de estas experiencias, dijo cariñosamente a Jesús: «Me propongo hacer de mi hijo un erudito o un hombre de negocios, y ahora empiezas a hacer de él un filósofo o un filántropo». Jesús replicó sonriendo: «Quizás hagamos de él las cuatro cosas; podrá gozar entonces de una cuádruple satisfacción en la vida, porque su oído hecho para reconocer la melodía humana podrá apreciar cuatro tonos en vez de uno». Entonces dijo Gonod: «Percibo que eres realmente un filósofo. Debes escribir un libro para las generaciones futuras». Y Jesús respondió: «No un libro — mi misión es vivir una vida en esta generación y para todas las generaciones. Yo...». Pero se detuvo y le dijo a Ganid: «Hijo mío, es hora de acostarse».
132:7.1 (1466.1) Jesús, Gonod y Ganid hicieron cinco viajes desde Roma hacia puntos interesantes del territorio circundante. Durante su visita a los lagos del norte de Italia, Jesús tuvo una larga conversación con Ganid sobre la imposibilidad de enseñarle a un hombre cosas sobre Dios, si ese hombre no desea conocer a Dios. Mientras viajaban hacia los lagos, se habían encontrado por casualidad con un pagano irreflexivo, y Ganid se sorprendió al ver que Jesús no utilizaba su técnica habitual de entablar una conversación con aquel hombre, que hubiera conducido de manera natural a discutir sobre cuestiones espirituales. Cuando Ganid preguntó a su maestro por qué mostraba tan poco interés por este pagano, Jesús respondió:
132:7.2 (1466.2) «Ganid, este hombre no tenía hambre de la verdad. No estaba descontento de sí mismo. No estaba preparado para pedir ayuda, y los ojos de su mente no estaban abiertos para recibir la luz destinada al alma. Este hombre no estaba maduro para la cosecha de la salvación. Hay que concederle más tiempo para que las pruebas y las dificultades de la vida lo preparen para recibir la sabiduría y el conocimiento superior. O bien, si pudiera venir a vivir con nosotros, podríamos mostrarle al Padre que está en los cielos con nuestra manera de vivir; nuestras vidas, como hijos de Dios, podrían atraerlo hasta el punto de que se vería obligado a preguntar sobre nuestro Padre. No se puede revelar a Dios a los que no lo buscan; no se puede conducir a las alegrías de la salvación a un alma que no lo desea. Es preciso que el hombre tenga hambre de la verdad como resultado de las experiencias de la vida, o que desee conocer a Dios como consecuencia del contacto con la vida de aquellos que conocen al Padre divino, antes de que otro ser humano pueda actuar como intermediario para conducir a ese compañero mortal hacia el Padre que está en los cielos. Si conocemos a Dios, nuestra verdadera tarea en la Tierra consiste en vivir de tal manera que permitamos al Padre revelarse en nuestra vida, y así todas las personas que buscan a Dios verán al Padre y solicitarán nuestra ayuda para averiguar más cosas sobre el Dios que logra expresarse de ese modo en nuestra vida».
132:7.3 (1466.3) En el transcurso de la visita a Suiza, mientras estaban en las montañas, Jesús tuvo una conversación de un día entero con el padre y el hijo sobre el budismo. Ganid había hecho muchas veces preguntas directas a Jesús sobre Buda, pero siempre había recibido respuestas más o menos evasivas. Aquel día, en presencia de su hijo, el padre le hizo a Jesús una pregunta directa acerca de Buda, y recibió una respuesta directa. Gonod dijo: «Me gustaría saber de verdad lo que piensas de Buda». Y Jesús contestó:
132:7.4 (1466.4) «Vuestro Buda fue mucho mejor que vuestro budismo. Buda fue un gran hombre e incluso un profeta para su pueblo, pero fue un profeta huérfano. Con esto quiero decir que perdió de vista muy pronto a su Padre espiritual, el Padre que está en los cielos. Su experiencia fue trágica. Intentó vivir y enseñar como mensajero de Dios, pero sin Dios. Buda dirigió su nave de salvación directamente hacia el puerto seguro, hasta la entrada de la ensenada de la salvación de los mortales, pero allí, a causa de unas cartas de navegación equivocadas, la buena nave encalló. Allí ha continuado durante muchas generaciones, inmóvil y casi desesperadamente varada. Y en este barco han permanecido muchos de vuestros compatriotas todos estos años. Viven a un tiro de piedra de las aguas seguras de la ensenada, pero se niegan a entrar porque la noble embarcación del buen Buda tuvo la desgracia de varar casi a la entrada del puerto. Los pueblos budistas nunca entrarán en esta ensenada a menos que abandonen la embarcación filosófica de su profeta y se agarren a su noble espíritu. Si vuestro pueblo hubiera permanecido fiel al espíritu de Buda, hace mucho tiempo que hubierais entrado en vuestro puerto de la tranquilidad de espíritu, del descanso del alma y de la seguridad de la salvación.
132:7.5 (1467.1) »Ya ves, Gonod, Buda conocía a Dios en espíritu, pero no logró descubrirlo claramente en su mente; los judíos descubrieron a Dios en la mente, pero olvidaron ampliamente conocerlo en espíritu. Hoy, los budistas chapotean en una filosofía sin Dios, mientras que mi pueblo está lastimosamente encadenado al temor de un Dios sin una filosofía salvadora de vida y de libertad. Vosotros tenéis una filosofía sin Dios; los judíos tienen un Dios, pero carecen ampliamente de una filosofía de vida que esté en relación con ello. Al no tener una visión de Dios como espíritu y como Padre, Buda no consiguió proporcionar en su enseñanza la energía moral y la fuerza motriz espiritual que debe poseer una religión para cambiar a una raza y elevar a una nación».
132:7.6 (1467.2) Entonces Ganid exclamó: «Maestro, elaboremos tú y yo una nueva religión, que sea lo bastante buena para la India y lo bastante grande para Roma, y quizás podamos ofrecérsela a los judíos a cambio de Yahvé». Jesús replicó: «Ganid, las religiones no se elaboran. Las religiones de los hombres se desarrollan durante largos períodos de tiempo, mientras que las revelaciones de Dios brillan sobre la Tierra en la vida de los hombres que revelan a Dios a sus semejantes». Pero Gonod y Ganid no comprendieron el significado de estas palabras proféticas.
132:7.7 (1467.3) Aquella noche, después de acostarse, Ganid no pudo dormir. Estuvo hablando mucho tiempo con su padre y finalmente le dijo, «Sabes, padre, a veces pienso que Josué es un profeta». Su padre le respondió solamente, con tono somnoliento: «Hijo mío, hay otros...».
132:7.8 (1467.4) A partir de este día, y durante el resto de su vida terrestre, Ganid continuó desarrollando una religión propia. Mentalmente, se sentía poderosamente incitado por la amplitud de miras, la equidad y la tolerancia de Jesús. En todas sus conversaciones sobre filosofía y religión, este joven nunca experimentó resentimientos ni reacciones de antagonismo.
132:7.9 (1467.5) ¡Qué escena para ser contemplada por las inteligencias celestiales, la de este espectáculo del joven indio proponiéndole al Creador de un universo que elaboraran una nueva religión! Aunque el joven no lo sabía, en aquel momento y lugar estaban elaborando una religión nueva y eterna — un nuevo camino de salvación, la revelación de Dios al hombre a través de Jesús y en Jesús. Lo que el joven más deseaba hacer en el mundo, lo estaba haciendo inconscientemente en ese momento. Siempre fue y siempre es así. Aquello que una imaginación humana iluminada y reflexiva, instruida y guiada por el espíritu, desea ser y hacer desinteresadamente y de todo corazón, se vuelve sensiblemente creativo según el grado en que el mortal esté consagrado a hacer divinamente la voluntad del Padre. Cuando el hombre se asocia con Dios, grandes cosas pueden suceder, y de hecho suceden.
El libro de Urantia
Documento 133
133:0.1 (1468.1) AL prepararse para dejar Roma, Jesús no se despidió de ninguno de sus amigos. El escriba de Damasco apareció en Roma sin anunciarse y desapareció de la misma manera. Tuvo que transcurrir un año entero para que los que lo conocían y lo amaban renunciaran a la esperanza de volverlo a ver. Antes del final del segundo año, pequeños grupos de los que lo habían conocido empezaron a juntarse debido a su interés común por sus enseñanzas y a los recuerdos mutuos de los buenos momentos pasados con él. Estos pequeños grupos de estoicos, cínicos y miembros de los cultos de misterio continuaron manteniendo estas reuniones irregulares e informales hasta el mismo momento en que los primeros predicadores de la religión cristiana aparecieron en Roma.
133:0.2 (1468.2) Gonod y Ganid habían comprado tantas cosas en Alejandría y Roma que enviaron de antemano todas sus pertenencias a Tarento en una caravana de animales de carga, mientras que los tres viajeros caminaban cómodamente a través de Italia por la gran vía Apia. Durante este viaje se encontraron con toda clase de seres humanos. Muchos nobles ciudadanos romanos y colonos griegos vivían a lo largo de esta ruta, pero los descendientes de un gran número de esclavos inferiores ya empezaban a hacer su aparición.
133:0.3 (1468.3) Un día mientras descansaban para almorzar, aproximadamente a medio camino de Tarento, Ganid le hizo a Jesús una pregunta directa para saber lo que pensaba del sistema de castas de la India. Jesús contestó: «Aunque los seres humanos difieren unos de otros de muchas maneras, todos los mortales están en igualdad de condiciones ante Dios y el mundo espiritual. A los ojos de Dios sólo existen dos grupos de mortales: los que desean hacer su voluntad y los que no lo desean. Cuando el universo contempla un mundo habitado, discierne igualmente dos grandes clases: los que conocen a Dios y los que no lo conocen. Los que no pueden conocer a Dios son contados entre los animales de un mundo determinado. Los seres humanos se pueden dividir propiamente en muchas categorías según requisitos diferentes, pues se les puede considerar desde un punto de vista físico, mental, social, profesional o moral, pero cuando estas diferentes clases de mortales comparecen ante el tribunal de Dios, se presentan en igualdad de condiciones. En verdad Dios no hace acepción de personas. Aunque no se puede evitar reconocer las diferencias de aptitudes y dotaciones humanas en los terrenos intelectual, social y moral, no habría que hacer ninguna distinción de este tipo en la fraternidad espiritual de los hombres cuando se reúnen para adorar en la presencia de Dios».
133:1.1 (1468.4) Una tarde se produjo un incidente muy interesante al borde de la carretera, cuando se acercaban a Tarento. Observaron que un joven tosco y fanfarrón estaba atacando brutalmente a un muchacho más pequeño. Jesús se apresuró a socorrer al joven agredido, y una vez que lo hubo rescatado, mantuvo firmemente al agresor hasta que el muchacho más pequeño pudo huir. En cuanto Jesús soltó al pequeño peleón, Ganid se abalanzó sobre el muchacho y empezó a darle una buena paliza; ante el asombro de Ganid, Jesús intervino inmediatamente. Refrenó a Ganid y permitió que el asustado muchacho saliera huyendo. Tan pronto como recobró el aliento, Ganid exclamó con agitación: «Maestro, no consigo comprenderte. Si la misericordia requiere que rescates al muchacho más pequeño, ¿no exige la justicia que se castigue al agresor más grande?». Jesús le respondió:
133:1.2 (1469.1) «Ganid, es bien cierto que no comprendes. El ministerio de la misericordia es siempre un trabajo individual, pero el castigo de la justicia es una función de los grupos administrativos de la sociedad, del gobierno o del universo. Como individuo estoy obligado a mostrar misericordia; tenía que ir a rescatar al muchacho agredido, y con toda lógica, debía emplear la fuerza suficiente para contener al agresor. Eso es exactamente lo que he hecho. He logrado liberar al muchacho agredido y ahí termina el ministerio de la misericordia. Luego he retenido por la fuerza al agresor el tiempo necesario para permitir que la parte más débil de la disputa pudiera huir, después de lo cual me he retirado del asunto. No me he puesto a juzgar al agresor, examinando sus motivos — determinando todos los factores que entraban en juego en el ataque a su semejante — para luego proceder a infligir el castigo que mi mente pudiera dictar como justa retribución por su mala acción. Ganid, la misericordia puede ser pródiga, pero la justicia es precisa. ¿No te das cuenta de que no hay dos personas que se pongan de acuerdo sobre el castigo que daría satisfacción a las exigencias de la justicia? Una querría imponer cuarenta latigazos, otra veinte, mientras que una tercera recomendaría la celda de aislamiento como justo castigo. ¿No puedes ver que en este mundo es mejor que tales responsabilidades recaigan sobre la colectividad, o sean administradas por los representantes escogidos de esa colectividad? En el universo, el acto de juzgar está a cargo de aquellos que conocen plenamente los antecedentes de todas las malas acciones, así como sus motivos. En una sociedad civilizada y en un universo organizado, la administración de la justicia presupone el pronunciamiento de una sentencia justa después de un juicio equitativo, y estas prerrogativas corresponden a los cuerpos judiciales de los mundos y a los administradores omniscientes de los universos superiores de toda la creación».
133:1.3 (1469.2) Durante varios días conversaron sobre este problema de manifestar misericordia y de administrar justicia. Ganid comprendió, al menos en cierta medida, por qué Jesús se negaba a participar en las peleas personales. Pero Ganid hizo una última pregunta, a la que nunca recibió una respuesta plenamente satisfactoria; esta pregunta fue: «Pero, Maestro, si una criatura de mal carácter y más fuerte te atacara y amenazara con destruirte, ¿qué harías? ¿No harías ningún esfuerzo por defenderte?» Jesús no podía responder de una manera completa y satisfactoria a la pregunta del muchacho, puesto que no quería revelarle que él (Jesús) estaba viviendo en la Tierra para dar ejemplo del amor del Padre Paradisiaco a un universo que lo contemplaba. Sin embargo le dijo lo siguiente:
133:1.4 (1469.3) «Ganid, comprendo muy bien que algunos de estos problemas te dejen perplejo, y voy a procurar contestar a tu pregunta. Ante cualquier ataque que se pudiera hacer contra mi persona, primero determinaría si el agresor es o no un hijo de Dios — mi hermano en la carne. Si yo estimara que esa criatura no posee juicio moral ni razón espiritual, me defendería sin vacilar hasta el límite de mi fuerza de resistencia, sin preocuparme por las consecuencias para el agresor. Pero no me comportaría así con un semejante que tuviera la condición de la filiación, ni siquiera en defensa propia. Es decir, no lo castigaría de antemano y sin juicio por haberme atacado. Mediante todas las estratagemas posibles, trataría de impedir y de disuadirlo de que lanzara su ataque, y de mitigarlo en caso de que no consiguiera abortarlo. Ganid, tengo una confianza absoluta en la protección de mi Padre celestial. Estoy consagrado a hacer la voluntad de mi Padre que está en los cielos. No creo que pueda sucederme ningún daño real; no creo que la obra de mi vida pueda ser puesta en peligro realmente por cualquier cosa que mis enemigos pudieran desear hacerme, y es seguro que no tenemos que temer ninguna violencia por parte de nuestros amigos. Estoy absolutamente convencido de que el universo entero es amistoso conmigo — insisto en creer en esta verdad todopoderosa con una confianza total, a pesar de todas las apariencias en contra».
133:1.5 (1470.1) Pero Ganid no estaba satisfecho por completo. Conversaron muchas veces sobre estos temas, y Jesús le contó algunas de sus experiencias infantiles; le habló también de Jacobo, el hijo del albañil. Al enterarse de cómo Jacobo se había erigido a sí mismo en defensor de Jesús, Ganid dijo: «¡Oh, empiezo a comprender! En primer lugar, sería muy raro que un ser humano normal quisiera atacar a una persona tan bondadosa como tú, e incluso si alguien fuera tan irreflexivo como para hacerlo, es casi seguro que algún otro mortal estaría a la mano para acudir en tu ayuda, como tú mismo te apresuras siempre a socorrer a cualquier persona que se encuentra en apuros. Maestro, estoy de acuerdo contigo en mi corazón, pero en mi cabeza continúo pensando que si yo hubiera sido Jacobo, hubiera disfrutado castigando a aquellos brutos que se atrevían a atacarte sólo porque pensaban que no te defenderías. Supongo que viajas con bastante seguridad a través de la vida, puesto que pasas mucho tiempo ayudando a otros y socorriendo a tus semejantes en apuros — así pues, es muy probable que siempre haya alguien al alcance de la mano para defenderte». Y Jesús replicó: «Esa prueba aún no ha llegado, Ganid, y cuando llegue, deberemos atenernos a la voluntad del Padre». Esto fue casi todo lo que el muchacho pudo sacarle a su maestro sobre el difícil tema de la defensa propia y de la no resistencia. En otra ocasión consiguió arrancarle a Jesús la opinión de que la sociedad organizada tenía todo el derecho a emplear la fuerza para hacer que se ejecuten sus justos mandatos.
133:2.1 (1470.2) Mientras que se demoraban en el embarcadero esperando que el barco descargara, los viajeros observaron a un hombre que estaba maltratando a su mujer. Como era su costumbre, Jesús intervino a favor de la persona agredida. Se acercó por detrás del marido enfurecido, y dándole una suave palmadita en el hombro, le dijo: «Amigo mío, ¿puedo hablar contigo a solas un momento?» El hombre irritado se quedó desconcertado por esta intervención, y después de un momento de vacilación embarazosa, balbuceó: «¿Eh...por qué...sí, ¿qué quieres de mí?» Jesús lo llevó aparte y le dijo: «Amigo mío, supongo que ha debido sucederte algo terrible; tengo muchísimo deseo de que me cuentes qué le ha podido suceder a un hombre fuerte como tú para inducirle a atacar a su mujer, la madre de sus hijos, y además aquí a la vista de todo el mundo. Estoy seguro de que tienes la sensación de poseer alguna buena razón para esta agresión. ¿Qué ha hecho tu mujer para merecer un trato semejante por parte de su marido? Al observarte, creo discernir en tu rostro el amor por la justicia, si no el deseo de mostrar misericordia. Me aventuro a decir que, si me encontraras a un lado del camino, atacado por unos ladrones, te abalanzarías sin titubeos para socorrerme. Me atrevo a decir que has realizado muchas de estas acciones valientes en el transcurso de tu vida. Ahora, amigo mío, dime de qué se trata. ¿Ha hecho tu mujer algo malo, o has perdido tontamente la cabeza y la has agredido sin reflexionar?» El corazón de este hombre se sintió conmovido, no tanto por las palabras de Jesús como por la mirada bondadosa y la simpática sonrisa que éste le ofreció al concluir sus observaciones. El hombre dijo: «Veo que eres un sacerdote de los cínicos, y te agradezco que me hayas refrenado. Mi mujer no ha hecho nada realmente malo; es una buena mujer, pero me irrita por la manera que tiene de buscar camorra en público, y pierdo mi sangre fría. Lamento mi falta de autocontrol y prometo tratar de vivir de acuerdo con la antigua promesa que le hice a uno de tus hermanos, que me enseñó el mejor camino hace muchos años. Te lo prometo.»
133:2.2 (1471.1) Entonces, al decirle adiós, Jesús añadió: «Hermano mío, recuerda siempre que el hombre no tiene ninguna autoridad legítima sobre la mujer, a menos que la mujer le haya dado de buena gana y voluntariamente esa autoridad. Tu esposa se ha comprometido a atravesar la vida contigo, a ayudarte en las luchas que comporta y a asumir la mayor parte de la carga consistente en dar a luz y criar a tus hijos; a cambio de este servicio especial, es simplemente equitativo que reciba de ti esa protección especial que el hombre puede dar a la mujer como a la compañera que tiene que llevar dentro de sí, dar a luz y alimentar a los hijos. La consideración y los cuidados afectuosos que un hombre está dispuesto a conceder a su esposa y a sus hijos, indican la medida en que ese hombre ha alcanzado los niveles superiores de la conciencia espiritual y creativa. ¿No sabes que los hombres y las mujeres están asociados con Dios, en el sentido de que cooperan para crear seres que crecen hasta poseer el potencial de almas inmortales? El Padre que está en los cielos trata como a un igual al Espíritu Madre de los hijos del universo. Es parecerse a Dios compartir tu vida y todo lo relacionado con ella en términos de igualdad con la compañera y madre que comparte contigo tan plenamente esa experiencia divina de reproduciros en las vidas de vuestros hijos. Si puedes amar a tus hijos como Dios te ama a ti, amarás y apreciarás a tu esposa como el Padre que está en los cielos honra y exalta al Espíritu Infinito, la madre de todos los hijos espirituales de un vasto universo».
133:2.3 (1471.2) Al subir a bordo del barco, se volvieron para contemplar la escena de la pareja que, con lágrimas en los ojos, permanecía abrazada en silencio. Habiendo oído la última parte del mensaje de Jesús a aquel hombre, Gonod se pasó todo el día meditando en el tema, y decidió reorganizar su hogar cuando regresara a la India.
133:2.4 (1471.3) El viaje hasta Nicópolis fue agradable pero lento, porque el viento no era favorable. Los tres pasaron muchas horas reviviendo sus experiencias en Roma y recordando todo lo que les había sucedido desde que se conocieron por primera vez en Jerusalén. Ganid se iba impregnando con el espíritu del ministerio personal. Empezó a ejercerlo con el despensero del barco, pero al segundo día, cuando se metió en las aguas profundas de la religión, llamó a Josué para que le echara una mano.
133:2.5 (1471.4) Pasaron varios días en Nicópolis, la ciudad que Augusto había fundado unos cincuenta años antes como «ciudad de la victoria», en conmemoración de la batalla de Actium, pues en este lugar había acampado con su ejército antes de la batalla. Se alojaron en la casa de un tal Jerami, un prosélito griego de la fe judía, a quien habían conocido a bordo del barco. El apóstol Pablo pasó todo el invierno con el hijo de Jerami en esta misma casa, en el transcurso de su tercer viaje misionero. Desde Nicópolis navegaron en el mismo barco hasta Corinto, la capital de la provincia romana de Acaya.
133:3.1 (1471.5) Por la época en que llegaron a Corinto, Ganid empezaba a interesarse mucho por la religión judía, así que no es extraño que al pasar un día por delante de la sinagoga y ver a la gente que entraba, le pidiera a Jesús que lo llevara al oficio. Aquel día escucharon a un rabino erudito discurrir sobre el «Destino de Israel», y después del servicio religioso conocieron a un tal Crispo, el jefe principal de esta sinagoga. Regresaron muchas veces a los oficios de la sinagoga, pero principalmente para encontrarse con Crispo. Ganid le tomó un gran afecto a Crispo, a su mujer y a su familia de cinco hijos. Disfrutó mucho observando cómo un judío dirigía su vida familiar.
133:3.2 (1472.1) Mientras que Ganid estudiaba la vida de familia, Jesús enseñaba a Crispo los mejores caminos de la vida religiosa. Jesús tuvo más de veinte reuniones con este judío progresista. Años más tarde, Pablo predicó en esta misma sinagoga, los judíos rechazaron su mensaje y votaron la prohibición de que continuara predicando en la sinagoga; entonces Pablo se dirigió hacia los gentiles, y no es sorprendente que Crispo y toda su familia abrazaran la nueva religión, convirtiéndose en uno de los pilares principales de la iglesia cristiana que Pablo organizó posteriormente en Corinto.
133:3.3 (1472.2) Durante los dieciocho meses que Pablo predicó en Corinto, donde Silas y Timoteo se reunieron con él más tarde, encontró a otras muchas personas que habían sido instruidas por «el preceptor judío del hijo de un mercader indio».
133:3.4 (1472.3) En Corinto se encontraron con gentes de todas las razas, procedentes de tres continentes. Después de Alejandría y Roma, ésta era la ciudad más cosmopolita del imperio mediterráneo. En esta ciudad había muchas cosas atractivas que ver, y Ganid nunca se cansó de visitar la ciudadela que se alzaba casi a seiscientos metros por encima del nivel del mar. También pasó una gran parte de su tiempo libre entre la sinagoga y la casa de Crispo. Al principio le escandalizó, y más tarde le encantó, la condición de la mujer en los hogares judíos; fue una revelación para este joven indio.
133:3.5 (1472.4) Jesús y Ganid fueron a menudo los huéspedes de otro hogar judío, el de Justo, un piadoso mercader que vivía al lado de la sinagoga. Posteriormente, cuando el apóstol Pablo residió en esta casa, escuchó muchas veces el relato de estas visitas del muchacho indio y de su preceptor judío, y tanto Pablo como Justo se preguntaban qué habría sido de aquel sabio y brillante educador hebreo.
133:3.6 (1472.5) Cuando estaban en Roma, Ganid había observado que Jesús rehusaba acompañarlos a los baños públicos. Después de aquello, el joven trató varias veces de persuadir a Jesús para que se explicara más ampliamente respecto a las relaciones entre los sexos. Aunque contestaba a las preguntas del muchacho, nunca parecía dispuesto a extenderse acerca de estos asuntos. Una noche, mientras paseaban por Corinto cerca del lugar donde la muralla de la ciudadela descendía hasta el mar, fueron abordados por dos mujeres públicas. Ganid estaba impregnado con la idea, por otra parte cierta, de que Jesús era un hombre de altos ideales, que aborrecía todo lo que sonara a impureza o tuviera sabor a mal; en consecuencia, se dirigió con sequedad a estas mujeres, indicándoles groseramente que se alejaran. Al ver esto, Jesús dijo a Ganid: «Tienes buenas intenciones, pero no deberías atreverte a hablarle así a las hijas de Dios, aunque se trate de sus hijas desviadas. ¿Quiénes somos nosotros para juzgar a estas mujeres? ¿Acaso conoces todas las circunstancias que las han llevado a recurrir a estos métodos para ganarse la vida? Quédate aquí conmigo mientras hablamos de estas cosas». Al escuchar estas palabras, las prostitutas se quedaron aún más asombradas que Ganid.
133:3.7 (1472.6) Mientras permanecían allí de pie, a la luz de la Luna, Jesús continuó diciendo: «Dentro de cada mente humana vive un espíritu divino, el don del Padre que está en los cielos. Este buen espíritu se esfuerza continuamente por conducirnos a Dios, por ayudarnos a encontrar a Dios y a conocer a Dios. Pero dentro de los mortales existen también muchas tendencias físicas naturales que el Creador ha puesto allí para servir al bienestar del individuo y de la raza. Ahora bien, los hombres y las mujeres se desconciertan muchas veces al esforzarse por comprenderse a sí mismos y luchar con las múltiples dificultades que encuentran para ganarse la vida en un mundo tan ampliamente dominado por el egoísmo y el pecado. Ganid, percibo que ninguna de estas mujeres es voluntariamente mala. Puedo decir, por la expresión de sus rostros, que han padecido muchas penas; han sufrido mucho a manos de un destino aparentemente cruel; no han elegido intencionalmente este tipo de vida. En un desaliento que rozaba la desesperación, han sucumbido a la presión del momento y han aceptado esta manera desagradable de ganarse la vida como el mejor camino para salir de una situación que les parecía desesperada. Ganid, algunas personas son realmente perversas en su corazón, y escogen deliberadamente hacer cosas despreciables. Pero dime, al observar estos rostros ahora llenos de lágrimas, ¿ves algo malo o perverso?» Mientras que Jesús esperaba su contestación, la voz de Ganid se ahogó al balbucear su respuesta: «No, Maestro, no veo nada de eso, y me disculpo por mi grosería hacia ellas — les ruego que me perdonen». Entonces dijo Jesús: «Y yo te digo, en su nombre, que te han perdonado, como digo en nombre de mi Padre que está en los cielos que él las ha perdonado. Ahora venid todos conmigo a la casa de un amigo, donde recobraremos nuestras fuerzas y haremos planes para la vida nueva y mejor que está ante nosotros.» Hasta ese momento, las asombradas mujeres no habían pronunciado una sola palabra; se miraron entre sí y siguieron silenciosamente a los hombres que mostraban el camino.
133:3.8 (1473.1) Imagináos la sorpresa de la mujer de Justo cuando, a esta hora tardía, Jesús apareció con Ganid y estas dos extrañas, diciendo: «Perdónanos por llegar a esta hora, pero Ganid y yo deseamos tomar un bocado, y quisiéramos compartirlo con estas nuevas amigas, que también necesitan alimentarse. Además de eso, venimos hacia ti con la idea de que estarás interesada en deliberar con nosotros sobre la mejor manera de ayudar a estas mujeres a emprender una nueva vida. Ellas pueden contarte su historia, pero supongo que han tenido muchas dificultades, y su misma presencia aquí en tu casa demuestra cuán seriamente desean conocer a gente de bien, y con cuánto placer aprovecharán la oportunidad de mostrarle a todo el mundo — e incluso a los ángeles del cielo — la clase de mujeres nobles y valientes que pueden llegar a ser».
133:3.9 (1473.2) Cuando Marta, la esposa de Justo, hubo servido la comida en la mesa, Jesús se despidió de manera inesperada diciendo: «Como se hace tarde y el padre del joven estará esperándonos, rogamos nos disculpen mientras os dejamos aquí juntas — a tres mujeres — las hijas amadas del Altísimo. Rogaré por vuestra orientación espiritual, mientras hacéis planes para una vida nueva y mejor en la Tierra y para la vida eterna en el gran más allá».
133:3.10 (1473.3) Jesús y Ganid se despidieron así de las mujeres. Hasta ese momento, las dos prostitutas no habían dicho nada, y Ganid se quedó igualmente sin habla. A Marta le sucedió lo mismo durante unos instantes, pero pronto se puso a la altura de las circunstancias, e hizo por aquellas extrañas todo lo que Jesús había esperado. La mayor de las dos mujeres murió poco tiempo después, con brillantes esperanzas de supervivencia eterna; la más joven trabajó en el negocio de Justo, y más tarde se hizo miembro de por vida de la primera iglesia cristiana de Corinto.
133:3.11 (1473.4) En la casa de Crispo, Jesús y Ganid se encontraron varias veces con un tal Gayo, que se convirtió posteriormente en un leal partidario de Pablo. Durante estos dos meses en Corinto, mantuvieron conversaciones íntimas con decenas de personas dignas de interés, y como resultado de estos contactos aparentemente casuales, más de la mitad de estas personas se hicieron miembros de la comunidad cristiana posterior.
133:3.12 (1473.5) Cuando Pablo fue por primera vez a Corinto, no tenía la intención de quedarse mucho tiempo, pero no sabía hasta qué punto el preceptor judío había preparado bien el terreno para sus trabajos. Descubrió además que Aquila y Priscila ya habían despertado un gran interés por su doctrina. Aquila era uno de los cínicos con los que Jesús había entrado en contacto cuando estuvo en Roma. Esta pareja eran refugiados judíos de Roma, y aceptaron rápidamente las enseñanzas de Pablo, que vivió y trabajó con ellos, porque eran también fabricantes de tiendas. Fue debido a estas circunstancias por lo que Pablo prolongó su estancia en Corinto.
133:4.1 (1474.1) Jesús y Ganid tuvieron otras muchas experiencias interesantes en Corinto. Tuvieron estrechas conversaciones con un gran número de personas, que se beneficiaron mucho de las instrucciones de Jesús.
133:4.2 (1474.2) A un molinero le enseñó a moler los granos de la verdad en el molino de la experiencia viviente, para hacer que las cosas difíciles de la vida divina fueran fácilmente aceptables incluso por aquellos compañeros mortales que son frágiles y débiles. Jesús dijo: «Da la leche de la verdad a aquellos que están en la infancia de la percepción espiritual. En tu ministerio viviente y amante, sirve el alimento espiritual de una manera atractiva y adaptada a la capacidad de recepción de cada uno de los que te pregunten».
133:4.3 (1474.3) Al centurión romano le dijo: «Da al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. No existe conflicto entre el sincero servicio de Dios y el leal servicio del César, a menos que el César se atreva a reclamar el homenaje que sólo puede ser reivindicado por la Deidad. La lealtad a Dios, si llegas a conocerlo, te hará aún más leal y fiel en tu devoción a un emperador digno».
133:4.4 (1474.4) Al jefe sincero del culto mitríaco le dijo: «Haces bien en buscar una religión de salvación eterna, pero te equivocas al buscar esa gloriosa verdad entre los misterios elaborados por los hombres y en las filosofías humanas. ¿No sabes que el misterio de la salvación eterna reside dentro de tu propia alma? ¿No sabes que el Dios del cielo ha enviado a su espíritu para que viva dentro de ti, y que todos los mortales que aman la verdad y que sirven a Dios serán conducidos por este espíritu más allá de esta vida, a través de las puertas de la muerte, hasta las alturas eternas de la luz, donde Dios aguarda para recibir a sus hijos? Y no olvides nunca que vosotros, los que conocéis a Dios, sois los hijos de Dios si anheláis realmente pareceros a él.»
133:4.5 (1474.5) Al maestro epicúreo le dijo: «Haces bien en elegir lo mejor y en apreciar lo bueno, pero ¿eres sabio cuando dejas de discernir las grandes cosas de la vida mortal que están incorporadas en los reinos del espíritu derivados de la conciencia de la presencia de Dios en el corazón humano? En toda experiencia humana, la cosa importante es la conciencia de conocer al Dios cuyo espíritu vive dentro de ti y trata de mostrarte el camino en el largo y casi interminable viaje para alcanzar la presencia personal de nuestro Padre común, el Dios de toda la creación, el Señor de los universos».
133:4.6 (1474.6) Al contratista y constructor griego le dijo: «Amigo mío, al mismo tiempo que construyes los edificios materiales de los hombres, desarrolla un carácter espiritual a semejanza del espíritu divino interior de tu alma. No dejes que tus éxitos como constructor temporal sobrepasen a tus realizaciones como hijo espiritual del reino de los cielos. Mientras construyes las mansiones del tiempo para otros, no descuides asegurarte tu propio derecho a las mansiones de la eternidad. Recuerda siempre que existe una ciudad cuyos fundamentos son la rectitud y la verdad, y cuyo constructor y hacedor es Dios».
133:4.7 (1474.7) Al juez romano le dijo: «Cuando juzgues a los hombres, recuerda que tú mismo comparecerás también algún día ante el tribunal de los Soberanos de un universo. Juzga con justicia e incluso con misericordia, al igual que algún día desearás ardientemente la consideración misericordiosa de las manos del Arbitro Supremo. Juzga como te gustaría ser juzgado en circunstancias semejantes, y así estarás guiado tanto por el espíritu de la ley como por su letra. De la misma manera que otorgas una justicia dominada por la equidad a la luz de las necesidades de los que son traídos ante ti, igualmente tendrás derecho a esperar una justicia templada por la misericordia, cuando algún día comparezcas ante el Juez de toda la Tierra».
133:4.8 (1475.1) A la dueña de la posada griega le dijo: «Ofrece tu hospitalidad como alguien que recibe a los hijos del Altísimo. Eleva la faena ingrata de tu trabajo diario hasta los niveles elevados de un arte refinado, mediante la conciencia creciente de que sirves a Dios en las personas en las que él habita por medio de su espíritu, el cual ha descendido para vivir en el corazón de los hombres, intentando así transformar sus mentes y conducir sus almas al conocimiento del Padre Paradisiaco que ha otorgado todos estos dones del espíritu divino».
133:4.9 (1475.2) Jesús tuvo numerosos encuentros con un mercader chino. Al despedirse de él, le hizo estas advertencias: «Adora sólo a Dios, que es tu verdadero antepasado espiritual. Recuerda que el espíritu del Padre vive siempre dentro de ti y orienta constantemente tu alma en dirección al cielo. Si sigues las directrices inconscientes de este espíritu inmortal, estarás seguro de perseverar en el camino elevado que conduce a encontrar a Dios. Cuando logres alcanzar al Padre que está en los cielos, será porque al buscarlo te habrás vuelto cada vez más semejante a él. Así pues, adiós, Chang, pero sólo por un tiempo, porque nos encontraremos de nuevo en los mundos de luz, donde el Padre de las almas espirituales ha preparado numerosos lugares de detención encantadores para los que se dirigen hacia el Paraíso».
133:4.10 (1475.3) Al viajero que venía de Bretaña le dijo: «Hermano mío, percibo que estás buscando la verdad, y sugiero que el espíritu del Padre de toda verdad tal vez resida dentro de ti. ¿Has probado sinceramente alguna vez hablar con el espíritu de tu propia alma? La cosa es ciertamente difícil y es raro que produzca la conciencia del éxito. Pero cualquier intento honrado de la mente material por comunicarse con su espíritu interior alcanza cierto éxito, aunque la mayoría de estas magníficas experiencias humanas deben permanecer mucho tiempo como registros superconscientes en el alma de esos mortales que conocen a Dios».
133:4.11 (1475.4) Al muchacho fugitivo Jesús le dijo: «Recuerda que hay dos seres de quienes no puedes escapar: Dios y tú mismo. Dondequiera que vayas, te llevas a ti mismo y al espíritu del Padre celestial que vive dentro de tu corazón. Hijo mío, no trates más de engañarte; asiéntate en la práctica valiente de enfrentarte a los hechos de la vida; aférrate a la seguridad de la filiación con Dios y a la certeza de la vida eterna, como te lo he indicado. Desde hoy en adelante, propónte ser un verdadero hombre, un hombre decidido a afrontar la vida con valentía e inteligencia».
133:4.12 (1475.5) Al criminal condenado le dijo en su última hora: «Hermano mío, has pasado por malos tiempos. Te has extraviado; te has enredado en las mallas del crimen. Basándome en lo que he hablado contigo, sé muy bien que no habías planeado hacer lo que ahora está a punto de costarte la vida temporal. Pero cometiste esa mala acción y tus semejantes te han encontrado culpable; han decidido que debes morir. Ni tú ni yo podemos negarle al Estado el derecho a defenderse como le parezca apropiado. Parece que no hay manera de escapar humanamente al castigo de tu delito. Tus semejantes están obligados a juzgarte por lo que has hecho, pero existe un Juez a quien puedes apelar para ser perdonado, y que te juzgará por tus verdaderos móviles y tus mejores intenciones. No debes temer hacer frente al juicio de Dios, si tu arrepentimiento es auténtico y tu fe sincera. El hecho de que tu error lleve consigo la pena de muerte impuesta por los hombres, no afecta a la oportunidad que tiene tu alma de obtener justicia y de gozar de misericordia ante los tribunales celestiales».
133:4.13 (1476.1) Jesús disfrutó de muchas conversaciones íntimas con un gran número de almas hambrientas, demasiado numerosas para ser incluidas en esta narración. Los tres viajeros disfrutaron de su estancia en Corinto. A excepción de Atenas, que era más famosa como centro de educación, Corinto era la ciudad más importante de Grecia en esta época romana. Su estancia de dos meses en este centro comercial floreciente proporcionó a los tres la oportunidad de adquirir una experiencia valiosísima. Su estancia en esta ciudad fue una de las escalas más interesantes en el camino de regreso de Roma.
133:4.14 (1476.2) Gonod tenía muchos intereses en Corinto, pero finalmente terminó sus negocios y se prepararon para navegar hacia Atenas. Viajaron en un pequeño barco que podía ser transportado por tierra sobre un carril desde uno de los puertos de Corinto hasta el otro, a una distancia de dieciséis kilómetros.
133:5.1 (1476.3) Llegaron poco después al antiguo centro de la ciencia y del saber griegos. Ganid estaba muy emocionado con la idea de encontrarse en Atenas, de estar en Grecia, en el centro cultural del antiguo imperio de Alejandro, que había extendido sus fronteras hasta su propio país de la India. Había pocos negocios que tratar, de manera que Gonod pasó la mayor parte de su tiempo con Jesús y Ganid, visitando los numerosos lugares de interés y escuchando las atractivas discusiones entre el muchacho y su hábil maestro.
133:5.2 (1476.4) Una gran universidad florecía aún en Atenas, y el trío hizo frecuentes visitas a sus salas de enseñanza. Jesús y Ganid habían discutido a fondo las enseñanzas de Platón cuando asistieron a las conferencias en el museo de Alejandría. Todos disfrutaron del arte de Grecia, cuyos ejemplos aún podían encontrarse aquí y allá por toda la ciudad.
133:5.3 (1476.5) Tanto el padre como el hijo disfrutaron mucho con la discusión sobre la ciencia que tuvo lugar una noche en la posada entre Jesús y un filósofo griego. Después de que aquel pedante se llevara hablando cerca de tres horas y hubo terminado su discurso, Jesús dijo — en términos adaptados al pensamiento moderno:
133:5.4 (1476.6) Algún día, los científicos podrán medir la energía o las manifestaciones de fuerza de la gravedad, de la luz y de la electricidad, pero estos mismos científicos nunca podrán decir (científicamente) qué son estos fenómenos del universo. La ciencia trata de las actividades de la energía física; la religión trata de los valores eternos. La verdadera filosofía procede de la sabiduría, que hace todo lo que puede por correlacionar estas observaciones cuantitativas y cualitativas. Siempre existe el peligro de que el científico que se ocupa de lo puramente físico pueda llegar a sufrir de orgullo matemático y de egoísmo estadístico, sin mencionar la ceguera espiritual.
133:5.5 (1476.7) La lógica es válida en el mundo material, y las matemáticas son fiables cuando su aplicación se limita a las cosas físicas; pero ninguna de las dos puede considerarse enteramente digna de confianza o infalible cuando se aplican a los problemas de la vida. La vida contiene fenómenos que no son totalmente materiales. La aritmética dice que si un hombre puede esquilar una oveja en diez minutos, diez hombres pueden hacerlo en un minuto. Es un cálculo exacto, pero no es cierto, porque los diez hombres no podrían hacerlo; se estorbarían tanto los unos a los otros que el trabajo se retrasaría considerablemente.
133:5.6 (1477.1) Las matemáticas afirman que si una persona representa cierta unidad de valor intelectual y moral, diez personas representarían diez veces ese valor. Pero al tratar de la personalidad humana, sería más exacto decir que una asociación semejante de personalidades es igual al cuadrado del número de personalidades que figuran en la ecuación, en lugar de su simple suma aritmética. Un grupo social de seres humanos que trabaja en armonía coordinada representa una fuerza mucho más grande que la simple suma de sus componentes.
133:5.7 (1477.2) La cantidad puede ser identificada como un hecho, convirtiéndose así en una uniformidad científica. La calidad, como está sujeta a la interpretación de la mente, representa una estimación de valores, y por lo tanto, debe permanecer como una experiencia del individuo. Cuando la ciencia y la religión sean menos dogmáticas y toleren mejor la crítica, la filosofía empezará entonces a conseguir la unidad en la comprensión inteligente del universo.
133:5.8 (1477.3) Hay unidad en el universo cósmico, si tan sólo pudierais discernir su funcionamiento en su estado actual. El universo real es amistoso para cada hijo del Dios eterno. El verdadero problema es: ¿Cómo puede conseguir la mente finita del hombre una unidad de pensamiento lógica, verdadera y proporcionada? Este estado mental de conocimiento del universo sólo se puede obtener concibiendo la idea de que los hechos cuantitativos y los valores cualitativos tienen una causación común: el Padre Paradisiaco. Una concepción así de la realidad permite una comprensión más amplia de la unidad intencional de los fenómenos del universo; revela incluso una meta espiritual que la personalidad alcanza de manera progresiva. Éste es un concepto de unidad que puede percibir el trasfondo inmutable de un universo viviente donde las relaciones impersonales cambian sin cesar y donde las relaciones personales evolucionan continuamente.
133:5.9 (1477.4) La materia, el espíritu y el estado intermedio entre ambos, son tres niveles interrelacionados e interasociados de la verdadera unidad del universo real. Por muy divergentes que puedan parecer los fenómenos universales de los hechos y de los valores, a fin de cuentas están unificados en el Supremo.
133:5.10 (1477.5) La realidad de la existencia material está vinculada a la energía no reconocida así como a la materia visible. Cuando las energías del universo son frenadas hasta el punto de adquirir el grado requerido de movimiento, entonces, en condiciones favorables, estas mismas energías se convierten en masa. Y no olvidéis que la mente, la única que puede percibir la presencia de las realidades aparentes, es también real. La causa fundamental de este universo de energía-masa, de mente y de espíritu, es eterna — existe y consiste en la naturaleza y en las reacciones del Padre Universal y de sus coordinados absolutos.
133:5.11 (1477.6) Todos estaban más que asombrados por las palabras de Jesús, y cuando el griego se despidió de ellos, dijo: «Por fin mis ojos han visto a un judío que piensa en algo más que en la superioridad racial, y que habla de algo más que de religión». Y se retiraron para pasar la noche.
133:5.12 (1477.7) La estancia en Atenas fue agradable y provechosa, pero no particularmente fructífera en contactos humanos. Demasiados atenienses de aquellos tiempos, o estaban intelectualmente orgullosos de su reputación del pasado, o eran mentalmente estúpidos e ignorantes, pues descendían de los esclavos inferiores traídos en épocas anteriores, cuando había gloria en Grecia y sabiduría en la mente de sus habitantes. Sin embargo, aún se podían encontrar muchas mentes agudas entre los ciudadanos de Atenas.
133:6.1 (1477.8) Al partir de Atenas, los viajeros fueron por el camino de Tróades hasta Éfeso, la capital de la provincia romana de Asia. Efectuaron muchas visitas al célebre templo de Artemisa de los Efesios, a unos tres kilómetros de la ciudad. Artemisa era la diosa más famosa de toda Asia Menor y una perpetuación de la diosa madre aún más antigua de la Anatolia de épocas anteriores. Se decía que el tosco ídolo que se exhibía en el enorme templo dedicado a su culto había caído del cielo. A Ganid se le había enseñado muy pronto a respetar las imágenes como símbolos de la divinidad; no toda esta educación había sido erradicada, y pensó que lo mejor sería comprar un pequeño relicario de plata en honor de esta diosa de la fertilidad de Asia Menor. Aquella noche hablaron largo y tendido sobre la adoración de los objetos hechos con las manos humanas.
133:6.2 (1478.1) Durante el tercer día de su estancia, caminaron río abajo para observar el dragado del puerto en su desembocadura. A mediodía conversaron con un joven fenicio muy desanimado y con nostalgia de su país, pero que sobre todo sentía envidia de un joven a quien habían ascendido por encima de él. Jesús le dirigió palabras de aliento y citó el antiguo proverbio hebreo: «El talento de un hombre es el que le asegura una posición y le lleva ante los grandes hombres».
133:6.3 (1478.2) De todas las grandes ciudades que visitaron en este viaje por el Mediterráneo, fue aquí donde menos pudieron hacer a favor del trabajo posterior de los misioneros cristianos. El cristianismo se estableció inicialmente en Éfeso gracias, en gran medida, a los esfuerzos de Pablo, que residió aquí más de dos años, fabricando tiendas para ganarse la vida y dando conferencias cada noche sobre religión y filosofía en el salón principal de la escuela de Tirano.
133:6.4 (1478.3) Había un pensador progresista que tenía relación con esta escuela local de filosofía, y Jesús tuvo varias reuniones provechosas con él. En el transcurso de estas conversaciones, Jesús utilizó repetidas veces la palabra «alma». Este griego erudito acabó por preguntarle qué entendía él por «alma», y Jesús respondió:
133:6.5 (1478.4) «El alma es la parte del hombre que refleja su yo, discierne la verdad y percibe el espíritu, y que eleva para siempre al ser humano por encima del nivel del mundo animal. La conciencia de sí, en sí misma y por sí misma, no es el alma. La autoconciencia moral es la verdadera autorrealización humana y constituye el fundamento del alma humana. El alma es esa parte del hombre que representa el valor potencial de supervivencia de la experiencia humana. La elección moral y la consecución espiritual, la capacidad para conocer a Dios y el impulso de ser semejante a él, son las características del alma. El alma del hombre no puede existir sin pensamiento moral y sin actividad espiritual. Un alma estancada es un alma moribunda. Pero el alma del hombre es distinta al espíritu divino que reside dentro de la mente. El espíritu divino llega al mismo tiempo que la mente humana efectúa su primera actividad moral, y en esa ocasión es cuando nace el alma.
133:6.6 (1478.5) «La salvación o la pérdida de un alma dependen de que la conciencia moral alcance o no el estado de supervivencia mediante una alianza eterna con el espíritu inmortal asociado que le ha sido dado. La salvación es la espiritualización de la autorrealización de la conciencia moral, que adquiere de este modo un valor de supervivencia. Todos los tipos de conflictos del alma consisten en la falta de armonía entre la conciencia de sí moral o espiritual, y la conciencia de sí puramente intelectual.
133:6.7 (1478.6) «Cuando el alma humana está madura, ennoblecida y espiritualizada, se acerca al estado celestial en el sentido de que casi llega a ser una entidad intermedia entre lo material y lo espiritual, entre el yo material y el espíritu divino. El alma evolutiva de un ser humano es difícil de describir y aun más difícil de demostrar, porque no puede ser descubierta por el método de la investigación material ni por el de la prueba espiritual. La ciencia material no puede demostrar la existencia de un alma, y la prueba puramente espiritual tampoco. A pesar de que la ciencia material y los criterios espirituales no puedan descubrir la existencia del alma humana, todo mortal moralmente consciente conoce la existencia de su alma como una experiencia personal real y efectiva».
133:7.1 (1479.1) Poco después, los viajeros se hicieron a la vela para Chipre, con una escala en Rodas. Disfrutaron de este largo viaje marítimo y llegaron a su isla de destino con el cuerpo descansado y el espíritu renovado.
133:7.2 (1479.2) Habían planeado disfrutar de un período de verdadero descanso y esparcimiento durante esta visita a Chipre, pues su gira por el Mediterráneo estaba llegando a su fin. Desembarcaron en Pafos y empezaron enseguida a reunir las provisiones para su estancia de varias semanas en las montañas cercanas. Al tercer día de su llegada, partieron hacia las colinas con sus animales bien cargados.
133:7.3 (1479.3) El trío pasó quince días sumamente agradables, y luego, de repente, el joven Ganid cayó gravemente enfermo. Durante dos semanas padeció una fiebre intensa, que a menudo lo llevaba hasta el delirio; tanto Jesús como Gonod se dedicaron de lleno a cuidar al muchacho enfermo. Jesús se ocupó del chico con habilidad y ternura, y el padre se quedó asombrado por la delicadeza y la pericia que Jesús demostró en todos sus cuidados hacia el joven enfermo. Estaban lejos de toda morada humana, y el muchacho se encontraba demasiado enfermo como para ser trasladado; así pues, se prepararon lo mejor que pudieron para cuidarlo hasta que se recuperara allí mismo en las montañas.
133:7.4 (1479.4) Durante las tres semanas de la convalecencia de Ganid, Jesús le contó muchas cosas interesantes sobre la naturaleza y sus diversas manifestaciones. Se divirtieron mucho mientras correteaban por las montañas, con el muchacho haciendo preguntas, Jesús respondiéndolas y el padre maravillándose con toda la escena.
133:7.5 (1479.5) La última semana de su estancia en las montañas, Jesús y Ganid tuvieron una larga conversación sobre las funciones de la mente humana. Después de varias horas de discusión, el joven hizo la pregunta siguiente: «Pero, Maestro, ¿qué quieres decir cuando afirmas que el hombre experimenta una forma de conciencia de sí más elevada que la que experimentan los animales más evolucionados?» Transcrito en un lenguaje moderno, Jesús le contestó:
133:7.6 (1479.6) Hijo mío, ya te he hablado mucho de la mente del hombre y del espíritu divino que vive en ella, pero ahora, permíteme recalcar que la conciencia de sí es una realidad. Cuando un animal se vuelve consciente de sí mismo, se convierte en un hombre primitivo. Este logro es el resultado de una coordinación de funciones entre la energía impersonal y la mente que concibe el espíritu; este fenómeno es el que justifica la donación de un punto focal absoluto a la personalidad humana: el espíritu del Padre que está en los cielos.
133:7.7 (1479.7) Las ideas no son simplemente un registro de sensaciones; las ideas son sensaciones, más las interpretaciones reflexivas del yo personal; y el yo es más que la suma de sus sensaciones. En una individualidad que evoluciona empieza a haber un indicio de acercamiento a la unidad, y esa unidad se deriva de la presencia interior de un fragmento de la unidad absoluta, que activa espiritualmente a esa mente consciente de origen animal.
133:7.8 (1479.8) Ningún simple animal puede poseer una conciencia del tiempo. Los animales poseen una coordinación fisiológica de sensaciones y reconocimientos asociados, y la memoria correspondiente; pero ninguno de ellos experimenta un reconocimiento de sensaciones que tenga un significado, ni muestra una asociación intencional de estas experiencias físicas combinadas, tal como se manifiestan en las conclusiones de las interpretaciones humanas inteligentes y reflexivas. Este hecho de la existencia autoconsciente, asociado a la realidad de su experiencia espiritual posterior, convierte al hombre en un hijo potencial del universo y prefigura que alcanzará finalmente a la Unidad Suprema del universo.
133:7.9 (1480.1) El yo humano tampoco es simplemente la suma de sus estados sucesivos de conciencia. Sin el funcionamiento eficaz de un factor que ordena y asocia la conciencia, no existiría una unidad suficiente como para justificar la denominación de individualidad. Una mente no unificada de este tipo difícilmente podría alcanzar los niveles de conciencia del estado humano. Si las asociaciones de conciencia no fueran más que un accidente, la mente de todos los hombres manifestaría entonces las asociaciones incontroladas y desatinadas de ciertas fases de la locura mental.
133:7.10 (1480.2) Una mente humana basada exclusivamente en la conciencia de las sensaciones físicas, nunca podría alcanzar los niveles espirituales; este tipo de mente material carecería totalmente del sentido de los valores morales y estaría desprovista del sentido director de dominación espiritual, que es tan esencial para conseguir la unidad armoniosa de la personalidad en el tiempo, y que es inseparable de la supervivencia de la personalidad en la eternidad.
133:7.11 (1480.3) La mente humana empieza pronto a manifestar unas cualidades que son supermateriales; el intelecto humano verdaderamente reflexivo no está atado del todo por los límites del tiempo. El hecho de que los individuos sean tan diferentes en las acciones de su vida, no solamente indica las variadas dotaciones hereditarias y las diferentes influencias del entorno, sino también el grado de unificación que el yo ha conseguido con el espíritu interior del Padre, la medida en que están identificados el uno con el otro.
133:7.12 (1480.4) La mente humana no soporta bien el conflicto de la doble fidelidad. Cuando un alma se esfuerza por servir al bien y al mal a la vez, experimenta una tensión extrema. La mente supremamente feliz y eficazmente unificada es la que está dedicada por entero a hacer la voluntad del Padre que está en los cielos. Los conflictos no resueltos destruyen la unidad y pueden terminar en el desquiciamiento mental. No obstante, el carácter de supervivencia de un alma no se favorece intentando asegurarse la paz mental a cualquier precio, mediante el abandono de las nobles aspiraciones o transigiendo con los ideales espirituales. Esta paz se alcanza más bien afirmando constantemente el triunfo de lo que es verdadero, y esta victoria se consigue venciendo al mal con la poderosa fuerza del bien.
133:7.13 (1480.5) Al día siguiente partieron hacia Salamina, donde se embarcaron para Antioquía, en la costa de Siria.
133:8.1 (1480.6) Antioquía era la capital de la provincia romana de Siria, y el gobernador imperial tenía aquí su residencia. Antioquía tenía medio millón de habitantes; era la tercera ciudad del imperio en importancia y la primera en perversidad y flagrante inmoralidad. Gonod tenía que tratar muchísimos negocios, de manera que Jesús y Ganid estuvieron a solas la mayoría del tiempo. Visitaron todas las cosas de esta ciudad políglota excepto el bosquecillo de Dafne. Gonod y Ganid fueron a visitar este notorio paraje de la indecencia, pero Jesús se negó a acompañarlos. Aquellas escenas no eran tan chocantes para los indios, pero eran repelentes para un hebreo idealista.
133:8.2 (1480.7) Jesús se fue poniendo serio y pensativo a medida que se acercaba a Palestina y al final de su viaje. Conversó con poca gente en Antioquía y rara vez se paseó por la ciudad. Después de mucho preguntar por qué su maestro manifestaba tan poco interés por Antioquía, Ganid consiguió finalmente que Jesús dijera: «Esta ciudad no está lejos de Palestina; quizás regrese aquí algún día».
133:8.3 (1481.1) Ganid tuvo una experiencia muy interesante en Antioquía. Este joven había demostrado ser un alumno capaz y ya había empezado a llevar a la práctica algunas de las enseñanzas de Jesús. Había cierto indio relacionado con los negocios de su padre en Antioquía, que se había vuelto tan desagradable y enfadado que habían pensado en despedirlo. Cuando Ganid se enteró, se dirigió al centro de negocios de su padre y tuvo una larga conversación con su compatriota. Este hombre tenía el sentimiento de que le habían asignado la tarea equivocada. Ganid le habló del Padre que está en los cielos y le amplió de diversas maneras su visión de la religión. Pero de todo lo que dijo Ganid, lo que más le impactó fue la cita de un proverbio hebreo, cuyas palabras de sabiduría decían: «Cualquier cosa que tu mano tenga que hacer, hazla con todas tus fuerzas».
133:8.4 (1481.2) Después de preparar su equipaje para la caravana de camellos, descendieron hasta Sidón y desde allí fueron a Damasco; tres días después se prepararon para el largo trayecto a través de las arenas del desierto.
133:9.1 (1481.3) El viaje en caravana a través del desierto no era una experiencia nueva para estos grandes viajeros. Después de ver a su maestro ayudar a cargar sus veinte camellos, y al observar que se ofrecía como voluntario para conducir su propio animal, Ganid exclamó: «Maestro, ¿hay algo que no sepas hacer?» Jesús se limitó a sonreír, diciendo: «Un maestro no deja de tener méritos a los ojos de un alumno aplicado». Y partieron así para la antigua ciudad de Ur.
133:9.2 (1481.4) Jesús se interesó mucho por la historia antigua de Ur, lugar donde nació Abraham, y también se quedó fascinado con las ruinas y tradiciones de Susa, de tal manera que Gonod y Ganid prolongaron su estancia en estas regiones tres semanas más, con el fin de darle más tiempo a Jesús para que continuara sus investigaciones, y también para encontrar la mejor ocasión de persuadirlo para que regresara con ellos a la India.
133:9.3 (1481.5) Fue en Ur donde Ganid tuvo una larga conversación con Jesús respecto a la diferencia entre el conocimiento, la sabiduría y la verdad. Se quedó encantado con el proverbio del sabio hebreo: «La sabiduría es lo principal; por lo tanto, adquiere sabiduría. Junto a tu búsqueda del conocimiento, adquiere la comprensión. Exalta la sabiduría y ella te hará progresar. Te llevará hasta los honores con tal que la practiques».
133:9.4 (1481.6) Por fin llegó el día de la separación. Todos fueron valientes, especialmente el joven, pero fue una dura prueba. Tenían lágrimas en los ojos, pero valor en el corazón. Al despedirse de su maestro, Ganid le dijo: «Adiós, Maestro, pero no para siempre. Cuando vuelva a Damasco, te buscaré. Te quiero, pues creo que el Padre que está en los cielos debe parecerse algo a ti; al menos sé que tú te pareces mucho a lo que me has contado de él. Recordaré tu enseñanza, pero por encima de todo, nunca te olvidaré». El padre dijo: «Adiós a un gran maestro, a alguien que nos ha hecho mejores y que nos ha ayudado a conocer a Dios». Y Jesús respondió: «Que la paz esté con vosotros, y que la bendición del Padre que está en los cielos permanezca siempre con vosotros». Y Jesús se quedó en la orilla, contemplando cómo la pequeña barca los llevaba hasta el barco anclado. El Maestro se separó así de sus amigos de la India en Charax, para no volver a verlos nunca más en este mundo; ellos tampoco supieron nunca, en este mundo, que el hombre que más tarde apareció como Jesús de Nazaret era este mismo amigo que acababan de dejar: Josué su instructor.
133:9.5 (1481.7) En la India, Ganid creció y se volvió un hombre influyente, un digno sucesor de su eminente padre; divulgó por todas partes muchas de las nobles verdades que había aprendido de Jesús, su amado maestro. Más tarde en la vida, cuando Ganid oyó hablar del extraño educador de Palestina que terminó su carrera en una cruz, aunque reconoció la similitud entre el evangelio de este Hijo del Hombre y las enseñanzas de su preceptor judío, nunca se le ocurrió pensar que los dos eran de hecho la misma persona.
133:9.6 (1482.1) Así terminó el capítulo de la vida del Hijo del Hombre que podría titularse: La misión de Josué el educador.
El libro de Urantia
Documento 134
134:0.1 (1483.1) DURANTE el viaje por el Mediterráneo, Jesús había estudiado cuidadosamente a las personas que fue encontrando y los países que fue atravesando, y aproximadamente por esta época llegó a su decisión final en cuanto al resto de su vida en la Tierra. Había examinado plenamente y entonces había aprobado finalmente el plan que estipulaba que nacería de padres judíos en Palestina. Por consiguiente, regresó deliberadamente a Galilea para esperar el comienzo de la obra de su vida como instructor público de la verdad. Empezó a hacer planes para una carrera pública en el país del pueblo de su padre José, y actuó así por su propio libre albedrío.
134:0.2 (1483.2) Jesús había descubierto, por experiencia personal y humana, que de todo el mundo romano, Palestina era el mejor lugar para dar a conocer los últimos capítulos, y representar las escenas finales, de su vida en la Tierra. Por primera vez se sintió plenamente satisfecho con el programa de manifestar abiertamente su verdadera naturaleza y revelar su identidad divina entre los judíos y los gentiles de su Palestina natal. Decidió definitivamente terminar su vida en la Tierra y completar su carrera de existencia mortal en el mismo país donde había empezado su experiencia humana como un niño indefenso. Su carrera en Urantia había comenzado entre los judíos de Palestina, y escogió terminar su vida en Palestina y entre los judíos.
134:1.1 (1483.3) Después de despedirse de Gonod y de Ganid en Charax (en diciembre del año 23) Jesús regresó por el camino de Ur a Babilonia, donde se unió a una caravana del desierto que se dirigía a Damasco. De Damasco fue a Nazaret, parándose sólo unas horas en Cafarnaúm, donde se detuvo para visitar a la familia de Zebedeo. Allí se encontró con su hermano Santiago, que desde hacía algún tiempo había venido a trabajar en su lugar en el astillero de Zebedeo. Después de charlar con Santiago y Judá (que también se encontraba por casualidad en Cafarnaúm) y después de transferir a su hermano Santiago la casita que Juan Zebedeo se había ingeniado para comprar, Jesús continuó su camino hacia Nazaret.
134:1.2 (1483.4) Al final de su viaje por el Mediterráneo, Jesús había recibido dinero suficiente como para hacer frente a sus gastos diarios casi hasta el momento de empezar su ministerio público. Pero, aparte de Zebedeo de Cafarnaúm y de la gente que conoció en el transcurso de esta gira extraordinaria, el mundo nunca supo que había hecho este viaje. Su familia siempre creyó que había pasado este tiempo estudiando en Alejandría. Jesús nunca confirmó esta creencia, ni tampoco refutó abiertamente este malentendido.
134:1.3 (1483.5) Durante su estancia de varias semanas en Nazaret, Jesús charló con su familia y sus amigos, pasó algún tiempo en el taller de reparaciones con su hermano José, pero consagró la mayor parte de su atención a María y a Rut. Rut estaba a punto de cumplir entonces los quince años, y ésta era la primera ocasión que Jesús tenía de conversar largamente con ella desde que se había convertido en una jovencita.
134:1.4 (1484.1) Tanto Simón como Judá deseaban casarse desde hacía algún tiempo, pero les disgustaba hacerlo sin el consentimiento de Jesús; en consecuencia, habían retrasado estos acontecimientos, esperando el regreso de su hermano mayor. Aunque todos consideraban a Santiago como el cabeza de familia en la mayoría de los casos, cuando se trataba de casarse querían la bendición de Jesús. Así pues, Simón y Judá se casaron en una doble boda a principios de marzo de este año 24. Todos los hijos mayores estaban ahora casados; sólo Rut, la más joven, permanecía en casa con María.
134:1.5 (1484.2) Jesús charlaba con toda naturalidad y normalidad con cada uno de los miembros de su familia, pero cuando estaban todos reunidos tenía tan pocas cosas que decir, que llegaron a comentarlo entre ellos. María en particular estaba desconcertada por este comportamiento excepcionalmente extraño de su hijo primogénito.
134:1.6 (1484.3) Cuando Jesús se estaba preparando para dejar Nazaret, el guía de una gran caravana que pasaba por la ciudad cayó gravemente enfermo, y Jesús, que era políglota, se ofreció para reemplazarlo. Este viaje significaba que estaría ausente durante un año; puesto que todos sus hermanos estaban casados y su madre vivía en la casa con Rut, Jesús convocó un consejo de familia donde propuso que su madre y Rut se fueran a vivir a Cafarnaúm, a la casa que había cedido a Santiago tan recientemente. En consecuencia, pocos días después de que Jesús se marchara con la caravana, María y Rut se mudaron a Cafarnaúm, donde vivieron durante el resto de la vida de María en la casa que Jesús les había proporcionado. José y su familia se mudaron a la vieja casa de Nazaret.
134:1.7 (1484.4) Éste fue uno de los años más excepcionales en la experiencia interior del Hijo del Hombre; hizo un gran progreso en la obtención de una armonía funcional entre su mente humana y el Ajustador interior. El Ajustador se había ocupado activamente de reorganizar el pensamiento y de preparar la mente para los grandes acontecimientos que se hallaban entonces en el futuro cercano. La personalidad de Jesús se estaba preparando para su gran cambio de actitud hacia el mundo. Éste fue el período intermedio, la etapa de transición de este ser que había empezado su vida como Dios que se manifiesta como hombre, y que ahora se estaba preparando para completar su carrera terrestre como hombre que se manifiesta como Dios.
134:2.1 (1484.5) El primero de abril del año 24 fue cuando Jesús salió de Nazaret para emprender el viaje en caravana hasta la región del Mar Caspio. La caravana a la que Jesús se había unido como guía iba desde Jerusalén hasta la región sudoriental del Mar Caspio, pasando por Damasco y el Lago Urmia, y atravesando Asiria, Media y Partia. Antes de que regresara de este viaje habría de transcurrir un año entero.
134:2.2 (1484.6) Para Jesús, este viaje en caravana era una nueva aventura de exploración y de ministerio personal. Tuvo una experiencia interesante con la familia que componía la caravana — pasajeros, guardias y conductores de camellos. Decenas de hombres, mujeres y niños que residían a lo largo de la ruta seguida por la caravana vivieron una vida más rica como resultado de su contacto con Jesús, el guía extraordinario, para ellos, de una caravana ordinaria. No todos los que disfrutaron de su ministerio personal en estas ocasiones se beneficiaron de ello, pero la gran mayoría de los que lo conocieron y conversaron con él fueron mejores para el resto de su vida terrestre.
134:2.3 (1484.7) De todos sus viajes por el mundo, éste que realizó al Mar Caspio fue el que llevó a Jesús más cerca de oriente, y le permitió adquirir una mejor comprensión de los pueblos del lejano oriente. Efectuó un contacto íntimo y personal con cada una de las razas sobrevivientes de Urantia, exceptuando la roja. Disfrutó con la misma intensidad realizando su ministerio personal para cada una de estas diversas razas y pueblos mezclados, y todos fueron receptivos a la verdad viviente que les aportaba. Los europeos del extremo occidente y los asiáticos del extremo oriente prestaron una atención idéntica a sus palabras de esperanza y de vida eterna, y fueron influídos de igual manera por la vida de servicio amoroso y de ministerio espiritual que vivió entre ellos con tanta benevolencia.
134:2.4 (1485.1) El viaje de la caravana fue un éxito en todos los sentidos. Fue un episodio de lo más interesante en la vida humana de Jesús, pues durante este año desempeñó una tarea ejecutiva, siendo responsable del material confiado a su cargo y de la seguridad de los viajeros que integraban la caravana. Cumplió sus múltiples deberes con la mayor fidelidad, eficacia y sabiduría.
134:2.5 (1485.2) A su regreso de la región caspia, Jesús renunció a la dirección de la caravana en el Lago Urmia, donde se detuvo poco más de dos semanas. Regresó como pasajero en una caravana posterior hasta Damasco, donde los propietarios de los camellos le rogaron que permaneciera a su servicio. Rehusó esta oferta y continuó su viaje con la procesión de la caravana hasta Cafarnaúm, donde llegó el primero de abril del año 25. Ya no consideraba a Nazaret como su hogar. Cafarnaúm se había convertido en el hogar de Jesús, de Santiago, de María y de Rut. Pero Jesús no vivió nunca más con su familia; cuando se encontraba en Cafarnaúm se alojaba en la casa de los Zebedeo.
134:3.1 (1485.3) Camino del Mar Caspio, Jesús se había detenido varios días en la vieja ciudad persa de Urmia, en la orilla occidental del Lago Urmia, para descansar y recuperarse. En la isla más grande de un pequeño archipiélago situado a corta distancia de la costa, cerca de Urmia, se encontraba un gran edificio — un anfiteatro para conferencias — dedicado al «espíritu de la religión». Esta construcción era en realidad un templo de la filosofía de las religiones.
134:3.2 (1485.4) Este templo de la religión había sido construido por un rico comerciante, ciudadano de Urmia, y sus tres hijos. Este hombre se llamaba Cimboitón, y entre sus antepasados se encontraban pueblos muy diversos.
134:3.3 (1485.5) En esta escuela de religión, las conferencias y discusiones empezaban todos los días de la semana a las 10 de la mañana. Las sesiones de la tarde se iniciaban a las 3, y los debates nocturnos se abrían a las 8. Cimboitón o uno de sus tres hijos siempre presidían estas sesiones de enseñanza, de discusión y de debates. El fundador de esta singular escuela de religiones vivió y murió sin revelar nunca sus creencias religiosas personales.
134:3.4 (1485.6) Jesús participó varias veces en estas discusiones, y antes de partir de Urmia, Cimboitón acordó con Jesús que en su viaje de regreso residiría dos semanas con ellos y daría veinticuatro conferencias sobre «la fraternidad de los hombres»; también dirigiría doce sesiones nocturnas de preguntas, discusiones y debates sobre sus conferencias en particular, y sobre la fraternidad de los hombres en general.
134:3.5 (1485.7) En conformidad con este acuerdo, Jesús se detuvo en su viaje de vuelta y dio estas conferencias. De todas las enseñanzas del Maestro en Urantia, éstas fueron las más sistemáticas y formales. Nunca dijo tantas cosas sobre un mismo tema, ni antes ni después, como lo hizo en estas conferencias y discusiones sobre la fraternidad de los hombres. Estas conferencias trataron, en verdad, sobre el «reino de Dios» y los «reinos de los hombres».
134:3.6 (1486.1) Más de treinta religiones y cultos religiosos estaban representados en la facultad de este templo de filosofía religiosa. Los profesores eran elegidos, mantenidos y plenamente acreditados por sus grupos religiosos respectivos. En aquel momento había en la facultad unos setenta y cinco profesores, y vivían en casas de campo con capacidad para unas doce personas. Estos grupos se cambiaban cada Luna nueva echándolo a suertes. La intolerancia, el espíritu contencioso o cualquier otra tendencia que interfiriera con el funcionamiento apacible de la comunidad, suponía la destitución inmediata y sumaria del educador transgresor. Lo despedían sin ceremonias y su sustituto en espera era instalado inmediatamente en su lugar.
134:3.7 (1486.2) Estos instructores de las diversas religiones hacían un gran esfuerzo para mostrar la similitud de sus religiones en cuanto a las cosas fundamentales de esta vida y de la siguiente. Para obtener una plaza en esta facultad bastaba con aceptar una sola doctrina — cada profesor debía representar a una religión que reconociera a Dios — a algún tipo de Deidad suprema. Había en la facultad cinco educadores independientes que no representaban a ninguna religión organizada, y Jesús apareció ante ellos bajo esta modalidad.
134:3.8 (1486.3) [Cuando nosotros, los intermedios, preparamos por primera vez el resumen de las enseñanzas de Jesús en Urmia, surgió un desacuerdo entre los serafines de las iglesias y los serafines del progreso sobre la conveniencia de incluir estas enseñanzas en la Revelación de Urantia. Las condiciones que prevalecen tanto en las religiones como en los gobiernos humanos del siglo veinte son tan diferentes de las que predominaban en los tiempos de Jesús, que era difícil en verdad adaptar las enseñanzas del Maestro en Urmia a los problemas del reino de Dios y de los reinos de los hombres, tal como estas funciones mundiales existen en el siglo veinte. Nunca fuimos capaces de formular una exposición de las enseñanzas del Maestro que fuera aceptable para estos dos grupos de serafines del gobierno planetario. Finalmente, el Melquisedek presidente de la comisión reveladora nombró una comisión de tres de nosotros para que presentara nuestro punto de vista sobre las enseñanzas del Maestro en Urmia, adaptadas a las condiciones religiosas y políticas del siglo veinte en Urantia. En consecuencia, nosotros, los tres intermedios secundarios, completamos esta adaptación de las enseñanzas de Jesús, reexponiendo sus declaraciones tal como las aplicaríamos a las condiciones del mundo de hoy. Presentamos ahora estas exposiciones tal como están después de haber sido revisadas por el Melquisedek presidente de la comisión reveladora.]
134:4.1 (1486.4) La fraternidad de los hombres está basada en la paternidad de Dios. La familia de Dios tiene su origen en el amor de Dios — Dios es amor. Dios Padre ama divinamente a sus hijos, a todos ellos.
134:4.2 (1486.5) El reino de los cielos, el gobierno divino, está basado en el hecho de la soberanía divina — Dios es espíritu. Puesto que Dios es espíritu, este reino es espiritual. El reino de los cielos no es material ni simplemente intelectual; es una relación espiritual entre Dios y el hombre.
134:4.3 (1486.6) Si las diferentes religiones reconocen la soberanía espiritual de Dios Padre, entonces todas esas religiones permanecerán en paz. Sólo cuando una religión pretende ser de alguna manera superior a todas las demás, y poseer una autoridad exclusiva sobre las otras religiones, dicha religión se atreverá a ser intolerante con las demás religiones o tendrá la osadía de perseguir a otros creyentes religiosos.
134:4.4 (1487.1) La paz religiosa — la fraternidad — nunca podrá existir a menos que todas las religiones estén dispuestas a despojarse por completo de toda autoridad eclesiástica, y a abandonar plenamente todo concepto de soberanía espiritual. Sólo Dios es el soberano espiritual.
134:4.5 (1487.2) No podéis conseguir la igualdad entre las religiones (la libertad religiosa) sin guerras religiosas, a menos que todas las religiones estén dispuestas a transferir toda la soberanía religiosa a un nivel superhumano, a Dios mismo.
134:4.6 (1487.3) El reino de los cielos en el corazón de los hombres creará la unidad religiosa (no necesariamente la uniformidad) porque todos y cada uno de los grupos religiosos, compuestos por tales creyentes religiosos, estarán libres de toda noción de autoridad eclesiástica — de soberanía religiosa.
134:4.7 (1487.4) Dios es espíritu, y Dios confiere un fragmento de su ser espiritual para que resida en el corazón del hombre. Espiritualmente, todos los hombres son iguales. El reino de los cielos está desprovisto de castas, de clases, de niveles sociales y de grupos económicos. Todos sois hermanos.
134:4.8 (1487.5) Pero en cuanto perdáis de vista la soberanía espiritual de Dios Padre, alguna religión empezará a afirmar su superioridad sobre las otras religiones. Entonces, en lugar de paz en la Tierra y de buena voluntad entre los hombres, empezarán las disensiones, las recriminaciones e incluso las guerras religiosas, o al menos las guerras entre los practicantes de la religión.
134:4.9 (1487.6) Los seres dotados de libre albedrío que se consideran como iguales, a menos que reconozcan mutuamente estar sometidos a alguna soberanía superior, a alguna autoridad que esté por encima de ellos, tarde o temprano se sienten tentados a probar su capacidad para conseguir poder y autoridad sobre otras personas y grupos. El concepto de igualdad no aporta nunca la paz, excepto cuando se reconoce mutuamente una influencia supercontroladora de soberanía superior.
134:4.10 (1487.7) Los hombres religiosos de Urmia vivían juntos en una paz y tranquilidad relativas porque habían renunciado plenamente a todas sus nociones de soberanía religiosa. Espiritualmente, todos creían en un Dios soberano; socialmente, la autoridad plena e indiscutible residía en su presidente Cimboitón. Todos sabían muy bien lo que le sucedería a cualquier educador que se atreviera a dominar a sus colegas. Ninguna paz religiosa duradera puede existir en Urantia hasta que todos los grupos religiosos no renuncien libremente a todas sus nociones de favor divino, de pueblo elegido y de soberanía religiosa. Sólo cuando Dios Padre se vuelva supremo, los hombres se volverán hermanos en religión y vivirán juntos en paz religiosa en la Tierra.
134:5.1 (1487.8) [Aunque la enseñanza del Maestro referente a la soberanía de Dios es una verdad — pero complicada por la aparición posterior de la religión acerca de su persona entre las religiones del mundo — sus exposiciones relativas a la soberanía política se han complicado enormemente debido a la evolución política de la vida de las naciones durante los últimos mil novecientos y pico de años. En la época de Jesús sólo había dos grandes potencias mundiales: el Imperio Romano en occidente y el Imperio Han en oriente, y los dos estaban ampliamente separados por el reino de Partia y otras tierras intermedias de las regiones del Caspio y del Turquestán. Por lo tanto, en la exposición que viene a continuación nos hemos apartado aún más de la sustancia de las enseñanzas del Maestro en Urmia referentes a la soberanía política; al mismo tiempo, hemos intentado describir la importancia de dichas enseñanzas tal como son aplicables a la etapa particularmente crítica de la evolución de la soberanía política en el siglo veinte después de Cristo.]
134:5.2 (1487.9) Nunca dejará de haber guerras en Urantia mientras las naciones se aferren a la noción ilusoria de la soberanía nacional ilimitada. Sólo existen dos niveles de soberanía relativa en un mundo habitado: el libre albedrío espiritual de cada mortal individual y la soberanía colectiva del conjunto de la humanidad. Entre el nivel del ser humano individual y el de la totalidad de la humanidad, todas las agrupaciones y asociaciones son relativas, transitorias y sólo tienen valor en la medida en que aumenten el bienestar, la felicidad y el progreso del individuo y del gran conjunto planetario — del hombre y de la humanidad.
134:5.3 (1488.1) Los educadores religiosos deben recordar siempre que la soberanía espiritual de Dios está por encima de todas las lealtades espirituales interpuestas e intermedias. Los gobernantes civiles aprenderán algún día que los Altísimos gobiernan en los reinos de los hombres.
134:5.4 (1488.2) Este gobierno de los Altísimos en los reinos de los hombres no está establecido para el beneficio especial de un grupo de mortales particularmente favorecido. No existe ningún tipo de «pueblo elegido». El reinado de los Altísimos (los supercontroladores de la evolución política) está destinado a fomentar, entre todos los hombres, el mayor bien para el mayor número de ellos y durante el mayor tiempo posible.
134:5.5 (1488.3) La soberanía es el poder y crece mediante la organización. Este crecimiento de la organización del poder político es bueno y conveniente, porque tiende a englobar segmentos cada vez mayores del conjunto de la humanidad. Pero este mismo crecimiento de las organizaciones políticas crea un problema en cada etapa intermedia, entre la organización inicial y natural del poder político — la familia — y la consumación final del crecimiento político — el gobierno de toda la humanidad, por toda la humanidad y para toda la humanidad.
134:5.6 (1488.4) Partiendo del poder de los padres en el grupo familiar, la soberanía política evoluciona por medio de la organización a medida que las familias se superponen en clanes consanguíneos que se unen, por varias razones, en unidades tribales — en agrupaciones políticas superconsanguíneas. A continuación, mediante el negocio, el comercio y la conquista, las tribus se unifican en una nación, mientras que las mismas naciones a veces se unifican en un imperio.
134:5.7 (1488.5) A medida que la soberanía pasa de los grupos más pequeños a las colectividades mayores, las guerras disminuyen. Es decir, las guerras menores entre las naciones más pequeñas disminuyen, pero el potencial de las grandes guerras aumenta a medida que las naciones que ejercen la soberanía se vuelven cada vez más grandes. Finalmente, cuando todo el mundo haya sido explorado y ocupado, cuando las naciones sean pocas, fuertes y poderosas, cuando esas grandes naciones supuestamente soberanas lleguen a tener fronteras comunes, cuando sólo estén separadas por los océanos, entonces el escenario estará preparado para las guerras mayores, para los conflictos mundiales. Las llamadas naciones soberanas no pueden codearse sin generar conflictos y provocar guerras.
134:5.8 (1488.6) La dificultad para que evolucione la soberanía política desde la familia hasta toda la humanidad reside en la inercia-resistencia que se manifiesta en todos los niveles intermedios. Las familias, en ocasiones, han desafiado a su clan, mientras que los clanes y las tribus han contrarrestado a menudo la soberanía del Estado territorial. Cada evolución nueva y progresiva de la soberanía política se encuentra (y siempre se ha encontrado) estorbada y entorpecida por las «fases de andamiaje» de los desarrollos anteriores de la organización política. Y esto es así porque las lealtades humanas, una vez que se han movilizado, son difíciles de modificar. La misma lealtad que hace posible la evolución de la tribu, hace difícil la evolución de la supertribu — el Estado territorial. Y la misma lealtad (el patriotismo) que hace posible la evolución del Estado territorial, complica enormemente el desarrollo evolutivo del gobierno de toda la humanidad.
134:5.9 (1488.7) La soberanía política se crea mediante la renuncia a la autodeterminación, primero por parte del individuo en el interior de la familia, y a continuación por las familias y los clanes en relación con la tribu y las agrupaciones más grandes. Este traspaso progresivo de la autodeterminación, desde las organizaciones políticas más pequeñas a otras cada vez más grandes, ha continuado en oriente generalmente sin interrupción desde el establecimiento de las dinastías Ming y Mogol. En occidente ha prevalecido durante más de mil años, hasta el final de la Guerra Mundial; después, un desacertado movimiento retrógrado invirtió temporalmente esta tendencia normal, restableciendo la soberanía política hundida de numerosa pequeñas colectividades europeas.
134:5.10 (1489.1) Urantia no disfrutará de una paz duradera hasta que las llamadas naciones soberanas no entreguen sus poderes soberanos, de manera plena e inteligente, entre las manos de la fraternidad de los hombres — del gobierno de la humanidad. El internacionalismo — las ligas de naciones — nunca podrá asegurar una paz permanente a la humanidad. Las confederaciones mundiales de naciones impedirán eficazmente las guerras menores y controlarán de manera aceptable a las naciones más pequeñas, pero no lograrán impedir las guerras mundiales ni controlarán a los tres, cuatro o cinco gobiernos más poderosos. En presencia de unos conflictos reales, una de estas potencias mundiales se retirará de la Liga y declarará la guerra. No se puede evitar que las naciones se lancen a la guerra mientras permanezcan infectadas con el virus ilusorio de la soberanía nacional. El internacionalismo es un paso en la dirección adecuada. Una fuerza de policía internacional impedirá muchas guerras menores, pero será ineficaz para impedir las guerras mayores, los conflictos entre los grandes gobiernos militares de la Tierra.
134:5.11 (1489.2) A medida que disminuye el número de naciones verdaderamente soberanas (las grandes potencias), se acrecienta la oportunidad y la necesidad de un gobierno de la humanidad. Cuando sólo existan unas pocas (grandes) potencias realmente soberanas, o bien tendrán que embarcarse en una lucha a muerte por la supremacía nacional (imperial), o mediante la renuncia voluntaria a ciertas prerrogativas de la soberanía, tendrán que crear el núcleo esencial de un poder supernacional que sirva de comienzo para la soberanía real de toda la humanidad.
134:5.12 (1489.3) La paz no llegará a Urantia hasta que todas las naciones llamadas soberanas no abandonen su poder de declarar la guerra entre las manos de un gobierno representativo de toda la humanidad. La soberanía política es innata en los pueblos del mundo. Cuando todos los pueblos de Urantia creen un gobierno mundial, tendrán el derecho y el poder de hacerlo SOBERANO; y cuando esa potencia mundial representativa o democrática controle las fuerzas terrestres, aéreas y navales del mundo, la paz en la Tierra y la buena voluntad entre los hombres podrán prevalecer — pero no antes de ese momento.
134:5.13 (1489.4) Podemos citar un ejemplo importante de los siglos diecinueve y veinte: Los cuarenta y ocho Estados de la Unión Federal Americana disfrutan de la paz desde hace mucho tiempo. Ya no tienen guerras entre ellos. Han cedido su soberanía al gobierno federal, y mediante el arbitraje de la guerra, han abandonado toda pretensión a las ilusiones de la autodeterminación. Aunque cada Estado regula sus asuntos internos, no se ocupa de las relaciones exteriores, de las tarifas, de la inmigración, de las cuestiones militares ni del comercio interestatal. Los Estados individuales tampoco se ocupan de las cuestiones de ciudadanía. Los cuarenta y ocho Estados sólo sufren los estragos de la guerra cuando la soberanía del gobierno federal se encuentra en algún peligro.
134:5.14 (1489.5) Al haber abandonado los sofismas gemelos de la soberanía y de la autodeterminación, estos cuarenta y ocho Estados disfrutan de la paz y de la tranquilidad interestatal. De la misma manera, las naciones de Urantia empezarán a disfrutar de la paz cuando traspasen libremente sus soberanías respectivas a las manos de un gobierno global — a la soberanía de la fraternidad de los hombres. En ese Estado mundial, las naciones pequeñas serán tan poderosas como las grandes, como sucede con el pequeño Estado de Rhode Island, que tiene sus dos senadores en el Congreso Americano, exactamente igual que el populoso Estado de Nueva York o el extenso Estado de Texas.
134:5.15 (1490.1) La soberanía (estatal) limitada de estos cuarenta y ocho Estados fue creada por los hombres y para los hombres. La soberanía superestatal (nacional) de la Unión Federal Americana fue creada por los trece primeros de estos Estados en su propio beneficio y para el beneficio de los hombres. Algún día, las naciones crearán de manera similar la soberanía supernacional del gobierno planetario de la humanidad, en su propio beneficio y para el beneficio de todos los hombres.
134:5.16 (1490.2) Los ciudadanos no nacen para el beneficio de los gobiernos; los gobiernos son organizaciones pensadas y creadas para el beneficio de los hombres. La evolución de la soberanía política no puede tener otro destino que la aparición del gobierno de la soberanía de todos los hombres. Todas las demás soberanías tienen un valor relativo, un significado intermedio y una condición subordinada.
134:5.17 (1490.3) Con el progreso científico, las guerras se van a volver cada vez más devastadoras, hasta que se conviertan prácticamente en un suicidio racial. ¿Cuántas guerras mundiales tendrán que producirse y cuántas ligas de naciones tendrán que fracasar antes de que los hombres estén dispuestos a establecer el gobierno de la humanidad y empiecen a disfrutar de las bendiciones de una paz permanente y a desarrollarse con la tranquilidad de la buena voluntad — de la buena voluntad mundial — entre los hombres?
134:6.1 (1490.4) Si un hombre desea ardientemente su independencia — la libertad — debe recordar que todos los demás hombres anhelan la misma independencia. Los grupos de mortales que aman así la libertad no pueden convivir en paz a menos que se sometan a las leyes, reglas y reglamentos que conceden a cada persona el mismo grado de independencia, salvaguardando al mismo tiempo un grado igual de independencia para todos sus semejantes mortales. Si un hombre ha de ser absolutamente libre, entonces otro tendrá que convertirse en un esclavo absoluto. La naturaleza relativa de la libertad es verdadera en el terreno social, económico y político. La libertad es el don de la civilización, hecho posible por la fuerza de la LEY.
134:6.2 (1490.5) La religión hace espiritualmente posible realizar la fraternidad de los hombres, pero se necesitará un gobierno de la humanidad para que regule los problemas sociales, económicos y políticos asociados a ese objetivo de la felicidad y de la eficacia humanas.
134:6.3 (1490.6) Habrá guerras y rumores de guerras — una nación se levantará contra otra — mientras que la soberanía política del mundo esté dividida e injustamente mantenida por un grupo de Estados nacionales. Inglaterra, Escocia y Gales siempre estuvieron luchando entre sí hasta que renunciaron a sus respectivas soberanías y las confiaron al Reino Unido.
134:6.4 (1490.7) Una nueva guerra mundial enseñará a las naciones llamadas soberanas a formar una especie de federación, creando así el mecanismo para evitar las guerras menores, las guerras entre las naciones más pequeñas. Pero las guerras globales continuarán hasta que se cree el gobierno de la humanidad. La soberanía global impedirá las guerras globales — ninguna otra cosa puede hacerlo.
134:6.5 (1490.8) Los cuarenta y ocho Estados americanos libres conviven en paz. Entre los ciudadanos de estos cuarenta y ocho Estados se encuentran todas las razas y nacionalidades diversas que viven en las naciones de Europa, donde siempre están en guerra. Estos americanos representan a casi todas las religiones, sectas y cultos religiosos de todo el ancho mundo, y sin embargo conviven en paz aquí en Norteamérica. Todo esto es posible porque estos cuarenta y ocho Estados han renunciado a su soberanía y han abandonado toda noción de supuestos derechos a la autodeterminación.
134:6.6 (1490.9) No es una cuestión de armamento o de desarme. La cuestión del servicio militar obligatorio o voluntario tampoco influye en estos problemas de mantener la paz mundial. Si se le quitaran a las naciones poderosas todas las formas de armamento mecánico moderno y todos los tipos de explosivos, lucharían con los puños, las piedras y las mazas mientras siguieran aferradas a las ilusiones de su derecho divino a la soberanía nacional.
134:6.7 (1491.1) La guerra no es una enfermedad grande y terrible del hombre; la guerra es un síntoma, un resultado. La verdadera enfermedad es el virus de la soberanía nacional.
134:6.8 (1491.2) Las naciones de Urantia no han poseído una verdadera soberanía; nunca han tenido una soberanía que pudiera protegerlas de los estragos y las devastaciones de las guerras mundiales. Al crear el gobierno global de la humanidad, las naciones no abandonan su soberanía, sino más bien están creando de hecho una soberanía mundial, real, duradera y de buena fe, que en adelante será plenamente capaz de protegerlas de todas las guerras. Los asuntos locales serán tratados por los gobiernos locales, y los asuntos nacionales por los gobiernos nacionales; los asuntos internacionales serán administrados por el gobierno mundial.
134:6.9 (1491.3) La paz mundial no se puede mantener mediante tratados, diplomacia, políticas exteriores, alianzas, equilibrios de poder o cualquier otro tipo de juegos malabares improvisados con las soberanías de los nacionalismos. Hay que crear una ley mundial y debe ser aplicada por un gobierno mundial — la soberanía de toda la humanidad.
134:6.10 (1491.4) Con un gobierno mundial, los individuos gozarán de una libertad mucho más amplia. Hoy, los ciudadanos de las grandes potencias están cargados de impuestos, reglamentados y controlados de una manera casi opresiva. Una gran parte de esta intromisión actual en las libertades individuales desaparecerá cuando los gobiernos nacionales estén dispuestos a depositar su soberanía, en materia de asuntos internacionales, entre las manos de un gobierno global.
134:6.11 (1491.5) Bajo un gobierno mundial, las colectividades nacionales tendrán una verdadera oportunidad para realizar y disfrutar las libertades personales de una auténtica democracia. La falacia de la autodeterminación habrá terminado. Con la reglamentación global del dinero y del comercio llegará la nueva era de una paz a escala mundial. Pronto podría surgir un idioma mundial, y al menos habrá alguna esperanza de que algún día exista una religión mundial — o unas religiones con un punto de vista global.
134:6.12 (1491.6) La seguridad colectiva nunca proporcionará la paz hasta que la colectividad incluya a toda la humanidad.
134:6.13 (1491.7) La soberanía política del gobierno representativo de la humanidad traerá una paz duradera a la Tierra, y la fraternidad espiritual del hombre asegurará para siempre la buena voluntad entre todos los hombres. No existe ningún otro camino para conseguir la paz en la Tierra y la buena voluntad entre los hombres.
* * *
134:6.15 (1491.8) Después de la muerte de Cimboitón, sus hijos encontraron grandes dificultades para mantener la paz en la facultad. Las repercusiones de las enseñanzas de Jesús hubieran sido mucho mayores si los educadores cristianos posteriores que se incorporaron a la facultad de Urmia hubieran mostrado más sabiduría y hubieran ejercido más tolerancia.
134:6.16 (1491.9) El hijo mayor de Cimboitón recurrió a Abner, de Filadelfia, para que le ayudara, pero Abner tuvo muy poco acierto en la elección de los educadores, en el sentido de que resultaron ser inflexibles e intransigentes. Estos instructores trataron de que su religión dominara a las otras creencias. Nunca sospecharon que las conferencias del conductor de caravanas, a las que se aludía con tanta frecuencia, habían sido dadas por el mismo Jesús.
134:6.17 (1491.10) Al aumentar la confusión dentro de la facultad, los tres hermanos retiraron su apoyo financiero, y al cabo de cinco años la escuela cerró. Más tarde se abrió de nuevo como templo mitríaco, y finalmente se incendió en conjunción con una de sus celebraciones orgiásticas.
134:7.1 (1492.1) Cuando Jesús volvió de su viaje al Mar Caspio, sabía que sus desplazamientos por el mundo prácticamente habían terminado. Sólo hizo un viaje más fuera de Palestina, y fue para ir a Siria. Después de una breve visita a Cafarnaúm, se dirigió a Nazaret, donde se quedó unos días haciendo visitas. A mediados de abril salió de Nazaret para Tiro. Desde allí viajó hacia el norte, deteniéndose unos días en Sidón, pero su destino era Antioquía.
134:7.2 (1492.2) Éste es el año de los recorridos solitarios de Jesús a través de Palestina y Siria. Durante todo este año de viajes, fue conocido por diversos nombres en distintas partes del país: el carpintero de Nazaret, el constructor de barcas de Cafarnaúm, el escriba de Damasco y el educador de Alejandría.
134:7.3 (1492.3) En Antioquía, el Hijo del Hombre vivió más de dos meses, trabajando, observando, estudiando, visitando, ayudando y, durante todo este tiempo, aprendiendo cómo viven los hombres, cómo piensan, sienten y reaccionan al entorno de la existencia humana. Durante tres semanas de este período trabajó como fabricante de tiendas. En Antioquía permaneció más tiempo que en cualquiera de los otros lugares que visitó en este viaje. Diez años después, cuando el apóstol Pablo predicó en Antioquía y oyó hablar a sus discípulos de las doctrinas del escriba de Damasco, no sospechó que sus alumnos habían oído la voz y escuchado las enseñanzas del propio Maestro.
134:7.4 (1492.4) Desde Antioquía, Jesús viajó hacia el sur a lo largo de la costa hasta Cesarea, donde se detuvo unas semanas, continuando luego por la costa hasta Jope. Desde Jope viajó tierra adentro hasta Jamnia, Asdod y Gaza. Desde Gaza cogió la ruta interior hasta Beerseba, donde permaneció una semana.
134:7.5 (1492.5) Jesús emprendió entonces su periplo final, como individuo particular, a través del corazón de Palestina, desplazándose desde Beerseba en el sur hasta Dan en el norte. En este viaje hacia el norte se detuvo en Hebrón, Belén (donde vio su lugar de nacimiento), Jerusalén (no visitó Betania), Beerot, Lebona, Sicar, Siquem, Samaria, Geba, En-Ganim, Endor y Madón. Atravesando Magdala y Cafarnaúm, continuó hacia el norte, pasando al este de las Aguas de Merom, y se dirigió por Cárata hasta Dan o Cesarea de Filipo.
134:7.6 (1492.6) El Ajustador del Pensamiento interior condujo entonces a Jesús a apartarse de los lugares habitados por los hombres, y a subir al Monte Hermón para poder terminar allí el trabajo de dominar su mente humana, y completar la tarea de efectuar su consagración total al resto de la obra de su vida en la Tierra.
134:7.7 (1492.7) Ésta fue una de las épocas excepcionales y extraordinarias de la vida terrestre del Maestro en Urantia. Atravesó otra experiencia muy similar cuando estuvo solo en las colinas cercanas a Pella, inmediatamente después de su bautismo. Este período de aislamiento en el Monte Hermón marcó el final de su carrera puramente humana, es decir, la terminación técnica de su donación como mortal, mientras que el aislamiento posterior señaló el comienzo de la fase más divina de su donación. Jesús vivió a solas con Dios durante seis semanas en las pendientes del Monte Hermón.
134:8.1 (1492.8) Después de pasar algún tiempo en las proximidades de Cesarea de Filipo, Jesús preparó sus provisiones, adquirió una bestia de carga, contrató a un muchacho llamado Tiglat y se dirigió por el camino de Damasco hasta un pueblo conocido en otro tiempo como Beit Jenn, en los cerros al pie del Monte Hermón. Aquí, poco antes de mediados de agosto del año 25, estableció su campamento, dejó sus provisiones al cuidado de Tiglat y ascendió las laderas solitarias de la montaña. Durante este primer día, Tiglat acompañó a Jesús en su subida hasta un punto determinado a unos 2000 metros sobre el nivel del mar, donde construyeron un receptáculo de piedra en el que Tiglat tenía que depositar los alimentos dos veces por semana.
134:8.2 (1493.1) El primer día después de dejar a Tiglat, Jesús sólo había ascendido un corto trayecto de la montaña cuando se detuvo para orar. Entre otras cosas, pidió a su Padre que hiciera volver a su serafín guardián para que «acompañara a Tiglat». Solicitó que se le permitiera subir solo hacia su última contienda con las realidades de la existencia mortal, y esta petición le fue concedida. Participó en la gran prueba con la única ayuda y apoyo de su Ajustador interior.
134:8.3 (1493.2) Jesús comió frugalmente mientras estuvo en la montaña; sólo se abstuvo de todo alimento un día o dos a la vez. Los seres superhumanos que se enfrentaron con él en esta montaña, con quienes luchó en espíritu y a quienes derrotó en poder, eran reales; eran sus mayores enemigos del sistema de Satania; no eran fantasmas de la imaginación, producidos por los desvaríos intelectuales de un mortal debilitado y hambriento que no pudiera distinguir la realidad de las visiones de una mente enajenada.
134:8.4 (1493.3) Jesús pasó las tres últimas semanas de agosto y las tres primeras de septiembre en el Monte Hermón. Durante estas semanas, terminó la tarea mortal de alcanzar los círculos de comprensión mental y de control de la personalidad. Durante todo este período de comunión con su Padre celestial, el Ajustador interior también finalizó los servicios que se le habían asignado. La meta mortal de esta criatura terrestre fue alcanzada allí. Sólo quedaba por consumar la fase final de armonización entre su mente y el Ajustador.
134:8.5 (1493.4) Después de más de cinco semanas de comunión ininterrumpida con su Padre Paradisiaco, Jesús estuvo absolutamente seguro de su naturaleza y de la certeza de su triunfo sobre los niveles materiales de manifestación de la personalidad en el espacio-tiempo. Creía plenamente en el predominio de su naturaleza divina sobre su naturaleza humana, y no dudó en afirmarlo.
134:8.6 (1493.5) Hacia el final de su estancia en la montaña, Jesús pidió a su Padre que se le permitiera celebrar una conferencia con sus enemigos de Satania en su calidad de Hijo del Hombre, como Josué ben José. Esta petición le fue concedida. La gran tentación, la prueba del universo, tuvo lugar durante la última semana en el Monte Hermón. Satanás (en representación de Lucifer) y Caligastia, el Príncipe Planetario rebelde, estaban presentes junto a Jesús y fueron hechos plenamente visibles para él. Esta «tentación», esta prueba final de lealtad humana frente a las falsedades de las personalidades rebeldes, no tenía que ver con el alimento, los pináculos del templo o los actos presuntuosos. No tenía que ver con los reinos de este mundo, sino con la soberanía de un poderoso y glorioso universo. El simbolismo de vuestras escrituras estaba destinado a las épocas atrasadas del pensamiento infantil del mundo. Las generaciones siguientes deberían comprender la gran lucha que mantuvo el Hijo del Hombre aquel día memorable en el Monte Hermón.
134:8.7 (1493.6) A las numerosas proposiciones y contraproposiciones de los emisarios de Lucifer, Jesús se limitó a responder: «Que prevalezca la voluntad de mi Padre Paradisiaco, y a ti, mi hijo rebelde, que los Ancianos de los Días te juzguen divinamente. Soy tu Creador-padre; difícilmente puedo juzgarte con justicia, y ya has despreciado mi misericordia. Te confío a la decisión de los Jueces de un universo más grande».
134:8.8 (1494.1) A todos los arreglos y artimañas sugeridos por Lucifer, a todas las proposiciones engañosas relativas a la donación de la encarnación, Jesús se limitó a responder: «Que se haga la voluntad de mi Padre Paradisiaco.» Cuando la dura prueba terminó, el serafín guardián que se mantenía apartado volvió al lado de Jesús y le aportó su servicio.
134:8.9 (1494.2) Una tarde a finales del verano, en medio de los árboles y del silencio de la naturaleza, Miguel de Nebadon ganó la soberanía incontestable de su universo. Aquel día concluyó la tarea establecida para los Hijos Creadores de vivir hasta la saciedad la vida encarnada en la similitud de la carne mortal, en los mundos evolutivos del tiempo y del espacio. Esta proeza importantísima no se anunció al universo hasta el día de su bautismo, meses más tarde, pero en verdad tuvo lugar aquel día en la montaña. Cuando Jesús descendió de su estancia en el Monte Hermón, la rebelión de Lucifer en Satania y la secesión de Caligastia en Urantia estaban prácticamente arregladas. Jesús había pagado el último precio que se le exigía para obtener la soberanía de su universo, que en sí misma regula el estado de todos los rebeldes y determina que toda sublevación futura de este tipo (si llega a producirse alguna vez) puede ser tratada de manera sumaria y eficaz. En consecuencia, se puede observar que la llamada «gran tentación» de Jesús tuvo lugar algún tiempo antes de su bautismo, y no inmediatamente después.
134:8.10 (1494.3) Al final de su estancia en la montaña, mientras Jesús descendía se encontró con Tiglat, que subía para acudir a la cita con los alimentos. Al indicarle que se volviera, solamente le dijo: «El período de descanso ha terminado; tengo que volver a los asuntos de mi Padre». Se mantuvo silencioso y muy cambiado durante el viaje de regreso hacia Dan, donde se despidió del muchacho, regalándole el asno. Luego se dirigió hacia el sur por el mismo camino que había venido, hasta llegar a Cafarnaúm.
134:9.1 (1494.4) Ahora estaba próximo el final del verano, cerca de la época del día de la expiación y de la fiesta de los tabernáculos. El sábado, Jesús tuvo una reunión familiar en Cafarnaúm y al día siguiente partió para Jerusalén con Juan, el hijo de Zebedeo, dirigiéndose por el este del lago y por Gerasa, y descendiendo por el valle del Jordán. Aunque charló de vez en cuando con su compañero durante el camino, Juan notó un gran cambio en Jesús.
134:9.2 (1494.5) Jesús y Juan se detuvieron en Betania para pasar la noche con Lázaro y sus hermanas, y a la mañana siguiente salieron temprano para Jerusalén. Estuvieron casi tres semanas en la ciudad y sus alrededores, al menos así lo hizo Juan. Muchos días, Juan fue solo a Jerusalén mientras Jesús deambulaba por las colinas cercanas y se dedicaba a numerosos períodos de comunión espiritual con su Padre celestial.
134:9.3 (1494.6) Los dos asistieron a los oficios solemnes del día de la expiación. Juan estaba muy impresionado con las ceremonias de este día importante en el ritual religioso judío, pero Jesús permaneció como un espectador pensativo y silencioso. Para el Hijo del Hombre, este espectáculo resultaba lastimoso y patético. Lo veía todo como una falsa representación del carácter y de los atributos de su Padre celestial. Consideraba los acontecimientos de este día como una parodia de los hechos de la justicia divina y de la verdad de la misericordia infinita. Ardía en deseos de proclamar la auténtica verdad sobre el carácter amoroso y el comportamiento misericordioso de su Padre en el universo, pero su fiel Monitor le advirtió que su hora aún no había llegado. Sin embargo, aquella noche en Betania, Jesús dejó caer numerosos comentarios que perturbaron mucho a Juan, el cual nunca comprendió por completo el verdadero significado de lo que Jesús dijo en la conversación que tuvieron aquella noche.
134:9.4 (1495.1) Jesús planeó quedarse con Juan toda la semana de la fiesta de los tabernáculos. Esta fiesta era la festividad anual de toda Palestina, la época de las vacaciones de los judíos. Aunque Jesús no participó en el júbilo de la ocasión, era evidente que le causaba placer y experimentaba satisfacción al contemplar cómo los jóvenes y los mayores se entregaban a la alegría y al gozo.
134:9.5 (1495.2) A mediados de la semana de esta celebración y antes de que terminaran las festividades, Jesús se despidió de Juan diciendo que deseaba retirarse a las colinas, donde podría comulgar mejor con su Padre Paradisiaco. Juan hubiera querido acompañarlo, pero Jesús insistió para que se quedara hasta el fin de las festividades, diciendo: «No se te exige que lleves el peso del Hijo del Hombre; sólo el vigilante debe estar en vela mientras la ciudad duerme en paz.» Jesús no regresó a Jerusalén. Después de pasar casi una semana solo en las colinas cercanas a Betania, partió para Cafarnaúm. Camino del hogar, pasó un día y una noche a solas en las laderas del Gilboa, cerca del lugar donde el rey Saúl se había quitado la vida; cuando llegó a Cafarnaúm, parecía más alegre que en el momento de dejar a Juan en Jerusalén.
134:9.6 (1495.3) A la mañana siguiente, Jesús fue al arca que contenía sus efectos personales, que se habían quedado en el taller de Zebedeo, se puso su delantal y se presentó al trabajo, diciendo: «Es conveniente que permanezca ocupado mientras espero a que llegue mi hora.» Y trabajó varios meses en el astillero, al lado de su hermano Santiago, hasta enero del año siguiente. Después de este período de trabajo con Jesús, Santiago nunca más abandonó real y totalmente su fe en la misión de Jesús, a pesar de las dudas que oscurecían su comprensión del trabajo de la vida del Hijo del Hombre.
134:9.7 (1495.4) Durante este período final de trabajo en el astillero, Jesús pasó la mayor parte de su tiempo acabando los interiores de algunas grandes embarcaciones. Ponía un gran cuidado en toda su obra manual, y parecía experimentar la satisfacción del logro humano cada vez que terminaba una pieza digna de elogio. Aunque no perdía el tiempo con pequeñeces, era un artesano cuidadoso cuando confeccionaba los detalles esenciales de un encargo determinado.
134:9.8 (1495.5) A medida que pasaba el tiempo, llegaron rumores a Cafarnaúm sobre un tal Juan que predicaba mientras bautizaba a los penitentes en el Jordán. La predicación de Juan era: «El reino de los cielos está cerca; arrepentíos y sed bautizados.» Jesús escuchó estos informes a medida que Juan remontaba lentamente el valle del Jordán desde el vado del río más cercano a Jerusalén. Pero Jesús continuó trabajando construyendo barcas, hasta que Juan llegó río arriba a un lugar cercano a Pella, en el mes de enero del año siguiente, el año 26. Entonces dejó sus herramientas, declarando «Ha llegado mi hora», y poco después se presentó ante Juan para ser bautizado.
134:9.9 (1495.6) Un gran cambio se había producido en Jesús. De la gente que había disfrutado de sus visitas y servicios mientras recorría el país de arriba abajo, pocos reconocieron después, en el maestro público, a la misma persona que habían conocido y amado como individuo particular en años anteriores. Había una razón que impedía a sus primeros beneficiarios reconocerlo en su papel posterior como educador público lleno de autoridad: La transformación de su mente y de su espíritu se había estado desarrollando a lo largo de muchos años, y había finalizado durante la permanencia extraordinaria en el Monte Hermón.
El libro de Urantia
Documento 135
135:0.1 (1496.1) JUAN el Bautista nació el 25 de marzo del año 7 a. de J. C., según la promesa que Gabriel le había hecho a Isabel en junio del año anterior. Durante cinco meses, Isabel guardó en secreto la visita de Gabriel; cuando se lo dijo a su marido Zacarías, éste se quedó muy preocupado y sólo creyó plenamente en su relato después de tener un sueño insólito, unas seis semanas antes del nacimiento de Juan. Aparte de la visita de Gabriel a Isabel y del sueño de Zacarías, no hubo nada extraño ni sobrenatural en relación con el nacimiento de Juan el Bautista.
135:0.2 (1496.2) Al octavo día Juan fue circuncidado de acuerdo con la costumbre judía. Día tras día y año tras año, creció como un niño normal en el pueblecito conocido en aquella época con el nombre de Ciudad de Judá, a unos seis kilómetros al oeste de Jerusalén.
135:0.3 (1496.3) El acontecimiento más sobresaliente del principio de la infancia de Juan fue la visita que hizo, en compañía de sus padres, a Jesús y a la familia de Nazaret. Esta visita tuvo lugar en el mes de junio del año 1 a. de J. C., cuando tenía poco más de seis años de edad.
135:0.4 (1496.4) Después de regresar de Nazaret, los padres de Juan empezaron la educación sistemática del muchacho. En este pueblecito no había escuela de la sinagoga; sin embargo, como Zacarías era sacerdote, estaba bastante bien instruido e Isabel era mucho más culta que el promedio de las mujeres de Judea; ella también pertenecía al estado eclesiástico, puesto que era una descendiente de las «hijas de Aarón». Como Juan era hijo único, sus padres consagraron mucho tiempo a su educación mental y espiritual. Zacarías sólo tenía cortos períodos de servicio en el templo de Jerusalén, de manera que dedicó una gran parte de su tiempo a instruir a su hijo.
135:0.5 (1496.5) Zacarías e Isabel poseían una pequeña granja donde criaban ovejas. Apenas tenían para vivir con esta propiedad, pero Zacarías percibía un salario regular de los fondos del templo dedicados a los sacerdotes.
135:1.1 (1496.6) No había escuela donde Juan pudiera graduarse a la edad de catorce años, pero sus padres habían elegido este año como el más apropiado para que pronunciara sus votos oficiales de nazareno. En consecuencia, Zacarías e Isabel llevaron a su hijo a En-Gedi, cerca del Mar Muerto. Esta era la sede de la hermandad nazarena en el sur, y es allí donde el muchacho fue debidamente admitido en esta orden de manera solemne y para toda la vida. Después de las ceremonias y de hacer los votos de abstenerse de toda bebida embriagadora, dejarse crecer el pelo y no tocar a los muertos, la familia se dirigió a Jerusalén donde Juan completó, delante del templo, las ofrendas que se exigían a los que pronunciaban los votos nazarenos.
135:1.2 (1496.7) Juan hizo los mismos votos vitalicios que habían efectuado sus ilustres predecesores, Sansón y el profeta Samuel. Un nazareno de por vida estaba considerado como una personalidad sacrosanta. Los judíos concedían a un nazareno casi el mismo respeto y veneración que al sumo sacerdote, lo que no era de extrañar, puesto que los nazarenos consagrados para toda la vida eran las únicas personas, además de los sumos sacerdotes, a quienes se les permitía entrar en el santo de los santos del templo.
135:1.3 (1497.1) Juan regresó de Jerusalén a su casa para cuidar las ovejas de su padre. Creció y se convirtió en un hombre fuerte con un carácter noble.
135:1.4 (1497.2) A los dieciséis años, debido a unas lecturas acerca de Elías, Juan se quedó muy impresionado con el profeta del Monte Carmelo y decidió adoptar su manera de vestir. A partir de aquel día, Juan llevó siempre una prenda de vestir cubierta de pelo con un cinturón de cuero. A los dieciséis años ya medía más de un metro ochenta y casi había alcanzado su pleno desarrollo. Con sus cabellos sueltos y su manera peculiar de vestir, resultaba en verdad un joven pintoresco. Sus padres esperaban grandes cosas de su único descendiente, un hijo de la promesa y nazareno para toda la vida.
135:2.1 (1497.3) Después de una enfermedad que duró varios meses, Zacarías murió en julio del año 12, cuando Juan acababa de cumplir los dieciocho años. Fue un momento de gran desconcierto para Juan, pues el voto nazareno prohibía el contacto con los muertos, incluídos los de su propia familia. Aunque Juan había procurado cumplir con las restricciones de su voto respecto a la contaminación con los muertos, no estaba seguro de haberse sometido totalmente a los requisitos de la orden nazarena. Por esta razón, después del entierro de su padre fue a Jerusalén, y en el rincón nazareno del atrio de las mujeres ofreció los sacrificios requeridos para su purificación.
135:2.2 (1497.4) En septiembre de este año, Isabel y Juan hicieron un viaje a Nazaret para visitar a María y a Jesús. Juan estaba casi decidido a empezar la obra de su vida, pero se sintió inducido, no sólo por las palabras de Jesús sino también por su ejemplo, a regresar al hogar, cuidar a su madre y esperar «a que llegara la hora del Padre». Después de despedirse de Jesús y de María al final de esta agradable visita, Juan no volvió a ver a Jesús hasta el momento de su bautismo en el Jordán.
135:2.3 (1497.5) Juan e Isabel regresaron a su hogar y empezaron a hacer planes para el futuro. Como Juan se negaba a aceptar la renta de sacerdote que le correspondía de los fondos del templo, al cabo de dos años lo habían perdido todo menos su casa; así pues, decidieron dirigirse hacia el sur con su rebaño de ovejas. En consecuencia, Juan se trasladó a Hebrón el verano en que cumplió los veinte años. Cuidó de sus ovejas en el llamado «desierto de Judea», cerca de un arroyo que era tributario de un torrente mayor, que desembocaba en el Mar Muerto a la altura de En-Gedi. La colonia de En-Gedi incluía no solamente a los nazarenos consagrados de por vida o por un período determinado, sino también a otros numerosos pastores ascéticos que se congregaban en esta región con sus rebaños y fraternizaban con la hermandad de los nazarenos. Vivían de la cría de las ovejas y de las donaciones que los ricos judíos hacían a la orden.
135:2.4 (1497.6) A medida que pasaba el tiempo, Juan regresaba cada vez menos a Hebrón y visitaba En-Gedi con mayor frecuencia. Era tan absolutamente diferente a la mayoría de los nazarenos, que le resultaba muy difícil fraternizar plenamente con la hermandad. Pero tenía un gran afecto por Abner, el jefe y dirigente reconocido de la colonia de En-Gedi.
135:3.1 (1497.7) A lo largo del valle de este pequeño arroyo, Juan construyó no menos de una docena de refugios de piedra y de corrales para la noche, a base de piedras apiladas, en los cuales podía vigilar y proteger a sus rebaños de ovejas y cabras. La vida de pastor le dejaba mucho tiempo libre para pensar. Hablaba mucho con Ezda, un niño huérfano de Bet-sur, a quien en cierto modo había adoptado, y que cuidaba de los rebaños cuando Juan iba a Hebrón para ver a su madre y vender ovejas, y también cuando bajaba a En-Gedi para los oficios del sábado. Juan y el muchacho vivían de manera muy simple, alimentándose de carne de cordero, leche de cabra, miel silvestre y las langostas comestibles de esta región. Esta dieta habitual la completaban con las provisiones que traían de Hebrón y En-Gedi de vez en cuando.
135:3.2 (1498.1) Isabel mantenía informado a Juan de los asuntos de Palestina y del mundo. Él estaba cada vez más profundamente convencido de que se acercaba rápidamente el momento en que el antiguo orden de cosas iba a terminar, de que él se convertiría en el precursor de la llegada de una nueva era, «el reino de los cielos». Este rudo pastor tenía una gran predilección por los escritos del profeta Daniel. Había leído mil veces la descripción que Daniel hacía de la gran estatua; Zacarías le había dicho que ésta representaba la historia de los grandes reinos del mundo, empezando por Babilonia, luego Persia, Grecia y finalmente Roma. Juan se daba cuenta de que Roma ya estaba compuesta por unos pueblos y razas tan políglotas, que nunca podría convertirse en un imperio con unos cimientos sólidos y firmemente consolidados. Creía que Roma ya estaba entonces dividida en Siria, Egipto, Palestina y otras provincias. Luego continuó leyendo que «en los días de estos reyes, el Dios del cielo establecerá un reino que nunca será destruido. Y este reino no será entregado a otros pueblos, sino que romperá en pedazos y destruirá a todos esos reinos, y subsistirá para siempre». «Y le entregaron un dominio, gloria y un reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran. Su dominio es un dominio perpetuo que nunca perecerá, y su reino nunca será destruido.» «Y el reino, el dominio y la grandeza del reino que están por debajo de todos los cielos, serán entregados al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es un reino eterno, y todos los dominios le servirán y le obedecerán.»
135:3.3 (1498.2) Juan nunca fue completamente capaz de elevarse por encima de la confusión que le producía lo que había oído decir a sus padres sobre Jesús y estos pasajes que leía en las escrituras. En el libro de Daniel leía: «Tuve unas visiones nocturnas, y contemplé a alguien semejante al Hijo del Hombre que venía con las nubes del cielo, y le entregaron un dominio, la gloria y un reino.» Pero estas palabras del profeta no concordaban con lo que sus padres le habían enseñado. Su conversación con Jesús, cuando fue a visitarlo a la edad de dieciocho años, tampoco se correspondía con estas declaraciones de las escrituras. A pesar de esta confusión, su madre le aseguró todo el tiempo que duró su perplejidad que su primo lejano, Jesús de Nazaret, era el verdadero Mesías, que había venido para sentarse en el trono de David, y que él (Juan) se convertiría en su primer precursor y en su principal apoyo.
135:3.4 (1498.3) Debido a todo lo que había escuchado sobre el vicio y la perversidad de Roma y el libertinaje y la esterilidad moral del imperio, por todo lo que había oído de las maldades de Herodes Antipas y de los gobernadores de Judea, Juan tendía a creer que el final de la era estaba próximo. A este noble y rudo hijo de la naturaleza le parecía que el mundo estaba maduro para el final de la era del hombre y el amanecer de la era nueva y divina — el reino de los cielos. En el corazón de Juan creció el sentimiento de que iba a ser el último de los antiguos profetas y el primero de los nuevos. Vibraba honradamente con el impulso creciente de salir fuera y proclamar a todos los hombres: «¡Arrepentíos! ¡Poneos bien con Dios! Disponeos para el fin; preparaos para la aparición del orden nuevo y eterno de las cosas terrestres, el reino de los cielos».
135:4.1 (1499.1) El 17 de agosto del año 22, cuando Juan tenía veintiocho años, su madre falleció repentinamente. Como los amigos de Isabel conocían las restricciones nazarenas respecto al contacto con los muertos, incluídos los de la propia familia, hicieron todos los arreglos para el entierro de Isabel antes de mandar a buscar a Juan. Cuando recibió la noticia de la muerte de su madre, Juan ordenó a Ezda que llevara sus rebaños a En-Gedi y partió para Hebrón.
135:4.2 (1499.2) Al regresar a En-Gedi después del funeral de su madre, donó sus rebaños a la hermandad y se apartó del mundo exterior durante una temporada para ayunar y orar. Juan sólo conocía los métodos antiguos para acercarse a la divinidad; sólo conocía las historias de Elías, Samuel y Daniel. Elías era su ideal como profeta. Elías era el primer educador de Israel que fue considerado como un profeta, y Juan creía sinceramente que él mismo sería el último de este largo e ilustre linaje de mensajeros del cielo.
135:4.3 (1499.3) Juan vivió en En-Gedi durante dos años y medio, y persuadió a la mayoría de la hermandad de que «se acercaba el fin de la era», de que «el reino de los cielos estaba a punto de aparecer». Todas sus primeras enseñanzas estaban basadas en la idea y el concepto corrientes que tenían los judíos de un Mesías prometido a la nación judía para liberarla de la dominación de sus gobernantes gentiles.
135:4.4 (1499.4) Durante todo este período, Juan leyó asiduamente los escritos sagrados que encontró en el hogar de los nazarenos de En-Gedi. Le impresionó de manera especial Isaías y también Malaquías, el último de los profetas hasta aquel momento. Leyó y releyó los últimos cinco capítulos de Isaías, y creyó en aquellas profecías. Entonces se puso a leer en Malaquías: «He aquí, os enviaré a Elías, el profeta, antes de que llegue el gran y terrible día del Señor; él orientará el corazón de los padres hacia los hijos y el corazón de los hijos hacia sus padres, para que yo no venga a castigar la Tierra con una maldición.» Esta promesa del regreso de Elías, hecha por Malaquías, fue lo único que impidió a Juan salir fuera a predicar sobre el reino venidero, y exhortar a sus compatriotas judíos a evitar la ira por venir. Juan estaba maduro para proclamar el mensaje del reino venidero, pero esta esperanza de que Elías regresaría lo retuvo durante más de dos años. Sabía que él no era Elías. ¿Qué quería decir Malaquías? ¿Su profecía era literal o figurada? ¿Cómo podía saber la verdad? Finalmente se atrevió a pensar que, puesto que el primer profeta se había llamado Elías, el último también debía ser conocido finalmente por el mismo nombre. Sin embargo, tenía dudas, unas dudas suficientes como para impedirle llamarse a sí mismo Elías.
135:4.5 (1499.5) Fue la influencia de Elías la que hizo que Juan adoptara sus métodos de ataque directo y áspero contra los pecados y los vicios de sus contemporáneos. Intentó vestirse como Elías y procuró hablar como Elías; en todo su aspecto exterior se parecía al antiguo profeta. Era un hijo de la naturaleza igual de fuerte y pintoresco, un predicador de la rectitud igual de intrépido y temerario. Juan no era analfabeto, conocía bien las sagradas escrituras judías, pero tenía poca cultura. Era un pensador de ideas claras, un orador poderoso y un acusador ardiente. No se puede decir que fuera un ejemplo para su época, pero sí era una censura elocuente.
135:4.6 (1499.6) Finalmente elaboró un método para proclamar la nueva era, el reino de Dios. Decidió que se iba a convertir en el precursor del Mesías. Barrió todas las dudas y partió de En-Gedi, un día de marzo del año 25, para empezar su corta pero brillante carrera como predicador público.
135:5.1 (1500.1) Para comprender el mensaje de Juan hay que tener en cuenta el estado del pueblo judío en el momento en que apareció en escena. Durante cerca de cien años, todo Israel se había encontrado en un laberinto; no acertaban a explicar su continuo sometimiento a los soberanos gentiles. ¿No había enseñado Moisés que la rectitud siempre era recompensada con la prosperidad y el poder? ¿Acaso no eran el pueblo elegido de Dios? ¿Por qué el trono de David estaba abandonado y vacante? A la luz de las doctrinas mosaicas y de los preceptos de los profetas, a los judíos les resultaba difícil explicar su prolongada aflicción nacional.
135:5.2 (1500.2) Unos cien años antes de los tiempos de Jesús y de Juan, una nueva escuela de educadores religiosos había surgido en Palestina, la de los apocalípticos. Estos nuevos instructores desarrollaron un sistema de creencias que explicaba los sufrimientos y la humillación de los judíos sobre la base de que estaban pagando las consecuencias de los pecados de la nación. Recurrían a las razones bien conocidas destinadas a explicar la cautividad en Babilonia y en otros lugares en tiempos pasados. Pero, según enseñaban los apocalípticos, Israel debía recobrar el ánimo; los días de su aflicción casi habían terminado; el castigo disciplinario del pueblo elegido de Dios estaba llegando a su fin; la paciencia de Dios con los extranjeros gentiles se estaba agotando. El final del poder de Roma era sinónimo del final de la era y, en cierto sentido, del fin del mundo. Estos nuevos educadores se apoyaban ampliamente en las predicciones de Daniel, y en consecuencia enseñaban que la creación estaba a punto de entrar en su etapa final; los reinos de este mundo estaban a punto de convertirse en el reino de Dios. Para la mente de los judíos de aquella época, éste era el significado de la expresión «el reino de los cielos» que figura en todas las enseñanzas de Juan y de Jesús. Para los judíos de Palestina, la frase «el reino de los cielos» sólo tenía un significado: un estado absolutamente justo en el que Dios (el Mesías) gobernaría las naciones de la Tierra con la misma perfección de poder con que gobernaba en el cielo — «Hágase tu voluntad en la Tierra como en el cielo».
135:5.3 (1500.3) En los tiempos de Juan, todos los judíos se preguntaban con ansiedad: «¿Cuánto tardará en llegar el reino?» Existía el sentimiento general de que el poder de las naciones gentiles se acercaba a su fin. En todo el mundo judío estaba presente la viva esperanza y la expectación ansiosa de que la consumación del deseo de todos los siglos se produciría durante la vida de aquella generación.
135:5.4 (1500.4) Aunque había grandes diferencias de opinión entre los judíos sobre la naturaleza del reino venidero, todos compartían la creencia de que el acontecimiento era inminente, de que estaba próximo, e incluso a punto de suceder. Muchos de los que leían el Antiguo Testamento de manera literal esperaban con expectación a un nuevo rey en Palestina, a una nación judía regenerada, liberada de sus enemigos y gobernada por el sucesor del rey David, el Mesías, que sería rápidamente reconocido como el soberano justo y legítimo del mundo entero. Otro grupo de judíos piadosos, más pequeño, tenía una visión muy distinta de este reino de Dios. Enseñaban que el reino venidero no era de este mundo, que el mundo se acercaba a su fin evidente, y que «un nuevo cielo y una nueva Tierra» anunciarían el establecimiento del reino de Dios; que este reino sería un dominio perpetuo, que se pondría fin al pecado y que los ciudadanos del nuevo reino se volverían inmortales disfrutando de esta felicidad sin fin.
135:5.5 (1500.5) Todos estaban de acuerdo en que una purga drástica o una corrección purificadora tenía que preceder necesariamente al establecimiento del nuevo reino en la Tierra. Los que se adherían al sentido literal enseñaban que seguiría una guerra mundial que destruiría a todos los incrédulos, mientras que los fieles conseguirían una victoria universal y eterna. Los espiritualistas enseñaban que el reino se anunciaría con el gran juicio de Dios, que relegaría a los inicuos a su juicio de castigo y de destrucción final bien merecido, y al mismo tiempo elevaría a los santos creyentes del pueblo elegido a los tronos de honor y de autoridad junto al Hijo del Hombre, el cual reinaría en nombre de Dios sobre las naciones redimidas. Este último grupo creía incluso que muchos gentiles piadosos podrían ser admitidos en la hermandad del nuevo reino.
135:5.6 (1501.1) Algunos judíos mantenían la opinión de que Dios quizás podría establecer este nuevo reino mediante una intervención directa y divina, pero la gran mayoría creía que interpondría a un intermediario que lo representara, el Mesías. Y éste era el único significado posible que la palabra Mesías podía tener en la mente de los judíos de la generación de Juan y de Jesús. Mesías no podía referirse de ninguna manera a alguien que se limitara a enseñar la voluntad de Dios o a proclamar la necesidad de una vida de rectitud. A todas las personas santas de este tipo, los judíos les daban el nombre de profetas. El Mesías debía ser más que un profeta; el Mesías debía traer el establecimiento del nuevo reino, el reino de Dios. Nadie que dejara de hacer esto podía ser el Mesías en el sentido tradicional judío.
135:5.7 (1501.2) ¿Quién sería este Mesías? De nuevo, los educadores judíos tenían opiniones diferentes. Los más viejos se aferraban a la doctrina del hijo de David. Los más jóvenes enseñaban que, puesto que el nuevo reino era un reino celestial, el nuevo soberano podría ser también una personalidad divina, alguien que hubiera estado sentado mucho tiempo a la diestra de Dios en el cielo. Por muy extraño que parezca, los que concebían así al soberano del nuevo reino no lo imaginaban como un Mesías humano, no como un simple hombre, sino como «el Hijo del Hombre» — un Hijo de Dios — un Príncipe celestial, que había estado mucho tiempo esperando asumir así la soberanía de la Tierra renovada. Éste era el trasfondo religioso del mundo judío cuando Juan salió a proclamar: «¡Arrepentíos, porque el reino de los cielos está cerca!»
135:5.8 (1501.3) Está claro pues que el anuncio que Juan hacía del reino venidero tenía no menos de media docena de significados diferentes en la mente de los que escuchaban su predicación apasionada. Pero cualquiera que fuera el significado que atribuían a las palabras empleadas por Juan, cada uno de estos diversos grupos que esperaban el reino de los judíos estaba intrigado por las proclamaciones de este predicador de la rectitud y del arrepentimiento, sincero, entusiasta y tosco, pero eficaz, que exhortaba tan solemnemente a sus oyentes a «huir de la ira venidera».
135:6.1 (1501.4) A principios del mes de marzo del año 25, Juan rodeó la costa occidental del Mar Muerto y subió por el río Jordán hasta llegar frente a Jericó, al antiguo vado por el que pasaron Josué y los hijos de Israel cuando entraron por primera vez en la tierra prometida. Cruzó al otro lado del río, se instaló cerca de la entrada del vado y empezó a predicar a la gente que atravesaba el río en ambas direcciones. Éste era el cruce más frecuentado de todos los que tenía el Jordán.
135:6.2 (1501.5) Todos los que oían a Juan se daban cuenta de que era más que un predicador. La gran mayoría de los que escuchaban a este hombre extraño que había surgido del desierto de Judea se alejaban con la creencia de que habían oído la voz de un profeta. No es de extrañar que el alma de estos judíos, cansados y esperanzados, se agitara profundamente ante un fenómeno como éste. En toda la historia judía, los piadosos hijos de Abraham nunca habían deseado tanto «el consuelo de Israel» ni esperado más ardientemente «la restauración del reino». En toda la historia judía, el mensaje de Juan «el reino de los cielos está cerca» nunca hubiera podido ejercer un impacto tan profundo y universal como en el momento en que apareció tan misteriosamente en la orilla de este vado meridional del Jordán.
135:6.3 (1502.1) Era pastor, como Amós. Estaba vestido como el antiguo Elías; fulminaba con sus amonestaciones y lanzaba sus advertencias con el «espíritu y el poder de Elías». No es de sorprender que este extraño predicador creara una poderosa conmoción en toda Palestina, a medida que los viajeros llevaban por todas partes la noticia de su predicación al borde del Jordán.
135:6.4 (1502.2) El trabajo de este predicador nazareno contenía además una característica nueva: bautizaba a cada uno de sus creyentes en el Jordán «para la remisión de los pecados». Aunque el bautismo no era una ceremonia nueva para los judíos, nunca habían visto emplearlo como Juan lo hacía ahora. Durante mucho tiempo, habían tenido la costumbre de bautizar así a los prosélitos gentiles para admitirlos en la comunidad del patio exterior del templo, pero nunca se había pedido a los mismos judíos que se sometieran al bautismo de arrepentimiento. Sólo transcurrieron quince meses entre el momento en que Juan empezó a predicar y a bautizar, y su arresto y encarcelamiento a instigación de Herodes Antipas, pero en este corto período de tiempo bautizó a mucho más de cien mil penitentes.
135:6.5 (1502.3) Juan predicó cuatro meses en el vado de Betania, antes de partir hacia el norte remontando el Jordán. Decenas de miles de oyentes, algunos por curiosidad, pero muchos con sinceridad y seriedad, vinieron a escucharlo de todas partes de Judea, Perea y Samaria. Unos cuantos vinieron incluso desde Galilea.
135:6.6 (1502.4) En mayo de este año, mientras que aún se demoraba en el vado de Betania, los sacerdotes y los levitas enviaron una delegación para preguntar a Juan si pretendía ser el Mesías, y en virtud de qué autoridad predicaba. Juan respondió a estos interrogadores diciendo: «Id a decir a vuestros jefes que habéis oído ‘la voz de aquel que clama en el desierto`, como lo expresó el profeta diciendo: ‘Preparad el camino del Señor, enderezad una senda para nuestro Dios. Todo valle será colmado, toda montaña y toda colina serán allanadas; el terreno accidentado se volverá llano, y los lugares rocosos se convertirán en un valle liso; y todo el género humano verá la salvación de Dios.`»
135:6.7 (1502.5) Juan era un predicador heroico, pero carente de tacto. Un día que estaba predicando y bautizando en la orilla occidental del Jordán, un grupo de fariseos y cierto número de saduceos se adelantaron y se presentaron para ser bautizados. Antes de conducirlos hasta el agua, Juan se dirigió a ellos como grupo diciendo: «¿Quién os ha avisado para que huyáis de la ira venidera, como las víboras ante el fuego? Yo os bautizaré, pero os advierto que tenéis que producir los frutos dignos de un arrepentimiento sincero, si queréis recibir la remisión de vuestros pecados. No me digáis que Abraham es vuestro padre. Os declaro que de estas doce piedras que están ante vosotros, Dios es capaz de hacer surgir unos hijos dignos de Abraham. El hacha ya está puesta en las raíces mismas de los árboles. Todo árbol que no dé buen fruto está destinado a ser cortado y echado al fuego.» (Las doce piedras a las que se refería eran las famosas piedras conmemorativas erigidas por Josué para recordar el paso de las «doce tribus» por este mismo vado cuando entraron por primera vez en la tierra prometida.)
135:6.8 (1502.6) Juan daba clases a sus discípulos, en el transcurso de las cuales los instruía sobre los detalles de su nueva vida y procuraba responder a sus numerosas preguntas. Aconsejaba a los educadores que enseñaran el espíritu así como la letra de la ley. Ordenaba a los ricos que alimentaran a los pobres. A los recaudadores de impuestos les decía: «No percibáis más de lo que os han asignado.» A los soldados les decía: «No ejerzáis la violencia y no exijáis nada injustamente — contentaos con vuestro salario.» Y a todo el mundo aconsejaba: «Preparaos para el final de la era — el reino de los cielos está cerca.»
135:7.1 (1503.1) Juan tenía todavía ideas confusas sobre el reino venidero y su rey. Cuanto más predicaba, más confuso se sentía, pero esta incertidumbre intelectual sobre la naturaleza del reino venidero nunca disminuyó en lo más mínimo su convencimiento de que la aparición inmediata del reino era indudable. Juan podía estar confuso en su mente, pero nunca en su espíritu. No tenía ninguna duda sobre la llegada del reino, pero distaba de estar seguro si Jesús iba a ser o no el soberano de este reino. Cuando Juan se aferraba a la idea del restablecimiento del trono de David, las enseñanzas de sus padres de que Jesús, nacido en la Ciudad de David, iba a ser el libertador tanto tiempo esperado, le parecían consistentes. Pero en los momentos en que se inclinaba más hacia la doctrina de un reino espiritual y el final de la era temporal en la Tierra, tenía grandes dudas sobre el papel que Jesús jugaría en tales acontecimientos. A veces lo ponía todo en tela de juicio, pero no por mucho tiempo. Deseaba realmente poder hablar de todo esto con su primo, pero eso era contrario al acuerdo establecido entre ellos.
135:7.2 (1503.2) A medida que Juan viajaba hacia el norte, pensaba mucho en Jesús. Se detuvo en más de una docena de lugares mientras remontaba el Jordán. Fue en Adán donde, en respuesta a la pregunta directa que sus discípulos le hicieron «¿Eres tú el Mesías?», hizo referencia por primera vez a «otro que ha de venir después de mí». Y continuó diciendo: «Después de mí vendrá uno que es más grande que yo, ante quien no soy digno de inclinarme para desatar las correas de sus sandalias. Yo os bautizo con agua, pero él os bautizará con el Espíritu Santo. Tiene en su mano la pala para limpiar completamente su era; recogerá el trigo en su granero, pero quemará la paja con el fuego del juicio.»
135:7.3 (1503.3) En contestación a las preguntas de sus discípulos, Juan continuó ampliando sus enseñanzas, añadiendo día tras día más información útil y confortante, en comparación con su enigmático mensaje inicial: «Arrepentíos y sed bautizados.» Por esta época empezó a llegar mucha gente de Galilea y de la Decápolis. Decenas de creyentes sinceros permanecían, día tras día, junto a su adorado maestro.
135:8.1 (1503.4) En el mes de diciembre del año 25, cuando Juan llegó a las proximidades de Pella en su viaje remontando el Jordán, su fama se había extendido por toda Palestina, y su obra se había convertido en el tema principal de conversación de todas las ciudades cercanas al Lago de Galilea. Jesús había hablado favorablemente del mensaje de Juan, lo que hizo que muchos habitantes de Cafarnaúm se unieran al culto de arrepentimiento y de bautismo de Juan. Santiago y Juan, los hijos pescadores de Zebedeo, habían ido al vado en diciembre, poco después de que Juan se instalara a predicar cerca de Pella, y se habían ofrecido para ser bautizados. Iban a ver a Juan una vez por semana, y traían a Jesús las noticias directas y recientes de la obra del evangelista.
135:8.2 (1503.5) Santiago y Judá, los hermanos de Jesús, habían hablado de ir a ver a Juan para ser bautizados. Ahora que Judá había venido a Cafarnaúm para los oficios del sábado, después de escuchar el discurso de Jesús en la sinagoga, tanto él como Santiago decidieron pedirle consejo con respecto a sus planes. Esto sucedía el sábado 12 de enero del año 26 por la noche. Jesús les pidió que aplazaran la discusión hasta el día siguiente, y entonces les daría su respuesta. Durmió muy poco aquella noche, pues estuvo en estrecha comunión con el Padre celestial. Había acordado almorzar con sus hermanos a mediodía y aconsejarles con respecto al bautismo de Juan. Aquel domingo por la mañana, Jesús estaba trabajando como de costumbre en el astillero. Santiago y Judá habían llegado con el almuerzo y lo estaban esperando en el almacén de madera, pues aún no había llegado la hora del descanso de mediodía, y sabían que Jesús era muy formal en estas cuestiones.
135:8.3 (1504.1) Poco antes de la pausa del mediodía, Jesús dejó sus herramientas, se quitó su delantal de trabajo y anunció simplemente a los tres trabajadores que estaban con él en el taller: «Ha llegado mi hora.» Fue en busca de sus hermanos Santiago y Judá, repitiendo: «Ha llegado mi hora — vamos a ver a Juan.» Partieron inmediatamente para Pella, tomándose el almuerzo mientras viajaban. Esto ocurría el domingo 13 de enero. Se detuvieron para pasar la noche en el valle del Jordán y llegaron al lugar donde Juan estaba bautizando hacia el mediodía del día siguiente.
135:8.4 (1504.2) Juan acababa de empezar a bautizar a los candidatos del día. Decenas de penitentes formaban cola esperando su turno, cuando Jesús y sus dos hermanos ocuparon su lugar en esta fila de hombres y mujeres sinceros que se habían hecho creyentes en la predicación de Juan sobre el reino venidero. Juan había preguntado por Jesús a los hijos de Zebedeo. Estaba enterado de los comentarios de Jesús sobre su predicación, y día tras día esperaba verlo llegar a aquel lugar, pero no había imaginado encontrarlo en la cola de los candidatos al bautismo.
135:8.5 (1504.3) Como estaba absorto con los detalles de bautizar rápidamente a un número tan elevado de conversos, Juan no levantó los ojos para ver a Jesús hasta que el Hijo del Hombre no estuvo delante de él. Cuando Juan reconoció a Jesús, interrumpió las ceremonias unos momentos mientras saludaba a su primo carnal y le preguntaba: «Pero ¿por qué bajas hasta el agua para saludarme?» Jesús respondió: «Para someterme a tu bautismo.» Y Juan replicó: «Pero soy yo quien necesita ser bautizado por ti. ¿Por qué vienes hasta mí?» Y Jesús le susurró a Juan: «Sé indulgente conmigo ahora, pues conviene que demos este ejemplo a mis hermanos que están aquí conmigo, y para que la gente pueda saber que ha llegado mi hora.»
135:8.6 (1504.4) La voz de Jesús tenía un tono firme y terminante. Juan temblaba de emoción al prepararse para bautizar a Jesús de Nazaret en el Jordán, a mediodía del lunes 14 de enero del año 26. Así fue como Juan bautizó a Jesús y a sus dos hermanos, Santiago y Judá. Y cuando Juan hubo bautizado a los tres, despidió a los demás hasta el día siguiente, anunciando que reanudaría los bautismos al mediodía. Mientras la gente se marchaba, los cuatro hombres, que aún permanecían en el agua, oyeron un sonido extraño, y acto seguido se produjo una aparición durante unos instantes inmediatamente por encima de la cabeza de Jesús, y oyeron una voz que decía: «Éste es mi hijo amado en quien me siento muy complacido.» Un gran cambio se produjo en el semblante de Jesús; salió del agua en silencio y se despidió de ellos, dirigiéndose hacia las colinas del este. Nadie lo volvió a ver durante cuarenta días.
135:8.7 (1504.5) Juan siguió a Jesús la distancia suficiente como para contarle la historia de la visita de Gabriel a su madre antes de que nacieran los dos, tal como lo había escuchado tantas veces de labios de su madre. Dejó que Jesús continuara su camino, después de haberle dicho: «Ahora sé con seguridad que tú eres el Libertador.» Pero Jesús no respondió.
135:9.1 (1505.1) Cuando Juan regresó junto a sus discípulos (ahora tenía unos veinticinco o treinta que vivían constantemente con él), los encontró conversando seriamente, discutiendo lo que acababa de suceder en relación con el bautismo de Jesús. Se quedaron mucho más asombrados cuando Juan les contó ahora la historia de la visita de Gabriel a María antes del nacimiento de Jesús, y también el hecho de que Jesús no le dijera ni una palabra después de hablarle de ello. Aquella noche no llovió, y este grupo de treinta personas o más conversó largamente bajo la noche estrellada. Se preguntaban dónde había ido Jesús y cuándo lo volverían a ver.
135:9.2 (1505.2) Después del incidente de este día, la predicación de Juan adquirió un nuevo tono de certidumbre en sus proclamaciones respecto al reino venidero y al Mesías esperado. Estos cuarenta días de espera, aguardando el regreso de Jesús, fueron un período de tensión. Pero Juan continuó predicando con gran fuerza, y sus discípulos empezaron a predicar aproximadamente por esta época a las multitudes desbordantes que se amontonaban alrededor de Juan a orillas del Jordán.
135:9.3 (1505.3) En el transcurso de estos cuarenta días de espera, numerosos rumores se esparcieron por el país, llegando incluso hasta Tiberiades y Jerusalén. Miles de personas pasaban por el campamento de Juan para ver la nueva atracción, el famoso Mesías, pero Jesús no estaba a la vista. Cuando los discípulos de Juan afirmaban que el extraño hombre de Dios se había marchado a las colinas, muchos dudaban de toda la historia.
135:9.4 (1505.4) Unas tres semanas después de la partida de Jesús, una nueva delegación de los sacerdotes y fariseos de Jerusalén llegó hasta aquel lugar de Pella. Preguntaron directamente a Juan si él era Elías o el profeta que Moisés había prometido. Cuando Juan les dijo, «Yo no soy», se atrevieron a preguntarle, «¿Eres el Mesías?», y Juan respondió: «No lo soy.» Entonces, estos hombres de Jerusalén le dijeron: «Si no eres Elías, ni el profeta, ni el Mesías, entonces ¿por qué bautizas a la gente, creando todo este alboroto?» Y Juan replicó: «Aquellos que me han escuchado y han recibido mi bautismo os pueden decir quién soy yo, pero os afirmo que si bien yo bautizo con agua, ha estado entre nosotros aquel que volverá para bautizaros con el Espíritu Santo.»
135:9.5 (1505.5) Estos cuarenta días fueron un período difícil para Juan y sus discípulos. ¿Cuales iban a ser las relaciones entre Juan y Jesús? Se planteaban cientos de interrogantes. La política y las preferencias egoístas empezaron a hacer su aparición. Brotaron violentas discusiones alrededor de las diversas ideas y conceptos del Mesías. ¿Se convertiría en un jefe militar y en un rey como David? ¿Destruiría a los ejércitos romanos como Josué había hecho con los cananeos? ¿O vendría para establecer un reino espiritual? Juan se definió más bien por la opinión de la minoría, de que Jesús había venido para establecer el reino de los cielos, aunque no tenía del todo claro en su propia mente qué debería de incluirse exactamente dentro de esta misión de establecer el reino de los cielos.
135:9.6 (1505.6) Fueron días arduos en la experiencia de Juan, y oró para que Jesús regresara. Algunos discípulos de Juan organizaron grupos de reconocimiento para ir en busca de Jesús, pero Juan lo prohibió diciendo: «El tiempo de cada uno de nosotros está en las manos del Dios del cielo; él guiará a su Hijo elegido».
135:9.7 (1505.7) El sábado 23 de febrero por la mañana temprano, cuando los compañeros de Juan, que estaban tomando su desayuno, levantaron la mirada hacia el norte, vieron a Jesús que venía hacia ellos. Mientras se acercaba, Juan se subió a una gran roca, elevó su voz sonora y dijo: «¡Mirad al Hijo de Dios, el libertador del mundo! Es de él de quien he dicho, ‘Detrás de mí vendrá aquel que ha sido elegido antes que yo, porque existía antes que yo`. Por esta razón he salido del desierto para predicar el arrepentimiento y bautizar con agua, proclamando que el reino de los cielos está cerca. Ahora viene aquel que os bautizará con el Espíritu Santo. Yo he visto al espíritu divino descender sobre este hombre, y he oído la voz de Dios afirmar: ‘Éste es mi hijo amado en quien me siento muy complacido.`»
135:9.8 (1506.1) Jesús les rogó que continuaran desayunando, mientras se sentaba para comer con Juan, pues sus hermanos Santiago y Judá habían regresado a Cafarnaúm.
135:9.9 (1506.2) Al día siguiente por la mañana temprano, se despidió de Juan y de sus discípulos y emprendió el regreso a Galilea. No les dio ninguna indicación sobre cuándo volverían a verlo. A las preguntas de Juan acerca de su propia predicación y de su misión, Jesús dijo solamente: «Mi Padre te guiará ahora y en el futuro como lo ha hecho en el pasado.» Y estos dos grandes hombres se separaron aquella mañana a orillas del Jordán, para no volverse a ver nunca más en la carne.
135:10.1 (1506.3) Puesto que Jesús había ido en dirección norte hacia Galilea, Juan se sintió inducido a volver sobre sus pasos hacia el sur. En consecuencia, el domingo 3 de marzo por la mañana, Juan y el resto de sus discípulos emprendieron su viaje hacia el sur. Mientras tanto, aproximadamente una cuarta parte de los seguidores inmediatos de Juan habían partido para Galilea en busca de Jesús. La tristeza de la confusión envolvía a Juan. Nunca más volvió a predicar como lo había hecho antes de bautizar a Jesús. Sentía de alguna manera que la responsabilidad del reino venidero ya no descansaba sobre sus hombros. Sentía que su obra estaba casi terminada; estaba desconsolado y solitario. Pero predicaba, bautizaba y continuaba viajando hacia el sur.
135:10.2 (1506.4) Juan se detuvo varias semanas cerca del pueblo de Adán, y fue aquí donde lanzó su ataque memorable contra Herodes Antipas por haberse apoderado ilegalmente de la mujer de otro hombre. En junio de este año 26, Juan estaba de vuelta en el vado del Jordán en Betania, donde había empezado su predicación del reino venidero más de un año antes. Durante las semanas que siguieron al bautismo de Jesús, el carácter de la predicación de Juan fue cambiando paulatinamente; ahora proclamaba la misericordia para la gente común, mientras que denunciaba con renovada vehemencia la corrupción de los dirigentes políticos y religiosos.
135:10.3 (1506.5) Juan había estado predicando en el territorio de Herodes Antipas. Éste se alarmó por temor a que Juan y sus discípulos provocaran una rebelión. Herodes también estaba ofendido por las críticas que Juan hacía en público de sus asuntos familiares. En vista de todo esto, Herodes decidió meter a Juan en la cárcel. En consecuencia, el 12 de junio por la mañana muy temprano, antes de que llegaran las multitudes para escuchar la predicación y presenciar los bautismos, los agentes de Herodes arrestaron a Juan. Como pasaban las semanas sin que fuera liberado, sus discípulos se dispersaron por toda Palestina; muchos de ellos fueron a Galilea para unirse a los seguidores de Jesús.
135:11.1 (1506.6) Juan tuvo una experiencia solitaria y un poco amarga en la cárcel. Pocos discípulos suyos fueron autorizados para visitarlo. Anhelaba ver a Jesús, pero tuvo que contentarse con oír hablar de su obra a través de aquellos discípulos suyos que se habían hecho creyentes en el Hijo del Hombre. A menudo se sentía tentado a dudar de Jesús y de su misión divina. Si Jesús era el Mesías, ¿por qué no hacía nada para liberarlo de esta intolerable reclusión? Durante más de año y medio, este hombre robusto habituado al aire libre de Dios languideció en aquella despreciable prisión. Esta experiencia fue una gran prueba para su fe en Jesús y para su lealtad hacia él. En verdad, toda esta experiencia fue una gran prueba incluso para la fe de Juan en Dios. Muchas veces tuvo la tentación de dudar hasta de la autenticidad de su propia misión y experiencia.
135:11.2 (1507.1) Después de pasar varios meses en la cárcel, un grupo de sus discípulos vino a verle, y después de informarle de las actividades públicas de Jesús, le dijeron: «Así que ya ves, Maestro, aquel que estuvo contigo en el alto Jordán, prospera y recibe a todos los que vienen hasta él. Incluso come en los festines con los publicanos y los pecadores. Tú has dado testimonio valientemente por él, y sin embargo, él no hace nada por conseguir tu liberación.» Pero Juan contestó a sus amigos: «Este hombre no puede hacer nada a menos que le sea dado por su Padre que está en los cielos. Recordad bien que he dicho, ‘Yo no soy el Mesías, pero he sido enviado delante de él para preparar su camino`. Y eso es lo que he hecho. El que tiene la novia es el novio, pero el amigo del novio, que permanece cerca, se regocija mucho cuando escucha la voz del novio. Mi alegría es pues completa. Él debe aumentar y yo disminuir. Yo pertenezco a esta Tierra y he proclamado mi mensaje. Jesús de Nazaret ha venido del cielo a la Tierra y está por encima de todos nosotros. El Hijo del Hombre ha descendido de Dios, y os proclamará las palabras de Dios. Porque el Padre que está en los cielos no escatima el espíritu a su propio Hijo. El Padre ama a su Hijo y pronto pondrá todas las cosas en las manos de este Hijo. El que cree en el Hijo tiene la vida eterna. Y estas palabras que digo son verdaderas y permanentes.»
135:11.3 (1507.2) Estos discípulos se quedaron tan sorprendidos con la declaración de Juan que se marcharon en silencio. Juan también estaba muy agitado, pues percibía que acababa de pronunciar una profecía. Nunca más dudó por completo de la misión y de la divinidad de Jesús. Pero fue una dolorosa desilusión para Juan el que Jesús no le enviara ningún mensaje, no viniera a verlo y no utilizara ninguno de sus grandes poderes para liberarlo de la cárcel. Pero Jesús estaba al corriente de todo esto. Quería mucho a Juan, pero ahora que estaba enterado de su naturaleza divina, sabiendo plenamente las grandes cosas que se preparaban para Juan cuando partiera de este mundo, y sabiendo también que la obra de Juan en la Tierra había terminado, se contuvo para no intervenir en el desarrollo natural de la carrera de este gran predicador y profeta.
135:11.4 (1507.3) Esta larga incertidumbre en la prisión era humanamente insoportable. Muy pocos días antes de su muerte, Juan envió de nuevo a unos mensajeros de confianza para que le preguntaran a Jesús: «¿Está concluida mi obra? ¿Por qué languidezco en la cárcel? ¿Eres realmente el Mesías o tenemos que esperar a otro?» Cuando estos dos discípulos entregaron el mensaje a Jesús, el Hijo del Hombre respondió: «Volved a Juan y decidle que no he olvidado, pero que lleve esto también con paciencia, porque corresponde que cumplamos con toda la rectitud. Contadle a Juan lo que habéis visto y oído — que la buena nueva se predica a los pobres — y finalmente, decidle al amado precursor de mi misión terrenal que será abundantemente bendecido en la era por venir, si procura no dudar y tropezar por mi causa». Éstas fueron las últimas palabras que Juan recibió de Jesús. Este mensaje lo animó ampliamente y contribuyó mucho a estabilizar su fe y a prepararlo para el trágico final de su vida en la carne, que siguió tan de cerca a esta memorable ocasión.
135:12.1 (1508.1) Como Juan estaba trabajando en el sur de Perea en el momento de ser arrestado, fue llevado inmediatamente a la prisión de la fortaleza de Macaerus, donde permaneció encarcelado hasta su ejecución. Herodes gobernaba en Perea y Galilea, y en esta época mantenía su residencia en Perea tanto en Julias como en Macaerus. Su residencia oficial de Galilea la había trasladado de Séforis a Tiberiades, la nueva capital.
135:12.2 (1508.2) Herodes tenía miedo de liberar a Juan por temor a que provocara una rebelión. Temía ejecutarlo por miedo a que la multitud se amotinara en la capital, pues miles de pereanos creían que Juan era un santo, un profeta. Por esta razón, Herodes mantenía en la cárcel al predicador nazareno, sin saber qué hacer con él. Juan había comparecido varias veces ante Herodes, pero nunca aceptó marcharse de sus dominios ni abstenerse de toda actividad pública si era puesto en libertad. Y la nueva agitación en constante aumento relacionada con Jesús de Nazaret advertía a Herodes que no era el momento adecuado para poner en libertad a Juan. Además, Juan era víctima también del odio intenso y amargo de Herodías, la mujer ilegítima de Herodes.
135:12.3 (1508.3) Herodes habló con Juan en numerosas ocasiones sobre el reino de los cielos, y aunque a veces se quedó seriamente impresionado con su mensaje, tenía miedo de liberarlo de la prisión.
135:12.4 (1508.4) Como aún se estaban construyendo muchos edificios en Tiberiades, Herodes pasaba la mayor parte del tiempo en sus residencias de Perea, y tenía predilección por la fortaleza de Macaerus. Tuvieron que pasar varios años antes de que se terminaran por completo todos los edificios públicos y la residencia oficial de Tiberiades.
135:12.5 (1508.5) Para celebrar su cumpleaños, Herodes organizó una gran fiesta en el palacio de Macaerus para sus oficiales principales y otras personalidades ilustres de los consejos de gobierno de Galilea y de Perea. Como Herodías no había conseguido llevar a cabo la ejecución de Juan pidiéndoselo directamente a Herodes, se dedicó ahora a la tarea de hacerle morir mediante un astuto plan.
135:12.6 (1508.6) En el transcurso de las festividades y diversiones de la velada, Herodías presentó a su hija para que bailara ante los comensales. Herodes quedó muy complacido con la actuación de la doncella y, llamándola ante él, le dijo: «Eres encantadora. Estoy muy contento contigo. Pídeme en mi cumpleaños todo lo que desees y yo te lo daré, aunque sea la mitad de mi reino.» Cuando Herodes dijo esto, se encontraba bajo el influjo de todo lo que había bebido. La joven se retiró y le preguntó a su madre qué debía pedirle a Herodes. Herodías le dijo: «Ve a Herodes y pídele la cabeza de Juan el Bautista.» La joven regresó a la mesa del banquete y le dijo a Herodes: «Te pido que me des inmediatamente la cabeza de Juan el Bautista en una bandeja.»
135:12.7 (1508.7) Herodes se llenó de temor y de tristeza, pero a causa de su promesa y de todos los testigos que estaban en el banquete con él, no quiso rechazar la petición. Herodes Antipas envió a un soldado, ordenándole que trajera la cabeza de Juan. Así es como Juan fue decapitado aquella noche en la prisión; el soldado trajo la cabeza del profeta en una bandeja y se la dio a la joven detrás de la sala del banquete. Y la doncella entregó la bandeja a su madre. Cuando los discípulos de Juan se enteraron de esto, vinieron a la prisión para recoger su cuerpo, y después de darle sepultura, fueron a decírselo a Jesús.
El libro de Urantia
Documento 136
136:0.1 (1509.1) JESÚS comenzó su ministerio público cuando el interés popular por la predicación de Juan estaba en su apogeo y en la época en que el pueblo judío de Palestina esperaba ansiosamente la aparición del Mesías. Había un gran contraste entre Juan y Jesús. Juan era un obrero ardiente y severo, mientras que Jesús era un trabajador tranquilo y feliz; en toda su vida, sólo unas pocas veces se le vio apresurarse. Jesús era un consuelo reconfortante para el mundo y en cierto modo un ejemplo. Juan apenas era un consuelo o un ejemplo; predicaba el reino de los cielos, pero no participaba mucho de su felicidad. Aunque Jesús se refería a Juan como el más grande de los profetas del antiguo orden, también decía que el más humilde de los que vieran la gran luz del nuevo camino, y entrara por allí en el reino de los cielos, era en verdad más grande que Juan.
136:0.2 (1509.2) Cuando Juan predicaba el reino venidero, lo esencial de su mensaje era: «¡Arrepentíos!. Huid de la cólera inminente». Cuando Jesús empezó a predicar, mantuvo la exhortación al arrepentimiento, pero este mensaje estaba siempre ligado al evangelio, a la buena nueva de la alegría y de la libertad del nuevo reino.
136:1.1 (1509.3) Los judíos poseían diversas ideas sobre el libertador esperado, y cada una de estas diferentes escuelas de enseñanza mesiánica podía citar pasajes de las escrituras hebreas como prueba de sus argumentos. De manera general, los judíos consideraban que su historia nacional empezaba con Abraham y culminaría con el Mesías y la nueva era del reino de Dios. En los siglos anteriores habían concebido a este libertador como «el siervo del Señor», luego como «el Hijo del Hombre», mientras que más recientemente algunos incluso habían llegado a referirse al Mesías como el «Hijo de Dios». Pero, sin importar que le llamaran «la semilla de Abraham» o «el hijo de David», todos estaban de acuerdo en que tenía que ser el Mesías, el «ungido». Así pues, el concepto evolucionó desde «siervo del Señor» a «hijo de David», y de «Hijo del Hombre» a «Hijo de Dios».
136:1.2 (1509.4) En los tiempos de Juan y de Jesús, los judíos más cultos habían desarrollado la idea del Mesías venidero como que sería un israelita perfeccionado y representativo, que reuniría en sí mismo como «siervo del Señor» el triple cargo de profeta, sacerdote y rey.
136:1.3 (1509.5) Los judíos creían devotamente que, al igual que Moisés había liberado a sus padres de la esclavitud egipcia mediante prodigios milagrosos, el Mesías esperado liberaría al pueblo judío de la dominación romana mediante milagros de poder aún más grandes y maravillas de triunfo racial. Los rabinos habían reunido casi quinientos pasajes de las Escrituras que, a pesar de sus contradicciones aparentes, eran profecías, según ellos, del advenimiento del Mesías. En medio de todos estos detalles de tiempo, de técnicas y de funciones, casi perdieron de vista por completo la personalidad del Mesías prometido. Esperaban el restablecimiento de la gloria nacional judía — la exaltación temporal de Israel — en lugar de la salvación del mundo. Es evidente pues que Jesús de Nazaret no podría satisfacer nunca este concepto mesiánico materialista de la mente judía. Si los judíos hubieran sabido ver estos pronunciamientos proféticos bajo una luz diferente, muchas de sus predicciones supuestamente mesiánicas hubieran preparado sus mentes de manera muy natural para reconocer en Jesús a aquel que cerraría una era e inauguraría una dispensación de misericordia y de salvación nueva y mejor para todas las naciones.
136:1.4 (1510.1) Los judíos habían sido educados en la creencia de la doctrina de la Shekinah. Pero este pretendido símbolo de la Presencia Divina no estaba visible en el templo. Creían que la venida del Mesías efectuaría su restablecimiento. Tenían ideas confusas sobre el pecado racial y la supuesta naturaleza maligna del hombre. Algunos enseñaban que el pecado de Adán había causado la maldición de la raza humana, y que el Mesías destruiría esa maldición y restituiría al hombre en el favor divino. Otros enseñaban que al crear al hombre, Dios había puesto dentro de su ser una naturaleza buena y otra mala; que cuando observó el resultado de esta combinación, se había desilusionado mucho, y que «se arrepintió de haber creado así al hombre». Los que enseñaban esto creían que el Mesías tenía que venir para redimir al hombre de esta naturaleza maligna innata.
136:1.5 (1510.2) La mayoría de los judíos creía que continuaban languideciendo bajo el poder romano debido a sus pecados nacionales y a la frialdad de los prosélitos gentiles. La nación judía no se había arrepentido de todo corazón; por eso el Mesías retrasaba su llegada. Se hablaba mucho de arrepentimiento, lo que explica la atracción poderosa e inmediata de la predicación de Juan: «Arrepentíos y sed bautizados, porque el reino de los cielos está cerca». Y para cualquier judío piadoso, el reino de los cielos sólo podía significar una cosa: la venida del Mesías.
136:1.6 (1510.3) La donación de Miguel contenía una característica que era completamente ajena al concepto judío del Mesías; esta característica era la unión de las dos naturalezas: la humana y la divina. Los judíos habían concebido al Mesías de distintas maneras: como humano perfeccionado, como superhumano e incluso como divino, pero nunca habían pensado en el concepto de la unión de lo humano y lo divino. Este fue el gran escollo de los primeros discípulos de Jesús. Captaban el concepto humano del Mesías como hijo de David, tal como había sido presentado por los primeros profetas; también comprendían al Mesías como Hijo del Hombre, la idea superhumana de Daniel y de algunos de los últimos profetas, e incluso como Hijo de Dios, tal como lo habían descrito el autor del Libro de Enoc y algunos de sus contemporáneos. Pero nunca llegaron a considerar, ni por un solo instante, el verdadero concepto de la unión, en una sola personalidad terrestre, de las dos naturalezas: la humana y la divina. La encarnación del Creador en forma de criatura no había sido revelada de antemano. Sólo fue revelada en Jesús. El mundo no sabía nada de estas cosas hasta que el Hijo Creador se hizo carne y habitó entre los mortales del planeta.
136:2.1 (1510.4) Jesús fue bautizado en el apogeo de la predicación de Juan, cuando Palestina estaba inflamada con la esperanza de su mensaje — «el reino de Dios está cerca» — y todo el pueblo judío se dedicaba a un análisis de sí mismo serio y solemne. El sentido judío de la solidaridad racial era muy profundo. Los judíos no sólo creían que los pecados de un padre podían afectar a sus hijos, sino que también creían firmemente que el pecado de un individuo podía maldecir a la nación. Por consiguiente, no todos los que se sometían al bautismo de Juan se consideraban culpables de los pecados específicos que Juan denunciaba. Muchas almas piadosas eran bautizadas por Juan para el bien de Israel; temían que un pecado de ignorancia por su parte pudiera retrasar la venida del Mesías. Sentían que pertenecían a una nación culpable y maldita por el pecado, y se sometían al bautismo para manifestar de este modo los frutos de una penitencia racial. Por lo tanto, es evidente que Jesús no recibió de ninguna manera el bautismo de Juan como rito de arrepentimiento o para la remisión de los pecados. Al aceptar el bautismo de manos de Juan, Jesús no hacía más que seguir el ejemplo de muchos israelitas piadosos.
136:2.2 (1511.1) Cuando Jesús de Nazaret bajó al Jordán para ser bautizado, era un mortal del mundo que había alcanzado el pináculo de la ascensión evolutiva humana en todos los aspectos relacionados con la conquista de la mente y la identificación del yo con el espíritu. Ese día, estuvo de pie en el Jordán como un mortal perfeccionado de los mundos evolutivos del tiempo y del espacio. Una sincronía perfecta y una comunicación plena se habían establecido entre la mente mortal de Jesús y su Ajustador espiritual interior, el don divino de su Padre Paradisiaco. Desde la ascensión de Miguel a la jefatura de su universo, un Ajustador como éste reside en todos los seres normales que viven en Urantia, excepto que el Ajustador de Jesús había sido preparado previamente para esta misión especial, habiendo habitado de manera similar en Maquiventa Melquisedek, otro superhumano encarnado en la similitud de la carne mortal.
136:2.3 (1511.2) Ordinariamente, cuando un mortal del planeta alcanza estos altos niveles de perfección de la personalidad, se producen esos fenómenos preliminares de elevación espiritual que culminan finalmente en la fusión definitiva del alma madura del mortal con su Ajustador divino asociado. Aparentemente, un cambio de esta naturaleza debía producirse en la experiencia de la personalidad de Jesús de Nazaret el mismo día que descendió al Jordán con sus dos hermanos para ser bautizado por Juan. Esta ceremonia era el acto final de su vida puramente humana en Urantia, y muchos observadores superhumanos esperaban presenciar la fusión del Ajustador con la mente que habitaba, pero todos estaban destinados a sufrir una desilusión. Ocurrió algo nuevo y mucho más grandioso. Mientras Juan imponía sus manos sobre Jesús para bautizarlo, el Ajustador residente se despidió para siempre del alma humana perfeccionada de Josué ben José. Unos instantes después, esta entidad divina regresó de Divinington como Ajustador Personalizado y jefe de sus semejantes en todo el universo local de Nebadon. Jesús pudo así observar a su propio espíritu divino anterior regresar y descender sobre él de forma personalizada. Y entonces oyó hablar a este mismo espíritu originario del Paraíso, que decía: «Éste es mi Hijo amado en quien tengo complacencia». Juan y los dos hermanos de Jesús también oyeron estas palabras. Los discípulos de Juan, que estaban al borde del agua, no las oyeron ni tampoco vieron la aparición del Ajustador Personalizado. Sólo los ojos de Jesús contemplaron al Ajustador Personalizado.
136:2.4 (1511.3) Cuando el Ajustador Personalizado ahora ensalzado que había regresado hubo hablado así, todo fue silencio. Y mientras los cuatro interesados permanecían en el agua, Jesús levantó la mirada hacia el cercano Ajustador y oró: «Padre mío que reinas en el cielo, santificado sea tu nombre. ¡Que venga tu reino!. Que tu voluntad se haga en la Tierra, así como se hace en el cielo». Cuando terminó de orar, «se abrieron los cielos», y el Hijo del Hombre contempló la imagen de sí mismo como Hijo de Dios, presentada por el Ajustador ahora Personalizado, tal como era antes de venir a la Tierra en la similitud de la carne mortal, y tal como volvería a ser cuando terminara su vida encarnada. Jesús fue el único que presenció esta visión celestial.
136:2.5 (1512.1) Lo que Juan y Jesús oyeron fue la voz del Ajustador Personalizado, hablando en nombre del Padre Universal, porque el Ajustador proviene del Padre Paradisiaco y es semejante a él. Durante el resto de la vida terrenal de Jesús, este Ajustador Personalizado estuvo asociado con él en todas sus obras; Jesús permaneció en constante comunión con este Ajustador ensalzado.
136:2.6 (1512.2) Cuando Jesús fue bautizado, no se arrepintió de ninguna mala acción y no hizo ninguna confesión de pecado. Se trataba de un bautismo de consagración a la realización de la voluntad del Padre celestial. En su bautismo escuchó la llamada inequívoca de su Padre, la citación final para que se ocupara de los asuntos de su Padre, y se retiró a solas durante cuarenta días para meditar sobre estos múltiples problemas. Al retirarse así durante cierto tiempo de todo contacto personal activo con sus asociados terrenales, Jesús, tal como era y en Urantia, estaba siguiendo el mismo procedimiento que prevalece en los mundos morontiales, cuando un mortal ascendente fusiona con la presencia interior del Padre Universal.
136:2.7 (1512.3) Este día de bautismo marcó el final de la vida puramente humana de Jesús. El Hijo divino ha encontrado a su Padre, el Padre Universal ha encontrado a su Hijo encarnado, y hablan el uno con el otro.
136:2.8 (1512.4) (Jesús tenía casi treinta y un años y medio cuando fue bautizado. Aunque Lucas dice que fue bautizado en el decimoquinto año del reinado de Tiberio César, lo que nos daría el año 29 puesto que Augusto murió en el año 14, hay que recordar que Tiberio fue coemperador con Augusto durante dos años y medio antes de la muerte de este último, habiéndose acuñado monedas en su honor en octubre del año 11. El decimoquinto año de su reinado efectivo fue, por tanto, este mismo año 26, el del bautismo de Jesús. Éste fue también el año en que Poncio Pilatos empezó a mandar como gobernador de Judea.)
136:3.1 (1512.5) Jesús había soportado la gran tentación de su donación como mortal antes de su bautismo cuando el rocío del Monte Hermón lo había mojado durante seis semanas. Allá en el Monte Hermón, como un mortal del planeta sin ayuda ninguna, se había enfrentado con Caligastia, el pretendiente de Urantia, el príncipe de este mundo, y lo había derrotado. En este día memorable, según los archivos del universo, Jesús de Nazaret se convirtió en el Príncipe Planetario de Urantia. Este Príncipe de Urantia, que muy pronto sería proclamado Soberano supremo de Nebadon, iniciaba ahora cuarenta días de retiro para elaborar los planes y determinar la técnica que utilizaría para proclamar el nuevo reino de Dios en el corazón de los hombres.
136:3.2 (1512.6) Después de su bautismo, consagró estos cuarenta días a adaptarse a los cambios de relaciones con el mundo y el universo, ocasionados por la personalización de su Ajustador. Durante su aislamiento en las colinas de Perea, Jesús determinó la política a seguir y los métodos que emplearía en la nueva fase modificada de la vida terrenal que estaba a punto de inaugurar.
136:3.3 (1512.7) Jesús no efectuó este retiro para ayunar ni tampoco para afligir su alma. No era un asceta, y había venido para destruir definitivamente todas estas ideas sobre cómo acercarse a Dios. Sus razones para buscar esta soledad eran totalmente diferentes de las que habían motivado a Moisés y a Elías, e incluso a Juan el Bautista. Jesús estaba entonces plenamente consciente de sus relaciones con el universo creado por él, así como con el universo de universos supervisado por el Padre Paradisiaco, su Padre celestial. Ahora recordaba plenamente su misión de donación y las instrucciones que le diera su hermano mayor Emmanuel antes de empezar su encarnación en Urantia. Ahora comprendía clara y plenamente todas estas vastas relaciones y deseaba encontrarse a solas durante un período de meditación tranquila, para poder elaborar los planes y decidir el procedimiento a seguir en la continuación de su obra pública a favor de este mundo y de todos los demás mundos de su universo local.
136:3.4 (1513.1) Mientras deambulaba por las colinas en busca de un refugio apropiado, Jesús se encontró con el jefe ejecutivo de su universo, Gabriel, la Radiante Estrella Matutina de Nebadon. Gabriel restableció ahora sus comunicaciones personales con el Hijo Creador del universo; era su primer contacto directo desde que Miguel se despidió de sus asociados en Salvington para ir a Edentia con objeto de prepararse para su donación en Urantia. Siguiendo las instrucciones de Emmanuel, y autorizado por los Ancianos de los Días de Uversa, Gabriel mostró ahora a Jesús la información que indicaba que la experiencia de su donación en Urantia estaba prácticamente terminada en lo referente a la adquisición de la soberanía perfeccionada de su universo y a la finalización de la rebelión de Lucifer. Lo primero lo había conseguido el día de su bautismo, cuando la personalización de su Ajustador demostró la perfección y la plenitud de su donación en la similitud de la carne mortal, y lo segundo se volvió un hecho histórico el día que descendió del Monte Hermón para reunirse con el joven Tiglat que lo esperaba. Jesús recibió ahora la noticia, proveniente de la autoridad más alta del universo local y del superuniverso, de que su obra donadora había terminado en lo que afectaba a su estado personal en relación con la soberanía y la rebelión. Ya había recibido esta garantía directamente del Paraíso en su visión bautismal y en el fenómeno de la personalización de su Ajustador del Pensamiento interior.
136:3.5 (1513.2) Mientras permanecía en la montaña conversando con Gabriel, el Padre de Edentia, el de la Constelación, apareció en persona ante Jesús y Gabriel, diciendo: «Los registros han finalizado. La soberanía del Miguel nº 611.121 sobre su universo de Nebadon descansa consumada a la diestra del Padre Universal. Te libero de tu donación de parte de Emmanuel, tu hermano y patrocinador de tu encarnación en Urantia. Eres libre de dar por terminada tu donación de encarnación ahora o en cualquier otro momento, de la manera que tú mismo escojas, ascender a la diestra de tu Padre, recibir tu soberanía y asumir el gobierno incondicional bien merecido de todo Nebadon. También doy fe de que por autorización de los Ancianos de los Días, se han completado las formalidades superuniversales relacionadas con la terminación de toda rebelión pecaminosa en tu universo; se te ha otorgado una autoridad plena e ilimitada para intervenir en cualquier posible sublevación de este tipo en el futuro. Tu obra en Urantia y en la carne de una criatura mortal está formalmente terminada. De ahora en adelante, todo lo que hagas dependerá de tu propia elección».
136:3.6 (1513.3) Cuando el Altísimo Padre de Edentia se hubo despedido, Jesús conversó largo rato con Gabriel sobre el bienestar del universo y, al enviar sus saludos a Emmanuel, le aseguró que en la obra que estaba por emprender en Urantia, siempre recordaría los consejos recibidos en Salvington antes de comenzar su misión donadora.
136:3.7 (1514.1) Durante estos cuarenta días de aislamiento, Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, estuvieron ocupados buscando a Jesús. Muchas veces estuvieron a poca distancia del lugar donde residía, pero nunca llegaron a encontrarlo.
136:4.1 (1514.2) Día tras día, en las colinas, Jesús elaboró los planes para el resto de su donación en Urantia. En primer lugar decidió que no enseñaría al mismo tiempo que Juan. Proyectó permanecer en un retiro relativo hasta que la obra de Juan consiguiera su propósito, o fuera interrumpida súbitamente por su encarcelamiento. Jesús sabía muy bien que los sermones de Juan, intrépidos y desprovistos de tacto, pronto suscitarían el temor y la enemistad de los gobernantes civiles. En vista de la situación precaria de Juan, Jesús empezó definitivamente a preparar su programa de trabajo público a favor de su pueblo y del mundo, a favor de cada mundo habitado de todo su vasto universo. La donación de Miguel como mortal tuvo lugar en Urantia, pero para todos los mundos de Nebadon.
136:4.2 (1514.3) Después de concebir el plan general para coordinar su programa con el movimiento de Juan, lo primero que hizo Jesús fue repasar mentalmente las instrucciones de Emmanuel. Reflexionó profundamente sobre los consejos que le habían dado relativos a sus métodos de trabajo, y a que no dejara escritos perdurables en el planeta. Jesús nunca más volvió a escribir, salvo en la arena. En su visita posterior a Nazaret, y con gran pena por parte de su hermano José, Jesús destruyó todos los escritos suyos que se conservaban en las tablillas del taller de carpintería, o estaban colgados en las paredes de la vieja casa. Jesús también reflexionó mucho sobre los consejos de Emmanuel relacionados con su comportamiento en materia económica, social y política hacia el mundo que encontraría en esta época.
136:4.3 (1514.4) Jesús no ayunó durante estos cuarenta días de aislamiento. El período más largo que estuvo sin alimentarse fue los dos primeros días que pasó en las colinas, pues estaba tan ensimismado en sus pensamientos que se olvidó por completo de comer. Pero al tercer día se puso a buscar alimentos. Durante este período, tampoco fue tentado por espíritus malignos ni por personalidades rebeldes estacionadas en este mundo o procedentes de cualquier otro mundo.
136:4.4 (1514.5) Estos cuarenta días fueron la ocasión para el diálogo final entre su mente humana y su mente divina, o más bien para el primer funcionamiento real de estas dos mentes reunidas ahora en una sola. Los resultados de este importante período de meditación demostraban de manera concluyente que su mente divina había dominado triunfal y espiritualmente a su intelecto humano. De ahora en adelante, la mente del hombre se ha convertido en la mente de Dios, y aunque la individualidad de la mente del hombre está siempre presente, esta mente humana espiritualizada dice siempre: «Que no se haga mi voluntad sino la tuya».
136:4.5 (1514.6) Los acontecimientos de este período extraordinario no fueron las visiones fantásticas de una mente hambrienta y debilitada, ni tampoco fueron los simbolismos confusos y pueriles que más tarde se transmitieron como las «tentaciones de Jesús en el desierto». Fue más bien un período para meditar sobre toda la carrera memorable y variada de la donación en Urantia, y para preparar cuidadosamente los planes del ministerio ulterior que fuera más útil para este mundo, y a la vez contribuyera también un poco al mejoramiento de todas las otras esferas aisladas por la rebelión. Jesús examinó toda la historia de la vida humana en Urantia, desde los días de Andón y Fonta, pasando por la falta de Adán, hasta el ministerio de Melquisedek de Salem.
136:4.6 (1514.7) Gabriel había recordado a Jesús que podía manifestarse al mundo de dos maneras diferentes, en el caso de que decidiera permanecer algún tiempo en Urantia. También se le indicó claramente a Jesús que su elección en esta materia no tendría nada que ver con su soberanía universal ni con el final de la rebelión de Lucifer. Las dos maneras de servir al mundo eran las siguientes:
136:4.7 (1515.1) 1. Su propia vía — La vía que pudiera parecerle más agradable y útil, desde el punto de vista de las necesidades inmediatas de este mundo y de la edificación en curso de su propio universo.
136:4.8 (1515.2) 2. La vía del Padre — La demostración con el ejemplo de un ideal, a largo plazo, de vida como criatura, según lo ven las altas personalidades de la administración paradisíaca del universo de universos.
136:4.9 (1515.3) Se le indicó claramente a Jesús que tenía dos maneras de ordenar el resto de su vida terrestre. Tal como se podían observar a la luz de la situación inmediata, cada una de estas vías tenía puntos a favor. El Hijo del Hombre vio claramente que su elección entre estas dos líneas de conducta no tendría ninguna repercusión sobre la recepción de la soberanía de su universo; éste era un asunto que ya estaba arreglado y sellado en los archivos del universo de universos y sólo estaba pendiente de su petición personal. Pero se le indicó a Jesús que su hermano paradisíaco, Emmanuel, sentiría una gran satisfacción si Jesús juzgara conveniente terminar su carrera terrenal de encarnación tan noblemente como la había empezado, siempre sometido a la voluntad del Padre. Al tercer día de este aislamiento, Jesús se prometió a sí mismo que volvería al mundo para terminar su carrera terrenal, y que en cualquier situación que implicara los dos caminos, siempre escogería la voluntad del Padre. Y vivió el resto de su vida terrestre permaneciendo siempre fiel a esta resolución. Incluso hasta el amargo final, subordinó invariablemente su voluntad soberana a la de su Padre celestial.
136:4.10 (1515.4) Los cuarenta días en el desierto montañoso no fueron un período de grandes tentaciones, sino más bien el período de las grandes decisiones del Maestro. Durante estos días de solitaria comunión consigo mismo y con la presencia inmediata de su Padre — el Ajustador Personalizado (pues ya no tenía un guardián seráfico personal) — tomó una tras otra las grandes decisiones que regirían su política y su conducta durante el resto de su carrera terrenal. La tradición de una gran tentación fue conectada posteriormente con este período de aislamiento debido a una confusión con los relatos fragmentarios de las luchas en el Monte Hermón, y además porque era costumbre que todos los grandes profetas y líderes humanos empezaran su carrera pública sometiéndose a estos supuestos períodos de ayuno y oración. Cada vez que Jesús se enfrentaba con una decisión nueva o importante, siempre tenía la costumbre de retirarse para comulgar con su propio espíritu y tratar así de conocer la voluntad de Dios.
136:4.11 (1515.5) En todos estos proyectos para el resto de su vida terrenal, Jesús siempre estuvo dividido, en su corazón humano, entre dos líneas opuestas de conducta:
136:4.12 (1515.6) 1. Albergaba un intenso deseo de conseguir que su pueblo — y el mundo entero — creyera en él y aceptara su nuevo reino espiritual. Y conocía muy bien las ideas de sus compatriotas sobre el Mesías venidero.
136:4.13 (1515.7) 2. Vivir y actuar de la manera que sabía que su Padre aprobaría, llevar a cabo su trabajo a favor de otros mundos necesitados, y continuar, en el establecimiento del reino, revelando al Padre y manifestando su divino carácter de amor.
136:4.14 (1515.8) Durante estos días extraordinarios, Jesús vivió en una antigua caverna rocosa, un refugio en la ladera de las colinas, cerca de una aldea llamada en otro tiempo Beit Adis. Bebía en el pequeño manantial que brotaba en la falda de la colina cerca de este refugio rocoso.
136:5.1 (1516.1) Al tercer día de empezar esta conversación consigo mismo y con su Ajustador Personalizado, Jesús fue gratificado con la visión de las huestes celestiales de Nebadon, reunidas y enviadas por sus comandantes para aguardar los mandatos de su amado Soberano. Este ejército poderoso comprendía doce legiones de serafines y cantidades proporcionales de todas las órdenes de inteligencias del universo. La primera gran decisión de Jesús en su aislamiento consistió en determinar si utilizaría o no estas poderosas personalidades en el programa posterior de su obra pública en Urantia.
136:5.2 (1516.2) Jesús decidió que no utilizaría ni una sola personalidad de esta vasta asamblea, a menos que resultara evidente que se trataba de la voluntad de su Padre. A pesar de esta decisión de tipo general, este enorme ejército permaneció con él durante el resto de su vida terrestre, siempre dispuesto a obedecer a la menor expresión de la voluntad de su Soberano. Jesús no contemplaba constantemente, con sus ojos humanos, estas personalidades acompañantes, pero su Ajustador Personalizado asociado las veía permanentemente y podía comunicarse con todas ellas.
136:5.3 (1516.3) Antes de descender de su retiro de cuarenta días en las montañas, Jesús confió el mando inmediato de este ejército acompañante de personalidades universales a su Ajustador recientemente Personalizado. Durante más de cuatro años del tiempo de Urantia, estas personalidades seleccionadas de todas las divisiones de inteligencias universales funcionaron con obediencia y respeto bajo la sabia dirección de este Monitor de Misterio Personalizado, ensalzado y experimentado. Al asumir el mando de esta poderosa asamblea, el Ajustador, que había sido en otro tiempo parte y esencia del Padre Paradisiaco, aseguró a Jesús que en ningún caso se permitiría a estos agentes superhumanos servir o manifestarse en conexión con su carrera terrestre, o a favor de ella, a menos que fuera patente que el Padre deseaba dicha intervención. Así pues, mediante una sola gran decisión, Jesús se privó voluntariamente de toda cooperación sobrehumana en todos los asuntos relacionados con el resto de su carrera como mortal, a menos que el Padre eligiera por su cuenta participar en un acto o episodio determinado de los trabajos terrestres del Hijo.
136:5.4 (1516.4) Al aceptar el mando de las huestes universales al servicio de Cristo Miguel, el Ajustador Personalizado se esmeró en señalar a Jesús que, aunque las actividades espaciales de esta asamblea de criaturas universales podían ser limitadas por la autoridad delegada de su Creador, estas restricciones no tendrían efecto en cuanto a las funciones de estas criaturas en el tiempo. Esta limitación se debía al hecho de que los Ajustadores son seres independientes del tiempo una vez que han sido personalizados. Por consiguiente, a Jesús se le advirtió que, aunque el control de todas las inteligencias vivientes colocadas bajo el mando del Ajustador sería completo y perfecto en todo lo relacionado con el espacio, no se podrían imponer unas limitaciones tan perfectas en lo concerniente al tiempo. El Ajustador le dijo: «Tal como has ordenado, impediré que este ejército acompañante de inteligencias universales intervenga en cualquier cuestión relacionada con tu carrera terrestre, excepto en los casos en que el Padre Paradisiaco me ordene dejar actuar a estos agentes para que se cumpla su voluntad divina, tal como tú la hayas elegido, y en aquellos otros casos en que tu voluntad divina y humana pueda emprender una elección o una acción que implique desviaciones del orden terrestre natural, relacionadas exclusivamente con el tiempo. En todos estos casos soy impotente, y tus criaturas aquí reunidas en perfección y unidad de poder son igualmente impotentes. Si tus dos naturalezas unidas albergan alguna vez tales deseos, esos mandatos tuyos serán ejecutados inmediatamente. En todos esos asuntos, tu deseo constituirá la abreviación del tiempo, y la cosa proyectada existirá. Bajo mi autoridad, esto constituye la mayor limitación que puede imponerse a tu soberanía potencial. En mi propia conciencia el tiempo no existe, y por esta razón no puedo limitar a tus criaturas en ninguna cuestión relacionada con el tiempo».
136:5.5 (1517.1) Jesús fue así informado de las consecuencias de su decisión de seguir viviendo como un hombre entre los hombres. Mediante una sola decisión, había excluido a todas sus huestes universales presentes de inteligencias diversas de participar en su próximo ministerio público, excepto en los asuntos relacionados exclusivamente con el tiempo. Es pues evidente que cualquier posible manifestación sobrenatural o supuestamente superhumana que acompañara al ministerio de Jesús sólo concerniría a la eliminación del tiempo, a menos que el Padre celestial dictaminara específicamente lo contrario. Ningún milagro, ningún ministerio de misericordia, ningún otro acontecimiento posible que ocurriera en relación con el resto de la obra terrestre de Jesús, podría tener la naturaleza o el carácter de una acción que trascendiera las leyes naturales establecidas, que rigen normalmente los asuntos de los hombres tal como viven en Urantia, excepto en esta cuestión expresamente mencionada del tiempo. Por supuesto, ningún límite podía ser impuesto a las manifestaciones de «la voluntad del Padre». La eliminación del tiempo, en conexión con el deseo expreso de este Soberano potencial de un universo, sólo podía evitarse mediante la acción directa y explícita de la voluntad de este hombre-Dios en el sentido de que el tiempo, relacionado con el acto o el acontecimiento en cuestión, no debía ser acortado o eliminado. A fin de impedir la aparición de milagros temporales aparentes, Jesús tenía que permanecer constantemente consciente del tiempo. Cualquier lapsus en su conciencia del tiempo, en conexión con el mantenimiento de un deseo concreto, equivaldría a hacer efectiva la cosa concebida en la mente de este Hijo Creador, y todo ello sin la intervención del tiempo.
136:5.6 (1517.2) Gracias al control supervisor de su Ajustador Personalizado y asociado, Miguel podía limitar perfectamente sus actividades terrestres personales en lo relacionado con el espacio, pero no le era posible al Hijo del Hombre limitar así su nuevo estado terrestre como Soberano potencial de Nebadon en lo referente al tiempo. Este era el estado real de Jesús de Nazaret cuando salió para comenzar su ministerio público en Urantia.
136:6.1 (1517.3) Habiendo fijado su política respecto a todas las personalidades de todas las clases de inteligencias por él creadas, en la medida en que esto podía determinarse a la vista del potencial inherente a su nuevo estado de divinidad, Jesús orientó luego sus pensamientos sobre sí mismo. Ahora que era plenamente consciente de ser el creador de todas las cosas y de todos los seres existentes en este universo, ¿qué iba a hacer con estas prerrogativas de creador en las situaciones recurrentes de la vida que tendría que afrontar en cuanto regresara a Galilea para reanudar su trabajo entre los hombres?. De hecho, allí mismo donde se encontraba, en estas colinas solitarias, ya se le había presentado poderosamente este problema mediante la necesidad de conseguir comida. Al tercer día de sus meditaciones solitarias, su cuerpo humano sintió hambre. ¿Debía ir en busca de alimento como cualquier hombre común, o debía ejercer simplemente sus poderes creadores normales y producir un alimento corporal apropiado y al alcance de la mano?. Esta gran decisión del Maestro os ha sido descrita como una tentación — como un reto de unos supuestos enemigos para que «mande que estas piedras se conviertan en panes».
136:6.2 (1518.1) Jesús estableció pues una nueva política coherente para el resto de su obra terrenal. En lo que se refería a sus necesidades personales, e incluso en general en sus relaciones con otras personalidades, eligió deliberadamente en ese momento seguir el camino de la existencia terrestre normal; se pronunció firmemente contra una línea de conducta que trascendiera, violara o ultrajara las leyes naturales establecidas por él. Pero tal como ya le había advertido su Ajustador Personalizado, no podía asegurar que en ciertas circunstancias concebibles, estas leyes naturales no pudieran resultar considerablemente aceleradas. En principio, Jesús decidió que la obra de su vida sería organizada y continuada conforme a las leyes de la naturaleza y en armonía con la organización social existente. El Maestro eligió así un programa de vida que equivalía a la decisión de estar en contra de los milagros y de los prodigios. Una vez más se pronunció a favor de «la voluntad del Padre»; una vez más puso todas las cosas entre las manos de su Padre Paradisiaco.
136:6.3 (1518.2) La naturaleza humana de Jesús le dictaba que su primer deber era preservar su vida; es el comportamiento normal del hombre físico en los mundos del tiempo y del espacio, y por consiguiente, la reacción legítima de un mortal de Urantia. Pero las preocupaciones de Jesús no se limitaban sólo a este mundo y a sus criaturas; estaba viviendo una vida destinada a instruir e inspirar a las múltiples criaturas de un vastísimo universo.
136:6.4 (1518.3) Antes de la iluminación de su bautismo, había vivido en perfecta sumisión a la voluntad y a la orientación de su Padre celestial. Tomó la enérgica decisión de continuar viviendo con la misma dependencia implícita y humana de la voluntad del Padre. Se propuso seguir una línea de conducta antinatural — decidió que no trataría de preservar su vida. Escogió continuar su política de negarse a defenderse. Expresó sus conclusiones con las palabras de las Escrituras, familiares para su mente humana: «No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios». Al llegar a esta conclusión sobre el apetito de la naturaleza física que se manifiesta como hambre, el Hijo del Hombre efectuó su declaración final sobre todas las demás necesidades de la carne y de los impulsos naturales de la naturaleza humana.
136:6.5 (1518.4) Quizás podría utilizar su poder sobrehumano para ayudar a otros, pero nunca para sí mismo. Y se mantuvo fiel a esta línea de conducta hasta el final, cuando dijeron mofándose de él: «Ha salvado a los demás, pero no puede salvarse a sí mismo» — porque no quiso hacerlo.
136:6.6 (1518.5) Los judíos esperaban a un Mesías que realizara maravillas aún más grandes que Moisés, de quien se decía que había hecho manar agua de la roca en un lugar árido y que había alimentado con maná a sus antepasados en el desierto. Jesús conocía la clase de Mesías que esperaban sus compatriotas, y disponía de todos los poderes y prerrogativas para estar a la altura de sus más ardientes esperanzas, pero tomó la decisión de ponerse en contra de este magnífico programa de poder y de gloria. Jesús consideraba esta conducta de esperar acciones milagrosas como un retroceso a los antiguos tiempos de la magia ignorante y de las prácticas degeneradas de los curanderos salvajes. Quizás, para la salvación de sus criaturas, consintiera en acelerar la ley natural, pero trascender sus propias leyes, ya sea en su propio beneficio o para deslumbrar a sus semejantes, eso no lo haría. Y esta decisión del Maestro fue definitiva.
136:6.7 (1518.6) Jesús se entristecía por su pueblo; comprendía plenamente cómo habían llegado a esperar al Mesías venidero, la época en que «la tierra producirá diez mil veces más frutos, y una vid tendrá mil sarmientos, y cada sarmiento producirá mil racimos, y cada racimo producirá mil uvas, y cada uva producirá un barril de vino». Los judíos creían que el Mesías inauguraría una era de abundancia milagrosa. Los hebreos se habían alimentado durante mucho tiempo de tradiciones de milagros y de leyendas de prodigios.
136:6.8 (1519.1) Jesús no era un Mesías que venía para multiplicar el pan y el vino. No venía para abastecer exclusivamente las necesidades temporales; venía para hacer una revelación de su Padre celestial a sus hijos terrestres, mientras intentaba que sus hijos terrestres se unieran a él en un esfuerzo sincero por vivir según la voluntad del Padre que está en los cielos.
136:6.9 (1519.2) Con esta decisión, Jesús de Nazaret describía a los espectadores de un universo la locura y el pecado de prostituir los talentos divinos y las aptitudes dadas por Dios para el engrandecimiento personal o para el beneficio y la glorificación puramente egoístas. Éste era el pecado de Lucifer y Caligastia.
136:6.10 (1519.3) Esta gran decisión de Jesús ilustra dramáticamente la verdad de que la satisfacción egoísta y la gratificación sensual, solas y por sí mismas, son incapaces de aportar la felicidad a los seres humanos que evolucionan. En la existencia mortal, existen valores más elevados — la maestría intelectual y el perfeccionamiento espiritual — que trascienden con mucho la gratificación necesaria de los apetitos e impulsos puramente físicos del hombre. Los dones naturales del hombre, sus talentos y aptitudes, deberían emplearse principalmente para desarrollar y ennoblecer los poderes superiores de la mente y del espíritu.
136:6.11 (1519.4) Jesús reveló así, a las criaturas de su universo, la técnica del camino nuevo y mejor, los valores morales superiores de la vida, y las satisfacciones espirituales más profundas de la existencia humana evolutiva en los mundos del espacio.
136:7.1 (1519.5) Después de tomar sus decisiones respecto a los asuntos relacionados con el alimento y el suministro físico para las necesidades de su cuerpo material, el cuidado de su salud y la de sus asociados, aún quedaban otros problemas por resolver. ¿Cómo se comportaría ante un peligro personal?. Decidió ejercer una vigilancia normal sobre su seguridad física, y tomar precauciones razonables para evitar el fin prematuro de su carrera en la carne, pero decidió abstenerse de toda intervención superhumana cuando sobreviniera la crisis de su vida en la carne. Mientras tomaba esta decisión, Jesús estaba sentado a la sombra de un árbol en un saliente rocoso, con un precipicio que se abría ante él. Se daba perfectamente cuenta que desde este saliente podía arrojarse al vacío sin sufrir ningún daño, siempre que revocara su primera gran decisión de no invocar la intervención de sus inteligencias celestiales para continuar la obra de su vida en Urantia, y siempre que anulara su segunda decisión sobre su comportamiento respecto a la preservación de su vida.
136:7.2 (1519.6) Jesús sabía que sus compatriotas esperaban un Mesías que estuviera por encima de las leyes naturales. Le habían enseñado bien aquel pasaje de las Escrituras: «No te sucederá ningún mal, y ninguna plaga se acercará a tu morada. Pues te confiará al cuidado de sus ángeles para que te guarden en todos tus caminos. Te llevarán en sus manos, para que tu pie no tropiece contra una piedra». Esta especie de presunción, este desafío a las leyes de la gravedad de su Padre, ¿estarían justificados para protegerse de un posible daño o quizás para ganarse la confianza de su pueblo mal enseñado y desorientado?. Esta línea de conducta, por muy satisfactoria que fuera para los judíos en busca de signos, no sería una revelación de su Padre, sino una dudosa manipulación de las leyes establecidas en el universo de universos.
136:7.3 (1519.7) Comprendiendo todo esto y sabiendo que el Maestro se negaba a trabajar desafiando sus leyes establecidas de la naturaleza en lo que concernía a su conducta personal, sabéis con certidumbre que nunca caminó sobre las aguas y que nunca hizo nada que violara su orden material de administrar el mundo. Por supuesto, recordad siempre que aún no se había encontrado la manera de librarlo por completo de la falta de control sobre el elemento tiempo en conexión con los asuntos entregados a la jurisdicción del Ajustador Personalizado.
136:7.4 (1520.1) Durante toda su vida terrenal, Jesús permaneció constantemente fiel a esta decisión. Aunque los fariseos le provocaron pidiéndole un signo, y los espectadores en el Calvario le desafiaron a que descendiera de la cruz, mantuvo firmemente la decisión que tomó en esta hora en la ladera de la montaña.
136:8.1 (1520.2) El gran problema siguiente con el que tuvo que luchar este hombre-Dios y que pronto resolvió de acuerdo con la voluntad del Padre celestial consistía en saber si debía o no emplear algunos de sus poderes sobrehumanos para atraer la atención y conseguir la adhesión de sus semejantes. ¿Debía emplear, de alguna manera, sus poderes universales para satisfacer la inclinación de los judíos por lo espectacular y lo maravilloso?. Decidió que no haría nada semejante. Se ratificó en una línea de conducta que eliminaba todas estas prácticas como método para llevar su misión al conocimiento de los hombres. Y vivió constantemente de acuerdo con esta gran decisión. Incluso en los numerosos casos en que permitió manifestaciones de misericordia que comportaron un acortamiento del tiempo, casi invariablemente recomendó a los que recibieron su ministerio curativo que no contaran a nadie los beneficios que habían recibido. Siempre rechazó el desafío sarcástico de sus enemigos cuando le pedían «muéstranos un signo» como prueba y demostración de su divinidad.
136:8.2 (1520.3) Jesús preveía muy sabiamente que la realización de milagros y la ejecución de prodigios sólo produciría una lealtad superficial mediante la intimidación de la mente material; tales acciones no revelarían a Dios ni salvarían a los hombres. Se negó a ser simplemente un hacedor de prodigios. Resolvió que se ocuparía de una sola tarea: el establecimiento del reino de los cielos.
136:8.3 (1520.4) Durante todo este importante diálogo de Jesús en comunión consigo mismo, el elemento humano que interroga y casi duda estaba presente, porque Jesús era hombre a la vez que Dios. Era evidente que los judíos nunca lo aceptarían como Mesías si no hacía prodigios. Además, si consentía en hacer una sola cosa no natural, la mente humana sabría con certidumbre que era por subordinación a una mente verdaderamente divina. Para la mente divina, ¿sería compatible con «la voluntad del Padre» hacer esta concesión a la naturaleza dubitativa de la mente humana?. Jesús decidió que sería incompatible, y citó la presencia del Ajustador Personalizado como prueba suficiente de la divinidad asociada con la humanidad.
136:8.4 (1520.5) Jesús había viajado mucho; recordaba Roma, Alejandría y Damasco. Conocía los modos de obrar del mundo — cómo la gente conseguía sus propósitos en la política y en el comercio por medio de compromisos y diplomacia. ¿Utilizaría este conocimiento para hacer avanzar su misión en la Tierra?. ¡No!. Se pronunció igualmente contra todo compromiso con la sabiduría del mundo y la influencia de las riquezas para establecer el reino. De nuevo escogió depender exclusivamente de la voluntad del Padre.
136:8.5 (1520.6) Jesús se daba perfectamente cuenta de los atajos que se abrían para alguien con sus poderes. Conocía muchas maneras de atraer la atención inmediata de la nación y del mundo entero sobre su persona. Pronto se celebraría la Pascua en Jerusalén; la ciudad estaría llena de visitantes. Podía ascender al pináculo del templo y, ante las multitudes asombradas, caminar por el aire; éste era el tipo de Mesías que la gente esperaba. Pero después los desilusionaría, puesto que no había venido para volver a establecer el trono de David. Y conocía la futilidad del método de Caligastia, consistente en tratar de adelantarse a la manera natural, lenta y segura de llevar a cabo el propósito divino. Una vez más, el Hijo del Hombre se inclinó con obediencia ante la vía del Padre, la voluntad del Padre.
136:8.6 (1521.1) Jesús escogió establecer el reino de los cielos en el corazón de los hombres mediante métodos naturales, normales, difíciles y penosos, los mismos procedimientos que sus hijos terrestres tendrían que seguir posteriormente en su trabajo de ampliar y extender este reino celestial. El Hijo del Hombre sabía muy bien que sería «a través de muchas tribulaciones como muchos hijos de todos los tiempos entrarían en el reino». Jesús estaba pasando ahora por la gran prueba de los hombres civilizados, la de tener el poder y negarse firmemente a utilizarlo para fines puramente egoístas o personales.
136:8.7 (1521.2) Al estudiar la vida y la experiencia del Hijo del Hombre, deberíais tener siempre presente el hecho de que el Hijo de Dios estaba encarnado en la mente de un ser humano del siglo primero, y no en la mente de un mortal del siglo veinte o de otro siglo. Con esto deseamos transmitiros la idea de que los dones humanos de Jesús habían sido adquiridos por vía natural. Él era el producto de los factores hereditarios y ambientales de su época, unidos a la influencia de su instrucción y de su educación. Su humanidad era auténtica, natural, totalmente derivada y alimentada por los antecedentes de la situación intelectual real y de las condiciones económicas y sociales de aquella época y de aquella generación. Aunque en la experiencia de este hombre-Dios siempre existía la posibilidad de que la mente divina trascendiera al intelecto humano, sin embargo, siempre que funcionaba su mente humana, lo hacía como lo haría una verdadera mente mortal en las condiciones del entorno humano de aquella época.
136:8.8 (1521.3) Jesús ilustró para todos los mundos de su vasto universo la locura de crear situaciones artificiales con el propósito de mostrar una autoridad arbitraria, o de permitirse un poder excepcional, para realzar los valores morales o acelerar el progreso espiritual. Jesús decidió que, durante su misión en la Tierra, no se prestaría a repetir la decepción del reinado de los Macabeos. Se negó a prostituir sus atributos divinos para adquirir una popularidad no merecida o para conseguir un prestigio político. No consentiría en transmutar la energía divina y creativa en poder nacional o en prestigio internacional. Jesús de Nazaret se negó a hacer compromisos con el mal, y mucho menos a asociarse con el pecado. El Maestro colocó triunfalmente la fidelidad a la voluntad de su Padre por encima de cualquier otra consideración terrestre y temporal.
136:9.1 (1521.4) Habiendo establecido el criterio a seguir en lo referente a sus relaciones individuales con las leyes naturales y el poder espiritual, dirigió su atención hacia la elección de los métodos que emplearía para proclamar y establecer el reino de Dios. Juan ya había iniciado este trabajo; ¿cómo podría Jesús continuar el mensaje?. ¿Cómo debería seguir con la misión de Juan?. ¿Cómo debería organizar a sus seguidores para que el esfuerzo resultara eficaz y la cooperación inteligente?. Jesús estaba llegando ahora a la decisión final que le impediría seguir considerándose el Mesías judío, al menos tal como la población concebía al Mesías en aquella época.
136:9.2 (1522.1) Los judíos imaginaban a un libertador que llegaría con un poder milagroso para derribar a los enemigos de Israel y establecer a los judíos como gobernantes del mundo, libres de la miseria y de la opresión. Jesús sabía que esta esperanza no se materializaría nunca. Sabía que el reino de los cielos concernía a la victoria sobre el mal en el corazón de los hombres, y que se trataba de un asunto puramente espiritual. Reflexionó sobre la conveniencia de inaugurar el reino espiritual con una brillante y deslumbrante demostración de poder — esta línea de conducta hubiera sido permisible y estaba totalmente dentro de la jurisdicción de Miguel — pero adoptó una posición totalmente contraria a este plan. No transigiría con las técnicas revolucionarias de Caligastia. Había ganado potencialmente el mundo sometiéndose a la voluntad del Padre, y se propuso terminar su obra como la había empezado, y como Hijo del Hombre.
136:9.3 (1522.2) ¡Es difícil que podáis imaginar lo que hubiera sucedido en Urantia si este hombre-Dios, ahora en posesión potencial de todos los poderes en el cielo y en la Tierra, hubiera decidido desplegar una sola vez el estandarte de la soberanía, formar su prodigioso ejército en orden de batalla!. Pero no transigiría. No serviría al mal para que se pudiera suponer que la adoración de Dios provenía de ello. Permaneció fiel a la voluntad del Padre. Proclamaría a un universo que lo observaba: «Adoraréis al Señor vuestro Dios, y a él solo serviréis».
136:9.4 (1522.3) A medida que pasaban los días, Jesús percibía con mayor claridad la clase de revelador de la verdad que iba a ser. Discernía que el camino de Dios no iba a ser un camino fácil. Empezó a darse cuenta de que el resto de su experiencia humana podría ser un amargo cáliz, pero decidió beberlo.
136:9.5 (1522.4) Incluso su mente humana dice adiós al trono de David. Paso a paso, esta mente humana se mueve en el sendero de lo divino. La mente humana todavía hace preguntas, pero acepta invariablemente las respuestas divinas como regla final, en esta existencia combinada de vivir como un hombre en el mundo mientras se somete todo el tiempo, de forma incondicional, a hacer la voluntad eterna y divina del Padre.
136:9.6 (1522.5) Roma era la dueña del mundo occidental. El Hijo del Hombre, ahora en su aislamiento, tomando estas importantes decisiones, con las huestes del cielo a sus órdenes, representaba la última oportunidad de los judíos para conseguir el dominio del mundo; pero este judío de nacimiento, dotado de una sabiduría y de un poder tan extraordinarios, no quiso emplear sus dones universales para encumbrarse personalmente ni para entronizar a su pueblo. Veía, por decirlo así, «los reinos de este mundo», y poseía el poder para apoderarse de ellos. Los Altísimos de Edentia habían puesto estos poderes en sus manos, pero no los quería. Los reinos de la Tierra eran cosas mezquinas, indignas del interés del Creador y Soberano de un universo. Sólo tenía un objetivo: la revelación posterior de Dios al hombre, el establecimiento del reino, la soberanía del Padre celestial en el corazón de los hombres.
136:9.7 (1522.6) Las ideas de batallas, contiendas y masacres repugnaban a Jesús; no quería nada de eso. Aparecería en la Tierra como el Príncipe de la Paz para revelar a un Dios de amor. Antes de su bautismo había rechazado de nuevo otra oferta de los celotes para encabezar su rebelión contra los opresores romanos. Ahora, tomó la decisión final con respecto a los pasajes de las Escrituras que su madre le había enseñado, tales como: «El Señor me ha dicho: ‘Tú eres mi Hijo; te he engendrado hoy. Pídeme, y te daré a los paganos por herencia y los confines de la Tierra como posesión. Los quebrantarás con mano de hierro; los despedazarás como una vasija de alfarero`».
136:9.8 (1522.7) Jesús de Nazaret llegó a la conclusión de que estas citas no se referían a él. Por último, y de una vez por todas, la mente humana del Hijo del Hombre barrió por completo todas estas dificultades y contradicciones mesiánicas — las escrituras hebreas, la educación de los padres, la enseñanza del chazan, las expectativas de los judíos y los ambiciosos deseos humanos. Decidió su línea de conducta de manera definitiva. Regresaría a Galilea y empezaría tranquilamente la proclamación del reino, confiando en su Padre (el Ajustador Personalizado) para elaborar los detalles cotidianos de actuación.
136:9.9 (1523.1) Con estas decisiones, Jesús sentó un digno ejemplo para todas las personas de todos los mundos de un vasto universo al negarse a aplicar pruebas materiales para demostrar los problemas espirituales, al negarse a desafiar presuntuosamente las leyes naturales. Y dio un ejemplo inspirador de lealtad universal y de nobleza moral cuando se negó a coger el poder temporal como preludio de la gloria espiritual.
136:9.10 (1523.2) Si el Hijo del Hombre tenía dudas acerca de su misión y de la naturaleza de ésta cuando subió a las colinas después de su bautismo, ya no tenía ninguna cuando volvió entre sus compañeros después de los cuarenta días de aislamiento y de decisiones.
136:9.11 (1523.3) Jesús ha elaborado un programa para establecer el reino del Padre. No alimentará las satisfacciones físicas de la gente. No distribuirá pan a las multitudes como vio hacer tan recientemente en Roma. No atraerá la atención sobre sí mismo haciendo prodigios, a pesar de que los judíos esperan precisamente un libertador de esta índole. Tampoco intentará que acepten su mensaje espiritual mediante una exhibición de autoridad política o de poder temporal.
136:9.12 (1523.4) Al rechazar estos métodos que realzarían el reino venidero a los ojos de los judíos que lo esperaban, Jesús contaba con que estos mismos judíos rechazarían a fin de cuentas y con seguridad todos sus derechos a la autoridad y a la divinidad. Sabiendo todo esto, Jesús trató de evitar durante mucho tiempo que sus primeros discípulos hablaran de él como si fuera el Mesías.
136:9.13 (1523.5) Durante todo su ministerio público, tuvo que enfrentarse constantemente con tres situaciones recurrentes: el clamor para ser alimentados, la insistencia en ver milagros, y la petición final de que permitiera a sus seguidores coronarlo rey. Pero Jesús no se apartó nunca de las decisiones que había tomado durante estos días de aislamiento en las colinas de Perea.
136:10.1 (1523.6) El último día de este retiro memorable, antes de bajar de la montaña para reunirse con Juan y sus discípulos, el Hijo del Hombre tomó su decisión final. Y la comunicó al Ajustador Personalizado en estos términos: «En todas las demás cuestiones, al igual que en estas decisiones ya registradas, te prometo que me someteré a la voluntad de mi Padre». Después de haber dicho esto, descendió de la montaña. Y su faz resplandecía con la gloria de las victorias espirituales y de las proezas morales.
El libro de Urantia
Documento 137
137:0.1 (1524.1) EL SÁBADO 23 de febrero del año 26, por la mañana temprano, Jesús descendió de las colinas para reunirse con los compañeros de Juan que acampaban en Pella. Todo este día Jesús se mezcló con la multitud. Atendió a un chico que se había lastimado en una caída y se desplazó hasta el cercano pueblo de Pella para poner al niño a salvo en manos de sus padres.
137:1.1 (1524.2) Durante este sábado, dos de los principales discípulos de Juan pasaron mucho tiempo con Jesús. De todos los seguidores de Juan, uno llamado Andrés es el que estaba más profundamente impresionado por Jesús. Lo acompañó hasta Pella con el muchacho lesionado, y por el camino de vuelta al campamento de Juan le hizo muchas preguntas a Jesús; poco antes de llegar a su destino, los dos se detuvieron para tener una breve conversación, durante la cual Andrés dijo: «Te he estado observando desde que viniste a Cafarnaúm, y creo que eres el nuevo Instructor; aunque no comprendo toda tu enseñanza, estoy plenamente decidido a seguirte. Quisiera sentarme a tus pies para aprender toda la verdad sobre el nuevo reino.» Con una cordial resolución, Jesús acogió a Andrés como el primer apóstol de aquel grupo de doce que iba a trabajar con él en la obra de establecer el nuevo reino de Dios en el corazón de los hombres.
137:1.2 (1524.3) Andrés había observado en silencio la labor de Juan y creía sinceramente en ella. Tenía un hermano muy capaz y entusiasta, llamado Simón, que era uno de los principales discípulos de Juan. No sería impropio decir que Simón era uno de los apoyos más importantes de Juan.
137:1.3 (1524.4) Poco después de que Jesús y Andrés regresaran al campamento, Andrés buscó a su hermano Simón y llevándolo aparte le comunicó que estaba convencido de que Jesús era el gran Instructor, y que se había comprometido a ser su discípulo. Continuó diciendo que Jesús había aceptado su propuesta de servicio, y le sugirió que él (Simón) fuera también a Jesús y se ofreciera para unirse al servicio del nuevo reino. Simón dijo: «Desde que ese hombre vino a trabajar al taller de Zebedeo, he creído que había sido enviado por Dios, pero ¿qué hacemos con Juan? ¿Vamos a abandonarlo? ¿Es esto lo que debemos hacer?» Con lo cual, acordaron ir enseguida a consultar a Juan. Juan se entristeció con la idea de perder a dos de sus capaces consejeros y más prometedores discípulos, pero contestó valientemente a sus preguntas diciendo: «Esto sólo es el principio; mi obra terminará dentro de poco y todos nos convertiremos en sus discípulos.» Entonces Andrés le hizo señas a Jesús y le anunció aparte que su hermano deseaba entrar al servicio del nuevo reino. Al acoger a Simón como su segundo apóstol, Jesús le dijo: «Simón, tu entusiasmo es loable, pero peligroso para el trabajo del reino. Te recomiendo que seas más cuidadoso con tus palabras. Desearía cambiar tu nombre por el de Pedro.»
137:1.4 (1525.1) Los padres del chico lastimado, que vivían en Pella, habían rogado a Jesús que pasara la noche con ellos, que se considerara como en su casa, y él había prometido volver. Antes de separarse de Andrés y de su hermano, Jesús les dijo: «Mañana temprano iremos a Galilea.»
137:1.5 (1525.2) Después de que Jesús hubiera regresado a Pella para pasar la noche, y mientras que Andrés y Simón discutían todavía sobre la naturaleza de su servicio en el establecimiento del reino por venir, Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, llegaron al lugar. Acababan de regresar de su larga e inútil búsqueda de Jesús en las colinas. Cuando oyeron contar a Simón Pedro cómo él y su hermano Andrés se habían convertido en los primeros consejeros aceptados del nuevo reino, y que iban a partir a la mañana siguiente con su nuevo Maestro para Galilea, Santiago y Juan se entristecieron. Conocían a Jesús desde hacía tiempo y lo amaban. Lo habían buscado durante muchos días en las colinas, y ahora regresaban para enterarse de que otros habían sido elegidos antes que ellos. Preguntaron adónde había ido Jesús y se dieron prisa en encontrarlo.
137:1.6 (1525.3) Jesús estaba durmiendo cuando llegaron a su habitación, pero lo despertaron diciendo: «Mientras nosotros, que hemos vivido tanto tiempo contigo, te buscábamos en las colinas, ¿cómo es que prefieres a otros antes que a nosotros, y escoges a Andrés y a Simón como tus primeros asociados en el nuevo reino?» Jesús les respondió: «Serenad vuestro corazón y preguntaos, ‘¿quién os ha ordenado buscar al Hijo del Hombre mientras se dedicaba a los asuntos de su Padre?`». Después de contar los detalles de su larga búsqueda en las colinas, Jesús continuó enseñándoles: «Deberíais aprender a buscar el secreto del nuevo reino en vuestro corazón, y no en las colinas. Aquello que buscabais ya estaba presente en vuestra alma. En verdad sois mis hermanos — no necesitabais que yo os aceptara — ya pertenecíais al reino. Tened buen ánimo y preparaos también para acompañarnos mañana a Galilea.» Juan se atrevió entonces a preguntar: «Pero, Maestro, ¿Santiago y yo seremos tus asociados en el nuevo reino, como lo son Andrés y Simón?» Jesús puso una mano en el hombro de cada uno de ellos y dijo: «Hermanos míos, ya estabais conmigo en el espíritu del reino, incluso antes de que los otros solicitaran ser admitidos. Vosotros, mis hermanos, no tenéis necesidad de presentar una petición para entrar en el reino; habéis estado conmigo en el reino desde el principio. Ante los hombres, otros pueden tener prioridad sobre vosotros, pero en mi corazón ya contaba con vosotros para los consejos del reino, incluso antes de que pensarais en pedírmelo. También podríais haber sido los primeros ante los hombres, si no os hubierais ausentado para dedicaros a la tarea bien intencionada, pero impuesta por vosotros mismos, de buscar a alguien que no estaba perdido. En el reino venidero, no os preocupéis por las cosas que alimentan vuestra ansiedad, sino más bien interesaos en hacer solamente, en todo momento, la voluntad del Padre que está en los cielos.»
137:1.7 (1525.4) Santiago y Juan aceptaron la reprimenda de buena gana; nunca más tuvieron envidia de Andrés y de Simón. Se prepararon para salir a la mañana siguiente para Galilea con los otros dos apóstoles asociados. A partir de este día, la palabra ‘apóstol` fue empleada para diferenciar a la familia elegida de consejeros de Jesús de la vasta multitud de discípulos creyentes que le siguieron posteriormente.
137:1.8 (1525.5) Avanzada la noche, Santiago, Juan, Andrés y Simón mantuvieron una conversación con Juan el Bautista. Con lágrimas en los ojos pero con voz firme, el fornido profeta judeo renunció a dos de sus principales discípulos para que fueran los apóstoles del Príncipe galileo del reino por venir.
137:2.1 (1526.1) El domingo por la mañana 24 de febrero del año 26, Jesús se despidió de Juan el Bautista al borde del río cerca de Pella, para no volverlo a ver nunca más en la carne.
137:2.2 (1526.2) Aquel día, mientras Jesús y sus cuatro discípulos-apóstoles partían para Galilea, un gran alboroto tuvo lugar en el campamento de los seguidores de Juan. La primera gran división estaba a punto de producirse. El día anterior, Juan había dicho explícitamente a Andrés y a Esdras que Jesús era el Libertador. Andrés decidió seguir a Jesús, pero Esdras rechazó al apacible carpintero de Nazaret, proclamando a sus asociados: «El profeta Daniel afirma que el Hijo del Hombre vendrá con las nubes del cielo, lleno de poder y gran gloria. Este carpintero galileo, este constructor de barcas de Cafarnaúm, no puede ser el Libertador. Un don semejante de Dios, ¿puede salir de Nazaret? Ese Jesús es un pariente de Juan, y nuestro maestro se ha dejado engañar por la gran bondad de su corazón. Mantengámonos apartados de ese falso Mesías.» Cuando Juan le regañó por estas declaraciones, Esdras se retiró llevándose a muchos discípulos y se dirigió apresuradamente hacia el sur. Este grupo continuó bautizando en nombre de Juan y fundó finalmente una secta con aquellos que creían en Juan pero rehusaban aceptar a Jesús. Un resto de este grupo aún sobrevive en Mesopotamia en la actualidad.
137:2.3 (1526.3) Mientras estos disturbios se fraguaban entre los seguidores de Juan, Jesús y sus cuatro discípulos-apóstoles avanzaban a buen paso hacia Galilea. Antes de cruzar el Jordán para ir a Nazaret por el camino de Naín, Jesús miró hacia adelante y vio por la carretera a un tal Felipe de Betsaida que venía hacia ellos con un amigo. Jesús había conocido a Felipe anteriormente, y los cuatro nuevos apóstoles también lo conocían bien. Iba de camino con su amigo Natanael para ver a Juan en Pella a fin de informarse mejor sobre la llegada anunciada del reino de Dios, y se sintió encantado de saludar a Jesús. Felipe había admirado a Jesús desde que vino por primera vez a Cafarnaúm. Pero Natanael, que vivía en Caná de Galilea, no conocía a Jesús. Felipe se adelantó para saludar a sus amigos, mientras Natanael descansaba a la sombra de un árbol al borde del camino.
137:2.4 (1526.4) Pedro llevó aparte a Felipe y procedió a explicarle que todos ellos, refiriéndose a él mismo, Andrés, Santiago y Juan, se habían vuelto compañeros de Jesús en el nuevo reino, e incitó vivamente a Felipe a que se ofreciera para este servicio. Felipe se encontró en un aprieto. ¿Qué debía hacer? Aquí, sin el menor preaviso — al borde del camino cerca del Jordán — había surgido la cuestión más importante de toda una vida, y tenía que tomar una decisión inmediata. Mientras Felipe conversaba seriamente con Pedro, Andrés y Juan, Jesús describía a Santiago el camino a seguir a través de Galilea hasta Cafarnaúm. Finalmente, Andrés sugirió a Felipe: «¿Por qué no le preguntas al Maestro?».
137:2.5 (1526.5) Felipe se dio cuenta repentinamente de que Jesús era realmente un gran hombre, posiblemente el Mesías, y decidió atenerse a lo que Jesús decidiera en este asunto. Fue directamente hacia él y le preguntó: «Maestro, ¿debo ir hasta Juan o unirme a mis amigos que te siguen?» Y Jesús respondió: «Sígueme.» Felipe se emocionó con la certidumbre de haber encontrado al Libertador.
137:2.6 (1526.6) Entonces Felipe le hizo señas al grupo para que permanecieran donde estaban, mientras se apresuraba a revelar su decisión a su amigo Natanael, que aún continuaba debajo de la morera reflexionando sobre todas las cosas que había oído respecto a Juan el Bautista, el reino por venir y el Mesías esperado. Felipe interrumpió esta meditación, exclamando: «He encontrado al Libertador, aquel de quien han escrito Moisés y los profetas y a quien Juan ha proclamado.» Natanael levantó la vista e inquirió: «¿De dónde viene ese maestro?» Y Felipe replicó: «Es Jesús de Nazaret, el hijo de José, el carpintero, que reside desde hace poco en Cafarnaúm.» Entonces Natanael, un poco sobresaltado, preguntó: «¿Una cosa tan buena puede salir de Nazaret?» Pero Felipe, cogiéndolo por el brazo, le dijo: «Ven a ver.»
137:2.7 (1527.1) Felipe condujo a Natanael hasta Jesús, el cual, mirando bondadosamente de frente a este hombre sincero que dudaba, dijo: «He aquí a un auténtico israelita, en quien no hay falsedad. Sígueme.» Y Natanael, volviéndose hacia Felipe, le dijo: «Tienes razón. Es en verdad un maestro de hombres. Yo también le seguiré, si soy digno». Jesús hizo un gesto afirmativo con la cabeza a Natanael, diciéndole de nuevo: «Sígueme.»
137:2.8 (1527.2) Jesús ya había reunido a la mitad de su futuro cuerpo de asociados íntimos, cinco que lo conocían desde hacía algún tiempo más un extraño, Natanael. Sin más dilación, atravesaron el Jordán, pasaron por el pueblo de Naín y al final de la tarde llegaron a Nazaret.
137:2.9 (1527.3) Todos pasaron la noche con José, en la casa de la infancia de Jesús. Los compañeros de Jesús no entendieron muy bien por qué su maestro recién descubierto estaba tan preocupado por destruir completamente todos los vestigios de su escritura que permanecían en la casa, tales como los Diez Mandamientos y otras sentencias y refranes. Pero esta conducta, unida al hecho de que nunca más lo vieron escribir — excepto en el polvo o en la arena — hizo una profunda impresión en sus mentes.
137:3.1 (1527.4) Al día siguiente, Jesús envió a sus apóstoles a Caná, ya que todos ellos estaban invitados a la boda de una joven sobresaliente de aquella ciudad, mientras él se preparaba para hacerle una breve visita a su madre en Cafarnaúm, deteniéndose en Magdala para ver a su hermano Judá.
137:3.2 (1527.5) Antes de salir de Nazaret, los nuevos asociados de Jesús contaron a José y a otros miembros de la familia de Jesús los acontecimientos maravillosos del entonces pasado reciente, y expresaron francamente su creencia de que Jesús era el libertador tanto tiempo esperado. Estos miembros de la familia de Jesús discutieron sobre todo esto, y José dijo: «Después de todo, quizás mamá tenía razón — quizás nuestro extraño hermano sea el futuro rey.»
137:3.3 (1527.6) Judá había estado presente en el bautismo de Jesús y, con su hermano Santiago, se había vuelto un firme creyente en la misión de Jesús en la Tierra. Aunque tanto Santiago como Judá estaban muy perplejos respecto a la naturaleza de la misión de su hermano, su madre había resucitado todas sus antiguas esperanzas de que Jesús sería el Mesías, el hijo de David, y animaba a sus hijos a que tuvieran fe en su hermano como libertador de Israel.
137:3.4 (1527.7) Jesús llegó a Cafarnaúm el lunes por la noche, pero no fue a su propia casa, donde vivían Santiago y su madre; fue directamente a la casa de Zebedeo. Todos sus amigos de Cafarnaúm advirtieron un cambio grande y agradable en él. Una vez más parecía relativamente contento y más semejante a como había sido durante sus primeros años en Nazaret. En los años anteriores a su bautismo y a los períodos de aislamiento justo antes y después del mismo, se había vuelto cada vez más serio y reservado. Ahora, a todos ellos les parecía que volvía a ser como antes. Había en él algo de importancia majestuosa y de aspecto sublime, pero estaba nuevamente desenfadado y alegre.
137:3.5 (1528.1) María se estremecía de esperanza. Preveía que la promesa de Gabriel iba a cumplirse próximamente. Esperaba que pronto toda Palestina se quedaría sorprendida y pasmada ante la revelación milagrosa de su hijo como rey sobrenatural de los judíos. Pero a las numerosas preguntas que le hicieron su madre, Santiago, Judá y Zebedeo, Jesús se limitó a responder sonriendo: «Es mejor que me quede aquí durante algún tiempo; debo hacer la voluntad de mi Padre que está en los cielos.»
137:3.6 (1528.2) Al día siguiente, martes, todos fueron a Caná para asistir a la boda de Noemí, que iba a celebrarse al otro día. A pesar de las advertencias reiteradas de Jesús de que no hablaran a nadie de él «hasta que llegara la hora del Padre», ellos insistieron en divulgar discretamente la noticia de que habían encontrado al Libertador. Cada uno de ellos esperaba con confianza que Jesús inauguraría la toma de posesión de su autoridad mesiánica en la próxima boda de Caná, y que lo haría con un gran poder y una grandeza sublime. Recordaban lo que les habían dicho sobre los fenómenos que acompañaron a su bautismo, y creían que su carrera futura en la Tierra estaría marcada de manifestaciones crecientes de maravillas sobrenaturales y de demostraciones milagrosas. En consecuencia, toda la región se preparó para reunirse en Caná para la fiesta nupcial de Noemí y Johab, el hijo de Natán.
137:3.7 (1528.3) Hacía años que María no estaba tan alegre. Viajó hasta Caná con el ánimo de una reina madre que va a presenciar la coronación de su hijo. Desde que Jesús tenía trece años, su familia y sus amigos no lo habían visto tan despreocupado y feliz, tan atento y comprensivo con los anhelos y deseos de sus asociados, tan tiernamente compasivo. Así que todos cuchicheaban entre ellos, en pequeños grupos, preguntándose qué iba a suceder. ¿Cuál sería el próximo acto de este extraño personaje? ¿Cómo anunciaría la gloria del reino venidero? Todos estaban emocionados con la idea de que iban a estar presentes para contemplar la revelación de la fuerza y del poder del Dios de Israel.
137:4.1 (1528.4) Hacia el mediodía del miércoles, cerca de mil convidados habían llegado a Caná, más de cuatro veces el número de invitados a la fiesta nupcial. Los judíos tenían la costumbre de celebrar los casamientos los miércoles, y las invitaciones habían sido enviadas con un mes de antelación. Durante la mañana y el principio de la tarde, aquello se parecía más a una recepción pública para Jesús que a una boda. Todo el mundo quería saludar a este galileo casi famoso, y él era sumamente cordial con todos, jóvenes y adultos, judíos y gentiles. Todos se regocijaron cuando Jesús accedió a encabezar la procesión nupcial preliminar.
137:4.2 (1528.5) Jesús era ahora enteramente consciente de su existencia humana, de su preexistencia divina, y del estado de sus naturalezas humana y divina combinadas o fusionadas. Con un equilibrio perfecto podía jugar en todo momento su papel humano o asumir inmediatamente las prerrogativas de la personalidad de su naturaleza divina.
137:4.3 (1528.6) A medida que pasaba el día, Jesús se fue haciendo cada vez más consciente de que la gente esperaba que efectuara algún prodigio; comprendió especialmente que su familia y sus seis discípulos-apóstoles esperaban que anunciara su futuro reino de una manera apropiada mediante alguna manifestación sorprendente y sobrenatural.
137:4.4 (1529.1) Al principio de la tarde, María llamó a Santiago y juntos se atrevieron a acercarse a Jesús para preguntarle si estaría dispuesto a confiar en ellos hasta el punto de informarles en qué momento y lugar de las ceremonias de la boda había planeado manifestarse como un «ser sobrenatural». En cuanto abordaron esta cuestión con Jesús, vieron que habían suscitado su indignación característica. Él se limitó a decir: «Si me amáis, entonces disponeos a aguardar conmigo mientras espero la voluntad de mi Padre que está en los cielos.» Pero la elocuencia de su reproche residía en la expresión de su rostro.
137:4.5 (1529.2) El Jesús humano se sintió muy decepcionado por esta acción de su madre, y se quedó muy pensativo ante su propia reacción a la propuesta insinuante de ella de que se permitiera darse el gusto de alguna demostración exterior de su divinidad. Ésta era precisamente una de las cosas que había decidido no hacer cuando estuvo recientemente aislado en las colinas. María estuvo muy deprimida durante varias horas. Le dijo a Santiago: «No puedo comprenderlo. ¿Qué significa todo esto? ¿Su extraña conducta nunca tendrá fin?» Santiago y Judá trataron de consolar a su madre, mientras que Jesús se retiraba para estar a solas durante una hora. Pero volvió a la reunión, mostrándose una vez más alegre y desenfadado.
137:4.6 (1529.3) El casamiento tuvo lugar en medio de un silencio expectante, pero toda la ceremonia finalizó y el huésped de honor no hizo un solo gesto, no pronunció una sola palabra. Entonces se empezó a cuchichear que el carpintero y constructor de barcas, proclamado por Juan como «el Libertador», descubriría su juego durante las fiestas de la noche, quizás en la cena nupcial. Pero Jesús apartó eficazmente de la mente de sus seis discípulos-apóstoles toda esperanza de una demostración de este tipo, cuando los reunió un poco antes de la cena nupcial y les dijo muy seriamente: «No creáis que he venido a este lugar para efectuar algún prodigio que satisfaga a los curiosos o que convenza a los que dudan. Estamos aquí más bien para esperar la voluntad de nuestro Padre que está en los cielos». Cuando María y los demás lo vieron deliberando con sus asociados, estuvieron plenamente persuadidos en su propia mente de que algo extraordinario estaba a punto de suceder. Y todos se sentaron para disfrutar en buena compañía de la cena nupcial y de la noche de fiesta.
137:4.7 (1529.4) El padre del novio había suministrado vino en abundancia para todos los huéspedes invitados a la fiesta nupcial, pero ¿cómo iba a suponer que la boda de su hijo se iba a convertir en un acontecimiento tan íntimamente asociado con la esperada manifestación de Jesús como libertador mesiánico? Estaba encantado de tener el honor de contar entre sus huéspedes al célebre galileo, pero antes de que terminara la cena nupcial, los criados le trajeron la noticia desconcertante de que el vino se estaba acabando. Cuando la cena oficial hubo terminado y los invitados se paseaban por el jardín, la madre del novio le confió a María que la provisión de vino se había agotado. Y María le dijo en confianza: «No se preocupe — hablaré con mi hijo. Él nos ayudará.» Y se atrevió a hablar así, a pesar de la reprimenda recibida pocas horas antes.
137:4.8 (1529.5) Durante muchos años, María siempre se había dirigido a Jesús para que la ayudara en cada una de las crisis de su vida familiar en Nazaret, de manera que fue muy natural para ella pensar en él en este momento. Pero esta madre con aspiraciones tenía también otros motivos para acudir a su hijo mayor en esta ocasión. Jesús estaba solo en un rincón del jardín, y su madre se le acercó diciendo: «Hijo mío, no tienen vino.» Y Jesús contestó: «Mi buena mujer, ¿en qué me concierne ese asunto?» María dijo: «Pero yo creo que ha llegado tu hora. ¿No puedes ayudarnos?» Jesús replicó: «Afirmo de nuevo que no he venido para actuar de esa manera. ¿Por qué me molestas otra vez con esos asuntos?» Entonces, echándose a llorar, María le suplicó: «Pero, hijo mío, les he prometido que nos ayudarías. ¿No querrías hacer algo por mí, por favor?» Entonces dijo Jesús: «Mujer, ¿quién te ha dicho que hagas ese tipo de promesas? Cuídate de no volverlo a hacer. En todas las cosas debemos servir la voluntad del Padre que está en los cielos.»
137:4.9 (1530.1) María, la madre de Jesús, se sintió abatida; ¡estaba aturdida! Mientras permanecía allí inmóvil delante de él, con el rostro lleno de lágrimas, el corazón humano de Jesús se rindió de compasión por la mujer que lo había llevado en su seno. Se inclinó hacia ella, puso tiernamente la mano sobre su cabeza, y le dijo: «Vamos, vamos, madre María, no te aflijas por mis palabras aparentemente duras. ¿No te he dicho muchas veces que he venido solamente para hacer la voluntad de mi Padre celestial? Con mucho gusto haría lo que me pides si formara parte de la voluntad del Padre...» Y Jesús se detuvo en seco, vacilando. María pareció percibir que algo estaba sucediendo. Dando un salto, arrojó sus brazos alrededor del cuello de Jesús, lo besó, y se precipitó hacia la sala de los criados, diciendo: «Cualquier cosa que mi hijo os diga, hacedla» Pero Jesús no dijo nada. Ahora se daba cuenta de que ya había dicho demasiado — o más bien que había deseado demasiado con su pensamiento.
137:4.10 (1530.2) María saltaba de alegría. No sabía cómo se produciría el vino, pero creía confiadamente de que por fin había persuadido a su hijo primogénito para que afirmara su autoridad, para que se atreviera a presentarse resueltamente, reclamara su posición y mostrara su poder mesiánico. A causa de la presencia y de la asociación de ciertos poderes y personalidades universales, que todos los allí presentes ignoraban por completo, ella no iba a ser defraudada. El vino que María deseaba y que Jesús, el Dios-hombre, anhelaba humanamente por simpatía, estaba en camino.
137:4.11 (1530.3) Cerca de allí había seis grandes vasijas de piedra, llenas de agua, con unos ochenta litros cada una. Este agua estaba destinada a utilizarse posteriormente en las ceremonias finales de purificación de la celebración matrimonial. La agitación de los criados alrededor de estas enormes vasijas de piedra, bajo la activa dirección de su madre, atrajo la atención de Jesús. Al acercarse, observó que estaban sacando vino a cántaros llenos.
137:4.12 (1530.4) Jesús se fue dando cuenta gradualmente de lo que había sucedido. De todas las personas presentes en la fiesta matrimonial de Caná, Jesús era el más sorprendido. Los otros habían esperado que efectuara un prodigio, pero eso era precisamente lo que se había propuesto no hacer. Entonces, el Hijo del Hombre recordó la advertencia que su Ajustador del Pensamiento Personalizado le había hecho en las colinas. Recordó cómo el Ajustador le había avisado que ningún poder o personalidad podía privarlo de su prerrogativa como creador de ser independiente del tiempo. En esta ocasión, los transformadores del poder, los intermedios y todas las demás personalidades que se requerían, estaban reunidos cerca del agua y de los otros elementos necesarios, y en presencia del deseo expresado por el Soberano Creador del Universo, no había manera de evitar la aparición instantánea del vino. La producción de este incidente estaba asegurada de manera doble, pues el Ajustador Personalizado había notificado que la ejecución del deseo del Hijo no infringía de ninguna manera la voluntad del Padre.
137:4.13 (1530.5) Pero esto no fue un milagro en ningún sentido. Ninguna ley de la naturaleza fue modificada, abolida o ni siquiera trascendida. Lo único que se produjo fue la anulación del tiempo en asociación con la reunión celestial de los elementos químicos indispensables para la elaboración del vino. En Caná, en esta ocasión, los agentes del Creador hicieron el vino exactamente tal como lo hacen mediante los procesos naturales ordinarios, salvo que lo hicieron con independencia del tiempo y con la intervención de agentes sobrehumanos para reunir en el espacio los ingredientes químicos necesarios.
137:4.14 (1531.1) Además, era evidente que la realización de este pretendido milagro no era contraria a la voluntad del Padre Paradisiaco, pues de otra manera no se habría producido, ya que Jesús se había sometido en todas las cosas a la voluntad del Padre.
137:4.15 (1531.2) Cuando los criados sacaron este nuevo vino y lo llevaron al padrino de boda, el «maestro de ceremonias», y éste lo hubo probado, llamó al novio, diciéndole: «Es costumbre servir primero el buen vino, y cuando los convidados han bebido bien, se trae el fruto inferior de la vid; pero tú has guardado el mejor vino para el final de la fiesta.»
137:4.16 (1531.3) María y los discípulos de Jesús se regocijaron mucho con el supuesto milagro, pensando que Jesús lo había efectuado intencionalmente, pero Jesús se retiró a un rincón abrigado del jardín y se puso a meditar seriamente durante breves momentos. Finalmente concluyó que, dadas las circunstancias, el incidente estaba más allá de su control personal, y al no ser contrario a la voluntad de su Padre, era inevitable. Cuando regresó entre los invitados, éstos lo miraron con temor; todos creían que era el Mesías. Pero Jesús estaba dolorosamente perplejo; sabía que sólo creían en él a causa del extraño suceso que accidentalmente habían contemplado. Jesús se retiró de nuevo durante un rato a la azotea de la casa para meditar sobre todo aquello.
137:4.17 (1531.4) Jesús comprendió entonces plenamente que debía mantenerse continuamente alerta para que su inclinación a la simpatía y a la compasión no fuera responsable de otros incidentes de este tipo. Sin embargo, muchos acontecimientos similares se produjeron antes de que el Hijo del Hombre se despidiera definitivamente de su vida mortal en la carne.
137:5.1 (1531.5) Aunque muchos de los invitados se quedaron durante toda la semana de las festividades nupciales, Jesús, con sus discípulos-apóstoles recién elegidos — Santiago, Juan, Andrés, Pedro, Felipe y Natanael — partió a la mañana siguiente muy temprano para Cafarnaúm, marchándose sin despedirse de nadie. La familia de Jesús y todos sus amigos de Caná estaban muy apenados por su partida tan repentina, y Judá, su hermano menor, salió en su búsqueda. Jesús y sus apóstoles fueron directamente a la casa de Zebedeo en Betsaida. Durante este viaje, Jesús habló con sus asociados recién elegidos de muchas cosas importantes para el reino venidero, y les advirtió especialmente que no mencionaran la transformación del agua en vino. También les aconsejó que evitaran, en su futuro trabajo, las ciudades de Séforis y Tiberiades.
137:5.2 (1531.6) Aquella noche, después de la cena, en el hogar de Zebedeo y Salomé, Jesús celebró una de las conferencias más importantes de toda su carrera terrestre. En esta reunión sólo estuvieron presentes los seis apóstoles; Judá llegó cuando estaban a punto de separarse. Estos seis hombres escogidos habían viajado con Jesús desde Caná hasta Betsaida caminando, por así decirlo, sobre las nubes. Estaban llenos de expectación y emocionados con la idea de haber sido elegidos como asociados inmediatos del Hijo del Hombre. Pero cuando Jesús empezó a decirles claramente quién era él, cuál iba a ser su misión en la Tierra y cómo podría terminar quizás, se quedaron aturdidos. No podían comprender lo que les estaba diciendo. Se quedaron sin habla; el mismo Pedro estaba más anonadado de lo que se puede expresar. Sólo Andrés, el profundo pensador, se atrevió a contestar a las recomendaciones de Jesús. Cuando Jesús percibió que no comprendían su mensaje, cuando vio que sus ideas sobre el Mesías judío estaban tan completamente cristalizadas, los envió a descansar mientras él caminaba y conversaba con su hermano Judá. Antes de despedirse de Jesús, Judá le dijo con mucha emoción: «Mi hermano-padre, nunca te he comprendido. No sé con certidumbre si eres lo que mi madre nos ha enseñado, y no comprendo plenamente el reino venidero, pero sí sé que eres un poderoso hombre de Dios. He oído la voz en el Jordán y creo en ti, sin importarme quien seas.» Después de hablar así, Judá se marchó para su propio hogar en Magdala.
137:5.3 (1532.1) Aquella noche Jesús no durmió. Envolviéndose en sus mantas, se sentó a la orilla del lago para reflexionar, y reflexionó hasta el alba del día siguiente. Durante las largas horas de esta noche de meditación, Jesús llegó a comprender claramente que nunca conseguiría que sus discípulos lo vieran bajo otra forma que no fuera la del Mesías largo tiempo esperado. Al final reconoció que no había manera de emprender su mensaje del reino excepto como cumplimiento de la predicción de Juan, y como aquel que los judíos estaban esperando. Después de todo, aunque él no era el Mesías de tipo davídico, sí era en verdad el cumplimiento de las declaraciones proféticas de los videntes del pasado con mayores inclinaciones espirituales. Nunca más negó por completo que fuera el Mesías. La tarea de desenredar finalmente esta complicada situación decidió dejarla a la manifestación de la voluntad del Padre.
137:5.4 (1532.2) A la mañana siguiente, Jesús se reunió con sus amigos en el desayuno, pero formaban un grupo melancólico. Charló con ellos y al final de la comida los reunió a su alrededor, diciendo: «Es voluntad de mi Padre que nos quedemos por aquí durante una temporada. Habéis oído decir a Juan que había venido a preparar el camino para el reino; por lo tanto, nos conviene esperar a que Juan termine su predicación. Cuando el precursor del Hijo del Hombre haya terminado su obra, empezaremos a proclamar la buena nueva del reino.» Ordenó a sus apóstoles que volvieran a sus redes, mientras él se preparaba para ir con Zebedeo al astillero. Les prometió que los vería al día siguiente en la sinagoga, donde iba a hablar, y los citó para reunirse con ellos aquel sábado por la tarde.
137:6.1 (1532.3) La primera aparición pública de Jesús, después de su bautismo, tuvo lugar en la sinagoga de Cafarnaúm el sábado 2 de marzo del año 26. La sinagoga estaba atestada de gente. A la historia del bautismo en el Jordán se añadían ahora las recientes noticias de Caná sobre el agua y el vino. Jesús dio asientos de honor a sus seis apóstoles, y junto a ellos estaban sentados sus hermanos carnales Santiago y Judá. Su madre había regresado con Santiago a Cafarnaúm la noche anterior, y también se hallaba presente, sentada en la sección de la sinagoga destinada a las mujeres. Todo el auditorio tenía los nervios de punta; esperaban contemplar alguna manifestación extraordinaria de poder sobrenatural que fuera un testimonio apropiado de la naturaleza y la autoridad de aquel que iba a hablarles aquel día. Pero estaban destinados a sufrir una decepción.
137:6.2 (1532.4) Cuando Jesús se levantó, el jefe de la sinagoga le tendió el rollo de las Escrituras, y leyó en el profeta Isaías: «Así dice el Señor: ‘El cielo es mi trono, y la Tierra mi escabel. ¿Dónde está la casa que habéis construido para mí? ¿Y dónde está el lugar de mi morada? Todas estas cosas las han hecho mis manos`, dice el Señor. ‘Pero me fijaré en el hombre que es humilde y de espíritu contrito, y que tiembla con mi palabra.` Oíd la voz del Señor, vosotros que tembláis y tenéis miedo: ‘Vuestros hermanos os han odiado y desechado a causa de mi nombre.` Pero el Señor sea glorificado. Él aparecerá ante vosotros con alegría y todos los demás serán avergonzados. Una voz de la ciudad, una voz del templo, una voz del Señor dice: ‘Antes de estar de parto, dio a luz; antes de venirle los dolores, dio a luz un hijo varón`. ¿Quién ha oído una cosa semejante? ¿Producirá la tierra en un solo día? ¿O puede una nación nacer de un golpe? Pero así dice el Señor: ‘He aquí que extenderé la paz como un río, e incluso la gloria de los gentiles se parecerá a un torrente que fluye. Como alguien a quien su madre consuela, así os consolaré yo. Seréis consolados incluso en Jerusalén. Y cuando veáis estas cosas, se alegrará vuestro corazón.`»
137:6.3 (1533.1) Cuando terminó esta lectura, Jesús devolvió el rollo a su guardián. Antes de sentarse, dijo simplemente: «Sed pacientes y veréis la gloria de Dios; así es como será para todos aquellos que aguardan conmigo y aprenden así a hacer la voluntad de mi Padre que está en los cielos.» Y la gente se fue a sus casas, preguntándose por el significado de todo esto.
137:6.4 (1533.2) Aquella tarde, Jesús y sus apóstoles, con Santiago y Judá, se subieron en una barca y se alejaron un poco de la orilla, donde echaron el ancla mientras Jesús les hablaba del reino venidero. Y comprendieron más cosas de las que habían entendido la noche del jueves.
137:6.5 (1533.3) Jesús les mandó que se ocuparan de sus deberes regulares hasta que «llegue la hora del reino.» Y para animarlos, él mismo dio ejemplo volviendo a trabajar regularmente en el astillero. Al explicarles que deberían pasar tres horas cada noche estudiando y preparándose para su trabajo futuro, Jesús añadió: «Todos nos quedaremos por aquí hasta que el Padre me pida que os llame. Cada uno de vosotros debe regresar ahora a su trabajo de costumbre como si nada hubiera ocurrido. No habléis a nadie de mí y recordad que mi reino no ha de venir con estruendo y fascinación, sino más bien debe venir a través del gran cambio que mi Padre habrá efectuado en vuestro corazón y en el corazón de aquellos que serán llamados para unirse a vosotros en los consejos del reino. Ahora sois mis amigos; confío en vosotros y os amo; pronto os convertiréis en mis asociados personales. Sed pacientes, sed dulces. Obedeced siempre a la voluntad del Padre. Preparaos para la llamada del reino. Aunque experimentaréis una gran alegría al servicio de mi Padre, también debéis prepararos para las dificultades, porque os advierto que muchos sólo entrarán en el reino pasando por grandes tribulaciones. Para aquellos que han encontrado el reino, su alegría será completa, y serán llamados los bienaventurados de toda la Tierra. Pero no alimentéis falsas esperanzas; el mundo tropezará con mis palabras. Incluso vosotros, mis amigos, no percibís plenamente lo que estoy revelando a vuestras mentes confusas. No os engañéis; saldremos a trabajar para una generación que busca signos. Exigirán la realización de prodigios como prueba de que soy el enviado de mi Padre, y serán lentos en reconocer, en la revelación del amor de mi Padre, las cartas credenciales de mi misión.»
137:6.6 (1533.4) Aquella noche, cuando volvieron a tierra y antes de separarse, Jesús oró de pie al borde del agua: «Padre mío, te doy las gracias por estos pequeños que ya creen, a pesar de sus dudas. Por amor a ellos, me he apartado para hacer tu voluntad. Ojalá aprendan ahora a ser uno, como nosotros somos uno.»
137:7.1 (1533.5) Durante cuatro largos meses — marzo, abril, mayo y junio — continuó este tiempo de espera; Jesús mantuvo más de cien reuniones largas y serias, aunque alegres y animadas, con estos seis asociados y su propio hermano Santiago. Debido a enfermedades en su familia, Judá rara vez pudo asistir a estas clases. Santiago no perdió la fe en su hermano Jesús, pero durante estos meses de pausa y de inacción, María casi llegó a desesperar de su hijo. Su fe, que se había elevado a tales alturas en Caná, se hundió ahora hasta niveles muy bajos. Lo único que hacía era recurrir a su exclamación tantas veces repetida: «No consigo comprenderlo. No consigo descifrar qué significa todo esto.» Pero la mujer de Santiago contribuyó mucho a sostener el ánimo de María.
137:7.2 (1534.1) Durante estos cuatro meses, estos siete creyentes, uno de ellos su propio hermano carnal, aprendieron a conocer a Jesús; estuvieron acostumbrándose a la idea de vivir con este Dios-hombre. Aunque lo llamaban Rabino, estaban aprendiendo a no temerle. Jesús poseía esa gracia incomparable en su personalidad que le permitía vivir entre ellos de tal manera que no se sentían desalentados por su divinidad. Encontraban sumamente fácil ser «amigos de Dios», Dios encarnado en la similitud de la carne mortal. Este compás de espera fue una dura prueba para todo el grupo de creyentes. Nada milagroso sucedió, absolutamente nada. Día tras día se ponían a hacer su trabajo ordinario, y noche tras noche se sentaban a los pies de Jesús. Se mantenían unidos gracias a su personalidad sin igual y a las atractivas palabras que les dirigía noche tras noche.
137:7.3 (1534.2) Este período de espera y de enseñanza fue especialmente duro para Simón Pedro. Intentó repetidas veces persuadir a Jesús para que emprendiera la predicación del reino en Galilea mientras Juan continuaba predicando en Judea. Pero Jesús siempre respondía a Pedro: «Ten paciencia, Simón. Haz progresos. No estaremos de ningún modo demasiado preparados cuando el Padre nos llame.» Y Andrés tranquilizaba a Pedro de vez en cuando con sus consejos más moderados y filosóficos. Andrés estaba enormemente impresionado por la naturalidad humana de Jesús. Nunca se cansaba de contemplar cómo alguien que podía vivir tan cerca de Dios, podía ser tan amistoso y considerado con los hombres.
137:7.4 (1534.3) A lo largo de todo este período, Jesús no habló en la sinagoga más que dos veces. Hacia el final de estas numerosas semanas de espera, los comentarios sobre su bautismo y el vino de Caná habían empezado a calmarse. Y Jesús tuvo cuidado de que no se produjeran más milagros aparentes durante este período. Pero aunque vivían de manera tan tranquila en Betsaida, las extrañas acciones de Jesús habían sido comunicadas a Herodes Antipas, quien a su vez envió a unos espías para averiguar lo que estaba pasando. Pero Herodes estaba más preocupado por la predicación de Juan. Decidió no molestar a Jesús, cuya obra proseguía tan sosegadamente en Cafarnaúm.
137:7.5 (1534.4) Durante este tiempo de espera, Jesús se esforzó por enseñar a sus asociados la actitud que debían adoptar con respecto a los diversos grupos religiosos y partidos políticos de Palestina. Jesús siempre decía: «Tratamos de ganarlos a todos, pero no pertenecemos a ninguno de ellos.»
137:7.6 (1534.5) A los escribas y rabinos, en conjunto, se les llamaba fariseos. Ellos se denominaban a sí mismos los «asociados». Eran, en muchos aspectos, el grupo progresista entre todos los judíos, pues habían adoptado muchas enseñanzas que no figuraban claramente en las escrituras hebreas, como la creencia en la resurrección de los muertos, una doctrina que sólo había sido mencionada por Daniel, un profeta reciente.
137:7.7 (1534.6) Los saduceos estaban compuestos por el clero y ciertos judíos ricos. No daban tanta importancia a los detalles de la aplicación de la ley. Los fariseos y los saduceos eran en realidad partidos religiosos en lugar de sectas.
137:7.8 (1534.7) Los esenios eran una verdadera secta religiosa, que había nacido durante la revuelta de los Macabeos. En algunos aspectos, sus normas eran más exigentes que las de los fariseos. Habían adoptado muchas creencias y prácticas persas, vivían en hermandad en monasterios, practicaban el celibato y lo poseían todo en común. Se especializaban en las enseñanzas sobre los ángeles.
137:7.9 (1535.1) Los celotes eran un grupo de fervientes patriotas judíos. Sostenían que todos los métodos estaban justificados en la lucha para liberarse de la esclavitud del yugo romano.
137:7.10 (1535.2) Los herodianos eran un partido puramente político que abogaba por la emancipación del gobierno directo de Roma mediante la restauración de la dinastía de Herodes.
137:7.11 (1535.3) En el centro mismo de Palestina vivían los samaritanos, con quienes «los judíos no tenían relaciones», a pesar de que tenían muchos puntos de vista similares con las enseñanzas judías.
137:7.12 (1535.4) Todos estos partidos y sectas, incluyendo la pequeña hermandad nazarena, creían que el Mesías llegaría algún día. Todos esperaban a un libertador nacional. Pero Jesús fue muy preciso al aclarar que él y sus discípulos no se aliarían con ninguna de estas escuelas de pensamiento o de práctica. El Hijo del Hombre no debía ser ni un nazareno ni un esenio.
137:7.13 (1535.5) Aunque más adelante Jesús ordenó a los apóstoles que salieran, como había hecho Juan, a predicar el evangelio e instruir a los creyentes, hizo hincapié en la proclamación de la «buena nueva del reino de los cielos.» Inculcó incansablemente a sus asociados que debían «mostrar amor, compasión y simpatía.» Desde el principio enseñó a sus seguidores que el reino de los cielos era una experiencia espiritual que tenía que ver con la entronización de Dios en el corazón de los hombres.
137:7.14 (1535.6) Mientras que Jesús y los siete se demoraban así antes de lanzarse a su predicación pública activa, pasaban dos noches por semana en la sinagoga estudiando las escrituras hebreas. Años más tarde, después de intensos períodos de trabajo público, los apóstoles recordarían estos cuatro meses como los más preciosos y provechosos de toda su asociación con el Maestro. Jesús enseñó a estos hombres todo lo que podían asimilar. No cometió el error de enseñarles con exceso. No los precipitó en la confusión presentándoles una verdad que sobrepasara demasiado su capacidad de comprensión.
137:8.1 (1535.7) El sábado 22 de junio, poco antes de partir para su primera gira de predicación, y unos diez días después del arresto de Juan, Jesús ocupó el púlpito de la sinagoga por segunda vez desde que trajo a sus apóstoles a Cafarnaúm.
137:8.2 (1535.8) Unos días antes de predicar este sermón sobre «el Reino», mientras Jesús trabajaba en el astillero, Pedro le trajo la noticia del arresto de Juan. Jesús dejó sus herramientas una vez más, se quitó el delantal y le dijo a Pedro: «La hora del Padre ha llegado. Preparémonos para proclamar el evangelio del reino.»
137:8.3 (1535.9) Este martes 18 de junio del año 26 fue el último día que Jesús trabajó en un banco de carpintería. Pedro se precipitó fuera del taller, y hacia media tarde había reunido a todos sus compañeros; los dejó en un bosquecillo cercano a la costa, y fue en busca de Jesús. Pero no pudo encontrarlo, porque el Maestro había ido a otro bosquecillo para orar. No lo vieron hasta una hora avanzada de aquella noche, cuando regresó a la casa de Zebedeo y pidió de comer. Al día siguiente, envió a su hermano Santiago para que solicitara el privilegio de hablar en la sinagoga el sábado siguiente. El jefe de la sinagoga se alegró mucho de que Jesús estuviera dispuesto de nuevo a dirigir los oficios.
137:8.4 (1536.1) Antes de que Jesús predicara este memorable sermón sobre el reino de Dios, el primer esfuerzo con pretensiones de su carrera pública, leyó en las Escrituras los pasajes siguientes: «Seréis para mí un reino de sacerdotes, un pueblo santo. Yahvé es nuestro juez, Yahvé es nuestro legislador, Yahvé es nuestro rey; él nos salvará. Yahvé es mi rey y mi Dios. Él es un gran rey sobre toda la Tierra. La misericordia está sobre Israel en este reino. Bendita sea la gloria del Señor, porque él es nuestro Rey.»
137:8.5 (1536.2) Cuando terminó de leer, Jesús dijo:
137:8.6 (1536.3) «He venido para proclamar el establecimiento del reino del Padre. Este reino incluirá a las almas adoradoras de los judíos y de los gentiles, de los ricos y de los pobres, de los hombres libres y de los esclavos, porque mi Padre no hace acepción de personas; su amor y su misericordia son para todos.
137:8.7 (1536.4) «El Padre que está en los cielos envía su espíritu para que habite en la mente de los hombres, y cuando yo haya terminado mi obra en la Tierra, el Espíritu de la Verdad será igualmente derramado sobre todo el género humano. El espíritu de mi Padre y el Espíritu de la Verdad os establecerán en el reino venidero de comprensión espiritual y de rectitud divina. Mi reino no es de este mundo. El Hijo del Hombre no conducirá los ejércitos a la batalla para establecer un trono de poder o un reino de gloria terrenal. Cuando llegue mi reino, conoceréis al Hijo del Hombre como el Príncipe de la Paz, como la revelación del Padre eterno. Los hijos de este mundo luchan por establecer y ampliar los reinos de este mundo, pero mis discípulos entrarán en el reino de los cielos por medio de sus decisiones morales y de sus victorias espirituales; y una vez que hayan entrado, encontrarán la alegría, la rectitud y la vida eterna.
137:8.8 (1536.5) «Aquellos que intentan en primer lugar entrar en el reino, y empiezan así a esforzarse por conseguir una nobleza de carácter semejante a la de mi Padre, pronto poseerán todas las demás cosas que necesitan. Pero os lo digo con toda sinceridad: a menos que tratéis de entrar en el reino con la fe y la dependencia confiada de un niño pequeño, no seréis admitidos de ninguna manera.
137:8.9 (1536.6) «No os dejéis engañar por aquellos que vienen diciendo: el reino está aquí o el reino está allá, porque el reino de mi Padre no tiene nada que ver con las cosas visibles y materiales. Este reino ya se encuentra ahora entre vosotros, porque allí donde el espíritu de Dios enseña y dirige el alma del hombre, allí está en realidad el reino de los cielos. Y este reino de Dios es rectitud, paz y alegría en el Espíritu Santo.
137:8.10 (1536.7) «Juan os ha bautizado verdaderamente en señal de arrepentimiento y para la remisión de vuestros pecados, pero cuando entréis en el reino celestial, seréis bautizados con el Espíritu Santo.
137:8.11 (1536.8) «En el reino de mi Padre no habrá ni judíos ni gentiles, sino únicamente aquellos que buscan la perfección a través del servicio, porque declaro que aquel que quiera ser grande en el reino de mi Padre, deberá convertirse primero en el servidor de todos. Si estáis dispuestos a servir a vuestros semejantes, os sentaréis conmigo en mi reino, al igual que yo me sentaré dentro de poco con mi Padre en su reino por haber servido en la similitud de la criatura.
137:8.12 (1536.9) «Este nuevo reino es igual a una semilla que crece en la tierra fértil de un campo. No alcanza rápidamente su plena fructificación. Hay un intervalo de tiempo entre el establecimiento del reino en el alma del hombre y el momento en que el reino madura hasta su plena fructificación de rectitud perpetua y de salvación eterna.
137:8.13 (1536.10) «Este reino que os proclamo no es un reinado de poder y de abundancia. El reino de los cielos no es un asunto de comida y de bebida, sino más bien una vida de rectitud progresiva y de alegría creciente en el servicio cada vez más perfecto de mi Padre que está en los cielos. Porque ¿no ha dicho el Padre refiriéndose a sus hijos del mundo: ‘es mi voluntad que sean finalmente perfectos, como yo soy perfecto`?
137:8.14 (1537.1) «He venido a predicar la buena nueva del reino. No he venido a aumentar las cargas pesadas de los que quieran entrar en este reino. Proclamo un camino nuevo y mejor, y aquellos que sean capaces de entrar en el reino venidero disfrutarán del descanso divino. Todo lo que os cueste en cosas del mundo, cualquier precio que paguéis por entrar en el reino de los cielos, lo recibiréis multiplicado en alegría y en progreso espiritual en este mundo, y la vida eterna en la era por venir.
137:8.15 (1537.2) «La entrada en el reino del Padre no depende de los ejércitos en marcha, de los reinos derrocados de este mundo, ni de la ruptura del yugo de los cautivos. El reino de los cielos está cerca, y todos los que entren en él encontrarán una libertad abundante y una gozosa salvación.
137:8.16 (1537.3) «Este reino es un dominio perpetuo. Los que entren en el reino ascenderán hasta mi Padre; alcanzarán ciertamente la diestra de su gloria en el Paraíso. Todos los que entren en el reino de los cielos se convertirán en los hijos de Dios, y en la era venidera ascenderán hasta el Padre. No he venido a llamar a los supuestos justos, sino a los pecadores y a todos los que tienen hambre y sed de la rectitud de la perfección divina.
137:8.17 (1537.4) «Juan ha venido a predicar el arrepentimiento para prepararos para el reino; ahora vengo yo para proclamar que la fe, el regalo de Dios, es el precio para entrar en el reino de los cielos. Con que sólo creáis que mi Padre os ama con un amor infinito, ya estáis en el reino de Dios.»
137:8.18 (1537.5) Cuando terminó de hablar así, Jesús se sentó. Todos los que le oyeron se quedaron asombrados con sus palabras. Sus discípulos se maravillaron. Pero la gente no estaba preparada para recibir la buena nueva de labios de este Dios-hombre. Aproximadamente un tercio de sus oyentes creyó en el mensaje, aunque no pudieran comprenderlo por completo; otro tercio aproximadamente se preparó en su fuero interno para rechazar este concepto puramente espiritual del reino esperado, mientras que el tercio restante no pudo captar su enseñanza, y muchos de éstos creyeron sinceramente que «había perdido el juicio».
El libro de Urantia
Documento 138
138:0.1 (1538.1) DESPUÉS de predicar el sermón sobre «el Reino», Jesús reunió a los seis apóstoles aquella tarde y empezó a exponerles sus planes para visitar las ciudades situadas alrededor y en las proximidades del Mar de Galilea. Sus hermanos Santiago y Judá estaban muy molestos porque no habían sido llamados para participar en esta conferencia. Hasta ese momento se habían considerado como pertenecientes al círculo interno de los asociados de Jesús. Pero Jesús había decidido no tener parientes cercanos entre los miembros de este cuerpo de directores apostólicos del reino. El hecho de no incluir a Santiago y a Judá entre los pocos elegidos, así como su aparente alejamiento de su madre desde la experiencia de Caná, fue el punto de partida de un abismo cada vez más profundo entre Jesús y su familia. Esta situación continuó durante todo su ministerio público — los suyos llegaron casi a rechazarlo — y estas diferencias no desaparecieron por completo hasta después de su muerte y resurrección. Su madre oscilaba constantemente entre actitudes de fe y esperanza fluctuantes, y emociones crecientes de desilusión, humillación y desesperación. Sólo Rut, la más joven, permaneció inquebrantablemente fiel a su hermano-padre.
138:0.2 (1538.2) Hasta después de la resurrección, toda la familia de Jesús participó muy poco en su ministerio. Un profeta siempre recibe honores, excepto en su propia tierra, y siempre goza de una estima comprensiva, salvo en su propia familia.
138:1.1 (1538.3) Al día siguiente, el domingo 23 de junio del año 26, Jesús comunicó a los seis sus instrucciones finales. Les ordenó que salieran de dos en dos para enseñar la buena nueva del reino. Les prohibió que bautizaran y les aconsejó que no predicaran públicamente. Continuó explicándoles que más adelante les permitiría predicar en público, pero que durante una temporada, y por muchas razones, deseaba que adquirieran una experiencia práctica en el trato personal con sus semejantes. Jesús se proponía que su primera gira fuera enteramente de trabajo personal. Aunque esta declaración desilusionó un poco a los apóstoles, sin embargo percibieron, al menos en parte, la razón que tenía Jesús para empezar así la proclamación del reino, y se marcharon con buen ánimo y un entusiasmo confiado. Los envió por parejas: Santiago y Juan fueron a Jeresa, Andrés y Pedro a Cafarnaúm, mientras que Felipe y Natanael se dirigieron a Tariquea.
138:1.2 (1538.4) Antes de que empezaran estas dos primeras semanas de servicio, Jesús les anunció que deseaba ordenar a doce apóstoles para que continuaran el trabajo del reino después de su partida, y autorizó a cada uno de ellos para que escogiera, entre sus primeros conversos, a un hombre destinado a formar parte del cuerpo apostólico en proyecto. Juan tomó la palabra para preguntar: «Pero, Maestro, ¿esos seis hombres estarán entre nosotros y compartirán todas las cosas en igualdad con nosotros, que hemos estado contigo desde el Jordán y hemos escuchado todas tus enseñanzas de preparación para nuestro primer trabajo a favor del reino?» Y Jesús replicó: «Sí, Juan, los hombres que escojáis formarán uno solo con nosotros, y vosotros les enseñaréis todo lo relacionado con el reino, como yo os lo he enseñado.» Después de decirles esto, Jesús los dejó.
138:1.3 (1539.1) Los seis no se separaron para cumplir su misión hasta después de haber discutido largamente la orden de Jesús de que cada uno de ellos tenía que escoger a un nuevo apóstol. El dictamen de Andrés acabó por prevalecer, y se marcharon a sus tareas. Andrés dijo en esencia: «El Maestro tiene razón; somos demasiado pocos para abarcar este trabajo. Se necesitan más instructores, y el Maestro nos ha demostrado una gran confianza puesto que nos ha encargado la elección de estos seis nuevos apóstoles.» Aquella mañana, al separarse para cumplir con su trabajo, había un poquito de depresión oculta en el corazón de cada uno de ellos. Sabían que iban a echar de menos a Jesús, y además de su temor y de su timidez, ésta no era la manera en que habían imaginado que se inauguraría el reino de los cielos.
138:1.4 (1539.2) Se había dispuesto que los seis trabajarían dos semanas, después de lo cual regresarían al hogar de Zebedeo para tener una conferencia. Mientras tanto, Jesús fue a Nazaret para charlar con José, Simón y otros miembros de su familia que vivían en las inmediaciones. Para conservar la confianza y el afecto de su familia, Jesús hizo todo lo que era humanamente posible y compatible con su dedicación a hacer la voluntad de su Padre. En esta cuestión cumplió plenamente con su deber, e incluso más.
138:1.5 (1539.3) Mientras que los apóstoles realizaban esta misión, Jesús pensó mucho en Juan, que ahora estaba en la cárcel. Era una gran tentación utilizar sus poderes potenciales para liberarlo, pero una vez más se resignó a «servir la voluntad del Padre.»
138:2.1 (1539.4) Esta primera gira misionera de los seis fue todo un éxito. Todos descubrieron el gran valor del contacto directo y personal con los hombres. Volvieron a Jesús comprendiendo mucho mejor que, después de todo, la religión es pura y totalmente un asunto de experiencia personal. Empezaron a sentir hasta qué punto la gente del pueblo tenía hambre de oír palabras de consuelo religioso y de aliento espiritual. Cuando se reunieron alrededor de Jesús, todos quisieron hablar a la vez, pero Andrés asumió el mando y a medida que los fue llamando uno a uno, presentaron su informe oficial al Maestro y propusieron sus nombramientos para los seis nuevos apóstoles.
138:2.2 (1539.5) Después de que cada uno hubiera presentado al nuevo apóstol de su elección, Jesús pidió a todos los demás que votaran su nombramiento; y así, los seis nuevos apóstoles fueron debidamente aceptados, de manera unánime, por los seis primeros. Después, Jesús anunció que todos irían a visitar a estos candidatos para confirmarles el llamamiento al servicio.
138:2.3 (1539.6) Los apóstoles recién elegidos eran:
138:2.4 (1539.7) 1. Mateo Leví, el recaudador de derechos de aduana de Cafarnaúm, que tenía su oficina exactamente al este de la ciudad, cerca de los límites de Batanea. Había sido elegido por Andrés.
138:2.5 (1539.8) 2. Tomás Dídimo, pescador de Tariquea y en otro tiempo carpintero y albañil en Gadara. Había sido elegido por Felipe.
138:2.6 (1539.9) 3. Santiago Alfeo, pescador y agricultor de Jeresa, había sido elegido por Santiago Zebedeo.
138:2.7 (1539.10) 4. Judas Alfeo, el hermano gemelo de Santiago Alfeo, y también pescador, había sido elegido por Juan Zebedeo.
138:2.8 (1540.1) 5. Simón Celotes era un alto funcionario de la organización patriótica de los celotes, un puesto que abandonó para unirse a los apóstoles de Jesús. Antes de unirse a los celotes, Simón había sido comerciante. Fue elegido por Pedro.
138:2.9 (1540.2) 6. Judas Iscariote era el hijo único de unos padres judíos ricos que vivían en Jericó. Se había apegado a Juan el Bautista, y sus padres saduceos lo habían repudiado. Estaba buscando trabajo por estas regiones cuando lo encontraron los apóstoles de Jesús. Natanael lo invitó a unirse a sus filas, especialmente a causa de su experiencia financiera. Judas Iscariote era el único judeo entre los doce apóstoles.
138:2.10 (1540.3) Jesús pasó un día entero con los seis, respondiendo a sus preguntas y escuchando los detalles de sus informes, pues tenían muchas experiencias interesantes y provechosas que contar. Ahora percibían la sabiduría del plan del Maestro de enviarlos a trabajar de una manera tranquila y personal antes de lanzarse a unos esfuerzos públicos más ambiciosos.
138:3.1 (1540.4) Al día siguiente, Jesús y los seis fueron a ver a Mateo, el recaudador de aduanas. Mateo los estaba esperando; había saldado sus libros y se había preparado para traspasar los asuntos de su oficina a su hermano. Al acercarse a la oficina de peajes, Andrés se adelantó con Jesús, que miró de frente a Mateo y le dijo: «Sígueme.» Mateo se levantó y llevó a Jesús y a los apóstoles a su casa.
138:3.2 (1540.5) Mateo le habló a Jesús del banquete que había organizado para aquella noche, diciendo que deseaba al menos ofrecer esta cena a su familia y a sus amigos, si Jesús estaba de acuerdo y accedía a ser el invitado de honor. Jesús asintió con la cabeza. Entonces Pedro cogió a Mateo aparte y le explicó que había invitado a un tal Simón a unirse a los apóstoles, y se aseguró el consentimiento de Mateo para que Simón también fuera convidado a esta fiesta.
138:3.3 (1540.6) Después de almorzar a mediodía en la casa de Mateo, todos fueron con Pedro a visitar a Simón el Celote. Lo encontraron en su antigua oficina de negocios, que ahora dirigía su sobrino. Cuando Pedro condujo a Jesús hasta Simón, el Maestro saludó al ardiente patriota y sólo le dijo: «Sígueme.»
138:3.4 (1540.7) Todos regresaron a la casa de Mateo, donde hablaron mucho sobre política y religión hasta la hora de la cena. La familia Leví se dedicaba desde hacía mucho tiempo a los negocios y a la recaudación de impuestos; por ello, muchos de los convidados invitados por Mateo a este banquete habrían sido calificados de «publicanos y pecadores» por los fariseos.
138:3.5 (1540.8) En aquellos tiempos, cuando un banquete-recepción de este tipo se ofrecía a un individuo sobresaliente, todas las personas interesadas tenían la costumbre de merodear por la sala del banquete para ver comer a los convidados y escuchar la conversación y los discursos de los invitados de honor. Por consiguiente, la mayoría de los fariseos de Cafarnaúm se encontraban presentes en esta ocasión para observar la conducta de Jesús en esta reunión social poco común.
138:3.6 (1540.9) A medida que avanzaba la cena, la alegría de los convidados se elevó a alturas de fiesta; todos estaban pasando un rato tan espléndido que los espectadores fariseos empezaron a criticar a Jesús, en su fuero interno, por su participación en un acontecimiento tan frívolo y desenfadado. Más avanzada la noche, durante los discursos, uno de los fariseos más maliciosos llegó hasta el punto de criticar la conducta de Jesús delante de Pedro, diciendo: «Cómo te atreves a enseñar que este hombre es justo, cuando come con publicanos y pecadores, prestando así su presencia a estas escenas de abandono a los placeres.» Pedro le susurró esta crítica a Jesús antes de que éste pronunciara la bendición de despedida a todos los reunidos. Cuando Jesús empezó a hablar, dijo: «Al venir aquí esta noche para acoger a Mateo y a Simón en nuestra hermandad, me complace presenciar vuestra alegría y vuestro regocijo social, pero deberíais regocijaros aún más porque muchos de vosotros entraréis en el reino del espíritu por venir, donde disfrutaréis más abundantemente de las buenas cosas del reino de los cielos. A los que estáis entre nosotros, criticándome en vuestro fuero interno porque he venido aquí para divertirme con estos amigos, permitidme decir que he venido para proclamar la alegría a los oprimidos de la sociedad y la libertad espiritual a los cautivos morales. ¿Necesito recordaros que los que están sanos no necesitan al médico, sino más bien los que están enfermos? He venido, no para llamar a los justos, sino a los pecadores.»
138:3.7 (1541.1) En verdad era un extraño espectáculo para la sociedad judía el ver a un hombre de carácter recto y de sentimientos nobles, mezclarse de manera libre y alegre con la gente corriente, e incluso con una muchedumbre irreligiosa y amiga de los placeres, compuesta de publicanos y de supuestos pecadores. Simón Celotes deseaba dar un discurso en esta reunión en casa de Mateo, pero Andrés, sabiendo que Jesús no quería que el reino venidero se confundiera con el movimiento de los celotes, lo persuadió para que se abstuviera de hacer comentarios en público.
138:3.8 (1541.2) Jesús y los apóstoles pasaron la noche en casa de Mateo, y mientras la gente regresaba a sus hogares, sólo hablaban de una cosa: de la bondad y la amabilidad de Jesús.
138:4.1 (1541.3) Al día siguiente, los nueve fueron en barca hasta Jeresa para efectuar el llamamiento formal de los dos apóstoles siguientes, Santiago y Judas, los hijos gemelos de Alfeo, los candidatos propuestos por Santiago y Juan Zebedeo. Los gemelos pescadores contaban con la venida de Jesús y sus apóstoles, y por ello los estaban esperando en la orilla. Santiago Zebedeo presentó al Maestro a los pescadores de Jeresa; Jesús los miró fijamente, asintió con la cabeza y dijo: «Seguidme.»
138:4.2 (1541.4) Aquella tarde, que la pasaron juntos, Jesús los instruyó plenamente respecto a la asistencia a las reuniones festivas; concluyó sus comentarios diciendo: «Todos los hombres son mis hermanos. Mi Padre celestial no desprecia a ninguna de las criaturas que hemos hecho. El reino de los cielos está abierto a todos los hombres y a todas las mujeres. Nadie puede cerrar la puerta de la misericordia en la cara de un alma hambrienta que está intentando entrar. Nos sentaremos a comer con todos los que deseen oír hablar del reino. Cuando nuestro Padre celestial contempla a los hombres desde arriba, todos son iguales. Así pues, no os neguéis a partir el pan con un fariseo o un pecador, con un saduceo o un publicano, con un romano o un judío, con un rico o un pobre, con un hombre libre o un esclavo. La puerta del reino está abierta de par en par para todos los que deseen conocer la verdad y encontrar a Dios.»
138:4.3 (1541.5) Aquella noche, en una simple cena en la casa de Alfeo, los hermanos gemelos fueron recibidos en la familia apostólica. Más avanzada la noche, Jesús dio a sus apóstoles su primera lección sobre el origen, la naturaleza y el destino de los espíritus impuros, pero no pudieron comprender el sentido de lo que les decía. Les resultaba muy fácil amar y admirar a Jesús, pero muy difícil comprender muchas de sus enseñanzas.
138:4.4 (1542.1) Después de una noche de descanso, todo el grupo, ahora compuesto de once miembros, fue en barca hasta Tariquea.
138:5.1 (1542.2) Tomás el pescador y Judas el errante se encontraron con Jesús y los apóstoles en el desembarcadero de las barcas de pesca de Tariquea, y Tomás condujo al grupo hasta su casa cercana. Felipe presentó entonces a Tomás como su candidato para el apostolado y Natanael presentó a Judas Iscariote, el judeo, para un honor similar. Jesús miró a Tomás y le dijo: «Tomás, te falta fe; sin embargo, te recibo. Sígueme.» A Judas Iscariote, el Maestro le dijo: «Judas, todos somos de la misma carne, y al recibirte entre nosotros, ruego porque seas siempre leal con tus hermanos galileos. Sígueme.»
138:5.2 (1542.3) Una vez que hubieron descansado, Jesús se llevó a los doce durante un rato a un lugar apartado, para orar con ellos y para instruirlos sobre la naturaleza y el trabajo del Espíritu Santo; pero de nuevo no lograron comprender plenamente el significado de las maravillosas verdades que el Maestro se esforzaba por enseñarles. Uno captaba un detalle y su vecino comprendía otro, pero ninguno conseguía abarcar el conjunto de su enseñanza. Siempre cometían el error de intentar adaptar el nuevo evangelio de Jesús a sus viejas formas de creencia religiosa. No podían captar la idea de que Jesús había venido para proclamar un nuevo evangelio de salvación y para establecer una nueva manera de encontrar a Dios; no percibían que él era una nueva revelación del Padre celestial.
138:5.3 (1542.4) Al día siguiente, Jesús dejó completamente solos a sus doce apóstoles; quería que se conocieran y deseaba que estuvieran a solas para que comentaran lo que les había enseñado. El Maestro regresó para la cena, y durante la sobremesa les habló del ministerio de los serafines, y algunos de los apóstoles comprendieron su enseñanza. Descansaron esa noche y al día siguiente partieron en barca para Cafarnaúm.
138:5.4 (1542.5) Zebedeo y Salomé se habían ido a vivir con su hijo David, para que su amplia casa pudiera estar a la disposición de Jesús y de sus doce apóstoles. Jesús pasó aquí un sábado tranquilo con sus mensajeros escogidos; les describió cuidadosamente los planes para proclamar el reino y les explicó plenamente la importancia de evitar todo conflicto con las autoridades civiles, diciendo: «Si es necesario censurar a los gobernantes civiles, dejadme a mí esa tarea. Procurad no hacer acusaciones contra el César o sus servidores.» Fue esta misma noche cuando Judas Iscariote llevó a Jesús aparte para preguntarle por qué no se hacía nada para sacar a Juan de la cárcel. Y Judas no se quedó totalmente satisfecho con la actitud de Jesús.
138:6.1 (1542.6) La semana siguiente fue consagrada a un programa de intensa formación. Cada día, los seis nuevos apóstoles se ponían en manos de quienes los habían propuesto respectivamente para efectuar un repaso completo de todo lo que habían aprendido y experimentado como preparación para el trabajo del reino. Los primeros apóstoles analizaban cuidadosamente, en beneficio de los seis más nuevos, las enseñanzas dadas por Jesús hasta ese momento. Por la noche, todos se reunían en el jardín de Zebedeo para recibir la instrucción de Jesús.
138:6.2 (1542.7) Fue en esta época cuando Jesús estableció un día de fiesta a mitad de la semana para descansar y divertirse. Y continuaron con este programa de relajarse un día por semana durante el resto de la vida material del Maestro. Por regla general, el miércoles nunca realizaban sus actividades regulares. En este día de fiesta semanal, Jesús tenía la costumbre de dejarlos solos, diciendo: «Hijos míos, coged un día de asueto. Descansad de las arduas tareas del reino y disfrutad del alivio que procura el volver a vuestras antiguas vocaciones o el descubrir nuevos tipos de actividades recreativas.» Durante este período de su vida terrestre, Jesús no necesitaba realmente este día de descanso, pero se amoldó a este plan porque sabía que era mejor para sus asociados humanos. Jesús era el instructor — el Maestro; sus compañeros eran sus alumnos — sus discípulos.
138:6.3 (1543.1) Jesús se esforzó por aclarar a sus apóstoles la diferencia entre sus enseñanzas y su vida entre ellos, y las enseñanzas que podrían surgir posteriormente acerca de él. Jesús les dijo: «Mi reino y el evangelio relacionado con él serán lo esencial de vuestro mensaje. No os desviéis del tema predicando sobre mí y sobre mis enseñanzas. Proclamad el evangelio del reino y describid mi revelación del Padre celestial, pero no os extraviéis por las sendas descarriadas de crear leyendas y de construir un culto relacionados con creencias y enseñanzas acerca de mis creencias y enseñanzas.» Pero, de nuevo, no comprendieron por qué hablaba así, y ninguno se atrevió a preguntar por qué les enseñaba de esta manera.
138:6.4 (1543.2) En estas primeras enseñanzas, Jesús trató de evitar en lo posible las controversias con sus apóstoles, salvo aquellas que implicaban conceptos erróneos sobre su Padre que está en el cielo. En todas estas cuestiones, nunca dudaba en corregir las creencias erróneas. Había una sola motivación en la vida de Jesús en Urantia después de su bautismo, y era efectuar una revelación mejor y más verdadera de su Padre Paradisiaco; él era el pionero del camino nuevo y mejor hacia Dios, el camino de la fe y del amor. Su exhortación a los apóstoles era siempre: «Buscad a los pecadores; encontrad a los abatidos y confortad a los que están llenos de preocupaciones.»
138:6.5 (1543.3) Jesús captaba perfectamente la situación. Poseía un poder ilimitado que podía haber sido utilizado para impulsar su misión, pero estaba plenamente satisfecho con unos medios y unas personalidades que la mayoría de la gente hubiera calificado de inadecuados y los habría estimado como insignificantes. Estaba embarcado en una misión con enormes posibilidades dramáticas, pero insistió en dedicarse a los asuntos de su Padre de la manera más discreta y menos espectacular; evitó cuidadosamente toda exhibición de poder. Ahora se proponía trabajar tranquilamente con sus doce apóstoles, al menos durante varios meses, en las proximidades del Mar de Galilea.
