Administración

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Ralph Zehr

De Ralph Zehr, Nueva York (Estados Unidos)

Una vez más, la Fundación Urantia se acerca al final de su año fiscal. Este año, más que años anteriores, ofrece una gran oportunidad para todos los que estamos tan concienciados en participar ayudando a su misión de sembrar El libro de Urantia y sus enseñanzas por todo el mundo, traducir la revelación a muchos idiomas y mantener el texto íntegro, de acuerdo con las directrices que nos fueron dadas en la Declaración de Fideicomiso. Cumplir con este fideicomiso requiere recursos a nivel material, intelectual y espiritual. A todos nosotros se nos han dado activos en esas tres categorías, activos que se espera que cada uno de nosotros gestionemos de manera responsable. Dada la diversidad que caracteriza a cada persona, no hay dos que hayan recibido la misma combinación de activos. Por lo tanto, nadie puede dictaminar cómo se deben distribuir los activos de otro, sino que se espera que seamos buenos administradores de todo lo que se nos ha dado.

A ustedes y a mí se nos ha dado un conjunto de activos básicos. Cada uno de nosotros hemos recibido de nuestros padres una extensa biblioteca genética que contiene el modelo bioquímico del maravilloso cuerpo humano que habitamos. Otros activos materiales adicionales que pueden contribuir a nuestra vida son nuestra familia, las oportunidades educativas y las posibilidades de tener riqueza material. Nuestra personalidad, que se nos confía “en el momento del nacimiento”, trae el regalo de la elección personal, que nos permite – dentro de límites bien definidos – vivir la vida que elijamos. 37:3.7 (409.4) Todos tenemos la perspectiva de una vida llena de elecciones.

Superpuestos a los activos materiales están los dones espirituales, que incluyen un fragmento prepersonal de la Deidad procedente del Padre; el Espíritu de la Verdad, el espíritu real de Jesús que derramó sobre nuestro mundo a la espera de que nos llevara a la verdad, que nos hace libres; el Espíritu Santo, el Espíritu de nuestro Espíritu Madre del universo local, que impregna nuestro entorno y nos abraza con todo sustento espiritual imaginable; y los espíritus ayudantes de la mente, un regalo adicional del Espíritu Madre, que facilita nuestra capacidad de pensar, de reconocer la realidad, de ser creativos, de adorar de verdad y de obtener sabiduría.

Además de todo esto, ustedes y yo hemos tenido el privilegio de recibir la quinta revelación de época para nuestro planeta, que dibuja para nosotros un retrato de la vida y las enseñanzas de Jesús. Sirve como un faro de luz que ilumina cada paso del camino y que él ha despejado amorosamente para nosotros, que nos lleva hacia el Padre y hacia el centro de todas las cosas.

Jesús enunció un principio del universo – esto es, que las expectativas de retorno de las inversiones son proporcionales a nuestros activos – cuando dijo: “Recordad que a vosotros se os ha dado mucho; por eso se os pedirá mucho”. 165:6.3 (1824.6) Este principio proporciona la base sobre la que se basa el concepto de administración. Es practicada extensamente por seres de todo el universo, ya sean bajos o altos. Nuestros primos intermedios nos comunican que “En el mundo siguiente se os pedirá que deis cuenta de vuestros dones y de vuestras gestiones en este mundo. Que vuestros talentos inherentes sean pocos o muchos, será necesario enfrentarse a una rendición de cuentas justa y misericordiosa”. 176:3.8 (1918.1) Se nos dice que los Ajustadores “darán buena cuenta de su gestión”. 110:4.4 (1207.4) Los cien hijos de Adán y Eva estaban “en servicio activo como fieles administradores de confianza del universo”. 74:1.5 (829.1)

Cuando se le preguntó cómo gestionar mejor la riqueza como administrador, Jesús respondió: “Si deseas honradamente considerar tu riqueza como un depósito, si quieres realmente convertirte en un administrador prudente y eficaz de tu riqueza acumulada, entonces te aconsejaría…” 132:5.2 (1462.3). Después de que Jesús le instruyera respecto a las diez categorías básicas de las que puede surgir la riqueza, le aconsejó: “Así pues, amigo mío, si quieres ser un administrador fiel y justo de tu gran fortuna, ante Dios y al servicio de los hombres…” (una proposición que él abrazó plenamente). 132.5.13 (1463.7) Jesús brilló como ejemplo de administración en servicio a Dios y a los hombres mientras vivió su vida terrenal en Urantia.

La afirmación más directa y exhaustiva de Jesús relacionada con la actitud adecuada hacia la riqueza personal se dio a alguien que preguntó: “¿Es pecado poseer una fortuna honesta?”. Y Jesús respondió a esta pregunta: “Amigo mío, no es un pecado tener una fortuna honorable; pero sí es un pecado convertir la riqueza de las posesiones materiales en unos tesoros que pueden absorber tus intereses y desviar tu afecto de la devoción a los asuntos espirituales del reino. No hay ningún pecado en tener posesiones honradas en la Tierra, con tal que tu tesoro esté en el cielo, porque allí donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón. Existe una gran diferencia entre la riqueza que conduce a la avaricia y al egoísmo, y la riqueza que tienen y reparten con espíritu de administradores aquellos que poseen una abundancia de bienes de este mundo, y que contribuyen tan generosamente a sostener a los que dedican todas sus energías a la obra del reino.” 165:4.5 (1821.5)

Cada día, ustedes y yo hacemos elecciones relacionadas con la manera en que distribuimos los activos que poseemos. Hacemos un desembolso de nuestro tiempo, nuestra pasión, nuestros dones intelectuales, nuestros conceptos espirituales y nuestros activos materiales. Alguien ha dicho que cada día añadimos entradas al registro autobiográfico de nuestras verdaderas aspiraciones y verdaderos deseos cuando autorizamos la distribución de nuestros activos financieros. ¿En qué grado han superado la tentación de considerar la riqueza como un tesoro? ¿De qué manera gestionan los activos que se les han confiado? ¿Son los activos que desean mantener seguros? ¿Están aprovechando todas las ventajas del entorno de inversión libre de riesgos? Nuestro Maestro ha dado mucho a nuestra generación. ¿Es sólida su estrategia de inversión cósmica?

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