138:7.1 (1543.4) Jesús había proyectado una tranquila campaña misionera de cinco meses de trabajo personal. No había dicho a los apóstoles cuánto tiempo iba a durar; trabajaban de semana en semana. Al principio de este primer día de la semana, precisamente cuando estaba a punto de anunciar este plan a sus doce apóstoles, Simón Pedro, Santiago Zebedeo y Judas Iscariote vinieron para hablarle en privado. Llevando aparte a Jesús, Pedro se atrevió a decir: «Maestro, venimos a petición de nuestros compañeros para preguntar si no es ya el momento adecuado para entrar en el reino. ¿Vas a proclamar el reino en Cafarnaúm o nos trasladaremos a Jerusalén? Y cuándo sabremos, cada uno de nosotros, los puestos que vamos a ocupar contigo en el establecimiento del reino...» Y Pedro hubiera continuado haciendo otras preguntas, pero Jesús levantó una mano amonestadora y lo interrumpió. Haciendo señas a los otros apóstoles, que se hallaban cerca, para que se unieran a ellos, Jesús les dijo: «Hijos míos, ¡cuánto tiempo seré indulgente con vosotros! ¿No os he aclarado que mi reino no es de este mundo? Os he dicho muchas veces que no he venido para sentarme en el trono de David; entonces, ¿cómo es que me preguntáis cuál es el lugar que ocupará cada uno de vosotros en el reino del Padre? ¿No podéis percibir que os he llamado como embajadores de un reino espiritual? ¿No comprendéis que pronto, muy pronto, vais a representarme en el mundo y en la proclamación del reino, como yo represento ahora a mi Padre que está en los cielos? ¿Es posible que os haya elegido e instruido como mensajeros del reino, y que sin embargo no comprendáis la naturaleza y la trascendencia de este reino venidero de supremacía divina en el corazón de los hombres? Amigos míos, escuchadme una vez más. Desterrad de vuestra mente la idea de que mi reino es un gobierno de poder o un reinado de gloria. En verdad, todos los poderes en el cielo y en la Tierra pronto serán puestos entre mis manos, pero no es voluntad del Padre que utilicemos esta dotación divina para glorificarnos durante esta era. En otra era, os sentaréis verdaderamente conmigo en poder y en gloria, pero ahora es nuestro deber someternos a la voluntad del Padre y obedecer humildemente saliendo a ejecutar su mandato en la Tierra.»
138:7.2 (1544.1) Una vez más, sus compañeros se quedaron horrorizados, atónitos. Jesús los envió de dos en dos para orar, pidiéndoles que regresaran a verlo al mediodía. En esta mañana decisiva, cada uno de ellos trató de encontrar a Dios, y cada uno se esforzó por animar y fortalecer al otro; luego volvieron para ver a Jesús tal como éste les había ordenado.
138:7.3 (1544.2) Jesús les contó entonces la venida de Juan, el bautismo en el Jordán, la fiesta nupcial de Caná, la reciente elección de los seis y la separación de sus propios hermanos carnales. Les advirtió que el enemigo del reino trataría también de separarlos. Después de esta conversación breve pero seria, todos los apóstoles se levantaron, bajo la dirección de Pedro, para declarar su devoción imperecedera a su Maestro y prometer su lealtad inconmovible al reino, según palabras de Tomás, «a ese reino por venir, sea lo que sea, y aunque no lo comprenda por completo.» Todos creían en Jesús sinceramente, aunque no comprendieran plenamente su enseñanza.
138:7.4 (1544.3) Jesús les preguntó entonces cuánto dinero tenían entre todos; también se interesó por las medidas qué habían tomado para mantener a sus familias. Cuando se vio que apenas tenían fondos suficientes para mantenerse durante dos semanas, Jesús dijo: «No es la voluntad de mi Padre que empecemos a trabajar en estas condiciones. Nos quedaremos aquí dos semanas junto al mar para pescar o hacer cualquier cosa que encontremos; mientras tanto, bajo la dirección de Andrés, el primer apóstol elegido, os organizaréis de tal manera que podáis disponer de todo lo necesario para vuestro futuro trabajo, tanto en el ministerio personal actual como cuando os ordene posteriormente predicar el evangelio e instruir a los creyentes.» Todos se alegraron mucho con estas palabras; ésta era la primera indicación clara y positiva que tenían de que Jesús proyectaba emprender en el futuro unos esfuerzos públicos más dinámicos y pretenciosos.
138:7.5 (1544.4) Los apóstoles pasaron el resto del día perfeccionando su organización y preparando las barcas y las redes para salir a pescar al día siguiente, pues todos habían decidido que se dedicarían a la pesca; la mayoría de ellos habían sido pescadores, y el mismo Jesús era un barquero y un pescador experto. Muchas de las barcas que utilizaron en los pocos años siguientes habían sido construidas por Jesús con sus propias manos. Y eran unas barcas buenas y dignas de confianza.
138:7.6 (1544.5) Jesús les encargó que se consagraran a la pesca durante dos semanas, añadiendo: «Y luego partiréis para convertiros en pescadores de hombres.» Pescaron en tres grupos, y Jesús salía cada noche con un grupo diferente. ¡Cuánto disfrutaban todos con la compañía de Jesús! Era un buen pescador, un compañero alegre y un amigo inspirador; cuanto más trabajaban con él, más lo amaban. Mateo dijo un día: «Cuanto más se comprende a alguna gente, menos se les admira; pero con este hombre, cuanto menos lo comprendo, más lo amo.»
138:7.7 (1545.1) Este plan de pescar dos semanas y de salir dos semanas a hacer un trabajo personal a favor del reino lo efectuaron durante más de cinco meses hasta el final de este año 26, hasta después de que cesaran las persecuciones especialmente dirigidas contra los discípulos de Juan tras el arresto de éste.
138:8.1 (1545.2) Después de vender las capturas de la pesca de dos semanas, Judas Iscariote, que había sido elegido como tesorero de los doce, dividió los fondos apostólicos en seis partes iguales, una vez deducidos los fondos para el cuidado de las familias que dependían de los apóstoles. Luego, hacia mediados de agosto del año 26, se marcharon de dos en dos a las campañas de trabajo asignadas por Andrés. Las dos primeras semanas Jesús salió con Andrés y Pedro, las dos segundas con Santiago y Juan, y así sucesivamente con las otras parejas en el orden en que habían sido escogidos. De esta manera pudo salir al menos una vez con cada pareja, antes de reunirlos para empezar su ministerio público.
138:8.2 (1545.3) Jesús les enseñó a predicar el perdón de los pecados mediante la fe en Dios, sin penitencias ni sacrificios, y que el Padre que está en los cielos ama a todos sus hijos con el mismo amor eterno. Ordenó a sus apóstoles que se abstuvieran de discutir sobre:
138:8.3 (1545.4) 1. El trabajo y el encarcelamiento de Juan el Bautista.
138:8.4 (1545.5) 2. La voz que se escuchó en su bautismo. Jesús dijo: «Sólo aquellos que oyeron la voz pueden referirse a ella. Proclamad solamente las cosas que me habéis oído decir; no habléis por rumores.»
138:8.5 (1545.6) 3. La transformación del agua en vino, en Caná. Jesús les encomendó seriamente: «No le contéis a nadie lo del agua y el vino.»
138:8.6 (1545.7) Pasaron momentos maravillosos a lo largo de estos cinco o seis meses, durante los cuales trabajaron como pescadores cada dos semanas alternativas, ganando así el dinero suficiente como para mantenerse en campaña las dos semanas siguientes de trabajo misionero para el reino.
138:8.7 (1545.8) La gente corriente se maravillaba con las enseñanzas y el ministerio de Jesús y sus apóstoles. Los rabinos habían enseñado durante mucho tiempo a los judíos que los ignorantes no podían ser ni piadosos ni justos. Pero los apóstoles de Jesús eran piadosos y justos, y sin embargo ignoraban alegremente una gran parte de la erudición de los rabinos y de la sabiduría del mundo.
138:8.8 (1545.9) Jesús explicó claramente a sus apóstoles la diferencia entre el arrepentimiento mediante las supuestas buenas obras, como enseñaban los judíos, y el cambio mental por la fe — el nuevo nacimiento — que él exigía como precio de admisión en el reino. Enseñó a sus apóstoles que la fe era el único requisito para entrar en el reino del Padre. Juan les había enseñado el «arrepentimiento — a huir de la ira venidera.» Jesús enseñaba que «la fe es la puerta abierta para entrar en el amor presente, perfecto y eterno de Dios.» Jesús no hablaba como un profeta, como alguien que viene a proclamar la palabra de Dios. Parecía hablar de sí mismo como alguien que tiene autoridad. Jesús trataba de desviar sus mentes de la búsqueda de milagros hacia el descubrimiento de una experiencia auténtica y personal en la satisfacción y la seguridad de que el espíritu de amor y de gracia salvadora de Dios residía en ellos.
138:8.9 (1545.10) Los discípulos aprendieron muy pronto que el Maestro tenía un profundo respeto y una consideración compasiva por cada ser humano con quien se encontraba, y estaban enormemente impresionados por esta consideración uniforme e invariable que concedía de manera permanente a toda clase de hombres, mujeres y niños. Se detenía a la mitad de un profundo discurso para salir a la carretera y decirle unas palabras de aliento a una mujer que pasaba cargada con el peso de su cuerpo y de su alma. Interrumpía una importante conferencia con sus apóstoles para fraternizar con un niño inoportuno. Nada parecía nunca tan importante para Jesús como el ser humano individual que se encontraba por casualidad en su presencia inmediata. Era maestro e instructor, pero era aún más — era también un amigo y un vecino, un compañero comprensivo.
138:8.10 (1546.1) Aunque la enseñanza pública de Jesús consistía principalmente en parábolas y en discursos breves, instruía invariablemente a sus apóstoles mediante preguntas y respuestas. Durante sus discursos públicos posteriores, siempre se interrumpía para responder a las preguntas sinceras.
138:8.11 (1546.2) Al principio los apóstoles se escandalizaron por la manera en que Jesús trataba a las mujeres, pero pronto se acostumbraron; les explicó muy claramente que, en el reino, había que conceder a las mujeres los mismos derechos que a los hombres.
138:9.1 (1546.3) Este período un poco monótono en el que se alternaba la pesca con el trabajo personal resultó ser una experiencia agotadora para los doce apóstoles, pero soportaron la prueba. A pesar de todas sus quejas, dudas y descontentos pasajeros, permanecieron fieles a su promesa de devoción y de lealtad al Maestro. Su asociación personal con Jesús durante estos meses de prueba les hizo quererle tanto, que todos (salvo Judas Iscariote) permanecieran leales y fieles a su persona incluso en las horas sombrías del juicio y la crucifixión. Unos hombres auténticos sencillamente no podían abandonar de verdad a un educador venerado que había vivido tan cerca de ellos y que tanto se había consagrado a ellos como lo hizo Jesús. Durante las horas sombrías de la muerte del Maestro, toda razón, todo juicio y toda lógica se anularon en el corazón de estos apóstoles, para dar paso a una sola emoción humana extraordinaria — el sentimiento supremo de amistad y de fidelidad. Estos cinco meses de trabajo con Jesús indujeron a estos apóstoles, a cada uno de ellos, a considerarlo como el mejor amigo que tenían en el mundo. Fue este sentimiento humano, y no sus enseñanzas grandiosas o sus actos maravillosos, lo que los mantuvo unidos hasta después de la resurrección y de la reanudación de la proclamación del evangelio del reino.
138:9.2 (1546.4) Estos meses de trabajo apacible no solamente fueron una gran prueba para los apóstoles, a la cual sobrevivieron, sino que esta temporada de inactividad pública fue una gran prueba para la familia de Jesús. Hacia la época en que Jesús estuvo preparado para empezar su obra pública, toda su familia (excepto Rut) prácticamente lo había abandonado. Sólo trataron de ponerse en contacto con él en pocas ocasiones posteriores, y fue para persuadirlo de que regresara con ellos al hogar, pues casi habían llegado a creer que estaba fuera de sí. Eran sencillamente incapaces de sondear su filosofía o de captar su enseñanza; todo esto era demasiado para los de su propia carne y sangre.
138:9.3 (1546.5) Los apóstoles continuaron su trabajo personal en Cafarnaúm, Betsaida-Julias, Corazín, Gérasa, Hipos, Magdala, Caná, Belén de Galilea, Jotapata, Ramá, Safed, Giscala, Gadara y Abila. Además de estas ciudades, trabajaron en muchos pueblos así como en el campo. Hacia el final de este período, los doce habían elaborado unos planes bastante satisfactorios para cuidar de sus familias respectivas. La mayoría de los apóstoles estaban casados, y algunos tenían varios hijos, pero habían tomado tales medidas para el sostén de sus hogares que, con un poco de ayuda de los fondos apostólicos, podían consagrar todas sus energías a la obra del Maestro sin tener que preocuparse por el bienestar financiero de sus familias.
138:10.1 (1547.1) Los apóstoles se organizaron muy pronto de la manera siguiente:
138:10.2 (1547.2) 1. Andrés, el primer apóstol elegido, fue nombrado presidente y director general de los doce.
138:10.3 (1547.3) 2. Pedro, Santiago y Juan fueron nombrados compañeros personales de Jesús. Tenían que atenderlo día y noche, cuidar de sus necesidades materiales y diversas, y acompañarlo en las vigilias nocturnas de oración y de comunión misteriosa con el Padre celestial.
138:10.4 (1547.4) 3. A Felipe lo hicieron administrador del grupo. Tenía el deber de proporcionar los alimentos y de vigilar que los visitantes, y a veces incluso las multitudes de oyentes, tuvieran algo que comer.
138:10.5 (1547.5) 4. Natanael velaba por las necesidades de las familias de los doce. Recibía informes regulares sobre las demandas de la familia de cada apóstol, y cada semana enviaba fondos a quienes los necesitaban, después de pedirlos a Judas.
138:10.6 (1547.6) 5. Mateo era el agente fiscal del cuerpo apostólico. Tenía el deber de vigilar que el presupuesto estuviera equilibrado y que la tesorería estuviera abastecida. Si no había fondos disponibles para el sostén mutuo, si no se recibían donaciones suficientes para mantener al grupo, Mateo tenía la autoridad de ordenar a los doce que regresaran a sus redes durante cierto tiempo. Pero nunca fue necesario hacerlo después de que empezaron su trabajo público; siempre tenía suficientes fondos en la tesorería para financiar sus actividades.
138:10.7 (1547.7) 6. Tomás era el encargado del itinerario. A él le incumbía planear el alojamiento y, de una manera general, seleccionar los lugares para la enseñanza y la predicación, asegurando así un programa de viajes sin variaciones ni contratiempos.
138:10.8 (1547.8) 7. Santiago y Judas, los hijos gemelos de Alfeo, fueron designados para dirigir a las multitudes. Tenían la tarea de delegar en un número suficiente de acomodadores asistentes que les permitieran mantener el orden entre las masas durante la predicación.
138:10.9 (1547.9) 8. A Simón Celotes se le encargó de los entretenimientos y de la diversión. Preparaba los programas de los miércoles y también trataba de proporcionar cada día unas horas de distracción y diversión.
138:10.10 (1547.10) 9. Judas Iscariote fue nombrado tesorero. Llevaba la bolsa, pagaba todos los gastos y llevaba los libros de la contabilidad. Cada semana hacía un proyecto de presupuesto para Mateo y también presentaba sus informes semanales a Andrés. Judas desembolsaba los fondos con la autorización de Andrés.
138:10.11 (1547.11) Los doce funcionaron de esta forma desde su organización primitiva hasta el momento en que tuvieron necesidad de reorganizarse debido a la deserción de Judas, el traidor. El Maestro y sus discípulos-apóstoles continuaron viviendo de esta manera sencilla hasta el domingo 12 de enero del año 27, día en que los reunió y los ordenó formalmente como embajadores del reino y predicadores de su buena nueva. Inmediatamente después de esto, se prepararon para salir hacia Jerusalén y Judea en su primera gira de predicación pública.
El libro de Urantia
Documento 139
139:0.1 (1548.1) UN testimonio elocuente del encanto y la rectitud de la vida terrestre de Jesús es el siguiente: aunque a menudo hizo pedazos las esperanzas de sus apóstoles y destrozó cada una de sus ambiciones de elevación personal, sólo uno de ellos lo abandonó.
139:0.2 (1548.2) Los apóstoles aprendieron de Jesús sobre el reino de los cielos, y Jesús aprendió mucho de ellos sobre el reino de los hombres, sobre cómo vive la naturaleza humana en Urantia y en los otros mundos evolutivos del tiempo y del espacio. Estos doce hombres representaban muchos tipos diferentes de temperamentos humanos, y la instrucción recibida no los había hecho semejantes. Muchos de estos pescadores galileos tenían una fuerte proporción de sangre gentil a consecuencia de la conversión forzosa de la población no judía de Galilea cien años antes.
139:0.3 (1548.3) No cometáis el error de considerar a los apóstoles como totalmente ignorantes e incultos. Todos, salvo los gemelos Alfeo, se habían graduado en las escuelas de la sinagoga, habiendo sido educados a fondo en las escrituras hebreas y en gran parte de los conocimientos corrientes de aquella época. Siete de ellos se habían graduado en las escuelas de la sinagoga de Cafarnaúm, y no existían mejores escuelas judías en toda Galilea.
139:0.4 (1548.4) Cuando vuestros escritos califican a estos mensajeros del reino de «ignorantes e iletrados», tenían la intención de transmitir la idea de que se trataba de laicos no instruidos en la ciencia de los rabinos, ni educados en los métodos de interpretación rabínica de las Escrituras. Carecían de la llamada educación superior. En los tiempos modernos se les consideraría seguramente como ineducados, e incluso en algunos círculos sociales como incultos. Una cosa es segura: no todos habían pasado por el mismo programa educativo rígido y estereotipado. Desde la adolescencia en adelante, habían disfrutado de experiencias diferentes en el aprendizaje de la vida.
139:1.1 (1548.5) Andrés, el presidente del cuerpo apostólico del reino, nació en Cafarnaúm. Era el hijo mayor de una familia de cinco: él mismo, su hermano Simón y tres hermanas. Su padre, ya fallecido, había sido socio de Zebedeo en un negocio de desecación de pescado en Betsaida, el puerto pesquero de Cafarnaúm. Cuando se convirtió en apóstol, Andrés era soltero pero vivía en casa de su hermano casado, Simón Pedro. Ambos eran pescadores y socios de Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo.
139:1.2 (1548.6) Cuando fue elegido como apóstol en el año 26, Andrés tenía 33 años, un año completo más que Jesús, y era el mayor de los apóstoles. Provenía de una excelente línea de antepasados y era el más capaz de los doce. A excepción de la oratoria, era igual a sus compañeros en casi todas las aptitudes imaginables. Jesús nunca le puso a Andrés un apodo, una designación fraternal. Pero al igual que los apóstoles pronto empezaron a llamar Maestro a Jesús, también designaron a Andrés con un nombre que equivalía a Jefe.
139:1.3 (1549.1) Andrés era un buen organizador y un administrador aún mejor. Era uno de los cuatro apóstoles que formaban parte del círculo íntimo, pero al ser nombrado por Jesús como jefe del grupo apostólico, tenía que permanecer en su puesto con sus hermanos mientras que los otros tres disfrutaban de una comunión muy estrecha con el Maestro. Andrés siguió siendo el decano del cuerpo apostólico hasta el final.
139:1.4 (1549.2) Aunque Andrés no fue nunca un predicador eficaz, era un trabajador personal eficiente; era el misionero pionero del reino, en el sentido de que al ser el primer apóstol elegido, llevó inmediatamente ante Jesús a su hermano Simón, el cual se convirtió posteriormente en uno de los mejores predicadores del reino. Andrés fue el defensor principal de la política de Jesús consistente en utilizar el programa del trabajo personal como medio de educar a los doce como mensajeros del reino.
139:1.5 (1549.3) Si Jesús enseñaba a los apóstoles en privado o predicaba a las multitudes, Andrés conocía generalmente lo que estaba ocurriendo; era un ejecutivo inteligente y un administrador eficaz. Tomaba decisiones inmediatas en todos los asuntos que le comunicaban, salvo cuando estimaba que el problema sobrepasaba el ámbito de su autoridad, en cuyo caso lo consultaba directamente a Jesús.
139:1.6 (1549.4) Andrés y Pedro tenían un carácter y un temperamento muy distintos, pero hay que indicar eternamente en su favor que se llevaban maravillosamente bien. Andrés nunca tuvo celos de la capacidad oratoria de Pedro. Pocas veces se verá a un hombre de más edad del tipo de Andrés ejercer una influencia tan profunda sobre un hermano más joven y talentoso. Andrés y Pedro nunca parecían estar celosos, en lo más mínimo, de las aptitudes o de los éxitos del otro. Avanzada la noche del día de Pentecostés, cuando dos mil almas fueron añadidas al reino a causa principalmente de la predicación enérgica e inspiradora de Pedro, Andrés le dijo a su hermano: «Yo no podría haberlo hecho, pero estoy contento de tener un hermano que sí puede hacerlo.» A lo cual Pedro respondió: «Si tú no me hubieras traído hasta el Maestro, y sin tu perseverancia para mantenerme a su lado, yo no hubiera estado aquí para hacerlo.» Andrés y Pedro eran las excepciones a la regla, una prueba de que incluso los hermanos pueden convivir pacíficamente y trabajar juntos con eficacia.
139:1.7 (1549.5) Después de Pentecostés, Pedro fue famoso, pero a Andrés el mayor nunca le irritó pasar el resto de su vida siendo presentado como «el hermano de Simón Pedro».
139:1.8 (1549.6) De todos los apóstoles, Andrés era el que mejor juzgaba a los hombres. Sabía que en el corazón de Judas Iscariote se estaban fraguando problemas antes de que ninguno de los otros sospechara que algo iba mal en el tesorero; pero no le habló a nadie de sus temores. El gran servicio que Andrés hizo por el reino consistió en aconsejar a Pedro, Santiago y Juan sobre la elección de los primeros misioneros que se enviaron para proclamar el evangelio, y también en asesorar a estos primeros dirigentes sobre la organización de los asuntos administrativos del reino. Andrés tenía un don especial para descubrir los recursos ocultos y los talentos latentes de los jóvenes.
139:1.9 (1549.7) Poco después de la ascensión de Jesús a las alturas, Andrés empezó a escribir un relato personal de muchos de los dichos y hechos de su difunto Maestro. Después de la muerte de Andrés se hicieron otras copias de este relato privado, que circularon libremente entre los primeros educadores de la iglesia cristiana. Estas notas provisionales de Andrés fueron posteriormente corregidas, enmendadas, alteradas y aumentadas hasta convertirse en una narración bastante consecutiva de la vida del Maestro en la Tierra. La última de estas pocas copias alteradas y enmendadas fue destruida por el fuego en Alejandría, unos cien años después de que el original hubiera sido escrito por el primer elegido de los doce apóstoles.
139:1.10 (1550.1) Andrés era un hombre de perspicacia clara, de pensamiento lógico y de decisión firme; la gran fuerza de su carácter residía en su magnífica estabilidad. La desventaja de su temperamento era su falta de entusiasmo; muchas veces omitía animar a sus compañeros con alabanzas juiciosas. Esta reticencia a elogiar las habilidades meritorias de sus amigos provenía de su odio por la adulación y la hipocresía. Andrés era uno de esos hombres de empresas modestas, experto, de humor estable, que se ha formado por su propio esfuerzo y que consigue el éxito.
139:1.11 (1550.2) Todos los apóstoles amaban a Jesús, pero es verdad que cada uno de los doce se sentía atraído por él debido a una característica determinada de su personalidad que ejercía una atracción especial sobre ese apóstol en particular. Andrés admiraba a Jesús a causa de su constante sinceridad, de su dignidad sin afectación. Una vez que los hombres conocían a Jesús, sentían la necesidad de compartirlo con sus amigos; deseaban realmente que todo el mundo lo conociera.
139:1.12 (1550.3) Cuando las persecuciones posteriores dispersaron finalmente a los apóstoles fuera de Jerusalén, Andrés viajó por Armenia, Asia Menor y Macedonia; después de atraer a miles de almas al reino, fue finalmente detenido y crucificado en Patras, en Acaya. Este hombre robusto pasó dos días completos en la cruz antes de expirar, y durante estas horas trágicas continuó proclamando eficazmente la buena nueva de la salvación del reino de los cielos.
139:2.1 (1550.4) Simón tenía treinta años cuando se unió a los apóstoles. Estaba casado, tenía tres hijos y vivía en Betsaida, cerca de Cafarnaúm. Su hermano Andrés y la madre de su mujer vivían con él. Tanto Pedro como Andrés estaban asociados en la pesca con los hijos de Zebedeo.
139:2.2 (1550.5) El Maestro conocía a Simón desde hacía algún tiempo, antes de que Andrés lo presentara como segundo apóstol. Cuando Jesús le dio a Simón el nombre de Pedro, lo hizo con una sonrisa; iba a ser una especie de apodo. Simón era bien conocido entre todos sus amigos como un tipo imprevisible e impulsivo. Es verdad que, más tarde, Jesús concedió una importancia nueva y significativa a este apodo dado a la ligera.
139:2.3 (1550.6) Simón Pedro era un hombre impulsivo, un optimista. Había crecido permitiéndose expresar libremente sus fuertes sentimientos; se metía constantemente en dificultades porque persistía en hablar sin reflexionar. Esta especie de atolondramiento también causaba problemas incesantes a todos sus amigos y asociados, y fue la causa de las numerosas reprimendas suaves que recibió de su Maestro. La única razón que impidió a Pedro meterse en más problemas por motivo de sus palabras irreflexivas fue que aprendió muy pronto a contarle a su hermano Andrés muchos de sus planes y proyectos, antes de aventurarse a proponerlos en público.
139:2.4 (1550.7) Pedro era un orador desenvuelto, elocuente y teatral. Era también un conductor de hombres nato e inspirador, un pensador rápido pero no un razonador profundo. Hacía muchas preguntas, más que todos los apóstoles juntos, y aunque la mayoría de ellas eran buenas y pertinentes, muchas eran irreflexivas y tontas. Pedro no tenía una mente profunda, pero conocía su mente bastante bien. Por lo tanto, era un hombre de decisión rápida y de acción repentina. Mientras que los demás hablaban asombrados al ver a Jesús en la playa, Pedro saltó al agua y nadó hacia la tierra para reunirse con el Maestro.
139:2.5 (1551.1) La característica que Pedro más admiraba de Jesús era su ternura suprema. Pedro nunca se cansaba de contemplar la indulgencia de Jesús. Nunca olvidó la lección de perdonar a los malhechores no solamente siete veces, sino setenta veces más siete. Reflexionó mucho sobre estas marcas del carácter misericordioso del Maestro durante los días sombríos y tristes que siguieron a su negación irreflexiva y no deliberada de Jesús en el patio del sumo sacerdote.
139:2.6 (1551.2) Simón Pedro vacilaba de manera angustiosa; pasaba repentinamente de un extremo al otro. Primero se negó a que Jesús le lavara los pies, y luego, al escuchar la réplica del Maestro, le rogó que le lavara todo el cuerpo. Después de todo, Jesús sabía que las faltas de Pedro provenían de la cabeza y no del corazón. Pedro representaba una de las combinaciones más inexplicables de coraje y cobardía que se hayan visto nunca sobre la Tierra. La gran fuerza de su carácter era la lealtad, la amistad. Pedro amaba real y sinceramente a Jesús, y sin embargo, a pesar de esta sublime fuerza de devoción, era tan inestable y variable que permitió que una criada le importunara hasta el punto de renegar de su Señor y Maestro. Pedro podía soportar la persecución y cualquier otra forma de ataque directo, pero se avergonzaba y encogía ante el ridículo. Era un soldado valiente cuando lo atacaban de frente, pero un cobarde miedoso y vil cuando era sorprendido por la retaguardia.
139:2.7 (1551.3) Pedro fue el primer apóstol de Jesús que se adelantó para defender la obra de Felipe entre los samaritanos y la de Pablo entre los gentiles; sin embargo más tarde, en Antioquía, dio marcha atrás cuando se enfrentó con unos judaizantes que lo ridiculizaban, y se alejó temporalmente de los gentiles atrayendo así la audaz censura de Pablo sobre su cabeza.
139:2.8 (1551.4) Fue el primero de los apóstoles que reconoció de todo corazón la humanidad y la divinidad combinadas de Jesús, y el primero — salvo Judas — que renegó de él. Pedro no tenía mucho de soñador, pero le disgustaba descender de las nubes del éxtasis y del entusiasmo de su inclinación teatral al mundo de la realidad simple y vulgar.
139:2.9 (1551.5) Cuando seguía a Jesús, de manera literal y figurada, o bien encabezaba la procesión o se quedaba rezagado — «siguiéndola de lejos.» Pero era el predicador más destacado de los doce; contribuyó más que cualquier otra persona, aparte de Pablo, a establecer el reino y a enviar a sus mensajeros, en una sola generación, a los cuatro puntos cardinales de la Tierra.
139:2.10 (1551.6) Después de renegar atolondradamente del Maestro, se encontró a sí mismo, y bajo la dirección cariñosa y comprensiva de Andrés, fue de nuevo el primero en regresar a las redes de pesca mientras los apóstoles se quedaban para averiguar qué iba a suceder después de la crucifixión. Cuando estuvo completamente seguro de que Jesús lo había perdonado y supo que había sido reintegrado en el seno del Maestro, las llamas del reino ardieron tan vivamente en su alma que se convirtió en una gran luz salvadora para miles de personas que vivían en las tinieblas.
139:2.11 (1551.7) Después de partir de Jerusalén y antes de que Pablo se convirtiera en el espíritu dirigente de las iglesias cristianas de los gentiles, Pedro viajó mucho, visitando todas las iglesias desde Babilonia hasta Corinto. Incluso visitó y atendió a muchas iglesias fundadas por Pablo. Aunque Pedro y Pablo diferían mucho en temperamento y educación, e incluso en teología, durante sus últimos años trabajaron juntos en armonía para la edificación de las iglesias.
139:2.12 (1552.1) El estilo y la enseñanza de Pedro se manifiestan un poco en los sermones parcialmente transcritos por Lucas, y en el Evangelio de Marcos. Su estilo vigoroso aparece mejor en su carta conocida como la Primera Epístola de Pedro; al menos era así antes de que fuera alterada posteriormente por un discípulo de Pablo.
139:2.13 (1552.2) Pero Pedro persistió en cometer el error de intentar convencer a los judíos de que, después de todo, Jesús era real y verdaderamente el Mesías judío. Hasta el día de su muerte, Simón Pedro continuó confundiendo en su mente los conceptos de: Jesús como Mesías judío, Cristo como redentor del mundo, y el Hijo del Hombre como revelación de Dios, el Padre amoroso de toda la humanidad.
139:2.14 (1552.3) La esposa de Pedro era una mujer muy capaz. Durante años trabajó de manera aceptable como miembro del cuerpo evangélico femenino, y cuando Pedro fue expulsado de Jerusalén, lo acompañó en todos sus viajes a las iglesias y en todos sus recorridos misioneros. El día en que su ilustre marido dejó la vida, ella fue arrojada a las bestias salvajes en la arena de Roma.
139:2.15 (1552.4) Así es como este hombre, Pedro, un amigo íntimo de Jesús, un miembro del círculo interno, partió de Jerusalén y proclamó la buena nueva del reino con poder y gloria hasta que la plenitud de su ministerio llegó a su fin. Consideró que le hacían un gran honor cuando sus captores le informaron que moriría como había muerto su Maestro — en la cruz. Así pues, Simón Pedro fue crucificado en Roma.
139:3.1 (1552.5) Santiago, el mayor de los dos hijos apóstoles de Zebedeo, a quienes Jesús apodó «los hijos del trueno», tenía treinta años cuando se convirtió en apóstol. Estaba casado, tenía cuatro hijos y vivía cerca de sus padres en Betsaida, en las afueras de Cafarnaúm. Era pescador, y ejercía su profesión en compañía de su hermano menor Juan, y en asociación con Andrés y Simón. Santiago y su hermano Juan disfrutaban de la ventaja de haber conocido a Jesús mucho antes que todos los demás apóstoles.
139:3.2 (1552.6) Este apóstol competente tenía un temperamento contradictorio; parecía poseer realmente dos naturalezas, ambas activadas por fuertes sentimientos. Era particularmente vehemente cuando se despertaba toda su indignación. Tenía un genio furibundo cuando se le provocaba suficientemente, y cuando pasaba la tormenta, siempre tenía la costumbre de justificar y excusar su enfado con el pretexto de que sólo era una manifestación de justa indignación. Aparte de estos arrebatos periódicos de ira, la personalidad de Santiago se parecía mucho a la de Andrés. No poseía la discreción ni la perspicacia de Andrés para penetrar en la naturaleza humana, pero hablaba en público mucho mejor que él. Después de Pedro, o quizás de Mateo, Santiago era el mejor orador público de los doce.
139:3.3 (1552.7) Aunque Santiago no era en ningún sentido voluble, un día podía estar callado y taciturno, y al día siguiente muy conversador y narrador. Habitualmente hablaba abiertamente con Jesús, pero era, de los doce, aquel que permanecía en silencio durante días seguidos. Estos períodos de silencio inexplicable constituían su gran debilidad.
139:3.4 (1552.8) El aspecto más destacado de la personalidad de Santiago era su aptitud para ver todas las facetas de un problema. Él fue, de los doce, el que estuvo más cerca de captar la importancia y la significación reales de la enseñanza de Jesús. Al principio también fue lento en comprender lo que decía el Maestro, pero antes de finalizar su preparación, había adquirido un concepto superior del mensaje de Jesús. Santiago era capaz de entender un amplio abanico de la naturaleza humana. Se llevaba bien con el talentoso Andrés, con el impetuoso Pedro y con su reservado hermano Juan.
139:3.5 (1553.1) Aunque Santiago y Juan tenían sus problemas cuando intentaban trabajar juntos, era inspirador observar lo bien que se llevaban. No lo lograban tan bien como Andrés y Pedro, pero se llevaban mucho mejor de lo que se puede esperar habitualmente de dos hermanos, sobre todo de dos hermanos tan testarudos y decididos. Pero, por muy extraño que parezca, estos dos hijos de Zebedeo eran mucho más tolerantes el uno con el otro que con los desconocidos. Se tenían un gran afecto mutuo; siempre habían sido buenos compañeros de juego. Fueron estos «hijos del trueno» los que quisieron pedir que bajara fuego del cielo para aniquilar a los samaritanos que se habían atrevido a ser irrespetuosos con su Maestro. Pero la muerte prematura de Santiago modificó enormemente el temperamento vehemente de su hermano menor Juan.
139:3.6 (1553.2) La característica que Santiago más admiraba en Jesús era el afecto compasivo del Maestro. El interés comprensivo de Jesús por los pequeños y los grandes, los ricos y los pobres, le llamaba poderosamente la atención.
139:3.7 (1553.3) Santiago Zebedeo era un pensador y un planificador bien equilibrado. Junto con Andrés, era uno de los miembros más sensatos del grupo apostólico. Era un individuo enérgico, pero nunca tenía prisa. Era un excelente contrapeso de Pedro.
139:3.8 (1553.4) Era sencillo y poco dramático, un servidor cotidiano, un trabajador modesto, que no buscaba ninguna recompensa especial después de haber captado una parte del verdadero significado del reino. Incluso en la historia de la madre de Santiago y Juan, que pidió que se concediera un puesto a sus hijos a la derecha y a la izquierda de Jesús, no hay que olvidar que fue la madre quien efectuó esta petición. Cuando declararon que estaban preparados para asumir esas responsabilidades, hay que reconocer que estaban enterados de los peligros que acompañaban a la supuesta revuelta del Maestro contra el poder de Roma, y que también estaban dispuestos a pagar el precio. Cuando Jesús les preguntó si estaban preparados para beber la copa, respondieron que sí. En lo que se refiere a Santiago, esto fue literalmente cierto — bebió la copa con el Maestro, ya que fue el primer apóstol que sufrió el martirio, pues Herodes Agripa pronto lo hizo ejecutar con la espada. Santiago fue así el primero de los doce que sacrificó su vida en el nuevo frente de batalla del reino. Herodes Agripa temía más a Santiago que a todos los demás apóstoles. Sí, es verdad que a menudo permanecía tranquilo y silencioso, pero era valiente y decidido cuando despertaban y desafiaban sus convicciones.
139:3.9 (1553.5) Santiago vivió su vida de manera plena, y cuando llegó el final, se comportó con tanta gracia y entereza que incluso su acusador y delator, que asistió a su juicio y ejecución, se conmovió hasta tal punto que abandonó precipitadamente el espectáculo de la muerte de Santiago para unirse a los discípulos de Jesús.
139:4.1 (1553.6) Cuando Juan se convirtió en apóstol, tenía veinticuatro años y era el más joven de los doce. Estaba soltero y vivía con sus padres en Betsaida; era pescador y trabajaba con su hermano Santiago en asociación con Andrés y Pedro. Antes y después de convertirse en apóstol, Juan ejerció como representante personal de Jesús en las relaciones con la familia del Maestro, y continuó llevando esta responsabilidad mientras vivió María, la madre de Jesús.
139:4.2 (1553.7) Puesto que Juan era el más joven de los doce, y estaba tan estrechamente unido a Jesús por los asuntos de su familia, era muy querido por el Maestro, pero no se puede decir en verdad que era «el discípulo que Jesús amaba». Difícilmente se puede imaginar que una personalidad tan magnánima como la de Jesús fuera culpable de mostrar favoritismos, de amar a uno de sus apóstoles más que a los otros. El hecho de que Juan fue uno de los tres ayudantes personales de Jesús dio más credibilidad a esta idea errónea, sin mencionar que Juan, así como su hermano Santiago, había conocido a Jesús desde hacía más tiempo que los otros apóstoles.
139:4.3 (1554.1) Pedro, Santiago y Juan fueron asignados como ayudantes personales de Jesús poco después de convertirse en apóstoles. Poco después de la elección de los doce, cuando Jesús nombró a Andrés como director del grupo, le dijo: «Ahora deseo que designes a dos o tres de tus compañeros para que estén conmigo y permanezcan a mi lado, para que me conforten y atiendan mis necesidades diarias.» Andrés pensó que, para este deber especial, lo mejor sería seleccionar a los tres primeros apóstoles escogidos después de él. A él mismo le hubiera gustado ofrecerse como voluntario para este bendito servicio, pero el Maestro ya le había dado su cometido; así que ordenó inmediatamente que Pedro, Santiago y Juan acompañaran a Jesús.
139:4.4 (1554.2) Juan Zebedeo tenía un carácter con muchos rasgos agradables, pero uno que no era tan agradable era su vanidad desmedida, aunque habitualmente bien disimulada. Su prolongada asociación con Jesús produjo muchos y grandes cambios en su carácter. Su vanidad disminuyó considerablemente, pero cuando envejeció y se volvió un poco infantil, este amor propio volvió a aparecer en cierta medida, de tal manera que, cuando estaba ocupado guiando a Natán en la redacción del evangelio que ahora lleva su nombre, el anciano apóstol no dudó en referirse a menudo a sí mismo como el «discípulo que Jesús amaba». En vista del hecho de que Juan casi llegó a ser, más que ningún otro mortal terrestre, el camarada de Jesús, de que era su representante personal elegido para tantos asuntos, no es de extrañar que llegara a considerarse como el «discípulo que Jesús amaba», pues sabía perfectamente que era el discípulo en quien Jesús confiaba con mucha frecuencia.
139:4.5 (1554.3) El rasgo más sobresaliente del carácter de Juan era su formalidad; era puntual y valiente, fiel y entregado. Su mayor debilidad era su vanidad característica. Era el miembro más joven de la familia de su padre y el más joven del grupo apostólico. Quizás estaba un poco mimado; tal vez lo habían complacido con exceso. Pero el Juan de los años posteriores fue un tipo de persona muy diferente al joven arbitrario y satisfecho de sí mismo que se incorporó a las filas de los apóstoles de Jesús cuando tenía veinticuatro años.
139:4.6 (1554.4) Las características de Jesús que Juan apreciaba más eran el amor y el altruismo del Maestro; estos rasgos le impresionaron tanto que toda su vida posterior estuvo dominada por un sentimiento de amor y de devoción fraternal. Habló de amor y escribió sobre el amor. Este «hijo del trueno» se convirtió en el «apóstol del amor». En Éfeso, siendo ya un obispo anciano que no se podía mantener de pie en el púlpito para predicar, y tenían que llevarlo a la iglesia en una silla, cuando al final de los oficios le pedían que dijera algunas palabras para los creyentes, durante años se limitó a repetir: «Hijos míos, amaos los unos a los otros.»
139:4.7 (1554.5) Juan era un hombre de pocas palabras, salvo cuando despertaban su mal genio. Pensaba mucho pero hablaba poco. Con la edad, su mal genio se volvió más suave, mejor controlado, pero nunca superó su aversión a hablar; nunca dominó por completo esta reticencia. Sin embargo, estaba dotado de una extraordinaria imaginación creativa.
139:4.8 (1555.1) Juan tenía otra faceta que uno no esperaría encontrar en este tipo de hombre tranquilo e introspectivo. Era un poco fanático y extremadamente intolerante. En este aspecto se parecía mucho a Santiago — los dos querían pedir que bajara fuego del cielo sobre las cabezas de los samaritanos irrespetuosos. Cuando Juan se encontraba con algunos desconocidos que enseñaban en nombre de Jesús, se lo prohibía inmediatamente. Pero no era el único de los doce que estaba infectado con esta clase de amor propio y de conciencia de superioridad.
139:4.9 (1555.2) La vida de Juan sufrió una enorme influencia al ver a Jesús circulando sin hogar, pues sabía con cuánta fidelidad había asegurado el porvenir de su madre y de su familia. Juan también simpatizaba profundamente con Jesús al ver que su familia no le comprendía, siendo consciente de que se iban distanciando gradualmente de él. Toda esta situación, unida al hecho de que Jesús siempre sometía sus más pequeños deseos a la voluntad del Padre que está en el cielo y el observar su vida diaria de confianza implícita, hicieron en Juan una impresión tan profunda que produjo unos cambios marcados y permanentes en su carácter, unos cambios que se manifestaron a lo largo de toda su vida posterior.
139:4.10 (1555.3) Juan tenía un valor frío y temerario que pocos de los otros apóstoles poseían. Fue el único apóstol que siguió a Jesús sin cesar la noche de su arresto y se atrevió a acompañar a su Maestro hasta las mismas puertas de la muerte. Estuvo presente y al alcance de la mano hasta la última hora terrestre de Jesús, realizando fielmente su misión de confianza respecto a la madre de Jesús, y dispuesto a recibir las instrucciones adicionales que pudieran dársele durante los últimos momentos de la existencia mortal del Maestro. Una cosa es indudable: Juan era completamente digno de confianza. Se sentaba habitualmente a la derecha de Jesús cuando los doce estaban comiendo. Fue el primero de los doce que creyó real y plenamente en la resurrección, y el primero que reconoció al Maestro cuando venía hacia ellos por la orilla del mar después de su resurrección.
139:4.11 (1555.4) Este hijo de Zebedeo estuvo asociado muy estrechamente con Pedro en las primeras actividades del movimiento cristiano, convirtiéndose en uno de los pilares principales de la iglesia de Jerusalén. Fue el brazo derecho de Pedro el día de Pentecostés.
139:4.12 (1555.5) Varios años después del martirio de Santiago, Juan se casó con la viuda de su hermano. Una nieta amorosa le cuidó durante los últimos veinte años de su vida.
139:4.13 (1555.6) Juan estuvo varias veces en la cárcel y fue desterrado a la Isla de Patmos por un período de cuatro años, hasta que otro emperador subió al poder en Roma. Si Juan no hubiera tenido tanto tacto y sagacidad, indudablemente lo hubieran matado como a su hermano Santiago, que decía lo que pensaba con mayor claridad. A medida que pasaron los años, Juan, así como Santiago, el hermano del Señor, aprendieron a practicar una prudente conciliación cuando comparecían ante los magistrados civiles. Descubrieron que una «respuesta dulce desvía el furor». Aprendieron también a presentar la iglesia como una «hermandad espiritual dedicada al servicio social de la humanidad», en lugar de hacerlo como «el reino de los cielos». Enseñaron el servicio amoroso en lugar del poder soberano — con reino y rey.
139:4.14 (1555.7) Durante su exilio temporal en Patmos, Juan escribió el libro del Apocalipsis, que actualmente poseéis de una manera muy abreviada y deformada. Este libro del Apocalipsis contiene los fragmentos sobrevivientes de una gran revelación, porque después de que Juan lo escribiera, se perdieron muchas partes del mismo y otras fueron eliminadas. Sólo se conserva de manera fragmentaria y adulterada.
139:4.15 (1555.8) Juan viajó mucho, trabajó sin cesar y después de convertirse en obispo de las iglesias de Asia, se estableció en Éfeso. Cuando tenía noventa y nueve años, estando en Éfeso, dirigió a su asociado Natán en la redacción del llamado «Evangelio según Juan». Juan Zebedeo se convirtió finalmente en el teólogo más sobresaliente de los doce apóstoles. Murió de muerte natural en Éfeso en el año 103, a los ciento un años de edad.
139:5.1 (1556.1) Felipe fue el quinto apóstol en ser elegido, habiendo sido llamado cuando Jesús y sus cuatro primeros apóstoles se dirigían desde el lugar de reunión de Juan en el Jordán hacia Caná de Galilea. Como vivía en Betsaida, Felipe había oído hablar de Jesús desde hacía algún tiempo, pero no se le había ocurrido que fuera realmente un gran hombre hasta aquel día, en el valle del Jordán, cuando Jesús le dijo: «Sígueme». Felipe también se sintió un poco influido por el hecho de que Andrés, Pedro, Santiago y Juan habían aceptado a Jesús como el Libertador.
139:5.2 (1556.2) Felipe tenía veintisiete años cuando se unió a los apóstoles; se había casado hacía poco tiempo, pero no tenía hijos en aquellos momentos. El apodo que los apóstoles le dieron significaba «curiosidad». Felipe siempre quería que le mostraran. Nunca parecía ver muy lejos en un asunto cualquiera. No era necesariamente torpe, pero carecía de imaginación. Esta falta de imaginación era la gran debilidad de su carácter. Era un individuo corriente y vulgar.
139:5.3 (1556.3) Cuando los apóstoles se organizaron para el servicio, a Felipe lo hicieron administrador; tenía el deber de velar para que no les faltaran las provisiones en ningún momento. Y fue un buen administrador. Su característica más destacada era su minuciosidad metódica; era matemático y sistemático al mismo tiempo.
139:5.4 (1556.4) Felipe era el segundo de una familia de siete hermanos, tres niños y cuatro niñas. Después de la resurrección, bautizó a toda su familia para que entrara en el reino. Los miembros de la familia de Felipe eran pescadores. Su padre era un hombre muy capacitado, un profundo pensador, pero su madre procedía de una familia muy mediocre. Felipe no era un hombre de quien se podía esperar que hiciera grandes cosas, pero podía hacer pequeñas cosas a lo grande, hacerlas bien y de manera aceptable. Muy pocas veces, en cuatro años, dejó de tener provisiones al alcance de la mano para satisfacer las necesidades de todos. Incluso las numerosas situaciones de emergencia que surgían a causa de la vida que llevaban, rara vez lo cogieron desprevenido. El departamento de intendencia de la familia apostólica estaba administrado con inteligencia y eficacia.
139:5.5 (1556.5) El punto fuerte de Felipe era su formalidad metódica; el punto débil de su modo de ser era su falta casi total de imaginación, la ausencia de aptitud para reunir dos y dos y obtener cuatro. Era matemático en lo abstracto, pero no constructivo en su imaginación. Carecía casi por completo de cierto tipo de imaginación. Era el típico hombre medio y corriente de la calle. Había una gran cantidad de hombres y mujeres de esta clase entre las multitudes que acudían para escuchar las enseñanzas y predicaciones de Jesús, y obtenían un gran consuelo al observar que uno semejante a ellos había sido elevado a una posición de honor en los consejos del Maestro; les animaba el hecho de que alguien como ellos ocupara ya un alto puesto en los asuntos del reino. Y Jesús aprendió mucho sobre cómo funcionan algunas mentes humanas mientras escuchaba con tanta paciencia las preguntas tontas de Felipe, y condescendía tantas veces con la petición de su administrador para que «le mostraran».
139:5.6 (1556.6) La cualidad principal que Felipe admiraba continuamente en Jesús era la generosidad inagotable del Maestro. Felipe nunca pudo encontrar en Jesús algo que fuera pequeño, mezquino o avaro, y veneraba esta dadivosidad permanente e inagotable.
139:5.7 (1557.1) La personalidad de Felipe tenía poco de notable. A menudo le llamaban «Felipe de Betsaida, la ciudad donde viven Andrés y Pedro.» Estaba casi desprovisto de discernimiento en su visión de las cosas; era incapaz de captar las posibilidades dramáticas de una situación determinada. No era pesimista, sino simplemente prosaico. También carecía en gran medida de perspicacia espiritual. No dudaba en interrumpir a Jesús en medio de uno de sus más profundos discursos para hacer una pregunta aparentemente tonta. Pero Jesús nunca le regañaba por estos atolondramientos; era paciente con él y tomaba en consideración su incapacidad para captar los significados más profundos de la enseñanza. Jesús sabía muy bien que si reprendía una sola vez a Felipe por hacer estas preguntas inoportunas, no solamente heriría a esta alma honrada, sino que tal reprimenda ofendería tanto a Felipe, que nunca más se sentiría libre para hacer preguntas. Jesús sabía que en sus mundos del espacio había miles de millones de mortales de este tipo con lentitud para pensar, y quería animarlos a todos para que acudieran a él y siempre se sintieran libres de someterle sus preguntas y problemas. Después de todo, a Jesús le interesaban realmente más las preguntas tontas de Felipe que el sermón que pudiera estar predicando. Jesús se interesaba de manera suprema por los hombres, por todas las clases de hombres.
139:5.8 (1557.2) El administrador apostólico no hablaba bien en público, pero era un trabajador personal muy persuasivo y con éxito. No se desanimaba fácilmente; trabajaba con dedicación y tenacidad en todo lo que emprendía. Poseía el gran don excepcional de saber decir: «Ven». Cuando Natanael, su primer converso, quiso discutir sobre los méritos y deméritos de Jesús y de Nazaret, la respuesta eficaz de Felipe fue: «Ven y ve». No era un predicador dogmático que exhortaba a sus oyentes a que «fueran» — a hacer esto o aquello. Se enfrentaba con todas las situaciones, a medida que surgían en su trabajo, diciendo: «Ven — ven conmigo, te mostraré el camino.» Ésta es siempre la técnica más eficaz en todas las formas y fases de la enseñanza. Incluso los padres pueden aprender de Felipe la mejor manera de decir a sus hijos, no «Id a hacer esto o aquello», sino más bien: «Venid con nosotros, vamos a mostraros y a compartir con vosotros el mejor camino.»
139:5.9 (1557.3) La incapacidad de Felipe para adaptarse a una nueva situación quedó bien ilustrada cuando los griegos se dirigieron a él, en Jerusalén, diciéndole: «Señor, deseamos ver a Jesús.» A cualquier judío que hubiera hecho esta petición, Felipe le habría dicho: «Ven». Pero aquellos hombres eran extranjeros, y Felipe no recordaba ninguna instrucción de sus superiores sobre este tema; así pues, lo único que se le ocurrió fue consultar con el jefe Andrés, y a continuación los dos acompañaron a los griegos indagadores hasta Jesús. De la misma manera, cuando fue a Samaria para predicar y bautizar a los creyentes, como su Maestro le había encargado, se abstuvo de imponer las manos sobre sus conversos como símbolo de que habían recibido el Espíritu de la Verdad. Esto tuvieron que hacerlo Pedro y Juan, que vinieron poco después de Jerusalén para observar su labor en nombre de la iglesia madre.
139:5.10 (1557.4) Felipe pasó por el penoso período de la muerte del Maestro, participó en la reorganización de los doce, y fue el primero que partió para ganar almas para el reino fuera de la comunidad judía inmediata; tuvo bastante éxito en su labor con los samaritanos y en todos sus trabajos posteriores a favor del evangelio.
139:5.11 (1557.5) La esposa de Felipe, que era un miembro eficiente del cuerpo evangélico femenino, se unió activamente a su marido en su trabajo evangélico después de huir de las persecuciones de Jerusalén. Su esposa era una mujer audaz. Permaneció al pie de la cruz de Felipe estimulándolo para que proclamara la buena nueva incluso a sus asesinos; cuando se debilitaron las fuerzas de Felipe, ella empezó a contar la historia de la salvación por medio de la fe en Jesús, y sólo pudieron silenciarla cuando los airados judíos se precipitaron sobre ella y la apedrearon hasta morir. Su hija mayor, Lea, continuó la obra de ambos, convirtiéndose más tarde en la famosa profetisa de Hierápolis.
139:5.12 (1558.1) Felipe, el antiguo administrador de los doce, fue un hombre poderoso en el reino, que ganó almas por dondequiera que pasó. Finalmente, fue crucificado por su fe y enterrado en Hierápolis.
139:6.1 (1558.2) Natanael, el sexto y último apóstol elegido personalmente por el Maestro, fue llevado hasta Jesús por su amigo Felipe. Había estado asociado con Felipe en varias empresas comerciales, e iba de camino con él para ver a Juan el Bautista cuando se encontraron con Jesús.
139:6.2 (1558.3) Cuando Natanael se unió a los apóstoles tenía veinticinco años y era el segundo más joven del grupo. Era el hijo menor de una familia de siete, estaba soltero y era el único sostén de sus padres ancianos y enfermos, con quienes vivía en Caná; sus hermanos y su hermana estaban casados o habían fallecido, y ninguno de ellos vivía allí. Natanael y Judas Iscariote eran los dos hombres más instruídos de los doce. Natanael había pensado en hacerse comerciante.
139:6.3 (1558.4) Jesús, personalmente, no le puso un apodo a Natanael, pero los doce pronto empezaron a hablar de él en términos que significaban honradez, sinceridad. Era un hombre «sin engaño», y ésta era su gran virtud; era honrado y sincero a la vez. La debilidad de su carácter era su orgullo; estaba muy orgulloso de su familia, de su ciudad, de su reputación y de su país, todo lo cual es loable si no se exagera demasiado. Pero en sus prejuicios personales, Natanael era propenso a extremar las cosas. Tenía la tendencia de prejuzgar a los individuos según sus opiniones personales. Antes incluso de conocer a Jesús, no tardó en preguntar: «¿Puede algo bueno salir de Nazaret?» Pero Natanael no era testarudo, aunque fuera orgulloso. Cambió inmediatamente de opinión en cuanto contempló el rostro de Jesús.
139:6.4 (1558.5) Natanael era, en muchos aspectos, el genio excéntrico de los doce. Era el filósofo y el soñador apostólico, pero era un tipo de soñador muy práctico. Alternaba entre momentos de profunda filosofía y períodos de un humor excepcional y divertido; cuando tenía la disposición de ánimo apropiada, probablemente era el mejor narrador de historias de los doce. Jesús disfrutaba enormemente escuchando las disertaciones de Natanael sobre las cosas serias y las frívolas. Poco a poco, Natanael fue considerando a Jesús y al reino con más seriedad, pero nunca se tomó en serio a sí mismo.
139:6.5 (1558.6) Todos los apóstoles amaban y respetaban a Natanael, y él se llevaba magníficamente bien con todos ellos, excepto con Judas Iscariote. Judas creía que Natanael no se tomaba su apostolado con la suficiente seriedad, y una vez tuvo la temeridad de ir en secreto a Jesús para dar sus quejas contra él. Jesús le dijo: «Judas, vigila tus pasos con cuidado; no exageres tu cargo. ¿Quién de nosotros está calificado para juzgar a su hermano? No es voluntad del Padre que sus hijos participen solamente en las cosas serias de la vida. Permíteme repetirte que he venido para que mis hermanos en la carne puedan tener un gozo, una alegría y una vida más abundantes. Vete pues, Judas, y haz bien lo que te han confiado, pero deja que tu hermano Natanael dé cuenta de sí mismo a Dios.» El recuerdo de esta experiencia, unido al de otras muchas similares, vivió durante mucho tiempo en el corazón engañado de Judas Iscariote.
139:6.6 (1559.1) Muchas veces, cuando Jesús estaba en la montaña con Pedro, Santiago y Juan, y la situación se ponía tensa y confusa entre los apóstoles, cuando el mismo Andrés tenía dudas sobre qué decir a sus hermanos entristecidos, Natanael suavizaba la tensión con un poco de filosofía o un golpe de humor; además, un humor de calidad.
139:6.7 (1559.2) Natanael tenía el deber de ocuparse de las familias de los doce. A menudo estaba ausente de los consejos apostólicos, porque en cuanto se enteraba de que la enfermedad o algún acontecimiento fuera de lo común afectaba a una de las personas a su cargo, no perdía tiempo en presentarse en el hogar en cuestión. Los doce estaban tranquilos porque sabían que el bienestar de sus familias estaba seguro en las manos de Natanael.
139:6.8 (1559.3) Natanael veneraba sobre todo a Jesús por su tolerancia. Nunca se cansaba de contemplar la amplitud de miras y la compasión generosa del Hijo del Hombre.
139:6.9 (1559.4) El padre de Natanael (Bartolomé) murió poco después de Pentecostés; a continuación, este apóstol se dirigió a Mesopotamia y a la India para proclamar la buena nueva del reino y bautizar a los creyentes. Sus hermanos no supieron nunca qué había sido de su antiguo filósofo, poeta y humorista. Pero él también fue un gran hombre en el reino y contribuyó mucho a divulgar las enseñanzas de su Maestro, aunque no participó en la organización de la iglesia cristiana posterior. Natanael murió en la India.
139:7.1 (1559.5) Mateo, el séptimo apóstol, fue elegido por Andrés. Mateo pertenecía a una familia de cobradores de impuestos, o publicanos, y él mismo era recaudador de aduanas en Cafarnaúm, donde vivía. Tenía treinta y un años, estaba casado y tenía cuatro hijos. Era un hombre que poseía una riqueza moderada, el único miembro del cuerpo apostólico que contaba con ciertos recursos. Era un buen hombre de negocios, una persona muy sociable, y estaba dotado de la habilidad de hacer amigos y de llevarse muy bien con una gran variedad de personas.
139:7.2 (1559.6) Andrés nombró a Mateo representante financiero de los apóstoles. Era en cierto modo el agente fiscal y el portavoz publicitario de la organización apostólica. Era un juez agudo de la naturaleza humana y un propagandista muy eficaz. Es difícil hacerse una idea de su personalidad, pero era un discípulo muy formal y creyó cada vez más en la misión de Jesús y en la certeza del reino. Jesús nunca le puso un apodo a Leví, pero sus compañeros apóstoles se referían a él con frecuencia como el «que consigue dinero».
139:7.3 (1559.7) El punto fuerte de Leví era su devoción entusiasta a la causa. El hecho de que él, un publicano, hubiera sido aceptado por Jesús y sus apóstoles, llenaba de gratitud a este antiguo recaudador de impuestos. Sin embargo, el resto de los apóstoles necesitó un poco de tiempo, sobre todo Simón Celotes y Judas Iscariote, para admitir la presencia del publicano entre ellos. La debilidad de Mateo era su visión miope y materialista de la vida, pero a medida que pasaron los meses hizo grandes progresos en todas estas cuestiones. Como tenía el deber de surtir la tesorería, es natural que no pudiera estar presente en muchos de los períodos más preciosos de la instrucción.
139:7.4 (1559.8) Lo que Mateo apreciaba más del Maestro era su tendencia a perdonar. Nunca dejaba de repetir que la fe era lo único que se necesitaba en el asunto de encontrar a Dios. Siempre le gustaba hablar del reino como «este asunto de encontrar a Dios».
139:7.5 (1560.1) Aunque Mateo era un hombre que tenía su pasado, daba una excelente impresión de sí mismo, y a medida que pasó el tiempo, sus compañeros se enorgullecieron de las acciones del publicano. Fue uno de los apóstoles que tomó amplias notas de los dichos de Jesús, y estas notas se utilizaron posteriormente como base para la narración que hizo Isador de los dichos y hechos de Jesús, que ha llegado a conocerse como el Evangelio según Mateo.
139:7.6 (1560.2) La vida grande y útil de Mateo, el hombre de negocios y recaudador de aduanas de Cafarnaúm, ha servido para conducir a miles y miles de otros hombres de negocios, funcionarios públicos y políticos, durante los siglos siguientes, a escuchar también la atractiva voz del Maestro diciendo: «Sígueme.» Mateo era realmente un político sagaz, pero era intensamente fiel a Jesús y estaba dedicado de manera suprema a la tarea de cuidar que los mensajeros del reino venidero estuvieran financiados adecuadamente.
139:7.7 (1560.3) La presencia de Mateo entre los doce fue el medio de mantener las puertas del reino abiertas de par en par para una multitud de almas desanimadas y proscritas que se habían considerado desde hacía mucho tiempo excluidas de los consuelos de la religión. Hombres y mujeres repudiados y desesperados se congregaban para escuchar a Jesús, que nunca rechazó a uno solo de ellos.
139:7.8 (1560.4) Mateo recibía las donaciones ofrecidas libremente por los discípulos creyentes y los oyentes directos de las enseñanzas del Maestro, pero nunca solicitó abiertamente la contribución de las multitudes. Efectuó todo su trabajo financiero de una manera tranquila y personal, y recaudó la mayor parte del dinero entre la clase más acomodada de los creyentes interesados. Entregó prácticamente la totalidad de su modesta fortuna a la obra del Maestro y sus apóstoles, pero ellos nunca se enteraron de esta generosidad, salvo Jesús, que estaba al corriente de todo. Mateo dudaba en contribuir abiertamente a los fondos apostólicos por temor a que Jesús y sus asociados pudieran considerar que su dinero estaba manchado; en consecuencia, hizo muchas aportaciones en nombre de otros creyentes. Durante los primeros meses, cuando Mateo se daba cuenta de que su presencia entre ellos era más o menos una prueba, sentía la fuerte tentación de hacerles saber que con su dinero se compraba a menudo su pan cotidiano, pero no lo hizo. Cuando la prueba del desdén por el publicano se hacía manifiesta, Leví ardía en deseos de revelarles su generosidad, pero siempre se las arregló para guardar silencio.
139:7.9 (1560.5) Cuando los fondos para las necesidades previstas de la semana eran insuficientes, Leví sacaba a menudo cantidades importantes de sus propios recursos personales. A veces también, cuando la enseñanza de Jesús le interesaba mucho, prefería quedarse y escuchar la doctrina, aún sabiendo que tendría que compensar personalmente los fondos necesarios que no había ido a solicitar. ¡Pero Leví deseaba tanto que Jesús supiera que una buena parte del dinero procedía de su bolsillo! Poco podía suponer que el Maestro estaba al corriente de todo. Todos los apóstoles murieron sin saber que Mateo fue su benefactor hasta tal extremo, que cuando partió para proclamar el evangelio del reino, después del comienzo de las persecuciones, estaba prácticamente en la pobreza.
139:7.10 (1560.6) Cuando estas persecuciones obligaron a los creyentes a abandonar Jerusalén, Mateo viajó hacia el norte, predicando el evangelio del reino y bautizando a los creyentes. Sus antiguos asociados apostólicos perdieron todo contacto con él, pero continuó predicando y bautizando en Siria, Capadocia, Galacia, Bitinia y Tracia. Fue en Tracia, en Lisimaquia, donde ciertos judíos increyentes conspiraron con los soldados romanos para provocar su muerte. Este publicano regenerado murió triunfante en la fe de una salvación que había adquirido con tanta seguridad de las enseñanzas del Maestro durante su reciente estancia en la Tierra.
139:8.1 (1561.1) Tomás era el octavo apóstol y fue elegido por Felipe. En siglos posteriores se le ha conocido como «Tomás el incrédulo», pero sus hermanos apóstoles apenas lo consideraban como un incrédulo crónico. Es cierto que tenía un tipo de mente lógica y escéptica, pero poseía una forma de lealtad valiente que impedía a los que lo conocían íntimamente considerarlo como un escéptico vano.
139:8.2 (1561.2) Cuando Tomás se unió a los apóstoles tenía veintinueve años, estaba casado y tenía cuatro hijos. Anteriormente había sido carpintero y albañil, pero después se convirtió en pescador y residía en Tariquea, población situada en la orilla occidental del Jordán, donde el río sale del Mar de Galilea, y estaba considerado como el ciudadano más importante de este pueblecito. Tenía poca instrucción, pero poseía una mente aguda y racional; era hijo de unos padres excelentes que vivían en Tiberiades. Tomás poseía la única mente realmente analítica de los doce; era el verdadero científico del grupo apostólico.
139:8.3 (1561.3) Los primeros años de la vida familiar de Tomás habían sido desdichados; sus padres no eran plenamente felices en su vida matrimonial, y esto repercutió en la experiencia adulta de Tomás. Creció con un carácter muy desagradable y pendenciero. Incluso su esposa se alegró de que se uniera a los apóstoles; se sintió aliviada con la idea de que su pesimista marido estaría lejos del hogar la mayor parte del tiempo. Tomás tenía también una vena de desconfianza que hacía muy difícil llevarse pacíficamente con él. Pedro se contrarió mucho al principio por la presencia de Tomás, y se quejaba a su hermano Andrés de que Tomás era «mezquino, mal parecido y siempre desconfiado.» Pero cuanto más conocieron sus compañeros a Tomás, más lo quisieron. Descubrieron que era extremadamente honrado y resueltamente leal. Era perfectamente sincero e incuestionablemente veraz, pero era un crítico nato y había crecido convirtiéndose en un auténtico pesimista. Su mente analítica estaba afligida por la desconfianza. Estaba perdiendo rápidamente la fe en sus semejantes cuando se asoció con los doce y entró así en contacto con el noble carácter de Jesús. Esta asociación con el Maestro empezó a transformar inmediatamente todo el modo de ser de Tomás, y a efectuar grandes cambios en sus reacciones mentales hacia sus semejantes.
139:8.4 (1561.4) La gran fuerza de Tomás era su extraordinaria mente analítica unida a su valor resuelto — una vez que había tomado una decisión. Su gran debilidad era su duda suspicaz, que nunca venció por completo en toda su vida en la carne.
139:8.5 (1561.5) En la organización de los doce, Tomás estaba encargado de preparar y dirigir el itinerario, y fue un director capacitado del trabajo y de los desplazamientos del cuerpo apostólico. Era un buen ejecutivo, un excelente hombre de negocios, pero estaba limitado por sus numerosos cambios de humor; no era el mismo hombre de un día para el siguiente. Cuando se unió a los apóstoles tenía inclinación por las cavilaciones melancólicas, pero el contacto con Jesús y los apóstoles lo curó en gran medida de esta morbosa introspección.
139:8.6 (1561.6) Jesús disfrutaba mucho con la compañía de Tomás y tuvo muchas conversaciones largas y personales con él. La presencia de Tomás entre los apóstoles era un gran consuelo para todos los escépticos honrados y animó a muchas mentes afligidas a entrar en el reino, aunque no pudieran comprender íntegramente todos los aspectos espirituales y filosóficos de las enseñanzas de Jesús. La presencia de Tomás entre los doce era una declaración permanente de que Jesús amaba incluso a los escépticos honrados.
139:8.7 (1562.1) Los otros apóstoles tenían veneración por Jesús a causa de algún rasgo especial y destacado de su personalidad tan rica, pero Tomás veneraba a su Maestro por su carácter magníficamente equilibrado. Tomás admiraba y honraba cada vez más a aquel que era tan afectuosamente misericordioso y sin embargo justo y equitativo de manera tan inflexible; que era tan firme pero nunca testarudo; tan tranquilo, pero nunca indiferente; tan socorrido y tan compasivo, pero nunca entrometido ni dictatorial; tan fuerte pero al mismo tiempo tan dulce; tan positivo, pero nunca tosco ni brusco; tan tierno pero nunca vacilante; tan puro e inocente, pero al mismo tiempo tan viril, dinámico y enérgico; tan verdaderamente valiente, pero nunca temerario ni imprudente; tan amante de la naturaleza, pero tan libre de toda tendencia a venerarla; tan lleno de humor y tan jovial, pero tan libre de ligereza y de frivolidad. Esta incomparable simetría de su personalidad era lo que tanto encantaba a Tomás. De los doce, él era probablemente el que mejor comprendía intelectualmente a Jesús y apreciaba mejor su personalidad.
139:8.8 (1562.2) En los consejos de los doce, Tomás era siempre precavido y defendía la política de «primero la seguridad», pero si se votaba en contra de su conservadurismo o se rechazaba, siempre era el primero en lanzarse intrépidamente a ejecutar el programa que se había aprobado. Una y otra vez se oponía a un proyecto determinado por considerarlo arriesgado y temerario, y lo debatía encarnizadamente hasta el final; pero cuando Andrés sometía la proposición a votación, y cuando los doce escogían hacer aquello contra lo que se había opuesto tan enérgicamente, Tomás era el primero en decir: «¡Vamos!». Era un buen perdedor. No guardaba rencor ni alimentaba resentimientos. Una y otra vez se opuso a dejar que Jesús se expusiera a un peligro, pero cuando el Maestro decidía correr ese riesgo, siempre era Tomás el que reunía a los apóstoles con sus valientes palabras: «Venid, camaradas, vamos a morir con él.»
139:8.9 (1562.3) En algunos aspectos, Tomás era como Felipe, también quería «que le mostraran»; pero sus expresiones exteriores de duda se basaban en mecanismos intelectuales completamente diferentes. Tomás era analítico, y no simplemente escéptico. En cuanto al valor físico personal, era uno de los más valientes de los doce.
139:8.10 (1562.4) Tomás tenía algunos días muy malos; a veces estaba triste y abatido. La pérdida de su hermana gemela, cuando él tenía nueve años, le había producido mucha pena juvenil y había aumentado los problemas temperamentales de su vida posterior. Cuando Tomás se desalentaba, a veces era Natanael quien le ayudaba a recuperarse, otras veces Pedro, y con frecuencia uno de los gemelos Alfeo. Desgraciadamente, cuando estaba más deprimido siempre trataba de evitar el contacto directo con Jesús. Pero el Maestro estaba al corriente de todo esto y tenía una simpatía comprensiva por su apóstol cuando estaba así de afligido por la depresión y acosado por las dudas.
139:8.11 (1562.5) Tomás conseguía a veces el permiso de Andrés para marcharse a solas durante un día o dos. Pero pronto aprendió que este modo de obrar era poco sabio; pronto descubrió que cuando estaba abatido era mejor aferrarse a su trabajo y permanecer cerca de sus compañeros. Pero independientemente de lo que sucediera en su vida emocional, continuaba siendo firmemente un apóstol. Cuando realmente llegaba el momento de ir hacia adelante, siempre era Tomás el que decía: «¡Vamos!».
139:8.12 (1562.6) Tomás es el gran ejemplo de un ser humano que tiene dudas, se enfrenta con ellas y las vence. Tenía una mente poderosa y no era un crítico mordaz. Era un pensador lógico; era la prueba decisiva para Jesús y sus compañeros apóstoles. Si Jesús y su obra no hubieran sido auténticos, no hubieran podido retener, desde el principio hasta el fin, a un hombre como Tomás. Tenía un sentido agudo y seguro de los hechos. Al primer síntoma de fraude o de engaño, Tomás los hubiera abandonado a todos. Los científicos pueden no comprender plenamente todo lo concerniente a Jesús y su obra en la Tierra, pero allí había un hombre que vivió y trabajó con el Maestro y sus asociados humanos, cuya mente era la de un verdadero científico — Tomás Dídimo — y él creía en Jesús de Nazaret.
139:8.13 (1563.1) Tomás pasó por momentos difíciles durante los días del juicio y la crucifixión. Estuvo sumido algún tiempo en los abismos de la desesperación, pero recobró su valor, se pegó tenazmente a los apóstoles y estuvo presente con ellos para acoger a Jesús en el Mar de Galilea. Sucumbió por algún tiempo a la depresión de su incredulidad, pero finalmente recuperó su fe y su valor. Aconsejó sabiamente a los apóstoles después de Pentecostés y cuando la persecución dispersó a los creyentes, fue a Chipre, Creta, la costa norteafricana y Sicilia, predicando la buena nueva del reino y bautizando a los creyentes. Tomás continuó predicando y bautizando hasta que fue capturado por los agentes del gobierno romano y ejecutado en Malta. Sólo unas semanas antes de su muerte había empezado a escribir la vida y las enseñanzas de Jesús.
139:10.1 (1563.2) Santiago y Judas, los hijos de Alfeo, los pescadores gemelos que vivían cerca de Jeresa, fueron los noveno y décimo apóstoles, y fueron elegidos por Santiago y Juan Zebedeo. Tenían veintiséis años y estaban casados; Santiago tenía tres hijos y Judas dos.
139:10.2 (1563.3) No hay mucho que decir sobre estos dos pescadores corrientes. Amaban a su Maestro y Jesús los amaba, pero nunca interrumpían sus discursos con preguntas. Comprendían muy poca cosa de las discusiones filosóficas o de los debates teológicos de sus compañeros apóstoles, pero les alegraba encontrarse entre los miembros de este grupo de hombres importantes. Estos dos hombres eran casi idénticos en su apariencia personal, en sus características mentales y en el alcance de su percepción espiritual. Lo que puede decirse de uno se puede aplicar al otro.
139:10.3 (1563.4) Andrés les asignó el trabajo de mantener el orden entre las multitudes. Eran los celadores principales durante las horas de predicación y, de hecho, los servidores generales y los recaderos de los doce. Ayudaban a Felipe con los víveres, llevaban el dinero de Natanael a las familias, y siempre estaban dispuestos a prestar ayuda a cualquiera de los apóstoles.
139:10.4 (1563.5) Las multitudes de gente común y corriente se sentían muy estimuladas al ver a dos personas como ellas honradas con un puesto entre los apóstoles. Mediante su admisión como apóstoles, estos gemelos mediocres fueron el medio de atraer al reino a numerosos creyentes pusilánimes. Además, la gente común y corriente aceptaba mejor la idea de ser conducida y dirigida por unos celadores oficiales que se parecían mucho a ellos mismos.
139:10.5 (1563.6) Santiago y Judas, a quienes también se les llamaba Tadeo y Lebeo, no tenían puntos fuertes ni débiles. Los apodos que les dieron los discípulos eran designaciones bondadosas de mediocridad. Eran «los menores de todos los apóstoles»; lo sabían y se sentían complacidos con ello.
139:10.6 (1563.7) Santiago Alfeo amaba especialmente a Jesús por la sencillez del Maestro. Estos gemelos no podían comprender la mente de Jesús, pero captaban el vínculo de simpatía entre ellos y el corazón de su Maestro. Su mente no era de un orden elevado; incluso se les podría calificar respetuosamente de tontos, pero efectuaron una experiencia real en su naturaleza espiritual. Creían en Jesús; eran hijos de Dios y miembros del reino.
139:10.7 (1564.1) Judas Alfeo se sentía atraído por Jesús debido a la humildad sin ostentación del Maestro. Una humildad así, unida a una dignidad personal semejante, ejercía una gran atracción sobre Judas. El hecho de que Jesús recomendara siempre que no mencionaran sus actos extraordinarios causaba una gran impresión a este sencillo hijo de la naturaleza.
139:10.8 (1564.2) Los gemelos eran unos asistentes bondadosos y simples, y todo el mundo los quería. Jesús acogió a estos jóvenes, dotados de un solo talento, en puestos de honor de su plana mayor personal en el reino porque existen miles de millones de otras almas semejantes, simples y temerosas, en los mundos del espacio, a quienes el Maestro desea acoger igualmente en una comunión activa y creyente con él y con su Espíritu de la Verdad efusionado. Jesús no desprecia la pequeñez, sino sólo el mal y el pecado. Santiago y Judas eran limitados, pero también fieles. Eran simples e ignorantes, pero también generosos, cariñosos y desprendidos.
139:10.9 (1564.3) Qué orgullo más grato sintieron estos hombres humildes el día en que el Maestro se negó a aceptar a cierto hombre rico como evangelista, a menos que vendiera sus bienes y ayudara a los pobres. Cuando la gente escuchó esto y contempló a los gemelos entre sus consejeros, supieron con seguridad que Jesús no hacía acepción de personas. ¡Sólo una institución divina — el reino de los cielos — podía construírse sobre unos fundamentos humanos tan mediocres!
139:10.10 (1564.4) En toda su asociación con Jesús, los gemelos sólo se atrevieron una o dos veces a hacer preguntas en público. Cierta vez, Judas se sintió intrigado hasta el punto de hacerle una pregunta a Jesús cuando el Maestro habló de revelarse abiertamente al mundo. Se sintió un poco decepcionado de que ya no hubiera secretos que pertenecieran a los doce, y se atrevió a preguntar: «Pero, Maestro, cuando te proclames así al mundo, ¿cómo nos favorecerás con manifestaciones especiales de tu bondad?».
139:10.11 (1564.5) Los gemelos sirvieron fielmente hasta el fin, hasta los días sombríos del juicio, la crucifixión y la desesperación. Nunca perdieron la fe de su corazón en Jesús y (con excepción de Juan) fueron los primeros en creer en su resurrección. Pero no pudieron comprender el establecimiento del reino. Poco después de que su Maestro fuera crucificado, regresaron a sus familias y a sus redes; su trabajo había concluido. No estaban capacitados para proseguir en las batallas más complejas del reino. Pero vivieron y murieron conscientes de haber sido honrados y bendecidos con cuatro años de asociación estrecha y personal con un Hijo de Dios, el autor soberano de un universo.
139:11.1 (1564.6) Simón Celotes, el undécimo apóstol, fue elegido por Simón Pedro. Era un hombre capacitado, de buen linaje, que vivía con su familia en Cafarnaúm. Tenía veintiocho años cuando se unió a los apóstoles. Era un ardiente agitador y también un hombre que hablaba mucho sin reflexionar. Había sido comerciante en Cafarnaúm antes de dirigir toda su atención a la organización patriótica de los celotes.
139:11.2 (1564.7) A Simón Celotes lo encargaron de las diversiones y de la distracción del grupo apostólico, y fue un organizador muy eficaz del entretenimiento y las actividades recreativas de los doce.
139:11.3 (1564.8) La fuerza de Simón radicaba en su lealtad inspiradora. Cuando los apóstoles se encontraban con un hombre o una mujer que vacilaba en la indecisión de entrar en el reino, enviaban a buscar a Simón. Habitualmente, este defensor entusiasta de la salvación mediante la fe en Dios sólo necesitaba unos quince minutos para aclarar todas las dudas y eliminar toda indecisión, para ver cómo nacía una nueva alma a la «libertad de la fe y la alegría de la salvación».
139:11.4 (1565.1) La gran debilidad de Simón era su mentalidad materialista. Este judío nacionalista no podía convertirse rápidamente en un internacionalista con inclinaciones espirituales. Cuatro años eran insuficientes para efectuar una transformación intelectual y emocional semejante, pero Jesús siempre fue paciente con él.
139:11.5 (1565.2) Lo que Simón más admiraba de Jesús era la calma del Maestro, su seguridad, su equilibrio y su inexplicable serenidad.
139:11.6 (1565.3) Aunque Simón era un rabioso revolucionario, un agitador audaz, subyugó gradualmente su ardiente naturaleza hasta convertirse en un predicador poderoso y eficaz de «la paz en la Tierra y la buena voluntad entre los hombres». Simón era un gran polemista; le gustaba discutir. Cuando había que tratar con las mentes legalistas de los judíos cultos o con los sofismas intelectuales de los griegos, esta tarea siempre se asignaba a Simón.
139:11.7 (1565.4) Era un rebelde por naturaleza y un iconoclasta por su formación, pero Jesús lo conquistó para los conceptos superiores del reino de los cielos. Siempre se había identificado con el partido de la protesta, pero ahora se unía al partido del progreso, el de la evolución ilimitada y eterna del espíritu y de la verdad. Simón era un hombre de lealtades intensas y de ardientes devociones personales, y amaba profundamente a Jesús.
139:11.8 (1565.5) Jesús no tenía miedo de identificarse con los hombres de negocios, los obreros, los optimistas, los pesimistas, los filósofos, los escépticos, los publicanos, los políticos y los patriotas.
139:11.9 (1565.6) El Maestro tuvo muchas conversaciones con Simón, pero nunca logró transformar plenamente a este ardiente nacionalista judío en un internacionalista. Jesús le dijo a menudo a Simón que era correcto desear la mejora del orden social, económico y político, pero siempre añadía: «Eso no es asunto del reino de los cielos. Debemos dedicarnos a hacer la voluntad del Padre. Nuestro trabajo consiste en ser los embajadores de un gobierno espiritual de arriba, y no debemos ocuparnos inmediatamente de otra cosa que no sea representar la voluntad y el carácter del Padre divino que dirige ese gobierno, cuyas cartas credenciales aportamos.» Todo esto era difícil de comprender para Simón, pero empezó gradualmente a captar una parte del significado de la enseñanza del Maestro.
139:11.10 (1565.7) Después de la dispersión ocasionada por las persecuciones en Jerusalén, Simón se retiró de forma temporal. Estaba literalmente deshecho. Había renunciado como patriota nacionalista por deferencia a las enseñanzas de Jesús; y ahora todo estaba perdido. Estaba desesperado, pero al cabo de unos años recobró sus esperanzas y salió a proclamar el evangelio del reino.
139:11.11 (1565.8) Fue a Alejandría, y después de trabajar Nilo arriba penetró en el corazón de África, predicando por todas partes el evangelio de Jesús y bautizando a los creyentes. Así estuvo trabajando hasta que fue viejo y débil. Cuando murió fue enterrado en el corazón de África.
139:12.1 (1565.9) Judas Iscariote, el duodécimo apóstol, fue elegido por Natanael. Había nacido en Queriot, una pequeña ciudad del sur de Judea. Cuando era un muchacho, sus padres se mudaron a Jericó, donde vivió y estuvo trabajando en las diversas empresas comerciales de su padre, hasta que se interesó por la predicación y la obra de Juan el Bautista. Los padres de Judas eran saduceos, y repudiaron a su hijo cuando éste se unió a los discípulos de Juan.
139:12.2 (1566.1) Cuando Natanael lo encontró en Tariquea, Judas estaba buscando trabajo en una empresa desecadora de pescado en el extremo sur del Mar de Galilea. Tenía treinta años y estaba soltero cuando se unió a los apóstoles. Era probablemente el más instruido de los doce y el único judeo de la familia apostólica del Maestro. Judas no tenía ningún rasgo destacado de virtud personal, aunque poseía exteriormente muchas características aparentes de cultura y de buena educación. Era un buen pensador, pero no siempre un pensador verdaderamente honrado. Judas no se comprendía en realidad a sí mismo; no era realmente sincero consigo mismo.
139:12.3 (1566.2) Andrés nombró a Judas tesorero de los doce, un puesto para el que estaba eminentemente preparado, y hasta el momento de traicionar a su Maestro, cumplió con las responsabilidades de su cargo de manera honesta, fiel y con la mayor eficacia.
139:12.4 (1566.3) Judas no admiraba ningún rasgo especial de Jesús, aparte de la personalidad generalmente atractiva y exquisitamente encantadora del Maestro. Judas nunca fue capaz de superar sus prejuicios de judeo contra sus compañeros galileos; llegó incluso a criticar, en su mente, muchas cosas de Jesús. Este judeo satisfecho de sí mismo se atrevía a criticar a menudo, en su propio fuero interno, a aquel a quien once de los apóstoles consideraban como el hombre perfecto, como «el único enteramente amable y el más sobresaliente entre diez mil». Albergaba realmente la noción de que Jesús era tímido y de que tenía cierto miedo a afirmar su propio poder y autoridad.
139:12.5 (1566.4) Judas era un hombre de negocios sobresaliente. Se necesitaba tacto, habilidad y paciencia, así como una devoción concienzuda, para administrar los asuntos financieros de un idealista como Jesús, sin mencionar la lucha contra los métodos desordenados de algunos de sus apóstoles en el tema de los negocios. Judas era realmente un gran ejecutivo, un financiero previsor y capaz, y un defensor de la organización. Ninguno de los doce criticó nunca a Judas. Hasta donde eran capaces de percibir, Judas Iscariote era un tesorero incomparable, un hombre culto, un apóstol leal (aunque crítico a veces) y un gran acierto en todos los sentidos de la palabra. Los apóstoles amaban a Judas; era realmente uno de ellos. Debe haber creído en Jesús, pero dudamos de que amara realmente al Maestro con todo su corazón. El caso de Judas ilustra la verdad del proverbio: «Hay un camino que le parece justo a un hombre, pero cuyo final es la muerte». Es completamente posible caer víctima del engaño sosegado de la agradable adaptación a los caminos del pecado y de la muerte. Estad seguros de que, en el aspecto financiero, Judas siempre fue leal a su Maestro y a sus compañeros apóstoles. El dinero nunca hubiera podido ser el motivo de su traición al Maestro.
139:12.6 (1566.5) Judas era el hijo único de unos padres poco sabios, que lo consintieron y mimaron cuando era pequeño; fue un niño malcriado. Creció con una idea exagerada de su propia importancia. No era un buen perdedor. Tenía ideas vagas y retorcidas sobre la justicia; era dado a entregarse al odio y a la desconfianza. Era un experto en tergiversar las palabras y las acciones de sus amigos. Durante toda su vida, Judas había cultivado el hábito de desquitarse con aquellos que suponía que lo habían maltratado. Su sentido de los valores y de las lealtades era defectuoso.
139:12.7 (1566.6) Para Jesús, Judas era una aventura de la fe. El Maestro comprendió plenamente desde el principio la debilidad de este apóstol y conocía muy bien los peligros de admitirlo en la confraternidad. Pero es propio de la naturaleza de los Hijos de Dios el dar a todos los seres creados una oportunidad plena e igual de salvación y supervivencia. Jesús quería que no sólo los mortales de este mundo, sino también los observadores de otros innumerables mundos, supieran que si existen dudas sobre la sinceridad y el entusiasmo de la devoción de una criatura hacia el reino, los Jueces de los hombres tienen la costumbre invariable de aceptar plenamente al candidato dudoso. La puerta de la vida eterna está abierta de par en par para todos; «todo el que quiera puede venir»; no hay restricciones ni limitaciones, salvo la fe del que viene.
139:12.8 (1567.1) Ésta es precisamente la razón por la cual Jesús permitió que Judas continuara hasta el fin, haciendo siempre todo lo posible por transformar y salvar a este apóstol débil y confundido. Pero cuando la luz no se recibe con honradez ni se vive en conformidad con ella, tiende a convertirse en tinieblas dentro del alma. Judas creció intelectualmente en cuanto a las enseñanzas de Jesús sobre el reino, pero no progresó en la adquisición de un carácter espiritual, como lo hicieron los otros apóstoles. No consiguió realizar un progreso personal satisfactorio en su experiencia espiritual.
139:12.9 (1567.2) Judas se dedicó a cavilar cada vez más sobre sus desilusiones personales, y finalmente se convirtió en una víctima del resentimiento. Sus sentimientos habían sido heridos muchas veces, y se volvió anormalmente desconfiado con sus mejores amigos, e incluso con el Maestro. Pronto se obsesionó con la idea de desquitarse, de hacer lo que fuera para vengarse, sí, incluso traicionando a sus compañeros y a su Maestro.
139:12.10 (1567.3) Pero estas ideas perversas y peligrosas no cobraron forma definitiva hasta el día en que una mujer agradecida rompió un costoso frasco de incienso a los pies de Jesús. Esto le pareció a Judas un despilfarro, y cuando Jesús rechazó tan radicalmente su protesta pública allí mismo en presencia de todos, aquello fue demasiado para él. Este suceso desencadenó la movilización de todo el odio, el daño, la maldad, los prejuicios, los celos y los deseos de revancha acumulados durante toda una vida, y decidió desquitarse con quien fuera. Pero cristalizó toda la maldad de su naturaleza sobre la única persona inocente de todo el drama sórdido de su vida desgraciada, simplemente porque dio la casualidad de que Jesús era el actor principal en el episodio que marcó su pasaje desde el reino progresivo de la luz al dominio de las tinieblas escogido por él mismo.
139:12.11 (1567.4) En muchas ocasiones, tanto en público como en privado, el Maestro había advertido a Judas que se estaba desviando, pero las advertencias divinas son generalmente inútiles cuando se dirigen a una naturaleza humana amargada. Jesús hizo todo lo posible y compatible con la libertad moral del hombre para evitar que Judas escogiera el camino equivocado. La gran prueba acabó por llegar. El hijo del resentimiento fracasó; cedió a los dictados agrios y sórdidos de una mente orgullosa y vengativa que exageraba su propia importancia, y se hundió rápidamente en la confusión, la desesperación y la depravación.
139:12.12 (1567.5) Judas dio comienzo entonces a la intriga vil y vergonzosa de traicionar a su Señor y Maestro, y rápidamente llevó a cabo su nefasto proyecto. Durante la ejecución de sus planes de pérfida traición, concebidos en la cólera, experimentó momentos de pesar y de vergüenza, y en esos intervalos de lucidez concebía tímidamente la idea, para justificarse en su propia mente, de que Jesús quizás podría ejercer su poder y salvarse en el último momento.
139:12.13 (1567.6) Cuando este asunto sórdido y pecaminoso hubo terminado, este mortal renegado, que con tanta ligereza había vendido a su amigo por treinta monedas de plata para satisfacer las ansias de venganza que había alimentado durante tanto tiempo, salió precipitadamente y cometió el acto final del drama consistente en huir de las realidades de la existencia mortal — se suicidó.
139:12.14 (1567.7) Los once apóstoles se quedaron horrorizados, anonadados. Jesús se limitó a mirar con lástima al traidor. Los mundos han encontrado difícil perdonar a Judas, y se evita pronunciar su nombre en todo un vasto universo.
El libro de Urantia
Documento 140
140:0.1 (1568.1) El domingo 12 de enero del año 27, un poco antes del mediodía, Jesús reunió a los apóstoles para su ordenación como predicadores públicos del evangelio del reino. Los doce esperaban ser llamados de un día a otro; por eso, aquella mañana no se alejaron mucho de la costa para pescar. Algunos de ellos se habían quedado cerca de la orilla reparando sus redes y remendando sus atavíos de pesca.
140:0.2 (1568.2) Cuando Jesús bajó a la playa para convocar a los apóstoles, primero llamó a Andrés y Pedro, que estaban pescando cerca de la orilla; luego hizo señas a Santiago y Juan, que se encontraban cerca en una barca charlando con su padre Zebedeo y reparando sus redes. Reunió de dos en dos a los otros apóstoles, y cuando los doce estuvieron congregados, se dirigió con ellos hacia las tierras montañosas del norte de Cafarnaúm, donde procedió a instruirlos como preparación para su ordenación formal.
140:0.3 (1568.3) Por una vez, los doce apóstoles estaban silenciosos; incluso Pedro se hallaba pensativo. ¡Por fin había llegado la hora tanto tiempo esperada! Partían a solas con el Maestro para participar en algún tipo de ceremonia solemne de consagración personal y de dedicación colectiva al trabajo sagrado de representar a su Maestro en la proclamación del advenimiento del reino de su Padre.
140:1.1 (1568.4) Antes del servicio formal de ordenación, Jesús dijo a los doce que estaban sentados a su alrededor: «Hermanos míos, la hora del reino ha llegado. Os he traído aquí, a solas conmigo, para presentaros al Padre como embajadores del reino. Algunos de vosotros me habéis oído hablar de este reino en la sinagoga cuando fuisteis llamados por primera vez. Cada uno de vosotros ha aprendido más sobre el reino del Padre desde que habéis estado trabajando conmigo en las ciudades cercanas al Mar de Galilea. Pero en este momento tengo algo más que deciros con respecto a este reino.
140:1.2 (1568.5) «El nuevo reino que mi Padre está a punto de establecer en el corazón de sus hijos terrestres está destinado a ser un dominio eterno. Este gobierno de mi Padre en el corazón de aquellos que desean hacer su voluntad divina no tendrá fin. Os declaro que mi Padre no es el Dios de los judíos o de los gentiles. Muchos vendrán del este y del oeste para sentarse con nosotros en el reino del Padre, mientras que muchos hijos de Abraham se negarán a entrar en esta nueva fraternidad, en la que el espíritu del Padre reina en el corazón de los hijos de los hombres.
140:1.3 (1568.6) «El poder de este reino no consistirá en la fuerza de los ejércitos ni en la importancia de las riquezas, sino más bien en la gloria del espíritu divino que vendrá a enseñar la mente y dirigir el corazón de los ciudadanos renacidos de este reino celestial — los hijos de Dios. Ésta es la fraternidad del amor donde reina la rectitud y cuyo grito de guerra será: Paz en la Tierra y buena voluntad entre todos los hombres. Este reino, que muy pronto vais a proclamar, es el deseo de los hombres de bien de todos los tiempos, la esperanza de toda la Tierra y el cumplimiento de las sabias promesas de todos los profetas.
140:1.4 (1569.1) «Pero para vosotros, hijos míos, y para todos los demás que quieran seguiros en este reino, una dura prueba se prepara. Sólo la fe os permitirá atravesar sus puertas, pero tendréis que producir los frutos del espíritu de mi Padre si queréis continuar ascendiendo en la vida progresiva de la comunidad divina. En verdad, en verdad os digo que no todo el que dice ‘Señor, Señor` entrará en el reino de los cielos, sino más bien aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
140:1.5 (1569.2) «Vuestro mensaje para el mundo será: Buscad primero el reino de Dios y su rectitud, y cuando los hayáis encontrado, todas las demás cosas esenciales para la supervivencia eterna estarán aseguradas por añadidura. Ahora quisiera dejar claro para vosotros que este reino de mi Padre no vendrá con una exhibición exterior de poder ni con una demostración indecorosa. No debéis salir de aquí para proclamar el reino diciendo: ‘está aquí` o ‘está allí`, porque este reino que predicaréis es Dios dentro de vosotros.
140:1.6 (1569.3) «Quien quiera ser grande en el reino de mi Padre, deberá volverse un ministro para todos; y si alguien quiere ser el primero entre vosotros, que se convierta en el servidor de sus hermanos. Una vez que hayáis sido recibidos realmente como ciudadanos del reino celestial, ya no seréis servidores, sino hijos, hijos del Dios viviente. Así es como este reino progresará en el mundo, hasta que destruya todas las barreras y conduzca a todos los hombres a conocer a mi Padre y a creer en la verdad salvadora que he venido a proclamar. Incluso ahora mismo el reino está cerca, y algunos de vosotros no moriréis hasta que hayáis visto llegar el reino de Dios con gran poder.
140:1.7 (1569.4) «Esto que vuestros ojos contemplan ahora, este pequeño comienzo de doce hombres comunes, se multiplicará y crecerá hasta que, finalmente, toda la Tierra se llene con las alabanzas de mi Padre. Y no será tanto por las palabras que diréis, sino más bien por la vida que viviréis, como los hombres sabrán que habéis estado conmigo y que habéis aprendido las realidades del reino. Aunque no quisiera colocar ninguna carga pesada sobre vuestra mente, estoy a punto de depositar sobre vuestra alma la solemne responsabilidad de representarme en el mundo cuando os deje dentro de poco, como yo represento ahora a mi Padre en esta vida que estoy viviendo en la carne». Cuando Jesús terminó de hablar, se levantó.
140:2.1 (1569.5) Jesús indicó entonces a los doce mortales que acababan de escuchar su declaración sobre el reino que se arrodillaran en círculo alrededor de él. Luego, el Maestro puso sus manos sobre la cabeza de cada apóstol, empezando por Judas Iscariote y terminando por Andrés. Después de haberlos bendecido, extendió las manos y oró:
140:2.2 (1569.6) «Padre mío, aquí te traigo a estos hombres, mis mensajeros. Entre nuestros hijos de la Tierra, he escogido a estos doce para que vayan a representarme como yo he venido para representarte. Ámalos y acompáñalos como tú me has amado y acompañado. Y ahora, Padre mío, concédeles sabiduría a estos hombres, mientras deposito todos los asuntos del reino venidero entre sus manos. Desearía, si es tu voluntad, permanecer algún tiempo en la Tierra para ayudarlos en sus trabajos por el reino. De nuevo, Padre mío, te doy las gracias por estos hombres, y los confío a tu cuidado mientras me dedico a terminar la obra que me has encomendado.»
140:2.3 (1570.1) Cuando Jesús terminó de orar, cada uno de los apóstoles permaneció inclinado en su sitio. Transcurrieron muchos minutos antes de que el mismo Pedro se atreviera a levantar los ojos para mirar al Maestro. Uno tras otro abrazaron a Jesús, pero nadie dijo nada. Un gran silencio invadió el lugar, mientras que una multitud de seres celestiales contemplaba desde arriba esta escena solemne y sagrada — el Creador de un universo poniendo los asuntos de la fraternidad divina de los hombres bajo la dirección de unas mentes humanas.
140:3.1 (1570.2) Jesús tomó entonces la palabra y dijo: «Ahora que sois embajadores del reino de mi Padre, os habéis convertido así en una clase de hombres separada y distinta de todos los demás hombres de la Tierra. Ahora ya no sois como unos hombres entre los hombres, sino como unos ciudadanos iluminados de otro país celestial entre las criaturas ignorantes de este mundo tenebroso. Ya no es suficiente con que viváis como habéis hecho hasta ahora, sino que de aquí en adelante deberéis de vivir como aquellos que han saboreado las glorias de una vida mejor, y han sido enviados de vuelta a la Tierra como embajadores del Soberano de ese mundo nuevo y mejor. Se espera más del profesor que del alumno; al amo se le exige más que al servidor. A los ciudadanos del reino celestial se les pide más que a los ciudadanos del gobierno terrestre. Algunas de las cosas que estoy a punto de deciros os parecerán duras, pero habéis elegido representarme en el mundo como yo ahora represento al Padre. Y como agentes míos en la Tierra, estaréis obligados a acatar las enseñanzas y las prácticas que reflejan mis ideales de vida mortal en los mundos del espacio, lo que ejemplifico en mi vida terrestre revelando al Padre que está en los cielos.
140:3.2 (1570.3) «Os envío para proclamar la libertad a los cautivos espirituales, la alegría a los esclavos del miedo, y para curar a los enfermos de acuerdo con la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Cuando encontréis a mis hijos en la aflicción, decidles palabras de estímulo como éstas:
140:3.3 (1570.4) «Bienaventurados los pobres de espíritu, los humildes, porque de ellos son los tesoros del reino de los cielos.
140:3.4 (1570.5) «Bienaventurados los que tienen hambre y sed de rectitud, porque ellos serán saciados.
140:3.5 (1570.6) «Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la Tierra.
140:3.6 (1570.7) «Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
140:3.7 (1570.8) «Y decid también a mis hijos estas palabras adicionales de consuelo espiritual y de promesa:
140:3.8 (1570.9) «Bienaventurados los afligidos, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán el espíritu de la alegría.
140:3.9 (1570.10) «Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
140:3.10 (1570.11) «Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
140:3.11 (1570.12) «Bienaventurados los perseguidos a causa de su rectitud, porque de ellos es el reino de los cielos. Consideraos bienaventurados cuando los hombres os injurien y os persigan, y digan falsamente toda clase de mal contra vosotros. Regocijaos y alegraos en extremo, porque vuestra recompensa será grande en los cielos.
140:3.12 (1570.13) «Hermanos míos, mientras os envío fuera, vosotros sois la sal de la Tierra, una sal con sabor de salvación. Pero si esta sal ha perdido su sabor, ¿con qué se sazonará? En lo sucesivo ya no sirve más que para ser arrojada y pisoteada por los hombres.
140:3.13 (1570.14) «Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad situada en una colina no se puede ocultar. Los hombres tampoco encienden una luz para ponerla debajo de un almud, sino en un candelero; y da luz a todos los que están en la casa. Que vuestra luz brille ante los hombres de tal manera que puedan ver vuestras buenas obras y sean inducidos a glorificar a vuestro Padre que está en los cielos.
140:3.14 (1571.1) «Os envío al mundo para que me representéis y actuéis como embajadores del reino de mi Padre. Cuando salgáis a proclamar la buena nueva, poned vuestra confianza en el Padre, de quien sois mensajeros. No resistáis a la injusticia por medio de la fuerza; no pongáis vuestra confianza en el vigor corporal. Si vuestro prójimo os golpea en la mejilla derecha, ofrecedle también la izquierda. Estad dispuestos a sufrir una injusticia en lugar de acudir a la ley entre vosotros. Atended con bondad y misericordia a todos los que están afligidos y necesitados.
140:3.15 (1571.2) «Os lo digo: amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os utilizan con malicia. Haced por los hombres todo lo que creéis que yo haría por ellos.
140:3.16 (1571.3) «Vuestro Padre que está en los cielos hace que el Sol brille sobre los malos al igual que sobre los buenos; asimismo, envía la lluvia sobre los justos y los injustos. Vosotros sois los hijos de Dios; aún más, ahora sois los embajadores del reino de mi Padre. Sed misericordiosos como Dios es misericordioso, y en el eterno futuro del reino, seréis perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto.
140:3.17 (1571.4) «Estáis encargados de salvar a los hombres, no de juzgarlos. Al final de vuestra vida terrestre, todos esperaréis misericordia; por eso os pido que durante vuestra vida mortal mostréis misericordia a todos vuestros hermanos en la carne. No cometáis el error de intentar quitar una mota del ojo de vuestro hermano, cuando hay una viga en el vuestro. Después de sacar primero la viga de vuestro propio ojo, podréis ver mejor para quitar la mota del ojo de vuestro hermano.
140:3.18 (1571.5) «Discernid claramente la verdad; vivid con audacia la vida recta; así seréis mis apóstoles y los embajadores de mi Padre. Habéis oído decir que: ‘Si el ciego conduce al ciego, los dos se caerán al precipicio`. Si queréis guiar a otras personas hacia el reino, vosotros mismos tenéis que caminar en la clara luz de la verdad viviente. En todos los asuntos del reino, os exhorto a que mostréis un juicio justo y una sabiduría penetrante. No ofrezcáis las cosas santas a los perros, ni arrojéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que pisoteen vuestras joyas y se vuelvan para despedazaros.
140:3.19 (1571.6) «Os pongo en guardia contra los falsos profetas que vendrán hacia vosotros vestidos de cordero, mientras que por dentro son como lobos voraces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Recogen los hombres uvas de las espinas o higos de los cardos? Así pues, todo buen árbol produce buenos frutos, pero el árbol corrompido da malos frutos. Un buen árbol no puede producir malos frutos, ni un árbol corrompido buenos frutos. Todo árbol que no da buenos frutos pronto es derribado y arrojado al fuego. Para conseguir entrar en el reino de los cielos, lo que cuenta es el móvil. Mi Padre mira dentro del corazón de los hombres y los juzga por sus deseos internos y sus intenciones sinceras.
140:3.20 (1571.7) «En el gran día del juicio del reino, muchos me dirán: ‘¿No hemos profetizado en tu nombre y hemos hecho muchas obras maravillosas por tu nombre?` Pero yo me veré obligado a decirles, ‘Nunca os he conocido; apartaos de mí, vosotros que sois unos falsos educadores`. Pero todo el que escuche esta instrucción y ejecute sinceramente su misión de representarme ante los hombres, como yo he representado a mi Padre ante vosotros, encontrará una entrada abundante a mi servicio y en el reino del Padre celestial.»
140:3.21 (1571.8) Los apóstoles nunca habían escuchado antes a Jesús expresarse de esta manera, pues les había hablado como alguien que posee una autoridad suprema. Descendieron de la montaña casi al ponerse el Sol, pero ninguno le hizo preguntas a Jesús.
140:4.1 (1572.1) El llamado «Sermón de la Montaña» no es el evangelio de Jesús. Contiene de hecho muchas enseñanzas útiles, pero eran las instrucciones de ordenación de Jesús a los doce apóstoles. Era el encargo personal del Maestro a los que iban a continuar predicando el evangelio y que aspiraban a representarlo en el mundo de los hombres, como él representaba a su Padre con tanta elocuencia y perfección.
140:4.2 (1572.2) «Vosotros sois la sal de la Tierra, una sal con sabor de salvación. Pero si esta sal ha perdido su sabor, ¿con qué se sazonará? En lo sucesivo ya no sirve más que para ser arrojada y pisoteada por los hombres.»
140:4.3 (1572.3) En los tiempos de Jesús, la sal era un elemento precioso. Se utilizaba incluso como moneda. La palabra moderna «salario» se deriva de sal. La sal no sólo condimenta los alimentos, sino que también los conserva. Hace que otras cosas sean más sabrosas, y sirve así a medida que se gasta.
140:4.4 (1572.4) «Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad situada en una colina no se puede ocultar. Los hombres tampoco encienden una luz para ponerla debajo de un almud, sino en un candelero; y da luz a todos los que están en la casa. Que vuestra luz brille ante los hombres de tal manera que puedan ver vuestras buenas obras y sean inducidos a glorificar a vuestro Padre que está en los cielos.»
140:4.5 (1572.5) Aunque la luz disipa las tinieblas, también puede ser tan «cegadora» como para confundir y frustrar. Se nos exhorta a que dejemos brillar nuestra luz de tal manera que nuestros semejantes se sientan guiados hacia unos caminos nuevos y divinos de vida realzada. Nuestra luz no debe brillar como para atraer la atención sobre nosotros mismos. También podemos utilizar nuestra propia profesión como un «reflector» eficaz para diseminar esta luz de la vida.
140:4.6 (1572.6) Los caracteres fuertes no se forman evitando hacer el mal, sino más bien haciendo realmente el bien. El altruismo es la insignia de la grandeza humana. Los niveles más altos de autorrealización se alcanzan mediante la adoración y el servicio. La persona feliz y eficaz está motivada por el amor de hacer el bien, y no por el temor de hacer el mal.
140:4.7 (1572.7) «Por sus frutos los conoceréis.» La personalidad es básicamente invariable. Lo que cambia — lo que crece — es el carácter moral. El error principal de las religiones modernas es el negativismo. El árbol que no produce frutos es «derribado y arrojado al fuego». El valor moral no puede provenir de la simple represión — de la obediencia al mandato «No harás». El miedo y la vergüenza son motivaciones sin valor para la vida religiosa. La religión solamente es válida cuando revela la paternidad de Dios y realza la fraternidad de los hombres.
140:4.8 (1572.8) Una persona se forma una filosofía eficaz de la vida combinando la perspicacia cósmica con la suma de sus propias reacciones emocionales ante el entorno social y económico. Recordad: aunque los impulsos hereditarios no se pueden modificar fundamentalmente, las reacciones emocionales a esos impulsos sí se pueden cambiar; por consiguiente, la naturaleza moral se puede modificar, el carácter se puede mejorar. En un carácter fuerte, las reacciones emocionales están integradas y coordinadas, generando así una personalidad unificada. La falta de unificación debilita la naturaleza moral y engendra la desdicha.
140:4.9 (1572.9) Sin una meta que merezca la pena, la vida carece de objetivo y de provecho, lo que ocasiona mucha infelicidad. El discurso de Jesús en la ordenación de los doce constituye una filosofía magistral de la vida. Jesús exhortó a sus seguidores a que ejercitaran una fe experiencial. Les advirtió que no se limitaran a depender de un asentimiento intelectual, de la credulidad o de la autoridad establecida.
140:4.10 (1573.1) La educación debería ser una técnica para aprender (para descubrir) los mejores métodos de satisfacer nuestros impulsos naturales y hereditarios, y la felicidad es el resultado final de estas técnicas mejores de satisfacción emocional. La felicidad depende poco del entorno, aunque un ambiente agradable puede contribuir mucho a ella.
140:4.11 (1573.2) Todo mortal ansía realmente ser una persona completa, ser perfecto como el Padre que está en los cielos es perfecto, y este logro es posible porque, a fin de cuentas, el «universo es verdaderamente paternal».
140:5.1 (1573.3) Desde el Sermón de la Montaña hasta el discurso de la Última Cena, Jesús enseñó a sus discípulos a manifestar un amor paternal en lugar de un amor fraternal. El amor fraternal consiste en amar al prójimo como a sí mismo, lo que sería una aplicación adecuada de la «regla de oro». Pero el afecto paternal exige que améis a vuestros compañeros mortales como Jesús os ama.
140:5.2 (1573.4) Jesús ama a la humanidad con un afecto doble. Vivió en la Tierra bajo una doble personalidad — humana y divina. Como Hijo de Dios, ama al hombre con un amor paternal — es el Creador del hombre, su Padre en el universo. Como Hijo del Hombre, Jesús ama a los mortales como un hermano — fue realmente un hombre entre los hombres.
140:5.3 (1573.5) Jesús no esperaba que sus discípulos consiguieran una manifestación imposible de amor fraternal, pero sí contaba con que se esforzarían tanto por parecerse a Dios — por ser perfectos como el Padre que está en los cielos es perfecto — que podrían empezar a considerar a los hombres como Dios considera a sus criaturas, y así podrían empezar a amar a los hombres como Dios los ama — a manifestar los principios de un afecto paternal. En el transcurso de estas exhortaciones a los doce apóstoles, Jesús trató de revelar este nuevo concepto de amor paternal, tal como está relacionado con ciertas actitudes emocionales involucradas cuando se efectúan numerosos ajustes sociales al entorno.
140:5.4 (1573.6) El Maestro inició este importante discurso llamando la atención sobre cuatro actitudes de fe, como preludio a la descripción posterior de sus cuatro reacciones trascendentales y supremas de amor paternal, en contraste con las limitaciones del simple amor fraternal.
140:5.5 (1573.7) Primero habló de los que eran pobres de espíritu, de los que tenían hambre de rectitud, de los que perseveraban en la mansedumbre y de los limpios de corazón. Se podría esperar que estos mortales que disciernen el espíritu alcanzarían los niveles suficientes de desinterés divino como para ser capaces de intentar el extraordinario ejercicio del afecto paternal; que, incluso en la aflicción, estarían facultados para mostrar misericordia, promover la paz y soportar las persecuciones. Y que a lo largo de todas estas penosas situaciones, amarían con un amor paternal incluso a una humanidad poco amable. El afecto de un padre puede alcanzar unos niveles de devoción que trascienden inmensamente el afecto de un hermano.
140:5.6 (1573.8) La fe y el amor de estas beatitudes fortalecen el carácter moral y crean la felicidad. El miedo y la ira debilitan el carácter y destruyen la felicidad. Este sermón importante se inició con una nota de felicidad.
140:5.7 (1573.9) 1. «Bienaventurados los pobres de espíritu — los humildes.» Para un niño, la felicidad es la satisfacción de una ansia inmediata de placer. El adulto está dispuesto a sembrar las semillas de la abnegación, con el fin de obtener las cosechas posteriores de una felicidad mayor. En los tiempos de Jesús y después de ellos, la felicidad ha sido asociada demasiado a menudo con la idea de poseer riquezas. En la historia del fariseo y del publicano que oraban en el templo, uno se sentía rico de espíritu — egotista; el otro se sentía «pobre de espíritu» — humilde. Uno era autosuficiente; el otro era enseñable y buscaba la verdad. Los pobres de espíritu buscan metas de riqueza espiritual — buscan a Dios. Estos buscadores de la verdad no tienen que esperar sus recompensas en un futuro lejano; son recompensados ahora. Encuentran el reino de los cielos en su propio corazón, y experimentan esa felicidad ahora.
140:5.8 (1574.1) 2. «Bienaventurados los que tienen hambre y sed de rectitud, porque ellos serán saciados.» Sólo aquellos que se sienten pobres de espíritu tienen sed de rectitud. Sólo los humildes buscan la fuerza divina y anhelan el poder espiritual. Sin embargo, es sumamente peligroso practicar a sabiendas el ayuno espiritual con el fin de aumentar nuestro apetito de los dones espirituales. El ayuno físico se vuelve peligroso después de cuatro o cinco días; uno puede perder todo deseo de alimentarse. El ayuno prolongado, tanto físico como espiritual, tiende a destruir el apetito.
140:5.9 (1574.2) La rectitud experiencial es un placer, no un deber. La rectitud de Jesús es un amor dinámico — un afecto paterno-fraternal. No es una rectitud negativa del tipo «no harás». ¿Cómo podría alguien tener hambre de algo negativo — de algo a «no hacer»?
140:5.10 (1574.3) No es fácil enseñar estas dos primeras beatitudes a una mente infantil, pero la mente madura debería captar su significado.
140:5.11 (1574.4) 3. «Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la Tierra.» La mansedumbre auténtica no tiene ninguna relación con el miedo. Es más bien una actitud del hombre cooperando con Dios — «Hágase tu voluntad.» Engloba la paciencia y la indulgencia, y está motivada por una fe imperturbable en un universo justo y amistoso. Domina todas las tentaciones de rebelarse contra el gobierno divino. Jesús fue el hombre manso ideal de Urantia, y heredó un vasto universo.
140:5.12 (1574.5) 4. «Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.» La pureza espiritual no es una cualidad negativa, salvo que carece de recelo y de revancha. Al hablar de la pureza, Jesús no tenía la intención de tratar exclusivamente de las actitudes sexuales humanas. Se refería más bien a esa fe que los hombres deberían tener en sus semejantes; a esa fe que los padres tienen en sus hijos, y que les permite amar a sus semejantes como un padre los amaría. El amor de un padre no tiene necesidad de mimar, y no perdona el mal, pero siempre se opone al cinismo. El amor paternal tiene una única finalidad, y siempre busca lo mejor que hay en el hombre; ésta es la actitud de un verdadero padre.
140:5.13 (1574.6) Ver a Dios — por la fe — significa adquirir la verdadera perspicacia espiritual. La perspicacia espiritual intensifica el gobierno del Ajustador, y los dos reunidos terminan por aumentar la conciencia de Dios. Cuando conocéis al Padre, os sentís confirmados en la seguridad de vuestra filiación divina, y podéis amar cada vez más a vuestros hermanos en la carne, no sólo como un hermano — con un amor fraternal — sino también como un padre — con un afecto paternal.
140:5.14 (1574.7) Esta exhortación es fácil de enseñar incluso a un niño. Los niños son confiados por naturaleza, y los padres deberían cuidar de que no pierdan esta fe sencilla. Al tratar con los niños, evitad todo engaño y absteneos de sugerir la desconfianza. Ayudadlos juiciosamente a escoger a sus héroes y a seleccionar el trabajo de su vida.
140:5.15 (1574.8) Luego, Jesús continuó instruyendo a sus discípulos sobre cómo conseguir el objetivo principal de todas las luchas humanas — la perfección — e incluso la consecución divina. Siempre les recomendaba: «Sed perfectos como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.» No exhortaba a los doce a que amaran al prójimo como se amaban a sí mismos. Esto hubiera sido un logro meritorio, que hubiera indicado la realización del amor fraternal. Recomendaba más bien a sus apóstoles que amaran a los hombres como él los había amado — con un afecto paternal así como fraternal. Y esto lo ilustró indicando cuatro reacciones supremas de amor paternal:
140:5.16 (1575.1) 1. «Bienaventurados los afligidos, porque ellos serán consolados.» El llamado sentido común o la lógica más superior nunca sugerirían que la felicidad puede surgir de la aflicción. Pero Jesús no se refería a la aflicción externa u ostentatoria. Hacía alusión a una actitud emotiva de ternura de corazón. Es un gran error enseñar a los niños y a los jóvenes que no es varonil mostrar ternura o, por otra parte, dar testimonio de sentimientos emotivos o de sufrimientos físicos. La compasión es un atributo valioso tanto en el hombre como en la mujer. No es necesario ser insensible para ser varonil. Ésta es la manera equivocada de crear hombres valientes. Los grandes hombres de este mundo no han tenido miedo de afligirse. Moisés, el afligido, fue un hombre más grande que Sansón o Goliat. Moisés fue un guía extraordinario, pero también estaba lleno de mansedumbre. Ser sensible y reaccionar antes las necesidades humanas crea una felicidad auténtica y duradera, y al mismo tiempo estas actitudes benévolas protegen el alma contra las influencias destructivas de la ira, el odio y la desconfianza.
140:5.17 (1575.2) 2. «Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos conseguirán misericordia.» La misericordia denota aquí la altura, la profundidad y la anchura de la amistad más sincera — la bondad. A veces, la misericordia puede ser pasiva, pero aquí es activa y dinámica — la ternura paternal suprema. Un padre amoroso tiene pocas dificultades para perdonar a su hijo, incluso muchas veces. En un niño no mimado, el impulso de aliviar el sufrimiento es natural. Los niños son normalmente bondadosos y compasivos cuando tienen la edad suficiente para apreciar las situaciones reales.
140:5.18 (1575.3) 3. «Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.» Los oyentes de Jesús deseaban ardientemente una liberación militar, no unos pacificadores. Pero la paz de Jesús no es de tipo pacífico y negativo. En presencia de las pruebas y de las persecuciones, decía: «Mi paz os dejo.» «Que vuestro corazón no se perturbe, y no tengáis miedo.» Ésta es la paz que impide los conflictos ruinosos. La paz personal integra la personalidad. La paz social impide el miedo, la codicia y la ira. La paz política impide los antagonismos raciales, las desconfianzas nacionales y la guerra. La pacificación es el remedio para la desconfianza y la sospecha.
140:5.19 (1575.4) Es fácil enseñar a los niños a trabajar como pacificadores. Disfrutan con las actividades de equipo; les gusta jugar juntos. El Maestro dijo en otra ocasión: «Quien quiera salvar su vida la perderá, pero quien esté dispuesto a perderla, la encontrará.»
140:5.20 (1575.5) 4. «Bienaventurados los perseguidos a causa de su rectitud, porque de ellos es el reino de los cielos. Consideraos bienaventurados cuando los hombres os injurien y os persigan, y digan falsamente toda clase de mal contra vosotros. Regocijaos y alegraos en extremo, porque vuestra recompensa será grande en los cielos.»
140:5.21 (1575.6) Muy a menudo, la persecución sigue de hecho a la paz. Pero los jóvenes y los adultos valientes no huyen nunca de las dificultades o del peligro. «No existe un amor más grande que el de dar la vida por sus amigos.» Un amor paternal puede hacer libremente todas estas cosas — unas cosas que el amor fraternal difícilmente puede abarcar. El progreso ha sido siempre la cosecha final de la persecución.
140:5.22 (1575.7) Los niños responden siempre al desafío de la valentía. La juventud siempre está dispuesta a «aceptar un desafío». Todos los niños deberían aprender pronto a sacrificarse.
140:5.23 (1575.8) Se descubre pues que las bienaventuranzas del Sermón de la Montaña están basadas en la fe y el amor, y no en la ley — en la ética y el deber.
140:5.24 (1575.9) El amor paternal se complace en devolver el bien por el mal — en hacer el bien como pago a la injusticia.
140:6.1 (1576.1) El domingo por la noche, al llegar de las tierras altas del norte de Cafarnaúm a la casa de Zebedeo, Jesús y los doce compartieron una cena sencilla. Más tarde, mientras Jesús se fue a pasear por la playa, los doce hablaron entre ellos. Después de una breve conversación, mientras los gemelos encendían un pequeño fuego para calentarse y tener más luz, Andrés salió a buscar a Jesús; cuando le dio alcance, le dijo: «Maestro, mis hermanos son incapaces de comprender lo que has dicho sobre el reino. No nos sentimos en condiciones de empezar este trabajo hasta que nos hayas dado más enseñanzas. He venido para pedirte que te reúnas con nosotros en el jardín y nos ayudes a comprender el significado de tus palabras.» Y Jesús fue con Andrés para reunirse con los apóstoles.
140:6.2 (1576.2) Cuando hubo entrado en el jardín, congregó a los apóstoles a su alrededor y continuó enseñándoles, diciendo: «Encontráis difícil recibir mi mensaje porque quisierais construir la nueva enseñanza directamente sobre la antigua, pero os afirmo que tenéis que renacer. Tenéis que comenzar de nuevo como niños pequeños y estar dispuestos a confiar en mi enseñanza y a creer en Dios. El nuevo evangelio del reino no se puede amoldar a lo que existe. Tenéis ideas equivocadas sobre el Hijo del Hombre y su misión en la Tierra. Pero no cometáis el error de pensar que he venido para rechazar la ley y los profetas; no he venido para destruir, sino para completar, ampliar e iluminar. No he venido para transgredir la ley, sino más bien para escribir estos nuevos mandamientos en las tablas de vuestro corazón.
140:6.3 (1576.3) «Exijo de vosotros una rectitud que sobrepasará a la de aquellos que intentan obtener el favor del Padre con la limosna, la oración y el ayuno. Si queréis entrar en el reino, habréis de tener una rectitud que consiste en el amor, la misericordia y la verdad — el deseo sincero de hacer la voluntad de mi Padre que está en los cielos.»
140:6.4 (1576.4) Entonces, Simón Pedro dijo: «Maestro, si tienes un nuevo mandamiento, quisiéramos oírlo. Revélanos el nuevo camino.» Jesús le contestó a Pedro: «Habéis oído decir a los que enseñan la ley: ‘No matarás; y cualquiera que mate estará sujeto a juicio`. Pero yo miro más allá del acto para descubrir el móvil. Os declaro que todo aquel que está irritado contra su hermano está en peligro de ser condenado. El que alimenta el odio en su corazón y planea la venganza en su mente, corre el peligro de ser juzgado. Tenéis que juzgar a vuestros compañeros por sus actos; el Padre que está en los cielos juzga según las intenciones.
140:6.5 (1576.5) «Habéis oído decir a los maestros de la ley: ‘No cometerás adulterio`. Pero yo os digo que todo hombre que mira a una mujer con intenciones de lujuria, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón. Sólo podéis juzgar a los hombres por sus actos, pero mi Padre mira dentro del corazón de sus hijos y los juzga con misericordia según sus intenciones y deseos reales.»
140:6.6 (1576.6) Jesús estaba dispuesto a continuar examinando los otros mandamientos, cuando Santiago Zebedeo le interrumpió para preguntar: «Maestro, ¿qué vamos a enseñar a la gente sobre el divorcio? ¿Hemos de permitir que un hombre se divorcie de su mujer como Moisés lo ordenó?» Cuando Jesús escuchó esta pregunta, dijo: «No he venido para legislar, sino para iluminar. No he venido para reformar los reinos de este mundo, sino más bien para establecer el reino de los cielos. No es voluntad del Padre que ceda a la tentación de enseñaros reglas de gobierno, de comercio o de conducta social; aunque pudieran ser buenas para hoy, estarían lejos de ser convenientes para la sociedad de otra época. Estoy en la Tierra únicamente para confortar la mente, liberar el espíritu y salvar el alma de los hombres. Pero sobre esta cuestión del divorcio os diré que, aunque Moisés consideraba favorablemente estas cosas, no era así en los tiempos de Adán ni en el Jardín.»
140:6.7 (1577.1) Después de que los apóstoles hubieron hablado entre ellos durante unos momentos, Jesús continuó diciendo: «Tenéis que reconocer siempre los dos puntos de vista de toda conducta de los mortales — el humano y el divino; los caminos de la carne y la senda del espíritu; la opinión del tiempo y el punto de vista de la eternidad.» Aunque los doce no podían comprender todo lo que les enseñaba, esta instrucción les ayudó realmente mucho.
140:6.8 (1577.2) Entonces Jesús dijo: «Pero vais a tropezar con mis enseñanzas porque estáis acostumbrados a interpretar mi mensaje literalmente; sois lentos en discernir el espíritu de mi enseñanza. Debéis recordar otra vez que sois mis mensajeros; estáis obligados a vivir vuestra vida como yo he vivido la mía en espíritu. Sois mis representantes personales; pero no cometáis el error de esperar que todos los hombres vivan como vosotros en todos los aspectos. También debéis recordar que tengo ovejas que no pertenecen a este rebaño, y que también estoy en deuda con ellos, ya que he de proporcionarles el modelo para hacer la voluntad de Dios, mientras vivo la vida de la naturaleza mortal.»
140:6.9 (1577.3) Entonces Natanael preguntó: «Maestro, ¿no vamos a dejar ningún lugar para la justicia? La ley de Moisés dice: ‘ojo por ojo y diente por diente`. ¿Qué vamos a decir nosotros?» Y Jesús contestó: «Vosotros devolveréis el bien por el mal. Mis mensajeros no deben luchar con los hombres, sino ser dulces con todos. Vuestra regla no será medida por medida. Los gobernantes de los hombres pueden tener tales leyes, pero no es así en el reino; la misericordia determinará siempre vuestro juicio, y el amor vuestra conducta. Y si estas afirmaciones os parecen duras, aun podéis echaros atrás. Si los requisitos del apostolado los encontráis demasiado duros, podéis volver al camino menos riguroso de los discípulos.»
140:6.10 (1577.4) Al escuchar estas palabras sorprendentes, los apóstoles se alejaron entre ellos un momento, pero no tardaron en volver, y Pedro dijo: «Maestro, queremos seguir contigo; ninguno de nosotros quiere volverse atrás. Estamos plenamente preparados para pagar el precio adicional; beberemos la copa. Queremos ser apóstoles, no simplemente discípulos.»
140:6.11 (1577.5) Cuando Jesús oyó esto, dijo: «Estad dispuestos entonces a asumir vuestras responsabilidades y a seguirme. Haced vuestras buenas acciones en secreto; cuando deis una limosna, que la mano izquierda no sepa lo que hace la mano derecha. Cuando oréis, hacedlo a solas y no utilicéis vanas repeticiones y frases sin sentido. Recordad siempre que el Padre sabe lo que necesitáis incluso antes de que se lo pidáis. Y no os pongáis a ayunar con un aspecto triste para que os vean los hombres. Como mis apóstoles escogidos, reservados ahora para el servicio del reino, no acumuléis tesoros en la Tierra, sino que, mediante vuestro servicio desinteresado, guardad tesoros en el cielo, porque allí donde estén vuestros tesoros estará también vuestro corazón.
140:6.12 (1577.6) «El ojo es la lámpara del cuerpo; por lo tanto, si vuestro ojo es generoso, todo vuestro cuerpo estará lleno de luz. Pero si vuestro ojo es egoísta, todo vuestro cuerpo estará lleno de tinieblas. Si la luz misma que está en vosotros se convierte en tinieblas, ¡cuán profundas serán esas tinieblas!»
140:6.13 (1577.7) Entonces Tomás preguntó a Jesús si debían «continuar teniéndolo todo en común.» El Maestro contestó: «Sí, hermanos míos, quisiera que viviéramos juntos como una familia comprensiva. Una gran obra se os ha confiado, y deseo vuestro servicio indiviso. Sabéis que se ha dicho muy bien: ‘Nadie puede servir a dos señores a la vez`. No podéis adorar sinceramente a Dios, y al mismo tiempo servir al Dinero de todo corazón. Ahora que os habéis enrolado sin reservas en el trabajo del reino, no os inquietéis por vuestra vida, y preocupaos mucho menos por lo que vais a comer o beber, o con qué vestiréis vuestro cuerpo. Ya habéis aprendido que unas manos serviciales y unos corazones diligentes no pasan hambre. Ahora que os estáis preparando para consagrar todas vuestras energías al trabajo del reino, estad seguros de que el Padre no se olvidará de vuestras necesidades. Buscad primero el reino de Dios, y cuando hayáis encontrado la entrada, todas las cosas necesarias las recibiréis por añadidura. Por eso, no os preocupéis indebidamente por el mañana. A cada día le basta su propio afán.»
140:6.14 (1578.1) Cuando vio que estaban dispuestos a permanecer levantados toda la noche para hacerle preguntas, Jesús les dijo: «Hermanos míos, sois vasijas de barro; es mejor que vayáis a descansar con el fin de estar dispuestos para el trabajo de mañana.» Pero el sueño se había alejado de sus párpados. Pedro se atrevió a pedir a su Maestro «sólo una breve conversación privada contigo. No es que yo tenga secretos para mis hermanos, pero estoy confundido y, si acaso mereciera una reprimenda de mi Maestro, podría soportarla mejor a solas contigo.» Jesús le dijo: «Ven conmigo, Pedro» — mostrando el camino hacia la casa. Cuando Pedro regresó de encontrarse con su Maestro, muy alentado y bastante estimulado, Santiago decidió entrar para hablar con Jesús. Y así sucesivamente, hasta las primeras horas de la mañana, los demás apóstoles entraron de uno en uno para hablar con el Maestro. Cuando todos hubieron conversado personalmente con él, salvo los gemelos, que se habían dormido, Andrés entró a ver a Jesús y le dijo: «Maestro, los gemelos se han dormido cerca del fuego en el jardín; ¿debo despertarlos para preguntarles si quieren hablar también contigo?» Y Jesús le dijo a Andrés, sonriendo: «Hacen bien — no los molestes.» La noche ya había pasado y despuntaba la luz de un nuevo día.
140:7.1 (1578.2) Después de unas horas de sueño, cuando los doce estaban reunidos tomando un desayuno tardío con Jesús, éste les dijo: «Ahora debéis empezar vuestro trabajo de predicación de la buena nueva y de instrucción de los creyentes. Preparaos para ir a Jerusalén.» Después de que Jesús hubiera hablado, Tomás reunió el valor suficiente para decir: «Ya sé, Maestro, que deberíamos estar preparados para emprender el trabajo, pero me temo que aún no somos capaces de llevar a cabo esta gran empresa. ¿Permitirías que nos quedáramos por aquí cerca unos días más, antes de empezar el trabajo del reino?» Cuando vio que todos sus apóstoles estaban dominados por el mismo temor, Jesús dijo: «Será como habéis pedido; permaneceremos aquí hasta después del sábado.»
140:7.2 (1578.3) Durante semanas y semanas, pequeños grupos de activos buscadores de la verdad, así como espectadores curiosos, habían venido a Betsaida para ver a Jesús. Las noticias sobre él ya se habían difundido más allá de la región; habían venido grupos de investigadores desde ciudades tan lejanas como Tiro, Sidón, Damasco, Cesarea y Jerusalén. Hasta ese momento, Jesús había acogido a esta gente y los había instruido sobre el reino, pero el Maestro traspasó ahora esta tarea a los doce. Andrés escogía a uno de los apóstoles y le asignaba un grupo de visitantes; a veces, los doce estaban todos ocupados con esta misión.
140:7.3 (1578.4) Trabajaron durante dos días, enseñando de día y manteniendo sus conversaciones privadas hasta horas avanzadas de la noche. Al tercer día, Jesús se fue a charlar con Zebedeo y Salomé, después de despedir a sus apóstoles diciendo: «Id a pescar, tratad de hacer algo distinto sin preocupaciones, o visitad quizás a vuestras familias.» El jueves regresaron para tres días más de enseñanza.
140:7.4 (1578.5) Durante esta semana de repaso, Jesús repitió muchas veces a sus apóstoles los dos grandes motivos de su misión en la Tierra después de su bautismo:
140:7.5 (1578.6) 1. Revelar el Padre a los hombres.
140:7.6 (1578.7) 2. Conducir a los hombres a hacerse conscientes de su filiación — a comprender por la fe que son los hijos del Altísimo.
140:7.7 (1579.1) Una semana así de experiencias variadas hizo mucho bien a los doce; algunos incluso empezaron a tener demasiada confianza en sí mismos. En la última conferencia, la noche después del sábado, Pedro y Santiago se acercaron a Jesús, diciendo: «Estamos preparados; salgamos ahora para conquistar el reino.» A lo cual Jesús replicó: «Que vuestra sabiduría iguale a vuestro entusiasmo y vuestra valentía compense vuestra ignorancia.»
140:7.8 (1579.2) Aunque los apóstoles no lograban comprender muchas de sus enseñanzas, no dejaban de captar el significado de la vida maravillosamente hermosa que vivía con ellos.
140:8.1 (1579.3) Jesús sabía muy bien que sus apóstoles no asimilaban plenamente sus enseñanzas. Decidió impartir una instrucción especial a Pedro, Santiago y Juan, con la esperanza de que fueran capaces de clarificar las ideas de sus compañeros. Veía que los doce captaban algunas características de la idea de un reino espiritual, pero persistían con obstinación en relacionar directamente estas nuevas enseñanzas espirituales con sus antiguos conceptos literales y arraigados del reino de los cielos como restauración del trono de David y restablecimiento de Israel como potencia temporal en la Tierra. En consecuencia, el jueves por la tarde, Jesús se alejó de la costa en una barca con Pedro, Santiago y Juan, para hablarles de los asuntos del reino. Fue una conversación educativa de cuatro horas que abarcó decenas de preguntas y respuestas, y se puede incluir de manera muy provechosa en este relato, reorganizando el resumen de esta tarde importante que Simón Pedro ofreció a su hermano Andrés a la mañana siguiente:
140:8.2 (1579.4) 1. Hacer la voluntad del Padre. La enseñanza de Jesús sobre confiar en los cuidados del Padre celestial no era un fatalismo ciego y pasivo. Aquella tarde citó, dándolo por bueno, un viejo refrán hebreo: «El que no trabaje no comerá.» Señaló su propia experiencia como comentario suficiente sobre sus enseñanzas. Sus preceptos sobre la confianza en el Padre no deben juzgarse según las condiciones sociales o económicas de los tiempos modernos o de cualquier otra época. Su enseñanza abarca los principios ideales de una vida cercana a Dios, en todas las épocas y en todos los mundos.
140:8.3 (1579.5) Jesús aclaró a los tres la diferencia que había entre las exigencias de ser apóstol y las de ser discípulo. Incluso entonces no prohibió a los doce que ejercitaran la prudencia y la previsión. Él no predicaba contra la previsión, sino contra la ansiedad y la preocupación. Enseñaba la sumisión activa y alerta a la voluntad de Dios. En respuesta a las numerosas preguntas sobre la frugalidad y el ahorro, simplemente llamó la atención sobre su vida de carpintero, de fabricante de barcas y de pescador, y sobre su cuidadosa organización de los doce. Trató de aclararles que el mundo no debe ser considerado como un enemigo; que las circunstancias de la vida constituyen un designio divino que trabaja con los hijos de Dios.
140:8.4 (1579.6) Jesús tuvo grandes dificultades para hacerles comprender su práctica personal de la no resistencia. Se negaba absolutamente a defenderse, y a los apóstoles les pareció que le hubiera gustado que ellos hubieran seguido la misma política. Les enseñó que no se opusieran al mal, que no combatieran las injusticias o las injurias, pero no les enseñó que toleraran pasivamente la maldad. Aquella tarde dejó muy claro que aprobaba el castigo social para los malhechores y los criminales, y que a veces el gobierno civil tiene que emplear la fuerza para mantener el orden social y aplicar la justicia.
140:8.5 (1579.7) Nunca dejó de prevenir a sus discípulos contra la práctica perniciosa de las represalias; no soportaba la revancha, la idea de desquitarse. Deploraba que se guardara rencor. Rechazaba la idea del ojo por ojo y diente por diente. Desaprobaba todo el concepto de la revancha privada y personal, dejando estas cuestiones al gobierno civil, por un lado, y al juicio de Dios, por otro. Aclaró a los tres que sus enseñanzas se aplicaban al individuo, no al Estado. Las instrucciones que había dado hasta ese momento sobre estas cuestiones las resumió como sigue:
140:8.6 (1580.1) Amad a vuestros enemigos — recordad las demandas morales de la fraternidad humana.
140:8.7 (1580.2) La futilidad del mal: un agravio no se repara con la venganza. No cometáis el error de combatir el mal con sus propias armas.
140:8.8 (1580.3) Tened fe — tened confianza en el triunfo final de la justicia divina y de la bondad eterna.
140:8.9 (1580.4) 2. Actitud política. Advirtió a sus apóstoles que fueran discretos en sus comentarios sobre las tensas relaciones que existían entonces entre el pueblo judío y el gobierno romano; les prohibió que se enredaran de alguna manera en estas dificultades. Siempre tenía el cuidado de evitar las trampas políticas de sus enemigos, respondiendo siempre: «Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios.» Se negaba a desviar su atención de su misión, que era la de establecer un nuevo camino de salvación; no se permitía a sí mismo preocuparse por otra cosa. En su vida personal, siempre acataba debidamente todas las leyes y reglas civiles; en todas sus enseñanzas públicas, hacía caso omiso de las cuestiones cívicas, sociales y económicas. Dijo a los tres apóstoles que sólo se preocupaba por los principios de la vida espiritual interior y personal del hombre.
140:8.10 (1580.5) Jesús no era pues un reformador político. No venía para reorganizar el mundo; aunque lo hubiera hecho, sólo hubiera sido aplicable a aquella época y a aquella generación. Sin embargo, mostró al hombre la mejor manera de vivir, y ninguna generación está exenta de la tarea de descubrir la mejor manera de adaptar la vida de Jesús a sus propios problemas. Pero no cometáis nunca el error de identificar las enseñanzas de Jesús con alguna teoría política o económica, con algún sistema social o industrial.
140:8.11 (1580.6) 3. Actitud social. Durante mucho tiempo, los rabinos judíos habían debatido la cuestión: ¿Quién es mi prójimo? Jesús vino a presentar la idea de una bondad activa y espontánea, de un amor tan sincero por los semejantes, que ampliaba el concepto de vecindad hasta incluir al mundo entero, convirtiendo así en prójimos a todos los hombres. Pero a pesar de todo esto, Jesús se interesaba únicamente por el individuo, no por la masa. Jesús no era un sociólogo, pero trabajó para destruir todas las formas de aislamiento egoísta. Enseñaba la simpatía pura, la compasión. Miguel de Nebadon es un Hijo dominado por la misericordia; la compasión es su verdadera naturaleza.
140:8.12 (1580.7) El Maestro no dijo que los hombres nunca debían convidar a comer a sus amigos, pero sí dijo que sus discípulos deberían organizar festines para los pobres y los desgraciados. Jesús tenía un sólido sentido de la justicia, pero siempre estaba templada por la misericordia. No enseñó a sus apóstoles que se dejaran engañar por los parásitos sociales o los mendigos profesionales. El momento en que estuvo más cerca de efectuar unas declaraciones sociológicas fue cuando dijo: «No juzguéis, para no ser juzgados.»
140:8.13 (1580.8) Indicó claramente que la beneficencia sin distinción puede ser acusada de muchos males sociales. Al día siguiente, Jesús ordenó definitivamente a Judas que no se entregara ningún fondo apostólico como limosna, a menos que él lo pidiera o que dos de los apóstoles lo solicitaran conjuntamente. En todas estas cuestiones, Jesús siempre tenía la costumbre de decir: «Sed tan prudentes como las serpientes, pero tan inofensivos como las palomas.» En todas las situaciones sociales, parecía tener el propósito de enseñar la paciencia, la tolerancia y el perdón.
140:8.14 (1581.1) Para Jesús, la familia ocupaba el centro mismo de la filosofía de la vida — aquí y en el más allá. Sus enseñanzas sobre Dios las basó en la familia, tratando al mismo tiempo de corregir la tendencia de los judíos a honrar excesivamente a sus antepasados. Alabó la vida familiar como el deber humano más alto, pero indicó claramente que las relaciones familiares no deben interferir con las obligaciones religiosas. Llamó la atención sobre el hecho de que la familia es una institución temporal que no sobrevive a la muerte. Jesús no dudó en abandonar a su familia cuando ésta se opuso a la voluntad del Padre. Enseñó la nueva y más amplia fraternidad de los hombres — los hijos de Dios. En la época de Jesús, las costumbres relacionadas con el divorcio eran relajadas en Palestina y en todo el imperio romano. Se negó repetidas veces a establecer leyes sobre el matrimonio y el divorcio, pero muchos de los primeros seguidores de Jesús tenían opiniones arraigadas sobre el divorcio, y no dudaron en atribuírselas a él. Todos los escritores del Nuevo Testamento, exceptuando a Juan Marcos, se adhirieron a estas ideas más estrictas y avanzadas sobre el divorcio.
140:8.15 (1581.2) 4. Actitud económica. Jesús trabajó, vivió y comerció en el mundo tal como lo encontró. No era un reformador económico, aunque llamó frecuentemente la atención sobre la injusticia de la distribución desigual de la riqueza; pero no ofreció ninguna sugerencia como remedio. Indicó claramente a los tres que, aunque sus apóstoles no debían poseer bienes, no predicaba contra la riqueza y la propiedad, sino únicamente contra su distribución desigual e injusta. Reconocía la necesidad de la justicia social y de la equidad industrial, pero no ofreció ninguna regla para conseguirlas.
140:8.16 (1581.3) Nunca enseñó a sus discípulos que evitaran las posesiones terrenales; sólo a sus doce apóstoles. Lucas, el médico, creía firmemente en la igualdad social, y contribuyó mucho a interpretar las palabras de Jesús en consonancia con sus creencias personales. Jesús nunca ordenó personalmente a sus seguidores que adoptaran un modo de vida comunitario; no hizo ninguna declaración de ningún tipo sobre estas cuestiones.
140:8.17 (1581.4) Jesús previno con frecuencia a sus oyentes contra la codicia, declarando que «la felicidad de un hombre no consiste en la abundancia de sus posesiones materiales.» Reiteraba constantemente: «¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si pierde su propia alma?» No lanzó ataques directos contra la posesión de bienes, pero sí insistió en que es eternamente esencial el dar la prioridad a los valores espirituales. En sus enseñanzas posteriores trató de corregir muchas opiniones erróneas urantianas sobre la vida, contando numerosas parábolas que dio a conocer en el transcurso de su ministerio público. Jesús nunca tuvo la intención de formular teorías económicas; sabía muy bien que cada época debe desarrollar sus propios remedios para los problemas existentes. Si Jesús estuviera hoy en la Tierra, viviendo su vida en la carne, desilusionaría mucho a la mayoría de los hombres y mujeres de bien, por la sencilla razón de que no tomaría partido en los debates políticos, sociales o económicos del día. Permanecería sublimemente al margen, mientras que os enseñaría a perfeccionar vuestra vida espiritual interior, con el fin de haceros mucho más competentes para atacar la solución de vuestros problemas puramente humanos.
140:8.18 (1581.5) Jesús quería hacer a todos los hombres semejantes a Dios, y luego permanecer cerca con simpatía mientras estos hijos de Dios resuelven sus propios problemas políticos, sociales y económicos. No era la riqueza lo que denunciaba, sino lo que hace la riqueza a la mayoría de sus adictos. Este jueves por la tarde, Jesús dijo por primera vez a sus discípulos que «es más bienaventurado dar que recibir.»
140:8.19 (1581.6) 5. Religión personal. Vosotros, al igual que hicieron sus apóstoles, deberíais comprender mejor las enseñanzas de Jesús a través de su vida. Vivió una vida perfeccionada en Urantia, y sus enseñanzas excepcionales sólo se pueden comprender cuando se visualiza esa vida en su trasfondo inmediato. Es su vida, y no sus lecciones a los doce o sus sermones a las multitudes, lo que ayudará mejor a revelar el carácter divino y la personalidad amorosa del Padre.
140:8.20 (1582.1) Jesús no atacó las enseñanzas de los profetas hebreos o de los moralistas griegos. El Maestro reconocía las numerosas cosas buenas que defendían estos grandes pensadores, pero había venido a la Tierra para enseñar algo adicional: «la conformidad voluntaria de la voluntad del hombre a la voluntad de Dios». Jesús no quería limitarse a producir hombres religiosos, unos mortales enteramente ocupados en sentimientos religiosos y animados exclusivamente por impulsos espirituales. Si hubierais podido echar una sola mirada sobre él, hubierais sabido que Jesús era realmente un hombre de gran experiencia en las cosas de este mundo. Las enseñanzas de Jesús en este sentido han sido groseramente falseadas y muy mal presentadas a lo largo de todos los siglos de la era cristiana; también habéis tenido ideas tergiversadas sobre la mansedumbre y la humildad del Maestro. La meta que perseguía en su vida parece haber sido un magnífico respeto de sí mismo. Sólo aconsejaba a los hombres que se humillaran para que pudieran ser verdaderamente ensalzados; lo que en realidad perseguía era una humildad auténtica ante Dios. Atribuía un gran valor a la sinceridad — al corazón puro. La fidelidad era una virtud cardinal en su evaluación del carácter, mientras que la valentía era el centro mismo de sus enseñanzas. Su consigna era «No temáis», y el aguante paciente era su ideal de la fuerza de carácter. Las enseñanzas de Jesús constituyen una religión de valor, de coraje y de heroísmo. Y precisamente por eso escogió, como representantes personales suyos, a doce hombres corrientes que eran en su mayoría pescadores toscos, viriles y valerosos.
140:8.21 (1582.2) Jesús tenía poco que decir sobre los vicios sociales de su época; rara vez se refirió a la delincuencia moral. Era un educador positivo de la verdadera virtud. Evitó cuidadosamente el método negativo de impartir la enseñanza; rehusó darle publicidad al mal. No era siquiera un reformador moral. Sabía muy bien, y así lo enseñó a sus apóstoles, que los impulsos sensuales de la humanidad no se suprimen con los reproches religiosos ni con las prohibiciones legales. Sus pocas denuncias estaban dirigidas sobre todo contra el orgullo, la crueldad, la opresión y la hipocresía.
140:8.22 (1582.3) Jesús no denunció con vehemencia ni siquiera a los fariseos, como había hecho Juan. Sabía que muchos escribas y fariseos tenían un corazón honesto; comprendía que eran esclavos serviles de las tradiciones religiosas. Jesús insistía mucho en «empezar por sanar el árbol». Fijó en el ánimo de los tres que valoraba la vida en su totalidad, y no sólo algunas virtudes particulares.
140:8.23 (1582.4) La única lección que Juan aprendió de la enseñanza de este día fue que el fondo de la religión de Jesús consistía en adquirir un carácter compasivo, acoplado con una personalidad motivada por hacer la voluntad del Padre que está en los cielos.
140:8.24 (1582.5) Pedro captó la idea de que el evangelio que estaban a punto de proclamar era realmente un nuevo punto de partida para toda la raza humana. Más tarde transmitió esta impresión a Pablo, que la utilizó para formular su doctrina de Cristo como «el segundo Adán».
140:8.25 (1582.6) Santiago comprendió la emocionante verdad de que Jesús deseaba que sus hijos de la Tierra vivieran como si ya fueran ciudadanos del reino celestial acabado.
140:8.26 (1582.7) Jesús sabía que los hombres son diferentes, y así lo enseñó a sus apóstoles. Los exhortaba constantemente a que se abstuvieran de intentar moldear a los discípulos y a los creyentes según un modelo predeterminado. Intentaba dejar que cada alma se desarrollara según su propia manera, como un individuo distinto que se perfecciona ante Dios. En respuesta a una de las numerosas preguntas de Pedro, el Maestro dijo: «Quiero liberar a los hombres para que puedan empezar de nuevo como niños pequeños en una vida nueva y mejor.» Jesús insistía siempre en que la verdadera bondad debe ser inconsciente, que al hacer caridad no hay que dejar que la mano izquierda se entere de lo que hace la derecha.
140:8.27 (1583.1) Aquella tarde, los tres apóstoles se escandalizaron cuando se dieron cuenta de que la religión de su Maestro no preveía el examen espiritual de sí mismo. Todas las religiones anteriores y posteriores a los tiempos de Jesús, incluido el cristianismo, prevén cuidadosamente un examen concienzudo de sí mismo. Pero no es así con la religión de Jesús de Nazaret; su filosofía de la vida carece de introspección religiosa. El hijo del carpintero nunca enseñó la formación del carácter; enseñó el crecimiento del carácter, declarando que el reino de los cielos se parece a un grano de mostaza. Pero Jesús no dijo nada que proscribiera el análisis de sí mismo como medio de prevenir el egotismo presuntuoso.
140:8.28 (1583.2) El derecho a entrar en el reino está condicionado por la fe, por la creencia personal. Lo que hay que pagar para permanecer en la ascensión progresiva del reino es la perla de gran precio; para poseerla, el hombre vende todo lo que tiene.
140:8.29 (1583.3) La enseñanza de Jesús es una religión para todos, no solamente para los débiles y los esclavos. Su religión nunca se cristalizó (en su época) en credos y en leyes teológicas; no dejó ni una línea escrita detrás de él. Su vida y sus enseñanzas fueron legadas al universo como una herencia inspiradora e ideal, adecuada para la orientación espiritual y la instrucción moral de todas las épocas en todos los mundos. Incluso hoy en día, las enseñanzas de Jesús se mantienen apartadas de todas las religiones, como tales, aunque son la esperanza viviente de cada una de ellas.
140:8.30 (1583.4) Jesús no enseñó a sus apóstoles que la religión es la única ocupación del hombre en la Tierra; ésta era la idea que tenían los judíos del servicio de Dios. Pero sí insistió en que la religión sería la ocupación exclusiva de los doce. Jesús no enseñó nada que desviara a sus creyentes de la búsqueda de una cultura auténtica; sólo le quitó mérito a las escuelas religiosas de Jerusalén, atadas a la tradición. Era liberal, generoso, culto y tolerante. La piedad retraída no ocupaba ningún lugar en su filosofía de la manera recta de vivir.
140:8.31 (1583.5) El Maestro no ofreció soluciones para los problemas no religiosos de su propia época ni de ninguna época posterior. Jesús deseaba desarrollar la comprensión espiritual de las realidades eternas y estimular la iniciativa en la originalidad de la manera de vivir; se ocupó exclusivamente de las necesidades espirituales subyacentes y permanentes de la raza humana. Reveló una bondad igual a la de Dios. Exaltó el amor — la verdad, la belleza y la bondad — como el ideal divino y la realidad eterna.
140:8.32 (1583.6) El Maestro vino para crear un nuevo espíritu en el hombre, una nueva voluntad — para conferirle una capacidad nueva para conocer la verdad, experimentar la compasión y escoger la bondad — la voluntad de estar en armonía con la voluntad de Dios, unida al impulso eterno de volverse perfecto como el Padre que está en los cielos es perfecto.
140:9.1 (1583.7) Jesús dedicó el sábado siguiente a sus apóstoles, regresando a las tierras altas donde los había ordenado. Allí, después de un largo mensaje personal de estímulo, hermosamente conmovedor, emprendió el acto solemne de la consagración de los doce. Aquel sábado por la tarde, Jesús reunió a los apóstoles a su alrededor, en la ladera de la colina, y los puso en manos de su Padre celestial como preparación para el día en que se vería obligado a dejarlos solos en el mundo. No hubo ninguna enseñanza nueva en esta ocasión, sólo conversación y comunión.
140:9.2 (1584.1) Jesús analizó muchos aspectos del sermón de ordenación, pronunciado en este mismo lugar; luego los llamó ante él, uno a uno, y les encargó que salieran al mundo como sus representantes. La misión de consagración del Maestro fue: «Id por todo el mundo y predicad la buena nueva del reino. Liberad a los cautivos espirituales, confortad a los oprimidos y ayudad a los afligidos. Habéis recibido gratuitamente, dad gratuitamente.»
140:9.3 (1584.2) Jesús les aconsejó que no llevaran dinero ni ropa adicional, diciendo: «El obrero merece su salario.» Y finalmente dijo: «Mirad, os envío como ovejas en medio de los lobos; sed pues tan prudentes como las serpientes y tan inofensivos como las palomas. Pero prestad atención, porque vuestros enemigos os llevarán ante sus consejos, y os criticarán severamente en sus sinagogas. Seréis llevados ante los gobernadores y los jefes porque creéis en este evangelio, y vuestro testimonio mismo será mi propio testimonio ante ellos. Cuando os lleven a juicio, no os inquietéis por lo que tendréis que decir, porque el espíritu de mi Padre vive en vosotros y en esos momentos hablará por vosotros. Algunos de vosotros seréis ejecutados, y antes de que establezcáis el reino en la Tierra, seréis odiados por muchos pueblos a causa de este evangelio; pero no temáis, yo estaré con vosotros y mi espíritu os precederá en el mundo entero. La presencia de mi Padre permanecerá en vosotros mientras que os dirigís primero hacia los judíos y luego hacia los gentiles.»
140:9.4 (1584.3) Cuando descendieron de la montaña, regresaron a su hogar en la casa de Zebedeo.
140:10.1 (1584.4) Aquella noche, Jesús enseñó dentro de la casa porque había empezado a llover; habló muy extensamente a los doce para tratar de mostrarles lo que debían ser, y no lo que debían hacer. Sólo conocían una religión que imponía hacer ciertas cosas para poder alcanzar la rectitud — la salvación. Pero Jesús les repetía: «En el reino, tenéis que ser rectos para hacer el trabajo.» Muchas veces reiteró: «Sed pues perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.» El Maestro explicaba todo el tiempo a sus apóstoles aturdidos que la salvación que había venido a traer al mundo sólo se podía obtener creyendo, con una fe simple y sincera. Jesús dijo: «Juan ha predicado un bautismo de arrepentimiento, de aflicción por la vieja manera de vivir. Vosotros vais a proclamar el bautismo de la comunión con Dios. Predicad el arrepentimiento a los que necesitan esa enseñanza, pero a los que ya buscan entrar sinceramente en el reino, abridles las puertas de par en par y pedidles que entren en la jubilosa hermandad de los hijos de Dios.» Pero era una tarea difícil la de persuadir a estos pescadores galileos de que, en el reino, primero hay que ser recto por la fe, antes de obrar con rectitud en la vida cotidiana de los mortales de la Tierra.
140:10.2 (1584.5) Otro gran obstáculo en este trabajo de enseñar a los doce era su tendencia a aceptar los principios altamente idealistas y espirituales de la verdad religiosa, y transformarlos en reglas concretas de conducta personal. Jesús les presentaba el hermoso espíritu de la actitud del alma, pero ellos insistían en traducir estas enseñanzas a reglas de comportamiento personal. Muchas veces, cuando estaban seguros de recordar lo que el Maestro había dicho, casi no podían dejar de olvidar lo que no había dicho. Pero asimilaron lentamente su enseñanza, porque Jesús era todo lo que enseñaba. Lo que no pudieron obtener con sus instrucciones verbales, lo adquirieron paulatinamente viviendo con él.
140:10.3 (1585.1) Los apóstoles no percibían que su Maestro estaba ocupado en vivir una vida de inspiración espiritual para todas las personas de todas las épocas en todos los mundos de un vasto universo. A pesar de lo que Jesús les decía de vez en cuando, los apóstoles no captaban la idea de que estaba efectuando una labor en este mundo, pero para todos los otros mundos de su inmensa creación. Jesús vivió su vida terrestre en Urantia, no para establecer un ejemplo personal de vida mortal para los hombres y mujeres de este mundo, sino más bien para crear un ideal altamente espiritual e inspirador para todos los seres mortales de todos los mundos.
140:10.4 (1585.2) Esta misma noche, Tomás le preguntó a Jesús: «Maestro, tú dices que debemos volvernos como niños pequeños antes de poder entrar en el reino del Padre, y sin embargo nos has advertido que no nos dejemos engañar por los falsos profetas, ni que nos hagamos culpables de arrojar nuestras perlas a los cerdos. Pues bien, estoy francamente desconcertado. No consigo comprender tu enseñanza.» Jesús le contestó a Tomás: «¡Cuánto tiempo seré indulgente con vosotros! Siempre insistís en entender literalmente todo lo que enseño. Cuando os he pedido que os volváis como niños pequeños, como precio de entrada en el reino, no me refería a la facilidad de dejarse engañar, a la simple buena voluntad de creer, ni a la rapidez para confiar en los extraños agradables. Lo que deseaba que pudierais deducir con este ejemplo era la relación entre un niño y su padre. Tú eres el hijo, y es en el reino de tu padre donde pretendes entrar. Entre todo niño normal y su padre existe ese afecto natural que asegura una relación comprensiva y amorosa, y que excluye para siempre toda tendencia al regateo para obtener el amor y la misericordia del Padre. Y el evangelio que vais a predicar tiene que ver con una salvación que se origina cuando se comprende, por la fe, esta misma relación eterna entre el niño y su padre.»
140:10.5 (1585.3) La característica principal de la enseñanza de Jesús consistía en que la moralidad de su filosofía se originaba en la relación personal del individuo con Dios — la misma relación que entre el niño y su padre. Jesús hacía hincapié en el individuo, y no en la raza o en la nación. Mientras cenaban, Jesús tuvo una conversación con Mateo en la que le explicó que la moralidad de un acto cualquiera está determinada por el móvil del individuo. La moralidad de Jesús era siempre positiva. La regla de oro, tal como Jesús la expuso de nuevo con más claridad, exige un contacto social activo; la antigua regla negativa podía ser obedecida en la soledad. Jesús despojó a la moralidad de todas las reglas y ceremonias, y la elevó a los niveles majestuosos del pensamiento espiritual y de la vida verdaderamente recta.
140:10.6 (1585.4) Esta nueva religión de Jesús no estaba desprovista de implicaciones prácticas, pero todo lo que se puede encontrar en su enseñanza con un valor práctico, en el aspecto político, social o económico, es la consecuencia natural de esta experiencia interior del alma, que manifiesta los frutos del espíritu en el ministerio diario espontáneo de una experiencia religiosa personal auténtica.
140:10.7 (1585.5) Después de que Jesús y Mateo terminaran de hablar, Simón Celotes preguntó: «Pero, Maestro, ¿todos los hombres son hijos de Dios?» Y Jesús contestó: «Sí, Simón, todos los hombres son hijos de Dios, y ésa es la buena nueva que vais a proclamar.» Pero los apóstoles no conseguían comprender esta doctrina; era una declaración nueva, extraña y sorprendente. A causa de su deseo de inculcar esta verdad a sus discípulos, Jesús les enseñó a tratar a todos los hombres como hermanos.
140:10.8 (1585.6) En respuesta a una pregunta de Andrés, el Maestro indicó claramente que la moralidad implícita en su enseñanza era inseparable de la religión implícita en su manera de vivir. Enseñaba la moralidad, no partiendo de la naturaleza del hombre, sino partiendo de la relación del hombre con Dios.
140:10.9 (1585.7) Juan le preguntó a Jesús: «Maestro, ¿qué es el reino de los cielos?» Y Jesús respondió: «El reino de los cielos consiste en estas tres cosas esenciales: primero, el reconocimiento del hecho de la soberanía de Dios; segundo, la creencia en la verdad de la filiación con Dios; y tercero, la fe en la eficacia del deseo supremo humano de hacer la voluntad de Dios — de ser semejante a Dios. Y he aquí la buena nueva del evangelio: por medio de la fe, cada mortal puede poseer todas estas cosas esenciales para la salvación.»
140:10.10 (1586.1) Ahora que la semana de espera había terminado, se prepararon para partir al día siguiente hacia Jerusalén.
El libro de Urantia
Documento 141
141:0.1 (1587.1) EL 19 de enero del año 27, primer día de la semana, Jesús y los doce apóstoles se prepararon para marcharse de su cuartel general de Betsaida. Los doce no sabían nada de los planes de su Maestro, excepto que subirían a Jerusalén para asistir a la fiesta de la Pascua en abril, y que se tenía la intención de viajar por el camino del valle del Jordán. No salieron de la casa de Zebedeo hasta cerca del mediodía, porque las familias de los apóstoles y de otros discípulos habían venido para despedirlos y desearles buena suerte en la nueva tarea que estaban a punto de empezar.
141:0.2 (1587.2) Poco antes de partir, los apóstoles no vieron al Maestro, y Andrés salió a buscarlo. No tardó en encontrarlo sentado en una barca en la playa, y Jesús estaba llorando. Los doce habían visto a menudo a su Maestro cuando parecía apesadumbrado, y habían contemplado sus breves períodos de graves preocupaciones mentales, pero ninguno de ellos lo había visto nunca llorar. Andrés se quedó un poco sorprendido al ver al Maestro así de afectado en vísperas de su partida hacia Jerusalén, y se atrevió a acercarse a Jesús para preguntarle: «En este gran día, Maestro, cuando estamos a punto de partir hacia Jerusalén para proclamar el reino del Padre, ¿por qué lloras? ¿Quién de nosotros te ha ofendido?» Y Jesús, regresando con Andrés para reunirse con los doce, le respondió: «Ninguno de vosotros me ha causado pena. Estoy triste solamente porque ningún miembro de la familia de mi padre José se ha acordado de venir para desearnos buena suerte.» En aquel momento, Rut estaba de visita en casa de su hermano José, en Nazaret. Otros miembros de su familia se mantenían alejados por orgullo, decepción, incomprensión y pequeños resentimientos a los que habían cedido porque sus sentimientos habían sido heridos.
141:1.1 (1587.3) Cafarnaúm no estaba lejos de Tiberiades, y la fama de Jesús había empezado a propagarse ampliamente por toda Galilea, e incluso más allá. Jesús sabía que Herodes empezaría pronto a prestar atención a su obra; por eso pensó que sería mejor viajar hacia el sur y entrar en Judea con sus apóstoles. Un grupo de más de cien creyentes deseaba ir con ellos, pero Jesús les habló y les rogó que no acompañaran al grupo apostólico en su descenso por el Jordán. Aunque consintieron en quedarse atrás, muchos de ellos siguieron al Maestro pocos días después.
141:1.2 (1587.4) El primer día, Jesús y los apóstoles sólo llegaron hasta Tariquea, donde descansaron durante la noche. Al día siguiente viajaron hasta un punto del Jordán, cerca de Pella, donde Juan había predicado aproximadamente un año antes, y donde Jesús había recibido el bautismo. Se detuvieron allí durante más de dos semanas, enseñando y predicando. Hacia el final de la primera semana, varios cientos de personas se habían reunido en un campamento, cerca del lugar donde residían Jesús y los doce; habían venido de Galilea, Fenicia, Siria, la Decápolis, Perea y Judea.
141:1.3 (1588.1) Jesús no efectuó ninguna predicación pública. Andrés dividía la multitud y designaba los predicadores para las asambleas de la mañana y de la tarde. Después de la cena, Jesús conversaba con los doce. No les enseñaba nada nuevo, pero repasaba su enseñanza anterior y contestaba a sus numerosas preguntas. Durante una de aquellas noches, contó a los doce algunas cosas sobre los cuarenta días que había pasado en las colinas, cerca de este lugar.
141:1.4 (1588.2) Muchas de las personas que venían de Perea y de Judea habían sido bautizadas por Juan y estaban interesadas en saber más cosas sobre las enseñanzas de Jesús. Los apóstoles hicieron muchos progresos enseñando a los discípulos de Juan, ya que no desacreditaban de ninguna manera la predicación de Juan, y además, en aquella época ni siquiera bautizaban a sus nuevos discípulos. Pero siempre fue un escollo para los seguidores de Juan el ver que Jesús, si era todo lo que Juan había anunciado, no hacía nada por sacarlo de la cárcel. Los discípulos de Juan nunca pudieron comprender por qué Jesús no impidió la muerte cruel de su amado jefe.
141:1.5 (1588.3) Noche tras noche, Andrés enseñaba cuidadosamente a sus compañeros apóstoles la tarea delicada y difícil de llevarse bien con los seguidores de Juan el Bautista. Durante este primer año del ministerio público de Jesús, más de las tres cuartas partes de sus discípulos habían seguido previamente a Juan y habían recibido su bautismo. Todo este año 27 lo pasaron haciéndose cargo tranquilamente de la obra de Juan en Perea y Judea.
141:2.1 (1588.4) La noche antes de partir de Pella, Jesús dio a los apóstoles algunas enseñanzas adicionales sobre el nuevo reino. El Maestro dijo: «Se os ha enseñado a esperar la venida del reino de Dios, y ahora vengo para anunciar que este reino tanto tiempo esperado está cerca, que incluso ya está aquí, en medio de nosotros. En todo reino ha de haber un rey sentado en su trono, decretando las leyes del reino. Por eso habéis desarrollado un concepto del reino de los cielos consistente en el gobierno glorificado del pueblo judío sobre todos los pueblos de la Tierra, con el Mesías sentado en el trono de David, promulgando, desde ese lugar de poder milagroso, las leyes del mundo entero. Pero, hijos míos, no veis con los ojos de la fe, y no oís con el entendimiento del espíritu. Declaro que el reino de los cielos es la comprensión y el reconocimiento del gobierno de Dios en el corazón de los hombres. Es verdad que hay un Rey en este reino, y ese Rey es mi Padre y vuestro Padre. Somos en verdad sus súbditos leales, pero mucho más allá de este hecho se encuentra la verdad transformadora de que somos sus hijos. En mi vida, esta verdad ha de volverse manifiesta para todos. Nuestro Padre también está sentado en un trono, pero ninguna mano lo ha hecho. El trono del Infinito es la residencia eterna del Padre en el cielo de los cielos; él llena todas las cosas y proclama sus leyes a unos universos tras otros. Y el Padre reina también en el corazón de sus hijos de la Tierra por medio del espíritu que ha enviado a vivir dentro del alma de los hombres mortales.
141:2.2 (1588.5) «Cuando sois los súbditos de este reino, debéis oír en verdad la ley del Soberano Universal; pero cuando, a causa del evangelio del reino que he venido a proclamar, descubrís por la fe que sois hijos, ya no seguís considerándoos como criaturas sujetas a la ley de un rey todopoderoso, sino como los hijos privilegiados de un Padre amoroso y divino. En verdad, en verdad os digo que cuando la voluntad del Padre es vuestra ley, difícilmente estáis en el reino. Pero cuando la voluntad del Padre se convierte realmente en vuestra voluntad, entonces estáis de verdad en el reino, porque el reino se ha vuelto así una experiencia establecida en vosotros. Cuando la voluntad de Dios es vuestra ley, sois unos nobles súbditos esclavos; pero cuando creéis en este nuevo evangelio de filiación divina, la voluntad de mi Padre se convierte en vuestra voluntad, y sois elevados a la alta posición de los hijos libres de Dios, los hijos liberados del reino.»
141:2.3 (1589.1) Algunos apóstoles captaron algo de esta enseñanza, pero ninguno de ellos comprendió el significado completo de esta formidable declaración, a excepción quizás de Santiago Zebedeo. Sin embargo, estas palabras se grabaron en su corazón y emergieron para alegrar su ministerio durante los años posteriores de servicio.
141:3.1 (1589.2) El Maestro y sus apóstoles permanecieron cerca de Amatus casi tres semanas. Los apóstoles continuaron predicando a la multitud dos veces al día, y Jesús predicó todos los sábados por la tarde. Resultó imposible continuar con el recreo de los miércoles; por eso, Andrés decidió que dos apóstoles descansarían cada día durante seis días de la semana, y que todos estarían de servicio durante los oficios del sábado.
141:3.2 (1589.3) Pedro, Santiago y Juan hicieron la mayor parte de la predicación pública. Felipe, Natanael, Tomás y Simón hicieron una gran parte del trabajo personal y dirigieron clases para grupos especiales de investigadores; los gemelos continuaron con su supervisión general de vigilancia, mientras que Andrés, Mateo y Judas se organizaron en un comité de administración general de tres miembros, aunque cada uno de ellos también realizó un considerable trabajo religioso.
141:3.3 (1589.4) Andrés estaba muy ocupado con la tarea de arreglar los malentendidos y desacuerdos que se repetían continuamente entre los discípulos de Juan y los discípulos más recientes de Jesús. Cada pocos días se producían situaciones graves, pero Andrés, con la ayuda de sus colegas apostólicos, se las ingeniaba para persuadir a las partes en conflicto para que llegaran a algún tipo de acuerdo, aunque fuera temporal. Jesús rehusó participar en ninguna de estas conferencias; tampoco quiso dar ningún consejo sobre la manera de arreglar adecuadamente estas dificultades. Ni una sola vez ofreció sugerencias a los apóstoles sobre cómo resolver estos confusos problemas. Cuando Andrés se presentaba con estas cuestiones, Jesús siempre le decía: «No es prudente que el anfitrión participe en las querellas familiares de sus huéspedes; un padre sabio nunca toma partido en las desavenencias menores de sus propios hijos.»
141:3.4 (1589.5) El Maestro mostraba una gran sabiduría y manifestaba una equidad perfecta en todas sus relaciones con sus apóstoles y con todos sus discípulos. Jesús era realmente un maestro de hombres; ejercía una gran influencia sobre sus semejantes a causa de la fuerza y el encanto combinados de su personalidad. Su vida ruda, nómada y sin hogar producía una sutil influencia dominante. Había un atractivo intelectual y un poder persuasivo espiritual en su manera de enseñar llena de autoridad, en su lógica lúcida, en la fuerza de su razonamiento, en su perspicacia sagaz, en su viveza mental, en su serenidad incomparable y en su sublime tolerancia. Era sencillo, varonil, honrado e intrépido. Junto a toda esta influencia física e intelectual que manifestaba la presencia del Maestro, también se encontraban todos los encantos espirituales del ser que se habían asociado con su personalidad — la paciencia, la ternura, la mansedumbre, la dulzura y la humildad.
141:3.5 (1589.6) Jesús de Nazaret era en verdad una personalidad fuerte y enérgica; era una potencia intelectual y una fortaleza espiritual. Su personalidad no atraía solamente, entre sus discípulos, a las mujeres propensas a la espiritualidad, sino también al culto e intelectual Nicodemo y al endurecido soldado romano, el capitán que estaba de guardia en la cruz, que después de ver morir al Maestro, dijo: «En verdad, era un Hijo de Dios.» Y los enérgicos y robustos pescadores galileos le llamaban Maestro.
141:3.6 (1590.1) Los retratos de Jesús han sido muy desacertados. Esas pinturas de Cristo han ejercido una influencia perjudicial sobre la juventud; los mercaderes del templo difícilmente hubieran huido delante de Jesús si éste hubiera sido el tipo de hombre que vuestros artistas han representado generalmente. Su masculinidad estaba llena de dignidad; era bueno, pero natural. Jesús no tenía la actitud de un místico apacible, dulce, suave y amable. Su enseñanza era conmovedoramente dinámica. No solamente tenía buenas intenciones, sino que iba de un sitio para otro haciendo realmente el bien.
141:3.7 (1590.2) El Maestro nunca dijo: «Venid a mí todos los que sois indolentes y todos los soñadores.» Pero sí dijo muchas veces: «Venid a mí todos los que os esforzáis, y yo os daré descanso — fuerza espiritual.» En verdad, el yugo del Maestro es ligero, pero incluso así, nunca lo impone; cada persona debe coger ese yugo por su propia voluntad.
141:3.8 (1590.3) Jesús describió la conquista como fruto del sacrificio, el sacrificio del orgullo y del egoísmo. Al mostrar misericordia, pretendía ilustrar la liberación espiritual de todos los rencores, agravios, ira y ansias de poder y de venganza egoístas. Cuando dijo: «No resistáis al mal», explicó más adelante que no quería decir que excusara el pecado o que aconsejara fraternizar con la iniquidad. Intentaba más bien enseñar a perdonar, a «no resistirse a los malos tratos contra nuestra personalidad, al perjuicio dañino contra nuestros sentimientos de dignidad personal.»
141:4.1 (1590.4) Durante su estancia en Amatus, Jesús pasó mucho tiempo enseñando a los apóstoles el nuevo concepto de Dios; les inculcó una y otra vez que Dios es un Padre, y no un contable grande y supremo que se ocupa principalmente de efectuar asientos perjudiciales contra sus hijos desviados de la Tierra, registrando sus pecados y maldades para luego utilizarlos contra ellos cuando se siente a juzgarlos como justo Juez de toda la creación. Desde hacía mucho tiempo, los judíos habían concebido a Dios como un rey por encima de todo, e incluso como Padre de la nación, pero nunca antes un gran número de hombres mortales había mantenido la idea de Dios como Padre amoroso del individuo.
141:4.2 (1590.5) En respuesta a la pregunta de Tomás: «¿Quién es este Dios del reino?», Jesús replicó: «Dios es tu Padre, y la religión — mi evangelio — no es ni más ni menos que reconocer la verdad, creyéndolo, de que tú eres su hijo. Y yo estoy aquí, viviendo en la carne entre vosotros, para clarificar estas dos ideas con mi vida y mis enseñanzas.»
141:4.3 (1590.6) Jesús también intentó liberar la mente de sus apóstoles de la idea de que ofrecer sacrificios de animales era un deber religioso. Pero estos hombres, educados en la religión del sacrificio diario, eran lentos en comprender lo que les quería decir. Sin embargo, el Maestro no se cansó de enseñarles. Cuando no conseguía llegar a la mente de todos los apóstoles mediante un solo ejemplo, volvía a repetir su mensaje empleando otro tipo de parábola con objeto de iluminarlos.
141:4.4 (1590.7) Por esta misma época, Jesús empezó a enseñar más plenamente a los doce sobre su misión de «consolar a los afligidos y de cuidar a los enfermos». El Maestro les enseñó muchas cosas sobre el hombre completo — la unión del cuerpo, la mente y el espíritu para formar el individuo, hombre o mujer. Jesús expuso a sus asociados los tres tipos de aflicción que iban a encontrar, y luego les explicó cómo deberían ayudar a todos los que sufren los dolores de las enfermedades humanas. Les enseñó a reconocer:
141:4.5 (1591.1) 1. Las enfermedades de la carne — las aflicciones generalmente consideradas como enfermedades físicas.
141:4.6 (1591.2) 2. Las mentes perturbadas — las aflicciones no físicas, posteriormente consideradas como dificultades y desórdenes emocionales y mentales.
141:4.7 (1591.3) 3. La posesión por los malos espíritus.
141:4.8 (1591.4) En diversas ocasiones, Jesús explicó a sus apóstoles la naturaleza de estos malos espíritus, y les dijo algunas cosas sobre su origen; en aquella época también se les llamaba a menudo espíritus impuros. El Maestro conocía bien la diferencia entre la posesión por los malos espíritus y la demencia, pero los apóstoles lo ignoraban. En vista de su conocimiento limitado de la historia primitiva de Urantia, Jesús tampoco podía emprender la tarea de hacerles comprender plenamente esta cuestión. Pero les dijo muchas veces, aludiendo a estos malos espíritus: «No volverán a molestar a los hombres cuando yo haya ascendido hasta mi Padre que está en los cielos, y después de que haya derramado mi espíritu sobre todo el género humano, en la época en que el reino vendrá con gran poder y gloria espiritual.»
141:4.9 (1591.5) Semana tras semana y un mes tras otro, a lo largo de todo este año, los apóstoles prestaron cada vez más atención a la tarea de curar a los enfermos.
141:5.1 (1591.6) Una de las conferencias nocturnas más extraordinarias de Amatus fue la sesión en la que se discutió sobre la unidad espiritual. Santiago Zebedeo había preguntado: «Maestro, ¿cómo podemos aprender a tener el mismo punto de vista, y a disfrutar así de una mayor armonía entre nosotros?» Cuando Jesús escuchó esta pregunta, su espíritu se alteró de tal manera que replicó: «Santiago, Santiago, ¿cuándo te he enseñado que todos debéis tener el mismo punto de vista? He venido al mundo para proclamar la libertad espiritual, con el fin de que los mortales puedan tener la facultad de vivir una vida individual original y libre ante Dios. No deseo que la armonía social y la paz fraternal se adquieran a costa del sacrificio de la personalidad libre y de la originalidad espiritual. Lo que yo os pido, a mis apóstoles, es la unidad espiritual — y eso lo podéis experimentar en la alegría de vuestra dedicación unida a hacer de todo corazón la voluntad de mi Padre que está en los cielos. No necesitáis tener el mismo punto de vista, sentir de la misma manera o ni siquiera pensar de la misma manera, para ser iguales espiritualmente. La unidad espiritual procede de la conciencia de que cada uno de vosotros está habitado, y cada vez más gobernado, por el don espiritual del Padre celestial. Vuestra armonía apostólica debe originarse en el hecho de que la esperanza espiritual de cada uno de vosotros es idéntica en su origen, naturaleza y destino.
141:5.2 (1591.7) «De esta manera podéis experimentar una unidad perfeccionada de intención espiritual y de comprensión espiritual, que tiene su origen en la conciencia mutua de la identidad de cada uno de vuestros espíritus paradisiacos internos; y podéis disfrutar toda esta profunda unidad espiritual en presencia misma de la extrema diversidad de vuestras actitudes individuales en lo referente a la reflexión intelectual, a los sentimientos propios de vuestro temperamento y a la conducta social. Vuestras personalidades pueden ser agradablemente variadas y notablemente diferentes, pero vuestras naturalezas espirituales y los frutos espirituales de vuestra adoración divina y de vuestro amor fraternal pueden estar tan unificados, que todos los que contemplen vuestra vida reconocerán con toda seguridad esta identidad de espíritu y esta unidad de alma. Reconocerán que habéis estado conmigo y que habéis aprendido así a hacer, de una manera aceptable, la voluntad del Padre que está en los cielos. Podéis conseguir la unidad en el servicio de Dios, aunque cada uno de vosotros cumpla ese servicio siguiendo la técnica de sus propias dotaciones originales de mente, de cuerpo y de alma.
141:5.3 (1592.1) «Vuestra unidad espiritual implica dos factores, que siempre se armonizarán en la vida de los creyentes individuales: En primer lugar, poseéis un motivo común para una vida de servicio; todos deseáis por encima de todo hacer la voluntad del Padre que está en los cielos. Y en segundo lugar, todos tenéis una meta común en la existencia; todos os proponéis encontrar al Padre que está en los cielos, mostrando así al universo que os habéis vuelto como él.»
141:5.4 (1592.2) Jesús volvió muchas veces sobre este tema durante la preparación de los doce. Les dijo repetidamente que no deseaba que los que creían en él se volvieran dogmatizados y uniformizados según las interpretaciones religiosas incluso de los hombres de bien. Una y otra vez previno a sus apóstoles contra la elaboración de credos y el establecimiento de tradiciones como medio de guiar y controlar a los creyentes en el evangelio del reino.
141:6.1 (1592.3) Hacia el final de la última semana en Amatus, Simón Celotes llevó ante Jesús a un tal Tejerma, un persa que hacía negocios en Damasco. Tejerma había oído hablar de Jesús y había venido a Cafarnaum para verlo. Al enterarse de que Jesús se había ido con sus apóstoles bajando por el Jordán hacia Jerusalén, partió en su búsqueda. Andrés había presentado Tejerma a Simón para que lo instruyera. Simón consideraba al persa como un «adorador del fuego», aunque Tejerma se esmeró en explicarle que el fuego sólo era el símbolo visible del Único Puro y Santo. Después de hablar con Jesús, el persa manifestó su intención de permanecer varios días para oír la enseñanza y escuchar la predicación.
141:6.2 (1592.4) Cuando Simón Celotes y Jesús se quedaron solos, Simón le preguntó al Maestro: «¿Por qué no he podido persuadirlo? ¿Por qué se ha resistido tanto conmigo y te ha escuchado tan rápidamente?» Jesús respondió: «Simón, Simón, ¿cuántas veces te he enseñado que dejes de esforzarte por extraer algo del corazón de los que buscan la salvación? ¿Cuántas veces te he dicho que trabajes solamente para introducir algo dentro de esas almas hambrientas? Conduce a los hombres hasta el reino, y las grandes verdades vivientes del reino pronto expulsarán todo error grave. Cuando hayas dado a conocer al hombre mortal la buena nueva de que Dios es su Padre, podrás persuadirlo más fácilmente de que es en realidad un hijo de Dios. Una vez hecho esto, habrás llevado la luz de la salvación a un ser que está en las tinieblas. Simón, cuando el Hijo del Hombre vino a ti por primera vez, ¿llegó acusando a Moisés y a los profetas para proclamar una manera de vivir nueva y mejor? No. No he venido para eliminar lo que poseéis de vuestros antepasados, sino para mostraros la visión completa de lo que vuestro padres sólo vieron en parte. Así pues Simón, ve a enseñar y a predicar el reino, y cuando tengas a un hombre a salvo y seguro en el reino, entonces será momento, si se acerca a ti con sus preguntas, de impartirle una enseñanza relacionada con el avance progresivo del alma dentro del reino divino.»
141:6.3 (1592.5) Simón se quedó asombrado con estas palabras, pero hizo lo que Jesús le había enseñado, y Tejerma el persa fue contado entre los que entraron en el reino.
141:6.4 (1592.6) Aquella noche, Jesús dio un discurso a los apóstoles sobre la nueva vida en el reino. Dijo en parte: «Cuando entráis en el reino, nacéis de nuevo. No podéis enseñar las cosas profundas del espíritu a los que sólo han nacido de la carne; primero cuidad de que los hombres nazcan de espíritu, antes de intentar instruirlos en los caminos avanzados del espíritu. No empecéis a mostrar a los hombres las bellezas del templo hasta que no hayan entrado primero dentro del templo. Presentad los hombres a Dios, como hijos de Dios, antes de discurrir sobre las doctrinas de la paternidad de Dios y de la filiación de los hombres. No rivalicéis con los hombres — sed siempre pacientes. El reino no es vuestro, sólo sois sus embajadores. Salid simplemente a proclamar: He aquí el reino de los cielos — Dios es vuestro Padre y vosotros sois sus hijos, y si creéis de todo corazón, esta buena nueva es vuestra salvación eterna.»
141:6.5 (1593.1) Los apóstoles hicieron grandes progresos durante la estancia en Amatus. Pero se sintieron muy decepcionados de que Jesús no les diera ninguna sugerencia sobre las relaciones con los discípulos de Juan. Incluso en la importante cuestión del bautismo, Jesús se limitó a decir: «En verdad, Juan ha bautizado con agua, pero cuando entréis en el reino de los cielos, seréis bautizados con el Espíritu.»
141:7.1 (1593.2) El 26 de febrero, Jesús, sus apóstoles y un grupo numeroso de discípulos viajaron siguiendo el Jordán hasta el vado cerca de Betania en Perea, el lugar donde Juan había proclamado por primera vez el reino venidero. Jesús permaneció allí con sus apóstoles, enseñando y predicando durante cuatro semanas, antes de partir para subir a Jerusalén.
141:7.2 (1593.3) Durante la segunda semana de su estancia en Betania más allá del Jordán, Jesús se llevó a Pedro, Santiago y Juan para descansar tres días en las colinas situadas al otro lado del río, al sur de Jericó. El Maestro enseñó a estos tres hombres muchas verdades nuevas y avanzadas sobre el reino de los cielos. Dichas enseñanzas las hemos reorganizado y clasificado de la manera siguiente a efectos de este relato:
141:7.3 (1593.4) Jesús procuró dejar muy claro que deseaba que sus discípulos, una vez que hubieran probado las buenas realidades espirituales del reino, vivieran de tal manera en el mundo que cuando los hombres vieran sus vidas se volvieran conscientes del reino, y se sintieran así inducidos a preguntar a los creyentes sobre los caminos del reino. Todos estos buscadores sinceros de la verdad se alegran siempre de escuchar la buena nueva del don de la fe que asegura la admisión en el reino, con sus realidades espirituales eternas y divinas.
141:7.4 (1593.5) El Maestro intentó imprimir en el ánimo de todos los educadores del evangelio del reino que lo único que tenían que hacer era revelar al hombre individual que Dios es su Padre — llevar a ese hombre individual a hacerse consciente de su filiación; y luego, presentar este mismo hombre a Dios como su hijo por la fe. Estas dos revelaciones esenciales se cumplían en Jesús. Él se convirtió, efectivamente, en «el camino, la verdad y la vida». La religión de Jesús estaba enteramente basada en la manera de vivir su vida de donación en la Tierra. Cuando Jesús se marchó de este mundo, no dejó detrás de él ni libros, ni leyes, ni otras formas de organización humana que afectaran la vida religiosa del individuo.
141:7.5 (1593.6) Jesús indicó francamente que había venido para establecer unas relaciones personales y eternas con los hombres, que siempre tendrían prioridad sobre todas las demás relaciones humanas. Y recalcó que esta hermandad espiritual íntima debía extenderse a todos los hombres de todas las épocas y de todas las condiciones sociales, en todos los pueblos. La única recompensa que ofrecía a sus hijos era: en este mundo, la alegría espiritual y la comunión divina; y en el mundo siguiente, la vida eterna en el desarrollo de las realidades espirituales divinas del Padre Paradisiaco.
141:7.6 (1593.7) Jesús hizo mucho hincapié en lo que él llamaba las dos verdades de primera importancia en las enseñanzas del reino, que son las siguientes: conseguir la salvación por medio de la fe, y de la fe solamente, asociada con la enseñanza revolucionaria de conseguir la libertad humana mediante el reconocimiento sincero de la verdad. «Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.» Jesús era la verdad manifestada en la carne, y prometió enviar a su Espíritu de la Verdad al corazón de todos sus hijos después de regresar al Padre que está en los cielos.
141:7.7 (1594.1) El Maestro enseñaba a estos apóstoles los elementos esenciales de la verdad para toda una era de la Tierra. A menudo escuchaban sus enseñanzas, aunque lo que decía estaba destinado en realidad a inspirar y edificar a otros mundos. Dio ejemplo de un plan de vida nuevo y original. Desde el punto de vista humano era en verdad un judío, pero vivió su vida para todo el planeta como un mortal del mundo.
141:7.8 (1594.2) Para estar seguro de que su Padre sería reconocido durante el desarrollo del plan del reino, Jesús explicó que había ignorado adrede a los «grandes de la Tierra.» Empezó su trabajo con los pobres, la clase que precisamente había sido tan desdeñada por la mayoría de las religiones evolutivas de las épocas anteriores. No despreciaba a ninguna persona; su plan era mundial, e incluso universal. Fue tan audaz y enérgico en estas declaraciones, que incluso Pedro, Santiago y Juan estuvieron tentados de creer que quizás había perdido el juicio.
141:7.9 (1594.3) Intentó impartir suavemente a estos apóstoles la verdad de que había venido a esta misión donadora, no para dar un ejemplo a algunas criaturas de la Tierra, sino para establecer y demostrar un modelo de vida humana para todos los pueblos de todos los mundos en todo su universo. Este modelo de vida se acercaba a la perfección más alta, incluso a la bondad final del Padre Universal. Pero los apóstoles no podían comprender el significado de sus palabras.
141:7.10 (1594.4) Declaró que había venido para ejercer como instructor, un instructor enviado del cielo para presentar la verdad espiritual a la mente material. Y esto es exactamente lo que hizo. Era un instructor, no un predicador. Desde el punto de vista humano, Pedro era un predicador mucho más eficaz que Jesús. Si la predicación de Jesús era tan eficaz, se debía más a su personalidad excepcional que a una irresistible atracción oratoria o emocional. Jesús hablaba directamente al alma de los hombres. Instruía al espíritu del hombre, pero a través de la mente. Vivía con los hombres.
141:7.11 (1594.5) Fue en esta ocasión cuando Jesús insinuó a Pedro, Santiago y Juan que su trabajo en la Tierra estaba limitado en algunos aspectos por encargo de su «asociado de arriba», refiriéndose a las instrucciones recibidas de su hermano paradisiaco Emmanuel antes de la donación. Les dijo que había venido para hacer la voluntad de su Padre, y únicamente la voluntad de su Padre. Como estaba motivado así por una sola intención sincera, no se preocupaba ansiosamente por el mal en el mundo.
141:7.12 (1594.6) Los apóstoles empezaban a reconocer la amistad sin afectación de Jesús. Aunque era fácil acercarse al Maestro, siempre vivía independientemente de todos los seres humanos, y por encima de ellos. Nunca estuvo dominado ni un solo momento por una influencia puramente humana, o sujeto al frágil juicio humano. No prestaba ninguna atención a la opinión pública y no se dejaba influir por los elogios. Rara vez se interrumpió para corregir malentendidos o para ofenderse por una tergiversación. Nunca le pidió consejo a nadie; nunca solicitó oraciones.
141:7.13 (1594.7) Santiago estaba asombrado por la manera en que Jesús parecía ver el fin desde el principio. El Maestro rara vez parecía sorprenderse. Nunca estaba excitado, enojado o desconcertado. Nunca pidió disculpas a nadie. A veces estaba triste, pero nunca desanimado.
141:7.14 (1594.8) Juan percibió más claramente que, a pesar de todos sus atributos divinos, después de todo Jesús era humano. Jesús vivía como un hombre entre los hombres, y los comprendía, los amaba y sabía cómo dirigirlos. En su vida personal era tan humano, y sin embargo tan irreprochable. Y siempre era desinteresado.
141:7.15 (1595.1) Aunque Pedro, Santiago y Juan no pudieron comprender gran cosa de lo que Jesús dijo en esta ocasión, sus palabras bondadosas se grabaron en sus corazones, y después de la crucifixión y la resurrección, surgieron abundantemente para enriquecer y alegrar su ministerio posterior. No es de extrañar que estos apóstoles no comprendieran plenamente las palabras del Maestro, porque estaba delineando ante ellos el plan de una nueva era.
141:8.1 (1595.2) Durante las cuatro semanas de estancia en Betania más allá del Jordán, Andrés designó varias veces por semana a unas parejas apostólicas para que subieran uno o dos días a Jericó. Juan tenía muchos creyentes en Jericó, y la mayoría de ellos acogieron con placer las enseñanzas más avanzadas de Jesús y sus apóstoles. Durante estas visitas a Jericó, los apóstoles empezaron a llevar a cabo más expresamente las instrucciones de Jesús de ayudar a los enfermos; visitaron cada casa de la ciudad y trataron de confortar a todas las personas afligidas.
141:8.2 (1595.3) Los apóstoles efectuaron alguna labor pública en Jericó, pero sus esfuerzos fueron principalmente de naturaleza más tranquila y personal. Ahora hicieron el descubrimiento de que la buena nueva del reino reconfortaba mucho a los enfermos, que su mensaje llevaba la curación a los afligidos. Fue en Jericó donde los doce pusieron en práctica, por primera vez, el encargo de Jesús de predicar la buena nueva del reino y de atender a los afligidos.
141:8.3 (1595.4) Se detuvieron en Jericó, de camino hacia Jerusalén, y fueron alcanzados por una delegación de Mesopotamia que había venido para hablar con Jesús. Los apóstoles habían proyectado pasar un solo día allí, pero cuando llegaron estos buscadores orientales de la verdad, Jesús pasó tres días con ellos. Éstos últimos regresaron a sus diversos hogares, a lo largo del Eúfrates, con la felicidad de conocer las nuevas verdades del reino de los cielos.
141:9.1 (1595.5) El último día de marzo, un lunes, Jesús y los apóstoles emprendieron la subida de las colinas hacia Jerusalén. Lázaro de Betania había bajado dos veces al Jordán para ver a Jesús, y se habían tomado todas las disposiciones necesarias para que el Maestro y sus apóstoles instalaran su cuartel general en la casa de Lázaro y sus hermanas, en Betania, durante todo el tiempo que desearan quedarse en Jerusalén.
141:9.2 (1595.6) Los discípulos de Juan permanecieron en Betania más allá del Jordán, enseñando y bautizando a las multitudes, de manera que Jesús sólo iba acompañado de los doce cuando llegó a casa de Lázaro. Jesús y los apóstoles se detuvieron allí durante cinco días, descansando y reponiéndose, antes de continuar hacia Jerusalén para la Pascua. Fue un gran acontecimiento en la vida de Marta y María tener al Maestro y a sus apóstoles en el hogar de su hermano, donde pudieron atender sus necesidades.
141:9.3 (1595.7) El domingo 6 de abril por la mañana, Jesús y los apóstoles bajaron a Jerusalén; ésta era la primera vez que el Maestro y los doce se encontraban allí todos juntos.
El libro de Urantia
Documento 142
142:0.1 (1596.1) DURANTE el mes de abril, Jesús y los apóstoles trabajaron en Jerusalén, saliendo de la ciudad todas las tardes para pasar la noche en Betania. El mismo Jesús pasó una o dos noches por semana en Jerusalén en la casa de Flavio, un judío griego, donde muchos judíos eminentes venían en secreto para entrevistarse con él.
142:0.2 (1596.2) El primer día en Jerusalén, Jesús visitó al antiguo sumo sacerdote Anás, su amigo de años atrás y pariente de Salomé, la esposa de Zebedeo. Anás había oído hablar de Jesús y de sus enseñanzas, y cuando Jesús llamó a la casa del sumo sacerdote, fue recibido con mucha reserva. Cuando Jesús percibió la frialdad de Anás, se despidió inmediatamente, diciéndole al marcharse: «El miedo es el principal tirano del hombre, y el orgullo, su mayor debilidad; ¿te entregarás tú mismo a la esclavitud de estos dos destructores de la alegría y de la libertad?» Pero Anás no respondió. El Maestro no lo volvió a ver hasta el momento en que Anás se sentó con su yerno para juzgar al Hijo del Hombre.
142:1.1 (1596.3) Durante todo este mes, Jesús o uno de los apóstoles enseñaron diariamente en el templo. Cuando el gentío pascual era demasiado numeroso como para entrar en el templo y escuchar la enseñanza, los apóstoles dirigían muchos grupos educativos fuera de los recintos sagrados. Lo esencial de su mensaje era:
142:1.2 (1596.4) 1. El reino de los cielos está cerca.
142:1.3 (1596.5) 2. Podéis entrar en el reino de los cielos mediante vuestra fe en la paternidad de Dios, convirtiéndoos así en los hijos de Dios.
142:1.4 (1596.6) 3. El amor es la regla de vida dentro del reino — la suprema devoción a Dios mientras que amáis a vuestro prójimo como a vosotros mismos.
142:1.5 (1596.7) 4. La ley del reino es la obediencia a la voluntad del Padre, la cual produce los frutos del espíritu en vuestra vida personal.
142:1.6 (1596.8) Las multitudes que vinieron a celebrar la Pascua escucharon esta enseñanza de Jesús, y centenares de ellos se regocijaron con la buena nueva. Los principales sacerdotes y dirigentes de los judíos empezaron a interesarse mucho por Jesús y sus apóstoles, y discutieron entre sí sobre lo que debían hacer con ellos.
142:1.7 (1596.9) Además de enseñar dentro y fuera del templo, los apóstoles y otros creyentes se ocupaban de hacer mucho trabajo personal entre las multitudes de la Pascua. Estos hombres y mujeres interesados en el mensaje de Jesús llevaron las nuevas que escucharon durante esta celebración pascual hasta los lugares más alejados del imperio romano, y también a oriente. Éste fue el principio de la difusión del evangelio del reino en el mundo exterior. El trabajo de Jesús ya no iba a limitarse a Palestina.
142:2.1 (1597.1) Se encontraba en Jerusalén, asistiendo a las festividades de la Pascua, un rico negociante judío de Creta llamado Jacobo, que fue hasta Andrés para pedirle ver a Jesús en privado. Andrés arregló este encuentro secreto con Jesús en la casa de Flavio para el día siguiente al anochecer. Este hombre no podía comprender las enseñanzas del Maestro, y venía porque deseaba indagar más plenamente sobre el reino de Dios. Jacobo le dijo a Jesús: «Pero, Rabino, Moisés y los antiguos profetas nos dicen que Yahvé es un Dios celoso, un Dios con una gran ira y un intenso furor. Los profetas dicen que odia a los malhechores y que se venga de los que no obedecen su ley. Tú y tus discípulos nos enseñáis que Dios es un Padre benévolo y compasivo que ama tanto a todos los hombres que los acogería con agrado en este nuevo reino de los cielos que tú proclamas tan cercano.»
142:2.2 (1597.2) Cuando Jacobo terminó de hablar, Jesús contestó: «Jacobo, has expuesto muy bien las enseñanzas de los antiguos profetas, que instruyeron a los hijos de su generación de acuerdo con las luces de su tiempo. Nuestro Padre que está en el Paraíso es invariable. Pero el concepto de su naturaleza se ha ampliado y ha crecido desde la época de Moisés hasta los tiempos de Amós, e incluso hasta la generación del profeta Isaías. Ahora, yo he venido en forma carnal para revelar el Padre con una nueva gloria y dar a conocer su amor y su misericordia a todos los hombres de todos los mundos. A medida que el evangelio de este reino se divulgue por el mundo con su mensaje de felicidad y de buena voluntad para todos los hombres, nacerán unas relaciones mejores y superiores entre las familias de todas las naciones. A medida que pase el tiempo, los padres y sus hijos se amarán más los unos a los otros, y esto producirá una mayor comprensión del amor del Padre que está en los cielos por sus hijos de la Tierra. Recuerda, Jacobo, que un padre bueno y verdadero no solamente ama a su familia como un todo — como una familia — sino que también ama de verdad y cuida con afecto a cada miembro individual.»
142:2.3 (1597.3) Después de mucho discutir sobre el carácter del Padre celestial, Jesús se detuvo para decir: «Tú, Jacobo, como eres padre de una familia numerosa, conoces bien la verdad de mis palabras.» Y Jacobo dijo: «Pero Maestro, ¿quién te ha dicho que soy padre de seis hijos? ¿Cómo sabías esto de mí?» Y el Maestro contestó: «Basta con decir que el Padre y el Hijo conocen todas las cosas, porque en verdad lo ven todo. Puesto que amas a tus hijos como un padre terrestre, ahora debes aceptar como una realidad el amor del Padre celestial por ti — no solamente por todos los hijos de Abraham, sino por ti, por tu alma individual.»
142:2.4 (1597.4) Jesús continuó diciendo: «Cuando tus hijos son muy jóvenes e inmaduros, y has de castigarlos, pueden pensar que su padre está enojado y lleno de ira resentida. Su inmadurez no les permite penetrar más allá del castigo para discernir el afecto previsor y correctivo del padre. Pero cuando estos mismos hijos se vuelven hombres y mujeres adultos, ¿no sería insensato por su parte agarrarse a estos conceptos antiguos y equivocados sobre su padre? Como hombres y mujeres, deberían discernir ahora el amor de su padre en todas estas correcciones de los primeros años. A medida que transcurren los siglos, ¿no debería la humanidad llegar a comprender mejor la verdadera naturaleza y el carácter amoroso del Padre que está en los cielos? ¿Qué provecho sacáis de la iluminación espiritual de las generaciones sucesivas, si persistís en ver a Dios como lo veían Moisés y los profetas? Te digo, Jacobo, que a la brillante luz de esta hora, deberías ver al Padre como ninguno de tus antecesores lo han contemplado nunca. Al verlo de esta manera, deberías regocijarte por entrar en un reino donde gobierna un Padre tan misericordioso, y deberías procurar que su voluntad de amor domine tu vida de aquí en adelante.»
142:2.5 (1598.1) Y Jacobo contestó: «Rabino, yo creo; deseo que me conduzcas al reino del Padre.»
142:3.1 (1598.2) La mayoría de los doce apóstoles habían escuchado este debate sobre el carácter de Dios, y aquella noche hicieron muchas preguntas a Jesús sobre el Padre que está en los cielos. La mejor manera de presentar las respuestas del Maestro a estas preguntas consiste en resumirlas de la manera siguiente con un lenguaje moderno:
142:3.2 (1598.3) Jesús reprendió suavemente a los doce, diciéndoles en esencia: ¿No conocéis las tradiciones de Israel relacionadas con el crecimiento de la idea de Yahvé, e ignoráis la enseñanza de las Escrituras sobre la doctrina de Dios? Luego el Maestro empezó a instruir a los apóstoles sobre la evolución del concepto de la Deidad a lo largo de todo el desarrollo del pueblo judío. Llamó su atención sobre las siguientes fases del crecimiento de la idea de Dios:
142:3.3 (1598.4) 1. Yahvé — El dios de los clanes del Sinaí. Éste era el concepto primitivo de la Deidad, que Moisés elevó al nivel superior de Señor Dios de Israel. El Padre que está en los cielos nunca deja de aceptar la adoración sincera de sus hijos de la Tierra, por muy tosco que sea su concepto de la Deidad o el nombre con que simbolizan su naturaleza divina.
142:3.4 (1598.5) 2. El Altísimo. Este concepto del Padre que está en los cielos fue proclamado por Melquisedek a Abraham, y desde Salem fue llevado muy lejos por aquellos que creyeron posteriormente en esta idea ampliada y expandida de la Deidad. Abraham y su hermano se fueron de Ur porque se había establecido allí la adoración del Sol, y se volvieron creyentes en las enseñanzas de Melquisedek sobre El Elyón — el Dios Altísimo. Tenían un concepto compuesto de Dios, consistente en una mezcla de sus antiguas ideas mesopotámicas y de la doctrina del Altísimo.
142:3.5 (1598.6) 3. El Shaddai. Durante aquellos tiempos primitivos, muchos hebreos adoraban a El Shaddai, el concepto egipcio del Dios del cielo, que habían aprendido durante su cautiverio en la tierra del Nilo. Mucho tiempo después de la época de Melquisedek, estos tres conceptos de Dios se fundieron en uno solo para formar la doctrina de la Deidad creadora, el Señor Dios de Israel.
142:3.6 (1598.7) 4. Elohim. La enseñanza sobre la Trinidad del Paraíso ha sobrevivido desde los tiempos de Adán. ¿No recordáis que las Escrituras empiezan afirmando que «En el principio, los Dioses crearon los cielos y la Tierra»? Esto indica que cuando se escribió este pasaje, el concepto trinitario de tres Dioses en uno había encontrado su lugar en la religión de nuestros antepasados.
142:3.7 (1598.8) 5. El Yahvé Supremo. En los tiempos de Isaías, estas creencias sobre Dios se habían ampliado hasta el concepto de un Creador Universal que era a la vez todopoderoso y totalmente misericordioso. Este concepto de Dios, en vías de evolución y ampliación, suplantó en la práctica todas las ideas anteriores que la religión de nuestros padres tenía sobre la Deidad.
142:3.8 (1598.9) 6. El Padre que está en los cielos. Y ahora, conocemos a Dios como nuestro Padre que está en los cielos. Nuestra enseñanza proporciona una religión en la que el creyente es un hijo de Dios. Ésta es la buena nueva del evangelio del reino de los cielos. El Hijo y el Espíritu coexisten con el Padre, y la revelación de la naturaleza y del ministerio de estas Deidades del Paraíso continuará ampliándose y clarificándose a lo largo de las eras sin fin de la progresión espiritual eterna de los hijos ascendentes de Dios. En todos los tiempos y durante todas las épocas, la adoración verdadera de cualquier ser humano — respecto al progreso espiritual individual — es reconocida por el espíritu interior como un homenaje que se rinde al Padre que está en los cielos.
142:3.9 (1599.1) Los apóstoles nunca se habían sentido antes tan conmocionados como al escuchar este relato del crecimiento del concepto de Dios en la mente judía de las generaciones anteriores; estaban demasiado aturdidos como para hacer preguntas. Mientras permanecían sentados en silencio delante de Jesús, el Maestro continuó: «Habríais conocido estas verdades si hubierais leído las Escrituras. ¿No habéis leído lo que se dice en Samuel: ‘Y la ira del Señor se encendió contra Israel, de tal manera que incitó a David contra ellos, diciéndole que fuera a contar a Israel y a Judá`? Esto no era de extrañar, porque en la época de Samuel, los hijos de Abraham creían realmente que Yahvé creaba tanto el bien como el mal. Pero cuando un escritor posterior narró estos acontecimientos, después de la ampliación del concepto judío sobre la naturaleza de Dios, no se atrevió a atribuir el mal a Yahvé, y por esta razón dijo: ‘Y Satanás se levantó contra Israel, e incitó a David para que contara a Israel.` ¿No podéis discernir que estos relatos de las Escrituras muestran claramente cómo continuó creciendo el concepto de la naturaleza de Dios de una generación a la siguiente?
142:3.10 (1599.2) «También deberíais haber percibido el crecimiento de la comprensión de la ley divina, en perfecta congruencia con estos conceptos ampliados de la divinidad. Cuando los hijos de Israel salieron de Egipto, en una fecha anterior a la revelación ampliada de Yahvé, tenían diez mandamientos que les sirvieron de ley hasta la época en que acamparon delante del Sinaí. Estos diez mandamientos eran:
142:3.11 (1599.3) «1. No adoraréis a ningún otro dios, porque el Señor es un Dios celoso.
142:3.12 (1599.4) «2. No fundiréis imágenes de dioses.
142:3.13 (1599.5) «3. No dejaréis de guardar la fiesta del pan ázimo.
142:3.14 (1599.6) «4. Todos los machos primogénitos de los hombres y de los animales me pertenecen, dice el Señor.
142:3.15 (1599.7) «5. Podéis trabajar seis días, pero el séptimo descansaréis.
142:3.16 (1599.8) «6. No dejaréis de guardar la fiesta de las primeras frutas y la fiesta de la cosecha a final de año.
142:3.17 (1599.9) «7. No ofreceréis la sangre de ningún sacrificio con pan fermentado.
142:3.18 (1599.10) «8. El sacrificio de la fiesta de la Pascua no se dejará allí hasta por la mañana.
142:3.19 (1599.11) «9. Llevaréis a la casa del Señor vuestro Dios las primicias de los primeros frutos de la tierra.
142:3.20 (1599.12) «10. No herviréis un cabrito en la leche de su madre.
142:3.21 (1599.13) «Luego, en medio de los truenos y los relámpagos del Sinaí, Moisés les dio los nuevos diez mandamientos, y todos admitiréis que son unas expresiones más dignas de acompañar los conceptos ampliados de la Deidad, representados como Yahvé. ¿No habéis observado nunca que estos mandamientos están registrados dos veces en las Escrituras? En el primer caso, la liberación de Egipto se señala como razón para guardar el sábado, mientras que en un escrito posterior, las creencias religiosas en progreso de nuestros antepasados exigieron que este texto fuera cambiado para reconocer el hecho de la creación como motivo para respetar el sábado.
142:3.22 (1599.14) «Y luego, recordaréis que una vez más — en la época de Isaías, cuando había una mayor iluminación espiritual — estos diez mandamientos negativos fueron cambiados por la gran ley positiva del amor, por el precepto de amar a Dios de manera suprema y a vuestro prójimo como a vosotros mismos. Yo también os declaro que esta ley suprema del amor a Dios y a los hombres constituye todo el deber de los hombres.»
142:3.23 (1600.1) Cuando terminó de hablar, nadie le hizo ninguna pregunta. Y cada uno de ellos se retiró para descansar.
142:4.1 (1600.2) Flavio, el judío griego, era un prosélito sin acceso al templo, pues no había sido circuncidado ni bautizado. Como apreciaba mucho la belleza en el arte y la escultura, la casa que ocupaba durante su estancia en Jerusalén era un hermoso edificio. Este hogar estaba exquisitamente adornado con tesoros inapreciables que había rebuscado aquí y allá en sus viajes por el mundo. Cuando pensó por primera vez en invitar a Jesús a su casa, temía que el Maestro pudiera ofenderse al ver aquellas pretendidas imágenes. Pero cuando Jesús entró en la casa, Flavio se quedó agradablemente sorprendido ya que, en lugar de reprenderle por tener aquellos objetos supuestamente idólatras esparcidos por toda la casa, manifestó un gran interés por toda la colección, y mostró su aprecio haciendo muchas preguntas sobre cada objeto, mientras que Flavio lo acompañaba de una habitación a otra, mostrándole sus estatuas favoritas.
142:4.2 (1600.3) El Maestro vio que su anfitrión estaba aturdido por su actitud favorable hacia el arte; por consiguiente, cuando terminaron de examinar toda la colección, Jesús dijo: «Puesto que sabes apreciar la belleza de las cosas creadas por mi Padre y modeladas por las manos artísticas del hombre, ¿por qué esperabas recibir una reprimenda? Porque Moisés intentó en otra época combatir la idolatría y la adoración de los falsos dioses, ¿por qué todos los hombres han de rechazar la reproducción de la gracia y de la belleza? Te digo, Flavio, que los hijos de Moisés lo han comprendido mal, y ahora convierten en falsos dioses hasta sus prohibiciones de las imágenes y de los retratos de las cosas del cielo y de la tierra. Pero, aunque Moisés enseñara estas restricciones a las mentes ignorantes de aquellos tiempos, ¿qué tienen que ver con nuestra época, en la que el Padre que está en los cielos es revelado como el Soberano Espiritual universal por encima de todo? Flavio, te aseguro que en el reino venidero ya no continuarán enseñando ‘No adoréis esto y no adoréis aquello`; ya no se ocuparán de ordenar que os abstengáis de esto y que tengáis cuidado de no hacer aquello, sino que todos se ocuparán más bien de un solo deber supremo. Y este deber de los hombres está expresado en dos grandes privilegios: la adoración sincera del Creador infinito, el Padre Paradisiaco, y el servicio amoroso otorgado a nuestros semejantes. Si amas a tu prójimo como a ti mismo, sabes realmente que eres un hijo de Dios.
142:4.3 (1600.4) «En una época en que mi Padre no era bien comprendido, las tentativas de Moisés por oponerse a la idolatría estaban justificadas, pero en la era por venir, el Padre habrá sido revelado en la vida del Hijo; y esta nueva revelación de Dios hará que sea perpetuamente inútil confundir al Padre Creador con los ídolos de piedra o las imágenes de oro y plata. En lo sucesivo, los hombres inteligentes podrán disfrutar de los tesoros del arte, sin confundir esta apreciación material de la belleza con la adoración y el servicio del Padre Paradisiaco, el Dios de todas las cosas y de todos los seres.»
142:4.4 (1600.5) Flavio creyó todo lo que Jesús le enseñó. Al día siguiente se dirigió a Betania más allá del Jordán y fue bautizado por los discípulos de Juan. Hizo esto porque los apóstoles de Jesús aún no bautizaban a los creyentes. Cuando Flavio regresó a Jerusalén, dio una gran fiesta para Jesús e invitó a sesenta de sus amigos. Muchos de estos convidados también se hicieron creyentes en el mensaje del reino venidero.
142:5.1 (1601.1) Uno de los grandes sermones que Jesús predicó en el templo, durante esta semana de la Pascua, fue en respuesta a una pregunta que hizo uno de sus oyentes, un hombre de Damasco. Este hombre preguntó a Jesús: «Pero, Rabino, ¿cómo sabremos con certidumbre que has sido enviado por Dios, y que podemos entrar realmente en ese reino que tú y tus discípulos afirmáis que está cerca?» Y Jesús contestó:
142:5.2 (1601.2) «En cuanto a mi mensaje y a las enseñanzas de mis discípulos, debéis juzgarlos por sus frutos. Si os proclamamos las verdades del espíritu, el espíritu atestiguará en vuestro corazón que nuestro mensaje es auténtico. En lo referente al reino y a vuestra seguridad de que seréis aceptados por el Padre celestial, permitidme preguntaros ¿habría entre vosotros algún padre, digno de ese nombre y de buen corazón, que mantuviera a su hijo en la ansiedad o la duda en cuanto a su posición dentro de la familia o a su grado de seguridad en el afecto del corazón de su padre? ¿Acaso vosotros, los padres terrestres, disfrutáis torturando a vuestros hijos con incertidumbres sobre el lugar que ocupan en el amor permanente de vuestro corazón humano? Vuestro Padre que está en los cielos tampoco deja a sus hijos, nacidos del espíritu por la fe, en una ambigua incertidumbre sobre su posición en el reino. Si recibís a Dios como vuestro Padre, entonces sí que sois en verdad los hijos de Dios. Y si sois sus hijos, entonces estáis seguros de la posición y del lugar de todo lo que concierne a la filiación eterna y divina. Si creéis en mis palabras, creéis de ese modo en Aquel que me ha enviado, y al creer así en el Padre, os habéis asegurado vuestra posición en la ciudadanía celestial. Si hacéis la voluntad del Padre que está en los cielos, nunca dejaréis de conseguir la vida eterna de progreso en el reino divino.
142:5.3 (1601.3) «El Espíritu Supremo dará testimonio con vuestro espíritu de que sois realmente los hijos de Dios. Si sois los hijos de Dios, entonces habéis nacido del espíritu de Dios; y cualquiera que ha nacido del espíritu, tiene dentro de sí el poder de vencer todas las dudas, y ésta es la victoria que supera todas las incertidumbres, vuestra propia fe.
142:5.4 (1601.4) «El profeta Isaías ha dicho, al hablar de esta época: ‘Cuando el espíritu se derrame sobre nosotros desde arriba, entonces la labor de la rectitud se convertirá en paz, tranquilidad y seguridad para siempre.` Para todos los que creen de verdad en este evangelio, yo seré la garantía de su admisión en la felicidad eterna y en la vida perpetua del reino de mi Padre. Así pues, vosotros que oís este mensaje y creéis en este evangelio del reino, sois los hijos de Dios y tenéis la vida eterna. La prueba para el mundo entero de que habéis nacido del espíritu es que os amáis sinceramente los unos a los otros.»
142:5.5 (1601.5) La multitud de oyentes permaneció muchas horas con Jesús, haciéndole preguntas y escuchando atentamente sus respuestas confortantes. La enseñanza de Jesús también animó a los apóstoles a predicar el evangelio del reino con más fuerza y seguridad. Esta experiencia en Jerusalén fue una gran inspiración para los doce. Era su primer contacto con un gentío tan enorme, y aprendieron muchas lecciones valiosas que les resultaron de gran ayuda en su trabajo posterior.
142:6.1 (1601.6) Una tarde, en la casa de Flavio, un tal Nicodemo vino a ver a Jesús; era un miembro rico y anciano del sanedrín judío. Había oído hablar mucho de las enseñanzas de este galileo, y por eso fue a escucharlo una tarde mientras enseñaba en los patios del templo. Hubiera querido ir a menudo a escuchar las lecciones de Jesús, pero temía ser visto por la gente que asistía a su enseñanza, porque los dirigentes de los judíos estaban ya tan en desacuerdo con Jesús, que ningún miembro del sanedrín quería que se le identificara abiertamente de alguna manera con él. En consecuencia, Nicodemo había convenido con Andrés que vería a Jesús aquella tarde concreta, en privado y después del anochecer. Pedro, Santiago y Juan se encontraban en el jardín de Flavio cuando empezó la entrevista, pero más tarde todos entraron en la casa, donde continuó la conversación.
142:6.2 (1602.1) Al recibir a Nicodemo, Jesús no mostró ninguna deferencia especial; al hablar con él, no hubo concesiones ni intentos indebidos de persuasión. El Maestro no trató de rechazar a su clandestino visitante, ni fue sarcástico con él. En todo su trato con el distinguido visitante, Jesús se mostró tranquilo, serio y digno. Nicodemo no era un delegado oficial del sanedrín; vino a ver a Jesús solamente debido a su interés personal y sincero por las enseñanzas del Maestro.
142:6.3 (1602.2) Después de ser presentado por Flavio, Nicodemo dijo: «Rabino, sabemos que eres un instructor enviado por Dios, porque ningún simple hombre podría enseñar así a menos que Dios estuviera con él. Y estoy deseoso de saber más cosas sobre tus enseñanzas relacionadas con el reino venidero.»
142:6.4 (1602.3) Jesús respondió a Nicodemo: «En verdad, en verdad te digo, Nicodemo, que a menos que un hombre nazca de lo alto, no puede ver el reino de Dios.» Entonces Nicodemo contestó: «Pero, ¿cómo puede un hombre nacer de nuevo cuando es viejo? No puede entrar por segunda vez en el seno de su madre para nacer.»
142:6.5 (1602.4) Jesús dijo: «Sin embargo, te aseguro que a menos que un hombre nazca del espíritu, no podrá entrar en el reino de Dios. Lo que ha nacido de la carne, es carne, y lo que ha nacido del espíritu, es espíritu. Pero no deberías asombrarte porque he dicho que debes nacer de lo alto. Cuando sopla el viento, oyes el susurro de las hojas, pero no ves el viento — de dónde viene o adónde va — y lo mismo sucede con todo aquel que ha nacido del espíritu. Con los ojos de la carne puedes contemplar las manifestaciones del espíritu, pero no puedes discernir realmente al espíritu.»
142:6.6 (1602.5) Nicodemo respondió: «Pero no comprendo — ¿cómo puede ser eso?» Jesús dijo: «¿Es posible que seas un educador de Israel y que sin embargo ignores todo esto? Los que conocen las realidades del espíritu tienen pues el deber de revelar estas cosas a los que disciernen solamente las manifestaciones del mundo material. Pero ¿nos creerás si te hablamos de las verdades celestiales? ¿Tienes el coraje de creer, Nicodemo, en alguien que ha descendido del cielo, en el mismo Hijo del Hombre?»
142:6.7 (1602.6) Y Nicodemo dijo: «Pero ¿cómo puedo empezar a captar ese espíritu que ha de rehacerme como preparación para entrar en el reino?» Jesús respondió: «El espíritu del Padre que está en los cielos ya reside dentro de ti. Si quieres dejarte conducir por este espíritu que viene de arriba, muy pronto empezarás a ver con los ojos del espíritu; a continuación, si escoges de todo corazón seguir la orientación del espíritu, nacerás del espíritu, porque el único propósito de tu vida será hacer la voluntad de tu Padre que está en los cielos. Al encontrarte así, nacido del espíritu y feliz en el reino de Dios, empezarás a producir en tu vida diaria los frutos abundantes del espíritu.»
142:6.8 (1602.7) Nicodemo era completamente sincero. Estaba profundamente impresionado, pero se fue desconcertado. Era un hombre realizado en cuanto al desarrollo personal, al dominio de sí mismo e incluso a las altas cualidades morales. Era refinado, egoísta y altruista, pero no sabía cómo someter su voluntad a la voluntad del Padre divino, como un niño pequeño está dispuesto a someterse a la guía y dirección de un padre terrestre sabio y amoroso, convirtiéndose así en realidad en un hijo de Dios, en un heredero progresivo del reino eterno.
142:6.9 (1603.1) Pero Nicodemo supo reunir la suficiente fe como para apoderarse del reino. Protestó tímidamente cuando sus colegas del sanedrín intentaron condenar a Jesús sin juicio. Más tarde, con José de Arimatea, reconoció audazmente su fe y reclamó el cuerpo de Jesús, incluso cuando la mayoría de los discípulos habían huido atemorizados del escenario del sufrimiento y de la muerte final de su Maestro.
142:7.1 (1603.2) Después del activo período de enseñanza y de trabajo personal durante la semana pascual en Jerusalén, Jesús pasó el miércoles siguiente descansando con sus apóstoles en Betania. Aquella tarde, Tomás hizo una pregunta que atrajo una respuesta larga e instructiva. Tomás dijo: «Maestro, el día que fuimos seleccionados como embajadores del reino, nos dijiste muchas cosas; nos instruiste sobre nuestra manera personal de vivir, pero, ¿qué le enseñaremos a la multitud? ¿Cómo deberá vivir esa gente después de que el reino llegue más plenamente? ¿Tus discípulos poseerán esclavos? ¿Tus fieles buscarán la pobreza y huirán de la riqueza? ¿Prevalecerá solamente la misericordia, de tal manera que ya no tendremos ni ley ni justicia?» Jesús y los doce pasaron toda la tarde y toda aquella noche, después de la cena, discutiendo las preguntas de Tomás. Para los propósitos de esta narración, presentamos el siguiente resumen de las instrucciones del Maestro:
142:7.2 (1603.3) En primer lugar, Jesús intentó aclarar a sus apóstoles que él mismo estaba en la Tierra viviendo una vida excepcional en la carne, y que ellos doce habían sido llamados para participar en esta experiencia donadora del Hijo del Hombre; como tales colaboradores, también tenían que compartir muchas de las restricciones y obligaciones especiales de toda esta experiencia de donación. Hubo una insinuación velada a que el Hijo del Hombre era la única persona que había vivido en la Tierra, capaz de ver simultáneamente dentro del corazón mismo de Dios y en las profundidades del alma humana.
142:7.3 (1603.4) Jesús explicó muy claramente que el reino de los cielos era una experiencia evolutiva que empezaba aquí, en la Tierra, y progresaba por medio de etapas sucesivas de vida hasta el Paraíso. En el transcurso de la noche indicó con precisión que en alguna fase futura del desarrollo del reino, volvería a visitar este mundo con poder espiritual y gloria divina.
142:7.4 (1603.5) Luego explicó que la «idea del reino» no era la mejor manera de ilustrar la relación del hombre con Dios; que empleaba esta metáfora porque el pueblo judío estaba esperando el reino, y porque Juan había predicado refiriéndose al reino por venir. Jesús dijo: «La gente de otra época comprenderá mejor el evangelio del reino cuando éste sea presentado en unos términos que expresen la relación familiar — cuando el hombre comprenda la religión como la enseñanza de la paternidad de Dios y la fraternidad de los hombres, la filiación con Dios.» Después, el Maestro disertó con cierta amplitud sobre la familia terrenal, como una ilustración de la familia celestial, exponiendo de nuevo las dos leyes fundamentales de la vida: el primer mandamiento de amor por el padre, el cabeza de familia, y el segundo mandamiento de amor mutuo entre los hijos, el de amar al hermano como a sí mismo. Luego explicó que esta cualidad del afecto fraternal se manifestaría invariablemente en el servicio social desinteresado y amoroso.
142:7.5 (1603.6) A esto le siguió el debate memorable sobre las características fundamentales de la vida familiar, y su aplicación a la relación existente entre Dios y el hombre. Jesús declaró que una verdadera familia está fundada en los siete hechos siguientes:
142:7.6 (1604.1) 1. El hecho de la existencia. Las relaciones de la naturaleza y los fenómenos del parecido físico están ligados en la familia: los hijos heredan ciertas características parentales. Los hijos tienen su origen en sus padres; la existencia de su personalidad depende del acto de los padres. La relación de padre a hijo es inherente a toda la naturaleza e impregna todas las existencias vivientes.
142:7.7 (1604.2) 2. La seguridad y el placer. Los padres auténticos experimentan un gran placer satisfaciendo las necesidades de sus hijos. Muchos padres no se contentan con abastecer simplemente las necesidades de sus hijos, sino que disfrutan también asegurándoles sus placeres.
142:7.8 (1604.3) 3. La educación y la preparación. Los padres sabios planean cuidosamente la educación y la preparación adecuada de sus hijos e hijas. Se les prepara desde que son jóvenes para las responsabilidades mayores de la vida adulta.
142:7.9 (1604.4) 4. La disciplina y la restricción. Los padres previsores también toman medidas para la disciplina, la dirección, la corrección y a veces la restricción necesarias de sus descendientes jóvenes e inmaduros.
142:7.10 (1604.5) 5. La camaradería y la lealtad. El padre afectuoso mantiene una relación íntima y amorosa con sus hijos. Siempre está dispuesto a escuchar sus peticiones; siempre está preparado para compartir sus penalidades y ayudarlos en sus dificultades. El padre se interesa de manera suprema por el bienestar progresivo de su descendencia.
142:7.11 (1604.6) 6. El amor y la misericordia. Un padre compasivo perdona espontáneamente; los padres no alimentan ideas de venganza contra sus hijos. Los padres no son como los jueces, los enemigos o los acreedores. Las familias verdaderas están construidas sobre la tolerancia, la paciencia y el perdón.
142:7.12 (1604.7) 7. Las disposiciones para el futuro. A los padres temporales les gusta dejar una herencia para sus hijos. La familia continúa de una generación a la siguiente. La muerte sólo acaba con una generación para marcar el comienzo de la siguiente. La muerte pone término a una vida individual, pero no necesariamente a la familia.
142:7.13 (1604.8) El Maestro examinó durante horas la aplicación de estas características de la vida familiar a las relaciones del hombre — el hijo terrestre — con Dios — el Padre Paradisiaco. Y ésta fue su conclusión: «Conozco a la perfección la totalidad de esta relación de un hijo con el Padre, porque ya he alcanzado ahora, en el terreno de la filiación, todo lo que tendréis que alcanzar en el eterno futuro. El Hijo del Hombre está preparado para ascender a la diestra del Padre, de manera que, en mí, el camino está ahora aún más abierto para que todos vosotros veáis a Dios y, antes de que hayáis terminado la gloriosa progresión, os volváis perfectos como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.»
142:7.14 (1604.9) Cuando los apóstoles escucharon estas palabras sorprendentes, recordaron las declaraciones que Juan había hecho en la época del bautismo de Jesús; también se acordaron vívidamente de esta experiencia en conexión con sus predicaciones y enseñanzas, después de la muerte y resurrección del Maestro.
142:7.15 (1604.10) Jesús es un Hijo divino que cuenta con toda la confianza del Padre Universal. Había estado con el Padre y lo comprendía plenamente. Ahora había vivido su vida terrestre a la entera satisfacción del Padre, y esta encarnación en la carne le había permitido comprender plenamente al hombre. Jesús era la perfección del hombre; había alcanzado la misma perfección que todos los verdaderos creyentes están destinados a alcanzar en él y a través de él. Jesús reveló al hombre un Dios de perfección, y presentó a Dios, en su propia persona, al hijo perfeccionado de los mundos.
142:7.16 (1605.1) Aunque Jesús estuvo hablando durante varias horas, Tomás aún no estaba satisfecho, puesto que dijo: «Pero, Maestro, no nos parece que el Padre que está en los cielos nos trate siempre con bondad y misericordia. Muchas veces sufrimos enormemente en la Tierra, y nuestras oraciones no siempre son contestadas. ¿En qué punto no conseguimos captar el significado de tu enseñanza?»
142:7.17 (1605.2) Jesús replicó: «Tomás, Tomás, ¿cuánto tiempo necesitarás para adquirir la aptitud de escuchar con el oído del espíritu? ¿Cuánto tiempo pasará antes de que disciernas que este reino es un reino espiritual, y que mi Padre es también un ser espiritual? ¿No comprendes que os enseño como hijos espirituales de la familia espiritual del cielo, cuyo jefe paterno es un espíritu infinito y eterno? ¿No me permitiréis que utilice la familia terrestre para ilustrar las relaciones divinas, sin aplicar mi enseñanza tan literalmente a los asuntos materiales? ¿No podéis separar en vuestra mente las realidades espirituales del reino, de los problemas materiales, sociales, económicos y políticos de esta época? Cuando hablo el lenguaje del espíritu, ¿por qué insistís en traducir mi intención al lenguaje de la carne, simplemente porque me tomo la libertad de emplear las relaciones vulgares y literales con una finalidad ilustrativa? Hijos míos, os ruego que dejéis de aplicar la enseñanza del reino del espíritu a los sórdidos asuntos de la esclavitud, la pobreza, las casas y las tierras, y a los problemas materiales de la equidad y la justicia humanas. Estas cuestiones temporales interesan a los hombres de este mundo, y aunque en cierto modo afectan a todos los hombres, habéis sido llamados para representarme en el mundo como yo represento a mi Padre. Sois los embajadores espirituales de un reino espiritual, los representantes especiales del Padre del espíritu. A estas alturas, ya debería poder instruiros como hombres maduros del reino del espíritu. ¿Tendré que seguir hablándoos como si fuerais niños? ¿No creceréis nunca en percepción espiritual? Sin embargo, os amo y seré indulgente con vosotros hasta el fin de nuestra asociación en la carne. E incluso entonces, mi espíritu os precederá en el mundo entero.»
142:8.1 (1605.3) A finales de abril, la oposición de los fariseos y saduceos se había vuelto tan pronunciada contra Jesús, que el Maestro y sus apóstoles decidieron dejar Jerusalén por un tiempo, y se dirigieron hacia el sur para trabajar en Belén y Hebrón. Pasaron todo el mes de mayo efectuando un trabajo personal en estas ciudades y entre la gente de los pueblos vecinos. Durante este viaje no hicieron ninguna predicación pública, sino solamente visitas de casa en casa. Mientras los apóstoles enseñaban el evangelio y cuidaban a los enfermos, Jesús y Abner pasaron una parte de este tiempo en En-Gedi, visitando la colonia nazarena. Juan el Bautista había salido de este lugar, y Abner había sido jefe de este grupo. Muchos miembros de la fraternidad nazarena se hicieron creyentes en Jesús, pero la mayoría de estos hombres ascéticos y extravagantes rehusó aceptarlo como un instructor enviado del cielo, porque no enseñaba el ayuno ni otras formas de abnegación.
142:8.2 (1605.4) La gente que vivía en esta región no sabía que Jesús había nacido en Belén. Al igual que la gran mayoría de sus discípulos, siempre habían supuesto que el Maestro había nacido en Nazaret, pero los doce conocían la verdad.
142:8.3 (1605.5) Esta estancia en el sur de Judea fue un período de trabajo reposado y fructífero; muchas almas se añadieron al reino. A primeros de junio, la agitación contra Jesús se había calmado tanto en Jerusalén, que el Maestro y los apóstoles regresaron para instruir y alentar a los creyentes.
142:8.4 (1606.1) Aunque Jesús y los apóstoles pasaron todo el mes de junio en Jerusalén o en las proximidades, no efectuaron ninguna enseñanza pública durante este período. Vivieron la mayor parte del tiempo en las tiendas que montaron en un parque o jardín sombreado conocido en aquella época con el nombre de Getsemaní. Este parque estaba situado en la ladera occidental del Monte de los Olivos, no lejos del arroyo Cedrón. Los sábados del fin de semana los pasaban habitualmente con Lázaro y sus hermanas en Betania. Jesús entró pocas veces dentro de los muros de Jerusalén, pero un gran número de investigadores interesados fueron hasta Getsemaní para charlar con él. Un viernes por la noche, Nicodemo y un tal José de Arimatea se atrevieron a salir para visitar a Jesús, pero cuando estaban delante de la entrada de la tienda del Maestro, se volvieron atrás por miedo. Por supuesto, no se percataban de que Jesús conocía todo lo que hacían.
142:8.5 (1606.2) Cuando los dirigentes de los judíos se enteraron de que Jesús había regresado a Jerusalén, se prepararon para arrestarlo; pero al observar que no predicaba en público, concluyeron que se había asustado con el alboroto que habían causado anteriormente, y decidieron permitirle que continuara enseñando de esta manera privada, sin molestarlo más. Así es como las cosas siguieron desarrollándose tranquilamente hasta los últimos días de junio, cuando un tal Simón, miembro del sanedrín, abrazó públicamente las enseñanzas de Jesús, después de decírselo en persona a los jefes de los judíos. Inmediatamente se produjo un nuevo alboroto para capturar a Jesús, y tomó tal importancia, que el Maestro decidió retirarse a las ciudades de Samaria y la Decápolis.
El libro de Urantia
Documento 143
143:0.1 (1607.1) A FINALES de junio del año 27, debido a la oposición creciente de los dirigentes religiosos judíos, Jesús y los doce partieron de Jerusalén después de enviar sus tiendas y sus escasos efectos personales para que fueran guardados en la casa de Lázaro, en Betania. Se dirigieron al norte hacia Samaria, y el sábado se detuvieron en Betel. Predicaron allí durante varios días a la gente que venía de Gofna y Efraín. Un grupo de ciudadanos de Arimatea y Tamna vino para invitar a Jesús a que visitara sus pueblos. El Maestro y sus apóstoles pasaron más de dos semanas enseñando a los judíos y samaritanos de esta región, muchos de los cuales venían de lugares tan lejanos como Antipatris para escuchar la buena nueva del reino.
143:0.2 (1607.2) Los habitantes del sur de Samaria escucharon con placer a Jesús, y los apóstoles, a excepción de Judas Iscariote, consiguieron vencer muchos de los prejuicios que tenían contra los samaritanos. A Judas le resultaba muy difícil amar a estos samaritanos. La última semana de julio, Jesús y sus compañeros se prepararon para partir hacia las nuevas ciudades griegas de Fasaelis y Arquelais, cerca del Jordán.
143:1.1 (1607.3) Durante la primera mitad del mes de agosto, el grupo apostólico estableció su cuartel general en las ciudades griegas de Arquelais y Fasaelis, donde efectuaron su primera experiencia de predicación a una concurrencia compuesta casi exclusivamente de gentiles — griegos, romanos y sirios — ya que pocos judíos residían en estas dos ciudades griegas. Al ponerse en contacto con estos ciudadanos romanos, los apóstoles encontraron nuevas dificultades para proclamar el mensaje del reino venidero, y tropezaron con nuevas objeciones a las enseñanzas de Jesús. En una de las muchas conversaciones nocturnas con sus apóstoles, Jesús escuchó atentamente estas objeciones al evangelio del reino mientras los doce repasaban sus experiencias con la gente que se había beneficiado de su trabajo personal.
143:1.2 (1607.4) Felipe hizo una pregunta que fue representativa de sus dificultades. Felipe dijo: «Maestro, estos griegos y romanos menosprecian nuestro mensaje, pues dicen que estas enseñanzas sólo son adecuadas para los débiles y los esclavos. Aseguran que la religión de los paganos es superior a nuestra enseñanza, porque estimula a adquirir un carácter fuerte, robusto y dinámico. Afirman que queremos convertir a todos los hombres en unos especímenes debilitados de no resistentes pasivos, que desaparecerían rápidamente de la faz de la Tierra. A ti te aprecian, Maestro, y admiten francamente que tu enseñanza es celestial e ideal, pero no quieren tomarnos en serio. Afirman que tu religión no es para este mundo, que los hombres no pueden vivir según lo que enseñas. Y ahora, Maestro, ¿qué les vamos a decir a estos gentiles?»
143:1.3 (1607.5) Después de haber escuchado otras objeciones similares al evangelio del reino presentadas por Tomás, Natanael, Simón Celotes y Mateo, Jesús dijo a los doce:
143:1.4 (1608.1) «He venido a este mundo para hacer la voluntad de mi Padre y para revelar su carácter afectuoso a toda la humanidad. Ésta es, hermanos míos, mi misión. Y ésta es la única cosa que haré, independientemente de que mis enseñanzas sean mal comprendidas por los judíos o los gentiles de esta época o de otra generación. Pero no deberíais pasar por alto el hecho de que el amor divino también tiene sus disciplinas severas. El amor de un padre por su hijo obliga muchas veces al padre a refrenar las acciones imprudentes de su atolondrado descendiente. El hijo no siempre comprende los motivos sabios y afectuosos de la disciplina restrictiva del padre. Pero os aseguro que mi Padre Paradisiaco gobierna de hecho un universo de universos con el poder predominante de su amor. El amor es la más grande de todas las realidades espirituales. La verdad es una revelación liberadora, pero el amor es la relación suprema. Cualesquiera que sean los desatinos que vuestros compañeros humanos puedan cometer en la administración del mundo de hoy, el evangelio que os proclamo gobernará este mismo mundo en una era por venir. La meta última del progreso humano consiste en reconocer respetuosamente la paternidad de Dios y en materializar con amor la fraternidad de los hombres.
143:1.5 (1608.2) «¿Quién os ha dicho que mi evangelio sólo está destinado a los esclavos y a los débiles? ¿Acaso vosotros, mis apóstoles elegidos, parecéis débiles? ¿Tenía Juan aspecto de endeble? ¿Observáis que yo sea esclavo del miedo? Es verdad que el evangelio se predica a los pobres y a los oprimidos de esta generación. Las religiones de este mundo han olvidado a los pobres, pero mi Padre no hace acepción de personas. Además, los pobres de hoy son los primeros en hacer caso de la llamada al arrepentimiento y a aceptar la filiación. El evangelio del reino debe ser predicado a todos los hombres — judíos y gentiles, griegos y romanos, ricos y pobres, libres y esclavos — e igualmente a los jóvenes y a los viejos, a los hombres y a las mujeres.
143:1.6 (1608.3) «Aunque mi Padre es un Dios de amor y se deleita practicando la misericordia, no os impregnéis de la idea de que el servicio del reino debe ser de una facilidad monótona. La ascensión al Paraíso es la aventura suprema de todos los tiempos, la dura obtención de la eternidad. El servicio del reino en la Tierra exigirá toda la valiente virilidad que vosotros y vuestros colaboradores podáis reunir. Muchos de vosotros seréis ejecutados por vuestra lealtad al evangelio de este reino. Es fácil morir en el campo de batalla cuando la presencia de vuestros camaradas de combate fortalece vuestra valentía, pero se requiere una forma superior y más profunda de valentía y de devoción humanas para dar la vida con serenidad y en solitario por el amor de una verdad guardada en vuestro corazón mortal.
143:1.7 (1608.4) «Hoy, los incrédulos pueden mofarse de vosotros porque predicáis un evangelio de no resistencia y porque vivís una vida sin violencia, pero sois los primeros voluntarios de una larga serie de creyentes sinceros en el evangelio de este reino, que asombrarán a toda la humanidad por su consagración heroica a estas enseñanzas. Ningún ejército del mundo ha desplegado nunca más coraje y bravura que los que mostraréis vosotros y vuestros leales sucesores cuando salgáis para proclamar al mundo entero la buena nueva — la paternidad de Dios y la fraternidad de los hombres. La valentía de la carne es la forma más baja de bravura. La bravura mental es un tipo más elevado de valentía humana, pero la bravura superior y suprema consiste en la fidelidad inflexible a las convicciones iluminadas de las realidades espirituales profundas. Una valentía así constituye el heroísmo del hombre que conoce a Dios. Y todos vosotros sois hombres que conocéis a Dios; sois, en verdad, los asociados personales del Hijo del Hombre.»
143:1.8 (1608.5) Esto no es todo lo que Jesús dijo en esta ocasión, pero es la introducción de su discurso. Luego continuó hablando largamente para ampliar e ilustrar esta declaración. Éste fue uno de los discursos más apasionados que Jesús pronunció nunca ante los doce. El Maestro rara vez hablaba a sus apóstoles mostrando unos poderosos sentimientos, pero ésta fue una de las pocas ocasiones en las que se expresó con una seriedad manifiesta, acompañada de una marcada emoción.
143:1.9 (1609.1) El efecto sobre la predicación pública y el ministerio personal de los apóstoles fue inmediato; a partir de aquel mismo día, su mensaje adquirió un nuevo matiz en el que predominaba la valentía. Los doce continuaron adquiriendo el espíritu positivamente dinámico del nuevo evangelio del reino. Desde aquel día en adelante, ya no se ocuparon tanto de predicar las virtudes negativas y los preceptos pasivos de la enseñanza multifacética de su Maestro.
143:2.1 (1609.2) El Maestro era un ejemplo perfeccionado de un hombre dueño de sí mismo. Cuando fue injuriado, no injurió; cuando sufrió, no profirió ninguna amenaza contra sus torturadores; cuando fue acusado por sus enemigos, simplemente se encomendó al juicio justo del Padre que está en los cielos.
143:2.2 (1609.3) En una de las conferencias nocturnas, Andrés le preguntó a Jesús: «Maestro, ¿debemos practicar la abnegación como Juan nos ha enseñado, o debemos procurar adquirir el autocontrol que tú enseñas? ¿En qué se diferencia tu enseñanza de la de Juan?» Jesús respondió: «En verdad, Juan os ha enseñado el camino de la rectitud de acuerdo con las luces y las leyes de sus antepasados; era la religión del examen de conciencia y de la abnegación. Pero yo vengo con un nuevo mensaje de olvido de sí mismo y de dominio de sí mismo. Os muestro el camino de la vida tal como mi Padre que está en los cielos me lo ha revelado.
143:2.3 (1609.4) «En verdad, en verdad os digo que aquel que se gobierna a sí mismo es más grande que el que conquista una ciudad. El dominio de sí mismo es la medida de la naturaleza moral de un hombre, y el indicador de su desarrollo espiritual. En el antiguo orden practicabais el ayuno y la oración. Como criaturas nuevas renacidas del espíritu, se os enseña a creer y a regocijaros. En el reino del Padre, debéis convertiros en criaturas nuevas; las cosas viejas deben desaparecer; observad que os muestro cómo todas las cosas deben renovarse. Por medio de vuestro amor recíproco vais a convencer al mundo de que habéis pasado de la esclavitud a la libertad, de la muerte a la vida eterna.
143:2.4 (1609.5) «En el antiguo camino, intentáis suprimir, obedecer y conformaros a unas reglas de vida; en el nuevo camino, primero sois transformados por el Espíritu de la Verdad y, por ello, fortalecidos en vuestra alma interior mediante la constante renovación espiritual de vuestra mente; así estáis dotados con el poder de ejecutar, con certeza y alegría, la voluntad misericordiosa, aceptable y perfecta de Dios. No lo olvidéis — vuestra fe personal en las promesas extremadamente grandes y preciosas de Dios es la que os garantiza que os convertiréis en partícipes de la naturaleza divina. Así, mediante vuestra fe y la transformación del espíritu, os convertís en realidad en los templos de Dios, y su espíritu vive efectivamente dentro de vosotros. Así pues, si el espíritu reside dentro de vosotros, ya no sois unos esclavos ligados a la carne, sino unos hijos del espíritu, independientes y liberados. La nueva ley del espíritu os dota de la libertad del dominio de sí mismo, reemplazando la antigua ley del miedo, basada en la autoesclavitud y en el yugo de la abnegación.
143:2.5 (1609.6) «Muchas veces, cuando habéis hecho el mal, habéis pensado en imputar vuestros actos a la influencia del demonio, cuando en realidad simplemente os habéis descarriado a causa de vuestras propias tendencias naturales. ¿No os ha dicho el profeta Jeremías hace mucho tiempo que el corazón humano es más engañoso que nada, e incluso a veces desesperadamente perverso? ¡Qué fácil es engañaros a vosotros mismos y caer así en unos temores tontos, en deseos de todo tipo, placeres esclavizantes, malicia, envidia e incluso en un odio vengativo!
143:2.6 (1610.1) «La salvación se obtiene por la regeneración del espíritu y no por las acciones presuntuosas de la carne. Estáis justificados por la fe y sois aceptados por la gracia, no por el temor y la abnegación de la carne, aunque los hijos del Padre, que han nacido del espíritu, son siempre y para siempre dueños de su yo y de todo lo que se refiere a los deseos de la carne. Cuando sabéis que es la fe la que os salva, tenéis una verdadera paz con Dios. Y todos los que siguen el camino de esta paz celestial están destinados a ser santificados en el servicio eterno de los hijos, en constante progreso, del Dios eterno. En lo sucesivo, ya no es un deber, sino que es más bien vuestro elevado privilegio el purificaros de todos los males de la mente y del cuerpo, mientras buscáis la perfección en el amor de Dios.
143:2.7 (1610.2) «Vuestra filiación está fundada en la fe, y debéis permanecer impasibles ante el miedo. Vuestra alegría nace de la confianza en la palabra divina, y por consiguiente, no pondréis en duda la realidad del amor y de la misericordia del Padre. La bondad misma de Dios es la que conduce a los hombres a un arrepentimiento sincero y auténtico. Vuestro secreto para dominar el yo está ligado a vuestra fe en el espíritu interno, que siempre actúa por amor. Incluso esta fe salvadora no la tenéis por vosotros mismos; es también un regalo de Dios. Si sois los hijos de esta fe viviente, ya no sois los esclavos del yo, sino más bien los dueños triunfantes de vosotros mismos, los hijos liberados de Dios.
143:2.8 (1610.3) «Así pues, hijos míos, si habéis nacido del espíritu, estáis liberados para siempre de la esclavitud consciente de una vida de abnegación y de vigilancia continua de los deseos de la carne, y sois trasladados al alegre reino del espíritu, en el que manifestáis espontáneamente los frutos del espíritu en vuestra vida diaria. Los frutos del espíritu son la esencia del tipo más elevado de autocontrol agradable y ennoblecedor, e incluso lo máximo que un mortal terrestre puede alcanzar — el verdadero dominio de sí mismo.»
143:3.1 (1610.4) Por esta época se desarrolló un estado de gran tensión nerviosa y emocional entre los apóstoles y sus discípulos asociados inmediatos. Aún no se habían acostumbrado a convivir y a trabajar juntos. Cada vez tenían más dificultades para mantener relaciones armoniosas con los discípulos de Juan. El contacto con los gentiles y los samaritanos era una gran prueba para estos judíos. Y además de todo esto, las recientes declaraciones de Jesús habían aumentado la alteración de su estado mental. Andrés estaba casi fuera de sí; ya no sabía qué hacer, y por eso acudió al Maestro con sus problemas y perplejidades. Cuando Jesús terminó de escuchar el relato de las dificultades de su jefe apostólico, dijo: «Andrés, no puedes disuadir a los hombres de sus confusiones cuando llegan a un grado semejante de complicación, y cuando tantas personas con fuertes sentimientos están implicadas. No puedo hacer lo que me pides — no deseo participar en esas dificultades sociales personales — pero me uniré a vosotros para disfrutar de un período de tres días de descanso y esparcimiento. Dirígete a tus hermanos y anúnciales que todos vais a subir conmigo al Monte Sartaba, donde deseo descansar un día o dos.
143:3.2 (1610.5) «Ahora deberías dirigirte a cada uno de tus once hermanos y decirles en privado: ‘El Maestro desea que pasemos a solas con él un período de descanso y esparcimiento. Puesto que todos hemos experimentado recientemente mucha inquietud espiritual y tensión mental, sugiero que durante estas vacaciones no mencionemos para nada nuestras pruebas y dificultades. ¿Puedo contar contigo para que cooperes conmigo en este asunto?` Contacta así con cada uno de tus hermanos de manera privada y personal.» Y Andrés hizo lo que el Maestro le había ordenado.
143:3.3 (1611.1) Éste fue un acontecimiento maravilloso en la experiencia de cada uno de ellos; jamás olvidaron el día que subieron a la montaña. A lo largo de todo el trayecto apenas dijeron una sola palabra de sus dificultades. Al llegar a la cima de la montaña, Jesús los sentó a su alrededor mientras les decía: «Hermanos míos, todos debéis aprender el valor del descanso y la eficacia del esparcimiento. Debéis comprender que el mejor método para resolver algunos problemas embrollados consiste en alejarse de ellos durante algún tiempo. Luego, cuando volvéis renovados por el descanso o la adoración, sois capaces de atacar vuestras dificultades con una cabeza más despejada y una mano más firme, sin mencionar un corazón más resuelto. Además, muchas veces encontraréis que el tamaño y las proporciones de vuestro problema ha disminuido mientras descansabais vuestra mente y vuestro cuerpo.»
143:3.4 (1611.2) Al día siguiente, Jesús asignó un tema de discusión a cada uno de los doce. Consagraron todo el día a los recuerdos y a hablar de asuntos no relacionados con su trabajo religioso. Se quedaron anonadados durante unos momentos cuando Jesús incluso descuidó dar las gracias — verbalmente — al romper el pan para su almuerzo del mediodía. Era la primera vez que lo veían omitir esta formalidad.
143:3.5 (1611.3) Cuando subieron a la montaña, la cabeza de Andrés estaba llena de problemas. El corazón de Juan estaba excesivamente perplejo. El alma de Santiago estaba dolorosamente perturbada. Mateo tenía mucha necesidad de fondos debido a la estancia del grupo entre los gentiles. Pedro estaba fatigado y había estado recientemente más temperamental que de costumbre. Judas sufría uno de sus ataques periódicos de susceptibilidad y egoísmo. Simón estaba excepcionalmente trastornado debido a sus esfuerzos por conciliar su patriotismo con el amor de la fraternidad de los hombres. Felipe estaba cada vez más confundido por la manera en que se desarrollaban los acontecimientos. El humor de Natanael había disminuido desde que habían entrado en contacto con las poblaciones gentiles, y Tomás se encontraba en medio de un grave período de depresión. Sólo los gemelos estaban en un estado normal y sin inquietudes. Todos se sentían extremadamente confusos en cuanto a la manera de llevarse pacíficamente con los discípulos de Juan.
143:3.6 (1611.4) Al tercer día, cuando empezaron a bajar de la montaña para regresar a su campamento, un gran cambio se había producido en ellos. Habían hecho el importante descubrimiento de que muchas perplejidades humanas no existen en realidad, de que muchas dificultades angustiosas son creadas por un miedo exagerado y producidas por un recelo desmedido. Habían aprendido que la mejor manera de tratar todas las confusiones de este tipo era alejarse de ellas; al irse, habían dejado que estos problemas se resolvieran por sí mismos.
143:3.7 (1611.5) El regreso de este descanso marcó el principio de un período de relaciones considerablemente mejores con los seguidores de Juan. Una gran parte de los doce cedió realmente a la hilaridad cuando notaron el cambio del estado mental de cada uno y observaron la ausencia de irritabilidad nerviosa que disfrutaban como consecuencia de sus tres días de vacaciones, alejados de los deberes rutinarios de la vida. Siempre existe el peligro de que la monotonía de los contactos humanos multiplique considerablemente las perplejidades y aumente las dificultades.
143:3.8 (1611.6) Pocos gentiles de las dos ciudades griegas de Arquelais y Fasaelis creyeron en el evangelio, pero los doce apóstoles adquirieron una valiosa experiencia con este extenso trabajo, el primero que realizaban con unas poblaciones compuestas exclusivamente de gentiles. Un lunes por la mañana hacia mediados de mes, Jesús le dijo a Andrés: «Entremos en Samaria.» Y se pusieron en camino inmediatamente hacia la ciudad de Sicar, cerca del pozo de Jacob.
143:4.1 (1612.1) Durante más de seiscientos años, los judíos de Judea, y más tarde también los de Galilea, habían estado enemistados con los samaritanos. Este sentimiento nocivo entre los judíos y los samaritanos surgió de la manera siguiente: Unos setecientos años a. de J.C., Sargón, rey de Asiria, aplastó una revuelta en Palestina central y se llevó como cautivos a más de veinticinco mil judíos del reino septentrional de Israel, instalando en su lugar a un número casi igual de descendientes de los cutitas, sefarvitas y amatitas. Más tarde, Asurbanipal envió también otras colonias para que vivieran en Samaria.
143:4.2 (1612.2) La enemistad religiosa entre los judíos y los samaritanos databa desde el regreso de los judíos de su cautividad en Babilonia, cuando los samaritanos se esforzaron por impedir la reconstrucción de Jerusalén. Más adelante ofendieron a los judíos prestando su ayuda amistosa a los ejércitos de Alejandro. En agradecimiento por su amistad, Alejandro concedió un permiso a los samaritanos para que construyeran un templo en el Monte Gerizim, donde adoraron a Yahvé y a sus dioses tribales, y ofrecieron sacrificios muy semejantes a los de los servicios del templo de Jerusalén. Con este culto continuaron por lo menos hasta la época de los macabeos, cuando Juan Hircano destruyó su templo del Monte Gerizim. Durante sus trabajos a favor de los samaritanos después de la muerte de Jesús, el apóstol Felipe mantuvo numerosas reuniones en el lugar de este antiguo templo samaritano.
143:4.3 (1612.3) Los antagonismos entre los judíos y los samaritanos eran históricos y se habían afianzado con el paso del tiempo; desde la época de Alejandro, los dos grupos se habían relacionado cada vez menos. Los doce apóstoles no se oponían a predicar en las ciudades griegas y en otras ciudades gentiles de la Decápolis y Siria, pero fue una dura prueba para su fidelidad al Maestro cuando éste les dijo: «Entremos en Samaria.» Sin embargo, durante el año y pico que habían pasado con Jesús, habían desarrollado una forma de lealtad personal que trascendía incluso su fe en las enseñanzas del Maestro y sus prejuicios contra los samaritanos.
143:5.1 (1612.4) Cuando el Maestro y los doce llegaron al pozo de Jacob, Jesús estaba cansado del viaje y se detuvo cerca del pozo, mientras Felipe se llevaba a los apóstoles a Sicar para que le ayudaran a traer la comida y las tiendas, pues tenían la intención de permanecer algún tiempo en aquellos parajes. Pedro y los hijos de Zebedeo se hubieran quedado con Jesús, pero éste les rogó que se fueran con sus hermanos, diciendo: «No temáis por mí, estos samaritanos serán amistosos; sólo nuestros hermanos, los judíos, intentan hacernos daño.» Eran casi las seis de aquella tarde de verano, cuando Jesús se sentó cerca del pozo para esperar el regreso de los apóstoles.
143:5.2 (1612.5) El agua del pozo de Jacob contenía menos minerales que la de los pozos de Sicar, y por eso era más apreciada como agua potable. Jesús tenía sed, pero no disponía de ningún medio para sacar el agua. Por eso, cuando una mujer de Sicar llegó con su cántaro y se dispuso a sacar agua del pozo, Jesús le dijo: «Dame de beber.» Esta mujer de Samaria sabía que Jesús era judío debido a su apariencia y a su vestido, y supuso que era un judío de Galilea a causa de su acento. Se llamaba Nalda y era una hermosa criatura. Se quedó muy sorprendida de que un hombre judío le hablara así al lado del pozo y le pidiera de beber, porque en aquellos tiempos no se consideraba correcto que un hombre que se preciara hablara en público con una mujer, y mucho menos que un judío conversara con una samaritana. Por eso Nalda le preguntó a Jesús: «¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides de beber a mí, a una mujer samaritana?» Jesús contestó: «En verdad te he pedido de beber, pero si solamente pudieras comprender, me pedirías un trago de agua viva.» Entonces, Nalda dijo: «Pero Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es profundo; ¿de dónde tienes pues ese agua viva? ¿Eres más grande que nuestro padre Jacob que nos dio este pozo, del que bebió él mismo y también sus hijos y su ganado?»
143:5.3 (1613.1) Jesús respondió: «Todo el que bebe de este agua volverá a tener sed, pero cualquiera que beba el agua del espíritu vivo nunca tendrá sed. Este agua viva se volverá en él un manantial refrescante que brotará hasta la vida eterna.» Nalda dijo entonces: «Dame de ese agua para no tener más sed, ni tener que venir hasta aquí para sacarla. Además, todo lo que una samaritana pueda recibir de un judío tan digno de elogios será un placer.»
143:5.4 (1613.2) Nalda no sabía cómo interpretar la buena disposición de Jesús para hablar con ella. Veía en el rostro del Maestro la expresión de un hombre recto y santo, pero tomó su cordialidad por una familiaridad ordinaria, y malinterpretó su simbolismo como una manera de hacerle insinuaciones. Como era una mujer de moral descuidada, estaba dispuesta a volverse abiertamente coqueta cuando Jesús, mirándola directamente a los ojos, le dijo con una voz imperativa: «Mujer, ve a buscar a tu marido y traelo hasta aquí.» Esta orden devolvió a Nalda su sentido común. Vio que había juzgado mal la bondad del Maestro; percibió que había interpretado mal el sentido de sus palabras. Estaba asustada; empezó a darse cuenta de que estaba en presencia de una persona excepcional, y buscando a ciegas en su mente una respuesta apropiada, dijo con gran confusión: «Pero Señor, no puedo llamar a mi marido, porque no tengo marido.» Entonces dijo Jesús: «Has dicho la verdad porque, aunque una vez tuviste un marido, el hombre con quien vives ahora no es tu marido. Sería mejor que dejaras de jugar con mis palabras, y buscaras el agua viva que te he ofrecido hoy.»
143:5.5 (1613.3) Ahora Nalda había recobrado la seriedad, y su lado bueno se había despertado. No era una mujer inmoral por haberlo elegido así plenamente. Había sido repudiada cruel e injustamente por su marido y, en esta situación desesperada, había consentido en vivir como esposa de cierto griego, pero sin casarse. Nalda se sentía ahora muy avergonzada por haberle hablado a Jesús con tanta ligereza, y se dirigió al Maestro muy arrepentida, diciendo: «Señor, me arrepiento de la manera en que te he hablado, pues percibo que eres un hombre santo o quizás un profeta.» Y estaba a punto de solicitar al Maestro una ayuda directa y personal, cuando hizo lo que tantas personas han hecho antes y después de ella — eludió la cuestión de la salvación personal, orientándose hacia una discusión sobre teología y filosofía. Desvió rápidamente la conversación sobre sus propias necesidades espirituales hacia un debate teológico. Señalando al Monte Gerizim, continuó: «Nuestros padres adoraban en esta montaña, pero sin embargo, tú dirías que el lugar donde los hombres deberían adorar se encuentra en Jerusalén; ¿cuál es pues el lugar apropiado para adorar a Dios?»
143:5.6 (1613.4) Jesús percibió la tentativa del alma de la mujer por evitar un contacto directo y escrutador con su Hacedor, pero también vio que en su alma estaba presente el deseo de conocer la mejor manera de vivir. Después de todo, en el corazón de Nalda había una verdadera sed de agua viva; la trató pues con paciencia, diciéndole: «Mujer, déjame decirte que se acerca el día en que no adorarás al Padre ni en esta montaña ni en Jerusalén. Actualmente adoráis aquello que no conocéis, una mezcla de la religión de numerosos dioses paganos y de las filosofías gentiles. Los judíos saben al menos a quien adoran; han eliminado toda confusión, concentrando su adoración en un solo Dios, Yahvé. Deberías creerme cuando digo que se acerca la hora — e incluso ya está aquí — en que todos los adoradores sinceros adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque estos son precisamente los adoradores que busca el Padre. Dios es espíritu, y aquellos que lo adoran deben adorarlo en espíritu y en verdad. Tu salvación proviene no de saber cómo deberían adorar los demás o dónde deberían hacerlo, sino de recibir en tu propio corazón este agua viva que te ofrezco en este mismo momento.»
143:5.7 (1614.1) Pero Nalda haría un esfuerzo más por esquivar la discusión del embarazoso problema de su vida personal en la Tierra y del estado de su alma ante Dios. Una vez más recurrió a cuestiones sobre la religión en general, diciendo: «Sí, ya sé, Señor, que Juan ha predicado sobre la venida del Convertidor, aquel que será llamado el Libertador, y que cuando venga, nos proclamará todas las cosas...» y Jesús, interrumpiendo a Nalda, le dijo con una seguridad sorprendente: «Yo, que te hablo, soy esa persona.»
143:5.8 (1614.2) Ésta era la primera declaración directa, positiva y sin disfraz de su naturaleza y filiación divinas que Jesús hacía en la Tierra; y la hizo a una mujer, a una samaritana, a una mujer de reputación dudosa hasta ese momento a los ojos de los hombres. Pero los ojos divinos veían más a esta mujer como una víctima del pecado de los demás que como una pecadora por su propio deseo, y ahora la veían como un alma humana que deseaba la salvación, la deseaba sinceramente y de todo corazón, y con eso bastaba.
143:5.9 (1614.3) Cuando Nalda estaba a punto de expresar su anhelo real y personal por las cosas mejores y por una manera más noble de vivir, en el momento en que se disponía a hablar del verdadero deseo de su corazón, los doce apóstoles regresaron de Sicar. Al encontrarse con esta escena, la de Jesús hablando tan íntimamente con esta mujer — esta mujer samaritana, y a solas — se quedaron más que sorprendidos. Depositaron rápidamente sus provisiones y se apartaron a un lado, sin que nadie se atreviera a censurarlo, mientras Jesús le decía a Nalda: «Mujer, continúa tu camino; Dios te ha perdonado. De ahora en adelante vivirás una nueva vida. Has recibido el agua viva; una nueva alegría brotará dentro de tu alma, y te convertirás en una hija del Altísimo.» Al percibir la desaprobación de los apóstoles, la mujer abandonó su cántaro y huyó hacia la ciudad.
143:5.10 (1614.4) Al entrar en la ciudad, fue diciendo a todo el que encontró: «Ve al pozo de Jacob, y date prisa, pues allí verás a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿Podría ser el Convertidor?» Antes de ponerse el Sol, un gran gentío se había reunido en el pozo de Jacob para escuchar a Jesús. Y el Maestro les contó más cosas sobre el agua de la vida, el don del espíritu interior.
143:5.11 (1614.5) Los apóstoles nunca dejaron de escandalizarse por la buena disposición de Jesús para hablar con las mujeres, con unas mujeres de reputación dudosa, e incluso con mujeres inmorales. A Jesús le resultaba muy difícil enseñar a sus apóstoles que las mujeres, incluso las calificadas de inmorales, tienen un alma que puede escoger a Dios como Padre suyo, y convertirse así en las hijas de Dios y en candidatas a la vida eterna. Incluso diecinueve siglos más tarde, mucha gente muestra la misma aversión a captar las enseñanzas del Maestro. La misma religión cristiana ha sido construida insistentemente alrededor del hecho de la muerte de Cristo, en lugar de hacerlo alrededor de la verdad de su vida. El mundo debería interesarse más por su vida feliz, reveladora de Dios, que por su muerte trágica y triste.
143:5.12 (1614.6) Al día siguiente, Nalda contó toda esta historia al apóstol Juan, pero éste nunca la reveló íntegramente a los otros apóstoles, y Jesús no habló detalladamente de esto a los doce.
143:5.13 (1615.1) Nalda le contó a Juan que Jesús le había dicho «todo lo que había hecho». Juan quiso muchas veces preguntarle a Jesús sobre esta charla con Nalda, pero nunca lo hizo. Jesús sólo le había dicho a Nalda una cosa sobre sí misma, pero su mirada clavada en sus ojos y la manera de tratarla trajeron en un instante a su mente una revisión panorámica de toda su variada vida, de tal forma que asoció toda esta autorrevelación de su vida pasada con la mirada y las palabras del Maestro. Jesús nunca le dijo que había tenido cinco maridos. Había vivido con cuatro hombres diferentes desde que su marido la había repudiado, y este hecho, junto con todo su pasado, surgió tan vívidamente en su mente cuando se dio cuenta de que Jesús era un hombre de Dios, que posteriormente le repitió a Juan que Jesús le había dicho realmente todo sobre sí misma.
143:6.1 (1615.2) La tarde que Nalda hizo salir a la muchedumbre de Sicar para ver a Jesús, los doce acababan de regresar con los alimentos y rogaron a Jesús que comiera con ellos en lugar de hablarle a la gente, pues llevaban todo el día sin comer y tenían hambre. Pero Jesús sabía que pronto les envolvería la oscuridad, y por ello persistió en su determinación de hablarle a la gente antes de despedirla. Cuando Andrés intentó persuadirlo para que comiera algo antes de dirigirse a la multitud, Jesús le dijo: «Tengo un alimento para comer que vosotros no conocéis.» Cuando los apóstoles escucharon esto, se dijeron entre ellos: «¿Alguien le ha traído algo de comer? ¿Puede ser que la mujer le haya dado alimentos además de bebida?» Cuando Jesús los escuchó hablando entre ellos, antes de dirigirse a la gente se volvió hacia los doce y les dijo: «Mi alimento es hacer la voluntad de Aquel que me ha enviado y realizar su obra. Deberíais dejar de decir que falta tanto o tanto tiempo para la cosecha. Contemplad a esta gente que sale de una ciudad samaritana para escucharnos; os digo que los campos ya se han puesto blancos para la cosecha. El que siega recibe su salario y recoge este fruto para la vida eterna; en consecuencia, los sembradores y los segadores se regocijan juntos, porque en esto reside la verdad del refrán: ‘uno siembra y el otro cosecha`. Ahora os envío a cosechar algo que no habéis trabajado; otros han trabajado, y vosotros estáis a punto de formar parte de su trabajo.» Dijo esto refiriéndose a la predicación de Juan el Bautista.
143:6.2 (1615.3) Jesús y los apóstoles fueron a Sicar y predicaron dos días antes de establecer su campamento en el Monte Gerizim. Muchos habitantes de Sicar creyeron en el evangelio y pidieron ser bautizados, pero los apóstoles de Jesús aún no bautizaban.
143:6.3 (1615.4) La primera noche de campamento en el Monte Gerizim, los apóstoles suponían que Jesús les regañaría por su actitud hacia la mujer en el pozo de Jacob, pero él no hizo ninguna referencia a este asunto. En lugar de eso, les dio una charla memorable sobre «las realidades que son centrales en el reino de Dios». En cualquier religión, es muy fácil consentir que los valores se vuelvan desproporcionados y permitir que los hechos ocupen el lugar de la verdad en la teología personal. El hecho de la cruz se volvió el centro mismo del cristianismo posterior, pero ésta no es la verdad central de la religión que se puede deducir de la vida y de las enseñanzas de Jesús de Nazaret.
143:6.4 (1615.5) El tema de la enseñanza de Jesús en el Monte Gerizim fue el siguiente: deseaba que todos los hombres vieran a Dios como un Padre-amigo, así como él (Jesús) es un hermano-amigo. Les inculcó una y otra vez que el amor es la relación más grande en el mundo — en el universo — , al igual que la verdad es la proclamación más grande de la observación de estas relaciones divinas.
143:6.5 (1616.1) Jesús se manifestó tan plenamente a los samaritanos porque podía hacerlo sin peligro, y porque sabía que no volvería a visitar el corazón de Samaria para predicar el evangelio del reino.
143:6.6 (1616.2) Jesús y los doce acamparon en el Monte Gerizim hasta finales de agosto. Durante el día predicaban la buena nueva del reino — la paternidad de Dios — a los samaritanos en las ciudades, y pasaban la noche en el campamento. El trabajo que Jesús y los doce efectuaron en estas ciudades samaritanas dio muchas almas al reino y contribuyó ampliamente a preparar el terreno para la obra maravillosa de Felipe en estas regiones, después de la muerte y resurrección de Jesús, y después de que los apóstoles se dispersaran hasta los confines de la Tierra debido a la persecución encarnizada contra los creyentes en Jerusalén.
143:7.1 (1616.3) En las conferencias nocturnas en el Monte Gerizim, Jesús enseñó muchas grandes verdades y recalcó particularmente las siguientes:
143:7.2 (1616.4) La verdadera religión es la actuación de un alma individual en sus relaciones conscientes con el Creador; la religión organizada es el intento del hombre por socializar la adoración de los practicantes individuales de la religión.
143:7.3 (1616.5) La adoración — la contemplación de lo espiritual — debe alternar con el servicio, el contacto con la realidad material. El trabajo debería alternar con el esparcimiento; la religión debería estar equilibrada con el humor. La filosofía profunda debería ser aliviada con la poesía rítmica. El esfuerzo por vivir — la tensión de la personalidad en el tiempo — debería ser mitigado con el reposo de la adoración. Las sensaciones de inseguridad procedentes del miedo al aislamiento de la personalidad en el universo deberían ser contrarrestadas con la contemplación del Padre, a través de la fe, y con el intento de comprender al Supremo.
143:7.4 (1616.6) La oración está destinada a hacer que el hombre piense menos y comprenda más; no está destinada a incrementar el conocimiento, sino más bien a ampliar la perspicacia.
143:7.5 (1616.7) La adoración tiene el propósito de anticiparse a la vida mejor del futuro, y luego reflejar estas nuevas significaciones espirituales sobre la vida presente. La oración es un sostén espiritual, pero la adoración es divinamente creativa.
143:7.6 (1616.8) La adoración es la técnica de buscar en el Uno la inspiración para servir a la multitud. La adoración es la vara que mide el grado en que el alma se ha desprendido del universo material, y se ha adherido de manera simultánea y segura a las realidades espirituales de toda la creación.
143:7.7 (1616.9) La oración es recordarse a sí mismo — un pensamiento sublime; la adoración es olvidarse de sí mismo — un superpensamiento. La adoración es una atención sin esfuerzo, el verdadero descanso ideal del alma, una forma de ejercicio espiritual sosegado.
143:7.8 (1616.10) La adoración es el acto de un fragmento que se identifica con el Todo, lo finito con lo Infinito, el hijo con el Padre, el tiempo en la operación de ajustarse al ritmo de la eternidad. La adoración es el acto de la comunión personal del hijo con el Padre divino, la aceptación de unas actitudes vivificantes, creativas, fraternales y románticas por parte del alma-espíritu del hombre.
143:7.9 (1616.11) Aunque los apóstoles sólo comprendieron una pequeña parte de las enseñanzas del Maestro en el campamento, otros mundos las comprendieron, y otras generaciones de la Tierra las comprenderán.
El libro de Urantia
Documento 144
144:0.1 (1617.1) DURANTE los meses de septiembre y octubre se retiraron a un campamento aislado en las laderas del Monte Gilboa. Jesús pasó aquí el mes de septiembre a solas con sus apóstoles, enseñándoles e instruyéndoles en las verdades del reino.
144:0.2 (1617.2) Había varias razones para que Jesús y sus apóstoles se retiraran en aquel momento a la frontera de Samaria y la Decápolis. Los dirigentes religiosos de Jerusalén eran muy hostiles; Herodes Antipas aún mantenía a Juan en la cárcel, temiendo tanto ponerlo en libertad como ejecutarlo, y continuaba sospechando que existía algún tipo de complicidad entre Juan y Jesús. En estas condiciones, no era prudente planear una labor dinámica en Judea o en Galilea. Y había una tercera razón: la tensión lentamente creciente entre los jefes de los discípulos de Juan y los apóstoles de Jesús, que empeoraba a medida que aumentaba el número de creyentes.
144:0.3 (1617.3) Jesús sabía que el período de trabajo preliminar de enseñanza y predicación casi había terminado, que el paso siguiente sería el comienzo del pleno esfuerzo final de su vida en la Tierra; no deseaba que la puesta en marcha de esta empresa fuera de ninguna manera penosa o embarazosa para Juan el Bautista. Por eso Jesús había decidido pasar algún tiempo aislado, repasando la enseñanza con sus apóstoles, y luego efectuar algún trabajo discreto en las ciudades de la Decápolis, hasta que Juan fuera ejecutado o puesto en libertad para unirse a ellos en un esfuerzo común.
144:1.1 (1617.4) A medida que pasaba el tiempo, los doce se consagraban más a Jesús y estaban más comprometidos con el trabajo del reino. Su devoción era en gran parte una cuestión de lealtad personal. No captaban su enseñanza polifacética; no comprendían plenamente la naturaleza de Jesús ni el significado de su donación en la Tierra.
144:1.2 (1617.5) Jesús indicó claramente a sus apóstoles que se habían retirado por tres razones:
144:1.3 (1617.6) 1. Para confirmar la comprensión que ellos tenían del evangelio del reino, y su fe en el mismo.
144:1.4 (1617.7) 2. Para permitir que se calmara la oposición a la obra de ellos, tanto en Judea como en Galilea.
144:1.5 (1617.8) 3. Para esperar cuál sería el destino de Juan el Bautista.
144:1.6 (1617.9) Mientras se demoraban en el Gilboa, Jesús contó muchas cosas a los doce sobre sus primeros años de vida y sus experiencias en el Monte Hermón; también les reveló algo de lo sucedido en las colinas durante los cuarenta días que siguieron inmediatamente a su bautismo. Y les encargó formalmente que no contaran a nadie estas experiencias hasta después de que hubiera regresado al Padre.
144:1.7 (1618.1) Durante estas semanas de septiembre, descansaron, conversaron, relataron sus experiencias desde que Jesús les había llamado por primera vez al servicio, y emprendieron un esfuerzo serio por coordinar lo que el Maestro les había enseñado hasta ese momento. En cierta medida, todos tenían el sentimiento de que ésta sería su última oportunidad para descansar de manera prolongada. Se daban cuenta de que su próximo esfuerzo público, en Judea o en Galilea, marcaría el principio de la proclamación final del reino venidero, pero tenían poca o ninguna idea concreta sobre lo que este reino sería cuando llegara. Juan y Andrés pensaban que el reino ya había llegado. Pedro y Santiago creían que aún estaba por venir. Natanael y Tomás confesaban francamente que estaban perplejos. Mateo, Felipe y Simón Celotes estaban indecisos y confusos. Los gemelos se mantenían felizmente ignorantes de la controversia, y Judas Iscariote guardaba silencio, evasivo.
144:1.8 (1618.2) La mayor parte de este tiempo, Jesús estuvo a solas en la montaña, cerca del campamento. De vez en cuando se llevaba a Pedro, Santiago o Juan, pero muy a menudo se iba solo para orar o comulgar. Después del bautismo de Jesús y de los cuarenta días en las colinas de Perea, no es muy exacto calificar de oración estos períodos de comunión con su Padre, y tampoco es consistente decir que Jesús estaba adorando; pero es totalmente correcto sugerir que en estos períodos estaba en comunión personal con su Padre.
144:1.9 (1618.3) El tema central de las discusiones, a lo largo de todo el mes de septiembre, fue la oración y la adoración. Después de haber hablado de la adoración durante varios días, Jesús terminó pronunciando su memorable discurso sobre la oración en respuesta a la petición de Tomás: «Maestro, enséñanos a orar.»
144:1.10 (1618.4) Juan había enseñado una oración a sus discípulos, una oración para la salvación en el reino por venir. Aunque Jesús nunca prohibió a sus seguidores que utilizaran la forma de oración de Juan, los apóstoles percibieron muy pronto que su Maestro no aprobaba plenamente la práctica de expresar oraciones establecidas y formales. Sin embargo, los creyentes solicitaban constantemente que se les enseñara a orar. Los doce anhelaban saber el tipo de súplica que Jesús aprobaría. Debido principalmente a esta necesidad de una súplica sencilla para la gente corriente, Jesús consintió entonces en enseñarles, en respuesta a la petición de Tomás, una forma sugerente de oración. Jesús dio esta lección una tarde durante la tercera semana de la estancia del grupo en el Monte Gilboa.
144:2.1 (1618.5) «En verdad, Juan os ha enseñado una forma sencilla de oración: ‘¡Oh Padre, límpianos del pecado, muéstranos tu gloria, revélanos tu amor y deja que tu espíritu santifique para siempre nuestro corazón. Amén!` Enseñó esta oración para que tuvierais algo que enseñar a las multitudes. No era su intención que utilizarais esta súplica establecida y formal como expresión de vuestra propia alma en oración.
144:2.2 (1618.6) «La oración es una expresión enteramente personal y espontánea de la actitud del alma hacia el espíritu; la oración debería ser la comunión de la filiación y la expresión de la hermandad. Cuando la oración es dictada por el espíritu, conduce al progreso espiritual cooperativo. La oración ideal es una forma de comunión espiritual que conduce a la adoración inteligente. La verdadera oración es la actitud sincera de tender la mano hacia el cielo para conseguir vuestros ideales.
144:2.3 (1619.1) «La oración es el aliento del alma y debería induciros a perseverar en vuestro intento por descubrir la voluntad del Padre. Si cualquiera de vosotros tiene un vecino y vais a verle a media noche, diciéndole: ‘Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío que está de viaje ha venido a verme, y no tengo nada que ofrecerle`; y si vuestro vecino responde, ‘No me molestes, porque la puerta ya está cerrada y mis hijos y yo estamos acostados; por eso no puedo levantarme para darte el pan`, vosotros insistiréis explicándole que vuestro amigo tiene hambre, y que no tenéis ninguna comida que ofrecerle. Os digo que si vuestro vecino no quiere levantarse para daros el pan por amistad hacia vosotros, se levantará a causa de vuestra importunidad y os dará tantos panes como necesitéis. Así pues, si la perseverancia obtiene incluso los favores del hombre mortal, cuánto más vuestra perseverancia en el espíritu conseguirá para vosotros el pan de la vida de las manos complacientes del Padre que está en los cielos. Os lo digo otra vez: Pedid y se os dará; buscad y encontraréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca encuentra; y al que llama a la puerta de la salvación se le abrirá.
144:2.4 (1619.2) «¿Qué padre de entre vosotros, si su hijo le hace una petición imprudente, dudaría en darle según la sabiduría paternal, en lugar de hacerlo en los términos de la demanda errónea del hijo? Si el niño necesita pan, ¿le daréis una piedra simplemente porque la ha pedido tontamente? Si vuestro hijo necesita un pez, ¿le daréis una serpiente de agua simplemente porque ha aparecido una en la red con el pescado, y el niño la pide neciamente? Si vosotros, que sois mortales y finitos, sabéis cómo responder a las peticiones y dar a vuestros hijos unos dones buenos y apropiados, ¿cuánto más, vuestro Padre celestial, dará el espíritu y numerosas bendiciones adicionales a aquellos que se lo pidan? Los hombres deberían orar siempre sin dejarse desanimar.
144:2.5 (1619.3) «Dejadme que os cuente la historia de cierto juez que vivía en una ciudad perversa. Este juez no temía a Dios ni tenía respeto por los hombres. Ahora bien, había en esta ciudad una viuda necesitada que iba continuamente a la casa de este juez injusto, diciendo: ‘Protéjeme de mi adversario.` Durante algún tiempo no quiso prestarle atención, pero pronto se dijo para sus adentros: ‘Aunque no temo a Dios ni tengo consideración con los hombres, como esta viuda no deja de molestarme, la defenderé para que deje de cansarme con sus continuas visitas.` Os cuento estas historias para animaros a perseverar en la oración, y no para daros a entender que vuestras súplicas modificarán al Padre justo y recto del cielo. En todo caso, vuestra insistencia no es para ganar el favor de Dios, sino para cambiar vuestra actitud terrestre y aumentar la capacidad de vuestra alma para recibir el espíritu.
144:2.6 (1619.4) «Pero cuando oráis, empleáis tan poca fe. Una fe auténtica desplazará las montañas de dificultades materiales que puedan encontrarse en el sendero de la expansión del alma y del progreso espiritual.»
144:3.1 (1619.5) Pero los apóstoles aún no estaban satisfechos; deseaban que Jesús les ofreciera una oración modelo que pudieran enseñar a los nuevos discípulos. Después de escuchar este discurso sobre la oración, Santiago Zebedeo dijo: «Muy bien, Maestro, pero esa forma de oración no la deseamos tanto para nosotros como para los nuevos creyentes que nos piden tan a menudo: ‘Enseñadnos a orar de manera aceptable al Padre que está en los cielos.`»
144:3.2 (1619.6) Cuando Santiago terminó de hablar, Jesús dijo: «Si aún continuáis deseando una oración así, os daré a conocer la que enseñé a mis hermanos y hermanas en Nazaret»:
144:3.3 (1620.1) Padre nuestro que estás en los cielos,
144:3.4 (1620.2) Santificado sea tu nombre.
144:3.5 (1620.3) Que venga tu reino; que se haga tu voluntad
144:3.6 (1620.4) En la Tierra al igual que en el cielo.
144:3.7 (1620.5) Danos hoy nuestro pan para mañana;
144:3.8 (1620.6) Vivifica nuestra alma con el agua de la vida.
144:3.9 (1620.7) Y perdónanos nuestras deudas
144:3.10 (1620.8) Como nosotros también hemos perdonado a nuestros deudores.
144:3.11 (1620.9) Sálvanos de la tentación, líbranos del mal,
144:3.12 (1620.10) Y haznos cada vez más perfectos como tú mismo.
144:3.13 (1620.11) No es de extrañar que los apóstoles desearan que Jesús les enseñara una oración modelo para los creyentes. Juan el Bautista había enseñado varias oraciones a sus seguidores; todos los grandes instructores habían formulado oraciones para sus alumnos. Los educadores religiosos de los judíos tenían unas veinticinco o treinta oraciones establecidas, que recitaban en las sinagogas e incluso en las esquinas de la calle. Jesús era particularmente contrario a orar en público. Hasta ese momento, los doce sólo lo habían escuchado rezar unas pocas veces. Observaban que pasaba las noches enteras orando o adorando, y tenían mucha curiosidad por conocer el método o la forma de sus súplicas. Se sentían acosados y sin saber qué contestar a las multitudes cuando éstas les pedían que les enseñaran a rezar, como Juan había enseñado a sus discípulos.
144:3.14 (1620.12) Jesús enseñó a los doce a orar siempre en secreto; a salir a solas en medio de los tranquilos contornos de la naturaleza, o a entrar en sus habitaciones y cerrar las puertas cuando se pusieran a orar.
144:3.15 (1620.13) Después de la muerte de Jesús y de su ascensión hacia el Padre, muchos creyentes adoptaron la costumbre de terminar este llamado Padre nuestro, añadiendo: «En el nombre del Señor Jesucristo.» Más tarde aún, dos líneas se perdieron al copiarse esta oración, y se añadió una cláusula adicional que decía: «Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria, para siempre.»
144:3.16 (1620.14) Jesús ofreció esta oración a los apóstoles, de manera colectiva, tal como la rezaban en el hogar de Nazaret. Nunca enseñó una oración personal formalista, sino únicamente súplicas colectivas, familiares o sociales. Y nunca lo hizo por su propia voluntad.
144:3.17 (1620.15) Jesús enseñó que la oración eficaz debe ser:
144:3.18 (1620.16) 1. Altruista — no solamente para sí mismo.
144:3.19 (1620.17) 2. Creyente — conforme a la fe.
144:3.20 (1620.18) 3. Sincera — honrada de corazón.
144:3.21 (1620.19) 4. Inteligente — conforme a la luz.
144:3.22 (1620.20) 5. Confiada — sometida a la voluntad infinitamente sabia del Padre.
144:3.23 (1620.21) Cuando Jesús pasaba noches enteras rezando en la montaña, lo hacía principalmente por sus discípulos, y en particular por los doce. El Maestro oraba muy poco para sí mismo, aunque practicaba mucho la adoración, cuya naturaleza era una comunión comprensiva con su Padre Paradisiaco.
144:4.1 (1620.22) Durante los días siguientes al discurso sobre la oración, los apóstoles continuaron haciéndole preguntas al Maestro sobre esta práctica cultual importantísima. Las instrucciones que Jesús impartió a los apóstoles durante aquellos días sobre la oración y la adoración se pueden resumir y exponer en un lenguaje moderno de la manera siguiente:
144:4.2 (1621.1) La repetición seria y anhelante de una súplica cualquiera, cuando esa oración es la expresión sincera de un hijo de Dios y es manifestada con fe, por muy descaminada que esté o por muy imposible que sea de responder directamente, nunca deja de aumentar la capacidad de recepción espiritual del alma.
144:4.3 (1621.2) En todas las oraciones, recordad que la filiación es un don. Ningún niño tiene que hacer nada para conseguir la condición de hijo o de hija. El hijo terrestre surge a la existencia por voluntad de sus padres. De la misma manera, el hijo de Dios llega a la gracia y a la nueva vida del espíritu por voluntad del Padre que está en los cielos. Por eso, el reino de los cielos — la filiación divina — debe recibirse como lo recibiría un niño pequeño. La rectitud — el desarrollo progresivo del carácter — se adquiere, pero la filiación se recibe por la gracia y a través de la fe.
144:4.4 (1621.3) La oración condujo a Jesús a la supercomunión de su alma con los Gobernantes Supremos del universo de universos. La oración conducirá a los mortales de la Tierra a la comunión de la verdadera adoración. La capacidad espiritual de recepción del alma determina la cantidad de bendiciones celestiales que uno puede apropiarse personalmente, y comprender conscientemente, como respuesta a la oración.
144:4.5 (1621.4) La oración, y la adoración que la acompaña, es una técnica para apartarse de la rutina diaria de la vida, de los agobios monótonos de la existencia material. Es una vía para acercarse a la autorrealización espiritualizada y para conseguir la individualidad intelectual y religiosa.
144:4.6 (1621.5) La oración es un antídoto contra la introspección nociva. La oración, al menos tal como la enseñó el Maestro, es una ayuda benéfica para el alma. Jesús empleó convenientemente la influencia benéfica de la oración para sus propios semejantes. El Maestro oraba generalmente en plural, no en singular. Jesús solamente oró para sí mismo en las grandes crisis de su vida terrestre.
144:4.7 (1621.6) La oración es el aliento de la vida del espíritu en medio de la civilización material de las razas de la humanidad. La adoración es la salvación para las generaciones de mortales que persiguen los placeres.
144:4.8 (1621.7) Al igual que la oración se puede asemejar a la recarga de las baterías espirituales del alma, la adoración se puede comparar al acto de sintonizar el alma para captar las emisiones universales del espíritu infinito del Padre Universal.
144:4.9 (1621.8) La oración es la mirada sincera y anhelante que el hijo dirige a su Padre espiritual; es un proceso psicológico que consiste en intercambiar la voluntad humana por la voluntad divina. La oración es una parte del plan divino para transformar lo que es en lo que debería ser.
144:4.10 (1621.9) Una de las razones por las cuales Pedro, Santiago y Juan, que con tanta frecuencia acompañaron a Jesús en sus largas vigilias nocturnas, nunca lo escucharon rezar, es porque su Maestro raramente expresaba sus oraciones en un lenguaje hablado. Jesús efectuaba prácticamente todas sus oraciones en espíritu y en su corazón — en silencio.
144:4.11 (1621.10) De todos los apóstoles, Pedro y Santiago son los que estuvieron más cerca de comprender las enseñanzas del Maestro sobre la oración y la adoración.
144:5.1 (1621.11) De vez en cuando, durante el resto de su estancia en la Tierra, Jesús atrajo la atención de los apóstoles sobre diversas formas adicionales de oración, pero sólo lo hizo para ilustrar otras cuestiones, y les recomendó que no enseñaran a las multitudes estas «oraciones en parábolas». Muchas de ellas procedían de otros planetas habitados, pero Jesús no reveló este hecho a los doce. Entre estas oraciones se encontraban las siguientes:
144:5.2 (1622.1) Padre nuestro en quien consisten los reinos del universo,
144:5.3 (1622.2) Que tu nombre sea elevado y tu carácter glorificado.
144:5.4 (1622.3) Tu presencia nos rodea, y tu gloria se manifiesta
144:5.5 (1622.4) Imperfectamente a través de nosotros, así como se muestra en perfección en el cielo.
144:5.6 (1622.5) Danos hoy las fuerzas vivificantes de la luz,
144:5.7 (1622.6) Y no dejes que nos desviemos por las sendas perversas de nuestra imaginación,
144:5.8 (1622.7) Porque tuya es la gloriosa presencia interior, el poder eterno,
144:5.9 (1622.8) Y para nosotros, el don eterno del amor infinito de tu Hijo.
144:5.10 (1622.9) Así sea, y es eternamente verdad.
* * *
144:5.12 (1622.10) Padre nuestro creador, que estás en el centro del universo,
144:5.13 (1622.11) Otórganos tu naturaleza y danos tu carácter.
144:5.14 (1622.12) Haz de nosotros tus hijos e hijas por la gracia
144:5.15 (1622.13) Y glorifica tu nombre a través de nuestro perfeccionamiento eterno.
144:5.16 (1622.14) Danos tu espíritu ajustador y controlador para que viva y resida en nosotros
144:5.17 (1622.15) Para que podamos hacer tu voluntad en esta esfera, como los ángeles ejecutan tus órdenes en la luz.
144:5.18 (1622.16) Sosténnos hoy en nuestro progreso a lo largo del camino de la verdad.
144:5.19 (1622.17) Líbranos de la inercia, del mal y de toda transgresión pecaminosa.
144:5.20 (1622.18) Sé paciente con nosotros, como nosotros mostramos misericordia a nuestros semejantes.
144:5.21 (1622.19) Derrama ampliamente el espíritu de tu misericordia en nuestros corazones de criaturas.
144:5.22 (1622.20) Guíanos con tu propia mano, paso a paso, por el incierto laberinto de la vida,
144:5.23 (1622.21) Y cuando llegue nuestro fin, recibe en tu propio seno nuestro espíritu fiel.
144:5.24 (1622.22) Así sea, que se haga tu voluntad y no nuestros deseos.
* * *
144:5.26 (1622.23) Padre nuestro celestial, perfecto y justo,
144:5.27 (1622.24) Guía y dirige hoy nuestro viaje.
144:5.28 (1622.25) Santifica nuestros pasos y coordina nuestros pensamientos.
144:5.29 (1622.26) Condúcenos siempre por los caminos del progreso eterno.
144:5.30 (1622.27) Llénanos de sabiduría hasta la plenitud del poder
144:5.31 (1622.28) Y vivifícanos con tu energía infinita.
144:5.32 (1622.29) Inspíranos con la conciencia divina de
144:5.33 (1622.30) La presencia y la guía de las huestes seráficas.
144:5.34 (1622.31) Guíanos siempre hacia arriba por el sendero de la luz;
144:5.35 (1622.32) Justifícanos plenamente el día del gran juicio.
144:5.36 (1622.33) Haznos semejantes a ti en gloria eterna
144:5.37 (1622.34) Y recíbenos a tu servicio perpetuo en el cielo.
* * *
144:5.39 (1622.35) Padre nuestro, que permaneces en el misterio,
144:5.40 (1622.36) Revélanos tu santo carácter.
144:5.41 (1622.37) Concede hoy a tus hijos de la Tierra
144:5.42 (1622.38) Que vean el camino, la luz y la verdad.
144:5.43 (1622.39) Muéstranos el sendero del progreso eterno,
144:5.44 (1622.40) Y danos la voluntad de caminar en él.
144:5.45 (1622.41) Establece dentro de nosotros tu soberanía divina
144:5.46 (1622.42) Y otórganos así el completo dominio del yo.
144:5.47 (1622.43) No dejes que nos desviemos por los senderos de las tinieblas y de la muerte;
144:5.48 (1622.44) Condúcenos perpetuamente cerca de las aguas de la vida.
144:5.49 (1622.45) Escucha estas oraciones nuestras por tu propio bien;
144:5.50 (1622.46) Complácete en hacernos cada vez más semejantes a ti.
144:5.51 (1623.1) Al final, por el amor del Hijo divino,
144:5.52 (1623.2) Recíbenos en los brazos eternos.
144:5.53 (1623.3) Así sea, que se haga tu voluntad y no la nuestra.
* * *
144:5.55 (1623.4) Glorioso Padre y Madre, fundidos en un solo ascendiente,
144:5.56 (1623.5) Quisiéramos ser fieles a tu naturaleza divina.
144:5.57 (1623.6) Que tu propio yo viva de nuevo en nosotros y a través de nosotros
144:5.58 (1623.7) Mediante el don y el otorgamiento de tu espíritu divino,
144:5.59 (1623.8) Reproduciéndote así imperfectamente en esta esfera
144:5.60 (1623.9) Como te muestras de manera perfecta y majestuosa en el cielo.
144:5.61 (1623.10) Danos día tras día tu dulce ministerio de fraternidad
144:5.62 (1623.11) Y condúcenos en todo momento por el sendero del servicio afectuoso.
144:5.63 (1623.12) Sé siempre e incansablemente paciente con nosotros
144:5.64 (1623.13) Como nosotros mostramos tu paciencia a nuestros hijos.
144:5.65 (1623.14) Danos la sabiduría divina que hace bien todas las cosas
144:5.66 (1623.15) Y el amor infinito que es bondadoso con todas las criaturas.
144:5.67 (1623.16) Otórganos tu paciencia y tu misericordia,
144:5.68 (1623.17) Para que nuestra caridad envuelva a los débiles del mundo.
144:5.69 (1623.18) Y cuando termine nuestra carrera, haz de ella un honor para tu nombre,
144:5.70 (1623.19) Un placer para tu buen espíritu, y una satisfacción para los que ayudan a nuestra alma.
144:5.71 (1623.20) Que el bien eterno de tus hijos mortales no sea el que nosotros anhelamos, afectuoso Padre nuestro, sino el que tú deseas.
144:5.72 (1623.21) Que así sea.
* * *
144:5.74 (1623.22) Fuente nuestra totalmente fiel y Centro todopoderoso nuestro,
144:5.75 (1623.23) Que el nombre de tu Hijo lleno de bondad sea santificado y venerado.
144:5.76 (1623.24) Tus generosidades y tus bendiciones han descendido sobre nosotros,
144:5.77 (1623.25) Dándonos fuerza para hacer tu voluntad y ejecutar tus mandatos.
144:5.78 (1623.26) Danos en todo momento el sustento del árbol de la vida;
144:5.79 (1623.27) Refréscanos día tras día con las aguas vivas del río de la vida.
144:5.80 (1623.28) Condúcenos paso a paso fuera de las tinieblas y hacia la luz divina.
144:5.81 (1623.29) Renueva nuestra mente mediante las transformaciones del espíritu interior,
144:5.82 (1623.30) Y cuando llegue finalmente nuestro fin mortal,
144:5.83 (1623.31) Recíbenos contigo y envíanos a la eternidad.
144:5.84 (1623.32) Corónanos con las diademas celestiales del servicio fructífero,
144:5.85 (1623.33) Y glorificaremos al Padre, al Hijo y a la Santa Influencia.
144:5.86 (1623.34) Que así sea, en todo un universo sin fin.
* * *
144:5.88 (1623.35) Padre nuestro que resides en los lugares secretos del universo,
144:5.89 (1623.36) Que tu nombre sea honrado, tu misericordia venerada, y tu juicio respetado.
144:5.90 (1623.37) Que el Sol de la rectitud brille sobre nosotros a mediodía,
144:5.91 (1623.38) Mientras te suplicamos que guíes nuestros pasos descarriados en el crepúsculo.
144:5.92 (1623.39) Llévanos de la mano por los caminos que tú mismo has escogido,
144:5.93 (1623.40) Y no nos abandones cuando la senda sea dura y las horas sombrías.
144:5.94 (1623.41) No nos olvides como nosotros te olvidamos y abandonamos tan a menudo.
144:5.95 (1623.42) Pero sé misericordioso y ámanos como nosotros deseamos amarte.
144:5.96 (1623.43) Míranos desde arriba con benevolencia y perdónanos con misericordia
144:5.97 (1623.44) Como nosotros perdonamos en justicia a los que nos afligen y nos perjudican.
144:5.98 (1624.1) Que el amor, la devoción y la donación del Hijo majestuoso,
144:5.99 (1624.2) Nos proporcionen la vida eterna con tu misericordia y amor sin fin.
144:5.100 (1624.3) Que el Dios de los universos nos otorgue la plena medida de su espíritu;
144:5.101 (1624.4) Danos la gracia de someternos a las directrices de este espíritu.
144:5.102 (1624.5) Por el ministerio afectuoso de las leales huestes seráficas
144:5.103 (1624.6) Que el Hijo nos guíe y nos conduzca hasta el final de la era.
144:5.104 (1624.7) Haznos siempre cada vez más semejantes a ti mismo
144:5.105 (1624.8) Y cuando llegue nuestro fin, recíbenos en el abrazo eterno del Paraíso.
144:5.106 (1624.9) Que así sea, en nombre del Hijo donador
144:5.107 (1624.10) Para el honor y la gloria del Padre Supremo.
144:5.108 (1624.11) Aunque los apóstoles no tenían la libertad de exponer estas lecciones sobre la oración en sus enseñanzas públicas, todas estas revelaciones les resultaron muy provechosas en sus experiencias religiosas personales. Jesús utilizó como ejemplos estos modelos de oración y otros más en conexión con la instrucción íntima de los doce, y se ha concedido un permiso expreso para transcribir estos siete modelos de oración en este relato.
144:6.1 (1624.12) Hacia primeros de octubre, Felipe y algunos de sus compañeros apóstoles estaban en un pueblo cercano comprando provisiones, cuando se encontraron con algunos de los apóstoles de Juan el Bautista. Este encuentro fortuito en la plaza del mercado tuvo como resultado una conferencia de tres semanas, en el campamento de Gilboa, entre los apóstoles de Jesús y los apóstoles de Juan, porque Juan, siguiendo el ejemplo de Jesús, había nombrado recientemente como apóstoles a doce de sus principales discípulos. Juan había hecho esto debido a la insistencia de Abner, el jefe de sus leales partidarios. Jesús estuvo presente en el campamento de Gilboa toda la primera semana de esta conferencia conjunta, pero se ausentó durante las dos últimas.
144:6.2 (1624.13) A principios de la segunda semana de este mes, Abner había reunido a todos sus compañeros en el campamento de Gilboa y estaba preparado para deliberar con los apóstoles de Jesús. Durante tres semanas, estos veinticuatro hombres celebraron sus sesiones tres veces al día y seis días por semana. La primera semana, Jesús se mezcló con ellos en sus sesiones de la mañana, de la tarde y de la noche. Querían que el Maestro se reuniera con ellos y presidiera sus deliberaciones conjuntas, pero él se negó firmemente a participar en sus discusiones, aunque consintió en hablarles en tres ocasiones. Estas charlas de Jesús a los veinticuatro trataron de la comprensión, la cooperación y la tolerancia.
144:6.3 (1624.14) Andrés y Abner presidieron alternativamente estas reuniones conjuntas de los dos grupos apostólicos. Estos hombres tenían muchas dificultades que tratar y numerosos problemas que resolver. Una y otra vez quisieron someter sus inquietudes a Jesús, sin otro resultado que oírle decir: «Sólo me ocupo de vuestros problemas personales y puramente religiosos. Soy el representante del Padre para los individuos, no para los grupos. Si tenéis dificultades personales en vuestras relaciones con Dios, venid a mí; os escucharé y os aconsejaré para que solucionéis vuestro problema. Pero si os ponéis a coordinar las interpretaciones humanas divergentes de las cuestiones religiosas, y a socializar la religión, estáis destinados a solucionar todos esos problemas con vuestras propias decisiones. Sin embargo, contad siempre con mi simpatía y mi interés. Cuando lleguéis a vuestras conclusiones en relación con estos temas sin importancia espiritual, con tal que estéis todos de acuerdo, os prometo de antemano toda mi aprobación y mi cooperación sincera. Y ahora, para no estorbaros en vuestras deliberaciones, os dejo durante dos semanas. No os inquietéis por mí, pues regresaré a vosotros. Estaré ocupado en los asuntos de mi Padre, porque tenemos otros reinos además de éste.»
144:6.4 (1625.1) Después de hablar así, Jesús descendió por la ladera de la montaña y no lo volvieron a ver durante dos semanas completas. No supieron nunca dónde había ido ni qué había hecho durante aquellos días. Se quedaron tan desconcertados por la ausencia del Maestro, que los veinticuatro necesitaron algún tiempo para ponerse a considerar seriamente sus problemas. Sin embargo, al cabo de una semana estaban sumergidos de nuevo en sus discusiones, y no podían recurrir a Jesús para que les ayudara.
144:6.5 (1625.2) El primer asunto que el grupo acordó fue adoptar la oración que Jesús les había enseñado tan recientemente. Votaron por unanimidad que aceptaban esta oración como la única que los dos grupos de apóstoles enseñarían a los creyentes.
144:6.6 (1625.3) A continuación decidieron que mientras Juan viviera, ya sea en la cárcel o fuera de ella, ambos grupos de doce apóstoles continuarían con su propio trabajo, y que cada tres meses celebrarían reuniones conjuntas de una semana en lugares a convenir de vez en cuando.
144:6.7 (1625.4) Pero el más grave de todos sus problemas era la cuestión del bautismo. Sus dificultades se habían agravado mucho más porque Jesús se había negado a pronunciarse sobre el tema. Finalmente acordaron lo siguiente: Mientras Juan viviera, o hasta que modificaran esta decisión de manera conjunta, sólo los apóstoles de Juan bautizarían a los creyentes, y sólo los apóstoles de Jesús completarían la instrucción de los nuevos discípulos. En consecuencia, desde aquel momento hasta después de la muerte de Juan, dos apóstoles de Juan acompañaron a Jesús y sus apóstoles para bautizar a los creyentes, pues el consejo conjunto había votado por unanimidad que el bautismo se convertiría en el paso inicial de la alianza exterior con los asuntos del reino.
144:6.8 (1625.5) A continuación acordaron que, si Juan moría, sus apóstoles se presentarían ante Jesús y se someterían a su dirección, y que dejarían de bautizar a menos que fueran autorizados por Jesús o sus apóstoles.
144:6.9 (1625.6) Después votaron que, en el caso de que Juan muriera, los apóstoles de Jesús empezarían a bautizar con agua como símbolo del bautismo del Espíritu divino. La cuestión de si el arrepentimiento debía ligarse o no a la predicación del bautismo se dejó opcional; no se tomó ninguna decisión obligatoria para el grupo. Los apóstoles de Juan predicaban: «Arrepentíos y sed bautizados», y los apóstoles de Jesús proclamaban: «Creed y sed bautizados.»
144:6.10 (1625.7) Ésta es la historia del primer intento de los seguidores de Jesús por coordinar los esfuerzos divergentes, ajustar las diferencias de opinión, organizar las empresas colectivas, regular las observancias externas y socializar las prácticas religiosas personales.
144:6.11 (1625.8) Examinaron otras muchas cuestiones menores y llegaron a un acuerdo unánime para solucionarlas. Estos veinticuatro hombres tuvieron una experiencia verdaderamente notable durante las dos semanas que se vieron obligados a enfrentarse con los problemas y a arreglar las dificultades sin Jesús. Aprendieron a discrepar, a discutir, a litigar, a orar y a transigir, y desde el principio al fin, a experimentar simpatía por el punto de vista de la otra persona y a mantener al menos cierto grado de tolerancia por sus opiniones sinceras.
144:6.12 (1625.9) Jesús regresó la tarde de la discusión final sobre los asuntos financieros; se enteró de sus deliberaciones, escuchó sus decisiones y dijo: «Éstas son pues vuestras conclusiones; ayudaré a cada uno de vosotros a llevar a cabo el espíritu de vuestras decisiones conjuntas.»
144:6.13 (1626.1) Juan fue ejecutado dos meses y medio después, y durante todo este tiempo sus apóstoles permanecieron con Jesús y los doce. Todos trabajaron juntos y bautizaron a los creyentes durante este período de actividad en las ciudades de la Decápolis. El campamento de Gilboa se levantó el 2 de noviembre del año 27.
144:7.1 (1626.2) Durante los meses de noviembre y diciembre, Jesús y los veinticuatro trabajaron tranquilamente en las ciudades griegas de la Decápolis, principalmente en Escitópolis, Gerasa, Abila y Gadara. Éste fue realmente el final del período preliminar durante el cual se hicieron cargo del trabajo y de la organización de Juan. La religión de una nueva revelación, al socializarse, siempre paga el precio de un compromiso con las formas y costumbres establecidas de la religión precedente que trata de salvar. El bautismo fue el precio que pagaron los discípulos de Jesús para incluir entre ellos, como grupo religioso socializado, a los seguidores de Juan el Bautista. Los discípulos de Juan, al unirse con los de Jesús, renunciaron a casi todo, excepto al bautismo con agua.
144:7.2 (1626.3) Jesús enseñó poco en público durante esta misión en las ciudades de la Decápolis. Pasó un tiempo importante enseñando a los veinticuatro y tuvo muchas sesiones especiales con los doce apóstoles de Juan. Con el tiempo llegaron a comprender mejor por qué Jesús no iba a visitar a Juan en la cárcel, y por qué no hacía ningún esfuerzo por conseguir su liberación. Pero nunca pudieron comprender por qué Jesús no realizaba obras milagrosas, por qué se negaba a manifestar los signos exteriores de su autoridad divina. Antes de venir al campamento de Gilboa, habían creído en Jesús principalmente a causa del testimonio de Juan, pero pronto empezaron a creer como resultado de su propio contacto con el Maestro y sus enseñanzas.
144:7.3 (1626.4) Durante estos dos meses, el grupo trabajó la mayoría del tiempo en parejas; uno de los apóstoles de Jesús salía con uno de los de Juan. El apóstol de Juan bautizaba, el apóstol de Jesús instruía, y los dos predicaban el evangelio del reino tal como ellos lo comprendían. Y conquistaron muchas almas entre estos gentiles y judíos apóstatas.
144:7.4 (1626.5) Abner, el jefe de los apóstoles de Juan, se convirtió en un fervoroso creyente en Jesús, y más tarde fue nombrado director de un grupo de setenta educadores, a quienes el Maestro encargó la predicación del evangelio.
144:8.1 (1626.6) A finales de diciembre, todos se trasladaron cerca del Jordán, en las proximidades de Pella, donde reanudaron la enseñanza y la predicación. Tanto los judíos como los gentiles acudían a este campamento para escuchar el evangelio. Una tarde, mientras Jesús enseñaba a la multitud, unos amigos íntimos de Juan trajeron al Maestro el último mensaje que recibiría del Bautista.
144:8.2 (1626.7) Juan llevaba ya un año y medio en la cárcel, y la mayor parte de este tiempo Jesús había trabajado de manera muy discreta; por eso no era de extrañar que Juan se sintiera inducido a preguntarse qué pasaba con el reino. Los amigos de Juan interrumpieron la enseñanza de Jesús para decirle: «Juan el Bautista nos ha enviado para preguntarte: ¿Eres realmente el Libertador, o tenemos que esperar a otro?»
144:8.3 (1626.8) Jesús hizo una pausa para decir a los amigos de Juan: «Volved y haced saber a Juan que no ha sido olvidado. Contadle lo que habéis visto y oído, que la buena nueva se predica a los pobres.» Después de hablar un poco más con los mensajeros de Juan, Jesús se volvió de nuevo hacia la multitud y dijo: «No creáis que Juan duda del evangelio del reino. Sólo hace averiguaciones para tranquilizar a sus discípulos, que son también mis discípulos. Juan no es débil. A vosotros que habéis escuchado predicar a Juan antes de que Herodes lo encarcelara, dejadme que os pregunte: ¿Qué habéis visto en Juan — a una caña sacudida por el viento? ¿A un hombre de humor cambiante, vestido con prendas suaves? Por regla general, los que están vestidos de manera suntuosa y viven exquisitamente están en las cortes de los reyes y en las mansiones de los ricos. Pero ¿qué habéis visto al contemplar a Juan? ¿A un profeta? Sí, os lo digo, y mucho más que un profeta. De Juan estaba escrito: ‘He aquí que envío a mi mensajero por delante de tu presencia; él preparará el camino delante de ti.`
144:8.4 (1627.1) «En verdad, en verdad os digo que de aquellos que han nacido de mujer no ha surgido ninguno más grande que Juan el Bautista; sin embargo, incluso el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él, porque ha nacido del espíritu y sabe que se ha convertido en un hijo de Dios.»
144:8.5 (1627.2) Muchos de los que escucharon a Jesús aquel día se sometieron al bautismo de Juan, manifestando así públicamente su entrada en el reino. Desde aquel día en adelante, los apóstoles de Juan permanecieron firmemente unidos a Jesús. Este suceso marcó la verdadera unión de los seguidores de Juan y de Jesús.
144:8.6 (1627.3) Después de conversar con Abner, los mensajeros se marcharon hacia Macaerus para contar todo esto a Juan. Éste se sintió muy confortado, y su fe se fortaleció con las palabras de Jesús y el mensaje de Abner.
144:8.7 (1627.4) Aquella tarde, Jesús continuó su enseñanza, diciendo: «¿Con qué compararé a esta generación? Muchos de vosotros no recibiréis ni el mensaje de Juan ni mi enseñanza. Sois como los niños que juegan en la plaza del mercado, que llaman a sus compañeros para decirles: ‘Hemos tocado la flauta para vosotros y no habéis bailado; hemos gemido y no os habéis afligido.` Lo mismo sucede con algunos de vosotros. Juan ha venido, sin comer ni beber, y han dicho que tenía al demonio. El Hijo del Hombre viene, comiendo y bebiendo, y esas mismas personas dicen: ‘¡Observad, es un comilón y un bebedor de vino, un amigo de los publicanos y de los pecadores!` En verdad, la sabiduría es justificada por sus hijos.
144:8.8 (1627.5) «Parecería que el Padre que está en los cielos ha ocultado algunas de estas verdades a los sabios y a los arrogantes, mientras que las ha revelado a los niños. Pero el Padre hace bien todas las cosas; el Padre se revela al universo mediante los métodos de su propia elección. Venid pues, todos los que os afanáis y lleváis una carga pesada, y encontraréis descanso para vuestra alma. Haced vuestro el yugo divino, y experimentaréis la paz de Dios, que sobrepasa toda comprensión.»
144:9.1 (1627.6) Juan el Bautista fue ejecutado, por orden de Herodes Antipas, la noche del 10 de enero del año 28. Al día siguiente, algunos discípulos de Juan, que habían ido a Macaerus, oyeron hablar de su ejecución; se presentaron ante Herodes y solicitaron su cuerpo, que colocaron en un sepulcro, y lo enterraron más tarde en Sebaste, la patria de Abner. Al día siguiente, 12 de enero, partieron hacia el norte en dirección al campamento de los apóstoles de Juan y de Jesús, cerca de Pella, y contaron a Jesús la muerte de Juan. Cuando Jesús escuchó su informe, despidió a la multitud, convocó a los veinticuatro y les dijo: «Juan ha muerto. Herodes lo ha hecho decapitar. Esta noche, reuníos en consejo y arreglad vuestros asuntos convenientemente. Ya no habrá más dilaciones. Ha llegado la hora de proclamar el reino abiertamente y con poder. Mañana iremos a Galilea.»
144:9.2 (1627.7) En consecuencia, el 13 de enero del año 28 por la mañana temprano, Jesús y los apóstoles, acompañados por unos veinticinco discípulos, se dirigieron a Cafarnaúm y aquella noche se alojaron en la casa de Zebedeo.
El libro de Urantia
Documento 145
145:0.1 (1628.1) JESÚS y los apóstoles llegaron a Cafarnaúm el martes 13 de enero al anochecer. Como de costumbre, establecieron su cuartel general en la casa de Zebedeo, en Betsaida. Ahora que Juan el Bautista había sido ejecutado, Jesús se preparó para lanzarse abiertamente a su primera gira de predicación pública en Galilea. La noticia del regreso de Jesús se difundió rápidamente por toda la ciudad, y a primeras horas del día siguiente, María, la madre de Jesús, salió apresuradamente hacia Nazaret para visitar a su hijo José.
145:0.2 (1628.2) Jesús pasó el miércoles, el jueves y el viernes en la casa de Zebedeo instruyendo a sus apóstoles como preparación para su primera gran gira de predicación pública. También recibió y enseñó, tanto individualmente como en grupo, a muchos investigadores serios. Por medio de Andrés, arregló las cosas para hablar en la sinagoga el sábado siguiente.
145:0.3 (1628.3) Al final de la tarde del viernes, Rut, la hermana menor de Jesús, le hizo una visita en secreto. Pasaron casi una hora juntos en una barca anclada a poca distancia de la costa. Ningún ser humano se enteró nunca de esta visita, salvo Juan Zebedeo, a quien se le recomendó que no se lo dijera a nadie. Rut era el único miembro de la familia de Jesús que creía, de manera firme y constante, en la divinidad de la misión terrestre de su hermano; y lo creyó desde su más temprana conciencia espiritual, pasando por todo el ministerio extraordinario de Jesús, su muerte, su resurrección y su ascensión. Finalmente, Rut pasó a los mundos del más allá sin haber dudado nunca del carácter sobrenatural de la misión en la carne de su hermano-padre. En lo que respecta a su familia terrestre, la pequeña Rut fue el principal consuelo de Jesús durante las penosas pruebas de su juicio, su rechazo y su crucifixión.
145:1.1 (1628.4) El viernes por la mañana de esta misma semana, cuando Jesús estaba enseñando al lado de la playa, la gente se apiñó junto a él tan cerca del borde del agua, que hizo señas a unos pescadores que estaban en una barca cercana para que vinieran a rescatarlo. Subió a la barca y continuó enseñando durante más de dos horas a la multitud reunida. Esta barca tenía el nombre de «Simón»; era la antigua embarcación de pesca de Simón Pedro y había sido construida por las mismas manos de Jesús. Aquella precisa mañana, la barca estaba siendo utilizada por David Zebedeo y dos socios, que acababan de volver a la costa después de una noche de pesca infructuosa en el lago. Estaban limpiando y reparando sus redes cuando Jesús les pidió que vinieran en su ayuda.
145:1.2 (1628.5) Después de que Jesús hubo terminado de enseñar a la gente, dijo a David: «Como os habéis retrasado por venir a ayudarme, permitidme ahora trabajar con vosotros. Vamos a pescar. Dirigíos hacia esa parte profunda y dejad caer vuestras redes para hacer una captura.» Pero Simón, uno de los ayudantes de David, respondió: «Maestro, es inútil. Hemos faenado toda la noche y no hemos cogido nada; sin embargo, puesto que tú lo ordenas, vamos a salir y arrojaremos las redes.» Simón consintió en seguir las instrucciones de Jesús porque David, su patrón, se lo indicó con un gesto. Cuando llegaron al lugar señalado por Jesús, lanzaron sus redes y reunieron tal cantidad de peces que tuvieron miedo de que se rompieran las redes; tanto fue así que hicieron señas a sus asociados de la costa para que vinieran a ayudarlos. Cuando llenaron totalmente las tres barcas de peces, casi hasta el punto de hundirse, el tal Simón se postró a los pies de Jesús, diciendo: «Apártate de mí, Maestro, porque soy un pecador.» Simón y todos los implicados en este episodio se quedaron atónitos con esta redada de peces. A partir de aquel día, David Zebedeo, este Simón, y sus asociados abandonaron sus redes y siguieron a Jesús.
145:1.3 (1629.1) Pero ésta no fue en ningún sentido una pesca milagrosa. Jesús era un atento observador de la naturaleza; era un pescador experto y conocía las costumbres de los peces en el Mar de Galilea. En esta ocasión, se limitó a dirigir a estos hombres hacia el lugar donde los peces se encontraban a aquella hora del día. Pero los seguidores de Jesús siempre consideraron este suceso como un milagro.
145:2.1 (1629.2) El sábado siguiente, en los oficios de la tarde en la sinagoga, Jesús predicó su sermón sobre «La voluntad del Padre que está en los cielos». Por la mañana, Simón Pedro había predicado sobre «El reino». En la reunión del jueves por la noche en la sinagoga, Andrés había enseñado sobre el tema «El nuevo camino». En aquel momento concreto, la gente que creía en Jesús era más numerosa en Cafarnaúm que en cualquier otra ciudad de la Tierra.
145:2.2 (1629.3) Cuando Jesús enseñó en la sinagoga aquel sábado por la tarde, siguiendo la costumbre cogió su primer texto en la ley y leyó en el Libro del Éxodo: «Servirás al Señor tu Dios, y él bendecirá tu pan y tu agua, y toda enfermedad será apartada de ti.» El segundo texto lo escogió en los Profetas, leyendo en Isaías: «Levántate y resplandece, porque ha venido tu luz, y la gloria del Señor se ha levantado sobre ti. La oscuridad puede cubrir la Tierra y las profundas tinieblas envolver a la gente, pero el espíritu del Señor se levantará sobre ti y verán que la gloria divina te acompaña. Incluso los gentiles vendrán hacia esta luz, y muchos grandes pensadores se rendirán ante su resplandor.»
145:2.3 (1629.4) Este sermón fue un esfuerzo por parte de Jesús para exponer claramente el hecho de que la religión es una experiencia personal. Entre otras cosas, el Maestro dijo:
145:2.4 (1629.5) «Sabéis bien que, aunque un padre de buen corazón ama a su familia como un todo, los considera así como grupo a causa de su sólido afecto por cada miembro individual de esa familia. Hay que dejar de acercarse al Padre que está en los cielos como un hijo de Israel, y hacerlo como un hijo de Dios. Como grupo, sois en efecto los hijos de Israel, pero como individuos, cada uno de vosotros es un hijo de Dios. He venido, no para revelar el Padre a los hijos de Israel, sino más bien para traer al creyente individual este conocimiento de Dios y la revelación de su amor y de su misericordia como una experiencia personal auténtica. Todos los profetas os han enseñado que Yahvé cuida a su pueblo, que Dios ama a Israel. Pero yo he venido en medio de vosotros para proclamar una verdad más grande, una verdad que muchos de los últimos profetas también captaron, la verdad de que Dios os ama — a cada uno de vosotros — como individuos. Durante todas estas generaciones, habéis tenido una religión nacional o racial; yo he venido ahora para daros una religión personal.
145:2.5 (1630.1) «Pero incluso esto no es una idea nueva. Muchos de los que tenéis inclinaciones espirituales habéis conocido esta verdad, puesto que algunos profetas así os lo han enseñado. ¿No habéis leído en las Escrituras lo que dice el profeta Jeremías?: ‘En aquellos días ya no volverán a decir: los padres han comido uvas verdes y son los hijos los que tienen la dentera. Cada cual morirá por su propia iniquidad; todo hombre que coma uvas verdes tendrá dentera. Mirad, se acercan los días en que haré un nuevo pacto con mi pueblo, no según el pacto que hice con sus padres cuando los saqué de la tierra de Egipto, sino según el nuevo camino. Incluso escribiré mi ley en sus corazones. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Cuando llegue ese día, los hombres ya no dirán a sus vecinos: ¿conoces al Señor? ¡No! Porque todos me conocerán personalmente, desde el más humilde hasta el más grande.`
145:2.6 (1630.2) «¿No habéis leído estas promesas? ¿No creéis en las Escrituras? ¿No comprendéis que las palabras del profeta se están cumpliendo en lo que contempláis hoy mismo? ¿No os ha exhortado Jeremías a que hagáis de la religión un asunto del corazón, a que os relacionéis con Dios como individuos? ¿No os ha dicho el profeta que el Dios de los cielos sondearía vuestros corazones individuales? ¿Y no se os ha advertido que el corazón humano es, por naturaleza, más engañoso que nada, y con mucha frecuencia desesperadamente perverso?
145:2.7 (1630.3) «¿No habéis leído también el pasaje donde Ezequiel enseñó a vuestros padres que la religión debe convertirse en una realidad en vuestra experiencia individual? Ya no utilizaréis el proverbio que dice: ‘Los padres han comido uvas verdes y son los hijos los que tienen la dentera.` ‘Tan cierto como que estoy vivo`, dice el Señor Dios, ‘he aquí que todas las almas me pertenecen; tanto el alma del padre como el alma del hijo. Sólo el alma que peque morirá`. Y luego, Ezequiel predijo incluso el día de hoy cuando habló en nombre de Dios, diciendo: ‘Os daré también un nuevo corazón, y pondré dentro de vosotros un espíritu nuevo.`
145:2.8 (1630.4) «Debéis dejar de temer que Dios castiga a una nación por el pecado de un individuo. El Padre que está en los cielos tampoco castigará a uno de sus hijos creyentes por los pecados de una nación, aunque un miembro individual de una familia pueda sufrir a menudo las consecuencias materiales de los errores familiares y de las transgresiones colectivas. ¿No os dais cuenta de que la esperanza de tener una nación mejor — o un mundo mejor — está ligada al progreso y a la iluminación del individuo?»
145:2.9 (1630.5) Luego el Maestro describió que, una vez que los hombres disciernen esta libertad espiritual, el Padre que está en los cielos quiere que sus hijos de la Tierra empiecen la ascensión eterna de la carrera hacia el Paraíso, que consiste en una respuesta consciente de la criatura al impulso divino del espíritu interior por encontrar al Creador, conocer a Dios y tratar de volverse semejante a él.
145:2.10 (1630.6) Este sermón fue de una gran ayuda para los apóstoles. Todos comprendieron mucho mejor que el evangelio del reino es un mensaje destinado al individuo, no a la nación.
145:2.11 (1630.7) Aunque los habitantes de Cafarnaúm estaban familiarizados con las enseñanzas de Jesús, se quedaron asombrados con su sermón de este sábado. Enseñó, en verdad, como alguien que tiene autoridad, y no como los escribas.
145:2.12 (1630.8) En el preciso momento en que Jesús terminaba de hablar, un joven de la asamblea que se había perturbado mucho con sus palabras cayó víctima de un violento ataque epiléptico, acompañado de grandes gritos. Al final de la crisis, cuando estaba recobrando la conciencia, habló en un estado de ensueño, diciendo: «¿Qué vamos a hacer contigo, Jesús de Nazaret? Eres el santo de Dios; ¿has venido para destruirnos?» Jesús pidió a la gente que permaneciera tranquila, cogió al joven por la mano, y le dijo: «Sal de ese estado»; y se despertó inmediatamente.
145:2.13 (1631.1) Este joven no estaba poseído por un espíritu impuro o un demonio; era víctima de una epilepsia corriente. Pero le habían enseñado que su afección se debía a que estaba poseído por un espíritu maligno. Creía en lo que le habían dicho y se comportaba de acuerdo con ello en todo lo que pensaba o decía sobre su enfermedad. Toda la gente creía que estos fenómenos estaban causados directamente por la presencia de los espíritus impuros. En consecuencia, creyeron que Jesús había echado un demonio de este hombre. Pero Jesús no lo curó de su epilepsia en aquel momento. Este joven no se curó realmente hasta más tarde, aquel mismo día, después de la puesta del Sol. Mucho después del día de Pentecostés, el apóstol Juan, que fue el último que escribió sobre las actividades de Jesús, evitó toda referencia a estas pretendidas «expulsiones de demonios», y lo hizo así debido al hecho de que estos casos de posesión demoníaca no volvieron a producirse después de Pentecostés.
145:2.14 (1631.2) Como resultado de este vulgar incidente, por todo Cafarnaúm se divulgó rápidamente la noticia de que Jesús había echado un demonio de un hombre, y que lo había curado milagrosamente en la sinagoga al final de su sermón de la tarde. El sábado era el momento propicio para que este rumor sorprendente se propagara de manera rápida y eficaz. Esta noticia llegó también a todas las poblaciones más pequeñas que rodeaban a Cafarnaúm, y mucha gente se la creyó.
145:2.15 (1631.3) La esposa y la suegra de Simón Pedro hacían la mayor parte de la cocina y del trabajo doméstico en la gran casa de Zebedeo, donde Jesús y los doce habían establecido su cuartel general. La casa de Pedro estaba cerca de la de Zebedeo. Jesús y sus amigos se detuvieron allí al regresar de la sinagoga porque la madre de la esposa de Pedro llevaba varios días enferma con fiebre y escalofríos. Sucedió por casualidad que la fiebre se le quitó mientras Jesús estaba de pie al lado de la enferma, sosteniendo su mano, acariciándole la frente y diciéndole palabras de consuelo y de aliento. Jesús aún no había tenido tiempo de explicar a sus apóstoles que no se había producido ningún milagro en la sinagoga; con este incidente tan reciente y vívido en su memoria, y al recordar el agua y el vino de Caná, tomaron esta coincidencia como otro milagro, y algunos de ellos salieron precipitadamente para difundir la noticia por toda la ciudad.
145:2.16 (1631.4) Amata, la suegra de Pedro, padecía de paludismo. En aquel momento no fue curada milagrosamente por Jesús. Su curación no se realizó hasta varias horas más tarde, después de la puesta del Sol, en conexión con el extraordinario acontecimiento que se produjo en el patio delantero de la casa de Zebedeo.
145:2.17 (1631.5) Estos casos son típicos de la manera en que una generación en busca de prodigios, y un pueblo propenso a ver milagros, se aferraban indefectiblemente a todas estas coincidencias como pretexto para proclamar que Jesús había efectuado otro milagro.
145:3.1 (1631.6) En el momento en que Jesús y sus apóstoles se disponían a compartir su cena, casi al final de este sábado memorable, todo Cafarnaúm y sus alrededores estaban alborotados a causa de estas pretendidas curaciones milagrosas; y todos los que estaban enfermos o afligidos empezaron a prepararse para ir a ver a Jesús, o para que sus amigos los transportaran hasta allí, en cuanto se pusiera el Sol. Según las enseñanzas judías, ni siquiera estaba permitido buscar la salud durante las horas sagradas del sábado.
145:3.2 (1632.1) Así pues, tan pronto como el Sol desapareció por el horizonte, decenas de hombres, mujeres y niños afligidos empezaron a dirigirse hacia la casa de Zebedeo en Betsaida. Un hombre salió con su hija paralítica en cuanto el Sol se ocultó por detrás de la casa de su vecino.
145:3.3 (1632.2) Los acontecimientos de todo este día habían preparado el escenario para este espectáculo extraordinario a la puesta del Sol. Incluso el texto que Jesús había utilizado en su sermón de la tarde daba a entender que la enfermedad debía ser desterrada; ¡y había hablado con un poder y una autoridad sin precedentes! ¡Su mensaje era tan apremiante! Aunque no había apelado a la autoridad humana, había hablado directamente a la conciencia y al alma de los hombres. Aún cuando no había recurrido a la lógica, a las argucias legales o a las aserciones ingeniosas, había efectuado un poderoso llamamiento directo, claro y personal al corazón de sus oyentes.
145:3.4 (1632.3) Este sábado fue un gran día en la vida terrestre de Jesús, y en la vida de un universo. Para todo el universo local, la pequeña ciudad judía de Cafarnaúm fue, en todos los sentidos, la verdadera capital de Nebadon. El puñado de judíos de la sinagoga de Cafarnaúm no eran los únicos seres que escucharon esta importante declaración con la que Jesús concluyó su sermón: «El odio es la sombra del miedo, y la venganza, la máscara de la cobardía.» Sus oyentes tampoco podrían olvidar sus palabras benditas, cuando declaró: «El hombre es el hijo de Dios, y no un hijo del diablo.»
145:3.5 (1632.4) Poco después de la puesta del Sol, mientras Jesús y los apóstoles permanecían todavía alrededor de la mesa de la cena, la esposa de Pedro escuchó voces en el patio delantero y, al acercarse a la puerta, vio que se estaba congregando un gran número de enfermos, y que el camino de Cafarnaúm estaba atestado de gente que venía a buscar la curación de manos de Jesús. Al contemplar este espectáculo, fue inmediatamente a informar a su marido, el cual se lo dijo a Jesús.
145:3.6 (1632.5) Cuando el Maestro salió a la entrada principal de la casa de Zebedeo, sus ojos se encontraron con una masa humana aquejada y afligida. Contempló a casi mil seres humanos enfermos y doloridos; al menos éste era el número de personas reunidas delante de él. Pero no todos los presentes estaban afligidos; algunos habían venido para ayudar a sus seres queridos en este esfuerzo por conseguir la curación.
145:3.7 (1632.6) El espectáculo de estos mortales afligidos, hombres, mujeres y niños, que sufrían en gran parte a consecuencia de las equivocaciones y transgresiones de sus propios Hijos a quienes había confiado la administración del universo, conmovió particularmente el corazón humano de Jesús y puso a prueba la misericordia divina de este benévolo Hijo Creador. Pero Jesús sabía bien que nunca podría construir un movimiento espiritual duradero sobre la base de unos prodigios puramente materiales. Había seguido la conducta permanente de abstenerse de exhibir sus prerrogativas de creador. Lo sobrenatural o lo milagroso no habían acompañado a su enseñanza desde el episodio de Caná; sin embargo, esta multitud afligida conmovió su corazón compasivo y apeló poderosamente a su afecto comprensivo.
145:3.8 (1632.7) Una voz procedente del patio delantero exclamó: «Maestro, pronuncia la palabra, devuélvenos la salud, cura nuestras enfermedades y salva nuestras almas.» Apenas se habían pronunciado estas palabras cuando una inmensa comitiva de serafines, controladores físicos, Portadores de Vida e intermedios, que siempre acompañaban a este Creador encarnado de un universo, se prepararon para actuar con poder creativo si su Soberano daba la señal. Éste fue uno de esos momentos, en la carrera terrestre de Jesús, en los que la sabiduría divina y la compasión humana estaban tan entrelazadas en el juicio del Hijo del Hombre, que buscó refugio recurriendo a la voluntad de su Padre.
145:3.9 (1632.8) Cuando Pedro imploró al Maestro que atendiera aquellas peticiones de ayuda, Jesús paseó su mirada sobre la muchedumbre de afligidos, y contestó: «He venido al mundo para revelar al Padre y establecer su reino. He vivido mi vida hasta este momento con esa finalidad. Por lo tanto, si fuera la voluntad de Aquel que me ha enviado, y si no es incompatible con mi dedicación a proclamar el evangelio del reino de los cielos, desearía que mis hijos se curaran... y...» pero las demás palabras de Jesús se perdieron en el alboroto.
145:3.10 (1633.1) Jesús había transferido la responsabilidad de esta decisión curativa a la autoridad de su Padre. Es evidente que la voluntad del Padre no interpuso ninguna objeción, pues apenas había pronunciado el Maestro estas palabras, el conjunto de personalidades celestiales que servían bajo las órdenes del Ajustador del Pensamiento Personalizado de Jesús se puso poderosamente en movimiento. La enorme comitiva descendió en medio de aquella multitud abigarrada de mortales afligidos, y en unos instantes, 683 hombres, mujeres y niños recuperaron la salud, fueron perfectamente curados de todas sus enfermedades físicas y de otros desórdenes materiales. Una escena semejante no se había visto nunca en la Tierra antes de aquel día, ni tampoco después. Para aquellos de nosotros que estaban presentes y contemplaron esta oleada creativa de curaciones, fue en verdad un espectáculo conmovedor.
145:3.11 (1633.2) Pero de todos los seres que se quedaron asombrados con esta explosión repentina e inesperada de curación sobrenatural, Jesús era el más sorprendido. En el instante en que su interés y su compasión humanos estaban centrados en la escena de sufrimiento y aflicción desplegada allí ante sus ojos, olvidó tener en cuenta en su mente humana las advertencias exhortatorias de su Ajustador Personalizado; éste le había advertido que, bajo ciertas condiciones y en ciertas circunstancias, era imposible limitar el elemento tiempo en las prerrogativas creadoras de un Hijo Creador. Jesús deseaba que estos mortales que sufrían se curaran, si no se infringía con ello la voluntad de su Padre. El Ajustador Personalizado de Jesús decidió instantáneamente que un acto así de energía creativa no transgrediría en aquel momento la voluntad del Padre Paradisiaco; con esta decisión — y teniendo en cuenta que Jesús había expresado previamente el deseo curativo — el acto creativo existió. Aquello que un Hijo Creador desea y su Padre lo quiere, EXISTE. Una curación física y masiva de mortales como ésta no volvió a producirse en toda la vida posterior de Jesús en la Tierra.
145:3.12 (1633.3) Como era de esperar, la noticia de esta curación a la puesta del Sol, en Betsaida de Cafarnaúm, se difundió por toda Galilea y Judea, y por regiones más lejanas. Los temores de Herodes se despertaron una vez más; envió a unos observadores para que le informaran sobre la obra y las enseñanzas de Jesús, y para que averiguaran si se trataba del antiguo carpintero de Nazaret o de Juan el Bautista resucitado de entre los muertos.
145:3.13 (1633.4) Durante el resto de su carrera terrestre, y a causa principalmente de esta demostración involuntaria de curación física, Jesús se convirtió en lo sucesivo tanto en médico como en predicador. Es cierto que continuó enseñando, pero su trabajo personal consistía sobre todo en ayudar a los enfermos y a los afligidos, mientras que sus apóstoles se ocupaban de predicar en público y de bautizar a los creyentes.
145:3.14 (1633.5) Pero la mayoría de los que recibieron la curación física sobrenatural, o creativa, durante esta demostración de energía divina después de ponerse el Sol, no obtuvieron un beneficio espiritual permanente de esta extraordinaria manifestación de misericordia. Unos pocos fueron edificados realmente gracias a este ministerio físico, pero esta asombrosa erupción de curación creativa, independiente del tiempo, no hizo avanzar el reino espiritual en el corazón de los hombres.
145:3.15 (1633.6) Las curaciones milagrosas que acompañaron de vez en cuando la misión de Jesús en la Tierra no formaban parte de su plan para proclamar el reino. Fueron accidentalmente inherentes a la presencia en la Tierra de un ser divino con unas prerrogativas creadoras casi ilimitadas, en asociación con una combinación sin precedentes de misericordia divina y de compasión humana. Pero estos pretendidos milagros dieron muchos problemas a Jesús, en el sentido de que le proporcionaron una publicidad que ocasionaba prejuicios y le aportaron una notoriedad que no deseaba.
145:4.1 (1634.1) Durante toda la noche que siguió a esta gran explosión de curaciones, la multitud alegre y feliz invadió la casa de Zebedeo, y el entusiasmo emotivo de los apóstoles de Jesús alcanzó los niveles más altos. Desde el punto de vista humano, éste fue probablemente el día más grande de todos los días inolvidables de su asociación con Jesús. En ningún momento anterior ni posterior se elevaron sus esperanzas hasta tales alturas de expectativa confiada. Sólo unos días antes, cuando aún se encontraban en el interior de las fronteras de Samaria, Jesús les había dicho que había llegado la hora en que el reino debía ser proclamado con poderío, y ahora sus ojos habían contemplado lo que suponían que era la realización de esta promesa. Estaban emocionados con la idea de lo que vendría después si esta asombrosa manifestación de poder curativo no era más que el principio. Habían desterrado sus dudas prolongadas sobre la divinidad de Jesús. Estaban literalmente embriagados con el éxtasis de su aturdido encantamiento.
145:4.2 (1634.2) Pero cuando buscaron a Jesús, no pudieron encontrarlo. El Maestro estaba muy perturbado por lo que había sucedido. Estos hombres, mujeres y niños que habían sido curados de diversas enfermedades se quedaron hasta horas avanzadas de la noche, esperando que Jesús regresara para poder expresarle su gratitud. A medida que pasaban las horas y el Maestro permanecía recluido, los apóstoles no podían comprender su conducta; su alegría hubiera sido completa y perfecta si no hubiera sido por esta ausencia continuada. Cuando Jesús regresó entre ellos, ya era tarde, y prácticamente todos los beneficiarios del episodio curativo se habían ido a sus casas. Jesús rehusó las felicitaciones y la adoración de los doce y de los demás que se habían quedado para saludarlo, limitándose a decir: «No os regocijéis porque mi Padre tenga el poder de curar el cuerpo, sino más bien porque tiene la fuerza de salvar el alma. Vamos a descansar, pues mañana tenemos que ocuparnos de los asuntos del Padre.»
145:4.3 (1634.3) Una vez más, doce hombres decepcionados, perplejos y con el corazón entristecido se fueron a descansar; pocos de ellos, exceptuando a los gemelos, durmieron mucho aquella noche. Tan pronto como el Maestro hacía algo que alegraba el alma y regocijaba el corazón de sus apóstoles, parecía que inmediatamente hacía añicos sus esperanzas y demolía completamente los fundamentos de su coraje y entusiasmo. Cuando estos pescadores desconcertados se miraban entre sí a los ojos, sólo tenían un pensamiento: «No podemos comprenderlo. ¿Qué significa todo esto?»
145:5.1 (1634.4) Jesús tampoco durmió mucho aquel sábado por la noche. Se dio cuenta de que el mundo estaba lleno de sufrimiento físico y repleto de dificultades materiales. Meditaba sobre el grave peligro de verse obligado a consagrar tal cantidad de su tiempo al cuidado de los enfermos y afligidos, que su misión de establecer el reino espiritual en el corazón de los hombres se vería obstaculizada por el ministerio de las cosas físicas, o al menos subordinada a dicho ministerio. Debido a que estos pensamientos y otros similares ocuparon la mente mortal de Jesús durante la noche, aquel domingo por la mañana se levantó mucho antes del amanecer y se fue solo a uno de sus lugares favoritos para comulgar con el Padre. En esta mañana temprano, Jesús escogió como tema de oración la sabiduría y el juicio para impedir que su compasión humana, unida a su misericordia divina, se sintieran tan influidas en presencia del sufrimiento humano, que todo su tiempo estuviera ocupado con el ministerio físico, descuidando el ministerio espiritual. Aunque no deseaba evitar por completo ayudar a los enfermos, sabía que también tenía que hacer un trabajo más importante, el de la enseñanza espiritual y la educación religiosa.
145:5.2 (1635.1) Jesús salía tan a menudo a orar en las colinas porque no había habitaciones privadas donde poder llevar a cabo sus devociones personales.
145:5.3 (1635.2) Pedro no pudo dormir aquella noche; por eso, poco después de que Jesús se hubiera ido a orar, despertó muy temprano a Santiago y a Juan, y los tres salieron para buscar a su Maestro. Después de buscarlo durante más de una hora, encontraron a Jesús y le suplicaron que les contara la razón de su extraña conducta. Deseaban saber por qué parecía estar disgustado por la poderosa efusión del espíritu de curación, cuando toda la gente estaba encantada y sus apóstoles tan llenos de alegría.
145:5.4 (1635.3) Durante más de cuatro horas, Jesús se esforzó por explicar a estos tres apóstoles lo que había sucedido. Les enseñó lo que había acontecido y les explicó los peligros de este tipo de manifestaciones. Jesús les confió el motivo por el que había salido a orar. Intentó indicar claramente a sus asociados personales las verdaderas razones por las cuales el reino del Padre no se podía construir sobre la realización de prodigios y las curaciones físicas. Pero no podían comprender su enseñanza.
145:5.5 (1635.4) Mientras tanto, el domingo por la mañana temprano, otra multitud de almas afligidas y muchos curiosos empezaron a congregarse alrededor de la casa de Zebedeo. Gritaban que querían ver a Jesús. Andrés y los apóstoles estaban tan perplejos que, mientras Simón Celotes hablaba a la asamblea, Andrés salió a buscar a Jesús con algunos de sus compañeros. Cuando hubo localizado a Jesús en compañía de los tres, Andrés dijo: «Maestro, ¿por qué nos dejas solos con la multitud? Mira, todo el mundo te busca; nunca han buscado antes tantas personas tu enseñanza. En este mismo momento, la casa está rodeada de gente que ha venido de cerca y de lejos a causa de tus obras poderosas. ¿No vas a volver con nosotros para aportarles tu ministerio?»
145:5.6 (1635.5) Cuando Jesús escuchó esto, contestó: «Andrés, ¿no te he enseñado a ti y a los demás que mi misión en la Tierra es revelar al Padre, y que mi mensaje es proclamar el reino de los cielos? ¿Entonces cómo puede ser que quieras que me desvíe de mi trabajo para contentar a los curiosos y satisfacer a los que buscan signos y prodigios? ¿No hemos estado entre esa gente todos estos meses? ¿Y se han congregado en multitudes para escuchar la buena nueva del reino? ¿Por qué vienen ahora a acosarnos? ¿No es para buscar la curación de su cuerpo físico, en vez de venir porque han recibido la verdad espiritual para la salvación de su alma? Cuando los hombres se sienten atraídos hacia nosotros a causa de las manifestaciones extraordinarias, muchos no vienen buscando la verdad y la salvación sino más bien la curación de sus dolencias físicas, y para conseguir la liberación de sus dificultades materiales.
145:5.7 (1635.6) «Todo este tiempo he estado en Cafarnaúm, y tanto en la sinagoga como al lado del mar, he proclamado la buena nueva del reino a todos los que tenían oídos para oír y un corazón para recibir la verdad. No es voluntad de mi Padre que vuelva con vosotros para entretener a esos curiosos y dedicarme al ministerio de las cosas materiales, con exclusión de las espirituales. Os he ordenado para que prediquéis el evangelio y ayudéis a los enfermos, pero no debo dejarme absorber por las curaciones, dejando de lado mi enseñanza. No, Andrés, no voy a volver con vosotros. Id y decidle a la gente que crean en lo que les hemos enseñado, y que se regocijen en la libertad de los hijos de Dios. Y preparaos para nuestra partida hacia las otras ciudades de Galilea, donde el camino ya ha sido preparado para la predicación de la buena nueva del reino. Ésta es la finalidad para la que he venido desde donde se encuentra el Padre. Así pues, id y preparad nuestra partida inmediata, mientras espero aquí vuestro regreso.»
145:5.8 (1636.1) Cuando Jesús hubo hablado, Andrés y sus compañeros apóstoles emprendieron tristemente el camino de vuelta a la casa de Zebedeo, despidieron a la multitud reunida y se prepararon rápidamente para el viaje, como Jesús les había ordenado. Así pues, el domingo por la tarde 18 de enero del año 28, Jesús y los apóstoles empezaron su primera gira de predicación realmente pública y manifiesta en las ciudades de Galilea. Durante este primer periplo, predicaron el evangelio del reino en muchas ciudades, pero no visitaron Nazaret.
145:5.9 (1636.2) Aquel domingo por la tarde, poco después de que Jesús y sus apóstoles hubieran salido para Rimón, sus hermanos Santiago y Judá se presentaron en la casa de Zebedeo para verlo. Hacia el mediodía de aquel día, Judá había buscado por todas partes a su hermano Santiago y le había insistido para que fueran a ver a Jesús. Pero cuando Santiago consintió por fin en acompañar a Judá, Jesús ya se había marchado.
145:5.10 (1636.3) Los apóstoles eran reacios a abandonar el gran interés que se había despertado en Cafarnaúm. Pedro calculó que no menos de mil creyentes podían haber sido bautizados en el reino. Jesús los escuchó con paciencia, pero no consintió en volver. Durante un rato prevaleció el silencio, y luego Tomás se dirigió a sus compañeros apóstoles diciendo: «¡Vamos! El Maestro ha hablado. No importa que no podamos comprender plenamente los misterios del reino de los cielos, pues de una cosa estamos seguros: Seguimos a un instructor que no busca ninguna gloria para sí mismo.» Y, a regañadientes, salieron a predicar la buena nueva en las ciudades de Galilea.
El libro de Urantia
Documento 146
146:0.1 (1637.1) LA PRIMERA gira de predicación pública en Galilea empezó el domingo 18 de enero del año 28 y continuó durante unos dos meses, finalizando con el regreso a Cafarnaúm el 17 de marzo. A lo largo de esta gira, Jesús y los doce apóstoles, con la ayuda de los antiguos apóstoles de Juan, predicaron el evangelio y bautizaron a los creyentes en Rimón, Jotapata, Ramá, Zabulón, Irón, Giscala, Corazín, Madón, Caná, Naín y Endor. En estas ciudades se detuvieron para enseñar, mientras que en otras muchas ciudades más pequeñas proclamaron el evangelio del reino a medida que pasaban por ellas.
146:0.2 (1637.2) Ésta fue la primera vez que Jesús permitió a sus asociados predicar sin restricciones. En el transcurso de esta gira, sólo les hizo advertencias en tres ocasiones; les recomendó que permanecieran lejos de Nazaret y que fueran discretos cuando pasaran por Cafarnaúm y Tiberiades. Para los apóstoles fue una causa de gran satisfacción sentir que por fin tenían la libertad de predicar y enseñar sin restricciones, y se lanzaron con una gran seriedad y alegría a la tarea de predicar el evangelio, atender a los enfermos y bautizar a los creyentes.
146:1.1 (1637.3) La pequeña ciudad de Rimón había estado dedicada en otro tiempo a la adoración de Ramán, un dios babilónico del aire. Las creencias de los rimonitas contenían todavía muchas enseñanzas babilónicas primitivas y enseñanzas posteriores de Zoroastro; por esta razón, Jesús y los veinticuatro consagraron mucho tiempo a la tarea de indicarles claramente la diferencia entre estas antiguas creencias y el nuevo evangelio del reino. Pedro predicó aquí sobre «Aarón y el becerro de oro», uno de los grandes sermones del principio de su carrera.
146:1.2 (1637.4) Aunque muchos ciudadanos de Rimón se convirtieron en creyentes de las enseñanzas de Jesús, en años posteriores causaron grandes dificultades a sus hermanos. En el corto espacio de una sola vida, es difícil convertir a unos adoradores de la naturaleza a la plena comunión de la adoración de un ideal espiritual.
146:1.3 (1637.5) Muchos de los mejores conceptos babilónicos y persas sobre la luz y las tinieblas, el bien y el mal, el tiempo y la eternidad, fueron incorporados más tarde en las doctrinas del llamado cristianismo; esta inclusión hizo que los pueblos del Cercano Oriente aceptaran más rápidamente las enseñanzas cristianas. De la misma manera, la inclusión de muchas teorías de Platón sobre el espíritu ideal o los arquetipos invisibles de todas las cosas visibles y materiales, tal como Filón las adaptó más tarde a la teología hebrea, hizo que las enseñanzas cristianas de Pablo fueran aceptadas más fácilmente por los griegos occidentales.
146:1.4 (1637.6) Fue en Rimón donde Todán escuchó por primera vez el evangelio del reino, y más tarde llevó este mensaje a Mesopotamia y mucho más allá. Fue uno de los primeros que predicó la buena nueva a los habitantes de más allá del Éufrates.
146:2.1 (1638.1) Aunque la gente común y corriente de Jotapata escuchó con gusto a Jesús y sus apóstoles, y muchas personas aceptaron el evangelio del reino, lo más sobresaliente de esta misión en Jotapata fue el discurso de Jesús a los veinticuatro durante la segunda noche de su estancia en esta pequeña ciudad. Natanael tenía ideas confusas sobre las enseñanzas del Maestro respecto a la oración, la acción de gracias y la adoración. En respuesta a su pregunta, Jesús habló muy extensamente para explicar mejor su enseñanza. Resumido en un lenguaje moderno, este discurso se puede presentar para hacer hincapié en los puntos siguientes:
146:2.2 (1638.2) 1. Cuando el corazón del hombre alberga una consideración consciente y persistente por la iniquidad, se va destruyendo gradualmente la conexión que el alma humana ha establecido, mediante la oración, con los circuitos espirituales de comunicación entre el hombre y su Hacedor. Naturalmente, Dios escucha la súplica de su hijo, pero cuando el corazón humano alberga los conceptos de la iniquidad de manera deliberada y permanente, la comunión personal entre el hijo terrenal y su Padre celestial se pierde gradualmente.
146:2.3 (1638.3) 2. Una oración que es incompatible con las leyes de Dios conocidas y establecidas, es una abominación para las Deidades del Paraíso. Si el hombre no quiere escuchar a los Dioses que hablan a su creación mediante las leyes del espíritu, de la mente y de la materia, un acto así de desprecio deliberado y consciente por parte de la criatura impide que las personalidades espirituales presten atención a las súplicas personales de esos mortales anárquicos y desobedientes. Jesús citó a sus apóstoles las palabras del profeta Zacarías: «Pero se negaron a escuchar, se volvieron de espaldas y se taparon los oídos para no oír. Sí, endurecieron su corazón como una piedra, para no tener que oír mi ley ni las palabras que yo les enviaba por medio de mi espíritu a través de los profetas; por eso, los resultados de sus malos pensamientos recaen como una gran ira sobre sus cabezas culpables. Y sucedió que gritaron para recibir misericordia, pero ningún oído estaba abierto para escucharlos.» Jesús citó a continuación el proverbio del sabio que decía: «Si alguien desvía su oído para no escuchar la ley divina, incluso su oración será una abominación.»
146:2.4 (1638.4) 3. Al abrir el terminal humano del canal de comunicación entre Dios y el hombre, los mortales ponen inmediatamente a su disposición la corriente constante del ministerio divino para con las criaturas de los mundos. Cuando el hombre escucha hablar al espíritu de Dios dentro de su corazón humano, en esa experiencia se encuentra inherente el hecho de que Dios escucha simultáneamente la oración de ese hombre. El perdón de los pecados también funciona de esta misma manera infalible. El Padre que está en los cielos os ha perdonado incluso antes de que hayáis pensado en pedírselo, pero dicho perdón no está disponible en vuestra experiencia religiosa personal hasta el momento en que perdonáis a vuestros semejantes. El perdón de Dios no está condicionado, de hecho, por vuestro perdón a vuestros semejantes, pero como experiencia está sometido exactamente a esa condición. Este hecho de la sincronización entre el perdón divino y el perdón humano estaba reconocido e incluido en la oración que Jesús enseñó a los apóstoles.
146:2.5 (1638.5) 4. Existe una ley fundamental de justicia en el universo que la misericordia no tiene poder para burlar. Las glorias desinteresadas del Paraíso no pueden ser recibidas por una criatura totalmente egoísta de los reinos del tiempo y del espacio. Ni siquiera el amor infinito de Dios puede imponer la salvación de la supervivencia eterna a una criatura mortal que no escoge sobrevivir. La misericordia dispone de una gran libertad de donación, pero después de todo, hay mandatos de la justicia que ni siquiera el amor combinado con la misericordia pueden revocar eficazmente. Jesús citó de nuevo las escrituras hebreas: «He llamado y habéis rehusado escuchar; he tendido mi mano, pero nadie ha prestado atención. Habéis despreciado todos mis consejos, y habéis rechazado mi desaprobación; debido a esta actitud rebelde, es inevitable que cuando me invoquéis no recibáis respuesta. Como habéis rechazado el camino de la vida, podéis buscarme con diligencia en vuestros momentos de sufrimiento, pero no me encontraréis.»
146:2.6 (1639.1) 5. Los que quieran recibir misericordia, deberán mostrar misericordia; no juzguéis, para no ser juzgados. Con el espíritu con que juzguéis a los demás también seréis juzgados. La misericordia no anula totalmente la justicia universal. Al final será cierto que: «Cualquiera que cierra sus oídos al lamento del pobre, también pedirá ayuda algún día, y nadie lo escuchará.» La sinceridad de cualquier oración es la garantía de que será escuchada; la sabiduría espiritual y la compatibilidad universal de cualquier petición determinan el momento, la manera y el grado de la respuesta. Un padre sabio no responde literalmente a las oraciones tontas de sus hijos ignorantes e inexpertos, aunque dichos hijos puedan obtener mucho placer y una satisfacción real para su alma efectuando ese tipo de peticiones absurdas.
146:2.7 (1639.2) 6. Cuando estéis totalmente consagrados a hacer la voluntad del Padre que está en los cielos, todas vuestras súplicas serán contestadas, porque vuestras oraciones estarán plenamente de acuerdo con la voluntad del Padre, y la voluntad del Padre se manifiesta constantemente en todo su inmenso universo. Aquello que un verdadero hijo desea y el Padre infinito lo quiere, EXISTE. Una oración así no puede permanecer sin respuesta, y es posible que ningún otro tipo de petición pueda ser contestada plenamente.
146:2.8 (1639.3) 7. El grito del justo es el acto de fe del hijo de Dios que abre la puerta del almacén de bondad, de verdad y de misericordia del Padre; estos dones preciados han estado esperando mucho tiempo a que el hijo se acerque y se los apropie personalmente. La oración no cambia la actitud divina hacia el hombre, pero sí cambia la actitud del hombre hacia el Padre invariable. Es el móvil de la oración lo que le da el derecho de acceso al oído divino, y no el estado social, económico o religioso exterior de aquel que ora.
146:2.9 (1639.4) 8. La oración no se puede emplear para evitar las demoras del tiempo ni para trascender los obstáculos del espacio. La oración no es una técnica diseñada para engrandecer el yo ni para conseguir una ventaja injusta sobre los semejantes. Un alma totalmente egoísta es incapaz de orar en el verdadero sentido de la palabra. Jesús dijo: «Que vuestra delicia suprema esté en el carácter de Dios, y él os concederá con seguridad los sinceros deseos de vuestro corazón.» «Encomendad vuestro camino al Señor; confiad en él, y él actuará.» «Porque el Señor escucha el lamento del indigente y atenderá la oración del desamparado.»
146:2.10 (1639.5) 9. «Yo he salido del Padre; por lo tanto, si alguna vez tenéis dudas sobre lo que debéis pedirle al Padre, pedidlo en mi nombre, y yo presentaré vuestra petición de acuerdo con vuestras necesidades y deseos reales y en conformidad con la voluntad de mi Padre.» Guardaos contra el grave peligro de volveros egocéntricos en vuestras oraciones. Evitad orar mucho por vosotros mismos; orad más por el progreso espiritual de vuestros hermanos. Evitad las oraciones materialistas; orad en espíritu y por la abundancia de los dones del espíritu.
146:2.11 (1639.6) 10. Cuando oréis por los enfermos y los afligidos, no esperéis que vuestras súplicas reemplacen los cuidados afectuosos e inteligentes que necesitan esos afligidos. Orad por el bienestar de vuestras familias, amigos y compañeros, pero orad especialmente por aquellos que os maldicen, y efectuad súplicas afectuosas por aquellos que os persiguen. «En cuanto al momento en que debéis orar, no os lo indicaré. Sólo el espíritu que reside en vosotros puede incitaros a manifestar las peticiones que expresen vuestra relación interior con el Padre de los espíritus.»
146:2.12 (1640.1) 11. Mucha gente sólo recurre a la oración cuando tiene dificultades. Una práctica así es irreflexiva y descaminada. Es verdad que hacéis bien en orar cuando estáis agobiados, pero también deberíais acordaros de hablar con vuestro Padre como un hijo, incluso cuando todo va bien para vuestra alma. Que vuestras súplicas reales sean siempre en secreto. No permitáis que los hombres escuchen vuestras oraciones personales. Las oraciones de acción de gracias son apropiadas para los grupos de adoradores, pero la oración del alma es un asunto personal. Sólo existe una forma de oración que es apropiada para todos los hijos de Dios, y es: «Sin embargo, que se haga tu voluntad.»
146:2.13 (1640.2) 12. Todos los que creen en este evangelio deberían orar sinceramente por la expansión del reino de los cielos. De todas las oraciones de las Escrituras hebreas, Jesús hizo un comentario muy favorable sobre esta súplica del salmista: «Crea en mí un corazón limpio, oh Dios, y renueva un espíritu recto dentro de mí. Purifícame de los pecados secretos y preserva a tu servidor de las transgresiones presuntuosas.» Jesús hizo un extenso comentario sobre la relación entre la oración y el lenguaje descuidado y ofensivo, citando el pasaje: «Oh Señor, pon un vigilante delante de mi boca, y guarda la puerta de mis labios.» Jesús dijo: «La lengua humana es un órgano que muy pocos hombres saben domar; pero el espíritu interior puede transformar este miembro indómito en una suave voz de tolerancia y en un ministro inspirador de misericordia.»
146:2.14 (1640.3) 13. Jesús enseñó que la oración para recibir la guía divina en el sendero de la vida terrestre seguía en importancia a la súplica para conocer la voluntad del Padre. Esto significa, en realidad, orar para obtener la sabiduría divina. Jesús no enseñó nunca que pudieran obtenerse conocimientos humanos y habilidades especiales por medio de la oración. Pero sí enseñó que la oración es un factor en la ampliación de nuestra capacidad para recibir la presencia del espíritu divino. Cuando Jesús enseñó a sus asociados que oraran en espíritu y en verdad, explicó que se refería a que oraran con sinceridad y de acuerdo con las luces que poseía cada cual, que oraran de todo corazón y con inteligencia, seriedad y constancia.
146:2.15 (1640.4) 14. Jesús previno a sus discípulos contra la idea de que sus oraciones serían más eficaces utilizando repeticiones adornadas, una fraseología elocuente, el ayuno, la penitencia o los sacrificios. Pero sí exhortó a sus creyentes a que emplearan la oración como un medio de elevarse a la verdadera adoración a través de la acción de gracias. Jesús deploraba que se encontrara tan poco espíritu de acción de gracias en las oraciones y el culto de sus seguidores. En esta ocasión citó las Escrituras, diciendo: «Es bueno dar gracias al Señor y cantar alabanzas al nombre del Altísimo, reconocer su misericordia cada mañana y su fidelidad cada noche, porque Dios me ha hecho feliz con su obra. Daré gracias por todas las cosas en conformidad con la voluntad de Dios.»
146:2.16 (1640.5) 15. Jesús dijo a continuación: «No os preocupéis constantemente por vuestras necesidades ordinarias. No sintáis aprensión por los problemas de vuestra existencia terrestre; en todas estas cosas, mediante la oración y la súplica, con un espíritu sincero de acción de gracias, exponed vuestras necesidades ante vuestro Padre que está en los cielos.» Luego citó de las Escrituras: «Alabaré el nombre de Dios con un cántico y lo ensalzaré con mi acción de gracias. Esto agradará más al Señor que el sacrificio de un buey o de un becerro con cuernos y pezuñas.»
146:2.17 (1641.1) 16. Jesús enseñó a sus seguidores que, después de haber hecho sus oraciones al Padre, deberían permanecer algún tiempo en un estado de receptividad silenciosa para proporcionar al espíritu interior las mejores posibilidades de hablarle al alma atenta. El espíritu del Padre le habla mejor al hombre cuando la mente humana se encuentra en una actitud de verdadera adoración. Adoramos a Dios con la ayuda del espíritu interior del Padre y mediante la iluminación de la mente humana a través del ministerio de la verdad. Jesús enseñó que la adoración hace al adorador cada vez más semejante al ser que adora. La adoración es una experiencia transformadora por medio de la cual el finito se acerca gradualmente a la presencia del Infinito, y finalmente la alcanza.
146:2.18 (1641.2) Jesús contó a sus apóstoles otras muchas verdades sobre la comunión del hombre con Dios, pero pocos de ellos pudieron abarcar plenamente su enseñanza.
146:3.1 (1641.3) Jesús tuvo en Ramá el debate memorable con el anciano filósofo griego que enseñaba que la ciencia y la filosofía eran suficientes para satisfacer las necesidades de la experiencia humana. Jesús escuchó con paciencia y simpatía a este educador griego, aceptando la verdad de muchas de las cosas que dijo. Pero cuando terminó de hablar, Jesús le señaló que en su examen de la existencia humana había omitido explicar «de dónde, por qué, y hacia dónde», y añadió: «Allí donde tú terminas, empezamos nosotros. La religión es una revelación al alma humana que trata con unas realidades espirituales que la mente sola nunca podría descubrir ni sondear por completo. Los esfuerzos intelectuales pueden revelar los hechos de la vida, pero el evangelio del reino descubre las verdades de la existencia. Tú has hablado de las sombras materiales de la verdad; ¿quieres escucharme ahora mientras te hablo de las realidades eternas y espirituales que proyectan esas sombras temporales transitorias de los hechos materiales de la existencia mortal?» Durante más de una hora, Jesús enseñó a este griego las verdades salvadoras del evangelio del reino. Al anciano filósofo le conmovió el modo de acercarse del Maestro, y como era sinceramente honrado de corazón, creyó rápidamente en este evangelio de salvación.
146:3.2 (1641.4) Los apóstoles estaban un poco desconcertados por la manera evidente con que Jesús aprobaba muchas de las proposiciones del griego, pero Jesús les dijo más tarde en privado: «Hijos míos, no os asombréis por mi tolerancia con la filosofía del griego. La certidumbre interior verdadera y auténtica no teme en absoluto el análisis exterior, ni la verdad se resiente por una crítica honesta. No deberíais olvidar nunca que la intolerancia es la máscara que cubre las dudas que se mantienen en secreto sobre la autenticidad de las creencias que uno tiene. A nadie le inquieta en ningún momento la actitud de su vecino, cuando tiene una confianza total en la verdad de lo que cree de todo corazón. El coraje es la confianza completamente honesta en las cosas que uno profesa creer. Los hombres sinceros no temen el examen crítico de sus verdaderas convicciones y de sus nobles ideales.»
146:3.3 (1641.5) La segunda noche en Ramá, Tomás le hizo a Jesús la pregunta siguiente: «Maestro, un nuevo creyente en tus enseñanzas ¿cómo puede saber realmente, estar realmente seguro, de la verdad de este evangelio del reino?»
146:3.4 (1641.6) Jesús le dijo a Tomás: «Tu seguridad de que has entrado en la familia del reino del Padre y de que sobrevivirás eternamente con los hijos del reino es enteramente un asunto de experiencia personal — de fe en la palabra de la verdad. La seguridad espiritual equivale a tu experiencia religiosa personal con las realidades eternas de la verdad divina; dicho de otra manera, es igual a tu comprensión inteligente de las realidades de la verdad, más tu fe espiritual y menos tus dudas sinceras.
146:3.5 (1642.1) «El Hijo está dotado por naturaleza de la vida del Padre. Como habéis sido dotados del espíritu viviente del Padre, sois por tanto hijos de Dios. Sobrevivís a vuestra vida en el mundo material de la carne porque estáis identificados con el espíritu viviente del Padre, el don de la vida eterna. En verdad, muchas personas tenían esta vida antes de que yo viniera del Padre, y muchos más han recibido este espíritu porque han creído en mis palabras; pero os aseguro que, cuando yo regrese al Padre, él enviará su espíritu al corazón de todos los hombres.
146:3.6 (1642.2) «Aunque no podéis observar al espíritu divino trabajando en vuestra mente, existe un método práctico para descubrir hasta qué punto habéis cedido el control de los poderes de vuestra alma a la enseñanza y a la dirección de este espíritu interior del Padre celestial: es el grado de vuestro amor por vuestros semejantes humanos. Este espíritu del Padre participa del amor del Padre, y a medida que domina al hombre, lo conduce infaliblemente en la dirección de la adoración divina y de la consideración afectuosa por los semejantes. Al principio, creéis que sois los hijos de Dios porque mi enseñanza os ha hecho más conscientes de las directrices internas de la presencia de nuestro Padre que reside en vosotros; pero el Espíritu de la Verdad será derramado dentro de poco sobre todo el género humano, y vivirá entre los hombres y los enseñará a todos, como yo ahora vivo entre vosotros y os digo las palabras de la verdad. Este Espíritu de la Verdad, que habla para los dones espirituales de vuestra alma, os ayudará a saber que sois los hijos de Dios. Dará testimonio de manera infalible con la presencia interior del Padre, vuestro espíritu, que entonces residirá en todos los hombres, como ahora reside en algunos, y os dirá que sois en realidad los hijos de Dios.
146:3.7 (1642.3) «Todo hijo terrestre que sigue las directrices de este espíritu terminará conociendo la voluntad de Dios, y aquel que se abandona a la voluntad de mi Padre vivirá para siempre. El camino que va de la vida terrestre al estado eterno no se os ha indicado claramente; sin embargo hay un camino, siempre lo ha habido, y yo he venido para hacerlo nuevo y viviente. Aquel que entra en el reino ya tiene la vida eterna — no perecerá nunca. Pero muchas de estas cosas las comprenderéis mejor cuando yo haya regresado al Padre, y seáis capaces de contemplar retrospectivamente vuestras experiencias de ahora.»
146:3.8 (1642.4) Todos los que escucharon estas palabras bienaventuradas se llenaron de regocijo. Las enseñanzas judías sobre la supervivencia de los justos eran confusas e inciertas, y para los discípulos de Jesús resultaba vivificante e inspirador escuchar estas palabras tan precisas y positivas, asegurando la supervivencia eterna para todos los creyentes sinceros.
146:3.9 (1642.5) Los apóstoles continuaron predicando y bautizando a los creyentes, conservando la costumbre de ir de casa en casa para confortar a los deprimidos y atender a los enfermos y afligidos. La organización apostólica se había ampliado, en el sentido de que cada apóstol de Jesús tenía ahora como asociado a un apóstol de Juan; Abner era el asociado de Andrés; y este plan prevaleció hasta que bajaron a Jerusalén para la Pascua siguiente.
146:3.10 (1642.6) Durante su estancia en Zabulón, la instrucción especial que Jesús les dio consistió principalmente en nuevas discusiones sobre las obligaciones recíprocas en el reino, y englobó una enseñanza destinada a clarificar las diferencias entre la experiencia religiosa personal y las buenas relaciones en las obligaciones religiosas sociales. Ésta fue una de las pocas veces que el Maestro discurrió sobre los aspectos sociales de la religión. A lo largo de toda su vida en la Tierra, Jesús dio a sus discípulos muy pocas instrucciones sobre la socialización de la religión.
146:3.11 (1643.1) La población de Zabulón era de raza mixta, ni judía ni gentil, y pocos de ellos creyeron realmente en Jesús, a pesar de que habían oído hablar de la curación de los enfermos en Cafarnaúm.
146:4.1 (1643.2) En Irón, como también en muchas de las ciudades más pequeñas de Galilea y Judea, había una sinagoga, y durante los primeros tiempos de su ministerio, Jesús tenía la costumbre de hablar los sábados en estas sinagogas. A veces hablaba durante los oficios de la mañana, y Pedro o uno de los otros apóstoles predicaba por la tarde. Jesús y los apóstoles también enseñaban y predicaban a menudo en las asambleas vespertinas de la sinagoga durante los días de la semana. Aunque los jefes religiosos de Jerusalén eran cada vez más hostiles hacia Jesús, no ejercían ningún control directo sobre las sinagogas exteriores a la ciudad. Sólo en una época más tardía del ministerio público de Jesús, consiguieron crear un sentimiento tan generalizado en contra de él que provocaron casi el cierre total de las sinagogas a su enseñanza. Pero en estos momentos, todas las sinagogas de Galilea y Judea estaban abiertas para él.
146:4.2 (1643.3) En Irón se encontraban unas minas muy importantes para aquella época, y como Jesús nunca había compartido la vida de los mineros, durante su estancia en Irón pasó la mayor parte de su tiempo en las minas. Mientras los apóstoles visitaban los hogares y predicaban en los lugares públicos, Jesús trabajaba en las minas con estos obreros subterráneos. La fama de Jesús como sanador se había propagado hasta este pueblo remoto, y muchos enfermos y afligidos buscaron su ayuda; la gente se benefició ampliamente de su ministerio curativo. Pero el Maestro no efectuó, en ninguno de estos casos, un pretendido milagro de curación, exceptuando el del leproso.
146:4.3 (1643.4) Al final de la tarde del tercer día en Irón, cuando Jesús regresaba de las minas, pasó por casualidad por una angosta calle lateral en dirección a su alojamiento. Al acercarse a la choza miserable de cierto leproso, el afectado, que había oído hablar de la fama de Jesús como sanador, se atrevió a abordarlo cuando pasaba por su puerta, y se arrodilló delante de él, diciendo: «Señor, si tan sólo quisieras, podrías purificarme. He oído el mensaje de tus instructores y quisiera entrar en el reino si pudiera ser purificado.» El leproso se expresó de esta manera porque, entre los judíos, a los leprosos se les prohibía incluso asistir a la sinagoga o practicar otro tipo de culto en público. Este hombre creía realmente que no sería recibido en el reino venidero a menos que pudiera curarse de su lepra. Cuando Jesús lo vio así de afligido y escuchó sus palabras impregnadas de fe, su corazón humano se conmovió y su mente divina se enterneció de compasión. Mientras Jesús lo contemplaba, el hombre se echó de bruces y lo adoró. Entonces, el Maestro alargó su mano, lo tocó y le dijo: «Sí quiero — queda purificado.» Y el hombre se curó de inmediato; la lepra había dejado de afligirlo.
146:4.4 (1643.5) Cuando Jesús hubo levantado al hombre del suelo, le encargó: «Cuida de no hablarle a nadie de tu curación, sino más bien dirígete tranquilamente a tus asuntos, preséntate ante el sacerdote y ofrece los sacrificios ordenados por Moisés en testimonio de tu purificación.» Pero este hombre no hizo lo que Jesús le había indicado. En lugar de eso, empezó a anunciar por toda la localidad que Jesús lo había curado de su lepra, y como todo el pueblo lo conocía, la gente pudo ver claramente que había sido librado de su enfermedad. No fue a ver a los sacerdotes como Jesús le había recomendado. Como consecuencia de haber divulgado la noticia de que Jesús lo había curado, el Maestro fue tan asediado por los enfermos que se vio obligado a levantarse temprano al día siguiente y dejar el pueblo. Aunque Jesús no volvió a entrar en la ciudad, permaneció dos días en las afueras cerca de las minas, donde continuó enseñando más cosas a los mineros creyentes sobre el evangelio del reino.
146:4.5 (1644.1) Esta purificación del leproso era el primer supuesto milagro que Jesús había realizado intencional y deliberadamente hasta ese momento. Y se trataba de un auténtico caso de lepra.
146:4.6 (1644.2) Desde Irón fueron a Giscala, donde pasaron dos días proclamando el evangelio, y luego partieron hacia Corazín, donde estuvieron casi una semana predicando la buena nueva, pero en esta ciudad fueron incapaces de conseguir muchos creyentes para el reino. En ningún lugar donde Jesús había enseñado había encontrado un rechazo tan general de su mensaje. La estancia en Corazín fue muy deprimente para la mayoría de los apóstoles; Andrés y Abner tuvieron muchas dificultades para levantar el ánimo de sus asociados. Así pues, atravesaron tranquilamente Cafarnaúm, y continuaron hasta el pueblo de Madón, donde no tuvieron mucho más éxito. En la mente de la mayoría de los apóstoles prevalecía la idea de que su falta de éxito en estas ciudades que habían visitado tan recientemente se debía a la insistencia de Jesús de que, en sus enseñanzas y predicaciones, se abstuvieran de hablar de él como sanador. ¡Cuánto hubieran deseado que purificara a otro leproso o que manifestara su poder de alguna otra manera para atraer la atención de la gente! Pero el Maestro se mantuvo impasible ante sus ardientes deseos.
146:5.1 (1644.3) El grupo apostólico se alegró enormemente cuando Jesús anunció: «Mañana iremos a Caná.» Sabían que en Caná los escucharían con simpatía, porque Jesús era bien conocido allí. Iban prosperando en su trabajo de atraer a la gente al reino cuando, al tercer día, cierto ciudadano destacado de Cafarnaúm, llamado Tito, se presentó en Caná; era un creyente a medias y su hijo estaba gravemente enfermo. Había oído que Jesús estaba en Caná, por lo que se apresuró a ir a verlo. Los creyentes de Cafarnaúm consideraban que Jesús podía curar cualquier enfermedad.
146:5.2 (1644.4) Cuando este noble hubo localizado a Jesús en Caná, le suplicó que fuera rápidamente a Cafarnaúm para curar a su hijo afligido. Mientras los apóstoles permanecían cerca con la respiración cortada por la expectación, Jesús, mirando al padre del muchacho enfermo, dijo: «¿Cuánto tiempo seré indulgente con vosotros? El poder de Dios está en medio de vosotros, pero a menos que veáis signos y contempléis prodigios, os negáis a creer.» Pero el noble le suplicó a Jesús, diciendo: «Señor mío, yo sí creo, pero ven antes de que mi hijo perezca, porque cuando lo dejé ya estaba a punto de morir.» Después de inclinar la cabeza unos momentos, en una meditación silenciosa, Jesús dijo súbitamente: «Vuelve a tu hogar; tu hijo vivirá.» Tito creyó en la palabra de Jesús y se apresuró a regresar a Cafarnaúm. Cuando iba de vuelta, sus sirvientes salieron a su encuentro, diciendo: «Regocíjate, pues tu hijo ha mejorado — vive.» Entonces Tito les preguntó a qué hora había empezado a mejorar el muchacho, y cuando los criados contestaron «ayer, hacia la hora séptima, desapareció la fiebre», el padre recordó que era aproximadamente esa hora cuando Jesús había dicho: «Tu hijo vivirá.» A partir de entonces Tito creyó de todo corazón, y toda su familia también creyó. Su hijo se convirtió en un poderoso ministro del reino y más tarde sacrificó su vida con los que sufrían en Roma. Toda la familia de Tito, sus amigos, e incluso los apóstoles, consideraron este episodio como un milagro, pero no lo fue. Al menos éste no fue un milagro de curación de una enfermedad física. Fue simplemente un caso de preconocimiento respecto al proceso de la ley natural, precisamente el tipo de conocimiento al que Jesús recurrió con frecuencia después de su bautismo.
146:5.3 (1645.1) Jesús se vio de nuevo forzado a salir apresuradamente de Caná debido a que el segundo episodio de este tipo que acompañó a su ministerio en esta población había llamado excesivamente la atención. Los vecinos del pueblo se acordaban del agua y del vino, y ahora que suponían que Jesús había curado al hijo del noble a una distancia tan grande, acudían a él no solamente para traerle a los enfermos y a los afligidos, sino también para enviarle mensajeros con el ruego de que curara a los pacientes a distancia. Cuando Jesús vio que toda la región estaba alborotada, dijo: «Vamos a Naín.»
146:6.1 (1645.2) Esta gente creía en los signos; era una generación que buscaba prodigios. Por esta época, los habitantes de la Galilea central y meridional pensaban en Jesús y en su ministerio personal en términos de milagros. Decenas, centenares de personas honradas que sufrían de desórdenes puramente nerviosos y que estaban afligidas por trastornos emocionales, se presentaban delante de Jesús, y luego volvían a sus casas anunciando a sus amigos que Jesús las había curado. Esta gente ignorante y simple consideraba estos casos de curación mental como curaciones físicas, como curas milagrosas.
146:6.2 (1645.3) Cuando Jesús intentó alejarse de Caná para ir a Naín, una gran multitud de creyentes y muchos curiosos se fueron detrás de él. Estaban decididos a contemplar milagros y prodigios, y no iban a quedar decepcionados. Cuando Jesús y sus apóstoles se acercaban a la puerta de la ciudad, se encontraron con una procesión fúnebre que se dirigía al cementerio cercano para llevar al hijo único de una madre viuda de Naín. Esta mujer era muy respetada, y la mitad del pueblo iba detrás de los que llevaban el féretro de este muchacho supuestamente muerto. Cuando la procesión fúnebre llegó a la altura de Jesús y sus seguidores, la viuda y sus amigos reconocieron al Maestro, y le suplicaron que devolviera el hijo a la vida. Sus expectativas de un milagro se habían despertado hasta tal extremo que creían que Jesús podía curar cualquier enfermedad humana y, ¿por qué este sanador no podría incluso revivir a los muertos? Al ser importunado de esta manera, Jesús se adelantó, levantó la tapa del ataúd y examinó al muchacho. Al descubrir que el joven no estaba realmente muerto, percibió la tragedia que su presencia podía evitar. Así pues, se volvió hacia la madre y le dijo: «No llores. Tu hijo no está muerto; está dormido. Te será devuelto.» Luego cogió al joven de la mano y le dijo: «Despiértate y levántate.» Y el joven supuestamente muerto se incorporó enseguida y empezó a hablar, y Jesús los envió de vuelta a sus casas.
146:6.3 (1645.4) Jesús se esforzó por calmar a la multitud y trató en vano de explicarles que el muchacho no estaba realmente muerto, que él no lo había traído de la tumba, pero fue inútil. La multitud que lo seguía, y todo el pueblo de Naín, habían llegado al máximo grado de frenesí emotivo. Muchos fueron dominados por el miedo, otros por el pánico, mientras que otros aún empezaron a rezar y a lamentarse por sus pecados. No se pudo dispersar a la ruidosa multitud hasta mucho después de la caída de la noche. Naturalmente, a pesar de la afirmación de Jesús de que el muchacho no estaba muerto, todos insistían en que se había producido un milagro, que el muerto había sido resucitado. Aunque Jesús les dijo que el muchacho estaba simplemente en un estado de sueño profundo, explicaron que ésa era su manera de hablar, y llamaron la atención sobre el hecho de que siempre trataba de ocultar sus milagros con mucha modestia.
146:6.4 (1646.1) Así pues, la noticia de que Jesús había resucitado de entre los muertos al hijo de la viuda se divulgó por toda Galilea y Judea, y muchos de los que la escucharon se la creyeron. Jesús nunca pudo hacer entender por completo, ni siquiera a todos sus apóstoles, que el hijo de la viuda no estaba realmente muerto cuando le ordenó que se despertara y se levantara. Pero sí los convenció lo suficiente como para evitar que este suceso se incluyera en todos los escritos posteriores, salvo en el de Lucas, que relató el episodio tal como se lo habían contado. Una vez más Jesús fue tan asediado como médico, que al día siguiente temprano partió para Endor.
146:7.1 (1646.2) En Endor, Jesús eludió durante unos días a las ruidosas multitudes que buscaban la curación física. Durante su estancia en este lugar, el Maestro refirió, para instrucción de los apóstoles, la historia del rey Saúl y la bruja de Endor. Jesús indicó claramente a sus apóstoles que los intermedios desviados y rebeldes que habían personificado con frecuencia a los supuestos espíritus de los muertos, pronto serían puestos bajo control de manera que ya no podrían volver a hacer estas cosas extrañas. Dijo a sus discípulos que, después de que volviera al Padre, y después de que hubieran derramado su espíritu sobre todo el género humano, estos seres semiespirituales — llamados espíritus impuros — ya no podrían poseer a los débiles mentales ni a los mortales malintencionados.
146:7.2 (1646.3) Jesús explicó además a sus apóstoles que los espíritus de los seres humanos fallecidos no regresan a su mundo de origen para comunicarse con sus semejantes vivos. Al espíritu en progreso del hombre mortal sólo le sería posible volver a la Tierra después de haber transcurrido una época dispensacional, e incluso entonces, sólo sería en casos excepcionales y como parte de la administración espiritual del planeta.
146:7.3 (1646.4) Después de haber descansado dos días, Jesús dijo a sus apóstoles: «Regresemos mañana a Cafarnaúm para quedarnos allí y enseñar mientras se calman los alrededores. A estas alturas, en nuestro pueblo ya se habrán recuperado en parte de esta especie de agitación.»
El libro de Urantia
Documento 147
147:0.1 (1647.1) JESÚS y los apóstoles llegaron a Cafarnaúm el miércoles 17 de marzo y pasaron dos semanas en su cuartel general de Betsaida antes de partir para Jerusalén. Durante estas dos semanas, los apóstoles enseñaron a la gente en la orilla del mar, mientras que Jesús pasó mucho tiempo a solas en las colinas, ocupado en los asuntos de su Padre. En el transcurso de este período, Jesús, acompañado de Santiago y Juan Zebedeo, hizo dos viajes secretos a Tiberiades, donde se encontraron con los creyentes y los instruyeron en el evangelio del reino.
147:0.2 (1647.2) Muchos miembros de la casa de Herodes creían en Jesús y asistieron a estas reuniones. La influencia de estos creyentes dentro de la familia oficial de Herodes fue la que había contribuido a que disminuyera la enemistad de este gobernador hacia Jesús. Estos creyentes de Tiberiades habían explicado plenamente a Herodes que el «reino» que Jesús proclamaba era de naturaleza espiritual, y no una aventura política. Herodes daba bastante crédito a estos miembros de su propia casa y por eso no llegó a alarmarse indebidamente por la divulgación de las noticias sobre las enseñanzas y las curaciones de Jesús. No tenía objeciones al trabajo de Jesús como sanador o instructor religioso. A pesar de la actitud favorable de muchos consejeros de Herodes, e incluso del mismo Herodes, había un grupo de subordinados suyos que estaban tan influídos por los jefes religiosos de Jerusalén, que continuaron siendo enemigos encarnizados y amenazadores de Jesús y de los apóstoles; más tarde, este grupo contribuyó mucho a impedir sus actividades públicas. El peligro más grande para Jesús residía en los dirigentes religiosos de Jerusalén, y no en Herodes. Precisamente por esta razón, Jesús y los apóstoles pasaron tanto tiempo en Galilea e hicieron allí la mayor parte de su predicación pública, en lugar de hacerlo en Jerusalén y en Judea.
147:1.1 (1647.3) El día antes de prepararse para ir a Jerusalén a la fiesta de la Pascua, Mangus, un centurión o capitán de la guardia romana estacionada en Cafarnaúm, fue a ver a los jefes de la sinagoga, diciendo: «Mi fiel ordenanza está enfermo y a punto de morir. ¿Podríais ir a ver a Jesús en mi nombre para suplicarle que cure a mi servidor?» El capitán romano actuó así porque pensaba que los dirigentes judíos tendrían más influencia sobre Jesús. Así pues, los ancianos fueron a ver a Jesús y su portavoz le dijo: «Maestro, te rogamos encarecidamente que vayas a Cafarnaúm para salvar al servidor favorito del centurión romano; este capitán es digno de tu atención porque ama a nuestra nación e incluso nos ha construido la sinagoga donde has hablado tantas veces.»
147:1.2 (1647.4) Después de haberlos escuchado, Jesús les dijo: «Iré con vosotros.» Cuando llegó con ellos a la casa del centurión, y antes de que hubieran entrado en su patio, el soldado romano envió a sus amigos para que saludaran a Jesús, con la instrucción de decirle: «Señor, no te molestes en entrar en mi casa, porque no soy digno de que vengas bajo mi techo. Tampoco me he considerado digno de ir a verte; por eso te he enviado a los ancianos de tu propio pueblo. Pero sé que puedes pronunciar la palabra allí mismo donde estás y que mi servidor se curará. Porque yo mismo estoy bajo las órdenes de otros, y tengo soldados a mis órdenes, y le digo a éste que vaya, y va; le digo a otro que venga, y viene, y a mis criados que hagan esto o aquello, y lo hacen.»
147:1.3 (1648.1) Cuando Jesús oyó estas palabras, se volvió y dijo a sus apóstoles y a los que estaban con ellos: «Me maravilla la creencia de este gentil. En verdad, en verdad os digo que no he encontrado una fe tan grande, no, ni siquiera en Israel.» Jesús le dio la espalda a la casa, y dijo: «Vámonos de aquí.» Los amigos del centurión entraron en la casa y le contaron a Mangus lo que Jesús había dicho. A partir de aquel momento, el servidor empezó a mejorar y finalmente recuperó su salud y utilidad normales.
147:1.4 (1648.2) Nunca hemos sabido exactamente qué es lo que sucedió en esta ocasión. Éste es simplemente el relato del suceso; en cuanto a si los seres invisibles contribuyeron o no a la curación del servidor del centurión, eso es algo que no se reveló a los que acompañaban a Jesús. Sólo conocemos el hecho de que el servidor se recuperó por completo.
147:2.1 (1648.3) El martes 30 de marzo, por la mañana temprano, Jesús y el grupo apostólico iniciaron su viaje a Jerusalén para la Pascua, tomando el camino del valle del Jordán. Llegaron el viernes 2 de abril por la tarde, y como de costumbre, establecieron su cuartel general en Betania. Al pasar por Jericó, se detuvieron para descansar mientras que Judas depositaba una parte de los fondos comunes en el banco de un amigo de su familia. Era la primera vez que Judas transportaba un excedente de dinero, y este depósito permaneció intacto hasta que pasaron de nuevo por Jericó durante el último viaje memorable a Jerusalén, poco antes del juicio y la muerte de Jesús.
147:2.2 (1648.4) El grupo tuvo un viaje tranquilo hasta Jerusalén, pero apenas se habían instalado en Betania cuando empezaron a congregarse, de cerca y de lejos, personas que buscaban la curación para su cuerpo, el consuelo para su mente confusa y la salvación para su alma; eran tan numerosas que Jesús tuvo poco tiempo para descansar. Por esta razón, montaron las tiendas en Getsemaní, y el Maestro iba y venía de Betania a Getsemaní para evitar la multitud que lo asediaba constantemente. El grupo apostólico pasó casi tres semanas en Jerusalén, pero Jesús les ordenó que no predicaran en público, que se limitaran a la enseñanza en privado y al trabajo personal.
147:2.3 (1648.5) Celebraron la Pascua tranquilamente en Betania. Era la primera vez que Jesús y la totalidad de los doce compartían la fiesta pascual sin derramamiento de sangre. Los apóstoles de Juan no comieron la Pascua con Jesús y sus apóstoles; celebraron la fiesta con Abner y muchos de los primeros creyentes en las predicaciones de Juan. Ésta era la segunda Pascua que Jesús celebraba con sus apóstoles en Jerusalén.
147:2.4 (1648.6) Cuando Jesús y los doce partieron para Cafarnaúm, los apóstoles de Juan no regresaron con ellos. Se quedaron en Jerusalén y sus alrededores bajo la dirección de Abner, trabajando discretamente por la expansión del reino, mientras que Jesús y los doce regresaban para efectuar su labor en Galilea. Los veinticuatro nunca más volvieron a estar todos juntos hasta poco antes de que los setenta evangelistas recibieran su misión y su orden de partir. Pero los dos grupos cooperaban entre sí y prevalecían los mejores sentimientos, a pesar de sus diferencias de opinión.
147:3.1 (1649.1) Durante la tarde del segundo sábado en Jerusalén, mientras el Maestro y los apóstoles estaban a punto de participar en los servicios del templo, Juan le dijo a Jesús: «Ven conmigo, quisiera mostrarte algo.» Juan llevó a Jesús por una de las puertas de Jerusalén hasta un estanque de agua llamado Betesda. Alrededor de este estanque había una estructura de cinco pórticos, bajo los cuales permanecía un gran número de enfermos en busca de curación. Se trataba de un manantial caliente cuyas aguas rojizas burbujeaban a intervalos irregulares a causa de las acumulaciones de gases en las cavernas rocosas que se encontraban debajo del estanque. Muchos creían que esta perturbación periódica de las aguas calientes se debía a influencias sobrenaturales, y era creencia popular de que la primera persona que entrara en el agua después de una de estas perturbaciones se curaría de cualquier enfermedad que tuviera.
147:3.2 (1649.2) Los apóstoles estaban un poco inquietos por las restricciones impuestas por Jesús, y Juan, el más joven de los doce, se sentía particularmente impaciente por esta prohibición. Había llevado a Jesús al estanque pensando que el espectáculo de los enfermos allí reunidos conmovería tanto la compasión del Maestro que lo incitaría a efectuar un milagro de curación, y así todo Jerusalén se quedaría asombrado y pronto se pondría a creer en el evangelio del reino. Juan le dijo a Jesús: «Maestro, mira toda esta gente que sufre; ¿no hay nada que podamos hacer por ellos?» Y Jesús replicó: «Juan, ¿por qué me tientas para que me desvíe del camino que he escogido? ¿Por qué continúas deseando sustituir la proclamación del evangelio de la verdad eterna por la realización de prodigios y la curación de los enfermos? Hijo mío, no me está permitido hacer lo que deseas, pero reúne a esos enfermos y afligidos para que pueda dirigirles unas palabras de aliento y de consuelo eterno.»
147:3.3 (1649.3) Al dirigirse a los allí reunidos, Jesús les dijo: «Muchos de vosotros estáis aquí, enfermos y afligidos, porque habéis vivido muchos años en el camino equivocado. Algunos sufren por los accidentes del tiempo, otros a consecuencia de los errores de sus antepasados, mientras que algunos de vosotros lucháis contra los obstáculos de las condiciones imperfectas de vuestra existencia temporal. Pero mi Padre trabaja, y yo quisiera trabajar, para mejorar vuestra condición en la Tierra, y más especialmente para asegurar vuestro estado eterno. Ninguno de nosotros puede hacer gran cosa por cambiar las dificultades de la vida, a menos que descubramos que el Padre que está en los cielos así lo quiere. Después de todo, todos estamos obligados a hacer la voluntad del Eterno. Si todos os pudierais curar de vuestras aflicciones físicas, indudablemente os admiraríais, pero es aun más importante que seáis purificados de toda enfermedad espiritual y que os encontréis curados de todas las dolencias morales. Todos sois hijos de Dios; sois los hijos del Padre celestial. Las trabas del tiempo pueden parecer afligiros, pero el Dios de la eternidad os ama. Cuando llegue la hora del juicio, no temáis, pues todos encontraréis no solamente justicia, sino una abundante misericordia. En verdad, en verdad os lo digo: Aquel que escucha el evangelio del reino y cree en esta enseñanza de la filiación con Dios, posee la vida eterna; esos creyentes pasan ya del juicio y de la muerte a la luz y a la vida. Y se acerca la hora en que incluso aquellos que están en la tumba escucharán la voz de la resurrección.»
147:3.4 (1649.4) Muchos de los que lo escucharon creyeron en el evangelio del reino. Algunos de los afligidos se sintieron tan inspirados y revivificados espiritualmente, que anduvieron proclamando de acá para allá que también habían sido curados de sus dolencias físicas.
147:3.5 (1649.5) Un hombre que había estado muchos años deprimido y gravemente afligido con las dolencias de su mente perturbada, se regocijó con las palabras de Jesús, recogió su lecho y salió hacia su casa, aunque era el día del sábado. Este hombre angustiado había esperado todos estos años que alguien le ayudara; era tan víctima del sentimiento de su propia impotencia que ni una sola vez había concebido la idea de ayudarse a sí mismo, aunque ésta era la única cosa que tenía que hacer para recuperarse — recoger su lecho y salir caminando.
147:3.6 (1650.1) Jesús le dijo entonces a Juan: «Vámonos de aquí antes de que los principales sacerdotes y los escribas se encuentren con nosotros y se ofendan porque hemos dirigido unas palabras de vida a estos afligidos.» Volvieron al templo para reunirse con sus compañeros, y todos partieron enseguida para pasar la noche en Betania. Juan nunca contó a los otros apóstoles la visita que había hecho con Jesús, este sábado por la tarde, al estanque de Betesda.
147:4.1 (1650.2) Al anochecer de este mismo sábado, en Betania, mientras que Jesús, los doce y un grupo de creyentes estaban reunidos alrededor del fuego en el jardín de Lázaro, Natanael le hizo a Jesús la pregunta siguiente: «Maestro, aunque nos has enseñado la versión positiva de la antigua regla de vida, indicándonos que deberíamos hacer a los demás lo que deseamos que nos hagan a nosotros, no discierno plenamente cómo podremos obrar siempre de acuerdo con este mandato. Permíteme ilustrar mi opinión citando el ejemplo de un hombre lascivo que mira con inmoralidad a su futura compañera de pecado. ¿Cómo podemos enseñar que este hombre malintencionado debería hacer a los demás lo que quisiera que le hicieran a él?»
147:4.2 (1650.3) Cuando Jesús escuchó la pregunta de Natanael, se puso inmediatamente de pie, señaló al apóstol con el dedo, y dijo: «¡Natanael, Natanael! ¿Qué tipo de pensamientos mantienes en tu corazón? ¿No recibes mis enseñanzas como alguien que ha nacido del espíritu? ¿No escucháis la verdad como hombres con sabiduría y comprensión espiritual? Cuando os recomendé que hicierais por los demás lo que quisierais que hicieran por vosotros, me dirigía a unos hombres con ideales elevados, y no a unos que sentirían la tentación de tergiversar mi enseñanza, convirtiéndola en una licencia para estimular las malas acciones.»
147:4.3 (1650.4) Cuando el Maestro hubo hablado, Natanael se levantó y dijo: «Pero Maestro, no deberías pensar que apruebo semejante interpretación de tu enseñanza. He hecho esta pregunta porque he supuesto que muchos hombres de este tipo podrían juzgar mal tus recomendaciones, y esperaba que nos darías una enseñanza adicional sobre estas cuestiones.» Una vez que Natanael se hubo sentado, Jesús continuó hablando: «Sé bien, Natanael, que tu mente no aprueba ninguna idea de maldad de este tipo, pero me desilusiona que todos vosotros olvidéis con tanta frecuencia darle una interpretación auténticamente espiritual a mis enseñanzas corrientes, a unas instrucciones que debo daros en lenguaje humano y a la manera en que hablan los hombres. Permitidme ahora que os enseñe sobre los diversos niveles de significado ligados a la interpretación de esta regla de vida, a esta recomendación de ‘hacer por los demás lo que deseáis que ellos hagan por vosotros`:
147:4.4 (1650.5) «1. El nivel de la carne. Esta interpretación puramente egoísta y lasciva tendría un buen ejemplo en la hipótesis de tu pregunta.
147:4.5 (1650.6) «2. El nivel de los sentimientos. Este plano se encuentra un nivel por encima del de la carne, e implica que la compasión y la piedad realzan nuestra interpretación de esta regla de vida.
147:4.6 (1650.7) «3. El nivel de la mente. Ahora entran en acción la razón de la mente y la inteligencia de la experiencia. El buen juicio dicta que esta regla de vida debería ser interpretada en consonancia con el idealismo más elevado, incorporado en la nobleza de un profundo respeto de sí mismo.
147:4.7 (1651.1) «4. El nivel del amor fraternal. Aún más arriba se descubre el nivel de la consagración desinteresada al bienestar de nuestros semejantes. En este plano más elevado del servicio social entusiasta, que nace de la conciencia de la paternidad de Dios y del reconocimiento consiguiente de la fraternidad de los hombres, se descubre una interpretación nueva y mucho más hermosa de esta regla de vida fundamental.
147:4.8 (1651.2) «5. El nivel moral. Luego, cuando alcancéis unos verdaderos niveles filosóficos de interpretación, cuando tengáis una verdadera comprensión de la rectitud y de la maldad en los acontecimientos, cuando percibáis la idoneidad eterna de las relaciones humanas, empezaréis a considerar este problema de interpretación como imaginaríais que una tercera persona de pensamientos elevados, idealista, sabia e imparcial consideraría e interpretaría este mandato, pero aplicado a vuestros problemas personales de adaptación a los incidentes de vuestra vida.
147:4.9 (1651.3) «6. El nivel espiritual. En último lugar alcanzamos el nivel de la perspicacia del espíritu y de la interpretación espiritual, el nivel más elevado de todos, que nos impulsa a reconocer en esta regla de vida el mandamiento divino de tratar a todos los hombres como concebimos que Dios los trataría. Éste es el ideal universal de las relaciones humanas, y ésta es vuestra actitud ante todos estos problemas cuando vuestro deseo supremo es hacer siempre la voluntad del Padre. Quisiera pues que hicierais por todos los hombres lo que sabéis que yo haría por ellos en circunstancias semejantes.»
147:4.10 (1651.4) Nada de lo que Jesús había dicho a los apóstoles hasta ese momento les había impresionado tanto. Continuaron discutiendo las palabras del Maestro hasta mucho después de que éste se hubiera retirado. Aunque Natanael tardó en recobrarse de la hipótesis de que Jesús no había interpretado bien el espíritu de su pregunta, los demás estaban más que agradecidos a su colega filosófico por haber tenido el valor de hacer una pregunta que incitaba tanto a la reflexión.
147:5.1 (1651.5) Aunque Simón no era un miembro del sanedrín judío, era un fariseo influyente de Jerusalén. Era un creyente poco entusiasta, y a pesar de que podría ser criticado severamente por ello, se atrevió a invitar a Jesús y a sus asociados personales Pedro, Santiago y Juan a un banquete en su casa. Simón había observado al Maestro desde hacía mucho tiempo; estaba muy impresionado por sus enseñanzas y aun más por su personalidad.
147:5.2 (1651.6) Los fariseos ricos eran adictos a dar limosnas, y no evitaban la publicidad relacionada con su filantropía. A veces incluso hubieran tocado las trompetas cuando se disponían a dispensar la caridad a un mendigo. Cuando estos fariseos ofrecían un banquete a unos invitados distinguidos, tenían la costumbre de dejar abiertas las puertas de la casa para que incluso los mendigos de la calle pudieran entrar; éstos permanecían de pie junto a las paredes de la sala, detrás de los lechos de los convidados, para estar en condiciones de recibir los trozos de comida que los comensales pudieran lanzarles.
147:5.3 (1651.7) En esta ocasión particular, en la casa de Simón, entre la gente que entraba de la calle había una mujer de mala reputación que recientemente se había vuelto creyente en la buena nueva del evangelio del reino. Esta mujer era bien conocida en todo Jerusalén como la antigua dueña de un burdel considerado de alta categoría, situado muy cerca del patio de los gentiles del templo. Al aceptar las enseñanzas de Jesús, había cerrado su abominable negocio, y había persuadido a la mayoría de las mujeres que estaban asociadas con ella a que aceptaran el evangelio y cambiaran su forma de vida. A pesar de esto, los fariseos continuaban despreciándola mucho y estaba obligada a llevar el cabello suelto — el distintivo de la prostitución. Esta mujer anónima había traído consigo un gran frasco de loción perfumada para ungir; permanecía de pie detrás de Jesús, que estaba recostado para comer, y empezó a ungirle los pies, al mismo tiempo que se los mojaba con sus lágrimas de gratitud, secándoselos con sus cabellos. Cuando hubo terminado la unción, continuó llorando y besándole los pies.
147:5.4 (1652.1) Cuando Simón vio todo esto, se dijo para sus adentros: «Si este hombre fuera un profeta, hubiera percibido quién lo está tocando así y de qué tipo de mujer se trata; de una pecadora de mala fama.» Sabiendo lo que pasaba por la mente de Simón, Jesús tomó la palabra y dijo: «Simón, hay algo que me gustaría decirte.» Simón respondió: «Maestro, dilo.» Entonces Jesús dijo: «Un rico prestamista tenía dos deudores. Uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Entonces, como ninguno de ellos tenía con qué pagarle, les perdonó la deuda a los dos. Según tú, Simón, ¿cuál de ellos lo amará más?» Simón contestó: «Supongo que aquel a quien más le perdonó.» Y Jesús le dijo: «Has juzgado bien», y señalando a la mujer, continuó: «Simón, mira bien a esta mujer. He entrado en tu casa como invitado, y sin embargo no me has dado agua para mis pies. Esta mujer agradecida me ha lavado los pies con sus lágrimas y los ha secado con sus cabellos. No me has dado un beso amistoso de bienvenida, pero esta mujer, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Has olvidado ungirme la cabeza con aceite, pero ella ha ungido mis pies con lociones costosas. ¿Cuál es el significado de todo esto? Simplemente que sus numerosos pecados le han sido perdonados, y esto la ha llevado a amar mucho. Pero los que sólo han recibido un poco de perdón a veces sólo aman un poco.» Jesús se volvió hacia la mujer, la cogió de la mano, la levantó y le dijo: «En verdad te has arrepentido de tus pecados, y están perdonados. No te desanimes por la actitud irreflexiva y severa de tus semejantes; continúa tu camino en la alegría y la libertad del reino de los cielos.»
147:5.5 (1652.2) Cuando Simón y sus amigos que estaban sentados comiendo con él escucharon estas palabras, se quedaron más que sorprendidos y empezaron a cuchichear entre ellos: «¿Quién es este hombre que se atreve incluso a perdonar los pecados?» Cuando Jesús los escuchó murmurar así, se volvió para despedir a la mujer, diciendo: «Mujer, vete en paz; tu fe te ha salvado.»
147:5.6 (1652.3) Cuando Jesús se levantó con sus amigos para irse, se volvió hacia Simón y le dijo: «Conozco tu corazón, Simón. Sé cómo estás desgarrado entre la fe y la duda, cómo estás desconcertado por el miedo y confundido por el orgullo; pero ruego por ti, para que te abandones a la luz y puedas experimentar en tu situación en la vida esas poderosas transformaciones de mente y de espíritu comparables a los cambios enormes que el evangelio del reino ya ha producido en el corazón de tu visitante no invitada ni bienvenida. Os declaro a todos que el Padre ha abierto las puertas del reino celestial a todos los que tienen la fe necesaria para entrar, y ningún hombre o asociación de hombres podrán cerrar esas puertas ni siquiera al alma más humilde o al pecador supuestamente más flagrante de la Tierra, si sinceramente aspiran a entrar.» Y Jesús, con Pedro, Santiago y Juan, se despidieron de su anfitrión y fueron a reunirse con el resto de los apóstoles en el campamento del jardín de Getsemaní.
147:5.7 (1653.1) Aquella misma noche, Jesús dio a los apóstoles el inolvidable discurso sobre el valor relativo del estatus ante Dios y del progreso en la ascensión eterna hacia el Paraíso. Jesús dijo: «Hijos míos, si existe una verdadera conexión viviente entre el hijo y el Padre, el hijo está seguro de progresar continuamente hacia los ideales del Padre. Es verdad que al principio el hijo puede progresar lentamente, pero su progreso no es por ello menos seguro. Lo importante no es la rapidez de vuestro progreso, sino su certidumbre. Vuestros logros actuales no son tan importantes como el hecho de que la dirección de vuestro progreso es hacia Dios. Aquello en lo que os estáis convirtiendo, día tras día, tiene infinitamente más importancia que lo que sois hoy.
147:5.8 (1653.2) «Esta mujer transformada, que algunos de vosotros habéis visto hoy en la casa de Simón, vive en este momento en un nivel muy inferior al de Simón y sus asociados bien intencionados. Pero estos fariseos están ocupados en el falso progreso de la ilusión de atravesar los círculos engañosos de los servicios ceremoniales sin sentido, mientras que esta mujer ha empezado, con una seriedad total, la larga y extraordinaria búsqueda de Dios; y su camino hacia el cielo no está bloqueado por el orgullo espiritual ni por la satisfacción moral de sí misma. Humanamente hablando, esta mujer está mucho más lejos de Dios que Simón, pero su alma sigue un movimiento progresivo; esta mujer está en camino hacia una meta eterna. En esta mujer están presentes unas enormes posibilidades espirituales para el futuro. Algunos de vosotros pueden no encontrarse en unos niveles realmente elevados de alma y de espíritu, pero estáis efectuando progresos diarios hacia Dios en el camino viviente que vuestra fe ha abierto. En cada uno de vosotros existen unas enormes posibilidades para el futuro. Es mucho mejor tener una fe limitada, pero viva y creciente, que poseer un gran intelecto con sus depósitos muertos de sabiduría mundana y de incredulidad espiritual.»
147:5.9 (1653.3) Jesús previno seriamente a sus apóstoles contra la necedad del hijo de Dios que abusa del amor del Padre. Declaró que el Padre celestial no es un padre descuidado, negligente o tontamente indulgente, que siempre está dispuesto a indultar el pecado y a perdonar la imprudencia. Advirtió a sus oyentes que no aplicaran erróneamente sus ejemplos del padre y el hijo de manera que pudiera parecer que Dios es como uno de esos padres demasiado indulgentes y nada sabios, que conspiran con la necedad de la Tierra para provocar la ruina moral de sus hijos irreflexivos, contribuyendo así de manera cierta y directa a la delincuencia y a la pronta corrupción de sus propios descendientes. Jesús dijo: «Mi Padre no aprueba con indulgencia los actos y las prácticas de sus hijos que conducen a la destrucción y a la ruina de todo crecimiento moral y de todo progreso espiritual. Esas prácticas pecaminosas son una abominación a los ojos de Dios.»
147:5.10 (1653.4) Jesús asistió a otras muchas reuniones y banquetes semiprivados con los grandes y los humildes, los ricos y los pobres de Jerusalén, antes de partir finalmente con sus apóstoles hacia Cafarnaúm. Muchos, en verdad, se hicieron creyentes en el evangelio del reino y fueron bautizados posteriormente por Abner y sus asociados, que se quedaron atrás para fomentar los intereses del reino en Jerusalén y sus alrededores.
147:6.1 (1653.5) La última semana de abril, Jesús y los doce salieron de su cuartel general de Betania cerca de Jerusalén, y emprendieron su viaje de regreso a Cafarnaúm por el camino de Jericó y el Jordán.
147:6.2 (1654.1) Los sacerdotes principales y los jefes religiosos de los judíos tuvieron muchas reuniones secretas con el fin de decidir qué iban a hacer con Jesús. Todos estaban de acuerdo en que había que hacer algo para poner fin a su enseñanza, pero no se ponían de acuerdo en el método a emplear. Habían tenido la esperanza de que las autoridades civiles dispondrían de él como Herodes había puesto fin a la carrera de Juan, pero descubrieron que Jesús llevaba su actividad de tal manera que los funcionarios romanos no estaban muy alarmados por sus predicaciones. En consecuencia, en una reunión celebrada el día antes de la partida de Jesús para Cafarnaúm, decidieron que tenía que ser capturado bajo la acusación de un delito religioso, y ser juzgado por el sanedrín. Por esta razón, nombraron una comisión de seis espías secretos para que siguieran a Jesús y observaran sus palabras y sus actos; cuando hubieran acumulado suficientes pruebas de infracciones a la ley y de blasfemias, tenían que regresar con su informe a Jerusalén. Estos seis judíos alcanzaron en Jericó al grupo apostólico, que constaba de unos treinta miembros, y con el pretexto de que deseaban convertirse en discípulos, se unieron a la familia de seguidores de Jesús, permaneciendo con el grupo hasta el comienzo de la segunda gira de predicación en Galilea. En ese momento, tres de ellos volvieron a Jerusalén para presentar su informe a los principales sacerdotes y al sanedrín.
147:6.3 (1654.2) Pedro predicó a la multitud reunida en el vado del Jordán, y a la mañana siguiente se dirigieron río arriba hacia Amatus. Querían continuar directamente hasta Cafarnaúm, pero se había congregado tanta gente que se quedaron tres días, predicando, enseñando y bautizando. No se marcharon para casa hasta el sábado por la mañana temprano, primer día de mayo. Los espías de Jerusalén estaban seguros de que ahora podrían obtener la primera acusación contra Jesús — la de violar el sábado — puesto que se había atrevido a emprender su viaje el día del sábado. Pero iban a sufrir una desilusión porque, justo antes de partir, Jesús llamó a Andrés y le dio instrucciones, delante de todos ellos, para que sólo avanzaran unos mil metros, la distancia legal que los judíos podían recorrer el día del sábado.
147:6.4 (1654.3) Pero los espías no tuvieron que esperar mucho para tener la oportunidad de acusar a Jesús y a sus compañeros de violar el sábado. Al pasar el grupo por un camino estrecho, a ambos lados y al alcance de la mano se encontraba el trigo ondulante, que en esa época estaba madurando; como algunos de los apóstoles tenían hambre, arrancaron el grano maduro y se lo comieron. Entre los viajeros existía la costumbre de servirse grano mientras pasaban por la carretera, y por esta razón no se atribuía ninguna idea de maldad a esta conducta. Pero los espías cogieron esto como pretexto para atacar a Jesús. Cuando vieron a Andrés restregando el grano en su mano, se acercaron y le dijeron: «¿No sabes que es ilegal arrancar y restregar el grano el día del sábado?» Andrés respondió: «Pero tenemos hambre y sólo restregamos la cantidad suficiente para nuestras necesidades; ¿desde cuándo es un pecado comer grano el día del sábado?» Pero los fariseos replicaron: «No haces mal en comerlo, pero violas la ley al arrancar y restregar el grano entre tus manos; tu Maestro seguramente no aprobaría esa conducta.» Entonces, Andrés dijo: «Si no es malo comerse el grano, seguramente restregarlo entre nuestras manos no es mucho más trabajo que masticarlo, cosa que permitís; ¿por qué hacéis un problema por estas nimiedades?» Cuando Andrés insinuó que eran unos sofistas, se indignaron y se precipitaron hacia Jesús, que caminaba detrás charlando con Mateo, y protestaron diciendo: «Mira, Maestro, tus apóstoles hacen lo que es ilegal el día del sábado; arrancan, restriegan y se comen el grano. Estamos seguros de que les vas a ordenar que dejen de hacerlo.» Jesús dijo entonces a los acusadores: «En verdad sois celosos de la ley, y hacéis bien en recordar el sábado para santificarlo. Pero ¿no habéis leído nunca en las Escrituras que un día que David tenía hambre entró en la casa de Dios con sus compañeros, y se comieron el pan de la proposición, que nadie estaba autorizado a comer excepto los sacerdotes? Y David también dio de este pan a los que estaban con él. ¿Y no habéis leído en nuestra ley que es legal hacer muchas cosas necesarias el sábado? ¿Y no voy a veros comer, antes de que termine el día, lo que habéis traído para vuestras necesidades de hoy? Amigos míos, hacéis bien en defender el sábado, pero haríais mejor en proteger la salud y el bienestar de vuestros semejantes. Afirmo que el sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. Y si estáis aquí con nosotros para vigilar mis palabras, entonces proclamaré abiertamente que el Hijo del Hombre es dueño incluso del sábado.»
147:6.5 (1655.1) Los fariseos se quedaron asombrados y confundidos ante sus palabras de discernimiento y de sabiduría. Durante el resto del día se mantuvieron apartados y no se atrevieron a hacer más preguntas.
147:6.6 (1655.2) El antagonismo de Jesús hacia las tradiciones judías y los ceremoniales serviles era siempre positivo. Consistía en lo que él hacía y afirmaba. El Maestro pasaba poco tiempo haciendo denuncias negativas. Enseñaba que los que conocen a Dios pueden gozar de la libertad de vivir sin engañarse a sí mismos con los desenfrenos del pecado. Jesús dijo a sus apóstoles: «Amigos, si estáis iluminados por la verdad y si sabéis realmente lo que hacéis, sois bienaventurados; pero si no conocéis el camino divino, sois desgraciados y ya quebrantáis la ley.»
147:7.1 (1655.3) El lunes 3 de mayo, alrededor del mediodía, Jesús y los doce llegaron en barco a Betsaida, procedentes de Tariquea. Viajaron en barco para eludir a los que los acompañaban. Pero al día siguiente, todos ellos, incluyendo a los espías oficiales de Jerusalén, habían encontrado de nuevo a Jesús.
147:7.2 (1655.4) El martes por la tarde, Jesús estaba dirigiendo una de sus clases habituales de preguntas y respuestas, cuando el jefe de los seis espías le dijo: «Hoy estaba hablando con uno de los discípulos de Juan, que está aquí asistiendo a tu enseñanza, y no acertábamos a comprender por qué nunca ordenas a tus discípulos que ayunen y recen, como nosotros los fariseos ayunamos, y como Juan lo mandó a sus discípulos.» Refiriéndose a una declaración de Juan, Jesús respondió a este interrogador: «¿Acaso ayunan los pajes de honor cuando el novio está con ellos? Mientras el novio permanece con ellos, difícilmente pueden ayunar. Pero se acerca la hora en que el novio será apartado de allí, y entonces los pajes de honor ayunarán y orarán indudablemente. La oración es algo natural para los hijos de la luz, pero el ayuno no forma parte del evangelio del reino de los cielos. Recordad que un sastre sabio no cose un trozo de tela nueva y sin encoger en un vestido viejo, por temor a que cuando se moje, encoja, y produzca un desgarrón aún mayor. Los hombres tampoco ponen el vino nuevo en odres viejos, para que el vino nuevo no reviente los odres y se pierdan tanto el vino como los odres. El hombre sabio pone el vino nuevo en odres nuevos. Por eso mis discípulos muestran sabiduría al no incorporar demasiadas cosas del viejo orden en la nueva enseñanza del evangelio del reino. Vosotros, que habéis perdido a vuestro instructor, podéis estar justificados si ayunáis durante un tiempo. El ayuno puede ser una parte apropiada de la ley de Moisés, pero en el reino venidero, los hijos de Dios estarán liberados del miedo y experimentarán la alegría en el espíritu divino.» Cuando escucharon estas palabras, los discípulos de Juan se sintieron confortados mientras que los fariseos, por su parte, se quedaron aún más confundidos.
147:7.3 (1656.1) El Maestro procedió entonces a prevenir a sus oyentes contra el mantenimiento de la idea de que todas las antiguas enseñanzas tenían que ser totalmente reemplazadas por las nuevas doctrinas. Jesús dijo: «Lo que es antiguo, pero también verdadero, debe permanecer. De la misma manera, lo que es nuevo, pero falso, debe ser rechazado. Tened la fe y el valor de aceptar lo que es nuevo y también verdadero. Recordad que está escrito: ‘No abandonéis a un viejo amigo, porque el nuevo no es comparable con él. Un amigo nuevo es como el vino nuevo; si se vuelve viejo, lo beberéis con alegría.`»
147:8.1 (1656.2) Aquella noche, mucho después de que los oyentes habituales se hubieran retirado, Jesús continuó enseñando a sus apóstoles. Empezó esta lección especial citando al profeta Isaías:
147:8.2 (1656.3) «‘¿Por qué habéis ayunado? ¿Por qué razón afligís vuestras almas mientras que continuáis encontrando placer en la opresión y deleitándoos con la injusticia? He aquí que ayunáis por amor a la contienda y a la disputa, y para golpear con el puño de la maldad. Pero ayunando de esta manera no haréis oír vuestras voces en el cielo.
147:8.3 (1656.4) «‘¿Es éste el ayuno que he elegido — un día para que el hombre aflija su alma? ¿Es para que incline la cabeza como un junco, para que se arrastre vestido de penitente? ¿Os atreveréis a decir que esto es un ayuno y un día aceptable a los ojos del Señor? ¿No es éste el ayuno que yo escogería: desatar las cadenas de la maldad, deshacer los nudos de las cargas pesadas, dejar libres a los oprimidos y romper todos los yugos? ¿No es compartir mi pan con el hambriento y traer a mi casa a los pobres sin hogar? Y cuando vea a los que están desnudos, los vestiré.
147:8.4 (1656.5) «‘Entonces vuestra luz brotará como la mañana y vuestra salud crecerá con rapidez. Vuestra rectitud os precederá, mientras que la gloria del Señor será vuestra retaguardia. Entonces invocaréis al Señor y él os responderá; gritaréis con fuerza y él dirá: Aquí estoy. Hará todo esto si dejáis de oprimir, de condenar y de mostrar vanidad. El Padre desea más bien que extendáis vuestro corazón a los hambrientos y que ayudéis a las almas afligidas; entonces vuestra luz brillará en las tinieblas, e incluso vuestra obscuridad será como el mediodía. Entonces el Señor os guiará contínuamente, satisfaciendo vuestra alma y renovando vuestra fortaleza. Os volveréis como un jardín regado, como un manantial cuyas aguas no se agotan. Los que hacen estas cosas restablecerán las glorias perdidas; levantarán los cimientos de muchas generaciones; serán llamados los reconstructores de los muros rotos, los restauradores de los caminos seguros por los que se puede transitar`».
147:8.5 (1656.6) Luego, hasta muy entrada la noche, Jesús expuso a sus apóstoles la verdad de que era su fe la que les daba seguridad en el reino del presente y del futuro, y no la aflicción de su alma ni el ayuno del cuerpo. Exhortó a los apóstoles a que vivieran al menos a la altura de las ideas del profeta de antaño, y expresó la esperanza de que progresarían mucho, incluso más allá de los ideales de Isaías y de los antiguos profetas. Las últimas palabras que pronunció aquella noche fueron: «Creced en la gracia por medio de esa fe viviente que capta el hecho de que sois hijos de Dios, y al mismo tiempo reconoce a cada hombre como un hermano.»
147:8.6 (1656.7) Eran más de las dos de la madrugada cuando Jesús dejó de hablar, y cada cual se retiró a descansar.
El libro de Urantia
Documento 148
148:0.1 (1657.1) DESDE el 3 de mayo hasta el 3 de octubre del año 28, Jesús y el cuerpo apostólico estuvieron residiendo en la casa de Zebedeo en Betsaida. Durante todo este período de cinco meses de la estación seca, un enorme campamento se mantuvo al lado del mar, cerca de la residencia de Zebedeo, la cual había sido considerablemente ampliada para alojar a la familia creciente de Jesús. Este campamento junto a la playa, que contaba entre quinientas y mil quinientas personas, estuvo ocupado por una población en constante cambio de buscadores de la verdad, de candidatos a la curación y de adictos a la curiosidad. Esta ciudad cubierta de tiendas estaba bajo la supervisión general de David Zebedeo, asistido por los gemelos Alfeo. El campamento era un modelo de orden y de higiene, así como de administración general. Los enfermos de diversos tipos estaban separados y bajo la supervisión de un médico creyente, un sirio llamado Elman.
148:0.2 (1657.2) Durante todo este período, los apóstoles iban a pescar al menos un día por semana, y vendían sus capturas a David para su consumo en el campamento al lado del mar. Los fondos que se obtenían así eran entregados al tesorero del grupo. Los doce tenían permiso para pasar una semana cada mes con sus familiares o amigos.
148:0.3 (1657.3) Aunque Andrés continuaba con la responsabilidad general de las actividades apostólicas, Pedro tenía enteramente a su cargo la escuela de los evangelistas. Cada mañana, todos los apóstoles contribuían a enseñar a los grupos de evangelistas, y por la tarde, tanto los instructores como los alumnos enseñaban a la gente. Después de la cena, cinco noches por semana, los apóstoles dirigían unas clases de preguntas y respuestas en beneficio de los evangelistas. Una vez por semana, Jesús presidía estas clases y contestaba las preguntas que habían quedado pendientes en las sesiones anteriores.
148:0.4 (1657.4) En cinco meses, varios miles de personas pasaron por este campamento. Se veía con frecuencia a personas interesadas procedentes de todos los rincones del Imperio Romano y de los países situados al este del Éufrates. Éste fue el período estable y bien organizado más prolongado de la enseñanza del Maestro. La familia directa de Jesús pasó la mayor parte de este tiempo en Nazaret o en Caná.
148:0.5 (1657.5) El campamento no estaba dirigido como una colectividad de intereses comunes, a la manera de la familia apostólica. David Zebedeo gobernó esta gran ciudad de tiendas de tal manera que se convirtió en una empresa capaz de autoabastecerse, aunque nunca se rechazó a nadie. Este campamento en constante cambio fue un aspecto indispensable de la escuela de instrucción evangélica de Pedro.
148:1.1 (1657.6) Pedro, Santiago y Andrés formaban el comité nombrado por Jesús para evaluar a los aspirantes que deseaban ingresar en la escuela de evangelistas. Todas las razas y nacionalidades del mundo romano y de oriente, hasta la India incluida, estaban representadas entre los estudiantes de esta nueva escuela de profetas. El método de esta escuela consistía en aprender y en practicar. Aquello que los estudiantes aprendían por la mañana, lo enseñaban a la asamblea por la tarde al lado del mar. Después de la cena, discutían libremente tanto de lo aprendido por la mañana como de lo que habían enseñado por la tarde.
148:1.2 (1658.1) Cada instructor apostólico enseñaba su propio punto de vista sobre el evangelio del reino. No se esforzaban por enseñar exactamente de la misma manera; no existía ninguna formulación uniforme o dogmática de las doctrinas teológicas. Aunque todos enseñaban la misma verdad, cada apóstol presentaba su propia interpretación personal de las enseñanzas del Maestro. Jesús apoyaba esta presentación de la diversidad de experiencias personales en las cosas del reino; durante la sesión semanal de preguntas, armonizaba y coordinaba infaliblemente estos numerosos puntos de vista divergentes del evangelio. A pesar de este alto grado de libertad personal en materia de enseñanza, Simón Pedro tendía a dominar la teología de la escuela evangelista. Después de Pedro, Santiago Zebedeo era quien ejercía la mayor influencia personal.
148:1.3 (1658.2) Los más de cien evangelistas instruídos durante estos cinco meses al lado del mar representaron el material del que se obtuvieron más tarde (a excepción de Abner y de los apóstoles de Juan) los setenta instructores y predicadores del evangelio. La escuela de evangelistas no lo poseía todo en común al mismo nivel que los doce.
148:1.4 (1658.3) Estos evangelistas enseñaron y predicaron el evangelio, pero no bautizaron a los creyentes hasta que posteriormente Jesús los ordenó y les dio la misión de ser los setenta mensajeros del reino. Del gran número de personas que habían sido curadas en este lugar durante el incidente a la puesta del Sol, únicamente siete llegaron a contarse entre estos estudiantes evangelistas. El hijo del noble de Cafarnaúm fue uno de los que fueron preparados para el servicio evangélico en la escuela de Pedro.
148:2.1 (1658.4) En conexión con el campamento al lado del mar, Elman, el médico sirio, con la ayuda de un grupo de veinticinco mujeres jóvenes y doce hombres, organizó y dirigió durante cuatro meses lo que se puede considerar como el primer hospital del reino. En esta enfermería, situada a corta distancia al sur de la principal ciudad de tiendas, trataron a los enfermos según todos los métodos materiales conocidos, así como también por medio de las prácticas espirituales de la oración y el estímulo de la fe. Jesús visitaba a los enfermos de este campamento al menos tres veces por semana, y se ponía en contacto personal con cada uno de ellos. Según lo que sabemos, no se produjo ningún pretendido milagro de curación sobrenatural entre las mil personas afligidas y doloridas que salieron mejoradas o curadas de esta enfermería. Sin embargo, la gran mayoría de estas personas beneficiadas no dejó de proclamar que Jesús las había curado.
148:2.2 (1658.5) Muchas de las curas efectuadas por Jesús en conexión con su ministerio a favor de los pacientes de Elman se parecían en verdad a obras milagrosas, pero se nos ha indicado que se trataba únicamente de esas transformaciones de mente y de espíritu que a veces se producen en la experiencia de las personas expectantes y dominadas por la fe, cuando se encuentran bajo la influencia inmediata e inspiradora de una personalidad fuerte, positiva y benéfica, cuyo ministerio destierra el temor y destruye la ansiedad.
148:2.3 (1658.6) Elman y sus asociados se esforzaron por enseñar la verdad, a estos enfermos, sobre la «posesión por los malos espíritus», pero tuvieron poco éxito. La creencia de que la enfermedad física y los desórdenes mentales podían ser causados por la presencia de un espíritu, llamado impuro, en la mente o en el cuerpo de la persona afligida, era casi universal.
148:2.4 (1659.1) En todos sus contactos con los enfermos y los afligidos, cuando se trataba de la técnica de tratamiento o de revelar las causas desconocidas de una enfermedad, Jesús no pasaba por alto las instrucciones que le había dado Emmanuel, su hermano paradisíaco, antes de embarcarse en la aventura de la encarnación en Urantia. A pesar de esto, los que cuidaban a los enfermos aprendieron muchas lecciones útiles observando la manera en que Jesús inspiraba la fe y la confianza a los enfermos y a los que sufrían.
148:2.5 (1659.2) El campamento se dispersó un poco antes de que se acercara la estación en que aumentaban los enfriamientos y las fiebres.
148:3.1 (1659.3) Durante todo este período, Jesús dirigió menos de una docena de ceremonias públicas en el campamento y habló una sola vez en la sinagoga de Cafarnaúm, el segundo sábado antes de partir con los evangelistas recién instruídos para la segunda gira de predicación pública en Galilea.
148:3.2 (1659.4) Desde su bautismo, el Maestro no había estado tanto tiempo solo como durante este período de instrucción de los evangelistas en el campamento de Betsaida. Cada vez que uno de los apóstoles se atrevía a preguntarle por qué los dejaba con tanta frecuencia, Jesús contestaba invariablemente que estaba ocupado «en los asuntos del Padre.»
148:3.3 (1659.5) Durante estos períodos de ausencia, Jesús sólo iba acompañado de dos apóstoles. Había liberado temporalmente a Pedro, Santiago y Juan de sus obligaciones como asistentes personales, para que también pudieran participar en la tarea de instruir a los nuevos candidatos evangelistas, cuyo número superaba el centenar. Cuando el Maestro deseaba ir a las colinas para ocuparse de los asuntos del Padre, llamaba a dos apóstoles cualquiera que se encontraran libres para que lo acompañaran. De esta manera, cada uno de los doce tuvo la oportunidad de disfrutar de una asociación estrecha y de un contacto íntimo con Jesús.
148:3.4 (1659.6) Aunque no ha sido revelado para los efectos de esta narración, hemos llegado a la conclusión de que durante muchos de estos períodos solitarios en las colinas, el Maestro estaba en asociación directa y ejecutiva con un gran número de los principales administradores de los asuntos de su universo. Desde la época de su bautismo, este Soberano encarnado de nuestro universo había tomado conscientemente una parte cada vez más activa en la dirección de ciertas fases de la administración universal. Siempre hemos mantenido la opinión de que durante estas semanas de menor participación en los asuntos terrestres, y de una manera no revelada a sus compañeros inmediatos, estaba ocupado en dirigir a las altas inteligencias espirituales encargadas del funcionamiento de un vasto universo, y el Jesús humano eligió llamar a estas actividades suyas «ocuparse de los asuntos de su Padre.»
148:3.5 (1659.7) Cuando Jesús estaba solo durante horas, pero dos de sus apóstoles se encontraban cerca, muchas veces observaron que sus rasgos experimentaban unos cambios rápidos y múltiples, aunque no le escucharon articular palabra. Tampoco observaron ninguna manifestación visible de seres celestiales que pudieran haber estado en comunicación con su Maestro, como los que vieron algunos apóstoles en una ocasión posterior.
148:4.1 (1659.8) En un rincón aislado y protegido del jardín de Zebedeo, Jesús tenía la costumbre de mantener conversaciones particulares, dos noches por semana, con las personas que deseaban hablar con él. En una de estas conversaciones vespertinas en privado, Tomás le hizo al Maestro la siguiente pregunta: «¿Por qué es necesario que los hombres nazcan del espíritu para entrar en el reino? ¿Es necesario el renacimiento para evitar el control del maligno? Maestro, ¿qué es el mal?» Después de escuchar estas preguntas, Jesús le dijo a Tomás:
148:4.2 (1660.1) «No cometas el error de confundir el mal con el maligno, llamado con más exactitud el inicuo. Aquel que llamas el maligno es el hijo del amor de sí mismo, el alto administrador que se rebeló deliberadamente contra el gobierno de mi Padre y de sus Hijos leales. Pero ya he vencido a estos rebeldes pecaminosos. Clarifica en tu mente estas actitudes diferentes hacia el Padre y su universo. No olvides nunca estas leyes que regulan las relaciones con la voluntad del Padre:
148:4.3 (1660.2) «El mal es la transgresión inconsciente o involuntaria de la ley divina, de la voluntad del Padre. El mal es igualmente la medida de la imperfección con que se obedece a la voluntad del Padre.
148:4.4 (1660.3) «El pecado es la transgresión consciente, conocida y deliberada de la ley divina, de la voluntad del Padre. El pecado es la medida de la aversión a dejarse conducir divinamente y dirigir espiritualmente.
148:4.5 (1660.4) «La iniquidad es la transgresión premeditada, determinada y persistente de la ley divina, de la voluntad del Padre. La iniquidad es la medida del rechazo continuo del plan amoroso del Padre para la supervivencia de la personalidad, y del ministerio misericordioso de salvación de los Hijos.
148:4.6 (1660.5) «Antes de renacer del espíritu, el hombre mortal está sujeto a las malas tendencias inherentes a su naturaleza, pero estas imperfecciones naturales de conducta no son ni el pecado ni la iniquidad. El hombre mortal acaba de empezar su larga ascensión hacia la perfección del Padre que está en el Paraíso. Ser imperfecto o parcial por dotación natural no es un pecado. Es verdad que el hombre está sometido al mal, pero no es en ningún sentido el hijo del maligno, a menos que haya escogido a sabiendas y deliberadamente los caminos del pecado y una vida de iniquidad. El mal es inherente al orden natural de este mundo, pero el pecado es una actitud de rebelión consciente que fue traída a este mundo por aquellos que cayeron desde la luz espiritual hasta las densas tinieblas.
148:4.7 (1660.6) «Tomás, estás confundido por las doctrinas de los griegos y los errores de los persas. No comprendes las relaciones entre el mal y el pecado porque consideras que la humanidad empezó en la Tierra con un Adán perfecto, y fue degenerando rápidamente, a través del pecado, hasta el deplorable estado actual del hombre. Pero, ¿por qué te niegas a comprender el significado del relato que revela cómo Caín, el hijo de Adán, fue a la tierra de Nod y allí consiguió una esposa? ¿Por qué te niegas a interpretar el significado del relato que describe cómo los hijos de Dios encontraron esposas entre las hijas de los hombres?
148:4.8 (1660.7) «Es verdad que los hombres son malos por naturaleza, pero no necesariamente pecadores. El nuevo nacimiento — el bautismo del espíritu — es esencial para liberarse del mal y necesario para entrar en el reino de los cielos, pero nada de esto disminuye el hecho de que el hombre es un hijo de Dios. Esta presencia inherente del mal potencial tampoco significa que el hombre esté separado, de alguna manera misteriosa, del Padre que está en los cielos, de tal forma que, como si fuera un extraño, un extranjero o un hijastro, tiene que intentar de alguna manera que el Padre lo adopte legalmente. Todas estas ideas han nacido, en primer lugar, de vuestra mala comprensión del Padre, y en segundo lugar, de vuestra ignorancia sobre el origen, la naturaleza y el destino del hombre.
148:4.9 (1660.8) «Los griegos y otros os han enseñado que el hombre va descendiendo continuamente desde la perfección divina hacia el olvido o la destrucción; yo he venido para mostrar que el hombre, gracias a su entrada en el reino, asciende de manera cierta y segura hacia Dios y la perfección divina. Cualquier ser que, de alguna manera, no alcanza los ideales divinos y espirituales de la voluntad del Padre eterno, es potencialmente malo, pero ese ser no es en ningún sentido un pecador, y mucho menos inicuo.
148:4.10 (1661.1) «Tomás, ¿no has leído acerca de esto en las Escrituras, donde está escrito: ‘Vosotros sois los hijos del Señor vuestro Dios.` ‘Yo seré su Padre y él será mi hijo.` ‘Lo he escogido para que sea mi hijo — yo seré su Padre.` ‘Trae a mis hijos desde lejos y a mis hijas desde los confines de la Tierra, e incluso a todos los que son llamados por mi nombre, porque los he creado para gloria mía.` ‘Sois los hijos del Dios viviente.` ‘Los que tienen el espíritu de Dios son en verdad los hijos de Dios`? De la misma manera que el hijo terrestre posee un fragmento material de su padre humano, existe un fragmento espiritual del Padre celestial en cada hijo del reino por la fe.»
148:4.11 (1661.2) Jesús dijo todo esto y mucho más a Tomás, y el apóstol comprendió una gran parte de ello; sin embargo, Jesús le recomendó: «no hables con los demás sobre estas cuestiones hasta después de que yo haya regresado al Padre.» Y Tomás no mencionó esta entrevista hasta después de que el Maestro hubo partido de este mundo.
148:5.1 (1661.3) En otra de estas entrevistas privadas en el jardín, Natanael le preguntó a Jesús: «Maestro, aunque empiezo a comprender por qué rehúsas practicar la curación de manera indiscriminada, aún no logro comprender por qué el Padre amoroso que está en los cielos permite que tantos hijos suyos de la Tierra sufran tantas aflicciones.» El Maestro respondió a Natanael, diciendo:
148:5.2 (1661.4) «Natanael, tú y otras muchas personas estáis así de perplejos porque no comprendéis que el orden natural de este mundo ha sido alterado muchas veces a causa de las aventuras pecaminosas de ciertos traidores rebeldes a la voluntad del Padre. Yo he venido para empezar a poner orden en estas cosas. Pero se necesitarán muchos siglos para devolver esta parte del universo a su antigua conducta, y liberar así a los hijos de los hombres de las cargas adicionales del pecado y de la rebelión. La sola presencia del mal es una prueba suficiente para la ascensión del hombre — el pecado no es esencial para la supervivencia.
148:5.3 (1661.5) «Pero hijo mío, deberías saber que el Padre no aflige deliberadamente a sus hijos. El hombre atrae sobre sí mismo aflicciones innecesarias como resultado de su negativa persistente a caminar en los senderos mejores de la voluntad divina. La aflicción está en potencia en el mal, pero una gran parte de ella ha sido producida por el pecado y la iniquidad. En este mundo han tenido lugar muchos acontecimientos insólitos, y no es de extrañar que todos los hombres que reflexionan se queden perplejos ante las escenas de sufrimiento y de aflicción que contemplan. Pero puedes estar seguro de una cosa: el Padre no envía la aflicción como un castigo arbitrario por haber obrado mal. Las imperfecciones y los obstáculos del mal son inherentes; los castigos del pecado son inevitables; las consecuencias destructivas de la iniquidad son inexorables. El hombre no debería acusar a Dios por las calamidades que son el resultado natural de la vida que ha escogido vivir; el hombre tampoco debería quejarse de las experiencias que forman parte de la vida, tal como ésta se vive en este mundo. Es voluntad del Padre que el hombre mortal trabaje con perseverancia y firmeza para mejorar su condición en la Tierra. La aplicación inteligente debería capacitar al hombre para superar una gran parte de su miseria terrestre.
148:5.4 (1662.1) «Natanael, nuestra misión consiste en ayudar a los hombres a resolver sus problemas espirituales y, de esta manera, vivificar su mente de tal forma que se encuentren mejor preparados e inspirados para intentar resolver sus múltiples problemas materiales. Sé que estás confundido después de haber leído las Escrituras. La tendencia de atribuir a Dios la responsabilidad de todo lo que el hombre ignorante no logra comprender ha prevalecido demasiado a menudo. El Padre no es personalmente responsable de todo lo que no podáis comprender. No dudes del amor del Padre simplemente porque te aflija alguna ley justa y sabia decretada por él, porque has transgredido inocente o deliberadamente ese mandato divino.
148:5.5 (1662.2) «Pero Natanael, hay muchas cosas en las Escrituras que podrían haberte instruido si las hubieras leído con discernimiento. ¿No recuerdas que está escrito: ‘Hijo mío, no desprecies el castigo del Señor, ni te canses de su reprimenda, porque el Señor corrige al que ama, como un padre corrige al hijo en quien tiene su complacencia.` ‘El Señor no aflige de buena gana.` ‘Antes de estar afligido me había desviado, pero ahora cumplo la ley. La aflicción ha sido buena para mí, pues me ha permitido aprender los estatutos divinos.` ‘Conozco vuestros pesares. El Dios eterno es vuestro refugio, y por debajo se encuentran los brazos eternos.` ‘El Señor es también un refugio para los oprimidos, un puerto de descanso en los momentos de confusión.` ‘El Señor lo fortalecerá en el lecho de la aflicción; el Señor no olvidará a los enfermos.` ‘De la misma manera que un padre muestra compasión por sus hijos, el Señor se compadece de aquellos que le temen. Él conoce vuestro cuerpo; se acuerda de que sois polvo.` ‘Cura a los abatidos y venda sus heridas.` ‘Él es la esperanza del pobre, la fuerza del indigente en su desdicha, un refugio contra la tempestad y una sombra contra el calor sofocante.` ‘Da poder al extenuado y acrecienta las fuerzas de los que no tienen ninguna potencia.` ‘No quebrará la caña cascada, y no apagará el lino humeante.` ‘Cuando atraveséis las aguas de la aflicción, yo estaré con vosotros, y cuando los ríos de la adversidad os inunden, no os abandonaré.` ‘Él me ha enviado para vendar los corazones rotos, para proclamar la libertad a los cautivos y para consolar a todos los enlutados.` ‘El sufrimiento contiene la enmienda; la aflicción no nace del polvo?`»
148:6.1 (1662.3) Aquella misma tarde, en Betsaida, Juan también le preguntó a Jesús por qué tanta gente aparentemente inocente sufría tantas enfermedades y experimentaba tantas aflicciones. Al responder a las preguntas de Juan, entre otras muchas cosas, el Maestro dijo:
148:6.2 (1662.4) «Hijo mío, no comprendes el significado de la adversidad ni la misión del sufrimiento. ¿No has leído esa obra maestra de la literatura semita — la historia que está en las Escrituras sobre las aflicciones de Job? ¿No recuerdas que esta maravillosa parábola empieza con la narración de la prosperidad material del servidor del Señor? Recuerdas bien que Job gozaba de la bendición de tener hijos, riqueza, dignidad, posición, salud y todas las demás cosas que los hombres valoran en esta vida temporal. Según las enseñanzas tradicionalmente aceptadas por los hijos de Abraham, esta prosperidad material era una prueba más que suficiente del favor divino. Sin embargo, las posesiones materiales y la prosperidad temporal no indican el favor de Dios. Mi Padre que está en los cielos ama a los pobres tanto como a los ricos; él no hace acepción de personas.
148:6.3 (1663.1) «Aunque a la transgresión de la ley divina le sigue, tarde o temprano, la cosecha del castigo, y aunque los hombres terminan sin duda por recoger aquello que han sembrado, sin embargo deberías saber que el sufrimiento humano no siempre es un castigo por un pecado anterior. Tanto Job como sus amigos no lograron encontrar la verdadera respuesta a sus perplejidades. Con los conocimientos que disfrutas en la actualidad, difícilmente atribuirías a Satanás o a Dios los papeles que interpretan en esta parábola singular. Job no encontró, por medio del sufrimiento, la explicación de sus problemas intelectuales ni la solución de sus dificultades filosóficas, pero sí consiguió grandes victorias. Incluso en presencia misma del derrumbamiento de sus defensas teológicas, se elevó a unas alturas espirituales en las que pudo decir con sinceridad: ‘Me aborrezco a mí mismo`; entonces se le concedió la salvación de una visión deDios. Así pues, incluso a través de un sufrimiento mal comprendido, Job se elevó a un plano sobrehumano de comprensión moral y de perspicacia espiritual. Cuando el servidor que sufre obtiene una visión de Dios, se produce una paz en el alma que sobrepasa toda comprensión humana.
148:6.4 (1663.2) «El primer amigo de Job, Elifaz, exhortó al sufridor a que mostrara en sus aflicciones la misma entereza que había recomendado a otras personas en la época de su prosperidad. Este falso consolador dijo: ‘Confía en tu religión, Job; recuerda que son los perversos los que sufren, no los justos. Debes merecer este castigo, pues de lo contrario no estarías afligido. Sabes bien que ningún hombre puede ser justo a los ojos de Dios. Sabes que los malvados nunca prosperan realmente. De cualquier forma, el hombre parece predestinado a sufrir, y quizás el Señor sólo te castiga por tu propio bien.` No es de extrañar que el pobre Job no se sintiera muy consolado con esta interpretación del problema del sufrimiento humano.
148:6.5 (1663.3) «Pero el consejo de su segundo amigo, Bildad, fue aún más deprimente, a pesar de su acierto desde el punto de vista de la teología aceptada en aquella época. Bildad dijo: ‘Dios no puede ser injusto. Tus hijos han debido ser unos pecadores, puesto que han perecido; debes estar en un error, pues de lo contrario no estarías así de afligido. Si eres realmente justo, Dios te liberará seguramente de tus aflicciones. La historia de las relaciones de Dios con el hombre debería enseñarte que el Todopoderoso sólo destruye a los perversos.`
148:6.6 (1663.4) «A continuación, recuerdas cómo Job respondió a sus amigos, diciendo: ‘Sé bien que Dios no escucha mi llamada de auxilio. ¿Cómo Dios puede ser justo y al mismo tiempo no hacer caso en absoluto de mi inocencia? Estoy aprendiendo que no puedo obtener satisfacción apelando al Todopoderoso. ¿No podéis percibir que Dios tolera la persecución de los buenos por parte de los malos? Y puesto que el hombre es tan débil, ¿qué posibilidades tiene de encontrar consideración entre las manos de un Dios omnipotente? Dios me ha hecho como soy, y cuando se vuelve así contra mí, estoy sin defensa. ¿Por qué Dios me ha creado, simplemente para sufrir de esta manera miserable?`
148:6.7 (1663.5) «¿Quién puede criticar la actitud de Job, en vista de los consejos de sus amigos y de las ideas erróneas sobre Dios que ocupaban su propia mente? ¿No ves que Job deseaba ardientemente un Dios humano, que tenía sed de comunicarse con un Ser divino que conociera la condición mortal del hombre y comprendiera que los justos han de sufrir a menudo, siendo inocentes, como parte de esta primera vida en la larga ascensión hacia el Paraíso? Por eso el Hijo del Hombre ha venido desde el Padre para vivir una vida tal en la carne, que sea capaz de consolar y socorrer a todos aquellos que de aquí en adelante van a ser llamados a soportar las aflicciones de Job.
148:6.8 (1663.6) «El tercer amigo de Job, Zofar, pronunció entonces unas palabras aún menos confortantes cuando dijo: ‘Eres un necio al pretender que eres justo, puesto que estás así de afligido. Pero admito que es imposible comprender los caminos de Dios. Quizás haya un propósito oculto en todos tus sufrimientos.` Después de haber escuchado a sus tres amigos, Job apeló directamente a Dios para que lo ayudara, alegando el hecho de que ‘el hombre, nacido de mujer, vive pocos días y está lleno de problemas.`
148:6.9 (1664.1) «Entonces empezó la segunda sesión con sus amigos. Elifaz se volvió más severo, acusador y sarcástico. Bildad se indignó por el desprecio de Job por sus amigos. Zofar reiteró sus consejos melancólicos. A estas alturas, Job se había disgustado con sus amigos y apeló de nuevo a Dios; ahora apelaba a un Dios justo, contra el Dios de injusticia incorporado en la filosofía de sus amigos e incluido también en su propia actitud religiosa. A continuación, Job buscó refugio en el consuelo de una vida futura, en la que las injusticias de la existencia mortal pudieran ser rectificadas de manera más justa. A falta de recibir la ayuda de los hombres, Job es impulsado hacia Dios. Luego sobreviene en su corazón la gran lucha entre la fe y la duda. Finalmente, el humano afligido empieza a percibir la luz de la vida. Su alma torturada se eleva a nuevas alturas de esperanza y valentía; puede ser que continúe sufriendo e incluso que muera, pero su alma iluminada pronuncia ahora este grito de triunfo, ‘¡Mi Protector vive!`
148:6.10 (1664.2) «Job tenía totalmente razón cuando desafió la doctrina de que Dios aflige a los hijos para castigar a sus padres. Job estaba preparado para admitir que Dios es justo, pero anhelaba una revelación del carácter personal del Eterno que satisfaciera su alma. Y ésa es nuestra misión en la Tierra. A los mortales que sufren ya no se les volverá a negar el consuelo de conocer el amor de Dios y de comprender la misericordia del Padre que está en los cielos. El discurso de Dios pronunciado desde el torbellino era un concepto majestuoso para la época en que fue expresado, pero tú ya has aprendido que el Padre no se revela de esa manera, sino que habla más bien dentro del corazón humano como una vocecita suave, que dice: ‘Éste es el camino; síguelo.` ¿No comprendes que Dios reside dentro de ti, que se ha vuelto como tú eres para poder hacerte como él es?»
148:6.11 (1664.3) Luego, Jesús hizo su declaración final: «El Padre que está en los cielos no aflige voluntariamente a los hijos de los hombres. El hombre sufre, en primer lugar, por los accidentes del tiempo y las imperfecciones de la desdicha de una existencia física desprovista de madurez. En segundo lugar, sufre las consecuencias inexorables del pecado — de la transgresión de las leyes de la vida y de la luz. Y finalmente, el hombre recoge la cosecha de su propia persistencia inicua en la rebelión contra la justa soberanía del cielo sobre la Tierra. Pero las miserias del hombre no son un azote personal del juicio divino. El hombre puede hacer, y hará, muchas cosas para disminuir sus sufrimientos temporales. Pero libérate de una vez por todas de la superstición de que Dios aflige al hombre a instancias del maligno. Estudia el Libro de Job sólo para descubrir cuántas ideas erróneas sobre Dios pueden albergar honradamente incluso unos hombres de bien; y luego observa cómo el mismo Job, dolorosamente afligido, encontró al Dios del consuelo y de la salvación, a pesar de estas enseñanzas erróneas. Al final, su fe traspasó las nubes del sufrimiento para discernir la luz de la vida derramada por el Padre como misericordia curativa y rectitud eterna.»
148:6.12 (1664.4) Juan meditó estas afirmaciones en su corazón durante muchos días. Esta conversación con el Maestro en el jardín provocó un cambio considerable en toda su vida posterior, y más tarde contribuyó mucho a que los otros apóstoles cambiaran su punto de vista en cuanto a la fuente, la naturaleza y la finalidad de las aflicciones humanas comunes. Pero Juan no habló nunca de esta conversación hasta después de la partida del Maestro.
148:7.1 (1664.5) El segundo sábado antes de la partida de los apóstoles y del nuevo cuerpo de evangelistas para la segunda gira de predicación por Galilea, Jesús habló en la sinagoga de Cafarnaúm sobre «Las alegrías de una vida de rectitud». Cuando Jesús terminó de hablar, un amplio grupo de mutilados, lisiados, enfermos y afligidos se agolpó a su alrededor buscando la curación. En este grupo también se encontraban los apóstoles, muchos de los nuevos evangelistas y los espías fariseos de Jerusalén. A cualquier parte que fuera Jesús (excepto cuando iba a las colinas a los asuntos de su Padre) los seis espías de Jerusalén lo seguían con toda seguridad.
148:7.2 (1665.1) Mientras Jesús estaba hablándole a la gente, el jefe de los espías fariseos incitó a un hombre que tenía una mano seca a que se acercara al Maestro y le preguntara si era legal ser curado el día del sábado, o si debía buscar el remedio otro día. Cuando Jesús vio al hombre, escuchó sus palabras y percibió que había sido enviado por los fariseos, dijo: «Acércate, que voy a hacerte una pregunta. Si tuvieras una oveja y se cayera en un hoyo el día del sábado, ¿bajarías para cogerla y sacarla de allí? ¿Es lícito hacer estas cosas el día del sábado?» Y el hombre respondió: «Sí, Maestro, sería lícito hacer esta buena acción el día del sábado.» Entonces, dirigiéndose a todos ellos, Jesús dijo: «Sé por qué habéis enviado a este hombre a mi presencia. Quisierais encontrar en mí un motivo de culpa si pudierais tentarme para que muestre misericordia el día del sábado. Todos aceptáis en silencio que era lícito sacar del hoyo a la desgraciada oveja, aunque sea sábado, y os pongo por testigos de que es lícito mostrar una bondad afectuosa el día del sábado no sólo a los animales, sino también a los hombres. ¡Cuánto más valioso es un hombre que una oveja! Proclamo que es legal hacer el bien a los hombres el día del sábado.» Mientras todos permanecían delante de él en silencio, Jesús se dirigió al hombre de la mano seca y le dijo: «Ponte aquí a mi lado para que todos puedan verte. Y ahora, para que puedas saber que es voluntad de mi Padre que hagáis el bien el día del sábado, si tienes fe para ser curado, te ruego que extiendas la mano.»
148:7.3 (1665.2) Cuando este hombre alargaba su mano seca, ésta quedó curada. La gente estuvo a punto de revolverse contra los fariseos, pero Jesús les pidió que se calmaran, diciendo: «Acabo de deciros que es lícito hacer el bien el sábado, salvar una vida, pero no os he enseñado que hagáis el mal y que cedáis al deseo de matar.» Los fariseos se fueron encolerizados, y a pesar de que era sábado, se dieron mucha prisa en llegar a Tiberiades para pedirle consejo a Herodes; hicieron todo lo que estuvo en su poder por despertar su preocupación, con objeto de asegurarse la alianza de los herodianos en contra de Jesús. Pero Herodes se negó a tomar medidas contra Jesús, aconsejándoles que llevaran sus quejas a Jerusalén.
148:7.4 (1665.3) Éste es el primer caso en el que Jesús realizó un milagro en respuesta al desafío de sus enemigos. El Maestro llevó a cabo este supuesto milagro, no para demostrar su poder curativo, sino para protestar eficazmente contra la transformación del descanso religioso del sábado en una verdadera esclavitud de restricciones sin sentido para toda la humanidad. Este hombre regresó a su trabajo como albañil, demostrando ser una de las personas cuya curación fue seguida por una vida de acción de gracias y de rectitud.
148:8.1 (1665.4) Durante la última semana de la estancia en Betsaida, los espías de Jerusalén tuvieron una actitud muy dividida con respecto a Jesús y sus enseñanzas. Tres de estos fariseos estaban enormemente impresionados por lo que habían visto y oído. Mientras tanto, en Jerusalén, un joven miembro influyente del sanedrín, llamado Abraham, adoptó públicamente las enseñanzas de Jesús y fue bautizado por Abner en el estanque de Siloam. Todo Jerusalén estaba convulsionado por este acontecimiento, y unos mensajeros fueron enviados inmediatamente a Betsaida para hacer volver a los seis espías fariseos.
148:8.2 (1666.1) El filósofo griego que había sido ganado para el reino durante la gira anterior por Galilea, regresó con algunos judíos ricos de Alejandría, y una vez más invitaron a Jesús para que fuera a su ciudad con objeto de establecer una escuela conjunta de filosofía y religión, así como un hospital para los enfermos. Pero Jesús declinó cortésmente la invitación.
148:8.3 (1666.2) Aproximadamente por esta época, un profeta llamado Quirmet, que se ponía en trance, llegó al campamento de Betsaida procedente de Bagdad. Este supuesto profeta tenía unas visiones peculiares cuando estaba en trance y unos sueños fantásticos cuando se perturbaba su sueño. Creó un alboroto considerable en el campamento, y Simón Celotes opinaba que había que tratar más bien con rudeza a este farsante que se engañaba a sí mismo, pero Jesús intervino para dejarle total libertad de acción durante unos días. Todos los que escucharon su predicación reconocieron pronto que, utilizando el criterio del evangelio del reino, su enseñanza no era válida. Quirmet regresó poco después a Bagdad, llevándose consigo solamente a media docena de almas inestables y erráticas. Pero antes de que Jesús intercediera por el profeta de Bagdad, David Zebedeo, con la ayuda de un comité nombrado por sí mismo, había llevado a Quirmet al lago y, después de zambullirlo repetidas veces en el agua, le aconsejaron que se fuera de allí — que organizara y construyera su propio campamento.
148:8.4 (1666.3) Aquel mismo día, una mujer fenicia llamada Bet-Marión se volvió tan fanática que perdió la cabeza, y sus amigos la despidieron después de haberle faltado poco para ahogarse al intentar caminar por el agua.
148:8.5 (1666.4) Abraham el fariseo, el nuevo converso de Jerusalén, donó todos sus bienes terrenales al tesoro apostólico, y esta contribución ayudó mucho a que se pudieran enviar inmediatamente los cien evangelistas recién instruídos. Andrés ya había anunciado el cierre del campamento, y todos se prepararon para irse a sus casas o para acompañar a los evangelistas a Galilea.
148:9.1 (1666.5) El viernes por la tarde, 1 de octubre, Jesús estaba celebrando su última reunión con los apóstoles, los evangelistas y otros líderes del campamento en vías de disolverse; los seis fariseos de Jerusalén estaban sentados en la primera fila de esta asamblea, en la espaciosa habitación agrandada de la parte delantera de la casa de Zebedeo. Entonces se produjo uno de los episodios más extraños y singulares de toda la vida terrestre de Jesús. En aquel momento, el Maestro estaba hablando de pie en esta gran habitación, que había sido construida para acoger estas reuniones durante la estación de las lluvias. La casa estaba totalmente rodeada por una gran muchedumbre que aguzaba el oído para captar algunas palabras del discurso de Jesús.
148:9.2 (1666.6) Mientras la casa estaba abarrotada de gente y totalmente rodeada de oyentes entusiastas, un hombre que llevaba mucho tiempo afligido de parálisis fue traído por sus amigos desde Cafarnaúm en una pequeña litera. Este paralítico había oído que Jesús estaba a punto de marcharse de Betsaida, y después de hablar con Aarón el albañil, que había sido curado tan recientemente, decidió que le llevaran a la presencia de Jesús, donde podría buscar la curación. Sus amigos trataron de entrar en la casa de Zebedeo por la puerta de delante y por la de atrás, pero el gentío era demasiado compacto. Sin embargo, el paralítico se negó a darse por vencido; pidió a sus amigos que consiguieran unas escaleras, con las cuales subieron al tejado de la habitación en la que Jesús estaba hablando, y después de aflojar las tejas, bajaron audazmente al enfermo en su litera con unas cuerdas hasta que el afligido se encontró en el suelo directamente delante del Maestro. Cuando Jesús vio lo que habían hecho, dejó de hablar, mientras que los que estaban con él en la habitación se maravillaron de la perseverancia del enfermo y sus amigos. El paralítico dijo: «Maestro, no quisiera interrumpir tu enseñanza, pero estoy decidido a curarme. No soy como aquellos que recibieron la curación y se olvidaron enseguida de tu enseñanza. Quisiera curarme para poder servir en el reino de los cielos.» A pesar de que la aflicción de este hombre se la había producido su propia vida disipada, al ver su fe, Jesús le dijo al paralítico: «Hijo, no temas; tus pecados están perdonados. Tu fe te salvará.»
148:9.3 (1667.1) Cuando los fariseos de Jerusalén, junto con otros escribas y juristas que estaban sentados con ellos, escucharon esta declaración de Jesús, empezaron a decirse entre ellos: «¿Cómo se atreve este hombre a hablar así? ¿No comprende que esas palabras son una blasfemia? ¿Quién puede perdonar los pecados si no Dios?» Al percibir en su espíritu que razonaban de esta manera en su propia mente y entre ellos, Jesús les dirigió la palabra, diciendo: «¿Por qué razonáis así en vuestro corazón? ¿Quiénes sois vosotros para juzgarme? ¿Qué diferencia hay entre decirle a este paralítico: tus pecados están perdonados, o decirle: levántate, coge tu litera y anda? Pero para que vosotros, que presenciáis todo esto, podáis saber definitivamente que el Hijo del Hombre tiene autoridad y poder en la Tierra para perdonar los pecados, le diré a este hombre afligido: Levántate, recoge tu litera y vete a tu propia casa.» Cuando Jesús hubo hablado así, el paralítico se levantó, los que estaban presentes le abrieron paso, y salió delante de todos ellos. Aquellos que vieron estas cosas se quedaron asombrados. Pedro disolvió la asamblea, mientras que muchos oraban y glorificaban a Dios, confesando que nunca habían visto antes unos acontecimientos tan extraordinarios.
148:9.4 (1667.2) Los mensajeros del sanedrín llegaron más o menos en aquel momento para ordenar a los seis espías que regresaran a Jerusalén. Cuando escucharon este mensaje, emprendieron un serio debate entre ellos; una vez que terminaron de discutir, el jefe y dos de sus asociados regresaron con los mensajeros a Jerusalén, mientras que los otros tres espías fariseos confesaron su fe en Jesús y se dirigieron inmediatamente al lago, donde fueron bautizados por Pedro y admitidos por los apóstoles en la comunidad como hijos del reino.
El libro de Urantia
Documento 149
149:0.1 (1668.1) LA SEGUNDA gira de predicación pública por Galilea empezó el domingo 3 de octubre del año 28, y continuó durante cerca de tres meses, finalizando el 30 de diciembre. En este esfuerzo participaron Jesús y sus doce apóstoles, asistidos por el grupo recién reclutado de 117 evangelistas y por otras numerosas personas interesadas. Durante esta gira visitaron Gadara, Tolemaida, Jafia, Dabarita, Meguido, Jezreel, Escitópolis, Tariquea, Hipos, Gamala, Betsaida-Julias, y otras muchas ciudades y pueblos.
149:0.2 (1668.2) Antes de partir este domingo por la mañana, Andrés y Pedro pidieron a Jesús que asignara las obligaciones definitivas a los nuevos evangelistas, pero el Maestro rehusó diciendo que no era de su incumbencia hacer unas cosas que otros podían ejecutar de manera aceptable. Después de deliberar convenientemente, se decidió que Santiago Zebedeo asignaría las obligaciones. Cuando Santiago concluyó sus comentarios, Jesús dijo a los evangelistas: «Salid ahora a efectuar el trabajo que se os ha encomendado, y más adelante, cuando hayáis demostrado vuestra competencia y fidelidad, os ordenaré para que prediquéis el evangelio del reino.»
149:0.3 (1668.3) A lo largo de esta gira, sólo Santiago y Juan viajaron con Jesús. Pedro y los demás apóstoles se llevaron cada uno a unos doce evangelistas, y mantuvieron un estrecho contacto con ellos mientras efectuaron su obra de predicación y enseñanza. Tan pronto como los creyentes estaban preparados para entrar en el reino, los apóstoles les administraban el bautismo. Jesús y sus dos compañeros viajaron mucho durante estos tres meses, visitando a menudo dos ciudades en un solo día para observar el trabajo de los evangelistas y para estimularlos en sus esfuerzos por establecer el reino. Toda esta segunda gira de predicación fue principalmente un esfuerzo por proporcionar una experiencia práctica a este cuerpo de 117 evangelistas recién instruidos.
149:0.4 (1668.4) Durante todo este período y posteriormente, hasta el momento en que Jesús y los doce partieron finalmente para Jerusalén, David Zebedeo mantuvo un cuartel general permanente para la obra del reino en la casa de su padre en Betsaida. Éste era el centro de intercambio de información para el trabajo de Jesús en la Tierra, y la estación de relevo para el servicio de mensajeros que David mantenía entre los que trabajaban en las diversas partes de Palestina y regiones adyacentes. Todo esto lo hizo por su propia iniciativa, pero con la aprobación de Andrés. David empleó entre cuarenta y cincuenta mensajeros en este departamento de información para la obra del reino, la cual se ampliaba y extendía rápidamente. Mientras efectuaba este servicio, se ganaba parcialmente la vida dedicando una parte de su tiempo a su antiguo oficio de pescador.
149:1.1 (1668.5) En la época en que se levantó el campamento de Betsaida, la fama de Jesús, en particular como sanador, se había propagado por todas las regiones de Palestina y a través de toda Siria y los países limítrofes. Después de partir de Betsaida, los enfermos siguieron llegando durante semanas, y como no encontraban al Maestro, al enterarse por David dónde estaba, salían en su búsqueda. Durante esta gira, Jesús no realizó deliberadamente ningún supuesto milagro de curación. Sin embargo, docenas de afligidos recuperaron la salud y la felicidad como resultado del poder reconstructor de la intensa fe que los impulsaba a buscar la curación.
149:1.2 (1669.1) Aproximadamente por la época de esta misión empezó a producirse una serie peculiar e inexplicable de fenómenos de curación que continuaron durante el resto de la vida de Jesús en la Tierra. En el transcurso de esta gira de tres meses, más de cien hombres, mujeres y niños de Judea, Idumea, Galilea, Siria, Tiro y Sidón, y del otro lado del Jordán, se beneficiaron de esta curación inconsciente por parte de Jesús y, al regresar a sus casas, contribuyeron a aumentar la fama del Maestro. Y lo hicieron a pesar de que Jesús, cada vez que observaba uno de estos casos de curación espontánea, encargaba directamente al beneficiario que «no se lo contara a nadie.»
149:1.3 (1669.2) Nunca se nos ha revelado qué es lo que sucedía exactamente en estos casos de curación espontánea o inconsciente. El Maestro nunca explicó a sus apóstoles cómo se efectuaban estas curaciones, salvo que en diversas ocasiones se limitó a decir: «Percibo que una energía ha salido de mí.» En una ocasión que fue tocado por un niño enfermo, comentó: «Percibo que la vida ha salido de mí.»
149:1.4 (1669.3) En ausencia de una explicación directa del Maestro sobre la naturaleza de estos casos de curación espontánea, sería una presunción por nuestra parte intentar explicar cómo se efectuaban, pero se nos ha permitido indicar nuestra opinión sobre todos estos fenómenos de curación. Creemos que muchos de estos milagros aparentes de curación, que se produjeron en el transcurso del ministerio terrestre de Jesús, fueron el resultado de la coexistencia de las tres siguientes influencias poderosas, potentes y asociadas:
149:1.5 (1669.4) 1. La presencia de una fe sólida, dominante y viviente en el corazón del ser humano que buscaba con insistencia la curación, junto con el hecho de que deseaba esta curación por sus beneficios espirituales más bien que por un restablecimiento puramente físico.
149:1.6 (1669.5) 2. La existencia, concomitante con esta fe humana, de la gran simpatía y compasión del Hijo Creador de Dios, encarnado y dominado por la misericordia, que poseía realmente en su persona unos poderes y unas prerrogativas creativos de curación casi ilimitados e independientes del tiempo.
149:1.7 (1669.6) 3. Al mismo tiempo que la fe de la criatura y la vida del Creador, también hay que señalar que este Dios-hombre era la expresión personificada de la voluntad del Padre. Si en el contacto entre la necesidad humana y el poder divino capaz de satisfacerla, el Padre no deseaba lo contrario, los dos se convertían en uno solo, y la curación se producía sin que el Jesús humano fuera consciente de ello, pero era inmediatamente reconocida por su naturaleza divina. Así pues, la explicación de muchos de estos casos de curación se encuentra en una gran ley que conocemos desde hace mucho tiempo, a saber: Aquello que el Hijo Creador desea y el Padre eterno lo quiere, EXISTE.
149:1.8 (1669.7) Tenemos pues la opinión de que, ante la presencia personal de Jesús, ciertas formas de profunda fe humana forzaban, literal y realmente, la manifestación de la curación por medio de ciertas fuerzas y personalidades creativas del universo que en ese momento estaban tan íntimamente asociadas con el Hijo del Hombre. Por lo tanto, es un hecho registrado que Jesús permitía con frecuencia que los hombres se curaran a sí mismos, en su presencia, gracias a su poderosa fe personal.
149:1.9 (1670.1) Otras muchas personas buscaban la curación por motivos totalmente egoístas. Una rica viuda de Tiro vino con su séquito buscando la curación de sus numerosas enfermedades; a medida que seguía a Jesús por toda Galilea, continuó ofreciéndole cada vez más dinero, como si el poder de Dios fuera algo que se pudiera vender al mejor postor. Pero ella nunca llegó a interesarse por el evangelio del reino; sólo buscaba la curación de sus dolencias físicas.
149:2.1 (1670.2) Jesús comprendía la mente de los hombres. Conocía el contenido del corazón del hombre, y si sus enseñanzas hubieran sido legadas tal como él las presentó, sin más comentario que la interpretación inspiradora proporcionada por su vida terrestre, todas las naciones y todas las religiones del mundo hubieran abrazado rápidamente el evangelio del reino. Los esfuerzos bien intencionados de los primeros seguidores de Jesús por reformular sus enseñanzas a fin de hacerlas más aceptables para ciertas naciones, razas y religiones, sólo tuvieron como resultado que dichas enseñanzas fueran menos aceptables por todas las demás naciones, razas y religiones.
149:2.2 (1670.3) En sus esfuerzos por atraer la atención favorable de ciertos grupos de su época hacia las enseñanzas de Jesús, el apóstol Pablo escribió muchas cartas de instrucciones y recomendaciones. Otros instructores del evangelio de Jesús hicieron lo mismo, pero ninguno de ellos pensó que algunos de estos escritos serían reunidos posteriormente por aquellos que los presentarían como un compendio de las enseñanzas de Jesús. Así pues, aunque el llamado cristianismo contiene más elementos del evangelio del Maestro que ninguna otra religión, también contiene muchas cosas que Jesús no enseñó. Además de la incorporación, en el cristianismo primitivo, de muchas enseñanzas de los misterios persas y de muchos elementos de la filosofía griega, se cometieron dos grandes errores:
149:2.3 (1670.4) 1. El esfuerzo por conectar directamente la enseñanza del evangelio con la teología judía, tal como lo ilustran las doctrinas cristianas de la expiación — la enseñanza de que Jesús era el Hijo sacrificado que satisfaría la justicia inflexible del Padre y aplacaría la ira divina. Estas enseñanzas tuvieron su origen en el esfuerzo loable por hacer más aceptable el evangelio del reino entre los judíos incrédulos. Aunque estos esfuerzos fracasaron en lo referente a atraer a los judíos, no dejaron de confundir y de apartar a muchas almas sinceras de todas las generaciones posteriores.
149:2.4 (1670.5) 2. La segunda gran equivocación de los primeros seguidores del Maestro, un error que todas las generaciones posteriores han insistido en perpetuar, fue la de organizar tan completamente la doctrina cristiana alrededor de la persona de Jesús. Este énfasis excesivo que se ha dado a la personalidad de Jesús, dentro de la teología del cristianismo, ha contribuido a oscurecer sus enseñanzas. Todo esto ha hecho que los judíos, los mahometanos, los hindúes y otras personas religiosas orientales encuentren cada vez más difícil aceptar las enseñanzas de Jesús. No quisiéramos restar importancia al lugar que ocupa la personalidad de Jesús en una religión que puede llevar su nombre, pero tampoco quisiéramos permitir que esta consideración eclipse su vida inspiradora o sustituya su mensaje salvador: la paternidad de Dios y la fraternidad de los hombres.
149:2.5 (1670.6) Los que enseñan la religión de Jesús deberían acercarse a las otras religiones reconociendo las verdades que tienen en común (muchas de las cuales provienen directa o indirectamente del mensaje de Jesús) absteniéndose al mismo tiempo de recalcar demasiado las diferencias.
149:2.6 (1671.1) En aquel momento concreto, la fama de Jesús se basaba principalmente en su reputación como sanador, pero esto no significa que continuara siendo así. A medida que pasaba el tiempo, se le buscaba cada vez más por su ayuda espiritual. Pero eran las curaciones físicas las que ejercían el atractivo más directo e inmediato sobre la gente común. A Jesús lo buscaban cada vez más las víctimas de la esclavitud moral y del agobio mental, y él les enseñaba invariablemente el camino de la liberación. Los padres buscaban su consejo sobre la manera de dirigir a sus hijos, y las madres le pedían ayuda para guiar a sus hijas. Los que estaban en las tinieblas acudían a él, y él les revelaba la luz de la vida. Siempre prestaba atención a las penas de la humanidad, y siempre ayudaba a los que buscaban su ministerio.
149:2.7 (1671.2) Mientras que el Creador mismo estaba en la Tierra, encarnado en la similitud de la carne mortal, era inevitable que se produjeran algunas cosas extraordinarias. Pero nunca deberíais acercaros a Jesús a través de estos incidentes llamados milagrosos. Aprended a acercaros al milagro a través de Jesús, pero no cometáis el error de acercaros a Jesús a través del milagro. Esta recomendación está justificada, a pesar de que Jesús de Nazaret es el único fundador de una religión que ha realizado actos supermateriales en la Tierra.
149:2.8 (1671.3) El rasgo más sorprendente y más revolucionario de la misión de Miguel en la Tierra fue su actitud hacia las mujeres. En una época y en una generación en las que se suponía que un hombre no podía saludar en un lugar público ni siquiera a su propia esposa, Jesús se atrevió a llevar consigo a mujeres como instructoras del evangelio durante su tercera gira por Galilea. Y tuvo el valor consumado de hacerlo a pesar de la enseñanza rabínica que proclamaba que «era mejor quemar las palabras de la ley antes que entregárselas a las mujeres.»
149:2.9 (1671.4) En una sola generación, Jesús sacó a las mujeres del olvido irrespetuoso y de las faenas serviles de todos los siglos anteriores. Y es algo vergonzoso para la religión que se atrevió a llevar el nombre de Jesús que le haya faltado el valor moral de seguir este noble ejemplo en su actitud posterior hacia las mujeres.
149:2.10 (1671.5) Cuando Jesús se mezclaba con la gente, todos lo encontraban completamente liberado de las supersticiones de la época. Estaba libre de prejuicios religiosos y nunca era intolerante. No había nada en su corazón que se pareciera al antagonismo social. Aunque se conformaba con lo que había de bueno en la religión de sus antepasados, no dudaba en hacer caso omiso de las tradiciones supersticiosas y esclavizantes inventadas por el hombre. Se atrevió a enseñar que las catástrofes de la naturaleza, los accidentes del tiempo y otros acontecimientos calamitosos no son azotes del juicio divino ni designios misteriosos de la Providencia. Denunció la devoción servil a las ceremonias sin sentido y mostró la falacia del culto materialista. Proclamó audazmente la libertad espiritual del hombre y se atrevió a enseñar que los mortales que viven en la carne son, de hecho y en verdad, hijos del Dios viviente.
149:2.11 (1671.6) Jesús trascendió todas las enseñanzas de sus antepasados cuando sustituyó audazmente las manos limpias por los corazones puros como signo de la verdadera religión. Instaló la realidad en el lugar de la tradición y barrió todas las pretensiones de la vanidad y de la hipocresía. Y sin embargo, este intrépido hombre de Dios no dio rienda suelta a las críticas destructivas ni manifestó un completo desdén por las costumbres religiosas, sociales, económicas y políticas de su época. No era un revolucionario militante; era un evolucionista progresista. Sólo emprendía la destrucción de algo que existía cuando ofrecía simultáneamente a sus semejantes la cosa superior que debía existir.
149:2.12 (1672.1) Jesús obtenía la obediencia de sus seguidores sin exigirla. De todos los hombres que recibieron su llamamiento personal, sólo tres rehusaron aceptar esta invitación a convertirse en sus discípulos. Ejercía un poder de atracción particular sobre los hombres, pero no era dictatorial. Inspiraba confianza, y nadie se sintió nunca ofendido por recibir una orden suya. Poseía una autoridad absoluta sobre sus discípulos, pero ninguno puso nunca objeciones. Permitía que sus seguidores le llamaran Maestro.
149:2.13 (1672.2) El Maestro era admirado por todos los que se encontraban con él, excepto por los que tenían prejuicios religiosos muy arraigados o los que creían discernir un peligro político en sus enseñanzas. Los hombres se asombraban por la originalidad y el tono de autoridad de su enseñanza. Se maravillaban de su paciencia cuando trataba con los retrasados y los inoportunos que lo interrogaban. Inspiraba esperanza y confianza en el corazón de todos los que recibían su ministerio. Sólo le temían aquellos que no lo conocían, y sólo le odiaban aquellos que lo consideraban como el campeón de una verdad destinada a destruir el mal y el error que habían decidido mantener a toda costa en su corazón.
149:2.14 (1672.3) Ejercía una influencia poderosa y particularmente fascinante tanto sobre sus amigos como sobre sus enemigos. Las multitudes lo seguían durante semanas enteras, únicamente para escuchar sus palabras benévolas y para observar su vida sencilla. Los hombres y las mujeres leales amaban a Jesús con un afecto casi sobrehumano, y cuanto más lo conocían, más lo amaban. Y todo esto sigue siendo verdad; incluso hoy y en todas las épocas futuras, cuanto más conozca el hombre a este Dios-hombre, más lo amará y lo seguirá.
149:3.1 (1672.4) A pesar de que la gente común acogía favorablemente a Jesús y sus enseñanzas, los jefes religiosos de Jerusalén estaban cada vez más alarmados y hostiles. Los fariseos habían formulado una teología sistemática y dogmática. Jesús era un instructor que enseñaba a medida que se presentaba la ocasión; no era un educador sistemático. Jesús enseñaba mediante parábolas, basándose más en la vida que en la ley. (Y cuando empleaba una parábola para ilustrar su mensaje, tenía la intención de utilizar una sola característica de la historia con esa finalidad. Se pueden obtener muchas ideas falsas sobre las enseñanzas de Jesús cuando se intentan transformar sus parábolas en alegorías.)
149:3.2 (1672.5) Los jefes religiosos de Jerusalén se estaban poniendo casi frenéticos a causa de la reciente conversión del joven Abraham y de la deserción de los tres espías, que habían sido bautizados por Pedro, y que ahora acompañaban a los evangelistas en esta segunda gira de predicación por Galilea. Los dirigentes judíos estaban cada vez más cegados por el miedo y los prejuicios, mientras que sus corazones se endurecían debido al rechazo continuo de las atractivas verdades del evangelio del reino. Cuando los hombres se niegan a recurrir al espíritu que reside en ellos, poco se puede hacer por modificar su actitud.
149:3.3 (1672.6) Cuando Jesús se reunió por primera vez con los evangelistas en el campamento de Betsaida, al terminar su alocución les dijo: «Debéis recordar que tanto física como mentalmente — emocionalmente — los hombres reaccionan de manera individual. La única cosa uniforme que tienen los hombres es el espíritu interior. Aunque los espíritus divinos pueden variar un poco en la naturaleza y la magnitud de su experiencia, reaccionan de manera uniforme a todas las peticiones espirituales. La humanidad sólo podrá alcanzar la unidad y la fraternidad a través de este espíritu, y apelando a él.» Pero muchos líderes de los judíos habían cerrado las puertas de su corazón al llamamiento espiritual del evangelio. A partir de este día, no dejaron de hacer planes y de conspirar para destruir al Maestro. Estaban convencidos de que Jesús tenía que ser detenido, condenado y ejecutado como delincuente religioso, como un violador de las enseñanzas cardinales de la sagrada ley judía.
149:4.1 (1673.1) Jesús hizo muy poco trabajo público durante esta gira de predicación, pero dirigió muchas clases vespertinas para los creyentes en la mayoría de las ciudades y pueblos en los que residió ocasionalmente con Santiago y Juan. En una de estas sesiones vespertinas, uno de los evangelistas más jóvenes le hizo una pregunta a Jesús sobre la ira, y en su respuesta, el Maestro dijo entre otras cosas:
149:4.2 (1673.2) «La ira es una manifestación material que representa, de una manera general, la medida en que la naturaleza espiritual no ha logrado dominar las naturalezas intelectual y física combinadas. La ira indica vuestra falta de amor fraternal tolerante, más vuestra falta de dignidad y de autocontrol. La ira merma la salud, envilece la mente, y obstaculiza al instructor espiritual del alma del hombre. ¿No habéis leído en las Escrituras que ‘la ira mata al hombre necio` y que el hombre ‘se desgarra a sí mismo en su ira`? ¿Que ‘el que es lento en encolerizarse posee una gran comprensión,` mientras que ‘el que se irrita fácilmente exalta la insensatez`? Todos sabéis que ‘una respuesta dulce desvía el furor,` y que ‘las palabras ásperas despiertan la cólera.` ‘La discreción difiere la cólera` mientras que ‘el que no controla su propio yo se parece a una ciudad sin defensa y sin murallas.` ‘La ira es cruel y la cólera es ultrajante.` ‘Los hombres airados incitan a la disputa, mientras que los furiosos multiplican sus transgresiones.` ‘No seáis ligeros de espíritu, porque la cólera reposa en el seno de los necios.`» Antes de terminar de hablar, Jesús dijo además: «Que vuestro corazón esté tan dominado por el amor, que vuestro guía espiritual tenga pocas dificultades para liberaros de la tendencia a dejaros llevar por esos arranques de ira animal que son incompatibles con el estado de la filiación divina.»
149:4.3 (1673.3) En esta misma ocasión, el Maestro le habló al grupo sobre la conveniencia de poseer un carácter bien equilibrado. Reconoció que la mayoría de los hombres necesitaba consagrarse al dominio de alguna profesión, pero deploraba toda tendencia a la especialización excesiva, a volverse estrecho de ideas y limitado en las actividades de la vida. Llamó la atención sobre el hecho de que toda virtud, si es llevada al extremo, se puede convertir en un vicio. Jesús siempre predicó la moderación y enseñó la coherencia — el ajuste de los problemas de la vida en su debida proporción. Señaló que un exceso de compasión y de piedad puede degenerar en una grave inestabilidad emocional; que el entusiasmo puede llevar al fanatismo. Mencionó a uno de sus antiguos asociados, cuya imaginación lo había llevado a empresas visionarias e irrealizables. Al mismo tiempo, los previno contra los peligros de la monotonía de una mediocridad demasiado conservadora.
149:4.4 (1673.4) Luego, Jesús discurrió sobre los peligros de la valentía y de la fe, de cómo estas cualidades a veces conducen a las almas irreflexivas a la temeridad y a la presunción. También mostró cómo la prudencia y la discreción, llevadas demasiado lejos, conducen a la cobardía y al fracaso. Exhortó a sus oyentes a que se esforzaran por ser originales, pero evitando toda tendencia a la excentricidad. Abogó por una simpatía desprovista de sentimentalismo, y por una piedad sin beatería. Enseñó un respeto libre del miedo y de la superstición.
149:4.5 (1674.1) Lo que impresionaba a sus compañeros no era tanto lo que Jesús enseñaba sobre el carácter equilibrado como el hecho de que su propia vida era una ilustración tan elocuente de su enseñanza. Vivió en medio de la tensión y de la tempestad, pero nunca vaciló. Sus enemigos le tendieron trampas continuamente, pero nunca lo cogieron. Los sabios y los eruditos intentaron ponerle zancadillas, pero no tropezó. Procuraron enredarlo en discusiones, pero sus respuestas eran siempre esclarecedoras, dignas y definitivas. Cuando interrumpían sus discursos con múltiples preguntas, sus respuestas eran siempre significativas y concluyentes. Nunca recurrió a tácticas indignas para enfrentarse a la continua presión de sus enemigos, que no dudaban en emplear todo tipo de mentiras, de injusticias y de iniquidades en sus ataques contra él.
149:4.6 (1674.2) Aunque es verdad que muchos hombres y mujeres han de emplearse asiduamente en un oficio determinado para ganarse la vida, sin embargo es enteramente deseable que los seres humanos cultiven una amplia gama de conocimientos sobre la vida tal como se vive en la Tierra. Las personas realmente educadas no se conforman con permanecer en la ignorancia sobre la vida y las actividades de sus semejantes.
149:5.1 (1674.3) Un día que Jesús estaba visitando al grupo de evangelistas que trabajaba bajo la supervisión de Simón Celotes, éste le preguntó al Maestro durante la conferencia nocturna: «¿Por qué algunas personas están mucho más felices y contentas que otras? ¿Es el contentamiento un asunto de experiencia religiosa?» En respuesta a la pregunta de Simón, Jesús dijo entre otras cosas:
149:5.2 (1674.4) «Simón, algunas personas son por naturaleza más felices que otras. Eso depende muchísimo de la buena voluntad del hombre a dejarse conducir y dirigir por el espíritu del Padre que vive dentro de él. ¿No has leído en las Escrituras las palabras del sabio: ‘El espíritu del hombre es la vela del Señor que examina todo su interior`? Y también que estos mortales conducidos así por el espíritu dicen: ‘Me conformo gustosamente con lo que tengo; sí, poseo una herencia excelente.` ‘Lo poco que posee un justo es mejor que las riquezas de muchos malvados,` porque ‘un hombre bueno obtiene la satisfacción de su propio interior.` ‘Un corazón alegre produce un semblante jovial y es una fiesta contínua. Es mejor tener un poco con veneración al Señor, que un gran tesoro con sus problemas incluídos. Es mejor una comida de legumbres con amor, que un buey engordado acompañado de odio. Es mejor poseer un poco con justicia, que grandes ingresos sin rectitud.` ‘Un corazón alegre hace bien como un medicamento.` ‘Es mejor tener un puñado con serenidad, que una gran abundancia con penas y vejación de espíritu.`
149:5.3 (1674.5) «Una gran parte de las penas del hombre provienen de la frustración de sus ambiciones y de las ofensas a su orgullo. Aunque los hombres tienen consigo mismos el deber de llevar la mejor vida posible en la Tierra, una vez que han hecho ese esfuerzo sincero, deberían aceptar su suerte con alegría y ejercitar su ingenio para sacar el mejor partido a lo que tienen entre sus manos. Demasiadas dificultades de los hombres tienen su origen en el temor que alberga su propio corazón. ‘El perverso huye sin que nadie lo persiga.` ‘Los perversos se parecen a un mar agitado, pues no puede detenerse, pero sus aguas arrojan cieno y lodo; no hay paz, dice Dios, para los perversos.`
149:5.4 (1674.6) «No busquéis pues una paz falsa y una alegría pasajera, sino más bien la seguridad de la fe y las garantías de la filiación divina, que dan la serenidad, el contentamiento y la alegría suprema en el espíritu.»
149:5.5 (1675.1) Jesús difícilmente consideraba este mundo como un «valle de lágrimas.» Más bien lo consideraba como «el valle donde se forjan las almas», la esfera de nacimiento de los espíritus eternos e inmortales destinados a ascender al Paraíso.
149:6.1 (1675.2) Fue en Gamala, durante la conferencia de la tarde, donde Felipe dijo a Jesús: «Maestro, ¿por qué las Escrituras nos enseñan que ‘temamos al Señor,` mientras que tú desearías que miráramos sin temor al Padre que está en los cielos? ¿Cómo podemos armonizar estas enseñanzas?» Jesús contestó a Felipe, diciendo:
149:6.2 (1675.3) «Hijos míos, no me sorprende que hagáis estas preguntas. Al principio, el hombre sólo podía aprender el respeto a través del miedo, pero yo he venido para revelar el amor del Padre con el fin de que os sintáis inducidos a adorar al Eterno por el atractivo del reconocimiento afectuoso de un hijo, y la reciprocidad del amor profundo y perfecto del Padre. Quisiera liberaros de la esclavitud de poneros, por miedo servil, al servicio fastidioso de un Dios-Rey celoso e iracundo. Quisiera enseñaros la relación de Padre a hijo entre Dios y el hombre, para que os sintáis conducidos alegremente a la libre adoración, sublime y celeste, de un Padre-Dios amoroso, justo y misericordioso.
149:6.3 (1675.4) «El ‘temor al Señor` ha tenido diferentes significados a través de los tiempos; empezó con el miedo, ha pasado por la angustia y el terror, y ha llegado hasta el temor y el respeto. Partiendo del respeto, ahora quisiera elevaros, a través del reconocimiento, de la comprensión y de la apreciación, hasta el amor. Cuando el hombre sólo reconoce las obras de Dios, es inducido a temer al Supremo; pero cuando el hombre empieza a comprender y a experimentar la personalidad y el carácter del Dios viviente, se siente inducido a amar cada vez más a este bueno y perfecto Padre universal y eterno. Este cambio de relación entre el hombre y Dios es precisamente lo que constituye la misión del Hijo del Hombre en la Tierra.
149:6.4 (1675.5) «Los hijos inteligentes no temen a su padre a fin de poder recibir buenos dones de sus manos; pero una vez que ya han recibido abundantemente las buenas cosas otorgadas por los dictados del afecto del padre por sus hijos e hijas, estos hijos muy amados se sienten inducidos a amar a su padre en respuesta al reconocimiento y a la apreciación de tan generosa beneficencia. La bondad de Dios conduce al arrepentimiento; la beneficencia de Dios conduce al servicio; la misericordia de Dios conduce a la salvación; mientras que el amor de Dios conduce a la adoración inteligente y generosa.
149:6.5 (1675.6) «Vuestros antepasados temían a Dios porque era poderoso y misterioso. Vosotros lo adoraréis porque es magnífico en amor, abundante en misericordia y glorioso en verdad. El poder de Dios engendra el temor en el corazón del hombre, pero la nobleza y la rectitud de su personalidad producen la veneración, el amor y la adoración voluntaria. Un hijo obediente y afectuoso no le tiene miedo ni terror a su padre, aunque sea poderoso y noble. He venido al mundo para sustituir el miedo por el amor, la tristeza por la alegría, el temor por la confianza, la esclavitud servil y las ceremonias sin significado por el servicio amoroso y la adoración agradecida. Pero continúa siendo cierto para los que se encuentran en las tinieblas que ‘el temor al Señor es el comienzo de la sabiduría`. Cuando la luz brille más plenamente, los hijos de Dios se sentirán inducidos a alabar al Infinito por lo que él es, en lugar de temerlo por lo que hace.
149:6.6 (1675.7) «Cuando los hijos son jóvenes e irreflexivos, se les debe reprender necesariamente para que honren a sus padres; pero cuando crecen y empiezan a apreciar mejor los beneficios del ministerio y de la protección de sus padres, un respeto comprensivo y un afecto creciente los eleva a ese nivel de experiencia en el que aman realmente a sus padres por lo que son, más que por lo que han hecho. El padre ama de manera natural a su hijo, pero el hijo debe desarrollar su amor por el padre, empezando por el miedo de lo que el padre puede hacer, y continuando por el temor, el terror, la dependencia y el respeto, hasta la consideración agradecida y afectuosa del amor.
149:6.7 (1676.1) «Se os ha enseñado que debéis ‘temer a Dios y guardar sus mandamientos, porque en eso reside todo el deber del hombre.` Pero yo he venido para daros un mandamiento nuevo y superior. Quisiera enseñaros a ‘amar a Dios y a aprender a hacer su voluntad, porque éste es el privilegio más elevado de los hijos liberados de Dios.` A vuestros padres les enseñaron a ‘temer a Dios — al Rey Todopoderoso.` Y yo os enseño: ‘Amad a Dios — al Padre totalmente misericordioso.`
149:6.8 (1676.2) «En el reino de los cielos, que he venido a proclamar, no hay un rey elevado y poderoso; este reino es una familia divina. El centro y el jefe, universalmente reconocido y adorado sin reservas, de esta extensa fraternidad de seres inteligentes, es mi Padre y vuestro Padre. Yo soy su Hijo, y vosotros también sois sus hijos. Por consiguiente, es eternamente cierto que vosotros y yo somos hermanos en el estado celestial, y mucho más desde que nos hemos vuelto hermanos en la carne, en la vida terrenal. Dejad pues de temer a Dios como a un rey o de servirle como a un amo; aprended a venerarlo como Creador; a honrarlo como al Padre de vuestra juventud espiritual; a amarlo como a un defensor misericordioso; y finalmente, a adorarlo como al Padre amoroso y omnisapiente de vuestra comprensión y apreciación espirituales más maduras.
149:6.9 (1676.3) «Vuestros conceptos erróneos del Padre que está en los cielos dan origen a vuestras ideas falsas sobre la humildad y a una gran parte de vuestra hipocresía. El hombre puede ser un gusano de tierra por su naturaleza y origen, pero cuando está habitado por el espíritu de mi Padre, ese hombre se vuelve divino en su destino. El espíritu que mi Padre ha otorgado regresará con toda seguridad a la fuente divina y al nivel universal de su origen, y el alma humana del hombre mortal, que se habrá convertido en la hija renacida de este espíritu interior, se elevará ciertamente con el espíritu divino hasta la presencia misma del Padre eterno.
149:6.10 (1676.4) «En verdad, la humildad le conviene al hombre mortal que recibe todos estos dones del Padre que está en los cielos, aunque hay una dignidad divina que está ligada a todos estos candidatos, por la fe, a la ascensión eterna del reino celestial. Las prácticas sin sentido y serviles de una humildad ostentosa y falsa son incompatibles con la apreciación de la fuente de vuestra salvación y con el reconocimiento del destino de vuestras almas nacidas del espíritu. La humildad ante Dios es totalmente apropiada en el fondo de vuestro corazón; la mansedumbre delante de los hombres es loable; pero la hipocresía de una humildad consciente y deseosa de llamar la atención es infantil e indigna de los hijos iluminados del reino.
149:6.11 (1676.5) «Hacéis bien en ser dóciles ante Dios y en controlaros delante de los hombres, pero que vuestra mansedumbre sea de origen espiritual, y no la exhibición autoengañosa de un sentido consciente de superioridad presuntuosa. El profeta habló juiciosamente cuando dijo: ‘Caminad humildemente con Dios` porque, aunque el Padre celestial es el Infinito y el Eterno, también habita ‘en aquel que tiene una mente contrita y un espíritu humilde.` Mi Padre desdeña el orgullo, detesta la hipocresía y aborrece la iniquidad. Para recalcar el valor de la sinceridad y la confianza perfecta en el sostén amoroso y en la guía fiel del Padre celestial, me he referido con mucha frecuencia a los niños, con el fin de ilustrar la actitud mental y la reacción espiritual que son tan esenciales para que el hombre mortal acceda a las realidades espirituales del reino de los cielos.
149:6.12 (1677.1) «El profeta Jeremías describió bien a muchos mortales cuando dijo: ‘Estáis cerca de Dios en la boca, pero lejos de él en el corazón.` ¿Y no habéis leído también esa terrible advertencia del profeta que dijo: ‘Sus sacerdotes enseñan por un salario y sus profetas adivinan por dinero. Al mismo tiempo, manifiestan piedad y proclaman que el Señor está con ellos`? ¿No habéis sido bien advertidos contra los que ‘hablan de paz con sus vecinos, estando la maldad en su corazón`, contra los que ‘adulan con los labios, mientras que su corazón actúa con doblez`? De todas las penas de un hombre confiado, ninguna es más terrible que la de ser ‘herido en la casa de un amigo en quien confía.`»
149:7.1 (1677.2) Después de consultar con Simón Pedro y de recibir la aprobación de Jesús, Andrés había indicado a David, en Betsaida, que enviara a unos mensajeros a los diversos grupos de predicadores con la instrucción de que finalizaran la gira y regresaran a Betsaida durante la jornada del jueves 30 de diciembre. A la hora de la cena de este día lluvioso, todo el grupo apostólico y los educadores evangelistas habían llegado a la casa de Zebedeo.
149:7.2 (1677.3) El grupo permaneció junto hasta el sábado, alojándose en los hogares de Betsaida y de la ciudad cercana de Cafarnaúm; después, a todo el grupo se le concedió dos semanas de vacaciones para ir a ver a sus familias, visitar a sus amigos o ir a pescar. Los dos o tres días que estuvieron juntos en Betsaida fueron verdaderamente divertidos e inspiradores; incluso los educadores más antiguos se sintieron edificados escuchando a los jóvenes predicadores relatar sus experiencias.
149:7.3 (1677.4) De los 117 evangelistas que participaron en esta segunda gira de predicación por Galilea, unos setenta y cinco solamente sobrevivieron a la prueba de la experiencia real, y estuvieron disponibles para que se les asignara una tarea al final de las dos semanas de descanso. Jesús permaneció en la casa de Zebedeo con Andrés, Pedro, Santiago y Juan, y pasó mucho tiempo conferenciando con ellos sobre el bienestar y la expansión del reino.
El libro de Urantia
Documento 150
150:0.1 (1678.1) EL DOMINGO por la tarde 16 de enero del año 29, Abner llegó a Betsaida con los apóstoles de Juan, y al día siguiente mantuvo una conferencia conjunta con Andrés y los apóstoles de Jesús. Abner y sus asociados establecieron su cuartel general en Hebrón y cogieron la costumbre de venir periódicamente a Betsaida para este tipo de conferencias.
150:0.2 (1678.2) Entre las numerosas cuestiones que se consideraron en esta conferencia conjunta se encontraba la práctica de ungir a los enfermos con ciertos tipos de aceite en unión con unas oraciones para la curación. Jesús rehusó de nuevo participar en estas discusiones o expresar su opinión sobre las conclusiones. Los apóstoles de Juan siempre habían utilizado el aceite de ungir en su ministerio hacia los enfermos y los afligidos, y trataron de establecer que esta práctica fuera uniforme para ambos grupos, pero los apóstoles de Jesús se negaron a someterse a esta regla.
150:0.3 (1678.3) El martes 18 de enero, los evangelistas que habían pasado la prueba, unos setenta y cinco en total, se reunieron con los veinticuatro en la casa de Zebedeo en Betsaida, antes de ser enviados a la tercera gira de predicación por Galilea. Esta tercera misión se prolongó durante siete semanas.
150:0.4 (1678.4) Los evangelistas fueron enviados en grupos de cinco, mientras que Jesús y los doce viajaron juntos la mayor parte del tiempo; los apóstoles salían de dos en dos para bautizar a los creyentes cuando lo requería la ocasión. Durante un período de casi tres semanas, Abner y sus asociados trabajaron también con los grupos de evangelistas, aconsejándolos y bautizando a los creyentes. Visitaron Magdala, Tiberiades, Nazaret y todas las principales ciudades y pueblos del centro y sur de Galilea, todos los lugares visitados anteriormente y muchos más. Éste fue su último mensaje para Galilea, exceptuando las regiones del norte.
150:1.1 (1678.5) De todos los actos audaces que Jesús efectuó en relación con su carrera terrestre, el más asombroso fue su anuncio repentino la tarde del 16 de enero: «Mañana seleccionaremos a diez mujeres para trabajar en el ministerio del reino.» Al empezar el período de dos semanas durante las cuales los apóstoles y los evangelistas iban a estar ausentes de Betsaida debido a sus vacaciones, Jesús le rogó a David que llamara a sus padres para que regresaran a su hogar, y que enviara a unos mensajeros para convocar en Betsaida a diez mujeres devotas que habían servido en la administración del antiguo campamento y la enfermería de tiendas. Todas estas mujeres habían escuchado la enseñanza impartida a los jóvenes evangelistas, pero nunca se les había ocurrido, ni a ellas ni a sus instructores, que Jesús se atrevería a encargar a unas mujeres la enseñanza del evangelio del reino y la atención a los enfermos. Estas diez mujeres escogidas y autorizadas por Jesús eran: Susana, la hija del antiguo chazán de la sinagoga de Nazaret; Juana, la esposa de Chuza, el administrador de Herodes Antipas; Isabel, la hija de un judío rico de Tiberiades y Séforis; Marta, la hermana mayor de Andrés y Pedro; Raquel, la cuñada de Judá, el hermano carnal del Maestro; Nasanta, la hija de Elman, el médico sirio; Milca, una prima del apóstol Tomás; Rut, la hija mayor de Mateo Leví; Celta, la hija de un centurión romano; y Agaman, una viuda de Damasco. Posteriormente, Jesús añadió dos mujeres más a este grupo: María Magdalena y Rebeca, la hija de José de Arimatea.
150:1.2 (1679.1) Jesús autorizó a estas mujeres para que establecieran su propia organización, y ordenó a Judas que les proporcionara fondos para equiparse y comprar animales de carga. Las diez eligieron a Susana como jefa y a Juana como tesorera. A partir de este momento se procuraron sus propios fondos; nunca más recurrieron a la ayuda de Judas.
150:1.3 (1679.2) En una época como ésta, en la que ni siquiera se permitía a las mujeres permanecer en el piso principal de la sinagoga (estaban confinadas a la galería de las mujeres), era más que sorprendente observar que se las reconocía como instructoras autorizadas del nuevo evangelio del reino. El encargo que Jesús confió a estas diez mujeres, al seleccionarlas para la enseñanza y el ministerio del evangelio, fue la proclamación de emancipación que liberaba a todas las mujeres para todos los tiempos; los hombres ya no debían considerar a las mujeres como espiritualmente inferiores a ellos. Fue una auténtica conmoción, incluso para los doce apóstoles. A pesar de que habían escuchado muchas veces decir al Maestro que «en el reino de los cielos no hay ni ricos ni pobres, ni libres ni esclavos, ni hombres ni mujeres, sino que todos son igualmente los hijos e hijas de Dios», se quedaron literalmente pasmados cuando Jesús propuso autorizar formalmente a estas diez mujeres como instructoras religiosas, e incluso permitirles que viajaran con ellos. Todo el país se conmovió por esta manera de proceder, y los enemigos de Jesús sacaron un gran provecho de esta decisión; pero por todas partes, las mujeres que creían en la buena nueva respaldaron firmemente a sus hermanas escogidas, y expresaron su más plena aprobación a este reconocimiento tardío del lugar de la mujer en el trabajo religioso. Inmediatamente después de la partida del Maestro, los apóstoles pusieron en práctica esta liberación de las mujeres, otorgándoles el debido reconocimiento, pero las generaciones posteriores volvieron a caer en las antiguas costumbres. Durante los primeros tiempos de la iglesia cristiana, las mujeres instructoras y ministras fueron llamadas diaconisas, y se les concedió un reconocimiento general. Pero Pablo, a pesar del hecho de que admitía todo esto en teoría, nunca lo incorporó realmente en su propia actitud y le resultó personalmente difícil ponerlo en práctica.
150:2.1 (1679.3) Cuando el grupo apostólico salió de Betsaida, las mujeres viajaron en la retaguardia. Durante las conferencias, siempre se sentaban en grupo enfrente y a la derecha del orador. Cada vez más mujeres se habían hecho creyentes en el evangelio del reino, y cuando habían deseado mantener una conversación personal con Jesús o con uno de los apóstoles, se habían originado muchas dificultades y un sin fin de situaciones embarazosas. Ahora, todo esto había cambiado. Cuando cualquier mujer creyente deseaba ver al Maestro o entrevistarse con los apóstoles, iba a ver a Susana, y acompañada por una de las doce mujeres evangelistas, se dirigían enseguida a la presencia del Maestro o de uno de sus apóstoles.
150:2.2 (1680.1) Fue en Magdala donde las mujeres demostraron por primera vez su utilidad y justificaron la sabiduría de haberlas escogido. Andrés había impuesto a sus asociados unas reglas más bien estrictas en lo referente al trabajo personal con las mujeres, especialmente con aquellas de conducta dudosa. Cuando el grupo llegó a Magdala, estas diez mujeres evangelistas pudieron entrar libremente en los lugares depravados y predicar directamente la buena nueva a todas sus inquilinas. Y cuando visitaban a los enfermos, estas mujeres eran capaces de acercarse íntimamente, en su ministerio, a sus hermanas afligidas. A consecuencia del servicio efectuado en este lugar por estas diez mujeres (más tarde conocidas como las doce mujeres), María Magdalena fue ganada para el reino. A través de una serie de desventuras, y como consecuencia de la actitud de la sociedad respetable hacia las mujeres que cometían estos errores de juicio, esta mujer había ido a parar a uno de los lugares ignominiosos de Magdala. Marta y Raquel fueron las que indicaron claramente a María que las puertas del reino estaban abiertas incluso para las personas como ella. María creyó en la buena nueva y fue bautizada por Pedro al día siguiente.
150:2.3 (1680.2) María Magdalena se convirtió en la educadora más eficaz del evangelio, dentro de este grupo de doce mujeres evangelistas. Fue seleccionada para este servicio en Jotapata, junto con Rebeca, unas cuatro semanas después de su conversión. Durante el resto de la vida de Jesús en la Tierra, María, Rebeca y sus compañeras de grupo continuaron trabajando fiel y eficazmente para iluminar y elevar a sus hermanas oprimidas. Y cuando el último y trágico episodio del drama de la vida de Jesús se estaba representando, a pesar de que todos los apóstoles, salvo uno, habían huido, todas estas mujeres estuvieron presentes, y ninguna de ellas lo negó ni lo traicionó.
150:3.1 (1680.3) Andrés, siguiendo las instrucciones de Jesús, había responsabilizado a las mujeres de los oficios del grupo apostólico para el sábado. Esto significaba, naturalmente, que no se podían celebrar en la nueva sinagoga. Las mujeres eligieron a Juana para que se encargara de esta contingencia, y la reunión se celebró en la sala de banquetes del nuevo palacio de Herodes, ya que Herodes se encontraba residiendo en Julias, en Perea. Juana leyó en las Escrituras unos pasajes sobre la obra de la mujer en la vida religiosa de Israel, haciendo referencia a Miriam, Débora, Ester y otras.
150:3.2 (1680.4) A una hora avanzada de aquella noche, Jesús dio al grupo reunido una charla memorable sobre «La magia y la superstición». En aquellos tiempos, la aparición de una estrella brillante y supuestamente nueva era considerada como el signo de que un gran hombre había nacido en la Tierra. Como se había observado recientemente una estrella de este tipo, Andrés le preguntó a Jesús si estas creencias estaban bien fundadas. En su larga respuesta a la pregunta de Andrés, el Maestro emprendió un examen completo de todo el tema de la superstición humana. La exposición que Jesús efectuó en esta ocasión se puede resumir, en lenguaje moderno, de la manera siguiente:
150:3.3 (1680.5) 1. El camino que siguen las estrellas en el cielo no tiene absolutamente nada que ver con los acontecimientos de la vida humana en la Tierra. La astronomía es una ocupación adecuada de la ciencia, pero la astrología es una masa de errores supersticiosos que no tienen ningún sitio en el evangelio del reino.
150:3.4 (1680.6) 2. El examen de los órganos internos de un animal recién degollado no puede revelar nada sobre el tiempo atmosférico, los acontecimientos futuros o el resultado de los asuntos humanos.
150:3.5 (1680.7) 3. Los espíritus de los muertos no regresan para comunicarse con sus familiares o con sus antiguos amigos todavía vivos.
150:3.6 (1681.1) 4. Los amuletos y las reliquias son impotentes para curar las enfermedades, evitar los desastres o influir en los malos espíritus; la creencia en todos estos medios materiales para influir sobre el mundo espiritual no es más que una vulgar superstición.
150:3.7 (1681.2) 5. Echarlo a suertes quizás sea una manera útil de resolver muchas dificultades menores, pero no es un método destinado a descubrir la voluntad divina. Los resultados que se obtienen así son simplemente el producto de la casualidad material. El único medio de comulgar con el mundo espiritual está incluido en la dotación espiritual de la humanidad, el espíritu interior del Padre, junto con el espíritu derramado por el Hijo y la influencia omnipresente del Espíritu Infinito.
150:3.8 (1681.3) 6. La adivinación, la hechicería y la brujería son supersticiones de las mentes ignorantes, como también lo son las ilusiones de la magia. La creencia en los números mágicos, en los pronósticos de buena suerte y en los presagios de mala suerte, es una pura superstición sin ningún fundamento.
150:3.9 (1681.4) 7. La interpretación de los sueños es ampliamente un sistema supersticioso e infundado de especulaciones ignorantes y fantásticas. El evangelio del reino no ha de tener nada en común con los sacerdotes adivinos de la religión primitiva.
150:3.10 (1681.5) 8. Los espíritus del bien o del mal no pueden residir dentro de los símbolos materiales de arcilla, madera o metal; los ídolos no son nada más que el material con el que están fabricados.
150:3.11 (1681.6) 9. Las prácticas de los encantadores, los brujos, los magos y los hechiceros provienen de las supersticiones de los egipcios, los asirios, los babilonios y los antiguos cananeos. Los amuletos y todas las clases de encantamientos son inútiles tanto para conseguir la protección de los buenos espíritus como para desviar a los supuestos espíritus impuros.
150:3.12 (1681.7) 10. Jesús desenmascaró y censuró la creencia de sus oyentes en los encantamientos, las ordalías, los hechizos, las maldiciones, los signos, las mandrágoras, las cuerdas anudadas y todas las demás formas de superstición ignorante y esclavizante.
150:4.1 (1681.8) A la tarde siguiente, después de reunir a los doce apóstoles, a los apóstoles de Juan y al grupo recién autorizado de mujeres, Jesús dijo: «Podéis ver por vosotros mismos que la cosecha es abundante, pero que los obreros son pocos. Así pues, oremos todos al Señor de la cosecha para que envíe aún más obreros a sus campos. Mientras yo me quedo aquí para animar e instruir a los educadores más jóvenes, quisiera enviar a los más antiguos de dos en dos para que pasen rápidamente por toda Galilea predicando el evangelio del reino, mientras que aún se puede hacer de manera cómoda y pacífica.» Luego designó a las parejas de apóstoles tal como él deseaba que salieran, y fueron las siguientes: Andrés y Pedro, Santiago y Juan Zebedeo, Felipe y Natanael, Tomás y Mateo, Santiago y Judas Alfeo, Simón Celotes y Judas Iscariote.
150:4.2 (1681.9) Jesús fijó la fecha en que se encontraría con los doce en Nazaret, y al separarse dijo: «Durante esta misión, no vayáis a ninguna ciudad de los gentiles ni tampoco a Samaria; id más bien donde están las ovejas perdidas de la casa de Israel. Predicad el evangelio del reino y proclamad la verdad salvadora de que el hombre es un hijo de Dios. Recordad que el discípulo difícilmente está por encima de su maestro y que un siervo no es más grande que su señor. Es suficiente con que el discípulo sea igual a su maestro y el siervo llegue a ser como su señor. Si alguna gente se ha atrevido a calificar al dueño de la casa de asociado de Belcebú, ¡con cuánta más razón considerarán de esa manera a la gente de su casa! Pero no tenéis que temer a estos enemigos incrédulos. Os aseguro que no hay nada tan encubierto que no se pueda revelar; no hay nada oculto que no se pueda conocer. Lo que os he enseñado en privado, predicadlo en público con sabiduría. Lo que os he revelado dentro de la casa, proclamadlo a su debido tiempo desde los tejados. Os lo digo, amigos y discípulos míos, no temáis a los que pueden matar el cuerpo, pero no son capaces de destruir el alma; poned más bien vuestra confianza en Aquel que es capaz de sostener el cuerpo y de salvar el alma.
150:4.3 (1682.1) «¿No se venden dos gorriones por un céntimo? Y sin embargo os declaro que ninguno de ellos está olvidado a los ojos de Dios. ¿No sabéis que incluso los cabellos de vuestras cabezas están todos contados? Así pues, no temáis; vosotros valéis más que una gran cantidad de gorriones. No os avergoncéis de mi enseñanza; salid a proclamar la paz y la buena voluntad, pero no os engañéis — la paz no siempre acompañará vuestra predicación. He venido para traer la paz a la Tierra, pero cuando los hombres rechazan mi regalo, se producen divisiones y disturbios. Cuando toda una familia recibe el evangelio del reino, la paz permanece realmente en esa casa; pero cuando algunos miembros de la familia entran en el reino y otros rechazan el evangelio, una división así sólo puede producir pena y tristeza. Trabajad seriamente para salvar a la familia entera, a fin de que un hombre no tenga por enemigos a los miembros de su propia casa. Pero cuando hayáis hecho todo lo posible por todos los miembros de cada familia, os declaro que cualquiera que ame a su padre o a su madre más que a este evangelio, no es digno del reino.»
150:4.4 (1682.2) Después de haber escuchado estas palabras, los doce se prepararon para partir. No volvieron a verse hasta el momento en que se reunieron en Nazaret para encontrarse con Jesús y los otros discípulos, tal como el Maestro lo había dispuesto.
150:5.1 (1682.3) Una tarde en Sunem, después de que los apóstoles de Juan hubieran regresado a Hebrón y los apóstoles de Jesús hubieran sido enviados de dos en dos, el Maestro estaba ocupado en enseñar a un grupo de doce de los evangelistas más jóvenes que trabajaban bajo la dirección de Jacobo, junto con las doce mujeres, cuando Raquel le hizo a Jesús la pregunta siguiente: «Maestro, ¿qué debemos responder cuando las mujeres nos preguntan: Qué debo hacer para salvarme?» Cuando Jesús escuchó esta pregunta, respondió:
150:5.2 (1682.4) «Cuando los hombres y las mujeres os pregunten qué deben hacer para salvarse, vosotras contestaréis: Creed en este evangelio del reino; aceptad el perdón divino. Reconoced, por la fe, al espíritu interno de Dios, cuya aceptación os convierte en hijos de Dios. ¿No habéis leído en las Escrituras el pasaje que dice: ‘Mi rectitud y mi fuerza residen en el Señor?` Y también allí donde el Padre dice: ‘Mi justicia se acerca; mi salvación se ha hecho pública y mis brazos envolverán a mi pueblo.` ‘Mi alma se regocijará en el amor de mi Dios, porque me ha vestido con las vestiduras de la salvación y me ha cubierto con la túnica de su rectitud.` ¿No habéis leído también, refiriéndose al Padre, que su nombre ‘será llamado el Señor de nuestra rectitud?` ‘Quitaos los harapos sucios de la presunción y vestid a mi hijo con la túnica de la rectitud divina y de la salvación eterna.` Es eternamente cierto que ‘el justo vivirá por su fe.` La entrada en el reino del Padre es totalmente libre, pero el progreso — el crecimiento en la gracia — es indispensable para permanecer allí.
150:5.3 (1682.5) «La salvación es el don del Padre y es revelada por sus Hijos. Su aceptación, por la fe, os convierte en partícipes de la naturaleza divina, en hijos o hijas de Dios. Por la fe, estáis justificadas; por la fe, sois salvadas; y por esta misma fe, avanzaréis eternamente en el camino de la perfección progresiva y divina. Abraham fue justificado por la fe y tomó conciencia de la salvación gracias a las enseñanzas de Melquisedek. A lo largo de todos los tiempos, esta misma fe ha salvado a los hijos de los hombres, pero ahora un Hijo ha venido del Padre para hacer más real y aceptable la salvación.»
150:5.4 (1683.1) Cuando Jesús terminó de hablar, los que habían escuchado estas palabras benévolas sintieron un gran regocijo, y en los días que siguieron, todos continuaron proclamando el evangelio del reino con una nueva fuerza y con una energía y un entusiasmo renovados. Las mujeres se regocijaron aún más al saber que estaban incluidas en estos planes para establecer el reino en la Tierra.
150:5.5 (1683.2) Al resumir su declaración final, Jesús dijo: «No podéis comprar la salvación; no podéis ganar la rectitud. La salvación es un don de Dios, y la rectitud es el fruto natural de la vida nacida del espíritu, la vida de filiación en el reino. No vais a salvaros porque viváis una vida de rectitud, sino que viviréis una vida de rectitud porque ya habéis sido salvados, porque habéis reconocido la filiación como un don de Dios, y el servicio en el reino como la delicia suprema de la vida en la Tierra. Cuando los hombres creen en este evangelio, que es una revelación de la bondad de Dios, se sienten inducidos a arrepentirse voluntariamente de todos los pecados conocidos. La realización de la filiación es incompatible con el deseo de pecar. Los creyentes en el reino tienen hambre de rectitud y sed de perfección divina.»
150:6.1 (1683.3) En las discusiones de la tarde, Jesús habló de muchos temas. Durante el resto de esta gira — antes de que todos se reunieran en Nazaret — trató de «El amor de Dios», «Los sueños y las visiones», «La malicia», «La humildad y la mansedumbre», «El coraje y la lealtad», «La música y la adoración», «El servicio y la obediencia», «El orgullo y la presunción», «La relación entre el perdón y el arrepentimiento», «La paz y la perfección», «La calumnia y la envidia», «El mal, el pecado y la tentación», «Las dudas y la incredulidad», «La sabiduría y la adoración». Como los apóstoles más antiguos estaban ausentes, estos grupos más jóvenes de hombres y mujeres participaron más libremente en estos debates con el Maestro.
150:6.2 (1683.4) Después de pasar dos o tres días con un grupo de doce evangelistas, Jesús se desplazaba para reunirse con otro grupo, y los mensajeros de David le informaban del paradero y de los movimientos de todos estos trabajadores. Como ésta era su primera gira, las mujeres permanecieron una buena parte del tiempo con Jesús. Cada uno de estos grupos estaba plenamente informado del desarrollo de la gira gracias al servicio de los mensajeros, y la recepción de noticias de los otros grupos siempre era una fuente de estímulo para estos trabajadores dispersos y separados.
150:6.3 (1683.5) Antes de separarse, se había acordado que los doce apóstoles, junto con los evangelistas y el cuerpo de mujeres, se congregarían en Nazaret el viernes 4 de marzo para reunirse con el Maestro. En consecuencia, alrededor de esta fecha, los diversos grupos de apóstoles y de evangelistas empezaron a dirigirse desde todas las partes de la Galilea central y meridional hacia Nazaret. A media tarde, Andrés y Pedro, los últimos en llegar, habían entrado en el campamento preparado por los primeros que llegaron y situado en las altas tierras al norte de la ciudad. Ésta era la primera vez que Jesús visitaba Nazaret desde el comienzo de su ministerio público.
150:7.1 (1683.6) Este viernes por la tarde, Jesús se paseó por Nazaret totalmente desapercibido y sin ser reconocido. Pasó por la casa de su infancia y por el taller de carpintería y permaneció media hora en la colina donde tanto disfrutaba cuando era un muchacho. Desde el día en que Juan lo bautizó en el Jordán, el Hijo del Hombre no había sentido conmoverse en su alma tal cantidad de emociones humanas. Mientras bajaba de la montaña, escuchó los sonidos familiares del toque de trompeta que anunciaba la puesta del Sol, tal como los había escuchado tantísimas veces cuando era un niño que crecía en Nazaret. Antes de volver al campamento, pasó por la sinagoga donde había ido a la escuela, y se abandonó mentalmente a numerosas reminiscencias de la época de su infancia. Horas antes, Jesús había enviado a Tomás para que se pusiera de acuerdo con el jefe de la sinagoga a fin de poder predicar en los oficios matutinos del sábado.
150:7.2 (1684.1) La gente de Nazaret nunca había sido famosa por su religiosidad ni por su manera recta de vivir. Con el transcurso de los años, este pueblo se había contaminado cada vez más con los bajos criterios morales de la cercana ciudad de Séforis. Durante toda la juventud y los primeros años de la vida adulta de Jesús, las opiniones sobre él habían estado divididas en Nazaret; su decisión de mudarse a Cafarnaúm había producido mucho resentimiento. Los habitantes de Nazaret habían oído hablar mucho de las actividades de su antiguo carpintero, pero estaban ofendidos porque nunca había incluído a su pueblo natal en ninguna de sus anteriores giras de predicación. Habían oído hablar, por supuesto, de la fama de Jesús, pero la mayoría de los ciudadanos estaban enojados porque no había realizado ninguna de sus grandes obras en la ciudad de su juventud. Durante meses, la gente de Nazaret había discutido mucho sobre Jesús, pero sus opiniones eran, en general, desfavorables hacia él.
150:7.3 (1684.2) El Maestro se encontró pues, no en un ambiente de bienvenida al hogar, sino en medio de una atmósfera decididamente hostil e hipercrítica. Pero esto no era todo. Sabiendo que iba a pasar este sábado en Nazaret y suponiendo que hablaría en la sinagoga, sus enemigos habían sobornado a un buen número de hombres rudos y groseros para que lo hostigaran y provocaran dificultades de todas las maneras posibles.
150:7.4 (1684.3) La mayoría de los antiguos amigos de Jesús, incluído el chazán que lo adoraba y que había sido su profesor en la adolescencia, habían muerto o se habían marchado de Nazaret, y la generación más joven era propensa a sentirse muy recelosa con su fama. Ya no se acordaban de su dedicación, siendo adolescente, a la familia de su padre, y lo criticaban severamente por su negligencia en no visitar a su hermano y a sus hermanas casadas que vivían en Nazaret. La actitud de la familia de Jesús hacia él también había contribuido a acrecentar este sentimiento desfavorable de los ciudadanos. Los judíos más ortodoxos se atrevieron incluso a criticar a Jesús por haber caminado demasiado deprisa cuando iba a la sinagoga aquel sábado por la mañana.
150:8.1 (1684.4) Aquel sábado hacía un día magnífico, y todo Nazaret, amigos y enemigos, salió para escuchar lo que este antiguo habitante de su ciudad iba a decir en la sinagoga. Una gran parte del séquito apostólico tuvo que permanecer fuera de la sinagoga, pues no había sitio para todos los que habían venido a escucharlo. Cuando era joven, Jesús había hablado con frecuencia en este lugar de culto. Aquella mañana, cuando el jefe de la sinagoga le pasó el rollo de los escritos sagrados donde iba a leer la lección de las Escrituras, ninguno de los presentes pareció recordar que éste era el mismo manuscrito que Jesús había regalado a esta sinagoga.
150:8.2 (1684.5) Los oficios de este día se celebraron exactamente igual que cuando Jesús asistía siendo niño. Subió al estrado de los oradores con el jefe de la sinagoga, y el oficio empezó recitándose dos oraciones: «Bendito sea el Señor, Rey del mundo, que forma la luz y crea las tinieblas, que hace la paz y crea todas las cosas; que en su misericordia da la luz a la Tierra y a los que viven en ella, y que en su bondad renueva las obras de la creación día tras día y cada día. Bendito sea el Señor nuestro Dios por la gloria de las obras de sus manos y por las luces iluminadoras que ha hecho para su alabanza. Selá. Bendito sea el Señor nuestro Dios que ha creado las luces.»
150:8.3 (1685.1) Después de una breve pausa, siguieron rezando: «El Señor nuestro Dios nos ha amado con un gran amor, y se ha compadecido de nosotros con una piedad desbordante, nuestro Padre y nuestro Rey, por amor a nuestros padres que confiaron en él. Tú les enseñaste las reglas de la vida; ten misericordia de nosotros y enséñanos. Ilumina nuestros ojos con la ley; haz que nuestros corazones se ajusten a tus mandamientos; une nuestros corazones para que amemos y temamos tu nombre, y no nos avergonzaremos por los siglos de los siglos. Porque tú eres un Dios que prepara la salvación, y nos has escogido entre todas las naciones y lenguas, y en verdad nos has acercado a tu gran nombre — selá — para que podamos alabar tu unidad con amor. Bendito sea el Señor que, en su amor, ha elegido a su pueblo Israel.»
150:8.4 (1685.2) La congregación recitó luego el Semá, el credo de la fe judía. Este ritual consistía en repetir numerosos pasajes de la ley, e indicaba que los creyentes aceptaban el yugo del reino de los cielos, y también el yugo de los mandamientos tal como debían aplicarlos de día y de noche.
150:8.5 (1685.3) Luego continuaron con la tercera oración: «Es verdad que tú eres Yahvé, nuestro Dios y el Dios de nuestros padres, nuestro Rey y el Rey de nuestros padres; nuestro Salvador y el Salvador de nuestros padres; nuestro Creador y la roca de nuestra salvación; nuestra ayuda y nuestro libertador. Tu nombre existe desde la eternidad, y no hay más Dios que tú. Los que fueron liberados cantaron un nuevo cántico a tu nombre a la orilla del mar; todos juntos te alabaron y te reconocieron como Rey, diciendo: Yahvé reinará por los siglos de los siglos. Bendito sea el Señor que salva a Israel.»
150:8.6 (1685.4) El jefe de la sinagoga se situó entonces en su puesto delante del arca, o cofre, que contenía las escrituras sagradas, y empezó a recitar las diecinueve oraciones de elogio, o bendiciones. Pero en esta ocasión era conveniente acortar el oficio a fin de que el invitado de honor dispusiera de más tiempo para su discurso; por consiguiente, sólo se recitaron la primera y la última bendiciones. La primera era: «Bendito sea el Señor nuestro Dios y el Dios de nuestros padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob; el grande, el poderoso y el terrible Dios, que muestra misericordia y benevolencia, que crea todas las cosas, que recuerda sus bondadosas promesas a nuestros padres y envía con amor un salvador a los hijos de sus hijos para gloria de su propio nombre. Oh Rey, favorecedor, salvador y protector. Bendito eres tú, oh Yahvé, protector de Abraham.»
150:8.7 (1685.5) Después siguió la última bendición: «Oh, concede a tu pueblo Israel una gran paz perpetua, pues tú eres el Rey y el Señor de toda paz. Y ves con buenos ojos bendecir con la paz a Israel en todo tiempo y a todas horas. Bendito seas, Yahvé, que bendices con la paz a tu pueblo Israel.» La asamblea no miraba al jefe mientras éste recitaba las bendiciones. Después de las bendiciones, ofreció una oración no oficial, adecuada a la circunstancia, y cuando concluyó, toda la congregación se unió para decir amén.
150:8.8 (1685.6) Luego, el chazán se dirigió al arca y sacó un rollo que entregó a Jesús para que éste pudiera leer la lección de las Escrituras. Era habitual llamar a siete personas para que leyeran por lo menos tres versos de la ley, pero en esta ocasión se renunció a esta práctica para que el visitante pudiera leer la lección que él mismo había escogido. Jesús cogió el rollo, se puso de pie y empezó a leer en el Deuteronomio: «Pues este mandamiento que hoy te doy no es un secreto para ti, ni está lejos. No está en el cielo, para que no digas: ¿quién subirá al cielo por nosotros y nos lo traerá para que podamos oírlo y ponerlo en práctica? Tampoco está al otro lado del mar, para que no digas: ¿quién atravesará el mar por nosotros para que nos traiga el mandamiento a fin de que podamos oírlo y ponerlo en práctica? No, la palabra de vida está muy cerca de ti, incluso en tu presencia y en tu corazón, para que puedas conocerla y obedecerla.»
150:8.9 (1686.1) Cuando terminó de leer en el libro de la ley, pasó a Isaías donde empezó a leer: «El espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para que predique la buena nueva a los pobres. Me ha enviado para que proclame la libertad a los cautivos y la recuperación de la vista a los ciegos, para poner en libertad a los que se sienten heridos y proclamar el año favorable del Señor.»
150:8.10 (1686.2) Jesús cerró el libro y, después de devolverlo al jefe de la sinagoga, se sentó y empezó a hablarle a la gente. Comenzó diciendo: «Hoy, estas Escrituras se han cumplido.» Y luego habló cerca de quince minutos sobre «Los hijos y las hijas de Dios». Su discurso agradó a muchos de los asistentes, que se maravillaron de su gracia y de su sabiduría.
150:8.11 (1686.3) Después de concluir los oficios formales, existía la costumbre de que el orador permaneciera en la sinagoga para que las personas interesadas pudieran hacerle preguntas. En consecuencia, este sábado por la mañana, Jesús descendió para mezclarse con la multitud que se adelantaba para hacerle preguntas. En este grupo había muchos individuos violentos con intenciones dañinas, mientras que alrededor del gentío circulaban aquellos degenerados que habían sido sobornados para causarle problemas a Jesús. Muchos discípulos y evangelistas que habían permanecido fuera avanzaron ahora para entrar en la sinagoga y se dieron cuenta enseguida de que se estaba fraguando un disturbio. Trataron de llevarse al Maestro, pero éste no quiso ir con ellos.
150:9.1 (1686.4) Jesús se encontró rodeado en la sinagoga por una gran multitud de enemigos y muy pocos de sus propios seguidores. En respuesta a las preguntas groseras y a las burlas siniestras, comentó medio en broma: «Sí, soy el hijo de José; soy el carpintero, y no me sorprende que me recordéis el proverbio ‘Médico, cúrate a ti mismo`, ni que me desafiéis para que haga en Nazaret lo que habéis oído decir que realicé en Cafarnaúm; pero os pongo por testigos de que las mismas Escrituras afirman que ‘a un profeta no le faltan honores, salvo en su propio país y entre su propia gente.`»
150:9.2 (1686.5) Pero lo empujaron y, señalándolo con un dedo acusador, le dijeron: «Crees que eres mejor que la gente de Nazaret; te fuiste de aquí, pero tu hermano es un obrero común y tus hermanas viven todavía entre nosotros. Conocemos a tu madre, María. ¿Donde se encuentran hoy? Hemos escuchado grandes cosas sobre ti, pero observamos que no haces ningún prodigio a tu regreso.» Jesús les contestó: «Amo a la gente que vive en la ciudad donde crecí, y me regocijaría veros entrar a todos en el reino de los cielos, pero no me corresponde determinar la realización de las obras de Dios. Las transformaciones de la gracia se forjan como respuesta a la fe viviente de aquellos que son sus beneficiarios.»
150:9.3 (1686.6) Jesús hubiera manejado amablemente a la multitud y hubiera desarmado eficazmente incluso a sus enemigos más violentos, si uno de sus propios apóstoles, Simón Celotes, no hubiera cometido un grave error táctico. Con la ayuda de Nacor, uno de los evangelistas más jóvenes, Simón había reunido entretanto a un grupo de amigos de Jesús que estaban entre el gentío y, con una actitud agresiva, advirtieron a los enemigos del Maestro que se fueran de allí. Hacía tiempo que Jesús había enseñado a los apóstoles que una respuesta dulce desvía el furor, pero sus partidarios no estaban acostumbrados a que trataran a su amado instructor, a quien tan gustosamente llamaban Maestro, con tanta descortesía y desdén. Aquello fue demasiado para ellos y se pusieron a expresar su resentimiento apasionado y vehemente, lo cual no hizo más que encender los ánimos alborotadores de esta asamblea impía y grosera. Y así, bajo la dirección de los mercenarios, aquellos rufianes agarraron a Jesús y lo sacaron precipitadamente de la sinagoga hasta la cima de una escarpada colina cercana, donde estaban dispuestos a empujarlo al vacío para que se estrellara abajo. Pero cuando estaban a punto de empujarlo por el borde del acantilado, Jesús se revolvió de pronto sobre sus captores y, haciéndoles frente, se cruzó tranquilamente de brazos. No dijo nada, pero sus amigos se quedaron más que asombrados cuando empezó a caminar hacia adelante, mientras que el populacho se apartaba y lo dejaba pasar sin molestarlo.
150:9.4 (1687.1) Jesús, seguido de sus discípulos, se dirigió al campamento, donde refirieron todo lo sucedido. Aquella tarde se prepararon para volver al día siguiente temprano a Cafarnaúm, tal como Jesús lo había ordenado. Este final turbulento de la tercera gira de predicación pública tuvo un efecto de moderación sobre todos los seguidores de Jesús. Empezaron a darse cuenta del significado de algunas enseñanzas del Maestro; estaban despertando al hecho de que el reino sólo se establecería mediante muchas tristezas y amargas desilusiones.
150:9.5 (1687.2) Aquel domingo por la mañana abandonaron Nazaret, y después de viajar por caminos diferentes, todos se congregaron finalmente en Betsaida el jueves 10 de marzo al mediodía. Se reunieron como un grupo sobrio y serio de predicadores desilusionados del evangelio de la verdad, y no como un conjunto, entusiasta y conquistador, de cruzados triunfantes.
El libro de Urantia
Documento 151
151:0.1 (1688.1) EL 10 DE MARZO, todos los grupos de predicadores y de instructores se habían reunido en Betsaida. El jueves por la noche y el viernes, muchos de ellos salieron a pescar, mientras que el día del sábado asistieron a la sinagoga para escuchar a un anciano judío de Damasco discurrir sobre la gloria del padre Abraham. Jesús pasó la mayor parte de este sábado a solas en las colinas. Este sábado por la noche, el Maestro habló durante más de una hora a los grupos reunidos sobre «la misión de la adversidad y el valor espiritual de las decepciones». Fue un acontecimiento memorable y sus oyentes no olvidaron nunca la lección que les impartió.
151:0.2 (1688.2) Jesús no se había recuperado por completo del disgusto de haber sido rechazado recientemente en Nazaret; los apóstoles observaron que en su comportamiento habitualmente jovial había una mezcla de tristeza particular. Santiago y Juan permanecieron con él la mayor parte del tiempo, pues Pedro estaba muy ocupado con las numerosas responsabilidades relacionadas con el bienestar y la dirección del nuevo cuerpo de evangelistas. Las mujeres pasaron este compás de espera, antes de partir para la Pascua en Jerusalén, visitando casa por casa, enseñando el evangelio, y cuidando a los enfermos en Cafarnaúm y en las ciudades y pueblos cercanos.
151:1.1 (1688.3) Aproximadamente por esta época, Jesús empezó a emplear por primera vez el método de las parábolas para enseñar a las multitudes que se congregaban con tanta frecuencia a su alrededor. Como Jesús había conversado con los apóstoles y otras personas hasta muy entrada la madrugada, aquel domingo por la mañana muy pocos del grupo se habían levantado para el desayuno; así pues, se fue a la orilla del mar y se sentó solo en una barca, en la vieja barca de pesca de Andrés y Pedro, que siempre se mantenía a su disposición; y se puso a meditar sobre el paso siguiente a dar en la tarea de difundir el reino. Pero el Maestro no iba a estar solo durante mucho tiempo. Muy pronto, la gente de Cafarnaúm y de los pueblos vecinos empezó a llegar, y hacia las diez de la mañana, casi mil personas se habían congregado en la playa cerca de la barca de Jesús, dando gritos para llamar su atención. Pedro ya se había levantado y, abriéndose paso hasta la barca, le dijo a Jesús: «Maestro, ¿les hablo?» Pero Jesús contestó: «No, Pedro, les voy a contar una historia.» Entonces Jesús empezó la narración de la parábola del sembrador, una de las primeras de una larga serie de parábolas similares que enseñó a las multitudes que lo seguían. Esta barca tenía un asiento elevado en el que Jesús se sentó (ya que era costumbre estar sentado para enseñar) mientras le hablaba a la muchedumbre congregada a lo largo de la playa. Después de que Pedro hubiera pronunciado unas palabras, Jesús dijo:
151:1.2 (1688.4) «Un sembrador salió a sembrar y sucedió que mientras sembraba, algunas semillas cayeron al borde del camino, donde fueron pisoteadas y devoradas por los pájaros del cielo. Otras semillas cayeron en lugares rocosos donde había poca tierra, y brotaron inmediatamente porque la tierra no tenía profundidad, pero tan pronto como brilló el Sol se marchitaron, porque no tenían raíces para absorber la humedad. Otras semillas cayeron entre los espinos, y cuando los espinos crecieron, las ahogaron, de manera que no produjeron ningún grano. Pero otras semillas cayeron en una buena tierra, y cuando crecieron, algunas produjeron treinta, otras sesenta y otras cien granos.» Cuando terminó de contar esta parábola, dijo a la multitud: «El que tenga oídos para oír, que oiga.»
151:1.3 (1689.1) Cuando escucharon a Jesús enseñar a la gente de esta manera, los apóstoles y aquellos que estaban con ellos se quedaron enormemente perplejos; después de hablar mucho entre ellos aquella tarde en el jardín de Zebedeo, Mateo le dijo a Jesús: «Maestro, ¿cuál es el significado de las oscuras palabras que ofreces a la multitud? ¿Por qué hablas en parábolas a los que buscan la verdad?» Y Jesús contestó:
151:1.4 (1689.2) «Todo este tiempo os he enseñado con paciencia. A vosotros os ha sido dado conocer los misterios del reino de los cielos, pero a las multitudes sin discernimiento y a aquellos que buscan nuestra destrucción, desde ahora en adelante los misterios del reino les serán presentados en parábolas. Y actuaremos así para que aquellos que desean entrar realmente en el reino puedan discernir el significado de la enseñanza y encontrar así la salvación, mientras que los que escuchan únicamente para atraparnos se quedarán aún más confundidos, en el sentido de que verán sin ver y oirán sin oír. Hijos míos, ¿no percibís la ley del espíritu, que establece que al que tiene se le dará para que posea en abundancia, pero al que no tiene, incluso lo poco que tiene se le quitará? Por eso, de aquí en adelante le hablaré mucho a la gente en parábolas, para que nuestros amigos y aquellos que desean conocer la verdad puedan encontrar lo que buscan, mientras que nuestros enemigos y aquellos que no aman la verdad puedan escuchar sin comprender. Mucha de esta gente no sigue el camino de la verdad. El profeta supo describir en verdad a todas estas almas sin discernimiento, cuando dijo: ‘Porque el corazón de este pueblo se ha embrutecido, son duros de oído y han cerrado los ojos por temor a discernir la verdad y a entenderla en su corazón.`»
151:1.5 (1689.3) Los apóstoles no comprendieron por completo el significado de las palabras del Maestro. Mientras Andrés y Tomás siguieron hablando con Jesús, Pedro y los otros apóstoles se retiraron a otra parte del jardín, donde emprendieron una larga y seria discusión.
151:2.1 (1689.4) Pedro y el grupo que le rodeaba llegaron a la conclusión de que la parábola del sembrador era una alegoría, que cada uno de sus elementos tenía un significado oculto; así pues, decidieron ir a ver a Jesús para solicitarle una explicación. En consecuencia, Pedro se acercó al Maestro, diciendo: «Somos incapaces de penetrar el significado de esta parábola, y deseamos que nos la expliques, puesto que dices que se nos ha dado conocer los misterios del reino.» Cuando escuchó esto, Jesús le dijo a Pedro: «Hijo mío, no deseo ocultarte nada, pero supongamos que me cuentas primero lo que habéis estado hablando; ¿cuál es tu interpretación de la parábola?»
151:2.2 (1689.5) Después de un momento de silencio, Pedro dijo: «Maestro, hemos hablado mucho sobre la parábola, y ésta es la interpretación a la que he llegado: El sembrador es el predicador del evangelio; la semilla es la palabra de Dios. Las semillas que cayeron al borde del camino representan a los que no comprenden la enseñanza del evangelio. Los pájaros que atraparon rápidamente las semillas que cayeron en el suelo endurecido representan a Satanás, o al maligno, que esconde lo que se ha sembrado en el corazón de esos ignorantes. Las semillas que cayeron en los lugares rocosos y que brotaron con tanta rapidez representan a esas personas superficiales e irreflexivas que, cuando escuchan la buena nueva, reciben el mensaje con alegría, pero como la verdad no tiene ninguna raíz verdadera en su comprensión más profunda, su devoción dura poco ante las tribulaciones y las persecuciones. Estos creyentes tropiezan cuando llegan las dificultades, y cuando son tentados, desfallecen. Las semillas que cayeron entre los espinos representan a los que escuchan la palabra con agrado, pero permiten que las inquietudes del mundo y la falsedad de las riquezas ahoguen la palabra de la verdad, de tal manera que se vuelve estéril. Pero las semillas que cayeron en una buena tierra y crecieron hasta que unas produjeron treinta, otras sesenta y otras cien granos, representan a los que han escuchado la verdad, la han recibido con diversos grados de apreciación — debido a sus diferentes dotes intelectuales — y por eso manifiestan esos diversos grados de experiencia religiosa.»
151:2.3 (1690.1) Después de escuchar la interpretación que Pedro hizo de la parábola, Jesús preguntó a los otros apóstoles si no tenían también alguna sugerencia que ofrecer. Natanael fue el único que respondió a esta invitación, diciendo: «Maestro, reconozco que hay muchas cosas buenas en la interpretación que Simón Pedro ha hecho de la parábola, pero no estoy totalmente de acuerdo con él. Mi idea de esta parábola sería la siguiente: La semilla representa al evangelio del reino, mientras que el sembrador simboliza los mensajeros del reino. Las semillas que cayeron al borde del camino en la tierra endurecida representan a los que han escuchado poca cosa del evangelio, junto con aquellos que son indiferentes al mensaje y que han endurecido su corazón. Los pájaros del cielo que atraparon rápidamente las semillas que cayeron al borde del camino representan los hábitos que tenemos en la vida, la tentación del mal y los deseos de la carne. Las semillas que cayeron entre las rocas simbolizan las almas emotivas que reciben rápidamente la nueva enseñanza, y que abandonan la verdad con la misma rapidez cuando tienen que enfrentarse con las dificultades y las realidades de vivir a la altura de esa verdad; carecen de percepción espiritual. Las semillas que cayeron entre los espinos representan a los que se sienten atraídos por las verdades del evangelio; están dispuestos a seguir sus enseñanzas, pero el orgullo del mundo, los celos, la envidia y las ansiedades de la existencia humana se lo impiden. Las semillas que cayeron en la buena tierra y crecieron hasta que unas produjeron treinta, otras sesenta y otras cien granos, representan los diferentes grados naturales de aptitud para comprender la verdad y responder a sus enseñanzas espirituales, por parte de unos hombres y mujeres que poseen unos dones diversos de iluminación espiritual.»
151:2.4 (1690.2) Cuando Natanael terminó de hablar, los apóstoles y sus compañeros emprendieron una seria discusión y se metieron en un ardiente debate; algunos sostenían que la interpretación de Pedro era correcta, mientras que otro número casi igual trataba de defender la explicación que Natanael había dado de la parábola. Mientras tanto, Pedro y Natanael se habían retirado a la casa, donde se enredaron en un esfuerzo enérgico y decidido por convencer al otro y cambiar su opinión.
151:2.5 (1690.3) El Maestro permitió que esta confusión alcanzara su máxima intensidad de expresión; luego dio unas palmadas y los llamó para que se acercaran. Cuando todos estuvieron reunidos de nuevo a su alrededor, dijo: «Antes de que os hable de esta parábola, ¿alguno de vosotros tiene algo que decir?» Después de un momento de silencio, Tomás dijo: «Sí, Maestro, deseo decir unas palabras. Recuerdo que una vez nos dijiste que tuviéramos cuidado con esto mismo. Nos indicaste que, cuando utilizáramos unos ejemplos para nuestra predicación, debíamos emplear historias verdaderas, y no fábulas. Debíamos escoger la historia que mejor conviniera para ilustrar la única verdad central y esencial que deseábamos enseñar a la gente, y que, después de haber utilizado así dicha historia, no debíamos intentar hacer una aplicación espiritual de todos los detalles menores involucrados en la historia que habíamos contado. Estimo que tanto Pedro como Natanael se equivocan al intentar interpretar esta parábola. Admiro la habilidad que tienen para hacer estas cosas, pero estoy igualmente seguro de que todas esas tentativas para hacer que una parábola natural arroje analogías espirituales en todos sus aspectos, sólo pueden llevar a la confusión y a una idea gravemente falsa de la verdadera finalidad de dicha parábola. La prueba de que llevo razón lo demuestra plenamente el hecho de que hace una hora todos estábamos de acuerdo, y ahora estamos divididos en dos grupos separados que mantienen opiniones diferentes sobre esta parábola, y sostienen esas opiniones con tanto ahínco que, en mi opinión, obstaculiza nuestra capacidad para captar plenamente la gran verdad que tenías en la mente cuando presentaste esta parábola a la muchedumbre y nos pediste posteriormente que la comentáramos.»
151:2.6 (1691.1) Las palabras de Tomás tuvieron un efecto tranquilizador sobre todos ellos. Tomás hizo que recordaran lo que Jesús les había enseñado en ocasiones anteriores, y antes de que Jesús continuara hablando, Andrés se levantó y dijo: «Estoy persuadido de que Tomás tiene razón, y me gustaría que nos dijera el significado que le atribuye a la parábola del sembrador.» Jesús le hizo señas a Tomás para que hablara, y éste dijo: «Hermanos míos, no deseaba prolongar esta discusión, pero si así lo deseáis, diré que creo que esta parábola ha sido contada para enseñarnos una gran verdad, que es la siguiente: Por muy fiel y eficazmente que ejecutemos nuestra misión divina, nuestra enseñanza del evangelio del reino estará acompañada de diferentes grados de éxito; y todas esas diferencias de resultados se deberán directamente a las condiciones inherentes a las circunstancias de nuestro ministerio, unas condiciones sobre las que tenemos poco o ningún control.»
151:2.7 (1691.2) Cuando Tomás terminó de hablar, la mayoría de sus compañeros predicadores estaban dispuestos a darle la razón, e incluso Pedro y Natanael estaban a punto de hablar con él, cuando Jesús se levantó y dijo: «Bien hecho, Tomás; has discernido el verdadero significado de las parábolas; pero tanto Pedro como Natanael os han hecho a todos el mismo bien, en el sentido de que han mostrado plenamente el peligro de aventurarse a convertir mis parábolas en alegorías. En vuestro propio fuero interno, podéis ocuparos a menudo de manera provechosa en estos vuelos de la imaginación especulativa, pero cometéis un error cuando intentáis incorporar esas conclusiones en vuestra enseñanza pública.»
151:2.8 (1691.3) Ahora que la tensión había desaparecido, Pedro y Natanael se felicitaron mutuamente por sus interpretaciones, y a excepción de los gemelos Alfeo, cada uno de los apóstoles se aventuró a hacer una interpretación de la parábola del sembrador antes de retirarse para dormir. Incluso Judas Iscariote ofreció una interpretación muy plausible. Los doce intentaron a menudo descifrar entre ellos las parábolas del Maestro como lo hubieran hecho con una alegoría, pero nunca más se tomaron en serio estas especulaciones. Fue una sesión muy provechosa para los apóstoles y sus compañeros, especialmente porque a partir de este momento Jesús empleó cada vez más parábolas en su enseñanza pública.
151:3.1 (1691.4) Los apóstoles tenían predilección por las parábolas, de tal manera que toda la tarde siguiente la consagraron a seguir discutiendo sobre las parábolas. Jesús empezó la conferencia de la tarde, diciendo: «Amados míos, en el momento de enseñar siempre debéis hacer una diferencia para adaptar vuestra presentación de la verdad a la mente y al corazón de los que os escuchan. Cuando os encontráis delante de una muchedumbre de intelectos y de temperamentos variados, no podéis decir palabras diferentes para cada tipo de oyente, pero podéis contar una historia para transmitir vuestra enseñanza. Cada grupo, e incluso cada individuo, podrá interpretar vuestra parábola a su manera, según sus propios dones intelectuales y espirituales. Debéis dejar que vuestra luz brille, pero hacedlo con sabiduría y discreción. Nadie enciende un candil para cubrirlo con una vasija o colocarlo debajo de la cama, sino que pone su candil sobre un pedestal donde todos puedan contemplar la luz. Permitidme que os diga que, en el reino de los cielos, no hay nada oculto que no se pueda manifestar; ni tampoco hay secretos que finalmente no se puedan conocer. Todas esas cosas acabarán por salir a la luz. No penséis solamente en las multitudes y en la manera en que escuchan la verdad; prestad atención también a la manera en que vosotros mismos escucháis. Recordad que os he dicho muchas veces: A aquel que tiene se le dará más, mientras que al que no tiene se le quitará incluso lo que cree tener.»
151:3.2 (1692.1) La prolongada discusión sobre las parábolas y las instrucciones adicionales en cuanto a su interpretación, se pueden resumir y expresar en un lenguaje moderno de la manera siguiente:
151:3.3 (1692.2) 1. Jesús aconsejó que no se emplearan las fábulas ni las alegorías para enseñar las verdades del evangelio. Sí que recomendó la libre utilización de las parábolas, en especial las parábolas relacionadas con la naturaleza. Recalcó el valor de utilizar la analogía existente entre los mundos natural y espiritual como un medio de enseñar la verdad. Aludió con frecuencia a lo natural como «la sombra irreal y fugaz de las realidades del espíritu.»
151:3.4 (1692.3) 2. Jesús contó tres o cuatro parábolas de las escrituras hebreas, y llamó la atención sobre el hecho de que este método de enseñanza no era totalmente nuevo. Sin embargo, se convirtió casi en un método nuevo por la manera en que lo empleó desde entonces en adelante.
151:3.5 (1692.4) 3. Al enseñar a los apóstoles el valor de las parábolas, Jesús llamó la atención sobre los puntos siguientes:
151:3.6 (1692.5) La parábola apela simultáneamente a unos niveles extremadamente diferentes de la mente y del espíritu. La parábola estimula la imaginación, desafía el discernimiento y provoca el pensamiento crítico; promueve la simpatía sin despertar el antagonismo.
151:3.7 (1692.6) La parábola pasa de las cosas conocidas al discernimiento de lo desconocido. La parábola utiliza lo material y lo natural como un medio para presentar lo espiritual y lo supermaterial.
151:3.8 (1692.7) Las parábolas favorecen la toma de decisiones morales imparciales. La parábola evita numerosos prejuicios e introduce con elegancia las nuevas verdades en la mente, y hace todo esto despertando un mínimo de defensas propias en el resentimiento personal.
151:3.9 (1692.8) Rechazar la verdad contenida en una analogía parabólica requiere una acción intelectual consciente que menosprecie directamente el juicio honesto y la decisión justa de la persona. La parábola conduce a forzar el pensamiento a través del sentido del oído.
151:3.10 (1692.9) El uso de la parábola como medio de enseñanza permite al instructor presentar verdades nuevas, e incluso sorprendentes, mientras que al mismo tiempo evita ampliamente toda controversia y todo conflicto exterior con la tradición y la autoridad establecida.
151:3.11 (1693.1) La parábola posee también la ventaja de avivar la memoria de la verdad enseñada, cuando se encuentran posteriormente las mismas escenas familiares.
151:3.12 (1693.2) Jesús intentó de esta manera poner al corriente a sus discípulos de las diversas razones que apoyaban su práctica de emplear cada vez más parábolas en su enseñanza pública.
151:3.13 (1693.3) Hacia el final de la lección de la tarde, Jesús hizo su primer comentario sobre la parábola del sembrador. Dijo que la parábola se refería a dos cosas: En primer lugar, era una revisión de su propio ministerio hasta ese momento, y una previsión de lo que le esperaba durante el resto de su vida en la Tierra. Y en segundo lugar, también era una alusión a lo que los apóstoles y otros mensajeros del reino podían esperar en su ministerio, de generación en generación, a medida que pasara el tiempo.
151:3.14 (1693.4) Jesús recurrió también al empleo de las parábolas para refutar lo mejor posible el esfuerzo premeditado de los jefes religiosos de Jerusalén, que enseñaban que toda su obra se efectuaba gracias a la ayuda de los demonios y del príncipe de los diablos. La apelación a la naturaleza contradecía esta enseñanza, ya que la gente de aquella época consideraba que todos los fenómenos naturales eran producidos directamente por los seres espirituales y las fuerzas supernaturales. También se decidió a utilizar este método de enseñanza porque le permitía proclamar verdades esenciales a los que deseaban conocer el mejor camino, y al mismo tiempo proporcionaba a sus enemigos menos oportunidades de encontrar motivos para sentirse ofendidos y acusarlo.
151:3.15 (1693.5) Antes de despedir al grupo para pasar la noche, Jesús dijo: «Ahora os voy a contar lo último de la parábola del sembrador. Quiero probaros para saber cómo recibiréis esto: El reino de los cielos se parece también a un hombre que echa una buena semilla en la tierra; mientras dormía por la noche y se ocupaba de sus asuntos durante el día, la semilla brotó y creció, y aunque no sabía cómo sucedió, la planta fructificó. Primero fue la hoja, luego la espiga y luego el grano completo en la espiga. Y cuando el grano estuvo maduro, empleó la hoz y fue el final de la cosecha. El que tenga oídos para oír, que oiga.»
151:3.16 (1693.6) Los apóstoles le dieron muchas vueltas a estas palabras en su mente, pero el Maestro nunca volvió a mencionar este añadido a la parábola del sembrador.
151:4.1 (1693.7) Al día siguiente, Jesús volvió a enseñar a la gente desde la barca, diciendo: «El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró una buena semilla en su campo; pero mientras dormía, su enemigo vino y sembró cizaña en medio del trigo, huyendo apresuradamente. Y así, cuando los jóvenes tallos brotaron y más tarde estuvieron a punto de producir su fruto, apareció también la cizaña. Entonces, los servidores de este propietario fueron a decirle: ‘Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿de dónde ha salido entonces esa cizaña?` El dueño respondió a sus servidores: ‘Algún enemigo lo ha hecho.` Entonces los servidores le preguntaron: ‘¿Quieres que vayamos a arrancar la cizaña?` Pero él les contestó diciendo: ‘No, no sea que al arrancarla desarraiguéis también el trigo. Lo mejor es dejarlos que crezcan juntos hasta el momento de la cosecha, y entonces diré a los segadores: Primero recoged la cizaña y atadla en fardos para quemarla, y luego recoged el trigo para almacenarlo en mi granero.`»
151:4.2 (1693.8) Después de algunas preguntas de la gente, Jesús contó otra parábola: «El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo. Ahora bien, un grano de mostaza es la más pequeña de todas las semillas, pero cuando está maduro, se convierte en la hierba más grande de todas y se parece a un árbol, de manera que los pájaros del cielo pueden venir y reposar en sus ramas.»
151:4.3 (1694.1) «El reino de los cielos se parece también a la levadura que una mujer cogió para esconderla en tres medidas de harina, y sucedió de esta manera que toda la masa fermentó.»
151:4.4 (1694.2) «El reino de los cielos se parece también a un tesoro escondido en un campo, que un hombre descubrió. En su alegría, salió a vender todo lo que poseía a fin de tener el dinero para comprar el campo.»
151:4.5 (1694.3) «El reino de los cielos se parece también a un comerciante que busca perlas finas; y habiendo encontrado una perla de gran valor, salió a vender todo lo que poseía para poder comprar la perla extraordinaria.»
151:4.6 (1694.4) «Y además, el reino de los cielos se parece a una red barredera que fue arrojada al mar y recogió todo tipo de peces. Cuando la red estuvo llena, los pescadores la sacaron a la playa, donde se sentaron para distribuir el pescado; recogieron los buenos en unos recipientes y arrojaron los malos.»
151:4.7 (1694.5) Jesús contó a las multitudes otras muchas parábolas. De hecho, a partir de esta época, rara vez empleó otro método para enseñar a las masas. Después de hablar en parábolas a un auditorio público, explicaba sus enseñanzas a los apóstoles y a los evangelistas con más plenitud y claridad durante las clases vespertinas.
151:5.1 (1694.6) La multitud continuó aumentando durante toda la semana. El sábado, Jesús se apresuró a partir hacia las colinas, pero cuando llegó el domingo por la mañana, la muchedumbre volvió. Jesús les habló a primera hora de la tarde después de la predicación de Pedro, y cuando hubo terminado, dijo a sus apóstoles: «Estoy cansado de las multitudes; crucemos a la otra orilla para poder descansar un día.»
151:5.2 (1694.7) Durante la travesía del lago, se encontraron con una de esas violentas y repentinas tempestades que son características del mar de Galilea, sobre todo en esta época del año. Esta extensión de agua se encuentra a unos doscientos metros por debajo del nivel del mar, y está rodeada por unos altos márgenes, especialmente al oeste. Hay gargantas escarpadas que van desde el lago hasta las colinas; durante el día, una bolsa de aire caliente se eleva por encima del lago, y después de la puesta del Sol, el aire frío de las gargantas tiene tendencia a precipitarse sobre el lago. Estos vendavales llegan con rapidez y a veces se desvanecen de la misma forma repentina.
151:5.3 (1694.8) Uno de estos vendavales vespertinos fue precisamente el que sorprendió a la barca que llevaba a Jesús a la otra orilla este domingo por la tarde. Otras tres barcas con algunos de los evangelistas más jóvenes seguían detrás. La tempestad era violenta, aunque limitada a esta región del lago, pues no había signos de tormenta en la orilla occidental. El viento era tan fuerte que las olas empezaron a inundar la barca. El fuerte viento había arrancado la vela antes de que los apóstoles pudieran recogerla, y ahora dependían totalmente de sus remos mientras bogaban penosamente hacia la costa, a unos dos kilómetros y medio de distancia.
151:5.4 (1694.9) Mientras tanto, Jesús permanecía dormido en la popa de la barca debajo de un pequeño cobertizo. El Maestro estaba cansado cuando partieron de Betsaida, y para conseguir descansar, les había ordenado que lo llevaran en una embarcación hasta la otra orilla. Estos antiguos pescadores eran unos remeros vigorosos y experimentados, pero éste era uno de los peores temporales con que se habían encontrado nunca. Aunque el viento y las olas sacudían su barca como si fuera de juguete, Jesús continuaba durmiendo tranquilamente. Pedro estaba en el remo de la derecha, cerca de la popa. Cuando la barca empezó a llenarse de agua, dejó su remo y se precipitó hacia Jesús, sacudiéndolo vigorosamente para despertarlo. Cuando estuvo despierto, Pedro le dijo: «Maestro, ¿no sabes que estamos en medio de una violenta tormenta? Si no nos salvas, todos pereceremos.»
151:5.5 (1695.1) Jesús salió en medio de la lluvia y primero miró a Pedro, luego escudriñó en la oscuridad a los remeros que se esforzaban, y de nuevo volvió la vista hacia Simón Pedro, que, en su agitación, aún no había regresado a su remo, y le dijo: «¿Por qué tenéis todos tanto miedo? ¿Dónde está vuestra fe? Paz, permaneced tranquilos.» Apenas había expresado Jesús esta reprimenda a Pedro y a los otros apóstoles, apenas le había pedido a Pedro que buscara la paz para calmar su alma inquieta, la atmósfera perturbada restableció su equilibrio y se asentó en una gran calma. Las olas irritadas se apaciguaron casi inmediatamente, mientras que los oscuros nubarrones que se habían extinguido en un corto aguacero, se desvanecieron, y las estrellas del cielo brillaron en lo alto. En la medida en que podemos juzgar esto, todo fue una pura coincidencia; pero los apóstoles, y en particular Simón Pedro, nunca dejaron de considerar el episodio como un milagro de la naturaleza. Para los hombres de aquella época era muy fácil creer en los milagros de la naturaleza, puesto que creían firmemente que toda la naturaleza era un fenómeno directamente controlado por las fuerzas espirituales y los seres sobrenaturales.
151:5.6 (1695.2) Jesús explicó claramente a los doce que había hablado a sus espíritus perturbados y que se había dirigido a sus mentes agitadas por el miedo, y que no había mandado a los elementos que obedecieran a su palabra, pero fue en vano. Los seguidores del Maestro siempre se empeñaron en interpretar a su propia manera todas estas coincidencias. A partir de este día, insistieron en considerar que el Maestro poseía un poder absoluto sobre los elementos naturales. Pedro no se cansó nunca de contar que «incluso los vientos y las olas le obedecían.»
151:5.7 (1695.3) Ya era casi de noche cuando Jesús y sus asociados llegaron a la orilla, y como era una noche tranquila y hermosa, todos descansaron en las barcas y no desembarcaron hasta la mañana siguiente, poco después de salir el Sol. Cuando se hubieron reunido, unos cuarenta en total, Jesús dijo: «Subamos a aquellas colinas y permanezcamos allí unos días mientras reflexionamos sobre los problemas del reino del Padre.»
151:6.1 (1695.4) Aunque la mayor parte de la cercana ribera oriental del lago subía en pendiente suave hasta las tierras altas que estaban detrás, en este lugar concreto había una ladera empinada donde, en algunos puntos, la costa descendía de golpe hasta el lago. Señalando la ladera de la colina cercana, Jesús dijo: «Subamos a esa ladera para desayunar y descansemos mientras hablamos debajo de algún refugio.»
151:6.2 (1695.5) Toda esta ladera estaba llena de cavernas que habían sido labradas en la roca. Muchos de estos nichos eran antiguos sepulcros. Hacia la mitad de esta pendiente, en un lugar pequeño relativamente llano, se encontraba el cementerio del pueblecito de Jeresa. Cuando Jesús y sus asociados pasaban cerca de este cementerio, un lunático que vivía en estas cuevas de la ladera se precipitó hacia ellos. Este demente era muy conocido en aquellos parajes; en otra época había estado amarrado con grilletes y cadenas, y confinado en una de las grutas. Hacía tiempo que había roto sus cadenas y ahora vagaba a su antojo entre las tumbas y los sepulcros abandonados.
151:6.3 (1696.1) Este hombre, que se llamaba Amós, estaba afligido por una forma periódica de locura. Había períodos considerablemente largos durante los cuales buscaba con qué vestirse y se comportaba razonablemente bien entre sus semejantes. Durante uno de estos intervalos de lucidez, había ido a Betsaida, donde había escuchado la predicación de Jesús y de los apóstoles, y en aquel momento se había puesto a creer a medias en el evangelio del reino. Pero pronto reapareció una fase tormentosa de su enfermedad, y huyó hacia las tumbas, donde gemía, clamaba a gritos y se comportaba de tal manera que aterrorizaba a todos los que lo encontraban por casualidad.
151:6.4 (1696.2) Cuando Amós reconoció a Jesús, cayó a sus pies y exclamó: «Te conozco, Jesús, pero estoy poseído por muchos demonios, y te suplico que no me atormentes.» Este hombre creía sinceramente que su periódica aflicción mental se debía al hecho de que, en los momentos de crisis, los espíritus malignos o impuros entraban en él y dominaban su mente y su cuerpo. Sus trastornos eran principalmente emocionales — su cerebro no estaba gravemente enfermo.
151:6.5 (1696.3) Jesús bajó la mirada sobre el hombre que estaba agachado como un animal a sus pies, se inclinó, lo cogió de la mano, lo levantó y le dijo: «Amós, no estás poseído por un demonio; ya has oído la buena nueva de que eres un hijo de Dios. Te ordeno que salgas de ese estado.» Cuando Amós oyó a Jesús decir estas palabras, se produjo tal transformación en su intelecto, que recobró inmediatamente su entero juicio y el control normal de sus emociones. En ese momento, una multitud considerable procedente del pueblo vecino se había congregado, y esta gente, unida a los porqueros que venían de las tierras altas situadas más arriba, se sorprendieron al ver al lunático sentado con Jesús y sus discípulos en posesión de su entero juicio y conversando espontáneamente con ellos.
151:6.6 (1696.4) Mientras los porqueros se precipitaban hacia el pueblo para divulgar la noticia de que el lunático había sido domado, los perros cargaron contra una pequeña piara de unos treinta cerdos que habían quedado abandonados, y empujaron a la mayoría por encima de un precipicio hasta el mar. Este incidente, unido a la presencia de Jesús y a la curación supuestamente milagrosa del lunático, fue lo que dio origen a la leyenda de que Jesús había curado a Amós arrojando a una legión de demonios fuera de él, y que esos demonios se habían metido en la piara de cerdos, induciéndoles en el acto a que se precipitaran de cabeza hacia su destrucción en el mar. Antes de que terminara el día, los cuidadores de cerdos habían difundido este episodio por todas partes, y el pueblo entero se lo creyó. Amós creyó sin ninguna duda en esta historia; había visto caer a los cerdos por encima del borde de la colina poco después de que su mente perturbada hubiera recuperado la tranquilidad, y siempre creyó que los cerdos se habían llevado consigo a los mismos espíritus malignos que durante tanto tiempo lo habían atormentado y afligido. Esto contribuyó mucho a que su curación fuera permanente. Es igualmente cierto que todos los apóstoles de Jesús (salvo Tomás) creyeron que el episodio de los cerdos estaba directamente relacionado con la curación de Amós.
151:6.7 (1696.5) Jesús no consiguió el descanso que iba buscando. La mayor parte de aquel día estuvo asediado por la gente que venía en respuesta a la noticia de que Amós había sido curado, y atraída por la historia de que los demonios habían salido del lunático metiéndose en la piara de cerdos. Y así, el martes por la mañana temprano, después de una sola noche de descanso, Jesús y sus amigos fueron despertados por una delegación de estos gentiles criadores de cerdos que venía para exigirles que se fueran de su región. Su portavoz dijo a Pedro y a Andrés: «Pescadores de Galilea, iros de aquí y llevaos a vuestro profeta. Sabemos que es un hombre santo, pero los dioses de nuestro país no lo conocen, y corremos el riesgo de perder muchos cerdos. Tenemos miedo de vosotros, y por eso os rogamos que os vayáis de aquí.» Cuando Jesús los escuchó, le dijo a Andrés: «Volvamos a nuestro hogar.»
151:6.8 (1697.1) Cuando estaban a punto de partir, Amós le suplicó a Jesús que le permitiera ir con ellos, pero el Maestro no quiso consentirlo. Jesús le dijo a Amós: «No olvides que eres un hijo de Dios. Vuelve con tu propia gente y muéstrales las grandes cosas que Dios ha hecho por ti.» Y Amós se puso a divulgar por todas partes que Jesús había echado a una legión de demonios de su alma perturbada, y que estos espíritus malignos se habían metido en una piara de cerdos, que los habían llevado rápidamente a la destrucción. Y no se detuvo hasta que hubo recorrido todas las ciudades de la Decápolis, proclamando las grandes cosas que Jesús había hecho por él.
El libro de Urantia
Documento 152
152:0.1 (1698.1) LA HISTORIA de la curación de Amós, el lunático de Jeresa, ya había llegado hasta Betsaida y Cafarnaúm, de manera que una gran multitud esperaba a Jesús cuando su barca arribó aquel martes por la mañana. En esta multitud se encontraban los nuevos observadores enviados por el sanedrín de Jerusalén, que habían bajado a Cafarnaúm con el fin de encontrar un pretexto para arrestar e inculpar al Maestro. Mientras Jesús hablaba con la gente que se había reunido para saludarle, Jairo, uno de los jefes de la sinagoga, se abrió paso entre la muchedumbre, cayó a sus pies, lo cogió de la mano y le suplicó que se apresurara a ir con él, diciendo: «Maestro, mi hijita, mi única hija, yace en mi casa a punto de morir. Te ruego que vengas a curarla.» Cuando Jesús escuchó la petición de este padre, dijo: «Iré contigo.»
152:0.2 (1698.2) Mientras Jesús acompañaba a Jairo, la gran multitud, que había escuchado la súplica del padre, los siguió para ver qué iba a suceder. Poco antes de llegar a la casa del jefe, mientras pasaban rápidamente por una calle estrecha con la muchedumbre empujándolo, Jesús se detuvo de pronto y exclamó: «Alguien me ha tocado.» Y cuando aquellos que estaban cerca de él negaron haberle tocado, Pedro dijo: «Maestro, puedes ver que este gentío te apretuja, amenaza con aplastarnos, y sin embargo dices que ‘alguien me ha tocado`. ¿Qué quieres decir?» Entonces Jesús dijo: «He preguntado quién me ha tocado, porque he percibido que una energía viviente ha salido de mí.» Jesús miró a su alrededor, y sus ojos se posaron en una mujer cercana, que se adelantó, se arrodilló a sus pies y dijo: «Durante años he estado afligida con una hemorragia mortificante. Muchos médicos me han hecho sufrir mucho; he gastado todos mis bienes, pero ninguno ha podido curarme. Entonces oí hablar de ti, y pensé que si pudiera tocar solamente el borde de tu manto, seguramente me curaría. Así pues, apreté el paso con la gente a medida que caminaban hasta que, al estar cerca de ti, Maestro, he tocado el borde de tu manto, y he recuperado la salud; sé que me he curado de mi aflicción.»
152:0.3 (1698.3) Cuando Jesús escuchó esto, cogió a la mujer de la mano, la levantó y le dijo: «Hija, tu fe te ha curado; ve en paz.» Era su fe, y no su contacto, lo que la había curado. Este caso es un buen ejemplo de las muchas curaciones aparentemente milagrosas que acompañaron la carrera terrestre de Jesús, pero que él, en ningún sentido, deseó conscientemente. El paso del tiempo demostró que esta mujer se había curado realmente de su enfermedad. Su fe era del tipo que atrapaba directamente el poder creativo que residía en la persona del Maestro. Con la fe que tenía, sólo necesitaba acercarse a la persona del Maestro. No era necesario en absoluto que tocara su manto; eso era simplemente la parte supersticiosa de su creencia. Jesús llamó a su presencia a esta mujer de Cesarea de Filipo, llamada Verónica, para corregir dos errores que podrían haber permanecido en su mente, o que podrían haber perdurado en la mente de los que habían presenciado esta curación: No quería que Verónica se marchara pensando que su miedo por intentar robar su curación había sido premiado, o que su superstición de asociar el toque del vestido de Jesús con su curación había sido eficaz. Deseaba que todos supieran que era su fe pura y viviente la que había efectuado la curación.
152:1.1 (1699.1) Jairo estaba, por supuesto, enormemente impaciente por esta demora en llegar a su casa; por eso ahora siguieron caminando con paso acelerado. Incluso antes de que entraran en el patio del jefe, uno de sus sirvientes salió diciendo: «No molestes al Maestro; tu hija ha muerto.» Pero Jesús no pareció prestar atención a las palabras del sirviente, porque, llevándose consigo a Pedro, Santiago y Juan, se volvió hacia el padre desconsolado y le dijo: «No temas; limítate a creer.» Cuando entró en la casa, encontró que los flautistas ya estaban allí con las plañideras formando un alboroto indecente; los parientes ya se habían puesto a llorar y a lamentarse. Después de echar a todas las plañideras de la habitación, entró con el padre, la madre y sus tres apóstoles. Había dicho a las plañideras que la doncella no estaba muerta, pero se rieron de él con desprecio. Jesús se volvió entonces hacia la madre, diciéndole: «Tu hija no está muerta; sólo está dormida.» Cuando la casa recuperó la tranquilidad, Jesús se acercó al lecho de la niña, la cogió de la mano y le dijo: «Hija, yo te lo digo, ¡despierta y levántate!» Cuando la chica escuchó estas palabras, se levantó inmediatamente y caminó por la habitación. Luego, cuando se hubo recuperado de su aturdimiento, Jesús ordenó que le dieran algo de comer, pues había estado mucho tiempo sin tomar alimento.
152:1.2 (1699.2) Como había mucha agitación en Cafarnaúm en contra de Jesús, éste reunió a la familia y les explicó que la joven había caído en un estado de coma después de una fiebre prolongada, y que él se había limitado a despertarla, que no la había resucitado de entre los muertos. También explicó todo esto a sus apóstoles, pero fue en vano; todos creían que había resucitado a la chiquilla de entre los muertos. Todo lo que Jesús decía para explicar muchos de estos milagros aparentes, tenía poco efecto sobre sus seguidores. Eran propensos a ver milagros, y no perdían ni una oportunidad para atribuirle un nuevo prodigio a Jesús. Jesús y los apóstoles regresaron a Betsaida, después de haber encargado específicamente a todos que no se lo contaran a nadie.
152:1.3 (1699.3) Cuando salió de la casa de Jairo, dos ciegos, guiados por un niño mudo, lo siguieron dando gritos para que los curara. Aproximadamente por esta época, la reputación de Jesús como sanador estaba en su apogeo. Por todas partes donde iba, los enfermos y los afligidos lo estaban esperando. El Maestro parecía ahora muy cansado, y todos sus amigos empezaban a preocuparse, pues si continuaba con su labor de enseñanza y de curación, acabaría por desplomarse.
152:1.4 (1699.4) Los apóstoles de Jesús, sin contar a la gente común y corriente, no podían comprender la naturaleza y los atributos de este Dios-hombre. Ninguna generación posterior tampoco ha sido capaz de evaluar lo que sucedió en la Tierra en la persona de Jesús de Nazaret. Y la ciencia o la religión nunca tendrán la oportunidad de examinar estos acontecimientos notables, por la sencilla razón de que una situación así de extraordinaria no volverá a producirse nunca más en este mundo ni en ningún otro mundo de Nebadon. Nunca más volverá a aparecer, en ningún mundo de todo este universo, un ser en la similitud de la carne mortal que incorpore al mismo tiempo todos los atributos de la energía creativa, combinados con los dones espirituales que trascienden el tiempo y la mayoría de las otras limitaciones materiales.
152:1.5 (1700.1) Antes de que Jesús estuviera en la Tierra, o después de entonces, nunca ha sido posible obtener de manera tan directa y gráfica los resultados que acompañan a la fe sólida y viviente de los hombres y las mujeres mortales. Para repetir estos fenómenos, tendríamos que ir a la presencia inmediata de Miguel, el Creador, y encontrarlo tal como era en aquella época — el Hijo del Hombre. Asimismo, aunque su ausencia impide que estas manifestaciones materiales se produzcan hoy en día, deberíais absteneros de fijar cualquier tipo de limitación a la posible manifestación de su poder espiritual. Aunque el Maestro está ausente como ser material, se encuentra presente como influencia espiritual en el corazón de los hombres. Al marcharse de este mundo, Jesús ha hecho posible que su espíritu viva al lado del de su Padre, que reside en la mente de todo el género humano.
152:2.1 (1700.2) Jesús continuó enseñando a la gente durante el día, e instruyendo a los apóstoles y a los evangelistas por la noche. El viernes decretó una semana de vacaciones para que todos sus seguidores pudieran pasar unos días en sus casas o con sus amigos, antes de prepararse a subir a Jerusalén para la Pascua. Pero más de la mitad de sus discípulos se negaron a abandonarlo, y la multitud aumentaba diariamente hasta tal punto que David Zebedeo deseaba establecer un nuevo campamento, pero Jesús se negó a darle su consentimiento. El Maestro había descansado tan poco durante el sábado, que el domingo 27 de marzo por la mañana intentó alejarse de la gente. Algunos evangelistas se quedaron allí para hablarle a la multitud, mientras que Jesús y los doce planeaban escaparse, sin ser vistos, a la orilla opuesta del lago, donde pensaban encontrar el descanso que tanto necesitaban en un hermoso parque al sur de Betsaida-Julias. Esta región era un lugar de recreo favorito para los habitantes de Cafarnaúm; todos conocían bien estos parques de la costa oriental.
152:2.2 (1700.3) Pero la gente no les dejó salirse con la suya. Vieron la dirección que tomaba la barca de Jesús, alquilaron todas las embarcaciones disponibles y salieron en su persecución. Los que no pudieron conseguir una barca se pusieron en camino para rodear a pie el extremo septentrional del lago.
152:2.3 (1700.4) Al caer la tarde, más de mil personas habían localizado al Maestro en uno de los parques; él les habló brevemente, y Pedro lo hizo después. Mucha de esta gente había traído su comida, y después de cenar, se reunieron en pequeños grupos mientras los apóstoles y los discípulos de Jesús les enseñaban.
152:2.4 (1700.5) El lunes por la tarde, la multitud había aumentado a más de tres mil personas. Y además — ya entrada la noche — la gente continuaba afluyendo, trayendo con ellos todo tipo de enfermos. Cientos de personas interesadas habían planeado detenerse en Cafarnaúm, en su camino hacia la Pascua, para ver y escuchar a Jesús, y se negaban sencillamente a sufrir un desengaño. El miércoles a mediodía, unos cinco mil hombres, mujeres y niños se habían congregado aquí, en este parque al sur de Betsaida-Julias. El tiempo era agradable, pues se acercaba el final de la estación de las lluvias en esta región.
152:2.5 (1700.6) Felipe había traído provisiones para alimentar a Jesús y a los doce durante tres días, y estaban al cuidado del joven Marcos, su recadero. Este día por la tarde, el tercero para casi la mitad de esta multitud, los víveres que la gente había traído consigo estaban a punto de agotarse. David Zebedeo no contaba aquí con una ciudad de tiendas para alimentar y alojar a las multitudes. Felipe tampoco había previsto alimentos para una muchedumbre tan grande. Pero aunque la gente tenía hambre, no quería irse. Se cuchicheaba en voz baja que, como Jesús deseaba evitar dificultades tanto con Herodes como con los dirigentes de Jerusalén, había elegido este sitio tranquilo, fuera de la jurisdicción de todos sus enemigos, como el lugar adecuado para ser coronado rey. El entusiasmo de la gente aumentaba de hora en hora. A Jesús no le decían ni una palabra, aunque, por supuesto, sabía todo lo que estaba pasando. Incluso los doce apóstoles también estaban contaminados con estas ideas, y en especial los evangelistas más jóvenes. Los apóstoles que estaban a favor de esta tentativa para proclamar rey a Jesús eran Pedro, Juan, Simón Celotes y Judas Iscariote. Andrés, Santiago, Natanael y Tomás se oponían a este proyecto. Mateo, Felipe y los gemelos Alfeo no opinaban. El cabecilla de esta conspiración para hacerlo rey era Joab, uno de los jóvenes evangelistas.
152:2.6 (1701.1) Ésta era la situación el miércoles hacia las cinco de la tarde, cuando Jesús le pidió a Santiago Alfeo que llamara a Andrés y a Felipe. Jesús dijo: «¿Qué vamos a hacer con la multitud? Hace ya tres días que están con nosotros, y muchos de ellos tienen hambre. No tienen comida.» Felipe y Andrés intercambiaron una mirada, y luego Felipe contestó: «Maestro, deberías despedir a esta gente para que fueran a los pueblos de los alrededores a comprar comida.» Andrés temía que se materializara la intriga para coronarlo rey, por lo que apoyó rápidamente a Felipe, diciendo: «Sí, Maestro, creo que es mejor que despidas a la multitud para que se vayan por su camino y compren comida, y así consigues descansar algún tiempo.» Mientras tanto, otros apóstoles se habían unido a la conversación. Jesús dijo entonces: «Pero no deseo despedirlos hambrientos; ¿no podéis alimentarlos?» Esto fue demasiado para Felipe, que dijo inmediatamente: «Maestro, aquí en pleno campo, ¿dónde podemos comprar pan para esta multitud? Con doscientos denarios no tendríamos suficiente para un almuerzo.»
152:2.7 (1701.2) Antes de que los apóstoles tuvieran la posibilidad de expresarse, Jesús se volvió hacia Andrés y Felipe, diciendo: «No quiero despedir a esta gente. Están aquí como ovejas sin pastor. Me gustaría alimentarlos. ¿De cuánta comida disponemos?» Mientras Felipe conversaba con Mateo y Judas, Andrés buscó al joven Marcos para averiguar cuántas provisiones quedaban. Volvió hacia Jesús, diciendo: «Al muchacho sólo le quedan cinco panes de cebada y dos pescados secos» — y Pedro añadió inmediatamente: «Y aún tenemos que comer esta noche.»
152:2.8 (1701.3) Jesús permaneció en silencio durante un momento. Había en sus ojos una mirada lejana. Los apóstoles no decían nada. Jesús se volvió repentinamente hacia Andrés y dijo: «Tráeme los panes y los peces.» Cuando Andrés le trajo la canasta, el Maestro dijo: «Ordenad a la gente que se siente en la hierba en grupos de cien, y que designen a un jefe para cada grupo, mientras traéis a todos los evangelistas aquí con nosotros.»
152:2.9 (1701.4) Jesús cogió los panes en sus manos y, después de dar las gracias, partió el pan y lo dio a sus apóstoles, que lo pasaron a sus compañeros, quienes a su vez lo llevaron a la multitud. Jesús partió y distribuyó los peces de la misma manera. Y aquella multitud comió hasta saciarse. Cuando hubieron terminado de comer, Jesús dijo a los discípulos: «Recoged los trozos que quedan para que no se pierda nada.» Cuando terminaron de recoger los pedazos, tenían doce canastas llenas. Unos cinco mil hombres, mujeres y niños habían comido en este banquete extraordinario.
152:2.10 (1702.1) Éste fue el primero y el único milagro natural que Jesús efectuó después de haberlo planeado conscientemente. Es verdad que sus discípulos tenían tendencia a calificar de milagros muchas cosas que no lo eran, pero éste fue un auténtico ministerio sobrenatural. Se nos ha enseñado que, en este caso, Miguel multiplicó los elementos nutritivos como siempre lo hace, salvo que eliminó el factor tiempo y el encauzamiento vital observable.
152:3.1 (1702.2) La alimentación de los cinco mil por medio de la energía sobrenatural fue otro de esos casos en los que la compasión humana unida al poder creativo dieron como resultado lo que sucedió. Ahora que la multitud había sido saciada, y puesto que la fama de Jesús había aumentado aquí y ahora debido a este prodigio asombroso, el proyecto de apoderarse del Maestro y proclamarlo rey ya no necesitaba la dirección de nadie. La idea pareció propagarse entre la muchedumbre como un contagio. La reacción de la multitud ante esta satisfacción repentina y espectacular de sus necesidades físicas fue profunda e irresistible. A los judíos se les había enseñado durante mucho tiempo que cuando viniera el Mesías, el hijo de David, haría que la leche y la miel fluyeran de nuevo por la tierra, y que el pan de la vida les sería otorgado, tal como se suponía que el maná del cielo había caído sobre sus antepasados en el desierto. Todas estas expectativas, ¿no se habían cumplido ahora precisamente delante de sus ojos? Cuando esta multitud hambrienta y desnutrida hubo terminado de saciarse con el alimento milagroso, sólo tuvo una reacción unánime: «Éste es nuestro rey.» El libertador de Israel, obrador de prodigios, había llegado. A los ojos de esta gente sencilla, el poder de alimentar llevaba consigo el derecho a gobernar. Así pues, no es de extrañar que en cuanto la multitud hubo terminado de comer opíparamente, se levantara como un solo hombre, vociferando: «¡Hacedlo rey!»
152:3.2 (1702.3) Este griterío poderoso entusiasmó a Pedro y a aquellos apóstoles que aún conservaban la esperanza de que Jesús afirmara su derecho a gobernar. Pero estas falsas esperanzas no iban a durar mucho tiempo. Apenas había dejado de resonar este poderoso griterío de la multitud en las rocas cercanas, cuando Jesús subió a una enorme piedra, levantó su mano derecha para atraer la atención, y dijo: «Hijos míos, vuestras intenciones son buenas, pero tenéis la vista corta y tendencias materialistas.» Hubo una breve pausa; este fornido galileo estaba allí plantado de manera majestuosa en el resplandor encantador de aquel crepúsculo oriental. Parecía un rey de pies a cabeza mientras continuó hablándole a esta multitud que retenía el aliento: «Queréis hacerme rey, no porque vuestras almas hayan sido iluminadas por una gran verdad, sino porque vuestros estómagos han sido llenados de pan. ¿Cuántas veces os he dicho que mi reino no es de este mundo? El reino de los cielos que nosotros proclamamos es una fraternidad espiritual, y ningún hombre lo gobierna sentado en un trono material. Mi Padre que está en los cielos es el Soberano omnisapiente y todopoderoso de esta fraternidad espiritual de los hijos de Dios en la Tierra. ¿De tal manera he fallado en revelaros al Padre de los espíritus que queréis hacer rey a su Hijo en la carne? Ahora iros todos de aquí a vuestras propias casas. Si necesitáis a un rey, que el Padre de las luces sea entronizado en el corazón de cada uno de vosotros como Soberano espiritual de todas las cosas.»
152:3.3 (1702.4) Estas palabras de Jesús despidieron a la multitud atónita y descorazonada. Muchos de los que habían creído en él cambiaron de parecer y a partir de aquel día dejaron de seguirlo. Los apóstoles permanecían mudos, reunidos en silencio alrededor de las doce canastas con los restos de comida; sólo el joven Marcos, el chico de los recados, dijo: «Y se negó a ser nuestro rey.» Antes de marcharse para estar solo en las colinas, Jesús se volvió hacia Andrés y le dijo: «Lleva a tus hermanos de regreso a la casa de Zebedeo y reza con ellos, especialmente por tu hermano Simón Pedro.»
152:4.1 (1703.1) Los apóstoles sin su Maestro — que los había hecho partir solos — se montaron en la barca y empezaron a remar en silencio hacia Betsaida, en la orilla occidental del lago. Ninguno de los doce estaba tan abrumado y abatido como Simón Pedro. Apenas si pronunciaron una palabra; todos estaban pensando en el Maestro que se encontraba solo en las colinas. ¿Los había abandonado? Nunca antes los había despedido a todos, negándose a ir con ellos. ¿Qué podía significar todo esto?
152:4.2 (1703.2) Se había levantado un fuerte viento contrario que casi les impedía avanzar, y la oscuridad cayó sobre ellos. A medida que pasaban las horas de oscuridad remando penosamente, Pedro, cada vez más cansado, cayó en un profundo sueño de agotamiento. Andrés y Santiago lo pusieron a descansar en el asiento acolchado de la popa de la barca. Mientras los otros apóstoles luchaban contra el viento y las olas, Pedro tuvo un sueño, una visión de Jesús que venía hacia ellos caminando por el mar. Cuando el Maestro pareció pasar cerca de la barca, Pedro gritó: «Sálvanos, Maestro, sálvanos.» Los que se encontraban en la parte posterior de la barca le oyeron decir algunas de estas palabras. Mientras esta aparición nocturna continuaba en la mente de Pedro, soñó que Jesús decía: «Tened buen ánimo; soy yo; no temáis.» Esto fue como un bálsamo de Galaad para el alma perturbada de Pedro; calmó su espíritu confuso, de manera que (en su sueño) gritó al Maestro: «Señor, si eres tú realmente, ordéname venir y caminar contigo por el agua.» Y cuando Pedro empezó a caminar por el agua, las olas turbulentas lo asustaron, y cuando estaba a punto de hundirse, gritó: «Señor, ¡sálvame!» La mayor parte de los doce lo escucharon proferir este grito. Entonces Pedro soñó que Jesús venía a rescatarlo, alargaba su mano, lo agarraba y lo levantaba, diciendo: «Oh, hombre de poca fe, ¿por qué has dudado?»
152:4.3 (1703.3) En conexión con la última parte de su sueño, Pedro se levantó del asiento donde dormía, salió de la barca y cayó realmente al agua. Y se despertó de su sueño en el momento en que Andrés, Santiago y Juan se inclinaban y lo sacaban del mar.
152:4.4 (1703.4) Para Pedro esta experiencia siempre fue real. Creía sinceramente que Jesús había venido hacia ellos aquella noche. Sólo convenció parcialmente a Juan Marcos, lo que explica por qué Marcos omitió una parte de la historia en su narración. Lucas, el médico, investigó cuidadosamente este asunto, y concluyó que el episodio era una visión de Pedro; por consiguiente, rehusó incorporar esta historia en el relato que estaba preparando.
152:5.1 (1703.5) El jueves por la mañana, antes del amanecer, anclaron su barca cerca de la casa de Zebedeo y procuraron dormir hasta alrededor del mediodía. Andrés fue el primero que se levantó; se fue a dar un paseo cerca del mar, y encontró a Jesús en compañía del chico de los recados, sentado en una piedra al borde del agua. Un gran número de gente y de jóvenes evangelistas pasaron toda la noche y gran parte del día siguiente buscando a Jesús por las colinas orientales; pero poco después de la medianoche, Jesús y el joven Marcos habían partido a pie para rodear el lago y cruzar el río de regreso a Betsaida.
152:5.2 (1704.1) De las cinco mil personas que habían sido alimentadas milagrosamente y que, con el estómago lleno y el corazón vacío, habían querido proclamarlo rey, sólo unas quinientas insistieron en seguirlo. Pero antes de que se enteraran de que había regresado a Betsaida, Jesús le pidió a Andrés que congregara a los doce apóstoles y a sus asociados, incluyendo a las mujeres, diciendo: «Deseo hablar con ellos.» Cuando todos estuvieron dispuestos, Jesús dijo:
152:5.3 (1704.2) «¿Cuánto tiempo seré indulgente con vosotros? ¿Sois todos torpes en comprender espiritualmente y estáis faltos de fe viviente? Todos estos meses os he enseñado las verdades del reino, y sin embargo estáis dominados por los móviles materiales en lugar de estarlo por las consideraciones espirituales. ¿No habéis leído siquiera en las Escrituras el pasaje donde Moisés exhorta a los hijos incrédulos de Israel, diciendo: ‘No temáis, permaneced tranquilos y contemplad la salvación del Señor`? El cantor dijo: ‘Poned vuestra confianza en el Señor.` ‘Sed pacientes, esperad al Señor y tened buen ánimo. Él fortalecerá vuestro corazón.` ‘Echad vuestra carga sobre el Señor, y él os sostendrá. Confiad en él en todo momento y desahogaos con él, porque Dios es vuestro refugio.` ‘El que reside en el lugar secreto del Altísimo, permanecerá a la sombra del Todopoderoso.` ‘Es mejor fiarse del Señor que poner la confianza en los príncipes humanos.`
152:5.4 (1704.3) «¿Comprendéis todos ahora que la producción de milagros y la ejecución de prodigios materiales no conquistarán almas para el reino espiritual? Hemos alimentado a la multitud, pero eso no los ha inducido a tener hambre del pan de la vida ni sed de las aguas de la rectitud espiritual. Una vez satisfecha su hambre, no trataron de entrar en el reino de los cielos, sino que intentaron proclamar rey al Hijo del Hombre a la manera de los reyes de este mundo, sólo para poder seguir comiendo pan sin tener que trabajar para ganarlo. Todo esto, en lo que muchos de vosotros habéis más o menos participado, no contribuye en nada a revelar el Padre celestial ni a hacer avanzar su reino en la Tierra. ¿No tenemos enemigos suficientes entre los jefes religiosos del país como para hacer lo posible por indisponer también a los gobernantes civiles? Ruego al Padre que unja vuestros ojos para que podáis ver y abra vuestros oídos para que podáis oír, a fin de que tengáis una fe plena en el evangelio que os he enseñado.»
152:5.5 (1704.4) Jesús anunció después que deseaba retirarse unos días para descansar con sus apóstoles, antes de que se prepararan a subir a Jerusalén para la Pascua, y a todos los discípulos y a la multitud les prohibió que lo siguieran. En consecuencia, salieron en barca hacia la región de Genesaret para descansar y dormir durante dos o tres días. Jesús se estaba preparando para una gran crisis de su vida en la Tierra, y por esta razón pasó mucho tiempo en comunión con el Padre que está en los cielos.
152:5.6 (1704.5) La noticia de la alimentación de los cinco mil y del intento de convertir a Jesús en rey despertó una amplia curiosidad y suscitó los temores de los jefes religiosos y de los gobernantes civiles de toda Galilea y Judea. Este gran milagro no contribuyó en nada a fomentar el evangelio del reino en el alma de los creyentes propensos al materialismo y poco entusiastas, pero sí cumplió el objetivo de poner fin a las tendencias de la familia inmediata de Jesús, compuesta por los apóstoles y los discípulos íntimos, consistentes en buscar milagros y en desear ardientemente un rey. Este episodio espectacular puso fin a la primera época de enseñanza, instrucción y curación, preparando así el camino para la inauguración de este último año de proclamación de las fases superiores y más espirituales del nuevo evangelio del reino — la filiación divina, la libertad espiritual y la salvación eterna.
152:6.1 (1705.1) Mientras descansaba en la casa de un rico creyente de la región de Genesaret, Jesús mantuvo conversaciones informales con los doce todas las tardes. Los embajadores del reino formaban un grupo serio, sobrio y escarmentado de hombres desilusionados. Pero incluso después de todo lo que había sucedido, los acontecimientos posteriores revelaron que estos doce hombres no estaban todavía completamente liberados de sus ideas innatas y largo tiempo acariciadas sobre la venida del Mesías judío. Los acontecimientos de algunas semanas antes se habían desarrollado demasiado rápidamente como para que estos pescadores asombrados pudieran comprender todo su significado. Los hombres y las mujeres necesitan tiempo para efectuar cambios radicales y amplios en sus conceptos básicos y fundamentales sobre la conducta social, las actitudes filosóficas y las convicciones religiosas.
152:6.2 (1705.2) Mientras Jesús y los doce descansaban en Genesaret, las multitudes se dispersaron; algunos regresaron a sus casas y otros se fueron a Jerusalén para la Pascua. En menos de un mes, los seguidores entusiastas y declarados de Jesús, que ascendían a más de cincuenta mil solamente en Galilea, se redujeron a menos de quinientos. Jesús deseaba que sus apóstoles pasaran por esta experiencia con la inconstancia de las aclamaciones populares, para que no se sintieran tentados a fiarse de estas manifestaciones de histeria religiosa transitoria después de que los hubiera dejado solos con el trabajo del reino; pero sólo consiguió un éxito parcial en este esfuerzo.
152:6.3 (1705.3) La segunda noche de su estancia en Genesaret, el Maestro contó de nuevo a los apóstoles la parábola del sembrador y añadió estas palabras: «Ya veis, hijos míos, que recurrir a los sentimientos humanos es transitorio y totalmente decepcionante; apelar exclusivamente al intelecto del hombre es igualmente vacío y estéril; sólo dirigiendo vuestro llamamiento al espíritu que vive dentro de la mente humana, podéis esperar conseguir un éxito duradero y efectuar esas maravillosas transformaciones del carácter humano que pronto se manifiestan mediante la producción abundante de los auténticos frutos del espíritu en la vida diaria de todos aquellos que se encuentran liberados así de las tinieblas de la duda mediante el nacimiento del espíritu en la luz de la fe — el reino de los cielos.»
152:6.4 (1705.4) Jesús enseñó el recurso a las emociones como técnica para detener y concentrar la atención intelectual. A esa mente así despierta y avivada la calificó de puerta de entrada al alma, donde reside esa naturaleza espiritual del hombre que debe reconocer la verdad y responder al llamamiento espiritual del evangelio, a fin de producir los resultados permanentes de las verdaderas transformaciones del carácter.
152:6.5 (1705.5) Jesús se esforzó así por preparar a los apóstoles para la conmoción inminente — la crisis de la actitud del público hacia él, que iba a producirse pocos días después. Explicó a los doce que los dirigentes religiosos de Jerusalén conspirarían con Herodes Antipas para destruirlos. Los doce empezaron a comprender más plenamente (aunque no de manera definitiva) que Jesús no iba a sentarse en el trono de David. Percibieron más plenamente que los prodigios materiales no harían progresar la verdad espiritual. Empezaron a darse cuenta de que la alimentación de los cinco mil y el movimiento popular para hacer rey a Jesús fueron el apogeo de las expectativas del pueblo, que buscaba milagros y esperaba prodigios, y el punto culminante de las aclamaciones que Jesús recibía de la plebe. Discernían vagamente y entreveían débilmente los tiempos de la criba espiritual y de la cruel adversidad que se acercaban. Estos doce hombres se despertaban lentamente a la comprensión de la verdadera naturaleza de su tarea como embajadores del reino, y empezaron a prepararse para las pruebas difíciles y severas del último año del ministerio del Maestro en la Tierra.
152:6.6 (1706.1) Antes de salir de Genesaret, Jesús les informó respecto a la alimentación milagrosa de los cinco mil, diciéndoles exactamente por qué había emprendido esta manifestación extraordinaria de poder creativo, y también les aseguró que no había cedido a su compasión por la multitud hasta que no hubo averiguado que aquello era «conforme a la voluntad del Padre.»
152:7.1 (1706.2) El domingo 3 de abril, Jesús partió de Betsaida para dirigirse a Jerusalén, acompañado únicamente por los doce apóstoles. Para evitar las multitudes y atraer el mínimo de atención posible, viajaron por el camino de Gerasa y Filadelfia. Les prohibió que hicieran cualquier tipo de enseñanza pública durante este viaje; tampoco les permitió que enseñaran o predicaran mientras estuvieran en Jerusalén. Llegaron a Betania, cerca de Jerusalén, el miércoles 6 de abril al anochecer. Aquella fue la única noche que se detuvieron en la casa de Lázaro, Marta y María, pues al día siguiente se separaron. Jesús se hospedó con Juan en la casa de un creyente llamado Simón, cerca de la casa de Lázaro en Betania. Judas Iscariote y Simón Celotes se quedaron con unos amigos en Jerusalén, mientras que el resto de los apóstoles residió, de dos en dos, en diferentes hogares.
152:7.2 (1706.3) Durante esta Pascua, Jesús sólo entró una vez en Jerusalén, y lo hizo el gran día de la fiesta. Abner llevó a muchos creyentes de Jerusalén para que se reunieran con Jesús en Betania. Durante esta estancia en Jerusalén, los doce aprendieron cuán amargos se estaban volviendo los sentimientos hacia su Maestro. Todos partieron de Jerusalén convencidos de que una crisis era inminente.
152:7.3 (1706.4) El domingo 24 de abril, Jesús y los apóstoles salieron de Jerusalén hacia Betsaida, pasando por las ciudades costeras de Jope, Cesarea y Tolemaida. Desde allí fueron por el interior a Ramá y Corazín, llegando a Betsaida el viernes 29 de abril. En cuanto estuvieron en casa, Jesús envió a Andrés a pedirle permiso al jefe de la sinagoga para hablar al día siguiente, sábado, en los oficios de la tarde. Jesús sabía muy bien que ésta era la última vez que le permitirían hablar en la sinagoga de Cafarnaúm.
El libro de Urantia
Documento 153
153:0.1 (1707.1) EL VIERNES por la noche, día de su llegada a Betsaida, y el sábado por la mañana, los apóstoles observaron que Jesús estaba seriamente ocupado en algún problema de gran importancia; se daban cuenta de que el Maestro reflexionaba de manera poco habitual en algún asunto importante. No tomó su desayuno y comió poco al mediodía. Todo el sábado por la mañana y la noche anterior, los doce y sus compañeros se habían reunido en pequeños grupos alrededor de la casa, en el jardín y a lo largo de la playa. Pesaba sobre todos ellos la tensión de la incertidumbre y la ansiedad del temor. Jesús les había dicho poca cosa desde que salieron de Jerusalén.
153:0.2 (1707.2) Hacía meses que no veían al Maestro tan preocupado y tan poco comunicativo. Incluso Simón Pedro estaba deprimido, si no abatido. Andrés no sabía qué hacer por sus asociados desanimados. Natanael dijo que estaban en medio de la «calma antes de la tormenta.» Tomás expresó la opinión de que «algo fuera de lo común está a punto de suceder.» Felipe aconsejó a David Zebedeo que «se olvidara de los planes para alimentar y alojar a la multitud, hasta que sepamos en qué está pensando el Maestro.» Mateo se ocupaba con renovado esfuerzo en reaprovisionar la tesorería. Santiago y Juan conversaban sobre el próximo sermón en la sinagoga y hacían muchas especulaciones sobre su probable naturaleza y alcance. Simón Celotes expresaba la creencia, en realidad la esperanza, de que «el Padre que está en los cielos puede estar a punto de intervenir de manera inesperada para justificar y sostener a su Hijo», mientras que Judas Iscariote se atrevía a abrigar el pensamiento de que Jesús estaba posiblemente abrumado por los remordimientos, por «no haber tenido el coraje y la osadía de permitir a los cinco mil que lo proclamaran rey de los judíos.»
153:0.3 (1707.3) Aquella hermosa tarde de sábado, Jesús salió de este grupo de seguidores deprimidos y apesadumbrados para predicar su memorable sermón en la sinagoga de Cafarnaúm. Las únicas palabras de saludo jovial o buenos deseos que recibió de sus discípulos inmediatos provinieron de uno de los confiados gemelos Alfeo, que, cuando Jesús salía de la casa camino de la sinagoga, lo saludó alegremente, diciendo: «Oramos para que el Padre te ayude, y para que podamos tener unas multitudes más grandes que nunca.»
153:1.1 (1707.4) Una asamblea distinguida recibió a Jesús a las tres de la tarde de este precioso sábado en la nueva sinagoga de Cafarnaúm. Jairo presidía y entregó las Escrituras a Jesús para la lectura. El día anterior, cincuenta y tres fariseos y saduceos habían llegado de Jerusalén; también estaban presentes más de treinta jefes y dirigentes de las sinagogas vecinas. Estos jefes religiosos judíos actuaban directamente bajo las órdenes del sanedrín de Jerusalén, y constituían la vanguardia ortodoxa que había venido para iniciar una guerra abierta contra Jesús y sus discípulos. Al lado de estos dirigentes judíos, en los asientos de honor de la sinagoga, estaban sentados los observadores oficiales de Herodes Antipas, el cual les había ordenado que averiguaran la verdad sobre los inquietantes rumores de que el pueblo había intentado proclamar a Jesús rey de los judíos en los dominios de su hermano Felipe.
153:1.2 (1708.1) Jesús comprendía que iba a enfrentarse con la declaración inmediata de una guerra manifiesta y abierta por parte de sus enemigos cada vez más numerosos, y eligió audazmente emprender la ofensiva. Cuando alimentó a los cinco mil, había desafiado sus ideas sobre el Mesías material; ahora, decidió de nuevo atacar abiertamente sus conceptos del libertador judío. Esta crisis, que comenzó con la alimentación de los cinco mil y terminó con el sermón de este sábado por la tarde, marcó el momento en que se redujo la corriente de la fama y de las aclamaciones populares. De ahora en adelante, el trabajo del reino iba a ocuparse cada vez más de la tarea más importante de ganar conversos espirituales duraderos para la fraternidad verdaderamente religiosa de la humanidad. Este sermón marcó la crisis de transición entre el período de discusión, controversia y decisión, y el de la guerra abierta, con la aceptación final o el rechazo definitivo.
153:1.3 (1708.2) El Maestro sabía muy bien que muchos de sus seguidores estaban preparándose mentalmente, de manera lenta pero segura, para rechazarlo definitivamente. También sabía que muchos de sus discípulos estaban pasando, de manera lenta pero segura, por esa preparación de la mente y esa disciplina del alma que les permitiría triunfar sobre las dudas y afirmar valientemente su fe completa en el evangelio del reino. Jesús comprendía plenamente cómo se preparan los hombres para las decisiones de una crisis y para llevar a cabo acciones repentinas basadas en elecciones valientes, mediante el lento proceso de elegir reiteradamente entre el bien y el mal en las situaciones recurrentes. A sus mensajeros elegidos los sometió a repetidas desilusiones y les proporcionó frecuentes oportunidades de pruebas para que escogieran entre la buena y la mala manera de enfrentarse a las dificultades espirituales. Sabía que podía confiar en sus seguidores, que cuando se enfrentaran con la prueba final, tomarían sus decisiones esenciales de acuerdo con las actitudes mentales y las reacciones espirituales habituales adquiridas anteriormente.
153:1.4 (1708.3) Esta crisis en la vida terrestre de Jesús empezó con la alimentación de los cinco mil y terminó con este sermón en la sinagoga; la crisis en la vida de los apóstoles empezó con este sermón en la sinagoga y continuó durante un año entero, terminando solamente con el juicio y la crucifixión del Maestro.
153:1.5 (1708.4) Aquella tarde, mientras estaban sentados allí en la sinagoga, antes de que Jesús empezara a hablar, en la mente de todos sólo había un gran misterio, una pregunta suprema. Tanto sus amigos como sus enemigos tenían un solo pensamiento: «¿Por qué él mismo hizo retroceder tan deliberada y eficazmente la corriente del entusiasmo popular?» Fue inmediatamente antes y después de este sermón cuando las dudas y las decepciones de sus partidarios descontentos se convirtieron en una oposición inconsciente que finalmente se transformó en un verdadero odio. Fue después de este sermón en la sinagoga cuando Judas Iscariote pensó conscientemente por primera vez en desertar. Pero, por el momento, supo dominar eficazmente todas estas inclinaciones.
153:1.6 (1708.5) Todos estaban perplejos. Jesús los había dejado confundidos y desconcertados. Recientemente había emprendido la mayor demostración de poder sobrenatural de toda su carrera. La alimentación de los cinco mil fue el único acontecimiento de su vida terrestre que más se acercó al concepto judío del Mesías esperado. Pero esta ventaja extraordinaria fue contrarrestada de manera inmediata e inexplicable por su negativa resuelta e inequívoca a ser proclamado rey.
153:1.7 (1709.1) El viernes por la noche, y de nuevo el sábado por la mañana, los dirigentes de Jerusalén le habían insistido a Jairo larga y encarecidamente que impidiera que Jesús hablara en la sinagoga, pero fue en vano. La única respuesta de Jairo a todos sus argumentos fue: «He concedido esta petición, y no faltaré a mi palabra.»
153:2.1 (1709.2) Jesús dio comienzo a este sermón leyendo en la ley el pasaje que se encuentra en el Deuteronomio: «Pero sucederá que, si este pueblo no escucha la voz de Dios, las maldiciones de la transgresión le alcanzarán con seguridad. El Señor hará que tus enemigos te golpeen; serás llevado por todos los reinos de la Tierra. El Señor te pondrá, junto con el rey que hayas establecido por encima de ti, en las manos de una nación extranjera. Te convertirás en un motivo de asombro, de proverbio y de burla entre todas las naciones. Tus hijos e hijas irán al cautiverio. Los extranjeros que viven contigo adquirirán una alta autoridad y tú descenderás muy bajo. Estas cosas te sucederán para siempre, a ti y a tu descendencia, porque no has querido escuchar la palabra del Señor. Por eso servirás a tus enemigos que vendrán contra ti. Sufrirás el hambre y la sed y llevarás este yugo extranjero de hierro. El Señor traerá contra ti a una nación venida de lejos, de los confines de la Tierra, una nación cuya lengua no comprenderás, una nación de aspecto feroz, una nación que tendrá pocas consideraciones contigo. Te asediará en todas tus ciudades hasta que los altos muros fortificados en los que has puesto tu confianza se vengan abajo; y todo el país caerá en sus manos. Y sucederá que te verás obligado a comer el fruto de tu propio cuerpo, la carne de tus hijos e hijas, durante ese tiempo de asedio, a causa de la penuria con que te oprimirán tus enemigos.»
153:2.2 (1709.3) Cuando Jesús hubo terminado esta lectura, pasó a los Profetas y leyó en Jeremías: «‘Si no queréis escuchar las palabras de mis servidores, los profetas que os he enviado, entonces pondré a esta casa como Silo, y haré de esta ciudad una maldición para todas las naciones de la Tierra.‘ Los sacerdotes y los educadores oyeron a Jeremías pronunciar estas palabras en la casa del Señor. Y sucedió que, cuando Jeremías terminó de decir todo lo que el Señor le había ordenado que proclamara a todo el pueblo, los sacerdotes y los educadores lo agarraron, diciendo: ‘Es seguro que morirás.` Y todo el pueblo se apiñó alrededor de Jeremías en la casa del Señor. Cuando los príncipes de Judá oyeron estas cosas, se sentaron para juzgar a Jeremías. Entonces, los sacerdotes y los educadores hablaron a los príncipes y a todo el pueblo, diciendo: ‘Este hombre merece la muerte porque ha profetizado en contra de nuestra ciudad, y lo habéis escuchado con vuestros propios oídos.` Entonces Jeremías dijo a todos los príncipes y a todo el pueblo: ‘El Señor me ha enviado a profetizar contra esta casa y contra esta ciudad todas las palabras que habéis oído. Corregid pues vuestra conducta y reformad vuestras acciones, y obedeced la voz del Señor vuestro Dios, para que podáis escapar de los males que se han pronunciado contra vosotros. En cuanto a mí, heme aquí en vuestras manos. Haced conmigo lo que a vuestro entender os parezca bueno y justo. Pero tened por seguro que, si me quitáis la vida, atraeréis una sangre inocente sobre vosotros y sobre este pueblo, porque en verdad el Señor me ha enviado para decir todas estas palabras en vuestros oídos.`
153:2.3 (1710.1) «Los sacerdotes y los educadores de aquella época intentaron matar a Jeremías, pero los jueces no lo consintieron; sin embargo, debido a sus palabras de advertencia, permitieron que lo bajaran con unas cuerdas a una mazmorra inmunda, donde se hundió en el lodo hasta las axilas. Esto es lo que este pueblo le hizo al profeta Jeremías cuando obedeció la orden del Señor de prevenir a sus hermanos sobre su inminente caída política. Hoy deseo preguntaros: ¿Qué harán los principales sacerdotes y los jefes religiosos de este pueblo con el hombre que se atreve a advertirles del día de su condena espiritual? ¿Trataréis también de quitarle la vida al instructor que se atreve a proclamar la palabra del Señor, y que no tiene miedo de indicar cómo os negáis a caminar en la senda de la luz que conduce a la entrada del reino de los cielos?
153:2.4 (1710.2) «¿Qué buscáis como prueba de mi misión en la Tierra? Os hemos dejado tranquilos en vuestras posiciones de influencia y de poder, mientras predicábamos la buena nueva a los pobres y a los proscritos. No hemos lanzado ningún ataque hostil contra aquello que veneráis, sino que hemos proclamado una nueva libertad para el alma del hombre dominada por el miedo. He venido al mundo para revelar a mi Padre y para establecer en la Tierra la fraternidad espiritual de los hijos de Dios, el reino de los cielos. Aunque os he recordado muchas veces que mi reino no es de este mundo, sin embargo mi Padre os ha otorgado muchas manifestaciones de prodigios materiales, además de las transformaciones y regeneraciones espirituales más evidentes.
153:2.5 (1710.3) «¿Qué nuevo signo esperáis de mí? Os aseguro que ya tenéis pruebas suficientes como para poder tomar vuestras decisiones. En verdad, en verdad les digo a muchos de los que hoy están sentados delante de mí, que os enfrentáis con la necesidad de escoger el camino que vais a seguir. A vosotros os digo, como Josué se lo dijo a vuestros antepasados: ‘escoged en este día a quién queréis servir.` Muchos de vosotros os encontráis hoy en el cruce de los caminos.
153:2.6 (1710.4) «Cuando no pudisteis encontrarme después del banquete de la multitud en la otra orilla, algunos de vosotros alquilasteis la flota pesquera de Tiberiades, que una semana antes se había refugiado en las cercanías durante una tormenta, para salir en mi persecución, y ¿para qué? ¡No para buscar la verdad y la rectitud, ni para aprender a servir y a ayudar mejor a vuestros semejantes! No, sino más bien para conseguir más pan sin haber trabajado para obtenerlo. No era para llenar vuestra alma con la palabra de la vida, sino solamente para llenaros la barriga con el pan de la facilidad. Os han enseñando desde hace mucho tiempo que cuando llegara el Mesías realizaría aquellos prodigios que harían la vida agradable y fácil para todo el pueblo elegido. Así pues, no es de extrañar que vosotros, que habéis recibido esta educación, deseéis con vehemencia los panes y los peces. Pero os afirmo que ésa no es la misión del Hijo del Hombre. He venido para proclamar la libertad espiritual, enseñar la verdad eterna y fomentar la fe viviente.
153:2.7 (1710.5) «Hermanos míos, no anheléis la comida perecedera, sino buscad más bien el alimento espiritual que nutre incluso en la vida eterna; éste es el pan de la vida que el Hijo da a todos los que quieran cogerlo y comerlo, porque el Padre ha dado esta vida al Hijo sin restricción. Cuando me habéis preguntado: ‘¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?`, os he dicho claramente: ‘La obra de Dios consiste en creer en aquel que él ha enviado.`»
153:2.8 (1710.6) Luego, Jesús señaló el emblema de una vasija de maná adornada con racimos de uva, que decoraba el dintel de esta nueva sinagoga, y dijo: «Habéis creído que vuestros antepasados comieron en el desierto el maná — el pan del cielo — pero yo os digo que aquello era el pan de la tierra. Aunque Moisés no dio a vuestros padres el pan procedente del cielo, mi Padre está ahora dispuesto a daros el verdadero pan de la vida. El pan del cielo es lo que desciende de Dios y da la vida eterna a los hombres del mundo. Cuando me digáis: Danos de ese pan viviente, yo contestaré: Yo soy ese pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed. Me habéis visto, habéis vivido conmigo, habéis contemplado mis obras, y sin embargo no creéis que yo haya salido del Padre. Pero a aquellos que sí creen — no temáis. Todos los que son dirigidos por el Padre vendrán a mí, y el que venga a mí de ninguna manera será rechazado.
153:2.9 (1711.1) «Ahora, dejad que os afirme de una vez por todas que he descendido a la Tierra no para hacer mi propia voluntad, sino la voluntad de Aquél que me ha enviado. Y la voluntad final de Aquél que me ha enviado es que yo no pierda ni uno solo de todos los que me ha dado. Y ésta es la voluntad del Padre: Que todo el que contemple al Hijo y crea en él, tenga la vida eterna. Ayer mismo os dí de comer pan para vuestro cuerpo; hoy os ofrezco el pan de la vida para vuestras almas hambrientas. ¿Queréis coger ahora el pan del espíritu, como entonces comisteis de tan buena gana el pan de este mundo?»
153:2.10 (1711.2) Mientras Jesús se detenía un momento para echar una mirada a la asamblea, uno de los educadores de Jerusalén (miembro del sanedrín) se levantó y preguntó: «¿He comprendido bien cuando has dicho que eres el pan que ha bajado del cielo, y que el maná que Moisés dio a nuestros padres en el desierto no lo era?» Jesús respondió al fariseo: «Has comprendido bien.» Entonces dijo el fariseo: «Pero, ¿no eres Jesús de Nazaret, el hijo de José el carpintero? ¿Tu padre y tu madre, así como tus hermanos y hermanas, no son bien conocidos para muchos de nosotros? ¿Cómo puede ser entonces que aparezcas aquí en la casa de Dios afirmando que has descendido del cielo?»
153:2.11 (1711.3) En aquellos momentos había mucho murmullo en la sinagoga, y amenazaba con producirse tal alboroto, que Jesús se puso de pie y dijo: «Seamos pacientes; la verdad nunca teme un examen honesto. Soy todo lo que dices y aun más. El Padre y yo somos uno; el Hijo hace solamente lo que el Padre le enseña, y todos aquellos que son dados al Hijo por el Padre, el Hijo los recibirá en sí mismo. Habéis leído lo que está escrito en los Profetas: ‘Todos seréis enseñados por Dios`, y ‘Aquellos que son enseñados por el Padre también escucharán a su Hijo.` Cualquiera que se abandona a la enseñanza del espíritu interior del Padre acabará por venir a mí. Ningún hombre ha visto al Padre, pero el espíritu del Padre vive dentro del hombre. El Hijo que ha descendido del cielo ha visto ciertamente al Padre. Y aquellos que creen sinceramente en este Hijo, ya tienen la vida eterna.
153:2.12 (1711.4) «Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto y han muerto. En cuanto a este pan que desciende de Dios, si un hombre lo come, nunca morirá en espíritu. Repito que soy este pan viviente, y toda alma que consigue obtener esta naturaleza unida de Dios y hombre vivirá para siempre. Este pan de vida que doy a todos los que quieren recibirlo es mi propia naturaleza viviente y combinada. El Padre está en el Hijo y el Hijo es uno con el Padre — ésta es mi revelación donadora de vida al mundo y mi don de salvación para todas las naciones.»
153:2.13 (1711.5) Cuando Jesús terminó de hablar, el jefe de la sinagoga disolvió la asamblea, pero no querían irse. Se agolparon alrededor de Jesús para hacerle más preguntas, mientras que otros murmuraban y discutían entre ellos. Este estado de cosas continuó durante más de tres horas. Finalmente, el auditorio se dispersó mucho después de las siete de la tarde.
153:3.1 (1712.1) A Jesús le hicieron muchas preguntas durante esta reunión después del sermón. Algunas fueron formuladas por sus discípulos perplejos, pero la mayoría la realizaron los incrédulos sofistas que sólo intentaban ponerlo en evidencia y hacerlo caer en una trampa.
153:3.2 (1712.2) Uno de los fariseos visitantes se subió en un pedestal y gritó esta pregunta: «Nos dices que eres el pan de la vida. ¿Cómo puedes darnos tu carne para comer o tu sangre para beber? ¿Para qué sirve tu enseñanza si no se puede llevar a cabo?» Jesús contestó a esta pregunta diciendo: «Yo no os he enseñado que mi carne sea el pan de la vida ni mi sangre el agua viva. Pero os he dicho que mi vida en la carne es una donación del pan del cielo. El hecho de la Palabra de Dios donada en la carne y el fenómeno del Hijo del Hombre sujeto a la voluntad de Dios, constituyen una realidad de experiencia que equivale al alimento divino. No podéis comer mi carne ni beber mi sangre, pero podéis volveros uno conmigo, en espíritu, como yo soy uno en espíritu con el Padre. Podéis ser alimentados con la palabra eterna de Dios, que es en verdad el pan de la vida, y que ha sido donada en la similitud de la carne mortal; y vuestra alma puede ser regada con el espíritu divino, que es verdaderamente el agua de la vida. El Padre me ha enviado al mundo para mostrar cómo desea habitar y dirigir a todos los hombres; y he vivido esta vida en la carne de tal manera que pueda inspirar también a todos los hombres para que intenten siempre conocer y hacer la voluntad del Padre celestial que reside en ellos.»
153:3.3 (1712.3) Entonces, uno de los espías de Jerusalén que había estado observando a Jesús y a sus apóstoles, dijo: «Observamos que ni tú ni tus apóstoles os laváis las manos convenientemente antes de comer pan. Debéis saber muy bien que la práctica de comer con las manos sucias y sin lavar es una transgresión de la ley de los ancianos. Tampoco laváis correctamente vuestras copas para beber ni vuestros recipientes para comer. ¿Por qué mostráis tan poco respeto por las tradiciones de los padres y las leyes de nuestros ancianos?» Después de haberlo escuchado, Jesús respondió: «¿Por qué transgredís los mandamientos de Dios con las leyes de vuestra tradición? El mandamiento dice: ‘Honra a tu padre y a tu madre`, y ordena que compartáis con ellos vuestros bienes si es necesario; pero promulgáis una ley basada en la tradición, que permite que los hijos desobedientes digan que el dinero que podría haber ayudado a los padres ha sido ‘entregado a Dios`. La ley de los ancianos libera así de sus responsabilidades a estos hijos astutos, aunque utilicen posteriormente todo ese dinero para su propio bienestar. ¿Cómo puede ser que anuléis el mandamiento de esta manera con vuestra propia tradición? Hipócritas, Isaías profetizó bien acerca de vosotros cuando dijo: ‘Este pueblo me honra con sus labios, pero su corazón está lejos de mí. Me adoran en vano, pues enseñan como doctrinas los preceptos de los hombres.`
153:3.4 (1712.4) «Podéis ver cómo abandonáis el mandamiento para aferraros a las tradiciones de los hombres. Estáis totalmente dispuestos a rechazar la palabra de Dios para mantener vuestras propias tradiciones. Y os atrevéis a ensalzar de otras muchas maneras vuestras propias enseñanzas por encima de la ley y los profetas.»
153:3.5 (1712.5) Jesús dirigió entonces sus comentarios a todos los presentes, diciendo: «Oídme todos con atención. El hombre no se contamina espiritualmente con lo que entra en su boca, sino más bien con lo que sale de su boca y procede del corazón.» Pero ni siquiera los apóstoles lograron captar plenamente el significado de sus palabras, porque Simón Pedro también le preguntó: «Para que algunos de tus oyentes no se sientan ofendidos innecesariamente, ¿podrías explicarnos el significado de estas palabras?» Entonces Jesús le dijo a Pedro: «¿También tú eres duro de entendimiento? ¿No sabes que toda planta que mi Padre celestial no haya sembrado será arrancada? Vuelve ahora tu atención hacia aquellos que quisieran conocer la verdad. No puedes obligar a los hombres a amar la verdad. Muchos de estos educadores son guías ciegos. Y ya sabes que si un ciego conduce a otro ciego, los dos se caerán al precipicio. Pero, escucha con atención mientras te digo la verdad acerca de las cosas que manchan moralmente y que contaminan espiritualmente a los hombres. Declaro que lo que entra en el cuerpo por la boca o penetra en la mente a través de los ojos y los oídos, no es lo que mancha al hombre. El hombre sólo se mancha con el mal que se puede originar en su corazón, y que se expresa en las palabras y en los actos de esas personas impías. ¿No sabes que es del corazón de donde provienen los malos pensamientos, los proyectos perversos de asesinato, robo y adulterio, junto con la envidia, el orgullo, la ira, la venganza, las injurias y los falsos testimonios? Éstas son exactamente las cosas que manchan a los hombres, y no el hecho de comer pan con las manos ceremonialmente sucias.»
153:3.6 (1713.1) Los delegados fariseos del sanedrín de Jerusalén estaban ahora casi convencidos de que había que detener a Jesús bajo la acusación de blasfemia o por mofarse de la ley sagrada de los judíos; de ahí sus esfuerzos por implicarlo en una discusión sobre algunas tradiciones de los ancianos, las llamadas leyes orales de la nación, para que tuviera la posibilidad de atacarlas. Por mucha escasez que hubiera de agua, estos judíos esclavizados por la tradición nunca dejaban de ejecutar la ceremonia exigida de lavarse las manos antes de cada comida. Tenían la creencia de que «es mejor morir que transgredir los mandamientos de los ancianos». Los espías habían hecho esta pregunta porque se decía que Jesús había afirmado: «La salvación es una cuestión de corazón limpio, más bien que de manos limpias.» Estas creencias son difíciles de eliminar una vez que se han vuelto parte de vuestra religión. Incluso muchos años después de esto, el apóstol Pedro continuaba siendo esclavo del miedo a muchas de estas tradiciones sobre las cosas puras e impuras, y sólo se liberó finalmente después de experimentar un sueño vívido y extraordinario. Todo esto se puede comprender mejor cuando se recuerda que estos judíos consideraban con los mismos ojos el comer sin lavarse las manos que el comerciar con una prostituta; ambas acciones eran igualmente castigables con la excomunión.
153:3.7 (1713.2) Por eso el Maestro eligió debatir y exponer la insensatez de todo el sistema rabínico de reglas y reglamentos representado por la ley oral — las tradiciones de los ancianos, pues todas eran consideradas como más sagradas y más obligatorias para los judíos que las mismas enseñanzas de las Escrituras. Y Jesús se expresó con menos reserva porque sabía que había llegado la hora en que no podía hacer nada más por impedir una ruptura de relaciones clara y abierta con estos dirigentes religiosos.
153:4.1 (1713.3) En medio de las discusiones de esta reunión después de los oficios, uno de los fariseos de Jerusalén trajo ante Jesús a un joven trastornado que estaba poseído por un espíritu indómito y rebelde. Al conducir a este muchacho demente delante Jesús, dijo: «¿Qué puedes hacer por una aflicción como ésta? ¿Puedes echar fuera a los demonios?» Cuando el Maestro contempló al joven, se sintió conmovido por la compasión y, haciéndole una señal al muchacho para que se acercara, lo cogió de la mano y dijo: «Tú sabes quién soy; sal de él; y encargo a uno de tus compañeros leales que procure que no vuelvas.» Inmediatamente, el joven se sintió normal y en su pleno juicio. Éste es el primer caso en el que Jesús echó realmente a un «espíritu maligno» fuera de un ser humano. Todos los casos anteriores habían sido solamente supuestas posesiones del diablo; pero éste era un auténtico caso de posesión demoníaca, como a veces se producían en aquella época hasta el día de Pentecostés, en que el espíritu del Maestro fue derramado sobre todo el género humano, haciendo imposible para siempre que estos pocos rebeldes celestiales se aprovecharan de ciertos tipos inestables de seres humanos.
153:4.2 (1714.1) Como el pueblo se maravillaba, uno de los fariseos se levantó y acusó a Jesús de que podía hacer estas cosas porque estaba aliado con los demonios; que gracias al lenguaje que había empleado para echar fuera a este diablo, Jesús admitía que se conocían mutuamente; y continuó exponiendo que los educadores y los dirigentes religiosos de Jerusalén habían concluido que Jesús realizaba todos sus supuestos milagros por el poder de Belcebú, el príncipe de los demonios. El fariseo dijo: «No tengáis nada en común con este hombre; está asociado con Satanás.»
153:4.3 (1714.2) Entonces Jesús dijo: «¿Cómo puede Satanás echar fuera a Satanás? Un reino dividido contra sí mismo no puede subsistir; si una casa está dividida contra sí misma, pronto cae en la desolación. ¿Puede una ciudad resistir el asedio si está desunida? Si Satanás echa a Satanás, está dividido contra sí mismo; ¿cómo podrá entonces subsistir su reino? Pero deberíais saber que nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y despojarlo de sus bienes, a menos que primero lo haya vencido y atado. Así pues, si echo fuera a los demonios por el poder de Belcebú, ¿por quién los echan vuestros hijos? Por eso ellos serán vuestros jueces. Pero si echo fuera a los demonios por el espíritu de Dios, entonces el reino de Dios ha venido realmente hasta vosotros. Si no estuvierais cegados por los prejuicios y descarriados por el miedo y el orgullo, percibiríais fácilmente que alguien más grande que los demonios está en medio de vosotros. Me obligáis a proclamar que el que no está conmigo está contra mí, y que el que no recoge conmigo desparrama en todas direcciones. ¡Dejad que os haga una advertencia solemne, a vosotros que, con los ojos abiertos y una malicia premeditada, os atrevéis a atribuir a sabiendas las obras de Dios a las acciones de los demonios! En verdad, en verdad os digo que todos vuestros pecados serán perdonados, e incluso todas vuestras blasfemias, pero cualquiera que blasfeme contra Dios de manera deliberada y con una intención perversa, nunca será perdonado. Puesto que esos autores permanentes de la iniquidad nunca buscarán ni recibirán el perdón, son culpables del pecado de rechazar eternamente el perdón divino.
153:4.4 (1714.3) «Muchos de vosotros habéis llegado hoy al cruce de los caminos; habéis llegado al punto en que tenéis que efectuar la elección inevitable entre la voluntad del Padre y los caminos de las tinieblas escogidos por vosotros mismos. Según lo que escojáis ahora, eso mismo llegaréis a ser con el tiempo. O bien tenéis que mejorar el árbol y su fruto, o de otro modo el árbol y su fruto se corromperán. Declaro que en el reino eterno de mi Padre, el árbol se conoce por sus frutos. Pero algunos de vosotros, que sois como víboras, ¿cómo podéis producir buenos frutos si ya habéis escogido el mal? Después de todo, vuestra boca expresa claramente la abundancia de mal que hay en vuestro corazón.»
153:4.5 (1714.4) Entonces se levantó otro fariseo, diciendo: «Maestro, quisiéramos que nos dieras un signo predeterminado que nosotros aceptaríamos como demostración de tu autoridad y de tu derecho a enseñar. ¿Estás de acuerdo con este arreglo?» Cuando Jesús escuchó esto, dijo: «Esta generación sin fe y en busca de signos desea una señal, pero no se os dará más signo que el que ya tenéis, y aquel que veréis cuando el Hijo del Hombre se separe de vosotros.»
153:4.6 (1714.5) Cuando hubo terminado de hablar, sus apóstoles lo rodearon y lo condujeron fuera de la sinagoga. Recorrieron el trayecto con él, en silencio, hasta la casa de Betsaida. Todos estaban asombrados y un poco aterrorizados por el cambio repentino en la táctica de enseñanza del Maestro. No estaban acostumbrados en absoluto a verlo actuar de una manera tan militante.
153:5.1 (1715.1) Una y otra vez, Jesús había hecho añicos las esperanzas de sus apóstoles, y había destruido repetidas veces sus expectativas más acariciadas, pero nunca habían pasado por unos momentos de decepción ni por unos períodos de tristeza equivalentes a los que ahora estaban sufriendo. Además, un miedo real por su seguridad se mezclaba ahora con su depresión. Todos estaban sorprendidos y alarmados por la deserción tan repentina y completa del pueblo. También estaban un poco asustados y desconcertados por la audacia inesperada y la resolución afirmativa que mostraban los fariseos que habían venido de Jerusalén. Pero por encima de todo, estaban aturdidos a causa del repentino cambio de táctica de Jesús. En circunstancias normales, habrían acogido bien la aparición de esta actitud más militante, pero al producirse como se había producido, unida a tantas cosas inesperadas, esto les asustó.
153:5.2 (1715.2) Y ahora, para colmo de todas estas inquietudes, cuando llegaron a casa, Jesús se negó a comer. Se aisló durante horas en una de las habitaciones de arriba. Era cerca de la medianoche cuando Joab, el jefe de los evangelistas, regresó con la noticia de que aproximadamente un tercio de sus asociados habían abandonado la causa. Durante toda la noche, los discípulos leales estuvieron yendo y viniendo para informar de que el cambio súbito de sentimientos hacia el Maestro era general en Cafarnaúm. Los dirigentes de Jerusalén se apresuraron a alimentar este sentimiento de desafecto y, de todas las maneras posibles, procuraron fomentar un movimiento para que la gente se alejara de Jesús y sus enseñanzas. Durante estas horas difíciles, las doce mujeres mantenían una reunión en la casa de Pedro. Estaban enormemente trastornadas, pero ninguna de ellas desertó.
153:5.3 (1715.3) Poco después de la medianoche, Jesús bajó de la habitación de arriba y se mezcló con los doce y sus compañeros, unos treinta en total. Dijo: «Reconozco que esta criba del reino os aflige, pero es inevitable. Sin embargo, después de toda la preparación que habéis recibido, ¿había alguna buena razón para que tropezarais con mis palabras? ¿Cómo puede ser que estéis llenos de miedo y de consternación cuando veis que el reino se está despojando de esas multitudes tibias y de esos discípulos indiferentes? ¿Por qué os afligís cuando está despuntando un nuevo día en el que las enseñanzas espirituales del reino de los cielos van a brillar con una nueva gloria? Si encontráis difícil soportar esta prueba, ¿qué haréis entonces cuando el Hijo del Hombre deba regresar al Padre? ¿Cuándo y cómo os prepararéis para el momento en que ascenderé al lugar de donde vine a este mundo?
153:5.4 (1715.4) «Amados míos, debéis recordar que es el espíritu el que vivifica; la carne y todo lo relacionado con ella es de poco provecho. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. ¡Tened buen ánimo! No os he abandonado. Mucha gente se ofenderá por la claridad de mis palabras de estos días. Ya habéis oído que muchos de mis discípulos se han vuelto atrás; ya no caminan conmigo. Sabía desde el principio que estos creyentes sin entusiasmo se quedarían por el camino. ¿No os escogí a vosotros doce y os aparté como embajadores del reino? Y ahora, en un momento como éste, ¿desertaréis vosotros también? Que cada uno de vosotros vele por su propia fe, porque uno de vosotros corre un grave peligro.» Cuando Jesús hubo terminado de hablar, Simón Pedro dijo: «Sí, Señor, estamos tristes y perplejos, pero nunca te abandonaremos. Tú nos has enseñado las palabras de la vida eterna. Hemos creído en ti y te hemos seguido todo este tiempo. No nos volveremos atrás, porque sabemos que has sido enviado por Dios.» Cuando Pedro terminó de hablar, todos asintieron unánimemente con la cabeza, aprobando su promesa de lealtad.
153:5.5 (1716.1) Entonces Jesús dijo: «Id a descansar, porque se acercan momentos de mucho trabajo; los próximos días van a ser muy activos.»
El libro de Urantia
Documento 154
154:0.1 (1717.1) DURANTE la noche memorable del sábado 30 de abril, mientras Jesús dirigía unas palabras de consuelo y de ánimo a sus discípulos abatidos y desconcertados, Herodes Antipas celebraba un consejo en Tiberiades con un grupo de delegados especiales que representaban al sanedrín de Jerusalén. Estos escribas y fariseos instaron a Herodes para que arrestara a Jesús; hicieron todo lo posible para convencerlo de que Jesús incitaba al pueblo a la disensión e incluso a la rebelión. Pero Herodes se negó a emprender una acción contra él como delincuente político. Los consejeros de Herodes le habían informado correctamente sobre el episodio sucedido al otro lado del lago, cuando la gente intentó proclamar rey a Jesús y cómo éste había rechazado la proposición.
154:0.2 (1717.2) Un miembro de la familia oficial de Herodes, Chuza, cuya esposa pertenecía al cuerpo asistente de mujeres, le había informado que Jesús no se proponía entrometerse en los asuntos de la soberanía terrestre; que sólo estaba interesado en establecer la fraternidad espiritual de sus creyentes, una fraternidad que él llamaba el reino de los cielos. Herodes tenía confianza en los informes de Chuza, de tal manera que se negó a interferir en las actividades de Jesús. En esta época, la actitud de Herodes hacia Jesús también estaba influida por su miedo supersticioso a Juan el Bautista. Herodes era uno de esos judíos apóstatas que, aunque no creía en nada, tenía miedo de todo. Tenía cargo de conciencia por haber hecho morir a Juan, y no quería verse enredado en estas intrigas contra Jesús. Conocía muchos casos de enfermedades que habían sido curadas aparentemente por Jesús, y lo consideraba como un profeta o como un fanático religioso relativamente inofensivo.
154:0.3 (1717.3) Cuando los judíos lo amenazaron con informar al César de que estaba amparando a un súbdito traidor, Herodes los expulsó de su cámara de consejos. Las cosas permanecieron así durante una semana, a lo largo de la cual Jesús preparó a sus seguidores para la dispersión inminente.
154:1.1 (1717.4) Del 1 al 7 de mayo, Jesús mantuvo deliberaciones íntimas con sus seguidores en la casa de Zebedeo. Sólo los discípulos probados y de confianza fueron admitidos a estas conferencias. En esta época sólo había unos cien discípulos que tenían la valentía moral de desafiar la oposición de los fariseos y de declarar abiertamente su adhesión a Jesús. Con este grupo mantuvo sesiones por la mañana, por la tarde y por la noche. Todas las tardes se congregaban pequeños conjuntos de investigadores al borde del mar, donde algunos evangelistas o apóstoles conversaban con ellos. Estos grupos raras veces contenían más de cincuenta personas.
154:1.2 (1717.5) El viernes de esta semana, los dirigentes de la sinagoga de Cafarnaúm tomaron medidas oficiales para cerrar la casa de Dios a Jesús y a todos sus seguidores. Esta acción se emprendió a instigación de los fariseos de Jerusalén. Jairo dimitió como dirigente principal y se alineó abiertamente con Jesús.
154:1.3 (1718.1) La última reunión al lado del mar tuvo lugar el sábado 7 de mayo por la tarde. Jesús se dirigió a menos de ciento cincuenta personas que se habían congregado en esta ocasión. Este sábado por la noche, la corriente de la estima popular por Jesús y sus enseñanzas se encontró en su punto más bajo. Desde entonces en adelante, los sentimientos favorables aumentaron lenta y constantemente, pero de una manera más sana y digna de confianza; se empezó a formar un nuevo grupo de partidarios que estaba mejor cimentado en la fe espiritual y en la verdadera experiencia religiosa. Ahora había terminado definitivamente la etapa de transición, más o menos mixta y de compromisos, entre los conceptos materialistas del reino que tenían los seguidores del Maestro, y los conceptos más idealistas y espirituales que Jesús enseñaba. De ahora en adelante, el evangelio del reino se proclamó más abiertamente en su más amplia extensión y con sus vastas implicaciones espirituales.
154:2.1 (1718.2) El domingo 8 de mayo del año 29, el sanedrín aprobó un decreto en Jerusalén que cerraba todas las sinagogas de Palestina a Jesús y a sus seguidores. Fue una usurpación de autoridad, nueva y sin precedentes, por parte del sanedrín de Jerusalén. Hasta ese momento, cada sinagoga había existido y funcionado como una congregación independiente de fieles, bajo el mando y la dirección de su propio consejo rector. Sólo las sinagogas de Jerusalén se habían sometido a la autoridad del sanedrín. Cinco miembros del sanedrín dimitieron a consecuencia de esta acción sumaria. Se despacharon inmediatamente cien mensajeros para transmitir e imponer este decreto. En el corto espacio de dos semanas, todas las sinagogas de Palestina se habían inclinado ante esta proclamación del sanedrín, excepto la de Hebrón. Los dirigentes de la sinagoga de Hebrón se negaron a reconocer el derecho del sanedrín a ejercer esta jurisdicción sobre su asamblea. Esta negativa a aceptar el decreto de Jerusalén se basaba más en la discordia sobre la autonomía de su congregación, que en su simpatía por la causa de Jesús. Poco tiempo después, la sinagoga de Hebrón fue destruida por un incendio.
154:2.2 (1718.3) Jesús decretó una semana de vacaciones este mismo domingo por la mañana, y estimuló a todos sus discípulos a que volvieran a sus hogares o con sus amigos para dar descanso a sus almas perturbadas y expresar palabras de aliento a sus seres queridos. Dijo: «Id a vuestros lugares de residencia para distraeros o pescar, mientras rezáis por la expansión del reino.»
154:2.3 (1718.4) Esta semana de descanso permitió a Jesús visitar a muchas familias y grupos cerca de la costa. También fue a pescar en varias ocasiones con David Zebedeo; aunque circulaba solo la mayor parte del tiempo, siempre estaba vigilado de cerca por dos o tres de los mensajeros más fieles de David, que tenían órdenes precisas de su jefe con respecto a la seguridad de Jesús. No hubo ningún tipo de enseñanza pública durante esta semana de descanso.
154:2.4 (1718.5) Ésta fue la semana en que Natanael y Santiago Zebedeo sufrieron una grave enfermedad. Durante tres días y tres noches padecieron la fase aguda de un doloroso desorden digestivo. A la tercera noche, Jesús envió a descansar a Salomé, la madre de Santiago, mientras él cuidaba de sus apóstoles que sufrían. Por supuesto, Jesús podía haber curado instantáneamente a estos dos hombres, pero éste no es el método que emplean el Hijo o el Padre para tratar estas dificultades y aflicciones corrientes de los hijos de los hombres en los mundos evolutivos del tiempo y del espacio. A lo largo de toda su vida extraordinaria en la carne, Jesús no utilizó ni una sola vez ningún tipo de ayuda sobrenatural para ningún miembro de su familia terrestre ni en beneficio de ninguno de sus seguidores inmediatos.
154:2.5 (1719.1) Es necesario enfrentarse con las dificultades del universo y tropezar con los obstáculos planetarios, como parte de la educación experiencial proporcionada para el crecimiento y el desarrollo, para la perfección progresiva, del alma evolutiva de las criaturas mortales. La espiritualización del alma humana requiere una experiencia íntima con el proceso educativo de resolver una amplia gama de problemas universales reales. La naturaleza animal y las formas inferiores de criaturas volitivas no progresan favorablemente en un ambiente fácil. Las situaciones problemáticas, asociadas con los estímulos para ponerse en acción, se confabulan para producir esas actividades de la mente, del alma y del espíritu que contribuyen poderosamente a la obtención de los objetivos meritorios de la progresión mortal, y a la consecución de los niveles superiores de destino espiritual.
154:3.1 (1719.2) El 16 de mayo se convocó en Tiberiades la segunda conferencia entre las autoridades de Jerusalén y Herodes Antipas. Tanto los jefes religiosos como los dirigentes políticos de Jerusalén estaban presentes. Los líderes judíos pudieron informar a Herodes de que prácticamente todas las sinagogas de Galilea y de Judea habían cerrado sus puertas a las enseñanzas de Jesús. Hicieron nuevos esfuerzos por conseguir que Herodes arrestara a Jesús, pero él se negó a ceder a sus peticiones. Sin embargo, el 18 de mayo, Herodes aceptó el plan que permitía a las autoridades del sanedrín apresar a Jesús y llevarlo a Jerusalén para ser juzgado por infracciones religiosas, a condición de que el gobernador romano de Judea estuviera de acuerdo. Mientras tanto, los enemigos de Jesús difundieron activamente el rumor, por toda Galilea, de que Herodes se había vuelto hostil a Jesús, y que tenía la intención de exterminar a todos los que creían en sus enseñanzas.
154:3.2 (1719.3) El sábado 21 de mayo por la noche llegó a Tiberiades la noticia de que las autoridades civiles de Jerusalén no ponían objeciones al acuerdo establecido entre Herodes y los fariseos de que Jesús fuera arrestado y llevado a Jerusalén para ser juzgado delante del sanedrín, acusado de burlarse de las leyes sagradas de la nación judía. En consecuencia, poco antes de la medianoche de este día, Herodes firmó el decreto que autorizaba a los oficiales del sanedrín a prender a Jesús dentro de los dominios de Herodes, y a llevarlo a la fuerza a Jerusalén para ser juzgado. Herodes sufrió fuertes presiones de muchos lados antes de que se decidiera a conceder este permiso, y sabía muy bien que Jesús no podía esperar un juicio justo de sus enemigos encarnizados de Jerusalén.
154:4.1 (1719.4) Este mismo sábado por la noche, un grupo de cincuenta ciudadanos importantes de Cafarnaúm se reunió en la sinagoga para debatir la importante cuestión: «¿Qué vamos a hacer con Jesús?» Hablaron y discutieron hasta después de la medianoche, pero no pudieron encontrar ningún terreno común para ponerse de acuerdo. Aparte de algunas personas que tendían a creer que Jesús podría ser el Mesías, o al menos un hombre santo, o quizás un profeta, la asamblea estaba dividida en cuatro grupos casi iguales, que sostenían respectivamente los puntos de vista siguientes sobre Jesús:
154:4.2 (1719.5) 1. Que era un fanático religioso iluso e inofensivo.
154:4.3 (1719.6) 2. Que era un agitador peligroso y astuto, capaz de incitar a la rebelión.
154:4.4 (1720.1) 3. Que estaba aliado con los demonios, y que podía incluso ser un príncipe de los demonios.
154:4.5 (1720.2) 4. Que estaba fuera de sí, que estaba loco, desequilibrado mentalmente.
154:4.6 (1720.3) Se habló mucho sobre las doctrinas que Jesús predicaba y que trastornaban a la gente corriente; sus enemigos sostenían que sus enseñanzas eran impracticables, que todo saltaría en pedazos si todo el mundo hiciera un esfuerzo honrado por vivir de acuerdo con sus ideas. Los hombres de muchas generaciones posteriores han dicho las mismas cosas. Incluso en la época más iluminada de las presentes revelaciones, muchos hombres inteligentes y con buenas intenciones sostienen que la civilización moderna no podría haberse construido sobre las enseñanzas de Jesús — y en parte tienen razón. Pero todos esos escépticos olvidan que se podría haber construido una civilización mucho mejor sobre sus enseñanzas, y que alguna vez se construirá. Este mundo nunca ha intentado seriamente poner en práctica, a gran escala, las enseñanzas de Jesús, aunque a menudo se han hecho intentos poco entusiastas por seguir las doctrinas del llamado cristianismo.
154:5.1 (1720.4) El 22 de mayo fue un día memorable en la vida de Jesús. Este domingo por la mañana, antes del amanecer, uno de los mensajeros de David llegó apresuradamente de Tiberiades, trayendo la noticia de que Herodes había autorizado, o estaba a punto de autorizar, el arresto de Jesús por parte de los oficiales del sanedrín. Al recibir la noticia de este peligro inminente, David Zebedeo despertó a sus mensajeros y los envió a todos los grupos locales de discípulos para convocarlos a una reunión de emergencia a las siete de aquella misma mañana. Cuando la cuñada de Judá (hermano de Jesús) escuchó este informe alarmante, avisó rápidamente a todos los miembros de la familia de Jesús que vivían cerca, convocándolos a que se congregaran inmediatamente en la casa de Zebedeo. En respuesta a este llamamiento apresurado, María, Santiago, José, Judá y Rut se reunieron enseguida.
154:5.2 (1720.5) En esta reunión por la mañana temprano, Jesús impartió sus instrucciones de despedida a los discípulos reunidos; es decir, se despidió de ellos por ahora, sabiendo muy bien que pronto serían expulsados de Cafarnaúm. Aconsejó a todos que buscaran la guía de Dios y que continuaran la obra del reino sin preocuparse por las consecuencias. Los evangelistas debían trabajar como estimaran conveniente hasta el momento en que se les pudiera llamar. Escogió a doce evangelistas para que lo acompañaran; ordenó a los doce apóstoles que permanecieran con él, pasara lo que pasara. Indicó a las doce mujeres que permanecieran en la casa de Zebedeo y en la de Pedro hasta que enviara a buscarlas.
154:5.3 (1720.6) Jesús permitió que David Zebedeo continuara con su servicio de mensajeros por todo el país, y al despedirse luego del Maestro, David dijo: «Ve a efectuar tu labor, Maestro. No te dejes atrapar por los fanáticos, y no dudes nunca de que los mensajeros te seguirán. Mis hombres nunca perderán el contacto contigo; gracias a ellos, sabrás cómo progresa el reino en otras regiones, y por medio de ellos todos tendremos noticias tuyas. Nada que pueda ocurrirme interrumpirá este servicio, porque he nombrado un primero y un segundo sustitutos, e incluso un tercero. No soy ni un instructor ni un predicador, pero mi corazón me exige que haga esto, y no hay nada que pueda detenerme.»
154:5.4 (1720.7) Aproximadamente a las siete y media de esta mañana, Jesús empezó su discurso de despedida a casi cien creyentes que se habían congregado en el interior de la casa para escucharlo. Fue un acontecimiento solemne para todos los presentes, pero Jesús parecía excepcionalmente alegre; una vez más volvía a ser el mismo de siempre. La seriedad de las últimas semanas había desaparecido, y los inspiró a todos con sus palabras de fe, de esperanza y de valentía.
154:6.1 (1721.1) Eran aproximadamente las ocho de la mañana de este domingo cuando cinco miembros de la familia terrestre de Jesús llegaron al lugar, en respuesta al llamamiento urgente de la cuñada de Judá. De toda su familia carnal, solamente Rut había creído constantemente y de todo corazón en la divinidad de su misión en la Tierra. Judá y Santiago, e incluso José, aún conservaban una gran parte de su fe en Jesús, pero habían permitido que el orgullo dificultara su mejor juicio y sus verdaderas inclinaciones espirituales. María estaba desgarrada por igual entre el amor y el temor, entre el amor maternal y el orgullo familiar. Aunque estaba abrumada por las dudas, nunca había podido olvidar por completo la visita de Gabriel antes del nacimiento de Jesús. Los fariseos se habían esforzado por persuadir a María de que Jesús estaba fuera de sí, de que estaba loco. Le insistieron para que fuera con sus hijos y tratara de disuadirlo de continuar con sus esfuerzos de enseñanza pública. Aseguraron a María que la salud de Jesús estaba a punto de quebrantarse, y que si se le permitía continuar, el único resultado sería que el deshonor y la ignominia caerían sobre toda la familia. Así pues, cuando recibieron la noticia de la cuñada de Judá, los cinco partieron inmediatamente hacia la casa de Zebedeo, pues se hallaban todos juntos en el hogar de María, donde se habían reunido con los fariseos la noche anterior. Habían conversado con los dirigentes de Jerusalén hasta muy entrada la noche, y todos estaban más o menos convencidos de que Jesús actuaba de una manera extraña, de que se había comportado de forma extravagante desde hacía algún tiempo. Aunque Rut no podía explicar todos los motivos de su conducta, insistió en que Jesús siempre había tratado equitativamente a su familia, y se negó a participar en el programa consistente en intentar disuadirlo de que continuara su obra.
154:6.2 (1721.2) Por el camino hacia la casa de Zebedeo, discutieron sobre todas estas cosas y acordaron entre ellos tratar de persuadir a Jesús para que volviera a casa con ellos, porque, según decía María: «Sé que podría influir en mi hijo si tan sólo quisiera venir a casa y escucharme.» Santiago y Judá habían oído rumores sobre los planes para arrestar a Jesús y llevarlo a Jerusalén para ser juzgado. También tenían miedo por su propia seguridad. Mientras Jesús había sido una figura popular a los ojos de la gente, su familia había dejado que las cosas siguieran su curso, pero ahora que la población de Cafarnaúm y los dirigentes de Jerusalén se habían vuelto repentinamente contra él, empezaron a sentir en lo más vivo la presión de la supuesta desgracia de su embarazosa situación.
154:6.3 (1721.3) Habían esperado encontrar a Jesús, cogerlo aparte, e instarlo a que volviera a casa con ellos. Habían pensado en asegurarle que se olvidarían de que los había descuidado — que perdonarían y olvidarían — con que sólo renunciara a la insensatez de intentar predicar una nueva religión que sólo le acarrearía problemas y traería el deshonor a su familia. Ante todos estos razonamientos, Rut se limitaba a decir: «Le diré a mi hermano que pienso que es un hombre de Dios, y que espero que esté dispuesto a morir antes que permitir que esos malvados fariseos pongan fin a su predicación.» José prometió mantener callada a Rut mientras los demás trataban de convencer a Jesús.
154:6.4 (1721.4) Cuando llegaron a la casa de Zebedeo, Jesús estaba en plena exposición de su discurso de despedida a los discípulos. Trataron de entrar en la casa, pero estaba atestada a rebosar. Terminaron por instalarse en el pórtico de atrás e hicieron saber a Jesús, de persona en persona, la noticia de su llegada; finalmente, Simón Pedro se lo anunció en voz baja, interrumpiendo su discurso para decirle: «Mira, tu madre y tus hermanos están fuera, y están muy impacientes por hablar contigo.» Ahora bien, a su madre no se le había ocurrido pensar en la importancia que tenía dar este mensaje de despedida a sus seguidores, ni tampoco sabía que su discurso podía terminar probablemente en cualquier momento por la llegada de sus captores. Después de una separación aparente tan prolongada, y en vista del favor que ella y sus hermanos le hacían viniendo de hecho hasta él, María creía realmente que Jesús dejaría de hablar e iría a reunirse con ellos en cuanto se enterara de que lo estaban esperando.
154:6.5 (1722.1) Éste fue otro de esos casos en los que su familia terrestre no podía comprender que Jesús tenía que ocuparse de los asuntos de su Padre. Así pues, María y sus hermanos se sintieron profundamente ofendidos cuando, a pesar de que interrumpió su discurso para recibir el mensaje, en lugar de salir precipitadamente para saludarlos, escucharon su voz melodiosa aumentar de tono para decir: «Decid a mi madre y a mis hermanos que no teman nada por mí. El Padre que me ha enviado al mundo no me abandonará, y mi familia tampoco sufrirá ningún daño. Rogadles que tengan buen ánimo y que pongan su confianza en el Padre del reino. Pero, después de todo, ¿quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?» Y extendiendo las manos hacia todos sus discípulos congregados en la sala, dijo: «No tengo madre; no tengo hermanos. ¡He aquí a mi madre y he aquí a mis hermanos! Porque cualquiera que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi madre, mi hermano y mi hermana.»
154:6.6 (1722.2) Cuando María escuchó estas palabras, se desmayó en los brazos de Judá. La llevaron al jardín para reanimarla, mientras Jesús pronunciaba las últimas palabras de su mensaje de despedida. Entonces hubiera salido para conversar con su madre y sus hermanos, pero un mensajero llegó apresuradamente de Tiberiades, trayendo la noticia de que los oficiales del sanedrín estaban de camino con autoridad para detener a Jesús y llevarlo a Jerusalén. Andrés recibió este mensaje, e interrumpió a Jesús para comunicarselo.
154:6.7 (1722.3) Andrés no se acordaba de que David había apostado unos veinticinco centinelas alrededor de la casa de Zebedeo, de manera que nadie podía cogerlos por sorpresa; por eso preguntó a Jesús qué debían hacer. El Maestro permaneció allí de pie en silencio, mientras su madre se recuperaba en el jardín de la conmoción de haberle oído decir las palabras: «Yo no tengo madre». En ese preciso momento, una mujer se levantó en la sala y exclamó: «Benditas sean las entrañas que te engendraron y benditos sean los senos que te amamantaron.» Jesús se desvió un momento de su conversación con Andrés para responder a esta mujer, diciendo: «No, bendito es más bien aquel que escucha la palabra de Dios y se atreve a obedecerla.»
154:6.8 (1722.4) María y los hermanos de Jesús pensaban que Jesús no los comprendía, que había perdido su interés por ellos, sin darse cuenta de que eran ellos los que no lograban comprenderlo. Jesús comprendía plenamente lo difícil que es para los hombres romper con su pasado. Sabía hasta qué punto los seres humanos se dejan influir por la elocuencia de un predicador, y de qué modo la conciencia responde al llamamiento emocional, como la mente responde a la lógica y a la razón, pero también sabía que es muchísimo más difícil persuadir a los hombres para que renuncien al pasado.
154:6.9 (1722.5) Es eternamente cierto que todos los que puedan pensar que son incomprendidos o mal apreciados, tienen en Jesús a un amigo compasivo y a un consejero comprensivo. Había advertido a sus apóstoles que los enemigos de un hombre pueden ser los de su propia casa, pero difícilmente había imaginado que esta predicción se aplicaría tan de cerca a su propia experiencia. Jesús no abandonó a su familia terrestre para hacer la obra de su Padre — fueron ellos los que lo abandonaron. Más tarde, después de la muerte y resurrección del Maestro, cuando su hermano Santiago se unió al movimiento cristiano primitivo, sufrió enormemente por no haber sabido disfrutar de esta asociación inicial con Jesús y sus discípulos.
154:6.10 (1723.1) Para pasar por estos acontecimientos, Jesús escogió dejarse guiar por el conocimiento limitado de su mente humana. Deseaba sufrir la experiencia con sus compañeros como un simple hombre. En la mente humana de Jesús estaba la idea de ver a su familia antes de irse. No quería detenerse en medio de su discurso y transformar así en un espectáculo público este primer encuentro después de una separación tan larga. Había tenido la intención de terminar su alocución y luego charlar con ellos antes de partir, pero este plan se frustró debido a la confabulación de acontecimientos que se produjeron inmediatamente después.
154:6.11 (1723.2) La llegada de un grupo de mensajeros de David a la puerta trasera de la casa de Zebedeo hizo que aumentara la precipitación por huir. La agitación que produjeron estos hombres asustó a los apóstoles, pues les hizo pensar que estos recién llegados podían ser sus captores; temiendo ser arrestados inmediatamente, se precipitaron por la puerta delantera hacia la barca que les estaba esperando. Todo esto explica por qué Jesús no vio a su familia que lo estaba esperando en el porche de atrás.
154:6.12 (1723.3) Sin embargo, al subir a la barca en esta huida precipitada, le dijo a David Zebedeo: «Di a mi madre y a mis hermanos que aprecio su venida, y que tenía la intención de verlos. Recomiéndales que no se ofendan por mi conducta, sino que traten más bien de conocer la voluntad de Dios y de tener la gracia y el coraje de hacer esa voluntad.»
154:7.1 (1723.4) Y así, este domingo por la mañana 22 de mayo del año 29, Jesús, con sus doce apóstoles y los doce evangelistas, emprendió esta huida precipitada de los oficiales del sanedrín, que se dirigían a Betsaida con la autorización de Herodes Antipas para arrestarlo y llevarlo a Jerusalén, donde sería juzgado bajo la inculpación de blasfemia y de otras violaciones de las leyes sagradas de los judíos. Eran casi las ocho y media de esta hermosa mañana cuando este grupo de veinticinco personas se sentó a los remos para bogar hacia la costa oriental del Mar de Galilea.
154:7.2 (1723.5) Una embarcación más pequeña iba detrás de la barca del Maestro, conteniendo a los seis mensajeros de David que tenían la orden de mantenerse en contacto con Jesús y sus compañeros, y procurar que la información sobre su paradero y su seguridad se transmitiera regularmente a la casa de Zebedeo en Betsaida, la cual había servido de cuartel general para la obra del reino durante algún tiempo. Pero la casa de Zebedeo no sería nunca más el hogar de Jesús. De ahora en adelante, y durante el resto de su vida en la Tierra, el Maestro verdaderamente «no tuvo dónde reposar su cabeza». Nunca más llegó a tener algo que se pareciera a un domicilio fijo.
154:7.3 (1723.6) Remaron hasta cerca del pueblo de Jeresa, encargaron la custodia de su barca a unos amigos, y empezaron las peregrinaciones de este último año memorable de la vida del Maestro en la Tierra. Permanecieron algún tiempo en los dominios de Felipe, yendo de Jeresa a Cesarea de Filipo, y desde allí se dirigieron hacia la costa de Fenicia.
154:7.4 (1723.7) La multitud permaneció alrededor de la casa de Zebedeo, observando las dos embarcaciones que navegaban por el lago hacia la orilla oriental; ya estaban lejos cuando los oficiales de Jerusalén llegaron precipitadamente y empezaron a buscar a Jesús. Se negaban a creer que se les había escapado, y mientras Jesús y su grupo viajaban hacia el norte por Batanea, los fariseos y sus ayudantes se pasaron casi una semana entera buscándolo en vano por las inmediaciones de Cafarnaúm.
154:7.5 (1724.1) La familia de Jesús volvió a sus hogares de Cafarnaúm, y pasaron casi una semana hablando, discutiendo y orando. Estaban llenos de confusión y de consternación. No disfrutaron de tranquilidad hasta el jueves por la tarde, cuando Rut volvió de una visita a la casa de Zebedeo, donde David le había informado que su hermano-padre estaba a salvo y con buena salud, y que se dirigía hacia la costa de Fenicia.
El libro de Urantia
Documento 155
155:0.1 (1725.1) POCO después de desembarcar cerca de Jeresa este domingo memorable, Jesús y los veinticuatro caminaron un poco hacia el norte, donde pasaron la noche en un hermoso parque al sur de Betsaida-Julias. Conocían bien este lugar para acampar porque se habían detenido allí en el pasado. Antes de retirarse para pasar la noche, el Maestro convocó a sus seguidores alrededor de él y discutió con ellos los planes del viaje que tenían proyectado hasta la costa de Fenicia, pasando por Batanea y el norte de Galilea.
155:1.1 (1725.2) Jesús dijo: «Todos deberíais recordar lo que el salmista indicó sobre estos tiempos, cuando dijo: ‘¿Por qué están furiosos los paganos y los pueblos conspiran en vano? Los reyes de la Tierra se establecen a sí mismos, y los dirigentes del pueblo se aconsejan entre ellos, en contra del Señor y en contra de su ungido, diciendo: Rompamos las ataduras de la misericordia y desechemos los lazos del amor.`
155:1.2 (1725.3) «Hoy veis que esto se cumple delante de vuestros ojos. Pero no veréis cumplirse el resto de la profecía del salmista, porque tenía ideas erróneas sobre el Hijo del Hombre y su misión en la Tierra. Mi reino está basado en el amor, es proclamado con misericordia y se establece mediante el servicio desinteresado. Mi Padre no está sentado en el cielo riéndose burlonamente de los paganos. No está colérico en su gran desagrado. Es verdad la promesa de que el Hijo recibirá por herencia a esos llamados paganos (en realidad, sus hermanos ignorantes y faltos de instrucción). Y recibiré a esos gentiles con los brazos abiertos, con misericordia y afecto. Se mostrará toda esta misericordia a los supuestos paganos, a pesar de la desacertada declaración de la escritura que insinúa que el Hijo triunfante ‘los quebrantará con una barra de hierro y los hará añicos como una vasija de alfarero.` El salmista os exhortaba a: ‘servir al Señor con temor` — Yo os invito a que entréis, por la fe, en los elevados privilegios de la filiación divina; él os ordena que os regocijéis temblando. Yo os pido que os regocijéis con seguridad. Él dice: ‘Besad al Hijo, no sea que se irrite y perezcáis cuando se encienda su cólera.` Pero vosotros, que habéis vivido conmigo, sabéis muy bien que la ira y la cólera no forman parte del establecimiento del reino de los cielos en el corazón de los hombres. Sin embargo, el salmista vislumbró la verdadera luz cuando dijo al final de esta exhortación: ‘Benditos sean los que ponen su confianza en este Hijo.`»
155:1.3 (1725.4) Jesús continuó enseñando a los veinticuatro, diciendo: «Los paganos no están faltos de razón al estar furiosos con nosotros. Como su concepto de la vida es limitado y estrecho, pueden concentrar sus energías con entusiasmo. Tienen una meta cercana y más o menos visible; por eso se esfuerzan con una destreza valiente y eficaz. Vosotros, que habéis confesado vuestra entrada en el reino de los cielos, sois en general demasiado vacilantes e imprecisos en vuestra manera de enseñar. Los paganos se dirigen directamente hacia sus objetivos; vosotros sois culpables de tener demasiados anhelos crónicos. Si deseáis entrar en el reino, ¿por qué no os apoderáis de él mediante un asalto espiritual, como los paganos se apoderan de una ciudad sitiada? Difícilmente sois dignos del reino cuando vuestro servicio consiste tan ampliamente en la actitud de lamentaros del pasado, quejaros del presente y tener una esperanza vana para el futuro. ¿Por qué están furiosos los paganos? Porque no conocen la verdad. ¿Por qué languidecéis en anhelos fútiles? Porque no obedecéis a la verdad. Poned fin a vuestras ansias inútiles y salid a hacer valientemente lo que está relacionado con el establecimiento del reino.
155:1.4 (1726.1) «En todo lo que hagáis, no os volváis parciales y no os especialicéis con exceso. Los fariseos que buscan nuestra destrucción creen de verdad que están sirviendo a Dios. La tradición los ha limitado tanto, que están cegados por los prejuicios y endurecidos por el miedo. Contemplad a los griegos, que tienen una ciencia sin religión, mientras que los judíos tienen una religión desprovista de ciencia. Cuando los hombres se extravían de esta manera, aceptando una desintegración estrecha y confusa de la verdad, su única esperanza de salvación consiste en coordinarse con la verdad — en convertirse.
155:1.5 (1726.2) «Dejadme expresar enérgicamente esta verdad eterna: Si gracias a vuestra coordinación con la verdad, aprendéis a manifestar en vuestra vida esta hermosa integridad de la rectitud, entonces vuestros semejantes os buscarán para conseguir lo que habéis adquirido así. La cantidad de buscadores de la verdad que se sentirán atraídos hacia vosotros representa la medida de vuestra dotación de la verdad, de vuestra rectitud. La cantidad de mensaje que tenéis que llevar a la gente es, en cierto modo, la medida de vuestro fracaso en vivir la vida plena o recta, la vida coordinada con la verdad.»
155:1.6 (1726.3) El Maestro enseñó otras muchas cosas a sus apóstoles y a los evangelistas antes de que le desearan las buenas noches y se retiraran a descansar.
155:2.1 (1726.4) El lunes 23 de mayo por la mañana, Jesús ordenó a Pedro que fuera a Corazín con los doce evangelistas, mientras que él partía con los once hacia Cesarea de Filipo, dirigiéndose por la ruta del Jordán hasta la carretera de Damasco a Cafarnaúm; desde allí fueron por el nordeste hasta la unión con la carretera de Cesarea de Filipo, continuando luego hasta esta ciudad, donde se detuvieron y enseñaron durante dos semanas. Llegaron en el transcurso de la tarde del martes 24 de mayo.
155:2.2 (1726.5) Pedro y los evangelistas permanecieron dos semanas en Corazín, predicando el evangelio del reino a un grupo de creyentes poco numeroso, pero serio. No pudieron conseguir muchos nuevos conversos. Ninguna otra ciudad de Galilea dio menos almas al reino que Corazín. Siguiendo las instrucciones de Pedro, los doce evangelistas hablaron menos sobre las curaciones — las cosas físicas — y se dedicaron a predicar y a enseñar, con un vigor acrecentado, las verdades espirituales del reino celestial. Estas dos semanas en Corazín constituyeron un verdadero bautismo de adversidad para los doce evangelistas, en el sentido de que éste fue el período más difícil e improductivo de su carrera hasta ese momento. Al sentirse privados así de la satisfacción de conseguir almas para el reino, cada uno de ellos hizo un inventario más serio y honrado de su propia alma y del progreso de ésta en los senderos espirituales de la nueva vida.
155:2.3 (1726.6) Cuando se hizo evidente que no había más gente que estuviera dispuesta a intentar entrar en el reino, Pedro convocó a sus compañeros, el martes 7 de junio, y partió para reunirse con Jesús y los apóstoles en Cesarea de Filipo. Llegaron el miércoles alrededor del mediodía y pasaron toda la tarde narrando sus experiencias con los incrédulos de Corazín. Durante las discusiones de esta tarde, Jesús se refirió de nuevo a la parábola del sembrador y les enseñó muchas cosas sobre el significado de los fracasos aparentes en las empresas de la vida.
155:3.1 (1727.1) Aunque Jesús no efectuó ninguna labor pública durante esta estancia de dos semanas cerca de Cesarea de Filipo, los apóstoles celebraron por las tardes numerosas reuniones tranquilas en la ciudad; muchos creyentes fueron hasta el campamento para hablar con el Maestro, pero muy pocos de ellos fueron agregados al grupo de creyentes como resultado de esta visita. Jesús conversó diariamente con los apóstoles y éstos discernieron con más claridad que ahora estaba empezando una nueva fase de la tarea de predicar el reino de los cielos. Estaban empezando a comprender que el «reino de los cielos no es comida y bebida, sino la realización de la alegría espiritual de aceptar la filiación divina.»
155:3.2 (1727.2) La estancia en Cesarea de Filipo fue una verdadera prueba para los once apóstoles; fueron dos semanas difíciles de pasar para todos ellos. Estaban casi deprimidos, y echaban de menos el estímulo periódico de la personalidad entusiasta de Pedro. En aquellos momentos, el hecho de creer en Jesús y de ponerse a seguirlo era realmente una gran aventura y una prueba. Hicieron pocas conversiones durante estas dos semanas, pero aprendieron muchas cosas de sus conferencias diarias con el Maestro, que fueron muy beneficiosas para ellos.
155:3.3 (1727.3) Los apóstoles aprendieron que los judíos estaban espiritualmente estancados y moribundos porque habían cristalizado la verdad en un credo; que cuando se formula la verdad como una línea divisoria de exclusivismo presuntuoso, en lugar de servir como un poste indicador para la orientación y el progreso espiritual, dichas enseñanzas pierden su poder creativo y vivificante, y acaban por volverse simplemente conservadoras y fosilizantes.
155:3.4 (1727.4) Aprendieron cada vez más de Jesús a considerar a las personalidades humanas en términos de sus posibilidades en el tiempo y en la eternidad. Aprendieron que a muchas almas se les puede inducir mejor a amar al Dios invisible, si primero se les enseña a amar a sus hermanos que pueden ver. En relación con estas lecciones, se atribuyó un nuevo significado a la declaración del Maestro sobre el servicio desinteresado a los semejantes: «Puesto que lo habéis hecho por el más humilde de mis hermanos, lo habéis hecho por mí.»
155:3.5 (1727.5) Una de las grandes lecciones de esta estancia en Cesarea tuvo que ver con el origen de las tradiciones religiosas, con el grave peligro de permitir que se atribuya un carácter sagrado a las cosas no sagradas, a las ideas corrientes o a los acontecimientos cotidianos. De una de estas conferencias salieron con la enseñanza de que la verdadera religión es la lealtad que un hombre siente en el fondo de su corazón hacia sus convicciones más elevadas y más sinceras.
155:3.6 (1727.6) Jesús advirtió a sus creyentes que, si sus anhelos religiosos eran únicamente materiales, el conocimiento creciente de la naturaleza acabaría por quitarles su fe en Dios, debido a la sustitución progresiva del origen supuestamente sobrenatural de las cosas. Pero si su religión era espiritual, el progreso de la ciencia física nunca podría perturbar su fe en las realidades eternas y en los valores divinos.
155:3.7 (1727.7) Aprendieron que cuando la religión tiene unos móviles enteramente espirituales, hace que toda la vida valga más la pena, llenándola de objetivos elevados, dignificándola con valores transcendentales, inspirándola con móviles magníficos, y confortando todo el tiempo el alma humana con una esperanza sublime y vigorizante. La verdadera religión está destinada a disminuir las tensiones de la existencia; libera la fe y el coraje para la vida diaria y el servicio desinteresado. La fe fomenta la vitalidad espiritual y la fecundidad de la rectitud.
155:3.8 (1727.8) Jesús enseñó repetidas veces a sus apóstoles que ninguna civilización puede sobrevivir mucho tiempo a la pérdida de las mejores cosas que posee su religión. Nunca se cansó de señalar a los doce el gran peligro que supone aceptar los símbolos y las ceremonias religiosos como sustitutos de la experiencia religiosa. Toda su vida terrestre estuvo firmemente consagrada a la misión de derretir las formas congeladas de la religión, para darles las libertades líquidas de una filiación iluminada.
155:4.1 (1728.1) El jueves 9 de junio por la mañana, después de que los mensajeros de David trajeran de Betsaida las noticias relacionadas con el progreso del reino, este grupo de veinticinco instructores de la verdad abandonó Cesarea de Filipo para emprender su viaje hacia la costa de Fenicia. Rodearon la región pantanosa, pasando por Luz, hasta el empalme con el camino de Magdala hacia el Monte Líbano, y desde allí hasta el cruce con la carretera que conducía a Sidón, donde llegaron el viernes por la tarde.
155:4.2 (1728.2) Mientras se detenían para almorzar a la sombra de una cornisa rocosa inclinada, cerca de Luz, Jesús pronunció uno de los discursos más notables que sus apóstoles hubieran escuchado nunca a lo largo de todos sus años de asociación con él. Apenas se habían sentado para partir el pan, Simón Pedro le preguntó a Jesús: «Maestro, puesto que el Padre que está en los cielos lo sabe todo, y puesto que su espíritu es nuestro sostén para establecer el reino de los cielos en la Tierra, ¿cómo es que huimos de las amenazas de nuestros enemigos? ¿Por qué nos negamos a enfrentarnos con los enemigos de la verdad?» Pero antes de que Jesús hubiera empezado a contestar la pregunta de Pedro, Tomás interrumpió para interrogar: «Maestro, me gustaría saber realmente qué hay exactamente de erróneo en la religión de nuestros enemigos de Jerusalén. ¿Cuál es la diferencia real entre su religión y la nuestra? ¿Cómo puede ser que tengamos tanta diversidad de creencias si todos profesamos servir al mismo Dios?» Cuando Tomás hubo terminado, Jesús dijo: «No deseo ignorar la pregunta de Pedro, porque sé muy bien lo fácil que es malinterpretar mis razones para evitar un choque abierto con los jefes de los judíos en este preciso momento; pero sin embargo, será más útil para todos vosotros que elija contestar más bien la pregunta de Tomás. Y eso es lo que voy a hacer cuando hayáis terminado de almorzar.»
155:5.1 (1728.3) Este discurso memorable sobre la religión, resumido y expuesto de nuevo en un lenguaje moderno, expresó las verdades siguientes:
155:5.2 (1728.4) Aunque las religiones del mundo tienen un origen doble — natural y revelado — en todo momento se pueden encontrar, en cualquier pueblo, tres formas distintas de devoción religiosa. Estas tres manifestaciones del impulso religioso son:
155:5.3 (1728.5) 1. La religión primitiva. La propensión seminatural e instintiva a tener miedo de las energías misteriosas y a adorar las fuerzas superiores; es principalmente una religión de la naturaleza física, la religión del miedo.
155:5.4 (1728.6) 2. La religión de la civilización. Los conceptos y las prácticas religiosos progresivos de las razas que se civilizan — la religión de la mente — la teología intelectual basada en la autoridad de la tradición religiosa establecida.
155:5.5 (1728.7) 3. La verdadera religión — la religión de la revelación. La revelación de los valores sobrenaturales, un atisbo parcial de las realidades eternas, un vislumbre de la bondad y la belleza del carácter infinito del Padre que está en los cielos — la religión del espíritu tal como está demostrada en la experiencia humana.
155:5.6 (1729.1) El Maestro se negó a menospreciar la religión de los sentidos físicos y de los temores supersticiosos del hombre común, aunque deploró el hecho de que sobrevivieran tantos elementos de esta forma primitiva de adoración en las prácticas religiosas de las razas más inteligentes de la humanidad. Jesús indicó claramente que la gran diferencia entre la religión de la mente y la religión del espíritu reside en que, mientras la primera está sostenida por la autoridad eclesiástica, la segunda está enteramente basada en la experiencia humana.
155:5.7 (1729.2) Luego, durante su hora de enseñanza, el Maestro continuó aclarando las verdades siguientes:
155:5.8 (1729.3) Hasta que las razas se vuelvan sumamente inteligentes y más completamente civilizadas, seguirán existiendo muchas de esas ceremonias infantiles y supersticiosas que son tan características de las prácticas religiosas evolutivas de los pueblos primitivos y atrasados. Hasta que la raza humana no alcance el nivel de un reconocimiento más elevado y más general de las realidades de la experiencia espiritual, un gran número de hombres y mujeres continuarán mostrando su preferencia personal por esas religiones de autoridad que sólo requieren un asentimiento intelectual, en contraste con la religión del espíritu, que implica una participación activa de la mente y del alma en la aventura de la fe consistente en luchar con las realidades rigurosas de la experiencia humana progresiva.
155:5.9 (1729.4) La aceptación de las religiones tradicionales de autoridad representa la salida fácil para el impulso que siente el hombre de intentar satisfacer las ansias de su naturaleza espiritual. Las religiones de autoridad, asentadas, cristalizadas y establecidas, proporcionan un refugio disponible donde el alma trastornada y angustiada del hombre puede huir cuando se siente abrumada por el miedo y atormentada por la incertidumbre. Como precio a pagar por las satisfacciones y las seguridades que proporciona, una religión así sólo exige a sus devotos un asentimiento pasivo y puramente intelectual.
155:5.10 (1729.5) En la Tierra vivirán durante mucho tiempo esos individuos tímidos, miedosos e indecisos que preferirán obtener de esta manera sus consuelos religiosos, aunque al ligar su suerte con las religiones de autoridad, comprometen la soberanía de su personalidad, degradan la dignidad de la autoestima, y renuncian por completo al derecho de participar en la más emocionante e inspiradora de todas las experiencias humanas posibles: la búsqueda personal de la verdad, el regocijo de afrontar los peligros del descubrimiento intelectual, la determinación de explorar las realidades de la experiencia religiosa personal, la satisfacción suprema de experimentar el triunfo personal de conseguir realmente la victoria de la fe espiritual sobre las dudas intelectuales, una victoria que se gana honradamente durante la aventura suprema de toda la existencia humana — el hombre a la búsqueda de Dios, por sí mismo y como tal hombre, y que lo encuentra.
155:5.11 (1729.6) La religión del espíritu significa esfuerzo, lucha, conflicto, fe, determinación, amor, lealtad y progreso. La religión de la mente — la teología de la autoridad — exige pocos o ninguno de estos esfuerzos a sus creyentes formales. La tradición es un refugio seguro y un sendero fácil para las almas temerosas y sin entusiasmo que rehuyen instintivamente las luchas espirituales y las incertidumbres mentales que acompañan a esos viajes, en la fe, de aventuras atrevidas por los altos mares de la verdad inexplorada, en búsqueda de las orillas muy lejanas de las realidades espirituales, tal como éstas pueden ser descubiertas por la mente humana progresiva, y experimentadas por el alma humana en evolución.
155:5.12 (1729.7) Jesús continuó diciendo: «En Jerusalén, los jefes religiosos han formulado un sistema establecido de creencias intelectuales, una religión de autoridad, con las diversas doctrinas de sus instructores tradicionales y de los profetas de antaño. Todo ese tipo de religiones recurre principalmente a la mente. Ahora estamos a punto de entrar en un conflicto implacable con ese tipo de religión, puesto que muy pronto vamos a empezar a proclamar audazmente una nueva religión — una religión que no es una religión en el sentido que hoy se atribuye a esa palabra, una religión que apela principalmente al espíritu divino de mi Padre que reside en la mente del hombre; una religión que obtendrá su autoridad de los frutos de su aceptación, unos frutos que aparecerán con toda seguridad en la experiencia personal de todos los que se conviertan en creyentes reales y sinceros de las verdades de esta comunión espiritual superior.»
155:5.13 (1730.1) Señalando a cada uno de los veinticuatro y llamándolos por su nombre, Jesús dijo: «Y ahora, ¿quién de vosotros preferiría coger ese sendero fácil del conformismo a una religión establecida y fosilizada, como la que defienden los fariseos de Jerusalén, en lugar de sufrir las dificultades y persecuciones que acompañarán la misión de proclamar un camino mejor de salvación para los hombres, mientras obtenéis la satisfacción de descubrir, por vosotros mismos, las bellezas de las realidades de una experiencia viviente y personal de las verdades eternas y de las grandezas supremas del reino de los cielos? ¿Sois miedosos, blandos y buscáis la facilidad? ¿Tenéis miedo de confiar vuestro futuro entre las manos del Dios de la verdad, de quien sois hijos? ¿Desconfiáis del Padre, de quien sois hijos? ¿Vais a retroceder al sendero fácil de la certidumbre y de la estabilidad intelectual de la religión de autoridad tradicional, o vais a ceñiros para avanzar conmigo en el futuro incierto y agitado en el que proclamaremos las verdades nuevas de la religión del espíritu, el reino de los cielos en el corazón de los hombres?»
155:5.14 (1730.2) Sus veinticuatro oyentes se pusieron todos de pie con la intención de anunciar su respuesta unánime y leal a este llamamiemto emotivo, uno de los pocos que Jesús les hizo nunca, pero él levantó la mano y los detuvo, diciendo: «Separaos ahora; que cada uno se quede a solas con el Padre, y encuentre allí la respuesta no emotiva a mi pregunta. Una vez que hayáis descubierto la actitud verdadera y sincera de vuestra alma, expresad esa respuesta de manera franca y audaz a mi Padre y vuestro Padre, cuya vida infinita de amor es el espíritu mismo de la religión que proclamamos.»
155:5.15 (1730.3) Los evangelistas y los apóstoles se separaron cada uno por su lado durante un corto período de tiempo. Tenían el espíritu elevado, la mente inspirada y las emociones poderosamente agitadas por las palabras de Jesús. Sin embargo, cuando Andrés los reunió, el Maestro se limitó a decir: «Reanudemos nuestro viaje. Vamos a Fenicia para quedarnos una temporada, y todos deberíais orar al Padre para que transforme vuestras emociones mentales y corporales en lealtades mentales superiores y en experiencias espirituales más satisfactorias.»
155:5.16 (1730.4) Los veinticuatro permanecieron silenciosos mientras bajaban por el camino, pero pronto empezaron a charlar entre ellos, y a las tres de la tarde ya no pudieron aguantar más. Se detuvieron, y Pedro se acercó a Jesús, diciendo: «Maestro, nos has dirigido palabras de vida y de verdad. Quisiéramos escuchar más; te rogamos que continúes hablándonos de estas materias.»
155:6.1 (1730.5) Y así, mientras hacían una pausa a la sombra de una ladera, Jesús continuó enseñándoles acerca de la religión del espíritu, diciendo en esencia:
155:6.2 (1730.6) Habéis surgido de entre aquellos semejantes vuestros que han elegido permanecer satisfechos con una religión de la mente, que ansían la seguridad y prefieren el conformismo. Habéis elegido cambiar vuestros sentimientos de certidumbre autoritaria por las seguridades del espíritu de una fe aventurera y progresiva. Os habéis atrevido a protestar contra la esclavitud abrumadora de una religión institucional y a rechazar la autoridad de las tradiciones escritas actualmente consideradas como la palabra de Dios. Nuestro Padre habló en verdad a través de Moisés, Elías, Isaías, Amós y Oseas, pero no ha dejado de suministrar al mundo palabras de verdad cuando estos antiguos profetas terminaron sus proclamaciones. Mi Padre no hace acepción de razas ni de generaciones, en el sentido de que la palabra de la verdad sea otorgada a una época y ocultada a la siguiente. No cometáis la locura de llamar divino a lo que es puramente humano, y no dejéis de discernir las palabras de la verdad, aunque no provengan de los oráculos tradicionales de una supuesta inspiración.
155:6.3 (1731.1) Os he llamado para que nazcáis de nuevo, para que nazcáis del espíritu. Os he llamado para que salgáis de las tinieblas de la autoridad y del letargo de la tradición, y entréis en la luz trascendente donde obtendréis la posibilidad de hacer por vosotros mismos el mayor descubrimiento posible que el alma humana puede hacer — la experiencia celestial de encontrar a Dios por vosotros mismos, en vosotros mismos y para vosotros mismos, y efectuar todo esto como un hecho en vuestra propia experiencia personal. Así podréis pasar de la muerte a la vida, de la autoridad de la tradición a la experiencia de conocer a Dios; así pasaréis de las tinieblas a la luz, de una fe racial heredada a una fe personal conseguida mediante una experiencia real; de este modo progresaréis de una teología de la mente, transmitida por vuestros antepasados, a una verdadera religión del espíritu que será edificada en vuestra alma como una dotación eterna.
155:6.4 (1731.2) Vuestra religión dejará de ser una simple creencia intelectual en una autoridad tradicional, para convertirse en la experiencia efectiva de esa fe viviente que es capaz de captar la realidad de Dios y todo lo relacionado con el espíritu divino del Padre. La religión de la mente os ata sin esperanzas al pasado; la religión del espíritu consiste en una revelación progresiva y os llama constantemente para que consigáis unos ideales espirituales y unas realidades eternas más elevados y más santos.
155:6.5 (1731.3) Aunque la religión de autoridad puede conferir un sentimiento inmediato de seguridad estable, el precio que pagáis por esa satisfacción pasajera es la pérdida de vuestra independencia espiritual y de vuestra libertad religiosa. Como precio para entrar en el reino de los cielos, mi Padre no os exige que os forcéis a creer en cosas que son espiritualmente repugnantes, impías y falsas. No se os pide que ultrajéis vuestro propio sentido de la misericordia, de la justicia y de la verdad por medio de vuestro sometimiento a un sistema anticuado de formalidades y de ceremonias religiosas. La religión del espíritu os deja eternamente libres para seguir la verdad, dondequiera que os lleven las directrices del espíritu. ¿Y quién puede juzgar — quizás este espíritu tenga algo que comunicar a esta generación, que las otras generaciones han rehusado escuchar?
155:6.6 (1731.4) ¡Vergüenza deberían sentir esos falsos educadores religiosos, que quisieran arrastrar a las almas hambrientas al oscuro y lejano pasado, para luego abandonarlas allí! Esas personas desgraciadas están condenadas así a asustarse de todo nuevo descubrimiento, y a sentirse desconcertadas con cada nueva revelación de la verdad. El profeta que dijo: «Aquel cuya mente descansa en Dios se mantendrá en una paz perfecta» no era un simple creyente intelectual en una teología autoritaria. Este ser humano, que conocía la verdad, había descubierto a Dios; no se limitaba a hablar de Dios.
155:6.7 (1731.5) Os recomiendo que abandonéis la costumbre de citar constantemente a los profetas del pasado y de alabar a los héroes de Israel; aspirad más bien a convertiros en profetas vivientes del Altísimo y en héroes espirituales del reino venidero. En verdad, quizás valga la pena honrar a los jefes del pasado que conocían a Dios, pero cuando lo hagáis, ¿por qué tenéis que sacrificar la experiencia suprema de la existencia humana: encontrar a Dios por vosotros mismos y conocerlo en vuestra propia alma?
155:6.8 (1732.1) Cada raza de la humanidad tiene su propia perspectiva mental sobre la existencia humana; por consiguiente, la religión de la mente debe siempre armonizarse con estos diversos puntos de vista raciales. Las religiones de autoridad nunca podrán llegar a unificarse. La unidad humana y la fraternidad de los mortales sólo se pueden conseguir por medio, y a través de, la dotación superior de la religión del espíritu. Las mentes de las razas pueden ser diferentes, pero toda la humanidad está habitada por el mismo espíritu divino y eterno. La esperanza de la fraternidad humana sólo se puede realizar cuando, y a medida que, la religión unificante y ennoblecedora del espíritu — la religión de la experiencia espiritual personal — impregne y eclipse a las religiones de autoridad mentales y divergentes.
155:6.9 (1732.2) Las religiones de autoridad sólo pueden dividir a los hombres y levantar unas conciencias contra otras; la religión del espíritu unirá progresivamente a los hombres y los inducirá a sentir una simpatía comprensiva los unos por los otros. Las religiones de autoridad exigen a los hombres una creencia uniforme, pero esto es imposible de realizar en el estado actual del mundo. La religión del espíritu sólo exige una unidad de experiencia — un destino uniforme — aceptando plenamente la diversidad de creencias. La religión del espíritu sólo pide la uniformidad de perspicacia, no la uniformidad de punto de vista ni de perspectiva. La religión del espíritu no exige la uniformidad de puntos de vista intelectuales, sino solamente la unidad de sentimientos espirituales. Las religiones de autoridad se cristalizan en credos sin vida; la religión del espíritu se desarrolla en la alegría y la libertad crecientes de las acciones ennoblecedoras del servicio amoroso y de la ayuda misericordiosa.
155:6.10 (1732.3) Pero tened cuidado, no sea que alguno de vosotros considere con desdén a los hijos de Abraham porque les ha tocado vivir en estos malos tiempos de tradición estéril. Nuestros antepasados se dedicaron de lleno a la búsqueda insistente y apasionada de Dios, y lo descubrieron como ninguna otra raza total de hombres lo ha conocido nunca desde los tiempos de Adán, que sabía muchas de estas cosas, porque él mismo era un Hijo de Dios. Mi Padre no ha dejado de observar la larga e incansable lucha de Israel, desde la época de Moisés, por encontrar y conocer a Dios. Durante largas generaciones, los judíos no han dejado de afanarse, sudar, gemir, trabajar, soportar los sufrimientos y experimentar las tristezas de un pueblo incomprendido y despreciado, y todo ello para poder acercarse un poco más al descubrimiento de la verdad acerca de Dios. Desde Moisés hasta los tiempos de Amós y de Oseas, y a pesar de todos los fracasos y titubeos de Israel, nuestros padres revelaron progresivamente a todo el mundo una imagen cada vez más clara y más verdadera del Dios eterno. Así es como se preparó el camino para la revelación aún más grande del Padre, en la que habéis sido llamados a participar.
155:6.11 (1732.4) No olvidéis nunca que sólo hay una aventura más satisfactoria y emocionante que la tentativa de descubrir la voluntad del Dios vivo, y es la experiencia suprema de intentar hacer honradamente esa voluntad divina. Y recordad siempre que la voluntad de Dios se puede hacer en cualquier ocupación terrestre. No hay profesiones santas y profesiones laicas. Todas las cosas son sagradas en la vida de aquellos que están dirigidos por el espíritu, es decir, subordinados a la verdad, ennoblecidos por el amor, dominados por la misericordia y refrenados por la equidad — por la justicia. El espíritu que mi Padre y yo enviaremos al mundo no es solamente el Espíritu de la Verdad, sino también el espíritu de la belleza idealista.
155:6.12 (1732.5) Tenéis que dejar de buscar la palabra de Dios únicamente en las páginas de los viejos escritos con autoridad teológica. Aquellos que han nacido del espíritu de Dios discernirán en lo sucesivo la palabra de Dios, independientemente del lugar de donde parezca originarse. No hay que desestimar la verdad divina porque se haya otorgado a través de un canal aparentemente humano. Muchos de vuestros hermanos aceptan mentalmente la teoría de Dios, pero no consiguen darse cuenta espiritualmente de la presencia de Dios. Ésta es precisamente la razón por la que os he enseñado tantas veces que la mejor manera de comprender el reino de los cielos es adquiriendo la actitud espiritual de un niño sincero. No os recomiendo la inmadurez mental de un niño, sino más bien la ingenuidad espiritual de un pequeño que cree con facilidad y que confía plenamente. No es tan importante que conozcáis el hecho de Dios, como que desarrolléis cada vez más la habilidad de sentir la presencia de Dios.
155:6.13 (1733.1) Una vez que empecéis a descubrir a Dios en vuestra alma, no tardaréis en empezar a descubrirlo en el alma de los otros hombres, y finalmente en todas las criaturas y creaciones de un poderoso universo. Pero ¿qué posibilidades tiene el Padre de aparecer, como el Dios de las lealtades supremas y de los ideales divinos, en el alma de unos hombres que dedican poco o ningún tiempo a la contemplación reflexiva de estas realidades eternas? Aunque la mente no es la sede de la naturaleza espiritual, es en verdad la entrada que conduce a ella.
155:6.14 (1733.2) Pero no cometáis el error de intentar probar a otros hombres que habéis encontrado a Dios; no podéis presentar conscientemente una prueba así de válida, aunque existen dos demostraciones positivas y poderosas del hecho de que conocéis a Dios, y son las siguientes:
155:6.15 (1733.3) 1. La manifestación de los frutos del espíritu de Dios en vuestra vida diaria habitual.
155:6.16 (1733.4) 2. El hecho de que todo el plan de vuestra vida proporciona una prueba positiva de que habéis arriesgado sin reserva todo lo que sois y poseéis en la aventura de la supervivencia después de la muerte, persiguiendo la esperanza de encontrar al Dios de la eternidad, cuya presencia habéis saboreado anticipadamente en el tiempo.
155:6.17 (1733.5) Y ahora, no os equivoquéis, mi Padre responderá siempre a la más tenue llama vacilante de fe. Él toma nota de las emociones físicas y supersticiosas del hombre primitivo. Y con esas almas honradas pero temerosas, cuya fe es tan débil que no llega a ser mucho más que un conformismo intelectual a una actitud pasiva de asentimiento a las religiones de autoridad, el Padre siempre está alerta para honrar y fomentar incluso todas estas débiles tentativas por llegar hasta él. Pero se espera que vosotros, que habéis sido sacados de las tinieblas y traídos a la luz, creáis de todo corazón; vuestra fe dominará las actitudes combinadas del cuerpo, la mente y el espíritu.
155:6.18 (1733.6) Vosotros sois mis apóstoles, y la religión no se convertirá para vosotros en un refugio teológico al que podréis huir cuando temáis enfrentaros con las duras realidades del progreso espiritual y de la aventura idealista. Vuestra religión se convertirá más bien en el hecho de una experiencia real que atestigua que Dios os ha encontrado, idealizado, ennoblecido y espiritualizado, y que os habéis alistado en la aventura eterna de encontrar al Dios que así os ha encontrado y os ha hecho hijos suyos.
155:6.19 (1733.7) Cuando Jesús terminó de hablar, hizo una seña a Andrés, apuntó hacia el oeste en dirección a Fenicia, y dijo: «Pongámonos en camino.»
El libro de Urantia
Documento 156
156:0.1 (1734.1) EL VIERNES 10 de junio por la tarde, Jesús y sus compañeros llegaron a las cercanías de Sidón, donde se detuvieron en la casa de una mujer rica que había sido paciente en el hospital de Betsaida durante la época en que Jesús se encontraba en la cumbre del favor popular. Los evangelistas y los apóstoles se alojaron con unos amigos de ella en las proximidades inmediatas, y descansaron el día del sábado en medio de estos paisajes vivificantes. Pasaron casi dos semanas y media en Sidón y sus cercanías antes de prepararse para visitar las ciudades costeras del norte.
156:0.2 (1734.2) Este sábado de junio fue un día muy tranquilo. Los evangelistas y los apóstoles estaban totalmente absortos en sus meditaciones sobre los discursos del Maestro acerca de la religión, que habían escuchado en el camino hacia Sidón. Todos eran capaces de apreciar algo de lo que Jesús les había dicho, pero ninguno de ellos captaba plenamente la importancia de su enseñanza.
156:1.1 (1734.3) Cerca de la casa de Karuska, donde se alojaba el Maestro, vivía una mujer siria que había oído hablar mucho de Jesús como gran sanador e instructor, y este sábado por la tarde vino a verlo con su hijita. La chica, que tenía unos doce años de edad, estaba afligida con un doloroso trastorno nervioso caracterizado por convulsiones y otras manifestaciones angustiosas.
156:1.2 (1734.4) Jesús había encargado a sus asociados que no informaran a nadie de su presencia en la casa de Karuska, explicando que deseaba descansar. Aunque habían obedecido las instrucciones de su Maestro, la criada de Karuska había ido a la casa de esta mujer siria, llamada Norana, para informarle que Jesús estaba alojado en la casa de su ama, y había incitado a esta madre ansiosa a que llevara a su hija afligida para que la curara. Esta madre creía, por supuesto, que su hija estaba poseída por un demonio, por un espíritu impuro.
156:1.3 (1734.5) Cuando Norana llegó con su hija, los gemelos Alfeo le explicaron, por medio de un intérprete, que el Maestro estaba descansando y que no se le podía molestar, a lo cual Norana replicó que se quedaría allí con la niña hasta que el Maestro hubiera terminado su descanso. Pedro también intentó razonar con ella y persuadirla para que volviera a su casa. Le explicó que Jesús estaba rendido de cansancio de tanto enseñar y curar, y que había venido a Fenicia para pasar un período de tranquilidad y descanso. Pero fue inútil. Norana no quiso irse. Ante las súplicas de Pedro, ella se limitó a responder: «No me marcharé hasta que haya visto a tu Maestro. Sé que puede echar al demonio de mi niña, y no me iré hasta que el sanador haya visto a mi hija.»
156:1.4 (1734.6) Entonces, Tomás intentó despedir a la mujer, pero tampoco tuvo éxito. Ella le dijo: «Tengo fe en que tu Maestro será capaz de echar a este demonio que atormenta a mi hija. He oído hablar de sus obras poderosas en Galilea, y creo en él. ¿Qué os ha sucedido a vosotros, sus discípulos, para que queráis despedir a los que vienen buscando la ayuda de vuestro Maestro?» Cuando ella hubo dicho esto, Tomás se retiró.
156:1.5 (1735.1) Luego se adelantó Simón Celotes para amonestar a Norana. Simón dijo: «Mujer, eres una gentil que habla griego. No es justo que esperes que el Maestro coja el pan destinado a los hijos de la casa favorecida y se lo eche a los perros.» Pero Norana rehusó ofenderse por el ataque de Simón. Se limitó a replicar: «Sí, maestro, comprendo tus palabras. No soy más que un perro a los ojos de los judíos, pero en lo que respecta a tu Maestro, soy un perro creyente. Estoy decidida a que él vea a mi hija, porque estoy persuadida de que, con que sólo la mire, la curará. Y ni siquiera tú, buen hombre, te atreverías a privar a los perros del privilegio de conseguir las migajas que puedan caer de la mesa de los hijos.»
156:1.6 (1735.2) En ese preciso momento, la chiquilla sufrió una violenta convulsión delante de todos ellos, y la madre exclamó: «Ahora podéis ver que mi hija está poseída por un espíritu maligno. Si nuestra miseria no os impresiona, sí conmoverá a vuestro Maestro, que me han dicho que ama a todos los hombres y que se atreve incluso a curar a los gentiles cuando estos creen. No sois dignos de ser sus discípulos. No me iré hasta que mi hija haya sido curada.»
156:1.7 (1735.3) Jesús, que había escuchado toda esta conversación por una ventana abierta, salió entonces, para gran sorpresa de todos, y dijo: «Oh mujer, tu fe es grande, tan grande que no puedo rehusar lo que deseas; puedes irte en paz. Tu hija ya ha recuperado la salud.» Y la chiquilla se sintió bien a partir de aquel momento. Cuando Norana y la niña iban a despedirse, Jesús les rogó que no le contaran a nadie este suceso; aunque sus compañeros sí cumplieron esta petición, la madre y la niña no dejaron de proclamar por toda la región, e incluso en Sidón, el hecho de que la chiquilla había sido curada, de tal manera que Jesús estimó conveniente cambiar de residencia pocos días después.
156:1.8 (1735.4) Al día siguiente, mientras Jesús enseñaba a sus apóstoles, comentando la curación de la hija de la mujer siria, dijo: «Siempre ha sido así desde el principio; ya veis por vosotros mismos que los gentiles son capaces de ejercer una fe salvadora en las enseñanzas del evangelio del reino de los cielos. En verdad, en verdad os digo que los gentiles se apoderarán del reino del Padre si los hijos de Abraham no están dispuestos a mostrar la fe suficiente para entrar en él.»
156:2.1 (1735.5) Al entrar en Sidón, Jesús y sus asociados pasaron por un puente, el primero que muchos de ellos habían visto nunca. Mientras caminaban por él, entre otras cosas, Jesús dijo: «Este mundo no es más que un puente; podéis atravesarlo, pero no deberíais pensar en construir una morada encima de él.»
156:2.2 (1735.6) Mientras los veinticuatro empezaron sus trabajos en Sidón, Jesús fue a quedarse en una casa situada exactamente al norte de la ciudad, en el hogar de Justa y de su madre Berenice. Todas las mañanas, Jesús enseñaba a los veinticuatro en la casa de Justa, y durante la tarde y la noche se marchaban a Sidón para enseñar y predicar.
156:2.3 (1735.7) Los apóstoles y los evangelistas se sintieron muy animados por la manera en que los gentiles de Sidón recibieron su mensaje; durante su corta estancia, muchos de ellos se añadieron al reino. Este período de unas seis semanas en Fenicia fue un momento muy fructífero en la tarea de ganar almas, pero los escritores judíos que redactaron más tarde los evangelios cogieron la costumbre de pasar por alto alegremente la historia de esta cálida recepción que hicieron los gentiles a las enseñanzas de Jesús, en el preciso momento en que un número tan grande de su propia gente adoptaba una postura hostil contra él.
156:2.4 (1736.1) En muchos aspectos, estos creyentes gentiles apreciaron las enseñanzas de Jesús de manera más completa que los judíos. Muchos de estos sirofenicios de habla griega no solamente llegaron a discernir que Jesús se parecía a Dios, sino también que Dios se parecía a Jesús. Estos supuestos paganos consiguieron comprender bien las enseñanzas del Maestro sobre la uniformidad de las leyes de este mundo y de todo el universo. Comprendieron la enseñanza de que Dios no hace acepción de personas, de razas o de naciones; que con el Padre Universal no existen los favoritismos; que el universo siempre obedece totalmente a las leyes y es infaliblemente digno de confianza. Estos gentiles no tenían miedo de Jesús; se atrevían a aceptar su mensaje. A lo largo de todos los siglos posteriores, los hombres no han sido incapaces de comprender a Jesús; han tenido miedo de comprenderlo.
156:2.5 (1736.2) Jesús indicó claramente a los veinticuatro que no había huido de Galilea porque careciera de coraje para enfrentarse con sus enemigos. Comprendieron que aún no estaba preparado para un conflicto abierto con la religión establecida, y que no trataba de convertirse en un mártir. Durante una de estas conferencias en la casa de Justa, el Maestro dijo por primera vez a sus discípulos que «aunque el cielo y la Tierra desaparezcan, mis palabras de verdad no desaparecerán.»
156:2.6 (1736.3) Durante la estancia en Sidón, el tema de las enseñanzas de Jesús fue el progreso espiritual. Dijo a sus discípulos que no podían detenerse; que tenían que progresar en rectitud o retroceder hacia el mal y el pecado. Les recomendó que «se olvidaran de las cosas del pasado, mientras que avanzaban para abrazar las realidades más grandes del reino.» Les rogó que no se contentaran con seguir siendo niños en el evangelio, sino que se esforzaran por alcanzar la plena estatura de la filiación divina en la comunión del espíritu y en la hermandad de los creyentes.
156:2.7 (1736.4) Jesús dijo: «Mis discípulos no solamente deben dejar de hacer el mal, sino aprender a hacer el bien; no sólo tenéis que purificaros de todo pecado consciente, sino que tenéis que negaros incluso a albergar sentimientos de culpa. Si confesáis vuestros pecados, están perdonados; por eso tenéis que mantener una conciencia desprovista de faltas.»
156:2.8 (1736.5) Jesús disfrutaba mucho con el agudo sentido del humor que mostraban estos gentiles. El sentido del humor manifestado por Norana, la mujer siria, así como su fe grande y perseverante, fueron las cosas que conmovieron tanto el corazón del Maestro y atrajeron su misericordia. Jesús lamentaba mucho que su gente — los judíos — estuvieran tan faltos de humor. Una vez le dijo a Tomás: «Mi gente se toma demasiado en serio a sí misma; son casi incapaces de apreciar el humor. La religión aburrida de los fariseos nunca podría haberse originado en un pueblo con sentido del humor. También les falta coherencia; filtran los mosquitos y se tragan los camellos.»
156:3.1 (1736.6) El martes 28 de junio, el Maestro y sus compañeros salieron de Sidón y subieron por la costa hasta Porfireón y Heldua. Fueron bien recibidos por los gentiles, y muchos de éstos ingresaron en el reino durante esta semana de enseñanza y predicación. Los apóstoles predicaron en Porfireón y los evangelistas enseñaron en Heldua. Mientras los veinticuatro se ocupaban así de su trabajo, Jesús los dejó durante un período de tres o cuatro días para hacer una visita a la ciudad costera de Beirut, donde estuvo charlando con un sirio llamado Malac, que era creyente y había estado en Betsaida el año anterior.
156:3.2 (1737.1) El miércoles 6 de julio, todos regresaron a Sidón y permanecieron en la casa de Justa hasta el domingo por la mañana; entonces partieron hacia Tiro, dirigiéndose por la costa hacia el sur, por el camino de Sarepta, y llegaron a Tiro el lunes 11 de julio. Por esta época, los apóstoles y los evangelistas se estaban acostumbrando a trabajar entre estos llamados gentiles, que en realidad descendían principalmente de las antiguas tribus cananeas que tenían un origen semítico aún más antiguo. Todos estos pueblos hablaban la lengua griega. Los apóstoles y los evangelistas se quedaron muy sorprendidos al observar la avidez con que estos gentiles escuchaban el evangelio, y al advertir la prontitud con que muchos de ellos creían.
156:4.1 (1737.2) Desde el 11 hasta el 24 de julio enseñaron en Tiro. Cada uno de los apóstoles se llevó consigo a uno de los evangelistas, y así enseñaron y predicaron de dos en dos en todos los rincones de Tiro y sus alrededores. La población políglota de este activo puerto marítimo los escuchaba con placer, y muchos de ellos fueron bautizados en la hermandad exterior del reino. Jesús estableció su cuartel general en la casa de un judío llamado José, un creyente que vivía a cinco o seis kilómetros al sur de Tiro, no lejos de la tumba de Hiram, que había sido rey de la ciudad-Estado de Tiro en la época de David y Salomón.
156:4.2 (1737.3) Durante este período de dos semanas, los apóstoles y los evangelistas entraban diariamente en Tiro por el muelle de Alejandro para dirigir pequeñas reuniones, y la mayoría de ellos regresaba cada noche al campamento de la casa de José, al sur de la ciudad. Los creyentes salían cada día de la ciudad para conversar con Jesús en el lugar donde estaba descansando. El Maestro sólo habló en Tiro una vez, el 20 de julio por la tarde, y enseñó a los creyentes sobre el amor del Padre por toda la humanidad y acerca de la misión del Hijo de revelar el Padre a todas las razas humanas. Estos gentiles mostraban tal interés por el evangelio del reino que, en esta ocasión, abrieron a Jesús las puertas del templo de Melcart, y es interesante indicar que en años posteriores se construyó una iglesia cristiana en el mismo lugar donde estaba situado este antiguo templo.
156:4.3 (1737.4) En esta región se fabricaba la púrpura de Tiro, el tinte que había hecho famosas a Tiro y a Sidón en el mundo entero, y que había contribuido tanto a su comercio mundial y a su consiguiente enriquecimiento; muchos dirigentes de esta industria creyeron en el reino. Poco tiempo después empezó a disminuir el abastecimiento de animales marinos que servían para extraer este colorante, y estos fabricantes de tinte se fueron en busca de nuevas regiones donde se encontraban dichos mariscos. Así emigraron hasta los confines de la Tierra, llevando con ellos el mensaje de la paternidad de Dios y de la fraternidad de los hombres — el evangelio del reino.
156:5.1 (1737.5) En el transcurso de su alocución de este miércoles por la tarde, Jesús empezó contando a sus seguidores la historia del lirio blanco que alza su cabeza pura y nevada hacia la luz del Sol, mientras que sus raíces están enterradas en el lodo y el estiércol del suelo tenebroso. «De la misma manera», dijo, «aunque el hombre mortal tiene las raíces de su origen y de su ser en el suelo animal de la naturaleza humana, mediante la fe puede elevar su naturaleza espiritual hacia la luz solar de la verdad celestial, y producir realmente los nobles frutos del espíritu.»
156:5.2 (1738.1) Fue durante este mismo sermón cuando Jesús utilizó la primera y única parábola relacionada con su propio oficio — la carpintería. En el transcurso de su recomendación sobre «construir bien los cimientos para el crecimiento de un carácter noble impregnado de dones espirituales», dijo: «Para producir los frutos del espíritu, tenéis que haber nacido del espíritu. El espíritu es el que debe enseñaros y conduciros si queréis vivir una vida de plenitud espiritual entre vuestros semejantes. Pero no cometáis el error del carpintero necio que derrocha un tiempo precioso cuadrando, midiendo y cepillando una madera de construcción carcomida por los gusanos y podrida en su interior, para después de haber consagrado todo su esfuerzo a esa viga podrida, tiene que rechazarla porque es inadecuada para formar parte de los cimientos del edificio que quería construir, y que deberán resistir los ataques del tiempo y de las tempestades. Que todo hombre se asegure de que los cimientos intelectuales y morales de su carácter tengan tal solidez que sostengan adecuadamente la superestructura de su naturaleza espiritual que aumenta y se ennoblece, la cual transformará así la mente mortal para después, en asociación con esa mente recreada, conseguir desarrollar el alma cuyo destino es inmortal. Vuestra naturaleza espiritual — el alma creada conjuntamente — es un producto viviente, pero la mente y la moral del individuo son el terreno del que deben brotar esas manifestaciones superiores del desarrollo humano y del destino divino. El suelo del alma evolutiva es humano y material, pero el destino de esta criatura compuesta de mente y de espíritu es espiritual y divino.»
156:5.3 (1738.2) Este mismo día por la tarde, Natanael le preguntó a Jesús: «Maestro, ¿por qué le pedimos a Dios que no nos induzca a la tentación, cuando sabemos muy bien, por tu revelación del Padre, que él nunca hace tales cosas?» Jesús contestó a Natanael:
156:5.4 (1738.3) «No es de extrañar que hagas estas preguntas, puesto que estás empezando a conocer al Padre como yo lo conozco, y no como lo veían tan confusamente los antiguos profetas hebreos. Sabes bien que nuestros antepasados tenían la tendencia de ver a Dios en casi todas las cosas que sucedían. Buscaban la mano de Dios en todas los acontecimientos naturales y en cada episodio insólito de la experiencia humana. Asociaban a Dios tanto con el bien como con el mal. Pensaban que Dios había ablandado el corazón de Moisés y endurecido el del faraón. Cuando el hombre sentía un fuerte impulso de hacer algo, bueno o malo, tenía la costumbre de explicar estas emociones poco frecuentes diciendo: ‘El Señor me ha hablado para decirme: haz esto o haz aquello, ve aquí o ve allí.` En consecuencia, como los hombres caían tan a menudo y con tanta violencia en la tentación, nuestros antepasados cogieron la costumbre de creer que Dios les inducía a ella para probarlos, castigarlos o fortalecerlos. Pero tú, por supuesto, sabes ahora más cosas. Sabes que, con demasiada frecuencia, los hombres son inducidos a la tentación por el ímpetu de su propio egoísmo y los impulsos de su naturaleza animal. Cuando te sientas tentado de esta manera, te recomiendo que, al mismo tiempo que reconoces honrada y sinceramente la tentación exactamente por lo que es, reorientes de manera inteligente las energías espirituales, mentales y corporales que intentan expresarse hacia unos canales superiores y unas metas más idealistas. De esta manera podrás transformar tus tentaciones en los tipos más elevados de servicio humano edificante, y al mismo tiempo evitarás casi por completo los conflictos destructivos y debilitantes entre la naturaleza animal y la naturaleza espiritual.
156:5.5 (1738.4) «Pero déjame prevenirte contra la locura de intentar superar la tentación mediante el esfuerzo de reemplazar un deseo por otro deseo supuestamente superior, utilizando la simple fuerza de la voluntad humana. Si quieres triunfar realmente sobre las tentaciones de la naturaleza más baja e inferior, debes alcanzar esa posición de superioridad espiritual en la que habrás desarrollado, de manera real y sincera, un interés efectivo y un amor por esas formas de conducta superiores y más idealistas que tu mente desea sustituir por los hábitos de comportamiento inferiores y menos idealistas que reconoces como tentaciones. De esta manera podrás liberarte gracias a la transformación espiritual, en lugar de sentirte cada vez más sobrecargado por la represión engañosa de los deseos humanos. Lo antiguo y lo inferior serán olvidados en el amor por lo nuevo y lo superior. La belleza siempre triunfa sobre la fealdad en el corazón de todos los que están iluminados por el amor a la verdad. Existe un enorme poder en la energía expulsiva de un afecto espiritual nuevo y sincero. Te lo repito de nuevo, no te dejes vencer por el mal, sino más bien vence al mal con el bien.»
156:5.6 (1739.1) Los apóstoles y los evangelistas continuaron haciendo preguntas hasta muy entrada la noche, y de las numerosas respuestas de Jesús, desearíamos presentar los pensamientos siguientes, que exponemos en un lenguaje moderno:
156:5.7 (1739.2) Una ambición enérgica, un juicio inteligente y una sabiduría madura son los factores esenciales para conseguir el éxito material. Las dotes de mando dependen de la aptitud natural, la discreción, el poder de la voluntad y la determinación. El destino espiritual depende de la fe, el amor y la devoción a la verdad — el hambre y la sed de rectitud — el deseo entusiasta de encontrar a Dios y parecerse a él.
156:5.8 (1739.3) No os desaniméis por el descubrimiento de que sois humanos. La naturaleza humana puede tender hacia el mal, pero no es pecaminosa de manera inherente. No os sintáis abatidos por vuestra incapacidad para olvidar completamente algunas de vuestras experiencias más lamentables. Los errores que no consigáis olvidar en el tiempo, serán olvidados en la eternidad. Aligerad las cargas de vuestra alma mediante la rápida adquisición de una visión a largo plazo de vuestro destino, de una expansión de vuestra carrera en el universo.
156:5.9 (1739.4) No cometáis el error de apreciar el valor del alma según las imperfecciones de la mente o los apetitos del cuerpo. No juzguéis el alma ni evaluéis su destino sobre la base de un solo episodio humano desafortunado. Vuestro destino espiritual sólo está condicionado por vuestros anhelos e intenciones espirituales.
156:5.10 (1739.5) La religión es la experiencia exclusivamente espiritual del alma inmortal evolutiva del hombre que conoce a Dios, pero el poder moral y la energía espiritual son unas fuerzas poderosas que se pueden utilizar para tratar situaciones sociales difíciles y para resolver problemas económicos complicados. Estos dones morales y espirituales enriquecen más todos los niveles de la vida humana, y los hacen más significativos.
156:5.11 (1739.6) Si aprendéis a amar solamente a aquellos que os aman, estáis destinados a vivir una vida limitada y mediocre. Es cierto que el amor humano puede ser recíproco, pero el amor divino es extrovertido en toda su búsqueda de la satisfacción. Cuanto menos amor hay en la naturaleza de una criatura, más grande es su necesidad de amor, y más intenta el amor divino satisfacer esa necesidad. El amor nunca es egoísta, y no puede ser dirigido hacia uno mismo. El amor divino no puede estar encerrado en sí mismo; necesita darse generosamente.
156:5.12 (1739.7) Los creyentes en el reino deben poseer una fe implícita, una creencia con toda el alma, en el triunfo seguro de la rectitud. Los constructores del reino no deben dudar de que el evangelio de la salvación eterna es verdadero. Los creyentes deben aprender cada vez más a apartarse de las precipitaciones de la vida — a huir de los agobios de la existencia material — mientras que vivifican su alma, inspiran su mente y renuevan su espíritu por medio de la comunión en la adoración.
156:5.13 (1739.8) Los individuos que conocen a Dios no se desaniman por las desgracias ni se dejan abatir por las decepciones. Los creyentes están inmunizados contra la depresión que sigue a los cataclismos puramente materiales; los que llevan una vida espiritual no se inquietan por los episodios del mundo material. Los candidatos a la vida eterna practican una técnica vigorizante y constructiva para hacer frente a todas las vicisitudes y agobios de la vida mortal. Un verdadero creyente, cada día que vive, encuentra más fácil hacer lo que es justo.
156:5.14 (1740.1) La vida espiritual acrecienta poderosamente la verdadera autoestima. Pero la autoestima no es la admiración de sí mismo. La autoestima siempre está coordinada con el amor y el servicio a los semejantes. No es posible estimarse más a sí mismo de lo que se ama al prójimo; lo uno mide la capacidad para hacer lo otro.
156:5.15 (1740.2) A medida que pasan los días, todo verdadero creyente se vuelve más hábil en atraer a sus semejantes hacia el amor de la verdad eterna. ¿Sois hoy más ingeniosos que ayer en revelar la bondad a la humanidad? ¿Sabéis recomendar mejor la rectitud este año que el año pasado? ¿Os estáis volviendo cada vez más artistas en vuestra técnica para conducir a las almas hambrientas hacia el reino espiritual?
156:5.16 (1740.3) ¿Son vuestros ideales lo suficientemente elevados como para garantizar vuestra salvación eterna, y vuestras ideas son al mismo tiempo tan prácticas como para convertiros en unos ciudadanos útiles que funcionan en la Tierra en asociación con sus compañeros mortales? En el espíritu, vuestra ciudadanía está en los cielos; en la carne, todavía sois ciudadanos de los reinos de la Tierra. Dad a los césares las cosas que son materiales, y a Dios las que son espirituales.
156:5.17 (1740.4) La medida de la capacidad espiritual del alma evolutiva es vuestra fe en la verdad y vuestro amor por los hombres; pero la medida de vuestra fuerza de carácter humano es vuestra aptitud para resistir la influencia de los resentimientos y vuestra capacidad para soportar las cavilaciones en presencia de una pena profunda. La derrota es el verdadero espejo donde podéis contemplar honradamente vuestro yo real.
156:5.18 (1740.5) A medida que tenéis más años y os volvéis más experimentados en los asuntos del reino, ¿empleáis más tacto en vuestras relaciones con los mortales inoportunos y más tolerancia en la convivencia con vuestros compañeros testarudos? El tacto es el punto de apoyo de la influencia social, y la tolerancia es el distintivo de un alma grande. Si poseéis estos dones raros y encantadores, a medida que pasan los días os volveréis más alertas y expertos en vuestros esfuerzos meritorios por evitar todos los malentendidos sociales inútiles. Estas almas sabias son capaces de evitar un buen número de dificultades que se abaten con seguridad sobre todos los que sufren una falta de adaptación emocional, los que se niegan a crecer, y los que no aceptan envejecer con elegancia.
156:5.19 (1740.6) Evitad la falta de honradez y la injusticia en todos vuestros esfuerzos por predicar la verdad y proclamar el evangelio. No busquéis un reconocimiento no ganado y no anheléis una simpatía inmerecida. Recibid libremente el amor que os llegue tanto de fuentes divinas como humanas, independientemente de que lo merezcáis o no, y amad a cambio generosamente. Pero en todas las demás cosas relacionadas con el honor y la adulación, buscad sólo lo que os pertenezca honradamente.
156:5.20 (1740.7) El mortal consciente de Dios está seguro de salvarse; no le teme a la vida; es honrado y consecuente. Sabe cómo soportar valientemente los sufrimientos inevitables; no se queja cuando se enfrenta con las penalidades ineludibles.
156:5.21 (1740.8) El verdadero creyente no se cansa de hacer el bien simplemente porque se sienta frustrado. Las dificultades estimulan el ardor de los amantes de la verdad, mientras que los obstáculos sólo sirven para desafiar los esfuerzos de los intrépidos constructores del reino.
156:5.22 (1740.9) Y Jesús les enseñó otras muchas cosas antes de que se prepararan para marcharse de Tiro.
156:5.23 (1740.10) El día antes de salir de Tiro para regresar a la región del Mar de Galilea, Jesús reunió a sus asociados y ordenó a los doce evangelistas que volvieran por una ruta diferente a la que él y los doce apóstoles iban a utilizar. Después de separarse aquí de Jesús, los evangelistas nunca más volvieron a estar tan íntimamente asociados con él.
156:6.1 (1741.1) El domingo 24 de julio hacia el mediodía, Jesús y los doce salieron de la casa de José, al sur de Tiro. Bajaron por la costa hasta Tolemaida, donde se detuvieron un día, y expresaron palabras de aliento al grupo de creyentes que residía allí. Pedro predicó para ellos el 25 de julio por la noche.
156:6.2 (1741.2) El martes salieron de Tolemaida y se dirigieron tierra adentro hacia el este, por el camino de Tiberiades, hasta cerca de Jotapata. El miércoles se detuvieron en Jotapata y dieron a los creyentes una enseñanza adicional sobre las cosas del reino. El jueves salieron de Jotapata y se encaminaron hacia el norte por la ruta de Nazaret al Monte Líbano hasta llegar al pueblo de Zabulón, pasando por Ramá. El viernes mantuvieron reuniones en Ramá y se quedaron hasta el sábado. El domingo día 31 llegaron a Zabulón, celebraron una reunión aquella noche y partieron a la mañana siguiente.
156:6.3 (1741.3) Cuando salieron de Zabulón, viajaron hasta el cruce con la carretera de Magdala a Sidón, cerca de Giscala, y desde allí se dirigieron a Genesaret por la costa occidental del lago de Galilea, al sur de Cafarnaúm, donde habían acordado reunirse con David Zebedeo, y donde tenían la intención de deliberar sobre el siguiente paso a dar en la tarea de predicar el evangelio del reino.
156:6.4 (1741.4) Durante una breve conversación con David, se enteraron de que muchos dirigentes se encontraban reunidos en ese momento en la orilla opuesta del lago, cerca de Jeresa, y en consecuencia, aquella misma noche atravesaron el lago en una barca. Pasaron un día descansando tranquilamente en las colinas, y al día siguiente continuaron hasta el parque cercano donde el Maestro había alimentado anteriormente a los cinco mil. Descansaron allí durante tres días y celebraron diariamente unas conferencias a las que asistieron unos cincuenta hombres y mujeres, el resto del antiguo grupo numeroso de creyentes que residían en Cafarnaúm y sus alrededores.
156:6.5 (1741.5) Mientras Jesús estaba ausente de Cafarnaúm y Galilea, durante el período de su estancia en Fenicia, sus enemigos consideraron que todo el movimiento había sido destruido; concluyeron que la prisa de Jesús por alejarse de allí indicaba que estaba tan asustado que probablemente no volvería nunca más a molestarlos. Toda la oposición activa a sus enseñanzas casi se había calmado. Los creyentes empezaban de nuevo a celebrar reuniones públicas, y los supervivientes probados y leales de la gran criba por la que acababan de pasar los creyentes en el evangelio se iban consolidando de manera gradual pero eficaz.
156:6.6 (1741.6) Felipe, el hermano de Herodes, se había convertido en un creyente a medias en Jesús y envió un mensaje indicando que el Maestro tenía libertad para vivir y trabajar en sus dominios.
156:6.7 (1741.7) La orden de cerrar las sinagogas de todo el mundo judío a las enseñanzas de Jesús y de todos sus seguidores se había vuelto en contra de los escribas y fariseos. En cuanto Jesús se retiró como objeto de controversia, se produjo una reacción en toda la población judía; hubo un resentimiento general contra los fariseos y los dirigentes del sanedrín de Jerusalén. Muchos jefes de las sinagogas empezaron a abrir subrepticiamente sus sinagogas a Abner y sus asociados, declarando que estos instructores eran seguidores de Juan, y no discípulos de Jesús.
156:6.8 (1741.8) Incluso Herodes Antipas experimentó un cambio de sentimiento. Al enterarse de que Jesús estaba residiendo al otro lado del lago, en el territorio de su hermano Felipe, le envió el recado de que, aunque había firmado unas órdenes para que lo arrestaran en Galilea, no por ello había autorizado su captura en Perea, indicando de esta manera que Jesús no sería molestado si permanecía fuera de Galilea; y esta misma decisión se la comunicó a los judíos de Jerusalén.
156:6.9 (1742.1) Ésta era la situación hacia primeros de agosto del año 29, cuando el Maestro regresó de su misión en Fenicia y empezó a reorganizar sus fuerzas dispersas, puestas a prueba y reducidas, con vistas a este último año memorable de su misión en la Tierra.
156:6.10 (1742.2) Los resultados de la batalla están claramente delineados mientras el Maestro y sus compañeros se preparan para empezar la proclamación de una nueva religión, la religión del espíritu del Dios vivo que reside en la mente de los hombres.
El libro de Urantia
Documento 157
157:0.1 (1743.1) ANTES de llevarse a los doce para pasar unos días en las cercanías de Cesarea de Filipo, Jesús había planeado, por medio de los mensajeros de David, desplazarse hasta Cafarnaúm para reunirse con su familia el domingo 7 de agosto. Según habían arreglado de antemano, esta visita tendría lugar en el taller de barcas de Zebedeo. David Zebedeo había dispuesto con Judá, el hermano de Jesús, que toda la familia de Nazaret estaría presente — María y todos los hermanos y hermanas de Jesús — y Jesús se desplazó con Andrés y Pedro para cumplir con este compromiso. María y sus hijos tenían indudablemente la intención de acudir a esta cita, pero sucedió también que un grupo de fariseos, sabiendo que Jesús se encontraba al otro lado del lago en los dominios de Felipe, decidió visitar a María para averiguar lo que pudieran sobre su paradero. La llegada de estos emisarios de Jerusalén inquietó mucho a María, y cuando observaron la tensión y el nerviosismo de toda la familia, concluyeron que debían estar esperando una visita de Jesús. En consecuencia, se instalaron en la casa de María, y después de pedir refuerzos, esperaron pacientemente la llegada de Jesús. Por supuesto, esto impidió eficazmente que algún miembro de la familia tratara de acudir a la cita con Jesús. Durante todo el día, tanto Judá como Rut intentaron varias veces eludir la vigilancia de los fariseos para poder enviar un mensaje a Jesús, pero fue en vano.
157:0.2 (1743.2) Al principio de la tarde, los mensajeros de David informaron a Jesús que los fariseos estaban acampados en el umbral de la casa de su madre; por lo tanto, Jesús no hizo ningún intento por visitar a su familia. Una vez más, y sin que ninguna de las dos partes tuviera la culpa, Jesús y su familia terrestre no lograron ponerse en contacto.
157:1.1 (1743.3) Mientras Jesús se demoraba con Andrés y Pedro al borde del lago, cerca del taller de barcas, un recaudador de impuestos del templo se encontró con ellos, reconoció a Jesús, y llamó a Pedro aparte para decirle: «¿Tu Maestro no paga el impuesto del templo?» Pedro se sintió tentado a mostrar su indignación ante la sugerencia de que Jesús debía contribuir al mantenimiento de las actividades religiosas de sus enemigos declarados; pero al observar una expresión particular en el rostro del recaudador de impuestos, supuso con razón que éste tenía la intención de atraparlos en el acto de negarse a pagar el medio siclo habitual para el sostén de los servicios del templo en Jerusalén. En consecuencia, Pedro contestó: «Por supuesto, el Maestro paga el impuesto del templo. Espera en la puerta, que vuelvo enseguida con la contribución.»
157:1.2 (1743.4) Pero Pedro había hablado precipitadamente, porque Judas, que transportaba los fondos, estaba al otro lado del lago. Ni Pedro, ni su hermano ni Jesús habían traído dinero. Sabiendo que los fariseos los estaban buscando, no podían ir a Betsaida para conseguir dinero. Cuando Pedro le contó a Jesús lo del recaudador y que le había prometido el dinero, Jesús dijo: «Si lo has prometido, debes pagar. Pero ¿con qué vas a cumplir tu promesa? ¿Volverás a ser pescador para poder cumplir con tu palabra? Sin embargo, Pedro, en estas circunstancias es conveniente que paguemos el impuesto. No le demos a estos hombres ningún motivo para que se ofendan con nuestra actitud. Esperaremos aquí mientras vas con la barca a coger los peces, y cuando los hayas vendido en ese mercado de ahí, págale al recaudador por nosotros tres.»
157:1.3 (1744.1) El mensajero secreto de David, que se hallaba cerca, alcanzó a oír toda esta conversación, y entonces le hizo señas a un asociado que estaba pescando cerca de la orilla para que viniera enseguida. Cuando Pedro estuvo preparado para salir a pescar en la barca, este mensajero y su amigo pescador le ofrecieron varias cestas grandes de peces y le ayudaron a llevarlas hasta el comerciante de pescado cercano, el cual compró la pesca y pagó lo suficiente como para, con lo que añadió el mensajero de David, poder saldar el impuesto del templo de los tres. El recaudador aceptó el tributo sin cobrarles la multa por el pago atrasado, ya que habían estado ausentes de Galilea durante algún tiempo.
157:1.4 (1744.2) No es de extrañar que tengáis un relato donde se describe a Pedro capturando un pez con un siclo en la boca. En aquella época circulaban muchas narraciones sobre el descubrimiento de tesoros en la boca de los peces; estas historias casi milagrosas eran frecuentes. Por eso, cuando Pedro se iba para dirigirse hacia la barca, Jesús comentó medio en broma: «Es raro que los hijos del rey tengan que pagar tributo; generalmente son los extranjeros los que pagan los impuestos para mantener la corte; pero es conveniente que no proporcionemos ningún escollo a las autoridades. ¡Vete pues! quizás atrapes el pez con el siclo en la boca.» Como Jesús había dicho esto y Pedro había regresado tan rápidamente con el tributo para el templo, no es de sorprender que el episodio se exagerara más tarde hasta convertirse en el milagro que cuenta el escritor del evangelio según Mateo.
157:1.5 (1744.3) Jesús esperó al lado de la playa, con Andrés y Pedro, hasta cerca de la puesta del Sol. Unos mensajeros le trajeron la noticia de que la casa de María continuaba estando vigilada; por consiguiente, una vez que oscureció, los tres hombres que aguardaban subieron a su barca y remaron lentamente hacia la costa oriental del Mar de Galilea.
157:2.1 (1744.4) El lunes 8 de agosto, mientras Jesús y los doce apóstoles estaban acampados en el parque de Magadán, cerca de Betsaida-Julias, más de cien creyentes, los evangelistas, el cuerpo de mujeres y otras personas interesadas en el establecimiento del reino, vinieron desde Cafarnaúm para celebrar una conferencia. Al enterarse de que Jesús estaba allí, muchos fariseos vinieron también. Para entonces, algunos saduceos se habían unido a los fariseos en sus esfuerzos por coger a Jesús en una trampa. Antes de empezar la conferencia privada con los creyentes, Jesús celebró una reunión pública a la que asistieron los fariseos, los cuales importunaron al Maestro y trataron de perturbar la asamblea de otras maneras. El jefe de los alborotadores dijo: «Maestro, nos gustaría que nos dieras un signo de la autoridad que tienes para enseñar, y entonces, cuando se produzca ese signo, todos los hombres sabrán que has sido enviado por Dios.» Y Jesús les respondió: «Cuando llega el atardecer, decís que hará buen tiempo porque el cielo está rojo. Por la mañana decís que hará mal tiempo porque el cielo está rojo y encapotado. Cuando veis que una nube se levanta por el oeste, decís que va a llover; cuando el viento sopla del sur, decís que va a hacer un calor abrasador. ¿Cómo puede ser que sepáis discernir tan bien el aspecto del cielo, y seáis totalmente incapaces de discernir los signos de los tiempos? A los que quieren conocer la verdad, ya se les ha dado un signo; pero no se dará ningún signo a una generación malintencionada e hipócrita.»
157:2.2 (1745.1) Después de haber hablado así, Jesús se retiró y se preparó para la conferencia nocturna con sus seguidores. En esta conferencia se decidió emprender una misión en común por todas las ciudades y pueblos de la Decápolis, en cuanto Jesús y los doce regresaran de la visita que tenían la intención de hacer a Cesarea de Filipo. El Maestro participó en la planificación de la misión en la Decápolis, y al disolver la reunión, dijo: «Os lo digo, tened cuidado con la influencia de los fariseos y los saduceos. No os dejéis engañar por sus demostraciones de gran erudición y su profunda lealtad a las ceremonias de la religión. Preocupaos solamente por el espíritu de la verdad viviente y por el poder de la religión verdadera. El miedo a una religión muerta no es lo que os salvará, sino más bien vuestra fe en una experiencia viviente con las realidades espirituales del reino. No os dejéis cegar por los prejuicios ni paralizar por el miedo. No permitáis tampoco que el respeto por las tradiciones deforme tanto vuestra comprensión que vuestros ojos no vean y vuestros oídos no oigan. La finalidad de la religión verdadera no es simplemente aportar la paz, sino más bien asegurar el progreso. Y no puede haber paz en el corazón, ni progreso en la mente, si no os enamoráis de todo corazón de la verdad, de los ideales de las realidades eternas. Las consecuencias de la vida y de la muerte están delante de vosotros — los placeres pecaminosos del tiempo contra las justas realidades de la eternidad. Incluso ahora, deberíais empezar a liberaros de la esclavitud del miedo y de la duda, a medida que comenzáis a vivir la nueva vida de la fe y la esperanza. Cuando los sentimientos del servicio por vuestros compañeros humanos aparezcan en vuestra alma, no los ahoguéis; cuando las emociones del amor por vuestro prójimo broten en vuestro corazón, manifestad esos impulsos afectivos atendiendo inteligentemente las necesidades reales de vuestros semejantes.»
157:3.1 (1745.2) El martes por la mañana temprano, Jesús y los doce apóstoles salieron del parque de Magadán hacia Cesarea de Filipo, la capital de la soberanía del tetrarca Felipe. Esta ciudad estaba situada en una región de una belleza admirable, abrigada en un valle encantador entre colinas pintorescas, donde el Jordán surgía de una gruta subterránea. Hacia el norte se podían contemplar las cumbres del Monte Hermón, mientras que desde las colinas del sur se tenía una vista espléndida sobre el alto Jordán y el Mar de Galilea.
157:3.2 (1745.3) Jesús había ido al Monte Hermón durante sus primeras experiencias en los asuntos del reino, y ahora que emprendía la fase final de su obra, deseaba regresar a esta montaña de prueba y de triunfo, donde esperaba que los apóstoles pudieran conseguir una nueva visión de sus responsabilidades, y adquirir nuevas fuerzas para los tiempos difíciles que se avecinaban. Mientras viajaban por el camino, cuando iban a pasar al sur de las Aguas de Merom, los apóstoles empezaron a charlar entre ellos sobre sus recientes experiencias en Fenicia y en otros lugares, mencionando cómo había sido recibido su mensaje y la manera en que las diferentes poblaciones consideraban al Maestro.
157:3.3 (1745.4) Cuando se detuvieron para almorzar, Jesús planteó repentinamente a los doce la primera pregunta que les hubiera hecho nunca sobre sí mismo. Les hizo esta pregunta sorprendente: «¿Quién dicen los hombres que soy?»
157:3.4 (1746.1) Jesús había pasado largos meses instruyendo a estos apóstoles sobre la naturaleza y el carácter del reino de los cielos, y sabía muy bien que había llegado la hora de empezar a enseñarles más cosas sobre su propia naturaleza y su relación personal con el reino. Ahora, mientras estaban sentados debajo de unas moreras, el Maestro se preparó para celebrar una de las sesiones más importantes de su larga asociación con los apóstoles escogidos.
157:3.5 (1746.2) Más de la mitad de los apóstoles participaron en la respuesta a la pregunta de Jesús. Le dijeron que todos los que lo conocían lo consideraban como un profeta o un hombre extraordinario; que incluso sus enemigos le temían mucho, y que explicaban sus poderes mediante la acusación de que estaba aliado con el príncipe de los demonios. Le dijeron que algunas personas de Judea y Samaria, que no lo habían conocido personalmente, creían que era Juan el Bautista resucitado de entre los muertos. Pedro explicó que, en diversas ocasiones, distintas personas lo habían comparado con Moisés, Elías, Isaías y Jeremías. Después de haber escuchado estos comentarios, Jesús se puso de pie, miró a los doce sentados en semicírculo alrededor de él, y con un énfasis sorprendente los señaló con un movimiento expresivo de la mano, y les preguntó: «Pero ¿quién decís vosotros que soy?» Hubo un momento de tenso silencio, en el que los doce no despegaron sus ojos del Maestro. Luego, Simón Pedro se levantó de un salto, y exclamó: «Tú eres el Libertador, el Hijo del Dios vivo.» Y los once apóstoles que estaban sentados se levantaron al unísono, indicando así que Pedro había hablado por todos ellos.
157:3.6 (1746.3) Jesús les señaló que se sentaran de nuevo, y mientras permanecía de pie delante de ellos, dijo: «Esto os ha sido revelado por mi Padre. Ha llegado la hora de que conozcáis la verdad sobre mí. Pero, de momento, os encargo que no le contéis esto a nadie. Vámonos de aquí.»
157:3.7 (1746.4) Así pues, reanudaron su viaje hacia Cesarea de Filipo, donde llegaron tarde aquella noche, y se alojaron en la casa de Celsus, que los estaba esperando. Los apóstoles durmieron poco aquella noche; parecían sentir que un gran acontecimiento se había producido en sus vidas y en la obra del reino.
157:4.1 (1746.5) Desde los sucesos del bautismo de Jesús por Juan y la transformación del agua en vino en Caná, los apóstoles lo habían aceptado virtualmente, en diversas ocasiones, como el Mesías. Durante cortos períodos, algunos de ellos habían creído realmente que era el Libertador esperado. Pero apenas nacían estas esperanzas en su corazón, el Maestro las hacía añicos con alguna palabra aplastante o con algún acto que los desilusionaba. Durante mucho tiempo habían estado agitados por el conflicto entre los conceptos del Mesías esperado, que conservaban en su mente, y la experiencia de su asociación extraordinaria con este hombre extraordinario, que conservaban en su corazón.
157:4.2 (1746.6) Al final de la mañana de este miércoles, los apóstoles se congregaron en el jardín de Celsus para almorzar. Durante la mayor parte de la noche y desde que se habían levantado aquella mañana, Simón Pedro y Simón Celotes se habían esforzado ardientemente por convencer a todos sus hermanos de que aceptaran al Maestro de todo corazón, no solamente como Mesías, sino también como Hijo divino del Dios vivo. Los dos Simones estaban casi de acuerdo en su apreciación de Jesús, y trabajaron diligentemente para persuadir a sus hermanos de que aceptaran plenamente su punto de vista. Aunque Andrés continuaba siendo el director general del cuerpo apostólico, su hermano Simón Pedro se estaba convirtiendo cada vez más, por consentimiento general, en el portavoz de los doce.
157:4.3 (1747.1) A eso del mediodía, todos estaban sentados en el jardín cuando apareció el Maestro. Tenían una expresión digna y solemne, y todos se levantaron al acercarse a ellos. Jesús suavizó la tensión con esa sonrisa amistosa y fraternal tan característica de él cada vez que sus seguidores se tomaban demasiado en serio a sí mismos o algún suceso relacionado con ellos. Con un gesto imperativo les indicó que se sentaran. Los doce nunca más recibieron a su Maestro poniéndose de pie al aproximarse a ellos. Se dieron cuenta de que no aprobaba esta muestra exterior de respeto.
157:4.4 (1747.2) Después de haber compartido el almuerzo y de haberse puesto a discutir los planes de su próxima gira por la Decápolis, Jesús los miró repentinamente a la cara y dijo: «Ahora que ha pasado un día entero desde que aprobasteis la declaración de Simón Pedro sobre la identidad del Hijo del Hombre, deseo preguntaros si continuáis manteniendo vuestra decisión.» Al escuchar esto, los doce se pusieron de pie, y Simón Pedro avanzó unos pasos hacia Jesús, diciendo: «Sí, Maestro, la mantenemos. Creemos que eres el Hijo del Dios vivo.» Y Pedro volvió a sentarse con sus hermanos.
157:4.5 (1747.3) Jesús, que permanecía de pie, dijo entonces a los doce: «Sois mis embajadores escogidos, pero sé que, en estas circunstancias, no podríais tener esta creencia como resultado de un simple conocimiento humano. Ésta es una revelación del espíritu de mi Padre a lo más profundo de vuestra alma. Así pues, si hacéis esta confesión por la perspicacia del espíritu de mi Padre que reside en vosotros, me veo inducido a declarar que sobre este cimiento construiré la fraternidad del reino de los cielos. Sobre esta roca de realidad espiritual, construiré el templo viviente de la hermandad espiritual en las realidades eternas del reino de mi Padre. Todas las fuerzas del mal y los ejércitos del pecado no prevalecerán contra esta fraternidad humana del espíritu divino. Aunque el espíritu de mi Padre será siempre el guía y el mentor divino de todos los que se vinculen a esta hermandad espiritual, a vosotros y a vuestros sucesores entrego ahora las llaves del reino exterior — la autoridad sobre las cosas temporales — los aspectos sociales y económicos de esta asociación de hombres y mujeres, como miembros del reino.» Y les encargó de nuevo que, por el momento, no le dijeran a nadie que era el Hijo de Dios.
157:4.6 (1747.4) Jesús estaba empezando a tener fe en la lealtad y la integridad de sus apóstoles. El Maestro pensaba que una fe capaz de resistir lo que sus representantes escogidos habían pasado recientemente, podría soportar sin duda las duras pruebas que se avecinaban, y emerger del naufragio aparente de todas sus esperanzas hacia la nueva luz de una nueva dispensación, y así ser capaces de salir para iluminar a un mundo sumido en las tinieblas. Este día, el Maestro empezó a creer en la fe de sus apóstoles, salvo en uno.
157:4.7 (1747.5) Desde aquel día, este mismo Jesús ha estado construyendo ese templo viviente sobre ese mismo cimiento eterno de su filiación divina; y aquellos que de ese modo se vuelven conscientes de ser hijos de Dios, son las piedras humanas que componen este templo viviente de filiación que se levanta hasta la gloria y el honor de la sabiduría y el amor del Padre eterno de los espíritus.
157:4.8 (1747.6) Después de haber hablado así, Jesús ordenó a los doce que se retiraran a solas en las colinas, hasta la hora de la cena, para buscar la sabiduría, la fuerza y la guía espiritual. E hicieron lo que el Maestro les había recomendado.
157:5.1 (1748.1) La característica nueva y esencial de la confesión de Pedro fue el reconocimiento bien claro de que Jesús era el Hijo de Dios, de su divinidad incuestionable. Desde su bautismo y las bodas de Caná, estos apóstoles lo habían considerado de diversas maneras como el Mesías, pero que éste tuviera que ser divino no formaba parte del concepto judío del libertador nacional. Los judíos no habían enseñado que el Mesías tuviera que proceder de la divinidad; debía ser «el ungido», pero difícilmente habían contemplado que tuviera que ser «el Hijo de Dios». En la segunda confesión se puso más énfasis en la naturaleza combinada de Jesús, en el hecho excelso de que era el Hijo del Hombre y el Hijo de Dios. Y Jesús declaró que construiría el reino de los cielos sobre esta gran verdad de la unión de la naturaleza humana con la naturaleza divina.
157:5.2 (1748.2) Jesús había intentado vivir su vida en la Tierra y terminar su misión donadora como Hijo del Hombre. Sus seguidores estaban dispuestos a considerarlo como el Mesías esperado. Sabiendo que nunca podría colmar sus expectativas mesiánicas, se esforzó por modificar el concepto que tenían del Mesías de tal manera que le permitiera a él satisfacer parcialmente sus esperanzas. Pero ahora comprendió que este plan difícilmente podía llevarse a cabo con éxito. Por consiguiente, escogió audazmente revelar su tercer plan — anunciar abiertamente su divinidad, reconocer la veracidad de la confesión de Pedro, y proclamar directamente a los doce que él era un Hijo de Dios.
157:5.3 (1748.3) Durante tres años, Jesús había proclamado que era el «Hijo del Hombre», mientras que durante estos mismos tres años, los apóstoles habían insistido cada vez más en que era el Mesías judío esperado. Ahora reveló que era el Hijo de Dios, y decidió construir el reino de los cielos sobre el concepto de la naturaleza combinada del Hijo del Hombre y del Hijo de Dios. Había decidido abstenerse de hacer nuevos esfuerzos por convencerlos de que no era el Mesías. Ahora se propuso revelarles audazmente lo que él es, y no hacer caso de la determinación de ellos de continuar considerándolo como el Mesías.
157:6.1 (1748.4) Jesús y los apóstoles permanecieron un día más en la casa de Celsus, esperando que los mensajeros de David Zebedeo llegaran con el dinero. Después de haberse derrumbado la popularidad que Jesús tenía entre las masas, los ingresos habían disminuido considerablemente. Cuando llegaron a Cesarea de Filipo, la tesorería estaba vacía. Mateo era reacio a separarse de Jesús y sus hermanos en aquel momento, y no tenía fondos propios disponibles para entregarselos a Judas, como tantas veces había hecho anteriormente. Sin embargo, David Zebedeo había previsto esta probable disminución de los ingresos; en consecuencia, había indicado a sus mensajeros que mientras atravesaban Judea, Samaria y Galilea, debían actuar como recaudadores de dinero para enviarlo a los apóstoles desterrados y a su Maestro. Así es como este día por la noche, los mensajeros llegaron de Betsaida trayendo fondos suficientes como para sostener a los apóstoles hasta que volvieran para emprender la gira por la Decápolis. Mateo esperaba que, para entonces, ya tendría el dinero de la venta de su última propiedad de Cafarnaúm, y había dispuesto que estos fondos fueran entregados a Judas de manera anónima.
157:6.2 (1749.1) Ni Pedro ni los demás apóstoles tenían un concepto muy adecuado de la divinidad de Jesús. Apenas se daban cuenta de que éste era el principio de una nueva época en la carrera terrestre de su Maestro, la época en que el instructor-sanador se convertiría en el Mesías según el nuevo concepto — el Hijo de Dios. A partir de este momento, un nuevo tono apareció en el mensaje del Maestro. En lo sucesivo, su único ideal en la vida fue la revelación del Padre, y la idea única de su enseñanza fue la de presentar a su universo la personificación de esa sabiduría suprema que solamente se puede comprender viviéndola. Vino para que todos pudiéramos tener la vida, y tenerla de manera más abundante.
157:6.3 (1749.2) Jesús empezaba ahora la cuarta y última etapa de su vida humana en la carne. La primera etapa fue la de su infancia, los años en que sólo tenía una conciencia nebulosa de su origen, naturaleza y destino como ser humano. La segunda etapa fue la de la conciencia creciente de los años de su juventud y su edad adulta progresiva, durante los cuales comprendió más claramente su naturaleza divina y su misión humana. Esta segunda etapa finalizó con las experiencias y revelaciones asociadas con su bautismo. La tercera etapa de la experiencia terrestre del Maestro se extendió desde su bautismo, a través de los años de su ministerio como educador y sanador, hasta el momento importante de la confesión de Pedro en Cesarea de Filipo. Este tercer período de su vida terrestre abarcó la época en que sus apóstoles y sus discípulos inmediatos lo conocieron como el Hijo del Hombre y lo consideraron como el Mesías. El cuarto y último período de su carrera terrestre comenzó aquí, en Cesarea de Filipo, y continuó hasta la crucifixión. Esta etapa de su ministerio estuvo caracterizada por el reconocimiento de su divinidad, y abarcó las obras de su último año en la carne. Durante este cuarto período, aunque la mayoría de sus discípulos seguía considerándolo como el Mesías, los apóstoles lo conocieron como el Hijo de Dios. La confesión de Pedro marcó el principio del nuevo período de una comprensión más completa de la verdad de su ministerio supremo como Hijo donador en Urantia y para todo un universo, y el reconocimiento de este hecho, al menos vagamente, por parte de sus embajadores escogidos.
157:6.4 (1749.3) Jesús dio así ejemplo en su vida de lo que enseñaba en su religión: el crecimiento de la naturaleza espiritual mediante la técnica del progreso viviente. No hizo hincapié, como lo hicieron sus seguidores posteriores, en la lucha incesante entre el alma y el cuerpo. Enseñó más bien que el espíritu vencía fácilmente a los dos y reconciliaba de manera eficaz y provechosa un gran número de estas luchas intelectuales e instintivas.
157:6.5 (1749.4) A partir de este momento, todas las enseñanzas de Jesús adquieren un nuevo significado. Antes de Cesarea de Filipo, se presentó como el instructor principal del evangelio del reino. Después de Cesarea de Filipo apareció no solamente como instructor, sino como representante divino del Padre eterno, que es el centro y la circunferencia de este reino espiritual; y era necesario que hiciera todo esto como un ser humano, como el Hijo del Hombre.
157:6.6 (1749.5) Jesús se había esforzado sinceramente por conducir a sus seguidores hasta el reino espiritual, primero como instructor y luego como instructor-sanador, pero no hicieron caso. Sabía muy bien que su misión terrestre no podría colmar de ninguna manera las esperanzas mesiánicas del pueblo judío; los antiguos profetas habían descrito a un Mesías que él nunca podría ser. Intentó establecer el reino del Padre como Hijo del Hombre, pero sus discípulos no quisieron seguirlo en esta aventura. Al ver esto, Jesús escogió entonces ir al encuentro de sus creyentes hasta cierto punto, y al hacerlo, se preparó para asumir abiertamente el papel de Hijo donador de Dios.
157:6.7 (1750.1) En consecuencia, los apóstoles aprendieron muchas cosas nuevas escuchando a Jesús este día en el jardín. Algunas de estas declaraciones les resultaron extrañas incluso a ellos. Entre otras afirmaciones sorprendentes, escucharon algunas como las siguientes:
157:6.8 (1750.2) «Desde ahora en adelante, si un hombre quiere asociarse con nosotros, que asuma las obligaciones de la filiación y que me siga. Cuando ya no esté con vosotros, no creáis que el mundo os va a tratar mejor de lo que trató a vuestro Maestro. Si me amáis, preparaos para poner a prueba ese afecto mediante vuestra buena disposición a hacer el sacrificio supremo.»
157:6.9 (1750.3) «Retened bien mis palabras: No he venido para llamar a los justos, sino a los pecadores. El Hijo del Hombre no ha venido para ser servido, sino para servir y para donar su vida como un regalo para todos. Os aseguro que he venido para buscar y salvar a los que están perdidos.»
157:6.10 (1750.4) «Ningún hombre de este mundo ve ahora al Padre, salvo el Hijo que ha venido del Padre. Pero si el Hijo es elevado, atraerá a todos los hombres hacia él, y cualquiera que crea en esta verdad de la naturaleza combinada del Hijo, será dotado de una vida más larga que la que dura una era.»
157:6.11 (1750.5) «Todavía no podemos proclamar abiertamente que el Hijo del Hombre es el Hijo de Dios, pero esto ya os ha sido revelado; por eso os hablo audazmente de estos misterios. Aunque estoy delante de vosotros con esta presencia física, he venido de Dios Padre. Antes de que Abraham fuera, yo soy. He venido desde el Padre a este mundo tal como me habéis conocido, y os declaro que pronto tendré que dejar este mundo y regresar al trabajo de mi Padre.»
157:6.12 (1750.6) «Y ahora, ¿puede comprender vuestra fe la verdad de estas declaraciones, ante mi advertencia de que el Hijo del Hombre no satisfará las esperanzas de vuestros padres, tal como ellos concebían al Mesías? Mi reino no es de este mundo. ¿Podéis creer la verdad sobre mí ante el hecho de que, aunque los zorros tienen guaridas y los pájaros del cielo tienen nidos, yo no tengo dónde reposar mi cabeza?»
157:6.13 (1750.7) «Sin embargo, os hago saber que el Padre y yo somos uno. El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. Mi Padre trabaja conmigo en todas estas cosas, y nunca me dejará solo en mi misión, como yo nunca os abandonaré cuando dentro de poco salgáis a proclamar este evangelio por todo el mundo.
157:6.14 (1750.8) «Ahora, os he traído aparte y a solas conmigo durante un corto período, para que podáis comprender la gloria y captar la grandeza de la vida a la que os he llamado: la aventura de establecer, por la fe, el reino de mi Padre en el corazón de los hombres, la construcción de mi hermandad de asociación viviente con las almas de todos los que creen en este evangelio.»
157:6.15 (1750.9) Los apóstoles escucharon en silencio estas declaraciones audaces y sorprendentes; estaban atónitos. Luego se dispersaron en pequeños grupos para discutir y examinar las palabras del Maestro. Habían confesado que Jesús era el Hijo de Dios, pero no podían captar el significado completo de lo que habían sido inducidos a hacer.
157:7.1 (1750.10) Aquella noche, Andrés se encargó de tener una entrevista personal y escrutadora con cada uno de sus hermanos; tuvo unas charlas provechosas y alentadoras con todos sus compañeros, excepto con Judas Iscariote. Andrés nunca había tenido con Judas una asociación personal tan íntima como con los otros apóstoles; por esta razón, no le había dado importancia al hecho de que Judas nunca se hubiera relacionado de manera espontánea y confidencial con el jefe del cuerpo apostólico. Pero Andrés estaba ahora tan preocupado por la actitud de Judas que, más tarde aquella noche, después de que todos los apóstoles estuvieran profundamente dormidos, buscó a Jesús y le expuso la causa de su ansiedad. Jesús le dijo: «No está de más, Andrés, que hayas venido a mí con este asunto, pero ya no podemos hacer nada más. Continúa concediéndole la máxima confianza a este apóstol. Y no digas nada a sus hermanos de esta conversación conmigo.»
157:7.2 (1751.1) Esto fue todo lo que Andrés pudo sonsacarle a Jesús. Siempre había habido algunas reservas entre este judeo y sus hermanos galileos. Judas se había sentido conmocionado por la muerte de Juan el Bautista, gravemente ofendido por las reprimendas del Maestro en diversas ocasiones, decepcionado cuando Jesús se negó a ser proclamado rey, humillado cuando huyó de los fariseos, disgustado cuando se negó a aceptar el desafío de los fariseos que le pedían un signo, desconcertado por la negativa de su Maestro a recurrir a manifestaciones de poder y, más recientemente, deprimido y a veces abatido porque la tesorería estaba vacía. Además, Judas echaba de menos el estímulo de las multitudes.
157:7.3 (1751.2) Cada uno de los otros apóstoles estaba igualmente afectado, en mayor o menor grado, por estas mismas pruebas y tribulaciones, pero amaban a Jesús. Al menos deben haber amado al Maestro más que Judas, porque continuaron con él hasta el amargo final.
157:7.4 (1751.3) Como era de Judea, Judas tomó como una ofensa personal la reciente advertencia de Jesús a los apóstoles: «tened cuidado con la influencia de los fariseos»; tendía a considerar esta declaración como una alusión velada a él mismo. Pero el gran error de Judas era el siguiente: una y otra vez, cuando Jesús enviaba a sus apóstoles a orar a solas, Judas se entregaba a pensamientos de temor humano, en lugar de buscar una comunión sincera con las fuerzas espirituales del universo; además, se empeñaba en mantener dudas sutiles acerca de la misión de Jesús, y se entregaba a su tendencia desafortunada a albergar sentimientos de revancha.
157:7.5 (1751.4) Jesús quería ahora llevar consigo a sus apóstoles al Monte Hermón, donde había decidido inaugurar, como Hijo de Dios, la cuarta fase de su ministerio terrestre. Algunos de ellos habían estado presentes en su bautismo en el Jordán y habían presenciado el comienzo de su carrera como Hijo del Hombre, y deseaba que algunos de ellos estuvieran presentes también para escuchar la autoridad con que asumiría el nuevo papel público de Hijo de Dios. En consecuencia, el viernes 12 de agosto por la mañana, Jesús dijo a los doce: «Comprad provisiones y preparaos para viajar a aquella montaña, donde el espíritu me pide que vaya para recibir los dones que me permitirán terminar mi obra en la Tierra. Y deseo llevar conmigo a mis hermanos para que también puedan ser fortalecidos con vistas a los tiempos difíciles que les esperan cuando atraviesen conmigo esta experiencia.»
El libro de Urantia
Documento 158
158:0.1 (1752.1) El viernes por la tarde 12 de agosto del año 29, el Sol iba a ponerse cuando Jesús y sus compañeros llegaron al pie del Monte Hermón, cerca del mismo lugar donde el joven Tiglat había aguardado en otro tiempo mientras el Maestro subía solo a la montaña para asegurar los destinos espirituales de Urantia y poner fin técnicamente a la rebelión de Lucifer. Permanecieron aquí durante dos días, preparándose espiritualmente para los acontecimientos que se iban a producir en breve.
158:0.2 (1752.2) De una manera general, Jesús sabía de antemano lo que iba a suceder en la montaña, y deseaba vivamente que todos sus apóstoles pudieran compartir esta experiencia. Se detuvo con ellos al pie de la montaña con el fin de prepararlos para esta revelación de sí mismo. Pero no pudieron alcanzar los niveles espirituales que hubieran justificado el hecho de exponerlos a la experiencia completa de la visita de los seres celestiales que pronto iban a aparecer sobre la Tierra. Y como no podía llevar a todos sus compañeros con él, decidió llevarse únicamente a los tres que lo acompañaban habitualmente en estas vigilias especiales. En consecuencia, solamente Pedro, Santiago y Juan compartieron, aunque de forma parcial, esta experiencia única con el Maestro.
158:1.1 (1752.3) El lunes 15 de agosto por la mañana temprano, seis días después de la memorable confesión de Pedro, realizada un mediodía al borde del camino debajo de las moreras, Jesús y los tres apóstoles empezaron la ascensión del Monte Hermón.
158:1.2 (1752.4) Jesús había sido llamado para que subiera solo a la montaña con el fin de gestionar unos asuntos importantes que tenían que ver con el desarrollo de su donación en la carne, ya que esta experiencia estaba relacionada con el universo creado por él mismo. Es significativo que este acontecimiento extraordinario estuviera calculado para que ocurriera mientras Jesús y los apóstoles se encontraban en las tierras de los gentiles, y que se produjera efectivamente en una montaña de los gentiles.
158:1.3 (1752.5) Llegaron a su destino, casi a mitad de camino de la cima, un poco antes del mediodía. Mientras almorzaban, Jesús contó a los tres apóstoles una parte de la experiencia que había tenido, poco después de su bautismo, en las colinas al este del Jordán, y también les dijo algo más sobre su experiencia en el Monte Hermón durante su visita anterior a este retiro solitario.
158:1.4 (1752.6) Cuando era niño, Jesús tenía la costumbre de subir a la colina que estaba cerca de su casa, y soñar con las batallas que los ejércitos de los imperios habían librado en la planicie de Esdraelón; ahora, subía al Monte Hermón para recibir la dotación que lo prepararía para descender a las llanuras del Jordán y representar las escenas finales del drama de su donación en Urantia. Este día, en el Monte Hermón, el Maestro hubiera podido abandonar la lucha y volver a gobernar sus dominios universales, pero no solamente escogió satisfacer las exigencias de su orden de filiación divina, contenidas en el mandato del Hijo Eterno que está en el Paraíso, sino que también escogió satisfacer plenamente y hasta el fin la presente voluntad de su Padre Paradisiaco. Este día de agosto, tres de sus apóstoles vieron cómo rehusaba ser investido con la plena autoridad sobre su universo. Observaron aterrados la partida de los mensajeros celestiales, dejándolo solo para que terminara su vida terrestre como Hijo del Hombre e Hijo de Dios.
158:1.5 (1753.1) La fe de los apóstoles alcanzó su punto culminante en el momento de la alimentación de los cinco mil, y luego cayó rápidamente casi hasta el punto cero. Ahora, debido a que el Maestro había admitido su divinidad, la fe rezagada de los doce se elevó hasta su apogeo en las pocas semanas que siguieron, para sufrir después un declive progresivo. El tercer resurgimiento de su fe no se produjo hasta después de la resurrección del Maestro.
158:1.6 (1753.2) Hacia las tres de esta hermosa tarde, Jesús se despidió de los tres apóstoles, diciendo: «Me voy solo durante un tiempo para comulgar con el Padre y sus mensajeros; os ruego que os quedéis aquí, y mientras esperáis mi regreso, orad para que se haga la voluntad del Padre en toda vuestra experiencia relacionada con el resto de la misión donadora del Hijo del Hombre.» Después de haberles dicho esto, Jesús se retiró para celebrar una larga conferencia con Gabriel y el Padre Melquisedek, y no regresó hasta cerca de las seis. Cuando Jesús observó la ansiedad de sus apóstoles debido a su ausencia prolongada, dijo: «¿Por qué teníais miedo? Sabéis muy bien que debo ocuparme de los asuntos de mi Padre; ¿por qué dudáis cuando no estoy con vosotros? Os declaro ahora que el Hijo del Hombre ha optado por pasar toda su vida en medio de vosotros y como uno de vosotros. Estad alegres; no os abandonaré hasta que haya terminado mi obra.»
158:1.7 (1753.3) Mientras compartían una cena frugal, Pedro le preguntó al Maestro: «¿Cuánto tiempo vamos a permanecer en esta montaña, lejos de nuestros hermanos?» Jesús contestó: «Hasta que hayáis visto la gloria del Hijo del Hombre y sepáis que todo lo que os he declarado es verdad.» Y hablaron de los asuntos de la rebelión de Lucifer, mientras estaban sentados cerca del rescoldo encendido de su fuego, hasta que la oscuridad los envolvió y los párpados de los apóstoles se hicieron pesados, pues habían emprendido su viaje muy temprano aquella mañana.
158:1.8 (1753.4) Los tres dormían profundamente desde hacía una media hora, cuando fueron despertados repentinamente por un crujido cercano; al mirar a su alrededor, para su gran sorpresa y consternación, vieron a Jesús conversando íntimamente con dos seres brillantes vestidos con las vestiduras de luz del mundo celestial. El rostro y la silueta de Jesús brillaban con la luminosidad de una luz celestial. Los tres hablaban en un lenguaje extraño, pero por ciertas cosas dichas, Pedro supuso erróneamente que los seres que estaban con Jesús eran Moisés y Elías; en realidad se trataba de Gabriel y del Padre Melquisedek. A petición de Jesús, los controladores físicos habían dispuesto lo necesario para que los apóstoles presenciaran esta escena.
158:1.9 (1753.5) Los tres apóstoles estaban tan enormemente asustados que tardaron en recuperarse; mientras la deslumbrante visión se desvanecía delante de ellos y observaban que Jesús se quedaba solo, Pedro, que fue el primero en recuperarse, dijo: «Jesús, Maestro, es provechoso haber estado aquí. Nos alegramos de ver esta gloria. Nos disgusta tener que regresar al mundo ignominioso. Si te parece bien, quedémonos aquí, y levantaremos tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» Pedro dijo esto a causa de su confusión, y porque no se le ocurrió ninguna otra cosa en ese momento.
158:1.10 (1753.6) Mientras Pedro aún estaba hablando, una nube plateada se les acercó y ensombreció a los cuatro. Ahora los apóstoles se asustaron mucho, y cuando caían de bruces para adorar, oyeron una voz, la misma que había hablado en el momento del bautismo de Jesús, que decía: «Éste es mi Hijo amado; prestadle atención.» Cuando la nube se desvaneció, Jesús estaba de nuevo solo con los tres; se inclinó y los tocó, diciendo: «Levantaos y no temáis; veréis cosas más grandes que ésta.» Pero los apóstoles estaban realmente aterrorizados; mientras se preparaban para bajar de la montaña, poco antes de la medianoche, formaban un trío silencioso y pensativo.
158:2.1 (1754.1) Durante cerca de la primera mitad del descenso de la montaña, no se dijo ni una palabra. Jesús empezó entonces la conversación, comentando: «Aseguraos de que no le contáis a nadie, ni siquiera a vuestros hermanos, lo que habéis visto y oído en esta montaña, hasta que el Hijo del Hombre haya resucitado de entre los muertos.» Los tres apóstoles se quedaron anonadados y desconcertados por las palabras del Maestro «hasta que el Hijo del Hombre haya resucitado de entre los muertos». Habían reafirmado tan recientemente su fe en él como Libertador, el Hijo de Dios, y acababan de verlo transfigurado en gloria delante de sus propios ojos, ¡y ahora empezaba a hablar de «resurrección de entre los muertos»!
158:2.2 (1754.2) Pedro se estremeció con el pensamiento de la muerte del Maestro — era una idea demasiado desagradable de soportar — y temiendo que Santiago o Juan pudieran hacer alguna pregunta relacionada con esta declaración, pensó que sería mejor iniciar una conversación sobre otro tema; al no saber de qué hablar, expresó el primer pensamiento que le pasó por la cabeza, diciendo: «Maestro, ¿cómo es que los escribas dicen que Elías debe venir primero antes de que aparezca el Mesías?» Sabiendo que Pedro intentaba evitar mencionar su muerte y resurrección, Jesús respondió: «Es cierto que Elías viene primero para preparar el camino del Hijo del Hombre, el cual debe sufrir muchas cosas y al final ser rechazado. Pero te hago saber que Elías ya ha venido, y que no le recibieron, sino que le hicieron todo lo que quisieron.» Los tres apóstoles se dieron cuenta entonces de que se refería a Juan el Bautista como si fuera Elías. Jesús sabía que, si insistían en considerarlo como el Mesías, entonces Juan debía ser el Elías de la profecía.
158:2.3 (1754.3) Jesús les recomendó que guardaran silencio sobre la visión anticipada que habían tenido de la gloria que le esperaba después de su resurrección porque no quería fomentar la idea, ahora que era recibido como el Mesías, de que iba a cumplir en alguna medida sus conceptos erróneos de un libertador que realizaba prodigios. Aunque Pedro, Santiago y Juan reflexionaron sobre todas estas cosas, no hablaron de ellas a nadie hasta después de la resurrección del Maestro.
158:2.4 (1754.4) Mientras continuaban descendiendo de la montaña, Jesús les dijo: «No habéis querido recibirme como Hijo del Hombre; por eso he permitido que me recibáis de acuerdo con vuestra resolución establecida; pero no os equivoquéis, la voluntad de mi Padre debe prevalecer. Si escogéis seguir así la tendencia de vuestra propia voluntad, debéis prepararos para sufrir muchas desilusiones y experimentar muchas pruebas; pero el entrenamiento que os he dado debería bastar para que atraveséis triunfalmente estas penas que vosotros mismos habréis escogido.»
158:2.5 (1754.5) Jesús no se llevó a Pedro, Santiago y Juan a la montaña de la transfiguración porque estuvieran, de alguna manera, mejor preparados que los otros apóstoles para presenciar lo que sucedió, o porque fueran espiritualmente más capaces de disfrutar de este raro privilegio. De ninguna manera. Sabía muy bien que ninguno de los doce estaba cualificado espiritualmente para esta experiencia; por eso se llevó solamente a los tres apóstoles que estaban asignados para acompañarlo en los momentos en que deseaba estar solo para disfrutar de una comunión solitaria.
158:3.1 (1755.1) Lo que Pedro, Santiago y Juan presenciaron en la montaña de la transfiguración fue un vislumbre fugaz del espectáculo celestial que tuvo lugar aquel día memorable en el Monte Hermón. La transfiguración fue un acto para:
158:3.2 (1755.2) 1. La aceptación, por parte del Hijo-Madre Eterno del Paraíso, de la plenitud de la donación de la vida encarnada de Miguel en Urantia. Jesús había recibido ahora la seguridad de que había cumplido las exigencias del Hijo Eterno. Fue Gabriel quien le aportó a Jesús esta seguridad.
158:3.3 (1755.3) 2. El testimonio de la satisfacción del Espíritu Infinito en cuanto a la plenitud de la donación en Urantia en la similitud de la carne mortal. La representante del Espíritu Infinito en el universo local, la asociada inmediata y la colaboradora siempre presente de Miguel en Salvington, habló en esta ocasión a través del Padre Melquisedek.
158:3.4 (1755.4) Jesús recibió con agrado estos testimonios del éxito de su misión terrestre, presentados por los mensajeros del Hijo Eterno y del Espíritu Infinito, pero observó que su Padre no indicaba que la donación en Urantia hubiera terminado; la presencia invisible del Padre sólo dio testimonio a través del Ajustador Personalizado de Jesús, diciendo: «Éste es mi hijo amado; prestadle atención». Y esto fue expresado en palabras para que los tres apóstoles también pudieran escucharlas.
158:3.5 (1755.5) Después de esta visita celestial, Jesús intentó conocer la voluntad de su Padre y decidió continuar la donación mortal hasta su fin natural. Éste fue el significado de la transfiguración para Jesús. Para los tres apóstoles, se trató de un acontecimiento que marcó la entrada del Maestro en la fase final de su carrera terrestre como Hijo de Dios e Hijo del Hombre.
158:3.6 (1755.6) Después de la visita oficial de Gabriel y del Padre Melquisedek, Jesús mantuvo una conversación familiar con estos Hijos ayudantes suyos, y habló con ellos sobre los asuntos del universo.
158:4.1 (1755.7) Jesús y sus compañeros llegaron al campamento apostólico este martes por la mañana un poco antes de la hora del desayuno. A medida que se acercaban, observaron una multitud considerable reunida alrededor de los apóstoles, y pronto empezaron a oír las ruidosas discusiones y controversias de este grupo de unas cincuenta personas, que incluía a los nueve apóstoles y a una asamblea dividida por igual entre los escribas de Jerusalén y los discípulos creyentes, que habían seguido a Jesús y a sus asociados en su viaje desde Magadán.
158:4.2 (1755.8) Aunque la muchedumbre sostenía discusiones diversas, la controversia principal estaba centrada en cierto ciudadano de Tiberiades que había llegado el día anterior en busca de Jesús. Este hombre, Santiago de Safed, tenía un hijo único de unos catorce años de edad, que estaba gravemente afligido de epilepsia. Además de esta enfermedad nerviosa, el muchacho había sido poseído por uno de esos intermedios errantes, malévolos y rebeldes, que entonces estaban presentes y sin control en la Tierra, de manera que el joven era epiléptico y a la vez estaba poseído por un demonio.
158:4.3 (1755.9) Durante cerca de dos semanas, este padre ansioso, oficial subalterno de Herodes Antipas, había vagado por las fronteras occidentales de los dominios de Felipe buscando a Jesús para suplicarle que curara a su hijo afligido. Y no alcanzó al grupo apostólico hasta alrededor del mediodía de este día, mientras Jesús estaba arriba en la montaña con los tres apóstoles.
158:4.4 (1756.1) Los nueve apóstoles se quedaron muy sorprendidos y bastante inquietos cuando este hombre, acompañado de casi cuarenta personas más que venían buscando a Jesús, se encontró repentinamente con ellos. En el momento de llegar este grupo, los nueve apóstoles, o al menos la mayoría de ellos, habían sucumbido a su antigua tentación — la de discutir quién sería el más grande en el reino venidero; estaban atareados discurriendo sobre los puestos probables que serían asignados a cada apóstol. No podían simplemente liberarse por completo de la idea, tanto tiempo acariciada, de la misión material del Mesías. Ahora que el mismo Jesús había aceptado la confesión de los apóstoles de que era realmente el Libertador — al menos había admitido el hecho de su divinidad — qué cosa más natural que, durante este período en que estaban separados del Maestro, se pusieran a hablar de las esperanzas y ambiciones que predominaban en sus corazones. Estaban ocupados en estas discusiones cuando Santiago de Safed y sus compañeros, que buscaban a Jesús, dieron con ellos.
158:4.5 (1756.2) Andrés se levantó para saludar a este padre y a su hijo, diciendo: «¿A quién buscáis?» Santiago dijo: «Mi buen hombre, busco a tu Maestro. Busco la curación para mi hijo afligido. Quisiera que Jesús echara a ese diablo que posee a mi hijo.» El padre se puso entonces a contar a los apóstoles que su hijo estaba tan afligido, que muchas veces casi había perdido la vida a consecuencia de estos ataques malignos.
158:4.6 (1756.3) Mientras los apóstoles escuchaban, Simón Celotes y Judas Iscariote se acercaron al padre, diciendo: «Nosotros podemos curarlo; no necesitas esperar a que regrese el Maestro. Somos los embajadores del reino, y ya no mantenemos estas cosas en secreto. Jesús es el Libertador, y nos han sido entregadas las llaves del reino.» Para entonces, Andrés y Tomás estaban consultándose a un lado, mientras que Natanael y los demás observaban la escena, asombrados; todos estaban horrorizados por la súbita audacia, si no presunción, de Simón y de Judas. El padre dijo entonces: «Si os ha sido dado el hacer estas obras, os ruego que pronunciéis las palabras que liberarán a mi hijo de esta esclavitud.» Entonces Simón se adelantó, colocó su mano sobre la cabeza del niño, lo miró fijamente a los ojos y ordenó: «Sal de él, espíritu impuro; en nombre de Jesús, obedéceme.» Pero el muchacho tuvo simplemente un ataque más violento, mientras los escribas se mofaban de los apóstoles y los creyentes decepcionados sufrían las burlas de estos críticos hostiles.
158:4.7 (1756.4) Andrés estaba profundamente disgustado por este esfuerzo descaminado y su lamentable fracaso. Reunió aparte a los apóstoles para conversar y orar. Después de este período de meditación, sintiendo la aguda punzada de la derrota y la humillación que caía sobre todos ellos, Andrés hizo una segunda tentativa por echar al demonio, pero el fracaso coronó de nuevo sus esfuerzos. Andrés confesó francamente su derrota y le rogó al padre que permaneciera con ellos durante la noche o hasta que Jesús regresara, diciendo: «Quizás esta clase de demonios no se va, a menos que se lo ordene personalmente el Maestro.»
158:4.8 (1756.5) Y así, mientras Jesús descendía de la montaña con Pedro, Santiago y Juan, exuberantes y extasiados, sus nueve hermanos estaban también desvelados pero a causa de su confusión, abatimiento y humillación. Formaban un grupo desanimado y escarmentado. Pero Santiago de Safed no quiso darse por vencido. Aunque no podían darle una idea de cuándo volvería Jesús, decidió quedarse allí hasta que regresara el Maestro.
158:5.1 (1757.1) Mientras Jesús se acercaba, los nueve apóstoles se sintieron más que aliviados de recibirlo y muy animados al contemplar la alegría y el entusiasmo poco común que se reflejaba en los rostros de Pedro, Santiago y Juan. Todos se abalanzaron para saludar a Jesús y a sus tres hermanos. Mientras intercambiaban los saludos, el gentío se acercó, y Jesús preguntó: «¿Sobre qué estabais discutiendo cuando nos acercábamos?» Pero antes de que los apóstoles desconcertados y humillados pudieran contestar a la pregunta del Maestro, el ansioso padre del joven afligido se adelantó y, arrodillándose a los pies de Jesús, dijo: «Maestro, tengo un hijo, un hijo único, que está poseído por un espíritu maligno. Cuando tiene un ataque, no solamente grita de terror, echa espuma por la boca y cae como muerto, sino que con mucha frecuencia este espíritu maligno que lo posee lo destroza con convulsiones y a veces lo ha arrojado al agua e incluso al fuego. Mi hijo se está consumiendo con un gran rechinar de dientes y a consecuencia de sus numerosas magulladuras. Su vida es peor que la muerte; su madre y yo tenemos el corazón triste y el espíritu destrozado. Ayer, hacia el mediodía, buscándote a ti encontré a tus discípulos, y mientras te esperábamos, tus apóstoles intentaron echar a este demonio, pero no pudieron hacerlo. Y ahora, Maestro, ¿harás esto por nosotros, curarás a mi hijo?»
158:5.2 (1757.2) Cuando Jesús escuchó este relato, tocó al padre arrodillado y le rogó que se levantara, mientras echaba una mirada penetrante a los apóstoles cercanos. Jesús dijo entonces a todos los que estaban delante de él: «Oh generación incrédula y perversa, ¿cuánto tiempo seré indulgente con vosotros? ¿Cuánto tiempo estaré con vosotros? ¿Cuánto tiempo necesitaréis para aprender que las obras de la fe no aparecen a petición de la incredulidad escéptica?» Luego, señalando al padre desconcertado, Jesús dijo: «Trae aquí a tu hijo.» Cuando Santiago hubo traído al muchacho, Jesús preguntó: «¿Cuánto tiempo hace que el niño está afligido de esta manera?» El padre respondió: «Desde que era muy pequeño.» Mientras hablaban, el joven sufrió un ataque violento y cayó en medio de ellos, rechinando los dientes y echando espuma por la boca. Después de una serie de convulsiones violentas, se quedó tendido como muerto delante de ellos. El padre se arrodilló de nuevo a los pies de Jesús mientras imploraba al Maestro, diciendo: «Si puedes curarlo, te suplico que tengas compasión de nosotros y nos liberes de esta aflicción.» Cuando Jesús escuchó estas palabras, bajó la mirada hacia el rostro ansioso del padre, y dijo: «No pongas en duda el poder del amor de mi Padre, sino solamente la sinceridad y el alcance de tu fe. Todas las cosas son posibles para aquel que cree realmente.» Entonces, Santiago de Safed pronunció aquellas palabras inolvidables mezcladas de fe y de duda: «Señor, yo creo. Te ruego que me ayudes en mi incredulidad.»
158:5.3 (1757.3) Cuando Jesús escuchó estas palabras, se adelantó, cogió al niño de la mano y dijo: «Voy a hacer esto de acuerdo con la voluntad de mi Padre y en honor de la fe viviente. Hijo mío, ¡levántate! Espíritu desobediente, sal de él y no vuelvas.» Luego, Jesús puso la mano del joven en la de su padre, y dijo: «Sigue tu camino. El Padre ha concedido el deseo de tu alma.» Todos los que estaban presentes, incluídos los enemigos de Jesús, se quedaron asombrados por lo que habían visto.
158:5.4 (1757.4) Para los tres apóstoles que habían disfrutado tan recientemente del éxtasis espiritual de las escenas y experiencias de la transfiguración, fue realmente una desilusión volver tan pronto a la escena de la derrota y la frustración de sus compañeros apóstoles. Pero siempre fue así con estos doce embajadores del reino. Alternaban constantemente entre la exaltación y la humillación en las experiencias de su vida.
158:5.5 (1758.1) Ésta fue una verdadera curación de una doble aflicción, una dolencia física y una enfermedad de espíritu. La curación del muchacho fue permanente a partir de aquel momento. Cuando Santiago hubo partido con su hijo restablecido, Jesús dijo: «Vamos ahora a Cesarea de Filipo; preparaos enseguida.» Y formaban un grupo silencioso a medida que viajaban hacia el sur, mientras la multitud iba detrás.
158:6.1 (1758.2) Pasaron la noche con Celsus, y aquella tarde en el jardín, después de que hubieran comido y descansado, los doce se reunieron alrededor de Jesús, y Tomás dijo: «Maestro, como los que nos quedamos atrás continuamos ignorando todavía lo que sucedió arriba en la montaña, que en tan gran medida animó a nuestros hermanos que te acompañaban, deseamos ardientemente que nos hables de nuestra derrota y nos instruyas en estas cuestiones, puesto que las cosas que sucedieron en la montaña no se pueden revelar en este momento.»
158:6.2 (1758.3) Jesús le contestó a Tomás, diciendo: «Todo lo que tus hermanos escucharon en la montaña os será revelado a su debido tiempo. Pero ahora quiero mostraros la causa de vuestra derrota en aquello que intentasteis tan imprudentemente. Ayer, mientras vuestro Maestro y sus compañeros, vuestros hermanos, subían a aquella montaña para buscar un conocimiento más amplio de la voluntad del Padre y pedir una dotación más rica de sabiduría para hacer eficazmente esa voluntad divina, vosotros que permanecíais aquí de vigilancia, con la instrucción de procurar adquirir una mente con perspicacia espiritual y de orar con nosotros para obtener una revelación más completa de la voluntad del Padre, en lugar de ejercer la fe que está a vuestra disposición, cedisteis a la tentación y caísteis en vuestras viejas tendencias nocivas de buscar para vosotros mismos unos puestos de preferencia en el reino de los cielos — en ese reino material y temporal que persistís en imaginar. Y os aferráis a estos conceptos erróneos a pesar de la declaración reiterativa de que mi reino no es de este mundo.
158:6.3 (1758.4) «Apenas capta vuestra fe la identidad del Hijo del Hombre, vuestro deseo egoísta por los ascensos mundanos os arrastra de nuevo, y empezáis a discutir entre vosotros quién será el más grande en el reino de los cielos, un reino que no existe ni existirá nunca tal como os empeñáis en concebirlo. ¿No os he dicho que el que quiera ser el más grande en el reino de la fraternidad espiritual de mi Padre debe volverse pequeño a sus propios ojos, y convertirse así en el servidor de sus hermanos? La grandeza espiritual consiste en un amor comprensivo semejante al amor de Dios, y no en el placer de ejercer el poder material para la exaltación del yo. En aquello que intentasteis y fracasasteis de manera tan completa, vuestra intención no era pura. Vuestro móvil no era divino. Vuestro ideal no era espiritual. Vuestra ambición no era altruista. Vuestra manera de obrar no estaba basada en el amor, y la meta que queríais alcanzar no era la voluntad del Padre que está en los cielos.
158:6.4 (1758.5) «¿Cuánto tiempo os llevará aprender que no podéis abreviar el curso de los fenómenos naturales establecidos, salvo cuando estas cosas están de acuerdo con la voluntad del Padre? Tampoco podéis realizar una obra espiritual en ausencia de poder espiritual. Y no podéis hacer ninguna de estas cosas, aunque su potencial esté presente, sin la existencia de un tercer factor humano esencial, la experiencia personal de poseer una fe viviente. ¿Necesitáis siempre las manifestaciones materiales para sentiros atraídos hacia las realidades espirituales del reino? ¿No podéis captar el significado espiritual de mi misión sin la manifestación visible de obras excepcionales? ¿Cuándo se podrá contar con vosotros para que os adhiráis a las realidades espirituales superiores del reino, sin hacer caso de la apariencia exterior de todas las manifestaciones materiales?»
158:6.5 (1759.1) Después de haber hablado así a los doce, Jesús añadió: «Ahora, id a descansar, porque mañana volveremos a Magadán y allí deliberaremos sobre nuestra misión en las ciudades y pueblos de la Decápolis. Como conclusión de la experiencia de este día, dejadme repetir a cada uno de vosotros lo que dije a vuestros hermanos en la montaña, y que estas palabras se graben profundamente en vuestro corazón: El Hijo del Hombre empieza ahora la última fase de su donación. Estamos a punto de comenzar los trabajos que luego conducirán a la gran prueba final de vuestra fe y devoción, cuando yo sea entregado entre las manos de los hombres que buscan mi destrucción. Y recordad lo que os digo: Al Hijo del Hombre le darán muerte, pero resucitará.»
158:6.6 (1759.2) Se retiraron para pasar la noche, llenos de tristeza. Estaban desconcertados; no podían comprender estas palabras. Aunque temían hacer alguna pregunta sobre lo que Jesús había dicho, recordaron todo esto después de su resurrección.
158:7.1 (1759.3) Aquel miércoles por la mañana temprano, Jesús y los doce salieron de Cesarea de Filipo hacia el parque de Magadán, cerca de Betsaida-Julias. Los apóstoles habían dormido muy poco aquella noche; así pues, se levantaron temprano y se prepararon para partir. Incluso a los imperturbables gemelos Alfeo les había conmocionado esta conversación sobre la muerte de Jesús. A medida que viajaban hacia el sur, un poco más allá de las Aguas de Merón llegaron a la carretera de Damasco, y como deseaban evitar a los escribas y a otras personas que Jesús sabía que pronto vendrían caminando detrás de ellos, ordenó continuar hasta Cafarnaúm por la carretera de Damasco que atraviesa Galilea. Hizo esto porque sabía que aquellos que lo seguían continuarían por la carretera al este del Jordán, pues suponían que Jesús y los apóstoles tendrían miedo de cruzar por el territorio de Herodes Antipas. Jesús intentaba eludir a sus críticos y a la multitud que lo seguía, para poder estar a solas con sus apóstoles ese día.
158:7.2 (1759.4) Habían caminado a través de Galilea hasta bien pasada la hora del almuerzo, cuando se detuvieron a la sombra para descansar. Después de que hubieron compartido la comida, Andrés, dirigiéndose a Jesús, dijo: «Maestro, mis hermanos no comprenden tus palabras profundas. Hemos llegado a creer plenamente que eres el Hijo de Dios, y ahora escuchamos esas extrañas palabras acerca de dejarnos, acerca de morir. No comprendemos tu enseñanza. ¿Es que nos hablas en parábolas? Te rogamos que nos hables claramente y de una manera no velada.»
158:7.3 (1759.5) En respuesta a la petición de Andrés, Jesús dijo: «Hermanos míos, debido a que habéis confesado que soy el Hijo de Dios, me veo obligado a empezar a desvelaros la verdad sobre el final de la donación del Hijo del Hombre en la Tierra. Insistís en aferraros a la creencia de que soy el Mesías, y no queréis abandonar la idea de que el Mesías debe sentarse en un trono en Jerusalén; por eso insisto en deciros que el Hijo del Hombre deberá pronto ir a Jerusalén, sufrir muchas cosas, ser rechazado por los escribas, los ancianos y los principales sacerdotes, y después de todo eso, ser ejecutado y resucitar de entre los muertos. Y no os estoy diciendo una parábola. Os digo la verdad a fin de que estéis preparados para cuando esos acontecimientos caigan repentinamente sobre nosotros.» Mientras estaba hablando todavía, Simón Pedro se precipitó impetuosamente hacia él, puso su mano en el hombro del Maestro y dijo: «Maestro, está lejos de nuestra intención discutir contigo, pero declaro que estas cosas no te sucederán nunca.»
158:7.4 (1760.1) Pedro habló así porque amaba a Jesús; pero la naturaleza humana del Maestro reconoció en estas palabras de afecto bien intencionado la sugerencia sutil de una tentación, la de cambiar su política de continuar hasta el fin su donación terrestre de acuerdo con la voluntad de su Padre Paradisiaco. Precisamente porque detectó el peligro de permitir que las sugerencias de sus mismos amigos afectuosos y leales le disuadieran, Jesús se volvió hacia Pedro y los otros apóstoles, diciendo: «Quédate detrás de mí. Hueles al espíritu del adversario, al tentador. Cuando habláis de esta manera, no estáis de mi parte, sino más bien de parte de nuestro enemigo. De esta forma vuestro amor por mí lo convertís en un obstáculo para yo hacer la voluntad del Padre. No prestéis atención a los caminos de los hombres, sino más bien a la voluntad de Dios.»
158:7.5 (1760.2) Cuando se hubieron recobrado del primer impacto de la punzante reprimenda de Jesús, y antes de reanudar su viaje, el Maestro dijo además: «Si alguien quiere seguirme, que no haga caso de sí mismo, que se encargue diariamente de sus responsabilidades y que me siga. Porque el que quiera salvar su vida egoístamente, la perderá, pero el que pierda su vida por mi causa y por el evangelio, la salvará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero si pierde su propia alma? ¿Qué podría dar un hombre a cambio de la vida eterna? No os avergoncéis de mí y de mis palabras en esta generación pecaminosa e hipócrita, como yo no me avergonzaré de reconoceros cuando aparezca con gloria delante de mi Padre en presencia de todas las huestes celestiales. Sin embargo, muchos de vosotros que estáis ahora delante de mí no experimentaréis la muerte hasta que hayáis visto llegar con poder este reino de Dios.»
158:7.6 (1760.3) Jesús indicó así claramente a los doce el camino doloroso y conflictivo que debían pisar si querían seguirlo. ¡Qué impacto causaron estas palabras en estos pescadores galileos que se empeñaban en soñar con un reino terrenal con puestos de honor para sí mismos! Pero sus corazones leales se conmovieron ante este llamamiento valiente, y ninguno de ellos sintió deseos de abandonarlo. Jesús no los enviaba solos al combate; él los conducía. Sólo les pedía que lo siguieran valientemente.
158:7.7 (1760.4) Los doce captaban lentamente la idea de que Jesús les estaba diciendo algo sobre la posibilidad de su muerte. Sólo comprendían vagamente lo que les decía sobre su muerte, mientras que su declaración acerca de resucitar de entre los muertos no consiguió en absoluto grabarse en sus mentes. A medida que pasaban los días, y recordaban su experiencia en la montaña de la transfiguración, Pedro, Santiago y Juan llegaron a comprender mejor algunas de estas cuestiones.
158:7.8 (1760.5) En toda la asociación de los doce con su Maestro, sólo unas pocas veces vieron la mirada centellante y escucharon las vivas palabras de reproche que Pedro y el resto de los apóstoles recibieron en esta ocasión. Jesús siempre había sido paciente con los defectos humanos de sus apóstoles, pero no fue así cuando se enfrentó a una amenaza inminente contra su programa de hacer implícitamente la voluntad de su Padre durante el resto de su carrera terrestre. Los apóstoles se quedaron literalmente anonadados; estaban asombrados y horrorizados. No encontraban palabras para expresar su tristeza. Empezaron a darse cuenta lentamente de lo que el Maestro tendría que soportar y de que deberían atravesar estas experiencias con él, pero no despertaron a la realidad de estos acontecimientos venideros hasta mucho tiempo después de estas primeras alusiones a la tragedia que amenazaba los últimos días de su vida.
158:7.9 (1761.1) Jesús y los doce partieron en silencio hacia su campamento del parque de Magadán, pasando por Cafarnaúm. A medida que transcurría la tarde, aunque no conversaron con Jesús, hablaron mucho entre ellos mientras Andrés charlaba con el Maestro.
158:8.1 (1761.2) Entraron en Cafarnaúm al anochecer, pasaron por calles poco frecuentadas, y fueron directamente a la casa de Simón Pedro para cenar. Mientras David Zebedeo se preparaba para llevarlos al otro lado del lago, se demoraron en la casa de Simón, y entonces Jesús, mirando a Pedro y a los demás apóstoles, preguntó: «Cuando caminabais juntos esta tarde, ¿de qué hablabais tan seriamente entre vosotros?» Los apóstoles guardaron silencio, porque muchos de ellos habían continuado la discusión que empezaron en el Monte Hermón sobre los puestos que iban a tener en el reino venidero, sobre quién sería el más grande, y así sucesivamente. Conociendo las cosas que habían ocupado sus pensamientos durante aquel día, Jesús hizo señas a uno de los hijos pequeños de Pedro, sentó al niño entre ellos, y dijo: «En verdad, en verdad os digo que a menos que cambiéis de opinión y os parezcáis más a este niño, poco progreso haréis en el reino de los cielos. Quienquiera que se humille y se vuelva como este pequeño, se convertirá en el más grande en el reino de los cielos. Quienquiera que recibe a un pequeño como éste, me recibe a mí. Y aquellos que me reciben, reciben también a Aquél que me ha enviado. Si queréis ser los primeros en el reino, procurad aportar estas buenas verdades a vuestros hermanos en la carne. Pero si alguien hace tropezar a uno de estos pequeños, sería mejor para él que le ataran una piedra de molino al cuello y lo arrojaran al mar. Si las cosas que hacéis con vuestras manos, o las cosas que veis con vuestros ojos, ofenden en el progreso del reino, sacrificad esos ídolos queridos, porque es mejor entrar en el reino desprovistos de muchas de las cosas que se aman en la vida, que aferrarse a esos ídolos y encontrarse excluido del reino. Pero por encima de todo, procurad no despreciar a uno solo de estos pequeños, porque sus ángeles están siempre contemplando el rostro de las huestes celestiales.»
158:8.2 (1761.3) Cuando Jesús hubo terminado de hablar, subieron a la barca y navegaron hacia el otro lado en dirección a Magadán.
El libro de Urantia
Documento 159
159:0.1 (1762.1) CUANDO Jesús y los doce llegaron al parque de Magadán, encontraron que los estaba esperando un grupo de casi cien evangelistas y discípulos, incluyendo al cuerpo de mujeres, que ya estaban preparados para empezar inmediatamente la gira de enseñanza y predicación por las ciudades de la Decápolis.
159:0.2 (1762.2) Este jueves 18 de agosto por la mañana, el Maestro reunió a sus seguidores y ordenó que cada uno de los apóstoles se asociara con uno de los doce evangelistas, y que junto con otros evangelistas, salieran en doce grupos para trabajar en las ciudades y pueblos de la Decápolis. Al cuerpo de mujeres y a los otros discípulos les ordenó que permanecieran con él. Jesús concedió a sus seguidores cuatro semanas para hacer esta gira, y les indicó que regresaran a Magadán como muy tarde el viernes 16 de septiembre. Prometió visitarlos a menudo durante este período. En el transcurso de este mes, los doce grupos trabajaron en Gerasa, Gamala, Hipos, Zafón, Gadara, Abila, Edrei, Filadelfia, Hesbón, Dium, Escitópolis y otras muchas ciudades. Durante toda esta gira, no se produjeron milagros de curación u otros acontecimientos extraordinarios.
159:1.1 (1762.3) Una tarde en Hipos, en respuesta a la pregunta de un discípulo, Jesús enseñó la lección sobre el perdón. El Maestro dijo:
159:1.2 (1762.4) «Si un hombre de buen corazón tiene cien ovejas y una de ellas se extravía, ¿no dejará inmediatamente a las noventa y nueve para salir en busca de la que se ha extraviado? Y si es un buen pastor, ¿no continuará buscando a la oveja perdida hasta que la haya encontrado? Entonces, cuando el pastor ha encontrado a su oveja perdida, se la echa al hombro y, mientras vuelve alegremente a su casa, llama a sus amigos y vecinos para decirles: ‘Regocijaos conmigo, porque he encontrado a mi oveja que estaba perdida.` Os aseguro que hay más alegría en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse. Sin embargo, no es la voluntad de mi Padre que está en los cielos que se extravíe uno de estos pequeños, y mucho menos que perezca. En vuestra religión, Dios puede recibir a los pecadores arrepentidos; en el evangelio del reino, el Padre sale a buscarlos antes incluso de que hayan pensado seriamente en arrepentirse.
159:1.3 (1762.5) «El Padre que está en los cielos ama a sus hijos, y por eso deberíais aprender a amaros los unos a los otros; el Padre que está en los cielos os perdona vuestros pecados; por eso deberíais aprender a perdonaros los unos a los otros. Si tu hermano peca contra ti, ve a verle y, con tacto y con paciencia, muestrale su falta. Y haz todo esto a solas con él. Si quiere escucharte, entonces habrás ganado a tu hermano. Pero si tu hermano no quiere escucharte, si persiste en su camino erróneo, ve a verle de nuevo, llevando contigo a uno o dos amigos comunes, para que así puedas tener dos o incluso tres testigos que confirmen tu testimonio y demuestren el hecho de que has tratado con justicia y misericordia al hermano que te ha ofendido. Pero si se niega a escuchar a tus hermanos, puedes contar toda la historia a la congregación, y si también se niega a escuchar a la fraternidad, que ésta tome la medida que estime más sabia; que ese miembro indisciplinado se vuelva un proscrito del reino. Aunque no podéis pretender juzgar el alma de vuestros semejantes, y aunque no podéis perdonar los pecados ni atreveros a usurpar de otra manera las prerrogativas de los supervisores de las huestes celestiales, sin embargo el mantenimiento del orden temporal en el reino de la Tierra ha sido depositado entre vuestras manos. Aunque no podéis entremeteros en los decretos divinos relacionados con la vida eterna, resolveréis los problemas de conducta en lo que respecta al bienestar temporal de la fraternidad en la Tierra. Así pues, en todas estas cuestiones relacionadas con la disciplina de la fraternidad, todo lo que decretéis en la Tierra será reconocido en el cielo. Aunque no podéis determinar el destino eterno del individuo, podéis legislar en lo que se refiere a la conducta del grupo, porque, cuando dos o tres de vosotros estéis de acuerdo sobre alguna de estas cosas y me lo pidáis a mí, se os concederá si vuestra petición no es incompatible con la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Todo esto es perpetuamente cierto, porque allí donde dos o tres creyentes están reunidos, allí estoy yo en medio de ellos.»
159:1.4 (1763.1) Simón Pedro era el apóstol que estaba encargado de los que trabajaban en Hipos, y cuando escuchó hablar así a Jesús, preguntó: «Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano que peca contra mí? ¿Hasta siete veces?» Jesús le contestó a Pedro: «No solamente siete veces, sino hasta setenta veces más siete. Por eso el reino de los cielos se puede comparar a cierto rey que ordenó un arreglo de cuentas con sus mayordomos. Cuando empezaron a realizar este examen de cuentas, trajeron ante él a uno de sus criados principales que confesó que le debía diez mil talentos a su rey. Este funcionario de la corte del rey alegó que había pasado por tiempos difíciles, y que no tenía con qué pagar sus obligaciones. El rey ordenó entonces que se confiscaran sus propiedades y que sus hijos fueran vendidos para pagar su deuda. Cuando el mayordomo principal escuchó este severo decreto, cayó de bruces ante el rey y le imploró que tuviera misericordia y le concediera más tiempo, diciendo: ‘Señor, ten un poco más de paciencia conmigo, y te lo pagaré todo.` Cuando el rey contempló a este servidor negligente y a su familia, se conmovió de compasión. Ordenó que lo liberaran y que se le perdonara completamente su deuda.
159:1.5 (1763.2) «Habiendo recibido así la misericordia y el perdón del rey, el mayordomo principal se fue a sus asuntos, y al encontrarse con uno de sus mayordomos subordinados que sólo le debía cien denarios, lo agarró, lo cogió por el cuello y le dijo: ‘Págame todo lo que me debes.` Entonces este mayordomo compañero suyo se postró delante del mayordomo principal y le suplicó diciendo: ‘Ten un poco de paciencia conmigo, y pronto podré pagarte.` Pero el mayordomo principal no quiso mostrarle misericordia a su colega, sino que lo arrojó a un calabozo hasta que pagara su deuda. Cuando sus compañeros de servicio vieron lo que había sucedido, se sintieron tan apenados que fueron a decírselo al rey, su señor y maestro. Cuando el rey se enteró del comportamiento de su mayordomo principal, llamó ante él a este hombre desagradecido e implacable y le dijo: ‘Eres un administrador perverso e indigno. Cuando buscaste compasión, te perdoné generosamente toda tu deuda. ¿Por qué no fuiste también misericordioso con tu compañero, como yo lo fui contigo?` El rey estaba tan sumamente enojado que entregó a su desagradecido mayordomo principal a los carceleros para que lo custodiaran hasta que pagara toda su deuda. De la misma manera, mi Padre celestial mostrará la más abundante misericordia a los que son profusamente misericordiosos con sus semejantes. ¿Cómo podéis acudir a Dios para pedirle que tenga consideración con vuestros defectos, si tenéis la costumbre de castigar a vuestros hermanos por ser culpables de esas mismas debilidades humanas? Os lo digo a todos: Habéis recibido generosamente las cosas buenas del reino; dad pues generosamente a vuestros compañeros de la Tierra.»
159:1.6 (1764.1) Jesús enseñó así los peligros e ilustró la injusticia de emitir un juicio personal sobre nuestros semejantes. La disciplina ha de ser mantenida y la justicia debe ser administrada, pero la sabiduría de la fraternidad debería prevalecer en todas estas cuestiones. Jesús confirió la autoridad legislativa y judicial al grupo, y no al individuo. Incluso esta autoridad que se concede al grupo no debe ser ejercida como una autoridad personal. Siempre existe el peligro de que el veredicto de un individuo pueda estar deformado por el prejuicio o distorsionado por la pasión. El juicio de la colectividad es más apropiado para alejar los peligros y eliminar la injusticia de las predisposiciones personales. Jesús siempre intentó reducir al mínimo los factores de injusticia, de represalias y de venganza.
159:1.7 (1764.2) [La utilización del término setenta y siete, como ejemplo de la misericordia y la clemencia, fue extraído del pasaje de las Escrituras que alude al regocijo de Lamec ante las armas de metal de su hijo Tubal-Caín. Al comparar estos instrumentos superiores con los de sus enemigos, aquel exclamó: «Si Caín, con ningún arma en la mano, fue vengado siete veces, yo seré vengado ahora setenta y siete veces.»]
159:2.1 (1764.3) Jesús fue a Gamala para visitar a Juan y a los que trabajaban con él en aquel lugar. Aquella noche, después de la sesión de preguntas y respuestas, Juan le dijo a Jesús: «Maestro, ayer fui a Astarot para ver a un hombre que enseñaba en tu nombre y que incluso pretendía ser capaz de echar a los diablos. Pero este hombre nunca ha estado con nosotros, ni tampoco nos sigue; por consiguiente, le he prohibido hacer esas cosas.» Jesús dijo entonces: «No se lo prohíbas. ¿No percibes que este evangelio del reino pronto será proclamado en todo el mundo? ¿Cómo puedes esperar que todos los que crean en el evangelio van a estar sometidos a tu dirección? Regocíjate de que nuestras enseñanzas ya han empezado a manifestarse más allá de los límites de nuestra influencia personal. ¿No ves, Juan, que los que afirman hacer grandes obras en mi nombre acabarán por sostener nuestra causa? Sin duda no se darán prisa en hablar mal de mí. Hijo mío, en este tipo de cosas, sería mejor que consideraras que quien no está contra nosotros está a nuestro favor. En las generaciones por venir, muchos hombres no enteramente dignos harán muchas cosas extrañas en mi nombre, pero no se lo prohibiré. Te hago saber que, incluso cuando alguien da una simple copa de agua fría a un alma sedienta, los mensajeros del Padre siempre toman nota de ese servicio realizado por amor.»
159:2.2 (1764.4) Juan se quedó muy perplejo con esta enseñanza. ¿No había oído decir al Maestro que «El que no está conmigo está contra mí?» No percibía que, en aquel caso, Jesús se había referido a la relación personal del hombre con las enseñanzas espirituales del reino, mientras que en el caso presente, hacía referencia a las extensas relaciones sociales exteriores entre los creyentes respecto a las cuestiones del control administrativo y de la jurisdicción de un grupo de creyentes sobre el trabajo de otros grupos que acabarían por formar la fraternidad mundial venidera.
159:2.3 (1765.1) Pero Juan refirió a menudo esta experiencia en conexión con sus trabajos posteriores a favor del reino. Sin embargo, los apóstoles se ofendieron muchas veces con aquellos que tenían la audacia de enseñar en nombre del Maestro. Siempre les pareció inadecuado que los que nunca se habían sentado a los pies de Jesús se atrevieran a enseñar en su nombre.
159:2.4 (1765.2) El hombre a quien Juan le había prohibido enseñar y trabajar en nombre de Jesús no hizo caso de la orden del apóstol. Siguió adelante con sus esfuerzos y reunió en Canata a un grupo considerable de creyentes antes de proseguir hacia Mesopotamia. Este hombre, llamado Aden, había sido inducido a creer en Jesús gracias al testimonio del demente que Jesús había curado cerca de Jeresa, el cual creía con toda seguridad que los supuestos espíritus malignos que el Maestro había echado fuera de él habían entrado en la piara de cerdos y los habían despeñado por el acantilado hacia su destrucción.
159:3.1 (1765.3) En Edrei, donde trabajaban Tomás y sus compañeros, Jesús pasó un día y una noche. En el transcurso de la discusión vespertina, expresó los principios que deberían guiar a los que predican la verdad e impulsar a todos los que enseñan el evangelio del reino. Resumido y expuesto de nuevo en un lenguaje moderno, he aquí lo que Jesús enseñó:
159:3.2 (1765.4) Respetad siempre la personalidad del hombre. Una causa justa nunca se debe promover por la fuerza; las victorias espirituales sólo se pueden ganar por medio del poder espiritual. Esta orden en contra del empleo de las influencias materiales se refiere tanto a la fuerza psíquica como a la fuerza física. No se deben emplear los argumentos abrumadores ni la superioridad mental para coaccionar a los hombres y a las mujeres para que entren en el reino. La mente del hombre no debe ser aplastada con el solo peso de la lógica, ni intimidada con una elocuencia sagaz. Aunque la emoción, como factor en las decisiones humanas, no se puede eliminar por completo, los que quieran hacer progresar la causa del reino no deberían recurrir directamente a la emoción en sus enseñanzas. Apelad directamente al espíritu divino que reside en la mente de los hombres. No recurráis al miedo, a la lástima o al simple sentimiento. Cuando apeléis a los hombres, sed justos; ejerced el autocontrol y manifestad la debida compostura; mostrad un respeto adecuado por la personalidad de vuestros alumnos. Recordad que he dicho: «Mirad, me detengo en la puerta y llamo, y si alguien quiere abrir, entraré.»
159:3.3 (1765.5) Cuando atraigáis a los hombres hacia el reino, no disminuyáis ni destruyáis su autoestima. Una autoestima excesiva puede destruir la humildad adecuada y terminar en orgullo, presunción y arrogancia, pero la pérdida de la autoestima acaba a menudo en la parálisis de la voluntad. Este evangelio tiene la finalidad de restablecer la autoestima en aquellos que la han perdido, y de refrenarla en los que la tienen. No cometáis el error de limitaros a condenar las equivocaciones que veáis en la vida de vuestros alumnos; recordad también que debéis reconocer generosamente las cosas más dignas de elogio que veáis en sus vidas. No olvidéis que no me detendré ante nada para restablecer la autoestima en aquellos que la han perdido, y que realmente desean recuperarla.
159:3.4 (1765.6) Cuidad de no herir la autoestima de las almas tímidas y temerosas. No os permitáis ser sarcásticos a expensas de mis hermanos ingenuos. No seáis cínicos con mis hijos atormentados por el miedo. El desempleo destruye la autoestima; por lo tanto, recomendad a vuestros hermanos que se mantengan siempre ocupados en las tareas que han elegido, y que hagan todo tipo de esfuerzos por conseguirle un trabajo a aquellos que se encuentran sin empleo.
159:3.5 (1766.1) No seáis nunca culpables de utilizar tácticas indignas como la de intentar asustar a los hombres y a las mujeres para que entren en el reino. Un padre amoroso no asusta a sus hijos para hacer que obedezcan sus justas exigencias.
159:3.6 (1766.2) Los hijos del reino comprenderán alguna vez que las fuertes sensaciones emotivas no equivalen a las directrices del espíritu divino. Cuando una impresión fuerte y extraña os impulsa a hacer algo o a ir a cierto lugar, eso no significa necesariamente que tales impulsos sean las directrices del espíritu interior.
159:3.7 (1766.3) Advertid a todos los creyentes acerca de la zona de conflicto que tendrán que atravesar todos aquellos que pasan de la vida que se vive en la carne a la vida superior que se vive en el espíritu. Para los que viven plenamente en uno de los dos reinos, existe poco conflicto o confusión, pero todos están destinados a experimentar un mayor o menor grado de incertidumbre durante el período de transición entre los dos niveles de vida. Cuando entráis en el reino, no podéis eludir sus responsabilidades ni evitar sus obligaciones, pero recordad que el yugo del evangelio es cómodo y que el peso de la verdad es ligero.
159:3.8 (1766.4) El mundo está lleno de almas hambrientas que se mueren de hambre delante mismo del pan de la vida; los hombres se mueren buscando al mismo Dios que vive dentro de ellos. Los hombres buscan los tesoros del reino con un corazón anhelante y unos pasos cansados, cuando todos se encuentran al alcance inmediato de la fe viviente. La fe es para la religión lo que las velas para un barco; es un aumento de poder, no una carga adicional de la vida. Sólo hay una lucha que tienen que sostener los que entran en el reino, y es el buen combate de la fe. El creyente sólo tiene que librar una batalla, y es contra la duda — contra la incredulidad.
159:3.9 (1766.5) Cuando prediquéis el evangelio del reino, estaréis enseñando simplemente la amistad con Dios. Y esta comunión atraerá por igual a los hombres y a las mujeres, en el sentido de que ambos encontrarán en ella lo que satisface de manera más efectiva sus anhelos e ideales característicos. Decid a mis hijos que no solamente soy sensible a sus sentimientos y paciente con sus debilidades, sino que también soy despiadado con el pecado e intolerante con la iniquidad. En verdad, soy manso y humilde en presencia de mi Padre, pero también soy implacablemente inexorable cuando hay una acción malvada deliberada y una rebelión pecaminosa contra la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
159:3.10 (1766.6) No describáis a vuestro maestro como un hombre de tristezas. Las generaciones futuras deberán conocer también el esplendor de nuestra alegría, el optimismo de nuestra buena voluntad, y la inspiración de nuestro buen humor. Proclamamos un mensaje de buenas noticias, cuyo poder transformador es contagioso. Nuestra religión palpita con una nueva vida y unos nuevos significados. Los que aceptan esta enseñanza se llenan de alegría, y su corazón les obliga a regocijarse para siempre jamás. Todos los que están seguros acerca de Dios experimentan siempre una felicidad creciente.
159:3.11 (1766.7) Enseñad a todos los creyentes que eviten apoyarse en los soportes inseguros de la falsa compasión. No podéis desarrollar un carácter fuerte si tenéis inclinación por la autocompasión; esforzaos honradamente por evitar la influencia engañosa de la simple comunión en la desdicha. Conceded vuestra simpatía a los valientes y a los intrépidos, sin ofrecer un exceso de compasión a aquellas almas cobardes que se limitan a levantarse sin entusiasmo ante las pruebas de la vida. No ofrezcáis vuestro consuelo a los que se tumban ante las dificultades, sin luchar. No simpaticéis con vuestros semejantes con la única finalidad de recibir a cambio su simpatía.
159:3.12 (1766.8) Una vez que mis hijos se hagan conscientes de la certeza de la presencia divina, esa fe abrirá su mente, ennoblecerá su alma, fortalecerá su personalidad, aumentará su felicidad, intensificará su percepción espiritual y realzará su poder para amar y ser amados.
159:3.13 (1767.1) Enseñad a todos los creyentes que el hecho de entrar en el reino no los inmuniza contra los accidentes del tiempo ni las catástrofes ordinarias de la naturaleza. La creencia en el evangelio no impedirá que tengáis dificultades, pero sí asegurará que no tendréis miedo cuando se presenten las dificultades. Si os atrevéis a creer en mí y empezáis a seguirme de todo corazón, al hacerlo os meteréis con toda seguridad en el camino preciso que lleva a las dificultades. No os prometo liberaros de las aguas de la adversidad, pero lo que sí os prometo es atravesarlas todas con vosotros.
159:3.14 (1767.2) Jesús enseñó muchas más cosas a este grupo de creyentes antes de que se prepararan para el descanso nocturno. Aquellos que habían escuchado estas palabras las atesoraron en su corazón y las repitieron a menudo para edificar a los apóstoles y discípulos que no estaban presentes cuando fueron pronunciadas.
159:4.1 (1767.3) Jesús se desplazó entonces a Abila, donde trabajaban Natanael y sus compañeros. Natanael estaba muy confundido por algunas declaraciones de Jesús que parecían disminuir la autoridad de las escrituras hebreas reconocidas. En consecuencia, aquella noche, después de la sesión habitual de preguntas y respuestas, Natanael apartó a Jesús de los demás y le preguntó: «Maestro, ¿podrías confiar en mí como para hacerme saber la verdad sobre las Escrituras? Observo que nos enseñas solamente una parte de las escrituras sagradas — la mejor en mi opinión — y deduzco que rechazas las enseñanzas rabínicas que afirman que las palabras de la ley son las palabras mismas de Dios, que estaban con Dios en el cielo incluso antes de la época de Abraham y Moisés. ¿Cuál es la verdad sobre las Escrituras?» Cuando Jesús escuchó la pregunta de su apóstol desconcertado, respondió:
159:4.2 (1767.4) «Natanael, has juzgado bien; yo no considero las Escrituras como lo hacen los rabinos. Hablaré contigo de este asunto a condición de que no comentes estas cosas con tus hermanos, porque no todos están preparados para recibir esta enseñanza. Las palabras de la ley de Moisés y las enseñanzas de las Escrituras no existían antes de Abraham. Las Escrituras han sido reunidas en una época reciente bajo la forma que las poseemos ahora. Aunque contienen lo mejor de las ideas y los anhelos más elevados del pueblo judío, también contienen muchas cosas que están lejos de representar el carácter y las enseñanzas del Padre que está en los cielos; por eso tengo que escoger, entre las mejores enseñanzas, aquellas verdades que han de ser extraídas para el evangelio del reino.
159:4.3 (1767.5) «Estos escritos son obras de los hombres, algunos de ellos santos y otros no tan santos. Las enseñanzas de estos libros representan los puntos de vista y el grado de iluminación de la época en que se originaron. Como revelación de la verdad, los últimos libros son más dignos de confianza que los primeros. Las Escrituras son defectuosas y su origen es enteramente humano, pero no te equivoques, pues constituyen la mejor recopilación de sabiduría religiosa y de verdad espiritual que se puede encontrar actualmente en el mundo entero.
159:4.4 (1767.6) «Muchos de estos libros no fueron escritos por las personas cuyos nombres figuran en ellos, pero eso no disminuye en nada el valor de las verdades que contienen. Aunque la historia de Jonás no fuera un hecho, e incluso si Jonás nunca hubiera existido, la profunda verdad de este relato — el amor de Dios por Nínive y por los supuestos paganos — no sería por ello menos preciosa a los ojos de todos aquellos que aman a sus semejantes. Las Escrituras son sagradas porque exponen los pensamientos y los actos de los hombres que buscaban a Dios, y que dejaron en estos escritos sus conceptos más elevados sobre la rectitud, la verdad y la santidad. Las Escrituras contienen muchas, muchísimas cosas que son verdaderas, pero a la luz de la enseñanza que estás recibiendo, sabes que estos escritos contienen también muchas cosas que desfiguran la imagen del Padre que está en los cielos, el Dios amoroso que he venido a revelar a todos los mundos.
159:4.5 (1768.1) «Natanael, nunca te permitas creer ni un instante en los relatos de las Escrituras que te dicen que el Dios del amor ordenó a tus antepasados que salieran a luchar para matar a todos sus enemigos — hombres, mujeres y niños. Esos documentos son palabras de hombres, de hombres no muy santos, pero no son la palabra de Dios. Las Escrituras siempre han reflejado, y reflejarán siempre, el estado intelectual, moral y espiritual de sus autores. ¿No has observado que los conceptos de Yahvé crecen en belleza y en gloria a medida que los profetas elaboran sus escritos, desde Samuel hasta Isaías? Y deberías recordar que las Escrituras están destinadas a la instrucción religiosa y a la orientación espiritual. No son la obra de unos historiadores ni de unos filósofos.
159:4.6 (1768.2) «La cosa más deplorable no es simplemente esa idea errónea de que los relatos de las Escrituras son absolutamente perfectos y que sus enseñanzas son infalibles, sino más bien la mala interpretación confusa que los escribas y fariseos de Jerusalén, esclavizados por la tradición, hacen de estos escritos sagrados. Y ahora, en sus esfuerzos resueltos por contrarrestar las enseñanzas más modernas del evangelio del reino, van a emplear tanto la doctrina de que las Escrituras son inspiradas como las falsas interpretaciones que hacen de ellas. Natanael, no lo olvides nunca: el Padre no limita la revelación de la verdad a una generación concreta ni a un pueblo determinado. Muchos buscadores ardientes de la verdad se han sentido, y continuarán sintiéndose confundidos y desanimados debido a estas doctrinas de la perfección de las Escrituras.
159:4.7 (1768.3) «La autoridad de la verdad es el espíritu mismo que reside en sus manifestaciones vivientes, y no las palabras muertas de los hombres de otra generación, menos iluminados y supuestamente inspirados. Y aunque esos santos antiguos vivieran unas vidas inspiradas y repletas de espíritu, eso no significa que sus palabras estuvieran igualmente inspiradas por el espíritu. Actualmente no ponemos por escrito las enseñanzas de este evangelio del reino, por temor a que después de mi partida, os dividáis rápidamente en varios grupos que compitan por la verdad a consecuencia de vuestras diversas interpretaciones de mis enseñanzas. Para esta generación, es mejor que vivamos estas verdades, evitando ponerlas por escrito.
159:4.8 (1768.4) «Toma buena nota de mis palabras, Natanael: nada de lo que la naturaleza humana ha tocado puede ser considerado como infalible. Es cierto que la verdad divina puede brillar a través de la mente humana, pero siempre con una pureza relativa y una divinidad parcial. La criatura puede desear ardientemente la infalibilidad, pero sólo los Creadores la poseen.
159:4.9 (1768.5) «Pero el error más grande de la enseñanza acerca de las Escrituras consiste en la doctrina que las presenta como libros herméticos de misterio y de sabiduría, que sólo los sabios de la nación se atreven a interpretar. Las revelaciones de la verdad divina no están precintadas, salvo por la ignorancia humana, la beatería y la intolerancia mezquina. La luz de las Escrituras sólo está empañada por los prejuicios y oscurecida por la superstición. Un falso miedo a lo sagrado ha impedido que el sentido común salvaguarde la religión. El miedo a la autoridad de los escritos sagrados del pasado impide eficazmente que las almas honradas de hoy acepten la nueva luz del evangelio, una luz que anhelaron ver con tanta intensidad aquellos mismos hombres que conocieron a Dios en generaciones anteriores.
159:4.10 (1769.1) «Pero lo más triste de todo esto es el hecho de que algunos de los que enseñan la santidad de este tradicionalismo conocen esta misma verdad. Comprenden más o menos plenamente estas limitaciones de las Escrituras, pero son moralmente cobardes e intelectualmente deshonestos. Conocen la verdad acerca de los escritos sagrados, pero prefieren ocultarle al pueblo estos hechos perturbadores. Y así desnaturalizan y tergiversan las Escrituras, convirtiéndolas en una guía para los detalles serviles de la vida diaria, y en una autoridad para las cosas no espirituales, en lugar de recurrir a los escritos sagrados como depósito de la sabiduría moral, la inspiración religiosa y la enseñanza espiritual de los hombres que conocieron a Dios en las generaciones pasadas.»
159:4.11 (1769.2) Natanael se sintió iluminado, y conmocionado, por las declaraciones del Maestro. Reflexionó largamente, en las profundidades de su alma, sobre esta conversación, pero no le habló a nadie acerca de este diálogo hasta después de la ascensión de Jesús; e incluso entonces, temió dar a conocer la historia completa de la enseñanza del Maestro.
159:5.1 (1769.3) En Filadelfia, donde Santiago estaba trabajando, Jesús enseñó a los discípulos acerca de la naturaleza positiva del evangelio del reino. En el transcurso de sus comentarios, insinuó que algunas partes de las Escrituras contenían más verdades que otras, y recomendó a sus oyentes que alimentaran su alma con el mejor alimento espiritual. Santiago interrumpió al Maestro para preguntarle: «Maestro, ¿tendrías la bondad de sugerirnos cómo podemos escoger los mejores pasajes de las Escrituras para nuestra edificación personal?» Y Jesús replicó: «Sí, Santiago; cuando leáis las Escrituras, buscad las enseñanzas eternamente verdaderas y divinamente hermosas, tales como:
159:5.2 (1769.4) «Crea en mi, Oh Señor, un corazón limpio.
159:5.3 (1769.5) «El Señor es mi pastor; nada me faltará.
159:5.4 (1769.6) «Deberías amar a tu prójimo como a ti mismo.
159:5.5 (1769.7) «Porque yo, el Señor tu Dios, sostendré tu mano derecha, diciendo: no temas; yo te ayudaré.
159:5.6 (1769.8) «Las naciones ya no aprenderán a hacer la guerra.»
159:5.7 (1769.9) Esto ilustra la manera en que Jesús, día tras día, se apropiaba de lo mejor que tenían las Escrituras hebreas para instruir a sus discípulos y para incluirlo en las enseñanzas del nuevo evangelio del reino. Otras religiones habían sugerido la idea de que Dios estaba cerca del hombre, pero Jesús equiparó la preocupación de Dios por el hombre al afán de un padre amoroso por el bienestar de sus hijos que dependen de él, y luego convirtió esta enseñanza en la piedra angular de su religión. Y así la doctrina de la paternidad de Dios hizo imperativa la práctica de la fraternidad de los hombres. La adoración de Dios y el servicio del hombre se convirtieron en la suma y la sustancia de su religión. Jesús cogió lo mejor de la religión judía y lo transfirió al digno marco de las nuevas enseñanzas del evangelio del reino.
159:5.8 (1769.10) Jesús introdujo el espíritu de la acción positiva en las doctrinas pasivas de la religión judía. En lugar de una obediencia negativa a las exigencias ceremoniales, Jesús prescribió la ejecución positiva de lo que su nueva religión exigía a los que la aceptaban. La religión de Jesús no consistía simplemente en creer, sino en hacer realmente las cosas que exigía el evangelio. No enseñó que la esencia de su religión consistiera en el servicio social, sino más bien que el servicio social era uno de los efectos seguros de la posesión del espíritu de la verdadera religión.
159:5.9 (1770.1) Jesús no dudó en apropiarse de la mejor mitad de un pasaje de las Escrituras, rechazando la parte menos interesante. Su gran exhortación «Ama a tu prójimo como a ti mismo» la cogió del pasaje de las Escrituras que dice: «No te vengarás de los hijos de tu pueblo, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo.» Jesús se apropió de la parte positiva de este extracto, y rechazó la parte negativa. Incluso llegó a oponerse a la no resistencia negativa o puramente pasiva. Dijo: «Si un enemigo te golpea en una mejilla, no te quedes allí mudo y pasivo, sino que adopta una actitud positiva y ofrécele la otra; es decir, haz activamente todo lo posible por sacar del mal camino a tu hermano equivocado, y llevarlo hacia los mejores senderos de una vida recta.» Jesús pedía a sus seguidores que reaccionaran de una manera positiva y dinámica en todas las situaciones de la vida. El hecho de ofrecer la otra mejilla, o cualquier otro acto semejante, exige iniciativa y requiere una expresión vigorosa, activa y valiente de la personalidad del creyente.
159:5.10 (1770.2) Jesús no defendía la práctica de someterse negativamente a los ultrajes de aquellos que intentan engañar adrede a los que practican la no resistencia ante el mal, sino más bien que sus seguidores fueran sabios y despiertos en sus reacciones rápidas y positivas a favor del bien y en contra del mal, a fin de que pudieran vencer eficazmente el mal por medio del bien. No olvidéis que el verdadero bien es invariablemente más poderoso que el mal más nocivo. El Maestro enseñó una norma positiva de rectitud: «Si alguien desea ser mi discípulo, que no haga caso de sí mismo y que asuma diariamente la totalidad de sus responsabilidades para seguirme.» Él mismo vivió de esta manera, en el sentido de que «iba de un sitio para otro haciendo el bien.» Este aspecto del evangelio estuvo bien ilustrado en las numerosas parábolas que más adelante contó a sus seguidores. Nunca exhortó a sus discípulos a que soportaran pacientemente sus obligaciones, sino más bien a que vivieran con energía y entusiasmo la totalidad de sus responsabilidades humanas y de sus privilegios divinos en el reino de Dios.
159:5.11 (1770.3) Cuando Jesús enseñó a sus apóstoles que si alguien les quitaba injustamente el abrigo, ofrecieran su otro vestido, no se refería literalmente a un segundo abrigo, sino más bien a la idea de hacer algo positivo para salvar al malhechor, en lugar de seguir el antiguo consejo de pagar con la misma moneda — «ojo por ojo» y así sucesivamente. Jesús aborrecía la idea de las represalias y la de convertirse en un simple sufridor pasivo o en una víctima de la injusticia. En esta ocasión, les enseñó las tres maneras de luchar contra el mal y de oponerse a él:
159:5.12 (1770.4) 1. Devolver el mal por el mal — el método positivo pero injusto.
159:5.13 (1770.5) 2. Soportar el mal sin quejarse ni resistirse — el método puramente negativo.
159:5.14 (1770.6) 3. Devolver el bien por el mal, afirmar la voluntad para volverse el dueño de la situación, vencer al mal con el bien — el método positivo y justo.
159:5.15 (1770.7) Uno de los apóstoles preguntó una vez: «Maestro, ¿qué debería hacer si un extranjero me forzara a llevar su carga durante una milla?» Jesús contestó: «No te sientes y sueltes un suspiro de alivio, mientras reprendes al extranjero en voz baja. La rectitud no proviene de esas actitudes pasivas. Si no se te ocurre hacer nada más positivo y eficaz, al menos puedes llevar la carga una segunda milla. Es seguro que eso desafiará al extranjero injusto e impío.»
159:5.16 (1770.8) Los judíos habían oído hablar de un Dios que estaba dispuesto a perdonar a los pecadores arrepentidos y a intentar olvidar sus transgresiones, pero hasta que vino Jesús, los hombres nunca habían oído hablar de un Dios que fuera en busca de las ovejas perdidas, que tomara la iniciativa de buscar a los pecadores, y que se regocijara cuando los encontraba dispuestos a regresar a la casa del Padre. Jesús extendió esta nota positiva de la religión incluso a sus oraciones. Y convirtió la regla de oro negativa en una exhortación positiva de equidad humana.
159:5.17 (1771.1) En toda su enseñanza, Jesús evitaba indefectiblemente los detalles que distraían la atención. Esquivaba el lenguaje florido y eludía las simples imágenes poéticas de los juegos de palabras. Habitualmente introducía grandes significados en expresiones sencillas. Jesús invertía, con fines ilustrativos, el significado corriente de muchos términos tales como sal, levadura, pesca y niños pequeños. Empleaba la antítesis de la manera más eficaz, comparando lo pequeño con lo infinito, y así sucesivamente. Sus descripciones eran sorprendentes, como por ejemplo «el ciego que conduce al ciego.» Pero la fuerza más grande de su enseñanza ilustrativa se encontraba en su naturalidad. Jesús trajo la filosofía de la religión desde el cielo a la Tierra. Describía las necesidades elementales del alma con una nueva perspicacia y una nueva donación de afecto.
159:6.1 (1771.2) La misión de cuatro semanas en la Decápolis tuvo un éxito moderado. Cientos de almas fueron recibidas en el reino, y los apóstoles y los evangelistas adquirieron una valiosa experiencia al tener que continuar su trabajo sin la inspiración de la presencia personal inmediata de Jesús.
159:6.2 (1771.3) El viernes 16 de septiembre, todo el cuerpo de evangelizadores se congregó en el parque de Magadán tal como habían convenido de antemano. El día del sábado, más de cien creyentes celebraron un consejo en el que se consideraron a fondo los planes futuros para ampliar el trabajo del reino. Los mensajeros de David estuvieron presentes e informaron sobre el bienestar de los creyentes en Judea, Samaria, Galilea y las regiones adyacentes.
159:6.3 (1771.4) En esta época, pocos seguidores de Jesús apreciaban plenamente el gran valor de los servicios que efectuaba el cuerpo de mensajeros. Los mensajeros no solamente mantenían en contacto a los creyentes, por toda Palestina, entre ellos y con Jesús y los apóstoles, sino que durante estos días sombríos, también servían como recaudadores de fondos, no sólo para el mantenimiento de Jesús y sus compañeros, sino también para ayudar a las familias de los doce apóstoles y de los doce evangelistas.
159:6.4 (1771.5) Aproximadamente por esta época, Abner trasladó su centro de operaciones de Hebrón a Belén; esta última ciudad era también el cuartel general de los mensajeros de David en Judea. David mantenía un servicio de mensajeros de relevo durante la noche entre Jerusalén y Betsaida. Estos corredores salían de Jerusalén todas las tardes, se relevaban en Sicar y Escitópolis, y llegaban a Betsaida a la hora del desayuno de la mañana siguiente.
159:6.5 (1771.6) Jesús y sus compañeros se dispusieron ahora a tomar una semana de descanso, antes de prepararse para iniciar la última época de sus trabajos a favor del reino. Éste fue su último período de descanso, porque la misión en Perea se convirtió en una campaña de predicación y de enseñanza que se prolongó hasta el momento de su llegada a Jerusalén y de la representación de los episodios finales de la carrera terrestre de Jesús.
El libro de Urantia
Documento 160
160:0.1 (1772.1) EL DOMINGO 18 de septiembre por la mañana, Andrés anunció que no se planearía ningún trabajo para la semana siguiente. Todos los apóstoles, excepto Natanael y Tomás, fueron a sus casas para visitar a sus familias o permanecer con sus amigos. Esta semana, Jesús disfrutó de un período de descanso casi completo, pero Natanael y Tomás estuvieron muy ocupados discutiendo con cierto filósofo griego de Alejandría llamado Rodán. Este griego se había hecho recientemente discípulo de Jesús gracias a las enseñanzas de uno de los asociados de Abner, que había dirigido una misión en Alejandría. Rodán estaba ahora seriamente ocupado en la tarea de armonizar su filosofía de la vida con las nuevas enseñanzas religiosas de Jesús, y había venido a Magadán con la esperanza de que el Maestro discutiera estos problemas con él. También deseaba obtener una versión autorizada y de primera mano del evangelio, ya fuera de Jesús o de uno de sus apóstoles. Aunque el Maestro declinó participar en este tipo de conversaciones con Rodán, lo recibió amablemente y ordenó de inmediato que Natanael y Tomás escucharan todo lo que tenía que decir, y que a su vez le hablaran sobre el evangelio.
160:1.1 (1772.2) El lunes por la mañana temprano, Rodán comenzó una serie de diez discursos para Natanael, Tomás y un grupo de unas dos docenas de creyentes que se encontraban casualmente en Magadán. Estas conversaciones, condensadas, combinadas y reexpuestas en un lenguaje moderno, ofrecen para su estudio los pensamientos siguientes:
160:1.2 (1772.3) La vida humana consiste en tres grandes estímulos: los impulsos, los deseos y los alicientes. Un carácter fuerte, una personalidad con autoridad, sólo se puede adquirir convirtiendo el impulso natural de la vida en el arte social de vivir, transformando los deseos inmediatos en esos anhelos elevados que son capaces de logros duraderos, mientras que el aliciente común de la existencia debemos transferirlo desde las ideas personales, convencionales y establecidas, hasta los niveles más elevados de las ideas no exploradas y de los ideales por descubrir.
160:1.3 (1772.4) Cuanto más compleja se vuelva la civilización, más difícil será el arte de vivir. Cuanto más rápidamente cambien los usos sociales, más complicada será la tarea de desarrollar el carácter. Para que el progreso pueda continuar, la humanidad tiene que aprender de nuevo el arte de vivir cada diez generaciones. Y si el hombre se vuelve tan ingenioso que aumenta con más rapidez las complejidades de la sociedad, el arte de vivir tendrá que ser dominado de nuevo en menos tiempo, quizás en cada generación. Si la evolución del arte de vivir no logra seguir el mismo ritmo que la técnica de la existencia, la humanidad retrocederá rápidamente al simple impulso de vivir — a la satisfacción de los deseos inmediatos. De esta manera, la humanidad seguirá siendo inmadura; la sociedad no logrará desarrollarse hasta su plena madurez.
160:1.4 (1773.1) La madurez social es equivalente al grado en que el hombre está dispuesto a renunciar a satisfacer sus meros deseos pasajeros e inmediatos, para mantener esos anhelos superiores cuya obtención, por medio del esfuerzo, proporciona las satisfacciones más abundantes del avance progresivo hacia objetivos permanentes. Pero el verdadero distintivo de la madurez social es la buena voluntad de un pueblo para renunciar al derecho de vivir satisfecho y en paz bajo las normas que promueven la facilidad, basadas en el aliciente de las creencias establecidas y de las ideas convencionales, para perseguir el aliciente inquietante, y que necesita energía, de las posibilidades inexploradas de alcanzar los objetivos no descubiertos de las realidades espirituales idealistas.
160:1.5 (1773.2) Los animales reaccionan noblemente al impulso de la vida, pero sólo el hombre puede alcanzar el arte de vivir, aunque la mayoría de la humanidad sólo experimenta el impulso animal de vivir. Los animales no conocen más que este impulso ciego e instintivo; el hombre es capaz de trascender este impulso que le incita al funcionamiento natural. El hombre puede decidir vivir en el plano elevado del arte inteligente, e incluso en el plano de la alegría celestial y del éxtasis espiritual. Los animales no se preguntan por el propósito de la vida; por eso nunca se preocupan ni tampoco se suicidan. Entre los hombres, el suicidio demuestra que estos seres han sobrepasado el estado puramente animal de la existencia, y el hecho adicional de que los esfuerzos exploratorios de tales seres humanos no han logrado alcanzar los niveles en que la experiencia mortal se vuelve un arte. Los animales no conocen el significado de la vida; el hombre no sólo posee la capacidad de reconocer los valores y de comprender los significados, sino que también tiene conciencia del significado de los significados — es consciente de su propia perspicacia.
160:1.6 (1773.3) Cuando los hombres se atreven a abandonar una vida de intensos deseos naturales a favor de un arte de vivir arriesgado y de una lógica incierta, deben contar con soportar los riesgos correspondientes de los accidentes emocionales — conflictos, infelicidad e incertidumbres — al menos hasta el momento en que alcanzan cierto grado de madurez intelectual y emocional. El desaliento, la preocupación y la indolencia son una prueba evidente de la inmadurez moral. La sociedad humana se enfrenta con dos problemas: alcanzar la madurez por parte del individuo, y alcanzar la madurez por parte de la raza. El ser humano maduro empieza pronto a mirar a todos los demás mortales con sentimientos de ternura y con emociones de tolerancia. Los hombres maduros perciben a sus compañeros inmaduros con el amor y la consideración que los padres tienen por sus hijos.
160:1.7 (1773.4) El éxito en la vida no es ni más ni menos que el arte de dominar las técnicas fiables para solucionar los problemas ordinarios. El primer paso para solucionar un problema cualquiera consiste en localizar la dificultad, aislar el problema y reconocer francamente su naturaleza y su gravedad. Cuando los problemas de la vida despiertan nuestros temores profundos, cometemos el gran error de negarnos a reconocerlos. Asimismo, cuando reconocer nuestras dificultades implica reducir nuestra vanidad largamente acariciada, admitir que somos envidiosos, o abandonar unos prejuicios profundamente arraigados, la persona de tipo medio prefiere aferrarse a sus viejas ilusiones de seguridad y a sus falsas sensaciones de estabilidad largo tiempo cultivadas. Sólo una persona valiente está dispuesta a admitir honradamente aquello que descubre una mente sincera y lógica, y a enfrentarse a ello sin temor.
160:1.8 (1773.5) Para solucionar de manera sabia y eficaz cualquier problema, se necesita una mente libre de inclinaciones, de pasiones y de cualquier otro prejuicio puramente personal que pueda interferir con el análisis imparcial de los factores reales que juntos constituyen el problema que se ha presentado para ser resuelto. La solución de los problemas de la vida requiere valentía y sinceridad. Sólo las personas honradas y valientes son capaces de continuar valerosamente su camino a través del laberinto confuso y desconcertante de la vida al que pueda llevarles la lógica de una mente intrépida. Esta emancipación de la mente y del alma nunca puede producirse sin el poder impulsor de un entusiasmo inteligente que roza el fervor religioso. Se necesita el atractivo de un gran ideal para impulsar al hombre en pos de un objetivo rodeado de problemas materiales difíciles y de riesgos intelectuales múltiples.
160:1.9 (1774.1) Aunque estéis eficazmente preparados para afrontar las situaciones difíciles de la vida, no podéis esperar mucho éxito a menos que estéis provistos de esa sabiduría de la mente y de ese encanto de la personalidad que os permita conseguir el apoyo y la cooperación sincera de vuestros semejantes. Tanto en el trabajo seglar como en el trabajo religioso, no podéis esperar mucho éxito a menos que aprendáis a persuadir a vuestros semejantes, a convencer a los hombres. Simplemente debéis de tener tacto y tolerancia.
160:1.10 (1774.2) Pero el mejor de todos los métodos para solucionar los problemas lo he aprendido de Jesús, vuestro Maestro. Me refiero a lo que él practica con tanta perseverancia, y que tan fielmente os ha enseñado: la meditación adoradora en solitario. En esta costumbre que tiene Jesús de apartarse con tanta frecuencia para comulgar con el Padre que está en los cielos, se encuentra la técnica, no sólo para acumular las fuerzas y la sabiduría necesarias para los conflictos ordinarios de la vida, sino también para apropiarse de la energía necesaria para resolver los problemas más elevados de naturaleza moral y espiritual. Pero incluso los métodos correctos para solucionar los problemas no compensan los defectos inherentes a la personalidad, ni reparan la ausencia de hambre y de sed de verdadera rectitud.
160:1.11 (1774.3) Me impresiona profundamente la costumbre de Jesús de retirarse a solas para emprender esos períodos de examen solitario de los problemas de la vida; para buscar nuevas reservas de sabiduría y de energía para poder enfrentarse a las múltiples exigencias del servicio social; para vivificar y hacer más profundo el propósito supremo de la vida, sometiendo realmente su personalidad total a la conciencia del contacto con la divinidad; para tratar de conseguir métodos nuevos y mejores para adaptarse a las situaciones siempre cambiantes de la existencia viviente; para efectuar esas reconstrucciones y reajustes vitales de las actitudes personales, que son tan esenciales para comprender mejor todo lo que es válido y real. Y hacer todo esto con miras a la sola gloria de Dios — decir sinceramente la oración favorita de vuestro Maestro: «Que se haga, no mi voluntad, sino la tuya».
160:1.12 (1774.4) Esta práctica de adoración de vuestro Maestro aporta ese descanso que renueva la mente, esa iluminación que inspira el alma, ese valor que permite enfrentarse valientemente con los problemas de uno mismo, esa comprensión de sí mismo que elimina el temor debilitante, y esa conciencia de la unión con la divinidad que equipa al hombre con la seguridad que le permite atreverse a ser como Dios. El descanso de la adoración, o comunión espiritual, tal como la practica el Maestro, alivia la tensión, elimina los conflictos y aumenta poderosamente los recursos totales de la personalidad. Y toda esta filosofía, más el evangelio del reino, constituyen la nueva religión tal como yo la comprendo.
160:1.13 (1774.5) Los prejuicios ciegan el alma impidiéndole reconocer la verdad, y los prejuicios sólo se pueden eliminar mediante la devoción sincera del alma a la adoración de una causa que abarque e incluya a todos nuestros semejantes humanos. Los prejuicios están inseparablemente vinculados con el egoísmo. Los prejuicios sólo se pueden suprimir abandonando el egocentrismo y reemplazándolo por la búsqueda de la satisfacción de servir a una causa que sea no sólo más grande que uno mismo, sino incluso más grande que toda la humanidad — la búsqueda de Dios, la adquisición de la divinidad. La prueba de la madurez de la personalidad consiste en la transformación de los deseos humanos de tal manera que busquen constantemente la comprensión de los valores más elevados y más divinamente reales.
160:1.14 (1774.6) En un mundo que cambia continuamente, en medio de un orden social en evolución, es imposible mantener unas metas de destino establecidas y asentadas. Sólo pueden experimentar la estabilidad de la personalidad aquellos que han descubierto y abrazado al Dios viviente como meta eterna de consecución infinita. Para transferir así la meta individual del tiempo a la eternidad, de la Tierra al Paraíso, de lo humano a lo divino, es necesario que el hombre se regenere, se convierta, nazca de nuevo, que se vuelva el hijo re-creado del espíritu divino, que logre su entrada en la fraternidad del reino de los cielos. Todas las filosofías y religiones que estén por debajo de estos ideales son inmaduras. La filosofía que yo enseño, unida al evangelio que vosotros predicáis, representa la nueva religión de la madurez, el ideal de todas las generaciones futuras. Y esto es verdad porque nuestro ideal es definitivo, infalible, eterno, universal, absoluto e infinito.
160:1.15 (1775.1) Mi filosofía me ha impulsado a buscar las realidades de la consecución verdadera, la meta de la madurez. Pero mi impulso era impotente, mi búsqueda carecía de fuerza motriz, mi indagación sufría la falta de certidumbre de una orientación. Estas deficiencias han sido ampliamente colmadas con este nuevo evangelio de Jesús, con su aumento del discernimiento, su elevación de los ideales y su estabilidad de objetivos. Sin más dudas ni desconfianzas, ahora puedo emprender de todo corazón la aventura eterna.
160:2.1 (1775.2) Los mortales sólo tienen dos maneras de vivir juntos: la manera material o animal y la manera espiritual o humana. Por medio de signos y sonidos, los animales pueden comunicarse entre ellos en una medida limitada. Pero estas formas de comunicación no transmiten ni los significados, ni los valores ni las ideas. La única diferencia entre el hombre y el animal es que el hombre puede comunicarse con sus semejantes por medio de símbolos que designan e identifican con precisión los significados, los valores, las ideas e incluso los ideales.
160:2.2 (1775.3) Puesto que los animales no pueden comunicarse ideas entre sí, no pueden desarrollar una personalidad. El hombre desarrolla una personalidad porque puede comunicar a sus semejantes tanto las ideas como los ideales.
160:2.3 (1775.4) Esta capacidad para comunicar y compartir los significados es lo que constituye la cultura humana y permite al hombre, a través de las asociaciones sociales, construir las civilizaciones. El conocimiento y la sabiduría se vuelven acumulativos debido a la capacidad del hombre para comunicar estas posesiones a las generaciones siguientes, surgiendo de esta manera las actividades culturales de la raza: el arte, la ciencia, la religión y la filosofía.
160:2.4 (1775.5) La comunicación simbólica entre los seres humanos predetermina la aparición de los grupos sociales. El grupo social más eficaz de todos es la familia, y más concretamente los dos padres. El afecto personal es el lazo espiritual que mantiene unidas estas asociaciones materiales. Una relación tan eficaz también es posible entre dos personas del mismo sexo, como lo ilustran tan abundantemente las devociones de las amistades auténticas.
160:2.5 (1775.6) Estas asociaciones basadas en la amistad y en el afecto mutuos son socializadoras y ennoblecedoras porque fomentan y facilitan los siguientes factores esenciales de los niveles superiores del arte de vivir:
160:2.6 (1775.7) 1. Expresarse y comprenderse mutuamente. Muchos nobles impulsos humanos perecen porque no hay nadie que escuche su expresión. En verdad, no es bueno que el hombre esté solo. Cierto grado de reconocimiento y cierta cantidad de aprecio son esenciales para el desarrollo del carácter humano. Sin el amor auténtico del hogar, ningún niño puede alcanzar el pleno desarrollo de un carácter normal. El carácter es algo más que la mera mente y la mera moralidad. De todas las relaciones sociales pensadas para desarrollar el carácter, la más eficaz e ideal es la amistad afectuosa y comprensiva de un hombre y una mujer en el abrazo mutuo de una vida conyugal inteligente. El matrimonio, con sus múltiples relaciones, es el que está mejor destinado a hacer surgir esos preciosos impulsos y esos motivos elevados que son indispensables para el desarrollo de un carácter fuerte. No dudo en glorificar así la vida familiar, porque vuestro Maestro ha elegido sabiamente la relación de padre a hijo como la piedra angular misma de este nuevo evangelio del reino. Esta comunidad incomparable de relaciones, un hombre y una mujer en el abrazo afectuoso de los ideales superiores del tiempo, es una experiencia tan valiosa y satisfactoria que vale cualquier precio, cualquier sacrificio que sea necesario para poseerla.
160:2.7 (1776.1) 2. La unión de las almas — la movilización de la sabiduría. Todo ser humano adquiere, tarde o temprano, cierto concepto de este mundo y cierta visión del siguiente. Ahora bien, es posible, mediante la asociación de las personalidades, unificar estos puntos de vista sobre la existencia temporal y las perspectivas eternas. Así, la mente de uno acrecienta sus valores espirituales adquiriendo una gran parte de la perspicacia del otro. De esta manera, los hombres enriquecen su alma poniendo en común sus posesiones espirituales respectivas. Y también de esta misma manera el hombre consigue evitar esa tendencia siempre presente a caer víctima de su visión distorsionada, de su punto de vista parcial y de su estrechez de juicio. El miedo, la envidia y la vanidad sólo se pueden impedir mediante el contacto íntimo con otras mentes. Llamo vuestra atención sobre el hecho de que el Maestro nunca os envía solos a trabajar para la expansión del reino; siempre os envía de dos en dos. Y puesto que la sabiduría es un superconocimiento, de esto se deduce que, al unir su sabiduría, el grupo social, grande o pequeño, comparte mutuamente todo el conocimiento.
160:2.8 (1776.2) 3. El entusiasmo de vivir. El aislamiento tiende a agotar la carga de energía del alma. La asociación con nuestros semejantes es esencial para renovar el entusiasmo por la vida, y es indispensable para conservar la valentía para librar esas batallas que siguen a la ascensión a unos niveles superiores de vida humana. La amistad aumenta las alegrías y glorifica los triunfos de la vida. Las asociaciones humanas afectuosas e íntimas tienden a quitarle al sufrimiento su tristeza, y a las dificultades mucha parte de su amargura. La presencia de un amigo realza toda belleza y exalta toda bondad. Por medio de símbolos inteligentes, el hombre es capaz de vivificar y de ampliar las capacidades apreciativas de sus amigos. Este poder y esta posibilidad de estimularse mutuamente la imaginación es una de las glorias supremas de la amistad humana. Existe un gran poder espiritual inherente a la conciencia de estar consagrado de todo corazón a una causa común, de ser mutuamente leales a una Deidad cósmica.
160:2.9 (1776.3) 4. La defensa creciente contra todo mal. La asociación entre personalidades y el afecto mutuo son un seguro eficaz contra el mal. Las dificultades, las tristezas, las decepciones y las derrotas son más dolorosas y desalentadoras cuando se soportan a solas. La asociación no transforma el mal en rectitud, pero ayuda mucho a disminuir las heridas. Vuestro Maestro ha dicho: «Bienaventurados los que están de luto» — si hay un amigo cerca para consolarlos. Hay una fuerza positiva en el conocimiento de que vivís para el bienestar de los demás, y que los demás viven igualmente para vuestro bienestar y vuestro progreso. El hombre languidece en el aislamiento. Los seres humanos se desaniman infaliblemente cuando ven solamente las transacciones transitorias del tiempo. Cuando el presente está separado del pasado y del futuro, se vuelve de una trivialidad exasperante. Vislumbrar el círculo de la eternidad es lo único que puede inspirar al hombre para hacer lo mejor posible, y que puede desafiar lo mejor que hay en él para que haga lo máximo. Cuando el hombre se encuentra así en sus mejores disposiciones, vive de manera muy generosa para el bien de los demás, para sus semejantes que residen con él en el tiempo y en la eternidad.
160:2.10 (1777.1) Repito que esta asociación inspiradora y ennoblecedora encuentra sus posibilidades ideales en las relaciones del matrimonio humano. Es verdad que se pueden conseguir muchas cosas fuera del matrimonio, y que muchísimos matrimonios no logran producir en absoluto estos frutos morales y espirituales. Demasiadas veces contraen matrimonio aquellos que buscan otros valores que son inferiores a estos acompañamientos superiores de la madurez humana. El matrimonio ideal debe estar fundamentado en algo más estable que las fluctuaciones del sentimiento y la inconstancia de la simple atracción sexual; debe estar basado en una devoción personal auténtica y mutua. Así pues, si se pueden construir estas pequeñas unidades dignas de confianza y eficaces de asociaciones humanas, cuando se reúnan en conjunto, el mundo contemplará una gran estructura social glorificada, la civilización de la madurez de los mortales. Una raza así podría empezar a realizar una parte del ideal de vuestro Maestro de «paz en la Tierra y buena voluntad entre los hombres». Aunque una sociedad así no sería perfecta ni estaría completamente libre del mal, al menos se acercaría a la estabilización de la madurez.
160:3.1 (1777.2) El esfuerzo por conseguir la madurez necesita trabajo, y el trabajo requiere energía. ¿De dónde viene el poder para realizar todo esto?. Las cosas físicas se pueden dar por sentadas, pero el Maestro bien ha dicho que «No sólo de pan vive el hombre». Una vez que se posee un cuerpo normal y una salud razonablemente buena, debemos buscar a continuación aquellos atractivos que actuarán como estímulo para hacer surgir las fuerzas espirituales dormidas del hombre. Jesús nos ha enseñado que Dios vive en el hombre; entonces, ¿cómo podemos inducir al hombre a que libere estos poderes de la divinidad y de la infinidad que están ligados en su alma? ¿Cómo induciremos a los hombres a que dejen paso a Dios y Éste pueda brotar para refrescar nuestras propias almas mientras transita hacia el exterior, y luego sirva al propósito de iluminar, elevar y bendecir a otras innumerables almas? ¿De qué manera puedo despertar mejor estos poderes latentes para el bien que yace dormido en vuestra alma? De una cosa estoy seguro: la excitación emocional no es el estímulo espiritual ideal. La excitación no aumenta la energía; más bien agota las fuerzas de la mente y del cuerpo. ¿De dónde viene pues la energía para hacer estas grandes cosas? Observad a vuestro Maestro. En este mismo momento se encuentra allá en las colinas, llenándose de fuerza, mientras nosotros estamos aquí gastando energía. El secreto de todo este problema está envuelto en la comunión espiritual, en la adoración. Desde el punto de vista humano, se trata de combinar la meditación y la relajación. La meditación pone en contacto a la mente con el espíritu; la relajación determina la capacidad para la receptividad espiritual. Este intercambio de la debilidad por la fuerza, del temor por el valor, de la mente del yo por la voluntad de Dios, constituye la adoración. Al menos, el filósofo lo ve de esta manera.
160:3.2 (1777.3) Cuando estas experiencias se repiten con frecuencia, se cristalizan en hábitos, en unos hábitos de adoración que dan fuerzas, y estos hábitos se traducen con el tiempo en un carácter espiritual, y este carácter es reconocido finalmente por nuestros semejantes como una personalidad madura. Al principio, estas prácticas son difíciles y llevan mucho tiempo, pero cuando se vuelven habituales, proporcionan descanso y ahorro de tiempo a la vez. Cuanto más compleja se vuelva la sociedad, cuanto más se multipliquen los atractivos de la civilización, más urgente será la necesidad, para los individuos que conocen a Dios, de adquirir estas prácticas habituales protectoras destinadas a conservar y aumentar sus energías espirituales.
160:3.3 (1778.1) Otro requisito para alcanzar la madurez es la adaptación cooperativa de los grupos sociales a un entorno en constante cambio. El individuo inmaduro despierta el antagonismo de sus semejantes; el hombre maduro se gana la cooperación cordial de sus asociados, multiplicando así muchas veces los frutos de los esfuerzos de su vida.
160:3.4 (1778.2) Mi filosofía me dice que hay momentos en que debo luchar, si hace falta, para defender mi concepto de la rectitud, pero no dudo de que el Maestro, con su tipo de personalidad más madura, conseguiría fácil y elegantemente una victoria equivalente mediante su técnica superior y encantadora de tacto y de tolerancia. Demasiado a menudo, cuando luchamos por una cosa justa, resulta que tanto el vencedor como el vencido sufren una derrota. Ayer mismo oí decir al Maestro que «si un hombre sabio trata de entrar por una puerta cerrada, no destruye la puerta, sino que busca la llave para abrirla». Con mucha frecuencia nos ponemos a luchar sólo para convencernos de que no tenemos miedo.
160:3.5 (1778.3) Este nuevo evangelio del reino presta un gran servicio al arte de vivir, en el sentido de que proporciona un incentivo nuevo y más rico para una vida más elevada. Presenta una meta de destino nueva y sublime, un propósito supremo para la vida. Estos nuevos conceptos de la meta eterna y divina de la existencia son en sí mismos unos estímulos trascendentes que suscitan la reacción de lo mejor que existe en la naturaleza superior del hombre. En toda cima del pensamiento intelectual se encuentra un descanso para la mente, una fuerza para el alma y una comunión para el espíritu. Desde esta posición de ventaja de la vida superior, el hombre es capaz de trascender las irritaciones materiales de los niveles inferiores de pensamiento — las preocupaciones, los celos, la envidia, la venganza y el orgullo de la personalidad inmadura. Las almas que ascienden a estas alturas se liberan de una multitud de conflictos a contracorriente de las nimiedades de la vida, volviéndose así libres para alcanzar la conciencia de las corrientes superiores de los conceptos espirituales y de las comunicaciones celestiales. Pero el propósito de la vida debe ser celosamente protegido contra la tentación de buscar los logros fáciles y transitorios; asimismo, debe ser fomentado de tal manera que se vuelva inmune a las amenazas desastrosas del fanatismo.
160:4.1 (1778.4) Mientras tenéis la vista puesta en alcanzar las realidades eternas, debéis también atender las necesidades de la vida temporal. Aunque el espíritu sea nuestra meta, la carne es un hecho. Puede suceder que lo que necesitamos para vivir caiga en nuestras manos por casualidad, pero en general, tenemos que trabajar con inteligencia para conseguirlo. Los dos problemas principales de la vida son: ganarse la vida temporal y conseguir la supervivencia eterna. Incluso el problema de ganarse la vida necesita a la religión para solucionarse de manera ideal. Estos dos problemas son muy personales. De hecho, la verdadera religión no funciona separadamente del individuo.
160:4.2 (1778.5) Los factores esenciales de la vida temporal, tal como yo los veo, son:
160:4.3 (1778.6) 1. Una buena salud física.
160:4.4 (1778.7) 2. Un pensamiento claro y limpio.
160:4.5 (1778.8) 3. La capacidad y la habilidad.
160:4.6 (1778.9) 4. La riqueza — los bienes de la vida.
160:4.7 (1778.10) 5. La capacidad para resistir la derrota.
160:4.8 (1778.11) 6. La cultura — la educación y la sabiduría.
160:4.9 (1779.1) Incluso los problemas materiales de la salud y la eficacia físicas se resuelven mejor cuando se ven desde el punto de vista religioso de las enseñanzas de nuestro Maestro: el cuerpo y la mente del hombre son el lugar donde vive el don de los Dioses, el espíritu de Dios que se convierte en el espíritu del hombre. La mente del hombre se vuelve así la mediadora entre las cosas materiales y las realidades espirituales.
160:4.10 (1779.2) Se necesita inteligencia para conseguir la parte que nos corresponde de las cosas deseables de la vida. Es totalmente erróneo suponer que hacer fielmente nuestro trabajo diario nos asegurará la recompensa de la riqueza. Exceptuando la adquisición ocasional y accidental de las riquezas, se descubre que las recompensas materiales de la vida temporal fluyen por ciertos canales bien organizados, y sólo aquellos que tienen acceso a esos canales pueden esperar ser bien recompensados por sus esfuerzos temporales. La pobreza será siempre el destino de todos los hombres que buscan la riqueza en canales aislados e individuales. Por consiguiente, una planificación sabia se convierte en la única cosa esencial para la prosperidad material. El éxito requiere no solamente vuestra devoción al trabajo, sino también que funcionéis como una parte de uno de los canales de la riqueza material. Si sois poco sabios, podéis otorgarle a vuestra generación una vida dedicada sin recompensa material; si os beneficiáis accidentalmente del flujo de la riqueza, podréis nadar en el lujo aunque no hayáis hecho nada útil por vuestros semejantes.
160:4.11 (1779.3) La capacidad se hereda, mientras que la habilidad se adquiere. La vida es irreal para aquel que no sabe hacer alguna cosa bien, expertamente. La habilidad es una de las verdaderas fuentes de satisfacción en la vida. La capacidad implica el don de la previsión, de la visión de futuro. No os dejéis engañar por las recompensas tentadoras de los logros deshonestos; estad dispuestos a trabajar por las retribuciones posteriores inherentes a los esfuerzos honrados. El hombre sabio es capaz de distinguir entre los medios y los fines; por otra parte, un exceso de planes para el futuro a veces hace fracasar su propio propósito elevado. En cuanto a la búsqueda de los placeres, deberíais siempre aspirar a producirlos tanto como a consumirlos.
160:4.12 (1779.4) Entrenad vuestra memoria para que conserve como un depósito sagrado los episodios fortalecedores y valiosos de la vida, a fin de poderlos recordar a voluntad para vuestro placer y edificación. Construid así para vosotros y dentro de vosotros galerías en reserva de belleza, de bondad y de grandeza artística. Pero los recuerdos más nobles de todos son las memorias atesoradas de los grandes momentos de una magnífica amistad. Todos estos tesoros de la memoria irradian su influencia más preciosa y sublime con el contacto liberador de la adoración espiritual.
160:4.13 (1779.5) Pero la vida se convertirá en una carga de la existencia si no aprendéis a fracasar con elegancia. Aceptar las derrotas es un arte que las almas nobles siempre adquieren; debéis saber perder con alegría; debéis ser intrépidos ante las decepciones. No dudéis nunca en admitir un fracaso. No intentéis ocultar el fracaso con sonrisas engañosas y un optimismo radiante. Suena muy bien afirmar que siempre se tiene éxito, pero los resultados finales son espantosos. Esta técnica conduce directamente a la creación de un mundo irreal y a la caída inevitable en la desilusión final.
160:4.14 (1779.6) El éxito puede generar la valentía y promover la confianza, pero la sabiduría sólo proviene de las experiencias de adaptación a los resultados de los fracasos personales. Los hombres que prefieren las ilusiones optimistas a la realidad, nunca podrán volverse sabios. Sólo aquellos que se enfrentan con los hechos y los adaptan a sus ideales pueden conseguir la sabiduría. La sabiduría engloba los hechos y los ideales, y por eso salva a sus adeptos de los dos extremos estériles de la filosofía — el hombre cuyo idealismo excluye los hechos, y el materialista desprovisto de perspectiva espiritual. Las almas tímidas que sólo pueden mantener la lucha por la vida mediante la ayuda continua de las falsas ilusiones del éxito, están condenadas a sufrir fracasos y a experimentar derrotas cuando se despierten finalmente del mundo ilusorio de su propia imaginación.
160:4.15 (1780.1) En esta cuestión de enfrentarse con el fracaso y de adaptarse a la derrota es donde la visión de gran alcance de la religión ejerce su influencia suprema. El fracaso es simplemente un episodio educativo — una experiencia cultural para adquirir sabiduría — en la experiencia del hombre que busca a Dios y que ha emprendido la aventura eterna de explorar un universo. Para este tipo de hombres, la derrota no es más que una nueva herramienta para alcanzar los niveles superiores de la realidad universal.
160:4.16 (1780.2) La carrera de un hombre que busca a Dios puede resultar ser un gran éxito a la luz de la eternidad, aunque toda la empresa de su vida temporal pueda parecer un fracaso abrumador, con tal que cada fracaso de su vida haya producido el cultivo de la sabiduría y el logro espiritual. No cometáis el error de confundir el conocimiento, la cultura y la sabiduría. Están relacionados en la vida, pero representan valores espirituales extremadamente diferentes; la sabiduría domina siempre al conocimiento y glorifica siempre a la cultura.
160:5.1 (1780.3) Me habéis dicho que vuestro Maestro considera que la auténtica religión humana es la experiencia del individuo con las realidades espirituales. Yo he considerado la religión como la experiencia del hombre que reacciona ante algo que le parece digno del homenaje y de la devoción de toda la humanidad. En este sentido, la religión simboliza nuestra devoción suprema a aquello que representa nuestro concepto más elevado de los ideales de la realidad, y el máximo alcance de nuestra mente hacia las posibilidades eternas de la consecución espiritual.
160:5.2 (1780.4) Cuando los hombres reaccionan ante la religión en un sentido tribal, nacional o racial, es porque consideran que aquellos que no pertenecen a su grupo no son realmente humanos. Siempre consideramos que el objeto de nuestra lealtad religiosa es digno de ser venerado por todos los hombres. La religión nunca puede ser un asunto de simple creencia intelectual o de razonamiento filosófico; la religión es siempre y para siempre una manera de reaccionar ante las situaciones de la vida; es una especie de conducta. La religión abarca el pensamiento, el sentimiento y el actuar con reverencia hacia una realidad que consideramos digna de la adoración universal.
160:5.3 (1780.5) Si algo se ha vuelto una religión en vuestra experiencia, es evidente que ya sois evangelistas activos de esa religión, puesto que consideráis que el concepto supremo de vuestra religión es digno de la adoración de toda la humanidad, de todas las inteligencias del universo. Si no sois unos evangelistas convencidos y misioneros de vuestra religión, os engañáis a vosotros mismos, en el sentido de que aquello que llamáis religión no es más que una creencia tradicional o un simple sistema de filosofía intelectual. Si vuestra religión es una experiencia espiritual, el objeto de vuestra adoración debe ser la realidad y el ideal espiritual universal de todos vuestros conceptos espiritualizados. Todas las religiones que se basan en el miedo, la emoción, la tradición y la filosofía, las califico de religiones intelectuales, mientras que aquellas que se basan en la verdadera experiencia espiritual las calificaría de religiones verdaderas. El objeto de la devoción religiosa puede ser material o espiritual, verdadero o falso, real o irreal, humano o divino. Las religiones pueden ser, por tanto, buenas o malas.
160:5.4 (1780.6) La moralidad y la religión no son necesariamente la misma cosa. Si un sistema de moralidad se aferra a un objeto de adoración, puede volverse una religión. Cuando una religión pierde su llamamiento universal a la lealtad y a la devoción suprema, puede convertirse en un sistema de filosofía o en un código de moralidad. Esa cosa, ser, estado, orden de existencia o posibilidad de consecución que constituye el ideal supremo de la lealtad religiosa, y que es el receptor de la devoción religiosa de aquellos que adoran, es Dios. Sin tener en cuenta el nombre que se aplique a este ideal de la realidad espiritual, es Dios.
160:5.5 (1781.1) La característica social de una verdadera religión consiste en el hecho de que ésta busca invariablemente convertir al individuo y transformar el mundo. La religión implica la existencia de ideales no descubiertos que trascienden de lejos las normas éticas y morales conocidas, incorporadas en los usos sociales, incluso más elevados, de las instituciones más maduras de la civilización. La religión trata de alcanzar ideales no descubiertos, realidades inexploradas, valores sobrehumanos, una sabiduría divina y un verdadero logro espiritual. La verdadera religión hace todo esto; todas las demás creencias no son dignas de este nombre. No podéis tener una religión espiritual auténtica sin el ideal supremo y celestial de un Dios eterno. Una religión sin este Dios es un invento del hombre, una institución humana de creencias intelectuales sin vida y de ceremonias emocionales sin sentido. Una religión puede pretender tener un gran ideal como objeto de su devoción. Pero estos ideales irreales son inaccesibles; un concepto así es ilusorio. Los únicos ideales susceptibles de ser alcanzados por los hombres son las realidades divinas de los valores infinitos que residen en el hecho espiritual del Dios eterno.
160:5.6 (1781.2) La palabra Dios, la idea de Dios en contraposición con el ideal de Dios, puede volverse una parte de cualquier religión, por muy falsa o pueril que pueda ser esa religión. Y aquellos que conciben esta idea de Dios pueden hacer con ella cualquier cosa que quieran. Las religiones inferiores modelan sus ideas de Dios para satisfacer el estado natural del corazón humano; las religiones superiores exigen que el corazón humano cambie para satisfacer las demandas de los ideales de la verdadera religión.
160:5.7 (1781.3) La religión de Jesús trasciende todos nuestros conceptos anteriores sobre la idea de la adoración, en el sentido de que no solamente describe a su Padre como el ideal de la realidad infinita, sino que declara categóricamente que esta fuente divina de los valores y el centro eterno del universo es verdadera y personalmente accesible para toda criatura mortal que elija entrar en el reino de los cielos en la Tierra, reconociendo así que acepta la filiación con Dios y la fraternidad con el hombre. Sugiero que éste es el concepto más elevado de la religión que el mundo haya conocido jamás, y declaro que nunca puede haber uno superior puesto que este evangelio abarca la infinidad de las realidades, la divinidad de los valores y la eternidad de los logros universales. Un concepto así constituye la realización de la experiencia del idealismo de lo supremo y de lo último.
160:5.8 (1781.4) No solamente me intrigan los ideales consumados de esta religión de vuestro Maestro, sino que me siento poderosamente impulsado a confesar mi creencia en su declaración de que estos ideales de las realidades espirituales son accesibles; que vosotros y yo podemos emprender esta larga y eterna aventura, con su garantía de que al final llegaremos ciertamente a las puertas del Paraíso. Hermanos míos, soy un creyente, me he embarcado; estoy de camino con vosotros en esta aventura eterna. El Maestro dice que ha venido del Padre y que nos mostrará el camino. Estoy totalmente persuadido de que dice la verdad. Estoy definitivamente convencido de que fuera del Padre Universal y eterno no existen ideales de realidad ni valores de perfección que se puedan alcanzar.
160:5.9 (1781.5) Vengo pues a adorar, no simplemente al Dios de las existencias, sino al Dios de la posibilidad de todas las existencias futuras. Por lo tanto, vuestra devoción a un ideal supremo, si este ideal es real, debe ser una devoción a este Dios de los universos pasados, presentes y futuros de cosas y de seres. Y no hay otro Dios, porque no puede haber de ninguna manera ningún otro Dios. Todos los demás dioses son invenciones de la imaginación, ilusiones de la mente mortal, distorsiones de la falsa lógica e ídolos engañosos de aquellos que los crean. Sí, podéis tener una religión sin este Dios, pero no significa nada. Si tratáis de sustituir la realidad de este ideal del Dios viviente por la palabra Dios, sólo os engañaréis a vosotros mismos poniendo una idea en el lugar de un ideal, de una realidad divina. Estas creencias son simplemente religiones de quimeras.
160:5.10 (1782.1) En las enseñanzas de Jesús veo la religión en su mejor expresión. Este evangelio nos permite buscar al verdadero Dios y encontrarlo. Pero, ¿estamos dispuestos a pagar el precio de esta entrada en el reino de los cielos?. ¿Estamos dispuestos a nacer de nuevo, a ser rehechos?. ¿Estamos dispuestos a someternos a ese terrible proceso probatorio de la destrucción del yo y de la reconstrucción del alma?. ¿Acaso no ha dicho el Maestro: «El que quiera salvar su vida ha de perderla. No creáis que he venido para traer la paz, sino más bien una lucha del alma»?. Es verdad que después de pagar el precio de la dedicación a la voluntad del Padre experimentamos una gran paz, a condición de que continuemos caminando en los senderos espirituales de la vida consagrada.
160:5.11 (1782.2) Ahora estamos abandonando de verdad los alicientes del orden de existencia conocido, mientras nos dedicamos sin reservas a buscar los encantos del orden de existencia desconocido e inexplorado de una vida futura de aventuras en los mundos espirituales del idealismo superior de la realidad divina. Y buscamos esos símbolos significativos con los que transmitir a nuestros semejantes estos conceptos de la realidad del idealismo de la religión de Jesús, y no dejaremos de rezar por ese día en que toda la humanidad se emocionará con la visión común de esta verdad suprema. En este momento, nuestro concepto focalizado del Padre, tal como lo tenemos en nuestro corazón, es que Dios es espíritu; tal como lo trasmitimos a nuestros semejantes, Dios es amor.
160:5.12 (1782.3) La religión de Jesús exige una experiencia viviente y espiritual. Otras religiones pueden consistir en creencias tradicionales, sentimientos emotivos, conciencias filosóficas, y todo eso junto, pero la enseñanza del Maestro requiere que se alcancen los niveles reales del progreso espiritual verdadero.
160:5.13 (1782.4) La conciencia del impulso a ser semejante a Dios no es la verdadera religión. Los sentimientos emotivos de adorar a Dios no son la verdadera religión. La convicción consciente de abandonar el yo y servir a Dios no es la verdadera religión. La sabiduría del razonamiento de que esta religión es la mejor de todas, no es la religión como experiencia personal y espiritual. La verdadera religión tiene relación con el destino y la realidad de lo que se logra, así como con la realidad y el idealismo de aquello que se acepta de todo corazón por la fe. Y todo esto debe hacerse personal para nosotros mediante la revelación del Espíritu de la Verdad.
160:5.14 (1782.5) Así terminaron las disertaciones del filósofo griego, uno de los más grandes de su raza, que se había vuelto creyente en el evangelio de Jesús.
El libro de Urantia
Documento 161
161:0.1 (1783.1) EL DOMINGO 25 de septiembre del año 29, los apóstoles y los evangelistas se congregaron en Magadán. Aquella tarde, después de una larga conferencia con sus asociados, Jesús los sorprendió a todos anunciando que, al día siguiente, partiría temprano hacia Jerusalén con los doce apóstoles para asistir a la fiesta de los tabernáculos. Ordenó a los evangelistas que visitaran a los creyentes en Galilea, y al cuerpo de mujeres que regresara durante un tiempo a Betsaida.
161:0.2 (1783.2) Cuando llegó la hora de salir hacia Jerusalén, Natanael y Tomás estaban aún en medio de sus discusiones con Rodán de Alejandría, y consiguieron el permiso del Maestro para quedarse unos días en Magadán. Y así, mientras Jesús y los diez iban de camino hacia Jerusalén, Natanael y Tomás estaban ocupados en un serio debate con Rodán. La semana anterior, durante la cual Rodán había expuesto su filosofía, Tomás y Natanael se habían alternado para presentar el evangelio del reino al filósofo griego. Rodán descubrió que las enseñanzas de Jesús le habían sido bien expuestas por su instructor de Alejandría, uno de los antiguos apóstoles de Juan el Bautista.
161:1.1 (1783.3) Había una cuestión que Rodán y los dos apóstoles no percibían de la misma manera, y era la personalidad de Dios. Rodán aceptaba de buena gana todo lo que se le exponía sobre los atributos de Dios, pero sostenía que el Padre que está en los cielos no es, y no puede ser, una persona tal como el hombre concibe la personalidad. Aunque los apóstoles tenían dificultades para intentar probar que Dios es una persona, Rodán encontraba aún más difícil probar que no es una persona.
161:1.2 (1783.4) Rodán sostenía que el hecho de la personalidad consiste en el hecho simultáneo de que unos seres semejantes que son capaces de entenderse con afinidad, se comunican plena y mutuamente entre ellos. Rodán dijo: «Para que Dios sea una persona, debe utilizar unos símbolos de comunicación espiritual que le permitan ser plenamente comprendido por los que se ponen en contacto con él. Pero como Dios es infinito y eterno, y es el Creador de todos los demás seres, de esto se desprende que, en lo que concierne a los seres semejantes, Dios está solo en el universo. No hay nadie igual a él; no hay nadie con quien pueda comunicarse de igual a igual. Dios puede ser en verdad la fuente de toda personalidad, pero como tal trasciende la personalidad, de la misma manera que el Creador está por encima y más allá de la criatura.»
161:1.3 (1783.5) Este argumento había perturbado mucho a Tomás y Natanael, y habían pedido a Jesús que viniera a ayudarlos, pero el Maestro se negó a participar en sus discusiones. Sin embargo le dijo a Tomás: «Poco importa la idea que podáis tener del Padre, con tal que conozcáis espiritualmente el ideal de su naturaleza infinita y eterna.»
161:1.4 (1784.1) Tomás sostenía que Dios se comunica con el hombre, y que por consiguiente el Padre es una persona, según incluso la definición de Rodán. El griego rechazó esto sobre la base de que Dios no se revela personalmente, de que continúa siendo un misterio. Entonces, Natanael recurrió a su propia experiencia personal con Dios, y Rodán la admitió afirmando que recientemente había tenido experiencias similares, pero sostenía que estas experiencias probaban solamente la realidad de Dios, no su personalidad.
161:1.5 (1784.2) El lunes por la noche, Tomás se rindió. Pero el martes por la noche, Natanael había conseguido que Rodán creyera en la personalidad del Padre, y había producido este cambio de opinión en el griego mediante las etapas de razonamiento siguientes:
161:1.6 (1784.3) 1. El Padre Paradisiaco goza de una igualdad de comunicación con al menos otros dos seres que son plenamente iguales y totalmente semejantes a él — el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito. En vista de la doctrina de la Trinidad, el griego estuvo obligado a admitir la posibilidad de que el Padre Universal tuviera una personalidad. (El examen posterior de estas discusiones fue lo que condujo a una ampliación del concepto de la Trinidad en la mente de los doce apóstoles. Por supuesto, la creencia general consideraba que Jesús era el Hijo Eterno).
161:1.7 (1784.4) 2. Puesto que Jesús era igual al Padre, y puesto que este Hijo había conseguido manifestar su personalidad a sus hijos terrestres, este fenómeno constituía la prueba del hecho, y la demostración de la posibilidad, de que las tres Deidades poseían una personalidad, y zanjaba para siempre la cuestión respecto a la aptitud de Dios para comunicarse con el hombre y a la posibilidad del hombre de comunicarse con Dios.
161:1.8 (1784.5) 3. Jesús estaba en términos de asociación mutua y de comunicación perfecta con el hombre; Jesús era el Hijo de Dios. La relación entre el Hijo y el Padre presupone una igualdad de comunicación y un entendimiento afín mutuo; Jesús y el Padre eran uno solo. Jesús mantenía igualmente y al mismo tiempo una comunicación comprensiva tanto con Dios como con el hombre; puesto que ambos, Dios y el hombre, comprendían el significado de los símbolos de la comunicación de Jesús, tanto Dios como el hombre poseían los atributos de la personalidad en lo referente a los requisitos para tener la aptitud de intercomunicarse. La personalidad de Jesús demostraba la personalidad de Dios, y al mismo tiempo probaba de manera concluyente la presencia de Dios en el hombre. Dos cosas que están relacionadas con una tercera, están relacionadas entre sí.
161:1.9 (1784.6) 4. La personalidad representa el concepto más elevado que el hombre tiene de la realidad humana y de los valores divinos; Dios también representa el concepto más elevado que el hombre tiene de la realidad divina y de los valores infinitos; por consiguiente, Dios debe ser una personalidad divina e infinita, una personalidad de hecho, aunque trascienda de manera infinita y eterna el concepto y la definición humanos de la personalidad, pero sin embargo continúa siendo siempre y universalmente una personalidad.
161:1.10 (1784.7) 5. Dios debe ser una personalidad, puesto que es el Creador de toda personalidad y el destino de toda personalidad. La enseñanza de Jesús «Sed pues perfectos como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto», había causado una enorme influencia sobre Rodán.
161:1.11 (1784.8) Cuando Rodán escuchó estos argumentos, dijo: «Estoy convencido. Reconoceré que Dios es una persona si me permitís modificar mi confesión de esta creencia atribuyendo al significado de personalidad un conjunto de valores más amplios, tales como sobrehumano, trascendental, supremo, infinito, eterno, final y universal. Ahora estoy convencido de que, aunque Dios debe ser infinitamente más que una personalidad, no puede ser nada menos. Estoy satisfecho de poner fin a la controversia y de aceptar a Jesús como la revelación personal del Padre y como la compensación de todas las lagunas de la lógica, la razón y la filosofía.»
161:2.1 (1785.1) Natanael y Tomás habían aprobado plenamente los puntos de vista de Rodán sobre el evangelio del reino, y sólo quedaba un punto más por examinar: la enseñanza relacionada con la naturaleza divina de Jesús, una doctrina que se había anunciado públicamente muy recientemente. Natanael y Tomás presentaron conjuntamente sus puntos de vista sobre la naturaleza divina del Maestro, y el relato que sigue es una presentación abreviada, readaptada y reformulada de sus enseñanzas:
161:2.2 (1785.2) 1. Jesús ha admitido su divinidad, y nosotros le creemos. Muchas cosas notables han sucedido en conexión con su ministerio, y sólo las podemos comprender si creemos que es el Hijo de Dios así como el Hijo del Hombre.
161:2.3 (1785.3) 2. Su asociación cotidiana con nosotros ejemplifica el ideal de la amistad humana; sólo un ser divino podría ser tal vez un amigo humano de este tipo. Es la persona más sinceramente desinteresada que hemos conocido nunca. Es amigo incluso de los pecadores; se atreve a amar a sus enemigos. Es muy leal con nosotros. Aunque no duda en reprendernos, es evidente para todos que nos ama realmente. Cuanto más lo conoces, más lo amas. Te encantará su consagración inquebrantable. Durante todos estos años en que no hemos logrado comprender su misión, ha sido un amigo fiel. Aunque no emplea la adulación, nos trata a todos con la misma benevolencia; es invariablemente tierno y compasivo. Ha compartido con nosotros su vida y todas las demás cosas. Formamos una comunidad feliz; compartimos todas las cosas. No creemos que un simple ser humano pueda vivir una vida tan libre de culpa en unas circunstancias tan duras.
161:2.4 (1785.4) 3. Pensamos que Jesús es divino porque nunca hace el mal; no comete errores. Su sabiduría es extraordinaria y su piedad, magnífica. Vive día tras día en perfecta armonía con la voluntad del Padre. Nunca se arrepiente de haber actuado mal porque no transgrede ninguna de las leyes del Padre. Ora por nosotros y con nosotros, pero nunca nos pide que oremos por él. Creemos que está constantemente libre de pecado. No creemos que alguien que sea únicamente humano haya pretendido nunca vivir una vida semejante. Afirma vivir una vida perfecta, y reconocemos que lo hace. Nuestra piedad procede del arrepentimiento, pero la suya proviene de la rectitud. Afirma incluso perdonar los pecados y cura de hecho las enfermedades. Ningún simple hombre en su sano juicio declararía que perdona los pecados; eso es una prerrogativa divina. Desde el momento de nuestro primer contacto con él, nos ha parecido así de perfecto en su rectitud. Nosotros crecemos en la gracia y en el conocimiento de la verdad, pero nuestro Maestro manifiesta la madurez de la rectitud desde el principio. Todos los hombres, buenos y malos, reconocen estos elementos de bondad en Jesús. Sin embargo, su piedad nunca es inoportuna ni ostentosa. Él es a la vez humilde e intrépido. Parece aprobar nuestra creencia en su divinidad. O bien él es lo que declara ser, o por el contrario es el hipócrita y el impostor más grande que el mundo ha conocido nunca. Estamos persuadidos de que es exactamente lo que declara ser.
161:2.5 (1785.5) 4. Su carácter sin igual y la perfección de su control emotivo nos convencen de que es una combinación de humanidad y de divinidad. Reacciona infaliblemente ante el espectáculo de la miseria humana; el sufrimiento nunca deja de conmoverlo. Su compasión se despierta por igual ante el sufrimiento físico, la angustia mental o la pesadumbre espiritual. Reconoce rápidamente y admite con generosidad la presencia de la fe o de cualquier otra gracia en sus semejantes. Es tan justo y equitativo, y al mismo tiempo tan misericordioso y considerado. Se entristece por la obstinación espiritual de la gente, y se regocija cuando consienten en ver la luz de la verdad.
161:2.6 (1786.1) 5. Parece conocer los pensamientos de la mente de los hombres y comprender los anhelos de su corazón. Siempre es compasivo con nuestros espíritus perturbados. Parece poseer todas nuestras emociones humanas, pero magníficamente glorificadas. Ama ardientemente la bondad y detesta el pecado con la misma intensidad. Posee una conciencia sobrehumana de la presencia de la Deidad. Reza como un hombre, pero actúa como un Dios. Parece conocer las cosas de antemano; incluso ahora, se atreve a hablar de su muerte, de una referencia mística a su futura glorificación. Aunque es amable, también es valiente e intrépido. Nunca vacila en el cumplimiento de su deber.
161:2.7 (1786.2) 6. Estamos constantemente impresionados por el fenómeno de su conocimiento sobrehumano. Casi no pasa un solo día sin que nos enteremos de algo que revela que el Maestro sabe lo que sucede lejos de su presencia inmediata. También parece saber lo que piensan sus asociados. Está indudablemente en comunión con las personalidades celestiales; vive indiscutiblemente en un plano espiritual muy por encima del resto de nosotros. Todo parece estar abierto a su comprensión excepcional. Nos hace preguntas para estimularnos, no para conseguir información.
161:2.8 (1786.3) 7. De un tiempo a esta parte, el Maestro no duda en afirmar su naturaleza sobrehumana. Desde el día de nuestra ordenación como apóstoles hasta una época reciente, nunca ha negado que venía del Padre del cielo. Habla con la autoridad de un instructor divino. El Maestro no vacila en refutar las enseñanzas religiosas de hoy en día, y en proclamar el nuevo evangelio con una autoridad positiva. Es asertivo, positivo y está lleno de autoridad. Incluso Juan el Bautista, cuando lo escuchó hablar, declaró que Jesús era el Hijo de Dios. Parece bastarse a sí mismo. No anhela el apoyo de las multitudes; es indiferente a la opinión de los hombres. Es valiente y sin embargo está libre de orgullo.
161:2.9 (1786.4) 8. Habla constantemente de Dios como de un asociado siempre presente en todo lo que hace. Circula haciendo el bien, porque Dios parece estar en él. Hace las afirmaciones más asombrosas sobre sí mismo y su misión en la Tierra, unas declaraciones que serían absurdas si no fuera divino. Una vez declaró: «Antes de que Abraham fuera, yo soy.» Ha afirmado categóricamente su divinidad; declara estar en asociación con Dios. Agota prácticamente las posibilidades del lenguaje para reiterar sus afirmaciones de que está asociado íntimamente con el Padre celestial. Se atreve incluso a afirmar que él y el Padre son uno solo. Dice que cualquiera que lo ha visto, ha visto al Padre. Dice y hace todas estas cosas extraordinarias con la naturalidad de un niño. Alude a su asociación con el Padre de la misma manera con que se refiere a su asociación con nosotros. Parece estar tan seguro de Dios, y habla de estas relaciones de una manera muy natural.
161:2.10 (1786.5) 9. En su vida de oración, parece comunicarse directamente con su Padre. Hemos oído pocas oraciones suyas, pero las pocas que hemos oído dan a entender que habla con Dios, por así decirlo, cara a cara. Parece conocer el futuro tan bien como el pasado. Simplemente no podría ser todo esto, y hacer todas estas cosas extraordinarias, si no fuera algo más que humano. Sabemos que es humano, estamos seguros de eso, pero estamos casi igualmente seguros de que también es divino. Creemos que es divino. Estamos convencidos de que es el Hijo del Hombre y el Hijo de Dios.
161:2.11 (1787.1) Cuando Natanael y Tomás hubieron terminado sus conversaciones con Rodán, partieron de prisa para reunirse con sus compañeros apóstoles en Jerusalén, donde llegaron el viernes de aquella semana. Había sido una gran experiencia en la vida de estos tres creyentes, y los otros apóstoles aprendieron mucho cuando Natanael y Tomás les contaron estas experiencias.
161:2.12 (1787.2) Rodán regresó a Alejandría, donde enseñó su filosofía durante mucho tiempo en la escuela de Meganta. Llegó a ser un hombre extraordinario en los asuntos posteriores del reino de los cielos; fue un creyente fiel hasta el final de sus días terrestres, y entregó su vida en Grecia con otros creyentes durante el apogeo de las persecuciones.
161:3.1 (1787.3) La conciencia de la divinidad se desarrolló de manera gradual en la mente de Jesús hasta el momento de su bautismo. Después de volverse plenamente consciente de su naturaleza divina, de su existencia prehumana y de sus prerrogativas universales, parece ser que poseía el poder de limitar de diversas maneras la conciencia humana de su divinidad. A nosotros nos parece que, desde su bautismo hasta la crucifixión, Jesús dispuso plenamente de la opción de depender exclusivamente de su mente humana, o de utilizar a la vez el conocimiento de la mente humana y de la mente divina. A veces parecía valerse únicamente de la información que poseía su intelecto humano. En otras ocasiones, parecía actuar con tal plenitud de conocimiento y de sabiduría, que sólo la utilización del contenido sobrehumano de su conciencia divina podía proporcionárselo.
161:3.2 (1787.4) Sólo podemos comprender sus actuaciones extraordinarias aceptando la teoría de que él mismo podía limitar a voluntad la conciencia de su divinidad. Sabemos plenamente que ocultaba con frecuencia a sus asociados su presciencia de los acontecimientos, y de que era consciente de la naturaleza de los pensamientos y proyectos de sus compañeros. Comprendemos que no deseara que sus seguidores supieran con demasiada certeza que era capaz de discernir sus pensamientos y de penetrar en sus planes. No deseaba trascender con exceso el concepto de lo humano que formaba parte de la mente de sus apóstoles y de sus discípulos.
161:3.3 (1787.5) Somos totalmente incapaces de efectuar una diferencia entre su práctica de limitar su conciencia divina, y su técnica para ocultar a sus asociados humanos su preconocimiento y su discernimiento de los pensamientos. Estamos convencidos de que utilizaba ambas técnicas, pero no siempre somos capaces de especificar, en un caso concreto, el método que pudo haber empleado. Observábamos con frecuencia que sólo actuaba con el contenido humano de su conciencia; en otros momentos lo vimos conversar con los dirigentes de las huestes celestiales del universo, y discerníamos el funcionamiento indudable de su mente divina. Y luego, en multitud de ocasiones, presenciamos el funcionamiento de esta personalidad combinada de hombre y de Dios, activada por la unión aparentemente perfecta de su mente humana y de su mente divina. Éste es el límite de nuestro conocimiento sobre estos fenómenos; en realidad no sabemos de hecho toda la verdad sobre este misterio.
El libro de Urantia
Documento 162
162:0.1 (1788.1) CUANDO Jesús partió hacia Jerusalén con los diez apóstoles, decidió pasar a través de Samaria porque era el camino más corto. En consecuencia, se dirigieron por la costa oriental del lago, y entraron en la frontera de Samaria a través de Escitópolis. Al anochecer, Jesús envió a Felipe y Mateo a un pueblo situado en las pendientes orientales del Monte Gilboa, para asegurar el alojamiento del grupo. Pero sucedió que aquellos aldeanos tenían grandes prejuicios contra los judíos, más grandes aún que la mayoría de los samaritanos, y estos sentimientos se encontraban exaltados en aquel preciso momento ya que muchos judíos se dirigían a la fiesta de los tabernáculos. Esta gente sabía muy pocas cosas sobre Jesús, y se negaron a alojarlo porque él y sus asociados eran judíos. Cuando Mateo y Felipe manifestaron su indignación e informaron a estos samaritanos de que estaban rechazando hospedar al Santo de Israel, los enfurecidos aldeanos los echaron a palos y pedradas de su pequeña ciudad.
162:0.2 (1788.2) Felipe y Mateo regresaron con sus compañeros y les contaron cómo habían sido echados del pueblo; entonces, Santiago y Juan se acercaron a Jesús y le dijeron: «Maestro, te rogamos que nos des permiso para pedir que caiga fuego del cielo y destruya a esos samaritanos insolentes e impenitentes.» Cuando Jesús escuchó estas palabras de venganza, se volvió hacia los hijos de Zebedeo y les reprendió con severidad: «No sabéis el tipo de actitud que estáis manifestando. La venganza no tiene cabida en el reino de los cielos. En lugar de discutir, vamos hacia el pueblecito que se encuentra cerca del vado del Jordán.» Y así, a causa de sus prejuicios sectarios, estos samaritanos se privaron del honor de ofrecer su hospitalidad al Hijo Creador de un universo.
162:0.3 (1788.3) Jesús y los diez se detuvieron para pasar la noche en el pueblo cercano al vado del Jordán. A primeras horas del día siguiente, atravesaron el río y continuaron su camino hacia Jerusalén por la carretera al este del Jordán, llegando a Betania al final de la tarde del miércoles. Tomás y Natanael, que se habían retrasado a causa de sus conversaciones con Rodán, llegaron el viernes.
162:0.4 (1788.4) Jesús y los doce permanecieron en las cercanías de Jerusalén hasta el final del mes siguiente (octubre), aproximadamente cuatro semanas y media. El mismo Jesús sólo entró en la ciudad unas pocas veces, y estas breves visitas tuvieron lugar durante los días de la fiesta de los tabernáculos. Una gran parte del mes de octubre la pasó en Belén con Abner y sus asociados.
162:1.1 (1788.5) Mucho antes de que huyeran de Galilea, los seguidores de Jesús le habían suplicado que fuera a Jerusalén para proclamar el evangelio del reino, a fin de que su mensaje tuviera el prestigio de haber sido predicado en el centro de la cultura y de la erudición judías; pero ahora que había venido de hecho a Jerusalén para enseñar, temían por su vida. Sabiendo que el sanedrín había intentado llevar a Jesús a Jerusalén para juzgarlo, y al recordar las recientes declaraciones reiteradas del Maestro de que debía someterse a la muerte, los apóstoles se habían quedado literalmente pasmados ante su repentina decisión de asistir a la fiesta de los tabernáculos. A todas sus súplicas anteriores para que fuera a Jerusalén, Jesús había contestado: «Aún no ha llegado la hora.» Ahora, ante sus protestas de temor, se limitaba a responder: «Pero ya ha llegado la hora.»
162:1.2 (1789.1) Durante la fiesta de los tabernáculos, Jesús entró audazmente en Jerusalén en varias ocasiones y enseñó públicamente en el templo. Hizo esto a pesar de los esfuerzos de sus apóstoles por disuadirlo. Aunque le habían insistido durante mucho tiempo para que proclamara su mensaje en Jerusalén, ahora temían verlo entrar en la ciudad en estos momentos, porque sabían muy bien que los escribas y los fariseos estaban decididos a llevarlo a la muerte.
162:1.3 (1789.2) La audaz aparición de Jesús en Jerusalén confundió más que nunca a sus seguidores. Muchos discípulos suyos, e incluso el apóstol Judas Iscariote, se habían atrevido a pensar que Jesús había huido precipitadamente a Fenicia porque tenía miedo de los dirigentes judíos y de Herodes Antipas. No comprendían el significado de los desplazamientos del Maestro. Su presencia en Jerusalén en la fiesta de los tabernáculos, incluso en contra de los consejos de sus seguidores, bastó para poner fin definitivamente a todos los rumores sobre su miedo y su cobardía.
162:1.4 (1789.3) Durante la fiesta de los tabernáculos, miles de creyentes de todas las partes del imperio romano vieron a Jesús, le oyeron enseñar, y muchos de ellos fueron incluso hasta Betania para conversar con él sobre el progreso del reino en sus regiones nativas.
162:1.5 (1789.4) Había muchas razones para que Jesús pudiera predicar públicamente en los patios del templo durante los días de la fiesta; la razón principal era el miedo que se había adueñado de los oficiales del sanedrín a consecuencia de la secreta división de sentimientos que se había producido en sus propias filas. Era un hecho de que muchos miembros del sanedrín creían secretamente en Jesús o bien estaban decididamente en contra de que se le arrestara durante la fiesta, cuando tantísimos visitantes estaban presentes en Jerusalén, muchos de los cuales creían en él o al menos simpatizaban con el movimiento espiritual que patrocinaba.
162:1.6 (1789.5) Los esfuerzos de Abner y de sus compañeros a través de Judea también habían contribuido mucho a consolidar un sentimiento favorable hacia el reino, de tal manera que los enemigos de Jesús no se atrevían a manifestar demasiado abiertamente su oposición. Ésta fue una de las razones por las que Jesús pudo visitar públicamente Jerusalén y salir de allí con vida. Uno o dos meses antes, le hubieran dado muerte con toda seguridad.
162:1.7 (1789.6) El atrevimiento audaz de Jesús de aparecer públicamente en Jerusalén intimidó a sus enemigos; no estaban preparados para un desafío tan atrevido. Durante este mes, el sanedrín hizo débiles tentativas por arrestar al Maestro en varias ocasiones, pero estos esfuerzos no condujeron a nada. Sus enemigos estaban tan sorprendidos por la inesperada aparición pública de Jesús en Jerusalén, que supusieron que las autoridades romanas le habían prometido su protección. Como sabían que Felipe (el hermano de Herodes Antipas) era casi un discípulo de Jesús, los miembros del sanedrín consideraron que Felipe había obtenido unas promesas para proteger a Jesús de sus enemigos. Antes de que se dieran cuenta de que se habían equivocado al creer que su aparición repentina y audaz en Jerusalén se debía a un acuerdo secreto con los funcionarios romanos, Jesús ya había salido del territorio de su jurisdicción.
162:1.8 (1789.7) Sólo los doce apóstoles sabían que Jesús se proponía asistir a la fiesta de los tabernáculos cuando partieron de Magadán. Los otros seguidores del Maestro se quedaron muy asombrados cuando apareció en los patios del templo y empezó a enseñar públicamente, y las autoridades judías se llevaron una sorpresa indescriptible cuando les informaron que estaba enseñando en el templo.
162:1.9 (1790.1) Aunque los discípulos de Jesús no esperaban que asistiera a la fiesta, la gran mayoría de los peregrinos que venían de lejos, y que habían oído hablar de él, albergaban la esperanza de poder verlo en Jerusalén. Y no quedaron decepcionados, porque enseñó en diversas ocasiones en el Pórtico de Salomón y en otras partes de los patios del templo. En realidad, estas enseñanzas fueron la proclamación oficial o solemne de la divinidad de Jesús al pueblo judío y al mundo entero.
162:1.10 (1790.2) Las opiniones de las multitudes que escuchaban las enseñanzas del Maestro estaban divididas. Unos decían que era un buen hombre; otros, que era un profeta; otros, que era realmente el Mesías; otros decían que era un intrigante malicioso, que desviaba a la gente con sus doctrinas extrañas. Sus enemigos dudaban en acusarlo abiertamente por temor a los creyentes que estaban a su favor, mientras que sus amigos temían reconocerlo abiertamente por temor a los dirigentes judíos, sabiendo que el sanedrín estaba decidido a matarlo. Pero incluso sus enemigos se maravillaban de su enseñanza, pues sabían que no había sido instruido en las escuelas de los rabinos.
162:1.11 (1790.3) Cada vez que Jesús iba a Jerusalén, sus apóstoles se llenaban de terror. Día tras día, se sentían más atemorizados cuando escuchaban sus declaraciones cada vez más audaces sobre la naturaleza de su misión en la Tierra. No estaban acostumbrados a escuchar a Jesús hacer unas proclamaciones tan rotundas y unas afirmaciones tan sorprendentes, ni siquiera cuando predicaba entre sus amigos.
162:2.1 (1790.4) La primera tarde que Jesús enseñó en el templo, un número considerable de personas estaban sentadas y escuchaban sus palabras describiendo la libertad del nuevo evangelio y la alegría de los que creen en la buena nueva, cuando un oyente curioso le interrumpió para preguntar: «Maestro, ¿cómo puede ser que puedas citar las Escrituras y enseñar a la gente con tanta facilidad, cuando me dicen que no has sido instruido en la ciencia de los rabinos?» Jesús contestó: «Ningún hombre me ha enseñado las verdades que os proclamo. Esta enseñanza no es mía, sino de Aquél que me ha enviado. Si algún hombre desea realmente hacer la voluntad de mi Padre, sabrá con certeza si mi enseñanza viene de Dios o si hablo por mi mismo. El que habla por sí mismo busca su propia gloria, pero cuando proclamo las palabras del Padre, busco así la gloria de aquél que me ha enviado. Pero antes de intentar entrar en la nueva luz, ¿no deberíais seguir más bien la luz que ya poseéis? Moisés os dio la ley, y sin embargo, ¿cuántos de vosotros intentan honradamente satisfacer sus exigencias? En esta ley, Moisés os ordena: ‘No matarás`; y a pesar de este mandamiento, algunos de vosotros pretenden matar al Hijo del Hombre.»
162:2.2 (1790.5) Cuando la multitud escuchó estas palabras, empezaron a discutir entre ellos. Algunos decían que estaba loco; otros, que estaba poseído por un demonio. Otros decían que éste era en verdad el profeta de Galilea que los escribas y fariseos intentaban matar desde hacía tiempo. Algunos decían que las autoridades religiosas tenían miedo de molestarlo; otros pensaban que no le habían echado mano porque se habían convertido en creyentes suyos. Después de una discusión prolongada, un miembro de la muchedumbre se adelantó y le preguntó a Jesús: «Por qué los dirigentes intentan matarte?» Y él respondió: «Los dirigentes pretenden matarme porque les indigna mi enseñanza sobre la buena nueva del reino, un evangelio que libera a los hombres de las pesadas tradiciones de una religión formalista de ceremonias, que esos educadores están decididos a mantener a toda costa. Practican la circuncisión, de acuerdo con la ley, el día del sábado, pero quieren matarme porque una vez, en un día de sábado, liberé a un hombre que era esclavo de una aflicción. Me siguen durante el sábado para espiarme, pero quieren matarme porque en otra ocasión escogí curar por completo, un día de sábado, a un hombre que estaba gravemente enfermo. Tratan de matarme porque saben muy bien que si creéis honradamente en mi enseñanza y os atrevéis a aceptarla, su sistema de religión tradicional será derrocado, destruido para siempre. Y así se quedarán privados de autoridad sobre aquello a lo que han consagrado su vida, puesto que se niegan firmemente a aceptar este evangelio nuevo y más glorioso del reino de Dios. Y ahora sí que os lo pido a cada uno de vosotros: No juzguéis por las apariencias exteriores, sino juzgad más bien por el verdadero espíritu de estas enseñanzas; juzgad con rectitud.»
162:2.3 (1791.1) Entonces, otro indagador dijo: «Sí, Maestro, buscamos al Mesías, pero sabemos que cuando llegue, su aparición se producirá de manera misteriosa. Sabemos de dónde vienes. Has estado entre tus hermanos desde el principio. El libertador vendrá con poder para restaurar el trono del reino de David. ¿Pretendes realmente ser el Mesías?» Jesús respondió: «Pretendes conocerme y saber de dónde vengo. Desearía que tus afirmaciones fueran verdaderas, porque entonces sí que encontrarías una vida abundante en ese conocimiento. Pero os aseguro que no he venido hasta vosotros por mí mismo; he sido enviado por el Padre, y aquél que me ha enviado es verdadero y fiel. Cuando os negáis a escucharme, os negáis a recibir a Aquél que me envía. Si recibís este evangelio, llegaréis a conocer a Aquél que me ha enviado. Yo conozco al Padre, porque he venido del Padre para proclamarlo y revelarlo a vosotros.»
162:2.4 (1791.2) Los agentes de los escribas querían prenderlo, pero le tenían miedo a la multitud porque muchos creían en él. La obra de Jesús desde su bautismo era bien conocida en toda la sociedad judía, y cuando mucha de esta gente refería estas cosas, se decían entre ellos: «Aunque este instructor sea de Galilea, y aunque no satisfaga todas nuestras expectativas del Mesías, nos preguntamos si cuando llegue el libertador hará realmente algo más maravilloso que lo que ya ha hecho este Jesús de Nazaret.»
162:2.5 (1791.3) Cuando los fariseos y sus agentes escucharon al pueblo hablar de esta manera, consultaron con sus dirigentes y decidieron que había que hacer algo inmediatamente para poner fin a estas apariciones públicas de Jesús en los patios del templo. En general, los dirigentes de los judíos estaban dispuestos a evitar un enfrentamiento con Jesús, pues creían que las autoridades romanas le habían prometido la inmunidad. No podían explicarse de otra manera la audacia que tenía de venir en esta época a Jerusalén; pero los funcionarios del sanedrín no creían totalmente en este rumor. Deducían que los gobernantes romanos no hubieran hecho una cosa así en secreto y sin que lo supieran las más altas autoridades de la nación judía.
162:2.6 (1791.4) En consecuencia, Eber, el oficial apropiado del sanedrín, fue enviado con dos asistentes para arrestar a Jesús. Mientras Eber se abría paso hacia Jesús, el Maestro dijo: «No tengas miedo de aproximarte a mí. Acércate mientras escuchas mi enseñanza. Sé que has sido enviado para capturarme, pero deberías comprender que al Hijo del Hombre no le sucederá nada hasta que llegue su hora. Tú no estás en contra mía; sólo vienes a ejecutar la orden de tus superiores, e incluso esos dirigentes de los judíos creen de verdad que están sirviendo a Dios cuando buscan en secreto mi destrucción.
162:2.7 (1792.1) «No os tengo aversión a ninguno de vosotros. El Padre os ama, y por eso deseo vuestra liberación de la esclavitud a los prejuicios y a las tinieblas de la tradición. Os ofrezco la libertad de la vida y la alegría de la salvación. Proclamo el nuevo camino viviente, la liberación del mal y la ruptura de la servidumbre del pecado. He venido para que podáis tener la vida, y la tengáis eternamente. Intentáis desembarazaros de mí y de mis enseñanzas inquietantes. ¡Si pudierais daros cuenta de que sólo estaré poco tiempo con vosotros! Dentro de poco volveré hacia Aquél que me ha enviado a este mundo. Entonces, muchos de vosotros me buscaréis con diligencia, pero no descubriréis mi presencia, porque no podéis venir adonde estoy a punto de ir. Pero todos los que traten sinceramente de encontrarme, alcanzarán alguna vez la vida que conduce a la presencia de mi Padre.»
162:2.8 (1792.2) Algunos de los que se mofaban se dijeron entre ellos: «¿Adónde irá este hombre para que no podamos encontrarlo? ¿Se irá a vivir con los griegos? ¿Se quitará la vida? ¿Qué quiere decir cuando afirma que pronto nos dejará y que no podemos ir adonde él va?»
162:2.9 (1792.3) Eber y sus ayudantes se negaron a detener a Jesús, y regresaron sin él a su lugar de reunión. Por consiguiente, cuando los sacerdotes principales y los fariseos reprendieron a Eber y a sus ayudantes por no haber traído a Jesús, Eber se limitó a contestar: «Hemos tenido miedo de arrestarlo en medio de la multitud, porque muchos de ellos creen en él. Además, nunca hemos oído a nadie hablar como ese hombre. Ese instructor tiene algo fuera de lo común. Todos haríais bien en ir a escucharlo.» Cuando los jefes principales escucharon estas palabras, se quedaron sorprendidos y le dijeron sarcásticamente a Eber: «¿También tú te has extraviado? ¿Estás a punto de creer en ese impostor? ¿Has oído decir que alguno de nuestros sabios o de nuestros dirigentes haya creído en él? ¿Algún escriba o fariseo ha sido engañado por sus hábiles enseñanzas? ¿Cómo puede ser que te dejes influir por la conducta de esa multitud ignorante que no conoce ni la ley ni los profetas? ¿No sabes que esos iletrados están malditos?» Entonces, Eber contestó: «Es verdad, señores, pero ese hombre dirige palabras de misericordia y de esperanza a la multitud. Anima a los abatidos, y sus palabras han confortado incluso nuestras almas. ¿Qué puede haber de malo en esas enseñanzas, aunque no sea el Mesías de las Escrituras? Y aún así, ¿es que nuestra ley no exige la equidad? ¿Condenamos a un hombre antes de escucharlo?» El jefe del sanedrín se encolerizó con Eber y, volviéndose hacia él, le dijo: «¿Te has vuelto loco? ¿Eres por casualidad también de Galilea? Busca en las Escrituras, y descubrirás que no surge ningún profeta de Galilea, y mucho menos el Mesías.»
162:2.10 (1792.4) El sanedrín se dispersó en la confusión, y Jesús se retiró a Betania para pasar la noche.
162:3.1 (1792.5) Fue durante esta visita a Jerusalén cuando Jesús intervino en el caso de cierta mujer de mala reputación que los acusadores de ella y los enemigos del Maestro trajeron a su presencia. El relato tergiversado que poseéis de este episodio insinúa que los escribas y fariseos habían llevado a esta mujer ante Jesús, y que Jesús los trató de tal manera que daba a entender que estos jefes religiosos de los judíos podían haber sido ellos mismos culpables de inmoralidad. Jesús sabía muy bien que estos escribas y fariseos estaban espiritualmente ciegos y llenos de prejuicios intelectuales a causa de su lealtad a la tradición, pero que había que contarlos entre los hombres más completamente morales de aquella época y de aquella generación.
162:3.2 (1793.1) He aquí lo que sucedió en realidad: A primeras horas de la tercera mañana de la fiesta, cuando Jesús se acercaba al templo, se encontró con un grupo de agentes pagados por el sanedrín que arrastraban con ellos a una mujer. Cuando se acercaron, el portavoz dijo: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida in fraganti cometiendo adulterio. Pues bien, la ley de Moisés ordena que una mujer así debe ser lapidada. Según tú, ¿qué se debería hacer con ella?»
162:3.3 (1793.2) Los enemigos de Jesús planeaban lo siguiente: Si apoyaba la ley de Moisés, la cual exigía que la pecadora que confesaba su falta fuera apedreada, lo enredarían en dificultades con los dirigentes romanos, que habían negado a los judíos el derecho de infligir la pena de muerte sin la aprobación de un tribunal romano. Si prohibía apedrear a la mujer, lo acusarían ante el sanedrín de elevarse por encima de Moisés y de la ley judía. Si permanecía en silencio, lo acusarían de cobardía. Pero el Maestro manejó la situación de tal manera que toda la trama se hizo pedazos por el propio peso de su mezquindad.
162:3.4 (1793.3) Esta mujer, en otra época bien parecida, era la esposa de un ciudadano inferior de Nazaret, un hombre que le había causado dificultades a Jesús durante toda su juventud. Después de haberse casado con esta mujer, la forzó de la manera más vergonzosa a ganarse la vida de los dos comerciando con su cuerpo. Había venido a la fiesta de Jerusalén para que su mujer pudiera prostituir así sus encantos físicos y obtener una ganancia monetaria. Había hecho un pacto con los mercenarios de los dirigentes judíos para traicionar así a su propia esposa en su vicio comercializado. Por eso venían con la mujer y su compañero de culpa, a fin de que Jesús cayera en una trampa al efectuar alguna declaración que pudiera ser utilizada contra él en el caso de que fuera arrestado.
162:3.5 (1793.4) Jesús examinó superficialmente a la multitud, y vio al marido que se encontraba detrás de los demás. Sabía el tipo de hombre que era y percibió que era cómplice en esta transacción despreciable. Jesús empezó por caminar alrededor de la multitud para acercarse donde se encontraba este marido degenerado, y escribió unas palabras en la arena que le hicieron marcharse precipitadamente. Luego regresó ante la mujer y escribió de nuevo en el suelo en provecho de sus pretendidos acusadores; cuando leyeron sus palabras, también se fueron uno tras otro. Cuando el Maestro escribió por tercera vez en la arena, el compañero de infortunio de la mujer se alejó a su vez, de manera que cuando el Maestro se incorporó después de escribir, observó que la mujer estaba sola delante de él. Jesús dijo: «Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Ya no queda nadie para lapidarte?» La mujer levantó la mirada y respondió: «Nadie, Señor.» Jesús dijo entonces: «Conozco tu caso, y yo tampoco te condeno. Puedes irte en paz.» Y esta mujer, llamada Hildana, abandonó a su perverso marido y se unió a los discípulos del reino.
162:4.1 (1793.5) La presencia de una gente que venía de todos los rincones del mundo conocido, desde España hasta la India, hacía que la fiesta de los tabernáculos fuera una ocasión ideal para que Jesús proclamara públicamente, por primera vez en Jerusalén, la totalidad de su evangelio. Durante esta fiesta, la gente vivía mucho al aire libre, en cabañas de hojas. Era la fiesta de la cosecha y al tener lugar, como así era, en el frescor de los meses de otoño, los judíos del mundo asistían en mayor número que a la fiesta de la Pascua, al final del invierno, o a la de Pentecostés al principio del verano. Los apóstoles veían, por fin, a su Maestro proclamar audazmente su misión en la Tierra delante, por así decirlo, del mundo entero.
162:4.2 (1794.1) Ésta era la fiesta de las fiestas, pues todo sacrificio que no se hubiera efectuado en las otras festividades se podía hacer en este momento. Ésta era la ocasión en que se recibían las ofrendas en el templo; era una combinación de los placeres de las vacaciones y de los ritos solemnes del culto religioso. Era un momento de regocijo racial, mezclado con los sacrificios, los cantos levíticos y los toques solemnes de las trompetas plateadas de los sacerdotes. Por la noche, el impresionante espectáculo del templo y sus multitudes de peregrinos estaba intensamente iluminado por los grandes candelabros que ardían con esplendor en el patio de las mujeres, así como por el resplandor de docenas de antorchas colocadas en los patios del templo. Toda la ciudad estaba decorada alegremente, excepto el castillo romano de Antonia, que dominaba con un contraste siniestro esta escena festiva y de culto. ¡Cuánto odiaban los judíos este recordatorio siempre presente del yugo romano!
162:4.3 (1794.2) Durante la fiesta se sacrificaban setenta bueyes, el símbolo de las setenta naciones del mundo pagano. La ceremonia del derramamiento del agua simbolizaba la efusión del espíritu divino. Esta ceremonia del agua tenía lugar después de la procesión de los sacerdotes y levitas a la salida del Sol. Los fieles bajaban por los peldaños que conducían del patio de Israel al patio de las mujeres, mientras sonaba una sucesión de toques en las trompetas de plata. Luego, los fieles continuaban caminando hacia la hermosa puerta, que se abría hacia el patio de los gentiles. Allí se volvían para ponerse frente al oeste, repetir sus cantos y continuar su camino hacia el agua simbólica.
162:4.4 (1794.3) Casi cuatrocientos cincuenta sacerdotes, con un número correspondiente de levitas, oficiaban el último día de la fiesta. Al amanecer se congregaban los peregrinos de todas las partes de la ciudad; cada uno llevaba en la mano derecha un haz de mirto, de sauce y de palmas, y en la mano izquierda una rama de manzana del paraíso — la cidra o «fruta prohibida». Estos peregrinos se dividían en tres grupos para esta ceremonia matutina. Un grupo permanecía en el templo para asistir a los sacrificios de la mañana. Otro grupo bajaba de Jerusalén hasta cerca de Maza para cortar las ramas de sauce destinadas a adornar el altar de los sacrificios. El tercer grupo formaba una procesión que caminaba detrás del sacerdote encargado del agua, que llevaba la jarra de oro destinada a contener el agua simbólica; este grupo salía del templo por Ofel y llegaba hasta cerca de Siloé, donde se encontraba la puerta de la fuente. Después de haber llenado la jarra de oro en el estanque de Siloé, la procesión regresaba al templo, entraba por la puerta del agua y se dirigía directamente al patio de los sacerdotes, donde el sacerdote que llevaba la jarra de agua se unía al sacerdote que llevaba el vino para la ofrenda de la bebida. Estos dos sacerdotes se encaminaban después a los embudos de plata que conducían a la base del altar, y vertían en ellos el contenido de las jarras. La ejecución de este rito de verter el vino y el agua era la señal que esperaban los peregrinos reunidos para empezar a cantar los salmos 113 al 118 inclusive, alternando con los levitas. A medida que repetían estos versos, ondeaban sus haces hacia el altar. Luego se realizaban los sacrificios del día, asociados con la repetición del salmo del día; el último día de la fiesta se repetía el salmo ochenta y dos a partir del quinto verso.
162:5.1 (1794.4) Al anochecer del penúltimo día de la fiesta, cuando la escena se encontraba intensamente iluminada por las luces de los candelabros y de las antorchas, Jesús se levantó en medio de la multitud reunida y dijo:
162:5.2 (1795.1) «Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no caminará en las tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Como os atrevéis a enjuiciarme y asumís el papel de jueces, declaráis que si doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no puede ser verdadero. Pero la criatura nunca puede juzgar al Creador. Aunque dé testimonio de mí mismo, mi testimonio es eternamente verdadero, porque sé de dónde he venido, quién soy y adónde voy. Vosotros, que queréis matar al Hijo del Hombre, no sabéis de dónde he venido, quién soy, ni adónde voy. Sólo juzgáis por las apariencias de la carne; no percibís las realidades del espíritu. Yo no juzgo a nadie, ni siquiera a mi mayor enemigo. Pero si decidiera juzgar, mi juicio sería exacto y recto, porque yo no juzgaría solo, sino en asociación con mi Padre que me ha enviado al mundo, y que es la fuente de todo juicio verdadero. Admitís incluso que se puede aceptar el testimonio de dos personas dignas de confianza — pues bien, doy testimonio de esas verdades, y mi Padre que está en los cielos también lo da. Cuando ayer os dije esto mismo, me preguntasteis en vuestra ignorancia: ‘¿Dónde está tu Padre?` En verdad, no me conocéis ni a mí ni a mi Padre, porque si me hubierais conocido, habríais conocido también al Padre.
162:5.3 (1795.2) «Ya os he dicho que me marcho, y que me buscaréis pero que no me encontraréis, porque allí donde voy no podéis venir. Vosotros, que quisierais rechazar esta luz, sois de abajo; yo soy de arriba. Vosotros, que preferís permanecer en las tinieblas, sois de este mundo; yo no soy de este mundo, y vivo en la luz eterna del Padre de las luces. Todos habéis tenido numerosas oportunidades para saber quién soy, pero tendréis además otras pruebas que confirmarán la identidad del Hijo del Hombre. Yo soy la luz de la vida, y todo aquél que rechaza deliberadamente y a sabiendas esta luz salvadora, morirá en sus pecados. Tengo muchas cosas que deciros, pero sois incapaces de recibir mis palabras. Sin embargo, aquél que me ha enviado es verdadero y fiel; mi Padre ama incluso a sus hijos descarriados. Y todo lo que mi Padre ha dicho, yo también lo proclamo al mundo.
162:5.4 (1795.3) «Cuando el Hijo del Hombre sea elevado, entonces todos sabréis que yo soy él, y que no he hecho nada por mí mismo, sino tan sólo lo que el Padre me ha enseñado. Os dirijo estas palabras a vosotros y a vuestros hijos. Aquél que me ha enviado también está ahora conmigo; no me ha dejado solo, porque siempre hago lo que resulta agradable a sus ojos.»
162:5.5 (1795.4) Mientras Jesús enseñaba así a los peregrinos en los patios del templo, muchos creyeron. Y nadie se atrevió a apresarlo.
162:6.1 (1795.5) El último día, el gran día de la fiesta, después de que la procesión del estanque de Siloé pasara por los patios del templo, e inmediatamente después de que los sacerdotes hubieran vertido el agua y el vino en el altar, Jesús, que se hallaba entre los peregrinos, dijo: «Si alguien tiene sed, que acuda a mí y beba. Traigo a este mundo el agua de la vida que procede del Padre que está en lo alto. El que cree en mí se llenará con el espíritu que este agua representa, porque incluso las Escrituras han dicho: ‘De él manarán ríos de agua viva`. Cuando el Hijo del Hombre haya terminado su obra en la Tierra, el Espíritu viviente de la Verdad será derramado sobre todo el género humano. Los que reciban este espíritu no conocerán nunca la sed espiritual.»
162:6.2 (1795.6) Jesús no interrumpió el servicio para pronunciar estas palabras. Se dirigió a los fieles inmediatamente después del canto del Halel, la lectura correspondiente de los salmos que era acompañada por el ondear de las ramas delante del altar. Precisamente entonces se hacía una pausa mientras se preparaban los sacrificios, y fue en ese momento cuando los peregrinos escucharon la voz fascinante del Maestro proclamar que él era el dador del agua viva para todas las almas sedientas de espíritu.
162:6.3 (1796.1) Al final de este oficio matutino, Jesús continuó enseñando a la multitud, diciendo: «¿No habéis leído en las Escrituras: ‘Mirad, así como las aguas descienden sobre la tierra seca y cubren el suelo árido, así os daré el espíritu de santidad para que descienda sobre vuestros hijos y bendiga incluso a los hijos de vuestros hijos?` ¿Por qué tenéis sed del ministerio del espíritu, cuando tratáis de regar vuestra alma con las tradiciones de los hombres, que fluyen de las jarras rotas de los oficios ceremoniales? El espectáculo que veis en este templo es la manera en que vuestros padres intentaron simbolizar la donación del espíritu divino a los hijos de la fe, y habéis hecho bien en perpetuar estos símbolos hasta el día de hoy. Pero ahora, la revelación del Padre de los espíritus ha llegado hasta esta generación a través de la donación de su Hijo, y a todo esto le seguirá con seguridad la donación del espíritu del Padre y del Hijo a los hijos de los hombres. Para todo el que tiene fe, esta donación del espíritu se convertirá en el verdadero instructor del camino que conduce a la vida eterna, a las verdaderas aguas de la vida en el reino del cielo en la Tierra, y en el Paraíso del Padre en el más allá.»
162:6.4 (1796.2) Y Jesús continuó contestando a las preguntas de la multitud y de los fariseos. Algunos pensaban que era un profeta; otros creían que era el Mesías; otros decían que no podía ser el Cristo, ya que venía de Galilea, y que el Mesías debía restablecer el trono de David. Sin embargo, no se atrevieron a arrestarlo.
162:7.1 (1796.3) La tarde del último día de la fiesta, después de que los apóstoles hubieran fracasado en sus esfuerzos por persuadirlo para que huyera de Jerusalén, Jesús entró de nuevo en el templo para enseñar. Al encontrar un gran grupo de creyentes reunidos en el Pórtico de Salomón, les habló diciendo:
162:7.2 (1796.4) «Si mis palabras permanecen en vosotros y estáis dispuestos a hacer la voluntad de mi Padre, entonces sois realmente mis discípulos. Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Sé que vais a contestarme: Somos los hijos de Abraham, y no somos esclavos de nadie; ¿cómo vamos pues a ser liberados? Pero no os hablo de una servidumbre exterior a la autoridad de otro; me refiero a las libertades del alma. En verdad, en verdad os digo que todo aquel que comete pecado es esclavo del pecado. Y sabéis que no es probable que el esclavo resida para siempre en la casa del amo. También sabéis que el hijo permanece en la casa de su padre. Por consiguiente, si el Hijo os libera, y os convierte en hijos, seréis verdaderamente libres.
162:7.3 (1796.5) «Sé que sois la semilla de Abraham, y sin embargo vuestros dirigentes intentan matarme porque no han permitido que mi palabra ejerza su influencia transformadora en sus corazones. Sus almas están selladas por los prejuicios y cegadas por el orgullo de la venganza. Os declaro la verdad que me muestra el Padre eterno, mientras que esos educadores engañados sólo tratan de hacer las cosas que han aprendido de sus padres temporales. Cuando contestáis que Abraham es vuestro padre, entonces os digo que, si fuerais los hijos de Abraham, ejecutaríais las obras de Abraham. Algunos de vosotros creéis en mi enseñanza, pero otros tratáis de destruirme porque os he dicho la verdad que he recibido de Dios. Pero Abraham no trató así la verdad de Dios. Percibo que algunos de vosotros estáis decididos a realizar las obras del maligno. Si Dios fuera vuestro Padre, me conoceríais y amaríais la verdad que os revelo. ¿No queréis ver que vengo del Padre, que he sido enviado por Dios, que no estoy haciendo esta obra por mí mismo? ¿Por qué no comprendéis mis palabras? ¿Es porque habéis elegido convertiros en los hijos del mal? Si sois los hijos de las tinieblas, difícilmente podréis caminar en la luz de la verdad que os revelo. Los hijos del maligno sólo siguen los caminos de su padre, que era un farsante y no defendía la verdad, porque no llegó a haber ninguna verdad en él. Pero ahora viene el Hijo del Hombre, que dice y vive la verdad, y muchos de vosotros os negáis a creer.
162:7.4 (1797.1) «¿Quién de vosotros me condena por pecador? Si proclamo y vivo la verdad que me muestra el Padre, ¿por qué no creéis? El que es de Dios escucha con placer las palabras de Dios; por eso, muchos de vosotros no escucháis mis palabras, porque no sois de Dios. Vuestros instructores se han atrevido incluso a decir que realizo mis obras por el poder del príncipe de los demonios. Uno que está aquí cerca acaba de decir que poseo un demonio, que soy un hijo del diablo. Pero todos aquellos de vosotros que os comportáis honradamente con vuestra propia alma sabéis muy bien que no soy un diablo. Sabéis que honro al Padre, aunque vosotros quisierais deshonrarme. No busco mi propia gloria, sino únicamente la gloria de mi Padre Paradisiaco. Y no os juzgo, porque hay alguien que juzga por mí.
162:7.5 (1797.2) «En verdad, en verdad os digo a vosotros que creéis en el evangelio, que si un hombre conserva viva en su corazón esta palabra de verdad, nunca conocerá la muerte. Ahora, un escriba que está a mi lado dice que esta declaración es la prueba de que poseo un demonio, ya que Abraham está muerto y los profetas también. Y pregunta: ‘¿Eres mucho más grande que Abraham y los profetas como para atreverte a estar aquí y decir que el que conserva tu palabra no conocerá la muerte? ¿Quién pretendes ser para atreverte a decir tales blasfemias?` A todos los que piensan así les digo que, si me glorifico a mí mismo, mi gloria no vale nada. Pero es el Padre el que me glorificará, el mismo Padre que llamáis Dios. Pero no habéis conseguido conocer a este Dios, vuestro Dios y mi Padre, y he venido para uniros, para mostraros cómo llegar a ser de verdad los hijos de Dios. Aunque no conocéis al Padre, yo lo conozco realmente. Incluso Abraham se alegró de ver mi día, lo vio por la fe y se regocijó.»
162:7.6 (1797.3) Cuando los judíos incrédulos y los agentes del sanedrín que para entonces se habían congregado escucharon estas palabras, provocaron un alboroto, gritando: «No tienes cincuenta años, y sin embargo hablas de haber visto a Abraham; ¡eres un hijo del diablo!» Jesús no pudo continuar su discurso. Sólo dijo al partir: «En verdad, en verdad os lo digo, antes de que Abraham fuera, yo soy.» Muchos incrédulos corrieron en busca de piedras para arrojárselas, y los agentes del sanedrín trataron de arrestarlo, pero el Maestro se alejó rápidamente por los corredores del templo, y se escapó hacia un lugar de reunión secreto, cerca de Betania, donde lo esperaban Marta, María y Lázaro.
162:8.1 (1797.4) Se había acordado que Jesús se alojaría con Lázaro y sus hermanas en la casa de un amigo, mientras que los apóstoles se dispersarían aquí y allá en pequeños grupos; habían tomado estas precauciones porque las autoridades judías se atrevían de nuevo a ejecutar sus planes de arrestar al Maestro.
162:8.2 (1797.5) Durante años, los tres jóvenes habían tenido la costumbre de dejarlo todo para escuchar la enseñanza de Jesús cada vez que éste tenía la oportunidad de visitarlos. Después de perder a sus padres, Marta había asumido la responsabilidad del hogar, y por eso en esta ocasión, mientras Lázaro y María estaban sentados a los pies de Jesús bebiendo sus enseñanzas vivificantes, Marta se dispuso a servir la cena. Es necesario explicar que Marta se distraía innecesariamente con numerosas tareas superfluas, y que se embrollaba con muchas inquietudes insignificantes; pero era su manera de ser.
162:8.3 (1798.1) Mientras Marta estaba ocupada con todos estos supuestos deberes, se sentía inquieta porque María no hacía nada por ayudarla. Por eso se acercó a Jesús y le dijo: «Maestro, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado hacer sola todo el servicio? ¿No quisieras pedirle que venga a ayudarme?» Jesús respondió: «Marta, Marta, ¿por qué te inquietas siempre por tantas cosas, y te preocupas por tantas bagatelas? Sólo hay una cosa que vale realmente la pena, y puesto que María ha escogido esta parte buena y necesaria, no se la voy a quitar. Pero, ¿cuándo aprenderéis las dos a vivir como os he enseñado: a servir en cooperación y a refrescar vuestras almas al unísono? ¿No podéis aprender que hay un tiempo para cada cosa — que las cuestiones secundarias de la vida deben dejar paso a las cosas más grandes del reino celestial?»
162:9.1 (1798.2) Durante toda la semana que siguió a la fiesta de los tabernáculos, decenas de creyentes se reunieron en Betania y fueron instruidos por los doce apóstoles. El sanedrín no hizo ningún esfuerzo por importunar estas reuniones, ya que Jesús no estaba presente; durante todo este período, estuvo trabajando en Belén con Abner y sus compañeros. Al día siguiente del final de la fiesta, Jesús había partido para Betania y no volvió a enseñar en el templo durante esta visita a Jerusalén.
162:9.2 (1798.3) En esta época, Abner tenía su cuartel general en Belén, y desde aquel centro se habían enviado muchos discípulos a las ciudades de Judea y del sur de Samaria, e incluso a Alejandría. A los pocos días de su llegada, Jesús y Abner completaron los acuerdos para consolidar la obra de los dos grupos de apóstoles.
162:9.3 (1798.4) Durante toda su visita a la fiesta de los tabernáculos, Jesús había dividido su tiempo casi por igual entre Betania y Belén. En Betania, pasó mucho tiempo con sus apóstoles; en Belén, impartió muchas enseñanzas a Abner y a los otros antiguos apóstoles de Juan. Este contacto íntimo fue lo que les llevó finalmente a creer en él. Estos antiguos apóstoles de Juan el Bautista se sintieron influidos por el coraje que Jesús había mostrado enseñando públicamente en Jerusalén, así como por la amable comprensión que experimentaron durante su enseñanza privada en Belén. Estas influencias conquistaron de manera plena y final a cada uno de los compañeros de Abner, y les llevaron a aceptar de todo corazón el reino y todo lo que implicaba un paso así.
162:9.4 (1798.5) Antes de marcharse de Belén por última vez, el Maestro tomó medidas para que todos se asociaran con él en el esfuerzo unido que iba a preceder el final de su carrera terrenal en la carne. Acordaron que Abner y sus compañeros se reunirían pronto con Jesús y los doce en el Parque de Magadán.
162:9.5 (1798.6) En conformidad con este acuerdo, a principios de noviembre Abner y sus once compañeros unieron su suerte a la de Jesús y los doce, y trabajaron con ellos como una sola organización hasta el día de la crucifixión.
162:9.6 (1798.7) A finales de octubre, Jesús y los doce se alejaron de las proximidades inmediatas de Jerusalén. El domingo 30 de octubre, Jesús y sus asociados dejaron la ciudad de Efraín, donde el Maestro había descansado aislado durante unos días; tomaron la carretera al oeste del Jordán y se dirigieron directamente al Parque de Magadán, donde llegaron al final de la tarde del miércoles 2 de noviembre.
162:9.7 (1799.1) Los apóstoles se sintieron muy aliviados por tener al Maestro de vuelta en una región amistosa; nunca más le insistieron para que fuera a Jerusalén a proclamar el evangelio del reino.
El libro de Urantia
Documento 163
163:0.1 (1800.1) POCOS días después de que Jesús y los doce regresaran de Jerusalén a Magadán, Abner y un grupo de unos cincuenta discípulos llegaron de Belén. En ese momento también se encontraban reunidos en el campamento de Magadán el cuerpo de los evangelistas, el cuerpo de mujeres y aproximadamente otros ciento cincuenta discípulos sinceros y probados de todas las regiones de Palestina. Después de consagrar unos días a los contactos personales y a la reorganización del campamento, Jesús y los doce emprendieron un curso de formación intensiva para este grupo especial de creyentes; de este conjunto de discípulos bien preparados y experimentados, el Maestro escogió posteriormente a los setenta educadores y los envió a proclamar el evangelio del reino. Esta instrucción regular empezó el viernes 4 de noviembre y continuó hasta el sábado 19 de noviembre.
163:0.2 (1800.2) Jesús daba una charla, todas las mañanas, a este conjunto de personas. Pedro enseñaba los métodos de predicación pública. Natanael los instruía en el arte de enseñar; Tomás explicaba la manera de contestar a las preguntas, y Mateo dirigía la organización de sus finanzas colectivas. Los otros apóstoles participaron también en esta formación según su experiencia especial y sus talentos naturales.
163:1.1 (1800.3) El sábado 19 de noviembre por la tarde, Jesús ordenó a los setenta en el campamento de Magadán, y Abner fue puesto al frente de estos predicadores e instructores del evangelio. Este cuerpo de setenta estaba compuesto por Abner y diez antiguos apóstoles de Juan, cincuenta y uno de los primeros evangelistas y otros ocho discípulos que se habían distinguido en el servicio del reino.
163:1.2 (1800.4) Hacia las dos de la tarde de este sábado, en medio de chubascos, un grupo de creyentes, acrecentado por la llegada de David y de la mayoría de su cuerpo de mensajeros, en total más de cuatrocientas personas, se congregó en la orilla del lago de Galilea para presenciar la ordenación de los setenta.
163:1.3 (1800.5) Antes de imponer sus manos sobre la cabeza de los setenta para diferenciarlos como mensajeros del evangelio, Jesús se dirigió a ellos diciendo: «En verdad, la cosecha es abundante pero los trabajadores son pocos; por eso os exhorto a todos a que recéis para que el Señor de la cosecha envíe a más trabajadores a su cosecha. Estoy a punto de seleccionaros como mensajeros del reino; estoy a punto de enviaros hacia los judíos y los gentiles como corderos entre lobos. Cuando emprendáis vuestro camino de dos en dos, os recomiendo que no llevéis ni bolsa ni ropa adicional, porque esta primera misión será de corta duración. No saludéis a nadie por el camino, ocupaos únicamente de vuestro trabajo. Siempre que vayáis a quedaros en un hogar, empezad por decir: Que la paz sea en esta casa. Si los que viven allí aman la paz, residiréis allí; si no, entonces partiréis. Cuando hayáis escogido un hogar, quedaos en él durante toda vuestra estancia en esa ciudad, comiendo y bebiendo lo que os ofrezcan. Haréis esto porque el obrero merece su sustento. No os trasladéis de casa en casa porque os ofrezcan un alojamiento mejor. Recordad que al salir a proclamar la paz en la Tierra y la buena voluntad entre los hombres, tendréis que luchar contra unos enemigos encarnizados que se engañan a sí mismos; sed pues tan prudentes como las serpientes y tan inofensivos como las palomas.
163:1.4 (1801.1) «Dondequiera que vayáis, predicad diciendo: ‘El reino de los cielos está cerca`, y ayudad a todos los que estén enfermos de la mente o del cuerpo. Habéis recibido gratuitamente las buenas cosas del reino; dad gratuitamente. Si la gente de una ciudad os recibe, encontrarán una entrada abundante en el reino del Padre; pero si la gente de una ciudad se niega a recibir este evangelio, aun así proclamaréis vuestro mensaje en el momento de marcharos de esa comunidad incrédula; a los que rechacen vuestra enseñanza, les diréis al partir: ‘Aunque rechazáis la verdad, sin embargo el reino de Dios se ha acercado a vosotros.` Quienquiera que os escuche, me escucha a mí. Y quienquiera que me escucha, escucha a Aquél que me ha enviado. El que rechace vuestro mensaje evangélico, me rechaza a mí. Y el que me rechaza a mí, rechaza a Aquél que me ha enviado.»
163:1.5 (1801.2) Después de que Jesús les hubiera hablado así, los setenta se arrodillaron en círculo a su alrededor, e impuso sus manos sobre la cabeza de cada uno de ellos, empezando por Abner.
163:1.6 (1801.3) A primeras horas de la mañana siguiente, Abner envió a los setenta mensajeros a todas las ciudades de Galilea, Samaria y Judea. Estas treinta y cinco parejas salieron a predicar y a enseñar durante unas seis semanas, y el viernes 30 de diciembre todos regresaron al nuevo campamento cerca de Pella, en Perea.
163:2.1 (1801.4) Más de cincuenta discípulos que deseaban la ordenación y el nombramiento como miembros de los setenta fueron rechazados por el comité que Jesús había designado para seleccionar a estos candidatos. Este comité estaba compuesto por Andrés, Abner y el jefe en activo del cuerpo evangélico. En todos los casos en que este comité de tres miembros no se ponía de acuerdo unánimemente, llevaban al candidato ante Jesús. El Maestro no rechazó a ninguna persona particular que deseara ardientemente la ordenación como mensajero del evangelio, pero después de haber hablado con Jesús, más de una docena de candidatos ya no desearon convertirse en mensajeros del evangelio.
163:2.2 (1801.5) Un discípulo ferviente vino a ver a Jesús, diciendo: «Maestro, quisiera ser uno de tus nuevos apóstoles, pero mi padre es muy anciano y está a punto de morir; ¿se me permitiría volver a mi casa para enterrarlo?» Jesús le dijo a este hombre: «Hijo mío, los zorros tienen guaridas y los pájaros del cielo tienen nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene donde recostar su cabeza. Eres un discípulo fiel, y puedes continuar siéndolo mientras regresas a tu hogar para cuidar a tus seres queridos, pero no sucede así con los mensajeros de mi evangelio. Lo han abandonado todo para seguirme y proclamar el reino. Si quieres ser ordenado instructor, debes dejar que otros entierren a los muertos mientras sales a anunciar la buena nueva.» Y este hombre se alejó, muy desilusionado.
163:2.3 (1801.6) Otro discípulo vino a ver al Maestro y le dijo: «Quisiera ser ordenado mensajero, pero me gustaría ir a mi casa durante un corto período de tiempo para confortar a mi familia.» Jesús replicó: «Si deseas ser ordenado, debes estar dispuesto a abandonarlo todo. Los mensajeros del evangelio no pueden tener su afecto dividido. Ningún hombre que ha puesto la mano en el arado, y se vuelve atrás, es digno de convertirse en un mensajero del reino.»
163:2.4 (1801.7) Andrés trajo entonces ante Jesús a cierto joven rico que era un fervoroso creyente y deseaba recibir la ordenación. Este joven, llamado Matadormo, era miembro del sanedrín de Jerusalén; había escuchado enseñar a Jesús y posteriormente había sido instruido en el evangelio del reino por Pedro y los otros apóstoles. Jesús habló con Matadormo sobre los requisitos de la ordenación y le pidió que demorara su decisión hasta que hubiera reflexionado más plenamente sobre el asunto. A primeras horas de la mañana siguiente, cuando Jesús salía a dar un paseo, este joven se acercó y le dijo: «Maestro, quisiera conocer por ti las seguridades de la vida eterna. Puesto que he cumplido todos los mandamientos desde mi juventud, me gustaría saber qué más debo hacer para conseguir la vida eterna.» En respuesta a esta pregunta, Jesús dijo: «Si guardas todos los mandamientos — no cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no darás falso testimonio, no engañarás, honrarás a tus padres — haces bien, pero la salvación es la recompensa de la fe, y no simplemente de las obras. ¿Crees en este evangelio del reino?» Y Matadormo contestó: «Sí, Maestro, creo todo lo que tú y tus apóstoles me habéis enseñado.» Jesús dijo: «Entonces, eres en verdad mi discípulo y un hijo del reino.»
163:2.5 (1802.1) El joven dijo entonces: «Pero Maestro, no me conformo con ser tu discípulo; quisiera ser uno de tus nuevos mensajeros.» Cuando Jesús escuchó esto, lo miró con un gran amor y dijo: «Haré que seas uno de mis mensajeros si estás dispuesto a pagar el precio, si suples la única cosa que te falta.» Matadormo respondió: «Maestro, haré lo que sea para que se me permita seguirte.» Jesús besó en la frente al joven arrodillado, y le dijo: «Si quieres ser mi mensajero, ve a vender todo lo que posees; cuando hayas dado el producto a los pobres o a tus hermanos, ven y sígueme, y tendrás un tesoro en el reino de los cielos.»
163:2.6 (1802.2) Cuando Matadormo escuchó estas palabras, su semblante cambió. Se levantó y se alejó apenado, pues tenía grandes posesiones. Este joven fariseo rico había sido criado en la creencia de que la riqueza era el signo del favor de Dios. Jesús sabía que Matadormo no estaba liberado del amor de sí mismo y de sus riquezas. El Maestro quería liberarlo del amor a la riqueza, no necesariamente de la riqueza. Aunque los discípulos de Jesús no se deshacían de todos sus bienes terrenales, los apóstoles y los setenta sí lo hacían. Matadormo deseaba ser uno de los setenta nuevos mensajeros, y por ese motivo Jesús le pidió que se deshiciera de todas sus posesiones temporales.
163:2.7 (1802.3) Casi todo ser humano tiene alguna cosa a la que se aferra como a un mal favorito, y tiene que renunciar a ella como parte del precio de admisión en el reino de los cielos. Si Matadormo se hubiera deshecho de su riqueza, probablemente hubiera sido puesta de nuevo en sus manos para que la administrara como tesorero de los setenta. Porque más adelante, después del establecimiento de la iglesia en Jerusalén, Matadormo sí obedeció el mandato del Maestro, aunque ya era demasiado tarde para disfrutar de la asociación con los setenta, y se convirtió en el tesorero de la iglesia de Jerusalén, cuyo jefe era Santiago, el hermano carnal del Señor.
163:2.8 (1802.4) Siempre ha sido así y siempre será así: Los hombres deben tomar sus propias decisiones. Los mortales pueden hacer uso de cierta gama de posibilidades dentro de la libertad de elección. Las fuerzas del mundo espiritual no desean coaccionar al hombre; le permiten seguir el camino que él mismo ha elegido.
163:2.9 (1802.5) Jesús preveía que Matadormo, con sus riquezas, no podría ser de ninguna manera ordenado como compañero de unos hombres que lo habían abandonado todo por el evangelio; al mismo tiempo veía que, sin sus riquezas, se convertiría en el máximo dirigente de todos ellos. Pero, al igual que los mismos hermanos de Jesús, Matadormo nunca llegó a ser grande en el reino porque él mismo se privó de esa asociación íntima y personal con el Maestro que podría haber experimentado si hubiera estado dispuesto a hacer en ese momento lo que Jesús le pedía, cosa que hizo en efecto, pero varios años después.
163:2.10 (1803.1) Las riquezas no tienen ninguna relación directa con la entrada en el reino de los cielos, pero el amor a la riqueza sí tiene que ver. Las lealtades espirituales hacia el reino son incompatibles con la servidumbre a la codicia materialista. El hombre no puede compartir su lealtad suprema a un ideal espiritual con una devoción material.
163:2.11 (1803.2) Jesús no enseñó nunca que fuera malo poseer riquezas. Sólo a los doce y a los setenta les pidió que dedicaran todas sus posesiones terrenales a la causa común. Incluso entonces, se encargó de que sus bienes se liquidaran de una manera ventajosa, como en el caso del apóstol Mateo. Jesús aconsejó muchas veces a sus discípulos acaudalados lo que le había enseñado al hombre rico de Roma. El Maestro consideraba que la inversión sabia de las ganancias sobrantes era una forma legítima de asegurarse contra la inevitable adversidad futura. Cuando la tesorería apostólica estaba desbordante, Judas ponía fondos en depósito para utilizarlos posteriormente en el caso de que los apóstoles sufrieran una gran disminución de los ingresos. Judas hacía esto después de consultarlo con Andrés. Jesús no se ocupó nunca personalmente de las finanzas apostólicas, excepto de los desembolsos destinados a las limosnas. Pero había un abuso económico que condenó muchas veces, y fue la explotación injusta de los hombres débiles, ignorantes y menos afortunados por parte de sus semejantes fuertes, agudos y más inteligentes. Jesús declaró que este tratamiento inhumano de hombres, mujeres y niños era incompatible con los ideales de la fraternidad del reino de los cielos.
163:3.1 (1803.3) Mientras Jesús terminaba de hablar con Matadormo, Pedro y algunos apóstoles se habían reunido a su alrededor, y cuando el joven rico se hubo marchado, Jesús se volvió hacia los apóstoles y dijo: «¡Ya veis lo difícil que es para los que tienen riquezas entrar plenamente en el reino de Dios! La adoración espiritual no se puede compartir con las devociones materiales; ningún hombre puede servir a dos señores. Tenéis un dicho que dice que ‘es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, a que los paganos hereden la vida eterna.` Y yo declaro que es igual de fácil que ese camello pase por el ojo de la aguja, a que estos ricos satisfechos de sí mismos entren en el reino de los cielos.»
163:3.2 (1803.4) Cuando Pedro y los apóstoles escucharon estas palabras, se quedaron extremadamente sorprendidos, de tal manera que Pedro dijo: «¿Entonces, Señor, quién puede salvarse? ¿Todos los que tienen riquezas se quedarán fuera del reino?» Jesús respondió: «No, Pedro, pero todos los que ponen su confianza en las riquezas, difícilmente entrarán en la vida espiritual que conduce al progreso eterno. Pero aún así, muchas cosas que son imposibles para el hombre, no están fuera del alcance del Padre que está en los cielos; deberíamos reconocer más bien que con Dios todas las cosas son posibles.»
163:3.3 (1803.5) Mientras cada uno se iba por su lado, a Jesús le entristeció que Matadormo no se quedara con ellos, porque lo amaba profundamente. Cuando bajaron al lago, se sentaron al lado del agua y Pedro, hablando en nombre de los doce (que estaban todos presentes en aquel momento), dijo: «Estamos confundidos por tus palabras al joven rico. ¿Tenemos que exigir a los que quieran seguirte que renuncien a todas sus riquezas terrenales?» Jesús dijo: «No, Pedro, sólo a los que quieran convertirse en apóstoles, y deseen vivir conmigo como vosotros lo hacéis, y como una sola familia. Pero el Padre exige que el afecto de sus hijos sea puro e indiviso. Cualquier cosa o persona que se interponga entre vosotros y el amor a las verdades del reino, debe ser abandonada. Si la riqueza que uno posee no invade los recintos del alma, no tiene ninguna consecuencia sobre la vida espiritual de los que desean entrar en el reino.»
163:3.4 (1804.1) Pedro dijo entonces: «Pero, Maestro, nosotros lo hemos abandonado todo para seguirte; ¿qué poseeremos entonces?» Jesús se dirigió a la totalidad de los doce, diciendo: «En verdad, en verdad os digo que no hay nadie que haya abandonado su riqueza, su hogar, a su esposa, a sus hermanos, a sus padres o a sus hijos, por amor por mí y por el reino de los cielos, que no reciba mucho más en este mundo — quizás con algunas persecuciones — y la vida eterna en el mundo venidero. Muchos que son los primeros serán los últimos, mientras que los últimos serán a menudo los primeros. El Padre trata a sus criaturas según sus necesidades y de acuerdo con sus justas leyes de consideración misericordiosa y amorosa por el bienestar de un universo.
163:3.5 (1804.2) «El reino de los cielos se parece a un propietario que empleaba a muchos hombres, y que salió por la mañana temprano a contratar a unos obreros para que trabajaran en su viña. Después de acordar con los trabajadores que les pagaría un denario por día, los envió a su viña. Luego salió a eso de las nueve, y al ver a otros parados en la plaza del mercado, les dijo: ‘Id también a trabajar en mi viña, y os pagaré lo que sea justo.` Y fueron inmediatamente a trabajar. El propietario salió de nuevo a eso de las doce y hacia las tres, e hizo lo mismo. Fue a la plaza del mercado alrededor de las cinco de la tarde, encontró a otros obreros parados, y les preguntó: ‘¿Por qué estáis aquí todo el día sin hacer nada?` Los hombres contestaron: ‘Porque nadie nos ha contratado.` El propietario dijo entonces: ‘Id vosotros también a trabajar en mi viña, y os pagaré lo que sea justo.`
163:3.6 (1804.3) «Cuando llegó la noche, el propietario de la viña dijo a su administrador: ‘Llama a los obreros y págales su salario, empezando por los últimos contratados y terminando por los primeros.` Cuando llegaron los que habían sido contratados a eso de las cinco, cada uno recibió un denario, y todos los demás trabajadores recibieron el mismo salario. Cuando los hombres que habían sido contratados al principio del día vieron lo que habían cobrado los últimos en llegar, esperaron recibir más de la cantidad acordada. Pero al igual que los demás, cada hombre sólo recibió un denario. Cuando todos hubieron recibido su paga, se quejaron al propietario, diciendo: ‘Los últimos hombres que contrataste sólo han trabajado una hora, y sin embargo les has pagado lo mismo que a nosotros, que hemos aguantado todo el día bajo el Sol abrasador.`
163:3.7 (1804.4) «El propietario contestó entonces: ‘Amigos míos, no soy injusto con vosotros. ¿No aceptasteis trabajar por un denario al día? Tomad ahora lo que es vuestro y seguid vuestro camino, porque es mi deseo dar a los últimos que llegaron lo mismo que os he dado a vosotros. ¿No me es lícito hacer lo que desee con lo que es mío? ¿O acaso os molesta mi generosidad, porque deseo ser bondadoso y mostrar misericordia?`»
163:4.1 (1804.5) El día que los setenta salieron para efectuar su primera misión fue un momento emocionante en el campamento de Magadán. Aquella mañana temprano, en su última conversación con los setenta, Jesús hizo hincapié en los puntos siguientes:
163:4.2 (1804.6) 1. El evangelio del reino debe ser proclamado en el mundo entero, tanto a los gentiles como a los judíos.
163:4.3 (1804.7) 2. Cuando cuidéis a los enfermos, absteneos de enseñarles a esperar milagros.
163:4.4 (1805.1) 3. Proclamad una fraternidad espiritual de los hijos de Dios, y no un reino exterior de poder mundano y de gloria material.
163:4.5 (1805.2) 4. Evitad perder el tiempo mediante un exceso de visitas sociales y otras trivialidades, que podrían disminuir vuestra consagración entusiasta a la predicación del evangelio.
163:4.6 (1805.3) 5. Si la primera casa que hayáis elegido como cuartel general resulta ser un hogar digno, permaneced allí durante toda vuestra estancia en esa ciudad.
163:4.7 (1805.4) 6. Indicad claramente a todos los creyentes fieles que ha llegado la hora de romper abiertamente con los jefes religiosos de los judíos de Jerusalén.
163:4.8 (1805.5) 7. Enseñad que todo el deber del hombre se encuentra resumido en este mandamiento único: Ama al Señor tu Dios con toda tu mente y con toda tu alma, y a tu prójimo como a ti mismo. (Debían enseñar que esto representaba todo el deber del hombre, en lugar de las 613 reglas de vida expuestas por los fariseos.)
163:4.9 (1805.6) Después de que Jesús hubiera hablado así a los setenta en presencia de todos los apóstoles y discípulos, Simón Pedro se los llevó aparte y les predicó su sermón de ordenación; fue una ampliación de las instrucciones que les había dado el Maestro en el momento de imponerles las manos y de seleccionarlos como mensajeros del reino. Pedro exhortó a los setenta a que fomentaran, en su experiencia, las virtudes siguientes:
163:4.10 (1805.7) 1. La devoción consagrada. Orar siempre para que más obreros sean enviados a la cosecha del evangelio. Explicó que, cuando uno ora así, dirá más probablemente: «Aquí estoy; envíame.» Les exhortó a que no olvidaran su culto diario.
163:4.11 (1805.8) 2. El coraje verdadero. Les advirtió que se encontrarían con hostilidades y que estuvieran seguros de que sufrirían persecuciones. Pedro les dijo que su misión no era una empresa para cobardes, y aconsejó a los que tuvieran miedo que se retiraran antes de partir. Pero ninguno desistió.
163:4.12 (1805.9) 3. La fe y la confianza. Para esta corta misión, debían salir sin recursos ningunos; debían confiar en el Padre para la comida, el alojamiento y todas las demás necesidades.
163:4.13 (1805.10) 4. El ardor y la iniciativa. Debían estar dominados por un ardor y un entusiasmo inteligente; debían ocuparse estrictamente de los asuntos de su Maestro. El saludo oriental era una ceremonia bastante larga y elaborada; por eso Jesús les había indicado que «no saludaran a nadie por el camino». Se trataba de una expresión corriente para exhortar a alguien a ocuparse de sus asuntos sin perder el tiempo. No tenía nada que ver con la cuestión del saludo amistoso.
163:4.14 (1805.11) 5. La amabilidad y la cortesía. El Maestro les había ordenado que evitaran perder el tiempo de manera innecesaria en ceremonias sociales, pero les recomendó la cortesía hacia todos aquellos con quienes se pusieran en contacto. Debían mostrar una gran amabilidad con los que los hospedaran en su hogar. Fueron estrictamente advertidos contra el hecho de dejar un hogar modesto para hospedarse en uno más cómodo o más influyente.
163:4.15 (1805.12) 6. La asistencia a los enfermos. Pedro encargó a los setenta que buscaran a los que estaban enfermos de la mente y del cuerpo, y que hicieran todo lo que pudieran por aliviar o curar sus enfermedades.
163:4.16 (1805.13) Una vez que hubieron recibido sus órdenes y sus instrucciones, partieron de dos en dos para realizar su misión en Galilea, Samaria y Judea.
163:4.17 (1806.1) Aunque los judíos tenían una estima particular por el número setenta, considerando a veces que las naciones paganas sumaban un total de setenta, y aunque estos setenta mensajeros debían llevar el evangelio a todos los pueblos, sin embargo, por lo que podemos discernir, el hecho de que este grupo comportara exactamente setenta miembros era una simple coincidencia. Es indudable de que Jesús hubiera aceptado a media docena más, pero no estaban dispuestos a pagar el precio de separarse de sus riquezas y de sus familias.
163:5.1 (1806.2) Jesús y los doce se prepararon ahora para establecer su último cuartel general en Perea, cerca de Pella, donde el Maestro había sido bautizado en el Jordán. Los últimos diez días de noviembre los pasaron deliberando en Magadán, y el martes 6 de diciembre, el grupo entero compuesto por casi trescientas personas partió al amanecer con todos sus efectos para alojarse aquella noche cerca de Pella, al lado del río. Se trataba del mismo lugar, cerca del manantial, que Juan el Bautista había ocupado con su campamento varios años antes.
163:5.2 (1806.3) Después de levantarse el campamento de Magadán, David Zebedeo regresó a Betsaida y empezó inmediatamente a reducir el servicio de mensajeros. El reino estaba entrando en una nueva fase. Los peregrinos llegaban diariamente de todas las partes de Palestina e incluso de las regiones remotas del imperio romano. A veces venían creyentes de Mesopotamia y de los territorios situados al este del Tigris. En consecuencia, el domingo 18 de diciembre, con la ayuda de su cuerpo de mensajeros, David cargó en los animales de carga el equipo del campamento, que estaba entonces almacenado en la casa de su padre; era el material con el que había organizado anteriormente el campamento de Betsaida, al lado del lago. Se despidió de Betsaida por un tiempo y descendió por la orilla del lago, y a lo largo del Jordán, hasta un punto situado aproximadamente a un kilómetro al norte del campamento apostólico; en menos de una semana estaba preparado para ofrecer su hospitalidad a cerca de mil quinientos peregrinos visitantes. El campamento apostólico podía alojar a unas quinientas personas. Como era la estación de las lluvias en Palestina, se necesitaban estos alojamientos para cuidar al creciente número de interesados, en su mayoría serios, que venían hasta Perea para ver a Jesús y escuchar su enseñanza.
163:5.3 (1806.4) David hizo todo esto por su propia iniciativa, aunque había consultado con Felipe y Mateo en Magadán. La mayor parte de su antiguo cuerpo de mensajeros los empleó como asistentes para dirigir este campamento; ahora utilizaba menos de veinte hombres en el servicio regular de mensajeros. A finales de diciembre y antes de que regresaran los setenta, cerca de ochocientos visitantes estaban congregados alrededor del Maestro, y encontraron alojamiento en el campamento de David.
163:6.1 (1806.5) El viernes 30 de diciembre, mientras Jesús estaba ausente en las colinas cercanas con Pedro, Santiago y Juan, los setenta mensajeros fueron llegando de dos en dos al cuartel general de Pella, acompañados por numerosos creyentes. Hacia las cinco de la tarde, cuando Jesús regresó al campamento, los setenta estaban reunidos en el lugar dedicado a la enseñanza. La cena se retrasó más de una hora, mientras estos entusiastas del evangelio del reino contaban sus experiencias. Los mensajeros de David habían traído a los apóstoles muchas de estas noticias durante las semanas anteriores, pero fue realmente inspirador escuchar a estos instructores del evangelio, ordenados recientemente, contar en persona cómo los judíos y los gentiles ávidos habían recibido su mensaje. Por fin Jesús podía ver a unos hombres que salían a difundir la buena nueva fuera de su presencia personal. El Maestro sabía ahora que podía dejar este mundo sin obstaculizar seriamente el progreso del reino.
163:6.2 (1807.1) Cuando los setenta contaron que «hasta los demonios se sometían» a ellos, se referían a las curas maravillosas que habían realizado en los casos de víctimas con trastornos nerviosos. Sin embargo, estos ministros habían aliviado algunos casos de verdadera posesión por los espíritus, y refiriéndose a ellos, Jesús dijo: «No es de extrañar que esos espíritus menores desobedientes se sometan a vosotros, puesto que he visto a Satanás caer del cielo como un rayo. Pero no os regocijéis tanto por eso, porque os declaro que, en cuanto regrese al lado de mi Padre, enviaremos nuestros espíritus al interior de la mente misma de los hombres para que esos pocos espíritus perdidos ya no puedan penetrar en la mente de los mortales desafortunados. Me regocijo con vosotros de que tengáis influencia sobre los hombres, pero no os sintáis ensalzados por esta experiencia, sino regocijaos más bien porque vuestros nombres están inscritos en los archivos del cielo, y porque vais a avanzar así en una carrera sin fin de conquista espiritual.»
163:6.3 (1807.2) Fue en ese instante, poco antes de compartir la cena, cuando Jesús experimentó uno de esos raros momentos de éxtasis emocional que sus seguidores tuvieran ocasión de presenciar. Dijo: «Te doy las gracias, Padre mío, Señor del cielo y de la Tierra, porque el espíritu ha revelado estas glorias espirituales a estos hijos del reino, mientras que este evangelio maravilloso era ocultado a los sabios y a los presuntuosos. Sí, Padre mío, debe haber sido agradable a tus ojos hacer esto, y me regocijo al saber que la buena nueva se difundirá por el mundo entero después de que yo haya vuelto a ti y al trabajo que me has encomendado. Estoy extremadamente emocionado cuando me doy cuenta de que estás a punto de poner en mis manos toda la autoridad, que sólo tú sabes realmente quién soy, y que sólo yo te conozco realmente, así como aquellos a quienes te he revelado. Cuando haya finalizado esta revelación a mis hermanos en la carne, la continuaré con tus criaturas del cielo.»
163:6.4 (1807.3) Después de haberle hablado así al Padre, Jesús se volvió para decirle a sus apóstoles y ministros: «Benditos sean los ojos que ven y los oídos que oyen estas cosas. Dejadme deciros que muchos profetas y muchos grandes hombres de las épocas pasadas desearon contemplar lo que veis ahora, pero no les fue concedido. Y muchas generaciones venideras de hijos de la luz, cuando oigan estas cosas, os envidiarán porque vosotros las habéis visto y oído.»
163:6.5 (1807.4) Luego se dirigió a todos los discípulos, y dijo: «Habéis oído cuántas ciudades y pueblos han recibido la buena nueva del reino, y cómo han sido recibidos mis ministros e instructores tanto por los judíos como por los gentiles. Benditas son en verdad esas comunidades que han elegido creer en el evangelio del reino. Pero, ¡ay de los habitantes que rechazan la luz en Corazín, Betsaida-Julias y Cafarnaúm, esas ciudades que no han recibido bien a estos mensajeros! Declaro que si las obras poderosas que se han hecho en esos lugares hubieran sido hechas en Tiro y en Sidón, los habitantes de esas ciudades llamadas paganas se habrían arrepentido hace mucho tiempo dándose golpes de pecho. En el día del juicio, el destino de Tiro y de Sidón será por cierto más llevadero.»
163:6.6 (1807.5) Como el día siguiente era sábado, Jesús se reunió aparte con los setenta y les dijo: «En verdad, me he regocijado con vosotros cuando habéis regresado con las buenas noticias de que el evangelio del reino ha sido acogido por tanta gente diseminada por toda Galilea, Samaria y Judea. Pero, ¿por qué os sentíais tan sorprendentemente exaltados? ¿No esperabais que la comunicación de vuestro mensaje se manifestaría con poder? ¿Salisteis con tan poca fe en este evangelio como para regresar sorprendidos de su eficacia? Y ahora, aunque no quisiera apagar vuestro entusiasmo, deseo advertiros severamente contra las sutilezas del orgullo, del orgullo espiritual. Si pudierais comprender la caída de Lucifer, el inicuo, evitaríais solemnemente todas las formas de orgullo espiritual.
163:6.7 (1808.1) «Habéis emprendido la gran tarea de enseñar al hombre mortal que es un hijo de Dios. Os he mostrado el camino; salid a realizar vuestro deber y no os canséis de hacer el bien. A vosotros y a todos los que sigan vuestros pasos a lo largo de los siglos, dejad que os diga que siempre estoy cerca, y que mi convocatoria es, y será siempre: Venid a mí, todos los que os afanáis y lleváis una carga pesada, que yo os daré el descanso. Haced vuestro mi yugo y aprended de mí, pues soy sincero y leal, y encontraréis el descanso espiritual para vuestra alma.»
163:6.8 (1808.2) Cuando pusieron a prueba las promesas del Maestro, comprobaron que sus palabras eran ciertas. Y desde aquel día, un número incalculable de personas también han probado y comprobado la certeza de estas mismas promesas.
163:7.1 (1808.3) Los días siguientes estuvieron llenos de actividad en el campamento de Pella; los preparativos para la misión en Perea se estaban ultimando. Jesús y sus asociados estaban a punto de emprender su última misión, la gira de tres meses por toda Perea, que sólo llegó a su fin cuando el Maestro entró en Jerusalén para llevar a cabo sus últimos trabajos en la Tierra. Durante todo este período, el cuartel general de Jesús y los doce apóstoles se mantuvo aquí, en el campamento de Pella.
163:7.2 (1808.4) Jesús ya no tenía necesidad de salir para enseñar a la gente. Ahora acudían a él en cantidades que aumentaban cada semana y procedentes de todas partes, no solamente de Palestina, sino de todo el mundo romano y del próximo oriente. Aunque el Maestro participó con los setenta en la gira por Perea, pasó una gran parte de su tiempo en el campamento de Pella, enseñando a la multitud e instruyendo a los doce. Durante todo este período de tres meses, al menos diez apóstoles permanecieron con Jesús.
163:7.3 (1808.5) El cuerpo de mujeres también se preparó para salir de dos en dos, acompañando a los setenta, para trabajar en las ciudades más importantes de Perea. Este grupo original de doce mujeres había entrenado recientemente a un cuerpo más numeroso de cincuenta mujeres en la tarea de visitar los hogares y en el arte de cuidar a los enfermos y a los afligidos. Perpetua, la esposa de Simón Pedro, se unió a esta nueva división del cuerpo de mujeres y le confiaron la dirección de este trabajo femenino más amplio, bajo las órdenes de Abner. Después de Pentecostés, permaneció con su ilustre marido y lo acompañó en todas sus giras misioneras; el día que Pedro fue crucificado en Roma, ella sirvió de alimento a las bestias feroces en la arena. Este nuevo cuerpo de mujeres también contaba entre sus miembros a las esposas de Felipe y Mateo, y a la madre de Santiago y Juan.
163:7.4 (1808.6) El trabajo del reino se preparaba ahora para entrar en su fase final bajo la dirección personal de Jesús. Esta fase estaba caracterizada por la profundidad espiritual, en contraste con aquella en que las multitudes, propensas a los milagros y buscadoras de prodigios, seguían al Maestro durante los primeros días de su popularidad en Galilea. Sin embargo, aún había cierto número de seguidores suyos que tenían tendencias materialistas, y que no lograban captar la verdad de que el reino de los cielos es la fraternidad espiritual de los hombres, basada en el hecho eterno de la paternidad universal de Dios.
El libro de Urantia
Documento 164
164:0.1 (1809.1) MIENTRAS se instalaba el campamento de Pella, Jesús se llevó consigo a Natanael y a Tomás, y subió en secreto a Jerusalén para asistir a la fiesta de la consagración. Los dos apóstoles no se dieron cuenta de que su Maestro se dirigía a Jerusalén hasta que cruzaron el Jordán por el vado de Betania. Cuando percibieron que se proponía realmente estar presente en la fiesta de la consagración, le hicieron los reproches más serios e intentaron disuadirlo utilizando todo tipo de argumentos. Pero sus esfuerzos fueron en vano; Jesús estaba decidido a visitar Jerusalén. A todas sus súplicas y a todas sus advertencias recalcando la locura y el peligro de ponerse voluntariamente entre las manos del sanedrín, él se limitaba a responder: «Quisiera dar otra oportunidad a esos educadores de Israel para que vean la luz, antes de que llegue mi hora.»
164:0.2 (1809.2) Prosiguieron su camino hacia Jerusalén, mientras los dos apóstoles continuaban expresando sus sentimientos de temor y manifestando sus dudas sobre la sabiduría de esta empresa aparentemente presuntuosa. Llegaron a Jericó hacia las cuatro y media y se prepararon para alojarse allí durante la noche.
164:1.1 (1809.3) Aquella noche, un considerable número de personas se reunió alrededor de Jesús y de los dos apóstoles para hacer preguntas; los apóstoles contestaron muchas de ellas, mientras que el Maestro respondió a las demás. En el transcurso de la noche, cierto jurista trató de enredar a Jesús en una discusión comprometedora, diciendo: «Instructor, me gustaría preguntarte qué debo hacer exactamente para heredar la vida eterna.» Jesús contestó: «¿Qué está escrito en la ley y los profetas?; ¿cómo interpretas las Escrituras?» Conociendo las enseñanzas de Jesús así como las de los fariseos, el jurista respondió: «Amar al Señor Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas, y a tu prójimo como a ti mismo.» Entonces dijo Jesús: «Has contestado bien; si lo haces realmente, eso te conducirá a la vida eterna.»
164:1.2 (1809.4) Pero al hacer esta pregunta, el jurista no era totalmente sincero; deseando justificarse y esperando al mismo tiempo desconcertar a Jesús, se atrevió a hacer otra pregunta. Se acercó un poco más al Maestro, y dijo: «Pero, Instructor, me gustaría que me dijeras quién es exactamente mi prójimo.» El jurista hizo esta pregunta con la esperanza de que Jesús cayera en la trampa de hacer alguna declaración que infringiera la ley judía, la cual definía al prójimo como «los hijos de su propio pueblo». Los judíos consideraban a todos los demás como «perros gentiles». Este jurista estaba un poco familiarizado con las enseñanzas de Jesús y por eso sabía muy bien que el Maestro pensaba de manera diferente; así pues, esperaba inducirlo a decir algo que se pudiera interpretar como un ataque contra la ley sagrada.
164:1.3 (1810.1) Pero Jesús discernía los móviles del jurista, y en lugar de caer en la trampa, procedió a contar a sus oyentes una historia, una historia que podía ser plenamente apreciada por cualquier audiencia de Jericó. Jesús dijo: «Un hombre que bajaba de Jerusalén a Jericó cayó en manos de unos crueles bandidos que le robaron, lo despojaron, le golpearon y se fueron dejándolo medio muerto. Poco después, un sacerdote bajó por casualidad por aquel camino y llegó hasta donde se encontraba el herido; al ver su estado lastimoso, pasó de largo por el otro lado de la carretera. De la misma manera, cuando llegó un levita también y vio al hombre, pasó de largo por el otro lado. Luego, aproximadamente a esa hora, un samaritano que viajaba hasta Jericó se encontró con el herido, y cuando vio cómo le habían robado y golpeado, se llenó de compasión; se acercó a él, le vendó sus heridas poniéndoles aceite y vino, y colocando al hombre en su propia montura, lo trajo aquí al albergue y cuidó de él. A la mañana siguiente, sacó algún dinero y se lo dio al posadero, diciendo: ‘Cuida bien de mi amigo, y si los gastos son más elevados, te los pagaré a mi regreso.` Ahora, permíteme preguntarte: ¿Cuál de estos tres resultó ser el prójimo del hombre que cayó en manos de los ladrones?» Cuando el jurista percibió que había caído en su propia trampa, respondió: «El que fue misericordioso con él.» Y Jesús dijo: «Ve pues y haz lo mismo.»
164:1.4 (1810.2) El jurista respondió «el que fue misericordioso» para abstenerse incluso de tener que pronunciar la odiosa palabra de «samaritano». A la pregunta «¿Quién es mi prójimo?», el jurista se vio obligado a dar la respuesta misma que Jesús deseaba, mientras que si Jesús la hubiera contestado, eso lo hubiera implicado directamente en una acusación de herejía. Jesús no solamente confundió al jurista deshonesto, sino que contó a sus oyentes una historia que era, al mismo tiempo, una hermosa advertencia para todos sus seguidores y un impresionante reproche para todos los judíos por su actitud hacia los samaritanos. Y esta historia ha continuado estimulando el amor fraternal entre todos los que han creído posteriormente en el evangelio de Jesús.
164:2.1 (1810.3) Jesús había asistido a la fiesta de los tabernáculos para poder proclamar el evangelio a los peregrinos de todas las partes del imperio; ahora iba a la fiesta de la consagración con la única intención de ofrecer al sanedrín y a los dirigentes judíos otra oportunidad para que vieran la luz. El acontecimiento principal de estos pocos días en Jerusalén tuvo lugar el viernes por la noche en la casa de Nicodemo, donde se habían reunido unos veinticinco dirigentes judíos que creían en la enseñanza de Jesús. En este grupo se encontraban catorce hombres que eran entonces, o habían sido recientemente, miembros del sanedrín. Eber, Matadormo y José de Arimatea asistieron a esta reunión.
164:2.2 (1810.4) En esta ocasión, todos los oyentes de Jesús eran hombres eruditos, y tanto ellos como los dos apóstoles se asombraron de la amplitud y de la profundidad de las observaciones que el Maestro hizo a este grupo distinguido. Desde la época en que había enseñado en Alejandría, en Roma y en las islas del Mediterráneo, Jesús no había mostrado tanta erudición ni había manifestado una comprensión semejante de los asuntos humanos, tanto laicos como religiosos.
164:2.3 (1810.5) Cuando esta pequeña reunión se disolvió, todos se fueron desconcertados por la personalidad del Maestro, encantados con sus modales agradables y enamorados de este ser humano. Habían intentando aconsejar a Jesús en relación con su deseo de conquistar a los restantes miembros del sanedrín. El Maestro escuchó atentamente, pero en silencio, todas sus proposiciones. Sabía muy bien que no funcionaría ninguno de los planes de estas personas. Suponía que la mayoría de los dirigentes judíos nunca aceptaría el evangelio del reino; sin embargo, les proporcionó a todos esta nueva oportunidad para elegir. Pero cuando salió aquella noche con Natanael y Tomás para alojarse en el Monte de los Olivos, el Maestro aún no había decidido el método que iba adoptar para atraer una vez más, sobre su obra, la atención del sanedrín.
164:2.4 (1811.1) Natanael y Tomás durmieron poco aquella noche; estaban demasiado impresionados por lo que habían escuchado en la casa de Nicodemo. Pensaron mucho en el comentario final de Jesús relacionado con la oferta de los miembros antiguos y actuales del sanedrín de acompañarlo ante los setenta. El Maestro dijo: «No, hermanos míos, no serviría para nada. Multiplicaríais la cólera, que recaería sobre vuestras propias cabezas, pero no mitigaríais en lo más mínimo el odio que me tienen. Id cada cual a ocuparos de los asuntos del Padre según os conduzca el espíritu, mientras yo atraeré una vez más su atención sobre el reino de la manera que mi Padre me indique.»
164:3.1 (1811.2) A la mañana siguiente, los tres fueron a desayunar a la casa de Marta en Betania, y luego se dirigieron inmediatamente a Jerusalén. Este sábado por la mañana, cuando Jesús y sus dos apóstoles se acercaban al templo, se encontraron con un mendigo muy conocido, un hombre que había nacido ciego, que estaba sentado en su lugar de costumbre. Aunque estos mendigos no pedían ni recibían limosnas el día del sábado, se les permitía que se sentaran en sus lugares habituales. Jesús se detuvo y miró al mendigo. Mientras contemplaba a este hombre que había nacido ciego, se le ocurrió una nueva manera de atraer la atención del sanedrín, y de los demás dirigentes judíos e instructores religiosos, sobre su misión en la Tierra.
164:3.2 (1811.3) Mientras el Maestro permanecía allí delante del ciego, absorto en sus meditaciones, Natanael reflexionaba sobre la posible causa de la ceguera de este hombre, y preguntó: «Maestro, para que este hombre naciera ciego, ¿quién pecó, él o sus padres?»
164:3.3 (1811.4) Los rabinos enseñaban que todos estos casos de ceguera de nacimiento estaban causados por el pecado. No sólo los niños eran concebidos y nacían en el pecado, sino que un niño podía nacer ciego como castigo por un pecado determinado cometido por su padre. Enseñaban incluso que el mismo niño podía pecar antes de nacer en el mundo. También enseñaban que estos defectos podían ser causados por algún pecado u otro vicio de la madre mientras estaba embarazada.
164:3.4 (1811.5) En todas estas regiones existía una vaga creencia en la reencarnación. Los antiguos educadores judíos, así como Platón, Filón y muchos esenios, toleraban la teoría de que los hombres pueden cosechar en una encarnación lo que han sembrado en una existencia anterior; y así creían que en una vida expiaban los pecados cometidos en las vidas precedentes. El Maestro encontró difícil hacer creer a los hombres que sus almas no habían tenido una existencia anterior.
164:3.5 (1811.6) Sin embargo, por muy inconsistente que parezca, aunque se suponía que este tipo de ceguera era el resultado del pecado, los judíos sostenían que era altamente meritorio dar limosnas a estos mendigos ciegos. Estos ciegos tenían la costumbre de cantar constantemente a los que pasaban: «Oh tiernos de corazón, conseguid méritos ayudando a los ciegos.»
164:3.6 (1811.7) Jesús emprendió la discusión de este caso con Natanael y Tomás, no solamente porque ya había decidido utilizar a este ciego como medio de atraer otra vez aquel día, y de manera sobresaliente, la atención de los dirigentes judíos sobre su misión, sino también porque siempre estimulaba a sus apóstoles a que buscaran las verdaderas causas de todos los fenómenos naturales o espirituales. Les había advertido con frecuencia que evitaran la tendencia común de atribuir a los acontecimientos físicos corrientes unas causas espirituales.
164:3.7 (1812.1) Jesús decidió utilizar a este mendigo en sus planes para la obra de aquel día, pero antes de hacer nada por el ciego, cuyo nombre era Josías, empezó por contestar a la pregunta de Natanael. El Maestro dijo: «Ni este hombre ni sus padres han pecado, para que las obras de Dios puedan manifestarse en él. Esta ceguera le ha sobrevenido en el curso natural de los acontecimientos, pero ahora, mientras que aún es de día, debemos hacer las obras de Aquel que me ha enviado, porque la noche llegará con seguridad, y entonces será imposible hacer el trabajo que estamos a punto de realizar. Mientras estoy en el mundo, yo soy la luz del mundo, pero dentro de poco tiempo ya no estaré con vosotros.»
164:3.8 (1812.2) Cuando Jesús terminó de hablar, dijo a Natanael y a Tomás: «Vamos a crear la vista de este ciego en este día de sábado, para que los escribas y los fariseos tengan plenamente la oportunidad que buscan para acusar al Hijo del Hombre.» Entonces se inclinó hacia adelante, escupió en la tierra y mezcló la arcilla con la saliva, mientras hablaba de todo esto para que el ciego pudiera oírle; luego se acercó a Josías y puso la arcilla sobre sus ojos ciegos, diciendo: «Hijo mío, ve a lavar esta arcilla en el estanque de Siloé, y recibirás inmediatamente la vista.» Y cuando Josías se hubo lavado así en el estanque de Siloé, volvió junto a sus amigos y su familia, viendo.
164:3.9 (1812.3) Como siempre había sido mendigo, no sabía hacer otra cosa; así pues, en cuanto pasó la primera excitación por la creación de su vista, volvió al mismo sitio donde pedía limosnas. Cuando sus amigos, sus vecinos y todos los que lo habían conocido anteriormente observaron que podía ver, todos dijeron: «¿No es éste Josías, el mendigo ciego?» Algunos afirmaban que sí, mientras que otros decían: «No, es uno que se parece a él, pero este hombre puede ver.» Pero cuando le preguntaron a él mismo, respondió: «Soy yo.»
164:3.10 (1812.4) Cuando empezaron a preguntarle cómo es que podía ver, les respondió: «Un hombre llamado Jesús pasó por aquí, y mientras hablaba de mí con sus amigos, hizo arcilla con su saliva, me ungió los ojos y me ordenó que fuera a lavármelos en el estanque de Siloé. Hice lo que este hombre me había dicho, y recibí la vista inmediatamente. Esto ocurrió hace sólo unas horas. Todavía no conozco el significado de muchas cosas que veo.» Cuando la gente que empezó a congregarse a su alrededor le preguntó dónde podían encontrar al extraño hombre que lo había curado, Josías sólo pudo responder que no lo sabía.
164:3.11 (1812.5) Éste es uno de los milagros más extraños de todos los que hizo el Maestro. Este hombre no había pedido que lo curaran. No sabía que el Jesús que le había ordenado que se lavara en Siloé, y que le había prometido la visión, era el profeta de Galilea que había predicado en Jerusalén durante la fiesta de los tabernáculos. Este hombre tenía poca fe en recibir la vista, pero la gente de aquella época tenía mucha fe en la eficacia de la saliva de un gran hombre o de un santo; de la conversación de Jesús con Natanael y Tomás, Josías había concluido que su supuesto benefactor era un gran hombre, un instructor erudito o un santo profeta; por eso hizo lo que Jesús le había ordenado.
164:3.12 (1812.6) Jesús tenía tres razones para utilizar la arcilla y la saliva, y para ordenar al ciego que se lavara en el estanque simbólico de Siloé:
164:3.13 (1812.7) 1. Este milagro no era una respuesta a la fe personal. Era un prodigio que Jesús decidió realizar con una finalidad escogida por él mismo, pero lo preparó de tal manera que aquel hombre pudiera recibir un beneficio duradero.
164:3.14 (1813.1) 2. Como el ciego no había pedido la curación, y puesto que su fe era pequeña, se le habían indicado estos actos materiales con la finalidad de estimularlo. Josías sí creía en la superstición de la eficacia de la saliva, y sabía que el estanque de Siloé era un lugar casi sagrado. Pero difícilmente hubiera ido allí si no hubiera sido necesario lavar la arcilla de la unción. En esta operación había la suficiente ceremonia como para incitarlo a actuar.
164:3.15 (1813.2) 3. Pero Jesús tenía un tercer motivo para recurrir a estos medios materiales en relación con esta operación excepcional: Aquél fue un milagro efectuado simplemente en conformidad con su propia elección, y con ello deseaba enseñar a sus seguidores de aquella época, y de todos los siglos posteriores, a no despreciar u olvidar los medios materiales para curar a los enfermos. Quería enseñarles que debían dejar de considerar los milagros como el único método de curar las enfermedades humanas.
164:3.16 (1813.3) Jesús concedió la vista a este hombre por medio de una acción milagrosa, este sábado por la mañana y cerca del templo en Jerusalén, con la finalidad principal de hacer que este acto fuera un desafío abierto al sanedrín y a todos los educadores y jefes religiosos judíos. Ésta fue su manera de proclamar una ruptura abierta con los fariseos. Siempre era positivo en todo lo que hacía. Jesús había llevado a sus dos apóstoles hasta aquel hombre, a primeras horas de la tarde de este sábado, con el propósito de someter estas cuestiones al sanedrín, y provocó deliberadamente las discusiones que obligaron a los fariseos a tener en cuenta este milagro.
164:4.1 (1813.4) A media tarde, la curación de Josías había levantado tal debate alrededor del templo, que los dirigentes del sanedrín decidieron convocar al consejo en su lugar habitual de reunión en el templo. Hicieron esto violando una regla establecida que prohibía las reuniones del sanedrín los días del sábado. Jesús sabía que la violación del sábado sería una de las acusaciones principales que utilizarían contra él cuando llegara la prueba final, y deseaba comparecer ante el sanedrín para que se le juzgara por el cargo de haber curado a un ciego el día del sábado, en el mismo momento en que la alta corte judía, reunida para juzgarlo por este acto de misericordia, estaría deliberando sobre estas cuestiones el día del sábado, violando directamente las leyes que ellos mismos se habían impuesto.
164:4.2 (1813.5) Pero no llamaron a Jesús para que se presentara ante ellos; temían hacerlo. En lugar de eso, enviaron a buscar inmediatamente a Josías. Después de algunas preguntas preliminares, el portavoz del sanedrín (estaban presentes unos cincuenta miembros) ordenó a Josías que les contara lo que le había sucedido. Desde que se había curado aquella mañana, Josías se había enterado por Tomás, Natanael y otras personas que los fariseos estaban irritados porque había sido curado un sábado, y que probablemente causarían dificultades a todos los interesados. Pero Josías no percibía todavía que Jesús era aquel a quien llamaban el Libertador. Por eso, cuando los fariseos le interrogaron, dijo: «Ese hombre vino con otros, puso la arcilla en mis ojos, me dijo que fuera a lavarme en Siloé, y ahora veo.»
164:4.3 (1813.6) Uno de los más ancianos fariseos, después de pronunciar un largo discurso, dijo: «Ese hombre no puede venir de Dios, porque, como podéis ver, no guarda el sábado. Viola la ley, en primer lugar preparando la arcilla, y luego enviando a este mendigo a lavarse en Siloé el día del sábado. Un hombre así no puede ser un maestro enviado por Dios.»
164:4.4 (1813.7) Entonces, uno de los más jóvenes, que creía en secreto en Jesús, dijo: «Si ese hombre no ha sido enviado por Dios, ¿cómo puede hacer estas cosas? Sabemos que un vulgar pecador no puede realizar tales milagros. Todos conocemos a este mendigo y sabemos que nació ciego; pero ahora ve. ¿Vais a seguir diciendo que ese profeta realiza todos estos prodigios por el poder del príncipe de los demonios?» Por cada fariseo que se atrevía a acusar y denunciar a Jesús, había otro que se levantaba para hacer preguntas embarazosas y desconcertantes, de manera que una grave división se produjo entre ellos. El presidente percibió adónde les llevaba el debate, y para apaciguar la discusión se dispuso a hacerle nuevas preguntas al mismo interesado. Volviéndose hacia Josías, le dijo: «¿Qué tienes que decir de ese hombre, de ese Jesús que según tú te abrió los ojos?» Y Josías respondió: «Creo que es un profeta.»
164:4.5 (1814.1) Los dirigentes se quedaron muy inquietos, y no sabiendo qué otra cosa podían hacer, decidieron enviar a buscar a los padres de Josías para saber si éste había nacido realmente ciego. Eran reacios a creer que el mendigo había sido curado.
164:4.6 (1814.2) En Jerusalén se sabía muy bien que, no sólo se había prohibido la entrada a Jesús en todas las sinagogas, sino que todos los que creían en su enseñanza también eran expulsados de la sinagoga, excomulgados de la congregación de Israel; esto significaba que se les privaba de todo tipo de derechos y de privilegios en todo el mundo judío, excepto del derecho a comprar lo necesario para vivir.
164:4.7 (1814.3) Por esta razón, cuando los padres de Josías, unas pobres almas cargadas de temor, aparecieron ante el augusto sanedrín, tuvieron miedo de hablar libremente. El portavoz del tribunal dijo: «¿Es éste vuestro hijo? ¿Entendemos acertadamente que nació ciego? Si eso es verdad, ¿cómo puede ser que ahora pueda ver?» Entonces, el padre de Josías, secundado por la madre, contestó: «Sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego, pero en cuanto a la manera en que ha llegado a ver, o quién le ha abierto los ojos, no lo sabemos. Preguntadle a él; es mayor de edad; que hable por sí mismo.»
164:4.8 (1814.4) Entonces llamaron a Josías para que se presentara ante ellos por segunda vez. No conseguían avanzar en su proyecto de celebrar un juicio formal, y algunos empezaron a sentirse molestos por estar haciendo esto el día del sábado; en consecuencia, cuando volvieron a llamar a Josías, intentaron hacerlo caer en una trampa con otro método de ataque. El secretario del tribunal se dirigió al ex ciego, diciéndole: «¿Por qué no das gloria a Dios por esto? ¿Por qué no nos dices toda la verdad sobre lo que sucedió? Todos sabemos que ese hombre es un pecador. ¿Por qué te niegas a discernir la verdad? Sabes que tanto tú como ese hombre sois culpables de quebrantar el sábado. ¿No quieres expiar tu pecado reconociendo que es Dios quien te ha curado, si todavía pretendes que tus ojos han sido abiertos en el día de hoy?»
164:4.9 (1814.5) Pero Josías no era tonto ni carecía de sentido del humor; por eso respondió al secretario del tribunal: «No sé si ese hombre es un pecador; pero sí sé una cosa — que antes era ciego, y que ahora veo.» Como no podían hacer caer a Josías en una trampa, siguieron interrogándolo, y le preguntaron: «¿De qué manera exactamente te abrió los ojos? ¿Qué te hizo realmente? ¿Qué te dijo? ¿Te pidió que creyeras en él?»
164:4.10 (1814.6) Josías respondió con un poco de impaciencia: «Os he dicho exactamente todo lo que sucedió, y si no habéis creído en mi testimonio, ¿por qué queréis escucharlo de nuevo? ¿Acaso queréis también convertiros en discípulos suyos?» Cuando Josías dijo esto, el sanedrín se disolvió en desorden, casi con violencia, pues los jefes se precipitaron sobre Josías, exclamando furiosamente: «Tú puedes hablar de ser discípulo de ese hombre, pero nosotros somos discípulos de Moisés, y somos los que enseñamos las leyes de Dios. Sabemos que Dios habló a través de Moisés, pero en cuanto a ese Jesús, no sabemos de dónde viene.»
164:4.11 (1814.7) Entonces Josías se subió en un taburete y gritó a todos los que podían oírle, diciendo: «Escuchad, vosotros que pretendéis ser los educadores de todo Israel; os aseguro que aquí hay una gran maravilla, puesto que confesáis que no sabéis de dónde viene ese hombre, y sin embargo sabéis con certeza, por el testimonio que habéis escuchado, que me ha abierto los ojos. Todos sabemos que Dios no hace este tipo de obras por los impíos; que Dios sólo haría una cosa así a petición de un adorador verdadero — por alguien que sea santo y justo. Sabéis que, desde el principio del mundo, nunca se ha oído hablar de que se hayan abierto los ojos a alguien que naciera ciego. ¡Miradme pues, todos vosotros, y daos cuenta de lo que se ha hecho hoy en Jerusalén! Os lo digo, si ese hombre no viniera de Dios, no podría hacer esto.» Y mientras los miembros del sanedrín se marchaban llenos de ira y de confusión, le gritaron: «Naciste totalmente en pecado, y ¿ahora pretendes enseñarnos? Quizás no naciste realmente ciego, y aunque tus ojos hayan sido abiertos el día del sábado, ha sido gracias al poder del príncipe de los demonios.» Y se dirigieron inmediatamente a la sinagoga para echar a Josías.
164:4.12 (1815.1) Al principio de este interrogatorio, Josías tenía escasas ideas sobre Jesús y la naturaleza de su curación. La mayor parte del intrépido testimonio que dio con tanta habilidad y valentía, delante de este tribunal supremo de todo Israel, se desarrolló en su mente a medida que el interrogatorio avanzaba de esta manera injusta y desprovista de equidad.
164:5.1 (1815.2) Mientras esta sesión del sanedrín, que violaba el sábado, se estaba celebrando en una de las cámaras del templo, Jesús estaba paseándose cerca de allí, enseñando a la gente en el Pórtico de Salomón; tenía la esperanza de ser citado ante el sanedrín, donde podría anunciarles la buena nueva de la libertad y la alegría de la filiación divina en el reino de Dios. Pero tenían miedo de enviar a buscarlo. Siempre se sentían desconcertados por estas repentinas apariciones públicas de Jesús en Jerusalén. Jesús les ofrecía ahora la oportunidad que habían buscado con tanto ardor, pero tenían miedo de traerlo ante el sanedrín, aunque fuera como testigo, y tenían aún mucho más miedo de arrestarlo.
164:5.2 (1815.3) Se encontraban a mitad del invierno en Jerusalén, y la gente trataba de refugiarse parcialmente en el Pórtico de Salomón; mientras Jesús se demoraba allí, las multitudes le hicieron muchas preguntas, y él les enseñó durante más de dos horas. Algunos educadores judíos intentaron hacerlo caer en una trampa, preguntándole públicamente: «¿Cuánto tiempo nos tendrás en la incertidumbre? Si eres el Mesías, ¿por qué no nos lo dices claramente?» Jesús dijo: «Os he hablado muchas veces de mí y de mi Padre, pero no queréis creerme. ¿No podéis ver que las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio por mí? Pero muchos de vosotros no creéis porque no pertenecéis a mi rebaño. El instructor de la verdad atrae solamente a los que tienen hambre de verdad y sed de rectitud. Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen. Y a todos los que siguen mi enseñanza, les concedo la vida eterna; nunca perecerán, y nadie los arrebatará de mis manos. Mi Padre, que me ha dado estos hijos, es más grande que todos, de manera que nadie puede arrebatarlos de las manos de mi Padre. El Padre y yo somos uno.» Algunos judíos incrédulos se precipitaron hacia el lugar donde aún estaban construyendo el templo para coger piedras y arrojárselas a Jesús, pero los creyentes se lo impidieron.
164:5.3 (1815.4) Jesús continuó su enseñanza: «Os he mostrado muchas obras amorosas que provienen del Padre, y ahora quisiera preguntaros ¿por cuál de ésas buenas obras pensáis apedrearme?» Entonces, uno de los fariseos respondió: «No queremos apedrearte por ninguna buena obra, sino por blasfemia, porque tú, que eres un hombre, te atreves a igualarte con Dios.» Y Jesús contestó: «Acusáis al Hijo del Hombre de blasfemia porque os habéis negado a creerme cuando os he afirmado que Dios me ha enviado. Si no hago las obras de Dios, no me creáis, pero si hago las obras de Dios, aunque no creáis en mí, pensaba que creeríais en las obras. Pero para que estéis seguros de lo que proclamo, dejadme afirmar de nuevo que el Padre está en mí y yo en el Padre, y que de la misma manera que el Padre reside en mí, yo residiré en cada uno de los que creen en este evangelio.» Cuando la gente escuchó estas palabras, muchos de ellos salieron precipitadamente a coger piedras para arrojárselas, pero él salió por los recintos del templo; se reunió con Natanael y Tomás, que habían asistido a la sesión del sanedrín, y esperó con ellos, cerca del templo, hasta que Josías saliera de la cámara del consejo.
164:5.4 (1816.1) Jesús y los dos apóstoles no fueron a buscar a Josías a su casa hasta que se enteraron de que había sido expulsado de la sinagoga. Cuando llegaron a su casa, Tomás lo llamó para que saliera al patio, y Jesús le dijo: «Josías, ¿crees en el Hijo de Dios?» Y Josías contestó: «Dime quién es, para que pueda creer en él.» Jesús dijo: «Lo has visto y oído, es el que te habla en este momento.» Y Josías dijo: «Señor, yo creo», y cayendo de rodillas, le adoró.
164:5.5 (1816.2) Cuando Josías se enteró de que había sido expulsado de la sinagoga, al principio se deprimió enormemente, pero se animó mucho cuando Jesús le ordenó que se preparara inmediatamente para acompañarlos al campamento de Pella. Este hombre sencillo de Jerusalén había sido expulsado en verdad de una sinagoga judía, pero he aquí que el Creador de un universo se lo llevaba para asociarlo con la nobleza espiritual de aquel tiempo y de aquella generación.
164:5.6 (1816.3) Jesús salió entonces de Jerusalén para no regresar allí hasta poco antes del momento en que se preparó para dejar este mundo. El Maestro volvió a Pella con Josías y los dos apóstoles. Josías demostró ser uno de los que recibieron el ministerio milagroso del Maestro que dió resultados fructíferos, pues se convirtió en un predicador del evangelio del reino durante el resto de su vida.
El libro de Urantia
Documento 165
165:0.1 (1817.1) ABNER, el antiguo jefe de los doce apóstoles de Juan el Bautista, nazareno, y en otro tiempo jefe de la escuela nazarena de En-Gedi, era ahora el jefe de los setenta mensajeros del reino. El martes 3 de enero del año 30 reunió a sus asociados y les dio las instrucciones finales antes de enviarlos en misión a todas las ciudades y pueblos de Perea. Esta misión en Perea continuó durante casi tres meses y fue el último ministerio del Maestro. Después de estos trabajos, Jesús fue directamente a Jerusalén para atravesar sus últimas experiencias en la carne. Con el complemento de la periódica labor de Jesús y de los doce apóstoles, los setenta trabajaron en las ciudades y poblaciones siguientes, así como en unos cincuenta pueblos adicionales: Zafón, Gadara, Macad, Arbela, Ramat, Edrei, Bosora, Caspin, Mispé, Gérasa, Ragaba, Sucot, Amatus, Adam, Penuel, Capitolias, Dion, Hatita, Gada, Filadelfia, Jogbeha, Galaad, Bet-Nimra, Tiro, Eleale, Livias, Hesbón, Callirhue, Bet-Peor, Sitim, Sibma, Medeba, Bet-Meón, Areópolis y Aroer.
165:0.2 (1817.2) Durante toda esta gira por Perea, el cuerpo de mujeres, que ahora contaba con sesenta y dos miembros, se hizo cargo de la mayor parte de la tarea de cuidar a los enfermos. Éste fue el período final del desarrollo de los aspectos espirituales más elevados del evangelio del reino, y en consecuencia, no se produjo ninguna obra milagrosa. Los apóstoles y discípulos de Jesús no trabajaron tan a fondo en ninguna otra parte de Palestina, y las mejores clases de ciudadanos no aceptaron en ninguna otra región, de manera tan general, la enseñanza del Maestro.
165:0.3 (1817.3) En aquella época, la población de Perea estaba compuesta casi por igual de gentiles y judíos, pues los judíos habían sido trasladados generalmente de estas regiones durante los tiempos de Judas Macabeo. Perea era la provincia más hermosa y pintoresca de toda Palestina. Los judíos se referían a ella habitualmente como «la tierra más allá del Jordán».
165:0.4 (1817.4) Durante todo este período, Jesús repartió su tiempo entre el campamento de Pella y los desplazamientos con los doce para ayudar a los setenta en las diversas ciudades donde enseñaban y predicaban. Siguiendo las instrucciones de Abner, los setenta bautizaban a todos los creyentes, aunque Jesús no les había encargado que lo hicieran.
165:1.1 (1817.5) A mediados de enero, más de mil doscientas personas se habían reunido en Pella. Cuando Jesús residía en el campamento, enseñaba a esta multitud al menos una vez al día, y hablaba generalmente a las nueve de la mañana si la lluvia no se lo impedía. Pedro y los demás apóstoles enseñaban todas las tardes. Jesús reservaba las noches para las sesiones habituales de preguntas y respuestas con los doce y otros discípulos avanzados. Los grupos nocturnos tenían un promedio de unas cincuenta personas.
165:1.2 (1817.6) A mediados de marzo, momento en que Jesús inició su viaje hacia Jerusalén, más de cuatro mil personas componían la amplia audiencia que escuchaba cada mañana la predicación de Jesús o de Pedro. El Maestro decidió finalizar su obra en la Tierra cuando el interés por su mensaje había llegado a un alto grado, al punto más elevado que había alcanzado durante esta segunda fase del progreso del reino, una fase desprovista de milagros. Aunque tres cuartas partes de la multitud eran buscadores de la verdad, también estaba presente un gran número de fariseos de Jerusalén y de otros lugares, así como numerosos escépticos y sofistas.
165:1.3 (1818.1) Jesús y los doce apóstoles consagraron mucho tiempo a la multitud congregada en el campamento de Pella. Los doce prestaron poca o ninguna atención al trabajo de campaña, limitándose a salir con Jesús de vez en cuando para visitar a los asociados de Abner. Abner conocía muy bien la comarca de Perea, puesto que era la zona donde su maestro anterior, Juan el Bautista, había realizado la mayor parte de su obra. Después de empezar la misión en Perea, Abner y los setenta no volvieron nunca más al campamento de Pella.
165:2.1 (1818.2) Un grupo de más de trescientos habitantes de Jerusalén, fariseos y otros, había seguido a Jesús hacia el norte hasta Pella cuando se alejó apresuradamente de la jurisdicción de los dirigentes judíos, al final de la fiesta de la consagración; Jesús predicó el sermón sobre el «Buen Pastor» en presencia de estos educadores y dirigentes judíos, así como de los doce apóstoles. Después de media hora de debate informal, Jesús dirigió la palabra a un grupo de unas cien personas, diciendo:
165:2.2 (1818.3) «Esta noche tengo muchas cosas que deciros, y puesto que muchos de vosotros sois mis discípulos y algunos de vosotros mis enemigos encarnizados, presentaré mi enseñanza en una parábola para que cada uno pueda coger para sí aquello que reciba su corazón.
165:2.3 (1818.4) «Esta noche, aquí delante de mí hay unos hombres que estarían dispuestos a morir por mí y por este evangelio del reino, y algunos de ellos se sacrificarán así en los años venideros; y también estáis aquí algunos de vosotros, esclavos de la tradición, que me habéis seguido desde Jerusalén, y que junto con vuestros jefes, que viven engañados y en las tinieblas, intentáis matar al Hijo del Hombre. La vida que estoy viviendo ahora en la carne os juzgará a los dos grupos, a los verdaderos pastores y a los falsos pastores. Si los falsos pastores fueran ciegos, no tendrían ningún pecado; pero afirmáis que veis; declaráis que sois los educadores de Israel; por eso vuestro pecado permanece en vosotros.
165:2.4 (1818.5) «El verdadero pastor reúne a su rebaño en el redil durante la noche en los momentos de peligro. Cuando llega la mañana, entra en el corral por la puerta, y cuando llama, las ovejas conocen su voz. Todo pastor que entra en el corral por otro medio que no sea la puerta, es un ladrón y un saqueador. El verdadero pastor entra en el corral después de que el guardián le ha abierto la puerta, y sus ovejas, que conocen su voz, salen cuando las llama; y cuando las ovejas que le pertenecen están todas fuera, el verdadero pastor va delante de ellas; él muestra el camino y las ovejas le siguen. Sus ovejas le siguen porque conocen su voz; no seguirán a un extraño. Huirán de un extraño porque no conocen su voz. Esta multitud reunida aquí alrededor de nosotros se parece a unas ovejas sin pastor, pero cuando les hablamos, conocen la voz del pastor y nos siguen; al menos lo hacen aquellos que tienen hambre de verdad y sed de rectitud. Algunos de vosotros no pertenecéis a mi redil; no conocéis mi voz y no me seguís. Y como sois falsos pastores, las ovejas no conocen vuestra voz y no quieren seguiros.»
165:2.5 (1819.1) Cuando Jesús hubo contado esta parábola, nadie le hizo ninguna pregunta. Después de un momento, empezó a hablar de nuevo y continuó examinando la parábola:
165:2.6 (1819.2) «Vosotros, que quisierais ser los pastores ayudantes de los rebaños de mi Padre, no solamente tenéis que ser unos jefes meritorios, sino que también tenéis que alimentar al rebaño con buena comida; no seréis unos verdaderos pastores a menos que conduzcáis a vuestros rebaños a los verdes pastos y al lado de unas aguas tranquilas.
165:2.7 (1819.3) «Y ahora, por temor a que algunos de vosotros comprendáis demasiado fácilmente esta parábola, os declaro que soy ambas cosas a la vez, la puerta que conduce al redil del Padre, y al mismo tiempo el verdadero pastor de los rebaños de mi Padre. Todo pastor que intente entrar sin mí en el corral no lo conseguirá, y las ovejas no escucharán su voz. Yo soy la puerta, junto con aquellos que sirven conmigo. Toda alma que entra en el camino eterno por los medios que yo he creado y ordenado, podrá salvarse y será capaz de continuar hasta alcanzar los eternos pastos del Paraíso.
165:2.8 (1819.4) «Pero yo soy también el verdadero pastor que está dispuesto incluso a dar su vida por las ovejas. El ladrón irrumpe en el corral únicamente para robar, matar y destruir; pero yo he venido para que todos podáis tener la vida, y tenerla con más abundancia. Cuando surge el peligro, el asalariado huye y deja que las ovejas se dispersen y sean destruidas; pero el verdadero pastor no huye cuando se acerca el lobo; protege a su rebaño, y si es preciso, da su vida por sus ovejas. En verdad, en verdad os lo digo, amigos y enemigos, yo soy el verdadero pastor; conozco a los míos y los míos me conocen. No huiré frente al peligro. Terminaré este servicio completando la voluntad de mi Padre, y no abandonaré al rebaño que el Padre ha confiado a mi cuidado.
165:2.9 (1819.5) «Pero tengo otras muchas ovejas que no pertenecen a este redil, y estas palabras no solamente son verdaderas para este mundo. Esas otras ovejas también escuchan y conocen mi voz, y le he prometido al Padre que todas serán reunidas en un solo redil, en una sola fraternidad de los hijos de Dios. Entonces todos conoceréis la voz de un solo pastor, del verdadero pastor, y todos reconoceréis la paternidad de Dios.
165:2.10 (1819.6) «Así sabréis por qué el Padre me ama y ha puesto todos los rebaños de este dominio en mis manos para que los cuide; es porque el Padre sabe que no vacilaré en la protección del redil, que no abandonaré a mis ovejas y que, si es necesario, no dudaré en dar mi vida al servicio de sus múltiples rebaños. Pero, cuidado, si doy mi vida, la tomaré de nuevo. Ningún hombre y ninguna otra criatura pueden quitarme la vida. Tengo el derecho y el poder de dar mi vida, y tengo el mismo poder y el mismo derecho de tomarla de nuevo. No podéis comprender esto, pero he recibido esta autoridad de mi Padre antes incluso de que existiera este mundo.»
165:2.11 (1819.7) Cuando escucharon estas palabras, sus apóstoles se quedaron confundidos, sus discípulos estaban asombrados, mientras que los fariseos de Jerusalén y de los alrededores partieron de noche, diciendo: «O bien está loco, o está poseído por un demonio.» Pero sin embargo algunos educadores de Jerusalén dijeron: «Habla como alguien que tiene autoridad; además, ¿quién ha visto nunca a un poseído por el demonio abrir los ojos de un ciego de nacimiento y hacer todas las cosas maravillosas que este hombre ha hecho?»
165:2.12 (1819.8) Al día siguiente, alrededor de la mitad de estos educadores judíos declararon abiertamente su creencia en Jesús, y la otra mitad regresó consternada a sus hogares de Jerusalén.
165:3.1 (1819.9) A finales de enero, las multitudes de los sábados por la tarde sumaban casi tres mil personas. El sábado 28 de enero, Jesús predicó el memorable sermón sobre «La confianza y el estado de preparación espiritual». Después de unas observaciones preliminares de Simón Pedro, el Maestro dijo:
165:3.2 (1820.1) «Lo que he dicho muchas veces a mis apóstoles y a mis discípulos, ahora lo proclamo a esta multitud: Guardaos de la influencia de los fariseos, que es la hipocresía nacida de los prejuicios y cultivada en la esclavitud a la tradición; sin embargo, muchos de esos fariseos son honrados de corazón y algunos de ellos permanecen aquí como discípulos míos. Dentro de poco todos comprenderéis mi enseñanza, porque no hay nada que ahora esté oculto que no pueda ser revelado. Lo que ahora está escondido para vosotros, será plenamente conocido cuando el Hijo del Hombre haya concluido su misión en la Tierra y en la carne.
165:3.3 (1820.2) «Pronto, muy pronto, las cosas que nuestros enemigos están tramando ahora en secreto y en la oscuridad, saldrán a la luz y serán proclamadas desde los tejados. Pero yo os digo, amigos míos, que no les tengáis miedo cuando traten de destruir al Hijo del Hombre. No temáis a aquellos que, aunque puedan ser capaces de matar el cuerpo, después ya no tienen ningún poder sobre vosotros. Os exhorto a que no temáis a nadie, ni en el cielo ni en la Tierra, sino que os regocijéis en el conocimiento de Aquel que tiene el poder de liberaros de toda injusticia, y de presentaros intachables ante el tribunal de un universo.
165:3.4 (1820.3) «¿No se venden cinco gorriones por dos céntimos? Y sin embargo, cuando esos pájaros revolotean buscando su alimento, ni uno de ellos existe sin que lo sepa el Padre, la fuente de toda vida. Para los guardianes seráficos, los cabellos mismos de vuestra cabeza están contados. Si todo esto es verdad, ¿por qué tenéis que vivir con el temor a las muchas pequeñeces que surgen en vuestra vida diaria? Os lo digo: No tengáis miedo; vosotros valéis mucho más que un gran número de gorriones.
165:3.5 (1820.4) «A todos los que habéis tenido el valor de confesar vuestra fe en mi evangelio delante de los hombres, yo os reconoceré dentro de poco delante de los ángeles del cielo; pero cualquiera que niegue a sabiendas la verdad de mis enseñanzas delante de los hombres, será renegado por el guardián de su destino hasta delante de los ángeles del cielo.
165:3.6 (1820.5) «Decid lo que queráis sobre el Hijo del Hombre, que eso os será perdonado; pero el que se atreva a blasfemar contra Dios, difícilmente encontrará perdón. Cuando los hombres llegan hasta el extremo de atribuir a sabiendas los actos de Dios a las fuerzas del mal, esos rebeldes deliberados difícilmente buscarán el perdón de sus pecados.
165:3.7 (1820.6) «Cuando nuestros enemigos os lleven delante de los jefes de las sinagogas y delante de otras altas autoridades, no os preocupéis por lo que tendréis que decir, y no os inquietéis por la manera en que deberéis contestar a sus preguntas, porque el espíritu que reside dentro de vosotros os enseñará sin duda, en esa misma hora, lo que deberéis decir en honor del evangelio del reino.
165:3.8 (1820.7) «¿Cuánto tiempo estaréis detenidos en el valle de la decisión? ¿Por qué vaciláis entre dos opiniones? ¿Por qué un judío o un gentil dudaría en aceptar la buena nueva de que es un hijo del Dios eterno? ¿Cuánto tiempo necesitaremos para persuadiros de que entréis con alegría en vuestra herencia espiritual? He venido a este mundo para revelaros el Padre y para conduciros hacia el Padre. Lo primero ya lo he hecho, pero no puedo hacer lo segundo sin vuestro consentimiento; el Padre nunca obliga a nadie a entrar en el reino. La invitación siempre ha sido, y será siempre: Cualquiera que quiera, que venga y comparta libremente el agua de la vida.»
165:3.9 (1820.8) Cuando Jesús hubo terminado de hablar, muchos salieron para ser bautizados por los apóstoles en el Jordán, mientras Jesús escuchaba las preguntas de los que se habían quedado con él.
165:4.1 (1821.1) Mientras los apóstoles bautizaban a los creyentes, el Maestro hablaba con los que permanecían allí. Y cierto joven le dijo: «Maestro, mi padre ha muerto dejándonos muchos bienes a mi hermano y a mí, pero mi hermano se niega a darme lo que me pertenece. ¿Quieres pedirle a mi hermano que comparta esta herencia conmigo?» A Jesús le indignó un poco que este joven materialista trajera al debate este asunto de negocios; pero aprovechó la ocasión para impartir una enseñanza adicional. Jesús dijo: «Hombre, ¿quién me ha encargado de repartir vuestras cosas? ¿De dónde has sacado la idea de que me ocupo de los asuntos materiales de este mundo?» Entonces, volviéndose hacia todos los que estaban a su alrededor, dijo: «Tened cuidado y guardaos de la codicia; la vida de un hombre no consiste en la abundancia de los bienes que pueda poseer. La felicidad no procede del poder de la fortuna, y la alegría no proviene de las riquezas. La fortuna en sí misma no es una maldición, pero el amor a las riquezas conduce muchas veces a tal dedicación a las cosas de este mundo, que el alma se vuelve ciega ante los hermosos atractivos de las realidades espirituales del reino de Dios en la Tierra, y ante las alegrías de la vida eterna en el cielo.
165:4.2 (1821.2) «Dejadme que os cuente la historia de cierto hombre rico cuya tierra producía con mucha abundancia; cuando se volvió muy rico, empezó a razonar consigo mismo, diciendo: ‘¿Qué voy a hacer con todas mis riquezas? Ahora tengo tantas, que ya no tengo sitio para almacenar mi fortuna.` Después de meditar sobre este problema, dijo: ‘Voy a hacer esto: derribaré mis graneros y construiré unos más grandes, y así tendré sitio suficiente para guardar mis frutos y mis bienes. Entonces podré decir a mi alma: alma, tienes una gran fortuna acumulada para muchos años; descansa ahora; come, bebe y regocíjate, porque eres rica y con tus bienes en aumento.`
165:4.3 (1821.3) «Pero este hombre rico también era tonto. Mientras abastecía las necesidades materiales de su mente y de su cuerpo, había olvidado acumular tesoros en el cielo para la satisfacción de su espíritu y la salvación de su alma. E incluso así, tampoco iba a gozar del placer de consumir sus riquezas acumuladas, porque aquella misma noche se le requirió su alma. Aquella noche llegaron unos bandidos que irrumpieron en su casa para matarlo, y después de que hubieron saqueado sus graneros, incendiaron lo que quedaba. En cuanto a las propiedades que se salvaron de los ladrones, sus herederos se las disputaron entre ellos. Este hombre había acumulado tesoros para sí mismo en la Tierra, pero no era rico para con Dios.»
165:4.4 (1821.4) Jesús trató así al joven y su herencia porque sabía que su problema era la codicia. Pero si éste no hubiera sido el caso, el Maestro no habría intervenido, porque nunca se entrometía en los asuntos temporales ni siquiera de sus apóstoles, y mucho menos de sus discípulos.
165:4.5 (1821.5) Cuando Jesús hubo terminado su relato, otro hombre se levantó y le preguntó: «Maestro, sé que tus apóstoles han vendido todas sus posesiones terrenales para seguirte, y que tienen todas las cosas en común, como hacen los esenios; pero ¿quieres que todos nosotros, que somos tus discípulos, hagamos lo mismo? ¿Es pecado poseer una fortuna honesta?» Jesús respondió a esta pregunta: «Amigo mío, no es un pecado tener una fortuna honorable; pero sí es un pecado convertir la riqueza de las posesiones materiales en unos tesoros que pueden absorber tus intereses y desviar tu afecto de la devoción a los asuntos espirituales del reino. No hay ningún pecado en tener posesiones honradas en la Tierra, con tal que tu tesoro esté en el cielo, porque allí donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón. Existe una gran diferencia entre la riqueza que conduce a la avaricia y al egoísmo, y la riqueza que tienen y reparten con espíritu de administradores aquellos que poseen una abundancia de bienes de este mundo, y que contribuyen tan generosamente a sostener a los que dedican todas sus energías a la obra del reino. Muchos de vosotros, que estáis aquí presentes y sin dinero, recibís la comida y el alojamiento en esa ciudad de tiendas porque unos hombres y mujeres generosos, con medios económicos, han entregado sus fondos para esa finalidad a vuestro anfitrión David Zebedeo.
165:4.6 (1822.1) «Pero no olvidéis nunca que, después de todo, la riqueza no es duradera. Con demasiada frecuencia, el amor a las riquezas oscurece la visión espiritual, e incluso la destruye. No dejéis de reconocer el peligro de que el dinero se convierta en vuestro dueño, en lugar de ser vuestro servidor.»
165:4.7 (1822.2) Jesús no enseñó ni apoyó la imprevisión, la ociosidad, la indiferencia en satisfacer las necesidades materiales de nuestra familia, o la dependencia de las limosnas. Pero sí enseñó que las cosas materiales y temporales deben estar subordinadas al bienestar del alma y al progreso de la naturaleza espiritual en el reino de los cielos.
165:4.8 (1822.3) Luego, mientras la gente bajaba al río para presenciar los bautismos, el primer joven vino a ver a Jesús en privado para hablar de su herencia, ya que consideraba que Jesús lo había tratado con dureza; después de haberle escuchado de nuevo, el Maestro dijo: «Hijo mío, ¿por qué desaprovechas la ocasión de alimentarte con el pan de la vida en un día como éste, a fin de satisfacer tu tendencia a la codicia? ¿No sabes que las leyes judías sobre la herencia serán administradas con justicia si te presentas con tu queja en el tribunal de la sinagoga? ¿No puedes ver que mi trabajo consiste en asegurarme de que estás informado acerca de tu herencia celestial? No has leído en las Escrituras: ‘Hay quien se hace rico gracias a su precaución y a muchas privaciones, y ésta es la parte de su recompensa, puesto que dice: He encontrado el descanso y ahora podré comer continuamente mis bienes, pero sin embargo no sabe lo que el tiempo le traerá, y que también deberá abandonar todas esas cosas a otros cuando muera.` No has leído el mandamiento: ‘No codiciarás.` Y también: ‘Han comido, se han hartado y han engordado, y luego se han vuelto hacia otros dioses.` Has leído en los Salmos que ‘el Señor aborrece a los codiciosos` y que ‘lo poco que posee un hombre justo es mejor que las riquezas de muchos malvados.` ‘Si tus riquezas aumentan, no pongas tu corazón en ellas.` Has leído lo que dice Jeremías: ‘Que el rico no se glorifique en sus riquezas`; y Ezequiel expresó la verdad cuando dijo: ‘Con sus labios hacen alarde de amor, pero sus corazones están centrados en sus propios beneficios egoístas.»
165:4.9 (1822.4) Jesús despidió al joven, diciéndole: «Hijo mío, ¿de qué te servirá ganar el mundo entero, si pierdes tu propia alma?»
165:4.10 (1822.5) Otro oyente que se hallaba cerca preguntó cómo serían tratados los ricos en el día del juicio, y Jesús respondió: «No he venido para juzgar ni a los ricos ni a los pobres, sino que la vida que viven los hombres los juzgará a todos. Cualquier otra cosa que concierna al juicio de los ricos, todos los que hayan adquirido una gran fortuna deberán responder al menos a las tres preguntas siguientes:
165:4.11 (1822.6) «1. ¿Cuánta riqueza has acumulado?
165:4.12 (1822.7) «2. ¿Cómo has conseguido esa riqueza?
165:4.13 (1822.8) «3. ¿Cómo has empleado tu riqueza?»
165:4.14 (1822.9) Luego, Jesús se retiró a su tienda para descansar un rato antes de la cena. Cuando los apóstoles terminaron de bautizar, vinieron también y habrían conversado con él sobre la riqueza en la Tierra y los tesoros en el cielo, pero el Maestro estaba dormido.
165:5.1 (1823.1) Aquella noche después de la cena, cuando Jesús y los doce se reunieron para celebrar su conferencia diaria, Andrés preguntó: «Maestro, mientras bautizábamos a los creyentes, dijiste muchas cosas a la multitud que permanecía contigo, que nosotros no escuchamos. ¿Estarías dispuesto a repetir esas palabras en beneficio nuestro?» En respuesta a la petición de Andrés, Jesús dijo:
165:5.2 (1823.2) «Sí, Andrés, voy a hablaros sobre estas cuestiones relacionadas con la riqueza y el sustento, pero lo que os voy a decir a vosotros, mis apóstoles, será un poco diferente a lo que dije a los discípulos y a la multitud, puesto que vosotros lo habéis abandonado todo, no sólo para seguirme, sino para ser ordenados como embajadores del reino. Ya habéis tenido una experiencia de varios años, y sabéis que el Padre, cuyo reino proclamáis, no os abandonará. Habéis dedicado vuestra vida al ministerio del reino; por ello, no os inquietéis ni os preocupéis por las cosas de la vida temporal, por lo que vais a comer ni tampoco por cómo vestiréis vuestro cuerpo. El bienestar del alma vale más que la comida y la bebida; el progreso en el espíritu está muy por encima de la necesidad de ropa. Cuando os sintáis tentados a poner en duda la seguridad de vuestro pan, pensad en los cuervos; no siembran ni cosechan, no tienen almacenes ni graneros, y sin embargo el Padre proporciona comida a todos aquellos que la buscan. ¡Y cuánto más valiosos sois vosotros que muchos pájaros! Además, toda vuestra ansiedad o las dudas que os corroan no podrán hacer nada por satisfacer vuestras necesidades materiales. ¿Quién de vosotros puede, con su ansiedad, añadir un palmo a su estatura o un día a su vida? Puesto que esas cuestiones no dependen de vosotros, ¿por qué pensáis ansiosamente en esos problemas?
165:5.3 (1823.3) «Contemplad los lirios y la manera en que crecen; no trabajan ni hilan; y sin embargo os afirmo que ni siquiera Salomón, con toda su gloria, estaba engalanado como uno de ellos. Si Dios viste así a la hierba del campo, que hoy está viva y mañana será cortada y echada al fuego, cuánto mejor os vestirá a vosotros, los embajadores del reino celestial. ¡Oh, hombres de poca fe! Si os dedicáis de todo corazón a proclamar el evangelio del reino, no deberíais tener dudas en vuestra mente sobre vuestro propio sustento o el de las familias que habéis abandonado. Si entregáis realmente vuestra vida al evangelio, viviréis por el evangelio. Si solamente sois unos discípulos creyentes, tendréis que ganaros vuestro pan y contribuir al sostén de todos los que enseñan, predican y curan. Si estáis inquietos a causa de vuestro pan y de vuestra agua, ¿en qué sois diferentes a las naciones del mundo que buscan esas necesidades con tanta diligencia? Consagraos a vuestro trabajo con el convencimiento de que tanto el Padre como yo sabemos que tenéis necesidad de todas esas cosas. Dejadme aseguraros, una vez por todas, que si dedicáis vuestra vida a la obra del reino, todas vuestras necesidades reales serán satisfechas. Buscad la cosa más grande, y encontraréis que las más pequeñas están contenidas en ella; pedid las cosas celestiales, y las cosas terrenales estarán incluidas. La sombra no puede dejar de seguir a la sustancia.
165:5.4 (1823.4) «Sólo sois un grupo pequeño, pero si tenéis fe, si el miedo no os hace tropezar, os declaro que mi Padre tendrá la satisfacción de daros este reino. Habéis guardado vuestros tesoros donde las bolsas no envejecen, donde ningún ladrón puede despojaros, y donde ninguna polilla puede destruir. Tal como se lo he dicho a la gente, allí donde esté vuestro tesoro, estará también vuestro corazón.
165:5.5 (1824.1) «Pero en la tarea que nos aguarda de inmediato, y en la que quedará para vosotros después de que yo regrese al Padre, pasaréis por pruebas muy penosas. Todos tendréis que estar alertas contra el miedo y las dudas. Que cada uno de vosotros se prepare mentalmente para la lucha y mantenga su lámpara encendida. Comportaos como unos hombres que están esperando a que regrese su señor de la fiesta nupcial, para que cuando vuelva y llame a la puerta, podáis abrirle rápidamente. El señor bendecirá a esos servidores vigilantes por encontrarlos fieles en un momento tan importante. Entonces el señor hará que sus servidores se sienten, y él mismo los servirá. En verdad, en verdad os digo que se avecina una crisis en vuestra vida, y os corresponde vigilar y estar preparados.
165:5.6 (1824.2) «Comprendéis bien que ningún hombre permitirá que su casa sea asaltada, si sabe a qué hora llegará el ladrón. Vigilaos también a vosotros mismos, porque a la hora que menos sospechéis y de una manera que no imagináis, el Hijo del Hombre se marchará.»
165:5.7 (1824.3) Los doce permanecieron sentados en silencio durante unos minutos. Algunas de estas advertencias las habían escuchado antes, pero no en el marco en que Jesús se las expuso en esta ocasión.
165:6.1 (1824.4) Mientras estaban sentados pensando, Simón Pedro preguntó: «¿Nos cuentas esta parábola a nosotros, tus apóstoles, o es para todos los discípulos?» Y Jesús contestó:
165:6.2 (1824.5) «El alma del hombre se revela en los momentos de prueba; la prueba descubre lo que hay realmente en el corazón. Cuando el criado ha sido probado y experimentado, entonces el señor de la casa puede entregar a ese sirviente el gobierno de su casa, y confiar sin peligro a ese mayordomo fiel el encargo de alimentar y criar a sus hijos. Del mismo modo, yo sabré pronto a quién podré confiar el bienestar de mis hijos después de que haya regresado al Padre. Así como el señor de la casa entregará al servidor leal y probado los asuntos de su familia, yo también ensalzaré, en los asuntos de mi reino, a aquellos que resistan las pruebas de esta hora.
165:6.3 (1824.6) «Pero si el criado es perezoso y empieza a decirse en su interior: ‘Mi señor retrasa su llegada`, y comienza a maltratar a los demás criados, y a comer y a beber con los borrachos, entonces el señor de ese sirviente llegará cuando menos lo espere y, al encontrarlo infiel, lo despedirá con ignominia. Por eso, haréis bien en prepararos para el día en que seréis visitados de repente y de manera inesperada. Recordad que a vosotros se os ha dado mucho; por eso se os pedirá mucho. Se avecinan duras pruebas para vosotros. Tengo que pasar por un bautismo, y estaré alerta hasta que se haya consumado. Predicáis la paz en la Tierra, pero mi misión no traerá la paz a los asuntos materiales de los hombres — al menos, no durante un tiempo. Cuando dos miembros de una familia creen en mí y otros tres rechazan este evangelio, el único resultado es la división. Los amigos, los parientes y los seres queridos están destinados a indisponerse los unos con los otros a causa del evangelio que predicáis. Es verdad que cada uno de estos creyentes gozará de una gran paz duradera en su propio corazón, pero la paz en la Tierra no llegará hasta que todos estén dispuestos a creer y a entrar en la herencia gloriosa de su filiación con Dios. A pesar de eso, id por todo el mundo y proclamad este evangelio a todas las naciones, a cada hombre, mujer y niño.»
165:6.4 (1824.7) Así fue como terminó este día de sábado repleto y atareado. Al día siguiente, Jesús y los doce fueron a las ciudades del norte de Perea para charlar con los setenta, que estaban trabajando en estas regiones bajo la supervisión de Abner.
El libro de Urantia
Documento 166
166:0.1 (1825.1) DEL 11 al 20 de febrero, Jesús y los doce hicieron una gira por todas las ciudades y pueblos del norte de Perea donde trabajaban los asociados de Abner y los miembros del cuerpo de mujeres. Se encontraron con que estos mensajeros del evangelio tenían éxito, y Jesús llamó repetidas veces la atención de sus apóstoles sobre el hecho de que el evangelio del reino se podía difundir sin necesidad de milagros y prodigios.
166:0.2 (1825.2) Toda esta misión de tres meses en Perea fue llevada a cabo con éxito y con poca ayuda por parte de los doce apóstoles; desde aquel momento en adelante, el evangelio reflejó más las enseñanzas de Jesús que su personalidad. Pero sus discípulos no siguieron durante mucho tiempo sus instrucciones, pues poco después de la muerte y resurrección de Jesús, se desviaron de sus enseñanzas y empezaron a construir la iglesia primitiva alrededor de los conceptos milagrosos y de los recuerdos glorificados de su personalidad divina y humana.
166:1.1 (1825.3) El sábado 18 de febrero, Jesús se encontraba en Ragaba, donde vivía un rico fariseo llamado Natanael; puesto que un número considerable de sus compañeros fariseos seguían a Jesús y a los doce por todo el país, este sábado por la mañana Natanael preparó un desayuno para todos ellos, unas veinte personas, e invitó a Jesús como huésped de honor.
166:1.2 (1825.4) Cuando Jesús llegó a este desayuno, la mayoría de los fariseos, junto con dos o tres juristas, ya se encontraban allí sentados a la mesa. El Maestro tomó asiento de inmediato a la izquierda de Natanael, sin lavarse las manos en las palanganas. Muchos fariseos, especialmente los que estaban a favor de las enseñanzas de Jesús, sabían que sólo se lavaba las manos con fines higiénicos, y que detestaba estas prácticas puramente ceremoniales; por eso no se sorprendieron de que se dirigiera directamente a la mesa sin haberse lavado las manos dos veces. Pero Natanael se escandalizó porque el Maestro olvidó cumplir con las estrictas exigencias de las prácticas fariseas. Jesús tampoco se lavaba las manos, como hacían los fariseos, después del servicio de cada plato, ni al final de la comida.
166:1.3 (1825.5) Después de mucho cuchicheo entre Natanael y un fariseo poco amistoso que estaba a su derecha, y después de muchos levantamientos de cejas y muecas burlonas de desprecio por parte de los que estaban sentados enfrente del Maestro, Jesús finalmente dijo: «Creí que me habíais invitado a esta casa para partir el pan con vosotros y quizás para hacerme preguntas sobre la proclamación del nuevo evangelio del reino de Dios; pero percibo que me habéis traído aquí para presenciar una exhibición de devoción ceremonial a vuestra propia presunción. Ese servicio ya me lo habéis hecho; ¿con qué nueva cosa vais a honrarme como invitado vuestro en esta ocasión?»
166:1.4 (1826.1) Cuando el Maestro hubo hablado así, bajaron la mirada hacia la mesa y permanecieron en silencio. Como nadie hablaba, Jesús continuó: «Muchos de vosotros, fariseos, estáis aquí conmigo como amigos, y algunos son incluso mis discípulos, pero la mayoría de los fariseos persisten en negarse a ver la luz y en reconocer la verdad, aunque la obra del evangelio se les presente con un gran poder. ¡Con cuánto cuidado limpiáis el exterior de las copas y de los platos, mientras que los recipientes del alimento espiritual están sucios y contaminados! Os aseguráis en mostrarle al pueblo una apariencia piadosa y santa, pero vuestra alma interior está llena de presunción, de codicia, de extorsión y de todo tipo de maldad espiritual. Vuestros dirigentes se atreven incluso a conspirar y a planear el asesinato del Hijo del Hombre. ¿No comprendéis, insensatos, que el Dios del cielo mira los móviles internos del alma, así como vuestros fingimientos exteriores y vuestras ostentaciones de piedad? No creáis que el hecho de dar limosnas y de pagar los diezmos os limpiará de vuestra injusticia y os permitirá aparecer puros ante el Juez de todos los hombres. ¡Ay de vosotros, fariseos, que habéis persistido en rechazar la luz de la vida! Sois meticulosos en el pago del diezmo y dais limosnas con ostentación, pero despreciáis a sabiendas la visita de Dios y rechazáis la revelación de su amor. Aunque hacéis bien en prestar atención a esos deberes menores, no deberíais haber dejado sin hacer otras exigencias más importantes. ¡Ay de todos los que rehuyen la justicia, desdeñan la misericordia y rechazan la verdad! ¡Ay de todos los que desprecian la revelación del Padre, mientras aspiran a conseguir los principales asientos en la sinagoga y anhelan los saludos halagadores en las plazas de los mercados!»
166:1.5 (1826.2) Cuando Jesús se levantó para marcharse, uno de los juristas sentados a la mesa le dirigió la palabra, diciendo: «Pero, Maestro, en algunas de tus declaraciones también nos haces reproches. ¿No hay nada bueno en los escribas, los fariseos o los juristas?» Jesús, que permanecía de pie, respondió al jurista: «Vosotros, al igual que los fariseos, os deleitáis en ocupar los mejores lugares en las fiestas y en lucir largas túnicas, mientras que colocáis unas cargas pesadas, difíciles de llevar, sobre los hombros de la gente. Y cuando las almas de los hombres se tambalean debajo de esas pesadas cargas, no levantáis ni uno solo de vuestros dedos. ¡Ay de vosotros, que encontráis vuestra mayor satisfacción en construir tumbas para los profetas que vuestros padres mataron! Que vosotros aprobáis lo que hicieron vuestros padres se pone de manifiesto en el hecho de que ahora planeáis matar a los que vienen a hacer, en el día de hoy, lo que hicieron los profetas en su día — proclamar la justicia de Dios y revelar la misericordia del Padre celestial. Pero de todas las generaciones pasadas, la sangre de los profetas y de los apóstoles será exigida a esta generación perversa y presuntuosa. ¡Ay de todos vosotros, juristas, que le habéis quitado la llave del conocimiento a la gente común! Vosotros mismos os negáis a entrar en el camino de la verdad, y al mismo tiempo quisierais impedir la entrada a todos los que la buscan. Pero no podéis cerrar así las puertas del reino de los cielos; las hemos abierto a todos los que tienen fe para entrar; y esos portales de misericordia no serán cerrados por los prejuicios y la arrogancia de los falsos educadores y de los pastores engañosos que se parecen a los sepulcros blanqueados, los cuales aparecen hermosos por fuera, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de todo tipo de impurezas espirituales.»
166:1.6 (1826.3) Cuando Jesús hubo terminado de hablar en la mesa de Natanael, salió de la casa sin haber participado en la comida. De todos los fariseos que habían escuchado estas palabras, algunos creyeron en su enseñanza y entraron en el reino, pero más numerosos fueron los que persistieron en el camino de las tinieblas, estando cada vez más decididos a espiarlo para poder atrapar algunas de sus palabras y utilizarlas para procesarlo y juzgarlo ante el sanedrín de Jerusalén.
166:1.7 (1827.1) Había únicamente tres cosas a las que los fariseos prestaban una atención particular:
166:1.8 (1827.2) 1. Practicar estrictamente el diezmo.
166:1.9 (1827.3) 2. Cumplir escrupulosamente las reglas de purificación.
166:1.10 (1827.4) 3. Evitar asociarse con todos los que no fueran fariseos.
166:1.11 (1827.5) En aquel momento, Jesús trataba de poner al descubierto la esterilidad espiritual de las dos primeras prácticas; en cuanto a sus observaciones destinadas a reprender a los fariseos por su rechazo a mantener relaciones sociales con los no fariseos, las reservó para una ocasión posterior en la que cenaría de nuevo con muchos de estos mismos hombres.
166:2.1 (1827.6) Al día siguiente, Jesús fue con los doce a Amatus, cerca de la frontera de Samaria. Al acercarse a la ciudad, se encontraron con un grupo de diez leprosos que residían por algún tiempo cerca de aquel lugar. Nueve de ellos eran judíos y uno samaritano. Normalmente, estos judíos habrían evitado toda asociación o todo contacto con este samaritano, pero la aflicción que tenían en común era más que suficiente para superar todos los prejuicios religiosos. Habían oído hablar mucho de Jesús y de sus primeras curaciones milagrosas, y como los setenta tenían la costumbre de anunciar la hora aproximada en que Jesús llegaría cuando el Maestro estaba de gira con los doce, los diez leprosos se habían enterado de que aparecería por estas inmediaciones hacia esta hora; en consecuencia, estaban apostados aquí en las afueras de la ciudad, con la esperanza de atraer su atención y pedirle la curación. Cuando los leprosos vieron llegar a Jesús, no se atrevieron a acercarse a él y se mantuvieron a distancia, gritándole: «Maestro, ten piedad de nosotros; límpianos de nuestra aflicción. Cúranos como has curado a otros.»
166:2.2 (1827.7) Jesús acababa de explicar a los doce por qué los gentiles de Perea, junto con los judíos menos ortodoxos, estaban más dispuestos que los judíos de Judea, más ortodoxos y atados a la tradición, a creer en el evangelio predicado por los setenta. Había llamado su atención sobre el hecho de que su mensaje también había sido recibido más fácilmente por los galileos, e incluso por los samaritanos. Pero los doce apóstoles aún no estaban dispuestos a mantener sentimientos amistosos hacia los samaritanos, despreciados durante tanto tiempo.
166:2.3 (1827.8) En consecuencia, cuando Simón Celotes observó al samaritano entre los leprosos, intentó persuadir al Maestro para que siguiera andando hasta la ciudad sin detenerse siquiera para intercambiar saludos con ellos. Jesús le dijo a Simón: «Pero, ¿y si el samaritano ama a Dios tanto como los judíos? ¿Vamos a juzgar a nuestros semejantes? ¿Quién puede decirlo? Si curamos a estos diez hombres, quizás el samaritano resulte ser más agradecido incluso que los judíos. ¿Te sientes seguro de tus opiniones, Simón?» Simón replicó de inmediato: «Si los purificas, lo averiguarás enseguida.» Y Jesús contestó: «Así será, Simón, y pronto conocerás la verdad sobre la gratitud de los hombres y la misericordia amorosa de Dios.»
166:2.4 (1827.9) Jesús se acercó a los leprosos, y dijo: «Si queréis recuperar la salud, id inmediatamente a mostraros a los sacerdotes, como lo exige la ley de Moisés.» Y mientras iban de camino, recuperaron la salud. Cuando el samaritano vio que había sido curado, volvió sobre sus pasos buscando a Jesús, y empezó a glorificar a Dios en voz alta. Cuando hubo encontrado al Maestro, cayó de rodillas a sus pies y dio gracias por su purificación. Los otros nueve, los judíos, también habían descubierto que habían sido curados, y aunque también estaban agradecidos por su purificación, continuaron su camino para mostrarse a los sacerdotes.
166:2.5 (1828.1) Mientras el samaritano permanecía arrodillado a los pies de Jesús, el Maestro miró sucesivamente a los doce, especialmente a Simón Celotes, y dijo: «¿No han sido purificados los diez? ¿Dónde están entonces los otros nueve, los judíos? Solamente uno, este extranjero, ha regresado para dar gloria a Dios.» Luego dijo al samaritano: «Levántate y sigue tu camino; tu fe te ha curado.»
166:2.6 (1828.2) Jesús miró de nuevo a sus apóstoles mientras el extranjero se alejaba. Y todos los apóstoles miraron a Jesús, excepto Simón Celotes, que tenía la mirada baja. Los doce no dijeron ni una palabra. Y Jesús tampoco habló; no era necesario hacerlo.
166:2.7 (1828.3) Aunque estos diez hombres creían realmente que tenían la lepra, solamente cuatro sufrían de ella. Los otros seis fueron curados de una enfermedad de la piel que había sido confundida con la lepra. Pero el samaritano tenía realmente la lepra.
166:2.8 (1828.4) Jesús ordenó a los doce que no dijeran nada sobre la purificación de los leprosos, y cuando entraban en Amatus, comentó: «Ya veis cómo los hijos de la casa, incluso cuando son desobedientes a la voluntad de su Padre, dan por sentadas sus bendiciones. Creen que es de poca importancia el dejar de dar las gracias cuando el Padre les concede la curación, pero cuando los extranjeros reciben los dones del dueño de la casa, se llenan de asombro y se sienten obligados a dar las gracias en reconocimiento por las buenas cosas que les han sido concedidas.» Y los apóstoles continuaron sin decir nada en respuesta a las palabras del Maestro.
166:3.1 (1828.5) Mientras Jesús y los doce conversaban con los mensajeros del reino en Gerasa, uno de los fariseos que creían en él hizo la pregunta siguiente: «Señor, ¿en realidad se salvarán pocas o muchas personas?» Y Jesús contestó:
166:3.2 (1828.6) «Os han enseñado que sólo los hijos de Abraham serán salvados, que sólo los gentiles de adopción pueden esperar la salvación. Como las Escrituras indican que de todas las multitudes que salieron de Egipto, sólo Caleb y Josué vivieron para entrar en la tierra prometida, algunos de vosotros habéis deducido que sólo un número relativamente pequeño de aquellos que buscan el reino de los cielos conseguirá entrar en él.
166:3.3 (1828.7) «También tenéis otro dicho entre vosotros, y es un dicho que contiene mucha verdad: El camino que conduce a la vida eterna es recto y estrecho, y la puerta de acceso es igualmente estrecha, de manera que, de aquellos que buscan la salvación, pocos son los que logran entrar por esa puerta. También tenéis una enseñanza que dice que el camino que conduce a la destrucción es amplio, que su entrada es ancha, y que muchos escogen seguir ese camino. Este proverbio no está desprovisto de significado. Pero yo declaro que la salvación es, en primer lugar, una cuestión de elección personal. Aunque la puerta que conduce al camino de la vida sea estrecha, es lo suficientemente ancha como para recibir a todos los que intentan entrar sinceramente, porque yo soy esa puerta. Y el Hijo nunca le negará la entrada a ningún hijo del universo que aspira, por la fe, a encontrar al Padre a través del Hijo.
166:3.4 (1829.1) «Pero he aquí el peligro para todos los que quisieran aplazar su entrada en el reino, a fin de continuar buscando los placeres de la inmadurez y permitirse las satisfacciones del egoísmo: Al haberse negado a entrar en el reino como experiencia espiritual, quizás intenten más tarde entrar en él cuando la gloria del mejor camino sea revelada en la era por venir. Por consiguiente, aquellos que despreciaron el reino cuando yo vine en la similitud de la humanidad, tratarán de encontrar una entrada cuando sea revelado en la similitud de la divinidad; pero entonces diré a todos esos egoístas: No sé de dónde venís. Tuvisteis la oportunidad de prepararos para esta ciudadanía celestial, pero rehusasteis todas estas ofertas de misericordia; rechazasteis todas las invitaciones para venir mientras que la puerta estaba abierta. Ahora, para vosotros que habéis rechazado la salvación, la puerta está cerrada. Esta puerta no está abierta para aquellos que quieren entrar en el reino para glorificarse egoístamente. La salvación no es para los que no están dispuestos a pagar el precio de una dedicación entusiasta a hacer la voluntad de mi Padre. Cuando en vuestro espíritu y en vuestra alma le habéis dado la espalda al reino del Padre, es inútil permanecer mental y corporalmente delante de esta puerta, y llamar diciendo: ‘Señor, ábrenos; nosotros también queremos ser grandes en el reino.` Entonces declararé que no pertenecéis a mi redil. No os recibiré para que estéis con los que han librado el buen combate de la fe y han ganado la recompensa del servicio desinteresado en el reino en la Tierra. Y cuando digáis: ‘¿No comimos y bebimos contigo, y no enseñaste en nuestras calles?`, entonces declararé de nuevo que sois unos extranjeros espirituales; que no servimos juntos en el ministerio de misericordia del Padre en la Tierra; que no os conozco; y entonces, el Juez de toda la Tierra os dirá: ‘Apartaos de nosotros, todos los que habéis disfrutado con las obras de la iniquidad.`
166:3.5 (1829.2) «Pero no temáis; todo el que desee sinceramente encontrar la vida eterna entrando en el reino de Dios, hallará con seguridad esa salvación eterna. Pero vosotros, que rechazáis esta salvación, algún día veréis a los profetas de la semilla de Abraham sentarse en este reino glorificado con los creyentes de las naciones gentiles, para compartir el pan de la vida y refrescarse con el agua de la vida. Aquellos que se apoderen así del reino mediante el poder espiritual y los asaltos perseverantes de la fe viviente, vendrán del norte y del sur, del este y del oeste. Y mirad, muchos que son los primeros serán los últimos, y aquellos que son los últimos serán muchas veces los primeros.»
166:3.6 (1829.3) Ésta fue, en verdad, una versión nueva e insólita del viejo proverbio bien conocido sobre el camino recto y estrecho.
166:3.7 (1829.4) Lentamente, los apóstoles y muchos discípulos aprendían el significado de la declaración inicial de Jesús: «A menos que nazcáis de nuevo, que nazcáis del espíritu, no podréis entrar en el reino de Dios.» Sin embargo, para todos los que son honrados de corazón y tienen una fe sincera, es eternamente cierto que: «Mirad, permanezco en la puerta del corazón de los hombres y llamo; si alguien me abre, entraré, cenaré con él y lo alimentaré con el pan de la vida; seremos uno solo en espíritu y en propósito, y así seremos siempre hermanos en el largo y fructífero servicio de buscar al Padre Paradisiaco.» Así pues, si los que se van a salvar son muchos o pocos, eso depende enteramente de que muchos o pocos hagan caso de la invitación: «Yo soy la puerta, yo soy el camino nuevo y viviente, y cualquiera que lo desee puede entrar para emprender la búsqueda interminable de la verdad, que durará la vida eterna.»
166:3.8 (1829.5) Los mismos apóstoles eran incapaces de comprender plenamente su enseñanza sobre la necesidad de utilizar la fuerza espiritual a fin de vencer todas las resistencias materiales, y para superar todos los obstáculos terrenales que casualmente pudieran impedir la comprensión de los valores espirituales, sumamente importantes, de la nueva vida en el espíritu, como hijos liberados de Dios.
166:4.1 (1830.1) Aunque la mayoría de los palestinos sólo hacían dos comidas al día, Jesús y los apóstoles tenían la costumbre, cuando iban de viaje, de detenerse al mediodía para descansar y tomar un refrigerio. En una de estas detenciones del mediodía, en el camino de Filadelfia, fue cuando Tomás le preguntó a Jesús: «Maestro, después de haber escuchado tus comentarios mientras viajábamos esta mañana, me gustaría averiguar si los seres espirituales están implicados en la producción de acontecimientos extraños y extraordinarios en el mundo material, y preguntar además si los ángeles y otros seres espirituales son capaces de impedir los accidentes.»
166:4.2 (1830.2) En respuesta a la pregunta de Tomás, Jesús dijo: «¿He estado tanto tiempo con vosotros, y sin embargo continuáis haciéndome estas preguntas? ¿No habéis observado que el Hijo del Hombre vive como uno de vosotros, y que se niega firmemente a emplear las fuerzas del cielo para su sostenimiento personal? ¿No vivimos todos con los mismos recursos que emplean todos los hombres para existir? ¿Acaso veis que el poder del mundo espiritual se manifieste en la vida material de este mundo, salvo en la revelación del Padre y en la curación esporádica de sus hijos afligidos?
166:4.3 (1830.3) «Vuestros antepasados han creído durante demasiado tiempo que la prosperidad era el signo de la aprobación divina, y que la adversidad era la prueba del desagrado de Dios. Afirmo que esas creencias son supersticiones. ¿No observáis que un número mucho mayor de pobres reciben el evangelio con regocijo y entran inmediatamente en el reino? Si las riquezas prueban el favor divino, ¿por qué los ricos se niegan tantas veces a creer en esta buena nueva que procede del cielo?
166:4.4 (1830.4) «El Padre hace caer su lluvia sobre los justos y los injustos; el Sol brilla de igual manera sobre los virtuosos y los perversos. Habéis oído hablar de aquellos galileos cuya sangre mezcló Pilatos con la de los sacrificios, pero yo os digo que esos galileos no eran de ninguna manera más pecadores que todos sus semejantes, simplemente porque esto les sucedió a ellos. También conocéis la historia de los dieciocho hombres que perecieron por la caída de la torre de Siloé. No creáis que esos hombres que fueron aniquilados así eran más pecadores que todos sus hermanos de Jerusalén. Esas personas fueron simplemente las víctimas inocentes de uno de los accidentes del tiempo.
166:4.5 (1830.5) «Existen tres tipos de acontecimientos que se pueden producir en vuestras vidas:
166:4.6 (1830.6) «1. Podéis participar en aquellos acontecimientos normales que forman parte de la vida que vosotros y vuestros compañeros vivís sobre la faz de la Tierra.
166:4.7 (1830.7) «2. Podéis ser víctimas por casualidad de uno de los accidentes de la naturaleza, de una de las desgracias humanas, sabiendo muy bien que esos sucesos no están de ninguna manera preparados de antemano ni son producidos de otro modo por las fuerzas espirituales del planeta.
166:4.8 (1830.8) «3. Podéis recoger la cosecha de vuestros esfuerzos directos por acatar las leyes naturales que gobiernan el mundo.»
166:4.9 (1830.9) «Había un hombre que plantó una higuera en su patio, y después de ir muchas veces a buscar los frutos sin encontrar ninguno, llamó a los viñadores y les dijo: ‘He venido aquí durante tres temporadas para buscar los frutos de esta higuera y no he encontrado ninguno. Derribad este árbol estéril; ¿para qué tiene que estar estorbando en el suelo?` Pero el jardinero en jefe respondió a su señor: ‘Déjalo tranquilo durante un año más para que yo pueda cavar a su alrededor y echarle abono; si el año que viene no produce frutos, entonces lo cortaremos.` Y cuando se hubieron sometido así a las leyes de la fertilidad, fueron recompensados con una cosecha abundante, ya que el árbol estaba vivo y en buen estado.
166:4.10 (1831.1) «En las cosas de la enfermedad y de la salud, deberíais saber que esos estados físicos son el resultado de causas materiales; la salud no es la sonrisa del cielo, ni la aflicción el enojo de Dios.
166:4.11 (1831.2) «Los hijos humanos del Padre tienen la misma capacidad para recibir las bendiciones materiales; por eso, concede las cosas físicas a los hijos de los hombres sin discriminación. Cuando se trata de atribuir los dones espirituales, el Padre está limitado por la capacidad del hombre para recibir estos dones divinos. Aunque el Padre no hace acepción de personas, en la atribución de los dones espirituales está limitado por la fe del hombre y por su buena disposición para atenerse siempre a la voluntad del Padre.»
166:4.12 (1831.3) Mientras viajaban hacia Filadelfia, Jesús continuó enseñándoles y respondiendo a sus preguntas sobre los accidentes, las enfermedades y los milagros, pero no fueron capaces de comprender plenamente esta enseñanza. Una hora de enseñanza no es suficiente para cambiar por completo las creencias de toda una vida, y por eso Jesús creyó necesario reiterar su mensaje, decirles una y otra vez lo que deseaba hacerles comprender; y aún así, no lograron captar el significado de su misión terrenal hasta después de su muerte y resurrección.
166:5.1 (1831.4) Jesús y los doce iban de camino para visitar a Abner y a sus asociados, que predicaban y enseñaban en Filadelfia. De todas las ciudades de Perea, es en Filadelfia donde el grupo más numeroso de judíos y gentiles, ricos y pobres, eruditos e ignorantes, aceptó las enseñanzas de los setenta y entró así en el reino de los cielos. La sinagoga de Filadelfia nunca había estado sometida a la supervisión del sanedrín de Jerusalén, por lo que nunca había estado cerrada a las enseñanzas de Jesús y sus compañeros. En ese mismo momento, Abner enseñaba tres veces al día en la sinagoga de Filadelfia.
166:5.2 (1831.5) Esta misma sinagoga se convirtió más tarde en una iglesia cristiana y fue el cuartel general de los misioneros que promulgaron el evangelio en las regiones situadas al este. Fue mucho tiempo la plaza fuerte de las enseñanzas del Maestro, y durante siglos se mantuvo sola en esta región como centro del conocimiento cristiano.
166:5.3 (1831.6) Los judíos de Jerusalén siempre habían tenido problemas con los judíos de Filadelfia. Después de la muerte y resurrección de Jesús, la iglesia de Jerusalén, cuyo jefe era Santiago, el hermano del Señor, empezó a tener graves dificultades con la congregación de creyentes de Filadelfia. Abner se convirtió en el jefe de la iglesia de Filadelfia, y continuó siéndolo hasta su muerte. Este distanciamiento de Jerusalén explica por qué los relatos evangélicos del Nuevo Testamento no mencionan nada sobre Abner y su obra. Esta enemistad entre Jerusalén y Filadelfia permaneció durante toda la vida de Santiago y Abner, y continuó hasta algún tiempo después de la destrucción de Jerusalén. Filadelfia fue realmente el centro de la iglesia primitiva en el sur y en el este, como Antioquía lo fue en el norte y el oeste.
166:5.4 (1831.7) Fue una aparente desgracia para Abner estar en desacuerdo con todos los jefes de la iglesia cristiana primitiva. Riñó con Pedro y Santiago (el hermano de Jesús) sobre cuestiones relacionadas con la administración y la jurisdicción de la iglesia de Jerusalén; se separó de Pablo por divergencias sobre filosofía y teología. Abner tenía una filosofía más babilónica que helenista, y se opuso obstinadamente a todos los intentos de Pablo por rehacer las enseñanzas de Jesús para que ocasionaran menos objeciones, primero entre los judíos, y luego entre los grecorromanos que creían en los misterios.
166:5.5 (1832.1) Abner se vio obligado así a vivir una vida de aislamiento. Era el jefe de una iglesia que no gozaba de ninguna reputación en Jerusalén. Se había atrevido a desafiar a Santiago, el hermano del Señor, que posteriormente fue apoyado por Pedro. Esta conducta lo separó efectivamente de todos sus antiguos asociados. Luego se atrevió a oponerse a Pablo. Aunque estaba totalmente de acuerdo con la misión de Pablo entre los gentiles, y aunque lo apoyaba en sus disputas con la iglesia de Jerusalén, se opuso encarnizadamente a la versión de las enseñanzas de Jesús que Pablo había elegido predicar. En los últimos años de su vida, Abner denunció a Pablo como el «hábil corruptor de las enseñanzas de la vida de Jesús de Nazaret, el Hijo del Dios viviente».
166:5.6 (1832.2) Durante los últimos años de Abner y hasta algún tiempo después de su muerte, los creyentes de Filadelfia se atuvieron a la religión de Jesús, tal como éste la había vivido y enseñado, más estrictamente que cualquier otro grupo en la Tierra.
166:5.7 (1832.3) Abner vivió hasta los 89 años de edad, y murió en Filadelfia el día 21 de noviembre del año 74. Hasta el final de su vida, fue un creyente fiel en el evangelio del reino celestial y un instructor del mismo.
El libro de Urantia
Documento 167
167:0.1 (1833.1) A LO largo de todo este período de ministerio en Perea, cuando se menciona que Jesús y los apóstoles visitaban las diversas localidades donde trabajaban los setenta, es bueno recordar que, por regla general, sólo lo acompañaban diez apóstoles, pues tenía la costumbre de dejar en Pella al menos a dos apóstoles para instruir a la multitud. Mientras Jesús se preparaba para ir a Filadelfia, Simón Pedro y su hermano Andrés regresaron al campamento de Pella para enseñar a la muchedumbre allí reunida. Cuando el Maestro dejaba el campamento de Pella para recorrer Perea, no era raro que lo siguieran entre trescientas y quinientas personas que residían en el campamento. Cuando llegó a Filadelfia, iba acompañado por más de seiscientos seguidores.
167:0.2 (1833.2) Ningún milagro se había producido durante la reciente gira de predicación a través de la Decápolis y, a excepción de la purificación de los diez leprosos, hasta ese momento no había habido ningún milagro en esta misión en Perea. Era un período en el que el evangelio se proclamaba con poder, sin milagros, y la mayor parte del tiempo sin la presencia personal de Jesús ni tampoco de sus apóstoles.
167:0.3 (1833.3) Jesús y los diez apóstoles llegaron a Filadelfia el miércoles 22 de febrero, y el jueves y el viernes los pasaron descansando de sus viajes y trabajos recientes. Santiago habló en la sinagoga aquel viernes por la noche, y se convocó un consejo general para el día siguiente al anochecer. Estaban muy contentos por el progreso del evangelio en Filadelfia y en los pueblos cercanos. Los mensajeros de David también trajeron noticias de los nuevos progresos del reino por toda Palestina, así como buenas nuevas de Alejandría y Damasco.
167:1.1 (1833.4) En Filadelfia vivía un fariseo muy rico e influyente que había aceptado las enseñanzas de Abner, y que invitó a Jesús a desayunar en su casa el sábado por la mañana. Se sabía que a Jesús se le esperaba en Filadelfia a esa hora, por lo que un gran número de visitantes, entre ellos muchos fariseos, habían venido de Jerusalén y de otros lugares. En consecuencia, unos cuarenta de estos dirigentes y algunos juristas, fueron invitados a este desayuno que se había organizado en honor del Maestro.
167:1.2 (1833.5) Mientras Jesús permanecía cerca de la puerta hablando con Abner, y después de que el mismo anfitrión se hubiera sentado, uno de los fariseos principales de Jerusalén, miembro del sanedrín, entró en la sala y, siguiendo su costumbre, se dirigió directamente al asiento de honor, a la izquierda del anfitrión. Pero como este lugar había sido reservado para el Maestro, y el de la derecha para Abner, el anfitrión señaló al fariseo de Jerusalén que se sentara en el cuarto asiento a la izquierda, y este dignatario se ofendió mucho por no haber recibido el asiento de honor.
167:1.3 (1834.1) Pronto, todos estuvieron sentados y disfrutando de la conversación entre ellos, ya que la mayoría de los presentes eran discípulos de Jesús o bien eran favorables al evangelio. Sólo sus enemigos notaron el hecho de que no había cumplido con la ceremonia de lavarse las manos antes de sentarse para comer. Abner se lavó las manos al principio de la comida, pero no durante el servicio.
167:1.4 (1834.2) Hacia el final de la comida, un hombre procedente de la calle entró en la sala; había estado afligido durante mucho tiempo con una enfermedad crónica, y ahora se encontraba en un estado hidrópico. Este hombre era creyente, y había sido bautizado recientemente por los compañeros de Abner. No le pidió a Jesús que lo curara, pero el Maestro sabía muy bien que este enfermo había acudido al desayuno con la esperanza de evitar las multitudes que se agolpaban a su alrededor, y así tener más posibilidades de atraer su atención. Este hombre sabía que por aquella época se realizaban pocos milagros; sin embargo, había razonado en su fuero interno que su estado lastimoso quizás atraería la compasión del Maestro. Y no estaba equivocado porque, en cuanto entró en la sala, tanto Jesús como el presuntuoso fariseo de Jerusalén advirtieron su presencia. El fariseo no tardó en expresar su indignación porque se permitiera a un individuo así entrar en la sala. Pero Jesús miró al enfermo y le sonrió con tanta bondad que éste se acercó y se sentó en el suelo. Cuando la comida estaba finalizando, el Maestro paseó su mirada sobre los demás invitados y luego, después de lanzar una mirada significativa al hombre con hidropesía, dijo: «Amigos míos, educadores de Israel y expertos juristas, me gustaría haceros una pregunta: ¿Es lícito, o no, curar a los enfermos y a los afligidos en el día del sábado?» Pero los que estaban allí presentes conocían muy bien a Jesús; guardaron silencio, y no contestaron a su pregunta.
167:1.5 (1834.3) Jesús se dirigió entonces al lugar donde estaba sentado el enfermo, lo cogió de la mano, y le dijo: «Levántate y sigue tu camino. No has pedido la curación, pero conozco el deseo de tu corazón y la fe de tu alma.» Antes de que el hombre abandonara la sala, Jesús volvió a su sitio y dirigió la palabra a los que estaban en la mesa, diciendo: «Mi Padre hace estas obras, no para induciros a entrar en el reino, sino para revelarse a los que ya están en el reino. Podéis percibir que sería muy propio del Padre hacer precisamente estas cosas, porque ¿quién de vosotros, si su animal favorito se cayera en el pozo el día del sábado, no saldría inmediatamente para sacarlo de allí?» Como nadie quería contestarle, y ya que su anfitrión aprobaba evidentemente lo que estaba sucediendo, Jesús se levantó y dijo a todos los presentes: «Hermanos míos, cuando os inviten a un banquete nupcial, no os sentéis en el asiento principal, no sea que un hombre más ilustre que vosotros haya sido invitado, y el anfitrión tenga que venir a rogaros que dejéis vuestro sitio al otro huésped de honor. En ese caso se os pedirá, para vuestra vergüenza, que ocupéis un sitio inferior en la mesa. Cuando os inviten a una fiesta, es una demostración de sabiduría, al llegar a la mesa del festín, buscar el asiento más humilde y sentaros allí, de tal manera que, cuando el anfitrión examine a los convidados, pueda deciros: ‘Amigo mío, ¿por qué te has sentado en el asiento más humilde? Ven más arriba`; y así ese hombre será glorificado en presencia de los demás invitados. No lo olvidéis: el que se ensalza a sí mismo será humillado, mientras que el que se humilla sinceramente será ensalzado. Por eso, cuando convidéis a almorzar o deis una cena, no invitéis siempre a vuestros amigos, vuestros hermanos, vuestros parientes o a vuestros vecinos ricos, para que ellos puedan invitaros a cambio a sus fiestas, y seáis así recompensados. Cuando ofrezcáis un banquete, invitad de vez en cuando a los pobres, a los mutilados y a los ciegos. De esa manera os sentiréis dichosos en vuestro corazón, porque sabéis muy bien que los cojos y los lisiados no pueden devolveros vuestra ayuda amorosa.»
167:2.1 (1835.1) Cuando Jesús terminó de hablar en la mesa del desayuno del fariseo, uno de los juristas presentes, deseando romper el silencio, dijo sin reflexionar: «Bendito sea el que coma pan en el reino de Dios» — lo cual era un dicho corriente en aquella época. Jesús contó entonces una parábola, que incluso su amistoso anfitrión se vio obligado a tomar en serio. Dijo:
167:2.2 (1835.2) «Cierto dirigente ofreció una gran cena, y como había invitado a muchos huéspedes, a la hora de la cena envió a sus criados para que dijeran a los invitados: ‘Venid, pues ya está todo preparado.` Pero todos empezaron a excusarse unánimemente. El primero dijo: ‘Acabo de comprar una finca, y es absolutamente necesario que vaya a examinarla; te ruego que me excuses.` Otro dijo: ‘He comprado cinco yuntas de bueyes, y tengo que ir a recibirlas; te ruego que me excuses.` Y otro dijo: ‘Acabo de contraer matrimonio, y por esta razón no puedo ir.` Así pues, los criados regresaron e informaron de esto a su señor. Cuando el dueño de la casa escuchó esto, se irritó mucho, y volviéndose hacia sus criados, les dijo: ‘He preparado este banquete de boda; los animales cebados han sido matados, y todo está preparado para mis huéspedes, pero han desdeñado mi invitación; cada cual se ha ido a sus tierras y a sus mercancías, e incluso han mostrado una falta de respeto a mis criados que les pedían que vinieran a mi festín. Salid pues rápidamente a las calles y callejuelas de la ciudad, a las carreteras y a los caminos, y traed aquí a los pobres y a los parias, a los ciegos y a los cojos, para que haya invitados en el banquete de boda.` Los criados hicieron lo que su señor les había ordenado, y aún así quedaba sitio para más invitados. Entonces el señor dijo a sus criados: ‘Salid ahora a los caminos y a los campos, y obligad a los que estén allí a que vengan, para que se llene mi casa. Os aseguro que ninguno de los que fueron invitados en primer lugar probará mi cena.` Los criados hicieron lo que les había ordenado su señor, y la casa se llenó.»
167:2.3 (1835.3) Cuando escucharon estas palabras, todos se marcharon, y cada uno se fue a su propia casa. De todos los fariseos despectivos que estaban presentes aquella mañana, al menos uno comprendió el significado de esta parábola, porque fue bautizado aquel mismo día y confesó públicamente su fe en el evangelio del reino. Aquella noche, Abner predicó sobre esta parábola en el consejo general de los creyentes.
167:2.4 (1835.4) Al día siguiente, todos los apóstoles emprendieron el ejercicio filosófico de tratar de interpretar el significado de esta parábola de la gran cena. Aunque Jesús escuchó con interés todas las diversas interpretaciones, se negó firmemente a ofrecerles una ayuda adicional para comprender la parábola. Solamente dijo: «Que cada uno encuentre el significado por sí mismo y en su propia alma.»
167:3.1 (1835.5) Abner se había encargado de que el Maestro enseñara en la sinagoga este sábado; era la primera vez que Jesús aparecía en una sinagoga desde que todas habían sido cerradas a sus enseñanzas por orden del sanedrín. Al final del servicio, Jesús observó delante de él a una mujer anciana que tenía una expresión abatida y el cuerpo muy encorvado. Esta mujer había estado durante mucho tiempo tiranizada por el miedo, y toda alegría había desaparecido de su vida. Cuando Jesús bajó del púlpito, se acercó a ella, tocó el hombro de su figura encorvada, y le dijo: «Mujer, si tan sólo quisieras creer, te liberarías por completo de tu debilidad de carácter.» Y esta mujer, que había estado encorvada y atada por las depresiones del miedo durante más de dieciocho años, creyó en las palabras del Maestro y, gracias a la fe, se puso derecha inmediatamente. Cuando esta mujer se dio cuenta de que estaba erguida, elevó la voz y glorificó a Dios.
167:3.2 (1836.1) Aunque la aflicción de esta mujer era completamente mental, ya que su forma encorvada se debía a su mente deprimida, la gente creyó que Jesús había curado una verdadera enfermedad física. La asamblea de la sinagoga de Filadelfia era favorable a las enseñanzas de Jesús, pero el jefe principal de la sinagoga era un fariseo hostil. Como compartía la opinión de la asamblea de que Jesús había curado una enfermedad física, se indignó porque Jesús se hubiera atrevido a hacer una cosa así el día del sábado, y poniéndose de pie delante del auditorio, dijo: «¿No hay seis días para que los hombres puedan hacer todo su trabajo? Venid pues para ser curados durante esos días laborables, pero no en el día del sábado.»
167:3.3 (1836.2) Cuando el jefe hostil hubo dicho esto, Jesús regresó a la tribuna de los oradores y dijo: «¿Por qué jugar a ser hipócritas? Cada uno de vosotros, ¿no saca a su buey del establo el día del sábado, para llevarlo al abrevadero? Si esa buena acción es permisible el día del sábado, esta mujer, una hija de Abraham, que ha estado encogida por el mal durante estos dieciocho años, ¿no debería ser liberada de esa esclavitud y llevada a compartir las aguas de la libertad y de la vida, incluso en este día de sábado?» Mientras la mujer continuaba glorificando a Dios, el detractor quedó puesto en evidencia, y la asamblea se regocijó con ella de que hubiera sido curada.
167:3.4 (1836.3) Como consecuencia de haber criticado públicamente a Jesús este sábado, el jefe principal de la sinagoga fue destituido y reemplazado por un seguidor de Jesús.
167:3.5 (1836.4) Jesús liberaba con frecuencia a estas víctimas del miedo de su debilidad de carácter, de su depresión mental y de su esclavitud al temor. Pero la gente creía que todas estas aflicciones eran, o bien enfermedades físicas, o posesiones por los espíritus malignos.
167:3.6 (1836.5) El domingo, Jesús enseñó de nuevo en la sinagoga, y aquel día a mediodía Abner bautizó a muchas personas en el río que corría al sur de la ciudad. Al día siguiente, Jesús y los diez apóstoles habrían emprendido el viaje de vuelta al campamento de Pella si no hubiera sido por la llegada de uno de los mensajeros de David, que traía un mensaje urgente para Jesús de parte de sus amigos de Betania, cerca de Jerusalén.
167:4.1 (1836.6) El domingo 26 de febrero, a una hora muy tardía de la noche, un corredor procedente de Betania llegó a Filadelfia, trayendo un mensaje de Marta y María que decía: «Señor, aquel que amas está muy enfermo.» Este mensaje le llegó a Jesús al final de la conferencia de la tarde, justo en el momento en que se despedía de los apóstoles para pasar la noche. Al principio, Jesús no respondió nada. Entonces se produjo uno de esos extraños intervalos, un período de tiempo en el que parecía estar en comunicación con algo exterior a él y más allá de él. Luego levantó los ojos y se dirigió al mensajero, de manera que los apóstoles le oyeron decir: «Esta enfermedad no le llevará realmente a la muerte. No dudéis de que será empleada para glorificar a Dios y exaltar al Hijo.»
167:4.2 (1837.1) Jesús estaba muy encariñado con Marta, María y su hermano Lázaro; los amaba con un afecto ferviente. Su primer pensamiento humano fue acudir inmediatamente en su ayuda, pero otra idea apareció en su mente combinada. Casi había perdido la esperanza de que los dirigentes judíos de Jerusalén aceptaran alguna vez el reino, pero seguía amando a su pueblo, y ahora se le había ocurrido un plan para que los escribas y fariseos de Jerusalén tuvieran una nueva oportunidad de aceptar sus enseñanzas; de este último llamamiento a Jerusalén decidió hacer, si su Padre quería, la obra exterior más profunda y asombrosa de toda su carrera terrenal. Los judíos estaban aferrados a la idea de un libertador que hiciera prodigios. Y aunque rehusaba rebajarse a realizar maravillas materiales o a llevar a cabo exhibiciones temporales de poder político, ahora buscó el consentimiento del Padre para manifestar su poder todavía no demostrado sobre la vida y la muerte.
167:4.3 (1837.2) Los judíos tenían la costumbre de enterrar a sus muertos el día de su fallecimiento; era una práctica necesaria en un clima tan caluroso. A menudo sucedía que metían en la tumba a alguien que estaba simplemente en coma, de manera que al segundo, o incluso al tercer día, aquella persona salía de la tumba. Pero los judíos tenían la creencia de que, aunque el espíritu o el alma podía quedarse cerca del cuerpo durante dos o tres días, nunca permanecía allí después del tercer día; que la putrefacción ya estaba avanzada al cuarto día, y que nadie regresaba nunca de la tumba después de transcurrido ese tiempo. Debido a estas razones, Jesús permaneció dos días más en Filadelfia antes de prepararse para salir hacia Betania.
167:4.4 (1837.3) En consecuencia, el miércoles por la mañana temprano dijo a sus apóstoles: «Preparémonos inmediatamente para ir otra vez a Judea.» Cuando los apóstoles escucharon estas palabras de su Maestro, se retiraron aparte durante un rato para consultarse entre ellos. Santiago tomó la dirección de la conversación, y todos estuvieron de acuerdo en que era una auténtica locura permitir a Jesús que regresara a Judea, por lo que volvieron como un solo hombre para comunicarselo. Santiago dijo: «Maestro, has estado en Jerusalén hace unas semanas, y los dirigentes intentaron matarte, mientras que el pueblo estaba dispuesto a lapidarte. En aquel momento ya diste a esos hombres su oportunidad de recibir la verdad, y no te permitiremos que regreses a Judea.»
167:4.5 (1837.4) Jesús dijo entonces: «Pero, ¿no comprendéis que el día tiene doce horas, durante las cuales se pueden hacer las tareas sin peligro? Si un hombre camina de día, no tropieza puesto que tiene luz. Si camina de noche, está expuesto a tropezar ya que no tiene luz. Mientras dure mi día, no tengo miedo a entrar en Judea. Quisiera realizar otra obra poderosa para esos judíos; quisiera darles otra oportunidad para creer, y en los términos que ellos prefieren — con las condiciones de una gloria exterior y la manifestación visible del poder del Padre y del amor del Hijo. Además, ¡no os dais cuenta de que nuestro amigo Lázaro se ha dormido, y que quiero ir a despertarlo de ese sueño!»
167:4.6 (1837.5) A continuación, uno de los apóstoles dijo: «Maestro, si Lázaro se ha dormido, entonces se restablecerá con más seguridad.» En aquel tiempo, los judíos tenían la costumbre de hablar de la muerte como de una forma de sueño, pero como los apóstoles no habían comprendido que Jesús quería decir que Lázaro había partido de este mundo, ahora les dijo con toda claridad: «Lázaro ha muerto. Pero por vuestro bien, y aunque esto no salve a los demás, me alegro de no haber estado allí, a fin de que ahora podáis tener una nueva razón para creer en mí; todos os sentiréis fortalecidos por lo que vais a presenciar, y os servirá de preparación para el día en que me despediré de vosotros para ir hacia el Padre.»
167:4.7 (1838.1) Como no pudieron persuadirlo para que se abstuviera de ir a Judea, y como algunos apóstoles eran incluso reacios a acompañarlo, Tomás se dirigió a sus compañeros, diciendo: «Ya le hemos expresado nuestros temores al Maestro, pero él está decidido a ir a Betania. Estoy convencido de que esto significa el fin; lo matarán con toda seguridad, pero si ésta es la elección del Maestro, entonces comportémonos como unos hombres valientes; vamos también para poder morir con él.» Siempre fue así; en las cuestiones que requerían un coraje deliberado y sostenido, Tomás fue siempre el sostén principal de los doce apóstoles.
167:5.1 (1838.2) Un grupo de casi cincuenta amigos y enemigos siguió a Jesús en el camino hacia Judea. El miércoles, a la hora de la comida del mediodía, habló a sus apóstoles y a este grupo de seguidores sobre las «Condiciones de la salvación», y al final de esta lección, contó la parábola del fariseo y el publicano (un recaudador de impuestos). Jesús dijo: «Ya veis que el Padre concede la salvación a los hijos de los hombres, y esta salvación es un don gratuito para todos los que tienen la fe necesaria para recibir la filiación en la familia divina. El hombre no puede hacer nada para ganar esta salvación. Las obras presuntuosas no pueden comprar el favor de Dios, y una gran cantidad de oraciones en público no compensarán la falta de fe viviente en el corazón. Podéis engañar a los hombres con vuestro servicio aparente, pero Dios examina vuestra alma. Lo que os digo está bien ilustrado en el ejemplo de dos hombres, uno fariseo y el otro publicano, que entraron a orar en el templo. El fariseo permanecía de pie y oraba para sus adentros: ‘Oh Dios, te doy las gracias por no ser como los demás hombres, que son opresores, ignorantes, injustos, adúlteros, o incluso como ese publicano. Ayuno dos veces por semana, y doy el diezmo de todo lo que gano.` En cambio el publicano permanecía a lo lejos, sin atreverse siquiera a levantar los ojos al cielo, y se golpeaba el pecho, diciendo: ‘Dios, sé misericordioso con un pecador como yo.` Os digo que el publicano regresó a su casa con la aprobación de Dios más bien que el fariseo, porque todo aquel que se ensalza a sí mismo será humillado, pero aquel que se humilla será ensalzado.»
167:5.2 (1838.3) Aquella noche en Jericó, los fariseos hostiles trataron de coger al Maestro en una trampa, incitándolo a discutir sobre el matrimonio y el divorcio, como sus colegas habían hecho anteriormente en Galilea, pero Jesús evitó hábilmente sus esfuerzos por ponerlo en un conflicto con sus leyes relacionadas con el divorcio. Así como el publicano y el fariseo ilustraban la buena y la mala religión, sus prácticas del divorcio servían para establecer un contraste entre las mejores leyes matrimoniales del código judío y la relajación vergonzosa con que los fariseos interpretaban estas reglas mosaicas sobre el divorcio. El fariseo se juzgaba a sí mismo utilizando el criterio más bajo; el publicano se medía por el ideal más elevado. Para el fariseo, la devoción era un medio de inducirle a la inactividad presuntuosa y a la certeza de una falsa seguridad espiritual; para el publicano, la devoción era un medio de despertar su alma para que comprendiera la necesidad de arrepentirse, de confesarse y de aceptar, por la fe, un perdón misericordioso. El fariseo buscaba la justicia; el publicano buscaba la misericordia. La ley del universo es: pedid y recibiréis; buscad y encontraréis.
167:5.3 (1838.4) Aunque Jesús se negó a dejarse arrastrar a una controversia con los fariseos sobre el divorcio, proclamó una enseñanza positiva de los ideales más elevados relativos al matrimonio. Exaltó el matrimonio como la relación más ideal y más elevada de todas las relaciones humanas. Asimismo, insinuó su enérgica desaprobación por las prácticas de divorcio relajadas e injustas de los judíos de Jerusalén, que en aquella época permitían que un hombre se divorciara de su esposa por las razones más insignificantes, tales como ser una mala cocinera, una ama de casa deficiente, o simplemente porque se había enamorado de una mujer más bonita.
167:5.4 (1839.1) Los fariseos habían llegado incluso a enseñar que este tipo de divorcio fácil era una dispensa especial concedida al pueblo judío, y a los fariseos en particular. Y así, aunque Jesús se negó a hacer declaraciones sobre el matrimonio y el divorcio, censuró muy severamente estas burlas vergonzosas de la relación matrimonial, y señaló su injusticia para con las mujeres y los niños. Nunca aprobó una práctica de divorcio que proporcionara al hombre alguna ventaja sobre la mujer; el Maestro sólo apoyaba aquellas enseñanzas que concedían a las mujeres la igualdad con los hombres.
167:5.5 (1839.2) Aunque Jesús no ofreció unos nuevos preceptos que rigieran el matrimonio y el divorcio, instó a los judíos a que cumplieran con sus propias leyes y con sus enseñanzas más elevadas. Recurrió constantemente a las Escrituras en su esfuerzo por mejorar las prácticas de todas estas conductas sociales. A la vez que defendía así los conceptos elevados e ideales del matrimonio, Jesús evitó hábilmente contradecir a sus interrogadores respecto a las prácticas sociales representadas en sus leyes escritas, o en sus privilegios de divorcio, tan apreciados por ellos.
167:5.6 (1839.3) A los apóstoles les resultaba muy difícil comprender la desgana que mostraba el Maestro en hacer declaraciones positivas sobre los problemas científicos, sociales, económicos y políticos. No se daban plenamente cuenta de que su misión terrenal estaba exclusivamente interesada en las revelaciones de las verdades espirituales y religiosas.
167:5.7 (1839.4) Después de que Jesús hubiera hablado sobre el matrimonio y el divorcio, más tarde aquella misma noche sus apóstoles le hicieron muchas preguntas adicionales en privado, y sus respuestas a estas preguntas liberaron sus mentes de muchos conceptos equivocados. Al final de esta conferencia, Jesús dijo: «El matrimonio es honorable y todos los hombres deberían desearlo. El hecho de que el Hijo del Hombre continúe solo su misión terrenal, no es de ninguna manera un rechazo a la deseabilidad del matrimonio. Es voluntad del Padre que yo actúe de esta manera, pero el mismo Padre ha ordenado la creación del hombre y de la mujer, y es voluntad divina que los hombres y las mujeres encuentren su servicio más elevado, y la alegría consiguiente, estableciendo un hogar para recibir y criar a los hijos, en cuya creación estos padres se convierten en asociados de los Hacedores del cielo y de la Tierra. Por esta razón, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y los dos se volverán como uno solo.»
167:5.8 (1839.5) De esta manera, Jesús liberó la mente de los apóstoles de un gran número de preocupaciones acerca del matrimonio, y aclaró muchos malentendidos relacionados con el divorcio; al mismo tiempo, contribuyó mucho a realzar sus ideales de unión social y a acrecentar su respeto por las mujeres, los niños y el hogar.
167:6.1 (1839.6) El mensaje vespertino de Jesús sobre el matrimonio y la bendición que suponen los niños se difundió por todo Jericó, de manera que, a la mañana siguiente, mucho antes de que Jesús y los apóstoles se prepararan para partir, e incluso antes de la hora del desayuno, decenas de madres llegaron al lugar donde Jesús estaba alojado, trayendo a sus hijos en brazos o llevándolos de la mano, con el deseo de que bendijera a los pequeños. Cuando los apóstoles salieron y vieron esta multitud de madres con sus hijos, intentaron despedirlas, pero estas mujeres se negaron a marcharse hasta que el Maestro hubiera impuesto sus manos sobre sus hijos y los hubiera bendecido. Cuando los apóstoles reprendieron ruidosamente a estas madres, Jesús escuchó el alboroto, salió y los amonestó con indignación, diciendo: «Dejad que los niños se acerquen a mí; no se lo impidáis, porque de ellos es el reino de los cielos. En verdad, en verdad os digo que el que no reciba el reino de Dios como un niño pequeño, difícilmente entrará en él para crecer hasta la plena estatura de la madurez espiritual.»
167:6.2 (1840.1) Cuando el Maestro hubo hablado a sus apóstoles, recibió a todos los niños y les impuso sus manos mientras decía a sus madres palabras de ánimo y de esperanza.
167:6.3 (1840.2) Jesús habló con frecuencia a sus apóstoles de las mansiones celestiales y les enseñó que los hijos de Dios que progresan allí deben crecer espiritualmente, como los niños crecen físicamente en este mundo. De hecho, las cosas sagradas tienen muchas veces una apariencia corriente, y aquel día, aquellos niños y sus madres no se dieron cuenta de que las inteligencias espectadoras de Nebadon contemplaban a los niños de Jericó jugando con el Creador de un universo.
167:6.4 (1840.3) La condición de la mujer en Palestina mejoró mucho gracias a las enseñanzas de Jesús; y lo mismo hubiera sucedido en todo el mundo si sus seguidores no se hubieran alejado tanto de lo que el Maestro se había esmerado en enseñarles.
167:6.5 (1840.4) Fue también en Jericó, en conexión con una discusión sobre la temprana formación religiosa de los niños en los hábitos de la adoración divina, donde Jesús inculcó a sus apóstoles el gran valor de la belleza como influencia que conduce al impulso de adorar, especialmente entre los niños. Mediante sus preceptos y su ejemplo, el Maestro enseñó el valor de adorar al Creador en medio de los contornos naturales de la creación. Prefería comunicarse con el Padre celestial en medio de los árboles y entre las humildes criaturas del mundo natural. Sentía el regocijo de contemplar al Padre a través del espectáculo inspirador de los reinos estrellados de los Hijos Creadores.
167:6.6 (1840.5) Cuando no es posible adorar a Dios en los tabernáculos de la naturaleza, los hombres deberían hacer todo lo posible por tener unas casas llenas de belleza, unos santuarios con una sencillez atrayente y una decoración artística, para que puedan despertarse las emociones humanas más elevadas en asociación con un acercamiento intelectual a la comunión espiritual con Dios. La verdad, la belleza y la santidad son unas ayudas poderosas y eficaces para la verdadera adoración. Pero la comunión espiritual no se fomenta con unos simples adornos masivos y el embellecimiento exagerado del arte esmerado y ostentoso del hombre. La belleza es más religiosa cuando es más sencilla y semejante a la naturaleza. ¡Es una pena que los niños pequeños tengan su primer contacto con los conceptos de la adoración en público en unas salas frías y estériles, tan desprovistas del atractivo de la belleza y tan vacías de toda insinuación a la alegría y a la santidad inspiradora! El niño debería ser iniciado a la adoración en el mundo de la naturaleza, y después acompañar a sus padres a los edificios públicos de las asambleas religiosas, que posean al menos tanto atractivo material y belleza artística como el hogar donde vive cada día.
167:7.1 (1840.6) Mientras viajaban por las colinas desde Jericó a Betania, Natanael caminó casi todo el tiempo al lado de Jesús, y su discusión sobre la relación de los niños con el reino de los cielos les llevó indirectamente a reflexionar sobre el ministerio de los ángeles. Natanael le hizo finalmente al Maestro la pregunta siguiente: «Puesto que el sumo sacerdote es un saduceo, y en vista de que los saduceos no creen en los ángeles, ¿qué vamos a enseñarle al pueblo sobre los ministros celestiales?» Entonces Jesús, entre otras cosas, dijo:
167:7.2 (1841.1) «Las huestes angélicas son una orden distinta de seres creados; son enteramente diferentes a la orden material de criaturas mortales, y funcionan como un grupo distinto de inteligencias del universo. Los ángeles no pertenecen al grupo de criaturas llamadas en las Escrituras «los Hijos de Dios»; no son tampoco los espíritus glorificados de los mortales que han continuado progresando a través de las mansiones de las alturas. Los ángeles son una creación directa, y no se reproducen. Las huestes angélicas solamente tienen un parentesco espiritual con la raza humana. A medida que el hombre progresa en el viaje hacia el Padre que está en el Paraíso, pasa en un momento dado por un estado de existencia semejante al de los ángeles, pero el hombre mortal nunca se convierte en un ángel.
167:7.3 (1841.2) «Los ángeles no mueren nunca, como mueren los hombres. Los ángeles son inmortales, a menos que se impliquen en el pecado, como hicieron algunos de ellos con los engaños de Lucifer. Los ángeles son los servidores espirituales en el cielo, y no son infinitamente sabios ni todopoderosos. Pero todos los ángeles leales son realmente puros y santos.
167:7.4 (1841.3) «¿No recuerdas que ya os he dicho en otra ocasión que si vuestros ojos espirituales fueran ungidos, entonces veríais los cielos abiertos y contemplaríais a los ángeles de Dios subiendo y bajando? El ministerio de los ángeles es el que hace posible que un mundo pueda mantenerse en contacto con otros mundos, porque ¿no os he dicho repetidas veces que tengo otras ovejas que no pertenecen a este redil? Estos ángeles no son los espías del mundo espiritual, que os vigilan, y luego van a contarle al Padre los pensamientos de vuestro corazón y a informarle de las acciones de la carne. El Padre no tiene necesidad de ese servicio, ya que su propio espíritu vive dentro de vosotros. Pero estos espíritus angélicos se ocupan de mantener informada a una parte de la creación celestial acerca de los acontecimientos que se producen en otras partes lejanas del universo. Muchos ángeles están asignados al servicio de las razas humanas, mientras ejercen su actividad en el gobierno del Padre y en los universos de los Hijos. Cuando os enseñé que muchos de estos serafines eran espíritus ministrantes, no os lo decía en un lenguaje figurado ni en términos poéticos. Todo esto es verdad, independientemente de vuestra dificultad para comprender estas cosas.
167:7.5 (1841.4) «Muchos de estos ángeles están ocupados en la tarea de salvar a los hombres, porque, ¿no os he hablado de la alegría seráfica, cuando un alma escoge abandonar el pecado y empezar la búsqueda de Dios? Os he hablado incluso de la alegría en la presencia de los ángeles del cielo cuando un pecador se arrepiente, señalando de este modo la existencia de otras órdenes más elevadas de seres celestiales, que se ocupan igualmente del bienestar espiritual y del progreso divino del hombre mortal.
167:7.6 (1841.5) «Estos ángeles también están muy relacionados con los medios a través de los cuales el espíritu del hombre es liberado de los tabernáculos de la carne y su alma acompañada hasta las mansiones del cielo. Los ángeles son los guías seguros y celestiales del alma del hombre durante ese período de tiempo desconocido e indeterminado que transcurre entre la muerte física y la nueva vida en las moradas espirituales.»
167:7.7 (1841.6) Jesús hubiera continuado hablando con Natanael sobre el ministerio de los ángeles, pero fue interrumpido por la llegada de Marta, a quien unos amigos le habían informado que el Maestro se acercaba a Betania, pues lo habían visto subir las colinas del este. Y ahora Marta se apresuraba a recibirlo.
El libro de Urantia
Documento 168
168:0.1 (1842.1) POCO después del mediodía, Marta salió al encuentro de Jesús cuando éste atravesaba la cima de la colina cerca de Betania. Su hermano Lázaro había muerto hacía cuatro días y el domingo al anochecer había sido colocado en el sepulcro de la familia, situado en un extremo del jardín. Este mismo jueves por la mañana, habían hecho rodar la piedra a la entrada de la tumba.
168:0.2 (1842.2) Cuando Marta y María enviaron a Jesús el aviso de la enfermedad de Lázaro, confiaban en que el Maestro haría algo al respecto. Sabían que su hermano estaba irremediablemente enfermo, y aunque apenas se atrevían a esperar que Jesús dejara su trabajo de enseñanza y predicación para venir a ayudarlos, tenían tanta confianza en su poder de curar las enfermedades, que pensaron que le bastaría con pronunciar las palabras curativas y Lázaro recuperaría inmediatamente la salud. Cuando Lázaro murió pocas horas después de que el mensajero saliera de Betania hacia Filadelfia, dedujeron que el Maestro no se había enterado de la enfermedad de su hermano hasta que fue demasiado tarde, hasta que ya estaba muerto desde hacía varias horas.
168:0.3 (1842.3) Sin embargo, se sintieron muy desconcertadas, al igual que todos sus amigos creyentes, por el mensaje que trajo el corredor cuando llegó a Betania el martes por la mañana. El mensajero insistió en que había oído decir a Jesús: «... esta enfermedad no le llevará realmente a la muerte.» Tampoco podían comprender por qué Jesús no les había enviado ningún mensaje, ni les había ofrecido su ayuda de alguna otra manera.
168:0.4 (1842.4) Muchos amigos de las aldeas vecinas, y otros de Jerusalén, vinieron a consolar a las hermanas que estaban muy afligidas. Lázaro y sus hermanas eran los hijos de un judío ilustre y acaudalado, que había sido el vecino principal del pueblecito de Betania. A pesar de que los tres habían sido, desde hacía tiempo, unos discípulos apasionados de Jesús, eran sumamente respetados por todos los que los conocían. Habían heredado unos grandes viñedos y huertos de olivos en aquellas proximidades, y el hecho de que pudieran permitirse un sepulcro privado en sus propias tierras era una prueba más de su riqueza. Sus padres ya habían sido enterrados en este sepulcro.
168:0.5 (1842.5) María había renunciado a la idea de la venida de Jesús y se había entregado a su aflicción, pero Marta se aferró a la esperanza de que Jesús vendría, y la conservó hasta el momento en que hicieron rodar la piedra delante de la tumba, aquella misma mañana, y sellaron la entrada. E incluso entonces, encargó a un joven vecino que vigilara la carretera de Jericó desde la cima de la colina al este de Betania; éste fue el muchacho que le llevó a Marta la noticia de que Jesús y sus amigos se acercaban.
168:0.6 (1842.6) Cuando Marta se encontró con Jesús, cayó a sus pies, exclamando: «Maestro, ¡si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto!» Muchos temores atravesaban la mente de Marta, pero no expresó ninguna duda ni se atrevió a criticar o a poner en tela de juicio la conducta del Maestro en relación con la muerte de Lázaro. Cuando hubo terminado de hablar, Jesús se inclinó para levantarla, y le dijo: «Ten fe únicamente, Marta, y tu hermano resucitará.» Entonces Marta contestó: «Sé que resucitará en la resurrección del último día; e incluso ahora creo que nuestro Padre te concederá todo lo que le pidas a Dios.»
168:0.7 (1843.1) Entonces Jesús miró a Marta fijamente a los ojos, y le dijo: «Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera, vivirá. En verdad, cualquiera que vive y cree en mí no morirá nunca realmente. Marta, ¿crees esto?» Y Marta respondió al Maestro: «Sí, creo desde hace mucho tiempo que tú eres el Libertador, el Hijo del Dios vivo, aquel que debía venir a este mundo.»
168:0.8 (1843.2) Cuando Jesús preguntó por María, Marta se dirigió inmediatamente a la casa y le dijo a su hermana en voz baja: «El Maestro está aquí y ha preguntado por ti.» Cuando María escuchó esto, se levantó en seguida y salió apresuradamente para ir a recibir a Jesús, que permanecía en el mismo lugar donde Marta lo había encontrado primero, a cierta distancia de la casa. Cuando los amigos que estaban con María, tratando de consolarla, vieron que se levantaba rápidamente y salía, la siguieron suponiendo que iba a la tumba para llorar.
168:0.9 (1843.3) Muchos de los presentes eran enemigos encarnizados de Jesús. Por eso Marta había salido para encontrarse con él a solas, y por eso también había entrado para informar en secreto a María de que el Maestro había preguntado por ella. Aunque Marta anhelaba ver a Jesús, deseaba evitar que su llegada repentina en medio de un grupo numeroso de sus enemigos de Jerusalén pudiera ocasionar alguna posible situación desagradable. Marta había tenido la intención de permanecer en la casa con sus amigos mientras María iba a saludar a Jesús, pero no lo consiguió, porque todos siguieron a María, y se encontraron así de manera inesperada en presencia del Maestro.
168:0.10 (1843.4) Marta llevó a María ante Jesús, y cuando ésta lo vio, cayó a sus pies, exclamando: «¡Si tan sólo hubieras estado aquí, mi hermano no hubiera muerto!» Cuando Jesús vio hasta qué punto estaban todos afligidos por la muerte de Lázaro, su alma se llenó de compasión.
168:0.11 (1843.5) Cuando los acompañantes vieron que María había ido a saludar a Jesús, se apartaron a corta distancia, mientras Marta y María hablaban con el Maestro; recibieron palabras adicionales de consuelo y una exhortación a que conservaran una fe firme en el Padre y se conformaran por completo a la voluntad divina.
168:0.12 (1843.6) La mente humana de Jesús se conmovió poderosamente debido al conflicto entre su amor por Lázaro y las desoladas hermanas, y su desprecio y desdén por las muestras exteriores de afecto que manifestaban algunos de estos judíos incrédulos y con intenciones asesinas. A Jesús le causaba indignación que algunos de estos supuestos amigos mostraran una aflicción forzada y externa por Lázaro, cuando esa falsa pena estaba acompañada en sus corazones por una enemistad tan implacable contra él. Sin embargo, algunos de estos judíos eran sinceros en su luto, pues eran verdaderos amigos de la familia.
168:1.1 (1843.7) Después de que Jesús hubiera pasado unos momentos consolando a Marta y María, apartados de los acompañantes, les preguntó: «¿Dónde lo habéis puesto?» Entonces Marta dijo: «Ven a ver.» Mientras el Maestro seguía en silencio a las dos hermanas afligidas, lloró. Cuando los judíos amistosos que los seguían vieron sus lágrimas, uno de ellos dijo: «Mirad cómo lo amaba. El que abrió los ojos del ciego, ¿no podría haber impedido la muerte de este hombre?» Para entonces ya se encontraban delante del sepulcro familiar, que era una pequeña cueva natural, o declive, en el saliente de una roca de unos diez metros de altura, situada en el extremo más alejado del jardín.
168:1.2 (1844.1) Es difícil explicar a la mente humana por qué exactamente lloró Jesús. Aunque tenemos acceso al registro de las emociones humanas y de los pensamientos divinos conjuntos de Jesús, tal como constan en la mente del Ajustador Personalizado, no estamos totalmente seguros de la causa real de estas manifestaciones emocionales. Tendemos a creer que Jesús lloró debido a una cantidad de pensamientos y sentimientos que atravesaban su mente en aquel momento, tales como:
168:1.3 (1844.2) 1. Sentía una compasión sincera y dolorosa por Marta y María; tenía un afecto humano real y profundo por estas hermanas que habían perdido a su hermano.
168:1.4 (1844.3) 2. Se sentía mentalmente agitado por la presencia de la multitud de acompañantes, algunos sinceros y otros simplemente hipócritas. Siempre le molestaban estas manifestaciones exteriores de duelo. Sabía que las hermanas amaban a su hermano y que tenían fe en la supervivencia de los creyentes. Estas emociones contradictorias quizás explican por qué lloró cuando se acercaban a la tumba.
168:1.5 (1844.4) 3. Dudaba sinceramente en devolverle a Lázaro la vida mortal. Sus hermanas lo necesitaban realmente, pero Jesús lamentaba tener que llamar a su amigo para que luego tuviera que experimentar una cruel persecución; sabía muy bien que Lázaro tendría que sufrirla por haber sido el objeto de la demostración más grande de poder divino del Hijo del Hombre.
168:1.6 (1844.5) Y ahora podemos contar un hecho interesante e instructivo: Aunque este relato se desarrolla como un acontecimiento aparentemente natural y normal de los asuntos humanos, tiene algunos aspectos indirectos muy interesantes. Aunque el mensajero fue a ver a Jesús el domingo para informarle de la enfermedad de Lázaro, y aunque Jesús envió un mensaje indicando que «no le llevaría a la muerte», sin embargo fue personalmente hasta Betania, e incluso preguntó a las hermanas: «¿Dónde lo habéis puesto?» Todo esto parece indicar que el Maestro actuaba a la manera de esta vida y de acuerdo con los conocimientos limitados de la mente humana. Sin embargo, los archivos del universo revelan que el Ajustador Personalizado de Jesús emitió unas órdenes para que se retuviera indefinidamente en el planeta al Ajustador del Pensamiento de Lázaro, después de su muerte, y que esta orden se registró apenas quince minutos antes de que Lázaro exhalara su último suspiro.
168:1.7 (1844.6) ¿Sabía la mente divina de Jesús, incluso antes de que Lázaro muriera, que lo resucitaría de entre los muertos? No lo sabemos. Sólo sabemos lo que indicamos aquí.
168:1.8 (1844.7) Muchos enemigos de Jesús tendían a mofarse de sus manifestaciones de afecto, y decían entre ellos: «Si tanto apreciaba a este hombre, ¿por qué esperó tanto para venir a Betania? Si él es lo que ellos pretenden, ¿por qué no ha salvado a su querido amigo? ¿Para qué sirve curar a los desconocidos en Galilea, si no puede salvar a los que ama?» Y de otras muchas maneras se burlaron y le restaron importancia a las obras y enseñanzas de Jesús.
168:1.9 (1844.8) Y así, hacia las dos y media de la tarde de este jueves, todo el escenario estaba preparado en esta pequeña aldea de Betania para la representación de la obra más grande de todas las relacionadas con el ministerio terrenal de Miguel de Nebadon, para la manifestación más grande de poder divino que se produjo durante su encarnación, puesto que su propia resurrección tuvo lugar después de que hubiera sido liberado de las cadenas de la morada mortal.
168:1.10 (1845.1) El pequeño grupo reunido delante de la tumba de Lázaro poco podía imaginar que allí cerca se encontraba presente una enorme multitud de todas las órdenes de seres celestiales, congregados bajo la dirección de Gabriel y ahora en espera por mandato del Ajustador Personalizado de Jesús, vibrando de expectación y preparados para ejecutar las órdenes de su amado Soberano.
168:1.11 (1845.2) Cuando Jesús pronunció aquellas palabras, ordenando: «Quitad la piedra», las huestes celestiales reunidas se prepararon para representar el drama de la resurrección de Lázaro en la similitud de su carne mortal. Esta forma de resurrección implica unas dificultades de ejecución que trascienden de lejos la técnica habitual de la resurrección de las criaturas mortales en el estado morontial, y necesita muchas más personalidades celestiales y una organización mucho mayor de recursos universales.
168:1.12 (1845.3) Cuando Marta y María escucharon este mandato de Jesús ordenando que se quitara la piedra que estaba delante de la tumba, se llenaron de emociones contradictorias. María esperaba que Lázaro fuera resucitado de entre los muertos, pero Marta, aunque compartía hasta cierto punto la fe de su hermana, estaba más preocupada por el temor de que la apariencia de Lázaro no fuera presentable para Jesús, los apóstoles y sus amigos. Marta dijo: «¿Tenemos que quitar la piedra? Mi hermano ya lleva muerto cuatro días, de manera que la descomposición del cuerpo ya ha empezado.» Marta dijo esto también porque no estaba segura de la razón por la que el Maestro había pedido que se apartara la piedra; pensaba que Jesús quizás sólo quería echarle una última mirada a Lázaro. La actitud de Marta no era firme ni constante. Como dudaban en quitar la piedra, Jesús dijo: «¿No os he dicho desde el principio que esta enfermedad no le llevaría a la muerte? ¿No he venido para cumplir mi promesa? Y después de llegar hasta vosotras, ¿no he dicho que, si tan sólo creyerais, veríais la gloria de Dios? ¿Por qué dudáis? ¿Cuánto tiempo necesitaréis para creer y obedecer?»
168:1.13 (1845.4) Cuando Jesús hubo terminado de hablar, sus apóstoles, con la ayuda de unos vecinos voluntarios, agarraron la piedra y la hicieron rodar hasta quitarla de la entrada de la tumba.
168:1.14 (1845.5) Los judíos tenían la creencia común de que la gota de hiel situada en la punta de la espada del ángel de la muerte empezaba a actuar al final del tercer día, de manera que la totalidad de su efecto se producía al cuarto día. Admitían que el alma del hombre podía demorarse cerca de la tumba hasta el final del tercer día, tratando de reanimar el cadáver; pero creían firmemente que antes del amanecer del cuarto día, ese alma se había ido a la morada de los espíritus difuntos.
168:1.15 (1845.6) Estas creencias y opiniones acerca de los muertos y de la partida de los espíritus de los muertos, sirvieron para asegurar en la mente de todos los que ahora estaban presentes en la tumba de Lázaro, y de todos los que pudieran enterarse posteriormente de lo que estaba a punto de suceder, que éste era un caso real y verdadero de resurrección de entre los muertos, debido a un acto personal de aquel que había declarado ser «la resurrección y la vida».
168:2.1 (1845.7) Mientras este grupo de unos cuarenta y cinco mortales permanecía delante de la tumba, pudieron ver vagamente la forma de Lázaro, envuelta en unos vendajes de lino, descansando en el nicho inferior derecho de la cueva fúnebre. Mientras estas criaturas terrenales se hallaban allí en silencio, casi sin aliento, una enorme hueste de seres celestiales se había situado en sus puestos preliminares, para responder a la señal de actuar en cuanto la diera su comandante Gabriel.
168:2.2 (1846.1) Jesús levantó los ojos y dijo: «Padre, te doy las gracias por haber escuchado y concedido mi petición. Sé que me escuchas siempre, pero te hablo así a causa de aquellos que están aquí conmigo, para que puedan creer que me has enviado al mundo, y para que sepan que actúas conmigo en esto que estamos a punto de realizar.» Cuando hubo terminado de orar, dijo en voz alta: «Lázaro, ¡sal fuera!»
168:2.3 (1846.2) Los espectadores humanos permanecieron inmóviles, pero toda la inmensa hueste celestial bullía en una acción unificada, obedeciendo la palabra del Creador. En sólo doce segundos del tiempo terrestre, la forma hasta entonces inanimada de Lázaro empezó a moverse, y pronto se sentó en el borde de la plataforma de piedra donde había descansado. Su cuerpo estaba envuelto en las mortajas y su rostro cubierto con un paño. Mientras permanecía de pie delante de ellos — vivo — Jesús dijo: «Desatadlo y dejadlo salir.»
168:2.4 (1846.3) Todos los espectadores, salvo los apóstoles así como Marta y María, huyeron hacia la casa. Estaban pálidos de terror y abrumados por el asombro. Aunque algunos permanecieron allí, muchos regresaron apresuradamente a sus hogares.
168:2.5 (1846.4) Lázaro saludó a Jesús y a los apóstoles, preguntó por el significado de las mortajas y por qué se había despertado en el jardín. Jesús y los apóstoles se apartaron, mientras Marta le contaba a Lázaro su muerte, entierro y resurrección. Tuvo que explicarle que había muerto el domingo y que ahora había sido devuelto a la vida el jueves, ya que Lázaro no había tenido conciencia del tiempo desde que había caído en el sueño de la muerte.
168:2.6 (1846.5) Mientras Lázaro salía de la tumba, el Ajustador Personalizado de Jesús, ahora jefe de su orden en este universo local, ordenó al antiguo Ajustador de Lázaro, entonces en espera, que volviera a residir en la mente y el alma del resucitado.
168:2.7 (1846.6) Luego Lázaro se acercó a Jesús y, junto con sus hermanas, se arrodilló a los pies del Maestro para dar gracias y alabar a Dios. Jesús cogió a Lázaro de la mano, y lo levantó diciendo: «Hijo mío, lo que te ha sucedido será experimentado también por todos los que creen en este evangelio, excepto que serán resucitados con una forma más gloriosa. Serás un testigo viviente de la verdad que he proclamado — yo soy la resurrección y la vida. Pero ahora entremos todos en la casa y tomemos algún alimento para estos cuerpos físicos.»
168:2.8 (1846.7) Mientras caminaban hacia la casa, Gabriel disolvió los grupos adicionales de las huestes celestiales reunidas, y procedió a registrar el primer y último caso, sucedido en Urantia, en el que una criatura mortal había sido resucitada en la similitud de su cuerpo físico mortal.
168:2.9 (1846.8) Lázaro apenas podía comprender lo que había sucedido. Sabía que había estado muy enfermo, pero sólo podía recordar que se había dormido y que había sido despertado. Nunca pudo decir nada sobre aquellos cuatro días en la tumba, porque había estado totalmente inconsciente. El tiempo no existe para aquellos que duermen el sueño de la muerte.
168:2.10 (1846.9) Muchos creyeron en Jesús a consecuencia de esta obra poderosa, pero otros sólo endurecieron su corazón para rechazarlo aún más. Al día siguiente al mediodía, esta historia se había difundido por todo Jerusalén. Decenas de hombres y mujeres fueron a Betania para contemplar a Lázaro y hablar con él, y los fariseos, alarmados y desconcertados, convocaron apresuradamente una reunión del sanedrín para determinar lo que había que hacer con respecto a estos nuevos acontecimientos.
168:3.1 (1847.1) Aunque el testimonio de este hombre resucitado de entre los muertos contribuyó mucho a consolidar la fe de la masa de creyentes en el evangelio del reino, tuvo poca o ninguna influencia sobre la actitud de los jefes y dirigentes religiosos de Jerusalén, excepto que apresuró su decisión de destruir a Jesús y de poner fin a su obra.
168:3.2 (1847.2) Al día siguiente, viernes, el sanedrín se reunió a la una para deliberar de nuevo sobre la cuestión: «¿Qué vamos a hacer con Jesús de Nazaret?» Después de más de dos horas de discusiones y debates enconados, cierto fariseo propuso una resolución pidiendo la muerte inmediata de Jesús, proclamando que era una amenaza para todo Israel y comprometiendo formalmente al sanedrín para que decidiera su muerte, sin juicio y haciendo caso omiso de todo precedente.
168:3.3 (1847.3) Este augusto cuerpo de dirigentes judíos había decretado una y otra vez que Jesús debía ser apresado y sometido a juicio, inculpado de blasfemia y de otras muchas acusaciones de desacato a la ley sagrada judía. En una ocasión anterior habían llegado incluso a declarar que debía morir, pero ésta era la primera vez que el sanedrín indicaba el deseo de decretar su muerte con antelación a todo juicio. Pero esta resolución no fue puesta a votación, ya que catorce miembros del sanedrín dimitieron en masa cuando se propuso esta acción inaudita. Aunque estas dimisiones no tuvieron efecto oficial durante casi dos semanas, este grupo de catorce se separó del sanedrín aquel día y no volvió a sentarse nunca más en el consejo. Cuando estas dimisiones fueron aceptadas posteriormente, cinco miembros más fueron expulsados porque sus colegas opinaban que albergaban sentimientos amistosos hacia Jesús. Con la expulsión de estos diecinueve hombres, el sanedrín estaba en disposiciones de juzgar y condenar a Jesús con una solidaridad que rozaba la unanimidad.
168:3.4 (1847.4) A la semana siguiente, Lázaro y sus hermanas fueron convocados ante el sanedrín. Después de haberse escuchado el testimonio de los tres, no se podía albergar ninguna duda de que Lázaro había sido resucitado de entre los muertos. Aunque los anales del sanedrín admitían prácticamente la resurrección de Lázaro, el registro contenía una resolución que atribuía este prodigio, y todos los demás realizados por Jesús, al poder del príncipe de los demonios, declarándose que Jesús estaba aliado con él.
168:3.5 (1847.5) Sea cual fuere el origen de su poder para realizar prodigios, estos dirigentes judíos estaban persuadidos de que si no lo paraban de inmediato, muy pronto toda la gente corriente creería en él, y que además surgirían graves complicaciones con las autoridades romanas, puesto que muchos de sus creyentes lo consideraban como el Mesías, el libertador de Israel.
168:3.6 (1847.6) En esta misma reunión del sanedrín fue donde el sumo sacerdote Caifás expresó por primera vez el viejo dicho judío, que luego repitió tantas veces: «Es mejor que muera un solo hombre, a que perezca la comunidad.»
168:3.7 (1847.7) Aunque Jesús había recibido aviso de las acciones del sanedrín durante este sombrío viernes por la tarde, no se inquietó en lo más mínimo y continuó descansando todo el sábado con unos amigos en Betfagé, una aldea cercana a Betania. El domingo por la mañana temprano, Jesús y los apóstoles se reunieron, como habían convenido, en la casa de Lázaro, se despidieron de la familia de Betania, y emprendieron su viaje de vuelta al campamento de Pella.
168:4.1 (1848.1) En el camino desde Betania a Pella, los apóstoles hicieron muchas preguntas a Jesús y el Maestro contestó sin reparos a todas ellas, excepto a las relacionadas con los detalles de la resurrección de los muertos. Estos problemas sobrepasaban la capacidad de comprensión de sus apóstoles, y por eso el Maestro rehusó discutir estas cuestiones con ellos. Como habían partido de Betania en secreto, nadie los acompañaba. Por consiguiente, Jesús aprovechó la ocasión para decirle muchas cosas a los diez que, en su opinión, los prepararía para los días difíciles que se avecinaban.
168:4.2 (1848.2) Los apóstoles tenían la mente muy excitada y pasaron bastante tiempo discutiendo de sus experiencias recientes relacionadas con la oración y la respuesta a la oración. Todos recordaban la declaración que Jesús había hecho en Filadelfia al mensajero de Betania, cuando dijo claramente: «Esta enfermedad no le llevará realmente a la muerte.» Sin embargo, a pesar de esta promesa, Lázaro había muerto realmente. Durante todo aquel día, volvieron a hablar una y otra vez de este problema de la respuesta a la oración.
168:4.3 (1848.3) Las respuestas de Jesús a sus numerosas preguntas se pueden resumir como sigue:
168:4.4 (1848.4) 1. La oración es una expresión de la mente finita en su esfuerzo por acercarse al Infinito. Por consiguiente, la formulación de una oración está necesariamente limitada por el conocimiento, la sabiduría y los atributos de lo finito; del mismo modo, la respuesta ha de estar condicionada por la visión, los objetivos, los ideales y las prerrogativas del Infinito. Nunca se puede observar una continuidad ininterrumpida de fenómenos materiales entre la formulación de una oración y la recepción de la plena respuesta espiritual a la misma.
168:4.5 (1848.5) 2. Cuando una oración se queda aparentemente sin respuesta, el retraso es a menudo el presagio de una respuesta mejor, aunque esa respuesta se demore considerablemente por alguna buena razón. Cuando Jesús dijo que la enfermedad de Lázaro no le llevaría realmente hasta la muerte, éste ya había muerto hacía once horas. Ninguna oración sincera se queda sin respuesta, salvo cuando el punto de vista superior del mundo espiritual ha concebido una respuesta mejor, una respuesta que satisface la petición del espíritu del hombre en contraposición con la oración de la simple mente humana.
168:4.6 (1848.6) 3. Cuando las oraciones temporales son compuestas por el espíritu y expresadas con fe, a menudo son tan amplias y abarcan tantas cosas que sólo se pueden contestar en la eternidad; a veces, la súplica finita está tan llena del deseo de captar lo Infinito, que la respuesta debe ser aplazada durante mucho tiempo a fin de esperar la creación de la capacidad adecuada para recibirla; la oración de la fe puede abarcar tanto, que la respuesta sólo se puede recibir en el Paraíso.
168:4.7 (1848.7) 4. Las respuestas a la oración de la mente mortal son a menudo de tal naturaleza, que sólo se pueden recibir y reconocer después de que esa misma mente que ora ha alcanzado el estado inmortal. Muchas veces, la oración de un ser material sólo se puede contestar cuando ese individuo ha progresado hasta el nivel del espíritu.
168:4.8 (1848.8) 5. La oración de una persona que conoce a Dios puede estar tan distorsionada por la ignorancia y tan deformada por la superstición, que responder a la misma sería muy poco deseable. Los seres espirituales intermedios tienen entonces que traducir de tal manera esa oración que, cuando llega la respuesta, el peticionario no logra reconocer en absoluto que se trata de la respuesta a su oración.
168:4.9 (1848.9) 6. Todas las oraciones verdaderas son dirigidas a los seres espirituales, y todas esas peticiones deben ser contestadas en términos espirituales, y todas esas respuestas deben consistir en realidades espirituales. Los seres espirituales no pueden ofrecer respuestas materiales ni siquiera a las súplicas espirituales de los seres materiales. Los seres materiales sólo pueden orar eficazmente cuando «oran en espíritu».
168:4.10 (1849.1) 7. Ninguna oración puede esperar una respuesta a menos que haya nacido del espíritu y haya sido alimentada por la fe. Vuestra fe sincera implica que habéis concedido prácticamente de antemano, a los que escuchan vuestra oración, el pleno derecho de contestar a vuestras súplicas de acuerdo con esa sabiduría suprema y ese amor divino que, según describe vuestra fe, impulsan siempre a esos seres a quienes dirigís vuestras oraciones.
168:4.11 (1849.2) 8. El niño siempre está en su derecho cuando se atreve a dirigir una petición al padre; y el padre siempre cumple con sus obligaciones paternales hacia el niño inmaduro cuando su sabiduría superior le dicta que retrase la respuesta a la súplica del niño, la modifique, la divida, la trascienda o la aplace hasta otra fase de su ascensión espiritual.
168:4.12 (1849.3) 9. No vaciléis en formular las oraciones que expresan los anhelos del espíritu; no dudéis de que vuestras súplicas recibirán una respuesta. Esas respuestas permanecerán en depósito, esperando a que hayáis alcanzado, en este mundo o en otros, esos niveles espirituales futuros de verdadera consecución cósmica, en los que os será posible reconocer y apropiaros de las respuestas tanto tiempo esperadas a vuestras peticiones anteriores pero inoportunas.
168:4.13 (1849.4) 10. Todas las súplicas sinceras nacidas del espíritu recibirán, con certeza, una respuesta. Pedid y recibiréis. Pero debéis recordar que sois unas criaturas que progresan en el tiempo y el espacio; por eso tenéis que contar constantemente con el factor espacio-temporal en vuestra experiencia de recibir personalmente las respuestas completas a vuestras diversas oraciones y peticiones.
168:5.1 (1849.5) Lázaro permaneció en su casa de Betania, donde fue un centro de gran interés para muchos creyentes sinceros y numerosos curiosos, hasta la semana de la crucifixión de Jesús, momento en que recibió la advertencia de que el sanedrín había decretado su muerte. Los dirigentes de los judíos estaban decididos a poner fin a la difusión ulterior de las enseñanzas de Jesús, y estimaron acertadamente que sería inútil hacer morir a Jesús si permitían que Lázaro, el cual representaba el apogeo mismo de sus obras prodigiosas, viviera y diera testimonio del hecho de que Jesús lo había resucitado de entre los muertos. Lázaro ya había sufrido crueles persecuciones por parte de ellos.
168:5.2 (1849.6) Así pues, Lázaro se despidió apresuradamente de sus hermanas en Betania, huyó hacia Jericó, atravesó el Jordán, y no se permitió ningún largo descanso hasta haber llegado a Filadelfia. Lázaro conocía bien a Abner, y aquí se sentía a salvo de las intrigas asesinas del malvado sanedrín.
168:5.3 (1849.7) Poco después de esto, Marta y María vendieron sus tierras de Betania y se reunieron con su hermano en Perea. Entretanto, Lázaro se había convertido en el tesorero de la iglesia de Filadelfia. Apoyó firmemente a Abner en su controversia con Pablo y la iglesia de Jerusalén, y murió finalmente, a los 67 años de edad, de la misma enfermedad que se lo había llevado en Betania cuando era más joven.
El libro de Urantia
Documento 169
169:0.1 (1850.1) JESÚS y los diez apóstoles llegaron al campamento de Pella el lunes 6 de marzo al caer la tarde. Ésta fue la última semana que Jesús pasó allí, y estuvo muy activo enseñando a la muchedumbre e instruyendo a los apóstoles. Todas las tardes predicaba a las multitudes, y todas las noches respondía a las preguntas de los apóstoles y de algunos de los discípulos más avanzados que residían en el campamento.
169:0.2 (1850.2) La noticia de la resurrección de Lázaro había llegado al campamento dos días antes de la llegada del Maestro, y toda la asamblea estaba llena de curiosidad. Desde el episodio de la alimentación de los cinco mil, no había sucedido nada que excitara tanto la imaginación de la gente. Así es como en la cumbre misma de la segunda fase del ministerio público del reino, Jesús planeó enseñar durante esta sola y corta semana en Pella, para luego empezar la gira por el sur de Perea, que conduciría directamente a las experiencias finales y trágicas de la última semana en Jerusalén.
169:0.3 (1850.3) Los fariseos y los sacerdotes principales habían empezado a formular sus cargos y a cristalizar sus acusaciones. Se oponían a las enseñanzas del Maestro por los motivos siguientes:
169:0.4 (1850.4) 1. Es amigo de los publicanos y de los pecadores; recibe a los impíos e incluso come con ellos.
169:0.5 (1850.5) 2. Es un blasfemo; habla de Dios como si fuera su Padre y piensa que es igual a Dios.
169:0.6 (1850.6) 3. Es un infractor de la ley. Cura las enfermedades durante el sábado y se burla de otras muchas maneras de la ley sagrada de Israel.
169:0.7 (1850.7) 4. Está aliado con los demonios. Realiza prodigios y hace milagros aparentes por el poder de Belcebú, el príncipe de los demonios.
169:1.1 (1850.8) El jueves por la tarde, Jesús habló a la multitud sobre la «Gracia de la salvación». En el transcurso de este sermón, volvió a contar la historia de la oveja perdida y de la moneda perdida, y luego añadió su parábola favorita del hijo pródigo. Jesús dijo:
169:1.2 (1850.9) «Desde Samuel hasta Juan, los profetas os han exhortado a buscar a Dios — a buscar la verdad. Siempre os han dicho: ‘Buscad al Señor mientras se le puede encontrar.` Toda esta enseñanza debería tomarse en serio. Pero yo he venido a mostraros que, mientras tratáis de encontrar a Dios, Dios también trata de encontraros a vosotros. Os he contado muchas veces la historia del buen pastor que dejó a las noventa y nueve ovejas en el redil para salir a buscar a la que se había perdido, y cuando encontró a la oveja descarriada, cómo se la echó al hombro y la devolvió tiernamente al redil. Y cuando la oveja perdida estuvo de nuevo en el redil, recordaréis que el buen pastor llamó a sus amigos y los invitó a que se regocijaran con él porque había encontrado a la oveja que se había extraviado. Os digo de nuevo que hay más alegría en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentimiento. El hecho de que unas almas estén perdidas no hace más que acrecentar el interés del Padre celestial. He venido a este mundo para ejecutar el mandato de mi Padre, y se ha dicho con razón del Hijo del Hombre que es amigo de los publicanos y de los pecadores.
169:1.3 (1851.1) «Os han enseñado que la aceptación divina se produce después de que os hayáis arrepentido y como consecuencia de todas vuestras obras de sacrificio y de penitencia, pero os aseguro que el Padre os acepta incluso antes de que os hayáis arrepentido, y envía al Hijo y a sus asociados para encontraros y devolveros con regocijo al redil, al reino de la filiación y del progreso espiritual. Todos sois como ovejas extraviadas, y yo he venido para buscar y salvar a los que están perdidos.
169:1.4 (1851.2) «También deberíais recordar la historia de la mujer que, después de haber hecho un collar de adorno con diez monedas de plata, perdió una de las monedas; entonces encendió la lámpara, barrió cuidadosamente la casa y continuó buscando hasta que encontró la moneda de plata perdida. En cuanto encontró la moneda que había perdido, convocó a sus amigos y vecinos, diciendo: ‘Regocijaos conmigo porque he encontrado la moneda que se había perdido.` Así pues, os digo de nuevo que siempre hay alegría entre los ángeles del cielo por un pecador que se arrepiente y vuelve al redil del Padre. Os cuento esta historia para convenceros de que el Padre y su Hijo salen a buscar a aquellos que están perdidos, y en esta búsqueda empleamos todas las influencias que puedan ayudarnos en nuestros esfuerzos diligentes por encontrar a los que se han perdido, a los que necesitan ser salvados. Y así, el Hijo del Hombre sale al desierto para buscar a la oveja extraviada, pero también busca la moneda que se ha perdido en la casa. La oveja se extravía de manera involuntaria; la moneda está cubierta por el polvo del tiempo y oscurecida por la acumulación de las cosas humanas.
169:1.5 (1851.3) «Ahora me gustaría contaros la historia del hijo atolondrado de un granjero acaudalado, que dejó deliberadamente la casa de su padre y se fue a un país extranjero, donde sufrió muchas tribulaciones. Recordáis que la oveja se descarrió sin intención, pero este joven abandonó su hogar con premeditación. Esto fue lo que ocurrió:
169:1.6 (1851.4) «Había un hombre que tenía dos hijos; el más joven era alegre y despreocupado, y trataba siempre de pasarselo bien y de eludir las responsabilidades, mientras que su hermano mayor era serio, sobrio, trabajador y dispuesto a asumir las responsabilidades. Pero estos dos hermanos no se llevaban bien; discutían y reñían constantemente. El más joven era alegre y vivaz pero holgazán, y no se podía confiar en él; el hijo mayor era formal y trabajador, pero al mismo tiempo egocéntrico, hosco y engreído. El hijo más joven disfrutaba con el juego pero rehuía el trabajo; el mayor se consagraba al trabajo pero jugaba pocas veces. Esta asociación se volvió tan desagradable, que el hijo menor fue a ver a su padre y le dijo: ‘Padre, entrégame la tercera parte de los bienes que yo heredaría, y permíteme salir al mundo para buscar mi propia fortuna.` El padre sabía lo infeliz que era el joven en el hogar con su hermano mayor, y cuando escuchó esta petición, dividió sus bienes y le entregó al joven su parte.
169:1.7 (1851.5) «El joven reunió todos sus fondos en pocas semanas y salió de viaje hacia un país lejano; como no encontró nada provechoso que hacer que fuera también agradable, pronto derrochó toda su herencia viviendo de manera desenfrenada. Cuando lo hubo gastado todo, una hambruna prolongada surgió en aquel país, y el joven se encontró en la miseria. Y así, cuando empezó a pasar hambre y a sufrir una gran angustia, encontró un empleo con uno de los ciudadanos de aquel país, que lo envió a los campos a dar de comer a los cerdos. El joven se hubiera saciado de buena gana con los desperdicios que comían los cerdos, pero nadie quería darle nada.
169:1.8 (1852.1) «Un día que tenía mucha hambre, se le ocurrió decir: ‘¡Cuántos criados a sueldo de mi padre tienen pan de sobra mientras yo me muero de hambre, alimentando cerdos aquí en un país extranjero! Me levantaré, iré a ver a mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo; permíteme ser solamente como uno de tus criados a sueldo.` Y cuando el joven llegó a esta decisión, se levantó y partió hacia la casa de su padre.
169:1.9 (1852.2) «Pero aquel padre había llorado mucho por su hijo; había echado de menos al alegre pero irreflexivo muchacho. Este padre amaba a este hijo y vigilaba constantemente su regreso, de manera que el día que el hijo se acercó a la casa, aunque aún estaba muy lejos, el padre lo vio; impulsado por una compasión amorosa, corrió a su encuentro y, saludándolo afectuosamente, lo abrazó y lo besó. Después de haberse reunido así, el hijo levantó los ojos hacia el rostro lleno de lágrimas de su padre y dijo: ‘Padre, he pecado contra el cielo y ante tus ojos; ya no soy digno de ser llamado tu hijo` — pero el joven no tuvo la posibilidad de terminar su confesión, porque el padre lleno de alegría dijo a los criados que para entonces habían llegado corriendo: ‘Traed enseguida su mejor vestido, aquel que guardé, y ponedselo, y poned en su mano el anillo de hijo y buscad unas sandalias para sus pies.`
169:1.10 (1852.3) «Luego, después de que el feliz padre hubiera llevado hasta la casa al muchacho cansado y con los pies doloridos, dijo a sus criados: ‘Traed el ternero engordado y matadlo; comamos y divirtámonos, porque este hijo mío estaba muerto y vive de nuevo; estaba perdido y lo he encontrado.` Y todos se reunieron alrededor del padre para regocijarse con él por la restitución de su hijo.
169:1.11 (1852.4) «En ese momento, mientras lo estaban celebrando, el hijo mayor regresó de su trabajo cotidiano en el campo y, al acercarse a la casa, escuchó la música y el baile. Cuando llegó a la puerta de atrás, llamó a uno de los criados y le preguntó por el significado de toda esta celebración. El criado dijo entonces: ‘Tu hermano perdido desde hace mucho tiempo ha regresado al hogar, y tu padre ha matado al ternero engordado para regocijarse porque su hijo ha regresado sano y salvo. Entra para que puedas saludar también a tu hermano y acogerlo a su vuelta a la casa de tu padre.`
169:1.12 (1852.5) «Pero cuando el hermano mayor escuchó esto, se sintió tan herido y enojado que no quiso entrar en la casa. Cuando su padre se enteró de su resentimiento por la bienvenida que le había dado a su hermano menor, salió para rogarle que entrara. Pero el hijo mayor no quiso ceder a la persuasión de su padre, y le contestó diciendo: ‘Te he servido aquí durante todos estos años sin transgredir nunca el más pequeño de tus mandamientos, y sin embargo, nunca me has dado ni siquiera un cabrito para poder divertirme con mis amigos. He permanecido aquí para cuidarte todos estos años y nunca has dado una fiesta por mi servicio fiel, pero cuando regresa este hijo tuyo, después de haber malgastado tu fortuna con las prostitutas, te apresuras a matar el ternero engordado y a festejar su regreso.`
169:1.13 (1852.6) «Como este padre amaba realmente a sus dos hijos, intentó razonar con el mayor: ‘Pero hijo mío, has estado conmigo todo este tiempo, y todo lo que poseo es tuyo. Hubieras podido coger un cabrito en cualquier momento que hubieras hecho amigos con quienes compartir tu alegría. Pero ahora es sencillamente apropiado que te unas a mí en la alegría y el regocijo por el regreso de tu hermano. Piensa en ello, hijo mío, tu hermano se había perdido y ha sido encontrado; ¡ha regresado vivo a nosotros!`»
169:1.14 (1853.1) Ésta fue una de las parábolas más conmovedoras y eficaces de todas las que Jesús presentó para convencer a sus oyentes de la buena voluntad del Padre en recibir a todos los que intentan entrar en el reino de los cielos.
169:1.15 (1853.2) Jesús era muy aficionado a contar estas tres historias al mismo tiempo. Presentaba la historia de la oveja perdida para mostrar que, cuando los hombres se desvían involuntariamente del camino de la vida, el Padre tiene presentes a estos hijos perdidos, y sale con sus Hijos, los verdaderos pastores del rebaño, a buscar a las ovejas perdidas. Luego narraba la historia de la moneda perdida en la casa para ilustrar cuán completa es la búsqueda divina de todos los que están confusos, desconcertados, o cegados espiritualmente de otros modos por las preocupaciones materiales y las acumulaciones de la vida. Luego, Jesús se lanzaba a contar esta parábola del hijo perdido, la acogida del pródigo que regresa, para mostrar cuán completo es el restablecimiento del hijo perdido en la casa y en el corazón de su padre.
169:1.16 (1853.3) Durante sus años de enseñanza, Jesús contó y volvió a contar muchísimas veces esta historia del hijo pródigo. Esta parábola y la historia del buen samaritano eran sus medios preferidos para enseñar el amor del Padre y las buenas relaciones entre los hombres.
169:2.1 (1853.4) Una tarde, al comentar una de las declaraciones de Jesús, Simón Celotes dijo: «Maestro, ¿qué has querido decir hoy cuando has afirmado que muchos hijos del mundo son más sensatos en su generación que los hijos del reino, puesto que tienen la habilidad de hacer amigos con las riquezas conseguidas injustamente?» Jesús respondió:
169:2.2 (1853.5) «Antes de entrar en el reino, algunos de vosotros erais muy astutos en el trato con vuestros asociados en los negocios. Si erais injustos y a menudo desleales, sin embargo erais prudentes y previsores, en el sentido de que realizabais vuestros negocios con el ojo puesto únicamente en vuestro beneficio presente y en vuestra seguridad futura. Del mismo modo, ahora deberíais ordenar vuestra vida en el reino de tal manera que os proporcione la alegría en el presente y os asegure también el disfrute futuro de los tesoros acumulados en el cielo. Si erais tan diligentes en la obtención de ganancias para vosotros mismos cuando estabais al servicio del ego, ¿por qué tendríais que mostrar menos diligencia en ganar almas para el reino, puesto que ahora sois los servidores de la fraternidad de los hombres y los administradores de Dios?
169:2.3 (1853.6) «Todos podéis aprender una lección de la historia de cierto hombre rico que tenía un administrador astuto, pero injusto. Este administrador no sólo había presionado a los clientes de su señor en su propio beneficio egoísta, sino que también había malgastado y disipado directamente los fondos de su señor. Cuando todo esto llegó finalmente a oídos del dueño, éste llamó al administrador a su presencia y le preguntó por el significado de aquellos rumores; le exigió que le rindiera cuentas inmediatamente de su administración y que se preparara para entregar los asuntos de su señor a otra persona.
169:2.4 (1853.7) «Pero este administrador infiel empezó a decirse para sí: ‘¿Qué va a ser de mí, puesto que estoy a punto de perder esta administración? No tengo fuerzas para cavar la tierra, y me da vergüenza mendigar. Ya sé lo que voy a hacer para asegurarme de que seré bien recibido, cuando me quiten esta administración, en las casas de todos los que hacen negocios con mi señor.` Luego llamó a todos los deudores de su señor, y le dijo al primero: ‘¿Cuánto le debes a mi señor?` Éste respondió: ‘Cien medidas de aceite.` Entonces dijo el administrador: ‘Coge la tablilla de cera de tu deuda, siéntate deprisa, y cámbiala a cincuenta.` Luego dijo a otro deudor: ‘¿Cuánto debes tú?` Y éste replicó: ‘Cien medidas de trigo.` Entonces dijo el administrador: ‘Coge tu cuenta y escribe ochenta.` E hizo esto mismo con otros numerosos deudores. Este administrador poco honrado trataba así de hacer amigos para cuando le quitaran la administración. Incluso su dueño y señor, cuando se enteró posteriormente de esto, se vio obligado a admitir que su infiel administrador al menos había mostrado sagacidad en la manera en que había intentado asegurarse el porvenir para los días futuros de miseria y de adversidad.
169:2.5 (1854.1) «Así es como los hijos de este mundo muestran a veces más sabiduría que los hijos de la luz en la preparación de su futuro. A vosotros que pretendéis adquirir un tesoro en el cielo, os digo: Aprended de los que hacen amigos con las riquezas conseguidas injustamente, y conducid vuestra vida de tal manera que entabléis una amistad eterna con las fuerzas de la rectitud para que, cuando fallen todas las cosas terrenales, seáis recibidos con alegría en las moradas eternas.
169:2.6 (1854.2) «Afirmo que aquel que es fiel en las cosas pequeñas también será fiel en las grandes, mientras que el que es injusto en las cosas pequeñas también lo será en las grandes. Si no habéis mostrado previsión e integridad en los asuntos de este mundo, ¿cómo podéis esperar ser fieles y prudentes cuando se os confíe la administración de las verdaderas riquezas del reino celestial? Si no sois unos buenos administradores y unos banqueros fieles, si no habéis sido fieles en lo que pertenece a otro, ¿quién será lo bastante insensato como para daros un gran tesoro en propiedad?
169:2.7 (1854.3) «Afirmo de nuevo que nadie puede servir a dos señores; o bien odiará a uno y amará al otro, o bien se quedará con uno mientras que despreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.»
169:2.8 (1854.4) Cuando los fariseos que estaban presentes escucharon esto, empezaron a burlarse y a reírse, puesto que eran muy dados a conseguir riquezas. Estos oyentes hostiles trataron de implicar a Jesús en un debate inútil, pero éste se negó a discutir con sus enemigos. Cuando los fariseos se pusieron a reñir entre ellos, sus fuertes voces atrajeron a una gran parte de la multitud que estaba acampada en los alrededores; y cuando empezaron a discutir entre sí, Jesús se retiró a su tienda para pasar la noche.
169:3.1 (1854.5) Cuando la reunión se volvió demasiado ruidosa, Simón Pedro se levantó y se hizo cargo de la situación, diciendo: «Hombres y hermanos, no es apropiado que discutáis así entre vosotros. El Maestro ha hablado, y haríais bien en sopesar sus palabras. No os ha proclamado ninguna nueva doctrina. ¿No habéis oído también la alegoría de los nazarenos sobre el rico y el mendigo? Algunos de nosotros hemos escuchado a Juan el Bautista decir a voz en grito esta parábola de advertencia a todos los que aman las riquezas y codician los bienes fraudulentos. Aunque esta antigua parábola no es conforme al evangelio que predicamos, todos haríais bien en prestar atención a sus lecciones, hasta el momento en que podáis comprender la nueva luz del reino de los cielos. La historia, tal como Juan la contaba, era así:
169:3.2 (1854.6) «Había un hombre rico llamado Dives que, vestido de púrpura y de lino fino, vivía todos los días en el regocijo y el esplendor. Y había un mendigo llamado Lázaro, que estaba tendido en la puerta de aquel rico, cubierto de llagas y deseando alimentarse con las migajas que caían de la mesa del rico. Sí, incluso los perros venían y le lamían las llagas. Y sucedió que el mendigo murió y fue llevado por los ángeles a descansar en el seno de Abraham. El rico murió también enseguida y fue enterrado con una gran pompa y un esplendor real. Cuando el rico partió de este mundo, se despertó en el Hades, y al encontrarse atormentado, levantó los ojos y vio a Abraham a lo lejos y a Lázaro en su seno. Entonces Dives gritó: ‘Padre Abraham, ten misericordia de mí y envíame a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y me refresque la lengua, porque sufro un gran suplicio a causa de mi castigo.` Entonces Abraham replicó: ‘Hijo mío, recuerda que disfrutaste de las cosas buenas durante tu vida, mientras que Lázaro soportaba las malas. Pero ahora todo ha cambiado, pues Lázaro recibe consuelo mientras que tú estás atormentado. Además, existe un gran abismo entre tú y nosotros, de manera que no podemos ir hasta ti, ni tú puedes venir hasta nosotros.` Entonces Dives le dijo a Abraham: ‘Te ruego que hagas volver a Lázaro a la casa de mi padre, ya que tengo cinco hermanos, para que pueda dar tal testimonio que impida que mis hermanos vengan a este lugar de tormento.` Pero Abraham dijo: ‘Hijo mío, tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen.` Entonces Dives respondió: ‘¡No, no, padre Abraham! Pero si alguien que ha muerto se presenta ante ellos, se arrepentirán.` Y entonces dijo Abraham: ‘Si no escuchan a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán aunque alguien resucite de entre los muertos.`»
169:3.3 (1855.1) Después de que Pedro hubiera contado esta antigua parábola de la fraternidad nazarena, y como la multitud se había calmado, Andrés se levantó y disolvió la reunión para pasar la noche. Aunque tanto los apóstoles como los discípulos preguntaron con frecuencia a Jesús sobre la parábola de Dives y Lázaro, nunca consintió en comentarla.
169:4.1 (1855.2) Jesús siempre tuvo dificultades cuando intentó explicar a los apóstoles que, aunque proclamaban el establecimiento del reino de Dios, el Padre que está en los cielos no era un rey. En la época en que Jesús vivió en la Tierra y enseñó en la carne, los pueblos de Urantia conocían principalmente a reyes y emperadores en el gobierno de las naciones, y los judíos habían esperado durante mucho tiempo la llegada del reino de Dios. Por estas y otras razones, el Maestro pensó que era mejor llamar reino de los cielos a la fraternidad espiritual de los hombres, y Padre que está en los cielos al jefe espiritual de esta fraternidad. Jesús nunca se refirió a su Padre como si fuera un rey. En sus conversaciones íntimas con los apóstoles, siempre se refería a sí mismo como el Hijo del Hombre, como el hermano mayor de ellos. Describía a todos sus seguidores como los «servidores de la humanidad» y como los «mensajeros del evangelio del reino».
169:4.2 (1855.3) Jesús nunca dio a sus apóstoles una lección sistemática sobre la personalidad y los atributos del Padre que está en los cielos. Nunca pidió a los hombres que creyeran en su Padre, pues daba por hecho que lo hacían. Jesús nunca se rebajó a ofrecer argumentos que probaran la realidad del Padre. Toda su enseñanza acerca del Padre estaba centrada en la declaración de que él y el Padre son uno solo; que aquel que ha visto al Hijo ha visto al Padre; que el Padre, al igual que el Hijo, conoce todas las cosas; que sólo el Hijo conoce realmente al Padre y aquel a quien el Hijo se lo revela; que aquel que conoce al Hijo conoce también al Padre; y que el Padre lo había enviado al mundo para revelar sus naturalezas combinadas y para dar a conocer su trabajo conjunto. Nunca hizo otras declaraciones sobre su Padre, excepto a la mujer de Samaria en el pozo de Jacob, cuando afirmó: «Dios es espíritu.»
169:4.3 (1856.1) Aprendéis cosas sobre Dios a través de Jesús observando la divinidad de su vida, no dependiendo de sus enseñanzas. Cada uno puede asimilar, de la vida del Maestro, ese concepto de Dios que representa la medida de vuestra capacidad para percibir las realidades espirituales y divinas, las verdades reales y eternas. El finito nunca puede esperar comprender al Infinito, salvo cuando el Infinito estuvo focalizado en la personalidad espacio-temporal de la experiencia finita de la vida humana de Jesús de Nazaret.
169:4.4 (1856.2) Jesús sabía muy bien que a Dios sólo se le puede conocer mediante las realidades de la experiencia; nunca se le puede comprender mediante la simple enseñanza de la mente. Jesús enseñó a sus apóstoles que, aunque nunca podrían comprender plenamente a Dios, podrían conocerlo con toda certeza, tal como habían conocido al Hijo del Hombre. Podéis conocer a Dios, no comprendiendo lo que Jesús dijo, sino sabiendo lo que Jesús era. Jesús era una revelación de Dios.
169:4.5 (1856.3) Excepto cuando citaba las escrituras hebreas, Jesús sólo empleaba dos nombres para referirse a la Deidad: Dios y Padre. Cuando el Maestro se refería a su Padre como Dios, empleaba generalmente la palabra hebrea que significaba el Dios plural (la Trinidad), y no la palabra Yahvé, que representaba el concepto progresivo del Dios tribal de los judíos.
169:4.6 (1856.4) Jesús nunca llamó rey al Padre, y lamentaba mucho que la esperanza de los judíos de poseer un reino restaurado y la proclamación de Juan sobre un reino venidero le hubieran obligado a denominar «reino de los cielos» a la fraternidad espiritual que se proponía establecer. Con una sola excepción — la declaración de que «Dios es espíritu» — Jesús nunca se refirió a la Deidad de manera distinta a los términos que describían su propia relación personal con la Fuente-Centro Primera del Paraíso.
169:4.7 (1856.5) Jesús empleó la palabra Dios para designar la idea de la Deidad, y la palabra Padre para designar la experiencia de conocer a Dios. Cuando la palabra Padre se emplea para designar a Dios, se debería entender en su significado más amplio posible. La palabra Dios no se puede definir y representa por tanto el concepto infinito del Padre, pero como la palabra Padre se puede definir parcialmente, puede ser empleada para representar el concepto humano del Padre divino, tal como éste está asociado con el hombre en el transcurso de la existencia mortal.
169:4.8 (1856.6) Elohim era para los judíos el Dios de los dioses, mientras que Yahvé era el Dios de Israel. Jesús aceptaba el concepto de Elohim y llamaba Dios a este grupo supremo de seres. En el lugar del concepto de Yahvé, la deidad racial, Jesús introdujo la idea de la paternidad de Dios y de la fraternidad mundial de los hombres. Elevó el concepto de Yahvé, el de un Padre racial deificado, hasta la idea de un Padre de todos los hijos de los hombres, un Padre divino del creyente individual. Y además enseñó que este Dios de los universos y este Padre de todos los hombres eran la misma y única Deidad Paradisiaca.
169:4.9 (1856.7) Jesús nunca pretendió ser la manifestación de Elohim (Dios) en la carne. Nunca declaró que fuera una revelación de Elohim (Dios) para los mundos. Nunca enseñó que cualquiera que lo hubiera visto había visto a Elohim (Dios). Pero sí se proclamó como la revelación del Padre en la carne, y dijo también que cualquiera que lo hubiera visto había visto al Padre. Como Hijo divino afirmó que sólo representaba al Padre.
169:4.10 (1857.1) En verdad, él era incluso el Hijo del Dios Elohim; pero en la similitud de la carne mortal y para los hijos mortales de Dios, escogió limitar la revelación de su vida a la descripción del carácter de su Padre hasta donde esta revelación pudiera ser comprensible por el hombre mortal. En cuanto al carácter de las otras personas de la Trinidad del Paraíso, deberemos contentarnos con la enseñanza de que son totalmente como el Padre, cuya descripción personal ha sido revelada en la vida de su Hijo encarnado, Jesús de Nazaret.
169:4.11 (1857.2) Aunque Jesús reveló en su vida terrenal la verdadera naturaleza del Padre celestial, pocas cosas enseñó sobre él. De hecho, sólo enseñó dos cosas: que Dios es en sí mismo espíritu y que, en todas las cuestiones de las relaciones con sus criaturas, es un Padre. Aquella noche, Jesús efectuó la declaración final de su relación con Dios cuando afirmó: «He salido del Padre y he venido al mundo; de nuevo, dejaré el mundo e iré al Padre.»
169:4.12 (1857.3) ¡Pero prestad atención! Jesús nunca dijo: «Cualquiera que me ha escuchado, ha escuchado a Dios.» Pero sí dijo: «Aquel que me ha visto, ha visto al Padre.» Escuchar la enseñanza de Jesús no equivale a conocer a Dios, pero ver a Jesús es una experiencia que es en sí misma una revelación del Padre al alma. El Dios de los universos gobierna la extensa creación, pero es el Padre que está en los cielos el que envía a su espíritu para que resida dentro de vuestra mente.
169:4.13 (1857.4) Jesús es, en su semejanza humana, la lente espiritual que hace visible para la criatura material a Aquel que es invisible. Es vuestro hermano mayor que, en la carne, os hace conocer a un Ser con atributos infinitos que ni siquiera las huestes celestiales pueden vanagloriarse de comprender plenamente. Pero todo esto debe consistir en la experiencia personal del creyente individual. Dios, que es espíritu, sólo se puede conocer como experiencia espiritual. A los hijos finitos de los mundos materiales, el Hijo divino de los reinos espirituales sólo les puede revelar a Dios como Padre. Podéis conocer al Eterno como Padre, pero podéis adorarlo como el Dios de los universos, el Creador infinito de todo lo que existe.
El libro de Urantia
Documento 170
170:0.1 (1858.1) EL SÁBADO 11 de marzo por la tarde, Jesús predicó su último sermón en Pella. Fue una de las alocuciones más memorables de su ministerio público, que abarcó un examen pleno y completo del reino de los cielos. Era consciente de la confusión que existía en la mente de sus apóstoles y discípulos sobre el sentido y el significado de las expresiones «reino de los cielos» y «reino de Dios», que él utilizaba indistintamente para designar su misión donadora. El término mismo de reino de los cielos debería haber sido suficiente para separar lo que significaba de toda conexión con los reinos terrenales y los gobiernos temporales, pero no era así. La idea de un rey temporal estaba arraigada demasiado profundamente en la mente de los judíos como para poder desalojarla en una sola generación. Por eso Jesús no se opuso abiertamente, al principio, a este concepto del reino que mantenían desde hacía mucho tiempo.
170:0.2 (1858.2) Aquel sábado por la tarde, el Maestro intentó clarificar la enseñanza sobre el reino de los cielos; trató el tema desde todos los puntos de vista, y se esforzó por aclarar los numerosos sentidos diferentes en los que el término se había empleado. En esta narración, ampliaremos su discurso añadiendo numerosas declaraciones realizadas por Jesús en ocasiones anteriores, e incluiremos algunas observaciones hechas exclusivamente a los apóstoles durante las discusiones vespertinas de aquel mismo día. También efectuaremos algunos comentarios sobre la evolución ulterior de la idea del reino, tal como está relacionada con la iglesia cristiana posterior.
170:1.1 (1858.3) En relación con la descripción del sermón de Jesús, es preciso señalar que en todas las escrituras hebreas figuraba un doble concepto del reino de los cielos. Los profetas habían presentado el reino de Dios como:
170:1.2 (1858.4) 1. Una realidad presente; y como
170:1.3 (1858.5) 2. Una esperanza futura — cuando el reino llegara a realizarse en su plenitud en el momento de la aparición del Mesías. Este concepto del reino fue el que enseñó Juan el Bautista.
170:1.4 (1858.6) Desde el principio, Jesús y los apóstoles enseñaron estos dos conceptos. Y habría que tener presentes en la memoria otras dos ideas del reino:
170:1.5 (1858.7) 3. El concepto judío posterior de un reino mundial y trascendental, de origen sobrenatural e inauguración milagrosa.
170:1.6 (1858.8) 4. Las enseñanzas persas que describían el establecimiento de un reino divino al fin del mundo, como consecución del triunfo del bien sobre el mal.
170:1.7 (1858.9) Poco antes de la venida de Jesús a la Tierra, los judíos combinaban y confundían todas estas ideas del reino en su concepto apocalíptico de la llegada del Mesías para establecer la era del triunfo judío, la era eterna del gobierno supremo de Dios en la Tierra, el nuevo mundo, la era en que toda la humanidad adoraría a Yahvé. Al escoger utilizar este concepto del reino de los cielos, Jesús decidió apropiarse de la herencia más fundamental y culminante de las dos religiones, la judía y la persa.
170:1.8 (1859.1) El reino de los cielos, tal como ha sido comprendido y malentendido durante todos los siglos de la era cristiana, abarcaba cuatro grupos distintos de ideas:
170:1.9 (1859.2) 1. El concepto de los judíos.
170:1.10 (1859.3) 2. El concepto de los persas.
170:1.11 (1859.4) 3. El concepto de la experiencia personal de Jesús — «el reino de los cielos dentro de vosotros.»
170:1.12 (1859.5) 4. Los conceptos amalgamados y confusos que los fundadores y divulgadores del cristianismo han intentado inculcar al mundo.
170:1.13 (1859.6) En momentos diferentes y en circunstancias diversas, parece ser que Jesús había presentado numerosos conceptos del «reino» en sus enseñanzas públicas, pero a sus apóstoles siempre les enseñó que el reino abarcaba la experiencia personal del hombre en relación con sus semejantes en la Tierra y con el Padre en el cielo. Sus últimas palabras con respecto al reino siempre eran: «El reino está dentro de vosotros.»
170:1.14 (1859.7) Tres factores han causado siglos de confusión en lo que se refiere al significado de la expresión «el reino de los cielos»:
170:1.15 (1859.8) 1. La confusión que ocasionó el observar que la idea del «reino» pasaba por diversas fases progresivas de modificación por parte de Jesús y sus apóstoles.
170:1.16 (1859.9) 2. La confusión que acompañó de manera inevitable al trasplante del cristianismo primitivo desde un terreno judío a un terreno gentil.
170:1.17 (1859.10) 3. La confusión inherente al hecho de que el cristianismo se convirtió en una religión organizada alrededor de la idea central de la persona de Jesús; el evangelio del reino se convirtió cada vez más en una religión acerca de Jesús.
170:2.1 (1859.11) El Maestro indicó claramente que el reino de los cielos debe empezar por el doble concepto de la verdad de la paternidad de Dios y el hecho correlativo de la fraternidad de los hombres, y debe permanecer centrado en este doble concepto. Jesús declaró que la aceptación de esta enseñanza liberaría a los hombres de la esclavitud milenaria al miedo animal, y al mismo tiempo enriquecería la vida humana con los dones siguientes de la nueva vida de libertad espiritual:
170:2.2 (1859.12) 1. La posesión de una nueva valentía y de un poder espiritual acrecentado. El evangelio del reino iba a liberar al hombre y a inspirarlo para que se atreviera a esperar la vida eterna.
170:2.3 (1859.13) 2. El evangelio contenía un mensaje de nueva confianza y de verdadero consuelo para todos los hombres, incluso para los pobres.
170:2.4 (1859.14) 3. Era en sí mismo una nueva norma de valores morales, una nueva vara ética para medir la conducta humana. Mostraba el ideal del nuevo orden de la sociedad humana que resultaría de él.
170:2.5 (1859.15) 4. Enseñaba la preeminencia de lo espiritual comparado con lo material; glorificaba las realidades espirituales y exaltaba los ideales sobrehumanos.
170:2.6 (1860.1) 5. Este nuevo evangelio presentaba el logro espiritual como la verdadera meta de la vida. La vida humana recibía una nueva dotación de valor moral y de dignidad divina.
170:2.7 (1860.2) 6. Jesús enseñó que las realidades eternas eran el resultado (la recompensa) de los esfuerzos honrados en la Tierra. La estancia mortal del hombre en la Tierra adquirió nuevos significados como consecuencia del reconocimiento de un noble destino.
170:2.8 (1860.3) 7. El nuevo evangelio afirmaba que la salvación humana es la revelación de un propósito divino de gran alcance, que debe cumplirse y realizarse en el destino futuro del servicio sin fin de los hijos salvados de Dios.
170:2.9 (1860.4) Estas enseñanzas abarcan la idea ampliada del reino que Jesús enseñó. Este gran concepto apenas estaba contenido en las enseñanzas elementales y confusas de Juan el Bautista sobre el reino.
170:2.10 (1860.5) Los apóstoles eran incapaces de captar el significado real de las declaraciones del Maestro acerca del reino. La deformación posterior de las enseñanzas de Jesús, tal como están registradas en el Nuevo Testamento, se debe a que el concepto de los escritores evangélicos estaba influido por la creencia de que Jesús sólo se había ausentado del mundo por un corto período de tiempo; que pronto regresaría para establecer el reino con poder y gloria — exactamente la idea que habían mantenido mientras estaba con ellos en la carne. Pero Jesús no había asociado el establecimiento del reino con la idea de su regreso a este mundo. Que los siglos hayan pasado sin ningún signo de la aparición de la «Nueva Era», no está de ninguna manera en desacuerdo con la enseñanza de Jesús.
170:2.11 (1860.6) El gran esfuerzo incluido en este sermón fue la tentativa por trasladar el concepto del reino de los cielos al ideal de la idea de hacer la voluntad de Dios. Hacía tiempo que el Maestro había enseñado a sus seguidores a orar: «Que venga tu reino; que se haga tu voluntad»; en esta época intentó seriamente inducirlos a que abandonaran la utilización de la expresión reino de Dios a favor de un equivalente más práctico: la voluntad de Dios. Pero no lo consiguió.
170:2.12 (1860.7) Jesús deseaba sustituir la idea de reino, de rey y de súbditos por el concepto de la familia celestial, del Padre celestial y de los hijos liberados de Dios, dedicados al servicio alegre y voluntario de sus semejantes, y a la adoración sublime e inteligente de Dios Padre.
170:2.13 (1860.8) Hasta este momento, los apóstoles habían adquirido un doble punto de vista sobre el reino; lo consideraban como:
170:2.14 (1860.9) 1. Un asunto de experiencia personal entonces presente en el corazón de los verdaderos creyentes, y
170:2.15 (1860.10) 2. Una cuestión de fenómeno racial o mundial; el reino se encontraba en el futuro, algo a esperar con mucha ilusión.
170:2.16 (1860.11) Consideraban la llegada del reino en el corazón de los hombres como un desarrollo gradual, semejante a la levadura en la masa o al crecimiento de la semilla de mostaza. Creían que la llegada del reino, en el sentido racial o mundial, sería al mismo tiempo repentina y espectacular. Jesús nunca se cansó de decirles que el reino de los cielos era su experiencia personal consistente en obtener las cualidades superiores de la vida espiritual; que esas realidades de la experiencia espiritual son transferidas progresivamente a unos niveles nuevos y superiores de certidumbre divina y de grandeza eterna.
170:2.17 (1860.12) Aquella tarde, el Maestro enseñó claramente un nuevo concepto de la doble naturaleza del reino, en el sentido de que describió las dos fases siguientes:
170:2.18 (1860.13) «Primera, el reino de Dios en este mundo, el deseo supremo de hacer la voluntad de Dios, el amor desinteresado por los hombres, que produce los buenos frutos de una mejor conducta ética y moral.
170:2.19 (1861.1) «Segunda, el reino de Dios en el cielo, la meta de los creyentes mortales, el estado en el que el amor a Dios se ha perfeccionado y en el que se hace la voluntad de Dios de manera más divina.»
170:2.20 (1861.2) Jesús enseñó que, por medio de la fe, el creyente entra de inmediato en el reino. Enseñó en sus diversos discursos que dos cosas son esenciales para entrar por la fe en el reino:
170:2.21 (1861.3) 1. La fe, la sinceridad. Venir como un niño pequeño, recibir el don de la filiación como un regalo; aceptar hacer la voluntad del Padre sin hacer preguntas, con una seguridad plena y una confianza sincera en la sabiduría del Padre; entrar en el reino libre de prejuicios y de ideas preconcebidas; tener una actitud abierta y estar dispuesto a aprender como un niño no mimado.
170:2.22 (1861.4) 2. El hambre de la verdad. La sed de rectitud, un cambio de mentalidad, la adquisición de la motivación de ser como Dios y de encontrar a Dios.
170:2.23 (1861.5) Jesús enseñó que el pecado no es el producto de una naturaleza defectuosa, sino más bien el fruto de una mente instruida, dominada por una voluntad insumisa. Con respecto al pecado, enseñó que Dios ha perdonado; que ese perdón lo ponemos a nuestra disposición personal mediante el acto de perdonar a nuestros semejantes. Cuando perdonáis a vuestro hermano en la carne, creáis así en vuestra propia alma la capacidad para recibir la realidad del perdón de Dios por vuestras propias fechorías.
170:2.24 (1861.6) Cuando el apóstol Juan empezó a escribir la historia de la vida y las enseñanzas de Jesús, los primeros cristianos habían tenido tantos problemas con la idea del reino de Dios como generadora de persecuciones, que prácticamente habían abandonado la utilización de este término. Juan habla mucho sobre la «vida eterna». Jesús habló a menudo de esta idea como el «reino de la vida». También aludió con frecuencia al «reino de Dios dentro de vosotros». Una vez calificó esta experiencia de «comunión familiar con Dios Padre». Jesús intentó sustituir la palabra «reino» por otros muchos términos, pero siempre sin éxito. Utilizó entre otros: la familia de Dios, la voluntad del Padre, los amigos de Dios, la comunidad de los creyentes, la fraternidad de los hombres, el redil del Padre, los hijos de Dios, la comunidad de los fieles, el servicio del Padre, y los hijos liberados de Dios.
170:2.25 (1861.7) Pero no pudo evitar la utilización de la idea de reino. Más de cincuenta años más tarde, después de la destrucción de Jerusalén por los ejércitos romanos, fue cuando este concepto del reino empezó a transformarse en el culto de la vida eterna, a medida que sus aspectos sociales e institucionales eran asumidos por la iglesia cristiana en rápida expansión y cristalización.
170:3.1 (1861.8) Jesús intentó siempre inculcar a sus apóstoles y discípulos que debían adquirir, por la fe, una rectitud que sobrepasara la rectitud de las obras serviles que algunos escribas y fariseos exhibían con tanta vanidad delante del mundo.
170:3.2 (1861.9) Jesús enseñó que la fe, la simple creencia semejante a la de un niño, es la llave de la puerta del reino, pero también enseñó que después de haber pasado la puerta, están los peldaños progresivos de rectitud que todo niño creyente debe ascender para crecer hasta la plena estatura de los vigorosos hijos de Dios.
170:3.3 (1861.10) En el estudio de la técnica para recibir el perdón de Dios es donde se encuentra revelada la obtención de la rectitud del reino. La fe es el precio que pagáis por entrar en la familia de Dios; pero el perdón es el acto de Dios que acepta vuestra fe como precio de admisión. Y la recepción del perdón de Dios por parte de un creyente en el reino implica una experiencia precisa y real, que consiste en las cuatro etapas siguientes, las etapas del reino de la rectitud interior:
170:3.4 (1862.1) 1. El hombre dispone realmente del perdón de Dios, y lo experimenta personalmente, en la medida exacta en que perdona a sus semejantes.
170:3.5 (1862.2) 2. El hombre no perdona de verdad a sus semejantes a menos que los ame como a sí mismo.
170:3.6 (1862.3) 3. Amar así al prójimo como a sí mismo es la ética más elevada.
170:3.7 (1862.4) 4. La conducta moral, la verdadera rectitud, se convierte entonces en el resultado natural de ese amor.
170:3.8 (1862.5) Por eso es evidente que la verdadera religión interior del reino tiende a manifestarse infaliblemente, y cada vez más, en las vías prácticas del servicio social. Jesús enseñó una religión viva que impulsaba a sus creyentes a dedicarse a realizar un servicio amoroso. Pero Jesús no puso la ética en el lugar de la religión. Enseñó la religión como causa, y la ética como resultado.
170:3.9 (1862.6) La rectitud de cualquier acto debe ser medida por el móvil; las formas más elevadas del bien son por tanto inconscientes. Jesús no se interesó nunca por la moral o la ética como tales. Se ocupó completamente de esa comunión interior y espiritual con Dios Padre que se manifiesta exteriormente de manera tan cierta y directa en el servicio amoroso a los hombres. Enseñó que la religión del reino es una experiencia personal auténtica que nadie puede reprimir dentro de sí mismo; que la conciencia de ser un miembro de la familia de los creyentes conduce inevitablemente a practicar los preceptos de la conducta familiar, el servicio a los propios hermanos y hermanas, en un esfuerzo por realzar y ampliar la fraternidad.
170:3.10 (1862.7) La religión del reino es personal, individual; los frutos, los resultados, son familiares, sociales. Jesús nunca dejó de exaltar el carácter sagrado del individuo en contraposición con la comunidad. Pero también reconocía que el hombre desarrolla su carácter mediante el servicio desinteresado; que despliega su naturaleza moral en las relaciones afectuosas con sus semejantes.
170:3.11 (1862.8) Al enseñar que el reino es interior, al exaltar al individuo, Jesús dio el golpe de gracia al antiguo orden social, en el sentido de que introdujo la nueva dispensación de la verdadera rectitud social. El mundo ha conocido poco este nuevo orden social, porque ha rehusado practicar los principios del evangelio del reino de los cielos. Cuando este reino de preeminencia espiritual llegue de hecho a la Tierra, no se manifestará simplemente mediante una mejora de las condiciones sociales y materiales, sino más bien mediante la gloria de esos valores espirituales, realzados y enriquecidos, que caracterizan a la era que se aproxima de mejores relaciones humanas y de logros espirituales progresivos.
170:4.1 (1862.9) Jesús nunca dio una definición precisa del reino. En ciertos momentos disertaba sobre una fase del reino, y en otros hablaba de un aspecto diferente de la fraternidad del reino de Dios en el corazón de los hombres. En el transcurso del sermón de este sábado por la tarde, Jesús señaló no menos de cinco fases, o épocas del reino, que fueron las siguientes:
170:4.2 (1862.10) 1. La experiencia personal e interior de la vida espiritual del creyente individual que comulga con Dios Padre.
170:4.3 (1863.1) 2. La fraternidad creciente de los creyentes en el evangelio, los aspectos sociales de la moral elevada y de la ética vivificada que son el resultado del reinado del espíritu de Dios en el corazón de los creyentes individuales.
170:4.4 (1863.2) 3. La fraternidad supermortal de los seres espirituales invisibles que prevalece en la Tierra y en el cielo, el reino sobrehumano de Dios.
170:4.5 (1863.3) 4. La perspectiva de una realización más perfecta de la voluntad de Dios, el progreso hacia el amanecer de un nuevo orden social en conexión con una vida espiritual mejorada — la era siguiente de la humanidad.
170:4.6 (1863.4) 5. El reino en su plenitud, la futura era espiritual de luz y de vida en la Tierra.
170:4.7 (1863.5) Por eso tenemos siempre que examinar la enseñanza del Maestro para averiguar a cuál de estas cinco fases puede estar refiriéndose cuando utiliza la expresión «el reino de los cielos». Mediante este proceso de cambiar gradualmente la voluntad del hombre, influyendo así en las decisiones humanas, Miguel y sus asociados están cambiando también, de manera gradual pero segura, todo el curso de la evolución humana, tanto social como en otros aspectos.
170:4.8 (1863.6) En esta ocasión, el Maestro hizo hincapié en los cinco puntos siguientes que representan las características esenciales del evangelio del reino:
170:4.9 (1863.7) 1. La preeminencia del individuo.
170:4.10 (1863.8) 2. La voluntad como factor determinante en la experiencia del hombre.
170:4.11 (1863.9) 3. La comunión espiritual con Dios Padre.
170:4.12 (1863.10) 4. Las satisfacciones supremas de servir con amor a los hombres.
170:4.13 (1863.11) 5. La trascendencia de lo espiritual sobre lo material en la personalidad humana.
170:4.14 (1863.12) Este mundo nunca ha puesto a prueba de manera seria, sincera y honrada estas ideas dinámicas y estos ideales divinos de la doctrina del reino de los cielos enseñada por Jesús. Pero no deberíais desanimaros por el progreso aparentemente lento de la idea del reino en Urantia. Recordad que el orden de la evolución progresiva está sujeto a cambios periódicos, repentinos e inesperados, tanto en el mundo material como en el mundo espiritual. La donación de Jesús como Hijo encarnado fue precisamente uno de esos acontecimientos extraños e inesperados en la vida espiritual del mundo. Al buscar la manifestación del reino en la época presente, no cometáis tampoco el error fatal de olvidar establecerlo en vuestra propia alma.
170:4.15 (1863.13) Aunque Jesús se refirió a una fase del reino situada en el futuro, y sugirió en numerosas ocasiones que dicho acontecimiento podría suceder como parte de una crisis mundial; y aunque en diversas ocasiones prometió con precisión que algún día regresaría con toda seguridad a Urantia, hay que indicar que nunca asoció explícitamente estas dos ideas entre sí. Prometió una nueva revelación del reino en la Tierra en algún momento del futuro; también prometió que volvería alguna vez en persona a este mundo; pero no dijo que estos dos acontecimientos tuvieran la misma significación. Por todo lo que sabemos, estas promesas pueden referirse, o no, al mismo acontecimiento.
170:4.16 (1863.14) Sus apóstoles y discípulos asociaron con toda seguridad estas dos enseñanzas. Cuando el reino no se materializó tal como habían esperado, recordaron la enseñanza del Maestro sobre un reino futuro y se acordaron de su promesa de volver, apresurándose a deducir que aquellas promesas se referían a un mismo acontecimiento. Por eso vivieron con la esperanza de su segunda venida inmediata para establecer el reino en su plenitud, con poder y gloria. Y así han vivido las generaciones sucesivas de creyentes en la Tierra, albergando la misma esperanza inspiradora pero decepcionante.
170:5.1 (1864.1) Después de haber resumido las enseñanzas de Jesús sobre el reino de los cielos, se nos ha permitido describir algunas ideas posteriores que se agregaron al concepto del reino, y emprender un pronóstico profético del reino tal como podría evolucionar en la era venidera.
170:5.2 (1864.2) Durante los primeros siglos de la propaganda cristiana, la idea del reino de los cielos estuvo enormemente influida por los conceptos del idealismo griego que entonces se estaban difundiendo rápidamente, la idea de lo natural como sombra de lo espiritual — de lo temporal como sombra de lo eterno, en el tiempo.
170:5.3 (1864.3) Pero el gran paso que marcó el trasplante de las enseñanzas de Jesús desde un terreno judío a un terreno gentil se produjo cuando el Mesías del reino se transformó en el Redentor de la iglesia, una organización religiosa y social nacida de las actividades de Pablo y de sus sucesores, y basada en las enseñanzas de Jesús tal como fueron complementadas con las ideas de Filón y las doctrinas persas del bien y del mal.
170:5.4 (1864.4) Las ideas y los ideales de Jesús, incorporados en la enseñanza del evangelio del reino, casi no llegaron a realizarse cuando sus seguidores tergiversaron progresivamente sus declaraciones. El concepto del reino presentado por el Maestro fue notablemente modificado por dos grandes tendencias:
170:5.5 (1864.5) 1. Los creyentes judíos persistieron en considerarlo como el Mesías. Creían que Jesús regresaría muy pronto para establecer realmente un reino mundial más o menos material.
170:5.6 (1864.6) 2. Los cristianos gentiles empezaron muy pronto a aceptar las doctrinas de Pablo, que condujeron cada vez más a la creencia general de que Jesús era el Redentor de los hijos de la iglesia, la nueva sucesora institucional del concepto primitivo de la fraternidad puramente espiritual del reino.
170:5.7 (1864.7) La iglesia, como consecuencia social del reino, hubiera sido enteramente natural e incluso deseable. El mal de la iglesia no fue su existencia, sino más bien el hecho de que sustituyó casi por completo el concepto del reino presentado por Jesús. La iglesia institucionalizada de Pablo se convirtió prácticamente en el sustituto del reino de los cielos que Jesús había proclamado.
170:5.8 (1864.8) Pero no lo dudéis, este mismo reino de los cielos que el Maestro enseñó que existe en el corazón de los creyentes, será proclamado aún a esta iglesia cristiana, así como a todas las demás religiones, razas y naciones de la Tierra — e incluso a cada individuo.
170:5.9 (1864.9) El reino enseñado por Jesús, el ideal espiritual de la rectitud individual y el concepto de la comunión divina del hombre con Dios, se sumergió gradualmente en el concepto místico de la persona de Jesús como Redentor-Creador y jefe espiritual de una comunidad religiosa socializada. De esta manera, una iglesia oficial e institucional se volvió la sustituta de la fraternidad del reino dirigida individualmente por el espíritu.
170:5.10 (1864.10) La iglesia fue un resultado social inevitable y útil de la vida y de las enseñanzas de Jesús; la tragedia consistió en el hecho de que esta reacción social a las enseñanzas del reino desplazara tan completamente el concepto espiritual del verdadero reino, tal como Jesús lo había enseñado y vivido.
170:5.11 (1865.1) Para los judíos, el reino era la comunidad israelita; para los gentiles se convirtió en la iglesia cristiana. Para Jesús, el reino era el conjunto de las personas que habían confesado su fe en la paternidad de Dios, proclamando de ese modo su dedicación total a hacer la voluntad de Dios, volviéndose así miembros de la fraternidad espiritual de los hombres.
170:5.12 (1865.2) El Maestro se daba plenamente cuenta de que algunos resultados sociales aparecerían en el mundo como consecuencia de la diseminación del evangelio del reino; pero su intención era que todas estas manifestaciones sociales deseables aparecieran como resultados inconscientes e inevitables, o frutos naturales, de la experiencia personal interior de los creyentes individuales, de esa asociación y comunión puramente espiritual con el espíritu divino que reside en todos esos creyentes y los moviliza.
170:5.13 (1865.3) Jesús preveía que una organización social, o iglesia, seguiría al progreso del verdadero reino espiritual, y por eso no se opuso nunca a que los apóstoles practicaran el rito del bautismo de Juan. Enseñó que el alma que ama la verdad, el alma que tiene hambre y sed de rectitud, de Dios, es admitida por la fe en el reino espiritual; al mismo tiempo, los apóstoles enseñaban que dicho creyente es admitido en la organización social de los discípulos mediante el rito exterior del bautismo.
170:5.14 (1865.4) Cuando los seguidores inmediatos de Jesús reconocieron que habían fracasado parcialmente en la realización del ideal del Maestro, consistente en establecer el reino en el corazón de los hombres mediante la dominación y la guía del espíritu en los creyentes individuales, se pusieron a salvar su enseñanza para que no se perdiera por completo, sustituyendo el ideal del reino que tenía el Maestro por la creación gradual de una organización social visible, la iglesia cristiana. Después de haber efectuado este programa de sustitución, procedieron a situar el reino en el futuro para mantener la coherencia y asegurar el reconocimiento de las enseñanzas del Maestro sobre el hecho del reino. En cuanto la iglesia estuvo bien establecida, empezó a enseñar que el reino aparecería en realidad cuando culminara la era cristiana, con la segunda venida de Cristo.
170:5.15 (1865.5) De esta manera, el reino se convirtió en el concepto de una era, en la idea de una visita futura, y en el ideal de la redención final de los santos del Altísimo. Los primeros cristianos (y muchísimos cristianos posteriores) perdieron generalmente de vista la idea Padre-e-hijo incluida en la enseñanza de Jesús sobre el reino, sustituyéndola por la comunidad social bien organizada de la iglesia. Así, la iglesia se convirtió principalmente en una fraternidad social, que desplazó eficazmente el concepto y el ideal de Jesús de una fraternidad espiritual.
170:5.16 (1865.6) El concepto ideal de Jesús fracasó en gran parte, pero sobre los fundamentos de la vida y de las enseñanzas personales del Maestro, complementados con los conceptos griegos y persas de la vida eterna, y acrecentados con la doctrina de Filón sobre el contraste de lo temporal con lo espiritual, Pablo se puso a construir una de las sociedades humanas más progresivas que jamás han existido en Urantia.
170:5.17 (1865.7) El concepto de Jesús está todavía vivo en las religiones avanzadas del mundo. La iglesia cristiana de Pablo es la sombra socializada y humanizada del reino de los cielos que Jesús tenía en proyecto — y que llegará a ser así con toda seguridad. Pablo y sus sucesores transfirieron parcialmente las cuestiones de la vida eterna desde el individuo a la iglesia. Cristo se convirtió así en la cabeza de la iglesia, en lugar de ser el hermano mayor de cada creyente individual dentro de la familia del reino del Padre. Pablo y sus contemporáneos aplicaron a la iglesia, como grupo de creyentes, todas las implicaciones espirituales de Jesús relacionadas con él mismo y con el creyente individual; y al hacer esto, asestaron un golpe mortal al concepto de Jesús sobre el reino divino en el corazón de cada creyente.
170:5.18 (1866.1) Y así, durante siglos, la iglesia cristiana ha trabajado en una situación muy embarazosa, porque se atrevió a reclamar para sí los misteriosos poderes y privilegios del reino, unos poderes y privilegios que sólo se pueden ejercer y experimentar entre Jesús y sus hermanos espirituales creyentes. De esta manera resulta evidente que la pertenencia a la iglesia no significa necesariamente comunión en el reino; ésta es espiritual, y la otra principalmente social.
170:5.19 (1866.2) Tarde o temprano deberá surgir otro Juan el Bautista más grande, que proclamará que «el reino de Dios está cerca» — que propondrá un retorno al elevado concepto espiritual de Jesús, el cual proclamó que el reino es la voluntad de su Padre celestial, dominante y trascendente, en el corazón del creyente — y hará todo esto sin referirse para nada a la iglesia visible en la Tierra, ni a la esperada segunda venida de Cristo. Es preciso que se produzca un renacimiento de las verdaderas enseñanzas de Jesús, que se expongan de nuevo de tal manera que anulen el efecto de la obra de sus primeros seguidores, los cuales se pusieron a crear un sistema sociofilosófico de creencias sobre el hecho de la estancia de Miguel en la Tierra. En poco tiempo, la enseñanza de esta historia acerca de Jesús sustituyó casi por completo la predicación del evangelio del reino de Jesús. De esta manera, una religión histórica desplazó la enseñanza en la que Jesús había mezclado las ideas morales y los ideales espirituales más elevados del hombre con sus esperanzas más sublimes para el futuro — la vida eterna. Éste era todo el evangelio del reino.
170:5.20 (1866.3) El evangelio de Jesús presentaba muchos aspectos diferentes, y precisamente por eso, en el transcurso de unos pocos siglos, los estudiosos de los relatos de sus enseñanzas se dividieron en tantos cultos y sectas. Esta lamentable subdivisión de los creyentes cristianos se debe a que no han sido capaces de discernir, en las múltiples enseñanzas del Maestro, la divina unidad de su vida incomparable. Pero algún día, los verdaderos creyentes en Jesús no estarán divididos espiritualmente de esta manera en su actitud ante los no creyentes. Siempre podemos tener diferencias de comprensión y de interpretación intelectuales, e incluso diversos grados de socialización, pero la falta de fraternidad espiritual es a la vez inexcusable y reprensible.
170:5.21 (1866.4) ¡No os engañéis! Existe en las enseñanzas de Jesús una naturaleza eterna que no les permitirá permanecer estériles para siempre en el corazón de los hombres inteligentes. El reino, tal como Jesús lo concebía, ha fracasado en gran parte en la Tierra; por ahora, una iglesia exterior ha tomado su lugar. Pero deberíais comprender que esta iglesia es solamente el estado larvario del frustrado reino espiritual, que esta iglesia lo transportará a través de la presente era material y lo llevará hasta una dispensación más espiritual en la que las enseñanzas del Maestro gozarán de una mayor oportunidad para desarrollarse. La iglesia llamada cristiana se convierte así en el capullo donde duerme actualmente el concepto que Jesús tenía del reino. El reino de la fraternidad divina está todavía vivo, y saldrá sin duda finalmente de su largo letargo, con la misma seguridad con que la mariposa aparece finalmente como la hermosa manifestación de su crisálida metamórfica menos atractiva.
El libro de Urantia
Documento 171
171:0.1 (1867.1) UN DÍA después del memorable sermón sobre «el reino de los cielos», Jesús anunció que partiría al día siguiente con los apóstoles para asistir a la Pascua en Jerusalén, visitando de camino numerosas ciudades del sur de Perea.
171:0.2 (1867.2) La alocución sobre el reino y el anuncio de que iría a la Pascua, hicieron que todos sus seguidores creyeran que subía a Jerusalén para inaugurar el reino temporal de la supremacía judía. Independientemente de lo que Jesús dijera sobre el carácter no material del reino, no podía apartar por completo de la mente de sus oyentes judíos la idea de que el Mesías tenía que establecer algún tipo de gobierno nacionalista con sede en Jerusalén.
171:0.3 (1867.3) Lo que Jesús dijo en su sermón del sábado sólo contribuyó a confundir a la mayoría de sus seguidores; muy pocos de ellos vieron las cosas más claras con el discurso del Maestro. Los líderes comprendieron algo de sus enseñanzas sobre el reino interior, «el reino de los cielos dentro de vosotros», pero también sabían que había hablado de otro reino futuro, y creían que ahora iba a subir a Jerusalén para establecer dicho reino. Cuando esta expectativa sufrió una decepción, cuando el Maestro fue rechazado por los judíos, y cuando más tarde, Jerusalén fue literalmente destruida, continuaron aferrados a esta esperanza, creyendo sinceramente que el Maestro regresaría pronto al mundo, con un gran poder y una gloria majestuosa, para establecer el reino prometido.
171:0.4 (1867.4) Este domingo por la tarde fue cuando Salomé, la madre de Santiago y de Juan Zebedeo, se acercó a Jesús con sus dos hijos apóstoles a la manera en que uno se acerca a un potentado oriental; intentó que Jesús le prometiera de antemano que le concedería cualquier cosa que ella le pidiera. Pero el Maestro no quiso prometer nada; en lugar de eso, le preguntó: «¿Qué deseas que haga por ti?» Entonces Salomé respondió: «Maestro, ahora que vas a subir a Jerusalén para establecer el reino, quisiera pedirte que me prometas por anticipado que estos hijos míos serán honrados contigo, sentándose uno a tu derecha y el otro a tu izquierda en tu reino.»
171:0.5 (1867.5) Cuando Jesús escuchó la petición de Salomé, dijo: «Mujer, no sabes lo que pides.» Luego, clavando la mirada en los ojos de los dos apóstoles que buscaban honores, dijo: «Porque os conozco y os amo desde hace mucho tiempo, porque he vivido incluso en la casa de vuestra madre, porque Andrés os ha encargado de que estéis conmigo en todo momento, por esa razón permitís que vuestra madre venga a verme en secreto para hacerme esta petición improcedente. Pero dejad que os pregunte: ¿Sois capaces de beber la copa que estoy a punto de beber?» Y sin pararse a reflexionar, Santiago y Juan contestaron: «Sí, Maestro, somos capaces.» Jesús dijo: «Me entristece ver que no sabéis por qué vamos a Jerusalén; me apena que no comprendáis la naturaleza de mi reino; me decepciona que traigáis a vuestra madre para que me haga esta petición; pero sé que me amáis en vuestro corazón; por eso os declaro que beberéis en verdad mi copa de amargura y compartiréis mi humillación, pero no me corresponde concederos que os sentéis a mi derecha o a mi izquierda. Esos honores están reservados para aquellos que han sido designados por mi Padre.»
171:0.6 (1868.1) Para entonces, alguien había comunicado la noticia de esta conversación a Pedro y a los demás apóstoles, y estaban muy indignados porque Santiago y Juan hubieran intentado ser preferidos antes que ellos, y hubieran ido en secreto con su madre para hacer esta petición. Cuando empezaron a discutir entre ellos, Jesús los reunió a todos y dijo: «Comprendéis muy bien cómo los gobernantes de los gentiles tratan con prepotencia a sus súbditos, y cómo los grandes ejercen su autoridad. Pero no será así en el reino de los cielos. Si alguien quiere ser grande entre vosotros, que se vuelva primero vuestro servidor. El que quiera ser el primero en el reino, que se ponga a vuestro servicio. Os afirmo que el Hijo del Hombre no ha venido para ser servido, sino para servir. Y ahora voy a Jerusalén para dar mi vida haciendo la voluntad del Padre, y sirviendo a mis hermanos.» Cuando los apóstoles escucharon estas palabras, se retiraron a solas para orar. Aquella noche, en respuesta a los esfuerzos de Pedro, Santiago y Juan se disculparon adecuadamente ante los diez y restablecieron sus buenas relaciones con sus hermanos.
171:0.7 (1868.2) Al solicitar un lugar a la derecha y a la izquierda de Jesús en Jerusalén, los hijos de Zebedeo poco podían imaginar que en menos de un mes su amado maestro estaría colgado en una cruz romana, con un ladrón moribundo a un lado y otro infractor al otro lado. Y la madre de ellos, que estuvo presente en la crucifixión, recordó muy bien la tonta petición que había hecho a Jesús en Pella en relación con los honores que tan imprudentemente había buscado para sus hijos apóstoles.
171:1.1 (1868.3) El lunes 13 de marzo por la mañana, Jesús y sus doce apóstoles se despidieron definitivamente del campamento de Pella, y partieron hacia el sur en su gira por las ciudades de la Perea meridional, donde los asociados de Abner estaban trabajando. Pasaron más de dos semanas visitando a los setenta, y luego fueron directamente a Jerusalén para la Pascua.
171:1.2 (1868.4) Cuando el Maestro salió de Pella, los discípulos que estaban acampados con los apóstoles, aproximadamente unos mil, lo siguieron. Casi la mitad de este grupo se separó de él en el vado del Jordán, camino de Jericó, cuando se enteraron que se dirigía a Hesbón, y después de que hubiera predicado el sermón sobre «El cálculo del coste». Luego continuaron hasta Jerusalén, mientras que la otra mitad del grupo siguió a Jesús durante dos semanas, visitando las ciudades del sur de Perea.
171:1.3 (1868.5) La mayor parte de los seguidores inmediatos de Jesús comprendió, de manera general, que el campamento de Pella había sido abandonado, pero creían realmente que esto indicaba que su Maestro se proponía, por fin, ir a Jerusalén y reclamar el trono de David. Una gran mayoría de sus seguidores nunca fue capaz de captar otro concepto del reino de los cielos; independientemente de lo que Jesús les enseñara, no querían renunciar a esta idea judía del reino.
171:1.4 (1868.6) Siguiendo las instrucciones del apóstol Andrés, David Zebedeo cerró el campamento de los visitantes en Pella el miércoles 15 de marzo. En aquel momento, cerca de cuatro mil visitantes residían allí, sin incluir a más de mil personas que vivían con los apóstoles en un lugar conocido como el «campamento de los instructores», y que acompañaron a Jesús y los doce hacia el sur. Aunque detestaba tener que hacerlo, David vendió todo el equipo a numerosos compradores y se dirigió con los fondos a Jerusalén, entregando posteriormente el dinero a Judas Iscariote.
171:1.5 (1869.1) David estuvo presente en Jerusalén durante la última semana trágica, y se llevó a su madre con él a Betsaida después de la crucifixión. Mientras esperaba a Jesús y a los apóstoles, David se detuvo en casa de Lázaro en Betania y se sintió enormemente perturbado por la manera en que los fariseos habían empezado a perseguirlo y a agobiarlo desde su resurrección. Andrés había ordenado a David que suspendiera el servicio de mensajeros, y todos interpretaron esto como una indicación de que el reino se iba a establecer pronto en Jerusalén. David se encontraba sin ocupación, y casi tenía decidido convertirse en el defensor autodesignado de Lázaro, cuando de pronto el objeto de su indignada preocupación huyó precipitadamente a Filadelfia. En consecuencia, algún tiempo después de la resurrección de Jesús y también de la muerte de su madre, David se fue a Filadelfia, no sin antes haber ayudado a Marta y María a vender sus propiedades. Allí pasó el resto de su vida en asociación con Abner y Lázaro, convirtiéndose en el supervisor financiero de todos los numerosos intereses del reino que tuvieron su centro en Filadelfia durante la vida de Abner.
171:1.6 (1869.2) Poco tiempo después de la destrucción de Jerusalén, Antioquía se volvió la sede del cristianismo paulino, mientras que Filadelfia siguió siendo el centro del reino de los cielos según Abner. Desde Antioquía, la versión paulina de las enseñanzas de Jesús y acerca de Jesús se difundió hacia todo el mundo occidental; desde Filadelfia, los misioneros de la versión abneriana del reino de los cielos se extendieron por toda Mesopotamia y Arabia, hasta la época posterior en que estos emisarios inflexibles de las enseñanzas de Jesús fueron arrollados por el ascenso súbito del islam.
171:2.1 (1869.3) Cuando Jesús y el grupo de casi mil seguidores llegaron al vado de Betania en el Jordán, llamado a veces Betábara, sus discípulos empezaron a darse cuenta de que no se dirigía directamente a Jerusalén. Mientras dudaban y discutían entre ellos, Jesús se subió en una piedra gigantesca y pronunció el discurso que se conoce como «El cálculo del coste». El Maestro dijo:
171:2.2 (1869.4) «De ahora en adelante, los que queréis seguirme debéis estar dispuestos a pagar el precio de una dedicación total a hacer la voluntad de mi Padre. Si queréis ser mis discípulos, debéis estar dispuestos a abandonar padre, madre, esposa, hijos, hermanos y hermanas. Si alguno de vosotros quiere ser ahora mi discípulo, debe estar dispuesto a renunciar incluso a su vida, de la misma manera que el Hijo del Hombre está a punto de ofrecer su vida para completar su misión de hacer la voluntad del Padre en la Tierra y en la carne.
171:2.3 (1869.5) «Si no estás dispuesto a pagar el precio íntegro, difícilmente puedes ser mi discípulo. Antes de que continuéis, cada uno de vosotros debería sentarse y calcular lo que le cuesta ser mi discípulo. ¿Quién de vosotros emprendería la construcción de una torre de vigilancia en sus tierras, sin sentarse primero a calcular el coste para ver si posee el dinero suficiente para terminarla? Si descuidáis así calcular el gasto, es posible que descubráis, después de haber echado los cimientos, que sois incapaces de terminar lo que habéis empezado. Entonces, todos vuestros vecinos se burlarán de vosotros, diciendo: ‘Mirad, este hombre ha empezado a construir, pero no ha sido capaz de terminar su obra.` Y también, ¿qué rey que se prepara para hacer la guerra a otro rey, no se sienta primero para consultar si con diez mil hombres podrá enfrentarse al que viene contra él con veinte mil? Si el rey no puede enfrentarse con su enemigo porque no está preparado, envía una embajada al otro rey, mientras éste se encuentra aún muy lejos, para preguntarle por las condiciones de paz.
171:2.4 (1870.1) «Ahora es preciso, pues, que cada uno de vosotros se siente y calcule lo que le cuesta ser mi discípulo. De ahora en adelante ya no podrás seguirnos, escuchando las enseñanzas y contemplando las obras; tendrás que enfrentarte con persecuciones encarnizadas y dar testimonio de este evangelio en medio de decepciones aplastantes. Si no estás dispuesto a renunciar a todo lo que eres, y a consagrar todo lo que posees, entonces no eres digno de ser mi discípulo. Si ya te has conquistado a ti mismo dentro de tu corazón, no necesitas tener ningún miedo a esa victoria exterior que pronto tendrás que conseguir cuando el Hijo del Hombre sea rechazado por los principales sacerdotes y los saduceos, y entregado a los incrédulos burlones.
171:2.5 (1870.2) «Ahora deberías examinarte y descubrir el motivo que tienes para ser mi discípulo. Si buscas honores y gloria, si tienes inclinaciones mundanas, eres como la sal que ha perdido su sabor. Y cuando aquello que se valora por su sabor salado ha perdido su sabor, ¿con qué se sazonará? Un condimento así es inútil; sólo sirve para ser tirado a la basura. Ya os he advertido que regreséis en paz a vuestros hogares si no estáis dispuestos a beber conmigo la copa que se está preparando. Os he dicho una y otra vez que mi reino no es de este mundo, pero no queréis creerme. El que tenga oídos para oír, que oiga lo que digo.»
171:2.6 (1870.3) Inmediatamente después de decir estas palabras, Jesús, a la cabeza de los doce, partió en dirección a Hesbón, seguido de unas quinientas personas. Después de un breve intervalo, la otra mitad de la multitud continuó hacia Jerusalén. Sus apóstoles, así como los discípulos principales, reflexionaron mucho sobre estas palabras, pero continuaban aferrados a la creencia de que, después de este breve período de adversidad y de prueba, el reino sería sin duda establecido de acuerdo en cierto modo con sus esperanzas tanto tiempo acariciadas.
171:3.1 (1870.4) Durante más de dos semanas, Jesús y los doce, seguidos por una multitud de varios cientos de discípulos, viajaron por el sur de Perea, visitando todas las ciudades donde trabajaban los setenta. En esta región vivían muchos gentiles, y puesto que pocos de ellos iban a la fiesta de la Pascua en Jerusalén, los mensajeros del reino continuaron sin interrupción su trabajo de enseñanza y de predicación.
171:3.2 (1870.5) Jesús se encontró con Abner en Hesbón, y Andrés ordenó que no se interrumpieran los trabajos de los setenta por la fiesta de la Pascua; Jesús aconsejó a los mensajeros que continuaran con su obra, sin prestar ninguna atención a lo que estaba a punto de suceder en Jerusalén. También aconsejó a Abner que permitiera al cuerpo de mujeres, al menos a las que lo desearan, ir a Jerusalén para la Pascua. Ésta fue la última vez que Abner vio a Jesús en la carne. Se despidió de Abner diciéndole: «Hijo mío, sé que serás fiel al reino, y ruego al Padre que te conceda sabiduría para que puedas amar y comprender a tus hermanos.»
171:3.3 (1870.6) Mientras viajaban de ciudad en ciudad, una gran cantidad de sus seguidores los abandonaron para continuar hacia Jerusalén, de tal manera que, cuando Jesús partió para la Pascua, el número de los que lo habían acompañado día tras día se había reducido a menos de doscientos.
171:3.4 (1871.1) Los apóstoles comprendieron que Jesús iba a Jerusalén para la Pascua. Sabían que el sanedrín había difundido un mensaje por todo Israel anunciando que había sido condenado a muerte, y ordenando que cualquiera que supiera dónde estaba informara al sanedrín; sin embargo, a pesar de todo esto, no estaban tan alarmados como cuando Jesús les había anunciado, en Filadelfia, que iba a Betania para ver a Lázaro. Este cambio de actitud, que pasó de un miedo intenso a un estado de discreta expectativa, se debía principalmente a la resurrección de Lázaro. Habían llegado a la conclusión de que Jesús podría, en caso de emergencia, afirmar su poder divino y poner en evidencia a sus enemigos. Esta esperanza, unida a su fe más profunda y madura en la supremacía espiritual de su Maestro, explica el valor exterior demostrado por sus seguidores inmediatos, los cuales se preparaban ahora para seguirlo hasta Jerusalén, haciendo caso omiso de la declaración pública del sanedrín de que debía morir.
171:3.5 (1871.2) La mayoría de los apóstoles y muchos de sus discípulos más allegados no creían que Jesús pudiera morir; como opinaban que él era «la resurrección y la vida», lo consideraban como inmortal y ya triunfante sobre la muerte.
171:4.1 (1871.3) El miércoles 29 de marzo al anochecer, Jesús y sus seguidores acamparon en Livias, camino de Jerusalén, después de haber completado su gira por las ciudades del sur de Perea. Durante esta noche en Livias fue cuando Simón Celotes y Simón Pedro, que se habían confabulado para que les entregaran en este lugar más de cien espadas, recibieron y distribuyeron estas armas a todos los que quisieron aceptarlas y llevarlas ocultas debajo de sus mantos. Simón Pedro todavía llevaba su espada la noche en que el Maestro fue traicionado en el jardín.
171:4.2 (1871.4) El jueves por la mañana temprano, antes de que se despertaran los demás, Jesús llamó a Andrés y le dijo: «¡Despierta a tus hermanos! Tengo algo que decirles.» Jesús sabía lo de las espadas y qué apóstoles habían recibido y llevaban estas armas, pero nunca les reveló que conocía estas cosas. Cuando Andrés hubo despertado a sus compañeros y estos se hubieron reunido, Jesús les dijo: «Hijos míos, habéis estado conmigo mucho tiempo, y os he enseñado muchas cosas que son útiles para esta época, pero ahora quisiera advertiros que no pongáis vuestra confianza en las incertidumbres de la carne ni en las debilidades de la defensa humana, contra las pruebas y aflicciones que nos esperan. Os he reunido aquí a solas para poder deciros una vez más, claramente, que vamos a Jerusalén, donde sabéis que el Hijo del Hombre ya ha sido condenado a muerte. Os digo de nuevo que el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los dirigentes religiosos, los cuales lo condenarán y luego lo entregarán a los gentiles. Y así, se burlarán del Hijo del Hombre, incluso le escupirán y lo azotarán, y lo entregarán a la muerte. Y cuando maten al Hijo del Hombre, no os sintáis consternados, porque os declaro que al tercer día resucitará. Cuidad de vosotros mismos y recordad que os he prevenido.»
171:4.3 (1871.5) Los apóstoles se quedaron de nuevo asombrados, anonadados; pero no se decidieron a considerar sus palabras al pie de la letra; no podían comprender que el Maestro quería decir exactamente lo que había dicho. Estaban tan cegados por su creencia persistente en un reino temporal en la Tierra, con sede en Jerusalén, que simplemente no podían — no querían — permitirse el aceptar literalmente las palabras de Jesús. Todo aquel día estuvieron reflexionando sobre lo que el Maestro había querido decir con estas extrañas declaraciones. Pero ninguno se atrevió a preguntarle sobre ellas. Hasta después de la muerte de Jesús, estos apóstoles desconcertados no llegaron a comprender que el Maestro les había hablado por anticipado, clara y directamente, de su crucifixión.
171:4.4 (1872.1) Fue aquí en Livias donde algunos fariseos amistosos vinieron a ver a Jesús poco después del desayuno, y le dijeron: «Huye deprisa de estos lugares, porque Herodes pretende ahora matarte tal como hizo con Juan. Teme un levantamiento del pueblo y ha decidido matarte. Te traemos esta advertencia para que puedas huir.»
171:4.5 (1872.2) Esto era parcialmente cierto. La resurrección de Lázaro había asustado y alarmado a Herodes, y sabiendo que el sanedrín se había atrevido a condenar a Jesús incluso antes de juzgarlo, Herodes había decidido o bien matar a Jesús, o echarlo fuera de su territorio. En realidad deseaba hacer lo segundo, pues le tenía tanto miedo que esperaba no verse obligado a ejecutarlo.
171:4.6 (1872.3) Cuando escuchó lo que los fariseos tenían que decirle, Jesús respondió: «Conozco bien a Herodes y el miedo que tiene a este evangelio del reino. Pero no os engañéis, preferiría mucho más que el Hijo del Hombre subiera a Jerusalén para sufrir y morir a manos de los jefes de los sacerdotes; como se ha manchado las manos con la sangre de Juan, no tiene el deseo de responsabilizarse de la muerte del Hijo del Hombre. Id a decirle a ese zorro que el Hijo del Hombre predica hoy en Perea, que mañana irá a Judea, y que dentro de unos días habrá terminado su misión en la Tierra y estará preparado para ascender hacia el Padre.»
171:4.7 (1872.4) Luego Jesús se volvió hacia sus apóstoles, y dijo: «Desde los tiempos antiguos los profetas han perecido en Jerusalén, y es apropiado que el Hijo del Hombre vaya a la ciudad de la casa del Padre para ser sacrificado como precio del fanatismo humano, y como consecuencia de los prejuicios religiosos y de la ceguera espiritual. ¡Oh Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y lapidas a los instructores de la verdad! ¡Cuántas veces hubiera querido reunir a tus hijos como una gallina reúne a sus polluelos debajo de sus alas, pero no me has dejado hacerlo! ¡He aquí que tu casa está a punto de quedarse desolada! Muchas veces desearás verme, pero no podrás. Entonces me buscarás, pero no me encontrarás.» Después de haber hablado así, se volvió hacia los que le rodeaban y dijo: «Sin embargo, vayamos a Jerusalén para asistir a la Pascua y hacer lo que nos corresponda para llevar a cabo la voluntad del Padre que está en los cielos.»
171:4.8 (1872.5) Un grupo confundido y desconcertado de creyentes siguió aquel día a Jesús hasta Jericó. En las declaraciones de Jesús sobre el reino, los apóstoles sólo podían discernir la certidumbre del triunfo final; simplemente no se dejaban llevar hasta el punto de estar dispuestos a captar las advertencias de un revés inminente. Cuando Jesús habló de «resucitar al tercer día», se aferraron a que esta declaración significaba un triunfo seguro del reino inmediatamente después de una desagradable escaramuza preliminar con los jefes religiosos de los judíos. El «tercer día» era una expresión corriente judía que significaba «pronto» o «poco después». Cuando Jesús habló de «resucitar», pensaron que se refería a la «resurrección del reino».
171:4.9 (1872.6) Estos creyentes habían aceptado a Jesús como el Mesías, y los judíos no sabían nada o casi nada sobre un Mesías sufriente. No comprendían que Jesús iba a conseguir con su muerte muchas cosas que nunca podría haber logrado con su vida. La resurrección de Lázaro es la que había armado de valor a los apóstoles para entrar en Jerusalén, pero el recuerdo de la transfiguración fue lo que sostuvo al Maestro durante este duro período de su donación.
171:5.1 (1873.1) El jueves 30 de marzo al atardecer, Jesús y sus apóstoles, a la cabeza de un grupo de unos doscientos seguidores, se aproximaron a los muros de Jericó. Al acercarse a la puerta de la ciudad se encontraron con una multitud de mendigos entre los que se hallaba un tal Bartimeo, un anciano que había estado ciego desde su juventud. Este mendigo ciego había oído hablar mucho de Jesús y lo sabía todo sobre la curación del ciego Josías en Jerusalén. No se había enterado de la última visita de Jesús a Jericó hasta que éste había partido hacia Betania. Bartimeo había decidido que nunca más permitiría que Jesús visitara Jericó sin recurrir a él para que le devolviera la vista.
171:5.2 (1873.2) La noticia de la llegada de Jesús se había difundido por todo Jericó, y centenares de habitantes se habían congregado para salir a su encuentro. Cuando este gran gentío regresó escoltando al Maestro por la ciudad, Bartimeo escuchó el ruido de los pasos de la multitud y supo que ocurría algo fuera de lo normal, por lo que preguntó a los que estaban cerca de él qué era lo que sucedía. Uno de los mendigos le contestó: «Está pasando Jesús de Nazaret.» Cuando Bartimeo escuchó que Jesús estaba cerca, elevó la voz y empezó a gritar: «¡Jesús, Jesús, ten piedad de mí!» Como continuaba gritando cada vez más fuerte, algunos de los que estaban cerca de Jesús fueron hacia él y le reprendieron, pidiéndole que guardara silencio. Pero fue en vano; se limitó a gritar aún más y más fuerte todavía.
171:5.3 (1873.3) Cuando Jesús escuchó los gritos del ciego, se detuvo. Y cuando lo vio, dijo a sus amigos: «Traedme a ese hombre.» Entonces se acercaron a Bartimeo, diciendo: «Alégrate y ven con nosotros, porque el Maestro te llama.» Cuando Bartimeo escuchó estas palabras, tiró a un lado su manto y saltó hacia el centro de la carretera, mientras que los que estaban cerca lo guiaban hacia Jesús. Dirigiéndose a Bartimeo, Jesús dijo: «¿Qué quieres que haga por ti?» Entonces el ciego contestó: «Quisiera recobrar la vista.» Cuando Jesús escuchó esta petición y vio su fe, dijo: «Recobrarás la vista; sigue tu camino, tu fe te ha curado.» Bartimeo recuperó inmediatamente la vista y permaneció cerca de Jesús, glorificando a Dios, hasta que el Maestro partió al día siguiente para Jerusalén; entonces precedió a la multitud, proclamando a todo el mundo cómo le habían devuelto la vista en Jericó.
171:6.1 (1873.4) Cuando la procesión del Maestro entró en Jericó, el Sol estaba a punto de ponerse, y Jesús se dispuso a permanecer allí durante la noche. Mientras pasaba por delante de la aduana, Zaqueo, el jefe publicano o recaudador de impuestos, se encontraba allí por casualidad, y tenía muchos deseos de ver a Jesús. Este jefe publicano era muy rico y había oído hablar mucho de este profeta de Galilea. Había decidido ver qué tipo de hombre era Jesús la próxima vez que visitara Jericó. En consecuencia, Zaqueo trató de abrirse paso entre el gentío, pero éste era demasiado grande, y como era bajo de estatura, no podía ver por encima de las cabezas. Así pues, el jefe publicano siguió a la multitud hasta que llegaron cerca del centro de la ciudad, no lejos de donde él vivía. Cuando vio que no sería capaz de traspasar la multitud, y pensando que Jesús quizás atravesaría la ciudad sin detenerse, se adelantó corriendo y se subió a un sicomoro cuyas ramas extendidas colgaban por encima de la calzada. Sabía que de esta manera podría ver muy bien al Maestro cuando éste pasara. Y no quedó decepcionado porque, al pasar por allí, Jesús se detuvo, levantó la vista hacia Zaqueo, y dijo: «Date prisa en bajar, Zaqueo, porque esta noche he de quedarme en tu casa.» Cuando Zaqueo escuchó estas palabras sorprendentes, estuvo a punto de caerse del árbol en su prisa por bajar y, acercándose a Jesús, expresó su gran alegría porque el Maestro quisiera detenerse en su casa.
171:6.2 (1874.1) Fueron inmediatamente a la casa de Zaqueo, y los habitantes de Jericó se quedaron muy sorprendidos de que Jesús consintiera en residir con el jefe publicano. Mientras el Maestro y sus apóstoles se demoraban con Zaqueo delante de la puerta de su casa, uno de los fariseos de Jericó que estaba cerca, dijo: «Ya veis cómo este hombre ha ido a alojarse con un hijo apóstata de Abraham, con un pecador que es un opresor y roba a su propio pueblo.» Cuando Jesús escuchó esto, bajó la mirada sobre Zaqueo y sonrió. Entonces Zaqueo se subió en un taburete y dijo: «¡Hombres de Jericó, escuchadme! Quizás soy un publicano y un pecador, pero el gran Instructor ha venido a residir en mi casa. Antes de que entre, os digo que voy a dar la mitad de todos mis bienes a los pobres; y a partir de mañana, si he exigido algo a alguien de manera injusta, le devolveré el cuádruple. Voy a buscar la salvación con todo mi corazón, y a aprender a actuar con rectitud a los ojos de Dios.»
171:6.3 (1874.2) Cuando Zaqueo hubo terminado de hablar, Jesús dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, y te has vuelto en verdad un hijo de Abraham.» Y volviéndose hacia la multitud congregada alrededor de ellos, Jesús dijo: «No os maravilléis por lo que digo ni os ofendáis por lo que hacemos, pues he declarado desde el principio que el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.»
171:6.4 (1874.3) Se alojaron en casa de Zaqueo durante la noche. A la mañana siguiente se levantaron y se dirigieron por «la ruta de los ladrones» hacia Betania, camino de la Pascua en Jerusalén.
171:7.1 (1874.4) Jesús sembraba la alegría por dondequiera que iba. Estaba lleno de benevolencia y de verdad. Sus compañeros nunca dejaron de maravillarse por las palabras agradables que salían de su boca. Podéis cultivar la gentileza, pero la dulzura es el aroma de la amistad que emana de un alma saturada de amor.
171:7.2 (1874.5) La bondad impone siempre el respeto, pero cuando está desprovista de agrado, a menudo repele el afecto. La bondad sólo es universalmente atractiva cuando es agradable. La bondad sólo es eficaz cuando es atrayente.
171:7.3 (1874.6) Jesús comprendía realmente a los hombres; por eso podía manifestar una simpatía verdadera y mostrar una compasión sincera. Pero rara vez se permitía la lástima. Mientras que su compasión era ilimitada, su simpatía era práctica, personal y constructiva. Su familiaridad con el sufrimiento nunca engendró su indiferencia, y era capaz de ayudar a las almas afligidas sin aumentar la lástima de sí mismas.
171:7.4 (1874.7) Jesús podía ayudar tanto a los hombres porque también los amaba sinceramente. Amaba realmente a cada hombre, a cada mujer y a cada niño. Podía ser un amigo así de auténtico debido a su perspicacia extraordinaria — conocía plenamente el contenido del corazón y de la mente del hombre. Era un observador penetrante y lleno de interés. Era experto en comprender las necesidades humanas y hábil en detectar los anhelos humanos.
171:7.5 (1874.8) Jesús nunca tenía prisa. Tenía tiempo para confortar a sus semejantes «mientras pasaba». Siempre procuraba que sus amigos se sintieran a gusto. Era un oyente encantador. Nunca se dedicaba a explorar de manera indiscreta el alma de sus compañeros. Cuando confortaba a las mentes hambrientas y ayudaba a las almas sedientas, los que recibían su misericordia no tenían el sentimiento de estar confesándose con él, sino más bien de estar conversando con él. Tenían una confianza ilimitada en él porque veían que él tenía también mucha fe en ellos.
171:7.6 (1875.1) Nunca parecía tener curiosidad por la gente, y nunca manifestaba el deseo de dirigirlos, manejarlos o investigarlos. Inspiraba una profunda confianza en uno mismo y una sólida valentía a todos los que disfrutaban de su compañía. Cuando le sonreía a un hombre, ese mortal experimentaba una mayor capacidad para resolver sus múltiples problemas.
171:7.7 (1875.2) Jesús amaba tanto a los hombres y de manera tan sabia, que nunca dudaba en ser severo con ellos cuando las circunstancias requerían dicha disciplina. Para ayudar a una persona, a menudo empezaba por pedirle ayuda. De esta manera suscitaba su interés, recurría a lo mejor que posee la naturaleza humana.
171:7.8 (1875.3) El Maestro podía discernir la fe salvadora en la burda superstición de la mujer que buscaba la curación mediante el acto de tocar el borde de su manto. Siempre estaba preparado y dispuesto a interrumpir un sermón o a hacer esperar a una multitud mientras atendía las necesidades de una sola persona, o incluso de un niño pequeño. Sucedían grandes cosas no solamente porque la gente tenía fe en Jesús, sino también porque Jesús tenía mucha fe en ellos.
171:7.9 (1875.4) La mayoría de las cosas realmente importantes que Jesús dijo o hizo parecieron suceder por casualidad, «mientras pasaba». El ministerio terrenal del Maestro tuvo muy pocos aspectos profesionales, bien planeados o premeditados. Concedía la salud y sembraba la alegría con naturalidad y gentileza mientras viajaba por la vida. Era literalmente cierto que «iba de un sitio para otro haciendo el bien».
171:7.10 (1875.5) A los seguidores del Maestro de todos los tiempos les incumbe aprender a ayudar «mientras pasan» — a hacer el bien desinteresadamente mientras se dirigen a sus obligaciones diarias.
171:8.1 (1875.6) No salieron de Jericó hasta cerca del mediodía, pues la noche anterior se habían quedado levantados hasta tarde mientras Jesús enseñaba el evangelio del reino a Zaqueo y a su familia. El grupo se detuvo para almorzar casi a medio camino de la carretera que subía hasta Betania, mientras la multitud continuaba pasando hacia Jerusalén, sin saber que Jesús y los apóstoles iban a permanecer aquella noche en el Monte de los Olivos.
171:8.2 (1875.7) A diferencia de la parábola de los talentos, que estaba destinada a todos los discípulos, la parábola de las minas fue contada más expresamente para los apóstoles, y estaba ampliamente basada en la experiencia de Arquelao y su inútil tentativa por conseguir el gobierno del reino de Judea. Ésta es una de las pocas parábolas del Maestro que estaba basada en un personaje histórico real. No era raro que hubieran pensado en Arquelao, ya que la casa de Zaqueo en Jericó estaba muy cerca del adornado palacio de Arquelao, y su acueducto bordeaba la carretera por la que habían salido de Jericó.
171:8.3 (1875.8) Jesús dijo: «Creéis que el Hijo del Hombre va a Jerusalén para recibir un reino, pero os aseguro que estáis destinados a sufrir una decepción. ¿No recordáis la historia de cierto príncipe que fue a un país lejano para recibir un reino? Antes incluso de que pudiera regresar, los ciudadanos de su provincia, que ya lo habían rechazado en su corazón, enviaron una embajada tras él, diciendo: ‘No queremos que este hombre reine sobre nosotros.` De la misma manera que la soberanía temporal de este rey fue rechazada, la soberanía espiritual del Hijo del Hombre también va a ser rechazada. Declaro de nuevo que mi reino no es de este mundo; pero si al Hijo del Hombre le hubieran concedido la soberanía espiritual de su pueblo, habría aceptado ese reino de las almas de los hombres y habría reinado sobre ese imperio de corazones humanos. A pesar de que rechazan mi soberanía espiritual sobre ellos, regresaré de nuevo para recibir de otras personas este reino del espíritu que ahora me niegan. Veréis que el Hijo del Hombre será rechazado ahora, pero en otra época, aquello que los hijos de Abraham rechazan ahora, será aceptado y exaltado.
171:8.4 (1876.1) «Y ahora, al igual que el noble rechazado de esta parábola, quisiera convocar ante mí a mis doce servidores, a mis administradores especiales, y entregaros a cada uno la suma de una mina. Os recomiendo a todos que prestéis mucha atención a mis instrucciones sobre cómo comerciar diligentemente con el capital que se os ha confiado durante mi ausencia, para que tengáis con qué justificar vuestra administración cuando yo regrese, cuando se os pida que rindáis cuentas.
171:8.5 (1876.2) «Pero aunque este Hijo rechazado no regrese, otro Hijo será enviado para recibir este reino, y entonces ese Hijo enviará a buscaros a todos para recibir el informe de vuestra administración y para regocijarse por vuestras ganancias.
171:8.6 (1876.3) «Cuando estos administradores fueron convocados posteriormente para rendir cuentas, el primero se adelantó, diciendo: ‘Señor, con tu mina he ganado diez minas más.` Y su señor le dijo: ‘Bien hecho; eres un buen servidor; como te has mostrado fiel en este asunto, te daré autoridad sobre diez ciudades.` El segundo vino, diciendo: ‘La mina que me dejaste Señor, ha producido cinco minas.` Y el señor dijo: ‘En consecuencia, te haré gobernante de cinco ciudades.` Y así sucesivamente con todos los demás, hasta que el último servidor fue llamado para rendir cuentas, y dijo: ‘Mira, Señor, he aquí tu mina que he guardado a salvo envuelta en esta servilleta. Hice esto porque tenía miedo de ti; creí que eras desrazonable, puesto que recoges allí donde no has depositado nada, y pretendes cosechar allí donde no has sembrado.` Entonces dijo su señor: ‘Eres un servidor negligente e infiel, y voy a juzgarte por tus propias palabras. Sabías que recojo la cosecha allí donde aparentemente no he sembrado; sabías por tanto que se te pediría esta rendición de cuentas. Sabiendo esto, al menos podrías haber entregado mi dinero al banquero, para poder recuperarlo a mi regreso con un interés adecuado.`
171:8.7 (1876.4) «Entonces este gobernante dijo a los que estaban allí: ‘Quitadle el dinero a este servidor perezoso y dadselo al que tiene diez minas.` Cuando le recordaron al señor que el primer servidor ya tenía diez minas, dijo: ‘A todo el que tiene se le dará más, pero al que no tiene nada, incluso lo que tiene se le quitará.`»
171:8.8 (1876.5) A continuación, los apóstoles trataron de conocer la diferencia entre el significado de esta parábola y el de la parábola anterior de los talentos, pero en respuesta a sus numerosas preguntas, Jesús se limitó a decir: «Meditad bien estas palabras en vuestro corazón mientras cada uno descubre su verdadero significado.»
171:8.9 (1876.6) Natanael fue el que enseñó muy bien el significado de estas dos parábolas en los años posteriores, y resumió sus enseñanzas en las conclusiones siguientes:
171:8.10 (1876.7) 1. La capacidad es la medida práctica de las oportunidades de la vida. Nunca seréis considerados responsables de tener que realizar algo que sobrepase vuestras capacidades.
171:8.11 (1876.8) 2. La fidelidad es la medida infalible de la honradez humana. Es probable que el que es fiel en las cosas pequeñas, también mostrará fidelidad en todo lo que sea compatible con sus talentos.
171:8.12 (1876.9) 3. El Maestro concede una recompensa menor por una fidelidad menor cuando las oportunidades son iguales.
171:8.13 (1877.1) 4. Concede una recompensa igual por una fidelidad igual cuando las oportunidades son menores.
171:8.14 (1877.2) Cuando hubieron terminado de almorzar, y después de que la multitud de seguidores hubiera continuado hacia Jerusalén, Jesús se hallaba de pie delante de los apóstoles a la sombra de una roca que sobresalía por encima del camino. Con una dignidad jovial y una graciosa majestad, señaló con el dedo hacia el oeste y dijo: «Venid, hermanos míos, entremos en Jerusalén, para recibir allí lo que nos espera; así cumpliremos la voluntad del Padre celestial en todas las cosas.»
171:8.15 (1877.3) Y así, Jesús y sus apóstoles reanudaron este viaje, el último que hacía el Maestro a Jerusalén en la similitud de la carne del hombre mortal.
El libro de Urantia
Documento 172
172:0.1 (1878.1) JESÚS y los apóstoles llegaron a Betania poco después de las cuatro de la tarde del viernes 31 de marzo del año 30. Lázaro, sus hermanas y sus amigos los estaban esperando; en vista de que un gran número de personas venía diariamente para hablar con Lázaro sobre su resurrección, Jesús fue informado de que se había preparado todo para que se alojara con un creyente vecino, un tal Simón, el ciudadano principal de aquel pueblecito desde la muerte del padre de Lázaro.
172:0.2 (1878.2) Aquella tarde, Jesús recibió a muchos visitantes, y la gente común de Betania y Betfagé hizo todo lo posible para que se sintiera bienvenido. Muchos creían que Jesús iba ahora a Jerusalén, desafiando por completo el decreto de muerte del sanedrín, para proclamarse rey de los judíos, pero la familia de Betania — Lázaro, Marta y María — comprendía más plenamente que el Maestro no era un rey de ese tipo; sentían vagamente que ésta podía ser su última visita a Jerusalén y Betania.
172:0.3 (1878.3) Los jefes de los sacerdotes fueron informados de que Jesús estaba alojado en Betania, pero pensaron que sería mejor no intentar capturarlo entre sus amigos; decidieron esperar a que entrara en Jerusalén. Jesús sabía todo esto, pero conservaba una calma majestuosa; sus amigos nunca lo habían visto más tranquilo y agradable; incluso los apóstoles estaban sorprendidos de que estuviera tan indiferente, cuando el sanedrín había pedido a todos los judíos que se lo entregaran. Mientras el Maestro dormía aquella noche, los apóstoles estuvieron vigilando de dos en dos, y muchos de ellos se habían ceñido la espada. A la mañana siguiente temprano, fueron despertados por cientos de peregrinos que venían de Jerusalén, aunque fuera sábado, para ver a Jesús y a Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos.
172:1.1 (1878.4) Los peregrinos que venían de fuera de Judea, así como las autoridades judías, se habían preguntado: «¿Qué pensáis? ¿Vendrá Jesús a la fiesta?» Por ello, la gente se alegró cuando escuchó que Jesús estaba en Betania, pero los jefes de los sacerdotes y de los fariseos estaban un poco perplejos. Se sentían contentos de tenerlo bajo su jurisdicción, pero estaban algo desconcertados por su audacia; recordaban que en su visita anterior a Betania, Lázaro había sido resucitado de entre los muertos, y Lázaro se estaba convirtiendo en un gran problema para los enemigos de Jesús.
172:1.2 (1878.5) Seis días antes de la Pascua, la tarde después del sábado, todo Betania y todo Betfagé se reunió para celebrar la llegada de Jesús con un banquete público en la casa de Simón. Esta cena era en honor de Jesús y de Lázaro, y fue ofrecida desafiando al sanedrín. Marta dirigía el servicio de la comida; su hermana María se encontraba entre las espectadoras, porque era contrario a la costumbre de los judíos que una mujer se sentara en un banquete público. Los agentes del sanedrín estaban presentes, pero temían arrestar a Jesús en medio de sus amigos.
172:1.3 (1879.1) Jesús conversó con Simón sobre el Josué de antaño, cuyo nombre era homónimo del suyo, y contó cómo Josué y los israelitas habían llegado a Jerusalén a través de Jericó. Al comentar la leyenda del derrumbamiento de las murallas de Jericó, Jesús dijo: «No me ocupo de esas murallas de ladrillo y de piedra; pero quisiera que las murallas del prejuicio, de la presunción y del odio se desmoronaran delante de esta predicación del amor del Padre por todos los hombres.»
172:1.4 (1879.2) El banquete continuó de una manera muy alegre y normal, salvo que todos los apóstoles estaban más serios que de costumbre. Jesús estaba excepcionalmente alegre y había jugado con los niños hasta el momento de sentarse a la mesa.
172:1.5 (1879.3) No sucedió nada extraordinario hasta cerca del final del festín, cuando María, la hermana de Lázaro, se salió del grupo de espectadoras, avanzó hasta el lugar donde Jesús estaba reclinado como huésped de honor, y se puso a abrir un gran frasco de alabastro que contenía un ungüento muy raro y costoso. Después de ungir la cabeza del Maestro, empezó a verterlo sobre sus pies, y luego se soltó los cabellos para secárselos con ellos. El olor del ungüento impregnó toda la casa, y todos los presentes se asombraron por lo que María había hecho. Lázaro no dijo nada, pero cuando alguna gente murmuró manifestando su indignación porque un ungüento tan caro se utilizara de esta manera, Judas Iscariote se dirigió al lugar donde Andrés estaba reclinado y dijo: «¿Por qué no se ha vendido ese ungüento y se ha dado el dinero para alimentar a los pobres? Deberías decirle al Maestro que censure este derroche.»
172:1.6 (1879.4) Sabiendo lo que pensaban y escuchando lo que decían, Jesús puso su mano sobre la cabeza de María, que estaba arrodillada a su lado, y con una expresión de bondad en su rostro, dijo: «Que cada uno de vosotros la deje en paz. ¿Por qué la molestáis con esto, ya que ha hecho una buena cosa según su corazón? A vosotros que murmuráis y decís que este ungüento debería haberse vendido y el dinero entregado a los pobres, dejad que os diga que a los pobres los tendréis siempre con vosotros, de manera que podréis ayudarlos en cualquier momento que os parezca bien. Pero yo no estaré siempre con vosotros; pronto iré hacia mi Padre. Esta mujer ha guardado este ungüento durante mucho tiempo para cuando entierren mi cuerpo; y puesto que le ha parecido bien efectuar esta unción anticipándose a mi muerte, esa satisfacción no le será denegada. Al hacer esto, María os ha reprendido a todos, en el sentido de que con este acto manifiesta su fe en lo que he dicho sobre mi muerte y ascensión hacia mi Padre que está en los cielos. Esta mujer no será recriminada por lo que ha hecho esta noche; os digo más bien que en las eras por venir, en cualquier parte del mundo que se predique este evangelio, lo que ella ha hecho se contará en memoria suya.»
172:1.7 (1879.5) A causa de esta reprimenda, tomada por una recriminación personal, Judas Iscariote se decidió finalmente a buscar venganza para sus sentimientos heridos. Muchas veces había albergado estas ideas de manera subconsciente, pero ahora se atrevía a considerar estos pensamientos perversos en su mente clara y consciente. Otras muchas personas lo animaron en esta actitud, pues el precio de este ungüento equivalía al salario de un hombre durante un año — suficiente para abastecer de pan a cinco mil personas. Pero María amaba a Jesús; había adquirido este precioso ungüento para embalsamar su cuerpo después de muerto, pues creía en sus palabras cuando les advertía que tenía que morir; y no se le iba a privar de ello si había cambiado de idea y escogido otorgar esta ofrenda al Maestro mientras aún estaba vivo.
172:1.8 (1879.6) Tanto Lázaro como Marta sabían que María había tardado mucho tiempo en ahorrar el dinero destinado a comprar este frasco de nardo, y aprobaban por completo que actuara en este asunto según los deseos de su corazón, pues eran ricos y podían permitirse fácilmente hacer esta ofrenda.
172:1.9 (1880.1) Cuando los jefes de los sacerdotes tuvieron noticia de esta cena en Betania en honor de Jesús y Lázaro, empezaron a consultarse para ver lo que debían hacer con Lázaro. Decidieron enseguida que Lázaro también tenía que morir. Concluyeron, con toda la razón, que sería inútil ejecutar a Jesús si dejaban vivir a Lázaro, a quien Jesús había resucitado de entre los muertos.
172:2.1 (1880.2) Aquel domingo por la mañana, en el hermoso jardín de Simón, el Maestro convocó a sus doce apóstoles a su alrededor y les dio sus instrucciones finales antes de entrar en Jerusalén. Les dijo que probablemente pronunciaría muchos discursos y enseñaría numerosas lecciones antes de volver hacia el Padre, pero aconsejó a los apóstoles que se abstuvieran de hacer cualquier trabajo público durante esta estancia para pasar la Pascua en Jerusalén. Les indicó que permanecieran cerca de él y que «vigilaran y oraran». Jesús sabía que muchos de sus apóstoles y seguidores inmediatos llevaban sus espadas escondidas en aquel mismo momento, pero no hizo ninguna alusión a este hecho.
172:2.2 (1880.3) Estas instrucciones matutinas abarcaron un breve repaso del ministerio de los apóstoles desde el día de su ordenación, cerca de Cafarnaúm, hasta este día en que se preparaban para entrar en Jerusalén. Los apóstoles escucharon en silencio, y no hicieron ninguna pregunta.
172:2.3 (1880.4) Aquella mañana temprano, David Zebedeo había entregado a Judas los fondos obtenidos con la venta del equipo del campamento de Pella, y Judas a su vez había puesto la mayor parte de este dinero en manos de Simón, su anfitrión, para que lo guardara en lugar seguro en previsión de las necesidades de su entrada en Jerusalén.
172:2.4 (1880.5) Después de la conferencia con los apóstoles, Jesús mantuvo una conversación con Lázaro y le indicó que evitara sacrificar su vida al espíritu vengativo del sanedrín. Obedeciendo esta recomendación, Lázaro huyó unos días después a Filadelfia, cuando los agentes del sanedrín enviaron a unos hombres para que lo arrestaran.
172:2.5 (1880.6) En cierto modo, todos los seguidores de Jesús sentían la crisis inminente, pero la jovialidad inhabitual y el buen humor excepcional del Maestro impidieron que se dieran plenamente cuenta de la gravedad de la situación.
172:3.1 (1880.7) Betania estaba a unos tres kilómetros del templo, y era la una y media de aquel domingo por la tarde cuando Jesús se preparó para salir hacia Jerusalén. Sentía un profundo afecto por Betania y su gente sencilla. Nazaret, Cafarnaúm y Jerusalén lo habían rechazado, pero Betania lo había aceptado, había creído en él. Fue en este pueblecito, en el que casi todos los hombres, mujeres y niños eran creyentes, donde Jesús escogió realizar la obra más poderosa de su donación terrenal: la resurrección de Lázaro. No resucitó a Lázaro para que los habitantes pudieran creer, sino más bien porque ya creían.
172:3.2 (1880.8) Jesús había reflexionado toda la mañana sobre su entrada en Jerusalén. Hasta ese momento, siempre se había esforzado por impedir que el público lo aclamara como el Mesías, pero ahora la situación era diferente. Se estaba acercando al final de su carrera en la carne, el sanedrín había decretado su muerte, y no iba a pasar nada porque permitiera a sus discípulos que expresaran libremente sus sentimientos, tal como hubiera ocurrido si hubiera elegido hacer una entrada oficial y pública en la ciudad.
172:3.3 (1881.1) Jesús no decidió efectuar esta entrada pública en Jerusalén como un último intento por hacerse con el favor popular, ni como una tentativa final para obtener el poder. Tampoco lo hizo del todo para satisfacer los anhelos humanos de sus discípulos y apóstoles. Jesús no albergaba ninguna de las ilusiones de un soñador fantasioso; sabía muy bien cuál iba a ser el desenlace de esta visita.
172:3.4 (1881.2) Después de haber decidido hacer una entrada pública en Jerusalén, el Maestro se vio enfrentado a la necesidad de escoger un método apropiado para ejecutar esta resolución. Jesús reflexionó sobre las numerosas profecías, más o menos contradictorias, llamadas mesiánicas, pero sólo parecía haber una que pudiera seguir de manera apropiada. La mayoría de estas declaraciones proféticas describían a un rey, el hijo y sucesor de David, un hombre audaz y enérgico que liberaría temporalmente a todo Israel del yugo de la dominación extranjera. Pero había un pasaje en las Escrituras que a veces había sido asociado con el Mesías por parte de aquellos que más defendían el concepto espiritual de su misión; Jesús consideró que podría utilizar coherentemente este pasaje como guía para la entrada que proyectaba hacer en Jerusalén. Este escrito se encontraba en Zacarías y decía: «Regocíjate mucho, oh hija de Sión; da gritos de júbilo, oh hija de Jerusalén. He aquí que tu rey viene hacia ti. Es justo y trae la salvación. Viene como alguien humilde, montado en un asno, en un pollino, el hijo de una burra.»
172:3.5 (1881.3) Un rey guerrero siempre entraba en una ciudad montado a caballo; un rey en misión de paz y de amistad siempre entraba montado en un asno. Jesús no quería entrar en Jerusalén a lomos de un caballo, pero estaba dispuesto a entrar pacíficamente y con buena voluntad, subido en un burro, como el Hijo del Hombre.
172:3.6 (1881.4) Jesús había intentado durante mucho tiempo, mediante una enseñanza directa, inculcar a sus apóstoles y a sus discípulos que su reino no era de este mundo, que se trataba de un asunto puramente espiritual; pero no había tenido éxito en este esfuerzo. Ahora quería intentar realizar, mediante un gesto simbólico, aquello que no había conseguido hacer por medio de una enseñanza clara y personal. En consecuencia, inmediatamente después del almuerzo, Jesús llamó a Pedro y a Juan y les ordenó que fueran a Betfagé, un pueblo vecino un poco retirado de la carretera principal, a corta distancia al noroeste de Betania. Les dijo además: «Id a Betfagé, y cuando lleguéis al cruce de los caminos, encontraréis el pollino de una burra atado allí. Desatad el pollino y traedlo con vosotros. Si alguien os pregunta por qué hacéis esto, decid simplemente: ‘El Maestro lo necesita.`» Cuando los dos apóstoles fueron a Betfagé tal como el Maestro les había ordenado, encontraron al pollino atado en la calle al lado de su madre y cerca de una casa de esquina. Mientras Pedro empezó a desatar el pollino, llegó el dueño y preguntó por qué hacían eso. Cuando Pedro le contestó lo que Jesús les había ordenado, el hombre dijo: «Si vuestro Maestro es Jesús de Galilea, el pollino está a su disposición.» Y así regresaron llevando al pollino con ellos.
172:3.7 (1881.5) Entretanto, varios cientos de peregrinos se habían reunido alrededor de Jesús y de sus apóstoles. Desde media mañana, los visitantes que pasaban camino de la Pascua se habían detenido allí. Mientras tanto, David Zebedeo y algunos de sus antiguos mensajeros decidieron dirigirse apresuradamente a Jerusalén, donde difundieron eficazmente la noticia, entre las multitudes de peregrinos que visitaban el templo, de que Jesús de Nazaret iba a hacer una entrada triunfal en la ciudad. En consecuencia, varios miles de estos visitantes acudieron en masa para saludar a este profeta, autor de prodigios, del que tanto se hablaba, y que algunos creían que era el Mesías. Esta multitud que salía de Jerusalén encontró a Jesús y al gentío que se dirigía hacia la ciudad poco después de que hubieran pasado la cima del Olivete, y hubieran empezado a descender hacia la ciudad.
172:3.8 (1882.1) Cuando la procesión partió de Betania, había un gran entusiasmo en la alegre multitud de discípulos, creyentes y peregrinos visitantes, muchos de ellos procedentes de Galilea y Perea. Justo antes de partir, las doce mujeres del cuerpo femenino original, acompañadas por algunas de sus asociadas, llegaron al lugar y se unieron a esta procesión excepcional que se dirigía alegremente hacia la ciudad.
172:3.9 (1882.2) Antes de partir, los gemelos Alfeo colocaron sus mantos encima del asno y lo sujetaron mientras se subía el Maestro. A medida que la procesión avanzaba hacia la cima del Olivete, la alegre multitud echaba al suelo sus prendas de vestir y traía ramas de los árboles cercanos para hacerle una alfombra de honor al asno que llevaba al Hijo real, al Mesías prometido. Mientras la multitud jubilosa continuaba avanzando hacia Jerusalén, empezaron a cantar, o más bien a gritar al unísono, el salmo: «Hosanna al hijo de David; bendito es el que viene en nombre del Señor. Hosanna en las alturas. Bendito sea el reino que desciende del cielo.»
172:3.10 (1882.3) Jesús se mostró alegre y jovial durante el trayecto hasta que llegó a la cumbre del Olivete, desde donde se tenía una vista panorámica sobre la ciudad y las torres del templo; el Maestro detuvo allí la procesión, y un gran silencio se apoderó de todos mientras lo veían llorar. Bajando la mirada sobre la inmensa multitud que salía de la ciudad para recibirlo, el Maestro, con mucha emoción y una voz llorosa, dijo: «¡Oh Jerusalén, si tan sólo hubieras conocido, tú también, al menos en este día tuyo, las cosas que pertenecen a tu paz, y que podrías haber tenido con tanta profusión! Pero ahora estas glorias están a punto de ocultarse a tus ojos. Estás a punto de rechazar al Hijo de la Paz y de volverle la espalda al evangelio de la salvación. Pronto vendrán los días en que tus enemigos abrirán una trinchera a tu alrededor, y te asediarán por todas partes; te destruirán por completo, de manera que no quedará piedra sobre piedra. Y todo esto te sucederá porque no has reconocido la hora de tu visita divina. Estás a punto de rechazar el regalo de Dios, y todos los hombres te rechazarán.»
172:3.11 (1882.4) Cuando hubo terminado de hablar, empezaron a descender del Olivete y pronto se reunieron con la multitud de visitantes que venía de Jerusalén ondeando ramas de palmera, gritando hosannas y expresando de otras maneras su regocijo y su buena hermandad. El Maestro no había planeado que estas multitudes salieran de Jerusalén para encontrarse con ellos; fue obra de otras personas. Nunca premeditó nada que fuera teatral.
172:3.12 (1882.5) Junto con la multitud que afluía para dar la bienvenida al Maestro, también venían muchos fariseos y otros enemigos suyos. Estaban tan perturbados por esta explosión repentina e inesperada de aclamación popular, que tuvieron miedo de arrestarlo, por temor a que esta acción precipitara una revuelta abierta del pueblo. Temían enormemente la actitud de la gran cantidad de visitantes, que habían oído hablar mucho de Jesús, y gran número de los cuales creían en él.
172:3.13 (1882.6) Al acercarse a Jerusalén, la multitud se volvió más expresiva, tanto que algunos fariseos se abrieron paso hasta Jesús y dijeron: «Instructor, deberías reprender a tus discípulos y exhortarlos a que se comporten de una manera más correcta.» Jesús respondió: «Es muy adecuado que estos hijos den la bienvenida al Hijo de la Paz, a quien los jefes de los sacerdotes han rechazado. Sería inútil detenerlos, no sea que estas piedras al borde del camino se pongan a gritar en su lugar.»
172:3.14 (1882.7) Los fariseos se apresuraron a adelantarse a la procesión para volver al sanedrín, que entonces estaba reunido en el templo, e informaron a sus colegas: «Mirad, todo lo que hacemos no sirve para nada; estamos confundidos por ese galileo. La gente se ha vuelto loca por él; si no detenemos a esos ignorantes, todo el mundo le seguirá.»
172:3.15 (1883.1) En realidad, no había que atribuir ningún significado profundo a esta explosión superficial y espontánea de entusiasmo popular. Esta bienvenida, aunque alegre y sincera, no representaba ninguna convicción real o profunda en el corazón de esta multitud jubilosa. Esta misma muchedumbre estuvo igualmente dispuesta a rechazar rápidamente a Jesús, más tarde aquella misma semana, en cuanto el sanedrín hubo tomado una posición firme y decidida contra él, cuando perdieron sus ilusiones — cuando se dieron cuenta de que Jesús no iba a establecer el reino de acuerdo con sus esperanzas albergadas durante mucho tiempo.
172:3.16 (1883.2) Pero toda la ciudad estaba extraordinariamente agitada, de manera que todo el mundo preguntaba: «¿Quién es ese hombre?» Y la multitud contestaba: «Es Jesús de Nazaret, el profeta de Galilea.»
172:4.1 (1883.3) Mientras los gemelos Alfeo devolvían el asno a su dueño, Jesús y los diez apóstoles se separaron de sus asociados inmediatos y se pasearon por el templo, observando los preparativos para la Pascua. No se hizo ningún intento por molestar a Jesús, ya que el sanedrín temía mucho al pueblo, y después de todo, ésa era una de las razones por las que Jesús había permitido que la multitud lo aclamara de aquella manera. Los apóstoles apenas comprendían que éste era el único procedimiento humano que podía impedir, de manera eficaz, que Jesús fuera arrestado inmediatamente en cuanto entrara en la ciudad. El Maestro deseaba dar a los habitantes de Jerusalén, destacados y humildes, así como a las decenas de miles de visitantes para la Pascua, esta última oportunidad adicional de escuchar el evangelio y de recibir, si querían, al Hijo de la Paz.
172:4.2 (1883.4) Ahora, mientras avanzaba la tarde y las multitudes iban en busca de alimento, Jesús y sus seguidores inmediatos se quedaron solos. ¡Qué día tan extraño había sido! Los apóstoles estaban pensativos, pero mudos. En todos sus años de asociación con Jesús, nunca habían visto un día como éste. Se sentaron un rato cerca del tesoro del templo, observando cómo la gente dejaba caer sus contribuciones: los ricos ponían mayores cantidades en la caja de las ofrendas, y todos daban algo según sus posibilidades. Al final llegó una pobre viuda, vestida miserablemente, y observaron que echaba dos ébolos (pequeñas monedas de cobre) en el embudo. Entonces Jesús llamó la atención de los apóstoles sobre la viuda, diciendo: «Retened bien lo que acabáis de ver. Esa pobre viuda ha echado más que todos los demás, porque todos los demás han echado, como don, una pequeña parte de lo que les sobraba, pero esa pobre mujer, aunque está necesitada, ha dado todo lo que tenía, incluso su sustento.»
172:4.3 (1883.5) A medida que avanzaba la tarde, caminaron en silencio por los patios del templo, y después de haber observado una vez más estas escenas familiares, Jesús recordó las emociones asociadas a sus visitas anteriores, sin excluir las primeras, y dijo: «Subamos a Betania para descansar.» Jesús, con Pedro y Juan, fueron a la casa de Simón, mientras que los demás apóstoles se alojaron con sus amigos de Betania y Betfagé.
172:5.1 (1883.6) Este domingo por la tarde, mientras regresaban a Betania, Jesús caminó delante de los apóstoles. No se dijo ni una palabra hasta que se separaron después de llegar a la casa de Simón. Nunca hubo doce seres humanos que experimentaran unas emociones tan diversas e inexplicables como las que surgían ahora en la mente y en el alma de estos embajadores del reino. Estos robustos galileos estaban confusos y desconcertados; no sabían qué esperar inmediatamente después; estaban demasiado sorprendidos como para sentirse muy asustados. No sabían nada de los planes del Maestro para el día siguiente, y no hicieron ninguna pregunta. Se fueron a sus alojamientos, aunque no durmieron mucho, a excepción de los gemelos. Pero no mantuvieron una vigilia armada alrededor de Jesús en la casa de Simón.
172:5.2 (1884.1) Andrés estaba totalmente desconcertado, casi desorientado. Fue el único apóstol que no intentó evaluar seriamente la explosión popular de aclamaciones. Estaba demasiado preocupado por la idea de su responsabilidad como jefe del cuerpo apostólico, como para analizar seriamente el sentido o el significado de los ruidosos hosannas de la multitud. Andrés estaba atareado vigilando a algunos de sus compañeros, pues temía que se dejaran llevar por sus emociones durante la agitación popular, especialmente Pedro, Santiago, Juan y Simón Celotes. Durante todo este día y los que siguieron inmediatamente después, Andrés estuvo preocupado con serias dudas, pero nunca expresó ninguno de estos recelos a sus compañeros apostólicos. Le inquietaba la actitud de algunos de los doce, pues sabía que estaban armados con espadas; pero ignoraba que su propio hermano Pedro llevaba una de aquellas armas. Así pues, la procesión hacia Jerusalén sólo causó en Andrés una impresión relativamente superficial; estaba demasiado atareado con las responsabilidades de su cargo como para sentirse afectado por otras cosas.
172:5.3 (1884.2) Simón Pedro se sintió al principio casi arrebatado por esta manifestación popular de entusiasmo; pero se había serenado notablemente en el momento de regresar aquella noche a Betania. Pedro simplemente no podía imaginar qué es lo que pretendía hacer el Maestro. Estaba terriblemente desilusionado porque Jesús no había aprovechado esta oleada de favor popular para hacer algún tipo de declaración. Pedro no podía comprender por qué Jesús no había hablado a la multitud cuando llegaron al templo, o al menos permitido que uno de los apóstoles se dirigiera al gentío. Pedro era un gran predicador, y le disgustaba ver cómo se desaprovechaba un auditorio tan amplio, tan receptivo y tan entusiasta. Le hubiera gustado tanto predicar el evangelio del reino a este gentío allí mismo en el templo; pero el Maestro les había encargado expresamente que no debían enseñar ni predicar en Jerusalén durante esta semana de la Pascua. La reacción a la espectacular procesión hacia la ciudad fue desastrosa para Simón Pedro; cuando llegó la noche, estaba pensativo y con una tristeza indecible.
172:5.4 (1884.3) Para Santiago Zebedeo, este domingo fue un día de perplejidad y de profunda confusión; no conseguía captar el significado de lo que estaba ocurriendo; no podía comprender la intención del Maestro, que permitía estas aclamaciones desenfrenadas, y luego se negaba a decir una palabra a la gente cuando llegaron al templo. Mientras la procesión descendía del Olivete hacia Jerusalén, y más particularmente cuando se encontraron con los miles de peregrinos que salían para acoger al Maestro, Santiago se sintió cruelmente desgarrado entre sus emociones contradictorias de exaltación y satisfacción por lo que veía, y su profundo sentimiento de temor por lo que podía ocurrir cuando llegaran al templo. Luego se sintió abatido y abrumado por la decepción cuando Jesús se bajó del asno y se puso a caminar tranquilamente por los patios del templo. Santiago no podía comprender por qué se desperdiciaba una oportunidad tan magnífica para proclamar el reino. Por la noche, una angustiosa y terrible incertidumbre dominaba su mente.
172:5.5 (1884.4) Juan Zebedeo estuvo a punto de comprender por qué Jesús había actuado así; al menos captó parcialmente el significado espiritual de esta supuesta entrada triunfal en Jerusalén. Mientras la multitud se dirigía hacia el templo y Juan observaba a su Maestro sentado a horcajadas en el pollino, recordó que anteriormente había escuchado a Jesús citar el pasaje de las Escrituras, la declaración de Zacarías, que describía la llegada del Mesías como un hombre de paz que entraba en Jerusalén montado en un asno. Mientras Juan le daba vueltas a esta Escritura en su cabeza, empezó a comprender el significado simbólico del espectáculo de este domingo por la tarde. Al menos captó el suficiente significado de esta Escritura como para permitirle disfrutar un poco del episodio e impedir deprimirse con exceso por el final aparentemente sin sentido de la procesión triunfal. Juan tenía un tipo de mente que tendía de manera natural a pensar y a sentir en símbolos.
172:5.6 (1885.1) Felipe estaba completamente trastornado por lo inesperado y la espontaneidad de la explosión. Mientras descendían del Olivete, no pudo ordenar suficientemente sus pensamientos como para llegar a una opinión determinada sobre el significado de toda esta manifestación. En cierto modo, disfrutó del espectáculo porque su Maestro estaba siendo honrado. Cuando llegaron al templo, le inquietó la idea de que Jesús quizás pudiera pedirle que alimentara a la multitud, de manera que el comportamiento de Jesús de apartarse deliberadamente del gentío, que tan amargamente había desilusionado a la mayoría de los apóstoles, fue un gran alivio para Felipe. Las multitudes habían sido a veces una gran prueba para el administrador de los doce. Después de haberse liberado de estos temores personales referentes a las necesidades materiales del gentío, Felipe se unió a Pedro para expresar su desilusión porque no se había hecho nada por enseñar a la multitud. Aquella noche, Felipe se puso a reflexionar sobre estas experiencias, y estuvo tentado de poner en duda toda la idea del reino; se preguntaba honradamente qué podían significar todas estas cosas, pero no expresó sus dudas a nadie; amaba demasiado a Jesús como para hacer una cosa así. Tenía una gran fe personal en el Maestro.
172:5.7 (1885.2) Natanael, aparte de apreciar los aspectos simbólicos y proféticos, fue el que estuvo más cerca de comprender las razones que tenía el Maestro para ganarse el apoyo popular de los peregrinos de la Pascua. Antes de llegar al templo, estuvo razonando que, sin esta entrada espectacular en Jerusalén, Jesús hubiera sido arrestado por los agentes del sanedrín y arrojado en un calabozo en cuanto se hubiera atrevido a entrar en la ciudad. Así pues, no le sorprendió en absoluto que el Maestro dejara de utilizar a la alegre multitud en cuanto se encontró dentro de los muros de la ciudad, después de haber impresionado tan poderosamente a los dirigentes judíos como para que éstos se abstuvieran de proceder a su arresto inmediato. Al comprender la verdadera razón que tenía el Maestro para entrar en la ciudad de esta manera, Natanael siguió adelante con naturalidad y con más equilibrio, y se sintió menos perturbado y desilusionado que los otros apóstoles por la conducta posterior de Jesús. Natanael tenía una gran confianza en la aptitud de Jesús para comprender a los hombres, así como en su sagacidad y destreza para manejar las situaciones difíciles.
172:5.8 (1885.3) Mateo se sintió al principio confundido por esta manifestación espectacular. No captó el significado de lo que veían sus ojos hasta que se acordó también del escrito de Zacarías, en el que el profeta aludía al regocijo de Jerusalén porque había llegado su rey trayendo la salvación y montado en el pollino de una burra. Mientras la procesión avanzaba en dirección a la ciudad y luego se dirigía hacia el templo, Mateo se quedó extasiado; estaba seguro de que algo extraordinario iba a suceder cuando el Maestro llegara al templo a la cabeza de esta multitud que lo aclamaba. Cuando uno de los fariseos se mofó de Jesús, diciendo: «¡Mirad todos, mirad quién viene aquí: el rey de los judíos montado en un asno!», Mateo tuvo que hacer un gran esfuerzo para no ponerle las manos encima. Aquel atardecer, ninguno de los doce estaba más deprimido que él durante el camino de vuelta a Betania. Después de Simón Pedro y Simón Celotes, Mateo fue quien experimentó la mayor tensión nerviosa y por la noche estaba agotado. Pero por la mañana ya estaba mucho más animado; después de todo, era un buen perdedor.
172:5.9 (1886.1) Tomás fue el hombre más desconcertado y confundido de los doce. La mayor parte del tiempo se limitó a seguir a los demás, contemplando el espectáculo y preguntándose honradamente cuál podía ser el motivo del Maestro para participar en una manifestación tan peculiar. En lo más profundo de su corazón, consideraba toda esta representación como un poco infantil, si no absolutamente disparatada. Nunca había visto a Jesús hacer una cosa semejante, y no sabía cómo explicar su extraña conducta de este domingo por la tarde. Cuando llegaron al templo, Tomás había deducido que la finalidad de esta demostración popular era asustar de tal manera al sanedrín que no se atrevieran a arrestar inmediatamente al Maestro. En el camino de vuelta a Betania, Tomás reflexionó mucho, pero no dijo nada. En el momento de acostarse, la habilidad del Maestro para organizar esta entrada tumultuosa en Jerusalén había empezado a despertar un poco su sentido del humor, y se sintió muy animado por esta reacción.
172:5.10 (1886.2) Este domingo empezó siendo un gran día para Simón Celotes. Imaginaba las cosas maravillosas que se harían en Jerusalén los próximos días, y en esto tenía razón, pero Simón soñaba con el establecimiento de la nueva soberanía nacional de los judíos, con Jesús sentado en el trono de David. Simón veía a los nacionalistas entrar en acción en cuanto se anunciara el reino, y se veía a sí mismo al mando supremo de las fuerzas militares, en vías de congregarse, del nuevo reino. Durante el descenso del Olivete, llegó incluso a imaginar que el sanedrín y todos sus partidarios estarían muertos antes de que el Sol se pusiera aquel día. Creía realmente que algo extraordinario iba a suceder. Era el hombre más ruidoso de toda la multitud. Pero a las cinco de la tarde, era un apóstol silencioso, abatido y desilusionado. Nunca se recuperó por completo de la depresión que se apoderó de él a consecuencia de la conmoción de este día; al menos, no hasta mucho tiempo después de la resurrección del Maestro.
172:5.11 (1886.3) Para los gemelos Alfeo, éste fue un día perfecto. Lo disfrutaron realmente hasta el fin, y como no estuvieron presentes durante la tranquila visita al templo, se libraron en gran parte de la decepción que siguió a la agitación popular. No podían comprender de ninguna manera el comportamiento abatido de los apóstoles cuando regresaban a Betania aquella noche. En la memoria de los gemelos, éste fue siempre el día en que se sintieron más cerca del cielo en la Tierra. Este día fue la culminación satisfactoria de toda su carrera como apóstoles. El recuerdo de la euforia de este domingo por la tarde los sostuvo durante toda la tragedia de esta semana memorable, hasta el mismo momento de la crucifixión. Fue la entrada real más apropiada que los gemelos podían imaginar; disfrutaron cada momento del espectáculo. Aprobaron plenamente todo lo que vieron y conservaron el recuerdo durante mucho tiempo.
172:5.12 (1886.4) De todos los apóstoles, Judas Iscariote fue el que estuvo más desfavorablemente afectado por esta entrada procesional en Jerusalén. Su mente estaba desagradablemente agitada porque el Maestro le había reprendido el día anterior a causa de la unción de María durante la fiesta en casa de Simón. Judas estaba disgustado con todo el espectáculo. Le parecía infantil, si no francamente ridículo. Mientras este apóstol vengativo contemplaba los acontecimientos de este domingo por la tarde, le daba la impresión de que Jesús se parecía más a un payaso que a un rey. Le molestaba enormemente todo el espectáculo. Compartía el punto de vista de los griegos y de los romanos, que despreciaban a todo el que consintiera en montarse en un asno o en el pollino de una burra. Cuando la procesión triunfal hubo entrado en la ciudad, Judas casi había decidido abandonar toda idea de un reino semejante; estaba casi resuelto a renunciar a todas estas tentativas absurdas para establecer el reino de los cielos. Luego se acordó de la resurrección de Lázaro y de otras muchas cosas, y decidió permanecer con los doce, al menos un día más. Además, llevaba la bolsa, y no quería desertar con los fondos apostólicos en su poder. Aquella noche, durante el camino de vuelta a Betania, su conducta no pareció extraña puesto que todos los apóstoles estaban igualmente deprimidos y silenciosos.
172:5.13 (1887.1) Judas se dejó influir enormemente por las burlas de sus amigos saduceos. En su determinación final de abandonar a Jesús y a sus compañeros apóstoles, ningún otro factor ejerció una influencia tan poderosa sobre él como cierto episodio que se produjo en el preciso momento en que Jesús llegaba a la puerta de la ciudad: Un distinguido saduceo (amigo de la familia de Judas) se precipitó hacia éste con el ánimo de burlarse jovialmente de él, le dio una palmada en la espalda, y le dijo: «¿Por qué tienes tan mala cara, mi buen amigo? Anímate y únete a todos nosotros para aclamar a ese Jesús de Nazaret, el rey de los judíos, mientras atraviesa las puertas de Jerusalén montado en un burro.» Judas nunca había retrocedido ante las persecuciones, pero no podía soportar este tipo de burlas. A su sentimiento de venganza, alimentado durante largo tiempo, se sumaba ahora este miedo mortal al ridículo, este sentimiento terrible y espantoso de sentir vergüenza de su Maestro y de sus compañeros apóstoles. En su corazón, este embajador ordenado del reino ya era un desertor; sólo le quedaba encontrar una excusa plausible para romper abiertamente con el Maestro.
El libro de Urantia
Documento 173
173:0.1 (1888.1) TAL COMO habían planeado de antemano, este lunes por la mañana temprano Jesús y los apóstoles se reunieron en la casa de Simón en Betania y, después de una breve conferencia, partieron para Jerusalén. Los doce estaban extrañamente silenciosos mientras se dirigían hacia el templo; no se habían recuperado de la experiencia del día anterior. Estaban expectantes, temerosos y profundamente afectados por cierto sentimiento de distanciamiento que tenía su origen en el repentino cambio de táctica del Maestro, unido a sus instrucciones de que no debían efectuar ningún tipo de enseñanza pública durante toda esta semana de la Pascua.
173:0.2 (1888.2) Mientras este grupo descendía del Monte de los Olivos, Jesús iba delante y los apóstoles le seguían de cerca en un silencio meditativo. Un sólo pensamiento predominaba en la mente de todos, salvo en Judas Iscariote, y era el siguiente: ¿Qué hará hoy el Maestro? El único pensamiento que absorbía a Judas era: ¿Qué voy a hacer? ¿Voy a continuar con Jesús y mis compañeros, o voy a retirarme? Y si los dejo, ¿cómo voy a romper?
173:0.3 (1888.3) Eran cerca de las nueve de esta hermosa mañana cuando estos hombres llegaron al templo. Se dirigieron enseguida al gran patio donde Jesús enseñaba con tanta frecuencia, y después de saludar a los creyentes que lo estaban esperando, Jesús se subió a uno de los estrados para educadores y empezó a hablarle a la multitud que se estaba congregando. Los apóstoles se apartaron a corta distancia y esperaron los acontecimientos.
173:1.1 (1888.4) Un inmenso tráfico comercial se había desarrollado en asociación con los servicios y las ceremonias de culto en el templo. Existía el comercio de suministrar los animales apropiados para los diversos sacrificios. Aunque estaba permitido que los fieles aportaran sus propias ofrendas, persistía el hecho de que los animales debían estar libres de todo «defecto» en el sentido de la ley levítica, según la interpretaban los inspectores oficiales del templo. Muchos fieles habían sufrido la humillación de ver cómo los examinadores del templo rechazaban su animal supuestamente perfecto. Por esta razón, se había generalizado la práctica de adquirir los animales propiciatorios en el mismo templo, y aunque había diversos lugares cerca del Olivete donde se podían comprar, se había puesto de moda comprar estos animales directamente en los corrales del templo. Esta costumbre de vender todo tipo de animales propiciatorios en los patios del templo se había desarrollado gradualmente. Así había surgido a la existencia un importante comercio que reportaba unos beneficios enormes. Una parte de estas ganancias estaba reservada para el tesoro del templo, pero la mayoría iba a parar indirectamente a las manos de las familias de los altos sacerdotes en el poder.
173:1.2 (1888.5) Esta venta de animales en el templo prosperó porque cuando un fiel compraba un animal, aunque el precio fuera un poco alto, ya no tenía que pagar ningún tributo más, y podía estar seguro de que el sacrificio propuesto no sería rechazado con el pretexto de que el animal tenía defectos reales o imaginarios. De vez en cuando, los precios se recargaban de una manera exorbitante a la gente del pueblo, en particular durante las grandes fiestas nacionales. En un momento dado, los codiciosos sacerdotes llegaron a exigir el equivalente de una semana de trabajo por un par de palomas que deberían haberse vendido a los pobres por unos pocos céntimos. Los «hijos de Anás» ya habían empezado a instalar sus bazares en los recintos del templo, unos mercados de géneros que sobrevivieron hasta que fueron finalmente derribados por una muchedumbre tres años antes de la destrucción del templo mismo.
173:1.3 (1889.1) Pero el tráfico de animales propiciatorios y de otras mercancías no era la única manera en que se profanaban los patios del templo. En esta época se había fomentado un amplio sistema de intercambio bancario y comercial, que se realizaba directamente dentro de los recintos del templo. Todo esto había sucedido de la manera siguiente: Durante la dinastía de los Asmoneos, los judíos acuñaron su propia moneda de plata, y se había establecido la práctica de exigir que el tributo de medio siclo, y todos los demás derechos del templo, se pagaran con esta moneda judía. Esta reglamentación hacía necesario autorizar a unos cambistas para que intercambiaran este siclo ortodoxo de acuñación judía por los numerosos tipos de monedas que circulaban en toda Palestina y en otras provincias del imperio romano. El impuesto del templo por persona, pagadero por todo el mundo a excepción de las mujeres, los esclavos y los menores, era de medio siclo, una moneda de casi dos centímetros de diámetro, pero bastante gruesa. En los tiempos de Jesús, los sacerdotes también estaban exentos de pagar los impuestos del templo. En consecuencia, entre los días 15 y 25 del mes anterior a la Pascua, los cambistas acreditados instalaban sus puestos en las principales ciudades de Palestina, con el fin de proporcionar a los judíos la moneda apropiada para pagar los impuestos del templo cuando llegaran a Jerusalén. Después de este período de diez días, estos cambistas se trasladaban a Jerusalén y montaban sus mostradores de cambio en los patios del templo. Estaban autorizados a cobrar una comisión equivalente a tres o cuatro céntimos por el cambio de una moneda valorada en unos diez céntimos, y en el caso de que se deseara cambiar una moneda de mayor valor, tenían permiso para cobrar el doble. Estos banqueros del templo también se lucraban cambiando todo el dinero destinado a comprar los animales propiciatorios y a pagar los votos y las ofrendas.
173:1.4 (1889.2) Estos cambistas del templo no sólo dirigían un negocio regular de banca para obtener beneficios con el intercambio de más de veinte tipos de monedas que los peregrinos visitantes traían periódicamente a Jerusalén, sino que también se dedicaban a todas las otras clases de operaciones relacionadas con el oficio de banquero. Tanto el tesoro del templo como los jefes del mismo obtenían unos beneficios enormes con estas actividades comerciales. No era raro que el tesoro del templo contuviera más de diez millones de dólares (de 1935), mientras que la gente común y corriente languidecía en la miseria y continuaba pagando estas recaudaciones injustas.
173:1.5 (1889.3) Este lunes por la mañana, Jesús intentó enseñar el evangelio del reino celestial en medio de esta multitud ruidosa de cambistas, mercaderes y vendedores de ganado. No era el único que se sentía molesto por esta profanación del templo; la gente corriente, y en especial los visitantes judíos de las provincias extranjeras, también se sentían completamente contrariados por esta profanación especulativa de su templo nacional de culto. En esta época, el mismo sanedrín celebraba sus reuniones regulares en una sala que estaba rodeada por todo este murmullo y confusión del comercio y del trueque.
173:1.6 (1890.1) Cuando Jesús estaba a punto de empezar su alocución, se produjeron dos incidentes que atrajeron su atención. En el mostrador de un cambista cercano había surgido una discusión violenta y acalorada porque al parecer se le había cobrado con exceso a un judío de Alejandría, y en el mismo momento, el aire se desgarró con los mugidos de una manada de unos cien bueyes que estaban siendo conducidos de una sección de los corrales a otra. Mientras Jesús se detenía, contemplando de manera silenciosa pero meditativa esta escena de comercio y de confusión, observó cerca de él a un galileo sencillo, un hombre con quien había hablado una vez en Irón, que estaba siendo ridiculizado y empujado por unos judeos arrogantes que se consideraban superiores. Todo esto se combinó para que se produjera en el alma de Jesús uno de esos extraños arrebatos periódicos de indignada emoción.
173:1.7 (1890.2) Ante el asombro de sus apóstoles, que estaban allí cerca y que se abstuvieron de participar en lo que siguió a continuación, Jesús bajó del estrado de los instructores, se dirigió hacia el muchacho que conducía el ganado a través del patio, le quitó el látigo de cuerdas y sacó rápidamente a los animales del templo. Pero esto no fue todo. Ante la mirada asombrada de las miles de personas reunidas en el patio del templo, se dirigió a grandes zancadas majestuosas hacia el corral más alejado, y se puso a abrir las puertas de cada establo y a expulsar a los animales encerrados. Para entonces los peregrinos reunidos se habían entusiasmado, y con un griterío tumultuoso se dirigieron a los bazares y empezaron a volcar las mesas de los cambistas. En menos de cinco minutos, todo comercio había sido barrido del templo. En el momento en que los guardias romanos cercanos aparecieron en escena, todo estaba tranquilo y las multitudes habían recuperado la calma. Jesús regresó a la tribuna de los oradores, y dijo a la multitud: «Hoy habéis presenciado lo que está escrito en las Escrituras: ‘Mi casa será llamada una casa de oración para todas las naciones, pero habéis hecho de ella una cueva de ladrones.`»
173:1.8 (1890.3) Antes de que pudiera decir una palabra más, la gran asamblea estalló en hosannas de alabanza, y un gran grupo de jóvenes salió enseguida de la multitud para cantar himnos de gratitud porque los mercaderes profanos y usureros habían sido echados del templo sagrado. Mientras tanto, algunos sacerdotes habían llegado al lugar, y uno de ellos dijo a Jesús: «¿No oyes lo que dicen los hijos de los levitas?» Y el Maestro respondió: «¿No has leído nunca que ‘la alabanza ha salido perfecta de la boca de los niños y de los lactantes?`» Durante todo el resto del día, mientras Jesús estuvo enseñando, unos guardianes establecidos por el pueblo estuvieron vigilando todos los arcos de entrada, y no permitieron que nadie transportara ni siquiera una vasija vacía a través de los patios del templo.
173:1.9 (1890.4) Cuando los principales sacerdotes y los escribas se enteraron de estos acontecimientos, se quedaron sin habla. Tenían mucho más miedo del Maestro, y estaban aún más decididos a destruirlo. Pero estaban confundidos. No sabían cómo disponer su muerte, porque tenían mucho miedo de las multitudes, que ahora expresaban tan abiertamente su aprobación por la expulsión de los especuladores profanos. Durante todo este día, un día tranquilo y pacífico en los patios del templo, el pueblo escuchó la enseñanza de Jesús y estuvo literalmente pendiente de sus palabras.
173:1.10 (1890.5) Este acto sorprendente de Jesús sobrepasaba la comprensión de sus apóstoles. Estaban tan desconcertados por esta acción repentina e inesperada de su Maestro, que durante todo el episodio permanecieron agrupados cerca de la tribuna de los oradores; no levantaron ni un dedo para ayudar a esta depuración del templo. Si este acontecimiento espectacular hubiera ocurrido el día anterior, cuando Jesús llegó triunfalmente al templo al final de la tumultuosa procesión a través de las puertas de la ciudad, todo el tiempo aclamado ruidosamente por la multitud, hubieran estado dispuestos a actuar; pero dada la manera en que se desarrollaron las cosas, no estaban preparados en absoluto para participar.
173:1.11 (1891.1) Esta depuración del templo revela la actitud del Maestro hacia la comercialización de las prácticas religiosas, así como su abominación por todas las formas de injusticia y de especulación a expensas de los pobres y de los ignorantes. Este episodio demuestra también que Jesús no aprobaba que se rehusara emplear la fuerza para proteger a la mayoría de un grupo humano determinado contra las prácticas desleales y esclavizantes de unas minorías injustas que pudieran parapetarse detrás del poder político, financiero o eclesiástico. No se debe permitir que los hombres astutos, perversos e insidiosos se organicen para explotar y oprimir a aquellos que, a causa de su idealismo, no están dispuestos a recurrir a la violencia para protegerse o para promover sus proyectos de vida dignos de alabanza.
173:2.1 (1891.2) El domingo, la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén intimidó tanto a los dirigentes judíos que se abstuvieron de arrestarlo. Hoy lunes, esta depuración espectacular del templo también retrasó eficazmente la captura del Maestro. Día tras día, los jefes de los judíos estaban más decididos a destruirlo, pero se sentían aturdidos por dos temores, que se conjugaban para demorar la hora de asestar el golpe. Los principales sacerdotes y los escribas eran reacios a arrestar a Jesús en público, por miedo a que la multitud se revolviera contra ellos con un furioso resentimiento; también temían la posibilidad de tener que llamar a los guardias romanos para sofocar una revuelta popular.
173:2.2 (1891.3) En su sesión del mediodía, el sanedrín acordó por unanimidad, ya que ningún amigo del Maestro había asistido a esta reunión, que Jesús debía ser destruido rápidamente. Pero no pudieron ponerse de acuerdo en cuanto al momento y a la manera en que debía ser arrestado. Finalmente acordaron designar a cinco grupos para que salieran a mezclarse entre la gente, e intentaran enredarlo en sus enseñanzas o desacreditarlo de otras maneras a los ojos de los que escuchaban su instrucción. En consecuencia, a eso de las dos, cuando Jesús acababa de empezar su discurso sobre «La libertad de la filiación», un grupo de estos ancianos de Israel se abrió paso hasta llegar cerca de él, lo interrumpieron como de costumbre, y le hicieron esta pregunta: ¿«Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Quién te ha dado esa autoridad?»
173:2.3 (1891.4) Era completamente correcto que los dirigentes del templo y los funcionarios del sanedrín judío hicieran esta pregunta a cualquiera que se atreviera a enseñar y a actuar de la manera extraordinaria característica de Jesús, especialmente en lo referente a su reciente conducta de eliminar todo comercio del templo. Todos estos mercaderes y cambistas operaban con una licencia otorgada directamente por los dirigentes más elevados, y se suponía que un porcentaje de sus ganancias iba directamente al tesoro del templo. No olvidéis que la autoridad era la contraseña de toda la sociedad judía. Los profetas siempre provocaban problemas porque tenían la audacia de atreverse a enseñar sin autoridad, sin haber sido debidamente instruidos en las academias rabínicas, ni haber recibido después la ordenación regular del sanedrín. La carencia de esta autoridad para enseñar pretenciosamente en público se consideraba como indicación de una arrogancia ignorante o de una rebelión abierta. En esta época, sólo el sanedrín podía ordenar a un anciano o a un instructor, y la ceremonia debía tener lugar en presencia de al menos tres personas que hubieran sido previamente ordenadas de la misma manera. Esta ordenación confería al educador el título de «rabino», y también lo capacitaba para actuar como juez, «atando y desatando aquellas cuestiones que le fueran presentadas para que emitiera su fallo».
173:2.4 (1892.1) Los dirigentes del templo se presentaron ante Jesús a esta hora de la tarde desafiando no solamente su enseñanza, sino sus actos. Jesús sabía muy bien que estos mismos hombres habían afirmado públicamente durante mucho tiempo que su autoridad para enseñar era satánica, y que todas sus obras poderosas habían sido realizadas por el poder del príncipe de los demonios. Por consiguiente, el Maestro empezó su respuesta a aquella pregunta haciéndoles otra pregunta. Jesús dijo: «Me gustaría también haceros una pregunta, y si me la contestáis, os diré igualmente con qué autoridad hago estas obras. ¿De dónde venía el bautismo de Juan? ¿Recibió Juan su autoridad del cielo o de los hombres?»
173:2.5 (1892.2) Cuando sus interrogadores escucharon esto, se apartaron a un lado para consultarse entre ellos acerca de la respuesta que debían dar. Habían pensado en desconcertar a Jesús delante de la multitud, pero ahora eran ellos los que se encontraban bastante confundidos ante todos los que estaban congregados en ese momento en el patio del templo. Y su desconcierto fue aun más evidente cuando regresaron ante Jesús, diciendo: «Respecto al bautismo de Juan, no podemos responder; no sabemos.» Contestaron de esta manera al Maestro porque habían razonado entre ellos: Si decimos que viene del cielo, entonces Jesús dirá: ‘¿Por qué no creísteis en él?`, y quizás añada que su autoridad la ha recibido de Juan. Y si decimos que viene de los hombres, entonces la multitud podría revolverse contra nosotros, porque la mayoría piensa que Juan era un profeta. Y así se vieron obligados a presentarse ante Jesús y la gente para confesar que ellos, los educadores y dirigentes religiosos de Israel, no podían (o no querían) expresar una opinión sobre la misión de Juan. Cuando terminaron de hablar, Jesús bajó la mirada hacia ellos, y dijo: «Yo tampoco os diré con qué autoridad hago estas cosas.»
173:2.6 (1892.3) Jesús nunca tuvo la intención de recurrir a Juan para respaldar su autoridad. El sanedrín nunca había ordenado a Juan. La autoridad de Jesús residía en él mismo y en la supremacía eterna de su Padre.
173:2.7 (1892.4) Al emplear esta manera de comportarse con sus adversarios, Jesús no pretendía eludir la pregunta. A primera vista podría parecer que era culpable de responder con una evasiva magistral, pero no era así. Jesús nunca estaba dispuesto a aprovecharse injustamente de nadie, ni siquiera de sus enemigos. Con esta aparente evasiva, en realidad proporcionó a todos sus oyentes la respuesta a la pregunta de los fariseos sobre la autoridad que había detrás de su misión. Ellos habían afirmado que él actuaba con la autoridad del príncipe de los demonios. Jesús había repetido muchas veces que todas sus enseñanzas y obras las realizaba con el poder y la autoridad de su Padre que está en los cielos. Los dirigentes judíos se negaban a aceptar esto, y trataban de acorralarlo para que admitiera que era un educador irregular, puesto que nunca había sido autorizado por el sanedrín. Al contestarles como lo hizo, sin pretender que su autoridad viniera de Juan, satisfizo también a la gente con la conclusión de que el esfuerzo de sus enemigos por hacerlo caer en una trampa recayó eficazmente sobre ellos y los desacreditó considerablemente a los ojos de todos los presentes.
173:2.8 (1892.5) Este talento que tenía el Maestro para tratar a sus adversarios era lo que tanto les asustaba de él. Aquel día ya no intentaron hacer más preguntas, y se retiraron para consultarse de nuevo entre ellos. Pero la gente no tardó en discernir la falta de honradez y de sinceridad que había en estas preguntas realizadas por los dirigentes judíos. Incluso la gente común no podía dejar de diferenciar entre la majestad moral del Maestro y la hipocresía insidiosa de sus enemigos. Pero la depuración del templo había llevado a los saduceos a unirse con los fariseos para perfeccionar los planes destinados a destruir a Jesús. Y los saduceos representaban ahora la mayoría del sanedrín.
173:3.1 (1893.1) Mientras los críticos fariseos permanecían allí en silencio delante de Jesús, éste bajó la mirada hacia ellos y dijo: «Puesto que dudáis de la misión de Juan y sois hostiles a la enseñanza y a las obras del Hijo del Hombre, prestad oído a la parábola que os voy a contar: Un gran terrateniente respetado tenía dos hijos, y como deseaba la ayuda de sus hijos para administrar sus grandes posesiones, fue a ver a uno de ellos, diciendo: ‘Hijo, ve hoy a trabajar a mi viñedo.` Este hijo irreflexivo le contestó a su padre: ‘No voy a ir`, pero luego se arrepintió, y fue. Cuando encontró a su hijo mayor, le dijo igualmente: ‘Hijo, ve a trabajar a mi viñedo.` Y este hijo hipócrita e infiel le contestó: ‘Sí, padre mío, voy a ir.` Pero cuando su padre se marchó, no fue. Permitidme que os pregunte, ¿cuál de estos hijos hizo realmente la voluntad de su padre?»
173:3.2 (1893.2) Y la gente respondió al unísono, diciendo: «El primer hijo.» Entonces Jesús dijo: «Así es; y ahora os afirmo que los publicanos y las prostitutas, aunque parezcan rechazar la llamada al arrepentimiento, verán el error de su estilo de vida y entrarán en el reino de Dios antes que vosotros, que hacéis grandes ostentaciones de servir al Padre que está en los cielos, mientras os negáis a hacer las obras del Padre. No habéis sido vosotros, los fariseos y los escribas, los que habéis creído en Juan, sino más bien los publicanos y los pecadores; tampoco creéis en mi enseñanza, pero la gente corriente escucha mis palabras con mucho gusto.»
173:3.3 (1893.3) Jesús no despreciaba personalmente a los fariseos ni a los saduceos. Lo que trataba de desacreditar era sus sistemas de enseñanza y de prácticas. No sentía hostilidad hacia nadie, pero aquí se estaba produciendo la colisión inevitable entre una religión del espíritu nueva y viviente, y la antigua religión de las ceremonias, la tradición y la autoridad.
173:3.4 (1893.4) Los doce apóstoles permanecieron todo este tiempo cerca del Maestro, pero no participaron en absoluto en estas acciones. Cada uno de los doce reaccionaba según su propia manera particular ante los acontecimientos de estos últimos días del ministerio de Jesús en la carne, y cada uno obedecía igualmente el mandato del Maestro de abstenerse de toda enseñanza y de toda predicación en público durante esta semana de la Pascua.
173:4.1 (1893.5) Cuando los principales fariseos y los escribas que habían intentado enredar a Jesús con sus preguntas hubieron terminado de escuchar la historia de los dos hijos, se retiraron para consultarse de nuevo. El Maestro volvió su atención hacia la atenta multitud, y contó otra parábola:
173:4.2 (1893.6) «Había un hombre de bien que poseía una propiedad, y plantó una viña. La rodeó de un seto, cavó un hoyo para el lagar y construyó una torre para los guardas. Luego alquiló esta viña a unos arrendatarios y partió para un largo viaje a otro país. Cuando se acercó la temporada de los frutos, envió a unos servidores a los arrendatarios para que cobraran su alquiler. Pero los arrendatarios se consultaron entre ellos y se negaron a entregar a estos servidores los frutos que le debían al señor; en lugar de eso, atacaron a los sirvientes, golpearon a uno, lapidaron a otro, y despidieron a los demás con las manos vacías. Cuando el propietario se enteró de todo esto, envió a otros servidores de más confianza para que trataran con estos malvados arrendatarios, pero éstos hirieron a los nuevos sirvientes y los trataron de una manera vergonzosa. Entonces el señor envió a su servidor favorito, a su administrador, y los arrendatarios lo mataron. Sin embargo, con paciencia e indulgencia, el propietario envió a otros muchos servidores, pero no quisieron recibir a ninguno. A unos los golpearon y a otros los mataron. Cuando el propietario se sintió tratado de esta manera, decidió enviar a su hijo para que tratara con aquellos arrendatarios ingratos, diciéndose: ‘Pueden maltratar a mis servidores, pero seguramente mostrarán respeto por mi amado hijo.` Pero cuando aquellos arrendatarios malvados e impenitentes vieron venir al hijo, razonaron entre ellos: ‘Éste es el heredero; vamos a matarlo y entonces la herencia será nuestra.` Así pues lo agarraron, y después de echarlo fuera de la viña, lo mataron. Cuando el dueño de esta viña se entere de que han rechazado y matado a su hijo, ¿qué hará con aquellos arrendatarios ingratos y perversos?»
173:4.3 (1894.1) Cuando la gente escuchó esta parábola y la pregunta que Jesús había hecho, contestaron: «Destruirá a esos miserables y alquilará su viña a otros arrendatarios honrados, que le entregarán los frutos a su debido tiempo.» Algunos de los oyentes percibieron que esta parábola se refería a la nación judía, a la manera en que había tratado a los profetas y al rechazo inminente de Jesús y del evangelio del reino; entonces dijeron con tristeza: «Quiera Dios que no sigamos haciendo estas cosas.»
173:4.4 (1894.2) Jesús vio que un grupo de saduceos y fariseos se abría paso a través del gentío, y se calló un momento hasta que se acercaron a él; entonces dijo: «Sabéis cómo vuestros padres rechazaron a los profetas, y sabéis muy bien que habéis decidido en vuestro corazón rechazar al Hijo del Hombre.» Luego, mirando con una mirada escrutadora a los sacerdotes y a los ancianos que estaban cerca de él, Jesús dijo: «¿No habéis leído nunca en las Escrituras acerca de la piedra que rechazaron los constructores, y que se convirtió en la piedra angular cuando el pueblo la descubrió? Por eso, os advierto una vez más que si continuáis rechazando este evangelio, el reino de Dios será pronto apartado de vosotros, y se entregará a un pueblo dispuesto a recibir la buena nueva y a producir los frutos del espíritu. Esta piedra contiene un misterio, pues el que cae sobre ella, aunque se rompa en pedazos por su causa, se salvará; pero aquel sobre quien caiga esta piedra se convertirá en polvo, y sus cenizas se dispersarán a los cuatro vientos.»
173:4.5 (1894.3) Cuando los fariseos escucharon estas palabras, comprendieron que Jesús se refería a ellos y a los demás dirigentes judíos. Tenían enormes deseos de agarrarlo en aquel mismo momento, pero tenían miedo de la multitud. Sin embargo, estaban tan irritados por las palabras del Maestro que se retiraron para consultarse de nuevo entre ellos acerca de cómo provocar su muerte. Aquella noche, tanto los saduceos como los fariseos se unieron para planear la manera de hacerlo caer en una trampa al día siguiente.
173:5.1 (1894.4) Después de que los escribas y los dirigentes se hubieron retirado, Jesús se dirigió de nuevo a la multitud reunida y contó la parábola del banquete de boda. Dijo:
173:5.2 (1894.5) «El reino de los cielos se puede comparar con un rey que preparó un banquete de boda para su hijo, y envió a unos mensajeros para que llamaran a los que habían sido previamente invitados a venir a la fiesta, diciendo: ‘Todo está preparado para la cena nupcial en el palacio del rey.` Sin embargo, muchos de los que habían prometido asistir se negaron a venir en aquel momento. Cuando el rey escuchó que rechazaban su invitación, envió a otros servidores y mensajeros, diciendo: ‘Decid que vengan todos los que estaban invitados, porque mirad, mi cena está preparada. Mis bueyes y mis cebones han sido matados, y todo está preparado para celebrar la boda inminente de mi hijo.` Pero de nuevo, aquellos invitados desconsiderados no le dieron importancia a la llamada de su rey, y se fueron por su camino, uno a su granja, otro a su cerámica y otros a sus negocios. Y otros además no se contentaron con menospreciar así la llamada del rey, sino que se rebelaron abiertamente, pegaron a los mensajeros del rey, los maltrataron vergonzosamente, e incluso mataron a algunos de ellos. Cuando el rey observó que sus convidados elegidos, incluídos aquellos que habían aceptado su invitación preliminar y habían prometido asistir al banquete de boda, rechazaban finalmente su llamada, y en rebeldía habían atacado y matado a sus mensajeros elegidos, se encolerizó extremadamente. Entonces, este rey ultrajado mandó salir a sus ejércitos y a los ejércitos de sus aliados, y les ordenó que destruyeran a aquellos asesinos rebeldes y que incendiaran su ciudad.
173:5.3 (1895.1) «Después de haber castigado a los que habían despreciado su invitación, fijó un nuevo día para el banquete de bodas y dijo a sus mensajeros: ‘Los primeros invitados a la boda no eran dignos; id pues ahora a los cruces de los caminos y a las carreteras, e incluso más allá de los límites de la ciudad, e invitad a todos los que encontréis, incluídos los extranjeros, para que vengan y asistan a este banquete de bodas.` Los servidores salieron entonces a las carreteras y a los lugares apartados, y reunieron a todos los que encontraron, buenos y malos, ricos y pobres, de manera que por fin la sala nupcial se llenó de convidados de buena voluntad. Cuando todo estuvo dispuesto, el rey entró para examinar a sus huéspedes, y se sorprendió mucho al ver allí a un hombre sin vestido nupcial. Puesto que el rey había proporcionado generosamente vestidos nupciales a todos sus huéspedes, se dirigió a este hombre y le dijo: ‘Amigo, ¿cómo puede ser que entres en la sala de mis invitados, en esta ocasión, sin el vestido nupcial`? Aquel hombre descuidado se quedó callado. Entonces, el rey dijo a sus servidores: ‘Echad a este invitado desconsiderado de mi casa, y que comparta la misma suerte que todos los demás que despreciaron mi hospitalidad y rechazaron mi llamada. Sólo quiero tener aquí a los que se regocijan de aceptar mi invitación, y que me hacen el honor de llevar los vestidos nupciales que tan generosamente se han proporcionado a todos.`»
173:5.4 (1895.2) Después de contar esta parábola, Jesús estaba a punto de despedir a la multitud cuando un creyente simpatizante se abrió paso hacia él a través del gentío, y preguntó: «Pero, Maestro, ¿cómo nos enteraremos de esas cosas? ¿Cómo estaremos preparados para la invitación del rey? ¿Qué signo nos darás para que sepamos que eres el Hijo de Dios?» Cuando el Maestro escuchó estas palabras, dijo: «Sólo se os dará un signo.» Luego, señalando a su propio cuerpo, continuó: «Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.» Pero no lo comprendieron, y se dispersaron diciéndose entre ellos: «Este templo ha estado en construcción casi cincuenta años, y sin embargo dice que lo destruirá y lo levantará en tres días.» Ni siquiera sus propios apóstoles comprendieron el significado de esta declaración, pero posteriormente, después de su resurrección, recordaron lo que el Maestro había dicho.
173:5.5 (1895.3) Hacia las cuatro de esta tarde, Jesús hizo señas a sus apóstoles y les indicó que deseaba dejar el templo e ir a Betania para cenar y descansar durante la noche. Mientras subían el Olivete, Jesús indicó a Andrés, Felipe y Tomás que al día siguiente debían establecer un campamento más cerca de la ciudad, para poder ocuparlo durante el resto de la semana pascual. Siguiendo estas instrucciones, a la mañana siguiente montaron sus tiendas de campaña en una hondonada de la ladera que dominaba el parque de acampamiento público de Getsemaní, en un pequeño terreno que pertenecía a Simón de Betania.
173:5.6 (1896.1) De nuevo, un grupo silencioso de judíos ascendió la pendiente occidental del Olivete este lunes por la noche. Estos doce hombres empezaban a sentir, como nunca lo habían sentido antes, que algo trágico estaba a punto de suceder. La espectacular depuración del templo, durante las primeras horas de la mañana, había despertado sus esperanzas de ver cómo el Maestro se imponía y manifestaba sus grandes poderes, pero los acontecimientos de toda la tarde estuvieron caracterizados por un descenso de la tensión, en el sentido de que todos apuntaban a un rechazo seguro de las enseñanzas de Jesús por parte de las autoridades judías. Los apóstoles se sentían oprimidos por la duda y prisioneros de una terrible incertidumbre. Se daban cuenta de que podían transcurrir sólo unos breves días entre los acontecimientos del día que acababa de terminar y el estallido de una fatalidad inminente. Todos sentían que algo temible estaba a punto de suceder, pero no sabían qué esperar. Cada uno se fue a su sitio para descansar, pero durmieron muy poco. Incluso los gemelos Alfeo empezaron por fin a comprender que los acontecimientos de la vida del Maestro se dirigían velozmente hacia su culminación final.
El libro de Urantia
Documento 174
174:0.1 (1897.1) HACIA las siete de la mañana de este martes, Jesús se reunió, en la casa de Simón, con los apóstoles, el cuerpo de mujeres y unas dos docenas de otros discípulos destacados. En esta reunión se despidió de Lázaro, y le dio las instrucciones que le indujeron a huir rápidamente a Filadelfia en Perea, donde se unió más tarde al movimiento misionero que tenía su sede en aquella ciudad. Jesús también se despidió del anciano Simón, y dio sus consejos de despedida al cuerpo de mujeres, pues nunca más se dirigió a ellas de manera oficial.
174:0.2 (1897.2) Esta mañana, saludó a cada uno de lo doce con unas palabras personales. A Andrés le dijo: «No te desanimes por los acontecimientos inminentes. Controla firmemente a tus hermanos y procura que no te vean abatido.» A Pedro le dijo: «No pongas tu confianza en el vigor de tu brazo ni en las armas de acero. Asiéntate sobre los fundamentos espirituales de las rocas eternas.» A Santiago le dijo: «No vaciles ante las apariencias externas. Permanece firme en tu fe, y pronto conocerás la realidad de aquello en lo que crees.» A Juan le dijo: «Sé dulce; ama incluso a tus enemigos; sé tolerante. Y recuerda que te he confiado muchas cosas.» A Natanael le dijo: «No juzgues por las apariencias; permanece firme en tu fe cuando todo parezca desvanecerse; sé fiel a tu misión de embajador del reino.» A Felipe le dijo: «No te dejes conmover por los acontecimientos inminentes. Permanece impasible, aunque no puedas ver el camino. Sé fiel a tu juramento de consagración.» A Mateo le dijo: «No olvides la misericordia que te recibió en el reino. No dejes que nadie te robe tu recompensa eterna. Puesto que has resistido las tendencias de la naturaleza humana, dispónte a ser firme.» A Tomás le dijo: «Por muy difícil que sea, ahora tienes que caminar por la fe y no por la vista. No dudes de que yo sea capaz de terminar la obra que he empezado, y de que finalmente veré a todos mis fieles embajadores en el reino del más allá.» A los gemelos Alfeo les dijo: «No permitáis que os abrumen las cosas que no podéis comprender. Sed fieles a los afectos de vuestro corazón, y no pongáis vuestra confianza ni en los grandes hombres ni en la actitud cambiante de la gente. Permaneced al lado de vuestros hermanos.» A Simón Celotes le dijo: «Simón, quizás te sientas abrumado por la decepción, pero tu espíritu se elevará por encima de todo lo que pueda sucederte. Lo que no has conseguido aprender de mí, mi espíritu te lo enseñará. Busca las verdaderas realidades del espíritu, y deja de sentirte atraído por las sombras irreales y materiales.» Y a Judas Iscariote le dijo: «Judas, te he amado y he rogado para que ames a tus hermanos. No te canses de hacer el bien; y deseo prevenirte que te guardes de los senderos resbaladizos de la adulación y de los dardos envenenados del ridículo.»
174:0.3 (1897.3) Una vez que hubo concluido estos saludos, partió para Jerusalén con Andrés, Pedro, Santiago y Juan, mientras que los demás apóstoles se ocupaban de establecer el campamento de Getsemaní, donde iban a dirigirse aquella noche, y donde instalaron su cuartel general durante el resto de la vida mortal del Maestro. Aproximadamente a medio camino del descenso del Olivete, Jesús se detuvo y conversó durante más de una hora con los cuatro apóstoles.
174:1.1 (1898.1) Durante varios días, Pedro y Santiago habían estado discutiendo sus diferencias de opinión sobre la enseñanza del Maestro acerca del perdón de los pecados. Los dos habían acordado plantear el asunto a Jesús, y Pedro aprovechó esta ocasión como una oportunidad adecuada para obtener el consejo del Maestro. En consecuencia, Simón Pedro interrumpió la conversación sobre las diferencias entre la alabanza y la adoración, y preguntó: «Maestro, Santiago y yo no estamos de acuerdo sobre tus enseñanzas relacionadas con el perdón de los pecados. Santiago afirma que, según tu enseñanza, el Padre nos perdona incluso antes de que se lo pidamos, y yo sostengo que el arrepentimiento y la confesión deben preceder al perdón. ¿Quién de nosotros tiene razón? ¿Qué dices tú?»
174:1.2 (1898.2) Después de un breve silencio, Jesús miró de manera significativa a los cuatro y contestó: «Hermanos míos, os equivocáis en vuestras opiniones porque no comprendéis la naturaleza de las relaciones íntimas y amorosas entre la criatura y el Creador, entre el hombre y Dios. No lográis captar la simpatía comprensiva que un padre sabio alberga por su hijo inmaduro y a veces equivocado. En verdad es dudoso que unos padres inteligentes y afectuosos se vean nunca en la necesidad de perdonar a un hijo normal y corriente. Las relaciones comprensivas, asociadas con las actitudes amorosas, impiden eficazmente todos los distanciamientos que necesitan posteriormente un reajuste mediante el arrepentimiento del hijo y el perdón del padre.
174:1.3 (1898.3) «En cada hijo vive una fracción de su padre. El padre disfruta de una prioridad y de una superioridad de comprensión en todas las cuestiones relacionadas con la relación entre padre e hijo. El padre es capaz de percibir la inmadurez del hijo a la luz de la madurez paternal más elevada, de la experiencia más madura que posee el compañero de más edad. En el caso del hijo terrestre y del Padre celestial, el padre divino posee, de una manera infinita y divina, la compasión y la capacidad para comprender con amor. El perdón divino es inevitable; es inherente e inalienable a la comprensión infinita de Dios, a su conocimiento perfecto de todo lo relacionado con el juicio erróneo y la elección equivocada del hijo. La justicia divina es tan eternamente equitativa que engloba infaliblemente una misericordia comprensiva.
174:1.4 (1898.4) «Cuando un hombre sensato comprende los impulsos internos de sus semejantes, los ama. Y cuando amáis a vuestro hermano, ya lo habéis perdonado. Esta capacidad para comprender la naturaleza del hombre y para perdonar sus aparentes fechorías, es divina. Si sois unos padres sabios, así es como amaréis y comprenderéis a vuestros hijos, e incluso los perdonaréis cuando los malentendidos pasajeros os hayan separado aparentemente. El hijo es inmaduro y no comprende plenamente la profundidad de la relación entre padre e hijo; por eso experimenta con frecuencia un sentimiento de separación culpable cuando no tiene la plena aprobación de su padre, pero un verdadero padre nunca tiene conciencia de una separación semejante. El pecado es una experiencia de la conciencia de la criatura; no forma parte de la conciencia de Dios.
174:1.5 (1898.5) «Vuestra incapacidad o vuestra mala disposición para perdonar a vuestros semejantes es la medida de vuestra inmadurez, de vuestro fracaso en alcanzar el nivel adulto de compasión, de comprensión y de amor. Vuestros rencores y vuestras ideas de venganza son directamente proporcionales a vuestra ignorancia de la naturaleza interior y de los verdaderos anhelos de vuestros hijos y de vuestros semejantes. El amor es la manifestación exterior del impulso de vida interior y divino. Está basado en la comprensión, alimentado por el servicio desinteresado y perfeccionado con la sabiduría.»
174:2.1 (1899.1) El lunes por la noche se había celebrado un consejo entre el sanedrín y unos cincuenta dirigentes adicionales seleccionados entre los escribas, los fariseos y los saduceos. Esta asamblea llegó al consenso de que sería peligroso arrestar a Jesús en público a causa de su influencia sobre los sentimientos de la gente común. La mayoría opinaba también que había que hacer un esfuerzo decidido para desacreditarlo a los ojos de la multitud, antes de arrestarlo y de llevarlo a juicio. En consecuencia, se designaron diversos grupos de hombres eruditos para que estuvieran disponibles a la mañana siguiente en el templo, a fin de intentar hacerlo caer en una trampa con preguntas difíciles, y tratar de desconcertarlo de otras maneras delante de la gente. Al fin, los fariseos, los saduceos e incluso los herodianos se encontraban todos unidos en este esfuerzo por desacreditar a Jesús a los ojos de las multitudes pascuales.
174:2.2 (1899.2) El martes por la mañana, cuando Jesús llegó al patio del templo y empezó a enseñar, sólo había pronunciado algunas palabras cuando un grupo de los estudiantes más jóvenes de las academias, que habían sido preparados de antemano con esta finalidad, se adelantaron y se dirigieron a Jesús a través de su portavoz, diciendo: «Maestro, sabemos que eres un instructor honrado; sabemos que proclamas los caminos de la verdad y que sólo sirves a Dios, porque no temes a ningún hombre y no haces acepción de personas. Sólo somos unos estudiantes, y quisiéramos conocer la verdad sobre una cuestión que nos preocupa. Nuestra dificultad es la siguiente: ¿Es lícito que paguemos tributo al César? ¿Hemos de pagarlo o no?» Percibiendo su hipocresía y su astucia, Jesús les dijo: «¿Por qué venís a tentarme de esta manera? Mostradme el dinero del tributo, y os contestaré.» Cuando los estudiantes le entregaron un denario, lo examinó y dijo: «¿De quién es la imagen y la inscripción que lleva esta moneda?» Cuando le contestaron: «Del César», Jesús dijo: «Dad al César las cosas que son del César, y dad a Dios las cosas que son de Dios.»
174:2.3 (1899.3) Después de haber contestado así, los jóvenes escribas y sus cómplices herodianos se retiraron de su presencia, y la gente, incluídos los saduceos, disfrutaron de su turbación. Incluso los jóvenes que habían intentado hacer caer al Maestro en una trampa, se maravillaron enormemente de la inesperada sagacidad de su respuesta.
174:2.4 (1899.4) El día anterior, los dirigentes habían intentado que cometiera un desliz delante de la multitud en cuestiones de autoridad eclesiástica, y como habían fracasado, ahora intentaban implicarlo en una discusión perjudicial sobre la autoridad civil. Tanto Pilatos como Herodes se encontraban en Jerusalén en aquel momento, y los enemigos de Jesús supusieron que si se atrevía a aconsejar que no se pagara el tributo al César, podrían ir inmediatamente a las autoridades romanas y acusarlo de sedición. Por otra parte, si aconsejaba expresamente el pago del tributo, calculaban con razón que dicha declaración heriría profundamente el orgullo nacional de sus oyentes judíos, desviando así la buena voluntad y el afecto de la multitud.
174:2.5 (1899.5) Los enemigos de Jesús fueron derrotados en todo esto puesto que una orden bien conocida del sanedrín, emitida para orientar a los judíos dispersos por las naciones gentiles, precisaba que el «derecho de acuñar moneda comportaba el derecho de exigir impuestos.» De esta manera, Jesús había evitado la trampa. Si hubiera contestado «no» a su pregunta, hubiera sido el equivalente de incitar a la rebelión; si hubiera contestado «sí», habría conmocionado los sentimientos nacionalistas profundamente arraigados de aquella época. El Maestro no eludió la pregunta; simplemente utilizó la sabiduría de ofrecer una respuesta doble. Jesús nunca era evasivo, pero siempre era sabio en su trato con los que intentaban acosarlo y destruirlo.
174:3.1 (1900.1) Antes de que Jesús pudiera empezar su enseñanza, otro grupo se adelantó para hacerle preguntas, en esta ocasión un grupo de saduceos eruditos y astutos. Su portavoz se acercó y le dijo: «Maestro, Moisés dijo que si un hombre casado moría sin dejar hijos, su hermano se casaría con la mujer y engendraría una descendencia a su hermano muerto. Pues bien, se ha producido un caso en el que un hombre que tenía seis hermanos murió sin hijos; el hermano siguiente se casó con su mujer, pero también murió pronto sin dejar hijos. El segundo hermano tomó asimismo a la mujer, pero también murió sin dejar descendencia. Y así sucesivamente hasta que los seis hermanos se casaron con ella, y los seis murieron sin dejar hijos. Luego, la mujer murió después de todos ellos. Pues bien, lo que quisiéramos preguntarte es lo siguiente: Cuando llegue la resurrección, ¿de quién será la esposa, puesto que los siete hermanos se casaron con ella?»
174:3.2 (1900.2) Jesús sabía, y la gente también, que estos saduceos no eran sinceros al hacer esta pregunta, porque no era probable que un caso así se produjera realmente; además, esta costumbre de que los hermanos de un muerto trataran de engendrarle hijos, era prácticamente letra muerta entre los judíos de esta época. Sin embargo, Jesús condescendió a contestar a su pregunta maliciosa. Dijo: «Todos os equivocáis al hacer este tipo de preguntas, porque no conocéis ni las Escrituras ni el poder viviente de Dios. Sabéis que los hijos de este mundo pueden casarse y ser dados en matrimonio, pero no parecéis comprender que aquellos que son considerados dignos de alcanzar los mundos venideros, mediante la resurrección de los justos, no se casan ni son dados en matrimonio. Los que experimentan la resurrección de entre los muertos se parecen más a los ángeles del cielo, y no mueren nunca. Esos resucitados son eternamente los hijos de Dios; son los hijos de la luz resucitados para el progreso de la vida eterna. Incluso vuestro padre Moisés comprendió esto porque, en conexión con sus experiencias junto a la zarza ardiente, oyó decir al Padre: ‘Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.` Y así, junto con Moisés, declaro que mi Padre no es el Dios de los muertos, sino de los vivos. En él todos vivís, os reproducís y poseéis vuestra existencia mortal.»
174:3.3 (1900.3) Cuando Jesús hubo terminado de contestar estas preguntas, los saduceos se retiraron, y algunos fariseos se olvidaron tanto de sí mismos que exclamaron: «Es verdad, es verdad, Maestro, has contestado bien a esos saduceos incrédulos.» Los saduceos no se atrevieron a hacerle más preguntas, y la gente común se maravilló de la sabiduría de su enseñanza.
174:3.4 (1900.4) En su choque con los saduceos, Jesús sólo recurrió a Moisés porque esta secta político-religiosa únicamente reconocía la validez de los llamados cinco libros de Moisés; no aceptaban que las enseñanzas de los profetas sirvieran de base para los dogmas doctrinales. En su respuesta, el Maestro afirmó categóricamente el hecho de la supervivencia de las criaturas mortales mediante la técnica de la resurrección, pero no aprobó en ningún sentido las creencias fariseas en la resurrección del cuerpo humano físico. El punto que Jesús deseaba recalcar era que el Padre había dicho: ‘Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob`, y no yo era su Dios.
174:3.5 (1900.5) Los saduceos habían querido someter a Jesús a la influencia debilitante del ridículo, sabiendo muy bien que toda persecución en público crearía sin duda una mayor simpatía hacia él en la mente de la multitud.
174:4.1 (1901.1) Otro grupo de saduceos había recibido instrucciones para hacerle a Jesús unas preguntas enredosas sobre los ángeles, pero cuando observaron la suerte de sus compañeros que habían intentado hacerlo caer en una trampa con preguntas relacionadas con la resurrección, decidieron muy juiciosamente permanecer en silencio; se retiraron sin hacer una sola pregunta. Los fariseos, los escribas, los saduceos y los herodianos aliados habían premeditado el plan de pasarse todo el día haciéndole estas preguntas enredosas, esperando así desacreditar a Jesús delante de la gente, y al mismo tiempo impedirle eficazmente que tuviera tiempo para proclamar sus enseñanzas perturbadoras.
174:4.2 (1901.2) Uno de los grupos de fariseos se adelantó entonces para hacerle preguntas embarazosas; el portavoz hizo señas a Jesús, y dijo: «Maestro, soy jurista, y me gustaría preguntarte cuál es, en tu opinión, el mandamiento más grande.» Jesús respondió: «No hay más que un solo mandamiento, que es el más grande de todos, y ese mandamiento es: ‘Escucha, oh Israel, al Señor nuestro Dios; el Señor es uno; y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas.` Éste es el primer gran mandamiento. Y el segundo mandamiento se parece a este primero; en efecto, proviene directamente de él, y dice: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo.` No hay otros mandamientos más grandes que estos; en estos dos mandamientos se apoyan toda la ley y los profetas.»
174:4.3 (1901.3) Cuando el jurista percibió que Jesús no solamente había respondido de acuerdo con el concepto más elevado de la religión judía, sino que también había contestado sabiamente a los ojos de la multitud reunida, pensó que era mejor tener el valor de alabar abiertamente la respuesta del Maestro. En consecuencia, dijo: «En verdad, Maestro, has dicho bien que Dios es uno y que no hay nadie aparte de él; y que el primer gran mandamiento es amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas nuestras fuerzas, y también amar al prójimo como a uno mismo. Estamos de acuerdo en que este gran mandamiento tiene mucha más importancia que todos los holocaustos y sacrificios.» Cuando el jurista contestó de esta manera tan prudente, Jesús bajó la mirada hacia él y dijo: «Amigo mío, percibo que no estás muy lejos del reino de Dios.»
174:4.4 (1901.4) Jesús dijo la verdad cuando indicó que este jurista «no estaba muy lejos del reino», porque aquella misma noche fue al campamento del Maestro, cerca de Getsemaní, confesó su fe en el evangelio del reino y fue bautizado por Josías, uno de los discípulos de Abner.
174:4.5 (1901.5) Otros dos o tres grupos de escribas y fariseos estaban presentes y habían tenido la intención de hacerle preguntas, pero se sentían desarmados por la respuesta de Jesús al jurista, o bien estaban acobardados por la derrota de todos los que habían intentado enredarlo. Después de esto, nadie se atrevió a hacerle más preguntas en público.
174:4.6 (1901.6) Como no había más preguntas y se estaba acercando la hora del mediodía, Jesús no reanudó su enseñanza, sino que se contentó simplemente con hacer una pregunta a los fariseos y a sus asociados. Jesús dijo: «Puesto que no hacéis más preguntas, me gustaría haceros una. ¿Qué pensáis del Libertador? Es decir, ¿de quién es hijo?» Después de una breve pausa, uno de los escribas contestó: «El Mesías es el hijo de David.» Puesto que Jesús sabía que se había discutido mucho, incluso entre sus propios discípulos, sobre si él era o no el hijo de David, hizo esta otra pregunta: «Si el Libertador es en verdad el hijo de David, ¿cómo puede ser que en el salmo que atribuís a David, él mismo dice, hablando según el espíritu: ‘El Señor dijo a mi señor: Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemigos de banqueta para tus pies?` Si David le llama Señor, entonces ¿cómo puede ser su hijo?» Los dirigentes, los escribas y los principales sacerdotes no contestaron a esta pregunta, pero también se abstuvieron de hacerle más preguntas para intentar enredarlo. Nunca contestaron a la pregunta que Jesús les había hecho, pero después de la muerte del Maestro, intentaron eludir la dificultad cambiando la interpretación de este salmo para que se refiriera a Abraham en lugar del Mesías. Otros trataron de evitar este dilema negando que David fuera el autor de este salmo llamado mesiánico.
174:4.7 (1902.1) Un rato antes, los fariseos habían disfrutado con la manera en que el Maestro había acallado a los saduceos; ahora los saduceos se regocijaban con el fracaso de los fariseos; pero esta rivalidad sólo era momentánea; rápidamente se olvidaron de sus diferencias tradicionales, en un esfuerzo común por poner fin a las enseñanzas y a las obras de Jesús. Pero durante todas estas experiencias, la gente común le escuchó con agrado.
174:5.1 (1902.2) Alrededor del mediodía, mientras Felipe compraba unas provisiones para el nuevo campamento que se estaba estableciendo aquel día cerca de Getsemaní, fue abordado por una delegación de extranjeros, un grupo de creyentes griegos de Alejandría, Atenas y Roma, cuyo portavoz le dijo al apóstol: «Los que te conocen nos han dicho que nos dirijamos a ti; por eso venimos a ti, Señor, con la petición de ver a Jesús, tu Maestro.» A Felipe le cogió de sorpresa el encontrarse así, en la plaza del mercado, con estos gentiles griegos eminentes e indagadores. Puesto que Jesús había encargado explícitamente a los doce que no efectuaran ninguna enseñanza pública durante la semana de la Pascua, Felipe estaba un poco confuso sobre la manera correcta de manejar esta situación. También estaba desconcertado porque estos hombres eran gentiles extranjeros. Si hubieran sido judíos, o gentiles conocidos de los alrededores, no hubiera dudado tanto. Lo que hizo fue lo siguiente: Pidió a aquellos griegos que permanecieran allí donde estaban. Mientras se alejaba deprisa, los griegos supusieron que había ido a buscar a Jesús, pero en realidad corrió a la casa de José, donde sabía que Andrés y los otros apóstoles estaban almorzando. Llamó a Andrés para que saliera, le explicó el motivo de su venida, y luego regresó con Andrés al lugar donde esperaban los griegos.
174:5.2 (1902.3) Como Felipe casi había terminado de comprar las provisiones, regresó con Andrés y los griegos a la casa de José, donde Jesús los recibió. Se sentaron cerca del Maestro, mientras éste hablaba a sus apóstoles y a un grupo de discípulos principales reunidos en este almuerzo. Jesús dijo:
174:5.3 (1902.4) «Mi Padre me ha enviado a este mundo para revelar su bondad a los hijos de los hombres, pero los primeros a quienes me he dirigido se han negado a recibirme. Es verdad que muchos de vosotros habéis creído en mi evangelio por vosotros mismos, pero los hijos de Abraham y sus dirigentes están a punto de rechazarme, y al hacerlo, rechazarán a Aquél que me ha enviado. He proclamado sin reservas el evangelio de la salvación a este pueblo; les he hablado de la filiación acompañada de alegría, de libertad y de una vida más abundante en el espíritu. Mi Padre ha realizado muchas obras maravillosas entre estos hijos de los hombres tiranizados por el miedo. Pero el profeta Isaías se refirió con razón a este pueblo cuando escribió: ‘Señor, ¿quién ha creído en nuestras enseñanzas? ¿Y a quién ha sido revelado el Señor?` En verdad, los dirigentes de mi pueblo se han cegado deliberadamente para no ver, y han endurecido su corazón por temor a creer y a ser salvados. Todos estos años he tratado de curarlos de su incredulidad, para que puedan recibir la salvación eterna del Padre. Sé que no todos me han fallado; algunos de vosotros habéis creído de verdad en mi mensaje. En esta sala hay ahora veinte hombres que han sido anteriormente miembros del sanedrín, o que han ocupado altos puestos en los consejos de la nación, aunque algunos de ellos evitan todavía confesar abiertamente la verdad, por temor a ser expulsados de la sinagoga. Algunos de vosotros tenéis la tentación de amar más la gloria de los hombres que la gloria de Dios. Pero me veo obligado a mostrar paciencia, puesto que temo incluso por la seguridad y la lealtad de algunos de los que han estado tanto tiempo junto a mí, y que han vivido tan cerca de mi.
174:5.4 (1903.1) «Observo que en esta sala de banquetes están reunidos los judíos y los gentiles en un número aproximadamente igual, y os dirigiré la palabra como al primer y último grupo de este tipo que voy a instruir en los asuntos del reino antes de ir hacia mi Padre.»
174:5.5 (1903.2) Estos griegos habían asistido fielmente a las enseñanzas de Jesús en el templo. El lunes por la noche habían celebrado una conferencia en la casa de Nicodemo, que se había prolongado hasta el amanecer, y treinta de ellos habían elegido entrar en el reino.
174:5.6 (1903.3) Mientras Jesús permanecía delante de ellos en aquel momento, percibió el final de una dispensación y el principio de otra. Volviendo su atención hacia los griegos, el Maestro dijo:
174:5.7 (1903.4) «El que cree en este evangelio, no solamente cree en mí, sino en Aquel que me ha enviado. Cuando me miráis, no veis solamente al Hijo del Hombre, sino también a Aquel que me ha enviado. Yo soy la luz del mundo, y cualquiera que crea en mi enseñanza ya no permanecerá más tiempo en las tinieblas. Si vosotros, los gentiles, queréis escucharme, recibiréis las palabras de la vida y entraréis inmediatamente en la gozosa libertad de la verdad de la filiación con Dios. Si mis compatriotas, los judíos, escogen rechazarme y rehusar mis enseñanzas, no los juzgaré, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para ofrecerle la salvación. Sin embargo, los que me rechazan y rehúsan recibir mi enseñanza, serán llevados a juicio a su debido tiempo por mi Padre y por aquellos que él ha designado para que juzguen a los que rechazan el don de la misericordia y las verdades de la salvación. Recordad todos que no hablo por mí mismo, sino que os he proclamado fielmente lo que el Padre mandó que yo debía revelar a los hijos de los hombres. Y estas palabras que el Padre me ordenó que dijera al mundo son palabras de verdad divina, de misericordia perpetua y de vida eterna.
174:5.8 (1903.5) «Pero declaro tanto a los judíos como a los gentiles, que está a punto de llegar la hora en que el Hijo del Hombre será glorificado. Sabéis muy bien que un grano de trigo permanece solitario, a menos que caiga en la tierra y muera; pero si muere en una buena tierra, surge de nuevo a la vida y produce mucho fruto. Aquel que ama egoístamente su vida, corre el peligro de perderla; pero aquel que está dispuesto a dar su vida por mí y por el evangelio, gozará de una existencia más abundante en la Tierra, y de la vida eterna en el cielo. Si queréis seguirme sinceramente, incluso después de que haya regresado al Padre, entonces os convertiréis en mis discípulos y en los sinceros servidores de vuestros semejantes.
174:5.9 (1903.6) «Sé que se acerca mi hora, y estoy preocupado. Me doy cuenta de que mi pueblo está decidido a despreciar el reino, pero me alegra recibir a estos gentiles que buscan la verdad, y que hoy están aquí para preguntar por el camino de la luz. Sin embargo, mi corazón sufre por mi pueblo, y mi alma está angustiada por lo que me espera. ¿Qué puedo decir cuando miro hacia adelante y percibo lo que está a punto de sucederme? ¿Acaso diré: Padre, sálvame de esta hora terrible? ¡No! Precisamente con esta finalidad he venido al mundo, e incluso he llegado hasta esta hora. Diré más bien, orando para que os unáis a mí: Padre, glorifica tu nombre; que se haga tu voluntad.»
174:5.10 (1904.1) Cuando Jesús hubo hablado así, el Ajustador Personalizado que había residido en él antes de su bautismo apareció delante de él, y mientras hacía una pausa de manera perceptible, este espíritu ahora poderoso que representaba al Padre le habló a Jesús de Nazaret, diciendo: «He glorificado mi nombre muchas veces en tus donaciones, y lo glorificaré una vez más.»
174:5.11 (1904.2) Aunque los judíos y los gentiles allí reunidos no escucharon ninguna voz, no pudieron dejar de percibir que el Maestro se había detenido en su discurso mientras le llegaba un mensaje de alguna fuente sobrehumana. Cada uno le dijo al que tenía a su lado: «Un ángel le ha hablado.»
174:5.12 (1904.3) Entonces Jesús continuó diciendo: «Todo esto no ha sucedido por mi bien, sino por el vuestro. Sé con certeza que el Padre me recibirá y aceptará mi misión en vuestro favor, pero es necesario que os sintáis estimulados y preparados para la prueba de fuego que se avecina. Dejadme aseguraros que la victoria terminará por coronar nuestros esfuerzos unidos por iluminar al mundo y liberar a la humanidad. El antiguo orden de cosas se está juzgando a sí mismo; he derribado al Príncipe de este mundo, y todos los hombres llegarán a ser libres gracias a la luz del espíritu que yo derramaré sobre toda carne, después de haber ascendido hasta mi Padre que está en los cielos.
174:5.13 (1904.4) «Y ahora os afirmo que, si soy elevado en la Tierra y en vuestras vidas, atraeré a todos los hombres hacia mí y hacia la comunidad de mi Padre. Habéis creído que el Libertador residiría para siempre en la Tierra, pero declaro que el Hijo del Hombre será rechazado por los hombres, y que regresará al Padre. Sólo estaré con vosotros un corto período de tiempo; la luz viviente sólo estará poco tiempo en medio de esta generación tenebrosa. Caminad mientras tengáis esta luz, para que las tinieblas y la confusión venideras no os cojan por sorpresa. El que camina en las tinieblas, no sabe adonde va; pero si escogéis caminar en la luz, todos os convertiréis en verdad en los hijos liberados de Dios. Y ahora, venid conmigo todos vosotros mientras regresamos al templo, donde voy a decir mis palabras de adiós a los jefes de los sacerdotes, a los escribas, a los fariseos, a los saduceos, a los herodianos y a los dirigentes ignorantes de Israel.»
174:5.14 (1904.5) Después de haber hablado así, Jesús condujo al grupo de regreso hacia el templo por las estrechas calles de Jerusalén. Acababan de oír decir al Maestro que éste iba a ser su discurso de adiós en el templo, y le siguieron en silencio, meditando profundamente.
El libro de Urantia
Documento 175
175:0.1 (1905.1) POCO después de las dos de la tarde de este martes, Jesús llegó al templo en compañía de once apóstoles, José de Arimatea, los treinta griegos y algunos otros discípulos, y empezó a pronunciar su última alocución en los patios del edificio sagrado. Este discurso estaba destinado a ser su último llamamiento al pueblo judío y la acusación final contra sus vehementes enemigos que trataban de destruirlo: los escribas, los fariseos, los saduceos y los dirigentes principales de Israel. A lo largo de toda la mañana, los diversos grupos habían tenido la oportunidad de hacerle preguntas a Jesús; esta tarde, nadie le preguntó nada.
175:0.2 (1905.2) Cuando el Maestro empezó a hablar, el patio del templo estaba tranquilo y en orden. Los cambistas y los mercaderes no se habían atrevido a entrar de nuevo en el templo desde que Jesús y la multitud excitada los habían echado el día anterior. Antes de empezar su discurso, Jesús miró con ternura a este auditorio que pronto iba a escuchar su alocución pública de despedida, su mensaje de misericordia para la humanidad, unido a su última denuncia de los falsos educadores y de los fanáticos dirigentes de los judíos.
175:1.1 (1905.3) «He estado con vosotros durante mucho tiempo, recorriendo el país de un lado a otro, y proclamando el amor del Padre por los hijos de los hombres. Muchos han visto la luz y han entrado, por la fe, en el reino de los cielos. En conexión con esta enseñanza y esta predicación, el Padre ha realizado muchas obras maravillosas, llegando incluso a resucitar a los muertos. Muchos enfermos y afligidos han recuperado la salud porque creían; pero toda esta proclamación de la verdad y esta curación de enfermedades no ha abierto los ojos a aquellos que se niegan a ver la luz, a aquellos que están decididos a rechazar este evangelio del reino.
175:1.2 (1905.4) «De todas las maneras compatibles con la realización de la voluntad de mi Padre, mis apóstoles y yo hemos hecho todo lo posible por vivir en paz con nuestros hermanos, por cumplir con las exigencias razonables de las leyes de Moisés y de las tradiciones de Israel. Hemos buscado la paz constantemente, pero los dirigentes de Israel no la quieren. Al rechazar la verdad de Dios y la luz del cielo, se alinean al lado del error y de las tinieblas. No puede haber paz entre la luz y las tinieblas, entre la vida y la muerte, entre la verdad y el error.
175:1.3 (1905.5) «Muchos de vosotros os habéis atrevido a creer en mis enseñanzas y ya habéis entrado en la alegría y la libertad de la conciencia de la filiación con Dios. Y daréis testimonio de que he ofrecido esta misma filiación con Dios a toda la nación judía, incluso a esos mismos hombres que ahora tratan de destruirme. Incluso ahora, mi Padre recibiría a esos educadores ciegos y a esos dirigentes hipócritas, sólo con que se volvieran hacia él y aceptaran su misericordia. Incluso ahora no es demasiado tarde para que esta gente reciba la palabra del cielo y acoja con agrado al Hijo del Hombre.
175:1.4 (1906.1) «Mi Padre ha tratado a este pueblo con misericordia durante mucho tiempo. Generación tras generación, hemos enviado a nuestros profetas para enseñarles y advertirles, y generación tras generación, han matado a estos instructores enviados por el cielo. Y ahora, vuestros altos sacerdotes obstinados y vuestros dirigentes testarudos continúan haciendo exactamente lo mismo. Del mismo modo que Herodes ha provocado la muerte de Juan, vosotros también os preparáis ahora para destruir al Hijo del Hombre.
175:1.5 (1906.2) «Mientras exista una posibilidad de que los judíos se vuelvan hacia mi Padre y busquen la salvación, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob mantendrá extendidas sus manos misericordiosas hacia vosotros; pero una vez que hayáis llenado vuestra copa de impenitencia, y una vez que hayáis rechazado finalmente la misericordia de mi Padre, esta nación será abandonada a sí misma y llegará rápidamente a un final ignominioso. Este pueblo estaba destinado a convertirse en la luz del mundo, a mostrar la gloria espiritual de una raza que conocía a Dios, pero os habéis desviado tanto de la realización de vuestros privilegios divinos, que vuestros dirigentes están a punto de cometer la locura suprema de todos los tiempos, en el sentido de que están a punto de rechazar finalmente el don de Dios a todos los hombres y para todos los tiempos — la revelación del amor del Padre que está en los cielos por todas sus criaturas de la Tierra.
175:1.6 (1906.3) «Una vez que hayáis rechazado esta revelación de Dios al hombre, el reino de los cielos será entregado a otros pueblos, a aquellos que lo reciban con alegría y felicidad. En nombre del Padre que me ha enviado, os advierto solemnemente que estáis a punto de perder vuestra posición en el mundo como portaestandartes de la verdad eterna y custodios de la ley divina. En este momento os ofrezco vuestra última oportunidad de adelantaros y arrepentiros, para anunciar vuestra intención de buscar a Dios con todo vuestro corazón y entrar, como niños pequeños y con una fe sincera, en la seguridad y la salvación del reino de los cielos.
175:1.7 (1906.4) «Mi Padre ha trabajado durante mucho tiempo por vuestra salvación, y yo he descendido para vivir entre vosotros y mostraros personalmente el camino. Muchos judíos y samaritanos, e incluso los gentiles, han creído en el evangelio del reino, pero los que deberían ser los primeros en adelantarse para aceptar la luz del cielo, se han negado resueltamente a creer en la revelación de la verdad de Dios — Dios revelado en el hombre y el hombre elevado a Dios.
175:1.8 (1906.5) «Esta tarde, mis apóstoles están aquí delante de vosotros en silencio, pero pronto escucharéis sus voces anunciando la llamada a la salvación y la incitación a unirse al reino celestial como hijos del Dios vivo. Y ahora, tomo por testigos a mis discípulos y a los creyentes en el evangelio del reino, así como a los mensajeros invisibles que están a su lado, de que he ofrecido una vez más, a Israel y a sus dirigentes, la liberación y la salvación. Pero todos observáis que la misericordia del Padre es despreciada y que los mensajeros de la verdad son rechazados. Sin embargo, os advierto que esos escribas y fariseos aún están sentados en el puesto de Moisés; por lo tanto, hasta que los Altísimos que gobiernan en los reinos de los hombres no hayan demolido finalmente esta nación y destruido el lugar donde se encuentran sus dirigentes, os pido que cooperéis con esos ancianos de Israel. No es necesario que os unáis a ellos en sus planes para destruir al Hijo del Hombre, pero en todo lo relacionado con la paz de Israel, debéis someteros a ellos. En todas esas cuestiones, haced todo lo que os ordenen y guardad lo esencial de la ley, pero no imitéis sus malas acciones. Recordad que éste es el pecado de esos gobernantes: Dicen lo que es bueno, pero no lo hacen. Sabéis bien que esos dirigentes echan sobre vuestros hombros unas cargas pesadas, unas cargas penosas de llevar, y que no levantarán ni un solo dedo para ayudaros a llevar esas pesadas cargas. Os han oprimido con ceremonias y esclavizado con tradiciones.
175:1.9 (1907.1) «Además, a esos dirigentes egocéntricos les deleita hacer sus buenas obras de manera que puedan ser vistos por los hombres. Agrandan sus filacterias y ensanchan los bordes de sus vestidos oficiales. Anhelan los sitios principales en los banquetes y exigen los asientos de honor en las sinagogas. Codician los saludos elogiosos en las plazas públicas y desean que todos los hombres los llamen rabinos. Y mientras buscan ser honrados así por los hombres, se apoderan en secreto de las casas de las viudas y sacan provecho de los servicios del templo sagrado. Esos hipócritas simulan hacer largas oraciones en público, y dan limosnas para atraer la atención de sus semejantes.
175:1.10 (1907.2) «Aunque debéis honrar a vuestros dirigentes y respetar a vuestros educadores, no debéis llamar Padre a ningún hombre en el sentido espiritual, porque uno solo es vuestro Padre, y ese es Dios. No tratéis tampoco de dominar a vuestros hermanos en el reino. Recordad que os he enseñado que aquel que quiera ser el más grande entre vosotros, debe convertirse en el servidor de todos. Si os atrevéis a exaltaros delante de Dios, sin duda seréis humillados; pero aquel que se humilla sinceramente, será exaltado con toda seguridad. En vuestra vida diaria, no busquéis vuestra propia glorificación, sino la gloria de Dios. Someted inteligentemente vuestra propia voluntad a la voluntad del Padre que está en los cielos.
175:1.11 (1907.3) «No interpretéis mal mis palabras. No albergo ninguna mala intención hacia esos jefes de los sacerdotes y los dirigentes que en este mismo momento intentan destruirme; no tengo ninguna aversión contra esos escribas y fariseos que rechazan mis enseñanzas. Sé que muchos de vosotros creéis en secreto, y sé que confesaréis abiertamente vuestra lealtad hacia el reino cuando llegue mi hora. Pero, ¿cómo se justificarán vuestros rabinos, que declaran hablar con Dios y luego se atreven a rechazar y destruir a aquel que viene a revelar el Padre a los mundos?
175:1.12 (1907.4) «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Quisierais cerrar las puertas del reino de los cielos a los hombres sinceros, sólo porque ignoran los caminos de vuestra enseñanza. Os negáis a entrar en el reino, y al mismo tiempo hacéis todo lo que podéis para impedir que entren todos los demás. Permanecéis de espaldas a las puertas de la salvación, y lucháis contra todos los que quieren entrar.
175:1.13 (1907.5) «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, tan hipócritas como sois! Porque recorréis en verdad la tierra y el mar para hacer un prosélito, y cuando lo habéis conseguido, no os sentís satisfechos hasta hacerlo dos veces peor de lo que era como hijo de los paganos.
175:1.14 (1907.6) «¡Ay de vosotros, sacerdotes principales y dirigentes, que os adueñáis de los bienes de los pobres y exigís impuestos opresivos a los que quieren servir a Dios como creen que Moisés lo ordenó! Vosotros, que os negáis a mostrar misericordia, ¿podéis esperar misericordia en los mundos venideros?
175:1.15 (1907.7) «¡Ay de vosotros, falsos educadores y guías ciegos! ¿Qué se puede esperar de una nación cuando los ciegos conducen a los ciegos? Los dos tropezarán y caerán al abismo de la destrucción.
175:1.16 (1907.8) «¡Ay de vosotros que disimuláis cuando prestáis juramento! Sois unos tramposos, porque enseñáis que un hombre puede jurar por el templo y violar su juramento; pero que si cualquiera jura por el oro del templo, debe permanecer atado a su juramento. Todos sois necios y ciegos. Ni siquiera sois consistentes en vuestra deshonestidad, porque, ¿que es más grande, el oro o el templo que supuestamente ha santificado al oro? También enseñáis que si un hombre jura por el altar, no significa nada; pero que si alguien jura por la ofrenda que está en el altar, entonces será tenido por deudor. De nuevo estáis ciegos ante la verdad, porque ¿qué es más grande, la ofrenda o el altar que santifica la ofrenda? ¿Cómo podéis justificar una hipocresía y una deshonestidad semejantes a los ojos del Dios del cielo?
175:1.17 (1908.1) «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, y todos los demás hipócritas, que os aseguráis de pagar el diezmo de la menta, el anís y el comino, y al mismo tiempo descuidáis los asuntos más importantes de la ley — la fe, la misericordia y el juicio! Dentro de lo razonable, deberíais hacer lo primero sin dejar de hacer lo segundo. Sois realmente unos guías ciegos y unos educadores estúpidos; filtráis los mosquitos y os tragáis los camellos.
175:1.18 (1908.2) «¡Ay de vosotros, escribas, fariseos e hipócritas! pues limpiáis escrupulosamente el exterior de la copa y del plato, pero dentro permanece la inmundicia de la extorsión, los excesos y el engaño. Estáis espiritualmente ciegos. ¿No reconocéis que sería mucho mejor limpiar primero el interior de la copa, y luego lo que rebosa limpiaría por sí mismo el exterior? ¡Réprobos perversos! Ejecutáis los actos exteriores de vuestra religión para cumplir literalmente con vuestra interpretación de la ley de Moisés, mientras que vuestras almas están impregnadas de iniquidad y llenas de intenciones asesinas.
175:1.19 (1908.3) «¡Ay de todos vosotros que rechazáis la verdad y despreciáis la misericordia! Muchos de vosotros os parecéis a los sepulcros blanqueados, que aparecen hermosos por fuera, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de todo tipo de impurezas. Así es como vosotros, que rechazáis a sabiendas el consejo de Dios, aparecéis exteriormente ante los hombres como santos y rectos, pero por dentro vuestro corazón está lleno de hipocresía y de iniquidad.
175:1.20 (1908.4) «¡Ay de vosotros, guías falsos de una nación! Habéis construido allí un monumento a los antiguos profetas martirizados, mientras conspiráis para destruir a Aquel de quien ellos hablaban. Adornáis las tumbas de los justos y presumís de que si hubierais vivido en la época de vuestros padres, no hubierais matado a los profetas; y luego, a pesar de este pensamiento presuntuoso, os preparáis para asesinar a aquel de quien hablaban los profetas: el Hijo del Hombre. En vista de que hacéis estas cosas, testificáis contra vosotros mismos de que sois los hijos perversos de aquellos que mataron a los profetas. ¡Continuad pues, y llenad hasta el borde la copa de vuestra condenación!
175:1.21 (1908.5) «¡Ay de vosotros, hijos del mal! Juan os llamó con razón los hijos de las víboras, y yo os pregunto: ¿cómo podéis escapar al juicio que Juan pronunció contra vosotros?
175:1.22 (1908.6) «Pero incluso ahora os ofrezco, en nombre de mi Padre, la misericordia y el perdón; incluso ahora os tiendo la mano amorosa de la hermandad eterna. Mi Padre os ha enviado a los sabios y a los profetas; habéis perseguido a unos y habéis matado a los otros. Luego apareció Juan, proclamando la llegada del Hijo del Hombre, y lo destruisteis después de que muchos hubieran creído en sus enseñanzas. Y ahora os preparáis para derramar más sangre inocente. ¿No comprendéis que llegará un día terrible de rendición de cuentas, cuando el Juez de toda la Tierra exija a este pueblo que explique por qué ha rechazado, perseguido y destruido a estos mensajeros del cielo? ¿No comprendéis que debéis rendir cuentas por toda esta sangre justa, desde el primer profeta asesinado hasta la época de Zacarías, a quien le quitaron la vida entre el santuario y el altar? Si continuáis por ese camino perverso, quizás esta rendición de cuentas le sea requerida a esta misma generación.
175:1.23 (1908.7) «¡Oh Jerusalén e hijos de Abraham, vosotros que habéis lapidado a los profetas y matado a los instructores que os fueron enviados, incluso ahora quisiera reunir a vuestros hijos como la gallina reúne a sus polluelos debajo de sus alas, pero no queréis!
175:1.24 (1908.8) «Y ahora me despido de vosotros. Habéis escuchado mi mensaje y habéis tomado vuestra decisión. Aquellos que han creído en mi evangelio ya están a salvo en el reino de Dios. A vosotros, que habéis escogido rechazar el regalo de Dios, os digo que no me veréis más enseñar en el templo. Mi trabajo a favor de vosotros ha terminado. ¡Mirad, ahora salgo con mis hijos, y os dejo vuestra casa desolada!»
175:1.25 (1908.9) A continuación, el Maestro hizo señas a sus seguidores para que salieran del templo.
175:2.1 (1909.1) El hecho de que los dirigentes espirituales y los educadores religiosos de la nación judía rechazaran en otra época las enseñanzas de Jesús y conspiraran para provocar su muerte cruel, no afecta para nada a la situación de cada judío en su posición ante Dios. Este hecho no debería incitar a los que afirman ser seguidores de Cristo a tener prejuicios contra los judíos como compañeros mortales. Los judíos como nación y como grupo sociopolítico pagaron plenamente el precio terrible de rechazar al Príncipe de la Paz. Hace mucho tiempo que dejaron de ser los portadores espirituales de la verdad divina para las razas de la humanidad, pero esto no constituye una razón válida para que los descendientes individuales de aquellos antiguos judíos tengan que sufrir las persecuciones que les han infligido algunos seguidores declarados, intolerantes, indignos y fanáticos de Jesús de Nazaret, el cual era también judío de nacimiento.
175:2.2 (1909.2) Este odio y esta persecución irrazonables, tan diferentes al espíritu de Cristo, contra los judíos modernos, ha terminado muchas veces en el sufrimiento y la muerte de algún judío inocente e inofensivo, cuyos mismos antepasados, en los tiempos de Jesús, habían aceptado sinceramente su evangelio y luego murieron sin vacilar por aquella verdad en la que creían de todo corazón. ¡Qué estremecimiento de horror recorre a los seres celestiales espectadores, cuando contemplan a los seguidores declarados de Jesús entregarse a perseguir, acosar e incluso asesinar a los descendientes actuales de Pedro, Felipe y Mateo, y de otros judíos palestinos que dieron sus vidas tan gloriosamente como primeros mártires del evangelio del reino de los cielos!
175:2.3 (1909.3) ¡Cuán cruel e irrazonable es obligar a unos niños inocentes a que sufran por los pecados de sus progenitores, por unos delitos que ignoran por completo, de los que no pueden ser responsables de ninguna manera! ¡Y llevar a cabo estas acciones perversas en nombre de aquel que enseñó a sus discípulos a que amaran incluso a sus enemigos! En este relato de la vida de Jesús, ha sido necesario describir la manera en que algunos de sus compatriotas judíos lo rechazaron y conspiraron para provocar su muerte ignominiosa; pero queremos advertir a todos los que lean esta narración que la presentación de este relato histórico no justifica de ninguna manera el odio injusto, ni perdona la actitud mental sin equidad, que tantos cristianos declarados han mantenido durante muchos siglos contra personas judías. Los creyentes en el reino, los que siguen las enseñanzas de Jesús, deben dejar de maltratar al judío individual como alguien culpable del rechazo y de la crucifixión de Jesús. El Padre y su Hijo Creador nunca han dejado de amar a los judíos. Dios no hace acepción de personas, y la salvación es tanto para los judíos como para los gentiles.
175:3.1 (1909.4) La nefasta reunión del sanedrín fue convocada para este martes a las ocho de la noche. En muchas ocasiones anteriores, este tribunal supremo de la nación judía había decretado de manera no oficial la muerte de Jesús. Este augusto cuerpo gobernante había decidido muchas veces poner fin a la obra del Maestro, pero nunca antes había resuelto arrestarlo y provocar su muerte a toda costa. Poco antes de la medianoche de este martes 4 de abril del año 30, el sanedrín, tal como estaba constituido en ese momento, votó oficialmente y por unanimidad imponer la sentencia de muerte tanto a Jesús como a Lázaro. Ésta fue la respuesta al último llamamiento del Maestro a los dirigentes de los judíos, un llamamiento que había hecho en el templo tan sólo unas horas antes; esta respuesta representaba su reacción de amargo resentimiento hacia Jesús por su última y vigorosa acusación contra estos mismos sacerdotes principales, y saduceos y fariseos impenitentes. La condena a muerte del Hijo de Dios (incluso antes de su juicio) fue la contestación del sanedrín a la última oferta de misericordia celestial que jamás fuera concedida a la nación judía como tal.
175:3.2 (1910.1) A partir de aquel momento, los judíos fueron dejados solos para que terminaran su breve y corto período de vida nacional, en total acuerdo con su posición puramente humana entre las naciones de Urantia. Israel había repudiado al Hijo del Dios que había hecho una alianza con Abraham; y el plan de que los hijos de Abraham fueran los portadores de la luz de la verdad en el mundo se había hecho añicos. La alianza divina se había anulado, y el final de la nación hebrea se aproximaba rápidamente.
175:3.3 (1910.2) Los funcionarios del sanedrín recibieron la orden de arrestar a Jesús a la mañana siguiente temprano, pero con las instrucciones de que no debía ser apresado en público. Les dijeron que planearan arrestarlo en secreto, preferiblemente de manera repentina y de noche. Comprendiendo que quizás aquel día (miércoles) no regresaría para enseñar en el templo, indicaron a aquellos oficiales del sanedrín que «lo trajeran ante el alto tribunal judío en cualquier momento antes de la medianoche del jueves.»
175:4.1 (1910.3) Al final del último discurso de Jesús en el templo, los apóstoles se quedaron una vez más confundidos y consternados. Judas había regresado al templo antes de que el Maestro empezara su terrible acusación contra los dirigentes judíos, de manera que los doce al completo escucharon la segunda mitad del último discurso de Jesús en el templo. Es una pena que Judas Iscariote no pudiera escuchar la primera mitad de este discurso de despedida, que ofrecía la misericordia. No escuchó esta última oferta de misericordia a los dirigentes judíos porque aún estaba conferenciando con un grupo de parientes y amigos saduceos con quienes había almorzado, y con quienes estaba conversando sobre la manera más adecuada de separarse de Jesús y de sus compañeros apóstoles. Mientras escuchaba la acusación final del Maestro contra los jefes y dirigentes judíos, Judas tomó su decisión final y completa de abandonar el movimiento evangélico y de lavarse las manos de toda esta empresa. Sin embargo, salió del templo en compañía de los doce y se dirigió con ellos al Monte de los Olivos, donde escuchó, con sus compañeros apóstoles, el discurso fatídico sobre la destrucción de Jerusalén y el final de la nación judía. Aquella noche del martes, Judas permaneció con ellos en el nuevo campamento cerca de Getsemaní.
175:4.2 (1910.4) La multitud se quedó atónita y desconcertada cuando escuchó a Jesús pasar de su llamamiento misericordioso a los dirigentes judíos, a una reprimenda repentina y mordaz que rozaba la acusación sin piedad. Aquella noche, mientras el sanedrín pronunciaba la sentencia de muerte contra Jesús, y el Maestro estaba sentado con sus apóstoles y algunos de sus discípulos en el Monte de los Olivos, prediciendo la muerte de la nación judía, todo Jerusalén se había entregado a la discusión seria y callada de una sola pregunta: «¿Qué van a hacer con Jesús?»
175:4.3 (1910.5) En la casa de Nicodemo, más de treinta judíos eminentes que creían en secreto en el reino se reunieron para debatir la conducta a seguir en el caso de que se produjera una ruptura abierta con el sanedrín. Todos los presentes acordaron que reconocerían abiertamente su lealtad al Maestro en cuanto se enteraran de su arresto. Y eso fue exactamente lo que hicieron.
175:4.4 (1911.1) Los saduceos, que ahora controlaban y dominaban el sanedrín, deseaban eliminar a Jesús por las razones siguientes:
175:4.5 (1911.2) 1. Temían que el creciente favor popular con que la multitud consideraba a Jesús amenazara con poner en peligro la existencia de la nación judía, debido a una posible complicación con las autoridades romanas.
175:4.6 (1911.3) 2. El ardor de Jesús por la reforma del templo afectaba directamente a sus ingresos; la depuración del templo perjudicaba sus bolsillos.
175:4.7 (1911.4) 3. Se sentían responsables de la preservación del orden social, y temían las consecuencias de una expansión posterior de la nueva y extraña doctrina de Jesús sobre la fraternidad de los hombres.
175:4.8 (1911.5) Los fariseos tenían unos motivos diferentes para desear quitarle la vida a Jesús. Le tenían miedo porque:
175:4.9 (1911.6) 1. Se había opuesto eficazmente al dominio tradicional que los fariseos ejercían sobre el pueblo. Los fariseos eran ultraconservadores, y les encolerizaba amargamente estos ataques, supuestamente radicales, contra su prestigio establecido como instructores religiosos.
175:4.10 (1911.7) 2. Sostenían que Jesús violaba la ley; que había mostrado un desprecio total por el sábado y por otras numerosas exigencias legales y ceremoniales.
175:4.11 (1911.8) 3. Lo acusaban de blasfemia porque se refería a Dios como si fuera su Padre.
175:4.12 (1911.9) 4. Y ahora estaban profundamente irritados contra él a causa del último discurso que había pronunciado aquel día en el templo, donde en la parte final de su alocución de despedida los acusaba severamente.
175:4.13 (1911.10) Una vez que hubo decretado oficialmente la muerte de Jesús y dado las órdenes para su arresto, el sanedrín levantó la sesión este martes cerca de la medianoche, después de acordar una reunión para las diez de la mañana del día siguiente en la casa del sumo sacerdote Caifás, con el fin de formular las acusaciones que permitirían llevar a Jesús a juicio.
175:4.14 (1911.11) Un pequeño grupo de saduceos había llegado a proponer que se deshicieran de Jesús mediante el asesinato, pero los fariseos se negaron terminantemente a apoyar este procedimiento.
175:4.15 (1911.12) Ésta era la situación en Jerusalén y entre los hombres en este día lleno de acontecimientos, mientras una enorme multitud de seres celestiales se cernía sobre esta importante escena en la Tierra, impacientes por hacer algo para ayudar a su amado Soberano, pero sin poder actuar porque los superiores que los dirigían se lo habían prohibido expresamente.
El libro de Urantia
Documento 176
176:0.1 (1912.1) ESTE martes por la tarde, cuando Jesús y los apóstoles salían del templo para ir al campamento de Getsemaní, Mateo llamó la atención sobre la estructura del templo, y dijo: «Maestro, observa el aspecto de estos edificios. Mira las piedras macizas y los hermosos adornos; ¿es posible que estos edificios vayan a ser destruidos?» Mientras continuaban hacia el Olivete, Jesús dijo: «Estáis viendo estas piedras y este templo macizo; en verdad, en verdad os digo que en los días que pronto llegarán, no quedará piedra sobre piedra. Todas serán derribadas.» Estas observaciones que describían la destrucción del templo sagrado despertaron la curiosidad de los apóstoles mientras caminaban detrás del Maestro; no podían concebir ningún acontecimiento, como no fuera el fin del mundo, que pudiera ocasionar la destrucción del templo.
176:0.2 (1912.2) Para evitar las multitudes que pasaban por el valle de Cedrón hacia Getsemaní, Jesús y sus compañeros tenían la intención de subir la pendiente occidental del Olivete durante una corta distancia, y luego seguir un sendero que conducía a su campamento privado, situado cerca de Getsemaní, a corta distancia por encima del campamento público. Cuando se desviaban para abandonar el camino que conducía a Betania, contemplaron el templo, glorificado por los rayos del Sol poniente; y mientras se detenían en el monte, vieron aparecer las luces de la ciudad y contemplaron la belleza del templo iluminado; y allí, bajo la suave luz de la Luna llena, Jesús y los doce se sentaron. El Maestro conversó con ellos, y Natanael hizo enseguida la pregunta siguiente: «Dinos Maestro, ¿cómo sabremos que esos acontecimientos están a punto de suceder?»
176:1.1 (1912.3) En respuesta a la pregunta de Natanael, Jesús dijo: «Sí, voy a hablaros de la época en que este pueblo habrá llenado la copa de su iniquidad, cuando la justicia caerá rápidamente sobre esta ciudad de nuestros padres. Estoy a punto de dejaros; voy hacia el Padre. Después de que me haya ido, tened cuidado de que nadie os engañe, porque muchos vendrán como liberadores y conducirán a mucha gente por el camino equivocado. Cuando escuchéis hablar de guerras y de rumores de guerras, no os preocupéis, porque aunque todas esas cosas sucederán, el fin de Jerusalén aún no está cerca. No os inquietéis por la hambruna o los terremotos; tampoco debéis preocuparos cuando seáis entregados a las autoridades civiles y seáis perseguidos a causa del evangelio. Seréis expulsados de la sinagoga e iréis a la cárcel por mi causa, y algunos de vosotros seréis ejecutados. Cuando seáis llevados ante los gobernadores y los dirigentes, será para dar testimonio de vuestra fe y para mostrar vuestra firmeza en el evangelio del reino. Cuando estéis en presencia de los jueces, no os inquietéis de antemano por lo que vais a decir, porque el espíritu os enseñará en esa misma hora lo que deberéis contestar a vuestros adversarios. En esos días de dolor, incluso vuestros propios parientes, bajo la dirección de los que han rechazado al Hijo del Hombre, os entregarán a la cárcel y a la muerte. Durante un tiempo, puede ser que todos los hombres os odien por mi causa, pero incluso durante esas persecuciones, no os abandonaré; mi espíritu no os dejará. ¡Tened paciencia! No dudéis de que este evangelio del reino triunfará sobre todos sus enemigos, y será proclamado finalmente a todas las naciones.»
176:1.2 (1913.1) Jesús hizo una pausa mientras contemplaba la ciudad. El Maestro se daba cuenta de que el rechazo del concepto espiritual del Mesías, la determinación de aferrarse de manera ciega y perseverante a la misión material del libertador esperado, pronto llevaría a los judíos a un conflicto directo con los poderosos ejércitos romanos, y que esa lucha sólo podía terminar con la destrucción final y completa de la nación judía. Cuando el pueblo de Jesús rechazó su donación espiritual y se negó a recibir la luz del cielo que brillaba de manera tan misericordiosa sobre ellos, sellaron así su perdición como pueblo independiente con una misión espiritual especial en la Tierra. Los mismos dirigentes judíos reconocieron posteriormente que esta idea laica del Mesías fue la que condujo directamente al alboroto que provocó finalmente su destrucción.
176:1.3 (1913.2) Puesto que Jerusalén iba a ser la cuna del movimiento evangélico primitivo, Jesús no quería que sus instructores y predicadores perecieran en la terrible derrota del pueblo judío, asociada a la destrucción de Jerusalén; por eso dio estas instrucciones a sus seguidores. A Jesús le preocupaba mucho que algunos de sus discípulos se implicaran en estas revueltas venideras, y perecieran así en la caída de Jerusalén.
176:1.4 (1913.3) Andrés preguntó entonces: «Pero, Maestro, si la ciudad santa y el templo van a ser destruidos, y si tú no estás aquí para dirigirnos, ¿cuándo deberemos abandonar Jerusalén?» Jesús dijo: «Podéis permanecer en la ciudad después de mi partida, e incluso durante esos tiempos de dolor y de crueles persecuciones, pero cuando veáis finalmente que Jerusalén está siendo rodeada por los ejércitos romanos, después de la revuelta de los falsos profetas, entonces sabréis que su desolación está próxima; entonces deberéis huir a las montañas. Que nadie que esté en la ciudad y en sus alrededores se detenga para salvar nada, y que los que estén fuera no se atrevan a entrar. Habrá una gran tribulación, porque serán los días de la venganza de los gentiles. Después de que hayáis abandonado la ciudad, este pueblo desobediente caerá derribado por el filo de la espada y será llevado cautivo por todas las naciones; Jerusalén será así pisoteada por los gentiles. Mientras tanto, os lo advierto, no os dejéis engañar. Si alguien viene hasta vosotros diciendo: ‘Mirad, aquí está el Libertador`, o ‘Mirad, está allí`, no le creáis, porque surgirán muchos falsos educadores y descarriarán a mucha gente; pero vosotros no deberíais dejaros engañar, porque os he dicho todo esto por anticipado.»
176:1.5 (1913.4) Los apóstoles permanecieron mucho tiempo sentados en silencio a la luz de la Luna, mientras estas sorprendentes predicciones del Maestro se grababan en sus mentes confusas. Y fue en conformidad con esta advertencia como prácticamente todo el grupo de creyentes y discípulos huyó de Jerusalén en cuanto aparecieron las tropas romanas, encontrando un refugio seguro al norte de Pella.
176:1.6 (1913.5) Incluso después de esta advertencia explícita, muchos seguidores de Jesús interpretaron estas predicciones como alusivas a los cambios que ocurrirían evidentemente en Jerusalén, cuando a la reaparición del Mesías le siguiera el establecimiento de la Nueva Jerusalén y la ampliación de la ciudad para que se convirtiera en la capital del mundo. En su mente, estos judíos estaban decididos a relacionar la destrucción del templo con el «fin del mundo». Creían que esta Nueva Jerusalén ocuparía toda Palestina; que después del fin del mundo vendría la aparición inmediata de los «nuevos cielos y de la nueva tierra». Por eso no es de extrañar que Pedro dijera: «Maestro, sabemos que todas las cosas se desvanecerán cuando aparezcan los nuevos cielos y la nueva tierra, pero, ¿cómo sabremos cuándo regresarás para efectuar todo esto?»
176:1.7 (1914.1) Cuando Jesús escuchó esto, se quedó pensativo durante unos momentos y luego dijo: «Os equivocáis continuamente porque siempre tratáis de conectar la nueva enseñanza con la antigua; estáis decididos a tergiversar toda mi enseñanza; insistís en interpretar el evangelio de acuerdo con vuestras creencias establecidas. Sin embargo, trataré de iluminaros.»
176:2.1 (1914.2) En diversas ocasiones, Jesús había hecho declaraciones que condujeron a sus oyentes a deducir que, aunque se proponía dejar este mundo dentro de poco, regresaría con toda seguridad para consumar la obra del reino celestial. A medida que sus seguidores estaban más convencidos de que los iba a dejar, y después de haber partido de este mundo, era muy natural que todos los creyentes se aferraran firmemente a estas promesas de regresar. Y así, la doctrina de la segunda venida de Cristo se incorporó pronto en las enseñanzas de los cristianos, y casi todas las generaciones posteriores de discípulos han creído devotamente en esta verdad y han esperado con confianza que regresaría algún día.
176:2.2 (1914.3) Puesto que debían separarse de su Maestro e Instructor, estos primeros discípulos y los apóstoles se aferraron mucho más a esta promesa de regresar, y no tardaron en asociar la vaticinada destrucción de Jerusalén con esta segunda venida prometida. Y continuaron interpretando de esta manera sus palabras, a pesar de que el Maestro, durante todo este anochecer de enseñanza en el Monte de los Olivos, se tomó el enorme trabajo de impedir precisamente este error.
176:2.3 (1914.4) En su contestación adicional a la pregunta de Pedro, Jesús dijo: «¿Por qué continuáis creyendo que el Hijo del Hombre se sentará en el trono de David, y esperáis que se cumplan los sueños materiales de los judíos? ¿No os he dicho todos estos años que mi reino no es de este mundo? Las cosas que ahora contempláis a vuestros pies están llegando a su fin, pero éste será un nuevo comienzo, a partir del cual el evangelio del reino se extenderá por todo el mundo, y esta salvación se difundirá a todos los pueblos. Cuando el reino haya llegado a su plena madurez, estad seguros de que el Padre que está en los cielos no dejará de visitaros con una revelación ampliada de la verdad y con una demostración realzada de la rectitud, tal como ya ha otorgado a este mundo a aquel que se convirtió en el príncipe de las tinieblas, y luego a Adán, que fue seguido por Melquisedek, y en nuestros días, al Hijo del Hombre. Mi Padre continuará así manifestando su misericordia y mostrando su amor, incluso a este mundo oscuro y malvado. Después de que mi Padre me haya investido con todo el poder y la autoridad, yo también continuaré siguiendo vuestra suerte y guiándoos en los asuntos del reino mediante la presencia de mi espíritu, que pronto será derramado sobre todo el género humano. Aunque así estaré presente con vosotros en espíritu, también prometo que regresaré algún día a este mundo donde he vivido esta vida en la carne y he logrado la experiencia simultánea de revelar a Dios a los hombres y de conducir los hombres hacia Dios. Tengo que dejaros muy pronto y reemprender el trabajo que el Padre me ha confiado, pero tened buen ánimo, porque volveré algún día. Mientras tanto, mi Espíritu de la Verdad de un universo os confortará y os guiará.
176:2.4 (1915.1) «Ahora me veis débil y en la carne, pero cuando regrese será con poder y en el espíritu. Los ojos de la carne contemplan al Hijo del Hombre en la carne, pero sólo los ojos del espíritu contemplarán al Hijo del Hombre glorificado por el Padre y apareciendo en la Tierra en su propio nombre.
176:2.5 (1915.2) «Pero la época de la reaparición del Hijo del Hombre sólo se conoce en los consejos del Paraíso; ni siquiera los ángeles del cielo saben cuándo sucederá esto. Sin embargo, deberíais comprender que cuando este evangelio del reino haya sido proclamado en el mundo entero para la salvación de todos los pueblos, y cuando la era haya alcanzado su plenitud, el Padre os enviará otra donación dispensacional, o si no, el Hijo del Hombre regresará para juzgar la era.
176:2.6 (1915.3) «Y ahora, en lo que se refiere a las tribulaciones de Jerusalén, de las cuales os he hablado, esta generación no pasará hasta que se cumplan mis palabras; pero en lo que respecta a la época de la nueva venida del Hijo del Hombre, nadie en el cielo o en la Tierra puede atreverse a hablar de ello. Pero deberíais ser sabios en lo que se refiere a la maduración de una era; deberíais estar alertas para discernir los signos de los tiempos. Cuando la higuera muestra sus ramas tiernas y brotan sus hojas, sabéis que el verano está cerca. De la misma manera, cuando el mundo haya pasado por el largo invierno de la mentalidad materialista y discernáis la venida de la primavera espiritual de una nueva dispensación, deberíais saber que se acerca el verano de una nueva visita.
176:2.7 (1915.4) «Pero, ¿cuál es el significado de esta enseñanza relacionada con la venida de los Hijos de Dios? ¿No os dais cuenta de que cuando cada uno de vosotros sea llamado a abandonar la lucha de la vida y a traspasar la puerta de la muerte estará en la presencia inmediata del juicio, frente a frente con los hechos de una nueva dispensación de servicio en el plan eterno del Padre infinito? Aquello a lo que el mundo entero debe de hecho enfrentarse literalmente al final de una era, cada uno de vosotros, como individuo, tiene que enfrentarse con toda seguridad, como experiencia personal, cuando llegue al final de su vida física, y con ello pase a enfrentarse a las condiciones y a las exigencias inherentes a la revelación siguiente de la evolución eterna del reino del Padre.»
176:2.8 (1915.5) De todos los discursos que el Maestro dio a sus apóstoles, ninguno causó nunca tanta confusión en sus mentes como éste, pronunciado este martes por la noche en el Monte de los Olivos, sobre el doble tema de la destrucción de Jerusalén y de su propia segunda venida. Por consiguiente, las narraciones escritas posteriormente, basadas en los recuerdos de lo que el Maestro había dicho en esta ocasión extraordinaria, concordaron poco entre sí. En consecuencia, como los relatos dejaron en blanco muchas cosas que se dijeron este martes por la noche, surgieron muchas tradiciones. A principios del siglo segundo, un apocalipsis judío sobre el Mesías, escrito por un tal Selta, que estaba ligado a la corte del emperador Calígula, fue íntegramente copiado en el Evangelio según Mateo, y posteriormente añadido (en parte) a los relatos de Marcos y de Lucas. En estos escritos de Selta fue donde apareció la parábola de las diez vírgenes. Ninguna parte de los escritos evangélicos sufrió nunca una interpretación errónea tan confusa como la enseñanza de esta noche. Pero el apóstol Juan nunca se dejó confundir de esta manera.
176:2.9 (1915.6) Mientras estos trece hombres reanudaban su camino hacia el campamento, permanecían callados y bajo los efectos de una gran tensión emocional. Judas había ratificado finalmente su decisión de abandonar a sus compañeros. Ya era tarde cuando David Zebedeo, Juan Marcos y cierto número de discípulos principales recibieron a Jesús y a los doce en el nuevo campamento, pero los apóstoles no querían dormir; querían saber más cosas sobre la destrucción de Jerusalén, la partida del Maestro y el fin del mundo.
176:3.1 (1916.1) Mientras unos veinte de ellos se reunían alrededor del fuego del campamento, Tomás preguntó: «Puesto que tienes que volver para terminar la obra del reino, ¿cuál ha de ser nuestra actitud mientras estás lejos, ocupado en los asuntos del Padre?» Jesús los miró a la luz del fuego y respondió:
176:3.2 (1916.2) «Tomás, tú tampoco logras comprender lo que he estado diciendo. ¿No te he enseñado todo este tiempo que tu relación con el reino es espiritual e individual, que es totalmente un asunto de experiencia personal en el espíritu mediante la comprensión, por la fe, de que eres un hijo de Dios? ¿Qué puedo decir más? La caída de las naciones, el desplome de los imperios, la destrucción de los judíos incrédulos, el final de una era e incluso el fin del mundo, ¿qué tienen que ver estas cosas con alguien que cree en este evangelio, y que ha refugiado su vida en la seguridad del reino eterno? Vosotros que conocéis a Dios y que creéis en el evangelio, ya habéis recibido las seguridades de la vida eterna. Puesto que vuestra vida ha sido vivida en el espíritu y para el Padre, nada os puede preocupar seriamente. Los constructores del reino, los ciudadanos acreditados de los mundos celestiales, no deben inquietarse por los trastornos temporales o perturbarse por los cataclismos terrestres. A vosotros que creéis en este evangelio del reino, ¿qué os importa que se derrumben las naciones, que se termine la era o que estallen todas las cosas visibles, puesto que sabéis que vuestra vida es el don del Hijo, y que está eternamente segura en el Padre? Como habéis vivido la vida temporal por la fe, y habéis producido los frutos del espíritu con la rectitud del servicio amoroso hacia vuestros semejantes, podéis contemplar con confianza el siguiente paso de la carrera eterna, con la misma fe en la supervivencia que os ha hecho atravesar vuestra primera aventura terrenal de filiación con Dios.
176:3.3 (1916.3) «Cada generación de creyentes debería continuar su trabajo con vistas al posible regreso del Hijo del Hombre, exactamente como cada creyente individual lleva adelante el trabajo de su vida con vistas a la inevitable muerte natural siempre amenazante. Una vez que os habéis establecido por la fe como hijos de Dios, no importa ninguna otra cosa en lo que respecta a la seguridad de la supervivencia. ¡Pero no os engañéis! Esta fe en la supervivencia es una fe viva, y manifiesta cada vez más los frutos de ese espíritu divino que al principio la inspiró en el corazón humano. El hecho de que hayáis aceptado anteriormente la filiación en el reino celestial, no os salvará si rechazáis a sabiendas y de manera persistente las verdades relacionadas con la producción progresiva de los frutos espirituales de los hijos de Dios en la carne. Vosotros, que habéis estado conmigo en los asuntos terrestres del Padre, incluso ahora podéis abandonar el reino si descubrís que no amáis el camino del servicio del Padre para la humanidad.
176:3.4 (1916.4) «Como individuos y como generación de creyentes, escuchadme mientras os cuento una parábola: Había un hombre importante que, antes de partir para un largo viaje a otro país, convocó a todos sus servidores de confianza y les entregó todos sus bienes. A uno le dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, y así sucesivamente a todo el grupo de fieles administradores. A cada uno le confió sus bienes según sus capacidades variadas, y luego salió de viaje. Cuando este señor hubo partido, sus servidores se pusieron a trabajar para sacarle provecho a las riquezas que les habían confiado. El que había recibido cinco talentos empezó inmediatamente a negociar con ellos, y muy pronto obtuvo un beneficio de otros cinco talentos. De la misma manera, el que había recibido dos talentos pronto había ganado dos más. Y así, todos aquellos servidores consiguieron beneficios para su señor, excepto aquel que sólo había recibido un talento. Se marchó solo y cavó un hoyo en la tierra, donde escondió el dinero de su señor. Pronto, el señor de aquellos servidores regresó inesperadamente y llamó a sus administradores para que le rindieran cuentas. Cuando todos se encontraron delante de su amo, el que había recibido los cinco talentos se adelantó con el dinero que se le había confiado y aportó cinco talentos adicionales, diciendo: ‘Señor, me diste cinco talentos para invertirlos, y me alegra entregarte otros cinco talentos que he ganado.` Entonces su señor le dijo: ‘Bien hecho, mi buen y fiel servidor, has sido fiel en las pocas cosas; ahora te estableceré como administrador de muchas cosas; comparte inmediatamente la alegría de tu señor.` Luego, el que había recibido los dos talentos se adelantó diciendo: ‘Señor, me entregaste dos talentos; mira, he ganado estos otros dos talentos.` Y su señor le dijo entonces: ‘Bien hecho, mi buen y fiel administrador; tú también has sido fiel en las pocas cosas y ahora te pondré a cargo de muchas; comparte la alegría de tu señor.` Entonces se presentó para rendir cuentas el que había recibido un solo talento. Este servidor se adelantó, diciendo: ‘Señor, yo te conocía y me daba cuenta de que eras un hombre astuto, en el sentido de que esperabas unos beneficios allí donde no habías trabajado personalmente; por eso tenía miedo de arriesgar algo de lo que se me había confiado. Escondí tu talento en un lugar seguro en la tierra; aquí está; ahora tienes lo que es tuyo.` Pero su señor respondió: ‘Eres un administrador indolente y perezoso. Confiesas con tus propias palabras que sabías que yo te exigiría una rendición de cuentas con unos beneficios razonables, como las que me han rendido hoy tus diligentes compañeros. Por lo tanto, sabiendo esto, al menos deberías haber entregado mi dinero a los banqueros para que, a mi regreso, pudiera recibir lo que es mío más los intereses.` Entonces este señor dijo al administrador principal: ‘Quítale ese único talento a este servidor inútil y dáselo al que tiene diez talentos.`
176:3.5 (1917.1) «A todo el que tiene, se le dará más y poseerá en abundancia; pero a aquel que no tiene, incluso lo que tiene se le quitará. No podéis permanecer inmóviles en los asuntos del reino eterno. Mi Padre exige que todos sus hijos crezcan en la gracia y en el conocimiento de la verdad. Vosotros, que conocéis estas verdades, debéis producir cada vez más frutos del espíritu y manifestar una devoción creciente al servicio desinteresado de vuestros compañeros servidores. Y recordad que, en la medida en que ayudáis al más humilde de mis hermanos, ese servicio me lo habréis hecho a mí.
176:3.6 (1917.2) «Así es como deberíais ocuparos de los asuntos del Padre, ahora y en el futuro, e incluso para siempre. Continuad hasta que yo regrese. Haced fielmente lo que se os ha confiado, y así estaréis preparados para la rendición de cuentas que acompaña a la muerte. Habiendo vivido así para la gloria del Padre y la satisfacción del Hijo, entraréis con alegría y un placer extremo al servicio eterno del reino perpetuo.»
176:3.7 (1917.3) La verdad es viviente; el Espíritu de la Verdad siempre está conduciendo a los hijos de la luz a unos nuevos dominios de realidad espiritual y de servicio divino. La verdad no se os da para que la cristalicéis en unas formas establecidas, seguras y veneradas. Vuestra revelación de la verdad debe ser tan realzada al pasar por vuestra experiencia personal, que ha de descubrir una nueva belleza y unos beneficios espirituales reales a todos aquellos que contemplan vuestros frutos espirituales, viéndose inducidos en consecuencia a glorificar al Padre que está en los cielos. Únicamente aquellos fieles servidores que crecen así en el conocimiento de la verdad, y que gracias a ello desarrollan la capacidad de apreciar divinamente las realidades espirituales, pueden esperar «compartir plenamente la alegría de su Señor”. Es triste ver a las generaciones sucesivas de seguidores declarados de Jesús, decir a propósito de su administración de la verdad divina: «Maestro, he aquí la verdad que nos confiaste hace cien o mil años. No hemos perdido nada; hemos conservado fielmente todo lo que nos diste; no hemos permitido que se haga ningún cambio en lo que nos enseñaste; aquí está la verdad que nos diste.» Pero este pretexto relativo a la indolencia espiritual no justificará, en presencia del Maestro, al administrador estéril de la verdad. El Maestro de la verdad os exigirá una rendición de cuentas de acuerdo con la verdad que os ha sido confiada.
176:3.8 (1918.1) En el mundo siguiente se os pedirá que deis cuenta de vuestros dones y de vuestras gestiones en este mundo. Que vuestros talentos inherentes sean pocos o muchos, será necesario enfrentarse a una rendición de cuentas justa y misericordiosa. Si los dones sólo se utilizan con fines egoístas y no se presta ninguna atención al deber superior de obtener una producción creciente de los frutos del espíritu, tal como éstos se manifiestan en el servicio a los hombres y en la adoración a Dios en constante expansión, esos administradores egoístas deben aceptar las consecuencias de su elección deliberada.
176:3.9 (1918.2) Cuánto se parece este servidor infiel provisto de un solo talento a todos los mortales egoístas, en el sentido de que acusó directamente a su señor de su propia pereza. Cuando un hombre se enfrenta con sus propios fracasos, ¡cuánta tendencia tiene a inculpar a los demás, con mucha frecuencia a quienes menos se lo merecen!
176:3.10 (1918.3) Aquella noche, cuando se retiraban para descansar, Jesús les dijo: «Habéis recibido gratuitamente; por eso deberíais dar gratuitamente la verdad del cielo, y al darla, esta verdad se multiplicará y mostrará la luz creciente de la gracia salvadora a medida que la prodiguéis.»
176:4.1 (1918.4) De todas las enseñanzas del Maestro, ninguna fase ha sido tan mal comprendida como su promesa de regresar algún día en persona a este mundo. No es de extrañar que Miguel estuviera interesado en regresar algún día al planeta donde había experimentado su séptima y última donación como mortal del reino. Es muy natural creer que Jesús de Nazaret, ahora gobernante soberano de un inmenso universo, esté interesado en regresar, no solamente una vez sino muchas veces, al mundo en el que vivió una vida tan excepcional y donde ganó finalmente para sí mismo el poder y la autoridad universales que el Padre le había otorgado de manera ilimitada. Urantia será eternamente una de las siete esferas de nacimiento de Miguel, en su proceso de ganar la soberanía de un universo.
176:4.2 (1918.5) Jesús declaró en numerosas ocasiones y a muchas personas su intención de regresar a este mundo. A medida que sus seguidores despertaban al hecho de que su Maestro no iba a ejercer su actividad como libertador temporal, y a medida que escuchaban sus predicciones sobre la destrucción de Jerusalén y la ruina de la nación judía, empezaron a asociar de la manera más natural su regreso prometido con estos acontecimientos catastróficos. Pero cuando los ejércitos romanos arrasaron los muros de Jerusalén, destruyeron el templo y dispersaron a los judíos de Judea, y el Maestro seguía sin revelarse con poder y gloria, sus seguidores empezaron a formular la creencia que acabó por asociar la segunda venida de Cristo con el final de la era, e incluso con el fin del mundo.
176:4.3 (1918.6) Jesús prometió hacer dos cosas después de haber ascendido hacia el Padre, y una vez que todos los poderes en el cielo y en la Tierra hubieran sido puestos entre sus manos. Primero, prometió enviar al mundo, en su lugar, a otro instructor, al Espíritu de la Verdad, y lo hizo el día de Pentecostés. Y segundo, prometió con toda seguridad a sus seguidores que algún día regresaría personalmente a este mundo. Pero no dijo cómo, dónde ni cuándo volvería a visitar este planeta donde había vivido su experiencia donadora en la carne. En una ocasión insinuó que, como los ojos de la carne lo habían contemplado mientras vivía aquí, a su regreso (al menos en una de sus posibles visitas) sólo sería percibido por el ojo de la fe espiritual.
176:4.4 (1919.1) Muchos de nosotros tienden a creer que Jesús regresará muchas veces a Urantia durante las eras por venir. No tenemos su promesa expresa de que hará estas múltiples visitas, pero parece muy probable que aquel que lleva entre sus títulos universales el de Príncipe Planetario de Urantia, visitará muchas veces el mundo cuya conquista le ha conferido este título tan excepcional.
176:4.5 (1919.2) Creemos firmemente que Miguel volverá en persona a Urantia, pero no tenemos la menor idea de cuándo o de qué manera elegirá hacerlo. Su segunda venida a la Tierra ¿se calculará para que ocurra en conexión con el juicio final de la era presente, con o sin la aparición concomitante de un Hijo Magistral? ¿Vendrá en conexión con el final de alguna era urantiana posterior? ¿Vendrá sin anunciarse y como un acontecimiento aislado? No lo sabemos. Sólo estamos seguros de una cosa, y es que cuando regrese, probablemente todo el mundo lo sabrá, porque deberá venir como jefe supremo de un universo, y no como el oscuro recién nacido de Belén. Pero si todos los ojos han de contemplarlo, y si sólo los ojos espirituales podrán discernir su presencia, entonces su venida deberá retrasarse durante mucho tiempo.
176:4.6 (1919.3) Por lo tanto, haríais bien en no asociar el regreso personal del Maestro a la Tierra con ningún acontecimiento previsto y con ninguna época determinada. Sólo estamos seguros de una cosa: Ha prometido que volverá. No tenemos ninguna idea de cuándo cumplirá esta promesa ni en relación con qué acontecimiento. Que nosotros sepamos, puede aparecer en la Tierra en cualquier momento, y puede no venir hasta que hayan pasado unas eras tras otras y hayan sido debidamente juzgadas por sus Hijos asociados del cuerpo Paradisiaco.
176:4.7 (1919.4) La segunda venida de Miguel a la Tierra es un acontecimiento con un enorme valor sentimental, tanto para los intermedios como para los humanos; pero por otra parte, no tiene una importancia inmediata para los intermedios ni más importancia práctica para los seres humanos que el acontecimiento común de la muerte natural, la cual precipita repentinamente al hombre mortal en la influencia inmediata de esa sucesión de acontecimientos universales que le conducen directamente a la presencia de este mismo Jesús, el gobernante soberano de nuestro universo. Todos los hijos de la luz están destinados a verlo, y no tiene ninguna importancia que nosotros vayamos hacia él o que se dé la circunstancia de que él venga primero hacia nosotros. Estad pues siempre dispuestos a acogerlo en la Tierra, tal como él está dispuesto a acogeros en el cielo. Esperamos con confianza su gloriosa aparición, e incluso sus repetidas visitas, pero ignoramos por completo cuándo, cómo, o en relación con qué acontecimiento está destinado a aparecer.
El libro de Urantia
Documento 177
177:0.1 (1920.1) CUANDO la tarea de enseñar al pueblo no les apremiaba, Jesús y sus apóstoles tenían la costumbre de descansar de sus trabajos todos los miércoles. Este miércoles en particular tomaron el desayuno un poco más tarde que de costumbre, y el campamento estaba impregnado de un silencio de mal agüero; se dijeron muy pocas palabras durante la primera mitad de esta comida matutina. Por fin, Jesús habló: «Deseo que descanséis hoy. Dedicad tiempo para reflexionar sobre todo lo que ha sucedido desde que llegamos a Jerusalén, y para meditar en lo que se avecina, de todo lo cual os he informado claramente. Aseguraos de que la verdad permanece en vuestra vida, y de que crecéis diariamente en la gracia.»
177:0.2 (1920.2) Después del desayuno, el Maestro informó a Andrés que tenía la intención de ausentarse durante todo el día, y sugirió que se autorizara a los apóstoles para que pasaran el tiempo según sus propios deseos, excepto que no debían, en ninguna circunstancia, atravesar las puertas de Jerusalén.
177:0.3 (1920.3) Cuando Jesús se preparó para partir solo hacia las colinas, David Zebedeo se le acercó diciendo: «Maestro, sabes bien que los fariseos y los dirigentes intentan destruirte, y sin embargo te preparas para salir solo hacia las colinas. Eso es una locura; por ello, enviaré a tres hombres contigo, bien preparados para que vigilen que no te suceda nada malo.» Jesús miró a los tres galileos robustos y bien armados, y dijo a David: «Tu intención es buena, pero te equivocas en el sentido de que no logras comprender que el Hijo del Hombre no necesita a nadie que lo defienda. Nadie me pondrá la mano encima hasta el momento en que esté preparado para abandonar mi vida de acuerdo con la voluntad de mi Padre. Estos hombres no pueden acompañarme. Deseo ir solo, para poder comulgar con el Padre.»
177:0.4 (1920.4) Al escuchar estas palabras, David y sus guardianes armados se retiraron; pero mientras Jesús partía solo, Juan Marcos se adelantó con una pequeña cesta que contenía alimentos y agua, y sugirió que si Jesús tenía la intención de estar fuera todo el día, podría tener hambre. El Maestro le sonrió a Juan y bajó la mano para coger la cesta.
177:1.1 (1920.5) Cuando Jesús estaba a punto de coger la cesta del almuerzo de las manos de Juan, el joven se aventuró a decir: «Pero, Maestro, quizás dejes la cesta en el suelo mientras te alejas para orar y te vayas sin ella. Además, si te acompaño para llevar el almuerzo, estarás más libre para adorar, y permaneceré callado con toda seguridad. No haré ninguna pregunta, y me quedaré con la cesta cuando te apartes para orar a solas.»
177:1.2 (1920.6) Mientras daba este discurso, cuya temeridad sorprendió a algunos oyentes que se encontraban cerca, Juan tuvo la audacia de retener la cesta. Allí estaban los dos, Juan y Jesús, agarrados a la cesta. Enseguida el Maestro la soltó, bajó la mirada hacia el muchacho, y le dijo: «Puesto que anhelas acompañarme con todo tu corazón, no te será negado. Nos marcharemos juntos y tendremos una buena conversación. Podrás hacerme todas las preguntas que surjan en tu corazón, y nos confortaremos y nos consolaremos mutuamente. Puedes empezar llevando el almuerzo, y cuando te canses, te ayudaré. Sígueme pues.»
177:1.3 (1921.1) Aquella noche, Jesús no regresó al campamento hasta después de la puesta del Sol. El Maestro pasó este último día de tranquilidad en la Tierra charlando con este joven hambriento de verdad, y hablando con su Padre Paradisiaco. Este acontecimiento se conoce en las alturas como «el día que un joven pasó con Dios en las colinas». Este suceso ejemplifica para siempre la buena voluntad del Creador para fraternizar con la criatura. Hasta un adolescente, si el deseo de su corazón es realmente supremo, puede atraer la atención y disfrutar de la compañía amorosa del Dios de un universo, experimentar realmente el éxtasis inolvidable de estar a solas con Dios en las colinas, y todo ello durante un día entero. Y ésta fue la extraordinaria experiencia de Juan Marcos durante este miércoles en las colinas de Judea.
177:1.4 (1921.2) Jesús charló mucho con Juan, y habló libremente sobre los asuntos de este mundo y del siguiente. Juan le dijo a Jesús que lamentaba mucho no haber tenido la edad suficiente para ser uno de los apóstoles, y expresó su gran reconocimiento porque se le había permitido seguir al grupo apostólico desde su primera predicación en el vado del Jordán cerca de Jericó, a excepción del viaje a Fenicia. Jesús le advirtió al joven que no se desanimara por los acontecimientos inminentes, y le aseguró que viviría para convertirse en un poderoso mensajero del reino.
177:1.5 (1921.3) Juan Marcos estaba emocionado por el recuerdo de este día con Jesús en las colinas, pero nunca olvidó la recomendación final del Maestro. Cuando estaban a punto de regresar al campamento de Getsemaní, Jesús le dijo: «Bien, Juan, hemos tenido una buena conversación, un verdadero día de descanso, pero procura no contarle a nadie las cosas que te he dicho.» Y Juan Marcos nunca reveló nada de lo que había sucedido este día que pasó con Jesús en las colinas.
177:1.6 (1921.4) Durante las pocas horas que le quedaban a Jesús por vivir en la Tierra, Juan Marcos nunca dejó que el Maestro estuviera lejos de su vista durante mucho tiempo. El muchacho siempre estaba oculto cerca de él; sólo durmió cuando Jesús dormía.
177:2.1 (1921.5) En el transcurso de las conversaciones de este día con Juan Marcos, Jesús pasó bastante tiempo comparando sus experiencias de la infancia y de la adolescencia. Aunque los padres de Juan poseían más bienes terrenales que los padres de Jesús, habían tenido en su niñez muchas experiencias muy similares. Jesús dijo muchas cosas que ayudaron a Juan a comprender mejor a sus padres y a otros miembros de su familia. Cuando el muchacho le preguntó al Maestro cómo podía saber que se convertiría en un «poderoso mensajero del reino», Jesús dijo:
177:2.2 (1921.6) «Sé que te mostrarás fiel al evangelio del reino, porque puedo contar con la fe y el amor que tienes ahora, ya que estas cualidades están basadas en una educación tan temprana como la que has recibido en el hogar. Eres el producto de un hogar donde los padres se tienen un afecto mutuo y sincero, por lo que no has sido amado con exceso como para exaltar perjudicialmente tu concepto de tu propia importancia. Tu personalidad tampoco ha sufrido una deformación a consecuencia de unas maniobras sin amor efectuadas por tus padres, enfrentados el uno contra el otro para ganar tu confianza y tu lealtad. Has disfrutado de ese amor parental que asegura una loable confianza en sí mismo y que fomenta unos sentimientos normales de seguridad. Pero también has tenido la suerte de que tus padres poseyeran sabiduría al mismo tiempo que amor; fue la sabiduría la que les condujo a negarte la mayoría de las satisfacciones y de los múltiples lujos que se pueden comprar con la riqueza; te enviaron a la escuela de la sinagoga con tus compañeros de juego de la vecindad, y también te animaron a aprender la manera de vivir en este mundo permitiéndote efectuar una experiencia original. Viniste con tu joven amigo Amós al Jordán, donde nosotros predicábamos y los discípulos de Juan bautizaban. Los dos deseabais acompañarnos. Cuando regresasteis a Jerusalén, tus padres dieron su consentimiento; los padres de Amós se negaron; amaban tanto a su hijo que le negaron la experiencia bendita que tú has tenido, incluida la que hoy estás disfrutando. Amós podría haberse escapado de su casa para unirse a nosotros, pero si lo hubiera hecho, habría herido el amor y sacrificado la fidelidad. Aunque esta conducta hubiera sido sabia, hubiera pagado un precio terrible por la experiencia, la independencia y la libertad. Los padres sabios, como los tuyos, procuran que sus hijos no tengan que herir el amor o ahogar la fidelidad para desarrollar su independencia y disfrutar de una libertad vigorizante cuando han llegado a tu edad.
177:2.3 (1922.1) «El amor, Juan, es la realidad suprema del universo cuando es otorgado por unos seres infinitamente sabios, pero presenta un rasgo peligroso y a veces semiegoísta tal como es manifestado en la experiencia de los padres mortales. Cuando te cases y tengas que criar tus propios hijos, asegúrate de que tu amor esté aconsejado por la sabiduría y guiado por la inteligencia.
177:2.4 (1922.2) «Tu joven amigo Amós cree en este evangelio del reino tanto como tú, pero no puedo contar plenamente con él; no estoy seguro de lo que va a hacer en los años venideros. Su infancia en el hogar no se desarrolló como para producir una persona enteramente digna de confianza. Amós se parece demasiado a uno de mis apóstoles que no pudo disfrutar de una educación familiar normal, amorosa y sabia. Toda tu vida futura será más feliz y digna de confianza porque pasaste tus primeros ocho años en un hogar normal y bien regulado. Posees un carácter fuerte y bien integrado porque creciste en un hogar donde prevalecía el amor y reinaba la sabiduría. Este tipo de formación durante la infancia produce un tipo de fidelidad que me asegura que continuarás en el camino que has empezado.»
177:2.5 (1922.3) Durante más de una hora, Jesús y Juan continuaron esta conversación sobre la vida familiar. El Maestro siguió explicándole a Juan que un niño depende totalmente de sus padres y de la vida asociada en el hogar para formarse sus primeros conceptos sobre todas las cosas intelectuales, sociales, morales e incluso espirituales, puesto que la familia representa para el niño pequeño todo lo que puede conocer al principio sobre las relaciones humanas o divinas. El niño debe obtener, de los cuidados de su madre, sus primeras impresiones sobre el universo; depende totalmente de su padre terrenal para sus primeras ideas sobre el Padre celestial. La vida mental y emocional de los primeros años, condicionada por estas relaciones sociales y espirituales del hogar, determina si la vida posterior del niño será feliz o infeliz, fácil o difícil. Toda la vida de un ser humano está enormemente influida por lo que sucede durante los primeros años de la existencia.
177:2.6 (1922.4) Creemos sinceramente que el evangelio contenido en las enseñanzas de Jesús, basado como lo está en la relación entre padre e hijo, difícilmente podrá disfrutar de una aceptación mundial hasta el momento en que la vida familiar de los pueblos modernos civilizados contenga más amor y más sabiduría. A pesar de que los padres del siglo veinte poseen un gran conocimiento y una mayor verdad para mejorar el hogar y ennoblecer la vida familiar, sigue siendo un hecho que para educar a los niños y a las niñas, muy pocos hogares modernos son tan buenos como el hogar de Jesús en Galilea y el de Juan Marcos en Judea; sin embargo, la aceptación del evangelio de Jesús tendrá como resultado una mejora inmediata de la vida familiar. La vida de amor de un hogar sabio y la devoción fiel a la verdadera religión ejercen una profunda influencia recíproca. Una vida hogareña así realza la religión, y la auténtica religión siempre glorifica el hogar.
177:2.7 (1923.1) Es verdad que muchas influencias censurables atrofiadas y otras características restrictivas de estos antiguos hogares judíos han sido prácticamente eliminadas de muchos hogares modernos mejor organizados. Existe en verdad más independencia espontánea y mucha más libertad personal, pero esta libertad no está refrenada por el amor, motivada por la fidelidad, ni dirigida por la disciplina inteligente de la sabiduría. Mientras enseñemos al niño a rezar «Padre nuestro que estás en los cielos», todos los padres terrenales tendrán la inmensa responsabilidad de vivir y ordenar sus hogares de tal manera que la palabra padre quede guardada dignamente en la mente y en el corazón de todos los niños que crecen.
177:3.1 (1923.2) Los apóstoles pasaron la mayor parte de este día caminando por el Monte de los Olivos y conversando con los discípulos que acampaban con ellos, pero al principio de la tarde sintieron el vivo deseo de ver regresar a Jesús. A medida que pasaba el día, se inquietaron cada vez más por su seguridad; se sentían inexpresablemente solos sin él. Durante todo el día estuvieron discutiendo sobre si deberían haberle permitido al Maestro partir solo hacia las colinas, acompañado solamente por el muchacho de los recados. Aunque nadie expresaba abiertamente sus pensamientos, no había ninguno de ellos, salvo Judas Iscariote, que no hubiera deseado estar en el lugar de Juan Marcos.
177:3.2 (1923.3) Fue hacia mediados de la tarde cuando Natanael dio su discurso sobre el «Deseo supremo» a una media docena de apóstoles y a un número igual de discípulos, concluyendo de la manera siguiente: «En lo que estamos equivocados la mayoría de nosotros es en que somos poco entusiastas. No amamos al Maestro como él nos ama. Si todos hubiéramos querido ir con él tanto como Juan Marcos lo deseaba, seguramente nos hubiera llevado a todos. Nos quedamos mirando mientras el muchacho se acercaba al Maestro y le ofrecía la cesta, pero cuando el Maestro la cogió, el muchacho no la soltó. Por eso el Maestro nos dejó aquí mientras partía hacia las colinas con la cesta, el niño y todo.»
177:3.3 (1923.4) Hacia las cuatro, unos corredores llegaron hasta David Zebedeo trayéndole un mensaje de su madre en Betsaida y de la madre de Jesús. Varios días antes, David había llegado a la conclusión de que los jefes de los sacerdotes y los dirigentes iban a matar a Jesús. David sabía que estaban decididos a destruir al Maestro, y estaba casi convencido de que Jesús no ejercería su poder divino para salvarse, ni permitiría que sus seguidores emplearan la fuerza para defenderlo. Habiendo llegado a estas conclusiones, no tardó en enviar un mensajero a su madre, instándola a que viniera enseguida a Jerusalén y que trajera a María, la madre de Jesús, y a todos los miembros de su familia.
177:3.4 (1923.5) La madre de David hizo lo que su hijo le pedía, y los corredores regresaron ahora hasta David trayendo la noticia de que su madre y toda la familia de Jesús estaban de camino hacia Jerusalén, y que llegarían tarde en cualquier momento del día siguiente, o muy temprano la mañana después. Puesto que David había hecho esto por su propia iniciativa, pensó que sería prudente guardarse esta información para sí mismo. Por lo tanto, no le dijo a nadie que la familia de Jesús estaba de camino hacia Jerusalén.
177:3.5 (1924.1) Poco después del mediodía, más de veinte de los griegos que se habían encontrado con Jesús y los doce en la casa de José de Arimatea llegaron al campamento, y Pedro y Juan pasaron varias horas conversando con ellos. Estos griegos, o al menos algunos de ellos, tenían un buen conocimiento del reino, pues habían sido instruidos por Rodán en Alejandría.
177:3.6 (1924.2) Aquella noche, después de regresar al campamento, Jesús conversó con los griegos, y habría ordenado a estos veinte hombres tal como había hecho con los setenta si no hubiera sido porque esta acción habría perturbado profundamente a sus apóstoles y a muchos de sus discípulos principales.
177:3.7 (1924.3) Mientras todo esto sucedía en el campamento, en Jerusalén los jefes de los sacerdotes y los ancianos estaban sorprendidos de que Jesús no regresara para dirigir la palabra a las multitudes. Es verdad que el día anterior había dicho, al abandonar el templo: «Os dejo vuestra casa desolada». Pero no podían comprender por qué estaba dispuesto a renunciar a la gran ventaja que había conseguido con la actitud amistosa de las multitudes. Aunque temían que produjera un tumulto en el pueblo, las últimas palabras del Maestro a la multitud habían sido una exhortación a que se conformaran, de todas las maneras razonables, a la autoridad de aquellos «que estaban sentados en el puesto de Moisés». Pero aquel día estaban muy ocupados en la ciudad, preparándose simultáneamente para la Pascua y para perfeccionar sus planes de destruir a Jesús.
177:3.8 (1924.4) Al campamento no acudió mucha gente, porque su ubicación se había mantenido como un secreto bien guardado por todos los que sabían que Jesús contaba con quedarse allí en lugar de dirigirse todas las noches a Betania.
177:4.1 (1924.5) Poco después de que Jesús y Juan Marcos dejaran el campamento, Judas Iscariote desapareció del grupo de sus hermanos y no regresó hasta el final de la tarde. A pesar de la recomendación expresa de su Maestro de que no entraran en Jerusalén, este apóstol confundido y descontento se dirigió apresuradamente a su cita con los enemigos de Jesús, en la casa del sumo sacerdote Caifás. Se trataba de una reunión informal del sanedrín, fijada para poco después de las diez de aquella mañana. Esta reunión se había convocado para discutir la naturaleza de las acusaciones que se iban a presentar contra Jesús, y decidir el procedimiento a seguir para llevarlo ante las autoridades romanas a fin de conseguir la confirmación civil necesaria para la sentencia de muerte que ya habían decretado.
177:4.2 (1924.6) El día anterior, Judas había revelado a algunos de sus parientes, y a ciertos amigos saduceos de la familia de su padre, que había llegado a la conclusión de que, aunque Jesús era un soñador y un idealista bien intencionado, no era el libertador esperado de Israel. Judas declaró que le gustaría mucho encontrar una manera airosa de retirarse de todo el movimiento. Sus amigos le aseguraron halagadoramente que su retirada sería saludada por los dirigentes judíos como un gran acontecimiento, y que podría lograr cualquier cosa. Le indujeron a creer que recibiría inmediatamente grandes honores del sanedrín, y que por fin se encontraría en condiciones de borrar el estigma de su «asociación bien intencionada, aunque desafortunada, con unos galileos ignorantes.»
177:4.3 (1924.7) Judas no podía creer del todo que las grandes obras del Maestro habían sido realizadas por el poder del príncipe de los demonios, pero ahora estaba plenamente convencido de que Jesús no ejercería su poder para engrandecerse; al final se había convencido de que Jesús se dejaría destruir por los dirigentes judíos, y no podía soportar la idea humillante de ser identificado con un movimiento condenado al fracaso. Se negaba a considerar la idea de un fracaso aparente. Comprendía plenamente el carácter firme de su Maestro y la agudeza de su mente majestuosa y misericordiosa, pero sin embargo le causaba placer aceptar, aunque fuera parcialmente, la sugerencia de uno de sus parientes de que Jesús, aunque fuera un fanático bien intencionado, es probable que no estuviera realmente bien de la cabeza; que siempre había parecido ser una persona extraña y mal comprendida.
177:4.4 (1925.1) Y ahora más que nunca, Judas empezó a sentir un extraño resentimiento porque Jesús nunca le había asignado una posición más honorífica. Durante todo este tiempo había apreciado el honor de ser el tesorero apostólico, pero ahora empezaba a sentir que no era apreciado, que sus capacidades no eran reconocidas. Repentinamente se sintió dominado por la indignación porque Pedro, Santiago y Juan habían sido honrados con una asociación estrecha con Jesús, y en aquel momento, mientras se dirigía a la casa del sumo sacerdote, estaba más resuelto a desquitarse de Pedro, Santiago y Juan que a preocuparse por la idea de traicionar a Jesús. Pero por encima de todo, en aquel preciso momento, una nueva idea dominante empezó a ocupar el primer lugar en su mente consciente: Se había puesto en marcha para conseguir honores para sí mismo, y si podía asegurárselos al mismo tiempo que se desquitaba de los que habían contribuido a la mayor desilusión de su vida, mucho mejor. Cayó presa de una terrible confabulación de confusión, orgullo, desesperación y resolución. Así pues, debe quedar claro que no era por dinero por lo que Judas se dirigía en aquel momento hacia la casa de Caifás para preparar la traición a Jesús.
177:4.5 (1925.2) Mientras Judas se acercaba a la casa de Caifás, tomó la decisión definitiva de abandonar a Jesús y a sus compañeros apóstoles; habiendo decidido dejar así la causa del reino de los cielos, estaba resuelto a asegurarse para sí mismo el máximo de honor y de gloria que había esperado recibir algún día, cuando se identificó por primera vez con Jesús y el nuevo evangelio del reino. Todos los apóstoles habían compartido alguna vez esta ambición con Judas, pero a medida que pasaba el tiempo habían aprendido a admirar la verdad y a amar a Jesús, al menos más que Judas.
177:4.6 (1925.3) El traidor fue presentado a Caifás y a los dirigentes judíos por su primo. Éste explicó que Judas había descubierto el error que había cometido al dejarse engañar por la sutil enseñanza de Jesús, y había llegado a un punto en que deseaba renunciar pública y oficialmente a su asociación con el galileo; al mismo tiempo, pedía que se le restableciera en la confianza y la hermandad de sus hermanos judeos. El portavoz de Judas continuó explicando que Judas reconocía que sería mejor, para la paz de Israel, que Jesús fuera arrestado. Como demostración de su pesar por haber participado en este movimiento erróneo, y como prueba de la sinceridad de su presente regreso a las enseñanzas de Moisés, había venido para ofrecerse al sanedrín como alguien que podía colaborar con el capitán que tenía la orden de arrestar a Jesús, para que éste pudiera ser detenido discretamente, evitando así el peligro de excitar a las multitudes, o la necesidad de retrasar su arresto hasta después de la Pascua.
177:4.7 (1925.4) Cuando hubo terminado de hablar, el primo presentó a Judas, el cual se acercó al sumo sacerdote, y dijo: «Haré todo lo que mi primo ha prometido, pero ¿qué estáis dispuestos a darme por este servicio?» Judas no pareció percibir la expresión de desdén, e incluso de disgusto, que cruzó por el rostro del insensible y vanidoso Caifás; el corazón de Judas estaba demasiado centrado en su propia glorificación y en el anhelo de satisfacer la exaltación de su ego.
177:4.8 (1926.1) Caifás bajó entonces la mirada hacia el traidor mientras decía: «Judas, ve a ver al capitán de la guardia y ponte de acuerdo con ese oficial para traernos a tu Maestro esta noche o mañana por la noche. Y cuando nos lo hayas entregado, recibirás tu recompensa por este servicio.» Cuando Judas escuchó esto, se retiró de la presencia de los sacerdotes y dirigentes principales, y fue a consultar con el capitán de los guardias del templo sobre la manera en que debían apresar a Jesús. Judas sabía que Jesús estaba entonces ausente del campamento, y no tenía ni idea de la hora en que volvería aquella noche, por lo que acordaron detener a Jesús a la noche siguiente (jueves), después de que el pueblo de Jerusalén y todos los peregrinos visitantes se hubieran retirado a descansar.
177:4.9 (1926.2) Judas regresó al campamento con sus compañeros, embriagado con unas ideas de grandeza y de gloria como no había tenido desde hacía mucho tiempo. Se había enrolado con Jesús esperando convertirse algún día en un gran hombre en el nuevo reino, y al final se había dado cuenta de que no habría ningún nuevo reino tal como él lo había esperado. Pero se regocijaba por ser lo bastante sagaz como para canjear la decepción de no conseguir la gloria en el nuevo reino esperado por la obtención inmediata de honores y recompensas en el viejo orden de cosas; ahora creía que este viejo orden sobreviviría, y estaba seguro de que destruiría a Jesús y a todo lo que él representaba. En el móvil final de su intención consciente, la traición de Judas a Jesús fue el acto cobarde de un desertor egoísta cuya única preocupación era su propia seguridad y su glorificación, cualquiera que fueran los resultados de su conducta para su Maestro y sus antiguos compañeros.
177:4.10 (1926.3) Pero siempre había sido así. Hacía mucho tiempo que Judas alimentaba esta conciencia deliberada, persistente, egoísta y vengativa de construir progresivamente en su mente, y de albergar en su corazón, estos deseos odiosos y malvados de venganza y deslealtad. Jesús amaba y confiaba en Judas tal como amaba y confiaba en los otros apóstoles, pero Judas no logró desarrollar a cambio una confianza leal ni experimentar un amor sincero. ¡Cuán peligrosa puede ser la ambición cuando está enteramente unida al egoísmo y motivada de manera suprema por la venganza sombría tanto tiempo reprimida! Qué aplastante es la decepción en la vida de aquellas personas necias que fijan sus miras en los atractivos oscuros y evanescentes del tiempo, y se vuelven ciegas a los logros superiores y más reales de las conquistas perpetuas de los mundos eternos de los valores divinos y de las verdaderas realidades espirituales. Judas ansiaba en su mente los honores mundanos y llegó a amar este deseo con todo su corazón; los otros apóstoles también ansiaban en su mente estos mismos honores mundanos, pero amaban a Jesús con el corazón y hacían todo lo posible por aprender a amar las verdades que él les enseñaba.
177:4.11 (1926.4) Judas no se daba cuenta de ello en este momento, pero había criticado subconscientemente a Jesús desde que Juan el Bautista había sido decapitado por Herodes. En lo más profundo de su corazón, a Judas siempre le había indignado el hecho de que Jesús no salvara a Juan. No debéis olvidar que Judas había sido discípulo de Juan antes de convertirse en seguidor de Jesús. Toda esta acumulación de resentimiento humano y de amarga decepción que Judas había conservado en su alma con atuendos de odio, se encontraba ahora bien organizada en su mente subconsciente, lista para brotar y sumergirlo en cuanto se atreviera a separarse de la influencia protectora de sus hermanos, exponiéndose al mismo tiempo a las hábiles insinuaciones y a las burlas sutiles de los enemigos de Jesús. Cada vez que Judas permitía que sus esperanzas se elevaran muy alto, y Jesús decía o hacía algo que las hacía añicos, siempre quedaba en el corazón de Judas una cicatriz de amargo resentimiento; y a medida que estas cicatrices se multiplicaron, aquel corazón herido con tanta frecuencia perdió enseguida todo afecto real por aquel que había infligido esta experiencia desagradable a una personalidad bien intencionada, pero cobarde y egocéntrica. Judas no se daba cuenta de ello, pero era un cobarde. En consecuencia, siempre tenía la tendencia de atribuir a la cobardía de Jesús los móviles que le llevaron con tanta frecuencia a no coger el poder o la gloria cuando estaban en apariencia fácilmente a su alcance. Y todo hombre mortal sabe muy bien que el amor, aunque al principio haya sido sincero, puede convertirse finalmente en un odio real a causa de las decepciones, los celos y un resentimiento constante.
177:4.12 (1927.1) Los jefes de los sacerdotes y los ancianos pudieron por fin respirar tranquilamente durante algunas horas. No tendrían que arrestar a Jesús en público, y los servicios de Judas como aliado traidor les aseguraba que Jesús no se escaparía de su jurisdicción como lo había hecho tantas veces en el pasado.
177:5.1 (1927.2) Puesto que era miércoles, aquella noche en el campamento fueron horas de reunión social. El Maestro intentó animar a sus apóstoles abatidos, pero era casi imposible. Todos empezaban a darse cuenta de que se acercaban unos acontecimientos desconcertantes y abrumadores. No podían estar alegres, ni siquiera cuando el Maestro recordó sus años de asociación afectuosa y llena de acontecimientos. Jesús se interesó cuidadosamente por las familias de todos los apóstoles y, mirando a David Zebedeo, preguntó si alguien tenía noticias recientes de su madre, de su hermana menor o de otros miembros de su familia. David bajó la mirada hacia sus pies; tenía miedo de responder.
177:5.2 (1927.3) Ésta fue la ocasión en que Jesús advirtió a sus seguidores que desconfiaran del apoyo de la multitud. Recordó sus experiencias en Galilea, cuando las grandes muchedumbres los habían seguido con entusiasmo una y otra vez, y luego se habían predispuesto contra ellos con el mismo ardor, para volver a sus creencias y maneras de vivir anteriores. Luego dijo: «Así pues, no os dejéis engañar por las grandes muchedumbres que nos escucharon en el templo y que parecían creer en nuestras enseñanzas. Esas multitudes escuchan la verdad y la creen superficialmente con su mente, pero pocos de ellos dejan que la palabra de la verdad se fije en su corazón con raíces vivientes. Cuando se presentan las dificultades reales, no se puede contar con el apoyo de aquellos que sólo conocen el evangelio en su mente, y no lo han experimentado en su corazón. Cuando los dirigentes de los judíos lleguen a un acuerdo para destruir al Hijo del Hombre, y golpeen al unísono, veréis que la multitud huirá aterrada o bien permanecerá allí asombrada en silencio, mientras esos dirigentes enloquecidos y ciegos conducen a la muerte a los instructores de la verdad evangélica. Luego, cuando la adversidad y las persecuciones caigan sobre vosotros, otros que creéis que aman la verdad también se dispersarán, y algunos renunciarán al evangelio y os abandonarán. Algunos que han estado muy cerca de nosotros ya han decidido desertar. Habéis descansado hoy como preparación para los acontecimientos inminentes. Vigilad pues, y orad para que mañana os podáis sentir fortalecidos para los días que se acercan.»
177:5.3 (1927.4) El ambiente del campamento estaba cargado de una tensión inexplicable. Unos mensajeros silenciosos iban y venían, comunicándose únicamente con David Zebedeo. Antes de que terminara la noche, algunos sabían que Lázaro había huido precipitadamente de Betania. Juan Marcos guardaba un silencio siniestro después de regresar al campamento, a pesar de haber pasado todo el día en compañía del Maestro. Todo esfuerzo por persuadirlo para que hablara sólo indicaba claramente que Jesús le había dicho que no hablara.
177:5.4 (1928.1) Incluso el buen humor y la sociabilidad poco común del Maestro asustó a los apóstoles. Todos sentían la clara proximidad del terrible aislamiento que estaba a punto de caer sobre ellos con una prontitud arrolladora y un terror ineludible. Sospechaban vagamente lo que iba a suceder, y ninguno se sentía preparado para enfrentarse a la prueba. El Maestro había estado ausente todo el día, y lo habían echado enormemente de menos.
177:5.5 (1928.2) Este miércoles por la noche marcó el punto más bajo del estado espiritual de los apóstoles hasta el momento mismo de la muerte del Maestro. Aunque el día siguiente era un día que les acercaba más al viernes trágico, al menos él todavía estaba con ellos, y pudieron pasar esas horas de inquietud más airosamente.
177:5.6 (1928.3) Jesús sabía que ésta sería la última noche que podría dormir tranquilo con la familia que había elegido en la Tierra; un poco antes de la medianoche, los despidió diciendo: «Id a dormir, hermanos míos, y que la paz sea con vosotros hasta que nos levantemos mañana, un día más para hacer la voluntad del Padre y experimentar la alegría de saber que somos sus hijos.»
El libro de Urantia
Documento 178
178:0.1 (1929.1) JESÚS pensaba pasar este jueves, su último día de libertad en la Tierra como Hijo divino encarnado, con sus apóstoles y algunos discípulos leales y fervientes. Poco después de la hora del desayuno de esta hermosa mañana, el Maestro los condujo a un lugar apartado, a poca distancia por encima de su campamento, y allí les enseñó muchas nuevas verdades. Aunque Jesús pronunció otros discursos a los apóstoles durante las primeras horas de la noche de este día, esta charla del jueves por la mañana fue su alocución de despedida al grupo del campamento compuesto por los apóstoles y los discípulos escogidos, tanto judíos como gentiles. Los doce estaban todos presentes, salvo Judas. Pedro y varios apóstoles mencionaron su ausencia, y algunos pensaron que Jesús lo había enviado a la ciudad para ocuparse de algún asunto, probablemente para arreglar los detalles de su próxima celebración de la Pascua. Judas no regresó al campamento hasta media tarde, poco antes de que Jesús condujera a los doce a Jerusalén para compartir la Última Cena.
178:1.1 (1929.2) Jesús habló durante casi dos horas a unos cincuenta seguidores suyos de confianza, y respondió a una veintena de preguntas sobre la relación entre el reino de los cielos y los reinos de este mundo, sobre la relación entre la filiación con Dios y la ciudadanía en los gobiernos terrenales. Esta disertación, así como sus respuestas a las preguntas, se pueden resumir y exponer en lenguaje moderno de la manera siguiente:
178:1.2 (1929.3) Los reinos de este mundo, como son materiales, a menudo pueden juzgar necesario emplear la fuerza física para hacer cumplir sus leyes y mantener el orden. En el reino de los cielos, los verdaderos creyentes no recurrirán al empleo de la fuerza física. El reino de los cielos es una fraternidad espiritual de los hijos de Dios nacidos del espíritu, y sólo se puede promulgar por el poder del espíritu. Esta diferencia de procedimiento se refiere a las relaciones entre el reino de los creyentes y los reinos de los gobiernos laicos, y no anula el derecho que tienen los grupos sociales de creyentes a mantener el orden en sus filas y a administrar la disciplina a sus miembros ingobernables e indignos.
178:1.3 (1929.4) No hay nada que sea incompatible entre la filiación en el reino espiritual y la ciudadanía en un gobierno laico o civil. El creyente tiene el deber de dar al César las cosas que son del César, y a Dios las cosas que son de Dios. No puede haber discrepancia entre estas dos exigencias, pues una es material y la otra espiritual, a menos que un César se atreva a usurpar las prerrogativas de Dios y exija que se le rinda un homenaje espiritual y un culto supremo. En ese caso, sólo adoraréis a Dios y trataréis al mismo tiempo de iluminar a esos dirigentes terrenales equivocados, conduciéndolos de esta manera a reconocer también al Padre que está en los cielos. No rendiréis culto espiritual a los dirigentes terrenales; tampoco emplearéis la fuerza física de los gobiernos terrestres, cuyos jefes puedan volverse creyentes algún día, en la tarea de promover la misión del reino espiritual.
178:1.4 (1930.1) Desde el punto de vista de una civilización que progresa, la filiación en el reino debería ayudaros a convertiros en los ciudadanos ideales de los reinos de este mundo, puesto que la fraternidad y el servicio son las piedras angulares del evangelio del reino. La llamada al amor del reino espiritual debería llegar a ser el destructor efectivo de la incitación al odio de los ciudadanos incrédulos y belicosos de los reinos terrestres. Pero esos hijos materialistas, que se hallan en las tinieblas, nunca sabrán nada de vuestra luz espiritual de la verdad a menos que os acerquéis mucho a ellos con ese servicio social desinteresado que es el resultado natural de producir los frutos del espíritu en la experiencia de la vida de cada creyente individual.
178:1.5 (1930.2) Como hombres mortales y materiales, sois en verdad los ciudadanos de los reinos terrestres, y deberíais ser buenos ciudadanos, mucho mejores por haberos convertido en los hijos renacidos de espíritu del reino celestial. Como hijos iluminados por la fe y liberados por el espíritu del reino de los cielos, os enfrentáis con la doble responsabilidad del deber hacia los hombres y del deber hacia Dios, mientras que asumís voluntariamente una tercera obligación sagrada: el servicio a la fraternidad de los creyentes que conocen a Dios.
178:1.6 (1930.3) No es lícito que adoréis a vuestros gobernantes temporales, y no deberíais emplear el poder temporal para hacer progresar el reino espiritual; pero deberíais manifestar por igual, a los creyentes y a los incrédulos, el ministerio equitativo del servicio amoroso. El poderoso Espíritu de la Verdad reside en el evangelio del reino, y pronto derramaré este mismo espíritu sobre todo el género humano. Los frutos del espíritu, vuestro servicio sincero y amoroso, son la poderosa palanca social que eleva a las razas que están en las tinieblas, y este Espíritu de la Verdad se convertirá en el punto de apoyo que multiplicará vuestro poder.
178:1.7 (1930.4) Mostrad sabiduría y manifestad sagacidad en vuestras relaciones con los gobernantes civiles incrédulos. Con vuestra prudencia, mostrad que sois expertos en allanar los desacuerdos menores y en ajustar los pequeños malentendidos. De todas las maneras posibles — en todas las cosas, salvo en vuestra lealtad espiritual a los gobernantes del universo — tratad de vivir en paz con todos los hombres. Sed siempre tan prudentes como las serpientes, pero tan inofensivos como las palomas.
178:1.8 (1930.5) Deberíais ser mucho mejores ciudadanos del gobierno laico como consecuencia de haberos convertido en los hijos iluminados del reino; de la misma manera, los jefes de los gobiernos terrestres dirigirán mucho mejor los asuntos civiles como consecuencia de creer en este evangelio del reino celestial. La actitud de servir desinteresadamente a los hombres y de adorar a Dios de manera inteligente debería hacer que todos los creyentes en el reino sean mejores ciudadanos del mundo, mientras que la actitud de ser un ciudadano honrado y de consagrarse sinceramente a sus deberes temporales debería ayudar a ese ciudadano a ser más receptivo a la llamada espiritual de la filiación en el reino celestial.
178:1.9 (1930.6) Mientras los jefes de los gobiernos terrestres intenten ejercer la autoridad de los dictadores religiosos, vosotros que creéis en este evangelio sólo podéis esperar dificultades, persecuciones e incluso la muerte. Pero la luz misma que aportáis al mundo, e incluso la manera misma en que sufriréis y moriréis por este evangelio del reino, iluminarán finalmente, por sí mismas, al mundo entero, y acabarán separando gradualmente la política de la religión. La continua predicación de este evangelio del reino traerá algún día, a todas las naciones, una liberación nueva e increíble, la independencia intelectual y la libertad religiosa.
178:1.10 (1931.1) Durante las persecuciones inminentes que sufriréis por parte de aquellos que odian este evangelio de alegría y de libertad, vosotros floreceréis y el reino prosperará. Pero correréis un grave peligro, en épocas posteriores, cuando la mayoría de la gente hable bien de los creyentes en el reino, y muchos que ocupan puestos importantes acepten nominalmente el evangelio del reino celestial. Aprended a ser fieles al reino, incluso en tiempos de paz y de prosperidad. No tentéis a los ángeles que os supervisan a conduciros por caminos turbulentos como disciplina amorosa destinada a salvar vuestra alma indolente.
178:1.11 (1931.2) Recordad que estáis encargados de predicar este evangelio del reino — el deseo supremo de hacer la voluntad del Padre, unido a la alegría suprema de comprender, por la fe, que sois hijos de Dios — y no debéis permitir que nada desvíe vuestra consagración a este único deber. Que toda la humanidad se beneficie del desbordamiento de vuestro afectuoso ministerio espiritual, de vuestra comunión intelectual iluminadora, y de vuestro servicio social edificante; pero no se debe permitir que ninguna de estas labores humanitarias, ni todas a la vez, reemplacen la proclamación del evangelio. Estos grandes servicios son los productos sociales secundarios de los ministerios y transformaciones aun más grandes y sublimes, forjados en el corazón del creyente en el reino por el Espíritu viviente de la Verdad y por la comprensión personal de que la fe de un hombre nacido del espíritu confiere la seguridad de una comunión viviente con el Dios eterno.
178:1.12 (1931.3) No debéis intentar promulgar la verdad ni establecer la rectitud mediante el poder de los gobiernos civiles o por medio de la promulgación de las leyes laicas. Siempre podéis esforzaros por persuadir la mente de los hombres, pero no debéis atreveros nunca a forzarlos. No debéis olvidar la gran ley de la equidad humana que os he enseñado de manera positiva: Todo aquello que queréis que los hombres hagan por vosotros, hacedlo por ellos.
178:1.13 (1931.4) Cuando un creyente en el reino es llamado a servir al gobierno civil, que preste ese servicio como ciudadano temporal de ese gobierno, aunque ese creyente debería mostrar en su servicio civil todas las características comunes de los ciudadanos tal como han sido realzadas por la iluminación espiritual de la asociación ennoblecedora de la mente del hombre mortal con el espíritu interior del Dios eterno. Si a un no creyente se le puede calificar de servidor civil superior, deberíais examinar seriamente si las raíces de la verdad que están en vuestro corazón no se han secado por falta del agua viva de la comunión espiritual combinada con el servicio social. La conciencia de la filiación con Dios debería vivificar toda la vida de servicio de cada hombre, de cada mujer y de cada niño que posee ese poderoso estimulante de todos los poderes inherentes a una personalidad humana.
178:1.14 (1931.5) No debéis ser unos místicos pasivos ni unos ascetas anodinos; no os convirtáis en unos soñadores ni en unos vagabundos, que confían pasivamente en una Providencia ficticia para que les proporcione hasta las necesidades de la vida. En verdad, debéis ser dulces en vuestras relaciones con los mortales equivocados, pacientes en vuestro trato con los ignorantes, e indulgentes cuando os provoquen; pero también debéis ser valientes en la defensa de la rectitud, poderosos en la promulgación de la verdad y dinámicos en la predicación de este evangelio del reino, incluso hasta los confines de la Tierra.
178:1.15 (1931.6) Este evangelio del reino es una verdad viviente. Os he dicho que se parece a la levadura en la masa, y al grano de la semilla de mostaza; y ahora os afirmo que se parece a la semilla del ser vivo, que sigue siendo la misma de generación en generación, pero que se desarrolla infaliblemente en nuevas manifestaciones, y crece de manera aceptable en canales que se adaptan de nuevo a las necesidades y condiciones particulares de cada generación sucesiva. La revelación que os he hecho es una revelación viva, y deseo que produzca los frutos apropiados en cada individuo y en cada generación, de acuerdo con las leyes del crecimiento espiritual, de la mejora y del desarrollo adaptativo. De generación en generación, este evangelio debe mostrar una vitalidad creciente y demostrar una mayor profundidad de poder espiritual. No se debe permitir que se convierta en un simple recuerdo sagrado, en una simple tradición acerca de mí y de la época en que vivimos ahora.
178:1.16 (1932.1) Y no lo olvidéis: No hemos atacado directamente a las personas ni a la autoridad de los que están sentados en el puesto de Moisés; sólo les hemos ofrecido la nueva luz, que ellos han rechazado tan enérgicamente. Sólo les hemos atacado denunciando su deslealtad espiritual hacia las mismas verdades que pretenden enseñar y salvaguardar. Sólo hemos entrado en conflicto con esos dirigentes establecidos y esos jefes reconocidos cuando se han opuesto directamente a la predicación del evangelio del reino a los hijos de los hombres. E incluso ahora, no somos nosotros quienes les atacamos, sino que son ellos los que buscan nuestra destrucción. No olvidéis que sólo estáis encargados de salir a predicar la buena nueva. No debéis atacar las viejas costumbres; debéis introducir hábilmente la levadura de la nueva verdad en medio de las antiguas creencias. Dejad que el Espíritu de la Verdad efectúe su propio trabajo. Que la controversia sólo surja cuando los que desprecian la verdad os fuercen a ella. Pero cuando el incrédulo obstinado os ataque, no vaciléis en defender vigorosamente la verdad que os ha salvado y santificado.
178:1.17 (1932.2) A lo largo de todas las vicisitudes de la vida, recordad siempre que debéis amaros los unos a los otros. No luchéis contra los hombres, ni siquiera contra los incrédulos. Mostrad misericordia incluso a los que abusan de vosotros maliciosamente. Mostrad que sois unos ciudadanos leales, unos artesanos honrados, unos vecinos dignos de elogio, unos parientes dedicados, unos padres comprensivos y unos creyentes sinceros en la fraternidad del reino del Padre. Y mi espíritu estará con vosotros, ahora e incluso hasta el fin del mundo.
178:1.18 (1932.3) Cuando Jesús hubo terminado su enseñanza, era casi la una, y regresaron inmediatamente al campamento, donde David y sus compañeros tenían preparado el almuerzo para ellos.
178:2.1 (1932.4) Pocos oyentes del Maestro fueron capaces de entender ni siquiera una parte de su alocución matutina. De todos los que le escucharon, los griegos fueron quienes le comprendieron mejor. Incluso los once apóstoles se sintieron desconcertados por sus alusiones a futuros reinos políticos y a generaciones sucesivas de creyentes en el reino. Los seguidores más fervientes de Jesús no podían conciliar el final inminente de su ministerio terrenal con estas referencias a un futuro lejano de actividades evangélicas. Algunos de estos creyentes judíos empezaban a intuir que la tragedia más grande del mundo estaba a punto de suceder, pero no podían conciliar este desastre inminente con la actitud personal alegremente indiferente del Maestro, ni con su discurso matutino, en el que había aludido repetidas veces a las actividades futuras del reino celestial, que abarcarían enormes períodos de tiempo y englobarían relaciones con muchos reinos temporales sucesivos en la Tierra.
178:2.2 (1932.5) Al mediodía de este día, todos los apóstoles y discípulos se habían enterado de que Lázaro había huido precipitadamente de Betania. Empezaron a intuir que los dirigentes judíos estaban implacablemente resueltos a exterminar a Jesús y sus enseñanzas.
178:2.3 (1932.6) Gracias al trabajo de sus agentes secretos en Jerusalén, David Zebedeo estaba plenamente informado de los progresos del plan para detener y matar a Jesús. Lo sabía todo acerca del papel de Judas en este complot, pero nunca reveló este conocimiento a los otros apóstoles ni a ninguno de los discípulos. Poco después del almuerzo, llevó a Jesús aparte, y se atrevió a preguntarle si sabía... Pero nunca pudo terminar su pregunta. El Maestro levantó la mano para interrumpirle, diciendo: «Sí, David, lo sé todo, y sé que tú lo sabes, pero procura no decírselo a nadie. Solamente, no dudes en tu propio corazón de que la voluntad de Dios acabará por prevalecer.»
178:2.4 (1933.1) Esta conversación con David fue interrumpida por la llegada de un mensajero de Filadelfia, que traía la noticia de que Abner había oído hablar del complot para matar a Jesús, y preguntaba si debía venir a Jerusalén. Este corredor salió apresuradamente hacia Filadelfia con el siguiente mensaje para Abner: «Continúa con tu obra. Si me separo físicamente de vosotros, sólo es para poder regresar en espíritu. No os abandonaré. Estaré con vosotros hasta el fin.»
178:2.5 (1933.2) En ese momento, Felipe se acercó al Maestro y preguntó: «Maestro, puesto que se acerca la hora de la Pascua, ¿dónde quieres que preparemos lo necesario para comerla?» Cuando Jesús escuchó la pregunta de Felipe, respondió: «Ve y trae a Pedro y a Juan, y os daré instrucciones para la cena que vamos a compartir esta noche. En cuanto a la Pascua, tendréis que deliberarlo después de que primero hayamos hecho esto.»
178:2.6 (1933.3) Cuando Judas escuchó al Maestro hablar de estas cuestiones con Felipe, se acercó para poder escuchar su conversación. Pero David Zebedeo, que estaba cerca, se adelantó y emprendió una conversación con Judas, mientras Felipe, Pedro y Juan se apartaban a un lado para hablar con el Maestro.
178:2.7 (1933.4) Jesús dijo a los tres: «Id inmediatamente a Jerusalén y cuando franqueéis la puerta, encontraréis a un hombre llevando un cántaro de agua. Él os hablará, y entonces lo seguiréis. Os conducirá hasta cierta casa, entrad detrás de él, y preguntadle al digno dueño de esa casa: ‘¿Dónde está la sala de los invitados donde el Maestro va a cenar con sus apóstoles?` Cuando hayáis preguntado esto, el dueño de la casa os enseñará una gran sala en la parte superior, provista de todo lo necesario y preparada para nosotros.»
178:2.8 (1933.5) Cuando los apóstoles llegaron a la ciudad, encontraron al hombre con el cántaro de agua cerca de la puerta, y lo siguieron hasta la casa de Juan Marcos, donde el padre del muchacho los recibió y les mostró la habitación de arriba preparada para la cena.
178:2.9 (1933.6) Todo esto sucedió como resultado de un acuerdo concluido entre el Maestro y Juan Marcos durante la tarde del día anterior, cuando estaban solos en las colinas. Jesús quería estar seguro de que esta última comida con sus apóstoles transcurriría sin inquietudes. Pensaba que si Judas conocía de antemano el lugar de la reunión, podría ponerse de acuerdo con sus enemigos para arrestarlo, y por eso hizo este arreglo secreto con Juan Marcos. De esta manera, Judas no se enteró del lugar de la reunión hasta más tarde, cuando llegó allí en compañía de Jesús y de los otros apóstoles.
178:2.10 (1933.7) David Zebedeo tenía muchos asuntos que tratar con Judas, por lo que resultó fácil impedir que siguiera a Pedro, Juan y Felipe, tal como deseaba hacerlo con tanta intensidad. Cuando Judas le dio a David cierta cantidad de dinero para las provisiones, David le dijo: «Judas, dadas las circunstancias, ¿no sería oportuno que me proporcionaras un poco de dinero por adelantado para mis necesidades reales?» Después de reflexionar un momento, Judas respondió: «Sí, David, creo que sería sensato. De hecho, en vista de las condiciones inquietantes en Jerusalén, creo que sería mejor para mí que te entregue todo el dinero. Hay un complot contra el Maestro, y en el caso de que me sucediera algo, no tendrías dificultades.»
178:2.11 (1934.1) David recibió pues todos los fondos apostólicos en efectivo y los recibos del dinero en depósito. Los apóstoles no se enteraron de esta operación hasta el día siguiente por la noche.
178:2.12 (1934.2) Eran aproximadamente las cuatro y media cuando los tres apóstoles regresaron e informaron a Jesús de que todo estaba dispuesto para la cena. El Maestro se preparó inmediatamente para conducir a sus doce apóstoles por el sendero que llevaba a la carretera de Betania, y desde allí hasta Jerusalén. Este fue el último desplazamiento que hizo con los doce.
178:3.1 (1934.3) Procurando de nuevo evitar las multitudes que cruzaban el valle de Cedrón de acá para allá entre el parque de Getsemaní y Jerusalén, Jesús y los doce pasaron por la cresta occidental del Monte de los Olivos para llegar a la carretera que descendía desde Betania hasta la ciudad. Cuando se acercaron al lugar donde Jesús se había detenido la noche anterior para hablar de la destrucción de Jerusalén, se detuvieron inconscientemente y permanecieron allí contemplando en silencio la ciudad. Como iban un poco temprano, y puesto que Jesús no deseaba atravesar la ciudad hasta después de la puesta del Sol, dijo a sus compañeros:
178:3.2 (1934.4) «Sentaos y descansad mientras hablo con vosotros sobre lo que dentro de poco ha de suceder. Todos estos años he vivido con vosotros como hermanos; os he enseñado la verdad sobre el reino de los cielos y os he revelado los misterios del mismo. Mi Padre ha hecho en verdad muchas obras maravillosas en conexión con mi misión en la Tierra. Habéis sido testigos de todo esto y habéis participado en la experiencia de ser compañeros de trabajo de Dios. Y sois testigos de que os he advertido durante algún tiempo que dentro de poco tendré que regresar a la tarea que el Padre me ha asignado; os he dicho claramente que debo dejaros en el mundo para continuar la obra del reino. Con esta finalidad os seleccioné en las colinas de Cafarnaúm. Ahora debéis prepararos para compartir con otros la experiencia que habéis tenido conmigo. Al igual que el Padre me envió a este mundo, estoy a punto de enviaros para que me representéis y terminéis la obra que he empezado.
178:3.3 (1934.5) «Contempláis esa ciudad con tristeza, porque habéis escuchado mis palabras sobre el fin de Jerusalén. Os he prevenido de antemano para que no perezcáis en su destrucción y se retrase así la proclamación del evangelio del reino. Os advierto asimismo que tengáis cuidado y no os expongáis innecesariamente al peligro cuando vengan a llevarse al Hijo del Hombre. Es indispensable que me vaya, pero vosotros debéis quedaros para dar testimonio de este evangelio cuando yo me haya ido, tal como le ordené a Lázaro que huyera de la ira de los hombres, para que pudiera vivir y dar a conocer la gloria de Dios. Si es voluntad del Padre que me vaya, nada de lo que hagáis podrá frustrar el plan divino. Cuidad de vosotros mismos para que no os maten también. Que vuestras almas defiendan valientemente el evangelio con el poder del espíritu, pero no os equivoquéis tratando tontamente de defender al Hijo del Hombre. No necesito ninguna protección humana; los ejércitos del cielo están cerca en este mismo momento; pero estoy decidido a hacer la voluntad de mi Padre que está en los cielos, y por eso debemos someternos a lo que muy pronto nos va a suceder.
178:3.4 (1934.6) «Cuando veáis esta ciudad destruida, no olvidéis que ya habéis entrado en la vida eterna de servicio perpetuo en el reino siempre en progreso del cielo, e incluso del cielo de los cielos. Deberíais saber que hay muchas moradas en el universo de mi Padre y en el mío, y que a los hijos de la luz les espera allí la revelación de unas ciudades cuyo constructor es Dios y de unos mundos cuyas costumbres de vida son la rectitud y la alegría en la verdad. Os he traído el reino de los cielos aquí a la Tierra, pero declaro que todos aquellos de vosotros que entren en él por la fe y permanezcan en él mediante el servicio viviente de la verdad, ascenderán con seguridad a los mundos superiores y se sentarán conmigo en el reino espiritual de nuestro Padre. Pero primero debéis ceñiros y completar la obra que habéis empezado conmigo. Primero debéis pasar por muchas tribulaciones y soportar muchas penas — y esas pruebas son ahora inminentes — y cuando hayáis terminado vuestro trabajo en la Tierra, vendréis a mi alegría, al igual que yo he terminado la obra de mi Padre en la Tierra, y estoy a punto de regresar a su abrazo.»
178:3.5 (1935.1) Cuando el Maestro terminó de hablar, se levantó y todos le siguieron mientras descendían el Olivete y entraban con él en la ciudad. Ninguno de los apóstoles, salvo tres, sabía adónde iban mientras caminaban por las estrechas calles a la caída de la noche. Las multitudes los empujaban, pero nadie los reconoció ni supo que el Hijo de Dios pasaba por allí camino de su última reunión como ser mortal con sus embajadores escogidos del reino. Y los apóstoles tampoco sabían que uno de ellos mismos ya había empezado a conspirar para traicionar al Maestro y entregarlo a sus enemigos.
178:3.6 (1935.2) Juan Marcos los había seguido todo el camino hasta la ciudad, y después de que hubieron entrado por la puerta, corrió por otra calle, de manera que los estaba esperando para recibirlos cuando llegaran a la casa de su padre.
El libro de Urantia
Documento 179
179:0.1 (1936.1) DURANTE la tarde de este jueves, cuando Felipe le recordó al Maestro que se acercaba la Pascua y le preguntó sobre sus planes para celebrarla, estaba pensando en la cena pascual que debía tener lugar al día siguiente, viernes, por la noche. Era costumbre empezar los preparativos para la celebración de la Pascua, como muy tarde, al mediodía del día anterior. Como los judíos consideraban que el día comenzaba con la puesta del Sol, esto significaba que la cena pascual del sábado se celebraba el viernes por la noche, poco antes de la medianoche.
179:0.2 (1936.2) Por esta razón, los apóstoles no lograban comprender en absoluto el anuncio del Maestro de que celebrarían la Pascua un día antes. Pensaban, al menos algunos de ellos, que Jesús sabía que sería arrestado antes de la hora de la cena pascual del viernes por la noche y que, por consiguiente, los reunía para una cena especial este jueves por la noche. Otros pensaban que se trataba simplemente de una ocasión especial, que precedería la celebración regular de la Pascua.
179:0.3 (1936.3) Los apóstoles sabían que Jesús había celebrado otras Pascuas sin cordero; sabían que no participaba personalmente en ningún oficio del sistema judío que incluyera sacrificios. Había compartido muchas veces el cordero pascual como invitado, pero siempre que él era el anfitrión no se servía cordero. Para los apóstoles no habría sido una gran sorpresa que se hubiera suprimido el cordero incluso la noche de la Pascua, y puesto que esta cena tenía lugar un día antes, la falta de cordero pasó desapercibida.
179:0.4 (1936.4) Después de que el padre y la madre de Juan Marcos les ofrecieron sus saludos de bienvenida, los apóstoles subieron inmediatamente a la sala de arriba, mientras Jesús se quedaba atrás charlando con la familia Marcos.
179:0.5 (1936.5) Se había acordado de antemano que el Maestro celebraría este acontecimiento a solas con sus doce apóstoles; por lo tanto, no se había previsto que hubiera ningún criado para servirles.
179:1.1 (1936.6) Cuando los apóstoles fueron conducidos al piso superior por Juan Marcos, contemplaron una sala amplia y cómoda que estaba completamente preparada la cena, y observaron que el pan, el vino, el agua y las hierbas estaban dispuestos en un extremo de la mesa. Salvo en este extremo donde se encontraban el pan y el vino, esta larga mesa estaba rodeada por trece triclinios, tal como hubiera estado preparada para la celebración de la Pascua en una familia judía adinerada.
179:1.2 (1936.7) Mientras los doce entraban en esta habitación de arriba, observaron justo por dentro de la puerta los cántaros de agua, las palanganas y las toallas para lavar sus pies polvorientos; y puesto que no estaba previsto que ningún criado hiciera este servicio, los apóstoles empezaron a mirarse entre sí en cuanto Juan Marcos los hubo dejado, y cada uno empezó a pensar para sus adentros: ¿Quién va a lavarnos los pies? Y cada cual también pensó que él no sería el que actuaría así como servidor de los demás.
179:1.3 (1937.1) Mientras permanecían allí de pie con este dilema en el corazón, examinaron la disposición de los asientos en la mesa, y observaron el diván más elevado del anfitrión, con un lecho a la derecha y los otros once dispuestos alrededor de la mesa hasta llegar al asiento opuesto a este segundo asiento de honor situado a la derecha del anfitrión.
179:1.4 (1937.2) Esperaban la llegada del Maestro en cualquier momento, pero tenían la incertidumbre de si debían sentarse o esperar a que viniera para que les asignara sus sitios. Mientras titubeaban, Judas se dirigió al asiento de honor, a la izquierda del anfitrión, y manifestó que tenía la intención de recostarse allí como convidado preferido. Este acto de Judas provocó inmediatamente una violenta disputa entre los demás apóstoles. Apenas acababa Judas de ocupar el asiento de honor cuando Juan Zebedeo reclamó para sí el siguiente asiento preferido, el que se encontraba a la derecha del anfitrión. Simón Pedro se enfureció tanto con esta presunción de Judas y de Juan por ocupar los lugares de preferencia que, mientras los demás apóstoles observaban irritados, caminó alrededor de la mesa y se situó en el lecho más bajo, al final de la fila de asientos, exactamente enfrente del que había elegido Juan Zebedeo. Puesto que otros apóstoles habían ocupado los asientos elevados, Pedro pensó en elegir el más bajo, y lo hizo no solamente para protestar contra el orgullo indecente de sus hermanos, sino con la esperanza de que Jesús, cuando entrara y lo viera en el lugar menos honorífico, lo hiciera subir a uno más elevado, desplazando así a otro que se había atrevido a honrarse a sí mismo.
179:1.5 (1937.3) Con las posiciones más elevadas y más bajas ya ocupadas, los demás apóstoles escogieron sus sitios, algunos cerca de Judas y otros cerca de Pedro, hasta que todos estuvieron instalados. Estaban sentados alrededor de la mesa en forma de U, en estos divanes reclinados, en el orden siguiente: a la derecha del Maestro, Juan; a la izquierda, Judas, Simón Celotes, Mateo, Santiago Zebedeo, Andrés, los gemelos Alfeo, Felipe, Natanael, Tomás y Simón Pedro.
179:1.6 (1937.4) Están reunidos para celebrar, al menos en espíritu, una institución que databa incluso de un período anterior a Moisés y que se refería a la época en que sus antepasados eran esclavos en Egipto. Esta cena es su último encuentro con Jesús, e incluso en esta ocasión solemne, bajo la dirección de Judas, los apóstoles se dejan llevar una vez más por su vieja predilección por el honor, la preferencia y la exaltación personal.
179:1.7 (1937.5) Aún estaban diciéndose recriminaciones irritadas cuando el Maestro apareció en la puerta, donde vaciló un instante mientras una expresión de desencanto se deslizaba lentamente por su rostro. Sin hacer ningún comentario se dirigió a su sitio, y no cambió la distribución de los asientos.
179:1.8 (1937.6) Ahora estaban preparados para empezar la cena, salvo que aún no se habían lavado los pies, y que su estado de ánimo era de todo menos agradable. Cuando el Maestro llegó, aún se estaban haciendo comentarios desfavorables unos a otros, por no decir nada de los pensamientos de algunos de ellos, que tenían el suficiente control emocional como para abstenerse de expresar públicamente sus sentimientos.
179:2.1 (1937.7) Después de que el Maestro hubiera ocupado su lugar, no se dijo ni una palabra durante unos momentos. Jesús los examinó a todos y suavizó la tensión con una sonrisa, diciendo: «He deseado mucho comer esta Pascua con vosotros. Quería comer una vez más con vosotros antes de mi sufrimiento, y sabiendo que mi hora ha llegado, he organizado esta cena con vosotros para esta noche porque, en cuanto al mañana, todos estamos en las manos del Padre, cuya voluntad he venido a hacer. No volveré a comer con vosotros hasta que os sentéis conmigo en el reino que mi Padre me dará cuando haya terminado aquello para lo que me envió a este mundo.»
179:2.2 (1938.1) Después de haber mezclado el agua y el vino, trajeron la copa a Jesús, y cuando la hubo recibido de las manos de Tadeo, la sostuvo mientras daba gracias. Cuando hubo terminado de dar gracias, dijo: «Tomad esta copa y compartidla entre vosotros, y cuando la bebáis, sabed que no volveré a beber con vosotros el fruto de la vid puesto que ésta es nuestra última cena. Cuando nos sentemos de nuevo de esta manera, será en el reino venidero.»
179:2.3 (1938.2) Jesús empezó a hablar así a sus apóstoles porque sabía que su hora había llegado. Comprendía que había llegado el momento en que debía regresar al Padre, y que su obra en la Tierra estaba casi terminada. El Maestro sabía que había revelado el amor del Padre en la Tierra y había mostrado su misericordia a la humanidad, y que había completado aquello para lo que había venido al mundo, incluido el recibir todo el poder y la autoridad en el cielo y en la Tierra. Asimismo, sabía que Judas Iscariote había decidido plenamente entregarlo esta noche en manos de sus enemigos. Se daba completamente cuenta de que esta pérfida traición era obra de Judas, pero que también agradaba a Lucifer, Satanás y Caligastia, el príncipe de las tinieblas. Pero no le temía a ninguno de los que perseguían su derrota espiritual, así como tampoco a los que buscaban su muerte física. El Maestro sólo tenía una inquietud, y era la seguridad y la salvación de sus seguidores escogidos. Y así, sabiendo por completo que el Padre había puesto todas las cosas bajo su autoridad, el Maestro se preparó ahora para poner en práctica la parábola del amor fraterno.
179:3.1 (1938.3) Después de beber la primera copa de la Pascua, era costumbre judía que el anfitrión se levantara de la mesa y se lavara las manos. En el transcurso de la comida y después de la segunda copa, todos los invitados se levantaban igualmente y se lavaban las manos. Puesto que los apóstoles sabían que su Maestro nunca guardaba estos ritos de lavado ceremonial de las manos, tenían mucha curiosidad por saber qué se proponía hacer después de que hubieran compartido esta primera copa. Jesús se levantó de la mesa y se dirigió silenciosamente hacia el lado de la puerta donde habían sido colocados los cántaros de agua, las palanganas y las toallas. Y su curiosidad se transformó en asombro cuando vieron que el Maestro se quitaba su manto, se ceñía una toalla y empezaba a echar agua en una de las palanganas para los pies. Imaginad la sorpresa de estos doce hombres, que se habían negado tan recientemente a lavarse los pies los unos a los otros, y que se habían enredado en disputas indecentes acerca de los lugares de honor en la mesa, cuando le vieron rodear el extremo libre de la mesa hasta llegar al asiento más bajo del festín, donde Simón Pedro estaba recostado, y arrodillándose como si fuera un criado, se preparó para lavarle los pies a Simón. Cuando el Maestro se arrodilló, los doce se levantaron como un solo hombre; incluso el traidor Judas olvidó por un momento su infamia hasta el punto de que se levantó con sus compañeros apóstoles en esta expresión de sorpresa, de respeto y de asombro total.
179:3.2 (1938.4) Allí estaba de pie Simón Pedro, bajando la mirada hacia el rostro alzado de su Maestro. Jesús no dijo nada; no era necesario que hablara. Su actitud revelaba claramente que tenía la intención de lavar los pies de Simón Pedro. A pesar de sus debilidades humanas, Pedro amaba al Maestro. Este pescador galileo fue el primer ser humano que creyó de todo corazón en la divinidad de Jesús y que confesó plena y públicamente esta creencia. Y desde entonces, Pedro nunca había dudado realmente de la naturaleza divina del Maestro. Puesto que Pedro veneraba y honraba así a Jesús en su corazón, no es de extrañar que a su alma le molestara la idea de que Jesús estuviera arrodillado allí delante de él como un vulgar criado, con el propósito de lavarle los pies como lo hubiera hecho un esclavo. Cuando Pedro recuperó las suficientes facultades como para dirigirse al Maestro, expresó los sentimientos internos de todos sus compañeros apóstoles.
179:3.3 (1939.1) Después de unos momentos de gran desconcierto, Pedro dijo: «Maestro, ¿tienes realmente la intención de lavarme los pies?» Entonces, levantando la mirada hacia la cara de Pedro, Jesús dijo: «Quizás no comprendes plenamente lo que estoy a punto de hacer, pero más adelante conocerás el significado de todas estas cosas.» Entonces, Simón Pedro respiró profundamente y dijo: «Maestro, ¡nunca me lavarás los pies!» Y cada uno de los apóstoles aprobó con la cabeza la firme declaración de Pedro de negarse a permitir que Jesús se humillara de esta manera delante de ellos.
179:3.4 (1939.2) El atractivo dramático de esta escena insólita conmovió al principio el corazón incluso de Judas Iscariote; pero cuando su intelecto vanidoso juzgó el espectáculo, concluyó que este gesto de humildad era simplemente un episodio más que probaba de manera concluyente que Jesús nunca estaría capacitado para ser el libertador de Israel, y que él, Judas, no había cometido un error al decidir abandonar la causa del Maestro.
179:3.5 (1939.3) Mientras todos permanecían allí de pie sin aliento por el asombro, Jesús dijo: «Pedro, te aseguro que si no te lavo los pies, no participarás conmigo en lo que estoy a punto de realizar.» Cuando Pedro escuchó esta declaración, unida al hecho de que Jesús continuaba arrodillado allí a sus pies, tomó una de esas decisiones de sumisión ciega consistente en obedecer el deseo de aquel a quien respetaba y amaba. Cuando Simón Pedro empezó a darse cuenta de que este acto de servicio propuesto comportaba algún significado que determinaría la unión futura del interesado con la obra del Maestro, no solamente admitió la idea de permitir que Jesús le lavara los pies, sino que con su manera de ser característica e impetuosa, dijo: «Entonces, Maestro, no me laves solamente los pies, sino también las manos y la cabeza.»
179:3.6 (1939.4) Mientras el Maestro se preparaba para empezar a lavar los pies de Pedro, dijo: «El que ya está limpio, sólo necesita que le laven los pies. Vosotros que estáis sentados conmigo esta noche, estáis limpios — pero no todos. Pero el polvo de vuestros pies debería haberse lavado antes de sentaros a comer conmigo. Además, quisiera hacer este servicio por vosotros como una parábola, para ilustrar el significado de un nuevo mandamiento que pronto os daré.»
179:3.7 (1939.5) De la misma manera, el Maestro se desplazó alrededor de la mesa, en silencio, lavando los pies de sus doce apóstoles, sin excluir siquiera a Judas. Cuando Jesús hubo terminado de lavar los pies de los doce, se puso su manto, volvió a su asiento de anfitrión, y después de examinar a sus apóstoles desconcertados, dijo:
179:3.8 (1939.6) «¿Comprendéis realmente lo que os he hecho? Me llamáis Maestro, y decís bien, porque lo soy. Así pues, si el Maestro os ha lavado los pies, ¿por qué no estabais dispuestos a lavaros los pies los unos a los otros? ¿Qué lección deberíais aprender de esta parábola en la que el Maestro hace tan gustosamente el servicio que sus hermanos eran reacios a hacerse los unos a los otros? En verdad, en verdad os lo digo: Un servidor no es más grande que su señor; ni el enviado es más grande que aquel que lo envía. Habéis visto en mi vida entre vosotros cómo se ha de servir, y benditos sean los que tengan el coraje misericordioso de servir así. Pero, ¿por qué sois tan lentos en aprender que el secreto de la grandeza en el reino espiritual no se parece a los métodos de poder del mundo material?
179:3.9 (1940.1) «Cuando entré esta noche en esta sala, no os contentabais con negaros orgullosamente a lavaros los pies los unos a los otros, sino que también teníais que discutir entre vosotros sobre quiénes ocuparían los lugares de honor en mi mesa. Esos honores los buscan los fariseos y los hijos de este mundo, pero no debería ser así entre los embajadores del reino celestial. ¿No sabéis que en mi mesa no puede haber ningún lugar de preferencia? ¿No comprendéis que amo a cada uno de vosotros como a los demás? ¿No sabéis que el asiento más cercano a mí, considerado como un honor por los hombres, no significa nada en lo que respecta a vuestra posición en el reino de los cielos? Sabéis que los reyes de los gentiles tienen el dominio sobre sus súbditos, y que a veces se les llama benefactores a los que ejercen esta autoridad. Pero no será así en el reino de los cielos. El que quiera ser grande entre vosotros, que se vuelva como el más joven; y el que quiera ser el jefe, que se convierta en el que sirve. ¿Quién es más grande, el que se sienta a comer, o el que sirve? ¿No se considera generalmente que el que se sienta a comer es el más grande? Pero observaréis que estoy entre vosotros como alguien que sirve. Si estáis dispuestos a ser compañeros míos en el servicio para hacer la voluntad del Padre, os sentaréis conmigo con poder en el reino venidero, haciendo sin cesar la voluntad del Padre en la gloria futura.»
179:3.10 (1940.2) Cuando Jesús hubo terminado de hablar, los gemelos Alfeo trajeron el pan y el vino, con las hierbas amargas y la pasta de frutos secos, que componían el plato siguiente de la Última Cena.
179:4.1 (1940.3) Los apóstoles comieron en silencio durante algunos minutos, pero debido a la influencia de la conducta jovial del Maestro, pronto se sintieron incitados a la conversación, y en muy poco rato la cena continuó como si no hubiera ocurrido nada fuera de lo común que alterara el buen humor y la armonía social de esta extraordinaria ocasión. Después de haber transcurrido cierto tiempo, hacia la mitad de este segundo servicio de la comida, Jesús los miró a todos diciendo: «Os he dicho cuánto deseaba compartir esta cena con vosotros, y sabiendo de qué manera las fuerzas malignas de las tinieblas han conspirado para provocar la muerte del Hijo del Hombre, he decidido tomar esta cena con vosotros en esta sala secreta, un día antes de la Pascua, porque mañana por la noche a esta hora ya no estaré con vosotros. Os he repetido muchas veces que debo regresar al Padre. Ahora ha llegado mi hora, pero no era necesario que uno de vosotros me traicionara entregándome a mis enemigos.»
179:4.2 (1940.4) La parábola del lavado de los pies y el discurso posterior del Maestro ya habían hecho perder a los doce una buena parte de su presunción y de su confianza en sí mismos. Cuando escucharon esto, empezaron a mirarse unos a otros y a preguntarse vacilantes con tono desconcertado: «¿Soy yo?» Cuando todos hubieron preguntado esto, Jesús dijo: «Aunque es necesario que regrese al Padre, no hacía falta que uno de vosotros se convirtiera en un traidor para cumplir la voluntad del Padre. Esto es la maduración del mal escondido en el corazón de uno que no ha logrado amar la verdad con toda su alma. ¡Cuán engañoso es el orgullo intelectual que precede a la caída espiritual! Mi amigo de muchos años, que ahora mismo come mi pan, está dispuesto a traicionarme, incluso ahora que mete su mano conmigo en el mismo plato.»
179:4.3 (1940.5) Cuando Jesús hubo hablado así, todos empezaron de nuevo a preguntar: «¿Soy yo?». Cuando Judas, que estaba sentado a la izquierda de su Maestro, preguntó de nuevo: «¿Soy yo?», Jesús mojó el pan en el plato de las hierbas y se lo dio a Judas diciendo: «Tú lo has dicho.» Pero los demás no escucharon a Jesús hablarle a Judas. Juan, que estaba recostado a la derecha de Jesús, se inclinó y le preguntó al Maestro: «¿Quién es? Deberíamos saber quién se ha mostrado infiel a su deber.» Jesús respondió: «Ya os he dicho que es aquel a quien le he dado el pan mojado.» Pero era tan natural que el anfitrión diera el pan mojado al que estaba sentado a su izquierda, que ninguno le prestó atención a este hecho, aunque el Maestro se hubiera expresado con toda claridad. Pero Judas era dolorosamente consciente del significado de las palabras del Maestro unidas a su acción, y empezó a temer que sus hermanos también se dieran cuenta ahora de que él era el traidor.
179:4.4 (1941.1) Pedro estaba bastante excitado por lo que se había dicho; se inclinó sobre la mesa y se dirigió a Juan: «Pregúntale quién es, o si te lo ha dicho, dime quién es el traidor.»
179:4.5 (1941.2) Jesús puso fin a sus cuchicheos diciendo: «Me apena que este mal haya tenido que ocurrir y he esperado hasta este mismo momento que el poder de la verdad pudiera triunfar sobre los engaños del mal, pero esas victorias no se ganan sin la fe del amor sincero a la verdad. No hubiera querido deciros estas cosas en nuestra última cena, pero deseo advertiros de estas penas y prepararos así para lo que nos espera dentro de poco. Os he dicho esto porque deseo que recordéis, después de mi partida, que conocía todos estos perversos complots, y que os avisé de que iba a ser traicionado. Hago todo esto únicamente para que os sintáis fortalecidos en las tentaciones y pruebas que os esperan.»
179:4.6 (1941.3) Después de haber hablado así, Jesús se inclinó hacia Judas y le dijo: «Lo que has decidido hacer, hazlo enseguida.» Cuando Judas escuchó estas palabras, se levantó de la mesa y abandonó apresuradamente la habitación, saliendo a la noche para hacer lo que había decidido llevar a cabo. Cuando los otros apóstoles vieron que Judas salía precipitadamente después de que Jesús le hubiera hablado, creyeron que había ido a buscar algo más para la cena o a hacer algún otro recado para el Maestro, pues suponían que aún tenía la bolsa.
179:4.7 (1941.4) Jesús sabía ahora que no se podía hacer nada para impedir que Judas se convirtiera en un traidor. Había empezado con doce hombres — ahora tenía once. Había elegido a seis de estos apóstoles, y aunque Judas se encontraba entre los que habían sido nombrados por sus primeros apóstoles escogidos, el Maestro lo había aceptado, y hasta este mismo momento había hecho todo lo posible por santificarlo y salvarlo, tal como había trabajado por la paz y la salvación de los demás.
179:4.8 (1941.5) Esta cena, con sus tiernos episodios y sus detalles suaves, fue el último llamamiento de Jesús al desertor Judas, pero fue en vano. Una vez que el amor está realmente muerto, aunque las advertencias se hagan con el máximo de tacto y se transmitan con el espíritu más cariñoso, por regla general sólo intensifican el odio y encienden la malvada resolución de llevar a cabo íntegramente nuestros propios proyectos egoístas.
179:5.1 (1941.6) Cuando trajeron a Jesús la tercera copa de vino, la «copa de la bendición», se levantó del diván, tomó la copa en sus manos y la bendijo, diciendo: «Tomad todos esta copa, y bebed de ella. Ésta será la copa de mi recuerdo. Ésta es la copa de la bendición de una nueva dispensación de gracia y de verdad. Será para vosotros el emblema de la donación y del ministerio del Espíritu divino de la Verdad. No volveré a beber esta copa con vosotros hasta que beba de una nueva forma con vosotros en el reino eterno del Padre.»
179:5.2 (1942.1) Mientras bebían esta copa de la bendición con un profundo respeto y en un silencio perfecto, todos los apóstoles sintieron que estaba teniendo lugar algo fuera de lo común. La vieja Pascua conmemoraba la salida de sus padres de un estado de esclavitud racial a otro de libertad individual; ahora, el Maestro instituía una nueva cena de conmemoración como símbolo de la nueva dispensación en la que el individuo esclavizado emerge del cautiverio del ceremonialismo y del egoísmo, y pasa a la alegría espiritual de la fraternidad y la comunidad de los hijos por la fe, liberados, que pertenecen al Dios vivo.
179:5.3 (1942.2) Cuando terminaron de beber esta nueva copa del recuerdo, el Maestro cogió el pan y, después de dar gracias, lo rompió en pedazos y les pidió que lo pasaran, diciendo: «Tomad este pan del recuerdo y comedlo. Os he dicho que yo soy el pan de la vida. Y este pan de la vida es la vida unida del Padre y del Hijo en un solo don. La palabra del Padre, tal como es revelada en el Hijo, es en verdad el pan de la vida.» Cuando hubieron compartido el pan de la conmemoración, símbolo de la palabra viviente de la verdad encarnada en la similitud de la carne mortal, todos se sentaron.
179:5.4 (1942.3) Al instituir esta cena del recuerdo, el Maestro recurrió, como siempre tenía costumbre, a las parábolas y a los símbolos. Empleó símbolos porque quería enseñar ciertas grandes verdades espirituales de tal manera que a sus sucesores les resultara difícil atribuir a sus palabras interpretaciones precisas y significados definidos. De esta manera, trataba de impedir que las generaciones siguientes cristalizaran su enseñanza y vincularan sus significados espirituales con las cadenas muertas de la tradición y de los dogmas. Al establecer la única ceremonia, o sacramento, asociada a la totalidad de la misión de su vida, Jesús se esmeró mucho en sugerir sus significados, en lugar de recurrir a definicionesprecisas. No quería destruir el concepto individual de la comunión divina, estableciendo una práctica precisa; tampoco deseaba limitar la imaginación espiritual del creyente, restringiéndola de manera formalista. Trataba más bien de liberar el alma renacida del hombre para que emprendiera el vuelo con las alas gozosas de una libertad espiritual nueva y viviente.
179:5.5 (1942.4) A pesar del esfuerzo del Maestro por establecer así este nuevo sacramento de conmemoración, aquellos que le siguieron en los siglos posteriores se encargaron de frustrar eficazmente su deseo expreso, en el sentido de que este simple simbolismo espiritual de aquella última noche en la carne ha sido reducido a interpretaciones precisas y sometido a la precisión casi matemática de una fórmula fija. De todas las enseñanzas de Jesús, ninguna ha sido más reglamentada por la tradición.
179:5.6 (1942.5) Cuando la cena del recuerdo es compartida por aquellos que creen en el Hijo y conocen a Dios, su simbolismo no necesita estar asociado a ninguna de las falsas interpretaciones pueriles del hombre sobre el significado de la presencia divina, porque en todas esas ocasiones, el Maestro está realmente presente. La cena del recuerdo es el encuentro simbólico del creyente con Miguel. Cuando os volvéis así conscientes del espíritu, el Hijo está realmente presente, y su espíritu fraterniza con el fragmento interior de su Padre.
179:5.7 (1942.6) Después de que hubieron meditado unos momentos, Jesús continuó hablando: «Cuando hagáis estas cosas, recordad la vida que he vivido en la Tierra entre vosotros, y regocijaos con el hecho de que voy a continuar viviendo en la Tierra con vosotros y sirviendo a través de vosotros. Como individuos, no discutáis entre vosotros sobre quién será el más grande. Sed todos como hermanos. Cuando el reino crezca hasta abarcar grandes grupos de creyentes, deberíais absteneros también de luchar por la grandeza o de buscar la preferencia entre esos grupos.»
179:5.8 (1943.1) Este importante acontecimiento tuvo lugar en la habitación superior de un amigo. Ni la cena ni el edificio contenían ninguna forma sagrada o consagración ceremonial. La cena del recuerdo fue establecida sin aprobación eclesiástica.
179:5.9 (1943.2) Cuando Jesús hubo establecido así la cena del recuerdo, dijo a sus apóstoles: «Cada vez que hagáis esto, hacedlo en memoria mía. Y cuando os acordéis de mí, reflexionad primero sobre mi vida en la carne, recordad que en otro tiempo estuve con vosotros, y luego discernid por la fe que todos cenaréis conmigo algún día en el reino eterno del Padre. Ésta es la nueva Pascua que os dejo, el recuerdo mismo de mi vida de donación, la palabra de la verdad eterna; y de mi amor por vosotros, os dejo la efusión de mi Espíritu de la Verdad sobre todo el género humano.»
179:5.10 (1943.3) Y terminaron la celebración de esta antigua pero incruenta Pascua en conexión con la inauguración de la nueva cena del recuerdo, cantando todos juntos el salmo ciento dieciocho.
El libro de Urantia
Documento 180
180:0.1 (1944.1) DESPUÉS de cantar el salmo al final de la última cena, los apóstoles pensaron que Jesús tenía la intención de regresar inmediatamente al campamento, pero les indicó que se sentaran. El Maestro dijo:
180:0.2 (1944.2) «Recordáis bien cuando os envié sin bolsa ni alforja, e incluso os aconsejé que no llevarais ninguna ropa de repuesto. Y todos recordaréis que no os faltó de nada. Pero ahora os encontráis en tiempos difíciles. Ya no podéis contar con la buena voluntad de las multitudes. De aquí en adelante, el que tenga una bolsa que la lleve con él. Cuando salgáis al mundo para proclamar este evangelio, encargaos de vuestro sostén como os parezca más conveniente. He venido para traer la paz, pero ésta no aparecerá durante un tiempo.
180:0.3 (1944.3) «Ha llegado la hora de que el Hijo del Hombre sea glorificado, y el Padre será glorificado en mí. Amigos míos, sólo voy a estar con vosotros un poco más de tiempo. Pronto me buscaréis, pero no me encontraréis, porque voy a un lugar donde no podéis venir en este momento. Pero cuando hayáis terminado vuestra obra en la Tierra tal como yo he terminado la mía, entonces vendréis a mí como yo me preparo ahora para ir hacia mi Padre. Voy a dejaros dentro de muy poco tiempo y no me veréis más en la Tierra, pero todos me veréis en la era venidera cuando ascendáis al reino que mi Padre me ha dado.»
180:1.1 (1944.4) Después de unos momentos de conversación informal, Jesús se levantó y dijo: «Cuando representé para vosotros una parábola que indicaba de qué manera deberíais estar dispuestos a serviros los unos a los otros, dije que deseaba daros un nuevo mandamiento; quisiera hacerlo ahora que estoy a punto de dejaros. Conocéis bien el mandamiento que ordena que os améis los unos a los otros; que améis a vuestro prójimo como a vosotros mismos. Pero incluso esta dedicación sincera por parte de mis hijos no me satisface plenamente. Quisiera que realizarais unos actos de amor aún más grandes en el reino de la fraternidad de los creyentes. Y por eso os doy este nuevo mandamiento: Que os améis los unos a los otros como yo os he amado. De esta manera, si os amáis así los unos a los otros, todos los hombres sabrán que sois mis discípulos.
180:1.2 (1944.5) «Al daros este nuevo mandamiento, no pongo ninguna nueva carga sobre vuestra alma; os traigo más bien una nueva alegría y os doy la posibilidad de experimentar un nuevo placer, conociendo las delicias de dar el afecto de vuestro corazón a vuestros semejantes. Incluso soportando un dolor externo, estoy a punto de experimentar la alegría suprema de daros mi afecto a vosotros y a vuestros compañeros mortales.
180:1.3 (1944.6) «Cuando os invito a que os améis los unos a los otros como yo os he amado, os presento la medida suprema del verdadero afecto, porque nadie puede tener un amor más grande que éste: el de dar la vida por sus amigos. Y vosotros sois mis amigos; seguiréis siendo mis amigos con que sólo estéis dispuestos a hacer lo que os he enseñado. Me habéis llamado Maestro, pero yo no os llamo sirvientes. Si tan sólo os amáis los unos a los otros como yo os amo, seréis mis amigos y siempre os hablaré de lo que el Padre me revela.
180:1.4 (1945.1) «No simplemente me habéis elegido vosotros, sino que yo también os he elegido, y os he ordenado para que salgáis al mundo a fin de ofrecer el fruto del servicio amoroso a vuestros semejantes, tal como yo he vivido entre vosotros y os he revelado al Padre. El Padre y yo trabajaremos con vosotros, y vosotros experimentaréis la divina plenitud de la alegría con que sólo obedezcáis mi mandamiento de amaros los unos a los otros como yo os he amado.»
180:1.5 (1945.2) Si queréis compartir el gozo del Maestro, tenéis que compartir su amor. Y compartir su amor significa que habéis compartido su servicio. Esta experiencia de amor no os libera de las dificultades de este mundo; no crea un mundo nuevo, pero hace con toda seguridad que el viejo mundo resulte nuevo.
180:1.6 (1945.3) Retened en la memoria: Lo que Jesús pide es la lealtad, no el sacrificio. La conciencia de hacer un sacrificio implica la ausencia de ese afecto sincero que hubiera convertido ese servicio amoroso en una alegría suprema. La idea del deber significa que tenéis una mentalidad de sirvientes, y a consecuencia de ello no conseguís la grandísima emoción de hacer vuestro servicio como un amigo y por un amigo. El impulso de la amistad trasciende todas las convicciones del deber, y el servicio que un amigo hace por un amigo nunca se puede llamar sacrificio. El Maestro ha enseñado a los apóstoles que son hijos de Dios. Los ha llamado hermanos, y ahora, antes de irse, los llama sus amigos.
180:2.1 (1945.4) Luego, Jesús se levantó de nuevo y continuó enseñando a sus apóstoles: «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre el viñador. Yo soy la vid, y vosotros los sarmientos. El Padre sólo me pide que produzcáis muchos frutos. La vid solamente se poda para aumentar la fecundidad de sus sarmientos. Todo sarmiento estéril que sale de mí, el Padre lo cortará. Todo sarmiento que produzca fruto, el Padre lo limpiará para que pueda producir más frutos. Vosotros ya estáis limpios por la palabra que he pronunciado, pero debéis continuar estando limpios. Tenéis que permanecer en mí, y yo en vosotros; el sarmiento muere si se le separa de la vid. Así como el sarmiento no puede producir frutos a menos que permanezca en la vid, vosotros tampoco podéis producir los frutos del servicio amoroso a menos que permanezcáis en mí. Recordad: Yo soy la verdadera vid, y vosotros los sarmientos vivientes. El que vive en mí, y yo en él, producirá muchos frutos del espíritu y experimentará la alegría suprema de dar esta cosecha espiritual. Si mantenéis esta unión espiritual viviente conmigo, produciréis un fruto abundante. Si permanecéis en mí y mis palabras viven en vosotros, podréis comulgar libremente conmigo, y entonces mi espíritu viviente se infiltrará en vosotros de tal manera que podréis pedir todo lo que mi espíritu quiere, y hacer todo esto con la seguridad de que el Padre nos concederá nuestra petición. El Padre es glorificado en esto: que la vid tenga muchos sarmientos vivientes, y que cada sarmiento produzca muchos frutos. Y cuando el mundo vea estos sarmientos fructíferos — mis amigos que se aman los unos a los otros como yo los he amado — todos los hombres sabrán que sois realmente mis discípulos.
180:2.2 (1945.5) «Así como el Padre me ha amado, yo os he amado. Vivid en mi amor como yo vivo en el amor del Padre. Si hacéis lo que os he enseñado, permaneceréis en mi amor al igual que yo he guardado la palabra del Padre y permanezco eternamente en su amor.»
180:2.3 (1946.1) Los judíos habían enseñado desde hacía mucho tiempo que el Mesías sería «un tallo que surgiría de la vid» de los antepasados de David, y en conmemoración de esta antigua enseñanza, un gran emblema de la uva unida a su vid decoraba la entrada del templo de Herodes. Todos los apóstoles recordaron estas cosas mientras el Maestro les hablaba esta noche en la habitación de arriba.
180:2.4 (1946.2) Pero más adelante, las conclusiones del Maestro sobre la oración fueron malinterpretadas, lo que produjo una gran pesadumbre. Estas enseñanzas hubieran provocado pocas dificultades si se hubieran recordado las palabras exactas del Maestro y hubieran sido transcritas fielmente con posterioridad. Pero de la manera en que se escribió el relato, los creyentes terminaron por considerar la oración en nombre de Jesús como una especie de magia suprema, creyendo que recibirían del Padre todo lo que pidieran. Durante siglos, las almas sinceras han continuado haciendo naufragar su fe contra este escollo. ¿Cuánto tiempo necesitará el mundo de los creyentes para comprender que la oración no es un proceso para conseguir lo que uno desea, sino más bien un programa para emprender el camino de Dios, una experiencia para aprender a reconocer y a ejecutar la voluntad del Padre? Es enteramente cierto que, cuando vuestra voluntad se ha alineado verdaderamente con la suya, podéis pedir cualquier cosa concebida por esta unión de voluntades, y os será concedida. Esta unión de voluntades se efectúa por medio de Jesús y a través de él, al igual que la vida de la vid circula y atraviesa los sarmientos vivientes.
180:2.5 (1946.3) Cuando existe esta conexión viviente entre la divinidad y la humanidad, si la humanidad reza sin reflexión y de manera ignorante por sus comodidades egoístas y sus éxitos vanidosos, sólo puede haber una respuesta divina: que los tallos de los sarmientos vivientes produzcan una mayor cantidad de frutos del espíritu. Cuando el sarmiento de la vid está vivo, todas sus peticiones sólo pueden recibir una respuesta: que produzca más uvas. De hecho, el sarmiento sólo existe para producir frutos, y no puede hacer otra cosa que producir uvas. Y así, el verdadero creyente sólo existe con la finalidad de producir los frutos del espíritu: amar a los hombres como él mismo ha sido amado por Dios — que nos amemos los unos a los otros como Jesús nos ha amado.
180:2.6 (1946.4) Cuando la mano disciplinaria del Padre se coloca sobre la vid, lo hace con amor, para que los sarmientos puedan producir muchos frutos. Un sabio viñador sólo corta las ramas muertas y estériles.
180:2.7 (1946.5) Jesús tuvo grandes dificultades para hacer que sus mismos apóstoles reconocieran que la oración es una función de los creyentes nacidos del espíritu, en el reino dominado por el espíritu.
180:3.1 (1946.6) Apenas habían terminado los once sus comentarios sobre el discurso de la vid y los sarmientos, el Maestro les indicó que deseaba continuar hablándoles, pues sabía que le quedaba poco tiempo, y dijo: «Cuando os haya dejado, no os desaniméis por la enemistad del mundo. No os sintáis abatidos ni siquiera cuando los creyentes pusilánimes se vuelvan contra vosotros y se alíen con los enemigos del reino. Si el mundo os odia, recordad que me ha odiado antes que a vosotros. Si fuerais de este mundo, entonces el mundo amaría lo que es suyo, pero como no lo sois, el mundo se niega a amaros. Estáis en este mundo, pero no debéis vivir a su manera. Os he elegido y apartado del mundo para que representéis el espíritu de otro mundo en este mismo mundo en el que habéis sido elegidos. Pero recordad siempre las palabras que os he dicho: El servidor no es más grande que su señor. Si se atreven a perseguirme, también os perseguirán a vosotros. Si mis palabras ofenden a los incrédulos, vuestras palabras también ofenderán a los impíos. Y os harán todo esto porque no creen en mí ni en Aquel que me ha enviado; por eso sufriréis muchas cosas a causa de mi evangelio; pero cuando estéis soportando esas tribulaciones, deberíais recordar que yo también he sufrido antes que vosotros a causa de este evangelio del reino celestial.
180:3.2 (1947.1) «Muchos de los que os atacarán ignoran la luz del cielo, pero éste no es el caso de algunos que nos persiguen ahora. Si no les hubiéramos enseñado la verdad, podrían hacer muchas cosas extrañas sin incurrir en la condenación, pero ahora, puesto que han conocido la luz y se han atrevido a rechazarla, no tienen excusas para su actitud. El que me odia, odia a mi Padre. No puede ser de otra manera; la luz que podría salvaros si la aceptáis, sólo puede condenaros si la rechazáis a sabiendas. ¿Qué les he hecho a esos hombres para que me odien con un odio tan terrible? Nada, salvo ofrecerles la hermandad en la Tierra y la salvación en el cielo. Pero ¿no habéis leído en las Escrituras el dicho: ‘Y me odiaron sin causa`?
180:3.3 (1947.2) «Pero no os dejaré solos en el mundo. Poco tiempo después de mi partida, os enviaré un ayudante espiritual. Tendréis con vosotros a alguien que ocupará mi lugar entre vosotros, a alguien que continuará enseñándoos el camino de la verdad, y que incluso os confortará.
180:3.4 (1947.3) «Que no se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios; continuad creyendo también en mí. Aunque tenga que dejaros, no estaré lejos de vosotros. Ya os he dicho que hay muchas residencias en el universo de mi Padre. Si no fuera verdad, no os habría hablado repetidas veces de ellas. Voy a regresar a esos mundos de luz, a esas estaciones en el cielo del Padre a las que ascenderéis algún día. Desde esos lugares he venido a este mundo, y ahora ha llegado el momento en que debo regresar a la obra de mi Padre en las esferas de arriba.
180:3.5 (1947.4) «Si os precedo así en el reino celestial del Padre, os enviaré a buscar con seguridad para que podáis estar conmigo en los lugares que fueron preparados para los hijos mortales de Dios antes de que existiera este mundo. Aunque debo dejaros, estaré presente con vosotros en espíritu, y finalmente estaréis conmigo en persona cuando hayáis ascendido hasta mí en mi universo, tal como yo estoy a punto de ascender hasta mi Padre en su universo más grande. Lo que os he dicho es verdad y eterno, aunque no podáis comprenderlo plenamente. Voy hacia el Padre, y aunque ahora no podáis seguirme, me seguiréis sin duda en las eras venideras.»
180:3.6 (1947.5) Cuando Jesús se sentó, Tomás se levantó y dijo: «Maestro, no sabemos adónde vas; por consiguiente, no conocemos el camino. Pero te seguiremos esta misma noche si nos muestras el camino.»
180:3.7 (1947.6) Cuando Jesús escuchó a Tomás, contestó: «Tomás, yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va hacia el Padre si no es a través de mí. Todos los que encuentran al Padre, primero me encuentran a mí. Si me conocéis, conocéis el camino hacia el Padre. Y me conocéis de hecho, porque habéis vivido conmigo y ahora me veis.»
180:3.8 (1947.7) Pero esta enseñanza era demasiado profunda para muchos de los apóstoles, especialmente para Felipe, quien después de hablar unas palabras con Natanael, se levantó y dijo: «Maestro, muéstranos al Padre, y todo lo que nos has dicho se aclarará.»
180:3.9 (1947.8) Cuando Felipe hubo hablado, Jesús dijo: «Felipe, ¿he estado tanto tiempo contigo y sin embargo ni siquiera me conoces ahora? Declaro de nuevo que aquel que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Cómo puedes decir entonces: muéstranos al Padre? ¿Acaso no crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí? ¿No os he enseñado que las palabras que os digo no son mis palabras, sino las palabras del Padre? Hablo por el Padre y no por mí mismo. Estoy en este mundo para hacer la voluntad del Padre, y eso es lo que he hecho. Mi Padre permanece en mí y trabaja a través de mí. Creedme cuando digo que el Padre está en mí, y que yo estoy en el Padre, o si no, creedme por la vida misma que he vivido — por mi obra.»
180:3.10 (1948.1) Mientras el Maestro se apartaba para refrescarse con agua, los once emprendieron una viva discusión sobre estas enseñanzas, y Pedro iba a empezar a pronunciar un largo discurso cuando Jesús regresó y les indicó que se sentaran.
180:4.1 (1948.2) Jesús continuó su enseñanza, diciendo: «Cuando haya regresado al Padre, y él haya aceptado plenamente la obra que he realizado por vosotros en la Tierra, y después de que haya recibido la soberanía final sobre mi propio dominio, le diré a mi Padre: Como he dejado solos a mis hijos en la Tierra, es conforme a mi promesa enviarles a otro instructor. Y cuando el Padre lo apruebe, derramaré el Espíritu de la Verdad sobre todo el género humano. El espíritu de mi Padre ya está en vuestro corazón, y cuando llegue ese día, también me tendréis con vosotros como ahora tenéis al Padre. Este nuevo don es el espíritu de la verdad viviente. Los incrédulos no escucharán al principio las enseñanzas de este espíritu, pero todos los hijos de la luz lo recibirán con placer y de todo corazón. Cuando llegue este espíritu, lo conoceréis como me habéis conocido a mí, recibiréis este don en vuestro corazón, y él permanecerá con vosotros. Podéis percibir que no os voy a dejar sin ayuda ni guía. No voy a dejaros abandonados. Actualmente sólo puedo estar con vosotros en persona. En los tiempos venideros estaré con vosotros y con todos los demás hombres que deseen mi presencia, dondequiera que estéis, y con cada uno de vosotros al mismo tiempo. ¿No discernís que es mejor que me vaya, que os deje físicamente, para poder estar mejor y más plenamente con vosotros en espíritu?
180:4.2 (1948.3) «Dentro de muy pocas horas el mundo dejará de verme; pero continuaréis conociéndome en vuestro corazón hasta que os envíe este nuevo instructor, el Espíritu de la Verdad. De la misma manera que he vivido con vosotros en persona, viviré entonces dentro de vosotros; seré una sola cosa con vuestra experiencia personal en el reino del espíritu. Cuando esto suceda, sabréis con seguridad que estoy en el Padre, y que, aunque vuestra vida está oculta con el Padre que está en mí, yo también estoy en vosotros. He amado al Padre y he guardado su palabra; vosotros me habéis amado, y guardaréis mi palabra. Al igual que mi Padre me ha dado de su espíritu, yo os daré del mío. Este Espíritu de la Verdad que os donaré os guiará y os confortará, y os conducirá finalmente a toda la verdad.
180:4.3 (1948.4) «Os cuento estas cosas mientras aún estoy con vosotros, a fin de que estéis mejor preparados para soportar las pruebas que ahora se avecinan. Cuando llegue ese nuevo día, estaréis habitados tanto por el Hijo como por el Padre. Y esos dones del cielo trabajarán siempre el uno con el otro, al igual que el Padre y yo hemos trabajado en la Tierra delante de vuestros propios ojos como una sola persona: el Hijo del Hombre. Este amigo espiritual os traerá a la memoria todo lo que os he enseñado.»
180:4.4 (1948.5) Mientras el Maestro se detenía un momento, Judas Alfeo se atrevió a hacer una de las pocas preguntas que él o su hermano hicieron a Jesús en público. Judas dijo: «Maestro, siempre has vivido entre nosotros como un amigo; ¿cómo te conoceremos cuando ya no te manifiestes a nosotros, salvo a través de este espíritu? Si el mundo no te ve, ¿cómo estaremos seguros de ti? ¿Cómo te mostrarás a nosotros?»
180:4.5 (1949.1) Jesús los miró a todos, sonrió y dijo: «Hijos míos, me voy, voy de vuelta hacia el Padre. Dentro de poco ya no me veréis como me veis aquí, en carne y hueso. Dentro de muy poco tiempo os enviaré a mi espíritu, que es como yo, a excepción de este cuerpo material. Este nuevo instructor es el Espíritu de la Verdad que vivirá con cada uno de vosotros, en vuestro corazón, y así todos los hijos de la luz serán como uno solo y serán atraídos los unos hacia los otros. De esta manera concreta mi Padre y yo podremos vivir en el alma de cada uno de vosotros, y también en el corazón de todos los demás hombres que nos aman y hacen real ese amor en sus experiencias, amándose los unos a los otros como yo os amo ahora.»
180:4.6 (1949.2) Judas Alfeo no comprendió plenamente lo que había dicho el Maestro, pero captó la promesa de un nuevo instructor, y por la expresión de la cara de Andrés, percibió que su pregunta había sido contestada satisfactoriamente.
180:5.1 (1949.3) El nuevo ayudante que Jesús prometió enviar al corazón de los creyentes, derramar sobre todo el género humano, es el Espíritu de la Verdad. Este don divino no es la letra o la ley de la verdad, ni tampoco está destinado a funcionar como la forma o la expresión de la verdad. El nuevo instructor es la convicciónde la verdad, la conciencia y la seguridad de los verdaderos significados en los niveles espirituales reales. Este nuevo instructor es el espíritu de la verdad viviente y creciente, de la verdad que se expande, se desarrolla y se adapta.
180:5.2 (1949.4) La verdad divina es una realidad viviente que es percibida por el espíritu. La verdad sólo existe en los niveles espirituales superiores de la comprensión de la divinidad y de la conciencia de la comunión con Dios. Podéis conocer la verdad, y podéis vivir la verdad; podéis experimentar el crecimiento de la verdad en el alma, y gozar de la libertad que su luz aporta a la mente, pero no podéis aprisionar la verdad en unas fórmulas, códigos, credos o modelos intelectuales de conducta humana. Cuando intentáis formular humanamente la verdad divina, ésta muere rápidamente. Incluso en el mejor de los casos, el salvamento póstumo de la verdad aprisionada sólo puede terminar en la realización de una forma particular de sabiduría intelectual glorificada. La verdad estática es una verdad muerta, y sólo la verdad muerta puede ser formulada en una teoría. La verdad viviente es dinámica y sólo puede gozar de una existencia experiencial en la mente humana.
180:5.3 (1949.5) La inteligencia nace de una existencia material que está iluminada por la presencia de la mente cósmica. La sabiduría consta de la conciencia del conocimiento, elevada a nuevos niveles de significados, y activada por la presencia de la dotación universal del espíritu ayudante de la sabiduría. La verdad es un valor de la realidad espiritual que sólo lo experimentan los seres dotados de espíritu que ejercen su actividad en los niveles supermateriales de conciencia del universo, y que después de reconocer la verdad, permiten que su espíritu activador viva y reine en sus almas.
180:5.4 (1949.6) El verdadero hijo que posee perspicacia universal busca el Espíritu viviente de la Verdad en toda palabra sabia. La persona que conoce a Dios eleva constantemente la sabiduría a los niveles de verdad viviente donde se alcanza la divinidad; el alma que no progresa espiritualmente arrastra todo el tiempo a la verdad viviente hacia los niveles muertos de la sabiduría y hacia los dominios de la simple exaltación del conocimiento.
180:5.5 (1949.7) Cuando la regla de oro está despojada de la perspicacia suprahumana del Espíritu de la Verdad, no es nada más que una regla de conducta altamente ética. Cuando la regla de oro se interpreta literalmente, puede convertirse en un instrumento muy ofensivo para vuestros semejantes. Sin un discernimiento espiritual de la regla de oro de la sabiduría, podéis razonar que, puesto que deseáis que todos los hombres os digan con franqueza toda la verdad que tienen en su mente, vosotros deberíais expresarles de manera franca y total todos los pensamientos de vuestra mente. Una interpretación tan poco espiritual de la regla de oro podría ocasionar una infelicidad indecible y unas penas sin fin.
180:5.6 (1950.1) Algunas personas disciernen e interpretan la regla de oro como una afirmación puramente intelectual de la fraternidad humana. Otras experimentan esta expresión de las relaciones humanas como una satisfacción emocional de los tiernos sentimientos de la personalidad humana. Otros mortales reconocen esta misma regla de oro como la vara que mide todas las relaciones sociales, el modelo de la conducta social. Y otros aún la consideran como el mandato positivo de un gran instructor moral, que incorporó en esta declaración el concepto más elevado de la obligación moral en lo concerniente a todas las relaciones fraternales. En la vida de esos seres morales, la regla de oro se convierte en el centro sabio y la circunferencia de toda su filosofía.
180:5.7 (1950.2) En el reino de la fraternidad creyente de los amantes de la verdad que conocen a Dios, esta regla de oro adquiere cualidades vivientes de realización espiritual en aquellos niveles superiores de interpretación que inducen a los hijos mortales de Dios a considerar que este mandato del Maestro les exige que se relacionen con sus semejantes de tal manera, que éstos reciban el mayor bien posible como resultado de su contacto con los creyentes. Ésta es la esencia de la verdadera religión: que améis a vuestro prójimo como a vosotros mismos.
180:5.8 (1950.3) Pero la comprensión más elevada y la interpretación más verdadera de la regla de oro consiste en la conciencia del espíritu de la verdad de la realidad perdurable y viviente de esta declaración divina. El verdadero significado cósmico de esta regla de las relaciones universales solamente se revela en su comprensión espiritual, en la interpretación que el espíritu del Hijo hace de la ley de la conducta al espíritu del Padre que reside en el alma del hombre mortal. Cuando esos mortales conducidos por el espíritu se dan cuenta del verdadero significado de esta regla de oro, se llenan a rebosar con la certeza de ser ciudadanos de un universo amistoso, y sus ideales de realidad espiritual sólo se satisfacen cuando aman a sus semejantes como Jesús nos amó a todos. Ésta es la realidad de la comprensión del amor de Dios.
180:5.9 (1950.4) Esta misma filosofía de flexibilidad viviente y de adaptabilidad cósmica de la verdad divina a las necesidades y capacidades individuales de cada hijo de Dios, ha de ser percibida antes de que podáis esperar comprender adecuadamente la enseñanza y la práctica del Maestro de la no resistencia al mal. La enseñanza del Maestro es básicamente una declaración espiritual. Incluso las implicaciones materiales de su filosofía no pueden considerarse con utilidad independientemente de sus correlaciones espirituales. El espíritu del mandato del Maestro consiste en no oponer resistencia a todas las reacciones egoístas hacia el universo, y al mismo tiempo alcanzar de manera dinámica y progresiva los niveles rectos de los verdaderos valores espirituales: la belleza divina, la bondad infinita y la verdad eterna — conocer a Dios y volverse cada vez más como él.
180:5.10 (1950.5) El amor, el altruismo, debe sufrir una interpretación readaptativa constante y viviente de las relaciones de acuerdo con las directrices del Espíritu de la Verdad. El amor debe captar así los conceptos ampliados y siempre cambiantes del bien cósmico más elevado para la persona que es amada. Luego, el amor continúa adoptando esta misma actitud hacia todas las demás personas que quizás pudieran ser influidas por las relaciones crecientes y vivientes del amor que un mortal conducido por el espíritu siente por otros ciudadanos del universo. Toda esta adaptación viviente del amor debe efectuarse a la luz del entorno de mal presente y de la meta eterna de la perfección del destino divino.
180:5.11 (1950.6) Y así, tenemos que reconocer claramente que ni la regla de oro ni la enseñanza de la no resistencia se pueden entender nunca correctamente como dogmas o preceptos. Sólo se pueden comprender viviéndolas, percatándose de sus significados en la interpretación viviente del Espíritu de la Verdad, que dirige el contacto afectuoso entre los seres humanos.
180:5.12 (1951.1) Y todo esto indica claramente la diferencia entre la antigua religión y la nueva. La antigua religión enseñaba la abnegación; la nueva religión sólo enseña el olvido de sí mismo, una autorrealización elevada gracias al servicio social unido a la comprensión del universo. La antigua religión estaba motivada por la conciencia del miedo; el nuevo evangelio del reino está dominado por la convicción de la verdad, el espíritu de la verdad eterna y universal. En la experiencia de la vida de los creyentes en el reino, ninguna cantidad de piedad o de lealtad a un credo puede compensar la ausencia de esa amabilidad espontánea, generosa y sincera que caracteriza a los hijos del Dios viviente nacidos del espíritu. Ni la tradición, ni un sistema ceremonial de culto oficial, pueden compensar la falta de compasión auténtica por nuestros semejantes.
180:6.1 (1951.2) Después de que Pedro, Santiago, Juan y Mateo hubieron hecho numerosas preguntas al Maestro, éste continuó su discurso de despedida, diciendo: «Os cuento todo esto antes de dejaros, a fin de que podáis estar preparados de tal manera para lo que os va a suceder, que no cometáis graves errores. Las autoridades no se contentarán con expulsaros simplemente de las sinagogas; os advierto que se acerca la hora en que aquellos que os maten pensarán que están haciendo un servicio a Dios. Os harán todas estas cosas a vosotros y a los que conduzcáis al reino de los cielos, porque no conocen al Padre. Se han negado a conocer al Padre al negarse a recibirme; y se negarán a recibirme cuando os rechacen a vosotros, a condición de que hayáis guardado mi nuevo mandamiento de que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Os cuento de antemano estas cosas para que cuando llegue vuestra hora, como ahora ha llegado la mía, os sintáis fortalecidos por el conocimiento de que yo sabía todo esto, y que mi espíritu estará con vosotros en todo lo que sufriréis por mi causa y a causa del evangelio. Por este motivo os he hablado tan claramente desde el principio. Os he advertido incluso que los enemigos de un hombre pueden ser los miembros de su propia familia. Aunque este evangelio del reino nunca deja de traer una gran paz al alma del creyente individual, no traerá la paz a la Tierra hasta que los hombres no estén dispuestos a creer de todo corazón en mis enseñanzas, y a establecer la práctica de hacer la voluntad del Padre como meta principal de su vida mortal.
180:6.2 (1951.3) «Ahora que os dejo, puesto que ha llegado la hora en que estoy a punto de ir hacia el Padre, me sorprende que ninguno de vosotros me haya preguntado: ¿Por qué nos dejas? Sin embargo, sé que os hacéis estas preguntas en vuestro corazón. Os hablaré claramente, como lo hace un amigo a otro. Es realmente beneficioso para vosotros que me vaya. Si no me voy, el nuevo instructor no podrá venir a vuestro corazón. Debo ser despojado de este cuerpo mortal, y restablecido en mi puesto en el cielo, antes de poder enviar a este instructor espiritual para que viva en vuestra alma y conduzca a vuestro espíritu a la verdad. Cuando mi espíritu llegue para residir en vosotros, iluminará la diferencia entre el pecado y la rectitud, y os permitirá juzgar sabiamente en vuestro corazón acerca de ambas cosas.
180:6.3 (1951.4) «Aún tengo que deciros muchas cosas, pero ahora no podéis soportar más. Sin embargo, cuando llegue el Espíritu de la Verdad, os guiará finalmente a toda la verdad a medida que paséis por las muchas moradas del universo de mi Padre.
180:6.4 (1951.5) «Este espíritu no hablará de sí mismo, pero os proclamará lo que el Padre le ha revelado al Hijo, e incluso os mostrará cosas por venir; me glorificará como yo he glorificado a mi Padre. Este espíritu sale de mí y os revelará mi verdad. Todo lo que el Padre posee en este dominio ahora es mío; por eso os he dicho que este nuevo instructor tomará lo que es mío y os lo revelará.
180:6.5 (1952.1) «Dentro de muy poco os dejaré por un corto período de tiempo. Después, cuando me veáis de nuevo, ya estaré camino del Padre, de manera que, incluso entonces, no me veréis por mucho tiempo.»
180:6.6 (1952.2) Mientras hacía una corta pausa, los apóstoles empezaron a hablar entre ellos: «¿Qué es lo que nos está diciendo? ‘Dentro de muy poco os dejaré`, y ‘cuando me veáis de nuevo no será por mucho tiempo, porque estaré camino del Padre`. ¿Qué quiere decir con este ‘poco tiempo` y ‘no por mucho tiempo`? No podemos comprender lo que nos dice.»
180:6.7 (1952.3) Puesto que Jesús sabía que se hacían estas preguntas, dijo: «¿Os preguntáis unos a otros sobre lo que he querido decir cuando he indicado que dentro de muy poco ya no estaré con vosotros y que, cuando me veáis de nuevo, estaré camino del Padre? Os he dicho claramente que el Hijo del Hombre debe morir, pero que resucitará. ¿No podéis discernir pues el significado de mis palabras? Primero os sentiréis apenados, pero más tarde os regocijaréis con muchas personas que comprenderán estas cosas después de que hayan sucedido. En verdad, una mujer está angustiada a la hora del parto, pero una vez que ha dado a luz a su hijo, olvida inmediatamente su angustia ante la alegría de saber que un hombre ha nacido en el mundo. De la misma manera, os vais a entristecer por mi partida, pero os veré pronto de nuevo, y entonces vuestra pena se transformará en alegría, y os llegará una nueva revelación de la salvación de Dios que nadie podrá quitaros nunca. Y todos los mundos serán benditos en esta misma revelación de la vida que derrota a la muerte. Hasta ahora habéis hecho todas vuestras peticiones en nombre de mi Padre. Después de que me veáis de nuevo, podréis pedir también en mi nombre, y yo os escucharé.
180:6.8 (1952.4) «Aquí abajo os he enseñado con proverbios y os he hablado en parábolas. Lo he hecho así porque espiritualmente sólo erais niños; pero se acerca el momento en que os hablaré claramente sobre el Padre y su reino. Y lo haré porque el Padre mismo os ama y desea ser revelado más plenamente a vosotros. El hombre mortal no puede ver al Padre que es espíritu; por eso he venido al mundo para mostrar el Padre a vuestros ojos de criaturas. Pero cuando os hayáis perfeccionado en el crecimiento espiritual, entonces veréis al Padre mismo.»
180:6.9 (1952.5) Cuando los once le oyeron hablar así, se dijeron unos a otros: «Mirad, ahora nos habla claramente. Es seguro que el Maestro ha venido de Dios. Pero, ¿por qué dice que debe regresar al Padre?» Jesús vio que incluso entonces no le comprendían. Estos once hombres no podían liberarse de las ideas que habían abrigado durante mucho tiempo sobre el concepto judío del Mesías. Cuanto más plenamente creían en Jesús como Mesías, más embarazosas se volvían estas nociones profundamente arraigadas sobre el glorioso triunfo material del reino en la Tierra.
El libro de Urantia
Documento 181
181:0.1 (1953.1) DESPUÉS de terminar el discurso de despedida a los once, Jesús conversó familiarmente con ellos y recordó muchas experiencias que les concernía como grupo y como individuos. Estos galileos empezaban por fin a darse cuenta de que su amigo e instructor iba a dejarlos, y su esperanza se aferraba a la promesa de que después de poco tiempo estaría de nuevo con ellos, pero eran propensos a olvidar que este regreso también sería por poco tiempo. Muchos apóstoles y discípulos principales creían realmente que esta promesa de volver durante una corta temporada (el corto intervalo entre la resurrección y la ascensión) indicaba que Jesús sólo se iba para conversar brevemente con su Padre, después de lo cual volvería para establecer el reino. Esta interpretación de su enseñanza concordaba tanto con sus creencias preconcebidas como con sus ardientes esperanzas. Puesto que sus creencias de toda la vida y sus esperanzas de ver realizados sus anhelos se armonizaban de esta manera, no les fue difícil encontrar una interpretación de las palabras del Maestro que justificara sus intensos deseos.
181:0.2 (1953.2) Después de haber debatido el discurso de despedida y de haber empezado a asimilarlo, Jesús llamó de nuevo a los apóstoles al orden y empezó a impartirles sus últimas recomendaciones y advertencias.
181:1.1 (1953.3) Cuando los once se hubieron sentado, Jesús se levantó y les dirigió la palabra: «Mientras que esté con vosotros en la carne, sólo puedo ser una persona en medio de vosotros o en el mundo entero. Pero cuando haya sido liberado de esta envoltura de naturaleza mortal, podré regresar como habitante espiritual a cada uno de vosotros y de todos los demás creyentes en este evangelio del reino. De esta manera, el Hijo del Hombre se volverá una encarnación espiritual en el alma de todos los verdaderos creyentes.
181:1.2 (1953.4) «Cuando haya regresado para vivir en vosotros y trabajar a través de vosotros, podré continuar conduciéndoos mejor por esta vida y guiaros a través de las muchas moradas en la vida futura en el cielo de los cielos. La vida en la creación eterna del Padre no es un descanso sin fin en la ociosidad ni un reposo egoísta, sino más bien una progresión continua en la gracia, la verdad y la gloria. Cada una de las muchísimas estaciones en la casa de mi Padre es una parada, una vida destinada a prepararos para la siguiente. Los hijos de la luz continuarán así de gloria en gloria hasta que alcancen el estado divino en el que estarán perfeccionados espiritualmente como el Padre es perfecto en todas las cosas.
181:1.3 (1953.5) «Si queréis seguir mis pasos cuando os haya dejado, esforzaos seriamente por vivir de acuerdo con el espíritu de mis enseñanzas y el ideal de mi vida — hacer la voluntad de mi Padre. Haced esto, en lugar de intentar imitar mi vida sencilla en la carne tal como me he visto obligado a vivirla, necesariamente, en este mundo.
181:1.4 (1954.1) «El Padre me ha enviado a este mundo, pero sólo unos pocos de vosotros habéis elegido recibirme plenamente. Derramaré mi espíritu sobre todo el género humano, pero no todos los hombres escogerán recibir a este nuevo instructor como guía y consejero del alma. Pero todos los que lo reciban serán iluminados, purificados y confortados. Y este Espíritu de la Verdad se transformará en ellos en una fuente de agua viva que brotará hasta en la vida eterna.
181:1.5 (1954.2) «Y ahora que estoy a punto de dejaros, quisiera decir unas palabras de consuelo. Os dejo la paz; mi paz os doy. Os concedo estos dones, no como los ofrece el mundo — por medidas — sino que doy a cada uno de vosotros todo lo que quiera recibir. Que vuestro corazón no se perturbe ni sienta temor. Yo he vencido al mundo, y en mí todos triunfaréis por la fe. Os he advertido que el Hijo del Hombre será ejecutado, pero os aseguro que volveré antes de ir hacia el Padre, aunque sólo sea por poco tiempo. Y después de haber ascendido hasta el Padre, enviaré con seguridad al nuevo instructor para que esté con vosotros y resida en vuestro propio corazón. Cuando veáis que sucede todo esto, no os desalentéis, sino más bien creed, puesto que lo sabíais todo de antemano. Os he amado con un gran afecto y no quisiera dejaros, pero esa es la voluntad del Padre. Mi hora ha llegado.
181:1.6 (1954.3) «No dudéis de ninguna de estas verdades, incluso cuando estéis dispersos por las persecuciones y abatidos por numerosas tristezas. Cuando os sintáis solos en el mundo, yo conoceré vuestra soledad, al igual que vosotros conoceréis la mía cuando estéis dispersos cada uno por su lado, dejando al Hijo del Hombre en manos de sus enemigos. Pero nunca estoy solo; el Padre siempre está conmigo. Incluso en esos momentos rezaré por vosotros. Os he contado todas estas cosas para que podáis tener paz y tenerla más abundantemente. Tendréis tribulaciones en este mundo, pero tened buen ánimo; he triunfado en el mundo y os he mostrado el camino de la alegría eterna y del servicio perpetuo.»
181:1.7 (1954.4) Jesús da la paz a los que hacen con él la voluntad de Dios, pero esta paz no es semejante a las alegrías y satisfacciones de este mundo material. Los materialistas y los fatalistas incrédulos sólo pueden esperar disfrutar de dos tipos de paz y de consuelo del alma: o bien deben ser estoicos, decididos a enfrentarse a lo inevitable y a soportar lo peor con una resolución firme; o bien deben ser optimistas, contentándose siempre con esa esperanza que brota perpetuamente en el seno del hombre, anhelando en vano una paz que nunca llega realmente.
181:1.8 (1954.5) Cierta cantidad de estoicismo y de optimismo son útiles para vivir la vida en la Tierra, pero ninguno de los dos tiene nada que ver con esa paz espléndida que el Hijo de Dios confiere a sus hermanos en la carne. La paz que Miguel da a sus hijos de la Tierra es la misma paz que llenaba su propia alma cuando él mismo vivía la vida mortal en la carne y en este mismo mundo. La paz de Jesús es la alegría y la satisfacción de una persona que conoce a Dios, y que ha logrado el triunfo de aprender plenamente a hacer la voluntad de Dios mientras vive la vida mortal en la carne. La paz mental de Jesús estaba fundada en una fe humana absoluta en la realidad de los cuidados sabios y compasivos del Padre divino. Jesús tuvo dificultades en la Tierra, incluso se le había llamado falsamente el «hombre de dolores», pero en todas estas experiencias y a través de ellas, disfrutó del consuelo de esa confianza que siempre le dio fuerzas para seguir adelante con el objetivo de su vida, con la plena seguridad de que estaba realizando la voluntad del Padre.
181:1.9 (1954.6) Jesús era decidido, perseverante y estaba completamente dedicado a realizar su misión, pero no era un estoico insensible y endurecido; siempre buscaba los aspectos alegres en las experiencias de su vida, pero no era un optimista ciego que se engañara a sí mismo. El Maestro sabía todo lo que le sucedería, y no tenía miedo. Después de haber otorgado esta paz a cada uno de sus seguidores, podía decir de manera coherente: «Que vuestro corazón no se perturbe ni sienta temor.»
181:1.10 (1955.1) La paz de Jesús es pues la paz y la seguridad de un hijo que cree plenamente que su carrera en el tiempo y en la eternidad está totalmente a salvo bajo el cuidado y la vigilancia de un Padre espíritu infinitamente sabio, amoroso y poderoso. Ésta es, en verdad, una paz que sobrepasa el entendimiento de la mente mortal, pero que el corazón humano creyente puede disfrutar plenamente.
181:2.1 (1955.2) El Maestro había terminado de dar sus instrucciones de despedida y de impartir sus exhortaciones finales a los apóstoles como grupo. Luego se dirigió a ellos para decirles adiós individualmente y para darle a cada uno sus consejos personales así como su bendición de despedida. Los apóstoles continuaban sentados alrededor de la mesa tal como se habían instalado al principio para compartir la Última Cena. A medida que el Maestro rodeaba la mesa y hablaba con ellos, cada uno se ponía de pie cuando Jesús se dirigía a él.
181:2.2 (1955.3) A Juan, Jesús le dijo: «Tú, Juan, eres el más joven de mis hermanos. Has estado muy cerca de mí, y aunque os amo a todos con el mismo amor que un padre tiene por sus hijos, Andrés te designó como uno de los tres que siempre debían estar cerca de mí. Además de esto, te has ocupado en mi nombre de muchos asuntos relacionados con mi familia terrenal, y debes continuar haciéndolo. Y voy hacia el Padre, Juan, teniendo la plena confianza de que continuarás cuidando de los que son míos en la carne. Procura que la confusión que sufren actualmente sobre mi misión no te impida en absoluto concederles toda la simpatía, los consejos y la ayuda necesarios, como sabes que yo lo haría si tuviera que permanecer en la carne. Y cuando todos lleguen a ver la luz y entren plenamente en el reino, aunque todos vosotros los recibiréis con regocijo, cuento contigo Juan para darles la bienvenida en mi nombre.
181:2.3 (1955.4) «Y ahora que comienzo las últimas horas de mi carrera terrenal, permanece cerca de mí para que pueda dejarte cualquier mensaje relacionado con mi familia. En lo que concierne a la obra que el Padre me confió, ahora está terminada a excepción de mi muerte en la carne, y estoy listo para beber esta última copa. Pero en cuanto a las responsabilidades que me dejó mi padre terrenal José, las he atendido durante mi vida, pero ahora debo contar contigo para que actúes en mi nombre en todos esos asuntos. Te he elegido para que hagas esto por mí, Juan, porque eres el más joven, y por consiguiente es muy probable que vivas más tiempo que los otros apóstoles.
181:2.4 (1955.5) «En otro tiempo os llamamos a ti y a tu hermano los hijos del trueno. Empezaste con nosotros siendo resuelto e intolerante, pero has cambiado mucho desde el día en que querías que hiciera bajar el fuego sobre la cabeza de los incrédulos ignorantes e irreflexivos. Y debes cambiar aún más. Deberías convertirte en el apóstol del nuevo mandamiento que os he dado esta noche. Dedica tu vida a enseñar a tus hermanos a amarse los unos a los otros como yo os he amado.»
181:2.5 (1955.6) Mientras Juan Zebedeo permanecía allí de pie en la habitación de arriba con las lágrimas corriendo por sus mejillas, miró de frente al Maestro y dijo: «Así lo haré, Maestro mío, pero, ¿cómo puedo aprender a amar más a mis hermanos?» Entonces Jesús respondió: «Aprenderás a amar más a tus hermanos cuando primero aprendas a amar más a su Padre que está en los cielos, y después de que te intereses realmente más por su bienestar en el tiempo y en la eternidad. Todo interés humano de este tipo se fomenta mediante la simpatía comprensiva, el servicio desinteresado y el perdón sin límites. Nadie debería menospreciar tu juventud, pero te exhorto a que siempre consideres debidamente el hecho de que la edad representa muchas veces la experiencia, y que en los asuntos humanos nada puede reemplazar a la experiencia real. Esfuérzate por vivir en paz con todos los hombres, especialmente con tus amigos en la fraternidad del reino celestial. Y recuerda siempre, Juan, no luches con las almas que quisieras ganar para el reino.»
181:2.6 (1956.1) Luego el Maestro rodeó su propio asiento y se detuvo un momento al lado del sitio de Judas Iscariote. Los apóstoles estaban un poco sorprendidos de que Judas aún no hubiera regresado, y tenían mucha curiosidad por conocer el significado de la expresión de tristeza en el rostro de Jesús, mientras éste permanecía al lado del asiento vacío del traidor. Pero ninguno de ellos, a excepción quizás de Andrés, albergaba la más leve sospecha de que su tesorero había salido para traicionar a su Maestro, tal como Jesús les había dado a entender anteriormente por la tarde y durante la cena. Habían sucedido tantas cosas que, por el momento, habían olvidado por completo la declaración del Maestro de que uno de ellos lo traicionaría.
181:2.7 (1956.2) Jesús se acercó entonces a Simón Celotes, que se levantó para escuchar la siguiente exhortación: «Eres un verdadero hijo de Abraham, pero cuánto tiempo he estado intentando hacer de ti un hijo de este reino celestial. Te amo y todos tus hermanos también te aman. Sé que me amas, Simón, y que también amas al reino, pero aún tienes la idea fija de hacer venir este reino según tus preferencias. Sé muy bien que acabarás por captar la naturaleza y el significado espirituales de mi evangelio, y que trabajarás valientemente para proclamarlo, pero me preocupa lo que pueda sucederte cuando yo me vaya. Me alegraría saber que no vacilarás; sería feliz si pudiera saber que después de que me vaya hacia el Padre no dejarás de ser mi apóstol, y que te comportarás aceptablemente como embajador del reino celestial.»
181:2.8 (1956.3) Apenas había terminado Jesús de hablar a Simón Celotes, cuando el fogoso patriota, secándose los ojos, respondió: «Maestro, no temas por mi lealtad. Le he dado la espalda a todo para poder dedicar mi vida al establecimiento de tu reino en la Tierra, y no titubearé. Hasta ahora he sobrevivido a todas las decepciones, y no te abandonaré.»
181:2.9 (1956.4) Entonces, poniendo su mano en el hombro de Simón, Jesús dijo: «En verdad, es confortante oírte hablar así, especialmente en un momento como éste, pero mi buen amigo, aún no sabes de qué estás hablando. No dudo ni un instante de tu lealtad, de tu devoción. Sé que no dudarías en salir a luchar y morir por mí, como lo harían todos estos otros» (y todos asintieron enérgicamente con la cabeza), «pero no se te pedirá eso. Te he dicho repetidas veces que mi reino no es de este mundo, y que mis discípulos no lucharán para establecerlo. Te he dicho esto muchas veces, Simón, pero te niegas a enfrentarte a la verdad. No me preocupa tu lealtad hacia mí y hacia el reino, sino ¿qué harás cuando me vaya y caigas por fin en la cuenta de que no has sabido captar el significado de mi enseñanza, y que debes ajustar tus ideas erróneas a la realidad de una clase de asuntos, diferente y espiritual, en el reino?»
181:2.10 (1956.5) Simón quería hablar de nuevo, pero Jesús levantó la mano para detenerlo y continuó diciendo: «Ninguno de mis apóstoles tiene un corazón más sincero y honrado que tú, pero después de mi partida, ninguno de ellos se sentirá tan trastornado y tan desanimado como tú. Durante todo tu desánimo mi espíritu permanecerá contigo, y éstos, tus hermanos, no te abandonarán. No olvides lo que te he enseñado en cuanto a la relación entre la ciudadanía en la Tierra y la filiación en el reino espiritual del Padre. Reflexiona bien sobre todo lo que te he dicho acerca de dar al César las cosas que son del César y a Dios las que son de Dios. Dedica tu vida, Simón, a mostrar que el hombre mortal puede cumplir aceptablemente mi mandato de reconocer simultáneamente el deber temporal hacia los poderes civiles y el servicio espiritual en la fraternidad del reino. Si te dejas enseñar por el Espíritu de la Verdad, nunca habrá conflicto entre las exigencias de la ciudadanía en la Tierra y las de la filiación en el cielo, a menos que los gobernantes temporales se atrevan a exigirte el homenaje y la adoración que sólo pertenecen a Dios.
181:2.11 (1957.1) «Y ahora, Simón, cuando veas finalmente todo esto, una vez que te hayas liberado de tu depresión y hayas salido a proclamar este evangelio con una gran energía, no olvides nunca que yo estaba contigo durante todo tu período de desánimo, y que continuaré contigo hasta el fin. Siempre serás mi apóstol, y una vez que estés dispuesto a ver con los ojos del espíritu y a someter más plenamente tu voluntad a la voluntad del Padre que está en los cielos, volverás a trabajar como embajador mío, y nadie te quitará la autoridad que te he conferido porque hayas sido lento en comprender las verdades que te he enseñado. Así pues, Simón, te advierto una vez más que los que combaten con la espada perecen por la espada, mientras que los que trabajan en el espíritu consiguen la vida eterna en el reino venidero, y la alegría y la paz en el reino presente. Cuando la obra que se te ha confiado haya terminado en la Tierra, tú, Simón, te sentarás conmigo en mi reino del más allá. Verás realmente el reino que has anhelado, pero no en esta vida. Continúa creyendo en mí y en lo que te he revelado, y recibirás el don de la vida eterna.»
181:2.12 (1957.2) Cuando Jesús hubo terminado de hablar a Simón Celotes, se acercó a Mateo Leví y dijo: «Ya no tendrás la responsabilidad de abastecer la tesorería del grupo apostólico. Pronto, muy pronto, todos estaréis dispersos; ni siquiera te permitirán disfrutar de la asociación consoladora y confortante con uno solo de tus hermanos. A medida que continuéis predicando este evangelio del reino, tendréis que encontrar nuevos asociados. Os he enviado de dos en dos durante la época de vuestra preparación, pero ahora que os dejo, cuando os hayáis recuperado de la conmoción, saldréis solos hasta los confines de la Tierra, proclamando esta buena nueva: Que los mortales vivificados por la fe son hijos de Dios.»
181:2.13 (1957.3) Entonces Mateo dijo: «Pero, Maestro, ¿quién nos va a enviar y cómo sabremos adónde ir? ¿Nos mostrará Andrés el camino?» Y Jesús respondió: «No, Leví, Andrés ya no os dirigirá para proclamar el evangelio. Continuará por supuesto siendo vuestro amigo y consejero hasta el día en que llegue el nuevo instructor, y entonces el Espíritu de la Verdad os conducirá por ahí a cada uno de vosotros en el trabajo de expansión del reino. Se han producido en ti muchos cambios desde aquel día en la aduana en que empezaste a seguirme por primera vez; pero deberán producirse muchos más antes de que puedas tener la visión de una fraternidad en la cual los gentiles se sentarán con los judíos en una asociación fraternal. Pero continúa con tu impulso de atraer a tus hermanos judíos hasta que estés plenamente satisfecho, y luego dirígete con energía hacia los gentiles. Leví, puedes estar seguro de una cosa: Te has ganado la confianza y el afecto de tus hermanos; todos te aman.» (Y los diez indicaron su conformidad a las palabras del Maestro.)
181:2.14 (1958.1) «Leví, sé muchas cosas que tus hermanos ignoran sobre tus ansiedades, sacrificios y esfuerzos para mantener repleta la tesorería, y aunque el que llevaba la bolsa esté ausente, me alegra que el embajador publicano esté aquí en mi reunión de despedida con los mensajeros del reino. Ruego para que puedas discernir el significado de mi enseñanza con los ojos del espíritu. Cuando el nuevo instructor llegue a tu corazón, síguelo allá donde te conduzca y que tus hermanos vean — e incluso el mundo entero — lo que puede hacer el Padre por un detestado recaudador de impuestos que se ha atrevido a seguir al Hijo del Hombre y a creer en el evangelio del reino. Desde el principio, Leví, te he amado como he amado a estos otros galileos. Sabiendo pues muy bien que ni el Padre ni el Hijo hacen acepción de personas, procura no hacer este tipo de distinciones entre los que se hagan creyentes en el evangelio gracias a tu ministerio. Así pues, Mateo, dedica toda tu futura vida de servicio a mostrar a todos los hombres que Dios no hace acepción de personas; que a los ojos de Dios y en la hermandad del reino, todos los hombres son iguales, todos los creyentes son hijos de Dios.»
181:2.15 (1958.2) Jesús se dirigió entonces a Santiago Zebedeo, que permaneció de pie en silencio mientras el Maestro le decía: «Santiago, cuando tú y tu hermano menor vinisteis a verme un día buscando preferencias en los honores del reino, os dije que esos honores sólo los podía otorgar el Padre, y os pregunté si erais capaces de beber mi copa, y los dos me contestasteis que sí. Aunque entonces no hubierais sido capaces de hacerlo, y aunque ahora tampoco lo seáis, pronto estaréis preparados para ese servicio gracias a la experiencia que estáis a punto de atravesar. En aquella ocasión enfadaste a tus hermanos con tu conducta. Si aún no te han perdonado del todo, lo harán cuando te vean beber mi copa. Que tu ministerio sea largo o breve, domina tu alma con paciencia. Cuando llegue el nuevo instructor, deja que te enseñe el equilibrio de la compasión y esa tolerancia comprensiva que nace de la confianza sublime en mí y de la sumisión perfecta a la voluntad del Padre. Dedica tu vida a demostrar que el afecto humano y la dignidad divina se pueden combinar en el discípulo que conoce a Dios y cree en el Hijo. Todos los que viven así revelarán el evangelio incluso por su manera de morir. Tú y tu hermano Juan seguiréis caminos diferentes, y es posible que uno de vosotros se siente conmigo en el reino eterno mucho antes que el otro. Te ayudaría mucho si pudieras aprender que la verdadera sabiduría abarca la prudencia así como la valentía. Debes aprender que tu agresividad ha de ir acompañada de sagacidad. Llegarán esos momentos supremos en los que mis discípulos no dudarán en dar su vida por este evangelio, pero en todas las circunstancias ordinarias sería mucho mejor aplacar la ira de los incrédulos para que puedas seguir viviendo y continuar predicando la buena nueva. En la medida en que dependa de ti, vive mucho tiempo en la Tierra para que tu larga vida pueda ser fecunda en almas ganadas para el reino celestial.»
181:2.16 (1958.3) Cuando el Maestro hubo terminado de hablar a Santiago Zebedeo, dio la vuelta hasta el extremo de la mesa donde estaba sentado Andrés, miró a su fiel asistente a los ojos, y dijo: «Andrés, me has representado fielmente como jefe en funciones de los embajadores del reino celestial. Aunque a veces has dudado y en otras ocasiones has manifestado una timidez peligrosa, sin embargo siempre has sido sinceramente justo y eminentemente equitativo en tu trato con tus compañeros. Desde tu ordenación y la de tus hermanos como mensajeros del reino, habéis sido autónomos en todos los asuntos administrativos del grupo, salvo que te designé como jefe en funciones de estos escogidos. En ninguna otra cuestión temporal he actuado para dirigir o influir en tus decisiones. Y lo he hecho así a fin de asegurar la existencia de un jefe que dirija todas vuestras deliberaciones colectivas posteriores. En mi universo y en el universo de universos de mi Padre, nuestros hijos-hermanos son tratados como individuos en todas sus relaciones espirituales, pero en todas las relaciones colectivas, procuramos invariablemente que exista una persona determinada que dirija. Nuestro reino es un reino de orden, y cuando dos o más criaturas volitivas actúan en cooperación, siempre se prevé la autoridad de un jefe.»
181:2.17 (1959.1) «Y ahora Andrés, puesto que eres el jefe de tus hermanos en virtud de la autoridad que te he conferido, puesto que has servido así como mi representante personal y como estoy a punto de dejaros para ir hacia mi Padre, te libero de toda responsabilidad relacionada con estos asuntos temporales y administrativos. De ahora en adelante ya no tendrás ninguna jurisdicción sobre tus hermanos, excepto la que te has ganado como jefe espiritual y que tus hermanos reconocen por tanto libremente. A partir de este momento ya no puedes ejercer ninguna autoridad sobre tus hermanos, a menos que ellos te restituyan esa potestad mediante un acto legislativo preciso, después de que me haya ido hacia el Padre. Pero el hecho de liberarte de tus responsabilidades como jefe administrativo de este grupo no disminuye de ninguna manera tu responsabilidad moral de hacer todo lo que esté en tu poder para mantener juntos a tus hermanos, con mano firme y afectuosa, durante el período difícil que se avecina, esos días que transcurrirán entre mi partida de la carne y el envío del nuevo instructor que vivirá en vuestro corazón y que os conducirá finalmente a toda la verdad. Mientras me preparo para dejarte, quiero liberarte de toda la responsabilidad administrativa que tuvo su comienzo y su autoridad en mi presencia entre vosotros como uno de vosotros. De ahora en adelante, sólo ejerceré una autoridad espiritual sobre ti y entre vosotros.
181:2.18 (1959.2) «Si tus hermanos desean conservarte como consejero, te ordeno que hagas todo lo posible, en todas las cuestiones temporales y espirituales, por promover la paz y la armonía entre los diversos grupos de creyentes sinceros en el evangelio. Dedica el resto de tu vida a fomentar los aspectos prácticos del amor fraternal entre tus hermanos. Sé amable con mis hermanos carnales cuando lleguen a creer plenamente en este evangelio; manifiesta una dedicación afectuosa e imparcial a los griegos en el oeste y a Abner en el este. Aunque estos apóstoles míos pronto se van a dispersar por todos los rincones de la Tierra para proclamar la buena nueva de la salvación mediante la filiación con Dios, debes mantenerlos unidos durante las horas difíciles que se avecinan, ese período de intensa prueba durante el cual deberéis aprender a creer en este evangelio sin mi presencia personal, mientras esperáis pacientemente la llegada del nuevo instructor, el Espíritu de la Verdad. Así pues, Andrés, aunque quizás no te corresponda realizar grandes obras a los ojos de los hombres, conténtate con ser el educador y el consejero de aquellos que las hacen. Continúa hasta el fin tu trabajo en la Tierra, y luego continuarás este ministerio en el reino eterno, porque ¿no te he dicho muchas veces que tengo otras ovejas que no son de este rebaño?»
181:2.19 (1959.3) Jesús se dirigió entonces hacia los gemelos Alfeo, se colocó entre ellos, y dijo: «Queridos hijos míos, sois uno de los tres pares de hermanos que escogieron seguirme. Los seis habéis hecho bien en trabajar en paz con los de vuestra propia sangre, pero ninguno lo ha hecho mejor que vosotros. Se avecinan duros tiempos. Quizás no comprendáis todo lo que os sucederá a vosotros y a vuestros hermanos, pero no dudéis nunca de que un día fuisteis llamados para la obra del reino. Durante algún tiempo no habrá multitudes que dirigir, pero no os desaniméis; cuando el trabajo de vuestra vida haya terminado, os recibiré en el cielo, donde contaréis con gloria vuestra salvación a las huestes seráficas y a las multitudes de Hijos elevados de Dios. Dedicad vuestra vida a realzar las faenas vulgares. Mostrad a todos los hombres de la Tierra y a los ángeles del cielo cómo un hombre mortal puede volver con alegría y coraje a sus tareas de años atrás, después de haber sido llamado para trabajar durante una temporada en el servicio especial de Dios. Si vuestro trabajo en los asuntos exteriores del reino ha terminado por ahora, deberíais regresar a vuestros quehaceres anteriores con la iluminación nueva de la experiencia de la filiación con Dios, y con la elevada comprensión de que para aquel que conoce a Dios no existen trabajos vulgares ni faenas laicas. Para vosotros que habéis trabajado conmigo, todas las cosas se han vuelto sagradas, y toda labor terrestre se ha convertido también en un servicio para Dios Padre. Cuando escuchéis hablar de las actividades de vuestros antiguos asociados apostólicos, regocijaos con ellos y continuad vuestro trabajo diario como aquellos que esperan a Dios y sirven mientras esperan. Habéis sido mis apóstoles y lo seréis siempre, y me acordaré de vosotros en el reino venidero.»
181:2.20 (1960.1) Después, Jesús fue hacia Felipe, que se levantó para escuchar el siguiente mensaje de su Maestro: «Felipe, me has hecho muchas preguntas tontas, y he hecho todo lo posible por contestar a cada una de ellas, y ahora quisiera contestar a la última que ha surgido en tu mente sumamente honrada, pero poco espiritual. Todo el tiempo que he tardado en rodear la mesa hasta llegar a ti te has estado diciendo a ti mismo: ‘¿Qué voy a hacer si el Maestro se va y nos deja solos en el mundo?` ¡Oh, hombre de poca fe! Y sin embargo tienes casi tanta como muchos de tus hermanos. Has sido un buen administrador, Felipe. Sólo nos has fallado algunas veces, y uno de esos fallos lo utilizamos para manifestar la gloria del Padre. Tu función como administrador está a punto de terminar. Pronto deberás dedicarte más plenamente al trabajo para el que fuiste llamado: la predicación de este evangelio del reino. Felipe, siempre has querido demostraciones, y muy pronto vas a ver grandes cosas. Habría sido mucho mejor que hubieras visto todo esto por la fe, pero como eras sincero incluso en tu visión material, vivirás para ver cómo se cumplen mis palabras. Después, cuando tengas la bendición de la visión espiritual, sal a hacer tu trabajo dedicando tu vida a la causa de guiar a la humanidad en la búsqueda de Dios, y a perseguir las realidades eternas con el ojo de la fe espiritual y no con los ojos de la mente material. Recuerda Felipe que tienes una gran misión en la Tierra, porque el mundo está lleno de gente que tiene la tendencia de ver la vida exactamente como tú. Tienes una gran tarea que hacer, y cuando haya sido terminada en la fe, vendrás hacia mí en mi reino, y tendré el gran placer de mostrarte lo que el ojo no ha visto, lo que el oído no ha escuchado y lo que la mente mortal no ha concebido. Mientras tanto, sé como un niño pequeño en el reino del espíritu y permíteme, como espíritu del nuevo instructor, conducirte hacia adelante en el reino espiritual. De esta manera podré hacer por ti muchas cosas que no he podido realizar mientras vivía contigo como un mortal del reino. Y recuerda siempre, Felipe, que el que me ha visto ha visto al Padre.»
181:2.21 (1960.2) Entonces el Maestro se acercó a Natanael. Cuando Natanael se levantó, Jesús le pidió que se sentara y sentándose a su lado, le dijo: «Natanael, has aprendido a vivir por encima de los prejuicios y a practicar una tolerancia creciente desde que te convertiste en mi apóstol. Pero tienes que aprender muchas más cosas. Has sido una bendición para tus compañeros, porque tu constante sinceridad siempre les ha servido de aviso. Cuando me haya ido, es posible que tu franqueza te impida llevarte bien con tus hermanos, tanto antiguos como nuevos. Deberías aprender que incluso la expresión de un pensamiento bueno debe ser modulada de acuerdo con el estado intelectual y el desarrollo espiritual del oyente. La sinceridad es extremadamente útil en el trabajo del reino cuando está unida a la discreción.
181:2.22 (1961.1) «Si quisieras aprender a trabajar con tus hermanos, podrías realizar cosas más duraderas, pero si sales en busca de aquellos que piensan como tú, en ese caso dedica tu vida a probar que el discípulo que conoce a Dios puede convertirse en un constructor del reino, aunque esté solo en el mundo y completamente aislado de sus compañeros creyentes. Sé que serás fiel hasta el fin, y algún día te daré la bienvenida en el servicio más amplio de mi reino del cielo.»
181:2.23 (1961.2) Entonces habló Natanael, haciéndole a Jesús la pregunta siguiente: «He escuchado tu enseñanza desde que me llamaste por primera vez al servicio de este reino, pero honradamente no puedo comprender el significado completo de todo lo que nos dices. No sé qué es lo próximo que va a suceder, y creo que la mayoría de mis hermanos están igualmente perplejos, aunque dudan en confesar su confusión. ¿Puedes ayudarme?» Jesús puso su mano en el hombro de Natanael, y dijo: «Amigo mío, no es raro que te sientas perplejo al intentar captar el significado de mis enseñanzas espirituales, puesto que estás muy trabado por tus ideas preconcebidas que tienen su origen en la tradición judía, y muy confundido por tu tendencia persistente a interpretar mi evangelio de acuerdo con las enseñanzas de los escribas y de los fariseos.
181:2.24 (1961.3) «Os he enseñado muchas cosas por medio de la palabra, y he vivido mi vida entre vosotros. He hecho todo lo que se puede hacer por iluminar vuestra mente y liberar vuestra alma, y lo que no habéis sido capaces de obtener de mis enseñanzas y de mi vida, ahora tenéis que prepararos para adquirirlo de la mano del maestro de todos los instructores: la experiencia real. En todas esas nuevas experiencias que ahora te esperan, iré delante de ti y el Espíritu de la Verdad estará contigo. No temas; cuando el nuevo instructor haya llegado, lo que ahora no logras comprender te lo revelará durante el resto de tu vida en la Tierra y a lo largo de toda tu formación durante las eras eternas.»
181:2.25 (1961.4) Luego el Maestro se volvió hacia todos ellos, y dijo: «No os desaniméis si no lográis captar el pleno significado del evangelio. Sólo sois seres finitos, hombres mortales, y lo que os he enseñado es infinito, divino y eterno. Sed pacientes y tened buen ánimo, porque tenéis ante vosotros las eras eternas para continuar haciendo realidad progresivamente la experiencia de volveros perfectos, como vuestro Padre en el Paraíso es perfecto.»
181:2.26 (1961.5) Entonces Jesús se dirigió hacia Tomás, que se puso de pie para escucharle decir: «Tomás, a menudo te ha faltado fe; sin embargo, cuando has tenido tus períodos de duda, nunca te ha faltado el coraje. Sé muy bien que los falsos profetas y los educadores impostores no te engañarán. Después de mi partida, tus hermanos apreciarán mucho más tu manera crítica de ver las nuevas enseñanzas. Cuando todos estéis dispersos hasta los confines de la Tierra en los tiempos venideros, recuerda que sigues siendo mi embajador. Dedica tu vida a la gran tarea de mostrar que la mente material crítica del hombre puede triunfar sobre la inercia de la duda intelectual cuando se enfrenta a la demostración de la manifestación de la verdad viviente, tal como ésta opera en la experiencia de los hombres y mujeres nacidos del espíritu, que producen en sus vidas los frutos del espíritu, y que se aman los unos a los otros como yo os he amado. Tomás, me alegro de que te unieras a nosotros, y sé que después de un corto período de perplejidad, continuarás al servicio del reino. Tus dudas han confundido a tus hermanos, pero nunca me han preocupado. Tengo confianza en ti, y te precederé hasta los rincones más alejados de la Tierra.»
181:2.27 (1962.1) Luego el Maestro fue hacia Simón Pedro, el cual se puso de pie mientras Jesús le dirigía la palabra: «Pedro, sé que me amas, y que dedicarás tu vida a proclamar públicamente este evangelio del reino a los judíos y a los gentiles, pero me apena que tus años de asociación tan estrecha conmigo no hayan servido más para ayudarte a reflexionar antes de hablar. ¿Por qué experiencias tendrás que pasar para aprender a contener tu lengua? ¡Cuántas dificultades nos has causado con tus palabras irreflexivas, con tu presuntuosa confianza en ti mismo! Y estás destinado a crearte muchos más problemas si no dominas esta flaqueza. Sabes que tus hermanos te aman a pesar de esta debilidad, y también deberías comprender que este defecto no disminuye de ninguna manera mi afecto por ti, pero sí disminuye tu utilidad y no deja de crearte problemas. Pero la experiencia por la que vas a pasar esta misma noche será sin duda de gran ayuda para ti. Y lo que ahora voy a decirte, Simón Pedro, lo digo igualmente a todos tus hermanos aquí reunidos: Esta noche, todos vais a correr el gran peligro de tropezar por mi causa. Sabéis que está escrito: ‘Golpearán al pastor y las ovejas serán dispersadas.` Cuando ya no esté presente, existirá el gran peligro de que algunos de vosotros sucumban a las dudas y tropiecen a causa de lo que me suceda a mí. Pero os prometo ahora que regresaré por un corto período de tiempo, y que entonces os precederé en Galilea.»
181:2.28 (1962.2) Entonces Pedro, poniendo su mano en el hombro de Jesús, dijo: «No importa que todos mis hermanos sucumban a las dudas por tu causa; prometo que no tropezaré por nada de lo que puedas hacer. Iré contigo y, si es preciso, moriré por ti.»
181:2.29 (1962.3) Mientras Pedro permanecía allí delante de su Maestro, temblando de intensa emoción y rebosante de amor sincero por él, Jesús miró directamente a sus ojos humedecidos mientras le decía: «Pedro, en verdad, en verdad te digo que el gallo no cantará esta noche hasta que me hayas negado tres o cuatro veces. Y así, lo que no has logrado aprender mediante tu asociación pacífica conmigo, lo aprenderás a través de muchas dificultades y de grandes tristezas. Después de que hayas aprendido realmente esta lección indispensable, deberías fortalecer a tus hermanos y continuar viviendo una vida dedicada a la predicación de este evangelio, aunque puedas terminar en la cárcel y quizás sigas mis pasos, pagando el precio supremo del servicio amoroso en la construcción del reino del Padre.
181:2.30 (1962.4) «Pero recuerda mi promesa: Cuando haya resucitado, permaneceré algún tiempo con vosotros antes de ir hacia el Padre. Esta misma noche le suplicaré al Padre que fortalezca a cada uno de vosotros para la prueba que muy pronto tendréis que atravesar. Os amo a todos con el mismo amor que el Padre me ama, y por eso, de ahora en adelante, deberíais amaros los unos a los otros como yo os he amado.»
181:2.31 (1962.5) Luego, después de haber cantado un himno, partieron hacia el campamento del Monte de los Olivos.
El libro de Urantia
Documento 182
182:0.1 (1963.1) ERAN aproximadamente las diez de este jueves por la noche cuando Jesús llevó de regreso a los once apóstoles desde la casa de Elías y María Marcos hasta el campamento de Getsemaní. Desde el día que estuvo con el Maestro en las colinas, Juan Marcos se había ocupado de vigilar constantemente a Jesús. Como tenía necesidad de dormir, Juan había descansado varias horas mientras el Maestro estaba con sus apóstoles en la sala de arriba, pero al escuchar que bajaban las escaleras, se levantó y se puso rápidamente un manto de lino; luego los siguió a través de la ciudad, cruzó el arroyo Cedrón y continuó hasta su campamento privado que lindaba con el parque de Getsemaní. A lo largo de esta noche y del día siguiente, Juan Marcos permaneció tan cerca del Maestro que lo presenció todo y escuchó muchas cosas que dijo el Maestro desde este instante hasta el momento de la crucifixión.
182:0.2 (1963.2) Mientras Jesús y los once regresaban al campamento, los apóstoles empezaron a preguntarse por el significado de la prolongada ausencia de Judas; hablaron entre sí acerca de la predicción del Maestro de que uno de ellos lo traicionaría, y sospecharon por primera vez que las cosas no iban bien con Judas Iscariote. Pero no se dedicaron abiertamente a hacer comentarios sobre Judas hasta que llegaron al campamento y observaron que no estaba allí esperándolos para recibirlos. Cuando todos acosaron a Andrés para saber qué le había pasado a Judas, su jefe se limitó a comentar: «No sé dónde está Judas, pero me temo que nos ha abandonado.»
182:1.1 (1963.3) Poco después de llegar al campamento, Jesús les dijo: «Amigos y hermanos míos, me queda muy poco tiempo que estar con vosotros, y deseo que nos aislemos mientras le rogamos a nuestro Padre que está en los cielos que nos dé fuerzas para sostenernos en esta hora y de aquí en adelante en todo el trabajo que tenemos que hacer en su nombre.»
182:1.2 (1963.4) Después de haber hablado así, Jesús los llevó un poco más arriba por el Olivete hasta una gran roca plana desde donde se veía todo Jerusalén, y les pidió que se arrodillaran en círculo a su alrededor como lo habían hecho el día de su ordenación; luego, mientras permanecía allí en medio de ellos, glorificado en la suave luz de la Luna, levantó los ojos al cielo y oró:
182:1.3 (1963.5) «Padre, mi hora ha llegado; glorifica ahora a tu Hijo para que el Hijo pueda glorificarte. Sé que me has dado plena autoridad sobre todas las criaturas vivientes de mi reino, y daré la vida eterna a todos los que se vuelvan hijos de Dios por la fe. Y la vida eterna consiste en que mis criaturas te conozcan como el único verdadero Dios y Padre de todos, y que crean en aquel que has enviado a este mundo. Padre, te he exaltado en la Tierra y he realizado la obra que me encargaste. Casi he terminado mi donación a los hijos de nuestra propia creación; sólo me queda abandonar mi vida en la carne. Ahora, oh Padre mío, glorifícame con la gloria que tenía contigo antes de que existiera este mundo y recíbeme una vez más a tu diestra.
182:1.4 (1964.1) «Te he manifestado a los hombres que escogiste en el mundo para dármelos. Son tuyos — como toda vida está en tus manos — tú me los diste y yo he vivido entre ellos enseñándoles el camino de la vida, y ellos han creído. Estos hombres están aprendiendo que todo lo que tengo procede de ti, y que la vida que vivo en la carne es para hacer que los mundos conozcan a mi Padre. La verdad que me has dado se la he revelado a ellos. Estos amigos y embajadores míos han querido recibir sinceramente tu palabra. Les he dicho que he salido de ti, que tú me has enviado a este mundo, y que estoy a punto de volver a ti. Padre, ruego de hecho por estos hombres escogidos. Y ruego por ellos, no como rogaría por el mundo, sino como por aquellos a quienes he elegido en el mundo para que me representen en el mundo después de que haya regresado a tu tarea, al igual que te he representado en este mundo durante mi estancia en la carne. Estos hombres son míos; tú me los has dado; pero todas las cosas que son mías son siempre tuyas, y has hecho que todo lo que era tuyo ahora sea mío. Has sido exaltado en mí, y ahora ruego para que yo pueda ser honrado en estos hombres. No puedo estar más tiempo en este mundo; estoy a punto de volver a la tarea que me has encargado. Tengo que dejar atrás a estos hombres para que nos representen y representen a nuestro reino entre los hombres. Padre, mantén fieles a estos hombres mientras me preparo para abandonar mi vida en la carne. Ayuda a estos amigos míos para que sean uno en espíritu, como nosotros también somos uno. Mientras podía estar con ellos, podía velar por ellos y guiarlos, pero ahora estoy a punto de irme. Permanece cerca de ellos, Padre, hasta que podamos enviar al nuevo instructor para que los consuele y los fortalezca.
182:1.5 (1964.2) «Me diste doce hombres, y los he conservado a todos salvo a uno, el hijo de la venganza, que no ha querido seguir asociado con nosotros. Estos hombres son débiles y frágiles, pero sé que podemos confiar en ellos; los he puesto a prueba; me aman al igual que te veneran a ti. Aunque deberán sufrir mucho por mí, deseo que también estén llenos de alegría ante la seguridad de la filiación en el reino celestial. He dado a estos hombres tu palabra y les he enseñado la verdad. El mundo puede odiarlos como me ha odiado a mí, pero no pido que los saques del mundo, sino que los protejas del mal que hay en el mundo. Santifícalos en la verdad; tu palabra es la verdad. Del mismo modo que me enviaste a este mundo, yo estoy a punto de enviar a estos hombres al mundo. Por el bien de ellos, he vivido entre los hombres y he consagrado mi vida a tu servicio, a fin de poder inspirarlos para que se purifiquen por medio de la verdad que les he enseñado y el amor que les he revelado. Sé muy bien, Padre mío, que no necesito pedirte que veles por estos hermanos después de que me haya ido; sé que los amas como yo, pero hago esto para que puedan darse cuenta mejor de que el Padre ama a los hombres mortales como el Hijo los ama.
182:1.6 (1964.3) «Y ahora, Padre mío, quisiera rogar no solamente por estos once hombres, sino también por todos los demás que ahora creen en el evangelio del reino, o que puedan creer más adelante gracias a la palabra del ministerio futuro de mis apóstoles. Quiero que todos sean uno solo, como tú y yo somos uno. Tú estás en mí y yo estoy en ti, y deseo que estos creyentes estén igualmente en nosotros; que nuestros dos espíritus residan en ellos. Si mis hijos son uno solo como nosotros somos uno, y si se aman los unos a los otros como yo los he amado, entonces todos los hombres creerán que he salido de ti y estarán dispuestos a recibir la revelación que he efectuado de la verdad y la gloria. He revelado a estos creyentes la gloria que tú me has dado. Así como tú has vivido conmigo en espíritu, yo he vivido con ellos en la carne. Así como tú has sido uno conmigo, yo he sido uno con ellos, y el nuevo instructor será siempre uno con ellos y en ellos. He hecho todo esto para que mis hermanos en la carne puedan saber que el Padre los ama como el Hijo los ama, y que tú los amas como me amas a mí. Padre, trabaja conmigo para salvar a estos creyentes a fin de que dentro de poco puedan estar conmigo en la gloria, y luego continúen hasta unirse contigo en el abrazo del Paraíso. A los que sirven conmigo en la humillación, quisiera tenerlos conmigo en la gloria para que puedan ver todo lo que has puesto entre mis manos como cosecha eterna de la siembra del tiempo en la similitud de la carne mortal. Anhelo mostrar a mis hermanos terrestres la gloria que tenía contigo antes de la fundación de este mundo. Este mundo sabe muy poco de ti, Padre justo, pero yo te conozco y te he hecho conocer a estos creyentes, y ellos harán conocer tu nombre a otras generaciones. Y ahora les prometo que estarás con ellos en el mundo al igual que has estado conmigo — que así sea.»
182:1.7 (1965.1) Los once permanecieron arrodillados en círculo alrededor de Jesús durante varios minutos, antes de levantarse y regresar en silencio al campamento cercano.
182:1.8 (1965.2) Jesús oró por la unidad entre sus seguidores, pero no deseaba la uniformidad. El pecado crea un nivel muerto de inercia maligna, pero la rectitud alimenta el espíritu creativo de la experiencia individual en las realidades vivientes de la verdad eterna y en la comunión progresiva de los espíritus divinos del Padre y del Hijo. En la comunión espiritual de un hijo creyente con el Padre divino, nunca puede haber una finalidad doctrinal ni una superioridad sectaria de conciencia de grupo.
182:1.9 (1965.3) En el transcurso de esta oración final con sus apóstoles, el Maestro aludió al hecho de que había manifestado al mundo el nombre del Padre. Y esto es realmente lo que hizo al revelar a Dios mediante su vida perfeccionada en la carne. El Padre que está en los cielos había intentado revelarse a Moisés, pero no pudo ir más allá de hacer que se dijera: «YO SOY». Y cuando se le instó a que revelara más cosas de sí mismo, sólo se reveló: «YO SOY el que SOY». Pero cuando Jesús hubo terminado su vida terrenal, el nombre del Padre se había revelado de tal manera que el Maestro, que era el Padre encarnado, podía decir en verdad:
182:1.10 (1965.4) Yo soy el pan de la vida.
182:1.11 (1965.5) Yo soy el agua viva.
182:1.12 (1965.6) Yo soy la luz del mundo.
182:1.13 (1965.7) Yo soy el deseo de todos los tiempos.
182:1.14 (1965.8) Yo soy la puerta abierta a la salvación eterna.
182:1.15 (1965.9) Yo soy la realidad de la vida sin fin.
182:1.16 (1965.10) Yo soy el buen pastor.
182:1.17 (1965.11) Yo soy el sendero de la perfección infinita.
182:1.18 (1965.12) Yo soy la resurrección y la vida.
182:1.19 (1965.13) Yo soy el secreto de la supervivencia eterna.
182:1.20 (1965.14) Yo soy el camino, la verdad y la vida.
182:1.21 (1965.15) Yo soy el Padre infinito de mis hijos finitos.
182:1.22 (1965.16) Yo soy la verdadera vid; vosotros sois los sarmientos.
182:1.23 (1965.17) Yo soy la esperanza de todos los que conocen la verdad viviente.
182:1.24 (1965.18) Yo soy el puente viviente que va de un mundo a otro.
182:1.25 (1965.19) Yo soy el enlace viviente entre el tiempo y la eternidad.
182:1.26 (1965.20) Jesús amplió así la revelación viviente del nombre de Dios para todas las generaciones. De la misma manera que el amor divino revela la naturaleza de Dios, la verdad eterna revela su nombre en unas proporciones siempre crecientes.
182:2.1 (1966.1) Los apóstoles se quedaron profundamente anonadados cuando regresaron a su campamento y comprobaron que Judas no estaba allí. Mientras los once emprendían una viva discusión sobre el asunto de su compañero apóstol traidor, David Zebedeo y Juan Marcos llevaron a Jesús a un lado y le revelaron que habían estado observando a Judas durante varios días, y que sabían que tenía la intención de traicionarlo poniéndolo en manos de sus enemigos. Jesús los escuchó pero se limitó a decir: «Amigos míos, al Hijo del Hombre no puede sucederle nada a menos que lo quiera el Padre que está en los cielos. Que no se inquiete vuestro corazón; todas las cosas concurrirán para la gloria de Dios y la salvación de los hombres.»
182:2.2 (1966.2) La actitud jovial de Jesús iba decayendo. A medida que pasaba el tiempo se volvía cada vez más serio e incluso triste. Los apóstoles, que estaban muy agitados, eran reacios a regresar a sus tiendas aunque se lo pidiera el mismo Maestro. Al volver de su conversación con David y Juan, Jesús dirigió sus últimas palabras a los once, diciendo: «Amigos míos, id a descansar. Preparaos para el trabajo de mañana. Recordad que todos deberíamos someternos a la voluntad del Padre que está en los cielos. Os dejo mi paz.» Después de hablar así, les indicó que regresaran a sus tiendas, pero mientras se iban, llamó a Pedro, Santiago y Juan, diciendo: «Deseo que permanezcáis un rato conmigo.»
182:2.3 (1966.3) Los apóstoles se durmieron únicamente porque estaban literalmente agotados. Habían estado escasos de sueño desde que llegaron a Jerusalén. Antes de ir a sus diferentes tiendas para dormir, Simón Celotes los condujo a todos a su tienda, donde estaban guardadas las espadas y otras armas, y entregó a cada uno su equipo de combate. Todos recibieron estas armas y se las ciñeron allí mismo, excepto Natanael. Al rehusar el arma, Natanael dijo: «Hermanos míos, el Maestro nos ha dicho muchas veces que su reino no es de este mundo, y que sus discípulos no deberían luchar con la espada para establecerlo. Yo creo en esto, y no pienso que el Maestro necesite que utilicemos la espada para defenderlo. Todos hemos visto su enorme poder y sabemos que podría defenderse de sus enemigos si lo deseara. Si no quiere resistirse a sus enemigos, debe ser porque esa conducta representa su intento por realizar la voluntad de su Padre. Rezaré, pero no empuñaré la espada.» Cuando Andrés escuchó el discurso de Natanael, devolvió su espada a Simón Celotes. Así pues, nueve de ellos estaban armados cuando se separaron para irse a dormir.
182:2.4 (1966.4) El resentimiento que tenían porque Judas era un traidor eclipsó por el momento todo lo demás en la mente de los apóstoles. El comentario del Maestro alusivo a Judas, expresado en el transcurso de la última oración, había abierto sus ojos al hecho de que los había abandonado.
182:2.5 (1966.5) Después de que los ocho apóstoles se hubieron retirado finalmente a sus tiendas, y mientras Pedro, Santiago y Juan estaban esperando recibir las órdenes del Maestro, Jesús le dijo a David Zebedeo: «Envíame a tu mensajero más rápido y fiable.» Cuando David trajo ante el Maestro a un tal Jacobo, en otro tiempo corredor al servicio de los mensajes nocturnos entre Jerusalén y Betsaida, Jesús se dirigió a él y le dijo: «Ve a toda prisa hasta Abner en Filadelfia y dile: ‘El Maestro te envía sus saludos de paz y dice que ha llegado la hora en que será entregado en manos de sus enemigos, que le darán muerte, pero que resucitará de entre los muertos y pronto aparecerá ante ti antes de ir hacia el Padre, y que entonces te dará unas directrices hasta el momento en que el nuevo instructor venga a vivir en vuestro corazón.`» Cuando Jacobo hubo repetido este mensaje a la satisfacción del Maestro, Jesús lo envió a su misión, diciendo: «No temas por lo que alguien pueda hacerte, Jacobo, porque esta noche un mensajero invisible correrá a tu lado.»
182:2.6 (1967.1) Luego Jesús se volvió hacia el jefe de los visitantes griegos que estaban acampados con ellos y le dijo: «Hermano mío, no te inquietes por lo que está a punto de suceder, puesto que te he avisado de antemano. El Hijo del Hombre será ejecutado a instigación de sus enemigos, los jefes de los sacerdotes y los dirigentes de los judíos, pero resucitaré para estar con vosotros un poco de tiempo antes de ir hacia el Padre. Cuando hayas visto que sucede todo esto, glorifica a Dios y fortalece a tus hermanos.»
182:2.7 (1967.2) En circunstancias normales, los apóstoles hubieran dado personalmente las buenas noches al Maestro, pero esta noche estaban tan preocupados por la conciencia repentina de la deserción de Judas y tan aturdidos por la naturaleza insólita de la oración de despedida del Maestro, que escucharon su saludo de adiós y se alejaron en silencio.
182:2.8 (1967.3) Aquella noche, cuando Andrés se alejaba de su lado, Jesús le dijo lo siguiente: «Andrés, haz lo que puedas para mantener juntos a tus hermanos hasta que yo regrese con vosotros después de haber bebido esta copa. Fortalece a tus hermanos, puesto que ya te lo he dicho todo. Que la paz sea contigo.»
182:2.9 (1967.4) Ninguno de los apóstoles esperaba que sucediera nada fuera de lo común aquella noche, puesto que ya era muy tarde. Trataron de dormirse para poder levantarse temprano por la mañana y estar preparados para lo peor. Pensaban que los jefes de los sacerdotes intentarían capturar a su Maestro por la mañana temprano, porque nunca se hacía ningún trabajo secular después del mediodía del día de la preparación de la Pascua. Sólo David Zebedeo y Juan Marcos comprendieron que los enemigos de Jesús vendrían con Judas aquella misma noche.
182:2.10 (1967.5) David había acordado permanecer de guardia aquella noche en el sendero más elevado que conducía a la carretera de Betania a Jerusalén, mientras que Juan Marcos debía vigilar la carretera que subía del Cedrón a Getsemaní. Antes de que David se dirigiera a su tarea autoimpuesta de centinela en un puesto avanzado, se despidió de Jesús diciendo: «Maestro, he tenido la gran alegría de servir contigo. Mis hermanos son tus apóstoles, pero yo he disfrutado haciendo las cosas menores tal como debían hacerse, y te echaré de menos con todo mi corazón cuando te hayas ido.» Jesús le dijo entonces a David: «David, hijo mío, los demás han hecho lo que se les ordenaba que hicieran, pero tú has hecho este servicio por tu propia voluntad, y he sido consciente de tu dedicación. Tú también servirás algún día conmigo en el reino eterno.»
182:2.11 (1967.6) Entonces, mientras se preparaba para ir a vigilar en el sendero de arriba, David le dijo a Jesús: «Sabes, Maestro, he enviado a buscar a tu familia, y un mensajero me ha dado la noticia de que esta noche están en Jericó. Mañana por la mañana temprano estarán aquí, pues sería peligroso para ellos subir de noche por este maldito camino.» Bajando la mirada hacia David, Jesús dijo solamente: «Que así sea, David.»
182:2.12 (1967.7) Cuando David se marchó hacia la parte alta del Olivete, Juan Marcos empezó a vigilar cerca de la carretera que descendía a lo largo del arroyo hacia Jerusalén. Juan habría permanecido en su puesto si no hubiera sido por su gran deseo de estar cerca de Jesús y de saber qué estaba sucediendo. Poco después de que David lo dejara, y al observar que Jesús se retiraba con Pedro, Santiago y Juan hacia una hondonada cercana, Juan Marcos se sintió tan dominado por una mezcla de devoción y de curiosidad, que abandonó su puesto de centinela y los siguió, ocultándose entre los arbustos. Desde allí observó y escuchó todo lo que sucedió durante estos últimos momentos en el jardín, poco antes de que Judas y los guardias armados aparecieran para arrestar a Jesús.
182:2.13 (1968.1) Mientras todo esto se desarrollaba en el campamento del Maestro, Judas Iscariote conversaba con el capitán de los guardias del templo, el cual había reunido a sus hombres antes de ponerse en camino, bajo la dirección del traidor, para arrestar a Jesús.
182:3.1 (1968.2) Cuando todo estuvo silencioso y tranquilo en el campamento, Jesús se llevó a Pedro, Santiago y Juan, y subieron un corto trecho hasta una hondonada cercana donde había ido anteriormente con frecuencia para orar y comulgar. Los tres apóstoles no podían dejar de reconocer que el Maestro estaba dolorosamente abrumado. Nunca antes lo habían observado tan triste y agobiado. Cuando llegaron al lugar de sus devociones, pidió a los tres que se sentaran y velaran con él mientras se alejaba a casi un tiro de piedra para orar. Cuando se hubo postrado en el suelo, oró: «Padre mío, he venido a este mundo para hacer tu voluntad, y la he hecho. Sé que ha llegado la hora de abandonar esta vida en la carne, y no rehuyo hacerlo, pero quisiera saber si es tu voluntad que yo beba esta copa. Envíame la seguridad de que te complaceré en mi muerte tal como lo he hecho en mi vida.»
182:3.2 (1968.3) El Maestro permaneció unos momentos en actitud de oración, y luego se acercó a los tres apóstoles; los encontró profundamente dormidos, pues tenían los párpados pesados y no podían permanecer despiertos. Cuando Jesús los despertó, dijo: «¡Cómo! ¿No podéis velar conmigo ni siquiera una hora? ¿No podéis ver que mi alma está extremadamente afligida, afligida de muerte, y que anhelo vuestra compañía?» Cuando los tres se despertaron de su sueño, el Maestro se alejó de nuevo a solas y, cayendo al suelo, oró otra vez: «Padre, sé que es posible evitar esta copa — todas las cosas son posibles para ti — pero he venido para hacer tu voluntad, y aunque esta copa sea amarga, la beberé si es tu voluntad.» Después de haber orado así, un ángel poderoso descendió a su lado, le habló, lo tocó y lo fortaleció.
182:3.3 (1968.4) Cuando Jesús regresó para hablar con los tres apóstoles, los encontró de nuevo profundamente dormidos. Los despertó diciendo: «En esta hora necesito que veléis y oréis conmigo — necesitáis orar aún más para no caer en la tentación — ¿por qué os dormís cuando os dejo?»
182:3.4 (1968.5) Entonces, el Maestro se retiró por tercera vez para orar: «Padre, ves a mis apóstoles dormidos; ten misericordia de ellos. En verdad, el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil. Y ahora, oh Padre, si esta copa no puede ser apartada, entonces la beberé. Que no se haga mi voluntad, sino la tuya.» Cuando hubo terminado de orar, permaneció unos momentos postrado en el suelo. Cuando se levantó y regresó donde estaban sus apóstoles, los encontró dormidos una vez más. Los observó y, con un gesto de piedad, dijo tiernamente: «Dormid ahora y descansad; el momento de la decisión ha pasado. Ha llegado la hora en que el Hijo del Hombre será traicionado y entregado a sus enemigos.» Mientras se inclinaba y los sacudía para poder despertarlos, dijo: «Levantaos, volvamos al campamento, porque he aquí que el que me traiciona está cerca, y ha llegado la hora en que mi rebaño va a ser dispersado. Pero ya os he hablado de estas cosas.»
182:3.5 (1968.6) Durante los años que Jesús vivió entre sus discípulos, éstos tuvieron en verdad muchas pruebas de su naturaleza divina, pero en este momento están a punto de presenciar nuevas evidencias de su humanidad. Justo antes de la más grande de todas las revelaciones de su divinidad, su resurrección, deben producirse las pruebas más grandes de su naturaleza mortal: su humillación y su crucifixión.
182:3.6 (1969.1) Cada vez que había orado en el jardín, su humanidad se había aferrado más firmemente, por la fe, a su divinidad; su voluntad humana se había unificado más completamente con la voluntad divina de su Padre. Entre otras palabras que le había dicho el ángel poderoso, se encontraba el mensaje de que el Padre deseaba que su Hijo terminara su donación terrenal pasando por la experiencia de la muerte que atraviesan las criaturas, exactamente como todas las criaturas mortales deben experimentar la disolución material cuando pasan de la existencia en el tiempo a la progresión en la eternidad.
182:3.7 (1969.2) Anteriormente aquella noche, no había parecido tan difícil beber la copa, pero cuando el Jesús humano se despidió de sus apóstoles y los envió a descansar, la prueba se volvió más espantosa. Jesús experimentaba esos sentimientos naturales de flujo y de reflujo que toda experiencia humana tiene en común, y en aquel momento estaba cansado de trabajar, agotado por las largas horas de esfuerzo tenaz y de penosa ansiedad a causa de la seguridad de sus apóstoles. Aunque ningún mortal puede atreverse a comprender los pensamientos y sentimientos del Hijo encarnado de Dios en un momento como éste, sabemos que soportó una gran angustia y sufrió una tristeza indecible, porque grandes gotas de sudor corrían por su rostro. Por fin estaba convencido de que el Padre tenía la intención de dejar que los acontecimientos naturales siguieran su curso; estaba plenamente decidido a no emplear, para salvarse, ninguno de sus poderes soberanos como jefe supremo de un universo.
182:3.8 (1969.3) Las huestes reunidas de una inmensa creación se cernían ahora sobre esta escena, bajo el mando temporal conjunto de Gabriel y del Ajustador Personalizado de Jesús. Los jefes de división de estos ejércitos del cielo habían sido advertidos repetidas veces que no interfirieran en estas actividades terrenales, a menos que el mismo Jesús les ordenara que intervinieran.
182:3.9 (1969.4) La experiencia de separarse de los apóstoles suponía una gran tensión para el corazón humano de Jesús; esta tristeza de amor pesaba sobre él y le hacía más difícil enfrentarse a una muerte como la que sabía muy bien que le esperaba. Se daba cuenta de cuán débiles e ignorantes eran sus apóstoles, y temía abandonarlos. Sabía muy bien que había llegado la hora de su partida, pero su corazón humano anhelaba descubrir si no existía la posibilidad de que hubiera alguna vía legítima para escapar de este trance terrible de sufrimiento y de pena. Cuando su corazón hubo buscado así una escapatoria, sin conseguirla, estuvo dispuesto a beber la copa. La mente divina de Miguel sabía que había hecho todo lo posible por los doce apóstoles; pero el corazón humano de Jesús deseaba haber hecho más por ellos antes de dejarlos solos en el mundo. El corazón de Jesús estaba destrozado; amaba sinceramente a sus hermanos. Estaba aislado de su familia carnal; uno de sus asociados escogidos lo estaba traicionando. El pueblo de su padre José lo había rechazado y había sellado así su destino como pueblo con una misión especial en la Tierra. Su alma estaba atormentada por el amor frustrado y la misericordia rechazada. Se trataba de uno de esos momentos terribles en la vida de un hombre en que todo parece aplastarlo con una crueldad demoledora y una agonía terrible.
182:3.10 (1969.5) La naturaleza humana de Jesús no era insensible a esta situación de soledad personal, de oprobio público y de fracaso aparente de su causa. Todos estos sentimientos pesaban sobre él con una fuerza indescriptible. En medio de esta gran tristeza, su mente volvió a los tiempos de su infancia en Nazaret y de sus primeros trabajos en Galilea. En el momento de esta gran prueba, muchas escenas agradables de su ministerio terrenal surgieron en su mente. Gracias a estos antiguos recuerdos de Nazaret, Cafarnaúm, el Monte Hermón y las salidas y puestas de Sol en el resplandeciente mar de Galilea, logró calmarse mientras fortalecía y preparaba su corazón humano para salir al encuentro del traidor que tan pronto iba a traicionarlo.
182:3.11 (1970.1) Antes de que Judas y los soldados llegaran, el Maestro había recuperado por completo su equilibrio habitual; el espíritu había triunfado sobre la carne; la fe se había afirmado sobre todas las tendencias humanas al temor y a albergar dudas. La prueba suprema del desarrollo completo de la naturaleza humana había sido afrontada y superada de manera aceptable. Una vez más, el Hijo del Hombre estaba preparado para enfrentarse a sus enemigos con serenidad y con la plena seguridad de que era invencible como hombre mortal dedicado sin reservas a hacer la voluntad de su Padre.
El libro de Urantia
Documento 183
183:0.1 (1971.1) CUANDO Jesús despertó finalmente a Pedro, Santiago y Juan, les sugirió que se fueran a sus tiendas y trataran de dormir a fin de prepararse para las tareas del día siguiente. Pero para entonces, los tres apóstoles estaban totalmente despiertos; habían descansado con las breves cabezadas que habían dado, y además se habían estimulado y excitado con la llegada al lugar de dos mensajeros agitados que preguntaron por David Zebedeo, y que partieron rápidamente en su búsqueda en cuanto Pedro les indicó dónde se encontraba de vigilancia.
183:0.2 (1971.2) Aunque ocho de los apóstoles estaban profundamente dormidos, los griegos que estaban acampados junto a ellos tenían un mayor temor de que se produjeran disturbios, de tal manera que habían apostado un centinela para que diera la alarma en caso de que se presentara algún peligro. Cuando los dos mensajeros entraron precipitadamente en el campamento, el centinela griego procedió a despertar a todos sus compatriotas, los cuales salieron de sus tiendas completamente vestidos y armados. Todo el campamento estaba ahora despierto, salvo los ocho apóstoles; Pedro deseaba llamar a sus compañeros, pero Jesús se lo prohibió terminantemente. El Maestro recomendó dulcemente a todos que regresaran a sus tiendas, pero estaban poco dispuestos a someterse a su sugerencia.
183:0.3 (1971.3) Como no logró dispersar a sus seguidores, el Maestro los dejó y descendió hacia el lagar, cerca de la entrada del parque de Getsemaní. Los tres apóstoles, los griegos y los otros miembros del campamento dudaron en seguirlo inmediatamente, pero Juan Marcos corrió entre los olivos y se ocultó en un pequeño cobertizo cerca del lagar. Jesús se había alejado del campamento y de sus amigos para que cuando llegaran sus captores pudieran arrestarlo sin molestar a sus apóstoles. El Maestro temía que sus apóstoles se despertaran y estuvieran presentes en el momento de su arresto, no sea que el espectáculo de la traición de Judas suscitara de tal manera su animosidad que ofrecieran resistencia a los soldados y fueran apresados con él. Temía que si eran arrestados con él, pudieran perecer también con él.
183:0.4 (1971.4) Aunque Jesús sabía que el plan para matarlo se había originado en los consejos de los dirigentes de los judíos, también era consciente de que todos estos proyectos nefastos tenían la plena aprobación de Lucifer, Satanás y Caligastia. Sabía muy bien que estos rebeldes de los reinos también verían con placer que todos los apóstoles fueran exterminados con él.
183:0.5 (1971.5) Jesús se sentó solo en el lagar, donde esperó la llegada del traidor, y en aquel momento solamente era visto por Juan Marcos y una multitud innumerable de observadores celestiales.
183:1.1 (1971.6) Existe el gran peligro de malinterpretar el significado de numerosos dichos y de muchos acontecimientos que acompañaron el final de la carrera del Maestro en la carne. El tratamiento cruel que los criados ignorantes y los soldados insensibles infligieron a Jesús, la manera injusta en que fue juzgado y la actitud sin piedad de los dirigentes religiosos declarados, no se deben confundir con el hecho de que al someterse pacientemente a todo este sufrimiento y humillación, Jesús estaba haciendo realmente la voluntad del Padre Paradisiaco. De hecho y en verdad, era voluntad del Padre que su Hijo bebiera por completo la copa de la experiencia humana desde el nacimiento hasta la muerte, pero el Padre que está en los cielos no instigó de ninguna manera la conducta bárbara de aquellos seres humanos, supuestamente civilizados, que torturaron tan brutalmente al Maestro y acumularon tan horriblemente unas indignidades tras otras sobre una persona que no ofrecía resistencia. Estas experiencias inhumanas e impactantes que Jesús tuvo que soportar durante las últimas horas de su vida mortal no formaban parte en ningún sentido de la voluntad divina del Padre, una voluntad que la naturaleza humana del Maestro se había comprometido tan triunfalmente a realizar en el momento de la rendición final del hombre a Dios, tal como lo indicaba la triple oración que formuló en el jardín mientras sus cansados apóstoles dormían el sueño del agotamiento físico.
183:1.2 (1972.1) El Padre que está en los cielos deseaba que el Hijo donador terminara su carrera terrenal de manera natural, exactamente como todos los mortales deben terminar su vida en la Tierra y en la carne. Los hombres y las mujeres corrientes no pueden esperar que una dispensación especial les facilite sus últimas horas en la Tierra y el episodio posterior de la muerte. En consecuencia, Jesús escogió abandonar su vida en la carne de una manera que fuera conforme con el proceso natural de los acontecimientos, y se negó firmemente a librarse de las garras crueles de una malvada conspiración de acontecimientos inhumanos que lo arrastraron, con horrible certeza, hacia su humillación increíble y su muerte ignominiosa. Cada detalle de toda esta asombrosa manifestación de odio y de esta demostración de crueldad sin precedentes fue obra de unos hombres malvados y de unos mortales perversos. Dios que está en el cielo no lo quiso así, ni tampoco fue dictado por los enemigos acérrimos de Jesús, aunque éstos hicieron muchas cosas para asegurarse de que los mortales malvados e irreflexivos rechazaran así al Hijo donador. Incluso el padre del pecado volvió su rostro ante el horror atroz de la escena de la crucifixión.
183:2.1 (1972.2) Después de abandonar tan precipitadamente la mesa durante la Última Cena, Judas fue directamente a la casa de su primo, y luego los dos se dirigieron directamente a ver al capitán de los guardias del templo. Judas le pidió al capitán que reuniera a los guardias y le informó que estaba listo para conducirlos hasta Jesús. Como Judas había aparecido en escena un poco antes de lo esperado, hubo cierta demora hasta que partieron hacia la casa de Marcos, donde Judas esperaba que Jesús se encontraría todavía charlando con los apóstoles. El Maestro y los once salieron de la casa de Elías Marcos unos quince minutos antes de que llegaran el traidor y los guardias. Cuando los captores llegaron a la casa de Marcos, Jesús y los once estaban muy lejos de los muros de la ciudad, camino del campamento en el Olivete.
183:2.2 (1972.3) A Judas le inquietó mucho el fracaso que supuso no encontrar a Jesús en el domicilio de Marcos y en compañía de once hombres, de los cuales sólo dos estaban armados para defenderse. Sabía por casualidad que, cuando salieron del campamento por la tarde, sólo Simón Pedro y Simón Celotes se habían ceñido sus espadas; Judas había esperado apresar a Jesús mientras la ciudad estaba tranquila y había pocas posibilidades de resistencia. El traidor temía tener que enfrentarse con más de sesenta discípulos fervientes si esperaba que regresaran a su campamento, y también sabía que Simón Celotes tenía en su poder una buena cantidad de armas. Judas se iba poniendo cada vez más nervioso a medida que pensaba en cómo lo detestarían los once apóstoles leales, y temía que todos intentaran aniquilarlo. No solamente era desleal, sino que en el fondo era un verdadero cobarde.
183:2.3 (1973.1) Como no lograron encontrar a Jesús en la sala de arriba, Judas le pidió al capitán de los guardias que regresaran al templo. Mientras tanto, los dirigentes habían empezado a congregarse en la casa del sumo sacerdote, preparándose para recibir a Jesús, puesto que su pacto con el traidor exigía que Jesús fuera arrestado aquel día a medianoche. Judas explicó a sus asociados que no habían encontrado a Jesús en la casa de Marcos, y que sería necesario ir a Getsemaní para detenerlo. Luego el traidor continuó diciendo que más de sesenta seguidores fervientes estaban acampados con él, y que todos ellos estaban bien armados. Los dirigentes de los judíos recordaron a Judas que Jesús siempre había predicado la no resistencia, pero Judas replicó que no podían contar con que todos los seguidores de Jesús obedecieran esta enseñanza. Judas temía realmente por su vida, y por ello se atrevió a pedir una compañía de cuarenta soldados armados. Puesto que las autoridades judías no disponían de una fuerza semejante de hombres armados bajo su jurisdicción, se dirigieron inmediatamente a la fortaleza de Antonia y le pidieron al comandante romano que les diera esta guardia; pero cuando éste se enteró de que tenían la intención de arrestar a Jesús, rehusó rápidamente acceder a su petición y los envió a su oficial superior. De esta manera perdieron más de una hora yendo de una autoridad a otra, hasta que finalmente se vieron obligados a presentarse ante el mismo Pilatos para obtener el permiso de emplear los guardias armados romanos. Ya era tarde cuando llegaron a la casa de Pilatos, y éste se había retirado con su mujer a sus aposentos privados. Dudó en inmiscuirse de alguna manera en esta empresa, y aún más porque su mujer le había pedido que no concediera esta petición. Pero puesto que el presidente oficial del sanedrín judío estaba presente y solicitaba personalmente esta ayuda, el gobernador consideró que era sabio conceder la petición, pensando que más adelante podría enmendar cualquier injusticia que estuvieran dispuestos a cometer.
183:2.4 (1973.2) En consecuencia, cuando Judas Iscariote salió del templo hacia las once y media de la noche, iba acompañado de más de sesenta personas — los guardias del templo, los soldados romanos y los criados curiosos de los sacerdotes y dirigentes principales.
183:3.1 (1973.3) Mientras esta compañía de soldados y guardias armados, provistos de antorchas y linternas, se acercaba al jardín, Judas se adelantó considerablemente al grupo a fin de estar preparado para identificar rápidamente a Jesús, de manera que los captores pudieran prenderlo fácilmente antes de que sus compañeros acudieran a defenderlo. Había también otra razón por la que Judas escogió adelantarse a los enemigos del Maestro: Pensó que así parecería que había llegado a la escena antes que los soldados, de tal manera que los apóstoles y las otras personas reunidas alrededor de Jesús quizás no lo relacionarían directamente con los guardias armados que le seguían tan de cerca. Judas había pensado incluso en alardear de que se había apresurado para prevenirlos de la llegada de los captores, pero este plan fue desbaratado por el saludo sombrío con que Jesús recibió al traidor. Aunque el Maestro le habló a Judas con amabilidad, lo recibió como a un traidor.
183:3.2 (1973.4) Tan pronto como Pedro, Santiago, Juan y unos treinta de sus compañeros de campamento vieron al grupo armado y sus antorchas girar en la cima de la colina, supieron que aquellos soldados venían a arrestar a Jesús, y todos descendieron precipitadamente hacia el lagar, donde el Maestro estaba sentado en una soledad iluminada por la Luna. Mientras la compañía de soldados se acercaba por un lado, los tres apóstoles y sus compañeros se acercaban por el otro. Cuando Judas avanzó a zancadas para acercarse al Maestro, los dos grupos se quedaron inmóviles con el Maestro entre ellos, mientras Judas se preparaba para estampar el beso traidor en la frente de Jesús.
183:3.3 (1974.1) El traidor había esperado que, después de conducir a los guardias hasta Getsemaní, podría simplemente indicar a los soldados quién era Jesús, o a lo más llevar a cabo la promesa de saludarlo con un beso, y luego alejarse rápidamente de la escena. Judas tenía mucho miedo de que todos los apóstoles estuvieran presentes y que concentraran su ataque sobre él como castigo por haberse atrevido a traicionar a su amado instructor. Pero cuando el Maestro lo saludó como a un traidor, se sintió tan confundido que no hizo ningún intento por huir.
183:3.4 (1974.2) Jesús hizo un último esfuerzo por evitarle a Judas que llevara a cabo el gesto efectivo de traicionarlo. Antes de que el traidor pudiera llegar hasta él, se apartó a un lado y se dirigió al soldado principal de la izquierda, el capitán de los romanos, diciendo: «¿A quién buscáis?» El capitán contestó: «A Jesús de Nazaret.» Entonces Jesús se presentó inmediatamente delante del oficial y, con la tranquila majestad del Dios de toda esta creación, dijo: «Soy yo.» Muchos miembros de este grupo armado habían escuchado a Jesús enseñar en el templo, otros se habían enterado de sus obras poderosas, y cuando le escucharon anunciar tan audazmente su identidad, los que se encontraban en las primeras filas retrocedieron repentinamente. Se quedaron aturdidos de sorpresa ante la tranquila y majestuosa declaración de su identidad. Judas no tenía pues ninguna necesidad de continuar con su plan de traición. El Maestro se había revelado audazmente a sus enemigos, y éstos podían haberlo arrestado sin la ayuda de Judas. Pero el traidor tenía que hacer algo para justificar su presencia con este grupo armado, y además quería hacer alarde de que estaba realizando su papel en el pacto de traición acordado con los jefes de los judíos, para hacerse digno de la gran recompensa y de los honores que creía que se acumularían sobre él como compensación por su promesa de entregarles a Jesús.
183:3.5 (1974.3) Mientras los guardias se recuperaban de su primera vacilación al ver a Jesús y escuchar el sonido de su voz excepcional, y mientras los apóstoles y los discípulos se acercaban cada vez más, Judas avanzó hacia Jesús, le dio un beso en la frente, y dijo: «Salve, Maestro e Instructor.» Mientras Judas abrazaba así a su Maestro, Jesús dijo: «Amigo, ¡no te basta con hacer esto! ¿Traicionarás también al Hijo del Hombre con un beso?»
183:3.6 (1974.4) Los apóstoles y los discípulos se quedaron literalmente anonadados por lo que estaban viendo. Durante un momento nadie se movió. Luego Jesús se desembarazó del abrazo traidor de Judas, se acercó a los guardias y soldados y preguntó de nuevo: «¿A quién buscáis?» El capitán dijo otra vez: «A Jesús de Nazaret.» Y Jesús contestó de nuevo: «Os he dicho que soy yo. Así pues, si me buscáis a mí, dejad que estos otros se vayan. Estoy listo para ir con vosotros.»
183:3.7 (1974.5) Jesús estaba preparado para regresar a Jerusalén con los guardias, y el capitán de los soldados estaba enteramente dispuesto a permitir que los tres apóstoles y sus compañeros se fueran en paz. Pero antes de que pudieran partir, mientras Jesús estaba allí esperando las órdenes del capitán, un tal Malco, el guardaespaldas sirio del sumo sacerdote, se acercó a Jesús y se preparó para atarle las manos a la espalda, aunque el capitán romano no había ordenado que Jesús fuera atado así. Cuando Pedro y sus compañeros vieron que su Maestro era sometido a esta indignidad, ya no fueron capaces de contenerse más tiempo. Pedro sacó su espada y se abalanzó con los demás para golpear a Malco. Pero antes de que los soldados pudieran acudir en defensa del servidor del sumo sacerdote, Jesús levantó la mano delante de Pedro con gesto de prohibición y le habló severamente, diciendo: «Pedro, guarda tu espada. Los que sacan la espada, perecerán por la espada. ¿No comprendes que es voluntad del Padre que yo beba esta copa? ¿Y no sabes además que incluso ahora podría ordenar a más de doce legiones de ángeles y a sus asociados que me liberaran de las manos de estos pocos hombres?»
183:3.8 (1975.1) Aunque Jesús puso así fin eficazmente a esta demostración de resistencia física por parte de sus seguidores, lo sucedido bastó para despertar los temores del capitán de los guardias, el cual, con la ayuda de sus soldados, puso sus pesadas manos sobre Jesús y lo ató rápidamente. Mientras le ataban las manos con fuertes cuerdas, Jesús les dijo: «¿Por qué salís contra mí con espadas y palos como para capturar a un ladrón? He estado diariamente con vosotros en el templo, enseñando públicamente a la gente, y no habéis hecho ningún esfuerzo por apresarme.»
183:3.9 (1975.2) Cuando Jesús estuvo atado, el capitán, temiendo que los seguidores del Maestro intentaran rescatarlo, dio órdenes para que fueran capturados; pero los soldados no fueron lo suficientemente rápidos porque, como los seguidores de Jesús habían escuchado las órdenes del capitán de que fueran arrestados, huyeron precipitadamente por la hondonada. Durante todo este tiempo, Juan Marcos había permanecido recluido en el cobertizo cercano. Cuando los guardias emprendieron el regreso hacia Jerusalén con Jesús, Juan Marcos intentó salir a escondidas del cobertizo para unirse a los apóstoles y discípulos que habían huido; pero en el preciso momento en que salía, uno de los últimos soldados que regresaba de perseguir a los discípulos que huían pasó por allí y, al ver a este joven con su manto de lino, empezó a perseguirlo y casi llegó a atraparlo. De hecho, el soldado se acercó lo suficiente a Juan como para agarrar su manto, pero el joven se liberó de la ropa y se escapó desnudo mientras el soldado se quedaba con el manto vacío. Juan Marcos se dirigió a toda prisa hacia el sendero de arriba donde se encontraba David Zebedeo. Cuando le contó a David lo que había sucedido, los dos regresaron precipitadamente a las tiendas de los apóstoles dormidos e informaron a los ocho que el Maestro había sido traicionado y detenido.
183:3.10 (1975.3) Casi en el mismo momento en que los ocho apóstoles eran despertados, los que habían huido por la hondonada arriba empezaron a regresar, y todos se reunieron cerca del lagar para discutir lo que había que hacer. Mientras tanto, Simón Pedro y Juan Zebedeo, que se habían ocultado entre los olivos, ya habían empezado a seguir al grupo de soldados, guardias y sirvientes, que ahora conducían a Jesús de regreso a Jerusalén como si llevaran a un criminal capaz de cualquier cosa. Juan seguía de cerca al grupo, pero Pedro iba detrás a más distancia. Después de escapar de las garras del soldado, Juan Marcos se procuró un manto que había encontrado en la tienda de Simón Pedro y Juan Zebedeo. Sospechaba que los guardias llevarían a Jesús a la casa de Anás, el sumo sacerdote jubilado; así pues, bordeó los huertos de olivos y llegó antes que el grupo al palacio del sumo sacerdote, donde se escondió cerca de la entrada principal.
183:4.1 (1975.4) Santiago Zebedeo se encontró separado de Simón Pedro y de su hermano Juan, de manera que se unió a los otros apóstoles y sus compañeros de campamento en el lagar para deliberar sobre lo que debían hacer en vista del arresto del Maestro.
183:4.2 (1975.5) Andrés había sido liberado de toda responsabilidad como director del grupo de sus compañeros apóstoles; en consecuencia, en esta crisis, que era la más grave de sus vidas, permanecía en silencio. Después de una breve discusión informal, Simón Celotes se subió en el muro de piedra del lagar y, después de hacer una apasionada defensa a favor de la lealtad al Maestro y a la causa del reino, exhortó a sus compañeros apóstoles y a los otros discípulos a que corrieran detrás de la tropa y rescataran a Jesús. La mayoría del grupo habría estado dispuesta a seguir su conducta agresiva si no hubiera sido por la advertencia de Natanael, el cual se levantó en cuanto Simón terminó de hablar y llamó la atención de todos sobre las enseñanzas tantas veces repetidas de Jesús en relación con la no resistencia. Les recordó además que Jesús les había ordenado aquella misma noche que protegieran sus vidas hasta el momento en que salieran al mundo para proclamar la buena nueva del evangelio del reino celestial. Santiago Zebedeo apoyó esta actitud de Natanael, contando ahora cómo Pedro y otros habían sacado la espada para impedir el arresto del Maestro, y cómo Jesús había pedido a Simón Pedro y a sus compañeros armados que envainaran sus hojas. Mateo y Felipe también dieron sus discursos, pero nada concreto surgió de esta discusión hasta que Tomás llamó la atención de todos sobre el hecho de que Jesús había aconsejado a Lázaro que no se expusiera a la muerte; les indicó que no podían hacer nada por salvar a su Maestro puesto que éste se había negado a permitir que sus amigos lo defendieran, y persistía en abstenerse de utilizar sus poderes divinos para burlar a sus enemigos humanos. Tomás los persuadió para que se dispersaran cada uno por su lado, con el acuerdo de que David Zebedeo permanecería en el campamento para mantener un centro de intercambio de información y un cuartel general de mensajeros para el grupo. A las dos y media de aquella mañana, el campamento se quedaba desierto; sólo David permanecía allí con tres o cuatro mensajeros, después de haber enviado a los demás para que obtuvieran información sobre dónde habían llevado a Jesús y qué iban a hacer con él.
183:4.3 (1976.1) Cinco apóstoles — Natanael, Mateo, Felipe y los gemelos — fueron a esconderse en Betfagé y Betania. Tomás, Andrés, Santiago y Simón Celotes se escondieron en la ciudad. Simón Pedro y Juan Zebedeo siguieron adelante hasta la casa de Anás.
183:4.4 (1976.2) Poco después del amanecer, Simón Pedro, con una imagen abatida de profunda desesperación, regresó vagando al campamento de Getsemaní. David lo envió a cargo de un mensajero para que se reuniera con su hermano Andrés, que estaba en la casa de Nicodemo en Jerusalén.
183:4.5 (1976.3) Hasta el final mismo de la crucifixión, Juan Zebedeo permaneció siempre cerca, tal como Jesús se lo había ordenado, y era él quien de hora en hora suministraba a los mensajeros la información que llevaban a David en el campamento del jardín, y que luego se transmitía a los apóstoles escondidos y a la familia de Jesús.
183:4.6 (1976.4) Ciertamente, ¡el pastor es golpeado y las ovejas se dispersan! Aunque todos se dan vagamente cuenta de que Jesús les había avisado de esta precisa situación, están muy severamente conmocionados por la repentina desaparición del Maestro como para poder utilizar su mente de manera normal.
183:4.7 (1976.5) Poco después del amanecer, y justo después de que Pedro hubiera sido enviado a reunirse con su hermano, Judá, el hermano carnal de Jesús, llegó al campamento casi sin aliento y por delante del resto de la familia de Jesús, para enterarse simplemente de que el Maestro ya había sido arrestado, y descendió apresuradamente la carretera de Jericó para llevar esta información a su madre y a sus hermanos y hermanas. David Zebedeo avisó a la familia de Jesús, por medio de Judá, de que se reunieran en la casa de Marta y María en Betania, y esperaran allí las noticias que sus mensajeros les llevarían con regularidad.
183:4.8 (1976.6) Ésta era la situación durante la última mitad de la noche del jueves y las primeras horas de la mañana del viernes en lo que concierne a los apóstoles, los discípulos principales y la familia terrenal de Jesús. Todos estos grupos y personas se mantenían en contacto los unos con los otros gracias al servicio de mensajeros que David Zebedeo continuaba dirigiendo desde su cuartel general en el campamento de Getsemaní.
183:5.1 (1977.1) Antes de partir del jardín con Jesús, se originó una discusión entre el capitán judío de los guardias del templo y el capitán romano de la compañía de soldados en cuanto al lugar donde debían llevar a Jesús. El capitán de los guardias del templo dio órdenes para que se le llevara ante Caifás, el sumo sacerdote en ejercicio. El capitán de los soldados romanos ordenó que Jesús fuera llevado al palacio de Anás, el antiguo sumo sacerdote y suegro de Caifás. Y lo hizo así porque los romanos tenían la costumbre de tratar directamente con Anás todas las cuestiones relacionadas con la aplicación de las leyes eclesiásticas judías. Y se obedecieron las órdenes del capitán romano; llevaron a Jesús a la casa de Anás para someterlo a un interrogatorio preliminar.
183:5.2 (1977.2) Judas caminaba al lado de los capitanes, escuchando todo lo que se decía, pero sin participar en la discusión, porque ni el capitán judío ni el oficial romano querían siquiera hablar con el traidor — de tal manera lo despreciaban.
183:5.3 (1977.3) Casi en aquel momento, Juan Zebedeo recordó las instrucciones de su Maestro de que permaneciera siempre cerca, y se aproximó apresuradamente a Jesús que caminaba entre los dos capitanes. Al ver que Juan se ponía a su lado, el comandante de los guardias del templo dijo a su asistente: «Coge a este hombre y átalo. Es uno de los seguidores de este tipo.» Pero cuando el capitán romano escuchó esto, volvió la cabeza, vio a Juan, y dio órdenes para que el apóstol se pusiera a su lado y que nadie lo molestara. Luego el capitán romano le dijo al capitán judío: «Este hombre no es ni un traidor ni un cobarde. Lo he visto en el jardín y no sacó la espada para oponer resistencia. Tiene el coraje de adelantarse para estar con su Maestro, y nadie le pondrá la mano encima. La ley romana permite que todo preso pueda tener al menos a un amigo que permanezca con él delante del tribunal, y no se impedirá que este hombre esté al lado de su Maestro, el detenido.» Cuando Judas escuchó esto, se sintió tan avergonzado y humillado que se fue quedando detrás de la comitiva y llegó solo al palacio de Anás.
183:5.4 (1977.4) Esto explica por qué se le permitió a Juan Zebedeo permanecer cerca de Jesús a lo largo de las duras experiencias de aquella noche y del día siguiente. Los judíos temían decirle algo a Juan o molestarlo de alguna manera, porque en cierto modo tenía la condición de un consejero romano designado para actuar como observador de las operaciones del tribunal eclesiástico judío. La posición privilegiada de Juan quedó aún más asegurada cuando, en el momento de entregar a Jesús al capitán de los guardias del templo en la puerta del palacio de Anás, el capitán romano se dirigió a su asistente y le dijo: «Acompaña a este preso y asegúrate de que estos judíos no lo maten sin el consentimiento de Pilatos. Cuida de que no lo asesinen, y asegúrate de que a su amigo, el galileo, le permitan permanecer a su lado para observar todo lo que suceda.» Así es como Juan pudo estar cerca de Jesús hasta el momento de su muerte en la cruz, aunque los otros diez apóstoles estuvieron obligados a permanecer ocultos. Juan actuaba bajo la protección romana, y los judíos no se atrevieron a molestarlo hasta después de la muerte del Maestro.
183:5.5 (1977.5) Durante todo el trayecto hasta el palacio de Anás, Jesús no abrió la boca. Desde el momento de su arresto hasta su aparición delante de Anás, el Hijo del Hombre no dijo ni una palabra.
El libro de Urantia
Documento 184
184:0.1 (1978.1) UNOS representantes de Anás habían ordenado en secreto al capitán de los soldados romanos que llevara a Jesús al palacio de Anás inmediatamente después de arrestarlo. El antiguo sumo sacerdote deseaba mantener su prestigio como principal autoridad eclesiástica de los judíos. También tenía otro objetivo al retener a Jesús en su casa durante varias horas, y era ganar tiempo para reunir legalmente al tribunal del sanedrín. No era legal convocar el tribunal del sanedrín antes de la hora de la ofrenda del sacrificio matutino en el templo, y este sacrificio se ofrecía hacia las tres de la mañana.
184:0.2 (1978.2) Anás sabía que un tribunal de sanedristas estaba esperando en el palacio de su yerno Caifás. Unos treinta miembros del sanedrín se habían reunido a medianoche en la casa del sumo sacerdote a fin de estar preparados para juzgar a Jesús cuando fuera traído ante ellos. Únicamente se habían reunido aquellos miembros que se oponían enérgica y abiertamente a Jesús y a sus enseñanzas, puesto que sólo se necesitaban veintitrés para constituir un tribunal procesal.
184:0.3 (1978.3) Jesús pasó unas tres horas en el palacio de Anás en el monte Olivete, no lejos del jardín de Getsemaní, donde lo habían arrestado. Juan Zebedeo estaba libre y a salvo en el palacio de Anás, no solamente debido a la palabra del capitán romano, sino también porque él y su hermano Santiago eran bien conocidos por los criados más viejos, pues habían sido invitados muchas veces al palacio, ya que el antiguo sumo sacerdote era un pariente lejano de su madre Salomé.
184:1.1 (1978.4) Enriquecido por los ingresos del templo, con su yerno como sumo sacerdote en ejercicio, y debido a sus relaciones con las autoridades romanas, Anás era en verdad el individuo más poderoso de la sociedad judía. Era un planificador y un conspirador sofisticado y diplomático. Deseaba dirigir este asunto para deshacerse de Jesús; temía confiar enteramente una empresa tan importante como ésta a su brusco y agresivo yerno. Anás quería asegurarse de que el juicio del Maestro permanecería entre las manos de los saduceos; temía la posible simpatía de algunos fariseos, ya que prácticamente todos los miembros del sanedrín que habían abrazado la causa de Jesús eran fariseos.
184:1.2 (1978.5) Anás no había visto a Jesús desde hacía varios años, desde la época en que el Maestro se presentó en su casa y se marchó inmediatamente al observar la frialdad y la reserva con que lo recibió. Anás había pensado aprovecharse de esta antigua relación e intentar de este modo persuadir a Jesús para que abandonara sus pretensiones y se fuera de Palestina. Le repugnaba participar en el asesinato de un hombre bueno y había razonado que quizás Jesús escogería dejar el país en lugar de sufrir la muerte. Pero cuando Anás se encontró delante del fornido y resuelto galileo, supo enseguida que hacer tales proposiciones sería inútil. Jesús era aún más majestuoso y bien equilibrado de lo que Anás recordaba.
184:1.3 (1979.1) Cuando Jesús era joven, Anás se había interesado mucho por él, pero ahora sus ingresos estaban amenazados por lo que Jesús había hecho tan recientemente echando del templo a los cambistas y a otros mercaderes. Este acto había suscitado la enemistad del antiguo sumo sacerdote mucho más que las enseñanzas de Jesús.
184:1.4 (1979.2) Anás entró en su espaciosa sala de audiencias, se sentó en un gran sillón y ordenó que trajeran a Jesús ante él. Después de observar al Maestro en silencio durante unos momentos, dijo: «Comprenderás que habrá que hacer algo con respecto a tu enseñanza, puesto que estás perturbando la paz y el orden de nuestro país.» Mientras Anás miraba de manera indagadora a Jesús, el Maestro lo miró directamente a los ojos, pero no respondió. Anás dijo de nuevo: «¿Cuáles son los nombres de tus discípulos, además de Simón Celotes, el agitador?» Jesús lo miró de nuevo, pero no contestó.
184:1.5 (1979.3) Anás estaba considerablemente molesto porque Jesús se negaba a contestar a sus preguntas, de tal manera que le dijo: «¿No te preocupa que yo sea benévolo o no contigo? ¿No tienes consideración por el poder que tengo para determinar las cuestiones de tu próximo juicio?» Cuando Jesús escuchó esto, dijo: «Anás, sabes que no podrías tener ningún poder sobre mí si no fuera permitido por mi Padre. Algunos quisieran matar al Hijo del Hombre porque son ignorantes y no conocen nada mejor; pero tú, amigo, sabes lo que estás haciendo. ¿Cómo puedes, por tanto, rechazar la luz de Dios?»
184:1.6 (1979.4) Anás se quedó casi desconcertado por la manera amable en que Jesús le habló. Pero ya había decidido en su interior que Jesús debía irse de Palestina o morir; así pues, reunió su coraje y preguntó: «¿Qué es exactamente lo que intentas enseñar a la gente? ¿Qué pretendes ser?» Jesús contestó: «Sabes muy bien que he hablado abiertamente al mundo. He enseñado en las sinagogas y muchas veces en el templo, donde todos los judíos y muchos gentiles me han escuchado. No he dicho nada en secreto; entonces, ¿por qué me preguntas sobre mi enseñanza? ¿Por qué no llamas a los que me han escuchado y les preguntas a ellos? Mira, todo Jerusalén ha oído lo que he dicho, aunque tú mismo no hayas escuchado estas enseñanzas.» Pero antes de que Anás pudiera responder, el administrador principal del palacio, que estaba cerca, abofeteó a Jesús, diciendo: «¿Cómo te atreves a contestarle así al sumo sacerdote?» Anás no reprendió a su administrador, pero Jesús se dirigió a él, diciendo: «Amigo mío, si he hablado mal, testifica contra el mal; pero si he dicho la verdad, entonces ¿por qué me golpeas?»
184:1.7 (1979.5) Anás lamentaba que su administrador hubiera abofeteado a Jesús, pero era demasiado orgulloso como para tener en cuenta el asunto. En su confusión, se fue a otra habitación y dejó solo a Jesús casi una hora con los criados de la casa y los guardias del templo.
184:1.8 (1979.6) Cuando regresó, se puso al lado del Maestro y dijo: «¿Pretendes ser el Mesías, el libertador de Israel?» Jesús dijo: «Anás, me conoces desde la época de mi juventud. Sabes que no pretendo ser nada más que lo que mi Padre ha decretado, y que he sido enviado a todos los hombres, tanto gentiles como judíos.» Entonces Anás dijo: «Me han dicho que has pretendido ser el Mesías; ¿es verdad?» Jesús miró a Anás pero se limitó a contestar: «Tú lo has dicho.»
184:1.9 (1980.1) Aproximadamente en ese momento, unos mensajeros del palacio de Caifás llegaron para preguntar a qué hora sería llevado Jesús ante el tribunal del sanedrín, y puesto que faltaba poco para el amanecer, Anás pensó que sería mejor enviar a Jesús, atado y custodiado por los guardias del templo, a Caifás. Él mismo los siguió un poco después.
184:2.1 (1980.2) Cuando el grupo de guardias y soldados se acercaba a la entrada del palacio de Anás, Juan Zebedeo caminaba al lado del capitán de los soldados romanos. Judas se había quedado rezagado a cierta distancia, y Simón Pedro los seguía a lo lejos. Después de que Juan hubiera entrado en el patio del palacio con Jesús y los guardias, Judas se acercó a la cancela pero, al ver a Jesús y a Juan, continuó hacia la casa de Caifás, donde sabía que el verdadero juicio del Maestro se llevaría a cabo más tarde. Poco después de que Judas se hubiera marchado, llegó Simón Pedro, y mientras permanecía delante de la cancela, Juan lo vio en el momento en que estaban a punto de meter a Jesús en el palacio. La portera que estaba encargada de la cancela conocía a Juan, y cuando éste le pidió que dejara entrar a Pedro, ella asintió con placer.
184:2.2 (1980.3) Al entrar en el patio, Pedro se dirigió hacia el fuego de carbón e intentó calentarse porque la noche era fría. Se sentía aquí totalmente fuera de lugar entre los enemigos de Jesús, y en verdad no estaba en su sitio. El Maestro no le había ordenado que se mantuviera cerca tal como se lo había recomendado a Juan. Pedro pertenecía al grupo de apóstoles que habían sido expresamente advertidos que no arriesgaran su vida durante estas horas del juicio y de la crucifixión de su Maestro.
184:2.3 (1980.4) Pedro había tirado su espada poco antes de llegar a la cancela del palacio, de manera que entró desarmado en el patio de Anás. Su mente era un torbellino de confusión; apenas podía darse cuenta de que Jesús había sido arrestado. No conseguía captar la realidad de la situación — que se encontraba allí en el patio de Anás, calentándose al lado de los criados del sumo sacerdote. Se preguntaba qué estarían haciendo los demás apóstoles y, al darle vueltas en la cabeza a la forma en que Juan había sido admitido en el palacio, llegó a la conclusión de que los criados lo conocían, puesto que Juan le había pedido a la portera que lo dejara entrar.
184:2.4 (1980.5) Poco después de que la portera dejara entrar a Pedro, y mientras éste se calentaba junto al fuego, ella se le acercó y le dijo maliciosamente: «¿No eres tú también uno de los discípulos de ese hombre?» Pedro no debería haberse sorprendido de ser reconocido de esta manera, ya que había sido Juan quien le había pedido a la muchacha que le dejara traspasar las cancelas del palacio; pero estaba en tal estado de tensión nerviosa que el ser identificado como discípulo lo desequilibró, y con un solo pensamiento prioritario en su mente — la idea de escapar con vida — respondió de inmediato a la pregunta de la sirvienta, diciendo: «No lo soy.»
184:2.5 (1980.6) Muy pronto, otro criado se acercó a Pedro y le preguntó: «¿No te he visto en el jardín cuando arrestaron a ese tipo? ¿No eres tú también uno de sus seguidores?» Pedro estaba ahora totalmente alarmado; no veía la manera de escapar sano y salvo de estos acusadores; negó pues con vehemencia toda conexión con Jesús, diciendo: «No conozco a ese hombre, ni soy uno de sus seguidores.»
184:2.6 (1980.7) Casi en ese momento, la portera de la cancela llevó a Pedro a un lado y le dijo: «Estoy segura de que eres un discípulo de ese Jesús, no solamente porque uno de sus seguidores me ha pedido que te dejara entrar en el patio, sino que mi hermana que está aquí te ha visto en el templo con ese hombre. ¿Por qué lo niegas?» Cuando Pedro escuchó la acusación de la sirvienta, negó totalmente conocer a Jesús con muchas maldiciones y juramentos, diciendo de nuevo: «No soy un seguidor de ese hombre; ni siquiera lo conozco; nunca he oído hablar de él anteriormente.»
184:2.7 (1981.1) Pedro se alejó del fuego durante un momento mientras caminaba por el patio. Le hubiera gustado escaparse, pero temía atraer la atención. Como tenía frío, regresó junto al fuego, y uno de los hombres que estaban cerca de él dijo: «Tú eres sin duda uno de los discípulos de ese hombre. Ese Jesús es galileo, y tu manera de hablar te traiciona, pues hablas también como un galileo.» Y Pedro negó de nuevo toda conexión con su Maestro.
184:2.8 (1981.2) Pedro estaba tan inquieto que intentó evitar el contacto con sus acusadores alejándose del fuego y permaneciendo solo en el porche. Después de más de una hora de aislamiento, la portera y su hermana lo encontraron por casualidad, y las dos le tomaron el pelo de nuevo acusándolo de ser un seguidor de Jesús. Y otra vez negó la acusación. Justo cuando había negado una vez más toda conexión con Jesús, el gallo cantó, y Pedro recordó las palabras de advertencia que su Maestro le había dicho anteriormente aquella misma noche. Mientras permanecía allí, acongojado y abatido por el sentimiento de culpa, las puertas del palacio se abrieron y salieron los guardias conduciendo a Jesús hacia la casa de Caifás. Al pasar cerca de Pedro, el Maestro vio, a la luz de las antorchas, la cara de desesperación de su apóstol, anteriormente tan seguro de sí mismo y superficialmente valiente; volvió la cabeza y miró a Pedro. Pedro nunca olvidó aquella mirada durante toda su vida. Fue una mirada de compasión y de amor a la vez como ningún hombre mortal había visto nunca en el rostro del Maestro.
184:2.9 (1981.3) Después de que Jesús y los guardias hubieron franqueado las cancelas del palacio, Pedro los siguió, pero sólo durante una corta distancia. No pudo ir más allá. Se sentó a un lado del camino y lloró amargamente. Después de derramar estas lágrimas de desesperación, volvió sobre sus pasos hacia el campamento con la esperanza de encontrar a su hermano, Andrés. Al llegar al campamento, sólo encontró a David Zebedeo, el cual envió a un mensajero para indicarle el camino hasta el lugar donde se había escondido su hermano en Jerusalén.
184:2.10 (1981.4) Toda la experiencia de Pedro tuvo lugar en el patio del palacio de Anás en el monte Olivete. No siguió a Jesús hasta el palacio del sumo sacerdote Caifás. El hecho de que Pedro cayera en la cuenta, con el canto de un gallo, de que había negado repetidas veces a su Maestro, indica que todo esto sucedió fuera de Jerusalén, puesto que la ley prohibía tener aves de corral dentro de los límites de la ciudad.
184:2.11 (1981.5) Hasta que el canto del gallo no devolvió a Pedro su sentido común, sólo había pensado, mientras iba y venía por el porche para entrar en calor, en la habilidad con que había eludido las acusaciones de los criados, y en cómo había frustrado sus intenciones de identificarlo con Jesús. De momento, sólo había considerado que aquellos criados no tenían el derecho moral ni legal de interrogarlo así, y se felicitaba realmente por la manera en que creía que había evitado ser identificado y quizás arrestado y encarcelado. A Pedro no se le ocurrió que había negado a su Maestro hasta que el gallo cantó. Únicamente cuando Jesús lo miró se dio cuenta de que no había estado a la altura de sus privilegios como embajador del reino.
184:2.12 (1981.6) Después de dar el primer paso en el camino del compromiso y de la menor resistencia, a Pedro no parecía quedarle más salida que continuar con el tipo de conducta que había decidido. Se necesita un carácter grande y noble para cambiar de opinión y retomar el camino recto después de haber empezado mal. Demasiado a menudo, nuestra propia mente tiende a justificar nuestra permanencia en el camino erróneo después de haber entrado en él.
184:2.13 (1982.1) Pedro nunca creyó por completo que podría ser perdonado hasta el momento en que se encontró con su Maestro después de la resurrección, y vio que era acogido como antes de las experiencias de esta trágica noche de negaciones.
184:3.1 (1982.2) Eran aproximadamente las tres y media de la madrugada de este viernes cuando el sumo sacerdote, Caifás, declaró constituido el tribunal sanedrista de investigación y pidió que Jesús fuera traído ante ellos para ser juzgado oficialmente. En tres ocasiones anteriores, el sanedrín, por una gran mayoría de votos, había decretado la muerte de Jesús, había decidido que merecía la muerte basándose en las acusaciones irregulares de transgredir la ley, blasfemar y burlarse de las tradiciones de los padres de Israel.
184:3.2 (1982.3) Esta reunión del sanedrín no se había convocado de manera regular y no se celebraba en el lugar habitual, la cámara de piedras labradas del templo. Se trataba de un tribunal especial compuesto por unos treinta sanedristas, y se había convocado en el palacio del sumo sacerdote. Juan Zebedeo estuvo presente con Jesús durante todo este pretendido juicio.
184:3.3 (1982.4) ¡Cuánto se vanagloriaban estos jefes de los sacerdotes, escribas, saduceos y algunos fariseos, de que este Jesús que había comprometido su posición social y desafiado su autoridad, estuviera ahora seguro entre sus manos! Y estaban decididos a no dejarlo escapar vivo de sus garras vengativas.
184:3.4 (1982.5) Normalmente, cuando los judíos juzgaban a un hombre por un delito capital, procedían con una gran cautela y proporcionaban todas las garantías de la equidad en la selección de los testigos y en toda la conducta del juicio. Pero en esta ocasión, Caifás era más un fiscal que un juez imparcial.
184:3.5 (1982.6) Jesús apareció ante este tribunal vestido con su ropa habitual y con las manos atadas detrás de la espalda. Todo el tribunal se quedó sorprendido y algo confuso por su aspecto majestuoso. Nunca habían contemplado a un preso semejante ni habían presenciado aquella sangre fría en un hombre que podía perder la vida.
184:3.6 (1982.7) La ley judía exigía que al menos dos testigos estuvieran de acuerdo en un punto cualquiera antes de que se pudiera hacer una acusación contra un preso. Judas no podía servir de testigo contra Jesús, porque la ley judía prohibía expresamente el testimonio de un traidor. Más de veinte falsos testigos estaban disponibles para testificar contra Jesús, pero sus declaraciones eran tan contradictorias y tan evidentemente inventadas que los mismos sanedristas se sentían bastante avergonzados con el espectáculo. Jesús permanecía allí de pie, mirando con benignidad a aquellos perjuros, y su mismo semblante desconcertaba a los testigos mentirosos. Durante todos estos falsos testimonios, el Maestro no dijo ni una sola palabra; no respondió a ninguna de sus numerosas falsas acusaciones.
184:3.7 (1982.8) La primera vez que dos de los testigos se acercaron algo a una apariencia de acuerdo fue cuando dos hombres atestiguaron que habían escuchado decir a Jesús, en el transcurso de uno de sus discursos en el templo, que «destruiría este templo hecho por las manos del hombre y en tres días construiría otro templo sin emplear las manos del hombre.» Aquello no era exactamente lo que Jesús había dicho, aparte del hecho de que había señalado su propio cuerpo cuando hizo aquel comentario.
184:3.8 (1982.9) Aunque el sumo sacerdote le gritó a Jesús: «¿No contestas a ninguna de estas acusaciones?», Jesús no abrió la boca. Permaneció allí en silencio mientras todos aquellos falsos testigos prestaban sus declaraciones. El odio, el fanatismo y la exageración sin escrúpulos caracterizaban de tal manera las palabras de aquellos perjuros, que sus testimonios caían por su propio peso. La mejor refutación de aquellas falsas acusaciones era el silencio sosegado y majestuoso del Maestro.
184:3.9 (1983.1) Anás llegó poco después de que los falsos testigos empezaran a declarar, y tomó asiento al lado de Caifás. Anás se levantó entonces para argumentar que aquella amenaza de Jesús de destruir el templo era suficiente para justificar tres cargos contra él:
184:3.10 (1983.2) 1. Que era un peligroso embaucador del pueblo. Que les enseñaba cosas imposibles y que los engañaba de otras maneras.
184:3.11 (1983.3) 2. Que era un revolucionario fanático pues abogaba por el empleo de la violencia contra el templo sagrado, porque ¿cómo podría destruirlo de otra manera?
184:3.12 (1983.4) 3. Que enseñaba la magia, puesto que prometía construir un nuevo templo, y sin ayudarse con las manos.
184:3.13 (1983.5) Todo el sanedrín ya estaba de acuerdo en que Jesús era culpable de unas transgresiones de las leyes judías que merecían la muerte, pero ahora les preocupaba más preparar unas acusaciones relacionadas con su conducta y sus enseñanzas, que justificaran la sentencia de muerte que Pilatos debería pronunciar contra su preso. Sabían que tenían que obtener el consentimiento del gobernador romano antes de poder ejecutar legalmente a Jesús. Anás se sentía inclinado a seguir el método de hacer aparecer a Jesús como un peligroso educador que no podía estar por la calle entre la gente.
184:3.14 (1983.6) Pero Caifás ya no podía soportar más la vista del Maestro, que permanecía allí de pie con una serenidad perfecta y en un silencio absoluto. Pensó que conocía al menos una manera de incitar al preso a hablar. En consecuencia, se precipitó hacia Jesús, agitó un dedo acusador delante del rostro del Maestro, y dijo: «En nombre del Dios vivo, te ordeno que nos digas si eres el Libertador, el Hijo de Dios.» Jesús contestó a Caifás: «Lo soy. Pronto iré hacia el Padre, y dentro de poco el Hijo del Hombre será revestido de poder y reinará de nuevo sobre las huestes del cielo.»
184:3.15 (1983.7) Cuando el sumo sacerdote escuchó a Jesús pronunciar estas palabras, se encolerizó enormemente, y rasgando sus vestiduras exteriores, exclamó: «¿Qué necesidad tenemos de más testigos? Mirad, ahora todos habéis escuchado la blasfemia de este hombre. ¿Qué pensáis ahora que podemos hacer con este blasfemo y transgresor de la ley?» Y todos contestaron al unísono: «Merece la muerte; que sea crucificado.»
184:3.16 (1983.8) Jesús no manifestó interés por ninguna de las preguntas que le hicieron cuando estaba delante de Anás o de los sanedristas, exceptuando la única pregunta relacionada con su misión donadora. Cuando se le preguntó si era el Hijo de Dios, contestó afirmativamente de manera instantánea e inequívoca.
184:3.17 (1983.9) Anás deseaba que continuara el juicio y que se formularan unas acusaciones bien definidas en cuanto a la relación de Jesús con la ley y las instituciones romanas, para presentarlas posteriormente a Pilatos. Los consejeros estaban impacientes por terminar rápidamente este asunto, no sólo porque era el día de la preparación de la Pascua y no se podía hacer ningún trabajo seglar después del mediodía, sino también porque temían que Pilatos regresara en cualquier momento a Cesarea, la capital romana de Judea, puesto que sólo estaba en Jerusalén para la celebración de la Pascua.
184:3.18 (1983.10) Pero Anás no logró conservar el control del tribunal. Después de que Jesús contestara tan inesperadamente a Caifás, el sumo sacerdote se adelantó y lo abofeteó. Anás se quedó verdaderamente impresionado cuando los otros miembros del tribunal escupieron a Jesús a la cara al salir de la sala, y muchos de ellos lo abofetearon burlonamente con la palma de la mano. Y así terminó, a las cuatro y media de la mañana, esta primera sesión del juicio de Jesús por parte de los sanedristas, en desorden y en medio de una confusión inaudita.
184:3.19 (1984.1) Treinta falsos jueces llenos de prejuicios y cegados por la tradición, con sus falsos testigos, se atreven a sentarse a juzgar al justo Creador de un universo. Y estos acusadores apasionados están exasperados por el silencio majestuoso y el magnífico comportamiento de este Dios-hombre. Su silencio es terrible de soportar; su palabra es un reto intrépido. Permanece impasible ante sus amenazas e impávido ante sus ataques. El hombre juzga a Dios, pero incluso en ese momento Dios los ama y los salvaría si pudiera.
184:4.1 (1984.2) En la cuestión de pronunciar una sentencia de muerte, la ley judía exigía que el tribunal celebrara dos sesiones. Esta segunda sesión debía tener lugar al día siguiente de la primera, y los miembros del tribunal debían pasar las horas intermedias ayunando y lamentándose. Pero estos hombres no podían esperar al día siguiente para confirmar su decisión de que Jesús debía morir. Sólo esperaron una hora. Mientras tanto, dejaron a Jesús en la sala de audiencia al cuidado de los guardias del templo, que junto con los criados del sumo sacerdote, se divirtieron acumulando todo tipo de indignidades sobre el Hijo del Hombre. Se burlaron de él, le escupieron y lo abofetearon cruelmente. Le golpeaban en la cara con una vara y luego le decían: «Profetiza, Libertador, y dinos quién te ha golpeado.» Continuaron así durante una hora entera, ultrajando y maltratando a este hombre de Galilea que no ofrecía resistencia.
184:4.2 (1984.3) Durante esta hora trágica de sufrimientos y de juicios burlescos a manos de los guardias y criados ignorantes e insensibles, Juan Zebedeo estuvo esperando a solas, lleno de terror, en una habitación contigua. Cuando empezaron estos abusos, Jesús le indicó a Juan con un gesto de la cabeza que debía retirarse. El Maestro sabía muy bien que si permitía a su apóstol permanecer en la sala presenciando estas indignidades, se despertaría en Juan tal resentimiento que le hubiera conducido a una explosión de protesta indignada que probablemente le hubiera costado la vida.
184:4.3 (1984.4) Durante esta hora espantosa, Jesús no pronunció ni una palabra. Para este alma humana dulce y sensible, unida en una relación de personalidad con el Dios de todo este universo, no hubo un período más amargo en la copa de su humillación que esta hora terrible a merced de estos guardias y criados ignorantes y crueles, que se habían sentido estimulados a maltratarlo debido al ejemplo de los miembros de este pretendido tribunal sanedrista.
184:4.4 (1984.5) El corazón humano quizás no puede concebir el escalofrío de indignación que recorrió un enorme universo, mientras las inteligencias celestiales presenciaban este espectáculo de su amado Soberano sometiéndose a la voluntad de sus criaturas ignorantes y desviadas, en la esfera ensombrecida por el pecado de la desafortunada Urantia.
184:4.5 (1984.6) ¿Qué es esa característica animal en el hombre que le conduce a querer insultar y atacar físicamente aquello que no puede alcanzar espiritualmente ni conseguir intelectualmente? Aún se esconde en el hombre medio civilizado una malvada brutalidad que intenta desahogarse en aquellos que son superiores en sabiduría y en logros espirituales. Observad la malvada tosquedad y la brutal ferocidad de estos hombres supuestamente civilizados, mientras obtenían cierta forma de placer animal atacando físicamente al Hijo del Hombre que no ofrecía resistencia. Mientras estos insultos, burlas y golpes caían sobre Jesús, él no se defendía, pero no estaba indefenso. Jesús no estaba derrotado, se limitaba a no luchar en el sentido material.
184:4.6 (1985.1) Éstos son los momentos de las mayores victorias del Maestro en toda su larga y extraordinaria carrera como autor, sostén y salvador de un enorme y extenso universo. Después de vivir hasta su plenitud una vida revelando Dios al hombre, Jesús está dedicado ahora a revelar el hombre a Dios de una manera nueva y sin precedentes. Jesús está revelando ahora a los mundos la victoria final sobre todos los temores del aislamiento de la personalidad que siente la criatura. El Hijo del Hombre ha conseguido finalmente realizar su identidad como Hijo de Dios. Jesús no duda en afirmar que él y el Padre son uno; y basándose en el hecho y la verdad de esta experiencia suprema y celestial, exhorta a todo creyente en el reino a que se vuelva uno con él, como él y su Padre son uno. La experiencia viviente en la religión de Jesús se convierte así en la técnica cierta y segura mediante la cual los mortales de la Tierra, espiritualmente aislados y cósmicamente solitarios, consiguen escapar del aislamiento de la personalidad, con todos sus efectos de temores y de sentimientos de impotencia asociados. En las realidades fraternales del reino de los cielos, los hijos de Dios por la fe encuentran su liberación final del aislamiento del yo, tanto de manera personal como planetaria. El creyente que conoce a Dios experimenta cada vez más el éxtasis y la grandeza de la socialización espiritual a escala del universo — la ciudadanía en el cielo asociada a la realización eterna del destino divino consistente en alcanzar la perfección.
184:5.1 (1985.2) El tribunal se reunió de nuevo a las cinco y media de la mañana, y Jesús fue conducido a la habitación contigua donde estaba esperando Juan. Aquí, el soldado romano y los guardias del templo vigilaron a Jesús, mientras el tribunal empezaba a formular las acusaciones que se iban a presentar a Pilatos. Anás indicó claramente a sus asociados que la acusación de blasfemia no tendría ningún peso ante Pilatos. Judas estaba presente durante esta segunda reunión del tribunal, pero no prestó ninguna declaración.
184:5.2 (1985.3) Esta sesión de la corte sólo duró media hora, y cuando levantaron la sesión para presentarse ante Pilatos, habían redactado la acusación contra Jesús estimando que merecía la muerte por tres razones:
184:5.3 (1985.4) 1. Que pervertía a la nación judía; que engañaba al pueblo y lo incitaba a la rebelión.
184:5.4 (1985.5) 2. Que enseñaba al pueblo a que se negara a pagar el tributo al César.
184:5.5 (1985.6) 3. Que como pretendía ser rey y el fundador de un nuevo tipo de reino, incitaba a la traición contra el emperador.
184:5.6 (1985.7) Todo este procedimiento era irregular y totalmente contrario a las leyes judías. No había dos testigos que se hubieran puesto de acuerdo en ninguna cuestión, excepto los que habían testificado en relación con la declaración de Jesús de que destruiría el templo y lo levantaría de nuevo en tres días. E incluso en este punto, ningún testigo había hablado en nombre de la defensa, y tampoco se le pidió a Jesús que explicara lo que había querido decir.
184:5.7 (1985.8) El único punto sobre el que el tribunal podría haberlo juzgado coherentemente era el de la blasfemia, y hubiera estado basado enteramente en el propio testimonio del acusado. Incluso en lo que concierne a la blasfemia, no consiguieron votar oficialmente la pena de muerte.
184:5.8 (1985.9) Y ahora, para presentarse ante Pilatos, se atrevían a formular tres cargos sobre los cuales ningún testigo había sido interrogado, y sobre los que se habían puesto de acuerdo en ausencia del acusado. Cuando todo estuvo hecho, tres de los fariseos se marcharon; querían que Jesús fuera aniquilado, pero no querían formular cargos contra él sin testigos y en su ausencia.
184:5.9 (1986.1) Jesús no volvió a aparecer ante el tribunal de los sanedristas. Éstos no querían volver a contemplar su rostro mientras juzgaban su vida inocente. Jesús no se enteró (como hombre) de las acusaciones oficiales hasta que las escuchó de boca de Pilatos.
184:5.10 (1986.2) Mientras Jesús estaba en la habitación con Juan y los guardias, y el tribunal celebraba su segunda sesión, algunas mujeres del palacio del sumo sacerdote vinieron con sus amigas para contemplar al extraño preso, y una de ellas le preguntó: «¿Eres el Mesías, el Hijo de Dios?» Y Jesús respondió: «Si te lo digo, no me creerás; y si te lo pregunto, no contestarás.»
184:5.11 (1986.3) A las seis de aquella mañana, Jesús fue sacado de la casa de Caifás para aparecer ante Pilatos, a fin de que éste confirmara la sentencia de muerte que el tribunal de los sanedristas había decretado de manera tan injusta e irregular.
El libro de Urantia
Documento 185
185:0.1 (1987.1) POCO después de las seis de la mañana de este viernes 7 de abril del año 30, Jesús fue llevado ante Pilatos, el procurador romano que gobernaba Judea, Samaria e Idumea bajo la supervisión inmediata del legado de Siria. Los guardias del templo llevaron al Maestro, atado, a la presencia del gobernador romano, e iba acompañado por unos cincuenta de sus acusadores, incluyendo el tribunal sanedrista (principalmente saduceos), Judas Iscariote, el sumo sacerdote Caifás y el apóstol Juan. Anás no se presentó ante Pilatos.
185:0.2 (1987.2) Pilatos estaba levantado y preparado para recibir a este grupo de visitantes tan madrugadores, pues los hombres que habían conseguido su consentimiento la noche anterior para emplear los soldados romanos en el arresto del Hijo del Hombre le habían informado que traerían a Jesús temprano ante él. Se había acordado que este juicio tendría lugar frente al pretorio, un edificio adicional a la fortaleza de Antonia, donde Pilatos y su mujer establecían su cuartel general cuando se quedaban en Jerusalén.
185:0.3 (1987.3) Aunque Pilatos dirigió una gran parte del interrogatorio de Jesús dentro de las salas del pretorio, el juicio público se celebró en el exterior, en los escalones que conducían a la entrada principal. Fue una concesión que hizo a los judíos, los cuales se negaban a entrar en cualquier edificio gentil donde quizás se había utilizado la levadura en este día de la preparación de la Pascua. Una conducta así no solamente los volvería ceremonialmente impuros, privándolos con ello de poder participar en la fiesta de acción de gracias de la tarde, sino que también necesitarían someterse a las ceremonias de purificación después de la puesta del Sol para poder compartir la cena pascual.
185:0.4 (1987.4) Aunque a estos judíos no les molestaba en absoluto la conciencia cuando tramaban asesinar judicialmente a Jesús, sin embargo eran escrupulosos en lo referente a todas estas cuestiones de pureza ceremonial y de regularidad tradicional. Y estos judíos no han sido los únicos en dejar de reconocer sus altas y santas obligaciones de naturaleza divina, mientras prestaban una atención meticulosa a cosas de poca importancia por el bienestar humano tanto en el tiempo como en la eternidad.
185:1.1 (1987.5) Si Poncio Pilatos no hubiera sido un gobernador razonablemente bueno de las provincias menores, Tiberio difícilmente le hubiera permitido que permaneciera diez años como procurador de Judea. Aunque era un administrador razonablemente bueno, moralmente era un cobarde. No era un hombre lo bastante grande como para comprender la naturaleza de su tarea como gobernador de los judíos. No lograba captar el hecho de que estos hebreos tenían una religión real, una fe por la que estaban dispuestos a morir, y que millones y millones de ellos, dispersos aquí y allá por todo el imperio, consideraban a Jerusalén como el santuario de su fe y respetaban al sanedrín como el tribunal más alto de la Tierra.
185:1.2 (1988.1) Pilatos no amaba a los judíos, y este odio profundo empezó a manifestarse muy pronto. De todas las provincias romanas, ninguna era más difícil de gobernar que Judea. Pilatos nunca comprendió realmente los problemas implicados en la administración de los judíos y por esta razón, desde el principio de su experiencia como gobernador, cometió una serie de errores descomunales casi fatales y prácticamente suicidas. Estos errores fueron los que dieron a los judíos tanto poder sobre él. Cuando querían influir sobre sus decisiones, todo lo que tenían que hacer era amenazarlo con una insurrección, y Pilatos capitulaba rápidamente. Esta indecisión aparente, o falta de valor moral del procurador, se debía principalmente al recuerdo de una serie de controversias que había tenido con los judíos, y en cada caso habían sido ellos los que habían vencido. Los judíos sabían que Pilatos les tenía miedo, que temía por su posición ante Tiberio, y emplearon este conocimiento en gran perjuicio del gobernador en numerosas ocasiones.
185:1.3 (1988.2) La desventaja de Pilatos ante los judíos se produjo a consecuencia de una serie de encuentros desafortunados. En primer lugar, no supo tomarse en serio el profundo prejuicio judío contra todas las imágenes, consideradas como símbolos de idolatría. Por consiguiente, permitió que sus soldados entraran en Jerusalén sin quitar las imágenes del César de sus banderas, como los soldados romanos habían tenido la costumbre de hacerlo bajo su predecesor. Una numerosa delegación de judíos esperó a Pilatos durante cinco días, implorándole que hiciera quitar aquellas imágenes de los estandartes militares. Se negó rotundamente a conceder su petición y los amenazó de muerte inmediata. Como él mismo era un escéptico, Pilatos no comprendía que unos hombres con unos fuertes sentimientos religiosos no dudarían en morir por sus convicciones religiosas; por eso, se sintió consternado cuando aquellos judíos se reunieron desafiantes delante de su palacio, inclinaron sus rostros hasta el suelo y enviaron a decir que estaban preparados para morir. Pilatos comprendió entonces que había hecho una amenaza que no quería llevar a cabo. Cedió, y ordenó que quitaran las imágenes de los estandartes de sus soldados en Jerusalén; desde aquel día en adelante, se encontró ampliamente sometido a los caprichos de los dirigentes judíos, que habían descubierto así su debilidad, la de hacer amenazas que temía ejecutar.
185:1.4 (1988.3) Pilatos decidió posteriormente recuperar su prestigio perdido y, en consecuencia, hizo colocar los escudos del emperador, como los que se empleaban generalmente para adorar al César, en los muros del palacio de Herodes en Jerusalén. Cuando los judíos protestaron, se mantuvo inflexible. Como se negó a escuchar sus protestas, los judíos apelaron rápidamente a Roma, y el emperador ordenó con igual rapidez que se quitaran los escudos ofensivos. Y Pilatos gozó entonces de mucha menos estima que antes.
185:1.5 (1988.4) Otra cosa que le granjeó una gran desaprobación entre los judíos fue el hecho de que se atrevió a coger dinero del tesoro del templo para financiar la construcción de un nuevo acueducto, a fin de proporcionar un mayor abastecimiento de agua a los millones de visitantes de Jerusalén en las épocas de las grandes fiestas religiosas. Los judíos estimaban que sólo el sanedrín podía gastar los fondos del templo, y nunca dejaron de arremeter contra Pilatos por esta orden arbitraria. Esta decisión provocó no menos de veinte motines y mucho derramamiento de sangre. El último de estos graves disturbios consistió en la matanza de un numeroso grupo de galileos cuando estaban rindiendo culto en el altar.
185:1.6 (1988.5) Es significativo constatar que, aunque este gobernante romano indeciso sacrificó a Jesús por miedo a los judíos y para salvaguardar su posición personal, finalmente fue destituido a consecuencia de una matanza innecesaria de samaritanos en conexión con las pretensiones de un falso Mesías que había conducido unas tropas al Monte Gerizim, donde pretendía que estaban enterradas las vasijas del templo; y estallaron unos violentos motines cuando no logró revelar el escondite de las vasijas sagradas tal como lo había prometido. A consecuencia de este episodio, el legado de Siria ordenó a Pilatos que volviera a Roma. Tiberio murió mientras Pilatos iba camino de Roma, y no se le nombró de nuevo procurador de Judea. Nunca se recuperó por completo de la lamentable condena que hizo al haber consentido la crucifixión de Jesús. Como no encontró ningún favor a los ojos del nuevo emperador, se retiró a la provincia de Lausana, donde posteriormente se suicidó.
185:1.7 (1989.1) Claudia Prócula, la mujer de Pilatos, había oído hablar mucho de Jesús por boca de su criada, una fenicia que creía en el evangelio del reino. Después de la muerte de Pilatos, Claudia se identificó de manera sobresaliente con la difusión de la buena nueva.
185:1.8 (1989.2) Todo esto explica una gran parte de lo que sucedió este trágico viernes por la mañana. Es fácil comprender por qué los judíos se atrevían a darle órdenes a Pilatos — a hacer que se levantara a las seis de la mañana para juzgar a Jesús — y también por qué no dudaron en amenazarlo con acusarlo de traición ante el emperador si se atrevía a rehusar sus peticiones de ejecutar a Jesús.
185:1.9 (1989.3) Un gobernador romano digno, que no hubiera estado implicado de manera desfavorable con los dirigentes de los judíos, nunca hubiera permitido que estos fanáticos religiosos sedientos de sangre provocaran la muerte de un hombre que él mismo había declarado sin falta e inocente de las falsas acusaciones. Roma cometió una gran equivocación, un error trascendental en los asuntos terrestres, cuando envió al mediocre Pilatos como gobernador de Palestina. Tiberio debería haber enviado a los judíos al mejor administrador provincial del imperio.
185:2.1 (1989.4) Cuando Jesús y sus acusadores se hubieron congregado delante de la sala de juicios de Pilatos, el gobernador romano salió y se dirigió a la compañía reunida, preguntando: «¿Qué acusación traéis contra este hombre?» Los saduceos y los consejeros, que habían hecho suyo el deshacerse de Jesús, habían decidido presentarse ante Pilatos para pedirle la confirmación de la sentencia de muerte pronunciada contra él, sin ofrecer ninguna acusación definida. Por esta razón, el portavoz del tribunal de los sanedristas le contestó a Pilatos: «Si este hombre no fuera un malhechor, no te lo habríamos entregado.»
185:2.2 (1989.5) Cuando Pilatos observó que eran reacios a exponer sus acusaciones contra Jesús, aunque sabía que habían pasado toda la noche deliberando sobre su culpabilidad, les contestó: «Puesto que no estáis de acuerdo en unas acusaciones determinadas, ¿por qué no os lleváis a este hombre y lo juzgáis según vuestras propias leyes?»
185:2.3 (1989.6) Entonces, el actuario del tribunal del sanedrín le dijo a Pilatos: «No nos está permitido ejecutar a nadie, y este perturbador de nuestra nación merece morir por las cosas que ha dicho y hecho. Por eso hemos venido ante ti para que confirmes esta sentencia.»
185:2.4 (1989.7) Presentarse ante el gobernador romano con este intento de evasión revela la inquina y el malhumor de los sanedristas hacia Jesús, así como su falta de respeto por la equidad, el honor y la dignidad de Pilatos. ¡Qué desfachatez la de estos ciudadanos sometidos, los cuales comparecían ante su gobernador provincial para pedirle un decreto de ejecución contra un hombre antes de concederle un juicio justo, e incluso sin presentar unas acusaciones criminales definidas contra él!
185:2.5 (1990.1) Pilatos conocía algunas cosas del trabajo de Jesús entre los judíos, y supuso que las acusaciones que se podían presentar contra él estarían relacionadas con infracciones a las leyes eclesiásticas judías; por esta razón, trató de remitir el caso al propio tribunal judío. Además, Pilatos se deleitó en hacerles confesar públicamente que no tenían poder para pronunciar y ejecutar una sentencia de muerte, ni siquiera contra un miembro de su propia raza, al cual habían llegado a despreciar con un odio lleno de amargura y de envidia.
185:2.6 (1990.2) Unas horas antes, poco antes de la medianoche y después de haber concedido el permiso de emplear los soldados romanos para detener en secreto a Jesús, Pilatos había escuchado más cosas sobre Jesús y sus enseñanzas de labios de su mujer, Claudia, que se había convertido parcialmente al judaísmo, y que más tarde creyó plenamente en el evangelio de Jesús.
185:2.7 (1990.3) A Pilatos le hubiera gustado posponer esta audiencia, pero vio que los dirigentes judíos estaban decididos a continuar con el caso. Sabía que esta mañana no era solamente la de la preparación de la Pascua, sino que como era viernes, también era el día de la preparación para el sábado judío de descanso y de culto.
185:2.8 (1990.4) Como Pilatos era extremadamente sensible a la manera irrespetuosa en que estos judíos lo trataban, no estaba dispuesto a satisfacer sus exigencias de sentenciar a muerte a Jesús sin un juicio. Por consiguiente, después de esperar unos momentos para que presentaran sus acusaciones contra el detenido, se volvió hacia ellos y dijo: «No condenaré a muerte a este hombre sin un juicio; y tampoco consentiré en interrogarlo hasta que hayáis presentado por escrito vuestras acusaciones contra él.»
185:2.9 (1990.5) Cuando el sumo sacerdote y los demás escucharon a Pilatos decir esto, hicieron una señal al actuario del tribunal, el cual entregó entonces a Pilatos las acusaciones escritas contra Jesús. Estas acusaciones eran:
185:2.10 (1990.6) «El tribunal sanedrista estima que este hombre es un malhechor y un perturbador de nuestra nación, porque es culpable de:
185:2.11 (1990.7) 1. Pervertir a nuestra nación e incitar a nuestro pueblo a la rebelión.
185:2.12 (1990.8) 2. Prohibir al pueblo que pague el tributo al César.
185:2.13 (1990.9) 3. Llamarse a sí mismo rey de los judíos y enseñar la fundación de un nuevo reino.»
185:2.14 (1990.10) Jesús no había sido juzgado de manera regular ni declarado legalmente culpable de ninguna de estas acusaciones. Ni siquiera las escuchó cuando fueron expresadas por primera vez, pero Pilatos lo hizo traer del pretorio, donde estaba a cargo de los guardias, e insistió para que estas acusaciones fueran repetidas delante de Jesús.
185:2.15 (1990.11) Cuando Jesús escuchó estas acusaciones, sabía muy bien que no había sido interrogado sobre estas cuestiones ante el tribunal judío, y también lo sabían Juan Zebedeo y sus acusadores, pero no respondió nada a estos falsos cargos. Incluso cuando Pilatos le rogó que respondiera a sus acusadores, no abrió la boca. Pilatos se quedó tan sorprendido por la injusticia de todo el procedimiento y tan impresionado por el comportamiento silencioso y magistral de Jesús, que decidió llevar al preso al interior de la sala e interrogarlo en privado.
185:2.16 (1990.12) Pilatos tenía la mente confusa, miedo a los judíos en su fuero interno, y su espíritu poderosamente agitado por el espectáculo que ofrecía Jesús, el cual permanecía majestuosamente allí de pie delante de sus acusadores sedientos de sangre, contemplándolos no con un desprecio silencioso, sino con una expresión de verdadera piedad y de afecto entristecido.
185:3.1 (1991.1) Pilatos llevó a Jesús y a Juan Zebedeo a una habitación privada, dejando a los guardias fuera en la sala; le rogó al preso que se sentara, se sentó a su lado y le hizo varias preguntas. Pilatos empezó su conversación con Jesús asegurándole que no creía en la primera acusación contra él: la de que pervertía a la nación e incitaba a la rebelión. Luego le preguntó: «¿Has enseñado alguna vez que se debe negar el tributo al César?» Jesús señaló a Juan y dijo: «Pregúntale a él o a cualquier otra persona que haya escuchado mi enseñanza.» Entonces Pilatos le preguntó a Juan sobre este asunto del tributo, y Juan testificó acerca de la enseñanza de su Maestro y explicó que Jesús y sus apóstoles pagaban los impuestos tanto al César como al templo. Cuando Pilatos hubo interrogado a Juan, dijo: «Procura no decirle a nadie que he hablado contigo.» Y Juan no reveló nunca este asunto.
185:3.2 (1991.2) Pilatos se volvió entonces para hacerle nuevas preguntas a Jesús, diciendo: «Y ahora, en cuanto a la tercera acusación contra ti, ¿eres el rey de los judíos?» Puesto que en la voz de Pilatos había un tono de interrogación posiblemente sincera, Jesús le sonrió al procurador y dijo: «Pilatos, ¿preguntas esto por ti mismo, o coges esta pregunta de esos otros, mis acusadores?» Entonces, el gobernador respondió con un tono parcialmente indignado: «¿Soy yo judío? Tu propio pueblo y los jefes de los sacerdotes te han entregado y me han pedido que te condene a muerte. Pongo en duda la validez de sus acusaciones y sólo intento descubrir por mí mismo qué has hecho. Dime, ¿has dicho que eres el rey de los judíos, y has tratado de fundar un nuevo reino?»
185:3.3 (1991.3) Jesús le dijo entonces a Pilatos: «¿No percibes que mi reino no es de este mundo? Si mi reino fuera de este mundo, mis discípulos lucharían con toda seguridad para que yo no fuera entregado a los judíos. Mi presencia aquí delante de ti con estas ataduras es suficiente para mostrar a todos los hombres que mi reino es un dominio espiritual, la fraternidad misma de los hombres que se han vuelto hijos de Dios a través de la fe y por amor. Y esta salvación es tanto para los gentiles como para los judíos.»
185:3.4 (1991.4) «Entonces, ¿después de todo eres rey?» dijo Pilatos. Y Jesús respondió: «Sí, soy un rey de ese tipo, y mi reino es la familia de los hijos por la fe de mi Padre que está en los cielos. Nací en este mundo con esa finalidad, para mostrar mi Padre a todos los hombres y dar testimonio de la verdad de Dios. E incluso ahora te afirmo que todo el que ama la verdad escucha mi voz.»
185:3.5 (1991.5) Entonces dijo Pilatos con una mezcla de burla y de sinceridad: «La verdad, ¿cuál es la verdad — quién la conoce?»
185:3.6 (1991.6) Pilatos no era capaz de profundizar en las palabras de Jesús ni de comprender la naturaleza de su reino espiritual, pero ahora estaba seguro de que el detenido no había hecho nada que mereciera la muerte. Una mirada a Jesús cara a cara era suficiente para convencer incluso a Pilatos de que este hombre dulce y cansado, pero justo y majestuoso, no era ningún revolucionario salvaje y peligroso que aspirara a establecerse en el trono temporal de Israel. Pilatos creía comprender algo de lo que Jesús había querido decir cuando se llamó a sí mismo rey, porque conocía las enseñanzas de los estoicos que proclamaban que «el hombre sabio es rey». Pilatos estaba enteramente convencido de que en lugar de ser un sedicioso peligroso, Jesús no era ni más ni menos que un visionario inofensivo, un fanático inocente.
185:3.7 (1991.7) Después de interrogar al Maestro, Pilatos regresó donde estaban los jefes de los sacerdotes y los acusadores de Jesús, y dijo: «He interrogado a este hombre, y no encuentro ninguna falta en él. No creo que sea culpable de las acusaciones que habéis efectuado contra él; creo que debe ser puesto en libertad.» Cuando los judíos escucharon esto, se encolerizaron enormemente, hasta el punto de que gritaron ferozmente que Jesús debía morir; y uno de los sanedristas subió con descaro hasta el lado de Pilatos, diciendo: «Este hombre excita al pueblo, empezando por Galilea y continuando por toda Judea. Causa daño y es un malhechor. Si dejas en libertad a este hombre perverso, lo lamentarás durante mucho tiempo.»
185:3.8 (1992.1) Pilatos se veía en el apuro de no saber qué hacer con Jesús; por eso, cuando les oyó decir que había empezado su trabajo en Galilea, pensó en esquivar la responsabilidad de resolver el caso, o al menos ganar tiempo para reflexionar, enviando a Jesús a comparecer ante Herodes, que entonces estaba en la ciudad para asistir a la Pascua. Pilatos pensó también que este gesto serviría de antídoto contra algunos sentimientos desagradables que habían existido entre él y Herodes desde hacía algún tiempo, debidos a numerosos malentendidos sobre cuestiones de jurisdicción.
185:3.9 (1992.2) Pilatos llamó a los guardias y les dijo: «Este hombre es galileo. Llevadlo inmediatamente ante Herodes, y cuando lo haya interrogado, informadme de sus conclusiones.» Y los guardias llevaron a Jesús ante Herodes.
185:4.1 (1992.3) Cuando Herodes Antipas se quedaba en Jerusalén, residía en el viejo palacio macabeo de Herodes el Grande, y Jesús fue llevado ahora por los guardias del templo a esta residencia del anterior rey, seguido por sus acusadores y una multitud en aumento. Herodes había oído hablar de Jesús desde hacía tiempo, y tenía mucha curiosidad por conocerlo. Cuando el Hijo del Hombre estuvo ante él este viernes por la mañana, el malvado idumeo no recordó en ningún momento al muchacho de años atrás que se había presentado ante él en Séforis para rogarle una decisión justa sobre el dinero que le debían a su padre, el cual había muerto accidentalmente mientras trabajaba en uno de los edificios públicos. Que Herodes supiera, nunca había visto a Jesús, aunque se había inquietado mucho a causa de él cuando la actividad del Maestro estaba centrada en Galilea. Ahora que Jesús estaba bajo la custodia de Pilatos y de los judeos, Herodes ansiaba verlo, pues se sentía protegido contra cualquier problema que Jesús pudiera causar en el futuro. Herodes había oído hablar mucho de los milagros que Jesús había hecho, y esperaba realmente verle realizar algún prodigio.
185:4.2 (1992.4) Cuando llevaron a Jesús ante Herodes, el tetrarca se quedó sorprendido de su apariencia majestuosa y de la serenidad de su semblante. Herodes le hizo preguntas a Jesús durante unos quince minutos, pero el Maestro no quiso responder. Herodes lo provocó y lo desafió a que realizara un milagro, pero Jesús no quiso contestar a sus numerosas preguntas ni responder a sus insultos.
185:4.3 (1992.5) Herodes se volvió entonces hacia los jefes de los sacerdotes y los saduceos, prestó oído a sus acusaciones, y escuchó todo lo que Pilatos había oído y más aún acerca de las supuestas maldades del Hijo del Hombre. Finalmente, convencido de que Jesús no hablaría ni realizaría un prodigio para él, Herodes, después de burlarse de él durante un rato, le colocó un viejo manto de púrpura real y lo envió de vuelta a Pilatos. Herodes sabía que no tenía ninguna jurisdicción sobre Jesús en Judea. Aunque le alegraba creer que por fin se iba a desembarazar de Jesús en Galilea, estaba agradecido de que fuera Pilatos quien tenía la responsabilidad de quitarle la vida. Herodes nunca se había recuperado por completo del miedo que padecía por haber ejecutado a Juan el Bautista. En algunos momentos, Herodes había temido incluso que Jesús fuera Juan resucitado de entre los muertos. Ahora se había librado de este temor, puesto que observó que Jesús era un tipo de persona muy diferente al directo y fogoso profeta que se había atrevido a sacar a la luz y denunciar su vida privada.
185:5.1 (1993.1) Cuando los guardias volvieron a traer a Jesús ante Pilatos, éste salió a los escalones del pretorio donde se había colocado su asiento para el juicio, convocó a los principales sacerdotes y a los sanedristas, y les dijo: «Habéis traído a este hombre ante mí acusándolo de que pervierte al pueblo, prohíbe el pago de los impuestos y pretende ser el rey de los judíos. Lo he interrogado y no lo he encontrado culpable de esas acusaciones. De hecho, no encuentro ninguna falta en él. Luego lo he enviado a Herodes, y el tetrarca debe haber llegado a la misma conclusión, puesto que nos lo ha enviado de vuelta. Sin duda este hombre no ha hecho nada que merezca la muerte. Si aún seguís pensando que necesita ser castigado, estoy dispuesto a darle un escarmiento antes de ponerlo en libertad.»
185:5.2 (1993.2) En el preciso momento en que los judíos se disponían a gritar sus protestas por la liberación de Jesús, una gran muchedumbre se acercó hasta el pretorio para pedirle a Pilatos que soltara a un preso en honor de la fiesta de la Pascua. Desde hacía algún tiempo, los gobernadores romanos habían tenido la costumbre de permitir que la plebe escogiera a un hombre encarcelado o condenado para que fuera indultado en la época de la Pascua. Ahora que este gentío se presentaba ante él para pedirle que liberara a un preso, y puesto que Jesús había gozado tan recientemente de una gran popularidad entre las multitudes, a Pilatos se le ocurrió que quizás podría salir de este apuro proponiéndole a este grupo que, ya que Jesús estaba ahora preso delante de su tribunal, les soltaría a este hombre de Galilea como prueba de la buena voluntad de la Pascua.
185:5.3 (1993.3) Mientras la multitud invadía las escaleras del edificio, Pilatos les oyó gritar el nombre de un tal Barrabás. Barrabás era un conocido agitador político y ladrón asesino, hijo de un sacerdote, que había sido capturado recientemente in fraganti robando y asesinando en la carretera de Jericó. Este hombre había sido condenado a muerte y sería ejecutado en cuanto terminaran las fiestas de la Pascua.
185:5.4 (1993.4) Pilatos se levantó y explicó a la multitud que Jesús había sido traído ante él por los jefes de los sacerdotes, los cuales querían que fuera condenado a muerte por ciertas acusaciones, y que él no creía que este hombre mereciera la muerte. Pilatos dijo: «¿A quién preferís entonces que os suelte, a ese Barrabás, el asesino, o a este Jesús de Galilea?» Cuando Pilatos hubo dicho esto, los jefes de los sacerdotes y los consejeros del sanedrín exclamaron a voz en grito: «¡Barrabás, Barrabás!» Cuando la gente vio que los jefes de los sacerdotes estaban dispuestos a conseguir la muerte de Jesús, se unieron rápidamente al clamor pidiendo su vida, mientras vociferaban ruidosamente que soltaran a Barrabás.
185:5.5 (1993.5) Pocos días antes de esto, la multitud había sentido un respeto reverencial por Jesús, pero la muchedumbre no miraba con respeto a alguien que había pretendido ser el Hijo de Dios y ahora se encontraba preso de los principales sacerdotes y de los dirigentes, con el riesgo de ser condenado a muerte ante el tribunal de Pilatos. Jesús podía ser un héroe a los ojos del pueblo cuando echaba del templo a los cambistas y a los mercaderes, pero no cuando era un preso sin resistencia en manos de sus enemigos y con el riesgo de perder la vida.
185:5.6 (1993.6) Pilatos se indignó al ver a los jefes de los sacerdotes pidiendo a voces el indulto de un asesino bien conocido mientras gritaban para conseguir la sangre de Jesús. Vio su maldad y su odio y percibió sus prejuicios y su envidia. Por eso les dijo: «¿Cómo podéis escoger la vida de un asesino, en lugar de preferir la de este hombre cuyo peor crimen consiste en hacerse llamar en sentido figurado el rey de los judíos?» Pero esta declaración que hizo Pilatos no fue sabia. Los judíos eran un pueblo orgulloso, ahora sometido al yugo político romano, pero que esperaban la venida de un Mesías que los liberaría de su esclavitud de los gentiles con una gran exhibición de poder y de gloria. Se sintieron más ofendidos de lo que Pilatos podía suponer, por la insinuación de que este instructor de modales suaves que enseñaba unas doctrinas extrañas, ahora arrestado y acusado de unos delitos que merecían la muerte, pudiera ser considerado como «el rey de los judíos». Contemplaron esta observación como un insulto a todo lo que consideraban sagrado y honorable en su existencia nacional, y por esta razón todos se pusieron a gritar con todas sus fuerzas por la liberación de Barrabás y la muerte de Jesús.
185:5.7 (1994.1) Pilatos sabía que Jesús era inocente de las acusaciones presentadas contra él, y si hubiera sido un juez justo y valiente, lo habría absuelto y puesto en libertad. Pero tenía miedo de desafiar a estos judíos encolerizados, y mientras titubeaba en cumplir con su deber, llegó un mensajero y le entregó un mensaje sellado de su mujer, Claudia.
185:5.8 (1994.2) Pilatos indicó a los que estaban congregados ante él que deseaba leer la comunicación que acababa de recibir antes de proseguir con el asunto que tenía ante él. Pilatos abrió la carta de su mujer y leyó: «Te ruego que no tengas nada que ver con este hombre justo e inocente a quien llaman Jesús. Esta noche he sufrido mucho en un sueño a causa de él». Esta nota de Claudia no sólo afectó mucho a Pilatos y retrasó así el juicio de este asunto, sino que desgraciadamente también proporcionó a los dirigentes judíos un tiempo considerable para circular libremente entre la multitud e incitar al pueblo a pedir la liberación de Barrabás y a gritar que crucificaran a Jesús.
185:5.9 (1994.3) Finalmente, Pilatos se dedicó una vez más a solucionar el problema que tenía delante, preguntándole a la asamblea mixta compuesta por los dirigentes judíos y la multitud que buscaba el indulto: «¿Qué he de hacer con el que llaman el rey de los judíos?» Y todos gritaron al unísono: «¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!» La unanimidad de esta petición por parte de una gente de todo tipo sorprendió y alarmó a Pilatos, el juez injusto y dominado por el miedo.
185:5.10 (1994.4) Entonces Pilatos dijo una vez más: «¿Por qué queréis crucificar a este hombre? ¿Qué mal ha hecho? ¿Quién quiere adelantarse para testificar contra él?» Pero cuando escucharon que Pilatos hablaba en defensa de Jesús, se limitaron a gritar aún más: «¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!»
185:5.11 (1994.5) Entonces Pilatos recurrió de nuevo a ellos para el asunto relacionado con la liberación del preso de la Pascua, diciendo: «Os pregunto una vez más, ¿cuál de estos presos debo soltaros en estas fechas de vuestra Pascua?» Y el gentío gritó de nuevo: «¡Danos a Barrabás!»
185:5.12 (1994.6) Entonces dijo Pilatos: «Si suelto a Barrabás, el asesino, ¿qué he de hacer con Jesús?» Y una vez más la multitud gritó al unísono: «¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!»
185:5.13 (1994.7) Pilatos se sintió aterrorizado por el clamor insistente del gentío, que actuaba bajo la dirección inmediata de los jefes de los sacerdotes y los consejeros del sanedrín; sin embargo, decidió hacer al menos una última tentativa por apaciguar a la muchedumbre y salvar a Jesús.
185:6.1 (1994.8) Sólo los enemigos de Jesús participan en todo lo que está sucediendo este viernes por la mañana temprano ante Pilatos. Sus numerosos amigos o bien ignoran todavía su arresto nocturno y su juicio a primeras horas de la mañana, o están escondidos por temor a ser capturados también y condenados a muerte porque creen en las enseñanzas de Jesús. En la multitud que ahora vocifera pidiendo la muerte del Maestro sólo se encuentran sus enemigos declarados y la plebe irreflexiva fácilmente gobernable.
185:6.2 (1995.1) Pilatos quería hacer un último llamamiento a la piedad de la gente. Como tenía miedo de desafiar el clamor de este gentío descarriado que gritaba para conseguir la sangre de Jesús, ordenó a los guardias judíos y a los soldados romanos que cogieran a Jesús y lo azotaran. Este modo de proceder era en sí mismo injusto e ilegal, ya que la ley romana estipulaba que únicamente los condenados a morir por crucifixión fueran sometidos así a la flagelación. Los guardias llevaron a Jesús al patio abierto del pretorio para este suplicio. Aunque sus enemigos no presenciaron esta flagelación, Pilatos sí lo hizo, y antes de que terminaran este abuso perverso, ordenó a los azotadores que se detuvieran e indicó que Jesús fuera llevado ante él. Antes de que los azotadores ataran a Jesús al poste de flagelación y lo golpearan con sus látigos de nudos, le pusieron de nuevo el manto de púrpura, trenzaron una corona de espinas y se la colocaron en la frente. Después de poner una caña en su mano simulando un cetro, se arrodillaron delante de él y se burlaron de él, diciendo: «¡Salud, rey de los judíos!» Luego le escupieron y lo abofetearon. Antes de devolverlo a Pilatos, uno de ellos le quitó la caña de la mano y lo golpeó con ella en la cabeza.
185:6.3 (1995.2) Entonces, Pilatos condujo fuera a este preso sangrante y lacerado, y lo presentó a la variopinta multitud, diciendo: «¡He aquí al hombre! Os declaro de nuevo que no encuentro ningún delito en él, y después de haberlo azotado, quisiera liberarlo.»
185:6.4 (1995.3) Jesús de Nazaret estaba allí, vestido con un viejo manto de púrpura real, con una corona de espinas que le hería su bondadosa frente. Su rostro estaba manchado de sangre y su cuerpo encorvado de sufrimiento y de pena. Pero nada puede conmover el corazón insensible de aquellos que son víctimas de un intenso odio emocional y esclavos de los prejuicios religiosos. Este espectáculo produjo un poderoso estremecimiento en los reinos de un inmenso universo, pero no enterneció el corazón de los que habían decidido llevar a cabo la destrucción de Jesús.
185:6.5 (1995.4) Cuando se hubieron recobrado del primer impacto al ver el estado lastimoso del Maestro, sólo gritaron más fuerte y durante más tiempo: «¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!»
185:6.6 (1995.5) Pilatos comprendió ahora que era inútil apelar a sus supuestos sentimientos de piedad. Se adelantó y dijo: «Percibo que estáis decididos a que este hombre muera, ¿pero qué ha hecho para merecer la muerte? ¿Quién quiere declarar su crimen?»
185:6.7 (1995.6) Entonces el sumo sacerdote en persona se adelantó, subió hasta Pilatos, y declaró con irritación: «Tenemos una ley sagrada, y según esa ley este hombre debe morir porque se ha llamado a sí mismo Hijo de Dios.» Cuando Pilatos escuchó esto, tuvo aún más miedo, no solamente de los judíos, sino que al recordar la nota de su mujer y la mitología griega en la que los dioses descendían a la Tierra, se puso a temblar ante la idea de que Jesús pudiera ser un personaje divino. Hizo señas a la multitud para que se calmara, mientras cogía a Jesús por el brazo y lo conducía de nuevo al interior del edificio para poder interrogarlo otra vez. Pilatos estaba ahora confuso por el miedo, desconcertado por la superstición y abrumado por la actitud testaruda de la muchedumbre.
185:7.1 (1995.7) Cuando Pilatos, temblando con una temerosa emoción, se sentó al lado de Jesús, le preguntó: «¿De dónde vienes? ¿Quién eres realmente? ¿Qué es eso que dicen de que eres el Hijo de Dios?»
185:7.2 (1996.1) Pero Jesús difícilmente podía contestar estas preguntas cuando eran efectuadas por un juez débil, vacilante, que temía a los hombres, y que era tan injusto como para hacerlo azotar incluso después de haberlo declarado inocente de todo delito, y antes de haber sido debidamente condenado a muerte. Jesús miró a Pilatos directamente a la cara, pero no le contestó. Entonces dijo Pilatos: «¿Te niegas a hablarme? ¿No te das cuenta de que aún tengo el poder de liberarte o de crucificarte?» Entonces Jesús le dijo: «No podrías tener ningún poder sobre mí si no fuera consentido desde arriba. No podrías ejercer ninguna autoridad sobre el Hijo del Hombre a menos que lo permita el Padre que está en los cielos. Pero no eres tan culpable puesto que ignoras el evangelio. El que me ha traicionado y el que me ha entregado a ti son los que tienen el mayor pecado.»
185:7.3 (1996.2) Esta última conversación con Jesús aterrorizó completamente a Pilatos. Este hombre moralmente cobarde, este juez débil, tenía que luchar ahora contra el doble peso del temor supersticioso a Jesús y del miedo mortal a los dirigentes judíos.
185:7.4 (1996.3) Pilatos apareció de nuevo ante el gentío, diciendo: «Estoy seguro de que este hombre sólo es un delincuente religioso. Deberíais cogerlo y juzgarlo según vuestra ley. ¿Por qué esperáis que yo acceda a que muera porque se ha opuesto a vuestras tradiciones?»
185:7.5 (1996.4) Pilatos estaba casi dispuesto a soltar a Jesús cuando Caifás, el sumo sacerdote, se acercó al cobarde juez romano, agitó un dedo vengativo delante de la cara de Pilatos, y dijo estas palabras irritadas que toda la multitud pudo escuchar: «Si sueltas a este hombre, no eres amigo del César, y procuraré que el emperador se entere de todo.» Esta amenaza pública fue demasiado para Pilatos. El temor por sus bienes personales eclipsó ahora cualquier otra consideración, y el cobarde gobernador ordenó que Jesús fuera traído ante el tribunal. Cuando el Maestro estuvo allí delante de ellos, Pilatos lo señaló con el dedo y dijo en tono burlón: «Aquí está vuestro rey.» Y los judíos respondieron: «¡Acaba con él! ¡Crucifícalo!» Entonces dijo Pilatos, con mucha ironía y sarcasmo: «¿Voy a crucificar a vuestro rey?» Y los judíos respondieron: «Sí, ¡crucifícalo! No tenemos más rey que al César.» Entonces Pilatos se dio cuenta de que no había ninguna esperanza de salvar a Jesús, puesto que no estaba dispuesto a desafiar a los judíos.
185:8.1 (1996.5) Allí estaba el Hijo de Dios, encarnado como Hijo del Hombre. Había sido arrestado sin acusación, acusado sin pruebas, juzgado sin testigos, castigado sin veredicto, y pronto iba a ser condenado a muerte por un juez injusto que había confesado que no podía encontrar ninguna falta en él. Si Pilatos había creído apelar al patriotismo de la gente llamando a Jesús el «rey de los judíos», se había equivocado por completo. Los judíos no esperaban ningún rey de este tipo. La declaración de los jefes de los sacerdotes y los saduceos «No tenemos más rey que al César» impactó incluso a la plebe irreflexiva, pero ya era demasiado tarde para salvar a Jesús, aunque el gentío se hubiera atrevido a abrazar la causa del Maestro.
185:8.2 (1996.6) Pilatos temía un alboroto o un motín. No se atrevía a arriesgarse a tener este tipo de disturbios durante la época de la Pascua en Jerusalén. Recientemente había recibido una reprimenda del César, y no quería arriesgarse a recibir otra. El gentío aplaudió cuando ordenó que soltaran a Barrabás. Luego ordenó que le trajeran una palangana y un poco de agua, y se lavó las manos allí mismo delante de la multitud, diciendo: «Soy inocente de la sangre de este hombre. Estáis decididos a que muera, pero no he encontrado ninguna culpa en él. Allá vosotros. Los soldados se lo llevarán.» Entonces el gentío aplaudió y replicó: «Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos.»
El libro de Urantia
Documento 186
186:0.1 (1997.1) CUANDO Jesús y sus acusadores salieron para ver a Herodes, el Maestro se volvió hacia el apóstol Juan y le dijo: «Juan, ya no puedes hacer nada más por mí. Ve a buscar a mi madre y tráela para que me vea antes de morir.» Cuando Juan escuchó la petición de su Maestro, aunque no quería dejarlo solo entre sus enemigos, se apresuró a ir a Betania, donde toda la familia de Jesús estaba reunida y esperando en la casa de Marta y María, las hermanas de Lázaro, a quien Jesús había resucitado de entre los muertos.
186:0.2 (1997.2) Varias veces durante la mañana, los mensajeros habían llevado a Marta y María las noticias sobre el desarrollo del juicio de Jesús. Pero la familia de Jesús no llegó a Betania hasta unos minutos antes de que llegara Juan trayendo la petición de Jesús de ver a su madre antes de ser ejecutado. Después de que Juan Zebedeo les hubiera contado todo lo que había sucedido desde el arresto de Jesús a medianoche, su madre María partió inmediatamente en compañía de Juan para ver a su hijo mayor. Cuando María y Juan llegaron a la ciudad, Jesús, acompañado por los soldados romanos que iban a crucificarlo, ya había llegado al Gólgota.
186:0.3 (1997.3) Cuando María, la madre de Jesús, se marchó con Juan para ver a su hijo, su hermana Rut se negó a quedarse atrás con el resto de la familia. Puesto que estaba decidida a acompañar a su madre, su hermano Judá fue con ella. El resto de la familia del Maestro permaneció en Betania bajo la dirección de Santiago, y prácticamente cada hora, los mensajeros de David Zebedeo les traían noticias sobre el desarrollo del terrible acontecimiento de la ejecución de su hermano mayor, Jesús de Nazaret.
186:1.1 (1997.4) El juicio de Jesús ante Pilatos terminó aproximadamente a las ocho y media de este viernes por la mañana, y el Maestro fue puesto en manos de los soldados romanos que iban a crucificarlo. En cuanto los romanos tomaron posesión de Jesús, el capitán de los guardias judíos regresó con sus hombres a su cuartel general en el templo. El sumo sacerdote y sus asociados sanedristas siguieron de cerca a los guardias, y fueron directamente a su lugar habitual de reunión en la sala de piedras labradas del templo. Allí encontraron a otros muchos miembros del sanedrín que esperaban para saber lo que se había hecho con Jesús. Mientras Caifás presentaba su informe al sanedrín sobre el juicio y la condena de Jesús, Judas apareció ante ellos para reclamar su recompensa por el papel que había jugado en el arresto y la sentencia de muerte de su Maestro.
186:1.2 (1997.5) Todos estos judíos detestaban a Judas; sólo miraban al traidor con unos sentimientos de total desprecio. A lo largo de todo el juicio de Jesús ante Caifás y durante su aparición ante Pilatos, a Judas le había remordido la conciencia por su comportamiento traidor. Y también empezaba a perder un poco sus ilusiones sobre la recompensa que iba a recibir como pago por su traición a Jesús. No le gustaba la frialdad y la indiferencia de las autoridades judías; sin embargo, contaba con ser recompensado ampliamente por su cobarde conducta. Preveía que sería llamado ante el pleno del sanedrín y que allí escucharía sus elogios mientras le conferían los honores adecuados como prueba del gran servicio que se vanagloriaba de haber prestado a su nación. Imaginad pues la gran sorpresa de este traidor egoísta cuando un criado del sumo sacerdote le tocó en el hombro, lo llamó para que saliera de la sala y le dijo: «Judas, me han encargado que te pague por haber traicionado a Jesús. Aquí está tu recompensa.» Mientras le decía esto, el criado de Caifás le entregó a Judas una bolsa que contenía treinta monedas de plata — el precio corriente de un buen esclavo sano.
186:1.3 (1998.1) Judas se quedó atónito, confundido. Se abalanzó para entrar en la sala, pero el portero se lo impidió. Quería apelar al sanedrín, pero no quisieron recibirlo. Judas no podía creer que estos dirigentes de los judíos le habían permitido traicionar a sus amigos y a su Maestro para ofrecerle después como recompensa treinta monedas de plata. Se sentía humillado, desilusionado y totalmente abrumado. Se alejó del templo, por así decirlo, como enajenado. Como un autómata, dejó caer la bolsa de dinero en su profundo bolsillo, el mismo bolsillo en el que había transportado durante tanto tiempo la bolsa que contenía los fondos apostólicos. Y estuvo vagando por la ciudad detrás de la muchedumbre que se dirigía a presenciar las crucifixiones.
186:1.4 (1998.2) Judas vio a lo lejos que levantaban el travesaño donde estaba clavado Jesús; al ver esto, volvió precipitadamente al templo, apartó a la fuerza al portero y se encontró en presencia del sanedrín, que estaba reunido todavía. El traidor estaba casi sin aliento y sumamente desconcertado, pero se las arregló para balbucear estas palabras: «He pecado porque he traicionado una sangre inocente. Me habéis insultado. Me habéis ofrecido dinero como recompensa por mi servicio — el precio de un esclavo. Me arrepiento de haber hecho esto; aquí está vuestro dinero. Quiero escapar de la culpabilidad de este acto.»
186:1.5 (1998.3) Cuando los dirigentes de los judíos escucharon a Judas, se mofaron de él. Uno de ellos, que estaba sentado cerca de donde se encontraba Judas, le hizo señas para que se fuera de la sala, y le dijo: «Tu Maestro ya ha sido ejecutado por los romanos, y en cuanto a tu culpabilidad, ¿qué nos importa a nosotros? Ocúpate tú de ella — y ¡fuera de aquí!»
186:1.6 (1998.4) Cuando dejó la sala del sanedrín, Judas sacó de la bolsa las treinta monedas de plata y las lanzó al voleo sobre el suelo del templo. Cuando el traidor salió del templo, estaba casi fuera de sí. Judas estaba pasando ahora por la experiencia de comprender la verdadera naturaleza del pecado. Todo el encanto, la fascinación y la embriaguez de las malas acciones se habían desvanecido. Ahora el malhechor se encontraba solo, frente a frente con el veredicto del juicio de su alma desilusionada y decepcionada. El pecado era fascinante y aventurero mientras se cometía, pero ahora había que hacer frente a la cosecha de los hechos desnudos y poco románticos.
186:1.7 (1998.5) Este antiguo embajador del reino de los cielos en la Tierra caminaba ahora solo y abandonado por las calles de Jerusalén. Su desesperación era terrible y casi absoluta. Continuó caminando por la ciudad y por fuera de sus muros, hasta descender a la terrible soledad del valle de Hinom, donde subió por las rocas escarpadas; cogió el cinturón de su vestido, ató un extremo a un pequeño árbol, anudó el otro alrededor de su cuello, y se arrojó al precipicio. Antes de morir, el nudo que había atado con sus manos nerviosas se soltó, y el cuerpo del traidor se hizo trizas al caer sobre las rocas puntiagudas de abajo.
186:2.1 (1999.1) Cuando Jesús fue arrestado, sabía que su trabajo en la Tierra, en la similitud de la carne mortal, había terminado. Comprendía plenamente la clase de muerte que le esperaba, y le preocupaban poco los detalles de sus supuestos juicios.
186:2.2 (1999.2) Delante del tribunal de los sanedristas, Jesús rehusó responder al testimonio de los testigos perjuros. Sólo había una pregunta que siempre atraía una respuesta, ya fuera hecha por amigos o enemigos, y era la que se refería a la naturaleza y a la divinidad de su misión en la Tierra. Cuando le preguntaban si era el Hijo de Dios, daba infaliblemente una respuesta. Se negó firmemente a hablar cuanto estuvo en presencia del curioso y malvado Herodes. Delante de Pilatos sólo habló cuando pensó que podría ayudar a Pilatos, o a alguna otra persona, a conocer mejor la verdad mediante lo que él decía. Jesús había enseñado a sus apóstoles que era inútil que echaran sus perlas a los cerdos, y ahora se atrevía a practicar lo que había enseñado. Su conducta en ese momento ejemplificó la paciente sumisión de la naturaleza humana unida al silencio majestuoso y a la solemne dignidad de la naturaleza divina. Estaba enteramente dispuesto a discutir con Pilatos cualquier cuestión relacionada con las acusaciones políticas presentadas contra él — cualquier cuestión que Jesús reconocía que pertenecía a la jurisdicción del gobernador.
186:2.3 (1999.3) Jesús estaba convencido de que la voluntad del Padre era que se sometiera al curso natural y normal de los acontecimientos humanos, tal como las demás criaturas mortales deben hacerlo, y por eso se negó incluso a emplear sus poderes puramente humanos de elocuencia persuasiva para influir sobre el resultado de las maquinaciones de sus semejantes mortales, socialmente miopes y espiritualmente ciegos. Aunque Jesús vivió y murió en Urantia, toda su carrera humana, desde el principio hasta el fin, fue un espectáculo destinado a influir e instruir a todo el universo que había creado y sostenido sin cesar.
186:2.4 (1999.4) Estos judíos miopes gritaban de manera indecente pidiendo la muerte del Maestro, mientras éste permanecía allí en un silencio impresionante, contemplando la escena de la muerte de una nación — el propio pueblo de su padre terrenal.
186:2.5 (1999.5) Jesús había adquirido ese tipo de carácter humano que puede conservar la serenidad y afirmar su dignidad en medio de los insultos continuos e injustificados. No se le podía intimidar. Cuando fue atacado en primer lugar por el criado de Anás, sólo había sugerido la conveniencia de llamar a unos testigos que pudieran testificar debidamente contra él.
186:2.6 (1999.6) Desde el principio hasta el fin de su supuesto juicio ante Pilatos, las huestes celestiales que presenciaban los acontecimientos no pudieron abstenerse de transmitir al universo la descripción de la escena de «Pilatos procesado ante Jesús».
186:2.7 (1999.7) Cuando compareció ante Caifás y todos los testimonios perjuros se habían derrumbado, Jesús no dudó en responder a la pregunta del sumo sacerdote, proporcionando así con su propio testimonio la base que deseaban para condenarlo por blasfemia.
186:2.8 (1999.8) El Maestro nunca manifestó el menor interés por los esfuerzos bien intencionados, pero poco entusiastas, de Pilatos por conseguir su liberación. Compadecía realmente a Pilatos y se esforzó sinceramente por iluminar su mente ensombrecida. Permaneció enteramente pasivo ante todos los llamamientos del gobernador romano para que los judíos retiraran sus acusaciones criminales contra él. Durante toda esta penosa prueba, se comportó con una dignidad sencilla y una majestad sin ostentación. Ni siquiera quiso criticar la insinceridad de sus supuestos asesinos cuando éstos le preguntaron si era «el rey de los judíos». Aceptó esta designación con un mínimo de explicación modificativa, sabiendo que aunque habían escogido rechazarlo, sería el último en representar para ellos un verdadero jefe nacional, incluso en el sentido espiritual.
186:2.9 (2000.1) Jesús habló poco durante estos juicios, pero dijo lo suficiente como para mostrar a todos los mortales el tipo de carácter humano que un hombre puede perfeccionar en asociación con Dios, y para revelar a todo el universo la manera en que Dios se puede manifestar en la vida de la criatura cuando ésta escoge verdaderamente hacer la voluntad del Padre, volviéndose así un hijo activo del Dios vivo.
186:2.10 (2000.2) Su amor por los mortales ignorantes se revela plenamente mediante su paciencia y su gran serenidad frente a las burlas, los golpes y las bofetadas de los toscos soldados y de los criados irreflexivos. Ni siquiera se irritó cuando le vendaron los ojos y le golpearon burlonamente en la cara, exclamando: «Profetiza y dinos quién te ha golpeado.»
186:2.11 (2000.3) Pilatos estaba más cerca de la verdad de lo que podía suponer cuando, después de haber hecho azotar a Jesús, lo presentó ante la multitud exclamando: «¡He aquí al hombre!» En verdad, el temeroso gobernador romano poco podía imaginar que en aquel mismo momento el universo permanecía atento, contemplando esta escena única en la que su amado Soberano se sometía así a la humillación de las burlas y los golpes de sus súbditos mortales ignorantes y envilecidos. Y cuando Pilatos habló, la frase «¡He aquí a Dios y al Hombre!» resonó por todo Nebadon. Desde ese día, incalculables millones de criaturas han continuado contemplando a este hombre en todo un universo, mientras que el Dios de Havona, el gobernante supremo del universo de universos, acepta al hombre de Nazaret como que satisface el ideal de las criaturas mortales de este universo local del tiempo y del espacio. En su vida incomparable, Jesús no dejó nunca de revelar Dios al hombre. Ahora, durante estos episodios finales de su carrera mortal y de su muerte posterior, efectuó una nueva y conmovedora revelación del hombre a Dios.
186:3.1 (2000.4) Poco después de que Jesús fuera entregado a los soldados romanos al final de la audiencia ante Pilatos, un destacamento de guardias del templo se dirigió apresuradamente a Getsemaní para dispersar o arrestar a los seguidores del Maestro. Pero mucho antes de que llegaran, estos seguidores se habían dispersado. Los apóstoles se habían retirado a unos escondites designados; los griegos se habían separado y dirigido a diversas casas de Jerusalén; los demás discípulos habían desaparecido igualmente. David Zebedeo creía que los enemigos de Jesús regresarían, de manera que trasladó enseguida unas cinco o seis tiendas hacia la parte alta de la hondonada, cerca del lugar donde el Maestro se retiraba tan a menudo para orar y adorar. Tenía la intención de ocultarse aquí y de mantener al mismo tiempo un centro, o estación coordinadora, para su servicio de mensajeros. David apenas había abandonado el campamento cuando llegaron los guardias del templo. Como no encontraron a nadie allí, se contentaron con incendiar el campamento y luego regresaron apresuradamente al templo. Al escuchar el informe de los guardias, el sanedrín se convenció de que los seguidores de Jesús estaban tan asustados y sumisos, que ya no habría ningún peligro de motín o de cualquier intento por rescatar a Jesús de las manos de sus verdugos. Por fin podían respirar tranquilos; así pues levantaron la sesión y cada cual se fue por su lado para prepararse para la Pascua.
186:3.2 (2000.5) Tan pronto como Pilatos entregó a Jesús a los soldados romanos para que lo crucificaran, un mensajero salió precipitadamente hacia Getsemaní para informar a David, y en menos de cinco minutos ya habían partido los corredores hacia Betsaida, Pella, Filadelfia, Sidón, Siquem, Hebrón, Damasco y Alejandría. Estos mensajeros llevaban la noticia de que Jesús estaba a punto de ser crucificado por los romanos a instancias insistentes de los dirigentes de los judíos.
186:3.3 (2001.1) A lo largo de todo este trágico día, y hasta que salió el último mensaje indicando que el Maestro había sido colocado en el sepulcro, David envió a los mensajeros aproximadamente cada media hora con informes para los apóstoles, los griegos y la familia terrenal de Jesús, que estaba reunida en la casa de Lázaro en Betania. Cuando los mensajeros partieron con la noticia de que Jesús había sido sepultado, David despidió a su cuerpo de corredores locales para que celebraran la Pascua y descansaran el sábado que se avecinaba, dándoles instrucciones para que comparecieran discretamente ante él el domingo por la mañana en la casa de Nicodemo, donde tenía la intención de esconderse algunos días con Andrés y Simón Pedro.
186:3.4 (2001.2) Este David Zebedeo, con su manera de pensar tan peculiar, era el único de los principales discípulos de Jesús que se sentía inclinado a tomar al pie de la letra y como un hecho verdadero la afirmación del Maestro de que moriría y «resucitaría al tercer día». David le había escuchado una vez hacer esta predicción, y como tenía la inclinación de tomarse las cosas en sentido literal, ahora se proponía reunir a sus mensajeros el domingo por la mañana temprano en la casa de Nicodemo a fin de tenerlos cerca para difundir la noticia, en el caso de que Jesús resucitara de entre los muertos. David descubrió enseguida que ninguno de los seguidores de Jesús esperaba que regresara tan pronto de la tumba; por eso habló poco sobre su convicción, y no dijo que había movilizado a todo su ejército de mensajeros para el domingo por la mañana temprano, excepto a los corredores que habían sido enviados el viernes por la mañana a las ciudades lejanas y a los centros de creyentes.
186:3.5 (2001.3) Y así, estos seguidores de Jesús, dispersos por todo Jerusalén y sus alrededores, compartieron la Pascua aquella noche, y al día siguiente permanecieron recluídos.
186:4.1 (2001.4) Después de que Pilatos se hubiera lavado las manos delante de la multitud, tratando así de escapar a la culpabilidad de haber entregado a un hombre inocente a la crucifixión simplemente porque temía resistirse al clamor de los dirigentes de los judíos, ordenó que el Maestro fuera entregado a los soldados romanos y dio instrucciones a su capitán para que fuera crucificado inmediatamente. Al hacerse cargo de Jesús, los soldados lo llevaron de nuevo al patio del pretorio, y después de quitarle el manto que Herodes le había puesto, lo vistieron con su propia ropa. Estos soldados se burlaron y se mofaron de él, pero no le infligieron nuevos castigos físicos. Jesús estaba ahora solo con estos soldados romanos. Sus amigos estaban escondidos, sus enemigos se habían ido por su camino, e incluso Juan Zebedeo ya no estaba a su lado.
186:4.2 (2001.5) Pilatos entregó a Jesús a los soldados poco después de las ocho de la mañana, y poco antes de las nueve partieron para el lugar de la crucifixión. Durante este intervalo de más de media hora, Jesús no dijo ni una sola palabra. La actividad ejecutiva de un gran universo estaba prácticamente detenida. Gabriel y los principales dirigentes de Nebadon o bien se encontraban reunidos aquí en Urantia, o prestaban mucha atención a los informes espaciales de los arcángeles, en un esfuerzo por mantenerse informados de lo que le estaba sucediendo al Hijo del Hombre en Urantia.
186:4.3 (2001.6) Cuando los soldados estuvieron preparados para salir con Jesús hacia el Gólgota, habían empezado a sentirse impresionados por su insólita serenidad y su dignidad extraordinaria, por su silencio sin queja.
186:4.4 (2001.7) Una gran parte del retraso en partir con Jesús para el lugar de la crucifixión se debió a que el capitán decidió, a última hora, llevarse consigo a dos ladrones que habían sido condenados a muerte; puesto que Jesús iba a ser crucificado aquella mañana, el capitán romano pensó que estos dos también podían morir con él, en lugar de esperar hasta el fin de las festividades de la Pascua.
186:4.5 (2002.1) En cuanto prepararon a los ladrones, fueron conducidos al patio, donde uno de ellos contempló a Jesús por primera vez, pero el otro le había oído hablar a menudo tanto en el templo como muchos meses antes en el campamento de Pella.
186:5.1 (2002.2) No existe una relación directa entre la muerte de Jesús y la Pascua judía. Es verdad que el Maestro entregó su vida carnal en este día, el día de la preparación de la Pascua judía, y alrededor de la hora en que se sacrificaban los corderos pascuales en el templo. Pero la coincidencia de estos acontecimientos no indica de ninguna manera que la muerte del Hijo del Hombre en la Tierra tenga alguna relación con el sistema de los sacrificios judío. Jesús era judío pero, como Hijo del Hombre, era un mortal de los reinos. Los acontecimientos ya narrados, que condujeron a este momento en que el Maestro iba a ser crucificado de manera inminente, son suficientes para indicar que su muerte, que se produjo aproximadamente a esta hora, fue un asunto puramente natural y manejado por los hombres.
186:5.2 (2002.3) Fue el hombre, y no Dios, el que planeó y ejecutó la muerte de Jesús en la cruz. Es verdad que el Padre se negó a entremeterse en la marcha de los acontecimientos humanos en Urantia, pero el Padre Paradisiaco no decretó, pidió ni exigió la muerte de su Hijo tal como se llevó a cabo en la Tierra. Es un hecho que, tarde o temprano y de alguna manera, Jesús habría tenido que despojarse de su cuerpo mortal, poniendo fin a su encarnación, pero podría haberlo hecho de muchas formas, sin tener que morir en una cruz entre dos ladrones. Todo esto fue obra del hombre, y no de Dios.
186:5.3 (2002.4) En la época de su bautismo, el Maestro ya había completado la parte técnica de la experiencia requerida en la Tierra y en la carne, necesaria para finalizar su séptima y última donación en el universo. En aquel mismo momento, Jesús había realizado su deber en la Tierra. Toda la vida que vivió de allí en adelante, e incluso la manera en que murió, fueron un ministerio puramente personal por su parte por el bienestar y la elevación de sus criaturas mortales en este mundo y en otros mundos.
186:5.4 (2002.5) El evangelio de la buena nueva de que el hombre mortal puede, por la fe, volverse espiritualmente consciente de que es hijo de Dios, no depende de la muerte de Jesús. Es verdad, en efecto, que todo este evangelio del reino ha sido enormemente iluminado por la muerte del Maestro, pero lo fue aun más por su vida.
186:5.5 (2002.6) Todo lo que el Hijo del Hombre dijo o hizo en la Tierra embelleció enormemente las doctrinas de la filiación con Dios y de la fraternidad entre los hombres, pero estas relaciones esenciales entre Dios y los hombres son inherentes a los hechos universales del amor de Dios por sus criaturas y de la misericordia innata de los Hijos divinos. Estas relaciones conmovedoras y divinamente hermosas entre el hombre y su Hacedor, en este mundo y en todos los demás, en todo el universo de universos, han existido desde la eternidad; y no dependen en ningún sentido de las actuaciones donadoras periódicas de los Hijos Creadores de Dios, que asumen así la naturaleza y la semejanza de las inteligencias creadas por ellos, como una parte del precio que han de pagar para adquirir finalmente la soberanía ilimitada sobre sus universos locales respectivos.
186:5.6 (2002.7) Antes de la vida y la muerte de Jesús en Urantia, el Padre que está en los cielos amaba al hombre mortal de la Tierra tanto como lo ama después de esta manifestación trascendente de la asociación entre el hombre y Dios. Esta poderosa operación de la encarnación del Dios de Nebadon como hombre en Urantia no podía aumentar los atributos del Padre eterno, infinito y universal, pero sí enriqueció e iluminó a todos los demás administradores y criaturas del universo de Nebadon. Aunque el Padre que está en los cielos no nos ama más debido a esta donación de Miguel, todas las demás inteligencias celestiales sí lo hacen. Y esto es así porque Jesús no solamente hizo una revelación de Dios al hombre, sino que también hizo una nueva revelación del hombre a los Dioses y a las inteligencias celestiales del universo de universos.
186:5.7 (2003.1) Jesús no está a punto de morir como sacrificio por el pecado. No va a expiar la culpabilidad moral innata de la raza humana. La humanidad no tiene esta culpabilidad racial ante Dios. La culpabilidad es estrictamente una cuestión de pecado personal y de rebelión consciente y deliberada contra la voluntad del Padre y la administración de sus Hijos.
186:5.8 (2003.2) El pecado y la rebelión no tienen nada que ver con el plan fundamental de donación de los Hijos Paradisiacos de Dios, aunque nos parezca que el plan de salvación es una característica provisional del plan de donación.
186:5.9 (2003.3) La salvación de Dios para los mortales de Urantia habría sido exactamente igual de eficaz e infaliblemente segura si Jesús no hubiera sido ejecutado por las manos crueles de unos mortales ignorantes. Si el Maestro hubiera sido recibido favorablemente por los mortales de la Tierra y si hubiera partido de Urantia abandonando voluntariamente su vida en la carne, el hecho del amor de Dios y de la misericordia del Hijo — el hecho de la filiación con Dios — no hubiera sido afectado de ninguna manera. Vosotros los mortales sois los hijos de Dios, y para que esta verdad se convierta en un hecho en vuestra experiencia personal, sólo se os pide una cosa: vuestra fe nacida del espíritu.
El libro de Urantia
Documento 187
187:0.1 (2004.1) DESPUÉS de que los dos bandidos hubieran sido preparados, los soldados partieron, bajo el mando de un centurión, para el lugar de la crucifixión. El centurión que estaba a cargo de estos doce soldados era el mismo capitán que había dirigido a los soldados romanos la noche anterior para arrestar a Jesús en Getsemaní. Los romanos tenían la costumbre de asignar cuatro soldados a cada persona que iba a ser crucificada. Los dos bandidos fueron debidamente azotados antes de llevarselos para ser crucificados, pero Jesús no recibió ningún castigo físico adicional; el capitán pensó sin duda que ya había sido suficientemente azotado, incluso antes de ser condenado.
187:0.2 (2004.2) Los dos ladrones crucificados con Jesús eran cómplices de Barrabás y habrían sido ejecutados más tarde con su jefe si éste no hubiera sido liberado gracias al indulto pascual de Pilatos. Jesús fue pues crucificado en el lugar de Barrabás.
187:0.3 (2004.3) Lo que Jesús está ahora a punto a hacer, sometiéndose a la muerte en la cruz, lo hace por su propio libre albedrío. Al predecir esta experiencia, había dicho: «El Padre me ama y me sostiene porque estoy dispuesto a entregar mi vida. Pero la recuperaré de nuevo. Nadie me quita la vida — la entrego por mí mismo. Tengo autoridad para entregarla, y tengo autoridad para recuperarla. Este poder lo he recibido de mi Padre.»
187:0.4 (2004.4) Justo antes de las nueve de esta mañana, los soldados salieron del pretorio con Jesús camino del Gólgota. Mucha gente que los seguía simpatizaba en secreto con Jesús, pero la mayor parte de este grupo de doscientas personas o más estaba compuesto por sus enemigos y por holgazanes curiosos que simplemente deseaban disfrutar del horror de presenciar las crucifixiones. Sólo algunos dirigentes judíos fueron a ver a Jesús morir en la cruz. Sabiendo que Pilatos lo había entregado a los soldados romanos y que estaba condenado a muerte, los demás se ocuparon de su reunión en el templo, donde discutieron qué iban a hacer con sus discípulos.
187:1.1 (2004.5) Antes de salir del patio del pretorio, los soldados colocaron el travesaño de la cruz sobre los hombros de Jesús. Era costumbre obligar al condenado a que llevara el travesaño de la cruz hasta el lugar de la crucifixión. El condenado no llevaba toda la cruz, sino únicamente este madero más corto. Los postes de madera más largos y verticales de las tres cruces ya habían sido transportados al Gólgota y, cuando llegaron los soldados con sus presos, estaban firmemente hincados en el suelo.
187:1.2 (2004.6) De acuerdo con la costumbre, el capitán dirigió la procesión, llevando unas pequeñas tablillas blancas en las que se habían escrito con carbón los nombres de los criminales y la naturaleza de los crímenes por los que habían sido condenados. Para los dos ladrones, el centurión llevaba unos letreros con sus nombres, debajo de los cuales estaba escrita una sola palabra: «Bandido». Después de que la víctima había sido clavada en el travesaño y levantada hasta su sitio en el poste vertical, tenían la costumbre de clavar este letrero en el extremo superior de la cruz, justo encima de la cabeza del criminal, para que todos los espectadores pudieran saber por qué crimen se crucificaba al condenado. La inscripción que llevaba el centurión para colocarla en la cruz de Jesús había sido escrita por el mismo Pilatos en latín, griego y arameo, y decía: «Jesús de Nazaret — el rey de los judíos».
187:1.3 (2005.1) Algunas autoridades judías que aún estaban presentes cuando Pilatos escribió esta inscripción protestaron enérgicamente porque se calificara a Jesús de «rey de los judíos». Pero Pilatos les recordó que esta acusación formaba parte de los cargos que habían llevado a condenarlo. Cuando vieron que no podían convencer a Pilatos para que cambiara de idea, los judíos le rogaron que al menos modificara la inscripción para que dijera: «Él ha dicho: ‘yo soy el rey de los judíos`». Pero Pilatos se mantuvo inflexible y no quiso cambiar el letrero. A todas sus nuevas súplicas se limitó a contestar: «Lo que he escrito, escrito está.»
187:1.4 (2005.2) Normalmente se tenía la costumbre de ir hasta el Gólgota por el camino más largo, para que un gran número de personas pudiera ver al criminal condenado, pero este día se dirigieron por el camino más directo hasta la puerta de Damasco, por donde se salía de la ciudad hacia el norte, y siguiendo esta carretera, pronto llegaron al Gólgota, el lugar oficial de las crucifixiones en Jerusalén. Más allá del Gólgota se encontraban las villas de los ricos, y al otro lado de la carretera estaban las tumbas de muchos judíos acaudalados.
187:1.5 (2005.3) La crucifixión no era una forma de castigo judío. Tanto los griegos como los romanos habían aprendido este método de ejecución de los fenicios. Incluso Herodes, con toda su crueldad, no recurría a la crucifixión. Los romanos nunca crucificaban a un ciudadano romano; sólo sometían a este tipo de muerte deshonrosa a los esclavos y a los pueblos sometidos. Durante el asedio de Jerusalén, exactamente cuarenta años después de la crucifixión de Jesús, todo el Gólgota estuvo cubierto de miles y miles de cruces sobre las que pereció, día tras día, la flor de la raza judía. Fue en verdad una cosecha terrible por la semilla que se sembró este día.
187:1.6 (2005.4) Mientras la procesión de la muerte pasaba por las estrechas calles de Jerusalén, muchas mujeres judías tiernas de corazón que habían escuchado las palabras de ánimo y de compasión de Jesús, y que conocían su vida de ministerio amoroso, no pudieron contener el llanto cuando vieron que lo llevaban a una muerte tan indigna. Mientras pasaba, muchas de estas mujeres lloraban y se lamentaban. Cuando algunas de ellas se atrevieron incluso a caminar a su lado, el Maestro volvió la cabeza hacia ellas y les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino más bien por vosotras y por vuestros hijos. Mi obra está a punto de terminar — pronto iré hacia mi Padre — pero los tiempos de las terribles tribulaciones para Jerusalén acaban de empezar. Mirad, se acercan los días en que diréis: Bienaventuradas las estériles y aquellas cuyos pechos nunca han amamantado a sus pequeños. En esos días rogaréis a las rocas de las colinas que caigan sobre vosotras para que os liberen de los terrores de vuestras tribulaciones.»
187:1.7 (2005.5) Estas mujeres de Jerusalén eran en verdad valientes al manifestar su simpatía por Jesús, porque la ley prohibía estrictamente que se mostraran sentimientos amistosos por alguien que iba a ser crucificado. El populacho tenía permiso para burlarse, mofarse y ridiculizar al condenado, pero no estaba permitido expresar ninguna simpatía. Aunque Jesús apreciaba estas manifestaciones de simpatía en esta hora sombría en la que sus amigos estaban escondidos, no quería que estas mujeres de buen corazón se granjearan la indignación de las autoridades por atreverse a mostrar compasión por él. Incluso en un momento como éste, Jesús pensaba poco en sí mismo; sólo pensaba en los terribles días de tragedia que le esperaban a Jerusalén y a toda la nación judía.
187:1.8 (2006.1) Mientras el Maestro caminaba con dificultad hacia la crucifixión, se sintió muy cansado; estaba casi agotado. No había comido ni bebido desde la Última Cena en la casa de Elías Marcos, y tampoco le habían permitido disfrutar de un instante de sueño. Además, había soportado un interrogatorio tras otro hasta el momento de su condena, sin mencionar los azotes abusivos con el sufrimiento físico y la pérdida de sangre consiguientes. A todo esto había que añadir su extremada angustia mental, su aguda tensión espiritual y un terrible sentimiento de soledad humana.
187:1.9 (2006.2) Poco después de pasar por la puerta que conducía fuera de la ciudad, mientras Jesús se tambaleaba llevando el travesaño de la cruz, su fuerza física flaqueó por un momento y cayó bajo el peso de su pesada carga. Los soldados le gritaron y le dieron patadas, pero no pudo levantarse. Cuando el capitán vio esto, sabiendo lo que Jesús ya había soportado, ordenó a los soldados que se detuvieran. Luego le ordenó a un transeúnte, un tal Simón de Cirene, que cogiera el travesaño de los hombros de Jesús y le obligó a llevarlo durante el resto del camino hasta el Gólgota.
187:1.10 (2006.3) Este Simón había efectuado todo el trayecto desde Cirene, en el norte de África, para asistir a la Pascua. Estaba alojado con otros cireneos justo fuera de los muros de la ciudad, y se dirigía hacia el templo para asistir a los oficios en la ciudad cuando el capitán romano le ordenó que llevara el travesaño de Jesús. Simón permaneció allí durante las horas que el Maestro tardó en morir en la cruz, hablando con muchos amigos de Jesús y con sus enemigos. Después de la resurrección y antes de marcharse de Jerusalén, se convirtió en un valeroso creyente en el evangelio del reino, y cuando regresó a su hogar, hizo entrar a su familia en el reino celestial. Sus dos hijos, Alejandro y Rufo, fueron unos instructores muy eficaces del nuevo evangelio en África. Pero Simón no supo nunca que Jesús, cuya carga había llevado, y el preceptor judío que en otro tiempo había favorecido a su hijo lesionado, eran la misma persona.
187:1.11 (2006.4) Eran poco más de las nueve cuando esta procesión de la muerte llegó al Gólgota, y los soldados romanos se pusieron a la tarea de clavar a los dos bandidos y al Hijo del Hombre en sus cruces respectivas.
187:2.1 (2006.5) Los soldados ataron primero los brazos del Maestro al travesaño con unas cuerdas, y luego clavaron sus manos a la madera. Después de haber izado este travesaño en el poste, y de haberlo clavado firmemente en el brazo vertical de la cruz, ataron y clavaron los pies de Jesús a la madera, utilizando un largo clavo para atravesar los dos pies. El poste vertical tenía un gran taco, colocado a la altura adecuada, que servía como una especie de sillín para sostener el peso del cuerpo. La cruz no era alta, y los pies del Maestro se encontraban aproximadamente a sólo un metro del suelo. Por eso podía escuchar todo lo que se decía de él con irrisión, y podía ver claramente la expresión de los rostros de todos los que se mofaban de él con tanta desconsideración. Los que estaban presentes también podían escuchar fácilmente todo lo que Jesús dijo durante estas horas de tortura prolongada y de muerte lenta.
187:2.2 (2007.1) Se tenía la costumbre de quitarle toda la ropa a los que iban a ser crucificados, pero como los judíos ponían grandes objeciones a que se expusiera públicamente el cuerpo humano desnudo, los romanos siempre proporcionaban un taparrabos adecuado a todas las personas que se crucificaban en Jerusalén. En consecuencia, después de haberle quitado la ropa a Jesús, lo vistieron de esta manera antes de colocarlo en la cruz.
187:2.3 (2007.2) Se recurría a la crucifixión para infligir un castigo cruel y prolongado, pues la víctima a veces tardaba varios días en morir. Había en Jerusalén una importante oposición a la crucifixión, y existía una asociación de mujeres judías que siempre enviaba a una representante a las crucifixiones, con el fin de ofrecerle a la víctima un vino mezclado con drogas para disminuir sus sufrimientos. Pero cuando Jesús probó este vino narcotizado, a pesar de la sed que tenía, se negó a beberlo. El Maestro escogió conservar su conciencia humana hasta el instante final. Deseaba enfrentarse a la muerte, incluso de esta manera cruel e inhumana, y vencerla sometiéndose voluntariamente a la plena experiencia humana.
187:2.4 (2007.3) Antes de que Jesús fuera colocado en su cruz, los dos bandidos ya habían sido situados en las suyas, maldiciendo y escupiendo continuamente a sus verdugos. Las únicas palabras de Jesús mientras lo clavaban en el travesaño fueron: «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.» No podría haber intercedido con tanto amor y misericordia a favor de sus verdugos, si estos pensamientos de devoción afectuosa no hubieran sido el móvil principal de toda su vida de servicio desinteresado. Las ideas, los móviles y los anhelos de toda una vida se revelan abiertamente en una crisis.
187:2.5 (2007.4) Después de que el Maestro fuera izado en la cruz, el capitán clavó el letrero por encima de su cabeza, y se podía leer en tres idiomas: «Jesús de Nazaret — el rey de los Judíos». Los judíos estaban furiosos por este supuesto insulto. Pero los modales irrespetuosos de los judíos habían enfadado a Pilatos; sentía que había sido intimidado y humillado, y adoptó este método para obtener una mezquina venganza. Podría haber escrito: «Jesús, un rebelde». Pero sabía muy bien que estos judíos de Jerusalén detestaban el nombre mismo de Nazaret, y estaba decidido a humillarlos de esta manera. Sabía que también se sentirían heridos en lo más vivo al ver que este galileo ejecutado era llamado «el rey de los judíos».
187:2.6 (2007.5) Muchos dirigentes judíos, cuando se enteraron de cómo Pilatos había intentado ridiculizarlos poniendo esta inscripción en la cruz de Jesús, se apresuraron a ir al Gólgota, pero no se atrevieron a quitar el letrero porque los soldados romanos estaban vigilando. Como no pudieron quitar el rótulo, estos dirigentes se mezclaron con la multitud e hicieron todo lo posible por incitarla a la burla y a la irrisión, a fin de que nadie se tomara en serio la inscripción.
187:2.7 (2007.6) El apóstol Juan, con María la madre de Jesús, Rut y Judá, llegaron a la escena poco después de que Jesús hubiera sido izado a su posición en la cruz, y justo cuando el capitán estaba clavando el letrero por encima de la cabeza del Maestro. Juan fue el único de los once apóstoles que presenció la crucifixión, e incluso él no estuvo presente todo el tiempo, puesto que corrió a Jerusalén para traer a su madre y a las amigas de ésta poco después de haber llevado al Gólgota a la madre de Jesús.
187:2.8 (2007.7) Cuando Jesús vio a su madre, junto con Juan, su hermano y su hermana, sonrió pero no dijo nada. Mientras tanto, los cuatro soldados asignados a la crucifixión del Maestro se habían repartido, como era costumbre, sus vestidos entre ellos; uno había cogido las sandalias, otro el turbante, otro el cinturón y el cuarto el manto. Sólo quedaba la túnica, el vestido sin costuras que llegaba hasta cerca de las rodillas, que iba a ser cortada en cuatro pedazos, pero cuando los soldados vieron que se trataba de una prenda tan insólita, decidieron echarla a suertes. Jesús los miraba desde arriba mientras se repartían sus vestiduras y la multitud irreflexiva se burlaba de él.
187:2.9 (2008.1) Fue una suerte que los soldados romanos se apropiaran de las ropas del Maestro. De lo contrario, si sus seguidores hubieran conseguido estas vestimentas, hubieran tenido la tentación de utilizar estas reliquias para adorarlas de manera supersticiosa. El Maestro deseaba que sus seguidores no tuvieran ningún objeto material que pudiera asociarse con su vida en la Tierra. Quería dejar a la humanidad únicamente el recuerdo de una vida humana dedicada al alto ideal espiritual de estar consagrado a hacer la voluntad del Padre.
187:3.1 (2008.2) Hacia las nueve y media de este viernes por la mañana, Jesús fue suspendido en la cruz. Antes de las once, más de mil personas se habían reunido para presenciar este espectáculo de la crucifixión del Hijo del Hombre. Durante estas horas espantosas, las huestes invisibles de un universo permanecieron en silencio mientras contemplaban este fenómeno extraordinario en el que el Creador estaba experimentando la muerte de la criatura, incluso la muerte más indigna de un criminal condenado.
187:3.2 (2008.3) Las personas que permanecieron cerca de la cruz en un momento u otro de la crucifixión fueron: María, Rut, Judá, Juan, Salomé (la madre de Juan) y un grupo de fervorosas creyentes que incluía a María (la mujer de Clopas y hermana de la madre de Jesús), María Magdalena y Rebeca, que en otro tiempo había vivido en Séforis. Estos y otros amigos de Jesús guardaron silencio mientras presenciaban su gran paciencia y entereza, y contemplaban sus intensos sufrimientos.
187:3.3 (2008.4) Muchos de los que pasaban por allí movían la cabeza y se burlaban de él diciendo: «Tú que querías destruir el templo y reconstruirlo en tres días, sálvate a ti mismo. Si eres el Hijo de Dios, ¿por qué no bajas de tu cruz?» De la misma manera, algunos dirigentes judíos se mofaban de él diciendo: «Ha salvado a otros, pero no puede salvarse a sí mismo.» Otros decían: «Si eres el rey de los judíos, bájate de la cruz y creeremos en ti.» Y más tarde se burlaron aun más de él, diciendo: «Confiaba en que Dios lo liberaría. Incluso pretendía ser el Hijo de Dios — miradlo ahora — crucificado entre dos ladrones.» Incluso los dos ladrones también se burlaron de él y lo llenaron de reproches.
187:3.4 (2008.5) En vista de que Jesús no quería responder a sus insultos, y puesto que se acercaba la hora del mediodía de este día especial de preparación, la mayor parte de la multitud burlona y bromista se había ido a las once y media; menos de cincuenta personas permanecieron en el lugar. Los soldados se prepararon ahora para comer y beber su vino agrio y barato mientras se instalaban para el largo velatorio. Mientras compartían su vino, brindaron irrisoriamente a la salud de Jesús, diciendo: «¡Salud y buena suerte al rey de los judíos!» Y se quedaron sorprendidos de la mirada tolerante del Maestro ante sus burlas y mofas.
187:3.5 (2008.6) Cuando Jesús los vio comer y beber, bajó la mirada hacia ellos y dijo: «Tengo sed.» Cuando el capitán de la guardia oyó decir a Jesús «tengo sed», cogió un poco de vino de su botella, puso el tapón esponjoso empapado en la punta de una jabalina y lo levantó hasta Jesús para que pudiera humedecer sus labios resecos.
187:3.6 (2008.7) Jesús había decidido vivir sin recurrir a sus poderes sobrenaturales, y del mismo modo escogió morir en la cruz como un mortal común y corriente. Había vivido como un hombre y quería morir como un hombre — haciendo la voluntad del Padre.
187:4.1 (2008.8) Uno de los bandidos recriminó a Jesús diciendo: «Si eres el Hijo de Dios, ¿por qué no te salvas a ti mismo y nos salvas a nosotros?» Pero cuando terminó de increpar a Jesús, el otro ladrón, que había escuchado muchas veces la enseñanza del Maestro, dijo: «¿Es que ni siquiera temes a Dios? ¿No ves que sufrimos justamente por nuestras acciones, pero que este hombre sufre injustamente? Sería mejor que buscáramos el perdón de nuestros pecados y la salvación de nuestra alma.» Cuando Jesús escuchó al ladrón decir esto, volvió la cara hacia él y le sonrió con aprobación. Al ver el rostro de Jesús vuelto hacia él, el malhechor reunió su valor, avivó la llama vacilante de su fe, y dijo: «Señor, acuérdate de mí cuando entres en tu reino.» Entonces Jesús dijo: «En verdad, en verdad te digo hoy, algún día estarás conmigo en el Paraíso.»
187:4.2 (2009.1) En medio de los dolores de la muerte física, el Maestro tenía tiempo para escuchar la confesión de fe del bandido creyente. Cuando este ladrón intentó alcanzar la salvación, encontró la liberación. Muchas veces antes de este momento había sentido el impulso de creer en Jesús, pero sólo en estas últimas horas de conciencia se volvió de todo corazón hacia la enseñanza del Maestro. Cuando vio la manera en que Jesús afrontaba la muerte en la cruz, este ladrón ya no pudo resistir la convicción de que el Hijo del Hombre era en verdad el Hijo de Dios.
187:4.3 (2009.2) Durante este episodio de la conversión del ladrón y de su recibimiento en el reino por parte de Jesús, el apóstol Juan estaba ausente, pues había ido a la ciudad para traer a su madre y a las amigas de ésta a la escena de la crucifixión. Lucas escuchó posteriormente esta anécdota de labios del capitán romano de la guardia, que se había convertido.
187:4.4 (2009.3) El apóstol Juan habló de la crucifixión tal como recordaba el acontecimiento dos tercios de siglo después de haber ocurrido. Los otros escritos se basaron en el relato del centurión romano que estaba de servicio, el cual, a causa de lo que había visto y oído, creyó posteriormente en Jesús y entró plenamente en la hermandad del reino de los cielos en la Tierra.
187:4.5 (2009.4) Este joven, el bandido arrepentido, había sido inducido a una vida de violencia y de fechorías por aquellos que ensalzaban esta carrera de pillaje como una protesta patriótica eficaz contra la opresión política y la injusticia social. Este tipo de enseñanza, unido al deseo de aventuras, conducía a muchos jóvenes, por otra parte bien intencionados, a alistarse en estas arriesgadas expediciones de robo a mano armada. Este joven había considerado a Barrabás como un héroe. Ahora veía que se había equivocado. Aquí en la cruz, a su lado, veía a un hombre realmente grande, a un verdadero héroe. Éste era un héroe que inflamaba su fervor e inspiraba sus ideas más elevadas de dignidad moral y vivificaba todos sus ideales de coraje, de virilidad y de valentía. Al contemplar a Jesús, brotó en su corazón un sentimiento irresistible de amor, de lealtad y de auténtica grandeza.
187:4.6 (2009.5) Si cualquier otra persona de la burlona multitud hubiera experimentado el nacimiento de la fe en su alma y hubiera apelado a la misericordia de Jesús, habría sido recibida con la misma consideración afectuosa que se había mostrado al bandido creyente.
187:4.7 (2009.6) Poco después de que el ladrón arrepentido hubiera escuchado la promesa del Maestro de que algún día se encontrarían en el Paraíso, Juan regresó de la ciudad trayendo con él a su madre y a un grupo de casi doce mujeres creyentes. Juan ocupó su lugar al lado de María, la madre de Jesús, sosteniéndola. Su hijo Judá se encontraba al otro lado. Cuando Jesús contempló esta escena, ya era mediodía, y dijo a su madre: «Mujer, he aquí a tu hijo.» Y hablándole a Juan, le dijo: «Hijo mío, he aquí a tu madre.» Luego se dirigió a los dos, diciendo: «Deseo que os vayáis de este lugar.» Y así, Juan y Judá alejaron a María del Gólgota. Juan llevó a la madre de Jesús al lugar donde él se alojaba en Jerusalén, y luego se apresuró en volver a la escena de la crucifixión. Después de la Pascua, María regresó a Betsaida, donde vivió en la casa de Juan durante el resto de su vida física. María no llegó a vivir más de un año después de la muerte de Jesús.
187:4.8 (2010.1) Después de marcharse María, las otras mujeres se retiraron a corta distancia y permanecieron acompañando a Jesús hasta que éste expiró en la cruz. Y aún se hallaban allí cuando bajaron el cuerpo del Maestro para ser sepultado.
187:5.1 (2010.2) Aunque era pronto para que se produjera un fenómeno así en esta estación del año, poco después de las doce el cielo se oscureció a causa de la presencia de arena fina en el aire. La población de Jerusalén sabía que esto significaba la llegada de una tormenta de arena con viento caliente procedente del desierto de Arabia. Antes de la una el cielo se puso tan oscuro que ocultó al Sol, y el resto de la multitud se apresuró a regresar a la ciudad. Cuando el Maestro abandonó su vida poco después de esta hora, menos de treinta personas estaban presentes, únicamente los trece soldados romanos y un grupo de unos quince creyentes. Todos estos creyentes eran mujeres, excepto dos: Judá el hermano de Jesús, y Juan Zebedeo, que regresó a la escena justo antes de que expirara el Maestro.
187:5.2 (2010.3) Poco después de la una, en medio de la creciente oscuridad de la violenta tormenta de arena, Jesús empezó a perder su conciencia humana. Había pronunciado sus últimas palabras de misericordia, de perdón y de exhortación. Su último deseo — acerca del cuidado de su madre — había sido expresado. Durante esta hora en que la muerte se acercaba, la mente humana de Jesús recurrió a la repetición de numerosos pasajes de las escrituras hebreas, en particular los salmos. El último pensamiento consciente del Jesús humano estuvo ocupado en la repetición mental de una parte del Libro de los Salmos que ahora se conoce como los salmos veinte, veintiuno y veintidós. Aunque sus labios se movían a menudo, estaba demasiado débil como para pronunciar las palabras de estos pasajes, que tan bien conocía de memoria, a medida que cruzaban por su mente. Sólo en pocas ocasiones aquellos que estaban cerca lograron captar algunas palabras, tales como: «Sé que el Señor salvará a su ungido», «Tu mano descubrirá a todos mis enemigos» y «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» Jesús no albergó en ningún momento la menor duda de que había vivido de acuerdo con la voluntad del Padre; y nunca dudó de que ahora abandonaba su vida carnal de acuerdo con la voluntad de su Padre. No tenía el sentimiento de que el Padre lo había abandonado; simplemente estaba recitando en su conciencia evanescente numerosos pasajes de las escrituras, entre ellos este salmo veintidós que comienza diciendo «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» Y dio la casualidad de que éste fue uno de los tres pasajes que pronunció con la suficiente claridad como para ser escuchado por aquellos que estaban cerca.
187:5.3 (2010.4) La última petición que el Jesús mortal hizo a sus semejantes tuvo lugar alrededor de la una y media, cuando dijo por segunda vez: «Tengo sed.» Y el mismo capitán de la guardia le humedeció de nuevo los labios con la misma esponja mojada en el vino agrio, que en aquella época llamaban vulgarmente vinagre.
187:5.4 (2010.5) La tormenta de arena se volvió más intensa y los cielos se oscurecieron cada vez más. Sin embargo, los soldados y el pequeño grupo de creyentes permanecían allí. Los soldados se habían agachado cerca de la cruz, acurrucados todos juntos para protegerse de la arena cortante. La madre de Juan y otras personas observaban desde cierta distancia, donde estaban un poco resguardadas bajo una roca saliente. Cuando el Maestro exhaló finalmente su último suspiro, al pie de su cruz se encontraban su hermano Judá, su hermana Rut, Juan Zebedeo, María Magdalena y Rebeca, la que había vivido en Séforis.
187:5.5 (2011.1) Fue justo antes de las tres cuando Jesús, dando un grito, exclamó: «¡Todo se ha consumado! Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.» Cuando hubo dicho esto, inclinó la cabeza y abandonó la lucha por la vida. Cuando el centurión romano vio cómo Jesús había muerto, se golpeó el pecho y dijo: «Éste era en verdad un hombre justo; debe haber sido realmente un Hijo de Dios». Y a partir de ese momento empezó a creer en Jesús.
187:5.6 (2011.2) Jesús murió majestuosamente — tal como había vivido. Admitió sin reservas su realeza y permaneció dueño de la situación durante todo este trágico día. Se dirigió voluntariamente a su muerte ignominiosa después de haber previsto la seguridad de sus apóstoles escogidos. Detuvo sabiamente la violencia alborotadora de Pedro y dispuso que Juan pudiera estar cerca de él hasta el fin de su existencia mortal. Reveló su verdadera naturaleza al sanguinario sanedrín y le recordó a Pilatos el origen de su autoridad soberana como Hijo de Dios. Partió para el Gólgota llevando el travesaño de su propia cruz y terminó su donación amorosa entregando el espíritu que había adquirido como mortal al Padre Paradisiaco. Después de una vida así — y en el momento de una muerte semejante — el Maestro podía decir en verdad: «Se acabó.»
187:5.7 (2011.3) Como éste era el día tanto de la preparación de la Pascua como del sábado, los judíos no querían que estos cuerpos permanecieran expuestos en el Gólgota. Por eso, se presentaron ante Pilatos para pedirle que rompieran las piernas de estos tres hombres, que fueran rematados, para poder bajarlos de sus cruces y echarlos en la fosa común de los criminales antes de ponerse el Sol. Cuando Pilatos escuchó esta petición, envió inmediatamente a tres soldados para que rompieran las piernas y remataran a Jesús y a los dos bandidos.
187:5.8 (2011.4) Cuando estos soldados llegaron al Gólgota, actuaron en consecuencia con los dos ladrones, pero para su gran sorpresa, se encontraron con que Jesús ya había muerto. Sin embargo, para asegurarse de su muerte, uno de los soldados le clavó su lanza en el costado izquierdo. Aunque era corriente que las víctimas de la crucifixión permanecieran vivas en la cruz incluso durante dos o tres días, la abrumadora agonía emocional y la aguda angustia espiritual de Jesús provocaron el final de su vida mortal en la carne en poco menos de cinco horas y media.
187:6.1 (2011.5) En medio de la oscuridad de la tormenta de arena, hacia las tres y media, David Zebedeo envió al último de sus mensajeros con la noticia de la muerte del Maestro. Despachó al último de sus corredores hacia la casa de Marta y María en Betania, donde suponía que estaba la madre de Jesús con el resto de la familia.
187:6.2 (2011.6) Después de la muerte del Maestro, Juan envió a las mujeres, bajo la dirección de Judá, a la casa de Elías Marcos, donde permanecieron durante el sábado. En cuanto a Juan, que ya era bien conocido por el centurión romano, permaneció en el Gólgota hasta que José y Nicodemo llegaron a la escena con una orden de Pilatos autorizándolos a tomar posesión del cuerpo de Jesús.
187:6.3 (2011.7) Así es como terminó un día de tragedia y de dolor para un inmenso universo, cuyos millares de inteligencias se habían estremecido ante el impresionante espectáculo de la crucifixión de la encarnación humana de su amado Soberano; estaban atónitas ante esta exhibición de insensibilidad y de perversidad humanas.
El libro de Urantia
Documento 188
188:0.1 (2012.1) EL DÍA y medio que el cuerpo mortal de Jesús estuvo en la tumba de José, el período entre su muerte en la cruz y su resurrección, es un capítulo de la carrera terrenal de Miguel que conocemos poco. Podemos narrar el entierro del Hijo del Hombre y contar en este relato los acontecimientos asociados con su resurrección, pero no podemos proporcionar mucha información auténtica sobre lo que sucedió realmente durante este intervalo de casi treinta y seis horas, desde las tres de la tarde del viernes hasta las tres de la mañana del domingo. Este período de la carrera del Maestro comenzó poco antes de que los soldados romanos lo bajaran de la cruz. Permaneció suspendido en la cruz cerca de una hora después de morir. Hubiera sido bajado antes si no se hubieran retrasado para rematar a los dos bandidos.
188:0.2 (2012.2) Los dirigentes de los judíos habían planeado arrojar el cuerpo de Jesús a las fosas comunes abiertas de Gehena, al sur de la ciudad; era costumbre deshacerse así de las víctimas de la crucifixión. Si se hubiera seguido este plan, el cuerpo del Maestro habría estado expuesto a las bestias salvajes.
188:0.3 (2012.3) Mientras tanto, José de Arimatea, acompañado de Nicodemo, había ido a ver a Pilatos para pedirle que les entregara el cuerpo de Jesús a fin de enterrarlo adecuadamente. No era raro que los amigos de las personas crucificadas ofrecieran sobornos a las autoridades romanas para obtener el privilegio de disponer de los cuerpos. José se presentó ante Pilatos con una gran suma de dinero, por si era necesario pagar la autorización de trasladar el cuerpo de Jesús a un sepulcro privado. Pero Pilatos no quiso aceptar dinero por esto. Cuando escuchó la petición, firmó rápidamente la orden que autorizaba a José a dirigirse al Gólgota y tomar inmediatamente plena posesión del cuerpo del Maestro. Mientras tanto, la tormenta de arena había amainado considerablemente, y un grupo de judíos que representaba al sanedrín había salido hacia el Gólgota con la intención de asegurarse de que el cuerpo de Jesús acompañaría a los de los bandidos hasta la fosa común pública y abierta.
188:1.1 (2012.4) Cuando José y Nicodemo llegaron al Gólgota, encontraron que los soldados estaban bajando a Jesús de la cruz y que los representantes del sanedrín estaban allí cerca para asegurarse de que ninguno de los seguidores de Jesús impediría que su cuerpo fuera llevado a la fosa común de los criminales. Cuando José presentó al centurión la orden de Pilatos para que le entregara el cuerpo del Maestro, los judíos causaron un alboroto y pidieron a gritos su posesión. En su frenesí, trataron de apoderarse del cuerpo por la fuerza; al ver esto, el centurión llamó a su lado a cuatro de sus soldados, y con las espadas desenvainadas permanecieron a horcajadas sobre el cuerpo del Maestro que yacía allí en el suelo. El centurión ordenó a los otros soldados que dejaran a los dos ladrones y que rechazaran a esta chusma irritada de judíos enfurecidos. Cuando se restableció el orden, el centurión leyó a los judíos el permiso de Pilatos, se apartó a un lado y le dijo a José: «Este cuerpo es tuyo para que hagas con él lo que creas conveniente. Yo y mis soldados nos quedaremos aquí para asegurarnos de que nadie se entremeta.»
188:1.2 (2013.1) Una persona crucificada no podía ser enterrada en un cementerio judío; había una ley que prohibía estrictamente esta manera de proceder. José y Nicodemo conocían esta ley, y en el camino hacia el Gólgota habían decidido enterrar a Jesús en el nuevo sepulcro de la familia de José, tallado en la roca maciza y situado a corta distancia al norte del Gólgota, al otro lado de la carretera que conducía a Samaria. Nadie había sido nunca enterrado en este sepulcro, y consideraron apropiado que el Maestro reposara allí. José creía realmente que Jesús resucitaría de entre los muertos, pero Nicodemo tenía muchas dudas. Estos antiguos miembros del sanedrín habían mantenido más o menos en secreto su fe en Jesús, aunque sus colegas sanedristas habían desconfiado de ellos desde hacía tiempo, incluso antes de que se retiraran del consejo. A partir de este momento se convirtieron en los discípulos más abiertos de Jesús en todo Jerusalén.
188:1.3 (2013.2) Hacia las cuatro y media, el cortejo fúnebre de Jesús de Nazaret partió del Gólgota hacia el sepulcro de José, situado al otro lado de la carretera. El cuerpo estaba envuelto en una sábana de lino y lo llevaban cuatro hombres, seguidos por las fieles mujeres de Galilea que habían estado vigilando. Los mortales que llevaron hasta la tumba el cuerpo material de Jesús fueron: José, Nicodemo, Juan y el centurión romano.
188:1.4 (2013.3) Transportaron el cuerpo hasta el sepulcro, una cámara cuadrada de unos tres metros de lado, donde lo prepararon rápidamente para sepultarlo. En realidad, los judíos no enterraban a sus muertos; los embalsamaban. José y Nicodemo habían traído grandes cantidades de mirra y áloes, y entonces envolvieron el cuerpo con unos vendajes empapados en estas soluciones. Cuando terminaron de embalsamarlo, ataron un paño alrededor de la cara, envolvieron el cuerpo en una sábana de lino y lo depositaron respetuosamente en una plataforma del sepulcro.
188:1.5 (2013.4) Después de colocar el cuerpo en la tumba, el centurión hizo señas a sus soldados para que ayudaran a rodar la piedra de cierre delante de la entrada del sepulcro. Los soldados partieron después para Gehena con los cuerpos de los ladrones, mientras los demás regresaban entristecidos a Jerusalén para guardar la fiesta de la Pascua según las leyes de Moisés.
188:1.6 (2013.5) El entierro de Jesús se llevó a cabo con una prisa y una precipitación extremas, porque era el día de la preparación y el sábado se acercaba rápidamente. Los hombres se apresuraron en regresar a la ciudad, pero las mujeres se quedaron cerca de la tumba hasta que se hizo de noche.
188:1.7 (2013.6) Mientras sucedía todo esto, las mujeres estaban ocultas cerca de allí, de manera que lo vieron todo y observaron el lugar donde había sido enterrado el Maestro. Se habían escondido así porque a las mujeres no les estaba permitido asociarse con los hombres en momentos como éste. Estas mujeres pensaban que Jesús no había sido preparado adecuadamente para ser enterrado, y se pusieron de acuerdo para regresar a la casa de José, descansar el sábado, preparar los aromas y los ungüentos, y volver el domingo por la mañana para preparar convenientemente el cuerpo del Maestro para el descanso de la muerte. Las mujeres que permanecieron así cerca de la tumba este viernes por la noche fueron: María Magdalena, María la mujer de Clopas, Marta (otra hermana de la madre de Jesús) y Rebeca de Séforis.
188:1.8 (2013.7) Aparte de David Zebedeo y José de Arimatea, muy pocos discípulos de Jesús creían o comprendían realmente que iba a resucitar de la tumba al tercer día.
188:2.1 (2014.1) Aunque los seguidores de Jesús no pensaban en su promesa de resucitar de la tumba al tercer día, sus enemigos no lo olvidaban. Los jefes de los sacerdotes, los fariseos y los saduceos recordaban que habían recibido informes según los cuales había dicho que resucitaría de entre los muertos.
188:2.2 (2014.2) Este viernes por la noche, después de la cena pascual, un grupo de dirigentes judíos se reunió hacia la medianoche en la casa de Caifás, donde discutieron de sus temores acerca de las afirmaciones del Maestro de que al tercer día resucitaría de entre los muertos. Esta reunión terminó con el nombramiento de un comité de sanedristas que iría a visitar a Pilatos a primeras horas del día siguiente, llevando la petición oficial del sanedrín de que se apostara una guardia romana delante de la tumba de Jesús para impedir que sus amigos trataran de forzarla. El portavoz de este comité le dijo a Pilatos: «Señor, nos acordamos de que ese farsante, Jesús de Nazaret, dijo mientras aún estaba vivo: ‘Al cabo de tres días resucitaré.` Por eso hemos venido ante ti para pedirte que des las órdenes oportunas para proteger el sepulcro contra sus seguidores, al menos hasta después del tercer día. Tenemos el gran temor de que sus discípulos vayan y lo roben durante la noche, para luego proclamar ante el pueblo que ha resucitado de entre los muertos. Si consentimos que suceda esto, este error podría ser mucho peor que haberle permitido seguir viviendo.»
188:2.3 (2014.3) Cuando Pilatos escuchó esta petición de los sanedristas, dijo: «Os daré una guardia de diez soldados. Seguid vuestro camino y asegurad la tumba.» Regresaron al templo, cogieron a diez de sus propios guardias, y luego se dirigieron hacia la tumba de José con estos diez guardias judíos y los diez soldados romanos, aunque fuera sábado por la mañana, para ponerlos de vigilancia delante de la tumba. Estos hombres rodaron otra piedra más delante del sepulcro, y colocaron el sello de Pilatos en estas piedras y alrededor de ellas para que no fueran removidas sin que ellos lo supieran. Estos veinte hombres permanecieron de guardia hasta el momento de la resurrección, y los judíos les trajeron de comer y de beber.
188:3.1 (2014.4) Durante todo este sábado, los discípulos y los apóstoles permanecieron escondidos, mientras todo Jerusalén hablaba de la muerte de Jesús en la cruz. En este momento había en Jerusalén casi un millón y medio de judíos procedentes de todos los lugares del imperio romano y de Mesopotamia. Era el comienzo de la semana de la Pascua, y todos estos peregrinos estarían en la ciudad para enterarse de la resurrección de Jesús y llevar la noticia a sus tierras natales.
188:3.2 (2014.5) A últimas horas del sábado por la noche, Juan Marcos llamó a los once apóstoles para que fueran en secreto a la casa de su padre; poco antes de la medianoche, todos se habían reunido en la misma sala de arriba donde dos noches antes habían compartido la Última Cena con su Maestro.
188:3.3 (2014.6) Este sábado por la tarde, poco antes de ponerse el Sol, María la madre de Jesús, acompañada de Rut y de Judá, regresó a Betania para reunirse con su familia. David Zebedeo permaneció en la casa de Nicodemo, donde había hecho los arreglos para que sus mensajeros se reunieran allí el domingo por la mañana temprano. Las mujeres de Galilea, que habían preparado los aromas para embalsamar mejor el cuerpo de Jesús, permanecieron en la casa de José de Arimatea.
188:3.4 (2014.7) En realidad, no somos capaces de explicar lo que le sucedió exactamente a Jesús de Nazaret durante este período de un día y medio en el que se suponía que estaba descansando en la nueva tumba de José de Arimatea. Aparentemente, murió en la cruz de la misma muerte natural que hubiera muerto cualquier otro mortal en las mismas circunstancias. Le oímos decir: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu». No comprendemos plenamente el significado de esta declaración, puesto que su Ajustador del Pensamiento había sido personalizado desde hacía tiempo, y mantenía así una existencia separada del ser mortal de Jesús. Al Ajustador Personalizado del Maestro no le podía afectar de ninguna manera su muerte física en la cruz. Lo que Jesús puso por ahora en las manos del Padre debe haber sido el duplicado espiritual del trabajo inicial del Ajustador, consistente en espiritualizar la mente mortal para poder asegurar la transferencia de la transcripción de la experiencia humana a los mundos de las mansiones. En la experiencia de Jesús debe haber habido alguna realidad espiritual análoga a la naturaleza espiritual, o alma, de los mortales de las esferas que crecen en la fe. Pero esto es simplemente nuestra opinión — en realidad no sabemos lo que Jesús encomendó a su Padre.
188:3.5 (2015.1) Sabemos que la forma física del Maestro descansó en la tumba de José hasta cerca de las tres de la mañana del domingo, pero no tenemos ninguna certidumbre en lo que se refiere al estado de la personalidad de Jesús durante ese período de treinta y seis horas. A veces nos hemos atrevido a explicarnos estas cosas a nosotros mismos más o menos como sigue:
188:3.6 (2015.2) 1. La conciencia de Miguel como Creador debe haber estado en libertad y totalmente independiente de su mente mortal asociada en la encarnación física.
188:3.7 (2015.3) 2. Sabemos que el antiguo Ajustador del Pensamiento de Jesús estaba presente en la Tierra durante este período y dirigía personalmente las huestes celestiales reunidas.
188:3.8 (2015.4) 3. El hombre de Nazaret había adquirido una identidad espiritual que había construido durante su vida en la carne, primero gracias a los esfuerzos directos de su Ajustador del Pensamiento, y después mediante la perfecta adaptación personal que efectuó entre las necesidades físicas y las exigencias espirituales de la existencia humana ideal, una adaptación que llevó a cabo escogiendo sin cesar la voluntad del Padre; esa identidad espiritual es la que debe haber sido confiada al cuidado del Padre Paradisiaco. No sabemos si esta realidad espiritual regresó o no para formar parte de la personalidad resucitada, pero creemos que sí. Pero en el universo están aquellos que sostienen que esta identidad de alma de Jesús descansa ahora en el «seno del Padre», y que posteriormente será liberada para dirigir el Cuerpo de la Finalidad de Nebadon hacia su destino no revelado relacionado con los universos increados de los reinos inorganizados del espacio exterior.
188:3.9 (2015.5) 4. Creemos que la conciencia humana o mortal de Jesús durmió durante estas treinta y seis horas. Tenemos razones para creer que el Jesús humano no sabía nada de lo que sucedía en el universo durante este período. Para la conciencia mortal no transcurrió ningún período de tiempo; la resurrección a la vida siguió instantáneamente al sueño de la muerte.
188:3.10 (2015.6) Y esto es casi todo lo que podemos indicar sobre el estado de Jesús durante este período en la tumba. Existe una serie de hechos correlativos a los que podemos aludir, aunque no somos del todo competentes para emprender su interpretación.
188:3.11 (2015.7) En el inmenso patio de las salas de resurrección del primer mundo de las mansiones de Satania, se puede observar actualmente un magnífico edificio material-morontial conocido con el nombre de «Monumento conmemorativo de Miguel», que lleva ahora el sello de Gabriel. Este monumento fue creado poco después de que Miguel partiera de este mundo, y lleva esta inscripción: «En conmemoración del tránsito humano de Jesús de Nazaret por Urantia.»
188:3.12 (2016.1) Existen documentos que muestran que, durante este período, el consejo supremo de Salvington, compuesto por cien miembros, celebró una reunión ejecutiva en Urantia bajo la presidencia de Gabriel. También hay archivos que muestran que, durante este período, los Ancianos de los Días de Uversa se comunicaron con Miguel en relación con el estado del universo de Nebadon.
188:3.13 (2016.2) Sabemos que al menos un mensaje se cruzó entre Miguel y Emmanuel en Salvington, mientras el cuerpo del Maestro yacía en la tumba.
188:3.14 (2016.3) Existen buenas razones para creer que cierta personalidad se sentó en el lugar de Caligastia, en el consejo sistémico de los Príncipes Planetarios que se convocó en Jerusem, mientras el cuerpo de Jesús descansaba en la tumba.
188:3.15 (2016.4) Los archivos de Edentia indican que el Padre de la Constelación de Norlatiadek estaba en Urantia, y que recibió instrucciones de Miguel durante este período en que estaba en la tumba.
188:3.16 (2016.5) Y existen otras muchas pruebas que sugieren que no toda la personalidad de Jesús estaba dormida e inconsciente durante este período de muerte física aparente.
188:4.1 (2016.6) Aunque Jesús no sufrió esta muerte en la cruz para expiar la culpabilidad racial del hombre mortal, ni para proporcionar algún tipo de acercamiento eficaz a un Dios por otra parte ofendido e implacable; aunque el Hijo del Hombre no se ofreció como sacrificio para apaciguar la ira de Dios y abrir a los pecadores el camino para obtener la salvación; a pesar de que estas ideas de expiación y de propiciación son erróneas, sin embargo existen unos significados ligados a esta muerte de Jesús en la cruz que no deberían ser pasados por alto. Es un hecho que a Urantia se le conoce, entre los otros planetas vecinos habitados, como «el Mundo de la Cruz».
188:4.2 (2016.7) Jesús deseaba vivir en Urantia una vida mortal plena en la carne. La muerte es, generalmente, una parte de la vida. La muerte es el último acto del drama de los mortales. En vuestros esfuerzos bien intencionados por evitar los errores supersticiosos de la falsa interpretación del significado de la muerte en la cruz, deberíais procurar no cometer el grave error de dejar de percibir el verdadero significado y la auténtica importancia de la muerte del Maestro.
188:4.3 (2016.8) El hombre mortal nunca ha sido propiedad de los grandes farsantes. Jesús no murió para redimir al hombre de las garras de los gobernantes apóstatas y de los príncipes caídos de las esferas. El Padre que está en los cielos nunca ha concebido una injusticia tan burda como la de condenar al alma de un mortal por las malas acciones de sus antepasados. La muerte del Maestro en la cruz tampoco fue un sacrificio consistente en un esfuerzo por pagarle a Dios una deuda que la raza humana había contraído con él.
188:4.4 (2016.9) Antes de que Jesús viviera en la Tierra, quizás podíais tener la justificación de creer en un Dios semejante, pero ya no es posible desde que el Maestro vivió y murió entre vuestros semejantes mortales. Moisés enseñó la dignidad y la justicia de un Dios Creador, pero Jesús describió el amor y la misericordia de un Padre celestial.
188:4.5 (2016.10) La naturaleza animal — la tendencia a la maldad — puede ser hereditaria, pero el pecado no se transmite de padres a hijos. El pecado es un acto de rebelión consciente y deliberada contra la voluntad del Padre y las leyes de los Hijos, cometido por una criatura volitiva individual.
188:4.6 (2017.1) Jesús vivió y murió para un universo entero, y no solamente para las razas de este único mundo. Aunque los mortales de los reinos disponían de la salvación antes incluso de que Jesús viviera y muriera en Urantia, sin embargo es un hecho que su donación en este mundo iluminó enormemente el camino de la salvación; su muerte contribuyó mucho a hacer evidente para siempre la certeza de la supervivencia de los mortales después de la muerte en la carne.
188:4.7 (2017.2) Aunque no es muy adecuado hablar de Jesús como de un sacrificador, un rescatador o un redentor, es enteramente correcto referirse a él como un salvador. Hizo que el camino de la salvación (de la supervivencia) fuera para siempre más claro y seguro; el camino de la salvación lo mostró mejor y con más seguridad para todos los mortales de todos los mundos del universo de Nebadon.
188:4.8 (2017.3) La idea de Dios como Padre verdadero y amoroso es el único concepto que Jesús enseñó. Una vez que captáis esta idea, debéis, con toda coherencia, abandonar por completo y de manera inmediata todas esas nociones primitivas sobre Dios como monarca ofendido, como soberano severo y todopoderoso, cuyo placer principal consiste en sorprender a sus súbditos obrando mal y en asegurarse de que sean castigados adecuadamente, a menos que otro ser casi igual a él se ofrezca para sufrir por ellos, para morir como un sustituto y en lugar de ellos. Toda la idea de la redención y de la expiación es incompatible con el concepto de Dios tal como fue enseñado y ejemplificado por Jesús de Nazaret. El amor infinito de Dios ocupa el primer lugar en la naturaleza divina.
188:4.9 (2017.4) Todo este concepto de la expiación y de la salvación a través del sacrificio está arraigado y apoyado en el egoísmo. Jesús enseñó que el servicio al prójimo es el concepto más elevado de la fraternidad de los creyentes en el espíritu. La salvación deben darla por sentada aquellos que creen en la paternidad de Dios. La preocupación principal del creyente no debería ser el deseo egoísta de la salvación personal, sino más bien el impulso desinteresado de amar a los semejantes, y por tanto de servirlos tal como Jesús amó y sirvió a los hombres mortales.
188:4.10 (2017.5) Los creyentes auténticos tampoco se inquietan mucho por el castigo futuro de los pecados. El verdadero creyente sólo se preocupa por su separación actual de Dios. Es verdad que los padres sabios pueden castigar a sus hijos, pero hacen todo esto con amor y con un propósito correctivo. No disciplinan llenos de indignación, ni tampoco castigan como represalia.
188:4.11 (2017.6) Aunque Dios fuera el monarca severo y legal de un universo en el que la justicia reinara de manera suprema, sin duda no estaría satisfecho con el plan infantil de sustituir a un ofensor culpable por una víctima inocente.
188:4.12 (2017.7) Lo importante de la muerte de Jesús, tal como está relacionada con el enriquecimiento de la experiencia humana y la ampliación del camino de la salvación, no es el hecho de su muerte, sino más bien la manera magnífica y el espíritu incomparable con que se enfrentó a la muerte.
188:4.13 (2017.8) Toda esta idea de la redención de la expiación sitúa a la salvación en un plano de irrealidad; un concepto así es puramente filosófico. La salvación humana es real; está basada en dos realidades que las criaturas pueden captar por la fe e incorporarlas de este modo en la experiencia individual humana: el hecho de la paternidad de Dios y su verdad correlacionada, la fraternidad de los hombres. Después de todo, es verdad que se os «perdonarán vuestras deudas, así como vosotros perdonáis a vuestros deudores».
188:5.1 (2017.9) La cruz de Jesús representa la medida total de la devoción suprema del verdadero pastor hacia aquellos miembros de su rebaño que incluso no se la merecen. Todas las relaciones entre Dios y el hombre las sitúa para siempre sobre la base de la familia. Dios es el Padre; el hombre es su hijo. El amor, el amor de un padre por su hijo, se convierte en la verdad central de las relaciones entre el Creador y la criatura en el universo — y no la justicia de un rey que busca su satisfacción en los sufrimientos y el castigo de sus súbditos malvados.
188:5.2 (2018.1) La cruz muestra para siempre que la actitud de Jesús hacia los pecadores no era ni una condena ni una remisión, sino más bien una salvación amorosa y eterna. Jesús es en verdad un salvador, en el sentido de que su vida y su muerte atraen a los hombres hacia la bondad y hacia una justa supervivencia. Jesús ama tanto a los hombres que su amor despierta una respuesta de amor en el corazón humano. El amor es realmente contagioso y eternamente creativo. La muerte de Jesús en la cruz ejemplifica un amor que es lo suficientemente fuerte y divino como para perdonar el pecado y absorber toda maldad. Jesús reveló a este mundo una calidad de rectitud superior a la justicia — el simple concepto técnico del bien y del mal. El amor divino no se limita a perdonar las ofensas; las absorbe y las destruye realmente. El perdón del amor trasciende totalmente el perdón de la misericordia. La misericordia pone a un lado la culpabilidad del mal; pero el amor destruye para siempre el pecado y todas las debilidades que resultan de él. Jesús trajo a Urantia una nueva manera de vivir. Nos enseñó que no resistiéramos al mal, sino que encontráramos a través de él, de Jesús, una bondad que destruye eficazmente el mal. El perdón de Jesús no es una remisión; es una salvación de la condenación. La salvación no menosprecia las ofensas; lasenmienda. El verdadero amor no transige con el odio ni lo perdona, lo destruye. El amor de Jesús nunca se siente satisfecho con el simple perdón. El amor del Maestro implica la rehabilitación, la supervivencia eterna. Es perfectamente correcto hablar de la salvación como de una redención, si con ello os referís a esta rehabilitación eterna.
188:5.3 (2018.2) Con el poder de su amor personal por los hombres, Jesús pudo romper la influencia del pecado y del mal. De este modo liberó a los hombres para que escogieran mejores maneras de vivir. Jesús describió una liberación del pasado que prometía en sí misma un triunfo para el futuro. El perdón proporcionaba así la salvación. Cuando el amor divino ha sido aceptado plenamente en el corazón humano, su belleza destruye para siempre el encanto del pecado y el poder del mal.
188:5.4 (2018.3) Los sufrimientos de Jesús no se limitaron a la crucifixión. En realidad, Jesús de Nazaret pasó más de veinticinco años en la cruz de una existencia humana real e intensa. El verdadero valor de la cruz consiste en el hecho de que fue la expresión suprema y final de su amor, la revelación culminante de su misericordia.
188:5.5 (2018.4) En millones de mundos habitados, decenas de billones de criaturas evolutivas que podían haber tenido la tentación de renunciar a la lucha moral y de abandonar el buen combate de la fe, han mirado una vez más a Jesús en la cruz, y luego han continuado avanzando hacia adelante, inspirados por el espectáculo de un Dios que entrega su vida encarnada por devoción al servicio desinteresado de los hombres.
188:5.6 (2018.5) Todo el triunfo de la muerte en la cruz está resumido en el espíritu de la actitud de Jesús hacia sus agresores. Convirtió la cruz en un símbolo eterno del triunfo del amor sobre el odio y de la victoria de la verdad sobre el mal, cuando oró: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.» Esta devoción amorosa fue contagiosa en todo un inmenso universo; los discípulos se contagiaron de su Maestro. El primer instructor de su evangelio que fue llamado a entregar su vida en este servicio, dijo, mientras lo lapidaban a muerte: «No los acuses de este pecado.»
188:5.7 (2018.6) La cruz hace un llamamiento supremo a lo mejor que hay en el hombre, porque nos revela a aquél que estuvo dispuesto a entregar su vida al servicio de sus semejantes. Nadie puede tener un amor más grande que éste: el de estar dispuesto a dar su vida por sus amigos — y Jesús tenía tal amor, que estaba dispuesto a dar su vida por sus enemigos, un amor más grande que cualquier otro que se hubiera conocido hasta ese momento en la Tierra.
188:5.8 (2019.1) En otros mundos, así como en Urantia, este sublime espectáculo de la muerte del Jesús humano en la cruz del Gólgota ha conmovido las emociones de los mortales, mientras que ha despertado la más alta devoción de los ángeles.
188:5.9 (2019.2) La cruz es el símbolo superior del servicio sagrado, la consagración de vuestra vida al bienestar y la salvación de vuestros semejantes. La cruz no es el símbolo del sacrificio del Hijo inocente de Dios que se pone en el lugar de los pecadores culpables a fin de apaciguar la ira de un Dios ofendido. Pero sí se alza para siempre, en la Tierra y en todo un inmenso universo, como un símbolo sagrado de los buenos dándose a los malos, salvándolos así mediante esta devoción misma de amor. La cruz sí se alza como la prueba de la forma más elevada de servicio desinteresado, la devoción suprema de la plena donación de una vida recta al servicio de un ministerio incondicional, incluso en la muerte, la muerte en la cruz. La sola visión de este gran símbolo de la vida de donación de Jesús nos inspira realmente a todos a querer hacer lo mismo.
188:5.10 (2019.3) Cuando los hombres y las mujeres inteligentes contemplan a Jesús ofreciendo su vida en la cruz, difícilmente se atreverán a quejarse de nuevo ni siquiera de las penalidades más duras de la vida, y mucho menos de las pequeñas incomodidades y sus muchas molestias puramente ficticias. Su vida fue tan gloriosa y su muerte tan triunfal, que todos nos sentimos atraídos a querer compartir las dos. Toda la donación de Miguel posee un verdadero poder de atracción, desde la época de su juventud hasta este espectáculo sobrecogedor de su muerte en la cruz.
188:5.11 (2019.4) Aseguraos, pues, de que cuando contempléis la cruz como una revelación de Dios, no la miréis con los ojos del hombre primitivo ni desde el punto de vista de los bárbaros posteriores, pues ambos consideraban a Dios como un Soberano implacable de justicia severa que aplicaba la ley con rigidez. Aseguraos más bien de que veis en la cruz la manifestación final del amor y de la devoción de Jesús a la misión de donación de su vida sobre las razas mortales de su inmenso universo. Ved en la muerte del Hijo del Hombre la culminación de la manifestación del amor divino del Padre por sus hijos de las esferas donde viven los mortales. La cruz representa así la devoción de un afecto complaciente y la donación de la salvación voluntaria a aquellos que están dispuestos a recibir estos dones y esta devoción. En la cruz no hubo nada que el Padre exigiera — sino únicamente lo que Jesús dio tan gustosamente y que rehusó evitar.
188:5.12 (2019.5) Si el hombre no puede apreciar a Jesús de otra manera ni entender el significado de su donación en la Tierra, al menos puede comprender que fue compañero suyo en sus sufrimientos humanos. Nadie puede temer nunca que el Creador no conozca la naturaleza o el grado de sus aflicciones temporales.
188:5.13 (2019.6) Sabemos que la muerte en la cruz no sirvió para reconciliar al hombre con Dios, sino para estimular en el hombre la comprensión del amor eterno del Padre y de la misericordia sin fin de su Hijo, y para difundir estas verdades universales a un universo entero.
El libro de Urantia
Documento 189
189:0.1 (2020.1) POCO después de que Jesús hubiera sido enterrado el viernes por la tarde, el jefe de los arcángeles de Nebadon, en aquel momento presente en Urantia, convocó su consejo encargado de la resurrección de las criaturas volitivas dormidas y se puso a considerar una posible técnica para reconstruir a Jesús. Estos hijos reunidos del universo local, criaturas de Miguel, actuaban así bajo su propia responsabilidad; Gabriel no los había convocado. A medianoche, habían llegado a la conclusión de que la criatura no podía hacer nada para facilitar la resurrección del Creador. Estaban dispuestos a aceptar el consejo de Gabriel, el cual les indicó que, puesto que Miguel había «entregado su vida por su propio libre albedrío, también tenía el poder de recuperarla de acuerdo con su propia decisión.» Poco después de que se suspendiera este consejo de arcángeles, de Portadores de Vida y de sus diversos asociados en la tarea de rehabilitación de las criaturas y de creación morontial, el Ajustador Personalizado de Jesús, que dirigía personalmente las huestes celestiales reunidas en ese momento en Urantia, dijo lo siguiente a estos observadores que esperaban con ansiedad:
189:0.2 (2020.2) «Ninguno de vosotros puede hacer nada para ayudar a vuestro Creador-padre a volver a la vida. Como mortal del reino, ha experimentado la muerte humana; como Soberano de un universo, vive todavía. Lo que observáis es el tránsito humano de Jesús de Nazaret de la vida en la carne a la vida en la morontia. El tránsito espiritual de este Jesús concluyó el día en que me separé de su personalidad y me convertí en vuestro director temporal. Vuestro Creador-padre ha elegido atravesar toda la experiencia de sus criaturas mortales, desde el nacimiento en los mundos materiales hasta el estado de la verdadera existencia espiritual, pasando por la muerte natural y la resurrección de la morontia. Estáis a punto de observar una fase de esta experiencia, pero no podéis participar en ella. No podéis hacer por el Creador las cosas que habitualmente hacéis por la criatura. Un Hijo Creador posee en sí mismo el poder de donarse en la similitud de cualquiera de sus hijos creados; tiene en sí mismo el poder de abandonar su vida observable y de recuperarla de nuevo; tiene este poder a causa de la orden directa del Padre Paradisiaco, y sé de lo que hablo.»
189:0.3 (2020.3) Cuando escucharon al Ajustador Personalizado decir esto, todos adoptaron una actitud de ansiosa expectativa, desde Gabriel hasta el más humilde querubín. Veían el cuerpo mortal de Jesús en la tumba; detectaban pruebas de la actividad de su amado Soberano en el universo; y como no comprendían estos fenómenos, esperaron pacientemente el desarrollo de los acontecimientos.
189:1.1 (2020.4) A las dos y cuarenta y cinco del domingo por la mañana, la comisión de encarnación del Paraíso, compuesta por siete personalidades paradisiacas no identificadas, llegó al lugar y se desplegó inmediatamente alrededor de la tumba. A las tres menos diez minutos, intensas vibraciones de actividades materiales y morontiales entremezcladas empezaron a emanar del sepulcro nuevo de José, y a las tres y dos minutos de este domingo por la mañana 9 de abril del año 30, la forma y la personalidad morontiales resucitadas de Jesús de Nazaret salieron de la tumba.
189:1.2 (2021.1) Cuando el Jesús resucitado emergió de su tumba, el cuerpo de carne en el que había vivido y trabajado en la Tierra durante cerca de treinta y seis años yacía todavía allí en el nicho del sepulcro, intacto y envuelto en la sábana de lino, tal como había sido colocado para su descanso el viernes por la tarde por José y sus compañeros. La piedra que tapaba la entrada de la tumba tampoco había sido alterada para nada; el sello de Pilatos permanecía aún intacto; los soldados continuaban de guardia. Los guardias del templo habían estado de servicio sin interrupción; la guardia romana había sido cambiada a medianoche. Ninguno de estos vigilantes sospechaba que el objeto de su desvelo se había elevado a una forma de existencia nueva y superior, y que el cuerpo que estaban custodiando era ahora una envoltura exterior desechada, sin ninguna conexión con la personalidad morontial liberada y resucitada de Jesús.
189:1.3 (2021.2) La humanidad es lenta en percibir que, en todo lo que es personal, la materia es el esqueleto de la morontia, y que ambos son la sombra reflejada de la realidad espiritual duradera. ¿Cuánto tiempo necesitaréis para considerar que el tiempo es la imagen móvil de la eternidad, y el espacio la sombra fugaz de las realidades del Paraíso?
189:1.4 (2021.3) Por lo que podemos discernir, ninguna criatura de este universo y ninguna personalidad de otro universo tuvo nada que ver con esta resurrección morontial de Jesús de Nazaret. El viernes entregó su vida como un mortal del reino; el domingo por la mañana la recuperó de nuevo como un ser morontial del sistema de Satania en Norlatiadek. Hay muchas cosas sobre la resurrección de Jesús que no comprendemos. Pero sabemos que tuvo lugar tal como lo hemos contado y aproximadamente a la hora indicada. También podemos afirmar que todos los fenómenos conocidos asociados con este tránsito como mortal, o resurrección morontial, se produjeron allí mismo en la tumba nueva de José, donde los restos mortales materiales de Jesús yacían envueltos en los lienzos fúnebres.
189:1.5 (2021.4) Sabemos que ninguna criatura del universo local participó en este despertar morontial. Percibimos que las siete personalidades del Paraíso rodearon la tumba, pero no les vimos hacer nada en relación con el despertar del Maestro. En cuanto Jesús apareció al lado de Gabriel, justo por encima del sepulcro, las siete personalidades del Paraíso señalaron su intención de partir inmediatamente para Uversa.
189:1.6 (2021.5) Clarifiquemos para siempre el concepto de la resurrección de Jesús efectuando las declaraciones siguientes:
189:1.7 (2021.6) 1. Su cuerpo material o físico no formaba parte de la personalidad resucitada. Cuando Jesús salió de la tumba, su cuerpo de carne permaneció intacto en el sepulcro. Emergió de la tumba sin desplazar las piedras que cerraban la entrada y sin romper los sellos de Pilatos.
189:1.8 (2021.7) 2. No surgió de la tumba como un espíritu ni como Miguel de Nebadon; no apareció con la forma del Soberano Creador, como la que había tenido antes de su encarnación en la similitud de la carne mortal en Urantia.
189:1.9 (2021.8) 3. Salió de esta tumba de José con el mismo aspecto que las personalidades morontiales de aquellos que emergen, como seres ascendentes morontiales resucitados, de las salas de resurrección del primer mundo de las mansiones de este sistema local de Satania. La presencia del monumento conmemorativo a Miguel en el centro del inmenso patio de las salas de resurrección de la mansonia número uno nos lleva a sospechar que la resurrección del Maestro en Urantia se promovió de alguna manera en este primer mundo de las mansiones del sistema.
189:1.10 (2022.1) El primer acto de Jesús al salir de la tumba fue saludar a Gabriel e indicarle que continuara con el cargo ejecutivo de los asuntos del universo bajo la supervisión de Emmanuel; luego ordenó al jefe de los Melquisedeks que transmitiera sus saludos fraternales a Emmanuel. A continuación pidió al Altísimo de Edentia la certificación de los Ancianos de los Días en cuanto a su tránsito como mortal; luego se volvió hacia los grupos morontiales congregados de los siete mundos de las mansiones, reunidos allí para saludar a su Creador y darle la bienvenida como una criatura de su orden, y Jesús pronunció las primeras palabras de su carrera postmortal. El Jesús morontial dijo: «Una vez terminada mi vida en la carne, quisiera detenerme aquí un poco de tiempo en mi forma de transición para poder conocer mejor la vida de mis criaturas ascendentes y revelar aún más la voluntad de mi Padre que está en el Paraíso.»
189:1.11 (2022.2) Después de haber hablado, Jesús hizo señas al Ajustador Personalizado y todas las inteligencias del universo, que se habían reunido en Urantia para presenciar la resurrección, fueron enviadas inmediatamente a sus respectivas asignaciones en el universo.
189:1.12 (2022.3) Jesús empezó entonces a tomar contacto con el nivel morontial, y se le inició, como criatura, a las exigencias de la vida que había elegido vivir durante un corto período de tiempo en Urantia. Esta iniciación al mundo morontial necesitó más de una hora del tiempo terrestre, y fue interrumpida dos veces por su deseo de comunicarse con sus antiguos compañeros en la carne, cuando éstos vinieron de Jerusalén para asomarse con asombro a la tumba vacía y descubrir lo que consideraban una prueba de su resurrección.
189:1.13 (2022.4) El tránsito de Jesús como ser mortal — la resurrección morontial del Hijo del Hombre — ya ha terminado. La experiencia transitoria del Maestro como personalidad a medio camino entre lo material y lo espiritual ha comenzado. Y ha hecho todo esto mediante un poder inherente a él mismo; ninguna personalidad le ha prestado ayuda alguna. Ahora vive como Jesús de morontia, y mientras comienza esta vida morontial, su cuerpo material de carne yace intacto allí en la tumba. Los soldados continúan vigilando, y aún no se ha roto el sello del gobernador colocado alrededor de las rocas.
189:2.1 (2022.5) A las tres y diez, mientras el Jesús resucitado fraternizaba con las personalidades morontiales reunidas de los siete mundos de las mansiones de Satania, el jefe de los arcángeles — los ángeles de la resurrección — se acercó a Gabriel y le pidió el cuerpo mortal de Jesús. El jefe de los arcángeles dijo: «No nos está permitido participar en la resurrección morontial de la experiencia de donación de nuestro soberano Miguel; pero quisiéramos que se nos entregaran sus restos mortales para disolverlos inmediatamente. No tenemos la intención de utilizar nuestra técnica de desmaterialización; deseamos simplemente invocar el proceso de la aceleración del tiempo. Ya es suficiente con haber visto al Soberano vivir y morir en Urantia; las huestes celestiales quisieran ahorrarse el recuerdo de soportar el espectáculo de la lenta putrefacción de la forma humana del Creador y Sostenedor de un universo. En nombre de las inteligencias celestiales de todo Nebadon, solicito un mandato que me confiera la custodia del cuerpo mortal de Jesús de Nazaret y que nos autorice a proceder a su disolución inmediata.»
189:2.2 (2023.1) Después de que Gabriel hubiera conversado con el decano de los Altísimos de Edentia, el arcángel portavoz de las huestes celestiales recibió el permiso de disponer de los restos físicos de Jesús tal como estimara conveniente.
189:2.3 (2023.2) Cuando al jefe de los arcángeles le hubieron concedido esta petición, llamó en su ayuda a un gran número de sus semejantes, así como a una multitud de representantes de todas las órdenes de personalidades celestiales; luego, con la ayuda de los intermedios de Urantia, procedió a hacerse cargo del cuerpo físico de Jesús. Este cadáver era una creación puramente material; era literalmente físico; no podía ser sacado de la tumba tal como la forma morontial de la resurrección había podido escapar del sepulcro sellado. Con la ayuda de ciertas personalidades morontiales auxiliares, la forma morontial puede hacerse en ciertos momentos semejante a la del espíritu, de tal manera que puede volverse indiferente a la materia común, mientras que en otros momentos puede volverse discernible y contactable para los seres materiales tales como los mortales del reino.
189:2.4 (2023.3) Mientras se preparaban para sacar el cuerpo de Jesús del sepulcro, antes de disponer de él de una manera digna y respetuosa mediante la disolución casi instantánea, los intermedios secundarios de Urantia recibieron la misión de apartar las piedras de la entrada de la tumba. La más grande de estas dos piedras era una enorme roca redonda, muy parecida a una rueda de molino, que se desplazaba dentro de una ranura cincelada en la roca, de tal manera que se la podía hacer rodar hacia adelante y hacia atrás para abrir o cerrar la tumba. Cuando los guardias judíos y los soldados romanos que estaban de vigilancia vieron, a la tenue luz de la madrugada, que esta enorme piedra empezaba a desplazarse aparentemente por sí sola para abrir la entrada de la tumba — sin ningún medio visible que explicara este movimiento — se sintieron dominados por el temor y el pánico, y huyeron precipitadamente del lugar. Los judíos huyeron a sus casas, y más tarde regresaron al templo para informar a su capitán de estos hechos. Los romanos huyeron hacia la fortaleza de Antonia e informaron al centurión de lo que habían visto en cuanto éste entró de servicio.
189:2.5 (2023.4) Ofreciéndole sobornos al traidor Judas, los dirigentes judíos habían emprendido la sórdida tarea de desembarazarse supuestamente de Jesús, y ahora, al enfrentarse con esta situación embarazosa, en lugar de pensar en castigar a los guardias por haber abandonado su puesto, recurrieron a sobornar a estos guardias y a los soldados romanos. Pagaron una suma de dinero a cada uno de estos veinte hombres y les ordenaron que dijeran a todos: «Mientras estábamos durmiendo por la noche, los discípulos de Jesús nos sorprendieron y se llevaron el cuerpo.» Y los dirigentes judíos prometieron solemnemente a los soldados que los defenderían ante Pilatos en el caso de que el gobernador se enterara alguna vez que habían aceptado un soborno.
189:2.6 (2023.5) La creencia cristiana en la resurrección de Jesús se ha basado en el hecho de la «tumba vacía». En verdad es un hecho que la tumba estaba vacía, pero ésta no es la verdad de la resurrección. La tumba estaba realmente vacía cuando llegaron los primeros creyentes, y este hecho, unido al de la resurrección indudable del Maestro, les llevó a formular una creencia que no era cierta: la enseñanza de que el cuerpo material y mortal de Jesús había resucitado de la tumba. Puesto que la verdad está relacionada con las realidades espirituales y los valores eternos, no siempre se puede construir sobre una combinación de hechos aparentes. Aunque unos hechos individuales pueden ser materialmente ciertos, eso no significa que la asociación de un grupo de hechos deba conducir necesariamente a unas conclusiones espirituales verídicas.
189:2.7 (2023.6) La tumba de José estaba vacía, no porque el cuerpo de Jesús había sido rehabilitado o resucitado, sino porque las huestes celestiales habían recibido el permiso solicitado para aplicarle una disolución especial y excepcional, una vuelta del «polvo al polvo», sin la intervención del paso del tiempo y sin el funcionamiento de los procesos ordinarios y visibles de la descomposición mortal y la corrupción material.
189:2.8 (2024.1) Los restos mortales de Jesús sufrieron el mismo proceso natural de desintegración elemental que caracteriza a todos los cuerpos humanos en la Tierra, excepto que, en lo que se refiere al tiempo, este modo natural de disolución fue enormemente acelerado, apresurado hasta tal punto que se volvió casi instantáneo.
189:2.9 (2024.2) Las verdaderas pruebas de la resurrección de Miguel son de naturaleza espiritual, aunque esta enseñanza esté corroborada por el testimonio de numerosos mortales del reino que se encontraron con el Maestro morontial resucitado, lo reconocieron y conversaron con él. Jesús formó parte de la experiencia personal de casi mil seres humanos, antes de despedirse finalmente de Urantia.
189:3.1 (2024.3) Poco después de las cuatro y media de este domingo por la mañana, Gabriel llamó a su lado a los arcángeles y se preparó para inaugurar en Urantia la resurrección general del final de la dispensación adámica. Cuando la enorme multitud de serafines y de querubines que participaban en este gran acontecimiento fue ordenada en formación apropiada, el Miguel morontial apareció ante Gabriel, diciendo: «Así como mi Padre tiene la vida en sí mismo, también le ha dado al Hijo el tener la vida en sí mismo. Aunque todavía no he reasumido por completo el ejercicio de la jurisdicción universal, esta limitación autoimpuesta no restringe de ninguna manera la donación de la vida a mis hijos dormidos; que se empiece a pasar lista para la resurrección planetaria.»
189:3.2 (2024.4) El circuito de los arcángeles funcionó entonces por primera vez desde Urantia. Gabriel y las huestes de arcángeles se trasladaron al lugar de la polarización espiritual del planeta; y cuando Gabriel dio la señal, su voz se transmitió como un relámpago al primer mundo de las mansiones del sistema, diciendo: «Por orden de Miguel, ¡que resuciten los muertos de una dispensación de Urantia!» Entonces, todos los supervivientes de las razas humanas de Urantia que se habían dormido desde la época de Adán, y que aún no habían sido juzgados, aparecieron en las salas de resurrección de mansonia, dispuestos para la investidura morontial. Y en un instante, los serafines y sus asociados se prepararon para partir hacia los mundos de las mansiones. Normalmente, estos guardianes seráficos, asignados anteriormente a la custodia colectiva de estos mortales supervivientes, habrían estado presentes en el momento de su despertar en las salas de resurrección de mansonia, pero en este momento se encontraban en Urantia porque la presencia de Gabriel era necesaria aquí en relación con la resurrección morontial de Jesús.
189:3.3 (2024.5) Aunque innumerables personas que tenían guardianes seráficos personales, y otras que habían alcanzado el nivel necesario de progreso espiritual de la personalidad, habían continuado hasta mansonia en las épocas posteriores a los tiempos de Adán y Eva, y aunque había habido muchas resurrecciones especiales y milenarias para los hijos de Urantia, ésta era la tercera vez que se pasaba lista a escala planetaria, o sea una resurrección dispensacional completa. La primera tuvo lugar en la época de la llegada del Príncipe Planetario, la segunda durante los tiempos de Adán, y esta tercera señalaba la resurrección morontial, el tránsito como mortal, de Jesús de Nazaret.
189:3.4 (2024.6) Cuando el jefe de los arcángeles recibió la señal de la resurrección planetaria, el Ajustador Personalizado del Hijo del Hombre renunció a su autoridad sobre las huestes celestiales reunidas en Urantia, y a todos estos hijos del universo local los devolvió a la jurisdicción de sus jefes respectivos. Cuando hubo hecho esto, partió para Salvington a fin de registrar ante Emmanuel la finalización del tránsito como mortal de Miguel. Y todas las huestes celestiales cuyos servicios no se necesitaban en Urantia le siguieron de inmediato. Pero Gabriel permaneció en Urantia con el Jesús morontial.
189:3.5 (2025.1) Y ésta es la narración de los acontecimientos de la resurrección de Jesús, tal como los vieron aquellos que los presenciaron mientras sucedían realmente, sin las limitaciones de la visión humana parcial y restringida.
189:4.1 (2025.2) Al acercarse el momento de la resurrección de Jesús este domingo de madrugada, hay que recordar que los diez apóstoles se alojaban en la casa de Elías y María Marcos, donde estaban durmiendo en la habitación de arriba, descansando en los mismos divanes en los que se habían reclinado durante la última cena con su Maestro. Este domingo por la mañana, todos estaban reunidos allí, excepto Tomás. Tomás estuvo con ellos durante unos minutos cuando se reunieron inicialmente a últimas horas del sábado por la noche, pero la visión de los apóstoles, unida a la idea de lo que le había sucedido a Jesús, fue demasiado para él. Echó una ojeada a sus compañeros y abandonó inmediatamente la habitación, encaminándose a la casa de Simón en Betfagé, donde pensaba lamentarse de sus penas en la soledad. Todos los apóstoles sufrían, no tanto debido a la duda y a la desesperación, como al temor, la pena y la vergüenza.
189:4.2 (2025.3) En la casa de Nicodemo se encontraban reunidos, con David Zebedeo y José de Arimatea, unos doce o quince discípulos de Jesús de los más sobresalientes en Jerusalén. En la casa de José de Arimatea había unas quince o veinte de las principales mujeres creyentes. Estas mujeres eran las únicas que se encontraban en la casa de José, y habían permanecido encerradas durante las horas del sábado y la noche después del sábado, de manera que ignoraban que una guardia militar vigilaba la tumba; tampoco sabían que habían rodado una segunda piedra delante de la tumba, y que el sello de Pilatos había sido colocado en las dos piedras.
189:4.3 (2025.4) Un poco antes de las tres de este domingo por la mañana, cuando los primeros signos del amanecer empezaron a aparecer hacia el este, cinco de estas mujeres partieron hacia la tumba de Jesús. Habían preparado en abundancia unas lociones especiales para embalsamar, y llevaban consigo numerosos vendajes de lino. Tenían la intención de aplicar con más esmero los ungüentos fúnebres en el cuerpo de Jesús y de envolverlo más cuidadosamente en los nuevos vendajes.
189:4.4 (2025.5) Las mujeres que salieron con esta misión de ungir el cuerpo de Jesús fueron: María Magdalena, María la madre de los gemelos Alfeo, Salomé la madre de los hermanos Zebedeo, Juana la mujer de Chuza y Susana la hija de Ezra de Alejandría.
189:4.5 (2025.6) Eran aproximadamente las tres y media cuando las cinco mujeres, cargadas con sus ungüentos, llegaron delante de la tumba vacía. En el momento de salir por la puerta de Damasco, se encontraron con algunos soldados más o menos sobrecogidos de terror que huían hacia el interior de la ciudad, y esto hizo que se detuvieran durante unos minutos; pero como no sucedía nada más, reanudaron su camino.
189:4.6 (2025.7) Se quedaron enormemente sorprendidas cuando vieron que la piedra estaba apartada de la entrada de la tumba, ya que durante el camino habían comentado entre ellas: «¿Quién nos ayudará a apartar la piedra?» Depositaron su carga en el suelo y empezaron a mirarse unas a otras asustadas y con una gran estupefacción. Mientras permanecían allí, temblando de miedo, María Magdalena se aventuró a rodear la piedra más pequeña y se atrevió a entrar en el sepulcro abierto. Esta tumba de José estaba situada en su jardín, en la ladera de la parte oriental de la carretera, y también miraba hacia el este. A esta hora había la suficiente claridad de un nuevo día como para que María pudiera ver el lugar donde había reposado el cuerpo del Maestro, y percibir que ya no estaba allí. En el nicho de piedra donde habían puesto a Jesús, María sólo vio el paño doblado donde había reposado su cabeza y los vendajes con los que había sido envuelto, que yacían intactos y tal como habían descansado en la piedra antes de que las huestes celestiales sacaran el cuerpo. La sábana que lo cubría yacía a los pies del nicho fúnebre.
189:4.7 (2026.1) Después de que María hubo permanecido unos momentos en la entrada de la tumba (al principio no distinguía con claridad cuando entró en ella), vio que el cuerpo de Jesús ya no estaba y que en su lugar sólo quedaban estos lienzos fúnebres, y dio un grito de alarma y de angustia. Todas las mujeres estaban extremadamente nerviosas; habían tenido los nervios de punta desde que encontraron a los soldados dominados por el pánico en la puerta de la ciudad, y cuando María dio este grito de angustia, se aterrorizaron y huyeron a toda prisa. No se detuvieron hasta que hubieron recorrido todo el camino hasta la puerta de Damasco. En ese momento, Juana tomó conciencia de que habían abandonado a María; reunió a sus compañeras y emprendieron el camino de vuelta hacia la tumba.
189:4.8 (2026.2) Mientras se acercaban al sepulcro, la asustada Magdalena, que había sentido aun más terror cuando no encontró a sus hermanas esperándola al salir de la tumba, se precipitó ahora hacia ellas, exclamando con excitación: «No está ahí — ¡se lo han llevado!» Las llevó de vuelta a la tumba, y todas entraron y vieron que estaba vacía.
189:4.9 (2026.3) Las cinco mujeres se sentaron entonces en la piedra cerca de la entrada y discutieron la situación. Aún no se les había ocurrido que Jesús había sido resucitado. Habían estado solas todo el sábado, y suponían que el cuerpo había sido trasladado a otro lugar de descanso. Pero cuando reflexionaban sobre esta solución a su dilema, no acertaban a explicarse la colocación ordenada de los lienzos fúnebres; ¿cómo podían haber sacado el cuerpo, si los mismos vendajes en los que estaba envuelto habían sido dejados en la misma posición, y aparentemente intactos, en la plataforma fúnebre?
189:4.10 (2026.4) Mientras estas mujeres estaban sentadas allí a primeras horas del amanecer de este nuevo día, miraron hacia un lado y observaron a un desconocido silencioso e inmóvil. Por un momento se asustaron de nuevo, pero María Magdalena se precipitó hacia él y, pensando que podría ser el jardinero, le dijo: «¿Dónde habéis llevado al Maestro? ¿Dónde lo han enterrado? Dínoslo para poder ir a buscarlo.» Como el desconocido no le contestaba a María, ésta empezó a llorar. Entonces Jesús les habló, diciendo: «¿A quién buscáis?» María dijo: «Buscamos a Jesús, que fue enterrado en la tumba de José, pero ya no está. ¿Sabes dónde lo han llevado?» Entonces dijo Jesús: «¿No os dijo este Jesús, incluso en Galilea, que moriría pero que resucitaría de nuevo?» Estas palabras asustaron a las mujeres, pero el Maestro estaba tan cambiado que aún no lo reconocían a la tenue luz del contraluz. Mientras meditaban sus palabras, Jesús se dirigió a Magdalena con una voz familiar, diciendo: «María.» Cuando ella escuchó esta palabra de simpatía bien conocida y de saludo afectuoso, supo que era la voz del Maestro, y se precipitó para arrodillarse a sus pies, exclamando: «¡Mi Señor y Maestro!» Todas las demás mujeres reconocieron que era el Maestro el que se encontraba delante de ellas con una forma glorificada, y rápidamente se arrodillaron delante de él.
189:4.11 (2027.1) Estos ojos humanos fueron capaces de ver la forma morontial de Jesús gracias al ministerio especial de los transformadores y de los intermedios, en asociación con algunas personalidades morontiales que en ese momento acompañaban a Jesús.
189:4.12 (2027.2) Cuando María intentó abrazar sus pies, Jesús le dijo: «No me toques, María, porque no soy como me has conocido en la carne. Con esta forma permaneceré con vosotros algún tiempo antes de ascender hacia el Padre. Pero id todas ahora y decid a mis apóstoles — y a Pedro — que he resucitado y que habéis hablado conmigo.»
189:4.13 (2027.3) Después de que estas mujeres se hubieron recobrado del impacto de su asombro, se apresuraron a regresar a la ciudad y a la casa de Elías Marcos, donde contaron a los diez apóstoles todo lo que les había sucedido; pero los apóstoles no estaban dispuestos a creerlas. Al principio pensaron que las mujeres habían visto una visión, pero cuando María Magdalena repitió las palabras que Jesús les había dicho, y cuando Pedro escuchó su nombre, salió precipitadamente de la habitación de arriba, seguido de cerca por Juan, para llegar a la tumba lo más rápidamente posible y ver estas cosas por sí mismo.
189:4.14 (2027.4) Las mujeres repitieron a los otros apóstoles la historia de su conversación con Jesús, pero no querían creer; y no quisieron ir a averiguarlo por sí mismos como hicieron Pedro y Juan.
189:5.1 (2027.5) Mientras los dos apóstoles corrían hacia el Gólgota y la tumba de José, los pensamientos de Pedro alternaban entre el miedo y la esperanza; temía encontrar al Maestro, pero su esperanza se había despertado con la historia de que Jesús le había enviado un mensaje especial. Estaba casi persuadido de que Jesús estaba realmente vivo; se acordaba de la promesa de que resucitaría al tercer día. Aunque parezca extraño, no había pensado en esta promesa desde la crucifixión hasta este momento en que corría hacia el norte a través de Jerusalén. Mientras Juan salía precipitadamente de la ciudad, un extraño éxtasis de alegría y de esperanza brotaba en su alma. Estaba casi convencido de que las mujeres habían visto realmente al Maestro resucitado.
189:5.2 (2027.6) Como Juan era más joven que Pedro, corrió más deprisa que él y llegó primero a la tumba. Juan permaneció en la entrada contemplando la tumba, que se encontraba tal como María la había descrito. Simón Pedro llegó corriendo poco después, entró, y vio la misma tumba vacía con los lienzos fúnebres dispuestos de manera tan particular. Cuando Pedro salió, Juan también entró y lo vio todo por sí mismo; luego se sentaron en la piedra para reflexionar sobre el significado de lo que habían visto y oído. Mientras estaban sentados allí, dieron vueltas en su cabeza a todas las cosas que les habían dicho sobre Jesús, pero no podían percibir claramente lo que había sucedido.
189:5.3 (2027.7) Pedro sugirió al principio que la tumba había sido saqueada, que los enemigos habían robado el cuerpo, y quizás sobornado a los guardias. Pero Juan razonó que la tumba no habría sido dejada de manera tan ordenada si hubieran robado el cuerpo, y también planteó la cuestión de cómo podía ser que los vendajes hubieran sido dejados atrás, y aparentemente tan intactos. Y los dos volvieron a entrar en el sepulcro para examinar más atentamente los lienzos fúnebres. Cuando salieron de la tumba por segunda vez, encontraron a María Magdalena que había vuelto y estaba llorando delante de la entrada. María había ido a ver a los apóstoles con la creencia de que Jesús había resucitado de la tumba, pero cuando todos se negaron a creer su relato, se sintió abatida y desesperada. Anhelaba volver cerca de la tumba, donde pensaba que había escuchado la voz familiar de Jesús.
189:5.4 (2027.8) Mientras María permanecía allí después de la partida de Pedro y Juan, el Maestro se le apareció de nuevo, diciendo: «No dudes; ten el valor de creer en lo que has visto y oído. Vuelve a donde están mis apóstoles y diles de nuevo que he resucitado, que me apareceré a ellos, y que pronto los precederé en Galilea como les prometí.»
189:5.5 (2028.1) María se apresuró a volver a la casa de Marcos y contó a los apóstoles que había hablado de nuevo con Jesús, pero no quisieron creerla. Sin embargo, cuando Pedro y Juan regresaron, dejaron de burlarse y se llenaron de temor y de aprensión.
El libro de Urantia
Documento 190
190:0.1 (2029.1) EL JESÚS resucitado se prepara ahora para pasar un corto período en Urantia con el fin de experimentar la carrera morontial ascendente de un mortal de los reinos. Aunque este período de vida morontial deberá pasarlo en el mundo de su encarnación como mortal, sin embargo será equivalente en todos los sentidos a la experiencia de los mortales de Satania que pasan por la vida morontial progresiva de los siete mundos de las mansiones de Jerusem.
190:0.2 (2029.2) Todo este poder inherente a Jesús — el don de la vida — que le permitió resucitar de entre los muertos, es el mismo don de la vida eterna que él concede a los creyentes en el reino, y que incluso ahora asegura la resurrección de éstos de las ataduras de la muerte natural.
190:0.3 (2029.3) Los mortales de los reinos se levantarán, en la mañana de la resurrección, con el mismo tipo de cuerpo de transición, o morontial, que Jesús tenía cuando se levantó de la tumba este domingo por la mañana. Estos cuerpos no tienen circulación sanguínea, y estos seres no comen los alimentos materiales corrientes; sin embargo, estas formas morontiales son reales. Cuando los diversos creyentes vieron a Jesús después de su resurrección, lo vieron realmente, no fueron víctimas del engaño de sus propias visiones o alucinaciones.
190:0.4 (2029.4) Una fe permanente en la resurrección de Jesús fue la característica esencial de la fe de todas las ramas de la enseñanza primitiva del evangelio. En Jerusalén, Alejandría, Antioquía y Filadelfia, todos los educadores del evangelio se unieron en esta fe implícita en la resurrección del Maestro.
190:0.5 (2029.5) Al examinar el papel sobresaliente que jugó María Magdalena en la proclamación de la resurrección del Maestro, hay que indicar que María era la portavoz principal del grupo femenino, tal como Pedro lo era de los apóstoles. María no era la directora de las mujeres que trabajaban para el reino, pero era su educadora principal y su portavoz pública. María se había convertido en una mujer muy prudente, de manera que la audacia que mostró al hablarle a un hombre que había tomado por el jardinero de José, sólo indica el horror que sintió cuando encontró la tumba vacía. La profundidad y la agonía de su amor, la plenitud de su devoción, fueron las que le hicieron olvidar por un momento las prohibiciones convencionales que tenía una mujer judía para dirigirse a un desconocido.
190:1.1 (2029.6) Los apóstoles no querían que Jesús los dejara; por eso no habían hecho caso de todas sus declaraciones sobre su muerte, así como de sus promesas de resucitar. No esperaban que la resurrección se produjera tal como ocurrió, y se negaron a creer hasta que tuvieron que hacer frente al apremio de una evidencia indiscutible y de la prueba absoluta de sus propias experiencias.
190:1.2 (2030.1) Cuando los apóstoles se negaron a creer en el relato de las cinco mujeres que manifestaban que habían visto a Jesús y hablado con él, María Magdalena regresó al sepulcro, y las demás volvieron a la casa de José, donde relataron sus experiencias a la hija de José y a las otras mujeres. Y las mujeres creyeron en sus declaraciones. Poco después de las seis, la hija de José de Arimatea y las cuatro mujeres que habían visto a Jesús fueron a la casa de Nicodemo, donde contaron todos estos sucesos a José, Nicodemo, David Zebedeo y a los otros hombres que estaban allí reunidos. Nicodemo y los demás dudaron de esta historia, dudaron de que Jesús hubiera resucitado de entre los muertos; supusieron que los judíos habían trasladado el cuerpo. José y David estaban dispuestos a creer en el relato, de tal manera que se apresuraron a ir a inspeccionar la tumba, y lo encontraron todo tal como las mujeres lo habían descrito. Fueron los últimos en ver así el sepulcro, porque a las siete y media el sumo sacerdote envió al capitán de los guardias del templo a la tumba para que se llevara los lienzos fúnebres. El capitán los envolvió en la sábana de lino y los tiró por un barranco cercano.
190:1.3 (2030.2) Desde la tumba, David y José fueron inmediatamente a la casa de Elías Marcos, donde mantuvieron una conferencia con los diez apóstoles en la habitación de arriba. Sólo Juan Zebedeo estaba dispuesto a creer, aunque débilmente, que Jesús había resucitado de entre los muertos. Pedro había creído al principio, pero como no logró encontrar al Maestro, empezó a tener grandes dudas. Todos estaban dispuestos a creer que los judíos se habían llevado el cuerpo. David no quiso discutir con ellos, pero en el momento de irse, dijo: «Vosotros sois los apóstoles, y deberíais comprender estas cosas. No discutiré con vosotros; no obstante, ahora regreso a la casa de Nicodemo, donde he indicado a los mensajeros que nos reuniremos esta mañana. Cuando se hayan reunido, los enviaré a realizar su última misión, la de anunciar la resurrección del Maestro. Escuché decir al Maestro que, después de su muerte, resucitaría al tercer día, y yo le creo.» Después de hablar así a los abatidos y desamparados embajadores del reino, este joven que se había nombrado a sí mismo jefe de las comunicaciones y de la información se despidió de los apóstoles. Al salir de la habitación de arriba, dejó caer la bolsa de Judas, que contenía todos los fondos apostólicos, en el regazo de Mateo Leví.
190:1.4 (2030.3) Eran aproximadamente las nueve y media cuando el último de los veintiséis mensajeros de David llegó a la casa de Nicodemo. David los reunió enseguida en el espacioso patio y se dirigió a ellos, diciendo:
190:1.5 (2030.4) «Amigos y hermanos, me habéis servido todo este tiempo de acuerdo con vuestro juramento hacia mí y entre vosotros mismos, y os tomo por testigos de que hasta ahora nunca he enviado una falsa información por medio de vosotros. Estoy a punto de enviaros a vuestra última misión como mensajeros voluntarios del reino, y al hacer esto os libero de vuestro juramento, y con ello disuelvo este cuerpo de mensajeros. Amigos, os manifiesto que hemos terminado nuestra tarea. El Maestro ya no tiene necesidad de mensajeros mortales; ha resucitado de entre los muertos. Antes de que lo arrestaran nos dijo que moriría y que resucitaría al tercer día. Yo he visto la tumba — está vacía. He hablado con María Magdalena y con otras cuatro mujeres que han conversado con Jesús. Ahora disuelvo este grupo, me despido de vosotros y os envío a vuestras misiones respectivas con el siguiente mensaje que llevaréis a los creyentes: ‘Jesús ha resucitado de entre los muertos; la tumba está vacía.`»
190:1.6 (2030.5) La mayoría de los que estaban presentes trataron de persuadir a David para que no hiciera esto. Pero no pudieron influir sobre él. Entonces intentaron disuadir a los mensajeros, pero éstos no quisieron prestar atención a sus palabras de duda. Y así, poco antes de las diez de este domingo por la mañana, estos veintiséis corredores salieron como los primeros anunciadores del hecho y de la verdad poderosos de la resurrección de Jesús. Y partieron para esta misión como lo habían hecho para tantas otras, para cumplir el juramento realizado a David Zebedeo y entre ellos mismos. Estos hombres tenían una gran confianza en David. Partieron para efectuar esta tarea sin detenerse siquiera para hablar con las mujeres que habían visto a Jesús; aceptaron la palabra de David. La mayoría de ellos creía en lo que David les había dicho, e incluso aquellos que dudaban un poco, llevaron el mensaje con la misma certeza y la misma rapidez que los demás.
190:1.7 (2031.1) Este día, los apóstoles — el cuerpo espiritual del reino — están reunidos en la sala de arriba donde manifiestan su temor y expresan sus dudas, mientras que estos mensajeros laicos, que representan el primer intento de socialización del evangelio de la fraternidad de los hombres del Maestro, bajo las órdenes de su jefe audaz y eficiente, salen para proclamar que el Salvador de un mundo y de un universo ha resucitado. Y emprenden este servicio extraordinario antes de que los representantes escogidos del Maestro estén dispuestos a creer en su palabra o a aceptar el testimonio de los testigos oculares.
190:1.8 (2031.2) Estos veintiséis fueron enviados a la casa de Lázaro en Betania y a todos los centros de creyentes, desde Beerseba en el sur hasta Damasco y Sidón en el norte, y desde Filadelfia en el este hasta Alejandría en el oeste.
190:1.9 (2031.3) Cuando David se hubo despedido de sus hermanos, fue a buscar a su madre a la casa de José, y partieron entonces para Betania a fin de reunirse con la familia de Jesús que les estaba esperando. David permaneció en Betania con Marta y María hasta que éstas vendieron sus bienes terrenales, y luego las acompañó en su viaje para reunirse con su hermano Lázaro en Filadelfia.
190:1.10 (2031.4) Cerca de una semana más tarde, Juan Zebedeo llevó a María la madre de Jesús a la casa que él tenía en Betsaida. Santiago, el hermano mayor de Jesús, permaneció con su familia en Jerusalén. Rut se quedó en Betania con las hermanas de Lázaro. El resto de la familia de Jesús regresó a Galilea. David Zebedeo salió de Betania con Marta y María hacia Filadelfia a primeros de junio, al día siguiente de casarse con Rut, la hermana menor de Jesús.
190:2.1 (2031.5) Desde el momento de su resurrección morontial hasta el instante de su ascensión espiritual a las alturas, Jesús efectuó diecinueve apariciones distintas de forma visible a sus creyentes en la Tierra. No se apareció a sus enemigos ni a aquellos que no podían hacer un uso espiritual de su manifestación en forma visible. Su primera aparición fue a las cinco mujeres cerca de la tumba; la segunda, a María Magdalena, también cerca de la tumba.
190:2.2 (2031.6) La tercera aparición tuvo lugar alrededor del mediodía de este domingo en Betania. Poco después del mediodía, Santiago, el hermano mayor de Jesús, se encontraba en el jardín de Lázaro delante de la tumba vacía del hermano resucitado de Marta y María, dándole vueltas en su cabeza a las noticias que el mensajero de David les había traído una hora antes. Santiago siempre había tendido a creer en la misión de su hermano mayor en la Tierra, pero hacía mucho tiempo que había perdido el contacto con el trabajo de Jesús, y se había puesto a dudar seriamente de las afirmaciones posteriores de los apóstoles de que Jesús era el Mesías. Toda la familia estaba alarmada y casi confundida por la noticia que había traído el mensajero. Mientras Santiago permanecía delante de la tumba vacía de Lázaro, María Magdalena llegó a la casa y empezó a contar emocionadamente a la familia sus experiencias de las primeras horas de la mañana en la tumba de José. Antes de que terminara, David Zebedeo llegó con su madre. Rut creía, por supuesto, en el relato, y lo mismo le sucedió a Judá después de hablar con David y Salomé.
190:2.3 (2032.1) Entretanto, mientras buscaban a Santiago y antes de que llegaran a encontrarlo, éste permanecía allí en el jardín cerca de la tumba, y se dio cuenta de una presencia cercana, como si alguien le hubiera tocado en el hombro. Cuando se volvió para mirar, contempló la aparición gradual de una forma extraña a su lado. Estaba demasiado asombrado para hablar y demasiado asustado para huir. Entonces, la extraña forma habló y dijo: «Santiago, vengo para llamarte al servicio del reino. Únete sinceramente a tus hermanos y sígueme.» Cuando Santiago escuchó su nombre, supo que era su hermano mayor, Jesús, el que le había dirigido la palabra. Todos tenían más o menos dificultades para reconocer la forma morontial del Maestro, pero pocos de ellos tenían el menor problema para reconocer su voz o identificar de otra manera su encantadora personalidad en cuanto empezaba a comunicarse con ellos.
190:2.4 (2032.2) Cuando Santiago se dio cuenta de que Jesús le estaba hablando, empezó a ponerse de rodillas, exclamando: «Padre y hermano mío», pero Jesús le pidió que permaneciera de pie mientras hablaba con él. Caminaron por el jardín y conversaron casi tres minutos; hablaron de las experiencias del pasado e hicieron planes para el futuro cercano. Mientras se acercaban a la casa, Jesús dijo: «Adiós, Santiago, hasta que os salude a todos juntos.»
190:2.5 (2032.3) Santiago entró corriendo en la casa, mientras lo buscaban en Betfagé, exclamando: «Acabo de ver a Jesús y he hablado con él, he charlado con él. No está muerto; ¡ha resucitado! Ha desaparecido delante de mí, diciendo: ‘Adiós, hasta que os salude a todos juntos`». Apenas había acabado de hablar cuando Judá regresó, y volvió a contar la experiencia del encuentro con Jesús en el jardín para que Judá la escuchara. Todos empezaron a creer en la resurrección de Jesús. Santiago anunció entonces que no volvería a Galilea, y David exclamó: «No solamente lo ven las mujeres emocionadas; incluso los hombres valerosos han empezado a verlo. Espero verlo yo mismo.»
190:2.6 (2032.4) David no tuvo que esperar mucho tiempo, porque la cuarta aparición de Jesús en la que fue reconocido por los mortales, tuvo lugar poco antes de las dos de la tarde en esta misma casa de Marta y María, cuando apareció de manera visible delante de su familia terrenal y de los amigos de ésta, veinte personas en total. El Maestro apareció en la puerta de atrás, que estaba abierta, diciendo: «Que la paz sea con vosotros. Saludos para aquellos que estuvieron cerca de mí en la carne, y fraternidad para mis hermanos y hermanas en el reino de los cielos. ¿Cómo habéis podido dudar? ¿Por qué habéis esperado tanto tiempo antes de escoger seguir de todo corazón la luz de la verdad? Entrad pues todos en la comunión del Espíritu de la Verdad en el reino del Padre.» Cuando empezaron a recuperarse del primer impacto de su asombro y a acercarse a él como para abrazarlo, desapareció de su vista.
190:2.7 (2032.5) Todos querían precipitarse hacia la ciudad para contarle a los incrédulos apóstoles lo que había sucedido, pero Santiago los detuvo. Sólo María Magdalena recibió permiso para regresar a la casa de José. Santiago les prohibió que anunciaran públicamente el hecho de esta visita morontial, debido a ciertas cosas que Jesús le había dicho mientras conversaban en el jardín. Pero Santiago nunca reveló más cosas sobre su conversación de este día con el Maestro resucitado en la casa de Lázaro en Betania.
190:3.1 (2033.1) La quinta manifestación morontial de Jesús, reconocida por los ojos mortales, se produjo en presencia de unas veinticinco mujeres creyentes reunidas en la casa de José de Arimatea, hacia las cuatro y quince minutos de este mismo domingo por la tarde. María Magdalena había vuelto a la casa de José unos minutos antes de esta aparición. Santiago, el hermano de Jesús, había rogado que no se dijera nada a los apóstoles acerca de la aparición del Maestro en Betania, pero no le había pedido a María que se abstuviera de informar a sus hermanas creyentes sobre este acontecimiento. En consecuencia, después de que María hiciera prometer a todas las mujeres que guardarían el secreto, procedió a contarles lo que acababa de suceder mientras estaba con la familia de Jesús en Betania. Estaba precisamente en medio de este relato apasionante, cuando un silencio repentino y solemne se hizo entre ellas; vieron en medio de su grupo la forma enteramente visible de Jesús resucitado. Éste las saludó diciendo: «Que la paz sea con vosotras. En la hermandad del reino no habrá ni judíos ni gentiles, ni ricos ni pobres, ni libres ni esclavos, ni hombres ni mujeres. Vosotras también estáis llamadas a divulgar la buena nueva de la liberación de la humanidad a través del evangelio de la filiación con Dios en el reino de los cielos. Id por el mundo entero proclamando este evangelio y confirmando a los creyentes en la fe del mismo. Y mientras lo hacéis, no olvidéis cuidar a los enfermos y fortalecer a los tímidos y a los que están dominados por el temor. Siempre estaré con vosotras, incluso hasta los confines de la Tierra.» Cuando hubo hablado así, desapareció de su vista, mientras las mujeres caían de bruces y adoraban en silencio.
190:3.2 (2033.2) De las cinco apariciones morontiales de Jesús acontecidas hasta este momento, María Magdalena había presenciado cuatro.
190:3.3 (2033.3) A consecuencia de haber enviado a los mensajeros a media mañana, y debido a la filtración inconsciente de indicios relacionados con esta aparición de Jesús en la casa de José, los dirigentes de los judíos empezaron a recibir noticias al principio del anochecer de que se decía por la ciudad que Jesús había resucitado, y que muchas personas pretendían haberlo visto. Estos rumores excitaron enormemente a los sanedristas. Después de consultar apresuradamente con Anás, Caifás convocó una reunión del sanedrín para las ocho de aquella noche. En esta reunión se tomó la decisión de echar de las sinagogas a toda persona que mencionara la resurrección de Jesús. Se sugirió incluso que cualquiera que afirmara haberlo visto debía ser ejecutado; sin embargo, esta proposición no se sometió a votación ya que la reunión se disolvió en una confusión que rayaba en verdadero pánico. Se habían atrevido a pensar que habían acabado con Jesús. Estaban a punto de descubrir que sus verdaderas dificultades con el hombre de Nazaret sólo acababan de empezar.
190:4.1 (2033.4) Alrededor de las cuatro y media, el Maestro hizo su sexta aparición morontial a unos cuarenta creyentes griegos que estaban reunidos en la casa de un tal Flavio. Mientras estaban discutiendo las noticias sobre la resurrección del Maestro, éste se manifestó en medio de ellos, a pesar de que las puertas estaban bien cerradas, y les habló diciendo: «Que la paz sea con vosotros. Aunque el Hijo del Hombre apareció en la Tierra entre los judíos, vino para aportar su ministerio a todos los hombres. En el reino de mi Padre no habrá ni judíos ni gentiles; todos seréis hermanos — los hijos de Dios. Id pues a proclamar al mundo entero este evangelio de salvación tal como lo habéis recibido de los embajadores del reino, y yo os recibiré en la comunión de la fraternidad de los hijos de la fe y de la verdad del Padre.» Cuando les hubo encargado esta misión, se despidió y no lo volvieron a ver. Permanecieron dentro de la casa toda la noche; estaban demasiado dominados por el pavor y el miedo como para atreverse a salir. Ninguno de estos griegos tampoco durmió aquella noche; se quedaron despiertos discutiendo estas cosas y esperando que el Maestro los visitara de nuevo. En este grupo había muchos griegos que estaban en Getsemaní cuando los soldados arrestaron a Jesús y Judas lo traicionó con un beso.
190:4.2 (2034.1) Los rumores de la resurrección de Jesús y las noticias sobre las numerosas apariciones a sus seguidores se están difundiendo rápidamente, y toda la ciudad está alcanzando un alto grado de agitación. El Maestro ya se ha aparecido a su familia, a las mujeres y a los griegos, y dentro de poco se va a manifestar en medio de los apóstoles. El sanedrín pronto va a empezar a examinar estos nuevos problemas que se han impuesto tan repentinamente a los dirigentes judíos. Jesús piensa mucho en sus apóstoles, pero desea que sigan estando solos algunas horas más para que reflexionen seriamente y mediten cuidadosamente antes de visitarlos.
190:5.1 (2034.2) En Emaús, a unos once kilómetros al oeste de Jerusalén, vivían dos hermanos, pastores, que habían pasado la semana de la Pascua en Jerusalén asistiendo a los sacrificios, las ceremonias y las fiestas. Cleofás, el mayor, creía parcialmente en Jesús; al menos había sido expulsado de la sinagoga. Su hermano, Jacobo, no era creyente, aunque estaba muy intrigado por las cosas que había escuchado acerca de las enseñanzas y las obras del Maestro.
190:5.2 (2034.3) Este domingo por la tarde, a unos cinco kilómetros de Jerusalén y pocos minutos antes de las cinco, mientras estos dos hermanos caminaban por la carretera de Emaús, iban hablando con mucha seriedad de Jesús, de sus enseñanzas, de sus obras, y muy en particular de los rumores de que su tumba estaba vacía, y de que algunas mujeres habían hablado con él. Cleofás tenía una ligera inclinación a creer en estas noticias, pero Jacobo insistía en que todo el asunto era probablemente un engaño. Mientras razonaban y discutían así a medida que se dirigían hacia su casa, la manifestación morontial de Jesús, su séptima aparición, caminó con ellos mientras continuaban el viaje. Cleofás había escuchado a Jesús enseñar con frecuencia y había comido con él en diversas ocasiones en las casas de los creyentes de Jerusalén. Pero no reconoció al Maestro, ni siquiera cuando éste les habló con toda libertad.
190:5.3 (2034.4) Después de acompañarlos durante un corto trayecto, Jesús dijo: «¿De qué hablabais con tanta seriedad cuando me acerqué a vosotros?» Cuando Jesús dijo esto, se detuvieron y le miraron con una sorpresa entristecida. Cleofás dijo: «¿Es posible que vivas en Jerusalén y no conozcas las cosas que han sucedido recientemente?» Entonces preguntó el Maestro: «¿Qué cosas?» Cleofás respondió: «Si no sabes estas cosas, eres el único en Jerusalén que no ha escuchado los rumores sobre Jesús de Nazaret, que era un profeta poderoso en palabras y en acciones delante de Dios y de todo el pueblo. Los jefes de los sacerdotes y nuestros dirigentes lo entregaron a los romanos y les pidieron que lo crucificaran. Ahora bien, muchos de nosotros habíamos esperado que él fuera el que liberara a Israel del yugo de los gentiles. Pero esto no es todo. Ahora hace tres días que fue crucificado, y unas mujeres nos han sorprendido hoy declarando que esta mañana muy temprano fueron a su tumba y la encontraron vacía. Y estas mismas mujeres insisten en que han hablado con ese hombre; sostienen que ha resucitado de entre los muertos. Cuando las mujeres informaron de esto a los hombres, dos de sus apóstoles corrieron hasta la tumba y la encontraron igualmente vacía» — y aquí Jacobo interrumpió a su hermano para decir: «pero no vieron a Jesús.»
190:5.4 (2035.1) Mientras seguían caminando, Jesús les dijo: «¡Qué lentos sois en comprender la verdad! Puesto que me decís que estabais discutiendo de las enseñanzas y de las obras de este hombre, quizás yo pueda iluminaros, puesto que estoy más que familiarizado con esas enseñanzas. ¿No recordáis que ese Jesús siempre enseñó que su reino no era de este mundo, y que como todos los hombres son hijos de Dios, deberían encontrar la libertad y la independencia en la alegría espiritual de la comunión de la fraternidad del servicio amoroso en este nuevo reino de la verdad del amor del Padre celestial? ¿No recordáis cómo este Hijo del Hombre proclamó la salvación de Dios para todos los hombres, cuidando a los enfermos y a los afligidos, y liberando a los que estaban encadenados por el miedo y esclavizados por el mal? ¿No sabéis que este hombre de Nazaret dijo a sus discípulos que debía ir a Jerusalén, ser entregado a sus enemigos, que lo ejecutarían, y que resucitaría al tercer día? ¿No os han dicho todo esto? ¿Y no habéis leído nunca en las Escrituras acerca de este día de salvación para los judíos y los gentiles, donde dice que en él todas las familias de la Tierra serán benditas; que él escuchará el lamento de los necesitados y salvará el alma de los pobres que lo buscan; que todas las naciones lo llamarán bendito? Que este Libertador será como la sombra de una gran roca en una tierra agotada. Que alimentará al rebaño como un verdadero pastor, reuniendo a las ovejas en sus brazos y llevándolas tiernamente en su seno. Que abrirá los ojos de los ciegos espirituales y sacará a los presos de la desesperación a la plena luz y libertad; que todos los que están en las tinieblas verán la gran luz de la salvación eterna. Que curará a los que tienen el corazón destrozado, proclamará la libertad a los cautivos del pecado y abrirá la prisión a los que están esclavizados por el miedo y encadenados por el mal. Que consolará a los afligidos y les otorgará la alegría de la salvación en lugar de la pena y la tristeza. Que él será el deseo de todas las naciones y la alegría perpetua de los que buscan la rectitud. Que este Hijo de la verdad y de la rectitud se elevará sobre el mundo con una luz curativa y un poder salvador; e incluso salvará a su pueblo de sus pecados; que buscará y salvará realmente a los que están perdidos. Que no destruirá a los débiles, sino que aportará la salvación a todos los que tienen hambre y sed de rectitud. Que los que creen en él tendrán la vida eterna. Que derramará su espíritu sobre todo el género humano, y que este Espíritu de la Verdad será en cada creyente una fuente de agua que brotará hasta la vida eterna. ¿No habéis comprendido la grandeza del evangelio del reino que este hombre os entregó? ¿No percibís la grandeza de la salvación que os ha llegado?»
190:5.5 (2035.2) Para entonces habían llegado cerca del pueblo donde vivían estos hermanos. Estos dos hombres no habían dicho ni una palabra desde que Jesús empezó a enseñarlos mientras andaban por el camino. Pronto se detuvieron delante de su humilde morada, y Jesús estaba a punto de despedirse de ellos para continuar carretera abajo, pero le obligaron a entrar y a quedarse con ellos. Insistieron en que era casi de noche y que permaneciera con ellos. Jesús consintió finalmente, y poco después de entrar en la casa se sentaron para comer. Dieron el pan a Jesús para que lo bendijera, y cuando empezó a partirlo y a darlo a los hermanos, los ojos de éstos se abrieron, y Cleofás reconoció que su invitado era el Maestro mismo. Y cuando dijo: «Es el Maestro...», el Jesús morontial desapareció de su vista.
190:5.6 (2036.1) Entonces se dijeron el uno al otro: «¡No es de extrañar que nuestro corazón ardiera por dentro cuando nos hablaba mientras caminábamos por la carretera, y mientras abría nuestra inteligencia a las enseñanzas de las Escrituras!»
190:5.7 (2036.2) Ni siquiera se detuvieron para comer. Habían visto al Maestro morontial y salieron precipitadamente de la casa, regresando rápidamente a Jerusalén para difundir la buena nueva del Salvador resucitado.
190:5.8 (2036.3) Hacia las nueve de aquella noche y poco antes de que el Maestro se apareciera a los diez, estos dos hermanos excitados irrumpieron en la habitación de arriba donde estaban los apóstoles, declarando que habían visto a Jesús y que habían hablado con él. Contaron todo lo que Jesús les había dicho, y que no habían descubierto quién era hasta el momento en que partió el pan.
El libro de Urantia
Documento 191
191:0.1 (2037.1) EL DOMINGO de la resurrección fue un día terrible en la vida de los apóstoles; diez de ellos pasaron la mayor parte del día en la habitación de arriba detrás de las puertas atrancadas. Podían haber huido de Jerusalén, pero tenían miedo de ser arrestados por los agentes del sanedrín si los encontraban en la calle. Tomás rumiaba a solas sus problemas en Betfagé. Hubiera hecho mejor permaneciendo con sus compañeros apóstoles, y los hubiera ayudado a dirigir sus discusiones por unas vías más provechosas.
191:0.2 (2037.2) A lo largo de todo el día, Juan sostuvo la idea de que Jesús había resucitado de entre los muertos. Recordó que en no menos de cinco ocasiones diferentes el Maestro había afirmado que resucitaría de nuevo, y que al menos tres veces había aludido al tercer día. La actitud de Juan tenía una influencia considerable sobre ellos, especialmente sobre su hermano Santiago y sobre Natanael. Juan los habría influido aún más si no hubiera sido el miembro más joven del grupo.
191:0.3 (2037.3) Los problemas de los apóstoles estaban muy relacionados con su aislamiento. Juan Marcos los mantenía al corriente de lo que sucedía alrededor del templo y les informaba de los numerosos rumores que se difundían por la ciudad, pero no se le ocurrió recoger las noticias de los diferentes grupos de creyentes a los que Jesús ya se había aparecido. Este era el tipo de servicio que habían prestado hasta ahora los mensajeros de David, pero todos estaban ausentes realizando su última misión como anunciadores de la resurrección a los grupos de creyentes que vivían lejos de Jerusalén. Por primera vez en todos estos años, los apóstoles se dieron cuenta de cuánto habían dependido de los mensajeros de David para recibir su información diaria sobre los asuntos del reino.
191:0.4 (2037.4) Como ya era típico en él, Pedro vaciló emocionalmente todo el día entre la fe y la duda con respecto a la resurrección del Maestro. Pedro no podía olvidar la visión de los lienzos fúnebres que yacían allí en la tumba como si el cuerpo de Jesús se hubiera evaporado desde dentro. «Pero», razonaba Pedro, «si ha resucitado y puede mostrarse a las mujeres, ¿por qué no se muestra a nosotros, sus apóstoles?» Pedro se entristecía cuando pensaba que Jesús quizás no venía hacia ellos a causa de su presencia entre los apóstoles, porque lo había negado aquella noche en el patio de Anás. Luego se animaba con el mensaje que habían traído las mujeres: «Id a decir a mis apóstoles — y a Pedro». Pero estimularse con este mensaje implicaba que tenía que creer que las mujeres habían visto y oído realmente al Maestro resucitado. Pedro alternó así entre la fe y la duda durante todo el día, hasta poco después de las ocho, en que se atrevió a salir al patio. Pedro pensaba alejarse de los apóstoles para no impedir que Jesús viniera hasta ellos porque él había negado al Maestro.
191:0.5 (2037.5) Santiago Zebedeo defendió al principio que todos debían ir a la tumba; estaba firmemente a favor de hacer algo para llegar hasta el fondo del misterio. Fue Natanael el que les impidió que se mostraran en público a consecuencia de los argumentos de Santiago, y lo hizo recordándoles la advertencia de Jesús de que no arriesgaran indebidamente sus vidas en estos momentos. Hacia el mediodía, Santiago se había calmado como los demás y permanecieron en una espera vigilante. Habló poco; estaba enormemente desilusionado porque Jesús no se les aparecía, y no sabía nada de las numerosas apariciones del Maestro a otros grupos y a otras personas.
191:0.6 (2038.1) Andrés escuchó mucho este día. Estaba extremadamente perplejo por la situación y tenía más dudas de las que le correspondían, pero al menos disfrutaba de cierta sensación de libertad al no tener la responsabilidad de dirigir a los demás apóstoles. En verdad estaba agradecido al Maestro por haberle liberado de las cargas de la jefatura antes de que empezaran a vivir estas horas de confusión.
191:0.7 (2038.2) Más de una vez durante las largas horas agotadoras de este día trágico, la única influencia que sostuvo al grupo fue la frecuente contribución de los consejos filosóficos característicos de Natanael. Él fue realmente la influencia que controló a los diez durante todo el día. Ni una sola vez expresó si creía o no en la resurrección del Maestro. Pero a medida que pasaba el día, se sintió cada vez más inclinado a creer que Jesús había cumplido su promesa de resucitar.
191:0.8 (2038.3) Simón Celotes estaba demasiado abrumado como para participar en las discusiones. La mayor parte del tiempo permaneció recostado en un diván en un rincón de la habitación, mirando a la pared; no llegó a hablar media docena de veces en todo el día. Su concepto del reino se había derrumbado, y no lograba discernir que la resurrección del Maestro podía cambiar materialmente la situación. Su decepción era muy personal y demasiado aguda como para que pudiera reponerse a corto plazo, ni siquiera ante un hecho tan prodigioso como la resurrección.
191:0.9 (2038.4) Aunque parezca extraño, Felipe, que habitualmente se expresaba poco, habló mucho durante toda la tarde de este día. Por la mañana tuvo poco que decir, pero se pasó toda la tarde haciendo preguntas a los demás apóstoles. Pedro se irritó a menudo con las preguntas de Felipe, pero los demás se las tomaron con buena disposición. Felipe deseaba saber en particular, en el caso de que Jesús hubiera resucitado realmente de la tumba, si su cuerpo tendría las marcas físicas de la crucifixión.
191:0.10 (2038.5) Mateo estaba sumamente confundido; escuchó las discusiones de sus compañeros, pero pasó la mayor parte del tiempo dándole vueltas en la cabeza al problema de las finanzas futuras del grupo. Independientemente de la supuesta resurrección de Jesús, Judas ya no estaba, David le había entregado los fondos sin ceremonias, y no tenían un jefe con autoridad. Antes de que Mateo llegara a considerar seriamente los argumentos de los demás sobre la resurrección, ya había visto al Maestro cara a cara.
191:0.11 (2038.6) Los gemelos Alfeo participaron poco en estos importantes debates; estaban plenamente ocupados en sus trabajos habituales. Uno de ellos expresó la actitud de los dos cuando dijo, en respuesta a una pregunta de Felipe: «No comprendemos esto de la resurrección, pero nuestra madre dice que ha hablado con el Maestro, y nosotros la creemos.»
191:0.12 (2038.7) Tomás se encontraba en medio de uno de sus típicos períodos de depresión desesperante. Durmió una parte del día y se paseó por las colinas el resto del tiempo. Sentía el impulso de reunirse con sus compañeros apóstoles, pero el deseo de estar solo era más fuerte.
191:0.13 (2038.8) El Maestro aplazó su primera aparición morontial a los apóstoles por varias razones. En primer lugar, después de que oyeran hablar de su resurrección, quería que tuvieran tiempo para reflexionar bien sobre lo que les había dicho acerca de su muerte y de su resurrección cuando aún estaba con ellos en la carne. El Maestro quería que Pedro venciera algunas de sus dificultades particulares antes de manifestarse a todos ellos. En segundo lugar, deseaba que Tomás estuviera con ellos en el momento de su primera aparición. Juan Marcos localizó a Tomás en la casa de Simón en Betfagé este domingo por la mañana temprano, e informó de ello a los apóstoles alrededor de las once. Tomás hubiera regresado con ellos en cualquier momento de este día si Natanael u otros dos apóstoles cualquiera hubieran ido a buscarlo. Tenía realmente el deseo de volver, pero como los había dejado la noche anterior de la manera que lo había hecho, era demasiado orgulloso como para regresar tan pronto por su propia cuenta. Al día siguiente estaba tan deprimido que necesitó casi una semana para decidirse a regresar. Los apóstoles le esperaban, y él esperaba que sus hermanos fueran a buscarlo para pedirle que volviera con ellos. Tomás permaneció así alejado de sus compañeros hasta el sábado siguiente por la noche cuando, después del anochecer, Pedro y Juan fueron a Betfagé y lo trajeron de vuelta con ellos. Ésta es también la razón por la que no partieron inmediatamente para Galilea después de que Jesús se les apareciera por primera vez; no querían irse sin Tomás.
191:1.1 (2039.1) Eran casi las ocho y media de la noche de este domingo cuando Jesús se apareció a Simón Pedro en el jardín de la casa de Marcos. Ésta era su octava manifestación morontial. Pedro había vivido con una pesada carga de dudas y de culpabilidad desde que había negado al Maestro. Toda la jornada del sábado y este domingo había luchado contra el temor de que quizás ya no era un apóstol. Se había estremecido de horror ante la suerte de Judas, e incluso había pensado que él también había traicionado a su Maestro. Toda esta tarde pensó que quizás su presencia entre los apóstoles era la que impedía que Jesús se les apareciera, a condición, por supuesto, de que hubiera resucitado realmente de entre los muertos. Y fue a Pedro, en estas condiciones mentales y con este estado de ánimo, a quien Jesús se apareció mientras el deprimido apóstol deambulaba entre las flores y los arbustos.
191:1.2 (2039.2) Cuando Pedro pensó en la mirada afectuosa del Maestro mientras éste pasaba por el porche de Anás, cuando dio vueltas en su cabeza al maravilloso mensaje «Id a decir a mis apóstoles — y a Pedro» que le habían traído aquella mañana temprano las mujeres que regresaban de la tumba vacía, cuando contempló estas muestras de misericordia, su fe empezó a vencer sus dudas. Entonces se detuvo, apretando los puños, mientras decía en voz alta: «Creo que ha resucitado de entre los muertos; voy a decírselo a mis hermanos.» Cuando pronunció estas palabras, la forma de un hombre apareció repentinamente delante de él y le habló con un tono de voz familiar, diciendo: «Pedro, el enemigo deseaba poseerte, pero no he querido abandonarte. Sabía que no me habías negado con el corazón; por eso te había perdonado incluso antes de que me lo pidieras; pero ahora debes dejar de pensar en ti mismo y en los problemas del momento, y prepararte para llevar la buena nueva del evangelio a los que están en las tinieblas. Ya no debe importarte lo que puedas obtener del reino, sino que debes preocuparte más bien por lo que puedas dar a los que viven en una espantosa miseria espiritual. Cíñete, Simón, para la batalla de un nuevo día, para la lucha contra las tinieblas espirituales y las dudas perjudiciales de la mente común de los hombres.»
191:1.3 (2039.3) Pedro y el Jesús morontial caminaron por el jardín y hablaron de las cosas del pasado, del presente y del futuro durante cerca de cinco minutos. Luego el Maestro desapareció de su vista, diciendo: «Adiós, Pedro, hasta que te vea con tus hermanos.»
191:1.4 (2039.4) Pedro se quedó aturdido durante un momento al darse cuenta de que había hablado con el Maestro resucitado, y que podía estar seguro de que continuaba siendo un embajador del reino. Acababa de escuchar al Maestro glorificado que le exhortaba a continuar predicando el evangelio. Con todo esto brotando en su corazón, se precipitó hacia la habitación de arriba donde estaban sus compañeros apóstoles, y jadeando de excitación exclamó: «He visto al Maestro; estaba en el jardín. He hablado con él y me ha perdonado.»
191:1.5 (2040.1) La declaración de Pedro de que había visto a Jesús en el jardín causó una profunda impresión en sus compañeros apóstoles, y estaban casi dispuestos a abandonar sus dudas cuando Andrés se levantó y les advirtió que no se dejaran influir demasiado por el relato de su hermano. Andrés dio a entender que Pedro había visto cosas irreales anteriormente. Aunque Andrés no aludió directamente a la visión nocturna en el Mar de Galilea, donde Pedro afirmó que había visto al Maestro venir hacia ellos caminando sobre el agua, dijo lo suficiente como para mostrar a todos los presentes que guardaba este incidente en la memoria. Simón Pedro se sintió muy dolido por las insinuaciones de su hermano, y cayó inmediatamente en un silencio alicaído. Los gemelos sintieron mucha compasión por Pedro; los dos se acercaron para expresarle su simpatía y decirle que ellos le creían, y reafirmar que su propia madre también había visto al Maestro.
191:2.1 (2040.2) Aquella noche poco después de las nueve, después de la partida de Cleofás y Jacobo, mientras los gemelos Alfeo consolaban a Pedro, y Natanael le hacía reproches a Andrés, y mientras los diez apóstoles estaban reunidos allí en la habitación de arriba con todas las puertas cerradas con cerrojo por temor a ser arrestados, el Maestro apareció de pronto en su forma morontial en medio de ellos, diciendo: «Que la paz sea con vosotros. ¿Por qué os asustáis tanto cuando aparezco, como si vierais a un espíritu? ¿No os he hablado de estas cosas cuando estaba presente con vosotros en la carne? ¿No os dije que los jefes de los sacerdotes y los dirigentes me entregarían para ser ejecutado, que uno de vosotros mismos me traicionaría, y que resucitaría al tercer día? ¿Por qué pues todas vuestras dudas y toda esta discusión acerca de los relatos de las mujeres, de Cleofás y de Jacobo, e incluso de Pedro? ¿Cuánto tiempo dudaréis de mis palabras y os negaréis a creer en mis promesas? Y ahora que me veis realmente, ¿vais a creer? Incluso ahora uno de vosotros está ausente. Cuando todos estéis juntos una vez más, y después de que todos sepáis con certeza que el Hijo del Hombre ha salido de la tumba, partid de aquí para Galilea. Tened fe en Dios; tened fe los unos en los otros; y así entraréis en el nuevo servicio del reino de los cielos. Permaneceré con vosotros en Jerusalén hasta que estéis preparados para ir a Galilea. Mi paz os dejo.»
191:2.2 (2040.3) Cuando el Jesús morontial les hubo dicho esto, desapareció de su vista en un instante. Todos cayeron de bruces, alabando a Dios y venerando a su desaparecido Maestro. Ésta fue la novena aparición morontial del Maestro.
191:3.1 (2040.4) Jesús pasó todo el día siguiente, lunes, con las criaturas morontiales entonces presentes en Urantia. Más de un millón de directores morontiales y sus asociados, así como los mortales de transición de diversas órdenes procedentes de los siete mundos de las mansiones de Satania, habían venido a Urantia para participar en la experiencia de transición morontial del Maestro. El Jesús morontial permaneció con estas espléndidas inteligencias durante cuarenta días. Los instruyó y aprendió de sus directores la vida de transición morontial tal como la atraviesan los mortales de los mundos habitados de Satania cuando pasan por las esferas morontiales del sistema.
191:3.2 (2041.1) Alrededor de la medianoche de este lunes, la forma morontial del Maestro fue ajustada para la transición a la segunda fase de la evolución morontial. Cuando se apareció de nuevo a sus hijos mortales de la Tierra, era un ser morontial de la segunda fase. A medida que el Maestro progresaba en la carrera morontial, las inteligencias morontiales y sus asociados transformadores tenían cada vez más dificultades técnicas para hacer visible al Maestro a los ojos mortales y materiales.
191:3.3 (2041.2) Jesús realizó el tránsito a la tercera fase morontial el viernes 14 de abril; a la cuarta el lunes 17; a la quinta el sábado 22; a la sexta el jueves 27; a la séptima el martes 2 de mayo; a la ciudadanía de Jerusem el domingo 7; y entró en el abrazo de los Altísimos de Edentia el domingo 14 de mayo.
191:3.4 (2041.3) Miguel de Nebadon completó de esta manera su servicio de experiencia universal, puesto que en conexión con sus donaciones anteriores ya había experimentado por completo la vida de los mortales ascendentes del tiempo y del espacio, desde la estancia en la sede de la constelación hasta el servicio en la sede del superuniverso, y a través de dicho servicio. Precisamente gracias a estas experiencias morontiales, el Hijo Creador de Nebadon acabó realmente y terminó de manera aceptable su séptima y última donación en el universo.
191:4.1 (2041.4) La décima manifestación morontial de Jesús reconocida por los mortales tuvo lugar el martes 11 de abril, poco después de las ocho, en Filadelfia, donde se mostró a Abner, Lázaro y a unos ciento cincuenta de sus compañeros, incluídos más de cincuenta miembros del cuerpo evangélico de los setenta. Esta aparición se produjo en la sinagoga, poco después de la apertura de una reunión especial convocada por Abner para discutir la crucifixión de Jesús y la noticia más reciente de la resurrección, aportada por un mensajero de David. Puesto que el Lázaro resucitado ahora era miembro de este grupo de creyentes, no les resultaba difícil creer en la noticia de que Jesús había resucitado de entre los muertos.
191:4.2 (2041.5) Abner y Lázaro, que estaban juntos en el púlpito, acababan de abrir la sesión en la sinagoga cuando toda la audiencia de creyentes vio aparecer repentinamente la forma del Maestro. Avanzó unos pasos desde donde había aparecido entre Abner y Lázaro, ninguno de los cuales lo había visto, saludó al grupo y dijo:
191:4.3 (2041.6) «Que la paz sea con vosotros. Todos sabéis que tenemos un solo Padre en el cielo y que sólo hay un evangelio del reino — la buena nueva del don de la vida eterna que los hombres reciben por la fe. Mientras os regocijáis en vuestra lealtad al evangelio, rogad al Padre de la verdad que derrame en vuestro corazón un amor nuevo y más grande por vuestros hermanos. Debéis amar a todos los hombres como yo os he amado; debéis servir a todos los hombres como yo os he servido. Con una simpatía comprensiva y con un afecto fraternal, aceptad como compañeros a todos vuestros hermanos que se dedican a la proclamación de la buena nueva, ya sean judíos o gentiles, griegos o romanos, persas o etíopes. Juan proclamó el reino por adelantado; vosotros habéis predicado el evangelio con autoridad; los griegos enseñan ya la buena nueva; y yo voy a enviar pronto el Espíritu de la Verdad al alma de todos estos hermanos míos, que han dedicado su vida tan generosamente a iluminar a sus semejantes que están en las tinieblas espirituales. Todos sois los hijos de la luz; no tropecéis pues en los enredos de los malentendidos causados por la desconfianza y la intolerancia humana. Si la gracia de la fe os ennoblece para amar a los incrédulos, ¿no deberíais amar igualmente a aquellos que son vuestros compañeros creyentes en la gran familia de la fe? Recordad, en la medida en que os améis los unos a los otros, todos los hombres sabrán que sois mis discípulos.
191:4.4 (2042.1) «Id pues a proclamar por todo el mundo, a todas las naciones y razas, este evangelio de la paternidad de Dios y de la fraternidad de los hombres, y sed siempre sabios en la elección de vuestros métodos para presentar la buena nueva a las diferentes razas y tribus de la humanidad. Habéis recibido gratuitamente este evangelio del reino, y aportaréis gratuitamente la buena nueva a todas las naciones. No temáis la resistencia del mal porque siempre estoy con vosotros, incluso hasta el fin de los tiempos. Mi paz os dejo.»
191:4.5 (2042.2) Después de haber dicho «Mi paz os dejo», desapareció de su vista. A excepción de una de sus apariciones en Galilea, donde más de quinientos creyentes lo vieron al mismo tiempo, este grupo de Filadelfia contenía la mayor cantidad de mortales que lo hubiera visto en una misma ocasión.
191:4.6 (2042.3) A la mañana siguiente temprano, mientras los apóstoles permanecían en Jerusalén esperando que Tomás se recuperara emocionalmente, estos creyentes de Filadelfia salieron a proclamar que Jesús de Nazaret había resucitado de entre los muertos.
191:4.7 (2042.4) El día siguiente, miércoles, Jesús lo pasó sin interrupción en compañía de sus asociados morontiales, y a media tarde recibió la visita de unos delegados morontiales procedentes de los mundos de las mansiones de todos los sistemas locales de esferas habitadas de toda la constelación de Norlatiadek. Y todos se regocijaron en reconocer a su Creador como miembro de su propia orden de inteligencias universales.
191:5.1 (2042.5) Tomás pasó una triste semana completamente solo en las colinas que rodeaban al Olivete. Durante este tiempo sólo vio a Juan Marcos y a los que vivían en la casa de Simón. Eran alrededor de las nueve del sábado 15 de abril cuando los dos apóstoles lo encontraron y se lo llevaron de vuelta a su refugio en la casa de Marcos. Al día siguiente, Tomás escuchó el relato de las historias de las diversas apariciones del Maestro, pero se negó rotundamente a creer. Sostenía que Pedro, con su entusiasmo, los había convencido de que habían visto al Maestro. Natanael razonó con él, pero no sirvió de nada. Había una obstinación emotiva asociada a sus dudas habituales, y este estado mental, unido a su disgusto por haber huido de ellos, concurría a crear una situación de aislamiento que ni siquiera el mismo Tomás comprendía plenamente. Se había apartado de sus compañeros, había seguido su propio camino, y ahora, incluso estando de vuelta entre ellos, tendía inconscientemente a adoptar una actitud de desacuerdo. Era lento en rendirse; no le gustaba ceder. Aunque no tuviera esa intención, disfrutaba realmente con la atención que le prestaban; los esfuerzos de todos sus compañeros por convencerlo y convertirlo le producían una satisfacción inconsciente. Los había echado de menos durante toda una semana, y sus atenciones permanentes le causaban un gran placer.
191:5.2 (2042.6) Poco después de las seis, estaban tomando la cena con Tomás sentado entre Pedro y Natanael, cuando el incrédulo apóstol dijo: «No creeré hasta que haya visto al Maestro con mis propios ojos y haya metido mi dedo en la marca de los clavos.» Mientras estaban así sentados cenando, con las puertas fuertemente cerradas y atrancadas, el Maestro morontial apareció repentinamente dentro de la curvatura de la mesa, y permaneciendo directamente delante de Tomás, dijo:
191:5.3 (2043.1) «Que la paz sea con vosotros. He esperado toda una semana a fin de poder aparecer de nuevo cuando todos estuvierais presentes para escuchar una vez más el encargo de ir a predicar por todo el mundo este evangelio del reino. Os lo digo de nuevo: Del mismo modo que el Padre me ha enviado al mundo, así os envío yo. Al igual que yo he revelado al Padre, vosotros revelaréis el amor divino, no solamente con las palabras, sino en vuestra vida diaria. Os envío, no para que améis el alma de los hombres, sino más bien para que améis a los hombres. No debéis proclamar simplemente las alegrías del cielo, sino que debéis manifestar también en vuestra experiencia diaria estas realidades espirituales de la vida divina, puesto que gracias a la fe ya tenéis la vida eterna como un don de Dios. Cuando tengáis fe, cuando el poder de las alturas, el Espíritu de la Verdad, haya venido a vosotros, no esconderéis vuestra luz aquí detrás de unas puertas cerradas; haréis conocer a toda la humanidad el amor y la misericordia de Dios. Ahora huís, por miedo, de los hechos de una experiencia desagradable, pero cuando hayáis sido bautizados con el Espíritu de la Verdad, saldréis con valentía y alegría al encuentro de las nuevas experiencias que viviréis al proclamar la buena nueva de la vida eterna en el reino de Dios. Podéis permanecer aquí y en Galilea durante un corto período mientras os recobráis del impacto de la transición entre la falsa seguridad de la autoridad del tradicionalismo y el nuevo orden de la autoridad de los hechos, de la verdad y de la fe en las realidades supremas de la experiencia viviente. Vuestra misión en el mundo está basada en el hecho de que he vivido entre vosotros una vida revelando a Dios, está basada en la verdad de que vosotros y todos los demás hombres sois los hijos de Dios; y esta misión consistirá en la vida que viviréis entre los hombres — en la experiencia real y viviente de amar y servir a los hombres como yo os he amado y servido. Que la fe revele vuestra luz al mundo; que la revelación de la verdad abra los ojos cegados por la tradición; que vuestro servicio amoroso destruya eficazmente los prejuicios engendrados por la ignorancia. Acercándoos así a vuestros semejantes con una simpatía comprensiva y con una dedicación desinteresada, los conduciréis al conocimiento salvador del amor del Padre. Los judíos han ensalzado la bondad; los griegos han exaltado la belleza; los hindúes predican la devoción; los lejanos ascetas enseñan la veneración; los romanos exigen la lealtad; pero yo exijo la vida de mis discípulos, incluso una vida de servicio amoroso para vuestros hermanos en la carne.»
191:5.4 (2043.2) Después de haber hablado así, el Maestro bajó la mirada hacia el rostro de Tomás y dijo: «Y tú, Tomás, que has dicho que no creerías hasta que pudieras verme y meter tu dedo en las marcas de los clavos de mis manos, ahora me has contemplado y escuchado mis palabras; y aunque no veas ninguna marca de clavos en mis manos, puesto que he resucitado con una forma que tú también tendrás cuando te vayas de este mundo, ¿qué vas a decir a tus hermanos? Reconocerás la verdad, porque ya habías empezado a creer en tu corazón incluso cuando afirmabas tan categóricamente tu incredulidad. Tus dudas, Tomás, siempre se afirman con la mayor obstinación cuando están a punto de desmoronarse. Tomás, te ruego que no seas escéptico sino creyente — y sé que creerás, incluso de todo corazón.»
191:5.5 (2043.3) Cuando Tomás escuchó estas palabras, cayó de rodillas delante del Maestro morontial y exclamó: «¡Creo! ¡Señor mío y Maestro mío!» Entonces Jesús le dijo a Tomás: «Has creído, Tomás, porque me has visto y escuchado realmente. Benditos sean, en los siglos venideros, aquellos que creerán sin haber visto siquiera con los ojos de la carne ni haber escuchado con los oídos mortales.»
191:5.6 (2043.4) Luego, mientras la forma del Maestro se acercaba al extremo de la mesa, se dirigió a todos ellos diciendo: «Y ahora, id todos a Galilea, donde pronto me apareceré a vosotros.» Después de decir esto, desapareció de su vista.
191:5.7 (2044.1) Los once apóstoles estaban ahora plenamente convencidos de que Jesús había resucitado de entre los muertos, y a la mañana siguiente muy temprano, antes del amanecer, partieron para Galilea.
191:6.1 (2044.2) Mientras los once apóstoles iban camino de Galilea acercándose al final de su viaje, el martes 18 de abril hacia las ocho y media de la noche Jesús se apareció a Rodán y a unos ochenta creyentes más en Alejandría. Ésta era la duodécima aparición del Maestro en forma morontial. Jesús apareció ante estos griegos y judíos en el momento en que un mensajero de David terminaba su informe sobre la crucifixión. Este mensajero era el quinto corredor de relevo entre Jerusalén y Alejandría, y había llegado a Alejandría a últimas horas de aquella tarde; cuando hubo entregado su mensaje a Rodán, se decidió convocar a los creyentes para que recibieran esta trágica noticia de los labios mismos del mensajero. Alrededor de las ocho, el mensajero Natán de Busiris se presentó ante este grupo y les contó con detalle todo lo que el corredor anterior le había dicho a él. Natán terminó su conmovedor relato con estas palabras: «Pero David, que nos envía esta noticia, informa que el Maestro, en el momento de predecir su muerte, declaró que resucitaría de nuevo.» Mientras Natán hablaba todavía, el Maestro morontial apareció allí a la vista de todos. Y cuando Natán se sentó, Jesús dijo:
191:6.2 (2044.3) «Que la paz sea con vosotros. Lo que mi Padre me envió a establecer en el mundo no pertenece ni a una raza, ni a una nación, ni a un grupo especial de educadores o de predicadores. Este evangelio del reino pertenece tanto a los judíos como a los gentiles, a los ricos y a los pobres, a los libres y a los esclavos, a los hombres y a las mujeres, e incluso a los niños pequeños. Todos debéis proclamar este evangelio de amor y de verdad mediante la vida que vivís en la carne. Os amaréis los unos a los otros con un afecto nuevo y sorprendente, tal como yo os he amado. Serviréis a la humanidad con una devoción nueva y extraordinaria, tal como yo os he servido. Cuando los hombres vean que los amáis así, y cuando observen el fervor con que los servís, percibirán que sois hermanos por la fe en el reino de los cielos, y seguirán al Espíritu de la Verdad que verán en vuestra vida, hasta que encuentren la salvación eterna.
191:6.3 (2044.4) «Al igual que el Padre me ha enviado a este mundo, yo os envío a vosotros. Todos estáis llamados a llevar la buena nueva a aquellos que están en las tinieblas. Este evangelio del reino pertenece a todos los que crean en él; no será confiado al cuidado exclusivo de los sacerdotes. El Espíritu de la Verdad vendrá pronto a vosotros, y os conducirá a toda la verdad. Id pues por el mundo entero predicando este evangelio, y pensad que siempre estoy con vosotros, incluso hasta el fin de los tiempos.»
191:6.4 (2044.5) Después de haber hablado así, el Maestro desapareció de su vista. Estos creyentes permanecieron allí juntos toda la noche, contando sus experiencias como creyentes en el reino y escuchando las numerosas palabras de Rodán y de sus asociados. Y todos creyeron que Jesús había resucitado de entre los muertos. Un mensajero de David llegó dos días después para anunciarles la resurrección, e imaginad su sorpresa cuando respondieron a su anuncio: «Sí, ya lo sabemos, porque le hemos visto. Anteayer se apareció a nosotros.»
El libro de Urantia
Documento 192
192:0.1 (2045.1) CUANDO los apóstoles salieron de Jerusalén hacia Galilea, los dirigentes judíos se habían tranquilizado considerablemente. Puesto que Jesús sólo se aparecía a su familia de creyentes en el reino, y como los apóstoles estaban escondidos y no hacían ninguna predicación pública, los jefes de los judíos concluyeron que, después de todo, el movimiento del evangelio estaba eficazmente aplastado. Por supuesto, estaban desconcertados por la creciente difusión de los rumores de que Jesús había resucitado de entre los muertos, pero contaban con los guardias sobornados para contrarrestar eficazmente todas estas noticias repitiendo la historia de que un grupo de seguidores de Jesús se había llevado el cuerpo.
192:0.2 (2045.2) A partir de este momento y hasta que los apóstoles fueron dispersados por la marea creciente de las persecuciones, Pedro fue reconocido de manera general como jefe del cuerpo apostólico. Jesús nunca le confirió esta autoridad, y sus compañeros apóstoles nunca lo eligieron oficialmente para este puesto de responsabilidad; Pedro lo asumió de manera natural y lo conservó por consentimiento general, y también porque era el principal predicador de todos ellos. Desde ahora en adelante, la predicación pública se convirtió en la tarea fundamental de los apóstoles. Después de regresar de Galilea, Matías, a quien habían elegido para sustituir a Judas, se convirtió en su tesorero.
192:0.3 (2045.3) Durante la semana que permanecieron en Jerusalén, María la madre de Jesús pasó mucho tiempo con las mujeres creyentes que estaban alojadas en la casa de José de Arimatea.
192:0.4 (2045.4) Cuando los apóstoles partieron para Galilea este lunes por la mañana temprano, Juan Marcos salió tras ellos. Los siguió fuera de la ciudad, y cuando se encontraban mucho más allá de Betania, se presentó audazmente entre ellos, confiando en que no lo enviarían para atrás.
192:0.5 (2045.5) Los apóstoles se detuvieron varias veces en el camino de Galilea para contar la historia de su Maestro resucitado, y por eso no llegaron a Betsaida hasta el miércoles por la noche muy tarde. Ya era mediodía del jueves cuando todos se despertaron y se prepararon para tomar el desayuno.
192:1.1 (2045.6) El viernes 21 de abril hacia las seis de la mañana, el Maestro morontial efectuó su decimotercera aparición, la primera en Galilea, a los diez apóstoles cuando acercaban su barca a la orilla, cerca del desembarcadero habitual de Betsaida.
192:1.2 (2045.7) El jueves, después de que los apóstoles hubieron pasado la tarde y las primeras horas de la noche esperando en la casa de Zebedeo, Simón Pedro sugirió que fueran a pescar. Cuando Pedro propuso esta jornada de pesca, todos los apóstoles decidieron ir. Se afanaron toda la noche con las redes, pero no atraparon ningún pez. No se preocuparon mucho por no haber pescado nada, pues tenían muchas experiencias interesantes sobre las que hablar, todas las cosas que tan recientemente les habían sucedido en Jerusalén. Pero cuando llegó la luz del día, decidieron volver a Betsaida. Al acercarse a la orilla, vieron a alguien en la playa, cerca del desembarcadero, de pie al lado de un fuego. Al principio creyeron que se trataba de Juan Marcos, que había bajado a recibirlos cuando regresaban con la pesca, pero al acercarse más a la orilla vieron que se habían equivocado — el hombre era demasiado alto para ser Juan. A ninguno se le había ocurrido que la persona que estaba en la playa fuera el Maestro. No comprendían del todo por qué Jesús quería encontrarse con ellos entre los paisajes de sus primeras relaciones y al aire libre en contacto con la naturaleza, lejos del ambiente cerrado de Jerusalén, con sus trágicas asociaciones de miedo, de traición y de muerte. Les había dicho que, si iban a Galilea, se encontraría con ellos allí, y estaba a punto de cumplir esta promesa.
192:1.3 (2046.1) Mientras echaban el ancla y se preparaban para subir al bote pequeño con el fin de desembarcar, el hombre que estaba en la playa les gritó: «Muchachos, ¿habéis pescado algo?» Cuando respondieron que no, el hombre dijo de nuevo: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis los peces.» Aunque no sabían que era Jesús el que les había orientado, echaron la red al unísono tal como les había indicado, y se llenó inmediatamente de tal manera que casi no podían sacarla. Pero Juan Zebedeo era de percepción rápida, y cuando vio la red cargada hasta los topes, percibió que era el Maestro el que les había hablado. Cuando este pensamiento le vino a la cabeza, se inclinó hacia Pedro y le dijo en voz baja: «Es el Maestro.» Pedro fue siempre un hombre de acción irreflexiva y de devoción impetuosa, de manera que, en cuanto Juan le susurró esto al oído, se levantó rápidamente y se arrojó al agua para poder llegar cuanto antes al lado del Maestro. Sus hermanos llegaron inmediatamente después de él, alcanzando la orilla en la barca pequeña y arrastrando la red de peces detrás de ellos.
192:1.4 (2046.2) Mientras tanto, Juan Marcos se había levantado, y al ver que los apóstoles llegaban a la orilla con la red cargada hasta los topes, corrió por la playa abajo para saludarlos. Cuando vio a once hombres en lugar de diez, supuso que el desconocido era Jesús resucitado, y mientras los diez hombres asombrados permanecían allí en silencio, el joven se precipitó hacia el Maestro, se arrodilló a sus pies, y dijo: «Señor mío y Maestro mío.» Entonces Jesús habló, no como lo había hecho en Jerusalén cuando los saludó diciendo «Que la paz sea con vosotros», sino que se dirigió a Juan Marcos en un tono familiar: «Bien, Juan, me alegro de verte de nuevo en la despreocupada Galilea, donde podremos tener una buena conversación. Quédate con nosotros, Juan, y desayuna.»
192:1.5 (2046.3) Mientras Jesús hablaba con el joven, los diez estaban tan asombrados y sorprendidos que se olvidaron de arrastrar la red de peces hasta la playa. Jesús dijo entonces: «Traed vuestros peces y preparad algunos para el desayuno. Ya tenemos el fuego y mucho pan.»
192:1.6 (2046.4) Mientras Juan Marcos rendía homenaje al Maestro, Pedro se sobresaltó por un momento a la vista de las brasas que resplandecían allí en la playa; la escena le recordó vivamente el fuego de carbón de leña a medianoche en el patio de Anás, donde había negado al Maestro. Pero se repuso, y arrodillándose a los pies del Maestro, exclamó: «¡Señor mío y Maestro mío!»
192:1.7 (2046.5) Pedro se unió luego a sus compañeros que arrastraban la red. Cuando llevaron a tierra su captura, contaron los peces, y había 153 grandes. Y de nuevo se cometió el error de llamarle a esto otra pesca milagrosa. No hubo ningún milagro asociado a este episodio. El Maestro simplemente había ejercido su preconocimiento. Sabía que los peces estaban allí, y en consecuencia, indicó a los apóstoles dónde debían echar la red.
192:1.8 (2047.1) Jesús les habló diciendo: «Ahora, venid todos a desayunar. Incluso los gemelos deberían sentarse mientras charlo con vosotros; Juan Marcos preparará los peces.» Juan Marcos trajo siete peces de buen tamaño que el Maestro puso en el fuego, y cuando estuvieron asados, el muchacho los sirvió a los diez. Entonces, Jesús partió el pan y se lo entregó a Juan que, a su vez, lo sirvió a los hambrientos apóstoles. Cuando todos estuvieron servidos, Jesús le rogó a Juan Marcos que se sentara mientras él mismo servía el pescado y el pan al muchacho. Mientras comían, Jesús charló con ellos, recordando sus numerosas experiencias comunes en Galilea y al lado de este mismo lago.
192:1.9 (2047.2) Ésta era la tercera vez que Jesús se manifestaba a los apóstoles como grupo. Cuando Jesús se dirigió a ellos al principio preguntándoles si habían pescado, no sospecharon quien era porque para estos pescadores del Mar de Galilea era una experiencia corriente, cuando llegaban a la orilla, que los mercaderes de pescado de Tariquea los abordaran así, ya que habitualmente estaban dispuestos a comprar la pesca fresca para los establecimientos de desecación.
192:1.10 (2047.3) Jesús conversó con los diez apóstoles y Juan Marcos durante más de una hora; luego se paseó de un lado a otro de la playa hablando con ellos de dos en dos — pero no eran las mismas parejas que al principio había enviado juntas a enseñar. Los once apóstoles habían venido juntos desde Jerusalén, pero a medida que se acercaban a Galilea, Simón Celotes se había desalentado cada vez más, de manera que cuando llegaron a Betsaida, dejó a sus hermanos y regresó a su casa.
192:1.11 (2047.4) Antes de despedirse de ellos esta mañana, Jesús les encargó que dos apóstoles se ofrecieran voluntarios para ir a por Simón Celotes y lo trajeran de vuelta aquel mismo día. Y esto es lo que hicieron Pedro y Andrés.
192:2.1 (2047.5) Cuando terminaron de desayunar, y mientras los demás permanecían sentados al lado del fuego, Jesús hizo señas a Pedro y a Juan para que le acompañaran a dar un paseo por la playa. Mientras caminaban, Jesús le dijo a Juan: «Juan, ¿me amas?» Y cuando Juan contestó: «Sí, Maestro, con todo mi corazón», el Maestro dijo: «Entonces, Juan, abandona tu intolerancia y aprende a amar a los hombres como yo te he amado. Dedica tu vida a demostrar que el amor es la cosa más grande del mundo. Es el amor de Dios el que impulsa a los hombres a buscar la salvación. El amor es el padre de toda bondad espiritual, la esencia de lo verdadero y de lo bello.»
192:2.2 (2047.6) Jesús se volvió entonces hacia Pedro y le preguntó: «Pedro, ¿me amas?» Pedro contestó: «Señor, tú sabes que te amo con toda mi alma.» Entonces dijo Jesús: «Si me amas, Pedro, apacienta mis corderos. No descuides ayudar a los débiles, a los pobres y a los jóvenes. Predica el evangelio sin temor ni favor; recuerda siempre que Dios no hace acepción de personas. Sirve a tus semejantes como yo te he servido; perdona a tus compañeros mortales como yo te he perdonado. Que la experiencia te enseñe el valor de la meditación y el poder de la reflexión inteligente.»
192:2.3 (2047.7) Después de caminar un poco más, el Maestro se volvió hacia Pedro y le preguntó: «Pedro, ¿realmente me amas?» Y entonces dijo Simón: «Sí, Señor, tú sabes que te amo.» Y Jesús dijo de nuevo: «Entonces, cuida bien a mis ovejas. Sé un pastor bueno y verdadero para el rebaño. No traiciones su confianza en ti. No te dejes sorprender por el enemigo. Permanece alerta en todo momento — vigila y ora.»
192:2.4 (2047.8) Cuando dieron unos cuantos pasos más, Jesús se volvió hacia Pedro y le preguntó por tercera vez: «Pedro, ¿me amas de verdad?» Entonces Pedro, ligeramente herido por la aparente desconfianza del Maestro, dijo con una gran emoción: «Señor, tú lo sabes todo, y sabes por tanto que te amo realmente y de verdad.» Entonces dijo Jesús: «Apacienta mis ovejas. No abandones al rebaño. Sé un ejemplo y una inspiración para todos tus compañeros pastores. Ama al rebaño como yo te he amado y conságrate a su bienestar como yo he consagrado mi vida a tu bienestar. Y sígueme hasta el fin.»
192:2.5 (2048.1) Pedro interpretó esta última declaración al pie de la letra — que debía continuar detrás de Jesús — y volviéndose hacia él, señaló con el dedo a Juan y preguntó: «Si continúo detrás de ti, ¿qué hará éste?» Entonces, al percibir que Pedro había entendido mal sus palabras, Jesús dijo: «Pedro, no te preocupes por lo que hagan tus hermanos. Si quiero que Juan se quede después de que te hayas ido, o incluso hasta que yo vuelva, ¿en qué te concierne a ti? Asegúrate solamente de que me sigues.»
192:2.6 (2048.2) Este comentario se difundió entre los hermanos y fue recibido como una declaración de Jesús de que Juan no moriría antes de que regresara el Maestro para establecer el reino con poder y gloria, como muchos pensaban y esperaban. Esta interpretación de lo que Jesús había dicho contribuyó mucho a que Simón Celotes regresara al servicio y permaneciera trabajando.
192:2.7 (2048.3) Cuando regresaron donde estaban los demás, Jesús se fue a pasear y a hablar con Andrés y Santiago. Después de recorrer una corta distancia, Jesús le dijo a Andrés: «Andrés, ¿confías en mí?» Cuando el antiguo jefe de los apóstoles escuchó a Jesús hacerle esta pregunta, se detuvo y contestó: «Sí, Maestro, es evidente que confío en ti, y sabes que es así.» Entonces dijo Jesús: «Andrés, si confías en mí, confía más en tus hermanos — incluso en Pedro. Hace tiempo te confié la dirección de tus hermanos. Ahora debes confiar en los demás mientras os dejo para ir hacia el Padre. Cuando tus hermanos empiecen a dispersarse debido a las crueles persecuciones, sé un consejero sabio y prudente para Santiago, mi hermano carnal, cuando le asignen unas pesadas cargas que no está capacitado para llevar por falta de experiencia. Y luego continúa confiando, porque yo no te fallaré. Cuando hayas terminado en la Tierra, vendrás hacia mí.»
192:2.8 (2048.4) Luego Jesús se volvió hacia Santiago, preguntando: «Santiago ¿confías en mí?» Y Santiago contestó por supuesto: «Sí, Maestro, confío en ti con todo mi corazón.» Entonces dijo Jesús: «Santiago, si confías más en mí, serás menos impaciente con tus hermanos. Si quieres confiar en mí, eso te ayudará a ser bondadoso con la fraternidad de los creyentes. Aprende a estimar las consecuencias de tus palabras y de tus actos. Recuerda que se cosecha aquello que se siembra. Reza por la tranquilidad de espíritu y cultiva la paciencia. Estas gracias, junto con la fe viviente, te sostendrán cuando llegue la hora de beber la copa del sacrificio. Pero no te desanimes nunca; cuando hayas terminado en la Tierra, también vendrás para estar conmigo.»
192:2.9 (2048.5) Jesús habló a continuación con Tomás y Natanael. A Tomás le dijo: «Tomás, ¿me sirves?» Tomás contestó: «Sí, Señor, te sirvo ahora y siempre.» Entonces dijo Jesús: «Si quieres servirme, sirve a mis hermanos en la carne como yo te he servido. Y no te canses de obrar bien, sino que persevera como alguien que ha sido ordenado por Dios para realizar este servicio de amor. Cuando hayas terminado tu servicio conmigo en la Tierra, servirás conmigo en la gloria. Tomás, debes dejar de dudar; debes crecer en la fe y en el conocimiento de la verdad. Cree en Dios como un niño, pero deja de actuar de manera tan infantil. Ten coraje; sé fuerte en la fe y poderoso en el reino de Dios.»
192:2.10 (2049.1) Entonces el Maestro le dijo a Natanael: «Natanael, ¿me sirves?» Y el apóstol contestó: «Sí, Maestro, y con todo mi afecto.» Entonces dijo Jesús: «Si me sirves pues de todo corazón, asegúrate de que te consagras al bienestar de mis hermanos en la Tierra con un afecto incansable. Incorpora la amistad a tu consejo y añade el amor a tu filosofía. Sirve a tus semejantes como yo te he servido. Sé fiel a los hombres como yo he velado por ti. Sé menos crítico; espera menos de algunos hombres y disminuye así la magnitud de tus decepciones. Y cuando el trabajo aquí abajo haya terminado, servirás conmigo en el cielo.»
192:2.11 (2049.2) Después de esto, el Maestro conversó con Mateo y Felipe. A Felipe le dijo: «Felipe, ¿me obedeces?» Felipe respondió: «Sí, Señor, te obedeceré incluso con mi vida.» Entonces dijo Jesús: «Si quieres obedecerme, ve pues a los países de los gentiles y proclama este evangelio. Los profetas te han dicho que es mejor obedecer que sacrificar. Te has convertido, por la fe, en un hijo del reino que conoce a Dios. Sólo hay una ley que obedecer — y es el mandamiento de salir a proclamar el evangelio del reino. Deja de temer a los hombres; no tengas miedo de predicar la buena nueva de la vida eterna a tus semejantes que languidecen en las tinieblas y ansían la luz de la verdad. Felipe, ya no tendrás que ocuparte del dinero ni de los bienes. Ahora eres libre de predicar la buena nueva exactamente igual que tus hermanos. Iré delante de ti y estaré contigo hasta el fin.»
192:2.12 (2049.3) Luego, el Maestro se dirigió a Mateo y le preguntó: «Mateo, ¿albergas en tu corazón el deseo de obedecerme?» Mateo respondió: «Sí, Señor, estoy plenamente dedicado a hacer tu voluntad.» Entonces dijo el Maestro: «Mateo, si quieres obedecerme, sal a enseñar a todos los pueblos este evangelio del reino. Ya no proporcionarás más a tus hermanos las cosas materiales de la vida; de ahora en adelante también deberás proclamar la buena nueva de la salvación espiritual. A partir de ahora ten el único propósito de obedecer tu encargo de predicar este evangelio del reino del Padre. Al igual que yo he hecho la voluntad del Padre en la Tierra, tú cumplirás la misión divina. Recuerda, tanto los judíos como los gentiles son tus hermanos. No temas a nadie cuando proclames las verdades salvadoras del evangelio del reino de los cielos. Y allí donde voy, dentro de poco vendrás tú.»
192:2.13 (2049.4) Después se paseó y habló con Santiago y Judas, los gemelos Alfeo; dirigiéndose a los dos a la vez, les preguntó: «Santiago y Judas, ¿creéis en mí?» Y cuando los dos contestaron: «Sí, Maestro, creemos», Jesús dijo: «Pronto voy a dejaros. Veis que ya os he dejado de manera carnal. Sólo permaneceré poco tiempo con esta forma antes de ir hacia mi Padre. Creéis en mí — sois mis apóstoles, y siempre lo seréis. Continuad creyendo y recordando vuestra asociación conmigo cuando me haya ido, y después de que quizás hayáis regresado al trabajo que hacíais antes de venir a vivir conmigo. No permitáis nunca que un cambio en vuestro trabajo exterior influya en vuestra lealtad. Tened fe en Dios hasta el final de vuestros días en la Tierra. No olvidéis nunca que cuando uno es un hijo de Dios por la fe, todo trabajo honrado en la Tierra es sagrado. Nada de lo que hace un hijo de Dios puede ser corriente. De ahora en adelante, haced pues vuestro trabajo como si fuera para Dios. Y cuando hayáis terminado en este mundo, tengo otros mundos mejores donde trabajaréis igualmente para mí. En todo este trabajo, en este mundo y en los otros, yo trabajaré con vosotros y mi espíritu residirá dentro de vosotros.»
192:2.14 (2049.5) Eran casi las diez cuando Jesús regresó de su conversación con los gemelos Alfeo. Al dejar a los apóstoles, les dijo: «Adiós, hasta que os vea a todos mañana al mediodía en el monte de vuestra ordenación.» Después de hablar así, desapareció de su vista.
192:3.1 (2050.1) El sábado 22 de abril al mediodía, los once apóstoles se reunieron tal como habían acordado en la colina cerca de Cafarnaúm, y Jesús apareció entre ellos. Esta reunión tuvo lugar en el mismo monte donde el Maestro los había seleccionado como apóstoles suyos y como embajadores del reino del Padre en la Tierra. Ésta era la decimocuarta manifestación morontial del Maestro.
192:3.2 (2050.2) En esta ocasión, los once apóstoles se arrodillaron en círculo alrededor del Maestro; le oyeron repetir sus misiones y le vieron reproducir la escena de la ordenación como cuando fueron seleccionados por primera vez para el trabajo especial del reino. Todo esto fue para ellos como un recordatorio de su consagración anterior al servicio del Padre, excepto la oración del Maestro. Cuando el Maestro — el Jesús morontial — oró este día, lo hizo con tal tono de majestad y con tales palabras de autoridad como los apóstoles no lo habían escuchado nunca anteriormente. Su Maestro hablaba ahora con los gobernantes de los universos como alguien en cuyas manos se habían depositado todos los poderes y toda la autoridad sobre su propio universo. Estos once hombres no olvidaron nunca esta experiencia de reconsagración morontial a sus compromisos anteriores como embajadores. El Maestro pasó exactamente una hora con sus embajadores en este monte, y después de despedirse afectuosamente de ellos, desapareció de su vista.
192:3.3 (2050.3) Nadie vio a Jesús durante una semana entera. Los apóstoles no tenían realmente ninguna idea de lo que debían hacer, pues no sabían si el Maestro había ido hacia el Padre. En este estado de incertidumbre, permanecieron en Betsaida. No se atrevían a salir a pescar por temor a que viniera a visitarlos y no consiguieran verlo. Durante toda esta semana, Jesús estuvo ocupado con las criaturas morontiales que se encontraban en la Tierra y con los asuntos de la transición morontial que estaba experimentando en este mundo.
192:4.1 (2050.4) La noticia de las apariciones de Jesús se estaba difundiendo por toda Galilea, y cada día llegaban más creyentes a la casa de Zebedeo para informarse sobre la resurrección del Maestro y averiguar la verdad sobre estas supuestas apariciones. A principios de la semana, Pedro hizo saber que el sábado siguiente a las tres de la tarde se celebraría una reunión pública a la orilla del mar.
192:4.2 (2050.5) En consecuencia, el sábado 29 de abril a las tres de la tarde, más de quinientos creyentes de los alrededores de Cafarnaúm se reunieron en Betsaida para escuchar a Pedro predicar su primer sermón público desde la resurrección. El apóstol estaba en su mejor momento, y después de terminar su atractivo discurso, pocos oyentes suyos dudaron de que el Maestro había resucitado de entre los muertos.
192:4.3 (2050.6) Pedro terminó su sermón diciendo: «Afirmamos que Jesús de Nazaret no está muerto; declaramos que ha salido de la tumba; proclamamos que lo hemos visto y que hemos hablado con él.» En el preciso momento en que terminaba de efectuar esta declaración de fe, el Maestro apareció en forma morontial allí a su lado, plenamente a la vista de toda aquella gente, y les habló en un tono familiar, diciendo: «Que la paz sea con vosotros, y mi paz os dejo.» Después de aparecer así y de hablarles de esta manera, desapareció de su vista. Ésta fue la decimoquinta manifestación morontial del Jesús resucitado.
192:4.4 (2051.1) Debido a ciertas cosas que el Maestro había dicho a los once durante la conferencia en el monte de la ordenación, los apóstoles tuvieron la impresión de que su Maestro haría pronto una aparición pública delante de un grupo de creyentes galileos, y que después de esto debían regresar a Jerusalén. En consecuencia, al día siguiente, domingo 30 de abril, los once partieron temprano de Betsaida hacia Jerusalén. Enseñaron y predicaron bastante por el camino que descendía junto al Jordán, de manera que no llegaron a la casa de los Marcos, en Jerusalén, hasta el miércoles 3 de mayo ya tarde.
192:4.5 (2051.2) Para Juan Marcos fue un triste regreso al hogar. Pocas horas antes de llegar a su casa, su padre, Elías Marcos, había muerto repentinamente de una hemorragia cerebral. La certidumbre de la resurrección de los muertos contribuyó mucho a consolar el dolor de los apóstoles, pero al mismo tiempo se afligieron sinceramente por la pérdida de su buen amigo, que los había apoyado incondicionalmente incluso en los momentos de las mayores dificultades y decepciones. Juan Marcos hizo todo lo que pudo por consolar a su madre, y hablando en nombre de ella, invitó a los apóstoles a que continuaran sintiéndose como en su hogar en la casa de ella. Y los once instalaron su cuartel general en la habitación de arriba hasta después del día de Pentecostés.
192:4.6 (2051.3) Los apóstoles habían entrado adrede en Jerusalén después de la caída de la noche para no ser vistos por las autoridades judías. Tampoco aparecieron en público en el momento del funeral de Elías Marcos. Todo el día siguiente permanecieron aislados tranquilamente en esta memorable habitación de la parte superior.
192:4.7 (2051.4) El jueves por la noche, los apóstoles tuvieron una maravillosa reunión en esta habitación de arriba, y todos se comprometieron a salir a predicar públicamente el nuevo evangelio del Señor resucitado, excepto Tomás, Simón Celotes y los gemelos Alfeo. Ya se estaban dando los primeros pasos para sustituir el evangelio del reino — la filiación con Dios y la fraternidad con los hombres — por la proclamación de la resurrección de Jesús. Natanael se opuso a este cambio en la esencia de su mensaje público, pero no pudo oponerse a la elocuencia de Pedro ni pudo vencer el entusiasmo de los discípulos, especialmente de las mujeres creyentes.
192:4.8 (2051.5) Y así, bajo la vigorosa dirección de Pedro, y antes de que el Maestro ascendiera hacia el Padre, sus representantes bien intencionados emprendieron este proceso sutil de sustituir de manera gradual y segura la religión de Jesús por una forma nueva y modificada de religión acerca de Jesús.
El libro de Urantia
Documento 193
193:0.1 (2052.1) LA DECIMOSEXTA manifestación morontial de Jesús tuvo lugar el viernes 5 de mayo, hacia las nueve de la noche, en el patio de Nicodemo. Esta noche, los creyentes de Jerusalén habían realizado su primer intento por reunirse después de la resurrección. En este momento se encontraban congregados aquí los once apóstoles, el cuerpo de mujeres y sus asociadas, y aproximadamente otros cincuenta discípulos principales del Maestro, incluyendo a varios griegos. Este grupo de creyentes había estado conversando familiarmente durante más de media hora cuando de pronto, el Maestro morontial apareció plenamente a la vista de todos y empezó de inmediato a instruirlos. Jesús dijo:
193:0.2 (2052.2) «Que la paz sea con vosotros. Éste es el grupo de creyentes más representativo — apóstoles y discípulos, tanto hombres como mujeres — al que me he aparecido desde el momento en que fui liberado de la carne. Ahora os tomo por testigos de que os había dicho de antemano que mi estancia entre vosotros debía llegar a su fin. Os dije que pronto debía regresar hacia el Padre. Y luego os dije claramente de qué manera los jefes de los sacerdotes y los dirigentes de los judíos me entregarían para ser ejecutado, y que saldría de la tumba. ¿Por qué, entonces, os habéis desconcertado tanto por todo esto, cuando ha sucedido? ¿Y por qué estabais tan sorprendidos cuando resucité de la tumba al tercer día? No lograsteis creerme porque escuchabais mis palabras sin comprender su significado.
193:0.3 (2052.3) «Ahora deberíais prestar oído a mis palabras para no cometer de nuevo el error de escuchar mi enseñanza con la mente, sin comprender su significado en vuestro corazón. Desde el principio de mi estancia aquí como uno de vosotros, os enseñé que mi única finalidad era revelar mi Padre que está en los cielos a sus hijos de la Tierra. He vivido la donación de revelar a Dios para que podáis experimentar la carrera de conocer a Dios. He revelado a Dios como vuestro Padre que está en los cielos; os he revelado que sois los hijos de Dios en la Tierra. Es un hecho que Dios os ama a vosotros, sus hijos. Por la fe en mis palabras, este hecho se vuelve una verdad eterna y viviente en vuestro corazón. Cuando, por la fe viviente, os volvéis divinamente conscientes de Dios, entonces nacéis del espíritu como hijos de la luz y de la vida, de la misma vida eterna con la que ascenderéis el universo de universos y lograréis la experiencia de encontrar a Dios Padre en el Paraíso.
193:0.4 (2052.4) «Os exhorto a que recordéis siempre que vuestra misión entre los hombres consiste en proclamar el evangelio del reino — la realidad de la paternidad de Dios y la verdad de la filiación de los hombres. Proclamad la verdad total de la buena nueva, y no solamente una parte del evangelio salvador. Vuestro mensaje no ha cambiado debido a la experiencia de mi resurrección. La filiación con Dios, por la fe, sigue siendo la verdad salvadora del evangelio del reino. Debéis salir a predicar el amor de Dios y el servicio a los hombres. Lo que el mundo más necesita saber es que los hombres son hijos de Dios, y que pueden comprender realmente por la fe esta verdad ennoblecedora, y experimentarla diariamente. Mi donación debería ayudar a todos los hombres a saber que son hijos de Dios, pero este conocimiento será insuficiente si no logran captar personalmente, por la fe, la verdad salvadora de que son los hijos espirituales vivientes del Padre eterno. El evangelio del reino se ocupa del amor del Padre y del servicio a sus hijos en la Tierra.
193:0.5 (2053.1) «Aquí compartís entre vosotros el conocimiento de que he resucitado de entre los muertos, pero esto no es algo extraordinario. Tengo el poder de abandonar mi vida y de recuperarla de nuevo; el Padre confiere este poder a sus Hijos Paradisiacos. Vuestro corazón debería conmoverse más bien con el conocimiento de que los muertos de una era han emprendido la ascensión eterna poco después de que yo saliera de la tumba nueva de José. He vivido mi vida en la carne para mostraros cómo podéis ser, a través del servicio amoroso, una revelación de Dios para vuestros semejantes, al igual que yo he sido, amándoos y sirviéndoos, una revelación de Dios para vosotros. He vivido entre vosotros como el Hijo del Hombre para que vosotros, y todos los demás hombres, podáis saber que todos sois en verdad los hijos de Dios. Por eso, id ahora por el mundo entero predicando este evangelio del reino de los cielos a todos los hombres. Amad a todos los hombres como yo os he amado; servid a vuestros compañeros mortales como yo os he servido. Habéis recibido gratuitamente, dad gratuitamente. Permaneced aquí en Jerusalén solamente mientras voy hacia el Padre y hasta que os envíe el Espíritu de la Verdad. Él os guiará hacia una verdad más amplia, y yo iré con vosotros por todo el mundo. Siempre estoy con vosotros, y mi paz os dejo.»
193:0.6 (2053.2) Cuando el Maestro les hubo hablado, desapareció de su vista. Estos creyentes no se dispersaron hasta cerca del alba; permanecieron juntos toda la noche discutiendo seriamente las recomendaciones del Maestro y meditando sobre todo lo que les había sucedido. Santiago Zebedeo y otros apóstoles les contaron también sus experiencias con el Maestro morontial en Galilea, y refirieron cómo se les había aparecido tres veces.
193:1.1 (2053.3) El sábado 13 de mayo hacia las cuatro de la tarde, el Maestro se apareció a Nalda y a unos setenta y cinco creyentes samaritanos cerca del pozo de Jacob, en Sicar. Los creyentes tenían la costumbre de reunirse en este lugar, cerca del cual Jesús le había hablado a Nalda sobre el agua de la vida. Este día, justo en el momento en que habían terminado de discutir la noticia de la resurrección, Jesús apareció repentinamente delante de ellos, diciendo:
193:1.2 (2053.4) «Que la paz sea con vosotros. Os alegráis de saber que yo soy la resurrección y la vida, pero esto no os servirá de nada si no nacéis primero del espíritu eterno, llegando a poseer así, por la fe, el don de la vida eterna. Si sois los hijos de mi Padre por la fe, no moriréis nunca, no pereceréis. El evangelio del reino os ha enseñado que todos los hombres son hijos de Dios. Y esta buena nueva relativa al amor del Padre celestial por sus hijos de la Tierra debe ser llevada por el mundo entero. Ha llegado la hora en que no adoraréis a Dios ni en Gerizim ni en Jerusalén, sino allí donde estéis, tal como estéis, en espíritu y en verdad. Vuestra fe es la que salva vuestra alma. La salvación es el don de Dios para todos los que creen que son sus hijos. Pero no os engañéis; aunque la salvación es el don gratuito de Dios y se concede a todos los que la aceptan por la fe, a ello le sigue la experiencia de producir los frutos de la vida espiritual tal como ésta se vive en la carne. La aceptación de la doctrina de la paternidad de Dios implica que también aceptáis libremente la verdad asociada de la fraternidad de los hombres. Si el hombre es vuestro hermano, es aún más que vuestro prójimo, a quien el Padre os pide que améis como a vosotros mismos. Como vuestro hermano pertenece a vuestra propia familia, no solamente lo amaréis con un afecto familiar, sino que también lo serviréis como os servís a vosotros mismos. Y amaréis y serviréis así a vuestro hermano porque vosotros, que sois mis hermanos, habéis sido amados y servidos por mí de esa manera. Id pues por todo el mundo contando esta buena nueva a todas las criaturas de todas las razas, tribus y naciones. Mi espíritu os precederá, y yo estaré siempre con vosotros.»
193:1.3 (2054.1) Estos samaritanos se quedaron enormemente asombrados con esta aparición del Maestro, y se apresuraron a ir a las ciudades y pueblos vecinos, donde difundieron la noticia de que habían visto a Jesús y que éste les había hablado. Ésta fue la decimoséptima aparición morontial del Maestro.
193:2.1 (2054.2) La decimoctava aparición morontial del Maestro tuvo lugar en Tiro, el martes 16 de mayo, poco antes de las nueve de la noche. Apareció, una vez más, al término de una reunión de creyentes, cuando estaban a punto de dispersarse, y dijo:
193:2.2 (2054.3) «Que la paz sea con vosotros. Os alegráis de saber que el Hijo del Hombre ha resucitado de entre los muertos porque sabéis así que vosotros y vuestros hermanos sobreviviréis también a la muerte física. Pero esta supervivencia depende de que hayáis nacido previamente del espíritu que busca la verdad y encuentra a Dios. El pan y el agua de la vida sólo se conceden a los que tienen hambre de la verdad y sed de rectitud — de Dios. El hecho de que los muertos resuciten no es el evangelio del reino. Estas grandes verdades y estos hechos universales están todos relacionados con este evangelio, en el sentido de que son una parte del resultado de creer en la buena nueva, y están contenidos en la experiencia posterior de aquellos que, por la fe, se convierten de hecho y en verdad en los hijos perpetuos del Dios eterno. Mi Padre me envió a este mundo para proclamar a todos los hombres esta salvación de la filiación. Y yo os envío también en todas direcciones para que prediquéis esta salvación de la filiación. La salvación es un don gratuito de Dios, pero aquellos que nacen del espíritu empiezan a manifestar inmediatamente los frutos del espíritu en el servicio amoroso a sus semejantes. Y los frutos del espíritu divino, producidos en la vida de los mortales nacidos del espíritu y que conocen a Dios, son: servicio amoroso, consagración desinteresada, lealtad valiente, equidad sincera, honradez iluminada, esperanza imperecedera, confianza fiel, ministerio misericordioso, bondad inagotable, tolerancia indulgente y paz duradera. Si unos creyentes declarados no producen estos frutos del espíritu divino en sus vidas, están muertos; el Espíritu de la Verdad no está en ellos; son unas ramas inútiles de la vid viviente, y pronto serán cortadas. Mi Padre pide a los hijos de la fe que produzcan muchos frutos del espíritu. Por consiguiente, si no sois fecundos, él cavará alrededor de vuestras raíces y cortará vuestras ramas estériles. A medida que progreséis hacia el cielo en el reino de Dios, deberéis producir cada vez más los frutos del espíritu. Podéis entrar en el reino como un niño, pero el Padre exige que crezcáis, por la gracia, hasta la plena estatura de un adulto espiritual. Cuando salgáis por ahí a contarle a todas las naciones la buena nueva de este evangelio, iré delante de vosotros, y mi Espíritu de la Verdad residirá en vuestro corazón. Mi paz os dejo.»
193:2.3 (2054.4) Entonces, el Maestro desapareció de su vista. Al día siguiente, los creyentes salieron de Tiro para llevar esta historia hasta Sidón e incluso hasta Antioquía y Damasco. Jesús había estado con estos creyentes cuando vivía en la carne, y lo reconocieron rápidamente en cuanto empezó a enseñarlos. Aunque sus amigos no podían reconocer fácilmente su forma morontial cuando ésta se hacía visible, no tardaban en reconocer su personalidad en cuanto les hablaba.
193:3.1 (2055.1) El jueves 18 de mayo por la mañana temprano, Jesús hizo su última aparición en la Tierra como personalidad morontial. Cuando los once apóstoles estaban a punto de sentarse para desayunar en la habitación superior de la casa de María Marcos, Jesús se les apareció y les dijo:
193:3.2 (2055.2) «Que la paz sea con vosotros. Os he pedido que os quedéis aquí en Jerusalén hasta que yo ascienda hacia el Padre, e incluso hasta que os envíe el Espíritu de la Verdad, que pronto será derramado sobre todo el género humano y que os dotará de un poder de las alturas.» Simón Celotes interrumpió a Jesús para preguntarle: «Entonces, Maestro, ¿restablecerás el reino y veremos la gloria de Dios manifestada en la Tierra?» Cuando Jesús escuchó la pregunta de Simón, contestó: «Simón, continúas aferrado a tus viejas ideas sobre el Mesías judío y el reino material. Pero recibirás un poder espiritual cuando el espíritu haya descendido sobre vosotros, y pronto iréis por todo el mundo predicando este evangelio del reino. Al igual que el Padre me ha enviado al mundo, yo os envío a vosotros. Y deseo que os améis y confiéis los unos en los otros. Judas ya no está con vosotros porque su amor se enfrió y porque se negó a confiar en vosotros, sus leales hermanos. ¿No habéis leído en las Escrituras el pasaje que dice: ‘No es bueno que el hombre esté solo. Nadie vive para sí mismo`? ¿Y también donde dice: ‘El que quiera tener amigos debe mostrarse amistoso`? ¿Y no os envié a enseñar de dos en dos para que no os sintierais solos y no cayerais en los perjuicios y las desgracias del aislamiento? También sabéis muy bien que, cuando vivía en la carne, nunca me permití estar solo durante mucho tiempo. Desde el principio mismo de nuestra asociación, siempre tuve a dos o tres de vosotros constantemente a mi lado o muy cerca de mí, incluso cuando comulgaba con el Padre. Confiad, pues, y tened confianza los unos en los otros. Esto es tanto más necesario cuanto que en el día de hoy voy a dejaros solos en el mundo. Ha llegado la hora; estoy a punto de ir hacia el Padre.»
193:3.3 (2055.3) Cuando terminó de hablar, les hizo señas para que lo acompañaran y los condujo hasta el Monte de los Olivos, donde se despidió de ellos antes de partir de Urantia. Este recorrido hasta el Olivete fue solemne. Ninguno dijo ni una palabra desde el momento en que salieron de la habitación de arriba hasta que Jesús se detuvo con ellos en el Monte de los Olivos.
193:4.1 (2055.4) En la primera parte de su mensaje de despedida a sus apóstoles, el Maestro aludió a la pérdida de Judas y resaltó el trágico destino de su compañero de trabajo traidor como una advertencia solemne contra los peligros del aislamiento social y fraternal. Quizás sea útil para los creyentes de este siglo y de los siglos futuros, analizar brevemente las causas de la caída de Judas a la luz de las observaciones del Maestro y en vista de las aclaraciones acumuladas de los siglos posteriores.
193:4.2 (2055.5) Cuando recordamos esta tragedia, pensamos que Judas se desvió, principalmente, porque era una personalidad solitaria muy notoria, una personalidad cerrada y alejada de los contactos sociales corrientes. Se negó insistentemente a confiar en sus compañeros apóstoles, o a fraternizar libremente con ellos. Pero el hecho de ser una personalidad de tipo solitario, en sí mismo y por sí mismo, no le hubiera causado tanto daño a Judas si no hubiera sido porque tampoco logró acrecentar su amor ni crecer en gracia espiritual. Y además, para empeorar más las cosas, guardó rencores persistentes y alimentó enemigos psicológicos tales como la venganza y el ansia generalizada de «desquitarse» de alguien por todas sus decepciones.
193:4.3 (2056.1) Esta desdichada combinación de peculiaridades individuales y de tendencias mentales se conjugó para destruir a un hombre bien intencionado que no logró subyugar estos males por medio del amor, la fe y la confianza. El hecho de que Judas no tenía necesidad de ir por mal camino está bien demostrado en los casos de Tomás y de Natanael, los cuales estaban aquejados de este mismo tipo de desconfianza y tenían superdesarrolladas sus tendencias individualistas. Incluso Andrés y Mateo tenían muchas inclinaciones en este sentido; pero todos estos hombres experimentaron por Jesús y sus compañeros apóstoles un amor que iba creciendo con el tiempo, y no disminuyendo. Crecieron en la gracia y en el conocimiento de la verdad. Confiaron cada vez más en sus hermanos y desarrollaron lentamente la capacidad de fiarse de sus compañeros. Judas se negó insistentemente a fiarse de sus hermanos. Cuando la acumulación de sus conflictos emocionales le obligaba a buscar alivio en la expresión personal, buscaba invariablemente el consejo y recibía el consuelo poco sensato de sus parientes no espirituales o de aquellos que conocía por casualidad, que eran indiferentes o realmente hostiles al bienestar y al progreso de las realidades espirituales del reino celestial, del que Judas era uno de los doce embajadores consagrados en la Tierra.
193:4.4 (2056.2) Judas encontró la derrota en los combates de su lucha terrenal a causa de los factores siguientes relacionados con sus tendencias personales y sus debilidades de carácter:
193:4.5 (2056.3) 1. Era un ser humano de tipo solitario. Era sumamente individualista y eligió convertirse en una clase de persona firmemente «encerrada en sí misma» e insociable.
193:4.6 (2056.4) 2. Cuando era niño, le habían hecho la vida demasiado fácil. Se indignaba amargamente cuando le contrariaban. Siempre esperaba ganar; era muy mal perdedor.
193:4.7 (2056.5) 3. Nunca adquirió una técnica filosófica para enfrentarse con las decepciones. En lugar de aceptar las desilusiones como un aspecto normal y común de la existencia humana, recurría infaliblemente a la práctica de acusar a alguien en particular, o a sus compañeros como grupo, de todas sus dificultades y decepciones personales.
193:4.8 (2056.6) 4. Tendía a guardar rencor; alimentaba constantemente la idea de venganza.
193:4.9 (2056.7) 5. No le gustaba enfrentarse francamente a los hechos; era poco honrado en su actitud ante las situaciones de la vida.
193:4.10 (2056.8) 6. Detestaba discutir sus problemas personales con sus asociados inmediatos; se negaba a hablar de sus dificultades con sus verdaderos amigos y con aquellos que lo amaban realmente. En todos sus años de asociación con el Maestro, ni una sola vez se presentó ante él con un problema puramente personal.
193:4.11 (2056.9) 7. No aprendió nunca que, después de todo, las verdaderas recompensas de una noble vida consisten en premios espirituales, que no siempre se distribuyen durante esta corta y única vida en la carne.
193:4.12 (2056.10) A consecuencia del aislamiento persistente de su personalidad, sus penas se multiplicaron, sus aflicciones crecieron, sus ansiedades aumentaron y su desesperación alcanzó una profundidad casi insoportable.
193:4.13 (2057.1) Aunque este apóstol egocéntrico y ultraindividualista tenía muchos problemas psíquicos, emocionales y espirituales, sus dificultades principales eran las siguientes: Como personalidad, estaba aislado. Mentalmente, era desconfiado y vengativo. Por temperamento, era hosco y rencoroso. Emocionalmente, estaba desprovisto de amor y era incapaz de perdonar. Socialmente, no confiaba en nadie y estaba casi enteramente encerrado en sí mismo. En espíritu, se volvió arrogante y egoístamente ambicioso. En la vida, ignoró a los que le amaban, y en la muerte, no tuvo ningún amigo.
193:4.14 (2057.2) Éstos son, pues, los factores mentales y las influencias nocivas que, tomados en su conjunto, explican por qué un creyente en Jesús bien intencionado y por otra parte anteriormente sincero, incluso después de varios años de asociación íntima con la personalidad transformadora de Jesús, abandonó a sus compañeros, repudió una causa sagrada, renunció a su santa vocación y traicionó a su divino Maestro.
193:5.1 (2057.3) Eran casi las siete y media de la mañana de este jueves 18 de mayo cuando Jesús llegó a la ladera occidental del Monte Olivete con sus once apóstoles silenciosos y un poco desconcertados. Desde este lugar, situado a unos dos tercios de la subida hasta la cima, podían contemplar Jerusalén y, debajo de ellos, Getsemaní. Jesús se preparó ahora para decir su último adiós a los apóstoles antes de despedirse de Urantia. Mientras estaba allí de pie delante de ellos, y sin que él lo pidiera, se arrodillaron en círculo a su alrededor, y el Maestro dijo:
193:5.2 (2057.4) «Os he pedido que permanezcáis en Jerusalén hasta que seáis dotados de un poder de las alturas. Ahora estoy a punto de despedirme de vosotros; estoy a punto de ascender hacia mi Padre, y pronto, muy pronto, enviaremos al Espíritu de la Verdad a este mundo donde he residido; cuando haya venido, empezaréis la nueva proclamación del evangelio del reino, primero en Jerusalén, y luego hasta los lugares más alejados del mundo. Amad a los hombres con el amor con que yo os he amado, y servid a vuestros semejantes mortales como yo os he servido. Mediante los frutos espirituales de vuestra vida, impulsad a las almas a creer en la verdad de que el hombre es un hijo de Dios, y de que todos los hombres son hermanos. Recordad todo lo que os he enseñado y la vida que he vivido entre vosotros. Mi amor os cubre con su sombra, mi espíritu residirá con vosotros y mi paz permanecerá en vosotros. Adiós.»
193:5.3 (2057.5) Después de hablar así, el Maestro morontial desapareció de su vista. Esta supuesta ascensión de Jesús no se diferenció en nada de sus otras desapariciones de la visión humana durante los cuarenta días de su carrera morontial en Urantia.
193:5.4 (2057.6) El Maestro pasó por Jerusem para dirigirse a Edentia, donde los Altísimos, bajo la observación del Hijo Paradisiaco, liberaron a Jesús de Nazaret del estado morontial, y a través de los canales espirituales de ascensión, lo restituyeron al estado de filiación paradisiaca y de soberanía suprema en Salvington.
193:5.5 (2057.7) Eran aproximadamente las siete y cuarenta y cinco de esta mañana cuando el Jesús morontial desapareció del campo de observación de sus once apóstoles para empezar la ascensión hacia la diestra de su Padre, y recibir allí la confirmación oficial de su completa soberanía sobre el universo de Nebadon.
193:6.1 (2057.8) Siguiendo las instrucciones de Pedro, Juan Marcos y otras personas salieron para convocar a los discípulos principales a una reunión en la casa de María Marcos. A las diez y media, ciento veinte de los discípulos más destacados de Jesús que vivían en Jerusalén se habían congregado para escuchar el relato del mensaje de adiós del Maestro y para enterarse de su ascensión. María, la madre de Jesús, se encontraba en este grupo. Había regresado a Jerusalén con Juan Zebedeo cuando los apóstoles volvieron de su reciente estancia en Galilea. Poco después de Pentecostés, María regresó a la casa de Salomé en Betsaida. Santiago, el hermano de Jesús, también estaba presente en esta reunión, la primera conferencia de discípulos que se convocaba después de finalizar la carrera planetaria del Maestro.
193:6.2 (2058.1) Simón Pedro se encargó de hablar en nombre de sus compañeros apóstoles, e hizo un relato emocionante de la última reunión de los once con su Maestro; describió de la manera más conmovedora el adiós final del Maestro y su desaparición para emprender la ascensión. Nunca había tenido lugar en este mundo una reunión como ésta. Esta parte de la reunión duró poco menos de una hora. Pedro explicó entonces que habían decidido elegir a un sucesor de Judas Iscariote, y que se haría un descanso para permitir que los apóstoles decidieran entre los dos hombres que habían sido propuestos para esta función: Matías y Justo.
193:6.3 (2058.2) Los once apóstoles descendieron entonces al piso de abajo, donde acordaron echar a suertes a fin de determinar cuál de estos hombres se convertiría en apóstol para servir en el lugar de Judas. La suerte cayó sobre Matías, que fue proclamado nuevo apóstol. Fue debidamente instalado en su cargo, y luego nombrado tesorero. Pero Matías participó poco en las actividades posteriores de los apóstoles.
193:6.4 (2058.3) Poco después de Pentecostés, los gemelos regresaron a sus casas en Galilea. Simón Celotes se retiró durante algún tiempo antes de salir a predicar el evangelio. Tomás estuvo preocupado durante un período de tiempo más corto, y luego reanudó su enseñanza. Natanael discrepó cada vez más con Pedro respecto a la cuestión de predicar acerca de Jesús, en lugar de proclamar el evangelio original del reino. A mediados del mes siguiente, este desacuerdo se volvió tan agudo que Natanael se retiró y se fue a Filadelfia para visitar a Abner y Lázaro. Después de permanecer allí durante más de un año, se dirigió hacia los países situados más allá de Mesopotamia, predicando el evangelio tal como él lo entendía.
193:6.5 (2058.4) De esta manera sólo quedaron seis apóstoles, de los doce originales, para actuar en el escenario de la proclamación inicial del evangelio en Jerusalén: Pedro, Andrés, Santiago, Juan, Felipe y Mateo.
193:6.6 (2058.5) Poco antes del mediodía, los apóstoles regresaron junto a sus hermanos en la habitación de arriba, y anunciaron que Matías había sido elegido como nuevo apóstol. Luego, Pedro invitó a todos los creyentes a ponerse en oración, a orar a fin de estar preparados para recibir el don del espíritu que el Maestro había prometido enviar.
El libro de Urantia
Documento 194
194:0.1 (2059.1) ALREDEDOR DE la una, mientras los ciento veinte creyentes estaban orando, todos se dieron cuenta de una extraña presencia en la sala. Al mismo tiempo, todos estos discípulos se volvieron conscientes de un nuevo y profundo sentimiento de alegría, de seguridad y de confianza espirituales. Esta nueva conciencia de fuerza espiritual fue seguida de inmediato por un poderoso impulso a salir y proclamar públicamente el evangelio del reino y la buena nueva de que Jesús había resucitado de entre los muertos.
194:0.2 (2059.2) Pedro se puso de pie y declaró que esto debía ser la llegada del Espíritu de la Verdad que el Maestro les había prometido, y propuso que fueran al templo para empezar a proclamar la buena nueva que les había sido confiada. Y todos hicieron lo que Pedro había sugerido.
194:0.3 (2059.3) A estos hombres se les había educado y enseñado que el evangelio que debían predicar era la paternidad de Dios y la filiación de los hombres, pero en este preciso momento de éxtasis espiritual y de triunfo personal, la mejor nueva, la noticia más importante en la que estos hombres podían pensar era el hecho de que el Maestro había resucitado. Dotados de un poder de las alturas, salieron pues a predicar la buena nueva al pueblo — e incluso la salvación a través de Jesús — pero cayeron involuntariamente en el error de sustituir el mensaje mismo del evangelio por algunos hechos asociados con el evangelio. Pedro dio comienzo sin saberlo a este error, y otros le siguieron después hasta llegar a Pablo, el cual creó una nueva religión basada en esta nueva versión de la buena nueva.
194:0.4 (2059.4) El evangelio del reino es: el hecho de la paternidad de Dios, unido a la verdad consiguiente de la filiación y la fraternidad de los hombres. El cristianismo, tal como se desarrolló desde aquel día, es: el hecho de Dios como Padre del Señor Jesucristo, en asociación con la experiencia de la comunión del creyente con el Cristo resucitado y glorificado.
194:0.5 (2059.5) No es de extrañar que estos hombres infundidos por el espíritu aprovecharan esta oportunidad para expresar sus sentimientos de triunfo sobre las fuerzas que habían intentado destruir a su Maestro y poner fin a la influencia de sus enseñanzas. En un momento como éste, era más fácil recordar su asociación personal con Jesús y sentirse emocionados con la seguridad de que el Maestro vivía todavía, que su amistad con él no había terminado y que el espíritu había descendido en verdad sobre ellos tal como él les había prometido.
194:0.6 (2059.6) Estos creyentes se sentían de pronto transportados a otro mundo, a una nueva existencia de alegría, de poder y de gloria. El Maestro les había dicho que el reino vendría con poder, y algunos de ellos creían que empezaban a discernir lo que él había querido decir.
194:0.7 (2059.7) Cuando todo esto se toma en consideración, no es difícil comprender cómo estos hombres llegaron a predicar un nuevo evangelio acerca de Jesús, en lugar de su mensaje inicial de la paternidad de Dios y de la fraternidad de los hombres.
194:1.1 (2060.1) Los apóstoles habían estado escondidos durante cuarenta días. Este día resultó ser la fiesta judía de Pentecostés, y miles de visitantes de todas las partes del mundo se encontraban en Jerusalén. Muchos habían llegado para esta fiesta, pero la mayoría había permanecido en la ciudad desde la Pascua. Ahora, estos apóstoles asustados surgían de sus semanas de reclusión para aparecer audazmente en el templo, donde empezaron a predicar el nuevo mensaje de un Mesías resucitado. Y todos los discípulos eran igualmente conscientes de haber recibido una nueva dotación espiritual de perspicacia y de poder.
194:1.2 (2060.2) Eran alrededor de las dos cuando Pedro se levantó en el mismo lugar donde su Maestro había enseñado por última vez en este templo, y pronunció el llamamiento apasionado que consiguió ganar a más de dos mil almas. El Maestro se había ido, pero ellos descubrieron repentinamente que esta historia acerca de él ejercía un gran poder sobre el pueblo. No es de extrañar que se sintieran inducidos a continuar proclamando lo que justificaba su anterior devoción a Jesús y que, al mismo tiempo, tanto forzaba a los hombres a creer en él. Seis apóstoles participaron en esta reunión: Pedro, Andrés, Santiago, Juan, Felipe y Mateo. Hablaron durante más de hora y media, y expresaron sus mensajes en griego, hebreo y arameo, diciendo incluso algunas palabras en otras lenguas que conocían un poco.
194:1.3 (2060.3) Los dirigentes de los judíos se quedaron asombrados de la audacia de los apóstoles, pero tuvieron miedo de molestarlos a causa de la gran cantidad de gente que creía en su relato.
194:1.4 (2060.4) Hacia las cuatro y media, más de dos mil nuevos creyentes siguieron a los apóstoles hasta el estanque de Siloé, donde Pedro, Andrés, Santiago y Juan los bautizaron en nombre del Maestro. Ya era de noche cuando terminaron de bautizar a la multitud.
194:1.5 (2060.5) Pentecostés era la gran fiesta del bautismo, el momento en que se aceptaban como miembros a los prosélitos del exterior, a aquellos gentiles que deseaban servir a Yahvé. Por consiguiente, para gran cantidad de judíos y de gentiles creyentes, era mucho más fácil someterse al bautismo en este día. Al hacer esto, no se separaban de ninguna manera de la fe judía. Incluso durante algún tiempo después de esto, los creyentes en Jesús fueron una secta dentro del judaísmo. Todos ellos, incluídos los apóstoles, seguían siendo leales a las exigencias esenciales del sistema ceremonial judío.
194:2.1 (2060.6) Jesús vivió en la Tierra y enseñó un evangelio que liberaba al hombre de la superstición de que era un hijo del demonio, y lo elevaba a la dignidad de un hijo de Dios por la fe. El mensaje de Jesús, tal como lo predicó y lo vivió en su día, fue una solución eficaz para las dificultades espirituales del hombre en la época en que fue expuesto. Y ahora que el Maestro se ha ido personalmente de este mundo, envía en su lugar a su Espíritu de la Verdad, que está destinado a vivir en el hombre y a exponer de nuevo el mensaje de Jesús para cada nueva generación. Así, cada nuevo grupo de mortales que aparezca sobre la faz de la Tierra tendrá una versión nueva y actualizada del evangelio, precisamente esa iluminación personal y esa guía colectiva que resultará ser una solución eficaz para las dificultades espirituales, siempre nuevas y variadas, del hombre.
194:2.2 (2060.7) La primera misión de este espíritu es, por supuesto, fomentar y personalizar la verdad, porque la comprensión de la verdad es lo que constituye la forma más elevada de libertad humana. A continuación, la finalidad de este espíritu es destruir el sentimiento de orfandad del creyente. Como Jesús había estado entre los hombres, todos los creyentes experimentarían un sentimiento de soledad si el Espíritu de la Verdad no hubiera venido a residir en el corazón de los hombres.
194:2.3 (2061.1) Esta donación del espíritu del Hijo preparó eficazmente la mente de todos los hombres normales para la donación universal posterior del espíritu del Padre (el Ajustador) a toda la humanidad. En cierto sentido, este Espíritu de la Verdad es el espíritu tanto del Padre Universal como del Hijo Creador.
194:2.4 (2061.2) No cometáis el error de esperar que llegaréis a tener una fuerte conciencia intelectual del Espíritu de la Verdad derramado. El espíritu nunca crea una conciencia de sí mismo, sino sólo una conciencia de Miguel, el Hijo. Desde el principio, Jesús enseñó que el espíritu no hablaría de sí mismo. Por consiguiente, la prueba de vuestra comunión con el Espíritu de la Verdad no se puede encontrar en vuestra conciencia de este espíritu, sino más bien en vuestra experiencia de una elevada comunión con Miguel.
194:2.5 (2061.3) El espíritu vino también para ayudar a los hombres a recordar y a comprender las palabras del Maestro, así como para iluminar y reinterpretar su vida en la Tierra.
194:2.6 (2061.4) A continuación, el Espíritu de la Verdad vino para ayudar al creyente a atestiguar las realidades de las enseñanzas de Jesús y de su vida tal como la vivió en la carne, y tal como la vive ahora de nuevo una y otra vez en el creyente individual de cada generación sucesiva de hijos de Dios llenos de espíritu.
194:2.7 (2061.5) Así pues, parece ser que el Espíritu de la Verdad viene para conducir realmente a todos los creyentes a toda la verdad, al conocimiento en expansión de la experiencia de la conciencia espiritual, viviente y creciente, de la realidad de la filiación eterna y ascendente con Dios.
194:2.8 (2061.6) Jesús vivió una vida que es una revelación del hombre sometido a la voluntad del Padre, y no un ejemplo que cada hombre deba intentar seguir al pie de la letra. Su vida en la carne, junto con su muerte en la cruz y su resurrección posterior, pronto se convirtieron en un nuevo evangelio del rescate que se había pagado así a fin de recuperar al hombre de las garras del maligno — de la condenación de un Dios ofendido. Sin embargo, aunque el evangelio fue enormemente distorsionado, sigue siendo un hecho que este nuevo mensaje acerca de Jesús llevaba consigo muchas verdades y enseñanzas fundamentales de su evangelio inicial del reino. Tarde o temprano, estas verdades ocultas de la paternidad de Dios y de la fraternidad de los hombres emergerán para transformar eficazmente la civilización de toda la humanidad.
194:2.9 (2061.7) Pero estos errores del intelecto no interfirieron de ninguna manera con los grandes progresos de los creyentes en crecimiento espiritual. En menos de un mes, después de la donación del Espíritu de la Verdad, los apóstoles hicieron individualmente más progresos espirituales que durante sus casi cuatro años de asociación personal y afectuosa con el Maestro. Esta sustitución de la verdad del evangelio salvador de la filiación con Dios por el hecho de la resurrección de Jesús tampoco impidió de ninguna manera la rápida difusión de sus enseñanzas; al contrario, el hecho de que el mensaje de Jesús fuera eclipsado por las nuevas enseñanzas sobre su persona y su resurrección pareció facilitar enormemente la predicación de la buena nueva.
194:2.10 (2061.8) La expresión «bautismo de espíritu», que empezó a emplearse de manera tan generalizada hacia esta época, significaba simplemente la recepción consciente de este don del Espíritu de la Verdad, y el reconocimiento personal de este nuevo poder espiritual como un acrecentamiento de todas las influencias espirituales experimentadas previamente por las almas que conocían a Dios.
194:2.11 (2061.9) Desde la donación del Espíritu de la Verdad, el hombre está sujeto a la enseñanza y a la guía de una triple dotación espiritual: el espíritu del Padre (el Ajustador del Pensamiento), el espíritu del Hijo (el Espíritu de la Verdad), y el espíritu del Espíritu (el Espíritu Santo).
194:2.12 (2062.1) En cierto modo, la humanidad está sujeta a la doble influencia del séptuple llamamiento de las influencias espirituales del universo. Las primeras razas evolutivas de mortales están sometidas al contacto progresivo con los siete espíritus ayudantes de la mente procedentes del Espíritu Madre del universo local. A medida que el hombre progresa hacia arriba en la escala de la inteligencia y de la percepción espiritual, siete influencias espirituales superiores vienen finalmente a cernirse sobre él y a residir dentro de él. Y estos siete espíritus de los mundos que progresan son:
194:2.13 (2062.2) 1. El espíritu otorgado por el Padre Universal — los Ajustadores del Pensamiento.
194:2.14 (2062.3) 2. La presencia espiritual del Hijo Eterno — la gravedad espiritual del universo de universos y el canal seguro para toda comunión espiritual.
194:2.15 (2062.4) 3. La presencia espiritual del Espíritu Infinito — la mente-espíritu universal de toda la creación, la fuente espiritual del parentesco intelectual de todas las inteligencias progresivas.
194:2.16 (2062.5) 4. El espíritu del Padre Universal y del Hijo Creador — el Espíritu de la Verdad, considerado generalmente como el espíritu del Hijo del Universo.
194:2.17 (2062.6) 5. El espíritu del Espíritu Infinito y del Espíritu Madre del Universo — el Espíritu Santo, considerado generalmente como el espíritu del Espíritu del Universo.
194:2.18 (2062.7) 6. El espíritu-mente del Espíritu Madre del Universo — los siete espíritus ayudantes de la mente del universo local.
194:2.19 (2062.8) 7. El espíritu del Padre, de los Hijos y de los Espíritus — el espíritu con un nuevo nombre que llega a los mortales ascendentes de los reinos después de la fusión del alma mortal nacida del espíritu con el Ajustador del Pensamiento del Paraíso, y después de alcanzar posteriormente la divinidad y la glorificación de pertenecer al Cuerpo Paradisiaco de la Finalidad.
194:2.20 (2062.9) Y así, la donación del Espíritu de la Verdad aportó al mundo y a sus pueblos la última dotación espiritual destinada a ayudarles en la búsqueda ascendente de Dios.
194:3.1 (2062.10) Muchas enseñanzas raras y extrañas fueron asociadas a los relatos iniciales del día de Pentecostés. En épocas posteriores, los sucesos de este día en que el Espíritu de la Verdad, el nuevo instructor, vino a residir en la humanidad, se han confundido con los necios estallidos de una emotividad desenfrenada. La misión principal de este espíritu, derramado por el Padre y el Hijo, consiste en enseñar a los hombres las verdades sobre el amor del Padre y la misericordia del Hijo. Éstas son las verdades de la divinidad que los hombres pueden comprender mucho mejor que todos los demás rasgos del carácter divino. El Espíritu de la Verdad se interesa principalmente por revelar la naturaleza espiritual del Padre y el carácter moral del Hijo. El Hijo Creador, en la carne, reveló Dios a los hombres; el Espíritu de la Verdad, en el corazón, revela el Hijo Creador a los hombres. Cuando un hombre produce en su vida los «frutos del espíritu», muestra simplemente los rasgos que el Maestro manifestó en su propia vida terrenal. Cuando Jesús estuvo en la Tierra, vivió su vida como una personalidad única — Jesús de Nazaret. Desde Pentecostés, el Maestro, como espíritu interno del «nuevo instructor», ha podido vivir su vida de nuevo en la experiencia de cada creyente que ha sido enseñado por la verdad.
194:3.2 (2062.11) Muchas cosas que suceden en el transcurso de una vida humana son duras de comprender, difíciles de conciliar con la idea de que éste es un universo en el que prevalece la verdad y triunfa la rectitud. Muy a menudo se tiene la impresión de que prevalece la calumnia, la mentira, la deshonestidad y la falta de rectitud — el pecado. Después de todo, ¿triunfa la fe sobre el mal, el pecado y la iniquidad? Sí que triunfa. La vida y la muerte de Jesús son la prueba eterna de que la verdad de la bondad y la fe de la criatura conducida por el espíritu serán siempre justificadas. Se mofaron de Jesús en la cruz, diciendo: «Veamos si Dios viene a liberarlo.» El día de la crucifixión pareció sombrío, pero la mañana de la resurrección fue gloriosamente brillante, y el día de Pentecostés fue aun más radiante y gozoso. Las religiones de desesperación pesimista tratan de liberarse de las cargas de la vida; anhelan la extinción en un sueño y un reposo sin fin. Son las religiones del miedo y del temor primitivos. La religión de Jesús es un nuevo evangelio de fe que se ha de proclamar a una humanidad que lucha. Esta nueva religión está fundada en la fe, la esperanza y el amor.
194:3.3 (2063.1) La vida mortal le había asestado a Jesús sus golpes más duros, más crueles y más amargos; y este hombre se había enfrentado a estas situaciones desesperantes con fe, coraje y la férrea determinación de hacer la voluntad de su Padre. Jesús afrontó la vida en toda su terrible realidad, y la venció — incluso en la muerte. No utilizó la religión para liberarse de la vida. La religión de Jesús no intenta eludir esta vida para disfrutar de la felicidad que espera en otra existencia. La religión de Jesús proporciona la alegría y la paz de una nueva existencia espiritual para realzar y ennoblecer la vida que los hombres viven ahora en la carne.
194:3.4 (2063.2) Si la religión es un opio para el pueblo, no es la religión de Jesús. En la cruz, se negó a beber la droga adormecedora, y su espíritu, derramado sobre todo el género humano, es una poderosa influencia mundial que conduce al hombre hacia arriba y lo impulsa hacia adelante. El impulso espiritual hacia adelante es la fuerza motriz más poderosa que existe en este mundo; el creyente que aprende la verdad es la única alma progresiva y dinámica de la Tierra.
194:3.5 (2063.3) El día de Pentecostés, la religión de Jesús rompió todas las restricciones nacionales y todas las cadenas raciales. Es eternamente cierto que «allí donde se encuentra el espíritu del Señor, está la libertad». Aquel día, el Espíritu de la Verdad se convirtió en el don personal del Maestro para cada mortal. Este espíritu se otorgó con la finalidad de cualificar a los creyentes para que predicaran más eficazmente el evangelio del reino, pero confundieron la experiencia de recibir el espíritu derramado con una parte del nuevo evangelio que inconscientemente estaban formulando.
194:3.6 (2063.4) No paséis por alto el hecho de que el Espíritu de la Verdad fue otorgado a todos los creyentes sinceros; este don del espíritu no vino solamente a los apóstoles. Los ciento veinte hombres y mujeres congregados en la habitación de arriba recibieron todos el nuevo instructor, así como todos los honrados de corazón del mundo entero. Este nuevo instructor fue otorgado a la humanidad, y cada alma lo recibió según su amor por la verdad y su capacidad para captar y comprender las realidades espirituales. Por fin, la verdadera religión se libera de la custodia de los sacerdotes y de todas las clases sagradas, y encuentra su manifestación real en el alma individual de los hombres.
194:3.7 (2063.5) La religión de Jesús fomenta el tipo más elevado de civilización humana, en el sentido de que crea el tipo más elevado de personalidad espiritual y proclama la condición sagrada de esa persona.
194:3.8 (2063.6) La llegada del Espíritu de la Verdad en Pentecostés hizo posible una religión que no es ni radical ni conservadora; no es ni antigua ni nueva; no debe estar dominada ni por los viejos ni por los jóvenes. El hecho de la vida terrenal de Jesús proporciona un punto fijo para el ancla del tiempo, mientras que la donación del Espíritu de la Verdad asegura la expansión perpetua y el crecimiento sin fin de la religión que Jesús vivió y del evangelio que proclamó. El espíritu conduce a toda la verdad; enseña la expansión y el constante crecimiento de una religión de progreso sin fin y de descubrimiento divino. Este nuevo instructor estará revelando siempre al creyente que busca la verdad aquello que estaba tan divinamente contenido en la persona y en la naturaleza del Hijo del Hombre.
194:3.9 (2064.1) Las manifestaciones que acompañaron a la donación del «nuevo instructor», y la acogida que los hombres de las diversas razas y naciones, reunidos en Jerusalén, hicieron a la predicación de los apóstoles, indican la universalidad de la religión de Jesús. El evangelio del reino no debía ser identificado con ninguna raza, cultura o idioma particular. Este día de Pentecostés fue testigo del gran esfuerzo del espíritu por liberar a la religión de Jesús de las trabas judías que había heredado. Incluso después de esta demostración en la que el espíritu fue derramado sobre todo el género humano, los apóstoles trataron al principio de imponer a sus conversos las exigencias del judaísmo. El mismo Pablo tuvo dificultades con sus hermanos de Jerusalén, porque se negaba a someter a los gentiles a estas prácticas judías. Ninguna religión revelada puede difundirse por todo el mundo si comete el grave error de dejarse impregnar por alguna cultura nacional, o asociarse con unas prácticas raciales, sociales o económicas ya establecidas.
194:3.10 (2064.2) La donación del Espíritu de la Verdad fue independiente de todas las formalidades, ceremonias, lugares sagrados y comportamiento especial de aquellos que recibieron la plenitud de su manifestación. Cuando el espíritu descendió sobre las personas congregadas en la habitación de arriba, simplemente estaban sentadas allí y acababan de ponerse a orar en silencio. El espíritu fue otorgado en el campo así como en la ciudad. Los apóstoles no necesitaron retirarse a un lugar aislado durante años de meditación solitaria a fin de recibir el espíritu. Pentecostés disocia para siempre la idea de experiencia espiritual, de la noción de un entorno especialmente favorable.
194:3.11 (2064.3) Pentecostés, con su dotación espiritual, estuvo destinado a liberar para siempre la religión del Maestro de toda dependencia de la fuerza física; los instructores de esta nueva religión ahora están provistos de armas espirituales. Deben partir a la conquista del mundo con una indulgencia inagotable, una buena voluntad incomparable y un amor abundante. Están equipados para dominar el mal con el bien, para vencer el odio con el amor, para destruir el miedo con una fe valiente y viviente en la verdad. Jesús ya había enseñado a sus seguidores que su religión nunca era pasiva; sus discípulos debían ser siempre activos y positivos en su ministerio de misericordia y en sus manifestaciones de amor. Estos creyentes ya no contemplaban a Yahvé como «el Señor de los Ejércitos». Ahora consideraban a la Deidad eterna como el «Dios y el Padre del Señor Jesucristo». Al menos hicieron este progreso, aunque en cierta medida no lograron captar plenamente la verdad de que Dios es también el Padre espiritual de cada individuo.
194:3.12 (2064.4) Pentecostés dotó al hombre mortal del poder de perdonar las ofensas personales, de conservar la dulzura en medio de las peores injusticias, de permanecer impasible ante unos peligros aterradores, y de desafiar los males del odio y de la ira mediante los actos intrépidos del amor y la indulgencia. A lo largo de su historia, Urantia ha sufrido las devastaciones de grandes guerras destructivas. Todos los que participaron en estas luchas terribles encontraron la derrota. Sólo hubo un vencedor; sólo hubo uno que salió de estas amargas luchas con un prestigio realzado — y éste fue Jesús de Nazaret y su evangelio de vencer el mal con el bien. El secreto de una civilización mejor está encerrado en las enseñanzas del Maestro sobre la fraternidad de los hombres, la buena voluntad del amor y de la confianza mutua.
194:3.13 (2065.1) Hasta Pentecostés, la religión no había revelado más que el hombre a la búsqueda de Dios; a partir de Pentecostés, el hombre continúa buscando a Dios, pero también brilla sobre el mundo el espectáculo de Dios a la búsqueda del hombre y enviando su espíritu para que resida en él cuando lo ha encontrado.
194:3.14 (2065.2) Antes de las enseñanzas de Jesús, que culminaron en Pentecostés, las mujeres tenían poca o ninguna posición espiritual en los credos de las religiones más antiguas. Después de Pentecostés, la mujer se encontró ante Dios, en la fraternidad del reino, en igualdad de condiciones que el hombre. Entre las ciento veinte personas que recibieron esta visita especial del espíritu se encontraban muchas discípulas, y compartieron estas bendiciones en la misma medida que los creyentes masculinos. Los hombres ya no pueden atreverse a monopolizar el ministerio del servicio religioso. Los fariseos podían continuar dando gracias a Dios por «no haber nacido mujer, ni leproso, ni gentil», pero entre los seguidores de Jesús, las mujeres han sido liberadas para siempre de toda discriminación religiosa basada en el sexo. Pentecostés borró toda discriminación religiosa fundada en la distinción racial, las diferencias culturales, las castas sociales o los prejuicios relacionados con el sexo. No es de extrañar que estos creyentes en la nueva religión exclamaran: «Allí donde se encuentra el espíritu del Señor, está la libertad.»
194:3.15 (2065.3) Tanto la madre como un hermano de Jesús estaban presentes entre los ciento veinte creyentes, y como miembros de este grupo común de discípulos, recibieron también el espíritu derramado. No recibieron de este buen don una cantidad mayor que sus compañeros. No se concedió ningún don especial a los miembros de la familia terrenal de Jesús. Pentecostés marcó el final de los sacerdocios especiales y de toda creencia en las familias sagradas.
194:3.16 (2065.4) Antes de Pentecostés, los apóstoles habían renunciado a muchas cosas por Jesús. Habían sacrificado sus hogares, sus familias, sus amigos, sus bienes terrenales y su posición social. En Pentecostés se entregaron a Dios, y el Padre y el Hijo respondieron entregándose a los hombres — enviando a sus espíritus para que vivieran en los hombres. Esta experiencia de perder el yo y de encontrar el espíritu no fue una experiencia emocional; fue un acto de autoentrega inteligente y de consagración sin reservas.
194:3.17 (2065.5) Pentecostés fue el llamamiento a la unidad espiritual entre los creyentes en el evangelio. Cuando el espíritu descendió sobre los discípulos en Jerusalén, lo mismo sucedió en Filadelfia, en Alejandría y en todos los demás lugares donde vivían los creyentes sinceros. Fue literalmente cierto que «había un solo corazón y una sola alma entre la multitud de creyentes». La religión de Jesús es la influencia unificadora más poderosa que el mundo ha conocido jamás.
194:3.18 (2065.6) Pentecostés estaba destinado a disminuir la presunción de las personas, los grupos, las naciones y las razas. La tensión de este espíritu de presunción es la que se acrecienta tanto que periódicamente se desata en guerras destructivas. La humanidad sólo puede unificarse mediante el acercamiento espiritual, y el Espíritu de la Verdad es una influencia mundial común para todos.
194:3.19 (2065.7) La llegada del Espíritu de la Verdad purifica el corazón humano y conduce a la persona que lo recibe a formular un proyecto de vida dedicado a la voluntad de Dios y al bienestar de los hombres. El espíritu de egoísmo material ha sido absorbido en esta nueva donación espiritual de altruismo. Pentecostés, en aquel entonces como ahora, significa que el Jesús histórico se ha convertido en el Hijo divino de la experiencia viviente. Cuando la alegría de este espíritu derramado se experimenta conscientemente en la vida humana, es un tónico para la salud, un estímulo para la mente y una energía inagotable para el alma.
194:3.20 (2065.8) La oración no hizo venir al espíritu el día de Pentecostés, pero contribuyó mucho a determinar la capacidad receptiva que caracterizó a los creyentes individuales. La oración no incita al corazón divino a donarse generosamente, pero muy a menudo cava unos canales más amplios y más profundos por los cuales los dones divinos pueden fluir hasta el corazón y el alma de aquellos que se acuerdan de mantener así, mediante la oración sincera y la verdadera adoración, una comunión ininterrumpida con su Hacedor.
194:4.1 (2066.1) Cuando los enemigos de Jesús lo apresaron tan repentinamente y lo crucificaron con tanta rapidez entre dos ladrones, sus apóstoles y sus discípulos se sintieron completamente desmoralizados. La idea de que el Maestro había sido arrestado, atado, azotado y crucificado, era demasiado incluso para los apóstoles. Olvidaron sus enseñanzas y sus advertencias. Jesús podía haber sido en verdad «un profeta poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo», pero difícilmente podía ser el Mesías que esperaban que restauraría el reino de Israel.
194:4.2 (2066.2) Luego llega la resurrección, que los libera de la desesperación y les devuelve su fe en la divinidad del Maestro. Lo ven y hablan con él una y otra vez, y Jesús los lleva hasta el Olivete, donde se despide de ellos y les dice que regresa hacia el Padre. Les ha dicho que permanezcan en Jerusalén hasta que sean dotados de poder — hasta que venga el Espíritu de la Verdad. Este nuevo instructor llega el día de Pentecostés, y los apóstoles salen inmediatamente a predicar su evangelio con una nueva energía. Son los seguidores audaces y valientes de un Señor vivo, y no de un jefe muerto y vencido. El Maestro vive en el corazón de estos evangelistas; Dios no es una doctrina en sus mentes; se ha vuelto una presencia viviente en sus almas.
194:4.3 (2066.3) «Día tras día, perseveraban de común acuerdo en el templo y partían el pan en la casa. Comían con alegría y unidad de corazón, alabando a Dios y teniendo el favor de todo el pueblo. Todos estaban llenos del espíritu, y proclamaban con audacia la palabra de Dios. Las multitudes de creyentes tenían un solo corazón y una sola alma; ninguno decía que los bienes que poseía eran suyos, y todas las cosas las tenían en común.»
194:4.4 (2066.4) ¿Que les ha sucedido a estos hombres a quienes Jesús había ordenado para que salieran a predicar el evangelio del reino — la paternidad de Dios y la fraternidad de los hombres? Tienen un nuevo evangelio; arden con una nueva experiencia; están llenos de una nueva energía espiritual. Su mensaje ha sido sustituido repentinamente por la proclamación del Cristo resucitado: «Jesús de Nazaret, ese hombre a quien Dios dio su aprobación mediante obras y prodigios poderosos, que fue entregado por el dictamen resuelto y la presciencia de Dios, vosotros lo habéis crucificado y ejecutado. Ha cumplido así las cosas que Dios había anunciado por boca de todos los profetas. A este Jesús es a quien Dios ha resucitado. Dios lo ha hecho Señor y Cristo a la vez. Como ha sido elevado a la diestra de Dios y ha recibido del Padre la promesa del espíritu, ha derramado esto que veis y oís. Arrepentíos, para que vuestros pecados puedan ser borrados, para que el Padre pueda enviar al Cristo que ha sido designado para vosotros, al mismo Jesús, a quien el cielo ha de recibir hasta los tiempos del restablecimiento de todas las cosas.»
194:4.5 (2066.5) El evangelio del reino, el mensaje de Jesús, había sido transformado repentinamente en el evangelio acerca del Señor Jesucristo. Ahora proclamaban los hechos de su vida, de su muerte y de su resurrección, y predicaban la esperanza de que regresaría rápidamente a este mundo para terminar la obra que había empezado. El mensaje de los primeros creyentes consistió pues en predicar los hechos de su primera venida y en enseñar la esperanza de su segunda venida, un acontecimiento que suponían que estaba muy próximo.
194:4.6 (2067.1) Cristo estaba a punto de convertirse en el credo de la iglesia que se formaba rápidamente. Jesús vive; murió por los hombres; ha dado el espíritu; va a regresar de nuevo. Jesús llenaba todos sus pensamientos y determinaba todos sus nuevos conceptos sobre Dios y sobre todo lo demás. Estaban demasiado entusiasmados con la nueva doctrina de que «Dios es el Padre del Señor Jesús» como para preocuparse del antiguo mensaje de que «Dios es el Padre amoroso de todos los hombres», e incluso de cada persona en particular. Es verdad que una maravillosa manifestación de amor fraternal y de buena voluntad inigualable nació en estas primeras comunidades de creyentes. Pero eran unas comunidades de creyentes en Jesús, y no una confraternidad de hermanos en el reino de la familia del Padre que está en los cielos. Su buena voluntad provenía del amor nacido del concepto de la donación de Jesús, y no del reconocimiento de la fraternidad de los mortales. Sin embargo, estaban llenos de alegría y vivían unas vidas tan nuevas y excepcionales, que todos los hombres se sentían atraídos hacia sus enseñanzas acerca de Jesús. Cometieron el gran error de utilizar la interpretación viviente e ilustrativa del evangelio del reino, en lugar del evangelio mismo, pero incluso esto representaba la religión más asombrosa que la humanidad hubiera conocido jamás.
194:4.7 (2067.2) Evidentemente, una nueva comunidad estaba apareciendo en el mundo. «La multitud que creía perseveraba en la enseñanza y la comunión de los apóstoles, en la partición del pan y en las oraciones.» Se llamaban unos a otros hermanos y hermanas; se saludaban unos a otros con un beso puro; ayudaban a los pobres. Era una comunidad de vida así como de adoración. No eran comunitarios por decreto, sino por el deseo de compartir sus bienes con sus compañeros creyentes. Esperaban con confianza que Jesús regresaría durante su generación para terminar de establecer el reino del Padre. El hecho de compartir espontáneamente las posesiones terrenales no era una característica directa de las enseñanzas de Jesús; sucedió porque estos hombres y mujeres creían de manera muy sincera y confiada que el Maestro iba a regresar en cualquier momento para terminar su obra y consumar el reino. Pero los resultados finales de este experimento bien intencionado de amor fraternal irreflexivo fueron desastrosos y causaron muchos pesares. Miles de creyentes sinceros vendieron sus propiedades y distribuyeron todos sus bienes capitales y otros activos rentables. Con el paso del tiempo, los recursos menguantes de este «compartir por igual» de los cristianos se acabaron — pero el mundo no se acabó. Muy pronto, los creyentes de Antioquía empezaron a hacer colectas para impedir que sus compañeros creyentes de Jerusalén se murieran de hambre.
194:4.8 (2067.3) En aquellos días, los creyentes celebraban la Cena del Señor de la manera que había sido establecida, es decir, que se reunían para participar en una comida social de buena hermandad y compartían el sacramento al final de la comida.
194:4.9 (2067.4) Al principio bautizaron en el nombre de Jesús; pero casi veinte años después empezaron a bautizar «en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo». El bautismo era todo lo que se exigía para ser admitido en la comunidad de los creyentes. Hasta ahora no tenían ninguna organización; era simplemente la fraternidad de Jesús.
194:4.10 (2067.5) Esta secta de Jesús crecía rápidamente, y una vez más los saduceos les prestaron atención. Los fariseos se molestaron poco con esta situación, ya que ninguna de las enseñanzas interfería de manera alguna con el cumplimiento de la leyes judías. Pero los saduceos empezaron a encarcelar a los dirigentes de la secta de Jesús hasta que se decidieron a aceptar el consejo de Gamaliel, uno de los rabinos principales, el cual les había advertido: «Absteneos de tocar a esos hombres y dejadlos en paz, porque si este consejo o esta obra procede de los hombres, será destruido, pero si procede de Dios, no seréis capaces de destruirlos, y quizás os encontréis incluso luchando contra Dios.» Decidieron seguir el consejo de Gamaliel, y sobrevino un período de paz y de tranquilidad en Jerusalén, durante el cual el nuevo evangelio acerca de Jesús se difundió rápidamente.
194:4.11 (2068.1) Y así, todo fue bien en Jerusalén hasta el momento en que una gran cantidad de griegos vino desde Alejandría. Dos alumnos de Rodán llegaron a Jerusalén e hicieron muchos conversos entre los helenistas. Entre sus primeros conversos se encontraban Esteban y Bernabé. Estos hábiles griegos no compartían tanto el punto de vista judío, y no se amoldaban tan bien a la manera de adorar de los judíos ni a otras prácticas ceremoniales. Las actividades de estos creyentes griegos fueron las que pusieron fin a las pacíficas relaciones entre la fraternidad de Jesús y los fariseos y saduceos. Esteban y su compañero griego empezaron a predicar de manera más acorde a como Jesús había enseñado, y esto les llevó a un conflicto inmediato con los dirigentes judíos. En uno de los sermones públicos de Esteban, cuando éste llegó a la parte inaceptable de su discurso, prescindieron de todas las formalidades jurídicas y procedieron a lapidarlo a muerte allí mismo.
194:4.12 (2068.2) Esteban, el jefe de la colonia griega de los creyentes en Jesús de Jerusalén, se convirtió así en el primer mártir de la nueva fe y en la causa específica de la organización oficial de la iglesia cristiana primitiva. Los creyentes hicieron frente a esta nueva crisis reconociendo que ya no podían continuar como una secta dentro de la religión judía. Todos estuvieron de acuerdo en que debían separarse de los no creyentes. Un mes después de la muerte de Esteban, la iglesia de Jerusalén había sido organizada bajo la dirección de Pedro, y Santiago, el hermano de Jesús, había sido nombrado jefe titular.
194:4.13 (2068.3) Entonces estallaron las nuevas e implacables persecuciones por parte de los judíos, de manera que los instructores activos de la nueva religión acerca de Jesús, llamada posteriormente cristianismo en Antioquía, salieron hasta los confines del imperio proclamando a Jesús. Antes de la época de Pablo, los griegos fueron los que se encargaron de difundir este mensaje. Estos primeros misioneros, así como los que vinieron después, siguieron los pasos del antiguo itinerario de Alejandro, dirigiéndose por el camino de Gaza y Tiro hasta Antioquía, luego desde Asia Menor hasta Macedonia, y después continuaron hasta Roma y las partes más distantes del imperio.
El libro de Urantia
Documento 195
195:0.1 (2069.1) LOS resultados de la predicación de Pedro, el día de Pentecostés, tuvieron tales efectos que decidieron la política futura y determinaron los planes de la mayoría de los apóstoles en sus esfuerzos por proclamar el evangelio del reino. Pedro fue el verdadero fundador de la iglesia cristiana; Pablo llevó el mensaje cristiano a los gentiles, y los creyentes griegos lo propagaron por todo el imperio romano.
195:0.2 (2069.2) Los hebreos, atados por la tradición y tiranizados por los sacerdotes, se negaron a aceptar, como pueblo, tanto el evangelio de Jesús sobre la paternidad de Dios y la fraternidad de los hombres, como la proclamación de Pedro y de Pablo sobre la resurrección y la ascensión de Cristo (el cristianismo posterior), pero el resto del imperio romano resultó ser receptivo a las enseñanzas cristianas en desarrollo. En esta época, la civilización occidental era intelectual, estaba cansada de la guerra y era totalmente escéptica respecto a todas las religiones y filosofías universales existentes. Los pueblos del mundo occidental, beneficiarios de la cultura griega, tenían una tradición venerada de un magnífico pasado. Podían contemplar la herencia de las grandes realizaciones conseguidas en filosofía, arte, literatura y progreso político. Pero a pesar de todos estos logros, no tenían una religión satisfactoria para el alma. Sus anhelos espirituales continuaban insatisfechos.
195:0.3 (2069.3) Las enseñanzas de Jesús, contenidas en el mensaje cristiano, fueron introducidas repentinamente en esta etapa de la sociedad humana. Un nuevo orden de vida fue presentado así a los corazones hambrientos de estos pueblos occidentales. Esta situación significó un conflicto inmediato entre las antiguas prácticas religiosas y la nueva versión cristianizada del mensaje de Jesús al mundo. Este conflicto tenía que terminar o bien en una victoria inequívoca de lo antiguo o de lo nuevo, o en algún tipo de compromiso. La historia demuestra que la lucha terminó en un compromiso. El cristianismo se atrevió a abarcar demasiadas cosas como para que un pueblo cualquiera pudiera asimilarlas en una o dos generaciones. No se trataba de un simple llamamiento espiritual, tal como Jesús lo había presentado a las almas de los hombres; el cristianismo adoptó muy pronto una actitud decidida sobre los ritos religiosos, la educación, la magia, la medicina, el arte, la literatura, la ley, el gobierno, la moral, la reglamentación sexual, la poligamia y, en menor grado, incluso la esclavitud. El cristianismo no se presentó simplemente como una nueva religión — cosa que estaban esperando todo el imperio romano y todo Oriente — sino como un nuevoorden de sociedad humana. Y esta pretensión como tal precipitó rápidamente el conflicto sociomoral de los siglos. Los ideales de Jesús, tal como estaban reinterpretados por la filosofía griega y socializados en el cristianismo, ahora desafiaron audazmente las tradiciones de la raza humana incorporadas en la ética, la moral y las religiones de la civilización occidental.
195:0.4 (2069.4) Al principio, el cristianismo sólo hizo conversiones en las capas sociales y económicas más bajas. Pero desde el comienzo del siglo segundo, lo mejor de la cultura grecorromana se orientó cada vez más hacia este nuevo orden de creencia cristiana, este nuevo concepto del propósito de la vida y de la meta de la existencia.
195:0.5 (2070.1) Este nuevo mensaje de origen judío, que casi había fracasado en su país natal, ¿cómo pudo captar de manera tan rápida y eficaz las mejores mentes del imperio romano? El triunfo del cristianismo sobre las religiones filosóficas y los cultos de misterio se debió a los factores siguientes:
195:0.6 (2070.2) 1. La organización. Pablo era un gran organizador y sus sucesores se mantuvieron a su altura.
195:0.7 (2070.3) 2. El cristianismo estaba totalmente helenizado. Englobaba lo mejor de la filosofía griega así como la crema de la teología hebrea.
195:0.8 (2070.4) 3. Pero por encima de todo, contenía un nuevo y gran ideal, el eco de la vida de donación de Jesús y el reflejo de su mensaje de salvación para toda la humanidad.
195:0.9 (2070.5) 4. Los dirigentes cristianos estaban dispuestos a hacer tales compromisos con el mitracismo, que la mitad más valiosa de sus partidarios fue conquistada para el culto de Antioquía.
195:0.10 (2070.6) 5. Asimismo, la generación siguiente y las generaciones posteriores de dirigentes cristianos hicieron tales compromisos adicionales con el paganismo, que incluso el emperador romano Constantino fue conquistado para la nueva religión.
195:0.11 (2070.7) Pero los cristianos hicieron un astuto trato con los paganos, porque adoptaron la pompa de sus ritos, y al mismo tiempo les obligaron a aceptar la versión helenizada del cristianismo paulino. El acuerdo que hicieron con los paganos fue mejor que el que concluyeron con el culto mitríaco, pero incluso en este compromiso inicial salieron más que vencedores, porque consiguieron eliminar las vergonzosas inmoralidades así como otras numerosas prácticas reprensibles del misterio persa.
195:0.12 (2070.8) Con acierto o sin él, estos primeros dirigentes del cristianismo comprometieron deliberadamente los ideales de Jesús en un esfuerzo por salvar y promover muchas de sus ideas; y tuvieron un éxito notable. ¡Pero no os engañéis! Estos ideales comprometidos del Maestro continúan latentes en su evangelio, y terminarán por afirmar todos sus poderes en el mundo.
195:0.13 (2070.9) Mediante esta paganización del cristianismo, el antiguo orden consiguió muchas victorias menores de naturaleza ritualista, pero los cristianos obtuvieron la supremacía, por cuanto:
195:0.14 (2070.10) 1. Hicieron resonar una nota nueva y enormemente más elevada en la moral humana.
195:0.15 (2070.11) 2. Dieron al mundo un nuevo concepto de Dios mucho más ampliado.
195:0.16 (2070.12) 3. La esperanza de la inmortalidad se volvió una parte de las seguridades de una religión reconocida.
195:0.17 (2070.13) 4. Jesús de Nazaret fue ofrecido al alma hambrienta de los hombres.
195:0.18 (2070.14) Muchas grandes verdades enseñadas por Jesús estuvieron a punto de perderse en estos primeros compromisos, pero continúan adormecidas en esta religión de cristianismo paganizado, que era a su vez la versión paulina de la vida y las enseñanzas del Hijo del Hombre. Antes de ser paganizado, el cristianismo fue primero completamente helenizado. El cristianismo le debe mucho, muchísimo a los griegos. Un griego de Egipto fue el que se levantó en Nicea con tanta valentía, y desafió a esta asamblea con tanta intrepidez, que el concilio no se atrevió a oscurecer el concepto de la naturaleza de Jesús hasta el punto de que la auténtica verdad de su donación hubiera corrido el peligro de perderse para el mundo. Este griego se llamaba Atanasio, y si no hubiera sido por la elocuencia y la lógica de este creyente, las opiniones religiosas de Arrio habrían triunfado.
195:1.1 (2071.1) La helenización del cristianismo empezó realmente el día memorable en que el apóstol Pablo se presentó ante el consejo del Areópago de Atenas y habló a los atenienses sobre el «Dios Desconocido». Allí, a la sombra del Acrópolis, este ciudadano romano proclamó a aquellos griegos su versión de la nueva religión que había nacido en la tierra judía de Galilea. Había una extraña similitud entre la filosofía griega y muchas enseñanzas de Jesús. Tenían una meta común: las dos aspiraban al surgimiento del individuo. Los griegos, a su surgimiento social y político; Jesús, a su surgimiento moral y espiritual. Los griegos enseñaban el liberalismo intelectual que conducía a la libertad política; Jesús enseñaba el liberalismo espiritual que conducía a la libertad religiosa. Estas dos ideas reunidas formaban una nueva y poderosa carta constitucional para la libertad humana; presagiaban la libertad social, política y espiritual del hombre.
195:1.2 (2071.2) El cristianismo surgió a la existencia y triunfó sobre todas las religiones rivales debido principalmente a dos factores:
195:1.3 (2071.3) 1. La mente griega estaba dispuesta a sacar ideas nuevas y buenas incluso de los judíos.
195:1.4 (2071.4) 2. Pablo y sus sucesores estaban dispuestos a hacer compromisos, y sabían hacerlo con astucia y sagacidad; eran unos negociadores perspicaces en materia teológica.
195:1.5 (2071.5) Cuando Pablo se levantó en Atenas para predicar «Cristo y Aquel que fue crucificado», los griegos estaban espiritualmente hambrientos; eran investigadores, estaban interesados y buscaban realmente la verdad espiritual. No olvidéis nunca que al principio los romanos combatieron el cristianismo, mientras que los griegos lo abrazaron, y que fueron los griegos los que posteriormente forzaron literalmente a los romanos a aceptar esta nueva religión, tal como ya estaba modificada, como parte de la cultura griega.
195:1.6 (2071.6) Los griegos veneraban la belleza y los judíos la santidad, pero los dos pueblos amaban la verdad. Durante siglos, los griegos habían examinado seriamente y discutido con sinceridad todos los problemas humanos — sociales, económicos, políticos y filosóficos — excepto la religión. Pocos griegos habían prestado mucha atención a la religión; ni siquiera tomaban muy en serio la suya propia. Durante siglos, los judíos habían descuidado estas otras esferas del pensamiento, consagrando su atención a la religión. Se tomaban muy en serio su religión, demasiado en serio. Iluminado por el contenido del mensaje de Jesús, el producto unificado de los siglos de pensamiento de estos dos pueblos se convirtió entonces en la fuerza motriz de un nuevo orden de sociedad humana y, hasta cierto punto, de un nuevo orden de creencias y de prácticas religiosas humanas.
195:1.7 (2071.7) Cuando Alejandro propagó la civilización helenista por el Cercano Oriente, la influencia de la cultura griega ya había penetrado en los países del Mediterráneo occidental. A los griegos les fue muy bien con su religión y su política mientras vivieron en pequeñas ciudades-Estado, pero cuando el rey de Macedonia se atrevió a expandir Grecia en un imperio que se extendía desde el Adriático hasta el Indo, los problemas empezaron. El arte y la filosofía de Grecia estaban completamente a la altura de la expansión imperial, pero no sucedía lo mismo con su administración política o su religión. Después de que las ciudades-Estado de Grecia se expandieron en un imperio, sus dioses más bien parroquiales parecieron un poco raros. Los griegos estaban buscando realmente a un solo Dios, a un Dios más grande y mejor, cuando les llegó la versión cristianizada de la religión judía más antigua.
195:1.8 (2072.1) El imperio heleno, como tal, no podía durar. Su influencia cultural continuó, pero solamente perduró después de adquirir de occidente el genio político romano para administrar un imperio, y después de obtener de oriente una religión cuyo Dios único poseía una dignidad imperial.
195:1.9 (2072.2) La cultura helenista ya había alcanzado sus niveles más altos en el siglo primero después de Cristo; su retroceso había empezado; el conocimiento avanzaba, pero el genio declinaba. En este preciso momento fue cuando las ideas y los ideales de Jesús, que estaban parcialmente incorporados en el cristianismo, contribuyeron en parte a salvar la cultura y el conocimiento griegos.
195:1.10 (2072.3) Alejandro había atacado oriente con el don cultural de la civilización griega; Pablo invadió occidente con la versión cristiana del evangelio de Jesús. Y el cristianismo helenizado echó raíces en todos los lugares de occidente donde prevaleció la cultura griega.
195:1.11 (2072.4) Aunque la versión oriental del mensaje de Jesús permaneció más fiel a sus enseñanzas, continuó siguiendo la actitud intransigente de Abner. Nunca progresó como la versión helenizada, y acabó por perderse en el movimiento islámico.
195:2.1 (2072.5) Los romanos se apoderaron en su totalidad de la cultura griega, sustituyendo el gobierno echado a suertes por un gobierno representativo. Este cambio favoreció pronto al cristianismo, ya que Roma introdujo en todo el mundo occidental una nueva tolerancia por los idiomas y los pueblos extranjeros, e incluso por las religiones ajenas.
195:2.2 (2072.6) En Roma, muchas de las primeras persecuciones contra los cristianos se debieron únicamente a la desafortunada utilización, en sus predicaciones, de la palabra «reino». Los romanos eran tolerantes con todas y cada una de las religiones, pero muy susceptibles ante cualquier cosa que tuviera sabor a rivalidad política. Por eso, cuando estas primeras persecuciones — debidas tan ampliamente a los malentendidos — desaparecieron, el campo para la propaganda religiosa se encontró completamente abierto. A los romanos les interesaba la administración política; el arte o la religión les resultaban indiferentes, pero eran excepcionalmente tolerantes con los dos.
195:2.3 (2072.7) La ley oriental era rígida y arbitraria; la ley griega era fluida y artística; la ley romana tenía dignidad y causaba respeto. La educación romana engendraba una lealtad inaudita e imperturbable. Los primeros romanos eran unos individuos políticamente dedicados y sublimemente consagrados. Eran honrados, incondicionales y entregados a sus ideales, pero sin una religión digna de ese nombre. No es de extrañar que sus educadores griegos fueran capaces de persuadirlos para que aceptaran el cristianismo de Pablo.
195:2.4 (2072.8) Estos romanos eran un gran pueblo. Podían gobernar Occidente porque se gobernaban a sí mismos. Esta honradez sin igual, esta devoción y este firme autocontrol constituían un terreno ideal para la recepción y el crecimiento del cristianismo.
195:2.5 (2072.9) A estos grecorromanos les resultaba igual de fácil consagrarse espiritualmente a una iglesia institucional, como hacerlo políticamente al Estado. Los romanos sólo lucharon contra la iglesia cuando temieron que ésta le hiciera la competencia al Estado. Como Roma tenía poca filosofía nacional o cultura nativa, se apoderó de la cultura griega como si fuera suya y adoptó audazmente a Cristo como filosofía moral. El cristianismo se convirtió en la cultura moral de Roma pero difícilmente en su religión, en el sentido de ser una experiencia individual de crecimiento espiritual para aquellos que abrazaron la nueva religión de una manera tan masiva. Es verdad que muchas personas penetraron bajo la superficie de toda esta religión estatal y encontraron, para alimento de su alma, los verdaderos valores de los significados ocultos contenidos en las verdades latentes del cristianismo helenizado y paganizado.
195:2.6 (2073.1) Los estoicos y su vigoroso llamamiento a «la naturaleza y la conciencia» habían preparado mucho mejor toda Roma para recibir a Cristo, al menos en un sentido intelectual. El romano era un jurista por naturaleza y por educación; veneraba incluso las leyes de la naturaleza. Y ahora, en el cristianismo, discernía las leyes de Dios en las leyes de la naturaleza. Un pueblo que podía dar a un Cicerón y a un Virgilio estaba maduro para el cristianismo helenizado de Pablo.
195:2.7 (2073.2) Y así, estos griegos romanizados forzaron tanto a los judíos como a los cristianos a hacer filosófica su religión, a coordinar sus ideas y sistematizar sus ideales, a adaptar las prácticas religiosas a la marcha existente de la vida. Todo esto fue enormemente favorecido por la traducción al griego de las escrituras hebreas y la redacción posterior del Nuevo Testamento en lengua griega.
195:2.8 (2073.3) Durante largo tiempo, los griegos, a diferencia de los judíos y de otros muchos pueblos, habían creído provisionalmente en la inmortalidad, en alguna clase de supervivencia después de la muerte. Puesto que éste era el centro mismo de la enseñanza de Jesús, era seguro que el cristianismo ejercería un poderoso atractivo sobre ellos.
195:2.9 (2073.4) Una sucesión de victorias de la cultura griega y de la política romana había consolidado a los países mediterráneos en un solo imperio, con un solo idioma y una sola cultura, y había preparado al mundo occidental para un solo Dios. El judaísmo proporcionaba este Dios, pero el judaísmo era inaceptable como religión para estos griegos romanizados. Filón ayudó a algunos a mitigar sus objeciones, pero el cristianismo les reveló un concepto aún mejor de un solo Dios, y lo aceptaron inmediatamente.
195:3.1 (2073.5) Después de la consolidación del régimen político romano y tras la propagación del cristianismo, los cristianos se encontraron con un solo Dios, un gran concepto religioso, pero sin imperio. Los grecorromanos se encontraron con un gran imperio, pero sin un Dios que sirviera como concepto religioso satisfactorio para el culto del imperio y la unificación espiritual. Los cristianos aceptaron el imperio, y el imperio adoptó el cristianismo. Los romanos proporcionaron una unidad de gobierno político; los griegos, una unidad de cultura y de instrucción; y el cristianismo, una unidad de pensamiento y de práctica religiosos.
195:3.2 (2073.6) Roma venció la tradición del nacionalismo mediante un universalismo imperial, y por primera vez en la historia hizo posible que diversas razas y naciones aceptaran, al menos nominalmente, una misma religión.
195:3.3 (2073.7) El cristianismo tuvo la aceptación de Roma en un momento en que había grandes discusiones entre las vigorosas enseñanzas de los estoicos y las promesas de salvación de los cultos de misterio. El cristianismo aportó un consuelo reconfortante y un poder liberador a un pueblo espiritualmente hambriento cuyo idioma no contenía la palabra «desinterés».
195:3.4 (2073.8) Lo que dio mayor poder al cristianismo fue la manera en que sus creyentes vivieron una vida de servicio, e incluso la forma en que murieron por su fe durante los primeros tiempos de persecuciones radicales.
195:3.5 (2073.9) La enseñanza acerca del amor de Cristo por los niños pronto puso fin a la práctica generalizada de exponer a la muerte a los niños no deseados, en particular a las niñas.
195:3.6 (2074.1) El primer modelo de culto cristiano fue ampliamente tomado de las sinagogas judías, y modificado por el ritual mitríaco; más tarde se añadió mucha pompa pagana. Los griegos cristianizados, prosélitos del judaísmo, componían la columna vertebral de la iglesia cristiana primitiva.
195:3.7 (2074.2) El siglo segundo después de Cristo fue el mejor período de toda la historia mundial para que una buena religión progresara en el mundo occidental. Durante el siglo primero, el cristianismo se había preparado, mediante la lucha y los compromisos, para echar raíces y difundirse rápidamente. El cristianismo adoptó al emperador, y más tarde éste adoptó el cristianismo. Fue una gran época para la difusión de una nueva religión. Había libertad religiosa, los viajes se habían generalizado y el libre pensamiento no tenía trabas.
195:3.8 (2074.3) El ímpetu espiritual de aceptar nominalmente el cristianismo helenizado llegó a Roma demasiado tarde para impedir su decadencia moral bien avanzada, o para compensar el deterioro racial ya bien establecido y en aumento. Esta nueva religión era una necesidad cultural para la Roma imperial, y es extremadamente desafortunado que no se convirtiera en un medio de salvación espiritual en un sentido más amplio.
195:3.9 (2074.4) Ni siquiera una buena religión podía salvar a un gran imperio de los resultados inevitables de la falta de participación individual en los asuntos del gobierno, del paternalismo excesivo, del exceso de impuestos y de los abusos flagrantes en su recaudación, de un comercio desequilibrado con el Levante que agotaba el oro, de la locura por las diversiones, de la estandarización romana, de la degradación de la mujer, de la esclavitud y la decadencia racial, de las calamidades físicas y de una iglesia estatal que se institucionalizó hasta el punto de llegar casi a la esterilidad espiritual.
195:3.10 (2074.5) Sin embargo, las condiciones no eran tan malas en Alejandría. Las primeras escuelas siguieron conservando muchas enseñanzas de Jesús libres de compromisos. Pantaenos enseñó a Clemente, y luego siguió a Natanael para proclamar a Cristo en la India. Aunque algunos ideales de Jesús fueron sacrificados para construir el cristianismo, hay que indicar con toda justicia que a finales del siglo segundo prácticamente todas las grandes mentes del mundo grecorromano se habían vuelto cristianas. El triunfo se acercaba a su culminación.
195:3.11 (2074.6) Y este imperio romano duró el tiempo suficiente como para asegurar la supervivencia del cristianismo, incluso después de que se derrumbara el imperio. Pero a menudo hemos conjeturado sobre qué hubiera sucedido en Roma y en el mundo si se hubiera aceptado el evangelio del reino en lugar del cristianismo griego.
195:4.1 (2074.7) Como la iglesia era una agregada de la sociedad y la aliada de la política, estaba destinada a compartir la decadencia intelectual y espiritual de la llamada «edad de las tinieblas» en Europa. Durante este período, la religión se volvió cada vez más monástica, ascética y legalizada. En un sentido espiritual, el cristianismo estaba en hibernación. Durante todo este período existió, al lado de esta religión adormecida y secularizada, una corriente continua de misticismo, una experiencia espiritual fantástica que rayaba en la irrealidad y filosóficamente similar al panteísmo.
195:4.2 (2074.8) Durante estos siglos sombríos y desesperantes, la religión volvió a ser prácticamente de segunda mano. El individuo se encontraba casi perdido ante la autoridad, la tradición y el dictado de una iglesia que lo eclipsaba todo. Una nueva amenaza espiritual surgió con la creación de una constelación de «santos» que se suponía tenían una influencia especial en los tribunales divinos y que, por consiguiente, si se recurría eficazmente a ellos, podían interceder ante los Dioses a favor de los hombres.
195:4.3 (2075.1) Aunque era impotente para detener la edad de las tinieblas que se aproximaba, el cristianismo estaba suficientemente socializado y paganizado como para encontrarse mejor preparado para sobrevivir a este largo período de tinieblas morales y de estancamiento espiritual. Siguió viviendo durante la larga noche de la civilización occidental y aún desempeñaba su función como influencia moral en el mundo en los albores del renacimiento. Después de atravesar la edad de las tinieblas, la rehabilitación del cristianismo se tradujo en la aparición de numerosas sectas de enseñanzas cristianas, cuyas creencias estaban adaptadas a unos tipos especiales — intelectuales, emocionales y espirituales — de personalidades humanas. Muchos de estos grupos cristianos especiales, o familias religiosas, continúan existiendo en el momento de efectuar esta presentación.
195:4.4 (2075.2) El cristianismo muestra en su historia que tuvo su origen en la transformación no intencionada de la religión de Jesús en una religión acerca de Jesús. Además, su historia indica que experimentó la helenización, la paganización, la secularización, la institucionalización, el deterioro intelectual, la decadencia espiritual, la hibernación moral, la amenaza de extinción, el rejuvenecimiento posterior, la fragmentación y una rehabilitación relativa más reciente. Este historial indica una vitalidad inherente y la posesión de inmensos recursos de recuperación. Y este mismo cristianismo está ahora presente en el mundo civilizado de los pueblos occidentales, haciendo frente a una lucha por la existencia que es aún más inquietante que aquellas crisis memorables que caracterizaron sus pasadas batallas por conseguir el dominio.
195:4.5 (2075.3) La religión se enfrenta ahora con el desafío de una nueva era de mentalidad científica y de tendencias materialistas. En este conflicto gigantesco entre lo secular y lo espiritual, la religión de Jesús acabará por triunfar.
195:5.1 (2075.4) El siglo veinte ha traído al cristianismo y a todas las demás religiones unos nuevos problemas que tienen que resolver. Cuanto más se eleva una civilización, mayor es el deber que tiene el hombre de «buscar primero las realidades del cielo» en todos sus esfuerzos por estabilizar la sociedad y facilitar la solución de sus problemas materiales.
195:5.2 (2075.5) La verdad se vuelve a veces confusa e incluso engañosa cuando es fragmentada, segregada, aislada y analizada con exceso. La verdad viviente sólo enseña bien al buscador de la verdad cuando es abrazada en su totalidad y como una realidad espiritual viviente, no como un hecho de la ciencia material o una inspiración de un arte intermedio.
195:5.3 (2075.6) La religión es la revelación al hombre de su destino divino y eterno. La religión es una experiencia puramente personal y espiritual, y siempre se debe diferenciar de las otras formas elevadas de pensamiento humano, tales como:
195:5.4 (2075.7) 1. La actitud lógica hacia las cosas de la realidad material.
195:5.5 (2075.8) 2. La apreciación estética de la belleza, en contraste con la fealdad.
195:5.6 (2075.9) 3. El reconocimiento ético de las obligaciones sociales y del deber político.
195:5.7 (2075.10) 4. Incluso el sentido de la moral humana, en sí mismo y por sí mismo, no es religioso.
195:5.8 (2075.11) La religión está destinada a encontrar en el universo aquellos valores que inspiran la fe, la confianza y la seguridad; la religión culmina en la adoración. La religión descubre para el alma aquellos valores supremos que contrastan con los valores relativos descubiertos por la mente. Esta perspicacia sobrehumana sólo se puede obtener mediante una experiencia religiosa auténtica.
195:5.9 (2075.12) Mantener un sistema social duradero sin una moral basada en las realidades espirituales es igual de imposible que mantener el sistema solar sin la gravedad.
195:5.10 (2076.1) No intentéis satisfacer la curiosidad o contentar todas las aventuras latentes que surgen dentro del alma, en una corta vida en la carne. ¡Tened paciencia! No caigáis en la tentación de zambulliros de manera desordenada en aventuras baratas y sórdidas. Aprovechad vuestras energías y refrenad vuestras pasiones; permaneced tranquilos mientras esperáis el desarrollo majestuoso de una carrera sin fin de aventuras progresivas y de descubrimientos emocionantes.
195:5.11 (2076.2) En la confusión sobre el origen del hombre, no perdáis de vista su destino eterno. No olvidéis que Jesús amaba incluso a los niños pequeños, y que indicó claramente para siempre el gran valor de la personalidad humana.
195:5.12 (2076.3) Al observar el mundo, recordad que las manchas oscuras de maldad que veis resaltan sobre un fondo blanco de bondad última. No observáis unas simples manchas blancas de bondad que destacan pobremente sobre un fondo oscuro de maldad.
195:5.13 (2076.4) Puesto que hay tantas verdades buenas que publicar y proclamar, ¿por qué los hombres habrían de hacer tanto hincapié en el mal que hay en el mundo, simplemente porque el mal parece ser un hecho? Los encantos de los valores espirituales de la verdad son más agradables y edificantes que el fenómeno del mal.
195:5.14 (2076.5) En religión, Jesús defendió y siguió el método de la experiencia, al igual que la ciencia moderna utiliza la técnica experimental. Encontramos a Dios mediante las directrices de la perspicacia espiritual, pero nos acercamos a esta perspicacia del alma mediante el amor de lo bello, la búsqueda de la verdad, la fidelidad al deber y la adoración de la bondad divina. Pero de todos estos valores, el amor es el verdadero guía que conduce a la perspicacia auténtica.
195:6.1 (2076.6) Los científicos han precipitado involuntariamente a la humanidad hacia un pánico materialista; han desencadenado un asedio irreflexivo al banco moral de los siglos, pero este banco de la experiencia humana tiene enormes recursos espirituales; puede soportar las demandas que se le hagan. Sólo los hombres irreflexivos se dejan llevar por el pánico con respecto a los activos espirituales de la raza humana. Cuando el pánico laico-materialista haya pasado, la religión de Jesús no se encontrará en bancarrota. El banco espiritual del reino de los cielos pagará con fe, esperanza y seguridad moral a todos los que recurran a él «en Su nombre».
195:6.2 (2076.7) Cualquiera que sea el conflicto aparente entre el materialismo y las enseñanzas de Jesús, podéis estar seguros de que las enseñanzas del Maestro triunfarán plenamente en las eras por venir. En realidad, la verdadera religión no puede meterse en ninguna controversia con la ciencia, pues no se ocupa en absoluto de las cosas materiales. A la religión, la ciencia le resulta sencillamente indiferente, aunque es comprensiva con ella, mientras que se interesa supremamente por el científico.
195:6.3 (2076.8) La búsqueda del simple conocimiento, sin la interpretación concomitante de la sabiduría y la perspicacia espiritual de la experiencia religiosa, conduce finalmente al pesimismo y a la desesperación humana. Un conocimiento limitado es realmente desconcertante.
195:6.4 (2076.9) En el momento de escribir este documento, lo peor de la era materialista ha pasado; ya está empezando a despuntar el día de una mejor comprensión. Las mejores mentes del mundo científico han dejado de tener una filosofía totalmente materialista, pero la gente común y corriente se inclina todavía en esa dirección a consecuencia de las enseñanzas anteriores. Pero esta era de realismo físico sólo es un episodio transitorio en la vida del hombre en la Tierra. La ciencia moderna ha dejado intacta a la verdadera religión — las enseñanzas de Jesús tal como se traducen en la vida de sus creyentes. Todo lo que la ciencia ha hecho es destruir las ilusiones infantiles de las falsas interpretaciones de la vida.
195:6.5 (2077.1) En lo que se refiere a la vida del hombre en la Tierra, la ciencia es una experiencia cuantitativa y la religión una experiencia cualitativa. La ciencia se ocupa de los fenómenos; la religión, de los orígenes, los valores y las metas. Indicar que las causas son una explicación de los fenómenos físicos equivale a confesar que se ignoran los factores últimos, y al final sólo conduce al científico directamente de vuelta a la gran causa primera — al Padre Universal del Paraíso.
195:6.6 (2077.2) El paso violento de una era de milagros a una era de máquinas ha resultado ser enteramente perturbador para el hombre. El ingenio y la habilidad de las falsas filosofías mecanicistas desmienten sus mismas opiniones mecanicistas. La agilidad fatalista de la mente de un materialista contradice para siempre sus afirmaciones de que el universo es un fenómeno energético ciego y carente de finalidad.
195:6.7 (2077.3) Tanto el naturalismo mecanicista de algunos hombres supuestamente instruidos como el laicismo irreflexivo del hombre de la calle se ocupan exclusivamente de cosas; están desprovistos de todo verdadero valor, sanción y satisfacción de naturaleza espiritual, y también están exentos de fe, de esperanza y de seguridades eternas. Uno de los grandes problemas de la vida moderna es que el hombre se cree demasiado ocupado como para encontrar tiempo para la meditación espiritual y la devoción religiosa.
195:6.8 (2077.4) El materialismo reduce al hombre a un estado de autómata sin alma, y lo convierte en un simple símbolo aritmético que ocupa un lugar impotente en la fórmula matemática de un universo realista y mecanicista. Pero, ¿de dónde viene todo este inmenso universo de matemáticas, sin un Maestro Matemático? La ciencia puede discurrir sobre la conservación de la materia, pero la religión valida la conservación del alma de los hombres — se ocupa de su experiencia con las realidades espirituales y los valores eternos.
195:6.9 (2077.5) El sociólogo materialista de hoy examina una comunidad, hace un informe sobre ella y deja a la gente tal como las encontró. Hace mil novecientos años, unos galileos ignorantes observaron a Jesús dar su vida como aportación espiritual a la experiencia interior del hombre, y luego salieron y pusieron boca abajo todo el imperio romano.
195:6.10 (2077.6) Pero los dirigentes religiosos cometen un grave error cuando intentan llamar al hombre moderno a la lucha espiritual al son de las trompetas de la Edad Media. La religión debe proveerse de lemas nuevos y actualizados. Ni la democracia ni ninguna otra panacea política podrán reemplazar el progreso espiritual. Las falsas religiones pueden representar una evasión de la realidad, pero Jesús, en su evangelio, puso al hombre mortal en la entrada misma de una realidad eterna de progreso espiritual.
195:6.11 (2077.7) Decir que la mente «surgió» de la materia no explica nada. Si el universo fuera simplemente un mecanismo y la mente fuera inseparable de la materia, nunca tendríamos dos interpretaciones diferentes de cualquier fenómeno observado. Los conceptos de la verdad, la belleza y la bondad no son inherentes ni a la física ni a la química. Una máquina no puede conocer, y mucho menos conocer la verdad, tener hambre de rectitud y apreciar la bondad.
195:6.12 (2077.8) La ciencia puede ser física, pero la mente del científico que discierne la verdad es al mismo tiempo supermaterial. La materia no conoce la verdad, ni puede amar la misericordia ni deleitarse con las realidades espirituales. Las convicciones morales basadas en la iluminación espiritual y arraigadas en la experiencia humana son tan reales y seguras como las deducciones matemáticas basadas en las observaciones físicas, pero se encuentran en un nivel diferente y más elevado.
195:6.13 (2077.9) Si los hombres sólo fueran unas máquinas, reaccionarían de manera más o menos uniforme a un universo material. No existiría la individualidad, y mucho menos la personalidad.
195:6.14 (2077.10) El hecho del mecanismo absoluto del Paraíso en el centro del universo de universos, en presencia de la volición incondicionada de la Fuente-Centro Segunda, asegura para siempre que los determinantes no son la ley exclusiva del cosmos. El materialismo está ahí, pero no es exclusivo; el mecanismo está ahí, pero no es incondicionado; el determinismo está ahí, pero no está solo.
195:6.15 (2078.1) El universo finito de la materia se volvería finalmente uniforme y determinista si no fuera por la presencia combinada de la mente y el espíritu. La influencia de la mente cósmica inyecta constantemente espontaneidad incluso en los mundos materiales.
195:6.16 (2078.2) En cualquier aspecto de la existencia, la libertad o la iniciativa es directamente proporcional al grado de influencia espiritual y de control de la mente cósmica; es decir, en la experiencia humana, al grado en que se hace realmente «la voluntad del Padre». Así pues, una vez que habéis empezado a descubrir a Dios, ésta es la prueba decisiva de que Dios ya os ha encontrado.
195:6.17 (2078.3) La búsqueda sincera de la bondad, la belleza y la verdad conduce a Dios. Y todo descubrimiento científico demuestra la existencia tanto de la libertad como de la uniformidad en el universo. El descubridor era libre de hacer su descubrimiento. La cosa descubierta es real y aparentemente uniforme, pues de otro modo no hubiera podido ser conocida como cosa.
195:7.1 (2078.4) Qué insensatez la del hombre con mentalidad materialista cuando permite que unas teorías tan vulnerables como las de un universo mecanicista le priven de los enormes recursos espirituales de la experiencia personal de la verdadera religión. Los hechos nunca están reñidos con la auténtica fe espiritual; las teorías sí pueden estarlo. La ciencia haría mejor en dedicarse a destruir la superstición, en lugar de intentar aniquilar la fe religiosa — la creencia humana en las realidades espirituales y los valores divinos.
195:7.2 (2078.5) La ciencia debería hacer materialmente por el hombre lo que la religión hace espiritualmente por él: ampliar el horizonte de la vida y engrandecer su personalidad. La verdadera ciencia no puede tener ninguna discrepancia duradera con la verdadera religión. El «método científico» es simplemente una vara intelectual para medir las aventuras materiales y los logros físicos. Pero como es material y enteramente intelectual, es totalmente inútil para evaluar las realidades espirituales y las experiencias religiosas.
195:7.3 (2078.6) La contradicción del mecanicista moderno es la siguiente: Si este universo fuera simplemente material y el hombre sólo fuera una máquina, ese hombre sería enteramente incapaz de reconocerse como tal máquina; además, un hombre-máquina así sería totalmente inconsciente del hecho de que existe dicho universo material. El desaliento y la desesperación materialista de una ciencia mecanicista no han logrado reconocer el hecho de que la mente del científico está habitada por el espíritu, aunque la perspicacia supermaterial del científico es precisamente la que formula estos conceptos erróneos y contradictorios en sí mismos de un universo materialista.
195:7.4 (2078.7) Los valores paradisiacos de eternidad e infinidad, de verdad, belleza y bondad, están escondidos dentro de los hechos de los fenómenos de los universos del tiempo y del espacio. Pero es necesario el ojo de la fe de un mortal nacido del espíritu para detectar y discernir estos valores espirituales.
195:7.5 (2078.8) Las realidades y los valores del progreso espiritual no son una «proyección psicológica» — un simple sueño despierto y glorificado de la mente material. Estas cosas son las previsiones espirituales del Ajustador interior, del espíritu de Dios que vive en la mente del hombre. No dejéis que vuestros escarceos en los descubrimientos ligeramente vislumbrados de la «relatividad» alteren vuestros conceptos de la eternidad y de la infinidad de Dios. Y en todas vuestras tentativas relacionadas con la necesidad de expresaros, no cometáis el error de omitir la expresión del Ajustador, la manifestación de vuestro yo real y mejor.
195:7.6 (2079.1) Si este universo sólo fuera material, el hombre material nunca sería capaz de llegar al concepto del carácter mecanicista de una existencia tan exclusivamente material. Este mismo concepto mecanicista del universo es, en sí mismo, un fenómeno no material de la mente, y toda mente es de origen no material, por mucho que pueda dar la impresión de estar condicionada materialmente y controlada mecánicamente.
195:7.7 (2079.2) El mecanismo mental parcialmente evolucionado del hombre mortal no está muy dotado de coherencia ni de sabiduría. La presunción del hombre sobrepasa a menudo su razón y elude su lógica.
195:7.8 (2079.3) El mismo pesimismo del materialista más pesimista es, en sí y por sí mismo, una prueba suficiente de que el universo del pesimista no es totalmente material. Tanto el optimismo como el pesimismo son unas reacciones conceptuales que se producen en una mente que es consciente de los valores así como de los hechos. Si el universo fuera realmente lo que el materialista considera que es, entonces el hombre, como máquina humana, estaría privado de todo reconocimiento consciente de ese mismo hecho. Sin la conciencia del concepto de los valores dentro de la mente nacida del espíritu, el hombre no podría reconocer de ninguna manera el hecho del materialismo universal ni los fenómenos mecanicistas de la acción del universo. Una máquina no puede ser consciente de la naturaleza ni del valor de otra máquina.
195:7.9 (2079.4) Una filosofía mecanicista de la vida y del universo no puede ser científica, porque la ciencia sólo reconoce y trata de los objetos materiales y de los hechos. La filosofía es inevitablemente supercientífica. El hombre es un hecho material de la naturaleza, pero su vida es un fenómeno que trasciende los niveles materiales de la naturaleza, porque manifiesta los atributos controladores de la mente y las cualidades creativas del espíritu.
195:7.10 (2079.5) El esfuerzo sincero del hombre por volverse mecanicista representa el fenómeno trágico del empeño inútil de ese hombre por suicidarse intelectual y moralmente. Pero no puede conseguirlo.
195:7.11 (2079.6) Si el universo sólo fuera material y el hombre solamente una máquina, no existiría ninguna ciencia que animara al científico a postular esta mecanización del universo. Las máquinas no pueden medirse, clasificarse ni evaluarse a sí mismas. Esta tarea científica sólo podría ejecutarla una entidad con estatus de supermáquina.
195:7.12 (2079.7) Si la realidad del universo no es más que una inmensa máquina, entonces el hombre debe estar fuera del universo y separado de él para poder reconocer este hecho y ser consciente de la perspicacia de esta evaluación.
195:7.13 (2079.8) Si el hombre sólo es una máquina, ¿qué técnica utiliza para llegar a creer o a pretender saber que sólo es una máquina? La experiencia de evaluarse conscientemente a sí mismo nunca es atributo de una simple máquina. Un mecanicista declarado y consciente de sí mismo es la mejor respuesta posible al mecanismo. Si el materialismo fuera un hecho, no podría existir ningún mecanicista consciente de sí mismo. También es cierto que primero hay que ser una persona moral antes de poder realizar actos inmorales.
195:7.14 (2079.9) La pretensión misma del materialismo implica una conciencia supermaterial de la mente que se atreve a afirmar tales dogmas. Un mecanismo puede deteriorarse, pero nunca puede progresar. Las máquinas no piensan, ni crean, ni sueñan, ni aspiran a algo, ni idealizan, ni tienen hambre de verdad o sed de rectitud. No motivan su vida con la pasión de servir a otras máquinas y escoger como meta de su progreso eterno la sublime tarea de encontrar a Dios y de esforzarse en ser como él. Las máquinas nunca son intelectuales, emotivas, estéticas, éticas, morales ni espirituales.
195:7.15 (2079.10) El arte prueba que el hombre no es mecánico, pero no prueba que sea espiritualmente inmortal. El arte es la morontia humana, el terreno intermedio entre el hombre material y el hombre espiritual. La poesía es un esfuerzo por huir de las realidades materiales hacia los valores espirituales.
195:7.16 (2080.1) En una civilización elevada, el arte humaniza a la ciencia, y es espiritualizado a su vez por la verdadera religión — la comprensión de los valores espirituales y eternos. El arte representa la evaluación humana y espacio-temporal de la realidad. La religión es el abrazo divino de los valores cósmicos y conlleva un progreso eterno en la ascensión y la expansión espirituales. El arte temporal sólo es peligroso cuando se vuelve ciego a los modelos espirituales de los arquetipos divinos que la eternidad refleja como sombras temporales de la realidad. El arte verdadero es la manipulación eficaz de las cosas materiales de la vida; la religión es la transformación ennoblecedora de los hechos materiales de la vida, y nunca deja de evaluar el arte en el sentido espiritual.
195:7.17 (2080.2) ¡Cuán insensato es suponer que un autómata pueda concebir una filosofía del automatismo, y cuán ridículo es creer que podría formarse un concepto así de otros compañeros autómatas!
195:7.18 (2080.3) Cualquier interpretación científica del universo material carece de valor a menos que asegure un debido reconocimiento al científico. Ninguna apreciación del arte es auténtica a menos que conceda un reconocimiento al artista. Ninguna evaluación de la moral es válida a menos que incluya al moralista. Ningún reconocimiento de la filosofía es edificante si ignora al filósofo, y la religión no puede existir sin la experiencia real de la persona religiosa que, en esta experiencia misma y a través de ella, intenta encontrar a Dios y conocerlo. Del mismo modo, el universo de universos carece de trascendencia separado del YO SOY, el Dios infinito que lo ha hecho y lo gobierna sin cesar.
195:7.19 (2080.4) Los mecanicistas — los humanistas — tienden a ir a la deriva con las corrientes materiales. Los idealistas y los espiritualistas se atreven a utilizar sus remos con inteligencia y vigor a fin de modificar el curso, en apariencia puramente material, de las corrientes de energía.
195:7.20 (2080.5) La ciencia vive gracias a las matemáticas de la mente; la música expresa el ritmo de las emociones. La religión es el ritmo espiritual del alma, en armonía espacio-temporal con las medidas melódicas superiores y eternas de la Infinidad. La experiencia religiosa es algo verdaderamente supermatemático en la vida humana.
195:7.21 (2080.6) En el lenguaje, el alfabeto representa el mecanismo del materialismo, mientras que las palabras que expresan el significado de mil pensamientos, grandes ideas y nobles ideales — de amor y de odio, de cobardía y de valor — representan las actuaciones de la mente dentro del alcance definido por la ley tanto material como espiritual, unas actuaciones dirigidas por la afirmación de la voluntad de la personalidad, y limitadas por la dotación inherente a la situación.
195:7.22 (2080.7) El universo no se parece a las leyes, los mecanismos y las constantes que descubre el científico, y que llega a considerar como ciencia, sino que se parece más bien al científico curioso que piensa, escoge, crea, combina y discrimina, que observa así los fenómenos del universo y clasifica los hechos matemáticos inherentes a las fases mecanicistas del aspecto material de la creación. El universo tampoco se parece al arte del artista, sino más bien al artista que se esfuerza, sueña, aspira, progresa e intenta trascender el mundo de las cosas materiales, en un esfuerzo por alcanzar una meta espiritual.
195:7.23 (2080.8) Es el científico, y no la ciencia, el que percibe la realidad de un universo de energía y materia en evolución y progreso. Es el artista, y no el arte, el que demuestra la existencia del mundo morontial transitorio interpuesto entre la existencia material y la libertad espiritual. Es la persona religiosa, y no la religión, la que prueba la existencia de las realidades del espíritu y de los valores divinos que se habrán de encontrar durante el progreso en la eternidad.
195:8.1 (2081.1) Pero incluso después de que el materialismo y el mecanicismo hayan sido más o menos derrotados, la influencia devastadora del laicismo del siglo veinte continuará marchitando la experiencia espiritual de millones de almas confiadas.
195:8.2 (2081.2) El laicismo moderno ha sido fomentado por dos influencias mundiales. El padre del laicismo fue la actitud atea y de ideas limitadas de la llamada ciencia de los siglos diecinueve y veinte — la ciencia atea. La madre del laicismo moderno fue la iglesia cristiana totalitaria de la Edad Media. El laicismo tuvo su comienzo como una protesta que se elevó contra la dominación casi completa de la civilización occidental por parte de la iglesia cristiana institucionalizada.
195:8.3 (2081.3) En el momento de esta revelación, el clima intelectual y filosófico que prevalece tanto en la vida europea como en la americana es decididamente laico — humanista. Durante trescientos años, el pensamiento occidental ha sido progresivamente laicizado. La religión se ha convertido cada vez más en una influencia nominal, se ha vuelto mayormente un ejercicio ritualista. La mayoría de los cristianos declarados de la civilización occidental son, sin saberlo, realmente laicos.
195:8.4 (2081.4) Fue necesario un gran poder, una poderosa influencia, para liberar el pensamiento y la vida de los pueblos occidentales de la garra marchitante de una dominación eclesiástica totalitaria. El laicismo rompió las ataduras del control de la iglesia, y ahora amenaza a su vez con establecer un nuevo tipo de dominio ateo en el corazón y la mente del hombre moderno. El Estado político tiránico y dictatorial es el descendiente directo del materialismo científico y del laicismo filosófico. El laicismo apenas libera al hombre de la dominación de la iglesia institucionalizada, cuando lo vende a la esclavitud servil del Estado totalitario. El laicismo sólo libera al hombre de la esclavitud eclesiástica para traicionarlo entregándolo a la tiranía de la esclavitud política y económica.
195:8.5 (2081.5) El materialismo niega a Dios, el laicismo se limita a ignorarlo; al menos ésta fue su actitud primitiva. Más recientemente, el laicismo ha tomado una actitud más militante, pretendiendo ocupar el lugar de la religión, cuya esclavitud totalitaria rechazó anteriormente. El laicismo del siglo veinte tiende a afirmar que el hombre no necesita a Dios. ¡Pero cuidado! Esta filosofía atea de la sociedad humana sólo conducirá a la inquietud, a la animosidad, a la infelicidad, a la guerra y a un desastre mundial.
195:8.6 (2081.6) El laicismo nunca podrá traer la paz a la humanidad. Nada puede sustituir a Dios en la sociedad humana. ¡Pero poned mucha atención! No os apresuréis a abandonar las ventajas beneficiosas de la sublevación laica que os ha liberado del totalitarismo eclesiástico. La civilización occidental disfruta hoy de muchas libertades y satisfacciones debido a la sublevación laica. El gran error del laicismo fue el siguiente: Al sublevarse contra el control casi total de la vida por parte de la autoridad religiosa, y después de conseguir liberarse de esta tiranía eclesiástica, los laicos continuaron adelante iniciando una sublevación contra el mismo Dios, a veces tácitamente y a veces de manera manifiesta.
195:8.7 (2081.7) A la sublevación laica le debéis la asombrosa creatividad de la industria americana y el progreso material sin precedentes de la civilización occidental. Como la sublevación laica ha ido demasiado lejos y ha perdido de vista a Dios y a la verdadera religión, también le ha seguido una cosecha inesperada de guerras mundiales y de inestabilidad internacional.
195:8.8 (2081.8) No es necesario sacrificar la fe en Dios para disfrutar de las bendiciones de la sublevación laica moderna: tolerancia, servicio social, gobierno democrático y libertades civiles. Los laicos no tenían necesidad de oponerse a la verdadera religión para promover la ciencia y hacer progresar la educación.
195:8.9 (2082.1) Pero el laicismo no es el único autor de todas estas ventajas recientes en la expansión del modo de vivir. Detrás de los logros del siglo veinte están no solamente la ciencia y el laicismo, sino también los efectos espirituales no reconocidos ni admitidos de la vida y las enseñanzas de Jesús de Nazaret.
195:8.10 (2082.2) Sin Dios, sin religión, el laicismo científico nunca podrá coordinar sus fuerzas, ni armonizar sus intereses, razas y nacionalismos divergentes y rivales. A pesar de sus logros materialistas incomparables, esta sociedad humana laicista se está desintegrando lentamente. La principal fuerza de cohesión que se resiste a esta desintegración de antagonismos es el nacionalismo. Y el nacionalismo es el obstáculo principal para la paz mundial.
195:8.11 (2082.3) La debilidad inherente al laicismo consiste en que desecha la ética y la religión a favor de la política y del poder. Es simplemente imposible establecer la fraternidad de los hombres cuando se ignora o se niega la paternidad de Dios.
195:8.12 (2082.4) El optimismo laico en materia social y política es una ilusión. Sin Dios, ni la independencia y la libertad, ni los bienes y la riqueza conducirán a la paz.
195:8.13 (2082.5) La secularización completa de la ciencia, la educación, la industria y la sociedad sólo pueden conducir al desastre. Durante el primer tercio del siglo veinte, los urantianos han matado a más seres humanos que durante toda la dispensación cristiana hasta ese momento. Y éste sólo es el principio de la espantosa cosecha del materialismo y del laicismo; una destrucción aún más terrible está todavía por venir.
195:9.1 (2082.6) No paséis por alto el valor de vuestra herencia espiritual, el río de verdad que fluye a través de los siglos, incluso hasta la época estéril de una era materialista y laica. En todos vuestros esfuerzos meritorios por desembarazaros de los credos supersticiosos de las épocas pasadas, aseguraos de conservar firmemente la verdad eterna. ¡Pero tened paciencia! Cuando la sublevación actual contra la superstición haya terminado, las verdades del evangelio de Jesús sobrevivirán gloriosamente para iluminar un camino nuevo y mejor.
195:9.2 (2082.7) Pero el cristianismo paganizado y socializado necesita un nuevo contacto con las enseñanzas no comprometidas de Jesús; languidece por falta de una visión nueva de la vida del Maestro en la Tierra. Una revelación nueva y más completa de la religión de Jesús está destinada a conquistar un imperio de laicismo materialista y a derrocar un influjo mundial de naturalismo mecanicista. Urantia se estremece actualmente al borde mismo de una de sus épocas más asombrosas y apasionantes de reajuste social, de reanimación moral y de iluminación espiritual.
195:9.3 (2082.8) Las enseñanzas de Jesús, aunque enormemente modificadas, sobrevivieron a los cultos de misterio de su época natal, a la ignorancia y la superstición de la edad de las tinieblas, e incluso ahora están venciendo lentamente al materialismo, al mecanicismo y al laicismo del siglo veinte. Estas épocas de grandes pruebas y de derrotas amenazantes siempre son períodos de gran revelación.
195:9.4 (2082.9) La religión necesita nuevos dirigentes, hombres y mujeres espirituales que se atrevan a depender únicamente de Jesús y de sus enseñanzas incomparables. Si el cristianismo insiste en olvidar su misión espiritual mientras continúa ocupándose de los problemas sociales y materiales, el renacimiento espiritual tendrá que esperar la llegada de esos nuevos instructores de la religión de Jesús que se consagrarán exclusivamente a la regeneración espiritual de los hombres. Entonces, esas almas nacidas del espíritu proporcionarán rápidamente la dirección y la inspiración necesarias para la reorganización social, moral, económica y política del mundo.
195:9.5 (2083.1) La era moderna rehusará aceptar una religión que sea incompatible con los hechos y que no se armonice con sus conceptos más elevados de la verdad, la belleza y la bondad. Ha llegado la hora de volver a descubrir los verdaderos fundamentos originales del cristianismo de hoy deformado y comprometido — la vida y las enseñanzas reales de Jesús.
195:9.6 (2083.2) El hombre primitivo vivía una vida de esclavitud supersticiosa al miedo religioso. El hombre civilizado moderno teme la idea de caer bajo el dominio de fuertes convicciones religiosas. El hombre inteligente siempre ha tenido miedo de estar sujeto a una religión. Cuando una religión fuerte y activa amenaza con dominarlo, intenta invariablemente racionalizarla, institucionalizarla y convertirla en una tradición, esperando de este modo poder controlarla. Mediante este procedimiento, incluso una religión revelada se convierte en una religión elaborada y dominada por el hombre. Los hombres y las mujeres modernos e inteligentes rehuyen la religión de Jesús por temor a lo que ésta les hará — y a lo que hará con ellos. Y todos estos temores están bien fundados. En verdad, la religión de Jesús domina y transforma a sus creyentes, pidiendo a los hombres que dediquen su vida a buscar el conocimiento de la voluntad del Padre que está en los cielos, y exigiendo que las energías de la vida se consagren al servicio desinteresado de la fraternidad de los hombres.
195:9.7 (2083.3) Los hombres y las mujeres egoístas simplemente no quieren pagar este precio, ni siquiera a cambio del mayor tesoro espiritual que se haya ofrecido nunca al hombre mortal. Cuando el hombre se haya sentido suficientemente desilusionado por las tristes decepciones que acompañan la búsqueda insensata y engañosa del egoísmo, y después de que haya descubierto la esterilidad de la religión formalizada, sólo entonces estará dispuesto a volverse de todo corazón hacia el evangelio del reino, la religión de Jesús de Nazaret.
195:9.8 (2083.4) El mundo necesita más que nada una religión de primera mano. Incluso el cristianismo — la mejor religión del siglo veinte — no es solamente una religión acerca de Jesús, sino que es una religión que los hombres experimentan ampliamente de segunda mano. Éstos cogen su religión íntegramente tal como se la transmiten sus educadores religiosos aceptados. ¡Qué despertar experimentaría el mundo si tan sólo pudiera ver a Jesús tal como vivió realmente en la Tierra, y conocer de primera mano sus enseñanzas dadoras de vida! Las palabras que describen las cosas bellas no pueden conmover tanto como la visión de esas cosas, y las palabras de un credo tampoco pueden inspirar el alma de los hombres como la experiencia de conocer la presencia de Dios. Pero la fe expectante mantendrá siempre abierta la puerta de la esperanza del alma del hombre, para que entren las realidades espirituales eternas de los valores divinos de los mundos del más allá.
195:9.9 (2083.5) El cristianismo se ha atrevido a rebajar sus ideales ante el desafío de la avidez humana, la locura de la guerra y la codicia del poder; pero la religión de Jesús se mantiene como la citación espiritual inmaculada y trascendente, apelando a lo mejor que hay en el hombre para que se eleve por encima de todos estos legados de la evolución animal, y alcance por la gracia las alturas morales del verdadero destino humano.
195:9.10 (2083.6) El cristianismo está amenazado de muerte lenta por el formalismo, el exceso de organización, el intelectualismo y otras tendencias no espirituales. La iglesia cristiana moderna no es esa fraternidad de creyentes dinámicos a la que Jesús encargó que efectuara la transformación espiritual contínua de las generaciones sucesivas de la humanidad.
195:9.11 (2083.7) El llamado cristianismo se ha convertido en un movimiento social y cultural, así como en una creencia y una práctica religiosas. El arroyo del cristianismo moderno desagua más de un antiguo pantano pagano y más de una ciénaga bárbara; muchas antiguas cuencas culturales vierten sus aguas en esta corriente cultural de hoy, además de las altas mesetas galileas que se supone que son su fuente exclusiva.
195:10.1 (2084.1) En verdad, el cristianismo ha hecho un gran servicio a este mundo, pero a quien más se necesita ahora es a Jesús. El mundo necesita ver a Jesús viviendo de nuevo en la Tierra en la experiencia de los mortales nacidos del espíritu que revelan el Maestro eficazmente a todos los hombres. Es inútil hablar de un renacimiento del cristianismo primitivo; tenéis que avanzar desde el lugar donde os encontráis. La cultura moderna debe bautizarse espiritualmente con una nueva revelación de la vida de Jesús, e iluminarse con una nueva comprensión de su evangelio de salvación eterna. Y cuando Jesús sea elevado así, atraerá a todos los hombres hacia él. Los discípulos de Jesús deberían de ser más que conquistadores, e incluso fuentes desbordantes de inspiración y de vida realzada para todos los hombres. La religión no es más que un humanismo elevado hasta que se hace divina mediante el descubrimiento de la realidad de la presencia de Dios en la experiencia personal.
195:10.2 (2084.2) La belleza y la sublimidad, la humanidad y la divinidad, la sencillez y la singularidad de la vida de Jesús en la Tierra presentan un cuadro tan sorprendente y atractivo de la salvación del hombre y de la revelación de Dios, que los teólogos y los filósofos de todos los tiempos deberían reprimir eficazmente el atrevimiento de formular credos o de crear sistemas teológicos de esclavitud espiritual partiendo de esta donación trascendental de Dios en la forma del hombre. En Jesús, el universo produjo un hombre mortal en quien el espíritu de amor triunfó sobre los obstáculos materiales del tiempo y superó el hecho del origen físico.
195:10.3 (2084.3) Tened siempre presente que Dios y el hombre se necesitan el uno al otro. Son mutuamente necesarios para alcanzar de manera plena y final la experiencia de la personalidad eterna en el destino divino de la finalidad del universo.
195:10.4 (2084.4) «El reino de Dios está dentro de vosotros» fue probablemente la proclamación más grande que Jesús hiciera nunca, después de la declaración de que su Padre es un espíritu vivo y amoroso.
195:10.5 (2084.5) Para ganar almas para el Maestro, no es la primera legua recorrida por coacción, deber o convencionalismo la que transformará al hombre y a su mundo, sino que es más bien la segunda legua de servicio libre y de devoción amante de la libertad la que revela que el discípulo de Jesús ha alargado la mano para coger a su hermano con amor y llevarlo, bajo la guía espiritual, hacia la meta superior y divina de la existencia mortal. Ahora mismo, el cristianismo recorre con gusto la primera legua, pero la humanidad languidece y tropieza en las tinieblas morales porque hay muy pocos discípulos auténticos que recorran la segunda legua — muy pocos seguidores declarados de Jesús que vivan y amen realmente como él enseñó a sus discípulos a vivir, amar y servir.
195:10.6 (2084.6) La llamada a la aventura de construir una sociedad humana nueva y transformada mediante el renacimiento espiritual de la fraternidad del reino de Jesús debería emocionar a todos los que creen en él como los hombres no se han conmovido desde la época en que caminaban por la Tierra como compañeros suyos en la carne.
195:10.7 (2084.7) Ningún sistema social o régimen político que niegue la realidad de Dios puede contribuir de manera constructiva y duradera al progreso de la civilización humana. Pero el cristianismo, tal como hoy está subdividido y secularizado, representa el mayor de todos los obstáculos para su propio progreso ulterior; esto es especialmente cierto en lo que concierne a oriente.
195:10.8 (2084.8) El poder eclesiástico es ahora y siempre incompatible con la fe viviente, el espíritu creciente y la experiencia de primera mano de los compañeros, por la fe, de Jesús en la fraternidad de los hombres, en la asociación espiritual del reino de los cielos. El deseo loable de preservar las tradiciones de los logros pasados conduce a menudo a defender unos sistemas de adoración obsoletos. El deseo bien intencionado de fomentar antiguos sistemas de pensamiento impide eficazmente patrocinar unos medios y unos métodos nuevos y adecuados destinados a satisfacer los anhelos espirituales de la mente en expansión y en progreso del hombre moderno. Asímismo, las iglesias cristianas del siglo veinte se alzan como enormes obstáculos, aunque enteramente inconscientes, para el progreso inmediato del verdadero evangelio — las enseñanzas de Jesús de Nazaret.
195:10.9 (2085.1) Muchas personas serias que ofrecerían gustosamente su lealtad al Cristo del evangelio, encuentran muy difícil apoyar con entusiasmo a una iglesia que da tan pocas muestras del espíritu de su vida y de sus enseñanzas, y a estas personas se les ha enseñado erróneamente que él la fundó. Jesús no fundó la llamada iglesia cristiana, pero de todas las maneras compatibles con su naturaleza, la ha fomentado como la mejor representante existente de la obra de su vida en la Tierra.
195:10.10 (2085.2) Si la iglesia cristiana se atreviera tan sólo a abrazar el programa del Maestro, miles de jóvenes aparentemente indiferentes se precipitarían para alistarse en esta empresa espiritual, y no dudarían en llevar a cabo hasta el fin esta gran aventura.
195:10.11 (2085.3) El cristianismo se enfrenta seriamente con la sentencia incluida en uno de sus propios lemas: «Una casa dividida contra sí misma no puede subsistir». El mundo no cristiano difícilmente capitulará ante una cristiandad dividida en sectas. El Jesús vivo es la única esperanza de una posible unificación del cristianismo. La verdadera iglesia — la fraternidad de Jesús — es invisible, espiritual y está caracterizada por la unidad, pero no necesariamente por la uniformidad. La uniformidad es la marca distintiva del mundo físico de naturaleza mecanicista. La unidad espiritual es el fruto de la unión por la fe con el Jesús vivo. La iglesia visible debería negarse a continuar obstaculizando el progreso de la fraternidad invisible y espiritual del reino de Dios. Esta fraternidad está destinada a convertirse en un organismo viviente, en contraste con una organización social institucionalizada. Puede utilizar muy bien estas organizaciones sociales, pero no debe ser sustituida por ellas.
195:10.12 (2085.4) Pero incluso el cristianismo del siglo veinte no debe ser despreciado. Es el producto del genio moral combinado de los hombres que conocían a Dios pertenecientes a muchas razas y durante muchas épocas; ha sido realmente uno de los más grandes poderes benéficos de la Tierra, y por consiguiente nadie debería considerarlo a la ligera, a pesar de sus defectos inherentes y adquiridos. El cristianismo continúa ingeniándoselas para incitar, con poderosas emociones morales, la mente de los hombres reflexivos.
195:10.13 (2085.5) Pero la implicación de la iglesia en el comercio y la política no tiene excusa; estas alianzas profanas son una flagrante traición al Maestro. Y los auténticos amantes de la verdad tardarán mucho tiempo en olvidar que esta poderosa iglesia institucionalizada se ha atrevido con frecuencia a sofocar una fe recién nacida, y a perseguir a los portadores de la verdad que aparecían por casualidad con vestiduras no ortodoxas.
195:10.14 (2085.6) Es demasiado cierto que esta iglesia no habría sobrevivido si no hubiera habido hombres en el mundo que prefirieran esta forma de culto. Muchas almas espiritualmente indolentes anhelan una religión antigua y autoritaria de rituales y de tradiciones consagradas. La evolución humana y el progreso espiritual apenas son suficientes para hacer que todos los hombres prescindan de una autoridad religiosa. Y la fraternidad invisible del reino puede muy bien incluir a estos grupos familiares de diversas clases sociales y temperamentales, con tal que estén dispuestos a convertirse en unos hijos de Dios realmente conducidos por el espíritu. Pero en esta fraternidad de Jesús no hay sitio para las rivalidades sectarias, el resentimiento entre los grupos, ni para las afirmaciones de superioridad moral e infalibilidad espiritual.
195:10.15 (2086.1) Estas diversas agrupaciones de cristianos pueden servir para albergar a los numerosos tipos diferentes de supuestos creyentes entre los diversos pueblos de la civilización occidental, pero esta división de la cristiandad muestra una grave debilidad cuando intenta llevar el evangelio de Jesús a los pueblos orientales. Esas razas no comprenden todavía que existe una religión de Jesús separada, y un poco apartada, del cristianismo, el cual se ha vuelto cada vez más una religión acerca de Jesús.
195:10.16 (2086.2) La gran esperanza de Urantia reside en la posibilidad de una nueva revelación de Jesús, con una presentación nueva y ampliada de su mensaje salvador, que uniría espiritualmente en un servicio amoroso a las numerosas familias de sus seguidores declarados de hoy en día.
195:10.17 (2086.3) Incluso la educación laica podría ayudar a este gran renacimiento espiritual, si prestara más atención a la tarea de enseñar a los jóvenes cómo acometer la planificación de la vida y el desarrollo del carácter. La meta de toda educación debería consistir en fomentar y promover el objetivo supremo de la vida, el desarrollo de una personalidad majestuosa y bien equilibrada. Existe una gran necesidad de enseñar la disciplina moral en lugar de tantas satisfacciones egoístas. Sobre esta base, la religión puede aportar su estímulo espiritual para ampliar y enriquecer la vida humana, e incluso para asegurar y realzar la vida eterna.
195:10.18 (2086.4) El cristianismo es una religión improvisada, y por eso debe funcionar a baja velocidad. Las actuaciones espirituales a gran velocidad deben esperar la nueva revelación y la aceptación más generalizada de la verdadera religión de Jesús. Pero el cristianismo es una religión poderosa, puesto que los discípulos corrientes de un carpintero crucificado pusieron en marcha las enseñanzas que conquistaron el mundo romano en trescientos años, y luego continuaron hasta vencer a los bárbaros que derrocaron a Roma. Este mismo cristianismo conquistó — absorbió y exaltó — toda la corriente de la teología hebrea y de la filosofía griega. Luego, cuando esta religión cristiana cayó en estado de coma durante más de mil años a causa de una dosis excesiva de misterios y de paganismo, se resucitó a sí misma y reconquistó virtualmente todo el mundo occidental. El cristianismo contiene suficientes enseñanzas de Jesús como para volverse inmortal.
195:10.19 (2086.5) Si el cristianismo tan sólo pudiera captar una mayor cantidad de enseñanzas de Jesús, podría hacer mucho más para ayudar al hombre moderno a resolver sus problemas nuevos y cada vez más complejos.
195:10.20 (2086.6) El cristianismo sufre una gran desventaja porque ha sido identificado, en la mente de todo el mundo, como una parte del sistema social, la vida industrial y los criterios morales de la civilización occidental; de este modo, el cristianismo ha parecido patrocinar, sin ser consciente de ello, una sociedad que se tambalea bajo la culpabilidad de tolerar una ciencia sin idealismo, una política sin principios, una riqueza sin trabajo, un placer sin restricción, un conocimiento sin carácter, un poder sin conciencia y una industria sin moralidad.
195:10.21 (2086.7) La esperanza del cristianismo moderno consiste en dejar de patrocinar los sistemas sociales y las políticas industriales de la civilización occidental, e inclinarse humildemente ante la cruz que ensalza tan valientemente, para aprender allí otra vez de Jesús de Nazaret las verdades más grandes que el hombre mortal pueda escuchar jamás — el evangelio viviente de la paternidad de Dios y de la fraternidad de los hombres.
El libro de Urantia
Documento 196
196:0.1 (2087.1) JESÚS gozaba de una fe sublime y sin reservas en Dios. Experimentó los altibajos normales y corrientes de la existencia mortal, pero nunca puso religiosamente en duda la certidumbre de la vigilancia y la guía de Dios. Su fe era el fruto de la perspicacia nacida de la actividad de la presencia divina, su Ajustador interior. Su fe no era ni tradicional ni simplemente intelectual; era enteramente personal y puramente espiritual.
196:0.2 (2087.2) El Jesús humano veía a Dios como santo, justo y grande, así como verdadero, bello y bueno. Todos estos atributos de la divinidad los enfocó en su mente como «la voluntad del Padre que está en los cielos». El Dios de Jesús era al mismo tiempo «el Santo de Israel» y «el Padre vivo y amoroso que está en los cielos». El concepto de Dios como Padre no era original de Jesús, pero exaltó y elevó la idea hasta el nivel de una experiencia sublime mediante la realización de una nueva revelación de Dios y la proclamación de que toda criatura mortal es hija de este Padre del amor, un hijo de Dios.
196:0.3 (2087.3) Jesús no se aferró a la fe en Dios como un alma que lucha en una guerra contra el universo y en una pelea a muerte con un mundo hostil y pecaminoso; no recurrió a la fe simplemente para consolarse en medio de las dificultades o para animarse cuando lo amenazaba la desesperación; la fe no era para él una simple compensación ilusoria ante las realidades desagradables y las tristezas de la vida. En presencia misma de todas las dificultades naturales y de todas las contradicciones temporales de la existencia mortal, experimentó la tranquilidad de una confianza suprema e incontestable en Dios y sintió la formidable emoción de vivir, por la fe, en la presencia misma del Padre celestial. Esta fe triunfante era la experiencia viviente de un logro espiritual real. La gran contribución de Jesús a los valores de la experiencia humana no fue la de revelar tantas ideas nuevas sobre el Padre que está en los cielos, sino más bien la de demostrar de manera tan magnífica y humana un tipo nuevo y superior de fe viviente en Dios. En ningún mundo de este universo, ni en la vida de ningún otro mortal, Dios no se ha vuelto nunca una realidad tan viviente como en la experiencia humana de Jesús de Nazaret.
196:0.4 (2087.4) Este mundo y todos los demás mundos de la creación local descubren, en la vida del Maestro en Urantia, un tipo de religión nuevo y superior, una religión basada en las relaciones espirituales personales con el Padre Universal, y totalmente validada por la autoridad suprema de una experiencia personal auténtica. Esta fe viviente de Jesús era más que una reflexión intelectual, y no era una meditación mística.
196:0.5 (2087.5) La teología puede fijar, formular, definir y dogmatizar la fe, pero en la vida humana de Jesús, la fe era personal, viviente, original, espontánea y puramente espiritual. Esta fe no era una veneración por la tradición ni una simple creencia intelectual que él mantenía como un credo sagrado, sino más bien una experiencia sublime y una convicción profunda que lo mantenían en la seguridad. Su fe era tan real e inclusiva que erradicó absolutamente todas las dudas espirituales y destruyó eficazmente todo deseo contradictorio. Nada era capaz de arrancar a Jesús del anclaje espiritual de esta fe ferviente, sublime e intrépida. Incluso en presencia de una derrota aparente o en medio de la decepción y de una desesperación amenazante, se mantenía sereno en la presencia divina, libre de temores y plenamente consciente de ser espiritualmente invencible. Jesús disfrutaba de la seguridad vigorizante de poseer una fe a toda prueba, y en cada una de las situaciones difíciles de la vida, mostró infaliblemente una lealtad incondicional a la voluntad del Padre. Esta fe magnífica no se dejó intimidar ni siquiera por la amenaza cruel y abrumadora de una muerte ignominiosa.
196:0.6 (2088.1) En un genio religioso, una poderosa fe espiritual conduce muchas veces directamente a un fanatismo desastroso, a la exageración del ego religioso, pero esto no le sucedió a Jesús. Su vida práctica no se vio afectada desfavorablemente por su fe extraordinaria y sus logros espirituales, porque esta exaltación espiritual era una expresión enteramente inconsciente y espontánea que hacía su alma de su experiencia personal con Dios.
196:0.7 (2088.2) La fe espiritual de Jesús, arrolladora e indomable, nunca se volvió fanática porque nunca intentó dejarse llevar por sus juicios intelectuales bien equilibrados sobre los valores proporcionales de las situaciones sociales, económicas y morales, prácticas y corrientes, de la vida. El Hijo del Hombre era una personalidad humana espléndidamente unificada; era un ser divino perfectamente dotado; también estaba magníficamente coordinado como ser humano y divino combinados, ejerciendo su actividad en la Tierra como una sola personalidad. El Maestro siempre coordinaba la fe del alma con las sabias evaluaciones de una experiencia madurada. La fe personal, la esperanza espiritual y la devoción moral siempre estaban correlacionadas en una unidad religiosa incomparable de asociación armoniosa con la comprensión penetrante de la realidad y el carácter sagrado de todas las lealtades humanas — honor personal, amor familiar, obligaciones religiosas, deberes sociales y necesidades económicas.
196:0.8 (2088.3) La fe de Jesús visualizaba que todos los valores espirituales se encontraban en el reino de Dios; por eso decía: «Buscad primero el reino de los cielos». Jesús veía en la hermandad avanzada e ideal del reino la realización y el cumplimiento de la «voluntad de Dios». La esencia misma de la oración que enseñó a sus discípulos fue: «Que venga tu reino; que se haga tu voluntad». Una vez que concibió así que el reino incluía la voluntad de Dios, se consagró a la causa de hacerlo realidad con un asombroso olvido de sí mismo y un entusiasmo ilimitado. Pero durante toda su intensa misión y a lo largo de su vida extraordinaria, nunca se manifestó el furor del fanático ni la frivolidad superficial del egotista religioso.
196:0.9 (2088.4) Toda la vida del Maestro estuvo constantemente condicionada por esta fe viviente, esta experiencia religiosa sublime. Esta actitud espiritual dominaba totalmente sus pensamientos y sentimientos, su creencia y su oración, su enseñanza y su predicación. Esta fe personal de un hijo en la certidumbre y la seguridad de la guía y la protección del Padre celestial confirió a su vida excepcional una profunda dotación de realidad espiritual. Sin embargo, a pesar de esta conciencia profundísima de su estrecha relación con la divinidad, este Galileo, este Galileo de Dios, cuando le llamaron Maestro Bueno, replicó instantáneamente: «¿Por qué me llamas bueno?» Cuando nos encontramos ante un olvido de sí mismo tan espléndido, empezamos a comprender cómo le resultó posible al Padre Universal manifestarse tan plenamente a Jesús y revelarse a través de él a los mortales de los mundos.
196:0.10 (2088.5) Jesús le entregó a Dios, como hombre del reino, la más grande de todas las ofrendas: la consagración y la dedicación de su propia voluntad al servicio majestuoso de hacer la voluntad divina. Jesús siempre interpretó la religión, de manera sistemática, totalmente en función de la voluntad del Padre. Cuando estudiéis la carrera del Maestro, en lo referente a la oración o a cualquier otra característica de la vida religiosa, no busquéis tanto lo que enseñó como lo que hizo. Jesús nunca oraba porque fuera un deber religioso. Para él, la oración era una expresión sincera de la actitud espiritual, una declaración de la lealtad del alma, una recitación de devoción personal, una expresión de acción de gracias, una manera de evitar la tensión emocional, una prevención de los conflictos, una exaltación del intelecto, un ennoblecimiento de los deseos, una confirmación de las decisiones morales, un enriquecimiento del pensamiento, una estimulación de las tendencias más elevadas, una consagración del impulso, una clarificación de un punto de vista, una declaración de fe, una rendición trascendental de la voluntad, una sublime afirmación de confianza, una revelación de valentía, la proclamación de un descubrimiento, una confesión de devoción suprema, la validación de una consagración, una técnica para ajustar las dificultades y la poderosa movilización de los poderes combinados del alma para resistir todas las tendencias humanas al egoísmo, al mal y al pecado. Vivió precisamente este tipo de vida consagrada piadosamente a hacer la voluntad de su Padre, y terminó su vida triunfalmente con una oración de este tipo. El secreto de su incomparable vida religiosa fue esta conciencia de la presencia de Dios; y la consiguió mediante oraciones inteligentes y una adoración sincera — una comunión ininterrumpida con Dios — y no por medio de directrices, voces, visiones, apariciones o prácticas religiosas extraordinarias.
196:0.11 (2089.1) En la vida terrestre de Jesús, la religión fue una experiencia viviente, un movimiento directo y personal desde la veneración espiritual hasta la rectitud práctica. La fe de Jesús produjo los frutos trascendentes del espíritu divino. Su fe no era inmadura y crédula como la de un niño, pero en muchos aspectos se parecía a la confianza sin sospechas de la mente de un niño; Jesús confiaba en Dios como un niño confía en su padre. Tenía una profunda confianza en el universo — la misma confianza que tiene un niño en el ambiente de sus padres. La fe incondicional de Jesús en la bondad fundamental del universo se parecía mucho a la confianza del niño en la seguridad de su entorno terrestre. Dependía del Padre celestial como un niño se apoya en su padre terrenal, y su fe ferviente nunca dudó ni un momento de la certeza de los grandes cuidados del Padre celestial. No le perturbaron seriamente los temores, las dudas ni el escepticismo. La incredulidad no inhibió la expresión libre y original de su vida. Combinó el coraje inquebrantable e inteligente de un adulto con el optimismo sincero y confiado de un niño creyente. Su fe había crecido hasta tales niveles de confianza que estaba desprovista de temor.
196:0.12 (2089.2) La fe de Jesús alcanzó la pureza de la confianza de un niño. Su fe era tan absoluta y estaba tan desprovista de dudas que era sensible al encanto del contacto con los semejantes y a las maravillas del universo. Su sentimiento de dependencia de lo divino era tan completo y tan confiado que le producía la alegría y la certeza de una seguridad personal absoluta. No había ningún fingimiento vacilante en su experiencia religiosa. En este intelecto gigantesco de adulto, la fe del niño reinaba de manera suprema en todos los asuntos relacionados con la conciencia religiosa. No es extraño que dijera una vez: «A menos que os volváis como un niño pequeño, no entraréis en el reino.» Aunque la fe de Jesús era ingenua, no era en ningún sentido infantil.
196:0.13 (2089.3) Jesús no le pide a sus discípulos que crean en él, sino más bien que crean con él, que crean en la realidad del amor de Dios y que acepten con toda confianza la seguridad de su filiación con el Padre celestial. El Maestro desea que todos sus seguidores compartan plenamente su fe trascendente. Jesús desafió a sus seguidores, de la manera más enternecedora, no sólo a creer lo que él creía, sino también a creer como él creía. Éste es el significado completo de su única exigencia suprema: «Sígueme.»
196:0.14 (2090.1) La vida terrenal de Jesús estuvo consagrada a una sola gran finalidad — hacer la voluntad del Padre, vivir la vida humana religiosamente y por la fe. La fe de Jesús era confiada como la de un niño, pero sin la menor presunción. Tomó decisiones firmes y valientes, se enfrentó con intrepidez a múltiples decepciones, superó resueltamente dificultades extraordinarias, e hizo frente sin vacilar a las duras exigencias del deber. Se necesitaba una fuerte voluntad y una confianza indefectible para creer lo que Jesús creía, y como él lo creía.
196:1.1 (2090.2) La devoción de Jesús a la voluntad del Padre y al servicio del hombre era mucho más que una decisión como mortal y que una determinación humana; era una consagración total de sí mismo a esta donación ilimitada de amor. Por muy grande que sea el hecho de la soberanía de Miguel, no debéis apartar de los hombres al Jesús humano. El Maestro subió a los cielos no sólo como hombre, sino también como Dios; él pertenece a los hombres, y los hombres le pertenecen. ¡Es muy lamentable que la religión misma sea tan mal interpretada, que aparte al Jesús humano de los mortales que luchan! Que las discusiones sobre la humanidad o la divinidad de Cristo no oscurezcan la verdad salvadora de que Jesús de Nazaret fue un hombre religioso que consiguió, por la fe, conocer y hacer la voluntad de Dios; fue realmente el hombre más religioso que haya vivido jamás en Urantia.
196:1.2 (2090.3) Los tiempos están maduros para presenciar la resurrección simbólica del Jesús humano, saliendo de la tumba de las tradiciones teológicas y de los dogmas religiosos de diecinueve siglos. Jesús de Nazaret ya no debe ser sacrificado, ni siquiera por el espléndido concepto del Cristo glorificado. ¡Qué servicio trascendente prestaría la presente revelación si, a través de ella, el Hijo del Hombre fuera rescatado de la tumba de la teología tradicional, y fuera presentado como el Jesús vivo a la iglesia que lleva su nombre y a todas las demás religiones! La hermandad cristiana de creyentes no dudará seguramente en reajustar su fe y sus costumbres de vida para poder «seguir» al Maestro en la manifestación de su vida real de devoción religiosa a la tarea de hacer la voluntad de su Padre, y de consagración al servicio desinteresado de los hombres. ¿Temen los cristianos declarados que se ponga al descubierto a una hermandad autosuficiente y no consagrada, que tiene respetabilidad social y una inadaptación económica egoísta? ¿Teme el cristianismo institucional que la autoridad eclesiástica tradicional esté posiblemente en peligro, o incluso sea derrocada, si el Jesús de Galilea es reinstalado en la mente y el alma de los hombres mortales como el ideal de la vida religiosa personal? En verdad, los reajustes sociales, las transformaciones económicas, los rejuvenecimientos morales y las revisiones religiosas de la civilización cristiana serían drásticas y revolucionarias si la religión viviente de Jesús sustituyera repentinamente a la religión teológica acerca de Jesús.
196:1.3 (2090.4) «Seguir a Jesús» significa compartir personalmente su fe religiosa y entrar en el espíritu de la vida del Maestro, consagrada al servicio desinteresado de los hombres. Una de las cosas más importantes de la vida humana consiste en averiguar lo que Jesús creía, en descubrir sus ideales, y en esforzarse por alcanzar el elevado objetivo de su vida. De todos los conocimientos humanos, el que posee mayor valor es el de conocer la vida religiosa de Jesús y la manera en que la vivió.
196:1.4 (2090.5) La gente corriente escuchaba a Jesús con placer, y responderán de nuevo a la presentación de su vida humana sincera de motivación religiosa consagrada, si estas verdades se proclaman de nuevo en el mundo. La gente lo escuchaba con placer porque era uno de ellos, un laico sin pretensiones; el instructor religioso más grande del mundo fue en verdad un laico.
196:1.5 (2091.1) Los creyentes en el reino no deberían tener el objetivo de imitar literalmente la vida exterior de Jesús en la carne, sino más bien de compartir su fe; confiar en Dios como él confiaba en Dios, y creer en los hombres como él creía en ellos. Jesús nunca discutió sobre la paternidad de Dios o la fraternidad de los hombres; él era una ilustración viviente de lo primero y una profunda demostración de lo segundo.
196:1.6 (2091.2) Al igual que los hombres deben progresar desde la conciencia de lo humano hasta la comprensión de lo divino, Jesús se elevó desde la naturaleza del hombre hasta la conciencia de la naturaleza de Dios. Y el Maestro efectuó esta gran ascensión desde lo humano hasta lo divino mediante el logro conjunto de la fe de su intelecto mortal y los actos de su Ajustador interior. El hecho de llevar a cabo la conquista de la totalidad de su divinidad (siendo en todo momento plenamente consciente de la realidad de su humanidad) pasó por siete fases de conciencia, por la fe, de su divinización progresiva. Los siguientes acontecimientos extraordinarios marcaron estas fases de desarrollo progresivo de sí mismo en la experiencia donadora del Maestro:
196:1.7 (2091.3) 1. La llegada del Ajustador del Pensamiento.
196:1.8 (2091.4) 2. El mensajero de Emmanuel que se le apareció en Jerusalén cuando tenía unos doce años.
196:1.9 (2091.5) 3. Las manifestaciones que acompañaron a su bautismo.
196:1.10 (2091.6) 4. Las experiencias en el Monte de la Transfiguración.
196:1.11 (2091.7) 5. La resurrección morontial.
196:1.12 (2091.8) 6. La ascensión en espíritu.
196:1.13 (2091.9) 7. El abrazo final del Padre Paradisiaco, que le confirió la soberanía ilimitada sobre su universo.
196:2.1 (2091.10) Algún día, una reforma en la iglesia cristiana podría causar un impacto lo suficientemente profundo como para regresar a las enseñanzas religiosas puras de Jesús, el autor y consumador de nuestra fe. Podéis predicar una religión acerca de Jesús, pero la religión de Jesús, forzosamente, tenéis que vivirla. En el entusiasmo de Pentecostés, Pedro inauguró involuntariamente una nueva religión, la religión del Cristo resucitado y glorificado. El apóstol Pablo transformó más tarde este nuevo evangelio en el cristianismo, una religión que incluye sus propias opiniones teológicas y describe su propia experienciapersonal con el Jesús del camino de Damasco. El evangelio del reino está fundado en la experiencia religiosa personal de Jesús de Galilea; el cristianismo está fundado casi exclusivamente en la experiencia religiosa personal del apóstol Pablo. Casi todo el Nuevo Testamento está dedicado, no a describir la vida religiosa significativa e inspiradora de Jesús, sino a examinar la experiencia religiosa de Pablo y a describir sus convicciones religiosas personales. Las únicas excepciones notables a esta afirmación son el Libro de los Hebreos y la Epístola de Santiago, además de algunos fragmentos de Mateo, Marcos y Lucas. El mismo Pedro sólo volvió una vez, en sus escritos, a la vida religiosa personal de su Maestro. El Nuevo Testamento es un magnífico documento cristiano, pero sólo refleja pobremente la religión de Jesús.
196:2.2 (2091.11) La vida de Jesús en la carne describe un crecimiento religioso trascendente que empezó por las antiguas ideas del temor primitivo y de la veneración humana, y pasó por los años de comunión espiritual personal, hasta que llegó finalmente al estado avanzado y elevado de la conciencia de su unidad con el Padre. Y así, en una sola corta vida, Jesús atravesó esa experiencia de evolución espiritual religiosa que los hombres empiezan en la Tierra y que sólo terminan generalmente al final de su larga estancia en las escuelas de educación espiritual de los niveles sucesivos de la carrera preparadisiaca. Jesús progresó desde una conciencia puramente humana en la que tenía la certidumbre, por la fe, de una experiencia religiosa personal, hasta las sublimes alturas espirituales de la comprensión definitiva de su naturaleza divina, y hasta la conciencia de su estrecha asociación con el Padre Universal en la administración de un universo. Progresó desde el humilde estado de dependencia mortal que le impulsó a decir espontáneamente a aquel que le había llamado Maestro Bueno: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno salvo Dios», hasta esa conciencia sublime de una divinidad consumada que le condujo a exclamar: «¿Quién de vosotros me declara culpable de pecado?» Esta ascensión progresiva de lo humano a lo divino fue un logro exclusivamente mortal. Cuando hubo alcanzado así la divinidad, continuó siendo el mismo Jesús humano, el Hijo del Hombre así como el Hijo de Dios.
196:2.3 (2092.1) Marcos, Mateo y Lucas retienen algunos aspectos del Jesús humano empeñado en el magnífico esfuerzo por averiguar la voluntad divina y por hacer dicha voluntad. Juan presenta la imagen de un Jesús triunfante que caminaba por la Tierra plenamente consciente de su divinidad. El gran error que han cometido aquellos que han estudiado la vida del Maestro es que algunos lo han concebido como enteramente humano, mientras que otros lo han considerado exclusivamente divino. A lo largo de toda su experiencia, el Maestro fue realmente ambas cosas, humano y divino, como lo sigue siendo ahora.
196:2.4 (2092.2) Pero el error más grande se cometió cuando, aunque se reconocía que el Jesús humano tenía una religión, el Jesús divino (Cristo) se convirtió casi de la noche a la mañana en una religión. El cristianismo de Pablo aseguró la adoración del Cristo divino, pero casi perdió de vista por completo al Jesús humano de Galilea, luchador y valiente, que gracias a la intrepidez de su fe religiosa personal y al heroísmo de su Ajustador interior, ascendió desde los humildes niveles de la humanidad hasta volverse uno con la divinidad, convirtiéndose así en el nuevo camino viviente por el que todos los mortales pueden elevarse de esta manera desde la humanidad hasta la divinidad. En todos los grados de espiritualidad y en todos los mundos, los mortales pueden encontrar en la vida personal de Jesús aquello que les fortalecerá e inspirará a medida que progresan desde los niveles espirituales más bajos hasta los valores divinos más elevados, desde el principio hasta el fin de toda la experiencia religiosa personal.
196:2.5 (2092.3) En la época en que se escribió el Nuevo Testamento, los autores no sólo creían profundamente en la divinidad del Cristo resucitado, sino que también creían de manera ferviente y sincera en su inmediato regreso a la Tierra para consumar el reino celestial. Esta sólida fe en el regreso inmediato del Señor tuvo mucha relación con la tendencia a omitir en los escritos aquellas referencias que describían las experiencias y los atributos puramente humanos del Maestro. Todo el movimiento cristiano tendió a alejarse de la imagen humana de Jesús de Nazaret hacia la exaltación del Cristo resucitado, el Señor Jesucristo glorificado que pronto iba a volver.
196:2.6 (2092.4) Jesús fundó la religión de la experiencia personal haciendo la voluntad de Dios y sirviendo a la fraternidad humana; Pablo fundó una religión en la que el Jesús glorificado se volvió el objeto de adoración, y la fraternidad estaba compuesta por los compañeros creyentes en el Cristo divino. En la donación de Jesús, estos dos conceptos existían en potencia en su vida humano-divina, y es en verdad una lástima que sus seguidores no lograran crear una religión unificada que hubiera reconocido adecuadamente tanto la naturaleza humana como la naturaleza divina del Maestro, tal como estaban inseparablemente unidas en su vida terrenal y tan gloriosamente expuestas en el evangelio original del reino.
196:2.7 (2093.1) Algunas declaraciones enérgicas de Jesús no os impresionarían ni os perturbarían si tan sólo quisierais recordar que fue el hombre religioso más entusiasta y apasionado del mundo. Fue un mortal totalmente consagrado, dedicado sin reserva a hacer la voluntad de su Padre. Muchas de sus aserciones aparentemente duras eran más bien una confesión personal de fe y una promesa de devoción, que unos mandatos para sus seguidores. Esta misma determinación y esta devoción desinteresada fueron las que le permitieron efectuar, en una corta vida, un progreso tan extraordinario en la conquista de su mente humana. Muchas de sus declaraciones deberían ser consideradas como una confesión de lo que se exigía a sí mismo, en lugar de una exigencia para todos sus seguidores. En su devoción a la causa del reino, Jesús quemó todos los puentes detrás de él; sacrificó todo lo que fuera un obstáculo para hacer la voluntad de su Padre.
196:2.8 (2093.2) Jesús bendecía a los pobres porque generalmente eran sinceros y piadosos; condenaba a los ricos porque habitualmente eran libertinos e irreligiosos. Pero hubiera condenado igualmente a los indigentes irreligiosos y alabado a los hombres de dinero consagrados y honorables.
196:2.9 (2093.3) Jesús inducía a los hombres a sentirse en el mundo como en su hogar; los liberaba de la esclavitud de los tabúes y les enseñaba que el mundo no es fundamentalmente malo. No anhelaba huir de su vida terrenal; dominó una técnica para hacer aceptablemente la voluntad del Padre mientras vivía en la carne. Alcanzó una vida religiosa idealista en medio de un mundo realista. Jesús no compartía la opinión pesimista de Pablo sobre la humanidad. El Maestro consideraba a los hombres como hijos de Dios y preveía un futuro magnífico y eterno para aquellos que escogieran sobrevivir. No era un escéptico moral; miraba al hombre de manera positiva, no negativa. Veía que la mayoría de los hombres eran más bien débiles que malvados, más bien aturdidos que depravados. Pero cualquiera que fuera su condición, todos eran hijos de Dios y sus hermanos.
196:2.10 (2093.4) Enseñó a los hombres a que se atribuyeran un alto valor en el tiempo y en la eternidad. Como Jesús tenía esta alta estima por los hombres, estaba dispuesto a dedicarse al servicio incansable de la humanidad. Este valor infinito que atribuía a lo finito es lo que hacía que la regla de oro fuera un factor vital en su religión. ¿Qué mortal puede dejar de sentirse elevado por la fe extraordinaria que Jesús tiene en él?
196:2.11 (2093.5) Jesús no ofreció ninguna regla para el progreso social; su misión era religiosa, y la religión es una experiencia exclusivamente individual. La meta última del logro más avanzado de la sociedad nunca puede esperar trascender la fraternidad de los hombres enseñada por Jesús, basada en el reconocimiento de la paternidad de Dios. El ideal de todo logro social sólo se puede realizar con la llegada de este reino divino.
196:3.1 (2093.6) La experiencia religiosa espiritual personal resuelve eficientemente la mayoría de las dificultades de los mortales; clasifica, evalúa y ajusta eficazmente todos los problemas humanos. La religión no aleja ni destruye las dificultades humanas, pero las disuelve, las absorbe, las ilumina y las trasciende. La verdadera religión unifica la personalidad para que se ajuste eficazmente a todas las necesidades de los mortales. La fe religiosa — la guía positiva de la presencia divina interior — permite indefectiblemente al hombre que conoce a Dios salvar ese abismo que existe entre la lógica intelectual que reconoce a la Primera Causa Universal como Eso, y las afirmaciones positivas del alma que afirman que esta Primera Causa es Él, el Padre celestial del evangelio de Jesús, el Dios personal de la salvación humana.
196:3.2 (2094.1) Hay exactamente tres elementos en la realidad universal: los hechos, las ideas y las relaciones. La conciencia religiosa identifica estas realidades como ciencia, filosofía y verdad. La filosofía se siente inclinada a considerar estas actividades como razón, sabiduría y fe — la realidad física, la realidad intelectual y la realidad espiritual. Nosotros tenemos la costumbre de distinguir estas realidades como cosas, significados y valores.
196:3.3 (2094.2) La comprensión progresiva de la realidad equivale a acercarse a Dios. El descubrimiento de Dios, la conciencia de identificarse con la realidad, equivale a experimentar el yo completo — el yo entero, el yo total. Experimentar la realidad total es comprender plenamente a Dios, la finalidad de la experiencia de conocer a Dios.
196:3.4 (2094.3) La suma total de la vida humana consiste en el conocimiento de que el hombre es educado por los hechos, ennoblecido por la sabiduría y salvado — justificado — por la fe religiosa.
196:3.5 (2094.4) La certidumbre física consiste en la lógica de la ciencia; la certidumbre moral, en la sabiduría de la filosofía; la certidumbre espiritual, en la verdad de la experiencia religiosa auténtica.
196:3.6 (2094.5) La mente del hombre puede alcanzar unos niveles elevados de perspicacia espiritual y las esferas correspondientes de divinidad de valores porque no es enteramente material. Existe un núcleo espiritual en la mente del hombre — el Ajustador de la presencia divina. Hay tres pruebas distintas de que este espíritu habita en la mente humana:
196:3.7 (2094.6) 1. La comunión humanitaria — el amor. La mente puramente animal puede ser gregaria para protegerse, pero sólo el intelecto habitado por el espíritu es generosamente altruista e incondicionalmente amoroso.
196:3.8 (2094.7) 2. La interpretación del universo — la sabiduría. Sólo la mente habitada por el espíritu puede comprender que el universo es amistoso para el individuo.
196:3.9 (2094.8) 3. La evaluación espiritual de la vida — la adoración. Sólo el hombre habitado por el espíritu puede darse cuenta de la presencia divina y tratar de alcanzar una experiencia más completa en y con este anticipo de la divinidad.
196:3.10 (2094.9) La mente humana no crea valores reales; la experiencia humana no ofrece una perspicacia del universo. En lo que concierne a la perspicacia, el reconocimiento de los valores morales y el discernimiento de los significados espirituales, todo lo que la mente humana puede hacer es descubrir, reconocer, interpretar y elegir.
196:3.11 (2094.10) Los valores morales del universo se vuelven posesiones intelectuales mediante el ejercicio de los tres criterios básicos, o elecciones, de la mente mortal:
196:3.12 (2094.11) 1. El criterio de sí mismo — la elección moral.
196:3.13 (2094.12) 2. El criterio social — la elección ética.
196:3.14 (2094.13) 3. El criterio de Dios — la elección religiosa.
196:3.15 (2094.14) Así pues, parece ser que todo progreso humano se efectúa mediante una técnica de evolución revelatoria conjunta.
196:3.16 (2094.15) Si un amante divino no viviera en él, el hombre no podría amar de manera desinteresada y espiritual. Si un intérprete no viviera en su mente, el hombre no podría comprender realmente la unidad del universo. Si un evaluador no residiera en él, al hombre le sería totalmente imposible apreciar los valores morales y reconocer los significados espirituales. Y este amante procede de la fuente misma del amor infinito; este intérprete es una parte de la Unidad Universal; este evaluador es el hijo del Centro y la Fuente de todos los valores absolutos de la realidad divina y eterna.
196:3.17 (2095.1) La evaluación moral con un significado religioso — la perspicacia espiritual — conlleva la elección del individuo entre el bien y el mal, la verdad y el error, lo material y lo espiritual, lo humano y lo divino, el tiempo y la eternidad. La supervivencia humana depende, en gran parte, de que la voluntad humana se consagre a escoger los valores elegidos por este clasificador de los valores espirituales — el intérprete y unificador interior. La experiencia religiosa personal consta de dos fases: el descubrimiento en la mente humana, y la revelación por el espíritu divino interior. Debido a una sofisticación excesiva o a consecuencia de la conducta impía de unas personas supuestamente religiosas, un hombre o incluso una generación de hombres pueden elegir interrumpir sus esfuerzos por descubrir al Dios que vive en ellos; pueden dejar de progresar en la revelación divina y no llegar a alcanzarla. Pero estas actitudes desprovistas de progreso espiritual no pueden durar mucho tiempo debido a la presencia y a la influencia de los Ajustadores interiores del Pensamiento.
196:3.18 (2095.2) Esta profunda experiencia de la realidad de la presencia divina interior trasciende para siempre la rudimentaria técnica materialista de las ciencias físicas. No podéis colocar la alegría espiritual debajo de un microscopio; no podéis pesar el amor en una balanza; no podéis medir los valores morales; ni tampoco podéis calcular la calidad de la adoración espiritual.
196:3.19 (2095.3) Los hebreos tenían una religión de sublimidad moral; los griegos desarrollaron una religión de belleza; Pablo y sus compañeros fundaron una religión de fe, esperanza y caridad. Jesús reveló y ejemplificó una religión de amor: la seguridad en el amor del Padre, con la alegría y la satisfacción consiguientes de compartir este amor al servicio de la fraternidad humana.
196:3.20 (2095.4) Cada vez que el hombre hace una elección moral reflexiva, experimenta de inmediato una nueva invasión divina de su alma. La elección moral constituye la religión porque es el motivo de la reacción interior a las condiciones exteriores. Pero esta religión real no es una experiencia puramente subjetiva. Significa que la totalidad subjetiva del individuo está ocupada en una respuesta significativa e inteligente a la objetividad total — al universo y a su Hacedor.
196:3.21 (2095.5) La experiencia exquisita y trascendente de amar y ser amado es puramente subjetiva, pero eso no significa que sea solamente una ilusión psíquica. La única realidad verdaderamente divina y objetiva que está asociada con los seres mortales, el Ajustador del Pensamiento, funciona aparentemente para la observación humana como un fenómeno exclusivamente subjetivo. El contacto del hombre con la realidad objetiva más elevada — Dios — sólo se efectúa a través de la experiencia puramente subjetiva de conocerlo, adorarlo y comprender la filiación con él.
196:3.22 (2095.6) La verdadera adoración religiosa no es un monólogo inútil en el que uno se engaña a sí mismo. La adoración es una comunión personal con lo que es divinamente real, con lo que es la fuente misma de la realidad. Mediante la adoración, el hombre aspira a ser mejor, y por medio de ella, alcanza finalmente lo mejor.
196:3.23 (2095.7) La idealización de la verdad, la belleza y la bondad, y el intento de servirlas, no son un sustituto de la experiencia religiosa auténtica — la realidad espiritual. La psicología y el idealismo no son el equivalente de la realidad religiosa. Las proyecciones del intelecto humano pueden originar en verdad falsos dioses — dioses a la imagen del hombre — pero la verdadera conciencia de Dios no se origina de esta manera. La conciencia de Dios reside en el espíritu interior. Muchos sistemas religiosos del hombre provienen de las formulaciones del intelecto humano, pero la conciencia de Dios no forma parte necesariamente de estos sistemas grotescos de esclavitud religiosa.
196:3.24 (2095.8) Dios no es una simple invención del idealismo del hombre; él es la fuente misma de todas estas perspicacias y valores superanimales. Dios no es una hipótesis formulada para unificar los conceptos humanos de la verdad, la belleza y la bondad; él es la personalidad de amor de la que proceden todas estas manifestaciones universales. La verdad, la belleza y la bondad del mundo del hombre están unificadas por la espiritualidad creciente de la experiencia de los mortales que ascienden hacia las realidades del Paraíso. La unión de la verdad, la belleza y la bondad sólo se puede realizar en la experiencia espiritual de la personalidad que conoce a Dios.
196:3.25 (2096.1) La moralidad es el terreno preexistente esencial de la conciencia personal de Dios, la comprensión personal de la presencia interior del Ajustador, pero esta moralidad no es el origen de la experiencia religiosa ni de la perspicacia espiritual resultante. La naturaleza moral es superanimal pero subespiritual. La moralidad equivale a reconocer el deber, a comprender la existencia del bien y del mal. La zona moral se interpone entre el tipo de mente animal y el tipo de mente humana, al igual que la morontia desempeña su función entre las esferas materiales y las esferas espirituales que alcanza la personalidad.
196:3.26 (2096.2) La mente evolutiva es capaz de descubrir la ley, la moral y la ética; pero el espíritu otorgado, el Ajustador interior, revela a la mente humana en evolución el legislador, el Padre-fuente de todo lo que es verdadero, bello y bueno. Un hombre iluminado así tiene una religión y está espiritualmente equipado para empezar la larga e intrépida búsqueda de Dios.
196:3.27 (2096.3) La moralidad no es necesariamente espiritual; puede ser total y puramente humana, aunque la auténtica religión realza todos los valores morales, los hace más significativos. La moralidad sin religión no logra revelar la bondad última y tampoco consigue asegurar la supervivencia de ni siquiera sus propios valores morales. La religión asegura el engrandecimiento, la glorificación y la supervivencia indudable de todo lo que la moralidad reconoce y aprueba.
196:3.28 (2096.4) La religión se encuentra por encima de la ciencia, el arte, la filosofía, la ética y la moral, pero no es independiente de ellas. Todas están indisolublemente interrelacionadas en la experiencia humana, personal y social. La religión es la experiencia suprema del hombre en su estado natural como ser mortal, pero el lenguaje finito hace imposible para siempre que la teología pueda describir adecuadamente la auténtica experiencia religiosa.
196:3.29 (2096.5) La perspicacia religiosa posee el poder de transformar una derrota en deseos superiores y en nuevas determinaciones. El amor es la motivación más elevada que el hombre puede utilizar en su ascensión por el universo. Pero el amor, cuando está despojado de la verdad, la belleza y la bondad, sólo es un sentimiento, una deformación filosófica, una ilusión psíquica, un engaño espiritual. El amor ha de ser siempre definido de nuevo en los niveles sucesivos de la evolución morontial y espiritual.
196:3.30 (2096.6) El arte surge del intento del hombre por huir de la falta de belleza de su entorno material; es un gesto hacia el nivel morontial. La ciencia es el esfuerzo del hombre por resolver los enigmas aparentes del universo material. La filosofía es la tentativa del hombre por unificar la experiencia humana. La religión es el gesto supremo del hombre, su esfuerzo magnífico por alcanzar la realidad final, su determinación de encontrar a Dios y de parecerse a él.
196:3.31 (2096.7) En el terreno de la experiencia religiosa, la posibilidad espiritual es una realidad potencial. El impulso espiritual hacia adelante del hombre no es una ilusión psíquica. Toda la fantasía del hombre sobre el universo puede no ser un hecho, pero una parte, una gran parte es verdad.
196:3.32 (2096.8) La vida de algunos hombres es demasiado grande y noble como para descender al bajo nivel de un simple éxito. El animal debe adaptarse al entorno, pero el hombre religioso trasciende su entorno y elude así las limitaciones del presente mundo material mediante esta perspicacia del amor divino. Este concepto del amor produce en el alma del hombre ese esfuerzo superanimal por encontrar la verdad, la belleza y la bondad; y cuando las encuentra, es glorificado en su abrazo; le consume el deseo de vivirlas, de actuar con rectitud.
196:3.33 (2097.1) No os desaniméis; la evolución humana continúa avanzando, y la revelación de Dios al mundo, en Jesús y por Jesús, no fracasará.
196:3.34 (2097.2) El gran desafío para el hombre moderno consiste en conseguir una mejor comunicación con el Monitor divino que reside en la mente humana. La aventura más grande del hombre en la carne consiste en el esfuerzo sano y bien equilibrado por elevar los límites de la conciencia de sí a través de los reinos imprecisos de la conciencia embrionaria del alma, en un esfuerzo sincero por alcanzar la zona fronteriza de la conciencia espiritual — el contacto con la presencia divina. Esta experiencia constituye la conciencia de Dios, una experiencia que confirma poderosamente la verdad preexistente de la experiencia religiosa de conocer a Dios. Esta conciencia del espíritu equivale a conocer la realidad de la filiación con Dios. De otro modo, la seguridad de la filiación es la experiencia de la fe.
196:3.35 (2097.3) La conciencia de Dios equivale a la integración del yo en el universo y en sus niveles más elevados de realidad espiritual. Únicamente el contenido espiritual de un valor cualquiera es imperecedero. Incluso aquello que es verdadero, bello y bueno no puede perecer en la experiencia humana. Si el hombre no elige sobrevivir, entonces el Ajustador sobreviviente conservará esas realidades nacidas del amor y alimentadas en el servicio. Todas estas cosas forman parte del Padre Universal. El Padre es amor viviente, y esta vida del Padre se encuentra en sus Hijos. Y el espíritu del Padre reside en los hijos de sus Hijos — los hombres mortales. Cuando todo ha sido dicho y hecho, la idea de Padre continúa siendo el concepto humano más elevado de Dios.
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[136] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-126-los-dos-anos-cruciales
[137] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-127-los-anos-de-adolescencia
[138] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-128-los-primeros-anos-de-la-vida-adulta-de-jesus
[139] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-129-continuacion-de-la-vida-adulta-de-jesus
[140] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-130-en-el-camino-roma
[141] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-131-las-religiones-del-mundo
[142] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-132-la-estancia-en-roma
[143] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-133-el-regreso-de-roma
[144] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-134-los-anos-de-transicion
[145] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-135-juan-el-bautista
[146] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-136-el-bautismo-y-los-cuarenta-dias
[147] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-137-el-tiempo-de-espera-en-galilea
[148] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-138-la-formacion-de-los-mensajeros-del-reino
[149] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-139-los-doce-apostoles
[150] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-140-la-ordenacion-de-los-doce
[151] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-141-el-comienzo-de-la-obra-publica
[152] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-142-la-pascua-en-jerusalen
[153] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-143-la-travesia-de-samaria
[154] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-144-en-el-gilboa-y-la-decapolis
[155] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-145-cuatro-dias-memorables-en-cafarnaum
[156] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-146-la-primera-gira-de-predicacion-en-galilea
[157] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-147-el-parentesis-de-la-visita-jerusalen
[158] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-148-la-preparacion-de-los-evangelistas-en-betsaida
[159] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-149-la-segunda-gira-de-predicacion
[160] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-150-la-tercera-gira-de-predicacion
[161] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-151-estancia-y-ensenanza-la-orilla-del-mar
[162] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-152-los-acontecimientos-que-condujeron-la-crisis-de-cafarnaum
[163] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-153-la-crisis-en-cafarnaum
[164] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-154-los-ultimos-dias-en-cafarnaum
[165] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-155-la-huida-por-el-norte-de-galilea
[166] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-156-la-estancia-en-tiro-y-sidon
[167] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-157-en-cesarea-de-filipo
[168] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-158-el-monte-de-la-transfiguracion
[169] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-159-la-gira-por-la-decapolis
[170] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-160-rodan-de-alejandria
[171] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-161-otras-discusiones-con-rodan
[172] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-162-en-la-fiesta-de-los-tabernaculos
[173] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-163-la-ordenacion-de-los-setenta-en-magadan
[174] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-164-la-fiesta-de-la-consagracion
[175] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-165-comienza-la-mision-en-perea
[176] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-166-la-ultima-visita-perea-del-norte
[177] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-167-la-visita-filadelfia
[178] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-168-la-resurreccion-de-lazaro
[179] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-169-la-ultima-ensenanza-en-pella
[180] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-170-el-reino-de-los-cielos
[181] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-171-en-el-camino-de-jerusalen
[182] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-172-la-entrada-en-jerusalen
[183] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-173-el-lunes-en-jerusalen
[184] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-174-el-martes-por-la-manana-en-el-templo
[185] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-175-el-ultimo-discurso-en-el-templo
[186] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-176-el-martes-por-la-noche-en-el-monte-de-los-olivos
[187] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-177-el-miercoles-dia-de-descanso
[188] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-178-el-ultimo-dia-en-el-campamento
[189] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-179-la-ultima-cena
[190] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-180-el-discurso-de-despedida
[191] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-181-las-ultimas-recomendaciones-y-advertencias
[192] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-182-en-getsemani
[193] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-183-la-traicion-y-el-arresto-de-jesus
[194] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-184-ante-el-tribunal-del-sanedrin
[195] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-185-el-juicio-ante-pilatos
[196] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-186-poco-antes-de-la-crucifixion
[197] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-187-la-crucifixion
[198] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-188-el-periodo-en-la-tumba
[199] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-189-la-resurreccion
[200] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-190-las-apariciones-morontiales-de-jesus
[201] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-191-las-apariciones-los-apostoles-y-otros-discipulos
[202] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-192-las-apariciones-en-galilea
[203] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-193-las-apariciones-finales-y-la-ascension
[204] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-194-la-donacion-del-espiritu-de-la-verdad
[205] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-195-despues-de-pentecostes
[206] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-196-la-fe-de-jesus
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[289] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-10-la-trinidad-del-paraiso#U10_0_0
[290] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-10-la-trinidad-del-paraiso#U10_1_0
[291] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-10-la-trinidad-del-paraiso#U10_2_0
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[293] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-10-la-trinidad-del-paraiso#U10_4_0
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[1812] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-193-las-apariciones-finales-y-la-ascension#U193_6_0
[1813] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-194-la-donacion-del-espiritu-de-la-verdad#U194_0_0
[1814] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-194-la-donacion-del-espiritu-de-la-verdad#U194_1_0
[1815] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-194-la-donacion-del-espiritu-de-la-verdad#U194_2_0
[1816] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-194-la-donacion-del-espiritu-de-la-verdad#U194_3_0
[1817] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-194-la-donacion-del-espiritu-de-la-verdad#U194_4_0
[1818] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-195-despues-de-pentecostes#U195_0_0
[1819] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-195-despues-de-pentecostes#U195_1_0
[1820] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-195-despues-de-pentecostes#U195_2_0
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[1828] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-195-despues-de-pentecostes#U195_10_0
[1829] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-196-la-fe-de-jesus#U196_0_0
[1830] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-196-la-fe-de-jesus#U196_1_0
[1831] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-196-la-fe-de-jesus#U196_2_0
[1832] https://www.urantia.org/es-eur/el-libro-de-urantia-europea/documento-196-la-fe-de-jesus#U196_3_0